PNA007
CRÓNICAS GRISES DE UN BLANCO HOSPITAL
JUNKIELOVER

Corredores sonoros de esencia minimalista ruidista con un sucinto componente melódico, se adentran en la soledad de un espacio de misterio de inhabitual pureza atmosférica. Una fuerza de gravedad algo más pequeña que la que conocemos en la realidad de la Tierra nos levanta unos centímetros sobre el suelo y, aunque en un primer momento todo parezca estar inmóvil, sin que ni siquiera la presencia de un reloj de pared suponga una alteración a la quietud, y sin mayor aviso que el de la expectación por el paso de los segundos, empiezan a pulular unas primeras señales, que se crecen y menguan para volver a prosperar, acompañadas de latidos irregulares que delatan la presencia de un ser que respira confusamente. Motores rotacionales acaban registrando y ordenando dichos impulsos en líneas gruesas y rugosas, mientras los estímulos van poco a poco dotándose unos a otros de cierta regularidad musical. El espectro tonal y textural se enriquece con sonidos generalmente cortos y variados en forma y color, combinándose con mucha sutileza, tanto rítmica como melódica y tímbrica. Delicadeza, trabajos mecánicos, juegos de poleas, interrogaciones melódicas y, esporádicamente, el pulso grave de un corazón que toma las riendas, son las directrices de la cura a la que nos somete este brillante creador argentino. Sobrevivimos y hasta nos vemos empujados a un baile final. Una obra en parte científico-medical, en parte visceral, siempre bien dotada de circunspección.

sarah vacher

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