E É ; y h E EA bo rt y» rm K > Ad MAA Mp 5 ES í Í TO ADO 1 MERA y NT y NA UN ADAL y IEA BACA: EN 1 Ni MW NA eN IA INE AQUÍ 00) w AI UY Al ds! % Y Y dl sd, DN AA e 4 90 '; Ñ NN ANALES DE LA Academia de Ciencias Médicas, FÍSICAS Y NATURALES DE LA HABANA REVISTA CIENTIFICA Isa ORIO asa Se ; Dr. Jorge [;e- Roy. *. Pr. Gustavo [|;ópez. LIV» TOMO XLII ¿ASADA SID LIBRARY NEW YORK IZ BOTANI GAR! HABANA IMPRENTA “LA PRUEBA” Manzana Central, por Monserrate y i AA GEDISA IA Pr asqo, [ova B Ad JOA 9] 9u0ro0L Ñ » : TELS Ñ MSX OMOT7 eS OA LAS a O AA Tú ' Ss APARATO LE EARAGAA do A A RA E ÍS ; as dad Is (ANALES DE LA Academia. e Ciencias Médicas, e FÍSICAS Y NATURALES DE LA DIRE ECOTORI=S: | Dr. OreS lse- Roy. o [)r. Gustavo López "A STAN ¿E E | | 1 TOMO XLII MAYO Li UUNIO 1905-1906. Pel HABANA : A IMPRENTA “LA PRUEBA” Manzana Central, por Monserrate CONDICIONES DB LA PUBLICACION A > A Los ANALES se publican regularmente. Su pre- cio es TRES PESOS ORO por semestre adelantado. En esta publicación, aparecen, á más de los traba- jos de la Academia, artículos de actualidades cientí- ficas, de progresos obtenidos en las ciencias, de moral é intereses profesionales, de asuntos históricos de di- versos ramos, «ce., «e. Los ANALES sostienen numeroso cange con publi- caciónes análogas del mundo entero. uo ANA Toda obra enviada á la redacción de los ANALES será anunciada tres veces. Se suplica el cange. Please exchange. Exchange S. V. P. ANALES DELA ÁACA- : Sírvase dirigir el cange: DEMIA DE CIEN- CIas MÉDICAS, Please addres exchange to; S FíSICAS Y NATU= j RALESDELA HA- Veillez ad resser les exchanges: BANA,Cuba84 A Ll. Habana. LIBRARY NEW YORK BOTANICAL GARDEN. Acta de la sesión solemne conmemorativa del cuadragésimo cuarto aniversario de su fundación. (19 de mayo de 1905) 3 Presidencia del Sr. Tomás Estrada Palma, Presidente de la Re- pública. Académicos concurrentes.—Dres. Enrique Acosta.—José P. Ala- cán.—Arturo Amigó.—Arturo Bosque.—Enrique B. Barnet.— Alfonso Betancourt.—Tomás Vicente Coronado.—Ignacio Cal- vo.—Domingo Fernández Cubas.—Antonio Gordón y Bermúdez. —Domingo Hernando Seguí.—Jorge Le-Rov y Cassá.—(Gustavo López.—Fernando Méndez Capote.—Carlos A. Moya.—Emilio Pardiñas.—José A. Presno.—Ramón Palacio.—Ignacio Plasen- cia.—Manuel Ruiz Casabó.—Enrique Saladrigas.—Juan Santos Fernández.—A. Sánchez Bustamante.—Agustín de Varona.—Jo- sé A. Valdés Anciano.—Pedro Valdés Ragués. Con asistencia de los señores Secretario de Gobernación, Secre- tario de Obras Públicas, Presidente del Consejo Provincial, Alcai- de Municipal, Rector de la Universidad, Secretario de la Sociedad Económica de Amigos del País, Presidente de la Sociedad de Estu- dios Clínicos, Presidente de la Sociedad de Socorros Mútuos, RR. PP. Escolapios y otras distinguidas personalidades se celebró la sesión solemne con que la Academia conmemoraba su cuadragé- simo cuarto año de existencia. El señor Presidente declaró abierta la sesión concediendo la pa- labra al Dr. Juan Santos Fernández, que pronunció su discurso re- glamentario haciendo resaltar NUESTRO ESFUERZO CIENTÍFICO. Acto seguido el Dr. Gustavo López, Secretario, leyó la. MEMORIA 4. ANALES DE LA h DE LAS TAREAS QUE HAN OCUPADO Á LA ACADEMIA DURANTE EL AÑ DE 1904 A 1905. Terminada su lectura el Sr. Presidente concede la palabra al Dr. Tomás Vicente Coronado quien pronuncia un discurso sobre PsICOLOGÍA DE LOS SIMULADORES. Más tarde el Sr. Secretario dió lectura al siguiente informe: “Habana 8 de mayo de 1905.—Sr. Presidente de ln Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana.—La Comi- sión que suscribe nombrada por la Academia para examinar los trabajos presentados en opción al premio “Presidente Gutiérrez”, sobre el tema que designó la Corporación para 1905, “Cirugía de las manifestaciones filariósicas”, tiene el honor de informar que ha recibido un solo trabajo señalado con el lema “La Medicina perfec- ciona la naturaleza, haciendo habitables los paises tropicales”. Di- cho trabajo fué leído por los que suscriben y después de expuestos sus juicios, se acordó por unanimidad recomendar á la Academia la concesión del premio “Presidente Gutiérrez” á la memoria que lle- va el lema anteriormente transcripto. De Vd. muy respetuosamen- te.—Dr. Tomás Vicente Coronado.—José A. Presno.—Juan Gui- leras.” Concluída la lectura de este informe, el Sr. Presidente de la Re- pública rasgó uno de los sobres que con el lema antes citado acom- pañaba á la memoria premiada; en su interior apareció una tarjeta del Dr. Enrique Núñez y Palomino. En medio de calurosos aplausos entregó el Sr. Presidente de la República al autor premiado, un cheque contra el Banco Nacional por valor de cuatrocientos pesos oro español, importe del premio Presidente Gutiérrez. Por último el Sr. Secretario dió lectura al programa de los pre- mios para el año que comienza y con la toma de posesión de sus cargos por la Junta de Gobierno elegida para el bienio de 1905 4 1907, se terminó la sesión. YU ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA NUESTRO ESFUERZO CIENTIFICO DISCURSO DEL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS, EN LA SESION SOLEMNE DEL 19 DE MAYO DE 1905. Nunca ha podido ser mejor aplicado el concepto de Emerson, de que una institución es la sombra prolongada de un hombre, que al referirnos á la Academia de Cien- cias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, funda- da en 1861 por el esregio varón Dr. D. Nicolás José Gu- tiérrez. Este nombre es un culto para los que le han sucedido y en el ambiente que aquí se respira palpita su doctrina y su ejemplo de patriota inmaculado. Poco importa que no sean precisamente estos.los mu- ros carcomidos del vetusto convento de San Agustín, junto á los cuales nos exhortaba al cultivo de las cien- cias; estos nuevos y brillantes que el gobierno de la Re- pública ha levantado para honrar el nombre del maestro y su propaganda, se deben á sus esfuerzos por elevar la cultura de su país. De ellos penden, como ayer, de los que no podían ya resistir el peso de las tres centurias que les abrumaba, las efigies de los que le acompañaron en su obra de regeneración: Varela y Luz, Saco y Poey, Zam- brana y Mestre, testigos mudos aquí, pero prontos á en- tonar, á su derredor, en la inmortalidad, el himno del triunfo sacrosanto de las ciencias sobre las preocupacio- nes humanas. - Las pasiones y el sectarismo pueden cegar á los hom- bres y hacerlos crueles ó injustos; pero la verdadera cien- cia sobreponiéndose á todos los exclusivismos, logra en- cauzar los espiritus. - Para discurrir así no necesitamos apartarnos de lo afirmado por Bossuet respecto á la progresiva tendencia de la humanidad hácia su perfeccionamiento; y no es 6 ANALES DE LA menos cierto que, aunque á las veces parece hacer alto y á las veces retroceder, como ha dicho un historiador de época no remota, á la postre vuelve á tomar el camino que conduce al engrandecimiento. Importa no olvidar este razonamiento cuando del cul- tivo de las ciencias se trata; en vista de que es tan peli- groso renunciar sistemáticamente al pasado, como imi- tar inconscientemente á los célebres bovinos de Panurco. No sólo las instituciones están obligadas á dirigir la vista al pasado para rectificar el presente, si fuese ne- cesario, sino que hasta los hombres excepcionales por su talento, cuando alcanzan una edad provecta, suelen efec- tuarlo también. Hebert Spencer en su último libro, (Facts and Com- ments) aparecido poco antes de su reciente fallecimiento, ha llegado á decir: el elemento esencial de la vida no es la razón, sino el sentimiento; pero concretándonos al pro- greso de las ciencias médicas, físicas y naturales, que será el objeto de nuestras disquisiciones del momento, cúmplenos aceptar respecto de ellas lo que ha dicho Du- claux, el gran discípulo de Pasteur, á propósito del avan- ce por las mismas alcanzado. “Trabajo cuesta al hombre imaginarse, ha dicho, un mundo en que no hubiese el cólera morbo, ni la peste bu- bónica, ni el tifus, ni la fiebre amarilla, ni la viruela; y si alguien hubiera asegurado que habría de llegar un día en que la humanidad se viese desembarazada de semejan- tes plagas, hubiera provocado la burla más lastimosa.” Y si así se explicaba un sabio de la vieja Europa, en la culta Francia, cuna de la civilización actual que permi- tió á Pinel, en las postrimerías del siglo décimo octavo, romper las cadenas de los enagenados, á la par que se abrieron los calabozos de la Bastilla, cuanto mayor asom- bro causaría asegurar que esta ex-colonia se ha desem- barazado del obstáculo más formidable, de la fiebre ama- rilla, y si no es su suelo para el que la visita la tierra de riquezas ponderadas, no esconde en sus riberas, en sus bosques y en sus campiñas los fantásticos efluvios que producían el vómito negro, con todas sus lobregueces y desventuras. ACADEMIA DE CIENCIAS DE 1 LA 1 HABANA 7 Se imaginaba antes, que el Golfo Mejicano y las An- tillas, muy especialmente Cuba, eran el asiento obligado de la fiebre amarilla, como se suponía al Ganges el nido del cólera y á la India de la peste bubónica, resultando que tal preocupación hacía poco menos que inútiles los esfuerzos dirigidos á su extinción. Nos cabe el legítimo orgullo de que en nuestra pátria haya encontrado el problema de la extinción de la fiebre amarilla, la solución más completa, y que en esta corpo- ración, como hemos dicho tantas veces, se iniciaran los trabajos que han culminado, en el éxito más resonante de la higiene, con que se inauguró la actual centuria. La Asociación Americana de Salud Pública (Ameri- can Public Health Association), cuya misión es velar por la higiene en general, tuvo su reunión anual, como sabéis, en esta capital y con sus propios ojos, permitasenos decir- lo así, pudo apreciar, como desde hace aleunos años ya, los casos de fiebre amarilla que nos vienen de fuera de la Isla son llevados al Hospital Las Animas, dentro de la ciudad y allí son atendidos hasta su curación ó muerte. rodeados de las precauciones que la doctrina de la trasmi- sión por el estegomia exije. Pudo apreciar igualmiente que esos casos de la enfermedad, importados, no se pro- pagaron en la Habana por contagio, cual hubiese ocurri- do indefectiblemente si basándose el Departamento de Sanidad en las interpretaciones de antaño respecto á la propagación del mal, hubiese fijado solo la atención en las excretas del paciente, en sus ropas y en el aire de la habitación, descuidando la vigilancia del mosquito; deta- lle que por suerte ha simplificado los empeños de la hi- giene en este sentido. Nuestra ciencia acaba de obtener otro triunfo, si no de la importancia del obtenido con la fiebre amarilla, por- que de esa magnitud sólo se consiguen rara vez, de mé- rito suficiente para estimularnos en el estudio de las an- tigúedades. La Academia ha creído que este género de investiga- ciones es útil al entendimiento y ensancha sus miras, ha estimado que fortalece el corazón cuando necesita éste descansar de las tempestades de la vida, y al mismo tiem- 8 ; ANALES DE LA po deleitarse en sosegadas contemplaciones y además porque acepta, como dejamos dicho ya, que el progreso no será único, verdadero y durable si no se apova en el pasado. Persuadida, pues, la institución de las ventajas de este estudio, confió á uno de sus miembros más esclarecidos, el Dr. Montané, la exploración de una gruta en las estriba- ciones de las lomas de Banao, una de las montañas del erupo Guamuhaya perteneciente á Sancti Spíritus. De antiguo se hablaba de la existencia en aquel lu- gar de un cementerio indio y hasta se habían enviado A la corporación restos humanos fósiles que se decían te- ner esa procedencia. La Comisión de la Academia de Ciencias presidida por el Dr. Montané, visitó por primera vez la gruta señalada, y de ella extrajo numerosos restos en 1889; estos han sido estudiados en el último Congreso de Antropología celebrado en Francia y declarados de un mérito indiscu- tible. Se tiene como muy probable que los cráneos hallados en la gruta de Banao pertenecen á los indios del conti- nente, y se presta á robustecer la admitida versión de que la Isla estuvo unida á aquél por la península de Yucatan. Mas como las notabilidades del citado Congreso no da- ban como definitiva la apreciación si no se realizaban nuevas excavaciones y más profundas en la citada eruta, la corporación volvió á comisionar al Dr. Montané para una segunda expedición que realizó con éxito completo, pues ha enriquecido el museo de la Academia con nota- bles ejemplares. Estos en su oportunidad serán llevados á París, para que, unidos á los anteriores ya conocidos, hagan resaltar los caracteres señalados y de los que no nos hemos de ocupar; pero que sin duda alguna merecerán, cual con todo derecho se espera, ocupar la atención de los sabios, como tema principal, en el próximo Congreso Antropo- lógico de Francia, bajo el título de El hombre de Sanchi Spiritus. Otro motivo de satisfacción para la Academia de Cien- cias, es la celebración del primer Congreso Médico Na- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 9 cional cubano, que se inaugurará mañana y que la cor- poración ha secundado ofreciéndole hospitalidad para su organización, del mismo modo que se propone dársela para el desarrollo de sus tareas. La idea de estos Congresos locales surgió en 1889 en la corporación hermana, la Sociedad de Estudios Clíni- cos y por iniciativa de uno de sus consócios el Dr. En- rique López; fué un triunto del espíritu de asociación que despertó en nuestra clase médica la conciencia de su pro- pio valer y le hizo comprender, cuan obligada estaba á de- fender los problemas locales, ya que para los generales podía ser sobrepujada por el número y la preeminencia de los investigadores en los erandes centros del saber humano. Permitidme que sobreponiéndome al temor de ser in- modesto, os repita los conceptos vertidos por el que tiene el honor de hablaros, al inaugurarse el citado Congreso, que se designó con el nombre de Regional porque no esta- ba Cuba como actualmente constituida en Nación. “Congregados en este recinto, deciamos, por el solo es- “timulo del amor á las instituciones cientificas, llenamos “un deber para con la patria, porque ésta no se enaltece “solamente blandiendo la espada ó escalando los altos “puestos de la política; la honran y la enaltecen igual- “mente los que cultivan las ciencias y con paciente labo- “riosidad intentan resolver los grandes problemas que “se relacionan con la salud pública y son la base del fo- “mento, desde el punto de vista de la industria, del co- “mercio y de la agricultura “¿Quién duda, añadía, que nuestras transacciones “mercantiles sufrieron honda perturbación desde el mo- “mento que los pueblos de otra zona han temido ser inva- “didos por el veneno amarillo, que más de una vez ha “diezmado comarcas enteras de sus territorios ?” “¿Quién ignora, continuaba diciendo, que la nación “colosal que por su vecindad nos permite utilizar el fruto “de su vertiginoso movimiento, pretendió un día inte- “rrumpir durante el estío, el tráfico con nuestro litoral, “tan sólo por el justísimo temor al contagio de nuestra “terrible endemia ?” 10 ANALES DE LA “¿No es un hecho, seguíamos diciendo, que nuestros "campos permanecen aún despoblados porque el emi- “grante teme á nuestras letales playas, donde un día v “otro se acumulan gérmenes mortíferos que amenazan “las vigorosas naturalezas de climas menos castigados '*por los ardientes rayos del astro rey ?” “¿De qué nos sirve la feracidad del suelo, con la ex- “huberante vegetación que lo esmalta, cuando en ella se “oculta el mal que privaría de la vida á tantos seres si la “ciencia con sus consejos no pusiese á raya su poderosa “acción destructiva ?” “¿Y habrá quien tenga, seguíamos diciendo, por frívo- “la é inútil nuestra actitud al coneregarnos hoy en este “lugar, con el fin de habituarnos á concertar los medios “de resistir á las múltiples causas que aquí como en todas “partes, ó más que en ninguna otra, amenazan el equili- “brio orgánico de la vida, en el cual debe descansar el “progreso moral y material de toda sociedad firmemen- “te constituida ?” Y como si presintiéramos el porvenir, ved lo que ex- presábamos también “para las almas débiles ó poco ex- “pansivas, que no están templadas para las luchas mora- “les, y sólo examinan los hechos por el lado del lucro ma- “terial, en la realización del Congreso Médico pudieran “encontrar aun favorecidos sus ideales, así se demuestra “una vez más, que bien puede vivir en perfecta armonía “el progreso moral de un pueblo con su adelanto mer- “cantil, si á uno y otro la ciencia sirve de moderador y “de guía; en efecto, cuando los que necesitan de las cla- “ses profesionales las encuentran organizadas á la altura “que en los países más cultos, no rehusan sus servicios, “ni se da el caso de recurrir al extranjero por juzgar lo “nacional descuidado, cual por desgracia lo vemos hasta “en la misma Metrópoli; el carecer nosotros de medici- “na propia ó de ciencia propia, depende del desdén con “que miramos nuestras instituciones cientíhicas, de la es- “casa protección que los Gobiernos les dispensan y de la “poca que nos dispensamos mutuamente, de aquí la falta “de obras nacionales; de libros propios y la necesidad “imperiosa de beber exclusivamente en fuentes extran- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 41 “Seras, no mencionando para nada lo nuestro, porque se "ha hecho en nosotros mismos casi proverbial nuestra “incapacidad cientifica. El mérito y el valer señores, no “son privilegios de ninguna raza; hay que conquistarlos “con actos generosos y prácticas elevadas, lo mismo las “clases Ó corporaciones que los particulares y forzando “si quereis, un tanto la dialéctica, pudiera agregarse co- '“mo consecuencia, la conocida frase de que “cada pueblo “tiene el gobierno que se mierece.” Tal fué, señoras y señores, nuestro sentir al verificar- se en nuestro país por primera vez un Congreso médico; y á riesgo de seros enfadoso, nos hemos permitido, á tra- vés de tres lustros, haceros otr la voz de otros tiempos y habeis de perdonarlo, siquiera no sea más que por la satistacción del contraste que resulta, entre una colonia que apenas consienaba en los presupuestos cantidad pa- ra las atenciones sanitarias y nuestra República que sa- biamente considera como asunto principal la salud públi- ca, que ha trasformado por completo nuestra capital y llevado al último rincón de la Isla el sentimiento de la hi- eiene, que es el de la propia conservación, y que ha lo- ¿rado lo que durante tres siglos parecía un imposible á los que olvidan que no lo hay | para la ciencia, provista de los elementos materiales, no siempre á su disposición. Sigamos, pues, por el camino que nos hemos trazado, sin apartarnos del convencimiento, de que la civilización de un pueblo se mide, por la solicitud con que se atiende al desarrollo de la vida intelectual, base firmisima de to- dos los progresos subsecuentes; y como esta corporación es la expresión de una gran parte de lo abarcado por la intelectualidad cubana, puesto que abraza las ciencias médicas, físicas y alba tiene el derecho á conside- rarse como el baluarte de lo que ellas sienifican y á su vez el deber de velar por sus fueros como lo ha venido ha- ciendo desde su fundación. Aceptad pues, señoras y señores, en nombre de la Aca- demia de Ciencias, la expresión de su reconocimiento por haberos dignado concurrir esta noche á una fiesta que no tiene los deleites que otras pudieran brindar; pero es- tad seguros de que vuestra cortesía os enaltece, porque 12 ANALES DE LA honrais los intereses de la patria y estimulais al Gobierno de la República y á las Cámaras, aunque ciertamente no lo necesitan, á seguir prestando á las ciencias, la.protec- ción que ellas le devolverán centuplicada, fomentando v apoyando cuanto dentro de la esfera de su acción contri- buya á la cultura y al progreso de la nación. MEIMORTA DE LAS TAREAS QUE HAN OCUPADO A LA ACADEMIA DURANTE EL AÑO DE 1904 A 1905, LEIDA EN LA SESION SOLEMNE CELEBRADA EL DIA 19 DE MAYO DE 1905, POR EL SECRETARIO DE LA MISMA, DR. GUSTAVO LOPEZ Y GARCIA. Señor Presidente de la República Señor Presidente Señoras y señores: Un ineludible precepto reglamentario, me ordena ocu- pe este lugar, y os dé cuenta de la labor realizada por esta Academia durante el último año que termina precisa- mente en el dia de hoy. A este precepto, habéis de culpar si os molesto, pues bien á pesar mio ocupo vuestra atención con esta reseña, en la que por cierto espero no Tatigaros por mucho tiempo. Bien quisiera poseer la inspiración, con que en actos parecidos os extasiaba el nunca bien llorado Secretario de esta Corporación, Dr. Antonio Mestre, que en brillan- tes frases, en conceptuosas palabras, sabía muy bien de- leitar á su auditorio. Á nosotros no nos es posible reme- dar á tan sabio antecesor, á compañero tan distinguido, que tanto supo enaltecer á la ciencia como á esta misma ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 13 Academia, á quien le dedicó sus mejores afanes, su 1limi- tado saber y su firme voluntad. Y ya que no podemos imitarlo, debemos no olvidarlo, y tenerlo siempre como ejemplo dignísimo de admirar- Que el polvo del olvido:no pueda nunca cubrirlo, como no lo cubrirá seguramente mientras existan alientos en uno siquiera de nosotros. Como no podremos olvidar tampo- co, de ningún modo ni manera, al venerable anciano que fundó esta Academia en el año 1861. Con un tesón y una constancia, que no nos cansaremos nunca de enaltecer, supo bogar una y otra vez, por la constitución de este cen- tro, cosa que al fin pudo ver conseguida. Pero después de tantos angustiosos afanes, cuál no fué su satisfacción, al vernos afianzados, al vernos laborando y teniendo la vida que él supo infundirnos, de que él supo animarnos. Reverenciémosle siempre, y en esta y en cuanta otra oportunidad se nos ofrezca, aclamémosle y bendigámosle en cada nueva vez, con mejor y más persistente fervor, con mayor y más sentido entusiasmo. Bendita seas, imagen querida de nuestro fundador y Presidente Dr. Nicolás José Gutiérrez! Que Dios le tenga colocado entre los mejores! En dieciseis sesiones ordinarias y en ocho sesiones de gobierno, ha desenvuelto este año, esta Academia, toda su actividad. Ella hubiera podido ser más extensa, pero no más fructífera y provechosa. Porque se ha consagrado sesenta y dos veces al estu- dio y resolución de problemas acerca de los cuáles se le ha consultado, se le ha pedido informes, se le ha deman- dado su opinión. A esta Academia, tan pronto se le han sometido asuntos para el auxilio y la buena marcha de los “Pribunales de Justicia, como cuestiones de pura Ad- ministración. Las demás ocasiones que aquí no se cuen- tan, esta Academia se ha reunido para deliberar larga y detenidamente, sobre cuestiones las más variadas, dentro del órden médico principalmente. Porque en esta casa, en esta Corporación, no hay más que un guía que siempre nos determina: perseguir la verdad, buscar siempre el Jl ANALES DE LA bien y obtener el progreso, el adelanto cientifico, el ver- dadero avance de las ciencias que cultivamos. Vamos á permitirnos la cita, lo más compendiada po- sible, de los trabajos que aquí han tenido lugar, y cuyo valor real bien pronto comprenderéis. Con un trabajo meritisimo hemos comenzado este año nuestras tareas. El Dr. Carlos J. Finlay nos ha leí- do uno admirable, intitulado Los Leucocitos. PAPEL QUE REPRESENTAN EN LA NUTRICIÓN CELULAR Y EN LA FORMACIÓN DE TOXINAS, LISINAS, PRECIPITINAS Y LOS RESPECTIVOS ANTICUERPOS. Nos trajo el referido Dr. Finlay una segunda parte de este trabajo, en la siguiente sesión. Y una tercera parte como nota amplificativa, se sirvió también dedicarnos. Excusamos exponer el valor de esta labor, con la cual su autor, nos ha enseñado cuánto vale su superior inteli- gencia, y cuánto se puede esperar todavía del autor de las doctrinas acerca del mosquito, y que ha dado lugar á la desaparición de la fiebre amarilla de esta hermosa Isla. El Dr. /gnacio Calvo nos ha traido un acabado estu- dio acerca de la DESCRIPCIÓN DE UN GERMEN PATÓGENO AISLADO DEL AGUA el cual provocó viva discusión, dejan- do sentado el hecho de la vaginalitis experimental, de na- turaleza gangrenosa, como carácter distintivo de la dife- renciación de este germen. El Dr. Juan Sans Fernández, nuestro entusiasta Presidente, incansable y laborioso trabajador, que parece como que nos enseña el camino que debemos seguir, nos trajo dos interesantes trabajos, uno sobre NISTAGCMUS HISTÉRICO y otro sobre UNA NUEVA INDICACIÓN DE LA ARECOLINA Y SU CONTRA INDICACIÓN EN EL GLAUCOMA. Ambos, suscitaron viva discusión. Y su autor nos leyó también, en su oportunidad respectiva, tres notas necroló- gicas: una perteneciente al Dr. Juan Vilaró, nuestrocom- pañero y académico activo; otra perteneciente al doctor Francisco Ruz, corresponsal en París, á donde emigró desde la guerra del 68, y la tercera nota, referente á nues- tro compañero muy estimado, Dr. Julio San Martin. El Dr. Jorge Le-Roy se ha servido honrar á esta Aca- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 15 demia, con tres trabajos á cual más interesante. El pri- mero lo constituyó la PRESENTACIÓN DE UN MÓNSTRUO VEGETAL, del que nos trajo dos ejemplares, del fruto de la planta Bromelia Annanas, conocida en Cuba más ge- neralmente con el nombre de piña. Ambos ejemplares procedentes de Santiago de Cuba, ofrecían de notable su forma y su peso; siendo la primera la de un cesto aplas- tado en el sentido antero-posterior, de pequeña base y de eran abertura superior, en la que aparecían ocho y once retoños; y su peso, verdaderamente extraordinario, pues tenían once y quince libras respectivamente. El segundo trabajo ofrecido por el Dr. Le-Roy fué, TERCER / ANIVERSARIO DE LA ERRADICACIÓN DE LA FIEBRE AMARILLA DELA HABANA, en el cual prueba que durante ese tiempo no ha habido un sólo caso de esta infección en el territorio de la República, y que gracias á las medidas profilácticas propuestas por el Dr. Finlay desde el año 1898 nos vemos libres de ella. Y el tercer trabajo ofrecido por el citado Dr. Le-Roy ha sido el intitulado MORTALIDAD POR TÉTANOS en el cual su autor, valiéndose de cifras estadísticas, prueba hasta la evidencia, no sólo el número crecido de muertes por esta infección sino también prueba la ventaja que se va obteniendo del empleo de los agentes que para la cura del ombligo, distribuye gratis el Departamento de Sanidad. El Dr. Luis Montané al volver de su reciente viaje á París, nos hace en una sesión la historia de EL, HOMBRE DE SANCTI SPÍRITUS. Con la Sociedad Antropológica Francesa se puso en relación, trayendo el juicio, estable- cido por el estudio y la comparación de los cráneos de Cuba enviados por él á París, de que nuestro tipo ca- ribe, se apartaba por completo de los cráneos americanos aproximándose á los de Yucatán. Así se dejaba indicado que parecían pertenecer á los indios de Cuba venidos por Occidente, cuando la Isla estaba unida al continente Americano por la península de Yucatán. Por eso recibió el consejo de los antropólogos de Pa- rís, de volver á los mismos lugares aquellos en que había recogido los cráneos mencionados, á recojer nuevos obje- tos y nuevos cráneos. Pidió el apoyo de esta Corporación, 16 ANALES DE LA Y que se lo supo prestar muy gustosamente, llevando á cal su excursión en los últimos días de diciembre del pasado año. Los objetos por él recogidos, espera, y con él esta Academia, que sirvan para completar y coronar los estudios que actualmente llevan á término en Paris, el profesor Hamy y sus otros compañeros. Este asunto co- mo veis, está lleno de un notable interés tanto para nues- tra ciencia, como para nuestra Isla. El Dr. Gustavo López trae á la sesión de 29 de septiem- bre la historia de UN CASO DE TÉTANOS, á marcha cróni- ca, que curó por la inyección de suero antitetánico. Y el mismo autor, trae en otra sesión posterior, acompañán- dose esta vez del Dr. R. García Mon, el PRIMER CASO DE LIPOMATOSIS DIFUSA SIMÉTRICA, CON PREPONDERANCIA CERVICAL SEÑALADO EN CUBA. Los Dres. Enrique Saladrigas y Alfonso Belancowrt nos dan cuenta del INFORME QUE ACERCA DEL TRATA- MIENTO DE IA LEPRA POR EL, MANGLE ROJO, les había enco- mendado esta Corporación, obedeciendo á demanda for- mulada por el Dr. M. Duque. Los Dres. Saladrigas y Betancourt nos dicen en conclusión : Primero: que el tratamiento no ha dado los resultados precisos que anunciaron los Dres. Duque y Moreno se- eún consta en el acta de 8 de febrero de 1902, en la cual prometían la curación social al año, y la cura médica á los dos años poco más ú nuenos. Segundo: que en un citado enfermo se ha cumplido lo prometido por los Dres. Duque y Moreno y Tercero: que el mangle rojo por su fácil administra- ción, su tolerancia por los enfermos, y por los resultados obtenidos, aunque no parece ser un especifco, es reco- mendable en el tratamiento de la lepra. El Dr. José Antonio Presno, nos ofreció uma preciosa observación sobre CÁNCER DEL ÚTERO. DOBLE SALPIN- GITIS QUÍSTICA. LIGADURA PREVIA DE LAS ARTERIAS ILIA” CAS INTERNAS. HISTERECTOMÍA ABDOMINAL TOTAL con la cual se provocó una discusión muy instructiva. El mismo Dr. Presno nos trae en sesión posterior, un caso de MÓNSTRUO DOBLE DERODIMO, con rega!o del pre- cioso ejemplar para nuestro Museo Teratológico. Esta ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Y ., chservación le fué cedida á nuestro compañero por el doc- tor" Miguel de Castro. La Academia desde luego signi- ficó su gratitud por tan valioso ejemplar. Nuestro académico-corresponsal en Matanzas señor Juan B. Jiménez nos envió un precioso trabajo sobre la SANSEVIERA GUINENSIS. (Lengua de Vaca). En este trabajo nos dá cuenta dicho señor, de la manera de crilti- var esta planta, y de hacer su recolección. Llama en este trabajo la atención del Gobierno sobre dicho cultivo, que está indicado para acrecentar la pros- peridad y bienestar de la riqueza cubana, sosteniendo de modo digno, el nombre de Cuba agricultora en los merca- dos extranjeros. Esta Corporación dió traslado integro de este trabajo, á la Secretaria de Agricultura, Indus- tria y Comercio. Este trabajo brindó ocasión al Dr. Va!- dés Ragués, para que nos presentase una NOTA ACERCA DE LA SANSEVIERA, en la cual este profesor completó los datos históricos acerca del cultivo de esta planta, y los - esfuerzos que hizo el Sr. Lachaumme para su cultivo en este país. SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA INDUSTRIA AZUCARE- RA EN CUBA, es una exquisita labor que nos ha dedicado el Sr. Stefano Calcavecchia, ingeniero y químico, residen- te hoy en esta capital. En este extenso trabajo, donde singularmente se estudia todo lo relativo á su título, el autor explica muy bien aquellos puntos que demandan modificación en los ingenios cubanos, cosa sobre la cual llamamos especialmente la atención de las personas inte- resadas en la fabricación del azúcar. Nuestro estimado ingeniero, el académico Sr. Fran- cisco Paradela nos dió una bien meditada conferencia so- bre la ANEGACIÓN DE EL ROQUE EN 1904, á la cual supo dar un colorido propio, proponiendo asimismo medidas que le son peculiares, para evitar su repetición. Una interesante observación de POLINEURITIS AL- COHÓLICA, CON FENÓMENOS PSEUDO-BULBARES, nos re- fiere el Dr. Lavín, por la que mereció calurosa felicita- ción. Se trataba de un enfermo del hospital Mercedes, cuya observación se vió interrumpida por la salida pre- matura del propio enfermo. 18 ANALES DE LA Un amplio y bien detenido INFORME ACERCA DEL ARTE DE HERRAR nos ofreció el Sr- Francisco Etchegoyhen, cu- yo informe fué aprobado por unanimidad, contestándose con ello á la Secretaría de Gobernación, una consulta que hizo á esta Academia. RÁPIDA PURIFICACIÓN DE LA VACUNA ANTI-VARIOLO- sa es el titulo de un trabajo que de mancomún nos ofre- cieron los Dres. Vicente de la Guardia, J. N. Dávalos, € Ignacio Calvo, de competencia tan justamente acredita- da para estos asuntos. CIRUGÍA DEL ESTÓMAGO. GASTRO-ENTEROSTOMÍA POR ESTRECHEZ NO CANCEROSA DEL PÍLORO, es un trabajo traido por el académico Dr. Gustavo Gallet Duplessis, cuya observación recogió unido al Dr. Adolfo Reyes; se trataba de un enfermo en quien realizó la operación que sirve de título á su trabajo y en la cual obtuvo un éxito brillante pues á los diez días estaba la herida quirúrgica completamente cicatrizada. Unas muy claras preparaciones de MOLLUSCUM CON- TAGIOSUM Y DEL POLIPAPILLOMA 'PROPICUM, con una no- ta descriptiva complementaria, nos ofreció el laborioso Dr. Juan Guiteras en una de nuestras últimas sesiones. Y el señor ingeniero D. Juan de Dios Tejada, persona ajena á esta Corporación, nos ofreció una interesante conferencia acerca de La "TERMODINÁMICA DEL ALCOHOL, Y SU PORVENIR INDUSTRIAL COMO FUENTE DE RIQUEZA NACIONAL EN LA ISLA DE Cuba. La Presidencia le signi- ficó la estimación que esta Academia hacía de su trabajo. Al ponerse de nuevo en vigor entre nosotros las Or- denanzas de Farmacia del año 1860, por la Secretaría de Gobernación, se dispuso desde luego el cumplimiento de su artículo 15, que ordena sean los medicamentos que se introduzcan y se expendan en esta Isla, informados por esta Academia y por la Junta Superior de Sanidad. Con este motivo por conducto de la referida Secretaría, se nos envían á diario porción de agentes medicamentosos. De esta suerte resulta que han sido despachados ya, por esta Academia, hasta el número 31, habiendo en la actualidad, en poder de los señores farmacéuticos para 4 oportuno informe, otro tanto igual al ya despachado, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 19 quedando aún en esta Secretaría, pendientes de designa- ción de peritos, otro número igual, poco más ó poco me- nos. Estos informes mencionados, han. sido hechos por los siguientes señores: El Dr. Emliio Pardiñas que ha evacuado siete infor- mes. . El Dr. José P. Alacán que lo ha hecho ya seis veces. El Dr. Hernando Segut que lo ha hecho otras seis. El Dr. Arturo Bosque que lo ha hecho cinco veces. El Dr. Miguel F. Garrido que lo ha llevado á término igual número de veces. El Dr. Manuel Delfín que lo ha realizado una vez. Y otra vez también el Dr. Carlos A. Moya. Cada una de estas veces que han informado los seño- res farmacéuticos, lo han hecho sobre variados produc- tos de una misma casa. Ha habido ocasiones pues, que cada uno de estos informes, se ha referido á ocho, á diez, Ó doce preparados. . Esta labor como veis, resulta sumamente penosa, y hasta enojosa por su número, para los señores farma- céuticos que las llevan á término. Por todo ello, por el esfuerzo que les demanda el cum- plimiento de este deber, esta Academia se considera en el caso de hacer público testimonio de gratitud, pública manifestación de estima, hacia los señores farmacéuti- cos que lo han llevado á término. Hemos dejado, señores, de exprofeso para el final de este relato, los trabajos realizados por la comisión de Me- dicina Legal. Ellos han sido los siguientes: Primero. INFORME MÉDICO LEGAL ACERCA DEL ESTA- DO MENTAL DE UN PROCESADO, por el Dr. Gustavo López. Segundo. INFORME MÉDICO LEGAL EN CAUSA POR HO- MICIDIO desempeñado también por el Dr. Gustavo Ló- pez. Tercero. INFORME MÉDICO LEGAL EN CAUSA POR _MUERTE DE UN MENOR, desenvuelto por el Dr. Guillermo Benasach, en el que se trataba de un homicidio por 1m- prudencia en un menor, que había recibido una herida de balín. El autor de este trabajo que estudia y discute el 20 ANALES DE LA ES asunto sometido á su deliberación, concluye exponiendo que no existe entre los documentos, ninguno sobre el cual pudiera basarse para aceptar como causa determinante de la muerte del citado menor una enterosepsia; y que la muerte de este menor en ningún caso debe considerarse como consecuencia de la herida que recibió. Cuarto. INFORME MÉDICO.LEGAL POR ESTUPRO, por el Dr. Tomás Vicente Coronado. Este profesor después del estudio que hace del asunto, concluye contestando ne- gativamente á la consulta que se sirve hacernos la Au- diencia de Santiago de Cuba. Ouinto. |NFORME SOBRE HONORARIOS MÉDICOS es el que sigue al anterior, habiendo sido desenvuelto por el Dr. Gustavo López. Sexto. INFORME EN CAUSA POR HOMICIDIO, por el Dr./gnacio Calvo, es el trabajo médico legal que bien es- tudiado, bien razonado y mejor expuesto, se aprobó en una de nuestras últimas sesiones. Su autor mereció por ello entusiastas felicitaciones, y como siempre hubo de lamentarse de la deficiente documentación, y Séptimo. |NFORME MÉDICO LEGAL ACERCA DE LA CAU- SA DE LA MUERTE DE UN SUJETO, por el Dr. Jorge Le- Roy. Este es también otro trabajo muy bien expuesto y valorado, en el que su autor encuentra un primer obstá- culo á su labor, en las deficiencias de los documentos en- viados. A ello se debe absolutamente, que este informe no hubiera podido ser contestado de una manera precisa. Muy de lamentarse es, de modo general, la deficiencia que se nota en los documentos médicos legales que se en- vían á esta Corporación. No hay una sola ocasión en que no hayamos de lamentarnos de este defecto. Y este de- fecto señores, viene siendo tan viejo, tan inveterado para nosotros, que recordamos habérselo oido exponer, lamen- tándose mucho de ello, á nuestro querido Presidente el Dr. Nicolás José Gutiérrez. ¿Pero como se corrije este defecto? Señalándolo una y Otra vez, parece que no basta. Será preciso que esta Academia se dirija á todas las Audiencias de esta Isla, y á todos sus compañeros, para que unos y otros, esfor- zándose un poco cada uno en su respectiva misión, cada ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 21 uno en su respectivo ministerio, hagan el esfuerzo que nosotros necesitamos para poder á veces cumplir el co- metido que se nos encomienda. "Tócale el turno ahora á los Académicos desapareci- dos en el transcurso del año que hoy termina. Dos son los compañeros queridisimos que han caído para siempre: el primero lo es el Dr. D. Juan Vilaró y Díaz, que nos dejó el 4 de octubre del pasado año. Cate- drático en nuestra Universidad de la asignatura de Bo- tánica desde hacía muchos años, fué un profesor exce- lente, y siempre -se distinguió por sus aptitudes para el profesorado y por su pericia: en la rama del saber que explicaba á sus alumnos. Aquí siempre fué un académico batallador y estudioso. Multitud de informes, de trabajos hechos por él pudiéra- mos citar, en abono de lo que decimos, pero nos basta por su importancia mencionar sus informes sobre la pesca de las esponjas y la ley de caza, vigente aún como ley ver- dadera, en la actualidad. Fué el Dr. Vilaró, Académico de número desde hacía porción de años. Dejó su puesto con motivo de la guerra de los diez años, y marchó al extranjero, volviendo des- pués por segunda vez, á ocupar su lugar entre nosotros; emigró más tarde cuando-la última revolución y volvió por último á su puesto hasta su muerte. Era el director de la Sección de Ciencias de esta Aca- demia, y á la par el Conservador del museo de historia natural. Descanse en paz compañero tan_distinguido! El Dr. Julio San Martín bien joven todavía, nos es arrebatado el 18 de enero del presente año. También catedrático de Histología de nuestra Univer- sidad, donde con competencia sin igual llenaba su come- tido. O Aquí en esta Academia supo siempre distinguirse por su laboriosidad y su competencia reconocida en todos los asuntos en que tomaba parte. Dios haya acogido en su seno el alma del Dr. Julio San Martin! 22 ANALES DE LA Han ingresado en esta Academia durante el año que hoy termina, primero el Dr. José M. Céspedes, que es- tando ausente en Santiago de Cuba y cumpliendo el tér- mino que le marcaba el Reglamento, retornó á esta capl- tal en los momentos mismos en que en esta Academia se acordara el anuncio de su vacante. - A su nueva solicitud se tomó el 9 de junio del pasado año el acuerdo unánime de su reingreso. El Dr. Carlos A. Moya, ingresó en esta Corporación en octubre de 1904, ocupando el puesto que se había creado por el nuevo Reglamento en la Sección de Far- macia. Ingresa después, ocupando la vacante que dejara el Dr. Vilaró, el joven Catedrático del Instituto de la Haba- na, Dr. Felipe García Cañizares. Y el lugar vacante que nos dejara con su sentida muerte el Dr. Julio San Martín es ocupado por el Dr. José Antonio Valdés Anciano, so- cio corresponsal que era en la ciudad de Matanzas y hoy residente en esta capital. De estos tan distinguidos compañeros espera esta casa días de halagos y de júbilo, á que le dan derecho la reco- nocida competencia de tan distinguidos señores. En este último año, en esta Academia se han vacunado 106 varones y 98 hembras, lo que nos da un total de 204 personas vacunadas. Prueba elocuente es esta de que no desmayamos en la propagación incesante, legendaria en esta casa, del pre- cioso virus vacuno. Lo han administrado con ejemplar constancia los doc- tores José Beato, Presidente de honor de su comisión de vacuna; el Dr. Aróstegui, Presidente efectivo; el Dr. G. López y últimamente E Dr. Vicente de la Guardia, á quien las atenciones que les están encomendadas en la Di- rección General del Centro de Vacuna, le permiten, con su entusiasmo de siempre, dedicar un día de cada sema- na á la administración del virus vaccinal en este mismo local. Estoy en el deber de anunciaros, que las elecciones ge- nerales, que aquí tienen que realizarse cada dos años, se ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 23 han llevado á término en el actual, como lo dispone el Re- glamento, el dia 28 del pasado mes de abril. Y que su resultado hay que celebrarlo mucho, en cuanto hace re- lación, á la reelección presidencial. No hay señores, en efecto, entre nosotros, ninguna persona que se ocupe y que se preocupe más por las cosas de esta Academia, que el Dr. Juan Santos Fernández, que es la persona reelegi- da á que nos referimos. No hay quien le gane en entu- siasmo, ni en actividad, ni en celo, ni en afán de mejoras incesantes para esta casa. Después de él han sido reelegidos, Vicepresidente, el Dr. Tomás Vicente Coronado, Secretario, el Dr. Gusta- vo López, Vice secretario el Dr. Jorge Le-Roy y Teso- rero el Dr. Francisco Vildósola. Y han sido nombrados para completar su Junta de Gobierno, el Dr. Enrique Acosta, como Bibliotecario, y el Dr. Pedro Valdés Ra- gués como Conservador de los Museos. Estos señores son los que regirán los destinos de esta Academia durante el bienio de 1905 á 1907. He terminado señores. Mi ingrata labor está ya con- cluída. : Sólo me restan dos cosas: IF.” Hacer votos, los más vehementes, en pro del pres- tigio, del auge de esta Academia, por la que todos noso- tros estamos siempre tan dispuestos y afanosos. Que no decaiga nunca el entusiasmo de que hoy nos sentimos po- seídos, porque así y sólo así, llegaremos á la perfeccióni, al verdadero desideratum á que aspiramos. Y 2. Rogar una vez más al Jete de nuestra nación que ha tenido la bondad de escucharme, que no se olv:- de de lo que esta Academia es y represeñta en el concierto hermoso de la cultura de nuestra patria. Que vuelva hacia nosotros sus ojos y se entere de la falta de local que tenemos, para poder aquí siquiera es- tar, convenientemente colocados. Que dirija si es preciso, un suplicatorio al Congreso pidiendo un crédito para realizar al fin el levantamiento de la porción, demolida de nuestro local. Y que así, enal- teciendo á la ciencia, ayudándonos á su cultura, que es 24 ANALES DE LA de la porción demolida de nuestro local. Y que así, enal- trabaja en pro del engrandecimiento de nuestra querida República. He dicho. PSICOLOGIA DE LOS SIMULADORES CONFERENCIA PRONUNCIADA POR EL Dr. Tomás VICENTE CORONADO EN LA SESION SOLEMNE CELEBRADA EN LA ACADEMIA EL 19 DE Mayo DE 1905. Honorable señor Presidente de la República. Sr. Presidente: señoras y señores: S1 yo os pidiese, como es costumbre, entre los confe- rencistas, indulgencia, y si por otra parte, comenzara adornándome con el ropaje de una falsa modestia, caería de lleno en el cuasi delito de simulación y me declararía conscientemente un característico de la clase de los me- nores y de la sub-clase de los mentirosos. Consecuente, pues, con el órden de ideas que me pro- pongo desarrollar, y con el fin de haceros menos ingrata mi labor, empezaré por una breve reseña del grupo de insectos que en la “lucha por la vida” se adaptan al me- dio en que viven, realizando el “mimetismo”, que de una manera brillante ha estudiado y dado á conocer Alfred Russell Wallace, el co-creador de las doctrinas Darwi- nianas. El “mimetismo” consiste en una adaptación tan com- pleta y perfecta, del insecto al medio ambiente, que no sólo consigue organizarse fisiológicamente para dicho medio, sino que además copia con exactitud maravillosa el aspecto, tamaño, configuración y colorido de las plan- tas ó terrenos, entre los cuales vive y se mantiene. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Entre las muestras de insectos que teneis á la vista, existen algunas variedades muy curiosas. Uno de ellos se confunde perfectamente con una ramita seca, sus lar- gas patas, sus antenas, la misma irregularidad y delga- dez de su cuerpo y el color, le harian confundir facilmen- te con la extremidad de la rama donde pasa su vida. Por un acto de “mimetismo”, su adaptación al medio ambiente le permitirá salvarse en la lucha por la vida; así, confundido con la rama seca, escapará seguramente á la voracidad de los insectivoros y cumplirá todas sus funciones biológicas. Algunos de esos curiosos insectos son verdes, del mis- mo tono de las hojas de los árboles que les sirven de vi- vienda ; otros remedan los vivos matices de las corolas de las flores; otros, el color gris más ó menos obscuro del tronco de tal ó cual árbol, ó de peñas ó terrenos. En otro orden de animales, reptiles muy comunes en nuestro país, “camaleones” y “lagartijas”, la adaptación al medio se realiza de una manera menos perfecta que la de los in- sectos que estáis viendo, el fenómeno es todavía más com- plicado, sus formas no cambian; pero su color varía, adaptándose al color del tronco, la peña, pared ó terreno donde vive; si se les aprisiona podemos observar, en po- cos minutos, cambios completos en su coloración natural. Es bien conocido de todos vosotros, el dicho vulgar, sa- cado de esa propiedad de determinados reptiles: “fulano es un camaleón” sintetizando con ellos los frecuentes cambios radicales de opinión, tan comunes en los políti- cos, en no pocos profesionales y algunas veces en todo ser humano. ¿Es por ventura el “mimetismo” propiedad exclusiva de los insectos, de los reptiles y algunos otros seres infe- riores ? Metafóricamente podemos asegurar que los seres su- periores, y entre éstos, el hombre, cuanto más civilizado, más dispuesto se hallará para adaptarse al medio am- biente, y por consiguiente, más dispuesto á practicar el mimetismo. Yo no tengo tiempo, ni es tampoco mi propósito entre- teneros, haciendo un estudio perfecto de los caracteres 26 ANALES DE LA humanos y á la manera del Dr. Ingegnieros, hacerlo bri- llantemente, como en su capítulo de psicología de los si- muladores. Especializando, yo me propongo hablaros de los si- muladores profesionales, y como entre éstos, los médicos son los que yo he podido estudiar, por el comercio diario de ideas entre colegas, al estudio del carácter y de la conducta y de la adaptación al medio, en la lucha por la vida, de mis compañeros, se ha de dirigir esta conferen- cia. La pauta, la norma de este trabajo, está calcada en el capítulo de un libro del sabio profesor de Buenos Aires, que trata de psicología de los simuladores en general; yo adapto sus clasificaciones á la clase médica, sin que por ello deje de corresponder á las otras clases profesionales, abogados, farmacéuticos, ingenieros, etc. La lucha en la vida superorgánica se desenvuelve en condiciones que la diferencian, para el hombre, de la lu- cha por la vida puramente biológica. No pretendo traer aquí la clasificación de los profesio- nales en seres “normales” y “degenerados” ó simplemen- te en “normales” y “anormales” subdividiendo estos úl- timos (á la manera de Ferry) “en evolutivos” y “regre- sivos.” La gran división de Silvio Venturi, en “caracteristi- cos” é “indiferentes”, al estudiar la psicología en la ge- neralidad de los hombres, se adapta perfectamente al grupo de nuestros simuladores profesionales. Si nos fijamos en el grupo de profesionales médicos de nuestro país, si entre éstos observamos los que practican en esta capital, hemos de notar que algunos han consegui- do afirmar su personalidad propia, en la lucha por la vida, elevándose á un nivel distinto que el alcanzado por los demás. El mayor número de estos permanecen inad- vertidos, son los que forman la gran masa “amorfa”, son los indiferentes, y si acaso, suelen servir de escalón, para el encumbramiento de los característicos. Estos infelices amorfos ó indiferentes viven perecien- do, y desde los comienzos de su vida profesional, se. con- é ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 27 fiesan rendidos, son hombres, á veces, sin carácter y stn condiciones para adaptarse al medio social en que vivi- mos. Una gran mayoría está formada por idealistas que esperan siempre que la fortuna venga á coquetear con ellos, y mueren viejos, sin haber tenido alientos para sa- lirle al encuentro. Otros, comienzan la lucha por la vida mal preparados y cansados, prematuramente optan por un destino infe- rior, y en él pasan la vida roñando y desahogando su atrabilia con dicterios contra la profesión, que no han sa- bido aprovechar, ó más frecuentemente contra aquellos de sus compañeros que han desplegado fuerzas bastan- tes, para salir de la masa amorfa y llegar á la clase de los característicos. Estos indiferentes, los llamados amorfos por Ribot, son seres que se ahogan en una gota de agua, y s1 por ca- sualidad se encumbran, impulsados por fuerzas ajenas á su voluntad, la política, por ejemplo, no está lejano el día en que se desploman y quedan anulados para siempre. “Característicos profesionales” son los que en reduci- do número, poseen fisonomía propia, presentan cualida- des varias, tienen ideas originales, criterio propio é in- ventivas distintas de las habituales. Los característicos son, pues, los capacitados para sa- lir vencedores en las luchas por la vida. De la misma ma- nera que pudiéramos llamar “pasivos” á los indiferentes, los característicos son los “activos”, de firme voluntad, verdaderos revolucionarios que conmueven, modifican ú derrumban las ideas ó las teorías sustentadas, las más de las veces, por los convencionalismos sociales ó profesio- nales. No es raro encontrar que estos sujetos que pasan los lindes de la vulgaridad, sean clasificados por sus mismos congéneres, ó por los amorfos profesionales, ó por el pú- blico, de verdaderos degenerados, atenuándose el califi- cativo, con un hipócrita “fulano es un cerebral”. Son, al decir de Rossi, “personas que poseen una Ó to- das las facultades psíquicas, superiores y propicias para imponerse al amorfismo de la multitud. “Los característicos mayores” son muy raros, entre 28 ANALES DE LA ellos están los extremos de la serie: el profesional de ge- nio—el sabio—y el delincuente, cuya alta inteligencia le permite escapar algunas veces, del Código penal. Entre los “característicos menores” se encuentran: el avaro y el pródigo, el sincero y el mentiroso, el crítico y el ignorante, el leal y el hipócrita, el envidioso y el ge- neroso, el orgulloso y el servil, el ambicioso y el humilde; encarnando ciertas manifestaciones especiales del “ca- rácter” humano del profesional. Son los verdaderos ti- pos diversos, bien conocidos por sus colegas y por el pú- blico en general. La manera de ser especial de estos su- jetos es adquirida, otras veces es congénita ó por atavis- mo hereditario. En la generalidad de los profesionales médicos, dichas cualidades son adquiridas por una especie de “mimetis- mo” secundario, pues quieren imitar al que ellos se for- jan en su imaginación como buen maestro, que pretenden imitar para alcanzar renombre, caudal, gloria y alta po- sición social. Todo esto sin gran esfuerzo y en el más corto tiempo posible. A pesar de ser algunas veces hombres de carácter y de energías, la misma precipitación con que quieren llegar á la meta, alcanzada por otros, en muchos años, les hace fracasar en la lucha por la vida. Si no fuera por el santo temor de exponer mi persona á los dicterios ó á otros argumentos contundentes, yo po- dría ir poniendo nombres propios de profesionales del erupo que acabo de enumerar, á continuación de cada uno de los tipos característicos; pero me conformaré con que mis oyentes—que los conocen como yo—vayan ha- ciéndolo “soto-voce”, para huir de igual peligro. Estos característicos exaltados prestan un verdadero servicio á la clase profesional y al mismo público que los censura. Véase sí no, el párrafo del capítulo de Ingegnieros: “Se ha dicho con razón, que los avaros—cuyo tipo inmor- “talizaron Moliére y Balzac—exaltando una función or- “dinaria, mueren de privaciones, pero sintetizan, ense- “nándola á los demás, la útil función del ahorro; los pró- “digos exaltando el carácter opuesto, la disipación, dan ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 29 “alto ejemplo para el ejercicio normal de la filantropía. “Los sinceros son la antítesis, y también la cualidad mo- “ralizadora, de los mentirosos; los vanidosos, establecen “el equilibrio roto por sus antitéticos, los modestos; los “ambiciosos neutralizan la acción desmoralizadora de “los apáticos; los generosos la de los egoistas, etc.; pues “como bien observa Ribot, la dinámica. psicológica de la “sociedad es dada por la acción de tendencias contrarias; “cada tendencia tiene su antagonista, que la equilibra y “enfrena, en sentido saludable para el conjunto.” Desearía detenerme en la etiología de los “caracterís- ticos” pero el tiempo que debo entretener vuestra aten- ción no me lo permite. En la obra, ya publicada por In- gegnieros, podrán estudiarla aquellos á quienes interese estas atrayentes cuestiones de psicología social. Podemos afirmar que los simuladores característicos llegan á serlo por tres órdenes de causas que provocan, acentúan ó extreman el pequeño coeficiente de simulación que todos tenemos en nuestro carácter, como resultante necesaria, de las condiciones propias del ambiente en que luchamos por la vida. CLASIFICACIÓN DE LOS SIMULADORES astutos. [ : | Mesologicos ¡ ES: Simuladores. eS fumistas. EOPERSIOS disidentes. e psicópatas. A ( sugestionados (1) SIMULADORES POR ADAPTACIÓN AL MEDIO Las infiuencias diversas del medio ambiente producen el simulador mesológico; este tipo es común y su simula- ción resulta siempre : de un fin utilitario.—Simulan cuali- dades que no tienen y que los aproximan á los hombres superiores, en talento ó en conocimientos profesionales, (1) Clasificación seguida por el profesor Ingegnieros en su notable libro. 30 ANALES DE LA re y disimulan las cualidades naturales que EA tienen y que les son desfavorables. Los profesionales de esta clase son unos grandes co- mediantes y verdaderos artistas en el “trato de gentes” Para no ser derrotados en la lucha por la vida, saben si- mular y disimular perfectamente todos los sentimientos afectivos: el amor y el odio, el respecto y la repugnancia, la cortesía y la indignación, el patriotismo más acendra- do y el desprecio más completo á los contrarios políticos, etc. Entre nuestros antiguos profesionales existía uno que con bien pocos conocimientos científicos, llegó á tener una boga extraordinaria y realizó una gran fortuna. Era cu- bano de nacimiento y creo que hasta de ideas; pero su as- tucia y sus ideas utilitarias le permitieron alcanzar una enorme clientela, entre los elementos peninsulares, simu- lando á maravilla un gran amor á las instituciones de la entonces metrópoli española. En una ocasión como le preguntase un antiguo condiscipulo porque se hacía pa- sar por peninsular de tal ó cual provincia, y por otra par- te, porque hablaba con fuerte acento castellano, le con- testó sin inmutarse: no seas tonto, “esa es mi caña de pEStaro> Otro hemos conocido que dirigía siempre sus aptitu- des á encantar y halagar, á enamorar en el buen sentido de la frase, á las damas de las casas ricas que visitaba, consiguiendo con ello tener auxiliares que lo defendiesen y anunciaran pródigamente entre las casas de clases acomodadas. Este tipo de simulador astuto que era por naturaleza un gran orgulloso, se convertía en el más ser- vil de los serviles, cuando se trataba de conseguir un cliente adinerado ó adular á un poderoso. En uno de sus frecuentes errores de diagnóstico, des - conoció la gravedad de un pequeño niño que falleció ines- peradamente: saber el resultado y volar á la casa y pene- trar, hecho un mar de lágrimas, en las habitaciones para ir abrazando, con hondos sollozos, á cada uno de los fa- miliares del sexo femenino, todo fué uno. Criticándole un su compañero, le respondió: Sólo así he podido seguir siendo médico de esa casa, que tan bien remunera mis servicios. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 31 En esta clase de simuladores astutos, existe una varie- dad muy común entre los profesionales, que pudiera ser clasificada con el nombre de “simulador pirata”. Todas las simulaciones ó disimulaciones de este nuevo tipo, se dirigen á demostrar á los cariñosos padres de los enfermos, al acongojado esposo Ó esposa, al hermano, etc., una gravedad insólita, donde él sabe que no hay más que un simple estado catarral. Acentúa y exalta su simu- lación, cuando se encuentra, por accidente, en presencia de un cliente de otro médico si es de los que él clasifica de primera de primera de la clase A; esto es, clientes que pagan muy bien y cuyos familiares son neuróticos ó im- presionables, para poderlos sugestionar facilmente y multiplicar los honorarios. | A pesar de la tiranía que ejercen, martirizando con diagnósticos terroríficos todas las enfermedades que ellos tratan, y á pesar de lo incorrectos que son con el comprotesor que han sustituido, el público los sigue lla- mando, y suelen alcanzar un nombre que les sirve pera sus fines utilitarios. Entre los interminables ejemplos con que yo pudiera ilustrar esta clase de simuladores, debo recordaros antes de pasar á los ““serviles”, el caso más patente de simula- dor astuto y su antitético, que siendo de la clase de los amorfos, quiso aparentar una astucia que no tenía, y sólo le sirvió para patentizar su cuasi imbecilidad. Es el caso conocido de antaño y reproducido en la Habana, por uno de sus más grandes simuladores: un enfermo de fami- lia numerosa y distinguida era visitado por su médico, que le examina en presencia de numerosos parientes y amigos; mientras le ausculta, observa unas partículas de naranja que el paciente acaba de arrojar tras la cama, á la entrada del galeno, que había prohibido en absoluto tomar más que las drogas por él ordenadas. La astucia del simulador le sugiere la idea de reprodu- cir una comedia y con una serie de aspavientos y de men- tidas observaciones del pulso, respiración y percusión es- tomacales, le increpa diciéndole: ¡V. ha comido una fruta! ES y ANALES DE LA Gran espectación entre los concurrentes y un ligero murmullo de admiración. Con voz cavernosa vuelve á repetirle: ¡V. ha comido fruta! ¿Qué fruta ha comido V.? y sin darle tiempo á responder, le dice deme usted la mano y tomándole el pul- so y fijando los ojos en actitud escudriñadora, en los ojos azorados del eniermo le dice: V. ha comido lima, toronja ó naranja.—Deme otra vez el pulso. Sí, efectivamente, V. ha comido naranja y no debe volver á hacerlo, so pena de que yo me despida y no vuelva á verle. Al retirarse el galeno no había frases con que enco- miar su sabiduría y perspicacia. Uno de sus discípulos, entusiasmado con el éxito y que- riendo imitarle, reprodujo la escena en una casa de la calle de la Muralla, donde habían puesto escoba amarga debajo de la cama del enfermo, con el fin de ahuyentar las pulgas. Después de los aspavientos y reconocimien- tos consiguientes, terminó por decirle al enfermo que su mal consistía en una indigestión de escoba amarga; in- sultados los familiares por tamaño disparate, faltó poco para que le despidieran á cajas destempladas. El simulador servil en las clases profesionales es más frecuente de lo que á primera vista parece y tiene por cau- sa la dificultad, e día mayor, para abrirse paso, entre la balumba de sociedades que merman el ejercicio profe- sional. El simulador servil de la clase profesional médica es más digno de lástima que de censuras, siempre es la víc- tima del característico astuto que encumbrado ya, lo ex- plota de manera cruel. Son censurables los que son serviles sin que la necesi- dad apremiante les impulse á serlo, muchas veces, con sujetos de mucho menor nivel intelectual que ellos. Algunos simuladores de esta clase conozco, que llegan hasta á parecerse físicamente á sus pretendidos protecto- res, que en vez de protejerlos los explotan, simulando un afecto que no sienten, por los que consideran siempre se- res inferiores. Los infelices simuladores serviles suelen ser sujetos rendidos, médicos desgraciados cuya mayor calamidad ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 33 consiste precisamente en tener que simular un acata- miento que están muy lejos de sentir, para con sus supe- riores, si no en talento, muchas veces, en posición social. SIMULADORES POR TEMPERAMENTO (CONGÉNITOS) Los factores orgánicos propios al temperamento indi- vidual caracterizan á los funustas y disidentes. Una de estas dos variedades no está compuesta por sujetos utilitarios, son simuladores por el placer de serlo, y regularmente poseen una inteligencia superior. Esta peculiaridad psicológica, más bien perjudica que beneficia los intereses del profesional. El fumista es un sujeto de inteligencia superior, es hiperestésico é hipe- ractivo á la vez, exuberante de vida, de alegría y con una salud á toda prueba, se ocupa deleitándose con ello, en tomar el pelo á sus semejantes. Son simuladores que aman de tal manera el “sport” á que se dedican, que cuando no encuentran víctimas para sus diversiones fumistas la emprenden con los allegados Ó los mismos familiares más queridos. - Las simulaciones del fumista no se realizan con un fin utilitario; ni son empleadas para adaptarse al medio, en la lucha por la vida, sino por pura tendencia congénita. Esta clase que pudiéramos llamar “de los eternos satis- fechos, de los contentos, de los risueños, que parecen na- cidos para burlarse, espiritualmente, de la humanidad entera”, tiene no pocos representantes en la clase médica. Son tipos generalmente muy simpáticos, y yo no nece- sito presentar ejemplos, por ser demasiado conocidos. El simulador disidente en nuestra profesión, es un tipo especial, bastante frecuente entre médicos, es el eterno descontento, el incesante gruñón, que simula algo, paten- tizando al que lo observa, su malestar del bienestar ajeno y á la inversa, su alegría por el fracaso de los demás. Si la suerte, sus aptitudes serviles ó su constante hipo- cresía, lo ha elevado á un puesto alto, Dios libre de su radio de acción, á los que él considera que puedan llegar a hacerle sombra, para sus fines utilitarios. S1 delante de estos tipos, algún sincero hace elogios merecidos de un joven profesional, el disidente se sonríe dulce, pero mali- 34 ANALES DE LA ciosamente y aunque no se le interrogue, acaba por decir : “¡Parece mentira! Mi opinión es queno vale nada.” ¡ Guay, de aquel que en su altura no le venera y le com- place! Su odio le acompañará hasta después de la muerte. Para estos desgraciados, nadie que no sea ellos, puede valer gran cosa y cuando no los encuentran, simulan dis- parates, dichos ó realizados por los demás, que conside- ran pueden ser competidores, en su lucha por la vida. Este tipo de simulador, es perjudicial á sus colegas y á la humanidad, es un demoledor de todo aquello que no sea creado por él. Puede sintetizarse: un lobo ó una hie- na cubierta á veces por la piel de un cordero. Cuanto menos talento tiene, tanto más disidente será y con tanta mayor inquina perseguirá al que considere su igual ó superior, intelectualmente. SIMULADORES PATOLÓGICOS (ANORMALES) Los psicópatas y sugestionados en las clases protesio- nales son temibles, porque representan el grado máxi- mum, la exaltación más variada en la simulación utilita- 118 Desgraciado el sujeto acaudalado ó con apariencia de tal, que cae en sus garras. Afortunadamente y para honra de nuestra profesión, sólo han existido casos muy raros de esta clase de simu - ladores y eso en épocas lejanas á la actual. Pero como su existencia en otros países es un verda- dero peligro que pudiera alcanzarnos aleuna vez, bueno será puntualizarlos para que conocidos ya, podamos es- capar á su influencia. Es curioso señores, como los grandes descubrimien- tos, las grandes conquistas traen aparejadas al notable progreso que realizan, vicios y defectos que nadie pudie- ra sospechar; pero si tenemos en cuenta que sólo pobres espíritus enfermos (simuladores patológicos ó sugestio- nados) se convierten en corruptores utilitaristas de esas erandes conquistas, nos veremos precisados si no á dis- culparlos, al menos intentar curarlos ó detenerlos en sus locas tendencias. La más grande conquista médica iniciada por Lister, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 35 ha sido coronada por un éxito maravilloso, la impunidad con que hoy pueden realizarse grandes operaciones, sin el menor peligro para la vida de los operados, gracias á la manera de evitar las infecciones post-operatorias, que antes causaban gran mortalidad; pero que al mismo tiem- po servían de santo temor para que los simuladores no se lanzaran facilmente á extirpaciones, raspados y mutila- ciones que si bien es verdad que dejan con vida al enfer- mo, verdadero ó supuesto, destruyen órganos y vísceras cuyo destino nos es á los médicos, muchas veces descono- cido y que seguramente la naturaleza sabia siempre, no ha colocado sin darles funciones especiales. En un lugar de América, cuyo nombre—no diré romo Cervantes en el Quijote, no quiero acordarme—sino no puedo ó no debo acordarme, el abuso de las intervencic- nes llegó al extremo de alarmar á médicos y profanos. Había entrado, en aquella época y en el incógnito pais, la moda de los raspados, no por verdaderas necesidades, sino por un fin utilitario de los raspadores. Pudiéramos llenar un libro con las más chistosas anéc- dotas é historias muy sugestivas, del período en que se hizo de moda aquella intervención; que en la mayoría de los casos, no influenciaba lo más mínimo en la salud del paciente; pero que producía ganancias á los improvisa- dos especialistas. Alguien levantó su voz, dando el grito de alarma, por el abuso que se cometía con la cureta y los peligros que entrañaba aquella verdadera tala de epitelios y de muco- sas, de órganos que en vez de mejorar empeoraban, en no pocos casos, y el resultado fué excelente. Poco tiempo después, con rareza se ota mencionar al- eún caso justificado y en la actualidad sólo se realizan por aquellos competentes en estas materias y cuando realmente son necesarias, dichas intervenciones. La locura ó la manía en aquel sentido, dejó de ser eranjería de simuladores psicópatas para bien de la hu- manidad y buen nombre de los profesionales. Paréceme ver sonreír á alguno de mis colegas y hasta algún culto caballero, no médico, porque yo no doy otro calificativo más gráfico á los que abusan de su aparente 36 ANALES DE LA superioridad, respecto á conocer achaques de enfermos y la manera de curarlos. Por qué se preguntan, tratar á seres tan depravados como enfermos mentales, cuando más bien les correspon- dería el de embaucadores á mansalva ? Precisamente por la intensidad de la depravación, que sienificarían esos hechos, realizados por sujetos, sanos de espíritu. Meditemos un poco sobre el particular; no es sólo desde el punto utilitario que hav que considerar la cuestión. ¿Qué le importa al hombre adinerado, unos cuantos centenares más ó menos de pesos, en su presupuesto de imprevistos? pero no se trata de eso, trátase de las te- rribles horas, dias Ó semanas, que transcurren, laceran- do el corazón de un padre, de un esposo ó esposa. lio, etc.; mientras la sentencia mentirosa de uno de esos des- eraciados simuladores, pesa sobre la familia entera, ante el vaticinio de una espantosa enfermedad que ha de ser tratada por cruenta y peligrosa operación. Yo me pregunto á mi vez: ¿habrá sujeto aleuno, sano de espíritu y de cultura general, como debe de tenerla el médico, capaz de realizar actos semejantes, inspirándose solamente en una idea de avaricia ? No es posible sospechar siquiera, que pueda imaginar- se y llevar á la práctica acto tan repugnante, sino en el caso de ser un degenerado, de ahí, que yo los coloque en- tre los psicópatas, cuyo espiritu se encuentra en estado patológico; pobres locos razonantes, que escapan al có- digo, escudados con un titulo profesional. Entre los numerosos ejemplos de tipos de esta natu- raleza, que tenía recogido un profesor, de aquel lugar ignorado, pudiéramos agregar el del “farmacéutico y el cochero” del sugestivo cuento de mi buen amigo el doc- tor J. Antonio López del Valle, joven médico, cuyos tra- bajos sobre deontología, son muy recomendables y otro cuento muy antiguo, narrado en un libro viejo. En sín- tesis, el caso fué el siguiente: en la calle X de la ciudad H, existía un rico panadero, excelente sujeto, 1auy aman- te de su familia. La esposa del comerciante, joven y de exhuberante sa- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 37 lud, siente unas pequeñas molestias en la garganta y el esposo creyendo ser cosa insignificante consulta á un mé- dico marchante de la casa, éste, después de simular un detenido y minucioso examen llama á parte al interesado y le dice que su esposa está en peligro inminente, que lo que sufre es uno de los más peligrosos tumores malignos conocidos en la ciencia. El atribulado señor da muestras sinceras del gran do- lor que le produce la alarmante noticia, y en vez de lle- var á la enferma á casa de cualquier especialista, cie re- putación, suplica al simulador que no lo abandone en tan apurado trance, le ruega que se haga cargo de «levolver- le la salud, á su idolatrada compañera. Por indicación del mismo galeno simulador se llama á un joven médico, culto, ilustrado y con la honradez cien- tífica que le faltaba al otro. Examinada la lesión dice el simulador: esta señora no tiene nada, es una simple vegetación ó pólipo peque- ñísimo, bastará una cauterización para curarla. El doctor X se guarda de decir esto á los familiares y cita para la siguiente semana al médico consultado, el cual presencia escandalizado, los más estupendos «actos de simulación de riesgosa operación, que justifican, des- pués de un mes de asistencia, muchos centenires de pe- sos, como honorarios, por una enfermedad que :rubiera curado un especialista ó cualquier médico honesto, en una sola visita y una sola indicación. De los simuladores sugestionados protes:onales, poro debemos decir, porque es enfermedad común á ¿odos los países y se contagia fácilmente, si un fin utilitario acom- paña y exalta la sugestión. —Digalo si no la aterradora proporción que alcanza en algunos países la operación de la apendicitis, sin que en numerosos casos, el análisis his- tológico justifique la intervención, una vez realizada. Ya tenemos psicópatas tan cándidos que hacen prora- ganda por la operación preventiva del apéndice, como para evitar la probabilidad de quistes y otros males, tro- pezamos cualquier día con aleún loco que propanga la extirpación preventiva de órganos internos, consiguien- 38 ANALES DE La do con ello una degeneración total y hasta la extinción de la humanidad, si los profesionales y el público cuerdo no los detuvieran en su riesgosa pendiente. Conclusión:—Los tipos morbosos que á erandes ras” gos hemos bosquejado, son útiles á la humanidad, puesto que sus extravagancias y locuras crean los tipos amitté- ticos, tan necesarios á la armonía social. ¡Quiera Dios que mis palabras, cual simizntes fernn- dadas por terreno virgen, caigan en el corazón «le esa hermosa juventud médica llamada á sucedernos! ¡Ojalá que sin quebrantos en el duro batallar de la ca- rrera, llegue á la meta codiciada cada uno, con esfuerzo noble, honesto, sano y POR ADAPTACIÓN AL MEDIO, VEN- ZA SIEMPRE EN LA LUCHA POR LA VIDA! PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA EL AÑO DE 1906. PREMIOS DEL DR. ANTONIO DE GORDON Y ACOSTA A.—Consistente en una medalla de oro al mejor trabajo de Fisiología Práctica. Tema libre. B.—Consistente en una medalla de oro al mejor trabajo de Medicina Legal, relativo á cuestiones propias de Cuba. Tema libre. Condiciones generales: Las memorias de los que aspiren á los premios se reci- birán en la Secretaria de la Academia, calle de Cuba número 84 A. hasta las dos de la tarde del día 30 de mar- zo de 1906, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 39 Deberán ser inéditas; escritas en castellano, francés ó inglés, remitirse en pliego cerrado y lacrado con un lema en su cubierta. En otro pliego también cerrado y lacrado se enviará el nombre del autor, con el mismo lema de la Memoria en su cubierta. En la sesión solemne del 19 de mayo de 1906, se efec- tuará la adjudicación de los premios á los autores de las Memorias que resultasen premiadas, destruyéndose en ese acto los pliegos que contengan los nombres de los no agraciados. 40 ANALES DE LA Acta de la sesión pública ordinaria del 9 de junio de 1905. Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Gustavo López. Académicos concurrentes.—De mérito: Dr. Gabriel M.* García. De número: Dres. E. Acosta, J. P. Alacán, E. B. Barnet, I. Calvo, J. Le-Roy, R. Palacio, TI. Plasencia, M. Ruiz Casabó, J. A. Val- dés Anciano, P. Valdés Ragués, F. E. de Vildósola. Honorarios: Dres. C. Delgado, €. Donoso. Leídas las actas de las sesiones públicas ordinaria del 28 de abril y solemne del 19 de mayo, fueron aprobadas. El Secretario dió cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las siguientes comunicaciones: Entrada.—De la Secretaría de Gobernación, escritos números: 9848, 9849, 9852, 9860, 10066, 10067, 10068, 10251, 10252, 10273, 10535, 10542, 10543, 10544, 10545, 10546, 10557, 10558, 10791, 10792, 10811, 10812, 10813, 10922, 10923, 10934, 11279, 11278, 11283, 12134, 12217, 12332, 12335, 12346, relativos á pre- parados farmacéuticos. De la Secretaría de Hacienda, solicitando informe acerca de las substancias que puedan emplearse para desnaturalizar los aleoholes sujetos al Impuesto Especial. Del Congreso Médico Nacional, participando el voto de gracias que éste acordó á la Academia por la cordial protección dispensada al mismo durante los trabajos de organización y durante las se- siones. Salida.—A la Secretaría de Gobernación, dando cuenta del re- sultado de las elecciones verificadas el 28 de abril, en cumplimiento del artículo 3.” del Reglamento. A la Secretaría de Hacienda, idem, idem, idem. A la Secretaría de Gobernación remitiéndole el informe aproba- do el 28 de abril, sobre el Fer Bravaas. A la misma, contestando escritos relativos á preparados farma- cénticos. Al Dr. Juan Santos Fernández, participándole su reelección para el cargo de Presidente de la Academia, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 41 Al Dr. Tomás V. Coronado, idem, idem, para el de Vice-Presi- dente. Al Dr. Gustavo López, idem, idem, para el de Secretario. Al Dr. Jorge Le-Roy, idem, idem, para el de Vice-Secretario. Al Dr. Francisco 1. de Vildósola, idem, idem, para el de Teso- rero. Al Dr. Enrique Acosta, participándole su elección para el car- go de Bibliotecario. Al Dr. Pedro Valdés Ragués, idem, idem, para el de Conservador de Museos. Antes de entrar en la orden del día el Sr. Presidente da cuenta del sensible fallecimiento del Académico honorario Dr. José Beato y Dolz, consagrándole una nota necrológica. Se entra en la orden del día ocupando la Secretaría el Dr. Le- Roy por pasar el Dr. Gustavo López á la tribuna para leer un Ix- FORME MÉDICO-LEGAL ACERCA DEL ESTADO MENTAL DE DON F.... KR... G..., interesado por el Sr. Juez de 1.2 Instancia del Distrito Sur de esta capital. El Dr. PD. F. Cubas, pregunta qué es lo interesado por el Juez. El Dr. López satisface la pregunta y lee de nuevo las conclusio- nes de su informe. Sometido á discusión fué aprobado por unanimidad. Fl Dr. José P. Alacán da lectura á un INFORME SOBRE VARIOS PREPARADOS FARMACÉUTICOS presentados por la Homogenic Tablets C.”; por la Dr. Le-Roy Medicine C.”; por la casa A. Cognet de Pa- rís; por la de Allcocks C.” y por Quesneville; informando en sentido favorable á su introducción, menos para los Gránulos de Formopilina de los que deben pedirse detalles de su fórmula, para poder infor- mar. El Dr. Cubas manifiesta que vota en contra, pero habiendo vo- tado en pro de la aprobación del informe tal como lo presenta el po- nente los demás Sres. Académicos, fué aprobado. El Dr. Alacán, en nombre del Dr. Arturo Bosque, que no ha podi- do concurrir, da lectura á otro INFORME SÓBRE PREPARADOS FARMA- cáurrcos de varias casas de París, cuya introducción y venta ha soli- citado el Dr. Sarrá, ante la Secretaría de Gobernación, en escritos fecha tres de mayo actual. Abierta discusión de este informe el 492 ANALES DE LA Dr. Donoso opina que todos los medicamentos deben ser recha- zados. | El Dr. Cubas se expresa, desde luego, en el mismo sentido, y aña- de que ninguno de los medicamentos que vienen á informe de la Academia deberían ser informados favorablemente. El Dr. Alacan manifiesta que muchos de los preparados que no pueden ser analizados debidamente, tienen sin embargo unas fór- mulas perfectamente conocidas y aceptadas por los facultativos y que se siguen usando por prescripción de éstos. El Dr. Delgado expone que todos esos productos deben de ser indicados por los facultativos. El Dr. Palacio manifiesta que ciertos preparados no pueden ser rechazados, por más que no puedan precisarse todos sus componentes, y que en ese sentido han sido aceptados muchos de ellos por esta Academia. El Dr. Plasencia, opina lo mismo y añade que resultaría muy gra- ve el que la Academia rechazase, por ciertas futilezas, agentes me- dicamentosos que se están vendiendo hace más de cincuenta años en esta capital. Se acuerda que los Dres. Alacán y Delgado redacten unas con- chusiones sobre la manera de ser aprobados esta clase de informes. El Dr. Manuel Delfín, que tampoco ha podido concurrir, remite tres INFORMES SOBRE PREPARADOS FARMACÉUTICOS á los que dió lee- tura el Secretario, siendo aprobados por todos menos por el Dr. Cu- bas, que manifestó su voto en contra, pidiendo constase así en el acta. po El Dr. Juan Santos Fernández cede la presidencia al Dr. Corona- do y da lectura á su trabajo anunciado cuyo título es: NUESTRO PU- BLICISTA SACO COMO PRECURSOR DE UNA OBSERVACIÓN OFTALMOLÓ- GICA. Concluída esta lectura, el Dr. Coronado cita el caso del ciego So- roa, contando algunas anécdotas relativas al mismo y otras del se- ñor Juan Arango, insistiendo sobre lo muy desarrollado que en és- tos se encontraba el sentido del espacio y haciendo con este motivo algunas consideraciones. El Dr. Santos Fernández manifiesta que al ciego Soroa lo había traído á esta Academia, asegurando que sufre de un criftostalmus y que el Sr. Arango tiene una atrofia total de la papila, careciendo por tanto absolutamente de visión. No habiendo más de que tratar, se dió por terminada la sesión. