> y Ml Mi pr E Ms» - - f má > e 3 A 2 A e Sl ES Eon AA, gi a E ey , E a > ud or > o 8 - a = : h 7 a e AN ACI ls a. —= AAÁAÁAAÁAÁAAASARKÓÁÓKÓÓAÓO ZAS —= A = AS po XK d E AA pa ¿E E Y ESTAR NY ñ e e AY A JASON 10 4 ASIAN 07d A O E ANALES DE LA aL ao MM NA MEDICAS, FISICAS 1 oras A DI le, LA HABANA. REVISTA CIBNIIFICA.- a DIRECTO RES: DD. m ANTONIO. MSI Y D, FELIPE: X, - RODRIGUEZ, Ei de ba pa | A y AAA A TOMO. XVI e MAYO, 5 y _AKXKSÁ iS Todo lo que. concierna á E Admibisiracion dl dirigirso al DE p. Gabriel drá , en - Perseverancia u* 38; y las comunicaciones, memorias, periódicos, libros Se, al Dr D. Antonio Mestre, Secretario general de la Academia, ¿ pa e : PS calle de Jesus María número 26. AS OS HABANA. IMP. La ANILLA” DE N, CACHO-NEORETE, e a CALLE DE CUBA NUMERO aL. O: E ASS. OS ha $ ANALES REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. LIBRARY NEW YORK BOTANICAL: A N A 1 E S ASA RDEN DE LA ; REAL AVADEMIA DÉ CIENCIAS MÉDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. DIRECTORES: DD, D. ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE F, RODRIGUEZ, TOMO XVIIL HABANA, IMP. “LA ANTILLA” DE N, CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO Dl. 181. OR A > $0? SER > e ANALES DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, PISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, >= REVISTA CIENTIFICA, JUNIO DE 1881. REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS. a SESION SOLEMNE DEL 19 DE MAYO pre 1881. En la ciudad de la Habana, 4 las ocho de la noche del dia ántes expresado y en el salon de sesiones de la Real Acade- mia de Ciencias médicas, físicas y naturales, reunidos bajo la Presidencia del //mo. Sr. Rector de la Real Universidad Lite. raria Dr. D. Fernando González del Valle, ocupando su dere- cha el limo. Sr. Dr. D. Nicolás J. Gutiérrez, Presidente titular de la Corporacion y socio de mérito de la misma, tuvo lugar la sesion solemne conmemorativa de su instalacion, hallándo- se presentes los Sres. socios de mérito D. Felipe Poey y D. Ambrosio González del Valle; los de número D. Tomás Mateo Fovántes, D. Cárlos Donoso, D. Luis María Cowley, D. Manuel de Várgas Machuca, D. Gabriel Maria (Grarcía, D. José beato, D. Juan Santos Fernández, D. Rafael A. Cowley, D. Felipe F. Rodriguez, D. José Rocamora, D. Manuel S. Castellanos, D. Emiliano Núñez, D. Antonio María de CFórdon, D. Vicente B. Valdés, D. José Eduardo léamos, D. Raimundo de Castro, 6 D. Manuel Montejo, D. Juan Vilaró, D. José Torrálbas, D. José Pantaleon Machado, D. Tomás Plasencia y D. Antonio Mes- tre; el socio corresponsal Sr. Ldo. D. Domingo Rosain; perso- nas distinguidas y en representacion de Corporaciones cienti- ficas y literarias, del profesorado y del periodismo, tales como los Sres. Ldo. D. José Valdés Fauli, Ilmo. 'Sr. Dr. D. Anto- nio Ambrosio Ecay y Sr. D. Cornelio C. Coppinger, por la Excma. Junta Superior de Instruccion pública; el Sr. Dr. D. Vicente B. Valdés, por la Excma. Junta Superior de Sanidad; los Sres. Dres. D. Antonio Prudencio Lopez, D. Antonio María Tagle, D. Antonio Rojo y Sojo, D. Joaquin Laudo, D. Antonio Jover y D. Pedro Leon de la Cámara, por la Real Universidad; los Sres. Ldo. D. Agustin Saavedra, D. Alvaro Lopez Carrizosa y Dr. D. José Antonio Cortina, por la Real Sociedad Económi- ca; Sr. Pbro. Dr. D. José Rosado por el Instituto de Segunda Enseñanza; Sres. Ldo. D. Jose Manuel Alvaro y D. Enrique Poey por la Escuela Profesional; el Lucmo. Sr. Ldo. D. Pedro González Llorente, Dr. D. Federico Mora y Ldo. D. Antonio de Leon por el Círculo y Colegio de Abogados; Sres. Ldo. D. Francisco Roldan, D. Juan Mason y D. N. Bajo, Subdelega- do de Veterinaria, por la Junta Provincial de Sanidad; Sres. Ldo. D. Antonio Bachiller y Morales, Dr. D. Vidal Morales y D. José Francisco Arango por la Sociedad Antropológica; S”. Ldo. D. Claudio Delgado por la Sociedad de Estudios Clínicos; y Otras personas notables, con una escogida concurrencia. Al principiar la sesion leyó el Secretario general Pr. D:- Antomo Mestre un oficio del Ilmo. Sr. Secretario del Gobier- no General, comunicando á la Real Academia que, no permi- mitiendole sus muchas ocupaciones presidir la sesion solemne del dia 19, el Excmo. Sr, Gobernador General habia tenido por conveniente delegar en el Ilmo. Sr. Rector de la Univer- sidad la atribucion que le concede el artículo 55 del Regla- mento de la Academia. En seguida dió lectura el Z/mo. Sr. Dr. D. Nicolás J. Gutié- rrez, Presidente titular de la Corporacion, al discurso inaugural 6 de apertura de sus sesiones para el año académico de 1880 4 7 1881, en el que, despues de congratularse en la celebracion del vigésimo aniversario por los progresos que ha hecho la: Corporacion, por el estado floreciente de su Biblioteca y Mu- seo, por los nuevos socios que han ingresado en ella, rindien- do á la par un tribato de sentimiento á los que han fenecido, por el aumento de relaciones que han venido estableciéndose, por el número mayor de las obras publicadas y de los premios fundados para el nuevo certámen, terminó dando las gra- cias por su reeleccion para Presidente de la Real Academia en el próximo bienio, á pesar de sus años y de sus dolencias, pues nada habrá en el mundo capaz de mermar el fervoroso entusiasmo con que siempre ha prodigado sus esfuerzos: en pro de una institucion, cuya creacion, si fué en un tiempo el sueñio dorado de sus más ardientes aspiraciones, constituye su progreso el bello ideal del presente y los fervientes anhelos del porvenir. Terminado dicho discurso, leyó el Secretario general Dr. D, Antonio Mestre el resúmen razonado de las tareas en que se ha ocupado la Real Academia durante el último año, se- gun lo prescribe el artículo 38 de su Reglamento: hizo la re— seña de todos los trabajos llevados á cabo por la Corporacion, de los informes ministrados por sus diversas Secciones y Co- misiones, concernientes á la Higiene pública, Estadistica médi- ca y aspecto sanitario de la poblacion, Medicina Legal y Toxi- cología, Remedios nuevos y secretos, Farmacología, Patología médica y quirúrgica, Física y Química, etc.; de las comunica- ciones y memorias presentadas por sus socios y por otros fa- cultativos distinguidos; y concluyó hablando de los nuevos nombramientos y elecciones, del resultado del último concur— so y del programa de los premios para el certámen de 1881 á 82. | ] | Hizo por último uso de la palabra el Ilmo. Sr. Presidente Delegado del Gobierno General Dr. D. Fernando González del Valle, para expresarse en los términos siguientes: “Sres.—Al dar cuenta al Excmo. Sr. Gobernador General del resultado de la presente sesion, temo no tener palabras 8 bastantes para exponer la solemnidad y grandeza del acto, siendo mi objeto darle á conocer la importancia y utilidad de los trabajos de esta Institucion en pro del adelanto de las ciencias y de la humanidad. Débense sus progresos á la cono- cida perseverancia y actividad de .su digno Presidente y de- más miembros de la Academia, que han logrado colocarla á la altura de la ciencia contemporánea. Las contínuas seslo- nes que se han celebrado durante los años que lleva de su creacion, para esclarecer puntos cientificos sometidos á su de- liberacion; las frecuentes consultas que el Gobierno y los “Pri- bunales han propuesto para su despacho y resolucion,” satis- faciéndolas despues de largas y meditadas discusiones; las comunicaciones establecidas con otros Cuerpos y Academias de Europa y América, con la cooperacion de socios correspon- sales; todo hare esperar y pronosticar que la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana segui- rá con paso firme el camino que con tanto entusiasmo y buen resultado comenzó desde su inauguracion el año de 1861. Y esto se debe sin duda á la iniciativa del Sr. Dr. D. Nicolás José Gutiérrez y á los nobles esfuerzos de los demás señores socios de esta Corporacion. ¡Honor y gloria pues al Sr. Presi- dente y á los Sres. Académicos, que han sabido colocarse en este cumplimiento y en tan elevada posicion!” Dichas las anteriores palabras, declaró el Ilmo. Sr. Presi- dente Delegado inaugurado el nuevo año académico y termi- nado el acto, siendo ya las nueve y media de Ja noche. Discurso DEL Dr. D. Nicolás .). (Futiérrez, PresipenreE De LA ReaL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA Hanana, Si hay una verdadera satisfaccion para el espíritu, al probar que se sirve en alguna cosa á la causa de la humanidad, esta satisfaccion es la que debe experimentar y la ex perimenta, en efecto, la Real Academia de Ciencias médicas, fisicas y natu— rales en cada una de estas sesiones solemnes, dando en ellas g cuenta detallada y minuciosa de los trabajos que vienen ocu— pándola siempre con entusiasmo y creciente progreso, no sola- mente por el número y variedad de ellos, sí que tambien por -su importancia y trascendentales resultados, Pero es que hay tambien para la Real Academia de Cien- clas en esbos aniversarios una felicidad más sensible aún para el corazon de sus miembros; y ella consiste en la certidumbre de que hace el bien, y en la esperanza de que su ejemplo es— timule á muchos para difundir el amor á la ilustracion, único medio, á no dudarlo, que puede preparar para el porvenir la armonía que debe reinar entre los hombres. Cualquiera que, con juicio imparcial, examine cuanto ha he- cho la Real Academia desde su inauguracion el 19 de Mayo e 1861 por el progreso de las ciencias médicas principalmente, por el decoro y prestigio de su profesion, no podrá ménos de comprender que el alma que ha dado vida á este movimiento y que ha presidido estos trabajos, durante su breve período de accion, sólo ha podido ser el amor 4 la humanidad encarnado en los miembros que la componen, y que como fuego sagrado, á semejanza de Vestales, conservan en vigor porque siem- pre lo reviven. | Yo no hablaré de las tareas que han ocupado á la Corpora- cion en este último año académico: esta exposicion toca á nuestro querido Secretario general con la fluidez y donosura con que sabe fijar la atencion y hacer agradable una relacion que, por Interesante que sea por su importancia sama en el fondo, sería cansada y monótona sin las galas del estilo con que acostumbra exponerla. Melimitaré solamente, en breves palabras, 4 manifestar cual es su situacion, cual su progreso material y cientifico. En este último año académico se ha aumentado el número de socios correspondientes, hablando muy alto, respecto 4 la opinion que ha alcanzado la institucion, la solicitud espontá- nea de los aspirantes, tanto más cuanto que son profesores, así nacionales como extranjeros, de grande y merecida reputacion científica. La Academia ha sabido aprovechar sus luces y el T. XVII. —2 10 fruto de sus trabajos, como de ellos da testimonio su perió- dico oficial. Una vacante en el número de los que por Reglamento consti- tuyen la Academia tuvo lugar no ha muchos dias, por el cambio de domicilio á la jurisdiccion de Sagua la Grande de nuestro colega el Dr. D, Agustin Wenceslao Reyes. Al sentimiento y profunda pena que la ausencia de tan ilustre, activo y entu— siasta consocio nos causara, han servido de lenitivo el haber quedado de socio correspondiente segun el artículo 15 del Re- alamento, sus ofrecimientos de continuar tomando parte en nuestros trabajos y estudios, así como tambien el haber sido ocupado el vacio por el no ménos ilustrado Dr. D. Juan B. Landeta, antiguo numerario primero, correspondiente despues, y que, por encontrarse ahora aquí y en las condiciones del mis- mo artículo 15, tenía solicitada su nueva incorporacion como numerario para la primera vacante que ocurriera. Aumento han tenido tambien las relaciones que ha venido eranjeándose con sociedades científicas en uno y otro hemis- ferio. Este comercio de la inteligencia es un manantial ina- gotable para el progreso de las ciencias; es el camino más cor- to para llegar sucesivamente á. las grandes y sublimes verda- des, que sin las mutuas comunicaciones de pensamientos, de. descubrimientos y experiencias, no se alcanzarían sino tras largo tiempo. La Biblioteca ha llenado el vacio de muchos de sus estan- tes con varias obras de notable mérito, donadas unas por el Gobierno, otras por muchos colegas; y algunas por indi- viduos de espiritu público, que simpatizan con la Academia. El Museo, en este último año, ha hecho importantes adqui- siciones principalmente en el ramo de Malacología, debidas á la generosidad del Sr. D. Rafael Arango, socio corres— pondiente dela Academia de Ciencias Naturales de Fila- delfia, que no se ha contentado con el valioso regalo de una coleccion de conchas y caracoles indigenas, como tuve el gusto de asi manifestarlo en otra de las sesiones solemnes, sino que continúa favoreciéndole con cuanto descubre y en— 11 cuentra en sus excursiones frecuentes al campo, —teatro de sus estudios y observaciones. Dela última que realizó á la Vuel- ta—Abajo, á fines del año próximo pasado, recogió y ha dona- do al Museo y en él fueron colocadas por su Director, nuestro entendido colega el Dr. Babé, noventa y ocho especies y va- riedades, representadas por od cuarenta y siete indi- viduos indígenas; especies y variedades nuevas para la ciencia, unas por ser de distintas localidades, otras por su forma, color etc., y cuatro hasta ahora no conocidas, principalmente la que ha nombrado Cylindrella paradoxa por formar un huevo grupo en su género. El periódico oficial de la Academia continúa publicándose constantemente, y con la entrega del presente mes se formará el volúmen décimo séptimo. Acaba de publicar tambien el 3er. tomo de los Trabajos de Medicina Legal é Higiene Públi- ca, obra que ha merecido general aceptacion por la utilidad que prestar debe, no sólo al médico, sino ú la recta adminis- tracion de justicia. Ha llevado á término, en el año que ter- minó ayer, la publicacion de la Fauna Malacológica del Sr. D. Rafael Arango y ha emprendido desde luégo, por entregas que acompañan á los números de los Anales, la e los Reptiles Cubanos, á cargo de nuestro Académico de mérito el sabio naturalista Dr. Gundlach.—Todas estas obras, que forman veinte volúmenes, han sido remitidas á la Exposicion de Ma- tánzas para tener parte en ella, respondiendo así la Academia á la invitacion que recibiera del Gobierno Greneral con este objeto. La reconocida importancia del discernimiento de premios en las academias científicas, se estima tan útil y necesaria, que no creo me encuentre obligado á probarla. No es el ob- jeto ofrecido lo que estimula en estas luchas de la inteligen— cia, porque esto sería indigno tanto de la que premia como del premiado; en estos certámenes se busca algo más, y es la honra de haberlo merecido, y para los vencidos la satisfaccion de haberlo disputado. Con esta apreciacion, se comprenderá la pena con que 12 anuncio que sólo se han presentado dos Memorias en el certámen á que invitó la Academia en la sesion solemne anterior, las cuales, segun el juicio razonado del jurado, no llenaban las exigencias de las respectivas materlas. Una, referente á la Topografía médica de Cienfuegos, sl bien es cierto que el aspirante: revela en su escrito buenos conocimientos, deja por desgracia más de un lamentable vacio en su trabajo, lo que lo hace por tanto deficiente y no me- recedor del premio. La otra, sobre “Heridas de armas de fuego,” no obstante su nutrida materia y gran acopio de da-- tos, tiene poca originalidad, faltándole el punto de .mira de la Academia, que busca apreciaciones de interés ó aplicacion práctica, segun lo recomendaba al publicar el Programa; y en este concepto, vo la consideró merecedora del premio ofreci- do, pero sí digna de una mencion honorífica. Cuando nuestro Secretario general dé lectura de los pre- mios acordados para el nuevo año académico, veréis entre ellos el que acaban de fundar nuestros estimables colegas los - Dres. D. Luis y D. Rafael Cowley, dignos hijos del inolvida- ble maestro y querido compañero D. Angel J. Cowley, con cuyo nombre figura para ser discernido al que presente” el mejor estudio sobre los efectos fisiológicos del Curamagiiey prieto, —Posteromia Corymbosa.—El nuevo premio es un tri- buto de filial veneracion y su nombre un homenaje que la Academia se congratula en ofrecer á la memoria de aquel que, entre nosotros, se significó de una manera tan marcada en la enseñanza de la Terapéutica, siendo á la vez el primero que en Cuba se ocupara de la Farmacología indígena. La Academia no puede ménos de felicitarse por la honra _que le ha cabido, al ser llamados para formar parte del cuerpo de profesores auxiliares de nuestra Universidad varias de sus más preciosas joyas científicas; ellos van allí 4 difundir la bue- na semilla; y damos ¿por tanto nuestros plácemes al centro que los recibe. Dias de luto, de desconsuelo y de tristeza se intercalaron entre los de contento y grata satisfaccion, que por su progre- 15 so, sus triunfos y la realizacion de sus ideales experimentara la institucion en el año próximo pasado. lisos dias fueron aquellos en los que llegó á su conocimiento la triste nueva de la muerte de dos ilustrados profesores: el uno que desde París y el otro desde la Nueva Orleans figuraban dignamente en la categoría de nuestros académicos correspondientes. El Dr. D. José Joaquin Muñoz, natural de esta ciudad, fué primero alumno en nuestra Universidad, pasando luégo á París para completar sus estudios médicos: con clara y despe- jada inteligencia, y con grande y notable aplicacion, obtuvo siempre brillantes notas en los exámenes de prueba de curso, sí que tambien en los ejercicios para el grado de Dr. De esperar era, que logrado el objeto que le llevaba allí, procura- ra retornar al país natal; pero llevado de su aficion al estudio de las enfermedades mentales, y decidido á cul- tivarlo exclusivamente, continuó al lado de su sabio: maes- tro y amigo el Dr. Baillarger, hasta que aceptó el nom- bramiento de Administrador y Director facultativo del Asilo general de Dementes, situado en el potrero Ferro, En este establecimiento probó satisfactoriamente la acertada eleccion del Gobierno, no sólo por sus vastos conocimientos y la fructuosa práctica que revelaban, sino asimismo por las no- bles cualidades de su alma y por su celo en el cumplimiento de sus deberes. Tan luégo llegó á esta ciudad, cuando soli- citó y obtuvo el nombramiento de académico de número, no tardando en desempeñar los trabajos que se le confiáran, y tomando parte activa, al mismo tiempo, en la redaccion de su periódico oficial como codirector. Entre otras publicaciones que perpebuarán su memoria y le asegurarán la reputacion que conquistara, lo es sin duda la de las lecciones clínicas so. bre las enfermedades mentales del Dr. Baillarger, impresas en esta ciudad y dedicadas 4 nuestro noble bienhechor el Excmo. Sr. Conde de Cañongo, Presidente en aquella época de la Jun. ta de Gobierno de la Casa general de Dementes. De retorno 4 Francia por asuntos de familia, se entregó de nuevo con más ardor y entusiasmo á sus estudios favoritos, siempre 14 en buenas relaciones de compañerismo y amistad con su que- rido maestro el profesor Baillarger. La muerte le sorprendió, encontrándose en los mejores años de su vida, con perjuicio de la ciencia y de la humanidad. Esta pérdida no puede ser clasificada por la Academia, sino por un doloroso recuerdo: el de su talento y de sus servicios. La muerte del Dr. Déléry, de la Nueva Orleans, no podia dejar de afectar profundamente á la Academia, no sólo por el vacio que deja en el número de sus asociados, sino por la pérdida de las esperanzas que nos hiciera concebir en bien de la humavidad un médico y escritor entendido, laborioso y que ha publicado trabajos notables de discusion sobre fiebre amarilla en relacion con otras afecciones que pueden confun- dirse con ella. He terminado, Ilmo. Sr. y Sres., y ántes de concluir, no puedo ménos que manifestar á mis queridos colegas lo inmen- so de mi gratitud por la honrosa distincion que vengo mere- ciéndoles en la reeleccion del cargo de Presidente de esta ilustrada Corporacion; reeleccion que contrariando mis deseos, ha venido á ser en mi casi vitalicia; un honor que hubiera querido recayese en otro, si no con mejores deseos, al ménos en más propicias condiciones para elevarla al grado que re— clama. Sea, pues, lo que la voluntad de vosotros ha querido que sea; yo os lo agradezco, y desde el fondo de mi corazon os doy mis más sinceras gracias, no necesitando haceros pre- sente, que si los años han podido apagar mi inteligencia y debilitar mi energía física, —porque es condi cion precisa en la criatura humana que la edad lo venza y lo anonade,—nada habrá en el mundo que pueda mermar en lo más mínimo el fervoroso entusiasmo con que he tratado siempre de prodigar mis esfuerzos en pro de esta Real Academia de Ciencias Mé- dicas, cuya creacion, si fué en un tiempo el sueño dorado de mis más ardientes aspiraciones, constituye su progreso el be— llo ideal del presente y los fervientes anhelos del porvenir. 15 RESUMEN DE LAS TAREAS EN QUE SE HA OCUPADO LA CORPORACION DURANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1880 A 81; por su Secretario gene- ral Dr. D. Antonio Mestre. limo. Sr.—Sres. Académicos.—Sres.:—Los trabajos por es- ta Corporacion realizados durante el año académico de 1880 á 1881 pueden agruparse del siguiente modo:—12 Higiene Pública y Estadistica; 2 2 Medicina Legal y Toxicología; 3 2 Antropología; 42 Terapéutica, Farmacología, Física y Quí- mica; 52 Patología médica y quirúrgica; 62 Histología. 1. Siguiendo el órden que acabamos de indicar, veremos que las cuestiones referentes á la Higiene han versado sobre los peces ciguatos, los peligros que pudiera acarrear cierto reac— tivo del azúcar, la destruccion de nuestros cocoteros, el em- plazamiento del Hospital Civil, la instalacion de una fábrica de abonos, la combustion espontánea, un servicio municipal de pararayos, el estado sanitario de esta Capital y la adminis- tracion de la vacuna. —Detengámonos en ellas un instante. a. El importante informe del Dr. Vilaró sobre la rectificacion de la lista de los peces considerados como ciguatos por nues- tro Municipio, de que nos ocupamos en la reseña de los tra- bajos del año anterior, fué motivo en el actual de una discu- sion detenida en que tomaron parte: el Doctor R. Cowley para sostener la existencia de peces toxiferos, en algunos de los cuales es constante esa accion, que la ciguatera no es otra cosa que la urticaria patogenética de Bazin y que los datos acumulados para promover la expresada rectificacion no son más que simples aseveraciones, sin que se demuestre nunca deuna manera perentoria por qué en unos peces se acepta la accion tóxica, por qué á otros se les considera como simple- mente sospechosos, por qué la presencia de entozoarios se es- tima como una causa de aquella alteracion y por qué se da importancia al testimonio de hombres que, además de estar en desacuerdo con el parecer del naturalista Parra, no tienen ningun valor científico; —el Dr. Vilaró, que no admite como científica la division de los peces en venenosos y no veneno- 16 sos, defiende que á falta de observaciones completas, detalla- das y numerosas, cuya necesidad reconoce, no puede ménos de prestarse atencion al voto de ciertas personas que no com- parecen á título de hombres de ciencia, sino sobre todo de hombres de probidad, que vienen á atestiguar la certidum-: bre de algunos hechos, no á resolver una cuestion científica, y segun los cuales, si deben proscribirse los peces conocidamen- te perjudiciales, no así los otros inclusos en el Catálogo, cuan- do cuarenta años de experiencia no han sido bastantes para deponer contra ellos;- el Dr, Montalvo, echando de ménos la aplicacion del método experimental al problema que se venti- la, reclama primero la demostracion cientifica de que existe la ciguatera como enfermedad distinta, ántes de pasar al estu— dio de los peces ciguatos; y el Dr. Machado, que refiere cinco casos de dicha intoxicacion con diversidad de síntomas. La Academia acordó se informara al Municipio que no habiendo datos científicos suficientes, ni observaciones ni experimentos bastantes para decidir acerca de la naturaleza de la ciguatera y de cuales sean los peces que en realidad la padecen, -no debia por ahora alterarse la lista formada por el Municipio pero al remitirse este dictámen, se acompañó del informe pre” sentado por el Sr. Vilaró, como antecedente obligado de la cuestion discutida b. Consultada acerca de un nuevo reactivo del azúcar para defecar el jugo de la caña y sobre los peligros que pudiera ofre- cer, por entrar en él cierta cantidad de tanino y de ácido hY drofluosilícico, despues de dejar sentada la Seccion de Ciencias Fisicas y Naturales, por conducto del Sr. Montejo, que si la industria tiene que acudir en sus múltiples fases de trabajo á sustancias Ó elementos peligrosos en sí mismos, pero de im-— portancia suma para despejar las dificultades que se oponen al éxito buscado, su empleo presupoue en cambio una fuerza superior intelectual, que procede del conocimiento exacto de Jo que se va 4 emprender, á fin de neutralizar las sustancias ó dominar los elementos indicados, —expone la Seccion contra el singular interés del autor, de querer transformar el jugo 17 sacarino en ácido para aumentar el incristalizable, que ni la ciencia ni la industria han logrado todavía convertirlo en azú- car prismática, cuerpo esencialmente neutro, que si la prácti- ca no ha confirmado el valor del ácido hidro-fluosilícico para depurar el jugo de la remolacha, ménos justificado está toda: via para el de la caña, debiendo rechazarse por absurda y desastrosa semejante pretension. Despues de un debate en que intervinieron los Sres. Orús, Finlay, Melero y otros, se sometieron las malas muestras de azúcar y mieles remitidas por el postulante á una Comision compuesta de los Sres. Várgas Machuca y Rovira, con objeto de indagar si dichos azúcares y mieles obtenidos por el procedimiento del Sr. Ferratjes Soler contienen sustancias nocivas 4 consecuencia de Ja práctica del mismo procedimiento; llegándose 4 la conclusion, aceptada por la Academia, de que las muestras analizadas no contienen tanino ni hidro-fuosilicato, y que ni el tanino ni el ácido hi- drofluosilícico pueden considerarse como nocivos despues de las combinaciones que forman con los componentes del zumo de la caña. Empleando el autor la cal para separar el exce— so del ácido, que á la verdad es el único que pudiera inspi- rar serios temores, el tanino es arrastrado con las materias albuminoideas, gomosas y mucilaginosas, así como el ácido por la cal empleada y ántes por la potasa contenida en el gua- rapo. ] c. La destrucción de los cocoteros en muchos parajes de esta Isla, peligro á que pudieran tambien estar expuestas las pal- meras y las cañas, hace urgente poner remedio á la causa de esa destruccion. Múltiples condiciones parecen concurrir en ella, atribuyéndose por unos al empobrecimiento del terre- no, habiendo encontrado el Dr. Vilaró una multitud de lar- vas voraces en las sustancias putrefactas que se desarrollan en la base del palmito, y aceptando el Dr. Ramos un parásito vegetal, un hongo, que por el hecho de situarse en la yema terminal de la planta y ser ésta de consistencia blanda y fácil de destruir, brinda las mejores circunstancias para que se rea- licen sus trabajos. Nombrada una Comision bajo la Presi: T. XVIIL.—3 18 dencia del Sr. D. Felipe Poey, nuestro socio de mérito, ella nos dará algun dia cuenta de sus descubrimientos. d. De nuevo ha tenido la Academia que informar respecto al emplazamiento del Hospital Civil que ha de construirse en esta ciudad. No aceptados los lugares que señaló la Acade- mia en 1874 por la Junta encargada de entender en todo lo relativo-4 dicha construccion, las razones expuestas por dicha Junta no han sido bastantes para disuadir á la Comision Aca- démica de Higiene Pública de su primer pensamiento, porque obedeció 4 la idea muy atendible de que los pobres enfermos tuviesen un pronto y rápido auxilio, á que las Clínicas de la Facultad de Medicina no se alejasen demasiado de la pobla- cion y á quesi no se construye más que un solo Hospital, ne- cesariamente ha de ser populoso, y dado el hacinamiento de los enfermos no podrá evitarse el mefitismo, que se logra pre— venir con los pequeños hospitales construidos segun los ade- lantos modernos.—Por eso la Academia consultó al Gobierno General en 1874 la ereccion de tres pequeños hospitales para albergar los 600 enfermos que por término medio en aquella época ocupaban el de San Felipe y Santiago; y esta vez, en el informe del Dr. Rodriguez, lo inspira en el mismo sentido, porque ni los principios de la ciencia han cambiado desde en- tónces acá, ni las convicciones de la Academia han seguido otro rumbo. e. Sobre el depósito y fábrica de abonos que trataba de esta- blecerse en una calle de esta ciudad, nos enteró el Dr. V. B. Valdés, verificado el exámen de la localidad, de que no era nada á propósito para un edificio de ese género, por no ha- llarse fuera de la poblacion, sino dentro de la misma, en con- travencion del Reglamento vigente sobre los insalubres, peli- grosos é incómodos, porque los vientos del S. y del $. E. esparcirían sobre todo el vecindario los principios nocivos alli recogidos, por la incomodidad de los malos olores que de ellos se desprenden, y por las filtraciones de terreno á que están muy expuestos; terminando por último la: Comision por ase- verar que no debia autorizarse ninguna fábrica de abono, ni 19 por consiguiente preparacion alguna de esa naturaleza, ni un simple depósito que fuera, en el lugar indicado,—ni tampoco la composicion con que los interesados convierten en con: bustible el tabaco jorro, en tanto que no expresen la fórmula de esa composicion y obtenga ésta la sancion de los cuerpos científicos competentes. , F. La posibilidad de combustion espontánea en el depósito de un establecimiento de fotografía que se incendió, consistiendo aquél en alcohol, éter y algodon-pólvora, quedó fuera de du- da despues del informe emitido por el Dr. Castellanos: los dos primeros no se inflaman espontáneamente, necesitan la proximidad de un cuerpo que contenga llama Ú esté encendi- do; pero el último, cuando no se halla bien preparado, en cor. ta cantidad, ni bien cardado, es susceptible de promover la combustion espontánea: 4 menudo se han visto buques car- gados de pacas de algodon, en que ha comenzado el fuego por el centro de las tongas; mas cerradas herméticamente las es- cotillas para impedir la penetracion del aire, se ha conseguido que pudieran las embarcaciones llegar á su destino, sin peli- gro para los pasajeros y la tripulacion, á pesar de llevar in- cendiado el cargamento; no se necesita, pues, que el algodon haya sido transformado en piroxila para que sea inflamable, y todas las sustancias altamente carbonadas pueden serlo per se en condiciones propicias de calor, humedad y luz. y- Si el establecimiento de un servicio municipal de pararayos corresponde por su fin profiláctico 4 la Higiene pública, por sus bases fundamentales ha debido la Seccion de Ciencias Fí- sicas entender en el asunto; y en el informe del Sr. de Aran- tave se manifiesta que no hay dificultad en instalarlo con éxito en la ciudad de Santiago de Cuba, siempre que se cum. plan las condiciones facultativas que se definen en dicho infor- me, colocándose dichos aparatos en los 'sitios.más elevados de la poblacion, enlzzándose entre sí por medio de conductores ad hoc y poniéndolos en conexion con las tuberías subterráneas del acueducto por medio de soldaduras que eviten las soluciones de continuidad. Para ello serviría fácilmente la extensa red * 20 telegráfica que actualmente posee aquel departamento en todas direcciones, tan pronto con sus conductores en las alturas de la Sierra Maestra como en las vertientes de ésta, en sinuosas colinas como en las playas: tal parece que esa red la preserva de la electricidad atmosférica, pues en más de veinte años no se ha registrado ningun accidente grave de descarga en aquel : extenso territorio, miéntras que, por el contrario, en la plani- cie del Departamento Central, en las Villas, y más aún en las zonas de Colon y Cárdenas, sou muy frecuentes los accidentes de este órden, destruccion de los aparatos telegráficos y caída de los telegrafistas por conmociones eléctricas. h. Por lo que hace al estado sanitario de esta poblacion, con- forme se deduce de los datos laboriosamente recogidos por el Dr. D. Ambrosto CFPonzález del Valle, se muestra desfavorable, porque aparte la creciente mortandad que registra la viruela, con cifra tan imponente como la de 425 casos desgraciados desde Enero hasta Abril último, las fiebres se hacen letales por los diversos elementos etiológicos que actúan, hasta el punto de alcanzar 246 defunciones, correspondiendo 153 de ellas 4 la clasificada de tifoidea. En ese aumento de morta- lidad han tenido tambien una parte las enfermedades del apa- rato digestivo, que en los cuatro últimos meses inmolaron 324 víctimas; y la difteria empieza igualmente á arrebatar algunas vidas, pues sien el invierno se atestaron veinte y tres fallecidos, solo Abril presenta quince. Jn suma, la mortalidad general del mes próximo pasado subió á una cifra respetable, que no es propia sino de los meses de Junio y Julio: consígnanse en aquél 819 defunciones, que cotejadas con las de Abril de 1880, arrojan un aumento de 230. De aquí la necesidad que ha tenido la Academia de poner en conocimiento del Gobierno esos datos, en esperanza de las medidas higiénicas que por úti- les y oportunas hayan «de plantearse; y de aquí tambien la mocion del Dr. Montalvo para que, en vista de los casos nume- rosos de fiebre tifoidea que se vienen observando, se nombrase una Comision con objeto de estudiar esa epidemia en que, para el Dr, Ramos, desempeña un gran papel el elemento catarral, 21 2. Por la Subcomision de Vacuna, en que han rendido buenos y constantes servicios los Sres. Fovántes, Riva, Valdés, Beato y Machado, se ha administrado el vírus durante este año á 944 personas, de diferentes razas y distintos sexos y edades, con resultado generalmente satisfactorio: el número de los vacu- nados es, pues, casi el doble de los que obtuvieron ese benefi- cio el año anterior, siendo por el contrario y como siempre muy reducido el de los revacunados, y repartiéndose además 520 tubos vacciníferos á no pocos sujetos y 4 algunos Muni- cipios que los solicitaron. Además, el Dr. (Fovántes nos ha dado cuenta de las observaciones hechas durante 25 años en el Hospital de Viruelas de Lóndres sobre cerca de 6,000 va- cunados, para demostrar que miéntras mayor es el número de las inoculaciones, en un mismo sujeto, es menor la propor- cion en la mortalidad;—de que la Junta del Asilo Metropoli- tano, desde 1876 á la fecha, ha tratado 15,714 casos de virue.- las en los hospitales establecidos, siendo en todos la mortali- dad de 176 por 1,000, de los cuales los vacunados fallecidos 8'8 y los no vacunados 44'4 por 1,000;—y de un ejemplo de concomitancia de las erupciones vaccinal y variólica, desarro- llándose la viruela dos dias despues de efectuada la inocula- cion del vírus vacuno. Casos semejantes ocurren con frecuen. cia durante las epidemias de viruelas, originándose de esto la errada creencia de que en dicha época no debe vacunarse pot- que la vacuna da lugar á la aparicion de aquella enfermedad. En la misma niña en que se observó tal coincidencia, hizo reco- ger el académico citado dos tubos de linfa vaccinal para vacu. nar á otros, lo que efectuó con buen éxito, convencido de que cuando se practica esta sencilla operacion con los cuidados que requiere, no puede trasmitir enfermedad alguna conta- glosa. Pero la Academia cree que la cuestion de las vacuna. ciones y revacunaciones es una cuestion de salud pública, que puede y debe declararse obligatoria y forzosa, y practicarse si es necesario á domicilio; reclamando las epidemias que vie- nen sucediéndose la fundacion de un cuerpo remunerado, como nuestra antigua Junta Central, consagrado exclusivamente á la 22 inoculacion, conservacion y propagacion del agente preservati- vo: únicos medios de cortar la repeticion de periodos semejantes 4 los presentes. En el informe redactado, á este respecto, por el Dr. R. Cowley, á consecuencia de una consulta del Gobierno General, se insiste sobre todo en la necesidad de las revacuna- ciones, pues los que de ellas se eximen en todas las epidemias suministran un contingente á las invasiones, ya que la incu- ria y la desidia dejan desarmados á los pueblos contra tan te- rrible azote. 2. Ascienden á veinte los informes médico-legales, minis- trados durante este año por la Academia: —nueve se refieren ú lesiones corporales, dos á estupro, uno á intoxicacion, seis á enajenacion mental, dos á cuestion de razas. Reclaman indispensablemente vuestra atencion. a. Tratándose de averiguar si una herida penetrante de pecho, que atravesando el pericardio, alcanza la aurícula derecha del corazon de arriba á abajo, inunda de sangre la cavidad to - rácica y causa la muerte de un sujeto en breves instantes- pudo ocasionarse en la forma explicada por la agresora, la que al hallarse agachada y pelando una fruta con un cuchillo de punta y filo, birió al que por detrás y en vía de juego la aga- rró por la cintura, en el momento de saltar porque era cosqui- llosa, opinó el Dr. García que el fenómeno del cosquilleo se hace insoportable para muchas personas, sobre todo en cier- tas regiones de la piel, siendo capaz de provocar actos de de— fensa Instintivos é involuntarios, que pueden ser dañosos para los demás, pero que en el caso referido no sirven á explicar el suceso. Ilustrada la cuestion con las nuevas explicaciones dadas por los Dres. Horsimann, Finlay y Núñez, egó 4 ad- quirirse la conviccion de que si en el circulo en que se mo- vían ambos cuerpos se hallaba la hechora situada formando un ángulo respecto de su marido é inclinada hácia la izquierda, no era imposible que volviéndose hácia él en este sentido, lo hiciera en el lugar señalado por la autopsia, pudiendo acep- tarse categóricamente que dicha herida fuese entónces una 23 consecuencia del movimiento convulsivo provocado por tan ingrata excitacion de la piel. b. En otro caso de herida penetrante de pecho, en que fueron interesadas varias arterias intercostales, siendo esto orígen de la gran hemorragia que existia en la cavidad torácica y atri- buyéndose la muerte á la asfixia por accion mecánica; debida á la impericia en cohibir la pérdida de sangre ó á la falta to- tal de socorro médico, demostró el Dr. Aguilera (hijo) que no era dable asegurar la muerte por asfixia, puesto que en el pulmon debió haberse revelado ese estado patológico, y que hallándose el cerebro anémico, la causa de la muerte pudo ser la gran hemorragia encontrada en la autopsia, ó sea el sín- cope á ella consecutivo, no siendo posible el afirmar, por la . carencia de datos, que aquella ocurriese por accidente Ó por falta de socorro. c. En un tercer caso de herida penetrante de pecho con neu: monía consecutiva y terminada por la muerte, procuró el Dr. Castellanos dejar claramente sentado que la inflamacion pul-— monar fué producida por una causa directa, la herida en la parte posterior del tórax al nivel del omóplato, como lo de- mostraban la existencia de una equímosis en el lóbulo supe- rior del pulmon izquierdo, correspondiendo con el trayecto de aquella, la aparicion de los síntomas propios de la: neumonía traumática y el extenso foco de supuracion, rodeado de una hepatizacion completa de todo el lóbulo en periodo de regre- sion; pero como muchas veces no aparecen en tales lesiones los fenómenos inflamatorios .y con ménos frecuencia todavía sobrevienen los productos purulentos, fué clasificada la herida de mortal por accidente, toda vez que no era imposible en ella la cicatrizacion cuando durante los primeros dias siguió el paciente con notable mejoría y sin los menores motivos de alarma. d. Al calificar una herida penetrante del hombro, que deja al descubierto la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea del omóplato, con dislocacion consecutiva, cuyos resultados y complicaciones suelen ser la anquílosis más ó ménos completa, 24 la artritis supurada, la infeccion purulenta y el tétano, pero en que la ciencia registra casos todavía más graves termina- dos por la curacion, pudo el Dr. Z?iva deducir de su estudio y análisis que la herida á que nos referimos no debia clasifi- carse entre las mortales por necesidad, sino colocarse en has grupo de las denominadas graves. e. Enferma una persona, con la rodilla hinchada, hubo de po” nerse en manos del curandero que en las cercanías de su mora” da ejerce la profesion de médico, y quien echando mano á una lanceta practicó una puncion en la region poplítea, hiriendo la arteria de este nombre y falleciendo el sujeto 4 consecuen- cia de la oa al contestar al Juzgado consultante, ma- nifestó el Dr. Núñez que una lanceta, cualquiera que sea su longitud, es instrumento suficiente para producir la herida de la arteria expresada; que la hemorragia que determina la he- rida de ese vaso es suficiente para producir la muerte, si no se aplican los medios aconsejados por Ja ciencia para cohibirla; y, por último, que para fijar con toda exactitud si la hemorra- gia fué producida por la operacion del curandero, era necesa— rio conocer de una manera cierta la enfermedad de que adole- cía el operado. f. Informe á la vez que consulta fué el trabajo del Dr. Lebredo al indagar si la muerte de cierto individuo fué la conse- cuencia de los golpes que se le asestaron, si éstos anticiparon el padecimiento y si las apreciaciones de los facultativos es taban conformes con la ciencia que profesan. Si en virtud de las lesiones acusadas en la autopsia y los demás anteceden- tes del caso fué fácil 4 la Comision el declarar que dichas con- tusiones pudieron determinar la muerte; por lo incorrecto y confuso de la forma, por la ausencia casi absoluta del carác ter descriptivo, -por los numerosos vacios que allí se encuen- tran y por la falta de lógica correlacion entre los hechos y las conclusiones, no logró la Comision vesolver el problema pro- puesto de un modo útil para la administracion de justicia. y. No pudo determinarse tampoco la causa de la muerte en un asiático por falta de datos: heridas en la cabeza, signos de con- 25 gestion ó de inflamacion en las membranas cerebrales, coóggu— los entre ellas y en las cavidades derechas del corazon, derra- me en el pericardio, tales son los signos que acusó la autopsia; pero, al apreciarlos, juzgaron los peritos que la muerte fué efecto de la apoplegía, cuando en sentir del Dr. Riva no era posible llegar á esa conclusion, siendo incompleta la des” cripcion de las heridas, careciéndose de la hoja clínica en que se relatasen los fenómenos ocurridos desde el momento de la lesion hasta el de la muerte y con olvido de que la embolia, así como el derrame en la cavidad del pericardio, es más bien una consecuencia de la asfixia lenta. ] h. Deseándose inquirir si las lesiones que en un principio fue- ron calificadas de simples por el facultativo de asistencia llegaron á ser en realidad causa de muerte, y como por otra parte se tratase de dos heridas superficiales de la cara y del cuello y de un sujeto que se halló en condiciones de la mayor miseria y de falta de convenientes cuidados, de modo que miéntras las heridas al decir del facultativo se cicatrizaban, fueron presentándose fenómenos de una afeccion pulmonar grave, con estado caquéctico, afeccion que se clasifica como gangrena de los bronquios unas veces y otras de una bronco- rrea, sin que venga á sacarnos de la duda algun documento pericial relativo á la autopsia cadavérica, coligió el Dr. Gór- don de las declaraciones, ratificaciones y partes del médico asistente, que el fallecimiento no fué el resultado de las lesio— nes descritas, pero que de esos mismos datos no era posible deducir cual hubiese sido la causa de la muerte. ¿. A fin de fijar los dias en que pudo obtener su sanidad un herido, atendida la divergencia que se notaba en los parece— res facultativos respecto á una herida hecha con instrumento cortante y punzante, situada en el antebrazo izquierdo, con dos centímetros de extension y medio de profundidad, ha- biendo prestado dos de los médicos declarantes sus auxilios en el momento del accidente y encargádose el tercero de seguir paso á paso la marcha de la lesion, asegurando aquellos que la duracion de ésta debió haber sido de cinco dias, y mani- T. XVIL.—4 26 restando el otro haberse cicatrizado á los quince, advirtió el Dr. L. Cowley que en los atestados facultativos se habia hecho caso omiso de las circunstancias relativas á la constitucion, temperamento, estado diatésico del enfermo, asi como al mé- todo curativo empleado; no siendo dable una solucion satis- factoria, porque si los caractéres de la herida inclinan á la primera opinion, cualquiera otra circunstancia pudiera haber retardado la cicatrizacion de la herida. | J- En respuesta á algunas preguntas dirigidas á la Academia para ilustrar un caso de estupro, y despues de una série de consideraciones científicas alusivas á esas preguntas, expuso el Dr. Rodríguez que durante el periodo catamenia), y más cuando se trata de procedimientos médico-legales, aunque no es imposible, no es prudente, ni lógica, ni científica, ni clásica la práctica de un reconocimiento; que el reconocimien- to de una desflorada, si las circunstancias lo permiten, debe practicarse lo más pronto posible; y que la regla es la presen— cia del himen en la virginidad, determinando su pérdida di- versas y numerosas causas. l:. Sobre otro caso de violacion tocó informar al Dr. K£. Cowley en respuesta á la Sala de lo Criminal en la Real Audiencia. En plena discordancia los peritos, pues encontraron los unos en estado normal los mismos órganos en que otros haliaron inyecciones, equímosis y desgarraduras con sensibilidad exa- gerada; y despues de consignar que si algunos de esos signos pudieron haberse disipado al sexto dia, no debió resultar lo mismo con otros que necesariamente habian de dejar su sello por un tiempo más ó ménos largo, concluyó la Comision, de acuerdo con la pregunta del Sr. Promotor Fiscal, que basa— da en el exámen por ellos practicado, y descansando en lo consignado en las declaraciones periciales, se encuentra jus- tificado el que aseverasen los facultativos que en segunda oportunidad practicaron el reconocimiento que, caso de ser cierta la violacion, debieron hallarse fenómenos claros, paten- tes y decisivos de ella. /. En causa por sospecha de envenenamiento atribuido á la 27 belladona ó á su alcaloide la atropina, en que recorrió el pa: ciente en unas cuantas horas los períodos del mal estar, de la - gravedad y la agonía, mostrándose por lo tanto enlazados los síntomas del estado morboso y las señales de una próxima muerte, llegó el Dr. R. Cowley 4 formular la deduccion de que ni las hojas clínicas, ni las declaraciones, ni los docunxen- tos de autopsia y análisis químico-legal revelaban la ingestion de las sustancias tóxicas indicadas, y de que existen algunos estados morbosos con un cuadro de sintomas más Óó ménos análogos, pero que no han podido indicarse por ser deficientes todos los datos que cbran en el proceso. m. Con el objeto de investigar si el estado de imbecilidad de la morena Isabel, de seis años edad, dependía del mal trato 0 de otra causa, el mismo Dr. R. Cowley halló comprobado de una man era evidente que era una epiléptica, y despues dle se- ñalar la influencia de esa néurosis en la enajenacion mental, hasta el punto de producir no sólo la decadencia de las facul- tades intelectuales sino la imbecilidad óla demencia, y de explicarse las equimosis, en dicha negra encontradas, por los golpes recibidos durante los ataques, ya al caer el cuerpo con- tra el pavimento, ya con motivo de las variadas y fuertes con- vulsiones que los constituyen, ya en las presiones ejercidas por las personas que la sujetaban para impedir que se hiciera daño 6 lo infiriera á los demás, pudo concluir Ja Comision que tanto las equimosis como el estado mental de Isabel depen- dían, no de la sevicia, sino de la epilepsia. n. Acerca del estado mental de un procesado, sobre cuyo asunto habia ya ministrado la Comision de Medicina Legal un anterior informe, indicando que para alcanzar la resolucion definitiva del caso, debia continuarse la observacion en la forma y en los términos que prescriben los clásicos, —recibida la hoja clínica llevada en el Asilo General de Enajenados du- rante algo más de ocho meses, en la que el facultativo señala pruebas de simulacion, —consideró el Dr. Vilaroó que los jui- cios emitidos en ese sentido no estaban razonados ni fundados, que en los antecedentes obran datos que hacen sospechar la 28 existencia de una locura depresiva, contrastando la violencia de los actos con un carácter taciturno, y que la deficiencia de la observacion clínica no permitía 4 la Academia decidir si el moreno Tomás Alvear se hallaba ó no demente. 11. Por tercera vez consultada la Corporacion respecto del mis- mo sujeto, y habiéndose remitido á ella una nueva hoja clíni- nica, encontró el Dr. Plasencia que las pruebas suministra- das en favor de la simulacion eran de ningun valor científico y hasta contradictorias, y que teniendo en cuenta los antece: dentes del procesado se notaba por el contrario una gradacion descendente de los fenómenos en él observados, que venía á demostrar la declinacion de una manía; pero en vista de las razones que alegaron los Dres. Núñez y Valdés tocante ú la poca importancia de las primeras observaciones que se hicie— ron en el Hospital Civil y en las que se señalaron insomnio ab- soluto, alucinaciones dela vista y el oido, gran alteracion en el ejercicio del aparato locomotor,—siendo idénticos los nuevos ' datos á los anteriormente enviados á la Corporacion, fué preciso responder al Juzgado consultor que, hoy como entónces, se ha- llaba en la imposibilidad de formar juicio sobre el estado men- tal del citado Alvear. a o. Con antecedentes personales y hereditarios que pueden referirse á la enajenacion mental, con una conducta llena de actos impropios é inmorales, habiendo dilapidado su fortuna y dando mal trato á su cónyuge, impulsado en fin por los ce- los, hiere á aquella un individuo de tales caractéres; pero el estudio detenido de los hechos y de las circunstancias que concurrieron en la agresion, y el análisis científico de los documentos periciales, ó sean los reconocimientos facultativos y las declaraciones por ellos prestadas, permitieron concluir al Dr. V. B. Valdés que el sujeto no se encontraba en estado de demencia ni tampoco lo estuvo cuando al tomársele declara- cion reservó el hecho que dió orígen á la causa, hallándose su conducta en desacuerdo con la vesania que representa: sl: mulador en todos los actos de la prision, niégase primero á declarar y despues explica que así ha procedido porque ál. 29 guien se lo habia aconsejado. Los Dres. Plasencia y J. Torral- bas se inclinaron empero á la probabilidad del estado de enaje- nacion, insistiendo en que dado un terreno tan preparado bajo el punto de vista de la herencia y de sus procedimientos habi- tuales, cualquiera circunstancia era muy capaz de determinar un impulso irresistible y los hechos que son su consecuencia y serían penados por las leyes. p. No aceptando el Dr. Plasencia la emana completa en la locura confirmada, pues si la doctrina es admitida en lo civil, nadie lo admite en lo criminal, se apoyó el Dr. Núñez en las opiniones sustentadas por el profesor Tardieu, que se separa de los extremos opuestos, para dejar sentado que cier- tas formas y ciertos grados de las enfermedades mentales no destruyen desde el principio ni de una manera constante la libertad moral y la responsabilidad: así en Jos imbéciles, en los débiles de espíritu, en los locos lúcidos, en algunos grados del alcoholismo y en Jos epilépticos, no está siempre el enfer- mo privado de la conciencia de los actos culpables que pu- diera cometer, siendo mejor servidos los intereses de la justicia con ladoctrina de la responsabilidad limitada. 7. Del estudio de la causa original contra D. Eugenio Jonner por homicidio, de los antecedentes que allí se consignan to- cante al procesado, de las circunstancias que precedieron y acompañaron al acto que se le imputa, y sobre todo del exá- men y crítica de las cartas escritas por el mismo, documentos que de ordinario sirven de mucho, tienen un carácter cientí- fico indudable para la comprobacion de la locura, y fueron puestos 4 contribucion con oportunidad y acierto por el Dr. Babé, ponente de la Comision de Medicina Legal, dedujo di. cho Sr. Académico que el citado Jonner sufría desde mucho ántes del hecho una locura sensorial, un delirio de persecu- ciones; que sus escritos revelan que dicho' delirio subsiste y es más acentuado despues del crímen cometido, y que la' muerte del agredido fué el resultado de una provocacion irre- sistible y súbita, de un acceso de delirio en el agresor. r. Aunque bajo el punto de vista de la administracion de 30 justicia pertenezca al grupo de los informes médico-legales, por el objeto científico que se propone es del resorte de la ciencia antropológica el ministrado por el Dr. Montalvo acerca de la raza á que corresponde cierto patrocinado que clama por su completa libertad, alegando ser de la raza blanca. El estu- dio directo de la persona, con las medidas indispensables, ha dado por resultado que tres caractéres antropométricos de primera categoría le son desfavorables: el ángulo facial, que no tiene hoy el valor de ántes, la longitud del antebrazo y su re- lacion con el brazo, circunstancia que le es sumamente perju- dicial, y la implantacion de la pantorrilla; mas, en cambio, el tamaño de la clavícula y su relacion con el brazo, que consti- tuyen dos caractéres de la misma índole que los anteriores, le favorecen grandemente, por lo cual la Comision no cree que deba resolverse de una manera terminante la cuestion, limi- tándose á suministrar los datos que ha podido recoger y las reflexiones que ha juzgado necesarias para apreciarlos y escla— recerlos. Kn el interesante debate que suscitó este caso, mani- festó el Dr. Núñez que en vista de los caractéres que acusan un orígen contrario al de la raza blanca y de otros que son favorables al reconocimiento de ésta, hay desde luégo datos suficientes para aseverar que el individuo de referencia no pertenece á la raza caucásica pura y que es, por lo tanto, un mestizo; —el Dr. Horstmann insistió en la necesidad de com- parar las medidas que se tomáran de nuestros mestizos con las de las razas de América; —y el SS”. Orús en que no debia ha- cerse caso omiso de los caractéres de la raza siboney de Cuba, de la cual quedan todavía restos segun algunos. s. En su ampliacion al informe aludido, y tocando interesan- tísimas cuestiones concernientes al cruzamiento y á la heren- cia, expuso el Dr. Montalvo que cuando dos individuos de razas distintas se cruzan, el producto conserva caractéres de sus padres, aunque la ley de herencia ofrece á veces singula- res exce pciones, aparte los casos de herencia interrumpida, colateral y atávica, que son todavía más sorprendentes; con- cluyendo que en la inmensa mayoría es fenómeno seguro que 31 el hijo presente alguno de los caractéres de la madre, y que al mismo tiempo pudiera ser, aunque el hecho es muy raro, que un individuo nazca de madre etiópica y de padre caucá: sico, con la mayor parte de los caractéres del último. Inter- vinieron en la discusion el Mr. Valdés para reducir á sus justos límites el valor de los signos ““de impresion,” como los Jlarnan los autores, comparados con los que se apoyan en me- diciones correctas; y el Dr. Gutiérrez, para llamar la atencion hácia el hecho de que muchos sujetos, que tenian entre sus padres alguna persona de color, han parecido enteramente blancos al principio, cuando niños, pero al crecer se han ido presentando y acentuan do cada vez más los caractéres de la otra raza. t. Alguna conexion guarda con la materia de que acabamos de ocuparnos, bajo el punto de vista antropológico, la comuni- cacion que, con unos cróquis tomados en la gruta de Altamira, tuvo la atencion de dirigirnos nuestro sucio corresponsal en la Península Dr. Argumosa (padre), quien despues de haber visi- tado varias veces el sitio mencionado y de observar las pintu- ras allí encontradas, cree que aquel trabajo data de muchísimo tiempo y lleva el sello de la inspiracion no educada más que en la contemplacion de la naturaleza, como una muestra bas- tante perfecta del instinto pictórico del hombre primitivo. Personas co mpetentes en la materia opinan que en dicha gru- ta se albergó por muchos años ó siglos toda una tribu, y que probablem e nte los dibujos aquellos representan un culto reli- gioso por los animales útiles que entónces se conocían. 3. Los trabajos que pertenecen á la Terapéutica pueden dis- tribuirse en dos grupos: en el primero figuran los informes ministrados por la Comisión de Remedios Nuevos y Secretos; y en el segundo las comunicaciones dirigidas á la Academia sobre aquella rama importante de la ciencia médica. a. Al emitir su parecer la mencionada Comision respecto al Jarabe de brea vegetal con zábila y arseniato de hierro solu- ble, que remitió al Gobierno el Dr. Gandul solicitando se le 32 autorizase á anunciarlo en las oficinas correspondientes, opinó el Dr. Zamora que se trataba de un privilegio encubierto, que la nueva preparacion de brea no es superior á la de (Guyot, pues contiene un exceso de borato sódico que no ofrece las propiedades terapéuticas que deben buscarse en el especifico mencionado; el modus faciendi es una maceracion hecha en baño maría; con frecuencia excitan la tos las materias piroge- nadas; el jarabe de zábila es cosa conocida; en cuanto al arse- niato de hierro, no se ignora seguramente por los químicos y aún prácticos de esta ciudad el modo de disolverlo; y por lo que hace á su conjunto, que es lo que constituiría el especifico del Dr. Gandul, se silencia el modo de prepararlo y no se indica la proporcion de algunos de sus componentes: no existe, pues, ninguna novedad en la fórmula, y las ventajas que se le atribuyen pueden convertirse en perjudiciales en mu- chos casos; de donde la conclusion desfavorable del informe. b. Las preparaciones fenicadas del Dr. Déclat, ofrecidas por éste al Gobierno para combatir con éxito la fiebre amarilla, segun consta en la noticia que de ellas nos dió el Dr. Cowley (D. Rafael) sólo traen á su favor, en el órden cientifico, el nada autorizado voto de unos misioneros de Argel, y en lugar de minuciosas observaciones un folleto en que descuellan la preocupacion y el deseo de obtener por medio del reclamo extraordinarias ventajas: es, en una palabra, la obra pensada del mercader, muy distante de la del hombre de ciencia. De su contenido se deduce que deben usarlas los niños amenaza— dos de enfermedades hereditarias y propensos á contraer las recientes, sin que deban abandonarlas durante la evolucion dental. Recomiéndanse tambien á los oradores, á los cantan- tes, á todo el que tosa Ó se queme, 4 los que padezcan escró- fulas, granulaciones faríngeas, fiebres tifoideas, intermitentes simples ó perniciosas, viruelas, difteria, fiebre amarilla, peri- tonitis puerperal, etc., etc.... La Comision insiste, en que si el ácido fénico, además de coagular la albúmina, ejerce una accion tóxica sobre los séres organizados, tanto animales como vegetales, y principalmente sobre los de las clases inferiores, 33 se necesita para esto la accion de contacto y que la solucion sea concentrada; pero nuestro organismo no puede soportar semejantes disoluciones, capaces de destruir los micrófitos y los micrózoos, puesto que úntes orlginarían la conversion de los glóbulos de la sangre al estado granular; deduciéndose por último que la ciencia no reconoce la pretendida accion espe- “cial de los preparados fénicos sobre la fiebre amariila, y cree que su injustificado uso, léjos de producir ventajas, impediría hacer, en pos de una ilusoria esperanza, otras indicaciones ra- cionales. c. Estrechamente enlazado con el asunto anterior se encuentra el informe redactado por el Dr. Lástres bajo el punto de vista de la Farmacología y relativo al exámen físico-químico de un remedio ocupado á cierta curandera y que resultó ser la Po- cion antiasmática de Aubrée. Hín vista de la instruccion que la acompaña y de las sustancias que entran á formarla, ha podido calcularse que el enfermo llega á tomar cuatro y me- dio granos de yoduro de potasio en las veinte y cuatro horas, lo cual no deja de ser una dósis bastante elevada y muy capaz de mostrarse nociva, si no se vigila su accion Ó aumenta ó disminuye la cantidad segun la edad y otras muchas condicio- nes de los enfermos, inconvenientes que no pueden ponerse en duda desde el momento en que se deja á disposicion de la ignorancia los recursos terapéuticos que sólo deben estar á disposicion de los facultativos. Í d. Pasando al segundo grupo ántes indicado, justo es llamar la atencion hácia la nota presentada por nuestro compañero el Dr. Castellanos acerca de los cambios ocurridos en las aguas de San Diego despues de Jos fenómenos volcánicos que en esta Isla se observaron en los meses de Enero y Febrero de 1880. Al dia siguiente de haberse sentido en San Diego el terremoto, hubo:de notarse que por la abertura que da salida al manantial brotaba con más abundancia el agua, con más ruido, parecía tinta; y al desalojarla de la piscina, se descu— brieron numerosos fragmentos de minerales. Jl mayor des- arrollo de gases que ese año se ha observado, así como la exage: T. XVIM.-=0 34 rada accion de las aguas, que se ha puesto en evidencia en casos de reumatismo, sifilis, afecciones cardiacas, orgánicas del pul- mon, gastro-intestinales y de asiento cerebral, han sido para el Dr. Castellanos una consecuencia inmediata de aquellos movimientos subterráneos, bien porque la rápida salida de los gases descubriera otros manantiales más enérgicos, ó por- que de mayores profundidades han tomado las aguas tempe- raturas de otros veneros que aún no estaban en comunicacion con la superficie, sin descrédito pur otra parte de la hipótesis sustentada por la escuela alemana sobre la electricidad que se desenvuelve por el roce contínuo del liquido al traves de las grandes rocas para buscar acceso al exterior. — e. La administracion del ácido salicilico en la viruela parece ofrecer alguna benéfica influencia en la marcha de la enfer— medad, conforme se deduce de una observacion referida por el Dr. Valdés y tomada en la práctica del Dr. D.. Joaquin de - Zayas, en cuyo caso se calmaron los fenómenos nerviosos, aumentó la secrecion urinaria, se hizo sin dificultad el periodo de erupcion, verificándose despues el de desecacion con nota- “ble rapidez; á lo que ha contribuido para el facultativo citado la práctica de cortar todas las pústulas y restañar la supura- cion, con lo que se consigue la disminucion de la fetidez, que la piel no se ulcere y que aminore la materia absorbible, em- pleándose dos veces al dia las lociones generales con el ácido fénico por medio del aparato de Richardson. f. En órden, no ya á la Terapéutica Médica, sino á la inter- vencion quirúrgica en los casos de tumores cancerosos y con motivo de un trabajo del Dr. Montalvo que en el año anterior sostuvo que era preciso ser muy cautos en la accion y muy -parcos en las esperanzas con relacion á los estados diatésicos» pues no se trata del triunfo operatorio inmediato, sino del resultado terapéutico remoto,—habló el Dr. D. Fernando Gon- 2úlez del Valle para fijar la opinion sob re el verdadero sentido del aforismo 38 del libro 6. de Hipócrates; para advertir que no siendo fácil conocer la diátesis cancerosa, así como lo es el estado de caquexia, se colige la necesidad de que inter- 35 venga la cirugía en el primer caso, pero no en el segundo; pa- ra hacer constar que como la ciencia no ha podido conocer hasta hoy, 4 pesar de sus adelantos en la Anatomía Patológi- ca, la causa productora de la hiperplasia carcinomatosa, ó tumores malignos, resultaría que no es posible en la mayor parte de los casos su curacion, ni la intervencion quirúrgica 4. Corresponde á la Comision de Física y Química un trabajo de los Sres. Várgas Machuca y Rovira, conteniendo el análisis de una muestra de harina remitida por la Direccion General de Hacienda, la que deseaba conocer las partes de que pudie— ra asociarse con objeto de que los aforos se practiquen con toda exactitud. Examinada aquella muestra al microscopio, presentó los caractéres de la harina de maíz, con más una pequeña cantidád de granos al parecer de otras féculas, así como tejidos vegetales, que sin duda eran restos del episperma de aquel grano. Expuesta á los vapores amoniacales, tomó un tinte ligeramente amarilloso; á una disolucion débil de po- tasa cáustica tomó un tinte amarillo-verdoso; tratada por el: ácido nítrico, diluida y rociada con una disolucion igualmente diluida de carbonato de sosa, terminada la: efervecencia ad- quirió un color amarillo naranjado. Además, la falta de alú— ten y la dificultad que ofrecía á la formacion del engrudo, son caractóres que asociados á los anteriores concurrieron á llevar á esta conclusion: “que la harina remitida para su en- sayo era harina de maíz.” 5. Ahora, Sres., veremos intervenir 4 otros hombres de cien- cia Ó dedicados al cultivo del arte médico, que sin contarse en el número de nuestros socios, han honrado á la Academia con sus lucubraciones. a. Alinformar 4 la Academia sobre la memoria que le fué re- mitida por el Dr. D. Luis Olivéres, en que se preconiza la clora- lizacion en la extraccion de las cataratas y se describen nuevos procedimientos de ablacion del estafiloma total de la córnea y de triquiásis y distiquiásis del párpado superior, —expuso 36 el Dr. Horstmann que la cloralizacion por la vía gástrica, es un medio anestésico tan ineficaz como peligroso en la mayo- ría de los casos; que la tentativa de renovar ese procedimien- to debe rechazarse en toda juiciosa práctica quirúrgica, mién— tras que muy numerosos y concluyentes experimentos no demuestren lo contrario; que la adicion de la morfina por la vía hipodérmica viene á sumar un factor más al peligro; que los procederes presentados por el Dr.. Oliveres como nuevos, ' sólo pueden considerarse tales si se atiende á algunas vavian- tes de tiempo Ó pormenores de mecanismo; pero si se reflexiona en que no vienen deducidos de ninguna nueva idea anatómica, fisiológica Ó quirúrgica, nitampoco los ha inspira- do la brevedad operatoria, no es posible en buena rectitud concederles patente de novedad; y que la falta de experimen- tos y observaciones de que adolece la Memoria, deja consis- tente cuanto en ella se intenta invalidar; si bien, armonizando estas condiciones con el espíritu de progreso y el amor al arte y á la humanidad que en sus páginas descuellan, la Academia ha dado las más atentas gracias al autor por su Interesante comunicacion. Pero no es ésala única que nuestra Corporacion haya reci- bido de personas extrañas á ella; otras tres le han llegado: una de Francia, las demás de facultativos establecidos en esta Isla. b. “Las fiebres en general, su historia, nocion general de la fiebre: ¿existen fiebres esenciales? ¿en el estado actual de la ciencia, hasta dónde es esencial ó sintomática:?” tal es el titu- lo de la Memoria remitida por el Dr. D. Pedro Sánchez, cuya opinion es que la fiebre esencial puede existir sola, coexistir tambien con afecciones independientes de ella d sobre las que muchas veces influye, y por consiguiente persistir muchas ve- ces más allá que la lesion que la ha dado orígen, adquiriendo entónces su verdadera esencialidad.—A pesar de que el Sr, Benasach haya encontrado frases de respeto y consideracion para los genios de otros tiempos, y á pesar de que Ja genera: cion médica actual agradezca los legítimos esfuerzos de los o%7 ol maestros del pasado, no puede menos de estarse de acuerdo con él en que la doctrina de las fiebres esenciales no tiene hoy más importancia que bajo el punto de vista histórico: “para nosotros, ha dicho, la fiebre es un sintoma comun Ca- racterizado por la elevacion de temperatura del cuerpo; la ex- presion positiva del sammum de actividad de los procesos químicos engendradores de la calorificacion» orgánica; y esta hipergénesis térmica es un hecho secundario debido á la exa- geracion de las combustiones nutritivas. La fiebre es el sin- toma que manifiesta el trastorno del organismo bajo la accion tóxica de ciertos productos anómalos que penetran en la san— gre y cuyo origen lo tiene unas veces en los miasmas vegetales, produciendo entónces las fiebres palúdicas; otras en los. mias— mas animales, fiebres tificas; ya en ciertos virus, fiebres erup- tivas; ora en la actividad exagerada de los procesos nutriti- vos, dando lugar á las fiebres sintomáticas de las flegmasías; muchas veces reconoce por causa la hiperoxidacion de los tejidos, produciendo las fiebres efémeras por fatigas corporales 6 intelectuales; ya, en fin, es determinada por los elementos de la orina más Ó ménos alterada, constituyendo la fiebre urinosa,” C. De más alcance sin duda y de mucho mayor interés es la Memoria que nos remitió el Dr. J. Francisco Roldan y Cruz sobre la Hipoemia intertropical, y acerca de la cual hubo de informarnos el Dr. Giralt. Cabe al autor el mérito de haber reunido en su trabajo todos los datos relativos 4 una enferme- dad cuya causa no ha venido á ser conocida hasta 1855, en que el Dr. Griesinger despues de haberla estudiado en el Cairo la atribuyó á un parásito, el anquilóstomo duodenal, que fijándose en las primeras porciones del intestino delgado y picando la mucosa produce hemorragias, extrae la sangre para su alimentacion, ocasionando trastornos digestivos, fe— nómenos de cloroanemia y áun de caquexia, que han dado lugar 4 las más diversas interpretaciones y 4 los diagnósticos más diferentes, como lo acusa la riquísima sinonimia de esta afeccion.—En las condiciones en que se desarrolla reco- 38 noce el Dr. Giralt una desgraciada trinidad, la misma que para el beriberi,—falta de alimento, escasez de sueño y exce- so de trabajo;—los parásitos en ella encon trados pueden esti- marse como consecutivos á la misma dolencia, hallando las lar- vas un terreno abonado para crecer y multiplicarse: de lo con- trario no se explica por qué prefiere al negro, por qué todos los blancos que se hallan en las mismas circunstancias no pa- decen la hipoemia, y por qué no abren la escena los fenóme- nos gastro-intestinales, no siendo tampoco imposible que los tales anquilóstomos se encuentren tambien en el beriberi, en cuya afeccion no se les ha buscado todavía. Los síntomas fundamentales y las lesiones anatómicas son idénticas en am- bas enfermedades, no faltando en el beriberi ni las pequeñas hemorragias que se señalan como efecto inmediato de las he- ridas hechas por los entozoarios en la mucosa duodenal. Y dada la identidad de síntomas, causas, marcha y alteraciones locales, muy probable es, segun el académico citado, que la existencia del helminto no sea más que un accidente, toda vez que no siempre ha podido demostrarse su presencia en la autopsia de los hipoémicos. d. Delos estudios y preparaciones sobre Histología normal y patológica, efectuados por el Dr. D. Pablo Latteux, jefe del Laboratorio de dicha asignatura en el hospital Necker, ofre- ciónos el Dr. Desvernine una noticia analítica 4 la par que crítica. En 23 cartones vienen dispuestas las preparaciones histológicas con una breve reseña clínica del caso y una parte explicativa; con diseños hechos en la cámara clara y esque- mas en los casos necesarios. Aunque se comprende desde luégo que esas descripciones y dibujos no puedan correspon. der perfectamente á todos los córtes verificados en un mismo producto patológico, esas imperfecciones resultan del deseo de poner á la disposicion de cada alumno una placa donde le sea dado adquirir nociones directas sobre la materia que se le expone, no afectando en nada la habilidad del autor ni sus conocimientos micrográficos, y siendo un método de vulgari- zacion digno de celebrarse en todos conceptos. En atencion 39 á sus antecedentes científicos, á sus trabajos en el ramo de Histología y á las ventajosas circunstancias en que se encuen- tra para auxiliarnmos consu saber y experiencia,—ha sido nombrado el Dr. Latteux socio corresponsal de esta Acade- mia en la capital de Francia. 6. Con el escrupuloso Estado demostrativo del movimiento de enfermos ocurrido en el Hospital Civil de San Felipe y Santiago, en cada uno «le los meses del año anterior, con ex- presion de las enfermedades observadas, de los enfermos que salieron curados ó aliviados, así como de los fallecidos, pre- sentado por el Dr. Núñez en una de nuestras sesiones, y con la extensa Memoria del Dr. Plasencia sobre las modificacio- nes que ofrece la pupila en las enfermedades, como estesió- metro y eu la muerte, cerramos el balance de los interesantes trabajos llevados á cubo por los Sres. Académicos. 7. Dos Memorias se han presentado este año optando á los premios establecidos en la Academia: la primera, sobre la Topografía médica de Cienfuegos y con el lema “Ars longa, vita brevis,” ha sido objeto de un informe redactado por el Dr. Torralbas (D. José); y acerca de la segunda, que trata de la Descripcion y diagnóstico de lus heridas por armas de fuego bajo el epígrafe “El progreso es la palanca de las sociedades modernas,” informó el Dr. Díaz Albertins en la última sesion. —Faltan en aquella: claridad en la expresion, método en la exposicion, exactitud en las nociones y capitulos enteros, ta— les como la Flora y la Topografía de las inmediaciones, por no hallarse Cienfuegos, la Perla del Sur como reiteradamente la llama el autor, montada al aire; en este concepto, y por más que la produccion del laborioso compañero merecía por otros moti- vos ser acogida con simpatía, dista mucho de tener las condicio- nes necesarias para ser obsequiada con el premio fundado por nuestro digno Presidente.—Si es cierto que la tésis de Ciru— gía es importante, si se ha llevado á cabo su desarrollo bajo las mejores formas, si el órden cientifico impera en la memo- ria, tambien lo es que su mayor mérito consiste en haber agru- 40 pado elementos que andaban dispersos, pero que son de todos conocidos; y esto ha hecho que la Academia no se decidiera á acordar el premio á que su autor asp ira, en atencion á que dentro del espíritu que domina en el Programa, sólo deben ser premiados los trabajos prácticos en que se refleje nuestra Cirugía local, que tanto se aparta algunas veces de lo que acontece en otros lugares; concediéndosele, por lo tanto, la mencion honorífica propuesta por la Comision. 8. Es hora sin duda de concluir, Sres., y despues de partici- paros que en la renovacion de los cargos oficiales para el bie- nio de 1881 á 1883 han sido reelectos casi todos los que los desempeñaban, quedando además nombrados el Dr. Donoso para Bibliotecario, y el Dr. R. Cowley para Vice-Secretario, de cuya ayuda es natural aguardar no escasos beneficios, cúmpleme agregar que no ha estimado oportuno la Academia introducir ningun cambio en el Programa de sus premios, si bien debe: mos llamar la atencion húácia la novedad de que, gracias al entusiasmo y liberalidad de tres de sus socios, se han aumen- tado los premios particulares: los hermanos Cowley han ins- tituido uno, de 100 pesos oro, para estimular al estudio de los efectos fisiológicos del Curamagiiey, premio que llevará el nombre de su Sr. padre en prenda de los servicios que presta— ra entre nosotros á la enseñanza de la Terapéutica; y el Dr. Górdon ha establecido otro de cincuenta, sobre la proposicion siguiente: “Influencia del plexo solar y gran esplénico en los quiliferos y linfáticos.” No faltan, pues, las ofertas, sino quie—= nes vengan á aprovecharlas: no escasean los estimulantes, sino quienes respondan al estímulo para satisfaccion de esta Aca- demia y gloria de este suelo, que tenemos todos el deber de abonar con nuestros esfuerzos y con nuestros trabajos. Y es vana pretensión eludir la faena y buscar el descanso, que á cada paso se desvanece el ilusorio proyecto y á cada instante nos despierta del letargo la necesidad de tomar la azada y de “abrir más el surco, el surco de donde brotan el á4rbol del sa= ber y el fruto de la virtud que en el saber se cimienta! 41 Procrama pe Los Premi0s que La Rea ACADEMIA HA ACORDADO PARA LOS AUTORES DE LAS MEJORES MEMORIAS QUE SE PRESENTEN EN EL CONCURSO DE 1881 A 1882. Deseosa la Co rporacion de facilitar en el mayor grado po: sible la presentacion de trabajos que opten á los premios anuales, y comprendiendo la necesidad que existe, sobre todo entre nosotros, de dar la más grande amplitud para su des- empeño á los Sres. concurrentes, ha determinado dejar á la libre eleccion de éstos los asuntos que hayan de servirles de temas ó proposiciones para las memorias; en el concepto de que se asignará el premio á aquella que sea considerada como superior á las otras por la importancia de su objeto y el modo de realizarlo, dándose siempre la preferencia 4 las que se dis— tingan por su carácter práctico ó sus aplicaciones á este país, L. Premios de la Academia.—Habrá un premio para cada uno de los ramos siguientes: Antropología, Medicina, Cirugía, Farmacia, Medicina Veterinaria, Física y (Química y Ciencias Naturales. No pudiendo la Academia recompensar dignamente los trabajos que promueve, cada premio consistirá en la cantidad de cien pesos como un simple estimulo á aquellos; siendo, por otra parte, un buen antecedente para aspirar á las plazas va- cantes el haber sido laureado por la Academia. 2. Premio Zayas.—Destinado al autor de la mejor memo- ria que desenvuelva la proposicion siguiente: ¿Es la fiebre amarilla una enfermedad que ha sido importada y quese ha hecho endémica en el país?—En sesion celebrada por la Aca. ' demia el 25 de Abril de 1869, acordó distinguir dicho pre- mio, que constará esta vez de doscientos pesos, en oro, con el nombre de su fundador el Dr. D. Juan Bruno Zayas, en prueba de la gratitud que le es debida por su generoso des- prendimi ento. 3- Premio del Dr. Gutiérrez.—En su sesion de 12 de Marzo de 1872, dispuso esta Corporacion anunciar al público la ge- nerosa oferta que hizo su Presidente el Dr, D. Nicolás J. Gu- ; Y. XVII —6 42 tiérrez, de la suma de ciento cincuenta pesos para premiar la mejor memoria que se presente y que en este cóncurso ha de versar sobre la Topografía médica de una localidad importante de la Isla de Cuba. 4. Premio del Sr. Foyri y Adot.—Ha sido donada á la Academia por el Excmo. Sr. D. Francisco GFoyri y Adot la cantidad de un mil pesos para fundar cuatro premios de dos- cientos cincuenta pesos, cada uno de los cuales se asignará anualmente á la mejor memoria que se escriba sobre enferme- dades de los países cálidos y con preferencia sobre la diarrea crónica. Si no hubiese concurrentes en el primero Ó prime- ros años, en el concurso que siga se agregarán las sumas de los concursos anteriores al que tenga lugar. En sesion de go- bierno celebrada el 11 de Mayo de 1874, acordó la Academia hacer público este rasgo de generosidad;—y en el certámen de 1874 á 75 fué acordado el primer premio al entendido pro- fesor Dr. D. Enrique Dumont por su “Ensayo de Patología médico-quirúrgica de Puerto Rico.” 5. Premio del Dr. D. Ambrosio González del Valle. (1878) — Será de cincuenta pesos, en oro, con la publicacion del trabajo queen el concurso obtuviere la sancion académica, oido el voto de la Comision de Higiene Pública, desarrollando este tema: — Dada la mortalidad de los dos últimos quinquenios en la Haba na, determinar las causas probables de la diferencia que entre ambos quinquentios resultase. 6. Premio Cowley. (1881).—Instituido por los Dres. D. Luis María y D. Rafael A. Cowley, en homenaje á su señor padre el Dr. D. Angel J. Cowley, que entre nosotros se signi— ficó de una manera tan marcada en la enseñanza de la Tera- péutica y en la Farmacología indigena; constará de cien pesos oro, y será discernido al que presente el mejor estudio sobre los efectos fisiológicos del Curamagiiey prieto, Forsteronia co- ymbosa Mey. 7. Premio del Dr. D. Antonio María de (Fórdon. (1881). Será de cincuenta pesos oro, y los trabajos que opten á él ver— 43 sarán sobre la proposición siguiente: “Influencia del plexo so- lar y gran esplénico en los quiliferos y linfáticos.” Podrá haber, además de cada premio, un accésil y menciones honoríficas. Los que aspiren á dichos premios se servirán dirigir sus me- morias, acompañadas de un pliego cerrado que contenga el nombre del autor y lleve escrito el lema que las distinga, al Secretario general de la Corporacion hasta el 1.2 de Abril de 1882. Habana y Mayo 19 de 1881.—El Secretario general, Dr. Antonio Mestre. INFORME ACERCA DE LA MEMORIA INTITULADA “TOPOGRAFÍA MEDICA DE CreNFUEGOS: Ensayo,” PRESENTADA A La RrEaL ACADEMIA DE CIEN— CIAS DE La HABANA EN SOLICITUD DEL PREMIO DEL Inmo. Sr. PresIDEN- Te Dr. D. NicoLas J. Gutierrez. (SESION DE GOBIERNO DEL 8 DE MAYO DÉ 1881.) Sr. Presidente.—Sres. Académicos: —Son tantos los ramos que abraza el estudio topográfico de una localidad bajo el punto de vista médico, que apénas se concibe como un solo individuo pueda llevarlo á cabo: conocimientos tan variados y extensos como los que constituyen las ciencias físicas, mate- máticas y naturales deben contribuir á él, y no con una parte tan insignificante que se pueda tomar de esas nociones ele- mentales, comunes hoy 4 todos loz hombres ilustrados. Por el contrario, se trata de la aplicacion práctica de las mejores doctrinas que se hayan podido adquirir en tan diversas in— vestigaciones como lo son las de la Meteorología y Ja Estadís- tica, la Hidrología y la Botánica, la Termología, la Geología, la Zoología, la Higrometría y otras y otras. Teniendo en consideracion estas razones y además las difi- cultades de otro órden con que necesariamente tiene que ha- bérselas el que se proponga recoger los datos que se necesi- tan para llevar á cabo un estudio de esta naturaleza,—la 44 Comision, cuya voz tengo el honor de llevar, procedió á cum- plimentar lo acordado por la Academia, examinando la memo- ria sobre Topografía Médica de Cienfuegos que lleva el lema Ars longa, vita brevis; y despues de estudiarla detenidamente, somete al ilustrado juicio de esta Corporacion el concepto que se ha formado sobre el particular, y las razones en que lo funda. Antecede á la parte científica del escrito que nos ocupa. una “Introduccion,” que puede considerarse como una respe- tuosa exposicion en que el autor, dirigiéndose á este Centro, presenta su trabajo, que modestamente titula “Ensayo,” como una prueba de deferencia hácia este Cuerpo, y dirige algunas frases por la acertada y oportuna eleccion del tema 4 nuestro digno Presidente; y, por último, dedica otras á la importancia y necesidad del estudio de la Topografía médica de la Isla de Cuba en general, y de Cienfuegos en particular. En un segundo inciso, que titula Exposicion y Division, pre- senta el plan de su obra, especificando las materias que en ella trata, el órden en que lo hace etc. “Parte geográfica” se titula el primer capítulo de la me: moria, y en él nos indica el autor la situacion absoluta y la re- lativa de la poblacion de que se ocupa, haciéndolo 4 nuestro modo de ver con bastante exactitud, pues tomando como pri. mer meridiano el de San Fernando, le da 78% 18” de longitud occidental, y 20” 7? de latitud N. Continúa describiendo el puerto 6 bahía de Cienfuegos, del que hace merecidos elogios; y aunque la descripcion de que se trata, dista mucho de lo que se conoce con el nombre de hi- drología marítima de una localidad; y 4 pesar de hablarnos indistintamente de aguas marinas y aguas continentales y de omitir datos tan interesantes como lo son las mareas locales, profundidad media y naturaleza y aspecto de las costas, no podemos ménos que reconocer que en la relacion detallada que nos hace de la forma, accidentes y dimensiones del puer-* to, con laenumeracion de los rios que en él desembocan, su importancia etc., nos da una idea bastante aproxtmada de éste y de sus orillas, 45 Inmediatamente despues emprende el estudio de la ciudad y pone de manifiesto su orientacion, dimensiones y acciden— tes; calles, plazas, edificios públicos y privados, establecimien- tos del servicio municipal, muelles, prisiones, acueducto y todo cuanto puede dar idea de las condiciones sanitarias de la po. blacion: esta relacion minuciosa y extensa contiene multitud de datos muy interesantes, y sólo le falta para ser completa que el autor, al hablarnos de la inclinacion del suelo y marcar la direccion en que se observó, nos diga cual es el máximum de elevacion de ese doble plano inclinado y en qué lugar se encuentra. : CFeología. Esta seccion es muy breve y en ella se nos habla de períodos terciarios y épocas pliocenas, y no puede ménos de llamar la atencion que despues de todo esto se nos diga que la península que ocupa la ciudad. es de formacion ma- drepórica más ó ménos cavernosa: por lo pronto.se nos hace di: fícil aceptar las cavernas en esta clase de formaciones; además no podemos formarnos una idea, ni siquiera aproximada, del suelo de Cienfuegos sin conocer la geología de las alturas más - próximas, las cuales nos dirían de qué manera están distribui- das las capas que constituyen aquel suelo. lil estudio de los vientos, d mejor dicho, de su direccion, deja mucho que desear; y además de mezclarlo con la cuestion de temperatura de una manera inesperada, entra en cierto órden de consideraciones sin las cuales valdrían más los datos que expone. Algo de la direccion oblicua de los vientos del Norte, que está bastante oscuro, y que acaba de hacer incomprensible al continuar diciendo que á esa direccion y al no haber pisado los mares del golfo deben esos vientos su temperatura poco elevada, y sobre todo unos anticiclones que, segun el autor, pasan por estas latitudes y que se observan cuando se forma un ciclon en las montañas Rocosas de los Estados Unidos (textual), vie- -nen á quitar todo valor científico al capítulo en cuestion. Al hablarnos de la temperatura, cae en los inconvenientes que acabamos de señalar: en vez de indicarnos la máxima, la mínima y las épocas en que se observan, para de estos da- 46 tos deducir la media como es costumbre, nos dice: en verano, ó sea de Abril á Setiembre, es de 26” á 32% centígrados, y en invierno de 20% á 25% centigrados; y despues de mostrar: nos esa diferencia de 6? en verano y 5% en invierno, nos dice con un aplomo digno de Gay-Lussac, que el tiempo es uniforme en la forma dicha: despues de tan ilegítima como confusa de- duccion, vuelve al asunto de los ciclones, aunque en este pá- rrafo parece referirse á los que se conocen con el nombre de huracanes de las Antillas. Respecto de la presion atmosférica, nada tenemos que de- cir: nos da la media, la máxima y la minima; y al comprobar el cálculo, encontramos una diferencia de 0'50, que se podría atribuir á la omision que hace de las fracciones decimales de la máxima y la mínima. No con la misma precision nos habla de las observaciones higrométricas y udométricas; pero al fin algo de provecho bos dice respecto de ellas, puesto que nos marca el máximum de humedad, y estima 1 metro 50 centímetros el promedio de las lluvias anuales. | El capítulo 3 2, que tiene por objeto la Estadística, se refie- re al censo oficial publicado en Diciembre último; y además del número de habitantes distribuidos en sexos y Tazas, se con- trae á las profesiones, riquezas, industria, comercio, etc., pre- senta ampliadas todas las noticias que en esta clase de docu” mentos se encuentra; y pudiéramos llamarla completa, si por faltarle dos importantes datos, no se hiciera casi inútil para un trabajo de topografía médica: queremos hablar de la natalidad y mortalidad, que debemos conocer con la exactitud posible. Lo que el autor llama parte patológica, 6 sea la cuarta, es bastante extensa; y aunque no pienso agotar la atencion de los Sres. Académicos, haciéndoles oir el análisis de tan extenso capítuló, no quiero dejar de someter al ilustrado criterio de la Corporacion el párrafo tercero de su primera página. “La “situacion de Cienfuegos, dice el citado párrafo, en la zona “"tórrida entre los grados dichos, por precision ha de tener “marcadas las cuatro estaciones en el año solar.” Nadie ignora 47 que son los países situados en las zonas tórrida y frías los que precisamente carecen de estaciones determinadas, y que este pri- vilegio está sólo reservado á los que están comprendidos en- tre los trópicos y los circulos polares ó sean en las zonas templa- das de ambos hemisferios. Como es de suponerse al leer las fra” ses que llevo transcritas, la Comision se propuso este dilema: ó el autor no tiene una nocion clara de lo que por estaciones se entiende, ó no ha podido expresar lo que desea. .Al conti- nuar la lectura se decidió por lo «segundo, pues se encontró con que en Cienfuegos el invierno es corto é imperceptible, el otoño y la primavera iguales y tambien cortos, y sólo se cono— cen por las producciones de la naturaleza. Por lo demás, la parte patológica que nos ocupa en este mo- mento constituye una larga y circunstanciada noticia de las enfermedades que se padecen en la localidad, señalando las que pueden depender de la topografía y condiciones locales, y las que son comunes á las demás partes de nuestro globo: en ella figura el impaludismo en primer término, y explica su gran desarrollo conforme 4 los principios adoptados hoy por la ciencia: en este grupo nosológico, como en otros, establece deducciones prácticas, que, aunque en su mayor parte son apreciaciones individuales, no dejan por eso de tener algun mérito; pero llaman la atencion en esta seccion ó capitulo, no sólo la multitud. de excursiones que hace el autor fuera del campo de la patología, sino cierta confusion de ideas que á menudo se observa y que no siempre se logra interpretar. Dedica tambien largos párrafos á las cuestiones higiénicas: en esta 5, % parte del escrito, que llama Higiénica, se nota lo mismo que en la anterior, esa confusion de ideas que venimos deplorando. Principia preconizando las ventajas que se deben esperar de la observancia de las reglas higiénicas: en seguida la empren- de con las parteras intrusas, habla en seguida del tétano in- fantil, de la lactancia; aconseja medidas y precauciones; diserta sobre escuelas y maestros; discurre sobre la pubertad, la ju- ventud, los corsés y las máquinas de coser, el baile, alcoholis” 48 mo, plan de nivelacion, aguas muertas, mercado, leche, mata— _dero, cárcel, cementerio y casas particulares; pero al tratar todo esto no se limita á describir lo que existe, señalando las deficiencias, sino que propone planes y medidas que no siem- pre son Nec Ad En dos palabras: nuestro prolijo escritor empieza por indi- car á los hijos de Cienfuegos como deben nacer, crecer, edu- carse y vivir; y concluye indicándoles donde los deben en- carcelar, donde los deben enterrar; y como despues de la cuestion Cementerio, trata de las casas particulares, creemos sea su intencion indicarles como deben ser las casas que post mortem leguen á sus hijos. Despues de todo lo que llevamos dicho, viene otra parte tibtu- lada “Deducciones:” en ella se olvida el autor del objeto de su disertacion, y sin decirnos una palabra sobre la individualidad climatérica de la ciudad cuyo estudio médico topográfico se propone hacer, vuelve á los consejos higiénicos, á las medidas municipales, y por fin concluye proponiendo la creacion de una Junta de médicos, ingenieros y concejales, para mejorar las condiciones sanitarias de la localidad. No necesitamos cansar de nuevo la atencion de los señores Académicos, reasumiendo las deficiencias y errores que se ob- servan en el escrito que hemos analizado; basta por el contra” rio recordar algunos de los párrafos que acabamos de leer, para poder decir sin vacilar que á la memoria que lleva por lema “Ars longa, vita brevis,” le falta claridad en la expresion, método en la exposicion, exactitud en las nociones, y capítulos enteros, tales como la Flora y la Topografía de las inmedia- ciones, por no hallarse Cienfuegos, la Perla del Sur como rei- teradamente la llama el autor, montada al aire. En este con— cepto, y por más que la produccion del laborioso compañero merezca por obros motivos ser acogida con simpatía, la Comi- sion cree que dista mucho de tener las condiciones necesarias para ser premiada por la primera y más importante Corpora- cion Científica del país.— Ambrosio Fonzález del Valle.—Juan Orús.—José Torrálbas, ponente.. ? 49 INFORME ACERCA DE UNA MEMORIA RELATIVA A LAS HERIDAS POR AR MAS DE FUEGO Y PRESENTADA CON OPCION AL PREMIO DE CU IRUJIA. (SESION DE GOBIERNO DEL 8 DE MAYO DE 1881.) Sres.—Para optar al premio anual de Cirugía se ha presen- tado á la consideracion de la Academia sólo una memoria sobre la “Descripcion y diagnóstico de las heridas de armas de fuego” bajo el epígrafe: “El progreso es la palanca de la sociedades modernas,” El autor se detiene, ántes de entrar en materia, en considera- ciones acerca de los horrores de la guerra, muy justas y en- caminadas á fines humanitarios, pero en cuya senda le aban- donaremos, en atencion á que nada hacen al fondo científico del trabajo, por más que como apreciaciones sociales y mora- les merezcan nuestra más sincera aprobacion, por estar de acuerdo con nuestras ideas. Tampoco seguiremos al autor en Otras consideraciones que dedica al progreso de las ciencias en general, marcando en algunas sus verdaderos triunfos, porque si bien son interesantes y legítimas, y aunque dan buena prueba de la exteusion que alcanza el punto de vista de su ilustrado autor, nos desvían un tanto del camino, que como críticos de- bemos seguir, al examinar el trabajo en relacion con la tésis que se propone tratar. Bajo un punto de vista más concreto y sin abandonar el aspecto histórico de la cuestion, presenta nuestro ilustrado colega, á grandes rasgos, la descripcion de las armas de fue- go, marcando las épocas que señalan su perfeccionamiento, las diferentes modificaciones en ellas introducidas, hasta lle— gar á las últimas, es decir, 4 las ametralladoras, al cañon Krupp y al fusil aguja. En esta parte, como en las que pre- ceden, revela el autor. conocimientos especiales y gran eru: dicion, que nos complacemos en confesar. Entrando ya en materia, divide su trabajo en varias partes; y es la primera, la que se refiere á la accion de la pólvora, cuyos efectos, al inflamarse cerca del cuerpo, producen que- T. XVIIL.—/ 50 maduras y contusiones más ó ménos profundas. En seguida expone la accion de los proyectiles, examina sus estragos en relacion con su forma y con la fuerza impulsiva del agente pro- yector, se detiene en describir minuciosamente la accion de los esféricos, comparándola con la de los cilindro-cónicos, y ter mina adoptando los caractéres que á dichas heridas asigna Mata, y que son de todos conocidos. Toca el turno á las lesiones producidas por los grandes pro- yectiles, á las cuales corresponden los mismos caractéres que á las causadas por los pequeños, con más la extension de los estragos en relacion con su tamaño. Viene en seguida el diagnóstico de las heridas, que el autor trata con notable claridad, señalando los diferentes signos que hay que apreciar, y describiendo los diversos medios é instru- mentos que sirven al cirujano para conocer las condiciones de una herida. Nada ha olvidado el autor en este capitulo: des de el clásico estilete de acero 4 de plata, hasta la sonda de Nélaton, que sirvió para descubrir la bala oculta en la articu- lacion del héroe de Aspromonte, y que modificada por Le- comte brinda al cirujano un medio precioso para conocer la sustancia que constituye el cuerpo extraño: desde la acupuntu- ra aplicada por el Dr. Losada, hasta la corriente eléctrica idea- da por Farre, aplicada con notable éxito y perfeccionada por Trouvé y Ruhmkorff todo ha sido expuesto en sus más impor- tantes detalles y con el más minucioso cuidado. Da fin ásu trabajo el autor de la memoria poniendo de manifiesto, bajo la forma elocuente de los números, las pérdi- das de vida que han costado á la humanidad las guerras soste- nidas por las naciones desde los Cartagineses hasta nuestros dias. Sujetos, como estamos, por la naturaleza de este trabajo, á expresar en concreto nuestro juicio, sin que para ello estemos obligados á hacer que el lector asista al análisis que á él ha precedido, condensaremos nuestra opinion manifestando, que nada hay en la memoria que merezca severa crítica: su autor ha revelado notable erudicion, reuniendo en un solo cuerpo 51 las conquistas de la ciencia: no ha olvidado ni el más pequeño detalle, se ha ajustado al más severo método, al mejor órden en la exposicion: el pensamiento está expresado con claridad y precision, y hasta el estilo es correcto; y si del fondo pasa: mos á lo accesorio, no podemos ménos de confesar que, no obs- tante la falta de originalidad á que tan poco se presta la ma- teria, su ilustrado autor ha demostrado tener el más completo conocimiento del asunto elegido, con cuya historia se halla fa. miliarizado. Pero si es cierto que la tésis es importante, si se ha llevado á cabo su desarrollo bajo las mejores formas, si el órden cien- tífico impera en la memoria, tambien lo es que su mayor mó- rito consiste en haber agrupado elementos, que si bien anda- ban dispersos, son de todos conocidos; y esto hace que los encargados de este informe vacilen al aconsejaros que le acor- deis el premio á que su autor aspira, en atencion á que qui- sieran ver premiados, dentro del espíritu que domina en el programa, los trabajos prácticos en que se reflejara nuestra cirugía local, que tanto se aparta algunas veces de lo que acon- tece en otros lugares. Sin embargo, en atencion al mérito indudable que, como trabajo científico y de exposicion, hemos señalado eu la obra que nos ocupa, los que suscriben no dudan en proponeros que le acordeis una mencion honorífica.—7b- más Mateo Govántes.—Juan Bautista Landeta.— Antonio Dídz Albertíni, ponente. DescrIPCION Y DIAGNÓSTICO DE LAS HERIDAS PRODUCIDAS POR ARMAS DE FUEGO.— MEMORIA PRESENTADA CON OPCION AL PREMIO DE Cirucía. “El progreso es la gran palanca de las sociedades modernas,” Sres. Académicos: —Así como la brillante mariposa, despues de dirigirse de un lado á otro, viene 4 fijarse sobre una luz trazando círculos concéntricos cada vez más pequeños, hasta venir á morir abrasada, víctima de su curiosidad é impruden— cia, por el deseo de lograr el objeto que la atrae, sin notar el 52 calor que cada vez va aumentando á medida que se acerca; así tambien el hombre, siempre curioso de conseguir sus de- seos para lograr aquello en que fija su ambicion, no repara en los medios, atiende sólo al fin, apelando á la fuerza y á las ar- mas cuando por la diplomacia, la astucia ó la conviccion, no consigue el para él bello desideratum de sus propósitos, dando lugar de esta manera á provocar las guerras que, ya civiles, religiosas Ó internacionales, son en todos tiempos fratricidas, tendiendo á la destruccion de lo creado, y como consecuencia legítima á la ruina de los pueblos. Si alguna vez las guerras tienen por objeto, al mismo tiem— po que la satisfaccion de la victoria y la adquisicion del te- rreno, el llevar en la punta de sus armas la civilizacion á países más Ó ménos atrasados, piérdense en otros por el con trario riquezas inmensas del saber, reunidas á cambio de in- numerable tiempo y paciencia infinita, como sucedió con los 600,000 volúmenes de las siempre célebres Bibliotecas de Alejandría y Pérgamo. : Palabra es la de guerra terrorífica siempre para el hombre de ciencia, porque sabe que lleva tras sí la falta de reposo y tranquilidad de espíritu tan necesaria para el estudio y pro- greso, porque arrasa los campos destruyendo la agricultura y acabando con la industria, echando por tierra los monumentos ¡ue conserva y guarda cada país como joyas preciosas, que representan grandezas perdidas, que recuerdan hechos heroi- cos, glorias pasadas y que mira cada uno como floron inmar- cesible de su brillante corona, como página importante de su historia, y que muestra á sus contemporáneos y sucesores para que las conserven, y para que imitando las hazañas de sus antepasados defiendan Ja patria hollada por el pié del enemigo, y mueran víctimas de su defensa, sujetando las di. ferencias de las naciones al resultado de las armas, cual si estuviésemos en pasados tiempos, en que la razon y la justicia se sometían al juicio de Dios, por medio del duelo; y como si aún esto fuera poco, aspira á más la guerra, 4 destruir la familia, vínculo sagrado, base de buen gobierno, arrebatando 553 á4 la madre el hijo, á la esposa el marido, para lanzarlo como fuerza bruta ante la de poderosas máquinas de guerra que destruyen la humanidad, arrebatando estos brazos á la indus- tria y á la agricultura, verdadera fuente de riqueza de la fa- milia y de los pueblos. El adelanto de las ciencias, los progresos del siglo, parecían deber entorpecer esta hecatombe de desgraciados sucesos y, en medio de la paz, dedicarse los hombres en la soledad de sus ga- binetes al estudio de todo aquello que afirmase en lo posible las adquisiciones hechas en los distintos ramos del saber; y afianzada la base emprendida por nuestros antepasados, ayudar 4 colocar á los presentes la piedra del gran edificio á que todos debemos contribuir, fomentando el estudio de las ciencias, las letras y las artes, para que las generacio, nes venideras puedan empezar la cúpula de ese inmenso monu- mento cuya última piedra á ellas les está reservado colocar; pero desgraciadamente no es así, y la ley de compensacion ó de destruccion en la naturaleza hace que en todas las clases y ca- rreras, al mismo tiempo que rructifican talentos que dan á cono- cer inventos que por sí solos bastan á marcar una época y Ca- racterizar el estado y adelanto de un país, aparezcan otros que aprovechándose de estos mismos adelantos, los apliquen á descubrimientos que no tengan más objeto que la destruccion de lo creado. | Mirad si no la Química, esa ciencia en la que el hombre más se aproxima al descubrimiento de los secretos de la Na. turaleza, esa ciencia que tanto ha progresado en sus análisis; que ha encontrado en la hulla la benzina, la fuschina, el áci- do fénico y otros muchos productos de tanto uso é importan— cia; que ha descubierto el éter, el cloroformo y el cloral, de tanta aplicacion en la Cirugía; que no contenta con la inves: tigacion de los cuerpos por medio de los reactivos, llama en su ayuda los conocimientos físicos, y con el auxilio del descubri- miento de M. M. Kirchhoff y Bunsen halla en el aire la más ligera partícula de sodio, de potasio; ved al físico que aprove- chando la luz y combinacion de lentes, admira en la platina 54. del microscopio la forma, la estructura del glóbulo de sangre, de pus ó de cualquier sustancia imposible de ver de otra mane: ra; estudia con el laringoscopio y oftalmoscopio enfermedades desconocidas hasta el descubrimiento de éstos, y que no conten to aún con ésto, pretende ir 4 iluminar por medio de los tubos de Geissler el interior de nuestro estómago, para observarlo y estudiarlo por trasparencia;observad al astrónomo, que ayu- dado de los espejos plateados de Foucault, no se contenta ya con mirar á los astros, sino que los sigue y persigue en su trayectoria, y los fotografía, sorprendiéndolos en cualquier momento de su movimiento incesante; contemplad al inge- niero levantando esos edificios cuyas alturas se pierden en el espacio, como si quisiesen levantarse sobre la inteligencia de] que los traza, tendiendo puentes, construyendo máquinas que aumentan el producto, disminuyendo el trabajo, y que aplica— das á la agricultura quieren sacar doble sustancia á la tierra, como si ésta fuese siempre mina inagotable de riqueza que nunca se ha de extinguir; y cuando apénas hayais podido comprender de lo que es capaz la inteligencia del hombre, cuando con afan dedica todas sus fuerzas al bien, os asombra- reis de verle inventando las pólvoras confeccionadas de pi- crato de potasa, cuya fuerza expansiva es 16 veces mayor que la ordinaria, 6 el algodon pólvora que al quemarse desarrolla 8,000 veces su volúmen; aplicando la dinamita, fabricando. torpedos, modificando las mezclas de metales para resistir al- tas presiones, y finalmente enorgulleciéndose en las exposicio- nes, presentando cañones Krupp, ametralladoras y proyectiles , de 500 libras, á la curiosa multitud que admira los portentos de la fabricacion metalúrgica, sin pensar que acaso no tarde mucho tiempo en que sus destructoras pruebas sean hechas sobre masas de hombres, indefensas siempre para resistir esos pesados proyectiles que amenazan destruir en un momento su vida, y que caen como avalanchas sobre sus, cabezas cual si fuesen frágil barquilla sometida en altos mares á los horrores del huracan que la lanza hácia el abismo, sin socorro de na- die que la oiga ni la vea. 193) Sólo la Medicina permanece alejada de esta lucha de des- truccion, y los hombres que la profesan y que desempeñan un verdadero sacerdocio, estudian en la calma y en la paz los adelantos de la ciencia para ir á neutralizar los destructores progresos, acudiendo con solícito afan donde la salud esté perdida; y despreciando siempre su vida, atraviesan los campos de batalla para ir á restañar la sangre del herido, á extraer el proyectil que se encuentra entre los tejidos de la eco- nomía, y devolver la salud á cualquiera de los individuos que necesitan del auxilio de las ciencias médico-quirúrgicas, sin dejarse arrastrar de los móviles Ó pasiones que animan á los que militan en distintos bandos. Fundado en estas consideraciones y en la índole de mi ca— rrera, es por lo que he dedicado algun tiempo sobrante de mis ocupaciones al punto de que voy á tratar y que formularé: Descripcion y diagnóstico de las heridas producidas por armas de fuego. “Desde el pueblo que nació empollado del huevo á que el pro- pio Sol en sus orígenes prestó lumbre hasta nuestros dias,” (1) no se ha contentado el hombre con el auxilio de sus fuerzas pa: ra batirse cuerpo á cuerpo, ni usado de sus propias manos. Im- propio parecía esto hasta en el Circo Romano y ya los Scutores y Mirmillones usaron el arma blanca, el. casco, el escudo y la maza. Ll pueblo inglés solo hoy, y quizás amigo el que más de conservar antiguas tradiciones, tiene sus boxeadores que sostienen la lucha á brazo partido, espectáculo bárbaro en los tiempos felices que atravesamos de esplendor para el pro- greso. Buscaba el hombre para la guerra medios superiores á los de sus fuerzas; y el instinto natural, que hace coger lo primero que se halla 4 mano para defenderse de una agresion, obligó á apurar la imaginacion de los bárbaros de la edad de piedra, de hierro y de bronce, y ya rozando cuarzos unos contra otros, (1). Castro Serrano, 56 iban gastándolos hasta darles formas distintas, ó bien fundien- do' metales groseramente para conseguir armas caprichosas y rudimentarias que hoy, con curiosidad inaudita, pedimos á las capas de tierra anteriores á nuestra época y que vemos en los museos ó estudiamos en obras tan célebres y minuciosas en sus detalles como las de Figuier y W. F. A. Zimmerman. Pásase luéso á armas más perfeccionadas, únense las masas de hombres con táctica especial y forman los ejércitos que en la antigiiedad pasearon sus legiones por el mundo conocido. No desaprovecharon los antiguos el escoger entre los ele- mentos el más destructor como medio de guerra, y autores tan antiguos como Thucydides y 4Aneas el táctico, 423 y 336 años ántes de Jesucristo, y otros como Vegecio y Marcellino en el siglo IV de la Era cristiana nos dicen. que en su HE se usaban sustancias y mezclas combustibles. Del mismo medio usaron en el siglo VII los Griegos del Bajo Imperio, y más tarde los Arabes, siendo curiosos detalles para los aficionados 4 estos estudios, el solícito afan con que los Orientales se dedicaban al descubrimiento de las susban- cias combustibles, hasta el extremo de no dejar salir fuera de Constantinopla al encargado de estas fabricaciones. La pólvora fué, por decirlo así, el término feliz de estos estu- dios, y á la normal siguieron la de Pelouze ó algodon-pólvora, las blancas ó alemanas, la nitrada, la de carbonato de potasa, nitro-glicerina y fuego feniano; y cada adelanto de éstos tenía por precision que traer otro en el de las armas de fuego, cu- yo catálogo y progresivos perfeccionamientos excuso aquí ci- tar, porque á más de ser de todos conocidos, no sería más que un alarde de erudicion sin mérito alguno, puesto que no re- presentaría más trabajo que el de ir recopilando notas de los autores técnicos de estas materias. Pasaré, pues, por alto el estudio de la artillería rodada, de montaña y de marina, las ametralladoras y armas más ó mé. ños portátiles como fusiles, carabinas, pistolas etc., para en- trar de lleno en el terreno médico, si bien más tarde haremos algun estudio sobre los proyectiles; porque, aunque á primera 57 vista esto no parece que se relaciona con el del médi. co, es de utilidad suma por la frecuencia con que se usa y abusa de las armas de fuego, y porque hoy debía exigirse la intervencion de la clase médica cuando se quisiese modificar el armamento en cada país. Dividiremos nuestro estudio en varias partes y empezaremos por la Accion de las pólvoras.—Se dividen en tres clases: de guerra, caza y mina, estando compuestas en su mayor parte ó núme- ro, de nitro, azufre y carbon en partes proporcionales, que ha ido marcando la ciencia Ó el empirismo. Al quemarse se forma vapor de agua, ácido carbónico, Óxi- do de carbono, carbonato potásico, sulfuro de potasa é hidró- geno sulfurado; y si en vez de arder se funde, hay formacion segun Proust de ácido hiponítrico, nitrato de potasa y cianuro potásico. Al inflamarse en pequeño espacio los gases condensados pueden ocupar un volúmen 300 veces más que el suyo, y ad. -quirir una fuerza impulsiva hasta de 40,000 atmósferas, y ésta es la que se aprovecha para lanzar proyectiles á más ó ménos distancia segun el peso de éste, la cantidad de pólvora y las condiciones del arma. La accion de las pólvoras al inflamarse cerca de una persona, produce quemaduras más Ó ménos extensas segun la distan— cia á que suceda; y si es grande la cantidad y el fenómeno se verifica en un local cerrado, como una fábrica etc., se produ— cen á más grandes contusiones por la tension de los gases, habiéndose observado casos de roturas de vísceras. Cuando el individuo sufre el disparo de lo que se llama vulgarmente “4 boca de jarro,” quedan implantados en la piel pequeños granos de pólvora que no se han quemado. Si el tiro es disparado dentro de la boca, como hacen algu- nos suicidas, se ven, á más de las quemaduras, desgarraduras múltiples en las paredes laterales de la cara, producidas por la fuerza expansiva de los gases dentro de una cavidad tan pequeña. T. XVIMI.—8. 