El doctor vienés Josef Bruer se reune con el filósofo Freiedrich Nietzsche para ayudarle a superar su desesperanza.
En el año de 1882 la joven Lou Salomé realiza una cita con el conocido
médico vienés Josef Breuer. El motivo de esta cita es que Breuer acepte
como paciente a un hombre llamado Friederich Nietszche, un filósofo
alemán muy poco conocido pero sin duda, con un porvenir brillante. Sin
embargo el tratamiento que Salome le propone al doctor Breuer implica
psicoanalizar a Nietszche sin que este se dé cuenta, para que así pueda
superar sus sentimientos de desesperanza y melancolía, como también sus
tendencias suicidas. Salomé es muy específica al decir que Nietszche no
debe darse cuenta de que está siendo psicoanalizado, porque éste es
sumamente sensible a cualquier tipo de imposición de poder sobre su
persona y al escuchar todo lo que tenía que decir Salome Josef se
muestra un tanto escéptico ante dicha propuesta, pero termina aceptando
porque se ve influenciado por las innovadoras teorías del joven Sigmund
Freud dando como resultado lo que en un futuro sería el psicoanálisis.
Es así como da inicio el tratamiento, pero durante las primeras sesiones
Breuer no sabe como tratar a Nietszche, ya que su actitud se muestra
impenetrable ante cualquier tipo de ayuda y se le ocurre la brillante
idea de proponerle a Nietszche un trato que consistía en que las
siguientes sesiones en las que se verían iban a ser de una forma en la
que los dos obtuvieran una ayuda mutua. Así el doctor Breuer ayudaría a
Nietzsche a tratar su melancolía y él le ayudaría a Breuer a tratar la
desesperación con la que vivía a causa de las presiones sociales en las
que se veía envuelto. Así a medida que se iba desarrollando el
tratamiento, entre estos dos personajes surgió una fuerte amistad, que
si bien Nietszche ya había escrito algunos libros, entre los cuales
destacaban Humano, demasiado humano y El nacimiento de la tragedia;
la relación que surgió entre ellos le dio a Nietszche las bases e ideas
que conformarían una de sus más reconocidas y grandes obras, que fue Así habló Zaratustra.