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 43 Nota necrológica del Dr. José Beato y Dolz POR EL DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 9 de junio de 1905) El día 24 de mayo último dejó de existir, á los 68 años de edad, víctima de la tuberculosis, el Dr. D. José Beato y Dolz, que ingresó como Académico de número el 27 de septiembre de 1874, y que pasó á la clase de hono- rario el 24 de octubre de 1897. A pesar de su delicada salud, concurrió hasta hace po- co á inocular la vacuna en los días que la Corporación tiene designados desde tiempo inmemorial para tan me- ritorio objeto. Fué contemporáneo en estudios, por los años de 1863 a 1867, en París, del ilustre ex-Secretario de la Acade- mia Dr. Antonio Mestre, quien en ésta le encargaba á nenudo informes y otros trabajos relacionados muy es- pecialmente con la obstetricia, asunto predilecto de su práctica profesional, por haber sido discípulo estimado del profesor Pajot en la Facultad de Paris. Su tesis para el doctorado versó sobre la fiebre puer- peral y su discurso de ingreso en la Academia sobre las hemorragias puerperales. Terció con frecuencia en las discusiones que aquí se suscitaron respecto de la Obstetricia y muy particular- mente en la extensa que se provocó á propósito de la con- ducta que debe seguirse cuando desprendida del cuerpo, queda retenida la cabeza del feto, en el claustro materno. Hijo de la Habana, y emparentado con distinguidas familias de esta capital, gozó de una buena clientela cinco lustros atrás; pero sus achaques le alejaron de ella como de las tareas de esta Corporación. Ocupó durante algún tiempo y en época en que era bien retribuida, la plaza de médico del teatro de Tacón, 44 ANALES DE LA hoy El Nacional, en el que han actuado notables artistas, y como antítesis singular el Dr. Beato tenía desde su ju- ventud la voz completamente velada por una perturba- ción de su laringe que le acompañó hasta sus últimos días. Desempeñó una plaza de médico en el antiguo Hospi- tal de Paula, que, como sabeis, por legado especial y ex- preso sólo puede ser servido por hijos de esta capital y nacidos intramuros de la ciudad precisamente. Como el fundador de la Academia y nuestro actual Jefe de Sanidad se distinguió siempre por su piedad ca- tólica. Descanse en paz el estimado compañero que para siem- pre nos ha abandonado, y guardémos el recuerdo de su labor y de su cooperación á eE obra en que estamos todos empeñados. INFORME MEDICO - LEGAL ACERCA DEL ESTADO MENTAL DE UN SUJETO POR LOS DRES. GUSTAVO LOPEZ Y TOMAS V. CORONADO (Sesión de 9 de junio de 1905) El Sr. Juez de Primera Instancia del Sur de esta ciu- dad en atentos escritos de 19 y 27 del mes de abril, se sir- ve interesar de esta Academia, se proceda á la observa- ción de don F... R... G... á fin de que se le manifieste cuál sea el estado mental del Sr. R... G... y si se en- cuentra ó no en condiciones y con la capacidad necesaria, de regir sus bienes, y para el caso de encontrarlo en la actualidad en posesión de su capacidad mental, informe si lo está en virtud de haber curado completamente, ó st solo goza de un intervalo lúcido, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45 Por la Presidencia de esta Academia se nos ha desig- nado para llenar este cometido. Para'llevarlo á término, nos fué necesario á los que suscriben, examinar en variadas veces y ocasiones al se- ñor R... G... ya haciéndolo concurrir á nuestros gabi- netes de consultas, ya haciéndolo venir á esta Academia, ya visitándolo en su propio domicilio. En una y en otras ocasiones le hemos observado con libertad, le hemos visto á nuestra entera satisfacción, y adelantamos que siempre le hemos observado, procedien- do del mismo modo, comportarse de la misma manera, conducirse con idéntica propiedad y compostura. Siem- pre oportuno, siempre atento y fino, y siempre agrade- ciendo mucho nuestra deferente actitud para con él. Por los datos que hemos podido obtener, resulta que don F... R... G... es en la actualidad un señor que tiene 64 años de edad, que nació en la provincia de Ma- tanzas, y que su familia entera está libertada de todo an- tecedente acerca de enfermedades nerviosas y mentales. Se halla además exento de todo antecedente sifilitico y al- cohólico. Hijo de familia acomodada, desde la muerte .de su padre tuvo á su cargo los intereses de toda ella, los cuales hizo siempre progresar. Su ocupación, pues, no ha sido otra que los negocios, dedicando á ellos gran ac- tividad en toda su existencia, y habiendo dado siempre muestras de su sagacidad en las transacciones mercan- tiles. No ha sido hombre de gran cultura, no ha recibido una educación superior, habiéndose ilustrado bastante en los numerosos viajes que ha hecho á Europa y á los Estados Unidos, y en sus relaciones con las gentes de negocios. Conoce el francés y el inglés. Se cuenta de él que hace próximamente tres años, vi- viendo en el Hotel Pasaje, quiso suicidarse, lanzándose á la vía en los momentos de cruzar un tranvía, el cual solo le fracturó la clavícula izquierda, haciéndole además varias contusiones en la muñeca del mismo lado. Refiérese además, que en otra ocasión, en 9 de abril del año pasado, se disparó un tiro de revólver en la sién de- recha, con tal suerte, que el proyectil no interesó la cavi- dad craneana, produciéndole tan sólo lesiones graves y 46 ANALES DE LA JA Be a destructivas del ojo derecho, y la conmoción cerebral con- siguiente. En la primera ocasión, con verdadera prontitud fué poco á poco volviendo á su estado ordinario, haciendo vida activa, ocupándose bien pronto, otra vez, de sus ne- gocios, á los cuales atendía cuidadosamente. En la se- egunda ocasión, su estado delirante, parece que hubo de durar un poco más, pero al cabo, de esta situación ha ido saliendo, poco á poco, hasta encontrarse hoy completa- mente curado. Pero ahora, no puede volver á ocuparse de sus nego- cios, como lo desea, porque durante el tiempo de esta su última etapa delirante, fué declarado incapacitado. He aquí por qué se hace la consulta actual á esta Aca- demia. : Nosotros, que hemos observado cuidadosamente á este hombre, durante los días del mes de abril, durante todo el mes de mayo, y en los días que llevamos del mes ac- tual, confesamos que ibamos preparados, pensando en- contrarnos con un enajenado, y recibimos cierta sorpre- sa al tener que habérnoslas con un hombre razonador y atento, con un hombre lleno de corrección y de propiedad, ya sea en sus modales, ya sea en su trato con nosotros, ya sea en la natural cortesanía que resulta del encuentro de un par de caballeros. No quisimos hacer caso de aquella primera impresión : esperamos pacientemente otra, y otra después, y todas produjeron en nosotros el mismo efecto. Aun así no quisimos pensar que fuese cierta esta bon- dad mental observada. Y entonces nos dividimos para realizar la observación. Pero al cabo de diez días de esta labor, habríamos de reunirnos, y al reunirnos nos pusi- mos de acuerdo enseguida, por virtud del grado de natu- ralidad ó de buen orden, de verdadero fisiologismo en que encontramos las facultades mentales del sujeto que ob- servábamos. Véase si no: Examinado en sus facultades psicológicas, en las fa- cultades relativas al cálculo, nos encontramos, con que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 47 nada aparece mejor organizado que lo que á este punto se refiere. Examinado en todo cuanto hace relación con su me- moria, nos ha hecho ver que recuerda perfectamente, tanto los hechos remotos de su existencia, como aquellos que más recientes le son; tanto los asuntos relacionados con el orden numérico de fechas, etc., como los que se refieren á la memoria de lugares, á la de personas y nom- bres. En este punto el sujeto observado, recuerda perfec- tamente el suceso del tranvía, atribuyéndolo á un hecho casual. No así el suceso del revólver, al hecho de haberse él mismo disparado un tiro, pues este es el punto acerca del cual el sujeto ni recuerda, ni se dá cuenta de ello. Lo mismo ocurre con los hechos inmediatos á este suceso, de los cuales, no recuerda absolutamente nada. Es más tar - de, cuando este señor comienza á darse cuenta de la rea- lidad de las cosas, las cuales trae á su bienestar presente. Examinado bajo el punto de vista de sus instintos, nos encontramos, con que este hombre, como lo acreditan sus años, no acusa hoy verdaderas ideas eróticas; que tiene naturalmente amenguadas sus ideas de orden religioso, cosa á que no ha sido conducido por sus familiares y que no se ha cuidado él mismo de hacer prácticas en su vida; que tiene verdaderamente razonables sus ideas ambicio- sas, las cuales hoy puede asegurarse que están bien cir- cunscritas; y las ideas de adquisividad que hoy presenta, se reducen más bien á conservar el dinero que posee en la actualidad, á defenderlo de las asechanzas que la po- sesión del dinero suelen despertar, que á tener interés en su aumento, como lo ambicionaba en los años anteriores. Examinado bajo el punto de vista intelectual propia- mente dicho, tenemos en él á un sujeto que ofrece buena percepción de las cosas, que se sabe dar buena cuenta de todo cuanto á su alrededor tiene lugar, que sabe muy bien comparar y que raciocina con propiedad y con mucha oportunidad. Que no sea muy grande su inteligencia, bien se ve, pues que carece de la cultura extensa que para ello también resulta preciso; pero tiene la muy bastante, para poderse apreciar en él condiciones y buen grado de su juicio, de su voluntad y del objetivo de la vida. 48 ANALES DE LA Examinado en sus facultades afectivas, á este hombre tenemos que considerarle como que nunca las ha ofreci- do muy extensas, pues ha sido siempre muy corta su fa- milia, creyendo encerrarlas dentro de ella, no habiendo jamás tenido el cuidado de cultivarlas. No ofrece nuestro observado, ninguna alteración en su sensibilidad en general, ni desorden alguno del movi- miento. Este hombre pues, que es correcto en su conducta, que sabe muy bien guardar la compostura con todos los que trata, que sabe bien conducirse con verdadera propiedad, que sabe bien llenar con todos las atenciones sociales de- bidas, que se viste con la propiedad natural de sus años, y lógicamente todo en él guarda relación, desde su misina actividad cerebral hasta sus funciones orgánicas, resulta á nuestra consideración un hombre que disfruta del po- derío de su razón. Hoy por hoy, no tendriamos embara 3 en juzgarle y conceptuarle, con relación á sus años, como un hombre lleno de perfecta salud en general. Que este hombre tuviera hace tres años y consecutiva- mente á las lesiones hechas por el tranvía, unos días de etapa delirante, es cosa que vemos á diario y que está ocu- rriendo á todas horas. Que este mismo hombre al hucerse un disparo de revólver, ofreciera una etapa delirante, de la cual ese mismo disparo fuese.su iniciación, esto es, quie ha sido víctima de un proceso mental, eso también le ocu- rre, ó le puede ocurrir á cualquier mortal. Pero de que estos hechos, hayan terminado por la cura- ción del sujeto, es también cosa bien lógica y natural. DPe- ro no es lógico que esta locura sufrida, haya sido diag- nosticada de incurable, y que se haya ligado su existen- cia con lesiones de su aparato circulatorio, que están muy lejos de ofrecer la realidad con que se han estimado, ha- biéndose por este motivo apreciado del todo, incurable. Porque por otra parte, no ha podido sufrir este sujeto, una lesión mental ligada al grupo, de afecciones menta- les orgánicas, —dentro del cual figuran la parálisis gene- ral, la demencia senil y las demás formas de demencia que están en relación con el reblandecimiento cerebral, con focos hemorrágicos ó con la presencia de tumores—, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 49 porque estas lesiones son incurables, sus sintomas no de- saparecen nunca, y el sujeto se halla privado para siem- pre de su salud. Y aquí hay salud; este sujeto la ha re- cobrado á todas luces; luego su estado mental no puede ser apreciado como ligado á una arterio esclerosis, que está muy lejos de ser tan evidente, y que tampoco puede implicar necesaria y forzosamente, la aparición de aqiie- llos trastornos mentales. De modo, pues, que nuestro observado, es claro, es diá- fano, es evidente á todas luces, que sólo padeció de tras- tornos mentales de orden funcional, de los cuales está hoy completamente curado. Y por haberse tratado sólo de le- siones funcionales, es por lo que curó. Porque no huhicra curado, si ese trastorno mental hubiera estado ¡igado a una afección cerebral orgánica. Por todos estos motivos nos atrevemos á proponer á esta Academia las siguientes conclusiones: Primera.—Don F... R... G... tiene hoy día, un buen estado mental, encontrándose en condiciones y con capacidad necesarias para poder regir sus bienes y diri- gtr su persona. SEGUNDA.—Su buen estado mental de hoy, lo debe á haberse curado completamente, de la enfermedad men- tal que ofreciera. TERCERA.—Al consignar que hoy día se encuentra curado, el Sr. F... R... G..., expresado queda que no está bajo la influencia de un estado lúcido. INFORME SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS POR EL DR. JOSE P. ALACAN (Sesión de 9 de junio de 1905) Se refiere á los siguientes: 1.7 De la Homogenic Tablets Co., N. York.—Table- tas homogéneas del Dr. R. Wil Kinson. 2. De The Dr. Le-Roy Medicine Co., y The $. T. 5) ANALES DE LA Pharmacal Co., de N. York: pastillas antúricas; hister- form; healine; formo y gránulos de formopilina. 3. Dela casa A. Cognet de París: cápsulas de Cog- net; hemoneurol de Cognet; grageas de hierro de Cognet y grageas de Dubourg. 4.” Dela Allcocks Míg. Co., N. York: pildoras del Dr. Brandreth; parches de Allcocks. 5. Dela casa del Dr. Quesneville: crema de bismuto de Quesneville; elicerolado de bismuto; nuevo vinagre de salud y jarabe de ioduro de almidón soluble. Este informe fué aprobado. INFORMES SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS POR EL DR. MANUEL DELFIN —_—_—_— (Sesión de 9 de junio de 1905) Se refiere á los siguientes: 1.2 Dela The Palisade Manufacturing Co., kola Car- dinette; boroliptol, hemaboloides y hemaboloides arsenia- to (con estriegnina. ) 2. Dela The Arlington Chemical Co. N. York; yo- dopeptonoids. 3. Bálsamo pectoral Allen; pildoras sexine; Perry Davis Pain Killer; tabletas Palmo; emulsión de aceite de bacalao, sal efervescente de Davis; jarabe Weavers y Ferrovin. Estos informes fueron aprobados. » ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 51 NUESTRO PUBLICISTA SACO COMO PRECURSOR DE UNA OBSERVACION OFLAMOLOGICA POR EL DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 9 de junio de 1905) S1 ya no estuviese probado que el insigne bayamés doc- tor José Antonio Saco fué un gran filósofo, notable es- critor, sobre todo en el campo de la política y “el único li- terato cubano que se ha ocupado de cosas serias “al decir de Alteve Aumont, lo probaría el encontrar entre sus in- finitos trabajos la descripción de las maravillas realiza- das por un ciego, en la ciudad de su nacimiento, con la precisión y reflexión que en estos últimos tiempos lo han hecho escritores consagrados especialmente á la materia, y alguno de ellos, ciego de nacimiento y educado de acuerdo con los adelantos modernos acerca del particular cual le ha ocurrido á la Sizerane. He aquí la relación del ciego Serrano publicada en el extranjero, (París 1858) (1) por el ilustre cubano que debido á sus ideas avanzadas vivió menos en su patria que fuera de ella, á pesar de haber pasado de octogena- rio: “El ciego Serrano en Cuba”. En Bayamo, villa situada en el departamento orienta) de la Isla de Cuba, nació en la última ó penúltima decena del pasado siglo D. Mariano Serrano. Vástago de una familia muy decente y acomodada, tuvo la desgracia de ser atacado de la viruela á los pocos años de edad, y si bien escapó con la vida, reventáronsele los ojos, quedán- dole dos profundas cavidades, que nunca ocultó con es- pejuelos. Este hombre á quien yo conocí desde niño, es (1) Imprenta de D'Aubusson y Kugelmann. 592 ANALES DE LA por su tino admirable uno de los ciegos más extraordina- rios que se pueden presentar, y para darle á conocer, bas- ta la enunciación de algunas cosas que no solo le vi yo ha- cer, sino todos los habitantes de Bayamo. Este ciego que no sé si ha muerto ya, salia diariamente á la calle; pero jamás con lazarillo, pues su único guía era un bastón que llevaba en la mano. De este modo visitaba las familias de su amistad y recorría toda la población y aunque ésta, cuando él cegó no pasaría de 20,000 personas, estaba de- rramada sobre una superficie cuatro ó cinco veces más erande que la que ocupa en Europa una población de 1gual número de habitantes. A los inconvenientes de la distancia se le juntaba otra mayor, cual es la tortuosidad é irregularidad de las ca- lles; pero tanta era su destreza, que sin tropezar, ni titu- bear doblaba las esquinas y entraba en cuantas casas que- ría. S1 las personas de su amistad mudaban de habita- ción, él seguía visitándolas, sin necesidad de que nadie le condujese, ni aun la vez primera á la nueva morada. En Bayamo, para dar salida de los patios á las aguas llovedizas, se construyen caños subterráneos que las de- rraman en la calle, y salen por su boca con tanta fuerza, que excavando á veces el terreno al pie de ella, suelen quedarse estacionadas tormando charcos. Una tarde que había llovido, halláabase uno de éstos de- lante de la casa de una tía mía, á cuya puerta jugaba yo con otros muchachos, alcanzamos á ver á Serrano que venía en linea recta sobre el charco; y deseosos de que se mojara los pies, hicimos el más profundo silencio. El ciego prosiguió su marcha con paso firme; casi al enfrentar con nosotros se sonrió y sin tocar el agua con el bastón, apoyó la punta de éste del otro lado del char- co, y dando un salto, pasó sin mojarse con gran asombro nuestro ¿Cómo pudo saber este ciego que allí había un charco de agua? Sólo de dos modos y cada uno á cual más ex- traordinario, ó conociendo á palmo las calles de Bayamo ó teniendo un olfato tan delicado que el olor del agua le advirtiese su presencia. De que esto último puede suce- der, referiré un caso de que fuí testigo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 53 A dos leguas de Bayamo corre un riachuelo llamado Mabay que hace grandes y repentinas avenidas. Mi pa- dre tenía un esclavo criollo, hijo de padres también crio- llos que siempre le acompañaba en sus viajes al campo. Un día en que de éste volvían á la población con un tiem- po muy asentado, luego que llegaron á cosa de un tercio de legua de Mabay, el esclavo empezó á decir que le olía á agua y que creía que Mabay estaba crecido. Como el tiempo estaba claro y sereno y durante algunos días no había caído ni una gota de agua en aquella comarca, mi padre no prestó atención á lo que el esclavo decía; pero éste al paso que se iban acercando al riachuelo, se confir- maba más y más en su primera idea; y cuando llegaron á él reconoció que el olfato no había engañado al esclavo. La experiencia enseña que este sentido se embota ge- neralmente con la civilización, mientras que se afirma, y á veces de un modo prodigioso en hombres y tribus sal- vajes. Pero volvamos al ciego. El no sólo -andaba á pie sin guía ni compañero, sino también á caballo, montando indistintamente los propios y agenos, así en los campos, como en la población. En las fiestas de San Juan y Santiago que se celebran en Bayamo y en las que entonces corrían desaforada- mente por las calles millares de personas á caballo, Serra- no tomaba parte sin que le arredrasen los peligros ni las desgracias que á veces ocurrían. De este hecho la po- blación entera de Bayamo me sirve de testigo. Encontréle también un día á cuatro leguas de la po- blación, yendo solo en un caballo negro, para una ha- cienda de su padre. Contaba yo esto á un médico francés amigo mío, Dr. Luis Bertot, casado con una señora espa- ñola de Santo Domingo y establecido en Bayamo con to- da su familia; y después de haberme oido me refirió asombrado lo que una noche le sucedió con Serrano. Como rara es la casa de alto que hay en Bayamo, Ber- tot habitaba en una baja. Cenaba con su familia en la sala cuya puerta principal daba á la calle. Oyó venir por ella un caballo á toda brida, que el g1- nete empezó á recoger según que se acercaba á la casa, y parando de reperite, y aun llegando á meter el caballo p> 54 ANALES DE La la cabeza en la puerta, Bertot ve y oye á Serrano que le decía : “Sr. D. Luis, en mi casa hay un cnica de gravedad. Hágame usted el favor de ir allá ahora mismo” y obteni- da que hubo una respuesta favorable, volvió la rienda, y se marchó á escape en rumbo de su casa, que estaba algo distante y en calle diferente de la del médico. Que este ciego recorriese á pie las calles de Bayamo é hiciese visitas, bastante asombroso es; mas al fin él po- día medir con sus pasos las distancias que andaba. Pero en el presente caso, ¿cómo pudo, corriendo á caballo gra- duar con tanta precisión la distancia que mediaba entre su casa y la del médico? Y no se diga que el caballo lo conduciría; porque ni Serrano tenía caballo particular, puesto que montaba en cualquiera ó aun cuando lo hu- biese tenido, él jamás había visitado la casa de Bertot, siendo por lo mismo imposible que el caballo hubiese ati- nado con ella. Ultimamente hallándose una vez en la hacienda de su padre, hizo que un negro de su confianza le mancornase dos yuntas de novillos; y como deseaba venderlas sin noticias de su padre, fué á ocultarlas con el criado en la espesura de un monte. Seguro ya de su presa, se marchó á buscar un comprador, y cuando lo hubo encontrado vol- vió solo, con éste á enseñarle el paraje donde estaban los novillos. Otros rasgos admirabies de D. Mariano Serrano pu- diera yo consignar aquí; pero bastan los mencionados para que se le tenga por uno de los ciegos más extraor- dinarios. Su nombre y sus prodigios solamente son conocidos de los habitantes de Bayamo; pero la memoria de tal hom- bre exige un recuerdo especial para que no quede como hasta aquí sepultado en el olvido.” Nosotros que tuvimos la suerte, cuando contábamos sólo 25 años, de conocer á esta gloria legítima. de nuestro suelo, que le visitamos en el boulevard Saint Michel, en (1) Este artículo está citado en la obra de D. José Antonio Saco, titulada: “Colección de papeles científicos, históricos, pa y de otros ramos sobre la Isla de Cuba.” En la página 153 del tomo 2* : ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 55 París, donde residía por 1872 y nos extasiábamos en ad- mirar aquel gigante de la inteligencia que sólo tenía una pequeña estatura y unos ojos tan diminutos que contras- taban con la penetración de su mirada capaz de ver en las conciencias, estábamos muy lejos de pensar entonces que al través de los años habíamos de recordar aquellas visitas, exponiendo algo de lo que produjo su talento, en esta Academia de Ciencias, á cuya fundación contribuvó y en cuyo salón principal fué expuesto su cuerpo, perfec- tamente embalsamado y conservando el parecido exacto, en 1880, al ser traído de Barcelona, donde falleció, cuan- do publicaba sus últimas obras. Nos satisface reproducir la historia del ciego Serrano porque á la vez que traemos á lugar apropiado un dato científico que cada cual aprovechará en su oportunidad, cumplimos de cierto modo la recomendación del sabio bayamés compendiada en los últimos renglones de su re- lato: “la memoria de tal hombre (refiriéndose al ciego Serrano) exige un recuerdo especial para que no quede como hasta aquí, sepultado en el olvido.” 56 ANALES DE LA Acta de la sesión pública ordinaria del 28 de junio de 1905 Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández. Secretario.—Dr. Gustavo López. Académicos concurrentes.—De mérito: Dr. Carlos J. Finlay. De número: Dres.: J. P. Alacán.—G. Alonso Cuadrado.—E. B. Barnet—D. F. Cubas.—G. Duplessis.—V. de la Guardia.—J. Jacobsen.—J. Le-Roy.—E. Pardiñas.—I. Plasencia.—M. Ruiz Casabó.—J. A. Valdés Anciano.—P. Valdés Ragués. Honorarios :—Dres.: M. S. Castellanos y C. Delgado. Leída el acta de la sesión anterior (9 de junio) fué aprobada. El Secretario dió cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las siguientes comunicaciones : Entrada.—De la Secretaría de Hacienda, reiterando la súplica formulada en 28 de abril relativa á la desnaturalización de los alcoholes sujetos al Impuesto del Empréstito. De la Audiencia de Matanzas, solicitando informe en causa nú- mero 90-1905 del Juzgado de Alacranes, por homicidio por arma de fuego. Del Dr. José P. Alacán, aceptando la ponencia que se le enco- mendó en el informe sobre la desnaturalización de los alcoholes. 'De los Dres. Juan Santos Fernández, Tomás Coronado, Gustavo López y Gonzálo Aróstegui de haber prestado guardia de honor al cadáver del General Máximo Gómez. De la Secretaría de Gobernación, escrito número 13584 autori- zando la venta en esta Isla de la preparación farmacéutica deno- minada Tritipalm. Del Dr. Tomás Vicente Coronado, escusando su falta á la se- sión. Salida.—Al Juez de Primera Instancia del Sur, remitiéndole in- forme aprobado el día 9 de junio acerca del estado mental de don ¡A ES SA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA JU |] Al Jefe de Sanidad de la República, devolviendo un pliego y pa- quete que le acompaña, que por error fué enviado á esta Academia. Al Dr. Emilio Pardiñas, acompañándole el informe del Dr. Car- los Moya relativo á la Digestina, que á su petición quedó sobre la mesa. A la Secretaría de Hacienda, acusándole recibo del recordatorio que sobre el informe de la desnaturalización de los alcoholes solici- tó dicho centro. Al Dr. José P. Alacán, nombrándolo ponente para informar sobre lo anterior. Al Dr. Ignacio Plasencia, nombrándolo para contestar el discur- so de recepción del Académico Dr. Gustavo G. Duplessis. A la Audiencia de Matanzas, acusándole recibo del escrito en que solicita informe en causa por homicidio y haciéndole saber que se ha nombrado ponente y dado las órdenes oportunas para que la Comisión de Medicina Legal se reuna y evácue dicho informe para el día 23, pues antes no podrá celebrar sesión la Academia. A la Secretaría de Gobernación, remitiendo los informes apro- bados el día 9 de junio, sobre preparados farmacéuticos. Designando para prestar guardia de honor al cadáver del (rene- ral Máximo Gómez, expuesto en el Palacio de la Presidencia de la República, á los Dres. Juan Santos Fernández, "Tomás Coronado, Gustavo López y Gonzalo Aróstegui. Entrando en la orden del día, el Sr. Presidente concede la pala- bra al Dr. Jorge Le-Roy para leer su informe anunciado, sobre Hr- RIDA POR ARMA DE FUEGO.—Este informe fué aceptado por todos y por tanto aprobado. Se concede la palabra al Dr. José P. Alacán para dar lectura al INFORME ACERCA DE LA DESNATURALIZACIÓN DE ALCOHOLES, intere- sado por la Secretaría de Hacienda. El Dr. Emilio Pardiñas, teniendo en cuenta la mucha importan- cia que entraña el presente asunto, pide á la Academia nombre una comisión para que lo estudie de nuevo y emita informe. El Dr. Alacán le arguye leyendo la comunicación de la Secreta- ría de Hacienda, donde se pide el presente informe y se expresa la urgencia del caso. A pesar de ello insiste el Dr. Pardiñas, en que la Academia deje nombrada una comisión que lo estudie, toda vez que por lo mismo que se trata de un asunto relacionado con el impuesto, tiene sumo interés, 58 ANALES DE LA Los Dres. Domingo F. Cubas y Claudio Delgado apoyan lo pro- puesto por el Dr. Pardiñas. La Presidencia expone también su criterio en igual sentido y pro- pone el nombramiento de una comisión compuesta de los Dres. (. Alonso Cuadrado, E. Pardiñas y J. P. Alacán.—Así se acuerda, aceptando la designación mencionada los señores designados que están presentes y se acordó oficiar á la Secretaría de Hacienda co- municándole la causa de la demora sufrida en el informe que inte- resa. Ocupa la tribuna el Dr. Enrique B. Barnet quien en nombre del Dr. Carlos J. Finlay lee el trabajo anunciado sobre IMPORTANCIA DE CIERTOS FACTORES SECUNDARIOS EN EL DESARROLLO DE LA TUBER- CULOSIS PULMONAR Y EN EL DE LA MORTALIDAD PRODUCIDA POR LA MISMA. , La Presidencia felicita al Dr. Carlos J. Finlay por su bella la- bor y dá por terminada la sesión ordinaria, quedando la Academia constituída en sesión extraordinaria para la recepción oficial del Dr. Gustavo G. Duplessis. INFORME MEDICO LEGAL EN CAUSA POR HERIDA DE ARMA DE FUEGO POR EL DR. JORGE LE-ROY Y CASSA (Sesión del 23 de junio de 1905). El señor Presidente de la Audiencia de Matanzas con fecha 13 del actual solicita de esta Academia, se le infor- me, como prueba documental en causa por homicidio nú- mero 90-1905 del Juzgado de Alacranes, “si un disparo “que se realiza contra un individuo con un revólver cali- “bre 32, á veinte pasos de distancia, puede producir el “proyectil una herida que presente bordes quemados y en “caso negativo, á qué distancia, poco más ó menos, ha de- “bido hacerse el disparo con un revólver calibre 32 que “haya producido el proyectil una herida que presente “bordes quemados.” Dos cuestiones técnicas se presentan á la resolución de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 59 la Academia.—La primera si á veinte pasos de distancia un proyectil lanzado por un revólver calibre 32 puede producir una herida de bordes quemados. A esta pregunta podemos contestar, desde luego, nega- tivamente, pues á esa distancia el proyectil lanzado por el cañón de un arma de ese calibre, no produce quemadu- ras en los bordes de la herida. La segunda pregunta es menos precisa, pues trata de determinar la distancia á que se ha realizado el disparo para producir el proyectil una herida de bordes quema- dos.—Ante todo, debemos aclarar lo que se entiende en medicina legal por bordes quemados, ó en otros términos, describir los caracteres que presenta una herida produci- da por arma de fuego disparada á muy pequeña distan- cia. A más de la forma generalmente circular ú ovalada del orificio de entrada de la bala, se encuentra una colora- ción amarillo-rojiza, parda Ó negruzca, de sus bordes (según la clase de pólvora); el tatuaje producido por la incrustación de los granos de pólvora incompletamente quemados y el chamuscamiento de los vellos, pelos ó bar- ba de la región afecta ó verdaderas quemaduras de diver- sos grados producidas por la inflamación de los tejidos que forman los vestidos, sin contar con los desgarros que pueden producir los mismos gases originados por la con- flagración del explosivo y que cuando el disparo es á muy corta distancia, infiltrándose en los tejidos, puede hacer- los estallar. Desde luego. que en el caso presente, podemos prescin- dir de las consideraciones relativas á las distintas clases de armas de fuego, pues se especifica que ha sido un re- vólver y de calibre 32; pero no se dice de qué fabricante, ni de qué fecha su construcción, lo que nos hubiese permi- tido conocer la clase de pólvora empleada, su cantidad y la naturaleza del proyectil y su peso; con estos datos, á falta del arma original, que es con la que se debe operar, hubiéramos podido establecer una serie de experiencias que nos hubieran conducido á positivos resultados; pero, ya que nada se nos ha remitido, nos contentaremos con someter á la ilustrada consideración de los señores aca- démicos algunas experiencias y observaciones practica- 60 ANALES DE LA das por distinguidos médicos legistas que se han ocupado de este asunto. Tourdes con un revólver sistema Lefaucheux de 0'009 m. de diámetro, notó que á unos 0'50 m., ya no había in- erustación ninguna. El tinte negruzco de la pólvora que- mada es muy visible á 0'15 m.; la mancha es mayor, pero menos obscura á medida que la distancia aumente; á 0'40 m., ya no existe ó es muy ligera. Con un revólver Lefaucheux también, pero de 0'007 m. de diámetro, Desfossés observó que el tatuaje se efec- tuaba á 0'32 m. de distancia, que los pelos se chamusca- ban á 0'08 m. de distancia y las ropas hasta 0'18. Lerroux y Gastinne-Renette en el asunto Godefroy operando con un cachorrillo de dos cañones rayados, del mismo sistema y de 0009 m. de diámetro, concluyeron que á 0'13 m. el tatuaje y la quemadura se comprueban fácilmente “aún después de lavar la parte; que es proba- “ble ocurra lo propio á 0'20 m., signos que disminuyen “considerablemente á 0'30 m.; casi desaparecen á 0'50 m. “y, por fin á 0'8S0 m. de distancia aquellos efectos casi “siempre son nulos.” (Vibert). En un asunto en que intervino Vibert con Gastinne- Rennette de una mujer que se había acribillado el rostro con granos de pólvora desde la barba hasta la raíz del pelo disparándose un cachorrillo cargado con perdigones y enorme cantidad de pólvora gruesa, resultó que el tiro fué disparado á 0'30 m. de distancia y no había vestigios de quemaduras. “Con un revólver americano de cuatro tiros y cargado “con pólvora gruesa, vió Tourdes que á la distancia de ““un metro se engastaban los granos de pólvora en gran “cantidad y en una extensión de 0'25 m.; aun se incrus- “tan aquéllos á la distancia de 1'50 m. con el mismo re- “vólver, y á un trecho de 0'50 m. se inflama una hoja de “papel. —Con motivo del proceso Peytel, fué nombrado “perito un capitán de artillería en 1839, y comprobó que “con una pistola de arzón había que disparar á 0'16 m. lo “más léjos para chamuscar las pestañas y cejas de un c:1- -dáver. Disparando con la misma pistola sobre una ho- ja de papel que contenía cabellos, notó que, á la distan- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 61 “cia de un metro, los granos de pólvora la atravesaba “sin chamuscar los cabellos, á 0'32 m. los pelos ofrecían “vestigios de quemaduras, á los 0'16 m. estaban comple- “tamente carbonizados y el papel amenudo inflamado-” “En suma, con un revólver ó pistola puede ocurrir la “quemadura de ropas y cabellos hasta una distancia de “0'32; los productos de combustión se depositan hasta los 00 m., y la incrustación de los granos de pólvora se “realiza á la distancia de 150 m. á 2 metros. Pero estas “cifras son muy vagas, y así, cuando se trata de fijar por “centímetros la distancia á que se verificó el disparo, no “podrá resolverse la cuestión sino merced á repetidas “pruebas con la misma arma, con los mismos cartuchos “y en circunstancias muy parecidas á las del caso.” “"Pambién importa añadir que los vestigios que deta el “disparo á quema ropa 6 á boca de jarro no son constan- “tes. La penetración de los granos de pólvora en la piel “puede faltar aunque se descargue sobre la piel desnuda, “según hemos tenido ocasión de comprobar en muchos “suicidios.” (Vibert). p Pudiéramos multiplicar las citas de los autores que de esta materia se han ocupado, pero como, repetimos, no hemos hecho las experiencias apropiadas, por no tener el arma ni los cartuchos de la causa cuyo juicio se celebra, nos contentamos con lo expuesto y proponemos á la Aca- demia las siguientes conclusiones: Primera.—Que en un disparo que se realiza contra un individuo con un revólver calibre 32, á veinte pasos de distancia no puede producir el proyectil una herida que presente bordes quemados; y Segunda.—Que la distancia á que ha debido realizarse dicho disparo con un revólver calibre 32 (sin especificar ni su fabricante, ni la fecha de construcción, ni la clase de pólvora, ni ninguna de las otras circunstancias nece- sarias al peritage) poco más ó menos es desde la salida del cañón hasta un metro ó metro y medio. 62 ANALES DE LA sa E IMPORTANCIA DE CIERTOS FACTORES SECUNDARIOS EN EL DESARROLLO DE LA TUBERCULOSIS PULMONAR Y EN LA MORTALIDAD. PRODUCIDA POR LA MISMA () AMPLIACION DEL MISMO ASUNTO PRESENTADA EN LA SESION DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, EL 23 DE JUNIO DE 1905 POR EL DR. CARLOS J. FINLAY Por tratarse de un asunto que considero de interés pa- ra la salud pública de la nación, creí cumplir un deber al presentar al Primer Congreso Médico Nacional Cubano, celebrado en esta ciudad el mes próximo pasado, una Nota Preliminar acerca de la importancia de ciertos fac- tores secundarios en el desarrollo y la mortalidad de la tuberculosis pulmonar, á reserva de ampliar después en alguna otra ocasión, como la presente, el motivo y los fundamentos de aquella Nota, cuyo texto es el siguiente: “Entre las enfermedades humanas ninguna ha sido quizás objeto de tan minuciosos estudios por parte de ios más eminentes médicos, clínicos, patólogos, bacteriólo- gos, y epidemiólogos, como la tuberculosis pulmonar no obstante lo cual y á pesar de los continuos esfuerzos aún en los paises más adelantados en cuestiones de higiene, esta enfermedad sigue figurando, en tiempos normales, á la cabeza de las causas de defunción.” “He llegado pues, ápreguntarme si en nuestro afán por evitar que los sanos se infecten con los bacilos que por todas partes esparcen los enfermos, no se ha descuidado demasiado otra precaución más perentoria aún, según mi modo de ver, cual es la de eliminar tanto para los en- fermos como para los sanos, todo lo que tienda á paralt- (*) Nota preliminar leída ante el Primer Congreso Médico Nacional Cu hano. celebrado en la Habana, del 20 al 24 de mayo de 1905. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 63 zar en el cuerpo humano los recursos naturales de que éste se halla dotado para defenderse contra la invasión y el arraigo de la infección tuberculosa.” “Los dos recursos principales de que el organismo hu- mano dispone para defenderse contra la agresión del ba- cilo de Koch, son: 1.—Las funciones tagocitarias de los leucocitos, y 2.-—El estímulo hacia la proliferación que experimen- tan las células del tejido conjuntivo bajo la acción sinul- tánea de las secreciones extra é intracelulares del bacilo; haciendo una de esas secreciones el papel de complemen- to para con la otra.” “Bajo la influenciade dicho estímulo las células conjun- tivas proliferan hasta edificar alrededor de los bacilos una cápsula, la cual por una parte, proteje á los bacilos contra la avidez de los fagocitos, y por otra, restringe la multiplicación de los bacilos aprisionados en su interior y la trasudación de sus secreciones hacia los tejidos ad- pOepuaS: Si “La protección que el enfermo obtiene con la encapsu- lación del foco bacilar suele, sin embargo, ser precaria por cuanto si llega á establecerse en su proximidad algún foco de bacterias piógenas, éstas, por medio de sus pro- piedades necrotizantes y ulcerativas podrán destruir las paredes de la cápsula protectora. Así quedarán libres los bacilos que aún permanezcan vivos, se multiplicarán y, con la protección que suele procurarles la asociación con bacterias piógenas contra los fagocitos, llevarán á cabo la obra destructora en los tejidos adyacentes y la forma- ción de nuevos focos, bien en otras partes del cuerpo del mismo enfermo, bien en el exterior con partículas del cul- tivo mixto, tuberculoso-piógeno, que por cualquier medio hayan sido transportadas desde su sitio primitivo.” “En conclusión, estimo ser lo más esencial para evitar el desarrollo y la mortalidad de la tuberculosis pulmonar, colocar á los pacientes y á los sanos en condiciones que les permitan el respirar un aire puro y libre de las contami- naciones urbanas, á fin de evitarles la inhalación de las bacterias piógenas esparcidas por el aire, incluyéndose en esta categoría no tan solo los estafilococos y estrepto- 64 ANALES DE LA cocos sino otros que son también productores de pus, co- mo verbigracia el micrococo de Friedlander y el bacilo de Frankel, Pel coco-bacilo de la gripe, el tetrageno de Gaff- ky, y algunos otros de suyo quizás poco temibles”. La causa que me indujo á presentar la Nota Prelimi- nar que acabo de leer fué la dificultad que siempre encon- tré de poder explicarme las fluctuaciones observadas en la cifra de mortalidad por tuberculosis en el término mu- nicipal de la Habana, durante los últimos seis años, á no ser mediante la intervención de dichos factores secunda- rios que he mencionado en aquella Nota. Debo hacer presente, sin embargo, antes de asentar mi tesis, que aunque mis conclusiones se refieren solamente a la tuberculosis pulmonar, las cifras que presento más adelante comprenden todas la forma de la enfermelad, de manera que sea posible establecer el cotejo entre los años recientes (á partir de 1900) durante los cuales se han registrado separadamente en la estadística las distin- tas formas de la tuberculosis, y los años precedentes en que no se consignó tal distinción. No obstante, es tan evidente la preponderancia de la forma pulmonar sobre todas las otras que, la inclusión le éstas no afecta sensiblemente á las conclusiones. Por otra parte, en obsequio á la exactitud de la con:pa- ración estadística, las defunciones por tuberculosis ocu- rridas en Regla no han sido incluídas en las cifras perte- necientes á la Habana, toda vez que Regla no fué incor- porada á este término municipal sino en noviembre de 1901. Merced á los valiosos datos recogidos por el Ir. Torge Le-Roy, Jefe de Estadística General de la Junta Superior de Sanidad, y por el Sr. Jesús Pardiñas, del Negociado de Estadistica del Departamento de Sanidad de la Haba- : na, me ha sido dable ofrecer el cuadro siguiente, en que se presenta la mortalidad anual por tuberculosis y por viruela, en el municipio de la Habana, durante los 33 años últimos, Ó séase desde 1872 á 1904, ambos inclusive. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 65 e CUADRO IN DMT MORTALIDAD ANUAL POR VIRUELAS Y POR TUBERCU- LOSIS EN EL MUNICIPIO DE LA HABANA AÑOS VIRUELA TUBERCULOSIS AÑOS VIRUELA TUBERCULOSIS O — > _ ——_—_— _—— _-——— 1872 174 1415 1889 7 1382 1873 47 1339 1890 12 1606 1874 772 1467 1891 151 1563 1875 711 1466 - 1892 0 1528 1876 160 1714 1893 8 1342 1877 97 1747 1894 216 1314 1878 1225 1714 1895 181 1623 1879 923 1733 1896 1004 1578 1880 446 1629 1897 1404 1926 1381 706 1679 1898 168 2795 1882 1 1427 1899 4 1281 1883 5 147 1900 2 sól 1884 1 1497 1901 0 897 1885 0 1239 1902 0 929 1886 0 1187 1903 0 998 1887 1654 1527 1904 ] 1125 1888 950 1336 El objeto de este cuadro es para comprobar si los nú- meros confirmarían mi presunción de que cualquier cir-' cunstancia que aumente de manera notable la cantidad de bacterias piógenas en una localidad determinada debe aumentar también en la misma localidad el número de casos confirmados de tuberculosis pulmonar, así como la cifra de mortalidad por esta afección. Y no puedo imaginar, en verdad, ninguna otra cir- cunstancia que deba contribuir de un modo tan evidente al aumento de la cantidad de gérmenes piógenos en una localidad, como la presentación de una epidemia de vi- ruela. Cada sujeto atacado de esta enfermedad constitu- ve la más prolífica fuente de tales bacterias, v la inmuni- dad contra el gérmen especifico no proporciona defensa aleuna contra las bacterias piógenas contenidas en cada pústula. Mientras no tengamos dato alguno acerca de las te- chas de invasión y duración de los casos mortales de tu- berculosis, tratándose de una enfermedad que raras ve- ces termina en el mismo año de la invasión, no es fácil 66 ANALES DE LA que el máximum de influencia de la viruela sobre el desa- rrollo de la tuberculosis se revele desde el comienzo de una epidemia variolosa. Y débese además tener en cuen- ta que la producción de bacterias piógenas no habrá de proceder únicamente de los casos mortales de viruela sino también de los casos benignos de variola vera aún en los sujetos parcialmente inmunizados. Con esas salveda- des estimo que el Cuadro núm. 1 confirma la tesis que sos- tengo. En efecto, la menor mortalidad por tuberculosis, re- cistrada durante el periodo colonial (anterior á 1899), ocurre en los dos años consecutivos de 1885 y 1886, en que no se registró muerte alguna por viruela, habiéndose inscripto tan sólo 7 en todo el quinquenio correspondien- te (1882 hasta 1886). Mientras que las cifras de mucrtes por tuberculosis superiores á 1600, ocurrieron exclusiva- mente, primero, en una serie de seis años consecutivos (1876 hasta 1881) en que jamás cesó de hacer estragos la viruela y luego, durante la guerra última (1895 hasta 1898) habiéndose declarado una epidemia muy intensa de viruela en 1896 y 1897 y una mortandad enorme por tuberculosis en los años de 1897 y 1898. El punto más importante, sin embargo, y el que me ha decidido á hacer un estudio cuidadoso de la materia, es el cambio sorprendente experimentado después del mes de abril de 1899, en la mortalidad por tuberculosis. Como puede verse en el cuadro adjunto (N.” 2) la cifra de mortalidad por tuberculosis en la Habana, durante los años 1897 y 1898, fué extremadamente elevada, des- pués de la grave epidemia de viruela que hizo sus estra- gos en 1896 y 1897 durante los horrores de la reconcen- tración: Cuando en enero de 1899, el Gobierno Militar de los Estados Unidos tomó posesión de la Isla, una de sus pri- meras atenciones fué la de celebrar un contrato con los médicos de todas las localidades para que de casa en casa procediesen á vacunar á cuantas personas no estuviesen inmunizadas contra el terrible azote. Unos cuantos casos aislados de viruela continuaron presentándose, no obs- tante, hasta julio de 1900, desde cuya fecha no sólo la 2 CUADO: NUI. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA ny A OLIBIP OIP3UOXJ (0237) E Odn1Dl o 66.3'""""'"OLBIP OIp3w1O1J (TISE) Y Odna19f TS.P"""OLIBIp Orpauoxa (8139) E odnigl... 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68 ANALES DE LA
Habana, sino la Isla toda, han permanecido exentas de
la enfermedad.
Asi pues, la influencia de este factor no puede de nin-
gún modo tomarse en consideración para darse cuenta de
las fluctuaciones en las cifras de mortalidad por tuber-
culosis, en el municipio de la Habana, desde enero de
1899 á diciembre de 1904, como se ve en el cuadro nú-
mero 2.
Obsérvase en este cuadro que la mayor mortalidad por
tuberculosis registrada en los dos años anteriores con-
tinuó durante los meses de enero, febrero, marzo y abril
de 1899; pero que después de esta fecha ocurrió un cam-
bio repentino. El promedio diario de defunciones por tu-
berculosis en los años 1897 y 1898 fué de 5,27 y 7,66 res”
pectivamente. Durante los cuatro primeros meses de
1899, considerados en conjunto, continuó en 5,56;
pero en los ocho meses subsiguientes de aquel año, el pro-
medio diario de muertes por tuberculosis, descendió á
2,50. En el siguiente año (1900), solo se registraron 851
defunciones por esta causa de muerte, lo que acusa un
promedio diario aún menor: 2,33.
Se dictaron por el Gobierno Interventor algunas medi-
das contra la propagación del bacilo de Koch, entre otras
la prohibición de escupir en los lugares públicos: aceras,
vehículos, etc.; más no fué sino hasta principios de 1902
que se inició una campaña verdadera en este sentido, es-
tableciéndose la Liga contra la Tuberculosis y el Dispen-
sario Especial del Departamento de Sanidad para enfer-
mos del pecho, campaña sostenida después desde la pro-
clamación de la República, en mayo de 1902, por nuestro
Departamento de Sanidad con una serie de medidas, cada
vez más extensas, contra la diseminación del bacilo tu-
berculoso.
Y á pesar de que la cifra total de mortalidad por todas
causas ha ido progresivamente decreciendo en el munici-
pio de la Habana, y de haber permanecido libre de toda
enfermedad cuarentenable y de epidemias graves, el pro-
medio diario de defunciones por tuberculosis, que había
descendido á 2,33 en 1900, vuelve á subir gradualmente
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 69
de este modo: á 2,45 en 1901, á 2,54 en 1902, á 2,73 en
1903, y, por último, á 3,08 en 1904.
Y la única causa que me ha sido dable descubrir y á la
cual se debe tanto el rápido descenso de la mortalidad por
tuberculosis en 1899 y 1900, como el aumento subse-
cuente en 1901, 1902, 1903 y 1904, fué la obra sanitaria
tan especial é intrépida realizada en esta ciudad por el
Departamento de cloacas, en marzo de 1899 por orden
del General Ludlow, Gobernador del Departamento de
la Habana.
La obra á que he hecho referencia consistió en poner
al descubierto todas las cloacas maestras de la ciudad á
intervalos de 20 pies, limpiándolas y extrayendo todas
las inmundicias que se habían depositado en su fondo du-
rante larga sucesión de años, raspando las paredes y bajo
fondo de las cloacas y haciendo correr por ellas abundan-
temente agua y electrozono.
Un promedio de 400 obreros fueron empleados diaria-
mente en esta operación hasta el 30 de junio; limpiándose
48,680 metros lineales de cloaca, extrayéndose 15,338
metros cúbicos de lodo, y empleándose 112,379 libras de
cal viva en la desinfección del lodo tan pronto como se
extraía. El lodo se echaba en el acto en carros cerrados y
se conducía á las lanchas donde se llevaba mar afuera
para arrojarlo en la corriente del golfo. El costo total de
la obra fué de $34,933.
Un trabajo de tal naturaleza no podía repetirse en
tiempos normales sin ocasionar trastornos al tráfico y
grandes riesgos sanitarios.
Fácilmente se comprende por lo expuesto que las ven-
tajas sanitarias que se obtuvieron después de la comple-
ta limpieza de las alcantarillas, y que se prolongó durante
18 meses, no podía durar indefinidamente.
Acumuladas otra vez las inmundicias en las cloacas
hasta alcanzar grandes proporciones, tienen que produ-
cir otra contaminación de la atmósfera de esta ciudad por
medio de sus emanaciones, y es posible también por algu-
nas de las bacterias más difusibles, ascendidas desde el
saturado subsuelo á través de la porosidad de las paredes
y pisos de los edificios, para ser después diseminadas en
70 ANALES DE LA
el aire y en el polvo. No obstante, apenas pudiera admi-
tirse que fuera este uno de los medios eficaces de disemi-
nación del bacilo tuberculoso-
He llegado, pues, á la creencia de que la intervención
de otros factores, tales como la asociación de bacterias
piógenas pudiera ser considerada, para todo propósito
sanitario, como un elemento esencial para el desarrollo -
completo de la tuberculosis pulmonar aún después de ha-
berse implantado en el tejido pulmonar el bacilo especí-
fico de esta enfermedad.
De una manera más general, es un hecho admitido que
la concurrencia de factores secundarios es necesaria para
que se produzcan las lesiones anatómicas y los síntomas
clínicos que caracterizan los casos confirmados de tuber-
culosis pulmonar.
Liebermeister, en su magistral trabajo en el Handbuch
der praktischen Medicin von Ebstein u. Schavalbe Bd. 1.
S. 323, escribe: “Positivamente si la enfermedad (tu-
berculosis pulmonar) fuera transmitida de hombre á
hombre tan fácilmente, como por ejemplo, la viruela, en-
tre las gentes que no estén protegidas profilácticamente,
el número de personas atacadas con tuberculosis sería
mucho mayor, y los médicos en particular, llegarían á ín-
fectarse casi todos.” “Vemos, por lo tanto, agrega el au-
tor, que la transmisión no ocurre por un mero contacto
ó simple relación, sino que, al mismo tiempo, tienen que
realizarse algunas otras condiciones especiales.”
Es un hecho bien conocido, que muchos cadáveres de
personas fallecidas por otras enfermedades distintas por
completo de la tuberculosis, presentan incuestionable
evidencia de lesiones tuberculosas, muchas de ellas espon-
táneamente curadas. Expertos que han tenido la oportu-
nidad de investigar el asunto, reconocen que, un tercio ó*
la mitad de todos los habitantes de ciudades populosas,
más tarde ó más temprano, reciben el contagio de la en-
fermedad.
Por otra parte, el Profesor Grancher, con la autoridad
de su vasta experiencia, asevera que la tuberculosis in-
cipiente, diagnosticada precozmente, puede casi siempre
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA TE
curar si se rodea al enfermo con las mejores condiciones
sanitarias.
El sabio profesor en conclusión, define al tubérculo c:-
mo “un neoplasma fibro-caseoso que lleva siempre dentro
de sí mismo el gérmen de su propia curación.”
Si he ido algo más allá de estos precedentes en la re-
dacción de mi Nota Preliminar, ha sido sin duda con el
propósito de sintetizar, en lo posible, los factores secun-
darios á que se refiere Liebermeister y que muchos au-
tores incluyen bajo denominaciones ó términos tan vagos
como estos: “predisposición; virulencia especial del gér-
men; depresión de la resistencia de los tejidos por hemo-
rragias accidentales; nutrición defectuosa; etc.”
Después de las cuidadosas observaciones de Metchni-
koff y otros investigadores, no es posible poner en duda
que los leucocitos polinucleares constituyen la primera lí-
nea de defensa del organismo humano contra la invasión
del bacilo de Koch. De aquí se infiere que cualquier cau-
sa que tienda á rebajar el número de esos leucocitos por
debajo de su promedio normal, aumentará las probabili-
dades de que algunos de los bacilos tuberculosos inhala-.
dos en los alveolos pulmonares, se escapen de la fagocito-
sis y logren encapsularse, con lo cual quedarán protegi-
dos, temporal si no permanentemente, contra los ataques
de los fagocitos.
Esto puede acontecer también cuando en la proximi-
dad de los bacilos tuberculosos, se hayan desarrollado co-
lonias de bacterias piógenas, puesto que la propiedad ca-
racterística de estas bacterias consiste en atraer
primeramente á los leucocitos á fin de destruirlos, acumu-
lando así, como trofeos de su victoria, los cadáve-
res de sus víctimas, convertidos ahora en glóbulos de
pus.
Entre las bacterias piógenas, el estafilococo y el estrep-
tococo permanecen al frente, pero existen otras muchas
productoras de pus, que podrán también protejer al baci-
lo tuberculoso contra el asalto de los fagocitos.
Cierto es que casi todas las bacterias, aun los simples
saprofitos, en dosis masivas, efectúan la formación de
pus: pero no es esto lo que ocurre en la naturaleza.
12 ANALES DE LA
Por lo que queda expuesto, se comprenderá que el pa-
pel de las bacterias piógenas en la infección tuberculosa,
como la he descrito en mi Nota Preliminar, no constitu-
ye un estado de simbiosis, puesto que su parte consiste
simplemente en facilitar al bacilo tuberculoso la prosecu-
ción de sus evoluciones y desarrollar sus facultades des-
tructoras, apartando los fagocitos y produciendo dentro
de su esfera de acción una hipoleucocitosis localizada. |
Muchas especies de bacterias pueden, por lo tanto, rea-
lizar ese fin-
Con objeto de investigar qué especies llenan más fácil-
mente este papel, permitidme citar una vez más á Lieber-
meister que dice: “En presencia de tan variadas lesiones,
á no ser por su comunidad de origen, nadie podría figu-
rarse que todos esos procesos puedan proceder de una
sola entidad morbosa. Pero tampoco resulta completa esa
unidad etiológica, pues juntamente con las lesiones debi-
das á la acción de los bacilos tuberculosos se encuentran
catarros bronquiales simples, así como también neumo-
nías lobares y lobulares, no producidas por los bacilos tu-
berculosos sino por otras bacterias patógenas. Puede tra-
tarse de los micrococos de Frankel y de Friedlander, pe-
ro también, y con especial frecuencia, de los estreptoco-
COS y estafilococos, ó bien de otros micro-organismos. Se
puede por lo tanto decir, con razón, que en la. eseneralidad
de los casos se trata de una infección mixta,” (loc. cit. p.
339 y 340).
“También en otro sentido, agrega el mismo autor,
los casos de tuberculosis avanzada presentan habitual-
mente una infección mixta. En los sitios donde ya la obra
destructora de la tuberculosis se ha iniciado, suelen 1m-
plantarse y germinar distintos microbios, particularmen-
te los micrococos piógenos y diferentes bacterias de pu-
trefacción, éstos suelen precipitar la obra destructiva ó
bien, en otros casos, influir en el curso de la enfermedad,
y en el estado febril.”
No pocos de nosotros han tenido ocasión de ver perso-
nas con sintomas evidentes de tuberculosis y cuya cura-
ción final puede ser atribuida solamente á su tra slado de
la populosa ciudad al campo abierto,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 73
Esto demostrará que aún las lesiones que se atribuyen
generalmente á la acción exclusiva del bacilo tuberculo-
so, pueden ser modificadas en grado considerable por la
supresión de los factores secundarios que dominan el pro-
ceso inicial.
La experiencia de algunos otros países presta apoyo
valioso á algunas de estas apreciaciones de mi Nota: Pre-
liminar, desarrolladas en este trabajo. Con respecto á la
influencia de las epidemias de viruela en la propagación
de la tuberculosis, Alemania posee el registro más ef-
ciente, conservándose exenta de viruela desde hace mu-
chos años y también allí la reducción de la tuberculosis
ha sido satisfactoria, disminuyendo la mortalidad por
esta causa y obteniendo un excelente tanto por ciento de
curaciones.
Con referencia al influjo del alcantarillado y drenaje
del subsuelo, las esmeradas investigaciones de los Comi-
sionados nombrados en Inglaterra para efectuarlas, han
llegado á la conclusión de que á las mejoras realizadas
con tal objeto, debe atribuirse ampliamente el descenso
de la mortalidad por tuberculosis en varias de las ciuda-
des más populosas, Londres inclusive.
La influencia del saneamiento general y de una atmós-
fera privada de contaminaciones, sobre la mortalidad por
tuberculosis resulta pues plenamente demostrada.
Además de los factores antes mencionados, que modifi-
can la cifra de mortalidad por tuberculosis en diferentes
años; existe otro factor, notable por su constancia y que
interviene seguramente en el descenso de la mortalidad
por tuberculosis en el municipio de la Habana durante
los cinco meses más calurosos y lluviosos del año, de ma-
yo á septiembre inclusive: total 153 días, comparada con
los otros 7 meses: enero, febrero, marzo, abril, octubre,
noviembre y diciembre: total 212 días 6 213 en los años
bisiestos. Designando por A á este grupo de 153, el pro-
medio diario de muertos por tuberculosis en el grupo Á
se presenta casi siempre mayor que en el grupo B.
Esto debe sin duda atribuirse en parte á las infecciones
secundarias originadas por los catarros y otras afeccio-
nes de las vías respiratorias que son más frecuentes du-
-
ANALES DE LA
74
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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 75
rante los meses frios y que, como se sabe, agravan el cur-
so de la tuberculosis pulmonar. Más es de suponerse que
también contribuyen al descenso de la mortalidad por tu-
berculosis durante el verano las copiosas lluvias, cuyo
abundante caudal de agua suple algún tanto al deficiente.
declive de nuestras cloacas, arrastrando hácia el mar al-
guna parte del lodo y de las inmundicias acumuladas en
las mismas y también el polvo de las calles.
Las valores de A y de B, en términos de promedio dia-
rio de mortalidad por tuberculosis, están consignados al
pie del cuadro N.” 2, tanto para la serie de nueve años
(desde 1890 hasta 1898) como para los seis años subse-
cuentes (1899 hasta 1904). En ambas series resulta con-
firmado mi aserto. ( Véase además el cuadro N.” 3.)
De todo lo expuesto se infiere que con la construcción
del nuevo alcantarillado de la Habana la cifra de morta-
lidad por tuberculosis en esta ciudad, que viene asumien-
do proporciones alarmantes, habrá de experimentar, sin
duda, un descenso muy notable.
La hipótesis que he presentado en mi Nota Preliminar
es la más racional que se me haya ocurrido para explicar
los hechos consumados. No sé si llevará el convencimien-
to á los ánimos, ni tampoco yo titubearía en aceptar cual-
quier otra que apareciese más plausible. Mas entre tanto
y mientras no esté en nuestras manos aislar de una mane-
ra eficaz á los enfermos tuberculosos ú evitar de una ma-
nera más absoluta la diseminación y el contagio por el ba-
cilo de Koch, estimo que aquella hipótesis resume cómo-
damente los peligros principales y señala los factores se-
cundarios más temibles contra los cuales estamos en el
deber de protejer al público si queremos restringir la
mortalidad por la tuberculosis.
76 ANALES DE LA
Acta de la sesión extraordinaria del 23 de junio de 1905
Bajo la presidencia del Dr. Juan Santos Fernández y con la asis-
tencia de los mismos Sres. Académicos que asistieron á la sesión
pública ordinaria anterior, se celebró la sesión que previene el re-
glamento para la solemne recepción del Académico Dr. Gustavo (.
Duplessis.
Ocupa éste la tribuna y dá lectura á un trabajo que titula La
APENDICITIS, ENFERMEDAD QUIRÚRGICA, en el que después de pre-
sentar numerosos casos prácticos y exponer las doctrinas más re-
cientes sobre esta enfermedad y su tratamiento, concluye proponien-
do las siguientes conclusiones :
“1.—Las formas agudas de la apendicitis una vez diagnostica-
“das, deben operarse antes de las 48 horas primeras.—Pasado este
“tiempo sólo debe esperarse en los casos en que todos los síntomas
“remitan por completo: la persistencia de alguno de ellos es una in-
“dicación operatoria.
“2.¿—Las formas ligeras permiten esperar con una estricta vigi-
“lancia para operar en frío.
“3.—Las formas crónicas deben ser siempre operadas.
“4 "—Después de un primer ataque de apendicitis debe acon-
“sejarse la intervención, á menos que una colección no se haya
“abierto paso por el intestino.
“5..—La apendicitis debe ser considerada siempre como una en-
“fermedad quirúrgica.”
El Dr. /gnacio Plasencia, previamente designado para dar la
bienvenida al nuevo Académico en nombre de la Corporación, hace
resáltar los méritos personales del recipiendario y sobre todo pone
de manifiesto la utilidad é importancia del trabajo que ha presen-
tado como tema de ingreso, agregando algunos casos de su práctica
en corroboración de las doctrinas sustentadas.
La Presidencia felicita también al Dr. Duplessis, celebrando la
realización de este acto, que le confiere la plenitud de los derechos
de que gozan los Académicos, y que al propio tiempo sirve de
ejemplo para aquellos otros compañeros que aun no han cumplido
con este precepto reglamentario.
Con esto se dió por terminada la sesión.
ACADEMÍA DE CIENCÍAS DE LA HABANA vÓri
LA APENDICITIS,
ENFERMEDAD QUIRURGICA
DISCURSO DE INGRESO COMO ACADEMICO DE NUMERO
POR EL
DR. GUSTAVO G. DUPLESSIS
(Sesión extraordinaria del 23 de junio de 1905)
De ocho años acá la apendicitis ha ido extendiéndose
por todas partes y nosotros hemos podido observarla con
mayor frecuencia. Al principio tratada tímidamente, á
medida que hemos aprendido á conocerla, nuestro crite-
rio se ha modificado y nuestras intervenciones se han
multiplicado. Si recorremos la práctica de nuestros ciru-
janos, veremos que cada día es mayor el número de inter-
venciones operatorias por las distintas formas de apendi-
citis. Esto obedece á dos causas: primera, á mayor fre-
cuencia de casos de esa enfermedad que hemos aprendi-
do á diagnosticar y segunda, á considerarla con un crite-
rio quirúrgico.
Ya había llamado la atención de los observadores el
incremento de la apendicitis después de la invasión de la
eripe y la infección del apéndice en el curso de la im-
fección gripal es admitida por Faisans, por Gripat, por
los cirujanos americanos y por L. Championier. Y esta
causa había sido señalada por el Dr. Jacobsen en un tra-
bajo que presentamos en colaboración al Congreso Médi-
co Pan Americano de 1901. No de otra manera podía ex-
plicarse la serie que observamos en ese año. Era necesa-
ria la existencia de una causa de infección apendicular
atacando simultáneamente un número determinado de in-
dividuos.
De noviembre del año pasado á esta fecha hemos ob-
servado otra serie de apendicitis operadas en la Clínica
Internacional por distintos cirujanos, y yo solo he hecho
22 apendicectomías en ese corto tiempo que corresponde
a la época en que la gripe existe en mayor escala.
78 ANALES DE LA
Tengo un caso de una niña de un farmacéutico de Je-
sús del Monte en quien los fenómenos gripales se presen-
tan simultáneamente con una apendicitis aguda de tal in-
tensidad que, operada á las 36 horas, tenía ya el apéndi-
ce gangrenado.
Los trabajos interesantes del profesor Dieulatoy de-
mostrando todos los peligros de la infección apendicular
han permitido conocer todos los accidentes que pueden
sobrevenir en el curso de la apendicitis. El con su gran
talento ha hecho ver que no sólo existe en el curso de una
apendicitis el temor de la infección peritoneal bien sea por
propagación ó por perforación del apéndice, sino tam-
bién que pueden sobrevenir infecciones á distancia. En la
toxi-infección apendicular pueden las toxinas invadir los
diferentes órganos y dar lugar á la serie de complicacio-
nes que hacen tan temibles las apendicitis agudas. El hí-
gado apendicular, la infección renal, los abscesos de la
pleura, diafragma y en distintos lugares del vientre y las
neuritis señaladas últimamente, son otras tantas compli-
caciones que ennegrecen el pronóstico de la apendicitis.
Aún más, en el curso mismo de las formas crónicas
pueden por diferentes causas sobrevenir los accidentes
agudos que hemos señalado. La infección local puede ge-
neralizarse y poner en peligro la vida del enfermo.
¿Qué conducta debemos, pues, seguir en presencia de
un caso de apendicitis /
Para poder trazar una regla de conducta vamos á es-
tudiar la apendicitis en sus distintas formas, y veremos
como siempre hemos llegado á un criterio quirúrgico,
como la supresión del foco infeccioso es el único medio
que nos puede dar la tranquilidad sobre el porvenir del
enfermo.
Las formas agudas y febriles deben de ser operadas en
los primeros días, ha dicho el profesor Dieulatoy, nadie
sabe en esos primeros momentos como va á evolucionar
la enfermedad, si la intervención es benigna cuando el
peligro ha pasado, para llegar allí es menester sembrar
el camino de muertos, de muertos por abstención, de
muertos que cargan, no la estadística, sino la conciencia
del cirujano.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
| a
En efecto, señores; esta fórmula dictada por un médi-
co eminente ha sido completamente comprobada por los
cirujanos; para demostrar su importancia existe una se-
rie numerosa de casos, probando que la intervención
practicada en los primeros momentos no tiene grandes
peligros. En estos casos la lesión no ha tenido tiempo de
evolucionar, la infección está todavía limitada al apéndi-
ce, no existen aún las adherencias y el órgano puede ser
estirpado casi en las mismas condiciones que en frio.
Esta forma comienza con fiebre, frecuencia del pulso
y dificultad para la emisión de los gases, dolor intenso en
todo el vientre, alcanzando su mayor grado al nivel del
punto de Me Burney, todo indicando la gravedad del caso
y la necesidad de una intervención inmediata.
Tenemos una serie de casos tratados de este modo y
siempre hemos obtenido resultados satisfactorios. Esta
fórmula encierra en sí un conocimiento de todos los peli-
eros de la infección apendicular y enseña la manera de
evitarlos; el tratamiento de la apendicitis debe ser pues,
quirúrgico.
Esta idea á pesar de parecer absoluta debe ser acepta-
da por los médicos y llamar al cirujano desde los prime-
ros momentos de una apendicitis. Desgraciadamente no
siempre podemos observar las apendicitis agudas en sus
comienzos; otras veces el diagnóstico puede ser dudoso
en las primeras horas; así debemos ocuparnos de esas for-
mas observadas algunos días después de iniciadas y este
es el punto más delicado para nosotros. Aquí surgen to-
das las dificultades y los cirujanos se dividen en oportu-
nistas é intervencionistas. Pero notad bien, aún los opor-
tunistas están dispuestos á intervenir si el caso lo requie-
re, á juzgar siempre la apendicitis como una lesión qui-
rÚúrgica.
En este periodo de la enfermedad sobrevienen las cal-
mas traidoras, hay una remisión en los sintomas que mu-
chas veces hacen pensar en una mejoría, para después
cambiar por completo la escena y desarrollarse todo el
cuadro de la peritonitis por perforación. En cambio otros
casos mejoran francamente para llegar á la resolución
completa. Otros, por el contrario, continúan presentando
80 ANALES DE LA .
un cuadro más ó menos atenuado, pero sin remitir por
completo hasta que los signos de una tumefacción reni-
tente nos hacen asegurar la existencia del pus.
La gran dificultad se presenta aquí para poder diag-
nosticar cada una de estas terminaciones. S1 fuere posi-
ble asegurar siempre la calma traidora no habría duda
alguna y el enfermo sería operado inmediatamente. Es
verdad que en ciertos casos pueden preveerse, la remisión
no es franca, el pulso continúa frecuente y sobre todo la
cara del enfermo revela que el ataque no ha pasado, como
dice Richelot, tiene una apariencia de ansiedad indefini-
ble desapercibida por los profanos, pero que no engaña al
cirujano. Fundado en este estado de la cara, operamos
un caso de 48 horas de enfermedad en que la temperatu-
ra no llegaba á 38”, el pulso era de 100 pulsaciones, el en-
fermo se había levantado para ir al vaso y no creía en la
urgencia de la operación. Decidido por la insistencia
nuestra en señalarle el peligro que corría esperando, le
operamos, encontrando un apéndice gangrenado, turges-
cente, lleno de serosidad sanguinolenta, próximo á per-
forarse. Sin embargo, señores, existen algunos casos en
que es imposible formar un verdadero juicio; todos los
síntomas remiten y nada puede hacer prever la gravedad
como en un enfermo que vimos en Guanabacoa; los sín-
tomas alarmantes del principio habían cedido, solo per-
sistía el dolor en la fosa iliaca derecha sin gran plastrón;
creímos, como su médico, debía operarse, pero no juzga-
mos la necesidad de una urgencia inmediata y decidimos
hacer la intervención al día siguiente. A la mañana si-
guiente era tarde; durante la noche el cuadro había cam-
biado; la perforación se había hecho y el enfermo en es-
tado preagónico, nos hizo considerar inútil toda interven-
ción. Otro caso semejante tuvimos con el Dr. Montané;
afortunadamente en este los síntomas iniciales de la per1-
tonitis nos permitieron acudir enseguida; el enfermo re-
sidia en la Habana, y aunque operado en plena peritoni-
tis pudo salvarse. Podríamos multiplicar los ejemplos
que nos harían ver como las apendicitis deben ser vigila- :
das siempre quirúrgicamente y como la tranquilidad sólo
se obtiene cuando se opera en los dos primeros días.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 81
Cuando los sintomas no remiten por completo, persis-
te la fiebre y el empastamiento, tampoco debe esperarse,
debe operarse y no aplazarse para que se formen adhe-
rencias protectoras; las formas supuradas curan casi
siempre cuando se operan á tiempo. Esperando nos ex-
ponemos á todos los peligros de la septicemia y de las
complicaciones que ya hemos señalado. De todos nuestros
casos de apendicitis supuradas solo hemos perdido dos,
uno operado á los 15 días, de septicemia, y otro á los 13,
de miocarditis infecciosa.
Indudablemente señores, que si todos los síntomas re-
miten de una manera franca, la intervención puede ser
aplazada, pero á condición de vigilar al enfermo, y á la
menor duda proceder á la operación. Sólo así podrían
evitarse las sorpresas que hemos señalado.
La operación en todos estos casos exige una técnica
especial, con el objeto de evitar la contaminación de la
gran cavidad peritoneal, debemos poner todos los medios
que tenemos á nuestro alcance para evitar este accidente
y siempre que haya pus establecer un buen drenaje. E
En las formas sub-agudas, la fiebre no llega á 38", el
pulso se mantiene por debajo de 100, el dolor es modera-
do, no existe empastamiento de la región; en una pala-
bra, ningún síntoma alarmante, todo indica un ataque li-
gero en que solo basta el reposo y la dieta para que todo
ceda. Indudablemente que en estos casos se puede espe-
rar, y una vez el ataque disipado, practicar la operación.
Sin embargo, debe siempre vigilarse de cerca el enfer-
mo, la exageración de un solo signo puede indicar gra-
vedad, como en un caso que operamos con el Dr. Jacob-
sen: no había fiebre, el pulso era casi normal, pero la in-
tensidad del dolor era tal, que á las 18 horas del ataque
le operamos, y encontramos un apéndice con la punta he-
-morrágica y próximo á perforarse.
Las formas peritoneales de la apendicitis deben ser
operadas inmediatamente; las lesiones son tan intensas
que por momentos el estado se agrava. El pronóstico es
fatal, pero hecha la operación sin “dilación, algunos casos
podrían salvarse. Solamente cuando el estado del enfer-
mo sea tan precario que haya temor de muerte por el solo
82 ANALES DE LA
A
hecho del cloroformo, debemos abstenernos. La técnica
operatoria de estos casos es la de las peritonitis. Debe im-
cindirse en la fosa iliaca derecha y resecar el apéndice,
hacer dos contra-aberturas, una en la linea media y otra
á la izquierda. En cada una de estas aberturas colocare-
mos gasa y tubos de drenaje por los que haremos un gran
lavado con suero artificial. Siguiendo esta técnica hemos
podido salvar dos enfermos que parecian completamente
perdidos, uno de éstos fué objeto de una comunicación á
esta Academia. 5
Réstanos ocuparnos de las formas crónicas, de las lla-
madas apendicitis á repetición. En esta variedad, los en-
fermos sufren constantemente de su apéndice, otros se
quejan de náuseas después de las comidas y por las ma-
ñanas, de un dolor al nivel de la región epigástrica. Si se
les examina se comprueba que la región apendicular es
sensible á la presión, y el dolor espontáneo se presenta
sólo después de algún ejercicio no habitual. La mayor
parte de estos enfermos sufren de estreñimiento, aún
cuando en algunos pueden existir trastornos diarréicos.
Todas las veces que nosotros hemos tratado médica-
mente estos enfermos, según el plan aconsejado de eva-
cuantes, dieta especial y reposo después de las comidas,
no hemos obtenido resultado alguno. La apendicitis cró-
nica no se modifica con este tratamiento, el enfermo se
debilita y no tarda en convencerse de su inutilidad aca-
bando por aceptar la operación. No queremos decir por
esto que el tratamiento señalado sea absolutamente inefi-
caz, creemos que en los casos en que la apendicitis no
está completamente constituida, puede dar resultado, co-
mo sucede en los constipados crónicos con dolores lijeros
en la fosa iliaca derecha. Este tratamiento hace una de-
sinfección del tubo digestivo y puede impedir la apari-
ción de ataques agudos, pero no detener la esclerosis del
apéndice cuando las lesiones están ya iniciadas.
El único medio de suprimir las molestias de la apendi-
citis crónica y las amenazas de ataques agudos, consiste
en practicar la apendicectomía, operación que ejecutada
en estas condiciones ofrece muy pocos peligros, los inhe-
rentes sólo á una laparotomía aséptica; nosotros la he-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 83
mos practicado un gran número de veces sin un solo fra-
caso.
Réstanos sólo decir, si después de un ataque único de
apendicitis debe aconsejarse la operación. Indudable-
mente que existen casos en que la enfermedad no recidi-
va, en que el enfermo se cura por completo, como sucede
cuando un foco de supuración se abre paso por el intes-
tino. Pero la mayor parte de las veces, la región queda
dolorosa, indicando que el apéndice ha sido lesionado y
que debe ser extirpado antes de esperar un nuevo ataque
que puede comprometer su vida.
Reasumiendo este estudio de las distintas formas de
apendicitis, podemos aceptar las siguientes conclusiones:
1.*—Las formas agudas de la apendicitis, una vez
diagnosticadas deben operarse antes de las 48 horas pri-
meras. Pasado este tiempo sólo debe esperarse en los ca-
sos en que todos los sintomas remitan por completo; la
persistencia de alguno de ellos, es una indicación opera-
toria. -
2.-—Las formas ligeras permiten esperar con una es-
tricta vigilancia para operar en frío.
3.—Las formas crónicas deben ser siempre operadas. '
4.*—Después de un primer ataque de apendicitis debe
aconsejarse la intervención, al menos que una colección
no se haya abierto paso por el intestino.
5.—La apendicitis debe ser considerada siempre como
una enfermedad quirúrgica.
34 ANALES DE LA
CONTESTACION
al discurso de ingreso como Académico de nú-
mero del Dr. Gustavo G. Duplessis
POR EL
DR. IGNACIO PLASENCIA
(Sesión extraordinaria del 23 de junio de 1905)
Sr. Presidente, Sres. Académicos:
Es un gran honor y un verdadero placer que me ha-
é1s proporcionado, al escogerme para presentaros como
miembro de esta docta Academia, exponente de una her-
mosa tradición científica, al ilustrado joven y ya renom-
brado cirujano Dr. Gustavo Duplessis, dandome el medio
de manifestaros más dignamente mi reconocimiento, al
permitirme esbozar su personalidad científica y contes-
tar su notable é interesante trabajo. >
Antecedentes numerosos facilitan la agradable tarea
de trazar los rasgos de verdadero mérito que esmaltan
con brillo esplendente la obra profesional del distinguido
compañero, que posee como fórmula de la condición del
éxito, una mano magistral al servicio de un ojo magis-
tralmente experimentado.
Cursó sus estudios en nuestra Universidad, con la apli-
cación y entusiasmos propios del que anima dentro de sí
el fuego sagrado del amor á la ciencia y la esperanza del
triunfo futuro, alcanzando las mejores notas y obtenien-
do como coronación de su labor de estudiante el premio
del grado en 1884. Logrado el fin de sus esfuerzos y en
poder del título anhelado, dirigió sus pasos hacia ese gran
centro de cultura que se llama París, con el objeto de
perfeccionar los conocimientos adquiridos en su patria
é iniciarse en el adelanto y progreso quirúrgicos con las
enseñanzas de los egregios maestros: Allí realizó nue-
vamente sus estudios completos, con el Doctorado de la
Facultad de París, que le fué conferido á la presentación
de su celebrada tésis, “Sinfisiotomia en el hombre”,
que mereció mención honorífica de dicha Facultad, sien-
úl ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 85
do favorecido más tarde con una medalla de bronce de la
Asistencia Pública y nombrado por último Interno de los
Hospitales.
Terminada su provechosa excursión por la capital de
Francia, retornó armado de todos los elementos necesa-
rios para la lucha profesional, estableciéndose en la Ha-
bana, en donde á raíz de su llegada, comenzó las explica-
ciones dé la Cátedra de Clínica Quirúrgica y la série no
interrumpida de constantes trabajos operatorios, que le
impulsaron bien pronto á la notoriedad; mereciendo
siempre el mejor concepto y aprecio de sus colegas por
su saber y modestia, el afecto y respeto de sus discípulos,
el reconocimiento admirativo de sus clientes y la inscrip-
ción definitiva de su nombre en el registro de los consa-
grados.
La tésis elegida por el nuevo Académico, como escudo
científico para hacer su aparición en esta Academia es,
“La Apendicitis, enfermedad quirúrgica”, y constituye
un importante trabajo sintético, que por su solo título y
por las múltiples observaciones que lo avaloran, confir-
ma y comprueba los valientes juicios del gran profesor
Dieulafoy.
Comienza el Dr. Duplessis su interesante disertación,
haciendo notar como la apendicitis se ha ido extendien-
do por todas partes de ocho años acá; y nosotros cree-
mos que si bien es verdad que después de algún tiempo
ha tomado en cirugía una importancia de primer orden,
es debido á que la observación concienzuda, el mejor exa-
men de los síntomas y antecedentes y los estudios especia-
les que sobre ella se han practicado, nos hacen conocer
con más perfección esta enfermedad, multiplicando las in-
tervenciones operatorias. Hemos avanzado tanto en este
estudio que no solamente se conoce la apendicitis con to-
das sus manifestaciones sintomáticas, sino que múltiples
fenémenos, cuyo origen se desconocía en otra época, se
atribuían á otras enfermedades ó se consideraban como
entidades morbosas, hoy día se sabe tienen su génesis en
la infección del apéndice ileo-cecal. Una prueba de lo que
acabo de decir la tenemos en la “Dispepsia Apendicular”
Bajo este título ha estudiado el Dr. Longuet, profesor
86 ANALES DE LA
suplente de la Escuela de Medicina de Rouen, toda una
serie de trastornos gastro-intestinales que reconocen por
causa primera una inflamación crónica del apéndice. Del
mismo modo que existen, “Pleuresias Apendiculares”,
“Peritonitis Apendiculares”, “Hematemesis Apendicu-
lares”, también existe una “Dispepsia Apendicular”, y a
la cirugía corresponde el honor reciente de haber demos-
trado que no es una ficción. En efecto, las intervenciones
cruentas tienen el valor de una experiencia; ellas nos «n-
señan que resecando el apéndice enfermo se hace desapa-
recer radicalmente el sindrome gastro-intestinal.
En la etiología de la apendicitis hace resaltar el doc-
tor Duplessis el papel preponderante que le corresponde
á la gripe, y en apoyo de ello, nos cita las opiniones de
autores competentes, su trabajo en colaboración con el
Dr. Jacobsen presentado al Congreso Médico Pan Arae-
ricano de 1901, de verdadero mérito científico; así como
también varias observaciones particulares obtenidas en
su práctica de cirujano.
Aprovecho la oportunidad de las consideraciones etio-
lógicas de la apendicitis hechas por el disertante, para dar
á conocer una estadística curiosa sobre el aspecto fanal-
liar de esta enfermedad. Las leyes generales que se han
podido deducir de la observación de los fenómenos biolé-
gicos son aplicables también á la Patología; y entre elias,
las leyes de la herencia parecen verificarse más á menudo
en el estudio de las enfermedades. Roux de Lausanne,
había sostenido á, justo título que la apendicitis es fre-
cuentemente hereditaria. Por su parte la experiencia ha
enseñado al tantas veces citado profesor Dieulafoy, que
se observa bastante amenudo la apendicitis en varios
miembros de una misma familia, ya se trate de colatera-
les ó de descendientes. Yo puedo aportar asi mismo de mi
práctica profesional, el caso de la familia Benemeli, en
que el padre y el hijo fueron operados de esta enfernfe-
dad, siéndolo el último por mí; y el más curioso y com-
pleto de la familia Montes, en la cual se encuentran alle-
gados míos. En esta familia, el padre Manuel Montes y
sus cinco hijos, Avelina, Rosenda, Lorenzo, Anastasio
y Juana, padecieron de apendicitis, muriendo él y cuatro
rá
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 87
de ellas sin intervención quirúrgica, siendo la otra hija
operada satisfactoriamente por mí. También operé con
buenos resultados á los dos nietos del Sr. Montes, Ar-
mando y Juana María.
A continuación de la influencia de la gripe en la infec-
ción del apéndice, nos hace recordar el Dr. Duplessis en
su atrayente tésis, los trabajos de Dieulafoy. sobre los
peligros de la infección apendicular, accidentes que pue-
den sobrevenir en el curso de la misma, infecciones lo-
cales y á distancia y otras tantas complicaciones que en-
negreciendo el pronóstico de la apendicitis, hacen tan
temibles las agudas.
Y llegamos aquí al punto más interesante del trabajo
de nuestro digno compañero, aquel en que se pregunta:
¿Qué conducta debemos seguir en presencia de un caso
de apendicitis 7; aduciendo la necesidad para contestar-
la, de examinar detenidamente las distintas formas de
esta enfermedad, anticipando, que siempre ha de preva-
lecer el criterio quirúrgico y que sólo con la supresión
del foco infeccioso obtendremos la tranquilidad sobre el
porvenir del enfermo. En primer lugar habla de las for-
mas agudas y febriles y con muy buen juicio se decide
con el profesor Dieulatoy á intervenir en los primeros
momentos, llamando la atención como las formas supu-
radas curan, cuando se interviene á tiempo.
Después de defender con calor el tratamiento quirúr-
gico precoz en casi todas las formas, el Dr. Duplessis
nos manifiesta, que si todos los síntomas remiten de una
manera franca en determinados casos, puede aplazarse
la intervención con la condición de vigilar de cerca al
paciente y á la menor duda proceder á la operación. Res-
pecto á este particular, no comprendo el aplazamiento de
la intervención ante la remisión franca aunque sea con la
vigilancia que recomienda, sintiendo disentir de la opi-
nión del estimado compañero y atreviéndome á aconse-
jarle con un criterio más radical, que tan pronto como se
haga el diagnóstico debe procederse á la operación sin
pérdida de tiempo ni compás de espera, y aun realizarla
á pesar de ceder francamente en intensidad todos los sín-
tomas; fundando mi aseveración por una parte en que
88 ANALES DE LA
considerándose el apéndice como un foco de infección en -
la apendicitis y constitutivo de una amenaza para el in-
dividuo enfermo, no tan solo por las complicaciones lo-
cales, sino por las toxi-infecciones á distancia, debe su-
primirse cuanto antes dicho foco y por otra parte, como
dice muy acertadamente el ilustre Dieulafoy, “cuando
una apendicitis comienza, nadie sabe las terribles sor-
presas que pueden sobrevenir, pues, unos casos de apa-
riencia grave marchan hácia la curación y otros al pare-
cer benignos se agravan y ponen en peligro la vida del
paciente.”
En las formas sub-agudas en que todo indica un ligero
ataque, estima el Dr. Duplessis, que se puede esperar y
una vez disipado el ataque practicar la operación. Sin
embargo afirma, que debe observarse extricta y cuidado-
samente al enfermo y á la exageración de un solo signo
intervenir, citándonos un caso operado en unión del doc-
tor Jacobsen á las diez y ocho horas, obligándolos á rea-
lizar la operación la intensidad del dolor, encontrando
el apéndice con la punta hemorrágica y próximo á per-
forarse. ¿Por qué esperar en estos casos? ¿No hubiera
sido doloroso para el cirujano encontrarse con el apéndi-
ce perforado, por el aplazamiento? Uno de los puntos,
pues, más importantes de la cuestión del tratamiento de
la apendicitis, es acuel, del momento más favorable á la
intervención; y el instante ideal nosotros lo vemos, con
los profesores Dieulatoy, M. W. Korte, Rhenn, Epren-
gel, inmediatamente después de hecho el diagnóstico, sin
dilación por tanto, y aceptando por regla de conducta la
intervención precoz.
Las formas peritoneales las trata de una manera admi-
rable el Dr. Duplessis y se decide por la operación in-
mediata, pues las lesiones son tan intensas que por ins-
tantes el paciente se agrava. Hace notar el pronóstico fa-
tal, pero advierte que operando sin pérdida de tiempo, al-
gunos casos podrán salvarse, recomendando la absten-
ción siempre que el estado precario del enfermo haga
prever un desenlace fatal por el solo hecho del clorofor-
mo. Aconseja la técnica que debe seguirse, que es la mis-
ma que se usa en las peritonitis, citándonos dos casos que
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 89
parecían perdidos y que ajustándose á dicha técnica se
salvaron.
Se ocupa enseguida de las formas crónicas, de las lla-
madas apendicitis á repetición y nos hace una suscinta
relación de sus manifestaciones sintomáticas, hablándo-
nos de la inutilidad del tratamiento médico y decidiéndo-
se por la intervención operatoria. No niega que el trat:1-
miento médico pueda aplicarse en los casos en que la
apendicitis no está de un todo constituida, pudiendo dar
resultado en los constipados crónicos con ligeros dolores
en la fosa ilíaca derecha-
Por último, antes de las conclusiones, toca el punto de
que, ¿si después de un ataque único, debe intervenirse? y
se decide por la afirmativa, menos en los casos en que una
colección purulenta se haya abierto paso por el intestino.