88 Accion de los proyectiles—Estudiaremos las condiciones es- peciales del proyectil para conocer bien sus efectos. Antiguamente se usaban proyectiles redondos y de menor diámetro que el del cañon del arma, para que con facilidad pudiesen cargarse colocando por encima el taco. Al infla- marse la pólvora, los gases por falta de ajuste entre el pro- yectil y el cañon escapábanse en parte, y el movimiento de impulsion en la bala no era regular ni uniforme, saliendo chocando y no deslizándose, y por tanto produciéndose un movimiento de traslacion y otro de rotacion, siendo éste tan— to más marcado cuanto mayores eran las diferencias de dimen- siones. | A consecuencia de este defecto, y tratándose de enmendar- lo, se inventó la carga por la recámara con proyectil ajustado: tenía la ventaja ya de hacer el tiro más certero, y que la dis- minucion que iba sufriendo, al tiempo de salir hacía es- tuviese recibiendo por completo toda la fuerza impulsiva de la pólvora y ganando por lo tanto en velocidad y alcance. El máximum de perfeccionamiento fué el rayado de los cañones, aprovechable tanto para las armas portátiles, como pará las de grandes dimensiones. Consecuencia lógica de la variacion y progreso en las ar- mas, habia de ser la de los proyectiles, y así sucedió; pues sin una no podía existir la otra. | Al esférico sucedió el cilindrico-cónico, teniendo en su base una ó várias estrias circulares; y más tarde en la parte infe- rior, una excavacion que proporcionaba la ventaja de dismi- nuir el peso del proyectil y aproximar el centro de gravedad al vértice, teniendo á más la de que la tension de los gases deforma esta parte, que por tener ménos masa, ofrece ménos re- sistencia y se acomoda á las estrías del rayado, adquiriendo un movimiento helicoide que no pierde al atravesar su camino, La diferencia entre ambos proyectiles se vé claramente en la obra Troité de Chirurgie d' armée par Legouest, que dice: “Una bala esférica disparada por un arma de cañon liso, tarda 0'44 en recorrer 150 metros, al paso que una bala oblon- 59 ga tirada con fusil rayado tarda 0'75 en alcanzar el mismo punto. Logmore, profesor en la Escuela militar de Cirugía de Lón- dres, cita una tabla en que señala á una bala de fusil ordinario una velocidad de 850 millas por hora, y 4 una bala de fusil ray ado (rifle) 1000 en el mismo tiempo, y á una bala de ca- ñon de 24 libras 1600; y teniendo en cuenta la proporcion en que está el alcance del rifle con el del fusil rayado de En - field (usado entónces en Inglaterra) y cuya bala es cilindro. cónica, resulta que corresponde á ésta una velocidad de 4400 millas por hora. Esto nos hace deducir que, aunque el pro. yectil en las armas rayadas pierde parte de su impulsion en el momento inicial, porque á igualdad de calibre Ó superficie de presion opone doble ó triple resistencia, debido únicamente á su mayor peso, así como por las pérdidas de rozamiento y fuerza empleada en su deformacion posterior, en cambio ven- ce con mayor facilidad la resistencia, que le opone el aire, al- canzando más pronto á una distancia larga, empezando 4 notarse á 200 metros esta diferencia. Pasando por alto las dimensiones y peso de cada uno de los proyectiles de los distintos armamentos, y considerado só- lo bajo el aspecto médico, hay que estudiar tres cosas: tamaño y forma, centro de gravedad y fuerza impulsiva. Como dimensiones, cuanto más pequeñas preferibles, por- que es más fácil que al entrar en el cuerpo eludan herir vasos y órganos de importancia. Respecto á forma, serian preferidos los redondos, porque no producen tantos destrozos. No hablamos de aquellos cuerpos que no sean proyectiles, como maderas y otros, que produ- ciendo tanto más daño cuanto más irregulares sean, y que pudiendo entrar en descomposicion ó putrefaccion, darían lu- gar á grandes supuraciones, curas largas, cicatrices irregula- res, pérdida de fuerzas, etc. etc. El centro de gravedad sería preferible estuviese en la parte posterior á que se hallase en la anterior, porque éstos, dada la misma velocidad, chocan contra un hueso y lo atraviesan, lo 60 destruyen, miéntras que aquellos, al encontrar un obstáculo, es más fácil se desvien y caigan, y así sucede á los de Chasse- pot y á los de ametralladoras que, aunque mayores de tamaño, tienen el centro de gravedad en la parte posterior. En la rapidez con que hoy se hacen las grandes campañas, bastaría inutilizar al individuo sin producir heridas de consi- deracion; y por pequeñas que fuesen, ese individuo con dificul- tad podría contarse con él para seguir una campaña activa. Esto se conseguiría con el proyectil pequeño y de centro de gravedad en el punto que hemos indicado. Convencidos de que los proyectiles no queman, por las ex- periencias de A. Pareo que se pueden repetir 4 voluntad, desechamos toda idea de quemadura en las heridas por arma de fuego, suponiendo que el disparo esté hecho á alguna dis” tancia, pues ya hemos citado las producidas por la pólvora. El proyectil puede llegar sin fuerza para herir, pero aún con la bastante para chocar contra el cuerpo humano, pudien- do producir contusiones de 1.9,2.9 ¿ más grados, segun la impulsion que conserve. Si la bala pasa deslizándose sobre las superficies blandas, puede formar un canal más ó ménos profundo segun el grueso de la bala, 6 atravesar la parte más saliente de algun miembro, haciéndole una herida como la del sedal. Lo que hasta aquí hemos reseñado es comun á ambas cla- ses de proyectil; pero sus efectos destructores varían y por eso nos detendremos separadamente para tratar de la accion de los proyectiles esféricos y los de otra índole, porque no son iguales las heridas producidas por unos ú otros. Proyectiles esféricos. —Cuando el tiro se dispara, ajustando el cañon del arma y por tanto su boca contra una cavidad ósea como la craneal, suele suceder que el aire comprimido fuertemente sea un obstáculo á que la bala atraviese el hue- so, produciendo una contusion. La mayoría de los prácticos niegan esto. Supongamos el tiro disparado á tres d más centímetros, so- bre el cráneo y perpendicularmente, Los agujeros de entra- -61 da y salida tienen poca diferencia; pero si el tiro es oblicuo ó á mayor distancia, entónces las diferencias son notables. La piel se halla ligeramente hundida en el lugar por donde entró la bala, La abertura de entrada es más pequeña, más regular y más contusa; los bordes estarán dirigidos hácia den. tro y el hueso estará cortado en bisel 4 expensas de su cara interna, miéntras que la de salida es regularmente mayor, más irregular, presenta más contusion, y el hueso se halla cortado 4 expensas de la cara externa. La herida de salida es mayor que la de entrada, y esto se explica perfectamente. El proyectil, cuanta más velocidad lleva, db perfecta hace la herida, hasta el extremo de presentarse en algunos casos, y muy especialmente en las partes blandas, una herida incisa tan perfecta como pudiera serlo la de una espada ó bisturí. Vemos algunas veces cristales taladrados por proyectiles, cuyo agujero es tan perfecto, que teniendo exactamente las dimen- siones de éste aparece como esmerilado; pero la distinta resis- tencia que presenta cada uno de los tejidos que va atravesan- do, hace variar la direccion y velocidad del proyectil. El Dr. Arnal ha hecho algunos experimentos muy intere- santes que afirman esto. Ha disparado sobre planchas de distintas materias y ha observado siempre que la abertura de salida es mayor que la de entrada; y cuando esto lo hacía sobre planchas colocadas paralelamente y con intervalos entre sí, se iban aumentando las dimensiones de los orificios en propor- cion ascendente, de tal manera que, reunidas todas, en lugar de un hueco de forma cilíndrica aparecia conoideo. Los disparos hechos oblícuamente hacen alguna vez la he- rida de entrada oval y se observan variaciones en la forma, segun las posturas y actitudes más 4 ménos violentas del cuer- po 6 de los miembros, y que al tomar otra vez la normal, de- forman su orificio de entrada, A pesar de todos estos hechos prácticos, hay quien no Opina así, y entre ellos Blandin, que cree que la aber. tura de entrada es mayor que la de salida, apoyándole 62 Begin, quien expone, que despues de terminarse la cura- cion, aparece la cicatriz de aquella, ancha, cóncava, blanca y dura, miéntras que la de ésta es superficial, algo irregular y poco visible. Velpeau y Zombert dicen que en absoluto nada puede afir— marse, y hacen notar que si los proyectiles hieren oblicua— mente la parte ó penetran en un hueso, producirán lesiones distintas de las que se observan en otras condiciones. Es muy frecuente ver la abertura de entrada: y salida como cortadas con un saca—bocados, en las heridas de la palma de la mano y en todas aquellas en que el tejido celular subcutá- neo sea denso y estrechamente unido á las aponeurósis. Al atravesar el proyectil tejidos de lana ó de otra cual- quier sustancia elástica, no marca éste nunca la forma ni dimensiones propias, porque distiende los tejidos alargándose en el punto herido, tema ya hoy aclarado y estudiado, pues antiguamente no se comprendía cómo al atravesar pudiese dejar un orificio tan pequeño, como cuando atraviesa una re- gion en que la piel sea elástica y blanda, pues allí la herida no es circular y sí lineal. Los signos pueden perfectamenre encerrarse en la idea.enun- ciada por Vidal:—pérdida de sustancia en el agujero de en: trada, division en el de salida. fuadas se encuentra una sola abertura, puede ser efecto de que el proyectil esté dentro; pero ocurre á veces que la bala ha salido ó bien por algun movimiento que la ha echado fue- ra, ó porque ha arrastrado la ropa, formando un dedo de guante. Puede suceder que la bala salga, quedando dentro ropa, botones Ó cuerpos extraños etc., que hayan sido empu- jados por el proyectil en su movimiento de impulsion. Existiendo dos aberturas ó heridas, pueden haber entrado dos proyectiles á la vez, ó haber salido uno, quedando otro, ó uno solo de entrada y varios de salida por haberse seccionado el proyectil. En las balas esféricas se ven heridas rarísimas, que sorpren- den y llaman la atencion del práctico, debidas á que 4 medi: 63 _da que caminan por entre nuestros tejidos, disminuye el _movimiento de impulsion, que se gasta en el rozamiento, subsistiendo el de rotacion y aún ¡el de impulsion bastante, para deslizarse por entre las capas musculares sin romperlas ni producir grandes destrozos. Así vemos un enfermo que presenta dos heridas en el pecho y espalda, con caractéres de entrada la una, y de salida la otra; y cuando creemos atravesado el pulmon y suponemos grandes lesiones en la cavidad torácica, hallamos que el pro- yectil se ha deslizado, contorneando la costilla, sin haber pene- trado ni lastimado Órganos de tanta importancia como los que guarda esta armazon huesosa. Se refiere otra que, despues de atravesar el hueso frontal en su parte media cerca del seno longitudinal, se dirigió há- cia atrás, oblicuamente entre el hueso y la dura madre, y mar- chó así á lo largo y al lado izquierdo del seno, hasta la sutura occipital, donde se detuvo. | Entra otro proyectil cerca del cartílago tiróides, y despues de haber seguido el contorno del cuello, volvió al punto por donde habia entrado; y podríamos así, como éstos, citar otros muchos casi increibles, si no los encontrásemos garantizados por nombres respetables para la ciencia y dignos de toda con- sideracion. Se ve á veces tambien que los proyectiles permanecen más Ó ménos tiempo dentro del cuerpo para presentarse más tar- de en puntos cercanos á la piel y fáciles de extraer. Para terminar el estudio de los proyectiles esféricos, cita- remos dos casos curiosos tomados de la importante y curiosa obra del Sr. Poblacion y Fernández, titulada “Historia dd dica de la guerra de Africa.” “El dia 23 de Marzo, en los momentos de intentar e rarse de una posicion enemiga el Batallon Cazadores de Ma- drid, fué herido el Coronel X. Se encontraba un poco incli- nado hácia adelante y ála derecha, cuando se sintió herido y en su juicio y al pronto mortalmente. La bala entró debajo de la region umbilical derecha, 4 cuatro traveses de dedo de 64 la misma, y en su direccion marchó perpendicularmente por entre las hojas aponeuróticas profundas, verificando ligeros cambios en forma de arco, y al llegar 4 la altura del anillo inguinal marchó á la derecha siguiendo la region del mismo nombre, para fijarse en la ilíaca, á bastante profundidad, no sin tocar al hueso que la da nombre........ La bala fué extraida pasados algunos dias, practicándose una incision so- bre el borde anterior y algo inferior é interno de la cresta ilíaca, teniendo que desalojarla de entre los músculos oblicuo externo y oblicuo interno, surgiendo algunas dificultades para la extraccion por la abundancia de tejido adiposo que habia en el herido de referencia. El proyectil estaba deformado.” La otra que cita es rarísima por la reunion de circunstan- cias que debieron existir y que es difícil vuelvan 4 presen- tarse. “El paciente era el intérprete Mr. Degean, que se hallaba en aquel momento entre el Cuartel General, y fué acaecida por una bala que al pasar le sacudió un rudo golpe en el ojo de- recho, produciéndole una coloracion cárdena y un desgarro del íris, sin destruir en lo más minimo ni la córnea ni los párpados, á pesar de la suma delicadeza de estos tejidos. Con- tusion es ésta, que sólo puede explicarse suponiendo que la bala disparada al alto, bajaba concluyendo de trazar su curva parabólica, y ásu paso fué por un instante tangente con el globo del ojo herido: la elasticidad de este órgano pudo tam- bien influir favorablemente en este caso, evitando su ruptura; pero se necesita un concurso tal de circunstancias para que suceda todo esto, que, como he dicho anteriormente, es muy difícil se repita otro caso igual.” Proyectiles cilindro-cónicos.—En las heridas producidas por éstos los caractéres son distintos; el agujero de entrada es al- gunas veces oblongado, otras lineal, casi siempre pequeño, y en absoluto menor que el de salida, que es mayor, más ancho que largo si la bala ha seguido la misma direccion, y - muy grande, desigual y rasgado, si la naturaleza de los teji- dos ó la resistencia que le hayan podido ofrecer le ha obligado 65 á variar su curso. La de entrada puede ser muy irregular si el proyectil, en lugar de entrar de punta, lo ha hecho de cos- tado ó en cualquier otra direccion. Quesnoy ha escrito un cuadro comparativo en el que marca perfectamente los síntomas diferenciales de los dos agujeros; pero cirujanos tan autorizados como Legouest di- cen no pueden darse reglas en absoluto. Estos proyectiles no suelen dividirse como acontece alguna vez á los esféricos sobre las crestas de los huesos, sino que despues de atravesar los tejidos blandos contundiéndolos, desgarrándolos y mortificándolos, llegan á las partes: duras, incrustándose en ellas, Ó bien las penetran, aplastándolas y frac” turándolas; siendo éstas muy pocas veces simples y casi siem-— pre conminutas. | Las heridas dan lugar casi siempre á grandes hemorragias, porque con la fuerza impulsiva que llevan, no es fácil eludan los vasos y sí que los atraviesen y desgarren. Reasumiendo, diremos con Mata que las heridas de armas de fuego están caracterizadas por: 1.9 Perforaciones, cortes, desgarros, contusiones, colgajos y mutilaciones irregulares. | 2. Varia la relacion de formes segun los proyectiles; la guardan, si son con bala, perdigones, postas; hay por lo co- mun dos agujeros, uno de entrada y otro de salida; manchas y granos de pólvora, si son á quema-ropa. | 3. 2 Hemorragia por el agujero de salida, 4,2 Dolor, conmocion, estupor. 5.2 Supuracion, cicatrizacion tardía, cicatrices indelebles, mutilaciones, deformidades. | Los demás proyectiles medianos, como los de sacos de me - tralla y ametralladoras, quedan reducidos ó bien 4 los esféri- cos 6 cilindro-cónicos; pero siendo de más consideracion por su tamaño etc., sus estragos serán mayores. Los irregulares por su forma y sustancia, como los que se Usan en los movimientos populares regularmente y en situa- T. xvnI.—9 66 ciones difíciles, están sus daños en relacion de lo irregular de su forma y lo extraño de su materia. Grandes proyectiles.—Los de esta clase, como balas de ca” fon, cuando han perdido la velocidad suficiente para llevarse delante de sí cuanto encuentran á su paso, y si sólo traen la bastante para chocar con alguna fuerza, producen contusiones de tal índole que muelen, por decirlo así, las partes blandas y hasta los huesos, sin que se observe la menor alteracion en el tegumento y parte exterior, pero pudiendo producir sin em- bargo éstas conmociones, roturas y desgarraduras de las vis- ceras, tales como el hígado, bazo, etc., etc. Se ha visto algu-— na vez destruir de tal manera las partes duras de la pared torácica, que á la presion se notaba tal flacidez como si se com- primiesen las paredes abdominales. Cuando llevan gran velocidad, como sus destrozos son grandes, las heridas son siempre graves y de fatales conse- cuencias, porque aún en los casos más favorables y en que las lesiones sean lo menor posibles, van siempre acompañadas de yrandes conmociones y seguidas de operaciones de importan: cia para arreglar las partes blandas que quedan irregulares, ó bien extraer grandes esquirlas, amputaciones, resecciones etc. Diagnóstico. La extraccion de los cuerpos extraños es una de las más urgentes indicaciones de las heridas producidas por armas de fuego, y sólo así se evitan muchos de los accidentes consecutivos que pudieran presentarse siesto no se hiciese, por el estímulo constante de una materia extraña ¿4 la economía; pero, para proceder á esto, es necesario tener primero la se- guridad de que tal proyectil existe, y para este objeto cuentan la Ciencia y el Arte con varios medios y procederes, de los que nos iremos ocupando sucesivamente. La permanencia de las balas ó materias metálicas dentro de la economía es casi siempre peligrosa en ménos grado que la de una sustancia fácil de entrar en descomposicion, porque la 67 primera puede ser rodeada de un tejido cicatricial y por lo tanto enquistada, para conservarse en el mismo sitio ó ir va— riando poco á poco de localidad hasta aparecer casi superfi- cialmente, en cuyo caso basta una incision para extraerla; miéntras que las segundas dan lugar á grandes supuraciones y por lo tanto al retardo de la cicatrizacion de las heridas, por lo que hay que proceder á su extraccion inmediatamente, siempre que esto sea posible. Hay, á todo trance, que tener siempre la seguridad de que - el proyectil está dentro para proceder al manual de su ex- traccion, pues de otro modo dilataríamos las heridas y produ- ciríamos grandes inflamaciones consecutivas á la entrada y salida de las pinzas extractoras, para encontrarnos al fin de nuestra faena que no existía allí cuerpo extraño alguno, y que ' habíamos ayudado á empeorar, entorpecer y retardar el pro- ceso patológico. Respecto á la conveniencia de explorar las heridas, hay opiniones muy encontradas. Existen autores tan nombrados como Dupuytren, que prohiben completamente sondar las he— ridas de pecho, llegando hasta decir: “es la mayor heregía que puede cometerse en Cirugía” Opinan otros que ni las de pecho ni vientre deben reconocerse por no agravar los he- ridos. En absoluto no se piensa hoy asi. La mayoría de los cirujanos creen deben sondarse todas las heridas, si bien con preferente cuidado y tacto las de vientre y pecho, no insistien- do mucho en éstas porque el más ligero choque podría rom- per obstáculos bastantes por sí para evitar la comunicacion con el exterior; no pudiendo dar reglas fijas y terminantes y dejando algo al buen juicio y práctica de los hombres de ciencia. El mejor guía 4 explorador es el dedo, y cuando podamos por las condiciones de la herida usarlo, debemos desechar todos los demás, porque nada puede mejor que éste darnos una idea clara y concisa del modo de ser de la herida y de su direccion. Desgraciadamente no puede hacerse uso de este medio en todas las ocasiones, “pues las dimensiones del 68 trayecto son menores que las del dedo, y el canal es profundo, tortuoso etc. Hay, pues, que recurrir á otros procedimientos. El estilete de acero Ó plata (mejor el segundo), las sundas metálicas, prefiriendo los prácticos la uretral de mujer porque da con facilidad salida 4 los líquidos, permitiendo oir más claro el sonido del choque, las sondas flexibles usadas por Larrey y que llevan su nombre, son la base del arsenal qui- rúrgico para este objeto. Ferry usaba el estilete de plomo cuando la herida era ex- tensa y sinuosa. Se han usado asimismo estiletes terminados en una pequeña cucharilla de bordes cortantes, .para que pudiesen extraer aunque fuesen pequeñas particulas del proyectil, pero no die- ron resultado en la práctica. - Dereux propuso el usar pinceles empapados en un ácido débil y llevarlos al fondo de la herida para poder conocer des- pues, por el cuerpo nuevamente formado, de qué materia era el proyectil. Bonita esta teoría, es fácil suponer el resultado que habia de dar al llevarla al terreno de la experimentacion. La herida de Garibaldi en Aspromonte dió lugar á una verdadera revolucion en el diagnóstico. El proyectil estaba en la articulacion tibio-tarsiana derecha; pero italianos tan distinguidos en las ciencias médico-quirúrgicas como Riboli, Zanetti, Rizzoli y Porta decian que el proyectil habia salido al exterior y que por tanto no existia. Entre los distintos ci- rujanos que de todas las naciones de Europa fueron llamados, llegó Nélaton á los cincuenta y nueve dias de la herida; y despues de un minucioso y detenido reconocimiento, dijo que la bala existia allí, que habia fracturado el maléolo interno y rompiendo la articulacion se habia alojado en la depresion que existe colocada por delante de la polea del astrágalo, y que crela por lo tanto indicado y conveniente desbridar y es- perar. No llegó Nélaton, 4 pesar de la exactitud y precision de su diagnóstico, á llevar la conviccion al ánimo de los demas cirujanos, y mortificado porque se dudase de su opinion, bus- caba la manera de cómo demostrarla de un modo que no 69 diese lugar á duda, y no en vano, porque su brillante imagi- nacion encontró el talisman con que habian de disiparse rápi- damente las tinieblas que en casos semejantes oscurecian la exactitud del diagnóstico. Inventó el explorador que lleva su nombre y con el que es fácil demostrar la existencia del proyectil de modo que no dé lugar 4 duda. Consiste en un pequeño estilete metálico ter- minado por un ensanchamiento cónico, dentro del que va una pequeña bola (que puede ser de distintas dimensiones) de porcelana biscuit, Ó sea sin barnizar, y siendo la superficie un poco áspéra y rugosa, deja marcado el proyectil, al ser rozado por ella, un trazo característico que no deja lugar á duda. Satisfecho de su descubrimiento, envía Nélaton su estilete 4 Zanetti y su diagnóstico es confirmado con asombro por Partrido y Pirogoft. Confirmado el diagnóstico y seguidos los preceptos del insigne cirujano, la bala salió y Garibaldi curó de su herida, siendo saludado telegráfica é inmediatamente por el Prefecto y más tarde en una carta célebre por el mis- mo paciente. Ningun «médico, despues del célebre cirujano del Hótel Dieu, habia obtenido la popularidad del autor del tratado de la tuberculósis de los huesos, habiendo alcanzado la digni- dad de Senador negada á otras eminencias de la ciencia qui- rúrgica si no hacian voto de no operar, como sucedió al gran Dupuytren. , Leconnte ideó posteriormente un estilete superior al de _Nélaton, porque aquel demostraba sólo la existencia de la bala y con preferencia el plomo, miéntras que el más moderno mostraba despues del reconocimiento partículas del cuerpo extraño, aunque fuese madera, paño, lienzo dz. Componiase de un vástago metálico terminado por un imango cualquiera. Este vástago corre dentro de una pequeña sonda, y al salir la extremidad terminal que se mueve á volun- tad con el auxilio de un boton, se divide en dos partes, que se separan por la fuerza de un muelle ó porla misma forma, y que tienen en su extremidad dos pequeñas paletas ó cucha- 10 rillas de bordes delgados: y cortantes, que fijándose en el cuerpo extraño recogen alguna pequeña porcion que sujetan al cerrarse y que puede observarse despues perfectamente. La acupuntura, de la que hace algunos años se viene ha- blando por las ventajas de su impunidad, áun al atravesar las partes y órganos más importantes del cuerpo, parecia debia tener aplicacion en el diagnóstico de los cuerpos extraños. El Dr. Losada, Médico del Cuerpo de Sanidad Militar, habla en su obra, “Resúmen de las lecciones de Cirugía,” de la importancia diagnóstica por este medio y cita algunos casos, de los que extractaremos algo. (Pinalizará.) EAN HENTAI ACADEMIA DE CIENCIAS. SESION DEL 26 DE JuNIo DE 1881. Socios CONCURRENTES.—-97€es. Albear, Presidente interino, Gován- tes, Beato, Vilaró, Machado, Finlay, Plasencia, Aguilera (hijo), García, Rovira, J. Torralbas, Santos Fernández, Castellanos, Mestre, Secretario. ) Al empezar la sesion leyó el Secretario general Dr. Mestre un oficio en que el Sr; Ldo. D. Francisco Giralt participaba á la Corporacion el fallecimiento de su hermano el Dr. D. Félix, acaecido el 24 de los corrientes á las cinco y tres cuartos de la tarde; agregando el Dr. Mestre que se habia invitado á los señores Académicos para que asistiesen al entierro del Dr. Giralt, como lo habian hecho en efecto y en no escaso núme- ro á pesar del mal tiempo; y que era muy de lamentarse tal pérdida, en virtud de que al Dr. Giralt se le consideraba co. mo uno de los médicos que gozaban de más reputacion en la Habana, como uno de los mejores catedráticos de nuestra Uni- versidad y como uno de los miembros más distinguidos de la Real Academia, de la que era socio fundador y de número, QC$a El Dr. Vilaroó manifestó entónces que, miéntras llegaba el momento de rendir un digno tributo al malogrado académico, debia significarse á la familia de éste la parte que en su dolor tomaba la Corporacion, encargándose de dicho cometido al Secretario general que, en casos semejantes, siempre habia llenado cumplidamente tan sagrado deber. El Sr. Vice-Presidente 4A/bear expuso que debia hacerse algo más en honor del Dr. Giralt, y era dar publicidad á los acuerdos que se tomáran, no sólo en los Anales, sino en los diarios de la Capital; y que, atendiendo á lo reciente del suce- so que todos deploraban, la Academia no podia ni debia cele- brar la sesion anunciada para aquel dia. Aprobados por la Academia todos los particulares que aca- bamos de indicar, declaró dicho Sr. Presidente que no tendría lugar la sesion pública ordinaria á que habian sido convocados, en señal de duelo por la pérdida que acababa de sufrir la Cor- poracion. HOSPITAL DE SAN FELIPE Y SANTIAGO, ESTADO demostrativo del movimiento de enfermos ocurrido en cada uno de los meses del año 1880. == = | = | | E [==] = E) Es - Sil = os a : SA O E EXPRESION, | s|s|Slsls|[S|sS|S|S|a8/|S/|8l= Ss |[E¡=|S|=/|2/=|<|/|S8/|sSs!ls|la/[e Ú AA 458| 411| 424| 469| 523| 585| 599 553| 490| 499| 407 3945812 Salidos ...... 3561 350| 374| 377| 411] 507| 446| 474| 4181 396| 302| 525 4796 Fallecidos......| 73] 62| 68l 73| 92| 96| 94] 110 111 “85| 721 991 RESUMEN GENERAL del movimiento de enfermos ocurrido durante el año 1880. A l Existencia en 31 | Existencia para 12 de Dbre_ de 1879, [ENTRADOS EN 1880,| SALIDOS EN 1880. |PALLECIDOS EN 1990 de Enero de 1881. ———_— [ESC E —___— A e o e E a —— | 310 | 5812 | 4,706 991 | 335 T [ ii ... .. ...0% Sa to. .. .... ..n o. .. ..». .. 1,7 6. 107 ..os AS e .. ...» va ...s 02200? **S0U9JUBU9UIA UH — 07 ..: 0Z najor foro ooo. a En 3 ... E .. G eojo.. .. I .. a .. e .. e e. ... “e120.99y 9095 el? SOPese J—' *pnjoquog UBT ES. 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Ambrosio González del Valle. (1) CAUSAS DE DEFUNCIÓN. | MORTALIDAD CIVIL. l | 1881. Blancos. De color. NERAL, | TOTAL GE- | | Asiáticos PRIMAVERA. V. | E ¡Suma Y. | E. ¡Suma — —_—_— Aluaaurná:: AO AE Rs y 1 1 Alcoholismo... O A E IE 3 Anemia y ES PIES Y DG AE Apoplegía y c. cerebral............ TAE A AO NO: Apoplegía pulmonar ...ooooomooo---- IT AS CO A A AA 5 Poteraanatadtil o AO IAS e al A 1 : DOOR DW: DO [SU Oria QU UY * DARTE ene aa > 81| 63| 144| 11| 92 DEA O e pao osea a A A DIA ce 7 6| 33 1 2|' Eclampsia infantil..............2.. 4 3) AE 1 e Erisipell..ocoomomonoccorcacocao ros 1 a lis Ue ql 1 4 Prlepsid.-..ezioosi: O A E lo ESE PRI O, lot Enfermedades del corazoM........... 351 18| 53 41 920] 191 39 11| 97 1d. del hígado. . a DA 22 150 Fiébre y e. palúdica...ooouoom...-o 251 18]" 43) “TE: 45 11] 241 1 |-- 69 Pebre sb OR at ae 4 1 A Ela. LES 6 Piebrelamanlla db ala o olaa Ls OO UI Ss... 11 34!| 50 O dr = w pa IebretioIdeu tales te mora setos 190] 30 [6125 1|: 28] 31| 59/| 3 188 A PEO e RN A 5 Intoxicación febalC2. 0... .ommo cos... A o | a Md as AI E 6 AA A A e los E +71 OR RO A TS A Muermo y farCiM0.mumoo oooooommmo. lo. |. : Lie Neumonía y bronquítiS....o........ NEUE Tr as eaelós oros ala. Parto y accidentes puerperales 6 od A 3 IE uo ao o ESOO PleuresiQ..ooooomoommon===os Ea ro) mo 37 o: de QU sd AA a SA 6 2 remita a suso ea % 1 1 Ss SE Muerte repentina. as0nc aucaóno dasVena PLE INSI ro EG Dl ARA A 20 OLAS LAUBAS es adoaieala ea aaa a e IO DOS Ei SO 76911191 158 SUMA 2o20..:bisofs coms ce ei ajo 11784 53D 13167 + 9417345" 371171611 1081/2234 Mortalidad civil.............. . 2126 denme do bot LN Diferencia de más ..... 309 | (1) Véase la mortalidad del Invierno.—T. XVu. pág. 448. 102 DescripPciON Y DIAGNÓSTICO DE LAS HERIDAS PRODUCIDAS POR ARMAS DE FUEGO. — MEMORIA PRESENTADA CON OPCION AL PREMIO DE Crrucía. (Finaliza). Defendiendo la acupuntura, dice: “En este caso se encuen- tran las heridas que por tener largo y tortuoso su trayecto no consienten el paso á traves de ellas de tientas ni estiletes de ninguna clase, ni tampoco aquellas otras que tienen en su ca- mino algun órgano de importancia, y las que por contextura especial de la region lisiada pueden envolver el proyectil, opo- niendo una capa más ó ménos gruesa de tejidos que, impi- diendo el paso de la sonda, imposibilitan por completo el reconocimiento del cuerpo extraño ...... “Un individuo sufrió en la campaña de la Isla de Cuba una herida de arma de fuego. El proyectil pasó de soslayo sobre la apófisis espinosa de la tercera vértebra lumbar, pe— netrando por debajo del músculo dorsal largo, siguiendo hi- riendo á su paso la apófisis transversal correspondiente á la misma vértebra para irse á perder entre las carnes, sin que se pudiese averiguar en qué punto se encontraba.” Despues de cicatrizada la herida, el enfermo en cues- tion, que era un Jefe del Ejército bastante conocido, si- guió su campaña, aunque molestado de vez en cuando por dolores violentos que sufría en el vientre y que llegaron con el tiempo á sentirse en cualquier movimiento, por poco brus— co que fuese. Despues de haberse intentado por =varios mé- dicos y medios la curacion, decidió el Sr. Losada poner en práctica la acupuntura; y despues de tres ensayos sin resul- tado alguno, logró tropezar con un cuerpo duro, impenetra- ble, pero que huía delante de la aguja si se le empujaba con alguna fuerza. Punturando en torno de aquél sitio, recono- ció que el cuerpo duro y resistente era desigual y más largo que ancho, deduciendo de todo la presencia de una bala de fusil rayado y de calibre comun. Las punturaciones que tuvo que hacer para descubrir con precision la forma, dimensiones y profundidad á que se hallaba 103 el proyectil, fueron seis, y en la piel parecían remedarse los contornos del cuerpo extraño, uniéndolos por medio de líneas. La electricidad, que hace tiempo viene aplicándose con va- riado objeto en distintas ramas de la Ciencia, no habia de ocupar un papel ménos importante en la de curar; y á más de usarse como agente curativo, llególe la época de usarle como medio de diagnóstico en uno de los puntos más importantes de la Cirugia; en la averiguacion de la existencia de los pro- yectiles en el individuo herido. Favre tuvo la gloria de ser el primero que empleó la co. rriente eléctrica con este objeto. Fundaba el aparato en la idea de la diferencia de conductibilidad eléctrica que existe entre las sustancias sólidas ó líquidas del organismo y los me- tales. La idea era excelente, pero el proceder no satisfacia por completo, como sucede casi siempre en las primeras ma- nifestaciones de un descubrimiento Ó invento; pues son ne- cesarias modificaciones y perfeccionamientos sucesivos, para llegar á usarse con facilidad y ventajosos resultados. Tocóle la suerte á Ruhmkorff, que simplificó el galvanómetro, adoptó la pila de Marie-Davy y reemplazó los estiletes de Favre por dos hilos de hierro; 4 Neuderfer, que sustituyó la pila voltai- ca por otra termo-eléctrica que servía al mismo tiempo de multiplicador. Siguieron modificaciones por Kowaes (de Pesth) y Kemperdick para venir 4 parar á manos de Trou- vé, que es tal como se usa hoy. El aparato de Trouvé ó explorador eléctrico de su nombre, se compone de dos partes: pila y aparato propiamente dicho. La pila consiste en un tubo de cauchuc endurecido y hermé- ticamente cerrado por una cubierta que entra á tornillo. Kn el centro de la cubierta y por su parte interna, se fija una lámi- na de zinc que se introduce dentro de un cilindro de carbon fijo al estuche de cauchuc. El zinc y el carbon llenan la mitad superior del estuche, y la otra mitad está ocupada por el líquido excitador, compuesto de agua y tres gramos de bi- sulfato de mercurio. Colocada verticalmente la pila, el líqui- do no alcanza al carbon ni al zinc, y no se verifica reaccion 104 alguna; pero basta invertirla en razon contraria, para que ba- ñándolos existá, y por consecuencia desprendimiento de elec— tricidad. | | La otra parte es el aparato propiamente dicho. Dos esti- letes formados de hilo de acero y cubiertos cada uno separa- damente por una capa aisladora de guta-percha están ence- rrados en una cánula ó sonda que sirve de guía, y que siendo un poquito más pequeña, deja asomar sus dos puntas finas y resistentes lo suficiente, para poder atravesar las membranas aponeuróticas ó demás tejidos que estorben á su paso, asi como la pequeña capa de óxido metálico que pueda cubrir al proyectil. Todo estará unido á una pequeña caja cilíndrica con paredes de cristal, que contiene un electro-iman de redu- cido tamaño, articulado con un timbre. Por la parte externa del estuche se ven dos anillos, 4 los quese unen los reóforos de la pila. | Para hacer uso del aparato, se introduce una sonda provis- ta del guía, y al encontrar el cuerpo que se supone extraño, se retira el estilete conductor, reemplazándose por la sonda ó guía eléctrica. En el momento en que los alambres de acero toquen el proyectil, se establece la corriente, y poniéndose en movimiento el electroiman suena el timbre, dándonos á cono- cer hay un cuerpo extraño metálico, Si el proyectil es de plomo, la punta de Ja sonda exploradora penetra con facilidad en la masa metálica, y las vibraciones del timbre son conti- nuadas y regulares; pero si por el contrario suena con ménos rapidez, es de hierro ó cobre, porque la dureza del metal im- pide entren con facilidad las puntas del guía. Para diferen- ciar con más exactitud el cobre del hierro, del acero ó del bronce, se aproxima á la herida una pequeña brújala con sus- pension de Cardan, que Mr. Trouvé ajusta á su explorador eléctrico como parte complementaria de su aparato. Si la aguja imantada experimenta una desviacion, se deduce que el proyectiles de hierro, acero ó bronce. Cuando no existe proyectil, pero sí un cuerpo extraño poco eonductor de la electricidad, el timbre está mudo. 105 Aunque no sea todo lo exactamente verídico este instru— mento para demostrar la diferente condicion metálica del proyectil, es un aparato de precision; y los que lo hemos usa- do en nuestra práctica, sabemos los admirables resultados que nos ha dado y cuánto nos ha ayudado para la precision de nuestro diagnóstico en más de un caso difícil, y hasta tal ex- tremo ha llegado á conocerse hoy su necesidad, que no existe arsenal quirúrgico regularmente surtido en queno aparezca el aparato de Mr. Trouvé. Por los aparatos anteriormente enumerados, vemos á qué punto de exactitud hemos llegado en el diagnóstico de las heridas producidas por armas de fuego, esperando aún que el progreso natural en todas las ramas del saber humano, que cada dia ha de ir aumentando, no nos deje en este punto huérfanos de algun adelanto que sorprenda más nuestra ima- ginacion. He terminado el punto que me habia propuesto tratar, aun- que no todo lo extensamente que pudiera hacerse, pues materia es ésta en la que pueden escribirse volúmenes enteros. Sólo me he propuesto, al trazar estas líneas, hacerlo de un modo so- mero, dando á conocer en resúmen todo lo que sobre el asun- to pudiera ser más pertinente y preciso al práctico. No es asunto despreciable para los estadistas el estudio de las guerras; pero ménos debe serlo para el médico, pues ya que éstas son frecuentes y segun dicen necesarias, necesario es tambien para nosotros estudiar los medios de aminorar es— tos males ya una vez hechos; y si se considerase por algunos de mera importancia, no habría más que presentarles las es- tadísticas de estas hecatombes, que impresionarán de seguro al hombre más impávido y de más frio carácter. La tarde de Solferino contó 38.000 hombres. La jornada de Sadowa tuvo 40.000 bajas, y la de Gravellotte 34.000, sin contar que en las guerras no son sólo las batallas Jo que pro- ducen bajas, sino que las producen tambien Ja falta de higie- ne y malas condiciones de la vida de campaña, las marchas forzadas, la falta de limpieza y aglomeración de gente; y T, xvIn,—l4 106 aunque hoy esto ha mejorado mediante los progresos de la Ciencia y de la Higiene, que se han impuesto por su pro- pio valer, y por la ilustrada intervencion en los Ejércitos de los Cuerpos de Sanidad Militar, hasta el extremo de no verse pérdidas como las producidas por la peste de Siracusa, que costó 150.000 hombres al ejército cartaginés, como los 40.000 que le arrebató la peste al invadir con su ejército Felipe de Francia á la Corona de Aragon, ó los 100,000 que el ejército ruso perdió en las campañas del año 28 y 29 por las inter- mitentes, disenterías dc.; aún, sin embargo, nos dice moderna- mente el Dr. Meyne que un ejército en campaña cuesta á la nacion entre enfermos y heridos la tercera parte, y vereis si los hombres que profesan las ciencias y las artes deben pro- testar contra las luchas armadas que traen tantas desgracias á las familias, tantas pérdidas á los pueblos y tanta perturba- cion á las naciones y sociedad en general, que sufre siempre grandes desequilibrios en su modo de ser, por más que, más tarde, saque algo de civilizacion en estas luchas. El adelanto de un país se traduce hoy, puede decirse, «por el gasto de hierro que hace; pues siendo éste el principal me- tal de la industria, muestra patentemente el trabajo útil de los pueblos; pero seguramente tendríamos que deducir de esta cuenta el gastado en armas y pertrechos de guerra, y por más que necesarios sean hoy los ejércitos, como lo han sido casi siempre para el sostenimiento del órden de los pueblos, del respeto á los poderes establecidos, y para la defensa é independencia de cada país, admirad el cuadro de la paz en que el hierro se muestra en obras tan importan— tes como esos majestuosos puentes (manifestacion asombrosa de la industria) como el de Kiel, los palacios de hierro de las exposiciones, las máquinas de vapor, telégrafos, ferro-ca- rriles etc. etc., en que ellos no podrían aparecer ante nuestra vista si no existiese el rico metal; y comparadlo despues con el gastado en armar los ejércitos, que si tambien son manifesta” cion de los progresos de la industria que hasta tal punto: ha llegado á perfeccionarlos, son completamente inútiles para el 107 trabajo y para el arte. Si el ejército se impone por su fuer- za, ¡cuánto más admirable no es el dominio del ejército de obreros que, armados del azadon y del pico, abren la tierra, para que ella nos dé más tarde los frutos y alimentos que sir— viendo de alimento al cuerpo, se traducen despues en mani- festaciones de la inteligencia; y tendremos que admirar siempre al paciente individuo que luchando un dia y otro, sereno y tranquilo, contra el más pequeño obstáculo de la industria, llega á vencerlo con la fuerza de su inteligencia, ostentando el lema de la paz y del trabajo, que es el de la felicidad del hogar y engrandecimiento de los pueblos! ¡Honor al Médico, que es el solo que presencia apacible y tranquilo desde cerca las luchas de la guerra y de la. paz, pa- ra prestar á unos y á otros sus socorros, cumpliendo .con el deber más sagrado de su carrera, velar por la salud y la vida de los pueblos! SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 29 DE MAYO DE 1881. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES:—Sres. Gutiérrez, Presidente, García, J. Torrálbas, V. Machuca, Zamora, F. Torrálbas, Le- bredo, Machado, Fovántes, Finlay, Lastres, R.'Oowley, Beato, Montalvo, Castellanos, S. Fernández, Orús, Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia de los señores Académicos que arriba se expresan, dió lectura el Secretario general al acta de la pública anterior, así como á la de la sesion solemne (V. pág. 5), las cuales fueron aprobadas, CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario general: —1.92 un oficio del Muy Ilustre Ayuntamiento de Puerto-Príncipe, dando atentas gracias á la Academia y á la Subcomisión de Vacuna por los tubos de vírus vacuno que le fueron remitidos; —2. 2 otro idem del Juzgado de Primera Ins- tancia de Jesus María, remitiendo por exhorto del de Jaruco un testimonio referente á las lesiones inferidas al more- no Paulino; habiéndose acusado recibo y dado traslado 108 á la Comision de Medicina Legal para el informe respectivo; —3. otro idem del Juzgado de San Cristóbal, devolviendo la compulsa y acompañando testimonio de los partes pericia= les producidos en la causa por lesiones á Miguel Congo;— 4. otro idem del Ilmo. Sr. Rector de la Real Universidad, participando que ésta tendrá el mayor gusto en asistir á la sesion solemne de la Academia, como lo tendría asimismo el Ilmo. Sr. Rector 4un cuando el Gobierno General no se hu- biese servido delegar en él la Presidencia del citado acto;— 5. otro idem del Dr. Govántes, Presidente de la- Subcomi- sion de Vacuna, dando cuenta de que en el año académico próximo pasado se han vacunado 944 personas de diferentes razas, sexos y edades, con resultado generalmente satisfacto— rio, siendo muy reducido el número de los revacunados y ascendiendo á 520 el número de tubos con virus vacuno que se han repartido entre várias personas y algunos Municipios que lo solicitaron;—6. otro idem del socio numerario Dr. Górdon, quien deseando por todos los medios posibles que la Fisiología experimental progrese entre nosotros, ofrece un premio de cincuenta pesos en oro al mejor trabajo sobre la “Influencia del plexo solar y gran esplénico en los quilíferos y linfáticos,” premio que se incluyó oportunamente en el Pro grama general; —7. 2 un oficio del Dr. R. de Castro, Secretario- de la Comision nombrada para estudiar la fiebre tifoidea, supli. cando á la Academia se sirva pedir á los miembros de la Seccion de Medicina y Cirugía las observaciones que hayan podido recoger con el objeto indicado; habiéndose circulado dicha comunicacion á los Sres. que forman parte de la Sec- cion mencionada y á los demás médicos de la Corporacion; — 8.“ un oficio del socio de mérito Sr, de Albear y Lara, excu- sándose por no poder asistir á la sesion solemne con motivo de hallarse enfermo, y manifestando su profunda gratitud por la honra con que se le ha favorecido al reelegirlo Vice-Presi- dente de la Academia;—9.“ Una carta del socio de mérito Dr. Gundlach, escrita en Jovellanos á la misma hora de aquella solemnidad, expresando que estaba en sus ideas ¡jun- 109 to con los miembros de la Academia y que brindaba por ella: —10.9 una carta del Dr. J. Gr. Havá, socio corresponsal en Nueva-Orleans, relativa 4 un vino con fosfato tribásico de cal en disolucion, de que remite algunos ejemplares á la Acade- mia;— 11.9 y algunos otros de una conferencia. sobre la * tarántula, dada en el Ateneo Luisianes por dicho profesor y en la que se revelan sus conocimientos y agudeza de espíritu. BrsLroreca.—1il Sr. Secretario de la correspondencia nacio— nal y extranjera, Vr. Finlay, presentó las publicaciones últi- mamente recibidas: —Revista de Cuba, 3;—Crónica médico- quirúrgica, 5;—Gaceta Médica, 7;—Progreso Dental, 2, 4 y 5;—Revista Económica, 186 y 188;—El Bombero, 20 21] y 22,—Boletin Oficial de los Voluntarios, 215, 216 y 217; —Boletin Comercial, 104 á 120;—Avisador Comercial, 104 á 120;—Revista Minera de Madrid, 274 y 275;— La In- dependencia Médica de Barcelona, 21;—La Crónica Médica de Valencia, 87;—El Laboratorio, de Barcelona, 21;—Anales de la Sociedad de Hidrología Médica de Madrid, 8;—La llus- tracion Militar, 7;—Boletin de Estadística Demográfico-Sani- taria de la Península é Islas Adyacentes, 21, Febrero de 1881; —Mapas de nacimientos y defunciones en el 2. % semestre de 1880;—Anuario de Medicina y Cirugía prácticas del Dr. Sánchez de Ocaña, tomo XI[;—Memoria sobre la utilidad del cimiento Portland;—Memoria sobre los glóbulos tenífugos de Secretan;—The City Record, núm. 2.403;—National Board of Health Bulletin, Washington, 43 4 46;—Vital Statistics, Marzo y Abril de 1881;—una hoja de las actas de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia conteniendo las des- cripciones de cinco nuevas especies de moluscos terrestres de Cuba por el Sr. Arango, con láminas ilustrativas; —Harper's Weekly, 1080, 1269 4 1275;—The Medical Record, 5444 549, Quimica nicrEnica.—Desinfectantes.—Terminada la correspon: dencia, hizo uso de la palabra el Sr. L£do. D. Francisco To- rrálbas para leer su discurso inaugural sobre los “Desinfectan- tes” como socio de número de reciente ingreso. (Oportuna é importante es la tésis que se ha propuesto desarrollar, hallán- 110 dose nuestra capital azotada por dos epidemias, y despues de señalar las grandes dificultades con que se tropieza para de- finir y clasificar los llamados desinfectantes, indica los aromá- ticos Ó desodorantes, los antisépticos, absorbentes quimicos y “físicos. Miéntras unos suponen que las fermentaciones y pu- trefacciones no son más que fenómenos químicos sencillos y naturales para la transformacion de unos cuerpos en otros más simples y estables, los otros pretenden que cada fermentacion ó putrefacción necesita de un agente vital especial, que pro- voca necesaria y fatalmente la descomposicion de la materia orgánica; pero cualquiera que sea la causa productora, el he- | cho es que existe esa descomposición de las materias orgánicas en circunstancias especiales, dando orígen á nuevos productos que las más de las veces deben ser destruidos ó paralizados, por constituir focos de infeccion. Jl Sr. Torrálbas menciona los desinfectantes más importantes correspondientes á los gru- pos indicados; y termina manifestando que aún falta mucho por hacer, pues los que gozan de propiedades más enérgicas son perjudiciales á la economía animal, y es necesario por lo tanto buscar cuerpos 6 medios que destruyan los infectos con prontitud, sin causar perturbacion alguna en los órganos res- piratorios. Designado el Dr. Zamora para contestar dicho discurso, aceptó desde luégo la gran importancia del asunto, así como la mayor extension con que pudiera ser tratado y su innega— ble oportunidad. Refiérese á las diversas acepciones que se ha dado á la palabra “miasma,” encontrándose una primera di- ficultad al desconocer la naturaleza de la sustancia tóxica Cu- yos efectos deseamos destruir. Contradictorias han sido las opiniones acerca del modo de obrar en el organismo los pro- ductos de la descomposicion de las materias orgánicas, y de aquí tambien la falta de consisteucia y la defectuosidad de las clasificaciones. Así como el Ldo. Torrálbas no se conforma con la clasificacion ántes expuesta y concluye por dividir los desinfectantes en físicos y químicos, así tambien el Dr. Zamo- ra combate la sinonimia de los aromáticos d desodorantes, y 144 opina que en un trabajo completo hubiera sido conveniente se- ñalar aquellos que en tésis general poseen una accion más enérgica sobre la sustancia que se trata de destruir: cita por ejemplo el cloro, cuyas ventajas pasan á ser otros tantos 1ncon . venientes al atacar los órganos respiratorios, los hipocloritos, los vapores hiponitrosos etc., y termina llamando la atencion hácia un nuevo desinfectante que parece destinado á sustituir á todos los conocidos, á ser ciertos los ensayos que con él se han practicado: su olor suave y agradable, el ser completamen. te inofensivo y la facilidad de obtenerlo claro, son ventajas que hablan muy en favor del éter nitroso y de la necesidad de llevar sus aplicaciones al terreno de la práctica. El Dr. Zamora se congratula en nombre de la Academia por la ad- quisicion del nuevo socio que, lleno del más noble entusiasmo, viene á tomar parte en sus tareas no interrumpidas. | Mebnicisa LecaL.—/eridas y paludismo. — Leyó en seguida el Dr. Lebredo, 4 nombre de la Comision de Medicina Da un informe O al fallecimiento del militar Bonilla despues de recibir unas lesiones y de sufrir unas fiebres que se cali- ficaron de perniciosas. Leves las heridas del antebrazo por su situacion, extension y profundidad; leve tambien la de la espalda, á pesar de la hemorragia producida; y demostrada la existencia de accesiones febriles que. no pueden atribuirse á otra causa que al paludismo, la Comision presenta como re- sultado del estudio y detenida discusion de los antecedentes las siguientes conclusiones: 1.% En relacion con los datos á esta Academia suministrados, el soldado Bonilla Linares fa- lleció 4 consecuencia de una fiebre perniciosa;—2.*% No es posible, por el carácter hipotético y general de e pregunta, fijar si habría muerto, ni 4 qué tiempo de la berida, en el caso de no haber sucumbido á aquella enfermedad; —y 3.*% Califi- cadas como han sido de leves las heridas que recibió, es pro- bable que hubieran tardado veinte dias, poco más Ó ménos, para llegar á su completa curacion: es seguro que durante ese tiempo no hubiera podido dedicarse al servicio, por exi- gir esa retraccion la asistencia facultativa que es indispensa- 112 ble; y es finalmente positivo que no existen motivos para creer que habría quedado deforme, ni inútil para el servicio militar, ni para el oficio de herrero que, segun la filiacion, ejercía ántes de su ingreso en el ejército. Discusion.—El Dr. Montalvo señala una pequeña laguna en el informe presentado por el Dr. Lebredo, y es no haber liga- do el hecho del traumatismo con la aparicion de la fiebre pri- mero intermitente y despues perniciosa: ésta nunca se esta— blece Vemblée, y el traumatismo en estos casos basta á explicar la aparicion de las accesiones febriles en los estados diatésicos del paludismo; por eso entre nosotros es muy comun que se presenten fiebres intermitentes en el puerperio en lugar de verdaderas fiebres puerperales, influyendo el traumatismo del parto en la economía palúdea; y así tambien aquí se trata de un sujeto que venía padeciendo en Puerto-Príncipe de fiebres palúdeas y en quien el traumatismo despertó la manifestacion diatésica. : El Dr. Lebredo contesta que las cuestiones de Medicina Le- gal deben concretarse al terreno de la ciencia constituida, no al de la ciencia constituyente. La cuestion de las propatías no se halla todavía resuelta, y es colocarse en la hipótesis el esforzarse en resolver por ella el caso actual, pues nada de- muestra que este soldado estaba diatésico por sólo ha- ber padecido algunas fiebres intermitentes. Tampoco Ver- neuil formula leyes generales, prefiriendo no pasar más allá del estudio de esas relaciones, estudio que no hace mucho que ha empezado á hacerse. El Dr. Montalvo explica que el traumatismo no produce por sí solo fiebres perniciosas; pero sí es un motivo, una ocasion para que tenga lugar la aparicion de los fenómenos por medio de los cuales se revelan los estados diatésicos. La cuestion de las propatías ha llegado ya á reglas generales, y la prueba es- tá en las conclusiones del último trabajo de Verneuil y en otro informe médico-legal del Dr. Lebredo, basado todo él en esa consideracion. El Dr. Lebredo replica que tambien ahora ha tocado el par: 115 ticular á grandes rasgos, refiriéndose á la pioemia, á la septi- cemia etc.; pero si en el otro informe á que ha aludido el Dr. Montalvo pudo asignar esa causa, esta vez no ha podido hacer lo mismo por no estar demostrada: cualquier traumatismo pre- cipita la evolucion diatésica, mas en el caso actual por los antecedentes no puede asegurarse la existencia de la diátesis. Es cuestion de relaciones: hay dos elementos, el traumático y el palúdeo: está probada la existencia de ambos, pero no que para este último hubiese un estado diatésico. | El Dr. Montalvo confiesa, en efecto, que el Dr. Lebredo ha tratado el asunto de una manera general, señalando esos dos elementos, pero aparte, aisladamente, cuando deben buscarse sus conexiones, el lazo de union que existe entre ambos y que explica juntamente los hechos, El Dr. Finlay opina que el asunto tiene un interés científico; pero en el concepto médico-legal sería inconveniente el men- cionarlo, porque aumentaría la culpabilidad del procesado, haciendo dep ender la fiebre perniciosa, de que falleció el meri. do, de la lesion que le infirieron. | El Dr. Montalvo contesta que no venimos á disminuir la culpabilidad del procesado, sino á estudiar todos los hechos que con el caso se relacionan. El Dr. Finlay sostiene que, sin embargo, la Academia debe evitar el presentar como causa agravante lo que es puramente hiputético. P Suficientemente discutido este particular y consultada la Academia por el Sr. Presidente, fué aprobado unánimemente el informe de la Comision; quedando con esto terminada la sesion. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE JUNIO DE 1881. reunidos á la hora de costumbre y en el salon de sesiones de la Real Academia los Sres. Fovántes, García, Muchado, V. B. Valdés, Plasencia, Aguilera (hijo), Rocamora y Mestre, espe raron hasta la una y media de la tarde, y no hallándose toda- T. xvIin.—15 114 vía en número suficiente para celebrar sesion, no pudo tener lugar ésta por falta de quorum; quedando dichos Sres, conve- nidos en asistir cuando fuesen de nuevo convocados con ese objeto; y siendo todos de parecer que, visto lo rigoroso de la estacion, no se volviera á citar hasta el domingo cuarto del mismo mes, en que, segun Reglamento, le corresponde á la Academia célebrar sesion. SESION PRIVADA DEL 26 DE JUNIO DE 1881. Sres ÁCADEMICOS CONCURRENTES:—Álbear, Presidente, Beato, Vilaro, Fovántes, Machado, Finlay, Plasencia, Aguilera (hijo), García, Castellanos, Léovira, J. Torrálbas, S. Fernández, Mestre, Secretario. No habiendo tenido lugar la sesion pública ordinaria de dicho dia, por los motivos expresados en el acta anterior, ( V. pág. 70), quedó constituida la Academia en sesion privada con los mismos socios que á aquella concurrieron. Prsame y PLACEME.—Manifestó entónces el Dr. Vilaró que en medio de la pena sentida por la Academia no sólo por la pérdi- da que acababa de sufrir, sino por la ausencia de su digno Pre- sidente, quien con motivo del estado de su salud habia tenido que pasar á los Estados Unidos, no podía ménos de sentir rego- cijo al ver entre nosotros y ya restablecido al Sr. de Albear, á quien saludaba afectuosamente en nombre de todos. El Sr. de Albear contestó que habia preferido dar de pala. bra á la Academia las más expresivas gracias por el nombra: miento que de él habia hecho-en las últimas elecciones, espe= rando para ello la mejor ocasion; y que, aunque acepta con gra- titud las benévolas frases que le ha dirigido el Sr. Vilaró, no puede sin embargo considerarse sino como un favorito de la Corporacion, que le ha nombrado para un puesto que pudie- ran ocupar otros miembros dignísimos de la misma, y particu- larmente de la Seccion de Ciencias, 115 El Dr. Finlay manifestó que, aunque ése fuera el parecer del Sr. Albear, la Seccion no encontraba ningun otro que le so— brepujara en merecimientos para el cargo de la Vice-Presi- dencia. Mebniciva LucaL.— Herida penetrante de pecho; pulmonía.— Siendo necesario despachar un informe médico-legal, ya recordado por el Juzgado respectivo, le dió lectura el Dr, Aguilera (hijo) como ponente de turno de la Comision de Medicina Legal é Higiene Pública. Trátase de indagar por el Sr. Juez de Primera Instancia de Jaruco, en la causa criminal se- guida contra el moreno Tranquilino Guillen por lesiones inferi. das á Paulino, de igual clase y apellido, “si las lesiones mencio- nadas son la causa determinante de la muerte, por ser las complicaciones que en el estado de aquél sobrevinieron la conse- cuencia de dichas lesiones.”-Una herida hecha con instrumento perforo—cortante y situada en la parte superior derecha del esternon, se encontraba en supuracion á los dos meses y tres dias de haber sido inferida, consignando el facultativo de asisten- cia que cuatro dias despues de ese tiempo se habia presentado como complicacion una pulmonía de aquel lado, lo que le lle. vaba á considerarla como penetrante. Ocurrió la muerte á consecuencia de ella, y verificada la autopsia, se encontraron las pruebas evidentes de dicha neumonía y un derrame abun— dantísimo de sangre y pus, deduciendo el perito, que la infla. macion pulmonar fué producida por ese derrame y éste á su vez por la herida; pero que, como la hemorragia es una conse cuencia inmediata de dichas lesiones, la herida ha sido mortal por accidente, pues tampoco todas las pulmonías terminan por supu- racion. La Comision señala las imperfecciones del documento pericial y echa de ménos la aplicacion de los métodos empleados por la ciencia para diagnosticar desde el principio una neumo. nía que no viene á apreciarse hasta los dos meses siete dias de la herida. Lacausa productora de la hemorragia, así como de la neumonía, no ha podido ser otra que la herida, y en el docu- mento de autopsia se trata indebidamente de considerarla he- morragia como la única causa que en las heridas penetrantes del 116 pulmon pudieran caracterizar la lesion como mortal por acci. dente, olvidándose por completo de la parte que corresponde á la neumonía, que en este caso terminó por supuracion. La Comi- sion concluye de los estudios y análisis científicos que ha verifi- cado: 1.9 Quela herida fué penetrante de pecho, interesando el pulmon derecho; 2.9 Que estas heridas son mortales en la mayoría de los casos; y 3. 2 que el moreno Paulino Guillen ha muerto á consecuencia de una neumonía traumática. Aprobado sin discusion el anterior informe, dió el Sr. Pre- sidente por terminado el acto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 24. DE JULIO DE 1881. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES:-—Melero, Presidente, (fován— tes, Machado, A. (7. del Valle, J. Torrálbas, Montejo, Aguilera (hijo), Plasencia, Te. Cowley, Horstmann, Orús, S. Fernández, Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura el Secretario general 4 las actas de las sesiones del 29 de Ma- yo y del 26 de Junio, que fueron aprobadas. Ocupa la Presidencia el Sr. Melero por ausencia en el ex- tranjero del Sr. Presidente y por enfermedad del Sr. Vice- Presidente. CorRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario general: —1.2 Una invitacion del Gobierno General para Cór- te en Palacio con motivo del cumpleaños de S. M. la Reina (q. D. g.); habiéndose nombrado en Comision 4 los Sres. Me- lero, Castellanos y IF. Torrálbas, para que asistiesen á dicho acto;—2.% Un oficio de la misma procedencia, participando que, por lo riguroso de la estacion, quedaba suspendida la recepcion en Córte con motivo de e dias de S. M. la Reina; —3. % Otra comunicacion del mismo Gobierno, pidiendo á es- ta Corporacion datos y noticias referentes 4 las aguas mine- rales de la Isla de Cuba; habiéndose confiado dicho trabajo á 117 la Comision respectiva;—4. “ Tres oficios del Ilmo. Sr. Rec- tor de la Real Universidad, invitando á la Academia para la solemne recepcion de varios Catedráticos de la misma; siendo nombrados para representar á nuestra Institucion los Sres. García, Ramos y F. Torrálbas;—5.% Un oficio del Sr. Juez de Primera Instancia del Distrito del Pilar, remitiendo por exhorto del Juzgado de Remedios un testimonio relativo al estado mental del procesado D. Juan Castellanos; cuyo testi- monio pasó 4 informe de la Comision de Medicina Legal;— 6.2 Otro idem del Juzvado de Jesus María, recordando el resultado de la consulta pedida acerca de las lesiones del mo- reno Paulino Guillen; cuyas resultas le fueron enviadas -oportunamente;—7. % Otro idem del Sr. Juez de Paz de las Mangas, acompañando un certificado de la cuenta del Dr. D. Francisco Carrera al Pbro. D. Gregorio Escuer en cobro de pesos; cuenta que pasó á la Comision de Medicina Legal pa- ra la justipreciacion de los honorarios;--82 Otro idem del Juz- gado del Pilar con las diligencias remitidas por el de Reme- dios en averiguacion de si la muerte del asiático Severino fué la consecuencia de los golpes que recibiera; de que se dió traslado á la Comision respectiva; —9. % Otro idem del Juzga- do del Cerro, acompañado de un testimonio en causa por violacion de D. % E..... G....; de que se dió traslado á la Comision mencionada;—10. * Otro idem del Juzgado de Je- sus María, por exhorto del de Colon, con testimonio relativo 4 los cadáveres de Toribio y Mariano, congos, para averiguar sl la muerte de éstos fué causada por alguna sustancia tóxica; habiéndose remitido el asunto á4la misma Comision;—11. Otroidem del Juzgado del Cerro, recordando el informe pedi- do en causa por violacion de D.* E..... G..... de cuyo asunto se dará cuenta en la sesion del dia, enviándose des. pues las resultas 4 dicho Juzgado;—12. % Otro idem del Sr. Jefe Superior de Policía, comunicando haberse hecho cargo de dicho puesto en reemplazo de su antecesor; de lo cual que- dó enterada la Academia, dando las gracias por su atencion al Sr, D. Luis Valdarrama;—13. 2 Una comunicacion del Sr, 118 Cónsul de los Estados Unidos Mejicanos, remitiendo el 4? y úl. timo tomo de la Historia de Yucatan escrita por el Ldo. D. Eli: gio Ancona; habiéndosele dado las más expresivas gracias, y acordado colocár dicho tomo con los anteriores en la Bibliote- ca de la Corporacion;—14. “ Una invitacion de la Real Casa de Beneficencia y Maternidad para realizar un gran Bazar y atender con sus productos á la terminacion del Asilo de los mendigos; —15.9 Una carta del Sr Vice-Presidente Albear participando que por el estado de su salud no le era posible asistir á la sesion del 12 de Junio;—16.% Un oficio del Dr. Montané, quien, en vista de haberse cumplido ya un año de su ausencia de esta capital, y siendo su intencion seguir esta- blecido en Cabañas, lo pone en conocimiento de la Academia - para que con arreglo al Reglamento se le declare socio. corres- - ponsal de la misma, en cuya nueva categoría continuará pres: tando los servicios anexos á ella; y siendo esto conforme al ar- tículo 15 se acordó de conformidad y sacará concurso la plaza de socio numerario que deja vacante el Dr. Montané, haciéndo- se lo mismo con la del difunto Dr. Giralt, ámbas correspon= dientes á la Seccion de Medicina y Cirugía; 17 2 Un oficio de D. Ricardo Guillot, acompañando un ejemplar de la obra de Termometría Clínica del Dr. D. Nicolás Rodriguez y Abay- tua, remitida por este Sr. con opcion al título de socio corres- ponsal de la Academia: dicha obra pasó á informe de la Co- mision de Patología Médica; —18 % Una comunicacion de la Secretaría del Departamento del Interior en Washington, preguntando si esta Academia ha recibido la obra de Fresh so- bre los Rizópodos de agua de Norte América; debiendo con- testar sobre este punto el Sr. Bibliotecario, para dar la ins— truccion pedida. APERTURA DE UN PLIEGO. —Autorizado por el autor de la me- ' moria que obtuvo una mencion honorífica en el último certá- men de la Real Academia, procedió el Secretario general á abrir el pliego recibido en 24 de Marzo de 1881, que encierra el nombre del autor de la memoria que, tratando la descrip- cion y diagnóstico de las heridas producidas por armas de fue- 119 go, lleva por lema:—“* El Progreso es la gran palanca de las sociedades modernas”.— Abierto el pliego, se vió que su autor era el Sr. D. Luis Hernández Rubin, facultativo del Cuerpo de Sanidad Militar . BieLioreca.—Por ausencia del Dr. Finlay. Secretario de la Correspondencia general y extranjera, presentó el Secretario general las publicaciones recibidas desde la última sesion:— Revista de Cuba , t. 9% números 4 y 5;—Gaceta Médica, 8 y 9;—Crónica médico-quirúrgica, 6 y 7;—Repertorio de Farmacia, 6 y 7;—Anales de la Sociedad Odontológica, 4 y 5;—Observaciones fisico-meteorológicas, de la Escuela Profe- sional, desde el 1 9 de Abril hasta el 30 de Junio de 1881;— Revista Económica , 189 4 191,193 á 195;—Boletin Oficial de los Voluntarios, 218 y 219, 221 á 225;—El Bombero, 23 4 30; — Avisador Comercial, 121 4 166;—Boletin Comercial, 121 á 151, 153 4 166;—La Independencia Médica de Barce- Jona, 26;—Crónica Oftalmológica de Cádiz, año 11 número 3;—Gaceta de Sanidad Militar, 155 y 156;—La Ilustracion Militar, 8;—Manual de Estrategia,.vol. 2.0 ;-— Revista Mi- nera, 276 y 280;—El Observador Médico de Méjico,2;—La Independencia Médica de Méjico, 1 4 5;—Gaceta Científica de Venezuela, 3, 4, 7, 8 y 9:—La Tribuna Médica, de Paris, 669 á 671;—La Crónica Médica de Valencia, 88;—La Pren- sa Médica de París, 7;—El Medical Record, 532, 551 4 555; —Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, vol. 2, 47 á 52, vol. 3, 1;--Harper's Weekly 1276-7-9, 1280; Historia de Yucatan por D. Eligio Ancona, tomo 4%—Esta- dística Vital de la ciudad de Nueva-York para los meses de Mayo y Junio de 1881; Boletin de Estadistica Demográfico— Sanitaria de la Península é Islas Adyacentes, Abril de 1881; El Fluido conservador de Wickersheimer.—Además, el Secre- tario llamó especialmente la atencion sobre las siguientes pu- blicaciones recibidas en la Academia:—Observaciones magné- ticas y meteorológicas durante el año de 1874, por nuestro socio de mérito el Rvdo, Padre Viñes;—Memoria sobre las obras del Canal de Vento ejecutadas en los años de 1866 á 120 70, por nuestro socio de mérito y Vice-Presidente Sr. de Al- bear;—Memoria botánica sobre el “Embarbascar,” ó sea la pesca por medio de plantas venenosas, por nuestro socio co- rresponsal en Venezuela el Dr. A. Erns;—“Recuerdo de la Infancia, conferencia en el Ateneo Luisianes” por nuestro socio corresponsal en Nueva-Orleans el Dr. J. G. Havá,—Programa de los premios-de la Academia para el certámen de 1881 á 1882; del que se distribuyeron numerosos ejemplares. Menicisa LecaL.—Causa por violacion.— Accion del cloro- formo.—Terminada la correspondencia y la presentacion de los. trabajos publicados, leyó el Dr. J. Torrálbas á nombre de la Comision de Medicina Legal un informe relativo á la causa formada contra D. Sisebuto Sala y otra, por violacion de D. $ E.... G...... Deseándose indagar si las lesiones pulmona- res que presenta la citada jóven han podido ser causadas por la aspiracion del cloroformo que se empleara con aquel obje- to, examina la Comision todos los datos que con el hecho se relacionan y que existen y á título de antecedentes figuran en el testimonio remitido á la Academia. Del estudio de di- chos datos se desprende que los facultativos encargados de reconocer á la aludida jóven atribuyen á la accion del cloro- formo en inhalaciones los desórdenes observados en ella; pero si se examinan detenidamente las opiniones de los clásicos so- bre los efectos de dicho agente en los tejidos orgánicos, llama por un lado la atencion la poca importancia que tiene el esta- do anatomo-patológico de los órganos respiratorios en los en- venenamientos por el cloroformo inhalado, y por otro la ma- nifiesta expresion de lesiones en esos mismos órganos en los casos de ingestion del anestésico porlas vías digestivas. De- muestra la Comision estos asertos con citas tomadas de Mata, Briand y Chaudé, C. Bernard y Rabuteau; con gran frecuen - cia se administra el cloroformo en vapores, sin que se obser— ven fenómenos de congestion pulmonar, con ó sin hemorragia, y sí síntomas gástricos que se han hecho rebeldes á los trata: mientos. Así es que, apoyándose en los argumentos citados, teniendo en cuenta la debilidad general de D.% E...... 121 A . mencionada en los certificados y declaraciones; la metrorragia que se consigna en uno de dichos documentos; la posibilidad de una tuberculósis futura y la persistencia de los fenómenos patológicos durante algunos meses, alternando por último con la hemorragia de otros óreanos; y no constando de una manera segura la administracion del cloroformo en inha- laciones, la Comision concluye: —1.9 El tiempo de quince ó más dias transcurridos entre la cloroformizacion y el primer reconocimiento, no permite decir si los fenómenos observados en el pulmon de la paciente son debidos á la accion del clo- roformo;—2.% La marcha lenta é intermitente de la afeccion que orrece la citada jóven, así como el hecho de presentársele una metrorragia, indican que esta persona se halla bajo la in- fluencia de alguna afeccion crónica que sostiene esa tendencia á las hemorragias; —y 3.9 Que sólo se puede admitir como un hecho excepcional, y teniendo presente la predisposicion individual, que las inhalaciones de cloroformo, éter ú otro Jí- quido semejante, hayan podido determinar una congestion pulmonar tan persistente como la de la Srta. D* E.... G.... La Comision no ha creido indispensable proceder al recono— cimiento directo de la enferma, siendo suficientes los datos remitidos y estando completamente expresada la duda que asiste al Sr. Promotor Fiscal; por lo cual ha podido resolverla de la manera que generalmente lo hace al ser consultada por los Tribunales de Justicia y Autoridades respectivas. El Dr. Santos Fernández apoyó todo lo consignado en el informe respecto á los efectos del cloroformo en los aparatos respiratorio y digestivo: durante un tiempo como de seis años lo ha administrado en 600 6 700 personas, sin que hu- biese observado nada por parte de los pulmones, y sí del lado del estómago; recordando un caso de catarro rebelde, en que fué difícil la administracion del anestésico, aunque favorable al enfermo, que despues dejó de sufrir de aquella afeccion. Hoxorartos.—Aprobado por unanimidad el informe del PD». Torrálbas, leyó otro el Dr. Machado, á nombre de la misma Comision de Medicina Legal, para contestar al Sr. Juez de T, xvur,—16 122 Paz de las Mangas acerca de la cuenta de honorarios presentá- da por el Dr. D. Francisco Carrera al Pbro. D. Gregorio Es: cuer y Navarro, cuenta que asciende á ochenta y siete pesos diez centavos en oro, por visitas, extraccion de muelas, dilata: cion y curacion de un abceso etc. La Comision, atendiendo á la distancia de una legua que le fué preciso al médico reco- rrer, al tiempo transcurrido entre las visitas efectuadas y la presentacion de la cuenta, y á los precios señalados por el Sr, Carrera, no puede ménos de calificar de verdaderamente, mó- dicos los honorarios mencionados, y es de opinion que en jus— ticia se proceda á su pago inmediato. | Termos TecNicos.—Unánimemente aprobado el informe del Dr. Machado, leyó el Dr. Mestre unas “Consideraciones lexioló- gicas” con motivo de algunos términos técnicos. La divergen— cia y las variantes que se notan en el modo de pronunciarlos y de escribirlos dependen de la falta de conocimientos respec- to á las leyes que presiden á la formacion y composicion de las palabras en las lenguas originarias, así como de las relaciones existentes entre ellas y las que sirven de medianeras; de la falta de conocimiento de las formas más propias y genuinas del idioma castellano ds del objeto 4 que se destinan, cualquie- ra que sea la ciencia ó arte 4 que corresponda dial objeto. Recuerda el Dr. Mestre los servicios prestados por algunas personas entendidas, que han tratado de evitar la corrupcion del lenguaje técnico; y se detiene á considerar algunas pala- bras, v. g.: ¿odo por yodo; síndrome, sindroma 6 sindromo; trichi- nas por triquinas; histerectomía € histerotomia; éxtasis y estásis; morque y necrocomio, etc. En la necesidad de componer una nueva palabra, debiéramos dirigirnos primeramente á nuestro- idioma; y sl éste ofreciere resistencia por la indole y natura- - Jeza de las dicciones que hayan. de combinarse, consultar al latino; y si no se prestase, pedirla al griego. Terminada dicha lectura y siendo ya avanzada la hora, dió el Sr. Presidente por terminado el acto. 123 INFORME SOBRE LA FIEBRE TIFOIDEA EMITIDO POR LOS Sags. Jefes y Oficiales del Cuerpo de Sanidad Militar que prestan sus servicios en el Hospital del Príncipe de la Habana. (1) En la ciudad de la Habana y á los quince dias del mes de Abril de mil ochocientos ochenta y uno, se reunieron en la Direccion del Hospital Militar del Príncipe los Jefes y Oficia- les Médicos que al márgen se expresan, y abierta la sesion por el Sr. Presidente y dada lectura al acta de la anterior, que fué aprobada, se manifestó por dicho señor que el objeto de la reunion de hoy no era sólo ocuparse del tratamiento de la “Fiebre tifoidea,” sino tratar de los fundamentos científicos en que se habian basado los señores Profesores Médicos de este Hospital para diagnosticar de la enfermedad citada los casos de que habian dado parte, y que motivaba sus palabras el haberse puesto en duda por álguien, que existiese dicha enfermedad en la Isla de Cuba. El Sr. Muro manifestó que en la Clínica 4 su cargo exis- tía un enfermo, que no cabía duda estaba atacado de “Fiebre tifoidea,” pues el cuadro sintomático es el asignado por todos los autores á dicha enfermedad. El Sr. Estrada hizo presente que en la sala que visita en este establecimiento habian existido cinco casos de “Fie- bre tifoidea,” que no sólo fueron diagnosticados por él, sino que de su mismo parecer habian sido todos los Sres. Profesores Médicos de este establecimiento. En el mismo sentido hicieron uso de la palabra los Sres, Cenarro, Lúcas, Benedid y aleunos otros de los presentes, es. tando (odós conformes en que los casos que se habian diag- nosticado de “Fiebre tifoidea” lo eran, si se tiene presente, al formar dicho diagnóstico, lo que se dice por Niemeyer, Jac- coud, Trousseau, etc., etc., en sus obras. El Sr. Presidente manifestó que, hace catorce años ya, '_—__—_—_—_— (1) Publicamos este documento, no sólo por su importancia € interés local, sino porque viene á corroborar algunas de las opiniones expuestas en el tomo XVII, página 443, de los “Anales.” 124 asistió enfermos atacados de la enfermedad de que nos esta- mos ocupando, cuyo diagnóstico fué aseverado por todos los señores Profesores Médicos que visitaban este Hospital en aquella fecha; asimismo dijo, que una vez que todo el personal Médico de este establecimiento estaba conforme en que en la Isla de Cuba se podía padecer “Fiebre tifvidea,” y en que los casos observados en este Hospital estaban perfectamente diag- nosticados, proponía el nombramiento de una Comision, que redactase un informe, en vista de los datos que arrojan las observaciones llevadas á efecto y en el que se haga constar que la “Fiebre tifoidea” puede padecerse en la Isla de Cuba, y que no ha habido error diagnóstico al clasificar, como pade- ciendo de la enfermedad citada, 4 algunos enfermos de este Establecimiento. Aprobado por unanimidad de votos lo expuesto por el Sr. Presidente, se nombró la Comision, resultando elegidos los Sres. D. Antonio Araoz, D. José alaba y D. Félix Estrada. Acto seguido se suspendió la sesion, acordándose levantar acta de lo tratado en la misma para constancia, firmando á continuacion los Sres. del márgen.—Antonio Pardiñas.—J osé Monteresi.—Luis López.—Antonio Araoz.—Severo Cenarro.— Alfredo Ulloa.—José Giranta.—Enrique Solaegui.—Eliseo Mu- ro.—Antonio Curto.—Antonio Pujals.—Teodoro Sangenis,— Federico Frias.—José Clalrac.—Antonio Utrilla,—HEleuterio Teran.—Saturnino Lúcas.—Domingo Gómez.—Pedro Pinar.— Juan Benedid.—Eduardo Pina. —Félix Estrada.—Angel Ce- ballos.—Eduardo Crespo.—Xs copia.—El Secretario, Eduardo Crespo.—Vto. Buo,—El Presidente, Antonio Pardiñas. En la ciudad de la Habana á los veinte y ocho dias del mes de Abril de mil ochocientos ochenta y uno, se reunieron en la Direccion del Hospital Militar del Príncipe los Sres. Jefes y- Oficiales Médicos que arriba se expresan, que prestan sus ser- vicios efectivos y en comision en este Establecimiento y bajo la Presidencia del Excmo. Sr. Director Subinspector primer Jefe, que fué invitado por el Sr. Director para que concurrie- ra á esta sesion, 125 Acto seguido, se declaró abierta la sesion por dicho Excmo. Sr. Presidente y se dió lectura por el Sr. Secretario del acta de la anterior, que fué aprobada. Inmediatamente despues se manifestó por el Sr. Secretario que el objeto de la presente sesion era ocuparse del informe á que se hacia referencia eh el acta que acababa de leerse. Seguidamente dijo el Sr. de Araoz, que, á fin de organizar el trabajo que se les encargó, habian distribuido éste en tres partes, habiéndosele confiado la primera, 6 histórica, al que tiene el honor de dirigir la pa- labra; la segunda, ó clínica, al Sr. Estrada; y la tercera, Ó re—- súmen y conclusiones, al Sr. Clairac; asimismo manifestó e] Sr. Araoz, que á causa del poco tiempo de que habian podido disponer y á fin de procurar que no resultara el trabajo largo y pesado, y sí sólo una síntesis de lo que habia ocurrido en los enfermos de “Fiebre tifoidea,” desde que esta afeccion se pre- sentó en este Establecimiento, no se habian extendido en más consideraciones; pero que la Comision estaba, como creía lo estarían todos los Sres. Jefes y Oficiales Médicos del Cuerpo de Sanidad Militar, siempre dispuestos á contestar todo géne- ro de objeciones que se les hicieran, relativas á la enfermedad mencionada, manifestando por último, que, tanto él como los señores que habian redactado el informe, se encontraban dis- puestos 4 modificar y 4 admitir las observaciones que les hi- cieran sus compañeros, sintiendo á la vez que por lo escaso de sus conocimientos científicos no haya podido la Comision co- rresponder á la confianza que en ella se depositó, con toda la lucidez que desea. Acto contínuo el Excmo. Sr. Presidente ordenó al Sr. Secretario diese lectura al informe presentado, el cual dice así: La Isla de Cuba no puede exceptuarse del padecimiento “Tifoideo” en ninguna de sus manifestaciones. “La Fiebre Tifoidea,” que no pasa de ser un tífus con manifestaciones abdominales, puede originarse, como la “Fiebre amarilla” ó tí- fus amarillo y el Tífus exantemático, en toda localidad que se preste con sus causas á determinarlos. Es sabido que, á par— te de otras, las grandes cantidades de materias animales en 126 vía de descomposicion dan orígen generalmente á la “Fiebre tifoidea” y que los organismos inferiores que la determinan se hallan en el organismo humano y fuera de él. Del mismo modo que el cólera tiene su orígen, segun creen— hoy algunos autores, en el arroz seco, dando lugaz á su desarro- llo, es fácil comprender que la “Fiebre tifoidea” se origine fue. ra del organismo humano, y aún por contagio. No sería difícil probar que la inmensa comunicacion del puerto de la Habana con países donde es frecuente, ya esporádica, ya endémica, ya epidémica la “Fiebre tifoidea,” diese lugar á ella en éste- Se habia creido que no se podia presentar la “Fiebre ama rilla” sino en climas cálidos y á ciertas latitudes, y no obstan te esta creencia, hoy se da por cierto que puede salirse de sus dominios y presentarse, como lo hizo en 1821 en Barcelona y otros puntos, á pesar de una temperatura inferior á la del año precedente, habiendo llegado en épocas posteriores hasta Ma- drid. Pues bien, esto ha pasado con la “Fiebre tifoidea,” que siendo en otros tiempos peculiar de ciertas zonas frias y tem- pladas, ha extendido su accion, cuando la han favorecido las circunstancias, á los climas cálidos. La humedad del suelo, un enfriamiento brusco, las fatigas, las pasiones de ánimo de- primentes y las materias animales en descomposicion, ántes ci- tadas, no son, desgraciadamente para nosotros, exclusivas de otros países, dejando libre á éste, puesto que en la Habana, tanto y más á veces que en climas frios, hay los elementos enumerados, que pueden dar orígen, como lo han dado ahora, á la “Fiebre tifoidea.” Hay más: se cree con fundados motivos por la práctica de las observaciones recogidas en varias epidemias de Europa, que existen elementos desconocidos aún, pero mo por eso ménos reales, que determinan la “Fiebre tifoidea,” y cuyo elemento, traducido por un estado especial del aire ó atmósfera tífica, dió lugar á la “Fiebre tifoidea” en distintos puntos que esta- ban, sin embargo, en muy diferentes latitudes, situacion, etc. No hay más que recordar las diferentes epidemias habidas en Europa, y las. de tífus exantemático, que á veces han 197 adoptado las formas abdominales, constituyendo la “Fiebre Tifoidea” que ha devastado á Irlanda, para convencerse de es- ta verdad. . La prensa periódica de todas las naciones nos ba anuncia: do la diferencia de éste á otros inviernos en todos los países de aquí alejados, en los cuales las grandes nevadas, la lluvia, los frios intensos, han producido tantos desastres en el año presente. En la Isla de Cuba hemos notado tambien las di- ferencias citadas, por una más larga duracion de los vientos frios reinantes, que han prolongado la estacion aquí llamada de los Nortes ó sea del tiempo fresco, hasta el extremo de no haberse sentido aúu los rigores del calor que otros años he- mos sentido; habiendo nacido de esta variacion de condiciones atmosféricas una causa que indudablemente ha favorecido el desarrollo de la “Fiebre tifoidea,” manteniendo por más tiem- po la humedad del suelo, que no ha podido alejar el riguroso calor, favoreciendo así las descomposiciones animales y vege- tales. Se observa, por otra parte, que la “Fiebre amarilla” no ha alcanzado aún en el año presente la cifra de atacados que otros años, acaso por la causa ántes dicha, y es de presumir que la ley de las compensaciones, esa ley universal, ha favo- recido 4 una á expensas de la otra. Se han citado como causas del desarrollo de los tifus, “el hambre, la miseria, la aglomeracion en las grandes ciudades de personas que ántes podian subsistir fuera de ellas y que la falta de recursos ha obligado á emigrar á los centros en su busca: véase el censo de poblacion dela Habana, y acaso ésta es una razon que pueda haber contribuido á su desarrollo. Además no es el año presente, no es la época actual, la que sólo ha contado en su curso la “Fiebre tifoidea;” otros años y en otras épocas hemos tenido ocasion de observarla bien clara en los diferentes hospitales de la Isla. | Por otra parte, las aguas que se beben en la Habana no es- tán en las condiciones que la Higiene aconseja, y recientemen- te se han abierto varios pozos en algunas casas de esta ciudad: 128 estos pozos recuerdan, sin querer, ejemplos habidos en que to- dos los individuos que habian bebido agua de un mismo po:- zo, en comunicacion con otro de agua sucia, contrajeron la “Fiebre tifoidea.” El uso de alimentos en putrefaccion, sobre todo, de carnes que han pasado del límite higiénico, suele producir la “Fiebre tifoidea,” sin que pueda decirse que sea triquinósis, puesto que Griesinger demostró que no fué causada - por la triquina la epidemia de “Fiebre tifoidea” que se desarrolló en Andel- finger. Refiriéndonos á los casos y hechos que prueban la aparicion: actual de la “Fiebre tifoidea” en el Hospital Militar de esta plaza, expondremos aunque de una manera sucinta las obser— vaciones recogidas en las clínicas de este establecimiento. El primer caso de “Fiebre tifoidea” que ocurrió en este Hos- pital, fué en la sala once, número 3. Procedía este enfermo de la casa de un oficial del Escuadron de Remonta, en cuya casa existía una niña atacada de la enfermedad reinante: in- gresó en el hospital en la tarde del veinte y tres de Marzo, presentando segun la hoja clínica de este individuo, fiebre al- ta, pulso lleno y frecuente, cara congestionada, ojos inyectados y lengua saburrosa, acusando gran cefalalgia, dolor en el cue- llo, alguna sensibilidad al epigastrio y malestar general, «ase gurando llevaba en este estado cinco dias, La observacion de este caso fué de las más notables, pues habiendo terminado por la muerte, pudieron comprobarse en la autopsia las lesiones de la enfermedad. La pérdida de fuerzas se marcó en este individuo desde su entrada en la clínica; el sueño era intranquilo, teniendo delirio durante las noches, la sed muy intensa, la lengua seca y cubierta de una costra achocolatada en el centro, hubia estreñimiento en un principio y cámaras diarreicas despues; desde la noche del tercer dia de hospital, ya se empezó á manifestar el “Catarro bronquial” que se comprobó por la auscultacion. En este período se le aplicó á este enfermo el esfigmógrafo y pudimos convencernos de las ventajas de este aparato en enfermedades 129 de esta naturaleza, pues el dicrotismo del pulso radial se ma- nifestó tal cual lo pinta en sus curvas esfigmográficas el autor distinguido clínico Mr. Marey. Las pulsaciones eran de no- venta á ciento por minuto. La temperatura, que durante los primeros dias no pasó de treinta y nueve grados cinco déci- mas por las tardes, fué aumentando en los dias sucesivos, pe- ro siempre guardando la ley establecida por Wiinderlich en sus notables observaciones termométricas sobre la “Fiebre tifoidea:” así la curva que tenemos á la vista nos dice que durante los ocho primeros dias se elevó un grado des” de la mañana á la noche y descendió medio desde la noche á la mañana siguiente; siendo su marcha típica y bien carac— terística. Las fuliginosidades en los dientes, el color ahumado de las ventanas de la nariz, el estupor, la fácies indiferente y por último el gorgoteo ileo-cecal, demostraron de una manera clara y terminan te, que en este enfermo el proceso tífico se- guía una marcha rápida; y así vimos presentarse sucesivamen” te la timpanítis, las diarreas frecuentes en un principio, 14 melena abundante despues, y cuantos síntomas describen los autores más reputados, como Niemeyer, Trousseau y Jaccoud, al presentarnos el cuadro de la “Fiebre tifoidea.” Por últi- mo, la fatal terminacion del proceso tífico, 4 los diez y siete dias de enfermeda d nos llevó á la autopsia, en la que pudimos convencernos del reblandecimiento cerebral, de la neumonía y derrame de la pleura, de la flacidez del corazon, de la pe” ritonitis general, del estado graso del hígado, del reblandeci” miento del bazo, y muy principalmente de las ulceraciones de las placas de Peyero, que presentaban el carácter de las cha- pas blandas descritas por Louis en su luminosa obra sobre la “Fiebre tifoidea.” Recogidos trozos de las vísceras donde las lesiones se manifiestan características, fueron examinados al microscopio, despues de preparados por nuestro compañero Sr. Clairac, y se conservan estas preparaciones como pruebas fehacientes del caso citado. Cuatro casos más se presentaron en la clínica once, de los T. xymr.—17 130 que uno, el número veinte y uno, fué de forma benigna, que á los quince dias ha salido de alta curado; el número veinte, de los tres restantes, se encuentra en convalecencia, despues de veinte y ocho dias de enfermedad, y los otros dos, el número cuatro y el número trece, permanecen todavía en la sala, ter- minando el período de regresion, despues de veinte y seis dias, observándose en estos tres últimos casos fenómenos análoado á los descritos, y ofreciendo todavía los números cuatro y trece la bronquítis y pérdida de fuerzas, 4 pesar del tratamien- to tónico que con ellos se emplea, presentando el número cua” tro debilidad en las funciones cerebrales, aumento de calor y de pulsaciones por la tarde, lengua roja en la pa y a sensibilidad en la region hipogástrica. En la sala novena se presentaron dos casos de los que, uno de ellos, el número diez, que lleva treinta dias de enfermedad, _puede decirse que bastaba ver su fácies para asegurar la exis- tencia de la “Fiebre tifvidea,” pues el estupor general, la indi- ferencia de cuanto le rodeaba, el color negruzco de las venta- nas de la nariz, signo de las epístaxis repetidas del principio, y las fuliginosidades de los dientes inclinaban el ánimo á le- vantar las ropas y observar las petequias que cubrian el vien tre. El esfismógrafo dió tambien la curva dicrota más caracte— rizada aún que en ninguno de los enfermos anteriores; este enfermo todavía presenta el catarro pulmonar, propio de esta enfermedad, pudiendo temerse accidentes consecutivos á la grave dolencia sufrida, á pesar de hallarse convaleciente. El otro enfermo, el nú mero cincuenta y ocho, fué de forma más benigna y el período de convalecencia marcha más normal- mente. E La sala quinta ofreció á nuestra observacion dos casos de for- mas análogas á las descritas, predominando en uno, el núme- ro diez y seis, que falleció á los pocos dias de su ingreso en la Clínica, la forma nerviosa; y estando en convalecencia el nú- mero veinte y ocho, que lleva veinte y ocho dias de enferme- dad. 131 En la sala sétima ha habido tres casos, de los que el nú. mero uno y el treinta se hallan en período de regresion, mar- chando hácia la convalecencia; pero el número cuarenta y cinco presenta actualmente el proceso tífico en toda su inten— sidad, lleva diez y nueve dias de hospital, y su estado de adi. namia marcada, las cámaras diarreicas y el estado de su len— gua, así como la curva termométrica y esfigmográfica, nos ha. cen temer un funesto resultado. En la sala primera de Cirugía tambien se presentó un caso, aunque de forma benigna, que ya salió de alta. En la sala de los Sres. oficiales, tambien se pudo observar un caso en un alumno de la Academia de Cadetes de esta Isla, cuyo jóven, de temperamento linfático-nervioso y de buen gé- nero de vida, presentó desde los primeros dias el cuadro de la “Fiebre tifoidea” completo: lleva veinte y dos dias y entra actualmente en convalecencia, aunque de una manera lenta, presentando todavía ligero catarro y pérdida de fuerzas. En el campamento del Principe, á pesar de su elevada si- tuacion y de la ventilacion activa de todas sus salas, hubo tambien un caso en la sala quinta de Cirugía, y de paso hare. mos constar, que este caso fué el único que se desarrolló es- pontáneamente en el hospital, pues todos los anteriormente descritos fueron enfermos procedentes de la plaza, y en una gran parte de casas particulares, en donde servían como asis- tentes, lo que prueba una vez más las buenas condiciones de nuestras enfermerías, así como la importancia de las medidas higiénico-profilácticas que desde un principio se adoptaron, aislando los enfermos, desinfectando sus ropas, camas, etc, etc. El caso ocurrido en la sala quinta del campamento, fué en un enfermo de úlceras simples en las piernas, y el proceso morboso, segun su hoja clínica, revistió una forma benigna, encontrándose hoy convaleciente. Pero no fué solo el Ejército el que nos dió motivo para es- tudiar en nuestro hospital la “Fiebre tifoidea,” “Hleo-tifus,” “Tífus abdominal,” “Dotienentería.” La Marina, cuyas condi- ciones especiales de modo de vivir y circunstancias indivi- 132 duales y su alimentacion, etc., varían bastante de las de nues- tros soldados, tambien trajo su contingente de enfermos á las Clínicas de la Armada. En la sala primera de Marina se pre- sentaron cuatro casos, de los que dos siguieron una marcha típica característica, falleciendo ambos al final del tercer sep- tenario, y los otros dos, los números cuarenta y uno y cuaren- ta y cinco, se hallan en el cuarto, y en estado satisfactorio, pues el proceso tifoideo está en el periodo de regresion y próximo á la convalecencia. En resúmen: aunque aceptando variadas formas los casos observados y comprobados en el Hospital Militar de esta pla—_ za, y que no describimos más prolijamente por no hacer pe- sada la lectura del presente informe, han predominado en unos los fenómenos gástricos (Febris gastrica), en otros los nerviosos (Febris nerviosa stupida), en otros la forma atáxi- ca (Febris versatilis), la benigna (Pífus abortivo); habién= dose presentado casos de todas las formas, predominando las gástricas, mucosas, lentas nerviosas, ataxo-adinámicas; todas ellas se han presentado con los caractéres típicos que en la ciencia moderna se admiten como formas distintas de la “Fiebre tifoidea,” y que tan perfectamente describen Nieme- yer, Graves, Hoffman, Griesinger, Wiinderlich, Louis, Vogel, Jaccoud y otros distinguidos autores, que han estudiado di- cha enfermedad en las terribles epidemias que en Alemania, irlanda, Francia, Italia, etc. han desolado poblaciones ente- ras, de que guardamos tristes recuerdos en nuestra Península, donde está muy presente la última epidemia de mil ochocien- tos sesenta y nueve, en el Hospital general de Madrid, que costó la vida al distinguido catedrático Dr. Callejo, á los estu- diosos médicos Guayatt, Ortega y otros, así como 4 aplicados alumnos, practicantes, hermanas de la Caridad y otros emplea- dos en el servicio de la sala, víctimas de su deber y del amor á la humanidad doliente, que singulariza la figura del médico en nuestra sociedad. Diagnosticar de Fiebre Tifoidea una enfermedad que se inicia con escalofríos, gran postracion, curva termométrica de 133 oscilaciones ascendentes, lengua seca, estupor, sueños pertur— bados por delirios, diarreas, y en el curso del padecimiento roseola, petequias, infarto esplénico, etc., no ofrece séria difi- cultad, ni da lugar 4 duda alguna. Pero no siempre, ni aún en aquellos puntos donde se padece constantemente, reviste el padecimiento tal regularidad en su presentacion y curso. Esta afeccion típica, permítasenos la frase, ofrece variacio— nes, form as muy diferentes. Admítese por todos los autores, y nos referimos á los que hoy se leen, que esta enfermedad en su aparicion y propaga. cion no reconoce límites geográficos algunos. Las Américas, Java, Costa Occidental de Africa, etc., la han visto aparecer en distintas épocas. Si esto se admite, como no es posible científicamente hacer otra cosa, podremos tambien admitir que, en estas diversas latitudes y climas, la enfermedad sufre ligeras variantes ó modificaciones, que sin alterar la esencia del padecimiento, reviste éste lo que se llaman “formas,” que se alejan más ó ménos del proceso típico. El cuadro patológico que casi constantemente se observa en los enfermos de “Fiebre tifoidea,” en diversas ciudades de Europa, es el que se adapta por completo al que minuciosa- mente descrito hallamos en los tratados de Patología Médica. Nada falta á estos enfermos para ser conprendidos en él. Existe lo que podemos llamar su identidad en el padeci- miento; y esto es tan constante, que frecuentemente en los hospitales de Europa se ve asegurar á personas indoctas des- tinadas á ellos, que tal Ó cual enfermo tiene una “Fiebre tifoidea,” diagnóstico que se vé confirmado por el Médico de la Clínica cuando examina al enfermo. Esto es lo que aqui no ha podido suceder, porque los enfermos atacados de esta dolencia han presentado las distintas formas de la afeccion, sin predominar ninguna. En muchos casos ha faltado el estu- por, síntoma importante pero no indispensable, y en los más de ellos irregularidades más ó ménos notables, sin que por esto nos creamos ni remotamente autorizados para decir que estos enfermos no han padecido “Fiebre tifoidea.” 131 La forma tan perfectamente” descrita bajo el nombre de mucosa, ¿no es una de las que más se han padecido? La for- ma lenta-nerviosa con su larga convalecencia, un rico cortejo . de fenómenos cerebrales, de la que el delirio es el acompa- fiante obligado en toda la dolencia, ¿no ha sido la de otros casos? | Es más, no han faltado tampoco casos típicos á los cuales nada habia que agregar para su perfecto diagnóstico. » La falta de estupor no es bastante por sí sola para negar la existencia del padecimiento; Jaccoud, en la descripcion de la forma mucosa, ya hace constar que aunque alguna vez falta, no por eso deja de ser una forma tifoidea. Los gráficos termométricos que hemos examinado, confir- man nuestra aseveracion. Los tres períodos Ú estadios, oscila- ciones ascendentes y estacionales, y anfibólico, están repre—- sentados en todos ellos. Las autopsias, hechas con minuciosidad, han revelado llas lesiones características de este padecimiento; las placas de Peyero eran asiento de ulceraciones más ó ménos extensas, sobre todo en la última porcion del intestino delgado y prin- cipio del cólon. Estas alteraciones patológicas no permiten dudar que la enfermedad padecida ha sido la “Fiebre tifol. dea.” En conclusion, creemos haber demostrado: Primero, que es- ta enfermedad se ha padecido y padece en la actualidad en la Isla de Cuba, puesto que no reconociendo su aparicion límite geográfico, no queda exceptuada ésta; pudiendo tambien afir- mar que la Ciudad se hallaba en condiciones abonadas para su produccion autóctona. Segundo: Que en el Hospital Militar de esta plaza, se han presentado casos por fortuna poco numerosos, pero bastantes á permitir el estudio completo de la dolencia. Tercero: Que la enfermedad reinante ha presentado casos correspondientes á todas sus variadas formas. Cuarto: Que el diagnóstico se ha visto confirmado por el exámen necroscópico, en los casos fatales. | 135 Quinto y último: Que las medidas adoptadas desde los pri- meros casos, han preservado á este hospital de la aparicion por contagio de la dolencia y han ayudado eficazmente 4 1m- pedir su propagacion.—Habana 28 de Abril de 1881,—Anto- nio Araoz.—José Clairac.—Félix Estrada. Despues de terminada la lectura de linforme que antecede, fué aprobado por unanimidad; y el Sr. Cenarro manifestó se diese un voto de gracias 4 la Comision por lo fiel y cumplida. mente que habia llenado el cometido que se la confió; voto de gracias que unánimemente fué aprobado. El Sr. Pardiñas dijo, que le congratulaba mucho el ver en la presidencia al Excmo. Sr. Director Subinspector y quele daba las gracias por su deferencia, en nombre del personal que presta sus servicios en este Establecimiento. ¡ No teniendo más asuntos de que tratar, se levantó la sesion, acordando remitir un ejemplar de la presente acta al Excmo. Sr. Director Subinspector, firmando 4 continuacion los Sres. del márgen. Laureano Peray.—Antonio Pardiñas.—José Monteresi.— Luis López.—Antonio Araoz.—Severo Cenarro.— Alfredo Ulloa.—José Girauta.—Enrique Solaegui.—Eliseo Muro.— Antonio Curto.—Antonio Pujals.—Teodoro Sangenís.—Fede- rico Frías.—José Clairac.—Eleuterio Teran.---Saturnino Lú- cas.—Antonio Utrilla.—Domingo Gómez.—Pedro Pinar.— Juan Benedid.—Eduardo Pina.—Félix Estrada.—Angel Ce- ballos. —Eduardo Crespo. —Es copia. —El Secretario, Eduardo Crespo.—Vto. Bno.—El Presidente, Peray. MEMORIA BOTANICA SOBRE EL EMBARBASCAR, Ó SEA LA PESCA POR MEDIO DE PLANTAS VENENOSAS, por A. Ernst, socto corresponsal en Venezuela de la Real Academia de Ciencias de la Habana. (1) Segun el Diccionario de la Academia la palabra embarbas- car significa “inficionar el agua, echando en ella alguna cosa para entontecer los peces.” Es derivada de barbasco, que á (1) V. los Esbozos de Venezuela, por A. A. Level, t. 1. » 136 su vez viene del latin verbascum, nombre de cierto género de plantas de la familia de las escrofulariáceas, que comprende más de cien especies en las floras de Europa, Norte de Africa y Oeste de Asia: tres se han aclimatado tambien en los Es- tados Unidos de la América Septentrional; ninguna crece en el suelo sur-americano. ¿Poseen estas plantas propiedades tóxicas para los efectos del embarbascar? Colmeiro (Curso de Botánica, I, edic. II 525) dice del Verbascum Thuapsus L. 6 gordolobo que las se- millas por su acritud sirven para envenenar los peces, y que el Verbascum phlomoides y V. sinuatum (llamados vulgarmen- te acigutre y tientayernos) no difieren de aquél en virtudes. Las hojas trituradas del Verbascum Blattaria (polillera) son amargas y algo acres con olor fuerte, y las flores.del V. Lych- nitis (candilera) se usan para matar los ratones, segun se dice. Rosenthal (Synopsis Plantarum diaphoreticarum, Erlangen 1862, pág. 470) refiere que el Verbascum Ternacha se emplea en Abisinia para embarbascar con él. El uso correspondiente del gordolobo (Verbascum Thapsus) fué prohibido en España por un decreto del rey Juan II en 1453, y repitieron la misma prohibicion los reyes Cárlos I y Felipe 1, como se puede ver en la Novisima Recopilacion de las Leyes de España, libro VII, tít. XXX, ley VIIL, (Madrid 1805, vol. III, 641, 642), en donde se lee lo que sigue: “Pro- hibimos que de aquí en adelante ninguna persona, de cual: quier estado y condicion que sea, no eche en los rios cebos de cal viva; ni veneno, ni beleños, ni torvisco, ny yordo-lobo, ni otra cosa ponzoñosa con que se mate ni amortigiie el pes— cado.” Parece pues cierto que algunas especies de Verbascum se empleaban antiguamente en el sentido indicado, aunque nin— guno de los autores latinos menciona este uso. Plinio conoce cuatro especies ( V. Thapsus, sinuatum, limnense, lychnitis), pe- ro nada dice de sus propiedades venenosas (lib. XXI, 61; XXV, 73; XXVI, 17). Encuéntrase en la Historia de los Animales de Aristóteles 137 (Hist. anim. VIII, 132; ed. Wimmer et Aubert, II, 178, 179) una observacion de la que debemos decir algunas palabras. Refiere Aristóteles qu e los peces mueren por el plómos y que en algunos lugares pescan con él (plomidzontes) en rios y estanques, miéntras que los fenicios cogen así tambien los pe— ces del mar. Los traductores y comentadores de Aristóteles opinan generalm ente que plómos sea una planta, y Gaza tra- duce directamente verbasco herba. Otros, y entre ellos los últimos editores de la Historia de los Animales (en el lugar citado), dudan de esta interpretacion y dicen que es comple— tamente incierto qué cosa signifique esta palabra, la cual aca- so ni siquiera se refie re á una planta. Creemos que no hay motivo para tanto escepticismo, puesto que aún hoy el Verbas- cum sinuatum lleva en Grecia el nombre vulgar de plómos ó phlómos (Sibthorp, Flora greca, MI, tab. 227), lo que confirma Fraas en su Flora cl assica. No es imposible, sin embargo, que la palabra plómos de Aris- tóteles signifique más de una especie de plantas, caso que es harto comun en los nombres vulgares, basados como están so- bre semejanzas exteriores y á veces muy superficiales. Dios- córides menciona una planta que llama ¿¿ithymalos platyphyllos, y agrega (XXVI, 20) que es muy semejante al phlómos, y ma- ta los peces, cuando triturada se echa en el agua. Esta planta es la Euphorbia platyphylla L., y tiene indudablemente propiedades tóxicas en un grado mucho mayor que cualquiera especie de Verbascum. Los comentadores de Dioscórides con- firman el hecho. Así dice Audrés Laguna (P. Dioscórides anotado y añadido p. Suárez de Rivera, Madrid 1733, lib. IV, 161:) “Llaman esta planta Tortumaglio (1) en Toscana, á don- de crece en gran abundancia, y con sus raíces hacen mortal guerra 4 los peces.... Con cualquiera de dichas especies, majada, ó envuelta con harina y echada en los estánques, lagos ó rios, de tal suerte emborrachan, aturden y amodorrean los peces, que se vienen el vientre arriba por encima del agua (1) Corrupcion de titimaglio, que viene de tithymalus. (Menagio, Origine de la Lingua italiana. Geneva 1685). T. xvI.—18 138 todos amortecidos, de modo que los pueden tomar 4 manos, y como dicen, á bragas enjutas, la cual man era de pescar, por ser muy perjudicial, es defendida debaxo de capitales penas.” Plinio menciona tambien las propiedades venenosas de la planta ¿¿2hymalus (XXVI, 44): “pisces necat.” Sea cual fuere el significado de la palabra plómos en el pa- saje de Aristóteles, el interés principal está en la circunstan- tancia de que el estagirita forma de ella un verbo (plomidzo), que por su etimología y sentido guarda un paralelismo com- pleto con el castellano embarbascar, paralelismo tanto más cu- rioso cuanto que no existe una voz correspon diente en la lengua latina, j Fuera de las citadas, se empleaban por cierto aún otras plan- tas en la antigiiedad para entontecer los peces. Plinio (XXV, 45) habla en este sentido de una especie de Aristolochia: “Pis- “catores Campaniz radicem eam que rotunda est, venenun “terre vocant, coramque nobis contusam inmmixta calce, in “mare sparsere: advolant pisces cupiditate mira, statimque “exanimati fluant.” Es de suponer que en este caso la cal haya producido la mayor parte del resultado. Carus (Geschichte der Zoologie, pág. 186, nota 146) refiere que la pesca por medio de alguna planta echada en el agua, es mencionada en el poema latino de Roudlieb, escrito poco ántes del año 1000 de nuestra era por Fromund, monje en el monasterio de Tegernsee en Baviera. Se atribuye la pro - piedad ictiocida al polvo de una planta llamada lengua de buey (pulvis buglosce), que se esparce sobre el agua, miéntras que ésta se golpea con varas delgadas. Muchas plantas dife- ferentes tenían, Ó tienen aún, en Alemania este nombre, to- das con hojas más Ó ménos ásperas. Una de ellas es conoci da por sus propiedades venenosas, la dedalera con hojas de gordolobo (Digitalis Thapsí L.); á ella, ó á una especie seme- jante, se refiere probablemente la nota de (srimm, Deutsche Maythologie, pág. 1166: “foxes glófva (vulpis chirotheca) ist buglossa, ahd. hrindeszunge.” Hemos entrado en pormenores, acaso un tanto prolijos, al 139 discutir el orígen del embarbascar en los tiempos antiguos; pero sírvanos de excusa el interés que tiene el principio de cada costumbre humana, y la circunstancia de que, para el pleno conocimiento de las cosas, la historia de sus nombres es por lo ménos de reconocida utilidad. A pesar de las prohibiciones de las autoridades, la pesca por medio de cebos venenosos seg uía practicíndose en varios países de Europa, aunque es poco probable que se hayan em- pleado en realidad todas las sustancias que en este sentido encontramos citadas por los autores. Así se lee en el tomo XII, pág. 224 de la Encyclopédie por Diderot y VAlembert: “Les appas empoisonnés sont la chaux vive, la noix vomique, la noix de cyprés, la coque de Levant, la momie, musc et “autres drogues qui enyvrent et étourdissent le poisson. Il “faut y joindre Y herbe qu on appele P alrese.” No hemos - podido descubrir cual planta sea esta última. No sólo en Europa se embarbascaba para coger los peces: la costumbre existía, y existe aún, en casi todos los países ri- bereños, con la diferencia de que no son las mismas plantas que se emplean en los diferentes lugares. Escasos son los informes que hemos podido reunir acerca del embarbascar de los pueblos de Asia, y casi ningunos tene- mos relativos á los de Africa, El conocido ictiólogo Francis Day habla del embarbascar en varios lugares de su interesante obra “/teport on the Presh Water Fish and Fisheries of India and Burma” (Calcutta 187,3 pág. 76, XXXVII, CCXID). Entre las plantas usadas cita el Anamirta Coccalus, las hojas del tabaco y un gran número de otras con sólo sus nombres vulgares, siendo muy sensible que éstos no estén acompañados de sus equivalentes científicos. La práctica de embarbascar parece muy comun en todas las partes de las Indias, produciendo un grandísimo daño á la pesca regular, Por esta razon se propuso en 1870 una ley prohibitiva con las penas siguientes para los infractores: en el primer caso una multa hasta de cincuenta rupis (un rupi —146 centavos fuertes); en el segundo caso la multa puede 140 llegar á cien rupis, y veinte más por cada dia en que se co- metiere la infraccion despues de dada la sentencia; todos los casos de reincidencia posterior 4 la primera son penados con una multa basta de doscientos rupis, y doscientos más por cada dia en el cual el delito se repitiere, contando desde la tercera sentencia (Day, 1, e. pig. CCXVI). Muchas pueblos indígenas del Nuevo Mundo eran, y son aún hoy, ictiófagos, á quienes rios caudal osos y dilatadas cos- tas marinas brindan abundante alimento. Nada más natural, por eso, que encontrar entre ellos gran babilidad en las dife— rentes artes de pescadería: tanto con la caña, como con redes de variadisimas formas y dimensiones, y hasta con la flecha persigue, seguro siempre, el indio sur-am ericano los escamo- sos moradores de sus rios y lagunas. “Y tambien usan de “cierta hierva que se dice baygua, en lugar de belesa ó bar- ““basco: la cual desmenucada en el agua, ora sea comiendo ' “della el pescado, ó por su propia vertud, penetrando el agua, “embeódanse los pescados, 6 desde 4 poco espacio de tiempo “se suben sobre el agua vueltos de espaldas ó el vientre para “suso, dormidos ó atónitos sin sentido, é los toman 4 manos “en grandisima cantidad. Esta baygua es como bexuco: “6 picada ¿ maxada aprovecha para embarbascar é adormecer ““el pescado, como he dicho.” : Con estas palabras describe el Herodoto de las Indias Oc- cidentales, González Fernández de Oviedo y Valdés, primer cronista del Nuevo Mundo, el embarbascar como lo practica- ban los indios de Cuba y Santo Domingo (Hist. Gen. y Nat. de Indias, lib. XIII, cap. I. ed. de la Acad., 1851, vol. 1, 424). No hemos podido descubrir cual planta sea la baygua de Oviedo; parece sin embargo que es una sapindácea; yaicua llaman hoy en Cuba las especies de Hypelate, arbustos y ar- bolitos de esta misma familia. > Es singular que los demas historiadores de la conquista no mencionen la pesca con barbasco, aunque tanto Herrera co mo Gomara hablan detalladamente de otras maneras de pesca. 141 El Padre Labat (Nouveau Voyage aux Isles de 'Amérique, La Haye 1724; 1, 140) vió en 1694 los habitantes de Marti- nique “ennyurer la grande rivitre,” y coger muchos peces bien hermosos. Respecto de la planta se expresa como sigue: “On “se serbt pour ennyvrer les riviéres des racines et des feuilles “Pan arbre qui n'a point d'autre nom que celui de bois á en- “pyvrer. Je ren ai point-vua qui passát dix pieds de hauteur; “ordinairement il n'en a que six. - C'est un bois mal fait et “Cors, quoiqu'il soit assez dur; il n'est bon qwaá 'brusler, encore “les Négres ne veulent-ils pas s' en servir á cause de la qualité “qwil a Vennyvrer les poissons. Son écorce est rude, brune “et épaisse; 1l est assez branchu, et fort chargé de feuilles “approchantes pour la figure de celles des pois communs; ““elles tiennent trois á trois attachées á la méme queue; elles “sont épalsses, cotonnées et d'un verd foncé.” Refiere en se. guida el autor que la corteza de las raíces se pila junto con Jas hojas, agregándose cal viva, y que esta mezcla se echa en el agua. Ninguna de las plantas conocidas hoy en la Antillas fran— cesas con el nombre de bois « entvrer ó bois entvrant (Tephro- sia toxicaria, Piscidia Erythrina, Jacquinia armillaris) corres: ponde á la descripcion del reverendo Padre; ni hemos podido adivinar hasta abora de qué otro vegetal pueda hablar que posea iguales propiedades. Sea como fuere, el Gobierno francés prohibió pronto la práctica, como se ve de la ordenanza de 20 de Ener o de 1752 [ Loix et Constitutions des Colonies francoises de Amérique, par Moreau de St. Méry, tome IV, pag. 88,89 |, dirigida “con- tre ceux qui se servent de bois et autres drogues propres pour enivrer le poisson dans les riviéres et rivages de la mer,” y que establece “la peine de fouet contre les négres esclaves qui seront trouvés dans Pun de ces cas, et de 50 livres d'amende contre les négres libres, por la premiere fois, et de plus gran- de peine au cas de récidive.” En la isla de Jamaica empleábase sobre todo la Piscidia Erythrina (dog-wood de los habitantes), planta de la familia 142 de las leguminosas, citada ya por Sloane[ A Voyage to Jamaica, - London, 1725; vol. IL, 39, 275), y mencionada en igual sen— tido más tarde por P. Browne (The Civil and Natural Histo- ry of Jamaica, London 1789; pág. 296,297), quien la llama por eso Ichthyomethia, ó sea borrachera de los peces. Jacquin (Selectarum Stirpium americanarum Historia, Vin- dobonx 1763, pág. 54) refiere que en Martinica y Curazao se empleaba la Jacguinia armillaris, llamada por los franceses bois bracelets, y barbasco por los españoles: “contusa folia ra- mique, et aquis injecta, feruntur pisces inebriare, supernatan- tes ut manu capi queant.” Aublet (Plantes de Guayane, 1, 776) hace mencion de la Tephrosia cínerea, que los indios caribes llamaban sínapou. Humboldt agrega á las plantas mencionadas algunas espe— cies de Phyllanthus y el Clibadium Barbasco de la familia de las compuestas, que encontró usada entre los indios del Tua- meni y Temi, en las misiones del Orinoco. (Nova Gen. et Spec. Plant. IV, 288). Martius (Reise in Brasilien, IM, 1063, 1064), habla de va- rias sustancias vegetales por medio de las cuales los indios del rio Amazonas aturden los peces, La principal es la leche del Oassacú (Hura brasiliensis Willd.), que produce en ellos una enorme dilatacion de la pupila, lo cual comprueba que la ac- cion tóxica afecta el sistema nervioso. Iuaual propiedad tie nen varias especies del género Serjania v. g. £. erecta Radlk. (Timbó bravo), £. lethalis St. Hi. (cipó de Timbó), 5. ¿chthyo- ctona Radlk. 5. piscatoria Radlk. (Tingui) y £. inebrians RadIk, La última especie crece en Costa-Rica, donde fué descubierta por Oersted, quien refiere que tiene el nombre vulgar de bar- basco. (Raldkofer, Monographie der Sapindaceen-Gattung Ser- jania, Miinchen 1875, pág. 347.) En la familia de las Sapindáceas hay aún otros vegetales que deben citarse en este sentido, como la Paullinia pinnata L., P. grandiflora St. Hil., P. Cururu L£., Magonia pubescens St. Mil. y otras especies del mismo género. En el Brasil se emplean además varios Oocculus, sobre todo 143 el O. Ineme Mart., cuyo nombre vulyar tarairamorá significa segun Martius “inebrians pisces taraira” (Radlkofer, Serjania, 341). Richard Schomburek (Reisen in Guayana, IL, 434) refiere que los caribes de Arraia embarbascaban con pequeñas bolas hechas de carue picada mezclada con las hojas machacadas del Ol2badium asperum DC., cogiendo así grandes cantidades de un pez llamado Leporinus Frederici Agass. Weddell (Voyage dans le Nord de la Bolivie, París 1853, pág. 442) menciona que los indios de Guanay se sirven del jugo de la Hura crepitans L. (nuestro javillo), miéntras que en Yungas usan el bejuco Pehko 6 Sacha, que es la Serjania lethalis St, Hil. Orton (The Andes and the Amazons) habla varias veces (pág. 469 y 179 de la 3.“ edicion de 1876) del embarbascar, y para terminar esta larga, aún por cierto fragmentaria lista, citaremos todavía 4 Appun (Unter den Tropen, IL, 302, 303) quien presenció entre los indios de Roraíma el embarbascar con una planta que llama /Zeterri; ignoramos su nombre bo- bánico. ' En Carácas se conoce con el nombre de barbasco además el Polygonum acre HBK., que por cierto posee propiedades ve- nenosas; pero no hemos oido jamás que por aquí se use para pescar. Las sustancias enumeradas son ó acres ó narcóticas, de mo- do que atacan las unas directamente los órganos respiratorios de los peces, miéntras que las otras ejercen una influencia per- turbadora en el sistema nervioso, produciendo una especie de parálisis más ó ménos duradera. No es suficiente la accion tóxica para echar á perder la carne, de modo que peces co- gidos así, bien pueden servir de alimento. Claude Bernard trata de la accion fisiológica de estas sustancias en la vigésima leccion de su obra .Lecons sur les effets des Substances toxiques et médicamenteuses (Paris 1857, 294 4 302); comete sin embargo el error geográfico de trasladar al Oregon el pueblo peruano 144 de Sarayacu, donde Castelnau y Weddell presenciaron esta manera de pescar. La práctica de embarbascar es sin duda altamente perjudi- cial, porque es una destruccion por mayor de los peces, que debe tener el resultado de disminuir, y aún de aniquilar por completo, la cantidad de estos animales, sobre todo en los rios y lagunas de menor extension. Nada más justo, pues, que prohibirla bajo penas correspondientes, como lo han hecho casl todoslos gobiernos celosos del cuidado de aquellos ramos de la riqueza nacional que se relacionan directamente con la alimentacion del pueblo. Es singular que España, á pesar de tener leyes contra el embarbascar en la Península, no hiciese extensiva la misma prohibicion á sus posesiones americanas; 4 lo ménos no existe nada semejante en la voluminosa Recopi- lacion de Leyes de los Reinos de las Indias. Acaso se creía que era cosa de poca importancia, y, aún más, de escasa utili- dad para los intereses de la corona. Terminaremos con un resúmen sistemático de las especies de plantas empleadas en los diferentes paises como barbasco, lista que por cierto no será completa, por ser muy limitados los recursos literarios que tenemos á nuestra disposicion. Ureemos, sin embargo, que nuestro trabajo no dejará de tener algun in terés, ya que es, que sepamos, el primer ensayo de presentar este asunto en forma de un estudio especial. I. Dilentáceas. 1. Tetracera Assa DC. Indias Orientales [?]. IL. Menispermáceas. 2. Anamirta Coculus Wight «€ Arnott. Indias Orien- tales. 3. Cocculus [?] Ineme Mart. Brasil. TIL Bizáceas. 4. Pangium edule Reinw. Java, Islas Molucas. 5. Hydnocarpus venenata Grernt. Ceilan. IV. Meliáceas. 6. Walsura Piscidia Roxb. Indias Orientales. V. Sapindáceas. 7. Sarjania erecta Radlk. Brasil. S. Serjania lethalis St. Hil. Brasil, Bolivia. 9. Serjania ichthyoctona RadIk. Brasil. 10. Serjania piscatoria Radlk. Brasil. 11. Serjania inebrians Radlk. Costa-Kica. 12, Paullinia piunata L. Antillas, América Meridional. 13. Paullinia Cururu L. América Meridional. 14. Magonia pubescens St. Hil. Brasil. 15. Harpullia arborea Bl. Islas Filipinas. VI. Leguminosas. 16. Tephrosia toxicaria Pers. Indias Occidentales y Guayana. 17. Tephrosia cinerea Pers. Indias Occidentales y Gua- yana. 18. Tephrosia piscatoria Pers. Islas del Pacífico. 19. Tephrosia emarginata Kth. Islas del Pacifico. 20. Tephrosia ichthyoneca Bentb. Mozambique, 21. Millettia sericea Wight € Aru. Java, Sumatra. 22. Lonchocarpus Nicou DC. Guayana. 23. Lonchocarpus densiflorus Benth. Guayana. 24, Derris uliginosa Benth. Indias Orientales. 25. Pongamia Piscidia Sweet. Indias Orientales. 26. Piscidia Erythrina L. Antillas. 27. Albizzia stipulata Bath. Java. VIL Compuestas. 28. Clibadium asperum DO. Guayana. 29. Clibadium surinamense L. Guavana. 30. Clibadium Barbasco HBK. Alto Orinoco. 31. Ichthyothere Cunabi Mart. Brasil. VII. Mirsináceas. 32. Aegiceras majus Graert. Islas Molucas. 33. Jacquinia armillaris L. Antillas. IX. Primulácceas. 34. Cyclamen europeun L. Europa Meridional. TT, xvii,.—19 146 X. £olanáceas. 55. Nicotiana Tabacum L. Indias Orientales. 36. Hyoscyamus niger L. España. XL Escrofulariáceas, 37. Verbascum Thapsus L. Europa: 38. Verbascum nigrum L. Europa. 39. Verbascum phlomoides L. Europa. 40. Verbascum sinuatum Lam. Europa. 41. Verhascum Ternacha Hochst. Abisinia. 42. Digitalis Thapsi Brot. Europa (?) XII. Aristoloquiáceas. 43. Aristolochia sp. Italia. XII. Piperáceas. 44 Piper Darienense Cas. JC. Istmo de Panama. XIV. Timeleáceas. | 45. Daphne Gnidium L. España. 46. Daphne Cneorum L. España. XV. Euforbriáceas. 47. - Euphorbia Hyberna L. Condado de Kert y, Irlanda. 48. Euphorbia punicea Ait. Jamaica. 49. Euphorbia piscatoria Ait. Islas Canarias. 50. Euphorbia platyphylla L. Europa. 51. Euphorbia cotinifolia HBK. Brasil. 52. Huracrepitans L. (H. brasiliensis). Brasil, Bolivia. 53. Johannesia princeps Velloz. Brasil. 54. Excoecaria indica Miill. Arg. Indias Orientales. 55. Phyllanthus conami L. Brasil. 56. Phyllantkus piscatorum HBK. América Meridional. 57. Pyllanthus brasiliensis Mill. Arg. Brasil. 58. Securinega leucophyrus Mill Arg. Indias Orien- tales. XVL Poligoniúceas. 59. Polygonum acre HBK. América Meridional (?). XVII Melantáceas. 60. Veratrum album L. (“Vedegambre”). España. 147 ESPECIES DE LAS CUALES CONOCEMOS SOLO EL NOMBRE VULGAR. Baygua (Oviedo) Antillas. Bois enivrant (Labat). Antillas, Heierri (Appun). Guayana. Milk-bush (Day). Indias Orientales, Hingambet. Yathil.. Gir. Thor. Soopli. Jel Phul. Bunboay. 12. Kyee. 13. Hong. 14. Bonvgalong. io o 10 al e O Carácas, Diciembre 18 de 1880. Er Mosquito HIPOTETICAMENTE CONSIDERADO COMO AGENTE DE TRAS MISION DE LA FIEBRE AMARILLA, (sEsION DEL 14 DE acosTo DE 1881). Señor -Presidente.—Sres. Académicos:—Algunos años ha, en este mismo lugar tuve la honra de exponer el resultado de mis ensayos alcalimétricos, con los que creo haber demostrado definitivamente la excesiva alcalinidad que presenta la atmós- fera de la Habana. Quizás recuerden algunos de los Acadé- micos aquí presentes las relaciones conjeturales que creí po- der señalar entre ese hecho y el desarrollo de la fiebre ama- rilla en Cuba. Pero de entónces acá mucho se ha trabajado, se han reunido datos más exactos y lá etiología de la fiebre amarilla ha podido ser estudiada más metódicamente que en épocas anteriores. De ahí el que yo me haya convencido de que precisamente ha de ser insostenible cualquiera teoría que atri- 148 buya el orígen ó la propagacion de esa enfermedad á influen- cias atmosféricas, miasmáticas, meteorológicas, ni tampoco al desaseo ni al descuido de medidas higiénicas generales. He de- bido pues alrandonar mis primitivas creencias; y al manifestarlo aquí, he querido en cierto modo justificar ese cambio en mis opiniones, sometiendo á la apreciacion de mis distinguidos co- legas una nueva serie de estudios experimentales que he em- prendido con el fin de descubrir el modo de propagarse la fiebre amarilla, Debo advertir, empero, que el asunto de este trabajo nada tiene que ver con la naturaleza Ó la forma en que puede exis- tir la causa morbígena de la fiebre amarilla: me limito á ad- mitir la existencia de una causa material trasportable, que podrá ser un vírus amorfo, un gérmen animal Ó vegetal, una bacteria etc., pero que constituye, en todo caso, un algo tangi- ble que ha de comunicarse del enfermo al hombre sano para que la enfermedad se propague. Lo que me propongo estu- diar es el medio por el cual la materia morbígena de la fiebre amarilla se desprende del cuerpo del enfermo y se implanta en el hombre sano. La necesidad de admitir una intervencion extraña á la enfermedad para que ésta se trasmita, resulta de numerosas consideraciones, algunas de ellas formuladas ya por Rush y Humboldt, 4 principios del siglo, y confirmadas luégo por observaciones más recientes. La fiebre amarilla unas veces atraviesa el Océano para ir á propagarse 4 ciudades muy dis- tantes y de condiciones meteorológicas muy diferentes de las del foco de donde ha provenido la infeccion; miéntras que en otras ocasiones la misma enfermedad deja de trasmitirse fuera de una zona epidémica estrecha, por más que la meteorología y la topografía de los lugares circunvecinos no revelen diferen— cias que expliquen ese comportamiento tan diverso de la mis- ma enfermedad en dos localidades, al parecer, iguales. Admi- tida la ingerencia necesaria de un agente de trasmision que explicara las anomalías señaladas, es claro que sobre ese agen” te habría de recaer la influencia de todas las condiciones has- ta ahora reconocidas como esenciales para que la fiebre ama" 149 rilla se propague. No era, pues, posible buscar ese agente entre los mic rozoarios ni los zoófitos, porque en esas catego- rías ínfimas de la naturaleza animada, poco Ó nada influyen las variacionees meteorológicas que más suelen afectar el des- arrollo de la fiebre amarilla. Para llenar esta primera condi- cion fué preciso ascender hasta la clase de los insectos, y, te- niendo en cuenta que la fiebre amarilla está caracterizada clínica, y tambien, segun trabajos recientes, histológicamente, por lesiones vasculares y alteraciones físico-químicas de la sangre, parecía natural buscar el insecto que hubiera de lle- var las partículas infectantes del enfermo al hombre sano entre aquellos que penetran hasta el interior de los vasos sangui- neos para chupar la sangre humana. En fin, en virtud de consideraciones que fuera ocioso referir, llegué 4 preguntar- me si no sería el mosquito el que trasmite la fiebre amarilla. Tal fué la hipótesis que motivó la serie de estudios experi- mentales que voy á exponer. La aplicacion de las ciencias auxiliares á la Medicina sue- le exigir conocimientos tan variados y tan especiales en los distintos ramos del saber humano, que no debenpos extrañar la tardanza que los estudios realizados en tal ó cual provin— cia científica suelen experimentar ¿ntes de poderse aprove- char en beneficio de nuestras investigaciones médicas. Nó. tase particularmente esa dificultad con respecto á la Historia Natural, porque las más de sus adquisiciones, fundadas en la observacion directa de fenómenos naturales, para que poda— mos utilizarlas, casi siempre requieren una completa revision desde el nuevo punto de vista que su aplicacion á las ciencias médicas implica. Sólo así se comprende el que más de un siglo despues que el ilustre Reaumur escribiera su admirable memoria sobre los hábitos del Mosquito, justamente conside- rada como un modelo de exacta é inteligente observacion y que, bajo un punto de vista general, parece casi agotar el asunto de que trata, cuando, ahora seis meses, yo recurrí á tan valiosa fuente, en busca de datos que me facilitasen el estudio que me habia propuesto, no hallé los que más. falta me hacian 150 y me fué preciso, no tan sólo emprender una comprobacion ra- dical de los datos presentados por Reaumur, para cerciorarme de que eran tambien aplicables á los mosquitos de Cuba, si- no tambien escudriñar otros pormenores que á Reaumur y á los demás naturalistas no les interesaba observar, ] Comencemos por recordar á grandes rasgos la distribucion geográfica del mosquito. En términos generales puede decir- se que en todas partes los hiaay, ménos en las cumbres eleva- das. En efecto, el díptero que nos ocupa, el género Cu- Jex, que muchos creen especial tormento de las regiones tropi- cales, existe, por lo contrario, en todas las latitudes. En las regiones polares, los Lapones al par de los habitantes de las regiones equinocciales de América, no pueden tomar el ali- mento ni acostarse á dormir en sus chozas, sino sumergidos en una atmósfera de humo, para librarse de esa plaga. Al aire libre los mosquitos se les meten por la boca y las narices; y esos hombres, á pesar de su cútis endurecido por el frio de sus inviernos, á duras penas logran preservarse por medio de velos saturados de grasas fétidas y untándose el cuerpo con crema ó mantecas En el Canadá, en Rusia, en Inglaterra, en Francia, en España, en toda Europa, en Siberia, en China, en los Esta- dos Unidos, en la América del Norte, como en la del Sur, pu- lulan los mosquitos. En el centro de Africa un viajero aleman, el Dr. Schweinfurst, fué atormentado por unos mosquitos de . patas pintadas (spotty legsed) cuya descripcion pudiera con venir al C. mosquito de Cuba y tambien al que el Dr. Arnold observó en Batavia, segun refiere Kirby, considerándolo como una especie no descrita, parecida al C. annulatus, pero sin pintas en las alas. Nótase sin embargo en la misma distribucion geográfica al- guna preferencia del mosquito á extenderse en los continentes ántes que en las islas, confirmándose así la observacion de Hum- boldt de que ese diptero es más abundante en las riberas de los grandes rios que no en los islotes que se encuentran en los mismos, y que se siente ménos el tormento de los mosquitos en el centro del rio que cerca de las riberas. Quizá 4 esto se 151 deba el que los primeros historiadores del descubrimiento de la América no hagan especial mencion del mosquito en las Islas, durante los primeros viajes de Colon; pues no he encon- trado mencion especial de ellos en las Antillas ántes de 1538, á propósito de una excursion de Hernando de Soto, cuyos sol. dados al atravesar un rio, cerca de Puerto de los Principes, fueron picados de tal manera por los mosquitos que tenian en las espaldas grandes manchas de sangre. A la misma inmuni- dad relativa de las islas débese sin duda atribuir el hecho si- guiente que un viajero americano refirió al entomólogo Osten Sacker, [ citado por el Dr. Tascheñberg, Brehm IX pág. 446]. Por el año de 1823 no se conocian aún los mosquitos en las islas de Hawai; mas entre los de 1828 á4 1830, un buque vie- ju venido de Méjico fué abandonado en las costas de una de ellas. Pronto observaron los habitantes que al rededor de ese lugar aparecian unos insectos desconocidos, chupadores de sangre. Esto despertó la atencion de los indigenas y algunos curiosos solían venir por las tardes á dejarse. picar por esos insectos tan extraordinarios. Luégo se propagaron los mos- quitos en esas islas y llegaron á ser una verdadera plaga. Es cierto que el mosquito en todas las latitudes existe, mas no en todas las localidades se encuentra en igual abundancia. Alej. Humboldt y Bonpland, en sus viajes á la América equi- noccial, dicen: “El tormento de los mosquitos y de los zancudos no es tan general bajo la zona tórrida como se cree generalmen- te. En las mesetas elevadas más de 400 toesas sobre el nivel del Océano, en las muy secas llanuras distantes de los grandes rios, por ejemplo, Cumaná y Calabozo, no hay sensiblemente más maringuinos que en la parte más habitada de Europa.” La influencia de la sequedad y distancia de los rios, señalada por esos viajeros, desde luégo se comprende, toda vez que la larva del mosquito y su ninfa son acuáticas, y que, para propa- garse, el insecto adulto tiene que depositar sus huevos en el agua. En cuanto al impedimento que las alturas oponen á su propagacion, estimo que será consecuencia de la misma difi- cultad que esos dipteros siempre experimentan en el vuelo as 152 cendente despues de haberse llenado de sangre, máxime si se trata de especies como la del C. mosquito, cuyas alas son tan pequeñas, puesto que esa dificultad no po drá ménos que aumentar por efecto de la rarefaccion del aire en las alturas considerables. En tal caso, se comprende que el mosquito se aparte instintivamente de esos lugares. Tam bien refieren los viajeros ántes citados que el buen misionero Bernardo Zea se habia construido una habitacion sobre un tablado de troncos de palma, donde ellos iban por las noches á secar las plantas que habian recogido y á redactar su Diario. “El misionero ha- bía observado con razon, dicen, que los insectos abundan co- munmente en la capa más baja de la atmósfera, que se acerca de la tierra hasta unos 12 6 15 piés de altura.” Más adelante agregan esos autores: “4 medida que se sube hácia la llanura ó meseta de los Andes, estos insectos desaparecen y allí se respira un aire puro.... á doscientas toesas de altura ya no se temen los zancudos ó musticos.” Históricamente el mosquito es uno de los insectos más an— tiguamente observados, Aristóteles y Plinio hacen referencia á su trompa, que sirve á la vez para horadar la piel y chupar la sangre. El historiador griego Pausanias [citado por Tas- chenberg] menciona la ciudad de Myus, en Asia menor, .si- tuada en una ensenada cuya comunicacion con el mar vino á cerrarse luégo; cuando el agua del lago que así se formara dejó de ser salada, resultó tal plaga de mosquitos, que los habitantes abandonaron la ciudad y se trasladaron á Mileto. Así tambien, leemos en las Décadas de Herrera, Juan de Gri- jalva, cuando por primera vez descubrió las costas de Nueva España, el año de 1518, hubo de ocupar con su gente la isleta que nombró San Juan de Ulúa, teniendo que hacer sus chozas “encima de los más altos medanos de arena de la isle- ta, por huir de la importunidad de los mosquitos.” De allí mismo tuvo luégo que salir al cabo de siete dias, “no se pu- diendo valer de los mosquitos,” y Bernal Díaz del Castillo tuvo que irse á unos adoratorios de los indios, “huyendo de la mo: lestia de los mosquitos,” En fin, en 1519, casi en el mismo 155 sitio donde hoy se levanta la moderna Veracruz “los mosqui- tos zancudos, dice Herrera, y los chicos que son peores, fati- gaban la gente de Cortés.” * Dos especies de mosquitos he observado en la Habana des- de el mes de Diciembre próximo pasado que vengo estudian- do esos insectos. Una. es grande, de color amarillo, con patas largas y delgadas, sin pintas notables; supongo que sea el idéntico zancudo que fatigaba la gente de Cortés en los are- nales de San Juan de Ulúa por el año de 1519, y el Culez cubensis descrito en la obra de La Sagra. Su cuerpo, medido desde la raíz de la trompa hasta la extremidad anal, tiene de 5 4 7 milímetros de longitud. Esta especie sale exclusivamente de noche, despues de las nueve ó diez, y prosigue sus moles- tas evoluciones hasta la madrugada: á ella han pertenecido casi todos los mosquitos que he encontrado en los mosquite- ros, donde una vez que se han llenado de sangre, suelen per- manecer parte del dia, miéntras digieren la sangre que han chupado. La otra especie es el Culex Mosquito, que nuestro distinguido - naturalista cubano, D. Felipe Poey, llevó 4 París en los años 1817 ó 1820, donde fué clasificado por M. Robi- neau Desvoidy. He observado dos variedades de esta especie: una, la mayor, esbelta y vigorosa, de color gris oscuro, mide poco ménos que el zancudo; y otra, más pequeña, de cuatro ú cuatro y medio milímetros de longitud. Nome he ocupado en buscar caractéres diferenciales entre estas dos variedades de una misma especie, puesto que la diferencia de sus dimen- siones bastaba para mi objeto actual. Ambas variedades del Q. mosquito presentan los distintivos siguientes: su cuerpo es oscuro, á veces casi negro ó color de acero; la superficie ven- tral y la superior del abdómen están como reforzadas por una capa espesa anillada de blanco, predominando á veces la parte blanca, de manera que parecen blanco ó blanquecino el fondo y oscuros los anillos. En cada lado del abdómen se ven dos hileras de seis puntos anacarados, entre los cuales se coloca la membrana transparente que ha de distenderse para dejar ver la sangre ú otro liquido que el insecto ingiera. Hay cinco T, xvIr.—20 151 anillos blancos muy característicos en las patas traseras; corres- ponden á las articulaciones del tarso, metatarso y de la 'tibia, donde á veces existe otra, sexta, mancha blanca. En las patas del medio y en las delanteras hay dos ó tres pintas blan- cas. En los lados del tórax hay ocho ó diez puntos blancos redondos, y en la parte antero-superior del mismo tórax se vé un conjunto de líneas blancas que figura bastante bien una lira de dos cuerdas, trazada en blanco sobre fondo negro. Los palpos y las antenas tambien llevan pintas blancas. Algunas de esas pintas con el tiempo y el roce suelen borrarse, pero es raro que dejen de persistir las más caracteristicas. Las alas del €. mosquito, cuya nervadura excuso describir aquí, no pre- sentan las manchas señaladas en el Culex annulatus de Europa, y son tan cortas que cerradas dejan descubierto el último segmento del cuerpo. Parece inútil advertir que, para obser- var los caractéres que dejo señalados, es in dispensable emplear un vidrio de aumento; las lentes aplanáticas, de dos y media á tres pulgadas de foco, me han parecido las más convenientes. El macho de ambas especies se reconoce fácilmente por sus antenas plumosas, que le dan el aspecto de llevar bigote, y por su trompa que parece trifida, debido á que los palpos son tan largos como ella, y despues de quedar aplicados contra ella en los dos tercios superiores, se separan ántes de llegar á la punta, contrastando notablemente con la trompa lisa de la hembra, cuyos palpos no llegan sino á una sexta parte de su longitud. Las dos especies de mosquito no salen á las mismas ho- ras: al zancudo corresponde la noche y al C. mosquito el dia. Deseoso de averiguar el motivo de ese reparto del dia y de la noche entre las dos especies, pensé que el zancudo, á pesar de sus dimensiones mayores y su aspecto más robusto, quizá no estuviese organizado para resistir el calor del sol de nuestro verano, miéntras que el mosquito con su integumen- to reforzado podría resistirlo mejor. Hice, pues, el siguiente experimento: el 9 de Junio, á las 12 del dia, expuse á los ra— yos directos del sol los dos termómetros de mi sicrómetro; al 155 cabo de media hora el seco marcaba 42925 y el húmedo 31975; coloqué entónces, en lugar del instrumento, un tubo donde es- taba aprisionado un zancudo, cogido ya desde cinco dias, pero vivo y ágil todavía, —á los cinco minutos estaba muerto. Puse entónces otro tubo igual con un Culex mosquito, y des- pues de dejarlo quince minútos lo encontré sin daño alguno, y siguió vivo durante veinte y cuatro horas más dentro de su tubo. Sabido es que sola la hembra del mosquito es la que pica y chupa la sangre, miéntras que el macho se sustenta con jugos vegetales, principalmente los dulces; pero hasta ahora no he visto señalado en los autores q ue han escrito sobre el asunto la circunstancia de que tampoco la hembra pica ántes de ha- ber sido fecundada por el macho. Esto, al ménos, es lo que parece deducirse de los experimentos siguientes: Una hembra del €. mosquito, cogida al salir de la ninfa y conservada dos y tres dias viva, en todo ese tiempo no se la puede hacer picar. Varias veces he repetido éste experi- mento y siempre el resultado ha sido negativo. Las hembras aprisionadas en el acto de la fecundacion, al separarse del macho pican en seguida y se llenan de sangre. En fin, casi todas las hembras cogidas despues de haberse sa- ciado de sangre, al cabo de algunos dias ponen huevos, mién- tras que las fecundadas que no llegan 4 chupar la sangre mueren sin poner. No es, por consiguiente, para su propio sustento que la hen»- bra del mosquito se muestra ávida de sangre viva; y, en efecto, no se concebiría cómo, para sustentar un cuerpo tan diminu- to, habría de necesitarse cantidad tan enorme de un alimento tan rico como la sangre pura. Era, pues, forzoso admitir que la sangre ingerida estaría destinada á otros fines, relaciona- dos con la propagacion de la especie. Me inclino á supo- ner, como la más natural de mis hipótesis, que la influencia de la sangre es debida ásu temperatura; porque asi se com- prende que si la maduracion de los óvulos contenidos en los ovarios del mosquito hembra requiriese una temperatura de 156 - 379 c., ésta, en las condiciones meteorológicas de nuestra Ísla, difícilmente podría obtenerse con tanta seguridad y certeza como por el medio empleado por el mosquito, ingiriendo un volúmen de sangre considerable de la temperatura necesaria, y, quizá, alguna vez convenga al mosquito elegir para sus fines algun febricitante cuya sangre de 39” á 40% active más aún el momento de la aovacion. Así tambien se com- prende por qué el zancudo y otros mosquitos grandes pue- den absorber en una sola vez toda la sangre necesaria para madurar con su calor todos los 200 á 350 huevos que han de poner y efectivamente ponen en una sola postura; miéntras que las especies más pequeñas, como el €. mosquito, necesitan llenarse varias veces de sangre para empezar á poner y, por lo regular, hacen la ovacion en dos Ó tres sesiones. . Una vez que el mosquito hembra se ha saciado de sangre emplea dos, tres y hasta cuatro dias, segun las especies, en di- gerirla; durante cuyo tiempo, escondida de las miradas indis- cretas, se pasa horas enteras en unas operaciones curiosas que Reaumur no supo explicarse, porque sólo las observó en el es- tado de libertad. Aprisionadas en tubos de vidrio, es fácil cer- ciorarse de que esos movimientos consisten en embarrarse todo el cuerpo con una secreción viscosa que el mosquito recoge de la extremidad del ano con sus patas traseras y se unta con ellas todo el cuerpo: cada pata por separado, el abdómen, las alas, el tórax, la cabeza y hasta la misma trompa. Como me ha sugerido nuestro distinguido académico, facile princeps en- tre los naturalistas cubanos, D. Felipe Poey, esta operacion es probable que tenga por objeto hacer impermeable 4 la hem- bra del mosquito para cuando vaya á poner sus huevos sobre el agua. Tambien durante la digestion de la sangre ingerida depone el mosquito partículas sanguinolentas, que tienen la facultad de disolverse con extraordinaria facilidad en el agua, áun despues de haber permanecido secas durante varios me- ses. Esto se debe sin duda ála combinacion de la sangre con la saliva que el insecto vierte en la herida, destinada se- gun Opinion general, 4 dar mayor fluidez á la sangre que está 157 chupando. Por lo regular, despues de haber ingerido toda - la sangre que corresponde á una picada no interrumpida, el mosquito no vuelve á picar, ántes al contrario, evita posarse _sobre la piel desnuda (sin duda porque le desagrada entónces el calor), hasta haber digerido toda la sangre. Este es el momento de la aovacion en el zancudo. Norepetiré la descripcion ya clásica de Reaumur, en que tan gráficamente explica el modo cómo la hembra del mosquito de Europa forma su botecillo tan elegante de huevos y lo echa al agua. Parece ser la misma operacion la que ejecuta el zancudo de Cuba. Pero habiendo observado que las hembras zancudas, despues de poner su botecillo de huevos, suelen que- dar muertas sobre el agua, he llegado á creer que los cadáve- res que Reaumur solía considerar como tantas recien nacidas naufragadas al desprenderse de la ninfa, en realidad serían los de las madres que se dejan morir al lado de sus huevos, quizá para contribuir 4 la alimentacion futura de las larvas. Las tres operaciones sucesivas: fecundacion, picada y aova- cion ó postura de huevos, constituyen un ciclo ineludible den- tro del cual habrá de girarse la existencia del mosquito. La primera de estas funciones, la fecundacion, es probable que, como en los demás insectos, tenga lugar una sola vez, bastan— do una sola impregnación del saco seminal por el sémen del macho, para que en lo sucesivo queden fecundados todos los huevos que atraviesen la parte correspondiente de los ovi- ductos. En la abeja cubana, ya nos lo ha dicho D. Felipe Poey, basta una sola fecundacion de la hembra por el macho para que resulten fecundados todos los huevos que á, millares debe poner aquella, durante los dus ó tres años que durará su existencia. Cón las hembras del género Culex hasta ahora estudiadas, no hay lugar de poner á prueba esa fecundacion prolongada, puesto que la aovacion se efectúa en ellas en una sola vez; pero no sucede así con las hembras del C. mosquito. Estas ponen sus huevos aislados ó en hileras de nueve á quin- ce, separados ó juntos, unas veces sobre el agua, otras sobre _ los cuerpos adyacentes bastante cerca del nivel para que una 158 pequeña elevacion permita al agua bañarlos. Cualquiera que sea el valor de la hipótesis que he propuesto, para explicar la necesidad que tiene el C. mosquito de picar varias veces y llenarse otras tantas de sangre viva, 4 fin de llevar á cabo la posturá de todos sus huevos, lo cierto es que las hembras de. esa especie siempre se hallan en disposicion de volver á picar despues que han digerido la sangre que habían chupado en la primera picada, Enel caso de una de esas hembras cogida en el mes de Enero del corriente año, ella picó doce veces y tres veces efectuó la aovacion durante los 31 dias que vivió; habiendo ido á morir en los Estados Unidos, donde á la sa= zon la temperatura exterior estaba por debajo de 0%C. Con el C. cubensis ó el zancudo, por lo contrario, no he lo: grado nunca una segunda picada con las hembras aprisionadas, hubiesen ó no puesto sus huevos. Posible es, sin embargo, que, en estado de libertad, ellas necesiten á veces varias picadas sucesivas ántes de proceder á la aovacion; si he observado al- guna vezque venian á picarme, teniendo ya el vientre ocupado por alguna sangre; pero he creido que esto resultara por haber sido iuterrumpida la picada anterior ántes que el insecto hu= biese ingerido toda la sangre que le correspondiera. Es evidente que bajo el punto de vista en que estoy consi- derando el mosquito, la especie C. mosquito se encuentra en condiciones admirables de aptitud para llevar de un indivi- duo á otro una enfermedad que fuese trasmisible por medio de la sangre, toda vez que tiene múltiples ocasiones de chupar sangre de distintas procedencias y tambien de inficionar á distintos individuos; aumentando notablemente las probabili- dades de que su picada pueda reunir las coincidencias necesa- rias para que se realice la trasmision. Por otro lado, el C. cu- bensis, al absorber por su trompa mayor cantidad de sangre virulenta, deberá quedar más impregnada y en condicion de producir una inoculación más grave, máxime si ésta se efectúa á los pocos instantes de haber salido las lancetas de la zan- cuda del vaso capilar de un enfermo, como habrá de suceder cuando su primera picada ha sido interrumpida, Aquí, pues, 159 será más grave la infeccion, pero ménos probable su ocu- rrencia. No es posible, empero, comprender las extraordinarias fa- cilidades que la picada del mosquito ofrece para la inocula— cion de cualesquiera partículas contagiosas que la sangre pu- diese contener, sin ántes hacerse cargo de la conformacion y estructura del aparato que la hembra del mosquito emplea para picar y chupar la sangre. Lo que se vé de la trompa del mosquito en condicioues normales es la vaina, resultado de Ja transformacion del labio inferior: ella nace por un pedículo implantado en la base de la cabeza, debajo de las otras piezas orales, está hendida en su parte superior y en toda su longi- tud hasta llegar 4 un botoncito terminal, que considero aná- logo áun par de palpos labiales, y de cuya extremidad salen las puntas de las otras piezas que contiene. La vaina del C. mosquito, á cuya especie he limitado mis observaciones, mide dos y medio milímetros de largo; una línea francesa, dice Reaumur que tenía la trompa de la especie que el observó: y como quiera que nuestro mosquito 4 veces mete sus lancetas hasta muy cerca de su insercion, se verá cuan fácilmente ha— brá de alcanzar cualquier vaso que se encuentre á ménos de un quinto de centímetro de la superficie cutánea. Dentro de la vaina existen dos tubos que parecen sueltos en el fondo de su concavidad, donde los he visto algo tortuosos; los dos se reu- nen en un tronco comun, el cual ocupa la concavidad del pedículo de la vaina. Creo que por esos tubos vierta el mos- quito la saliva acre é irritante que ocasiona el escozor de la picada, y destinada, segun creen los naturalistas, á hacer más fluida la sangre que ha de correr por el sifon. En el interior de la vaina se encuentran cinco piezas: una, la principal, es impar, procedente del labro ó labio superior, de consistencia córnea y prolongada en forma de espolon hondamente acana— lado y abierto por su parte superior, en toda su longitud, hasta terminar en una punta como la de un limpia-dientes que se hubiese cortado en un cañon de pluma largo y angosto. Esta pieza es rígida y en toda su superficie externa presenta un la- 160 brado muy curioso, como si sobre ella estuviese aplicada una red cuyas mallas, en relieve, formáranm unos paralelógramos pequeños con los ángulos más agudos dirigidos en el sentido longitudinal. Dentro de esas mallas innumerables fácilmente podrían alojarse partículas de la sangre chupada. Las otras cuatro piezas consisten en dos pares de lancetas flexibles, co- rrespondientes á las dos mandíbulas y á las maxilas é implan- tadas á la raíz de los dos palpos maxilares que se ven de cada lado de la trompa. La estructura de estas dos clases de lan— cetas es enteramente distinta: la lanceta mandibular consiste en una pieza acanalada y con tendencia á conservar su for- ma encorvada; su cara externa es convexa y presenta en toda su extension unas crestas transversales, paralelas y compues— tas, segun creo, de unos dientes. Tambien los bordes de su hendidura longitudinal presentan unos dientes de filo muy ace- rado; la punta de esta lanceta es encorvada y convexa, pre- sentando dientes en sus bordes libres hasta la misma extremi- dad, cuya sutileza y fuerza deben ser muy considerables, 4 juzgar por su aspecto. Las lancetas maxilares, cuyo orígen se encuentra más abajo del de las mandibulares, tienen la forma de una cinta cuyos bordes estuvieran doblados hácia adentro, como un dobladillo, y cuyo borde libre, así doblado, estuvie- se armado de una franja de dientes muy finos y largos: esta lanceta, en su conjunto, se asemeja á las hojas largas y angos- tas de ciertas yerbas, y tambien por su punta ancha, de doble filo, reforzada en el medio por una nervura longitudinal. To- das estas piezas se amoldan sobre el espolon del labro de tal manera, que al separar la vaina, ántes de la disociacion de las lancetas, parece imposible que la varilla redonda ú ovalada con su punta única, aguda y afilada que se tiene á la vista pueda ser el conjunto de las cinco piezas que acabo de des- cribir. La operacion de la picada comienza por la exploracion que hace el mosquito, tentando la piel con la punta de su trompa hasta encontrar un lugar conveniente y entónces se planta con decision sobre sus seis patas (á veces mantiene las dos 161 traseras levantadas), el tórax fuertemente inclinado hacia aba- jo, la cabeza y la trompa casi verticales. En seguida, con la simple vista ó mejor con un vidrio de aumento, se ve la vaina encorvarse hacia atras, en su parte superior, y gradualmente - doblarse en forma de una < horizontal, cuyas ramas van gra- dualmente aproximándose á medida que las lancetas penetran en la piel. Estas aparecen en forma de un alambre muy sutil tendido entre las extremidades de la < figurada por la vaina y se las vé moverse al par que los palpos maxilares, hasta que, habiendo penetrado en la luz de algun vaso capilar, el insecto se inmoviliza miéntras se llena, al parecer sin ningun esfuerzo de su parte, con la sangre roja y caliente de su víctima. Du- rante esta operacion se siente á veces un escozor instantáneo, debido á la saliva que el mosquito vierte en la herida por la extremidad de la vaina, cuyo boton se halla cogido en la ci-. sura. El vientre se abulta y la sangre se hace visible al través de sus paredes laterales transparentes. Esta operacion por lo regular dura varios minutos y yo la he visto prolongarse has- ta siete. Sabido es que los mosquitos, aunque nunca desaparecen del todo en la Habana, tienen sin embargo épocas estaciona les en que son mucho más numerosos que en otras. Su nú- mero me ha parecido aumentar progresivamente desde Abril ó Mayo hasta Agosto, para de allí decrecer gradualmente hasta Febrero y Marzo. Pero hay un punto relativo al estudio que venimos haciendo, que no es posible desatender por razon de las numerosas aplicaciones que puede tener en ciertos casos, hasta ahora inexplicados, de reproduccion de epidemias de fiebre amarilla, sin nueva importacion, en localidades hasta entónces consideradas inmunes. Me refiero á la hibernacion del mosquito, fenómeno que no se observa en nuestro clima, al ménos en todas sus fases, pero que constituye, segun las más autorizadas opiniones, el modo regular de propagarse la espe- cie en los climas frios. Dice en efecto el Dr. Taschenberg: “las hembras fecundadas de la última generacion hibernan en los más diversos escondrijos, principalmente en las cuevas de las T. xVnr.—21 162 Canas, PAE luégo propagar su especie en la siguiente prima- vera. En cuanto á las condiciones que favorecen él desarrollo de los mosquitos citaré el calor, la humedad, la presencia de aguas estancadas, las localidades bajas y oscuras, la ausencia de viento y la estación del verano; pero no estará de más recordar la observacion de Humboldt, de que la abundancia de los mosquitos no siempre obedece 4 condiciones meteoroló- gicas ni topográficas determinables. He hablado ya de la dificultad que el mosquito, por mo- tivo de sus alas relativamente pequeñas, necesariamente ha de experimentar para elevarse en el aire despues de haberse sa- ciado de sangre. La misma causa impédirá tambien que el mosquito se aparte mucho del lugar donde haya efectuado su última picada y, en general, que pueda mantenerse mucho tiempo en el aire, ni trasladarse á distancias considerables, sin posarse. Mas esto no se opone á que, escondido entre la ropa, en un sombrero, en una maleta de viaje, etc., el mosquito, des- pues de una picada reciente, pueda ser trasportado á grandes distancias llevando quizá, en sus lancetas, el gérmen inocula— ble de la enfermedad. En fin, débese tener en cuenta las preferencias que los mos- quitos manifiestan hácia ciertas razas é individuos, notándose que la ménos atormentada parece ser la africana, y los indivi- duos más perseguidos por ellos los de razas del norte recien venidos á las regiones tropicales de América, Parece verosímil que esto ohedezca al grado de espesor de la piel y á las con- diciones en que se efectúa la circulacion capilar cutánea, pues- to que esas circunstancias han de influir en la facilidad con que el mosquito hembra podrá procurarse la sangre que nece- sita para completar el ciclo de su existencia. Hecha esta larga, pero necesaria explicacion de los hábitos de nuestros mosquitos de Cuba v del C. mosquito en particu- lar, veamos ¿de qué medios podría valerse el mosquito para comunicar la fiebre amarilla, si esta enfermedad fuese real- mente transmisible por la inoculacion de la sangre? Lo más 163 natural, al hacernos esta pregunta, es pensar en la sangre vi- rulenta que el mosquito ha chupado á un enfermo de fiebre amarilla y que puede ascender á cinco y hasta 7 ú 8 milímetros cúbicos, los mismos que, si el mosquito muriese ántes de haber- los digerido, quedarían en excelentes condiciones para con- servar durante largo tiempo sus propiedades infectantes. Tam bien podrá pensarse, sin duda, en la misma sangre que, en for- ma de excremento, deponen los mosquitos en las aguas pota- bles y otras, y que bien pudiera llevar la infeccion st ésta fuese susceptible de introducirse por la boca. Pero los expe- rimentos de Ffirth y ciertas consideraciones directamente en- lazadas con mi modo de apreciar la patogenia de la fiebre amarilla no me permitían detenerme en nine nO de esos mo- dos de propagacion. Voy á decir por qué. Cuando la Comi- sion Norte Americana de Fiebre Amarilla al despedirse de nosotros, ahora dos años, nos dejó su valiosa coleccion de fo- tografías de las preparaciones microscópicas hechas por nues- tro socio corresponsal el Dr. Sternberg, lo que más llamó mi atencion fué la circunstancia allí demostrada de que los gló- bulos rojos de la sangre salen enteros en las hemorragias de la fiebre amarilla; y como quiera que esas hemorragias se efec- túan á veces sin rotura perceptible de los vasos, era forzosa la deduccion de que, siendo ese síntoma el carácter clínico más esencial de la enfermedad, habría que buscarse la lesion prin- cipal en el endotelio vasonlor Pensando luégo en las circuns- tancias de que la fiebre amarilla es transmisible, que no ataca sino una vez á un mismo individuo, y que siempre pre- senta, en sus manifestaciones, un Órden regular como el de las fiebres eruptivas, llegué á formarme una hipótesis en la que consideraba esa enfermedad como una fiebre eruptiva cuya erupcion se hiciese en el endotelio vascular. El primer perío- do sería el de la fiebre de invasion, la remision coincidiría con el período de erupcion, y el tercer periodo sería el de desca- mación. Si ésta se efectúa en buenas condiciones, el enfermo sólo presentará los indicios de una filtracion exagerada de algunos elementos de la sangre al través del endotelio nuevo: 164 si en malas el endotelio, mal repuesto, no podrá impedir la sa- lida de los elementos figurados de la sangre, vendrán las he- motragias pasivas y habrá peligro inminente para el paciente. En fin, asimilando esta enfermedad á la viruela y á la vacuna, me dije que para inocularla habría que ir á buscar la materia inoculable en el interior de los vasos de un enfermo de fiebre amarilla y llevarla tambien al interior de un vaso sanguíneo de otro individuo en aptitud de recibir la inoculacion. Con" diciones todas, que el mosquito realiza admirablemente con su picada y que sería punto ménos que imposible á nuestras ma- nos imitar, con los instrumentos comparativamente toscos y groseros que puede producir el más hábil de nuestros arte- sanos. Tres condiciones seran pues necesarias para que la fiebre amarilla se propague: 1. 2 Existencia de un enfermo de fiebre amarilla, en cuyos capilares el mosquito pueda clavar sus lan” cetas é impregnarlas de partículas virulentas, en el período adecuado de la enfermedad; 2.9 Prolongacion de la vida del mosquito entre la picada hecha en el enfermo y la que deba reproducir la enfermedad; y 3.2 Coincidencia de que sea un sujeto apto para contraer la enfermedad alguno de los que el mismo mosquito vaya á picar despues. La primera de estas condiciones, desde que el Dr. D. Ambro- sio G. del Valle ha comenzado á publicar sus valiosas tablas mortuorias, puede asegurarse que jamás ha dejado de hallarse realizada en la Habana; en cuanto á la 2* y la 3?, es evidente que las probabilidades de que resulten cumplidas depende- rán de la abundancia de los mosquitos y del número de indivi- duos susceptibles de recibir la inoculacion que se encuentren en la localidad. Creo que, efectivamente, en la Habana han coin- cidido siempre las tres condiciones señaladas los años en que la fiebre amarilla ha hecho sus mayores estragos. Tal es mi teoría, señores, y en verdad ella ha venido á ro- bustecerse singularmente con las numerosas coincidencias his- tóricas, geográficas, etnológicas y meteorológicas que ocurren entre los datos que se refieren al mosquito y los que tenemos 165 acerca de la fiebre amarilla, y tambien con la circunstancia de que podemos con su auxilio explicar circunstancias hasta ahora inexplicables por las teorías existentes. La fiebre ama- villa no fué conocida en la raza blanca hasta despues del des- cubrimiento de América, y segun Humboldt es opinion tra- dicional en Veracruz, que allí ha existido esa enfermedad desde que vinieron á sus playas los primeros exploradores es— pañoles. Allí tambien hemos visto que los españoles desde su primera venida señalaron la presencia de mosquitos, y, con más insistencia que en ningun otro lugar de América, en los mismos arenales de San Juan de Ulúa. Las razas más ex- puestas á padecer la fiebre amarilla son tambien las que más sufren de las picadas de los mosquitos. Las condiciones me- teorológicas que más favorecen el desarrollo de esa fiebre son las mismas que acrecientan el número de los mosquitos: en abono de cuyo aserto puedo citar varias epidemias parciales respecto de las cuales se afirma, bajo la garantía de médicos competentes, que durante la prevalencia de la fiebre amarilla los mosquitos habian sido mucho más numerosos que en épo- cas pasadas, haciéndose constar, en un caso, que los mosquitos eran de especie distinta de las que allí solían observarse, y que llevaban unas manchas grises en el cuerpo. Respecto á la topografía de la fiebre amarilla, el mismo Humboldt, que señala las alturas hasta donde suelen llegar los mosquitos, en otro lugar menciona los límites de elevacion hasta donde sue- le propagarse la fiebre amarilla. En fin, en el caso muy no- torio del vapor de los Estados Unidos “Plymouth,” en que 2 casos de fiebre amarilla se desarrollaron en alta mar despues de haber sido desinfectado y congelado el buque durante to- do el invierno, y de haber transcurrido cuatro meses des- de el último caso observado abordo, en el mes de Noviembre anterior, se explica perfectamente por la hibernacion de aque- llos mosquitos que hubiesen picado á los anteriores casos de, vómito y luégo, encontrándose otra vez bajo una temperatura tropical, volvieron á salir de su letargo y picaron á dos de los nuevos tripulantes del buque. 166 Apoyadu pues en esas razones, determiné someter á prueba experimental mi teoría, y despues de obtener las debidas au- torizaciones, procedí de la manera siguiente. El dia 28 de Junio próximo pasado, llevé á la casa de salud de Garcini un mosquito cogido ántes de que hubiera picado, y le hice picar y llenarse de sangre en el brazo de un enfermo, D, Camilo Anca, que se hallaba en el quinto dia de fiebre ama- rilla, perfectamente caracterizada, y de cuya enfermedad falle- ció dos dias despues. Habiendo luégo elegido á F. B., uno de los veinte individuos sanos no aclimatados á esa enfermedad, ' que se encuentran actualmente sometidos á mi observacion, le hice picar, el 30 de Junio, por el mismo mosquito. Teniendo entónces en cuenta que la incubacion de la fiebre amarilla, comprobada en algunos casos especiales, varía de ano á quin- ce dias, —seyuí observando al citado F. B.—El dia 9 empezó á sentirse mal, y el 14 entró en el Hospital con una fiebre amarilla benigna, pero perfectamente caracterizada por el ictero y la presencia de albúmina en la orina, la cual persistió desde el tercero hasta el noveno dia, El dia 16 de Julio hice picar en la misma casa de salud de Garcini un caso de fiebre amarilla grave, Don Domingo Rodriguez, en tercero 6 cuarto dia de enfermedad. El dia 20 me hice picar á mí mismo por el mismo mosquito, y en fin, el 22, hice picará A. L. C., otro de los veinte vbservados. A los cinco dias entró en el hospital con fie- bre, dolores fuertes de cabeza y de cintura é inyeccion de la cara; duraron tres dias estos sintomas, entrando en convalescencia el individuo sin haber presentado íctero ni al- buminuria. Fué diagnosticado de fiebre amarilla abortiva por el facultativo de asistencia. El dia 29 de Julio hice picar por un mosquito 4 D. L. R. que se hallaba gravemente atacado de fiebre amarilla en la _Casa de salud de Garcini en tercer dia de la enfermedad. El 31 hice picar por el mismo mosquito á D. L.-F., otro de. los veinte individuos de mi observacion. El 5 de Agosto á las dos de la madrugada fué invadido de los síntomas de una fie- 167 bre amarilla ligera; presentó luégo algun iíctero, pero creo que no llegó á presentar ninguna albúmina; en todo caso su esfermedad fué calificada de fiebre amarilla abortiva. En fin, el 31 de Julio hice picar por otro mosquito al mis- mo D. L. KR. enfermo de fiebre amarilla de la casa de salud de Garcini, en quinto dia ya de la enfermedad, de la cual falleció al dia siguiente. El2 de Agosto hice picar por el mismo mos: quitoá D. G. B., otro de mis veinte observados. Hasta ahora esta última inoculacion no ha producido resultado; pero como quiera que no han transcurrido sino doce dias, todavía se encuentra dentro de los límites de la incubacion. (1) Debo advertir que los individuos que acabo de citar son los únicos 4 quiénes he inoculado por el mosquito, de la manera indicada, y que desde el 22 de Junio hasta ahora (en el término de siete semanas) no han ocurrido entre mis: vein- te observados más casos de fiebre amarilla confirmada, ni tam- poco de forma abortiva, que los tres primeros inoculados. Estas pruebas son ciertamente favorables á mi teoría, pero no quiero incurrir en la exageracion de considerar ya plena- mente probado lo que aún no lo está, por más que sean ya muchas las probabilidades que puedo invocar en mi favor. Comprendo demasiado, que se necesita: nada: ménos que una demostracion irrefutable para que sea generalmente aceptada una teoría que discrepa tan esencialmente de las ideas hasta: ahora propagadas acerca de la fiebre amarilla; mas, entretanto se proporcionan los datos de que aún carecemos, séame permitido (1 Este individuo, D. G. B., se presentó el dia 17 de Agosto al reconocimiento, manifestando que desde unos 6 dias venia padeciendo dolores de cabeza, inapetencia y malestar general. El 24 le encontré con alguna fiebre (Pulso 100; temperatura 3802), y manifestó haber tenido fiebre más alta la víspera y el mismo dia, por la mañana. No pasó, empero, de una fiebre muy ligera, puesto que el enfermo no tuvo que darse de baja, ni exigió medicacion alguna. Cesó la fiebre, pero los dolores de cabeza conti- nuaron algunos dias más. Otro individuo, 1. C., de los veinte, fué picado el dia 15 de Agosto, por un mosquito que, dos dias ántes, se habia Jlenado en el brazo de un enfermo del Hospital Militar, en 52dia de fiebre amarilla. No parece que este inoculado haya estado formalmente enfermo hasta ahora (Setiembre 12). No he podido verle despues de la inoculacion, « y sólo por aviso verbal tuve noticia de que se hallaba algo enfermo los dias 24 y 25 de Agosto, pero tampoco tuvo que darse de baja. 168 resumir en las siguientes conclusiones los puntos más esencia- les que he tratado de demostrar CONCLUSIONES. 1? Queda comprobado que el C. mosquito pica, por lo regular, varias veces en el curso de su existencia, no tan sólo cuando su primera picada ha sido accidentalmente interrum- pida, sino tambien cuando ha podido saciarse por completo, transcurriendo, en este caso, dos ó más dias entre sus picadas. 9% Como quiera que la disposicion de las lancetas del mosquito se adaptan muy bien á retener partículas que se encuentren suspendidas en los líquidos que el insecto ingiere, no puede negarse la posibilidad de que un mosquito conserve en sus lancetas partículas del vírus contenido en una sangre enferma y con el mismo inocule á las personas á quienes en lo sucesivo vaya á picar. 3” La experimentacion directa para determinar si el mos- quito puede transmitir la fiebre amarilla de la manera indicada, se ha reducido á cinco tentativas de inoculacion, con una so- la picada, y éstas dieron por resultado: un caso de fiebre ama- rilla benigna, pero perfectamente caracterizada con albuml- nuria é ictero; dos casos calificados de fiebre amarilla abortiva por los facultativos de asistencia; y dos de fiebres efímeras li- geras, sin carácter definido (1). De lo cual se infiere que la ino- culacion por una sola picada no es suficiente para producir las formas graves de la fiebre amarilla, debiéndose aplazar el juicio respecto á la eficacia de la inoculacion para cuando sea posible experimentar en condiciones absolutamente decisivas, esto es, fuera de la zona epidémica. 4? Si llegase á comprobarse que la inoculacion por el mos- quito no tan sólo puede reproducir la fiebre amarilla, sino que es el medio general por el cual la enfermedad se propa- ga, las condiciones de existencia y de desarrollo de ese dipte- ro explicarían las anomalías hasta ahora señaladas en la (1) Respecto de estos dos últimos, véase la nota anterior. 169 propagacion de la fiebre amarilla y tendríamos en nuestras manos los medios de evitar, por una parte, la extension de la enfermedad, miéntras que, por otra, podrían preservarse con una inoculacion benigna los individuos que estuviesen en aptitud de padecerla. Mi única pretension es que se tome nota de mis observa- ciones y que se deje á la experimentacion directa el cuidado de poner en evidencia lo que hay de cierto en mis conceptos. Esto no quiere decir, empero, que yo rehuya la discusion de las ideas que he emitido; ántes al contrario, tendré el mayor gusto en oir las advertencias ú objeciones que quisieren ha: cerme mis distinguidos compañeros. Habana, 14 de Agosto de 1881. : Cárlos Finlay, REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES, COBIY OCEMAETEORLIA: En virtud de hallarse vacantes en esta Real Academia cua— tro plazas de socios numerarios, tres de ellas correspondienteS á la Seccion de Medicina, Cirugía y Veterinaria, y una á la de Ciencias Físicas y Naturales; y cumpliendo lo acordado por la Corporacion, se pone en conocimiento de los Sres. Profeso- res en dichos ramos, que las vacantes anunciadas serán pro- vistas por eleccion en personas domiciliadas en esta ciudad» conforme al artículo 9. 2 del Reglamento vigente, admitién- dose á este finpor la Junta de Gobierno, durante los quince dias siguientes al anuncio. oficial, las propuestas que para Aca- démicos se presenten por los miembros de la Corporacion ó las solicitudes documentadas de los aspirantes, las que podrán dirigirse desde esta fecha al Secretario que suscribe. Habana y Agosto 23 de 1881. Yl Secretario general, Antonio Mestre. T. XxVIIL.—22 170 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 14 pe AGOSTO DE 1881. Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES:—¿Lres. A. (E. del Valle, Pre- sidente eventual, García, Várgas Machuca, Hiiva, Plasencia, Finlay, Donoso, S. Fernández, J. Torrálbas, Ramos, Orús, F. Torrálbas, Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre y con la asisten- cia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, ocupó la Presidencia el socio numerario y de mérito Dr. D. Ambrosio Fonzález del Valle, Director delegado de la Seccion de Medi- cina y Cirugía, por ausencia en el extranjero del Dr. Gu- tiérrez, Presidente titular de la Corporacion, y por enferme- dad del Sr. de Albear, Vice-Presidente de la misma. Leyó el Secretario general el acta de la sesion pública ante- rior, la cual fué aprobada. CorresponneNcra.—Dió en seguida lectura 4 las siguientes comunicaciones recibidas despues de la última sesion:—1.9 un oficio del Gobierno General, recomendando á la Academia la redaccion del Reglamento para el régimen de un Centro general de vacunacion, que inspirándose en el que rige en la Peninsula, se adapte álas exigencias de esta Isla, constibu- yéndose subcentros en las demás provincias; cuyo asunto pasó á informe de la Comision de Higiene Pública;—2.9 otro ofi. cio del Gobierno Greneral, consultando á la Academia sobre la queja que contra .el farmacéutico D. Antonio F.... produjo el médico D. Gonzalo Roig en el Gobierno Civil de la Provin- cia de Matánzas, por haberse negado á despachar sus recetas; habiendo pasado este asunto 4 la Comision de Medicina Legal; —3 2 otroidem de la misma procedencia, remitiendo testimo- nio de la causa instruida contra D. Enrique M.... y P....... por rapto, pará que la Academia informe acerca de su estado mental; de que se dió traslado á la precitada Comision;—4. 2 otro idem de igual orígen, recordando, á instancia del Juzga- do del Monserrate, el informe que de la Academia se solicitó sohre el estado mental de D. José A..,. y G...... proce- 171 sado por homicidio; acordándose contestar á S. E. que no ha— biéndose aún recibido la hoja clínica que se reclamó del cita- do A...., no le es posible evacuar el citado informe ni satis- facer los deseos del tribunal respectivo; —5.9 otro idem del mismo Gobierno General, transcribiendo el dictámen del Real Consejo de Sanidad y la Soberana resolucion recaidos en el expediente promovido por la Real Academia acerca de las medidas que deben dictarse contra el abuso de las bebidas al. cohólicas en esta Isla; habiéndose dado las gracias al Gobier- no General, manifestándole que la Real Academia tiene la seguridad de que el Gobierno de S. M. llenará satisfactoria— mente las exigencias de la moral y de la higiene pública; — 6,2 un oficio del Sr. Juez de Primera Instancia de Guadalu—- pe, acompañando testimonio de la causa que se iustruye por rapto de la parda E.... Y...., 4 fin de que la Academia re- suelva algunas cuestiones referentes á la violacion; de que se dió traslado 4 la Comision de Medicina Legal;—7.9 otro idem del Juzgado de Primera Instancia del Distrito del Pi- lar, recordando el informe relativo «ul estado mental de D. JuanC........, encausado por hurto; informe de que se dará cuenta en la actual sesion; —8, 2 otro idem del mismo Juzgado, recordando el informe en causa contra el pardo Luciano por homicidio; acordándose recomendar á la Comision respectiva lo presentase en la próxima sesion. BisLioreca.—Hallándose presente el Dr. Pinlay, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, presentó las pu- blicaciones recientemente recibidas: —Observaciones físico= meteorológicas de la Escuela Profesional, del 1.2 al 12 de Agosto;—Repertorio de Farmacia, núm. 8;--Anales de la Sociedad Odontológica, número 6;—Jl Progreso Dental, 6 y 7;—Revista Económica, 197, 198 y 199;—Boletin Comercial, números 167 á 183;—Avisador Comercial, 167 4 175, 177 á 183;—El Bombero, 31, 32 y 33;—Boletin de los Voluntarios, 226, 227 y 228;-Memorias de la Seccion de procedimientos del Circulo de Abogados, número 1.2 ;—El Observador Médico de Méjico, 3;—Anales de la Sociedad Española de Historia 172 Natural, t, 10.2 cuaderno 1.9 ;—La Independencia Médica de Barcelona, 27 y 28;—Formulario Moderno de El Labora- torio en 1880;—Anuario de Medicina y Cirugía prácticas pa- ra 1881, por el Dr. Sánchez de Ocaña, t. 18;—La Ilustracion Militar, 9¿—La Tribuna Médica de París, 673;—National Board of Health Bulletin, 2 y 3; Anuncio del Departamento Médico de la Universidad de Pensilvania, para la sesion anual de 1881 4 82, en inglés, un cuadermo;-—The Medical Record, t, 20 números 2 4 5, tomo 19 número 24;—Harper's Weekly, 1,278, 1,282—3—4—5.—kRepartiéronse 4 todos los concu- rrentes, ya académicos, ya del público, ejemplares de la To- pografía Médica de ss José de las Lajas, por el Ldo. D. Estéban de Navea y Poncet. Praza vAacANTE.—Terminada la correspondencia, manifestó el Secretario general que ausente hacia mucho más de un año el Sr. Paradela, socio numerario de la Seccion de Ciencias Físicas y Naturales, segun el artículo 15 del Reglamento pa- saba á ser corresponsal, con derecho á reincorporarse como de número á su vuelta, caso de haber vacante; acordando la Academia que se incluyese dicha vacante en la próxima con— vocatoria. Mubnicisa Lecaz..—Enajenacion mental.—A la órden del dia el Dr. Riva, leyó como ponente de turno de la Comision de Medicina Legal un informe sobre el estado mental de D. Juan C........ en causa que por hurto se le sigue ante el Juzga- do de Primera Instancia de Remedios. Tratando de averil- guarse si el procesado es responsable de los actos que come- tiera el dia que hartó los toros, admitiendo además que se acuerda perfectamente de todo lo que en aquella fecha pasó, empieza la Comision dando cuenta del reconocimiento peri- cial efectuado por dos profesores de medicina, que, despues de consignar en sus declaraciones todos los síntomas que pu=. dieron observar en dicho sujeto, son de purecer que está loco, pero que su locura es intermitente y en los momentos de lu- cidez se aclara su inteligencia notablemente y tiene concien- cia de sus actos. Cree la Comision que con tales anteceden- 173 tes no se puede contestar al Sr. Promotor Fiscal, entre otros motivos porque los mencionados peritos son los únicos que han reconocido al procesado, porque el periodo de un mes es muy corto tiempo para emitir dictámen acertado sobre el es- tado mental de un individuo, porque faltan los antecedentes personales de ........, no comprendiéndose ese desarrollo inesperado de la locura, porque la forma intermitente no es aceptada por la mayoría de los alienistas y, por último, por- que la Comision opina que debe someterse el procesado á una observacion más prolongada, ya sea por nuevos peritos, Ó ya sea en un asilo especial. | Envenenamiento.-—Aprobado por unanimidad el anterior in- forme, leyó otro el Dr. García, que habia redactado en cola- boracion con el Dr. Rovira y á nombre de la misma Comision, con motivo dela causa criminal seguida en el Juzgado de Pri- mera Instancia de Colon por muerte de los morenos Toribio y Mariano Congos y con objeto de averiguar si la muerte ha sido causada por una sustancia tóxica. Consignados todos los ele- mentos científicos que constan en los atestados del reconocimien- to facultativo y autopsia de los citados sujetos, así como el aná- lisis verificado por los peritos químicos, se vé que la muerte ocurre al parecer repentinamente, que la necropsia revela alte- raciones orgánicas de tal naturaleza y magnitud que los faculta- tivos, por ellas, por lo súbito del caso y por ciertas noticias que tuviéron, llegáron á sospechar la intervencion de un veneno que pudiera pertenecer á la clase de los hipostenizantes. ln ese aná- lisis no se expresa cómo ni de qué manera fuéron tratadas las vísceras, cómo ni cuáles fuéron los reactivos empleados, ni se ha tenido en cuenta la marcha sistemática que la ciencia de- termina y debe seguirse en cada caso, Para contestar acerta- damente la pregunta del Juzgado, sería preciso conocer la práctica de las operaciones llevadas á cabo por los peritos, los reactivos aplicados, los efectos producidos en aquellas y por éstos, y por último todos los antecedentes relativos á los tra- bajos practicados. Y en vista de esta falta de datos, se limita la Comision á declarar solamente que no le es posible resol- 174 ver la cuestion propuesta acerca de si la muerte de Toribio y Mariano fué causada por alguna sustancia tóxica. Conducta profesional. —Aprobado sin discusion el anterior informe, leyó otro el Dr. Donoso á nombre de la misma Co- mision, sobre la queja producida por el Ldo. D. Gonzalo Roig contra el farmacéutico Ldo. D. Antonio F..... Del expe- diente remitido 4 la Academia se deduce que existe un enojo entre ambos sujetos, motivado por haberse negado el segundo 4 despachar uua fórmula del primero y la queja de éste á la Autoridad respectiva, repitiéndose despues la misma negativa respecto de otra fórmula. No tenía el médico citado derecho para exigir el despacho de la primera receta, por cuanto se refería á un medicamento de patente y de composicion secre— ta; pero respecto á la segunda fórmula, de sulfato de quinina, ajustada á los preceptos de la ciencia, no tenia motivos el farmacéutico para negarse á su confeccion. Lau circunstancia de no existir otra oficina de farmacia en el pueblo de Jagiiey Grande, la de haberse considerado por el médico de asistencia que se trataba de una fiebre perniciosa y la de haber tenido que iren busca del citado medicamento á una finca de cam- po, que no está facultada para ello, hacen juzgar como una falta de humanidad la conducta del Sr. F....., como un abu- so profesional y una ingratitud hácia el pueblo que lo sostiene; aunque no está justificado que el paciente haya fallecido por la carencia de medicinas, pues carecía tambien de asistencia médica, y además su muerte ocurrió muchos dias despues del suceso que nos ocupa, habiéndosele administrado la quinina proporcionada por el Ldo. Roig. En esta virtud, teniendo en cuenta que para la aplicacion de una pena no puede ésta ser arbitraria, sino la que consigna la ley; y no habiendo, que sepamos, una ley expresa que castigue esta falta, seguramen- te por no creérsela posible en individuos consagrados por su profesion al alivio y curacion de sus semejantes, la Comision se limita á concluir: —Que debe sancionarse como principio que los farmacéuticos en el ejercicio de su profesion están obligados á despachar las recetas de los profesores de Medicina 175 y Cirugía, reconocidos como tales, siempre que las fórmulas se encuentren en las dósis y combinaciones recomendadas por la ciencia. Hic 1es8 Punica.—81 mosquito y la fiebre amarilla.-Unánime- men te aprobado el informe del Dr. Donoso, leyó el Dr. Finlay una Memoria sobre el Mosquito hipotéticamente considerado como agente de trasmision de, la fiebre amarilla. Despues de recordar sus estudios acerca de la excesiva alcalinidad. de la atmósfera de la Habana y sus relaciones conjeturales con el desarrollo de la fiebre amarilla, y de “onsiderar como insos- tenible cualquiera teoría que atribuya su orígen ó propagacion á influencias atmosféricas, miasmáticas, meteorológicas, ni tampoco al desaseo ó descuido de medidas higiénicas genera. les, limitándose á admitir la existencia de una causa, material trasportable, cualquiera que ella sea, se propone hoy el aca- démico citado estudiar el medio por el cual la materia morbí- gena de la fiebre amarilla se desprende del enfermo y se im- planta en el hombre sano. Da cuenta en seguida de- las investigaciones experimentales que ha hecho para llegar á cerciorarse de que el mosquito es ese agente Ó6 medio de tras- mision de dicha enfermedad: recuerda los admirables trabajos de Réaumur, así como los muy importantes de Humbodlt, Bom- pland y otros; señala dos especies de mosquitos por el Dr. Finlay observados en la Habana con caractéres distintos y que salen á diversas horas; sólo la hembra es la que pica y chupa la sangre, miéntras que el macho se sustenta con jugos vegetales, principalmente los dulces; pero no es para su pro- pio sustento que aquella se muestra ávida de sangre viva, sino para las necesidades de la propagacion de la especie. Elau- tor estudia detenidamente todo lo relativo á la aovacion del mosquito, precedida siempre de la fecundación y picada; con- sidera sobre todo la conformacion y estructura del aparato de que está dotada la hembra para picar y chupar la sangre; se refiere á la dificultad que, por su alas relativamente pequeñas, necesariamente ha de experimentar para elevarse en el aire despues de estar repleta, del mismo modo que para apartarse mucho del lugar donde haya efectuado su última picada, sin que esto se oponga á que pueda ser trasportada á grandes dis- tancias, llevando en sus lancetas el gérmen inoculable de la enfermedad: prefieren los individuos de las razas del norte recien llegados á las regiones tropicales de América, por ha- llar en ellos mayor facilidad para procurarse la sangre que necesitan á En de completar el ciclo de su existencia. Explica- dos los hábitos de los mosquitos de Cuba, pasa el Dr. Finlay á relatar algunos experimentos que ha hecho en prueba de su hipótesis, es decir, de que dichos insectos pueden llevar la fie- bre amarilla de un individuo enfermo á otro sano. Partiendo de otra suposicion,—que dicha enfermedad es una fiebre eruptiva cuya erupcion se hace en el endotelio vascular,--pare- ce natural que para inocularla se vaya á buscar la sangre al interior de los vasos de unos sujetos enfermos para llevarla tambien al interior de obros vasos sanguíneos de sujetos sa- nos, Señiálanse despues las condiciones necesarias para que se propague la afeccion, condiciones que guardan perfecta con- cordancia con los datos que poseemos referentes al mosquito y á la fiebre amarilla. El Dr. Finlay traza la historia de cua- tro individuos que hizo inocular por el insecto mencionado del modo que en su memoria se indica; sus observaciones en el término de siete semanas han llegado 4 basarse en veinte individuos sanos, para poder comparar los efectos de la in- fluencia epidémica en ellos, miéntras estudiaba sus cuatro ino- lados, sin que ocurriese más que en tres de éstos el des- arrollo dela fiebre amarilla confirmada; pero, por favorables que á su teoría parezcan ser los resultados, demasiado com— prende que se necesita , para que sea generalmente aceptada, de una demostracion irrefutable, siendo por ahora su única pretension que se tome nota de sus observaciones, se deje á la experimentacion directa el cuidado de evidenciar los hechos y promover la discusion sobre las ideas, que ha emitido. A propuesta del Secretario general, quedó sobre la mesa el trabajo del Dr. Finlay, 4 disposicion de los Sres. Académicos 177 que quisieran examinarlo con todo detenimiento y hacer las observaciones que les sugiriese su estudio. No habiendo otra cosa de que tratar, dió el 5». Prosidonio eventual por terminado el acto. SEsIoN EXTRAORDINARIA DEL 1% DE SETIEMBRE DE 1881. -_SBES. ACADEMICOS CONCURRENTES:—£res: Dr. Lástres, Presi- dente, Plasencia, Donoso, García, Eiia, V. B. Valdés, Núñez, Horstmann, J. Torriálbas, Tvocamora, Rovira, Finlay, Machado, Mestre, Secretario. Abierta la sesion á las 8 de la noche, con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, ocupó la Presidencia el socio fundador y de número, Director delegado de la Sec- cion de Farmacia, Dr. D. Joaquin F. Lástres, por hallarse en- fermos los Sres. Presidente y Vice-Presidente. Quorum.—Acto contínuo, expuso el Secretario general que no habiendo podido celebrarse, por falta de guorum, la sesion pública ordinaria correspondiente al domingo 28 de Agcsto próximo pasado, á pesar de haber concurrido los Ses. Riva, J. Torrálbas, S. Fernández, Horstmann, Donoso, Plasencia, Grar- cia, Beato y Mestre, había sido preciso citar á sesion extraor- dinaria con objeto de dar lectura 4 las comunicaciones última- mente recibidas, así como á dos informes que debía presentar la Comision de Medicina Legal é Higiene Pública. | CorRESPONDENCIA.—Leyó en seguida:-—-1? el acta de la sesion pública ordinaria próxima anterior, la cual fué aprobada; —22 un oficio del Gobierno General, recordando el informe pedido por el Juzzado de 1? Instancia de Monserrate sobre el estado mental de D. Enrique M..... - y P...., del que se dió tras- lado á la Comision de Medicina Legal;—832 otro id. del Sr. Juez de 1? Instancia de la villa de Guanajay, acompañando testimo- nio de varios lugares referentes á la causa criminal formada por muerte del asiático José Amer y sospechas de envenena- TP. XvIr.—23 178 miento de los nombrados Joaquin y Gervasio; habiéndose re- mitido á informe de la mencionada Comision;-—4? otro id. del Sr. Juez de 1” Instancia del Distrito de Guadalupe, remitiendo por exhorto del de Guanajay el oficio y testimonio ya mencio: nados; habiendo seguido la misma tramitacion;-—5? una co- municacion del Instituto Smithsoniano de Washington, parti- - cipando haber recibido los Anales de esta Academia de Abril á Diciembre de 1880, Junio y Julio de 1881, y dando las gra: cias por su remision. Cowcurso.—Presentó tambien el pe etario general la Gaceta Oficial del Gobierno, correspondiente al 26 de Agosto del corriente año, en cuyo número se publicó la convocatoria pa” ra las cuatro plazas de socios numerarios vacantes en la Real Academia, tres de ellas pertenecientes á la Seccion de Medi- cina, Cirusía y Veterinaria y una á la de Ciencias Físicas y Naturales, debiendo terminar el plazo de dicha convocatoria el día 6 de Setiembre. BrsLtoreca.—Hallándose presente el Dr. Finlay, Secretario de la correspondencia nacional y extrangera, presentó las pu- blicaciones recibidas desde la última sesion: —Crónica médico quirárgica de la Habana, número 8;—LEl Progreso Dental, nú- mero 8;—O|)servaciones físico-meteorológicas de la Escuela Profesional, desde el 13 de Agosto hasta el 25 del mismo mes; — la Revista Económica, número 200;—El Bombero, 34;—Bole— tin Oficial de los Voluntarios, 229 y 230;—Boletin Comercial, 84 4 194;—Avisador Comercial, 184 4 194;—Estudios Esta- dístico-demográficos de la Isla de Cuba en 1879, por el Sr. D. Antonio López Prieto, acordándosele -las más atentas gra— cias; —Revista Minera de Madrid, 285;—la Crónica Médica de Valencia, 93;—El Laboratorio de Barcelona, 26 y 27;—Cró— nica Oftalmológica de Cádiz, 4;—Gaceta Científica de Vene- zuela, 11;—Revista Villaclareña, 1 y 2;—Harper's Weekly, 1286 y 1287;—Medical Record, 561 y 562. Premo.—Terminada la correspondencia, manifestó el Secre- tario general que tenía la satisfaccion de participar á la Acade: mia que, segun se había publicado en los periódicos de esta 179 gapital, había obtenido aquélla medalla de oro en la Exposi- cion de Matánzas por las obras que allí había remitido, invita- da por el Gobierno General. Mibicisa LecaL.— Enajenación mental. —Dió cuenta en segui. da el mismo Secretario de una comunicacion procedente de la Comision de Medicina Legal, la que, oido el parecer del Dr, Núñez, como ponente de turno de la referida Comision, mani- fiesta que de los testimonios de varios lugares de la causa ins- stude contra. 10: Enrique Mi a o a aa por delito de rapto, que le fueron remitidos, no puede deducirse juicio alguno, bien sea en sentido afirmativo Ó negativo. Re- fiérense, en efecto, dichos testimonios á varios telegramas, en que se participa hallarse enfermo el expresado M...., y á cer- tificaciones de tres profesores, en que se expresa que dicho sujeto sufre un estado de enajenacion mental, pero conclu— yendo siempre que procede verificar una observacion más detenida: falta, pues, una hoja clínica llevada con toda la es- erupulosidad que se requiere en casos tales. La Comision opina que, ó son de admitirse en un todo los atestados facul- tativos que obran en la causa, y entónces, partiendo de ellos únicamente, habría que aceptar la existencia de una vesania en el procesado, é inútil sería el juicio de la Real Academia; ó no deben aceptarse como únicos datos para el dictámen que se solicita, y en este caso, que es el que sólo puede adoptar la Corporacion, no son ni pueden ser suficientes para emitir una opinion, cualquiera que ella sea. Procede, por lo tanto, ma- nifestarlo así al Sr. Juez de 1? Instancia, de Monserrate, á fin de que disponga la observacion del procesado y la remision en su oportunidad de la hoja clínica, la cual habrá de llevarse con toda la escrupulosidad que exigen casos como el de que se - trata.—El parecer de la Comision de Medicina Legal fué transcrito al Gobierno General tan luégo como se recibió, y para evitar pérdida de tiempo; lo que aprobó la Academia. Contusion de la cabeza; muerte.—Leyó despues el Dr. Riva, á nombre tambien de la mencionada Comision, el dictámen pedido por el Juzgado de 1% Instancia de Remedios acerca 180 de si la muerte del asiático Severino fué resultado de los gol- pes que recibiera.—Empieza la Comision por dar cuenta de las diligencias periciales que en copia testimonial se remitie- ron ála Academia. Consta en ella la existencia de una em- bolia cardiaca, de un hidro-pericardias y de una apoplegía cerebral, consecuencia de la herida que existía en la eminencia frontal “izquierda, siendo muy probable que la causa de la muerte haya sido esa última enfermedad. La Academia en su primer informe opinó que por falta de datos no podía de- terminarse con toda certidumbre cuál hubiese sido-la causa de la muerte del asiático Severino; pero habiéndolos pedido y tratado los peritos de llenar los vacíos que les fueron señalados, la Comision examina sus explicaciones á la luz de la ciencia; considera, como ántes lo expresó, que la presencia de los coá- gulos en el corazon así como el derrame en el pericardio fue- ron la consecuencia de una agonía lenta; y concluye, por últi- mo, que la muerte de dicho asiático reconoce por causa los golpes que recibió en la cabeza. Hrorene PusLica.—Centro (Feneral de Vucuna.— Aprobado sin discusion el informe del Dr. Riva, presentó el Dr. Zorrál- bas (D. José), á nombre de la Comision de Higiene Pública y para cumplir con el encargo hecho 4 la Real Academia por el Gobierno Greneral, un Reglamento destinado á establecer en la Habana un Colima call de Vacuna, en relacion con sub- centros fundados en cada una de las otras provincias, tomando por punto de partida el que rige en la Peninsula y haciéndolo aplicable á las peculiar es condiciones del país. En el preám- bulo de su trabájo, refiere la Comision cuáles son las bases que le han servido para llevarlo á cabo, y pasa despues á dar cuen- .ta del Reglamento, leyendo todos sus artículos. . A propuesta del 5». Presidente eventual, quedó sobre la mesa el citado Reglamento, para que pudieran examinarlo y estudiarlo los Sres. académicos que quisieran, ántes de discu—= tirlo y aprobarlo. Pidiólo con esé objeto el Dr. V. B. Valdés; y no habiendo otro asunto de que tratar, se declaró terminada la sesion, 181 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 DE SETIEMBRE DE 1881. SRES.. ÁCADEMICOS CONCURRENTES.—Lres. Dr, Gutiérrez, Presi- dente, Covántes, García, Vargas Machuca, J. Torrálbas, Ma- chado, Castellanos, Plasencia, Castro, S. Fernández, Landeta, Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre con la asistencia de los Sres. académicos que arriba se expresan, leyó el Secre- tario general el acta de la última sesion, que fué aprobada. CorrEsPONDENCIA.—Dió lectura en seguida el. Secretario ge- neral á las comunicaciones recibidas desde la última sesion: — 12 una invitacion del Gobierno Greneral para córte en Palacio con motivo del cumpleaños de $. A. R. la Srma. Sra. Princesa de Asturias; de que se dió traslado á la Comision respectiva; — 22 un oficio del Gobierno General, acompañando la hoja clíni- ca del procesado D. José Abreu y González, la que se remitió á la Comision de Medicina Legal para el informe pedido por el Juzgado de 1* Instancia del Distrito del Monserrate;—32 otro id. del L. Ayuntamiento de Consolacion del Sur, pidiendo algunos tubos de vírus vacuno para propagarlo 'en dicho tér- mino municipal; recomendándose su solicitud á la Subcomision de vacuna; —4? otro idem del Juzgado de 1* Instancia del Distrito de Guadalupe, reclamando el informe que solicitó en causa por rapto y estupro de la parda Eladia Y....; acordán- dose porla Academia recordarlo á la Comision de Medicina Legal y excitar el celo del Sr. ponente de turno;—5? otro id. del Gobierno Civil de la Provincia de Sta. Clara, remitiendo á instancia del Juzgado de su capital una ropa ocupada en la causa quese sigue contra D. Timoteo de los Angeles R.... por homicidio de los asiáticos Quintin Villanurcia y Camilo Apson; acordándose devolver dicha ropa y manifestar al men- cionado Gobierno que segun las disposiciones vigentes corres- ponde practicar su exámen físico-químico á los farmacéuticos de turno designados por el Sr. Subdelegado de la respectiva Facultad, careciendo por otra parte la Academia del laborato- rio indispensable para esa clase de investigaciones; —6? una 182 comunicacion del Dr. Finlay, disculpando su ausencia invo- luntaria y remitiendo cuarenta ejemplares de su memoria so- bre el “Mosquito” para que se distribuyan á los Sres académi- cos; acordándosele las gracias. : Coxcurso.—Dió cuenta en seguida el mismo Secretario gene- val de las instancias y presentaciones de candidatos para las plazas vacantes en la Seccion de Medicina, Cirugía y Veterina- ria y en la de Ciencias Físicas y Naturales, viniendo acompa- ñadas las solicitudes de los documentos respectivos de los Dres. D. Federico Gálvez, D. Antonio Jover, D. Jose Francisco Arango, presentado por el Dr. Mestre, D. Ignacio Plasencia, presentado por el Dr. Horstmann, D. Francisco Rivero, D. An- tonio Ruiz y D. Angel Diez Estorino para la primera de las Secciones mencionadas; y para la segunda, los Sres. D. Narciso Torras y D. Adolfo Sáenz, presentado éste por los Sres. Albear y Orús.—La Academia acordó remitir dichos expedientes á las Secciones respectivas, segun lo prescribe el artículo 9.9 de su Reglamento. BreLiorsca.—No hallándose presente el Sr. Secretario de la Correspondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario general las siguientes publicaciones: —La memoria del Dr. Fin. lay sobre el Mosquito considerado como agente de trasmision de la fiebre amarilla, repartiéndose ejemplares ú4 todos los Sres. concurrentes; —Repertorio de Farmacia, número 9;— Memorias de la Seccion de Procedimientos del Circulo de Abo. gados de la Habana, número 2;—Revista Económica, 203;— El Bombero, 35, 36 y 37;—Boletin Oficial de los Voluntarios, 231 y 232;—Observaciones Físico-Meteorológicas de la ls- cuela Profesional, del 26 al 31 de Agosto, 1% y 2% de Se- tiembre; —Boletin Comercial, 195 4 206;-—Avisador Comercial, 1954 206;—Revista Villaclareña, 4;—Gaceta Científica de Venezuela, 10 y 12;—Gaceta de Sanidad Militar, 159;—Pre- parados de peptona de la Farmacia de Ortega, en Madrid, un folleto; —Boletin Mensual de Estadistica Demográfico-Sanitaria de la Península é Islas Adyacentes, 24 y 25;—Meeting de la Sociedad Abolicionista Española en Marzo de 1881, un cua— 183 derno;—Memoria sobre el uso terapéutico del copaibato de sosa, por el Sr. Raquin;—Revista de España, 319—Anuncio del Departamento Médico de la Universidad de Pensilvania en su sesion auual de 1881 á 1882;—Revista Minera de Ma. drid, 288;—Crónica Médica de Valencia, 94;—La Ilustracion Militar, 10;—Preliminary Prospectus of National Gas Reform Syndicate. Uiruara.—Reseccion de un maxilar.—Terminada la corres— poudencia, fué invitado por el Sr. Presidente el Dr. D. Ignacio Plasencia para leer, como lo efectuó, una observacion de resec- cion completa del maxilar superior derecho en un negro de treinta y ocho años de edad, que presentaba un tumor volu- minoso de la rara, cuya aparicion era atribuida á la extraccion, seis años ántes, del primer molar superior derecho: ocupaba el tumor toda la region correspondiente; era redondeado, de superficie lisa, piel movible, del tamaño de una naranja gran— de y de consistencia ósea, con un trayecto fistuloso que daba salida á una pequeña cantidad de pus de buen carácter, dolo- roso espontáneamente y á la presion, cuyo dolor era pulsativo con exacerbaciones nocturnas y sensacion de calor intenso pa- ra el enfermo, en el cual existía desviacion de la boca, jamás hubo fiebre y las funciones nutritivas se verificaron siempre como en estado normal. Cloroformizado el paciente se prac- - ticó la operacion mencionada; inclinándose á creer el Dr. 1. Plasencia que se trataba de un sarcoma mieloideo, expuesto á recidiva, porque de ordinario se interviene tarde y no se ex- tirpan todos los tejidos alterados. El procedimiento operato- rio fué el de Maisonneuve y Bauchet. Injertos epidérmicos—IEn seguida dió cuenta el mismo £r. Plasencia de un caso de injerto epidérmico y dermo-epidérmi- co en un jóven de quince años de edad y que ofrecía una úl. cera en la pierna izquierda, excavada en su centro, de bordes irregulares y salientes, con una supuracion abundante y de mal olor, datando de cinco meses. Tratada primero con fo- mentos de agua fenicada, se le pusieron á los siete dias tres injertos, dos de ellos epidérmicos y el tercero dermo-epidér- 134 mico, depositándolos á cierta distancia de los bordes y en el centro. Cubriéronse despues con tiras de esparadrapo y se siguió lavando la parte afecta con aquel líquido, siendo el re- sultado tan brillante que el Dr. Plasencia opina debe emplear- se dicho procedimiento siempre que se pueda. El Sr. Presidente dió las gracias en nombre de la Corpora= cion al Dr. Plasencia por su interesante comunicacion, pudien- do los Sres. académicos examinar á los enfermos por él pre- sentados, así como las fotografías de ámbos operados, que tuvo la bondad de ofrecer á la Academia, y por las cuales se le die” ron tambien muy atentas gracias. Deruxcrox.—Al terminarse la sesion, participó el Secretario general en sentidas frases el fallecimiento del Dr. Argumosa (padre): socio corresponsal de la Corporacion, Vice-Presidente que fué de la Sociedad Antropológica, á la que prestó en su fundacion muy buenos servicios, ex-Regidor del Excmo. Ayuntamiento de la Habana y Diputado á Córtes por la Pro- vincia de Pinar del Rio; persona que por sus conocimientos médicos y su interés por el bien público, ha dejado entre no- sotros buenas huellas de su paso. Despues de lo cual, declaró el Sr. Presidente finalizado el acto. DesinrecraNTeEs.—MEMORIA INAUGURAL PRESENTADA POR EL SOCIO DE Numero Ldo. D. Francisco Torrálbas. [SesioN DEL 29 De Mayo Dr 1881..— V. pdg. 107.] LEtcmo. é Ilmo. Sr. Presidente.—Sres:— Para merecer el hon- -_roso título de académico es indispensable presentar una me- moria sobre un tema de ciencias médicas, físicas Ó naturales: cumplo, pues, esta obligacion, eligiendo por tema los Desinfec- tantes. ¿Qué tésis puede, al presente, ofrecer mayor interes que ésta, hallándose como se halla nuestra ciudad azotada por dos epidemias? Nada más oportuno que ocuparnos de los desin- 185 fectantes, ahora que la opinion pública está muy preocupada, y que corporaciones, así populares como científicas, hacen los mayores esfuerzos para contrarestar sus estragos y devolver el sosiego al seno de las familias, hoy espantadas por ese te- rrible azote. Los desinfectantes proporcionan al higienista las poderosas armas con que combatir á los miasmas ó principios morbosos, causa de la propagacion de las epidemias. Al ocu- parme de un tema de la importancia que éste, desearía contar con una clara inteligencia y más vastos conocimientos para desarrollar mi proposición con la brillantez que merece; pero como mi intelizencia es pobre y mis conocimientos escasos, me apresuro á reclamar vuestra indulgencia, pues pecaría de osa- do si ántes de entrar en materia no la reclamase. ) Desiwrecrawtes.—Las ciencias físico-químicas, la Fisiología, la Higiene, todas y cala una de ellas han venido á producir una confusion en la verdadera definicion de los desinfectantes: las diversas apreciaciones que se han emitido para distinguir, se— parar y clasificar los cuerpos así llamados, dependen de varias causas; la primera y más esencial consiste en la imperfeccion real de nuestros conocimientos, respecto al orígen, la natura- leza, la formá de la evolucion, de la propagacion y hasta de la infeccion misma de los miasmas; otra de las causas es la ca- rencia de una division racional fundada en su naturaleza y manera particular de ejercer su accion. Necesario é impor- tante es el estudio de este problema, porque encierra en su se: no grandes descubrimientos para el porvenir, sobre la causa de las epidemias y multitud de enfermedades, cuyos remedios son hasta el presente empíricos. La Higiene pública y la privada reclaman los auxilios del estudio despreocupado y ecléctico de los desinfectantes, á fin de que la observacion les presente ca- da dia hechos positivos y provechosos. ; Los cuerpos d agentes que se emplean para quitar al aire libre Ó confinado, á las habitaciones, vestidos de? los gases me- fíticos, los miasmas ó cualquier otra causa de infeccion, se cono- cen con el nombre de Desinfectantes. Hasta qué punto es admisible esta definicion, lo veremos en la division de los mis- T, xvir.—24 186 mos desinfectantes: éstos se pueden clasificar en Aromáticos ó Desodorantes [ destructores de olor], Antisépticos, Absorbentes, Químicos y Físicos. Desinfectantes desodorantes son los cuerpos que actúan des- truyendo el ácido sulfídrico, el selenídrico, el sulfidrato de amoniaco di*, destruyendo el arreglo molecular de estos gases y quitando los efectos perniciosos que producen en la respi- racion. Antisépticos ó antipútridos son aquellos cuerpos que, bien sea porque contraigan combinaciones con los principios pro- teicos, albuminosos y fibrinosos, de las materias orgánicas, Ó porque tengan una accion tóxica sobre los organismos infu- sorios, evitando las fermentaciones, se oponen á la putrefaccion, y por lo tanto impiden la infeccion y los miasmas. Los Desinfectantes absorbentes se fundan en la capacidad de absorcion y en el poder más Ó ménos fuerte que tienen para retener entre sus moléculas los gases mefíticos. Desinfectantes químicos son los cuerpos que, por su accion de presencia, producen el desequilibrio de la fuerza de combi- nacion que tienen las sustancias infectas, putrefactas ó fer- mentadas; y unas veces oxidando y otras apoderándose del oxígeno ó del hidrógeno, rompen el equilibrio de agrupacion atómica y destruyen los ya formados, dando lugar 4 otros nue- vos cuerpos neutros ú beneficiosos, en lugar de los infectos. Desinfectantes fisicos son los agentes ó flúidos como el caló- rico y la electricidad, ó cuerpos como el aire y el agua que, en determinadas circunstancias, atacan los gérmenes orgánicos de - los principios morbosos. Como dejamos dicho, difícil es separar en una clasificacion exacta y propia todos los desinfectantes: el estudio de estos cuerpos y su manera de obrar, no está suficientemente ilus- trado hasta el punto de marcar límites precisos y bien defini- dos á cada uno de ellos; consideremos la division que antece- de, reducida á dos agrupaciones, — (Químicos y Físicos,-—pues los desodorantes y antisépticos se confunden con los químicos, y los absorbentes con los físicos, esto es, fijándonos en los térmi- 187 nos de su division y motivos que para clasificarlos dejamos dicho. ¿Dónde buscar otros fundamentos para la agrupacion de los desinfectantes? ¿En su naturaleza, en las causas de la infeccion 6 miasmas? Poco adelantaríamos, porque la causa primera de la putrefaccion de las materias orgánicas y los tu- fos infectos que las acompañan, propagando el mal, sirviendo de medio el aire ó el agua,es imperfectamente conocida. Hi- pótesis diversas, teorías más ó ménos ingeniosas, defendidas con calor y gran acopio de datos, se disputan el campo del honor. Miéntras los partidarios de la Escuela Química, funda- da por Liebig, suponen que las' fermentaciones y putrefaccio- nes no son más que fenómenos químicos sencillos y naturales, una simple resolucion química de los elementos orgánicos pa- ra transformarse de unos en otros cuerpos más simples y más estables, —los adversarios pretenden que cada fermentación ó putrefaccion necesita un agente vital especial y que este agen. te provoca la descomposicion de la materia orgánica, necesaria y fatal; porque la descomposicion es indispensable para que una vida suceda á otra nueva generacion de séres inferiores, que han de ser abrigados y alimentados á expensas de la ma- teria ei putrefaccion. ¿Acometeremos nosotros la difícil tarea de examinar los ar- gumentos en que apoyan su doctrina estas dos escuelas, cuando todavía no tenemos bastante luz sobre este misterio, pues aún en nuestros dias es oscuro cuanto se escribe respecto á las causas reales de la putrefaccion y fermentacion de las materias orgá- nicas? ¿Cuál es el agente especial, el primum movens de la des- composicion pútrida de las materias orgánicas? dice Jaccoud, ¿Es un producto no organizado, análogo á la diastasa soluble que transforma el almidon en glucosa? ¿Es un producto orga: nizado, semejante á los esporos de los hongos microscópicos, ó á la levadura de cerveza? ¿Es un animal infusorio microscópico, análogo á las miriades, los vibriones ó las bacterias? ¿Será, como dice Pasteur, que todos los cuerpos orgánicos lí- quidos no podrían alterarse sin la presencia de un gérmen es- traño (esporo ó huevo de infusorio)? | 188 Toda investigacion en este momento nos parece inoportuña y fuera de la índole especial de esta memoria. Para el princi= pal objeto de nuestra tésis nos bastará saber que, sea cual fuere la causa productora, todas las materias Orgánicas, encon- trándose en circunstancias especiales, se descomponen y dan nacimiento á nuevos productos, que-las más de las veces de- ben ser destruidos ó paralizados, por ser focos de infeccion y de miasmas. A Volviendo, pues, á la clasificacion de los desinfectantes, di- remos que entre los desinfectantes desodorantes pueden cibat- se:—el ácido sulfuroso, óxidos metálicos, los sulfatos y cloru- ros de zinc, cobre y hierro, el nitrato de plomo y otras sales muy conocidas y que forman la base de los líquidos de Ledo- - yen, Larnándes, Burnett y Siret. Entre los antisépticos tenemos, en primer término, á la brea con todos sus derivados, la creosota, el ácido fénico, el fenol;- tenemos despues al ácido acético, al ácido benzoico y á las fu— migaciones aromáticas de ciertas resinas como el benjul, la mirra, el estoraque, unidas al carbon vegetal y salitre para ha- cerlas más combustibles; el ácido salicilico es otro antiséptico de bastante uso hoy dia; y, por último, dos químicos de Viena, Hlasiwelt y Barh, han descubierto un antiséptico que goza de propiedades tan útiles como las del ácido fénico, lo nombran resorcina y lo obtienen haciendo reaccionar los álcalis cáusti - cos sobre diversas resinas, y especialmente sobre el gálbano; la resorcina es más soluble que el ácido fénico y ménos tóxi- ca, así es que su empleo será más ventajoso el dia en que llegue á generalizarse. Los absorbentes son: el carbon, la arcilla, el yeso, varias tle- rras magnesianas, la turba, y en general todos los cuerpos porosos, como el carbon. Los Desinfectantes químicos son en realidad, considerados en su acepcion más estricta, los únicos y verdaderos desinfec- tantes, pues ellos van á obrar sobre los elementos constitu— yentes de los miasmas, transformándolos en nuevos cuerpos. Ocupa el primer lugar entre los desinfectantes químicos el 189 cloro: sabida es la afinidad violenta de este metaloide por el hidrógeno; su avidez por este cuerpo hace que se descompon- gan muchas sustancias bajo su influencia; el cloro destruye al ácido sulfídrico, al sulfidrato de amoniaco, y en general to. dos los cuerpos capaces de cederle su hidrógeno, dando lugar á que, en presencia del agua, ésta descompuesta ceda su hi- drógeno, y el oxigeno libre actúe sobre los cuerpos que se en. cuentren en su presencia. El ácido hiponítrico y vapores nitrosos rivalizan con el cloro en sus buenos efectos, y sl bien su accion no es tan enérgica como la de éste, en cambio tiene la ventaja de no atacar lus órganos respiratorios; cualidad muy notable y que debe tenerse presente cuando se trate de la de. sinfeccion de lugares poco ventilados, sobre todo si están ocu- pados por enfermos. Los hipocloritos, el bromo, el yodo, el yodoformo, el per- manganato de potasa, el ácido crómico, todos estos cuerpos son más Ó ménos destructores de los gases que se desarrollan en la putrefaccion y fermentacion; deben-usarse siempre que se trate de una completa desinfeccion. No es nuestra mision exponer la forma en que deben em- plearse y la accion de cada uno de los desinfectantes químicos: especialidades en cada uno de los ramos de las ciencias médi- cas han escrito obras sobre todos y cada uno de ellos; la eru— dita Corporacion á quien tengo el honor de dirigirme conoce los autores y los productos que les han dado prestigio; así es que pasaremos á ocuparnos de la última clase. Los Desinfectantes físicos quedaron definidos al principio de esta memorla: dadas su nomenclatura y su definicion, más bien que desinfectantes debía llamárseles parasiticidas micró- fagos, porque son los destructores de las triquinas, de los ácarus, de los sarcoptes y de todo ese mundo invisible que, sin el auxilio del lente, no alcanzarían nuestros ojos. Dijimos que el calórico y la electricidad, y el agua y el aire, constituían los desinfectantes físicos: en efecto, una temperatura de 1059 unas veces, y obras hasta 180 ó más grados, destruyen los gér- 190 menes orgánicos que están suspendidos enla atmósfera ó adhe- ridos á los objetos colocados en lugares infectos. La electricidad causa modificaciones más Ó ménos profun- das en la mayor parte de los cuerpos; asi es que, bien sea por- que obre directamente sobre los miasmas, ó bien porque im- prima una actividad mayor á ciertas sustancias, debe ser con- siderada como un desinfectante físico, tal vez de no poca importancia en lo futuro. En cuanto á la manera de usar el aire y el agua como desiu- fectantes, no es preciso decirlo; basta saber que las personus más vulgares practican la desinfeccion, valiéndose de tales me- dios: en efecto, las corrientes de aire, los chorros de agua, sobre todo al estado de vapor, han sido empleados con buen éxito. para desinfectar habitaciones, hospitales, centinas d3*; mas no debemos tener gran confianza en estos desinfectantes, porque - su accion sobre los miasmas es puramente mecánica. Pongo término á este trabajo. Pudiera haberme extendido mucho más, tratando de la historia de cada uno de los desin- fectantes, pero no sólo molestaría por largo tiempo vuestra atencion, sino que además traspasaria los estrechos límites de una memoria. Por otra parte, no es de gran interés saber quién fué el primero que empleó el cloro ó el ácido fénico co-' mo desinfectantes, ni en qué época se hicieron tales ó cuales ensayos; lo que importa muy mucho es buscar nuevos cuerpos ó hacer nuevas experiencias con los yá conocidos, á fin de ob- tener resultados más seguros. La ciencia moderna se envanece, no sin razon, de sus gran- des conquistas: para ella casi no hay imposibles; pero tocante al punto que hoy nos ocupa, aún falta mucho por hacer. Los i desinfectantes que gozan de propiedades más enérgicas, son perjudiciales á la economía animal; necesario es, por lo tanto, buscar cuerpos 6 medios que destruyan los infectos con pron- titud, sin causar por esto perturbacion alguna en los órganos respiratorios. A la Química, más que á ninguna otra ciencia, le está reservado el resolver este gran problema; el dia en que llegue á realizarlo habrá conseguido uno de sus mejores triun- 191 fos, y prestado un inapreciable servicio á la humanidad ,—He dicho. Discurso DE CONTESTACION AL SR. Lno. D. Francisco TorRALBAS; POR EL Dr, D. Juan Zamora. limo. Sr, Presidente.— Sres. Académicos.—Sres:—En la ne- cesidad de llenar un deber reglamentario viene hoy el ménos autorizado de esta Corporacion á distraer un momento la atencion de V.V. S,S., contestando á la interesante memoria que nos acaba de leer nuestro digno compañero el Sr. Torrál- bas. Es de lamentar que otro más idóneo que el que habla no hubiese sido el designado al efecto, con tanta más razon cuan- to que con eso hubiéramos indudablemente oido hablar en es- te lugar, con alguna más extension de lo que en la memoria aludida se hace, de un asunto de alta importancia; esto es, de los desinfectantes. Y nose diga que es de alta importancia porque hoy se suponga ó se afirme que estamos rodeados de una atmósfera infecta que es la causa de las enfermedades rei- nantes; ni esto es tampoco motivo para considerarse de actua- lidad, pues asunto como el que nos ocupa siempre es impor- tante, siempre de actualidad: es importante, porque importan- te y querida debe sernos la vida de nuestros semejantes; por- que es uno de los puntos oscuros en donde la ciencia no ha podido penetrar sino con paso vacilante; y lo es tambien, por” que los que se dedican al estudio de las ciencias, en cambio del derecho que conquistan á la consideracion y respeto de los demás, contraen el deber de velar por la conservacion de la vida de sus semejantes. Decimos que siempre es de actualidad, porque constante- mente y en todas partes se necesita conocer el medio de puri- ficar la atmósferá que nos rodea, privando al aire de las mate: rias orgánicas que lo impurifican y, además, de los miasmas mefíticos y peligrosos de que puede hallarse infectado, ya que se trate de una comarca, de un pueblo, de los edificios públi- 192 cos ó privados, ó ya tambien de determinadas habitaciones de estos mismos edificios, de los vestidos 4? No falta quien bajo la denominacion de “miasmas” comprende no sólo los gases procedentes de la descomposicion de las materias orgánicas, si- no la misma materia orgánica en suspension en la atmósfera y los gérmenes orgánicos; si bien en el sentido riguroso de la pa- labra “miasma” sólo deben entenderse los primeros, ya que la descomposicion tenga lugar en los cuerpos de orígen animal ó vegetal: pero debemos advertir que no tratamos de los mias— mas específicos, | Luégo, al ocuparnos delos desinfectantes, debemos comen— zar por conocer la naturaleza de la sustancia que se trata de destruir, del mismo modo que al tratar de aplicar un contra- veneno con acierto, tenemos ántes necesidad de conocer la sustancia tóxica cuyos efectos deseamos destruir: ésta ha sido la marcha que se ha seguido en la Toxicología y á ella debe los resultados que se han alcanzado. No podemos decir lo mismo respecto 4 los desinfectantes en que, á consecuencia de marchar por una via oscura, se camina á tientas y nos halla- mos llenos de hipótesis más Ó ménos elegantes, que unas, a] parecer, explican mejor que otras los fenómenos que se verifi- can, ya en la formacion de los agentes miasmáticos, ya en la destruccion de los mismos, pero que todas dejan mucho que desear. Bajo este punto de vista hubiéramos deseado ver á nuestro compañero tratar los desinfectantes; no para ser simplemente narrador de los que tienen aplicacion y darnos á conocer algu- na de las clasificaciones que de ellos se han hecho, sino para abrir una nueva via de investigacion; pero no se nos oculta que, al pedir esto, pedimos poco ménos que un imposible. Esta dificultad se hace más patente si recordamos las con= tradictorias opiniones que se han emitido acerca del modo co- mo obran en el organismo los productos que resultan de la descomposicion de las materias orgánicas, pues unos, fundándo. se en la buena salud de que gozan los enterradores, matarifes di, aseguran que los gases que resultan de la Cescomposicion -193 de éstos son en general inofensivos y lauzan su anatema con tra los que proceden del reino vegetal, considerándolos como nocivos. Mas esta opinion es insostenible, por más que las apa- rienclas parezcan favorecerla; y para destruirla bastaría recor- dar el mayor número de productos 4 que por su descomposl- cion dan lugar las materias de orígen animal. En su memoria divide el Sr. Torrálbas los desinfectantes en aromáticos ó desodorantes (destructores de olor), antisépticos, absorbentes, físicos y químicos, aunque al hacerlo así no hace más que repetir la clasificacion que por alyunos se venía acép” tando: es verdad que despues no se conforma con ella y concluy e por dividirlos en físicos y químicos. Que no es aceptable la primera de estas dos clasificaciones nos lo dicen sus divisiones y las definiciones que de cada una de éstas se han dado; y, para no ser en esto muy extensos, sólo indicaremos algo respecto á lá primera division, que dice ““Aromáticos, Ó desodorantes (destructores de olores)” y los considera como cuerpos que actúan destruyendo el ácido sul- fídrico, el selenidrico, el sulfidrato de amoniaco etc. No pue- den admitirse como sinónimos las palabras “aromático” y “de- sodorantes”, y mucho ménos si, como acabamos de ver, se les considera com o cuerpos capaces de destruir los ácidos sulfí- drico, selenídrico etc: los desodorantes pueden considerarse bajo ese punto de vista, los aromáticos nó; pues éstos son cuerpos que se emplean con objeto de comunicar á la atmós- fera un olor agradable, sin hacer otra cosa que enmascarar el mal olor que ántes tenia y de ninguna manera destruirlo. Esto no sólo sirve para demostrar que esas dos palabras no pueden emplearse juntas para dar nombre á una de las di- visiones de los desinfectantes, sino que además prueba que los aromáticos en general son más perjudiciales que beneficiosos, toda vez que con ellos se carga la atmósfera de materias orgá- nicas, en vez de destruir los gases mefíticos que en ella se en- contraban. Hubiera sido conveniente, ya que no indicar los casos en que debían emplearse unos desinfectantes con preferencia á T. xy1I.—25 194 otros, señalar aquéllos que en tésis general se cree ejercen una accion más enérgica sobre las sustancias que se trata de des- truir; pues los desinfectantes no han aparecido á la vez, sino que se han ido sucediendo los unos á los otros, y esta sucesion ha obedecido unas veces á la mayor ú menor facilidad de pro- curárselos, como consecuencia de localidad; á que se descubrian otros nuevos, dotados de propiedades más enérgicas; y otras ve- ces á la inocuidad del desinrectante empleado, ó de los pro— ductos á que ha dado lugar: tal es lo que hoy acontece con un nuevo agente de descomposicion de los miasmas. Hubo un tiempo en que se hizo gran uso del cloro, desin- fectante de una accion muy enérgica, ya que obrase por su afinidad para con el hidrógeno de la materia que se trata de destruir, ya que se convirtiese en agente de oxidacion por la propiedad que tiene de apoderarse del hidrógeno del agua, de- jando el oxigeno en libertad, el cual en estado naciente tiene gran afinidad; pero todas” estas ventajas que presenta el cloro vienen á ser tambien otros tantos inconvenientes, pues esa energía de accion se ejerce del mismo modo en los órganos respiratorios, por lo que su empleo sólo pñede tener aplicacion allí donde no haya individuos que lo respiren, y, áun así, los productos de sustitucion clorados, á que puede dar lugar, no estamos ciertos de que sean inofensivos. Tras del cloro aparecen los hipocloritos, los cuales obran por su poca estabilidad, por la facilidad con que se descomponen; y como el resultado de esta doscomposicion sea el cloro, presen- tan aquéllos el mismo inconveniente que éste, con la sola di- ferencia que, empleando los hipocloritos, es mucho más lento el desprendimiento del cloro. Las epidemias se han sucedido y con ellas nuevas investiga- ciones nos han suministrado otros medios de destruccion de ese quid que se encuentra en el aire y al cual se atribuye la causa de esas calamidades que de tiempo en tiempo ponen en consternacion, no ya á un pueblo ó una ciudad, como cuando se vivia en el aislamiento, sino á una nacion, y áun á las na- 195 ciones vecinas; de aquí que la causa de los desinfectantes ha venido á ser la causa de la humanidad. A los hipocloritos han seguido los vapores hiponitrosos, y á éstos otros muchos de que no nos ocuparemos por haberlo ya hecho nuestro compañero en su brillante memoria juntamente con los que acabo de mencionar, pero no terminaré sin ántes indicar un nuevo desinfectante, que está llamado á sustituir á todos los conocidos, á ser ciertos los ensayos que con él se han practicado: me refiero á los vapores del éter nitroso indi- cado por Mr. Peyrusson, cuyo éter ha sido ensayado por los Drs. Raymond, Boudet, Bleynie y Conveau en las condiciones más desventajosas, y siempre se han obtenido resultados sa- tisfactorios; y si á esto se une su olor suave y agradable, el ser completamente inofensivo y la-facilidad de obtenerle, claro es que presenta ventajas sobre todos los conocidos y merece ser llevado al terreno de la práctica, único medio de adelantar al- go en la cuestion que nos ocupa. Terminaremos estos renglones con el pesar de no haber po- dido presentar en ellos nada que ya no fuera conocido por V. V.$S.$., cuya circunstancia nos exime de entrar en por- menores sobre todos y cada uno de los puntos de que el Sr. Torrálbas se ocupa en su memoria; pero congratulándonos á la vez, porque siéndonos conocida la laboriosidad é inteligencia del nuevo académico, le vemos llegar lleno del más noble en- tusiasmo á tomar parte en las tareas no interrumpidas de esta Real Academia. La PERDIDA DE LA VISTA EN LA FIEBRE AMARILLA; —POR.EL D”.- 1), Juan Santos Fernández. : (SEsION DEL 25 DE SETIEMBRE DE 1881.) La mayor parte de las enfermedades que ostentan sintomas oculares, y áun aquellas en que nunca se ha encontrado mani- festacion alguna en lo que se refiere al Órgano de la. vision, han sido estudiadas con el auxilio del oftalmoscopio. La fiebre amarilla es de las pocas, que sepamos, haya escapado á este 196 medio de investigacion, 4un para aquellos que, como Bouchut, en alas del entusiasmo, han pretendido leer en el ojo lo que pasa en el cerebro. En las mejores monografías que sobre el vómito negro se han escrito, apérnas sí figuran en el cuadro de síntomas los que hacen referencia al aparatoocular; y así vemos que, despues de señalar al empezar la fiebre y en lo que se ha llamado pe- víodo de reaccion general, el coup de barre 6 raquialgia, la an- siedad epigástrica y los latidos tumultuosos de la region celiaca, mencionan la dilatacion de la pupila á un grado tal que da á la mirada una expresion vaga é indecisa comparable á la de la embriaguez. Hacia el fin del primer dia, en el segundo á más tardar, lama la atencion la 2nyeccion de la cara y de los 0708; éstos se presentan rojos, lagrimosos y de un brillo insólito, asegurando los autores que estos síntomas, por ser constantes, tienen una importancia notable. En el segundo período, denominado de localizacion, el cual, como sabemos, se anuncia por una remision febril que hace bajar el termómetro hasta 38% de?, se advierte que la ¿nyeccion y el brillo de los ojos se atenúa, y á medida que la fluxion rosácea de la envoltura tegumentaria se disipa, apa- recen las manifestaciones del ictero; éstas, ántes de ser aprecia- bles en la piel, se manifiestan en la esclerótica y en la serosidad de los vejigatorios. Noegeli, al enumerar las hemorragias en la fiebre ámarilla, dice: la hemorragia ocular y auricular son extremadamente ra- ras y la cantidad de sangre siempre insignificante. Bérenger Féraud, en su obra titulada la Miebre jaune au Sénégal (París 1874) y al ocuparse de los síntomas del primer período, dice: “los ojos son brillantes, las conjuntivas están li- geramente inyectadas y varían del color rosado pálido al rojo bien acentuado; se encuentran húmedas, pero no presentan el aspecto hiperémico tan próximo á la inflamacion, que se obser- va en los grados más avanzados de la enfermedad.” En el segundo período, añade: “los ojos presentan los ca- ractéres que conocemos en el primer período. Se ha querido 197 establecer una coincidencia entre la intensidad de esta colo- racion de las conjuntivas y la gravedad de la afeccion, pe- ro puede decirse de una manera general que es un signo de bastante importancia y sobre el cual el práctico puede basar- se. Sin embargo, en esto como en todo hay particularidades y 4un anomalías que debemos tener en cuenta y que hacen que los juicios no puedan ser desde luégo absolutos. La rubicun- dez es ceneralmente muy acentuada y no es raro que suceda una inflamacion á esta hiperemia primitiva. Con este motivo hay que hacer una observacion y es que el práctico debe tener cuidado de no apreciar para su pronóstico más que la hipere- - nia primitiva, porque cuando la inflamacion le sucede, la ru- bicundez aumenta de intensidad sin que por eso haya aumen- tado la gravedad del mal. La prueba de lo que afirmo está en que, si sucediera de otro modo, el caso en que se observa la verdadera inflamacion y hasta la supuracion de las conjunti—- “vas en el curso del ataque, debiera pertenecer al 3er. grado de la enfermedad y ser fatalmente mortal, lo cual no ocurre.” El mismo Bérenger Féraud, al tratar del pronóstico, agre- ga: “Cabel y Chevé habian notado ya la coloracion de las conjuntivas y expresan que da á los enfermos un aire particu- lar. Menu, Dessables y Dupuis se han ocupado igualmente de ella en 1837, y Mr. Bel en 1859 llamó la atencion sol»re esa rubicundez de los ojos y ha observado tambien que cuando las conjuntivas están firmemente inyectadas y afectan un color rojo subido, la enfermedad es extremadamente grave, mién- tras que cuando es difusa el enfermo se encuentra en ménos peligro; pretende basar en este síntoma el diagnóstico diferen- cial de la fiebre amarilla y la palúdea, afirmando que en esta última no se observa jamás esa coloracion anormal de la mu- cosa ocular. Cédon, que ha observado con marcada atencion los síntomas de sus enfermos atarados de fiebre amarilla, no ha pasado desapercibido éste, llamándole siempre la atencion el aspecto lagrimoso y rojo de los ojos al principio del mal y sobre todo en los individuos llegados recientemente de Francia, Méry en 1867 se habia fijado en el mismo hecho,” 198 Más recientemente el mismo Bérenger Féraud (París 1878), en su obra acerca de la Fiebre amarilla en la Martinica, insiste al ocuparse de los síntomas del segundo período de la enfer— medad, en el lagrimeo y brillantez notable de los ojos, la rica y fina inyeccion conjuntival, la dilatacion de la pupila y la foto- fobia; añade que la inyeccion de la conjuntiva se debilita en la remision si el ataque es ligero, pero que en caso contrario se oscurece y.toma un tinte ictérico, el cual se acentúa cada vez más, habiendo observado en ciertos casos graves, en el se- gundo período, hemorragias oculares que han producido su- fasiones subconjuntivales ó un derrame de sangre á lo largo de las mejillas y en los alrededores de la comisura de los pár- pados. En otro capítulo, al estudiar las hemorragias que se obser van, dice: se han visto con frecuencia conjuntivitis, queratítis y hasta accidentes como el flezmon del ojo sobrevenido á consecuencia de hemorragias oculares. Griesinger es el único autor que menciona la disminu= cion ó falta total de vista en la fiebre amarilla, al decir: “por rareza hay ambliopía 6 amaurósis en la fiebre amarilla.” Como se vé por la reseña que acabamos de hacer, despues de hojear detenidamente las últimas monografías publicadas acerca de la fiebre amarilla, los autores no señalan otros sínto- mas oculares que los denominados externos y que se refieren á la conjuntiva y á la córnea, los cuales tambien hemos tenido ocasion de observarlos más de una vez incidentalmente, así como el flegmon del globo ocular, que en ámbos ojos se pre— sentó en un enfermo de uno de los hospitales de la Habana. La pérdida parcial Ó total de la vista sin lesion ostensible, ó sea la ambliopía ó amaurósis en el curso de la fiebre amarilla, no tenemos noticia de que haya sido hasta aquí señalada por ningun autor; y como los casos que vamos á referir pertenecen á este género, nos han parecido dignos de ser consignados én los anales clínicos, cualquiera que sea la utilidad que por aho- ra se reporte de su exposicion. Observacion 1*—Esta observacion me ha sido comunicada 199 por el Dr. Gordillo, médico de la Casa de Salud titulada Garci- ni y en la cual se asisten durante el año no escasos enfermos de fiebre amarilla. Se refiere 4 un alumno de la Academia de Cadetes D. J. S. P., que irgresó en el establecimiento á su car- go á fines del mes de Agosto del año de 1879, atacado de fie- bre amarilla y en el 2? dia de guardar cama. Este jóven, na- tural de Andalucía, de 19 años de edad, de buena constitucion y sin antecedentes de familia, llegó 4 estas playas en perfecto estado de salud y en la mejor estacion del año, pues desembar- có en los últimos dias del mes de Diciembre del año anterior. La enfermedad empezó á desenvolverse de una manera in- sidiosa, sin fenómenos alarmantes, puesto que ni el calor pasó de 39, ni la radial arrojó más de 100 pulsaciones, y, aunque en la orina se observó la albúmina, estaba en muy escasa can- tidad. El dia de su entrada en la Casa de Salud, se le ordenó un vomitivo de ipecacuana. Al siguiente dia los símtomas no habian cambiado y se le dispuso un purgante de 40 gramos de sulfato de sosa. Al tercer dia de asistencia la albúmina aumentó considera- blemente, y la inquietud del enfermo así como el estupor de su fisonomía y el aumento de temper atura pusieron en cuida- do al Dr. Gordillo. Se le propinó una lavativa de aceite de ricino. Limonada tártrica como bebida usual. Al quinto dia nuevos síntomas confirmaron la gravedad del pronóstico; se advirtió supresion de la orina (uremia), hipo, subdelirio y pérdida completa de la vision, 4 tal grado que preguntaba en los momentos lúcidos á los asistentes si era de dia ó de noche, y sólo conocia por la voz á.sus parientes Ó personas de intimidad. Hallándose en este estado fueron lla- mados en consulta por el Dr. Gordillo los Dres. Soler y Ruiz Sanroman, médicos de la Armada, los cuales comprobaron los sintomas y convinieron en la gravedad de su significacion, En la junta se acordó disponerle revulsivos, los tónicos y excitantes diuréticos. A las 24 horas de poner en práctica es- 200 te tratamiento la orina reapareció, la vision se restableció y desaparecieron los síntomas cerebrales. La falta de oftalinoscopio no permitió al Dr. Ruiz Sanro- man examinar el fondo del ojo en la primera visita, y al si- guiente dia, cuando volvió provisto del citado instrumento, encontró que el enfermo habia recuperado la vision y no ha- lló síntoma alguno en el interior del ojo. | La mejoría el paciente se acentuó cada vez más, y, excep- cion hecha de una parotiditis en el lado izquierdo, no presen- tó nuevos síntomas, sino que entrado en la convalecencia, ter- minó por la perfecta curacion. Observacion 22—M. R., marinero, natural de Galicia, de unos treinta y cinco años de edad, de buena constitucion, enfermó de fiebre amarilla 4 bordo del vapor Guadalquivir, é ingresó en el Hospital de Marina de Gibara en el mes de Agosa de 1876. La enfermedad se hallaba en el 42 dia de invasion cuando fué recibido en el Hospital; y la alta temperatura axilar, la abundante albúmina en las orinas y el delirio hicieron for- mar un pronóstico grave al Dr. Ruiz Sanroman, médico di- rector del establecimiento. Al siguiente dia los síntomas adinámicos iniciados yá se pronunciaron; hematemésis abundantes, aumento de los sín- tomas cerebrales, anuria y amaurósis, falleciendo en la noche de aquel mismo dia. El Dr. Ruiz Sanroman, que no pudo practicar el exámen del interior del ojo por carecer de oftalmoscopio el Hospital, nos refiere que en un trabajo titulado “Memoria sobre el mo- vimiento de enfermos habidos en el Hospital de Marina de Gibara, durante el año 1876,”y que elevó la Junta Superior de Sanidad, manifestó la conveniencia de reconocer el órgano de la vision en los individuos que padeciendo el vómito pre- sentasen síntomas oculares, pues durante el referido año ob- servó. dos veces la amaurósis coincidiendo con anuria, no sién- dole posible practicar el exámen oftalmoscópico por carecer de instrumentos apropiados en el Hospital á su cargo, 201 Observacion 32—El Pbro. Dr. en Teología y Derecho, D. M. M. H., de 34 años de edad, de buena constitucion y natural de Gerona (España), desembarcó en la Habana á fines del año de 1880, en compañía de otros sacerdotes y del Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis. Varios de sus colegas fueron victimas de la fie- bre amarilla en el mes de Setiembre del mismo y el último que pereció, secretario del Obispado, le era muy adicto; la pérdida del amigo le impresionó de tal mánera que, despues de la inhumacion de sus restos, permaneció sobre la tumba hasta que, echándole de ménos los que le acompañaban, fue— ron por él y le separaron del lugar en extremo afectado. De- bemos consignar que el Pbro. D. M. M. H. así como el fimo. Obispo y los otros sacerdotes habían venido de la Península á ocupar los puestos respectivos en la Sede, vacantes por el fa- llecimiento de los que la servian, tambien atacados por la fie- bre amarilla; aún más, el Pbro. D. M. M. H., Provisor del Obispado, fué encargado interinamente de la secretaría y ocu- paba á la sazon el primer puesto en el certámen público que para obtener la plaza de penitenciario se libraba en una de las naves de nuestra Catedral. Al terminar el penúltimo ejercicio de la oposicion y al segundo dia de ser inhumado el amigo y colega, sintióse tan mal que á pesar de su actividad se vió en la necesidad de guardar cama. Llamado el Dr. Gutiérrez Lee, para encargarse de su asistencia el 20 de Abril de 1880, le encuentra en decúbito supino, inquieto, la cara encendida, las pupilas más dilatadas que contraidas, la lengua alargada, temblorosa, gris al centro y rosada en sus bordes, mal sabor de boca, sed intensa, náuseas, piel caliente y seca, pulso de- primido, poco desenvuelto y con 108 pulsaciones, la respira- cion libre, raquialgia y cefalalgia, temperatura 4 39, 08 y orina escasa, enrojecida y sin albúmina. Se le ordenó un pur- gante de aceite de ricino. Por la tarde el mismo estado, vómitos melánicos. Se le prescribe limonada tártrica y compresas de agua fria á la frente. Durante la noche insomnio completo, la cefalalgia y ra- T, xVIIL.—26 e 202 quialgia parecen más intensas, se encuentra fatigado y débil, la cara sigue inyectada, la lengua seca, constipacion. «Se le ordena un enema purgante. | Segundo dia:—-los ojos inyectados y lagrimosos, la lengua en el mismo estado, estupor en la fisonomía, hiperemia de la piel en la region antero-superior del tronco; delirio, mayor inquie- tud, conoce aún las personas, siguen las orinas escasas, sed, as— triccion, pulso 110, temperatura 39, 09. Vómitos melánicos. Se repiten los enemas purgantes y se ordenan pedacitos de nieve en la boca. Tercer dia: á las tres de la mañana continúan los mismos sintomas, acentuándose más el delirio y la inquietud, y convir- tiéndose la escasez de las orinas en verdadera anuria. Los asistentes advierten la pérdida de la vision. A. las doce del día, cuando fuimos á reconocerle los ojos, le encontramos incorporado en la cama y sujeto por los asistentes, porque quería abandonarla; cuando aquéllos le llevaban al sillico, no podía tenerse de pié; el delirio versaba sobre los temas que sostenía en la oposicion, Es concluía á menudo con plegarias á la Virgen. Las conjuntivas inyectadas presentaban un tinte ictérico se- mejante al de las mejillas. Las pupilas, si bien no estaban contraídas, no permitían el exámen con el oftalmoscopio, dificultándolo aún más la inquie- tud del paciente. Dilatada la pupila á los veinte minutos de instilada la atro- pina, pudimos examinar el interior del ojo, no sin contar con la influencia que sobre el paciente tenia lá voz del Dr. Gutié- rrez Lee, que le exhortaba á permanecer tranquilo; cortos eran los instantes de obediencia, pero los suficientes para descubrir con el oftalmoscopio el interior del ojo y comprobar la ausen- cia de todo estado anormal en los Órganos que lo constituyen. En la noche del tercer dia, los síntomas hicieron ligera re- mision y persistía la amaurósis. En la madrugada del siguiente dia, despues de un delirio violento, de frecuentes vómitos y de una evacuacion melánica fétida, sobrevinieron dos síncopés, y deprimiéndose notable mente el pulso, expiró á las seis de la mañana. Terminada la relacion de las tres observaciones, sólo nos res- ta llamaros la atencion sobre el sintoma anurla, observado en los tres casos citados. Segun hemos visto, la: anuria ha, precedido á la amaurósis, y como Jaccoud, en su tratado de Patología Interna y en el ca- pítulo que consagra 4 la uremia, considera entre otros síntomas prodrómicos de ésta la ambliopía ó la amaurósis, cúmplenos concluir, interrogándoos é interroyáudonos de la manera si- guiente: ¿La pérdida de la vision que señalamos en los atacados de fiebre marilla, sería determinada por la uremia?. Un caso pe Ixcerro Eprbermico Y DERMO—EPIDERMICO; POR EL Dr. Ignacio Plasencia. (SesroN DEL 11 pe SeriembreE De 1881.-— V, pág. 181). D. Fermin Pita, como de quince años de edad, soltero, de oficio cocinero, natural de S. Martin Deserdio, pueblo de la provincia de la Coruña, entró en el Hospital de S. Felipe y Santiago el dia 12 de Julio de 1881, y ocupó la cama número 51 de la sala de S. Ramon á mi cargo, Antecedentes.