Termina su excelente trabajo, que nosotros con verda-
dera atención cientifica hemos seguido hasta en sus mie-
nores detalles, por cinco conclusiones, de las cuales, las
tres primeras, yo las refundiría en una, que es la siguien-
te: una vez hecho el diagnóstico de la apendicitis en cual-
quiera de sus formas, debe operarse rápidamente, sin
pérdida de tiempo; y con esta fórmula general y de radi-
cal sentido, no tendríamos que lamentar sorpresas desa-
eradables en la mayor parte de los casos, felicitándonos
en todos, de los buenos resultados de haber obrado así.
En la quinta y última conclusión, sostiene como firme
divisa de alto valer, que solo un criterio quirúrgico, que
anule las vacilaciones, debe imperar en el tratamiento de
la apendicitis; confirmando con esta categórica asevera-
ción, la verdad luminosa que titula su trabajo de presen-
tación. Conforme en un todo con esta afirmación final, no
me cabe más que felicitar por su interesante estudio al
nuevo Académico, que viene á compartir con entusiasmo
y talento nuestra labor en pro de la Ciencia y á aportar
su parte lógica y útil de trabajo en nuestros empeños; y
desearle continúe haciendo su obra de luchador, porque
es evidente que la sola fé que puede salvarnos, es la de
creer en la eficacia de los esfuerzos realizados, y que la
única ley del mundo, regulador que impulsa la materia
orgánica á sus fines desconocidos, es el trabajo!
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gene pública.” ¿19 tomos; “La flora Cubana” del dor
le tor Sauvalle 1. tomo; “Mamalogía, Ornitología, Er E
petología: y Entomología Cubana,” del. Dr. Duwmot,.
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ps por el Sr. Arango y Molina, «Patología +8 terapén- :
S tica del aparato lenticular del ojo, por el Dr. Becker,
traducida del alemán por el Dr. Finlay.
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LIBRAR y
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Acta de la sesión pública crdinaria del 14 de julio de 1905
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes. —De número: Dres. E. Acosta.—G.
Alonso Cuadradvo.—J. P. Alacán.—E. B. Barnet.—T. V. Corona-
do.—D. F. Cubas.—J. Le-Roy.—C. Moya.—E. Pardiñas.—P. Val-
dés Ragués.—M. Ruiz Casabó.—F. I. de Vildósola.
Leída el acta de la sesión anterior (23 de junio) fué aprobada.
El Secretario dió cuenta del movimiento de la Biblioteca y de
las siguientes comunicaciones:
Entrada.—De la Audiencia de Matanzas, acusando recibo del in-
forme emitido en causa número 90-1905, del Juzgado de Alacranes,
por homicidio.
De la Secretaría de Gobernación, escritos números 14,205, 14,206,
14,207, 14,208, 14,211, 14,584, sobre preparados farmacéuticos.
Del Sr. Eligio Bonachea y Palmero, participando que el siete de
julio se hizo cargo de la Alcaldía Municipal de la Habana.
Salida.—A la Secretaría de Hacienda, participándole que habien-
do quedado sobre la mesa el informe emitido sobre la DESNATURALI-
ZACIÓN DE LOS ALCOHOLES, no podrá ser evacuado éste en definitiva
hasta la sesión del catorce de julio próximo.
A los Dres. Gastón Alonso Cuadrado y José P. Alacán, nombrán-
dolos en comisión especial para que evacuen el informe anterior.
A la Secretaría de Gobernación, remitiéndole los informes apro-
bados en la sesión del 23 de junio, relativos á preparados farmacén-
ticos.
Al Dr. Leonardo Wood, dándole las más expresivas gracias por
una colección de peces remitidos por él con destino al museo de la
Academia.
92 ANALES DE LA
El Sr. Presidente manifiesta haber asistido, en representación de
la Academia, á los funerales celebrados en el Vedado en sufragio
del alma del General Máximo Gómez, y al entierro de los restos del
patriota Gabriel Millet.
Antes de pasar á la orden del día, el Dr. Valdés Ragués pide la
palabra y expresa: que todos los ejemplares de la colección de pe-
ces que se nos había remitido por el General Leonardo Wood, están
en muy buen estado de conservación y han sido preparados conforme
á los últimos procedimientos de la taxidermia. El Dr. Valdés Ragués
expone que cada especie tiene una lámina metálica con su número,
que corresponde al catálogo de clasificación que acompaña á la co-
lección y un escrito con algunos detalles sobre el pez á que corres-
ponde, lo que contribuirá en su día á facilitar la colocación de los
peces en la sección correspondiente del museo, y que será instala-
do en uno de los salones de este edificio.
La Presidencia hace presente la confianza que tiene en que el
Dr. Valdés Ragués se siga ocupando de este asunto de la manera en
que lo viene haciendo. y
El Dr. Coronado manifiesta que ya que se recuerda este regalo de
peces que ha hecho el General Leonardo Wood, propone se le dirija
una carta con motivo de una operación que se acaba de hacer en los
Estados Unidos, á donde ha venido desde Filipinas, y felicitándolo
por el éxito que con ella ha obtenido. Así se acuerda.
Se concede la palabra al Dr. José P. Alacán para leer un infor-
me anunciado, acerca de la DESNATURALIZACIÓN DE LOS ALCOHOLES.
Después de su lectura queda aprobado dicho informe, que repre-
senta el trabajo de la Comisión, constituída por los Dres. Alacán,
Alonso Cuadrado y Pardiñas.
El Dr. Alacán, en nombre del Dr. Arturo Bosque, que no ha po-
dido concurrir, lee un informe acerca de los preparados de la Casa
de Eduardo Palú de esta Capital, el cual es aprobado.
El Dr. Gastón Alonso Cuadrado dá lectura á los tres informes
relativos á preparaciones farmacéuticas de los Sres. Flaviano Aqui-
les Mignet y Manuel R. Rivera, de Santiago de Cuba, y á uno titu-
lado Euguform de la Chemische Fabrike Gustrow, de Alemania, to-
dos los cuales fueron aprobados.
El Dr. Emilio Pardiñas habla de otro preparado, la BETÓNICA,
acerca del cual el Dr. Hernando Seguí tiene ya hecho un informe y
opina debe ser pasado á este señor el ahora pendiente. Así se
acuerda.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 93
El Dr. Coronado ocupa la. presidencia por pasar el Dr. Juan
Santos Fernández á la tribuna, á leer su trabajo anunciado LO QUE
DEBE SABER DE ENFERMEDADES DE LOS OJOS, EL MÉDICO QUE NO ES
OCULISTA.
Después de enunciar las razones que le han determinado á tratar
el tema, expone los puntos en que debe fijarse el médico general
para mejor proceder; en esta forma:
Debe fijarse en las conjutivitis y de éstas en la blenorrágica
y en la de los recién nacidos.
La oftalmía blenorrágica es la enfermedad que más derrotas pro-
porciona, ya porque es grave, ya porque se le atiende tarde general-
mente.
Las conjutivitis, aún la misma granulosa, no dá lugar á sorpresas,
ni á error de diagnóstico, ni á responsabilidades; pero desde el mo-
mento que en la conjuntiva hay pus y este puede contener gonococos
el peligro es inmenso.
Cuidaos mucho, dice, de diagnosticar sin volver á ver más, una
simple hiperemia conjuntival ó una ligera conjuntivitis porque al
tercero Ó cuarto día puede volver el enfermo con todos los síntomas
de una oftalmía purulenta grave en que cualquier tratamiento -es
impotente.
No hasta que estéis prevenido y le preguntéis: ¿tiene usted ó ha
tenido blenorragia? Os responderán que nó; pero cuando veais la
oftalmía purulenta, le examinareis la uretra y hallareis que tiene
la antigua gota militar á que no se pone atención y es origen de tan-
tos desastres en el que la padece, en su consorte y en su prole.
Desconfiad de toda conjuntivitis que no podeis examinar por lo
menos tres veces al día durante el primero ó segundo día para que
no Os pueda dar una desagradable sorpresa. Respecto á la oftalmía
purulenta de los recién nacidos basta decir: que á pesar de las per-
fectas maternidades levantadas en los países civilizados, y en las
que no solo no se pierde un ojo de oftalmía neo natorum, sino que
la profiláxis no permite su existencia, todavía los asilos de ciegos
contienen la tercera parte de éstos, provocados por dicha enferme-
dad. Esto obedece á que no es fácil llevar al ánimo de los profanos
la gravedad del pronóstico de esta afección.
En la Isla de Cuba donde hemos probado con estadísticas que la
enfermedad es relativamente benigna, hemos visto quedar ciegos
muchos niños. Ocurre este accidente porque no se presta atención
á las conjuntivitis de los recién nacidos que no manan mucho pus
94. ANALES DÉ LA 7
y aunque parezca una paradoja, nosotros no hemos hallado el gono-
coco alguna vez en gran abundancia de pus y otras lo hemos halla-
do en abundancia, en casos de secreción escasa y que han venido á
consultarnos con las córneas va Inutilizadas.
Conviene pues, desconfiar, para no exponernos á una grave respon-
sabilidad, de toda conjuntivitis al parecer catarral en un recién na-
cido. Tomadla siempre como una oftalmía purulenta y acertaréls, y
por el contrario si atendiendo solo á la escasa secreción pensáis que
es una conjuntivitis catarral y existe en ella el gonococo, cual lo he-
mos visto, la córnea se esfacelará é incurriréis en una gran respon-
sabilidad.
Brevemente os he expuesto lo que conviene tener presente respec-
to de la conjuntivitis; pero de las queratitis poco necesito deciros,
porque ya se usan poco las sales de plomo que solían dejar depósitos
metálicos en las córneas y exigían una operación.
Ahora bien, la irítis que fácilimente se conoce por la inyección
de la conjuntiva, la contracción de la pupila y el dolor en el ojo y
periorbitario puede, aunque parezca extraño, confundirse con el
glaucoma porque tienen como síntoma análogo los dolores y la turba-
ción de la vista. Como no en todos los casos la clase de inyección
conjuntival es perfectamente distinta y la pupila es tan dilatada
que no deje duda se trata de un glaucoma, lega 4 tomarse éste por
una iritis. Esto es tan peligroso que el tratamiento eficaz de la ¡ritis
es capaz de agravar el glaucoma á un grado tal que hace inútil la 1ri-
dectomía, su intervención obligada y salvadora.
El glaucoma puede ser también confundido con una catarata y el
peligro consiste: en que se le aconseja ul paciente estarse tranquilo
hasta que la vista se extinga y se le extraiga la catarata.
Si realmente no hay catarata, cuando recurra al oculista, éste ha-
llará que su mal debió ser tratado en los comienzos, tal vez tres ú
cuatro años atrás con algún fruto y por la falsa ¿nterpretación se ha
perdido el tiempo y no puede hacerse nada en su favor.
De la manera más concisa posible he tratado de exponeros los li-
mitados casos en que debe estar prevenido el médico que no vé enfer-
mos de los ojos diariamente para evitarse un desagrado.
Siá virtud de una larga práctica, más que por competencia, nos
hemos atrevido á dar este paso, el que la posea lo hará con más per-
fección, y si cada cual que se dedica á una especialidad, hiciera lo
mismo dentro de su esfera, el oftalmólogo como. los demás especia-
listas devolveríamos al médico general el servicio que nos presta á
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA . 95
diario. cuando ilustrándonos sobre particulares que interesan al
organismo entero, nos facilita proceder con acierto en el limitado
espacio en que nos desenvolvemos.
El Dr. Cubas hace algunas observaciones al Dr. Santos Fernán-
dez en las cuales se vé que confunde lo expresado por el autor, res-
pecto al diagnóstico establecido entre el glaucoma y la irítis.
El Dr. Valdés Ragués aclara la confusión del Dr. Cubas, cele-
brando por el contrario, como magistral, el diagnóstico establecido
por el Dr. Santos Fernández en su trabajo, considerando de mucha
importancia ese Ciagnóstico diferencial entre el glaucoma y la
irítis.
Con ello se dió por terminada la sesión pública, constituyéndose
la Academia en sesión de Gobierno.
INFORME SOBRE LA DESNATURALIZACION DE LOS ALCOHOLES
DRES. J. P. ALACAN, G. A7TO0NSO CUADRADO Y E. PARDIÑAS
(Sesión del 14 de julio de 1205)
La Secretaria de Hacienda, en comunicaciones de 28
de abril y 10 de junio del presente año, solicita de esta
Corporación que se le informe “si el alcanfor, sustancia
“que hoy se emplea para la desnaturalización de los al-
“coholes y aguardientes—como requisito para eximirlos
“del Impuesto—puede sustituirse por aleuna otra de más
“ventajoso empleo, particularmente la naftalina, que es
“la que se ha propuesto, por ser sustancia de más reduci-
“do costo y de fácil adquisición y empleo, solicitando co-
“mnocer las propiedades de la sustancia que se propone ó
“de cualquier otra que en opinión de la Academia brinde
“bastante garanta al Impuesto especial; es decir, que sea
“difícil Ó casi imposible su eliminación una vez diluida en
“el alcohol ó aguardiente, inutilizándolo como bebida ó
“para preparar éstas”.
Y esta Corporación, en sesión celebrada el 23 del mes
último, designó á los que suscriben para redactar el in-
forme que se solicita por la referida Secretaria de Ha-
96 ANALES DE LA
cienda, teniendo el honor los designados de someter á la
deliberación y acuerdo de la Academia el siguiente pro-
yecto de informe:
Teniendo en cuenta que el objeto que se propone la des-
naturalización de los alcoholes y aguardientes es hacer-
los impropios para beber ó para preparar con ellos bebi-
das, la sustancia que haya de emplearse con tal objeto de-
be comunicarles un olor y sabor desagradables sin que
sea venenosa y sin que pueda separarse fácilmente, pero
que al propio tiempo pueda comprobarse su presencia por
medio del análisis y dosificarse, circunstancia que hace
no muy fácil la tarea de encontrar un buen desnaturali-
zante, obligando al empleo de más de una sustancia de
modo que reunidas puedan llenar el objeto perseguido.
La Comisión, después de haber estudiado los distintos
desnaturalizantes propuestos por los químicos de otros
países que de este asunto se han ocupado, y teniendo en
cuenta también las circunstancias solicitadas por la Se-
cretaría de Hacienda, de que la sustancia empleada debe
ser de bajo precio y de fácil adquisición y empleo, no
ofrece reparo al uso de la naftalina siempre que la acom-
pañe como testigo químico el formol, de modo que pue-
da comprobarse químicamente la desnaturalización de
modo fácil y hacer fácil también la dosificación del des-
naturalizante, circunstancias de gran importancia en este
caso.
La naftalina es una sustancia sólida que se presenta
en láminas de color blanco brillante, delgadas, romboida-
les, de olor fuerte alquitranado, sabor acre y aromático,
cuya densidad á 18” es de 1,151, que se funde á los 79",
hierve á los 218”, á la presión normal se sublima á menor
temperatura, se destila fácilmente con el vapor de agua,
con el alcohol y con los hidrocarburos liquidos, arde con
llama fuliginosa, es insoluble en el agua fría y muy poco
en el agua hirviendo, se vuelve lechosa por enfriamiento,
muy soluble en el alcohol, éter, aceites grasos y volátiles;
la solución alcohólica al ser diluida en el agua le comuni-
ca á ésta su olor fuerte, resiste mejor que el alcohol á la
acción de los oxidantes y se destila junto con el alcohol
aún haciendo la destilación fraccionada, teniendo además
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 97
los siguientes caractéres específicos: A—su solución al-
cohólica de ácido pícrico dá un precipitado amarillo for-
mado por agujas de picrato de naftalina, poco soluble en
los ácidos; B—-+tratada por el ácido sulfúrico que conten-
ga algo de nítrico, dá color moreno ; C—si se calienta sua-
vemente 2cc de ácido sulfúrico 1cc de cloroformo y 0,05
er. de naftalina, el ácido sulfúrico se colorea de rojo y el
cloroformo permanece incoloro.
El formol que no es otra cosa que una solución de for-
maldehido al 40%, es un liquido incoloro de olor pene-
trante, que irrita las mucosas, que puede fácilmente de-
terminarse su presencia en el alcohol por los procedimien-
tos dados á conocer por Lindet.
Adicionado el alcohol de naftalina y formol en las pro-
porciones de cincuenta centigramos por litro de cada una
de ambas sustancias, se obtiene el resultado que se per-
sigue, porque mientras la naftalina le comunica un olor y
sabor desagradables, que no pierde ni por adición de
agua ni por destilación, el formol permite reconocerse y
dosificarse por los procedimientos químicos indicados.
Se acompaña una muestra de alcohol á la que se ha
adicionado el desnaturalizante propuesto en las propor-
ciones indicadas.
En consecuencia de las consideraciones que anteceden,
la Comisión opina, salvo el mejor parecer de la Acade-
mia, que se conteste á la Secretaría de Hacienda en sen-
tido de que no se ofrece reparo alguno al uso de la naf-
talina, siempre que ésta esté acompañada por el formol,
en iguales proporciones, y que éstas pueden ser de cin-
cuenta centígramos de cada una por cada litro de alcohol
98 ANALES DE LA
INFORMES SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. ARTURO BOSQUE
(Sesión del 14 de julio de 1905)
Presentados por el Sr. Eduardo Palú
Se refiere á los siguientes: jarabe pectoral calmante
de brea, codeina y tolú; licor de arenaria rubra; vino re-
constituyente; vino de coca fostatado; aceite de higado
de bacalao creosotado: jarabe de corteza de naranjas
amargas; jarabe sedante de bromuro de litio; digestivo
completo y esencia anti-especifica.
Este informe fué aprobado.
INFORME SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. GASTON ALONSO CUADRADO
(Sesión del 14 de julio de 1905)
1."—Presentados por el Sr. Flaviano Aquiles Mignet.
Se refiere á vinos medicinales.
2.-—Presentado por Manuel L. Rivera.
Se refiere al mentolado higiénico.
3.——Presentado por la Chemische Fabrike Gustrow de *
Alemania.
Se refiere al Eugutorm.
Estos informes fueron aprobados.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 99
LO QUE DEBE SABER DE ENFERMEDADES DE LOS
OJOS EL MEDICO QUE NO ES OCULISTA
POR EL
DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ
(Sesión del 14 de julio de 1905)
El desarrollo de esta tésis, parece á primera vista, dar
como buena la práctica de toda la medicina por un sólo -
profesor; tal vez aceptar como posible él médico enciclo-
pedista de otros tiempos, que ejercía por igual la larin-
gología y la obstetricia, la otología y la ortopedia Ó la ri-
nología y las enfermedades de las vías urinarias.
Nada más lejos de nosotros que semejante apreciación;
la conducta de toda nuestra vida profesional nos absuel-
ve de este pecado. Desde el pri incipio de nuestra carrera
sólo hemos eirado dentro del círculo estricto de las en-
fermedades de los ojos y podemos asegurar que el que os
habla ha sido el primero que en la Isla de Cuba ha ejer-
cido exclusivamente una especialidad cual se venía ha-
ciendo ya en otras partes.
Esta limitación en el terreno del ejercicio profesional
no ha sido óbice para que hayamos tratado de adquirir
los conocimientos que se refieren á la medicina y sus cien-
cias auxiliares.
Nuestros pasos en esta Corporación abonan lo que de-
cimos, así como nuestra constante dedicación á la Prensa
médica; del mismo modo la parte que tomamos en la in-
troducción de la Bacteriología entre nosotros y nuestra
cooperación, aunque modesta, en todos los Congresos y
Sociedades científicas del país y fuera de él.
Aceptar el enciclopedismo sería volver á errores ya de-
purados. Sería admitir nuevamente que la vida de un
hombre, por inteligente que sea, baste para aquilatar en
la práctica, el conocimiento teórico, que ciertamente pue-
de alcanzar de las múltiples ramas de las ciencias mé-
dicas.
100 ANALES DE LA
Pueden las inteligencias privilegiadas llegar á dom1-
nar todo el campo de la medicina, conociendo sus leyes
eenerales basadas en la Anatomía y la Fisiología; pero
está fuera de toda duda y admitido como indiscutible
que en el terreno de la práctica, de la aplicación objetiva,
es imposible llegar á dominar de modo perfecto cada una
de las ramas de la profesión médica. No puede un médico
decirnos la última palabra de lo que se refiera á la opera-
ción de la catarata v. g., y hacer lo mismo á propósito de
las operaciones que se practican en el útero y en la ve-
jiga, porque como dejamos dicho, es corta la vida para
que de cada una de estas materias haya podido formar
un juicio concienzudo basado en su propia observación
sobre el individuo enfermo.
Cierto es que el especialista de los tiempos modernos
no es el de los albores de la medicina, que inspiraba ver-
dadero desprecio por su desconocimiento de la ciencia en
general. Aquél provocó tal oposición al estudio de las es-
pecialidades que países tan adelantados como la Francia
necesitaron palpar el progreso en sus vecinos los alema-
nes, para llegar á crear cátedras especiales, primero en
París y después en todas las Facultades de Medicina de
la República.
Se han convencido que un médico, después de hacer
sus estudios en debida forma, puede, sin menoscabo de su
prestigio, antes bien levantándolo, limitarse á la prácti-
ca de una sola rama de la medicina, para poder mejor
prestar su atención á un número determinado de enfer-
medades, y sobre el conocimiento de las cuales llegar á
constituirse en legítima autoridad.
No obstante, aún cuando un médico se circunscriba
v. gr., á ver casos exclusivamente de medicina y otro los
que atañen sólo á la cirugía, tienen uno y otro forzosa-
mente que tropezar con enfermos agenos al ramo á que
se consagran y á los que no puede rechazar en el primer
momento. Una vez, se trata de un antiguo cliente, al que
ha curado años tras años de enfermedades que encuadran
entre las que él atiende y que reclama en un momento
dado con urgencia sus cuidados, afectado de otro género
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 101
de dolencia, distinta de las que él trata constantemente,
por ejemplo de una enfermedad de los ojos.
Por desagradable que sea para el médico fijar su aten-
ción en un particular que rarísima vez se presenta á su
consideración, se vé obligado á atenderlo, á darle su op1-
nión al paciente y hasta recetarle, pues no es hora ya de
dirigirlo al especialista, está tal vez en punto en que no
lo hay, ó llegará á él si está distante con dos ó tres días
de retardo. j
Como no puede estar, desde luego, sin tratamiento el
enfermo, siquiera no sea más que por la idea del abando-
no, en que se ha de suponer, hasta llegar al especialista,
forzoso se le hace al médico formar un diagnóstico por lo
menos provisional, digámoslo así, por las circunstancias,
y colocarse en condiciones de que lo'recetado, á virtud de
un examen superficial y sin los elementos para hacerlo
completo, mantenga las cosas de modo tal, que permitan,
sin perjuicio del paciente, que se realice más tarde un
diagnóstico definitivo, por quien se consagre á ese ramo
especial de las ciencias médicas.
Hechas estas aclaraciones preliminares, comprende-
réis mejor ahora que no es nuestro ánimo dar á los mé-
dicos en general un curso de oftalmología que no necesi-
tan por dos razones: la primera porque muchos de ellos
antes de dedicarse al ejercicio de la profesión, lo siguie-
ron, como siguió el que os habla, uno de obstetricia en
su oportunidad, con el fin de adquirir mayor ilustración
en todas las ramas de la medicina, pero nunca para prac-
ticar la obstetricia; la segunda porque el estudio práctico
de toda la oftalmología le sería perfectamente inútil y
hasta imposible de obtenerlo, si la atención es solicitada
de diverso modo y su finalidad es ejercer la profesión en
otro sentido.
En efecto, es fácil comprender como había de aspirar
á hacer con todo acierto una operación de catarata, quien
tiene cientos de operaciones de otro género que practicar,
Ó no se ocupa de hacer ninguna, porque no se consagra
á Lee cirugía.
- No obstante, por el hecho expuesto, de tener que ver si-
quiera sea del modo provisional algún enfermo- de los
102 ANALES DE LA
ojos, es conveniente que todo médico tenga presente unas
cuantas reglas, que no son muchas, á virtud de las cua-
les, puede evitarse un error que pudiera afectar su buen
nombre y la salud de su cliente, tal vez el más antiguo y
querido de entre todos y á quien desea de corazón benefi-
ciar y al que pudiera dañar diagnosticando á la ligera su
enfermedad ocular, como veremos más adelante.
Creemos con lo expuesto haber justificado el motivo
que nos ha inducido á ocuparnos de la oftalmología que
debe conocer el médico que no ejerce la especialidad de
las enfermedades de los ojos.
TI
Empecemos por las enfermedades de la conjuntiva
que, como es sabido, fuera de epidemias, constituyen el
30% de las afecciones oculares.
No nos vamos á ocupar de las conjuntivitis agudas
cuya infección se toma de la atmósfera como se ha de-
mostrado por la O de los bacilos de Koch-Weebs
Morax- Axentfeld, Hansell y otros; consisten otras en que
el principio tóxico está en la sangre, como en el saram-
pión, ó viene de un lugar distante del mismo cuerpo, co-
mo en la purulenta ó blenorrágica; por eso es de gran
trascendencia fijarse en que no haya pus. Mientras la se-
creción sea mucosa, se trata de una conjuntivitis de las
que siempre se han llamado catarrales, cuyos gérmenes
no tienen ni con mucho la virulencia de las que presentan
pus que frecuentemente lo provoca el gonococo.
Aquellas pueden ser combatidas más tardíamente ó de
modo más ó menos activo; pero desde el momento que
hay pus, debe temerse la presencia del gonococo, sólo ó
asociado, intra ó extraocular; nos hallamos en presencia
de uno de los más graves peligros para el ojo y de aquí
la conveniencia de que se establezca el tratamiento apro-
piado por quien corresponda y se vigile atentamente al
paciente.
No queremos, ni de soslayo, hablar de lo que en estos
casos hacen los profanos fuera de aquí, los lavados con
orinas, las cataplasmas de leche, hojas de té, aplicaciones
de carne cruda y aún de pedazos de placenta y otras as--
ÁCADEMÍA DE CIENCIAS DE LA HABANA 1083
querosidades, pues queremos hacernos la ilusión de que
nuestro pueblo es menos inculto que esas masas de otros
países de población excesiva y descuidada.
Para demostrar la gravedad de la presencia del pus y
sus consecuencias, referiremos hechos desgraciados, no
ya acaecidos en manos de médicos no especialistas, sino
de quienes tenían legitima competencia, y ellos sólo da-
rán una idea de lo que pudiera ocurrir á los que por no
estar observando á diario enfermos de los ojos, han de
tener menos obligación de estar prevenidos.
Una mañana es consultado un oculista extranjero por
un individuo que tenía un ojo ligeramente inyectado; n
había secreción de ningún género y por tanto estaba lejos
de sospechar se tratase del comienzo de algo grave. Or-
denó al paciente algo de lo que es corriente disponer en
estos casos; no pudo suponer que se presentasen nuevos
sintomas y el enfermo no le consultó al cambiar el cuadro
de éstos. A las pocas horas de recetarle sobrevino ede-
ma de los párpados, se inició la secreción de aspecto puru-
lento, se aumentaron las molestias y hasta al tercer día
de enfermedad, cuando la supuración era abundante y-el
quémosis torturaba la córnea, en señal de que las toxinas
del gonococo, realizaban su acción destructora, el enfer-
mo no creyó conveniente volver al oculista que se quedó
espantado y le increpó por su inercia culpable.
A pesar de que se estableció acto continuo un trata-
miento apropiado no se pudo dominar el mail y el ojo se
perdió, no sin que el culpable pretendiese acusar al médi-
co de una desgracia debida á su indolencia.
Otro enfermo en que se advierten sintomas no claros
de una oftalmía purulenta es prevenido por el oculista de
consultarle al día siguiente ó antes Si se le presenta-
sen tales manifestaciones. El individuo presta poca aten-
ción á lo que se le advierte, como ocurre frecuentemente
por incuria ó por la malicia de creer que somos alarmis-
tas interesados, y no volvió sino al tercero ó cuarto día
alegando que indisposiciones de sus familiares, se lo ha -
bian impedido y la distancia á que vivía, etc., etc.; pero
trayendo en tales condiciones el ojo que no había espe-
ranzas de salvarlo. No obstante se estableció el plan apro-
104 ANALES DE LA
piado, el cual no logró dominar ya la enfermedad y el ór-
gano se destruyó.
Podríamos citar un número considerable de casos aná-
logos sacados de nuestra práctica; pero de exprofeso he-
mos citado dos casos de la agena porque al eximir á
nuestros colegas de responsabilidad por las razones ex-
puestas, no hemos de pecar de apasionados.
Bastan los dos casos citados para demostrar la grave
responsabilidad que puede resultarnos de una simple hi-
peremia de la conjuntiva, que tantas veces sobreviene solo
por saltar al ojo la más insignificante partícula de polvo
ó cosa análoga; pero cuando obedece aquella á los co-
mienzos de una infección y no se atiende oportunamente
suelen experimentarse desagradables sorpresas.
Y si esto puede ocurrir al oculista que tiene, repetimos,
motivos para estar más advertido, porque le menudean
estos casos, cuan fácil será sorprender al médico general
que ve más de tarde en tarde enfermos de los ojos.
Ciertamente que estableciendo desde luego un interro-
gatorio se va derecho al bulto, si los enfermos, digesen
siempre la verdad ó supiesen lo que deben decir; pero nos
ha ocurrido estar tratando una oftalmía purulenta en un
enfermo que aseguraba no haber tenido blenorragia y del
examen de sus órganos genitales resultó que la tenía en
más ó menos actividad.
'Podo lo expresado tiende á probar que las conjuntivi-
tis, sobre todo las purulentas de los adultos, deben mante-
ner en justificada alarma á los profesores médicos en ge-
neral, porque es la enfermedad de los ojos que más veces
triunfa de los recursos de la medicina y no pocas veces
porque se le ataca tarde y en malas condiciones.
Nos hemos referido, de intento, á la conjuntivitis pu-
rulenta de los adultos exclusivamente, porque nos reser-
vábamos estudiar á parte la oftalmía purulenta de los re-
cién nacidos, ó sea la oftalmía neonatorum.
Con decir que en todas partes la mayoría de los cie-
gos que ocupan los asilos provienen de esta enfermedad,
está justificado que nos ocupemos de un particular que
no ha de ser en verdad nuevo para los que nos escuchan.
Es lo cierto, sin embargo, que á pesar del progreso
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 105
realizado en el mundo con la creación de las grandes
maternidades levantadas en los países más civilizados,
aun produce ciegos la oftalmía neonatorum, cuando en
_ realidad no debía producir ninguno ó reducido número,
si se quiere, atendiendo á que en medicina no hay nada
matemático y hay siempre que contar con las circunstan-
cias concomitantes de naturaleza local, y otros motivos
qhe no necesitamos enumerar y que cambian las deter-
minaciones del médico ó el resultado de sus indicaciones.
Los desastres que siguen á la oftalmía purulenta de
los recién nacidos, no obedecen, las más de las veces, á que
los médicos en general desconozcan la gravedad de esta
afección. En todos los libros está consignada y cuando
un profesor se encuentra en presencia de un caso típico,
con abundancia de pus sobre todo, recuerda el pronóstico
de la enfermedad y trata de dirigir el niño á persona 1dó-
nea que establezca el tratamiento. Pero todos los casos
no revisten este aspecto, que aunque parezca paradógico
no es forzosamente siempre el más grave. Los hay que
parecen solo tener una oftalmía catarral y examinando
la secreción, después de ver que ha producido lesiones en
la córnea, resulta que está aquella llena de gonococos.
Por el contrario y aquí está lo paradógico, hemos tenido
casos que han recurrido al tratamiento después de estar
el globo del ojo bañado constantemente en abundante
pus y al buscar una explicación de la inmunidad del glo-
bo del ojo la hemos encontrado en que, en aquel pus tan
abundante no había gonococos ó estaban en exiguo nú-
mero.
He aquí porque juzgamos falaz considerar como ca-
tarral la oftalmía de un recién nacido, la prudencia exige
que sin previos y repetidos exámenes bacteriológicos, su-
pongamos siempre la existencia de gonococos, si no que-
remos pasar por la dura pena de incurrir en un descuido
que puede provocar la pérdida de un ojo, ó convertir en
ciego un niño que puede llegar á vivir muchos años para
su desventura.
En definitiva: un niño recién nacido puede padecer
una oftalmía catarral; pero de todo estado catarral de la
conjuntiva en un recién nacido debe desconfiarse y con-
106 d ANALES DE LA
siderársele como una oftalmía purulenta de escasa secre-
ción, porque de equivocar el diagnóstico tomando por of-
talmía purulenta la que es catarral, ningún mal se si-
gue; pero la equivocación en sentido contrario es en ex-
tremo lastimosa.
Respecto de las enfermedades de la conjuntiva no ha-
remos referencia á ninguna otra más; ni siquiera hemos
de llamar la atención del diagnóstico diferencial entre
la conjuntivitis y la 1rítis que puede hacerse sólo por el as-
pecto de la inyección vascular las más de las veces (1) y
por el de la pupila y el humor acuoso; pero que otras sólo
la intensidad del dolor y la fotofobia obligan á recurrir
al especialista que encuentra ya sinequias posteriores. No
vamos á dar un curso de oftalmología y por tanto aunque
existen otras enfermedades como el tracoma v. gr., que
puede hacer incurrir en error de diagnóstico, no preten-
demos evitar éste en lo absoluto, pues á diario se come-
ten y se rectifican, aún por los más experimentados, sino
que tratamos de fijarnos solo en lo que ofrece peligro serio
para el enfermo y alguna responsabilidad para el médico.
Por eso no hablamos tampoco de la contraindicación
de los preparados de plomo en las afecciones de la córnea,
pues si desde tiempos inmemoriales las sales de este me-
tal tienen un poder curativo indiscutible, está probado
que cuando existen úlceras en la córnea, éstas curan in-
dudablemente; pero quedando un depósito metálico que
si lo tolera la piel, no así la córnea que experimenta los
perjuicios de la existencia de un cuerpo extraño.
Estos y otros particulares son ya peculiaridades de la
práctica oftalmológica, que no tiene urgencia de conocer
(1) En efecto la inyección en la conjuntivitis no está limitada á la par-
te anterior del ojo, sino también á la posterior y se extiende á lacara intér-
na de los párpados; es reticular y se mueve con la conjuntiva, su color es
vivo de escarlata Ó rojo de ladrillo. Cuando la inyección procede de la
irítis Ó del glaucoma, se limita á la región periquerática, es rosada ó violá-
cea palida y aun cuando se muva la conjuntiva por medio del borde del
párpado, los vasos no se mueven con ella.
Esto obedece á que en la conjuntiva hay dos sistemas vasculares: el
de los vasos conjuntivales posteriores y el de los vasos ciliares anteriores,
no obstante á causa de las numerosas anastomosis vasculares, puede ocu-
rrir que en las inflamaciones intensas del segmento anterior del ojo, la in-
yección se generaliza y se confunde la congestión de los vasos conjuntivales
posteriorés propia de la conjuntivitis simple y la de los vasos ciliares an-
teriores legitima en la irítis y el glaucoma interesándose ambos sistemas.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 107
el médico en general, y por esta razón no tratamos de
especializar y omitimos ocuparnos de otros particulares
de análoga naturaleza.
¡001
Las enfermedades de la conjuntiva bulbar y las de la
córnea son agenas, las más de las veces, á lo que hemos
señalado en las conjuntivitis purulentas, que son palpe-
brales; no tienen tampoco un curso tan rápido y por tan-
to dan tiempo para tomar medidas oportunas, de acuerdo
con el criterio que sustentamos.
Las afecciones del iris, con la irítis á la cabeza, sí se
prestan á confusiones lamentables; porque no siempre
las enfermedades de los ojos como las de otros órganos,
presentan el cuadro completo de sintomas que hace impo-
sible el error de diagnóstico.
No siempre la inyección de la conjuntiva en la irítis
afecta una forma tan distinta de la de una conjuntivitis
que no quepa la menor duda de su existencia; sino que
puede presentarse la ausencia de dolor ocular ó periorbi-
tario, ó escasa fotofobia y como la falta ó disminución de
la vista no produce alarma, al que no está habituado 1 '
los diversos matices de la coloración conjuntival y desco-
noce la presencia de una i1rítis, no se ordena el tratamien-
to apropiado, y cuando la intensidad de los síntomas hace
caer en la cuenta y dirigirlo al oculista, existen sinequias
posteriores múltiples que comprometen la vida del ojo ó
la atresia pupilar completa que le ha hecho para siempre
' incapaz de ver.
Este accidente ocurre con más frecuencia, cuando la
irítis es indolente, y eso no es lo general; en los casos do-
lorosos los sufrimientos fuerzan al médico y al enfermo
-á tomar determinaciones serias y éstas ponen á cubierto
de un desastre.
Ocurre también que la forma dolorosa puede conftun-
dirse con el glaucoma agudo, sobre todo en los primeros
días para los no habituados á la oftalmología y en este
caso las consecuencias son también funestísimas.
En efecto, el tratamiento dirigido á provocar la dila-
tación de la pupila, que es en un caso de irítis el primer
108 ANALES DE LA
paso que debe darse, es dañino sobre toda ponderación
en el glaucoma; al grado de que en un ojo sano y en in-
dividuo de avanzada edad, los midriásicos pueden deter-
minar el glaucoma y, si son capaces de provocarlo en un
ojo solamente predispuesto á él, no cuesta mucho calcular
cuánto se agravaría el mal si se aplicasen una vez ya de-
clarado éste.
Conviene pues estar prevenidos, pues aunque se trata
de afecciones de naturaleza muy diversas cabe el error,
y no pocas veces lo hemos visto producirse. En tal con-
cepto cuando los sintomas dolor ocular ó periorbitario
van unidos a la inyección de la conjuntiva bulbar, muy es-
pecialmente si esto recae en un sujeto mayor de 40 años,
debe recordarse que el no usar los midriásicos constituye
una grave falta y el recetarlos, cuando existen síntomas
de arterio esclerosis general ó predisposición al glauco-
ma, puede determinar la explosión de éste. No debemos
olvidar que algunas veces es de efectos tan fulminantes
el glaucoma, y reviste tal gravedad, que se hace impo-
tente para combatirlo la iridectomía, las más de las veces
eficaz si se aplica á tiempo, la esclerotomía anterior ó la
ecuatorial, el estiramiento del nervio nasal (Badal) y la
resección del simpático cervical, y también el uso á larga
mano de la eserina, la pilocarpina, la arecolina, etc., etc.
IV
Las enfermedades del fondo del ojo que pueden expo-
ner á una confusión de consecuencias desagradables,
son: la catarata y el glaucoma.
La catarata que en determinadas circunstancias pue-
de ser conocida fácilmente hasta por los profanos, á la
simple inspección, ofrece algunas veces serias dificulta-
des para ser diagnosticada; pero éstas se pueden vencer
cuando se tiene la práctica suficiente y se está prevenido.
El error que suele cometerse más veces, no descansa,
bien estudiado, en la incompetencia del médico para el
diagnóstico, sino en cierto descuido al formularlo sir f-
jarse en más síntoma que en la disminución de la vista
del individuo afectado y su edad avanzada. Es verdad
que ésta es la apropiada para la presentación de este mal;
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 109
pero no es por sí sola ni acompañada de la falta de vista
lo bastante para formar juicio, omitiendo todo otro gé-
nero de examen. Pocas veces se incurre en la equivoca-
ción por el aspecto azuloso del cristalino, tan frecuente
en personas de edad provecta, aunque perfectamente sa-
nas y sin aquejar ninguna perturbación ocular; pero no
ha faltado quien se haya dejado engañar por esa aparen-
te opacidad del cristalino.
El admitir la existencia de una catarata cuando real-
mente no la hay y como consecuencia, recomendar al en-
fermo que aguarde á la extinción completa de la vista
para ser operado, tiene graves inconvenientes.
Puede el sujeto padecer de un desprendimiento de la
retina ó de otra enfermedad en que los recursos terapcu-
ticos de la oftalmología sean escasos y recibir relativa-
mente poco perjuicio, con no estar sometido precozmien-
te al tratamiento más adecuado; pero también puede pa-
decer una afección del nervio óptico ó de la retina en que
el establecimiento de un plan apropiado detendría ó do-
minaría la afección y en este caso se le ha hecho id
un tiempo precioso.
Cuando el paciente se presenta al oculista para ser
operado de catarata, forzosamente se entera de que nc
tiene esta enfermedad, sino otra que debió ser atendida
tres, cuatro ó cinco años antes.
Puede estar igualmente atacado de un glaucoma que
después del primer acceso agudo, deja al ojo afectado, no
pocas veces aparentemente sano y sólo con falta de vista
más Ó menos acentuada. Esto es lo que hace creer en la
existencia de la catarata y entonces puede ocurrir que la
demora en establecer el verdadero diagnóstico, dé lugar
á excesos sucesivos que coloquen las cosas en estado tal
de gravedad y de sufrimiento, que cuando sea diagnos-
ticado de glaucoma por el oculista, la iridectomía, opera-
ción aceptada para combatirlo, por las autoridades en
oflalmología, resulte ya del todo ineficaz por lo tardía en
aplicarse.
V
Pudiéramos extendernos más, entrando en detalles so-
110 ANALES DE LA
bre algunas otras afecciones en que cabría también un
error de diagnóstico; pero esto no sería práctico y recar-
garía el cuadro haciendo más difícil la retención del es-
caso número de hechos sobre los que pretendemos fijar
sólo la atención del médico general.
De este modo limitándonos á señalar nada más que
un corto número de enfermedades; en que los errores se
repiten con relativa frecuencia, pudiera conseguirse el
resultado efectivo de prevenir al médico y estando con
tal motivo en guardia, por tratarse de un circunscripto
número de particulares, evitar fácilmente lo que pudiera
perjudicar á su crédito y á la salud de sus clientes.
Si este paso que nos atrevemos á dar, dentro del cam-
po de la oftalmología, autorizados por una larga consa-
gración á este género de estudio, más que por nuestra
competencia, lo imitasen los que están dotados de ésta
en el cultivo de otras especialidades, realizarían un buen
servicio en el ejercicio profesional; nadie podría consi-
derarse lesionado, ganaría el paciente, no perdería nada
su médico con indicarles en tiempo oportuno el camino
que debía tomar para recobrar de modo eficaz la salud;
y el oftalmólogo, como los que se dedican á otras espe-
cialidades devolvería al médico general la ayuda que
tan frecuentemente les presta ilustrándoles sobre el esta-
do general del enfermo para mejor conocer el local en el
circunscripto campo de su observación y deliberación.
JUNTA DE GOBIERNO
PARA EL BIENIO DE 1905 A 1907
ELEGIDA EL DIA 28 DE ABRIL DE 1905
Presidente: Dr. Juan Santos Fernández.
Vice: Dr. Tomás V. Coronado.
Secretario: Dr. Gustavo López.
Vice: Dr. Jorge Le-Roy.
Tesorero: Dr. Francisco I. de Vildósola.
Bibliotecario: Dr. Enrique Acosta.
Conservador de los Museos: Dr. Pedro Valdés Ragués
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 111
En la sesión de Gobierno celebrada el 14 de julio de
1905, la Academia aprobó los siguientes nombramientos
de los Académicos que han de formar parte de las tres
secciones y diez comisiones que dispone el Reglamento.
SECCIÓN DE MEDICINA, CIRUGÍA Y VETERINARIA
Director: Dr. Tomás V. Coronado.
SECCIÓN DE FARMACIA
Director: Dr. Gastón Alonso Cuadrado..
SECCIÓN DE CIENCIAS
Director: Dr. Pedro Valdés Ragués.
COMISION HS
1."—-BIOLOGÍA
Director: Dr. Enrique Acosta.
Secrciario: ,, José A. Presno.
,, Miguel Sánchez Toledo.
Juan N. Dávalos.
José A. Valdés Anciano.
,”»
”
2. *—PATOLOGÍA Y CLÍNICA MÉDICAS
Director: Dr. Joaquin Jacobsen.
Secretario: ,, Enrique Saladrigas.
,, Manuel G. Lavín.
., Antonio Díaz Albertini.
»y Gonzalo Aróstegui.
“—PATOLOGÍA Y CLÍNICAS QUIRÚRGICAS
Director: Dr. Ignacio Placencia.
Secretario: ;, Gustavo G. Duplessis.
, Agustín de Varona.
Alberto S. Bustamante.
.,. Fernando Méndez Capote,
112 ANALES DE LA
4. *— HIGIENE Y DEMOGRAFÍA
Director: Dr. Vicente de la Guardia. A
Secretario: ,, Enrique B. Barnet.
”. Alonso betancoutt.
» Rafael Weiss.
» Juan Guiteras.
5..—MEDICINA LEGAL Y LEGISLACIÓN SANITARIA
Director: Dr. Gustavo López.
Secretario: ,, Jorge L.e-Roy.
Tomas Yo Coronado:
, Guillermo Benasach.
» Ignacio Calvo.
6*— MEDICINA VETERINARIA
Director: Dr. Francisco Etchegoyen.
Secretario: ,, Honorato Lainé.
., Antonio de Górdon.
», Manuel Ruiz Casabo.
,, Miguel F. Garrido.
7—FARMACIA, TERAPÉUTICA Y BOTÁNICA
Director: Dr. Domingo Hernando Segui.
Secretario: ,, Francisco I. de Vildósola.
a Jose iBsalacan:
y, Arturo Bosque.
» Carlos Moya.
8. — TOXICOLOGÍA, QUÍMICA LEGAL Y ANÁLISIS
FÍSICO-QUÍMICOS
Director: Dr. Gastón Alonso Cuadrado.
Secretario: ,, Emilio Pardiñas.
. Manuel Delfín.
Sr. Francisco Paradela.
Dr. Emilio Alamilla.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA TS
9. "—GEOLOGÍA, MINERALOGÍA Y PALEONTOLOCIA
Director: Dr. Pedro Valdés Ragués.
Secretario: ,, Ramón Palacio.
», Arturo Amigo.
, Ramón Villalón.
Joaquín Diago.
10."——ANTROPOLOGÍA Y ZOOLOGÍA
Director: Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario: ,,- Felipe García Cañizares.
JOSE NI. Cespedes,
», Domingo F. Cubas.
» Gabriel Casuso.
En sesión de Gobierno del 14 de julio se acordó decla-
rar en receso la Academia hasta el 29 de septiembre, fa-
cultando á la Junta de Gobierno para convocar á sesión
extraordinaria en caso necesario.
ANALIS DE LA
Acta de la sesión pública extraordinaria del 1? de septiembre de 1905.
Presidente: Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario: Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número: Dres. Enrique Acosta.—
Ignacio Calvo.—Domingo Fernández Cubas.—Tomás Vicente Co-
ronado.—Gastón Alonso Cuadrado.—Felipe García Cañizares.—
A
Domingo Hernando Seguí.—Jorge Le-Roy.—Carlos Moya.—
Emilio Pardiñas.—Pedro Valdés Ragués.
Honorario: Dir. Claudio Delgado.
Leída el acta de la sesión anterior (14 de julio) fué aprobada.
1 Sr. Secretario dió cuenta del movimiento de la Biblioteca y
de las siguientes comunicaciones :
Entrada.—De la Secretaría de Gobernación devolviendo sellado
uno de los ejemplares del Reglamento impreso por el que se ha de
regir la Academia según Decreto Presidencial número 378.
De la misma escritos números: 16598, 16678, 16679, 16680,
16681, 16865 y 18152, sobre preparados farmacéuticos.
Del General Leonardo Wood manifestando haberse enterado de
que la colección de peces había llegado á la Academia y añadiendo
que es un gran placer para él hacer todo lo que pueda por la Aca-
demia á la cual se encuentra orgulloso de pertenecer.
De la Dirección de la Estación Central Agronómica de Santiago
de las Vegas, solicitando comprar la obra de Gundlach Contribu-
ción ú la Entomología Cubana.
Del Sr. Ignacio Rivero (de Barcelona), remitiendo la obra “Pato-
logía de las enfermedades epilépticas y mentales”, para que esta
Academia dictamine sobre ella.
Del Dr. Jorge Vega Lamar remitiendo, desde Santa Isabel de las
Lajas, un ejemplar teratológico, al que acompaña una breve des-
cripción. E
Del Dr. Francisco I. de Vildósola, presentando la renuncia de su
cargo de Tesorero de la Academia, por sus múltiples ocupaciones.
Del Gobierno Civil, remitiendo expediente número 4201, de San
José de las Lajas, sobre infracción de las Ordenanzas de Farmacia.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 115
Del Dr. Gabriel Casuso, participando haber tomado posesión, el
23 de agosto, de la Secretaría de Agricultura, Industria y Comercio
de la República de Cuba.
Salida.—A la Secretaría de Gobernación, remitiendo los infor-
mes sobre preparaciones farmacéuticas, aprobados en la sesión del
14 de julio.
A la Secretaría de Hacienda, remitiendo el informe emitido con
motivo de la desnaturalización de los alcoholes.
Al Sr. Tesorero de la Academia, participándole el nombramiento
de estacionario de la Biblioteca á favor de D. Rafael G+ómez.
Al Sr. Rafael Gómez, nombrándolo estacionario de la Biblioteca.
A la Secretaría de Gobernación, remitiéndole los dos ejemplares
del Reglamento impreso de la Academia.
A la Secretaría de Gobernación, participándole no haber recibido
las muestras de las píldoras de Bristol á que se refiere su escrito
número 16680.
A los Académicos de la Sección de Farmacia, solicitando evacuen
con urgencia los informes que tengan pendientes sobre preparacio-
nes farmacéuticas y que han de ser discutidos en la sesión extraor-
dinaria del 1.” de septiembre.
Concede la palabra el señor Presidente al Dr. Domingo Her-
nando Seguí, para leer un INFORME SOBRE PREPARACIONES FARMA-
céuticas: del Dr. Gardano, presentadas por el mismo; digestivo
Mojarrieta, presentado por el Sr. Larrazabal; las designadas con
los nombres Ferment Pommes y Neurotropo Marcial, presentadas
por el Sr. Taquechel; las denominadas Celerina Aletris, Pinus Ca-
nadensis blanco y Pinus Canadensis obscuro, de Kenedy, presenta-
das por el Sr. Johnson. El Ponente dice en su informe que procede
autorizar la introducción y venta en la República de todas las pre-
paraciones enumeradas. Este informe mereció la aprobación de la
Academia, salvando el Dr. Domingo F. Cubas su voto, por ser en
contra.
El mismo Dr. Hernando Seguí, lee otro INFORME acerca de la
Emulsión de Keppler y Extracto de malta de Keppler, presentadas
por el Sr. Ernesto Sarrá; y las designadas con los nombres Vejtiga-
torio Rosa Beslier y Esparadrapo Beslier, por el Dr. Fernando Lla-
no, creyendo también es de autorizarse la venta en la República, de
estos preparados.
También fué aprobado este informe, haciendo constar el Dr. Cu-
bas su voto en contra.
116 ANALES DE LA
Finalmente dá lectura á otro INFORME acerca del preparado del
Sr. F. Marrero, que con el nombre de Betónica, fricción fortifican-
te, excitante, afrodisiaca, viene por segunda vez á esta Academia.
El Sr. Ponente opina que la modificación introducida en esta pre-
paración, no es bastante para que responda á las indicaciones que
según el mismo llena, y por tanto debe ser rechazada. nuevamente.
Se aprueba por unanimidad este informe.
El Dr. Gastón Alonso Cuadrado ocupa la tribuna y dá lectura á
UN INFORME RELATIVO Á LAS PASTILLAS DE STOVAINE DE BILLON
presentadas por el Sr. Ernesto Sarrá, pidiendo sea autorizada su
venta en esta Isla.
Fué aprobado este informe menos por el Dr. Cubas, que hace
constar su voto en contra.
El Dr. Carlos A. Moya ocupa después la tribuna, leyendo tres IN-
FORMES : uno acerca de preparados farmacéuticos presentados por el
Dr. F. Taquechel á nombre de la casa Bonette de París y otro pre-
sentado por el Dr. Ernesto Sarrá, en nombre de la casa Flourens de
Bordeaux, refiriéndose cada uno de ellos á variados productos y los
cuales son informados favorablemente por el señor Ponente. La
Academia se sirvió aprobar dichos informes, haciendo constar el
Dr. Cubas su voto en contra.
El Dr. Emilio Pardiñas lee un INFORME SOBRE CÁPSULAS DEL
DR. AILAINE al ¡ioduro de potasio puro, opinando que se autorice su
uso y venta en la República.
Este informe fué igualmente aprobado, dejando constancia de su
voto contrario el Dr. Cubas.
El mismo Dr. Pardiñas dió cuenta de varias observaciones que se
le habían ocurrido con ocasión del INFORME SOBRE LA DIGESTINE,
producto farmacéutico que había sido informado por el Dr. Moya y
que quedó sobre la mesa, á petición de los Dres. Pardiñas y Her-
nando Seguí.
Aclaran ambos señores el juicio que les ha merecido dicho infor-
me, ratificando el expuesto por el señor Ponente de que puede au-
torizarse su venta en la República. Así se acuerda por la Academia.
El Dr. Cubas deja constancia de su voto en contra. .
El Dr. Pardiñas, en nombre del Dr. Arturo Bosque, que ha ex-
cusado su asistencia á la sesión, por enfermedad, presenta dos INFOR-
MES relativos á una larga lista de preparaciones, que en dos fechas
distintas hia solicitado el Dr. Ernesto Sarrá. Ambos informes fue-
ron aprobados por la Academia exceptuándose de uno de ellos; lós
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA EE7
preparados Serum anti-staphylococcique, Staphylase du Dr. Doyen,
Staphylase iodurée y Staphylase bromurée, los cuales acordó la Aca-
demia fueran enviados al Dr. Enrique Acosta, para que hiciera de
ellos un estudio y emitiera el informe correspondiente en su calidad
de bacteriólogo.
Se dió cuenta por el Secretario, del escrito de la Secretaría de
Gobernación, relativo al Bálsamo Pectoral de Allen, Perry Davis
Pain Killer, Jarabe Weavers, productos que fueron rechazados
por la Junta Superior de Sanidad y acerca de los cuales la referida
Secretaría pide informe por que estos mismos productos habían sido
informados favorablemente por la Academia.
Con este motivo emitieron su opinión los Dres. Hernando Seguí,
Emilio Pardiñas y Claudio Delgado, respecto á lo que esta Acade-
mia debiera hacer, acordándose pedir copia de las fórmulas de di-
chos productos á la citada Secretaría y dejando nombrada uno co-
misión compuesta de los Dres. Hernando Seguí y Alonso Cuadrado,
para que oportunamente informasen respecto á este particular.
Y no habiendo otro asunto de que tratar, se dió por terminada
la sesión.
INFORMES SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. DOMINGO HERNANDO SEGUI
(Sesión del 1. de septiembre de 1905)
Se refieren á los siguientes:
1.-—Presentados por el Sr. José Gardano: esencia zar-
zaparrilla; jarabe depurativo; cápsulas Gardano, y pape-
lillos antidisentéricos.
Presentado por el Sr. Juan Larrazabal: digestivo Mo-
jarrieta.
Presentados por el Sr. Francisco Taquechel: ferment
pommes de la casa A. Fouris y neurotrope marcial de la
casa H. Lacroix.
Presentados por el Sr. M. Johnson: celerima; aletris
118 ANALES DE LA
cordial; pinus canadensis de Kenedy obscuro y pinus ca-
nadensis de Kenedy blanco.
2.“—Presentados por el Sr. E. Sarrá: emulsión de
Keppler y extracto de malta de Keppler.
Presentados por el Dr. Fernando Llano: vegigatorio
rosa Beslier y esparadrapo Beslier.
3.”—Presentada por el Sr. F. Marrero (su autor):
BETÓNICA, fricción fortificante, excitante, afrodisiaca,
vegetal.
Estos informes fueron aprobados.
INFORME SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. GASTON ALONSO CUADRADO
(Sesión del 1.” de septiembre de 1905)
Se refiere al siguiente: pastillas de stovaine Billon pre-
sentada por el Dr. Ernesto Sarrá.
Este informe fué aprobado.
INFORMES SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. CARLOS MOYA
(Sesión del 1. de septiembre de 1905)
Se refiere á los siguientes:
1.—Presentados por el Dr. F. “Paquechel á nombre de
la casa Bonetti de Paris: lecitina granulada; grageas de
lecitina; grageas de lecitina guayacolada; gayacitina,
ampoyas de lecitina pura; arsiquinina píldoras; ampo-
yas de arsiquinina; gerapsetol Walthy; yodalia.
2. —Presentados por el Dr. E. Sarrá: pastillas thyroi-
dine; pildoras thyroidine.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 119
3.——Presentado por la Digestine Manufacturing Com-
pany de New-York: Digestina.
Estos informes fueron aprobados.
INFORME SOBRE UN PREPARADO FARMACEUTICOO
POR EL
DR. EMILIO PARDIÑAS
(Sesión del 1.? de septiembre de 1905)
Se refiere á las cápsulas du Dr. Ailaime al yoduro de
potasio puro. Presentado por el Dr. Alfredo Bosque.
Este informe fué aprobado.
INFORMES SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. ARTURO BOSQUE
(Sesión del 1. de septiembre de 1905)
Se refiere á los siguientes :
1."—Presentados por el Dr. E. Sarrá: licor de Her-
més; mistura antidiabética de Martín, pildoras de Rebi-
llón, jarabe de Rebillón; papel Fayard; pildoras de Ra-
tié; cápsulas tenifugas de Kirn; polvos y cigarros antias-
máticos de Gambier; urotropina Chanteaud y sedlitz
Chanteaud.
2.—Presentados por el Dr. E. Sarrá: gránulos anti-
moniales de Papillaud; gránulos antimonio ferrosos de
Papillaud; tribromurado de A. Gigon; píldoras de H.
Bosredon de Orleans; ulmarol del Dr. A. Gigon; gotas
120 ANALES DE LA
amargas del Dr. A. Gigon; valerianose; aube-iodo Lup
del Dr. A. Gigon; cápsulas de bacilina y ámpulas de baci-
lina del Sr. Mase Ravenet; vino uranado de Pesquí; hie-
rro de Quevenne y bromhidrato de quinina de Boile, vino
de Defresne á la peptona, pildoras de Defresne á la pan-
creatina; peptona de Defresne en polvo; polvo de pan-
creatina de Defresne; elíxir de pancreatina de Defresne
y aceite pancreático de Defresne del Sr. Paul Macquaire;
cigarros antiasmáticos de Espic del Sr. Rouffilange; eli-
xir de virginia del Sr. E. Landrin; vino de Bugeaud; sue-
ro antistaphylicoccique; staphylase du Dr. Doyen; sta-
phylase iodurée; staphylase bromurée y proteol del doc-
tor Lebeanet y veritables pilules de Blaud del Sr. A. Men-
dre, farmacéuticos todos de Paris.
El primer informe fué aprobado en todas sus partes y
del segundo fueron aprobadas todas las preparaciones
menos el serum anti-staphyloccocique; staphylase du doc-
tor Doyen; staphylase iodurée y staphylase bromurée las
cuales quedaron pendientes de informe por tratarse de
productos bacteriológicos.
: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABAN qa
Acta de la sesión pública ordinaria del dia 29 de septiembre de 1905
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—Dres: E. Acosta.—J. P. Alacán.—To-
niáis V. Coronado.—(G. Alonso Cuadrado.—D. Fernández Cubas.
—F. García Cañizares.—D. Hernando Segní.—J. Jacobsen.—
J. Le-Roy.—C. Moya.—J. A. Presno.—J. A. Valdés Anciano.
Leída el acta de la sesión anterior (extraordinaria del 1.” de sep-
tiembre) fué aprobada.
La Secretaría dá cuenta de las siguientes comunicaciones:
Entrada.—Del Dr. Gonzalo Aróstegui, solicitando cuarenta y
cinco días de licencia para los Estados Unidos.
Del Dr. Francisco I. de Vildósola, participando haber tomado
posesión del cargo de Sub-Secretario de Agricultura, Industria y
Comercio el día 2 de septiembre.
De la Secretaría de (Gobernación, escritos «números 19.611,
19.612, 19.643, 20.110, 20.669 sobre preparaciones farmacéuticas.
Del Juzgado de Instrucción del Centro, solicitando informe en
causa por duelo, número 4 de 1905.
Salida.—A la Secretaría de Gobernación, remitiendo los infor-
mes aprobados en la sesión del primero de septiembre.
A la misma, solicitando copia de las fórmulas del bálsamo pecto-
ral de Allen; Perry Davis Pain Killer y jarabe de Weavers.
Al Dr. Enrique Acosta, nombrándole ponente para que informe
acerca del Serum anti-staphylococcique; staphylase hbromurée y sta-
phylase iodurée du Dr. Doyen.
A los Dres. Alonso Cuadrado y Hernando Seguí, nombrándolos en
comisión para reconsiderar el informe emitido por el Dr. Delfin
acerca del bálsamo pectoral de Allen, Perry Davis Pain Killer y
jarabe de Weavers que fué calificado por la Junta Superior de Sa-
nidad, como un nostrum.
Al Dr. Gonzalo Aróstegui, concediéndole los cuarenta y cinco
días de licencia, para los Estados Unidos, que solicitó.
139 ANALFS DE LA
Entrando en la orden del día, el señor Presidente concede la pa-
labra al Dr. Tomás V. Coronado, quien lee un INFORME EN CAUSA
POR DUELO, consultado por la Audiencia de Santiago de Cuba, el
cual fué aprobado sin discusión.
El Dr. Hernando Seguí, ocupa después la tribuna para leer un
INFORME ACERCA DE INFRACCIONES DE LAS ORDENANZAS DE FARMA-
CIA, cuyo informe, procedente del Gobierno Civil, ha venido á esta
Academia por decreto del Sr. Presidente de la República, á fin de
que no dejara de cumplirse el trámite reglamentario de oir el pare-
cer de esta Corporación. El informe del Dr. Hernándo Seguí fué
también aprobado, sin discusión.
Es ocupada la tribuna por el Dr. G. Alonso Cuadrado, quien en
nombre de la Comisión nombrada en la sesión anterior, lee el INFOR-
ME emitido para reconsiderar el suscrito por el Dr. Manuel Delfín
y aprobado por esta Academia el 9 de junio del año actual, relativo
al bálsamo pectoral de Allen, Perry Davis Pain Killer y jarabe de
Weavers.
Una vez concluída la lectura de este informe se pide por el doc-
tor J. P. Alacán la lectura del informe de la Junta Superior de Sa-
nidad. La ponencia da lectura á este trabajo. Enseguida el Dr. Ala-
cán expone, que dicha Junta no puede hacer la apreciación de que
se trate de un nostrum puesto que no le es aplicable ese calificativo
toda vez que los citados preparados, cada uno de ellos tiene su fór-
mula bien determinada y bien precisada, siendo esto lo bastante
para no poderse clasificar de tal modo.
El Dr. Jacobsen, que es á la vez miembro de la Junta de Sanidad,
hace saber que no recuerda en absoluto lo que en la citada Junta
pasara con ocasión de estos preparados. Y por este motivo se reser-
va su voto respecto al particular de que se trata.
En su vista el Dr. Hernando Seguí propone que siendo el doctor
Duplessis el que emitió el informe y á su vez Académico, venga á
esta Corporación á discutir las razones que haya tenido para juzgar
de ese modo esos medicamentos.
El Dr. Alacán lo apoya.
El Dr. G. Alonso Cuadrado expone que el Dr. Duplessis no po-
drá venir aquí á sostener lo afirmado en la Junta Superior de Sani-
dad, puesto que esos preparados tienen su fórmula y el objeto de su
informe ha sido el ponerlas bien en evidencia, traduciéndolas todas
al castellano. Expone, que como venían expuestas las referidas fór-
mulas, podían ser rechazadas por aparecer, hasta cierto punto, in-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 123
comprensibles. Por eso él ha tenido el trabajo de hacerlas compren-
sibles unificando las medidas en ellas expuestas.
Como quiera que el Dr. Hernando Seguí insistiese sobre la con-
currencia del Dr. Duplessis, el Dr. Garrido expone que no hacemos
nada aquí con discutir con el Dr. Duplessis, puesto que para él este
asunto está definitivamente resuelto y dadas las explicaciones conte-
nidas en el informe, no ha de dejar de comprenderlas el mismo doc-
tor Duplessis. Entonces el Dr. Hernando Seguí retira su proposi-
ción, y queda aprobado el informe menos el voto del Dr. D. Fernán-
dez Cubas y la reserva que del suyo hizo el Dr. J. Jacob: .;.
El Dr. J. Le-Roy dá lectura á su trabajo anunciado sobre EL
CUARTO ANIVERSARIO DE LA ERRADICACIÓN DE LA FIEBRE AMARILLA
DE LA HABANA, el cual mereció ligeras observaciones de los doctores
Fernández Cubas, Coronado y López.
El Dr.J. A. Presno usa por último de la palabra y da cuenta de
un caso de EMASCULACIÓN TOTAL DEL PENE, con presentación del en-
fermo, el cual es examinado por todos los presentes, quienes felicitan
al Dr. Presno, por su éxito operatorio.
Con ello se dió por terminada la sesión, constituyéndose la Aca-
demia en otra de Gobierno. 7
INFORME MEDICO LEGAL EN CAUSA POR DUELO
POR EL
DR. TOMAS V. CORONADO
(Sesión del 29 de septiembre de 1905.)
El señor Juez de Instrucción de Santiago de Cuba dice
á este Juzgado lo que sigue: “Santiago de Cuba, catorce
“de septiembre de 1905.—Sr. Juez de Instrucción del
“Distrito del Centro.—Habana.—Señor: En cumpli-
“miento de providencia dictada en la causa número 4 del
“corriente año, que como Juez Especial por Delegación
“del Tribunal Supremo, instruvo por el duelo entre los
“señores F..... SO POSE: Mea. 2h , le dirijo el
“presente con el finde que se sirva interesar de la Acade-
“mia de Medicina el siguiente informe: “Si un individuo
“que presentaba en seis de julio último en el tercio infe-
194 ANALES DE LA
“rior del antebrazo derecho y sobre su borde interno tres
“lesiones, Ó mejor dicho, tres erosiones superficiales, li-
“neales, que solo interesaban la epidermis, dirigidas de
“arriba á bajo y de atrás á delante y ligeramente hacia
“fuera; la posterior de cinco centímetros es paralela á la
“anterior de solo dos centímetros de longitud; la media
“converge con la posterior por su extremidad inferior y
“ella solo mide uno y medio centímetros estando separa-
“da por medio centímetro de dicha herida posterior y dos
de la anterior.”
“Los extremos en que ha de dictaminar dicha Acade-
“mia de Medicina, son los siguientes: primero: qué arma
“ha producido dichas lesiones, si lo fueron de uno ó va-
“rios golpes, si el instrumento que las causó era cortante,
punzante, contundente, ó de qué clase, ó si ha sido un
“proyectil de arma de fuego.-—Segundo: si el instrumen-
“to vulnerante ha podido serlo alguna de las piezas de
“zinc que se acompañan.—Tercero: en caso afirmativo
“ha podido el lesionado causarse las heridas descriptas
“al rozar involuntariamente por descuido, el brazo des-
“nudo con uno de los bordes de dichas piezas de zinc,
“en ocasión que tomaba un objeto del interior de la ne-
“vera donde esas mismas piezas se encontraban”
En cumplimiento del mandato judicial para que esta
Academia informe en causa por lesiones, y después de un
estudio detenido de los antecedentes y observación de las
piezas de zinc, el ponente que suscribe propone los si-
guientes razonamientos en que se fundarán las conclusio-
nes con las cuales se responde á la interrogación del señor
Juez de Instrucción de Santiago de Cuba.
No es posible pensar que un arma de duelo, espada, et
rete ó sable, esgrimida por un contendiente, no ya en un
duelo formal, sino en simple asalto de práctica pueda de-
terminar tres escoriaciones tan superficiales que solo des-
prendan la capa epidérmica. Las lesiones determinadas
por cualquiera de estas armas de duelo tenían que ser ne-
cesariamente de mayor importancia, hiriendo ó contun-
diendo no la epidermis, sino el corión dérmico ó el dérmis
en su totalidad, y en el informe nada se dice de herida del
dérmis ni de las marcas indelebles—por algunos dias—-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 125
que hubiera dejado la contusión lineal con una de esas ar-
mas blancas.
No se concibe pues, que las lesiones observadas hayan
sido producidas por instrumento cortante, punzante ni
contundente.
Un proyectil de arma de fuego jamás podría determi-
nar lesiones parecidas á las observadas en el brazo del le-
sionado. Solamente al laminarse una bala percutiendo so-
bre una lámina de acero ó sobre una roca granítica, las
chispas del plomo producirían heridas lineales y superfi-
ciales; pero éstas jamás serían paralelas ni tan inofen-
sivas.
Dado el aspecto de simples rasguños superficiales que
levantan la epidermis, es muy factible que hayan sido pro-
ducidas por los ángulos agudos de cualquiera de las dos
piezas de zinc y por un mecanismo bien fácil de compren-
der, si nos fijamos en el automatismo de los movimientos
instintivos é impulsivos cuando una picadura, un araña-
zo Ó golpe hiere una de nuestras extremidades. Sucede
en esos casos que inconscientemente las lesiones se mul-
tiplican, como ha resultado en el caso consultado. Araña-
do el brazo por el ángulo agudo del zinc, un movimiento '
corto y rápido determinó la escoriación pequeña y diver-
gente y en último extremo la huida enérgica y pronta
del miembro, la escoriación más prolongada, que resulta
ser la más interna de las tres. Es cuerdo presumir que al
tomar un objeto del interior de la nevera donde se encon-
traban las piezas de zinc, los hechos se realizaran tal co-
mo lo hemos expuesto. E
CONCLUSIONES:
Primera.—Las escoriaciones observadas en el brazo
del lesionado no han sido producidas por instrumentos
cortantes, punzantes ni contundentes, manejados agresi-
vamente. Tampoco pueden haber sido determinadas por
proyectil de arma de fuego.
Segunda.—Es factible que los ángulos agudos de las
piezas de zinc determinaran los rasguños.
Tercera.—Sií ha podido el lesionado causarse las heri-
das descritas al rozar involuntariamente y por descuido,
el brazo desnudo, con uno de los bordes cortantes de di-
126 ANALES DE LA
chas piezas de zinc, en ocasión de tomar un objeto del in-
terior de la nevera donde esas mismas piezas se encon-
traban.
INFORME SOBRE INFRACCION DE LAS ORDENANZAS
DE FARMACIA
POR EL
DR. DOMINGO HERNANDO SEGUI
(Sesión del 29 de septiembre de 1905.)
La Secretaría de Gobernación ha remitido á esta Aca-
demia el expediente formado al Ldo. E..... EONSUR
con motivo de una denuncia formulada contra el mismo
porel ¡D5h Rua! o. , farmacéutico el primero y
médico el segundo, de San José de las Lajas, para que
esta Corporación emita el informe á que se contrae el
artículo 46 de las Ordenanzas de Farmacia.
Este voluminoso expediente, extractado, se reduce á
lo que sigue: “El Alcalde de la ya citada población, San
José de las Lajas, dirigió una comunicación al Goberna-
dor Civil de la provincia de la Habana, manifestándole
que, en virtud de denuncia del Dr. R..... ATA había
sido ocupada en la casa de una señora vecina de la loca-
lidad, una botella conteniendo una poción despachada en
la fanmaciar del Lido E 22.2: ELBT SD: , poción que, á
consecuencia de la sustitución en ella de un medicamento
por otro, había originado trastornos en el organismo de
la paciente. Que la alarma producida por este hecho y los
comentarios de los vecinos ameritaban se girase una visi-
ta extraordinaria á la citada farmacia.
Realizada esta visita por el comisionado del Gobierno
Civil, Dr. Llansó, éste propuso y el Gobernador aceptó
prescindir del hecho denunciado por el Dr. A..... , toda
vez que la intervención del Juzeado, ocupando el frasco
de la medicina, hacía imposible el examen de ésta, medio
el más adecuado para aclarar este asunto.
En el expediente en que consigna ese señor Subdele-
gado los resultados de su visita, formula contra el licen-
Cd Ei ds bres Eat , los siguientes cargos:
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 1297
1.—No haber podido acreditar la propiedad de la far-
macia con documento aleuno.
2.— Haber despachado la repetición de la fórmula nú-
mero 8125 con solo la presentación del pomo y sin la au-
torización del facultativo.
3-—Que el Ldo. H..... ha despachado la fórmula
número 8263 que dice: “Pomada resolutiva” sin especi-
ficar sus componentes y que la mayor parte de los medi-
camentos despachados en su farmacia eran recetados
porerDEM
Termina el expediente proponiendo al Gobierno Civil
la imposición de una multa de cincuenta pesos por cada
uno de los referidos cargos, pues, á su juicio, ha infrin-
ende: por el primero: los artículos 77 y 79 de las Ordenan-
zas de Farmacia; por el segundo: los artículos 16 y 17; y
por el tercero: los artículos 69 y 84 de las citadas Orde-
nanzas.
El Gobernador Civil Aa ali Adora sz las
tres multas pedidas por el Subdelegado; posteriormente
dejó sin efecto la primera por haber exhibido el interesa-
do testimonio de la escritura por la que adquirió todas
las pertenencias de la farmacia, quedando firmes las:
otras dos.
Flribdos Ebdoos. interpuso recurso de alzada para
ante el Secretario de Gobernación, pidiendo se dejaran
también sin efecto esas dos; y el señor Presidente de la
República en decreto de fecha 14 del mes próximo pasa-
do dijo: que en la instrucción del expediente se había
prescindido del dictamen, indicado en el artículo 46 de las
Ordenanzas de Farmacia, que debía emitir la Academia
de Ciencias; procediendo por tanto subsanar esa omisión
antes de dictar una resolución definitiva sobre la alzada
interpuesta.
Son, por lo tanto, dos los ES concretos sobre que
harde aitormar esta Corporación: 1. »1 el Ldo. ¿Hijulos.
ha infringido los artículos 16 y 17 de las Ordenanzas
de Farmacia por el hecho de haber repetido una fórmula
sin orden del facultativo. 2.” Si ha infringido los artícu-
los 69 y 84 de las mismas ordenanzas porque el mayor nú-
mero de las recetas despachadas en sy farmacia corres-
*
ES os -
128 ANALES DE LA
ponden al Dr. M... y por haber despachado una fórmu-
la que dice: “Pomada resolutiva” sin especificar los in-
gredientes.
En cuanto al primer extremo, desde luego hay que
descartar el artículo 17 porque se refiere exclusivamente
á medicamentos heróicos en dosis extraordinarias y no es
de esta clase ninguno de los que figuran en la fórmula re-
petida, cuya composición es la siguiente: Terpina 2,00,
Codeina 0,40, Bromoformo 1,90, Glicerina 125 ,00. Para
usar por cucharaditas.
Debemos ver solamente si resulta inirmeido el artículo
16 que dice: “Los Farmacéuticos no despacharán sin
“receta de facultativo legalmente autorizado, sino aque-
“llos medicamentos que son de uso común en la medicina
“doméstica, y los que suelen prescribir verbalmente los
“mismos facultativos médicos, cirujanos ó veterinarios.”
Entiende el ponente que el farmacéutico no ha despacha-
do esa medicina sin receta; la ha despachado con la receta
del facultativo á la vista; no ha hecho otra cosa que rel-
terar, á petición del cliente, el despacho de un medica-
mento con la receta de un facultativo legalmente autori-
zado y eso no hay artículo ninguno en las Ordenanzas de
Farmacia que lo prohiba. Y que esta es la interpretación
racional del artículo, lo demuestra el hecho indudable de
que diariamente se repiten en todas las farmacias de la
República infinidad de recetas sin que se le hava ocurrido
á nadie pensar que con ello se infringían las Ordenanzas
de Farmacia.
Veamos el segundo cargo: o eli 5, do? AUNAe ha
infringido los artículos 84 y 69 de las tantas veces cita-
das Ordenanzas de Farmacia. Fundamentos del cargo:
Que la mavor parte de las recetas despachadas en su far-
macia son del Dr. M..... y que ha despachado una rece-
ta de este facultativo que decía solamente: “Pomada re-
solutiva”
Ninguno de los dos hechos, ni los dos reunidos prue-
ban que haya connivencia entre el Dr. M..... y el Ldo.
NUS. - En primer lugar el expediente no nos da un
estado comparativo entre las fórmulas que hace al año el
DeriM alos, v las que hacen sus compañeros, ni tampoco
ha visto el Sr. Subdelegadó las que se despachan en la
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 129
otra ú otras farmacias, si es que existen en la localidad,
dato indispensable, pues muy bien pudiera ser el hecho
observado la consecuencia natural de recetar el citado
DESVE?. 0.2 más que sus colegas. Por lo que hace al des-
pacho de la pomada resolutiva, esta puede hacerse en
cualquier farmacia; los índices de los formularios más
usados en las boticas: Dujardin Baumétz, Dorvault, etc.,
están llenos de “Pomadas resolutivas” la única molestia
que le ocasionaría esa fórmula al farmacéutico, sería la
de preguntarle al médico cuál de las diversas fórmulas co-
nocidas con ese nombre deseaba se le preparase; pudien-
do y debiendo, si la consulta no fuese posible, por cual-
quier motivo, preparar la que con ese nombre figura en
la 5.* edición de la Farmacopea Española.
Pero hay más: admitiendo que si el mayor número de
recetas despachadas en esa farmacia corresponde al doc-
oro , se debe á que éste recomienda á sus clientes
que acudan á ella ; admitiendo también que, si la receta de
“Pomada resolutiva” decía eso escuetamente, era porque
ya habían convenido el Dr. M..... Peras...
en los ingredientes que había de llevar. Admitido todo
esto, serviría tan solo para probar que existía aleuna in-
teligencia ó acuerdo entre el Dr. M.... yel Ldo. H....;
pero no que se había infringido el artículo $4 de
las Ordenanzas de Farmacia, porque éste terminante-
mente dice: “Se prohibe toda asociación, arreelo ó con-
“veniencia entre médicos y farmacéuticos para procurar-
“se, directa ó indirectamente, una ganancia sobre las re-
“cetas ó medicamentos que prescriban ó despacharen.” Y
de ese fin utilitario, condición indispensable para que re-
sulte punible la asociación, no aparece en todo el expe-
diente el menor indicio.
De la infracción del artículo 69, es inútil ocuparse por-
que se limita á prohibir las consultas en las boticas.
En virtud de'todo lo expuesto, tengo el honor de pro-
poner á la Academia se sirva aprobar las siguientes con-
oca
Los hechos comprobados en el expediente forma-
do, a Edo Et e , con motivo de denuncia
formulada contra el mismo PO A e cirtdc a RR
130 ANALES DE LA
no constituyen infracción de los artículos 16, 17, 84 y 69
de e Ordenanzas de Farmacia.
: ¡No procede, por lo tanto, aplicación de pena algu-
na e referido profesor como consecuencia de lo que arro-
ja el expediente citado.
INFORME EMITIDO POR UNA COMISION
DE FARMACIA,
(Doctores Alonso Cuadrado y Hernando Seguí.)
nombrada para reconsiderar el informe emitido
por el
Dr. Delfin y aprobado por la Academía
el 9 de junio de 1905.
(Sesión «lel 29 de septiembre de 1905)
El señor Presidente de esta Corporación nos ha entre-
eado para el informe correspondiente, el expediente for-
mado por la Secretaría de la Gobernación, con motivo de
haber rechazado la Junta Superior de Sanidad, las fór-
mulas de bálsamo pectoral de Allen, Perry Davis Pain
Killer y jarabe de Weaver: por considerarlas prepara-
das por charlatanes.
El hecho en sí, no tendría nada de particular, porque
habiéndose desatado en todas las naciones civilizadas la
fiebre de confecciones medicamentosas y patentizarlas,
más bien con objeto de explotar la credulidad pública,
cada vez más inconsciente, que con el propósito de ali-
viar á la humanidad doliente, á la República llegan in-
mensidad de preparados de patente, sin contar los que se
producen en Cuba, adornados sus envases con todas las
galas de la medicina romancista de la edad media: de
modo que si no viene una reacción saludable, pronto se
han de clasificar á las facultades de medicina y farmacia
en la misma categoría que los vendedores ambulantes de
amuletos milagrosos.
La Sección de Farmacia de esta Corporación ha reci-
bido, por cientos, preparados galénicos de todos géneros,
cuyos análisis efectivos necesitarían la vida completa de
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 131
los Académicos que la componen, y por lo tanto práctica-
mente en la mayoría de los casos, no pueden hacer más
que un análisis ó examen visual de los preparados, y ate-
nerse á la comprobación de las fórmulas que acompañan
los industriales en sus solicitudes. Siendo este el hecho
escueto, no puede existir más criterio que el que se dedu-
ce de la racionalidad de las fórmulas, procurando obser-
var si hay compatibilidad en los ingredientes farmacoló-
gicos que las constituyen.
Pero las dificultades para esta Academia son mayores,
porque la República carece de una legislación apropiada,
y no cuenta con más Códicos farmacéuticos que la última
edición de la Farmacopea Española, ya anticuada y desa-
creditada en la misma España desde que se editó, y unas
Ordenanzas, vetustas y anacrónicas, de las que práctica-
mente sólo se puede cumplir de un modo imperfecto el
artículo 15.
Por estas circunstancias, y otras que sería prolijo enu-
merar, Cuba es el centro donde vienen á acudir medica-
mentos de patente de todas partes del mundo, apoyados
los unos por notabilidades médicas, y otras por profeso-
res apenas conocidos en la comunidad; pero en la mayor
parte de los casos, dichas fórmulas no tienen nada de
particular, ni nada que sea desconocido entre los que se
dedican á la ciencia de curar, poseyendo sin embargo en
casi su totalidad la excelente cualidad le ser inofensivos
á la salud.
Concretándose ahora la Comisión que suscribe, al jui-
cio que la merecen las desautorizadas por la Junta Supe-
rior de Sanidad, debemos manifestar previamente que no
tiene á la vista dichos preparados, juzgando solo por las
copias de las fórmulas que acompañan al expediente; y
en este caso somos de opinión que dichas fórmulas son
racionales, al modo de innumerables que ya se han consi-
derado, é infinidad de otras que aparecen en los formu-
larios extranjeros como el Dorvault, Bouchardat €, con-
formándonos en este sentido con la opinión del Dr. Del-
fín, de que dichas fórmulas tienen dosificación apropiada.
Pero al mismo tiempo esta Comisión ha de reconocer que
132 ANALES DE LA
la redacción de las fórmulas que constan en este expe-
diente, carecen de toda forma científica y literaria, puesto
que existe una mezcla de nombres españoles, ingleses y
latinos: redacción que predispone á juzgar de un modo
desfavorable dichas preparaciones; porque además vie-
nen dosificadas con arreglo á las antiguas medidas medi-
cinales que no son oficiales en Cuba, y que ya están supri-
midas en muchos formularios americanos. En este sen-
tido, la Academia debiera haber exigido la redacción en
debida forma.
Para subsanar esta omisión, los que suscriben han tra-
ducido los nombres ingleses de los ingredientes, han re-
dactado las fórmulas en debida forma, y reducido al sis-
tema decimal las dosis, debiendo advertir que en los Es-
tados Unidos es muy general la dosificación antigua, y
quizás haya sido la razón de no haber llamado la atención
en el primer informe.
En vista de lo expuesto, la Comisión que suscribe es de
opinión que la Academia sostenga el acuerdo propuesto
por el Dr. Delfín, y que se incluyan las fórmulas escritas
en castellano y reducidas las cantidades en cien partes
por el sistema decimal, para que vuelvan á ser reconside-
radas por la Junta Superior de Sanidad, teniendo en
cuenta los datos que acompañan, y que muestran no ser
un nostrum, puesto que se hallan compuestas de materia-
les farmacéuticos consignados en las Farmacopeas Es-
pañola y Americana.
Habana, 28 de Septiembre de 1905.
Dr. Gastón A. Cuadrado.