—Dice no haber padecido más que fiebres, y que la úlcera que tiene en la pierna izquierda le empezó por unas vejiguitas que le picaban mucho y que cuando se ras— caba se romplan, quedando roja la parte afecta hasta que prin- cipió á ulcerarse, adquiriendo el tamaño de hoy. —Desde el mes de Abril empezó á padecer de ella. Actualidad.—Pita está bien desarrollado, algo descolorido y -dice haber adelgazado algo, atribuyéndolo á la supuracion excesiva. En la union de los dos tercios superiores con su ter- cio inferior se encuentra una úlcera en la pierna izquierda, la- do externo, que mide doce centímetros de arriba abajo y diez 204 de derecha á izquierda, excavada en su centro y de bordes irregulares y salientes; una supuracion abundante cubre toda su superficie y tiene mal olor. Tratamiento.—La indicacion fué fomentos de agua fénica al dos por ciento: á los dos dias la úlcera presentaba un as— pecto más halagiieño; y á los siete dias de su entrada (dia 19), viendo que toda su superficie estaba cubierta de 1imamelones rosados y pequeños, decidí ponerle tres ingertos. Despues de bien lavada la úlcera, valiéndome de una lanceta los extraje de la parte anterior del antebrazo izquierdo: dos epidérmicos, cuya operacion es rápida, distendiendo la piel con la mano izquierda, de un tercio de centímetro cada uno y que coloqué en las partes lateralés de la úlcera á cierta distancia de Jos bordes; y el tercero dermo-epidérmico, siendo el manual operatorio tan simple ó más que el primero, 'pues haciendo un pliegue con los dedos índice y pulgar de la mano izquierda ó bien usando unas pinzas de disecar, se atraviesa de un solo golpe dicho pliegue, quedando por lo regular el colgajito so— bre la lanceta, ú bien queda sostenido débilmente por uno de sus extremos: éste fué colocado en el centro de la úlcera, en- tre los otros dos, siendo su tamaño el de medio centímetro;— teniendo el cuidado de aplastarlos suavemente, para evitar que los bordes quedasen enrollados hácia abajo y adentro. Despues cubrí toda la úlcera con tiras de esparadrapo, con idea de no hacer la primera cura sino á las 48 horas; pero el enfermero de la sala, queriendo presentarme la úlcera yá lim- pia, levantó las tiras 4 las 24, aunque tuvo el cuidado de no to- car los ingertos: cada cual ocupaba su lugar, como buenos sol- dados ávidos de entrar en la batalla cicatricial, ayudando así 4 sus hermanos los bordes, desalentados en su constante lucha con los diferentes elementos, microbios ds, que se oponen á la curacion.—Se siguió lavando la parte afecta con agua fenicada aluno porciento cada 24 horas, y cubriéndolos despues con tiras de esparadrapo;—á los quince dias habían adquirido los dos laterales el tamaño de un medio francés, y el del centro el de un real americano. —El aspecto que presenta en conjun- 205 to toda la úlcera es.precioso: los bordes se aplastan, y tanto de ellos como de la circunferencia de los ingertos se ven par- tir líneas blancas, que más tarde se unen, formando puentes, á ocasiones con tal rapidez que queda uno sorprendido de un dia á otro;—el color nacarado de estas superficies nuevas hace un bello contraste con la superficie todavía rosada del resto. Creo que este medio debe emplearse cada vez que se pueda, porque se obtiene una cicatrizacion pronta, regular y más se- gura; pues como los bordes no son obligados á llegar hasta el centro, no se distienden en la marcha y porlo tanto es muy estable la curacion.—En lugar de las ventosas y vidrios de reloj, que se emplean para cubrir los ingertos, prefiero las ti- ras de esparadrapo por su fácil manejo, porque es una cu— bierta protectora más segura y porque se sabe que la compre- sion metódica de los bordes activa la cicatrizacion.—Que la eleccion debe estar por la yre/fe dermo-epidérmica, abstraccion hecha de que es más dolorosa, no sólo porque la mayor parte de los experimentadores se inclinan preferentemente á ella, si- no tambien porque en el caso presente, «lesde su principio ése fué el ingerto más notable, de aspecto más fuerte, y aún hoy mismo se vé la diferencia: el interno ha desaparecido en medio de los tejidos, el externo tiene el tamaño de un real y el cen- tral es mucho más grande;—no pudiendo decidirse la cuestion de si la cicatrizacion se verifica por mul tiplicacion de las célu- las de los ingertos, ó si ellos concurren simplemente con su pre. sencia para determinar una transformacion epidérmica en los glóbulos embrionarios de los mamelones carnosos. 222 E REsEcCcION TOTAL DEL MAXILAR SUPERIOR DERECHO, PRACTICADA POR EL Jr. Ignacio Plasencia. (SESION DEL 11 DE SeriEmBrE DE 1881,— V. pág. 181). El moreno Fernando, natural de la Habana, de 38 años de edad, soltero y de profesion alambiquero, entró en el Hospital 206 de San o y Santiago el dia 9 de Junio de 1881, e apa la cama n* 60 de la sala de San Ramon. Su constitucion es buena, estatura alta y sistema muscular muy desarrollado. Interrogado sobre sus antecedentes, nos dice no haber pa- decido jamás otra enfermedad que dolores de muelas fre— cuentes. Examinando: la cara, encontramos un tumor voluminoso, cuya aparicion él atribuye á la extraccion del primer molar superior derecho, pues nos dice haber sufrido una inflamacion violentísima, hace 6 años, despues de esta operacion y que €e- dió por la aplicacion de unas sanguijuelas. En fin, á mediados de Marzo último se-empezó á hinchar el lado derecho de la cara, nueva y progresivamente, llegando á constituir el tumor á que nos vamos á referir. Dicho tumor ocupa toda la region derecha y superior de la cara. Es redondeado, de superficie lisa, piel movible, del tamaño de una naranja grande y de consistencia ósea. En su parte antero-superior se observa una abertura fistulosa, que da salida á una pequeña cantidad de pus de buen carácter y que fué precedida de un granito, segun expresion del enfer- mo. El tumor es doloroso espontáneamente y á la presion, cuyo dolor es pulsativo, con exacerbaciones nocturnas y sensa- cion de calor intenso para el enfermo. La boca se desvía hácia el lado sano, estando esta «abertura por consiguiente oblícua de abajo arriba y de derecha á izquierda. En toda la evolucion de la enfermedad no ha habido fie-. bre. Sus funciones nutritivas son y han sido siempre norma- ' les, no ofreciendo más dificultad que á la masticacion. En este estado, decidióse la operacion (toda vez que otros medios son completamente impotentes) para el 3 de Agosto; pero este dia no pudo llevarse á cabo por haber presentado el enfermo un movimiento febril de 372 8. Por fin, el dia 5 verificóse la operacion del modo siguiente. - Se le cloroformó completamente-y se dió comienzo á la Operacion, practicando tna incision que partía como á 2 cen- 207 tímetros por debajo del ángulo exterior del ojo derecho y que seguía la direccion del arco orbitario inferior, continua con otra que costeando el surco nasogeniano, rodeaba la base de la nariz hasta la línea media, donde dividía el labio en dos, Se levantó hácia afuera el colgajo, encontrándose un tumor de naturaleza osteosarcomatosa, que se extendía hasta la faringe y que fué extirpado con el maxilar superior, quedando siem- pre algun resto en la parte posterior, que no pudo separarse. Luégo se practicó la ligadura de los vasos seccionados y se dieron los puntos correspondientes. La fiebre no pasó. en nin— gun dia de 38 8, durando sólo cuatro dias; al 52, se le quita- ron los puntos; la supuracion se encargó de la eliminacion de algunas de las porciones del tumor que quedaron; y hoy el enfermo tiene una cicatriz Muy regular y poco visible y sal- drá en breve tiempo del Hospital. Consideraciones.— Que no habiéndose podido hacer el exá- men histológico del tumor, porque los tres fragmentos en que éste salió y el maxilar, por haberse partido á cada traccion de las pinzas de Farabeuf, fueron perdidos por los enfermeros en las aguas de limpiaza.—Pudiéramos, apoyándonos en Virchow, diagnosticar un sarcoma, pues están bien distintos los dos pe- ríodos: el primero, de lentitud, sin dolor; y el segundo, rápido y con dolor. Y seguramente pertenece á la variedad mieloides porsu gran vascularidad, carácter importante que segun Fol- lin es propio de dichos tumores. La recidiva es de temerse, porque, como advierte el mismo Follin, se interviene tarde y que no siempre se pasa de los lími- tes del tumor, como ha sucedido en el caso que tengo el gusto de presentaros. El abultamiento de la cara existe por dos ra- zones: 1? La parte de malar que ha quedado está muy des- arrollada, principalmente en anchura, como puede comprobar- se con los dedos índice y pulgar; y 2% por las inflamaciones repetidas en la piel de la misma region. | El proceder empleado es el de Maisonneuve y Bauchet, dán- dole la preferencia bajo dos puntos de vista de alta trascenden- cia en esta operacion: —1? El de poder dar cloroformo hasta 208 la auestesia completa en más de la mitad del tiempo, sin temor de que caiga una sola gota de sangre en la cavidad bucal, po- niendo una pequeña esponja en la fosa nasal correspondiente; desprendiendo el colgajo del ángulo interno del ojo bácia aba- jo y afuera y formando un triángulo, sin pasar hácia abajo y adentro de la línea media de los labios, se puede resecar el ma- lar y la apófisis ascendente; despues, cortando entre dos pinzas el labio superior, se tiene la seguridad de no hacer sufrir al operado; despues, medio anestesiado, se puede incindir la mucosa y el velo del paladar, y con las tijeras apropiadas de Farabeuf se divide el arco alveolar y la bóveda palatina; que- dando sólo el último tiempo sin cloroformo.—Y 22 que la cicatriz desaparece en algunos puntos, siendo apénas visible en el resto, como puede verse en el operado. Lo ántes ex- puesto contrasta con las recomendaciones de cirujanos emi-' nentes, que no debe darse cloroformo en dicha operacion, teniendo algunos que hacerla preceder de la traqueotomía. Se tuvo que usar del termocauterio para detener una he- morragia del fondo; ligando con catgut las arterias de las partes blandas, y evitándose así la supuracion provocada por la presencia de los hilos. Asistieron á la operacion los Dres. Raimundo de Castro, Casuso, Raimundo Menocal, Pla, Desvernine, Martínez, Me- sa, Marill, Echarte, Scull, Frías, Cisnéros y un gran número de alumnos del quinto y sexto año de Medicina. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 25 DE SETIEMBRE DE 1881. Sres: ACADEMICOS CONCURRENTES: —Govántes, Presidente, Mon- talvo, Núñez, Aguilera (hijo), Plasencia, García, Vilaró, $. Fernández, Machado, J. Torrálbas, Finlay, V. B. Valdés, Riva, Mestre, Secretario.' Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia de los Sres académicos que arriba se expresan, y hallán- 209 dose enfermos los Sres Presidente y Vice-Presidente, ocupó su lugar el socio numerario Dr. CFovántes. : Leyó entúnces el £ecretario general el acta de la sesion 'pú- blica anterior, que fué aprobada. CorrEsPONDENCIA.—Dió en seguida lectura á las siguientes co- municaciones:—1. Una invitacion del Gobierno General pa- ra Córte en Palacio con motivo de los dias de S. A. R. la Se- renisima Señora Princesa de Asturias; habiéndose participado 4 la Comision respectiva para su asistencia; —2. * Un oficio del Sr. Juez de Primera Instancia del Pilar remitiendo, por ex- horto del de Remedios, un testimonio relativo 4 la muerte de un asiático desconocido, en averiguacion de la causa de ella; testimonio que se envió á la Comision de Medicina Legal para el informe que se pide;—3. * Otro idem del Sr. Director Dele- gado de la Seccion de Ciencias Físicas y Naturales, noticiando que podía yá citarse á todos los Sres. académicos que consti. tuyen la expresada Seccion para tratar de los méritos de los aspirantes á la vacante que en ella existe; habiéndoseles con- vocado para el dia 24 á las dos de la tarde;—4,“ Otro idem del socio numerario Dr. Lebredo, participando la traslacion de Su domicilio. BreLioreca.—Terminada la correspondencia, presentó el S». Secretario de la misa Dr. F'inlay las publicaciones recibidas desde la última' sesion:—Observaciones Físico-Meteorológi- cas de la Escuela Profesional, desde. el dia 3 hasta el 22 de Setiembre;—Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, nú- mero 9—El Bombero, 38 y 39;—Boletin Oficial de los Volun- tarios, 234;—El Eco Militar, 4;- Revista Económica, 205;— Boletin Comercial, 207 á 218;—Avisador Comercial; 2074 218;—Consideraciones acerca de la guerra, por un militar retirado, un folleto; —Prospecto del Mensajero Catalan; — Clí- nica de enfermedades de los ojos: coleccion de artículos y me- morias, por el Dr. Súntos Fernandez (Gracias);—Gaceta Cien- tífica de Venezuela, 13;--Gaceta de Sanidad Militar de Madrid, 160;—Crónica Oftalmológica de Cádiz, 5;—Harper's Weekly, 1859 y 1260, 1288-9, 1290;—Medical Record, 563-4-5-6-7-8. TT XVI. 2/1 210 MepIcina LEGAL.—Caso de estupro.—En la órden del dia un informe de la Comision de Medicina Legal, en causa instruida por el Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Guadalu: pe contra D.A......B......yD......por rapto de la parda E,.....Y.....,le dió lectura el Dr. Mestre. Hecha la exposi- cion de los antecedentes consignados en el testimonio remitido á la Real Academia, vése por ellos que se trata de una jóven de 15 años, que - seducida por el director de una escuela, se queja de haber sido violada por éste: dos dias despues del su- ceso, al presentarse los peritos para su reconocimiento, no les fué posible practicarlo por hallarse la expresada jóven con su menstruacion; pero, transcurridos once dias de la ocurrencia, encontraron los signos característicos del estupro. confirmado, mas no los que son propios del estupro reciente; no pudieron precisar la fecha en que se efectuó, sino señalar la existencia de un flujo seroso, probablemente de naturaleza leucorreica. Efec- tuadas las investigaciones físico-químicas por los peritos res- pectivos, demostraron que de las manchas existentes en la ropa interior de la agraviada, unas eran de sangre y otras de esper- ma. Deseando el Sr. Promotor Fiscal saber 1? si el estado mens- trual es obstáculo para el reconocimiento de las partes sexuales de una mujer en la cual se trata de reconocer un estupro reciente, y 2. si álos once dias en que se prac- ticó aquél, podría determinarse con seguridad que el estupro fuera de fecha más antigua, —entra la Comision, para resolver- las, en algunas consideraciones basadas en las nociones cien— tificas que se poseen sobre ambos particulares. Tanto en la esfera de lo físico como en la de lo moral determina la mens, truacion vivas repercusiones, cambios sensibles y aparentes de tal manera que algunos autores y eminentes médicos legis- tas se pronuncian contra el reconocimiento en semejante cir- cunstancia, pues el pudor y el temor por una parte y la sensibilidad de los órganos por otra pueden hacer el exámen muy difícil y algunas veces hasta imposible.—Entre los ves: tigios del estupro, unos hay que desaparecen á los pocoS dias sin dejar ningun rastro, ínterin otros persisten, acusandO 211 siempre la lesion del hímen: segun la intensidad del daño y las influencias locales y penerales, se acelera ó retarda la cu. racion de dichas alteraciones, pudiendo desaparecer los rastros ántes de los 12 dias, á los 10 por ejemplo, y haciéndose en- tónces necesario buscar las impresiones del caso. en las otras regiones del cuerpo. Nótese, por último, la aproximación ó casi coincidencia del atentado contra las buenas costumbres, del periodo catamenial y del flujo leucorréico, por cuanto el médico legista tiene que ser muy reservado y prudente al interpretar los flujos más ó ménos purulentos de que son asiento los Órganos de-Ja mujer, toda vez que 4 menudo en las grandes ciudades ocurren litigios de ese género única- mente dictados por cálculos de interes y culpables especula- ciones.—De todo lo cual deduce la Comision: 1.? Que la práctica de un reconocimiento con un fin médico-legal du- rante la menstruacion, aunque puede verificarse, no es pru- dente, científicamente hablando; y 2. Que á los once dias en que se practicó dicho reconocimiento, pudo determinarse con seguridad que el estupro fuera de fecha más antigua. PxroLocia menica.—Perdida de la vision en la fiebre amarilla. —Unánimemente aprobado el informe leido por el Dr. Mes— tre, dió lectura el socio numerario Dr. Santos Fernández á un trabajo sobre la pérdida de la vista en la fiebre amarilla: ésta es una de las pocas enfermedades en que no se haya aplicado el oftalmoscopio; en ella se han señalado la dilatacion de la pupila y la inyeccion ocular con un brillo insólito, asi como la coloracion ictérica de la esclerótica y la hemorragia ocular, la fotofobia y el aspecto lagrimoso; habiéndose mostrado con fre- cuencia las conjuntivitis, queratítis y hasta el flegmon del ojo sobrevenido á consecuencia de hemorragias oculares, é indi— cando un solo autor, por rareza, la ambliopía 6 amaurósis. El Sr. Santos Fernández, que ha tenido ocasion de observar los fenómenos inflamatorios ántes mencionados, por parte de la conjuntiva y de la córnea, comunica 4 la Academia tres obser- vacionés de pérdida parcial ó total de la vista en individuos atacados de fiebre amarilla, sin lesion ostensible: en la primera 212 de esas observaciones, se notó la pérdida completa de la vision al quinto dia, recuperándola el enfermo al siguiente, sin que entónces encontrase el Dr. Ruiz Sanroman alteracion alguna en el interior del ojo;—en el segundo caso se presentó la amau- rósis tambien al quinto dia, falleciendo el enfermo en la no- che del mismo;—y en el tercero, hubo de marcarse la pérdida de la vista al tercer dia, sin que el oftalmoscopio permitiera ha- Jlar el menor, cambio, y expirando el enfermo en la mañana del dia siguiente. En esos tres casos la anuria precedió á la amaurósis, que se considera como uno de los síntomas prodró-' micos de la uremia; y en esta virtud, pregunta el Dr. Santos Fernández si la pérdida de la vision señalada en los atacados de fiebre amarilla sería determinada por la uremia. (Véase pág .195.) Discusion.—-El Dr. Montalvo manifiesta que fuerasumamen- te interesante multiplicar las observaciones de ese género para compararlas con las recogidas en Alemania, en las cuales se han encontrado lesiones de la retina en las afecciones sépti- cas, entre las que pudiera muy bien colocarse la fiebre amarilla. - El Dr. Santos Fernández advierte que en.las dos observa- ciones en que pudo aplicarse el oftalmoscopio, por el Dr. Sanroman y por EL no se descubrió alteracion alguna en el fondo del ojo. El Dr. Finlay considera tambien que es un estudio impor- tante y que promete, sobre todo si se procura confrontarlo con el de las alteraciones que en los capilares ocurren en otras regiones del cuerpo en el atacado de fiebre amarilla. Ade- más, las hemorragias no son siempre insignificantes en el globo ocular y recuerda un caso recogido en el Brasil, de queratitis combatida por los calomelanos, en la que, estando yá bien el. enfermo á los ocho dias, fué invadido del vómito negro y de una hemorragia consecutiva por la úlcera de la córnea, ya cicatrizada desde el dia anterior; hemorragia que fué mortal á4 pesar del hielo y de otros medios hemostáticos. El Dr. Santos Fernández expone que todos los autores se han ocupado de las afecciones externas del ojo en la fiebre 213 amarilla, ofreciendo ahora sobre todo mayor interés las afec. ciones internas. Cree más aceptable la explicacion dada por el Dr. Montalvo, pues en el primer período de la amaurósis por intoxicacion séptica no se encuentran sintomas locales, miéntras que al cabo de cierto tiempo ocurren la atrofia de la papila y las hemorragias. El Dr. Montalvo hace notar que se ha referido á las afec- ciones sépticas, y no á la intoxicación; repite que en Alemania se han hecho estudios muy interesantes sobre la materia, con- signados en la Revista de Mr. Hayen, señalándose las hemo- rragias múltiples de la retina, las placas blanquecinas cerca de los vasos, con pérdida óno de la vision; y si en las otras afecciones sépticas se han encontrado tales lesiones, es natural preguntarse por qué no ha de suceder lo mismo con la fiebre amarilla. El Dr. Santos Fernández no acepta la explicacion dada por el Sr. Montalvo: la amaurósis no es, en los casos de fiebre amarilla, producida por esas causas, sino por una especie de intoxicacion, como la provocada por el alcohol, el plomo de?, y aquí probablemente por la urea, toda vez que en los pocos casos recogidos ha habido siempre anuria, y hasta ahora la uremia es la explicacion más aceptable de esa ambliopía. El Dr. - Montalvo admite quese trate de una ambliopía urémica; mas esto no constituye una novedad, pues en todas las enfermedades acompañadas de uremia puede existir aqué. lla; pero tampoco es imposible, sino al contrario, que algun día lleguen 4 encontrarse las otras alteraciones á que ha he- cho referencia. Por otro lado, la uremia no puede considerar se como una intoxicacion séptica: ésta es de orígen externo, aquélla de causa interna. El Dr. Finlay, refiriéndose de nuevo al caso particular por él mencionado, explica que aunque era externa la abertura por donde se hizo paso la hemorragia, ésta tuvo por punto de partida el interior del globo ocular, segun lo demostraban su tenacidad y abundancia; y agrega que la ambliopía en la fiebre amarilla no ofrece los caractéres especiales de Jas afec: 214 ciones tóxicas, las que, en su grana presentan ea muy temprano da alteracion. El Dr. Santos Fernández replica que- ha tenido ocasion de observar el interior del ojo con el oftalmoscopio al principio de la ambliopía alcohólica, sin encontrar nunca nada. ¿5 Hieriene PuLica.— Centro de Vacuna.—Terminada la discu— sion anterior, y agradeciéndose al Dr. Santos Fernandez su in- teresante comunicacion, hizo uso de la palabra el Dr. V. B. Valdés para discurrir sobre algunos particulares del Reglamen- to destinado á un Centro deVacuna. ( V. pág. 180). De acuerdo con el espíritu que en él domina y aceptándolo en general, cree- sin embargo que existen algunas deficiencias y oscuridades que pueden desaparecer. En primer lugar, dada la dependencia de los centros particulares al Centro General de Vacuna, es preciso aclarar en que consistirán esas relaciones de depen— dencia, que sin duda deben establecerse entre ellos, pero que deben ser sobre todo científicas, dejando que los cen- tros extraoficiales que se funden practiquen con arreglo á ciertos principios morales y científicos que no se expresan en el Reglamento sino muy vagamente;—en segundo lugar, no se indica en éste por quién ha de hacerse la convocatoria para las plazas de vacunadores, correspondiendo sin duda hacerla á la Diputacion Provincial;—en tercero, áun cuando se habla de que los centros particulares tienen que remitir al Centro Ge- neral un estado conforme al modelo que se les suministre, no se expresa que ese modelo corresponde darlo al Centro General, con costo á la Diputacion Provincial, pues no sería justo que lo pagara la Comision Académica que segun el Reglamento ha de constituirlo;—y en cuarto, el artículo del Reglamento para el Centro General de Vacuna de Madrid, que dispone que dicho Centro esté constituido por la Comision respectiva de la Real Academia de Medicina en la capital de España, puede interpretarse de diversas maneras, toda vez que no se indica allí de una manera explicita cuál sea el personal que lo componpa, aunque parezca que sus vocales han de ser ins- " pectores y vacunadores á la vez. 215 Discusion.—Haciéndose cargo de las anteriores observacio- nes, manifestó el Dr. Zorrálbas que no tenía el menor inconve- niente en aceptarlas; pero recomendando el Gobierno General. de esta Isla que la Academia se inspire en el Reglamento de 14 de Setiembre de 1876 para el régimen del Centro General de Va- cunacion en la Península, y disponiendo este Reglamento que dicho Centro General lo forme la Comision de Vacuna de la Real Academia de Medicina de Madrid y que todos los cen— tros, asi oficiales como particulares, anteriores ú posteriores á su creacion, queden bajo la dependencia de la citada Comision, creyó el Dr. Torrálbas que poniendo á nuestra Academia en posesion de algo útil se elevaba su prestigio; pero, si hubiese duda en la interpretacion del artículo de referencia y resulta- se que á la Academia no le conviniera echar sobre sí ese tra- bajo y esa responsabilidad, opina el Dr. Tor rálbas que se someta á su decision uno y otro punto: Asóciase el Dr. V. B. Valdés á lo manifestado por el Sr. Torrálbas en cuanto á la intencion, que no ha podido ménos de ser favorable para la Academia; pero la cuestion principal estriba en el modo de interpretar el artículo referido respecto á los deberes y atribuciones de la Academia, y, mejor dicho, de su Comision de Vacuna constituida en Centro General de la misma. A la Academia es, pues, á la que toca resolver en el asunto, ya que de ella será la responsabilidad; no acep- tando el Dr. Valdés que venga á ser una mera inspectora dele. legada, y no un centro e oficial. Por otra par- te, no debe buscarse si le conviene ó no tal cosa, sino inspi— rarse en los deseos expresados por el Gobierno. El Dr. Torrálbas replica que hay dos puntos de vista dife- rentes en el asunto que se discute: el uno, relativo á la Real Orden de 4 de Enero de 1876, á la que ha procurado ajustarse la ponencia; y el otro, concerniente á la interpretacion que haya de darse al artículo citado del Reglamento de Madrid. Aun cuando el texto de éste no resulte enteramente explícito, tácitamente se entiende que la Comision encargada de la va- cuna y que ha de servir de Centro general ha de estar consti- 216 tuida con su Presidente, su Secretario y cierto número de voca- les, y ha de inspirarse en el Reglamento á ese objeto destina-. do. Interpretado el artículo de la otra manera, es natural que la Academia resuelva la cuestion en el sentido más equita- tivo para ella, sin estar por eso en contradiccion con Jos deseos del Gobierno. El Dr. Plasencia es de parecer que si no es bastante expli- cito el Reglamento que nos sirve de pauta, y si por otro lado no se nos manda hacer una copia servil del mismo, existe des- de luego la más ámplia libertad para la decision. El Dr. Finlay advierte tambien que la intencion del Go- - bierno es que sea un cuerpo científico el que intervenga, cons- tituyendo una Comision Inspectora que designará, dentro y fuera del mismo, los individuos encargados del ramo de va- cuna. El Dr. Mestre manifiesta, en vista de las dudas á que ha dado lugar el artículo que en.el Reglamento para el Centro General de Vacunacion de Madrid se refiere á la intervencion de la Real Academia de Medicina de dicha capital, que sería útil y oportuno completar los datos que se tienen con los que pudieran encontrarse en el Reglamento de la precitada Acade- mia tocante á sus relaciones con el ramo de vacuna. El Dr. Torrálbas considera juicioso lo propuesto por el Sr. Mestre, aunque teme que si los elementos suministrados por el Reglamento para el Centro de Vacuna de Madrid son poco numerosos, lo sean mucho más los que puedan hallarse en el Reglamento de la referida Academia de Medicina. Por otra parte, no hay escasa diferencia entre lo que allí y aquí se ob- serva, pues la vacunacion se paga siempre en un punto y no ten el otro; pero de todos modos y para jlustrar mejor la cues- tion, acepta la idea del Dr. Mestre. El Dr. Govántes cree que pudiera interpretarse el artículo discutido, determinando que la Academia continuara como hasta aquí, siendo un centro puramente científico, sin que obstara esto para que algunos de sus miembros fueran, si se uviera á bien, vocales dela Comision Central de Vacuna 6 y 217 de las particulares, pero correspondiendo el centro guberna- tivo á la Diputacion Provincial. A propuesta del Sr. Presidente, y como 1esu colo de la dis- cusion anterior, se acordó por la Academia aplazar y proseguir el debate. cuando se hubiesen allegado los datos y elementos que se indicaron; despues de lo cual, declaró el Sr. Presidente terminada la sesion. SEsION PUBLICA ORDINARIA DEL Y DE OCTUBRE DE 1881. Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES:— Gutiérrez, Presiderte, Al. bear, S. Fernández, Govántes, Machado, Melero, V. B. Valdés, Riva, Landeta, Castellanos, Plasencia, Montalvo, R. Cowley, Aguilera (hijo), Castro, Orus, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. - CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida por el Secretario general: —1. 2 Un oficio del Gobierno General, remitiendo á informe de la Real Academia una Memoria y Proyecto de Reglamento para el régimen facultativo de las aguas minero- medicinales de Madruga, que se acordó pasasen á la Comision respectiva; —2. 2 Otro id. del Ayuntamiento de Guane» pidiendo vírus vacuno con objeto de prevenir el desarrollo de una epidemia variolosa en aquel término municipal; acordán" dose dar traslado de dicha comunicacion y recomendarla á la Comision de Vacuna;—3. Otro id. del Juzgado de Pri- mera Instancia del distrito del Pilar, recordando el informe pedido á la Academia por el de Remedios sobre la muerte de un asiático desconocido: se acordó recomendar su despacho á la Comision de Medicina legal para la próxima sesion;— 4,2 Invitaciones de la Real Universidad para la apertura del nuevo curso y distribucion de premios, las cuales fueron repartidas oportunamente á los Sres Académicos;—5.“: Id. del Instituto Provincial de 2.* Enseñanza con el mismo ob- jeto, habiéndose recomendado la asistencia;—6. Un oficio de la Sociedad de Estudios Clínicos, invitando á la Real Aca- T, XVIIL.—28 218 demia para la sesion solemne conmemorativa de su instzla- cion; repartiéndose á los Sres. académicos todas las papeletas que se recibieron;—7.% Otro id. con el mismo objeto al Tllmo. Sr. Presidente de la Real Academia, como socio de ho- nor de la mencionada Sociedad;—S. “ Una invitacion del ¿xemo. Sr. Marqués de Almendares al Illmo. Sr. Presidente de la Real Academia de Ciencias para la fiesta de Nuestra Sra. del Santísimo Rosario en el convento de los RR. PP. de Santo Domingo. Biptioreca. 0 ausencia del Dr. Finlay, tuvo que presen- tar el Secretario de actas las publicaciones recibidas desde la última sesion: —Observaciones físico-meteorológicas de la Escuela Profesional, del 23 al 30 de Setiembre y del 12 al 5 de Octubre;—Repertorio de Farmacia, 10;—Revista Econó- mica, 206 y 207;—Avisador Comercial, 219 á 230;—Boletin Comercial, 219 4 230;—Boletin Oficial de los Voluntarios, 235;—El Bombero, 40 y 41;—Memorias de la Seccion de Pro- cedimientos del Círculo de Abogados, 3;—Obras póstumas de Saco, un tomo remitido por el Sr, Ldo. D. José Valdés Fauli (Gracias);—La Ilustracion Militar, 11;—YEl Eco Militar, 5 4 9;—Los Progresos del Arte de la Guerra, un tomito;— revista Villaclareña, 7 y 8;—El Observador Médico, de Mé- jico, 4 y 5;—La Independencia Médica, de Méjico, 13 4 16;—Gaceta Médica, de id., 15 y 16;—La Reforma Médica, de id., 8;—La Escuela de Medicina, de id., 3;— Gaceta agrícolo-veterinaria, de id., 13;—Revista mensual climatológica, de id., 6 y 7;—El Veterinario y El Agricultor Prácticos, de 1d., 15;—Boletin del Ministerio de Fomento, de id., 1881, 106 á 117;—National Board of Health Bulletin, Washington, 8 á 12;—Vital Statistics of the city of New York, Julio y Agosto de 1881. Mubiciva Lecan. —£stado mental de un procesado.—Termi- nada la correspondencia, leyó el Dr. V. B. Valdés, como po- nente de turno de la Comision de Medicina Legal, un informe relativo al estado mental de D. José A....yG.... procesado por homicidio, con objeto de contestar la pre- 219 gunta hecha por el Juzgado de Primera Instancia del Dis- trito de Monserrate, si pudo dicho sujeto encontrarse bajo la influencia de una enajenacion mental cuando cometió ese acto. Consignados los antecedentes y datos que comprende el testimonio remitido á la Academia y se hallan en la instruc- tiva del procesado, en el exámen é informes de varios médi- cos, en el dictámen del Ministerio Fiscal, en las declaraciones de aquél y en la observacion clínica llevada en el Asilo respectivo, pasa la Comision á analizarlos á la luz de la cien- “cla, dándoles el valor que á cada uno de esos documentos -. corresponde: acepta, en virtud de los juicios periciales, que le procesado estuviese loco despues del homicidio, dada la des- -cripcion clínica del caso, la conformidad de opiniones en los profesores y la casi identidad de hechos por ellos recogidos en diferentes circunstancias; pero, tratándose de averiguar si el estado cerebral del sujeto era normal ántes de cometer di- cho crimen y en el momento mismo, estima como muy limi- tada la influencia que en el caso actual pudieron tener los antecedentes hereditarios, por haber sido suministrados por el hechor, sus familiares y amigos y no estar su autenticidad debidamente comprobada;—tampoco lo está de un modo científico la espermatorrea en un sujeto que ofrece todos los atributos de una salud física difícil de conciliar con el desgas- te orgánico que acompaña á aquella enfermedad, sobre todo cuando ha llegado á provocar tan graves trastornos psiqui— cos; —ni mayor importancia puede darse al tratamiento de A....por el bromuro de potasio y las afusiones frias en épo- ca anterior al suceso imputado, por la diversidad de indica- ciones que tienen esos agentes y porque ninguna deduccion positiva debe sacarse de la mera posibilidad: 4un admitidos esos datos como auténticos, sólo expresan una aptitud mor- bosa, sin resolver la cuestion de la locura en el momento mencionado.—No hay, por otro lado, encadenamiento alguno entre aquel acto y la manía instintiva diagnosticada por los peritos: estudiado el acto en sí mismo y en las declaraciones prestadas por el procesado, puede verse que ha habido un 220 móvil, ciertas relaciones amorosas que despertaron el disgus- to entre dos individuos, exaltándose el uno hasta el punto de inferir la muerte al otro, lo que no constituye sino un ejem- plar más en la historia de las pasiones, que con frecuencia arrastran á los actos más violentos é in morales; hubo, pues, una causa que la experiencia de todos los dias reconoce como suficiente para explicar la agresion, Despues de ella A...., 4 diferencia de la generalidad de los locos, huye y hace fue- go á los que le persiguen; y una vez preso, declara ser el autor del crímen y que como hombre había matado 4 Rodri- guez Curbelo, ofendido en su honor, y pide que no sele amarre al conducirlo. “El loco en tales circunstancias que- da impávido ante su víctima, desconocedor de la significacion de su acto; y si consumado éste, vuelve de su delirio y es ca- paz de medir la extension de su falta, abatido, abismado, se estremece ante ella y no la niega; si todavía inconsciente hu- ye, no opone, como opuso A...., la resistencia del cuerdo; y si refiere el hecho, lo hace de modo que sin esfuerzo se des. - cubre la influencia de su delirio. —Por todo lo cual, concluye la Comision: que D. J....A....y G....no se hallaba ba- jo la induencia de un trastorno mental cuando dió muerte á D. Antonio Rodríguez Curbelo. Discusion.—Abierta discusion sobre el informe anterior, manifestó el Dr. Plasencia que de su contexto se deducía que el procesado se hallaba en pleno goce de sus facultades men- tales cuando cometió el homicidio; pero al mismo tiempo era natural preguntarse si en realidad lo estaba ó si por el con- trario se hallaba en la zona de la locura, en la atmósfera por ]o ménos de un acceso, cuando en sus antecedentes de fami- lia se descubren rasgos de vesania y cuando despues del he- cho los peritos lo consideran como atacado de una exaltacion maniaca; y á pesar de que esa clase de documentos en que consta el parecer pericial no siempre demanden por su forma las pruebas de sus aseveraciones, el Dr. Plasencia se compla- ce en ver que la Comision no disienta de ese parecer, aceptando la locura poco tiempo despues del suceso, lo que parece indicar 221 que si cuando ocurrió éste no se hallaba A....dentro de la accesion, estaba por lo ménos colocado en un periodo prodró- mico de ella. En cuanto á la espermatorrea, no cree el Dr Plasencia que deba negarse en vista de la apariencia del pro- cesado, pues su influencia se marca en una escala infinita, en algunos de cuyos grados, en medio de existir realmente, no se nota ese deterioro de la economía, sino á la inversa, el aspecto de la salud y del bienestar. Por otra parte, la admi- nistracion demostrada del bromuro de potasio ha podido tener por objeto combatir una afeccion del sistema nervioso, O bien las pérdidas seminales. Por último, los antecedentes del sujeto debieran considerarse como no investigados. El Dr. Valdés contestó que ni un-momento siquiera había tratado de desacreditar las observaciones de los peritos cousig- nadas en el testimonio, y aún más, se había asociado y se asociaba á su conclusion: describieron, dentro de la ciencia, 4 un loco, y sería preciso poner en duda su probidad para recha. zar el tipo descrito por aquellos profesores; pero ese tipo no ha existido sino despues del acto, considerándosele yá hoy como del todo curado y poco probable la recidiva. Mas ¿es- tuvo loco A,...en el momento mismo de cometer el crímen? ¿lo estaba ántes? Respecto del primer punto, se nota desde luégo la existencia de un móvil, de un motivo que con harta frecuencia da lugar'á.actos de tamaña violencia en personas que jamás han sido tenidas por locos, y las declaraciones de A....revelan al hombre que tiene conciencia plena de lo que hace. Y en cuanto á los antecedentes del sujeto, que pudieran abonar la existencia de la locura, relativos á la he- rencia morbosa, á la espermatorrea y á la administracion del bromuro de potasio y las'afusiones frias en época anterior al suceso, no se les puede dar ¡importancia, toda vez que los primeros fueron suministrados por el mismo A....ó por sus parientes y amigos; no es dable aceptar aquella afeccion en quien ofrecía todos los caractéres de una salud completa; ni es posible sacar ninguna deduccion positiva de la indicacion de un medicamento que es aplicable á otros muchos casos, 222 El hermano del procesado es el primero qué habla de la es— permatorrea, y despues los médicos van, uno tras otro, repi- tiendo ese dato sin jamás comprobarlo; y de tanta mayor necesidad era esa comprobacion, cuanto que á cada paso son consultados los médicos por enfermos que creen sufrir pérdi- das seminales y sólo ofrecen prostatorreas, uretrítis ó nada en realidad. Cuando la enfermedad ha llegado hasta el punto * de provocar trastornos tan graves como la exaltacion mania- ca y la tendencia homicida, no puede ménos de coexistir con ella el desgaste orgánico que ordinariamente la acompaña. No niega el Dr. Valdés la existencia de la espermatorrea, sino que basten á demostrarla el dicho del enfermo ó de sus allegados y la aseveracion iufundada de los médicos. Cree el Dr. Castellanos que debe evitarse que las faltas de los peritos recaigan en el criminal: porque los primeros no demuestren la espermatorrea, no debe sacarse una deduccion que pueda ser contraria al segundo; y si no hay antecedentes ni pruebas bastantes para no calificarlo de loco, la mision de la Academia sería declarar que no hay datos para resolver, teniendo en cuenta las graves consecuencias que acarrea en ese caso una contestacion desfavorable. En respuesta á dichas observaciones, expuso el Dr- Valdés que la Comision pudo muy bien limitarse á la cuestion pro- puesta por el Juzgado, es á saber, si A....se encontraba bajo la influencia de una enajenacion mental cuando cometió el acto que se le acrimina, estudiando el acto mismo en rela- cion con las circunstancias en que se produjo y las declara- ciones inmediatas de Abreu; pero le pareció que no debía hacer caso omiso de los datos que figuraban en el testimonio, referentes á periodos de tiempos anteriores y posteriores al acontecimiento; y sl las dudas pueden ocurrir dentro de esas fechas, no así tocante al otro problema, que es el que ha te- nido que resolver la Comision: en un caso se trata de estudiar el acto en sí mismo, y en el otro de estudiar los instrumentos médico-legales que se han puesto en manos de la Comision y cuyo valor ha tenido que precisar con arreglo á la ciencia, 223 El Dr. Mestre llama la atencion hácia la tendencia de la moderna psiquiatria á apartarse cada vez más y más de las nociones metafísicas concernientes al estado absoluto de razon en los llamados cuerdos y de irresponsabilidad absoluta en los llamados locos: éstos á menudo son responsables, con una res— ponsabilidad relativa se entiende, de muchos actos que come- ten y son penados por las leyes; y si en un tiempo los tribunales miraban con cierto recelo el dictámen de los médi- cos, acusados de declarar siempre locos á no pocos criminales, cuando en realidad salvaban á no pocos locos tenidos exclu- sivamente como tales delincuentes, en el punto de vista eu que tiende á colocarse la Medicina moderna respecto á ena— jenaciones mentales, todo recelo tiene que desaparecer por fuerza, en atencion á esa responsabilidad relativa que en ciertos locos se acepta. ¿Y se dirá que no disfrutaba de ella quien, despues de perpetrado el crimen, por una causa harto corriente de tales demasías, huye de sus perseguidores, se defiende contra ellos, y, una vez aprehendido, disfraza su nombre en las declaraciones, cambia de letra y hasta acierta á aclarar que no se le ha leido la indagatoria? El Dr. Plasencia arguye que si las ideas enunciadas por el Dr. Mestre cuentan en su apoyo á la Escuela inglesa, la francesa y sobre todo la de Viena no las favorecen, y tanto, que las in- vestigaciones más recientes demuestran alteraciones anátomo- patológicas en los cerebros de los criminales, lo que impone la necesidad de ser muy cautos ántes de no admitir la locura en muchos de esos casos. El Dr. Mestre se apresura á aclarar que esas lesiones ana— tómicas no se han señalado sino en los criminales consuetu— dinarios, no en los individuos que accidentalmente han cometido un crímen por causas á que cualquiera puede es- tar expuesto. a El Dr. Montalvo dijo que “disentía completamente de la opinion manifestada por el Dr. Plasencia, pues no creía que estuviese demostrado que todos loz criminales presentáran alteraciones cerebrales que justificasen, hasta cierto punto, su 224 irresponsabilidad. Es cierto que en estos tiempos se ha estu— diado mucho el gravísimo problema de la criminalidad, bajo un aspecto científico que ha puesto en claro multitud de cuestiones importantes de derecho penal que no tardarán en influir directamente en la apreciación de las penas, aunque no tiene el asunto la generalidad que supone el Sr. Plasen— cla.—Lombroso, en Italia, ha publicado un libro de mérito superior, titulado 'uomo delinguente, en que analiza, con sa- gacidad suma, todos los particulares relativos á los criminales, bajo el aspecto psicológico, antropológico y anatómico; y aun- que haya incurrido en algunos errores, es un trabajo que coloca muy alto la merecida reputacion de criminalistas que disfrutan los hijos de la patria de Beccaria. Divídense allí á esos desgraciados en dos grandes categorías: los que llama de ¿mpulsion ó accidentales, que cometen un crímen por casualidad, que no presentan rasgos especiales; y los que titu- la de estado Y consuetudinarios, que ofrecen caractéres físicos, fisiológicos y sociológicos que permiten considerarlos como una verdadera clase aparte en nuestra sociedad.—El mismo distinguido médico ántes citado publica en Turin una revista que era el título de su obra, donde prosigue con. ardor es- tas trascendentales investigaciones. “Mr. Bordier ha estudiado en Francia una serie de cráneos de la segunda clase de criminales ya nombrados, que tanto por su capacidad craneana, por su enorme dolicocefalia pos- terior, por el tamaño de sus curvas, como por la extraordina- ria extension de la parietal, que corresponde al lóbulo cerebral * del mismo nombre, centro de impulsion, accion y acometivi- dad y por otras circunstancias, se apartan de los cráneos de la época actual para asemejarse mucho á los hombres de la época cuaternaria, sobre todo á los que habitan la Caverna del Hombre Muerto. Estas diferencias craneanas que se han des- cubierto entre los criminales congénitos y los demás hombres, tambien las ha encontrado el Dr. Benedikt, de Viena, en sus respectivos cerebros tanto en los pliegues de paso como en las circunvoluciones. Nueva consagracion han recibido es- 225 tos datos con el hecho demostrado por Broca. de que los asesinos Lemaire y Prevost presentaban las lesiones de una periencefalitis difusa, que, como sabe la Academia, corres: ponden al delirio de grandeza; cuya alteracion ha encontrado igualmente el Dr. Obregon, el entendido Director de nuestro Necrocomio, en la autopsia que practicó de un individuo que habia cometido repetidos crímenes. “En todos estos hechos se apoyan los publicistas que acon- sejan que se vaya á los asilos de los jóvenes. detenidos para descubrir allí los futuros criminales y aplicarles los procedi- mientos de higiene moral que puedan apartarlos de la espan— tosa senda que están destinados á transitar, disminuyendo en cuanto sea posible el número de esos temibles enemigos que guarda en su seno la sociedad moderna.—Tan sólo así se podría conseguir un resultado beneficioso, pues intentar, con repetidas penas, la curacion de los que ya han alcanzado cierta edad, es desconocer por completo la realidad de las cosas, incurriendo en una de las muchas ilusiones de las es- cuelas teológicas y metafísicas.” Replica el Dr. Plasencia que está muy léjos de pensar y de sostener que todo criminal sea loco y presente las altera- ciones cerebrales á que se ha aludido; pero sí sustenta que el loco criminal yá tiene en su cerebro la lesion celular que sir- ve de base á impulsos á menudo irresistibles. El Dr. Montalvo advierte que, correspondiendo el delirio de graudeza á la periencefalítis difusa de que ántes ha hablado, ese sintoma puede servir de punto de partida para las inda- e Cuso de ciguatera.—Aprobado por unanimidad el informe del Dr. Valdés, salvo el parecer yá consigaado del Sr. Pla- sencia, presentó otro el Dr. D. Rafael Cowley á nombre de la misma Comision, en causa formada en el Juzgado de Pri- mera Instancia de la Villa de Guanajay por muerte del asiá= tico José Amer y sospechas de envenenamiento de los nombrados Joaquin y Gervasio.-—Expuestos todos los ante- Cedentes del caso, todas las declaraciones prestadas, los reco- T. XV1II.—29 226 nocimientos periciales efectuados y la necropsia del que falleció, se viene en conocimiento de que tres comensales de: una misma raza, de igual ocupacion y análogas costumbres, comieron en una misma hora de un pescado toxífero, sufrien- do uno leves efectos, el otro síntomas más acentuados y falleciendo el tercero á los cuatro dias; nada se sabe de la constitucion de José Amer ni de la cantidad de materia 1n- gerida; pero la autopsia viuo á demostrar la existencia de una tuberculósis pulmonar avanzada. La ingestion de la “picuda” produce á menudo el estado de intoxicacion denomiuado “ciguatera”, que es la urticaria patogenética de Bazin, y en casos raros es capaz de producir la muerte; de manéra que en el asiático expresado tratábase por un lado de un tuber- culoso raquitico y con los caractéres del marasmo, en quien», por otro, las diarreas y vómitos provocados por la ciguatera precipitaron la muerte, del mismo modo que hubiera podido determinarla cualquier otro ingesta, como la leche, queá veces indispone, dando lugar á aquellos fenómenos. Respec— to á la opinion de los hombres de mar del Mariel, que no estiman sospechosa “la picuda manglanera” de que comieron los aludidos asiáticos, se pregunta la Comision si sucederá con ella lo que con otros peces que sólo son tóxicos dadas ciertas circunstancias particulares, ó sí 1ufluirá el desarrollo, como acaece en otros.—La Comision concluye: 1.9 que la afeccion tuberculosa que padecia José Amer, revelada y com- probada por la autopsia cadavérica, obliga á creer que cual. quiera causa de agotamiento, en cuyo número figuran las diarreas y vómitos que produjo la ingestion del pescado to- xífero, era suficiente para acelerar su muerte; y 2.2 que el pez toxifero no la produjo por sí, pero que contribuyó á que fuese más pronta, en razon de ser un hecho comprobado que todo lo que aumenta,la consuncion en la tísis tuberculosa con- duce á una próxima muerte. | Discusion.—Aprobado sin discusion el anterior informe, manifestó el Dr. Mestre que tal vez había llegado para el estudio de la ciguatera un período realmente científico, sl se 227 tomaban por punto de partida para llevarlo á cabo las inves- tigaciones de Selmi, Brouardel, Boutmy y otros acerca de las ptomaínas, esos alcaloides cadavéricos, á cuya accion tóxi- ca han podido atribuirse los accidentes sobrevenidos en per sonas que habian comido carnes manidas ó de animales enfermos, comprobándose la coexistencia del mismo princi- pio nocivo en aquéllas y éstas. El Dr. R. Cowley considera que existen todavía muchas nebulosidades en el estudio de la ciguatera, cuya verdadera causa puede asegurarse que es aún totalmente desconocida: la alteracion pútrida ó morbosa de la carne de ciertos peces, el fruto del manzanillo ingerido por éstos, así como el óxido de cobre, las localidades, la idiosincracia de los individuos que los comen, el peso que alcanzan dichos peces, condicion esta últi- ma 4 que se ha dado bastante importancia por los que han es- tudiado la cuestion prácticamente, constituyen numerosas y diversas condiciones que es difícil reducir á una sola causali- dad y sobre todo á la descomposicion pútrida, que con mucha frecuencia no ha sido comprobada. A dichas observaciones contestó el Dr. Mestre que esa múltiple y heterogénea etiología estaba demostrando la ne. cenidad de proceder al estudio de la ciguatera con la aplica— cion de un método verdaderamente científico: de no veri- ficarlo así, se permanecerá siempreen el más ciego empirismo, que es el que ha dominado hasta ahora en la materia, como lo indica la consideracion relativa al peso de los peces que en- ciguatan, que no pasa de ser un¿dato enteramente empírico é imexplicado para la ciencia. La idea de que pudiera deberse la ciguatera á la aparicion de una ptomaína suministra una hipótesis científica que,de acuerdo con lo sustentado por Cl. Bernard, servirá de guia á la observacion y á la experimen- tacion; que espera de una y otra las pruebas, pero que desau- parecerá tan pronto como éstas no la favorezcan. (1) (1) Mr. Corre, médico as la marina francesa, es el primero que haya hablado en ese sentido, atribnyendo los accidentes que ocurren por la indigestion de los pescados toxi- cóforos á la alteracion de sus carnes algunas horas despues de su muerte, los que pueden evitarse comiéndolos desde que salen del agua, hecho confirmado por Mr. Berthelo:. 228 CENTRO DE VACUNA. —ELECOIONES.—Autes de terminarse la se- sion, manifestó el Sr. Presidente que eu la próxima se conclui- ría la discusion relativa al Reglamento para el Centro de Vacuna, y que no habiendo número suficiente para proceder á las eleciones de socios numerarios, se reuniría de nuevo la Academia con ese objeto, en sesion de gobierno, el dia 154 las siete y media de la noche; y habiendo dado su asenti- miento todos los socios presentes á ámbos particulares, de- claró finalizado el acto. 7 HIGIENE PUBLICA.—RESOLUCION DEL GOBIERNO SUPREMO Á CONSECUENCIA DEL INFORME DE LA REAL ACADEMIA SOBRE ABU-— SO DE LAS BEBIDAS ALCOHOLICAS EN LA ISLA DE CUBA. Gobierno General de la Isla de Cuda.—Secretaría.—Sanidad. —Illmo. Sr.:-——Por el Ministerio de Ultramar se comunica con fecha 11 de Abril último á este Gobierno General la Real Orden siguiente: Excmo. Sr.—Pasado á informe del Real Consejo de Sani- dad el espediente instruido en ese Gobierno General sobre represion del uso y expendio excesivo de las bebidas alcohó- licas, ha emitido el siguiente dictámen. Excmo. Sr:—En sesion celebrada en el dia de ayer ha apro- bado este Real Consejo por unanimidad el dictámen de su 1.% Seccion, que 4 continuacion se inserta. La Seccion ha examinado con el detenimiento necesario el informe emitido por la Real Academia de Ciencias Médicas, - Físicas y Naturales de la Isla de Cuba, á consecuencia del ex- cesivo abuso que en dicha localidad se hace de las bebidas - alcohólicas y en el cual se propone la redaccion de un Re- glamento para la represion de tan perjudicial abuso. La Real Academia, cumpliendo con la sagrada mision que le está confiada, ha observado durante algun tiempo que se introducen por el puerto de la Habana mayores remesas de ginebra, vinos españoles y franceses, cerveza y otras bebidas, 229 relativamente con las que se importaban en años anteriores á 1868; notando que los excesos en las bebidás son tambien cada dia mayores y más trascendentales. Las cifras de aumento qae aquella Corporacion hace cons- tar en su brillante informe datan desde la referida fecha de 1868 hasta 1877 inclusive. Ciertamente la cuestion afecta de un modo directo á la sa- lud individual, á la cultura y á la higiene pública. Las bebidas alcohólicas son generalmente perjudiciales, cuando de ellas no se hace un uso excesivamente moderado. Miéntras el alcohol forma parte integrante del organismo, ejerce sobre el cerebro una accion cuya intensidad y duracion son proporcionales á la cantidad absorbida y á la impre. sionabilidad del individuo, accion excitante primero, despues de depresion y de colapso, | Cuando esta perturbacion es pasajera constituye el alco- holismo agudo, la embriaguez en sus diversos grados; y cuan— do la absorcion del alcohol es habitualmente mayor á la can- tidad que pueda ser destruida 6 eliminada en un tiempo dado para la evolucion orgánica, entónces sobreviene necesariamen- te una Intoxicación que no sólo acaba por desórdenes circu- latorios, sino por alteraciones en la mutricion de todos los Órganos. | | Y cuando la razon se perturba, los sentidos se ofuscan y las potencias del alma carecen de vigor necesario para que, obrando en el organismo produzcan la combinacion armónica de las facultades intelectuales, tau indispensables para obrar bien, es lógico que:el vicio de la bebida desarrolle otros de- fectos en el hombre. No es raro, pues, observar que las personas que más gus- tan de turbarse con la bebida, sean aficionadas al juego, á la prostitucion y á otros vicios repugnantes. Generalmente la clase ménos acomodada es la que más se entrega á los excesos de la bebida, siendo por lo tanto más: acreedora al amparo y proteccion de las Autoridades, supues- to que la falta de conocimientos, la ignorancia casi absoluta 230 contribuyen en sumo grado á que ciertas clases no reflexio- nen sobre las funestas consecuencias de este abominable vicio. Bajo el punto de vista de la descendencia las consecuen- cias del alcoholismo no pueden ser más trascendentales; los hijos por regla general nacen raquíticos, las facultades ' no se desarrollan, se ven expuestos á enfermedades crónicas y sus vidas, son á no dudarlo, ménos duraderas. Y no sólo sería justo reprimir los abusos de la bebida por los males personales que ocasiona, sino por el ejemplo, siempre pernicioso para los altos fines es Al Estado corresponde la educacion pública, en sus facul- tades entra dictar las disposiciones que crea conducentes para reprimir los vicios, precaver los defectos y evitar las consecuencias de los abusos. Nuestro Código penal no considera el estado de embria- guez como circunstancia atenuante en los delitos, cuando es habitual, no apreciándola tampoco como constitutiva de un delito. : Notables economistas han observado que la poblacion tie- ne una disminucion gradual'á medida que aumenta el vicio de la bebida, conviniendo los más autorizados higienistas en que el alcoholismo produce los suicidios y las muertes acci- dentales, obedeciendo los primeros al estado general de ofus- cacion en que se encuentran los que se exceden en las bebidas; dominando más en ellos las afecciones materiales que las del espíritu, necesariamente su escasa inteligencia es más pro- pensa á evitar los sufrimientos por. médio-del suicidio, que á reflexionar sobre las consecuencias de: vicio que les domina 6 del delito que tratan de cometer. La Isla de Cuba se encuentra en condiciones diferentes de otras localidades para que los abusos se repriman en lo po- sible. Sabido es que la mayor parte de los peninsulares necesi- tan un tiempo determinado para aclimatarse; pues bien, la aclimatación no se hace en las mejores circunstancias en ra: 231 zon á los abusos de las bebidas espirituosas, achacándose á Obras causas las enfermedades que se adquieren, siendo asi que la mayor parte provieue del alcoholismo. ' Es digno de elogio el trabajo presentado por la Real Aca- demia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Isla de Cuba en el dictámen á que se hace referencia, porque tiende indudablemente á precaver en lo posille las funestas conse. cuencias del vicio de la bebida; pero las medidas que para reprimirlo propone no son en absoluto aceptables. La alteracion óÓ aumento en los derechos de introduccion de las be bidas espirituosas, implicaría una cuestion interna- cional de dificil y laboriosa solucion, por tratarse de especies estranjeras en su mayoría, como lo son el rom, el coñac, la ginebra etc. etc., cuyas comarcas productoras tienen celebra. dos con España tratados comerciales que todos conocemos, y si se intentara aumentar los referidos derechos, sería indis- pensable revisar aquellos tratados. Además todas las cifras que se indican en la memoria, re- lativas á la entrada de cargamentos de bebidas espirituosas, no se destinan, como asegura, al consumo individual. En primer lugar los alcoholes tienen una gran aplicacion en diferentes clases de industrias, la ciencia médica aconse. ja el empleo de aquellos para aplicaciones terapéuticas, y las fábricas y el uso privado consumen una respetable cantidad de espíritus que indudablemente debe rehajarse de la enorme cifra de importacion. Tambien la época á que se refiere la Real Academia es pre- cisamente en la que más ejército había en la Isla de Cuba con motivo de la guerra, y no hay que extrañar que aumentase el consumo de las bebidas, porque es sabido que los soldados en campaña hacen un gasto extraordinario de éstas para poder resistir mejor las fatigas del servicio en medio de aquellos campos, en que tenian que luchar no sólo con el enemigo, sino con los ardores del clima. ] En segundo lugar, muchos de los aguardientes que se 1m- portan en la Isla de Cuba no se consumen allí, sino que 232 se exportan para los Estados Unidos en grandes cantidades y para otras regiones del interior que hacen un consumo bas- tante respetable, lo que rebaja cousiderablemente las cifras que la Real Academia fija. | En cuanto á la penalidad que segun determina en Su re: glamento debe aplicarse al que se embriaga y al expende- dor, entiende la Seccion que siendo digno de encomio el fin que se persigue, resultaría injasta, aún suponiendo la - posibilidad de aplicarla al que vendió la hobida: porque al comerciante no puede en buenos principios de derecho exigírsele responsabi- lidad por la venta lícita que de sus mercancías Ó géneros ha- ga: sólo en el caso de disponer de los medios inquisitivos necesarios para averiguar el uso que al líquido que se le compra pretende darse y la resistencia orgánica del que lo toma, pues ésta es sumamente variable hasta el punto de no producir efecto alguno en muchos, sino en gran cantidad, po- dría considerársele responsable de los resultados, y aún en- tónces mediando intencion especial y punible. Respecto al que se embriaga, ya es procedente considerar que hay abuso y castigarle; pero aún en este caso, en el cual el Estado puede intervenir legítimamente, debe preceder la declaracion.de si la embriaguez cuando no produce escándalo público constituye delito ó falta, declaracion que no es posible hacer más que en ley edad ó en el Código penal, refor- mando sus preceptos. Por todo lo expuesto la Seccion opina que el Consejo debe consultar al Gobierno de S. M:: 1.2 Que la memoria remitida por la Real Academia de Ciencias Médicas de la Habana acerca de los perniciosos efectos del alcoholismo y medios de prevenirle, es un trabajo de reconocido mérito, que evidencia la laboriosidad y celo de la mencionada Corporacion, por más que. no parezcan acepta— bles las medidas represivas propuestas. ( 2. 2 Que siendo evidentes las desastrosas consecuencias del alcoholismo, conviene llamar la atencion del Gobierno de $. M. para que, oida la Comision de Códigos, si lo creyera nece- 233 sario, dicte una ley especial ó reforme el Código penal en el sentido de fijar la penalidad que deba imponerse al que se embriaga, declarando si 'es delito ó solamente falta. Tengo el honor de elevar 4 V. E. el precedente dictámen para la resolucion de S. M., devolviéndole los antecedentes que lo motivan, remitidos á sá Corporacion con fecha 5 de Noviembre de 1879. Y habiéndose conformado S. M. el Rey (q. D. g.) con el preinserto dictámen, de Real Orden lo traslado 4 V. E. para su conocimiento y el de la Real Academia de Ciencias Médi- as, Físicas y Naturales de esa Isla, debiendo hacer presente á V. E. que en este dia se pasa el expediente á la Comision de Codificacion, para los efectos que se expresan en dicho dictá: men, y á su tiempo se pondrá en noticia de V. E. la resolu- cion que se adopte en este asunto. Y acordado porS. E. el cumplimiento de la preinserta Soberana resolucion, de su órden tengo el honor de trasladar- laá V.S. L para su cenocimiento y el de la ilustrada Cor- poracion que dignamente preside. Dios guarde á V. 5. L muchos años, pana 8 de Agosto de 1881. J vaquín Carbonell. Illmo. Sr. e Edunte de la Real Academia de Ciencias de esta Ciudad. OBSERVACIONES MICRÓSCOPICAS DE LOS HUMORES EN LOS ENFERMOS ATACADOS DE FIEBRE AMARILLA; porel Dr. Domingo Pretre, de Rio Janeiro. (1) Los vómitos amarillos, los vómitos negros tipos, el vómito moreno, el pus, la saliva, la corteza de la lengua, la sangre, son el depósito de organismos microscópicos; se multiplican (1) V. El Alumno médico, números 25 y 26; y La Reforma Médica, de Méjico, núme- ro 8 del presente año: T. xv1in1.—80 234 con rapidez asombrosa, y su número sorprende, especialmen- te en los vómitos; la naturaleza de estos séres es vegetal, y no son atacados por el amoniaco; tienen gran semejanza con las bacterias y criptococus, y como ellos provienen de granula— ciones moleculares, semejantes en cuanto á la forma. Estas granulaciones se manifiestan por pequeños puntos negros, apénas perceptibles, áun con aumento de 450 diáme- tros, estando unas veces aislados, otras agrupados en masas amorfas y de un color amarillo, debido al pigmentum espe- cial de los corpúsculos, y dotados: de movimientos muy rá- pidos. La mayor parte de estas granulaciones se trasforman en filamentos cortos (vibriones), que cambian con frecuencia de sitio Ó se mueven alrededor de un punto central; del estado filamentoso de vibriones pasan al de bacterias, y entónces se reunen para formar bastoncillos trasparentes, articulados dos á dos, ejecutando movimientos ondulatorios; se reproducen por escision. Las bacteridias se presentan más clara y distintamente por la adicion de algunos reactivos, tales como el amoniaco ó el ácido sulfúrico. Bajo la influencia de éstos, los bastoncillos refractan la luz y se destacan entre las demas producciones que les acompa- ñan, junto á la sustancia melicérica, la cual puede afectar la forma de vibriones ó bacterias; en estas granulaciones mole- culares se encuentran células de criptococus derivados de aquellas granulaciones, iniciados primero por un pequeño co!- púsculo, del tamaño de un grauo de arena, negro, con un punto brillante en el centro, hasta el momento en que, llega- dos al estado adulto de células gigantes, proliferan. Al cabo de algunos dias se verifica la fecundacion por yux- taposicion celular, siguiendo el mismo mecanismo de las algas - de la manteca, dividiéndose á consecuencia del contacto en espórulos numerosos, los cuales rodean á los corpúsculos ge- neradores, siguiendo á la vez idéntica evolucion. . Esto que sucede en la más pequeña porcion recogida en 235 los vómitos, acontece tambien en la fermentacion láctica; bastan algunos dias para advertir la presencia de los corpús—- culos negros de diferentes dimensiones y de forma circular. Las granulaciones moleculares recorren todos sus periodos en el espacio de dos-Ó tres dias cuando más, tiempo suficiente para tener las mayores manifestaciones de su vitalidad. Por consiguiente, si admitimos ciertos séres vivientes como causantes de la fiebre amarilla, estará representada por una mezcla de bacterias y criptococus, 6 por el contrario, las pri- meras Ó los segundos serán la causa inmediata del desarrollo sintomatológico de la fiebre epidémica; esta cuestion la re- suelve el Dr. Freire de la siguiente manera: La facultad infectante reside en estas producciones sólidas y no en las partes líquidas en que sobrenadan, lo cual nos au. toriza para admitir lógicamente eu el proceso febril idénticos resultados, despues de las magníficas observaciones referen- tesá la linfa vacunal, por medio de las cuales se demues; tra que la facultad infectante es privativa de los elementos sólidos que se encuentran suspendidos en los liquidos inacti- vos de por sí. De suerte, que podemos encontrarlos en y atmósferas confina- das, trasportados por el aire, sirviéndoles de vehículo un gas, un vapor; y en estas circulistanción pasar desapercibidos 4 los medios analíticos empleados. Esto sentado, réstanos determinar qué participacion llevan en el síndrome morboso las producciones melicéricas y los criptococus; el asunto es difícil de resolver, áun para los más distinguidos micrógrafos, porque ámbas producciones se pre. sentan á la vez en todas las fases ó períodos de la enfermedad; probablemente concurre mezcladas á la evolucion patogéni- ca 6 influirán á su manera en la constitucion normal de los tejidos orgánicos. No obstante, puede establecerse una dis- tincion entre los efectos determinados por los vibriones y los criptococus; se necesita el concurso del tiempo para fijar de una manera concluyente estas alteraciones, y por ahora nos limitamos á decir que á los criptococus corresponden los fenó- 236 _menos más graves en la fiebre amarilla, en virtud del parale= lismo que se observa entre las fases distintas de su vitalidad y las manifestaciones morbosas. Vamos á describir el resultado de las observaciones miicros- cópicas verificadas, basando en ellas la teoría patogénica de la fiebre amarilla: 19 Vómito negro, tipo.—Dice el autor: He tomado una pe- queña porcion de vómito que tenía un colcr de tinta y muy glutinoso, encontrando un número extraordinario de peque- ñas granulaciones y vibriones dotados de movimientos muy rápidos; además he visto masas amorfas de un color amari- llento, y grandes cólulas de color ceniciento, inmóviles, aisla: das unas, agrupadas otras de dos en dos, de tres en tres, y así sucesivamente; estas células tenían un aspecto muy dife- rente del que presentan los glóbulos de grasa, los leucocitos y las hematias, y son los verdaderos criptococus de que veni- -mos hablando. Al siguiente dia analicé de nuevo los vómitos que sirvie- ron para la primera observacion, y encontré en ellos un considerable número de granulaciones más voluminosas y oscuras; eran bacteridias resultantes de la transformacion de los vibriones, masas amarillentas sembradas de corpúsculos granulosos. Habiendo vertido una gota de agua pura sobre la lámina porta-objetos del microscopio, algunos vibriones y algunas granulaciones principiaron á tomar movimiento y á agruparse hasta formar una masa de color moreno. Al tercer dia, las células son más oscuras y aumentan en espesor, siendo necesaria la adicion de agua para distinguir los vibriones y bacterias. | Al cuarto dia, los criptococus son muy voluminosos y su número es considerable. Al quinto dia, además de los criptococus, se distinguen pequeños tubos de mycelium, cilíndricos, prolongados y tras- parentes; las granulaciones son abundantes y visibles. Al sexto dia se encuentran los criptococus deformados y agrupados entre sí; algunos de éstos se diseminan y Su 237 tamaño es variable. El extraordinario número que de éstos vemos, indica la proliferacion, debida á la yuxtaposicion de los adultos, de la cual resultaron fecundados; continúan, á pesar de esto, las bacterias y los vibriones, si bien carecen de movimientos, y las granulaciones som muy numerosas; sub- siguientemente estas últimas rodean á los criptococus genera- dores y siguen la evolucion que hemos descrito en las granu- laciones primitivas; de esta manera se perpetúa una série de generaciones que duran miéntras los gérmenes encuentran ma: terlales para su nutricion. > Las observaciones microscópicas precedentes demuestran que los corpúsculos de la fiebre amarilla tienen los caractéres de un criptococus, por lo cúal recibirá el nombre de Cripto- cocus zanthogenicus; se producen por la union de espórulos y anteridios. ñ 2? Vómito amarillo negruzco.—Nos valdremos de un vómito de esta coloracion, arrojado por un moribundo; era muy espeso. Retirada que fué una pequeña porcion, se colocó sobre la platina del microscopio y se pudo apreciar un pro- digioso número de granulaciones moleculares, aisladas unas, * aglutinadas otras por detrítus orgánicos; las que estaban aisladas, se movían con rapidez; mezcladas, pudimos apreciar tambien leucocitos y hematias que eran arrastrados por los movimientos bruscos de las granulaciones. He visto, no so- lamente hematias discoideas, sino tambien vibriones dotados de movimientos muy rápidos que se prolongaban, y células que presentaban un punto central brillante, de una forma circular (criptococus), las cuales se distinguían perfectamente de los glóbulos” rojos y de los leucocitos. Al siguiente dia pude apreciar las mismas granulaciones, y además filamentos de bacteridias, que ya hemos dicho es una metamórfosis del vibrion, y al propio tiempo los criptococus adquieren mayor tamaño, siendo algunos de ellos enormes. Al cuarto dia, los criptococus sufren una deformacion; pierden la forma circular y se hacen angulosos, poliédricos, irregulares; carecen de núcleo central brillante; algunos de 228 éstos se reunen y parecen corpúsculos granmulosos adheridos entre sí; en esta sustancia vomiturada se ven tubos de myce- lium muy gruesos y que representan un grado más avanzado de las bacterias. Al quinto dia ya vemos los criptococus en vías de creci- miento, haciéndose extensivo á las granulaciones y sustancia melicérica, en términos de ser insuficiente el campo del microscopio para contenerlas. Al sexto día se acumulan los corpúsculos granulosos y es- tán dotados de movimientos; se detallan los vihriones, y así, adquiriendo mayor tamaño y multiplicándose, recorren los períodos descritos anteriormente; esta observacion demuestra que una parte de las granulaciones está destinada á pasar al estado de criptococus. _Lás granulaciones fecundadas siguen una marcha análoga 'á la de sus progenitoras, y sin embargo del gran número que aborta ántes de llegar al completo desarrollo, constituyen, llegadas al período de madurez, una cantidad pasmosa, que puede conceptuarse en miles. Una sola gota de la disolucion de salicilato de sosa (40 centígramos en 70 gramos de agua) que se puso en la sustancia vomiturada, dió por resultado paralizar los movi- mientos de estos séres microscópicos. El ácido fénico produjo el mismo efecto. En resúmen: la marcha evolutiva de estos séres microscó— picos que se encuentran en los vómitos, puede reducir- se 4 dos estados en la vida de los parásitos: una primera fase de crecimiento, en la cual el pequeño sér pasa poco á poco del estado de granulacion al de criptococus definido, tardaudo próximamente en ésta de tres á cuatro dias; sigue inmediatamente una suspension en todas las manifestaciones, y acto contínuo empieza Ja fecundacion. Los criptococus se deforman, se amontonan y rompen sus paredes las células generatrices; los restos del utrículo constituyen entónces fragmentos negruzcos que dan al vómito su coloracion. Las células fecundantes contienen un pigmentum amarillo, y de 239 esta manera constituyen masas amorfas, semeja ntes á la bilis alterada despues de la ruptura de los anteridios y esporangios. En la sangre y en el pus se encuen tran productos análogos á los que se han descrito en los vómitos, y en la corteza de la lengua se han podido observar tambien, debido esto último á su fijacion miéntras pasaron por este sitio las sustancias vo- mituradas, ó tal vez implantados allí con anterioridad. Pasemos á otra cosa: se ha dicho más arriba que el color negro de los vómitos era debido á los utrículos del criptoco- cus despues de su rotura; la desagregacion melecular da lugar á estos residuos negros que comunican su matiz á las sus- tancias vomituradas; y no es la hemoglobina de la sangre alterada la causa del fenómeno, como lo prueban los experi. mentos verificados. En efecto: el vómito negro tipo no contiene un solo glóbulo de sangre, 4 excepcion de aquellos casos.en que se acompaña de una hemorragia gástrica, bucal, etc., y si no contiene una gota de sangre, ¿de dónde procederá la hemorragia para co- municar á este producto la coloracion del papel quemado que caracteriza al vómito negro tipo? La hemoglobina y los productos de su descomposicion son materiales solubles en líquidos acuosos, y la sustancia negra de los vómitos, por el contrario, es insoluble; basta dejar en reposo el material del vómito negro para ver quese separa en dos capas diferentes; la una líquida incolora, la otra más densa, negra ú oscura, compuesta de partes sólidas. Para poner el hecho fuera de duda, recurrimos á un proce- dimiento más decisivo, el análisis espectral; una determinada cantidad del vómito negro tipo, diluida en agua, no indica la presencia de la hemoglobina. Se sabe que ésta da lugar á dos rayos de absorcion de longitud desigual, situados entre las letras D y E, en tanto que la hematina se reconoce en un rayo de absorcion que aparece entre € y D. Esta coloracion es debida á la desagregacion de los criptoco- cus despues de fecundados y á la dispersion de los gérmenes. Asimismo la coloracion amarilla de los vómitos no recono: 240 ce como causa la presencia del pigmentum biliar; en efecto, los ácidos biliares y la mayor parte de sus derivados se ca- racterizan fácilmente por la reaccion de Pettenkofer: las soluciones de estos ácidos, cuando se les añade algunas gotas de la disolucion de azúcar de caña y despues, poco 4 poco, la mitad de su volúmen de ácido sulfúrico, dan uma coloracion desde luégo rojiza que se torna en violeta y púrpura; podía infundir alguna sospecha este procedimiento si no estuviera demostrado que en estos vómitos no existen nunca materias albuminoideas. El licor de Grmelin nada demuestra en contacto de los vó- mitos negros: este reactivo caracterizaría la presencia de las materias colorantes de la bilis, pues no siendo otra cosa que el ácido nítrico conteniendo vapores nitrosos, en caso que aquella secrecion estuviera mezclada con los productos vomi- miturados, observaríamos la série de coloraciones que en el tubo de ensayos, empezando desde la capa superficial hasta el fondo, se revelan por los matices verde, azul, violeta y rojo. Ya hemos dicho que los criptococus celulares contenían una materia amarilla; por obra parte, segun Thuret, ciertas ¿leas poseen espórulos resultantes de la concentracion de una materia verde ó blanca agrisada, por-lo cual estos espo- rangios reciben el nombre de endocrómicos; lo mismo sucede- - ría con los esporos de la fiebre amarilla, á diferencia de que la materia colorante tuviera este matiz y no el verde, Para terminar todo lo relativo á los ensayos practicados, diremos que los vómitos en la fiebre amarilla unas veces son ácidos, otras neutros; serán ácidos muchas veces por la inges- tion de bebidas acídulas ó de sustancias que pueden sufrir esta transformacion en el estómago; miéntras que la reaccion neutra constituye un hecho singular, indicio de profundas modificaciones en la composicion del jugo gástrico, ácido en el estado fisiológico. Los productos vomiturados por los enfermos atacados de fiebre amarilla no son albuminosos; su viscosidad es debida al moco; el análisis químico ha demostrado la presencia de una 241 corta cantidad de cloruros;. ausencia de fosfatos y sulfatos; una sola gota del vómito negro tratada en un tubo de ensayo por el amoniaco, es decolorada, y si se le pone en contacto del ácido nítrico, adicionando despues el amoniaco, se colora en amarillo; hay indicios de magnesia y ausencia de glucosa. Esto es lo más importante de las observaciones practicadas, y áun cuando no tiene ménos interés la correlacion de síinto- mas con los períodos evolutivos del criptococus, dejaremos limitado á este punto nuestro trabajo, toda vez que pensamos ampliarlo en la primera ocasion. HIGIENE DE LA PRIMERA INFANCIA.—ÁLTERACION QUE SUFRE LA LECHE EN LAS MAMADERAS. Los peligros de la lactancia artificial han sido señalados desde hace mucho tiempo: nadie los pone eu duda, aunque no todos estén de acuerdo respecto á lás verdaderas causas de la mortalidad de los niños sometidos á ese modo de alimenta— cion: la condicion prematura de ésta, que marcha á la par de aquella lactancia, la mala calidad de la leche ingerida y la alteración del líquido en los aparatos empleados, contribuyen aisladamente Ó de consuno á la mortalidad referida; pero ocu- pémonos ahora de la última de dichas causas. El olor fétido que se desprende de ciertas 'mamaderas, por más aseo que se tenga con ellas, hizo que el Sr. Enrique Fau- vel las sometiera á exámen en el laboratorio municipal de Paris, encontrando que en todas la leche había contraido un olor nauseabundo, sin que en ellas pudiera descubrirse la pre— sencia del hidrógeno sulfurado. La leche estaba ácida, medio coagulada; al exámen microscópico, los glóbulos grasientos se mostraron deformados y ofrecían un aspecto piriforme, deján- dose ver en el líquido numerosas bacterias y raros vibriones. Incindido en toda su longitud el tubo de cautchuc que sirve T, XVnI.—8l 242 para la aspiracion, contenía leche coagulada y los mismos microbios encontrados en la leche de la mamadera; pero el exámen reveló además, en la ampolla que constituye el pezon de la mamadera y termina el tubo de cautchuc, la presencia de montones más ó menos abundantes de una vegetacion criptogá- mica; cuya vegetacion, sembrada en el suero de la leche, dió lugar en algunos dias y en proporciones considerables á celu las ovoideas, desarrollándose á manera de micelios. Efectuada la inspeccion facultativa en diez asilos (créches) por los médicos adscritos á ese servicio, al mismo tiempo que por los químicos del laboratorio municipal, de treinta y una mamaderas registradas veiute y ocho contenían en la pe- zonera, el tubo de cautchuc y hasta algunas en el recipiente de vidrio, vegetaciones análogas á las indicadas y microlios de la especie tambien mencionada; y muchos de esos aparatos, lava- dos con esmero y listos para ser usados, encerraban todavía una gran cantidad de dichos criptógamos. Jn dos casos se encontraron, en los tubos de mamaderas en muy mal estado, pus y hilos sanguíneos procedentes de niños que tenían erosiones en la masa bucal. q La presencia de esas vegetaciones criptogámicas y de esos microbios coincide, pues, con una alteracion profunda de la leche en las mamaderas: he aquí un hecho establecido. Falta ahora demostrar hasta qué punto influye esa colmci- dencia en el desarrollo de las afecciones intestinales tan co- munes en la primera infancia, (1). áX— (1) V. Annales d' Hygiene Sublili Juillet 1881. 243 MORTALIDAD dela Habana, en el Verano de 1881; por el Dr. D. Ambrosio González del Valle. (1) (1) Véase la mortalidad de Primavera en la página 101. VA - MORTALIDAD CIVIL. | p CAUSAS DE DEFUNCIÓN. | le Í 143 | Pa] Blancos. |.8 | Decolo. (“2.5 | 1881. ms. E AER A o VERANO. V | E Suma < | Y. | SimaS (E Ema da dto ads ds AA A A EA 1 A 8 Alcoholismo ... ¿m0 22=== de 6l...: 6 y E RES Y RIA E A 'ABmua y elOrÓSIS): abalorios 4 1] 5 PA DAN (ES 11 +6 Apoplegía y c. cerebral............ A A al O Apoplegía pulmonar .. e A a 1 A CS | Dres ou ccióna ano lados IAS) 4 1 8 9 11. 45 Ooleraintantica as aia ee e 11 A 4 5 Mliaca ll” 28] IMADDIER SL. ds ara poo AN A A O A IES 2 DIArICA y COLES co coco occcrsaaoas 62| 56| 118 5| 26| a41| 67|| 22 919 Diferia y cruda odds 514 Tila Lk 421 24 66-311 19 Digemtera nostra lo los al MAT 007 1 6 7 21 29] Eclampsia infantil.............-..- MAIS Ste Sal 6 Erisipela..... Soba ao pace inc de ol eo ar o oa eaollacallHea: Epilepsi2..--oooooomooo.o.oooeo=---. LES A a ja 4| All... 7| Enfermedades del coraz00..........- 25/14]. 391. 11-13| 99] -35 11 76 1d. del hígado-........-=-|| 37| 11] 48/ 2 6 8| 14 1 65 Fiebre y e. palúdica...--......=---» A A e 12 6| ,18/| 5| 75| Fiebre biliosa............., a Pd o a o 31h 8 Hiehre amarilla A is eone 107 LOGRA aia lo... |. <|| 16511 332; Fiebre tifvidea........--- SE pr tol east E load + Dl AA > 31 621 GADEA ans cepas ere lado ale Dion e A, 1 2 4 || Intoxicación tebaiCa...............- as a (lo, AS. laa] a AS 1 12] Meniarítis: al 29 dao Dil E SONES) LOR| Mucrmoy arco coa testa atea Dl A E Der 3 Neumonía y prccbaitas: 331.251 58/25 1/29) 191 :2118(— 91] o PRE AS SAA | AS E e AR A | (O l Parto y Accidentes Do i0OlA nao oda FAO B| ONE AUD AA A A A A DoS Erar ll CNE: dl Elpuresaece O o l INE PO Sr 1 4 Reblandecimiento cerebral....=...... 4 NS O (IRENE 8l| A e os y RA | Reumatismo.. Be e Gil AA lo e A A! SOAIPION dios oa dress pa dee] a Y A AA o AN ¡Tétano en adultos..-....... la ea APC, a 9 AÓGano mane 481-3912 831: 12139615 43/13. 211196] A A lo] e 71| 422 O A A E E AN 291 18 dlcsos: del 24 t 65| Vólvulus. A A MA SE SAA (EP 3 MS tn er aio le e A E DO O 1 3|| Muerte Tepentila. 2 alcca o 00 HARTOS Ord NO Ia ao VS ¡OMAR Canna eran lcabolals cas ea Br TOD IBN 081 IA AA a! | UMATA a a OOO 451112871 81 381 994 318 502 214 l ! Mortalidad elvil..'.,.. ide... 1910 den endosar iaa 1962 | | Diferencia de ménos...... 52 | 244 ESTUDIO HIDROTIMETRICO DE LAS AGUAS POTABLES DE LA CIUDAD DE SANTIAGO DE LAS VEGAs, practicado por D. Francisco Angulo y Suero, Farmacéutico Mayor del Cuerpo de Sanidad Mili- tar etc. 7 “El agua de buena calidad es una ventaja que no tiene precio en una ciudad.” : Frankland. El agua es la bebida por excelencia del hombre, y su estu- dio uno de los más importantes bajo el punto de vista higié- nico. Desde la más remota antigiiedad, no ha pasado desa- percibida para los hombres de ciencia la íntima relacion que existe entre la naturaleza de las aguas consumidas por un in- dividuo, ó un pueblo, y la evolucion de los fenómenos mórbi- dos; y, si bien aún en el dia la ciencia no ha dicho la última palabra en este asunto, los estudios verificados hasta el pre- sente ponen fuera de duda el importante papel que represen- ta la composicion de las aguas en la marcha y propagacion de las epidemias, así como en la existencia de las endemias. No es nuestro propósito tratar, en este momento, de tan vasto asunto, ni nuestros conocimientos son tampoco suficien- tes al objeto, contentándonos con consignar el hecho, para jus- tificar la causa que nos indujo á emprender el estudio hidro- timétrico de las aguas que se usan como bebida en la ciudad de Santiago de las Vegas. Poco acertados estuvieron, seguramente, los fundadores de esta ciudad en la eleccion de sitio para su creacion, pues que olvidaron la primera necesidad higiénica de todo pueblo; la importantísima cuestion de abasto de aguas, estableciéndola léjos de manantiales, ó rios, que pudieran llenar esta imperio- sa exigencia de la vida; condenando, así, á la poblacion á la escasez de agua consiguiente y á beber Ó aguas pluviales ó aguas de pozo, y privándola, de este modo, de uno de los prin. cipales elementos de prosperidad. Resulta, pues, que las aguas que vamos á estudiar, que son las que bebe el vecindario, pertenecen á dos categorías distin. tas, á saber: Aguas pluviales y Aguas de pozo. Comprendere- 245 mos en la primera seccion las que se recogen en aljibes ó cis- ternas, despues de haber recorrido los tejados de los edificios, y las que se reunen en depresiones del terreno, formando es- tanques ó lagunas, despues de haber recorrido el suelo de los puntos más elevados que el de concurrencia. En la se- gunda seccion incluiremos las aguas que procedentes de ma- nantiales subterráneos, ó de filtraciones de las pluviales, 0 de uno y otro orígen, se aglomeran en excavaciones Ó pozos, prac- ticados al efecto. No pasaremos adelante, sin exponer las condiciones gene- rales que debe reunir una agua para poderse considerar como potable, segun la opinion más admitida en el estado actual de la ciencia; y lo haremos así, para evitar repeticiones al tratar de cada agua en particular, y hacernos mejor comprender. Una agua, para ser potable, debe ser: limpia, incolora, lige- ra, aireada, inodora, Iresca, de sabor grato, ni sosa, ni salada, ni dulzaina, ni amarga; exenta, en cuanto sea posible, de materias orgánicas; y contener en disolucion una pequeña cantidad de materias salinas, en cuyo caso cocerá bien las le- gumbres, y disolverá el jabon, sin formar grumos, ó, como diríamos en lenguaje vulgar, no le cortará. Reuniendo estos caractéres, podemos asegurar que el agua es potable y aplicable á todos los usos de la vida, de la econo- mía doméstica, de la industria y de la agricultura; tendría- mos, en una palabra, el agua tipo. Insistiremos sin embargo, por breves instantes, en los signos apuntados, á fin de exponer, con toda la claridad que nos sea posible, la importantísima cuestion de la potabilidad de las aguas, cuestion harto olvi- dada por desgracia en muchos pueblos, y que de tan vital interés es para la higiene de los mismos. Hemos señalado, como primera condicion de una agua pa- ra que sea potable, el ser límpida é inodora, porque la limpi- dez y ausencia de color, además de hacerla más agradable y apetecible, son una prueba de la ausencia, Ó escasa presencia, de materias orgánicas y de sustancias térreas en interposicion, las cualés le darían color y turbidez, 246 Recien recogida una agua, no debe exhalar olor alguno, pues la presencia de olor nos indicaría la de materias orgánicas ó sustancias térreas extrañas; y decimos recien recogida, porque todas las aguas, áun las más puras, adquieren con el tiempo un olor perceptible, debido á la descomposicion que, bajo la influencia de los agentes atmosféricos, experimentan algunas materias animales que contienen. Debe ser el agua potable de sabor grato; ni sosa ni salada, ni dulzaina ni amarga. Si se presenta insipida, nos indica la ausencia de sales, y necesaria es su presencia, como luégo ve- remos. Ha de ser su gusto apénas perceptible é indefinible; gusto que, si se hace muy manifiesto, indicará un exceso de sustancias minerales ú orgánicas: si el sabor es térreo, procede de la alúmina; si amargo, de la magnesia; si dulzaino, ó salobre, del yeso y la sal comun. .Las sustancias orgánicas apénas modifican el sabor, 4 no existir en bastante proporcion, den putrefaccion. Una agua, para ser potable, debe tener en disolucion cierta cantidad de aire atmosférico. Por lo general, las aguas di- suelven por litro 28 4 35 centímetros cúbicos de gases, de los que 13 á 17 son de nitrógeno, 7 48 de oxígeno y 8 á 10 de ácido carbónico. Cuando el agua se halla así cargada de ga- ses, recibe el nombre de /gera, porque apénas pesa sobre el estómago y es facilmente digestible; pero, si por el contrario contiene escasa cantidad de gases en disolucion ó está priva- da de ellos, cual sucede al agua recien hervida, entónces su ingestion en el estómago origina una sensacion de peso en di- cho órgano y el agua se denomina pesada, siendo indigesta. Obra condicion de una agua potable es el presentar una temperatura diferente segun la estacion en que seusa. Si en invierno se bebe una agua muy fria, se aumenta la conges- tion de los órganos internos de la economía, por el calor que les sustrae, y las consecuencias pueden ser lamentables. Por el contrario, en el verano, ó en las regiones tropicales como la Isla de Cuba, es una necesidad higiénica el usar como bebi- da una agua á temperatura relativamente baja, á fin de que 247 obre no sólo como humectante, sino tambien modificando el estado de los órganos de nuestra economía. (1) Decíamos, que las aguas para ser potables han de tener en disolucion una pequeña cantidad de materias salinas minera- les; pues bien, en las buenas aguas la cantidad de sales no de- be pasar de 15 á 40 centígramos por litro, correspondiendo los dos tercios al carbonato de cal, el cual, áun cuando insoluble por sí, está disuelto á beneficio de un exceso de ácido carbó— nico. Si la proporcion de sales excede de 50 centígramos por litro, las aguas se denominan duras ó crudas; y si la sal cálci- ca dominante en ellas es el carbonato, cuando se las hierve, desprendiéndose el ácido carbónico que le mantenía en diso- lucion, se precipita la cal é incrusta las materias en ellas su- mergidas, impidiendo su penetracion por el líquido, y por lo tanto sucoccion. De esto depende, el que con estas aguas se cuecen mal las legumbres Puede suceder que el exceso de sales corresponda á los sulfatos de cal ó magnesia, y, entón- ces, denomínanse selenitosas, cuyas aguas cuecen mal las le- gumbres y descomponen el jabon, le cortan como dice el vul- g0, por cuya razon son impropias para el lavado de la ropa. Además, usadas como bebida estas aguas, especialmente las magnesianas, ejercen una accion irritante sobre el tubo di- gestivo, que determina la diarrea, y pueden ser tambien cau- sa predisponente de afecciones calculosas. Acestúmbrase á su uso, no obstante, la economía, siempre que su mineraliza— cion no sea muy exagerada (15 4 20 centígramos por litro)- Contienen, además, las aguas potables otras sales: yoduros, bro- muros, sales amónicas, cloruro sódico, sales de alúmina y de sosa, en escasa proporcion, pues si excede de 50 centígramos por litro, el agua es salobre, é inservible como bebida y para la mayor parte de los usos de la economía doméstica. La cal y la magnesia, especialmente la primera de estas bases, es indispensable su presencia en el estado salino en toda agua potable. La cal esel alimento del sistema óseo, el cual la (1) Segan Krabbe y Kuchenmeister, á la excesiva temperatura de las aguas potables en Irlanda se debe el desarrollo de equinococos en el hígado del hombre. 248 asimila principalmente del agua, y si el individuo bebe una agua en que las sales cálcicas existan en cortísima proporcion, sus huesos se nutrirán inperfectamente y sobrevendrá: un desequilibrio en las funciones de su economía, y el ra- quitismo será su consecuencia [1]. Por esta razon las aguas muy puras, en el sentido químico, no son las mejores como bebida, bajo el punto de vista higiénico, y sí altamente perju— diciales, especialmente en las primeras edades de la vida, en la infancia, en la adolescencia, y áun en la juventud, porque en esas épocas es cuando se verifica la gran evolucion, ó desarro- llo, de los huesos de nuestro esqueleto. Finalmente, las aguas potables deben estar exentas de ma- terias orgánicas; Ó, cuando ménos, contenerlas en escasísima proporcion. La presencia de materias orgánicas en las aguas determina su desoxigenacion, para trasformarse ellas, auxi- liadas por la temperatura, en nuevos cuerpos de composicion variable segun la naturaleza de los que los originan; cuyos cuerpos, no siempre inocentes, frecuentemente nocivos, disuel- tos en el agua en cuyo seno se formaron, ó interpuestos con ella, la hacen pútrida, y al ser ingeridos en el estómago, pa- san despues á la economía toda, por el torrente circulatorio, dando lugar 4 profundas alteraciones en el. organismo, que pueden comprometer gravemente la salud del individuo y hasta ocasionarle la muerte. Actuando, además, las materias orgánicas de las aguas sobre los sulfatos que eilas, Ó el terreno, contengan, dan lugar á la formacion de hidrógeno sulfura- do, el cual, juntamente con otros gases procedentes de la des- composicion de dichas materias, queda disuelto en las aguas, comunicándoles propiedades nocivas. (2) (1) Kolliker, Virchow y Mayer atribuyen el raquitismo á la insuficiencia de sales calcáreas en el organismo. (2) Poppig, Tschudi, Boudin, Hensinger y Jacquot han demostrado, con numerosas obseryaciones, que la ingestion de aguas pantanosas, en las cuales abundan las materias orgánicas, producen las intermitentes. La disentería, el cólera, las fiebres tifoidea, ama- rilla, malaria y verosímilmente otras más, ee hallan íntimamente relacionadas con las evoluciones orgánicas é infinitamente pequeñas que pululan en las aguas de que diaria- mente hacemos uso. (Collin) De Pingestion des eaux marécageuses comme cause de la dysenterie et des fidyres intermittentes. (Ann. d'hyg. et de méd, leg. 1872t, XXXVIII). Hirtz. Nouyeau diction, de méd. et chir, prat. 1874 t. XIX art, Intermittente (feyre). 249 Tal vez nos hemos detenido demasiado en estas considera- ciones preliminares; "pero creemos haber conseguido nuestro propósito, que es el ser claros, á fin de hacernos comprender por las personas profanas á la ciencia. Pasemos ahora á la exposicion del trabajo analítico que he- mos practicado, para terminar despues haciendo las conside- raciones que de él se sugieran. SECCION PRIMERA.—AGuas PLUVIALES.—Í. AGUAS DE ALJI- BE.—Las aguas de lluvia, cuando se recogen con esmero y evi- tando que tengan contacto con el suelo, son relativamente muy puras; pero si se recogen inmediatamente que comienza á llo- ver, Ó despues de recorrer la superficie de los tejados, de las azoteas ó el suelo, entónces contienen materias orgánicas de las que se hallaban en suspension en el aire, los tejados etc. y sales procedentes de las materias minerales arrastradas me- cánicamente. Además, si las aguas han sido recogidas duran- te una tempestad contienen ácido nítrico y nitrato amónico, en escasa proporcion, é indicios de yodo. Término medio, la proporcion de gases disueltos en ellas, 4 la temperatura de 102 centígrados y presion normal, es de 25 por. ciento. | El agua de lluvia es indigesta, no por falta de aire, pero sí por falta de sales, y poco conveniente por la tanto, como be- bida habitual, en atencion á las razones que hemos expuesto anteriormente. Puede emplearse, y se emplea en muchos puntos, como: la única agua potable; pero para usarla como tal, debe recogerse con esmero, desechando las primeras potr- ciones en toda ocasion, y la totalidad cuando la lluvia va acompañada de fenómenos eléctricos; siendo conveniente, además, suplir la falta de sales, adicionándola de 304 40 centígramos de cloruro sódico, sal comun, por litro de agua, y filtrarla préviamente. Los depósitos en que se recojan las aguas de lluvia deben ser de mampostería formada con piedras de cantería, ó ladri- ilos, bien unidos con cal hidráulica ó betun, y con los ángulos redondeados, por ser el punto donde prnoipariente se qe 250 rrullan vegetaciones que impurifican el agua. Además deben estar recubiertos por una buena bóveda con un orificio de en- trada para limpiarlos, y dispuestos de modo que puedan va- clarse por completo. Las aguas, ántes de pasar al depósito, deben atravesar varias capas de carbon, cascajo y arena, convenientemente dispuestas, de tal modo que sufran una filtracion de abajo á arriba. Finalmente, debe desecharse por completo el uso de cañerías de plomo para la conduccion á los depósitos y grifos de las aguas pluviales, y, en general, de todas las aguas, em- pleando las de barro cocido y da las de mampostería, 6 las de hierro embetunado, con objeto de evitar la presencia en ellas de sales plúmbicas, cuya ingestion en la economía puede producir graves daños. Hechas estas consideraciones generales sobre las aguas po- tables procedentes de las de lluvia, digamos algo sobre las de ese Origen usadas en esta ciudad. Varias casas de la poblacion están provistas de aljibes, en donde se recogen las aguas que afluyen de los tejados, para usarlas despues como bebida; pero, hemos observado: 12 Mu- cho descuido en el aseo de los tejados que el agua recorre antes de ir al aljibe, existiendo algunos que son verdaderas praderas, tal es la abundancia de vegetacion en ellos; 2? Falta de cuidado en evitar que las primeras aguas en to” da lluvia, y las de tempestad en totalidad, vayan al aljibe; 37 Mala construccion de los mismos, algunos de los cuales es- tán demasiado cerca de los lugares comunes; y la genera- lidad sin un receptáculo donde las aguas se sedimenten, ántes de pasar al depósito; y, los que le tienen, muy mal dispuesto, no existiendo ninguno, incluso los del Hospital Militar que son los mejor construidos, que esté dotado de filtros, ni de medios para su total desagiie. De todo esto resulta, que las aguas de lluvia de los aljibes de Santiago de las Vegas han de tener, y tienen, malas con- diciones higiénicas para usarlas como bebida habitual, por ha- llarse inpurificadas á consecuencia del poco esmero con que se 251 recogen; deduciéndose de aquí, la inconveniencia de su uso y la preferencia que debe darse á las de pozo para bebida, se- gun más adelante veremos. En razon á lo expuesto, no hemos creido conveniente des- cender á analizar las aguas de cada uno de los aljibes que en la poblacion existen; hemos examinado algunas, y presentare- mos solamente el resultado obtenido, operando sobre las de los que posee el edificio “Cuartel de cid 50% Hospital Militar. Se recogió el agua, para el análisis, en la tarde del dia 21 de Noviembre de 1877, siendo la temperatura ambiente 25% centigrados y la del agua 24 Caractéres físico-químicos. —Diáfana, incolora, inodora, de sabor grato y sin accion sobre los papeles de tornasol y cúr- cuma. Por la ebullicion, durante media hora, no se enturbia, y de: posita un escaso sedimento blanco, soluble con efervescencia en el ácido clorhídrico. Conservada en una vasija imperfectamente tapada, por es- pacio de 45 dias, permaneció diáfana, incolora é inodora, y con sabor grato, presentando, en el fondo de la vasija, un impetr- ceptible sedimento blanco, de aspecto filamentoso, visible agi- tando la vasija. No alteraba los papeles reactivos. Análisis.——Evaporando un litro de agua hasta sequedad, se obtuvo un residuo amarillento pardusco, que desecado á 1109 pesó 0,06 gramos. Calcinado este residuo, tratado el pro- ducto por el carbonato amónico, para regenerar los carbo- natos descompuestos por la calcinacion, y desecado nuevamen- te á 1109 pesó 0,4 gramos, lo cual nos dice que la materia orgánica contenida en un libro de agua está representada por 0,02 gramos y las sales fijas por 0,04 gramos. Tratado por el agua destilada el residuo salino, se obtuvo una solucion parcial, que ensayada convenientemente se vió contenía pequeña proporcion de cloruros y sulfatos, cal, mag- nesia y sosa. La porcion insoluble en agua se trató por el ácido clorhidrico, puro, quien la disolvió en parte, con efer- 252 vescencia, quedando un escaso residuo insoluble, de silice, y obteniéndose una solucion clorhídrica, en la que existían sul- fatos, escasísima cantidad de cal, magnesia y hierro. nora hasta reducirla á la nad de su volúmen, una cantidad de agua, y filtrada, se añadió cloruro amómiall y despues potasa cáustica, y se obtuvo un precipitado blanco, gelatinoso, soluble en un exceso de potasa, y que reapareció por la adicion de mas cloruro amónico.—Alúmina. La-misma agua concentrada por evaporacion, mezclada con engrudo de almidon yodado (yoduro potásico 1 parte, almidon 20, agua 500) y añadiendo unas gotas de ácido sulfúrico, no produjo coloracion azul, lo cual indica,que no contiene ácido nitroso. Tratada el agua, que se redujo por evaporacion á la mitad de su volúmen, por el ácido clorhídrico puro, diluido, se adi- cionó una gota de solucion sulfúrica de añil y se hirvió el todo, sin que por la ebullicion se disolviera el añil; lo cual demuestra la ausencia de ácido nítrico ó nitratos. Ensayando el agua con los reactivos, se obtuvieron los si- guientes resultados: Nitrato argéntico, Ligetísima nebulosidad, que no, desa= parece por la adicion de ácido nítrico, pero sí con el amonia- co.—Cloruros. Cloruro bárico. Ligerísima opalinidad, que no desaparece añadiendo ácido a Oxalato amónico. Enturbiamento escaso, que por sedimen.. tacion se convierte en un escaso precipitado blanco, pulveru- lento, insoluble en ácido acético.—Cal. Fosfato sódico. Prévia la adicion de cloruro amónico, se obtuvo una escasa nebulosidad, que por el reposo pasó á ser un escaso precipitado blanco a y como cristalino. —Magnesia. Acetato neutro de plomo. Enturbiamiento primero, escaso precipitado despues. — Acido carbónico. Tintura de Campeche. Coloracion roja. Permanganato potásico, Coloracion rosácea. 253 Cloruro áurico. No se reduce. Solucion alcohólica de jabon. No hay precipitado. Agua de cal. Ligero enturbiamiento primero, escasísimo precipitado despues. —Acido carbónico. Hiorormerera.—Ensayada préviamente el agua destilada que habíamos de emplear en el curso de este trabajo, y asegu- rados de su pureza, pues que marcó 0% hidrotimétricos, pasamos á examinar el título del licor hidrotimétrico, y siendo aquél el que recomiendan los Autores de este método de análisis vo- Jumétrico, procedimos al del agua del modo siguiente: +. 1% Ensayo. Sobre 40“centímetros cúbicos de agua colo- cados en el frasco gradaado, fuimos añadiendo, por medio de la pipeta hidrotimétrica, el licor jabonoso, agitando de tiem- po en tiempo, hasta que se obtuvo una espuma persistente que duró más de un cuarto de hora, con un espesor de más de me- dio centímetro. Para conseguir este resultado, se emplearon 39,25 grados hidrotimétricos. - | 22 Ensayo. Sirviéndonos del frasco graduado, medimos 50% centímetros cúbicos de agua, á los que añadimos 2”centí- metros cúbicos de solucion de oxalato de amoniaco á 1/60, pa- ra precipitar la cal. Agitamos la mezcla durante media hora, la dejamos en reposo otra media, y filtramos el líquido exento ya de sales cálcicas. Del líquido filtrado tomamos 40” centime- tros cúbicos, y determinamos su grado hidrotimétrico, operan- do como en el ensayo anterior, que resultó ser 0,75. 3% Ensayo. Medio litro de agua se birvió durante media hora, para desprender el ácido carbónico y precipitar el car- bonato de cal; se dejó enfriar, se restableció el volúmen primitivo, añadiendo agua destilada; se agitó fuertemente la mezcla para que ésta fuera íntima; se filtró el líquido; to- mamos de él 40% centímetros cúbicos, y determinamos su gra- do hidrotimétrico, que resultó ser 3225. | 4% Ensayo. Vel agua hervida y filtrada, restante del en- sayo anterior, se tomaron 50% centimetros «cúbicos; se aña- dieron 2% centímetros cúbicos de la solucion al 4; de oxalato 254 amónico, se agitó la mezcla fuertemente; se dejó media hora en reposo; se filtró, y del líquido filtrado se tomaron 40% cen- tímetros cúbicos, con los que se determinó el grado hidroti- métrico, que resultó ser 0925. : Tenemos pues: 1.2 Grado hidrotimétrico del agua natural........ 3%25 = > 5 ,, despues de preci- tada la cal por el oxalato amónico......... O 3.2 Grado hidrotimétrico del agua natural des- pues de hervida y filtrada........ A e, (1) - 0225 4.2. Grado A del agua natural despues - de hervida y filtrada, precipitada por el oxalato amónico y oli E E A A o 0995 Interpretemos ahora los datos obtenidos en las oa 1,2 Einúmero 3%25 representa la suma de las acciones que sobre el jabon ha 1 ejercido el ácido carbónico, el carbo- nato y demás sales cálcicas, y las sales de magnesia que con- ens ES ogua ensayada.. 2 El segundo dato, 0275, representa las sales de mag- nesia y el Aedo durbónico! que quedan en el agua despues de separada la cal: luego las sales de cal estarán representadas. por 3225 monos 0975, igual á 2250. 3.2 Los 3925 reducidos á 0925, despues de hecha la co- rreccion de que hemos hablado, representan las sales de .cal y de magnesia, qne no son carbonatos. Por consiguiente, el carbonato de cal y el ácido carbónico, juntos, equivaldrán á 3225 ménos 0225, igual 32 4.2 Los 0%25, que nos ha dado el cuarto ensayo, nos re- presentan las sales de magnesia que el agua contiene, que no han sido precipitadas de ella, ni por la ebullicion, ni por el oxalato amónico. 9 (1) Segnn las experiencias practicadas por los Autores del método hidrotimétrico, M. M. Boutron et Boudet, en el número obtenido en este tercer ensayo hay que hacer una correccion, que consiste en restar 32 del número obtenido, los cuales representan el carbonato de cal, no precipitado por la ebullicion, en razon á su solubilidad en el agua. Por esto, los 3225 que la experiencia nos dió los hemos reducido á 0% 25, se- gun en la tabla se expresa, En los demás ensayos, presentarémos el número que re- sulte, despues de hecha la correccion, 255 Las sales de cal y magnesia están representadas, las prime: ras por 2950, y las segundas nn 0%25, y por consiguiente, ámbas lo estarán por su suma 2227; y, por lo tanto, la canti- dad de ácido carbónico será la diferencia entre este grado y el del agua natural, y tendremos: 3225 ménos 2975, igual 0950. En resúmen resulta: 1. 2 Que el ácido carbónico y las sales de cal y magnesia contenidas en un litro del agua examinada, équi- A O EA A Ue y por lo oido unir de el! a ,neutir aliza 0 y3 gramos de jabon. 2. Que las sales de cal equivalen á.,............- 2250 3.2 Que las sales de magnesia equivalen á ....... 0%25 4,2 Que el ácido carbóvico equivale do is PON 5.2 Que, equivaliendo á 0%50 el ácido A: y el carbonato de cal y el 4cido-carbónico reunidos á 3*, el carbonato de cal, solo, equivaldrá 4............. 2%50 6.2 Que, equivaliendo las sales de cal, en totalidad, 4 2950, y el carbonato de cal 4 2250, el sulfato y demás ñalescáleicas equivaldrán A. ri as OS Resulta, pues, en último término, que el agua procedente de los aljibes del Hospital Militar contiene: LS "Acido: carbónico libre... 0 as e ep 205 0950 de Carbonato de Calo 0 do 2250 38.9 Otras sales cálcicas........ AS O 0200 4: ¿Sales MAgnÉSICAS ida att dee do A 0225 Grados hidrotimétricosi...... MEE O Composición en un litro de agua. Acido carbónico libre. Litros 00025 Carbonato cálcico. Gramos..... OEA a ADO O "Oerasisales: cálcican A A ROBO SUL neSICO A e ada . (0031 CA as ERAS 00288 Materia orgánica o bo ia ER 0'0200 256 IL. aquA DE LaGuNA.—Varlas son las lagunas que existen en las cercanías de la ciudad, cuyas aguas, á decir de los vecinos, eran las únicas que, en época no muy lejana, bebían la gene- ralidad de las personas, y aún en el dia hay, segun se nos ase- gura, quien las emplea como bebida, si bien esto es poco fre: cuente, por fortuna, destinándose cuasl exclusivamente para el lavado de ropas y otros usos domésticos. Entre esas diversas lagunas, hemos elegido para el análisis la que existe al N. O. de la poblacion, en el sitio denominado de los Grarcías, colindante con el Hospital Militar, que es una de las mayores. y cuyas aguas se venden en la poblacion. * Se recogió el agua para el análisis en la. tarde del 25 de Noviembre, siendo la temperatura ambiente 12 centígrados y la del agua 24? ¡ Caracteres físico-químicos.—Turbia, de color amarillento, con muchas materias orgánicas en suspension de aspecto co- poso y color parduzco, y restos vegetales de plantas criptóga- mas; Olor, á humedad; sabor, á cieno; sin accion sobre los papeles de tornasol y cúrcuma. Por la ebullicion no se entur— bia apénas, pero deposita un sedimento escamoso, de aspecto nacarado. Conservada en una vasija imperfectamente tapada, durante 41 dias, se presentaba diáfana é incolora, con olor á tierra mo- - jada, sabor desagradable, y en el fondo de la vasija habia un sedimento coposo, de color de herrumbre. No ejercía accion manifiesta sobre los papeles de tornasol y cúrcuma. Análisis —Evaporando á sequedad un litro de agua, se ob- tuvo un residuo de color pardo leonado, que desecado á 110" pesó 0'09 gramos. Calcinado este residuo, se obtuvo otro, que tratado por el carbonato amónico y desecado á 100? pe- só 0'05 gramos, y por lo tanto, la diferencia entre ambos pe- sos, 004 gramos, es el de la materia orgánica existente en la de agua evaporada, y 0'05 el de las sales fijas. Tratado el residuo salino por el agua destilada, se disolvió una parte de él, y la solucion, que era neutra, ensayada con- A 257 venientemente, vimos que contenía: cloruros, sulfatos en me- nor cantidad que los cloruros, cal, magnesia y sosa. La parte insoluble en agua se trató por el ácido clorhí- drico, que disolvió una parte con efervescencia, quedando un residuo insoluble, de sílice, La solucion clorhídrica acusó con los reactivos un poco de sulfatos, escasa porcion de cal, mag- nesia y hierro. | Evaporada, hasta reducirla á la mitad de su volúmen, una cantidad de agua, y filtrada, se añadió cloruro amónico, y des- pues potasa cáustica, y se obtuvo un escaso precipitado blan- co, gelatinoso, soluble en un exceso de potasa y que reaparece de nuevo por la adicion de cloruro amónico. — Alúmin a. Ciento setenta y cinco gramos de agua se evaporaron á sequedad. El residuo que se obtuvo se interpuso con agua destilada; se añadió potasa cáustica y se hirvió du- . rante media hora. Se filtró, y el líquido se aciduló con ácido acético y se le añadió un pocvu de amoniaco. Se dejó doce ho: ras en reposo, y despues se filtró. Al líquido resultante se añadió ácido acético, en exceso, y trató con acetato cúprico. No hubo formacion de precipitado pardo, lo que demuestra que no contiene esta agua ácido apocrénico. En vista de esto, se saturó el exceso de ácido acético con carbonato amónico; se añadió acetato cúprico hasta que el líquido se puso azul intenso, y se calentó. Se dejó enfriar, y se formó un precipi- tado azul verdoso, de crenato de cobre.— Acido crénico. Investigando la existencia de los ácidos nitroso y nítrico, de igual modo que se hizo con el agua de aljibe, no encon- tramos indicios de su existencia, Los reactivos actuaron sobre el agua del modo siguiente: Nitrato argéntico.—LEscaso precipitado blanco, cuajoso, in— soluble en ácido nítrico, soluble en amoniaco.— Cloruros. Cloruro bárico.—Ligerísima nebulosidad que no desaparece añadiendo ácido nítrico.—Sulfatos. Oxalato amónico.—Escaso precipitado blanco, pulverulento, insoluble en ácido acético.—Cal, Fosfato sódico.—Prévia la adicion de cloruro amónico, es— T, XVIM.—33 258 caso precipitado blanco, pulverulento, de aspecto cristalino. -— Magnesia. Acetato neutro de plomo.—Escaso precipitado blanco. Tintura de campeche.—Coloracion roja. Permanganato potásico.—Coloracion rosada. Cloruro áurico.—Reduccion de la sal áurica. Solucion alcohólica de jabon.--No hay precipitado. Agua de cal.—Ligerisima opalinidad.—Acido carbónico. Hibrormerria (1).—1er. Ensayo.—Grado hidrotimé- trico del agua natural ............ A AAA 2% Ensayo.—Idem id. id., despues de precipitada la cal por el oxalato amónico ....... ii a 3er. Ensayo.—1Idem id. id. despues de hervida y fil O A O di 42 Ensayo.—Idem id. id. despues de bervida, hm da, precipitada por el oxalato amónico y vuelta á A A E E E Ed A De los resultados consignados se deduce: que el agua de la laguna del Sitio de los Garcías contiene: $9" Kcido carbónico lítbre.....:, Ue 2.2 Carbonato cálcico......... po 2) AS A O 3. Otrasigales: cálgicas:. coca is A 4. ”-Bales de. MAglesid ha ado ad o Grados hidrotimétricos.......... 400 Composición en un litro de agua, Acido carbónico libre. Litros. 0,0025 CarbonatoéálciGo ¿oa e .....». Gramos 0,0237 Sulfato CÍCICO > o cis re AE á S 0,0070 Olortrro NAPRÉSICO: . 14 A SADA 3 0,0045 AOINOS. e 0,0372 Materia orgánica o (1) Habiendo procedido, exactamente, segun hemos expuesto al tratar del agua de 259 e SECCION SEGUNDA.—aguas De Pozo.—Las aguas ' de pozo son en realidad de la misma naturaleza .que las de las fuentes, con la diferencia de que se les ha abierto artificial- mente un paso Ó salida. Ofrecen, como aquéllas, gran varia- bilidad en cuanto á su calidad como potables, dependiente de la naturaleza geológica del terreno por donde hayan atravesa- do, así como del cultivo y montuosidad de la region. Si el terreno es calizo puro, ó con mezcla de silice ó silicatos, re- sultan cargadas las aguas de carbonato de cal, y de algunas porciones de sílice y cloruro sódico; pero, si la cantidad de estas sales no excede de la que hemos señalado, las aguas son perfectamente buenas y saludables. Por el contrario, cuando han filtrado al través de terrenos que contienen materias or- gánicas, nitratos, fosfatos, sales de magnesia y alúmina, yeso, sal gemma etc., pueden sobrecargarse de esos principios y llegar á ser inservibles. En general, en los terrenos secunda- rios, primitivos y de transicion, es donde se hallan las mejores aguas potables; los terrenos estratificados, y en particular los secundarios, son los que se prestan mejor á la filtracion de las aguas sin que se sobrecarguen éstas de sales. Las que proceden de terrenos porfíricos, Ó CUALZOSOS, SON POCO minera- lizadas, lo cual es un inconveniente, como “hemos dicho, para su uso como potables. . Suelen las aguas de pozo ser poco aireadas, y cuando esto acontece, es necesario, ántes de usarlas como bebida, reme- diar este inconveniente, dejándolas expuestas al aire por algun tiempo. Otro más grave suelen presentar y es, que si el nivel del agua dista poco de el del suelo, en los pozos que se hallan en las ciudades, *ó en la proximidad de los centros de poblacion, sus aguas se alteran por el contacto de las ma- , berlas orgánicas, que depositadas sobre el suelo se infiltran en- el terreno, y se cargan de detrítus de toda clase, en particu— lar de restos vegetales, llegando á hacerse hidrosulfurosas, aljibe, y hecho las mismas consideraciones que entónces, para la obtencion delos re- sultados finales, suprimiremos en ésta y las demás aguas de que hemos de tratar, la exposicion detallada del procedimiento, con objeto de no incurrir en repeticiones eno- josas é innecesarias, y consignaremos solamente los resultados obtenidos. 260 por la descomposicion de los sulfatos, sirviendo entónces de medio para el desarrollo de numerosas especies de infusorios, cuya influencia en la operacion de ciertos fenómenos patoló- gicos es innegable. Las aguas comprendidas en esta Seccion, que hemos ana= lizado, proceden de pozos existentes en fincas próximas á la poblacion; y, en algunas, sus dueños ó arrendatarios tienen establecidos trenes para su venta en la ciudad, siendo estas aguas las que bebe la generalidad del vecindario. IL. AGUA DE SANTA RITA.—LEl pozo de que procede radica en - el potrero de su nombre, propiedad de D. Francisco Martí, sito á la mano derecha de la carretera que conduce á la Ha- bana, á unos 2 kilómetros escasos de la poblacion, en la direccion N. E. Segun los datos suministrados por el dueño de la finca, el pozo tiene una profundidad de 37 varas, de las que 4 están ocupadas por el agua; habiéndonos asegurado que no dismi— nuye su cantidad, ni aún en las épocas de mayor sequía, y que han sido infructuosos los esfuerzos practicados para ago- tar su caudal. . Haállase perfectamente dispuesto este pozo, está revestido de buena mampostería y encerrado en una casa donde hay una pequeña máquina de vapor de fuerza de cuatro caballos, la cual hace funcionar una bomba, con la que se extrae el agua y conduce á un gran depósito de hierro colocado á al- tura conveniente, desde cuyo depósito pasa por una cañería de hierro á otro más pequeño establecido fuera de la casa y á alguna distancia de ella, del cual, por medio de una llave, se llenan las pipas en que se conduce á la poblacion para la venta. : El agua, para el análisis, se recogió en la mañana del 4 de Noviembre de .1877, siendo la temperatura ambiente de 22 centígrados y de 24? la del agua. Caractéres físico-quimicos.—Diáfana, incolora, inodora, de sabor grato y sin accion sobre los papeles de tornasol y cút- cuma, | 261 | Por el reposo, deposita un escaso sedimento térreo, de co- lor rojizo. Hervida, se enturbia y deposita un sedimento blanco, gra- . noso, soluble, con efervescencia, en el ácido clorhídrico. Conservada en una vasija imperfectamente tapada, durante cuarenta y cinco dias, permaneció diáfana é incolora, sin ac- cion sobre los papeles reactivos, inodora y de sabor grato, y depositó un escaso sedimento Sie CcOposo. Análisis. —Un litro de agua evaporado á sequedad dió un residuo blanco ligeramente amarillento en los bordes, de as- pecto térreo, que, desecado á 110%, pesó 0,280 gramos. Cal- cinado este residuo, para destruir la materia orgánica, tratado despues por el carbonato amónico y vuelto á desecar á 110%, pesó 0,275 gramos; lo que demuestra que, en la cantidad de agua de que procede, existe la materia orgánica en la propor- cion de 0,005 gramos, y las sales fijas en la de 0,275 gramos, Tratado por el agua destilada el residuo salino, se obtuvo una solucion parcial, neutra, que contenía cloruros y sulfatos; cal, magnesia y sosa. : | Ñ La parte insoluble sé trató por el ácido clorhídrico y se di- solvió parcialmente, con efervescencia, dejando un escaso resi.- duo de sílice. La solucion clorhídrica, ensayada, acusd: sulfa- tos, y bastante cal y magnesia. Concentrada por evaporacion una porcion de agua, hasta reducirla á la mitad de su volúmen, se filtró: al ado filtrado se añadió cloruro amónico y despues potasa cáustica, y se obtuvo un precipitado blanco, gelatinoso, soluble en un exceso de reactivo y que reaparece añadiendo cloruro amónico. Ensayando con los reactivos el agua natural, obtuvimos los resultados siguientes: Nitrato argéntico. Precipitado blanco, cuajoso, insoluble en ácido nítrico, soluble en amoniaco.—Cloruros. Cloruro Der Precipitado blanco, amorfo, insoluble en ácido nítrico. —Sulfatos. Oxalato amónico. Precipitado blanco, pulverulento, abun. dante é insoluble en ácido acético. — Cal, 262 Fosfato sódico. Prévia la adicion de cloruro amónico, preci- pitado blanco, pulverulento, bastante abundante.— Magnesia: Acetato neutro de plomo, Precipitado blanco. Tintura de campeche. Coloracion toja. Permanganato potásico. Coloracion rosácea. Oloruro áuwrico. No sufre alteracion. Solucion alcohólica de jabon. No hay precipitado. Agua de cal. Enturbiamiento al pronto, precipitado des- pues. —Acido carbónico. Hinrotmerria.—ler. Ensayo. Grado hidrotimétrico del agua natural O AN 20225 22 Ensayo. Grado hidrotimétrico del agua despues de precipitada la cal por el oxalato amónico.... 19%75 3er. Ensayo. Grado hidrotimétrico del agua despues de hervida y filtrada... jet o TN 4? Ensayo. Grado dl del a8u0 despues ¿ de hervida y filtrada, precipitada por el oxalato amónico y vuelta á filirar 00 o 1925 De los resultados obtenidos se deduce, que el agua del po- zo del potrero Santa Rita, que hemos ensayado, contiene: - ¿Le Acido carbónico libra ÓN 0250 2,9 Carbonato Tálcleo > oc EAN 18200 3.“ Otras gales cálcicas có ico. EA ÓN 0250 4. 2 Sales de magnesia... 0 a TN 1925 Grados hidrotimétricos............ 20225 Composicion en un litro de agua. Acido carbónico libre. Litros 00025 Carhghatlo. Clio ts. da Gramos 01854 Sultato CAEN: TA A eb 00070 Sales de magnesia, sulfato y cloruro. .... 7 Le 00133 Gramos. ....... 020 Materia orgánica LA. 5 AS 00050 2653 IT.. AGUA Dx viLarIo.——Hállase el pozo de que esta agua procede al S. E. de la poblacion, en un sitio distante de ella poco más de un kilómetro. - El pozo tiene el brocal de madera y está resguardado por un techado, así como el aparato destinado á la extraccion de] agua. Consiste este aparato en un eje vertical provisto de una rueda dentada, en cuyos dientes engranan los eslabones de una cadena, que pasando, despues por una polea, lleva en su extremidad un gran cubo de madera, con el que se extrae el agua. Puesto en movimiento el aparato, y lleno el cubo, cuando elevándose llega á la altura del depósito de hierro, donde el agua se recibe, choca con un tope,“que le hace tomar una posicion inclinada, mediante la cual se vacia en dicho depósito, no sin pérdida de-una parte considerable de lí- quido que vuelve á caer al pozo. Llegado este momento, la caballería, que mueve el aparato, discurre en sentido contrario al en que caminaba, para que el cubo descienda de nuevo y se llene; y, una vez lleno, ha de hacérsela cambiar nuevamen- te de direccion, para elevarle. Como se vé, no deja-de ser molesta, intermitente y pesada esta manera de extraer el agua, y además exige la presencia constante de una persona que, vigilando la marcha del apara- to, haga cambiar de direccion á la bestia que le mueve, cada vez que llegue el momento oportuno. Más conveniente sería el reemplazar el aparato en cuestion por una. bomba movida por fuerza animal, ya que no por vapor como la de Santa Rita, ó en su defecto por una noria, * con la que teniendo una caballería ameestrada, que la mo. viera, se ex2usaría la permanencia constante de un hombre miéntras el aparato está en accion, bastando la de un mucha- cho cualquiera, para evitar que la caballería se pare; consi- guiéndose además, por este medio, elevar mayor cantidad de agua en el mismo espacio de tiempo. No es muy conveniente tampoco el uso de cubos de made- ra para la extraccion del agua, en razon á las materias orgá- nicas que pueden prestarle, procedentes de las alteraciones 264 que sufre el leñoso por la accion del agua y el aire, auxiliados por la temperatura; y fuera mejor sustituirlos por otros de hierro, Ó de zinc, ó por arcaduces de barro, como los que se usan en las norias de la Península. Se recogió el agua para el análisis en la tarde del 23 de Octubre 1877, siendo la temperatura ambiente de 28 centí- grados y la del agua 25”. | Caracteres físico-químicos.—Diáfana, incolora, inodora, de sabor grato, y sin accion sobre los papeles de tornasol y cúr- cuma. | Por el reposo, deposita un escaso sedimento térreo, de co- lor rojizo. | Por la ebullicion, durante media hora, se enturbia bastan— te y deposita un sedimento blanco, soluble, con efervescen- - cia, en ácido clorhídrico. | Conservada en una vasija, imperfectamente cerrada, por espacio de 45 dias, permaneció diáfana é incolora; sin olor; sabor grato; sin accion sobre los papeles coloreados, y presen- taba en su seno, y en el fondo de la vasija, algunos corpúscu- lo3 blancos, coposos unos y filamentosos otros. Análisis. ——Evaporando á sequedad un Jitro de agua, se ob- tuvo un residuo blanco agrisado, amarillento en los, bordes, que pesó, desecado á 110”, gramos 0,330. Calcinado despues, tratado por el carbonato amónico, y desecado nuevamente á 1107, pesó 0,315 gramos. Por lo tanto, cada litro de agua contiene 0,015 gramos de materia orgánica, y 0,315 de sales fijas. | Tratado por el agua destilada el resíduo salino obtenido, resultó una solucion parcial, neutra, que, ensayada, vimos contenía: cloruros y sulfatos; cu], magnesia y sosa. La parte insoluble en agua se trató por ácido clorhídrico, y se obtuvo una solucion parcial, con efervescencia, quedando un residuo insoluble, de sílice. La solucion clorhídrica con- tenía: bastante sulfato; bastante cal; bastante magnesia, y hierro. Evaporada una cantidad de agua, hasta reducirla 4 la mi- 265 ' tad de.su volúmen, se filtró; al líquido se añadió cloruro amónico, y despues potasa cáustica, y se obtuvo un precipi- tado blanco, gelatinoso, soluble en un exceso de potasa, y que reaparece por la adicion de nueva Cantidad de cloruro amónico. Este precipitado es en cantidad próximamente igual al que, en iguales condiciones, produce el agua de Santa Rita. Ensayando el agua natural con los reactivos, obtuvimos los resultados siguientes: Nitrato argéntico. —Precipitado blanco cuajoso, insoluble en ácido nítrico, soluble en amoniaco.— Cloruros. Cloruro bdo —Precipitado blanco, insoluble en ácido ní- trico.—Sulfatos. Oxalato-amónico.—Precipitado blanco, pulverulento y abun- dante, insoluble en ácido acético.—Cal. Fosfato sódico.—Prévia la adicion de cloruro amónico, pre- cipitado blanco, como cristalino, bastante notable. — Magnesia. Acetato neutro de plomo. -—— Precipitado blanco, bastante abundante. Tintura de campeche.——Coloracion roja, de jacinto. Permanganato potásico.—Coloracion rósea. Oloruro áurico.--No hay reduccion. Solucion alcohólico, de jabon.-—No hay precipitado. Agua de cal.—Enturbiamiento primero, precipitado des- pues.—— Ácido carbónico. Hinrormerrra. — ler. Ensayo. — Grado hidrotimétrico del au toral. art io ad a IN SU 2 2 AA yo.—1Idem, id. 1d., despues de precipitada la cal por el bo OR elas a da eN 3er. Ensayo.—1Ídem, id. id., despues de hervida y A RA ro tii di RAI L? 42 Ensayo. ——Idem, 1d. 1d. aa de ra Al. trada, ds por el oxalato amónico y vuelta á filtrar. ..... A A AA A De los resultados olhtenidos, se deduel db el agua del pozo de Villarino, que hemos examinado, contiene: T, XVIN.—34 266 1.7 Acido carbónico libre............... E? 2: Gabomato dálello............ ooo. 20 3. Otras dales DÁÍÁCAS .....¿.o o... . 4 Sales IABNÓBICHS! —....o.....oo .o.con ¿0N Grados hidrotimétricos...... ¿E DA Composición en un litro de agua. Acido carbónico libre. Litros 0,0050 Carbonato cálcicO............ Gramos 0,2060 Sulfato magnésico..... ...... “ 00125 Gramos...... 0,2185 Materia orgánica...... so... .. Gramos 0,0150 II.—Acva be EL Fuspanor.—El pozo, de que procede, radi.- éa en el sitio titulado El Fundador, propiedad de D. José Cortada, y está situado á la derecha del camino que conduce á la Habana, entre éste y el de Managua, á ménos de un ki- lómetro de la poblacion, en la direccion E. Se extrae el agua por medio de un mecanismo igual al em- pleado en el pozo de Villarino, con la diferencia de que el agua va á parar á un depósito de mampostería, del cual, por medio de cubos se llenan las pipas en que se conduce á la ciudad para su expendio. Tiene, pues, este medio de extraer el agua los mismos incouvenientes que hemos expuesto al hablar del pozo anterior, aumentados con la naturaleza y ma- la disposicion del depósito dor le se reciben, y el trasiego que sufren las aguas desde él á las pipas, por medio de cubos, en cuya operacion pueden perder, cuando ménos, en limpieza, y aumentar la proporcion de materias orgánicas, con perjuicio de sus buenas condiciones naturales, El agua, para el análisis, se recogió en la tarde del 24 de Octubre de 1877, siendo la temperatura ambiente de 27 cen- tísrados, y de 25” la del agua. : Caractéres físico- químicos. —Diáfana, incolora, imodora, de 267 sabor grato, y sin accion sobre los papeles de tornasol y eúrcu- ma. Por el reposo, deposita un sedimento térreo oscuro, de co- lor rojizo. Por la ebullicion, se enturbia bastante, y deposita un sedi- mento blanco, granoso, soluble, con efervescencia, en el ácido clorhídrico. Conservada en una vasija, imperfectamente tapada, duran- te 45 dias, permaneció diáfana é incolora, sin olor percepti- ble; sabor grato; sin accion sobre el tornasol y la cúrcuma; presentando, en el fondo de la vasija, y revoloteando en el lí- quido algunos corpúsculos de color blanco, de aspecto coposo unos, y como papiráceos otros. Análisis. —Por la evaporación á sequedad, de un litro de agua, obtuvimos un residuo blanco agrisado, amarillento en los bordes, que desecado á 110? pesó 0,270 gramos, ¡Calcinado, «tratado por el carbonato amónico y desecado á F10”, pesó 0,260 gramos, y por lo tanto, en cada litro de agua hay: 0,010 gramos de materia orgánica, y 0,260 de sales fijas. Tratado el residuo salino, obtenido por el agua destilada, se obtuvo una solucion parcial, neutra, que acusó con los reactivos: cloruros y sulfatos; cal, magnesia y sosa. La parte insoluble se trató con Go clorhídrico; hubo efervescencia y solucion parcial, quedando un residuo de sí- lice. Ensayada la solucion, resultó contener: “sulfatos, bastan- te cal y magnesia, é Moa Evaporada una cantidad de agua hasta reducirla 4 la mi- tad de su volúmen, se filtró: al líquido filtrado se añadió clo- ruro amónico y despues potasa cáustica, y se obtuvo un pre- cipitado blanco, gelatinoso, escaso, soluble en un exceso de potasa y que reaparece añadiendo más cloruro amónico. Este precipitado es en cantidad menor que el que en iguales con- diciones producen las aguas de aljibe, laguna, Santa Rita y Villarino.—Alúmina. ! Ensayada con los reactivos el agua natural, obtuvimos los resultados siguientes: 268 Nitrato argéntico. — Precipitado blanco cuajoso, insoluble en ácido nítrico, soluble en amoniaco.-—Cloruros. ] Cloruro bárico. — Precipitado blanco, no muy abundante, insoluble en ácido nítrico.—Su/fatos. ; Oxalato amónico.—Precipitado blanco, abundante, pulveru- . lento é insoluble en ácido acético. — Cal. | : Fosfato sódico.——Prévia la adicion de cloruro amónico, pre- cipitado blanco, cristalino, bastante abundante. —Magnesíia. Acetato neutro de plomo.—Precipitado blanco, abundante. Tintura de campeche.— Coloracion roja. Cloruro áurico.—No se reduce. Solucion alcohólica de jabon.—No la precipita. Parmanganato de potasa.—Coloracion rosada. Agua de cal.—Enturbiamiento primero,- precipitado des- pues.-— Ácido carbónico. HIDROTIMETRIA. ler. Ensayo. — Grado hidrotimétrico del agua natural. RN IS 2005 2.2 Ensayo.—1Idem id. id,, despues de precipitada la cal por el oxalato amónicO.......... ATEN 3er. Ensayo.—Idem id. id., despues de hervida y lada Tas See 0 1: 4. Ensayo.—Idem id. id., despues de hervida y fil- trada, precipitada por el oxalato amónico y vuelta 4 filtrar....... e o oí De los anteriores datos se deduce que el agua del pozo El Fundador contiene: 1.2 Acido carbónico libre. ............ 190 2. Carbonato cálcico........ AE 1825 3.2 Otras salés cálcicas 1 RU 4.” Sales magbégicad 3... eo A "Grados hidrotimétricos .......... 205 269 Composición en un litro de agua. Acido carbónico libre.... Litros 0,0050 Carbonato cálcico..... IO, . Gramos 0,1905 Otras sales cálcicas........... “0,0000 Sales magnésicas, sulfato y clo- QUID A e RI 5 ORO Gramos.: .... 0,2012 Miera OPC o Nio dacASiOS . 0.0100 IV.—Acua me La Leoya. — El pozo de que procede esta agua se halla en el sitio La Leona, al Oeste de la poblacion y á distancia de ménos de un kilómetro de ella. Se extrae el agua por medio de un mecanismo idéntico al empleado en el pozo Fundador, por lo que hacemos extensi- vas á este caso las consideraciones que entónces expusimos. El pozo tiene 64 varas de profundidad, de las que 12 están ocupadas por el agua. Se recogió el agua en la tarde del 30 de Octubre de 1877, siendo la temperatura ambiente de 28 centígrados y de 25” la del agua. Caractéres fisico-químicos.—Diáfana, incolora, inodora, de sabor grato y sin accion sobre los papeles de tornasol y cúrcu- ma. , Por el reposo, deposita un escaso sedimento gris, como CcOpogo. Por la ebullicion, se enturbia bastante y deposita un sedi- mento blanco, granoso, soluble, con efervescencia, en el ácido clorhídrico. PS Conservada en una vasija, imperfectamente tapada, por espacio de 45 dias, permanece diáfana é incolora, sin olor ni accion sobre el tornasol ni la cúrcuma; con sabor grato, y deposita un sedimento blanco, coposo, menor en cantidad que el que: en iguales condiciones dejan las de Villarino y Fun- dador, | 270 Análisis. —Por la evaporacion 4 sequedad, de un litro de agua, obtuvimos un resíduo blanco agrisado, amarillento en los bordes, que desecado 4 110”, pesó 0,260 gramos. Calci- nado despues, tratado por el carbonato amónico, desecado á á 110? y pesado de nuevo dió: 0,250 gramos. Contiene, por lo tanto, cada litro de agua: 0, 010 gramos de materia orgá- nica y 0,250 de sales fijas. Tratado por agua destilada el resíduo salino, se obtuvo una solucion parcial, neutra, que contenía: cloruros y sulfa- tos; cal, magnesia y sosa. La parte insoluble se trató por ácido clorhídrico; daba efervescencia y solucion parcial, quedaudo un resíduo de síli- ce. La solucion contenía: sulfatos, mucha cal, magnesia - y hierro. | : Evaporada, hasta reducirla á la mitad de su volúmen, una cantidad de agua, se filtró; al líquido se añadió ER amó- nico y despues potasa cúustica, y se obtuvo un precipitado blanco, gelatinoso, soluble en un exceso de reactivo y que reaparece por la adicion de más cloruro amónico.— Alúmina. Con los reactivos, presentó el agua mar los cambios si: guientes: Nitrato argéntico.—Precipitado blanco, cuajoso, insoluble en ácido nítrico, soluble en amoniaco.—Cloruros. Cloruro bárico—Precipitado blanco, amorfo, bastante no- table, insoluble en ácido nítrico. —Sulfatos. Oxalato amónico—Precipitado blanco, pulverulento, bastan- te abundante é insoluble en ácido nítrico.— Cal. Fosfato sódico.—Prévia la adicion de cloruro amónico, pre- cipitado blanco, pulverulento y como cristalino, — Magnesia. Acetato plúmbico neutro.—Precipitado blanco. Tintura de campeche.—Coloracion roja. Permanganato potásico.—Coloracion de rosa. Cloruro áurico.—No hay reduccion. Solucion alcohólica de jabon.—No la precipita. Agua de cal. —Enturbiamiento primero, precipitado des- pues, —AÁcido carbónico, | 271 Hiprorimerrra. — ler. Ensayo. — Grado hidrotimétrico del agua HAU da A, Und oa 20 ao 200,5 2. Ensayo.—Idem id. id. , despues de y Predifitada la.Galporieloxalato "AMMÓTICO 062 os alo 20 3er. Ensayo.—Idem id. id., despues de hervida y fil- A E. a e a 12 4. Ensayo. —Ídem id. id., despues de hervida, filtra- da, precipitada por el oxalato amónico y vuel- O A A o II, 12 De los datos resultantes se deduce: que el agua del pozo La Leona contiene: 1. Acido carbónico libre ........ O 2. Carbonato cálcico..... ... Ds A, . 18%b a Otras salesrde calls 0%0 o 190 Grados hidrotimétricosS .......... 209,5 Composición en un litro de agua. Acido carbónico libre... Litros 0,0050 Carbonato cálcico....,..... . Gramos 0, 1905 Obras sales de cal... po 0,0000 Sulfato de magnesia... ..... "0,0107 Gramos-.... 0,2012 Materia orgánica .. - > 0010 V. —Acua bs Los Orematas.—El pozo de que procede esta agua está ubicado en el “sitio” propiedad de los Sres. Créma- ta, sito en la: parte Sur de la poblacion, á la izquierda El camino de Bejucal. El agua se extrae por un procedimiento que podemos cali- ficar de primitivo. Al extremo de una cuerda, que pasa por la garganta de una polea, fija en un poste inclinado sobre el. brocal del pozo, pende un cubo, y al otro extremo se engan- 272 cha una caballería. Se sumerge el cubo, y cuando está lleno se hace caminar á la caballeria en línea recta. El cubo sube entónces, y cuando ha llegado 4 la altura conveniente, se ha- ce parar la caballería y se vacia el cubo, siendo necesario entónces que la bestia camine en sentido contrario, para que el cubo vuelva á descender y llenarse, á fin de repetir de nuevo la misma operacion. Como se vé, para extraer por este medio un cubo de agua, hacen falta: una caballería y dos hombres; uno que se ocupe de vaciar el cubo, y otro que conduzca la caballería en la direccion conveniente. El pozo tiene 56 varas de profundidad, de las que 6 están ocupadas por el agua. Se recogió la destinada al análisis, en la mañana del 24 de Diciembre de 1877, siendo la temperatura ambiente de 20 centigrados y de 25” la del agua. : Oaractéres físico-químicos. Dias incolora, inodora, de sabor grato, pero haciéndose sensible su crudeza; sin accion sobre los papeles de tornasol y cúrcuma. Por el reposo deposita un escaso sedimento térreo, de color rojizo. Hervida, se enturbia mucho y deposita un sedimento blan- - co, granoso, abuncante, soluble con efervescencia en ácido clorhídrico. - Conservada en una vasija, imperfectamente tapada, duran- te 45 dias, se presentaba diáfana, incolora, con olor á hume- dad, mal sabor, y con un sedimento pardo ocráceo, como co- poso, no ejerciendo accion sensible sobre los papeles de tor- nasol y cúrcama. > Amnálisis.—Por la evaporacion 4 sequedad, de un litro de agua, obtuvimos un resíduo pulverulento, de color blanco agrisado, amarillento en los bordes, que desecado 4 110, pe- só: 0,350 gramos. Calcinado, tratado por el carbonato amóni- co, desecado á 110” y vuelto á pesar, pesó 0,320 gramos. De aqui-se deduce: que en cada litro de agua hay 0,030 gramos de materia orgánica, y 0,320 de sales fijas. Tratado por el agua el residuo salino, se obtuvo una solu- 273 cion parcial, que contenía: cloruros y sulfatos; cal, maguesia, y Sosa. La parte insoluble, LPGA por el ácido clorhídrico, se di- solvió con efervescencia, dejando un residuo de ilica: y la solucion contenía: sulfatos, bastante cal y magnesia, y hierro: Evaporada hasta reducirla á la mitad de su volúmen una cantidad de agua, se filtró: al líquido se añadió cloruro amó- nico, y despues potasa cáustica, obteniéndose un precipitado blanco, gelatinoso, soluble en un exceso de precipitante y que reaparece por la adicion de cloruro amónico.— A lúmina. Este precipitado era en cantidad próximamente igual al obtenido con las aguas de los pozos de Sta. Rita, Villarino y Leona. Los reactivos “ejercieron los siguientes cambios sobre el agua natural: Nitrato argéntico. Precipitado blanco, cuajoso, insoluble en ácido nítrico, pero soluble en amoniaco.—Cloruros. Cloruro bárico. Precipitado blanco, amorfo, insoluble en ácido nítrico.—Sulfatos. Oxalato amónico. Precipitado blanco, pulverulento, insolu- ble en ácido acético.—Cal. Fosfato sódico. Prévia la adicion de cloruro amónico, preci. pitado blanco, pulverulento y como cristalino.—Magnesía. Acetato neutro de plomo. Precipitado blanco. Tintura de campeche. Coloracion vinosa. Permanganato potásico. Se descolora. Cloruro áurico. No hay cambio sensible. Solucion alcohólica de jabon. La precipita un poco. Agua de cal. Precipitado blanco.—Acido carbónico. Hiororimmerrta.—ler. Ensayo. Grado hidrotimétrico APA ITA MIO AE IS 2? Ensayo. Grado hidrotimétrico del agua despues de precipitada la cal por el oxalato amónico..... 22 3er. Ensayo. Grado hidrotimétrico del agua despues de hervida y filtrada ......... ¿CARE IE 4? Ensayo. Grado hidrotimétrico del AAN Hespuea > T. XVII. —30 274 de hervida y filtrada, doo por el oxalato amónico y vuelta filtrar + co AS 19 De estos datos se deduce, que al agua del pozo de los CGré— matas coñtiene: 1.9 Acido carbónico libre... ooo. . APR 19 2. 2 Carbonato calcio sl JE a ¿22 3.2. Otras sales decal. 0 E AN 2" 4.7 Sales, de magnesia. 0d de a Grados hidrotimétricos............ 269 Composición en un litro de agua. Acido carbónico libre. Litros 00050 . Carbonato cálcico.......... SES . Gramos 02266 Sulfato cálcico dr di 00280 Sales magnésicas, cloruro .-...2....%.. EA 00090 Gramos... eya 02636 Materia orgánica ; 0'0030 (2 Finalizará.) SES <= SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 23 DE OCTUBRE DE 1881. Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES:—Cutiérrez, Presidente, Albear, Finlay, Riva, Babé, Valdés ( V, B.), Beato, Castellanos, Ramos, Górdon, Lástres, J. Torralbas, Machado, Aguilera (hi- jo), Plasencia, Covántes, F. Torrálbas, Rocamora, Montalvo, Cerero, Várgas Machuca, Rovira, Horstmann, Mestre, Secre— tario. Lectura y aprobacion del acta de la anterior sesion. CorrespoNDENCIA.—Leyó en seguida el Secretario general:— 1 Un oficio del Sr. Juez de Primera Instancia del Distrito del Pilar, remitiendo un testimonio sobre la incapacidad mental de cierto individuo en expediente incoado por el Juzgado de Remedios; de que se dió traslado á la Comision de Medicina SS 275 legal para el informe respectivo; —2* Otro id. del J uzgado de Primera Instancia de la Catedral, rogando se remita al Sr. Subdelegado de Farmacia un bulto con piezas de ropa, que por equivocación envió á la Academia el Juzgado de Santa Clara, en causa contra D. Timoteo de los Angeles Ruiz; ha- biéndose contestado de conformidad;—39 Otro id. del Juzgado _del Pilar, recordando el informe pedido por el de Remedios sobre la muerte de un asiático desconocido; cuyo informe será presentado en la sesion del dia;—4? Una esquela mortuo: ria, en que la familia de nuestro malogrado socio corresponsal Dr. D. José de Argumosa y Bezanilla suplica á sus amigos le tengan presente en sus oraciones; —5? Una invitacion de la Real Cofradía del Glorioso Arcángel San Rafael para los so- lemnes cultos que se le tributan;—62 Un oficio del Dr. D. Francisco Obregon y Mayol, acompañando para la Biblioteca de la Corporacion un ejemplar de las “Observaciones médico- legales” que acaba de publicar; acordándose darle muy aten- tas gracias. BimLroreca,---Presentó despues el Dr. Finlay, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, las publicaciones re- cibidas desde la última sesion: —Observaciones fisico-meteoro- lógicas de la Escuela Profesional desde el 6 de Octubre hasta el 16 del propio mes;—Crónica médico-quirúrgica de la Ha— bana, núm. 10;—Anales de la-Sociedad Odontológica, 7;—1%1 Progreso Dental, 9;—Expositores Premiados en la Exposicion de Matánzas, un cuaderno;—Revista Económica, 20;—-El Bon:- bero, 42 y 43;—Boletin Oficial de los Voluntarios, 237 y 238; —El Vaso magnetizado, leyenda ideal por un romancero cu- bano, un cuaderno;—El Eco Militar, 11 y 12;—Boletin Co- mercial, 231 4 242, —Avisador Comercial, 231 á 242;—Revis ta Villaclareña, 9;—El Observador Médico, de Méjico, 6;—La Crónica Médica, de Valencia, 96 y 97;—(Gaceta de Sanidad Militar, de Madrid, 16;—La Independencia Médica, de Barce- lona, 34; -Revista Minera de Madrid, 292 y 293;—Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, 13;—Estadísti- ca Vital de la ciudad de N. York, 301;—Traité de Diagnostic j 276 Médical, par Racle, Paris, 2e. é¿dition, 1859; Clinique Médi- cale, par Trousseau, lére. édition, t. IL. Paris, 1861; Guide de - Y Accoucheur, par Pénard, lére. édition, Paris 1862; Hygiéne de la primiére enfance, par Bouchut, Paris 1862, regalados por el Dr. Mestre.—El Secretario de la correspondencia llama además la atencion hácia las “Observaciones médico-legales” del Dr. Obregon y Mayol, cuyo volúmen presenta; hácia la memoria del Dr. Aguilera, hijo, sobre enfermedades del seno maxilar, cuyos ejemplares fuéron distribuidos á los Sres. pre- sentes, dándosele las gracias más atentas; y hácia el discurso inaugural sobre los “Desinfectantes” por el Ldo. D. Francisco Torrálbas, con la contestacion del Dr. D. Juan Zamora, de los que, en cuaderno aparte, se repartieron numerosos ejempla- res á los concurrentes. ToxtcoLocía.—nvenenamiento por el opio.—Terminada la correspondencia leyó el Dr. Górdon, como ponente de turno de la Comision de Medicina Legal, el informe pedido por el Juzgado de 1. Instancia de Remedios acerca de la posibi- lidad de que hubiesen sido eficaces los auxilios de la ciencia si se hubieran empleado oportunamente en el asiático desco- nocido á que se refiere el testimonio enviado á la Academia, teniendo en cuenta, además de los particulares allí referidos, la cantidad de opio que contenía el pomo ocupado al lado del cadáver y la que le faltaba. Consignadas en el informe la consulta del Juzgado ántes mencionado, la certificacion de autopsia, la ampliacion de los facultativos que la efectuaron y la declaracion de Jos Farmacéuticos que reconocieron el opio, pasa la Comision á resolver el problema propuesto: en los instrumentos recibidos no hay dato alguno que pueda ilus: trarnos acerca de la cuestion formulada, y en este pun- to, tanto en vista del certificado de autopsia como de las respuestas dadas por los peritos al interrogatorio del Sr. Juez actuante, está de acuerdo la Comision con dichos peritos en que, sólo conociendo directamente del caso y apreciando en él los más insignificantes detalles, sería dado saber hasta qué punto los auxilios oportunos de la ciencia hubieran podido 277 salvar al asiático intoxicado. Respecto á la cuestion relativa á la rigidez cadavérica en razon de la fecha de la muerte, aunque aquel signo sea sin duda de los más positivos, no fal- tando nunca, influyen en su desarrollo más ó ménos rápido multitud de-condiciones, de tal manera que bien pudo morir el aludido asiático á las diez de la mañana y estar rígido á las doce, si sobre todo era anciano, porque en la vejez la rigidez es rapidísima, y tanto más, si por estar habituado al uso del opio, era un individuo demacrado, pues en este caso se des- envuelve tambien con notable prontitud dicho fenómeno ca- davérico. Por lo que hace al pomo, que con cierta cantidad de opio hubo de encontrarse junto al cadáver, advierte la Comision que á menudo es ésa una astucia de los crimi- nales para alejar la idea de un homicidio y fijarla más bien en el suicidio: se sabe por el exámen de los peri tos químicos que la sustancia en él contenida era opio; más no se especifica 4 cuál de sus variedades pertenecía, pues no todas son igualmente activas, lo que depende de sus alca- loides y sofisticaciones; ni si se trataba del opio en sustancia ó de alguno de sus preparados. De la cantidad contenida en el pomo y de la capacidad de éste no es dado deducir la que pudo contener en realidad el frasco; pero sí puede asegurarse que tres cuartos de onza de opio ingeridos de una vez en la economía es dósis respetable para producir un envenena- miento, aunque nada pueda fijarse con relacion al caso con- sultado.—De todo lo cual deduce la Comision: que la Real Academia debe abstenerse de abrir opinion firme en seme: jante caso, por no tener para ello los datos que se necesitan. Hicrese Pusrica.—Discusion del Reglamento para el Cuerpo de Vacunadores.—Aprobado sin discusion el informe ante- rior, manifestó el Sr. Presidente que continuaba la discusion sobre el Reglamento para el Cuerpo de Vacunadores de . esta Isia, discusion que debía terminarse en el dia de la fecha. Despues de suministrar el Secretario General los anteceden- tes del debate y de señalar la altura á que éste había llegado, expuso el Dr, Torrálbas (D. José) que al dirigirse el Gobier- 278 no General á la Academia para que redactara el Proyecto de Reglamento, le indicó. que se inspirara en el de 14 de Setiem- bre de 1876 destinado al Centro General de Vacunacion en la Península, procuraudo adaptarlo á las exigencias de esta Isla. Estudiadas por la Comision las bases de dicho modelo, eliminando todo aquello cuya aplicacion fuese aquí imposible, se formuló el Reglamento presentado á la Academia, aceptan- do desde luégo lo dispuesto por la R. O. de 4 de Enero de 1876, segun la cual el Centro General de Vacuna ha de for- marlo y lo forma la Comision respectiva de la Real Academia de Medicina de Madrid, y quedan todos los Centros de Vacu- na, así oficiales como particulares, existentes anterior ó poste- riormente á la creacion del Centro, bajo la dependencia de la Comision de Vacuna de la Real Academia: así se ha verificado en efecto en el nuestro, teniendo en cuenta que ha de organizar- se un Centro deVacuna en la Habana"y un Subcentro en cada una de las cinco Provincias restantes, que deberán ser sosteni- dos por las Diputaciones Provinciales. A consecuencia de la dis- cusion promovida por ese Reglamento corresponde ahora, en vista de los diversos pareceres que hubieron de emitirse, deci- dir si esta Real Academia 6, mejor dicho, su Comision perma- nente de Vacuna ha de constituir el Centro General del ramo establecido en esta ciudad y estar encargada al mismo tiempo de ejercer la inspeccion de todos los demás centros creados ó por crear, conforme lo previene la KR. O. citada. Habiendo invitado el Sr, Presidente á los Sres. Académicos á4 queilustrasen la cuestion con sus observaciones, expuso el Dr, V. B. Valdes que á su entender se hallaba yá suficientemente discutida é ilustrada con lo que se dijo en una anterior sesion; en cuya virtud, y no pidiendo la palabra ninguno de los Sres. Socios presentes, sometió el Sr. Presidente á votacion los dos particulares siguientes: —1 2 Si la Comision de Vacuna de la Real Academia debe ser el Centro del Cuerpo de Vacunadores establecido en esta ciudad;—y 2 2 Si esa Comision ha de asumir la inspeccion de todos los demás Centros así oficiales como par- ticulares. 279 Efectuada la votacion, estuvieron por la. afirmativa 15 de los señores Académicos presentes en ese momento y 8 por la negativa, respecto al primero de los particulares enuncia dos; y en cuanto al segundo, 20 por la negativa y 3 por la afirmativa. El Sr, Presidente, despues de dar cuenta del resultado de la votacion, es á saber, 1.2 que la Comision de Vacuna de la Real Academia será el Centro General y Oficial del Cuerpo de Vacunadores de esta Isla, y 2.2 que no'se hará cargo de la inspeccion de los centros particulares que se establezcan, declaró terminada la sesion. SESION PUBLICA ORDINARIA DE 13 DE NOVIEMBRE pr 1881. Sres. AcaDÉMICOS CONCURRENTES.—--Sres. Gutierrez, Presidente, F. González del Valle, Babé, Govántes, A. Conzález del Va- lle, Finlay, Oramend:, Santos Fernández, Mestre, Secretario. Sin NUMERO. —Reunidos á la una de la tarde en el salon de sesiones los señores Académicos que arriba se expresan, ma- nifestó el Sr. Presidente que por falta de quorum no podía ce- lebrarse sesion, segun lo preceptuado en el: artículo 56 del Reglamento, sino una conferencia cientifica, conforme á lo acordado por la Corporacion para casos semejantes. Asiste el socio de mérito é lllmo. Sr. Rector de la Real Universidad Dr. D. Fernando González del Valle. Excusa.—El Secreturio general excusa la ausencia del 7). Rodríguez, que estaba"apuntado en la órden del dia con un in- forme, pero que'no había podido asistir por nallarse enfermo. Terapéutica Iwpiena.— Resina de Cuaguasí.——Hallándose presente el socio fundador, ex-numerario y corresponsal Dr. Oxamendi, olim Diriberry, á quien tuvieron el gusto de salu— dar todos sus compañeros, le invitó el Sr. Presidente á leer un trabajo que habia anunciado acerca “de la resina de Guaguasi (Resina Laetiae longifoliae)”.—Empleada como un purgante enérgico por nuestros campesinos, la obtienen por incisiones 280 en la corteza del 4rbol, ó dando fuego á una de sus extremida- des para recoger toda la resina que brota por la otra; usada tambien por algunos farmacéuticos para confeccionar el pur- yante Le Roy quese destina á nuestros ingenios, ha sido expe- rimentada por el Dr. Oxamendi en pequeñas dósis, sirviéndose para ello de un Elíxir que contiene 10 gramos de aquélla para 155 de vehículo, así como de una Emulsion, y comparando sus efectos con los de la jalapa: comparte con otros drásticos la sin- gular propiedad de no manifestar su accion purgante en algu- nos individuos, miéntras que en otros es excesiva. Nuestro com- profesor la ha usado en casos leves, como catarros de las vias respiratorias y digestivas; pero su accion enérgica en éstas y qui- zasen el aparato renal hace entrever todo el partido que podrá sacarse de una sustancia medicinal que tiene tantos puntos de contacto con otros drásticos. Segun el efecto que se quiere obtener, se administra en el adulto á dósis de 20-40 centígra- mos, ya en polvo asociado á la goma, ya en pildoras con el jabon medicinal, ya en emulsion, lo que es preferible. Conclu- ye el doctor Oxamen di su trabajo, — cuya importancia y na. turalismo supieron apreciar todos, —con algunas fórmulas que pueden servir de modelo para recetar el guaguasí, y con al- gunas palabras dedicadas al Jarabe de semillas de maní seco (Sirupus seminis Arachidis hypogeae siccatus), algo más estable que el de almendras dulces, pero que, para evitar que se des— componga, puede obtenérsele de momento, sometiéndolo á la preparacion del Pulvis emulsivus del Dr. Enders. (V. pág. 284)- Terminada dicha lectura, indicó el Dr. Gutiérrez que en el campo se empleaba el mani contra él flujo blanco de las mujeres, agregando el Dr. Oxamendi que los negros lo co- men mucho y algunas personas lo consideran como afrodi- siaco. Despues de consultar á los señores Académicos presentes, dijo el Sr. Presidente que, para evitar mayor retardo en los informes pendientes, volvería á4 reunirse la Corporacion en sesion extraordinaria el dia 18 á las siete y media de la no- che; y con esto finalizó el acto. 281 APUNTES BOTANICOS SOBRE EL VEGETAL AFRICANO “COLA.” — NE- CESIDAD DE UN ÚENTRO DE ÁCLIMATACION;—POR EL Dr. JoseE EDUAR- po Ramos. (SESION DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1881.) Olasificacion.—Las semillas y hojas que tengo el honor de presentar á VV. SS. para su exámen, pertenecen á un vege— tal del género “Cola”, especie “acuminata” de R. Brown y Bennet ó “Sterculia acuminata” de Palisot de Beauvois.—Fa- milia de las Butueriáceas, segun De-Candolle; y Sterculiáceas, segun Benthan y ic . En Africa le llaman “Cola;” y los ingleses, impropiamente, “Kola-nut> : Descripcion del género “Cola ”— Cáliz enrodado pentáfido; columna deprimida, llevando sobre la márgen 10 anteras ovoideas; células de las anteras, convergentes; carpidios 5 con muchas semillas; estigmas distintos y sentados; semillas exalbuminosas; hojas enteras; peciolos entumecidos en ambos extremos; pauiculos cortos, corimbosos, axilares. Descripcion de la especie.—“Cola acuminata” R. Br. y Benn. —Hojas oblongas terminadas en punta por ámbas extremida- des, lisas; cáliz hendido en 5 divisiones hasta más allá de su mitad, furfuráceo, lóbulos oblongos, puntiagudos, anteras y carpidios sentados.—Beauvois Owar, 1 t. 24.—Sterculia, P. Beauv.—Hojas de 8 6 más pulgadas de largo; cáliz de 8 lí- neas de lare:o, amarillo-pálido, con manchas purpurinas en su parte interior.—Natural del Africa Occidental. —Cultivada en la Isla de la Trinidad y en Jamaica (introducida del Africa).— Crece 30 piés; florece en Mayo.—Grisebach,—Flora de las In- dias Occidentales, pág. 90.—Iín Africa se conocen 5 especies más. Descripcion de las semillas. — Semillas irregulares, obovoi- deas, exalbuminosas; cotiledones crasos; radícula próxima: al hilo; color violeta oscuro en su exterior en el estado fresco, oscureciéndose á medida que se va secando. Historia.—Los naturales de Guinea tienen en grande esti- macion á estos árboles por sus semillas; usadas ántes de las co- T, XVIN.—36 282 midas, abren el apetito y le comunican á lo que comen ó be- ben un sabor agradable, áun cuando el agua esté corrompidz. Clusius, botánico y viajero francés, llamaba á estas semillas coles y añade que los habitantes de las islas de Cabo Verde, hacen uso de estas semillas en sus viajes; tres ó cuatro coml- das en el dia son suficientes para nutrirlos y hacerles sopor- tar la abstinencia de otros alimentos. Puede calcularse el valor y estimacion que aquellos naturales tenian de estas semillas, que hubo un tiempo en que eran consideradas coma monedas; cincuenta de éstas eran suficientes para comprar una mujer. Análisis químico. — En el “Dispensatorio de los Estados Unidos”, publicado por los doctores Wood y Bache, Filadel- fia, pág. 1700, el doctor Daniell, dice, acaba de descubrir en las-semillas del “Cola” un alcaloide cristalizable, el cual cree sea la teína, Ó como se le llama hoy cafeína, con más motivo * cuando notó un insomnio pertinaz despues de haber hecho uso de una decoceion de dichas semillas. — El doctor J. Att- field confirma los ensayos del doctor Daniell, De modo que, segun estos autores, debe colocarse esta plauta al lado del 2a- fé (Coffea arabica L., Rubiáceas), del té (Thea Chinensis D. C., Teáceas), del té del Paraguay (hojas del llex Paraguariensis, Saint-Hil., Aquifoliáceas), de la Guarana (parte preparada con los granos pulverizados del Paullinia sorbilis Mart., Sa- pndste da): de lá Coca del Perú (hojas del tm idl Co- ca, Lamark, Eritroxíleas). Ultimamente los doctores Nothnagel y Rossbach, en su tra- tado de Materia médica y Terapéntica, año de 1880, pás. 553, confirman tambien en todas sus partes las opiniones de los doctores arriba mencionados. El análisis químico, hecho por el doctor Attfield, ha dado la composicion siguiente en 1000 partes de la E AU ia A A o Celulosa y materia colorante......... 20-00 lmdon A Ea IIA 41-50 Aceite o y. POLA il Lat A 285 Sustancias albuminoideas....:...... 6-33 Goma, azúcar y otras materias orgáni- e La IO A ATTE 10-67 TETRA O CATEIa o Si 2-13 Cenas A e a eS A del 2-13 Las semillas no contienen tanino, lo que las diferencia del café, al que por vtra parte se parece mucho. El Dr. Atifield separa la cafeina, precipitando la decoccion con el subacetato de plomo, remueve despues el exceso de plomo por el hidrógeno sulfurado, dejando evaporar la solu- cion hasta sequedad. El resíduo lo trata con alcohol caliente, dejándolo evaporar hasta reducirlo á un pequeño volúmen: al enfriarse, se convierte en una masa cristalina enteramente semejante, bajo todos conceptos, 4 la cafeína. Propiedades medicinales. — Algunos 'autores le atribuyen propiedades análogas á la corteza del Perú; otros como Hoo- ker lo recomiendan como estomáquico y sialágogo, y especial- mente en muchas afecciones de la glándula hepática. El doc— tor Daniell asegura que en la “Costa de Oro” sus habitantes Jo usan contra las diarreas, etc. Aclimatacion. — El hecho de haberse naturalizado en las islas de la Trinidad y Jamaica, ¿no nos dice que podemos nos- otros tambien intentar introducir y aclimatar en nuestra Isla árbol tan útil? Haciendo estudios más minuciosos de este ve- getal, que los que se han hecho hasta aquí, ¿no podríamos en-— contrarle propiedades terapéuticas superiores á las de sus congéneres? Asi lo creemos, desde el imomento que Baillon, en su gran Diccionario de Botánica pág. 127, dice que tiene pro: piedades más excitantes que el tó y el café. Por mi parte, ofrezco dedicarle una atencion especial á este asunto, auxiliado de mi digno amigo y compañero es doctor D, Federico Horstmann, quien tuvo la bondad de facilitarme los ejemplares que tenemos á la vista. Aprovecho esta oportuuidad para invitar cortésmente á los miembros de la Academia que quieran tomar parte en la fun- 284 dacion de un Centro que llamáremos. de Aclimatacion,-que venga á prestarle un auxilio indirecto 4 la Escuela de Agri- cultura, fomentando en nuestra Isla feraz el cultivo de plan- tas exóticas, útiles, ya á las artes, ya á la industria, y con es- pecialidad á la Medicina. Debemos recordar que las tres cuartas partes de los vegetales útiles que crecen en esta Isla son exóticas. ¿Por qué hoy no hemos de contribuir 4 aumentar su número? ¿Quién ignora que los vegetales sobre los cuales descansa la riqueza de nuestro país, como la caña de azúcar, el tabaco y tambien, aunque en menor escala, el café, el arroz, el maíz, la mayor parte de nuestros árboles frutales, legumbres, etc., etc., son exóti- cos? ¿Por qué no ensayar nosotros en nuestra Isla, como lo hace la más que poderosa, previsora Albion en sus Colonias, el cultivo en grande escala de las quinas, de las ipecacuanas, maticos, sándalos, cubebas, etc., etc.? Ya que existe una predisposicion marcada contra nuestra “Flora médica” (que en gran parte está hoy por estudiar), ¿por qué pagar precios ruinosos en la importacion de plantas y productos medicinales, que cultivados en nuestra Isla se con seguirían frescos y á precios cómodos? Pero aquí, como en todas partes, se verifica un fenómeno económiso muy curioso, y es, que la riqueza no aprovecha al que la posee, sino al que la explota. De La Resiva De Guacuasí (Resina LaErIagE LONGIFOLIAE R.)— MEMORIA PRESENTADA Y LEIDAEN La ReaL AcapemIa por el Socio fundador y de número Dr. Juan Calixto Oxamenda. (SesioN DEL 13 DE NovIEMBRE DE 1881.) Sr. Presidente.—Sres. Académicos.—Hacía ya tiempo, hace más de 6 años, que tenía reunidos los materiales referentes á la presente Memoria, cuando circunstancias ajenas de mi volun- tad me han tenido alejado de vuestra agradable compañía. Sin 285 embargo, debo confesaros que, aunque abandonado ú mis es- casos recursos científicos y aislado por decirlo así, no he des- mayado en mi propósito de publicar una Materia Médica In- dígena, la que será precedida de un Formulario que se adapte á las enfermedades de este suelo, si la Divina Providencia me * * concede tan gran favor. Fuera preámbulos y entremos en materia. La resina medicamentosa que dele ocupar hoy vuestra atencion, aunque no ha entrado todavía de llenoen nuestro arsenal farmacológico, ha sido y es empleada como una pur- ga brava por nuestros campesinos, quienes llegaron á conocer sus virtudes drásticas; no sé á qué feliz casualidad debieron este descubrimiento. Para procurarse esta resina indígena de nuestros bosques emplean dos procedimientos. Cuando la quie- ren obtener de un árbol que está en pié, le dan unos cuantos machetazos á su corteza y recogen la resina que fluye de las in- cisiones hechas de este modo primitivo, y pretenden que para obtener bastante resina, se ha de hacer esta operacion en la menguante: no sé hasta qué punto hay que dar crédito á esta aser- cion. Cuando el árbol está abatido, entónces obtienen mayor cantidad dándole fuego por una de sus extremidades y reco. giendo toda la que sale por la otra. El guaguasí (que escribo con s y no con c, segun debe ser con otras palabras de orígen indiano, como seiba etc.) es un árbol de la familia de las Bixaceae que en Revisio Catalogi Gri- sebachiani vel Index Plantarum Cubensium de nuestro malo- grado Sauvalle (1873), en el número 90, figura con los nombres siguientes: Casearia laetioides R., Zuelamia laetioides R., Zuela- mia crenata Gris., Laetiía longifolia K., nada ménos que 3 géne- ros en la sinonimia, de los cuales uno abraza dos especies. Me contento, para recetar, con la última denominacion de Aquiles Richard. Tocante á la descripcion botánica, que carece de detalles en la impropiamente llamada Flora cubana de nuestro Sauvalle, quien ha escrito un Catálogo y no una Flora, puede ser estudia- da en Flora of the british West-Indian Islands (Flora de las 286 Antillas inglesas) de Grisebach, en la que se encuentran todos los detalles apetecibles. A. H. E. Grisebach, pág. 22 de su ya apuntada Flora, dice: TT. (Thiodia) letioides, Fr. Leaves oblong, subco iS or rounded at the base subentire, subpubescent beneath; fasci- cles many-flowered: pedicels pubescent; calyx 5 (-4) partite; pubescent externally; anthers oblong, mucronate, recurved; fruit globose, pubescent many-seeded. Rich. Cub. t. 12 et 10- —Laetia Guidonia, Sw. eb Macf. (exclus, syn. P. Br. Samyda icosandra Sw. (Fl. p. 1962). Zuclania laetioides, Rich. Z, 1cos- andra. Closs. Laetia longifolia REich,: the fruit-bearing plant. —A tree, 15'-20” high; leaves 3”-5” long, annually deciduous: petiole pubescent, 3”-5” long; sepals white, roundish 3”-4” long; staminodes oblong-linear, half the ler of the stamens; stigma round, convex, persistent; fruit size, of a nutmeg, ob- tusely subtrigonal. Hab. Jamaica. Alex. March. on the central and western hills; (Cuba; Panamá). El Dr. Renato de Grosourd y, en “El Médico Botánico Criollo”, parte 2. % t, I. (HI de la obra), Paris 1864, página 325, dice: —“549. Guaguací, resina de guaguací, Cuba. —Loetia apetala, Rich.; L. longifolia, Rich.; L. guidonia, Sw. etc.— - Por las heridas accidentales ó por las cortaduras hechas en la corteza.de los árboles, que se hallan en abundancia espe- cialmente en la isla de Cuba, fluye una sustancia resinosa aro- mática, del color y de la consistencia de la copaiba ó aceite de palo, pero que al alre no tarda en volverse sólida, es blan- ca y parece sandaraca; esa sustaucia es purgante y se Usa en Cuba para llenar las indicaciones terapéuticas que incumben 4 esa clase de medicamentos; tambien entra en la preparacion de algunos remedios depurativos. La corteza y las hojas tie- nen un sabor muy amargo, y se utilizan en la isla de Cuba para curar las llagas; se echa el pulvo en las úlceras y obra como buen detersivo.” Nuestro eminente geógrafo el difunto Sr. D. Estéban Pi- chardo, en su “Diccionario Provincial de Vozes y Frases Cu- banas,” 4% edicion, 1875, pús. 170, se expresa asi:—“Guagua- 287 sí. —N. s. m.—Voz ind.—Arbol silvestre de diez varas de altura, madera sólida, quebradiza; corteza y hojas de sabor amargo, que, pulverizadas, sirven para curar las llagas; las hojas son ovaladas ú elípticas, encima lustrosas; las flores de un blanco sucio, en conjunto, que aparecen de abril 4 junio; -el fruto oblongo, oliviforme, rugoso de junio á agosto. Fluye del tronco por incision una resina aromática del color y con- sistencia del bálsamo Copaiba, que se emplea como purgante; la madera para tirantería y ligazones (Lata apetala). La obra del señor La Sagra trata de otras dos especies. El señor Morales distingue cuatro especies de Bixíneas; tres pertene- cen al género Latia apetala, Sacquin, longifolia y crenata, Ri- chard, y la cuarta viene á ser la Zuelania laetioides, de Richard. El Sr. Sauvalle agr ega Laetia ternstraemioides,, Ghia. — Caseari va laetioides, R.” Cada vez que yo recetaba la resina, se la indicaba al boticario con la denominacion latina de Resina Laetiae apetalae, siguien- do la denominacion que le dió Linné ó Linneo, traducido al castellano indebidamente el nombre propio sueco latinizado. En lo sucesivo me serviré de la denominacion de Richard y recetaré á mis farmacéuticos simplemente Resina Laetiae lon- etfoliae. De la resina de guaguasí, asunto principal de mi estudio, aunque he sabido hace muy poco que ha servido al lucro farma- ceútico, pane lucrando, para ser sustituida en esta ciudad, no sé si por más enérgica Ó más barata, sustituida á uno de los ingredientes drásticos que entran en la confeccion del purgante Le Roy, que se hacía en ésta y que se destinaba para las en- fermerías de los Ingenios, segun me lo ha comunicado un res- petable miembro de la elevada jerarquía farmacéutica, no tenía mas datos con respecto á la dósis á que se debía admi- nistrar para obtener una buena drasticidad, si se me permite esta expresion; lo único que sabía es que los hombres del campo, para purgarse drásticamente, tomaban una cantidad del tama- ño de un real de plata, que frelan con un poco de manteca de puerco, modo de administracion por cierto bastante repugnan- 288 te. En vista de este dato, tan poco preciso, me determiné á experimentarlo á pequeñas dósis, sirviéndome para eso de un Elíxir que hice preparar en Cárdenas al Ldo. D. Agustin Ro- dríguez Figueroa con el título de Zlixirium Resinae Laetiae apetalae citronatum Oxamendíi, que no es más que la sustitu- cion algebraica, ó, mejor dicho, el remedo de otro que con la denominacion de Eliasrium jalapinum citronatum encontré con- signado en el Manual farmacéutico-técnico del Dr. Gustavo Hell, de cuya obra he hecho una traduccion inédita que, recorri- da por el respetable Decano de la Facultad de Farmacia de esta Real Universidad Literaria, ha merecido su valedera aproba- cion en esta parte de la enseñanza farmacéutica á que se ha consagrado durante tantos años con provecho de la juventud actual que se consagra al muy áspero y escabroso estudio de la Farmacia. Y ese elíxir de resina de guaguasí, cuya composicion daré en el Recetario, poniendo igual dósis de resina de guaguasí que la del que se usa en el de jalapa, esto es, 10 (diez) gramos para 155 (ciento cincuenta y cinco) gramos de vehículo (Al. cohol 15 gramos, agua destilada 60 gramos, jarabe simple 80 gramos), más unas doce gotas de aceite de limon, sirvió de base para estudiar la accion fisiológica de esta nueva droga, cuyos resultados pondré á continuacion, haciendo patente por la comparacion de ámbos elíxires, el de resina de jalapa y el de la de guaguasí preparados homogéneamente, la energía fisio- lógica de cada uno de ellos. Debo advertir de antemano, para que se prejuzgue por los resultados que he obtenido, que el Elíxir jalapino se usa en los adultos á la dósis de 15 (quince) gramos, segun lo trae el autor que he traducido y que ya se prejuzga por la cantidad de Resina jalapae que se encuen- tra en esos quince gramos, pues como el tubérculo de jalapa (Tuber ó Radix Jalapae) y su Resina son de un uso tan fre- cuente en Medicina, ya administrados solos 6 asociados á otros purgantes ménos enérgicos, es pues muy conocida y fijada su dosificacion. No haré mencion de todos los casos en que la he propinado, pues no ignoran los que me oyen la dificultad 289 que hay en el campo de hacer «las más de las veces obser- vaciones exactas, á causa de lo poco que pueden ser observa” dos los enfermos, que viven á larga distancia del facultativo que los asiste. Así pues, me limitaré á referir unos cuantos casos que oculis vide. Para hacer más comparables mis ensa- yos, no me serví más que de un Elizirium preparado de una vez; de modo que, si en algun caso fracasó en su accion hiper- crínica intestinal, no se debió á la mala calidad de la droga ó de su preparacion, pues en todos los casos usé del que me provei y que se hallaba contenido en un mismo pomo, que me entregó el cedense, (como apellidaba al Ldo. Rodríguez Figueroa por ser como el autor de este trabajo ámbos naturales de la ciudad de Matanzas), cuya probidad farmacéutica me era muy conocida. Ya estudiada su accion en el Elíxir, uséle tambien en emul- sion con los mismos resultados. Nunca creí que esta resina fuese más enérgica que la de jalapa; sin embargo, no me atreví á usar por vez primera de los quince gramos á que se echa mano en¿un adulto para purgarle bien, acudí á dósis más pequeñas y á seis individuos de la raza ne- gra, á quienes se le administró á cada uno una cucharada cafe- tera, Ó sean unos cinco gramos: en uno produjo 18 cámaras, en otro 12, en otros dos, como 8 á cada uno; y, cosa singular, en un negro de campo muy robusto y en una negrita de 14 años que tomaron consecutivamente durante tres dias sus 5 gramos cada mañana, no se presentaron cámaras de ninguna especie, y sólo el negro de campo, á quien al cuarto dia se le admi: nistró unos 30 gramos de sal amarga, tuvo entónces abundan-' tes deyecciones intestinales. Tanto el negro como la negrita eran bastante refractarios á la accion ordinaria de la jalapa, pies miéutras que con un gramo del Tuber jalapae varios de sus compañeros eran bien purgados, en ellos á esa dósis el efecto era nulo. Comparte, pues, la resina de guaguasí con otros drásticos la singular propiedad de no manifestar su ac- cion purgante en algunos individuos, miéntras que en otros es excesiva. Esto me trae á la memoria cuando al principio de T, XVIIL.—37 290 mi práctica en esta ciudad le administré á dos individuos, va: ron el uno, hembra el otro, una pocion por cucharadas, en la que se habían emulsionado dos gotas de aceite de cróton; en el uno, es decir en la fémina, fué regular la accion purgante, y en el otro, administrada á la misma dósis hubo una superput- vacion que fué difícil de cohibir. El otro caso, que pudo ha- ber tenido funestas consecuencias y que pude cohibir mediante una bebida por tazas-de cocimiento de cogollos de almácigo (Bursera gummifera) y algunas gotas de láudano líquido de Sydenham, fué el siguiente: á un robusto mayoral guipuzcuano administróle un mayordomo de la finca, para que se purgara y lo tomase de una asentada, dos onzas de crémor de tártaro amaridadas á media onza de polvos de raíz de jalapa: no fué poco el amargo trance por el que pasó el vascongado, que es- tuvo evacuando durante cuatro dias, hasta que pudimos poner coto á la superpurgacion intestinal. ; Hay individuos que tienen costumbre de tomar una purga, que regularmente es la de aceite de ricino, cuando están fuer- temente acatarrados, En un viaje que hice á Cárdenas me en- contré con uno de éstos, que ya se iba á purgar, como lo había hecho muchas veces, con su palma-cristi; le propuse mi purga de guaguasí, la que aceptó, para lo cual le hice administrar cuarenta centígramos de esta resina, que hice emulsionar, sus- tituyéndola 4 la de resina de jalapa que trae.en una fórmnla que sirve para aquella el muy conocido Formulario Magistral de Bouchardat, para que la tomase en dos tomas con una hora de intervalo. Como el paciente y yo dormíamos en la misma casa, él en el piso alto y yo en el bajo, serían como las once de la noche cuando el acatarrado tomó mi emulsion guaguasina: Como era de madera el piso que nos separaba, allá por la ma- drugada se oía el ruido que hacían en el bacin las cámaras guaguasiticas. Recordé entónces, que una vez hallándome en una sala de cirugía, en París, en el hospital de la Charité, de cuya sala era cirujano el célebre Gerdy, queriendo purgar á un enfermo, le dijo al interno de farmacia: Mr. le pharmacien, foites jouer votre artillerie, 40 grammes d'huile de ricín. Yo dije > 291 entónces para mi capote: otro tanto va á operar mi artillería de guaguasí. A la mañana siguiente me levanté muy tem- prano, no quise despertar á mi acatarrado, porque dormía co- mo un bien aventurado; pero si encontré el bacin, que lo habian puesto fuera del cuarto, y á la luz brillante que esparcía el sol naciente pude examinar atentamente su contenido: estaba - bastante lleno, pues pasaban de su mitad, siendo más que de tamaño mediano, abundantes deyecciones espumosas, de un aspecto como si fuesen de clara de huevo batida, algo blanco- amarillentas, de consistencia bastante fluida, como serosas, muy parecidas á las de la jalapa. Así que pude verme con mi in- dividuo, me dijo que como á las dos horas de tomada su póci- ma purgante, había sentido movimientos en el vientre, que le obligaban á sentarse en el sillico á evacuar, pero sin dolores, - que no sentía aquellos retortijones que experimentara en otras ocasiones, cuando hiciera uso de otros purgantes. En los casos que lo he empleado ha sido en casos leves, co. -mo eran catarros de las vías respiratorias y digestivas; pero la accion enérgica que ejerce en el tubo intestinal y quizás en el aparato renal hace ya entrever, vista su accion drástica poderosa, todo el partido que se podrá sacar de una sustancia medicinal que tiene tantos puntos de contacto con otras que se le parecen, tales como la jalapa, la goma-guta, la coloquín- tida etc. Observaciones ulteriores harán ver si con esta resina se obtienen los mismos resultádos que con aquéllas, ya sean como drásticos ó como diuréticos. La dificultad que tuve en estos últimos tiempos de procu- rarme como en otro tiempo la resina de guaguasí en abundan. cia, por encontrarme ejerciendo en una localidad pantanosa, en cuyo distrito el hacha destructora ha concluido con los bosques, que han sido reemplazados por el cultivo de la caña, me ha impedido ocuparme más detenidamente de esta nueva droga, que no he encontrado ni en obras de Botánica Médica que se ocupan hasta de plantas insignificantes. Modo de administracion. —Preparaciones y dósis.—La Resina de guaguasí, segun el efecto drástico que se quiere obtener, se 292 administra en el adulto 4 la dósis de 20—40—centísramos, bien sea en polvo, asociada á un polvo gomoso, 6 en pildora con el jabon medicinal; pero casi siempre prefiero administrar- la en emulsion, para lo cual daré dentro de poco un ejemplo - pará el adulto y otro para niños menores de diez años. - Para no abultar el número de preparaciones fijas que pue- dan hacerse con esta Resina, me he contentado con las dos si- guientes, á saber: | Elizirium Resine Letio longifolie citronatum. Rp. Resine Leetie longifolie....... Gra 0 Solve in ATCOHPU E ATA A GAN Aquiedestillate, VILO EONAA Grm. 60. et adde: SyTUDI SIMP AN Grm. 80. Olet CESA A AA Len A Gutt. 12. EA Lo Misce. 4 Dósis: 5 (cinco) gramos para un adulto, la mitad para ni- ñios menores de diez años. Tinctura Resina Lotie longifolice citronata. (Tintura de Resina de guaguasí citronada). Rp. Resinz Letiz longifolie..... ... Grm. 25. 'ACOROS es as E AN Olei Citri cort. ) . | —Aurantior. cort. $ * Solve. O E AS aa. Sutt. 5. Dósis: 5 gramos en 2 cucharadas de un jarabe de fruta co- mo el Syrupus baccarum Licopersici esculenti (Jarabe de bayas de tomate), jarabe con el que reemplazo al de frambue- sa (Syrupus Rubi Idaci), vista la facilidad que hay de propor- cionarse el fruto del tomate, que tanto uso tiene en el arte culinario, 293 Incluyo en seguida dos Recetas de Emulsiones; la primera Para adulto, y la segunda para un niño de 6 á 10 años: Rp. Resinx Letie longifoliz...... centigrm. 40. LU e od E Jo IE E a Grm. 60. f. Emulsio. Para que se tomeen 2 partes con 1 hora de in- tervalo. Rp. Resine Letie longifolie......... Grm. 1. Aque Naphe (de agua de azahar). Grm. 30. Vitelli ovi (yema de huevo)....... Nr, 1. Syrupi Seminis Arachidis hypogex siccati (de ja- rabe seco de mani)........... Grm. 15, f. Emulsio. 1 cucharada cafetera cada hora. _Nota.—No me parece que esté fuera de lugar decir unas cuantas palabras sobre el Syrupus seminis Arachidis hipoges siccatus Ó sea el Jarabe de semillas de maní seco. No ignoran los médicos y los farmacéuticos lo poco estable que es el jarabe de almendras dulces (Syrupus Amygdalarum dulcium); aunque el de maní lo sea un poco más que aquél, adolece del mismo defecto: para evitar esté inconveniente y poder preparar de momento un jarabe de maní, he hecho que á . esta semilla emulsiva se le haga pasar por la preparacion que con el título de “Pulvis emulsivus* hace confeccionar de mo. mento el doctor en farmacia Enders, para tener lo que llama Sy. rupus. Amygdalarum siccatus. Voy á traducir literalmente lo que sobre este particular trae el doctor Gustavo Hell en la 2% edicion de su ya citado Manual farmacéutico—técnico.— (Viena 1877.) “Para preparar el “Syrupus Amygdalarum”, recomienda el “farmacéutico, doctor Enders, el empleo de un “Pulvis emul- ““sivus”, obtenido segun el método siguiente, manteniéndose “bien duraderamente. Con 20 partes de almendras dulces pre: 294 “párese una emulsion, disuélvase en ésta 72 de azúcar, y ha- “ciendo que agitando prontamente se seque en una taza de “porcelana en un baño de agua y triturado, guárdese en vasi- “sa de vidrio tapada con corcho. A 82 partes asciende comun- “mente el resíduo. Calentadas éstas con 35 partes de agua “destilada, agregándole algunas gotas de Aquae Amygdal. ““amar., se tiene prontamente el Syrupus Amygdalarum ofi- “cial.” SESION EXTRAORDINARIA DeL 18 pe Noviembre DE 1881. Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES:— Gutiérrez, Presidente, Govántes, A. G. del Valte, Várgas Machuca, Rocamora, Pla- sencia, V. B. Valdés, Babé, Donoso, J. Torrálbas, Mestre, Se- cretario, Abierta la sesion á las ocho y media de la noche con la asistencia de los Señores Académicos que arriba se expresan, dió lectura el Secretario general 4 las actas de la sesion del 23 de Octubre y de la conferencia del 13 de Noviembre, las cua- les fueron aprobadas. CorrespoNDENCIA, — Leyéronse en seguida por el mismo Se- cretario:—1.“ un oficio del Tlustre Ayuntamiento de Conso- lacion del Sur, pidiendo de nuevo vírus vacuno;—2.9 otro idem de la Alcaldía Municipal de Guanabacoa con idéntico objeto. Manifestó el Secretario que aún no habia podido su- ministrarlo la Subcomision académica y que así se les partici- paría á ambos Ayuntamientos, encaminándolos á la Junta Provincial de Sanidad, que en la actualidad no parecía tam- poco estar muy abundante en virus vacuno;—3. 9 otro id. del Juzvado de Primera Instancia de la Catedral, remitiendo por exhorto del de Cienfuegos testimonio de varios lugares de la causa seguida contra el moreno Sixto H.....yla parda Dionisia J.......por parricidio; de que se dió traslado á la Comision de Medicina Legal, la cual dará cuenta en la sesion del dia con su informe;—4.9 otro id. del Socio de Mérito don 295 Ambrosio (Gr. del Valle, transcribiendo el que le fué dirigido por el Excmo. Sr. Alcalde Municipal de la Habana para parti- ciparle el nombramiento de nuestro socio numerario Dr, Go- vántes como vocal de la Comision que ha de entender en la ereccion del monumento al Obispo Espada y de la que es Presidente el referido doctor Valle; acordándose significar á uno y otro la satisfaccion con que la Academia ha acogido se- mejantes nombramientos; —5. * otro id. del Dr. Miranda, so- cio corresponsal en New York, acompañando una carta del Dr. Déclat y copia de la que á este facultativo le escribió el Dr. La Caille, de Rio Janeiro, para comunicarle que ha cu- rado doce casos de fiebre amarilla por medio de las prepara- ciones fenicadas: diez de ellos lo fueron tan pronto, que el mismo doctor La Caille se pregunta todavia “si en realidad han sido el principio de dicha enfermedad. Llamado en el pe- ríodo de incubacion, el triunfo era fácil. .”; acordándose acusar recibo al Dr. Miranda y darle las gracias por su comunicacion; —6.9 otro id. del Dr. D. Claudio Delgado, Secretario gene- ral de la Sociedad de Estudios Clínicos, remitiendo doce ejemplares de la. “Reseña de los progresos realizados hasta el dia en el conteo de los glóbulos de la sangre”, que acaba de publicar; acordándose darle muy atentas gracias por su esti- mable presente;—7.% una comunicacion del Conde Alejan- dro de Lubawsky, laureado con 560 medallas y miembro de 1286 sociedades y cuerpos sabios, que desde la villa de Viaz- ma, provincia de Smolenska, en Rusia, remite una extensa rela- cion de sus autecedentes y méritos científicos, acompañada de su retrato, para que se le nombre miembro no sólo de esta Real Academia, sino de todas las sociedades cientificas de la Habana, estando plenamente convencido de que “la hermosa Nacion Española debe un dia representar en el mundo el sol, que representó bajo Cárlos V. (Maroco subjecto, Gibraltar per emptionem recuperato, resurget imperium Hispanis”; — 8. una carta del Dr. James Christie, de Glasgow, suplican- do se le remita un ejemplar de la Memoria sobre eli dengue publicada en una entrega de los Anales, y anunciando el en- 296 vio de un trabajo por él leido en el Congreso Médico interna- cional de Lóndres, sobre el origen de la epidemia de 1828 y del término con que se la distingue; acordándose de confor. midad. - Verusrez.—Quedó asimismo enterada la Corporacion de que, en atencion á que el local que ocupa la Real Academia es pertenencia del Estado, se había puesto en conocimiento del Gobierno General que los techos de dicho local se hallan en tan ruinosa situacion, que, á pesar de los gastos efectuados hasta el presente por la Corporacion y que ésta no podría con- tinuar sufragando, por falta de recursos, las colecciones del Museo de Historia Natural han sufrido deterioros de conside- ración que reclaman la intervencion del Sr. Arquitecto del Estado para evitar mayores perjuicios. IxoorpPoracioN Y RerNcorPoRAcION.—Instruyóse tambien - la Academia de que en sesion de gobierno del 23 de Octubre úl- timo fué reiucorporado como académico numerario el socio fundador Dr. D. Federico Gálvez en la Seccion de Medicina y Cirujía; y nombrado socio de número en la de Ciencias Físicas y Naturales el Sr. D. Adolfo Sáenz y Yáñez, arquitecto del Estado. Osrro. —Dió cuenta por último el Eo general del fallecimiento del Dr. D. Fernando Páez y González, socio fun- dador y ex-numerario de la Seccion de Farmacia en la Real Academia; su inteligencia y conocimientos en la profesion que ejercía le habían conquistado notable reputacion, cimentada sobre todo en la mayor escrupulosidad y honradez en la con= feccion de las preparaciones farmacéuticas. BreLroreca.—No hallándose presente el >. Finlay, Secre- tario de la correspondencia nacional y extranjera, presentó el de actas las publicaciones recibidas despues de la última sesion: —Observaciones físico-meteorológicas de la Escuela Profesio- nal, del 17 de Octubre al 10 de Noviembre (faltan las del dia 21).—KRepertorio de Farmacia, núm. 11,—El Progreso Dental, 10-—Revista Económica, 210 y 211;—Revista de Cuba, 10,— Avisador Comercial, 243 4 259;—Boletin Comercial, 243 á 297 259; Boletin Oficial de Voluntarios, 240 y 241;—El Bombe- ro, 44, 45 y 46;—La Antorcha del Porvenir, núm. 1;—Pro- yecto de demolicion del Convento de San Francisco, para cons” trulr una nueva Aduana, un cuaderno;—Catálogos de la Enciclopedia, por el Sr. Alorda;—Gaceta de Sanidad Militar de Madrid, 162;—La Ilustracion Militar, 12;—Revista Mi: nera, 294 y 295;—El Laboratorio de Barcelona, 31;—Boletin Mens de Estadistica Demográfico-Sanitaria de la Península, é Islas adyacentes, Julio de 1881.—-Boletin de la Junta Nacional de Safíídad de Washington, 14 á 18;—Nuevos estudios acerca de las peptonas, por Defresne, un cuaderno; —Medical Record 569 á 574;--Harper's Weekly, 1296 4 1299—y el Discurso del difunto socio de mérito y Vice-Presidente de la Academia Sr, Sauvalle sobre la “Continuidad de la Naturaleza y la des- cendencia del Hombre” (1875), de que se repartieron ejempla- res á todos los concurrentes. Municisa LecaL.—Muerte por quemaduras.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Babé, como ponente de turno de la Comision de Medicina Legal, el informe pedido por el Juz- gado de 1.“ Instancia de Cienfaegos en causa por parricidio de la parda Catalina Jiménez.—Hecha la exposicion de todos los particulares comprendidos en los documentos periciales que en copia certificada remitió á la Real Academia el men- cionado tribunal, pasa la Comision 4 estudiarlos detenidamen- te para deducir las relaciones que existieran entre la muerte y las quemaduras que la precedieron: laméntase de que en el reconocimiento facultativo se asevere la existencia de quema- duras de los tres primeros grados sin hacer de ellas la más leve descripcion, cuando dicha aseveracion está en desacuerdo con las de los peritos que más tarde efectuaron la autopsia; echa tambien de ménos la hoja clínica, que nos hubiera revelado la naturaleza, frecuencia y abundancia de las diarreas acusadas en Jos partes del facultativo de asistencia, los caractéres de la supuracion que se presentó en las quemaduras, así como los accidentes de la enfermedad y los medios empleados para combatirlos; porque ni las quemaduras excluyen las otras en— T. XVIN.—38 298 fermedades, ni cuando en ellas se presenta la diarrea, ésta es necesariamente mortal. Es evidente que existieron quema- duras, que ellas ocupaban gran parte de las extremidades in- feriores, que fueron seguidas de supuracion y que siete dias despues del accidente sobrevinieron diarreas que continuaron hasta la muerte, ocho dias más tarde, es decir, á los 18 de inferidas las lesiones. La gravedad de esas quemaduras está demostrada por su extension y por haber supurado; pero la autopsia no arroja en el presente caso bastante luz para llegar á asegurar que aquellas fuesen la causa ocasional de la muerte, ni para señalar el accidente 4 que fué más especialmente debi- da. No es posible tampoco aceptar con los peritos, como cau— sa, una reabsorcion purulenta, por no hallarse en la autopsia las alteraciones que la caracterizan, no indicándose por otra parte las que corresponden á la gastro-enterítis que se obser- ' va ya en el segundo y tercer períodos de la enfermedad. De- mostrada con esas y otras razones la deficiencia de la necros- copia, concluye la Comision: —1. 2 Que no es posible afirmar el grado de las quemaduras que sufrió Catalina Jiménez, si bien puede asegurarse que no fueron del primero;—2. Que dada su extension, dichas quemaduras eran graves; —3. 9 Que la diarrea acompaña con frecuencia al 2.9 y 3er. perío- dos de las quemaduras; —4.Y9 (Que esta complicacion puede. explicar en muchos casos la muerte;—5. Que, no señalán. dose en la auptosia las lesiones que ofreciera el tubo intesti- nal, y faltos de la hoja clínica, no es posible afirmar que en ella la muerte fué debida á los trastornos del tubo digestivo; —6. Que el aniquilamiento producido por una abundante supuracion y diarrea explica la muerte en muchos casos de quemaduras; pero la falta de datos no permite decidir sobre este punto en el caso consultado; y--7.9 Que es gratuito aseverar que la muerte de Catalina Jiménez fué debida á una infeccion purulenta. HicexE puBLica.— Baños minerales de Madruga.— Aprobado sin discusion y por unanimidad el anterior informe, leyó otro el Secretario general 4 nombre del socio fundador Dr. D. An- * . 299 tonio Díaz Albertini, ponente de turno y de número de la Comision de Aguas y Baños minerales, acerca del Reglamen- to para el régimen facultativo y admin istrativo de las aguas medicinales de Madruga, redactado por su actual Director Dr. D. Baldomero Simó, en cumplimiento de una Real Orden de 7 de Junio del presente año; cuyo Reglamento será remi- tido al Ministerio de Ultramar para su aprobacion, previo in- forme de esta Real Academia.—Examinado dicho trabajo por la Comision, se contrae á fijar disposiciones generales y los preceptos 4 que se han de sujetar el Director, el rematador, los bañistas, los empleados y dependientes de aquel servicio: determina los derechos en el uso de las aguas, por la circuns- tancia de ser ellas propiedad del Ayuntamiento de Madruga; indica los honorarios que debe percibir el Director por la consulta á que tendrán que someterse los enfermos que allí acudan; y, sin fijar sueldo para aquél, expresa que deberá equipar arse á los de la Peninsula. Ajustado el documento á la necesidad de organizar la aplicacion de ese elemento tera. péutico, cree la Comision que en él está previsto todo cuanto en semejante servicio pueda ocurrir; en cuya virtud, nada tiene que oponer ni objetar al proyecto de Reglamento para el uso de las aguas mínero-medicinales de Madruga. Concluida su lectura, manifestó el S»”. Presidente que que- daría sobre la mesa con todos los antecedentes, á disposicion de los Sres. Académicos que quisieran enterarse más deteni- damente del asunto, ántes de su discusion y aprobacion defi- nitivas que tendrían lugar en la siguiente sesion; y no habien- do otra cosa de que tratar, dió por terminado el acto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 pe NovIEMBRE DE 1881. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES: — LSres. Dr. Gutiérrez, Presi- dente, Fovántes, Plasencia, Farcía, Rocamora, L. Cowley, FPran- ca Mazorra, Ramos, Horstmann, Beato, Orús, V. B. Valdes, Riva, Lástres, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. 300 - CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida por el Secretario general: 1.2 una invitacion del Gobierno para Corte en Palacio con motivo del cumpleaños de $S. M. el Rey (q. D. g.); habien- do sido designados en comision para dicho acto los señores Albear, Melero y Castellanos;—2.2 un oficio del Gobierno General, remitiendo el expediente promovido por los señores López Bahamonde y Gil en solicitud de privilegio para un papel destinado á la confeccion de cigarros pectorales de hie- rro; de que se dió traslado 4 la Comision de Remedios Nue— vos y Secretos para el informe respectivo; —32 otro idem del Tllmo. Sr. Magistrado D. Néstor Santalis, con testimonio rela- tivo á la causa formada contra D. J,. M.. A.. y D.J.. A.. V.. por abusos en el desempeño de sus funciones; de que se dió traslado á la Comision de Medicina Legal para que resolviese los particulares insertos en la citada comunicacion; —4.2 una carta del Dr. D. Joaquin Zayas, con una Memoria sobre “Ure- brotomiía externa” para su lectura en la Academia, si se la cree digna de ello; acordándose hacerlo oportunamente;—5.” otra idem del Dr. Edward J. Nolan, Bibliotecario de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, quien en nombre de dicha Corporacion pide el cambio de las publicaciones con las de la nuestra; acordándose de conformidad. BrsLrorkca,—Por ausencia del Dr. Finlay, Secretario de la correspondencia, presentó el de actas: —la Alocucion del se- ñor D. José de Giiell y Renté, Senador por la Universidad de la Habana, dirigida á sus electores; —Jas Observaciones físico- meteorológicas de la Escuela Profesional, del 11 al 20 de No- "viembre;—La “Crónica Médico-Quirúrgica”, n* 11;—“Revista de Cuba” 4;—“ Revista Económica”, 25 y 26 del tomo V;— “El Bombero”, 48;—“Boletin Oficial de los Voluntarios,” 242 y 243;—“El Amigo del País,” 6 4 11;—“Boletin Comercial,” 260 á 270;—“Avisador Comercial,” 260 á 270;—“Gaceta de Sanidad Militar de Madrid,” 163 y 164;—La “Tribuna Médica de Paris,” 689;—“Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington,” 19;—“Medical Record,” 575; —“Harper's Weekly,” 1300. 301 Hrarexg puBLica,— Reglamento para las aguas de Madruga.— Discusion. —Terminada la correspondencia, manifestó el £r. Presidente que iba á procederse á la discusion del informe que sobre un Reglamento para el régimen administrativo y facul- tativo de las aguas de Madruga presentó el socio numerario Dr. Díaz Albertini en la anterior sesion, concediendo desde luégo la palabra al socio numerario Dr. V. B. Valdés, Refiriéndose al Reglamento presentado por el Sr. Director de los baños de Madruga, cree el Dr. V. B. Valdés que: “no reune las condiciones del que se pide en la Real Orden fecha 7 de Junio último, en cuya Superior disposicion se ordena que el mencionado Director redacte un Reglamento para el régimen facultativo y administrativo de esos baños, -el cual . será remitido al Ministerio de Ultramar para su aprobacion, despues que esta Academia dé su dictámen: se pide, pues, un Reglamento interior para el uso de aquellas aguas, y el que tenemos á la vista contiene artículos que le quitan ese caráe- ter. En efecto: basta recorrer cada uno de sus capitulos para encontrar disposiciones y preceptos ajenos á un Reglamento _de esa especie y que mejor sientan en uno general, El mis- mo autor del trabajo lo confirma en el artículo 6%, que trata de las obligaciones del Rematador, cuando dice: ““Zn.el caso no probable, de que algun bañista intentare violentar el Reglamen- to interior, el presente de;” lo cual confirma nuestro aserto. “Pero, aún considerado con el carácter de general que tiene, encierra principios y establece preceptos que deben modificar- se. Así, en el artículo 5.9 del capítulo 1.9 establece que: Desde el nombramiento de éste (un Director-médico), las aguas de Madruga tienen enplotacion, la cual pertenece al Ayuntamiento y Direccion ejercida por el facultativo nombrado; y en el 7. * del mismo capitulo, sienta que: La explotacion de las aguas debe proponerse, como objetivo primordial (lo cual no excluye la idea del lucro), la conservacion y mejora de los manantiales; ya por lo que respecta al alumbramiento de los mismos, ya facilitando para, su aplicacion los múltiples medios que la Medicina, en su rama Hidroterapia, considera hoy eficaces para el tratamiento 302 de las dolencias. Como sin esfuerzo se deduce de la exposicion de estos artículos, el Reglamento examinado da al Director la facultad de explotacion y lucro, siendo así que al facultativo sólo corresponden la direccion médica y la percepcion de hono- rarios; remuneracion legítima de su trabajo, no explotacion y lucro. “Otros artículos que justifiquen la necesidad de rehacer el Reglamento que nos ocupa, son el 6.9 y el 132 del capítulo 1. 2—En aquél se establece que: Por razones de salud pública, nadie podrá hacer uso de las aguas medicinales de Madruga, sín prescripción escrita del médico director de las mismas; y en éste se precisa el período que dura la temporada oficial. De modo - que, sin la prescripcion del Director, fuera dela época de tem- porada nadie podrá tomar baños, cuando el Reglamento ge- neral vigente en la Península autoriza, bajo ciertas condiciones muy racionales á la verdad, que se usen de las aguas de tales establecimientos fuera de la temporada oficial. “Finalmente, como consecuencia forzosa de lo preceptuado en el precitado artículo 6. , sólo el Médico director tiene la facultad de dar consultas á los bañistas y de autorizarlos para usar de los baños de Madruga, siendo así que por el art. 59 del Reglamento general vigente, que ya hemos citado, se con- cede igual facultad á todos los profesores médicos del término municipal en que radiquen los baños, y se define y limita la intervencion de los Directores con respecto á los -bañistas que prefieran consul tar con otros profesores.” Basado en las observaciones que preceden, el Dr. Valdes propone que la Corporacion informe al Gobierno: “que el Re- glamento redactado por el Sr. Director de los baños de Madru- ga es deficiente y que debe redactarse otro que, inspirándose en el general, vigente en la Península, corresponderá mejor á los deseos del Sr. Ministro de Ultramar.” ? El Dr. Beato manifiesta estar de acuerdo con las observa- ciones hechas por el Dr. V. B. Valdés, pero agrega que en realidad no se necesita de un Reglamento para la administra- cion de las aguas medicinales de Madruga, porque allí no hay 3uS tal establecimiento balneario, hasta el baño es nulo y en él hacen aguas menores todos los concurrentes, siendo una mera temporada de diversion la que se pasa. Replicó el Dr. V. B. Valdés que dichas consideraciones no eran pertinentes al objeto que se proponía el Gobierno, quien, dando por sentado la existencia de las referidas aguas, por ser un hecho indudable, ha comprendido la necesidad de un Re- glamento, entre obras cosas para evitar esas irregularidades señaladas con razon p or el Dr. Beato; pero, aunque sea ut- gente dar este primer paso para que todo éntre en un órden científico, tambien es oportuno huir de ciertas exageraciones en que ha incurrido el autor del Reglamento, ignorando sin duda las dificultades con que tropezó el primer Director que se estableciera en San Diego de los Baños. , Consultada la Academia por el Sr. Presidente, fué aprobada por unanimidad la enmienda del Dr. Valdés. Borawica.-—Leyó en seguida el socio numerario Dr. Ramos unos “Apuntes Botánicos sobre el vegetal africano Cola,” Ster- culia 6 Cola acuminata, de la familia de las Butneráceas: des- cribe el género “Cola,” la especie y las semillas; traza la histo- ria del árbol, á cuyas semillas dan mucho interés los naturales de Guinea por sus propiedades tónicas; su análisis químico permite colocarlo al lado del café, pues contiene un alcaloide cristalizable como la teína ó la cafeína, á la que puede atri- buirse el insomnio provocado por el decocto de las simientes; pero éstas no contienen tanino, á diferencia del café. En sus propiedades medicinales, se recomienda como estomática y sia- lágoga, en muchas afecciones del hígado y contra las diarreas. Aclimatada en las islas de Trinidad y Jamaica, podría intro- ducirse y naturalizarse en esta Isla, en donde tal vez se le en- contrarán propiedades terapéuticas superiores á las de sus congóneres, ya que Baillon las considera más excitantes que el té y el café. El Dr. Ramos presenta á la Academia algunos ejemplares de sus hojas y semillas, é invita á los presentes pa- ra la fandacion de un Centro de Aclimatacion, cuyo objeto sea el cultivo de plantas exóticas útiles á las artes, á la industria y 304 con especialidad á la Medicina, recordando que las tres cuartas partes de esos vegetales útiles que crecen en nuestra Isla, como la caña, el tabaco, el café, el arroz, el maíz ds? son exóticas; y ya que nuestra flora médica está todavía por estudiar, debe- ríamos imitar á la previsora Albion en el cultivo en grande ' escala de las quinas, ipecacuanas y otras plantas medicinales, que entónces lograríamos frescas y á precios cómodos. Discusion.—El Dr. Rocamora covsidera de bastante interés la comunicacion del Dr. Ramos, y' recuerda que en el café se ha descubierto un aceite fijo que contribuye al desenvolvimien- to de los principios excitantes, principios que se cree existen ya formados, segun puede demostrarlo el exámen microscópico, haciendo cortes transversales y longitudinales en la planta; que así como la farmacología cuenta ya cou gran número de hojas. sucedáneas del té, y así como la jalapa, escamonea y ruibarbo se han aclimatado en la India Inglesa, lo mismo pu diera hacerse en este país con la planta presentada por el Dr. Ramos y con otras muchas, contribuyendo de este modo al adelanto de la Industria y de la Ciencia médica. El Dr. Ramos expone que ese aceite fijo de que habla el Sr. Rocamora refiriéndose al café, lo ha acusado tambien el aná- lisis químico en el cola; que éste parece ser más estimulante y que el café, ofreciendo una corteza textil. 'Termomerría cLínica.—Leyó despues el Dr. Franca Mazorra, ponente de turno de la Comision de Patología médica, un informe acerca de la obra de “Termometría médica,” remitida á la Real Academia porel Dr». Nicolás Rodríguez y Abaytua, resi- dente en Madrid con opcion al título de socio corresponsal. Reconocida la importancia de ese medio de investigacion, cuyos signos deben reforzarse con el estudio de todos los demas ele- mentos de la enfermedad, correspondiendo á nuestra época la Patotermometría especial, á que pertenece el tratado referido y de que procura dar una idea la Comision, deteniéndose parti- cularmente en los datos históricos referentes al puesto que ha ocupado España en la ciencia médica bajo el punto de vista que se considera, y pasando despues á las otras partes del libro, 305 hubiérase alegrado de encontrar en éste alguna nueva idea so- bre la mayor ó menor influencia que en la regulacion del ca- lor tiene el sistema nervioso; pero emplea la manera más ra- cional para comprender la fiebre, abordando el problema por el lado etiológico y como introduccion á la 2* parte, que es pura- mente de aplicacion y que comprende las enfermedades hiper- térmicas, las hipotérmicas y las que ofrecen uno y otro estado, estudiándolas bajo el punto de vista del diagnóstico y del pro- nóstico y terminando en muchas de ellas con algunas conside Yaciones referen tes al tratamiento que reclaman y cuyas indica- ciones se basan en la temperatura.—“Salta ála vista la impor- tancia del Tratado de Termometría Médica, en donde encon tramos expuestos con claridad de lenguaje y sencillez Jos problemas más arduos, dando 4 cada uno la solucion que se adapta más á los resultados de la experimentacion - y observa- ciones clínicas. Concede á la bibliografía su merecida importan- cia, multiplicando las citas y dando con eso mayor interés á su escrito, que reposa sobre sólidas bases, y facilitando además al lector el acudir á su orígen en los asuntos que quiere pro- fundizar.—El 'Pratado del Dr. Rodriguez llena el vacío existen- te en nuestra literatura médica, y con tanto mayor mérito, cuanto que “tan mezquinos y exiguos son los elementos con que el hombre amante del saber cuenta allí para fomentar y tras- portar cualquiera idea al terreno de la práctica, cualquier pen- - samiiento cuyo objeto se encamine á difundir y propagar los - conocimientos médicos.” Y teniendo en cuenta las considera- ciones anteriores, le cabe á la Comision la satisfaccion de pro- poner para socio corresponsal al ex-Secretario de la Seccion Médica de la Academia médico-quirúrgica española, Dr. D. Nicolás Rodriguez y Abaytua. Terminada la lectura de dicho informe, manifestó el Sr. Presi- dente que quedarían sobre la-mesa la obra y el informe, á dis- posicion de los Sres. académicos que quisieran enterarse toda- vía más del mérito de aquélla, hasta la sigulente sesion en que tendría lugar el nombramiento. Cirvara.— Uretrotomía externa. —Leyó entónces el Secretario a o $ T. XVI, — 99 306 general la memoria remitida por el Dr. D. Joaquin Zayas sobre “uretrotomía externa.” Praza su autor en un interesante para- lelo las vicisitudes por que han pasado los dos procedimientos quirúrgicos recomendados por Reybard en Francia y Syme en Inglaterra. “Al porvenir estaba reservado condenar la práctica del operador francés y demostrar las veutajas y la inocencia de la del práctico de Edimburgo: hemorragias terribles, exten- sas infiltraciones de orina, acompañan ó siguen á las grandes incisiones hechas de dentro á fuera, miéntras que nada seme- jante tiene lugar con las que se practican de afuera á dentro.” Apoya el Dr. Zayas sus asertos en nueve observaciones, ofre- ciendo á la Academia el cálculo extraido en una de ellas y en cuya superficie se echa de ver una canalita producida por el paso de la sonda, y concluye diciendo que la infeccion purulen- ta, la erisipela y la podredumbre de hospital son complica- ciones que desaparecen por medio de la cura antiséptica, de- biendo darse la preferencia en todos sentidos á la uretrotomía externa. A propuesta del Sr. Presidente se acordó dar al Dr. Zayas las más atentas gracias por su interesante comunicacion, pu- blicarla en los Avales y dejarla á disposicion de los Sres. aca- démicos para las observaciones que tuvieran á bien hacer, en- tre las cuales advierte el Dr. Gutierrez que el surco observa: do en la superficie del cálculo remitido por el citado facultati- vo, seexplica, más bien que por el paso de la sonda, por el cut- so contínuo y repetido de la orina en su salida de la vejiga. Despues de lo cual, declaró el Sr, Presidente terminada la sesi0D, URETROTOMIA EXTERNA; por el Dr. D. Joaquin Zayas. (SESION DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1881.—V, pág. 305). La idea de una operacion sangrienta, aplicable á la curacion de las estrecheces de la uretra, no remonta á una época ante- rior al siglo xvx. 307 Hasta entónces las bujias y los cáusticos dominaron la tera- péutica quirúrgica de las coartaciones; pero la insuficiencia y los peligros de estos agentes no tardaron en ser demostrados, alentando á los cirujanos á una intervencion más activa. Dos vías se presentaron al operador deseoso de proporcionar un alivio á esta terrible complicacion de las inflamaciones ó del traumatismo de las vías génito-urinarias: las dos fueron se- guidas. Los unos, partidarios decididos de la cauterizacion, timidos adeptos de un método que los espanta, tratan de abrir- se un camiño por el interior del canal; los otros, 4 la cabez: de los que marchan los más famosos litotomistas de la época, aceptan resueltamente la necesidad de una intervencion, y sin detenerse á la vista de la sangre y de las dificultades del ma- nual operatorio, abrieron largamente la uretra de fuera hácia dentro. y Los peligros inherentes á este método, hicieron que al prin- cipio sólo fuese practicado por algunos operadores, que veían en él más bien un medio de remediar uno de los principales síntomas de las angustias uretrales, la retencion de orina, que el medio eficaz de asegurar la curacion definitiva de la lesion principal. Durante el largo período de los siglos xvi y xvm y parte del xrx, fué enérgicamente incriminada, y salvo alguno que otro cirujano que la emplearon, la inmensa mayoría de los paran recurrieron en los casos graves al cateterismo forzado, 6 á la puncion de la vejiga cuando la dilatación ó la cauterizacion se hacían impotentes. Los ataques apasionados del ilustre Dont hacen caer en el más com pleto descrédito el método sangriento. Parecía rele- gado al olvido, cuando al fin de la primera mitad de nuestro siglo, dos hombres, Reybard en Francia y Syme en Inglate- rra, tomaron nuevamente la idea y se constituyeron en sus defensores resueltos. El primero afirma el valor del procedi- miento de la seccion interna, lo proclama el solo tratamiento curativo de las estrecheces uretrales, y encuentra la explica cion de los peligros achacados 4 este modus operandi en el hecho de la timidez de los operadores. El segundo saca del 308 olvido la seccion perineal, y la erige en método general del tratamiento de las estrecheces (1). A partir de esta época, la uretrotomía tuvo su plaza asegu- rada en la terapéutica de las estrecheces. Alentados por los ejemplos y el resultado de estos dos cirujanos, seducidos por la seguridad de las curaciones radicales de la lesion, los ciru- janos aceptaron sin temor y con una audacia ciega la vía que se les trazó; pero no tardaron los reveses en desvanecer gus esperanzas, y la Sociedad de Cirugía de Paris dictó contra el método sangriento la proscripcion falminada contra él por D esault y sus discípulos. La condenacion de la Sociedad de Cirugía no bastó esta vez para hacer abandonar la seccion de las estrecheces; con- servada y aplicada con perseverancia por sus dos vulgarizado- Tes y por un gran número de operadores, el método sangrien. to no tardó en entronizarse muy pronto, y hoy ocupa un lugar honroso en frente de su feliz rival, la dilatacion. Si la aplicacion del método sangriento en las angustias uretrales remonta al fin del siglo anterior, justo es reconocer ' que sólo es desde este momento que entra en la terapéutica quirúrgica de las estrecheces .con Reybard en Francia y con Syme en Inglaterra. En 1833, cuando aparecieron los primeros trabajos de Rey- bard, muy pocos operadores se atrevian á practicar las esca= rificaciones. El cirujano de Lion tuvo el mérito de comprender todo el valor de las objeciones de los enemigos de estas inci- siones superficiales de la mucosa de la uretra, y aunque par tidario él mismo del principio de las escarificaciones, supo plegar sus ideas ante la verdad de las alegaciones de sus ad- versarios, y abjurar de sus errores. , Léjos de negar los accidentes atribuidos 4 la division su- perficial de las estrecheces, exayeró su gravedad; pero á la inversa de los partidarios sistemáticos de los otros métodos, sostuvo que no había peligros en dirigir un instrumento cor- [1] On stricture of the urethra and fistula in períneo, 1855, 309 tante en la uretra, sino en practicar una incision ligera inte- resando solo la mucosa, sin comprender en ella todo el espe- sor de la coartacion; y sienta como principio, que el cirujano que desee obtener la cura radical de la lesion, debe abrir lar- camente el canal en el punto estrechado, comprendiendo en PE incision toda la parte en que se hayan O depósitos - plásticos é inflamatorios. “El tratamiento, dice, de las as orgánicas por nues- tro método de uretrotomía intra—-uretral está basado en esta doble indicacion: 1.9 Practicar en las paredes del canal, 4 nivel de la estrechez, y de dentro hácia afuera, una incision de cinco á seis centímetros de longitud, y penetrando hasta el tejido celular exterior exclusivamente, es decir, sin intere. sar éste ni la piel, teniendo la incision por consecuencia cerca de cuatro milímetros de profundidad; 2. Impedir la reunion de los bordes de la herida para hacerlos cicatrizar separada- mente, y obtener en el espacio que resulta de su separacion una cicatriz simple, suave y ancha. ] “Con el instrumento de mi invencion realizo la primera de estas indicaciones; por el uso de las” sondas ú otro medio que dilate los bordes de la division, lleno la segunda.” (1) El gran mérito de la revolucion operada por el cirujano de Lion, es el haber sido radical; está comprendida en las líneas que preceden, y pueden ser interpretadas así: 1.9 Las incisiones superficiales quedan suprimidas, y son reemplazadas por las grandes y profundas. 2.2 La dilatacion queda reducida á ser la auxiliar de la incision. Defendido con entusiasmo el método de las grandes incisio- nes por su autor, recibió en 1851 una consagración solemne de la Academia de Medicina, asignándole el premio de Argen. tueill como la mejor Memoria sobre el tratamiento curativo de las estrecheces. Sostenido por el crédito de esta honorífica recompensa, que * [1] Reybard, Traité pratique des rétrécissements du canal de Vurethre, 310 parecía sancionar su mérito y récomendarlo á la atencion de todos los cirujanos, el proceder de division interna fué ciega= mente aceptado por los prácticos franceses, que persuadidos de poseer un medio seguro y radical, para obviar á todos los inconvenientes de las estrecheces, se da á entrar en la, vía trazada por el cirujano ohñá ) Los escarificadores de la víspera, los tímidos hasta entónces no conocieron obstáculós capaces de detener su ardor: el éxito al principio coronó su entusiasmo; pero muy pronto los re- veses oscurecieron desgraciadamente el brillo de las curacio- nes. “Seducidos los cirujanos franceses por las promesas de la curacion radical de una enfermedad que era el tormento de los enfermos, muchos adoptaron las grandes incisiones. Pero los diversos accidentes, entre los que figuraron las hemorra— gias terribles” y la infiltracion de orina, hacen bien pronto volver á los cirujanos de su primer entusiasmo: sin renunciar, sin embargo, al método de la incision interna, limitan su apli- cacion al mismo tiempo que su eficacia; se vuelve á los errores del pasado y las escarificaciones se entronizan de nuevo. La seccion perineal, no obstante las recomendaciones que de ella hizo el célebre cirujano Guthrie, en sus lecciones, era considerada áun en la misma Inglaterra como un método ex- cepcional, cuando en 1844 hizo Syme por ella lo que Reybard acababa de hacer para la division interna de las estrecheces. El cirujano de Edimburgo hizo más que dar al método el apoyo de su nombre; por sus escritos y por los resultados hi- zo fijar en ella la atencion general, y la presentó al mun- do quirúrgico como susceptible de ofrecer un recurso precio- so en los casos refractarios á la dilatacion. Sostiene con justísima razon que no hay estrecheces in- franqueables, y que miéntras la orina pueda salir, aunque sea gota á gota, puede siempre introducirse un instrumento con tal que sea suficientemente delgado y diextramente dirigido. Esta negacion de la impermeabilidad de las estrecheces en todos los casos, excepto en las obliteraciones completas del 311 canal, es en la teoría de Syme la idea fecunda en resultados prácticos, su terapéutica de las estrecheces. Ella permite sus- traer á dos operaciones tan graves como el cateterismo forza- do y la puncion de la vejiga un gran número de estrecheces, que hasta entónces fueron justificables de estos dos medios extremos; le permite establecer que la seccion externa debe ser preferida por los cirujanos, que podrán, gracias á ella, no sólo obviar á los peligros inmediatos á la retencion de orina, sino á obtener una curacion rápida y durable de la lesion uretral. Su proceder, aplicable á las estrecheces irritables, retrácti- les y rebeldes 4 la dilatacion, es de una seguridad y de una facilidad de aplicacion admirables, sirviéndole de conductor un catéter canalado introducido hasta la vejiga, que guía el bisturí, que divide de fuera á dentro la porcion estrechada. Y no se limita Syme á establecer las indicaciones de su proceder, formula además el manual operatorio. Ménos feliz Syme en Inglaterra que Reybard en Francia, su proceder da lugar á una tempestad de protestas de indigna- cion: la reprobacion parece universal y las palabras.son insu- ficientes para expresar el horror de los enemigos de su proce- der. La Lanceta (1), reflejo de las fuctuaciones médicas del país, sostiene, entre otros, que la operacion de Syme es el mayor oprobio de la cirugía contemporánea. | El concurso para el premio del marqués de Argentueil se abrió en 1851. Jl método sangriento tomó parte, representado por sus renovadores Syme y Reybu1d: la Academia, sancionan- do el procedimiento francés de las grandes incisiones y coro- nando á su feliz propagador, eliminó á la vez que el proceder del práctico de Edimburgo, las pretensiones de otros concu- rrentes que sostenian la teoria de las escarificaciones. Le Roy (d' Etiolles) protesta uno de los primeros contra es- te fallo en una carta dirigida á la Academia (2) y agrega una [1] The Lancet, Sbre. 3 de 1853. [2] Gazette des Hopitaux, Noviembre 1852. 312 observación inédita de la uretrotomía intra-uretral profunda, seguida de infiltracion de orina y de muerte, recogida en el servicio de Blandin. El proceder de Reybard, dice, “hace co- rrer más riesgos á los enfermos que la dilatacion, la escarifica- cion y la desgarradura.” Estas palabras eran la reproduccion del pensamiento ex- presado desde 1844 por Civiale, que en una. carta dirigida al Boletin Terapéutico escribía: “Se introduce un instrumento cortante en la uretra, se corta, y se cree cortar una estrechez; se prescribe el uso de una sonda, y se agrega que los enfer— mos han sido curados por las grandes ó las pequeñas incisio- nes (1). | : | El proceder de las incisiones no debía, sin embargo, contar por largo.tiempo con el célebre especialista en el número de sus adversarios, pues que en el mismo año de 1848 _abjura de sus prevenciones, y extiende su práctica de las coartacio- nes del meato á las estrecheces orgánicas duras, retráctiles y no dilatables de otras porciones de la uretra. Injusto sería pensar con ciertos espíritus pequeños que la Academia se dejó influenciar en su eleccion por una inclina— cion fácil en favor del cirujano francés. Al declararlo vence dor, los miembros de la Comision no hicieron con esto otra cosa que condenar á la vez la insuficiencia notoria de los pro- cederes en que la mucosa uretral ó una sola parte de la estre- chez se interesaba, proclamando la necesidad de una inter= vencion más activa, que comprendiera no sólo el tejido indu- rado, sino las capas sanas subyacentes. La «práctica de Reybard y de Syme, en apariencia tan des- iguales, no son en suma más que dos modos de un solo proce- . dimiento, el de las grandes incisiones, á que la Academiaa cor- dó el premio. Desde entónces quedó sentado el hecho, impor- tante del gran valor de la seccion completa de las estrecheces. Al porvenir estaba reservado condenar la práctica del ope- * rador francés, y demostrar las ventajas y la inocencia de la — a [1] Bulletin de Thérapeutique, t. 35, 1848. 313 del práctico de Edimburgo, Hemorragias terribles, infiltraciones de orina extensas acompañan ó siguen á las grandes incisiones hechas de dentro á fuera, miéntras que nada semejante tiene lugar con las que se practican de fuera hácia adentro. Las observaciones siguientes lo demuestran. Orservacion L.—El Sr. N, F., cómico de 36 años, estrechez de causa blenorrágica que data de doce años. El exámen del canal demuestra dos estrecheces: la primera ocupa la fosa navicular; y la segunda, tortuosa y capilar, está situada en el bulbo. Tumores urinosos en el perineo; frecuen— tes retenciones en los dos últimos años. El tratamiento por la dilatacion fué infructuoso durante sels meses. Uretrotomía externa con conductor. Inmediata- mente despues cateterismo fácil con el número 22, escala de Charriére. El enfermo entra en convalecencia sin accidentes; la orina sale por la herida durante diez y ocho dias; el dicisio noveno sale en parte por el canal, y continúa emitiéndola así hasta la cicatrización de la herida, que tiene lugar á los treinta y seis dias de operado. A los cuatro años despues orinaba fácilmente y el catarro de la vejiga había curado. Osservacion 11,—El Sr. P. A., vecino de Guanabacoa, corre- dor, operado de una a. del bulbo que databa de más de quince años. De edad de 59 venía sufriendo de retenciones frecuentes provocadas por la menor fatiga; orinaba gota 4 gota y con grandes esfuerzos, la orina era amoniacal y purulenta. Un ex- ceso de fatiga, impuesto por su profesion, determinó una nueva retencion, que dió lugar á que la orina se infiltrase en el es. croto; gangrenándolo, Tenía fiebre, vómitos y un estado sopo- roso grave: la vejiga estaba llena y se vaciaba por a cion. : Existía una estrechez capilar, larga y tortuosa en el bulbo, que pude sondar al cabo de una hora de tentativas con una bujía n.? 2, modificando muchas veces su terminacion en es- 7. XVIM.—40 314 piral. La bujía sirvió de conductor, yla incision del perineo, desde el orígen de las bolsas hasta un centímetro del ano, nos permitió dividir todo el tejido alterado. Un abceso profun- do dió una gran cantidad de pus. Hemorragia insignificante. Los tejidos gangrenados se eliminaron rápidamente: la ori- na salió por más de un mes por la herida, que necesitó mu- chos dias para cicatrizarse. El catarro vesical fué tratado con las inyecciones de biborato de soda, de nitrato de plata y con los balsámicos. l Obtenida la cicatrizacion, la uretra pudo admitir uno de los números más altos de las sondas de Beniqué, calibre que conservó cuatro años despues. OrservAcion 1IL.—El Sr. A. D., vecino de la calle del Agui- la, de 35 años, soltero, sufría frecuentes retenciones de orina y de catarro vesical. Examinado durante una retencion, encontré dos estreche- ces: una en la porcion peniana, situada cerca del ligamento suspensor, admitía una sonda del n* 5; y la otra en el bulbo, capilar, solo admitía el n? 1. Este exámen permitió orinar al paciente. Fué sometido por cuatro meses á los diversos medios de dilatacion, y como no mejoró, por ser las estrecheces retráctiles y provocar la fiebre cada vez que permanecía la sonda más de dos horas puesta, determiné operarlo. La uretrotomía interna de delante hácia detras, que practi- qué la primera con el uretrótomo de Charriére para la estre— chez peniana, produjo una hemorragia inquietante que exigió la compresion. Afortunadamente se cohibió pronto, porque la fiebre intensa que sobrevino me obligó á suprimir la com- presion, y aunque se reprodujo varios dias, no fué bastante á comprometer la vida del paciente. Ñ La dilatacion, que ántes de operar la estrechez peniana fué ineficaz, no dió mejores resultados despues en la del bulbo. Fué necesario operarla á su vez, guiándonos con la bujía como conductor. La hemorragia fué muy escasa. La uretra quedó completamente libre, admitió el n? 24 de 315 Beniqué, y durante tres dias tomó un gramo cincuenta centí- gramos de quinina. La herida tardó poco en cicatrizarse y la curacion se mautuvo algunos años más tarde. | Osservacion 1V.—El Sr. M. G., vecino de la calzada de Ga- liano, de 60 años, ha. tenido varias blenorragias en su juven- tud; la última terminó por un flujo crónico, gota militar, que le duró algunos años. Ha tenido varias retenciones y orina con grandes dificultades. A consecuencia de un violento ejercicio y excesos de bebi- das espirituosas, tuvo una retencion completa que duró más de 30 horas, con fiebre y vómitos. Los baños y bebidas emo- liéntes son impotentes para mejorarlo; se han hecho varias tentativas de cateterismo infructuosas; sobreviene la infiltra- cion de orina, que produce la gangrena del escroto y del peri- neo; la orina es fétida y amoniacal y sale por la herida. Llamado en consulta, examino el canal y hay una estre- chez capilar del bulbo; la uretra está rota en la region mem- branosa. Propongo practicar inmediatamente la uretrotomía externa, que no podía agravar el estado del enfermo, y fué des- echada. ] L ( Hecho cargo al siguiente dia de la asistencia del enfermo, Insisto en la operacion, que fuélaceptada, gracias al apoyo que me prestó mi malogrado amigo el Dr. G. Díaz. El catéter conductor de Syme introducido hasta la vejiga guió al bisturí, que dividió todo el espesor del bulbo degene- rado, estando descubierto por haberse gangrenado las capas externas y la piel. La reparacion se hizo con gran lentitud; por más de dos meses quedó un conducto fistuloso, por donde salían algunas gotas de orina, y que logré cicatrizar con el uso de un venda. je compresivo y de la sonda cada vez que el enfermo queria orinar. Tres años más tarde, la uretra conservaba el calibre natu— ra], admitía el n.* 24. Osservacion V.—El Sr. P. A., hacendado de Vuelta Abajo, de 46 años, venía sufriendo de una estrechez hacía ulgunos 316 años: diversas retenciones habían cedido á los baños y al abri- go; la última, más grave, le determinó venir á la ciudad para curarse. | A los pocos dias me consultó y encontré dos tumores peri- neales del tamaño de un huevo de gallina; eran duros é indo— lentes espontáneamente. Entre los dos tumores habia un con- ducto fistuloso, por donde salían algunas gotas de pus y la orina de vez en cuando. Examinado el canal, tenía dos estrecheces: una en el meato urinario, que desbridé de momento; y otra profunda en la region bulbar: ámbas de orígen blenorrágico. La estrechez profunda, que permitía al enfermo orinar gota á gota, sólo admitió una sonda en espiral del número 2. La orina amoniacal, y que salía involuntariamente, había produ cido un eritema de todo el escroto y parte superior de los muslos, que, junto al olor repugnante que despedía, tenían des- esperado al enfermo. La dilatacion 4 que siempre he sometido á mis enfermos como tratamiento preliminar, 4 ménos de haber urgencia pa- ra pasarme sin ella, fué empleada sin fruto y en todas sus va- riedades por más de dos meses. Decidí operarlo y practiqué la operacion de Syme, sirviéendome de conductor su catéter número 3. La incision dividió por mitad el tumor más anterior del perineo y parte del posterior, todo el tejido ¡modular que formaba la coartacion, y para que la orina tuviese fácil salida toda la porcion membranosa, deformada por los tumores pe- rineales. La hemorragia, en algun tanto inquietante, venía del tumor posterior incompletamente dividido: se cohibió con el perclo- ruro de hierro. La orina salió por la herida cerca de un mes: á los doce _ dias de operado principió á salir en parte por el miembro. Próximo á la cicatrización definitiva, empleé las inyecciones para modificar las paredes de la vejiga y combatir el catarro. Durante muchos meses tuvo necesidad de emplear la sonda 317 para evacuar completamente la vejiga, que había perdido la facultad de contraerse, y que nuevamente adquirió con las in- yecciones frias, las duchas perineales, los tónicos y el uso de la nuez vómica. Cinco años despues ví al enfermo en los baños de San Die- go y la curacion se sostenla. “Onservacion V1,—El Sr. F. F., banquero y vecino del Cerro, venía sufriendo desde algunos años las consecuencias de es- trecheces del canal. La dilatacion, que había sido empleada sin método, se acordó en consulta ensayarla de nuevo. Tres meses de tratamiento demostraron la necesidad ls operar. Se decidió la uretrotomía interna. Cortada la del bulbo de delante á atrás primero y de dlrs á delante despues con el uretrótomo de Ricord, nos servimos - del mismo instrumento para dividir la que existía en el meato urinario. No: hubo hemorravia, pero sí durante muchos dias ac- cesos de fiebre precedidos de fuertes escalofríos, disminucion de orina y dolores en los lomos que nos hicieron temer una complicacion renal, con tanta más razon cuanto que el enfer— mo heredaba de su padre la diátesis úrica y tenía cálculos ve- sicales que comprobamos inmediatamente despues de operado. Obligado el paciente 4 ausentarse algunos dias despues, fué nuevamente operado en los Estados Unidos por la uretrotomía externa, la que permitió, ensanchando la incision, extraer algu- nos cálculos. La estrechez, seccionada por la uretrotomía inter- na, se había reproducido en un grado mayor. Seis años más tarde vimos al Sr. F. en Paris y conservaba el calibre del canal, aunque sufriendo las alteraciones de su veji- ga hipertrofiada, disminuida de capacidad, y de frecuentes formaciones calcáreas. Esta segunda operacion estuvo exenta de complicaciones. -Onservacion VII.—El Sr. C. F. en N. Orleans, de 70 años, hacía más de cuarenta que sufría de la vejiga. Operado ocho años ántes por Maisonnenve, en Paris, de una estrechez del bulbo, quedó por algunos meses curado, 318 De vuelta á su país, la angustia uretral se reprodujo, si cabe, en mayor grado, La orina salía gota á gota y por largo tiempo fué sometido sin ventajas á la dilatacion. Léjos de mejorar, el uso de las bujías producía accesos febriles; se decidió á no emplearlas. "Tuvo varias retenciones y en una última que puso en peligro su vida, no habiéndose podido practicar el cateterismo, se le hizo la puncion subpu- biana de la vejiga y se colocó una algalia permanente. Dos meses pasó en estas condiciones, y consultado, porque el enfermo no podía soportar la presencia de la sonda, opiné que nada podíamos acordar miéntras no ensayásemos nueva- mente el cateterismo. Fuí encargado de practicarlo. Debo advertir que desde que se practicó la puncion, el en- fermo no tuvo una sola gota de orina que saliese por el canal, lo que dió lugar á que se creyera que estaba completamente obturado. Al segundo dia de intentar el caterismo logré pasar una bujía de ballena, número 1, por una estrechez larga de todo el bulbo, y al penetrar en la region membranosa distinguí clara- mente la presencia de cálculos en el canal. Pasada la bujía á las ocho de la mañana, decidimos practi- car á la una del mismo dia la uretrotomía externa, sirviendo ella de conductor. Cloroformizado el enfermo, y principiada la incision un po- co más adelante de la coartacion, el cirujano operador tuvo la desgracia de cortar la bujía conductora á la entrada de la es- trechez. Perdió la serenidad, y con las tentativas que hizo para encontrarla deformó la herida, imposibilitando la introduc- cion de una nueva bujía. Mi amigo el Dr. Horstmann, que asistió á la operacion, se- cundó mi idea de abrir el 0 de atrás adelante, yendo á buscar los cálculos que yo habia diagnosticado en la region membranosa, para que nos guiasen, y sólo terminar la opera- cion sin conductor, en el caso de no poder penetrar en la es- trechez por la region membranosa. Aceptado que ¿fué este proceder, fuí encargado de practi- 319 carlo, Una incision transversal, como á uno y medio centíme- tros del ano, me permitió descubrir, como en la talla prerectal, la extremidad anterior de la próstata. Inmediatamente á la próstata se encontraba aplicado un cálculo del tamaño de un garbanzo, sobre el que hice una puncion, é introduciendo por ella una sonda acanalada muy fina y flexible, tuve la satisfaccion de verla aparecer en la he- rida anterior, despues de haber recorrido toda la estrechez del bulbo. Guiado por ella, dividí todos los tejidos comprendidos entre las dos incisiones. Habia trece pequeños cálculos en la region profunda y la extremidad de la sonda cortada se encontraba en la vejiga, de donde la extrajimos fácilmente con unas pinzas de curacion. Retirada la algalia del vientre, la orina salió por la herida durante muchos dias. La cicatriz fué perfecta, y el enfermo curó sin accidentes de ningun género, teniendo la fortuna de ver cicatrizarse la herida de la puncion del vientre, á pesar del tiempo que conservó una algalia permanente. El operado falleció seis años despues, sin que en ese tiempo hubiera tenido la más leve dificultad para orinar. Orservacion VIM.—El Sr. A. V., de más de 60 años, sufría hacía como treinta de una angustia uretral que atribuye al traumatismo. En 1868, cansado de sufrir, accesos de fiebre que juzga de origen palúdeo y de grandisimas dificultades para orinar, consiente á duras penas en dejarse sondar: ¡tantos temores le infundían los recuerdos de padecimientos que había experil- mentado en otras tentativas de cateteris:mo! Libre el canal en toda la porcion peniana, permite llegar al bulbo con los instrumentos de mayor calibre. En la region bulbar sólo puede penetrar una bujía número 2, que se detie- ne al llegar á la membranosa. Cambiando la bujía flexible de goma por una rígida de ballena, reconozco detrás de la coartacion que hay un cuerpo extraño, duro, áspero y resistente que impide pasar el instru- mento. 320 La sensacion era inequívoca, provenía de un cálculo que era fácil explorar exteriormente. Despues de infinitas tentativas, logré penetrar en la vejiga, pasando, como más tarde se comprobó, entre el cálculo y la pared del canal. Propuse al enfermo hacer su extraccion por el perineo, prometiéndole que á la vez quedaría curado de su estrechez. Todo fué inútil, y la operacion obstinadamente re- chazada. Sirviéndome de la bujía de ballena de conductor para des- lizar por ella una algalia metálica del número 3, terminada en bordes cortantes, hasta llegar al cálculo, tuve la fortuna, ha- ciéndole girar circularmente sobre él, de perforarlo 4 los po- cos dias. , Desde entónces la orina salió fácilmente, cesaron los accesos de fiebre, y si bien no fué posible en el tiempo que asistí al enfermo lograr más dilatacion.de la estrechez, que la que permitió penetrar una sonda número 4, ésta se conservó has- ta el año de 1878, en que los padecimientos de la vejiga deci- dieron al pS 4 aceptar la operacion. En el mes de Setiembre del misino año, trasladado á Nueva York, fué practicada la uretrotomía externa por el Dr. Gou: ley. La incision, á la vez que dividió toda la estrechez, permi- tió extraer el cálculo. El estado general grave de este señor, las alteraciones que existían en la vejiga y las que temíamos del riñon, nos hi- cieron titubear ántes de emprenderla. Los síntomas urémicos, que presentaba, se aygravaron considerablemente á los tres ó cuatro dias de operado. Afortunadamente 'el estado de sopor en que cayó el pacien- te nos permitió emplear un tratamiento activo y eficaz, ántes rechazado por las convicciones médicas de que estaba imbuido el enfermo: era un fanático homeópata. El operado fué eterizado: no hubo hemorragia, y la vejiga enormemente dilatada contenía más de una libra de pus. La convalecencia fué larga, penosa, yla curacion se ha sos- tenido. 321 La infeccion purulenta y la erisipela, de que tambien estu- vieron libres nuestros operados, son dos afecciones que consti tuyen las complicaciones más temibles de" las heridas necesi- tadas por el método sangriento. Estas dos complicaciones, posibles aunque raras en nuestro clima, bastarían, si no para condenar enteramente, por lo mé:- nos para reservar á casos excepcionales la uretrotomía peri- neal, Esta exclusion, que fué legítima ayer, ru es hoy acepta- ble: la cirugía contemporánea ha sufrido en estos últimos afios una revolucion inmensa debida al genio de Lister. Lister, en efecto, por el descubrimiento de su método, ha alejado los límites de la intervencion quirúrgica, ha disminui- do los peligros de las heridas, y suprimido algunos de los más terribles, que no ha mucho constituían la desesperacion del cirujano. La infeccion purulenta, la erisipela y la podredumbre de hospital, complicaciones debidas á la viciacion del aire por gérmenes bacterianos, han perdido el derecho de domicilio en- tre los accidentes de las heridas, desde que la curacion anti- séptica fué imaginada. “Con la desaparicion de los accidentes causados por el des- arrollo de gérmenes infecciosos, no "existe razon para admitir que la division perineal sea una operacion grave, puesto que las solas muertes que puedan imputársele serán las de los pacientes que sucumban por lesiones avanzadas de los órga- nos génito-urinarios, principalmente del riñon, ó por otra perturbacion preexistente. La uretrotomía interna, por el contrario, además de las muertes causadas por las mismas pnácohaS, reclamará para ella los casos desgraciados, que sólo podrán atribuirse al empleo de las maniobras operatorias que necesita; tales como las muertes por hemorragias, por infiltracion de orina y la fiebre uretral. La uretrotomía externa, contra la que nadie protesta ni condena, porque ha hecho sus pruebas, tiene otros títalos pa - ra ser preferida á la interna en condiciones de eleccion: sus T, xvi. -—41 322 resultados ulteriores son mucho más favorables; las recidivas son excepcionales y permiten prometer una curacion que se prolongará por muchos años. ' . Soctiepap pe Socorros Murvos para Los MepIcos DE LA PROVINCIA DE LA Hañpana.