Dr. Hernando Segui.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 133
CUARTO ANIVERSARIO
DE LA ERRADICACION DE LA FIEBRE AMARILLA
DE LA HABANA
POR EL
Dr. Jorge Le-Roy y Cassá
(Sesión del 29 de septiembre de 1905)
Desde que en 28 de septiembre de 1901 aparecieron en
la calle de Dragones números 4, 6 y 8 los dos últimos ca-
sos de fiebre amarilla, de origen autóctono, hasta ayer,
han transcurrido precisamente cuatro años sin que en la
ciudad de la Habana haya vuelto á ocurrir ninguno, á
pesar de los 29 importados (y confirmados como tales
desde aquella fecha hasta la presente) y de los 3 inocula-
dos experimentalmente.
En ese tiempo se han presentado todas las circunstan-
cias posibles para que la fiebre amarilla haya podido ha-
cer su aparición nuevamente no solo en la Habana sino
en todo el territorio de la República, pues el número de
inmigrantes cada día es mayor y por tanto el de indivi-
duos en condiciones de receptividad; hemos estado rodea-
dos de focos amarillos que nos han enviado constante-
iente enfermos, los que han penetrado en nuestro suelo
con las precauciones exigidas por la Sanidad, de acuerdo
con las doctrinas modernas acerca de la transmisión del
mal, y por último hemos tenido la importación de mos-
quitos infectados y de enfermos que burlando la vigilan-
cia han podido propagar el mal, y sin embargo de todo
esto la fiebre amarilla ha quedado reducida á los casos
importados y á los dos producidos en Santiago de Cuba
por los mosquitos escapados cuya infección se limitó á
dos casos solamente y sin consecuencia alguna.
¿Qué prueba esto? La verdad de la teoría sustentada
134 ANALES DE LA
desde 1881 por el Dr. Carlos Finlay desde esta misma
tribuna y confirmada mas tarde por todos los hombres de
ciencia verdaderamente serios y sinceros.
Conocida por todos los que de enfermedades tropica-
les se ocupan, la doctrina de la estegomia como agente de
propagación del germen amarillo; descrita por mí en los
trabajos presentados en el Congreso Sanitario Interna-
cional (1) y en la Sociedad de Estudios Clínicos (2) la
última epidemia de fiebre amarilla y pintada de mano
maestra la agonía y muerte de aquel terrible mal en el
Primer Congreso Médico Nacional Cubano por los doc-
tores Albertini, Guiteras y Martinez, que formaban la
ponencia que desarrolló el tema oficial PROXILAXIS DE LA
FIEBRE AMARILLA EN CUBA, no necesito insistir más so-
bre cuestiones ya juzgadas; pero si debo hacer constar,
con motivo del cuarto aniversario de su erradicación de
la Habana, los peligros á que hemos estado expuestos y
la manera como se han conjurado, demostrando una vez
más la incontrastable potencia de las leyes sanitarias,
cuando éstas, como sucede en este caso particular, des-
cansan sobre principios científicos absolutamente com-
probados.
En el cuadro que á continuación presento, doy á cono-
cer los casos participados como sospechosos de fiebre
amarilla y los confirmados con sus resultados desde el 28
de septiembre de 1901 á igual fecha de 1905, poniendo á
continuación de él las procedencias de los mismos.
(1) Estadística de fiebre amarilla.— Trabajo presentado al Congreso
Sanitario Internacional celebrado en la Habana del 15 al 20 de febrero de
1902.—Rev. de Med. Tropical, Mayo 1902.
(2) Estadística de fiebre amarilla.—Desaparición de dicha eufermedad
en la ciudad de la Habana, demostrada por los datos de la misma.—Comu-
nicación á la Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana (Sesión del 20 de
abril de 1902 —Habana 1902 y Archivos de la Sociedad de Estudios Clíni-
cos de la Habana. T. XI pág. 277.
ACADEMÍA DE CIENCIAS DE LA HABANA
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A
1386 ANALES DE LA
La procedencia de los 32 casos de fiebre amarilla es
como sigue:
Fiebre amarilla experimental (Habana) 3; Santiago
de las Vegas, 1; dudoso 1 (en la Habana del 19 al 24 de
abril 1902) (1)
Importados de México: Veracruz, 13; Progreso, 3;
Tampico, 2; Mérida de Yucatán, 1; de Venezuela: Guan-
tá, 1; La Guaira, 1; de Colombia: Cespata, 1; de Pana-
má: Colón, 3.
Pero como la fiebre amarilla ha desaparecido no solo
de la Habana, sino de todo el territorio de la República,
consigno á continuación los ocurridos en ella de entonces
acá para que se pueda tener un conocimiento exacto de la
cuestión.
El único caso sobre el que pudiera existir duda, y que
importa mucho desvanecer, es el siguiente:
En el “Public Health Reports (Vol. XV II—part. lI—
pág. 1698) se lee un cablegrama fechado en Nuevitas el
16 de julio de 1902, que copiado á la letra dice: "WYMAN:
one death yellow fever Gibara.—Mc Connell” y en las
páginas 1798 y 1799 de la misma publicación se habla del .
propio caso y se dice que fué tratado por un médico de la
localidad; 1u0ho, however, did not report the case as suspi-
cions. (Si hubiera sido sospechoso indudablemente lo hu-
biese participado,.según orden que tienen todos los médi-
cos y que han cumplido regularmente).
En el Suplemento y nota adicional al Informe bianual
sanitario y demográfico de la República de Cuba, años
1902 y 1903 aparece en la página 119 consignado en Gi-
bara en el año 1902 una defunción por fiebre amarilla, cu- -
yos datos fueron tomados del acta número 44 del Regis-
tro Civil de aquel Juzgado, la que se refiere á Gonzalo
Hernández, varon, blanco, soltero, natural de Canarias,
de oficio marinero, fallecido á las 2 p. m. del 10 de julio
de 1902 de fiebre amarilla, según certificado del médico
municipal Dr. Agúero.
Ahora bien, á pesar de estas citas consignadas en do-
(1) Veáse respecto de este caso mi trabajo: Un año completo sin ie-
bre amarilla en la Habana, Rev. de la Asociación Méd. Far. de la Isla de
Cuba, Año III, pág. 61.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA RES
cumentos oficiales, como ni antes ni después se habían
presentado otros casos de fiebre amarilla en la localidad,
emprendimos una serie de investigaciones para compro-
bar la exactitud ó falsedad del diagnóstico formulado y
encontramos en la carta firmada por el Dr. Carlos J. Fin-
lay, como Jefe de Sanidad, dirigida al Secretario de (0-
bernación en 1.” de agosto de 1902 y publicada en el /n-
forme Sanitario y Demográñico de la Ciudad de la Haba-
na del mes de julio de dicho año, lo siguiente:
“Habiéndose recibido aviso de un caso de muerte por
“Fiebre Amarilla el día 10 de julio en un obrero del puer-
“to de Gibara, provincia de Santiago de Cuba, se dispuso
“en el acto la investigación correspondiente, habiendo re-
'"sultado hasta el momento actual que el caso sea en ex-
““tremo dudoso, tanto más cuanto que ni antes en varios
“años, ni después de su presencia se haya observado nin-
“gún otro en aquella localidad, en la que precisamente un
“quinto de su población resulta no ser inmune.”
Sin embargo, esto no me satisfizo y acudí al propio doc-
tor Finlay, quien con su característica bondad me ha per-
mitido examinar toda la documentación oficial relativa
al particular y extractar y publicar los siguientes datos
que demuestran de una manera evidente que ese caso pu-
blicado como muerto de fiebre amarilla no lo fué en rea-
lidad, obedeciendo su publicación á un error de diagnós-
tico, que no había sido enmendado en el acta del Registro
Civil.
Efectivamente, de los documentos examinados consta
que el tal Gonzalo Hernández era un isleño, marinero,
que llegó á Gibara en el vapor “Banan”, procedente de
la Guaira el 9 de noviembre de 1901 (ocho meses preci-
samente antes de su muerte), sin haber salido de los alre-
dedores de la localidad, donde no había habido ni un solo
caso de vómito en más de cuatro años, según informa el
Dr. Gómez, médico del Puerto de Gibara; el que también
participa que el Dr. Gurrí lo había asistido al comienzo
de su enfermedad.
En una carta del expresado Dr. José Gurrí, fechada el
24 de julio, se dice que el citado Hernandez fué á parar á
una fonda de marineros el 4 ó el 5 de julio, llevando en-
138 ANALES DE LA ¿e
tonces tres días de enfermedad; procedente del puerto de
Vita (cerca de Gibara), presentando hasta el día 7 que
lo asistió “Síntomas y carácter de una fiebre biliosa gra-
ve de forma adinámica, haciéndome sospechar una im-
fección palúdica” y que en vista de las malas condiciones
del local fué trasladado á la Enfermería Municipal, igno-
rando el curso posterior de la enfermedad.
En un telegrama pasado por el Gobernador Civil de
Santiago de Cuba á la Secretaría de Gobernación, como :
resultado de la investigación practicada, se encuentran
las siguientes bases para formular el diagnóstico de fie-
bre amarilla: “Cefalalgia, albúmina en la orina, piel
“amarillenta en demasía, diarrea muy biliosa y sangui-
“nolenta, fiebre cuarenta grados constante, pulso cien,
“pérdida de conocimiento, lengua saburrosa, petigna
“(sic) (debe ser petequias) en el cutis, dolor de los miem-
“bros, mucha sed, sensibilidad abdómen, al extremo eva-
“cuaciones albinas y negruzcas, orina escasa, ansiedad,
“postración y pulso en extremo débil al final”.
Por último, sometido el caso con todos sus anteceden -
tes á la Comisión de Fiebre Amarilla, ésta con fecha 12
de agosto de 1902 dictaminó que: no hay datos funda-
mentales con los cuales llegar á ese diagnóstico (fiebre
amarilla ).
Tanto por el examen de los antecedentes que acaba-
mos de extractar y que demuestren una historia clínica
muy poco conforme con la de los casos normales de fie-
bre amarilla, como por el carácter esporádico del caso,
pues no hubo ni antes ni después enfermos de vómito en
la localidad, cuanto por el fallo de la Comisión que tuvo
en cuenta todas las circunstancias que arrojó la investi-
gación se deduce que el caso de Gonzalo Hernández no
debe figurar en nuestra estadística como muerto de fiebre
amarilla.
En febrero de 1904, estuvo también la República en se-
rio peligro de contaminación amarilla por los tripulantes
de una barca noruega arribados á Cayo Niquero, pero
dejemos su descripción al Dr. Finlay. (1)
(1) Carta del Inf. Mens. Sanitario y Demográfico de la República de
Cuba correspondiente al mes de febrero de 1904.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 139
“La barca noruega “Eugen” llegó á La Guayra (Ve-
“nezuela) el día 15 de diciembre de 1903, y durante su
“permanencia en aquel puerto, el 13 de enero murió su
“cocinero de una enfermedad que no fué diagnosticada
“entonces; pero que por los hechos sucesivos se deduce
“que fué Fiebre Amarilla, de la cual se había declarado
““aána epidemia por aquella fecha en La Guayra.
“La barca se hizo á la mar el día 20 de enero para
Manzanillo, Cuba, con doce hombres de su tripulación
“y con el capitán y su segundo ya infectados de la enfer-
“medad, muriendo ambos en la travesía los días 1.” y 2
“de febrero respectivamente. Sin piloto á bordo encalló
“el barco el día 4 de febrero en el bajo de Buena Espe-
“ranza, 11 millas al nordeste de Niquero. Al día siguien-
“te todo el resto de la tripulación, con dos hombres ya
“enfermos, abandonaron el buque en dos botes, tratando
“de acercarse al muelle de Niquero, lo que no lograron
“realizar.
“Uno de los botes, con un oficial y dos marineros, vol-
“vió al barco, mientras que el otro con siete hombres, in-
“cluso los dos enfermos, permaneció bogando próximo á
“la costa hasta que fueron recogidos por el Médico del
“Puerto de Manzanillo, Dr. Benjamín Céspedes, quien
“los desembarcó en Cayo Niquero, distante tres millas
“de la costa, proveyéndolos de cuanto pudieron necesitar.
“Los dos enfermos fallecieron, uno el día 8 y el otro
“el siguiente. El día 7 el Dr. Céspedes visitó el barco, en-
“contrando á uno de los marineros con sintomas de la
“enfermedad, y practicó la fumigación del buque en cuan-
“to le fué posible en aquellas condiciones.
“La Jefatura de Sanidad Marítima dió órdenes al doc-
“tor Félix Giralt, Médico 1.” del Puerto de la Habana,
“para que se trasladase inmediatamente al lugar de los
“hechos. El Dr. Giralt á su llegada hizo que el enfermo
“del barco fuese trasladado á Cayo Niquero, donde fué
“aislado debidamente, haciéndose cargo de su asistencia
“un inmune á la fiebre amarilla. Este enfermo murió el
Sadía 12.
“Como se vé, de los doce hombres que salieron de La
“Guayra el 20 de enero, cinco contrajeron la Fiebre Ama-
140 ANALES DE LA
“rilla, de la que sucumbieron dos el 1.” y el 2 de febrero,
“dos el 8 y el 9, y el último el 17.
“El Dr. Giralt hizo que el barco fuese por segunda
- “vez completamente desinfectado, aunque ninguno de
“los otros tripulantes contrajo la enfermedad después de
“la primera fumigación. )
“En la mañana del 6 de febrero, tanto á la Junta Su-
“perior de Sanidad como á la Jefatura de Sanidad Marí-
“tima, llegaron telegramas, respectivamente, del doctor
“Amado León, Jefe local de Sanidad de Manzanillo y
“del Médico de aquel puerto, participando lo que ocurría,
“recibiendo ambos, así como el Médico del Puerto de
“Santiago de Cuba, oportunas órdenes de sus Jefes su-
“periores correspondientes.
“A la cortesía del Dr. Hugo Roberts, Jefe de Cuaren-
“tenas de la República de Cuba, debemos los detalles de
“información que anteceden, y es también de justicia dar
“testimonio público del valioso concurso prestado en este
“caso por el Gobernador de la Provincia, Sr. Yero Sagol,
“disponiendo la inmediata realización de nuestras órde-
“nes sanitarias. Durante todo un mes se mantuvo en
“aquellos alrededores la más estricta vigilancia para que
“no pudiese pasar inadvertido ningún caso de contami-
“nación que se presentase, y tengo el gusto de manifestar
“que no ocurrió ninguno”.
Tócale su turno á los dos únicos casos de fiebre amari-
lla que se han desarrollado en el territorio de la Repúbli-
ca después de su erradicación en 21 de septiembre de
1901. Estos ocurrieron en Punta de Sal (Santiago de
Cuba ) en octubre de 1904.
Del trabajo presentado por los doctores Albertini, Gui-
teras y Martínez, al Primer Congreso Médico Nacional
(1) tomamos los siguientes párrafos:
“El primero fué el de S. A. Fuller, americano, que en-
“fermó el 18 de octubre próximo pasado, en Punta de
“Sal, bahía de Santiago de Cuba, donde se hallan el em-
“barcadero y fundiciones de las minas del Cobre. El día
VI, (1) Profilaxis de la fiebre amarilla en Cuba, Rev. de Med. Tropical, T
pág. 92.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 141
“de la invasión hacía 23 días que había llegado Fuller de
“los Estados Unidos. Forzoso era por consiguiente, ad-
“mitir que se había infectado en Punta de Sal ó en San-
“tiago de Cuba, únicos lugares que había visitado en los
“cinco días antes de enfermarse.
“Enviado uno de los que suscriben para informar con
“respecto á esta grave ocurrencia, pudo determinar que
“el foco de infección debía de estar en Punta de Sal,
“puesto que las visitas que á Santiago había hecho Mr.
“Fuller, las unas por demasiado remotas y la última por
“demasiado cercana, caían fuera del período de incuba-
“ción de la enfermedad.
“Por fortuna Punta de Sal se adapta admirablemente
“4 los procedimientos de aislamiento y desinfección. En-
“cuéntrase á una legua de la ciudad por mar, y á más de
“tres por tierra. Era fácil detener allí á la población no
“inmune é impedir que fuese á producir en otra parte un
“nuevo foco de infección. Podíase al mismo tiempo pro-
“teger á dicha población susceptible que alli quedaba
“aislada, por la destrucción rápida de los mosquitos in-
“fectados. La actividad de las autoridades locales se des-
“plegó desde luego en esa dirección. Fumigaron inme-
-diatamente la habitación que ocupaba Fuller; y á la lle-
“sada de los Dres. Guiteras y Agramonte, delegados por
cla Junta Superior de Sanidad, se procedió á la fumiga-
“ción de todos los edificios de Punta de Sal. El éxito de
“estas fumigaciones está comprobado por el hecho de ha-
“berse circunscrito la propagación del mal á un solo caso.
“secundario.
“El origen preciso de la infección, ó más bien, el modo
“de su introducción no pudo determinarse. Desde luego
“que solo pueden aceptarse dos posibilidades, á saber: ó
“ha entrado un enfermo con fiebre amarilla en el puerto
“de Santiago, ó se ha introducido algún mosquito que ve-
“nía infectado del exterior. En el primer evento hay que
“suponer un caso extremadamente benigno que traspasa
“las barreras de la Sanidad Marítima y se desarrolla 1g-
“norado de todo el mundo. Ahora bien, un caso de fiebre
“amarilla, no reconocido como tal, hubiera infectado mu-
“chos mosquitos, y se hubieran presentado varios casos
142 ANALES DE LA
“al mismo tiempo que el de Fuller. Todo nos inclina, por
“consiguiente, á aceptar la segunda posibilidad; la im-
portación de un mosquito infectado que logró trasladar-
“se á tierra. Tal vez haya sido más de un mosquito; pero
“seguramente no fueron muchos, puesto que perecieron
“todos sin haber producido más que un solo caso, el de
“Fuller.
“Diagnosticado éste en el tercer día de la enfermedad,
sele presentaba ¿ á las autoridades sanitarias, como pro-
“blema de primera importancia la destrucción de los mos-
“quitos que en él (Fuller) se había infectado durante
“esos tres primeros días que son precisamente aquellos
“en que es transmisible la infección. Afortunadamente
“había 8 6-9 días para llevar á cabo dicha destrucción
“antes que los insectos empezaran á hacer daño, y se
“aprovecharon con tal éxito esos días que sólo se produjo
“un caso secundario, el de Slater (1), que enfermó el 1.”
“de noviembre. Después de esta fecha no ha habido más
“fiebre amarilla en Santiago de Cuba. ,
“Tanto Fuller como Slater, después de hecho el diag-
“nóstico, fueron aislados en el Hospital de Cuarentenas
de Cayo Duan, donde se les abrigó contra mosquitos en
“cuanto fué posible, y se les todeó: de un personal inmu-
“ne. Terminado el tratamiento de los dos enfermos se
“destruyeron los mosquitos en el Hospital.”
Por último y como comprobación de la eficacia de las
medidas profilácticas usadas por nuestra Sanidad, toma-
mos del trabajo antes citado la siguiente descripción: (2)
“Otra ocasión hubo de grave amenaza á nuestras de-
“fensas sanitarias, ocasión en que, lo mismo que en la de
“Santiago de Cuba que acabamos de describir, el resulta-
“do final fué un triunfo del sistema profiláctico entre no-
“sotros establecido. El caso es el siguiente: En julio de
“1903 logró por medio de un certificado falso de inmuni-
“dad, desembarcar en la Habana un enfermo de fiebre
“amarilla, que procedía de México en el vapor “Vigilan-
(1) Este era otro americano que había estado durmiendo en el mismo
cuarto de Fuller y prestándole sus cuidados durante los primeros días de
su enfermedad. (Nota del autor.)
(2) Loc. cit. pág. 93.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 143
6
cia”, y que fué á parar al número 29 de la calle de In-
“quisidor. Allí pasó las primeras 48 horas de la enferme-
“dad, (el periodo más peligroso de ella) en una casa don-
“de residían muchos no inmunes. Falto de asistencia en
“dicha casa se hizo trasladar al Hospital “Mercedes”
“donde se descubrió inmediatamente la naturaleza del
“mal y se trasladó el paciente al Hospital “Las Animas”.
“El tratamiento profiláctico de este caso consistió en des-
“truir por la fumigación de piretro, todos los mosquitos
“que había en la manzana donde estaba enclavada la ca-
“sa, y en el Hospital “Mercedes”. Se hizo una lista de
“todos los no inmunes que en dichas localidades á la sa-
“zón residían, y se les visitó diariamente para descubrir,
“sin pérdida de tiempo, las primeras señales de la propa-
“sación del mal. Gracias á la actividad desplegada no
“hubo un solo caso de infección secundaria”.
X
De todo lo expuesto se deduce que rompiendo cualquie-
ra de los eslabones que forman la cadena de la infección
amarilla : el enfermo, el mosquito infectado y el sujeto en
estado de receptividad, se puede ser dueño absoluto de
evitar la propagación del mal.—Nosotros hemos tenido
los enfermos importados que han paseado su fiebre ama-
rilla (bajo mosquiteros bien entendido) desde los mue-
lles hasta el Hospital “Las Animas”, atravesando toda
la ciudad en su mayor extensión; tenemos hoy una pobla-
ción no inmune á la fiebre amarilla muy cercana de 100
mil habitantes; pero no hemos dejado que nuestros este-
egomias se infectasen en los primeros y cuando esto ha
ocurrido no los hemos dejado llegar á los segundos; el
resultado de estas medidas ha sido el poder celebrar este
“cuarto aniversario de la extinción de una enfermedad,
que con carácter endémico perduró en nuestra patria du-
rante más de una centuria.
144 ANALES DE LA
EMASCULACION TOTAL POR CANCER
DEL PENE (1)
POR EL
Dr. José A. Presno
En el cáncer del pene, según la extensión del neo-
plasma, se practica generalmente la amputación to-
tal ó parcial del órgano; teniendo siempre en cuenta
los dos preceptos que deben guiar la conducta del ci-
rujano en la cirugía del cáncer: precocidad de inter-
vención y amplitud de la exéresis.
En los casos de infiltración neoplásica á lo largo de
los cuerpos cavernosos y del escroto.como en nuestra
observación, la amputación del pene resulta induda-
blemente una operación incompleta.
Entonces puede y debe llevarsela ablación hasta las
raices cavernosas, hasta la extirpación de todos los
genitales externos.
Esta extirpación completa del pene, cuerpos caver-
nosos v bolsas, ha sido practicada por vez primera,
por Jackson en Inglaterra, por Paci y Morisani en
Italia, por Chalot en Francia. (2). Este último ciru-
jano describió un procedimiento operatorio que he-
mos seguido fácilmente en nuestro caso y propuso
llamarlo “Emasculación total”. No con frecuencia
-_——
(1) Presentación del caso á la Academia de Ciencias, Ocubre, 1905).
(2). Análoga operación se practica empíricamente á los eunucos del Pa-
lacio imperial de Pekín, según refiere Matignon. El operador corta de un
golpe el pene y las bolsas y coloca una clavija de metal ó de madera en la
uretra. Durante tres días no se toca el apósito, y el paciente no sólo sufre
de su herida y está expuesto 4 hemorragias ó á infecciones, sino sobre todo
de la retención de orina por obstáculo mecánico. Pasado este tiempo se
quita el apósito y se hace orinar al enfermo. Si puede hacerlo está salvado,
sinó, está condenado á morir por retención é infiltración de orina.
EMASCULACIÓN TOTAL POR CÁNCER DEL PENE
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 145
se presenta en la clínica quirúrgica la oportunidad
de practicarlo, y creemos que en Cuba, esta es la pri-
mera observación que se registra.
Observación.—Nuestro operado F. M., español,
de 75 años de edad, sin antecedentes patológicos de
ninguna clase, hace un año que empezó á notar una
tumefacción en el pene, hacia el cuerpo cavernoso iz-
quierdo y al nivel del surco balano prepucial, sitio de
predilección del cáncer de la verga. La tumefacción
fué extendiéndose, paulatinamente, llegando á inva-
dir el miembro todo. El prepucio, engrosado, cubrió
por completo el glande, no per mitiendo descubrir é és-
te. Cuando le ví "hace tres meses, el pene parecía un
badajo de campana, hacia el lado izquierdo un ma-
melón grande, exhuberante, que sangraba á veces,
había perforado la vaina cutánea de los cuerpos ca-
vernosos. Tanto de este sitio como del espacio bala-
no prepucial fluía una secreción abundante, fétida.
La piel del pene y porción adyacente del escroto, se
hallaban infiltradas y muy duras. El aspecto de todo
aquello era poco halagador para inclinarnos á inter-
venir; no obstante, el estado general del paciente se
mantenía bastante bueno y él confiaba mucho en los
resultados de una operación. Me decidí á intervenir:
el 26 de julio pasado, en el Hospital Número Uno y
con el concurso del estudiante señor Navarro, practi-
qué la operación que voy á describirles:
ler. tiempo: Incisión al nivel de cada conducto in-
guinal. Descubrimiento de los cordones espermáticos.
Ligadura y sección de éstos.
2* tiempo: Las incisiones primitivas se prolongan
abajo y atrás rodeando la raíz de las bolsas y vienen
á unirse en el rafe perineo escrotal, á 3 centímetros
por delante del ano. Se unen por una incisión trans-
versal, de uno á otro pliegue inguinal, las extremida-
des superiores de las primitivas incisiones. Con el bis-
turí ó con fuertes tijeras, se hace la ablación del pene
y de las bolsas.
3er. tiempo: Con las mismas tijeras se prosigue la
146 ANALES DE LA
disección de los cuerpos cavernosos hasta sus raíces,
rasando las ramas isquio pubianas del plano óseo.
4” tiempo: Se aisla previamente el trozo de uretra
posterior de las raices cavernosas, y se hace un nue-
vo meato perineal delante del ano, fijando cuidadosa-
mente por una corona de suturas, el nuevo orificio
uretral á la piel del periné.
Terminada la operación dejamos una sonda perma-
nente que fué retirada hacia las cuarenta y ocho ho-
ras. El curso post-operatorio fué excelente y el 13 de
agosto el enfermo fué dado de alta. En la actualidad
se halla trabajando y muy satisfecho de verse libre
de sus molestias. La cicatriz, en forma de T mayúscu-
la, como pueden observar los señores Académicos es,
perfecta.
h
qa
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S
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J
Moa
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z pea : o
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«Trabajos de la “comisión de medicina legal é e ; |
a giene. pública.” 3 tomos; “La flora Cubana” del doc-
: tor Sauvalle 1 tomo; “Mamalogía, Ornitología, Er qe
> petología y Entomología Cubana, ” del Dr. Dumot, -
¿Qontabución al estadio de los Moluscos Cubanos” pa
por al Sr. | Arango y Molina, «Patología y terapéu- ó
tica del aparato lenticular del ojo,” por el Dr. Becker; ' y
E traducida del alemán por el Dr. F inlay.
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HABANA 2d
REVISTA CIENTIFICA
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Dr. ora [re-Roy. z= Pr. Gustavo [ópez
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z —TOMO XLII
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: OCTUBRE -— DICIEMBRE
1905-1906
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TABANA
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MURALLA 40.
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E Los ANALES se publican regularmente. |
En esta publicación aparecen, á más de los traba-
-ral € intereses profesionales, de asuntos históricos de
- diversos ramos, 4c., $e. 58
caciones análogas del mundo entero.
LVISS
será anunciada tres veces.
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3 Sírvase dirigir el cange: DEMIA DE CIEN-
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Su pre-
) es TRES PESOS ORO por semestre adelantado.
jos de la Academia, artículos de actualidades cientí- A
ficas, de progresos obtenidos en las ciencias, de mo-
a E - Los ANALES sostienen numeroso cange con publi e : E
Toda obra enviada á la ción de los AN A LES Ss .
S 3 pd - | - Cuba 84A Habana, :
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 147
A e A q _0_ _ —_— — _— _— _—_ _—— _—— —— _—_—— ————
Acta de la sesión pública ordinaria del 13 de octubre de 1905
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes. De número: Dres. E. Acosta.—J. P. Alacán
—(G. Alonso Cuadrado.—I. Calvo.—T. V. Coronado.—F. (García Cañiza-
res.—J. Le-Roy.—F. Méndez Capote.—M. Ruiz Casabó.—E. Saladrigas.—
Valdés Ragués.
Honorario.—Dr. Claudio Delgado.
Leída el acta de la sesión anterior (29 de septiembre) fué aprobada.
El Secretario dá cuenta de las siguientes comunicaciones.
Entrada.—Del Dr. Manuel Delfín excusando su ausencia á la sesión y
remitiendo un informe que se le tiene encomendado.
Salída.—A1l Juzgado de Instrucción del Centro, remitiendo informe
en causa por duelo número 4-1905, aprobado en 29 de septiembre y de-
volviendo el expediente original y piezas que le acompañan.
Al Dr. Francisco I. de Vildósola, aceptándole su renuncia del cargo
de Tesorero de la Academia.
Al Dr. Ignacio Calvo, participándole su nombramiento de Tesorero de
la Academia.
Al Gobierno Civil de la Habana, remitiendo informe sobre infracción
de las Ordenanzas de Farmacia, en San José de las Lajas.
A la Secretaría de Gobernación, remitiendo informe aprobado el 29
de septiembre, acerca de la reconsideración de otro emitido anteriormen-
te sobre preparados farmacéuticos.
Después da cuenta de un donativo de libros con destino á la Biblio.
teca de la Academia, hecho por el Dr. R. Miranda, (Académico de Mérito)
y que consta de nueve volúmenes de las obras del profesor Felice de la
Torre y del plano descriptivo del Hospital Politécnico de Umberto 1
de Roma.
La Academia acordó dar las gracias más expresivas al donante.
El señor Presidente invierte la orden del día, concediendo la palabra
al Dr. P. Valdés Ragues. Este expuso á la consideración de los señores
Académicos la colección restaurada de mamíferos, compuesta de 24
ejemplares, 22 indígenas y 2 exóticos y dió lectura á un trabajo sobre
clasificación de las especies de dichos mamíferos; además hizo considera-
148 Ñ AÑALES DE LA
ciones sobre el estado actual de los Museos de esta Academia, de la que
solicita la aprobación para trasladar las colecciones de ejemplares á uno
de los salones que ocupa la Biblioteca.
Hizo constar, para salvar su responsabilidad, que se había hecho cargo
de la conservación de los Museos, sin recibir el Catálogo de los ejempla-
res, que estaba en poder del Dr. Villaró, sin que se pudiera encontrar des-
pués de la muerte de tan dieno miembro de esta Corporación.
Indicó al mismo tiempo el Dr. V. Ragués que la colección de plantas
cubanas se encuentra en la Escuela Agronómica de Santiago de las Vegas
y la de Ofidios mexicanos en el Museo de la Universidad, á donde fué lle-
vada por el Dr. José IL. Torralbas para la preparación de los ejemplares y
termina su trabajo exponiendo la necesidad de colocar el Museo en un
local apropiado para su conservación.
La presidencia da las gracias al Dr. P. Valdés Ragués porque sin duda
sus esfuerzos resucitarán el trabajo en los Museos en los que hace timpo
no ha podido realizarse obra ninguna, primero por nuestra fábrica y lue-
go porla enfermedad y muerte del Dr Vilaró. Estima en mucho los es-
fuerzos que en obsequio de dichos Museos viene realizando el Dr. Valdés
Ragués, por lo que merece plácemes de la Academia. Espera que los tra-
bajos que ahora se hacen, vayan aumentando cada vez más y deja para
la sesión de Gobierno el resolver los extremos sobre que trata la petición
formulada.
Ocupa la tribuna el Dr. 4. P. Alacán para leer un informe relativo á
medicamentos de la casa UPJOHN y C*, de New York y de la MOLTO
CHEMICAL Cy de Búffalo. Este informe fué aprobado.
El Dr. Alacán lee el informe enviado por el Dr. Manuel Delfín que se *
contrae á preparados de la casa de Bottino, farmacéutico establecido en
Santiago de Cuba.
Como se hacían necesarias ciertas explicaciones acerca de ellos; se
acordó que el informe quedase sobre la mesa, hasta tanto pudiera venir
el Dr. Delfín.
El Dr. Gastón Alonso Onadrado. 4 quien correspondía un turno para la
lectura de un trabajo sobre la NECESIDAD DE FIJAR BIEN LAS
ATRIBUCIONES DELA ACADEMIA EN LA INTERPRETACION DE
LAS ORDENANZAS DE FARMACIA, en vista de que sólo asisten dos
Académicos de la Sección de Farmacia, á la que especialmente interesa
este asunto, pide á la Presidencia sea pospuesta la lectura de su trabajo
para la próxima sesión, y se cite especialmente á todos los señores Far-
macéuticos. Así se acuerda.
Con lo que se dió por terminada la sesión pública, constituyéndose
la Academia en otra de Gobierno. :
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 149
NUESTROS MUSEOS
MAMIFEROS
POR EL
Dr. Pedro Valdés Ragués
(Sesión del 13 de octubre de 1905.)
En sesión anterior d ésta, tuve el honor de exponer á
la consideración de Vdes. la colección de Peces donados á
nuestra Corporación por el Gobierno de los Estados Uni-
dos de Norte América: hoy, cumpliendo con el encargo
de la conservación de los Museos, os debo de presentar la
colección de Mamíferos que consta de pocos, pero valiosos
ejemplares de la fauna cubana; estos ejemplares completa-
mente restaurados se componen de 16 de dichos ejem-
plares de Quirópteros, encerrados en 15 cajas, debiendo
de advertir que ha sido respetada la clasificación que el
ilustre naturalista y socio de mérito de esta Corporación,
Dr. Juan Gundlach, se sirvió poner en cada ejemplar, y
así mismo la numeración conforme al Catálogo publicado
por el Dr. Gundlach en la Mamalogía publicada en los
Anales de la Academia. Un solo ejemplar, no clasificado
por dicho autor se halla en espera de clasificación,
Del orden de los Insectívoros tenemos un ejemplar de
la familia Centetina, es el Solenodon cubanus, Peters. Sole-
nodon paradoxus, Poey, conocido por este último doctor
con el nombre vulgar de Almiquí. llamado Ayre, por
Oviedo y Tejón en la provincia de Oriente ó Santiago
de Cuba.
Del orden de los Roedores ó Rosores poseemos de la
familia de los Múvidos. tres ejemplares de Capromys
150 ANALES DE LA
Poeyí, vulgo Hutia 6 Jutia carabali; uno de estos ejem-
plares presenta la rareza de ser albíno; además un ejem-
plar del Oapromys Fourntert, vulgo Hutia 0 Jutia conga
y de la familia de los Cávidos, dos ejemplares de Cavia
cobaya, por otros autores Cavía porcellus 6 aperea, que he-
mos colocado entre los del Museo Erótico, aunque algunos
autores. como Oviedo en su Historia Natural de las Indi+s
(V. 12 p. 390), Armas en su Zoología de Colón (p. 90) y
Pichardo en su Diccionario de Voces Cubanas p. 114 los
consideran indígenas.
Poey, en el t. 1% p. 31 de sus Memorias sobre la Histo-
ria Natural de la Isla de Cuba dice sobre el Curiel y otros
Mamíferos cubanos: El Perro mudo es el Procyon lotor.
Oso lavandero, Mapache en Méjico y Racún en la Florida;
el Cori nuestro Curiel, Mus porcellus, Linneo, Carta cobaya.
Marer; Caría aperea, El Quemí es nuestra Hutía conga,
Capromys Fournterí. Desm: el Guabiniquinar de Oviedo
es nuestra Hutía carabalí Oapromys Poeyt, Guerín etc. Por
lo antes escrito, puede asegurarse que Poey considera co-
mo nuestro al Curiel.
La Sagra en su obra sobre Mamiferos de Cuba, p. 10
al ocup: arse de los Roedores dice: Además del Perro mudo
y de los cuatro cuadrúpedos descubiertos en Santo Do-
mingo, Oviedo, hizo mención de otros dos existentes en
Cuba. De estos 6 animales, 5 pertenecen indudablemen-
te al orden de los Roedores, ¿ saber: las llamadas Hutias.
Quemí. Mohuy. Guabiniquinar y Corí, y el 6.2 denomi-
nado Ayre, apenas ha sido descrito para inferir la fami-
lia d que pe rtenece. En la p. 11 hace la O del
Corí ó Curiel, tomada de Oviedo, Libro 12, Cap. 2.2 de
la “Crónica de las Indias”.
Consta pues la colección de Mamíferos del Museo Indí-
vena, de 16 ejemplares de Murciélagos, 1 e jemplar de In-
sectívoro, el Almiquí y 6 ejemplares de Roedores, á saber:
3 de Hutías carabalí, | albino y 1 ejemplar de Hutía con-
va y otro del Andaraz.
Los Mamiferos del Museo Exótico. sólo se reducen á 2
ejemplares del Cnriel v un esqueleto del Gato de Angora
y otro de Ballena: pero estos dos esqueletos serán reser-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 131
vados para la sección de Osteología, que formará también
colección en el Museo.
El Catálogo que debe ser publicado será el siguiente:
MUSEO INDÍGENA. —CATÁLOGO ZOOLÓGICO
TIPO: VERTEBRADOS
CLASE: MAMIFEROS
ORDEN: QUIRÓPTEROS
Familia Genero Especie Nom. vulgar Ejempl. Clasif. Orden
Filostomátida Macrotus Waterhousi, Murciélago, 2 1 152
» Phyllonycteris Poeyl » 1 3 5)
Stnodermatida Artibeus perspicillatus » ] + É
» Mormops Blainvillei » Bs 1 y6
» Chilonyeteris Mac-Leay! 1 5 1
Molossida Molossus obseurns 1 2 8
NXvetinomida NXyctinomus brasiliensis » 1 3 9
Vespertilionida Natalus lepidus » 2 at opa
A Vesperus Dutertreus » 341 1 bri348 14
» Atalapha Pteitteri » y a 15
No clasificado. 1 16
ORDEN: INSECTIVOS
Centetina Solenodon cubanus, Almiquí, 1 1 17
ORDEN: ROEDORES
Murida Capromys Fournieri, Hutia conga, 1 1 18
» » Poeyi. Hutia caraball, z 2 19,20,21
> » Melanurus, Andaráz. E 22
EXOTICOS
Cavida Cavia cobaya, Curiel, 2 A
Total de ejemplares de Mamiferos, 24,
Estos ejemplares, que tengo el gusto de exponer á vues-
tras miradas se hallan en el mejor estado de restauración,
y este será el procedimiento con todos los demás que com-
pongan las colecciones de nuestros Museos, que serán
también catalogados y sometidos 4 vuestra ilustrada con-
sideración, pues, desgraciadamente el catálogo que estaba
en manos del Dr. Juan Vilaró, Conservador que era de los
Museos, al morir tan distinguido compañero, se ha perdi-
do, siendo infructuosas cuantas pesquisas se han hecho
para encontrar tan valioso documento. aprovechando la
152 ANALES DE LA
oportunidad para hacer constar que nos hemos encargado
de los Museos sin el catálogo que conforme 4 nuestro Re-
elamento debe de preceder d esa entrega, por lo que nos
vemos obligados 4 emprender un trabajo que exije mucho
tiempo y labor científica.
No quiero terminar esta breve exposición sin hacer una
súplica á los Sres. Académicos y es que acuerden la colo-
cación del Museo en uno de los salones de la Biblioteca,
pudiendo escogerse el dedicado ¿4 los libros que se en-
cuentran inútiles ó casi inútiles por su mal estado, trasla-
dándoseles € otro departamento del edificio, pues las co-
lecciones de los Museos se hallan esparcidas en los pasillos
0 galerías, en donde no hay seguridad para la conserva-
ción de las especies y resulta además impropio y molesto
para la clasificación de dichos ejemplares y estudio de
los mismos, y por último, es muy grato para miinformar que
muy pocos han sido los ejemplares de Mamíferos, Aves,
Reptiles : y Peces que han sido dados de baja en el catálogo,
por su mal estado, encontrándose la inmensa mayoría en
condiciones de ser completamente restaurados, como aca-
bamos de ver en la primera de las citadas, 0 sea de los
Mamiferos.
También debo de hacer presente que la colección de
plantas cubanas, compuesta de algunos miles de ejempla-
res y la primera de la Isla por su importancia, se encuen-
tra por acuerdo de esta Academia en la Escuela Agronó-
mica de Santiago de las Vegas, á donde fué enviada para
la renovación de ejemplares, y la colección de culebras
mejicanas donadas á nuestra orporación se hallan en el
Museo de la Universidad, 4 donde fué llevada por el doc-
tor Torralbas cuando era Conservador de nuestros Museos,
con el fin de prepararlas convenientemente para las
mismas.
Pronto volveré « tener el honor de ocupar vuestra
atención presentando la colección de Aves rapaces y el ca-
tálogo de sus ejemplares y así sucesivamente con las de-
más hasta completar tan interesante trabajo y concluído
éste, puedan estar nuestros Museos en las condiciones que
señala el Reslamento de la Corporación.
ACADEMIA DÉ CIENCIAS DE LA HABANA 153
INFORME SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 13 octubre de 1905).
Se sefiere d los siguientes:
De la casa de Upjohn y C?, de Nueva York.—Tabletas
de azul de metileno de Keves y tabletas azucaradas de
cáscara sagrada de Ewald.
De la Moltto Chemical Co., de Búffalo.—Vino Moltto y
Kolagon.
El ponente opina que puede concederse su nión
y venta en nuestro mercado.
Este informe fué aprobado.
INFORME SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. MANUEL DELFIN
(Sesión del 13 de octubre de 1905)
Se refiere á los siguientes:
Del señor BOTTINO, de Santiago de Cuba.—Zarzapatrri-
lla; linimento, (para caballos); febrífugo: pomada especial;
jarabe de lacto fosfato de cal; mixtura de cólchico; jarabe
de felandrio; vino de quina ferruginoso; jarabe de denti-
ción; vino de quina y cacao; vino de peptona y diastasa;
jarabe de salicilato de sosa; bálsamo contra la sordera; li-
cor de brea; jarabe Dupasquier (Bottino); vomitivo espe-
cial; vino de kola y coca, todos de Bottino.
Este informe quedó sobre la mesa para otra sesión.
154 ANALES DE LA
Sesión pública ordinaria del 27 de octubre de 1905
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes: De número.—Dres. J. P. Alacán.—G. Alonso
Cuadrado.—T. V. Coronado.—M. Delfín.—C. A. Moya.—M. Ruiz Casabó y
P. Valdés Ragués.
Esta sesión no pudo celebrarse por falta del quorum reglamentario.
Asistieron los señores Académicos arriba expresados,
Acta de la sesión pública del día 19 de noviembre de 1905
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes. —De número.—Dres. E. Acosta.—J. P. Alacán.
—(G. Alonso Cuadrado.—E. B. Barnet.—T. V. Coronado.—D. F. Cubas.—
M. F. Garrido.—J. Le-Roy.—C. Moya.—E. Pardiñas.—J. A. Presno.—
M. Ruiz Casabó.—E. Saladrigas.—J. A. Valdés Anciano.
Leida el acta de la sesión anterior (13 de octubre), fué aprobada.
Igualmente se participó no haberse celebrado la sesión correspon-
diente al 27 de Octubre por la falta del quorum reglamentario.
El Secretario dió cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las
siguientes comunicaciones:
Entrada.—B. L. M. del Alcalde Municipal de la Habana, remitiendo
dos ejemplares del Elogio póstumo al General Máximo (+ómez.
Del Dr. E. F. Plá, remitiendo para la Biblioteca varios folletos y co-
lecciones de periódicos.
De la Secretaría de Gobernación, escrito núm. 22475, acerca de prepa-
rados farmacéuticos.
Salída.—A la Secretaría de Gobernación, remitiendo informe acerca
de preparados farmaceúticos aprobado el 13 de octubre último.
Al Dr. M. Delfín citándolo de una manera especial á la sesión del 27
de octubre y recordándole ciertos artículos del Reglamento.
A los Académicos de la Sección de Farmacia, recordándoles de una
manera muy particular la asistencia á la próxima sesión, para que pue-
dan discutir el trabajo del Dr. Alonso Cuadrado.
Al Dr. R. L. Miranda, participándole acuerdo de la Academia relativo
á las gracias que se le envían por su donativo de libros, etc.
El Dr. Coronado pide la palabra para exponer que, dados los trabajos
pendientes, se vé en la necesidad de pedir un turno al Sr. Presidente,
ACADEMIA DÉ CIENCIAS DE LA HABANA 155
para que se sirva ordenar se le ponga en la orden del día de la próxima
sesión, y anunciándolo con el siguiente tema. ¿“Es factible confundir el
tifus icteróides (fiebre amarilla), con otras fiebres infecciosas?
El Sr. Presidente contesta accediendo á la petición del Dr. Coronado.
El Dr. José P. Alacán da lectura á un INFORME SOBRE LOS PRE-
PARADOS de Vacheron, Joret*y Homolle, Seguin y Cronier. Este infor.
me mereció la aprobación de la Academia.
Continúa el Dr. Alacán haciendo uso de la palabra, para aclarar
algunos puntos relativos al INFORME del Dr. Manuel Delfín, que
quedó pendiente de aprobación en la sesión anterior, y con este motivo
impetró la aprobación de este informe, acerca de preparados del Dr
Bottino, la cual le fué otorgada por la Academia.
Se concede por la Presidencia la palabra al Dr. Enrique Acosta, para
leer un INFORME ACERCA DE LOS SIGUIENTES PRODUCTOS DEL
DR. DOYEN.
1”. Staphilasa simple.
2%, Staphilasa bromurada.
3%, Staphilasa yodurada.
+, Suero antiestaphilococcico—La Ponencia entiende que pueden ser
aceptados como buenos los tres primeros productos, opinando con rela-
ción al impropiamente llamado suero antiestaphilococcico que no es posible
aceptarlo, ni admitirse su venta, por no constituir producto un biológico:
Después de ligera discusión sostenida por los Dres. Pardiñas. Ruiz”
Casabó y Barnet, queda aprobado el referido informe en todas sus partes.
El Dr. Enrique Barnet hace la manifestación de que todos los traba-
jos que se hacen en esta Corporación, informando acerca de los medica-
mentos, como así mismo, los de igual índole, que realiza la Junta Supe-
riór de Sanidad son letra muerta y absolutamente inútiles pues no son
llevados á la práctica ni sirven para determinación alguna. La represen-
tación de la prensa, parece haberlo pedido así á la Secretaría de Gober-
nación, y la prensa ha sido complacida.
El Dr. Coronado propone que no se hagan más informes por esta Cor-
poración; que se suspendan en absoluto, y que se exponga á la Secretaría
de Gobernación el por qué no se realizan.
Los Dres. Valdés Ragués y Ruiz Casabó opinan que debe enviarse una
protesta enérgica á dicha Secretaría.
Los Dres. Presno y López opinan por el contrario, que siendo la
Academia un cuerpo consultivo: está en el deber de eyacuar todos los
informes qne le pidan las autoridades. Que en este sentido lo que habrá
que hacer será lamentar que no sean útiles sus labores, pero que no
puede de ninguna manera enviar una negativa en los asuntos oficiales en
que se piden informes.
El Dr. Gastón Alonso Cuadrado lee su trabajo sobre la “NECESIDAD
DE FIJAR BIEN LAS ATRIBUCIONES DE LA ACADEMIA EN LA
INTERPRETACION DE LAS ORDENANZAS DE FARMACIA.»
156 ANALES DE LA
El Dr. Moya al ponerse á discusión este trabajo pide su aplazamiento
para la próxima sesión.
Los Dres. Pardiñas y Alacán entienden que por exigirse meditación
conveniente sobre asunto de tanta importancia"para la Academia, de-
biera quedar sobre la mesa un tiempo más largo.
El Dr. Valdés Ragúés, propone que el Ásunto sea enviado á las Cáma-
ras porque puede servir de base para la formación de leyes especiales.
El Dr. Alonso Cuadrado tiene confianza en que nuestras Cámaras se
ocupen de hacer leyes que determinen bien nuestras funciones con
relación á estos asuntos de medicamentos, que bien se necesitan por
estarse rigiendo en la actualidad por leyes muy antiguas é impropias,
Está conforme en que su trabajo quede sobre la mesa todo el tiempo que
sea necesario, á fin de que pueda ser estudiado debidamente, y discutido
después, por los Sres. Farmacéuticos de esta Academia.
Se acordó quedase sobre la mesa el trabajo del Dr. Alonso Cuadrado,
El Dr. Gustavo López dá lectura al trabajo que se ha servido enviar
el Dr. Ramón L. Miranda desde New York sobre las AGUAS MINE-
RALES DE MONTE CATTINI, DE ITALIA.
El Sr. Presidente hace constar el gusto con que esta Academia ha
escuchado el trabajo interesante del Dr. Miranda, á quien debe llegar
nuestra gratitud porque no olyida nunca á esta Corporación.
Acto seguido el Dr. Juan Santos Fernández cede la presidencia al Dr.
Coronado y pasando á la tribuna da lectura ásu trabajo intitulado
HISTORIA ABREVIADA DE LA PRENSA MEDICA EN CUBA.
Al concluir la lectura de este trabajo, el Dr. Le-Roy pide la palabra
para manifestar que, la interesante labor que acaba de presentar el Dr.
Santos Fernández pone en manifiesto, una vez más, la laboriosidad y
el profundo amor que á la ciencia y á la Academia tiene su autor.
Muy pocos son los que, entre nosotros, se dedican á la ingrata tarea
de las pesquisas bibliográficas, así que cuando se tiene la suerte de en-
contrarse una recopilación tan completa y tan precisa como la que
acaba de presentar nuestro digno Presidente, no puede menos de sentirse
un verdadero placer.
Nada en realidad puede objetarse á tan concienzudo trabajo, pero
como su autor lo ha traido á esta docta Academia para que se le comple-
te, voy áañadir algunos datos que faltan para realizar el deseo de su autor.
Entre los periódicos de la Habana y por orden cronológico pueden
citarse: El Eco de la Medicina, dirigido por el Dr. M. González de Jonte,
en 1860; El Hanhemiano, revista mensual de ciencias médicas, dirigida
por EF. J. Mendoya, y J. A. Terre, que comenzó á publicarse en agosto
de 1878: La Estación Sanitaria, Órgano oficial del establecimiento del
mismo nombre, dirigido por el Dr. Romero Leal, en 1892; El Aguila Den-
tal, por Alberto Colon, en 1900 y El Boletín Sanitario Municipal de la Ha-
bana. dirigido por el Dr. Julián Betancourt en 1904: todos ellos de efí-
mera existencia,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 157
KK AA C_QRQ— ÉS RS
Además, en 1852 el Ldo. Juan Terradas, solicitó publicar El Propagador
Homeopático y en 1862 hizo igual solicitud el Dr. Miguel Ponz y Guimerá
para la Clínica del Dr. Guimeró. sin que sepamos el resultado de estas
peticiones.
Entre los periódicos de fuera de la capital pueden citarse siguiendo
el mismo orden cronológico los siguientes: en 1856 El Restaurador, de
Santiago de Cuba, periódico de medicina, cirugía, farmacia y ciencias
auxiliares, dirigido por José Garótalo. Su primer entrega apareció en
octubre y solo duró tres meses,
La Sanidad, periódico mensual dedicado al progreso del Cuerpo de su
nombre en el Estado de las Villas y dirigido por Francisco Robainas en
los campos de Cuba libre en los años 1896-97.
El Boletín de Higiene. publicado en 1902 en Giiines, por el Dr. Arturo
Díaz.
El Boletín Científico, de Cienfuegos; dirigido por el Dr. Luis Perna de
Salomó y que apareció en 1902.
El Boletín de Sanidad, de Cárdenas, que apareció también en 1902.
El Informe Mensual Sanitario y Demográfico, de Matanzas, dirigido
por el Dr. Alberto Schweyer y algún otro que quizás hayan escapado á
nuestras pesquisas bibliográficas.
Justo es también consignar un recuerdo á La Emulación Medica perió-
dico publicado en París en 1859 al morir El Eco de París. y en el cual
colaboraron L. Tapia, L. M. Cowley, J. M. García, M. Galán, L. Díaz de
Villegas, J. J. Muñoz. E. G. de Piñera, D. Madan. etc.. la mayoría de cu-
yos nombres han sido gloria de esta Academia. ¡
Y ya que de cubanos que escribieron en el extranjero nos ocupamos
no está demás recordar al Dr. Rafael Ulecia, hijo de Santiago de Cuba,
que publica en Madrid desde 1877 la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas
y los Anales de Obstetricia, Ginecopatía y Pediatría, también en Madrid,
desde 1881; al Dr. Francisco Vidal Solares, hijo de Cárdenas, que publi-
có en Barcelona, la Higiene para todos con Enrique Gelabert, en 1881; los
Archivos de Ginecopatía. Obstetricia y Pedriatría en 1890; La Medicina Po-
pular en 1890; el Boletín del Dispensario Hospital de Barcelona de 1891-93:
al Dr. Abelardo Bellido de Luna que en 1883 dirigió en Nueva York el
Repertorio Médico cuya dirección pasó después al Dr. Agustín M.* Fernán-
dez Ibarra; la Revista Estomatológica dirigida en Madrid por el Dr. Carlos
García Vélez en 1894 y los Archivos Oftalmológicos Hispano Americanos
publicados en Madrid desde 1901 por los Dres. Menacho y el autor del
trabajo que estudiamos (Dr. Santos Fernández).
Deber de justicia es consignar que si hemos podido ampliar el her-
moso trabajo del Dr. Santos Fernández, con los datos arriba citados, se lo
debemos en parte ála paciente investigación bibliográfica, que con el
título de Bibliografía Médica presentó al Primer Congreso Médico Na”
cional Cubano el Sr. Carlos Trelles, de Matanzas, y cuya publicación.
completa comenzará en breve uno de nuestros periódicos profesionales
158 ANALES DE LA
A A A A A A 5 o e a
El Dr. Santos Fernández, se complace en recoger las notas que el
ha facilitado el Dr. Le-Roy, cuyas interesantes investigaciones en este
género de trabajos ha tenido más de una ocasión de ponderar.
Y no habiendo más de que tratar se dió por terminada la sesión pú
blica constituvéndose la Academia en otra de Gobierno.
INFORME SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
Dr. Y. P. Alacán
(Sesión del 10 de noviembre de 1905)
Se refiere á los siguientes:
Del farmacéutico de París. Luis Vacheron: elixir Mona-
von; vino Monavon y kola Monavon.
De los Dres. Joret y Homolle: cápsulas de apiol.
De la casa G. Segun dé París: vino de Seguin; agua de
Lechelle y linimento Grenean.
De la casa Cronier, de París: píldoras de ¡oduro de hie-
rro y pildoras antineurálgicas.
Este informe fué aprobado.
INFORME ACERCA DE ALGUNOS PREPARADOS DEL DR. DOYEN
POR El
DR. ENRIQUE ACOSTA
(Sesión del 10 de noviembre de 1905)
Designado por la Corporación para informar sobre va:
rios productos del Dr. Doyen, tengo el honor de hacerlo
en la sigujente forma.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 159
Son cuatro los productos objeto de nuestro informe:
1.2 Staphilasa simple.
2.2 Staphilasa bromurada.
3.2 Staphilasa ¡odurada.
4. Suero antiestafilococcico.
La staphilasa simple se compone de levadura de cerve-
za, levadura de vino, glicerina y vino blanco.
La staphilasa rata es la simple con adición de
bromuro al 2X 1500.
La ¡odurada es la simple con adición de toduro al
11500.
Y el suero antiestafilococeieo, es la staphilasa simple
pero sin vino y al 8X100.
Todos estos productos están recomendados para la fo-
ruculosis, ántrax, osteomielitis, coriza, anginas, acnés y
otras enfermedades y es de presumir que den buen re-
sultado cuando su empleo se va generalizando fácilmente.
Pero hay uno de ellos que impresionó nuestra atención
desde el primer momento y sobre el cual deseamos se fije
esta Academia: me refiero al llamado suero antiestafile-
coccico cuya fórmula—la repetimos-—se compone de leva-
dura de cerveza, levadura de vino y glicerina. :
Nosotros sablamos que los sueros preventivos y antitó-
xicos, eran soluciones de principios activos obtenidos del
protoplasma vivo de los animales por medio de procede-
res especiales, que estos principios no eran productos na-
turales sino sustancias fabricadas por la célula viva bajo
la acción de ciertos productos microbianos, pero no sabía-
mos que una solución de levadura de cerveza y levadura
de vino en glicerina pudiera servir y utilizarse como suero
aestalo cod 'CICO..
Si esto es así, si es permitido llamar suero antiestafilo-
CoOccico dun producto que ni es suero ni tiene nada de
antiestafilococcico. entonces es fácil preparar suero para
todas las enfermedades, aprovechando el nombre que por
su eficacia han alcanzado los verdaderos sueros antidifté-
rico, antitetánico, antipestoso, anti-estreptococcico, etc.
Pero si no es así, entendemos que se realiza un fraude
científico y lo prueba el hecho de que la forma de aplica-
ción de dicho preparado es por invecciones y hasta se en-
160 ANALES DE LA
vasa como los sueros antidiftéricos, etc. Cuando el tal
preparado no se diferencia de los otros del Dr. Doyen más
que en la ausencia del vino.
Tan staphilasa pudiér “amos llamar 4 lo que el Dr. Doyen
llama suero como «los otros productos que han sido ob-
jeto de nuestro informe.
Y si las Ordenanzas de Farmacia de Francia y de aquí y
el sentido comun de ambos países permiten llamar suero
antiestafilococcico 4 un producto que no lo es, fácil será
preparar vino de quina, con agua edulcorada y bromuro
y aceite de hígado de bacalao con glicerina, agua y y oduro.
Por estas razones la ponencia entiende que los produc-
tos del Dr. Doyen pueden ser aceptados como buenos para
las indicaciones que aconsejan pero que la Academia opi-
na con respecto al suero llamado antiestafilococerco, que no
es posible aceptarlo, ni admitirse su venta por no ser un
producto biológico.
Necesidad de fijar bien las atribuciones
de la Academia en la interpretación de las Ordenanzas de Farmacia
POR EL—
Dr. Gastón Alonso Cuadrado.
(Sesión del 10 de noviembre de 1905.)
La historia de la Farmacia desde los primeros tiempos,
ha sido siempre la historia de los descubrimientos físico-
químicos; y no existe principio alguno ú hecho importante
en este dominio, que no vaya unido al nombre de algún
ilustre Farmacéutico. Y no decimos lo mismo respecto d
las Ciencias Naturales, porque hasta el siglo pasado, en los
dos últimos tercios, la Historia Ni wural y la Historia de la
Farmacia eran una misma cosa. Uomo parte integrante de
las Ciencias Médicas, la Farmacia ha sido la base funda-
mental de la ciencia de curar. El principio de la dix 1isión
de trabajo, y los progresos incalculables de la Anatomía
"Fisiología, han producido otras ramas del saber humano,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 161
de modo que la Farmacia propiamente dicha, quedó redu-
cida a segundo término, por la misma razón que el progre-
so inmenso de las Ciencias Naturales demandaron la divi-
e del trabajo en el estudio de los fenómenos naturales,
” han hecho que se repartan las actividades humanas en
espeS talidades.
Es cierto que la práctica de la Farmacia, ó mejor dicho,
la profesión farmacéntica, ha quedado reducida 4 un papel
secundario, pero los miembros que la componen en gene-
ral, penetran en los demás departamentos científicos para
contribuir al progreso. Una ciencia de tan noble abolengo
no se la puede abandonar 4 su propia suerte sin perjuicio
de la ciencia en general. Tiene derecho 4 su existencia
como Facultad propia, y tiene más derecho aun para que
se le conserven sus privilegios como las demás Facultades,
porque comparte con la profesión médica el adelanto de
la ciencia de curar.
Las necesidades de esta Facultad. el interés individual,
v el progreso de los tiempos, han contribuido á que en el
comercio aparezcan un sin número de preparaciones, cuyas
fórmulas no se encuentran en los códigos farmacéuticos
oficiales, ni en los formularios de más importancia que +fi-
guran en nuestras bibliotecas; y lo que pudiera parecer
como profusión de los tiempos modernos, ha sido costum-
bre de todas las épocas; sobre todo desde que se fundó el
arte de la imprenta, y particularmente desde que la facili-
dad de las cómunicaciones y relaciones internacionales
han estrechado la intimidad de ideas é intereses entre to-
dos los hombres. No hay más que leer las Farmacopeas an-
tinas, y los grandes Formularios de la generación pasada,
para comprender que la industria farmacéutica siempre ha
seguido el mismo curso. Pero además existe una circuns-
tancia para que hoy se hallen con más profusión los mate-
riales y sustancias medicamentosas, y consiste en que de-
bido 4 los maravillosos descubrimientos de la Química Or-
gánica, se han producido tan solo de la serie aromática de
los hidrocarburos, millones de cuerpos cuyas propiedades
físico-químicas y medicinales se pueden deducir á priori.
Estos descubrimientos han abierto de un modo fabuloso el
horizonte de la Farmacología y de la Terapéutica.
t
162 ANALES DE LA
Todavía hay otra razón poderosa. Antes el arte de la
farmacia se reducía á confeccionar, pe mejor modo posi-
ble, mas por el procedimiento manual exclnsivamente, las
fórmulas prescritas por los profesores médicos, teniendo en
cuenta solo la acción te rapéutica: relegando á cuestión se-
eundaria la repuenancia que los medicamentos pr oe
en el paladar de los enfermos; pero hoy el arte de la in-
dustria farmacéutica proporciona multitud de aparatos y
sustancias inertes y agradables que contribuyen « pre-
parar las fórmulas con más perfección y más gusto, así
como la Química ha ayudado á obtener las sustancias
más puras, eliminando los componentes inútiles ó repue-
nantes, simplificando las formas, y dándolas un aspecto
agradable.
En fecha más reciente, que se puede llamar de nuestros
días, la Farmacología v la Terapéutica han vuelto sobre sus
pasos, y otra vez los medicamentos calénicos, compuestos
dle plantas ; y partes de plantas, ocupan un buen lugar en
la práctica corriente.
Por otro lado, el intrusismo, el aumento de estableci-
mientos benéficos, los Dispensarios, las Casas de Salud, «,
y por último el abandono en que los Gobiernos de las
Naciones han tenido en estos últimos tiempos « la ciencia
farmacéutica, y además la parte mercantil que tanto entra
en los negocios humanos; todo esto ha contribuído 4 que
los Farmacéuticos se dediquen ¿d la confección de fórmulas
especiales, que «€ sus virtudes médicas, acompañan formas
agradables, y hasta disposiciones que permiten ejercer
su acción terapéutica.
Además, muchas de las disposisiones aduaneras de las
naciones, permiten adquirir materiales farmacéuticos «
hajos precios, y en estos casos elaborar medicamentos en
condiciones de economía y perfección que contribuyen
á4 que la preparación de Específ icos vaya exte ndiéndose
en el Te
Por estas razones, ni es posible dificultar la introdución
de esas preparaciones procedentes del extranjero, ni tam-
poco entorpecer la industria farmacéutica nacional cubana
y como al mismo tiempo, con la industria y la ciencia le-
oftimas, se entremezclan comerciantes explotadores y
ACADEMIA DE CIENCIAS Di LA HABANA 163
charlatanes científicos y pseudo-científicos; sería conve-
niente que la Ac ademia propusiese ád los Poderes Públicos
un criterio fijo, que de aleún modo no diera lugar ú dis-
tintas interpretaciones.
Por otro lado, considerando que la legislación farma-
céutica vigente en Cuba, es hoy la' misma que la de la
antigua metrópoli, y tar ando también que posterior-
mente « la independencia, se ha establecido allí una doe-
trina jurídica sobre casos que han estado en litigio; y
considerando por último que esas resoluciones de los tri-
hbunales españoles han de haber estado informadas por el
criterio de las leyes vigentes, que también están en la
república, el Ac: wlémico que suscribe, después de consul-
tar la legislación farmacéntica española y la que rige en la
República, propone:
1.—Se entenderá por Específico 6 ó medicamento espe-
cial, toda aquella preparación nacional d extranjera, de-
signada por el nombre de sus componentes, y del autor
que lo ideó ó confeccionó, no inscrita en la Farmacopea
Oficial y del Norte América, ó bien que aun consignada
en dichos códigos se expenda por unidad de envase que
lo contiene, con etique ta impresa, Ó prospecto consignan-
do ceaeios particulares, usos y dosis.
2.—Se prohibe en absoluto la venta de todo medie:
mento secreto, específic 0, Ó preserv: ativo de composición
¡enorada, sea cualquiera su denominación.
3.—Con objeto e establecer una jurisprudencia defini-
da, se aplicará € los medicamentos especiales extranjeros
en todas sus partes, el artículo 15 de las actuales Orde-
nanzas; en cuyo caso, se deberá comunicar á los Cónsules
que la República tiene en el extranjero, los trámites que
exige dicho art. 15 para que los envíos de esas prepata-
ciones no sufran entorpecimientos en el despacho aduane-
ro, € su introducción en el territorio de la República.
4.—Como todos los Farmacéuticos establecidos con
arreglo á las disposiciones vigentes en la República, pue-
den elaborar en su Oficina medicamentos de composición
no definida, bien para la venta d otros Farmacéuticos, ó
hien al público, siempre que su fórmula sea conocida; no
se exigirá otra formalidad para su comercio libre dentro
164 ANALES DÉ LA
a
de las leyes de Sanidad, miás que la de que en la etiqueta
del envase figure el nombre del Farmacéutico preparador
y el de la composición; debiendo constar la composición
de la fórmula en un libro—registro que se lleve en la
Academia con dicho objeto, más su publicación, aunque
sea por una sola vez, en los periódicos de Medicina, Far-
macia, Veterinaria, y Dentistería de la República.
5.—La propie all imdustrial, no puede recaer sobre la
propiedad y uso exc lusivo en la elaboración de medica-
mentos especiales d específicos: considerándose como tales
únicamente los que los Farmacéuticos establecidos prepa-
ren por sí mismos, ó los adquieran de otros compañeros
con Botica abierta.
6.—Como la definición de Propiedad Industrial no
puede recaer sobre la elaboración de productos medicina-
les; nineún específico Ó preparación especial pueden ser
objeto de patente. La Propiedad Industrial sólo debe ser
reconocida para los procedimientos ó aparatos que se em-
pleen para obtener dichos medicamentos y preparaciones.
MENO podrá venderse ningún Específico nacional 6
extranjero, sin que el expende dor certifique que el m-li-
camento es recomendado, lo menos, por dos Profesores
médicos de reconocida competencia.
AGUAS Y BAÑOS MINERALES DE MONTECATINI. ITALIA
; POR EL
Ramón Luis Miranda, (académico de mérito)
(Sesión del 10 de noviembre de 1905.)
En nuestro reciente viaje por Italia, olamos, celebrar
las acuas minerales de Montecatini, sobre todo, para las
enfermedades del hígado, eólico hepático «., razón por
la cual, nos dirijimos á ese lugar, con el objeto de hacer.
nuestras pr optas observaciones.
Montecatini, es un pequeño y pintoresco pueblo, de
dos mil habitantes, de calles limpias, situado entre las
ciudades de Piza y Florencia, d 280 pies sobre el nivel
del mar y en una colina del bien cultivado y fértil valle
de Nievole, d la falda de montañas, que forman parte de
los Apeninos, de aire puro y vigorizante, frecuentado por
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 165
numerosas personas europeas y aleún americano, durante
la temporada de mayo á septiembre, siendo mayor el nú-
mero de los que lo visitan, en julio y agosto. Es conocido
desde los más remotos tiempos, por los romanos, fud
abandonado «4 causa de las sangrientas luchas de aquellos
tiempos; pero el gran duque de Lorena, Leopoldo, lo res-
tableció durante el siglo diez y nueve y desde entonces
ha 1do ganando en popul: aridad, utilizando el Gobierno
sus aguas minerales.
1 manantiales de Montecatini, se encuentran reunidos
al pié de la montaña, en un espacio como de dos kilóme-
tros cuadrados, que el cdlebre Biaechier ray llamó campo
mineral; los manantiales están separados unos de otros por
pocos metros, la temperatura del agua á la salida de los
manantiales, varía de 21 4 29 erados o
El agua de los manantiales, se emplea al interior y al
esterior, en baños y duchas: son el Tetucció, ea
baño Reggio, ( "ipollo, Olivo, Regina, Reinfresco y Savi,
perte enecen al Estado, además hay otros partic ulares, Tes
merici, Jorreta, Media, Villino, Saluti, Fortuna y Esperanza.
Las aguas minerales de Montecatini, pertenecen al eru-
po de las salinas 6 salinas cloruradas, predominando el
cloruro de sodio, contienen ademas el cloruro de magnesia,
sulfato de soda, hidro—cloratos de potasa y magnesia, car-
bonatos de cal y magnesta, carbonatos, y fosfatos de hierro,
litina y vestigios de óxido de hierro y manganeso, yodu-
TOS y brormuzos, como consta en los adjuntos análisis prac-
¡cados por los profesores químicos Tazett1r, Taddei, Tar-
aioni, Bechi, Silvestri y Orosi.
ACCIÓN PISIOLÓGICA Y TERAPÉUTICA
Las aguas minerales de Montecatin1, como hemos dicho
pertenecen al grupo de las salinas cloruradas, poseen las
propiedades de sus congéneres, y según se administren,
son tónicas, reconstituyentes, diuréticas, laxantes, d reso-
lutivas.
Los efectos fisiológicos, más constantes son los produci-
dos en el tubo castro intestinal y Órganos anexos, desarro-
lla el apetito, estimulando y regularizando las digestiones,
aumenta las secreciones del sistema glandular, favorece la
166 ANALES DE LA
hematosis, y actuan con más ó menos intensidad, según el
mayor ó menor rado de mineralizaci 10n.
MODO DE ADMINISTRACIÓN '
Las aguas minerales de Montecatini, se emplean al inte-
rior, en bebidas v al exterior en baños, de bañadera ó de
piscina, con el erado de calor que se indique; se usan
tambien en duchas. 1l empleo al interior, es el más usado,
a la dosis de cuatro d sels vasos, durante la mañana, en
ayunas, al natural, ó calentada en el baño de María, dosis
que 1 varían segun el manantial, enfermedades y estado del
pacie nte. :
El distinguido Dr. Rotureau, respecto á la admimstra-
ción de las aguas dice: que cuando las materias fecales sean
negruzcas, debe continuarse la toma de las aguas, si son
verdes 6 verdosas disminuirse la cantidad y cuando sean
completamente amarillas, lo que demuestra que la circula-
ción de la bilis se ha restablecido, debe suspenderse; así
lo confirma el Dr. Fedeli (unos de los Inspectores médi-
cos de las aguas minerales de Montecatini.)
Con el uso de las aguas minerales indicadas, se ha ob-
servado que en algunas personas, sanguíneas Ó nerviosas,
se aumentan los latidos del corazón y arterias, y se tienen
cefalaluias 6 vértigos, entonces, debe cambiarse por otro
manantial más suave, 0 descansar uno ó varios días.
Las aguas son claras, sin olor, ligeramente saladas, su
composición es constante, variando la cantidad de algunos
elementos, según el manantial y como hemos dicho en to-
das se encuentra el cloruro de sodio, como su pr incipal
elemento. El manantial Tettuecio, uno de los más anti-
guos y al que se debe la reputación de las aguas minera-
les de Montec atini, se encuentra en un edificio apropiado,
para la toma de sus aguas y baños, con todo lo necesario,
del mismo modo que los otros manantiales ya citados, al.
gunos de ellos con bonitos jardines.
Los médicos italianos, indican las aguas minerales de
Montecatini en diferentes enfermedades, particularmente
en los padecimientos del hígado, ocasionados por la 1m-
perfección en la secreción de la bilis, Ó por alteración en
calidad, en la ictericia, eáleulos biliares, cólico hepáti-
eo, están además indieadas en las obstrucciones mtestina
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 167
les, en las afecciones linfáticas y escrofulosas, gota, reuma-
tismo, en las del aparato disestivo y órganos anexos, dis-
pepsias estomacales, diarreas rebeldes, constipaciones; han
sido consideradas como remedio especial para la disente-
ría; son inútiles en los infartos del bazo como consecuencia
de fiebres palúdicas, tan graves en Italia, en los catarros
crónicos del riñón, arena úrica, en las personas debilitadas
Ó anémicas como también se emplean en algunas der-
matosis. |
En vista de los resultados tan ponderados por el pueblo
y por los médicos, en toda Ttalia, en las enfermedades del
hígado y cólico hepático yv prévio. estudio, de lo publicado
sobre dichas aguas y oído la Epa de los distinguidos
profesores F. de la Torre y P. Casciam (Inspec tores de
esas aguas) nos determinamos 4 emple: arlas, teniendo pre-
sente la analogía que tenfan con las de Saratoga Springs
New York, cuyos buenos efectos hemos obser vado duran-
te los veinte y siete años, que practicamos en ese saluda-
ble pueblo durante las temporadas. Pensamosir á Carlsbad:
pero teniendo en cuenta la acción más enérgica de sus
aguas minerales y el estado general de una persona que-
rida, de nuestra familia. que hacía como dos años que ve-
nía padeciendo y que durante ese tiempo había perdido
cuarenta libras de su peso y que el ocho de marzo, tuvo
un violento cólico hepático, seguido de intensa Ictericia,
lo que disipó desde entonces las dudas que hubo sobre el
diagnóstico de su enfermedad.
E mpleamos catorce días en la navegación de New York
á Génova, durante la cual, la amarillez de la piel de nues-
tra enferma, casi había desaparecido en su totalidad, que-
dándole solo en las cojuntivas y recobrando su disposición;
entre otras medicinas, tomaba el agua alcalina de Vichy
y el fosfato de soda efervecente, que le hacía el efecto
laxante.
Estuvimos en Roma, y allí tuvo un cólico Y sO-
portable, el 18 y 19 E mayo y después el 20 encontra-
mos en las heces tres cálculos biliares de forma redondea-
da del tamaño de un chícharo grande. Después pasamos
por Pisa, el 30 de mayo, con dirección 4 Montecatini, y
en esa ciudad comenzó á resentirse del dolor, que le con-
tinuó en Montecatini, donde llegamos el mismo día, fué
168 ANALES DE LA
ligero y el 31 la examinó el Dr. P. Casciani (uno de los
Inspectores de las aguas) y eonfirmó nuestro diagnóstico,
de cólico hepático, expulsó el 6 de junio otro cálculo
¡eual á los anteriores. El Dr. Casciani, le ordenó la toma
de las : aguas del Tettuccio, dos 4 tres vasos diarios y caso
de no hacerle el debido efecto, agregase uno del Olivo y
además tomase un baño general un día sí y otro no, dl la
temperatura de 32 or: es centígrado, lo que cumplió de-
bidamente. El 15 de junio tuvo otro cólico soportable,
expulsando un cále e como los anteriores y alguna arena
biliar. ]
El día 22 de junio dejamos 4 Montecatint, siendo favo-
rable el pronóstico del Dr. Casciani, sobre su curación.
Desde el 15 de junio hasta la fecha no ha vuelto ¿4 tener
indicios del cólico.
Para corroborar la acción del cloruro de sodio en el or-
eanismo, recordaremos los e xpe rimentos practicados por
Albertoni (Influencia de las inyecciones subcutáneas de
una solución de cloruro de sodio en la secreción de la bi-
his R. Acad. de Ciencias. Bologna 1893) practicándoles fís-
tulas artificiales d perros é inyectándoles una solución de
cloruro de sodio, habiendo comprobado el aumento de la
bilis y disminución de los sólidos que contiene.
También señalaremos la observación del Dr. Casciani,
(Influencia del agua mineral en la secreción de la bilis
1905) de una mujer de 29 años, que en 1901 fué operada
de colecistotomía, habiéndole quedado una fístula biliar,
recogida la bilis por medio de un tubo de goma elástica,
que se le había aplicado y por su estremidad libre se salía
a una botella de cristal. A dicha enferma se le administró
el agua del Tettuccio, Famerici, Uliveto, Fuggl, compa-
rándolas con las sales y aguas minerales de Carlsbad; de
este esperimento deduce el Dr. Casciani, las conclustones
siguientes:
1.—Que la secreción de la bilis aumenta bajo la acción
del cloruro de sodio.
2.—(Que la bilis no aumenta con el agua de Carlsbad.
3.—Que el peso específico de los elementos fijos de la
bilis aumentan notablemente con las aguas minerales de
Montecatini. del mismo modo que con las de Carlsbad.
siendo mayor su aumento con las primeras: y con las sales
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 169
de Carlsbad, no se ha podido comprobar nineún au
mento.
4.—Que el peso específico y los elementos de la bilis
aumentan más durante la toma de las aguas de cloruro de
sodio, (10 por 1,000 de cloruro de sodio.)
5.——Que el agua potable del Uliveto y del Fuegi, no
ejercen ninguna influencia notable en la cantidad de la
secreción de la bilis y elementos que la componen.
6.—Que el agua mineral de Montecatini, ejerce notable
influencia enla composición química y eliminación de la
bilis, influencia que es mayor con las del Tamerici.
“—Que el agua común y las débilmente mineralizadas,
no ejercen ninguna influencia en la composición de la bi
lis, nt en a eliminación.
El Dr. Casciani manifiesta, que no desea deducir coro-
larios terapeúticos exagerados; pero que sI resultan indi-
caciones en las enfermedades he 'páticas, principalmente en
la ictericia, litiasis biliar, colecistitis crónica, hiperemia
hepática y catarro de los conductores biliares.
REFLEXIONES
Fisiológica y clínicamente, están demostrados los bue-
nos efectos del cloruro de sodio, lo mismo que en las aguas
minerales que lo contienen, promoviendo las secreciones,
haciéndolas más fluídas y modificándolas, como también
actuando como desinfectante en el tubo digestivo, por su
propiedad antiséptica > y como tónicas, como se han com-
probado en las inyecciones que se practican con solucio-
nes de cloruro de sodio en los individuos debilitados.
En las conferencias que hemos tenido con el Dr. Cascia-
ni, él atribuye la eficacia de las aguas minerales de Mon-
tecatini, al cloruro de sodio; sus apreciaciones sobre el uso
de las aguas concuerdan con las que hemos expresado ha-
ce algunos años, en nuestra Memoria sobre las Aeuas Mi-
nero Mal: de Saratoga Springs, New Y Se (1884
1901) que actúan del mismo modo que las de Montecatini,
que considero beneficiosas para las enfermedades que es-
tán indicadas; pero que no tienen la acción especifica que
se les atribuye en Italia, en las afecciones del hígado, en.
Saratoga Springs, hemos comprobado los búenós efectos
A sus aguas minerales en dichas enfermedades y en otras,
como lo confirma, la observación del Sr. F., D. publicada
a > E — ,
170 AÑALES Di LA
en la Revista Médica Farmacéutica de la Habana, en 1901,
de un enorme cálculo biliar del canal colédoco, que arrojó
en Saratoga, después de haber tomado las “aguas minera-
les según se las habíamos prescrito, sin haber obtenido an-
tes ningún resultado favorable con las aguas minerales, en
Carlsbad.
Las aguas minerales de Saratoga Springs, las conside-
ramos superiores á las de Montecatini, no solo por la can-
tidad mayor de gas ácido carbónico que contienen, sino
también por las sales alcalinas; sabido es, que entre sus
principales elementos, están el cloruro de sodvo, dicarbona-
tos de cal, magnesia, soda y litina, bicarbonatos de hierro
y gran cantidad de gas ¿cido carbónico, y que están cla-
sificadas en el erupo de las alcalinas salinas.
En Montecatini, pasamos veinte y cinco días y con los
enfermos que había allí, tuvimos ocasión de informarnos,
que los más de ellos, padecían del hígado, que algunos
frecuentaban el lugar hacía algunos años y que apesar de
tomar sus aguas en los manantiales y continuar tomándo-
las después y seguir el plan de alimentación adecuado, les
repetía el cólico, con más ó menos frecuencia, durante el
año, otros no lo tenían hacia seis ú ocho años y en algu-
nos había desaparecido; pero una señora italiana que ha-
cía quince años que lo padecía y que durante esos años
iba 4 Montecatini, sin embargo, le repetía el cólico duran-
te el año, una vez, acompañado de ietericia, más Ó menos
intensa; últimamente nos comunicó que al mes de haber
salido de Montecatini, donde estuvo este año, veinte días,
tuvo un violento cólico, seguido de intensa ictericia.
De todo lo expuesto deducimos que las aguas minerales
de Montecatini, no tienen una acción especifica en las en-
fermedades del hígado, sin embargo, las consideramos be-
neficiosas, en la mayoría de los casos, como también las de
Carlsbad y Saratoga Springs, que todas pueden modificar
ó curar la enfermedad, debiendo además tenerse presente
las condiciones especiales de cada enfermo y observarse el
debido plan de alimentación.
La duración de la cura, como se dice en Montecatini, es
de diez á quince días y d veces veinte; sus aguas están
contraindicadas en las afecciones cardiacas, cancerosas y
tuberculozas,
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ACADEMIA "DE CIENCIAS DE LA HABANA 173
HISTORIA ABREVIADA DE LA PRENSA MEDICA EN CUBA
POR EL
Dr. Juan Santos Fernández
(Sesión del 10 de noviembre de 1905.)
En 1900 cuando se verificó en París, con motivo de la
Exposición Universal, el Primer Conereso de la Prensa
Médica, presenté la primer nota en que me ocupaba del
periodismo médico en la Isla de Cuba y en el segundo
Congreso de la Prensa Médica que se reunió en Me drid en
los últimos días de abril de 1903, dí lectura á una segun-
da nota en que la avuda del doctor Jorge Le Roy me per-
mitió ofrecer un trabajo más completo.
Recientemente al celebrar el décimo aniversario de su
fundación la Revista De Mebicixa Y CirucÍa DE La Ha-
BANA su ilustre director y miembro de esta Academia, el
doctor Presno, me hizo el honor de encargarme de. el
BosQUEJO HISTÓRICO DEL PERIODISMO MÉDICO EN La ÍsLa DE
CuBa, que realicé con el mejor deseo de que no escapara
dá mi investigación ningun dato « fin de facilitar el traba-
jo de una obra más complet a al que con mas competencia
se encargase de ella.
Mas, como apesar de este cuidado después de la apari-
ción del artículo en la Revista De Mebicisa Y CrruGÍa
encontré aleun material que escapó 4 mis pesquisas y
además los que me hicieron el honor de leer el BosquesJo
publicado en la Revista llamaron mi atención sobre otras
omisiones, muy «4 mi pesar sufridas, resolví traer ¿ esta
Corporación, para que con su saber me ilustrase, cuanto
sobre el particular había recopilado y este es el motivo
de distraer vuestra benévola atención.
La Prensa en general, es el más poderoso elemento de
difusión de las ideas que pudo imaginarse quien más sus-
pirase por el progreso en los siglos remotos. El pueblo en
que la Prensa alcance su mayor valía, puede asegurarse
que ha llegado al más elevado grado de cultura y prospe-
174 ANALES DE LA
ridad. No importa que alguna vez pueda servir para la
difamación ó el escándalo porque no es lo único bueno de
que haciendo mal uso resulta un perjuicio. Y ésto que
decimos de la Prensa en general, puede decirse ienalmente
de la Prensa científica, ele la Prensa Médica, que entre
nosotros hasta hace poco, de cierto modo, ha sido el am-
paro y el núcleo de las manifestaciones del saber en las
ciencias afines. No sin razón se denomina nuestra primera
Institución científica Academia de Ciencias Médicas, Físi-
cas y Naturales.
Antes de que hubiera aparecido el primer periódico
dedicado á las ciencias en Cuba, sus cultivadores solían
eseribir en los pocos profanos que se publicaban y en las
Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País.
Cupo al doctor don Nicolás José Gutierrez la doble elo-
ria de haber sido: primero, el fundador de la Prensa Mé.
dica en Cuba y más tarde, el creador de la Academia de
Ciencias. No es frecuente entre nosotros que un individuo
de avanzada edad, despues de reunir, merced al ejercicio
profesional, bienes de fortuna, se retire de éste, no para
holear sino para consagrarse de lleno 4 la vida y o
de una institución que como la Academia de Ciencias,
mantuvo incólume el prestigio de aquellas al travez de
circunstancias poco adecuadas para atender 4 su desem-
volvimiento en un país exclusivamente mercantil.
Este varon ilustre para el que no tendrá la cultura
cubana frases de elogios que llenen la medida de sus me-
recimientos, fué el que en 1840 dió á la estampa el primer
periodico médico que tituló Rererrorio MÉébico Hanaxe-
RO. Le acompañaron en su obra los doctores don Ramon
Zambrana y don Luis Costales; Zambrana, miembro de
una familia ilustre de la Habana, que ha dado a las letras
y dá las ciencias más de un soldado benemérito, fué el pri-
mer Secretario de la Academia de Ciencias y dadas sus
cualidades de eximio literato é inteligente médico, ayudó
al fundador de la institución con el acierto que desempe-
ñó en la Universidad la Cátedra de Patología Médica.
Costales, de una familia no menos fecunda en intelee-
tuales, secundó admirablemente los propósitos de ambos.
Por la enunciación de estos nombres, se advierte que
ACADEMIA DE- CIENCIAS DE LA HABANA 175
la Prensa Médica en Cuba tuvo buenos comienzos y no
podía ser de otro modo, si se tiene en cuenta que en to-
das las épocas ha existido en Cuba una pléyade de médi-
COS inteligentes bs estudiosos que si no tenían como en los
Centros europeos, particularmente, campo en que mostrar
su competenci a como son los Hospitales, Academias y pos-
teriormente los Laboratorios. en el terreno de la pr áctica,
se les presentaba con frecuencia manera de estercotipar
sus aptitudes. Sino hubiesen otros ejemplos bastaría lo
ocurrido con el cólera en el año 1833. El doctor Manuel
Piedra sin haber salido nunca de la Isla (1) así que trope-
70 con el primer caso, lo diagnosticó con toda exactitud y
dió el par te á la Sanidad seguro de que no se aquivocaba:
así prestó un buen servicio « la Higiene y más tarde ¿ la
Literatura médica escribiendo una Memoria acerca del
particular.
Un modesto médico de Gines, el doctor Calcagno, que
aunque nacido en país extraño nos pertenecía, describió
con notable acierto, la importancia de la diarrea premoni-
toria, que tanto valor tiene para el empleo de una tera-
péutica oportuna.
La Introducción al Repertorio Mébico HaBANERO-hace
buena nuestra apreciación, pues dice: “porque el estado
actual de nuestra civilización se resiente de la falta de una
obra donde se hubieran publicado sin interrupción las ob-
servaciones de tantos yv tan sobresalientes prácticos como
hemos tenido y de otros muchos no menos respet tables, que
aun existen y cuyos materiales serían pr eciosos datos para
formular la historia médica del pais.”
Estas solas líneas bastan para demostrar el elevado con-
cepto que de la Prensa Médica tenían nuestros antepasa-
dos; lo perfectamente preparados que estaban para obtener
todo lo que se proponfan; por más que no lo hayan obte-
nido, porque no había alcanzado la Ciencia los límites ac-
tuales, ni el medio era el adecuado para el desenvolvi-
miento de sus aspiraciones. Como consecuencia el Reper-
TorrtOo Mébico HABANero tuvo una breve existencia.
(1) «Crónica Médico Quirúrgica de la Habana», T. II. Pág. 241: «Bio”
oratía del doctor M. Piedra», por el doctor Rosain.
176 ANALES DE LA
El BoLeríx Científico creado por el doctor Vicente A. |
de Castro y el licenciado Justino Valdés Castro se refun-
dió en el RerertorIo cuando se hizo careo de aquel el
doctor Manuel Valdés Miranda.
Desaparecido el ReperTorRIO MébICO Habanero apareció
el OBseERVADOR HaBaNero redactado por el profesor de
nuestra Universidad don Julio Jacinto Le-Riverand cuyo
primer número vió la luz en mayo de 18544
Le-Riverand nació en Francia, fué Farmacéutico en Pa-
rís y llegó á la Habana en 1824 con el título de Oficier de
Santé 9 sea Cir ujano romancista; tuvo una Farmacia en
Santiago de las Vegas y ejerció la medicina en el campo.
Por su talento llegó 4 ser Catedrático de Clínica médica
en nuestra Universidad, puesto que conservó hasta su fa-
llecimiento, el 7 de abril de 1864. Este hombre mitad
ciencia y mitad mercantilismo, segun lo pintan sus con-
temporáneos, tuvo la ilustración suficiente para dirigir y
escribir un periódico de medicina; así lo revelan sus Lec-
ciones. sobre las enfermedades observadas en la sala de
clínica de la Real Universidad de la Habana, (1859) y los
discipulos tan aventaj: ados que como el doctor Joaquin
Lebredo hacían justicia 4 sus conocimientos clínicos
Y como el objeto de Le-Riverand fué de una parte,
hacer conocer+á sus colegas el progreso de la ciencia fuera
del país, de la manera más compendiada posible, y de otra,
exponer los trabajos de sus compañeros, le ofrecieron su
colaboracion los colegas siguientes: don Tomás Romay, el
célebre higienista que por prime “a vez mmoculó con éxito,
el virus vacuno y lo propagó en el país, no sin antes so-
meter sus propios hijos, os de vacunados, d la inocu-
lación del pus varioloso. (1). Doctor José María V elazquez,
licenciado Gaspar Palacios. doctor José Lletor Castroverde,
doctor Nicolás J. Grutierrez, doctor José Benjumeda, doctor
Fernando González del Valle, doctor Joaquin (uarro,
doctor Vicente A. de Castro, doctor Angel José Cowley,
licenciado José Joaquin Sibón, licenciado Juan Pinet,
doctor Francisco Alonso Fernández, doctor Pablo Huma-
nes y licenciado Gonzalo Jorrin.
(1D) Crónica Médico Quirúrgica de la Habana. tomo XI, página 99 á4 102
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA VETA
Por aquellos tiempos, como en época posterior todavía,
las discusiones científicas degeneraban en un personalismo
vergonzoso para la seriedad” y decoro de la clase médica
y caso hubo en que una junta de varios profesores pudo
convertirse en una batalla campal. No es extraño pues
que el director del ObseERVADOR HABANERO, que segun
cuentan las crónicas, no era manco en la agresión, dijeso
en el prefacio que: las columnas de la public: ación estarían
abiertas para los profesores que gustasen dar ád luz obser-
vaciones ó artículos de interés verdaderamente práctico;
pero desechando cualquier escrito que contuviera perso-
nalidad por más que encerrase ideas ú opiniones de mucho
mérito.
Esta publicación alcanzó también corta vida y en 1847,
tres catedráticos de la Universidad los doctores Ramon
Zambrana, Juan Pinet y Emilio Auber, comenzaron á pu-
blicar el Repertorio Ecoxómico ve Mebicixa, Farmacia Y
CIENCIAS AUXILIARES, de que solo aparecieron seis entre-
gas para refundirse en el OBSERVADOR HABANERO que co-
mo hemos dicho duró poco.
En septiembre de 1850, aparece de nuevo el ReEPERTO-
rio Mébico Habanero, bajo la dirección del doctor Ra-
món Zambrana y del licenciado Pedro Ruz; hebdomada-
rio primero, se hizo en 1851 mensual y este mismo año
dejó de aparecer.
EL Crrreri0 dirigido por el Ldo. en Medicina don José
Esparrago, con título de España incorporado en la Uni-
versidad de la Habana el 9 de septiembre de 1851. Este
periódico que apareció el año de 1854 tuvo muy escaso
valor científico, pues sus artículos sólo constituían perso-
nalidades. El director fué Director también interino del
manicomio Mazorra, destino tiempo atras reservado á los
aventureros, y desempeñándolo falleció. EL Crrrerro, cu-
yos artículos fueron impugnados por Le Riverand hubiera
pasado desapercibido si el doctor Rafael Cowley al ocu-
parse del Ldo. Esparrago en los interesantes Fastos Ne-
erológicos que publicaba « en los ANALES DE LA ACADEMIA DE
Ciexcras, no hubiera aludido á su aparición y valor.
El 1? de enero de 1854 ve la luz en la Habana otro
periódico mensual de medicina, cirugía, farmacia y cien-
178 ANALES DÉ LA
AH] i NE AA
cias auxiliares, del cual fué Director el doctor Zambrana,
que por lo que se ve, no descansaba en su empeño de fo-
mentar la Prensa Médica. Se tituló Gacera MÉDICA DE LA
HABANA y parece ser que solo llegó al número diez, corres-
pondiente 4 octubre del mismo año 1854.
El 19 de diciembre de 1854 publicó el doctor Justino
Valdés Castro, con el nombre de Revista MÉDICA DE LA
Habaxa y dedicado á la medicina, cirugía, farmacia y cien-
cias auxiliares, un periódico del cual fue director y re-
dactor y cuya vida fue de dos años, pues la última entre-
va corresponde al 25 de diciembre de 1856 y todo cons-
tituye un tomo de 385 páginas.
En 1856 y 57 se publicó el Rererrorto Ec ONÓMICO DE
Mebicina, Ciructa, Farmacia, y Ciencias NATURALES por
el entonces eS Rafael A. Cowley, más tarde Cate-
drático de Terapéutica de nuestra Universidad, activo
colaborador en la Prensa Médica en su juventud; pero
alejado de ella hace mucho tiempo 4 pesar de que aun de-
sempeña su cátedra y no carece de salud.
Los nombres de los doctores Rafael y Luis María
Cowley en la Literatura médica cubana aparecen con fre-
cuencia y obedecen al abolengo de su padre, doctor Angel
José ( 'owley y Albirle aa fué Secretario de la primera
Junta de S ada de la Isla y contribuyó poderosamente
á la ilustración médica de su época.
Con el nombre de Revista DE La Isa DE CuBa reapa-
rece en el estadio de la Prensa, el doctor Le Riverand, al
publicarla, con los doctores Ramón Zambrana, Joaquín
García Lebredo y Federico (ralvez. La primera entrega
apareció el. 1 de marzo de 1858 yla oa en 0e-
tubre del propio año, formando un tomo de: 32 2 págin: as.
El Eco be Parts, aunque publicado fuera e aquí como
se desprende de su nombre, lo hemos considerado siem-
pre como perteneciente dá la Prensa Médica Cubana, pues
era redactado por cubanos que hacían sus estudios en
Francia. Se consagró 4 la medicina, cirugía y ciencias
auxiliares, y estaba dedidado 4 los estudiantes de mediei-
na de la ciudad de la Habana. Lo redactaban el doctor
Carlos Valdés, espirituano inteligente que no volvió «
Cuba y figuró en Francia siendo el sustituto del gran Pidoux
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 179
y AA QA A A PP ——Á
en la Dirección de Aguas Buenas y los doctores Luis
María Cowley, Gabriel M. García, Pedro Hevia, Ramón
Luis Miranda y Antonio Mestre que tan distinguido con-
cepto había de conquistar después, en el campo de nues-
tra Medicina, desde el puesto de Secretario de la Aca-
demia de Ciencias, que ocupó hasta su fallecimiento. La
publicación formó un tomo de 390 páginas en que procu-
raron-sus redactores trasmitir 4 sus paisanos, residentes en
la Isla, los estudios, trabajos y doctrinas de la Escuela
francesa, tan favorecida de los nuestros, por la semejanza
del idioma y afinidad de caracteres.
La Banbera HoMBOPÁTICA, parece que v 10 la luz pública
por la misma época que el anterior, según se deduce de la
cita, que de ella se hace en la página 3 354 del Eco de París.
En noviembre de 1861 comenzó la publicación de un
periódico científico mensual dedicado á los estudiantes de
la Real Universidad de la Habana, redactado por los en-
tonces estudiantes, señores don Felipe Rodríguez, más
tarde catedrático” de Medicina Legal, académico y atilda-
do escritor y doctor don José Bruzón, hoy uno de nues-
tros jurisconsultos de más nota. Dedicaba sus secciones:
una 4 Medicina y Farmacia, otra 4 Derecho, otra á Filo
sofía, otra titulada Revista, en la que se daba cuenta de
los actos de la Universidad, Academias, etc., y de los reali-
zados por las Sociedades científicas extranjeras, y final-
mente una de Bibliografía, donde se exponía el movi-
miento de libros, folletos y periódicos, no solo propios,
sino extranjeros. Vivió hasta octubre de 1863, á juzgar
por la entrega última que se conserva en la Biblioteca Na-
cional, que alcanza la pagina 42, pero que no termina.
La Emur acIóN, es el título de otro periódico mensual,
dedicado ¿ la abril ia, Química é Historia Natural Médi-
cas y á la Toxicología, bajo la dirección de los señores
Joaquín F. Aenlle, Marcos de J. Meler o, y Fernando Y.
Aguirre; apareció en febrero de 1863 y pr 'olongó su exis-
tencia hasta 1867, un período de cinco años, apenas alcan-
zado por las anteriores publicaciones. Entre sus directo-
res, figuraba como químico de sólida reputación, el doctor
Aeñlle, que fué catedrático de Farmacia de la Universidad
y falleció prematuramente.
180 ANALES DE LA
Inaugurada la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales el 19 de mayo de 1861, no contó con un órgano
oficial hasta el mes de agosto de 1864, en que aparecie-
ron sus ÁNALES, para dar cabida a los trabajos de la Cor-
poración, bajo la dirección de su inolvidable Secretario el
doctor don Antonio Mestre y el doctor don José Joaquín
Muñoz, primer Director del Asilo de Enagenados (Mazorra)
y que se estableció después en París, donde dejó de
existir.
Estos profesores los dingieron hasta el año de 1866, en
que sustituyó, al segundo, don Marcos de J. Melero. En
1869 sustituyó « éste, don Felipe F. Rodríguez y en 1874
se les asoció el doctor Rafael A. Cowley, continuando así
hasta 1887, en que murió el doctor Mestre.
Desde 1887 4 1889 fueron dirigidos los AnaLes por los
doctores Claudio Delgado y Vicente de la Guardia. En
1890 reemplaza al primero el doctor la Guardia y ¿ éste
el doctor José Francisco Arango, que fué d su vez susti-
tuído por el doctor Marcos de J. Melero.
En 1893 sucedió al doctor Melero, Académico de la
Sección de Ciencias, como el doctor Deleado, el de la de
Farmacia doctor José de Jesús Rovira.
En 1894 los dirigen los doctores Arístides Mestre y Ka-
fael A. Cowley.
Por los años de 1895 y 96, son sus directores los docto-
res Diego Tamayo y Gustavo López. En 1897 los docto-
res Manuel Delfín y Tomás Coronado, y en 1898, 1899 y
1900, el doctor Gustavo López, Secretario, y el doctor
José María Céspedes, de la Sección de Ciencias.
Desde 1901 en adelante, permanecen bajo la dirección
del doctor Jorge Le Roy y del doctor Gustavo oa
asociados al doctor José 1. “Tor: 'albas, hasta el sensible fi
llecimiento de este laborioso académico, acaecido «¿ ae
de 1903.
Antes de iniciarse la última guerra por la independen-
cla, los ÁNALES apare ectan con marcada irregularidad, por
el mal estado económico del país, que se reflejaba en la
recaudación de los censos de la Academia, dedicados al
sostenimiento de la publicación; durante la. guerra la si-
tuación se hizo más aflictiva aím, y no apareció ni una sola
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 181
— nn
entrega durante un largo período de tiempo, acumulán-
dose por consiguiente el material sin publicar, pues la
Academia no suspendió nunca sus faenas.
Tan pronto como se restableció la paz, la mesa presidi-
da por el doctor Juan Santos Fernández, dedicó todos sus
esfuerzos 4 poner en buen orden los recursos de la Corpo-
ración, lo cual se consiguió. Desde este momento las en-
tregas aparecen con resularidad, y se ha publicado ya un
volúmen con los más atrasados y que no pudieron publi-
carse en su oportunidad. Con los dos volúmenes que están
á punto de ver la luz se restablecerá la unidad completa
en la publicación de los trabajos y discusiones de la Aca-
demia. En esta obra verdaderamente titánica, han toma-
do parte principal los doctores Jorge Le Roy y Gustavo
Lopez.
No podemos pasar en silencio, ya que de los AXALES DE
1 ACADEMIA se trata, una dubhostión á ella anexa, Los
ñ baila de la Comisión de Medicina Legal € Higiene Públi-
ca, emprendidos por acuerdo de la Corporación bajo la
dirección de los doctores Ramón L. Miranda, Presidente
de la Comisión, y Antonio Mestre, Vocal de la misma, los
dos primeros tomos en 1872 y 1873, y bajo la del doctor
Mestre y el doctor Rafael Cowley, el tercero en 1874;
siendo de lamentar que después no se haya seguido tan
buena costumbre, pues así podría contarse con un cuerpo
de doctrina de grandísima confianza, en ramo tan impor-
tante de los conocimientos médicos,
Igualmente ha publicado la Academia de Ciencias co-
mo complemento ¿4 sus ÁNALEs, la obra de Sauvalle, Flora
Cubana, un volúmen; las de Gundlach, Mamaloyia Cubana,
Erpetologia Cubana, Ornitología Cubana; la de Dumont,
Memorias sobre la patología y antigiiedades de la Isla de
Puerto Rico; la de Becker traducida por el doctor Finlay,
sobre Patología y Terapéutica del aparato lenticular del
ojo, y otras más. Por donde se advierte que la Academia
de Ciencias no había de irá la zaga respecto de la pro-
tección de la Prensa Médica. Entendió, con sobrada razón,
que sin este elemento poderoso de difusión del pensamien-
to, su obra sería casi perdida, porque no saldrían sus tra-
bajos de los muros del recinto en que se leen y discuten,
182 ANALES DE. LA
y no serían pues, para las generaciones que se sucedan, de
utilidad alguna.
En septiembre de 1865, apareció La Hoya ULínIcA,
dirigida por los doctores don Félix Giralt y don Federico
Hors stmann, siendo interrumpida pronto su publicación, pe-
ro en 1868 apareció con el mismo carácter práctico y con-
cienzudo, La Gacera DE. Crencias MéÉbICAs, dirigida por
los mismos profesores y y suspendida por haber abandona-
do éstos el país con motivo de la primera guerra por la
independencia, que dispersó ad muchos. En Ta Hosa Crí-
yica, como en la Gacera Mébica, reflejan los doctores
Giralt y Horstmann, catedráticos de Clic :a Médica y Clí-
nica Quirúrgica de nuestra Universidad, respectivamente,
los asuntos de sus salas en el Hospital; publicaban esta-
dísticas y las lecciones dadas por los profesores, basadas
en los enfermos de las clínicas que conocían los alumnos.
De aquí la importancia de este periódico médico, pues.
á la vez que revelaba la competencia indiscutible, de los
dlos maestros, bien preparados para la enseñanza, sHvió
para ejercitar á los alumnos en la práctica de recoger ob-
servaciones, como se hacía en otras partes, en que los
estudios se efectuaban con, el mayor perfeccionamiento.
El notable clínico Giralt, murió todavía en edad de haber
podido demostrar cada vez mejor, si era posible ya, las
cualidades excepcionales que le adornaban para el diag-
nóstico; Horstmann, alcanzó larga vida y hasta su muerte
ocupó la Cátedra de Anatomía á que se le trasladó y de-
sempeñió con la severidad y saber que le fueron carac-
terísticos. :
La Revisra Mébico QUIRÚRGICA Y DENTISTICA se publi-
có en 1868 en Nueva York; no apareció con regularidad
y solo duró un año escaso. La dirigió auxiliado por el doc-
tor González, el doctor Erastus W “lso infatigable y desin-
teresado propagador, desde tiempo ¡nmemor ial hasta
nuestros días, de la Medicina Preventiva. No hay asunto
de Higiene que el Dr. Wilson no haya tratado en los pe-
riódicos médicos, en los profanos, ó en las Sociedades
Científicas. En la actualidad casi octogenario no desmaya
en su obra de higienización perenne. Es un extranjero «
quien no debe poco la cultura médica cubana,
en DE CIENCIAS DE LA HABANA 183.
Por esta época aparecen 0 RererTORIO Físico Y Naru-
RAL DE LA ÍsLa DE Cuba, dirigido por el sabio naturalista
don Felipe Poey, y Er ATENEO, por el señor don Francis-
co de Armas y Martínez, que daba cabida ¿d particulares
científicos.
En 1? de marzo de 1873, cuando desde 1868 la Isla era
un campamento, comenzó 4 publicar el señor don Marcos
de J. Melero, adalid incansable del periodismo científico,
EL Genio Crentírico, dedicado ¿ las ciencias físico-quími-
cas y naturales y sus aplicaciones á las demás ciencias, ¿
la industria y 4 las artes. Se publicaron tres tomos que
contienen asuntos de medicina é higiene, correspondien-
tes á los años de 1873, 1874 y 1875
El mismo año de 1873 el señor don Eduardo F. Plá,
estudiante aprovechado entonces, que poco después con-
tribuyó, poderosamente al auge de la publicación, que si-
cue, más tarde médico, figuró en otros periódicos cientí-
ficos, creó La Fe Cievrírica, dedicada á la juventud
estudiosa y del que aparecieron once números, siendo el
último el correspondiente al año primero, número 11, 15
de abril de 1874.
Tócame ahora ocuparme de la Cróxica MénICO—QuUIRÚR-
GICA DE La HABANA, que por ser el periódico de medicina
que más larga y no interrumpida vida ha alcanzado, mere-
ce que le consagre detenida atención y estudie su orígen
y composición cual he venido haciéndolo con los anterio-
- resde que he dado cuenta, sin que sea óbice el figurar mi
nombre á la cabeza de los que han contribuido á su apa!
rición y larga existencia, dentro del campo de las ciencias
por lo menos, hasta con aquellos, ante los que, por esta ú
otra razon me he encontrado en condiciones de clara ó
encubierta hostilidad.
Hecha esta salvedad cúmpleme señalar que en mayo de
1875, apareció la Cróxica MÉDICO QUIRÚRGICA DE La Ha-
BANA, llevando en la carátula después de su nombre lo que
sigue: “Revista mensual de Medicina, Cirugía y Ciencias
auxiliares, dirigida por los doctores don Juan Santos Fer-
nández y don José R. Argumosa, con el concurso de los doc-
tores don Joaquín G. Lebredo, don Juan Calixto Oxamen-
di, don Felipe Rodríguez, don Manuel Bango, don Sera-
184 e ANALES DE LA
fín Gallardo, don Luis Montané, don Rafael Cowley, don
José Argumosa (padre), don Antonio Mestre, don José R.
Montalvo, don José Pulido, don Antonio Reynés, don To-
más Plasencia, don Gabriel M. García; Redactores: doctores
don José Francisco Arango y don Vicente de la Guardia.
Redactor Administrador: don Eduardo F. Plá, entonces
todavía estudiante de medicina.
No he de ocuparme, como quisiera, de cada uno de los
nombres citados, no solo porque tomaría este trabajo di-
mensiones desproporcionadas, sino porque de muchos de
ellos, he tratado ya, y de otros tendré que hacerlo en lo
que sigue; pero haré una excepción con el de don José R.
Argumosa, por ser una inteligencia que honró 4 Cuba en
el extranjero, José Rafael Are umosa fué una personalidad
consagrada « la medicina, puede decirse, tan pronto tuvo
reflexión. Su padre, el doctor don ere Argumosa, here-
dó el nombre de un catedrático notable en la Facultad de
Medicina del Colegio de San Cárlos de Madrid, vino muy
joven á esta Isla, amparado por el elemento del comercio
cual solía suceder. Se estableció en un pueblo de la Pro-
vincia de Pinar del Río, Consolación del Sur, en el que
hizo fortuna, con la rapidez que era frecuente, la hiciesen
en el campo, por aquella época, los médicos. Á esta altura
su objetivo fué la carrera de su primog énito, y al efecto
se trasladó con él 4 Madrid, y úsu lado, en Cátedras y
fuera de ellas, estudió medicina el hijo con devoción tal,
que sobresalió pronto y terminó con brevedad su cometi-
do. Pude ser testigo, como otros coleswas de mi época de
la confraternidad de padre é hijo, que parecían dos estu-
diantes amigos; pero lo que todavía pudo causar más ad-
miración fué, que vueltos padre é hijo 4 Cuba y estable-
cidos en la Habana, y en una misma casa, padre é hijo
ejercían aisladamente, cada cual la profesión, y cada cual
formó su clientela en la capital, pues como he dejado di-
cho, el padre había ejercido anteriormente solo, fuera de
la Habana.
Cuando después de la paz del Zanjón, el padre fué nom-
brado diputado y marchó ¿4 Madrid, el hijo no pudo
soportar, sino cortos meses la ausencia de su padre y tío
político, pues había casado con una hermana de aquel, y :
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LÁ HABANA 185
obandonó su clientela y el porvenir que envolvía, y mar-
chó á su casa solariega de Torrelavega, población cercana
de Santander, capital de la Montaña.
Allí fué pronto nombrado Alcalde Republicano y tal
vez esto le obligó á trasladarse 4 la capital de la provin-
cia, en que le encumbraron en igual sentido, y como
aquella naturaleza no había nacido más que para ver enfer-
mos, huyó 4 Madrid junto 4 su padre, tal vez con el pen-
samiento de volver ambos más tarde 4 la Habana. Pronto
creó en la Metrópoli española una clientela que en bre-
ve fué la mayor y que no le permitía el menor reposo y
no obstante nunca desatendió su visita al Hospital infan-
til “Niño Jesús” en donde lo ví en uno de mis viajes. En
estas circunstancias falleció el autor de sus días y ya al
frente de los intereses de ambos, de numerosa familia y
de una gran clientela, renunció 4 volver á su patria, aun-
que la llevaba siempre grabada en su corazón como lo de-
mostraba en su devoción por todo lo que era cubano.
Un médico de la Habana establecido en Madrid en el
ejercicio de una especialidad ganaba lo suficiente para no
necesitar de sus rentas, mientras el doctor Árgumosa vi-
vió; pero así que aquella naturaleza débil y viril dejó de
existir, y le faltó el apoyo de la inmensa clientela de aquel,
dejó la villa real por no poder sostenerse ya en ella.
Argumosa escribió en las columnas de la Crónica M-
DICO-QUIRÚRGICA hasta que se alejó de Cuba; fuera de ella
aunque conservaba su recuerdo, no pudo ayudarla, por-
que no podía consagrar á la pluma tiempo, cuando le fal-
taba para tomar el alimento necesario. Esta vida azarosa
del médico en general, que se pasa el día subiendo y
bajando escaleras, 4 veces más enfermo que el que visita,
acabó prematuramente con su naturaleza, de suyo ende-
ble, porque en verdad, no aguardó á desarrollarla, para
someterla ¿las torturas de la práctica profesional. Al tra-
ves de más de seis lustros, cumplo un deber, con el que
nos dió alientos para empezar la publicación, y todos sa-
bemos que los principios son siempre escabrosos. Quéde en
estas páginas para siempre consignadas, la intervención
beneficiosa de este cubano distinguido en el progreso del
periodismo médico cubano.
186 ANALES DE LA
A KÉÁ
A grandes rasgos citaré solo algunos nombres de los
que con su actividad € inteligencia contribuyeron á que
el periódico alcanzase vida prolongada, hecho que no se-
ría digno de mención en los grandes centros mundiales,
donde toda clase de elementos sobran, pero, que en un
país moderno, en una excolonia, constituye un suceso in-
sólito.
El doctor Eduardo F. Plá, de estudiante fué adminis-
trador de la publicación, como dejamos dicho, después
Secretario y más tarde ocupó el puesto de redactor jefe
hasta 1891. Lo expresado en las columnas del periódico
al (1) abandonarlo voluntariamente, revela cuanto hizo
en su obsequio y cuanto hubiera hecho si lo hubiera con-
servado.
El doctor Andrés Valdespino sucedió al señor Plá en la
administración, que ha conservado hasta el día, y su mo-
destia no ha de impedir asegurar que sin su cooperación,
la tarea científica hubiera sido imposible. Il doctor Acos-
ta regmplazó al doctor Plá en el puesto de redactor jefe y
hasta el día desempeña dignamente su cometido. Los doc-
tores Ambrosio González del Valle, La Guardia y Delfín
con sus cuadros de mortalidad, cuando no había en el país
más estadística que la de la Cróxica MébICO QUIRÚRGICA,
realizaron una obra meritoria.
Este periódico fué durante mucho tiempo la única ma-
nifestación libre de la ciencia entre nosotros, y á su derre-
dor se agrupaban cuantos la amaban y deseaban cultivar-
la; tomó parte en todos los intentos de progreso que se
realizaron en el país, durante un largo periodo de tiempo;
pero el de mayor trascendencia consistió en la fundación
del Laboratorio Histo-Químico-Bacteriológico iniciado y
sustentado por los doctores Tamayo, Vildósola, Acosta,
Dávalos, Diago, Delfín, Madan, Coronado, Calvo, Ruiz
Casabó, Pardiñas, y muchos más.
Cuando este movimiento tuvo lugar los estudios de este
vénero eran casi desconocidos aquí; pues los esfuerzos del
doctor Felipe Rodríguez, abriendo un curso de Urologría
en 8 de diciembre de 1878, aunque de gran utilidad, no
(DD Crónica Medico-Quirúrgica de la Habana, tomo: XV, página 198.
Y ¿Pág
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 187
llegaron 4 despertar el amor 4 esta clase de investigacio-
nes como cuando se inauguró el Laboratorio de la Crónica
Médico- Quirúrgica, bien es verdad que su creación coinci-
dió d siguió casi inmediatamente á los grandes descubri-
mientos de Pasteur, que fueron desde luego establecidos
en él.
La beneficiosa influencia de esta Institución no puede
apreciarse hoy, que gracias á la protección oficial, son
muchos los establecimientos de esta naturaleza, los cuales
dotados convenientemente funcionan en la República. Es
necesario remontarse dá una época en que nada de esto
había y hubo necesidad de crear investigadores, muchos
de los cuales le han sido muy útiles ¿ la situación actual.
El Laboratorio Bacteriológico de la Crónica Médico- Qui-
rárgica, á pesar de los obstáculos encontrados en su cami-
no y que lógicamente no debiera haberlos hallado, perdu-
ra é través de los años, como una prueba más de lo que
puede el poder de la prensa médica, bajo cuyos auspi-
cios se fundó el 8 de mayo de 1886.
Para formarse una idea exacta de la labor de la CRÓNI-
ca MipbICO-QUIRÚRGICA DE LA Habana, basta pasar la vista
por los nombres que aparecen en el índice de cada uno de
los 31 volúmenes y se convendrá en que cuanto ha signifi-
cado ciencia en Cuba, durante el último cuarto del siglo
anterior, ha dejado su huella en las páginas de la CróNICA
Mip1c0-QuIRÚRGICA, porque ni una sola de las personali-
dades salientes de nuestro mundo médico, ha pasado sin
verter en sus columnas algo del producto de su inteligen-
cia y laboriosidad.
Voy á referirme ¿ otra publicación que como la CróNt-
ca Mepico-QuIRÚrGICA reunió 4 su derredor todos los
hombres amantes de las letras y de las ciencias, por más
que no era propiamente un periódico de medicina. La Re:
VISTA DE CUBA; quincenal, dirigido por el doctor don José
Antonio Cortina. Su primer número apareció el 15 de
enero del año 1877 y el último en noviembre de 1884 en
que desapareció con motivo de la muerte de su joven é
inolvidable director.
Para que la obra del inteligente Cortina no quedase in-
terrumpida, fundó el sabio filósofo señor Enrique José Va-
188 ANALES DE LA
rona la Revista CuBANa, periódico mensual de Ciencias,
Filosofía y Bellas Artes, cuyo primer número apareció el
30 de enero de 1885 y el último en el mes de julio
de 1894.
Del mismo modo que el periódico del doctor José An-
tonio Cortina, era de sabor marcadamente literario; pero
contenía trabajos de Antropología y otras ramas de las
ciencias médicas
Por la misma época se anunció a virtud de prospecto
La Gaceta MÉDICA DE La HaBaxa que vió la luz el prime-
ro de noviembre de 1878. Formaban su comité de redac-
ción los doctores A. W. Reyes, Vicente Benito Valdés,
M. Riva, E. Núñez, Juan Babé, y y L. Montané. El 12 de
octubre de 1879 dejan de fieutias en el comité los docto-
res E. Núñez y M. Riva sustituyéndolos los doctores J. M.
ia y M. V. Bango. Su última entrega ó sea el número
9 del año tercero apareció en el mes de julio de 1881.
Tuvo siempre nutrido material médico y llamó la atención
la viva discusión sostenida entre este periódico y un cola-
borador de la Uróxica MEDICO-QUIRÚRGICA, apropósito de
juicios emitidos por éste acerca de las discusiones en las
Sociedades Científicas y en la Sociedad de Estudios Clíni-
cos y en especial sobre el tema: de la secuestración de
los leprosos y de si eran ó no contaglosos.
A fines de 1878 ve la luz La PROPAGANDA CIENTÍFICA,
revista quincenal, que con este título empezaron á publi-
car en la Habana los doctores José Clairac, J. M. Espada,
Juesta y Carabó, Médicos y Farmacéuticos de la Sanidad
Militar del Ejército. Dejó de publicarse en 15 de noviem-
bre de 1879.
El BoLETtÍN DE SANIDAD MUNICIPAL aparece en 1883. En
el mes de abril del mismo año anunció la Crónica Mépico-
QUIRÚRGICA que se iba á publicar un nuevo periódico
consagrado ú la defensa del respetable cuerpo de Sanidad
Municipal y redactado por los Profesores de dicho cuerpo
bajo la dirección de su Jefe el doctor Arteaga. En el mes
de julio le dedica un artículo especial en que elogia y
aplaude la aparición de una revista científica, dado el pe-
simismo del medio social que al verla nacer, pregunta,
¿cuanto tiempo vivirá? Cuando esto se escribía se había
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 189
publicado el tercer número que parece fué el último y en
que se hacía la historia del servicio de Sanidad municipal
desde 1870; dió 4 luz un plano topográfico de se capital,
las estadísticas y los trabajos del Necrocomio «d cargo en-
tonces del doctor Obregón y entendía el ailtailia que el
BorLetíx contaba con orandes elementos dentro del Mu-
nicipio para ser una publicación útil y rica en datos cien-
tíficos.
Los ANALES DE LA SOCIEDAD ODONTOLÓGICA DE La Ha-
BANA aparecieron mensualmente dirigidos por el doctor
Federico Poey, Órgano de una corporación que, como ella,
alcanzó corta vida, porque la naturaleza de la especiali-
dad dificultaba adoptar un carácter estrictamente cientí-
fico, que en Centros de más población no ha sido fácil
obtener.
En octubre de 1878- vió la luz el primer número del
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ANTROPOLÓGICA, institución que
hubiera sido provechosa en la Isla de Cuba, poco explor a-
da en lo que se refiere á la antropología; pero desgracia-
damente uno y otra alcanzaron corta vida.
En enero de 1880 el ReprertTorRIO DE FARMACIA, revista
mensual de Farmacia, Medicina y Ciencias na re-
dactada por los doctores M. Vargas Machuca y J. de JJ.
Rovira, órgano del Colegio de Farmacéuticos de la Haba-
na; llegó a publicar cinco volúmenes.
Fundan en junio del mismo año los doctores Federico
Poey, Francisco de Paula Rodríguez y Donato: Mejías, EL
Procreso DENTAL.
Publicábase por la misma época la Revista ODONTOLÓ-
GICA DE LA HABANA
En 1.2 de julio de 1883 vino al estadío de la prensa el
BoLetríx CLÍNICO DE La QUINTA DEL Rey, periódico mensual
redactado por el personal facultativo de esta Casa de 5Sa-
lud; doctores M. V. Bango, J. B. Espada y José Girauta
y Pérez. El 19 de enero de 1885 lo re adactan los doctores
A. Jover y Francisco Dumas, por haberse hecho cargo el
primero de la dirección facultativa de la Casa de Salud.
Er BoLeríx dejó de existir cuando publicaba el número
24 del año segundo de su existencia.
EL Eco Creytírico be Las VitLas se publicó en Sagua
.
190 ANALES DE LA
la Grande á fines de 1883 por el doctor Agustín W. Re-
yes, que desde la Habana había ido ¿ establecerse en : aque-
lla población de su nacimiento. Es el primer periódico del
interior de la Isla, que ha alcanzado mayor vida, pues du-
ró hasta 1887.
En 1884 el farmacéutico don Anselmo Castells, también
médico, comenzó 4 publicar el BoLerIx DE La Farmacia
EL AMPARO, insertando al propio tiempo que los anuncios
de sus productos farmacéuticos artículos médicos sobre to-
do de revistas terapéuticas.
Vivió hasta el número 12 del año X, diciembre de 1894,
con él concluye la primera serie. En agosto 1889 aparece
la segunda que vivió poco tiempo más. Este BOLETIN que
no perseguía un fin científico, sino industrial, producía
cierto beneficio, como propagador de los trabajos de me-
dicina que aparecían en el mundo por autores de mérito,
En 1884 vió la luz ln EscaLpeLO periódico de corta vi-
da dirigido por los estudiantes.
En enero de 1885 sale á la arena periodística una revis-
ta mensual de medicina, farmacia, agricultura y ciencias
físico-químicas y naturales, dirigida por los doctores Car-
los de la Torre y Huerta y Antonio González € urquejo,
cuyo título fué La ExcIcLoPEDr a, publicó tres tomos y de-
sapareció en diciembre de 1887. Este periódico despertó
eran interés por su activa colaboración.
Como continuación de La ENCICLOPEDIA apareció en la
misma forma la Revista ENCICLOPÉDICA DE CIENCIAS MEÉbDI-
CAS, FISICAS Y NATURALES DE LA ÍsLA DE CuBa en la que fi-
guraba el doctor Carlos de la Torre. Esta publicación
terminó en el número 6 del año tercero correspondiente
junio de 1887.
El 15 de octubre de. 1886 se publicó la Revista be
Cieycias Mébicas dirigida por el doctor Benjamín Céspe-
des y aparecía los días 15 y 30 de cada mes. Así conti-
nuó hasta 30 de octubre de 1887 en que cesó de publi
carse. Reapareció el 30 de diciembre del mismo año de
1887 bajo la dirección del doctor Joaquín Jacobsen, pu-
blicándose los días 5 y 20 de cada mes, hasta el 20 de ju-
nio de 1896 en que de »sapareció del estadío de la vr ensa.
Fué un periódico en que han quedado consienados traba-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 191
jos de gran mérito, los que han contribuído al progreso
de las Ciencias entre nosotros. Su existencia marca un pe-
ríodo de actividad en nuestro estrecho círculo y era tanto
más meritorio cuanto no nos encontrábamos en circuns-
tancias abonadas cual ocurre actualmente. La Revista DE
Crexcras Mébicas, estableció premios que fueron discerni-
dos por un jurado for Pi por individuos de la prensa
médica. ]
En el mismo año de 1886 aparecieron EL Eco pe Cuba
dirigido por los doctores José María Céspedes y Tiburcio
P. de Castañeda, La Cróxica DewraL por el doctor Pedro
Calvo, EL PALENQUE UnIversITARIO, EL Estruprio, EL Esru-
DIANTE, La Semana MébICa, y la Quiscesa Mépica, todos
de corta existencia.
En octubre de 1889, el doctor Gabriel Casuso, decano
de la Facultad de Medicina después y actual Secretario
de Agricultura, comenzó la publicaci ón de un periódico
mensual, de medicina, cirugía y ciencias naturales, intitu-
lado En Procreso Mépico. el cual salió regularmente hasta
el mes de agosto de 1896 en que cesó. En 12 de julio de
1899 reaparece en su segunda época, para suspenderse en
abril de 1902. En las dos etapas de su vida forma 12 to-
mos.
En enero de 1890 aparece el ReperToRIO MéDICO FarMa-
CÉUTICO DE LA Habaxa, revista de medicina, cirugía y farma-
cia dirigida por el doctor Antonio González Curquejo. Ter-
mina con la publicación del tomo VI en diciembre de
1895. En el año próximo pasado ha reaparecido esta pu-
blicación, la única dedicada principalmente á la farmacia.
A fines de 1890 el doctor Manuel Delfin comenzó á pu-
blicar La HictexE, revista consagrada á los intereses de la
salud y á la vulgarización ci ientífica. Se publicó semanal-
mente hasta 1895 en que cesó. En enero de 1900 reapa-
rece en la misma forma que tenía anteriormente; pero, pu-
blicándose los días 10, 20 y 30 de cada mes. En enero de
1905 redujo su tamaño al 4.2 en que ahora se publica
En 1890 y 1891 se publicaron La Revista DENTAL por
el doctor Alberto Colón y La Revista UNIVERSITARIA, las
que tuvieron breve existencia.
El 29 de enero de 1892, los doctores Vidal M. de 5o-
192 ANALES DE LA
tolongo y Lynch, como director propietario y (Gustavo
L ¿Ópez y García como redactor jefe, dieron comienzo dá
La Apeja Mépica, publicación mensual ilustrada, de me-
dicina, cirugía y ciencias auxiliares, la cual terminó con el
número 6, año IV, correspondiente 4 junio de 1895 (4
tomos) y conservó siempre en sus columnas marcado inte-
rés por el prestigio de la medicina.
El 15 de junio del mismo año 1892, el doctor E. F.
Plá publicó la Gacera Mébica MuxicipaL que llegó hasta
agosto de 1893; estuvo sobre todo consagrada al movi-
miento médico municipal.
Er Bonetix CLínico órgano oficial de la casa sanatorio
de la Asociación de Dependientes del Comercio de la ciu-
dad de Cárdenas. Lo dirigió el Dr. Méndez Capote. Ióm-
pezó á publicarse en 1892. y tuvo corta vida.
En 1.2 de octubre de 1893. fecundo en publicaciones,
aan cen los ARCHIVOS DE La PoLicríxiCca, dirigidos por
los doctores Enrique López y los profesores que le ayuda-
ban en dicha institución privada.
Comenzó por folletos de las especialidades, que se cul.
tivan en la PoLroLíNICA y después se hizo periódico gene-
ral. alcanzando hasta el 20 de; junio de 1900 en que desa-
pareció. En su último año se AE semanalmente. For-
man la colección completa de esta etapa del periódico 8
tomos. Esta publicación señala otra época de gran activi
dad en nuestro movimiento médico intelectual
En enero del año actual han reparecido los ARCHIVOS
be La Porrcríxica, mensualmente, en cuadernos lujosa-
mente editados y con un escogido material científico.
En Cur10so AMERICANO, corresponde nela entre literatos,
americ anistas, anticuarios, timbrólogos, €, «€, y revista de
todo género de documentos y noticias intel 'esantes, es el
título de un periódico publicado por el doctor Manuel Pé-
rez Beato, cuyo primer número apareció en 1? de diciem-
bre de 1892. Llegaron ad publicarse catorce más, con 256
páginas, alcanzando á julio de 1893 los que constituyen
la primera Enero
En octubre de 1894 reaparece en su segunda época y
llega hasta febrero de 1895, publicado en esa serie 5 nú-
meros de 80 páginas,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 193
La tercera época empieza el 15 de julio de 1899 y lle-
ea hasta octubre de 1900 con 12 números y 188 páginas,
formando el total de las tres épocas un tomo en 42 de 524
páginas, que está agotado. (Existe un ejemplar completo
en la Biblioteca Nacional. )
Esta publicación aunque agena a la medicina, se cita
entre los periódicos á ella consagrados, porque el médico
al igual que las otras personas dedicadas á la ciencia en-
cuentran en sus —páginás datos curiosos y amena enseñanza.
En 15 de junio de 1894, el doctor Juan B. Fuentes, di-
rige La EscreLa be MebIcIxa, órgano oficial de la institu-
ción de su nombre; se publicaba el 15 de cada mes y tér-
minó en enero de 1895, siendo su vida tan corta como la
de la Institución libre 4 que pertenecía.
El 1? de junio de 1894, aparecen los Áxazes DEL ÍxsTI-
TUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA DE La Habaxa, revista men-
sual, destinada al profesorado y á los alumnos de Segun-
da Enseñanza, dirigido por el doctor José IL Torralbas.
Terminó en el año segundo entrega 12, junio de 1896.
El Dr. Torralbas recabó la ESMBOLLCIón del inteligente
publicista Dr. Erastus Wilson y son dienos de leerse los
numerosos artículos en los que con el título de “Enseñan-
za Moderna” el autor vierte en ellos cuanto debe saberse
sobre un particular relacionado con todas las ciencias.
Durante el año de 1894 se publicaron además La Dex-
TÍSTICA, Órgano de la Academia Dental, director Victor M.
García; La LANCETA, periódico mensual dirigido por el
doctor Lorenzo M. Montero, órgano oficial del Centro
Médico de Cienfuegos; EL BoLeríx Mépnico QuirÚreico;
del Cuerpo médico farmacéutico de Sancti- Spíritus, men-
sual, dirigido por el doctor Sebastián Cuervo y Serrano y
el Boerís Mébico Farmacéurico, de Trinidad, también
mensual, y dirigido por el doctor Alejandro Cantero.
En los años siguientes de 1895 y 1896, La EscueLa M*-
DICO DENTAL, dirigida por el doctor lenacio Rojas, cuyo
primer número salió en octubre.
EL BoLeríx DEL CoLeGIO DE FarMACcÉUuTICOS DE La Ha-
BANA, fundado por el doctor Alfredo Angel Bosque y di-
rigido por el doctor Maximino Zardoya, apareció por la
,
misma época.
194 ANALES DE LA
Los ARCHIVOS DE La SOCIEDAD DE Estubios CLÍNICOS DE
La Habaxa, es la publicación en que la Sociedad de su
nombre, furidada en 1879 por el doctor Serafin Gallardo,
dá 4 luz el fruto de sus tareas.
Desde el mes de enero de 1896 comienza su publica-
ción mensual, pues antes de esta época se publicaban sus
trabajos en forma de libros irregularmente, existiendo así
seis volumenes. Sus directores han variado según las de-
cisiones de la Junta de Gobierno de la Sociedad. Ac-
tualmente la dirigen los doctores Jorge Le Roy y Fran-
cisco Miller y está publicando el tomo XIIT
El 10 de septiembre de 1896 el doctor José Antonio
Presno y Bastiony fundó y dirige la Revista DE MEDICINA
y Cirucía que acaba de celebrar con eran solemnidad el
año X de su publicación. Con tal O ha publicado
un número voluminoso y de eran valor y en el que que-
dará consignado el estado de progreso de las ciencias mé-
dicas en el momento del citado aniversario.
En la actualidad forman la Redacción de la ReEvIsTA DE
Mepicixa y Cirusía los doctores G. Aróstegui, Julio F.
Arteaga, Vicente de la Guardia, Felipe García Cañizares,
Francisco Domínguez Roldán, Enrique Fortún, Enrique
Núñez, Julio A. Ortíz Cano, Agustín de Varona y Rafael
Pérez Vento.
El mismo año de 1896 se publicó en Matanzas por el
doctor Eduardo Díaz y Martínez, Director entonces del
Instituto de 2* Enseñanza y hoy miembro de la Cámara
de Representantes, otro periódico intitulado CIENCIAS, Y
Lerras, de corta vida.
La Habana Mépica, revista mensual de Medicina, Ci-
rugía y Ciencias auxiliares que empezó ¿€ publicarse en
1898. Sale con eran irregularidad. La dirige el doctor
Santi: 120 Sit]: uE
En julio de 1900 aparece la Revista pe Mepicixa Tro-
pICAL, publicación me Pa al, cuyo director es el doctor
Juan Guiteras y «el jefe de redacción el doctor Emilio
Martínez; la que en su oportunidad será un archivo de
meritorios trabajos.
Dos meses después, en septiembre del mismo año apa-
rece la Revista DE La Asociación Mebico FArMAcÉuTICA
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 195
DE La Ísta bE Cua, publicación mensual, órgano de la
Asociación de su nombre, dirigida por el Secretario de la
misma, doctor Enrique B. Barnet, y que aparece redactada
con sobra de competencia.
El doctor Eduardo F. Plá comenzó, en mayo de 1901,
la publicación de la Revista pe Crexcias Físicas, Químt-
cas Y BroLóGICAS, con aplicación á la Industria, la que al-
canzó hasta el número 4 año II correspondiente á abril
de 1902 en que desapareció.
El Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, pu-
- blica un BoLetTIx en el cual su director, el doctor Vicente
de la Guardia, dá cuenta de lo ocurrido en aquel Centro;
su primer número pertenece dá los meses de agosto y sep-
tiembre de 1901 y continúa no con regular idad.
El BOLETIN MENSUAL DE La LIGA CONTRA La TUBERCULO-
sis EN Cuba, es el medio de que se vale esta Sociedad
para vulgarizar sus trabajos, comenzó su publicación en
junio de 1902.
En 1% de julio de 1902 comenzó á publicarse la Revis-
ra MébICa CUBANA, que aparece los días 12 y 15 de cada
mes bajo la dirección del doctor Alberto S. de Busta-
mante.
El Ixrorme MeNsuaL SANITARIO DEMOGRÁFICO DE La Ri-
PÚBLICA DE CUBA, presentado al Secretario de Goberna-
ción por el doctor Carlos J. Finlay, Jefe de Sanidad de la
Isla de Cuba y presidente de la Junta Superior, aparece
periódicamente y está dedicado por entero ¿d los asuntos
demográficos. Es la continuación del ReporT or Vrrar
STATISTICS, publicado en inglés cada mes, desde enero de
1900, por el Gobierno Interventor Americano y continua-
do después por el Gobierno de la República.
Desde 1900 EL BoLetIx DE La Casa DE SALUD DE LA
CoLoyta EspPAaÑOLA DE CIENFUEGOS, dirigido por el doctor
Luis Perna de Salomó y redactado por los doctores Lugo
Viñas y otros.
En enero de ese mismo año de 1903 aparece el Borr-
TIx Crínico pEL HosprraL N? 1, mensual y dirigido por el
doctor Alfredo Valdés Gallol y figurando como redactor
jefe el doctor Arístides Mestre. Contiene además de las
conferencias dadas en el Hospital trabajos Bn los médicos
.
196 ANALES DE LA
del mismo establecimiento. Está actualmente interrum-
pida su publicación.
En 1904 ve la luz EL Correo Mébico, periódico consa-
grado á los intereses morales, científicos y profesionales
de las clases médica y farmacéutica y á la propagación
de las Leyes Sanitarias y de Beneficencia de la República.
Se publica los días 1, 10 y 20 de cada mes. Lo dirije el
señor Adalberto R. bra y es administrador el doctor
Luis H. Olivera. Desapareció en diciembre de dicho año.
REvISTA DEL VEDADO, publicación mensual, órgano ofi-
cial de la Asociación de propietarios industriales y veci-
nos del Vedado y Príncipe. Director, doctor José Anto-
nio López del Valle. Secretario de R edacción, licenciado
José J. O'Farrill y Morales. Administrador, José Sánchez
Villalba. Redactores, los vocales de la Directiva de la
Asociación. Redacción y Administración, calle 9, esqui-
na 4 B, Vedado.
Este periódico se cita entre los científicos porque en sus
columnas aparecen trabajos de Higiene pública que han
contribuido no poco al embellecimiento y ornato del mo-
derno y hermoso barrio del Vedado. ¡Su campaña en pro
del arbolado y de las aceras adornadas con jardines, y la
introducción de la “fiesta del árbol” que anualmente se
celebra en el Vedado, son motivos suficientes para que le
coloquemos en el número de los que conspiran al adelanto
de las ciencias entre nosotros.
Se encuentra en el año 1 número 4, correspondiente al
mes de septiembre de 1905, y dada la asiduidad y com-
petencia de su Director, no dudamos que alcance larga
vida para beneficio de le Higiene y para provecho de la
pu ra barriada de que es aloe custodi: l.
¿n el mismo año de 1904 aparece la Revista DE La Es-
CUELA DE MEDICINA, cuyo jefe de redacción es el doctor F.
Suárez y secretarios los señores A. García Casariego y KR.
Grau, estudiantes; como redactores figuran J. E. Casuso.
señorita F. Mestre, señores J. Díaz Palo R. Nogueira,
S. García Marruz, D. Ramos, J. A. Taboadela, V. V la
Rivero y señorita L. Pardo.
El Mys Mibico, aparece en el mismo año de 1904 y su
comité de redacción lo forman, para la Medicina el doctor
--
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 197
Nicolás G. de Rosas- para la Cirugía Dental el doctor Marce-
lino Weiss y para la Farmacia el doctor Arturo €. Bosque.
El BoLerrx Savirario MunicIpAL, también en 1904, ór-
gano de la Sanidad Municipal de la Habana y dirigido
por el doctor Julian Betancourt, miembro de ésta. Se ha
suspendido.
El ProbLema be La TuBercuLosis apareció en 1904,
mensual, periódico más atento al anuncio que á la ciencia;
lo dirije el doctor J. A. Trémols que estaba encargado
del BOLETIN DE La LIGA CONTRA LA TUBERCULOSIS en el que
cesó ic la Institución quería conservar en su BOLETIN
un carácter puramente científico.
en último, la Revista DE La FACULTAD DE CIENCIAS Y
Lerras DE La UnIversIDAD. Director E. Rodríguez Ledian.
Redactores: doctor A. Mestre y doctor J. M. Dehigo. Ha
aparecido el primer número en julio de 1905 con riqueza
de material y como puede publicar trabajos de las cien-
cias afines á la medicina la citamos aquí.
En la Habana se ha establecido y estuvo «¿4 punto de
funcionar el comité internacional de la Prensa Médica, que
existió desde 1891 y de él fué delegado en los Congresos
de Europa el que esto escribe. 1ukz
Razón tenfamos para decir en el Congreso Internacional
de la Prensa Médica, celebrado en París el 28 de julio de
1900 y repetir en el celebrado en Madrid, en abril de
1903 que la Isla de Cuba, con ser un país pequeño, de
escasa población y no obstante las convulsiones políticas
experimentadas, había demostrado siempre gran amor al
periodismo científico y especialmente al médico. Sin duda
había comprendido, dijimos, que es el fundamento más
sólido del progreso y á esto se debe, tal vez, que la medi-
cina se haya mantenido 4 un nivel, que pudieran envidiar
países en que las instituciones tienen ya una forma defini-
iva desde largo tiempo atárs.
198 ANALES DE LA
o a 1 5 5 o A
Acta de la sesión pública ordinaria del 24 de noviembre de 1905
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.— De número.—Dres. J. P. Alacán.—E. B. Bar-
net.—T. V. Coronado.—A. Górdon Bermúdez.—D. Hernando Segui.—
M. G. Lavin.—J. Le-Roy.—F. Méndez Capote.—M. Ruíz Casabó.—E. Sa-
ladrigas.—J. Valdés Anciano.—P. V. Ragués.
Honorario.—Dr. C. Delgado. .
Leída el acta de la sesión anterior (10 de noviembre) fué aprobada.
El Secretario dá cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las si-
guientes comunicaciones:
Entrada.—De la Secretaría de Gobernación, escritos números 24.471,
24.472, 24.952 y 24.990 relativos á preparados farmacéuticos.
Del Dr. Enrique López, donando á la Biblioteca de la Academia 270
volúmenes de obras de medicina.
Del Sr. S. Calcavecchia, dedicando á la Academia un trabajo sobre
«Los terremotos, algunas manifestaciones volcánicas y causas que la de-
terminan.»
Salida.—A1l Dr. Luis Montané, participándole el acuerdo de la Acade-
mia de celebrar la sesión fúnebre en honor de los Dres. José I. Torralbas
y Vicente Benito Valdés el día 6 de diciembre próximo.
A] Rector de la Universidad Nacional, suplicándole la devolución de
los 71 ejemplares de ofidios mejicanos, que llevó el Dr. Torralbas para
preparar en el Museo de dicha Institución.
A la Secretaría de Gobernación, remitiendo los informes aprobados
en sesión del 10 de noviembre y devolviendo los medicamentos y sus
fórmulas respectivas.
El Dr. Fernando Méndez Capote pide la palabra para una comunica-
ción oral, y concedida que le fué, dá cuenta del siguiente interesante
caso clínico.
Se trata de una enferma laparotomizada, á quien en una de las ma-
niobras de cateterismo vesical se le rompió dentro de la vejiga, un
fragmento de la sonda de cristal con que se practicaba dicha operación.
Este fragmento, que muestra, tenía una lonsitud de unos tres centí-
metros próximamente.
Cuando: la enfermera, á quien le ocurrió el accidente, le dió cuen
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 199
ta del hecho. su primera preocupación fué la conducta que debía ob-
servar.
Como quiera que la enferma estaba en decúbito supino, por la lapa-
rotomía antes practicada, y como no había sangre ni nada que lo obliga-
se á intervenir inmediatamente decidió esperar. Esta prudente conducta
fué coronada por el éxito más completo pues al tercer día la enferma
expulsó espontáneamente el fragmento de sonda.
El Dr. Méndez Capote explica cómo se realizó el fenómeno sirviendo
la misma orina de agente propulsor dentro del embolo formado por la
cavidad cerrada del extremo partido de la sonda y cómo por el hecho de
la acomodación de dicho fragmento, saliendo por su extremidad roma y
sana, no produjo lesión ninguna á su paso por el esfinter ni por la uretra.
Se extiende en consideraciones sobre la naturaleza friable del cristal
de las sondas, tanto más pronunciada cuanto más repetidas sean las ve-
ces que se le aseptice por el calor y de este hecho deduce la conclusión
de condenar en lo absoluto el empleo de las sondas de vidrio para el
caterismo.
Igualmente hace consideraciones sobre la espectación (científica) que
tan buenos resultados le produjo, evitando nuevas operaciones, en una
mujer que acababa de sufrir un traumatismo tan serio como lo es el de
una laparotomía.
El Dr. Lavín pregunta en qué actitud estaba la enferma en el momen-
to de echar el fragmento de la sonda.
El Dr. Górdon felicita al Dr. Méndez Capote por el caso tan interesan-
te y por la prudencia de saber esperar. ; ¿
El Sr. Presidente concede la palabra al Dr. Jose P. Alacán quien infor-
ma acerca de la diferencia de criterio existente entre esta Academia y la
Junta Superior de Sanidad con motivo del juicio emitido acerca de las
«Píldoras Orientales».
Este informe fué aprobado, después de la enhorabuena que le dió el
Dr. Hernando Segui.
La Presidencia concede la palabra al Dr. Tomás V. Coronado, quien
lee su trabajo ¿Es factible confundir el tifus icterodes (fiebre amarilla) con
otras fiebres infecciosas? en cuyo trabajo, después de algunas considera-
ciones relativas al diagnóstico de la fiebre amarilla, se relata la historia
clínica del primer caso observado en la actualidad, de esta fiebre, en un
italiano avecindado en Amistad 98. K
El Dr. Barnet toma la palabra para felicitar al Dr. Coronado, y cita los
tres primeros casos de esa enfermedad que se observaron en la Habana
y el hecho de que en este enfermo de Amistad 98, no se pudo hacer el
aislamiento del paciente, pero sí se hizo la destrucción de los mosquitos.
Expone que de allí, de aquel foco, salió otro enfermo cuyo diagnóstico
no pudo hacerse por falta de los síntomas clásicos. Que la autopsia acla-
ró este diagnóstico. Expone queel caso del Cerro y el del Hospital nú-
mero 1, no eran enfermos atacados de fiebre amarilla. Y que está con-
200 ANALES DE LA
forme con el Dr. Coronado con respecto á ciertas dificultades diagnósti-
cas y que éste es muy difícil de establecer en ocasiones.
El Dr. Lavín expone algunas consideraciones relativas á las dificulta-
des del juicio diagnóstico, cosa que él tambien acepta. Así le ocurrió en
un joven del Cerro que apesar de todo el aspecto que presentaba de fie-
bre amarilla ofrecía ciertas dudas, creyendo que fuese un caso de den-
gue, por lo que hizo llamar al Dr. Guiteras, quien convino con él en que
era un caso de esta enfermedad. Que el íctero y el estado del pulso se
confunden en las dos enfermedades.
El Dr. Saladrigas expone su conformidad con las líneas muy bien
trazadas por el Dr. Coronado. Hace referencia también á que entre el
dengue y la fiebre amarilla no debe haber grandes dudas. Habla des-
pués de la profilaxia: el no inmune y el mosquito: á esto han de ceñirse
las medidas. Si conocemos el agente trasmisor y la manera de destruit-
lo, todo está hecho.
El Dr. Coronado dá las gracias á los Dres. Barnet y Sua andas expo-
niendo que no tiene en realidad nada que replicar. Hace después algu-
nas consideraciones relativas á la armonía que debe existir entre la Co-
misión Oficial de Enfermedades Infecciosas y el médico de cabeceras
pues dicha Comisión, por mucha que sea su competencia, no debiera
negar un diagnóstico establecido por aquel. Debe existir la concordia,
profesional y' la Comisión de Enfermedades Infecciosas debe unirse y
estar al lado del médico de cabecera para la defensa del enfermo. Quiere
el Dr. Coronado que la Comisión guarde todas las exigencias de la
Deontología Médica.
Con esto se dió por terminada la sesión.
INFORME SOBRE UN PREPARADO FARMACEUTICO
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 24 noviembre de 1905).
Una diferencia de criterio entre esta Academia y la
Junta Superior de Sanidad, al informar sobre un prepa-
rado farmacéutico, ha dado origen «¿la siguiente comuni-
cación de la Secretaría de Gobernación: “Habana. 17 de
noviembre de 1905.—Señor Presidente de la Academia
de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales y la Habana.
Por la Junta Superior de $ Sanidad se dice á este Centro.
con fecha 30 de octubre último, lo que sigue: —La Junta
Superior de Sanidad, en sesión celebrada el día 25 de los
corrientes, ha aprobado por unanimidad, el siguiente in-
forme presentado «€ la misma por el Vocal ponente, doctor
Gustavo G. Duplessis, y acordado elevar dicho informe á
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 201
esa Secretaría como dictamen de la Junta acerca del pre-
parado á que se refiere. —El Vocal que suscribe tiene el
honor de manifestar que en su anterior informe sobre las
“Píldoras Orientales”, se abstuvo de emitir juicio sobre
ellas, por no conocer su composición y que ahora tampo-
co envían la fórmula de ese preparado. Recuerda que la
Junta entónces acordó también rechazarlo por anunciarse
de un modo charlatanesco y cree no hay motivo para va-
riar de criterio. De V. con el mayor respeto y consideración
(firmado) Gustavo G. Duplessis. Habana, 25 de octubre
de 1905. Sr. Jefe de Sanidad de la Habana.”—Lo que
tengo el honor de comunicar á V., para los efectos que
estime Oportunos ] y en contestación al atento escrito de
esa Secretaría Número 20602, fecha 20 de septiembre l-
timo, relativo al particular.” Lo que de órden del señor
Secretario traseribo 4 V., 4 fin de que teniendo en cuenta
el escrito de esa Corporación, número 49 de 17 de sep-
tiembre último, se sirva informar lo que se le ofrezca y
parezca; recomendándole la brevedad en el despacho de
los asuntos de igual índole sontetidos 4 la consideración
de esa Academia.—De V. atentamente (firmado) Gastón
Mora. —Jefe de Despacho.” :
El escrito número 49 á que se refiere la preinserta co-
municación, es un informe del Dr. Bosque sobre varios
preparados extranjeros, entre ellos las píldoras de Ratié,
cuyas fórmulas acompaña, y dice “que dichos preparados
contienen las sustancias expresadas en sus fórmulas, y que
tratándose de productos conocidos, que hace tiempo vie-
nen usándose entre nosotros, no duda en recomendar d la
Academia se informe favorablemente á su solicitud.”
La fórmula de las expresadas “Píldoras de Ratié” es la
siguiente:
Extracto de Cumin officinal (Comin Cyminum) 5 partes
o ., Galega officinalis PU
,, Acorus calamus Ago
2 .. Picraena excelsa ICE
Polvo de comino, Galega, y calamo aromáticoaa 20,
2) ,, nuez vómica as
Pirofosfato de hierro amoniacal 5
Háganse píldoras de á 30 centígramos.
pr
ds
202 ANALES DE LA
Se advierte pues, del cotejo de ambos informes, que no
existe en realidad contradicción entre ellos, sino que
apreciando cada € orporación desde un punto de vista di-
ferente el preparado en cuestión, han venido, por conse-
cuencia á resultados distintos; y por ello la Academia que
ha encontrado en las Píldoras de Ratid pirofosfato de hie-
rro amoniacal, cuasia, €, como la fórmula indica, no ha
visto inconveniente en admitir su introducción, sin ocu-
parse de los usos del producto, sin duda por entender que
teniendo que informar sobre él la Junta Superior de Sa-
nidad, cuerpo exclusivamente médico, allí era más propio
tratar de sus usos como es más propio de la Academia,
donde hay una Sección de Farmacia, de ocuparse de su
composición; y la Junta Superior de Sanidad, á quien por
lo visto no se ha enviado la fórmula y por consecuencia
desconoce la composición de las referidas pildoras ha en-
tendido que debe ser rechazado por anunciarse de un mo-
do charlatanesco.
En vista de esta dualidad de criterio, la Secretaría de
Gobernación pide á la Academia que informe lo que se le
ofrezca y le parezca.
En tal virtud propongo se conteste 4 la Secretaría de
Grobernación que por el sólo hecho de anunciarse de un.
modo charlatanesco no pueden rechazarse las Píldoras de
Ratié, dado que con arreglo ¿la legislación vigente es
obligación de los Subdelegados el impedirlo; pero que
con vista del prospecto que acompaña á las mencionadas
píldoras, en el que se detallan los usos 4 que éstas se des-
tinan, opina que debe impedirse su introducción, por en-
tender que los componentes de dicho producto no pue-
den producir los resultados que se le atribuyen, resultan-
do un engaño para el público, con mayor motivo, cuanto
que, según noticias se vende á precios muy elevados.
El Ponente que informa, cree que debe aprovecharse
la oportunidad para llamar la atención de la Secretaría de
Gobernación, salvando los respetos debidos, sobre las de-
liciencias de los documentos que se acompañan á los pro-
ductos para esta clase de informes.
La Academia con su más elevado criterio resolverá,
Habana. 24 de noviembre de 1905.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 203
ORTO Y ARO ADAN - DI IT A DO IIA TT AA A AIDA AO e TAIANA
”
¿ES FACTIBLE CONFUNDIR EL TIFUS ICTERODES (FIEBRE AMARI-
LLA) CON LOS OTROS ESTADOS FEBRILES ?
POR EL
Dr. Tomás Vicente Coronado.
(Sesión del 24 de noviembre de 1905.)
Yo no necesito indicaros por qué esta conferencia, que
debí pronunciar en la sesión anterior, se pospuso para
hoy.
No creais que voy á entretener vuestra atención con
algo nuevo, la materia que pienso tratar es muy conocida
* entre nosotros, resulta una verdadera vulgaridad; pero
como de algún tiempo á esta parte todo lo que ¿ fiebre
amarilla se refiere, se encuentra vinculada en el círculo
vicioso de su etiología, se hace necesario que antes que el
polvo del olvido cubra los conocimientos clínicos necesa-
rios, á esa enfermedad, yo os repita algo desus formas y
de su diagnóstico.
Interesante es el ciclo evolutivo de la enfermedad cuyo
germen se desconoce todavía; “del mosquito al hombre y
del hombre al mosquito”; pero interesante es también que
nuestros jóvenes médicos sepan diagnosticar la enferme-
dad, cuya rareza entre nosotros, puede tal vez, llegar 4
ser notoria.
Para síntomas de la fiebre amarilla, para el estudio de
sus variadísimas formas y para saber diagnosticarla y di-
ferenciarla de otros estados febriles, nada se ha hecho,
hasta ahora que mejore el capítulo de “Pirexias”, redacta-
do por aquel clínico eminente, y no superado todavía por
nadie, y que se llamó Domingo Madan.
Yo voy á recordaros aleunos conceptos del libro citado;
pero antes debo manifestar d mis compañeros de Acade-
204 ANALES DE LA EA '
Led
mia la satisfacción que yo, y conmigo todos los que se
interesan por nuestra buena marcha sanitaria, hemos ex-
perimentado al enterarnos de la designación del doctor
Claudio Delgado, hecha por el Ejecutivo de la República,
para el cargo de Inspector espec al de enfermedades in-
fecciosas.
«Su reconocida competencia, como clínico conocedor de
nuestras enfermedades, que nadie puede poner en duda,
y su inquebrantable honorabilidad, son verdaderas garan-
tías para nuestro Departamento de Sanidad, que merece,
por lo tanto, nuestros más sinceros plácemes.
El Dr. Finlay, como Jefe Superior de Sanidad, el doe-
tor Barnet, como Jefe Ejecutivo y el Dr. José Antonio
López, al frente de la desinfección, refuerzan la garantía
y llevan la tranquilidad al público y al cuerpo médico, co-
nocedores de sus grandes merecimientos.
Los que quisieran refrescar la memoria, en cuanto dá
sintomas se refiere, los encontrarán muy detallados en el
libro “Pirexias”, publicado y hasta creo que premiado por
esta misma Academia, en 1896.
Dichos síntomas son tan gráficos, para los ob adós
dá ver casos de fiebre amarilla, que es proverbial, entre noso-
tros que los enfermeros y las hermanas de la caridad, de nues-
tros hospitales, jamás se equivocan en su interpretación.
De ahí que no me detenga en detallarlos.
Uno de los observadores más autorizados de la Piretolo-
oía intertropical, Dutrouleau, ha dicho en su última obra de
enfermedades de los países cálidos que: ver muchos enfer-
mos de fiebre amarilla es la primera condición para saber
ver la fiebre amarilla; y en otro lugar describiendo la fiebre
biliosa que: los hechos en medicina no tienen más valor ab-
soluto que el que pudiéramos atribuirles, pues el punto de
vista doctrinal en que se coloca el espíritu que los observa
puede cambiar toda su sienificación. Y esto es segura-
mente lo que ha sucedido entre nosotros. y
e
ze
Formas evolutivas.—Después de señalar los síntomas
principales que distinguen á la fiebre amarilla en sus di-
versos períodos, procuraremos indicar su filiación, empe-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 205
zando por las formas comunes de mediana intensidad y de
variable gravedad.
El principio brusco de la fiebre viene acompañado de ma-
lestar general, algunas veces vértigos, dolor intenso de cabe-
za y luambago ó raquialgia con irradiación en los miembros,
sed, lenera aucha, pastosa, cubierta de saburra amarilla 6
eris, con fetidez del aliento, malestar de estómago y sen-
sación de calor interno, que llega hasta las fauces, por lo
que el enfermo solicita la ingestión de bebidas frescas ó
acidulas; generalmente constipación. La piel dt su
coloración, el rostro está encendido, llamando la atención
la coloración brillante de los ojos y de las partes declives
como el pabellón de la oreja. Hay insommio, la piel sec
y é áspera, la orina encendida; si hay tendenciá al vómito y
náuseas, éstas son seguidas de la e »xpulsión del contenido
del estómago, restos de una digestión PoR y después
los líquidos ingeridos con olerosidades blancas Ó teñidas
de color amarillo verdoso que indican la nóliciólia accl-
dental del primer período ó de invasión febril.
Al lado de estos síntomas de reacción febril se han
descrito otros de diversa interpretación. Entre ellos me-
recen citarse la dilatación de la pupila, el latido tumulto-
so del epigástrio y el eritema escrotal. La dilatación “pu-
pilar y el latido epigástrico nos parecen frecuentes en los
casos graves, pues significan trastorno vaso motor que se
refleja en la tensión arterial. El primero no tiene valor
especial en la fiebre amarilla, pues se le observa también
en la tifoidea grave; en cuanto al segundo parece más
propio del vómito negro y por nuestra observación signi-
fica la patesia del estómago que lo hace más sensible a la
presión y deja trasmitir la pulsación arterial. En un niño
de diez años recién llegado de las provincias Vasconga-
das, este signo nos sirvió desde el segundo día para pro-
nosticar una toxémia grave é inmediata, cuya terminación
fatal tuvo lugar el 5 día. entre vómitos borrosos . y fenó-
menos urémicos con caida de la temperatura y frecuencia
ascendente del pulso.
El eritema del escroto, por más que lo hemos buscado
con insistencia, no nos parece tan frecuente como lo con-
sideran aleunos autores. Bien es verdad que su intensidad
206 ANALES DE LA
no parece ser muy manifiesta y su apreciación esta sujeta
al examen del observador. :
Más frecuente nos parecen algunas coloraciones dise-
minadas en la piel del tronco ¿4 manera de placas de erj-
tema fugaz á rasch que desaparecen «¿ la presión del de-
do y se presentan antes de la coloración ictérica.
El período de remisión, como ya hemos dicho, se anun-
cia por el descenso de la temperatura que contrasta con
las oscilaciones de los días anteriores. Si es franca, dur:
más de 24 horas y aparece en la mañana del tercero para
volver á elevarse la temperatura en la tarde del 4?, acer-
cándose á la cifra normal durante el 32 y mañana del 42.
Pero si es falsa, la depresión de la temperatura es corta y
no pasa de 12 horas volviendo próximamente ád la cifra
anteriormente alcanzada.
La modificación de la curva térmica se traduce por una
sensación de bienestar relativa, tanto más pronunciada
cuanto más marcada ha sido aquella. El pulso desciende
al mismo tiempo, y en proporción semejante, los dolores se
mitigan, la coloración del rostro seapaga y la inyección
de la conjuntiva y de la piel se sustituye por la co-
loración de tinte amarillento, que inicia el íctero.
En la orina se reflejan estos cambios de la infec-
ción y la reacción de los pigmentos se hace más
patente según su predominio, variando su cantidad
jsi la cifra de urea que contenga.
Las deposiciones ventrales toman el aspecto y frecuen-
cia que les dá el tratamiento empleado, variable según la
medicación aceptada.
El segundo período d de remisión es el mastdifícil de
apreciar, por sus caracteres transitorios y al mismo tiem-
po porque de su interpretación depende en gran parte,
el tratamiento que debe seguirse y la fórmula del pro-
NÓStICO.
El tercer período ó de terminación constituye, sl así
puede decirse, el corto espacio de tie mpo que pra a
llamarse período de estado, pues es el más variable en su
duración y aspecto.
En las formas comunes poco graves ó benignas los fenó-
menos de intolerancia y mi alestar del estómago vuelven ú
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 207
reaparecer siendo el más importante la aparición del vó-
mito de borra cuya descripción hemos hecho. A los vó-
mitos se acompañan deposiciones melánicas ó también bo-
rrosas que no tienen gran impor tancia si no son muy abun-
dantes y frecuentes y siguen ¿los vómitos. Al mismo
tiempo la sensibilidad del estómago se hace más mani-
fiesta y la presión del dedo en el epigástrio arranca do-
lores al enfermo y provoca contracciones reflejas en la fi-
sonomía, ya alterada por la toxemia.
La lengua cambia su saburra gástrica amarillenta por
una A más encendida dE sus bordes; las encías
tumefactas se cubren de una capa epitelial con sufusión
sanguínea, clara ú oscura que bordea los dientes cubier-
tos de fuliginosidades, manchadas de sangre, lo mismo
que los labios. En los casos menos intensos el aspecto
hemorrágico de la boca no se presenta; pero siempre es
característico, pues no falta la saburra epitelial, gruesa,
que cubre lalengua húmeda y ancha y la hinchazón de
las encías que manchan en rojo un lienzo blanco i impreso
en su superficie.
El íctero se manifiesta francamente biliar ó urobilinári-
co con sus caracteres propios de coloración de la piel,
tejidos blancos como la conjuntiva, y orinas; su intensi-
dad es variable según sea el predominio de la toxémia
hepática ó renal.
Unas y otras manifiestan sus síntomas por el trastorno
de las funciones cerebrales desde el insomnio pertinaz,
delirio agitado ó tranquilo, atonía muscular y nerviosa,
torpeza cerebral, somnolencia ó estupor.
Cuando la septicemia hemorrágica predomina, el en-
fermo puede decirse asiste d su fin, dándose cuenta más
9 menos exacta de su estado. La ansiedad se dibuja en
su fisonomía, el pulso aumenta su frecuencia, la adinamia
se manifiesta por la depresión de sus fuerzas y aparecen
las hemorrágias repetidas por las demás mucosas, en pe-
queñas cantidades al principio y más abundantes después.
vid es la evolución de los casos mortales entre el 5% y
? día. Pasados estos días la curación todavía es posible
en los casos graves que llegan á esta duración con tal que
la temperatura no haya sido muy elevada, que el pulso
208 ANALES DE LA
haya sostenido sus fuerzas y la orina haya presentado — los
caracteres de descarga sucesivas de eliminación de pro-
ductos tóxicos.
En tales casos la temperatura presenta oscilaciones de
remitencia cada vez más francas en que los accesos se ha-
cen menos elevados, el pulso desciende en progresión
marcada y los síntomas empiezan á mitigarse empezando
por calmarse los propios de la septicemia gastro intestinal
y los de carácter hemorrágico.
Puede decirse que así como la evolución del pulso y
la temperatura forman el eriterio exacto del diagnóstico
de la fiebre amarilla los caracteres del Íctero y de la uré-
mia dan la norma de la evolución total de sus tipos y
formas.
Formas siderantes.—Siempre mortales antes del 52 día.
Los síntomas descritos se suceden sin interrupción con ó
sin hemorrágias profusas, casi siempre con vómitos de
borra abundantes, fenómenos urémicos convulsivos, sin
íctero biliar, y en su lugar color anaranjado de la piel
que se pronuncia después de la muerte; delirio y estupor.
agitación muscular incesante, hipo pertinaz, mialgias y do-
lores á la presión del estómago y de los músculos, y el
enfermo sin conocimiento concluye con una convulsión
final en medio de temperatura hiperpirética ó en una ago-
nía corta con sudores profusos y baja de temperatura
próxima ó inferior á la normal.
Formas prolongadas.—En éstas por el contrario, los sín-
tomas anteriores tienen una menor intensidad; pero su
persistencia insidiosa sostiene la duda de una terminación
favorable hasta después del 92 ó6 11? día en que empiezan
las remisiones francas de la temperatura y del pulso. Cuan-
do el sindrome tifoideo predomina, la curación es más
frecuente, siendo el distintivo de ciertas epidemias, en
nuestro entender más frecuente en las de importación que
que en los focos antillanos.
Otras veces toman el tipo de un Íctero catarral pro-
longado sujeto á las remisiones francas de los síntomas
comunes de la fiebre amarilla. Esta variedad la creemos
más propia de regiones intertropicales.
Aleunas veces la marcha prolongada de la nebre ama-
ACADEMIA DE CIfINCIAS DE LA HABANA 209
rilla se debe á una recrudescencia de la fiebre durante el
tercer período. Pocas veces hemos visto esta forma, pero
suponemos que su frecuencia debe haber sido mayor an-
tes de los tratamientos racionales y antisépticos hoy en
uso que evitan los accidentes de otras infecciones adicio-
nales, como las parotiditis, de las cuales hemos visto dos
casos al principio de nuestra carrera.
La recrudescencia puede también ser efecto de una
forma latente y de mediana intensidad que torna de pron-
to sus manifestaciones graves en un nuevo período gene-
ralmente mortal.
Mucho más rara es la forma de recaidas d reinfecciones
en que después de una forma evolutiva de mediana grave-
dad reaparecen todos los fenómenos de la fiebre después
de una nueva ascención que simula un primer período de
infección cuando la apirexia indicaba una convalecencia
incipiente.
Nosotros hemos visto solamante dos casos tipos de esta
forma de recaída; por otro lado curaron sin el menor ac-
cidente. ,
Formas atenuadas. —Constituyen las formas más discu-
tidas de la fiebre amarilla 4 pesar de que todos los obser-
vadores aceptan las formas leves, benignas ó atenuadas de
corta duración 9 de un solo par oxismo febril.
Podemos dividirlas en abortivas, incompletas y febrículas
amarillas que representan otros tantos tipos de una infee-
ción atenuada y en niuchos casos producen la inmunidad
posterior.
La forma abortiva viene á ser una fiebre amarilla com-
pleta, terminada en su período de infección con una re-
misión franca, rápida ó lenta, pero uniforme; y sin la ele-
ración de la fiebre mi los signos del tercer período. La
remisión es una verdadera crisis que viene acompañada
de diafóresis, ó deposiciones abundantes y poliuria, ver-
daderas descargas de los productos tóxicos de la infección.
Todos los síntomas de esta forma tienen el tipo de las
formas evolutivas, pero al llegar la remisión se disipan to-
dos rápidamente y el enfermo entra en convalecencia,
quedando en el ánimo la duda desi ha tenido en realidad
una fiebre de tan grave pronóstico como la amarilla. La
210 ANALES DE LA
albúmina y el íctero que le acompaña han sido puestos en
duda por su existencia transitoria, lo que ha hecho 4 mu-
chos observadores separarlas de la verdadera fiebre ama-
rilla y admitirla como una fiebre de aclimatación?
El ciclo térmico de esta forma está constituído por un
período febril de tres días completos de alta temperatura
que cae definitivamente del 4.2 al 5.2.
Formas incompletas. —Pueden llamarse ¿d las fiebres
constituldas por un sólo paroxismo de 48 horas d menos
y que lentamente va cayendo con ligeras oscilaciones de
la temperatura hasta el 4.26 5.2 día en que ya la cifra
normal es definitiva. Los síntomas todos son atenuados
ó faltan aleunos, pero se comprueban los más caracterís-
ticos como ligera albuminuria, pigmento biliar y anemia
rápida en la defervescencia.
La febricula amarila.—Puede considerarse como una
forma normal evolutiva en que el ciclo febril es caracte-
rístico en su tipo y duración del primer período, remisión
y terminación por oscilaciones febriles que terminan del
5.2 al 7.2 día. Pero la temperatura no alcanza las cifras
altas propias de las formas comunes ni los síntomas acce-
sorios de la infección y de la toxémia son tan marcados.
Pudiera decirse que sus caracteres sintomáticos son más
apreciados por el médico que por el mismo enfermo.
Estas tres variedades de la forma atenuada tienen un
carácter clínico especial y otro patogénico de cuya inter-
pretación depende el valor que quiera dárseles para pro-
ducir una inmunidad posterior. Queremos referirnos « la
lentitud del pulso y ¿la anemia precoz de la convale-
cencla.
La lentitud del pulso ha sido notada por todos los ob-
servadores en la fiebre amarilla de terminación favorable
y tal vez ha hecho pasar desapercibido el tercer período
febril. Más tarde se ha interpretado por el íctero biliar.
Pero en las formas atenuadas éste no es tan intenso ni tan
precoz para influir en la caída del pulso que se nota des-
de el sezundo ó tercer día después de su primera subida.
Por otro lado la lentitud es uniforme y constante en to-
dos los casos y dnra tanto como en las formas evolutivas.
Además viene asociado de la palidez del rostro en lu-
ACADEMIA DÉ CIÉNCIAS DÉ LA HABANA AL
sar de su coloración intensa y el Dr. Weiss ha señalado
con justificado motivo la desaparición de las placas roji-
zas malares que presentan muchos recién llegados de paí-
ses fríos á su arribo á nuestro país.
Estas razones nos hacen interpretar la lentitud del pul-
so como un efecto de una antitoxina ó principio vaccinan-
te que explica la inmunidad posterior, por una vacunación
propia del mismo germen amarillo, como sucede en otras
enfermedades no sujetas 4 recaídas ni recidivas.
Pero las eventualidades de la clínica no permiten dar
la seguridad de una inmunidad completa, porque algunos
autores, y nuestros propios observadores no están confor-
mes en garantizarla después de estas formas atenuadas. Se
citan casos de muchos supuestos aclimatados por haberlas
sufrido, y sin embargo, en épocas posteriores han muerto
de una de las formas comunes.
PE
Diagnóstico.—Dos fases tiene el problema de afirmar la
existencia de una fiebre amarilla: diagnóstico propio y
diagnóstico diferencial. En presencia “del enfermo hay
que tener en primera línea la influencia del medio patoló-
gico y la coincidencia epidémica; y al lado, la predisposi-
ción 4 inmunidad relativa 6 completa según sus condicio-
nes personales.
Resuelto el análisis etiológico, corresponde al examen
clínico la apreciación de los síntomas cuya filiación y ca-
racteres ya hemos descrito. El ciclo febril por el tipo
del trazado térmico y del pulso, la sucesión de los perío-
dos con sus síndromes urológicos correspondientes y los
detalles del proceso de infección y toxémia constituyen
las bases fundamentales del diagnóstico propio de la fiebre
amarilla y de sus formas pr incipales. Pero por poco que
éstos alteren su fisonomía particular se hace difícil, en
nuestro medio patológico, su diagnóstico diferencial.