— ÁTENDIBLE MANIFESTACION. Hacemos nuestra la siguiente invitacion dirigida por la be- nemérita “Sociedad de Socorros Mutuos” á los médicos de esta Provincia: su solo nombre justifica la necesidad de que todos acudan á ayudarla en el noble propósito de tender una mano caritativa á cuantos en el seno de nuestra clase gimen aislados ó con sus familias bajo el peso de la miseria; y es de esperarse que esa invitacion sea acogida con agrado y hasta con entusiasmo por los que ejercen tan noble profesion.—Si en el ejercicio de ésta, rinde á cada paso el médico eficacisimo tributo 4 la general asistencia del misero y desvalido enfermo, que exento de recursos espera de él una gratuita asistencia, un saludable consejo Óó una curacion bienhechora, que jamás se remuneran con otra cosa que con la propia satisfaccion ó acaso con un agradecimiento estéril, ¿por qué motivos habría- mos de permanecer renuentes cuando se trata de nuestros compañeros caidos en desgracia; de nosotros mismos, que no tenemos la seguridad de subvenir siempre á las más apre- miantes condiciones de la existencia; y de nuestras queridas familias, quizás expuestas algun dia á sufrir las amarguras de la escasez y de la pobreza?—Si santo es el objeto de dicha Institucion, si corta la cuota de ingreso, si modesta la bimes-- tral con que debe contribuir cada asociado, y honradas las personas qne manejan sus intereses, —no estimeis impertinen- tes, 0h amigos y compañeros!, las palabras que aquélla os di- rige ahora; sino acudid por el contrario, solícitos y presurosos, á su llamamiento.—Y los que entre nosotros considerasen, por desgracia, que ese sacrificio es superior á las circunstancias que los rodean y que los abruman, ¿no podrán acaso comprar un : 325 ejemplar de las obras que dos distinguidos y generosos pro- fesores han cedido y que la Sociedad vende 4 muy módico precio ($2 bb.) para aumentar sus recursos? El Dr. D. Eduar- do Fontanilles publica su interesante “Apología del Médico,” remite 200 ejemplares á nuestra Academia de Ciencias Médi- cas, con la laudable intencion de contribuir al alivio de las clases menesterosas, y dicha Corporacion no vacila en poner- los á disposicion de la de “Socorros Mutuos,” como el mejor modo de llenar los deseos de su ilustrado autor. El Dr. D. Agustin W. Reyes acaba de dar á la prensa su “Ensayo sobre el vómito de los criollos 6 fiebre de borras de los niños,” asun- to de interés palpitante, y en la última sesion de la Sociedad de Estudios Clínicos ha invitado á numerosos colegas allí reu- nidos á comprar los cincuenta primeros ejemplares para asig- nar á su producto el mismo destino. —Y ya que de los 300 médicos, poco más ó ménos, avecindados en esta al parecer opulenta capital, apénas pasan de 50 los que figuran como miembros de la referida “Sociedad ”—oportuno y conveniente ha sido el invitarles para que procuren los más ingresar en ella - y para que vayan los ménos á contribuir con algun óbolo, por modesto que sea, d obra tan meritoria.—Dad, pues, lo que pudiéreis; pero dad siquiera alguna cosa en beneficio de nues- tros desgraciados compañeros! * H6 aquí la circular recomendada: “La Asociacion de Socorros Mutuos de la Provincia de la Ha- bana entra en el tercer año de su existencia, y entra con un capital de más de -$3,000 oro, de los que $2,500 se hallan convenientemente asegurados en una hipoteca que reditúa el 10 p.2, quedan do el resto depositado en la Caja de Ahorros. “Esta situacion revela con indiscutible elocuencia que los miembros que aceptaron el compromiso de coadyuvar á tan humanitaria obra, y que supieron serle fieles, han cumplido su deber, contribuyendo á la conservacion y desenvolvimiento de nuestra, por desgracia, poco alentada Sociedad. “Empero, por evidente que sea aquella circunstancia, no es ménos cierto que esa situacion resulta modestísima y que ese 324 k desenvolvimiento es y tiene que ser lento, muy lento, y por lo tanto muy distante todavía de la deseada amplitud con que una asociacion de esta clase debe desarrollarse, si ha de llenar convenientemente el noble y benéfico objeto que las constitu- ye, miéntras sólo cuenten, como en nuestro caso acontece, con un número relativamente exiguo de socios, condicion que en último resultado se traduce y seguirá traduciéndose en escasez de elementos para el cumplimiento del fin trascendental que presidió á su creacion: el alivio de infortunios, siempre posibles. y respetables, con la garantía de la estabilidad y sin la abru- madora presion de la limosna. “De aquí la necesidad del concurso pe todos nuestros com-- profesores; tanto de aquellos que, favorecidos por la fortuna, disfrutan de más d ménos cómoda y desembarazada posicion social, como de los que, con un presente poco ó nada risueño, en la lucha por la existencia llevan dentro de sí y repercuten en el hogar las siempre depresivas vacilaciones y angustias de la justa aspiracion no satisfecha, del asiduo trabajo sin ó con mezquina renumeracion, de le escasez que desespera, de la miseria que aniquila. A los primeros recordaremos que na- die está seguro del porvenir; que ante ese inmenso é impene- trable abismo pueden los felices de hoy ser los desheredados de mañana; que la desgracia imprevista, ya por reveses de la suerte, ya por la impotencia de la enfermedad ó por la muer- te prematura ó inesperada, puede lanzar en las horribles os- curidades de la miseria á los séres queridos que constituyen la familia; que tal vez en ese pequeño óbolo que hoy entrega se encuentra latente el modesto, pero tranquilo y seguro bie- nestar del mañana. A los segundos les diremos que la lógica de la adversidad suele ser cruel, sin piedad, haciendo más di- fícil el dia que sigue que el que le precedió, y que, en este posible y gradual descenso, consolador es tener la seguridad de que, cualesquiera que sean los embates del infortunio, no podrán alcanzar hasta hacer ilusoria la satisfaccion del derecho al bienestar material que supo conquistar con el ingreso en nuestra asociacion, -325 “Bajo tales inspiraciones, y en la persuasion de las simpatías que hácia ellas y hácia el benéfico y práctico pensamiento que sintetiza esta Sociedad, no es posible que deje V. de abrigar, de conformidad por otra parte con el acuerdo de su Junta Di- rectiva, tenemos el honor de acompañarle un ejemplar del Reglamento que nos rige, no sin llamar su atencion hácia el artículo 92, respecto del cual se han hecho modificaciones que facilitan desde luégo el ingreso en la Asociacion, pues queda reducida la cuota de admision á $8-50 cts. oro, y la semestral se ha hecho bimestral 4 razon de $2-123 cts. oro. “En tal concepto, y con entera confianza en la excelencia de los sentimientos y en la rectitud del juicio que á V. distinguen, nos permitimos igualmente incluirle la adjunta peticion de ingreso, que no dudamos se servirá V. aceptar, autorizándola con su firma y cooperando de tan noble manera al merecido engrandecimiento de esta Sociedad. “Somos de V., con la más distinguida consideracion, afectuo- sos comprofesores y atts. s. s. q. b. s. m.,—El Secretario, L. Echarte.—El Tesorero, J. Santos Férnandez.—El Presidente, 4. Díaz Albertini.” INFORME SOBRE LAS AGUAS MINERO-MEDICINALES DE LA ÍsLA DE CUBA; por el Dr. D. José Beato y Dolz. (SEsION DEL 8 DE NERO DE 1882.) Por el Ministerio de Ultramar se comunicó, con fechu 26 de Abril de 1881, al Gobierno General de la Isla de Cuba, la Real Orden siguiente: “Excmo. Señor: La importancia y efecto de las aguas mi- nerales se aprecian mejor cada dia por la facilidad que las vías de comunicacion ofrecen para aprovecharlas. La estadís- tica de este ramo, que constituye una parte principal de la Administracion pública, no es bastante conocida por lo que 4 Cuba se refiere, Por tanto, á fin de adquirir una idea, si no exacta aproximada al ménos, de los manantiales y estableci- 326 mientos balnearios de esa Isla, S. M. (q. D. g.) ha tenido 4 bien disponer se manifieste á V. E. la conveniencia de que remi- ta á este Ministerio una Memoria 6 relacion compreusiva de los puntos siguientes, y demás que se ocurran al ilustrado crite- rio de V. E. “¿1.:—El nombre del manantial ó fuente, jurisdiccion ó dis- trito municipal donde se halle situado, distancia á la pobla= cion de alguna importancia, más próxima, y medios de comu- nicacion. “2.—Naturaleza Ó designacion geológica de los terrenos donde brotan las aguas y su altura sobre el nivel del mar. “3"—Propiedades físicas de las aguas como calor, olor, sa— bor, transparencia, desprendimientos de gases, depósito de materias sólidas y peso específico. . “4 —Temperatura de las aguas tomada con un termóme- tro centígrado de mercurio, expresando si las observaciones se hacen en el punto de orígen, en un estanque, grifo, etc. “5.—Propiedades químicas de las aguas clasificadas en los seis grupos de sulfurosas, acidulas, ferruginosas, salinas, alca— linas y azoóticas Ó nitrogenadas, con las diversas subdivislo— nes que derivan de estas clasificaciones. ““6.“—Nombre y condiciones facultativas de las personas que hayan hecho los análisis minerales, acompañando á este Ministerio dos ejemplares de las Memorias de las aguas sl existiesen. “7. —Nombre, situacion y condiciones de los edificios ó es- tablecimientos de baños, habitaciones, precios de hospedaje; si tienen pilas separadas Ó albercas Ó piscinas, y producto que rinden anualmente á los dueños; concurrencia de bañistas por año, y condicion social de los mismos, “S?—Noticia de si las aguas ó baños son peto al Estado 6 4 los municipios ó á particulares, expresando en este caso el nombre del propietario y si explota por sí ó en arriendo las aguas, “9..—Y finalmente los nombres de las personas que se ha- llan al frente de los establecimientos balnearios, ó de los ma- 327 nantiales y fuentes minerales que estén consideradas como de propiedad particular, manifestando, si son facultativas, las clases de sus títulos académicos.” Con fecha 4 de Junio del propio año de 1881, por disposi- cion del Excmo. Sr. Gobernador General, se dió traslado á esta Real Academia de la preinserta Soberana resolucion, á fin de que dicha ilustra da Corporacion, “en la cual, á no du- darlo, han de haberse verificado los prolijos estudios que exi- ge la materia de que se trata, se sirva suministrar los datos que se interesan, en la forma y con la extension qué considere más conveniente al objeto que el Gobierno Supremo se pro- pone.” Al acusarse recibo de la precedente comunicacion por el Iltmo. Sr. Presidente de esta Real Academia de Ciencias, se manifestó oportunamente (Junio 9 de 1881) haberse consulta- do á la Comision de Baños y Aguas Minerales, que en ella existe, para que se sirviese allegar cuantos datos y noticias es- tuvieren 4 su alcance, “pues aunque la Academia no ha dejado de ocuparse en asunto de tan vital interés, los escasos recursos con que cuenta no han podido, sin duda, permitirle practicar los prolijos y extensos estudios que se reclaman y á4 que tendrían que dedicarse Comisiones ad hoc, nombradas y subvencionadas por el Estado, para visitar los lugares y em- prender investigaciones físico-químicas, geológicas, médicas y de todo género, conducentes al fin anteriormente señalado. Pero deseosa la Real Academia de satisfacer el propósito del - Supremo Gobierno, tratará de llenar el cometido que S. E. se ha. servido confiarle, siquiera sea imperfectamente.” Y la Comision de Baños y Aguas Minerales viene ahora á4 desempeñar, aunque imperfecta é incompletamente, ese come- tido. 1. Muchas y variadas cuestiones tendríamosque resolver, si atendiésemos al espíritu de la circular que hemos leido, para hacer un trabajo que corresponda al llamamiento que el Mi- nisterio de Ultramar nos hace. Mas como quiera que trabajos de esta índole necesitan los esfuerzos reunidos de una Comi- 328 : sion de profesores médicos, químicos y naturalistas, con re- cursos disponibles para practicar los análisis, investigaciones y estudios necesarios en cada localidad y en los innumerables manantiales que existen en toda la Isla; á pesar de nuestros buenos deseos en pro de la Higiene, de la Estadística y de la Administracion pública, nos vemos imposibilitados para lle: nar debidamente nuestro cometido, contestando á cada una de las preguntas de la circular aludida. Afortunadamente, de . pocos años á esta fecha, la Hidrología médica de Cuba, si la circunscribimos al Departamento Occidental, está en vía de progreso, gracias á los esfuerzos de algunos químicos distin— guidos entre los que descuellan Casaseca, Aenlle, Caro, Ma- chuca y Rovira y los PP. Escolapios, que han analizado va- rios manantiales, y de médicos estudiosos que han escrito mo- nografías de algunos sitios termales del Departamento Occi- . dental. Concretado nuestro trabajo á este Departamento, casi podría satisfacer, bajo cierto punto de vista, los deseos del Ministerio de Ultramar, dejando el encargo á' nuestra Real Academia de conseguir y enviar los ejemplares de las Memo- rias de Hidrología de Cuba que hasta la fecha han aparecido, y de donde hemos tomado la mayor parte de los datos para la redaccion de esta Memoria. 2. Hemos dicho que los manantiales minerales abundan en toda la Isla, y probablemente todas las medicaciones pueden llenarse con el uso de nuestras aguas, sin tener que solicitar "las del extranjero; pero poco conocidas las unas, sin análisis las otras, no se puede fijar su verdadero valor terapéutico. En cuanto á establecimientos mínero-termales, propiamente hablando, carecemos de ellos. El de San Diego de los Baños, á pesar de la numerosa clientela que afluye anualmente para seguir un tratamiento mínero-termal y de tener para su servi- cio un médico, que es el Dr. D. Manuel $. Castellanos, y un concesionario inteligente, que es el Sr. D. Julio Durége, deja mucho que desear como. establecimiento hidro-termo-mineral. Los otros lugares de baños carecen de establecimiento: una ó más pocetas cubiertas por un techo de pencas de guano ó 329 palma, sostenido por cuatro ó más troncos del mismo árbol, con paredes de yagua, fabricado ad hoc, sólo para la estacion, constituyen todo el edificio balneario, que en algunos está algo mejor construido, con paredes de mampostería y techos de teja. De estos manantiales algunos pertenecen á particulares, que hacen pagar los baños á precios convencionales; los otros, cedidos al pueblo por sus antiguos dueños, probablemente pertenecen hoy á sus Ayuntamientos, se toman grátis y están muy mal servidos y peor cuidados. Carecen de médicos, y si los hay, son los establecidos en la localidad próxima al lugar donde están situados, que son consultados, no para que dirijan el tra- tamiento termal, sino cuando se presenta en el individuo algu- na afección inesperada; pues para el tratamiento termal, esto es, para saber la cantidad de agua que se ha de tomar, la dura- cion que ha de tener el baño, el manantial que se ha de usar, etc., para eso no hay necesidad de médico; este papel lo des- empeña el más veterano de los bañistas, esto es, aquel que porque le han probado bien las aguas anteriormente, ha to- mado ya tres ó cuatro estaciones; ése conoce mejor que nadie las aguas y dirige mejor que nadie el tratamiento. Hay ade- * más, en casi todos esos pueblos de temporada de baños, viejas cuarteronas, variedad de brujas ó gitanas de feo semblante y ridícula figura, que Cuentan mil historias sorprendentes de curaciones que han hecho y que tienen sus clientes á quienes - acompañan al baño, les sirven de criadas, llevándoles la ropa, y las dirigen en el tratamiento; y hay todavía entre los bañis- tas quienes prefieran sus consejos á las razonadas indicaciones de un facultativo. Tales errores están aún bastante arraigados en algunos bañistas, y sólo la educacion de éstos y la constan- cia de los facultativos podrán sobreponerse poco 4 poco 4 prác- tica tan antigua como ridícula; y digo poco á poco, porque si se quisiera imponer un facultativo y exigir que se le consul- tase, ántes de bañarse, muy pocas personas se bañarían y mu- chas ménos irían á tomar baños, porque allí va cada uno con su plan curativo trazado por el médico de su confianza, que qui- zás sólo conoce de oidas las aguas que va á tomar su cliente. T, XVHI.—42 330 Con estas ligeras indicaciones, abreviaremos inútiles repeti- ciones al tratar de cada manantial en particular; trataremos únicamente de lo que existe en la actualidad en cada estacion termal; y al omitir su temperatura, análisis química, aplica- ciones terapéuticas, médicos que los sirven, estudios de terre- ny, etc., etc., así como lo que respecta 4 contribuciones, es porque se ignoran esos datos, por no estar aún bastante cono- cidos ni estar explotados, 4 pesar de que muchos de esos ma- nantiales son abundantísimos y muchos de ellos, por los infor- mes y relaciones de personas fidedignas, son mineralizados y han obrado sorprendentes curaciones. Estas indicaciones nos harán pasar por alto muchos manan-: tiales; y en cuanto á otros, como los situados en los Departa mentos Central y Oriental, nos detendremos muy poco, para ocuparnos más detenidamente de los del Departamento Occi- dental, que son los más conocidos, más frecuentados y mejor estudiados. 3. No quisiéramos dejar este Departamento sin hacer men- cion especial de los manantiales del Jagitey, que en número de diez Ó doce se hallan situados 4 16 kilómetros de Sagua la Grande y conocidos con el nombre de Baños de Amaro; están á la intemperie, y segun el Ldo, D. Jaime Gressa, sus aguas son diáfanas y cristalinas, inodoras, de sabor agrio, picante y á la vez amargo, particularmente las de uno de sus manantja— les, el Jagiiey; su temperatura menor que la del ambiente: contienen carbonato de hierro, sulfato y carbonato de cal, sulfato de magnesia, azufre y ácido carbónico libre; se usan especialmente en los infartos viscerales, amenorreas, clorósis, dispepsias y algunas afecciones del corazon. En la misma jurisdiccion y en un potrero de D. Santiago Cazañas, parece existir un manantial termal, sulfuroso, que dicen asemejarse al 72gre y Templado de Madruga. 4. En la jurisdiccion de Bejucal, brota en el fondo de un pozo de seis á ocho metros de profundidad, en terrenos de D. Ramon Camejo, partido de Arroyo Arenas, un manantial abun- dantísimo de agua minero-medicinal, cuyo éxito en las afec- 331 ciones de las vías digestivas é intestinales ha llamado la aten - cion de los prácticos, debiéndose el análisis de ellas al doc- tor D. Joaquin Fabian de Aenlle: temperatura 20 á4 21%; clasificacion, salino-sulfatadas; encierran carbonato de sosa, carbonato de cal, carbonato de magnesia, sulfato de sosa, sul. fato de potasa, sulfato de magnesia, cloruros de sodio, de magnesia, ácido silícico, óxido de hierro y materia orgánica. De este análisis, dice el Dr. Aenlle, aunque incompleto por no haberse determinado la cantidad relativa de los principios mineralizados que las constituyen, pueden sin embargo colo- curse entre las salinas sulfatadas, semejantes á muchas aguas alemanas y á las de Saratoga. 5. En la jurisdiccion de Santi-Espíritu, existe el manantial Guadalupe; está á la intemperie, en terrenos de D. Pedro Pa- blo Valdivia. El Dr. D. Sebastian Cuervo, que ha estudiado ese manantial, dice: que sus aguas son cristalinas, ennegrecen la plata, depositan por el reposo un escaso sedimento amarillo, exhalan un olor característico de huevos podridos, son terma- les á su salida del manantial, pero se enfrían así que pasa algun tiempo de haberse sacado de él, su temperatura no pasa nun- ca de los grados necesarios para ocasionar una sensacion agra. dable y para dejarse sentir más tibia en los dias en que hace frio. Su temperatura 25% 50 centígrados. 6. En la jurisdiccion de Trinidad están los del Giiije 4 16 kilómetros de esa ciudad, pertenecientes á D. Justo German Cantero; situados estos dos manantiales á la márgen derecha del rio Ay, una parte del año están bajo las aguas del rio de cuya orilla sólo un metro de distancia los separa; se - Jgnora la temperatura y sólo sabemos que exhalan un olor á huevos podridos, que se ven subir del fondo de las pocetas burbujas de un gas, y que se aplican con éxito en las afecciones herpéticas, úlceras rebeldes, enfermedades de las vías digesti. vas, afecciones uterinas y nerviosas. 7. Los manantiales conocidos con el nombre de Ciego Monte- ro, situados en la jurisdiccion de Cienfuegos y distantes de esta ciudad unos 26 kilómetros, son en número de 6, denominados: 332 San José, La Purísima Concepcion, La Caridad, Sta. Ana, El Salado y San Antonio; son en su mayor parte alcalinos, bien que el manantial Purísima Concepcion, uno de los más abun- dantes y más en uso, parece ser sulfuroso-termal con 329 centí- orados: ácido sulfhídrico libre, hiposulfitos e sosa y de-cal, carbonato de magnesia y cloruro de sodio. A este manantial se le ha formado un tanque rectangular de siete metros de largo, cuatro y medio de ancho y noventa centímetros de pro- fundidad. ] El de San José, situado 4 unos cien metros del anterior, es un tanque semejante al ya citado, tiene las mismas propieda- des físicas y químicas; sin embargo, su temperatura es superior, pues fluctúa entre 29% y 30? centígrados y sus principios mi. neralizados son en cantidades más pequeñas. Los manantiales Caridad y Santa Ana son alcalinos, 22% centígrados; sus aguas cristalinas y transparentes tienen un sabor salino soso, despren- den burbujas de ácido carbónico y parecen contener cloruro de sodio, carbonato y-sulfato de cal, carbonato de magnesia, ves- tigios de yodo y de bromo y ácido sulfhídrico. Análisis del manantial Purísima Concepcion por el Dr. Aen. lle; temperatura segun el Dr. Rojas: 32 á 33” centígrados. Olasificacion:—sulfurosa-cálcica. Un litro contiene: Acido sulfhidrico libre..... cantidad no apreciada Aultato de: cal. Pues qua somera. 00,184 aramos: Sulfuro de calcio.... ... O RI Cloruró,de sodio. vias ass DO A Carbonato de cal........... sos 00800 Carbonato de magnesla. .......... 0,050 - 1d. Gloruro de calcio... ds IO) e el Sie. a aña | AlÚMIDA 04... .... Cantidades indeterminadas. . 1 odio: qe E ADO 1 A RAR iaa orgánica, .. 335 8. Los manantiales de Camugiro, á unos diez ó doce kilóme- tros de Puerto Principe, en una hacienda, propiedad de D, Arcadio Pérez, son muchos-y abundantes, están á la intempe- rie y gozan de mucha fama. : El principal de ellos, la Paila, tiene un olor hidrosulfúrico, sabor salado y astringente, enrojece el papel de tornasol, su temperatura 274 28 Réaumur, y son empleadas sus aguas en las enfermedades crónicas de la piel, sifiliticas, reumáticas, del útero y aparato respiratorio. 9. En la jurisdiccion de Holguin, en la hacienda de Magiba- coa, propiedad de D. Juan Vázquez Aldana, á 20 kilómetros de la ciudad Victoria de las 'Punas, hay un manantial, el Ya- rigua, que segun los facultativos de la localidad es termal sulfuroso; 4 pesar de la virtud de sus aguas, no hay ni edificio ni época fijada para los baños, y hasta seiguora la temperatura de sus. aguas. 10. Los manantiales del Departamento Occidental son no so- lamente abundantísimos muchos de ellos, sino ricos en princi- pios mineralizadores; su proximidad á le capital y los medios de comunicacion o fáciles los hacen ser más concurridos. San Diego, Sta. María del Rosario, Madruga, y los de la, Is- la de Pinos, son los más frecuentados y los que más nos ocu- parán en este trabajo, empezando por la descripcion de los baños de San Diego. ¡San Diego de los Baños. Partenece al partido de su nombre, jurisdiccion de San Cristóbal, sobre un auelo accidentado de barro arenoso, con vetas calcáreas á 3 y 3 leguas NNO. de Paso Real y á treinta y dos de la Habana, con una poblacion de 350 á 400 habitan- tes, que en época de temporada, de Febrero 4 Mayo, asciende 4 más de 5,000. El conocimiento médico de las aguas de San Diego data del año 1775; pero durante muchos años el pueblo. era un conjunto de chozas ó ranchos improvisados para la temporada. En1773 se levantó allí una ermita bajo la advo- 304 cacion de S. Diego y fué colonizado por algunos, trabajadores del Hato de San Pedro de las Galeras, perteneciente á4 D. Mateo Pedroso. En 1827 aún no había otro vecindario que unas pobres casas de guano, pues la ermita cons- truida desapareció en un incendio. En 1826 se construyó un mal camino carretero para comodidad de los bañistas enfer mos, que comunicaba con el Jagiijey; y en 1833, invadido por el cólera, acabó con la poca poblacion existente, lo que dió lugar á que se hiciese un cementerio en el punto llamado Sa- bana de Aguas blancas; pero no existió pueblo formal hasta el año de 1844, en que D. Luis Pedroso, heredero de D. Mateo, emprendió la edificacion del caserio, que contaba sólo 98 pobres habitantes y unos pocos bohíos, trazándose el plano de la actual poblacion por el agrimensor D. Cristóbal Gallegos. En 1850 ya contaba San Diego 120 casas, de las cuales 51 eran de mampostería y teja, y un vecindario de 137 individuos; se edificó una iglesia y un cuartel paralos bañistas militares. Hoy el pueblo tiene 6 buenos hoteles, buenas casas que se alquilan por temporadas, cuatro tiendas mixtas, esta- cion telegráfica costeada por los bañistas etc. etc. Situado el pueblo á la márgen izquierda del Rio Caiguanabo ó San Die- go, cuyo lecho es un vasto banco de piedras azules, de donde brotan infinitos manantiales; los unos, situados en la márgen oriental del Rio, se extienden de N. á $. y llevan los nombres de la Gallina, el Tigre, el Templado; los otros, como el Leon- cito, el Leon, el Acerado y el Sta. Lucía son pequeños y sur- tidores de la orilla occidental; el Huevito, la Paila y otros inferiores en el centro del mismo rio. El establecimiento balneario de San Diego encierra tres pis- cinas y doce bañaderas; el Templado es el manantial más abun- dante: derrama próximamente ochocientos cincuenta litros por minuto y el Tigre ciento setenta; ambos manantiales, aunque situados 4 alguna distancia el uno del otro, parecen tener iguales caractéres físicos é idénticas propiedades químicas. El primero derrama sus aguas en dos tanques de ladrillo y cimento romano, con piso de madera, de 8 metros cuadrados 335 poco más ó ménos, con noventa centímetros de profundidad. Uno está dedicado á las señoras y el otro á los caballeros; y el Tigre, que es una poceta circular de 6 metros de radio y 'y 0020 de profundidad, está reservado para la clase de color. El derrame del agua de estas tres piscinas va 4 unirse con las aguas del rio que encierran en sí los principios mineraliza- dores de los otros manantiales que brotan en su lecho; prodi- glosa mezcla efectuada por la misma naturaleza, que alivia y cura miles de sufrimientos. De este conjunto de aguas queda formada una vasta poceta de 40 á 50 metros de largo por 30 de ancho, y de tres metros de profundidad en algunos puntos, donde pueden los enfermos disfrutar, además de la accion de las aguas, de los ejercicios de la natacion. Un vestuario de 20 metros de largo y 6 de ancho con piso de madera, con escale- ras para bajar al baño, cubierto de un techo de tabla que sobresale hasta mitad del rio y los costados formados por un toldo de lona, forman un salon fresco y delicioso. Del análisis físico-químico, hecho por el Dr. D. Joaquin Fabian de Aenlle, resulta que las aguas del Tigre y Templado son diáfanas y transparentes en el manantial, pero que se en— turbian al poco tiempo de colocarlas fuera de las condiciones que les son propias, concluyendo por precipitar una pequeña cantidad de un polvo ligeramente amarillo. En el manantial depositan copos y filamentos gleriformes y están constante- mente desprendiendo una cantidad considerable de burbujas de gas, que aumentan Óó disminuyen en proporcion con la can- tidad de agua contenida en el tanque y, por lo mismo, con la presion ejercida por ésta. Su olor es penetrante, característico del ácido sulfhídrico, que se percibe á más de 40 metros del manantial, con más intensidad por la mañana á la salida del sol, Sabor nauseabundo acabada de sacar del manantial, que se modera al contacto del aire al cabo de ocho ó diez horas, Su temperatura de 33” 50 á todas horas del dia, no obstan- te los cambios experimentados por el aire que las rodea entre los 18%50 y 22%25 observados á la sombra por la mañana, á las 12 del dia y por la tarde. El Dr. Castellanos, médico del 336 Establecimiento, asegura que en el año pasado de 1880 la tem- peratura era más elevada de un grado que en los años anteriores, pues si siempre el termómetro centígrado; sumergido en dichas aguas, le había marcado 33* centígrados, en este año ha seña— lado 34%. Su densidad, tomando por tipo el agua destilada representada por 1,000, le corresponden 1,014. El calor las enturbia ligeramente, dando lugar, así que se enfrían, á un precipitado blanco amarillento.—Electricidad: constantemen- te están desprendiendo una cantidad considerable de este fitido, debido sin duda á las reacciones químicas queen ella se verifican, lo que pudimos apreciar con exactitud, valiéndo- nos de un electrómetro condensador. Caractéres químicos. —Enrojecen débilmente el papel azul tornasol cuando se conserva en ellas algun tiempo, y con más ia tensidad si se coloca fuera de su contacto, de modo que reciban los vapores desprendidos de su superficie; el mismo fenómeno se Observa con la' tintura de violeta. Tratadas con el nitrato de plata, precipitan en copos blancos que se vuelven morados al «¿contacto de la luz, insolubles-en el ácido azoico concentrado y solubles en el azouro de hidrógeno. Por el nitrato de barita precipitan un polvo blanco inatacable por el ácido sulfúrico: Con el sulfato de sosa hasta la saturacion, precipitado en el primer momento de un polvo blanco y otro despues blanco, pe- ro bajo la forma de copos, agregándole al líquido filtrado unas gobas de amoniaco. Con el ciano-ferrito potásico y la adicion de unas gotas de ácido clorhídrico, ligera coloración azul que de- saparece al poco tiempo. Con el azouro de hidrógeno, enturbia- miento y precipitacion de un polvo blanzo. Con el carbonato de potasa, precipitado blanco abundante, soluble en el'ácido azoico con desprendimiento de ácido carbónico. Con el ácido sulfúrico, ligera efervescencia con desprendimiento de áci- do sulf hídrico. Con el ácido arsenioso en disolucion, precipi- tado amarillo claro, soluble en amoniaco. Cou el nitrato de plomo, en el primer momento se enturbian y toman un color de café con leche, y luégo precipitan un polvo pardo oscuro- Con el tartrato doble de antimonio y potasa, precipitado ama- 337 rillo de naranja. Con el oxalato de amoniaco neutro, precipi- tado blanco. Con una sal de protóxido de cobre, precipitado color de chocolate. Con el cloruro de platino, ninguna reac- cion apreciable. Con una disolución acuosa de almidon y unas gotas de ácido clorhídrico, ninguna reaccion. Con el cloruro de sodio, precipitado blanco soluble en ácido azoico. Con el aparato de Marsh, modificado, ninguna mancha ni reaccion caracterizada. De esta investigacion practicada en el mismo edificio de los baños, sin que las aguas hubiesen sufrido alteracion, resulta que un litro contiene: Acido sulfhídrico libre....... 0'152 gramos. Acido carbónico libre........ 0062 id. SulMuro de calcio UTA: mee Sulfato de: calada to DEA 0'838 11d: Gloraro/de sadid a es ito ade 0:082" “dl: Bicarbonato de magnesla...... 0080 id. A A e RN 0006 id. Acido silícico. ...... E E Carbonato de hierro....... ' Cantidades sin III A EN (determinar. Azoe y materia orgánica ... | Manantial “La Paila.”—Ya hemos dicho que La Paila es una poceta natural formada por el cauce del rio, los desagiies del Tigre y del Templado y de una infinidad de otros manantiales que brotan del mismo lecho; de aquí la diferencia de tempera: tura que se nota en distintos puntos de la poceta y que varía entre 220 y 26" centígrados; su densidad 1,008. Un litro contiene: O CA 0850 gramos. Cloruro de sodio..... oa 0022 id. Bicarbonato de magnesia. .... OU 1d. A CIAO QAEDODACO SRT 0084 1d. AA a aa aaa a aa O'0L2% 1d. T. XVIM.—43 Acido sulfhídtico libre..... | Silicio o EE Cantidades in- Carbonato de hierro. ..... ed bae Oxigeno... | determinadas. (1) El anterior análisis demuestra que las «aguas del Templado y Tigre són sulfurosas cálcicas, termales; y las de la Paila sul- furosas—cálcicas—frlas. Azoe y materia orgánica. RES Baños av Martin Mesa. Situados en la jurisdiccion de Guanajay, á 46 kilómetros de- la Habana, á un kilómetro de la ¿alzada que une la villa de Gua: najay con el puerto y pueblo del Mariel, distante cinco kiló- metros de éste y seis de aquella villa. Los baños de Martin Mesa, por la facilidad de-comunicacion, por la bondad y abundancia de sus manantiales, si fuesen bien conocidos, harían competencia 4 los renombrados de San Diego. Están situados á 48 metros sobre el nivel del mar, en un terreno quebrado. que media entre las lomas llamadas Mesa del Mariel y del Cuzco. El Dr. D. Eusebio Crespo del Conde, de quien tomamos los datos que de estas aguas poseemos, se expresa en estos tér: minos: “Es preciso haber estado en estos baños para comprender la perspectiva tan pintoresca que ofrecen: cerros coronados de palmas y cotos, valles extendidos de cañaverales surcados de guardarayas y cercas, serpenteados por arroyos de agua pu- ra y cristalina; sitios de labor, cuyas casas de yagua y emba- rrado bli quen entre la verdura de frondosos mangos; grandes ingenios á más Ó ménos distancia, que se confunden con pueblos por la vasta extension de sus fábricas; la carretera nueva que parece se dilata en forma de cinta al pié de los ba- ños, las gigantescas lomas del Cuzco, la lozana y sorprendente [1] Apuntes para el estudio de las aguas mínero-medicinales de la Isla de Cuba por D. Joaquin Fabian de Aenlle. 339 vegetacion de Cuba; todo, en fin, contribuye á ofrecer al ba- ñista los encantos admirables de la naturaleza.” La historia de estos baños se asemeja en sus primeros tiem- pos á la de los de San Diego; si éstos se descubrieron por la cura maravillosa de “taita Domingo,” los de Martin Mesa tuvie- ron otro taita, negro esclavo del ingenio “Cañitas,” que con una úlcera rebelde en una pierna, se huyó á un monte que ocultaba el manantial, y álos dos meses, acosado por el hambre se presentó al dueño D. Joaquin Peñalver y le manifestó ha- berse curado á los 25 6 30 dias de estarse bañando y tomar el agua de una fuente muy hedionda que estaba en el monte. Este hecho llamó la atencion del dueño de la finca y de los facultativos, que empezaron á recomendarlos á4 aquellos de sus pacientes á quienes creían estarles indicados. En el año de 1833, adquirió D. Martin Mesa esos terrenos, y trabajando puso los baños en el estado en que hoy se encuentran. En direccion de E.40.,en lo alto de úna loma de terreno cuabal, hay una calle espaciosa, formada por 16 6 18 ranchos de yagua y guano ca- paces para alojar otras tantas familias, tres buenas casas de tabla y teja con espaciosas habitaciones, una glorieta, una fon- da, un establecimiento de víveres, y al extremo. de la calle el establecimiento de baños. En el centro de un estanque ó piscina de 7 metros cuadrados y dos de profundidad, que sirve de baño general para ámbos sexos, con sus horas señaladas, brota un copioso manantial; por medio de compuertas se vacía y se limpia, pasando el agua de este primer estanque á un segundo de las mismas dimensiones, donde se bañan las personas de color; de esta segunda piscina va el agua á una tercera, donde se bañan los individuos de color con úlceras, ú otras afecciones de la piel, repugnantes á la vista; y de aquí se le da libre curso. Las tres piscinas están aisladas por paredes de mampostería, cubiertas de guano. Lín- tre los demás manantiales citaremos el pocito, que sólo se em- plea para beber. s Estas aguas pueden colocarse entre (ds sulfurosas-minera- les frias, su temperatura es de 17? centígrados, son claras con 340 un viso azuloso, transparentes, exhalan un fuerte olor á hue- vos podridos que se percibe á gran distancia, siendo más intenso cuando la atmósfera está cargada de electricidad, y por las mañanas, cuando está más baja la temperatura. Este olor desaparece en gran parte, cuando el agua ha esta. do expuesta al aire algun tiempo y mucho más si se agita: el sabor es parecido al olor de las mismas, desabrido y nausea- bundo, desapareciendo por las mismas causas que el olor. . Estas aguas contienen una gran cantidad de una materia untuosa, probablemente la barejina, que se pega á las paredes del baño y al cuerpo de los bañistas, conservando éstos por muchos dias un olor fuerte á azufre. Además, por medio de la coccion ablandan las legumbres perfectamente, blanquean no- tablemente las carnes, ennegrecen la plata y otros metales, y en su nacimiento desprenden burbujas de aire. “No puedo presentar, dice el Dr. Eusebio Conde, cuyo trabajo copiamos literalmente, un análisis exacto proporcional y cuantitativo de las sustancias que entran en disolucion en estas aguas, porque esperaba á la Comision nombrada por el Gobierno, para con bue- nos aparatos hacer el análisis y rectificar aqueilos en que estu. viese equivocado: sin embargo, manifestaré los principios que más predominan en ellas y que he obtenido en mayores proporciones. “Estos principios los unos son volátiles como el pas ázoe, el sulfhídrico libre y el ácido carbónico; los otros son fijos como el carbonato de cal, el sulfato de magnesia, el de potasa, el de sosa, clorhidrato de sosa, sulfuro de sodio y azufre.” Baños sulfurosos termales de San Vicente. Situados en el cuarton de San Cayetano, partido de Conso- lacion del Norte, jurisdiccion de Pinar del Rio, á orillas del pequeño rio San Vicente, en cuyas márgenes brotan varios manabtiales, cuyos vapores sulfurosos se perciben á gran dis- tancia, entre ellos hay seis principales, y tomamos su descrip- cion de la Memoria publicada por el Dr. Argumosa en 1879, 341 de la que extractamos igualmente los datos más importantes. 1.”-—Primer manantial. —Situado á 15 metros de la márgen izquierda, á dos metros y medio del nivel de sus aguas, brota de un agujero oval de O m. 15 en su mayor diámetro y 0 m 10 en el menor, abierto en el centro de una roca marmórea que yace casi horizontal y que con el terreno inmediato contribu- ye 4 formar un charco circular como de 1m.50 de diámetro y 0'50 de profundidad, de cuyo centro sale el agua con fuerza hácia arriba, aunque no con tanta que forme surtidor, sobre el nivel del del pocito, desprendiéndose continuamente grue- sas burbujas de gases. Corre despues el agua hácia el $. K, hasta reunirse con el rio, y el lecho del arroyuelo que forma, así como el fondo del charco, están cubiertos de un sedimen- to negruzco, excepto en los sitios de rápida corriente, en que es blanco amarillento. La temperatura 31% 50 centigrados. 2.-- Segundo manantial.—Como 120 metros más abajo que el anterior, á ocho metros de la orilla izquierda del rio y tres sobre su nivel ordinario, brota otra fuente mucho más cau— dulosa. Las condiciones físicas del agua son las mismas, sobre su temperatura constante que es de 30% 20 centígrados. 3."—Tercer manantial.—Enfrente del segundo, como á 130 metros de la orilla derecha y como á seis de su nivel, por de- bajo de una roca caliza, nace otra fuente poco méuos abun- dante que la primera, pero con los mismos caractéres y con una temperatura de 31” centígrados. 4.“—Cuarto manantial (S. Antonio). —En el cauce del arro- yo formado por el anterior, como á 50 metros hácia el rio, y ochenta de éste, brota de una roca marmórea otra fuente más caudalosa que todas las anteriormente enumeradas, despren— diendo en gran cantidad burbujas de gases y con una tempe- ratura de 32” centígrados, aumentando con este refuerzo el arroyo mineral; continúa su direccion perpendicular al rio, y como á 40 metros más abajo y á cuatro metros cincuenta cen- timetros sobre su nivel, hace el 5.—Quinto manantial (Santa Fé).—De un caudal equiva- lente al tercero y en el fondo del arroyo en que vienen reuni- 342 . das las aguas «lel tercero y cuarto, de una roca semejante y presentando iguales caractéres físicos en sus aguas, aunque con una temperatura de 31? 10 centígrados. 6.—Sexto manantial. —Veinte metros más hácia el rio y co- mo tres sobre su nivel, tambien en el mismo lecho del arroyo formado por los anteriores, brota otra fuente en las mismas con- diciones de orígen y cualidades físicas, á la misma temperatu- ra y algo más caudalosa que la última enumerada, pero no tanto como la cuarta. El agua de estas fuentes sulfurosas es transparente, con al: gun poder más refringente que el agua destilada, mayor pe- so especifico, olor pronunciadisimo á gas sulfuroso y algo ú vas sulfhídrico, y de sabor amargo. Sobre su superficie se ven: “lotar ligeras nubecillas formadas de vapores de agua y gases desprendidos. , Si se dejan en reposo 24 horas, se forma un precipitado blanquecino, pierde su olor, conservando el sabor amargo. Es-, te precipitado, recogido en el lecho de los «rroyos, tiene las' mismas propiedades físicas que el agua, el mismo olor, igual sabor, aunque despues de seco y aplicado á un cuerpo en 1g- nicion, arde con llama azul y olor sulfuroso. Los gases desprendidos de estos manantiales son incoloros, de olor sulfuroso, estimulan las conjuntivas, no arden al acercar á ellos un cuerpo en ignicion y éste se apaga sumergiéndolo en ellos; parecen compuestos de ácido carbónico, sulfuroso y sul. fhídrico. Analizado el sedimento, parece componerse de sulfato de magnesia, cloruro de sodio, sulfuro de calcio, sulfato de cal, azufre, materias orgánicas, silicato de cal, sulfato de protóxido de hierro. j El establecimiento balneario consiste en casas de mamposte- ría y teja, con tanques Ó piscinas para baños generales, donde el agua se renueva sin cesar. El baño del “Tigre” contiene cuatro piscinas, una de ellas reservada, otra general para ca- balleros, otra para señoras y una para personas de color. La casita que contiene el manantial de Sta. Lucía, usado para ba- 343 ños de ojos, tiene dos palanganas de agua corriente. Para-cowm. pletar la relacion de los manantiales sulfurosos no analizados, citaremos los baños de la “Vigía,” situados 4 8 kilómetros de Bahía Honda, en terrenos del ingenio de la Vigía, que, segun opinion de los profesores médicos de la localidad, parecen:con- tener azufre, magnesia, hierro y cal. En la misma jurisdiccion y á dos kilómetros del pueblo de San Diego de Núñez, en te- .rrenos del Conde Lombillo, existe un manantial cuya tempera- tura es de 204 22 Réaumur y que parece contener en abundancia azufre, magnesia y hierro. Los manantiales abundantes que denominan “Charco azul,” gozan del concepto de ser idénticos á los de San Diego de los Baños, están situados cerca del pueblo de Artemisa, en terre: nos de D. Francisco Ochoa, y aunque mucho se habla de cu- raciones importantes que se han efectuado con su uso, nada podemos agregar ni decir de su temperatura, ni de su análisis. Como curiosidad pabural, nos ocupamos de un abundante manantial sulfuroso, que brota entre peñascos y forma debajo de unas grandes bóvedas naturales una poceta capaz de con— tener hasta 500 personas á la vez. Este manantial está situado cerca de Mantua, en la hacienda La Tenería, propiedad de D. Gregorio Díaz Pimienta. Aguas de Sta. María del Hosario. Por sus virtudes medicinales .preconizadas desde más de medio siglo, por su proximidad á la capital, de la que dista cuatro leguas, y la facilidad de comunicacion, las aguas de Sta. María, situadas en terrenos del Ilustre Ayuntamiento de esta ciudad, son segun el análisis de lus Dres. Machuca y Donoso de naturaleza sódica. De los seis manantiales, situados 4 cor- ta distancia los unos de los otros y que llevan Jos nombres de Ja Palmita, el Templado, la Mina, el Tigre, le Paila y los Co- cos, —tres son los importantes, cuya descripcion tomamos del interesante trabajo leido en esta Real Academia por los auto: res citados, el dia 8 de Junio de 1880. 344 Tres son los manantiales principales, dicen dichos doctores, cuyas aguas proveen de diverso modo los tanques, bañaderas y depósitos públicos ó reservados que se destinan para el uso de los bañistas, conocidos con los nombres de la Palmita; 6 fe- rruginoso, el Tigre, ó sulfuroso, y la Paila. Del estudio del primero resulta, que el agua brota del ma- nantial en el fondo de una charca ó pozo de 3,80 metros de pro- fundidad, de donde es conducida por una bomba, cuyo tubo de aspiración de hierro se sumerge en ella y abastece, ya á un tanque Ó depósito que la conduce por tubos de hierro á los tanques públicos, ó ya por un tubo de hierro que la lleva á un - depósito superior, que provee por llaves de cobre á bañaderas reservadas. ) La situacion de este pozo es bastante mala á causa de su posicion en la falda misma de una loma, que por sus vertien— tes lleva en dias de lluvia no sólo esta agua á mezclarla con la del manantial, sino además arrastra la tierra, restos vegeta— les y materias extrañas, todo lo cual las impurifica y concluirá hasta por cegarlo. La:cubierta de este pozo consiste en algunas vigas y tablas sobrepuestas, que amenazan hundirse al menor descuido con peligro de los que la visiten, por el mal estado en que se en- cuentra, y, además, no protege en manera alguna las aguas que cubre. . Igual observacion hacemos del tinglado ó techo allí estable- cido con el objeto tal vez de impedir que se mezclen las aguas de !luvia con las del manantial. Las aguas de este pozo son limpias, incoloras, exbalan un ligero olor de huevos podridos, y tienen sabor desagradable y hepático; no causan impresion untuosa al tacto, son frías, mar— can 22% centígrados, siendo la del ambiente 25? á la presion de Om 759, mm y su reaccion es alcalina. El manantial sulfaroso es un pozo de seis metros cuatro centímetros de profundidad, situado como el anterior en el declive de la loma, sin cubierta alguna, y por lo tanto en peo- res condiciones que el anterior. Lleva sus aguas por medio 345 de una bomba, cuyo tubo de aspiracion de hierro está gumer- gido en el pozo, á un depósito superior que provee á los baños y bañaderas del propio modo que en la Mina. El agua de este manantial, aunque limpia y transparente, presenta un ligero tinte amarillento, un olor más pronunciado que el de la Mina, un sabor: más característico que el de la primera; al pronto no ofrece otra impresion que la de un agua fresca cuya temperatura es de 2150, siendo la del ambiente 25 á la presion de 02758; su reaccion francamente alcalina: La Paila, constituida por una charca formada en la misma roca, es por sí sola el único baño conocido por este nombre y cuya profundidad permite bañarse en ella, pues sólo alcanzará á un metro, Aunqueen el declive de la misma loma, está más al abrigo que los anteriores, por las paredes que la circundan y el techo que la cubre. Su agua es limpia, incolora, de olor y sabor más pronunciados que las precedentes, sin otra impresion al tacto que ser más frias que las anteriormente descritas; su temperatura 19” 50 centi- grados, siendo constantes la presion y temperatura de la at- mósfera; la reaccion, ligeramente alcalina, se hizo más pronun- ciada repitiendo el ensayo dos dias despues en el laboratorio. Análisis y composicion.—AÁgua de la Mina.—Grado sulfuro- métrico 20, equivalentes á La AA 0,002547 gramos Ú Aedo sulfhidrco 2. ais Eh 0'002705 id. ó en €. C. 40 y 021760... ....: 1,748648. Agua del sulfuroso. Grado sulfurométrico 2.4 grados, que equivalen ¿ AQUILES een ppt ai 008056 STARTOS. 6 Acido sulEbiduica e 0'003246 gramos ó 00.40 7 OO ii 3,098377. Agua de La Paila.—Grado sulfurométrico.... 4. 6 grados, que equivalen á AZ a MI dd 0. 0'005858 gramos ó Acido sulfhidrico.... Lives 0'006221 gramos ó en C.C.40"y0m760........ 4121891. T, XVII. —44 346 Los 4'6 grados que acusó el agua de este manantial, único sobre el que hicimos esta observacion, quedaron reducidos á 16 grados despues de haber estado el agua durante 24 horas en contacto con polvos de plata, que rebajados de los 4%, re- ducen éstos á 3'0 grados, que corresponden á Acido sulfhídrico... C.C. 40 y Om. 760..+2,622973. Tomado el grado hidrotimétrico del agua en estos tres ma - nantiales, resultan ser: Mina.—Grado hidrotímétrico............. 16,50 Sulfuroso.—Grado hidrotimétrico.......... 10,00 Paila.—Grado hidrotimétrico.. ............ 7,50 Estos grados, como se vé, indican que el peso de las aguas terrosas contenidas en 1 litro de esta agua no debe alejarse mucho de 0'165 gramos para la primera, 0'100 gramos para la segunda y 0075 gramos para la tercera. Las aguas de Sta. María del Rosario, hemos dicho que son claras, incoloras, de olor de ácido sulfhídrico, sabor hepático y reaccion fuertemente alcalina. El papel de acetato de plo- mo adquiere una ligera coloracion negruzca. El acetato de plomo neutro, liquido, toma un ligero color negruzco. El al cohol no las precipita. El ácido oxálico no dió precipitado perceptible. El cloruro de bario produce un enturbiamiento que desaparece en parte, tratadas por el ácido nítrico. : Las sustancias contenidas en estas aguas son: ácido sulfhí- . drico libre;—sulfuro de sodio; — Cloruros ? f Sodio. Sulfatos | | Potasio. Carbonatos ¿+ de x Calcio. Fosfatos ' | | Magnesio. Silicatos J [ Alúmina. Vestigios de hierro y de materia orgánica. Los sulfatos, carbonatos y fosfatos se encuentran en peque- ña cantidad. La sílice, la sosa y materia orgánica son abun- dantes. Baños de Madruga. Salinas—cálcicas—carbonatadas. Situadas en la jurisdiccion de Giiines 4 15 leguas S. 1. de 347 la Habana, está el pueblo de Madruga en la falda de una co- lina cuyo suelo es coabal, á 500 metros de altura sobre el nivel del mar y que presenta una multitud de pequeños ma- nantiales, de los cuales tres son los utilizados: —La Paila, el Templado y el Tigre. El Copey es un manantial de aguas pataloles diáfanas, sin olor ni sabor, que abastece al no para todas sus necesida- des. Al Dr. Aenlle se le debe el siguiente .análisis: Temperatura 20 á 23” centigrados. Hidrotimétrico .......... 16 grados. Clasificación 0 o20 0000 Potables. Un litro contiene: Sultato do falo DAA, Osio RCN NAO 0'0268 Garborato de callos io AI 01022 Carbonato: de maonestal o On 00212 Gloruro.de podio IS AS OOO Gloruto “de magbesto 2, 00 02.2 CARL 0'0086 Silicato de Hierros 007 A ds ROSA 00022 Oxido -alumimoso 1 PAN PE 00012 Materia "OPC UN ia e 00048 02118 Conocidas desde tiempo inmemorial las virtudes medicina- les de las aguas de Madruga, por largo tiempo estuvieron á la intemperie, hasta que algunos vecinos suministraron los fon— dos necesarios para la construccion de edificios de mamposte- ría y teja que cubren las piscinas. El de la Paila tiene doce varas de largo por 6 de ancho, en cuya mitad está dividido por una pared medianera en dos partes iguales, que separa dos tanques dedicados á uno y otro sexo; un pozo de dos varas de diámetro y tres de profundidad abastece á ambas piscinas. El agua es clara, diáfana, de olor y sabor á huevos podridos; cualidades que pierde por la ebullicion ó cuando se enfría, quedando entónces suave y ligera al paladar; su temperatura es de 20 4 23” y su den- sidad es igual á la del agua destilada segun el areómetro de 348 Beaumé; su análisis, hecho por los Dres. Aenlle, Caro y Pons y Condillac, da los resultados siguientes: Segun el Dr. J. F- Aenlle, contiene cada litro: ¡Acido sulfhídrico... .............. 01928 gramos: Acido CARDÓRICOS .anas ers lee 0112 Carbonato de magnesia......-.... 0078 1d. Carbonato de cal. 00 ho opel us 0486 id. Sulfato detal. ue at a 0384 1d. Cloruro de BOO Docs oe ca as 0'098 id. Carbonato de hiena. o e 0008 id. Cloruro de magnesi0.............. 0018 id. Qido-—aluminoso.. od oo iaa 0'013 id. Matoria Orgánica... semi 0'049 id. 1472 gramos. El Dr. Pons y Condillac sobre un litro obtuvo: SN O A 1300 gramos. Cloruro de “sodio; Vara do 00020 id. Carbonato de magnesla........... 0'150 .1d. DA o a >, OO Casfkienato de cal. 4.2. E 0098 id. anlata deblerto;. cia eds 0008 id. Carbonato de peróxido de hierro Cantidades indeter- So. EL de o AE ' minadas. Azoe. y materla orgánica....----)3 Vestigios. AOL... 2 al 1.685 El olor desagradable de estas aguas es debido al hidrógeno sulfurado que contienen; azulean ligeramente á la larga el pa- pel de tornasol; su accion, aunque débil, es alcalina; el nitra— to de barita las enturbia; el ácido oxálico produce un preci- pitado de oxalato de cal; el nitrato de plata las enturbia con facilidad, dando un precipitado parduzco, que se precipita, y otro queda en suspension en el líquido, completamente in— soluble en el ácido nítrico puro, pero poco soluble en el amo- - NIACO, 349 Tigre.—El manantial del Tigre es de poco caudal, tiene edi- ficio para señoras y caballeros, sus aguas son frias y contienen sulfuro de hierro. Baños de Cuanabacoa. Existen en la jurisdiccion de Guanabacoa, en la misma villa y en sus alrededores, una multitud de manantiales que gozaron - de una reputacion quizás exagerada á mediados de este siglo, Hoy muchos de ellos no se usan, y sólo daremos á cono- cer los análisis practicados por los Dres. D. José Luis Casase- ca y D. Antonio Caro. Los principales manantiales están situados en casas de par— ticulares; otros tienen sus edificios propios y pertenecen al Ayuntamiento, come es el de Sta. Rita; y otros han cesado de usarse como baños. | 1.2—El manantial Santa Rita, segun el Dr. D. José Luis Casaseca, tiene una temperatura de 26%, Clasificacion: —0Y 0. Carbonato de maguesia. ...... 03328 gramos, Cloruro dead. aa ds 030720 id. . Silicato de hierro con vestigios de Manganeso. .....o ooo... 0'050800 id. O e AR 0058100 id. Cloruro de magnesio......... 0040000 1d. Azoato de magnesila......... 0320200 1d, Sulfato de magnesia......... 00083300 id, Materia OTQÁLICA:= hue avis 0200900 id. A A A 0'000003 id. Dalias a Doaa 0 1393308 gramos. 2 Baños del manantial Coronel.—Análisis del Dr. Caro, —Temperatura 17? 80. 350 Clasificacion: —O' 0. Un litro contiene: ACTO CIFPONICOS IET a (004725 * gramos. Carbonato de magnesia...... 00767 id. Carbonato de cal. ...¿....... 02955 1d Carbonato de hierro......... 00875 1d. Cloruro de sodio 2 == mejo. -0'1000 id. Sullato decile rep e o: 0'0135 1d. e E IS A 00088 1d. RETUIdA. retos ete cio E 0'0050 1d. Total de principios mineralizadores. ...... 0587000 gramos. 3—Manantial Baños de Casanova.— Análisis del Dr. Ca- ro.—Temperatura 19” 50 centígrados. Clasificacion: —0' 0. Un litro contiene: AGUÍO LAFDÓDICO 2% io 0'04150 gramos. Carbonato-de Cal. tica cd 0'0865 1d. Carbonato de hierro .......... 00346 1d. Croruro de sodio... 0'08075 1d. suligto de cal 007500 1d. Sulfato de magnesla......... 01000 1d. Materia 'OrgánICa Pi vestigios. Talaia 0376850 gramos. 4 —Manantial de Barreto.—Análisis del Dr. Caro.—Tem- peratura 17% 50. Olasificacion:—0” 0. Un litro contiene: Acido: carbonicor. da cae 005425 — gramos. Carbonato de magnesia...... 0'01287 1d. Carbonato de CAL PEMEtL as VO750:1 Ind: Carbonato de hierro.......... 00018 1d. Cloruro de sodio........... . 0'0262 gramos. llena a A o 00016 id. Cloruro de magnesio......... 0'0132 id. Pérdidas Parto y accidentes... ... ...omoceo: 5 A O 313 Porton e E e ARM, 2 Alo Bl. l 1 ol [s3x Ele traia casa e ise oil a AS 2 J 31. A e e X A ol OO do 10 O y E PA El Lies 1 Reblandecimiento cerebral.-..-..... 7 A y Ed IS E ¿A A A O O O A E BOU SLUSDIO ce soe a aaa ON 1 1 PA ] 1 2 O AAA A AO AN O RO E ¡Tétano ¿en :adultos:2.2-3=0.. 0.0. 5a SA a (ES 1 31 ¿Si Tétano infant 310 ds JON 221 9292 44l.. DÍA rado ni o tl 134 971 230%. ADS Dl [Los E MA AR A AE | A A OO E A [os feri AS O AS 9 O 4 ] 51. 2 1 3 WMOlyv0lIe a re o DIET 21. E 1 ] Urea. ne ol ala lao Alas 2l% 0% 1 1 Muerte repentiNa.. o ¿ocdsne canes ¡NE 1 4, 1 ES ls] lar pd ObAS ¡CAUSAS asis does 45, 29 74| 11] 20| 16| 36| al 195 SUMAS: 22m. 1003. nes ar 1 608112941 902 Be 193| 219| 412|| 67/1466 Año de CRA o.oooon. || 683/ 365/1048 77 249| 260| 509|| 228/1862 dDNeroncias.. aca os e 15 11 146 +8 l—56 Mer —-97 97||-161 -396 Poblacion civil en 1879....... 126831 Mortalidad id. en 1881........ 1399 Proporcion por mil........... 1103 369 RESUMEN de la mortalidad de la Habana, en el año 1] EE CAUSAS DE DEFUNCIÓN. CARE | | 1SS1. Blancos. |.S | De color. | Sres S (84 les | V. | E ¡Sumal < | Y. | L ¡Sm |Ee Ma apto o ARES 3 Ga TON PAI Mo E A a RO 1 8| 6| 14|[....| 44] PINAL rd A ala [ata altos | lod | es 1 AS 1 ¡Anemia Ya CIOTÓSIS 403 Tia ata Do 191 10| 991. ] 2103 s| 33| ¡Antrax.. pued 1 3 AA 1 ] 1 6, Apoplegía | y congest. cerebral....-.. 81] 46| 127] 5] 46| 65| 111/[....| 243 Apoplegía pulmonar .. o 1 a O A E o 1 PES LE MANCO ia tota acaso 51| 47| 98| 10 b| 33| 39] 1| 148 COlerá CspoTAdiCO:aeck pea noia 11 ---- LE PESA 31 3 5d. Bolera matantil ll lod ha OO) IO ea ELO] ADE aca oia vos arial ea 2 2 A aloe Dc Sas 4 Diarrea y entertls: Has ciao tocas 258| 175| 433] 23| 81| 106| 187|| 139| 782 Dilteria: y CrUpe= === mallas ce 321 26| 58 1 01 A A A Eo 0 AS RAR) 24]: 24]"> 451-905 > ¿6]" 241-3011 191589 UEciampsi ON | e 091110307 5-7) :19//.-:.|.33| NR o A A o A O q A PEA J 6 A O ON iO E e a ME A OO A AA 21 10| 12/....] 22 Enfermedades del corazoDd.......... 147| 63/1210| 18| 63| 77| 140 4| 372 1d. delhígado.. 111| 26 137| 12) s3| 34] 67| 2| 218 ¡Fiebre y caquexia palúdica. . E 99| 48| 147| 2| 34| 29| 63|| 16| 228| Prebre' DIOSA. osuna de poe ales 11 Sl Y A A 3 DB 23l Miebre amarillo colon. un ¿ceso er 269| 211 290/....1....] 1] 1|227| 518 ¡Fiebre tifoidea........--=> epa 142| 69| 911 3| 49| 50| 99 91 329; [GANgreDa o .oocommccancno os DAS AT ASNO Intoxicación tebaica.......... AAA A a NS ALO 2... | 36] Menibetias diaria a lle UR 10012991373 | 9410 48" TOY ES 331 MUS O y arcimo ta a elle pol NES A AS AO Po! Neumonía y bronquítis..... ..:.... | 111| 77| 188] 1| 46| 40| 86|| 30| 305 Neri a a oa a 26 4| 30 1 AA 4 1/ 36 Parto y accidentes puerps. . A ri o MATA iS O A 131 9 22) 1146106: 12 2 32 BLUES cada ts 11 EA 1 1 1 NA 1| 18 A A O CS DOS ali z MS MA 3| Reblandecimiento cerebral...... 221 201 420.1 151. 1917 241069 Rablatacdia Eat. os arde =1].... A la lo 1 ¡Reumatismo.. AE NE A a 6 6 121 21 23 ¡SAMP Ss. cate lena Ia onda 5 5| 10|.... AE A cal A ¡Tétano en adultoS......-...... la E NN 5] 161,38 'Tétano infadtil........o... 137| 94 2311... 73| -75| 148||... | 379 DÍSiS.s - ade de 571| 403] 974! 147| 214] 307| 521|| 37/1679 MOM A AS A A a Oe clan A VA A A a E 253] 176 is) 3| 121| 145| 266 8| 706 Vólvulus. A E TA AE O ] 2 1 Ai 20) A E o a 61. 4 10| 1 3 Ola tal MOUIEre tepenuna rs... pias Za 22. 19, 80:01, 14 1) 54 ¡Otras Causas .coooocoooomooom.m...so 233, 100! 333| 64| 106| -71| 177|| 31| 605 1 A A ol PE PS PA PS | A SUMAS .0ccoocccooocomo.---112943/1658/4601]| 349|1049|1229/12278|| 539/7767 Añode 1880.......--....--.-/289//1589/4446! 323'1002/1138/2140|[1033 5 Deroncias a doo e +69 +165 +96 +47 +91 +138 |-494 60001) 508 04 1 Poblacion civil en 1879....... 126831 Mortalidad id. en 1881........ 7228: Proporcion por mil........... 56/99 A ÁA _— _ — —_——____—_—_——_—_— Fa. au MORTALIDAD CIVIL. A ARS de 1881; por el Dr. D. Ambrosio González del Valte. T, A VIIL.—47 370 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 21 DE DICIEMBRE DE 1881. SrEs. ACADEMICOS CONCURRENTES:— Gutiérrez, Presidente, Bea- to, Plasencia, Cowley (D. Luis), García, Donoso, Núñez, Cowley (D. Rafael), V. B. Valdés, Riva, Rovira, Várgas Machuca, Lar mora, Pinlay, Rocamora, Castellanos, Orús, Melero, J. Torrálbas, Mestre, Secretario. z Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. (Juorux.—Manifestó en seguida el Cecretario general que la sesion actual era la correspondiente al domingo 11, día en que no pudo celebrarse por el mal tiempo, habiendo asistido los Sres. Montejo, Farcía, Benasach, Presidente y Secretario; co-- mo tampoco fué dado efectuarla, por la constante lluvia, el viérnes 16, aunque entónces concurrieron los Sres. CFarcía, beato, Plasencia, Núñez, S. Fernández, Donoso, Montejo, Pre: sidente y Secretario, y los Dres. J. de la L. Hernández socio de mérito y Oxamend:i socio corresponsal, faltando solamente dos socios numerarios para completar el guorum. CorresPONDENCIA.—Leyéronse despues por el Secretario gene- ral:—1.2 Un oficio del Sr. Vice-Presidente de la Real Aca- demia, dando cuenta de los términos lisonjeros para ésta, en que se habían expresado los Excmos. Sres. Gobernadores Ge- nerales saliente y entrante, al saludarlos en nombre de la Cor- poracion, que los escuchó con el mayor agrado;—2.9 Otro id. del Juzgado de 1. “ Instancia del distrito de Jesus María, pidiendo una ampliacion del informe académico, en vista del suministrado por los peritos químicos en causa seguida en el Juzgado de 1. % Instancia de Colon por muerte de los more- nos Toribio y Mariano congos; del que se dió traslado á la Comision de Medicina Legal al efecto indicado;—3.% Otro id. del Sr. Juez de Primera Instancia del distrito de Jesus María, con un testimonio enviado por el de Jaruco, en causa que se instruye para averiguar el orígen de la muerte de D. Cárlos Izquierdo y Cancio, y que se remitió 4 la Comision mencionada;—4. Otro id. del socio numerario Sr. Montejo, presentando en nombre del Dr. D. Angel Fernández Caro y 371 Nouvilas, con opcion al título de socio corresponsal de la Real Academia, la obra por dicho Sr. escrita con el título de “Ele— mentos de Higiene Naval;” la cual fué sometida á informe de la Comision de Higiene Pública; —5. % Una comunicacion del Dr. D. Ambrosio González del Valle, Presidente de la Comi- sion nombrada para iniciar la suscrieion que se destina al monumento del Obispo Espada, invitando á los miembros de la Academia á tomar parte en ella; agregando el Sr. Presiden- te de ésta, que, no fijándose cuota alguna, todos podían con- tribuir 4 empresa tan benemérita, en la que la Academia no podría ménos de estar bien representada por sus dignos socios; -—6, 2 Otra id. del Dr. Santos Fernández, invitando á la Acade- mia en nombre del Centro Médico-Farmacéutico de Cienfuegos, para que se sirva estar representada en su inauguracion; ha- biéndose designado desde luégo á dicho socio para desempeñar esa representacion; —7. % Una carta del Dr. D. Estéban de Na- vea y Poncet, remitiendo para el Museo de la Academia, desde San José de las Lajas, un pomo que contiene un lechon anómalo en la cabeza, un pollo con dos picos, un jubo y un majá en sus primeros dias; acordándose darle muy atentas gracias; —8. 9 Una invitacion de la Junta de Gobierno de la Real Casa de Be- neficencia y Maternidad, para la fiesta que anualmente se tri buta á su Excelsa Patrona;—9? Una carta de la Sociedad Espa- ñola de Historia Natural, acusando recibo de las publicaciones de esta Academia y significando el deseo de que se le envíen las entregas y pliegos que le faltan; acordándose hacerlo así. BrsLioreca.—Presentó en seguida el Dr. Finlay, como Secre- tario de la correspondencia nacional y extranjera, las publi- caciones recibidas desde la última sesion: —Observaciones fisi- co-meteorológicas de la Escuela Profesional, del 21 al 30 de Noviembre;--Revista de Cuba, t. X, n? 5;—Repertorio de 'ar- macia, 12;-Anales de la Sociedad Odontológica, 8 y 9;-El Pro- greso dental, 11;-Revista Económica, 215 y 217;—Boletin Co. mercial, 271 4 288;-Avisador Comercial, 271 4 288;-Boletin de los Voluntarios, 244, 245 y 246;—El Bombero, 49, 50 y 51;—El Porvenir, 2;—El Amigo del País, 14, 16, 18 y 19;— 372 Programa de los Exámenes de la Escuela Municipal Superior de D. Claudio Dumás y Franco.—Gaceta de Sanidad Militar, 651;—Anales de la Sociedad Española de Hidrología Médi- ca, 9—Crónica Oftalmológica, S;—Independencia Médica, 4 y 6;—La Ilustracion Militar, 13;—Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, t. X núm. 12;—El Eco Médico Farmacéutico de Puerto-Rico, núm. 1;—Medical Record, 576, 7, 8 y 580;—Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, 20 á 23;—Suplemento al Boletin núm. 15;—ks- tadística Vital de la Ciudad de Nueva York en los meses de Octubre y Noviembre de 1881. Grarunarorto —Transcribimos á continuacion el oficio del Excmo. Sr. Vice-Presidente de la Real Academia .D. Francis- co de Albear y Lara, (Diciembre 16 de 1881), á que se ha he- cho alusion «anteriormente en la: CorresPONDENCIA.-—Dice asi:—“No siéndome posible asistir 4 la sesion de hoy por el estado de mi salud, participo á V. S. lltma. lo siguiente: “El dia 28 de Noviembre, por designacion de V. $. Iltma., tuve la honra de representar á la Academia en el besamanos 6 Córte que tuvo el Excmo. Sr. Gobernador Greneral saliente D. Ramon Blanco; y asimismo en los dos actos solemnes que siguieron al de Córte, de felicitacion al Excmo. Sr. Go- bernador General D. Luis Prendergast y de despedida del Excmo. Sr. su antecesor. Tengo la satisfaccion de manifestar á V. $. Tltma. para su conocimiento, y para que, si lo juzga conveniente, se sirva ponerlo en el de la Academia, que tanto el uno como el otro de dichos Excmos. Señores recibieron con el mayor agrado y aprecio la manifestacion de nuestra respe- table Corporacion; que me encargaron expresase al dignísimo Presidente de la Academia y 4 todos sus dignos miembros sus particulares sentimientos de estimacion, respeto y afecto hácia ella, sus deseos de verla siempre en el brillante y útil camino que ha emprendido, y, si fuere posible, 4 la cabeza de todos los institutos de $u clase; que como centro, fuente y representacion del saber, la consideraban al frente de la ins- truccion pública en la Isla; que la instruccion es á la libertad 373 lo que el timon á la nave, y que, sin ella, no era posible que llegase al puerto; como otras frases igualmente atentas y significativas del alto aprecio que hacen de la “Corporacion. Y particularmente el Excmo. Sr. Gobernador General ofrece por mi conducto á la Academia todo el valioso apoyo de su autoridad y de sus buenos deseos. “Tambien he tenido ocasión de visitar y felicitar á nombre de la Academia á nuestro distinguido socio corresponsal el Sr. D. Bernardo Portuondo y Barceló, de paso por esta ciu- dad, é invitarle á que asistiera á lasesion de hoy. Con senti- miento no ha podido hacerlo, porque sale hoy mismo de la Habana; mas me ha prometido que lo verificará á su regreso á esta ciudad, con el principal objeto de manifestar 4 V. $. Iltma. y 4 la Academia toda su gratitud por el favor que le ha dispensado al admitirle en su seno. “Todo lo cual me ha parecido digno de ponerlo en conoci- miento de V, $. lltma. y de la Academia.” Aludiendo el Sr. Presidente al oficio en que el Sr. Vice-Pre- sidente da cuenta de los términos en que se han expresado respecto de la Academia los xcmos. Sres. Gobernadores Grene- rales Blanco y Prendergast, dijo que estaba perfectamente de acuerdo con lo que este último le había manifestado, partici- pándole que ya había dado á la Corporacion una prueba de con- sideracion, al desestimar la pretension delos RR. PP. Carme- litas, quienes le habían pedido la parte del edificio ocupada por la Real Academia (como ántes lograron desalojar á4 los Hermanos Congregantes de S. Francisco y á la Junta General Liquidadora); pero que, miéntras él estuviera en el mando, podía estar tranquila la Academia, á la que se proponía visitar en una de sus sesiones; promesas que oyeron los presentes con tanto mayor agrado cuanto que fueron espontáneas y no soli- citadas. | ZooLocia.—/ilaria hemática.—Dió cuenta en seguida el Se- cretario general de la siguiente comunicacion que, con fecha 16 de Diciembre último, habia dirigido el Dr. PFinlay al 1tmo, Sr. Presidente de la Real Academia: 374 “No siéndome posible concurrir á la sesion que celebra hoy - esa Real Academia de Ciencias, suplico 4 V. $. tenga 4 bien poner en conocimiento de esa Corporacion el descubrimiento que estimo haber hecho de una Filaria hemática, que parece estar actualmente muy generalizada en la Habana, y cuyo de- sarrollo he podido seguir en las siguientes faces: N 1.2 De Bacillus simples y articulados con movimientos de traslacion. 22 De Filarias con y sin estructura interna visible. 3 De Filaria envuelta en un capullo ó cascaron. 4. De larvas hexápodas que salen de su cubierta, anima- das de movimientos muy activos, y cuyas larvas ofrecen bas: tante analogía con las del Psoroptes longirostris. Como quiera que vengo estudiando en union del Dr. D. Claudio Delgado la influencia que dicha Filaria tenga en el desarrollo de las enfermedades de esta localidad, lo pongo - desde ahora en conocimiento de esa Real Academia, para que pueda tenerse presente este importante dato en el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de ciertas formas morbosas anóma- las, ante las cuales el médico se vé forzosamente perplejo.” Hallándose presente el Dr. Finlay, se expresó en los términos siguientes: —“Había remitido para la sesion que debió celebrarse la semana anterior una comunicacion acer- ca de algunos estudios que venía haciendo sobre la Filaria sanguinis hominis (Lewis); pero, ya que esa sesion no ha tenido lugar, deseo recoger mi comunicacion, á reserva de ampliarla más tarde, porque se me ha ofrecido: una oportu- nidad inesperada de proseguir mis investigaciones, fundándo” las sobre una base esencialmente experimental. Era el caso que, desde el mes de Noviembre próximo pasado, cuatro perros pertenecientes al Sr. M., respetable vecino de Gruanabacoa, habían muerto sucesivamente, con intervalos de dias Ó sema- nas; sin indicio de enfermedad anterior, echaban alguna san: ere por la boca, y tranquilamente morían en el espacio de mé- nos de una hora. “Se había hecho la autopsia de dos de los perros y en ambos 315 se encontró, dentro de las cavidades del corazon, varias filarias adultas vivas: hembras y machos. Una de las hembras mide 26 centímetros de largo por 1,1 milímetro de ancho, y el macho 13 centímetros por medio milímetro; este último tiene enroscada la extremidad caudal. El color de ámbos es blan- co; y como en la preparacion parezca aplastado su cuerpo, éste es cilíndrico en el estado reciente. Trátase, sin duda, de la Filaria immtis (Leidy.) “Sólo queda ya un perro vivo de los cinco que existían en poder del Sr. M.: debe, pues, suponerse que-tambien lleve en su corazon las mismas filarias que causaron la muerte de sus cuatro compañeros. Sospeché que, segun lo señalan algunos autores, la sangre de este perro conten dría la filaria en estado de larva; y, para cerciorarme de ello, he recogido esta misma tarde algunas gotas de su sangre, obtenidas por medio de una pequeña incision en la oreja. El resultado ha correspondido á mi suposicion: encontré numerosas larvas de filaria, anima- das de movimientos muy activos. Se enroscaban y agitaban en todos sentidos, como para separar de su cuerpo las hema- tias que se les adherían; con la boca cogían otras hematias y trataban de desgarrarlas con sus movimientos, respetando siempre los leucocitos. Unas veces sus movimientos eran en espiras, formándose distintos torbellinos de nematias al rede- dor de cada filaria, otras veces se movían de un punto á otro del campo del microscopio, á manera de anguilas. | “Las preparaciones que hice á las cinco de la tarde presen— tan aún las filarias vivas, aunque ya mucho ménos activas en sus movimientos. He creido, pues, que los Sres. Académicos presentes desearían observar esos curiosos hematozoarios, que pocos, sin duda, habrán tenido ocasion de ver vivos. En la , pieza adjunta he dispuesto un microscopio con la preparacion de filaria viva, para que Jos que gusten puedan examinarla. “Agregaré que el asunto ofrece un interés bastante directo para nosotros, los médicos de esta capital, porque ya en la In. dia, en China, en el Brasil, en: la Guayana y en las Antillas -francesas se ha observado la misma larva de filaria en la 376 sangre del hombre, y actualmente se atribuye á la presencia de ese hematozoario no tan sólo la hematuria y quiluria de los paises tropicales, sino tambien varias obras manHestaciones morbosas hasta ahora poco estudiadas. “Aprovecho la ocasion para informar á la Academia que, en union del Dr. D. Claudio Delgado, me propongo averiguar la relacion que pudiera subsistir entre esa filaría canina, observa: da en Guanabacoa, y los zoófitos que suelen encontrarse en la sangre humana; y no dudo que la colaboracion de tan ' entendido y laborioso colega redundará en provecho del fin científico que me he propuesto.” y Despues de recordar el Dr. Mestre que no hacía mucho tiempo que el socio numerario Sr. Dr. Górdon había presen tado á la Academia cuatro hematozoarios encontrados en el corazon de un perro sometido á experimentos fisiológicos, los que se acordó remitir para su clasificacion á la Comision de Historia Natural, que hasta el presente no había podido dar cuenta de su cometido (Anales t.-16, pág. 455), se detuvie— ron los Sres. académicos á examinar la pieza preparada en el microscopio por el Dr. Finlay, observando fácilmente el pará- sito mencionado. ¡ Trurapeutica.—Presentó despues el Dr. Donoso, 4 nombre de la Comision de Remedios Nuevos y Secretos, un informe so= bre el papel preparado por los Sres. López Bahamonde y Gil para la confeccion de unos cigarros pectorales de hierro, por el que piden privilegio; y consultada la Real Sociedad Econó- mica de Amigos del País, quiso ésta se oyera el voto de la Real Academia, á fin de saber “si dicho papel, así preparado, puede ser nocivo á la salud.” La Comision da cuenta de todos los datos comprendidos en el expediente: la memoria no ex- presa las proporciones en que entran las distintas sustancias que constituyen el baño que se da al papel y omite la mane- ra de operar; y, por otra parte, los ensayos hechos para acusar la presencia del hierro no han dado el menor resultado, ni quemados algunos fragmentos se ha desprendido ningun olor aromático que revelase uno de los principios que se dice sir- 317 ven para la preparacion; de lo que deduce el Sr. ponente que el papel preparado segun indican los Sres. interesados, no ofrece ni puede producir sustancias nocivas á la salud. En cuanto á su accion en la economía,—parte del informe encomendada al Dr. Benasach,—opina la Comision que con ta- les antecedentes se llega necesariamente á esta conclusion:— “que, á pesar del baño á que someten el papel comun de ciga- rro los Sres. Bahamonde y Gil, segun se ha demostrado con el auxilio de la química, queda 'aquél en igualdad de condi- cion al que se usa comunmente en la fabricacion de ellos; no creyendo por lo tanto la Comision que el simulacro medicinal de los inventores pudiera agregarle al papel de cigarros pro- piedades más ó ménos nocivas á la salud, que las que sin duda posee el empleado hasta el presente en esa industria.” El Dr. Rovira preferiría que la conclusion del informe fue- se más clara y concreta. El Dr. Mestre está de acuerdo en ello, y cree que pudieran formularse dos conclusiones: 1. que el análisis químico no ha revela do sustancias nocivas á la salud en el papel mencio- nado; y 2.9 que, por consiguiente, y no gozando de propieda- des medicinales, no es más útil para ella que el que habitual— mente se emplea. El Dr. V. B. Valdés es de parecer que sólo se formule una conclusiof que abrace ámbos extremos; para evitar que, exis- tiendo dos, se preste una de ellas á una aplicacion favorable al privilegio. El Dr. Mestre no cree que haya inconveniente en hacerlo así, expresando en breve fórmula que el papel preparado pa- ra los cigarros pectorales de hierro es tan jnnocuo como inú- til para la salud; conclusion que fué definitivamente aceptada por la Academia. Mebnicixa LEGAL. — Mstado mental.—Leyó despues el Dr. Mes- tre á nombre de la Comision de Medicina Legal dos informes, solicitado uno de ellos por el Juzgado de 1.% Instancia de Remedios, para que en vista del testimonio que se acompaña- ba, diese su dictámen la Academia acerca de la incapacidad T. XVIT.—48 378 mental de D. P....de la T....—Un individuo de mediana edad, alcoholista consuetudinario y habitual sacrificador en aras de-Vénus, sufre un ataque cerebral caliticado de conges- tion unas veces, de hemorragia otras, aunque por la duracion de sus efectos merezca más bien esta última denominacion, durante el cual permanece más de dos dias sin conocimiento, con pérdida de la sensibilidad y el movimiento. Reconocido al cabo de algunos meses por un médico, comprueba éste que to- * davía subsisten los fenómenos paralíticos que desde el princi- pio se notaron sobre todo del lado derecho, pues aunque me- A ados, se halla el sujeto imposibilitado tanto de articular como de escribir; no puede hablar, aunque raciocina y com- prende las cosas, hasta el punto de creerlo el perito capaz de atender á sus asuntos. Un año despues de ese primer recono" cimiento, tiene lugar otro por distinto facultativo, quien diag— nostica una demencia paralítica, señala la parálisis del lado derecho, en menor grado del izquierdo, dificultad en el andar y para la escritura, contracciones en los dedos y en los labios, temblor general, disfagia, pérdida casi completa de la memoria, imposibilidad de hablar y de formular ningun juicio, automa” tismo de los actos, indiferencia para todo, oscurecimiento de la inteligencia; y en su opinion dicho sujeto se halla incapaci- tado para dedicarse á cualquier trabajo intelectual ó material. Dos meses despues de ese último exámen, procedióse á uno nuevo por otro profesor que confirma lo observado anterior mente, detalla algo más los fenómenos, detiénese á considerar las causas que hau podido determinar la enfermedad, y acepta tambien una demencia paralítica, de curso progresivo inevita- ble, conceptuando por último al enfermo incapaz de todo traba- jo material éintelectual.—Despues de algunas consideraciones sobre la demencia en sus relaciones con las otras enfermeda- des mentales y orgánicas del cerebro; sobre las conexiones entre la demencia acompañada de parálisis parciales y la demen- cia paralítica, parálisis general progresiva de los enajenados, mejor llamada meningo-periencefalítis hiperplásica difusa; so- bre los ataques apoplectiformes en la hemorragia cerebral, el re- 379 blandecimiento embólico y la demencia paralítica; sobre la afa- - slaenrelacion con dichas enfermedades, sobre la influencia del alcoholismo, sobre la excitacion ambiciosa ó la depresion hipo- condriaca, que como otros síntomas no se estudian detenida- mente en los documentos periciales; y despues de considerar que sl en D.P....delaT....existe á no dudarlo la demencia y al propio tiempo parálisis, no basta esto para: aceptar la es- -pecie nosológica denominada por los peritos “demencia paralí- tica,” aunque sí para admitir de acuerdo con ellos la incapaci- dad mental de dicho sujeto, —deduce la Comision: 1.9 que D. P....de la T....es un demente; 2. % que su demencia es la consecuencia de una afeccion orgánica del cerebro; y 3.9 que, en el grado á que ha llegado esa afeccion cerebral, el que la padece está de hecho incapacitado para la direccion y ge- rencia de sus negocios. Contusiones.—Sumersion.—Aprobado sin discusion y por unanimidad dicho informe, leyó otro el mismo socio, para eva- cuar la consulta del Limo. Sr. Magistrado D, Néstor de San- talís, en causa seguida por muerte de la negra Isabel, acerca de “si es verosímil, si puede considerarse cierto ó se presta á sospecha de ficcion el número y situacion delas equímosis y contusiones que explican en su declaracion los médicos Cuer- vo y Colina.”— Segun los datos consignados en los documen- tos periciales, una esclava adulta es extraida, ya cadáver, de un rio: interviene un primer perito, que se limita á declarar que habiendo practicado su reconocimiento exterior é interior, no causd la muerte otra cosa que una asfixia por sumersion; cator- ce dias despues, intervienen otros dos facultativos y efectúan la exhumacion, hallando el cadáver con un grillete de hierro en un pié y el surco en que se apoyaba, sangre negra coagulada en las fosas nasales, una gran contusion en la parte posterior de la cábeza y cuello, otras dos equímosis laterales próximas á la primera en el cráneo, y otras varias en la region cérvico- posterior, que por su forma y tamaño revelaban fuertes im- presiones digitales, demostrando la diseccion de los tejidos la infiltracion y coagulacion de la sangre, adherencias de la du- - 380 ra-madre á la bóveda huesosa en puntos correspondientes á.las equímosis, dos fracturas del cráneo con esquirlas, tráquea y bronquios sin agua ni espuma, pulmones conteniendo sangre y no crepitantes, pequeños coágulos en lus cavidades dere- chas del corazon, estómago vacio, higado hiperemiado. Creen dichos peritos que hubo graves contusiones en la cabeza, fuer- tes tentarivas de sujecion, sofocacion Y estramgulacion; que no hubo siguos que acusaran una muerte debida á la asfixia - por sumersion; y que los fenómenos de la putrefaccion que. se observaron en este caso corresponden al verdadero enterra- miento y no á la permanencia del cadáver en el agua. Con- trayéndose la Comision á la consulta que se le ha hecho, ha- ce notar que si las equímosis encontradas por los peritos en el cadáver de la negra Isabel, ocupaban la parte posterior y la= teral de la cabeza y la posterior del cuello, sitios cabalmente en que nunca faltan las livideces cadavéricas, dada la habi- tual posicion supina, es preciso tener en cuenta que dichos profesores disecaron los tejidos en que se hallaban aquellas equímosis, observaudo por este imedio que la coloracion com- prendía todo su espesor, que la sangre extravasada llenaba las aréolas del tejido celular en parte líquida y en parte coagula- da; que la piel estaba apergaminada, fuertemente adherida al hueso, y vestigios de inflamacion y áun de supuracioón so- bre la 2.% y 3.5% vértebras cervicales. Y como por otra parte el número de las equímosis (siete) no es exagerado ui capaz por esto mismo de despertar la sospecia de una ficcion, sobre todo si se recuerda que á menudo los casos de sevicia se dis- tinguen especialmente por la multiplicidad de las lesiones, no sólo en cuanto al número de éstas, sino respecto á la diversi- dad de sus clases, subordinadas á los distintos procedimientos en ella empleados: concluye la Comision, calcando su res- puesta sobre la pregunta enderezada á la Real Academia, que: “Es verosímil, puede considerarse cierto y nose presta á la sospecha de ficcion el número y situacion de las equímosis y contusiones que explican en su declaracion los médicos Cuer= vo y Colina.” , 381 7 NombramieNTO.— Aprobado por unanimidad el informe pre- cedente, se constituyó la Academia en sesion de gobierno pa= ra discutir el presentado en la avterior por el Dr. Franca Ma- 2orra sobre el “Tratado de Termometría Médica” del Dr. Don Nicolás Rodriguez y Albaytua: y no habiendo ninguno de los Sres. Académicos concurrentes opuesto la menor objeccion al informe mencionado, se procedió á la votacion, cuyo resul. tado fué el nombramiento unánime de dicho ilustrado facul- tativo como sócio corresponsal de la Real Academia en la Pe- nínsula, segun lo proclamó el Sr. Presidente, declarando en seguida terminado el acto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL $ DE ENERO DE 1881. Srus. ACADEMICOS CONCURRENTES:— Gutierrez, Presidente, J. Le la L. Hernandez, Gálvez, Horstmann, Govantes, García, Finlay, Beato, Muchado Montalvo, Ramos, Montejo, Ke. Castro, Santos Fernandez, Orús, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente participa á la Academia que asisten á la sesion los Sres. Dres. D. José de la Luz Hernandez, socio de mérito, y D, Federico Gálvez, socio fundador que recientemen- te ha sido reincorporado como de número, dando á este último la bienvenida despues de tantos años de ausencia, durante los cuales la Academia ha echado de ménos el auxilio de su inte_ 'ligencia y saber. Contestó el Dr. Gálvez, que, á pesar de esa ausencia, siempre tuvo presente á la Academia; que no cree que ésta necesite de sus fuerzas y conocimientos; pero sí pue- de poner á su disposicion la mayor voluntad para servirla en cuanto le sea posible. | CorresponeNcra.—Leyéronse en seguida por el Secretario ge- neral: 1.2 un oficio del Juzgado de 1.% instancia del Dis- trito del Pilar, con un testimonio remitido por exhorto del de Remedios, en averiguación de la causa productora de la muer- te en el negro Antonio Llópiz; de que se dió traslado á la 382 Comision de Medicina legal para el informe respectivo; 2.9 otro idem de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, invitando á la Real Academia para la sesion solemne ex- positiva de sus tareas, á la que concurrieron los Sres. Presi- dente, Secretario y otros socios de nuestra Corporacion; y 3. papeletas de felicitacion con motivo del año nuevo, del Excmo. Sr. Comandante General de la Escuadra y Apostade- ro, Jefes y Oficiales; Excmo. Sr. Intendente Militar, Jefes y Oficiales del Cuerpo Admivistrativo del Ejército; Excmo. Sr. Director Sub-Iuspector, Jefes y Oficiales del Cuerpo de Sa- nidad Militar; Director, Jefes y Oficiales del mismo Cuerpo, con destino en el Hospital del Príncipe; Inspector General, Directores y Sub-Directores de seccion, Jefes y Oficiales del Cuerpo de Telégrafos de esta Isla; Gobernador del Banco Es- pañol; Presidente y Junta Directiva del Casino Español; Cón- sul General de Austria- Hungría; Presidente de la Sociedad de Estudios Clínicos; Director y Profesores de la Escuela Pro- fesional; Directores de la Revista de Cuba, Boletin Comercial, Avisador Comercial y La Discusion; Sres. D. Ramon Topete y Carballo, D. Luis Hernandez Rubin, médico de Sanidad Militar, y D. Federico Bordallo y Visedo abogado fiscal de la Real Audiencia; á cuyas felicitaciones se correspondió opor- tunamente. BigLroreca.—Presentó en seguida el Pr. Finlay, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera: —La Crónica Mé- dico-Quirúrgica, núm. 12; Revista de Cuba, núm. 6; Revista Económica 218; El Bombero, núm. 52 del año I, 2.2 del año II; Boletin Oficial de los Voluntarios, 248; Avisador Co- mercial, 289 4 299, 1 4 5; Boletin Comercial, 289 4299,1á 5; La Gaceta de Sanidad Militar, 166; La Ilustracion Militar 14; Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, 25; Estadística Vital de la ciudad de Nueva York durante el mes de Noviembre de 1881; Solemne sesion inaugural del Centro Médico-Farmacéutico de Cienfuegos, un cuaderno; Memoria sobre la resina de Guaguasi bajo el punto de vista fármaco- dinámico, por el Dr. Oxamendi, v varios ejemplares quese re— 383 partieron á los Sres. concurrentes; Ensayo sobre el vómito de los criollos, 6 fiebre de borras de los niños, y su tratamiento, por nuestro socio corresponsal-el Dr. D. Agustin W. Reyes, sobre cuya memoria llamó la ateucion el Dr. Mestre por su importancia, como base y punto de partida para el estudio de una enfermedad que por su parte ha tenido ocasion de obser- var algunas veces. ToxtcoLocia.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Carcía á nombre tambien del Dr. Rovira, como ponentes de turno de la Comision de Medicina legal, la ampliacion pedida por el Juzgado de 1. % Instancia de Colon, en causa por muer- te de los morenos "Toribio y Mariano, del anterior informe académico, en vista de los nuevos datos suministrados por los peritos químicos tocante al análisis que efectuaron sobre los objetos ocupados en dicha causa. Verificada la transcrip- cion de dichos antecedentes, recuerda la Comision que algu- nos meses ántes habia demostrado, con motivo del mismo asunto, que en el análisis químico no se habian aplicado los preceptos reconocidos y recomendados por la ciencia. De ne- cesidad era que los mencionados peritos se colocasen en con- diciones de llenar los vacíos entónces señalados por la Aca- demia; pero no siendo la ampliacion remitida otra cosa que una ratificacion de lo anteriormente expuesto, la Comision. tambien ratifica lo manifestado en su precedente informe, añadiendo por un lado que la escasez de medios no faculta para practicar las operaciones sin órdeu ni concierto, y por otro, que algunos de los procedimientos indicados, en el caso de haberse operado tal cual se relatan, son deficientes.—Por lo tanto, la Comision cree debe contestarse al Sr. Juez de 1. * Instancia de Colon: 1. 2 que no apareciendo en las diligen— cias del informe de los peritos químicos aclaracion alguna que disipe nuestras anteriores dudas, debemos ratificar, como ra- tificamos, las conclusiones del informe anterior; y 2.9 que en las referidas diligencias se consigna haber llevado á cabo operaciones por procedimientos que no están de acuerdo con los adelantos de la ciencia. 384 Boraxica.—Aprobados sin discusion el informe y sus con- clusiones, leyó el Dr. Ramos otro en nombre de la Comision designada para investigar la causa de la enfermedad de los cocoteros en la Isla de Cuba y buscar el remedio más oportu- no: entra primero en algunos detalles acerca de los parásitos vegetales criptógamos (Fungi), origen de la destruccion de muchos objetos, de la enfermedad y muerte de un número considerable de plantas y animales, sin excluir al hombre ínis- mo; detiénese á considerar, por interesarnos más, los dos óÓr- denes de Ficomicetes ú hongos-algas y los Hipodermados hongos entófitos, que tantos daños causan 4 la industria y á la agricultura; refiérese á los datos recogidos por distinguidos hombres de ciencia sobre la enfermedad de las patatas y de los cafetos; recuerda las últimas teorías de nosología vegetal referentes á los parásitos mencionados; indica los anteceden- tes que han podido recogerse tocante á la enfermedad y muer- te de los cocoteros de la Isla de Cuba; y concluye; con el ma- yor grado de probabilidad, que: La enfermedad y muerte de los cocoteros de la Isla de Cuba se debeá la presencia, en su yema terminal, de un Hongo (Fungus) microscópico, que, por el hecho de situarse en el centro vital de una planta, empieza por destruir las sustancias orgánicas que constituyen la parte más importante del tejido propio de su órgano más delicado, apropiándose sus elementos nutritivos; operacion que lleva ú cabo en poco” tiempo, atendiendo á la procreacion, por millares, de los esporos de dicho Hongo, esporos que en poco tiempo se convierten en otros tantos Hongos y, como consecuencia precisa, en otros tantos chupadores que aniquilan la planta y llegan á matarla, por decirlo así, por consuncion; inmediatamente Jespues aparece en ella una fermen- tacion, debida ú bacterias especiales (Cchisophytos de Colin) que apresuran la descomposicion, produciendo la fermentacion pútrida, con la fetidez característica que la acompaña. Trazó en seguida el Dr. Ramos una reseña histórico-botánica del cocotero, pasando despues á describir su enfermedad, á: señalar la causa que en su concepto la produce, así como su orígen y tratamiento, presentando por último al exámen de todos los 385 presentes una penca en que han podido observarse las altera— ciones de la planta en sus diversos periodos por el “Uredo co- civoro”, nombre con que distingue al parásito mencionado; y propone, como único tratamiento, tronchar por su cima los in- dividuos muertos 0 sospechosos y quemar el trozo para que no se propague el mal. (V. pág. 357.) Discusion.—El Dr. Finlay elogia el informe, pero pide que quede sobre la mesa, para que sea discutido con la Atencion que merece: versa sobre el asunto intrincado del parasitismo vegetal, al cual se da la preferencia sobre el animal, existien- do por lo tanto dos teorías para un mismo fenómeno, pues miéntras el Dr. Vilaró, vocal de la misma Comision, lo atri- buye á larvas destructoras, el Dr. Ramos se lo explica por la intervencion de los hongos; y si es natural que cada uno se arrime á su especialidad, tambien lo es no decidirse por uno ú otro parecer sin prévia y completa informacion. El Dr. Ramos contesta que ahí está la planta, á disposicion del Dr. Finlay, para que con auxilio del microscopio se haga un estudio de los parásitos vegetales y animales que encierra: Más que una contradiccion existe una diferencia entre lo ob- servado por el Dr. Vilaró (que ha firmado el informe) y el ponente de la Comision; pues miéntras el primero ha empe- zado por el fin, es decir, ha examinado la planta cerca de su base, el segundo lo ha hecho por arriba, que es por donde pe- netra el parásito. Las bacterias no se han presentado, en el ejemplar que está á la vista de todos, sino en las partes ya atacadas de la fermentacion. ¿Pero hay acaso epidemias de bacterias? ¿no las hay por el contrario de hongos? En las pa- tatas, en los cafetos, en los naranjos «. ¿se habla por ventura de las primeras ó de los segundos? Es claro que en la penca mencionada podrá encontrarse un millon de bacterias; pero es porque, habiendo intervenido el contacto del aire, se asocian aquellas al fenómeno de la fermentacion. Replica el Dr. Finlay que aún las observaciones de Pasteur respecto al carbunco reclaman una comprobacion detenida, T. XVIIT.—49 386 » pues uno de sus discípulos, mediante la accion del oxígeno comprimido, logró reproducir la misma enfermedad; lo que in- clina á aceptar como causa, más bien que la bacteria, la exis- tencia de un elemento soluble es la sangre. - El Sr. Montejo expone que el asunto que se discute es de tan inmensa trascendencia, científica y prácticamente consi- derado, que no son ya los cocoteros, sino los campos de caña los que pudieran de un momento á otro verse amenazados de una rápida destruccion; y que el fenómeno obedece á una ley biológica general, y se explica su aparicion por el desequili- brio de los elementos nutritivos del sér organizado, teniendo su asiento, ya en el suelo, ya en la atmósfera. Cree, además, que la Academia haría un servicio verdadero, publicando el informe leido en los Anales y haciendo una tirada aparte, Refiriéndose á lo manifestado por el Dr. Finlay, advierte el Dr. Ramos que los trabajos anteriores, á que ha hecho alu- sion en el informe, han obtenido la sancion de la ciencia, y que los estudios y experimentos que se emprendan, deberán efectuarse con cocoteros recientes, no en aquellos que son ya el asiento de la fermentacion. Respecto á las condiciones etlo- lógicas de la enfermedad, á las que ha aludido el Sr. Montejo, en su opinion es probable que los gérmenes de ella existieran ántes esporádicamente; y así recuerda haber visto, años atrás, cocoteros enfermos, como los naranjos, sin que se hubiesen presentado entónces las circunstancias especiales que despues concurrieron para su desarrollo y extension; de la misma ma- nera que á menudo se observan casos esporádicos de viruela y, dadas ciertas condiciones, reviste la afeccion su forma epi- démica y más grave á pesar de la vacunacion y de otros re- cursos profilácticos. Para el Dr. J. de la L. Hernandez no hay motivos para su- poner la importacion: la fuerza creatriz de la naturaleza es siempre la misma; unas especies desaparecen y otras se: pre- sentan inesperadamente, segun las condiciones generales que ora las favorecen, ora las contrarían: por consiguiente, importa no ocuparse tanto de la causa como de los efectos para evitarlos; 387 y lo mismo es para el caso en que se hable de las papas y bo- niatos, que del cólera y el vómito. El Dr. Ramos hace notar que no se trata ahora de indagar las causas primeras, sino las condiciones próximas del fenóme- no, que, hallándose mucho más á nuestro alcance, podrán con mayor facilidad ser dominadas y destruidas; y en cuanto al remedio, no ha creido deber señalar sino uno, eficaz, el hierro y el fuego, porque si se aconsejan los que pueden considerarse como “anodinos,” no se aplicará el verdadero, y porque se tra- ta de parásitos endófitos, que se aposentan en el interior, y no de los que permanecen al exterior de la planta, epifitos. Opina el S». Orús que la causa verdadera del mal en la vid y en el trigo como en la caña, por ejemplo, se encuentra en el cultivo mismo, en el cual se pasan por alto sustancias que se necesitan, no sólo para la explotacion de tal ó cual produc- to, sino para el desarrollo y lozanía de la planta: el cultivador no debe proponerse un objeto único y exclusivo, no debe ol-— vidarse de la totalidad del organismo, ,sino esforzarse por re- formar la especie entera; y acepta el remedio enérgico del Dr. Ramos, siendo la causa interna, aunque tal vez conven- dría experimentar en buenas condiciones, haciendo ingertos en nuestros cocoteros con los de Baracoa: en la lucha por la vida entre diversas especies vegetales, perecen siempre con seguridad los más débiles. El Dr. Hernandez contesta que si todo se debiera al cultivo, no se darían hoy las papas y boniatos allí mismo donde ántes perecieron. Jl Sr. Presidente manifiesta que, en atencion á la importan- cia del asunto, quedaría el informe discutido á disposicion de cuantos quisieran consultarlo, á reserva de su publicacion en la forma indicada por el Sr. Montejo: lo que acordó la Aca- demia. | | Acuas Y Baños mineraLes.—En el uso de la palabra el Pr. Beato y Dolz, como ponente de turno de la Comision de Ba- ños y Aguas minerales, leyó un informe referente á las "de la Isla de Cuba, en vista de una R. O, de 26 de Abril de 1881, 388 pidiendo noticias de todo género respecto á ellos. La Comision cree que trabajos de esta índole necesitan los esfuerzos reuni- dos de diversos profesores, médicos, químicos y naturalistas, con recursos disponibles para practicar los análisis, investiga: ciones y estudios necesarios en cada localidad y en los innu- merables manantiales que existen en toda la Isla; y en la im- posibilidad de llenar debidamente su cometido, contestando cada una de las preguntas formuladas por el Ministerio de Ultramar, se limitará á dar una noticia de las aguas minero- medicinales que más se conocen, gracias á los análisis de quí- micos entendidos y á las observaciones recogidas por médicos ilustrados. En consecuencia, da una idea general del estado y situacion de las más, pasando despues á tratar de los manan= tiales del Jagiiey, ó Baños de Amaro, de Arroyo Arenas, de Guadalupe en Sancti-Spiritus, del Giiije en Trinidad, de Cie- go Montero en Cienfuegos, de Camugiro en Puerto Príncipe; en el departamento Occidental, los de San Diego, Santa María del Rosario, Madruga, Martin Mesa, San Vicente, Guanaba- coa, y por último los de la Isla de Pinos, útiles contra las afecciones del aparato digestivo y las que provengan de una debilidad general del organismo, los que ha dado á conocer nuestro socio de mérito el Dr. Hernandez. La Comision termi- na suministrando algunas indicaciones sobre la aplicacion y efectos curativos de dichas aguas, basadas en sus propiedades físico-químicas y en la práctica de algunos facultativos que las -han empleado en ciertos grupos de afecciones; y lamenta la falta de observaciones exactas y el descuido en que yace nuestra Hidrología Médica, muy distante del alto lugar que en la Ciencia le corresponde. (V. pág. 325.) El Dr. Hernandez no está de acuerdo con lo que en el in- forme se consigna respecto á Isla de Pinos, que está por so- pre todas las otras estaciones balnearias, puesto que allí ha visto aliviarse y áun curarse individuos casi desauciados por Ía- cultativos eminentes y diagnosticados»por ellos de tísis pul- monar, mal de $. Lázaro, cáncer, fiebres y parálisis inveteradas; y, para ilustrar la cuestion, podría remitirse al Gobierno la me- 389 moria por el Dr. Hernandez publicada hace ya algunos años. El Dr. Beato contesta que todas las temporadas de baños cuentan con cierto número de esas curas consideradas como milagrosas, pero que no o observaciones verdadera. mente ias ; El Dr. Gutierrez advierte que, por muy respetable que en la materia sea la autoridad del Dr. D. José de la Luz Her- nandez, no basta para la Ciencia aseverar ciertos hechos, sino que es preciso probarlos con observaciones científicas bien to- madas; y lo mismo habrá que hacer con los demás sitios de baños, lo que reclamaría un trabajo de otro género. El Secretario general opina que, en atencion 4 que el (Go- bierno pide entre otras cosas la remision de las memorias que se hubiesen publicado, es de aceptarse la oferta del Dr. Her- nandez y la que otros quisieran tambien hacer en ese sentido. Sometido el informe á votacion por el Sr. Presidente, tué aprobado, dándose por finalizada la sesion. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 DE ENERO DE 1882. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES:— Cutisrrez, Presidente, F. G. del Valle, J. de la L. Hernandez, Albear, R. Cowley, García, Galvez, Montejo, Ramos, Castellanos, Lastres, J. Torralbas, Plasencia, A, E. del Valle, Finlay, Orús, S. Fernandez, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente participa á la Real Academia que asisten á la sesion los Sres. socios de mérito Dr. D. Fernando (G. del Valle, Rector de la Real Universidad, Brigadier D. Francisco de Albear y Lara y Dr. D. José de la L. Hernandez. CorresPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario general: —1.2 Una invitacion del Gobierno General para Córte en Palacio con motivo de los dias de S. M. el Rey (q. D. 2); correspondiendo asistir en nombre de la Corporacion á los Sres. Presidente, Melero y Castellanos;—2. Un oficio 390 del Juzaado de 1.% Instancia del distrito de Monserrate, por exhorto del de San Cristóbal, con un testimonio relativo á la causa que se sigue por infanticidio 4 D.* M.... A....; de cuyo asunto se dió traslado á la Comision de Medicina Legal; —3. Una invitacion del Círculo de Abogados para la sesion solemne conmemoratoria de su constitucion, y distribucion de premios; á cuyo acto asistieron los Sres. Presidente, R. Cowley y Secretario; —4 .” Tres esquelas de invitacion para el baile del Casino Español, una de ellas dirigida al Sr. Presidente de la Academia y familia, y las otras dos que fueron remitidas á los _Sres. Santos Fernandez y Franca. Mazorra;—y 5.9% Otro id. de la Sociedad de Socorros Mútuos “La Caridad” de Grimes, suplicando se le remita un número grátis de los ÁxaLes para el salon público de lectura que ha establecido, á semejanza de los que existen en el extranjero, y para el cual se cuenta con el concurso de los Sres. periodistas; acordándoso de confor . midad. BreLioreca.—Presentó despues el Dr. Finlay, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, las publicaciones re- cibidas despues de la última sesion:—Crónica Médico-Quirúr- gica, año 8.2 núm. 1;—Repertorio de Farmacia, año 3.n. 9 1; —El Progreso Dental, núm. 12;— Revista Económica, 221 y 222;—Boletin de los Voluntarios, 249, 250 y 251;—El Bom- bero, año 2.2 núms. 3 y 4;—Boletin Comercial, 6 á 17 del presente año;—Avisador Comercial, núms. 6 4 15 y 17 del presente año, y las tablas de los tipos del oro español y libras esterlinas en 1881;—La Independencia Médica de México, 17 á 19,25 4 28;-—-Gaceta de Sanidad Militar, 167;—Crónica Oftalmológica, año 11, núm. 9;—Independencia Médica de Barcelona, 8;—Revista Marítima Comercial, 2 y 3;—Tribuna Médica de París, 694 y 697;—Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, 26 y 27,—y Programa de los premios de la Real Academia, del que se repartieron numerosos ejem- plares á todos los concurrentes. Menicisa LecaL.—Sospechas de envenenamiento.—Terminada la.correspondencia, presentó el Dr. Castellanos, á nombre de la 391 Comision de Medicina Legal, un informe relativo á la causa criminal que se instruye en el Juzgado de 1* Instancia de Ja- ruco para averiguar el orígen de la muerte de D. Cárlos lz- quierdo y Cancio; consultándose por dicho Tribunal si con los datos consignados en el testimonio que se remite ála Real Academia, puede científicamente afirmarse en lo absoluto, 6 al ménos con alguna seguridad, que no haya existido intoxi- cacion Ó envenenamiento en la referida persona.—Segun consta en aquel testimonio, enfermóse D. Cárlos Izquierdo el 12 de Setiembre del año próximo pasado, no habiendo ocurri- do sino al sexto dia al facultativo de la localidad, quien lo en- cuentra apirético; pero sospechando la existencia de una fiebre biliosa remitente, aconseja un vomitivo de jpecacuana: éste medicamento produjo alguna mejoría, aunque pronto empe- zaron los síntomas á recrudecer en el mismo dia, presentando el enfermo extraordinario delirio y un mal estar que le priva- ba de la respiracion, en cuya situacion permaneció hasta su- cumbir en la mañana siguiente, lo cual hace presumir que fuera invadido de un nuevo acceso febril de carácter pernicioso, á juzgar por los síntomas enunciados, concluyendo la afeccion por asfixia. Llamado otro facultativo, no llegó á casa del pa— ciente sino cuando ya era cadáver; pero en vista de los sínto- mas mencionados, del aspecto de la lengua, de la hemorragia | " encial y de la sufusion hemorrágica ictérica de la cara, cuello, pecho y vientre, confirmó la opinion del médico anterior. Verificada la autopsia despues de trece dias de inhumado el cadáver, que se encontró en putrefaccion avanzada, se reco— gieron las vísceras para el análisis químico que practicaron dos eminentes profesores, resultando de sus investigaciones, hábilmente conducidas y minuciosamente relatadas, que “no _Jes ha sido posible descubrir en las vísceras, cuyo análisis se les ha confiado, la presencia de sustancias venenosas.” De mo- do que todos los antecedentes del caso, asi los suministrados por los familiares del difunto Izquierdo, como los síntomas observados por los facultativos que lo visitaron ántes y poco despues de su muerte, concurren á favor de la idea de que 392 falleció á consecuencia de una fiebre palúdea biliosa, con fe— nómenos cerebrales y torácicos, que en una de sus accesiones revistió el carácter pernicioso; y el análisis químico, con.todas sus reacciones negativas, aleja enteramente la sospecha de un envenenamiento.—De todo lo cual deduce la Comision: que “con los antecedentes que obran en el testimonio, puede afir- marse científicamente, con toda seguridad, que no ha existido intoxicacion ó envenenamiento en la persona de don Cárlos Izquierdo.” HE Tétano traumático.—Aprobado sin discusion el anterior im- forme, leyó otro el Dr. Cálvez, á nombre tambien de la citada Comision, referente á la causa de la muerte del negro Antonio Llópiz, patrocinado del ingenio “Belencita,” y pedido por el Juzgado de Primera Instancia de San Juan de los Remedios, —Segun los antecedentes y datos periciales contenidos en el testimonio remitido á la Academia por medio de exhorto al Sr. Juez del Distrito del Pilar, el dia 10 de Noviembre del año próximo pasado, entre siete y ocho probablemente de la mañana, porque ningun documento lo determina, recibió el moreno ya mencionado un golpe en la parte superior de la frente, que le produjo una herida de una pulgada ó tres centíi— metros de extension.—Fué curado por el enfermero, que le puso un simple apósito de tivas de esparadrapo, y enviado _luégo al cepo, donde permaneció dos dias. Al siguiente fué le- vantado este apósito y sustituido por curaciones que hizo el enfermero con bálsamo peruviano y que continuaron hasta el cuarto ó quinto dia, época en que lo visitó por primera vez el médico de la fiuca, quien parece notó algo de anormal en la herida, puesto que hizo sustituir las curaciones con el bálsa— mo peruviano por las de ungiiento amarillo, sin duda con obje- to de hacerla supurar. Dice el médico que la herida no tenía más que un centímetro de extension, que la consideró de ca— rácter leve, y no observó que el enfermo presentase nada de particular. Pasaron otros cuatro Ó cinco dias, al cabo de los cuales fué requerido nuevamente el médico para que viniese á ver al enfermo, y le encontró sin fiebre, quejándose de un 393 agudo dolor en la region epigástrica, con exacerbaciones de cuando en cuando, tension de toda la region abdominal, y tam- bien una punzada al pecho. En presencia de estos sintomas, diagnosticó una neuralgia al tubo digestivo y prescribió para combatirla una cucharada de hidrato de cloral cada hora y unas fricciones de esencia de trementina con láudano y aceite de olivas á toda la columna vertebral. Agrega que mejoró el paciente de dia en dia en virbud de este tratamiento, hasta el extremo de llegar á tomar sus alimentos casi como en el esta— do normal; pero que, sin embargo de las ventajas obtenidas, se le avisó que habia fallecido el 1% de Diciembre, es decir, á los veinte dias de herido, en su opinion á consecuencia de un agotamiento nervioso y asfixia; de una hemorragia cerebral en la del facultativo que practicó la autopsia; y del pasmo, segun la creencia de los compañeros de Llópiz. Examinados detenidamente los documentos que obran en el testimonio, discutidas las opiniones periciales que en él se consignan y cotejadas con el valor de los hechos acusados en otras decla- raciones, concluye la Comision: 1.9 que los documentos que se acompañan no arrojan datos suficientes para deducir de un modo terminante, considerados científicamente, cual haya sido la verdadera causa inmediata de la muerte del moreno Antonio Llópiz;—2. que las lesiones encontradas en el ce- rebro y demas órganos en el cadáver, segun están descritas, no justifican la conclusion de que dicho individuo murió á consecuencia de una hemorragia cerebral; y 3.9 que en vis. ta de las declaraciones de los testigos, compañeros del enfer- mo, de la descripcion de los síntomas que hacen el facultativo de asistenc ia y el enfermero á cuyo inmediato cuidado estuvo; del tratamiento empleado y dela terminacion de la enfer- medad por asfixia; y teniendo en cuenta la existencia de una herida contusa en la cabeza, el estado de disgusto y abati- miento moral necesarios del individuo; las condiciones de localidad del punto donde ocurrió el hecho, y la estacion del año en que las vicisitudes atmosféricas y cambios de tempera- tura son tan rápidos y frecuentes, parece bastante probable T. xyI.—491 394 que sí haya existido un tétano traumático, como accidente posible consecutivo á la herida, y que éste haya sido la causa de la muerte del negro Antonio Llópiz. Discusion. —El Dr. KE. Cowley, en medio de reconocer que el trabajo del Dr. Gálvez es un brillante informe, no está de acuerdo con que se atribuya al hidrato de cloral una accion hiperémica cerebral, pues no la tiene sino sobre la célula gris, produciendo la anemia del bulbo; po ocasiona la hiperemia, sino más bien la isquemia. Y como no se necesita de ese dato para explicar la muerte en el: caso de referencia, habiendo otros que dau razon de ese término, pudiera ' suprimirse un parecer que no está á la altura de la ciencia. e El Dr. Gálvez contesta que esa cuestion está todavía sub judice y no resuelta ¿Producen el hidrato de cloral ó el clo- roformo la hiperemia ó la anemia? Aun cuando supongamos lo último, bay que considerar que el cerebro no está aislado, sino por el contrario relacionado en sus funciones con las de la respiracion y circulacion, que pueden dar lugar á una hi- peremila pasiva, que es á la que se ha referido. El tétano no mata por sí, sino por la asfixia, que en ese caso es provocada por la contracción tónica de los músculos respiratorios; 4 cuyo efecto ha podido agregarse la accion de la sustancia empleada para combatir la enfermedad. Y como por otra parte es éste un punto de vista que incidentalmente se ha tocado en el informe, sin darle'otra importancia, no hay ne- cesidad de suprimirlo, | | El Dr. Rk. Cowley insiste en su argumento: tanto el cloro: formo como el hidrato de cloral, cuya accion se explica por su conversion en el primero Ó sin esta transformacion, no tienen influencia sino de una manera lenta, tardía y última en las funciones circulatorias, existiendo primeramente un periodo de excitacion, que con la segunda sustancia apénas es perceptible, y despues otro de depresion, aprovechable en terapéutica; los primeros fenómenos son simplemente nervio- sos, y en los segundos, dada la lentitud circulatoria, ya no hay fuerza bastante para promover esas congestiones que, sl 395 existieran, léjos de aumentarlas contribuiría 4 disminuirlas el hidrato de cloral. Conviene el Dr. (Fálvez en que el Sr. R. Cowley tiene ra- zon refiriéndose 4 los primeros momentos de la administra- cion de la sustancia aludida; pero él dijo en su informe, des— pues de consignar que el emfermo estuvo sometido al uso frecuente y continuado del hidrato de cloral, que éste, lo mismo que todos los anestésicos de su clase, determina una hiperemia del encéfalo, que si se prolonga demasiado, puede llegar á convertirse en una congestion activa de la víscera y dejar sigaos semejantes á los encontrados en la autopsia. La ley física implica una correlacion tal entre ambos fenó- menos, que para que haya anemia en una parte, es preciso que ocurran congestiones pasivas en otros sitios más distintos, Además, conviene notar que si en el cuerpo del informe se trata de dicho asunto, en sus conclusiones no se acusa de ninguna manera al anestésico, puesto que sólo se indica el tratamiento empleado como asociándose á las otras concausas que obraron en el sentido de la congestion sanguínea. El Dr. KR. Cowley advierte'que ningun anestésico mata por congestion cerebral, sino por asfixia rápida, y en el caso de que se trata hay gradacion. de los fenómenos: la gran conges. tion pulmonar que se observa excluye desde luégo la hipere- mia encefálica; el sueño que producen aquellos es debido 4 la anemia; y además de ser conveniente establecer la distincion entre los efectos fisiológicos, terapeúticos y tóxicos, si la cues- tion está todavía sub judice, segun asegura el Dr. Gálvez, no hay necesidad de acudirá lo: dudoso para cimentar las con- clusiones del informe. El Dr. Gálvez recuerda los casos de muerte por. el clorofor- mo y el cloral en personas que han abusado de dichas sustan- cias, encontrándose despues en las autopsias lesiones de na- turaleza inflamatoria. El Dr. J. L. Hernández indica que las congestiones activas y pasivas no sólo se diferencian por las condicionés en que se producen y los fenómenos que las acompañan, sino hasta por 396 el sistema vascular que les sirve de asiento, arterial en un caso, venoso en el otro. Atendiendo á que el punto que se debate tiene en el infor- me un carácter accesorio, á que allí se considera la hiperemia como un resultado ulterior é indirecto, 4 que en la adminis- tracion repetida y exagerada del hidrato de cloral se observan á veces ciertos fenómenos que muy bien pueden atribuirse á la congestion ó hiperemia cerebral, y á que la Medicina Legal, bajo el punto de vista toxicológico, registra algunos casos de muerte por el cloroformo, dejando como huellas las hipere- mias indicadas, —el Dr. Mestre cree que no hay perentoria ne- cesidad de la enmienda propuesta por el Dr. Cowley. Este académico persiste en que ninguno de los anestésicos mata por congestion, pero acepta que en los casos en que ha ocurrido ésta, se debe á la formacion del ácido carbónico; y si la autopsia ha acusado aquellas lesiones, que se atribuyen al hidrato de cloral, la cuestion no es ya de fisiología ni de terapéutica, sino de toxicología, y dígase en buen hora que la muerte reconoce por causa al hidrato de cloral. El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio), aludiendo á lo última- mente expuesto por el Dr. R. Cowley, pidió explicaciones de como se formaba el ácido carbónico en los pulmones de los asfixiados por el hidrato de cloral y otros anestésicos, porque para él lo que pasa en esas asfixias no es más que acumulacion del ácido carbónico por falta del movimiento fisiológico de los actos respiratorios, que van menguando en número y ener- gía; y así es como podemos darnos razon, en diverso sentido, de la mayor actividad de la respiracion en la estacion del in= vierno y donde la atmósfera es más pura, como en alta mar y en los campos, porque necesitamos quemar más carbono por los actos respiratorios, que son más ámplios, y por eso se des. pierta el apetito para satisfacer la 'necesidad de dar carbono por la respiracion. El Dr. .R. Cowley siente tener que recordar al Sr. G. del Valle las nociones de la Fisiología moderna: que cierta canti- dad de sangre permanece siempre en el pulmon,.......... 