No creemos necesario señalar las diferencias que sepa-
ran la fiebre amarilla del íctero grave ó de los ícteros in-
fecciosos, de la tifoidea biliar y de la fiebre recurrente,
porque estas entidades clínicas tienen caracteres especia-
les y etiológicos 4 de observación local que no es perti-
nente discutir.
212 , /ÁÑALES «DE LA
Mucha mayor importancia tiene para nosotros su seme-
janza sintomática con ciertas formas graves del paludismo :
ó con tipos clínicos especiales de muestra piretología que
todavía no hemos definido de una manera terminante.
La fiebre biliosa grave de los países cálidos y la fiebre de
borras están en este caso. Nos es necesario decir pocas
palabras para no divagar y hacer estéril una discusión de
este género. A la altura que ha llegado la precisión del
diagnóstico de las enfermedades infecciosas, se hace indis-
pensable evitar confusiones en las apreciaciones doctrina-
les. Nuestra época contemporánea no admite más que
hechos bien comprobados por la observación clínica y por
la investigación experimental.
La fiebre biliosa grave de los países cálidos ha venido
á sustituirse en nuestras estadísticas con la fiebre de bo-
rras y los nombres de vómito de los criollos 4 paludismo
agudo expresaban, hace muy poco tiempo, las dudas de
la interpretación nosológica que debe dárseles. Pero si el
paludismo se aleja de nuestros centros populares en sus for-
mas regulares y habituales, ¿por qué han de quedar estas
formas extrañas que no guardan relación de coincidencia
con las otras formas graves bautizadas con el tradicional é
impropio nombre de] perniciosas?
Por otro lado, el clasificador de las fiehres biliosas, Du-
trouleau, dice terminantemente que no ha visto las - for-
mas ictéricas graves sin ser precedidas de accesos regula-
res anteriores del paludismo; y en cuanto ¿ las formas he-
morrágicas que no ha comprobado el vómito de borras
propio ) de la fiebre amarilla. A su vez, el Dr. Yersin en
Madagascar ha comprobado la presencia de los hemato-
zoarios de Laveran en las formas biliosas melanúricas.
Sabemos por otro lado que el íctero propio del paludismo
depende de una policólia, por hipersecreción de bilis nor-
mal Ú reabsorción de pigmentos no transformados por las
fluxiones congestivas del hígado, que se refleja en las ori-
nas con caracteres de urobilismo ó hemoglobinuria.
Ahora bien, esos trastornos funcionales de los Organos
hematopoyéticos tienen caracteres especiales con la toxe-
mia amarilla y en la intoxicación palúdea y mientras el
análisis biológico de la sangre no nos demuestre la exis-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 213
tencia constante de los hematozoarios de Laveran es inú-
til discutir su interpretación patogénica.
Mientras tanto la comprobación del síndrome urológico
de la fiebre amarilla y de las fiebres palúdicas graves ha
sido el único criterio cierto que podía guiarnos en el diag-
nóstico clínico, al lado de la filiación de los síntomas. To-
davía nos quedaba un diagnóstico retrospectivo, á falta
de la comprobación de las lesiones anatómicas y es la evo-
lución definida de la fiebre amarilla é indeterminada en el
paludismo.
La anemia decolorada y la curación franca de la prime-
ra contrasta con la hidrohemia y la tendencia á recruden-
cias febriles que deja el segundo en sus convalecientes.
Estas son las reflexiones que nos sugiere el diagnóstico
diferencial de la fiebre amarilla y de las formas graves del
paludismo después de las descripciones particulares que
hemos dedicado al estudio de muestras pirexias.
Pretender confundir la fiebre amarilla después de pa-
sado el tercero ó cuarto día de enfermedad, con el den-
gue, la gripe, las hepatitis ó perihepatitis, ó con el em-
barazo gástrico febril, nos parece poco clínico, por no
decir poco serio, para los que hemos encanecido asistiendo
atacados de fiebre amarilla.
En la generalidad de los casos, basta la observación de
la curva térmica y del pulso, para que el diagnóstico se
imponga; la presencia de la albúmina, las hemorragias y
el ictero pueden faltar en numerosísimos casos de fiebre
amarilla legítima.
a
Demostrado que no es factible confundir la fiebre ama-
rilla—sobre todo tratándose de casos tan completos y
evidentes como el de la calle de Amistad núm. 98—rés-
tame exponeros mis apreciaciones sobre la introducción
del terrible huésped, entre nosotros, y la manera de evi-
tarlo en lo posible.
Mucho se ha comentado si algún enfermo de fiebre ama-
rilla ha podido introducirse clandestinamente en nuestr:
capital.
En el estado actual de nuestros conocimientos ni es po-
*
214 ANALES DE LA
sible negarlo, uni afirmarlo de manera terminante; pero
bueno es que nos detengamos aclarando este particular
para evitar acusaciones gratuitas que pudieran hacer per-
sonas indoctas á nuestros excelentes Departamentos de
Sanidad marítima y terrestre.
Un sujeto, picado por un mosquito infectado, el día de
su salida para este puerto, puede muy bien dejar á la
Habana sin presentar todavía síntoma alguno de la enfer-
medad, ó ser éstos tan atenuados que pudieran pasar
desapercibidos, para el más sagaz clínico; en esas condi-
ciones desembarca y atacado de una forma incompleta, ser
picado por uno ó más mosquitos trasmisores.
En este caso, lo natural, lo lógico, está en consonancia
con las leyes actuales de la espansión epidémica, para la
fiebre amarilla, sería la extensión por contiguidad, esto es,
si el primer caso se presenta en el hotel ó la casa X, los
nuevos casos se presentarán bien en los habitantes aptos
de la misma vivienda, ó de las viviendas contiguas, ó en
los visitantes, de esas mismas casas y que no se encuen-
tren inmunizados ya.
¿Ha sucedido esto en la Habana? Muy lejos de suceder
así, los casos que yo conozco se presentaron en puntos
muy distantes, uno en el Cerro, otro en el camino de Gúi-
nes, otro en la calle de Amistad, otro en Aguila, otro en
el Hotel Inglaterra, etc., y entre personas sin relaciones,
ni aproximaciones, que sólo existían entre los dos italianos
de Amistad y Aguila que adquirieron la infección en el
mismo punto, puesto que en el tiempo transcurrido entre
la enfermedad y muerte del primero y la enfermedad del
segundo, no permite sospechar siquiera, que la infeceión
del segundo procediera del primero.
No siendo presumible que haya penetrado un atacado,
menos posible tiene que ser, la penetración de seis Ó más
enfermos, que fueran á diseminar la enfermedad en distin-
tos puntos de la Habana y de fuera de la capital.
Queda en pié una presunción, con la cual los hechos
observados están en perfecta relación.
Los diez casos declarados y 4 mi juicio otros tantos que
han pasado desapercibidos, bien por ser formas atenuadas,
ó casos patentes queno han sido denunciados por pusila-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 215
nimidad, ante el temor del ridículo que hubiera caído, por
ejemplo, sobre mí, los comisionados niegan rotundamente
mi diagnóstico que confirmó el del Dr. Masino.
Que estos casos son de importación, por medio de mos-
quitos infectados, no me cabe la menor duda. Todos han
recaído en individuos recién llegados; pero con tiempo de
permanencia en su mayor parte, suficiente para descartar
la idea de haber entrado en la Habana, ya infectados; no
queda la duda siquiera que la infección se realizara en
buques del puerto, portadores de mosquitos peligrosos,
sino más bien, con mosquitos ya infectados y diseminados
en nuestra capital.
El profesor Goeldi, del Brasil, ha demostrado de una
manera indiscutible y más completa, lo que ya sabíamos,
gracias á los transcendentales experimentos de la Comi-
sión americana, respecto 4 tiempo de infectarse el estego-
mia, y el tiempo necesario para convertirse en peligrosa
y duración del peligro.
Reed, Carrol y Agramonte, nos han enseñado que pi-
cando el estegomia, en los primeros días, al enfermo de
fiebre amarilla, necesita de 12 á 18 d más días para poder
trasmitir la enfermedad al hombre, en éste la incubación
es de dos á cinco días. También han demostrado expe-
rimentalmente que 51 días después de infectado el mos-
quito, su poder infectante se sostiene.
El profesor Goeldi, hace llegar hasta 90 y más días, el
tiempo en el que un mosquito hembra puede conservar
su poder infectante de la fiebre amarilla.
Por otra parte, sabemos que la hembra, una vez fecun-
dada, busca enseguida sangre de mamíferos, más bien que
como alimento, como auxiliar del acto de la reproducción;
una vez realizada la digestión de esa sangre, puede ali-
mentarse por meses enteros de j jugos azucarados de fru-
tas, miel de los azúcares elaborados, etc.; pero antes de
hacer la puesta de sus huevecillos, vuelve á tomar sangre
una Ó varias veces, hasta realizar el desove y entonces
perece. |
Si la estigomia fasciata, hembra y fecundada, toma
sangre en enfermos de fiebre amarilla, y en estas condi-
ciones es accidentalmente transportada en los buques que
216 2 ANALESDELA
han traido frutas, en gran cantidad, de los puertos ame-
ricanos infectados durante el verano próximo pasado, es
probable que dentro de los cestos, cajas y bultos de fru-
tas y verduras, han podido ser importados al puerto de
la Habana, multitud de mosquitos y entre ellos algunos
del género estegomia y entre éstos algunos infectados, de
de las distintas localidades norte americanas, invadidas
por la fiebre amarilla.
Que igual deseracia para nuestro orgullo, por haber
extinguido la fiebre amarilla en nuestro suelo, hubiera
podido resultar en años anteriores, cuando todavía Vera-
Cruz era un foco endémico y que no haya resultado, tiene
una explicación racional.
No basta que se importen accidental, ni aún intencio-
nalmente, mosquitos, infectados de fiebre amarilla, á cual-
quiera de nuestras ciudades del litoral, para que en éstas
se propague la enfermedad. Es indispensable otro factor
importante y que con frecuencia no tenemos en cuenta,
el factor terreno abonado, representado por el inmiorante,
y no el inmigrante de clase acomodada que puede esca-
par más fácilmente 4 las picadas de los mosquitos peligro-
sos, por las condiciones higiénicas que le rodean, sino el
inmigrante de la clase jornalera y precisamente de esta
clase, hemos visto durante los últimos meses pulular, como
en la ¿poca colonial, por muestras calles y paseos, cente-
nares de recien llegados de las provincias españolas.
Todo el que sea medianamente observador puede con-
firmar lo expuesto y recordar la cantidad extraordinaria
de inmigrantes españoles que han recorrido y recorren,
este año, nuestras calles, con sus clásicos trajes y sus
chapas molares rosadas, indicadoras de su procedencia de
otros climas. La escasez de recursos de estos inmigrantes,
en su eran mayoría, les obliga á permanecer en lugares
poco ventilados y obscuros y muchas veces en fondas
próximas al litoral de nuestra bahía, donde la abundan-
cia de mosquitos es proverbial y donde antaño, mas se
cebaba la fiebre amarilla.
sa presunción de haber tenido ya hace tiempo casos
de fiebre amarilla en esta capital sin que por ahora, po-
damos negarla ni afirmarla, pudiera explicarse por causas
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 217
ó formas atenuadas, que no encontraron eco para hacer
una expansión epidémica, tal vez, por no tener entonces
suficiente terreno abonado, como acontece hoy.
y
Yo no quiero, señores Académicos, ser otra vez ante
vosotros pregonero de malas nuevas, pero las leyes epide-
miológicas me hacen temer, como allá en 1896 sucedió
con la difusión del paludismo en toda la Isla, que allá
para la entrada del próximo verano, pudiera ser que la
fiebre amarilla se nos presentase en forma epidémica.
Para que tal desgracia aconteciera solo sería necesario
que durante este invierno se sostuvieran casos disemina-
dos y de formas atenuadas, que pudieran pasar desaper-
cibidos, ó que se ocultasen por causas desconocidas, para
que infectándose los mosquitos, llegáramos á abril ó mayo
época propicia para las expansiones epidémicas.
De antiguo es conocido por nuestros observadores las
recrudecencias anuales desde mayo á octubre, y luego el
notable descenso de atacados desde noviembre hasta
marzo del año siguiente.
Mi presunción no es empírica sino el resultado de la
observación de lo que aconteció con la fiebre amarilla
durante muchos años en la Habana y otros puertos del
litoral.
Nadie ignora que Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos y
otras poblaciones permanecían largas temporadas sin fie-
bre amarilla y que la aparición de algunos casos aislados,
durante el final del verano ó principio del invierno resul-
taba ser el anuncio de rachas endémicas en el próximo
verano.
¿Tendremos una epidemia el año próximo venidero?
Nuestro deber es precavernos contra esa calamidad.
Yo espero firmemente que no sucederá tal cosa, prime-
ro por las nociones que hoy se tienen sobre la manera de
trasmisión y segundo porque la reconocida competencia
del cuerpo médico de la Isla de Cuba pondrá, como
siempre, á contribución su desinteresado amor á la cien-
cia y al bienestar de nuestra tierra.
218
RÁ
ANALES DE LA
Ahora bien, yo no he de molestar vuestra atención de-
tallando los preceptos, los cuidados exquisitos y las leyes
que ya hoy se están poniendo en práctica, para evitar el
peligro.
La garantía de que hemos de lograr ese empeño, que á
todos interesa, la tenemos en los jefes de nuestro Depar-
tamento de Sanidad, que sabrán, una vez más, cumplir
con sus sagrados deberes y se esforzarán en aprovechar el
concurso de los médicos particulares, que desinteresada-
mente los ayudarán, sim descaso, solo 4 condición, que
los preceptos de deontología médica, se pongan en vigor.
Por motivos que no se me alcanzan, hasta ahora los
inspectores y las comisiones de Sanidad han intervenido
en todos los casos de enfermedades infecciosas, haciendo
abstracción completa de los médicos de asistencia, para
aceptar ó desechar los diagnósticos—casi, manu militari,
y sin apelación, como en nuestros juzgados correccionales.
Modificada esta medida y establecida la natural armo-
nía entre comprofesores, la ocultación de enfermos desa-
parecería y la Sanidad de Cuba puede alcanzar toda la
oloria que somos los primeros en desearle.
ACÁDEMIA DE CÍENCIAS DE La HABANA 219
Acta de la sesión fúnebre del 6 de diciembre de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos Concurrentes.—De Mérito: Dres. Carlos J. Finlay.—Luis
Montané.
De Número.—Dres. J. P. Alacán.—G. Alonso Cuadrado.—G. Arós-
tegui.—E. B. Barnet.—A. Betancourt.—A. Bosque.—T. V. Coronado.—D.
F. Cubas.—J. Dávalos.—M. Delfín.—J. Jacobsen.—J. Le-Roy.—F. Para-
dela.—M. Sánchez Toledo.—J. A. Valdés Anciano.
Honorarios.—Dres. C. Delgado.—A. Mestre.—M. Rivas.
Con la asistencia de los señores Académicos arriba expresados y de
los Dres: Cándido Hoyos, Presidente del Consejo Provincial; Ramón
Meza, Secretario de la Sociedad Económica de Amigos del País; Pedro
Albarrán, Presidente de la Sociedad de Estudios Clínicos; Erastus Wil-
son, Presidente de la Asociación de Socorros Mútuos de Médicos; Emi-
liano Núñez: Director del Hospital de Nuestra Sra. de las Mercedes y dis-
tingeuidas damas y otras personalidades, se celebró la sesión fúnebre
consagrada á honrar la memoria de los Dres. José I. Torralbas y Vicente
Benito Valdés, cuyos respectivos elogios estaban encomendados á los
Dres. Luis Montané y Enrique B. Barnet.
El señor Presidente dirigió una breve alocución á los concurrentes y
concedió la palabra á los Académicos encargados respectivamente de ca-
da uno de los discursos, terminados los cuales, levantó la sesión
220 ANALES DÉ LA
PA?DNPUERE
POR EL
Dr. Juan Santos Fernández
(Sesión del 6 de diciembre de 1905.)
Nadie ignora que la muerte, ese término seguro de la
vida, nos amaga desde que damos los primeros vagidos;
no pocas veces, para saber que ella no se ha anticipado d
la vida misma, hay que provocar en el recién nacido el
llanto, compañero del dolor, que á su vez es, para desdi-
cha nuestra, el asociado casi inseparable de la muerte.
La niñez resulta, sin duda, el período más sonriente de
la existencia, porque no se tiene, en absoluto, idea de la
muerte; pero he aquí, que alguna vez, por descuido de
los padr es, que debieran ser y no son siempre, nuestros
educadores, no dura mucho este dulce desconocimiento;
no se oculta al niño, como debiera hacerse, el primer due-
lo de familia que ocurre y cuando aterrado, por el con-
junto de impresiones tristes que el suceso deter mina, pre-
eunta á la madre afligida: ¿qué es la muerte, mamá?
Esta le responde: "No lo sé hijo mío.
Mas cuando ya adulto pisa las universidades y hace la
misma pregunta sus sabios maestros, le responden poco
más 6 menos lo mismo.
En efecto, no sabemos qué es la muerte; pero conoce-
mos sus terribles consecuencias. Ella deja huérfano al *
infante arrebatándole la que le guardó en su seno; sin
consuelo á los padres, cuando llevándoles el hijo troncha
la flor que apenas abre sus pétalos; rompe el nudo de
amor de los cónyuges y en las cor poraciones en que el
vínculo del trabajo, une como en esta Academia á un nú-
mero fervoroso de servidores de las ciencias, esgrime tam-
bién su hoz fatídica y siega sin compasión al que más
brilla por sus méritos indiscutibles, al que crefamos más
necesario, á todas horas, para salir airoso en nuestras fae-
has; pero no hemos de decir una sola palabra de los me-
recimientos de los que hoy lloramos porque está d cargo
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 221
de competentísimos colegas esta delicada misión; nos li-
mitaremos solo á señalar que la muerte apesar del cortejo
lúgubre de que se rodea y de la descomposición repug-
nante del humano cuerpo, que la sigue, no ha logrado,
desde los tiempos más remotos, arrancar de los pechos
magnánimos, el culto de los que hiere tan duramente.
Parece que se hiergue la nobleza en los corazones para
honrar al más caído de los caídos, al que muere.
Recientemente con motivo de los últimos trabajos del
Subdirector del Instituto Pasteur, encaminados á prolon-
gar la vida, se han recordado las palabras del filósofo
Carlos Renouvier, en su lecho de muerte, después de una
vida en extremo fructífera: “No es sin pesar que muero,
decía. Nos vamos siempre sin haber terminado nuestra
tarea. Hs esa la más triste de las tristezas de la vida.
Cuando se llega á viejo, habituados á la vida, morimos
con mucho dolor.”
No obstante, apesar del diseusto que inspira este tér-
mino forzado de la existencia es recibido por algunos en
relación á sus principios y 4 su temperamento.
Así se explica que haya podido decirse:
“Ven muerte tan escondida
que no te sienta venir,
porque el placer de morir
no me vuelva á dar la vida.”
(EscrIBA.)
Y que Jorge Wilson profesor de la Universidad de
Edimburgo, dijese, minada su naturaleza prematuramente
por letal enfermedad: “La vida para nadie es tan dulce,
como para aquellos que han perdido el temor de la muer-
te”, y que el Dr. Tomás Browne pretenda que la muerte
es una de las condiciones necesarias á la dicha humana y
sostenga su argumento con mucha fuerza y elocuencia.
Pero cuando la muerte entra en una casa, dice, ya deja-
mos de ser filósofos, no razonamos, no hacemos más que
sentir. Los ojos llenos de lígrimas no pueden ver las
cosas por otro lado claro y brillante, mucho más que aque-
llos que nunca han conocido 4 la pesadumbre.
222 ANALES DE LA
Por el contrario se cuenta que el cardenal Mazarino
convencido de que su fin estaba muy próximo derramaba
copiosas lágrimas al recorrer las galerías de su palacio, y
contemplar las ricas colecciones artísticas de todo género
que había atesorado y de las que tendría que separarse
en breve.
Y como contraste Lord Bacon dijo, al ocuparse de la
muerte: “tiene también de bueno que abre la puerta de
la buena fama y mata la envidia.”
De todos modos con raras excepciones, la muerte se
considera como una gran desgracia para el que la espera
y para los que le sobreviven y ¿ él están ligados por los
lazos íntimos del amor, de la amistad ó del espíritu de co-
munidad de principios.
Honrar la memoria del finado, mantener vivo su recuer-
do, es un consuelo para los alleg 'ados, para los amigos,
para los miembros de la Corporación á que perteneció el
desaparecido.
A esa piadosa costumbre obedece la sesión de esta no-
che y en la que pondremos término á estas nuestras des-
hilvanadas palabras con los siguientes conceptos en and-
logas circunstancias emitidos.
Un día y otro, con el afán del gusano de seda que teje
su capullo para morir después, debemos laborar en esta
Corporación con el patriótico estímulo de siempre, segu-
ros de que cuando nuestra vida se extinga, la piedad y el
espíritu de ¡justicia de los que sobrevivan, no nos conde-
narán al olvido sino que viviremos en sus recuerdos y se
sentirán satisfechos de nuestra memoria.
ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
€úá[ nn ——————————— ————
Dr. José l. Torralbas.
Nació 23 enero de 1842. + diciembre 3 de 19053.
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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 223
ELOGIÓ FUNEBRE DEL DOCTOR JOSE I. TORRALBAS
POR EL
Dr. Luis Montané
cof y todo esto que indica una
recomendable actividad intelectual,
estaba adornado con los mejores sen-
timientos: un fondo de bondad en
el alma, y siempre viva en su con-
ciencia la noción del deber y nues-
tro patriotismo.
Dr. Arístines Mesrre.—Elogio del
Dx. J. I. TorraLBas en la Univer-
sidad Nacional.
La mejor prueba de amor que pueda darse á la Cien-
cia, consiste en la manifestación de nuestro reconocimien-
to hácia aquellos que se han esforzado en servirla.
Bajo este concepto, ninguno es más digno de ese supe-
rior reconocimiento que el comprofesor, cuya cruel é im-
prevista desaparición ha dejado en esta casa, hoy de duelo,
una tierna memoria que no ha podido ni podrá borrar el
tiempo.
¡Sí! el recuerdo del Dr. José I. Torralbas ha resistido á
la más temible de las pruebas, —á la prueba del tiempo: —
¡Olvidamos tan pronto álos muertos! —Dos años han trans-
currido ya desde la hora aciaga en que nos dejó para
siempre nuestro colega: y parece datar de ayer la fatal
desaparición.
Cuando busco el secreto de semejante privilegio me
parece hallarlo en la última supervivencia posible, la que
resulta de los actos y de las obras; porque nosotros enten-
demos que el único medio de no morir por entero, con-
siste en sembrar ¿los cuatro vientos todo el fuego que
caliente nuestro corazón y toda la luz que haya en nues-
tro espíritu.
No olvidaré, señores, en este momento, que debo ha-
blaros del Académico desaparecido; y, sin embargo, para
conocer aquella naturaleza privilegiada, sería necesario
estudiar al individuo bajo triple aspecto de hombre pri-
224 ANALES DE LA
rado, de hombre político, y de inteligencia consagrada
por entero al cultivo de la Ciencia.
Estudio semejante, que he de tocar hoy por encima,
exigiría para que fuese completo, un trabajo superior á
mis fuerzas, y que iría más allá de los límites de la obra
de que se me ha encargado, y que debo realizar aquí.
¿Quién no conoció á aquel amable compañero, lleno de
cortesía y rebosante siempre de benevolencia?
Su afabilidad corría pareja con la bondad de su cora-
zón. Era bueno, radicalmente bueno. Su pecho no co-
noció jamás el odio, ni sintió nunca su boca la amargura
de las palabras de intención malévola ó rencorosa. Puedo
declararlo así, yo 4 quién los azares de la vida me pusie-
ron muy d menudo en su camino. Su retrato moral se
encuentra por entero en los rasgos suyos que acabo de
citar: “tenía un fondo de bondad en el alma, y siempre
viva en su conciencia la noción del deber y del patrio-
tismo.”
A pesar de que el hombre político no nos pertenezca,
no puedo resolverme á dejar completamente de lado, y: 4
la sombra, aquel aspecto interesante de la vida de nues-
tro comprofesor.
Sé, por otra parte, y por haberlo oído de sus labios en
más de un caso, —que experimentaba cierto orgullo no
exento de goce, en evocar los acontecimientos de la épo-
:'a más agitada de su existencia; y no puedo resistir al
deseo de recordaros los rasgos principales de ella, tal
como los ha redactado una mano guiada por filial afecto.
Este aspecto de la vida comienza 4 desarrollarse en
aquellos lejanos y tristes días de la esclavitud, época en
que él era estudiante (1862) y no cesaba en hacer mani-
festaciones entusiastas sobre la abolición dé la trata ne-
era, único punto que en esos años se podía considerar con
alguna amplitud, —no muy erande, por cierto; —puesto
que ella significaba oposición « las prácticas seguidas por
el Gobierno aquí instituido. Estas ideas avanzadas, ex-
puestas constantemente, y el vivo deseo de ver ád su patria
emancipada, —le hicieron simpático 4 un grupo de perso-
nas, bien conocidas en los anales cubanos, que le trajeron
dá su lado para la formación de un núcleo 6 Club de Cons-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 228
piradóres, que se puso en comunicación directa con la
Junta Revolucionaria de New-York,—y que realizó una
obra silenciosa y efectiva que contribula eficazmente á la
preparación de los acontecimientos que se iniciaron el 10
de cctubre de 1868, tan anhelados por ellos, y de los cua-
les, según frases propias, fué el único que tuvo la suerte
de ver realizados los deseos que d todos animaban.
Los hechos fueren tomando grandes proporciones y las
escenas que á diario se sucedían en esta Capital, hicieron
peligrar su vida, por lo cual resolvió ab: andonar la Isla,
escogiendo al efecto, como primer refugio, 4 San Juan de
Puerto Rico, para de ese modo desviar la v igilancia es-
pañola que la veía dirigirse d otro territorio de la misma
nacionalidad.
En Puerto Rico, se detuvo algún tiempo, tomando par-
ticipación muy directa en la política local, elemento que
había escogido, como medio más eficaz de cooperación,
para provocar un alzamiento que desgraciadamente fra-
casó, porque se vió envuelto en ella el Capitán General
Primo de Rivera que fué llamado de España inmediata-
mente.
Comprometido de ese modo, se dirigió 4 Venezuela y
allí, ya en país libre y alejado de todo contacto con te-
rritorio español, comenzó su labor de propagador de la
causa de Cuba, recibiéndole aquel hospitalario suelo con
marcadas muestras de entusiasmo por su personalidad
científica y política que conjuntamente cultivaba.
Un joven médico que ingresaba en una sociedad por
las puertas de honor abiertas por la distinción científica y
los sentimientos viriles de emancipación de la esclavitud,
pudo bien pronto captarse las simpatías personales y
atraer valiosos adeptos á la guerra separatista cubana; en-
tre esas adquisiciones y figurando entre las primeras por
su importancia y por su orden cronológico, se encuentra
la del gran Calcagno, el orador de palabra conmovedora
y profundos pensamientos, el Pelletan venezolano, como
le llamaba nuestro o
El Dr. Torralbas era, en Caracas, Presidente de la Jun-
ta Revolucionaria y el padre cariñoso que brindaba al-
bergue y protección á cuantos cubanos se encontraban allí,
226 ANALES DÉ LA
Su propaganda fué constante y mantuvo muy alto el
prestigio de Cuba durante todo el tiempo que allí permane-
ció, hasta la terminación de la guerra,en que regresó á Cuba.
Alejado de la vida política activa en todo el tiempo
que seguía 4 esa época, llegó el 24 de febrero de 1895 y
desde entonces se entregó de nuevo, con gran fervor y
entusiasmo « la conspiración y auxilio de la revolución, —
hasta que implantándose la época del terror, tuvo que
emigrar para escapar de la segura deportación y prisión
que e habría dedicado W eyler, y se trasladó á los Esta-
dos Unidos. Desde su llegada ú New-York > Filadelfia,
contribuyó á los fondos de la República, y pasó más tarde
d Tampa donde fundó,—al iniciarse la intervención ame-
ricana,—la Sociedad Patriótica de Tampa, con el objeto
de preparar el pueblo al ejercicio de los deberes que so-
bre él catan al constituirse la República.
Su pluma siempre dispuesta á servir los más elevados
ideales, prestó su apoyo ¿4 la causa revolucionaria, publi-
cando artículos y trabajos de propaganda, entre los cua-
les figura como principal, una carta dirigida á los Senado-
res y Representantes de los Estados Unidos, solicitando
el reconocimiento de la Independencia de Cuba, aducien-
do en ella pruebas y datos que robustecían la necesidad
de dar ese importante paso de política internacional ame-
ricana.
Tan pronto terminó la guerra, volvió 4 Cuba, comen-
zando desde el primer momento 4 cooperar ¿ la definiti-
va implantación del regimen republicano en nuestro país,
sin perder la fé en el triunfo de la República, aún en los
momentos de mayores dudas y vacilaciones de la opinión
pública, y faé fundador del Partido Nacional Cubano, en
cuyas filas figuró, dándole el prestigio de su nombre y la
respetabilidad reconocida por los demás políticos, que le
consideraban y distinenían por la convicción de que to-
dos los actos de su vida se inspiraban en el más puro y
elvado patriotismo.
Ví por la primera vez, y conocí aquí en este mismo
recinto al Dr. J. L Torralbas, ú su vuelta del destierro
(1879) y desde entonces, de cerca ó de lejos, seguí sien-
do amigo suyo,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 22%
Como hombre de ciencia, ofrece nuestro colega, varios
aspectos que deben ser considerados,
Observador paciente y ardoroso, pertenecía a la fami-
lia de aquellos espíritus cultivados y distinguidos que ven
en la Medicina algo más que su lado práctico, y que no
descuidan ni las Ciencias llamadas accesorias, ni se desen-
tienden del aspecto filosófico de los asuntos anatómicos y
fisiológicos.
Todos sabemos con qué éxito supo cultivar el estudio
de las Ciencias Naturales, y d ese respecto, me contentaré
con citar como prueba elocuente, el notable Llogio pro-
nunciado hace apenas un año porel Dr. Arístides Mestre,
—en otro recinto y ocasión no menos solemnes, —y con-
sagrado á Torralbas, como Profesor de la Escuela de Cien-
cias de la Universidad.
Como Académico, testigos sois todos vosotros, de que
desplegó desde el primer momento á este respecto, una
actividad mental, que puede llamarse con razón, consi-
derable.
Y como Secretario general de la Corporación que aca-
bo de nombrar, vosotros sabéis tanto como yo, cuan airo-
“samente supo salir del compromiso en que lo ponían esas
delicadas funciones, con un celo y un talento dignos de
todo elogio.
El Dr. Torralbas pertenece á la Academia desde el 8
de enero de 1871,—dando lectura á su trabajo de ingreso
sobre “Convulsiones en la Infancia”:—trabajo muy cele.
brado por todos, y más especialmente por el entonces Se-
cretario general de la Corporación, el inolvidable doctor
Antonio Mestre.
Ocho años más tarde, —vuelto del extranjero, donde
acababa de sufrir largo destierro (1879),—él solicita su
ingreso en la Academia de Ciencias, donde su pluma infa-
tigable dió pruebas relevantes de su desmedido amor por
esta alta Corporación científica, sin que su constancia y
perseverancia se'debilitaran, 4 pesar de la lucha que tenía
que sostener para obtener de nuevo una clientela que los
años de ausencia habían destruído.
En enero de 1880 fué comisionado por la Academia
para informar sobre la “Secuestración de los leprosos”
228 ANALES DE LA
A
KA A ti ls LA E RI
cuyas ideas habilmente presentadas han tenido la acepta-
ción y comprobación de los conocimientos . científicos ac-
tuales; en febrero 8 del mismo año, formuló un luminoso
voto particular sobre la misma cuestión, que parece eseri-
to hoy, por las conclusiones que hace.
Sucédense desde entonces, unos 4 otros, los trabajos, y
él trabajó sin tregua y sin descanso hasta el fin, no habien-
do encontrado, por decirlo así, ocasión para suspender sus
labores.
Estad atentos al enunciado de aquella tarea inmensa, —
y he de citar sólo los trabajos principales: —y comprende-
réis así fácilmente, porque se hace de todo punto imposi-
ble en los estrechos límites de un elogio, —analizar y erl-
ticar asuntos tan numerosos y diversos,
“Informe sobre la Topografía Médica de Cienfuegos”;
—la “Acción del cloroformo en los pulmones”; —“*Un regla-
mento para establecer un Centro general de vacuna en la
Habana”. “Un informe sobre calificación de heridas”.—
“Los cementerios considerados desde el punto de vista
higiénico”, que fué reproducido por varios periódicos na-
cionales y extranjeros, dando origen á otro, bajo el título
de “Emanaciones de los Cementerios” , Sieulendo en orden
cronológico los siguientes: — “Aguas minerales de la Isla
de Ana] —“Informe relativo á “las medidas profilicticas
contra el cólera asiático”.—Preceptos higiénicos para el
:'aso de una invasión colérica.”—- Tétanos traumático”. —
“Vacuna”.—“Influencia del traumatismo en el palu-
dismo.”
—Consultas en causa por homicidio.
—Inconvenientes y peligros de los conductores aéreos
del alumbrado eléctrico.
—Reflexiones sobre Demografía é Hidrología.
—Notas Bibliográficas.
—(Comunicación sobre fiebre amarilla.
-—Comunicación oral sobre hipertermias en los niños.
—Ampliación del informe sobre vinos, en causa contra
salud pública.
El Dr. Felipe Poey.
Pr pan a el estudio de la Hemato- quiluria.
. Nicolás J, Gutierrez.
pd
paña
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 229
—Contribución á la profilaxia de las fiebres reinantes.
—El Centro Médico de Matanzas.
—Informe sobre la duración de unas heridas.
—Informe sobre la capacidad legal de un paralítico.
—Infecciones en los niños de la primera infancia.
—Notas históricas de la Academia (en forma de libro y
que se distribuyó).
—Elogio del Dr. Francisco Albear.
—La evolución y el Darwinismo.
)
—Nombre técnico y vulgar de un ¿rbol cubano.
—Contribución al estudio de los crustáceos de Cuba.
Obra continuación del Dr. Gundlach, de mérito superior
para los naturalistas.
—La tuberculosis y la leche.
— Informe sobre la veda de esponjas.
— Informe sobre un tratamiento de la fiebre amarilla.
—Informe en causa sobre sonambulismo, y responsabi-
lidad.
—El origen del hombre.
Y paso por alto muchos de ellos, temeroso, señores,
como estoy, de cansar con ello vuestra benevolente aten-
ción de estos momentos.
Espíritu curioso el suyo, aborda como véis, todos los
asuntos: Patología, Medicina-Legal, Higiene, Historia
Natural, Anatomía Filosófica; todo lo desflora y toca, con
igual ardor y con éxito igual.
Así, la Ciencia comunica á ciertos hombres escogidos,
esta suerte de embriaguez, que no ha de ser nunca domi-
nada, —porque sólo la Ciencia ennoblece, depura, magni-
fica y eleva la Humanidad.
Y no es esto todo: espíritu abierto á toda suerte de in-
vestigaciones, el suyo, abraza con ardor el estudio de
aquella Ciencia, la más joven y la que más sabe cautivar
entre todas, la Antropología!
Y aquí, señores, he de confesar, que me sentiría muy d
mis anchas si hubiera de estudiar ahora este aspecto de la
vida científica de nuestro comprofesor:—y comprendo
que podría hacerlo como quien dice amorosamente, —ya
que es. esa ciencia, objeto de mi devoción especial, —y ha
permanecido tan viva en mí, la atracción con que me*fas-
230 ) ANALES DE LA
cinó y sedujo, desde los primeros años pra demasiado
distantes, de mi adolescencia.
Pero creo que no es este, el momento oportuno de indi-
car el lugar importante que Torralbas ocupó en el seno de
la Sociedad Antropológica: y me reservo la libertad de ha-
cerlo cumplidamente en su día, cuando llegue la ocasión,
muy pronto desde luego, —de inaugurar los Museos Zooló-
gico y de Antr opología en el edificio, ad hoc, próximo á
er ¡eirse en el recinto de nuestra Universidad.
Básteme decir por hoy que entre los principales estu-
dios de Antropología debidos 4 la pluma de nuestro
colega, figuran dignamente los siguientes:
—* Antropología”. “Desaparición de los seres supe-
riores
—'“Consideraciones sobre la Antropología de la 0Oc-
ceanía.”
—“Los grupos satos en la especie humana”.
—“La Etnografía del Japón.”
—““La evolución y los Aryas”.
Dichoso él! Su nombre queda para siempre asociado
al nombre de los que componen la falange gloriosa desa-
parecida, pero eternamente viva tambien, de los Felipe
Poey, José Manuel Mestre, Antonio Bachiller y Morales,
Antonio Mestre, lenacio de Armas, José R. Montalvo. ....
Y advierto, que nada he dicho hasta aquí de los actos, de
los hechos, de las creaciones ¿d las cuales se une el nom-
bre de nuestro cofrade, *
Pero no acabaría nunca, señores, si quislese mencionar
sus títulos científicos y literarios, que son en realidad nu-
merosos;—como son más numerosos que ellos, los servi-
cios prestados «¿ las diversas Sociedades que se honraron,
teniéndolo en su seno como miembro suyo—como fueron
numerosísimos también, los proyectos que incubaba en su
mente, y que una muerte cruel cortó en su noble propósito.
Pues Torralbas murió, así puede decirse, en la brecha,
en plena actividad mental-—é inclinó su cabeza para siem-
pre sobre la mesa de trabajo, cerrando allí una existencia
consagrada por entero al estudio.
Y que tal fin digno fué de tal vida, es, —como noble en
sí para él, —edificante y consolador para todos nosotros!
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 231
La historia de semejante hombre es herencia preciosa
para esta casa que le dió asilo durante tantos años; —como
lo es para su familia á la cual sabía hacer digna de él; —
digna de llevar su nombre, y digna tambien de perpe-
tuarlo.
Pascal ha dicho en algun lugar de sus obras que “los
“hombres no pudiendo vencer “la muerte se han puesto
“*de acuerdo para no pensar en ella”........
Nuestro deber, señores, es cuando menos, el de conser-
var el recuerdo de los que nos han abandonado por siem-
pre, después de haber cooperado en la obra comun por su
notoriedad, sus enseñanzas, y sus labores.
Pero ¿qué digo? La muerte de nuestro compañero y
amigo Dr. Torralbas no nos ha separado de él:—ya que
por el alto ministerio del afecto no interrumpido, y por
la solidaridad que existe entre una existencia y otra, se
realiza la continuidad de la vida, en el misterio de ultra-
tumba. Los muertos no han dejado totalmente de vivir,
cuando amigos suyos conservan presente su recuerdo, y
continúan con ellos,—en esa suerte de intimidad moral, —
la plática un momento interrumpida. Porque, entre tanto,
y bajo el encanto de la mirada y de la sonrisa que se di-
cen extintas para siempre, —y gozando de ellas todavía, —
los supervivientes conservan en sí mismos, algo más que
la imagen del muerto, y que el eco de su voz amiga; —ya
que heredan realmente, una chispa de esta vida que pa- .
rece acabada, —y que mezclan á su propia inteligencia
algo del pensamiento de aquel que ya dejó de ser.
La existencia continúa así evolucionando de un hom-
bre á todos los demás, por el intermedio de aquellos que
supieron amarlo. (Eliseo Reclus).
232 ANALES DE LA
ELOGIO FUNEBRE DEL DR. VICENTE B. VALDES
POB AD
Doctor Enrique B. Barnet
Esta noche es noche de delor. Nuestra sala se viste
de luto y nuestros corazones se hinchen de tristeza, porque
nos hallamos aquí congregados para rendir un tributo de
eratitud y de amor ¿4 un hombre ilustre, ya desaparecido,
miembro de esta Corporación; no por lean un precepto
reglamentario, sino por cumplir un mandato del sentimien-
to, una orden del corazón, que obliga más ¿4 la obediencia
que los deberes consignados en reglamentos ó estatutos
para actos de esta naturaleza.
En este templo de la ciencia la sesión de hoy no esta de-
dicada á la ciencia, sino á la conciencia. Esta noche el
cerebro permanece quieto, para que se eleve el espíritu y
se establezca entre todos los aquí presentes la solidaridad
del sentimiento y recordar al eterno ausente, sin necesi-
dad de palabras elocuentes, de que carezco, sino sólo por
invocación de su memoria, porque como dice un prover-
bio alemán: “Lo que viene del corazón, va al corazón
sin necesidad de palabras.”
En estos momentos no brotan ideas, sino lamentos y no
debemos dirigir la mirada hacia adelante para contemplar
á los que vienen, como símbolo de esperanza, sino mirar
hacia atrás, como emblema del recuerdo, para pensar en
el que nos abandonó para siempre y colocar sobre su tum-
ba una guirnalda de adelfas, rociada con muestro llanto y
ungida con nuestro afecto.
¡Hace ya dos años y medio que murió un gran médico,
que duerme su sueño eterno: Vicente Benito Valdés!
El día 21 de mayo de 1903 la ciudad de la Habana fué
dolorosamente sorprendida con la noticia del fallecimiento
del Dr. Vicente Benito Valdés. Su muerte resultó real-
mente una sorpresa. Todos veían en él un organismo
débil y enfermo, sin fuerza ni energía corporal para resis-
tir la acechanzas de la muerte; pero así venía viviendo
ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
AAA
Dr. Vicente B. Valdés.
Nació 21 marzo de 1837. y mayo 21 de 1903.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
”
e
20
Wu
hacía ya varios años y nadie le podía presamir un fin tan
próximo. Murió una tarde, con el ocaso del sol. sin más
compañero 4 su lado que su fiel sirviente, en la casa de
su residencia, altos de Amistad 88. Una angina de pe-
cho, dice la ciencia médica que lo llevó al sepulero, con-
forme al certificado-de defunción expedido por su amigo
queridísimo el Dr. Miguel Riva.
Los periódicos de la capital enlutaron sus columnas y
dedicaron sentidos artículos aquilatando sus méritos y sus
virtudes; las sociedades científicas suspendieron sus sesio-
nes é invitaron «¿ sus asociados 4 concurrir al sepelio, y
sus amigos, compañeros y clientes agradecidos concurrie-
ron á la casa de muerte para acompañar su cadáver al lu-
gar del eterno descanso, significando ó manifestando todos
con estas demostraciones el profundo sentimiento con que
veían desaparecer de la escena de la vida 4 un hombre
ilustre, modesto, santo, bondadoso, que por largos años
había contribuido al progreso de su patria y der ramado ¿
manos llenas entre los necesitados los auxilios de su pro-
fesión á la par que la ternura de su alma.
Vicente Benito Valdés nació en la Habana el día 21 de
marzo de 1837. Murió, pues, d los 66 años y dos meses
de edad.
Cursó los estudios preparatorios ó fundamentales, que
se llamaban entonces de Filosofia, en el Seminario de San
Carlos de esta ciudad, con el propósito de dedicarse á la
carrera eclesiástica, hacia la que le llevaban sus naturales
inclinaciones ó quizás cierta dosis de amargura por la na-
tural timidez de ponerse en abierto contacto con una so-
ciedad con la que había de girar en otra órbita de la vida
y que pudiera tener en desdeñoso menosprecio la humil-
dad de su origen. Intentó, pues, hacerse sacerdote de la
religión católica; más debido á la influencia decisiva que
ejercieron en su espíritu las sabias lecciones de su maes-
tro el Dr. Ramón Zambrana, cuyo nombre todavía se pro-
nuncia con admiración y respeto, adoptó el sacerdocio de
otra religión, la de la Medicina, que le abrió de par en
par las puertas de su templo augusto y solemne como d
uno de sus mayores dignatarios.
Tomó el grado de Bachiller en Ciencias en nuestra Uni-
234 ANALES DE LA
DA A gg EEE EA A e e A
versidad el día 23 de julio de 1859; el de Bachiller en
Medicina el 3 de noviembre de 1863, y el de Licenciado
en la propia facultad el 30 de septiembre de 1865, es
decir, cuando contaba 28 años de edad. En todas las asig-
naturas, sólidamente estudiadas de su carrera universita-
ria, así como en los ejercicios de los grados, realizó la
aspiración vehemente del alumno que ute el curso,
día por día, trabaja sin tregua para alcanzar la codiciada
y honrosa nota de Sobresaliente, 4 pesar de que le era ne-
cesario distraer gran parte de su tiempo dando lecciones
en diversos colegios para la subvención de las atenciones
primordiales de la vida, entre ellas el sostenimiento de un
ser en quien reconcentró todos sus afectos, como ídolo
único, como faro salvador que le euiase en la obscura ruta
de su vida: su pobre madre!
En virtud de sus brillantes estudios en el Seminario de
San Carlos, la Uuiversidad le concedió gratis todas las
matrículas y los derechos de grado, haciéndose merecedor
á esta gracia durante los sucesivos cursos de la carrera.
Una vez en posesión del ansiado título que le autorizaba
para el ejercicio profesional, dedicóse con verdadero em-
peño á la práctica de la carrera y dá prestar su concurso
meritísimo á todos los centros que reclamaban el auxilio
de su poderosa inteligencia é incesante actividad. Así
vemos cómo en 11 de agosto de 1867 fué nombrado socio
facultativo de la Sección de Ciencias del “Liceo Artístico
y Literario de la Habaya” : en 11 de octubre de 1879 so-
cio fundador de la “Sociedad de Estudios Clínicos”; en 31
de enero de 1881, socio numerario de la “Sociedad Eco-
nómica de Amigos del País.” Desempeñó, distintos car-
eos, incluso la Presidencia, en la “Asociación Médica de
Socorros Mútuos”, y en 1.2 de marzo de 1901, renunció 4
los beneficios que como socio vitalicio le concedían los
estatutos de la Asociación y continuó abonando hasta su
muerte las cuotas bimensuales. Contribuyó con sus pode-
rosas gestiones 4 la constitución de la “Asociación Médico-
Farmacéntica de la Isla de Cuba”, de la que fué Presiden-
te fundador y después Presidente de Honor, y en la que
dió lectura el 28 de junio de 1900 á su magistral discurso
de despedida, quizás el último de sus trabajos literarios.
ACADEMIA DÉ CIENCIAS DÉ LA HABANA 235
Fué miembro de la Junta Superior de Sanidad durante
el regimen colonial, y el Gobierno dela Intervención ame-
ricana le llevó también al seno de la propia Junta, en la
que prestó relevantes servicios con el caudal de su lumi-
nosa inteligencia y sus profundos conocimientos en mate-
ria de Higiene Pública y de reglamentación sanitaria.
A poco ) de haber alcanzado el título de Licenciado en
Medicina, obtuvo el puesto de médico interno del Hospi-
tal de “San Felipe y Santiago” de esta ciudad, el que
renunció luego para ir á ejercer al campo, á la Giira, don-
de permaneció unos ocho meses, volviendo á la Habana
para establecerse en el barrio de Monserrate, donde no
pocas familias recuerdan aún con cariño y gratitud sus efi-
caces servicios. Hacia fines de 1869 fué nombrado médi-
co interno del Asilo de Enajenados de Mazorra, pro-
porcionándole este cargo la oportunidad de adquirir los
orandes conocimientos que llegó á poseer sobre las afec-
ciones mentales y de que dió. múltiples pruebas en sus
notables informes médico-legales presentados á esta Aca-
demia. En 1872 renunció su empleo de Mazorra, para
volver al rudo ejercicio en el campo, por haberle propor-
cionado su amigo D. Francisco Calderón y Kessel varios
contratos ó 1 qualas en Arcos de Canasí, donde permane-
ció hasta el fallecimiento de su adorada madre, en 1874,
motivo éste, unido al mal estado de su salud, que le deci-
dió á regresar á la Habana. Durante su permanencia en
Canasí, cul de nuevo á la Universidad en demanda del
título de Doctor que le fué conferido en 20 de marzo de
1872, siendo su padrino el Dr. Felipe F. Rodríguez, reci-
biendo la investidura el 14 de abril del propio año.
Su tesis de Doctorado fué la siguiente:
¿Es admisible la locura parcial 6 ó transitoria en el estado
actual de la ciencia?
En la Habana permaneció cerca de dos años sin dedi-
carse á las tareas profesionales, hasta que obtuvo un em-
pleo en el establecimiento hidroterápico de Belot, que
adquirió después por compra en sociedad con el Dr. Emi-
liano Núñez y que por circunstancias que no son del caso
tuvo que adjudicárselo nuevamente el Dr. Belot. Enton-
ces volvió Valdés al ejercicio de la carrera puramente
236 AÑALES DE LA
IIA A E A IIA AA A IS Id
médica en esta ciudad, para alcanzar los éxitos que le pro-
porcionaron con justicia tanta reputación y tanta nom-
bradía.
Pero aparte de las tareas propias de la numerosísima
clientela que llegó € adquirir, el campo más extenso y fe-
cundo en que pudo desplegar las dotes de su intelecto, de
su ilustración y de su laboriosidad, fué en esta Academia,
que tuvo la honra de contarle entre sus miembros más
preclaros, que conmemora hoy su pérdida irreparable y
ouarda“su recuerdo con la veneración y el respeto dá que
es acreedor por sus altísimos merecimientos. Ingresó en
esta Corporación como Académico de número el día 12 de
noviembre de 1876, y en 13 de julio de 1902, á reitera-
das instancias suyas, fundadas en sus múltiples ocupacio-
clones particular es y su mal estado de salud, se le declaró
excedente, no sin antes conferírsele el título de Académi-
co de Mérito y sin que espontánea é insistentemente re-
clamase los recibos mensuales para no dejar de contribuir
con su auxilio pecuniario, ya que no con su labor intelec-
tual, al prestigio y al sostenimiento de esta casa que tanto
amó y que tanto abrillantó.
Su ado inaugural, leído en la sesión del 8 de abril
de 1877, fué una erudita disertación “apoyada en obser-
vaciones y rica en buena doctrina” que llevaba por título
“eflexiones e en contra de la etiología palúdea del téta-
nos”, tanto más notable cuanto que en aquella fecha no
habían sido deseubiertos aún los gérmenes del paludismo
y del tétanos. Aquel discurso fué el comienzo de una
serie de trabajos del infatizable obrero de la ciencia y que
se encuentran d cada página en los Anales de esta Corpo-
ración y en los trabajos de la Comisión de Medicina Le-
val € Higiene Pública de la misma. Así vemos que se
van sucediendo un “Informe acerca del Arancel de 1844
para los profesores de Medicina y Cirugía”, otro relativo
á una Memoria intitulada “Consejos á las madr es de fa-
milia para evitar la tuberculosis en sus hijos, escritos al
alcance de ellas”; otro “Informe sobre jurados calificado-
res de los honorarios devengados por profesores médicos”;
otro “Informe y Reglamento para los jurados calificadores
de honorarios médicos”; una disertación sobre la “Necesi-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Ad.
dad de una buena estadística médica en la Isla de Cuba.
Condiciones que debe llenar. Moción elevada al Gobier-
no General”; un “Informe relativo ¿4 la Fábrica de abonos
químicos y á su influencia en la salud pública”; unas “Ins-
trueciones reglamentarias para la Estadística Médica y
Sanitaria en esta Isla”; ¿ina “Clasificación patológica para
la Estadística Médica”; un “Informe sobre un depósito y
fábrica de abonos”; un trabajo “Acerca del tratamiento
de la Malaria por las preparaciones de azufre”; otro sobre
“La Fiebre Tifoidea en la Isla de Cuba”, y una “Nota re-
ferente 4 la actual epidemia de Disentería”. Aparte de
esto, múltiples notas que aparecen en los Anales y cerca
de cuarenta informes médico- legales referentes 4 honora-
rios, dá lesionados y á enajenados, y que si fueran todos
coleccionados formarían un libro de no escasas dimensio-
nes que daría prueba bien manifiesta y utilísima de la
fecundidad y pericia del eximio compañero.
Hasta aquí el académico, el miembro de las sociedades
profesionales. La laboriosidad científica del Dr. Valdés
hubiera quedado ampliamente satisfecha con la realización
de los trabajos antes mencionados en el seno de esta Aca-
demia y otras corporaciones análogas de que formó parte.
Más es necesario contemplarlo también en el ejercicio
cuotidiano de la carrera para apreciar la sabiduría, el ca-
rácter, la abnegación y la bondad con que aquel ministro
de la Medicina desempeñaba su noble apostolado. Antes
que todo, era un médico genuinamente cubano, formado en
la Universidad de la Habana, sin que recibiera de ningu-
na escuela extraña caudal para sus conocimientos ni ele-
mentos para su cultura médica. Sólo abandonó á4 Cuba
durante la época del bloqueo para trasladarse á la vecina
república de México, y regresar á la patria tan pronto
como cesó aquel estado anómalo y peligroso. Aunque
bebiera la ciencia en la fuente de libros y publicaciones
extranjeras, su característica consistía en ser un alumno
exclusiva de nuestra Universidad, demostrando á la par
con su ejemplo que la ciencia no es patrimonio de ningún
país, sino de sus enamorados constantes que la persiguen
y cultivan.
238 ANALES DE LA
Discípulo predilecto de aquel gran clínico que se llamó
Félix Giralt, supo seguir la senda trazada porsu eminente
maestro para continuar entre nosotros la preponderancia
y la ventaja de la clínica ante la cabecera del enfermo, sin
menoscabo, sin embargo, de las grandes conquistas del
Laboratorio 4 de la Bacteriología como auxiliares pode-
rosos de aquélla. Niel químico ni el bacteriólogo podrán
jamás anular al médico, que á su experiencia clínica aune
los recursos valiosos que para el diagnóstico y el trata-
miento le aporten aquellos nuevos elementos de juicio.
Valdés era el clínico que sabía aprovecharse oportuna-
mente de estos recursos, y de este modo constituía el tipo
del práctico sagaz é ilustrado, tipo que va haciéndose cada
vez más raro y que no sería extraño desapareciera por
completo, merced dá las exageraciones Ó entusiasmos con
que se toman por lo general Tos progresos ó adelantos de
las ciencias, sobre todo de la Medicina.
A la cabecera del enfermo recurría Valdés al caudal
inmenso de sus conocimientos, de una manera tan propia,
tan especial, que le daba un sello pecultarísimo, haciéndo-
le aparecer como en el cumplimiento de una misión evan-
célica. A todos cuantos le rodeaban junto ¿4 un lecho de
dolor, inspiraba respeto: ¿ los familiares esperanza, d los
enfermos consuelo, á los compañeros afecto y veneración.
Parecía que entraba circundado de luz para hacer desapa-
recer las sombras de la duda, de la desesperación y de la
muerte. Los que morían, morían satisfechos de que les
hubiese visto, y ni un hermano, ni un hijo, vi un padre,
ni una madre, lanzó jamás un grito de reconvención ó re-
proche por una pérdida acaecida en sus manos.
Era además para sus compañeros una norma de exqui-
sita corrección y de legendaria caballerosidad. No tuvo
entre el cuerpo médico. ni un enemigo y, á pesar de su
extensa clientela, ni despertó ambiciones ni provocó rece-
los entre los demás médicos. Con su presencia se impo-
nía: era realmente un carácter. Su fuerza consistía en su
bondad.
Como patriota, siempre estuvo en el puesto que le se-
ñalaban su amor inmenso a Cuba y su condición de cuba-
no partidario decidido de la independencia. La causa
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 239
patria encontró siempre en él un entusiasta auxiliar, favo-
reciéndola constantemente con cuantos recursos le era
dable disponer.
Vivió como murió: célibe y solo. Jamás hizo derramar
una lágrima. Las que se vertieron por él fueron 4 su
muerte. Era un verdadero sacerdote de la ciencia médi-
ca, que formaba su religión. No constituyó familia. Su
familia eran los enfermos, los necesitados y los compa-
ñeros.
No dejó herederos ni bienes de fortuna. A los pocos
meses de su fallecimiento pudo verse en la Faceta Oficial
y en los periódicos de la ciudad un Edicto sacando á pu-
blica subasta sus muebles, joyas, instrumentos, libros, co-
che y caballo, tasado e en $2.423.94 oro español, para
satisfacer no sé cuáles atenciones , quizás los gastos de su
entierro, porque su Pc no originó ninguno. Murió
sin enfermedad. Se nos marchó en un v uelo callado: alzó
las alas y desapareció.
Su organismo no consistía sino en la cantidad suficiente
de materia para hacerse visible ¿los ojos humanos. Era
una grande alma contenida en una estrecha envoltura
Algunos creyentes lo creían un angel de salvación. Hu-
biera podido decirse que era como un préstamo concedi-
do por Dios á los hombres, un mensajero en el mundo de
consuelo y esperanza, pendiente siempre del cielo por
hilos invisibles para que ni siquiera gravitase.sobre el haz
de la tierra.
Así vivió y murió este hombre extraordinario. Su le-
cho de muerte fué regado con llanto de madres, de hijas,
de esposas. Al llegar ¿ su tumb ya, le esperaban también
mujeres agradecidas con flores¿y lágrimas, En esta noche
solemne aquí vienen igualmente, cubiertas de luto, á ren-
dir piadoso homenaje á la virtud, á la generosidad y á la
ciencia del médico ejemplar que se Tlamó en el mundo
Vicente Benito Valdés.
Viva por siempre en nuestra memoria como modelo que
imitar y duerma en paz'su sueño eterno rodeado de las
bendiciones de cuantos le amaron y alcanzaron sus bene-
ficios!
240 ANALES DE LA
Acta de la sesión pública ordinaria del día 22 de diciembre de 1905
Presidente..—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número: Dres. E. Acosta.—E. B. Barnet.
—I. Calvo.—T. V. Coronado.—M. Delfin.—J. Jacobsen.—J. Le-Roy.—M,
Ruiz Casabó.—E. Saladrigas.—P. Valdés Ragués.
Leídas las actas de las sesiones publica ordinaria de 24 de noviembre
y fúnebre de 6 de diciembre fueron aprobadas.
La Secretaría dá cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las
siguientes comunicaciones:
Entrada.—De la Secretaría de Gobernación, escritos números 24.990,
26.149, 26.150, sobre preparados farmacéuticos.
Del Sr. Luis García Carbonell, participando haber tomado posesión
de la Jefatura del Servicio Meteorológico de la República.
Del Juzgado Norte, remitiendo á informe expediente sobre fósforos.
Del mismo, id. id. id. sobre alcoholes.
Salida.—Al Dr. Eduardo Plá, dándole las gracias por su donativo de
obras para la Biblioteca.
Al Dr. Enrique López, id., id., id.
Entrando en la orden del día, la presidencia concede la palabra al Dr.
Enrique Saladrigas, quien renuncia su turno en favor del Dr. Manuel Del-
fín, el que usa de la palabra dando lectura á su trabajo anunciado sobre
el Dengue.
Después de su lectura hace algunas consideraciones sobre el contagio
de este mal, estimando el mosquito como agente trasmisor de la enfer-
medad, por virtud de haberle observado en abundancia en los casos en
que el mal se ha propagado con facilidad.
El Dr. Coronado, apoya al Dr. Delfín en este criterio, expresa algunas
consideraciones acerca de este particular y también participa de la opinión
del Dr. Delfín, acerca de la benignidad pronóstica de este mal. Ha asisti_
do á un señor de 93 años en el cual el descenso término llegó á 34" que
apenas pudo combatir por el estado de sus arterias y sin embargo, sin
tratamiento alguno, sin haber usado de ninguna medicina, se salvó, por
más que fuese larga y grave su convalecencia.
Habla después de las experiencias que deben hacerse con los mosquitos,
las que entiende fáciles, para poder comprobar si es ó nó el agente tras-
misor. Denuncia al Dr. Barnet, que está presente, los pozos Mouras como
criaderos de mosquitos.
El Dr. Santos Fernández, con este motivo, quiere recordar si los pozos
Mouras tienen ó nó comunicación con el aire, que él entiende no debie-
ran tenerla.
»
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 241
El Dr. Barnet, usó de la palabra para expresar que el principio en que
descansa el concepto de los pozos Mouras, se ha adulterado en la Haba-
na, hasta el punto que se les hace comunicar con el exterior, cosa que no
debe ser y también se ha venido tolerando esto, que ahora el Departa.
mento de Sanidad, viene exigiendo que se coloquen telas metálicas en la
boca de esas sifas Óó comunicaciones con el aire exterior.
Con este motivo, explican algunos de estos defectos los Dres. Corona-
do y Delfín, extendiéndose este último académico en consideraciones so-
bre nuestro alcantarillado que resultará por este motivo malo, y al mos-
quito no podrá combatírsele nunca con seguridad ni severidad.
Terminada esta discusión el Secretario dió lectura al trabajo que acer-
ca de LOS TERREMOTOS: ALGUNAS MANIFESTACIONES VOL-
CANICAS Y CAUSAS QUE LA DETERMINAN, remitió el Sr. Stepha-
no Caleavecchia y Rabboni, á esta Academia.
Al terminar la lectura de tan interesante trabajo la Presidencia, ha-
ciéndose eco de los señores académicos hace llegar á su autor la más
cumplida enhorabuena y concede la palabra al Dr. Enrique Saladrigas,
Este, en vista del poco tiempo que le resta para cumplir el reglamentario
de la sesión, solicita sea pospuesto su trabajo sobre gonococcias y gono-
hemias, para la próxima, en la que se lé reservará un turno.
Acordada de conformidad la petición del Dr. Saladrígas se dió por
terminada la sesión.
DE mk ANALES DE LA
Eb PDENSIDE
POR EL
DR. M. DELFIN
(Sesión del 13 de diciembre 1905.) E
En el año de 1897 reinó en esta ciudad bajo forma epi-
démica la enfermedad conocida con el nombre de “Den-
gue”; desde esa fecha no se había presentado esa afección
en nuestro territorio.
Ha reinado en la Habana con todos los caracteres que le
asignamos en un trabajo que en colaboración con el Doc-
tor T. Coronado publicamos en la Crónica Médica. Enton-
ces expusimos sus diversas modalidades y establecimos su
diagnóstico diferencial en presencia de las afecciones rel-
nantes en aquellos momentos, que eran el sarampión, la
escarlatina y las viruelas. También hubimos de distinguir-
le de la roseola; pero nada dijimos de sus diferencias de la
fiebre amarilla y las infecciones intestinales.
El Dengue, señores, es una fiebre eruptiva, peculiar de
nuestra zona, que se caracteriza por su poca elevación tér-
mica en la generalidad de los casos, por un quebranta-
miento de fuerzas, por dolores en las piernas y en los bra-
zos y en las articulaciones en general, por un ciclo deter-
minado, pues su duración suele no exceder de cinco días.
Cuanto á la erupción puede clasificarse de polimorfa, si
bien presenta casi siempre la forma morbillar ó sarampio-
nosa, aunque formando zonas. Invade primero las muco-
sas y aparece luego en la cara, el pecho y todo el cuerpo.
No es siempre la erupción la señal de la enfermedad, lo
cual resulta en todas las fiebres eruptivas, pues en una
epidemia se ven casos de fiebres dengosas sin erupción
perceptible, y se ve la erupción sin fiebre alguna si bien
precedida de dolores: articulares, que suelen ser el sín-
toma más constante. La erupción puede circunscribirse á
las mucosas: conjuntivas, mucosa bucal y uretral (disuria, )
pero lo común es que aparezca en la cara, ó se seneralice
ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 243
1
á todo el cuerpo. He notado su polimor fismo, mayor en el
adulto que en el niño, y en aquel más rojo, d veces rojo
frambuesa E más persistente; sin erandes máculas al nivel
de la piel ó notables pápulas que se extienden semejando
erisipela en la cara y enel pecho. La erupción va lenta-
mente perdiendo su color, y en la piel del niño queda
una ligera coloración violácea que también desaparecerá á
los cuatro ó seis días de iniciada. En los adultos y aún en
los niños de la segunda infancia, queda picazón tan moles-
ta que produce insomnio; esta picazón depende de la for-
ma que tome la erupción; si es muy extensa suele produ-
cir picazón, pero si se cireunscribe y es poco pronunciada
no deja semejante molestia 6 solo dura algunas horas. No
he notado descamación.
El Dengue no aparece repentinamente, lo que con él
resulta es quese viene ád diagnosticar por los síntomas
más culminantes.
La fiebre del Dengue es con frecuencia de descenso
matinal; debuta con 380 y llega hasta 39%-5, y en muchos
casos hasta 40% por lo reg ular no se señala por oscilacio-
nes harmónicas, y se sostiene pareja durante la enferme-
dad. A veces la fiebre es nula, como dejo dicho.
He observado en la actual epidemia que la fiebre llega
á su mayor altura al cuarto día para bajar al quinto á la
normal. Tan cierto es para mí su ciclo febril, que no me
he inquietado nunca al ver que en el cuarto día, por la
noche, el termómetro señalaba 40?-5; he pronosticado siem-
pre con éxito, que al siguiente día vendría la apirexia, y
así ha sucedido.
El quebrantamiento de fuerzas y los dolores articulares
son en casi la totalidad de los casos el síntoma caracterís-
tico; en los adultos, semeja un estado reumático, y en los
niños se nota que desean la cama á causa de que todo mo-
vimiento al tenerlo en brazos exacerba sus dolores.
La lengua se conserva siempre limpia, pues si se vuel-
ve saburral es debido 4 que el enfermo se alimenta 6 a la
coincidencia de una ingesta con que suelen debutar casi
todas las enfermedades agudas.
Las amígdalas, el velo “del paladar, la bóveda palatina y
casi toda la mucosa bucal se enrojece, los adultos y los
244 | ANALES DE LA
niños que ya saben expresarse, se quejan de dolor de gar-
ganta, que es siempre pasajero.
El vientre se conserva en estado normal, flácidas sus
paredes y sin abultamiento; pero se nota una marcada ten-
dencia á la constipación; sólo en los casos de ingesta con-
comitante es cuando el vientre se pone duro d timpánico.
El apetito no desaparece, en algunos casos sólo se atenúa.
El pulso tiene tan poca frecuencia, que no guarda rela-
ción con el estado febril, sobre todo, en los easos en que
el Dengue no se halla complicado con una ingesta ó una
bronquitis. El Dengue es una enfermedad que no suele
repetir.
El dignóstico diferencial del Dengue con la fiebre ama-
rilla es nice importante.
El Dengue tiene los dolores articulares y el quebranta-
miento de. fuerzas de la fiebre amarilla, y por su inicio pu-
diera confundirse con el vómito negro; pero en el Dengue
no hay albuminuria, rara vez se presentan fenómenos de
saburra gástrica; ni íctero de ninguna clase; y si hay vó-
mitos clas no 0 más que de alguna substancia no dige-
rida y por excepción. El estado general del bengue no es
de depresión cerebral, sino muy excepcionalmente. La du-
ración fija el diagnóstico, más que cualquier otro motivo.
La inyección de las mucosas impide por completo tomar
como fiebre amarilla lo que es realmente un caso de
Dengue. :
Pudiera el Dengne confundirse con esas erupciones fe-
briles de origen intestinal que son tan frecuentes: pero hay
varios elementos de diagnóstico sumamente decisivos: es-
tado de la lengua y del vientre, la duración de la enfer-
medad y de la manera de iniciarse ambas afecciones; sólo
cuando el Dengue debuta con ingesta, es cuando nos ve-
mos perplejos para hacer un diagnóstico inmediato; pero
los dolores articulares, el estado epidé mico y la dura
pudie ran resolver nuestro problema. En las er upciones de
origen intestinal el estado saburral es más persistente y la
fiebre suele no ser tan b: aja como en el Dengue.
En nuestro trabajo de 1897 fijamos el diagnóstico dife”
rencial del Dengue con la viruela, la roseola y el saram-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 245
pión. Nada nuevo tenemos que añadir ¿ lo que entonces
dijimos.
Tratamiento.—Y o acostumbro, cuando soy llamado para
ver un niño que resulta atacado del Dengue á prescribirle:
dieta absoluta, una poción sudorifica y más tarde un pur-
gante, y sostengo el vientre libre por medio de papelillos
de magnesia y sal de la Rochela, tomados de hora en ho-
ra. Si la temperatura se eleva demasiado doy un baño,
y cuando domina el estado de excitación é insomnio doy
baños templados. No empleo la quinina ni la euquinina,
por temor á la excitación nerviosa.
En el caso de un niño de cinco meses de edad 4 quien
administré el laxo! (palmacristi, alcohol y azúcar mineral)
obtuve buena buena acción purgante; pero el niño cayó
inmediatamente en una excitación é insomnio que me obli-
garon «€ recurrir ¿d los baños tibios, con los cuales logré
que el niño saliera de un estado bastante grave.
En la convalecencia del Dengue he visto, en los niños,
los descensos de temperatura ¿4 35 que han alarmado 4
las familias; este síntoma es pasajero y se domina con tó-
nicos; entre éstos el extracto fluído de Kola. También he
observado el insomnio que desapárece rápidamente por
medio de los baños tibios. Puedo, sin embargo, asegurar
que, cuando se ha llevado con rigor la dieta absoluta, no
suelen presentarse esas y otras complicaciones en el curso
óÓ la convalecencia de la enfermedad. Pues no debemos
olvidar que en todos los estados febriles agudos el aparato
digestivo digiere siempre mal, y el alimento, cualquiera que
sea, complica la enfermedad. El pronóstico es siempre fa-
vorable.
El Dengue es una fiebre eruptiva contagiosa; su tras-
misión no está bien estudiada; en mi concepto no se tras-
mite por los objetos que han estado en contacto con el
dengoso, y sí sólo directamente, quizá sea el mosquito su
medio de trasmisión; pues yo he podido ver lo siguiente:
una señora no inmune acude á una casa donde hay un
niño con Dengue, adquiere la enfermedad á los pocos días
de su visita, pero á dicha señora la visitaban antes otros fa-
miliares del niño sin que se hubiera contagiado hasta que
acudió á la casa del enfermo. En una casa cae un niño con
246 ANALES DE LA
Dengue, los otros niños de la casa, no inmunes, no con-
traen la enfermedad; pero llegan otros niños de Matanzas
á la casa y el más chico contrae el Dengue. Estos hechos
no nos explican el modo de contagiaTse, pero nos han he-
cho pensar en la inoculación por medio del mosquito.
No afirmo nada, sólo apunto una sospecha que podrán .
confirmar ó disipar nuestros bacteriólogos y nuestros mé-
dicos de hospitales.
Desde los primeros días de diciembre ha desaparecido
el Dengue, al menos no veo enfermos de esta dolencia.
LOS TERREMOTOS
ALGUNAS MANIFESTACIONES VOLCÁNICAS Y CAUSAS QUE
LAS DETERMINAN
por el Sr, Stefano Calcavecchia
(Sesión del 22 de diciembre de 1905.)
Las recientes erupciones del Vesubio, y las que en el
transcurso de estos últimos meses se han venido sucedien-
do han llamado nuevamente la atención hacia los volcanes
y las manifestaciones que de los mismos dependen.
No pasa un siglo sin que los fenómenos volcánicos es-
parzan dos ó tres veces la desolación sobre la superficie
de nuestro globo, y cada una de estas catástrofes vuelve
á suscitar la vieja discusión sobre los volcanes y las causas
a que debe atribuirse la renovación de su actividad.
Discusión es esta de un carácter puramente platónico,
pues aun cuando se conocieran exactamente esas Causas,
no hay poder humano que alcance 4 remediarlas ni 4 mo-
dificar siquiera sus pavorosos efectos.
Por otra parte, al paso que los fenómenos volcánicos y
los terremotos obedecen casi siempre al mismo origen, las
funestas consecuencias que provocan son tan varias, ea
veces, tan instantáneas, que es de todo punto imposible
atenuarlas.
Casos hay, en efecto, en que sobrevienen inundaciones
de lava que sepultan ricas y florecientes comarcas; otros
en que fortísimas sacudidas siembran la ruina y el espanto
A
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 247
por toda una región; otros aun en que el levantamiento
de los fondos marinos produce terribles marejadas «cuyo
paso destructor desaparecen ciudades y habitantes. ....
No hay en la Naturaleza manifestación alguna que tan
enorme influencia ejerza sobre su vida total como este ¿m-
plio cerco que las fuerzas endógenas nos han puesto; no
hay manifestación alguna que haya excitado nunca tan
vivo interés como el que despiertan estas verdaderas re-
voluciones geológicas.
Son éstas, indudablemente, los fenómenos más grandio-
sos de la naturaleza, los fenómenos más misteriosos é 1m-
previstos, los que con extraordinaria fuerza destructora se
desploman sobre el hombre, cuya potencia intelectual se
esfuerza en vano para contrarrestarlos; los fenómenos que
más profunda huella dejan en el espíritu y los que desde
más remota fecha han impresionado la humana imagi-
nación.
No hay en el dominio de las Ciencias Naturales—si se
exceptúa la rama astronómica—observaciones tan anti-
ouas como las que ¿los volcanes se refieren.
Mas si bien es cierto que estos vienen atrayendo la aten-
ción de la hamanidad desde hace varios miles de años, no
lo es menos que tanto la poderosa sugestión que el asunto
ejerce sobre la imaginación, cuanto las dificultades con
que tropieza este genero de exploraciones, han impedido
las verdaderas indagaciones científicas, no habiendo salido
en mucho tiempo las explicaciones de estos fenómenos
del estrecho círeulo de las tradiciones mitológicas.
Nadie ignora que el Etna, único volcán activo conocido
de los antiguos, era para nuestros remotos antepasados la
puerta de entrada del mundo subterráneo subsistiendo en-
tonces la creencia de que “Ephaestos” (Vulcano) había es-
tablecido sus fraguas en el interior de la montaña, de
donde salían brillantes chispas cuando se dedicaba á la
misteriosa labor de producir los rayos de Júpiter.
Luego se consideró la actividad volcánica como con-
secuencia de un grandioso incendio de capas carboníferas
ú otras substancias subterráneas combustibles (Escuela de
Werner) y posteriormente aun como un ascenso de la ma-
teria fluída del interior de la tierra, ascenso que se atribuía
248 ANALES DE LA
á la formación de nuevas capas sólidas sobre la cara inte-
rior de la A ya solidificada: restringiendo cada vez
más estas nuevas capas el espacio ocupado por la materia
incandescente, NO: un aumento de la presión
que lograba al cabo vencer la resistencia de dicha envol-
tura, al través de cuyos intersticios proyectábase la masa
incandescente, dando lugar 4 las erupciones.
ístas explicaciones, empero, lo mismo que otras de
aquella época, no plo más base que las variaciones que
experimentaban los sistemas científicos, siendo así que ja-
más se procedió seriamente d hacer investigaciones exac-
tas sobre lo que realmente acontece durante las erupcio-
nes y los terremotos.
De unos treinta años «¿ esta parte es cuando se ha ve-
nido ád aplicar al estudio de los fenómenos volcánicos los
recursos que la Física, la Química y la Microscopía nos
proporcionan, y por más que aun permanece oculta la
causa fundamental de esas manifestaciones, quédanos el
convencimiento de que estudiando el erupo total de las
mismas, no tardaremos en adquirir el completo conoci-
miento de cada fenómeno aislado.
“Tan importantes y decisivos son los adelantos, que en
“estas últimas decadas se han realizado en el estudio de
“Los fenómenos químicos que acompañan á toda erupción,
“que, lejos de considerarlos como meras hipótesis, muy
“bien podemos tenerlos en el alto concepto de verdade-
“Tas conquistas de la Ciencia.”
El porvenir podrá rectificar y completar; mas nunca
destruir.
Si consultamos la Historia, veremos resaltar, como un
hecho constante y positivo, la absoluta concomitancia que
siempre ha existido entre los terremotos y otras diversas
manifestaciones volcánicas.
Strabon cita el caso de una ciudad :de Fenicia ani-
quilada por un terremoto; este terremoto se extendió
hasta las islas Cíclades. se internó en Eubea y no cesó
simo cuando se abrió la tierra en la campiña de Le-
"ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 249
panto y salieron por la hendidura masas considerables
de tierra y de fuego.
Plinio cita un caso análogo, en que perecieron doce
ciudades, bajo el reinado de Tiberio.
En las catástrofes más notables del siglo pasado ve-
mos igual yuxtaposición de fenómenos correspondientes,
si no en todo al menos en la mayoría de los casos y
en muy diferentes proporciones.
En la Martinica, entre otros, el fenómeno que mayor
número de victimas parece haber causado consistió en
el violento y repentino desprendimiento de una canti-
dad formidable de gases y vapores deletéreos, que im-
pidieron á los habitantes huir ante el tremendo azote,
paralizándolos y asfixiándolos, quemándolos finalmente,
y aplastándolos bajo una verdadera lluvia de piedras y
materias incandescentes.
Vemos, pues, que las manifestaciones volcánicas—apar-
te los terremotos—se traducen en e DE pro-
yecciones de piedras y materias incandescentes, cuyo
conjunto constituye la lava, comparable al vidrio en fu-
sión, y además de vapor de agua y gases de todas clases,
como el ácido sulfuroso, el ácido sulfídrico, el sulfúrico,
el clorhídrico, etc.
Preciosas indicaciones debe ofrecernos el examen de
estos cuerpos para el estudio que deseamos emprender, y
en este examen precisamente es, en nuestra opinión, don-
de se halla la mejor guía para el conocimiento de las cau-
sas de estos fenómenos geológicos.
Xx
«le
la e
0
Si adoptamos la que me atreveré a llamar teoría “sim-
plista”, en la consideración de lo que aconteció en la su-
perficie del globo al comenzar el enfriamiento general de
la masa terrestre, podremos decir que la totalidad de esta
masa—-—que ya había pasado por el estado de combustión—
no era entonces más que un cúmulo de cenizas y escorias
en estado de fusión, cual otro enorme globo de vidrio.
Los elementos necesarios para la ignición —y por con-
secuencia para el desarrollo del calor—casi faltaban por
completo, puesto que todas las reacciones susceptibles de
250 ANALES DE LA >
producirse entre los diferentes cuerpos componentes del
olobo terrestre ya se habían producido, y,.en la ausencia
de los fenómenos químicos, no era posible que se genera-
se suficiente calor para mantener la fusión.
A partir de este momento, la capa exterior empezó á
enfriarse, solidificándose poco á poco y aumentándose el
espesor de la sólida corteza hasta el grado suficiente para
formar una resistente envoltura, conservadora, por decir-
lo así, del calor interno, todavía bastante elevado para
mantener la masa en estado de fusión.
En la remota época de-que hablamos, el globo terres-
tre se componía, pues, de una sólida envoltura que se po-
día considerar fría hasta cierta profundidad, pero cuya
temperatura iba gradualmente en aumento hasta llegar á
una segunda zona de temperatura bastante elevada aún
para que las materias en ella contenidas se hallasen en es-
tado pastoso, y ahondando más todavía, en un estado de
fluidez excesiva.
Miles y miles de siglos hace que se viene verificando el
enfriamiento que ha provocado la formación de la costra
terrestre, enfriamiento que continúa sin interrupción.
Ahora bien: como no era posible que en el seno de la
a exterior ya fría se produjesen fenómenos importan-
tes que diese origen dl erupciones y terremotos, era ne-
cesario, en aquella época, buscar en la parte fluida del
globo la causa de los desórdenes geológicos que hasta el
día de hoy tan calamitosos son para la humanidad.
Ya he dicho que el centro incandescente era una masa
en estado de fusión, masa que ya había pasado por las
más elevadas temperaturas, hasta llegar al estado inerte,
Ó, en otros términos, que no había en aquel ambiente ni
combustión ni reacciones químicas.
Inconcebible es, en efecto, que el centro de la tierra
fuese, en aquel período, un centro de combustión, puesto
que no es posible que haya combustión sin la presencia de
aire Ú oxígeno.
No era tampoco esa masa un Laboratorio, en que se
hubieran podido producir reacciones susceptibles de de-
sarrollar las enormes presiones, los importantes despren-
dimientos de gases y vapores que causan las erupciones.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 251
Por otra parte, la presencia de vapor de agua, de cier-
tos gases, como el ¿cido sulfuroso, de los vapores de ácido
sulfúrico, ácido clorhídrico, ete., en las emanaciones vol-
cánicas, implica esencialmente, aun hoy, que se han veri-
ficado reacciones en presencia del agua, y no es posible
que hubiese agua en la masa interna de nuestro globo.
Nos vemos, pues, obligados á admitir que en un mo-
mento dado entraba el agua en contacto con las materias
incandescentes del centro, oido en la masa de
las mismas reacciones químicas muy varias, según los
cuerpos presentes, provocando ha formación de v: apor de
agua y una emulsión intensa de la parte incandescente, y,
en semejante ambiente de disociación, la generación del
hidrógeno y el oxígeno: inflamábase aquél, alimentaba
éste la combustión, y - sucedíanse todos los fenómenos quí-
micos de que hay constancia, como consecuencia inmedia-
ta y natural.
,
0
e
Hoy, nuestro planeta ha llegado ya á una edad muy
avanzada: el enfriamiento lento y progresivo no sólo ha
determinado la solidificación de una capa más d menos
espesa, sino de la totalidad de la masa terrestre.
El centro de la tierra, lejos de ser líquido Ó gaseoso,
debe estar ya solidificado, y á causa de la presión enorme
que las capas superiores ejercen sobre las que están de-
bajo, la densidad del núcleo central no debe ser inferior á
la del hierro (7,89) respecto de las capas superficiales.
La teoría del fuego central ya no es admisible, y sus
partidarios son cada vez Más raros.
Incompatible de todo punto resulta dicha teoría con el
valor del achatamiento del esferóide terrestre (1 /293,) se-
eún Clarke, con el fenómeno de las mareas de diaria ocu-
rrencia.
Esas mareas, lejos de permanecer insensibles, ya ha-
brían comprometido la estabilidad de la superficie del
globo, si el centro de éste fuese todavía líquido.
Por otra parte, la teoría que más fuerte base suminis-
traba á la Escuela del “Plutonismo” era el aumento de
252 ANALES DE LA
temperatura que se observa 4 medida que se va descen-
diendo en el subsuelo. :
Sabemos que este aumento es, por término medio, de
un grado centígrado por cada 33 metros, á partir de la
superficie.
Si este aumento fuese invariable, 4 66.000 metros de
profundidad llegaríamos á una temperatura de 2.0009, su-
ficiente para fundir todos los cuerpos tonocidos hasta el
día; llegarfamos, en verdad, al estado de fusión ígnea que
durante tanto tiempo se ha aceptado como la condición
propia del centro de la tierra.
Sin embargo, las rigurosísimas experiencias llevadas ¿
cabo en los pozos mineros y artesianos, las nuevas obser-
vaciones que se han hecho en los túneles del Cenisio y
del Gotardo, y, en época reciente aun, las que se han em-
prendido en el Sempione, han venido ú demostrar que se-
mejante aumento no puede continuar hasta grandes pro-
fundidades.
En un mismo lugar, en efecto, el aumento de tempera-
tura se limita á los siguientes datos comprobados:
0 9—más allá de 400 metros de profundidad.
0 S—cuando se llega 4 650 m.
02 T—á 850 m.
UEb
0 5—entre los 1.100 y 1.200 m.
No se ha llegado hasta ahora más allá de los 1.400 me-
tros, faltando, por lo mismo, las observaciones directas; '
pero, siguiendo esta proporción, entre los 2.000 y los
2.300 metros el aumento llegará á ser nulo.
“En París, por ejemplo, donde la temperatura media es
de 108, 430 m. cerca de la superficie del suelo, el ter-
mómetro marca 11%8 (experi lencias ver ificadas en los sub-
terráneos del Observatorio); 4 36 m., 12% á4 130 m., 15%;
4280 m., 20% 4 440 m., 25% 4 620 m., 30% á 820 m.,
30.8 1.050- 2 e 2,1310 m. ¿4504 1.520 1m.. ¿UA
1.920 m., 55% 4 2,300 m., 60%, y más allá de esta profun-
didad cesa o EU todo aumento.”