397 El Sr. Presidente lama á la cuestion á los Sres. conten. dientes, con el objeto de que el debate no se extravie, ha- ciéndose interminable. | . El Dr. Finlay manifiesta que, aunque desde el principio ha bia aceptado la enmienda propuesta por el Dr. Cowley, porque en el estado actual de la ciencia debe inclinarse el ánimo áexplicar por la anemia, y no por la hiperemia, los fenómenos cerebrales provocados por la accion anestésica, despues de las explicaciones dadas por el Dr. Gálvez, que la admite como un resultado indirecto, que en efecto pudiera tener lugar, no cree que haya inconveniente en aceptar la opinion del académico citado, tal como éste la ha formulado. El Dr. Qálvez agrega que en el fondo el Dr. Cowley y él están de acuerdo, pues la divergencia sólo existe bajo el punto de vista en que cada cual se ha colocado, terapéutico para el uno, fisiológico para el otro; más¿ no es cierto que el hidrato de cloral puede producir la asfixia? Replica el Dr. R. Cowley que dizha sustancia no produce la asfixia sino despues de haber modificado los nervios moto. res cardíacos, lo cual es una consecuencia y no seguramente los efectos terapeúticos, que son cosa distinta: jamás produce congestiones, sino en los casos de intoxicacion; resultando de aquí un inevitable dilema: ó se trata de los efectos fisiológl- cos y terapéuticos, en cuyo caso no acepta la ciencia aquellas “hiperemias; ó se trata de un caso de envenenamiento, que es preciso entónces atribuir al cloral, haciéndolo responsable de la muerte del negro. | El Dr. Castellanos considera suficientemente discutido el particular, pareciéndole cosa muy grave que se pretenda modi. ficar Ó cercenar una parte de un informe tan completo como el que ha presentado el Dr. Gálvez, porque en un asunto que está sub judice haya admitido una de las opiniones que consigna la ciencia contraria á la de otros, cuando esa diferencia de pare- ceres se apoya en distinta base, ya en la Fisiología, ya en la Te- rapóutica;- y termina proponiendo á la Academia que se some. ta á votacion el informe leído, sin enmienda de ninguna clase, 398 Creyéndolo tambien asi el £7r. Presidente, se procedió á aquélla, siendo aprobado por unanimidad dicho informe, con excepcion del voto particular del Dr. RR. Cowley, quien lo for= muló del modo siguiente:-“Las hiperemias y congestiones ce- rebrales no corresponden á los efectos fisiológicos ni terapéu- ticos del cloral.” eN Paronocía veortaL.—infermedad de los cocoteros.—Conti- nuando despues la discusion en la ánterior sesion iniciada, expresóse el Dr. Finlay en los siguientes términos: “Al pedir que quedara sobre la mesa el interesante trabajo que en la sesion pasada nos leyó el Dr. Ramos, dije que no era mi ánimo discutir sobre cuestiones de Botánica, en cuyo ramo de Historia Natural reconozco desde luégo. mi incompetencia. Si he querido leer detenidamente el importante informe de la Comision que se nombró para estudiar la enfermedad que amenaza destruir los cocoteros de la isla de Cuba, ha sido pa- ra cerciorarme de que las conclusiones del informe son estric- tamente deducibles de las premisas sentadas por el ponente; no viniesen luégo otros experimentos ulteriores á contradecir las terminantes declaraciones de ese trabajo, despues que las hu— biéramos aprobado. Mi crítica, léjos de aminorar el mérito de la memoria del Dr. Ramos, creo que habrá de redundar en provecho su yo. “Tres puntos esenciales incumblia al Dr. Ramos demostrar, para que su teoría tuviese el carácter positivo que él mismo le atribu y e: | 1.2 Que no es un parásito animal, como otros lo habían atirmado, el que ocasiona la enfermedad de los cocoteros. 2. Que, admitida la presencia de un hongo de la familia de las Uredíneas en los cocoteros enfermos, ese parásito vegetal es realme nte la causa de la enfermedad y no una mera coinci- dencia ni un epifenómeno de la enfermedad principal. 3.2 Que el tratamiento propuesto por la Comision es con- secuente con la causa á que se atribuye la enfermedad que se pretende combatir. “Respecto al primer punto, conocida la competencia del Dr. 399 Ramos y de los Sres. D. Felipe Poey y Vilaró cuya” firma va al pié del informe, debemos admitir que se le ha satisfecho por completo, toda vez que en cuatro cocoteros, ya evidentemente invadidos de la enfermedad y escrupulosamente examinados desde la raíz hasta la flecha, no se encontraron insectos ni lar- vas de ningun género. “No sucede otro tanto, empero, respecto del segundo punto que he señalado. No encuentro en el trabajo de la Comision ninguna tentativa de comprobacion experimental, ya para cer- clorarse de que en los cocoteros sanos, fuera de la zona inva- dida por la epidemia, jamás se encuentran uredos de la espe- cie observada por el Dr. Ramos, ya practicando inoculaciones, ingertos ó trasplantaciones del Uredo cocivoro del Dr. Ramos para averiguar si su desarrollo en cocoteros sanos reproduce la enfermedad que se le incrimina. Si el Dr. Ramos hubiera señalado siquiera caractéres diferenciales por los que fuera posible identificar el uredo cocivoro fuera del cocotero enfer- mo, podrían otros botánicos resolver nuestras primeras dudas; pero faltándonos esos caractéres, se hace indispensable que el mismo observador nos diga si ha confrontado un número su- ficiente de cocoteros sanos para cerciorarse de que en ellos nunca existe el mismo parásito. Todavía con esta averigua. cion no resultaría sino un grado mayor de probabilidad 4 fa— vor de la teoría del Dr. Ramos: para que ésta fuese una de- mostracion positiva, sería necesario reproducir artificialmente la enfermedad de los cocoteros, haciendo que el mismo parási- to se desarrollara en un cocotero sano. “Bien comprendo, Sres., todas las dificultades que este gé- nero de demostracion envuelve, y quizás sea esta Irrealizable Sin alguna cooperacion directa del Estado -ó de los Municipios interesados, para que puedan hacerse los estudios con toda la extension debida; pero si me detengo en señalar algunas defi- ciencias en el trabajo que nos ha leido el Dr. Ramos, es pues únicamente para aplazar y no para contrariar las conclusiones del informe. : “En fin, al llegar al tratamiento de la enfermedad descu- 400 bierta por el Dr. Ramos en los cocoteros, estoy de acuerdo en considerar por ahora lo más acertado la aplicacion del ha- cha y del fuego 4 todos los que estén invadidos del mal; pero al proponer este tratamiento, considero que el Dr. Ramos táci- tamente admite el carácter puramente teórico-de su explica- cion, puesto que no aconseja el empleo de sustancias parasiti- cidas capaces de destruir los uredos y sí que se recurra desde luégo á un medio que sería igualmente eficaz, cualquiera que sea la causa de la enfermedad, siempre que ésta. sea trasmisi- ble. He dicho que estoy de acuerdo en que se corten y que- men los cocoteros enfermos, fundándome en el mismo motivo que tuvieron los rusos para destruir y quemar los pueblos in— vadidos por la peste, para evitar la propagacion de este azote, porque no se conoce aún con certeza la materia del contagio ni su modo de trasmision. Destrúyanse, pues, con el hacha y el fuego los cocoteros enfermos, á reserva de buscar una medica— cion ménos violenta cuando el peligro sea ménos inminente. “En vista de las consideraciones qne dejo expuestas propon- go, salvo vuestro mejor parecer, que se invite al ponente de la Comision á que formule en términos ménos absolutos sus con- clusiones, y que deje en salvo su responsabilidad y la nuestra entre tanto él mismo haya podido convencerse de que el hongo por él observado constituye realmente una especie nue- va, y que merece el epíteto de “cocívoro” que le da. Para cuyo fin convendrá agregar algun artículo, por el cual la Comision reconozca que no considera el problema como definitivamente resuelto.” En virtud de lo avanzado de la hora, declaró el Sr. Presi- dente terminada la sesion, quedando para la próxima en el uso de la palabra los Sres. Ramos, Orus y Montejo en la misma discusion. | SESION PÚBLICA ORDINARIA DE 12 DE FEBRERO DE 1882. Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES: — GQutierrez, F. (E, del Valle, Allbear, Gálvez, Lastres, A. E. del Valle, Castellanos, Beato, 401 García, Ramos, Orús, Rodriguez, F. Torrálbas, ¡Santos Fer- nandez, Finlay, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr.Presidente participa á la Academia que asisten á. la sesion los Sres socios de mérito Dr. D. Fernando G. del. Valle y D. Francisco de Albear y Lara. CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario General:—1.9 un oficio del Gobierno General, remitiendo 12 frascos que contienen el bálsamo llamado “Tonani-ya—capan” como preservativo y curativo le la fiebre amarilla y otras enfermedades, los que pasaron á exámen de la Comision de Remedios Nuevos y Secretos, que sin duda necesitará de algun tiempo para poder comprobar las virtudes que se atri- buyen á dicho remedio; — 2. - otro oficio del mismo. orígen» recomendando la mayor actividad en la aplicacion de dicho remedio; de que se dió traslado á la mencionada Comision; 3. una invitacion del Excmo. Sr. Alcalde Municipal Presi- dente y Sres, Vocales de la Junta Local de Instruccion Pri- maria de la Habana para la distribucion de premios en las escuelas municipales de este término; en cuyo.acto no. pudo estar representada la Academia, por haberse recibido dema: siado tarde aquella invitacion;—4.9 un oficio del Juzgado de Primera Instancia del Distrito del Pilar, recordando el infor- me pedido 4 la Academia sobre la causa de la muerte del moreno Antonio Llópiz; informe que le fué remitido en, su oportunidad;—5. 9 otro id. del Juzgado do Primera Instan- cia del Distrito de Jesus María, recordando el informe pedido á la Academia en causa criminal por muerte de D. Cárlos Iz- quierdo; informe que le fué remitido oportunamente;—6.?9 una invitacion de la Junta Central de la Exposicion de Ma- tánzas para la reapertura oficial de ésta; habiendo sido nom- brados en Comision para asistir á dicho acto los Sres. S. Fer- nández, Montejo y Beauville;—7. 9 un oficio del Sr. Presidente del Colegio de Farmacéuticos de la Habana, manifestando el deseo de que se le permita: celebrar una sesion en el salon de T. xvIr.—00 402 la Real Academia, para las elecciones de la Junta Directiva del mencionado Colegio; acordándose de conformidad respecto de los dias en que dicho salon no esté ocupado por la Acade— mia ó las Corporaciones que tambien celebran en él sus con- ferencias. BrgLioreca.—Hallándose presente el Dr. Finlay, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, presentó las pu- blicaciones recibidas despues de la última sesion: —Repertorio de Farmacia, n? 2;—Progreso Dental, año II, n? 1;—Boletin Oficial de los Voluntarios, 252, 253 y 254;—Revista Econó— mica, 223 y 224;—Avisador Comercial, 18 4 34;—Boletin Co- mercial, 18 4 33—El Bombero, 5, 6 y 7;—Gaceta de Sanidad Militar de Madrid, 168;-—Independencia Médica de Barcelona, 11;—Estadística Demográfico-Sanitaria de la Península é Is- las adyacentes, 28 y 30;—La Ilustracion Militar, 15;--Com- pendio de Historia Militar, por D. Pedro Hernández Raimun- do;—Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, 28, 29 y 31;—Estadística Vital de la Ciudad de New York, Noviembre y Diciembre de 1881. OPCION A SOCIO CORRESPONSAL.—Quedó enterada la Academia por su Secretario general de que, en cumplimiento del art. 17 del Reglamento en ella vigente, E! Conde Alejandro de Lu. bawsky, gentil-hombre ruso, había remitido un trabajo, ó me- jor dicho un análisis de todos los artículos y libros científicos por él publicados, acompañado de su retrato con todas las con- decoraciones que ha obtenido, á fin de ser nombrado socio co- rresponsal de esta Corporacion;—acordándose pasar á infor— me de una Comision el citado trabajo, que lleva por epígrafe: “¿Ceca sine medicina jurisprudentia criminalis.” DeruncioNes.—Tambien dió cuenta el Secretario general del fallecimiento de dos distinguidos socios corresponsales, nacio— nal el uno y extranjero el otro.—El Dr. D. Federico Prats Grau, que ha muerto el 27 de Noviembre último en Barcelo. na, á los 30 años de edad, ingresó en la Academia en 20 de Marzo de 1880, habiendo presentado con ese objeto una me- moria intitulada “Crítica razonada de las clasificaciones far- 403 macológicas, con indicacion de los fundamentos de la Farma- cología natural.” Autor de un “Manual de falsificaciones bajo el punto de vista farmacéutico” y de un estudio sobre “Los medicamentos gal énicos bajo el punto de vista de la uniformi- dad desu composicion;” director y fundador del periódico “El Laboratorio;” editor del “Tratado de Farmacia Operatoria de Fors y Cornet”, al publicarse por segunda vez,—era un espí. ritu inteligente y solícito, avanzado y progresista, cuya pérdi- dida es sin duda sensible para la ciencia y profesion farmacéóu- ticas y para las Corporaciones á que pertenecía. El Dr. John William Draper, natural de Inglaterra, aunque domiciliado desde muy jóven en los Estados Unidos de Amé- rica, en donde falleció en 4 de Enero último, catedrático de la Universidad de Nueva York, identificado con el progreso his- tórico, científico y literario de aquel país, se ha dado 4 conocer por sus trabajos é investigaciones acerca de la accion química de la luz, la tempera tura de la incandescencia, la fotografía, las fuerzas que producen la organizacion de las plantas, y libros de texto relativos ála Química y la Historia Natural. Su “Histo- ria del desarrollo intelectual de Europa,” que ha merecido ser traducida en nueve lenguas, sirve de complemento á su Fisio- logía humana, estática y dinámica, y le abrió las puertas de la Academia. Tanto esa obra como las que publicara sobre la Política y guerras civiles de América y los Conflictos entre la Religion y la Ciencia, llevan el sello dela originalidad y del saber, junto con la aplicacion científica de las leyes históricas. Mebrcisa LEGAL. Causa por infanticidio.—Leyó despues el Dr. Rodriguez , como ponente de turno de la Comision de Medici- na Legal, un informe relativo 4 la consulta hecha por el Juz- gado de Primera Instancia de San Cristóbal en causa seguida contra D? M... A... por infanticidio.— Refiriéndose las preguntas formuladas por dicho Juzgado á la existencia del parto natural ó del aborto, á la viabilidad del feto y al tiempo de la preñez, la Comision discute todos estos particulares, en vis” ta de los documentos periciales que fueron remitidos á la Real Academia, y termina con las siguientes conclusiones: 1.” Que 404 con arreglo á los principios de la Ciencia y practicándose los reconocimientos necesarios en este caso, ha podido conocer el facultativo si hubo parto natural ó aborto, y en este último caso la no viabilidad del feto; mas no la viabilidad en caso de parto natural ¿ prematuro, ó provocado, sin la presencia del feto; 2. Que hoy, con vista de lo consignado en las diligencias, no puede precisarse la viabilidad ó no viabilidad del feto; 3.2 Que no puede saberse, dados los «untecedentes que tiene á la vista la Comision, si la A... pudo desconocer el tiempo de su preñez; porque las mujeres que no han parido se equivocan con frecuencia en la fecha de su embarazo, las que han parido algunas veces, y las reos de infanticidio siempre; y 4? Que el infanticidio no está probado, aunque existe alguna relacion entre el estado de la madre y los anexos del feto encontrado, que hace sospechar, pero sólo sospechar, la existencia de un parto. - ParoLocIa veGETAL.— Enfermedad de los cocoteros.—Discusion. —Aprobado por unanimidad el anterior informe, hizo uso de la palabra el Dr. Rámos para contestar las observaciones que, al finalizar la última sesion, hubo de dirisirle el Dr. Finlay con motivo de su memoria sobre la enfermedad de los cocote- ros.—(V. pág. 398.) —Empieza declarando que el estudio de la criptogamia ofrece áun hoy tan sérias dificultades, que no es extraño el error en quienes á él nó se hayan dedicado. Sa- tisfecho el primer punto, es decir, el relativo á la no existen= cia del parásito animal, con carácter constante, no habiéndolo encontrado tampoco el Sr. D. Sebastian Alfredo de Morales; respecto del segundo ó sea el parásito vegetal encontrado en los cocoteros y considerado como causa de su enfermedad, advierte que las especies triptogámicas no se han clasificado todavía, contentándose los autores con llamarles “Uredos” por ejemplo, y agregarle el nombre de la especie sobre la cual se ha desarrollado el hongo; por esto mismo le ha llamado cocívoro, hallándosele siempre en la planta viva. Para llenar las condiciones de la experimentacion exigidas por el Dr. Fin- lay, tendría que colocarse (como para el “Mosquito” propaga- 405 dor de la fiebre amarilla) fuera de la zona infestada; pero el Dr. Ramos, en donde quiera que ha visto la enfermedad, ha podido observar que casi todos los individuos estaban inocu- lados: ha hecho tumbar hasta 60, y siempre ha tropezado con la misma lesion, con los mismos caractéres y los mismos pun- tos invadidos, no encontrándose sino muy pocos cocoteros sa— nos. Hacer los experimentos, para complacer al Dr. Finlay, inoculando cierto número de éstos fuera de la zona epidémica, sería llevar la enfermedad á donde no existe, y nadie sería ca- paz de cargar con tal y tan grave responsabilidad. Tocante al tercer punto, esto es, en cuanto al tratamiento, correspon- diendo esos hongos al grupo de los endófitos, que no están so bre sino debajo de la epidérmis, allí no llegan los parasiticidas (azufre, cal, ácido fénico, etc.); los ensayos efectuados no han dado hasta ahora ningun resultado; y aunque se les aconseje para cuando el peligro sea ménos inminente, en la práctica no es posible distinguir lo que es más de lo que es ménos inmi- nente: es preciso recordar que se trata de gérmenes que no mueren, que atacan inmediata y simultáneamente, hasta el punto de que en cada hojuela se reunan hasta tres millones, obturen los poros de la planta y se nutran de su parénquima, acabando con su existencia. Pero el vulgo se deja llevar de lo más aparente, del cucarachon (_Blatta ); las larvas de la mos- ca se desarrollan en todas las putrefacciones; y en cuanto á las bacterias, las tragamos por millones, no sou nocivas miéntras existe la vida, hacen sus estragos tan pronto como ésta cesa: el calor y la humedad son condiciones favorables; y la putre- faccion, consecutiva á la muerte de la planta, se presta á que vengan los insectos y desoven en el individuo ya cadáver. Respecto á la determinacion de la especie, basta el género Puccinia de Tulasne y otros, y que el Dr. Finlay acepte que la enfermedad ha sido descubierta por el Dr. Ramos. El Dr. Finlay contesta á las observaciones presentadas por el Sr. Ramos, que cuando no hay una nomenclatura buena que sirva de guía para la clasificacion, es sobre todo necesario des- cribir detalladamente la nueva especie animal ó vegetal, y no 406 incurrir en un círculo vicioso, como parece acusarlo la deno- minación empleada, de la que se deduce que aquel hongo es- un cocivoro porque devora el coco, y un Uredo porque es un endófito, y al revés; —que el microscopio no se ha fijado para la demostracion de la teoría; que él ha examinado siempre los parásitos fuera de la epidérmis, siendo indispensable enseñarlo dentro de la planta; que en un fragmento de penca blanca ha- 116 partes rojas que le parecieron proceder del micelio del criptógamo; y que en vez de darse á éste el nombre de cocívo- ro, lo que es prejuzgar ya la cuestion, es preferible llamarle cocoes, limitándose á señalar la plantá en que existe, sin de- clarar que la devora. El Dr. Finlay comprende tambien la necesidad de la Comision propuesta por los Sres. Gálvez y Ramos. El Sr. Orús explica la existencia de la sustancia rojiza que encontró el Dr. Finlay por el aspecto del hymenium que exudan los uredos. Arguye el Dr. Finlay que en ese caso siempre se hubiera encontrado alguna alteracion en la distribucion de la citada materia. El Dr. Gálvez leyó en seguida una memoria sobre el mismo asunto, acompañada de láminas y fragmentos de la planta, en que aduce un conjunto de pruebas encaminadas 4 demostrar que la enfermedad de los cocoteros es debida á un parásito animal, al que propone se le distinga con el nombre de “Cocí- voro vandálico” por sus extensas devastaciones en la - planta mencionada.(*) | 1 El Dr. Réamos considera ameno el trabajo del Dr. Gálvez, aunque cree que se ha equivocado del todo en la apreciacion de los hechos. Insiste en que el Uredo no vive en la planta muerta; en que alimentándose de su jugo propio, llega un mo- mento en que se desprenden las hojas, despues de haber pre- sentado distintos colores; en que la penca del centro no siem—- pre está putrefacta, dependiendo esto de la época en que se (*) No la incluimos aquí por no haberla aún entregado su autor; pero la insertare- mos más adelante, ¿ 407 la examina; en que ese peciolo muerto, que tanto ha llamado la atencion del Dr. Gálvez, lo ofrece todo, y, por lo mismo, de su estudio nada puede deducirse de positivo; en que si se hiciera una seccion de la yema terminal, se vería que 4 menudo está sana á pesar de que caigan las hojas; en que sería necesario ha- cer un cálculo comparativo del número de parásitos vegetales y animales para fijar bien la preponderancia de aquéllos ó de éstos, y además precisar con toda exactitud su cronología res- pectiva; que, segun el Sr. D. Felipe Poey, para que los estragos se debiesen á un parásito animal, sería menester que de él es- tuviese cubierta la planta de arriba 4 abajo, á la inversa del Dr. Gálvez, que encuentra suficientes las alteraciones del pe- ciolo; y que seria maravilloso que dichos estragos se debiesen á tales parásitos, cuando á cada paso tenemos la demostracion de que por los parásitos vegetales mueren las plantas, sirvien- do de ejemplo las papas, los viñedos y otros. El Dr. Gálvez propone, para llegar á un resultado verdade. ramente útil para la ciencia y la industria, que se verifique la observacion directa de los hechos por personas entendidas, de- jando á un lado todo punto de vista teórico. El Dr. Ramos acepta desde luégo esa proposicion y pide que dos ó tres individuos idóneos acompañen la Comision en la excursion que con el objeto indicado llegara á realizarse. Interviniendo en la discusion el S». Orús, manifestó que se felicitaba por haber cedido su turno al doctor Gálvez, pues le había proporcionado el placer de vir un trabajo escrito con tal elegancia de forma; sintiendo al propio tiempo no hallar. se de acuerdo con la teoría en él sustentada, Que la idea de atribuir la enfermedad de los cocoteros á la voracidad de algun entomozoario no era nueva; pues recordaba perfectamente, que en los primeros tiempos en que la epidemia se dió á conocer, el Académico Dr. Vilaró habia descubierto las larvas y ninfas de dichos insectos en los cocoteros enfer— mos, en virtud de lo cual se inclinó á atribuirles la causa de la enfermedad, opinion que abandonó más tarde, conociendo 408 que los estragos que pudieran causar no eran suficientes á explicar la muerte de las plantas. Que á su vez, interesado por la salvacion de los cocoteros» había tratado de inquirir si en otros países, donde tambien se cultiva, había habido casos de enfermedad como la de la Isla de Cuba; y que de un artículo sobre el cultivo del Cocotero en Ceylan, publicado en el Fergusson's directory, había traducido unos párrafos relativos á las enfermedades de dicha planta, concebidos en estos términos: “El primero de los enemigos del cocotero, respecto del órden de sus ataques, es el escarabajo negro. Estos insectos se ceban en las plantas, tan pronto como éstas tienen sustancia suficien- te para satisfacer sn voracidad. Se alimenta principalmente de las hojas tiernas, no desarrolladas todavía. Alguna, muy rara vez, y esto en planteles menores de dos años, corroe por debajo de la yema vital y mata la planta. Las que son objeto de sus ataques se presentan con un aspecto miserable; pero como se ceban tambien sobre las más precoces y prósperas, y éstas re- sisten bien, no llegan á4 deformar un plantío en la proporcion que sería de temer. El medio más comun de combatirlos con- siste en atravesarlos con alambres puntiagudos, cuando están trabajando dentro de la planta. Es dudoso, sin embargo, que esta persecucion contra el insecto perfecto, pueda dar los re- sultados que daría la destruccion de sus larvas, Donde quiera que se empobrece la vegetacion se encuentran larvas en abun- dancia, bajo la forma de un gusano blanco y gordo, de dos pulgadas de largo, y del grueso de un dedo meñique en su mayor desarrollo. Dos hombres bien dirigidos, darían más re- sultado matando larvas, que veinte destruyendo insectos per- fectos dentro del árbol.” | | “El escarabajo rojo es el peor y más dañino de los enemigos del cocotero. Este insecto en su estado perfecto no tiéne Ór: ganos de nutricion; pero su larva devora la mejor sustancia del cocotero, y en muchos casos la caida de la copa es la pri- mera señal de su presencia. Los destrozos que causa son tan grandes que algunos propietarios han perdido el tercio de sus : 409 planteles en los primeros diez años de cultivo. ste escaraba- jo deposita sus huevos donde quiera que encuentra una hen- didura en la corteza del árbol, para preservarlos de cualquier accion destructora. Así que nace, comienza á roer y labrarse camino por dentro del árbol, con ramificaciones hácia el centro y la parte superior, y va ensanchando la abertura 4 medida que crece. Cuando llega á su mayor desarrollo vuelve á la su- perficie, para metamorfosearse en ninfa, envolviéndose en un capullo, delgado como una hoja de papel. La única medida salvadora con los cocoteros atacados, consiste en arrancarlos y quemarlos hasta reducirlos á cenizas. Aunque poco Ó nada hay que remedie el- mal, puede, sin embargo, hacerse algo pa: ra prevenirlo. Las Eje nuevas de los cocoteros brotan de la yema vital, y están envueltas en una vaina de un tejido fuerte y fibroso, que se va rasgando lentamente bajo la presion inter na, vaina con que la naturaleza protege á los renuevos, hasta que adquieren bastante solidez y resistencia. De esta manera di- chos, renuevos no pueden caerse ni ser injuriados; pero en cambio pueden podrirse, y á todo lo largo de la vaina envol- vente. Para evitar este último inconveniente suelen los agri- cultores arrancar y cortar este cañamazo. Pero la naturaleza no acostumbra equivocarse, por lo que sería de desear que se abandonase .esta práctica; porque al arrancar esa vaina, dura y fibrosa, es lo más comun herir la planta y producir hendidu- ras, en las que depositan sus huevos los escarabajos rojos. De- be pues sentarse como regla general que ninguna de las partes de los cocoteros que emergen de la tierra debe tocarse ni su- jetarse 4 procedimiento alguno. Casos pueden citarse en que hasta que no se empezó á. practicar la citada operacion, no se había presentado el escarabajo rojo, y tan pronto como se co- menzaron á arrancar las vainas comenzó la destruccion de los árboles por este insecto. lín una plantacion se empleó ese sis: tema, y se perdieron.más del tercio de los árboles, en la pro- porcion de tres palmas por semana, hasta que, por las razones expuestas, se suspendió la operacion de limpieza del cañamazo, y al cabo de los seis meses cesó la muerte de las palmas.” T, XVII.—ól 410 Antes de examinar más detenidamente las dos teorías que se sostienen en la Academia, —continúa el Sr. Orús,—convie- ne establecer un poco de órden en su discusion, y comenzar por tanto por el análisis de los fenómenos que se presentan en el desarrollo de la enfermedad. El primer síntoma que aparece es la palidez y el color ama- rillo rojizo de las hojas verdes, siguiéndose luégo la languidez en su insercion sobre el tallo, y presentándose en se guida una putrefacción en la yema vital, que acaba con la existencia de la planta y se anuncia con la caida de las hojas. Dos son las teorías presentadas: una, del Dr. Gálvez, atri- buyendo la enfermedad á la voracidad de las larvas de una es- pecie de dípterus, que con alguna prontitud se adelanta á clasificar, llamándola Cocivorus vandalicus; otra, del Dr. Ra- mos, atribuyéndola á la presencia de un hongo parásito, endó- fito de la familia de las Uredíneas. Examinando los síntomas sucesivos de la enfermedad, no puede atribuirse la coloracion amarilla de las hojas 4 la accion de un díptero en el arranque de éstas; porque la falta de coloracion verde sólo depende de la falta de clorofila en la sa- via, y como la planta no se seca sino despues de su muerte, y como no aparece probado que la alimentacion de los dípteros consiste exclusivamente en clorofila, en tanto subsista savia en la planta habría coloracion en las hojas, y por el contrario, su falta es el primer síntoma que se presenta. Atribuyendo la causa de la enfermedad á un Uredo queda explicado el síntoma, por dos razones: la primera, porque el nombre de Uredineas se le ha puesto á esta familia de hongos, precisamente porque dan á las hojas de las plantas que ata- can ese color amarillo rojizo, llamado vulgarmente herrumbre y rowille en francés; y porque los hongos son vegetales despro- vistos de clorofila, y de la clorofila de las plantas sobre que viven toman uno de los elementos de su respiracion vegetal, y de las otras*sustancias de la savia,ftales como el azúcar, y sus: tancias proteicas, los hidrocarburos, para ese acto de respira=' cion, que se reduce en último término 4 una oxidacion de los 411 citados hidro-carburos, con desprendimiento de ácido carbó- nico. Tampozo puede atribuirse á los dípteros la putrefaccion de la yema vital; porque precisamente el carácter general de este órden de entomozoarios es que se alimentan de sustancias en descomposicion: luego, en general, hay razones para creer que la putrefaccion de la yema terminal de los cocoteros enfermos es anterior á la aparicion de las larvas de los dípteros. En cambio las Uredineas forman con las Mucedíneas un grupo vegetal, y precisamente Mucedíneas sen los fermentos. Sabido es que la fermentacion es un fenómeno de biología ve- getal, perfectamente estudiado y caracterizado hoy dia. Mu- cors son los Saccharomyces de la fermentacion alcohólica, y hongos de las más ínfimas clases los distintos fermentos, ya de la fermentacion láctica, como de la amoniacal. Una excep- cion hay, sin embargo, en la fermentacion butírica y en la pú- trida. La fermentacion pútrida presenta dos etapas: la prime- ra consiste en la aparicion de bacterias y mucedineas, que desprovistas de clorofila absorben el oxígeno de las sustancias que van á fermentar; y, por último, la aparicion de infusorios del órden de los vibriones, que son los que provocan la des: composicion pútrida. Si se tienen en cuenta los numerosos casos de polimorfismo que, principalmente en las uredíneas, se están descubriendo hoy dia, y que prueban que muchas es. pecies de uredos y de hongos de otras familias son uno solo y mismo vegetal bajo estados diferentes de metamórfosis, hay probabilidades de realidad, atribuyendo al uredo de los coco: teros algun estado polimórfico en la familia de las mucedíneas y que puedan por tanto ocasionar la putrefaccion de la yema de los cocoteros. Bajo este punto de vista, cuantas investiga- ciones y experimentos se hagan en este sentido llevan, cuan- do ménos, el sello de lo racional y la probabilidad de verse coronados con el éxito; siendo por tanto de sentirse que el Dr. Gálvez se haya obstinado en una vía, que no ofrece casos se- mejantes en la naturaleza, y que las corrientes científicas mo- dernas tienen abandonada ya por improductiva, inclinándose 412 la opinion de los naturalistas más distinguidos al orígen pre: sito-vegetal de las enfermedades de las plantas. Debe, no obstante, tenerse en cuenta que la mayor parte de ellos atribuyen la presencia de los hongos parásitos 4 empo- brecimiento de la vegetacion por faltas de cultivo. De esta manera, si bien no es posible evitar el mal que tantos estra- gos causa en nuestros campos, podrán prevenirse en lo sucesivo, si se abonan y mejoran los terrenos hasta ponerlos en condi- ciones á propósito para el desarrollo lozano de los cocoteros. —De acuerdo con los Sres. que tomaron parte en el debate, fueron nombrados los Dres. Gálvez, Finlay y Orús para aso- ciarse 4 la Comision anteriormente nombrada con objeto de estudiar la enfermedad de los cocoteros, y tomando una parte activa en sus tareas, ilustrar con sus observaciones los proble- mas relativos á la causa de dicha enfermedad y á su más efi- caz remedio. Despues de lo cual, declaró el Sr. Presidente terminada la sesion. IA Hisrorra pen Ureno cocivoro; por el Dr. D. José Eduardo Ramos.—ÍxrorME DE La ComIsiION NOMBRADA POR LA RzgaL AcaApr- MIA DE Ciencias Mubicas, Fisicas Y NATURALES DE LA HABANA PARA INVESTIGAR LA CAUSA DE LA ENFERMEDAD DE LOS COCOTEROS DE LA ÍsLA DE CUBA Y BUSCAR EL REMEDIO OPORTUNO.—(LMinaliza. V. pág. 367.) Otras de las especies de parásitos endófitos son: el Orin 6 Herrumbre de los trigos, Uredo linearis y Uredo Rubigo-ve- - ra, que ataca las hojas de las Gramíneas bajo la forma de un polvo amarillo; el Uredo Vilmorinea, el Uredo glumarum, el Us— tilago Maydis 6 Carbon del maíz, notable porque invade todas las partes aéreas del vegetal, sobre las cuales forma tubérculos más Ó ménos grandes, irregulares, que concluyen por romperse, manchando toda la planta con una sánies negruzca y de olor nauseabundo. stas y otras especies, que no citaré por no au- mentar la dimension de este trabajo, son las que más temen los agricultores por los estragos que hacen sobre los cereales 413 en general y principalmente aquellos más usados como artícu- los de primera necesidad, como el trigo, arroz, maíz, €, «e. Epífitos.—En cuanto á los hongos exteriores ó Epífitos, ex- tienden sus filamentos vegetativos -sobre la epidérmis, y por medio de dilataciones laterales muy pequeñas, que hacen las veces de chupadores, es que extraen sus materiales de nutri- cion del órgano sobre el cual se implantan: citaré como ejem. plo el que produce la enfermedad de la viña, que enlazando con sus filamentos los granos de la uva, endurece su epidér- mis, de donde resulta que ésta, no pudiendo seguir el creci: miento de los tejidos subyacentes, se rompe, produciendo la destruccion de los mismos granos. Este parásito temible, que ha producido la pérdida de innumerables cosechas en Francia, España, Inglaterra 4, por valor de muchos millones de pesos fué el que se denominó en un principio con el nombre de 0i- dium Tuckerí y hoy, mejor clasificado, Erysiphe Tucker? —El Oidium chartharum Linck se presenta en forma de manchas negras, dispersas, que á la simple vista parecen un polvo ne— gro encima de los papeles, cartones y pergaminos, depositados en lugares húmedos. ; Además, podemos citar el parásito vegetal de los naranjos Polychcton citri, que ha hecho grandes estragos en los naranjos. El Tumago, que ataca las plantas herbáceas y leñosas y se des- arrolla sobre los cuerpos inertes que se hallan á la sombra; este hongo es el que, mezclado al polvo, mancha de un ne- gro de tizne las estatuas de nuestros paseos públicos. Law [sarias, que destruyen las colecciones entomológicas; y por úl- timo, citamos por segunda vez al Penicillium glaucum, que es el moho más comun: se encuentra sobre las sustancias anima- les y vegetales que empiezan á descomponerse; es el azote de las boticas, almacenes de víveres, bibliotecas, etc., etc. En las dulcevías, el Flyciphila erythrospora y (. eloespora, Montagne, cubren de una película roja al azúcar, averiándolo inmediata- mente. Marchand asegura haber descubierto el hongo que descompone la solucion conocida con el nombre de Licor de Fowler: éste es el Hygrocrocis arsenicus, 414 Intencionalmente he dejado para estos momentos oportu— nos dos descripciones: una que hace de la enfermedad de las papas el Dr. Millardet, profesor de la Facultad de Ciencias de Nancy; y la otra el profesor Joubert de ia de Dijon, de la en- fermedad de los cafetos del Brasil; porque ellas nos van á dar una luz Ó guía importantísima, cuando tratemos tambien de describir la epidemia mortífera que está diezmando á nuestros cocoteros. En el “Journal d'Agriculture Pratique”, tomo 2.”, páginas 12 y 157—Paris—1873, el Dr. Millardet se expresa así: “En- tre las enfermedades que afectan las plantas cultivadas, nin- guna, despues de la Cáries y el Carbon de los cereales, es capaz de hacer más estragos á la agricultura que la enfermedad de las papas producida por el Peronospora infestans Casp. “Todo el mundo recuerda la consternacion que hubo en nuestros campos, cuando hace 25 años, poco más Ó ménos, se creyó amenazada de destruccion completa el precioso tubércu- lo del filántropo Parmentier. Aunque hoy dia muy atenuada, sin embargo, todavía amenaza su destruccion. Nuestro objeto es dará conocer la causa de su desenvolvimiento, 4 fin de aconsejar una profilaxia razonada á tan terrible mal. No hay cultivador que no haya tenido ocasion de observar esta enfér— medad y que no sea capaz de reconocerla. Las hojas al princi- pio presentan pequeñas manchas de un gris oscuro, más tarde van subiendo de color hasta el negro, á medida que se van dese- cando y se vuelven más friables. Estas manchas van en aumen- to rápido en el sentido de su longitud; aisladas al principio, se vuelven más tarde confluentes y despues de haber ocupado en los primeros momentos sólo algunos puntos de la hoja, concluyen por invadirla á toda ella. Estas manchas no tardan en aparacer sobre el tallo, se extienden más rápidamente de arriba hácia abajo que trasversalmente, no tardan en tener una longitud de muchos centímetros; su color es de un gris lívi- do. En este estado de la evolucion de la enfermedad, lanu= tricion y crecimiento de la planta están ya más Ó ménos com- drometidos. Bien pronto las hojas se contraen y se desecan, 415 el tallo no tarda en ofrecer las mismas alteraciones, ó bien, si el tiempo es húmedo, se pudre lentamente, produciendo un olor nauseabundo. “Si la enfermedad ha atacado las plantas al principio, no se encuentran al pié más que algunos tubérculos atrofiados, al- gunas veces todos. Si por el contrario la planta no ha sido in- fectada sino al fin de su vegetacion, el número de los tubércu- los puede ser normal: las papas del pié pueden estar sanas; pero poco más ó ménos sufren como las demás, su superficie presenta un número variable de manchas oscuras, deprimidas, con frecuencia de consistencia blanda al corte; estas manchas no.son muy aparentes, no tienen más que dos ó tres líneas de espesor, pero no tardan en extenderse en profundidad y al mismo tiempo aumentan en anchura: finalmente, la parte en- ferma del tubérculo es atacada de mecrósis, constituye una masa dura, compacta, que resiste al cocido; con frecuencia tambien le sobreviene una especie de cáries; se reblandece y se putrefacta en medio de desprendimientos de gases infectos. En este último estado de la enfermedad, los tubérculos atacados presentan con frecuencia cavidades tapizadas por diversos mohos y que algunas veces sirven de retiro ó albergue á los in - sectos. Ni los mohos mi los insectos son la causa de la enferme dad, como se ha querido suponer, y vamos á demostrarlo. Todos estos desórdenes, segun un gran número de sabios y en particular el profesor de Bary, se deben á un hongo que ha recibido el nombre de Peronospora infectans Casp. 6 Peronos- pora desvastatriz Lib. etc., etc., etc.” En cuanto á la enfermedad de los cafetos del Brasil, tradu— cimos á continuacion de “L'Année Scientifique” de Figuier, 1879, pág. 427, lo siguiente: “Enfermedad de los cafetos.—Un sabio frances que acaba de llegar del Brasil, 4 donde habia sido enviado por el Minis- nistro de Instruccion pública, Mr. Joubert, Profesor de la Fa- cultad de Ciencias de Dijon, ha estudiado sobre el terreno la enfermedad de los cafetos. En ménos de dos años la epidemia ha hecho desaparecer en la Provincia de Rio de Janeiro 416 ¡¡¡450,000!!! cafetos. Los cafetos más vigorosos, de 7 4 10 años, son atacados de preferencia; las hojas amarillean y el arbusto muere en ocho dias. Las raíces aparecen cortadas ó roidas. Al microscopio, se encuentran en las raicillas, cúpulas con espo- ros de mycelium. “Sobre los cafetos vecinos que parecen sanos y donde las hojas tienen una coloracion normal, Mr. Joubert ha encontrado en las raíces nudosidades análogas á las nudosidades filoxéri- cas. Todos estos desórdenes son producidos por un hongo pará- sito, que ha recibido el nombre de HZemileia vastatriz. .. -. o. - -6...1:10 06000000 .08£ 807 .'/'¿ a.» ...o a. € «E e . vo... .. coco 0.09. 0.00 Mp. ““El desenvolvimiento del hongo de los cafetos, el Hemailia, se divide en tres períodos. Durante el primero, es una red delgada de hilos que se extienden bajo la superficie inferior de las hojas y que se insinúan en su tejido por los estómates, * sobre todo durante los tiempos de humedad. En este período, los filamentos son tan tenues que se necesitarían 40,000 para cubrir la superficie de una pulgada; no pueden descubrirse sino con el auxilio del microscopio. Durante el segundo pe- ríodo, el hongo se establece en las hojas y sus filamentos se distribuyen allí, absorbiendo la sustancia misma de las células para nutrirse. Durante el tercer período, un número conside- rable de esporos anaranjados hacen su erupcion al través de la epidérmis, apareciendo en su superficie. La obra de desvas— tacion está cumplida.” En el mismo Figuier, año de 1867, leemos lo siguiente: “Sobre la podredumbre de los frutos-—KRecientemente Mr. Davaine ha hecho interesantes investigaciones sobre la causa de la podredumbre de los frutos. Mr. Davaine, en una preciosa comunicacion á la Academia de Ciencias de Paris, ba llegado á las conclusiones siguientes: La podredumbre, lejos de ser la causa, como se había edo hasta aquí, es el resul- tado del desenvolvimiento de un hongo. Yste es contagioso por el mycelium que existe en toda la parte atacada, y por los espo- ros que se producen en la superficie. Las dimensiones de los 417 tubos micelianos y los esporos, permiten seguir paso á paso la invasion de este contagio.” En una segunda comunicacion, Mr. Davaine establece que la podredumbre no es especial á los frutos; sino que los hon— gos que la producen pueden dar lugar á alteraciones análogas en otros órganos de los vegetales, en el tejido de las raíces, de las hojas ó de los tallos. “Las siete especies de mucedíneas que Mr. Davaine ha estu- diado bajo esta relacion, no presentan desde luégo una apti- tud igual para propagarse sobre todos los frutos. Sucede con bastante frecuencia que, durante la invasion de la podredum.- bre, una mucedínea sustituye á la otra. “Mr. Davaine concluye de estas y otras observaciones, que la podredumbre se desenvuelve en los organismos vivientes, sin que primitivamente estén alterados Ó enfermos, por el solo hecho de la introduccion de los esporos de las mucedíneas en sus tejidos.” Confesamos, señores, haber sido demasiado minuciosos en las descripciones que casi forman la mitad de este trabajo; pero nuestro objeto ha sido recordar y exponer á nuestro ilus- trado auditorio las últimas teorías sobre la Nosología vegetal en la parte que se ocupa de los parásitos criptógamos; mate- ria poco conocida hasta hoy, y que, gracias al microscopio, abre un campo inmensísimo á las investigaciones científicas de la Medicina, Ciencias Naturales, etc. Por otra parte, he- mos querido buscar garantías y bases sobre que apoyar nues- tra teoría, la cual se comprenderá ahora con más facilidad, áun por aquellos que, profanos á las ciencias, son á los que en su mayor parte queremos que aprovechen nuestras ense- fianzas y consejos: el asunto lo merece y no tenemos que per- der un momento más; entremos en materia. Hace poco tiempo, los periódicos diarios de esta capital llamaron nuestra atencion sobre un asunto á que al principio no le dimos importancia; pero, indagando, supimos que los co- coteros de nuestra Isla estaban llamados á desaparecer, á T, XVII.—52 418 consecuencia de una enfermedad que empezaba por marchitar- les las hojas y concluía por matarlos en un tiempo más ó mé- nos largo. Continuando nuestras pesquisas, se nos informó de que esta enfermedad había empezado en la jurisdiccion de Matáuzas, muy cerca de la ciudad del mismo nombre y en las fincas colindantes con la playa; que de aquí se había exten- dido siempre con direccion hácia la Vuelta Abajo; que poco más Ó ménos había empezado por el 70 al 71, y que la causa que la producía era un cucarachon que rola sus pencas más tiernas, matando por consiguiente á la planta. Más tarde em. pezaron á aparecer en esos mismos periódicos nuevas teorías: unos creían que se debía á empobrecimiento del terreno; otros que se debía á animalitos ó al terreno; unos aconsejaban el azúfre solo ó mezclado con cenizas, cal, etc.; otros la sal co- mun, el ácido fénico en solucion, el aceite de petróleo, etc., etc., etc. En este estado las cosas, nos resolvimos á estudiar la materia con el cuidado y el detenimiento debido y creemos poder exponer, con el mayor grado de probabilidad, la. teoría siguiente: La enfermedad y muerte de los cocoteros se debe á la presen- cia de un hongo (Pungus) microscópico, que viene á situarse sobre las partes blandas del vegetal y con particularidad sobre las hojas que componen su yema terminal. Por el hecho de propagar- se prodigiosamente aquel parásito por los órganos respiratorios de la planta, no sólo le produce por accion mecánica una verdade- ra asficia, sino que alimentándose aquél de sus principios hidro- carbonados, empieza por destruir las sustancias orgánicas que constituyen la parte más importante del tejido propio de sus ór— ganos más delicados; operacion que lleva á cabo en poco tiempo, atendiendo á la procreacion por millares de los esporos de dicho hongo; esporos que en poco tiempo se convierten en otros tantos hongos, y como consecuencia precisa, en otros tantos chupadores - (1) que aniguilan la planta y llegan á matarla, por decirlo así, por consuncion: inmediatamente despues, aparece en las partes (1) Segun un cálculo que hemos hecho, cada mata de coco, atacada ó enferma, S03- tiene ó alimenta ¡¡¡400 millones 160 mil parásitos!!! 419 más tiernas de su yema terminal una fermentación debida a las distintas mucedíneas y ú bacterias especiales (1) que .apresuran la descomposicion de la planta, produciéndole la fermentación pu- trida (2) con la fetidez característica que la acompaña. He aquí en pocas palabras nuestra teoría, que parece como un extracto modelado de la descripcion del Dr. Millardet, sin embargo de no haber más que pocos dias que dicho periódico, el “Journal”, vino á nuestras manos por pura casualidad; y esta teoría, con poca diferencia, fué la que publicó el ponente, con el título de “Otra opinion”, en el periódico diario “31 Triunfo” de esta capital, del 2 de Setiembre de 1880. Hecha esta aclaracion, oportuna bajo más de un concepto, damos á renglon seguido una ligera reseña histórico—botávica «del cocotero, pasando en seguida 4 describir su enfermedad, causa que en nuestro concepto la produce, orígen y trata- miento. Ex cocorero.— Oocos nucifera L.— Planta Mooroil daa de la clase 21.—Monoecia Hexandria de Linneo, y de la familia de las Palmas de Jussiea, Martius y Endlicher. Se conocen 16 especies y 30 variedades del C. nucífera L.—Natural de las (1) Cohn las denomina Echizophytos 6 Bacterianos, y las divide en dos tríbus: las Gleógenas, células libres Ó reunidas en familias, viscosas, debidas á una sustancia intercelular; y las Nematógenas, células dispuestas en filamentos. En la primera tríbu . comprende M. Cohn los micrococcus y bacterias, y en la segunda, las bacillas, lepto- tbrix y los vibriones — Annuaire de Mountsontis, 1880. (2) Para Mr. Robin, ningun infusorio Ó microzoario puede nunca jugar el papel de fermento; para él todos los eorpúseulos descrito» bajo el nombre de Bacterium termo, punctum, etc., zoo0glea, micrococeus y oti0s muchos más, son células vegetales, esporos- conidios de hongos de dos ó tres especies distintas, ele., ete, etc. (Ch, Robin. Traité du Mieroscope. 1877 pag. 862). Para M. Duclanx, la putrefaceion y la fermentación sun en el fondo dos cosas idénticas; para él el mal olor de lá fermentacion pútrida depende únicamente de la proporcion de azufre y ánn de fóstoro más ó ménos grande que éntre en la formacion ó composicion del cuerpo orgánico sometido á su influencia. Esto lo prueba dicho autor con experimentos muy sencillos y fáciles de repetir. —Véase De- chambre, Dictio nnaire encyclopédique des Sciences médicales, t. 19 4, “serie, pág. 602. Léveillé dice: los fermentos y el papel misterioso que desempeñan en la descomposi- cion de las materias orgánicas, se refieren estrechamente á los géneros Cryptococcas, Hormiscium, ete., ete. (Schizophytos de Cohn), que consisten en células microscópicas libres, de forma oblonga ú oval. M. de Lanessan, en su “Manuel d' histoire naturelle médicale”” 1880, dice: Algunos autores consideran el Bacterium termo Ebrb. como de- terminando la putrefaccion, pero su accion no se produce más, sino cuando se desen- vuelve en los cuerpos muertos; en los organismos vivos, no tardan en ser destruidos. 420 slas Molucas, de la Sonda y de todas las regiones tropicales, - y segun Grisebach de las costas occidentales de Panamá. Este género tiene por caractéres principales, flores mascu- inas y femeninas insertas sobre el mismo espádice y encerra- das en la misma espata univalva. Las flores masculinas tienen un perigonio externo compuesto de 3 foliolos cóncavos, casi ltrígonos, puntiagudos y coloreados, y otros 3 interiores mem- branosos, ovales, puntiagudos y abiertos; 6 estambres con an— teras sagitadas inclusas; 1 ovario abortado con 3 estilos.— Las flores femeninas tienen un perigonio exterior con 3 folio- los redondeados, cóncavos, persistentes, conniventes y colo: reados; un perigonio interior, con tres foliolos tambien persis- tentes, muchas veces 6 estambres, abortados, escamosos y 1 ovario superior, oval ó redondeado, con 3 (—1) celdas y co- ronado por 1 estilo corto y 3 estigmas notables.—Los frutos, diferentes en tamaño y forma, segun las especies ó variedades, constituyen drupas carnosas d filamentosas, oscuramente trí- gonas por una de sus extremidades, conteniendo un putámen óseo reticulado-venoso, con 3 poros en su base, muy duros, de una sola almendra hueca, encerrando en algunas especies, como sucede con nuestro cocotero, un licor más ó 1ménos le- choso y azucarado. Embrion inserto por la parte interior de los poros de la base. El ástil inerme del cocotero se eleva. majestuosamen- teá la altura de 30460 piés, con un diámetro de 154 30 pulgadas, está cubierto de una corteza de color ceniciento, sobre la cual se notan las cicatrices ó anillos cro nológicos for- mados por los peciolos de las antiguas hojas caidas. Este ástil está coronado por un penacho de 12 á 20 grandes hojas, unas rectas, otras extendidas horizontalmente y encorvadas por su propio peso; tienen algunas veces de 15 á 20 piés de longitud por 3 de anchura, son pinnatisectas, con dos hileras de 80 á 100 foliolos dísticos, equidistantes; opuestos sobre un peciolo comun ó ráquis, cuya base abraza el ástil del árbol; los foliolos, en las hojas más nuevas ó tiernas, forman dos pla- nos inclinados el uno sobre el otro. El cocotero no produce á 421 la vez más que una sola hoja cada mes lunar; ésta sale.del centro de dicho penacho ó fascículo formado por las otras hojas, y forma ántes de desplegarse un cilindro (penca apical) cuya base se pierde en una dilatacion, continuacion de su mismo tejido, pero de consistencia más blanda y esponjosa, llamada yema ó palmito, y un vértice terminado en punta, lla- mado fecha: al conjunto de estos Órganos se le ha dado el nombre de Yema terminal, único centro vital y el más delica- do de la planta, De las axilas de los peciolos de las hojas in feriores salen, una vez al mes, grandes espatas ovales, oblon- gas, puntiagudas en sus dos extremidades, de 15 4 20 puiga- das de longitud, abriéndose por un solo lado y parte inferior, de donde sale un espádice ramoso muy considerable, sobre las cuales están colocadas las flores de color amarillo, etc. Sus raices fibrosas, más ó ménos gruesas y resistentes, penetran en la tierra perpendicularmente en número considerable, arral- gándose fuertemente. El producto del cocotero en completo desarrollo y debida- mente atendido, depende mucho del terreno y del clima: se puede calcular, como término medio, que es de 120 cocos en los 12 meses del año, en los terrenos altos; miéntras que en los bajos y arenosos es de:200, y cuando están sembrados en terrenos de cascajo sólo 60; siendo los meses más productivos los del Estío, porque el calor los hace madurar rápidamente. Se calcula que donde las raíces pueden alcanzar el agua y el terreno de aluvion, cada mata produce de 8 á 10 racimos; * miéntras que en otros terrenos más elevados no pasan de 6. Calculando existan en nuestra isla 2,000,000 de cocoteros (que es más) y que éstos produzcan por término medio 120 cocos al año, tendríamos 240.000,000, que á 5 centavos uno, llega— rían á la enorme suma de ¡12.000,000! de pesos anuales, ri- queza que está llamada 4 desaparecer, si no es que ántes cesa. espontáneamente la epidemia, como sucedió con la que sufrie- ron nuestros naranjales en años pasados, ó nuestros medios de- intervencion son fructíferos. Por otra parte, es útil este vegetal por sus frutos comesti- 422 « bles, su agua saludable, su aceite Ó manteca; por sus flores, que trituradas y fermentadas dan alcohol (toddy ó arraka) y vinagre de buena calidad; por su cogollo comestible. Con la concha se fabrican vasos y utensilios útiles; se usan las fibras de sus frutos para hacer cuerdas, tejidos groseros, escobas, alfombras, etc.; las hojas para cubrit las chozas de los campe- sinos; de su tronco ó ástil se hacen canales y se sacan tablon- cillos para la fabricacion de las casas rústicas; sus hojas con- tienen una gran cantidad de potasa y amoniaco que las hace sumamente útiles como abono. etc. Los usos medicinales son conocidos, con particularidad de nuestros campesinos, que em- plean su agua como refrigerante y diurética, su aceite como purgante, sus raíces como antisifiliticas, etc., etc., etc. En el cocotero, señores, no hay nada inútil, todo en él es bello, ma- jestuoso y poético. No sin razon el académico francés, Mr. Du- lard, le dedicó un canto admirable en su “Poema sobre la grandeza de Dios en las maravillas de la Naturaleza”, capítulo IV, pág. 178, vers. 1.2 : | II. Descripcion de la enfermedad.—De los treinta y cinco co- coteros que hemos tenido la oportunidad de examinar escrupu- losamente en las varias excursiones que hemos hecho á Ma- . rianao, Calabazar, Guanabacoa €; en cuatro de éstos, que en la apariencia estaban sanos, sólo pudimos observar unos pun- ticos negruzcos que estaban “situados sobre las espatas y cara inferior de los foliolos de las hojas; en cambio no encontra- mos manchas, insectos, en número que nos llamase la atencion, ú otra lesion alguna; tres de ellos no habían perdido los frutos y uno era estéril; en ocho, que los estaban perdiéndo en aque- llos momentos, no sólo pudimos observar ya, sobre las espa- tas y cara inferior de las hojas que estaban abiertas, los pun- ticos mencionados y en número considerable, sino además, en la parte media del cogollo Ó penca apical, en la parte casi cu- bierta por las otras hojas más externas, unas manchas de color amarillo anaranjado más 6 ménos subido, situadas de trecho en trecho, algunas hasta de quince centímetros de circunferencia y suaves al tacto, Creíamos al principio que sólo ocuparían el 423 borde libre de los foliolos, por estar éstos apiñados unos con otros, formando un solo cuerpo; pero desplegándolos con cui- dado, pronto pudimos observar los mismos punticos negruz - cos, otros más claros y otros que sólo se veían al trasluz, sien- do éstos los más internos ó los que estaban más al abrigo del aire y de la luz, y en cuanto á las manchas, notamos que al- gunas de ellas penetraban entre los foliolos en una extension variable, haciendo cambiar el amarillo claro, propio de la ho— juela, en un color rojizo Ó amarillo anaranjado, segun se ob- servaba en el centro ólos bordes de dichas manchas, y todavía más las que estaban más inmediatas á la base interna del, fo- liolo en el lugar de su insercion con el ráquis de la hoja. Continuando nuestras investigaciones, abrimos una de aque- llas espatas y entónces pudimos observar, con grande asombro, que sobre todo el racimo existían los mismos punticos; pero ya éstos tenian aquí un color rojizo-claro y parecido al de aquellos que se encontraban en los foliolos más abrigados de la penca apical y que acabamos de mencionar (1). En los lu- gares donde el punteado era más abundante pudimos obser= var un polvo amarillo-rojizo que recogimos en cantidad consi- derable y cuyos caractéres botánicos, observados al microsco- pio, nos vinieron á revelar y á comprobar la presencia de her- mosos esporos enteros y equinados, verdadero orígen parasitario de la enfermedad de los cocoteros; descubrimiento importan- tísimo, que nos viene á descorrer el tupido velo bajo el cual se nos había ocultado hasta aquí la verdad era causa de aque- lla. Posteriormente, con el objeto de cerciorarnos de la ver— dad, abrimos varias espatas en distintos períodos de creci- miento y procedentes de distintos cocoteros más ó ménos en. (1) El celébre micólogo Berkeley, en su obra sobre los Hongos, con motivo de la presencia de estos parásitos dentro de las cavidades cerradas, dice lo siguiente: “Puede parecer sorprendente que los homgos prosperen en cavidades completamente cerradas, tales como el intérior de las avellanas, nueces, y más notable aún, dentro de la nuez de un Guilandina, (una especie de la que nosotros llamamos guacalote), en las cavidadeg del fruto del tomate, en la de un hueyo 4 4, ¿Cómo llegan hasta allí esos huéspedes destructores? Ni Berkeley ni ningun otro autor ha podido.explicar este fenómeno de una manera clara y precisa. ús 424 fermos, y en todas ellas hemos encontrado iguales caractéres, es decir, los mismos esporos mencionados anforioncai lo mismo que en aquellos que crecian á la orilla de arroyos, 110, pantanos, lugares elevados, ó en terrenos más ó ménos abona- dos, de tierra negra ó rojiza, sembrados á distancia ó apiñia- dos en un pequeño espacio d. 43; pero, cosa notable, no hemos encontrado este parásito más que en los cocoteros y nunca | sobre las otras especies de palmeras que en abu ndancia se en- cuentran en las comarcas invadidas por aquella epidemia; más todavía, hemos tratado varias veces de inocularles dicho _ parásito y constantemente los resultados han sido negatl- vos (1). Semejantes experimentos hemos deseado hacer con cocoteros sanos; pero no nos ha sido posible encontrar uno so- lo, en esta condicion, en todas las comarcas inmediatas á la Capital, que hemos visitado con aquel objeto. Por otra parte, nos proponemos buscar una localidad aún no invadida y con— tinuar allí en esta direccion nuestros experimentos, con las precauciones más prolijas, con el objeto de evitar se propa- gue en ellas epidemia tan destructora. Nadie más que nosotros les reconoce, en la generalidad « de los casos, un valor práctico á las inoculaciones; pero, pro= bado como lo está que el parásito que se encuentra por millo- nes sobre las partes blandas del cocotero es un Hongo, sea és- te un Uredo, un Puceinia, un Peronosporo, un Oidium, un Botrytis, un Hemileia ds, d:, ¿podríamos negar el contagio por inoculacion de estos enemigos declarados de las plantas vivas fanerógamas, áun de la mismas las criptógamas, tam- bien vivas, y en general sobre todas las sustancias Orgánicas, vegetales y animales? ¿Quién pondrá er tela de juicio la con= tagiosidad por inoculacion del Urédo Rubigo-vera, enferme— dad llamada Rougie Ó Herrumbre por los agricultores, cita- da ya, que empezando por invadir un solo pié de trigo, ceba- da ú otra cereal cualquiera, en cortísimo tiempo se extiende en proporciones tales, que produce la pérdida de cosechas in- (1) El experimento se ha hecho por contacte de un cocotero enfermo con una pal- ma real (Oreodoza regia Kth) que crecía á su lado. 425 mensas, llevando el hambre y. la desolacion á pueblos y comarcas enteras? (1) ¿Quién podrá dudar del contagio por inoculacion del Botrytis Bassiana, hongo que produce la enfermedad cono- cida con el nombre de Muscardina, citada ya, que empezando en Francia por un solo gusano de seda, en pocos años le ha hecho perder 4 la Europa cosechas enteras de un valor consi: derable? S ¿Quién podrá dudar del contagio por inoculabilidad del Hemileia vastatriz, tambien citada ya en este trabajo, que en el Brasil en sólo dos años ha producido la muerte de ¡¡¡450 mil cafetos,!!! escogiendo como victimas, segun nos dice el sabio profesor de la escuela de Dijon, Mr. Joubert, 4 los más fuertes y robustos? (2) ¿Quién podrá dudar del contagio por inoculacion de los es- poros destructores del Oidium Tucker? Berk. que ataca 4 los viñedos; del Peronospora infestans Casp. á las papas; del Pe. ronospora ganghiforme Casp. á las lechugas; del Peronospora effusa Grev. á las espinacas; del Sphaerotheca Castagnez al lú- pulo; del Puecinia apis Casp. al apio; del Cystopus candidus v GAleosportum concentricum Grev. á las coles y otras crucife— ras; del Zrichobasis Paba Lev. á las habas; del Restelia cancel- lata Tal. á los perales, ds, de? ¿Quién podrá dudar del contagio por inoculacion espon— (1) Segun la Sagrada Biblia, desde los tiempos de Moisés, que amenazaba con este azote al pueblo rebelde Israelita, hasta los antiguos Romanos, que crearon una diyini- dad, el dios Rubigus, y unas fiestas que se hacían en su honor el 25 de Abril de cada año, llamadas Rubigalias, para que los preservase del mismo azote; y desde los Roma- nos hasta nuestros dias, en todos los pueblos y con todos los climas, nadie ha puesto en duda y todos han temido la contagiosidad y de consiguiente la fácil y pronta inocula- bilidad de estos hongos parásitos. (2) Con este hecho queda destruida por sus cimientos la teoría de Unger, que equivo- cadamente creía que para que existiese el parásito era necesario que la planta sufriera una alteracion préyia en sus sólidos ó líquidos, que le produjese una afeccion patoló- gica cualquiera. Los trabajos de Tulasne, Do Barry, 4%, y los muy notables de Lévei- 116 sobre lus Uredineas, han venido á combatir victoriosamente aquella opinion. M. Corde, queen otro tiempo habia sido de la opinion de su compatriota, ha demostrado con un análisis admirable del Puccinia Graminis, que léjos de ser los esporidios una enfer- medad utricular, nacen evidentemente de un mycellium, del que representan los filamen- tos esparcidos entre los meatos intercelulares de las hojas. T. XVIL.—53 426 tánea del parásito destructor de los cocoteros, cuando vemos empezar la epidemia en un rincon de la costa N. de la Isla y en poco tiempo extenderse por casi todo el Departamento Occidental y parte del Central, amenazando así al Oriental, verdadero centro de explotacion de este hermoso y útil vege- tal? Continuando nuestras observaciones diremos, que en dos cocoteros que hacía poco tiempo habían perdido sus frutos y sus racimos, empezaban á desecarse, no sólo encontramos ya los punticos y las manchas que habíamos visto en los cuatro anteriores, sino que ya éstas eran más oscuras y confluentes, que se extendían en el sentido de su longitud; y abriendo con cuidado toda la penca de uno de ellos, hasta descubrir la di-- latacion inferior de la yema (verdadero nudo vital), notamos que las manchas en este punto habían desaparecido y justa—- mente en su lugar había ya un principio de cáries ó fermenta- cion pútrida, veconocida por el mal olor que hasta entónces nose había notado, y en una extension como de cuatro pul- gadas cuadradas, poco más ó ménos. En este lugar se obser— vaba una papilla amarillenta rojiza, donde predominaba una sustancia filamentosa, resto del tejido fibroso propio más difi- cil de atacar por el fermento. En la otra penca la fermentacion estaba más adelantada» motivo por el cual la desechamos; pero la primera, que medi- ría como unas tres varas y media en toda su longitud, nos sirvió como de tipo perfecto para la confirmacion de nuestra teoría. Debo además advertir que ya la flecha ú ápice de este último empezaba á secarse, teniendo ya como dos piés de Jon- gitud cubiertos de los mismos punticos ya mencionados; y le vantando la epidérmis, se podía ver un polvo de color negruz- co. Debo hacer constar que tampoco en -estos dos últimos pudimos notar insectos Ó larvas, que llamasen nuestra aten- cion por su número ú otra circunstancia, sin embargo de ha- berlos examinado escrupulosamente desde Jas extremidades de las raíces hasta el vértice de las flechas. Por último, en los veinte y dos restantes ya la fructificacion 427 hacía tiempo la habían perdido, los racimos encerrados en las espatas se encontraban en un estado avanzado de fermen- tacion, las más de las hojas empezaban á amarillear ó marchi- tarse y el aspecto general de ellos revelaba estar ya heridos de muerte: efectivamente, en todas se presentaban los sintomas ya avanzados de la cárics ó fermentación pútrida, con su fetidez horrible, extendida por toda la porcion inferior de la yema, que por ser más blanda y de consiguiente ménos fibrosa, opone ménos resistencia á la accion destructora del principio fermen— tecible; no así en la parte más superior, más fibrosa y de con- siguiente más resistente, donde pudimos notar los punticos negros y la coloracion amarillo-anaranjada más ó menos subida que describimos más arriba. In las partes todavía más supe-. riores, donde la desecacion era completa, encontramos tam- bien los mismos punticos y polvo negruzco ya mencionados. En estos últimos, Sres., sí hemos encotitradó insectos y lar- vas de varias clases, atraidos aquéllos seguramente por el mal olor, depositando en las inmediaciones del putrilago sus hue- vos, que convertidos en larvas y éstos en insectos perfectos, contribuyen, á no dudarlo, 4 completar la destruccion de la planta. Los insectos que hemos encontrado con más frecuen— cia son los siguientes: el Strategus anachoreta de Dejean, otro menor el Strategus títanus de Olivier, ámbos pertene— cientes 4 la familia de los ALscarabeídos y conocidos con el nombre vulgar de cucarachones (1); varios insectos pertene- cientes á los géneros Aspidiotus, Mitilaspis de (2) conocidos (1) Tanto en el Brasil como en la Isla de Ceylan se conoce un insecto coleóptero, el Calandra palmarun de Olivier, cuya larva llamada por los naturales “Gusano Palmis- ta” yive en la médula de lcs ástiles de las Palmeras. No es del caso ccuparnos de este insecto por la simple razon de que aquí no lo tenemos. (2) En la Isla de Borbon estos insectes (Aspidiotus) se propagan tan extraordinaria - mente que, si hemos de creer á Signoret, destruyen completamente los cocoteros; pero co- mo el mencionado autor no es botánico-micologista, é iba en busca de lo que le intere- saba, pudo observar los coccidios comensales y atribuirles la única causa del mal. A quí tambien, y rara vez, se ven los coccidios en compañía del Uredo, pero en cantidad tan corta que puede calificarse de insignificante. Por otra parte, és bien sabido que los in- sectos de esta familia, como se nota en los naranjos y yo he notado en la malya-rosa, en el higuero y en otras muchas plantas, no destruyen la lozanía y vida del vegetal sino cuando cubren en su totalidad tronco, ramas y hojas, Y en casos más grayes puedo _ 428 vulgarmente con el nombre de cochinallas (Coccus) y pertene- cientes al órden de los Hemípteros Homópteros; varias espe cies del género Forficula, llamados vulgarmente tijeretas Ó muerde-y-huye; el Prionus damicornis, órden de los Coleópte- vos. Hemos encontrado tambien las larvas de estos últimos y un número considerable de otras, de un tamaño como de medio centímetro, de un color amarillento, fuertemente man— dibuladas y de una variedad extrema, que criadas nos dieron por resultado ser dos especies de moscas (Musca) de pequeño tamaño, de formas distintas y parecidas á las que crían los quesos extranjeros. Observaciones microscópicas.—A doce se reducen las prepa- raciones que hemos hecho con el objeto de estudiar la enfer— medad de los cocoteros en sus distintos periodos. 1.% Examinados bajo la lente los esporos encontrados den- tro de una espata tierna y completamente cerrada, pudimos ob- servar que éstos tenían una forma esferoidal, eran de un color amarillento claro, trasparente, revestidos de pequeñas espinas de color claró que le daban el aspecto de un erizo, y muy parecidos á los del Urádo suaveolens Pers. (Payer Bot. Crypt. lám. 354.) En los intermedios de estos esporos grandes se en- contraban otros más pequeños, formados posteriormente y á expensas del protoplasma amarillo subido que los rodeaba, siendo éste procedente del interior de los esporos, y 4 los que pudiéramos llamar con más propiedad esporóforos. 2, “ El exámen de los punticos que se encuentran en la cara inferior de una hojuela y que solo se ven al trasluz, por hallarse debajo de su epidérmis, nos dieron por resultado estar forma- dos de un mycellvum muy fino, emitiendo esporos amarillentos claros y más ó ménos redondeados, tomando el conjunto la forma de un pequeño cojinete. 3. % En esta preparacion puede verse una pequeña porcion de una hojuela, exhibiendo los parásitos como unos punticos más ó ménos oscuros, situados ya fuera por la desgarradura de citar una Chamedorea ( palmera) cuyas hojas estaban cubiertas de coccus, conservándo- se en completa salud y vigor, 429 la epidérmis, que vistos al microscopio con un lente de poco aumento (50 diámetros), tienen por caractéres un color ama- rillo-rojizo Ó carmelita, de una forma parecida á un pequeño crustáceo (4 una jaibita), y compuestos de un conjunto de es- poros de distintas formas por estar comprimidos unos con otros, siendo los más externos ó los que se encuentran en su periferia los más desarrollados, claviformes y los que prime- ro empiezan á emitir su mycel/vum. 4, % Esta preparacion representa ya á los esporidios empe- zando ú desarrollar 'su mycellium, compuesto de células alar- gadas hialinas, trasparentes y articuladas unas con otras. En uno de aquellos puede verse ún pedazo del tejido celular de una hojuela en el momento de ser atacada por el mycellíum del parásito; en otros pueden verse algunos esporidios (muy raros) con su espícula ó plesecito; además se pueden observar, ya reunidas en haces ó separadas, unas agujas transparentes y de regulares dimensiones, ¿spermatias? 5.“ Representa ya ésta el mycelldum con las cólulas mucho más alargadas, formando tubos hialinos, contorneados con sl- metría, habiendo obtenido éstos últimamente un crecimiento considerable, debido quizás á que la glicerina, usada para su preparacion, les ha servido como de un verdadero abono; fé- nómeno que hemos observado tambien con todos ellos. —En la extremidad de algunos de estos tubos podemos notar una dilatacion redondeada á la manera de un esporo y á la vez es- triada. 6.“ Manifiesta el mycellíum de varios esporos en distintos períodos de desenvolvimiento y además un corte muy delgado de una hojuela representando los esporos en su primer grado de desarrollo, iguales á log descritos en la preparacion 2* Tambien se puede observar, circulando por el espesor de ella, una red muy delgada y trasparente, formada por el mycellium del parásito. (Finalizará). O A IC 43 SOBRE LA ENFERMEDAD DE LOs Cocoreros.—Discurso del Dr. D. Federico Gálvez. (SEsION DEL 12 pe Fesrero pe 1882.—V, pág. 406). Señores: Vengo hoy á molestar la atencion de ustedes sobre un asun- to justamente declarado de la mayor importancia para la rique- za agrícola de nuestra Isla, y del cual se ha ocupado ya de un modo tan brillante nuestro amigo y compañero el Dr. D. José E, Ramos, en la extensa y erudita Memoria que ha pocos dias leyó en una de las sesiones de esta Real Academia. Me refiero % la enfermedad, que de pocos años á esta parte viene destru- yendo de una manera tan rápida y segura á los cocoteros. Alta y agradablemente impresionado por la lectura que nos hizo el Dr. Ramos de su instructivo trabajo, resonaban aún en mi oido sus elocuentes palabras, cuando asaltó á mi espiritu la siguiente duda: ¿Mueren los cocoteros porque los invade el criptógamo, ó se presenta éste porque la planta ha muerto? En otros términos: ¿Es ese hongo microscópico la causa de la enfermedad, ó un fenómeno post-mortem, signo de la descom- posicion incipiente? Siguió labrando en mi espíritu esa duda, y para resolverla, determiné estudiar por mí mismo la mate- ria, más con el objeto de tranquilizar mi ánimo que de com- batir la arrastradora hipótesis del Dr. Ramos, cuyas armas en este particular me complazco en confesar son mucho más po- derosas que las mias. Recordé entónces muchos hechos que con indiferencia había mirado en distintos lugares y ocasio- nes: se reprodujeron en mi mente los cocales por donde había pasado, viéndolos, unos destruidos completamente; otros con sus hojas inferiores secas y marchitas, conservando sanas las superiores; algunos, al contrario, con las superiores muertas y las inferiores verdes y vivas; éstos con algunas hojas amarillas alternando con otras de un subido verde, su color natural; muchos con el penacho mustio é inclinado, y otros ostentando el tronco desnudo completamente de sus copas, pero todos sin flores ni frutos. En medio de éstos recordé haber visto mu- 431 chos grupos de'matas sanas y vigorosas, formando grupos más 6 ménos numerosos. Vinieron tambien á mi memoria las di- versas teorías que había oido para explicar ese plaga, porque es una verdadera plaga, tanto á hombres de la ciencia como á legos en ella, y entre ellos ví que unos la atribuían á la larva de un coleóptero que taladraba la mata desde el bulbo hasta la raíz; otros á deficiencia del suelo, que agotado de los ele- mentos de nutricion necesarios para la alimentacion del vege- tal, lo hacian morir de inanicion y de marasmo; otros á una enfermedad especial en las raíces, pero sin señalarla ni ha- berla descubierto; otros á una enfermedad especial de la planta, como la que determina las alteraciones de las glándu- las de Payer en el hombre; y por último, la más reciente, la presentada no ha muchos dias en este mismo recinto, la del Dr. Ramos, que atribuye la enfermedad y la muerte de la planta á la presencia de otra diminuta, una criptógama que se desarrolla en el bulbo terminal del cocotero, ocasionando su descomposicion y muerte. : Como se vé, el hecho es uno y sus explicaciones diversas y hasta contradictorias: todas éstas no pueden ser exactas; una sola debe ser la verdadera. Pero ¿cuál? ¿La que atribuye la en- fermedad á la larva del coleóptero? No: porque son muy raros los cocoteros en que, examinados despues de muertos, se han encontrado esas perforaciones, y los cucarachones que algunos enseñan, no son sino huéspedes que han venido á abrigarse entre las hojas secas. ¿Es la que la atribuye á alteraciones y deficiencia del suelo? Tampoco; porque junto á una mata muerta y otras enfermas, se encuentran muchas muy frescas, robustas y lozanas, y viceversa. ¿Es la que fija el mal en una _alteracion de las raíces? Ménos; porque en este caso la plan- ta moriría de una vez, y no por partes, hoja á hoja, como su- cede; no se verían á un mismo tiempo, en un mismo tronco, unas hojas marchitas y otras sanas, siendo éstas unas veces las superiores y otras las inferiores, y además, porque nada se ha encontrado en estos órganos que pueda explicar, ni de un modo remoto siquiera, la muerte del vegetal. ¿Será, entónces, 432 el criptógamo microscópico señalado por el Dr. Ramos, y que hemos visto desarrollarse en las tiernas hojas y flecha del bul- ho? Sentimos decirlo, pero tampoco es: porque á mi corto en- tender y poco autorizado juicio, éste es un fenómeno secun- dario, que se presenta cuando ya la planta está muerta y principia su descomposicion; muy temprano, es verdad, pero no miéntras está viva todavia. Si así fuese, no veríamos hojas vivas alternar con otras muertas; no encontraríamos unas ve- ces completamente sanas las inferiores, cuando ya las termi- nales habían sucumbido. La enfermedad del bulbo implica la idea de la destruccion total y uniforme de todas las hojas y es una ley universal que los criptógamos necesitan para des- envolverse y desarrollarse los elementos de la descomposicion orgánica, ya sea vegetal ó ya auimal. Yo confieso por mi parte que soy reacio contra lo excepcional y maravilloso: no creo en lo maravilloso, científicamente hablando, y sí que las leyes de la naturaleza se cumplen siempre y en todas condiciones, y que mi espíritu se resiste instintivamente á todo lo anormal, á to- do aquello que no pueda explicarse sin destruir, atacar ó tras- tornar la ley. Por lo tanto, y considerando que la cuestion es una cuestion de hechos, y de hechos cuidadosamente observa: dos, principié mis observaciones directas, y el resultado de ellas es el que hoy me atrevo á presentar ála consideracion de Vdes., reclamando vuestra indulgencia y pidiéndoos perdon de ante— mano-por el precioso tiempo.que os haga perder, pero que no dudo que vuestra benevolencia me concederá sin esfuerzo. Pero ántes, séame tambien permitido decir á mi buen amigo el Dr. Ramos, que á él debo haber investigado la materia; que mi obra es hija de la suya, y que si he llegado á una conclusion tan distinta de la suya, no ha sido más sino porque los individuos que él estudió estaban ya completamente muertos y su des— composicion comenzada; y que si hubiese examinado ejem- plares donde aún existía la vida, aunque enfermos, quizás no hubiera llegado 4 formular la terminante. conclusion que ha presentado como consecuencia de su no por eso ménos intere: sante trabajo. 433 E Firme en mi propósito de estudiar directamente esta cues- tion, lo primero que hice fué buscar cocoteros enfermos. No era tarea difícil: no se dirige la vista á ningun punto de los alrededores de la Habana, donde desgraciadamente no se en- cuentren á centenares. Hallé los que buscaba y me han servi- do para este estudio, en el patio de una quinta situada en una de las partes más altas de Jesus del Monte. Escogí ejemplares de no mucha altura, para poderlos examinar en pié, sin des- . truirlos, y cuya copa pudiese alcanzar con una simple escala. Fueron en número de seis: en todos encontré la misma cosa; los fenómenos presentados por uno eran la repeticion cons= tante y uniforme de los presentados por los otros; acopié en todos ellos todos los datos que juzgué útiles á mi propósito, y éstos son los que paso á exponer, sometiéndolos á la conside- racion de ustedes. ; | Al examinar la primera planta enferma, lo primero que no- té fué su aspecto general. Era nueva, no muy elevada y ya había parido. Las hojas terminales y la flecha parecían sanas, no revelaban sufrimiento alguno, miéntras que las inferio- res, en número de cinco, estaban pálidas, marchitas, sin bri- llo y de ese color amarillo rojizo, más Ó ménos pronunciado que desde léjos anuncia que el individuo está enfermo. Al re- dedor del tronco, cubriendo los peciolos, existía la red, malla, ó cañamazo que la Naturaleza ha puesto allí para proteccion de esa parte tierna y sensible del tronco. Este no presentaba lastimadura de ninguna clase; ni en sus raices, ni al rededor se notaba nada de particular que llamase la atencion. Era un verdadero enfermo: no había sucumbido todavía. Separé en— tónces la malla con objeto de examinar la parte que cubría y una á una todas las hojas para descubrir, si era posible, el coleóptero, el gusano ó-el hongo á que se atribuye por varios la enfermedad. Nada de esto encontré; pero en cambio, en el espacio verde y tierno que média entre peciolo y peciolo, al pié de éstos, no sobre ellos, en el mismo tronco y no en otra ; T. xVnT.—04 434 - parte, ví unas manchas blancas de formas irregulares, ocupan- do la casi totalidad de ese espacio, en unos más numerosas que en otros; manchas que, vistas más de cerca, resultaron es- tar formadas por un amontonamiento de cuerpecillos blancos, filamentosos, á manera de pequeñísimos capullos de algodon. Su aspecto me recordó el de un naranjo atacado por la gua- gua. Pasé 4 examinar otra de las hojas marchitas y hallé en ella exactamente “la misma disposicion. La tercera, la cuar- ta y la quinta me dieron el mismo resultado. La sexta estaba sana y no tenía mancha al pié. Examino en seguida las otras cinco matas, que eran todas las que tenía 4 mi disposicion, y .en todas, sin excepcion, encontré las mismas placas blancas. Desde ese momento ya fué evidente para mí que alli era don- de debía resolverse el problema; que ése era el lugar donde residía la verdadera causa de la enfermedad. El fenómeno era demasiado constante, y la disposicion de esas placas blancas al pié de cada peciolo enfermo, no existiendo en las hojas que se conservaban sanas, no podía atribuirse á mera coinci- dencia, 4 pura casualidad, sino que necesariamente debía te- ner una relacion muy directa de causa á efecto. Desde luégo ya quedó explicado sin esfuerzo para mí por qué todas las plantas atacadas no presentaban el mismo as- pecto en el estado de sus hojas; es decir, por qué todas ellas no morían de un modo uniforme y sucesivo en cada bulbo, como naturalmente parece que debiera suceder si éste fuera - el que se enfermase primitivamente en totalidad, ó si la enfer- medad proviniese de alteraciones en el terreno, en las raíces, ó en la atmósfera que rodea á la planta, Quizás alguno de us- tedes habrá sin duda notado al pasar por un cocal invadido de la epidemia, como generalmente se dice, que entre muchos cocoteros enfermos se encontraban todavía algunos comple- tamente sanos, y que, entre los primeros, unos estaban entera- mente muertos, sin su ántes espléndido penacho; fueron los primeros invadidos: otros con las hojas inferiores inclinadas hácia abajo y unas cuantas superiores erectas, otros con todas las hojas marchitas y el penacho entero inclinado y pronto á 435 desprenderse, y otros conservando el aspecto de salud, pues no habían perdido su verdor; pero todos sin flores ni frutos. Eran enfermos en diferentes períodos de su enfermedad y muchos ya difuntos. Y así es; porque el primer síntoma que presenta la planta condenada, es la pérdida rápida de sus fru- tos en cualquier estado de desarrollo en que se encuentren, y la esterilidad de sus flores que se desprenden á montones de sus pedúnculos, dejando en esqueleto las ramificaciones del racimo. Luégo pierden las hojas su brillo, se tornan amarillas, se secan, caen á su vez, y por último, le sigue todo el bulbo, quedando sólo en pié el duro tronco, negro, seco, desnudo, como signo de desolacion y de tristeza, convirtiendo la ántes fresca, frondosa y productora campiña en un gigantesco ce- menterio neozelandés, y como para recordar al hombre su ingratitud, diciéndole en su lenguaje expresivo, aunque mudo: “(me has abandonado, me has dejado indefenso á merced de mi enemigo; has contemplado indiferente mi lucha por la vi- da, despues que te he dado mis frescos, sabrosos y jugosos frutos.” ¿Y creen ustedes, señores, que se ha "necesitado mucho tiempo para tanto estrago y desolación? No, señores, muy po- cas semanas, muy contados dias han bastado para destruir el cocotero más erguido, más robusto y más frondoso. Ha muer- to primero y más rápidamente aquél cuyas hojas superiores han sido las primeras invadidas; ha resistido más tiempo aquél donde el mal ba principiado pur las inferiores, y han es- capado algunos muy contados, á los cuales se han limpiado perfectamente de las hojas y racimos secos, de las mallas vie- jas ó de todas las basuras é inmundicias depositadas hácia la parte interna del peciolo. La muerte del vegetal ha traido ne- cesariamente la gangrena de su parte húmeda, es decir, del bulbo, y entónces se han presentado todos los fenómenos tan gráficamente descritos por nuestro ilustrado compañero y ami- go el Dr. D. José E. Ramos, y entre ellos la presencia del erip- tógamo en las tiernas y áun no completamente desarrolladas hojas de la flecha. | 436 . Pero ¿qué es la enfermedad? ¿En qué consiste? ¿Cuál es su causa? Esto es de lo. que voy á ocuparme ahora. IL Impresionado, como ya he dicho, por la constante presen- cia de esos cuerpos blancos acumulados en la parte libre del tronco entre los peciolos de las hojas, aún cubierta por el cañamazo, cortó un pedazo de dos árboles distintos, contenien- do esa sustancia blanca, para examinarla al lente y al micros- copio, y á la primera inspeccion no pude ménos de exclamar: ¡Eureka! Aquí está el verdadero matador del cocotero! Jsa mancha blanca no está constituida por otra cosa que por un enorme amontonamiento de larvas, crisálidas en distintos pe- ríodos de desarrollo, capullos de éstas vacios é individuos completos de un pequeñísimo insecto de la familia de los Dip- teros. Era una verdadera colonia tan numerosa y compacta como el pueblo israelita á su salida de Egipto. Allí había in- dividuos de todas edades, desde el feto aún en el vientre de su madre hasta los" más ancianos, viviendo en medio de los despojos de los que habían sucumbido y alimentándose del abundante maná que les proporcionaba la copiosa savia de esa tierna parte del cocotero. Era el ejército de Jérjes des- truyendo y talando el campo enemigo, donde primero había recogido copiosa mies, Óó mejor dicho, era el lugar donde ha- bían acampado y erigido sus tiendas para descansar y repo- nerse de las fatigas del viaje ó del rudo combate. Pero si no estáis cansados y queréis dar conmigo un paseo por este campamento, verdadero laberinto, yo podré guiaros sin tropiezos por haberlo recorrido primero que otro alguno. Notad, ántes que todo, su aspecto general: parece una grande aldea de esquimales con sus chozas de techo abovedado, des— cansando sobre el suelo, ó mejor dicho, sobre la nieve, espar- cidas sin órden ni simetría en grupos de tres, de cuatro, de cinco, de veinte y más; algunas están completamente aisladas, pero en lo general se tocan por sus bordes y á veces seen: 437 cuentran completamente unidas. Observaréis que el color de unas es como terroso, más oscuro que el: de otras, que unas tienen una perforacion circular eu la parte más alta de la bóveda y que otras están completamente cerradas; ved que todas tienen apónas dos ó tres milímetros de diámetro, . y que están hechas de una sustancia especial que les da un aspecto membranoso. Si tratáis de levantar uno de estos segmentos de esfera, veréis que adhiere por toda su circunferencia al tronco que le sirve de suelo; que no es coriáceo y que cede fácilmente sin romperse. Iutroducid una palanca, un punzon por un lado, y la bóveda entera se levantará, dejándoos ver una segunda cubertura blanca, suave y sedosa, 4 manera de la membrana vitelina que tapiza la corteza calcárea de un hue- vo. Desprended esta membrana, pero con cuidado, porque debajo de ella y fijado por sus dos extremos al tronco encon- traréis un saco ovoideo, tambien membranoso, lleno de una multitud de huevecillos de un rutilante color amarillo cana- rio, que están pasando el periodo de incubacion que los ha de convertir en larvas. Ved como de algunos de estos sacos, si los lastimáis, se derrama un líquido viscoso amarillo, y de otros salen las larvas corriendo en rápido movimiento. Le- vantad ahora una de estas otras; una de las más oscuras, de las que están horadadas; id sin cuidado; están deshabitadas: las larvas que contenía han hecho ese agujero y se han esca- pado por él en busca de aire, de espacio y de alimento; porque ya se han sentido fuertes, pero dejando en su tienda la suave tela que las cubría y el saco que las guardaba convertido en un cuerpecillo negruzco, duro, arrugado, sucio y lleno de ex- crementos. Ved ahora las larvas libres como corren con sus seis patitas que no sobresalen del cuerpo. Son esos pequeñí- simos séres de color amarillo claro, de forma ovoidea, con la extremidad cefálica más estrecha que la caudal; con dos man- chitas negras, que parecen ser los ojos, al pié de dos antenas que tienen cuatro articulaciones, y con dos vellos que les sirven de cola. Los hay de diversos tamaños, pero sin grande dife- rencia; mas, reparad que los mayores son de color más subido, 438 casi rojos; es que ya han crecido lo bastante y se disponen á dormir el sueño de la metamorfósis: van á envolverse en un capullo de seda que ellos mismos hilarán y que fijarán sobre las tiendas, en la corteza, indistintamente, donde les parezca, todos mezclados y amontonados unos sobre otros, pero en tan gran número que esos capullos son los que dan el aspecto blanco, como cubierto de nieve, á todo el campamento. Esa es la mancha blanca que he dicho que se encuentra al pié del peciolo Ó uña de la penca. 7 Ved ahora al individuo completo; qué forma tan distinta tiene! Es de color rojo, con la cabeza relativamente peque- ña y muy negra; con dos antenas tan largas como el cuerpo, compuestas de diez ú once articulaciones cada una, y cubier— tas de vellos irregularmente dispuestos y no muy apiñados. Ved cuán grandes son sus dos ojos culocados uno á cada lado, y entre ambos por la parte de arriba y anterior naciendo las antenas casi unidas. No he podido verles la boca todavía, pero debe ser una trompa corta. Reparad el corselete cómo se eleva por el lomo, formando una jiba en extremo pronun- ciada, y de cuya parte posterior nacen dos finísimas alas 1mem- branosas con dos nervuras apénas pronunciadas cada una y extendiéndose horizontalmente sin cruzarse ni plegarse hasta mucho más allá del cuerpo y con las extremidades perfecta- mente redondeadas. Tiene tres pares de patas, tambien cu- biertas de vellos, escasos y separados. Los dos primeros son pectorales y el tercero abdominal: las anteriores están dirl- gidas hácia adelante. El abdómen es ovoideo, algo prolonga- do, con las señales de las articulaciones bien manifiestas por la parte superior, y parecen terminar por los lados en expan- sion membranosa. Su extremidad. posterior presenta un abultamiento lobulado, de donde nace en unos individuos un dardo cilíndrico; y en otros, dos unidos por su base. En este abultamiento, que tiene además tres ó cuatro vellosidades, me parece que existe una glándula que segrega un jugo especial que corre por él, pues parece hueco, y que el individuo em- plea probablemente para depositarlo debajo de la epidérmis 439 del vegetal con objeto de producir una ulceracion cuyo produc- to sirva de alimento á su tierna prole. La diferencia en el nú- mero de dardos constituye á mi entender la diferencia visible de los sexos; porque como ambos tienen un mismo ropaje, no es fácil distinguirlos de otro modo. No me atrevo sin embar- go á señalar cuál sea la hembra, porque aún no he tenido tiempo de estudiarlos anatómicamente; pero me figuro, que sea la que tiene uno solo, porque en él me ha parecido des- cubrir un oviducto que se abre debajo del dardo, conteniendo unos corpúsculos que he creido sean huevos. Los dos dardos del otro tal vez sirvan para aprisionar bien la “compañera, puesto que sus amores pasan en el aire. Reparad ahora los alrededores del campamento. Veréis que esa parte del tronco está pálida, sin brillo, arrugada, llena de ulceraciones más ó ménos extensas, fluyendo de unas una sus- tancia líquida, aunque en corta abundancia, y otras ya secas. La hoja, Ó penca que nace por encima, ved como está amarl- lla y anunciando que va á morir, si es que ya no lo está; y observad sobre todo esos millares de larvas que lo recorren en todas direcciones, en busca del nuevo lugar que la solícita madre les ha preparado, sin reparar que al hacerlo han enfer- - mado, y acabarán por privar de la vida, al frondoso vegetal que los ha estado alimentando. NoTa.—Observaciones ulteriores más numerosas y detenidas me han hecho modificar la opinion que al principio formé res. pecto delinsecto á que atribuyo la enfermedad de los cocoteros, No es un díptero como creí, en vista de que “sólo poseía dos alas; éste es el macho de un hemiíptero: el dardo ó extremidad caudal parece ser el pene. No he podido explicarme aún el porqué algunos tienen dos de estos dardos. Lo que conside- raba como un saco de huevos no es sino la hembra, fecundada, inmóvil, verdadero parásito que ha perdido sus patas y cubier- ta por sus sucesivos despojos. Es del mismo género que la “guagua” que destruyó los naranjos, con la diferencia que ésta era oblonga y muy prolongada, miéntras que la del coccus cocí- voro vandálico es elíptica y casi redonda. A 440 TL Entremos ahora en consideraciones de otro género. Creo haber demostrado, no tan sólo la presencia de un insecto que vive y se alimenta de la parte tierna del astil- del cocotero, es decir del bulbo, sino que he podido sorprender, si no todas, la mayor parte de sus costumbres, y entre éstas, la que consi- dero más importante y á la cual atribuyo directamenée la cau- sa de la enfermedad y muerte del cocotero; á saber: que el in- secto rompe con su dardo la tierna epidérmis del tronco; de- posita allí el jugo ó humor que segrega la glándula que existe al pié del dardo; que este jugo, probablemente de naturaleza acre, produce una inflamacion ulcerosa que destila un humor 6 la misma savia alterada del vegetal, para que sirva de ali- mento á las numerosísim as y pequeñísimas larvas del insecto; y que el inmenso número de estas ulceraciones y su repeti- cion en la parte libre del tronco debajo de cada peciolo es lo que al fin acaba por determinar la destruccion completa del cocotero invadido. Este hecho concuerda con lo que diariamente vemos que sucede con otras plantas atacadas del mismo modo por otros insectos. Es lo que pasa en el naranjo con la guagua. Si Vds. lo recuerdan, veíamos como morían estos frutales rama á rama, á medida que éstas eran invadidas. Lo mismo suce- de con el cocotero; muere hoja á hoja, porque éstas son sus ramas, á medida y en el órden en que sé propagan á su pié las colonias de estos insectos. Muere como los rosales y otras plantas cuyas yemas, hojas y renuevos se cubren de otros di- minutos séres de diversas especies, que los chupan y destru- yen sin compasion: muere como la vid atacada porla phylo- xera, aunque el díptero del coco no se fija en sus hojas, ni baja hasta sus raíces como lo hace ella. En una palabra, el fenómeno de la enfermedad se encuentra comprendido de es- ta manera dentro de la ley general diariamente observada. Su propagacion, asimismo, se explica y se comprende mejor y sin ningun esfuerzo: es un insecto alado; vuela 4 donde 441 quiere y por consiguiente escoge á voluntad la planta de su eleccion y el sitio de ésta más á propósito para su desarrollo. Creo que nadie se había fijado en él, por ser tan diminuto y sus estragos tan grandes, y tambien porque para preservar su prole, necesita ponerla al abrigo del viento y de la intemperie; motivo por el cual sólo se le encuentra cubierto por el caña- mazo y munca en la parte desnuda del vegetal. Previsora prudencia, en verdad, porque de ese modo ni el sol seca la sa- via, nl la lluvia la lava, conservándose así todo el tiempo ne- cesario para el desarrollo de la larva. He dicho que es un diptero que apénas tiene un milímetro de largo. Debo ad- vertir que no soy fuerte en clasificaciones; pero el tener sólo dos alas y éstas membranosas, y dispuestas horizontalmente sin cruzarse, cubriendo todo el cuerpo y prolongándose "más allá; la colocacion de sus patas, todas ciliadas, y el aspecto general del animalito, recuerdan fácilmente la figuva del mos- quito ya henchido de la sangre que ha chupado. Siento infi- vito no haber podido estudiarle la boca todavía; pero induda- blemente es un chupador de trompa corta y especie de la extensísima familia de los dípteros, entre los cuales se encuen- tran infinitos que sólo se alimentan del jugo de las plantas. Tambien creí en los primeros momentos que .ese cuerpo amarillo naranjado que encontré adherido al tronco, debajo del cubérculo, fuese la hembra parásita y sus alas, como su- cede en otros insectos, la cochinilla del nopal, por ejemplo; pero no habiéndole encontrado tórax ni cabeza, conclui que no lo era. Mas estudiándolo con mayor atencion, logré rom- per algunas de donde salieron las. larvas ya desarrolladas y moviéndose con una velocidad increible en tan diminuto sér: en otras sólo había los huevecillos, pero en cantidad asom- brosa. La naturaleza de la bolsa era membranosa, no fila- mentosa, lo mismo que la del cuberculito, aunque éste pre- sentaba mucha mayor resistencia. A pesar de lo que he di- cho, no estoy aún satisfecho de mis investigaciones; Conozco que son bastante incompletas todavía, y me propongo conti—- nuar este estudio con mayor extension y mejores datos, así que T. XVIM.—00 442 pueda disponer de más tiempo; ofreciéndoos poneros inmedia- Ai al cabo de los resultados que obtenga. Aquí debiera dar fin á este informe trabajo y no abusar por más tiempo de vuestra paciencia; pero me restan por tíatar dos particulares; uno muy importante; el otro, insignificante s1 se quiere. Empecemos por lo tanto por éste para descar- tarlo en pocas palabras: me refiero á que este animalito nece- sita un nombre para que se le conozca; propongo que se le ]la- me el cocívoro vandálico; cocívoro porque se alimenta del coco, y vandálico, porque lo destruye, asi como los vándalos en pasados siglos se desbordaron por las naciones meridiona- les de Europa para destruirlas. Es la otra precisamente la parte práctica y positiva de este estudio; á saber: ¿qué es lo que debe hacerse para salvar de la inminente destruccion de que están amenazados nuestros cocoteros? Señalada la verdadera causa de la enfermedad y el punto donde debe atacársela, el modo de combatiria se presenta por sí solo. La sagacidad de cada uno podrá escoger los medios y emplearlos segun las circunstancias: ellos buscarán los de más fácil aplicacion y ménos dispendiosos, Yo creo que el tratamiento debe dividirse en curativo y profiláctico, Ó preventivo, y aún considero que este último es mucho más importante hoy, para atajar de una vez la 'pro- pagacion del insecto que con tanta rapidez y extension se es- tá efectuando. La disposicion especial de las hojas de esta planta; la presencia del cañamazo, envolviendo los pesiolos en el lugar por donde éstos se insertan al tronco; ser ése justa— _mente el punto escogido por el animalito para procrear y ali- mentarse, son condiciones favorables para perseguirlos sin ma- yor trabajo. Los procedimientos que propongo no hay para qué decir que son concebidos á priori y sin estar sanciona- dos por la experiencia; pero podrán tomarse como punto de partida para encontrar lo que se necesita. Claro está que el éxito del tratamiento tiene que depender principalmente del estado más ó ménos avanzado de destrue- 445 cion en que se encuentra la planta, y que miéntras más tem- prano se aplique, tanto más seguro será el resultado. No de- be esperarse á que todas las hojas estén ya- marchitas; debe ' procederse corr prontitud, porque el insecto efectúa su com- pleta evolucion en muy potos dias, y ésos son suficientes pa- ra matar el cocotero. Debe impedirse á toda costa su propa- gacion y no dejar de vigilar el plantío un solo dia, para que inmediatamente que se vea que una mata empieza á soltar sus flores y sus frutos, áun cuando ninguna de sus hojas ha— ya empezado á amarillear todavía, se acuda á salvarla. Si las flechas, ó las hojas terminales están sanas, quizás sea tiempo aún; pero si se espera á que todo el bulbo esté atacado, en—- tónces ya es inútil todo tratamiento; entónces córtese la ma- ta y quémese su bulbo porque alli pueden haber todavía al- gunas crisálidas, que desarrolladas irán á llevar sus gérmenes destructores á otros individuos sanos. Entre las sustancias insecticidas pudiera emplearse de pre- ferencia una solucion de cualquiera sal mercurial soluble, el deutocloruro por ejemplo, 6 bien el arseniato de soda ó verde de París, que es muy barato y cuya eficacia en matar otros insectos es conocida. La aplicacion de cualquiera de ellas, ya sólida, ya líquida, puede ser de fácil ejecucion. Para curar una planta enferma, lo primero que debe hacerse es limpiarla bien de todas las hojas, racimos y cañiamazos se- cos y con especialidad la penca enferma; introducir luégo por entre dos mallas de los cañamazos de las otras, el piton de un aparato Irrigador, si se usa de un liquido, 6 el de un pequeño fuelle, si de una sustancia pulverulenta, y bañar bien el inte- rior de esa parte, asi como el nacimiento de la flecha, y todo lo que se pueda. Sial limpiar la planta se encuentra como necesariamente debe encontrarse la marcha blanca de que hé hablado, límpiesela perfectamente con un trapo untado en un poco de esencia de trementina, ó cualquiera otra cosa por el estilo, pero con mucha prolijidad, porque de lo que se trata es de matar un insecto microscópico y hay que perseguirlo en todas sus guaridas. Tal vez pudiera ser útil una infusion en 444 frio de hojas de maguey, lo cual sería más fácil de manejar que las sustancias venenosas que he citado; pero, como quiera que sea, hay que tener presente que la que se use no impida la respiracion de la planta, tapándole los poros, como las gra sas por ejemplo, Como profilaxia aconsejaría que desde el primer momento que se notase en un cocal la primera planta enferma, se usase el arseniato de cobre, la esencia de trementina, el acelte de carbon d., regado ó esparcido sobre los cañamazos; limpiar con escrupulosidad todas las partes secas para privarlo de toda clase de abrigo, é impedir que el insecto se sitúe en nin- guno. No pretendo haberlo dicho todo, ni presumo, mucho mé:- nos, haber sido infalible. Pero creo con profunda convicción que éste es el único camino de seguir por ser ésa la causa ver- dadera de la enfermedad. Espíritus más sagaces podrán es- coger mejores medios de aplicacion de remedios más eficaces que los que propongo; pero, como quiera que sea, todos debe- mos unir nuestros esfuerzos y jurar guerra á muerte al cocí- voro vandúlico. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 26 DE FEBRERO DE 1882. SRES. ACADEMICOS ir e Presidente, J. L. Hernandez, Benasach, García, Montejo, Ramos, Ro araadN V. Machuca, S. Fernandez, J. Torrálbas, nda: Mestre, Secre- tario. Lectura y aprobacion del acta. de la anterior sesion. Participó el Sr. Presidente á la Real Academia que asistía á la sesion el Sr, socio de mérito Dr. D. José de la Luz Her nandez. CorRESPONDENCIA.—¿Á quiénes competen los análisis químicos? —Leyóse en seguida porel Secretario general un oficio del Juzgado de Primera Instancia del Distrito del Cerro, en que, á consecuencia de exhorto del Juzgado de Cárdenas librado 445 en causa para averiguar el orígen de la muerte del negro Luis Reyes, se pregunta “si la Real Academia es la llamada á practicar los análisis químicos en las vísceras de los cadáve- res que son objeto de tal operacion, aunque dicho juzgado es: tá en la plena conviccion de que ese trabajo se comete á los Sres, farmacéuticos que él mismo designe, segun lo dispuesto en las diferentes circulares de esta Excma. Audiencia de 31 de Enero de 1866, R. O. de 10 de Abril del mismo año, acuerdo de 7 de Julio de 1869, 23 de Mayo de 1870, Octu— bre 26 del mismo año y 17 de Agosto de 1871.”—Quedó en- terada la Academia, de que á nombre de ella se había con- testado á dicho tribunal por el Sr. Presidente: que esta Cor— poracion no es la llamada á practicar los análisis químicos en las vísceras de los cadáveres; porque segun las disposiciones vigentes coresponde hacerlos á los Sres. farmacéuticos de tur- no; porque la Real Academia no cuenta con ningun laborato- rlo para esa clase de investigaciones; y porque, además, sus atribuciones más bien la llevan á ilustrar á las autoridades en los casos de duda, ya sean de este Ó de aquel género, que no 'á realizar de primera mano esa clase de trabajos. BrLioreca.—No hallándose presente el Dr. Finlay, Secreta. rio de la correspondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario general las pablicaciones recibidas despues de la última sesion: —Crónica Médico-Quirúrgica, n.” 2—Archivos de la Sociedad de Estudios Clínicos, t. 1.%;—Boletin Comer— cial, 34 4 45;—Avisador Comercial, 35 á 46;—Boletin de los Voluntarios, 255 y. 256;—El Bombero, 8;—Escrito sobre el ab-intestato de la Sra. Condesa de Valle-llano, por el Dr. D, Antonio A. Ecay;—Gaceta de Sanidad Militar, 169;—Crónica Oftalmológica, 10;—Revista, de Medicina y Cirugía prácticas, 134;—Kobinson Crusoe DP'a G. A. Griibnera spracaval A. So-. kolik, 1882;—Informe sobre las aguas minero-medicinales de la Isla de Cuba, por el Dr. Beato y Dolz, de que se repartie- ron ejemplares 4 todos los Sres. concurrentes.—Se acordó dar las gracias á los Sres, remitentes. Hrmaroquituria.—Terminada la correspondencia, hizo: uso 446 de la palabra el Dr. Rodriguez para exponer que desde hacía seis años habia fijado su atencion en el estudio de la hemato- quiluria sin que lograse encontrar la filaria, hasta que recien- temente tuvo noticia de que el Dr. Finlay había podido ob-= servarla en un individuo atacado de la misma enfermedad, y habiendo el Dr. Rodriguez examinado á dicho sujeto, con- siguió descubrir dos ejemplares vivos; así como en una enfer- ma, en que le acompañó el Ldo. Coronado, repetidas observa- ciones le permitieron hallar los caractéres de un cuerpo elíptico, muy parecido al óvulo del tricocéfalo, en la orina del dia 16, que todavía hoy persiste, sin que en otros ejemplares de dicho líquido, en la misma mujer, se le haya podido en— contrar al microscopio: la orina de ésta era hematoquilosa, y en los coágulos de su sangre encontró el Ldo. Coronado un entozoario distinto de la filaria, midiendo hasta tres centíme- tros de largo. Cree el Sr. Rodriguez que es preciso clasificar el huevo y el parásito perfecto, estudiándolos detenidamente en las diversas faces de su evolucion y con relacion al medio que le sea más adecuado; y agrega, que estudiando los fenó- menos de la circulacion capilar periférica, relacionados con el desarrollo de la filaria, se nota cierta periodicidad y alter- "nativa en la manifestacion de esos fenómenos, que pudieran servir para el tratamiento, de tal manera que cuando hay huevos no hay lombrices y viceversa, pudiendo no encontrar- se en esta enferma una cosa ú otra, y siendo de importancia terapéutica fijar las fechas en que se verifica el desove. De acuerdo el Dr, Mestre con esta última indicacion, por juzgarla de interés práctico, la apoya con la consideracion de que-nunca es más eficaz el tratamiento de las lombrices, que cuando se le emplea en la época misma de la expulsion de los parásitos; atribuyendo la diversidad de los resultados que con un mismo medicamento se han obtenido, en gran parte á que no siempre se ha escogido la época más oportuna para la ad- ministracion de los vermifugos y vermicidas. El Sr. Presidente dió las gracias al Sr. Rodriguez por su Interesante comunicacion, deteniéndose los señores Académi- 447 cos presentes 4 examinar al microscopio las preparaciones - presentadas por.él y el Ldo. Coronado. ENFERMEDAD DE LOS CocoTEROS.—Discusion.—Acto seguido presentó el Sr. Montejo algunas reflexiones sobre la enferme- dad del cocotero, expresándose en los siguientes términos: “La enfermedad y consiguiente destruccion de los cocote- ros viene desde hace ya algun tiempo llamando la pública atencion; y es, que ese árbol, no sólo como ornato, sino como elemento de produccion contribuye á la riqueza de esta Ísla; y es, que ese mal en su desenvolvimiento epidémico envuel. ve tambien una cuestion de suma trascendencia, cuales pueden ser las causas externas O internas, que han conducido á ese fatal desequilibrio orgánico en la planta, estudio que por ana- logía pudiera quizás arrojar rayos de luz sobre el orígen y co- nocimiento de algunas de las epidemias que desolan á la hu- manidad.” “La cuestion está hoy sometida á esta Academia de Ciencias en el luminoso informe del Dr. Ramos. De la clasificacion de sus observaciones concluye, que la enfermedad de los cocote— ros es ocasionada por un organismo vegetal, un fúngus ú hon- go de la familia de los Uredos, que como un punto carmelita se fija en el cogollo de la planta, se nutre y se multiplica á expensas de su savia, descomponiéndola y engendrando la pu- trefaccion, y con ella gérmenes animales como las bacterias y larvas, en pos de las que acude el cucarachon en esa lucha instintiva de séres por la vida. (Que esa enfermedad se pre- sentó en Matánzas despues de la inundacion equinoccial del año 70; que su curso ha seguido casi á sotavento de aquel puerto, invadiendo primero los árboles que demoraban á la accion de los vientos reinantes; y que, contra sus contagiosos estragos no hay más recurso que el fuego prodigado simultá- neamente en los árboles atacados, como con eficaz resultado se nos dice que lo ha practicado el Marqués de Calderon, son los puntos prácticos que sobresalen en la Memoria de aquel ilustrado informante.” “Por otra parte, en cuanto al remedio el Sr. profesor Adan 448 de la Escuela de Agricultura, en la Ciénaga,-nos afirma el ha- ber usado y repetido con éxito una disolucion de ácido fénico en la parte del árbol recientemente invadida; y en cuanto á la enfermedad, no parece ser de todo punto nueva, cuando el sabio naturalista Dr. Juan Gundlach nos refiere el haberla co- nocido entre Manzanillo y Bayamo hace muchos años; y tam- bien en la comarca de Santa Clara hace constar el distinguido agrónomo D.J. B. Jimenez que existió con igual violencia por elvaño de 1867, dándonos cuenta algunas publicaciones de su:funesta presencia en los plantíos de coco del Ceylan y de otras posesiones inglesas.” “Ahora bien, el voto científico del Dr. Ramos en favor del parásito vegetal, como causa intermediaria del mal que se está estudiando, encuentra autorizado asentimiento por parte de los Sres. D. Felipe Poey y Gundlach, miéntras que en terreno opuesto, como campeones de la teoría del gérmen animal, figu- ran por distinto concepto los Dres. Galvez y Vilaró. Y en ese interesante juicio contradictorio ¿no se llegará á descubrir el eslabon misterioso que pueda unir la: vida vegetal á la ani- mal, punto de notable valor para la ciencia?” “Nosotros con el Dr. Finlay pedimos más datos sobre el asunto, hasta que se determinen las causas que presiden á ese des- equilibrio orgánico en la planta, que son las que concurren á la Formación: y presencia de ese fatal organismo vegetal ó animal.” “Sabido es, que en la marcha de las leyes naturales los or- gánismos defiiidos de los séres superiores viven á - éxpensas de los que los siguen; el hombre sujeta ásu dominio, segun su más adecuada ¿Niniatabión; al reino animal de la tierra, del aire y de las aguas, y en él los séres de más fuerza Ó de más instintiva astucia devoran á los que pueden, persiguiendo el destino natural de la existencia propia. Pero cuando consi- _deramos el mundo de esos séres infinitesimales de organismos microscópicos, que flotan'en el ambiente y que como polvo 5 suelen percibirse bajo la. incidencia solar en una: cámara os- “cura; que, entre otros, Tyndall y Pasteur com su teoría del microbismo han Moshe constar su transcendente influencia; 449 que, como productos ó resíduos de una evolucion anterior, ávidos esperan propicia oportunidad ó lugar para salir del es- tado latente y fecundar su accion con forma más definida del infinitamente pequeño en individualidad al infinitamente grande en multiplicidad, cebándose muchas veces sobre de or- ganismos superiores con toda la voracidad del contagio, entón- ces vislumbramos el eslabon que cierra el ciclo natural de la trasformacion biológica de la materia, y en la serie de fermen- taciones y de sustituciones á que aquel fenómeno reversiva y sucesivamente puede dar lugar, entramos en la escala ascen- dente de séres.que buscan el sustento en- el seno de 108 que les son afines y relativamente inferiores.” ““Ese estado propicio en el cocotero para poder ser fecunda- do con gérmenes A de procedencia orgánica,-¿no será de-. bido áun trastorno ó á un desequilibrio en sus funciones fi- siológicas ó á otras causas anormales? ¿Noes la aptitud in- dividual ó una diatésis predisponente la que determina la fijacion del contagio? ¿Y aquellas funciones Jistológicas no se encontrarán turbadas por un mórbido deseguilibrio entre los com- ponentes de su savia, cuando recordamos que, en un centro donde predominan los nitratos orgánicos, bajo favorables condiciones físicas suelen desarrollarse parásitos vegetales, y que, bajo de ciertas fermentaciones putridas con desprendimientos amoniaca- les, suelen aparecer las bacterias 1 las mónades?” “Todo producto, todo gérmen, toda vida, son hijos de un trabajo realizado, que, como en mecánica, fuerza y tiempo constituyen sus factores primordiales, Que en la marcha de perpetua mutacion ese trabajo uniformemente se establez— ca, Ó se modifique ó se altere por completo segun las circuns- tancias que se interpolen en su curso, desar Lens en sus múl- tiples y complexas manifestaciones esas series infinitas de la materia en su afan constante por la vida organizada. (Que ese trabajo biológico, normalmente establecido, se manifieste con productos uniformes segun las causas estables de donde Proraien: y que de ellos prosigan otros con modificaciones va- Eso Uniformemente variables, siguiendo el órden de reac- : 1, xv1m.—56 450 ciones y las leyes de sustituciones que intervengan para ir re- poniendo el agotamiento natural y progresivo de aquel traba- jo, 6 segun los grandes cambios meteorológicos ú otros acci- dentes radicales que ocurran para romper el equilibrio orgá= nico anterior, son fenómenos que explican las trasformaciones naturales de la Flora y de la Fauna presentes comparadas con las de épocas mucho más remotas, y son tambien los que re- producen periódicamente -cambios estacionales acentuados con “esa falange numerosa de gérmenes variados, que invaden á los animales y á las plantas.” - “El mundo microscópico está aún por conocer; no asi el cósmico, dentro de ciertos límites, en la inmensidad de los es- pacios.” “Si el hombre desde los primeros tiempos ha llevado sus miradas y ha dirigido sus investigaciones más allá de la Tierra que habitaba, es que en ésta recibía la influencia. vivificante del divino astro, del Sol, con su luz y con su calor, ya direc- tamente, ya de los otros que en su celeste córte le acompa- ñan.” “Y que en esos mundos de otros mundos existe la materia organizada, así parecen confirmarlo recientes análisis de aque- llos desprendimientos, que nos acusan los aerolitos, en los que se ha encontrado un signo infalible de la estructura organiza- da, la cal, que caracteriza la época terciaria.” “El hombre, pues, inspirado por ese destello divino de ele- varse sobre sí mismo hácia los cielos, ha posado sus observa- ciones y sus estudios en mundos que están fuera de su tangl- ble alcance; ha perseguido el curso de los astros para fijar las leyes á sus movimientos y á las fases principales de su exis- tencia. Kepler, Laplace, Arago, Leverrier y otros ilustres sa- bios, con fórmulas de una exactitud matemática, han sujetado aquel mundo físico á sus investigaciones, resuelto la distancia de multitud de astros entre sí, trazado la órbita que recorren, determinado su velocidad y el tiempo en que han de estar vi- sibles ó invisibles etc. etc. Y esas leyes, que en el infinita= mente grande se realizan con tanta fijeza y exactitud dentro 451 de las fuerzas de la atraccion universal, que son inmensas con respecto á la cantidad de materia que propulsan y que mantienen en constante equilibrio; esas leyes van decayendo de su exactitud, cuando se pondera la cantidad de materia con relacion á las fuerzas que la mueven, como resulta en los problemas de la mecánica industrial, en los que los resulta- dos experimentales suelen diferir de los de la teoría, de una cantidad que se denomina constante para compensar su empi- rica diferencia, por sernos hasta ahora casi desconocidas las le- yes que rigen á la materia. El mundo microscópico está aún por ser estudiado ' y conocido; pero cuando se comprendan y se pesen los males que pueden venirnos de sus jgnotas regio— nes, debemos hacer votos fervientes para que la ciencia apre- sure sus investigaciones con un fin utilitario en bien de la humanidad. Y así como sabemos que una inteligente y rigu— rosa higiene pública y privada es un poderoso preventivo con- tra las dos terceras partes de las enfermedades que nos afligen; así tambien deseamos que del certámen abierto en juicio inda- gatorio por esta docta Corporacion y por la prensa sobre Ja en- fermedad que está acabando con nuestros cocoteros, se prescri- ba algun medio práctico y eficaz para precavernos de su causa.” Haciéndose cargo el Dr. Ramos de las reflexiones del Sr. Montejo, manifestó que, como en otra ocasion lo habia dicho, el Dr, Vilaró, que en un tiempo admitía la teoría del pard- sito animal como causa y origen dela enfermedad de los co- coteros, había firmado el informe, favorable á la teoría del parásito vegetal; que si tanto el Sr. Montejo como el señor Finlay habían pedido más luz en el asunto, no tardarian en tenerla; que si el primero de dichos comprofesores se lo ex- plica todo por el desequilibrio en las funciones de la planta, olvida que un hombre enteramente sano puede volverse sar- | noso de un momento á otro por su contacto con quienes lle- ven el sarcóptes; que el terreno no es la causa, porque hasta aquí se ha dado la planta en él; que lo mismo sucede con la viruela y otras afecciones que se trasmiten del individuo en- fermo al que no lo está; que el hierro y el fuego son el único 452 tratamiento en la actualidad aplicable, y no hay tiempo que perder en llevarlo á cabo. El Dr. Hernández contesta que ese remedio será muy bueno para los cocoteros que se mueran, no para los sa: nos; que la necesidad, madre de la ciencia, reclama la conservacion de ellos; si es un sér organizado la causa del mal, necesariamente ha de haber unos principios que lo ali- menten y otros que lo destruyan; que no sólo debe investi: garse la causa, sino el remedio del mal, pues á veces uno muy gencillo lo es de grandes males; que al lado del mal suele encontrarse el remedio, y sería oportuno averiguar las venta- jas que pudieran sacarse de la aplicacion del agua salada, con tanta mayor festinacion cuanto que los estragos son tales que en la jurisdiccion de Remedios un solo hacendado vió des- truido más de diez mil cocoteros. El Dr. Ramos. expone que el tratamiento radical por él propuesto no es sólo para los vegetales enfermos y que pere-. cen, sino hasta para los sospechosos, aplicándosele simultá.