Ahora bien, ¿qué significa esta cifra cuando se piensa
en los 6.366.000 metros, 4 en los 6.373.000, que son las
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 253
A A a DO
distancias respectivas que separan á los polos y á las ex-
tremidades ecuatoriales del centro de la tierra?
El interior de la tierra, pues, debe ser absolutamente
sólido, debe ser una masa pastoso-metálica densísima, una
masa perfectamente comparable al plomo.
PEO
Eliminada la teoría del fuego central, ¿cómo explicar
las manifestaciones termo-minerales, de las cuales forman
parte también los productos volcánicos?
La temperatura de las fuentes minerales y de las .lavas
debe atribuirse á ellas mismas.
El verdadero foco volcánico no debe encontrarse sino
á una profundidad relativamente limitada; debe su vitali-
dad ád las combinaciones químicas de algunas rocas inte-
riores y del agua que, llegando por infiltración á ponerse
en contacto con ellas, tiende á descomponerlas.
Recordemos la fuente de calor que se produce al verter
agua sobre la cal viva.
"Además, deben ser precisamente estas reacciones quí-
micas las que calientan—por conductibilidad—el espesor
del planeta que va de la superficie hasta 2.000 6 2.400
metros de profundidad.
Según esta teoría, admitida por Hopkins, Sterny Hunt,
Fuchs, Poulet Seroup, etc., estas rocas deben constituir
una capa intermedia, formada por masas encerradas en
receptáculos aislados, ó constituyendo una zona contínua
entre el centro de la tierra, sólido, y la corteza periferica,
sólida. Ellas no deben encontrarse—normalmente—en un
estado de fusión ígnea, sino en un estado de fusión acuo-
sa, y, los movimientos del suelo, los terremotos, no deben
ser producidos, en este ambiente, sino por los fenómenos
químicos, debidos 4 las reacciones del agua sobre estas
rocas, á la expansión de los gases á los cuales estas
reacciones dan origen, dá los hundimientos del suelo que
suceden a los desplazamientos locales, etc.
Constituído así el foco volcánico, la causa de las erup-
ciones se debe á la lucha que se establece entre los vapo-
res contenidos en su fondo y las masas de lava que supe-
riormente se oponen d su paso.
254 ANALES DE LA
La lava en fusión, en efecto, puede absorber y fijar una
oran proporción de vapores, hasta que la presión y la
temperatura á que está sometida no lleguen á modificarse.
Más, si por una causa cualquiera la. pr oporción de ve
pores es demasiado fuerte para ser absorbida, d bien dd
á disminuirse, de manera que se ponga en libertad cierta
cantidad de vapores, éstos buscan una salida para elevar-
se y venir á la superficie del suelo.
A esta salida es 4 la que sigue la erupción.
La lava que acompaña estos vapores se halla, como
ellos, 4 muy alta temperatura—ordinariamente á varios
centenares de grados—más puede elevarse á varios milla-
ES mientras más elevada sea la temperatura de estos
vapores, más considerable será la fuerza de expansión con
que ellos procurarán salir de su prisión.
Es este un fenómeno que se observa prácticamente to-
dos los días en las máquinas de vapor.
Pues bien, si se piensa en la masa enorme de vapores
acumulada en los focos volcánicos; si se piensa en su tem-
peratura, y por consiguiente en su fuerza prodigiosa, se
puede formar un concepto del potencial explosivo con el
cual ellos tienden «¿ vencer—y vencen—los obstáculos
que se oponen á su salida, se puede imaginar cuán pode-
roso se vuelve este potencial con el aumento de la resis-
tencia opuesta.
¿Cuáles pueden ser, sin embargo, las causas que provo-
can la ruptura de este estado provisorio de equilibrio co-
rrespondiente á una tregua en la actividad volcánica?
Ya dije, antes, que los gases y vapores latentes en los
fondos de las canales volcánicas son el producto de reac-
ciones químicas varias, que se deben atribuir ¿ la acción
ejercida por las aguas de infiltración sobre ciertas rocas
subterráneas, ]
Si una mayor cantidad de agua viene á ensanchar enor-
memente este campo de descomposición, la cantidad de
vapores desarrollada debe ser ciertamente suficiente para
provocar, con el aumento formidable de presión que si-
gue, una erupción.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 295
Pues tanto en la teoría primitiva del fuego central, como
en esta última que limita la profundidad de los centros
volcánicos, es siempre la llegada más ó menos rápida de
agua, en el centro incandescente, ó en las masas de rocas
intermedias entre el centro sólido y la corteza sólida de la
tierra la que provoca terremotos, erupciones y todos los
fenómenos que de éstos dependen.
: Mas ¿cómo esta agua puede llegar al seno de la tierra?
Es lo que vamos á examinar inmediatamente.
En la hipótesis del fuego central, la capa externa sóli-
da, debido á los materiales que la componen, podía ser
considerada como no elástica, absolutamente rígida é in-
deformable.
Si, con un medio cualquiera, se hubiera podido hacer
colar al través de su envoltura la masa incandescente in-
terior, todavía líquida, así como se vacía un huevo por
medio de un agujero practicado en la cáscara, es proba-
ble que la envoltura—la corteza en la cual nosotros ahora
vivimos—hubiera conservado su misma forma como la
cáscara del huevo.
Mas, su falta de elasticidad hacía, precisamente, que,
cuando ella era solicitada por un esfuerzo tendente ¿ su
deformación, esta deformación subsistía si venía á produ-
CIrse.
Supongamos la tierra vacía en la parte interior, enton-
ces líquida.
La envoltura no habría quedado tal sino en el caso en
que ninguna fuerza hubiese intervenido tendente á defor-
marla ó 4 romperla.
Si un esfuerzo exterior hubiese sido suficiente, habría
podido muy bien desfondar la costra y precipitar al inte-
rior las partes que hubiesen cedido bajo su acción.
Podemos deducir, de cuanto precede, las causas de los
violentos fenómenos geológicos que nos ocupan.
La masa central, que se enfriaba constantemente, se
contraía durante este enfriamiento.
Como la capa exterior sólida era indeformable, no po-
día seguir las contracciones de la parte central y se for-
maban en sa masa numerosas cavernas, numerosos vacíos
de capacidad más d menos importante.
256 ANALES DE LA
Estos vacíos no hubieran podido, solos, causar pertur-
bación alguna. Pero, si la envoltura sólida, bajo la ac-
ción de una fuerza potentísima, venía á desplomarse para
llenarlos, si, al mismo tiempo, el agua venía arrastrada d
estos vacios, ya no era lo mismo.
El agua, en presencia de las masas minerales en estado
incandescente se vaporizaba, se disociaba, formaba to-
rrentes de gases y de vapores, producía reacciones con
todos los cuerpos en contacto y—si este contacto había
sido repentino é importante—la cantidad de gas desarro-
llada en la unidad de tiempo podía tomar proporciones
infinitas, suficientes para sacudir las capas exteriores, bajo
la presión producida, y lanzar por los cráteres, verdade-
ras chimeneas de las cavernas de contracción, torrentes
de gases, de humo, de vapores que arrastraban—por su
velocidad de salida—una parte de la masa todavía en fu-
sión, que era la lava.
Estos fenómenos pueden tener lugar también en la hi-
pótesis contraria al fuego central, en la hipótesis, es de-
cir, del interior de la hera sólido.
“Si pensamos, pues, en el enfriamiento de la tierra que
“no se para nunca; en los cursos de agua subterráneos; en
“las mezclas de ácidos y de óxidos, en los gases aprisiona-
“dos en las cuencas carboníferas; en los vacíos dejados por
“las dislocaciones geológicas; en los levantamientos debi-
“dos á la expansión de los vapores; en los descensos pro-
“ducidos por la presión, ó en los resbalamientos de- las
“capas superiores; y en los demás numerosos fenómenos
“debidos al intrínseco dinamismo terrestre, son éstas otras
“tantas causas de perturbación del bajo suelo, suficientes
“para establecer la paridad entre el estado de la masa te-
“rrestre enteramente sólida y el estado de la masa terres-
“tre en que se encierra un núcleo incandescente.”
En estas condiciones, si por una de estas perturbacio-
nes, el agua se pone en contacto con una zona volcánica,
las manifestaciones que siguen son idénticas 4 las demos-
tradas en la hipótesis del centro incandescente.
Sólo me a por examinar un punto importante,
¿Cómo y por qué hay introducción de agua en las ca-
vernas producidas en el seno de la tierra, como consecuen-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 297
cia de la contracción debida al enfriamiento? ¿Por qué
los fenómenos que son consecuencia de esto no afligen
más que ciertas regiones?
Ya dije que para minar y derrumbar la envoltura sóli-
da de la tierra y llenar las cavernas era indispensable la
intervención de una fuerza:
Esta intervención la encontramos en la presión ejercida
por las aguas sobre el fondo de los mares.
Ciertos mares tienen tales profundidades que la capa
que los separa de las cavernas de contracción no tiene más
Pl
que un espesor muy mínimo.
Además, estas cavernas deben corresponder ¿4 los mares
más profundos.
En efecto, si consideramos el origen de las cuencas
oceánicas, es debitlo á los movimientos del suelo que sa-
cudieron nuestro planeta en la época de máxima actividad
volcánica.
Esta máxima actividad volcánica era consecuencia de la
condensación de las aguas que bajo formas de vapores en-
volvían la recien-nacida tierra destacada de la nebulosa
solar, ya condensada y despedazada por la excesiva velo-
cidad de rotación debida ú la condensación misma siem-
pre más progresiva.
“Por aquellas verdaderas revoluciones del suelo, encon-
“tramos, hoy, sobre nuestro globo irregularidades sensi-
“bilísimas, como son los Alpes, los Pirineos, la cordille-
“ras de los Andes, etc.”
“Estos levantamientos no se han podido formar sin pro-
“yvocar desplazamientos, sin producir vacíos en sus bases.”
Pues en el confín, entre las regiones de levantamientos
y aquellas de hundimiento de la costra terrestre, y sobre
estas últimas descansan precisamente los Océanos, deben
corresponder vacíos subterráneos, vacíos tanto más impor-
tantes, cuanto más altos han sido los levantamientos, ¿4 los
cuales corresponden descensos más considerables y pro-
fundidades más grandes de los mares que sobre ellos des-
cansan.
La presión ejercida por las aguas á estas grandes pro-
fundidades puede y debe ser suficiente para que infiltra-
ciones importantes se produzcan y para que una especie
258 ANALES DE LA
de embudos, verdaderos orificios de sonda, establezcan
comunicaciones entre el mar y los vacíos formados.
Estos vacíos, que siguen formándose, no se han produ-
cido rápidamente sino con mucha lentitud, y sólo cuando
su extensión ha llegado á ser considerable sucede que una
fracción de su concavidad cede bajo la presión del agua.
Si las cavernas así invadidas están en los alrededores
de un cráter, una erupción sigue inmediatamente. Y
como es probable que todos estos vacíos formados por el
enfriamiento se comuniquen más ó menos entre sí, los
efectos pueden hacerse sentir muy lejos y, si la presión
es bastante grande, puede y debe provocar terremotos.
Esta teoría está confirmada por la estadística, puesto
que, sobre 139 volcanes activos que han tenido erupcio-
nes desde el año 1750, 98 son volcanes insulares y los
demás están situados todos muy cerca de las costas.
Se puede explicar la localización de los fenómenos, con
el hecho de que, allá donde los mares son poco profundos,
las infiltraciones en las cavernas son, por decirlo así, im-
posibles, siendo demasiado considerable el espesor que
tiene que atravesar el agua.
Al contrario, en las regiones eruptivas, los fondos, las
hendiduras que son abundantísimas, no tienen nunca el
tiempo de solidificarse perfectamente y llega un momento
en que nuevas comunicaciones se establecen, permitiendo
sucesivas infiltraciones.
¿Por qué se detiene una erupción?
Tal es la pregunta que se podría hacer, puesto que,
cuando el agua ha empezado á infiltrarse se podría decir
que no hay razón porque ella no continúe haciéndolo.
El hecho, sin embargo, se explica perfectamente, pues-
to que la afluencia de agua acaba por solidificar y enfriar
las partes en contacto con ella. Se establece entonces
una zona sólida nueva que resguarda las partes incandes-
centes de abajo, del contacto con la misma agua.
Esta última acaba por invadir la caverna y ya no puede
'ausar daños; salvo que nuevas contracciones formen, bajo
esta agua, nuevas cavernas, el techo de las cuales podrá
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 259
más tarde derrumbarse y producir de nuevo los mismos
fenómenos.
Ligereza sería, por esa razón, afirmar que un volcán se
puede apagar para siempre.
Sin embargo, los volcanes situados en el interior de las
tierras y « apagados desde hace siglos tienen más probabi-
lidades de quedar definitivamente extintos, puesto que
cuanto más larga sea la duración de la extinción, más
probabilidades hay de que las comunicaciones de los cráte-
res con las cavernas de contracción queden suprimidas.
+
* *
Una última palabra respecto á las marejadas.
Dije que los gases producidos por la introducción del
agua en las 'avernas buscaban salidas, como sección de
pasaje, para abrirse un libre curso.
En estas condiciones, si una gran cantidad de estos ga-
ses viene á ser expulsada en los fondos marinos, levanta,
para libertarse, enormes masas de agua, provocando un
desnivel momentáneo, suficiente aleunas veces, para tra-
varse islas enteras, para inundar y destruir superficies
enormes de regiones limítrofes, fenómenos éstos, á que se
ha dado el nombre de mar ejadas.
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bal ¿ Higiene Pública, 3 tomo», La Flora. 00%
] Cubana, del Dr. Sauvalle, 1 tomo; Mama-
E logía, Ornitología, Erpetología y Entomolo-
gía Cubanas, del Dr. Gundlach; Memoria eos
5 sobre la Patología. y Antigiedades de la Is-
la de Puerto Krico, por el Dr. Dumont.
3 Dedos por el Sr. toño y HTolina; Pat 0
logía y Terapéutica del aparato lenticular
del ojo, por el Dr. Becker, traducida del EE
a alemán a el Dr. Finlay.. : | o
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La América Cientifica
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SCIENTIFIC AMERICAN,”
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| Academia de Ciencias Médicas,
[| FÍSICAS Y NATURALES | Le
DE LA
eS | — HABANA
El REVISTA CIENTIFICA
í ; : CONO
- Pr. Jorge [;e-Roy. « Dr. Gustavo López |
| DIRECTORHES:
TOMO XLII
ENERO - ABRIL.
. 1906
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IMPRENTA MILITAR
MURALLA 40.
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rs é intereses brulesionales de asuntos históricos de
- diversos ramos, 4c., de. ÓN s
Los ANALES sostienen numcroso cange con publi
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crias Ménicas, Fí-
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NEw YORK
BOTANICAL
GAMDEN.,
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Acta de la sesión pública ordinaria del 12 de enero de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López. .
Académicos concurrentes.—De número: Dres. E. Acosta.—G. Alonso
Cuadrado.—A. Bosque.—I. Calvo.—T. V. Coronado.—M. Delfín.—F.
García Cañizares.—J. Le Roy.—J. A. Presno.—M. Ruiz Casabó.—E. Sa-
ladrigas.—P. Valdés Ragués.—J. A Valdés Anciano.
Leída el acta de la sesión anterior (22 de diciembre) fué aprobada.
La Secretaría da cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las si-
guientes comunicaciones:
Entrada.—Del Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias de la
Universidad Nacional, participando ' que las conferencias de dicha
facultad comenzarán el día 13 é invitando á la Academía á las mismas.
De la Secretaría de Gobernación, escrito número 699 acerca de prepara-
dos farmacéuticos.
Salida.—A la Secretaría de Gobernación, remitiendo informe aproba-
do en 24 de noviembre, acerca de las píldoras de Ratié.
Al Dr. Manuel Delfín, nombrándole ponente para informar en causas
del Juzgado del Norte, sobre fósforos y alcoholes.
Entrando en la orden del día, se concede la palabra al Dr. Manuel
Delfín que lee un informe, reconsiderando un acuerdo de esta Academia
acerca de unos preparados del Dr. Bottino. Fué aprobado.
En el uso de la palabra el mismo Dr. Delfín lee otro informe acerca
de si los fósforos amorfos pueden inflamarse espontáneamente ó si es
preciso frotarlos en su caja, interesado por el Juez de primera instancia
del Norte á nombre del Sr. Juez de Holguín en causa sobre honorarios
Dicho informe mereció aclaraciones del Dr. G. Alonso Cuadrado, y
262 | FOUNA LAS DO DA e LAIR de )
aceptados por el Dr. Delfín, se modificó en ese sentido el referido infor-
me, que fué también aprobado.
Continuando en el uso de la palabra lee otro informe, pedido por el
mismo Juez acerca de si el ron de 18 6 19” se considera como materia
inflamable. Dicho informe también fué aprobado.
El Dr. Enrique Saladrigas ocupa la tribuna y da cuenta de dos obser-
vaciones de enfermos del Hospital número 1, padeciendo uno de gono-
hemia y otro de gonococcia, cuyos detalles refiere, así como las dudas
diagnósticas por él formuladas en el caso grave de la gonococcia, donde
hasta se llegó á formular los diagnósticos de muermo> y de fiebre tifoi-
dea. Tal era el estado de gravedad que ofreció el paciente, con su alta
temperatura, con su postración, con su estado semicomatoso, sus dolores
vivos por todo el cuerpo, especialmente en las extremidades, etc., etc.
El Dr. Delfín refiere después al caso de una niña de 5 años de edad,
que presentaba los síntomas de un reumatismo articular agudo. Esta
niña padecía de un flujo vulvar, que le llegó á determinar escoriaciones.
Se supo más tarde que una criada de la casa estaba atacada de blenorra-
gia y que se aseaba en el mismo receptáculo en que lo hacía la niña. Esto
aclaró el diagnóstico verdadero, pues sólo se trataba de una infección
sgonococcica, y la niña pudo curar, muy trabajosamente, pues su dolen-
cia fué muy rebelde.
Dá cuenta también de otro enfermo, que se vió en el Laboratorio de
la Crónica y que lleno de abscesos, se pensó si se trataba de un caso de
muermo. El Dr. Dávalos expresó su opinión contraria basada en el
examen bacteriológico del pus. Se trataba de una infección gonococcica
también.
El Dr. Le-Roy recuerda que siendo Secretario de la Comisión de En-
fermedades Infecciosas tuvo oportunidad de observar un caso, partici-
pado á la Sanidad como sospechoso de muermo. Se trataba de una se-
ñorita atacada, hacía tiempo, de fuertes dolores articulares, fiebre alta
y algunos pequeños abscesos; recogido el pus de ellos se comprobó bac-
teriológicamente que estaba constituido por cultivos casi puros del go-
nococo de Neisser. Esta enferma murió.
El Dr. Valdés Anciano, cita el caso del Dr. Laps, de Berlín, en que se
trataba de lo mismo, habiendo presentado el enfermo síntomas de mie-
litis. Dice que el tejido nervioso es muy preferido en esta clase de in-
fecciones y que de ello pueden dar cuenta la porción de procesos de
mielitis gonococcicas, cuyo conocimiento es hoy muy general.
pa
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 263
>
El Dr. Presno quiere que se establezca la diferencia en estos casos
entre la gonococcia, que es una infección directamente determinada y
constituyendo una enfermedad especial, y la gonohemia, donde se ob-
servan en la sangre asociaciones diferentes con otros cocos del pus.
El Dr. Santos Fernández explica cómo la infección especial de que se
trata puede llegar á los ojos por la vía endógena, cuyos estudios fueron
iniciados por Fournier.
Después de algunas aclaraciones hechas por el Dr. Saladrigas se ter-
minó asunto tan interesante.
Usa después la palabra el Dr. Pedro Valdés Ragues, quien da cuenta
de las aves rapaces que posée el Museo de la Academia, cuyos ejemplares
enseña y describe, dando nota catalogada de todos ellos.
El Sr. Presidente expone su gratitud al Sr. Valdés Ragués por el in-
terés demostrado en todo cuanto tiene relación con nuestros museos,
congratulándose una vez más del celo desplegado por su Conservador y
felicitándose vivamente por la obra de restauración emprendida por el
Dr. Valdés Ragués.
Con lo que se dió por terminada la sesión pública constituyéndose la
Academia en otra de Gobierno.
264 ANALES DE LA
INFORME ACERCA DE LA RECONSIDERACIÓN DE OTRO APROBADO
EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1905
SOBRE PREPARADOS FARMACEUTICOS DEL DR. BOTTINO
POR EL
DR. MANUEL DELFIN
(Sesión del 12 de enero de 1906)
Por la Secretaría de Gobernación con fecha 23 de no-
viembre del año último se dice 4 esta Academia lo que
Sue.
“Por la Junta Superior de Sanidad se dijo á este Cen-
“tro con fecha 14 de julio último, entre otras cosas, lo
“que sigue: La Junta Superior de Sanidad en sesión ce-
“lebrada el día 22 de junio último, ha aprobado por una-
“nimidad el siguiente informe presentado á la misma por
“el Vocal Ponente Joaquín L. Jacobsen, y acordado ele-
“var dicho informe d esa Secretaría como dictamen de la
“Junta acerca de las preparaciones á que se refiere: Se-
“for Jefe de Sanidad. Tengo el honor de informar á Vd.
“sobre los preparados que el Sr. Bottino remite para su
“examen: FEBRÍFUGO DE BOTTINO. Con un título llamativo
“é inexacto presenta un producto que según la fórmula
“contiene ácido arsenioso á dosis peligrosas y debe por
“todos estos motivos rechazarse, BÁLSAMO CONTRA LA SOR-
“DERA. Es un preparado por su fórmula inofensivo, por
“su título constituye un engaño y debe rechazarse vomI-
“TIVO DE BOTTINO. Diez centígramos de tártaro emético,
“representa una dosis peligrosa para la venta pública de
“tun preparado, creo que debe recomendarse al autor
“que disminuya la cantidad de emético antes de presen-
“tarlo al consumo. Lo que de orden del Sr. Secretario
“transcribo 4 Vd. 4 fin de quese sirva reconsiderar su
“acuerdo «probatorio del informe contenido en su atento
“escrito número 60 de 14 del mes en curso; debiendo dar
“cuenta con el resultado. De Vd. atentamente, GQ. Mora,
“Jefe del Despacho: Rubricado:”
A as
'
“AM
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 265
A a EN
En tal virtud entiende el ponente que la Academia de
Ciencias debe contestar 4 la Junta de Sanidad en los si.
guientes términos: La fórmula que contiene ácido arse-
nioso no contiene esta substancia á dosis excesiva, pues-
to que el autor del patente analizado dice que cada
ápsula ha de contener un milígramo de ácido arsenioso;
y sabido es que se puede injerir hasta cinco d seis milí-
gramos de arsénico sin peligro alguno; ahora bien, las píl-
doras de Chagres y otras preparaciones que contienen at-
sénico no la contienen ¿4 dosis menores.
Además la Junta de Sanidad no se ha fijado en que el
ácido arsenioso va asociado al hierro formando segura-
mente 'un arsenito de hierro, que no es soluble y por con-
siguiente no es tóxico, puesto que CORPORA NON AGUT NISI
SOLUTA. Si por título llamativo hemos de impedir la ven-
ta de ciertos patentes, de seguro que raros serían los que
escaparían, pues todos emplean títulos llamativos.
En cuanto al bálsamo contra la sordera podemos afir-
mar que no conducirá 4 ningún engaño, pues muchas
personas con solo la glicerina pueden recobrar el sentido
del oído, sobre todo si la sordera depende de algún exceso
de cerúmen que se interponga entre el tímpano y el me-
dio ambiente, y la tintura de castor es un desinfectante
moderado que dará mayor eficacia al preparado, esto sin
contar que la tintura de castor gozó de mucha boga en
otros tiempos, para las afecciones del sistema nervioso,
entre las cuales hay algunas que producen sordera transi-
toria, sobre todo si no ha sufrido alteración el nervio
auditivo.
266 ANALES DE LA
INFORME ACERCA DE SI LAS CERILLAS 0 FOSFOROS
DENOMINADOS AMORFOS
PUEDEN INFLAMARSE ESPONTANEAMENTE, ETC,
POR EL
DR. MANUEL DELFIN
(Sesión del 12 de enero de 1906)
El Sr. Juez de primera instancia del Norte de la Haba-
na dice 4 esta Academia con fecha 18 de diciembre
de 1905 lo que sigue:
“In este Juzgado se ha recibido un exhorto del de
“igual clase de Holguín, librado en los autos de mayor
“cuantía seguido por el Sr. Juan Castellanos contra “The
“Cuba Company”, sobre indemnización de perjuicios, en el
“que se interesa como prue ba de dicha Compañía, que se
¡inguiera de ese Centro, si las cerillas d fósforos de nom:
“nados amorfos, pueden inflamarse espontáneamente, Ó si
“por el contrario, es preciso, para ello, que se froten con
“la lija Ó fósforo preparado exprofeso, que llevan al exte-
“rior las cajitas.
“Y en cumplimiento de lo solicitado por dicho Juzgado,
“tengo el honor de dirigirá Vd. la presente, rogándole
“que dentro del término de prueba que vencerá el día
“veinte y cinco del entrante mes de enero de mil nove-
“cientos seis, se sirva disponer se remita ¿ este Juzgado,
“sito en la calle de los Oficios número cuatro, altos, el in-
“forme interesado; sienificándole que de dicho exhorto no
“constan otros particulares que los consienados.”
Desde el punto de vista de la seguridad é Higiene pú-
blica se dá el nombre de cerillas 4 fósforos amortfos, 4 los
que están manufacturados con arreglo al tipo sueco, es de-
. 0d a . . 3 , ¡ZA E ay (3
cir, al método industrial que además de emplear el fósfo-
ro rojo 0 amorfo, que no es venenoso ni espontáneamente
inflamable en condiciones ordinarias, esta sustancia no en-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 2671
tra en la composición de la cabeza de la cerilla, Y como
la cerilla no contiene fósforo, es evidente que nose puede
inflamar. La cabeza de la cerilla está constituida por una
mezcla oxidante compuesta por lo regular de clorato po-
tásico y sulfuro de antimonio, unida á polvos inertes y á
una capa alsladora de cola, parafina, azufre, ete., con ob-
jeto de evitar los peligros de la explosión 4 consecuencia
del choque.
En estas cerillas, el fósforo amorfo en polvo, mezclado
con polvo de cristal, se aplica en la superficie externa de
las cajitas, sirviendo de lija al mismo tiempo que de ma-
teria inflamable. Por lo tanto, la materia inflamable se
halla en la superficie externa de la cajita, y la materia
oxidante en la cabeza de la cerilla, y mientras no se pon-
gan en contacto la cerilla con la lija inflamable, no hay pe-
ligero alguno de explosión. Por otro lado, en las cerillas
ó fósforos ordinarios, el fósforo blanco, que es venenoso y
en condiciones especiales es espontáneamente inflamable,
aun á la temperatura ordinaria, se halla mezclado con la
materia oxidante en la misma cabeza de la cerilla.
Así es que para nuestro objeto la principal diferencia
entre una y otra clase de fósforos estriba en que los lla-
mados amorfos no se pueden inflamar mientras no se fro-
ten sobre la capa de fósforo y cristal que lleva una parte
de la superficie externa de la caja; en tanto que los fósfo-
ros ordinarios se inflaman cuando se frotan sobre cualquier
superficie rugosa ó relativamente dura.
Existe en el mercado otra clase de cerillas compuestas
de fósforo amorfo que se halla mezclado con la mezcla
oxidante en la misma cabeza; así es que aun cuando éstas
no pueden ser espontáneamente inflamables ni venenosas
por el fósforo, también se inflaman como los fósforos ordi-
narios cuando se frotan sobre cualquiera superficie rugosa.
Debemos advertir que como la masa de la cabeza de la
cerilla tipo sueco se compone de clorato potásico, bicro-
mato, bióxido de manganeso, ete., si la masa no está bien
preparada ó no se halla mezclada con suficiente cantidad
de materia inerte, puede dar lugar «¿ explosión por un
choque ó frote más ó menos violento aunque no tienen
fósforo. Pero como este caso es muy poco probable,
368 AÑATES DE LA
puesto que el fabricante por la cuenta que le tiene ha de
efectuar bien la mezcla y en las condiciones requeridas;
podemos establecer las siguientes conclusiones,
1.2 Las cerillas llamadas amorfas, tipo sueco, no se
pueden inflamar por la frotación accidental, porque no
contienen fósforo.
2.2 La capa de la superficie frotante que contiene el
fósforo amorfo no es espontáneamente inflamable,
3,2 La cerilla amorfa, tipo sueco, solo se inflama cuan-
do se frota, aunque sea muy ligeramente sobre la superfi-
cie de la caja que contiene la capa de fósforo amorfo.
4.2 Cuando estas cerillas amorfas están mal prepara-
das, sobre todo si acompaña el azufre al clorato potásico,
pueden dar lugar d explotar cuando se frotan con alguna
violencia sobre un cuerpo duro aunque no tengan fósforo.
5.2 Las cerillas amorfas, tipo sueco, por el hecho de
estar separado el fósforo de la masa oxidante, presentan
mucha más seguridad, en igualdad de las demás circuns-
tancias, que las cerillas ordinarias que contienen en la
masa de la cabeza el fósforo y la mezcla oxidante.
Dr. GasTÓN A. CUADRADO.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 269
Ps
INFORME ACERCA DE SI EL RON DE 18 ¿19 GRADOS SE CONSIDERA
COMO MATERIA INFLAMABLE
POR EL
DR. MANUEL DELFIN
(Sesión del 12 de enero de 1906)
El Sr. Presidente de esta Academia, con fecha 20 de
diciembre último se sirve disponer que informe acerca del
escrito remitido por el Sr. Juez de primera instancia del
Norte de la Habana, de fecha 18 del mismo y que copia-
do á la letra dice:
“En este Juzgado se ha recibido un exhorto del de
“igual clase de Holguín, librado en el cuaderno de prueba
«de “The Cuba Company”, correspondiente al juicio de-
“clarativo que le sigue el Sr. Juan Castellanos en cobro de
“pesos por indemnización de daños y perjuicios, en cuyo
“exhorto se interesa se inquiera de ese Centro si el ron de
“18 4 19 grados se considera materia inflamable.”
El ponente que suscribe estima que la Academia debe
contestar lo que sigue:
Que aunque el Juzgado no especifica de qué alcohó-
metro son los grados 186 19 que tiene el ron ¿que se
contrae en su comunicación, todos los alcohólicos son in-
flamables; pero que cuando la graduación es muy baja,
como la de referencia, se necesita que haya gran calor
para que al desprenderse los vapores alcohólicos puedan
inflamarse. El ambiente no basta para producir la infla-
mación; pues si bastara también arderían los vinos, mu-
chos de los cuales tienen hasta 20 grados.
Que es cuanto tengo que informar.
270 ANALES DE LA
A AA A e
”
DOS CASOS CLINICOS DE GONOCOCCIA Y DE GÓNOHEMIA
POR EL
DR. ENRIQUE SALADRIGAS
(Sesión del día 12 de enero de 1906). (1)
(1) Nota de la Dirección.—Por no haber podido ob-
tener del autor, los originales de este trabajo, no se pu-
blica en este lugar.
NU BM TRIOS MUS ES
AVES RAPACES
POR EL
Dr. Pedro Valdés Ragués
(Sesión del 12 de enero de 1906)
Tengo el honor de exponer á la consideración de uste-
des la colección de Aves Rapaces del Museo Indígena de
esta Academia y el Catálogo que ¿ dicha colección co-
rresponde, cumpliendo así la labor que en anterior sesión
á esta, prometí, cuando al presentaros la colección y catá-
logo de Mamíferos cubanos, les indiqué la conveniencia
de publicar en los AyaLes de nuestra Corporación el Ca-
tálogo de los ejemplares que constituyen las colecciones
que forman dicho Museo Indígena para después ocupar-
nos del mismo modo y con el mismo objeto, de las que se
refieren al Museo Exótico, enriquecido hoy con la valiosa
colección de Peces, donada por el Gobierno amigo de los
Estados Unidos, gracias d la mediación del que fué (Go-
hbernador General de Cuba, durante el período de inter-
vención americana, General Leonard Wood, al que tam-
bién debe el edificio en que actualmente - nos reunimos,
pues sin su iniciativa y buena influencia es probable no se
hubiera visto realizado el ideal del inolvidable Dr. Gutié-
rrez y el de todos nosotros, de celebrar nuestras sesiones
en un local ad hoc; aunque, desgraciadamente no nos ha
sido posible hasta ahora conseguir el crédito suficiente
para la edificación de la parte de este edificio que aun
resta por construir, no contando con un departamento
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 2041
para los Museos, que ostentan sus colecciones sin unidad
y esparcidas en distintos lugares de este edificio, perjudi-
cando así el conjunto de la exposición de los ejemplar es y
su buena conservación. No obstante, yo espero que, en no
lejano tiempo los Cuerpos Colegisladores y el Gobierno de
la Nación proveerán de los recursos pecuniarios para la ter-
minación del edificio de esta Academia, contribuyendo así
al progreso material y embellecimiento de la población y
al mayor auge de las Sociedades científicas que en todas las
ciudades modernas son el exponente de la cultura social.
De las Aves Rapaces de Cuba son sedentarias, es decir,
anidan en esta Isla y en ella siempre permanecen: Vultur-
aura, Aura Tiñosa, de la familia de las Vulturidae y de
la de las Falconidae, lo son también el Polyborus Audubo-
nt, Caraira; Regerhinus Wilsonít. Gavilán sonso, llamado
en Bayamo Caguarero, porque se alimenta del caguaral
(molusco ó caracol); Rostrhamus sociabilis, Gavilán cara-
colero, porque se alimenta también de moluscos, impropia-
mente llamado Guincho en la obra de La Sagra; Pandion
carolinensis, verdadero Guincho, que á veces anida en
los cayos de esta Isla y nombrado por algunos A guilá cu-
bana; Hypomorplmus, Gundlacht, Batista, que vive en
los manglar es y se alimenta principalmente de crustáceos;
Buteo Bortalís, que vive en las lomas y se acerca á las
fincas de campo, en donde es perjudicial porque da caza,
á las aves domésticas, aunque se considera útil para los
que usan su carne como alimento; Buteo pennsylvantens,
útil al hombre porque le sirve de alimento y destruye los
reptiles y se le llama vulgarmente Falcón óÓ Gavilán; Acel
piúter GFundlacht, es el Astur Cooperít, de Lembeye, nom-
brado Gavilán; aunque alwo raro, es perjudicial porque
ataca con rigor á las pequeñas aves; Accipiter r fringilloides,
sin nombre vulgar propio, la especie más chica de nues-
tras rapaces diurnas y muy rara entre nosotros, es ade-
más, poco perjudicial; Tinnunculus dominicensis, Cerni-
calo, muy común en los terrenos desmontados, traido dá
nuestros lugares simplemente por curiosidad, ni dañino ni
útil y que presenta variedades en su colorido.
En la familia de las Strigidae, ó Rapaces nocturnas, son se-
dentarias; el Otus siguapa, vulgo Siguapa, observado al Oes-
272 ANALES DE“LA
te de nuestra Isla; Glaucidium siju, Sijú platanero; Gymno-
gtama nudipes, Cotunto ó Sijú cuco, llamado así por su voz
que repite la sílaba cú; Stríx furcata, Lechuza, útil porque
destruye reptiles y ratones; aunque suele ser perjudicial
si ataca d las aves pequeñas. El vulgo le atribuye á su
presencia mal agúero y es de voracidad, como lo prueba
el siguiente hecho que hemos presenciado: encerrados
dos machos, un adulto y un joven, en una jaula, el más
pequeño amaneció devorado totalmente por el mayor. ln
nuestra colección se encuentra un ejemplar de lechuza en
actitud de atacar dá un Ofidio.
De las Rapaces de paso, que llegan á Cuba en determi-
nados meses están: Pandion carolinensis, Guincho, de paso
en setiembre, y que, d veces, es sedentario, como ya he-
mos dicho anteriormente; Olreus hudsontus, Gavilán, de
paso en los meses de nuestro templado invierno; Nancle-
rus furcatus, sin nombre vulgar, que visita accidentalmen-
te nuestra Isla y entonces se presenta en manadas que se
pasan sobre las lagunas de la costa Norte, desde Cárdenas
hasta el Mariel; Falco anatum, Halcón de patos, que lleg:
á las costas cubanas con los patos que persigue, durante
los meses invernales; Hypotriorchis columbartus, Falconá-
to, de paso, raras veces, durante el invierno.
De la familia Str2gidae, nocturnas, sólo es de paso acci-
dental en Cuba, observado sólo al Oeste de Cuba de di-
ciembre 4 marzo: el Brachyotus Oassint, del que dice Grund-
lach en su obra de “Ornitología Cubana” que carece de
nombre vulgar, pero denominada Cárabo, por Lembeye
en su obra “Aves de Cuba.” Este nombre Cárabo que
se dá ú la especie ha sido aceptado por la mayoría de los
autores de “Ornitología Cubana.”
De las especies citadas propiamente son cubanas un
Falcónido, el Cernícalo, Zinnunculus domintcensís y dos
Strigidos, Otus siguapa y Glaucidíum sia, Sijú platanero,
del que dice Gundlach que no se encuentra en ninguna
otra Antilla ni tampoco en el Continente.
El Gavilán sonso 4 Caguarero, llamado también enano
y azul, fué descubierto por Tayler y descrito por Casson
en 1847. Es el Regerhinus Wilsontí, que el Sr. F. Poey de-
signaba en 1848 con el nombre de Cymindis cayennensos,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA TS
Otras especies habitan ambos continentes americanos,
como el Aura y la Caraira, nombres tomados, según
D'Orbigny, en Sagra, del idioma de los indios guaranies
ó bien proceden del Norte América, como el Falco ana-
tum 6 Halcón de patos y aun de la América del Sur, de
donde se cree procedió la Caraira y como dice muy bien
el Sr. D'Orbigny, ya citado: ¿No es curioso el ver dos
de estas especies venir del Norte mientras que las otras
tres viniendo del Sur hacen otro tanto? Tal circunstancia
hace de esta Isla como el punto de contacto de dos zoolo-
otas distintas, por decirlo así, que se detienen en las Anti-
las, sin pasar al continente opuesto al de donde proceden.
Una especie procedente de Norte América merece es-
pecial mención, es el Falco anatum, Halcón de patos, que es-
oíúm Audubon era muy poco conocido en los Estados Uni-
dos hace algunos años y hoy es más abundante, siendo
esta especie la conocida que Lembeye señala como el
Halcón empleado para la caza hace algunos siglos; mas
Gundlach dice no ser la misma especie.
Consta la colección de Aves Rapaces 0 Accipitres de
nuestro Museo Indígena de 41 ejemplares que correspon-
den á 20 especies de las familias Vulturidae, Falconidae y
Strigidae, de las que sólo tres son según la autorizada
opinión del Dr. Gundlach, cubanas, siendo las restantes
sedentarias ó de paso accidental en nuestra Isla. Todos
estos ejemplare es se encuentran en buen estado de conser-
vación y tienen la clasificación y orden numérico del au-
tor de tan importantes trabajos de taxidermia, el doctor
Gundlach, á quien debe esta Academia la donación de la
valiosa colección de Aves que ostenta en sus Museos.
El Catálogo que ponemos á continuación está conforme
con la obra de “Ornitología Cubana” publicada por el
citado Dr. Gundlach en los Awares de esta Academia,
pues los ejemplares están clasificados según los principios
establecidos en dicha obra, por el mismo autor y donante
de los mencionados ejemplares, al que debemos grato re-
cuerdo todos los que en nuestra patria nos interesamos
por su progreso científico y particularmente por el ade-
lanto de las Ciencias que, á la verdad, pocos admiradores
cuenta en nuestra naciente República.
ANALES DE LA
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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 215
INFORME DEL TRABAJO DEL DR. BAKER SOBRE ALGUNAS
HIPPELATES CUBANAS
POR EL
s
Dr. Gaston Alonso Cuadrado
(Sesión de Gobierno del 12de enero de 1906)
Sres. Académicos: El Dr. Santos Fernández remitió
al Dr. Baker profesor de la Estación Experimental de San-
tiago de las Vegas, unos insectos que en opinión del doc-
tor. Santos contr ribuy en á la propagación de oftalmias tan
frecuentes en Cuba. El Profesor Baker trasladó al Bu-
reau de Entomología del Departamento de Agricultura
de Washington los insectos de referencia para que fueran
clasificados.
El Dr. Howard, Jefe de la Oficina, con la diligencia y
amabilidad que caracteriza á los funcionarios del Gobierno
americano, contestó 4 Mr. Baker y éste profesor remitió
la carta al Dr. Santos, acompañando también otra explica-
tiva que se adjunta á esta comunicación en copia.
Desde el punto de vista de la Entomología cubana este
estudio provocado por el Dr. Santos Fer nández, es de
eran interés pues despierta la afición á investigaciones
que son de mucha importancia no sólo para la salud de
los hombres y de los animales, sino también de las plantas,
porque del orden de los insectos dependen en muchas
ocasiones las cosechas á causa de las enfermedades que
producen ó trasmiten á los vegetales. Y hemos de agra-
decer á los Profesores de la Escuela Agronómica el inte-
rés que muestran por el progreso científico de la Re-
pública.
La traducción de la carta de Mr. Howard es como si-
gue: Washington, noviembre 20 de 1905.—Estimado
Mr. Baker: Contestando su grata del 20 me apresuro á
decirle que los insectos enviados por el Dr. Santos Fer-
nández y que tienen relación con las enfermedades de los
ojos han sido determinados por nuestros especialistas,
/
a
,
a
276 ANALES DE LA
Las moscas diminutas que penetran en los ojos compren-
den cinco especies pertenecientes á cuatro familias dife-
rentes. Mr. Coquillet informa que ha encontrado en ellas
98 siguientes familias:
FAMILIA. DE LOS “OSCINIDAE”
Hippelates bicolor, Coquillet. Este insecto se ha des-
erito primero como procedente de la Florida.
Sigaloessa retieulata Loew. Esta especie se encuentre:
en la Florida y en la isla de San Vicente.
FAMILIA DE LOS “PHORIDAE”
Aphiochaeta sp. Danosa. Algunas especies se encuen-
tran en la isla de San Vice or pero no se les conoce en
Cuba.
FAMILIA DE LOS “CHIRONOMIDAE”
Ceratopoyon, especie (dañosa) Las especies del último
género pueden morder.
Otra especie (de Thysanopteros) incluida en este lote y
que cuando vuela puede penetrar en los ojos, ha sido de-
terminada por Mr. Pergande como una especie de Ldo-
thríps que probablemente es nueva. He enviado ejem-
plares al doctor Hinds de esta Oficina que ha publicado
el Boletín más reciente que trata de la clasificación de los
insectos perjudiciales y si recibo alguna otra determina-
ción de la especie estudiada por Mr. Pei ande se la co-
municaré á usted.
Es digno de hacer observar que estas pequeñas mos-
quitas son conocidas en Cuba con el nombre de guasasas.
Las especies americanas de Hippelates se ha afirmado
en diferentes ocasiones que producen la forma de oftalmia
conocida en los Estados Unidos del Sur con el nombre de
Pinkeye y que prevalece sobre todo en los niños de las
escuelas. Usted encontrará referencia de esta acción po-
sible de los Hippelates en los trabajos que tratan de la
Vida de los Insectos y que yo he publicado varias veces,
especialmente en una extensa Memoria que escribí sobre
la “Fauna de los Insectos del Excremento Humano” (In-
sect Fauna of Human Excrement), de cuyo trabajo creo
—k
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA A
que Vd. tiene un ejemplar. No tengo conocimiento, sin
embargo, de que se haya hecho ningun experimento res-
¿pecto á este asunto.
En los Estados del Sur, estas mosquitas revolotean cons-
tantemente alrededor de los animales y de los niños que
padecen ceguera.—Muy atentamente de Vd., L. O. Ho-
WARD, Jefe de la Oficina de Entomología.
Mr. Baker presenta 4 la Academia, además, una
LISTA DE Los HIPPELATES DE CUBA
FAMILIA “OSCINIDAE”
Género H tii
1. Bicolor Coquillet. Journal N. Y. Entoological So-
ciety VL 48. Primero descrito como procedente “de Lake
Worth, Florida, y después encontrada en New Jersey por
Smith. Ahora encontrada en Cuba por el Dr. Santos
Fernández.
2. Convexus Loew. Century VI, 94. Primero citado
como procedente de Cuba, pero después encontrada-en la
Florida, México y Puerto Rico. Coquillet hace observar
que ha encontrado estos insectos en la caña de azúcar en
la Florida.
3. Dorsalis Loew. Cent. VI. 75. Primero descrito
.como procedente de Cuba, pero después encontrado en
San Vicente.
4. Flavipes Loew. Cent. VII 95. Conocido primero
como procedente de Cuba y encontrado luego. en New.
Hampire, New Jersey, Florida, Puerto Rico y San Vicen-
te. Howard en Proc. Wor. Acad. Sci. IL 590, pl XXXL
p. l trata de esta especie como encontrada en el excre-
mento humano, y quizás como sirviendo de trasmisor de
los gérmenes á la herida descubierta, envenenando la
sangre.
5. Pallidus Loew. Cent. VL 93. Primero descrito
como procedente de Cuba.
Existen otras especies en la Florida y en las Antillas y
que se encuentran seguramente en Cuba cuando se ob-
tenga mayor colección de especies. |
A propósito de este asunto, Mr. E. A, Schwarz ha pu-
278 ANALES DE LA
blicado un trabajo titulado: The Mippelates Plague in
Florida” que acompaña á4 la comunicación que Mr. Baker
dirige al Sr. Presidente de la Academia.
Los primeros estados de desarrollo del género Hippe-
lates no se conocen. La historia natural de las larvas de
otros géneros de Oscinidae muestran que la mayoría de
ellas se alimentan de los tallos de las gramineas. Otras
larvas se alimentan en los tallos de las plantas en descom-
posición, de las frutas mordidas por gusanos y bajo. la
corteza de los ¿rboles seculares, y así Mr. Marlatt indica
que la predilección que tienen esos insectos por la hume-
dad de los ojos y de las heridas, indica que la larva, es
saprófaga en sus hábitos y puede encontrarse, por consi-
cuiente, en las plantas descompuestas.
También presenta Mr. Baker á la Academia una mo-
nografía de la clasificación de los Siphonapteros de
América.
El estudio del grupo de los Siphonapteros por el Pro-
fesor Baker, llena una necesidad científica de gran alcance
y sienificación, porque en dicho grupo existen numerosas
especies cuya evolución, caracteres y costumbres son poco
conocidas.
Il estudio de Mr. Baker es como una preparación pre-
liminar con objeto de incluir en su clasificación los mate-
riales que han de aportar los numerosos estudiantes que
se dedican á las investigaciones sobre este grupo. En
otro trabajo anterior ya había llamado la atención de que
por lo general las pulgas de las ratas de los trópicos se
relacionan mucho más con la pulga de los seres humanos
que en la zona templada. Tiraboschi en su monografía
de la relación de las ratas con la peste bubónica no se de-
tiene en este hecho que Mr. Baker considera de mucha
importancia. La aparición de la plaga en Mazatlán y en
Chile, así como la relación entre el mosquito y la fiebre
amarilla, son datos suficientes para demostrar la: importan-
cta de mp investigaciones; con mayor motivo cuanto
que el Dr. Carrasquilla, de Bogotá, ha encontrado el baci-
lo de Hansen en el contenido intestinal de las pulgas,
presentándose naturalmente el problema de si éstas son
los agentes de comunicación de la lepra. En conformi-
e
>]
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 279
dad con esta idea Mr. Baker recomienda el estudio de una
eran cantidad de pulgas de las ratas en los puertos de los
trópicos, así como las de los seres humanos, gatos y pe-
rros de los mismos lugares, y Mr. Baker ofrece sus servi-
cios y voluntad para trabajar en este orden de conoci-
mientos con cualquiera que solicite sus servicios, simultá-
neamente con el trabajo bacteriológico.
Esas colecciones de insectos pueden servir al bacterio-
lógico para una base acerca de los estudios de la trasmisión
de las enfer medades. Si una pulga abandona 4 una rata
enferma y acude á la piel de una persona, este hecho me-
rece ser” estudíado con detenimiento, así como las pulgas
de-especies” comunes de Cuba que viven sobre los mise-
rables perros vagabundos que abundan en la ciudad. No
sería concluy ente el hecho de observar sangre seca en el
rostrum de una, para deducir que se haya introducido un
bacilo en el canal intestinal; pero aun si se demuestra
que no es probable este medio de contagio, siempre es de
mucha importancia buscar toda clase de hechos que se
relacionen con este asunto.
Nos complacemos en presentar los estudios de Mr. Ba-
ker, al mismo tiempo que informar 4 la Academia del
valioso Concurso que ofrece naturalista tan distinguido, en
la firme persuasión de que los Sres. Académicos han de
aceptar gustosos nuestros deseos de que se le nombre
Académico corresponsal,
280 ANALES DE LA
Acta de la sesión pública ordinaria del 26 de enero de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número.—Dres. E. Acosta.—J. P. Ala-
cán.—I. Calvo.—T. V. Coronado.—M. Delfín.—J. Le-Roy. —F. Paradela.—
E. Saladrigas.—M. Ruiz Casabó.—P. Valdés Ragués.
Leida el acta de la sesión anterior (12 de enero) fué aprobada.
La Secretaría dá cuenta del movimiento de la Biblioteca, y de las si-
guientes comunicaciones:
De la Secretaría de Agricultura, Industria y Comercio. número 9.652,
remitienao expediente sobre patente de invención por un aparato eléc-
trico. .
Del Dr. Carlos Moya, excusando su ausencia de la sesión por motivo
de enfermedad.
Salida.—A la Secretaria de Gobernación, remitiendo informe sobre
preparados farmacéuticos.
A la misma, contestando su comuncación número 699, sobre prepa-
rados farmacéuticos.
Al Sr. Juez de Primera Instancia del Distrito Norte, remitiendo infor-
me aprobado en 12 de enero. relativo á alcoholes.
A la misma, id., id., id., sobre fósforos amorfos.
El Sr. Presidente concede la palabra: al Dr, Jose P. Alacán, quien dá
lectura á un INFORME ACERCA DE MEDICAMENTOS, interesado por
la Secretaría de Gobernación y presentados á aquella por el Dr. E. Sa-
rrá. Dicho informe fué aprobado.
El Dr. Manuel Delfín hace una comunicación oral, que titula NOTA
CLINICA, acerca de los niños que asiste actualmente. Trata sobre las
malas condiciones higiénicas de la alimentación infantil, que creando
verdaderas intoxicaciones intestinales, dá lugar á manifestaciones supu-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 281
rativas por la piel y las mucosas sin contar con los fenómenos de infec-
ción intestinal, entero-colitis, etc., que originan graves perturbaciones
del aparato digestivo y cuyas víctimas acusa de manera bien manifiesta
la estadística. Se ocupa también de las otitis supuradas, afectos de la
piel y adenitis. |
El Dr. Ruiz Casabó usa de la palabra para felicitar al Dr. Delfín por
tan instructiva comunicación, exponiendo enseguida que ha visto pot-
ción de casos análogos. Dice que es una verdad inconcusa, que el niño
bien alimentado, bien nutrido, no tiene, ni ofrece nada, que le estorbe»
ni le procure daño en la piel, ni en sus mucosas, ni supuraciones de oi-
dos. Que esos accidentes se observan en los que están impropiamente
ó mal alimentados, lo cual evidencia que se deben á fermentaciones de
la digestión. Lo mismo opina y piensa respecto á las llamadas mani-
testaciones escrofulosas de los niños.
El Dr. Santos Fernández puede decir con respecto á estas manifesta-
ciones escrofulosas, que él nunca ha estampado los diagnosticos de con-
juntivitis ó de keratitis, seguido del calificativo escrofuloso, y no hay
ninguna obra moderna en donde se vean tales diagnósticos.
El Dr. Coronado pide la palabra, y concedida por la Presidencia, dá
cuenta de su cría de Stegomyias (Mosquitos), de los cuales ya tiene nietos,
sin estar infectados, naturalmente. Los pone á disposición de los seño-
res Académicos, brindándolos especialmente al Dr. Delfín, para con ellos
hacer picar á los niños atacados de dengue, haciendo así las experiencias
de que se habló en una de nuestras últimas sesiones. Dice que las Stoge-
myias, sin alimentarse, pueden vivir hasta cuarenta días. Cuando tienen
agua, y alimentos, pueden vivir hasta 60 dias. Dice que se fecundan
acabadas de nacer, y las hembras fecundadas no ponen huevos hasta
después de picar sangre fresca, porque parece que solo entonces, en-
cuentran las condiciones de aovación apropiadas. Una sola hembra pone
ciento ochenta huevos por término medio.
El Dr. Santos Fernández hace presente al Dr. Coronado lo que agrade-
ce el brindis que hace á la Academia y hace notar que, á ser posible, de-
biéramos esforzarnos en que en nuestros Museos tuviéramos un ejem-
plar de cada una variedad de nuestros mosquitos. Se dirije al Dr. Val-
dés Ragués, como Conservador de los Museos, á fin de interesarle en este
sentido.
El Dr. Gustavo López lee un IMFORME anunciade acerca de la obra
“Patolovía de las Enfermedades Epilépticas.” Analiza uno por uno, cada
g 1
282 ANALES DE LA
capítulo de la obra valorizándolos oportunamente y deduciendo que la
obra en su csajunto no encierra nada nuevo, bueno, ni digno de ser
tomad> en consideración; y prop»ne que la Academia no conteste la
petición del autor para no tenerle que manifestar su juicio tan desfavora-
ble, lamentando muy mucho que dicho señor aparezca al frente de una
clínica psicoterápica, que aunque en otro país, no por eso dejará de ser
perjudicial á los que á ella se acojan.
Y no habiendo más de qué tratar se dió por terminada la sesión.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LÁ HABANA 283
INFORME SOBRE MEDICAMENTOS
. POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 26 de enero de 1906)
Se refiere á los siguientes:
Vino de Ribot; jarabe y pasta Vidó; glóbulos, bálsamo
y ampollas. Bories, presentados todos por el Dr. Ernesto
Sarrá.
Este informe fué aprobado.
NOTA CLINICA
POR EL
DR. MANUEL DELFIN
(Sesión del 26 de enero de 1906)
No pretendo con la nota que os voy ¿4 leer hacer un
rectamo, sino deciros mis impresiones sobre asuntos que
todos Vds. conocen mejor que yo.
He hecho el resumen de un semestre del año 1905 de
mi consulta particular. No incluyo en esta nota los niños
del Dispensario “La Caridad”; solo me contraigo en ella
á cuatro afecciones: afecciones intestinales, es decir, ente-
ritis, fiebre de infección intestinal, otitis supuradas, afec-
tos de la piel y adenitis.
Los meses son: Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto y
Septiembre.
En Abril tuve 65 consultas.
18 de menos de un año, incluyendo los de un año.
30 de más de un año hasta 5 años inclusive.
9 de más de 5 hasta 12 años.
El resto de más de 12 años.
En Mayo tuve 104 consultas.
284 ANALES DE LA
52 de 0 ¿ un año inclusive.
41 de l ¿4 5 años inclusive.
4 de más de 5 4 12 años.
El resto de más de 12 años.
En Junio tuve 99 consultas.
33 de 0 4 l año inclusive.
37 de l 45 años inclusive.
14 de 5 4 12 años.
El resto de más de 12 años.
En Julio tuve 211 consultas.
39 de VU á l año inclusive.
Tí de 1 4 5 años inclusive.
8 de 5 4 12 años.
El resto de más de 12 años.
En Agosto tuve 122 consultas.
54 de0 dá l año inclusive.
54 de l 4 5 años inclusive.
14 de 5 á 12 años.
El resto de más de 12 años.
En Septiembre tuve 189 consultas.
40 de 0 4 l año inclusive.
60 de l á 5 añosinclusive.
9 de 5 4 12 años.
El resto de más de 12 años.
En ese lapso de tiempo he visto, pues, 790 niños. Poco
importa á los fines de esta nota que yo vea 190 niños; lo
importante son las enfermedades que he visto:
Afecciones intestinales (enteritis, diarreas, infec-
GlOnes INtesanales Jo sa a ea a a sele Ei e 23%
SA EY A 6
Afecciones de la piel de orígen intestinal. ...... 60
Adenitis de orfeen Imtestinal. E 15
Otras enfermedades (parálisis, afecciones pulmo-
OS A A E 0 O: 305
Las consultas tienen el inconveniente de que no se
puede saber el resultado del tratamiento. Pero sí puedo
aseguraros que los que mueren pueden ser anotados, no
así los que se van « ver con otros compañeros ó los que
curan.
ACADEMIA DE CIENCIAS. DE LA HABANA 285
En un 98 por ciento puedo aseguraros el resultado.
Todos Vdes. conocen mi manera de considerar un
eran número de afecciones de las mucosas, de la piel y
de los ganglios.
Las afecciones de la piel del niño tienen siempre por
causa una infección intestinal, llímense. excemas ó fo-
runculosis. Estas afecciones puede ser bacterianas ó hu-
morales 0 toxínicas. Cuando es la forunculosis suele ha-
llarse en el forúnculo el germen que por la sangre llega
hasta la piel, ete.
Los alemanes aceptan la teoría humoral y otros la mi-
crobiana. Una no halló microbios en las vesículas. Yo
creo que hay que aceptar una teoría mixta.
Esta tiene su aplicación á las otitis y á las denitis.
286 ' AÑALES DE LA
DR AM
INFORME ACERCA DE LA OBRA “PATOLOGIA DE LAS ENFERMEDADES
EPILECTICAS Y MENTALES CON UN ESTUDIO DEL HOMBRE
EN SU MODO DE SER FISICO-MORAL” POR IGNACIO RIBERA BAYLINA.
POR EL
Dr. Gustavo López
(Sesión del 26 de enero de 1906)
En atento escrito de 20 de julio del año 1905 se ha ser-
vido remitirnos, su obra sobre “Patología de las enferme-
dades epilépticas y mentales con un estudio del hombre
en su modo de ser físico-moral”, el Dr. Ignacio Rivera y
Baylina, interesando de nosotros que emitamos juicio sobre
la misma.
La Presidencia de esta Corporación conociendo nues-
tros estudios especiales acerca de estos asuntos, se sirvió
encomendarnos tal tarea. Y nosotros, que estuvimos muy
ocupados con otros trabajos profesionales nos vimos obli-
gados, muy 4 pesar nuestro, € aplazar el cumplimiento de
este mandato. Más tarde, tuvimos otra vez que aplazar-
lo por la verdadera dificultad que en la obra misma en-
contrábamos, pues realmente, señores, no nos sentíamos
con fuerzas bastantes, para llevar 4 término su lectura.
Sí, señores, no podeis pensar lo trabajoso que nos ha
sido esto, por tratarse primero que nada, de una obra muy
personal y muy rara. Muy personal, porque todo lo allí
expuesto es propio y exclusivo del autor. Elno ha toma-
do para ella ni una palabra, de las muchas obras, folletos
y periódicos que se han escrito acerca de esas materias en
estos últimos tiempos, No cita ni una sola vez, opinión
alguna que venga ó que pueda venir á robustecer su cri-
terio 6 sus afirmaciones. No toma de nadie opinión sobre
bineún motivo, Ñ ni siquie ra tiene que tomar el tratamien-
to que han segido ó podido seguir, los prácticos que le
han prec edido.
Todo lo expuesto en su obra le es exclusivamente pe-
culiar,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 287
Comienza por tener un plan muy original. Después de
un corto prólogo, titulado “La Epilepsia”, donde anuncia
cosas que no se ven, trata en su cap. 1.2 del ser psíquico
y en esta parte habla pero muy rara y originalmente, de
cómo se forma y engrandece el espíritu, y cuando uno
termina de leerlo, se tiene que preguntar: ¿qué es lo que
ha dicho el autor?
En el cap. 2.? trata de la vida y de la muerte, hablando
cómo se enferma y cómo muere el hombre, para concluír
afirmando que 23 hay vida, ni hay muerte.
En el cap. 3.? trata del “Hipnotismo, magnetismo y su-
gestión”, confundiendo lastimosa y repetidamente estos
términos. De la sugestión se permite exponer:
La sugestión es una condición esencialmente propia del
espiritu; su origen, está en la creación del todo universal; y
lo que nos sorprende y llamamos fenómenos, son manifesta-
ciones naturales de su propia condición. El fenómeno suges-
tivo es tan continuo en la vida del espiritu, como el. palpitar
del corazón de la vida del hombre; y así como puede ser al-
terado el corazón en su marcha regular, también puede serlo
el espiritu 4 su vez; de cuyos efectos nos apercibimos según
su magnitud. le 1
Estas alteraciones pueden ser tantas como las cansas que
pueden motivarlas, y sus efectos pueden producir una varte-
dad de fenómenos que es preciso conocer perfectamente las
Funciones del ser psíquico, para determinarlas y corregirlas
hasta lo posible.
La ciencia médica, por la autopsia del cuerpo, ha podido
clasificar su organismo, y calcular las funciones de cada
uno de sus órganos; y por la irregularidad en su funciona-
miento, divanosticar la enfermedad.
El: estudio de los varios componentes del espiritu, nos
hará también conocer su funcionamiento; y por consiguiente
podremos observar, los desarreglos ú que está sujeto, y por
éstos, el modo de tratar la enfermedad que de ellos haya so-
brevenido.
Cuando una persona se siente afectada de una enferme-
dad, podemos suponer que existe un desequilibrio en su or-
ganismo el cual ha de ser producido forzosamente por la
presencia de un cuerpo extraño introducido en la parte
288 ANALES DE LA
afectada, produciendo un fenómeno relativo á la causa que
lo motiva y que llamamos enfermedad. Dicho cuerpo extraño
ha debido penetrar en el punto afectado, obedeciendo á una
ley de absorción; y por la misma, debe absorber el cuerpo
humano las sustancias que le son necesarias para producir
dicha enferdad.
El sér psiquico en su modo de ser, no es de otra condi-
ción; y la ley que para el cuerpo conocemos como de absor-
ción para el espiritu, es la ley de la sugestión; por la cual
absorbe todas las ideas que le son transmitidas por.los varios
medios que el espiritu está dotado.
El conjunto de ideas que forman la entidad espiritu, son
otras tantas sugyestiones, gradualmente recibidas 4 contínua-
ción de su vida espiritual, al igual que el cuerpo recibe en
su vida corporal el conjunto de átomos que han de formarlo;
gravitando ambas sustancias, tanto las del espiritu, como las
del cuerpo, buscando su afinidad, repeliendo las que por ha-
ber sufrido cierto grado de modificación no le son necesarías.
El cuerpo se transforma continuamente en sus sustan-
cias, no poseyendo hoy cierta parte de lo que poseía ayer;
y el espiritu se transforma en sus ideas, no quedándole re-
cuerdo en una época, de lo que recordaba perfectamente en
otra, que por su condición esencial de sugestionabilidad
absorve de las que están 4 su alcance.
Hablando de la influencia del ser psíquico, sobre la
vida humana, dice
La fuerza fisica que llamamos magnética, es para el es-
pirita, la voluntad; cuyas propiedades atractivas se notan
en toda la creación, siempre relativas 4 los componentes que
la desarrollan, variando en los grados que las personas he-
mos podido clasificar.
El desprendimiento y la ambición son manifestaciones
que nos han servido para clasificar al hombre, no siendo
otra cosa que una condición necesaria para su continua mo-
dificación.
Si quitamos la voluntad en el hombre, no tendrá ambr-
ción; y sín ambición, no hay O material ni intelec-
tual. Esta condición es universal, y en cada cuerpo, según
siendo en el hombre donde la podemos mejor
,
apreciar, por formar parte integra de él.
Sil modo de ser
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 289
Hablando en el mismo capítulo de la influencia del
cuerpo sobre el espíritu, se lee lo siguiente:
El cuerpo también ú4su vez, tiene participación en las
ideas que han de modificar al sér psiquico; no siendo del todo
desprovista de fundamento la opinión de varas personas
que han considerado ser el cerebro el centro de todos los pen-
samientos; y que según la poca ó mucha sustancia yris, pue-
de haber más 6 menos fecundidad de ideas.
Esta opinión, tiene su fondo de verdad, aunque no lo
tenga en absoluto; pues hay un distingo, que es precisamen-
te lo que deseamos poner en claro, para podernos explicar
la serie de fenómenos que nos sorprenden, sín poder dar con
una satisfactoria solución.
Las ideas no pueden ser producidas por el cerebro, no
siendo dicho órgano, de una sustancia intelectual; si, las re-
eibe y las ordena; él no puede concebir por st mismo, lo que
no está esencialmente en él, pero tiene sw participación di-
recta que procuraremos demostrar.
Las ideas 6 impresiones las recibe el ser psiquico por
conducto de los sentidos corporales, permaneciendo en el. ce-
rebro donde quedan impresas y en continuo gravitar, -hasta
que por su afinidad en el conjunto de las que forman la:en-
tidad espiritu, éste se las apropta.
Son las funciones del cerebro con las ideas, lo que el estó-
mago con los alimentos que los destila, para distribuir las
sustancias que han de alimentar los demás órganos; las
ideas permanecen en el cerebro, condensándose paulatina-
mente; esta operación es tanto más larga, cuanto menos af
nidad hay en las ya existentes en el espiritu. ¡Son más 6
menos bien condensadas, según las buenas condiciones sus-
tanciates del cerebro, órgano encargado de dicha operación:
como el estómago digiere mejor, según las sustancias que lo
componen. Puede una idea gravitar por el cerebro sín adhe-
rirse al espiritu, por un tiempo indeterminado, y hasta no
adherirse jamás, quedando gravitando continuamente Ó ser
por completo rechazada; no sucediendo igual, á las que por
su condición de afinidad llegan al espiritu donde se unen
para formar parte esencial de él.
Este fenómeno sucede ú las ideas quedeben ser ó no trans-
mitidas al espiritu. por conducto del cerebro,
290 ANALES DE LA
Decimos esto, porque las hay que las recibe el cerebro,
siendo espelidas del mismo, sín haberse adaptado en el espí-
rítu por no ser de su condición. No sucediendo igual, á las
que el espiritu recibe directamente sín dicha intervención;
pues éstas son adheridas ú él forzosamente, causando un
efecto en relación ú la afinidad de las ya existentes.
Cuando el cerebro recibe una nueva idea, sí ésta no for-
ma parte ya del ser psiquico, queda en él, en calidad de
duda y según el grado de disonanciía con las ya existentes,
ha de gravitar más 6 menos tiempo por dicha cabidad cere-
bral, pasando desde allí una vez condensadas ú formar
parte por asimilación ú la entidad espiritu; y sí por sus
condiciones eterogéneas no puede asociarse, es gradualmente
espelida. del cerebro, y por lo tanto olvidada. De estas com-
binaciones del cerebro y el espiritu, resultan las diferencias
que notamos del pensar y el sentir; el sentimiento, es una
condición propia del alma y lo forman la acumulación de
ideas condensadas por el cerebro, auxiliado por el espiritu
en razón 4 sus grados de progreso intelectual. De ah. las
notables diferencias de pensar y sentir en las personas por
dar cada uno de sí, lo que está en st.
Más adelante habla de los ensueños para decir:
En los ensueños es en donde se ven más patentizado los
varios grados de independencia con que puede obrar el es-
piritu del cerebro; cuanto más el ser se ha exteriorizado,
menos participación ha tenido el cerebro en las ideas que
por el espiritu han gravitado, y por lo tanto menos recuer-
do hu quedado de ellas «ul despertar; y si algo queda al
individuo, lo percibe en forma de presentimiento que no
puede descifrar con claridad; por cuyo motiwo el cerebro se
queda agobiado de ideas que no pueden ser pasadas por el
tamiz, por exceder el número y no ser de la condición que
necesita para obrar éste como aparato digestivo; y el espí-
ritu como el carbono que suministra el calor.
Si la persona está dormida por persuasión ó sea hapnoti-
zada, las ideas que le son sugeridas son admitidas sin obs-
táculo alguno por no haber pasado por el órgano regulador,
quedando adheridas para su cumplimiento; lo que se efec-
rúa con relación á las condiciones de su sér, sin que el
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 291
cerebro tenga la menor participación en ello; no pudiéndo-
las recordar sino volviendo al mismo estado de cuando las
ha recibido: siendo de advertir que las condiciones de reci-
bir impresiones directas, como las sugeridas en un sueño
provocado, es muy frecuente, y son muchas las personas
que por su condición están casi siempre dispuestas. De
ah el gran número y variedad de enfermedades de orden
moral conocidas, y otras tantas que por ignorar estos fenó-
menos de la Naturaleza, se consideran de orden distinto.
Un gran número de locuras son desarrolladas por estos
fenómenos.
Las monotonias por otro orden relativo al anterior, pro-
ducen en relación á su grado un gran número de enferme-
dades comunes.
Las epilepsias en todos sus ramos, son otros tantos efec-
tos de estas causas.
En la infancia es donde más se manifiesta la influencia
del cerebro, produciendo las eclamsias: que si el fenómeno
se repite varias veces, por tener la condición del sér psíqui-
co viciada á la exteriorización, acaban por ser epilepsias y
de las más funestas; puesto que el espíritu se acostumbra ú
una independencia tal, que acaba por vivir el sujeto en un
estado de sueño permanente, sin que nada le importe la
vida de la sociedad; su cerebro ya apenas funciona. Pero
no siempre sucede esta degeneración de la eclamsia á la
epilepsia.
- Y termina ese capítulo definiendo así la sugestión.
La sugestión es, pues, la palanca para ensanchar nues-
tros conocimientos, debido á. nuestra condición de perfecti-
bilidad.
En el cap. 4.* discurre acerca del sueño y del ensueño,
diciendo cosas muy originales:
Ya dejamos dicho en otra parte que el sueño no es el re-
poso, puesto que éste no existe; y por lo tanto, no podemos
ni debemos considerarlo más que como una función natural
del cuerpo, á (a que todos los del universo están sugetos;
cada uno según su condición de ser.
Los ensueños siempre resultan fantásticos, según el gra-
do de discernimiento natural del soñador. Un miño soñ ará
292 : ANALES DE LA
lo que está en razón á su edad, y un hombre ilustrado, en
las materias que estén gravitando en él.
“La Epilepsia” es el cap. 5.? de la obra y dice con este
motivo, cosas de este calibre: ,
Sabido es que la epilepsia se atribuye casi siempre á una
anemia cerebral o 4 un desarreglo nervioso, por lo que po-
demos decir que estas opiniones, aunque parezcan bien fun-
dadas carecen en absoluto de fundamento. Nosotros pode-
mos afirmar que los nervios en este caso no obran más que
«omo efecto, quedando oculta la causa en que los pone en
movimiento, ya que tomamos por base que la epilepsia tre-'
ne su origen por una impresión recibida sea de un susto ó
una fuerte emoción, tanto en sentido alegre como triste, ó
consecuencia de alguna enfermedad que, habiendo produ-
cido cierto estado de postración, ha llegado el enfermo has-
ta el desvarío ó por el uso desmedido de bebidas alcohólicas;
como también en larmfancia por eclamsias vermiculares ó
de la meningitis, que más tarde han producido estos esta-
dos, la epilepsia y todas sus ramificaciones; habiendo pre-
dispuesto á. los sujetos que las sufren en condiciones de
sensibilidad para recibir cualquiera sugestión fatal.
El epiléptico es un hipno-sugestionado por fatalidad,
que en el momento de recibvr la impresión fatal según su
estado psíquico, queda grabada en su ser lu imagen del su-
ceso que leha impresionado, dándole la importancia según
su estado de ánimo ó grados de comprensión; aquello que-
da permanente en su sér como una sugestión cualquiera,
inculcada por un experto hipnotizador. Dicha sugestión
queda en estado latente, hasta que al recibir otra cualquiera
impresión notan en el individuo los que le rodean ciertos
síntomas queno aciertan d comprender, como son: un esta-
do en ciertos momentos de fijación de ojos y que se queda
por un instante casi imperceptible, immóvil; quedando esto
como á vicio que nadie hace caso, pero estos estados van
prolongándose hasta que se queda parado 6 ó haciendo algún.
movimiento de cabeza, boca ú ojos, y al fin llega el momen-
to en que pierde el equilibrio 1 y cue por primera vez: no pre-
sentándose todavía en algunos casos las señales de la epr-
lepsia, causando la consiguiente alarma á los que le rodean
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 293
y en el mismo sujeto, según los efectos causados y sus gra:
dos de comprensión.
El hombre es un compuesto de una dualidad en la uni
dad queunos le llaman cuerpo y alma, otros espirilu y ma=
teria ó fuerza y materia; hasta aquí, todos estamos confor-
mes: lo que hemos dejado sin que nOs preocupe, es cómo y
de qué modo se realizan el uno y el otro. ¿Cuáles son las
Funciones propias de cada uno? ¿Obran en completa «wr-
monta ómno? ¿Esque pueden obrar con independencia el
uno del otro? ¿Qué efectos han de resultar de tal desequali-
brio? ¿Tiene algo propio la materia y el espíritus cada uno
de por sí? ¿El cerebro, dada su configuración es él el que
formula las ideas y las manifiesta, ó el espiritu quien las
formula? Si el espiritu es quien las forma, ¿puede prescin-
dir del cerebro en muchos casos, ó es forzosa la intervención
de los dos?
El espiritu es um compuesto de materias asociadas, afines
entre sé, y que según la combinación de ellas, producen las
diferencias que á muestro modo de entender, son todas las
cualidades que conocemos por morales € intelectuales; Y asi
como en lo que llamamos cuerpo, según la combinación de
las mismas, nos dejan apreciar en las personas diferen-
cias en la complexión, volumen, fisonomía y toda esa varie-
dad que sin esfuerzo alguno, notamos todos: como también
vemos que cualquiera alteración en su orden, produce un
desequilibrio que le llamamos enfermedad; debiéndose efec-
tuar estas combinaciones que forman el cuerpo, con materias
propias al efecto; y de ahí, que la imteligencia del hombre
haya en parte podido descubrir este secreto de la naturaleza
y combinar materias, para ponerlas en contacto ú fin de
que se asunilen, restableciendo el equilibrio hasta lo post-
ble, y curar lo que constituiría la enfermedad.
O OO, COR IO ACTO RSS TIOS CIO CICOR AR PT CI NERO O
El espiritu no difiere en nada del Cuerpo « en sw modo de
ser, pues la asociación de materias de su afinidad son las
que constituyen sus facultades, que también se renuevan y
se suceden unas d otras; y así como en el cuerpo la varie-
dad harmónica forma los diferentes órganos y miembros,
las diferentes ideas recibidas forman el conjunto del sér, que
294 ANALES DE LA
puestas en contínuo movimiento vibratorio, se ponen en
condición de engendrar nuevas ideas por la ley de conse-
CUencias.
cc... olas edo asedal aos caja lol arca aa ao a a do o ad oidos der ala rte
<.. 27 ¿5 der ada lo da a je mo AN a se. 20d aa A da 10 a 12 0,b
Los cuerpos intelectuales están en contínuo movimiento
reaccionándose como los elementos quémacos, que yuscan
combinarse, resultando de esta combinación un nuevo cuer-
po, que podemos llamarle un pensamiento engendrado.
La grandeza de este pensamiento está en revación de los
elementos que lo han elaborado.
El espiritu, que es como hemos dieho un conjunto derdeas
ordenadas según su modo de ser, sealimenta para su des-
arrollo, de todas las que están en su radio de acción, por lo
quese atrae las que por su propia condición le son más
adoptables,
Las partículas que el espiritu recibe sea por los sentidos,
ó por ondulación, forman parte integra de su entidad con:
densándolas sin que el cuerpo tome para ello parte directa
en dicha operación.
y define así la epilepsia.
La epilepsia, en su esencia, es un auto-suyestión fatal,
producto de una impresión fortuita que el sujeto ha recibido
y que según el. estado ¿impresionable del paciente y la may
nitud del hecho constitutivo, formará el grado de la sugestión
o sea crisis; pudiendo la misma ser alterada d su vez y sín
que en apariencia cambie de forma por haberse puesto el
paciente en condiciones de admitir otra cualquiera de escaso
valor, pero en la manifestación de iguales efectos.
Es muy culto en su lenguaje, el autor, que dice así, en-
tre otras cosas que pudiéramos citar:
Sí hemos dado más espacio que el que se merece ú estas
sandeces, es precisamente porque la tarea que nos hemos
impuesto, es de investigar las enfermedades que afligen 4 la
humanidad, de orden moral, en las causas y sus efectos, Y
en su consecuencia buscar los medios de curación.
Califica reflejos 6 mímicas la epilepsia. “Todos somos
epilépticos” nos afirma más tarde, diciéndonos:
Si, todos somos epilépticos, lo repetimos sín temor n8 Únt-
ACADEMIA DE CIBNCIAS DE LA HABANA 295
mo de ofender 4 nadie: lo repetimos porque aunque intentá-
semos negarlo, los hechos mismos nos desmentirian.
En todos los actos de la vida tenemos en distintos grados
pruebas patentes de dicho fenómeno, són que podamos por
ningún medio evitarlo.
En nuestras mismas costumbres ordinarias, se nos mant-
fiestan las fuerzas de la sugestión con sus correspondientes
plazos y con la fiebre del delírio, sí algo nos sirve de estorbo
para su cumplimiento.
Si tenemos la costumbre de acostarnos ú las diez, todos los
dias precisamente ú la misma hora, sentimos dicha necesidad;
la sentimos en nuestro interior, y para no cumplirla debe-
mos imponernos un gran esfuerzo, 6 ha de haber una causa
de gran interés para nuestro sér psiquico, que sea de mayor
dominio para él.
Sí tenemos la costumbre de salir 4 paseo, ir al café 4 re-
unirnos con algún amigo, pasar el rato con enalquier juego
de nuestra predilección, levantarnos de la. cama 4 una hora
fija, empezar el día con tal ó enal tarea, todo, enteramente
todo, está. sujeto á esta ley de sugestión, que forma el verda-
dero proceso de la vída. Y nos sentimos arrastrados por
mna fuerza misteriosa hacía el cumplimiento de lo que está
encarnado en nuestro sér, aún «discurriendo en contra de
nuestros impulsos fatales.
La epilepsia en los niños, es el pretexto para lanzar apre-
ciaciones como ésta:
En otra parte decimos que el. cerebro es el estómago del
alma, sujeto como los demás órganos del cuerpo humano ú
paralizar sus funciones regulares, siempre que un cuerpo
extraño se adhiere 4 él ó sufren sus partes alguna depresión;
produciéndose un desequilibrio cuyos efectos serán en razón
4 la magnitud de la cansa.
o
Si el. desequilibrio del cerebro persiste por no encontrar
medios de reponerse en su estado normal, lo que era eclámsia
pasará á meningitis, cesando las convulsiones por ser éstas
una necesidad sólo en el momento de efectuarse la transac-
ción del interior al exterior en el espiritu, y entrando el pa-
ciente en un estado cataléptico forzoso, que puede durar más
296 ANALES DE LA
ó menos tiempo, quedando entre el espiritu y el cuerpo una
continua lucha, cuyos efectos son visibles y se efectúan en
esta forma: |
Añade después:
Los vermes son un poderoso enemigo de la infancia, y
según la alimentación con que se nutren toman grandes pro-
porciones en su desarrollo; llevados por el instinto, se amon-
tonan en la dirección del punto por donde deben percibir
los alimentos que esperan, produciendo en el niño una asfi-
rta que obliga al ser psíquico d extertorizarse; y como con-
secuencia natural de este trance, el cuerpo se retuerce en
convulsiones viéndose ¿mpresos todos los caracteres de una
verdadera epilepsia, la cual concluye en muchos casos por
serlo en realidad.
De epilepsia hereditaria nos dice:
Nada diremos respecto «4 esta opinión, por carecer de
bases sólidas; tan sólo la citamos por ser una de las que
más aceptación han tenido entre los facultativos.
Asi, pues, diremos que puede haber motivado la antedi-
cha opinión, por ser un fenómeno que merece tenerlo en
cuenta.
Un padre epiléptico puede ó no tener hijos epilépticos
como cualquier otro mortal, con la sola diferencia que es
más fácil que se desarrolle dicha enfermedad en el hajo del
epiléptico que en otro que no cuente con alguno de éstos en
su familia.
El terror que puede causar 4un hijo el ver 4 su padre ó
madre retorciéndose en terríbles convulsiones, acto que pue-
de quedarles grabado en su sér y un día ser tan desgraciado
como el autor de sus das. |
Esto, y sólo esto, es lo que puede heredar un hijo de su
padre en este sentido; todo lo demás son apreciaciones que
hoy sólo sirven para encubrir crómenes en las córcunstancias
que se cree conveniente.
y de los medios de curación asienta estas asombrosas afir-
maciones:
Hasta el presente, en los medicamentos que se prescriben
para combatir las enfermedades epttépticas, figuran en pri:
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 297
mera linea los bromuros asociados, y el que se considera de
mayor eficacia entre ellos, es el bromuro de potasio. Sí esta
substancia no hiciese otro efecto que el de no curar el. mal,
por no estar en relación ú la indole del mismo, nada diria
mos de ella, y sólo nos ocupariamos de dar las instrucciones
que nos han servido de base para llegar 4 los resultados que
hemos podido obtener en nuestros estudios experimentales.
Pero siendo la misión que nos hemos impuesto y el objeto
de este trabajo dar 4 conocer la profilaxis de la. enfermedad
epiléptica y sus ramificaciones, y en su consecuencia estu-
diar los medios preventivos y curativos de dicho mal, un
deber de conciencia nos obliga ú4 dar 4 conocer los efectos de
este medicamento; por constituir una plaga que pone ú los
pobres enfermos en condiciones que dificultan su verdadera
curación.
De modo que, para curar la epilepsia, se administra ú
dí enfermos una substancia que les favorece en alto grado
el. desarrollo de la misma, y no pecariamos de exagerados
al afirmar que sí 4 una persona sana le fuesen administra
dos los bromuros de potasio en las altas dosts y con el uso
constante ú que han sido sometidos varios epilépticos, aca-
baria por contraer dicha enfer medad.
No decímos esto por el. espiritu de combatir lo que 4 nues-
tro juicio no es aceptable; lo decimos por ser ésta en realidad
una de las substancias que más estragos pueden causar en
la enfermedad que se pretende combatir; lo que vamos 4 pro-
bar, sín añadir wn sólo dato de nuestra parte.
Asé es que el que haga uso de dicho medicamento, demues-
tra su desconocimiento en la causa que la produce, y los
efectos que los mismos originan en los pacientes de refe-
rencia.
En nuestro tratamiento, expone:
Consiste nuestro método curativo, en su esencia, en utili
zar el mismo estado del paciente para lItbrarlo de su mal.
Hemos dicho que la epilepsia es un hipnosis fatal, y que
el sueño se provoca por el dominio de una auto-sugestión
fatal 4 su vez; y para cumplirla, le es forzoso al sér ¿del en-
fermo transportarse inconscientemente ú quo estado; el cual
298 ANALES DE LA
debemos utilizar oportunamente, y con conocimiento de can-
sa; porque de lo contrario nada se lograría de provecho
para los pacientes.
Al comenzar el capítulo 6.? afirma que la epilepsia es
un vicio del alma é tonal agrega que es una
hipnosis fatal. Que ennada absolutamente $e diferencian
los epilépticos de los sujetos hipnóticos.
( 'apítulo le Ejemplos de tendencias íntimas del ser
psíquico en los actos epilepticos”, donde cita variados ca-
sos que el autor entiende son de epilepsia y que nosotros
no pensamos lo mismo.
Capítulo 8.2 “La epilepsia en los animales”, en cuyo
artículo afirma que los animales están expuestos 4 sufrir
ataques epilépticos, lo mismo que las personas, —y siendo
produc idas por las mismas Ca vusas-—aquí expone:
La ignorancia ha dividido la especie anémal en dos ela-
ses, la racional y La irracional; negando á4 la segunda, lo
que la Naturaleza, más justa y bondadosa que el hombre, no
les ha negado.