- neamente y sin pérdida de tiempo, porque así únicamente se prevendrán aquellos estragos; —que ya se han hecho los experimentos con el agua salada, sin que dieran resultado; y debe recordarse que la enfermedad empezó por los cocoteros de la playa, que deberían estar ménos expuestos á ella, si el citado remedio gozara de la eficacia que se le atribuye. El dia en que se descubra la causa primaria estará dicho todo; pero el método cientifico evita la pérdida de tie mpo que trae consigo semejante investigacion, y por eso los hombres de: ciencia se conforman con el estudio de las causas determinan- tes, de acuerdo conlos preceptos de la Nosología vegetal. Dejando á un lado la:cuestion relativa al voto del señor Vi- laró, quien es indudable que encontró numerosas larvas en la yema de la planta y las señaló como causa determinante de la enfermedad; y refiriéndose al punto principal, pregunta de nuevo el Sr. Montejo si no habrá algun cambio ocurrido en la savia del vegetal, la que, abundando entónces en nitratos orgánicos por ejemplo, favorezca el desarrollo de la produccion 453 y parasitaria admitida por el Dr. Ramos. Tampoco es posible “ prescindir de las causas predisponentes y de la disposicion indi: vidual; y era preciso, al señalar esa deficiencia, consignar que el fuego es un remedio brutal y queen la Escuela de Agricul- tura, sita en la Ciénaga, el profesor Adan ha empleado con buen éxito una disolucion de ácido fénico en la parte del árbol recientemente invadida. | Terciando en el debate el Dr. Rodriguez, expone que el asunto quese ventila encierra dos problemas: el primero es conocer el enemigo destructor de la planta; y el segundo enca- minar la investigacion en el sentido de su manera de ser, de las condiciones que favorecen su desarrollo, así como de aque- llas en que sucumbe: estudio, pues, del individuo y del medio en que vive. Pero, por lo mismo que la vida es muy activa en esos séres inferiores, sucumben pronto y no resisten 4 me- nudo á la más ligera modificacion del medio; de donde la im- portancia de estudiarlo no solamente en sus partes sólidas sino en las líquidas, en el estado sano y en el estado enfermo, para aplicar un remedio preventivo más bien que destructor; y la prueba la tenemos en el ejemplo citado de la sarna: ¿cómo se destruye el parásito que la origina, sino modificando el medio en que se agita y en que desde entónces no le es posible vivir? El Dr. Ramos está de acuerdo con los principios defendidos por el Sr. Rodriguez, y de eso ha dicho algo en su memoria al indicar que el parásito se aloja debajo de la epidérmis, perfo- ra la planta con su micelio y cae el esporo; si se aplica la sus- tancia parasiticida cuando va á penetrar el micrófito por el ostiolo, se logrará destruirlo; pero esta tarea en la práctica es sumamente difícil, pues segun el cálculo hecho por el Dr. Ra- mos, cada vegetal contiene cuatrocientos sesenta millones de parásitos. Y silos parásitos se hallan dentro de la planta ¿cómo se pone coto á la enfermedad producida por la invasion de un número tan considerable de ellos? ¿ui qué sustancia es capaz de ser aplicada de un modo eficaz en tan grande escala? Y si con la papa se encuentran tantas dificultades ¿qué no se- rá con los cocoteros? ( 454 El Dr. Rodriguez responde que áun cuando se aloje al inte- rior la produccion parasitaria, puede llegarse 4 ella por medio de sustancias que se hagan circular dentro de la planta. Todo el mundo sabe como se mata el comejen; pues bien, cada ani- mal matado propaga sucesivamente su estado molecular á todos los demás, sin que sea necesario envolver la planta en la sustancia parasiticida, y una vez modificado el medio inte- rior, no se desarrollará el parásito. El fuego es un buen re- medio para hoy que no sabemos otra cosa; pero siempre en la expectativa de otros medios artificiales que conduzcan al re-. sultado que se busca. Nada se ha hecho en ese sentido, pues no se ha examinado la savia en los individuos sanos ni en los enfermos, , El Dr. Ramos arguye que más de una ocasion, al examinar los liquidos de la planta, ha encontrado que el agua del coco era buena y lozana la apariencia del vegetal, sin que dejase de estar ya invadido del parásito; más tarde es otra cosa, el agua del coco es mala, como tambien la apariencia del cocotero. Por otra parte, los nosólogos no han hecho más, por creerlo ineficaz. El Dr. Rodriguez replica, en cuanto al primer punto, que eso no constituye un análisis de los líquidos de la planta, sino la indicacion de un carácter organoléptico y otro de aspecto exterior, faltando muchos más para que aquél sea completo; y en cuanto al segundo particular, si los nosólogos no lo han verificado, no es ésta una razon para asegurar que el resnlta- do será imútil, toda vez que se trata de principios científicos que deben ser aplicados. El Dr. Hernandez está tambien de acuerdo en quese efec- túe ese análisis del agua de coco con todos los requisitos que demanda la ciencia. El Dr. Ramos, en vista de que algunos miembros de la Co- mision se hallan ausentes, pide que se asocien á ella los Sres. Montejo y Rodriguez; y está deseoso de publicar cuanto án- tes los consejos que á su entender deben darse para, sin pérdi- da de tiempo, cortar el mal de raíz. 455 El Dr. Mestre opina que un número mayor de miembros no haría otra cosa que complicar la tarea de la Comision; y que, áun cuando dichos consejos no obtengan la sancion aca— démica siño despues de terminado el trabajo de la Comision, esto no obsta para que el Dr. Ramos, con la autoridad que le dan sus conocimientos especiales en el ramo, dé á la prensa los preceptos que le parezcan más adecuados. El Sr. Presidente manifestó que la Comision estaba ya cons- tituida; pero que si los señores Montejo y Rodriguez no tenían inconveniente alguno, podrían ingresar en ella. En vista de lo avanzado de la hora, declaró el Sr. Presi- dente terminada la sesion y aplazado el debate para la próxima. 3 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE MARZO DE 1882. Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES:—D)), ). L. Hernández, Presi- dente eventual, 4. G del Valle, Covántes, ER. Cowley, Montalvo, Plasencia, García, Montejo, S. Fernández, Sáenz, Finlay, Ramos, Orús, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. Por enfermedad del Sr. Presidente y ausencia del señor Vice-Presidente, hace sus veces el socio de mérito Sr. Dr. D. José de la Luz Hernández... Correspoxbescia.—Leyéronse en seguida por el Secretario ge- neral las siguientes comunicaciones: —1. S un oficio del Sr. Juez de 1.% Instancia del Distrito del Monserrate, en que, por exhorto del de igual clase de Giiines, remite un testimo- nio referente al homicidio del niño Rafael Hoyo, para que la Academia informe acerca de la verdadera causa de su muer- te; de cuyo asunto se dió traslado 4 la Comision de Medicina Legal; —2. otro iden del Dr. D. Nicolás Rodriguez y Abay- tua, que desde Madrid da las gracias á la Corporacion por el nombramiento en él recaido de socio corresponsal :—30 otro id. del Sr, D. Adolfo Sáenz Yáñez, reproduciendo el que en No- 456 viembre próximo pasado dirigió á la Academia al ser electo socio numerario de la misma en la Seccion de Ciencias Fisicas y Naturales, oficio que hubo de extraviarse ántes de llegar á ella. El Secretario manifestó que por este motivo no había podido citársele para las anteriores sesiones de la Academia, pero que en la actual teníamos la honra y satislacaion de verle ocupar su puesto entre los concurrentes, BisLioreca. —El Dr. Finlay, Secretario de la corresponden cia nacional y extranjera, presentó las publicaciones recibidas despues de la última sesion:—Revista de Cuba, número 2;— Repertorio de Farmacia, número 3;—Boletin Comercial, 46 á 57;—Avisador Comercial, 47 á 58;—El Bombero, 11;—Bo- - letin Oficial de Voluntarios, 257;—Memorias de la Seccion de Procedimientos del Círculo de Abogados, 4 y 5;—Revista Musical, prospecto; —Manual Práctico de Aritmética Mercan— til, por D. Francisco Oller, 1 ejemplar;—La Ilustracion Mili- tar, 16;—Gaceta de Sanidad Militar, 170;—Boletin del Ate- neo de alumnos internos de la Facultad de Medicina de Bar- celona, número 1;—Consideraciones acerca de la Topografía médica en general, y en particular sobre las de la villa de Guanabacoa é Isla de Pinos, por el Dr. José de la Luz Her- nández, de que se repartieron ejemplares á todos los señores concurrentes;—Boletin de la Junta Nacional de Sanidad de Washington, 33 y 34;—The Medical Record, 579, 582 á 584, 586 á 589. : Quedó enterada la Corporacion de que, por conducto del socio de mérito Sr. D. Felipe Poey, había remitido el /nstitu- to Smithsoniano de Washington algunas obras de que se daría cuenta en la próxima sesion. : RemeDIOS NUEVOS Y sECRETOS.— Profiláxis y curacion de la fiebre amarilla. —Terminada la correspondencia, leyó el Dr. R. Cowley, 4 nombre de la Comision de Remedios Nuevos y Se- cretos, un informe relativo al bálsamo-tintura vegetal indio Tonati-Ya-Capan, que segun el anuncio impreso que se acom- paña es un'remedio seguro para la curacion de la fiebre ama- rilla, pulmonías, calenturas de todas clases, inflamaciones de 457 la sangre, cólera morbo, reumatismos, ataques nerviosos y epilépticos, contusiones graves, congestiones etc. etc. Deseosa la artista interesada de hacer extensiva la accion benéfica de un bálsamo con el cual la salvaron de la fiebre amarilla Jos indios de Centro América, y autorizada su venta por el go- bierno del Brasil, espera que el Ministerio de Ultramar influ- ya con las personas competentes de esta Isla para que se le ha- ga un pedido, asegurando que cuanto militar lo emplee como preservativo, ninguno se verá atacado por tiebre amarilla ni — perniciosa. Pero los antecedentes en que se basa la solicitud carecen de todo valor científico, no incluyéndose tampoco en ellos la fórmula del bálsamo, el modus preparand; ni las ob- servaciones que se hayan recogido y sirvan de punto de parti- da para la recomendacion delespecífico. Aunque en el orígen de algunos descubrimientos aparezca la casualidad como cau—- sa y fuente de la Terapéutica, las condiciones en que aquélla se presenta van siendo mejor estudiadas con los progresos de la ciencia, y 4 medida que ésta avanza se hacen ménos fre- cuentes los inventos atribuidos 4' la casualidad por la ignoran- cia. Por otra parte, bajo el punto de vista de las teorias cien- tíficas, no es posible someter á una séria discusion los aser- tos de que la fiebre amarilla y la perniciosa dependen de unos insectos que se introducen por los poros, que en las localida- des infestadas el sol aparece medio velado para extinguirlos, y que el Tonati-ya-capan es el único remedio, porque introdu- ciéndose tambien por los poros como el terrible insecto, lo mata y destruye á la vez sus crias, que deposita en el tejido capilar, y desemponzoña la sangre; olvidándose entre otras cosas que en ésta viven organismos mucho más sensibles que los micrózoos, es decir, los glóbulos hemáticos, los cuales reci- birían la muerte en ese caso, la que no es conciliable con la vida del sér.—En mérito de lo consisnado, propone la Comi- sion de Remedios Nuevos y Secretos que se consulte al Gobier no General: que la autorizacion demandada no es de atenderse por hallarse en contraposicion con lo que dispone la legis- lacion vigente, que la constituye la Ley de Sanidad del Reino: T. XVHI.—ó7 458 FiLARIA SANGUINIS.— Discusion. —Aprobado por unanimidad y sin discusion el anterior informe, hizo uso de la palabra el Dr: Finlay para manifestar que entre los tres 6 cuatro casos de fi- laria de la sangre que estaba estudiando en la actualidad “hay - dos morenas procedentes de la clínica de nuestro apreciable comprofesor el Dr. Gordillo, quienes ofrecen fenómenos raros que creo dignos de señalar á la atencion de V. S. S. He dicho que estas enfermas figuran en los casos en los cuales estudio la filaria; pero, en realidad, sólo la primera de ellas me ha pre- sentado dicho hematozoario: en la otra, por lo contrario, jamás lo he encontrado. Ambas presentan, sin embargo, el síntoma - insólito que motiva mi actual solicitud: acusan una sensacion de picazon y aseguran que además sienten andarles por todo el cuerpo unos animalillos que creen coger con los dedos; dicen que esos animalillos les salen por todos los poros en la cara, la cabeza, los ojos, narices, boca etc, Tan extraordinaria manifestacion ha sido, como era natural, considerada como una alucinacion de las enfermas. El Dr. Gordillo, sin embar- go, sin admitir la realidad de los pretendidos animalillos, | piensa que la sensacion subjetiva pudiera ser sintomática de la presencia de la filaria en la sangre. Mas en la otra, cuya mirada y aspecto general hacen sospechar de su estado men tal, jamás he encontrado ninguna filaria, viva ni muerta, á pesar de muchas tentativas que he hecho para hallarla: ésta asegura verse los animalillos que se saca. Cediendo á las ins- tancias de esta enferma, ayer noche me detuve á examinar su piel en los puntos que designa como aquéllos de donde le salen con mayor abundancia,—la planta del pié izquier- do en particular. Víen efecto algunos filamentos muy té- nues y bastante rígidos para sostenerse como clavados en la - piel; y la muchacha que acompaña á la enferma asegura ha- bérselos visto salir. El que yo observé parecía moverse; pero no puedo asegurar que sus movimientos no obedecieran á las corrientes de aire. Recogí alguno de esos filamentos; pero de ayer noche acá no he tenido tiempo de examinarlos. “De cualquier modo, creo que la presencia de la filaria en 459 la sangre de una de estas enfermas, sin antecedentes de hema. turia, quiluria ni otros fenómenos propios de la presencia de dicho parásito, obliga á que se estudie con detencion el sínto- ma acusado por estas enfermas. Verdad es que ambas han padecido fiebres en que la primera estuvo un dia privada de conocimiento, y que la segunda presentó como el aspecto de no estar en su cabal juicio; pero la que tiene la filaria en la sangre razona hoy perfectamente, y á pesar de sus 80 años, no parece que Su inteligencia ni su memoria estén afectadas. “Agradecería, pues, al Sr. Presidente que nombrase una co. mision, de la Academia, encargada de examinar las referidas enfermas con respecto al sintoma indicado. El Sr. Delgado y yo nos hacemos cargo de presentar la observacion completa, cuando ésta esté terminada.” De acuerdo con lo propuesto por el Dr. Finlay, designó el Sr. Presidente una Comision compuesta de los Sres. Díaz Al- bertini, Lebredo y Finlay, quedando este último 'en citar á los demás vocales cuando lo juzgase oportuno, y manifestando el Dr. Mestre, que en la cuestion había tres particulares dis- tintos: el primero, relativo á la clasificacion del parásito, que contribuirian á dilucidar los naturalistas y micrógrafos de la Comision; el segundo, concerniente á los fenómenos morbosos observados en las enfermas, los cuales serían objeto de estudio por parte de los médicos; y el tercero, nu ménos importante, sobre la autenticidad de los hechos, tratándose de un caso que bien pudiera ser de simulacion. Haciendo despues uso de la palabra el Dr. Ramos, manifes- tó que no habiendo podido feunirse todavía la última comi- sion nombrada en el asunto de los cocoteros, pues sólo lo ve- rificaron una vez el Sr. Finlay y él, no podía aún darcuenta de su cometido; pero que iprovechaba la oportunidad de hacerlo con un artículo del “Druggist circular and chemical Gazette” de New-York, correspondiente al mes de Febrero último, al cual agregaría algunas observaciones con respecto al trata- miento de la hematoquiluria y el beriberi.—En dicho artículo sobre la periodicidad en la emigracion de la filaria, el Dr. Ste- 460 phen Mackenzie comunica por escrito al periódico la “Lance- ta,” que tiene bajo su direccion en el hospital de Lóndres á un enfermo procedente de la India, padeciendo á consecuencia de una hemato-quiluria y cuya sangre y orinas contienen gran- des cantidades ó en gran número la filaria sanguinis hominis. Este caso confirma las teorías y observaciones del Dr. Patrick Manson en cuanto ála periodicidad de la emigracion filárica. Durante el dia, la sangre del paciente se halla prácticamente libre de la filaria; no así durante la noche, en que, si $e exa- mina al microscopio un ejemplar cualquiera, se encuentran en- tónces en gran número y con una actividad notable, Hecho el exámen de una gota de sangre á las doce de la noche y bajo un cubre—objetos de las dimensiones de un cinco octavos de pulgada, se contaron hasta ciento veinte y cinco parásitos. El Dr. Mackenzie ha comparado estas filarias con las envia- das por el Dr. Lewis desde la India; con la filaria del mos- quito, enviada por el Dr. Manson desde la China; y con la filaria de la sangre y mosquito enviada por el Dr. Bancroft desde la Australia; y trata de demostrar la identidad de las filarias enviadas de procedencias distintas. “¿Pertenecerán á esa misma especie las presentadas por el Dr. Rodríguez á esta Academia en su última sesion? “Aprovecho esta ocasion para manifestar ú esta Academia que en tres casos que he tenido de hematoquiluria, el trata: miento por el “Capsicun anuum L,” conocido vulgarmente con el nombre de “Ají guaguao,” me ha dado los mejores re- sultados; y me explico su accion, suponiendo ser cierta la teoría que se da hoy para explicar su causa por la propiedad que tiene, como el cornezuelo del centeno, de obrar sobre las fibras musculares no estriadas de los vasos, ya directamente, ya al través del sistema vaso-motor; con la inmensa ventaja de que esta solánea es mucho mejor soportada por el estó- mago, actuando á la vez como un estimulante de las funcio- nes digestivas. Además, un gran número de experimentos fi- siológicos han conducido al Dr. Cheron á atribuirle una accion especial sobre el sistema vascular y de aquí sobre los órganos 461 muy ricos en vasos sanguíneos, como el sistema útero-ovári- co, los órganos de la respiracion y del cerebro. Por su accion especial sobre aquel sistema, lo recomienda en las hemorra- gias uterinas, ya sean debidas á tumores fibroideos, endome- trítis fungosas y aún en los epiteliomas del mismo órgano. “El Capsicum lo he administrado á mis. enfermos en píldo- ras Ó en tintura del modo siguiente: Polvos de Capsicum....dos gramos, Extracto blando de quina... C. $, M. s. a. y D. en 20 píldoras. Para tomar una ántes de cada comida, y aumentando la dósis hasta cuatro al dia. “La tintura alcohólica la he usado 4 razon de diez gotas, dos veces al dia, en medio vaso de agua y poco ántes de las comidas. “Debo hacer constar que en el Beri-beri, enfermedad en mi concepto esencialmente parasitaria, el tratamiento por el Capsi- cum le ha dado al Dr. Makibrick los mejores resultados. -“Desearíamos que los Dres. Rodríguez, Finlay etc., con la habilidad para el manejo del microscopio que todos les reco— nocemos, estudiasen la sangre, Jas orinas, en una palabra, los sólidos y los liquidos de los individuos que mueren á conse- cuencia de aquella enfermedad, y nos dijeran si son Ó no fun- dadas nuestras sospechas.” El Sr. Finlay considera muy oportuna é interesante la comunicacion del Dr. Ramos respecto á la emigracion de la filaria; pero cree que este asunto requiere alguna reserva, pues si algunas veces el hecho es muy notable y lo ha visto en un caso durante tres dias seguidos, existiendo siempre de las nueve de la noche hasta las seis de la mañana y jamás de las ocho de la mañana á las seis de la tarde, en otro caso nunca lé ha sido posible observar semejante emigracion. En cuanto al tratamiento de la quiluria, se vé que ésta desaparece á los tres Ó cuatro meses, subsistiendo la filaria; ni se puede deter- minar el valor absoluto del vermicida, pues la dósis de éste llegaría 4 hacerse más que suficiente para matar al sujeto. 462 El Dr. Montalvo considera que si no es posible matar la filaria, ni estan abundante su número para emplear el pro- cedimiento de la inoculacion, pudiera hacerse con ella lo que con el carbunco y la sarna de los animales, que en ciertas con- diciones se inocula «y en otras no: en los carneros bien alimen- tados desaparece la enfermedad, miéntras es fácil se desarro—- lle en los caballos que trabajan mucho; y pudiera suceder tambien, que colocado el individuo en buenas condiciones hi- siénicas, desapareciese la filaria. i El Sr. Finlay manifiesta que carece de la experiencia ne- cesaria en el tratamiento terapéutico de dicha afeccion; mas recuerda que en la diarrea de la Cochinchina, á pesar del uso de vermífugos poderosos, quedaba siempre un resto copioso del parásito, considerándose la dieta láctea como el recurso más eficaz contra su aparicion, lo que indica que modifi- cado el terreno por el régimen alimenticio, no es entónces á propósito para aquél. El Dr. Finlay aconsejaría tambien la leche en ia filaria, así como la traslacion de los enfermos á los climas frios. Jn el caso de dicho microzoario no parece po- sible la inoculacion directa, sino á beneficio de un huésped intermedio segun dicen los médicos ingleses. Por último, recuerda el citado socio las diversas teorías que se han emiti- do acerca de la filaria del mosquito; y agrega que á una de sus enfermos le caian esos dípteros al principio. Insiste el Dr. Ramos en las ventajas que pueden - sacarse del empleo del capsicum en la hematoquiluria, pues ha dado buenos resultados despues de fracasar otros medicamentos; además, una sustancia que es venenosa para tales especies animales, puede no serlo para otras; y si el cápsico cura la dispepsia, coloca desde luégo el organismo en circunstancias favorables para la curacion, segun los deseos del Dr. Montalvo. Este socio expone que el'influjo patogénico de los parásitos constituye una verdadera revolucion en la ciencia médica, siendo una tendencia actual en ella la teoría parasitaria de las fiebres palúdeas, ya de origen animal, ya de orígen vegetal; y Mr. Laveran, apartándose de las ideas sostenidas por Sée y 463 Gubler y habiendo encontrado la bacteria. propia de dichas fiebres, considera el sulfato de quinina como un verdadero parasiticida. Pero añade el Dr. Montalvo, que sin experi- mentacion no es posible resolver la cuestion relativa á la en- fermedad de los cocoteros ni otras parecidas. El Dr. González del Valle (D. Ambrosio). cree que sin ne— cesidad de la experimentacion puede aseverarse lo mismo que el Dr. Montalvo, viendo si el parásito perece, fuera del orga- nismo, en contacto con la sustancia que se considera como más eficaz contra dichas fiebres. El Dr. R. Cowley contesta que los terapeutistas germanos han hecho esos estudios que reclama el Dr. Valle, y en el grupo de los amargos colocan sustancias que desde la cua- sia, verdadero insecticida, hasta la quinina, ejercen úna in- fluencia más 6 ménos marcada sobre los procesos de fermen- tacion y putrefaccion, siendo una cosa ya demostrada que la quinina dificulta é imposibilita esos trabajos. Opina el Dr. Finlay que no bastan esas deducciones saca- das de la accion que sobre el parásito ejerce la sustancia fuera del organismo vivo, sino que es necesario demostrar, primero su existencia en la sangre del enfermo y despues su desapa- ricion bajo la influencia del remedio; como tampoco basta que cese la hematoquiluria, si persiste en la sangre la filaria. El Dr. Montalvo queda satisfecho de la respuesta dada al Dr. Valle por el Sr. R. Cowley; y en cuanto á las observacio- nes presentadas por el Dr. Finlay, los experimentos de Lave- ran demuestran que en los enfermos atacados de fiebre inter- mitente desaparece la bacteria, por él descrita, cuando se les somete al tratamiento por la quinina. El Dr. A. G. del Valle recuerda que hace cuatro ó cinco años se desarrolló en Buenos-Aires una fiebre maligna que por su mortandad merecía más aquel país el nombre de Ma- los-Aires; y estudiados tanto el agente productor de la afec- . cion como el medio de combatirlo, se encontró un micrófito que bajo la accion del arsénico y la quinina se marchitaba y moría. Son tambien de recordarse las demostraciones de Sa- 464 lisbury á favor de las algas, ó sea de un parásito vegetal como causa eficiente de la fiebre palúdea; y de aquí que preponde- re necesariamente el principio higiénico del cambio de lugar, que por sí solo basta las más veces para hacer que desaparez- ca la enfermedad. Grandes dificultades ofrece para el Dr. Finlay la teoría parasitaria, pues cada investigador ba encontrado un micró: fito distinto; pero el de Laveran es tan grande y manifiesto, que tal parece que no deba dudarse de su existencia, á pesar de no hallarse todavía debidamente comprobada. El lado flaco de la opinion de Laveran está, segun el Dr. Montalvo, ea que no basta describir un microbio para suponer que sea la causa de la enfermedad, sino que además es preci— so efectuar su inoculación y cultivo, lo que no se ha hecho y lo que cabalmente se echa tambien de ménos en la cuestion de los cocoteros, no bastando la simple observacion de los hechos, porque puede ser muy errónea, como sucedió con la bacera de los animales. El Dr. Zléamos no ha encontrado aún un solo cocotero sano en toda la jurisdiccion de la Habara; pero como la enferme- dad no ha penetrado en Giiines, Cabañas y otros puntos, ha recomendado se le envíen algunos ejemplares para establecer la comparacion. : El Dr. Finlay añade que segun le han informado existe en las Minas una zona enteramente sana; pero cree que se cae en un círculo vicioso al considerar enfermos á los vegeta- les nada más que por encontrarse en ellos el parásito. Insiste el Dr. Ramos en que, donde quiera que existan los uredos, no puede ménos de enfermarse la planta por asfixia, tupiendo aquéllos sus poros y estemas; y si el calor y la hu- medad coexisten, hay un elemento más para la mortificacion de los vegetales. —Bajo el punto de vista de la propiedad del lenguaje, no son “inoculaciones,” sino verdaderas “plantacio- nes” las que habría necesidad de hacer. El Dr. R. Cowley quisiera saber cuál es la naturaleza "del menstruo en que se desarrollan los mencionados parásitos, 465 pues la naturaleza de éstos depende de la de aquél, necesitan. do los fermentos vegetales un menstruo ácido. El Dr. Ramos contesta que hoy se consideran como vege— tales todos los parásitos, habiendo pasado á ser micrófitos todos los antiguos microzoarios. El Dr. Montalvo advierte que los vírus no son más que agentes ó medios en que se desarrollan los animalillos o gér- menes de las enfermedades; que lo que se inocula no es el pus, y que Pasteur cultiva aquellos gérmenes en el caldo. El Dr. Ramos está de acuerdo con lo manifestado por el Sr. Montalvo por lo que respecta á las bacterias; mas no en cuanto á los parásitos vegetales. El Dr. Finlay hace notar que la cifra de los parásitos seña- lada por el Dr, Ramos es sin disputa abrumadora, si no se tiene en cuenta el número de los poros.que hay enla planta: las hojas que él ha visto no presentan esa confluencia; y por otra parte, es preciso hallar el micelio al interior de la planta, porque delo coutrario no se trata de un uredo. A esto replica el Dr. Ramos que, segun su cálculo, los po- ros no pueden andar muy sobrantes; pero, cualquiera que sea sú cantidad, la planta vive todavía algunos meses, porque no todos están obstruidos; é invita á los señores socios que lo deseen á examinar las preparaciones que tiene dispuestas ba- jo la lente del microscopio y con el auxilio de una obra de clasificacion. Despues de expresar el Dr. Mestre que, segun le había es- crito el sabio naturalista Sr. Fundlach, en aquel distrito ru- ral (Jovellanos) estaban en diferentes suelos, sanos y bien verdes todos los cocos, y podrían obtenerse de él algunos ejemplares con esa seguridad, agregando el Sr. Montejo que desde hace muchos años pudo el Sr. Gundlach observar la enfermedad en la jurisdiccion de Matanzas, —visto lo avanza- do de la hora, declaró el 5». Presidente terminada la sesion. T. XVITL.—58 466 Mortalidad de la Habana, en el invierno de 1882; por el Dr. D. Ambrosio _G. del Valle. 7 MORTALIDAD CIVIL; : a laa 1882. Blancos. De color. | 3 [38 uÉ S (5563 V. | 5 [Sumal| Y. | E. [Sumal < [a Es || AID io a ] Dl Le GEN Mil a 3 'AMcoho Sm IU a E 7 O. 1 Me A ticas Y cdo nado dá: a ETE O A RT Anemia y clorósiS..............<-. A E | O AS Y E O AQÍLAR . ola mas AS | OO dt A A AL E Apoplegía y congest. cerebral....... 13).,111 24 0] 111 207. Ud Apoplegía pulmodaT...ooocmmoomoo--- 5 Y E! A E di. "8 A A SO a 13) 14| 27 1 ” 8 A Cólera espoTrAdICO oneroso sao o flame a a a Cólera intantil.2oniocs has doo is 6105] 41 E IATA EE le SES DADES SNO lis qe e ajaja E IP! E A os : Diarrea y enteríti8.........o.oooo.-. 59| 33| 92| 17| 25] 42| 1 31 1 Difibrid Y co IDIS re adiro Ph id AS e al 7 er A A A A 21 6 Bm Ala e A is 13 Eclampsia infantil..ooooo.o.......- IO PATO FS Y CIA 1. APA Ii O o ezo (eN 21 ] INT 1 4 SCarÍaLtIDa tna aia e A A O | AT, NT A A A 1D Y O ED O Enfermedades del corazon. .........- 331 22| 5511 14| 25| 391. 9ll.-,.1 96 Td. del hígado........... 32| *5| 37| 10| 10| -20| "7 “11065 Fiebre y caquexia palúdica"... ..---- 10) 111 21 8 -7/ 5 2 40 ¡Biéebre DIOR antes Crap. 5 1 | E ed li > ] 7 Fiebre amarilla....... «dedicacion» >|] 41544] 18D 11327 31-38 Widbba burden. ciozón ceo ll dal, 4] 181 ¿31 10] 16 6| 37 GANgreDA ooconococnnnnnccnanncn cr.» 5] AUN AE 8 Intoxicación tebaica.....oobco/c..o ojos ES A A IA A [Eee 511. 5 MeningátlS. coooajcumaso cononoqenac o |] 2D] 6] A SAA 68 Muermo y ÍarciMO..mooo o denco.moos 5 IS A A 5 Neumonía y bronquítiS....o.-..... 19) 17| 36€ 10| 5| 15|...:|- 5156 E q AA ME ota A lc is 10 Oclusion intestinal. ....o.ooooom..... 3 ll E A 9 Parto y accidentes puerperales....... aña JS) | ER: ] MV Ello 6 DT E E A | ES 1 l Uds EEE 2 PIQULESÍa os oa oala ao Dl IR 211 2l... pa 4 Reblandecimiento cerebral.-.---..... 61.34. MM 3 E UA Rabla Eos agencias cols ele A E E | EA A A Rermatismo UI le elche] aaa lao. 1 MAR 2 Sarampi0D....oooosrorsónner=ooso. o 1 TELA ME O di. 2 Teétano. en “Adultós cc coea: >< ej des 4 1 Oli 3 a 8 Tétano infantil..ocoo vemos cm co... 261 161 3911941 TOA 76 SI ooo e Soo Udo dc .|| 126| 97| 223 64| 64| 128, 38 4| 393 ¡ROS ÍARna: omita ba la aaa es lla | a a as a e VINCI e. ora ea LA 1 Al AN A 1 s 1 A O A lA 10 Muerte repentiNa...........ooooo.».. E 4 Musa 14 E 5 Casos de longevidad..........--...- o puse! EA MS ra) O ls 9 Otras causas..... lata iS os 43| 20| 63 -18| 15| 33 5 8| 109 SID OXPTOSarEDO II 35| 51 40|| 16| 4¡| 20| 7l[....| 67 SUMAS: 200. daras 06013191879 935 231| 446| 73[| 41/1459 A A A A A A A A A Mortalidad civil en 1881./.......omommmomso 1.793|Poblacion clvil segun el censo 1879--126.881 Idem idem en 1882....coomoocsonmmoscaooras 1.418]Mortalidad en 1881--1.793--proporcion p. 1000--14, 13 Do IMÉNOB...coconconunoonnononronacoasanos 375 IdoM......... 1882---1418--idem id, 11, 18. i 467 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 26 DE MARZO DE 1882. Socios CoNcurrENTES: —Sres. Y. L. Hernandez, Presidente eventual, 4. G. del Valle, R. Cowley, Montalvo, Montané, Pin- lay, F. Torrálbas, Landeta, Nuñez, Horstmann, Orús, Beato, Mestre, Secretario. Acra.—Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia de los señores académicos que arriba se expresan, y ocupando la Presidencia el socio de mérito Dr. D. José de la Luz Hernández, por hallarse enfermos los señores Presidente y Vice-Presidente de la Corporacion, leyó el Secretario general el acta de la pública anterior, que fué aprobada. Rrcrrricacion.—Refiriéndose al Dr. ZLontalvo á lo consig- nado en el acta sobre la discusion relativa á la enfermedad de los cocoteros, dijo que en ella habia empleado la palabra “con- tagio” y no “inoculacion;” y que no lgnoraba que no son ani- malillos, sino micrófitos los productores de la citada enfer medad. | | > Rrareso.—Participó en seguida el mismo Secretario gene ral, que se hallaba presente el socio primeramente namerario y luégo corresponsal Dr. Montané, á quien dió la bienvenida, felicitando á la Academia por el regresó de un socio que por su talento y conocimientos había dejado en ella los mejores recuerdos. Ade Nrorocomo.—Leyó despues dicho Secretario un oficio del Sr. Director del Necrocomio Municipal de Ja Habana, acom- pañando el Reglamento de dicha institucion, así como la rela— cion de las autopsias en él practicadas durante los meses de _Enero y Febrero últimos; estadística que continuará remi- tiendo mensualmente. Se. acordó darle las más atentas gra- clas por su estimable presente y aceptar desde luégo su oferta con el mayor agrado. Breniorrca.—Presentó en seguida el Dr. Pinlay, como Se- cretario de la correspondencia nacional y extranjera, las pu- blicaciones recibidas desde la última sesion: —Observaciones 468 fisico-meteorológicas de la Escuela Profesional, Diciembre 1881, Enero y Febrero 1882, Marzo del 19 al 22;—Crónica Médico Quirúrgica, número 3 y los 7 primeros tomos empasta- dos, remitidos por el Sr. Director de dicha publicacion, acor— dándose darle las gracias; —El Progreso Dental, 2 y 3 del año 11I;—Boletin Comercial, 58 4 68;—Avisador Comercial, 58 á 68 y 70;—El Bombero, 12 y 13;—Boletin Oficial de los Vo- luntarios, 259 y 260;—Gaceta de Sanidad Militar, 171;— Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, X, 3; —Independencia Médica de Barcelona, 13, 14 y 15;—Congre- so Médico Internacional de Lóndres, por el Dr. Salvador Ba- día y Andreu, un folleto;-Crónica Oftalmológica de Cádiz, 11; —Boletin mensual de Estadística Demográfico—Sanitaria de la Península é islas adyacentes, Noviembre y Diciembre de 1881;—Medical Record, 591 y 592;—Harper's Weekly, 1301 4 1.317;—y las siguientes obras remitidas por el Instituto Smithsoniano de Washington y anunciadas en la anterior se- sion: 1? United States Geographical Surveys West of 100" me- ridian. VIL. Archeology;—2. United States Geological Sur- vey of the Territories—XIT, Fresh-Water Rhizopods of North America,-3.2 Index Catalogue of the Library of the Surgeon— General office, U. S, Aung I. 1L.— 4. A Memorial of Joseph Henry. 5. Department of Agricultural Report, 1878 y 1879. —6. Smithsonian Reports, 1878 y 1879.—7.9 Anales del Museo Naval de Méjico II, 5 entregas.—Den Norske Nordhavs. —Expedition 1876-1878 Zoologi, 1876-1878 Chemi.—9.9 Sit- zungsberichte der Kaiserlichen Akademie der Wissenschaf- ten (Wien) 1878, 1879, 80-81.—10. Bericht des Vereines fir Naturkunde zu Cassel, 1880-1881.—11- Measurement of pow- der presures in cannou by means of the registered compres- sion ofoil, by Dr. W. E. Woodbridge.—1879 Wash.—Abhand- lungen herausgegehen won naturwissenschaftlichen Verei- ne zu Bremen, 1880-1881. Mebnicixa LecaL.— Contusion del cráneo y suspension. —Presen. tó despues el Dr. Nuñez, como ponente de turno de la Comi- sion de Medicina Legal, un informe pedido por el Juzgado 469 de Primera Instancia de Gúiines sobre la causa que produjo la muerte del niño Rafael Hoyo, “con deducciones más precisas y terminantes que las expuestas por los facultativos que prac- ticaron la autopsia.” Deplora desde luégo la Comision que no se hayan puesto ásu disposicion sino los documentos relativos _al reconocimiento y autopsia del cadáver, porque en casos co- mo el presente se hace indispensable saber todas las circunstan - cias que, aunque extrañas á la ciencia, sirven para esclarecer los hechos que han de analizarse. Examinados aquellos docu- mentos bajo el punto de vista de la suspension, faltan los ca- ractéres distintivos de la muerte por este procedimiento; la equímosis considerable encontrada en el brazo derecho sólo permite asegurar que el sujeto mencionado fué objeto de vio- lencias sufridas en vida; y, por último, el estado de la masa cerebral y la putrefaccion parcial del cuero cabelludo hacen sospechar que la extremidad cefálica fué asiento de lesiones durante la vida: en cuya virtud, opina la Comision, como respuesta al Juzgado respectivo, que si se puede. asegurar de un modo preciso y terminante que la muerte del niño Hoyo no fué debida 4 la suspension, no es posible señalar cuál fué la causa de su muerte.—Dicho informe fué aprobado por unanimidad. FiLarta.—Quedó asimismo enterada la Academia del si- guiente informe relativo 4 un caso de Filaria sanguinis: “Los Académicos de número Dres. D. Joaquin Q. Lebredo, D. Antonio Díaz Albertina y D. Cúrlos Finlay, reunidos en la - morada del primero la noche del 14 del corriente mes, des- pues de enterarae de los antecedentes del caso presentado por el Dr. Finlay, examinaron la enferma Merced Fuentes y ob- servaron con el microscopio los ejemplares de Filaria obteni- dos, pocas horas ántes, de su sangre, Los caractéres y movi: mientos de este hematozoario concordaban con los de la Fila- ria sanguinis hominis de Lewis. “Admitida la posibilidad de que fuera una verdad la su- puesta relacion entre la presencia de la filaria en la sangre y la sensacion acusada por la enferma de andar y salirle una 470 z infinidad de animalitos de la piel y de las mucosas y de una muela que señala, consideran, sin embargo, que no puede fundarse la comprobacion del hecho en las sensaciones acusa- das por la enferma, toda vez que se tiene noticia de obro caso en el cual no se ha podido encontrar la filaria sanguinis y existen, no obstante, las mismas sensaciones queen el caso actual. En la enferma presentada concurren, además, una edad avanzada de más de 80 años, y la circunstancia de ha- ber padecido en Enero próximo pasado un acceso febril con fenómenos cerebrales, en vista de lo cual deben recibirse con. mucha reserva las interpretaciones dadas por ella 4 sus sen- saciones subjetivas, y se considera de escaso valor clínico este' síntoma aislado. “El exámen de la piel con un vidrio de aumento no per: mitió descubrir ningun animálculo ni movimiento visible, y como quiera que no fuese hacedero practicar en la piel los cortes prescritos porel Dr. O'Neill para obtener la Filaria dermática microscópica por él señalada, opinan los infrascri- tos que por ahora no hay datos suficientes para resolver la cuestion acerca de si existe Ó nó una conexion de causa á efecto entre las filarias halladas en la sangre. de Merced Fuen- tes y las sensaciones periféricas que esta enferma acusa.” - Terminada la lectura de dicho informe, agregó el Dr. Pinlay que, en cuanto á la otra enferma de que dió cuenta en la anterior sesion, se habían encontrado pruebas de superchería, puesto que presentó algunos fragmentos 6 hebras de hilo como si fueran gusanillos que hubiesen brotado de su cuerpo; de mo- do que, aún aceptando como ciertas las sensaciones subjeti-' vas, la realidad no vino á confirmarlas. , Finarrosis.—Dió en seguida lectura el Dr. Finlay á unas “con sideraciones acerca de algunos casos de filariósis observados en la Habana.” Despues de consignar algunos datos históri- “cos y hasta mitológicos concernientes á la existencia de los vérmes en la sangre del hombre, que le hacen preguntar si despues del descubrimiento de America pasaría la Europa, sin saberlo, una epidemia de aquella afeccion, vista su distri- / 471 bucion geográfica en la zona intertropical, entre los diversos apelativos con que se designa el parásito da la preferencia al de “Filariósis linfo-sanguinea” por los humores en que se aloja el helminto rematode, sin que siempre constituya una verdadera enfermedad, pues puede persistir durante varios años con un estado aparente de salud satisfactoria, y aunque se considere tan sólo como una oportunidad morbosa, de tal suerte, que todas las afecciones producidas por su accion, que es puramente mecánica, pudieran presentarse con independen- cia de la filaria, á la cual se asocian la quiluria, la hematuria, la anemia, la tuberculosis, los linfangítis, elefantiásis etc., y su estudio proporcionará nuevas interpretaciones de otras condi- ciones morbosas, como por ejemplo los casos de embolia y trombósis, Da en seguida cuenta el Dr. Finlay de varios casos que ha podido observar y de otros que tiene aún en obser— vacion, ofreciéndose unas veces y otras no, junto con la fila- - riósis, la quiluria ó la hematoquiluria; si bien estima que ese bosquejo incompleto de los seis primeros casos por él recogi- dos no constituye un estudio clínico, sino una prueba práctica de la gran importancia de ese estudio, de sus numerosas apli- caciones á la clínica médica de nuestro país y de la necesidad de contar con ese elemento más para resolver ciertos proble- mas relativos al diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las enfermedades: que deberá considerarse como más benigna, aunque quizás de más larga duracion la afeccion debida al parásito linfo-sanguíneo que otra análoga de orígen orgánico; pero que no puede aceptarse la inocuidad de aquélla cuando la filaria adulta invade el corazon y los: vasos sanguíneos. Termina nuestro ilustrado académico señalando los medios curativos más apropiados, entre los cuales se cuenta la dieta láctea, el cambio de clima, el yoduro de pótasio y los anti- elmínticos, quedando establecida empíricamente la posibilidad de la curacion radical. OrcioN A socio CORRESPONSAL. — Terminada la lectura del Dr. Finlay leyó el Dr Landeta, 4 nombre tambien de los Sres. Beauville y R. Castro, el informe que en comision presentan 472 sobre los trabajos remitidos por el Sr. Oonde de Lubawsky con opcion al título de socio corresponsal de esta Real Academia» trabajos que constan, entre otras cosas, de la relacion de mu- chos casos de homicidio cometidos por sujetos que padecian de distintas formas de locura; de una memoria sobre la pro- duccion del hierro en el imperio Ruso; y de otra sobre el ti- po del gato doméstico, procediendo el de España de la inva- sion de los árabes, de un híbrido del gato egipcio y del silves- tre de los montes de Rusia; la Comision termina recordando los antecedentes académicos de dicho Sr. Conde en la Penín- eo y pidiendo se le conceda el título á que aspira. El Sr. Presidente declaró entónces terminada la sesion públi- ca y constituida la Academia en otra de Gobierno para la discusion del informe presentado por el Dr. Landeta. HrsrorIa DEL ureDO cocivoro; por el Dr. D. José Eduardo Ramos.—ÍNrORME DE LA COMISION NOMBRADA POR LA REAL ACADEMIA pe Criescias Mepicas, Físicas Y NaruraLes DE LA HABANA PARA INVESTIGAR LA CAUSA DE LA ENFERMEDAD DE LOS COCOTEROS DE LA ÍsLA DE CUBA Y BUSCAR EL REMEDIO OPORTUNO. —( Finaliza. V. págs. 357, 384 y 412). 7. % Representa esta preparacion un corte superficial de la. extremidad superior de la hojuela de un cocotero enfermo y ya en estado avanzado de desecacion; demostrando esporos en forma de discos de color amarillo oscuro, con un punto trans- parente en el centro, y en sus inmediaciones una multitud de esporidios del mismo color, aunque un poco más claros, tabz- cados la mayor parte de ellos por su centro en la mayoría de los casos y sin espículos. Estos esporidios son sumamente in- teresantes, porque nos presentan ya el tabique, carácter tan ne- cesario para la clasificacion botánica del género al cual perte- nece el parásito. En la preparacion 7.% bís pueden verse, de una manera clara y precisa, las transformaciones ó meta- mórfosis que experimentan aquellos espuros. Cada uno de 473 estos está compuesto de dos capas, una externa (epísporo) que es espesa y rugosa, y otra interna (endóspora) más delgada y lisa, es redondeada, de color amarillo subido, y al trasluz se pueden observar en su interior unas granulaciones más Ó mé: nos regulares y en número notable; más tarde este esporo va tomando una forma aovada ó elíptica; despues la capa más externa por ser poco elástica se rompe, pronunciándose entón. ces al través de esta abertura en forma de hernia la más inter. na, que lo es y en grado notable, rompiéndose éste tambien 4 su vez y dando salida á una porcion de esporidios aovados, transparentes y encerrando granulaciones; á medida que éstos van envejeciendo, toman gradualmente un color más oscuro y en sus centros se ven dibujarse unas líneas divisorias que más tarde van á formar los tabiques característicos y que ya he- mos mencionado. Despues que los esporos se han Ed de su contenido, empiezan á presentar en su centro una transpa- rencia notable que les hace aparecer como discos y de los .cuales tambien me he ocupado al principio de la observacion gs. 8. “ Representa los mismos patios que la anterior; pero ya éstos, por ser más antiguos son más oscuros, aunque más perceptibles á la vista del observador; puede verse, en la parte central de cada compartimento, nn puntico trasparente bien manifiesto. | 9. Demuestra un corte de un pedazo de NGuel comple- tamente desecada, que vista al microscopio, representa el te- jido fibroso propio aislado y la desaparicion del tejido celular; todavía pueden observarse los restos de mycellium del parási to entrelazado por Ó entre los del tejido fibroso propio de la hojuela. (Prep. Desvernine, año 1880). 10.% Exámen de las manchas amarillentas encontradas en la parte inferior y media de la penca apical de un cocotero enfermo; manifestándose al microscopio bajo la forma de una sustancia de color amarillo claro, más subido hácia sus bordes; desde aquí parten en distintas direcciones un número consi: derable de tubos hialinos, transparentes, tabicados, entrela- T, XVIML.—59 474 zados entre sí, presentando de trecho en trecho unos punticos oscuros; otras veces estos tubos carecen de tabiques y punti- cos, y otras dan por sus partes laterales otros tubitos - tambien transparentes coronados en su parte ó extremidad superior por una ó varias séries de glóbulos transparentes parecidos á un rosario de perlas pequeñitas. Además se encuentran esparcidas sobre od la superficie de la preparacion dos clases de cristales: unos en forma de aguja, verdaderos ráfides, y otros en forma de cubos, verdade: ros cristaloídes, ó séanse aquellos cuerpos que, segun Lanessan, vienen á establecer el tránsito entre las sustancias-amorfas y las sustancias cristalizadas, 11. “ Preparacion que representa un número considerable de esporos oscuros, ligeramente elípticos, poco transparentes, encadenados óseparados; y entre ellos un escaso número de tubos tambien poco transparentes, de regulares dimensiones y en cuyos vértices se observan unas hileras de esporos coloca: dos en forma de rosario. 12. % Representa esta última p reparacion á varias células procedentes de la sustancia putrefacta de la yema terminal de un cocotero; dichas células tienen una forma aovada ó elípti- ca, transparentes, de paredes muy delgadas y contienen en su interior unas granulaciones muy finas, que recuerdan las del almidon y además un gran número dé los cristalotdes, men- cionados en la preparacion 10. + No nos ha sido posible encontrar las bacterias que segura- mente deben existir en la sustancia putrefacta, quizás entre otras razones por carecer de un microscopio de lentes superiores, y sobre todo la habilidad que se exige para esta ce de investigaciones tan delicadas como difíciles. Clasificaciones botánicas de los parásitos. —Estas clasifica— ciones se deducen fácilmente de las observaciones microscópl- cas anteriores. Desde la 1.% hasta la 6.“ inclusive todas aquéllas pertenecen al género Uredo, en distintos períodos de su desarrollo. La 7.%,7.% bis y la 8. “ al género Puccinta- La 10.% al Penicillium y la 11. % al género Torula. E 475 Descripciones botánicas, —-Primera Division: Cryptógamas, Clase segunda: Hongos.-Orden primero, Hyphomycetes ú Hon- gos filamentosos, de M. Brongniart.—Mycellium filamentoso, produciendo filamentos fértiles que llevan esporos ó esporan- gios.A este órden pertenecen, segun la clasificacion del mis- mo autor, las tres familias siguientes: las Mucedíneas, Mucorí- neas y Uredíneas. ¡Sólo nos ocuparemos de la primera y de la tercera por ser éstas á las cuales pertenecen los géneros men- cionados. Familia de las Mucedineas.— Pdo 5, —Esporos casi siempre simples, lisos y reunidos en capítulos ó cabezuelas, en forma de pincel ó agrupados en formas distintas características, segun los géneros, sobre filamentos rectos bien definidos, sim- ples Ó ramosos, blanquecinos ó hialinos y delgados. Caractéres del género Penicillium Link.—Filamentos estéril. les, medio tendidos, diafragmáticos libres, sencillos Ó ramosos: los fértiles enderezados y su ápice en forma de pincel. Espo- ridios sencillos reunidos en el pincel. Caractéres del P. glaucum Link.—Hongo que se deshace y corrompe fácilmente, convirtiéndose al fin en polvo negro. El es blanco, más ó ménos craso y está coímpuesto de filamentos fértiles algo ramosos, con los esporidios globosos, blancos, que luégo se vuelven glaucos. Habita sobre materlas blandas que empiezan Ó que están ya en descomposicion. Caractéres del género 7orula Pers.—Esporídios rellenos las más veces de una-materla granosa, encadenados con filamen- tos moniliformes que fácilmente caen: filamentos crasos ó ninguno. No he podido determinar la especie, aunque sospechase el T. sacchari que se encuentra en abundancia en las sustancias feculentas ó azucaradas en fermentacion, y á quien la mayoría de los autores atribuye este fenómeno de descomposicion. Familia de las Uredineas.—Caractóres.—Parásitos endófi- tos superficiales, al principio y temporalmente sub-epidérmi- ca, pero sin peridium propio, desenvolviéndose sobre un es- troma discoideo bajo la epidérmis levantada; despues. se rompe 476 ésta y da salida á una porcion de esporos redondos, de pare— des delgadas y sin espícula, que se desprende pronto, germi- nando y dando un verdadero mycellvum que á su vez produce otra Uredínea, Caractéres del género Uredo Pers. —Receptáculo en forma de disco, grumoso, sentado, márgenes á manera de flecos ta- bicados, ramosos, cernidos. Esporos redondeados ó aovados.— Esporidios sencillos, rara vez apareados, primeramente ligados y distendidos bajo de la epidérmis de las plantas y luégo des- parramados mediante la rasgadura de aquélla. Nunca tabica—= dos. Caractéres del Uredo cocívoro Ramos (1)— Hongo que vive parasitario sobre las espatas, cara inferior de las hojuelas, so- bre los racimos cubiertos por las espatas y en general sobre las partes blandas del vegetal, formando montoncitos ó punti- cos al principio, que en las hojuelas sólo se ven al trasluz por estar cubiertos por la epidérmis, que más tarde se rasga ésta y salen aquéllos al exterior, tomaudo un color rojizo anaranja- do que se hace cada vez más oscuro á medida que se van en- vejeciendo. Que examinando el polvo amarillo anaranjado encontrado dentro de la espata, se vé que éste está formado de esporos grandes de forma esferoidal, transparentes, de co: lor amarillento claro, sembrados de espinas pequeñitas que la asemejan á un erizo; otros son aovados, lisos, más pequeños, sin espículas en la generalidad de los casos y sin tabique: es- tos últimos se encuentian generalmente sobre la cara inferior ' de las hojuelas y partes blandas del vegetal bajo la forma de punticos más Ó ménoOs Oscuros. Para más pormenores véanse las descripciones, desde la 1. * hasta la 6. % inclusive, ; Curactéres del género Puccinia.—Peridium. Como en los Uredos, nulo; sus fructificaciones son conducidas sobre célu- ——_—— (1) Hemos escogido este adjetivo para formar esta especie, por creerlo gráfico de la idea que nosotros queremos exponer y es que devora á los cocos, —En tésis general todos los Micologistas están unávimes en que las especies de este género y de otros - muchos sou extremadamente difíciles de distinguir, y, en la mayoría de los casos, DO se reconocen, sino por la planta sobre la que cada uno de ellos vegeta de preferencia. 477 las largas, de dos esporos semejantes á un gérmen único, tabicado y de consiguiente bilocular. Los esporos de las Puccinias, desenvueltos en el estío ó en el otoño, no germinan sino en la primavera, ó en el estío siguiente; parecen sobre todo destinados á conservar la especie, propiedad que les ha hecho dar el nombre de cronísporos por M. Tulasne y teleutós- poros por M. de Bary. En la mayoría de los casos los esporos del Puccinia se des- prenden con su espícula; en nuestros ejemplares forman la excepcion. En este lugar nos parece oportuno repetir lo que dijimos. en una llamada que hicimos en el encabezamiento de este tra- bajo referente á la identidad y heterecia de los antiguos géne- ros Uícidium, Uredo y Puccinia. Para los eminentes micólo- gos modernos M. M. de Bary y Tulasne, despues de investiga. ciones y trabajos tan delicados como profundos sobre estos pequeños y curiosos entótitos, estos tres géneros no son más que el mismo género Puccinta, cuyas especies son fases dife- rentes de su existencia. Para ser lógicos ó consecuentes con estas teorías, debiéra- mos titular al parásito Puccinia cocívora Ramos; pero por una parte no queremos desaparezca el género Uredo, que le da nombre á una de las familias más importantes de Ja clase de los “Hongos,” y por otra deseamos que se confirmen por los demás autores los trabajos indudablemente notables de los dos sabios arriba mencionados. Caractéres del Puccinia ¿cocoós? Ramos.—Hongo que se en- cuentra sobre las partes tiernas de los cocuteros enfermos y con preferencia sobre las hojuelas que empjezan á sufrir la desecacion: se presenta bajo la forma de esporos 4 manera de discos de un color amarillo oscuro, con un punto transparente en el centro, y en sus inmediaciones una multitud de espori- dios de un color amarillo claro, tabicados la mayor parte de ellos por su centro ó formando células largas de dos esporos cada uno y en la mayoría de los casos, sin espícula, 478 Para más pormenores véanse las descripciones de las pre- paraciones 7.% y 7.% bis. -Además de los géneros descritos, hemos encontrado otros pertenecientes al órden 3.2 0 Hyphomycetes de Friés, como Aspergillus, Byssus, Mucor, Erysiphe etc. etc.; pero nunca con la abundancia y frecuencia que los que hemos acabado de describir, ce, Resumiendo en pocas palabras el resultado de nuestras investigaciones, diremos: 1,2 Que los punticos encontrados solas las partes blandas del vegeta), se deben á la presencia de un hongo entófito, al Uredo cocívoro Ramos. 2. 2 (Que mezclados con los esporos de este hongo se en-. cuentran otros pertenecientes al género Puccimia ¿cocoés? Ramos. ¡ 3. 2 Que extendiéndose estos hongos por todas las partes blandas de la planta y en número considerable, no sólo por accion mecánica le producen una asfixia. lenta, sino que apo: derándose de sus elementos hidro-carbouados, agotan la fuente de su nutricion y con ella la vida. 4,“ Que inmediatamente en la parte de la yema -terminal donde existe un exceso de humedad aparecen las manchas amarillas, sobre la cual se encuentran distintas mucedíneas como Penicillium, Mucor, Byssus elc., que precipitan Ja po- dredumbre de su parte más blanda y delicada. 5,2 Quesiendo la yema terminal el único centro vital de la planta, destruida ésta, la muerte es segura. 6. 2 Que inmediatamente despues, uno ó más Schyzophitos 6 Bacterias, haciendo las veces de fermento, contribuyen á la descomposicion completa del vegetal. 7. Que como complemento de destruccion, debemos agre— gar las condiciones meteorológicas propias de nuestro clima, como son: el calor, la humedad etc., y principalmente en ciertas estaciones del año. 8.2 y último. Que la presencia de las larvas é insectos no son más que la consecuencia necesaria de las múltiples causas 479 arriba mencionadas; aunque es indudable que aceleran la des- truccion total de la plantta. Origen de la enfermedad.—Sres: vamos á abordar otro punto bastante difícil de la cuestion. Nos preguntamos ¿Procederán los parásitos de los cocoteros de alguna planta indígena ó exótica á la manera que los cereales (por heterce cia) tienen el suyo, el Heidium Berberidis Pers (1) proceden- te del Berberis vulgaris L? ¿Existirían éstos ú otros gérme- nes latentes en nuestra Isla desde ópoca remota y sólo nece- Sitarían para desarrollarse de las condiciones. físico-meteoro- lógicas actuales? ¿Habrán sido traidos ó trasportados estos gérmenes por los vientos, puesto que la epidemia estalió en nuestra Isla, justamente por el mismo punto por donde había pasado el vórtice del ciclon que experimentamos el 19 de Oc-- tubre de 1870? ¿Habrán sido importados estos gérmenes con algunos artículos de cómercio como los granos, tubérculos, plantas exóticas, abonos etc.? Meditando estas preguntas y en la necesidad de escoger una de ellas, nos decidimos por la segunda y nos apoyamos para creerla así, entre otras razones, en los estragos causados por el Coccus de nuestros- naranjales (Guagua) en los años inmediatos á 1842, amenazando invadir las Auranciáceas de toda la Isla y adds repente (bien que no haya desaparecido del todo), gracias á condiciones meteorológicas especiales, ó tal vez á un himenóptero de pe- “quefíísimas dimensiones, que se ha propagado 4 la par, ata- cando las larvas del insecto destructor. Como de molde viene aquí una cuestion y es la siguiente: Hemos mencionado los vientos; pues bien, éstos juegan un papel importante en el desarrollo de la epidemia, que vemos lo verifica hácia la Vuelta-abajo con suma rapidez y, por el contrario, con suma lentitud hicia Oriente 6 Vuelta-arriba, como lo prueba el hecho, segun noticias, de no haber pasado apénas de la jurisdiccion de Cárdenas.: Esto, Sres., obedece se— guramente á la direccion de los vientos reinantes del Este, (1) Véase lo que dijimos al principio do esta memoria sobre el polimorfismo de estos vegetales. 480 Sudeste y Sud: así es, que habiendo empezado la epidemia en la de Matáuzas, sus gérmenes se han ido extendiendo pro. gresivamente á la de la Habana y hoy se encuentra muy próxima ála de Guanajay, segun informes. Debemos hacer notar que las fincas situadas en las inmediaciones de la costa Sud de la Isla, apénas ó nada han sufrido los efectos de la epidemia; sin embargo, á última hora hemos sabido que se ha presentado en la jurisdiccion de Cienfuegos, (1) como á unas ocho millas de la ciudad del mismo nombre, en la finca delos Sres. Montalvo, donde han perecido iS los cocote. ros, en número de ¡¡¡5.000!!! A este paso podemos asegurar que dentro de muy poco tiempo invadirá la epidemia al Departamento Oriental, cen— tro de la riqueza de la planta de que nos ocupamos. Tratamiento. En fin, Sres., hemos llegado á la parte más di- fícil del trabajo, la cual con suma justicia es acreedora á la in— dulgencia de esta ilustrada Corporacion. 0 de que vamos á aconsejar, lo confesamos, es me difícil reali- zacion y mucho más cuando sabemos que la generalidad de nuestro pueblo es indolente, apático, y por desgracia ignoran- te delos más mínimos rudimientos de la Agricultura; pero es el único que creemos rápido y positivo; éste es: Simultánea- mente, en todas las comarcas invadidas por la epidemia, tronchar por su címa los cocoteros muertos ó sospechosos y quemar el trozo. para que no se propagus el mal: seentiende que, sise derriba el - tronco, seha de quemar siempre el trozo. Este remedio ha de pedir quizás la eficaz intervencion de las autoridades, celo- sas del bienestar y prosperidad de la Isla; y aún nos atreve- mos á decir que corresponde á la Academia llamar su aten— cion sobre este particular. Habana, Enero 8 de 1882.—Ldo. Felipe Poey.—Ldo. Juan Vilaró.—.Dr. José E. Iéamos, Ponente. (1) Por este lugar de la Isla penetró el vórtice del ciclon del año de 1870 ya men- cionado; coincidencia que debemos hacer constar. 481 ESTUDIO HIDROTIMETRICO DE LAS AGUAS POTABLES DE LA CIUDAD DB SANTIAGO “DE LAS VEGAS, practicado por D. Francisco Angulo y Suero, Farmacéutico Mayor del Cuerpo de Sanidad Mali: tur etc. (Finaliza.— Véase pág. 244). VI.—Acua men Deseo. —Existe el pozo de queesta agua procede, en el sitio de su nombre, sito alS. de la poblacion é izquierda del camino que conduce 4 Bejucal, lindando por el E. con el sitio de los Crématas, El pozo tiene 60 varas de profundidad, y la extraccion del agua se hace empleando el mismo procedimiento que hemos descrito, al tratar del pozo anterior. En la época de la seca, el caudal de agua de este pozo dis- minuye, presentando entónces, segun dicen, olor sulfídrico, de donde procede la creencia de algunas personas, que supo- nen sulfídricas estas aguas y hasta se refieren casos, más Ó ménos felices, de curaciones obtenidas usándolas en baños. No negaremos nosotros que las aguas en cuestion presen- ten, en determinadas épocas del año, olor sulfídrico, y que estas épocas coincidan con las de sequía; ni tampoco que ha- yan pódido obtenerse resultados favorables, en ciertos casos, empleándolas en tales circunstancias, en forma de baño; pero, sí aseguramos que no son sulfídticas en el sentido químico- médico, es decir; que jamás podrán considerarse aplicables, como agente terapéutico, en los casos en que se emplean las aguas sulfurosas, porque no es constante en ellas el princi- pio sulfuroso, nisu caudal suficiente para semejante aplica- cion. | Por otra parte, el principio sulfuroso, el gas sulfídrico que se dice contienen, en esas circunstancias, indudablemente reconoce por causa la reduccion que experimentan los sulfatos en ellas existentes, ó los del terreno pordonde pasan, bajo la influencia de la materia orgánica que contienen; y, al ve- rificarse esa reduccion, tiene lugar, tambien, la descomposi- cion de una parte de la materia orgánica, y los productos de esa metamórfosis han de encontrarse, en parte al ménos, en T. xv1n.—60 482 el agua, juntamente.con el gas sulfídrico, formando el todo más bien que una agua sulfurosa, una agua pútrida, inaplica- ble de todo punto para el uso médico, perjudicial como bebi- da, y aún para los demás usos dela economía doméstica. Tal es nuestra pobre opinion acerca de la supuesta naturaleza sulfidrica de esta agua, la cual, en la época del análisis, no presentaba ni indicios siquiera de principio sulfuroso alguno. Se recogió el agua para el análisis en la mañana del dia 24 de Diciembre de 1877, siendo la temperatura ambiente de 23 centigrado y de 24 la del agua. Caractéres fisico-químicos. Diáfana, incolora, sabor á gorda y - algo amargo; inodora, y sin accion sobre los ¡papeles disk tor- ago! y cúrcuma. Por el reposo deposita un sedimento de color ocráceo no muy. abundante. Hervida, se enturbia mucho y deposita un sedimento abun- dante, blanco agrisado, soluble, con efervescencia, en el ácido clorhídrico. | Conservada en una vasija, imperfectamente tapada, durante 45 dias, se presentaba diáfana é incolora, con «olor á húmeda, y mal sabor; no ejercía accion sobre los papeles reactivos, y ofrecía, en el fondo de la vasija, un sedimento de color ama: rillo pardusco, y aspecto coposo. Análisis.—Evaporando á sequedad un litro de agua, se. obtuvo un resíduo de color blanco agrisado, que desecado á 1109 pesó 0.590 gramos. Calcinado, tratado por el carbonato amónico, y vuelto á desecar, 41109 pesó: 0,430 gramos. Por lo tanto, en un litro de agua hay 0.160 gramos de materia or— gánica, y 0.430 gramos de sales fijas. | Tratado el resíduo salino por agua destilada, se obtuvo una solucion parcial, neutra, que acusó cloruros y sulfatos en bas- tante cantidad; cal, mucha magnesia y sosa. La parte insoluble en agua, se trató por ácido clorhídrico y se disolvió, en parte, dejando un resíduo insoluble de sílice. La parte soluble contenía: sulfatos, cal, mucha magnesia 6 hierro. 483 Reducida á la mitad de su volúmen, por evaporacion, una cantidad de agua, se filtró;se trató con cloruro amónico, y, despues, con la potasa cáustica, y dió un abundante pre- cipitado blanco, gelatinoso, soluble en la potasa y que reapa- rece, añadiendo cloruro amónico.—A/lúmina. Este precipitado, es en mayor cantidad que el obtenido, en iguales condiciones, con las aguas de todos los demás pozos que hemos estudiado. Doscientos cuarenta gramos: de agua se evaporan á seque- dad. El resíduo se disolvió en agua destilada, se añadió pota- sa cáustica, é hirvió durante media hora. Se filtró el líquido, y aciduló con ácido acético, y se añadió un poco de amoniaco. . Se dejó doce horas en reposo y despues se filtró. Al líquido se añadió un exceso de ácido acético, y trató con el acetato cú- prico: No hubo precipitado pardo de apocrenato de cobre, No hay ácido apocrénico. Se saturó el exceso de ácido, del líquido, con carbonato amónico, se añadió acetato de eS hasta que el líquido se puso azul intenso, y se calentó. Porel enfriamiento, no hubo formacion de precipitado alguno. No hay ácido crénico. Los reactivos actuaron, sobre el agua natural, del modo si- guiente: Nitrato argéntico.—Precipitado blanco, cuajoso, insoluble en ácido nítrico, soluble en amoniacto.—Cloruros. Cloruro bárico.—Precipitado blanco, amorfo, abundante, in- soluble en ácido nítrico.—Su/fatos. Oxalato amónico.—Precipitado blanco, pulverulento, abun- dante, é:insoluble en ácido acótico.—Cal. Fosfato sódico.—Prévia la adicion de cloruro amónico, pre- cipitado blanco, pulverulento y como cristalino: abundante.— Mugnesia. Acetato neutro de plomo.—Precipitado blanco, abundante. Tintura de campeche.—Coloracion pardusca. Permanganato potásico.—Se decolora. Cloruro áurico.—Se reduce. Solucion alcohólica de jabon.—La precipita. Agua de cal.—Precipitado blanco. —Acido carbónico, 484 HiDrorIMerrIa, —1er. ¿ogaye cados hidrotimétrico del/agua natural ye. iitós 1 ¿a Slade E 362 2? Ensayo.—Idem. id. 1d. , despues de precipitada la -;64L, por el oxalato. aAmóonICO. +. 20d jip lao a E 249 32 a —Idem id. id., despues de hervida y fil- MLAda:» eaten as lancia ds sal e 15 4? Ensayo.—1Idem id. “id. , despues de hervida y AL trada, precipitada por El oxalato amónico, y nue- vantente ltrada oa ei Adacos PALA De los datos obtenidos resulta, que el agua del pozo del sitio el Deseo contiene: 1. 9 Acido' carbónico Tibre' ¿E SPP O7 ESOO 10? 2.2 Garbonaáto de dal? LING SAME OA 116 3.2 Otras sales de cal......... 0 1 4.9'Bales de mapmesia LETS 140 Grados hidrotimétricoS......oo..... 362 Composticion de un litro de agua. Acido carbónico libre. Litros 0,0600 CArbonato (CAWLICO o os Gramos 0,1133 Se A O ES 0,0140 Sales de magnesia. Sulfato ......... Pdo 0,1750 Gramos 0,3023 Materia Orgánica. 00 Aaa oe e 0,160 VIL.—Acua De Say Rarar.—El pozo, de que esta agua procede, se halla situado en el sitio San Rafael, propiedad de D. Faustino Díaz, ubicado á poco más de un kilómetro de la poblacion, en la direccion $. á la izquierda de la carretera que conduce á Bejucal. | En la actualidad, no se extrae agua de este pozo; pero * cuando se extraía para la venta en la ciudad, se empleaba idéntico procedimiento al que hemos descrito al tratar de los 485 dos pozos anteriores. Es éste bastante profundo, si bien igno- ramos cuánto, y respecto á la riqueza de su caudal nos han asegurado que es considerable, no habiéndose notado dismi- nucion, ni áun en las épocas de mayor extraccion y sequía. Se recogió el agua, para el análisis, en la tarde del dia 18 de Febrero de 1878, siendo la temperatura ambiente de 27" centígrado y de 25” la del agua. Caractéres físico-químicos.— Diáfana, incolora, inodora, de sabor grato, y sin accion sobre los papeles de tornasol y cúr- cuma. | Por el reposo, deposita un escasísimo sedimento, de aspec- to térreo y color agrisado. Hervida, se enturbia, aunque ménos que las otras aguas de pozo, y deposita un sedimento granoso, de color blanco, en cantidad menor que el que depositan las demás, y cuyo sedi- mento es soluble, con efervescencia, en ácido clorhídrico. Conservada en una vasija, imperfectamente tapada, duran- te 40 dias, no sufrió alteracion sensible en sus caractéres fí- sicos: no alteraba los papeles reactivos, y presentaba en el fondo de la vasija un escasísimo sedimento, de color blanco -y aspecto térreo. Análisis. —Evaporando á sequedad un litro de agua, se obtuvo un residuo blanco agrisado, amarillento, pardusco en los bordes, que seco á 110% pesó 0,220 gramos. Calcinado este resíduo, tratado por carbonato amónico, y desecado á 110% pesó 0,205 gramos; de donde se deduce, que en cada litro de agua hay 0,015 gramos de materia orgánica y 0,205 de sales fijas. Tratado el residuo salino por agua destilada; se disolvió parcialmente, y la solucion neutra que se obtuvo acusó con los reactivos la presencia en ella de cloruros y sulfatos; cal, magnesia y sosa. La parte insoluble, tratada por el ácido clorhídrico, se di- solvió, en parte, con efervescencia, dejando un residuo de silice; y la solucion, convenientemente ensayada, se vió que contenía: sulfatos, cal, magnesia y hierro, . 486 Evaporada una cantidad de agua, hasta reducirla ála mi tad de su volúmen, se filtró; al líquido se añadió cloruro amónico, y tratado despues con potasa cáustica, dió un pre- cipitado blanco, gelatinoso, soluble en un exceso de precipi- tante, y que reaparece por la adicion de cloruro amónico. Este precipitado es, próximamente, en la misma cantidad que - el que dieron las aguas de Santa Rita, Villarino, Leona y Crémata, y, como el de éstas, un poco mayor que el cbtenido - con las de aljibe y laguna. Los reactivos ejercieron sobre el agua natural los cambios siguientes: Nitrato argentico.—Precipitado blanco, cuajoso, insoluble en ácido nítrico; soluble en amoniaco.—Cloruros. Cloruro bárico.—Precipitado blanco, amorfo, escaso, é in- soluble en ácido nítrico.—Sulfatos. Oxalato amónico.—Precipitado blanco, pulverulento, inso- luble en ácido acético.—Cal. Fosfato sódico.—Prévia la adicion de cloruro amónico, pre- cipitado blanco, pulverulento y como cristalino.— Magnesta. Acetato neutro de plomo.—Precipitado blanco. Tintura de campeche. —Coloracion roja, por refraccion; vino» sa, por reflexion. Permanganato potásico. —Coloracion rosa. Cloruro áurico.—Nada. Solucion alcohólica de jabon.—No la precipita. Agua de cal.—Precipitado blanco.— Acido carbónico. Hiprormerra,—1er. nsayo.—Grado hidrotimétrico del agua nabulal!. coi. cnica DON ¿BO 2.2 Ensayo.—Idem id. 4 , despues de precipitada la cal, por el oxalato amónico.......... e: De Pasayo —Tdém id. id., después: de hervida y QUrAdÁ E PE As 4. Ensayo.—Idem id. id., despues de hervida y filtrada, precipitada por el oxalato amónico, y nuevamente filtrada ............ A 095 487 De los datos suministrados por los ensayos que preceden re: sulta, que el agua del sitio de San Rafael que hemos analiza- do contiene: da Y. ACIOO CAPDODMICO LUTO Lo... oo ee ano po. 09,50 A IUIDONALO dC ds eos ea 15,00 3. Otras sales de cal...... AA EL 000 4. Sales de magnesia....... da car sb elo a sE .- USBO Grados hidrotimétricos...... 16,00 Composicion en un litro de agua. Acido carbónico libre. Litros. 0,0025. Carbouito det. camadas Gramos. 0,1545 ot CA OS E 0,0000 Sulfato de magnesi2..........o.....- £ 0,0062 : Gramos. 0,1607 Materia orvámita... via le pi 0015 - VIIL—Acva ve La Mistarura—Al N. O. de la ciudad, como á dos kilómetros de ella, en la confluencia de la via férrea y el camino de Wajay 4 la derecha de éste, se encuentra.el sitio “La Miniatura,” conocido anteriormente por el Benito, de la propiedad de D. Justo Gálvez, en cuyo sitio se halla el pozo de que procede el agua en cuyo estudio vamos á ocu- parnos. Tiene el referido pozo una profundidad de 20 varas; está al descubierto, y en la actualidad no se extrae de él agua para el abasto de la poblacion, si bien en época anterior se extraía con ese objeto, sirviéndose de un aparato Ó malaca- te, semejante al que hemos descrito al hablar de los pozos del Fundador, Villarino y Leona. Se recogió el agua, para el análisis, en la tarde del 26 de Febrero de 1878, siendo la temperatura ambiente de 27” cen— tigrado y de 25” la del agua. Caractéres físico-químicos.—Diaáfana, incolora, inodora, de 488 sabor grato, y sín accion sobre los papeles de tornasol y cúr- cuma. Els Por el reposo, deposita un escaso sedimento, de color agri” sado, de aspecto térreo en parte, y en parte como pegajoso.. Por la ebullicion se enturbia, y deposita un sedimento blanco, coposo, soluble con efervescencia en ácido clorhídrico» Conservada en vasija imperfectamente tapada, darante 40 — dias, no sufre cambio sensible en suscaractéres físicos, no alte” ra el color de los papeles de tornasol y cúrcuma, y deposita un sedimento escaso de color blanco ocráceo. - Análisis. —Evaporando con sequedad un litro de agua, se obtendrá un residuo blanco amarillento en los bordes, que seco 4 110% pesó 0'320 a Calcinado, tratado por el car” bonato amónico, y seco 4 110% pesó 0305 gramos, y por lo tanto: cada litro de agua contiene 0'015 gramos de materia orgánica, y 0305 gramos de sales fijas. Tratado por el agua destilada el resíduo salino, se disolvió en parte, y ensayada convenientemente la solucion, se vió que contenía: cloruros y sulfatos; cal, magnesia y sosa. La parte insoluble tratada por el ácido hidroclórico se di- + solvió parcialmente, con efervescencia, dejando un residuo de - sílice. La parte disuelta contenía corta proporcion de sulfatos, bastante cal y magnesia, y hierro. Evaporada, Had e Sducifta á la mitad de su ata! una; cantidad de agua, se filtró; al líquido se añadió cloruro amóni=: co y despues potasa cáustica, y se obtuvo un precipitado blan= co, gelatinoso, soluble, en un exceso de potasa y que' 'reapa= rece añadiendo cloruro amónico.—Alumina. Este precipitado era en cantidad próximamente igual al que dieron las "aguas de Santa Rita, Villarino, Leona, Créinata y San Rafaeliindzo Tratada con los reactivos el agua natural, dió lugar “4"las siguientes reacciones: NIE cod preto Nitrato 'argéntico- precipitado blánco, cuajoso, “insoluble _ en ácido nítrico, soluble en amoniaco¡-"Cloruros. DAA Cirio ico: —Precipitado blanco, pp insoluble “en ácido nítrico, —Sulfatos: | : € 489 | Oxalato amónico, —Precipitado blanco, pulverulento, inso- luble en ácido acético.—Cal. Fosfato sódico.—Prévia la adicion de cloruro amónico, pre- cipitado blanco, pulverulento y como cristalino.—Magnesta, Acetato neutro de plomo.—Precipitado blanco. Tintura de campeche.—Coloracion roja. 'Permanganato de potasa.—Color rosa. Cloruro aúrico.— Nada. Solucion alcohólica de jabon.—No hay precipitado. Agua de cal.—Enturbiamiento primero, precipitado blanco despues. Acido carbónico. Hiorormerria.—1r. Mnsayo.—Grado hidrotimétrico del agua A El e II CAE pe A ERE AN Ga Ti GE 200 2. Ensayo.—1Idem id. id. despues de precipitada la eal. por el oxalato ;2móMICO Le 32 3r. Ensayo.—Idem id. id. despues de hervida y filtra- E A A A Oi 2" 4. Ensayo.—Idem id. id. despues de hervida, fil. trada, precipitada por oxalato amónico y vuelta 4 OL IN e A O LAO Ll e OR as - De los resultados obtenidos, en los ensayos precedentes, se deduce: que el agua del pozo del sitio La Mintatura contiene: LS Aedo carbónico brea co us a o a ls e Carbonato detal: a O Epa iras ptes de cal Sl o di o rei Leon (0 dales de maplestas ais les pc: SAA Grados hidrotimétricos........ 909 Composicion en un litro de agua, Acido carbónico libre. Litros 0,0050. Warbopato. calco. . Gramos 0,1751 (Miras sales decada 5 0,0000 Sales magnésicas, Sulfato.......... > 0,0025 | GLAMOS doin 0,2001 Materia orgánica...... A OS T. xvim.—61 490 Hemos terminado la parte expositiva del trabajo analítico de las aguas que nos propusimos estudiar, y nos resta hacer las consideraciones oportunas basadas en los resultados obte- nidos, para deducir de su bondad. Con objeto de facilitar esta última parte de nuestro trabajo presentamos en el siguiente cuadro los resultados obtenidos, á fin de que podamos comparar, entre sí, las diez aguas ana- lizadas. , 491 SI0:0 |S0€.0 S10.0 1S03,0 09T.0 |(08P.0 080.0 1102£:0 010.0 110S%,0 0T0.0 11093,0 SI0.0 |S[€/0 S00.0 118230 0P0.0 110S0,0 0%0.0 ((0P0¿0 "SOUL pe => q A IN dEl | 10060 LO091.¿0 E30€:0 993.0 ho 210%:.0 Cc813.0 2803:0 72£0.0 8£30.0 XA KÁ "SOME! |*sOMeIp "1830.L | 0£60.0 (000.0 |ES2T.0! 8 | 00 | ol | ol po SPSrO a A 0S2T.0 |OPTO.O/ESTT¿0/00S0:0|| oPT | or oTT | 001 0600.0 /0830.0 tale? ol 06 | 08% | ol 2010.0/0000.0 e ol 00 [08081 | ol 2010:0/0000.0|S061:00900.0| ol 00 [0SÓ8I | o! 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Ya diji- mos, al ocuparnos de la primera sección, de las dos en qne hemos agrupado las aguas estudiadas, los inconvenientes que ofrecen, como bebida habitual, las aguas de lluvia, en razon á su escasa mineralizacion; y consignamos, entónces, las pre- cauciones con que deben recogerse, cuando por necesidad se destinan á suplir la falta de las de otro orígen, así como hi- cimos notar las malas condiciones de la generalidad, por no decir de todos los aljibes de la po blacion y el poco esmero quese tiene en la recoleccion de las aguas que á ellos afluyen, lo cual influye nótablemente en sus cualidades, aumentando la cantidad de materia orgánica. Teniendo pues presente cuanto dijimos, y sin que pretenda- mos excluir, en absoluto, de la clase de las potables las aguas de aljibe, aconsejaremos, sin embargo, que se excuse su uso como bebida, cuanto sea posible, y se dé la preferencia á las de pozo, entre las cuales hay algunas de muy buenas condi— ciones, como más adelante veremos. Ahora bien; en casos determinados, cuando por necesidad han de usarse como bebida habitual, cual sucede en el Hos- pital Militar en donde los aljibes han de suministrar toda el agua que el establecimiento consume, es de todo punto nece- sario que el agua recogida lo sea con todas las condiciones que hemos apuntado y la ciencia recomienda; y que haya to— do el esmero, que el caso requiere, en la limpieza de los alji- bes, para evitar laimpurificacion de las aguas; y en este caso concreto diremos más, basados en lo que venimos observando en año y medio. Puesto que son dos los aljibes, recogeríamos en uno de ellos el agua que hubiera de usarse para bebida, y en el otro la que se destinara á los demás usos; y á la prime- ra le añadiríamos cloruro sódico en la proporcion citada ante- riormente, para suplir la falta de sales, y la someteriamos, ántes de usarla, á una purificacion y filtracion por filtros ade- cuados, á fin de privarla de las materias orgánicas que con- tiene, y que tan perjudiciales pueden ser, máxime, cuando son 493 individuos enfermos, cuya economía se halla más d ménos deteriorada, los que han de beberla. De otro modo, el agua que beben puede contribuir, en muchos casos, á agravar sus. dolencias, 4 complicarlas, 4 procurarles otras ó, cuando mé- nos, á retardar su curacion. Fundamos nuestra opinion: 1.2 En que la cantidad de materia orgánica que contienen estas aguas representada por 0,020 gramos por litro, segun pue- de verse en el cuadro, es excesiva (1) y necesario p or lo tanto eliminarla, para impedir su accion deletérea sobre la economía. 2, En que, efecto de esa cantidad tan considerable de ma- teria orgánica, hemos observado, en repetidas ocasiones, que las aguas de los referidos aljibes abandonados por algun tiem- po, algunas veces en el corto espacio de una noche, en las ti- najas de depósito colocadas en las Clínicas, Oficina de Far- macia etc., exhalan mal olor, signo evidente de la descompo- sicion experimentada por la materia orgánica que contienen bajo la influencia del aire y la temperatura. 3. 2 En que no debemos olvidar la influencia que sobre las aguas estancadas, y aguas estancadas son las contenidas en un aljibe, ejercen la proximidad de habitaciones, fábricas, hos- pitales, cuarteles y demás focos de infeccion impurificándolas; (2) y por lo tanto, es de absoluta necesidad, tratándose de unas aguas depositadas en el recinto de un hospital, someter— las 4 los procedimientos de purificacion recomendados por la ciencia, para ponerlas en condiciones de inocuidad, pues que han de beberlas individuos cuyo organismo depauperado es más fácilmente asequible al pernicioso influjo que en la eco- nomía ejercen las aguas que contienen materias orgánicas ú organizadas. (1) Mr. Leford, en su obra titulada Hidrología química, dice: que no puede admi- tirse como potable toda agua, en que la materia orgánica excede de 0,010 gramos por litro, con cuya opinion están conformes higienistas y químicos. (2) Larocque encontró, en dos pozos de los arrabales de París, situados 4 alguna distancia de una fábrica de alcohol, ácidos valeriánico y acético, que supone arrastra- do por las lluvias. E. Robinet ha encontrado, en muchos pozos de la villa d'Epernay, una cantidad notable de cloruro de calcio, que atribuye al cloruro de cal empleado 494 Tal vez haya quien crea exagerado cuanto decimos refe- rente*á la deletérea influencia, que sobre la economía ejercen las materias orgánicas contenidas en el agua, y pretendan pre- sentarnos, como prueba, el que no hayan observado sus efectos, en esta localidad, las personas que beben estas aguas. A los que así discurran les diremos: 1. 2 Que tenemos la evidencia, de que si se estudiara atentamente la relacion que existe en- tre el desarrollo de ciertas dolencias, como por ejemplo, las - fiebres intermitentes, las diarreas, las disenterías, el tífus ab- dominal, los infartos glandulares, las afecciones gastro-intesti- nales, algunas de la piel etc., y la cantidad y calidad de las materias orgánicas, contenidas en las aguas que bebían los individuos atacados de esas dolencias, en la generalidad de casos, por no decir en todos, veríamos demostrada la influen- cia perniciosa de las aguas. Por nuestra parte, estamos dis- puestos, si los profesores médicos se prestan á ayudarnos, á emprender una série de trabajos en este sentido; 2,2 Que las materias orgánicas y organizadas, que el agua contiene, ya sean de orígen animal, ya vegetal, no obran inmediatamente sino en casos especialisimos. Su variable naturaleza, motiva que esten sometidas á las causas que favorecen esa varlacion, y, por lo tanto, se halian en una constante modificacion ató- mica, aún no bien conocida por la ciencia. Entre esas mate- rias, las hay de una estabilidad relativa; hay otras, ya orga- nizadas; otras, en estado de descomposicion; y, por fin, algu— nas, habiendo llegado al último término de las diversas reac. ciones que han experimentado, en el seno del agua, se han transformado en gases, más d ménos permanentes. De esta variacion en la naturaleza de esas materias, y su estado, nace la variabilidad de su accion; así es, que unas veces ésta es len- ta, y sus efectos no se ven sino despues de mucho tiempo de usar las aguas que las contienen; otras veces, obran sólo en ciertas circunstancias, como, por ejemplo, en tiempo de epi- demias; y, por fin, en ocasiones, áun cuando por fortuna son en la desinfeccion de los cadáveres de los soldados alemanes, inhnmados en un cemen- terio bastante alejado de aquellos depósitos. 495 las ménos, su accion sigue inmediatamente al uso del agua, in- fluyendo tambien la idiosincracia del individuo, su estado de salud etc. etc., en el modo y rapidez de la accion; pero siem- pre, áun cuando ésta sea lenta, es perniciosa. Conviene, pues, la purificacion prévia de las aguas de los aljibes que han de usarse como bebidas para privarlas de la materia orgánica que contienen. Esta purificacion puede con: seguirse fácilmente, empleando el procedimiento siguiente: Se añade un gramo de permanganato potásico, por cada me- tro cúbico de agua, y despues se filtra ésta, al través de una piedra porosa, en la que se haya colocado una capa de 6 á 8 centímetros de óxido de hierro, preparado segun el método de Spencer (1). De este modo, y añadiéndola de 30 á 40 cen- tígramos de cloruro sódico, por litro, el agua resuita con bue- nas condiciones de potabilidad. No haciéndolo así, su uso pue- de ser perjudicial. Agua de laguna.—La de esta procedencia que hemos anali- zado, tiene, como se vé en el cuadro, un grado hidrotimétrico muy bajo; 6, lo que es lo mismo, escasa proporcion de sales, asemejándose, en esto, á la de aljibe; pero, la cantidad excesiva de materia orgánica que contiene (0,040 gramos por litro,) el ácido crénico, los restos vegetales, y materias térreas, que lleva en suspension, á lo cual debe su turbidez, su sabor y su olor desagradables, la bacen de-todo punto inadmisible como potable; y no acertamos á comprender cómo ha sido posible que en otro tiempo fuera frecuente su uso en este concepto, sin gravísimo daño de la salúd pública, pues que las aguas en cuestion, como todas las pantanosas, reunen en grado máximo todas las causas de insalubridad. - Toda agua pantanosa contiene en disolucion una fuerte pro- porcion de gases de olor pútrido, mezcla de hidrógeno sulfu- rado, carbonado y á veces fosforado y óxido de carbono, asi como materias orgánicas, vegetales microscópicos y animales (1).—Se prepara, calentando en un crisol de gres, tapado, una mezcla de hierro oligisto y serrin, El producto que resulta, es un óxido de hierro magnético, con algo de carbon; 496 infusorios, que en ellas se desarrollan, procedentes de genera- ciones sucesivas, cuyos restos ó cadáveres, descendiendo al fon- do del líquido, experimentan allí la putrefaccion despues de haber estado en contacto con vegetales microscópicos, confer- vas, palmellas, mucedíneas. No nos explicamos, en vista de lo expuesto, el que pueda haber quien tales aguas beba sin experimentar graves altera— ciones en su economía, máxime cuando no ya la ingestion, si- no solamente los efluvios ó emanaciones de las aguas pantano- sas, bastan para adquirir peligrosas dolencias que ocasionar pueden la muerte. ¡Cuántas enfermedades habrá causado el uso de estas aguas que no se habrán atribuido ásu letal in- fluencia! Proscribamos, pues, su uso como potables y para los usos de la economía doméstica; y no perdería nada tArpado la pública salud, haciendo desecar todos los pantanos ó lagu— nas de las inmediaciones de la ciudad, sino que al contrario, ganaría mucho, privándola de esos focos de infeccion constan- tes que envenenan la atmósfera. - Aguas de pozo.—Hemos estudiado ocho aguas procedentes de otros tantos pozos, á saber: Santa Rita, Villarino, Funda— dor, Cremata, Deseo, San Hrafael y Mintatura. De estos pozos se venden actualmente en la ciudad las aguas de los cuatro primeros, si bien en otra época se vendían tam- bien las de los dos últimos. | Anteriormente hemos expuesto alguhas generalidades refe- rentes á las aguas de pozo, y poco nos resta decir de ellas. Es- tas aguas presentan caractéres diferentes, segun que los pozos profundicen hasta las corrientes subterráneas, en cuyo caso se denominan de aguas vivas y su nivel es constante; ó que sola- mente recojan las filtraciones de la lluvia, y entónces reciben : el nombre de pozos de aguas estancadas; su nivel es variable; sus aguas disuelven sustancias de la tierra vegetal; reciben las filtraciones de las casas, fábricas, dy, y no SolaciaRia no son potables, sino que por el contrario perjudican en alto grado la salud de los que las beben. Las aguas de pozo contienen siempre sustancias orgánicas, 497 llevadas á ellos por los vientos, Ó desarrolladas en sus pare- des, las cuales muchas veces se oponen á su calidad de pota- bles. Hay, sin embargo, pozos cuyas aguas son de tan buena calidad como las de las mejores fuentes, presentando general- mente estas cualidades las que proceden de pozos abiertos cerca de los rios ó arroyos, y alejados de los centros de pobla- cion y de establecimientos fabriles. Mr. Blondeau, que ha hecho gran número de investigacio— nes sobre las aguas de pozo, formula respecto á ellas las si- guientes conclusiones: 1? Las aguas de pozo son aplicables 4 los usos domésticos, cuando la cantidad de sales minerales que :ontienen no excede de 0'4 gramos por litro; 2? Si la cantidad de sales llega 4 1 gramo, no cuecen las legumbres ni sirven para el lavado; 3? Si contienen 0'02 gramos de materia orgá- nica por litro, deben desecharse como potables, porque cuando pasan de este límite ocasignan flujos intestinales, bocios y es” crófulas; 4% El sabor térreo que presentan es debido á la alú- mina que contienen, disuelta á beneficio del ácido carbónico- Teniendo presentes estas conclusiones, pasemos á examinar los resultados obtenidos con las aguas de pozo estudiadas, para deducir de su bondad. Agua de Santa Rita.—La cantidad total de sales que lleva en disolucion esta agua no es excesiva, nisu grado hidroti- métrico (20925) muy elevado (1), y en cuanto á la de materia orgánica, está reducida á 0005 gramos por litro, siendo entre todas las estudiadas, la que ménos contiene, segun puede ver- se en el cuadro. Es una buena agua potable, con buenas con- diciones naturales que conserva y hasta mejora por la esmera- da disposicion del pozo y el aseo con que se extrae, que impi- de que se impurifique con materias extrañas. Encerrado el pozo dentro de una casa, segun ya hemos dicho, se eleva el agua por medio de una bomba movida por el vapor, y pasa á (1) Segun análisis practicados por los Dres. D. Manuel de Várgas Machuca y don Cárlos Donoso, las aguas de los manantiales de Vento tienen 22” hidrotimétricos y las del Almendares 2040. Despues de mezcladas ambas señalan 21” y las aguas del Al- mendares, tomadas de una pluma en la Habana, 21? hidrotimétricos. T. XV 111,62 498 un depósito de hierro (2), desde el cual, por tubería, se hace llegar á otro depósito menor, de hierro tambien, y perfecta- mente acondicionado, para de él, por medio de un grifo, lle— nar las pipas en que se conduce á la poblacion. Esta disposi- clon,-este mecanismo, este esmero y aseo en la extraccion, evitan que el agua adquiera sustancias extrañas que la impu' rifiquen, y por esto contiene tan escasa proporcion de materia orgánica. Es la mejor de las aguas que en la actualidad se venden en la poblacion, y pertenece á la categoría de las denominadas aguas VIVAS. Agua de Villarino.—Sin dejar de ser potable esta agua, es peor que las de Santa Rita, Fundador, Leona, San Rafael y Miniatura. Su grado hidrotimétrico es más elevado que a de las citadas; es más gorda que ellas; y por consiguiente, la cantidad de sales que contiene algo mayor, áun cuando no ex- cesiva. La proporcion de materia orgánica se eleva en ella 4 0,015 gramos por litro, cantidad que si bien no llega al máximum que admite Blondeau, es un tanto notable: contribu- ye indudablemente á este aumento en la cantidad de materia orgánica la peor disposicion y la falta de aseo en que se en: cuentra el pozo comparado con el de Santa Rita, así como tam- bien el mecanismo con cubos de madera empleado para elevar las aguas que describimos en el sitio correspondiente, cau- sas ambas de impurificacion, que si desaparecieran mejoraría la calidad de esta agua, que, como la anterior, pertenece á las llamadas aguas vivas. Agua del Fundador.—Segun puede verse en el enádro, RE - fiere algo esta agua de la de Santa Rita; señala un cuarto de (2) La naturaleza de estos depósitos no es indiferente á la calidad de las aguas. Los depósitos de hierro ofrecen ventajas positivas sobre los de mampostería ó madera. Ma- laguti, fundado en las observaciones de Medlock, ha propuesto el hierro como agente purificador de las aguas que contienen materias orgánicas, El nitrógeno de la materia orgánica de las aguas, en presencia del hierro se oxida, transformándose en ácido nitro- so, el cual reacciona sobre los demás elementos de la materia orgánica y oxidándolos la destruye, privando de este modo al agua de tan principal agente. Véase, pues, cuán convenientes son los depósitos de hierro para conservar las aguas. 499 grado más que aquella, y hay diferencia en las cantidades respectivas de sales térreas y ácido carbónico; notándose, que la disminucion que se observa en la proporcion de sales mag- nésicas, y la ausencia de sulfato cálcico, están reemplazadas por un aumento en el carbonato y en el ácido carbónico, á cu- yo beneficio se halla disuelta en el agua. La materia orgánica existe en cantidad doble que en la de Santa Rita, exceso que reconoce indudablemente por causa los defectos de que adolece el método empleado en la extrac- cion del agua. Noes excesiva, sin embargo, esa: cantidad de materia orgánica. z . El pozo del Fundador, por su proximidad á la poblacion, es con seguridad el que mayor cantidad de agua la suministra, y es de sentir por esto, que no se hagan en él las reformas nece— sarias á fin de que la cantidad de materia orgánica disminu- yese. Si en este pozo se reemplazara por un mecanismo aná- logo al de Santa Rita, el que hoy se emplea para elevar las aguas; si al depósito donde se recogen para desde él llenar las pipas en que se conducen á la poblacion, se le sustituyera por uno de hierro colocado á altura conveniente, para que por medio de una llave se llenáran directamente las pipas, y no se necesitara, cual hoy, verificarlo sirviéndose de cubos; y por último, si el cobertizo donde está el pozo se cerrara por sus costados para evitar que afluyeran el polvo y otras sustancias al agua, ésta ganaría considerablemente en bondad porque disminuiría la proporcion de materias orgánicas. Agua de la Leona.—Si nos frjamos en el cuadro, veremos la identidad de esta agua con la anterior, hidrotimétricamente consideradas. Difieren, sin embargo, en que ésta contiene un poco ménos (1 centígramo) de sales fijas por litro, diferen- cia debida á la cantidad en que se hallan los otros elementos, no apreciados por el ensayo hidrotimétrico. La cantidad de materia orgánica es tambien la misma (1,010 gramos por litro) que el agua anterior. Adolece el mecanismo empleado para su extraccion, de los mismos defectos que el del pozo Fundador, segun hemos con- 500 signado anteriormente, siéndole por lo tanto aplicables las observaciones que acabamos de hacer, al hablar de aquél. Una cosa hemos de hacer constar aquí en aras de la ver dad, y es, que habiendo oido decir repetidas veces, que las aguas de este pozo reunían malas condiciones higiénicas, á causa de su proximidad al Cementerio, y que por este motivo la mayoría de la poblacion rehusaba el beberlas, tratamos de - eerciorarnos acerca de lo que hubiera de cierto en esta creen cia del vulgo, con objeto de confirmarla si era exacta, Ó refu- tarla si era errónea. Efectivamente, el vulgo podría tener razon al opinar asi, porque es un hecho demostrado por la ciencia, segun ya e hemos consignado, que cuando las aguas corren por debajo de las grandes ciudades, y mucho más por la proximidad de los cementerios, adquieren sustancias extrafias, contienen sales amoniacales, urea, fosfatos, algunos gases y materias Orgánicas en cantidad notable, que les privan de su cualidad de pota- bles, porque la presencia de estos cuerpos favorece esencial- mente el desarrollo en ellas de infusorios que ejercen una in fluencia manifiesta en la aparicion y propagación de ciertos fenómenos patológicos, cuando se hace uso de tales aguas como bebida. Por fortuna, en la que nos ocupa nada de eso existe: nada notable hemos hallado á pesar del prolijo exámen que de ellas hemos hecho, excepto la materia orgánica que contiene, cuya cantidad es la misma que la existente en la del pozo Funda- dor, y menor que las que llevan las aguas de otros pozos, se= gun puede verse examinando el cuadro. Esto nos demuestra que el manantial ó manantiales que nutren el pozo del potre- ro la Leona, que es tambien de aguas vivas como los anterio- res, pasan por terrenos distantes del Cementerio, ó que lo weri- fican á una profundidad tal que en nada influye sobre ellas su vecindad, siendo en nuestra opinion más probable la primera hipótesis. Conste, pues, que el agua de la Leona es tan potable como cualquiera de las otras que en la poblacion se beben y que la 501 creencia vulgar de la influencia nociva que sobre ella se supo- ne ejerce el Cementerio, es de todo punto errónea, lo cual te- . nemos un placer en consignar, porque somos partidarios de la verdad y amigos de destruir errores infundados que, no por estar desprovistos de base, dejan de ser perjudiciales en alto erado. Agua de los Crématas.—El agua de este pozo no se vende en la poblacion, y por esta razon poco diremos de ella; su hi- drotimétrico 26? es bastante elevado: esta agua es más gorda que las procedentes de los pozos hasta ahora citados, segun puede verse examinando el cuadro, y 4un cuando el total de sales no excede en ella del límite asignado á las aguas pota- bles, la presencia del sulfato cálcico es perjudicial. Por otra parte, la fuerte proporcion de materias orgánicas (0,030 por litro) que contiene hace perjudicial su uso como bebida, por lo cual estas aguas no se deben.beber, y si por la carencia ab- soluta de otras, se les hubiera de dar esta aplicacion, es ab- solutamente necesario procurar que la cantidad de materia orgánica disminuya, limpiando el pozo circando el agua, y por fin purificindola por el procedimiento que anteriormente he- mos consignado. De este modo pueden cambiar sus condicio- nes y asegurar su insanidad. Por fin, dudamos que este pozo sea de aguas vivas. Agua del Deseo.—La creencia en que muchas personas de le poblacion están respecto 4 la naturaleza de esta agua, su- poniéndola sulfurosa 4 más propiamente hablando sulfídrica, nos indujo á estudiarla, por más que no se emplea como pota- ble. Las experiencias practicadas han demostrado que no es súlfídrica, segun lo hemos hecho constar en otro lugar; y entónces dijimos cuál era nuestra opinion acerca del orígen del olor sulfídrico, que dicen presenta esta agua en las épo- cas de sequía, lo que no dudamos pueda suceder, por más que no hemos tenido ocasion de observarlo. Si examinamos el cuadro, veremos: que por su grado hi- drotimétrico 36, es inservible como potable. Contiene, ade- más, una fuerte proporcion de materia orgánica 0,160 gramos 502 por litro, cuya existencia así como la de los sulfatos nos con- firman en nuestra opinion sobre el origen del olor sulfídri- co de esta agua en las épocas de sequía, en virtud de las reac— ciones que dijimos se verifican entre la materia orgánica y los sulfatos contenidos en las aguas, cuando concurren con. diciones apropiadas. Este pozo pertenece á la categoría de los denominados de aguas estancadas, Agua de San E que haya dejado de ven- derse en la poblacion esta agua, porque de todas las estudia- das esla mejor como potable (1) por su grado hidrotimétrico 169, mucho menor que el de las demás, hasta el punto de que más bien parece una agua de rio ó de fuente, que de pozo, Siendo ménos gorda que las otras, contiene más exigua can- tidad de principios salinos, segun puede verse en el cuadro, y es más conveniente como potable. Contiene una proporcion de materias orgánicas mayor que las de Santa Rita, Fundador y Leona, é igual á la de Villari- no; pero esa proporcion puede disminuir limpiando el pozo que en la actualidad, efecto del abandono en que se halla, tie- ne recubiertas sus paredes de una abundante vegetacion cu yos restos van á parar al agua y ser causa que motive un au- mento en la cantidad de materia orgánica; así como haciendo las obras necesarias para poner el pozo y sus aguas, en las condiciones debidas, que ya hemos expuesto. Conveniente sería que si como creemos, 4 juzgar por las no- ticias que se nos han dado, el caudal de agua de este pozo que es de aguas vivas lo permite, y en vista de «la buena ca- lidad de ellas y de la posicion en que se halla el pozo en te- rreno más elevado que la ciudad, se estableciese un aparato adecuado para la elevacion y depósito de las aguas y se con- dujeran éstas por tubería á la poblacion. | No creemos de dificil realizacion esta obra, ni que fuera muy.costosa, puesto que la distancia que media entre el po- RÁ (1) Lasaguas del manantial de Santa Rosalía, en Calabazar, tan apreciadas, con justa razon, como potables, marcan 18? hidrotimétricos, segun el análisis practicado por los Sres, Aenlle é Hita, é igual grado tienen las no ménos estimadas del manantial del Cacagual, segun análisis del primero de los citados químicos, 503 zo y la ciudad es corta; y, si tenemos en cuenta el celo con que el Ilustre Ayuntamiento atiende á todo cuanto contribu- yeá mejorar las condiciones de la localidad, y el interés y actividad que su digno Presidente, el Sr. D: Agustin Morales y Flores, despliega en la ejecucion de oras de pública utili- dad, cual lo es en grado máximo la presente, abrigamos la fun- dada esperanza de que, fijándose en esta indicacion nuestra, procurarán estudiar el asunto, y pondrán de su parte cuantos medios sean oportunos para la realizacion del pensamiento, porque, como decíamos al principio, uno de los defectos de que adolece la poblacion, y defecto capital, que se opone á su engrandecimiento y progreso, es la falta de aguas potables, Un pueblo con escasez de aguas potables, es como un orga- nismo humano falto de sangre; es un pueblo sin vida, conde- nado á. una existencia lánguida y miserable. No pretendemos decir, y queremos hacerlo constar, que con la conduccion de las aguas de San Rafael se resuelva, por completo, la tan vital cuestion de abasto de aguas potables 4 la ciudad, no; pero, sí, se daría un poco de importancia en este sentido, procurando, al vecindario todo, una ventaja po- sitiva é inmediata, y al elemento pobre un inestimable bene- -ficio con la economía que obtendría pudiéndose procurar grá- tis toda el agua necesaria para las múltiples aplicaciones que el líquido elemento tiene en los usos de la vida; al paso que, - hoy, ha de comprarla, y no siempre puede hacerlo, ó en su defecto usar aguas de lluvia, que por estar recogidas y conser- vadas en malas condiciones, menoscaban su salud, que es su. única riqueza. | Agua de lu Miniatura.—Se asemeja bastante esta agua á la de Sta. Rita, si bien su grado hidrotimétrico es un poco me- nor y por lo tanto ella algo más delgada; pero contiene mayor cantidad de materia orgánica, efecto sin duda del abandono en que se encuentra el pozo, desde que no- se extrae de él agua para la venta en la poblacion. Es sin embargo una buena agua potable, pero ya no se vende al público, ni por la posi- cion que ocupa el pozo es susceptible de poderse conducir á 504 j % la ciudad con facilidad y economía. Por estas razones no nos detendremos en hacer más consideraciones sobre ella, FRiesumamos, para terminar: De las diez agnas estudiadas, ocho son potables. De éstas la de aljibe debe posponerse en el uso 4 las otras, por las razones expuestas; y entre las siete que nos restan, debe dar— se la preferencia en primer término á la de San Rafael, y á falta de ella á las de Miniatura, Sta. Rita, Fundador, Leona y Villarino, por el órden en que se citan; y por fin, queda la de los Crématas, que es la peor y que sólo en caso extremofy prévia purificacion, debe usarse. Concretándonos á las aguas de pozo que hemos estudiado y descartando de ellas la del Deseo, que no es potable, las de más son gordas, si las comparamos con la de San Rafael, que como hemos visto, se asemeja por su grado hidrotimétrico á muchas aguas de rios y fuentes; pero á pesar de eso, todas son potables, y de buenas condiciones como tales, ménos la de los Crématas, siendo posible mejorar la calidad de algunas, en cuanto á la cantidad de materia orgánica, haciendo en los re— feridos pozos las modificaciones, en el método de extraccion que hemos recomendado, é igualmente en los depósitos ó re- ceptáculos. ? Conveniente sería tambien, con el mismo objeto, que los cubos ó pipas de madera en que se conducen estas aguas á la poblacion desaparecieran, y se reemplazáran por depósitos de hierro como materia más conveniente que la madera para evi: tar su impurificacion; y en el caso de no hacerlo así, que se preparáran convenientemente, en su parte interna, ya que: mándolos, ya recubriéndolas de brea 6 de un betun apropiado, á fin de evitar el contacto del agua con la madera, cuya ma- teria, alterándose por la accion combinada del líquido, el aire y el calórico, suministra al agua sustancias orgánicas que la impurifican. Ademas, si no se tiene un esmerado cuidado en limpiar diariamente las pipas, tiene lugar el desarrollo en ellas de organismos vegetales ó de animales infusorios, que intro= ducidos en nuestra economía juntamente con el agua, cuando A O A OS 505 bebemos ésta, pueden ser la causa productiva de graves enfer- medades, segun está en la actualidad demostrado por los he- chos, así como tambien por la teoría, merced á los descubri- mientos modernos sobre las fermentaciones y sobre el papel que los infusorios, penetrando, viviendo y reproduciéndose en el organismo, y principalmente en la sangre, ejercen en el desarrollo, marcha y propagacion de gran número de enfer- medades. Véase, pues, cuán importante es todo cuanto se refiere al estudio de las aguas potables; por lo que no es aventurado el asegurar, que si se atendiera por los Municipios y los gobier- nos, con la preferencia que merecen éste y otros ramos de la higiene pública, por desgracia tan olvidada, disminuiría no- tablemente la cifra de mortalidad en la generalidad de las poblaciones, porque desaparecerían infinitas causas producto ras de enfermedades; y no veríamos tan frecuentemente diez- mada la humanidad por esos terribles azotes, que se llaman epidemias y endemias, y cuyo enemigo más poderoso es la práctica constante de los preceptos higiénicos. En último término diremos, como consecuencia de todo lo expuesto: 1,2 Que creemos preferible, en esta localidad, el uso como bebida de las aguas de pozo á las de aljibe, porque las pri- meras reunen buenas condiciones de potabilidad segun hemos visto, y las segundas no. 2,2 Que es conveniente y cada dia más necesario dotar á Ja poblacion de aguas potables, haziendo venir á ella las de $. Rafael, ó en su defecto las de Fundador, Leona ó Villarino, si bien estas últimas son algo más gordas que las otras. (1) 3.2 (Que las aguas de laguna no deben usarse jamás como bebida, ni tampoco para la preparacion de alimentos, en razon á lo impuras que son, y poco mineralizadas. 4, 2 Que deben vigilarse escrupulosamente los trenes de conduccion de aguas potables, así como los pozos de donde pro- (1) No proponemos las de Santa Rita, porque la mayor distancia á que están de la poblacion, exigiría un gasto mayor. T. XVIIT.—63 506 ceden, para que unos y otros se hallen en las condiciones de aseo que el caso requiere, pues que se trata de uva sustancia indispensable para la vida y cuya calidad y pureza tanta in- fluencia ejercen en la salud de los individuos. 5.2 Que es conveniente la filtracion del agua, al través de una piedra porosa, en cuya oquedad se ponga una capa de 6 á 8 centímetros del óxido de hierro carbonoso preparado se- gun Spencer, ó cuando ménos, de carbon animal ó vegetal, en polvo grueso, el cual debe renovarse cada semana, cuya filtra- cion tiene por objeto la eliminacion de la materia orgánica, contenida en el agua. Hemos terminado el trabajo que nos propusimos ejecutar, y s1 temores teníamos al comenzar, de no desempeñarlo cual deseáramos y merece la importancia del asunto, al llegar al fin tenemos el convencimiento de que adolece de muchos defesztos, lo cual no nos extraña, pues que no desconocemos la limitacion de nuestra inteligencia. Nuestros deseos, y los es- fuerzos hechos para que fuera digno de la Ilustre Corporacion á quien hemos tenido el placer de dedicarlo, han sido grandes, sin embargo. Suplan, pues, los buenos propósitos que motiva- ron y presidieron la ejecucion de la obra al mérito que le falta y quedarán satisfechas las aspiraciones de su autor. FIN DEL TOMO XVIII. Hrratas Notables. Páginas. — Líneas. Dice. Léase. 6 32 55 58 Ae 36 1880 á 1881 1881 á 1882. 12 23 Fosteromia Corymbosa Forsteronia corymbosa 216 30 ten en ca 36 uviera tuviera 361 25 aunulus annulus $81 12 - 1881 1882 INDICE DE LOS TRABAJOS CONTENIDOS EN ESTE VOLUMEN, Páginas ACADEMIA.—Sesion solemne del 19 de Mayo de 1881..... ...... 5 Discurso del Dr. D. Nicolás J, Gutiérrez, Presidente de la Real Academia de Ciencias de la Habana.............- 8 Resúmen de las tareas en que se ha ocupado la Corpora- cion durante el año académico de 1880 á 1881; por su Secretario general Dr. D, Antonio MestIC ..coomnononoccmm HIGIENE PUBLICA.—Reglamento destinado á establecer en la Habana un Centro general de Vacunacion; por el Dr. 4. Páginas. a 467 135 455 100 101 245 368 369 REA Y AI ... TOPTAIDAS:. e ocoanonanao A A LA RE Discusion de dicho Reclímanta: PoR 108 CA V.B. Val. des, J. Torrálbas, Plasencia, Finlay y Mestre. 214, 228 y... Resolucion del Gobierno Supremo á consecuencia del in- forme de la Real Academia sobre abuso de las bebidas alcohólicas en la Isla de Cuba.............. deco da en cermennocess Alteracion que sufre la leche en las mamaderas; por el LEPE O LUTO AR TA A E Do las aguas potables de la ciudad de Santiago de las Vegas; por el Sr. D. Francisco Angulo y Suero. 244 Y ...... Reglamento para el régimen facultativo y administrati- de las aguas de Madruga; por el Dr. Diaz Albertini....... Discusion de dicho Reglamento; por los Dres. Valdés y A OE RAS logro E O ARI dE LEXIOLOGIA TECNICA.—Consideraciones lexiológicas con moti- vo de algunos términos técnicos; por el Dr. Mestre...... MEDICINA LEGAL.—lÍuoforme sobre un caso de muerte por fie- bres perniciosas en un herido; por el Dr. Lebredo......... Discusion sobre las relaciones existentes entre el trau- matismo y la diátesis palúdea; por los Dres. Montalvo, Lebredo y FiNlAY .enoo........... E E eS Informe en un caso de herida penetrante de pecho con neumonía consecutiva; por el Dr. Aguilera (hijo)......... Informe en un caso de violacion y administracion del CIOFDLOLM Oda ciratin eiaóe ito aia io e bre Consideraciones sobre los efectos del cloroformo en los aparatos respiratorio y digestivo; por el Dr. S. Fer- DI A AR De ERE y OA dean Informe sobre honorarios médicos; por el Dr. Machado. Informe sobre el estado mental de un individuo encau- sado por hurto; porel DIRA held taitnne, ciéncaenes Informe relativo á la conducta profesional de cierto far- macénutico que se negó á despachar las recetas de un medico, por el: Dr DOMOZO;. Sonvaaccacito apnea aaa Informe en un caso de enajenacion mental; por el Dr. AE e OI EE E e INE Informe acerca de una herida contusa del cráneo seguida de muertes por el Dr Riva canas del aiao ondo cada osena NDS Informe o el reconocimiento médico mE una estupra- CE O OL Y ANO A 00 ase UA ON ARO NE Informe acerca del estado mental de un procesado; por A PEN E A NA A A IV «-. Discusion de dicho'informe; por los Dres. Plasencia, Val- dés, Castellanos, Montalvo" y* Mestre oocconicicnno e > 220 De las alteraciones cerebrales en los criminales de pro- lesion; por'el DF. Montalmo Lo. coaoidn opaca a dd 223 ... Informe en un caso de muerte á consecuencia de que- maduras; por el Dr. Babe caiticess A e 297 . . Informe sobre la paca legal den un dente parali- tico; por el Dr. Mestre........ ARE RARAS ns ad 3717 Informe sobre la causa de la muerte en un caso de con- tusiones de la cabeza y sumersion; por el Dr. Mestre... 379 Informe en un caso de herida del cráneo complicada de tótano; por eL. Dr: Calvera casio io sioesa con nooieOOraN 392 «-. Discusion de dicho informe; por los Dres. R. Cowley, Gál- vez, a jp Mestre, A. E. del Valle, Finlay y Castella- E A A ROS rd EAN 394 Es Afores en causa por infanticidio, por el Dr, Rodrigues 403 ¿A quiénes compete practicar los reconocimientos y aná- lisis químicos en los casos judiciales?....... dona ctdn OR AA 444 «»» Informe en un caso de contusion del cráneo y suspen— son; porel Dr: Wuñes oicocoosrdicon dal dia riaerda dale aran A Es e OOO 469 NEcroOLOGIA.—Fallecimiento del socio numerario Dr. D. Féliz Giralt. —Tributo rendido á su memoria por los Sres. Pi- RNE E] AE A A A A e 70 «.» Fallecimiento del socio corresponsal Dr. Argumosa (pa- A PA A GA E LALO AS O 184 Fallecimiento del Dr. Paez, socio fundador y ex-nume- A OR O e A ARI ANA ld SO E RA 2906 .«» Fallecimiento de dos socios corresponsales, nacional y E Os a A > 402 ParoLocIa VeGeTaL.—Historia del uredo cocivoro, ó sea la causa de la enfermedad de los cocoteros de la Isla de Cuba, y de su remedio más oportuno; por el Dr, FAMOSA SOT 304, AU nh ta ar compl od E 473 .«» Discusion de dicha memoria; por los Dres. Finlay ,Ra- mos, Montejo, Hernández y OPÚS. 7 amina Ta ro dose ire 385 ... Observaciones del Dr. Finlay aa el e relativo á la enfermedad de los COCOterOS....ooccococcnccnoncnorncnos: ¿ 398 Respuestas á dichas observaciones y discusion sobre el mismo asunto, por los Dres. Ramos, Finlay, Orús y Gál- O Doe SEE 404 ..» Discurso del ¡Sr, Orús sobre la enfermedad de los coco- o NN OL A Páginas. Discurso del Dr. Gálvez sobre dicha enfermedad....406 y 430 Discurso del Sr. Montejo sobre el mismo asunto.......... 447 Discusion sobre dicho discurso; por los Sres. Ramos, Her- nández, Rodríguez, Montejo y MestrC...o.ooounnnmm.o. o... 451 Rectificacion de un pasaje; por el Dr. Montalvo.. Equ 467 oido 1a Mepica.—Informoe sobre la fiebre tifoidea en A lN Isla, emitido por los Sres, profesores del Cuerpo de Su- lA , 128 El mosquito hipotéticamente considerado como agente de trasmision de la fiebre amarilla; por el Dr. Finlay A 175 De la pérdida de la vista en la fiebre amarilla; por el IAS Si: PErRANIBE coa 2 Oo ra aaa eo aaa. ap ba 195 y 211 Discusion sobre el mismo asunto; por los Dres. Montalvo, inlay y Se: HERA CE sos cod o A Too eras Fo 212 Observaciones microscópicas de los humores en los en- fermos atacados de fiebre amarilla, por el Dr. Domingo ERC A A A RN a O E Sl dos LO LA 238 Informe sobre la obra de ÓN Clínica” del Dr.Rodriguez Abaytua; por el Dr. Franca Mazorra....... 304 De la filaria en la hematoquiluria; por el Dr. Rodríguez . 446 Del momento más oportuno para el tratamiento de los Yermes; por eL 7. Meses lobo odon ade ia cea M8 Area 446 Notas acerca de la filaria hématica en los animales y en el hombro; portel TMinlaY Ds donantes SST aa ol - 378 Alusion á otro caso comunicado á la Academia; por el DIA A A A 376 Discusion sobre el mismo asunto; por los Dres. Finlay, Ramos, Montalvo, 4. G.del Valle y R. Cowley.......... O 458 Del tratamiento de la hematoquiluria por medio del ají auagiao; por el DA CHOMOS aio ie dueniocded as too 460 Informe de los Sres. Diaz Albertini, Lebredo y Finlay so- bre los fenómenos subjetivos en la filariósis........oo....... 469 Consideraciones acerca de algunos casos de filariósis observados en la Habana; por el Dr, Finlay....ooocom....... 471 Quimica. —Discurso inaugural del Ldo. D. Francisco Torrálbas sobre los desinfectantes. ......momenrerccooro o ..109 y 184 Contestacion á dicho discibud por Ñ socio numerario INR UR A A A A 191 Socorros murTuos.—Circular de la Sociedad para los médicos do la provincia de la Habana: atendible manifestacion; por el Dr. MesllCocosinono