Por cierto que aquí habla de la epilepsia en el mulo,
en el caballo, en el perro, en el ganado lanar. Hasta los
estados de vértigos, y de auras, dice haberlos observado
en el ganado dbrol y lanar.
El 9.2 capítulo lo dedica 4 la “ 'atalepsia”, la que con-
sidera como una afección que se desarrolla instantánea-
mente, produciendo la pérdida de los sentidos y la del
movimiento. Dice que se conocen dos clases: la natural,
ó sea la fatal, y la provocada por la hipnósis. Considera
á la catalepsia y d la epilepsia obedeciendo 4 una misma
ley en el fondo. Aquí refiere una larga historia de una
enferma, ¿la que hacía sugestiones variadas, y... no se
trataba de otra cosa más que de una simple mujer histéric:
En el capítulo 109, se ocupa del “Sonambulismo”. Dicc
lo siguiente al comenzar:
El Mini tal como está hoy comprendido y prac-
ticado, resulta un grave peligro para la humanidad entera;
por lo daib podemos considerarlo són temor de pecar de exa
gerados, en el orden de las peores enfermedades contagiosas.
“La Neurastenia” se trata muy pobre y equivocadísi-
mamente, en el capítulo 11.2 La sugestión es el único
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 299
proceder curativo que considera bueno para la neurastenia,
El “histerismo”, se titula el capítulo 12.2 de la obra
que analizamos. Escribe así al comenzar:
Abrigábamos el propósito de ño ocuparnos poco ni mucho
del llamado histerismo, por tener dicha palabra la misma
siymificación que la conocida como neurastenta, de la cual
nos ocupamos ya en otra parte; no siéndonos posible en sana
lógica añadir nuda nuevo por no tener ¿gual acepción las
dos palabras 6 seu el sinónimo de lo desconocido.
Miles yy males de opiniones han vertido otros tantos obser-
vadores respecto á la patogenia de dichas enfermedades, en
abierta contradicción unas de otras; la sintomología ha
sido tan engañosa, que bien podría decirse que ha conta-
grado ád los mismos.
Ninguna de las opiniones concebidas ni expuestas husta
el presente han explicado nada que haya podido ilustrar-
nos sobre el particular; la fraseología y el tecnicismo abun-
den admirablemente, pero la verdad que se persigrse ho
quedado desconocida. j
No es posible seguir al autor en este capítulo: tanto es
lo que dice fuera de toda razón, de toda verdad y detoda
ciencia,
“La locura”, se llama el capítulo 13”. Es tanto lo erróneo
lo que allí se dice, que preferimos callarnos. Sólo leere:
mos estos pequeños párrafos:
La locura en su fondo no se distingue de la epilepsia,
de la catalepsia, vértigos, neurastenta, ni de otros varios
estados, que por el desconocimiento de los fenómenos á que
está sujeto el hombre, no se ha podido determinar su origen.
Hemos dicho que las locuras, son un estado fatal, siendo
las intermitentes las que más lo patentizan, como tendremos
ocasión de demostrar por los fenómenos que en ellas se
manafiestan.
ua jaja pjájs ¿Pq ddr 0d ad escasos as aa aro oa ca raja o a da dde.
Los procedimientos curativos de esta enfermedad, han
de estar forzosamente en relación con la indole de la mis-
ma. Hemos dicho que el estado de la locura. era un hipno-
sis fatal, Ó sea una inversión del str psíquico, enayas muna-
festaciones son puramente morales; pues no cabe la menor
£
300 ANALES DE LA
duda, que su causa está en armonáa con sus efectos; por
consiguiente el tratamiento ha de estar en orden relativo al
mal, y todo lo quese haga al contrario, no dará ningún
resultado práctico.
Jonsiderarnos haber resuelto el problema curativo de di-
cha enfermedad en todos los casos, sería desconocer la ma-
teria de que tratamos.
Nuestro metodo está basado en los principios que deja-
mos expuestos; desinvirtiendo á dichos enfermos, del estado
de hipnosis y volviéndolos al estado natural.
Si el enfermo presenta un estado de agitación muy per-
sistente, podrá hacerse uso de algún narcótico en grados
prudenciales, para paralizarle un tanto el cerebro, sun lle-
gar al sueño; 4 fin de poder exteriorizar más su espiritu
hasta que permita poderle sugestionar directamente, y ser
atraádo por el operador; procedimiento que bien aplicado
dará sus buenos resultados.
no... o... ooo.rc..oo ...oo e.
El tratamiento, a«wnque en el fondo sea igual para todos
por ser ama misma enfermedad, hay que distinguir y apli-
carlo en la forma que el estado de cada paciente requiera y
según indiquen sus manifestaciones, si se quiere obtener
buen éxito.
Las casas de salud son un gran medio para lograr di-
cho objeto; pero partiendo de otros prinerpios. Hoy, sólo
son medios de aislamiento, para evitar disgustos á las fa-
milias y 4 la sociedad (que ya es algo); pero no para la
curación de dichas enfermedades.
El capítulo 14.2 trata del “suicidio”, el siguiente, ó ca-
pítulo 15.9, de la “idiotez y demencia”, aunque los trata
como consecuencias de la depa el capítulo 169, habla
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 301
de la “corea d baile de San Vito” y dice que es un conato
de epilepsia.
El capítulo 17.? trata del “alcoholismo” y dice que este
estado da un buen contingente 4 la epilepsia; que la em-
briaguez, es un estado epiléptico de mayor Ú menor in-
tensidad; que el alcohol produce parálisis de los órganos
cerebrales; que las parálisis del cerebro por el alcohol
pueden ser de: distintos órdenes, cuyos sintomas son: la
epilepsia, la idiotez, la demencia, el vértigo permanente,
etcétera.
“El vértigo ó sueño en aparente estado normal” es el
capítulo 18. a que comienza así: “Uno da los Fenómenos en
que puede observarse mejor la exteriorización del ser psiqui-
co, es en los vértigos.”
“Consideraciones varias” es el capítulo 19.2 Capítulo
destinado ¿4 hablar de la sugestión y el único en que se
ven citados nombres de autores: Charcot, Beanis, Richet,
Dumont-Pellier, Berhein y Liegrois, que se citan para
afirmar que tanto como se han ocupado del hipnotismo y
de la sugestión, “no nos dicen nada concreto respecto á
muchos de sus efectos, menos aún de sus causas, no obs-
tante ser tan vasto y fértil el campo que estos estudios
nos proporciona.” +
EN RESÚMEN:
Esta obra no tiene finalidad científica.
Carece de ordenado método expositivo; de buena ex-
posición de sus materias; de buena selección en sus pro-
pios asuntos; mezcla constantemente cosas muy heterogé-
neas hasta en un mismo párrafo; no busca refugio. ni
amparo para sus opiniones, en ninguna autoridad científi-
ca¡ ni las cita para apoyar siquiera alguna de sus afirma-
ciones; expone los más raros conceptos acerca de la vida
y de la muerte, de la salud mental, del cerebro del hom-
bre, del alma y del espíritu, del funcionar del cerebro
mismo; Cosas perfectamente fuera de todo terreno cientí-
fico, que le hace 4 uno preguntarse si es un médico, ó un
médico de nombre nada más. Porque no se concibe que
un médico verdaderamente ilustrado, que esté al tanto de
lo que en la ciencia ocurre, de los progresos científicos
A Y O _ ANALES DE LA | UAÍA
que tienen lugar en el mundo entero, se permita expre-
sarse del modo que lo hace el autor de la obra, y se con-
sienta, él mismo la licencia de decir tanta y tantísimas
cosas fuera de tino, fuera de toda realidad científica.
Es por todo esto, que así exponemos en forma com-
pendiada, por lo que, nos permitimos proponer á esta
Academia se sirva no contestar al Sr. lenacio Rivera, au-
tor del trabajo que acabamos de analizar.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 303
A A A A A A O E E SO ES
Acta de la sesión pública ordinaria del 23 de febrero de 1906.
Presidente:—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario: —Dr. Jorge Le Roy.
Académicos concurrentes.—De número: Dres. J. P. Alacán.—E. Acosta.—
E. B. Barnet.—T. V. Coronado.—M. Delfin.—J. Jacobsen.—E. Paradela.—
E. Pardiñas.—J. A. Presno.—M. Ruiz Casabó.—J. A. Valdés Anciano.—
P. Valdés Ragués.
Al abrir la sesión el Sr. Presidente manifiesta que por la difteria que
acaba de sufrir nuestro querido Secretario, el Dr. Gustavo López, no pue-
de ocupar su puesto en estos momentos.
Acto seguido da cuenta de no haberse realizado la sesión correspon-
diente al día 7 de este mes, por falta del quorum que exige el Reglamento
y concede la palabra al Vice-Secretario para leer el acta de la del 26 de
enero, la que fué aprobada.
Se da cuenta por la Secretaría del movimiento de la Biblioteca y de
las siguientes comunicaciones:
Entrada.—Del Sr. G. Crespo y Martínez, dando cuenta de haber cesa-
do como Ministro de los E. U. Mejicanos en Cuba.
Del Dr. José H. Pazos, remitiendo á esta Academia una colección en-
tomológica y trabajos sobre mosquitos, aspirando al título de Académico
corresponsal. :
El Sr. Presidente hace constar que asistió en representación de la
Academia, al entierro del Concejal Sr. Ponce.
El Dr. José P. Alacán da lectura á dos INFORMES acerca de productos
farmacéuticos presentados, unos por el Dr. E. Sarrá y otro por el doctor
E. Morejón, en cumplimiento del artículo 15 de las Ordenanzas de Far-
macias,
304 ANALES DE LA
A A A A A IAS, ma
A A AAA A A A A e |
/
En el primero se trata de los productos de Catillon: polvos y vinos de
peptona, glicerina creosotada, gránulos de estrofantus, y de la herpetina
Durel, inyección Cadet, solución Larroyenne, Aceite Ducoux, vino Ba-
yard, elixir Grez, licor Laprade, específico de Bejean y jarabe de Henry
Mure. El ponente opina que, tratándose de preparados conocidos y suje-
tos á fórmulas racionales, con una conveniente dosificación, puede acep-
tarse su introducción y venta en la República. Este informe fué aprobado.
En el segundo se trata de un preparado denominado «Tratamiento
inglés antireumático Alarcón de Marbella». No se acompaña la fórmula
de su composición, aunque en la caja de cartón que encierra el preparado
y en un folleto pequeño que lo acompaña se lee el análisis de un líquido.
El ponente opina que no puede aceptarse como fórmula del expresado
producto dicho análisis puesto que la caja contiene dos frascos pequeños
con un líquido color de vino de Jerez y además unas píldoras muy duras,
cubiertas de un polvo inerte amarillo. Es, pues, el producto en cuestión
un verdadero remedio secreto, presentado en forma charlatanezca, y por
tanto no debe ser aceptado.
Sometido á votación fué aprobado igualmente este informe.
El Sr. Francisco Paradela, da á su vez lectura á otro INFORME RE-
LATIVO A UN, APARATO ELECTRICO DESTINADO AL CALZADO
y cuya patente de invención fué solicitada de la Secretaría de Agricul-
tura, Industria y Comercio, la cual en virtud del informe desfavorable
emitido por la Sociedad Económica de Amigos del País, remite á esta
Academio el expediente en cuestión para que se la ilustre.
Del estudio que acerca de dicho aparato hace el Sr. Paradela resulta
que: es en principio una pila de Volta aplicada á la suela del calzado, y
deduce que en virtud de haberse ajustado el solicitante á las leyes que
rigen en la matería y no ofrecer peligro para la salud pdblica el uso de
dicho aparato, puede accederse á la solicitud de patente pedida por el
Sr. Almagro.
Sometido á discusión este informe, pide la palabra el Dr. Valdes Ra-
gues y manifiesta que, como profesor de física que es, ha empleado la pi-
la de Volta repetidas veces y su experiencia le enseña que al poco tiempo
de usarse se atacan los metales y entonces no funciona más dicha pila.
Opina que para el objeto que se propone el inventor, una pila seca daría
mejor resultado.
El Sr. Paradela arguye que en cuanto á la utilidad del aparato, tal co-
mo está constituído, la considera nula, pues hoy en día la pila de Volta
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 305
es solo un aparato de laboratorio, pero, en el caso actual no se trata de
la utilidad ó inutilidad del invento, cosa que dirá el público que lo de-
mande, sino de la novedad que exije la legislación sobre privilegios de
invención; ésta determina que se presenten los planos y la memoria des-
criptiva del aparato que se trata de patentar y que se ajusten á determi-
nadas condiciones que la misma ley determina. Además, el invento en
cuestión está patentado ya en la oficina de los Estados Unidos donde se
concede la patente por la novedad y posee una certificación de haber
sido empleado con buen éxito por el cuerpo médico de Madrid.
El Dr. Coronado, hace presente que por tener que emitir informes
sobre patentes de invención como miembro de la Sociedad Económica,
conoce la legislación de la materia y el Gobierno para conceder una pa-
tente de invención no pide se le diga si el invento es útil ó no, sino
simplemente si está ajustado á la ley,
Sometido á votación el informe del Sr. Paradela es aprobado por
unanimidad, acordándose sea trasladado íntegramente á la Secretaría de
Agricultura, Industria y Comercio.
Alterando la orden del día, la Presidencia concede la palabra al doctor
Francisco Héctor, de Guanabacoa, quien hace una interesante conferen-
cia sobre el análisis coprológico como medio de diagnóstico en las dis-
pepsias duodenales.
Hace resaltar la necesidad é importancia del examen de las materias
fecales para llegar á conocer las lesiones del aparato digestivo, de la mis-
ma manera que por el análisis de los orines se conocen las del riñón, etc.
El Dr. Coronado felicita calurosamente al disertante por la materia
tan desconocida é interesante que ha escogido para ilustrar el problema
de patología cibal y le suplica continúe aportando temas de tanto interés.
El Dr. Delfin une sus felicitaciones á las del Dr. Coronado y mani
fiesta su verdadero placer por la forma y por el fondo de la conferencia
del Dr. Héctor que ha abierto nuevos horizontes en el camino de la pa-
tología intestinal, tan importante en nuestro país.
El Dr. Valdés Ragués une sus felicitaciones á las de los compañeros
que le han precedido en el uso de la palabra y opina que vería con gusto
fuese propuesto el Dr. Héctor como Académico Corresponsal.
El Sr. Presidente hace constar que á sus ruegos obtuvo del Dr. Héctor
que viniese á ocupar la tribuna de la Academia y se propone se ponga en
condiciones de ser aceptado como Académico Corresponsal.
A propósito de estas propuestas el Dr. Coronado hace presente que
306 ANALES DE LA
rm
por las gestiones practicadas por el Dr. Valdés Ragués ya el Museo de la
Academia se ha enriquesido con una valiosa colección de mosquitos, en-
viada por el Sr. José A. Pazos, desde San Antonio de los Baños, y pide
que por ello se le nombre Académico Corresponsal.
Ei Dr. Valdés Ragués une su propuesta á la del Dr. Coronado.
La Presidencia encarga al Dr. Valdés Ragués informe, para la próxi-
ma sesión, acerca de los méritos y trabajos científicos del Dr. Pazos, con
lo que se diá por terminada la sesión.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 307
INFORME ACERCA DE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 23 febrero de 1906).
Después de haber podido, no sin dificultades, descifrar
algunas de las fórmulas de los preparados presentados por
el Dr. Ernesto Sarrá á la Secretaría de Gobernación en
cumplimiento de lo que en su artículo 15 determinan las
vigentes Ordenanzas de Farmacia, y que dicha Secretaría
ha remitido para informe á esta Corporación, tengo el
honor de informar que no encuentro inconveniente en que
se permita la introducción en esta República de los pre-
parados denominados “Polvo de peptona de Catillon”,
“Vino de peptona de Catillon”, “Glicerina creosotada de
Catillon”, “Gránulos de strofantus de Catillon”, “Herpe-
tina Durel”, “Inyección Cadet”, “Solución Laroyenne”,
“Aceite Ducoux”, “Vino Bayard”, “Elixir Grez”, “Licor
Laprade”, “Específico Béjean”, y “Jarabe de Henry Mu-
re”, sirviendo de base á este criterio el tratarse de prepa-
rados ya conocidos entre nosotros y sujetos á fórmulas
racionales con una dosificación conveniente.
INFORME ACERCA DE UN PREPARADO FARMACEUTICO
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 23 de febrero de 1906)
La Secretaría de Gobernación ha remitido para su in-
forme á esta Academia un preparado denominado “Trata-
miento inglés antireumático Alarcón de Marbellas”, pre-
sentado por el Dr. en Medicina Enrique O. Morejón, á los
308 ANALES DE LA
|
efectos de lo establecido en el artículo 15 de las Ordenan-
zas de farmacia.
No se acompaña á la comunicación la fórmula, aunque
la caja de cartón que contiene el preparado dice: “Com-
position. —Alcoholic Extract, Tar axacin and Taraxacerin
50,01; Aqueous Vegetable Extract, 15,35; HMmert Vegeta-
ble tissue, 16-16; Moisture, 15-49; Ash (Mineral Salts),
2,99”, y en un folleto pequeño que acompaña al prepara-
do se lee en la primera página el sig uiente análisis: “Lí-
quido: 33,349 de extracto seco, 96, 66 de espíritu rectifi-
cado. —Extracto seco, extracto alcohólico, taraxacina y
taraxacerina:67,29; extracto acuoso vegetal 31,06; Ceni-
zas y sales minerales 1,65.——Píldoras: e xtracto alcohólico]
taraxacina y taraxacerina 50,0l; extracto acuoso vegetal
15,35; te jido vegetal inerte 16,16; humedad 15,49; cenizas
(sales minerales) 2,99.
Pero en sentir del ponente que informa no puede acep-
tarse nada de lo trascrito como fórmula del expresado
preparado, PAE que el único medicamento que en él se
menciona es el extracto aleohótico que contiene taraxaci-
na y taraxacerina,
En la caja 4 que antes he hecho referencia aparecen dos
pequeños frascos conteniendo cada uno 15 e. e. de un lí-
quido alcohólico de color de vino de Jerez; y una caja de
píldoras cow 12 de ellas muy duras, »ubiertas de un polvo
merte amarillo.
Es pues el medicamento en cue stión un verdadero re-
medio secreto, presentado en forma, á juicio del ponente
que informa, charlatanezca, por lo que entiendo que no
debe admitirse su introducción.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 309
INFORME SOLICITADO POR LA SECRETARIA DE AGRICULTURA
ACERCA DE UNA PETICION DE PRIVILEGIO DE INVENCIÓN
PARA UN “APARATO ELECTRICO PARA EL CALZADO”.
POR EL
Sr. Francisco Paradela y Gestal
. (Sesión del 23 de febrero de 1906)
El señor Secretario de Agricultura ha remitido ú esta
Academia para que informe lo que se le ofreca y parezca
el expediente promovido por el Sr. J. L Almagro, d nom-
bre y como apoderado del Sr. Eusebio Hernández y Mo-
reno, solicitando privilegio de invención para un aparato
eléctrico para el calzado.
Ha motivado la resolución del Sr. Secretario, de enviar
á la Academia el expediente, su deseo de esclarecer un
punto científico 6, mejor dicho, si la aplicación que ha de
darse al aparato para el que se solicita privilegio ofrece ó
no peligro para la salubridad pública. El deseo del señor
Secretario reconoce, á su vez, por origen, la observación
que acerca de este punto, fué hecha por el ponente que
en la Sociedad Económica de Amigos del País al emitir
informe en el expediente, observación que dió lugar ¿que
se negara al peticionario el privilegio que solicitaba, y d
la reclamación ó nueva solicitud hecha por esta en la que,
aduciendo fundamentos y aportando datos, manifiesta:
1.—Que se le exprese el fundamento legal en que se
haya apoyado la denegación del privilegio solicitado, par:
—con vista de ello—agotar los procedimientos que las le-
yes le concedan para mantener el derecho de que se cree
asistido para que se le otorgue el citado privilegio.
2. —Que el aparato de que se trata ha obtenido privi-
legio en los Estados Unidos con el número 791.335 y fe-
cha 30 de mayo último y ha sido, además, reconocido de
utilidad por la Facultad de Medicina de la Universidad
Central de Madrid, según lo acredita con copia, que acom-
310 ANALES DE LA
paña, del certificado expedido en dicha ciudad el 12 de
abril de 1905, suserito por el Dr. Agustin del Cañizo
García, y visado por el director de dicha clínica el doctor
A. San Martin. |
Dos cuestiones distintas aparecen pues en el asunto de
que se trata: Una cuestión administrativa y una cuestión
de interés ó de salubridad pública.
Aunque agena por completo la intervención de esta
Academia en la primera, por cuanto las leyes determinan
los trámites y procedimientos que deben seguirse en los
casos de inconformidad de los interesados con las resolu-
ciones gubernativas que lesionen sus derechos, no con-
sidera inoportuno añadir algunas indicaciones la Cor-
poración, tanto para corresponder á la deferencia del se-
for Secretario al remitirle el expediente para que informe
lo que se le ofrezca y parezca, cuanto para contribwr en
cuanto nos sea posible 4 los laudables propósitos de dicho
elevado funcionario, consignados en el informe y acuerdo
de 17 de noviembre último, al disponer que fuese consul-
tada la Academia, tomando desde luego en consideración
y atendiendo á las observaciones contenidas en la nuev:
solicitud del interesado, de 9 del mismo mes.
Las indicaciones á que aludo son las de que todas las
formalidades legales que se refiere para la concesión de
los privilegios han sido cumplidas por el interesado, reco-
ciéndola así en sus respectivos informes el ponente que lo
emitió en la Sociedad Económica de Amigos del País, el
funcionario técnico encargado del asunto en la Secretaría
de Agricultura y el Jefe de la Sección correspondiente en
la misma Secretaría, quienes opinaron que, de acuerdo con
lo prevenido en la R. Cédula de 30 de julio de 1833, con
arreglo ¿ la cual se otorgan ó niegan los privilegios, y te-
niendo en cuenta que, tonforme á ella, el Gobierno no
asume responsabilidad ni debe ingerirse en /a utilidad de
los efectos que sean objeto de privilegios, procedía conce-
der el que solicitaba el Sr. Almagro, ¿4 pesar de los incon-
venientes apuntados por la Sociedad Económica, sl exa-
minados los registros correspondientes se reconocía la no-
vedad de dicho invento.
Dejando, pues, para más adelante, el estudio de este
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 311
asunto bajo el aspecto de los perjuicios que pudiera irro-
gar ád la salubridad pública el uso del aparato eléctrico de
que se trata, no cabe duda de que los señores que infor:
maron en la Secretaría de Agricultura favorablemente á
la concesión del privilegio, lo ha hecho dentro de lo legal
y de lo justo.
No ya concretándose 4 lo que determina la KR. Cédula
de 1833 antes citada, sino ateniéndose á otras disposiciones
aclaratorias ó complementarias como las R. O. de 11 de ene-
ro y de 16 de julio de 1849, cuya aplicación á esta Isla
se dispuso en 12 de enero de 1863, así como la de 18 de
agosto de 1842 y algunas otras, resulta de todas ellas que
basta á un peticionario para obtener un privilegio de in-
vención que acompañe á su solicitud los documentos que
se determinan, con la necesaria claridad para poderse for-
mar juicio respecto 4 su novedad, nunca acerca de su ut
lidad. Esto, repetimos, es lo que basta para la obtención
de un privilegio. Llenados por el peticionario los requi-
sitos legales; cumplidas por los funcionarios administrati-
vos las formalidades que están dispuestas para asegurar d
cada solicitante la fecha en que presentó su petición y
emitidos los informes que procedan, limitados á compro-
bar el camp! ento de aquellos requisitos, y comprobado,
por último, que no se ha concedido anteriormente, segun
lo dispone la KR. O. de 20 de febrero de 1830, procede
la concesión de! privilegio, sea útil Ó no.
Hay, sin embargo, una limitación: la de que no haya
perjuicio de tercero; pero esta limitación no se refiere en
manera alguna á una facultad reconocida en la ley al po-
der público para conceder ó no el SH sino á una
cláusula 6 condición Y reserva con la que el privilegio se
concede, que debe expresarse en todas las concesiones, y
cuyo objeto no es otro que el de salvar la responsabilidad
de la Administración en los casos en que surgiesen cues-
tiones entre el concesionario del privilegio y cualquiera
otro que se creyese perjudicado por esa concesión. Es una
cláusula de privilegio, sino también entre las demás con-
diciones que se imponen en otros per misos que se conce-
den, tales como los de la construcción ó explotación, por
los particulares, de determinadas obras públicas.
312 ANALES DE LA
Tales son nuestra legislación y nuestros procedimientos
administrativos 4 los que deben ajustarse los interesados
para poder obtener una cédula de privilegio, y la admi-
nistración pública para concederla. Y claro es que si en
el caso presente, el peticionario se ha ajustado á esa legis-
lación, si se han st eguido los procedimientos y si—lo que
todavía no se ha hecho—se examina el Registro de Pri-
vilegios, y se comprueba, que no se ha concedido ya d
ningun otro el privilegio que ha solicitado el Sr. J. L Al
magro 4 nombre y como apoderado del Sr. Eusebio Her-
nández y Moreno, procede, en justicia, que le sea conce-
dido.
Pasemos ahora al estudio del asunto bajo el segundo de
los dos aspectos que antes indicamos, y que es el que ha
servido de motivo para negar el privilegio, el de los per-
juicios que puede producir á la salubridad pública el uso
del aparato de que se trata.
Consiste el aparato en una pila de Volta, ó mejor dicho,
en la aplicación de los principios en que se funda la pila
de Volta, colocando los discos de zinc y de cobre que cons-
tituyen los pares de esta pila, en la forma que se indica en
el plano, y que se describen en la Memoria que acompaña
á la solicitud. Entre disco y disco se interpone el corres-
pondiente paño, que ha de servir, como todos sabemos,
para hacer funcionar la pila después de empaparlos en
agua acidulada. La disposición de los discos y de las ro-
dajas de paño, permite colocar todo el aparato en la parte
interior del calzado, sobre la suela y en contacto con los
piés, que al introducirse en el “alzado y apoyarse en él
tocan los reóforos de la pila, cierran de pele modo el cir-
culito, y permiten que quede sometido el individuo que use
ese calzado á la influencia de la corriente eléctrica produ-
cida por la pila. Este es, ni más ni menos, el objeto de
que se trata y que, como se vé, no es una nueva máquina
industrial, ni una pieza nueva para las conocidas, ni un
sistema ó procedimiento desconocido para las diferentes
manifestaciones 6 necesidades de la industria; pero sí una
forma que no vi acilamos en calificar de original, para la
aplicación de un agente terapéutico de uso general, á los
enfermos que lo necesiten. Su novedad en nuestra Isla
ACADEMIA DE. CIENCIAS DE LA HABANA 313
constará en el registro correspondiente, su utilidad la di-
cernirá la experiencia y su aplicación ó empleo le corres-
ponde disponerlo ¿ las personas competentes, «d los profe-
sores médicos. El instrumental de la electroterapia conta-
rá con un aparato más, y si algun doliente Ú profano hi-
ciere uso de él y les resultase por ello algún perjuicio,
culpe á su temeridad ó á su imprudencia; pero entende-
mos que la posibilidad de peligro, si la hubiere, para los
ignorantes, atrevidos y temerarios no puede ni debe ser
motivo bastante para cerrar el paso á cualquier adelanto
científico. Al Estado, á la Administración le corresponde
fomentar y alentar á quienes contribuyan á él sin conver-
tirse en tutor de quienes se encuentren comprendidos en-
tre aquellas calificaciones, y son innumerables los instru-
mentos y sustancias, privilegiados ó no, que son de uso
corriente entre profesionales y no profesionales; pero es el
caso que, á nuestro juicio, la calificación de peligroso para
la salubridad pública, hecha al aparato del Sr. Hernández
Moreno, carece de todo fundamento, y no aparece justifi-
cada ni demostrada en ningún documento del expediente.
Esta opinión reconoce por origen únicamente la expres a-
da por el ponente de la Sociedad Económica de Amigos
del País en el informe que emitió, y con cuyo informe se
conformó la Sociedad en su sesión de 27 de noviembre de
1904, que obra en dicho expediente.
En el citado informe el ponente manifiesta que cree que
debe llamarse la atención del Gobierno acerca del peligro
ó perjuicios que pudieran sufrir los que hiciesen uso de
esos aparatos por las escoriaciones que les produjese el
ácido sulfúrico con que se acidula el agua que se emplea
para hacer funcionar el aparato haciéndolo producir la co-
rriente eléctrica, y por el contacto constante de la hume-
dad. Yo someto 4 vuestra consideración la importancia y
magnitud del argumento, limitándome ¿ dejar consignado,
en lo que al ácido sulfúrico se refiere, que no se trata de
cido más ó menos diluido sino de agua acidulada, habien-
do entre ambas cosas la misma diferencia que entre el áci-
do fénico, por ejemplo, y el agua fenicada ó entre el bi-
cloruro de mercurio y el licor de Van Swieten, sin que á na-
diese le haya ocurrido pedir que se impida ó se coarte su
314 ANALES DE LA
A A A AA A A AAA AAA A ma
uso general, contando con la elemental prudencia de quie-
nes necesiten emplear esas sustancias.
En virtud de estas consideraciones tengo el honor de
someter á la Academia las siguientes conclusiones:
1*—Que no debe considerarse peligroso para la salubri-
dad pública el “Aparato eléctrico para el calzado”, para
el que ha solicitado privilegio de invención en esta Ísla,
el Sr. J. IL Almagro á nombre y como apoderado del se-
ñor Eusebio Hernández y Moreno.
2¿—Que con vista de la anterior conclusión y llenados
que sean las formalidades y requisitos legales que estén
vigentes, la Academia somete Íntegramente al Sr. Secre-
tario de Agricultura la resolución que estime procedente
para la concesión Y denegación del privilegio que se soli-
cita, limitándose dá exponerle respetuosamente las consi-
deraciones que se hacen en el presente informe por sí, en
ev ¿lvstrade y más elevado criterto, creyese oportuno to-
a] cn consideración
Dr. Francisco wLaría Hector
(Sesión del 23 *. Ffabrero 4 1906)
¡Qué cierto es, que lá E ¿a “ que
una falaz casualidad, más ca prichosa que jusiic.e a, se com-
place en escoger como favoritos de aquella cortesana, no
ciertamente á los más merecedores, sino 4 aquellos que
caprichosamente se presenten al acaso. Tengo el derecho
dá pensar así porque en este momento para mí inolvidable,
experimento los dulces halagos de esa fortuna, las grandes
satisfacciones de una esperanza que llega dá su ocaso y deja
á mi espíritu inundado en esa felicidad que sólo se expe-
rimenta al ver convertido en realidad el ideal soñado.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 315
Nunca, más que en sueño pude pensar que el honor que
me cabe en este momento: pudiera yo ostentar; y sin em-
bargo, es una realidad y no un loco ensueño que ocupo
esta prestigiosa tribuna, es una realidad y no un loco
ensueño que tengo el honor de dirigiros la palabra. ¿A
qué otra cosa más que á la fortuna y ¿ la benevolencia de
vosotros hubiera de agradecer esta distinción?
Cuando el «ua 14 de este mismo mes, disertaba en el
Hospital número 1, sobre un tema parecido á éste, tuve
que agradecer inmerecidos aplausos y muy expresivas
felicitaciones como expresión de la más generosa amistad;
aplausos y felicitaciones que cuentan con toda mi oratitud,
y entre esas demostraciones que tanto me complacen,
cuento la galante invitación del honorable Sr. Presidente
de esta Academia, que tuvo la generosidad de invitarme
para este acto, mostrándome el deseo de que leyera aquí
una Conferencia sobre el tema motivo de mi disertación
allí, “Importacia de la Coprología”.
Exponerme su deseo y acceder en el acto, todo fué uno:
no de otra manera podía suceder. ¿Cómo no corresponder
á i tanta distinción? ¿Cómo declinar tanto honor? ¿Cómo
ra posible renunciar á aspirar el delicioso perfume del
a, que mi propia flaqueza humana ofrendaba en mi
honor?
Tampoco me hubiera yo permitido dejar de complacer
al ilustre Sr. Presidente quien es para mí, uno de los com-
patriotas más digno del respeto y de la consideración de
los que amen esta tierra, porque ha sido siempre apóstol
y obrero incansable de todo lo que aquí ha supuesto civi-
lización, progreso y cultura. No, no podía negarme.
Por otra parte ¿qué pudiera preocuparme para incurrir
en censurable al Mi insienificancia, dirán todos,
bien lo sé: pero ese concepto tan generalizado no me dis-
culpa tampoco puesto que no cometía indiscreción reve-
lando mi imper la ya de todos vosotros conocida. ¿Ll temor
de molestaros? Tampoco: porque bien sabeis el respeto y
las consideraciones, que os debo y os guardo.
Conociendo como conozco la habitual cortesía y gene-
rosidad del auditorio que aquí se congrega; es otra razón
de más para aceptar la honrosa invitación que se me la
316 ANALES DE LA
hecho. Bien sé y tengo por cosa segura, que todos los
erandes sentimientos del espíritu y entre ellos la genero-
sidad y benevolencia, se exaltan y subliman por la. educa-
ción, la ilustración y la altura y.... ¿Dónde pudiera en-
contrarme que más hallara? ¿Dónde pudiera respirar más
cultura que en este ambiente?
Esta convicción es mi tranquilizadora garantía.
Disculpada y explicada así la natural extrañeza, que de
otra suerte, habría de causaros al verme ocupar esta tribuna
voy ú tratar del asunto objeto de ese trabajo.
EL ANÁLISIS COPROLÓGICO COMO MEDIO DE DIAGNÓSTICO
EN LAS DISPEPSIAS DUODENALES
He de ocuparme de los datos suministrados por el aná-
lisis de las heces, seen el método seguido por el Profesor
René Gaultier (1), tesis qne me ha servido para este tra-
bajo. Dejando para luego hacer mención de los síntomas
AS físicos y gene rales, que ya con cierta fiso-
nomía propia caracterizan en la clínica esta variedad de
dispepsias.
Ha de instituirse previamente, como requisito indispen-
sable para todo análisis, una comida de prueba de tipo
general, siempre que en este sentido se haga el análisis y
particular en cada caso. Después de un regimen lacteo por
24 horas, se hace ingerir al enfermo: 500 gramos de leche,
100 eramos de pan y otros tantos de patatas, 60 gramos
de carne roja y 30 gramos de manteca; al empezar, 4 me-
dia comida y al terminar ésta, se ingerirán tres obleas
conteniendo de 30 4 50 centígramos de carmín.
- Recomiéndese al enfermo que anote el tiempo transeu-
rrido entre la toma del alimento y la aparición de las heces
carminadas; temiendo de esta manera conocimiento de la
travesta digestiva. Pésese el total de las materias carmi-
nadas y así se tendrá la noción del peso.
Practicando con estas heces un análisis comparado, em-
pezando por la travesla digestiva, por ejemplo, se podrá
comprobar que esta travesía estará fuera de los límites
(1) R. Gaultier. Ensayos de Coprología Clíinica. París, 1905.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA SL
mínimo y máximo (de 26 4 40 horas) tiempo normal, siem-
pre que exista una perturbación duodenal.
Esta perturbación independientemente de influencias
nerviosas centrales 4 periféricas, dependerán: su prolon-
cación, de la disminución ó ausencia de la secreción biliar;
ó de cualquiera otra de las causas conocidas capaces de
contener el peristaltismo intestinal. En este caso el peso, es
decir, la relación de la, catidad de la substancias líquidas
(120) con la relación del peso de las substancias sóli-
das (289%) estarán modificadas: habrá una disminución de
las primeras con respecto «+ las segundas.
La reacción de las heces que normalmente ha de ser
neutra—(y no hay que temer alteración por el régimen
alimenticio que puede modificarla, puesto que se está pro-
cediendo previa comida de prueba)—será ácida.
Las grasas que en estado normal se sabe son absorbidas
en un 95 4un 96%, y que un 752% son desdobladas en
forma de ácidos grasos y jabones, y que solo un cuarto
permanece en ésta de grasa neutra, en estos estados pato-
lógicos en que la secreción biliar falta en el duodeno, bien
por defectos de excreción ó secreción, la cantidad de grasa
inutilizada varía entonces de 47 á 630% desdoblándose so-
lamente en un tercio, y los otros dos tercios se encuentran
en forma de grasa neutra. (1)
No sufren alteración aleuna las substancias hidro-carbo-
nadas. |
Las substancias albuminoideas son exeretadas en un 13
da 17%, en vez de 4 4 5% estado normal.
Faltando los pigmentos biliares las heces han de estar
decoloradas en mayor ó menor grado según la cantidad de
aquellos.
Cuando por el contrario, hay exceso de bilis la travesía
es menor de 26 horas.
Las substancias líquidas estarán aumentadas más del
122% y las sólidas disminuidas menos de 28%.
fa reacción será ácida. Habrá lientería por los alimen-
tos que sin transformar pasarán á las heces, y coloración
obscuras de estas por exceso de materia colorante biliar.
(1) A. Gaultier. La Presse Medical de 24 de septiembre de 1904.
318 ANALES DE LA
Cuando es el jugo panereático el que se encuentra dis-
minuido ó suprimido: la travesía está disminuida. Hay
exceso de principios líquidos, con disminución de los sóli-
dos. Reaceión alcalima. Las grasas apenas son utilizadas,
mucho menos si son sólidas, obsérvase el síntoma sthearrea,
Tas carnes apenas son digeridas encontrándose entre los
residuos alimenticios.
Las substancias hidro-carbonadas se escapan «4 la sacari-
ficación en un 20 4 40% (Hedon). (1)
Las substancias albuminoideas están un «tanto disminui-
das en su aprovechamiento; aunque la saliva por una parte
y los fermentos figurados, bacilo amylobacter, por ejemplo
suplen en este sentido la inhibición pancreática.
Fácil es suponer cual será el resultado del análisis co-
prológico, cuando conjuntamente falten en el intestino las
secreciones hepato-pancreática.
Cuando los trastornos digestivos dependen de alteracio-
nes del ¿intestino delgado mismo, esta alteración funcional
se refleja en el coeficiente de utilización intestinal y el
examen de los escrementos elaborados indicará una travesia
más corta. Aumentos en los.principios líquidos sobre los
sólidos. Reacción ácida. Presencia de resíduos alimenticios
asimilables. Los hidratos de carbono perdidos en un 152%;
y el coeficiente del azoe total llega hasta el 603%.
De igual manera la reacción ácida de las heces, con los
ajenos de la supresión de la bilis y del jugo pancreático
comprobado ya por el análisis químico, será una prueba de
la dispepsia denominada DIARREA ÁCIDA DEL ADULTO: Cuya
causa no es otra más que el paso del quimo hiperacido por
hiperclorhidia, al intestino, que no encontrando en el
duodeno, ni bilis ni jugo pancreático para neutralizar su
acidez, al perdurar ésta, determina los trastornos ya cono-
cidos, dando lugar al proceso que acabo de nombrar.
Con lo expuesto aunque de: una: manera tan sintética,
estimo probado que sin análisis de las heces no sería posi-
ble llegar 4 explorar el funcionamiento intestinal; ni llegar
tampoco 4 poder precisar de manera suficiente cual de sus
distintas . porciones es aquella donde las funciones que le
(1) . Hedon, Tratado de Fisiología. París 1899.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 319
están encomendadas no se realizan normalmente: Es decir,
no podría localizarse la perturbación digestiva, y por lo
tanto la distinción entre las dispepsias gástricas y duode-
nal sería imposible; cuya lastimosa confusión no consenti-
ría el establecimiento de. una terapéutica racional, ni un
regimen dietético: oportuno. Ejemplo de ello tenemos en
la diarrea: ácida que acabo de nombrar; donde la dieta
lactea que es: el sine-qua non de los diarréicos, es contra-
producente- en ella; porque paraliza la 'secreación biliar.
En cambio las carnes y huevos que la activan son de ex-
celente resultado para su curación:
Este solo ejemplo es tan elocuente, que por sí solo nos
demuestra la necesidad de precisar el diagnóstico de las
dispepsias y la importancia de la Coprología para ese diag-
nóstico diferencial.
Sin-el «coneurso de ella no se podría llegar al: conoci-
miento preciso de que las dispepsias duodenales pueden
reconocer como causa no:sólo aquellas que dependen del
intestino mismo, sino también de sus glándulas accesorias;
hígado y páncreas así como: también: cuando conjunta ó
separadamente sus secreciones respectivas cooperen al acto
digestivo, Ú se encuentran disminuidas ó suprimidas.
Por otra parte, el análisis químico de los desechos es:
crementicios intestinales viene 4 ser como la demostración
dela sintomatología clínica, la demostración evidente en-
tre el trastorno patológico y el síntoma que lo determina.
Tanto los síntomas funcionales como los físicos y gene-
les se encuentran lógicamente explicados. Así se:advierte
en las dispepsias de: causas pancreáticas, confirmada por
el análisis coprológico; el estado de la lengua será normal;
este signo es constante en la dispepsia duodenal,: sea cual
fuere su causa.: El apetito será extraordinario, polifagia.
Hay también polidipsia.
El dolor que será 2 6 3 horas después de las comidas,
estará situado ¿4 ¿la izquierda de la línew alba, sobre la
glándula pancreática irradiándose hacia el lombo del mis-
mo lado:
La diarrea que es constante en la perturbación panereáti-
ca será grasosa, fácilmente reconocible, esta esla sthearrea.
320 ANALES DE LA
La palpación de la región periumbilical izquierda de-
mostrará un páncreas aumentado y doloroso.
Tinte terroso, caquéctico, acompañado de extrema de-
bilidad. y marchitez, adelgazamiento extraordinario sin
justificación aparente, dada la gran cantidad de alimentos
ingeridos: pero que después del análisis coprológico que-
dará demostrado, toda vez que las heces presentarán los '
carácteres ya enumerados en la inhibición pancreática en
que el coeficiente de utilización intestinal será casi nulo,
el desgaste orgánico no será repuesto, y la bancarrota
orgánica, por supuesto, será la consecuencia fatal.
Ahora de otra manera; hagamos un ligero recorrido
como éste, en las dispepsias duodenales, de causa hepátic
confirmada por el análisis.
El apetito será escaso ó nulo, puede llegar á la anorexia,
ó ála repulsión absoluta de ciertos alimentos, como las
erasas y las carnes; hecho explicable según dice P. Gaul.
tier (1) des spués de las experiencias de Pawlow sobre las
secreciones psíquicas y electivas de los jugos digestivos.
El dolor tendrá su asiento en el hipocondrio “derecho
sobre la glándula biliar; irradiándose en ocasiones hasta
determinar escapulalgia.
El prurito nocturno es muy frecuente, como pasa en las
afecciones hepáticas con reapsorción biliar.
La diarrea puede existir; pero en este caso puede ser la
falsa diarrea del constipado, diarrea por la defensa que
realiza la mucosa rectal al sentirse irritada por la copros-
clerosis que es un signo constante y que éste á su vez es
la resultante de la constipación en otras Ocasiones.
La palpación de la región hepática indicará anormalidad
en la glándula: que se encontrará pequeña d grande, y en
su consecuencia se observará circulación colateral en las
paredes del vientre y dolores 4 molestias hemorroidales.
La demacración no será tan rápida como en la dispepsia
pancreática; el color será de tono más acentuadamente
amar ¡llento, aunque el ¡ctero no es constante.
Por lo expuesto se y é como el sindrome coprológico
que no es más que la resultante de la fisiología patológica,
(1) R. Gaultier. Tesis citada.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 321
en mutua correspondencia, nos explican la sintomatología
del proceso complejo denominado dispepsia duodenal,
También queda demostrado con razones en mi concepto
bastante probatorias que la Coprología y la Clínica tienen
que prestarse mutua ayuda, que sin esa íntima asociación
no se puede llegar de una manera positiva 4 un diagnós-
tico preciso.
Y lo que es la consecuencia inmediata del diagnóstico,
sin esa exploración conjunta no se podría llegar 4 un tra-
tamiento racional y lógico. Con todo lo expuesto creo
haber conseguido demostrar el enunciado de esta tesis.
He terminado: pero antes de abandonar este lugar quie-
ro dejar consignada la convicción íntima. que abrigo que
estos estudios tan importantes para la semiología intestinal,
como lo es la urología para la semiología renal, palabras
de Gaultier, entre nosotros harán fortuna; se les prestará
la atención que el asunto merece, contará la clínica con
este poderoso auxiliar, que si hasta aquí no hemos apro-
vechado, disculpado estamos por boca del eminente maes-
tro Alberto Robin (1) cuando en el seno de la Academia
de Medicina de París ha dicho en diciembre del año-retro
próximo, literalmente así,
“El examen de la materias fecales, muy descuidado
hasta aquí, suministrará todavía útiles enseñanzas.”
(1) Bulletin Général de Thérapeutique. decembre 15 de 1905.
322 ANALES DE LA
A A PA PP o
Acta de la sesión pública ordinaria del 9 de marzo de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número.—Dres. E. B. Barnet.—A. Bos-
que.—T. V. Coronado.
J. N. Dávalos.-- J. Diago.—D.' Hernando Seguí.
—J. Le-Roy.-—M. Ruiz Casabó,—E. Saladrigas. —J. A. Valdés Anciano.—
P. Valdés Ragués.—F. I. de Vildósola.
Leida el acta de la sesión anterior (23 de febrero) fué aprobada.
La Secretaría da cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las si-
guientes comunicaciones:
Entrada.—De la Secretaría de Estado y Justicia, invitando á la Aca-
demia á la recepción del Sr. E. W. Morgan, Ministro Plenipotenciario de
los Estados Unidos de América en esta República.
Del Subsacretario de Agricultura, Industria y Comercio, solicitando
una copia del Informe emitido por la Academia, sobre desnaturalización
de los alcoholes.
Del mismo, acusando recibo del Informe á que se contrae la anterior
comunicación.
Del General Leonardo Wood, remitiendo á la Academia una obra
publicada por el Gobierno de los Estados Unidos de América sobre el
archipiélago filipino.
Del Dr. Luis Montané, participando haber sido designado por el Go-
bierno de la República para representarla ante el Congreso de Antropo-
logía y Arqueología Prehistóricas que se celebrará en Mónaco y solici-
tando á la yez ostentar la representación de la Academia en el VI Con-
ereso Internacional de Antropología Criminal que se celebrará en Turín
á fines del mes de abril.
Salida.—A la Subsecretaría de Agricultura, Industria y Comercio, re-
mitiéndole él número de los ANALES en que está publicado el Informe
sobre la desnaturalización de alcoholes que solicitó,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 223
A la.Secretaría de Gobernación, remitiéndole los Informes, acerca de
los preparados farmacéuticos, aprobados el 23 de febrero.
A la Secretaría de Agricultura, Industria y Comercio, id., .id., sobre
¡una solicitud de patente de invención por un aparato eléctrica para el
calzado, aprobado en dicha sesión y solicitado por aquel Centro.
El Sr. Presidente da cuenta de haber asistido en representación de la
Academia á la recepción del Sr. Ministro Plenipotenciario de los Es-
tados Unidos de América y al entierro de la señora viuda del que fué
Académico Dr. Joaquin G. Lebredo.
Antes de entrar en la orden del día, y á propuesta de la presidencia
se somete á la consideración de los señores Académicos la solicitud del
Dr. Luis Montané, para llevar la representación de la Academia ante el
VI Congreso Internacional de Antropología Criminal que tendra lugar
en Turín, Por unanimidad fué acordado dicho nombramiento.
El Dr. José A. Valdes Anciano, ocupa la tribuna y expone: que en el
curso de Enfermedades nerviosas y mentales, que explica en la Facultad
de Medicina, ha tenido ocasión de observar varios casos de sífilis del
sistema nervioso, de entre los cuales ha escogido los tres casos que pre-
senta y cuyo relato sucintamente hace. Se trata en el primero de un
hombre de 38 años, que hace solo 14 meses contrajo la sífilis, y el que
desde hace unos cinco meses viene ofreciendo los fenómenos nerviosos.
Es un ejemplo de los más típicos de la forma descrita por Erb, en 1592,
de «Parálisis espinal sifilítica de Erb.» Su característica es una para-
plegia espasmódica incompleta que ha evolucionado progresivamente,
con exageración de los reflejos tendinosos y de: clonus del pie. No
ofrece desórdenes tróicos y sometido ú un tratamiento adecuado, mejo-
ra visiblemente.
El segundo enfermo que presenta es un hombre de 39 años, que hace
4 contrajo la sífilis. Este enfermo ofrece la marcha tabeto-espasmódica
por lo que se comprende están interesados los cordones posteriores y
laterales. Muy marcados han sido los trastornos de la sensibilidad:
anestesia plantar, y también de la vejiga y del recto. Está actualmente
bastante mejorado. Esta forma, bastante rara, se le da el nombre de
pseudo tabes sifilítica, de forma combinada, pues sus expresiones sinto
máticas no son otra cosa, que la expresión de territorios medulares in-
teresados por el proceso sifilítico.
El tercer caso se refiere á un hombre de 32 años que adquirió su sí--
filis hace 6. Se trata de una hemiplegia con contractura, lo cual es de-
324 ANALES DE LA
bido á una lesión cerebral, arteritis, ó placas de meningitis, que han in-
teresado la zona motriz, y que han dado por resultado una degenera-
ción consecutiva de las vías piramidales. La contractura ha ido ce-
diendo á virtud del tratamiento. La casualidad le ha hecho encontrar
en este caso, un fenómeno insólito, que no tiene fácil explicación. Está
exaltado el refiejo patelar del lado derecho, y ligeramente el izquierdo.
Al percutirse el tendón rotuliano, del lado izquierdo, que es el sano, el
fenómeno de la rodilla se produce de una manera normal; pero al peren-
tir el tendón rotuliano del lado derecho, á la vez que se produce el re-
flejo correspondiente, se levanta bruscamente el brazo izquierdo, flexio-
nándose, al par que la mano, ascendiendo sobre la cabeza.
Este caso es notable, por que á más de tratarse de un reflejo eruza-
do, cuyo hecho se observa muy raramente, este reflejo no se presenta al
mismo nivel, es decir en la pierna opuesta, sino en el miembro superior,
cuyo centro se halla situado en la médula á un nivel mucho más alto.
Señala por hoy este fenómeno, sin poder dur verdadera cuenta de su ex-
plicación psiopatológica. ¡Sabido es que el trayecto de las vías de aso-
ciación intramedulares, es todavía, uno de los asuntos más oscuros de la
anatomía del sistema nervioso.
El Dr. Enrique Saladrigas usa de la palabra para felicitarle por los ca-
sos presentados y muy especialmente por el del reflejo que él llama con
mucha razón paradoxal.
Los Dres. Gustavo López y Juan Santos Fernández también le felici-
tan. Con lo que se da por terminada la sesión pública, constituyéndose
la Academia en otra de Gobierno.
QU
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 32
SIFILIS DEL SISTEMA NERVIOSO.
PRESENTACION DE VARIOS TIPOS CLINICOS.
REFLEJO CRUZADO PARADOXAL
POR EL
Dr. José A. Valdés Anciano y alumno A. García Casariego.
(Sesión del Y de marzo de 1906)
Durante el tiempo que lleva de establecido el curso de
“Enfermedades Nerviosas y Mentales” de la Facultad de
Medicina, hemos tenido oportunidad de poder observar
un buen número de casos, algunos muy interesantes, de
sífilis del sistema nervioso, y hemos querido aprovechar
la casualidad que se nos presenta de ofrecer á la conside-
ación de esta docta Corporación algunos de estos casos,
que bien por la forma típica con que evolucionan d bien
por la presencia de fenómenos insólitos en uno de ellos,
nos han parecido dignos de ser señalados. 4
No entramos en consideraciones generales sobre la ma-
teria y sólo nos limitaremos ¿ la presentación objetiva de
tres de estos casos señalando el tipo de cada uno de ellos
y poniendo de manifiesto los síntomas especiales que los
caracterizan.
1.—El primer caso es un hombre de 38 años; hace 14
meses contrajo su sífilis, datando los fenómenos nerviosos
de cinco meses. Es un ejemplo de los más típicos de la
forma descrita por Erb, en 1892, y que se conoce con el
nombre de parálisis espinal sifititica de Erb. Como podeis
observar, su característica es una paraplegia esposmódica
incompleta, que ha evolucionado de una manera progre-
siva; los trastornos de la sensibilidad han sido muy ligeros
estando constituídos por sensaciones de entumecimiento
y hormigueo; la marcha, como veis, presenta el tipo es-
pasmódico característico, con exageración de los reflejos
tendinosos y clonaus del pie. No hay desórdenes tróficos,
y el enfermo sometido 4 un tratamiento adecuado mejora
erandemente.
2.—El segundo caso es un hombre de 29 años de edad,
326 ANALES DE LA
que contrajo, su sífilis hace cuatro años, habiéndose pre-
sentado las primeras manifestaciones nerviosas hará cosa
de sels meses.
En este caso los cordones posteriores y laterales están
interesados, podeis convenceros con solo ver la marcha
particular de este enfermo: marcha tabeto-espasmódica. Los
trastornos de la sensibilidad han sido muy marcados: anes-
tesia plantar, anestesia de la vejiga y del recto. Trastornos
que en la actualidad han mejorado mucho conjuntamente
con el estado general del enfermo.
Los reflejos tendinosos están muy exagerados y el clonus
es todavía más marcado que en el caso anterior.
Esta forma, bastante más rara que la precedente, se
conoce con el nombre de pseudo-tabes sifilitica de forma
combinada. y sus manifestaciones sintomáticas no son más
que la expresión de los territorios medulares que están
interesados por el proceso sifilítico.
3.—El tercer caso es un hombre de 32 años; contrajo.
su sífilis hace 6 años, habiendo seis meses que se presen-
taron los fenómenos actuales.
En este caso se trata de una hemiplegia con contractu-
ra, hemiplegia que es debida á una lesión cerebral: arte-
ritis, Ó placas de menigitis, que interesan la zona motriz y
que ha dado lugar 4 una degeneración consecutiva de las
vías piramidales. La contractura al principio muy marca-
da en este enfermo ha ido cediendo gradualmente al tra-
tamiento específico. En la actualidad puede abrir la mano
y separar los dedos, cosa que anteriormente no le era
posible.
La casualidad nos hizo descubrir en este caso un fenó-
meno que por lo insólito, y más que nada, por lo difícil de
su explicación fisio-patológica, nos ha parecido de mucha
importancia por su rareza y por no haber podido encon-
trar en la literatura médica, nada que á ello haga referencia.
En este enfermo está exaltado el refljo patelar del lado
derecho y ligeramente el del lado izquierdo. El reflejo de
cosquilleo plantar da lugar, según su intensidad 4 movi-
mientos anormales que se propagan á los cuatro miembros.
Si percutimos el tendón rotuliano del lado izquierdo (lado
sano) el fenómeno de la rodilla se produce de una manera
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 327
normal; pero si percutimos el tendón rotuliano del lado
derecho, á la par que se produce el reflejo correspondien-
te, el brazo izquierdo se levanta bruscamente, flexionán-
dose, al mismo tiempo que la mano asciende por encima
de la cabeza, sin que se observe ningún otro reflejo por
propagación, como cuando provocamos el cosquilleo plan-
tar; habiendo podido observar que la intensidad con que
este reflejo cruzado se manifiesta, está en razón directa de
la fuerza con que hayamos practicado la percusión. Este
caso nos parece notable porque 4 más de ser un reflejo
cruzado, hecho que se observa bastante raramente, este
reflejo no se presenta 4 un mismo nivel, es decir, en la
pierna opuesta, sino en el miembro superior, cuyo centro
se halla situado en la médula, 4 un nivel mucho más alto.
Nos limitamos pues, sencillamente á señalar este fenó-
meno, sin que podamos á la hora actual darnos una expli-
cación fisiopatológica que nos satisfaga. Sabido es que el
trayecto de las vías de asociación intramedulares es toda-
vía, hoy por hoy, uno de los capítulos más obscuros de la
anatomía del sistema nervioso.
328 ANALES DE LA
INFORME SOBRE TRABAJOS PRESENTADOS
POR EL DR. JOSE H. PAZOS PARA ASPIRAR AL TITULO
DE SOCIO CORRESPONSAL
POR EL
Dr. Pedro V. Ragués
(Sesión de Gobierno del Y de marzo de 1906)
En cumplimiento del artículo del Reglamento de nues:
tra Corporación que dispone el informe previo de los tra-
bajos presentados por los señores que aspiran al título de
socio corresponsal de la misma y vistos los del Dr. José
H. Pazos, de San Antonio de los Baños, tengo el honor
de exponer: Que los trabajos remitidos á esta Academia
por el Dr. Pazos para que se le dispense el título de socio
corresponsal, son los siguientes:
Una caja conteniendo una preciosa colección de dípte-
ros, de la familia Culicidae, con ejemplares del Stegomyia
fusciat (trasmisor de la fiebre amar illa) y del Anophe-
les (del paludismo), así como otros del género Culex
dos ejemplar es de la familia de las Atéricera, tribu de las
Múscidas, género Compsomyia, especie macellaria. Todos
estos ejemplares han sido recogidos, preparados y clasifi-
cados por el Dr. Pazos. Además otros muchos ejempla-
res no clasificados se encuentran en tan preciosa colec-
ción y están destinados á renovar á los que, por el uso, ú
otro accidente, sean inutilizados. Este valioso presente
satisface una necesidad de nuestros Museos, que no con-
taban con una tan buena colección de mosquitos.
Un impreso de 12 páginas sobre la Anatamáa y morfo-
logía del mosquito, dedicado al Dr. Guiteras, y en el cual
impreso describe el Dr. Pazos, los órganos de este insecto
y especialmente el aparato vibario y termina con las con-
diciones referentes ú la clasificación del Stegomyia fascia-
ta, recordando que fué el Sr. Felipe Poey, quien llevó los
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 329
primeros ejemplares de este insecto 4 París (años 1817 á
1820) en donde fué clasificado dicho insecto por monsieur
Robineau Desvoidy con el nombre de Culex mosquito.
Este impreso está ilustrado con numerosos erabados
que se deben también al Dr. Pazos.
También presenta el Dr. Pazos el núm. 6, tomo 5.2 del
periódico Revista de Medicina Tropical en el cual, pági-
na 89, aparece publicado un artículo sobre la Compsomyia
(Lucilia) macellaria, en el que, después de algunas consi-
deraciones sobre la clasificación de este díptero, trata de
sus caractéres morfológicos, ilustrados con buenos graba-
dos y termina con la biología, la que toma del doctor
R. Blanchard, copiando el texto en idioma francés y ex-
poniendo antes que, por carecer de larvas, no ha podido
hacer observaciones propias y, por consiguiente, no le es
posible publicar la metamórfosis de mosca tan perjudicial
al hombre y á los animales.
Es nuestro parecer que los trabajos presentados por el
Dr. Pazos para aspirar al título de socio corresponsal de
esta Academia son suficientes para demostrar que tan dig-
no compañero es merecedor de esa recompensa, pues acu-
san al hábil entomólogo y. al clasificador científico, al
práctico que colecciona y prepara, y al sabio que clasifica
y describe. Además, el Dr. Pazos es miembro correspon-
sal de prestigiosas sociedades científicas extranjeras, como
la Entomológica de París, y otras. Hace muchos años
que ejerce la profesión médica en San Antonio de los Ba-
ños en donde es estimado por la bondad de su carácter,
la nobleza de sus sentimientos y amor ¿ las Ciencias Natu-
rales, 4 las que dedica sus horas de descanso y sus mejo-
res recursos.
Es el Dr. Pazos el modesto obrero de la medicina á. la
vez que el comentado entomólogo. A la consideración
de los Sres. Académicos presentes tengo el gusto de so-
meter la aprobación del título de socio corresponsal de esta
Academia á favor del Dr. José H. Pazos, de San Antonio
de los Baños.
330 ANALES DE LA
A AAA AAA AENA AN TRAEN ENE
Acta de la sesión pública ordinaria del 23 de marzo de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández. E
Secretario(—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes. —De número: Dres. J. P. Alacán.—G. Aróste-
gui.—E. B. Barnet.—T. V, Coronado.—M. Delfin.—J, Guiteras.—J. Ja-
cobsen.—J. Le Roy.—F. Paradela.—E. Pardiñas.—I. Plasencia.—J. A.
Presno.—M. Ruiz Casabó.—J. A. Valdés Anciano.—A. Varona.
Leida cl acta de la sesión anterior (9 de marzo) fué aprobada.
La Secretaría da cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las si-
guientes comunicaciones:
Entrada.—De la Secretaría de Gobernación, escritos números 4688,
4689, 5149. 5150, 5151 y 5174, acera de preparados farmacéuticos.
De la Secretaría de Estado y Justicia, invitando á la Academia á la
recepción del Sr. Ministro Plenipotenciario de la República de Nicaragua
Sr. Luis F. Correa.
Del Dr. Francisco M* Héctor, remitiendo un trabajo con opción al
título de Académico corresponsal en Guanabacoa.
Salida.—A1l Dr. Luis Montané, participándole su nombramiento de
representante de la Academia ante el VI Congreso Internacional de An-
tropología Criminal que se ha de celebrar en Turín.
Al Rydo. Obispo de la Habana, dándole las más expresivas gracias
por su donativo de terrenos en el cementerio de Colón, para la Academia.
Al Dr. T. V. Coronado, nombrándolo ponente para que informe acer-
ca del trabajo presentado por el Dr. F. M. Héctor.
Entrando en la orden del dia se concede la palabra al Dr. José P.
Alacán, quien da lectura á un INFORME acerca de los preparados farma-
céuticos presentados á la Secretaría de Gobernación por el Dr. E. Sarrá,
denominados: jarabe Roche de thiocol; comprimidos de thiocol y santal
Monal au bleu de methylene, preparados respectivamente por los docto-
res Ch. Weis, de París y E. Monal, de Nancy.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 331
El ponente opina que se puede aceptar la introducción y venta de los
dichos productos, en esta República.
Sometido á discusión, fué aprobado este informe.
El propio Dr. Alacán, pide informar en esta misma sesión acerca de
los escritos números 5150 y 5174 relativos á la Herpetine Durel y al «Tra-
tamiento inglés Alarcón de Marbella,» pero la presidencia le suplica emita
dichos informes por eserito, y por tanto posponga su trabajo sobre estos
asuntos para la próxima sesión. Así se acuerda.
El Dr Munuel Delfin da lectura á su trabajo anunciado en la orden
del dia intitulado: LOS ARTICULOS 50, 77, 719 y 81l DE LAS ORDE-
NANZAS SANITARIAS.
En este trabajo el autor pide: 1. Que la Academia apruebe ó re-
chace por votación nominal este informe. 2.” Que la Academia se dirija
al Sr. Presidente de la República, en súplica para que el artículo 50
del capítulo 5. de las Ordenanzas Sanitarias sea redactado en la forma
siguiente: Se prohibe la venta de cualquier alimento, condimento, be-
bidas ó especias ú4 las cuales se les haya substraído en todo ó en
parte un constituyente de valor alimenticio, ó se le haya mezclado con
otras sustancias aunque sean de las que naturalmente contenían,-y así
mismo se prohibe emplear el nombre de dichas sustancias naturales, en
la venta, cuando no sean completamente puras. Suprimiéndose por com-
pleto los artículos que no estén de acuerdo con éste.
El Dr. Barnet dijo que pedía el primero la palabra porque deseaba
ser el primero en felicitar al Dr. Delfin por el interesante trabajo que
acababa de leer, como una gallarda prueba de su asídua dedicación á to-
do lo que se relaciona con asuntos de higiene y, en particular, con nues-
tra salud pública, Pero que, en medio de la brillantez de su trabajo, el
Dr. Delfin hace manifestaciones tan concretas respecto á las nuevas Or-
denanzas Sanitarias, en un sentido tan ajeno á las mismas, que no puede
menos de combatirlas para que no se extravíe la opinión de los Acadé-
micos ni del público, al venir aquellas manifestaciones de un profesor de
competencia tan reconocida en la materia como lo es el doctor Delfin. Y
en este particular, tal parece que el Dr. Defin ha leido á la ligera las Or-
denanzas Sanitarias, porque al amparo de éstas no se puede vender, co-
mo asevera, vino ampliado, leche adulterada, ni otras substancias alimen-
ticias falsificadas ó mezcladas, autorizados los vendedores por el artículo
50 de dichas Ordenanzas, que es el que sirve de base al trabajo del doctor
Delfin.
332 ANALES DE LA
Y
El Dr. Delfin se apoya para su argumentación únicamente en el
mencionado artículo 50, presentándolo aislado, escueto, sin relación ó
trabazón alguna con otros artículos del mismo capítulo de las Ordenanzas
relativos á las substancias alimenticias, cuando existe realmente un en-
lace ó conexión de unos artículos con otros, y de los que se ha abstenido
de hacer referencia el Dr. Delfin. Es claro que presentado el asunto como
él lo presenta, basado en el ya citado artículo 50, cualquier sujeto pudie-
ra poner á la venta leche aguada, vino ampliado, etc., si les pone un
letrero ad-hoc y advierte al comprador la mezcla efectuada, en el acto de
la venta. Empero el Dr. Delfin no ha tenido en cuenta los artículos 61,
62, 63, 64, 66, 85, 86, 107, 109, etc., que señalan determinadamente las
condiciones que deben reunir tales substancias y las prohibiciones para
su venta, con la sanción penal correspondiente. No se puede vender, no,
porque las Ordenanzas lo prohiben.de manera precisa, vino ampliado ni
leche aguada, ni mezclados con ninguna substancia extraña á su compo-
sición natural. Quede esto bien establecido.
Las Ordenanzas Sanitarias han sido redactadas con toda la medita-
ción y estudio que su importancia requerían y discutidos artículo por
artículo en el seno de la Junta Superior de Sanidad, después de haberse
distribuido á cada uno de sus miembros una copia de ellas. Para ciertas
cuestiones la Junta tuvo la buena precaución de asesorarse de peritos
que la ilustrasen, uno de ellos el químico Dr. Pardiñas, Académico aquí
presente y muy conocedor de la química bromatológica, por ser su espe-
cialidad en el Laboratorio de la isla de Cuba. Y para aquellos puntos de
carácter legal, se ha consultado no sólo al letrado de la Junta sino á la
Secretaría de Gobernación. El Sr. Presidente de esta Academia, que en-
tonces era miembro de la Junta Superior de Sanidad, puede dar fe de mis
palabras.
Las Ordenanzas son, pues, el resultado de un estudio muy detenido,
no sólo de nuestras necesidades locales sino de todos los reglamentos ú
ordenanzas análogas del mundo. Y el espíritu de ese artículo 50, objeto
del ataque del Dr. Delfin, es precisamente para impedir el fraude y se
encuentra consignado en todos los reglamentos extranjeros y precisa-
mente en las publicaciones del Departamento de Agricultura de Washing+-
ton, así como en el Código Sanitario de Italia. No se comete fraude si el
expendedor vende aceite de algodón, de ajonjolí, de maní, etc., óleo-
margarina, manteca artificial, azafrán mezclado, chocolate de cacao y al-
mendros, etc., y pone claramente en las etiquetas de los envases la com-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 333
posición del producto y se lo adyierte al comprador en el acto de la
venta. Esto es lo que exige el artículo 50. Asi no existe fraude, no hay
engaño. Si el comprador destina 4la mesa, como de olivas, aquellos
aceites; aquella óleo-margarina como mantequilla, aquella manteca arti-
ficial como pura de cerdo, lo hará por su propia voluntad, no porque se
le haya engañado. Y hay más: la mezcla nunca será permitida con subs-
tancias nociyas á la salud, porque entonces el hecho sería constitutivo de
delito y se daría parte á los tribunales de justicia. Claramente lo expre-
san las Ordenanzas. No hay ley ni derecho alguno para oponerse á la
prescripción del artículo 50. No es posible impedir á nadie que venda un
azafrán mezclado con substancias inofensivas si expresa su composición
en el rótulo del envase y se lo advierte al comprador: por ejemplo, aza-
frán con azúcar, glicerina ó bicarbonato de soda, sobre todo cuando to-
dos sabemos á las dosis mínimas en que se emplea el azafrán en el arte
culinario. No es posible prohibir eso, como no es posible prohibir el que
cualquiera compre en una farmacia un frasco de gránulos de digitalina ó
de otro medicamento peligroso, ó una botella de alcohol y los ingiera
con grave daño para su salud ó su vida. Y en este caso no es del todo
apropiada la comparación, porque aquellos medicamentos y el alcohol
son nocivos á la salud en dosis altas, mientras que para las substancias á
que se refiere el artículo 50 han de tener completa inocuidad, pues'de
lo contrario caerían de lleno dentro del artículo 47 y, por consiguiente,
en la acción de los tribunales de justicia.
Puede creer el Dr. Delfin y pueden creerlo los Académicos presentes,
que con el articulado correspondiente al Capítulo V, de las Ordenanzas
Sanitarias, en lo que respecta á Alimentos y Bebidas, la salud pública
se encuentra perfectamente garantida. Exigir otra cosa sería pretender
llegar al ideal, sería pretender lo imposible, y para ello se opondría no
sólo la realidad, sino también la carencia de ley alguna en que para dis-
posiciones tan absolutas como las que pide el Dr. Delfin pudieran apo-
yarse unas simples ordenanzas ó reglas, derivadas siempre de una ley
orgánica.
Es todo cuanto tenía que decir acerca del, por otra parte, excelente
trabajo del Dr, Delfin.
El Dr. Delfín arguye manifestando que: prescindía de lo del califica-
tivo de ligereza y se concretaba á lo que constituía el objeto de su traba-
jo; desde luego esperaba que el Dr. Barnet, tomaría la defensa de las
Ordenanzas, y que tenía la seguridad de que en la Junta no había ningún
334 ANALES DE LA
o 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5
vocal que entendiera de bromatología; que allí los que estaban eran
hombres ilustrados, pero que ninguno de ellos se había dedicado á esos
estudios, siendo éste el motivo de haber aceptado esas Ordenanzas con
esos artículos que pugnan con la razón. Cree que los paises citados por
el Dr. Barnet no se hallan en las condiciones de Cuba; que es un grave
error de algunos cubanos querer aplicar al pueblo cubano leyes y proce-
dimientos de otros países de distinta cultura. Explicó la ampliación del
azafrán, diciendo que era lo mismo que si para aumentar el peso de una
moneda de plata se le añadiese plomo, siempre resultaría una moneda fal-
sa. Insistió en lo del nombre de las mantecas y en que la Academia
apruebe su informe, y que por votación nominal se haga la aprobación
de las conclusiones de su trabajo.
Los Dres. Barnet y Jacobsen se oponen á esta última petición.
El Dr. Santos Fernández manifiesta que: la Academia debe de aceptar
el trabajo del Dr. Delfin, como trabajo presentado á la Corporación, pero,
que dada la gravedad de las conclusiones que propone el autor, estima
que debe nombrarse una comisión que, estudiándolo detenidamente,
dictamine acerca de los puntos tratados y propuestos.
Los Dres. Coronado y Pardiñas son de la misma opinión de la presi-
dencia. Entonces ésta propone el nom bramiento de una comisión forma-
da por los doctores Alacán, Ruiz Casa bó y Pardiñas.
El Dr. Pardiñas se excusa de formar parte de dicha comisión, basán-
dose para ello, en que él contribuyó de una manera directa en el estudio
y preparación de las referidas Ordenanzas Sanitarias.
La presidencia propone sustituir al Dr. Pardiñas con el Sr. F. Para-
dela. La Academia aceptó dicho cambio y quedó por tanto nombrada la
comisión que ha de dictaminar acerca del trabajo del Dr. Delfin, consti-
tuida por los Académicos Ruiz Casabó, Alacán y Paradela.
Con lo que se dió por terminada la sesión pública y quedó consti-
tuida la Academia en otra de Gobierno.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 335
INFORME ACERCA DE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 23 de marzo de 1906)
Se refiere á los siguientes:
Jarabe Roche de thiocol y comprimidos de thiocol, pre-
parados por Ch. Weis, de París.
Santal Monal au bleu de methylene, preparado por E.
Monal, de Nancy.
Este informe fué aprobado.
LOS ARTICULOS 50, 77 Y 81 DE LAS ORDENANZAS SANITARIAS
POR EL
DR. MANUEL DELFIN
(Sesión del 23 de marzo de 1906)
He sentido verdadera satisfacción al leer en la Gaceta
Oficial, correspondiente al día 12 de enero del presente
año, las nuevas Ordenanzas Sanitarias que por decreto
presidencial han sido aprobadas y puestas en vigor. Y
digo que he sentido verdadera satisfacción, porque en
ellas se condensan mis grandes esfuerzos en bien de la sa-
lud pública, y porque ellas realizan el ideal que he sus-
tentado durante mi vida científica, sobre todo en época
no muy lejana en que se me tenía por tonto ó inocente
por lleyar al pueblo de Cuba los grandes ideales de hi-
viene y saneamiento. Entonces, señores, no había en
Cuba, sino cuatro ó seis que soñaban con el mejoramien-
to de nuestro estado sanitario, y que creían que solo por
la higiene lograríamos la perfección de nuestra raza. — 11
tiempo (ese grandísimo indiscreto, como decía el poeta)
nos ha dado la razón y nos la irá dando poco á poco en
336 ANALES DE LA
otros asuntos que constituyen hoy el objeto de nuestros
esfuerzos.
Pero como toda obra humana resulta con lunares más ó
menos perceptibles, como la infalibilidad y la perfectibili-
dad son cualidades exclusivas de la suprema inteligencia,
traigo á vuestra consideración mis opiniones sobre varios
puntos de esas Ordenanzas, que por la trascendencia que
pueden tener para la salud de todos, deben ser objeto de
un acuerdo maduro y razonado de esta docta Corporación.
Doy preferencia al Capítulo 5.2 porque en él se trata
de la higiene bromatológica.
El artículo 50 de ese capítulo dice: “Se prohibe la ven-
ta de cualquier alimento ó bebida al que se le haya sus-
traído en todo 6 en parte un constituyente de: valor ali-
menticio, ó se le haya mezclado con otras sustancias, sino
se especifica claramente su composición en el rótulo del
envase y se le advierte al comprador.”
Fíjense los señores Académicos que me escuchan, en el
artículo que he leído, y que para mejor comprensión vol.
veré á leeros.
Por este artículo se pueden vender azafrán adulterado,
vino ampliado, leche adulterada, mantequilla falsa, man-
teca adulterada, etc., ete., siempre que el vendedor espe-
cifique en su rótulo las v: ariaciones que haya hecho al pro-
ducto y siempro que lo advierta al comprador. Desde
luego entrarán en juego las ampliaciones.
Yo deseo saber, señores Académicos, 4 qué se da entre
nosotros el nombre de ampliación de un producto. Am-
pliar, según el Diccionario, es dilatar, extender; pero am-
pliar en concepto industr ¡al es realizar el milagro de los
panes y peces ó el de las bodas de Canaam. “Si se trata
de un vino es hacer de una pipa, diez; si se trata de un
azafrán es hacer de una libra, cien. 1
¿De qué sirve que en el envase se escriba como orde-
nan los artículos 77, 79 y 81, con caracteres romanos, un
rótulo que el contenido de una pipa de vino, de una caja
de azafrán ó de una cuarterola de manteca no es sino vino
ampliado, azafrán amplido, manteca artificial?
El consumidor va rara vez 4 hacer por sí mismo las
compras, siempre las realizan el criado, el cocinero ú otro
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cualquiera; y á éstos, bien porque no sepan leer, Ó porque
el envase se halle oculto á la vista del comprador 4 por-
que de estas cosas no entienden, fácil es el engaño, que
resulta en perjuicio de la salud del consumidor, “el fraude
se realiza. ¿Y si el consumidor come en un hotel, fonda
Ó restaurant? ¿Leerá esos letreros á que se refiere el ar-
tículo mencionado?
Yo me explico que el que compra una lata de mante-
ca, Ó una de mantequilla, ó una lata de azafrán pueda ver
si es ó no azafrán puro ó manteca, 6 mantequilla legítima;
porque sobre la lata se puede poner el letrero que se in-
dica.
Todo esto no es más que autorizar el fraude. En los
tiempos coloniales hizo grandes esfuerzos la casa de Orta
y Compañía para obtener autorización para realizar la
ampliación de sus vinos y no lo pudo conseguir nunca; si
hoy esos ú otros señores se propusieran lo mismo lo lo-
erarían sin duda, porque el artículo 50 de las nuevas Or-
denanzas Sanitarias se lo consiente, siempre que pongan
el consabido letrero sobre el envase, que bien puede ser
la pipa que se halla en la tr astienda.
Yo no me doy cuenta de los motivos que haya tenido
la Junta Superior de Sanidad para redactar en es. forma
el artículo 50, y los que de él dependen, sobre los ali-
mentos.
En ningún caso debe autorizarse la venta de sustancias
naturales modificadas por los industriales valiéndose de
otras que las imiten. El nombre del producto natural
debe suprimirse y solo quedar el del nuevo producto.
El vino, por ejemplo, es el producto de la fermentación
de la uva; todo lo que esto no sea, es un fraude, si se ven-
de con el nombre de vino. Este producto natural tiene
su composición elemental bien definida: su alcohol, su
materia colorante, su agua, sus sales, etc., están compren-
didas dentro de límites que no pueden transgredirse sin
caer en el fraude.
El azafrán (y me fijo en esta sustancia, porque en estos
días se ha concedido patente 4 un señor para ampliarlo)
es un producto natural que contiene una materia coloran-
te que se emplea como condimento, para dar color y sa-
338 ANALES DE LA
bor á las comidas. ¿Cómo ampliar al azafrán? Todo lo
que no sea la parte de la planta que se emplea, con su
materia colorante natural, es un frande.
La manteca de cerdo, que es la que se emplea para las
preparaciones culinarias, tiene su Índice. conocido, sus
elementos constituyentes son fijos; si se le añaden otros
cuerpos grasosos pierde su valor culinario y no es mante-
ca de cerdo, debe pues quitársele el. nombre de manteca
en el recto sentido que tiene en bromatología y solo se
debe expender con otro nombre.
En todos los países del mundo civilizado se están po-
niendo los medios para evitar el fraude en los artículos
que sirven para la alimentación, y se pone empeño en po-
ner en seguro la salud y la vida del pueblo consumidor.
Si ese artículo 50 del capítulo 5.2 de las Ordenanzas Sa-
nitarias no se modifica dando garantías al pueblo, resulta-
rá hoy más fácil el fraude que en todos los otros tiempos;
porque se basará en las concesiones de la misma ley.
La mantequilla y la manteca no son productos cubanos,
ambos prornetos se importan del extranjero; de manera
que con el artículo 50, tal y como está redactado en co-
rrelación con el 79 y 81 hacemos la ganancia de comer-
ciantes extranjeros con perjuicio de nuestras industrias y
con grave detrimento para la salud del pueblo.
Durante el año de 1903, según las estadísticas oficiales,
entraron en Cuba 42,850,177 libras de manteca, con un
valor de $2.900,191. Y en el año 1904 entraron 44 mi-
llones 793, 457 libras con un valor de $2 626,479,
Tan pronto como en la República vecina se enteren de
la impubidad de que disfrutarán en Cuba los falsificadores
de ese artículo, inundarán esta plaza las más torpes y as-
querosas mantecas; pues se puede afirmar que hoy ya el
cuarenta por ciento de las que entran sufren adulteracio-
nes en el lugar de su fabricación. Ha de bastar á los fa-
bricantes poner en las cuarterolas y alguna vez en la lata,
manteca artificial, que se nos dará como legítima de cer-
do, sin pensar en que el cerdo no puede ser A EGIAN
El artículo 81, copiado á la letra dice: “Los comercian-
tes é industriales que expendan bajo las denominaciones
de MANTECA, MANTECA COMPUESTA, ó cuales-
p]
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 339
quiera otras sustancias que, sin ser manteca pura de cerdo
se asemejen á la misma ó puedan confundirse con ella por
su sabor 6 aspecto, quedarán obligados 4 informar al com-
prador ó consumidor, al tiempo de la venta, que dichas
sustancias no son MANTECA DE CERDO y á poner en
los envases que las contengan un rótulo que diga en cas-
tellano, con caracteres romanos de uno y medio centíme-
tro cuadrado, por lo menos, impre eso de un modo inteligi-
ble y duradero y en lugar más visible de los mismos:
MANTECA ARTIFICIAL.”
¿hor qué se ha de llamar mantec: Aca, cuando el
nombre de manteca es el que se presta al fraude? ¿Por
qué no se le ha de dar el nombre de sed ú otro que
esté más en harmonía con sa composición y que no lleve
el engaño al público? Si ji ley se dicta para poner á sal;
vo la salud pública, ¿qué razón tiene la Aia a de Sanidad
para hacerle creer al consumidor que aquello que se va d
vender es manteca de cerdo artificial?
Sabemos de sobra que por ese artículo 81 solo se nos
dará una grasa completamente distinta de la de cerdo.
Aquí sabemos, lo que se sabe en todo el mundo, que el
que vende, lo que desea es explotar su negocio y que
maldito lo que le preocupa la salud del que le compra.
Para cuidar de esa salud están los organismos sanitarios,
que no deben preocuparse poco ni mucho con las voces
que han de clamar por el negocio.
El artículo 77 dice: “Se prohibe la venta de especias
dedicadas á alimentos 4 condimentos, tales como canela,
azafrán, clavos de especia, ete., que sean adulterados 6
anmentados en Su peso, volumen Ó composiciones nabura-
les, 4 no ser que se haga dentro de las ada enciones esta-
blecidas en el artículo 50 de esa ley.” Ya lo habeis ofdo,
señores Académicos, las nuevas Linde snanzas facultan ex-
presamente la adulteración de alimentos y condimentos;
eso sí, hay que poner el letrero consabido.
El azafrán ha sido, en Cuba, el condimento más falsifi-
cado en todos los tiempos, y aunque se ha perseguido d
los adulteradores, ahora, en plena República, se podrá
poner á la venta siempre que en el envase que lo conten-
340 ANALES DE LA
a o
ga, en la tienda, se escriba azafrán compuesto ú otro tér-
mino análogo.
¿Acaso la Junta Superior de Sanidad no sabe cómo se
adultera aquí el azafrán?
Pues se lo vamos á decir: Viene de España una planta,
color pajizo llamada tobar que es de fibras largas y del-
vadas, esta planta se somete á la acción de una materia
colorante, que bien puede ser el de rojo de anilina ú otro
cualquiera; se enrojece el tobar y después de ciertas otras
manipulaciones, se mezcla con algunas fibras de azafrán
legítimo para darle olor y para que el timo no sea tan
desvergonzado; y eso será lo que se autorizará con el nom-
bre de azafrán ampliado Y compuesto. También se hacen
otras operaciones, como mezclarlo con glicerina y sulfato
de barita para darle mayor peso, ó sulfato de soda, miel,
elicerina y borax para ampliarlo en peso.
Yo tengo la seguridad de que las personas dignísimas
que forman la Junta Superior de Sanidad han aceptado
este artículo sin haber medido su trascendencia.
Yo atribuyo estos artículos de las Ordenanzas á la falta
de un químico, consagrado « los estudios de bromatolo-
oía, en el seno de la Junta. Solo así hubieran pasado, co-
nociendo como conozco los altos sentimientos altruistas de
las dignas personas que han redactado estas Ordenanzas, y
sabiendo como sé los buenos deseos que los animan en
pro de la salud pública.
Yo prescindiendo del artículo 79; como pudiera haber
prescindido de él la Junta; pues con el 50 y 77 huelgan
inspectores y laboratorios, bastando solo con que se escri:
biera en los envases el nombre de cualquiera alimento po-
niéndole un apelativo, como ampliado, reformado, exten-
dido, artificial; por ejemplo: vino ampliado, azafrán am-
pliado, leche ampliada, manteca artificial, mantequilla di:
simulada.
Yo sé que todas estas cosas que he dicho resultarán
baldías; pero no por eso había de dejar de decirlas. Quie-
ro que conste que esta Academia no olvida sus tradicio-
nes de amor al pueblo y devoción á la verdad.
Propongo, pues, 1.*: Que la Academia apruebe ó re:
chace por votación nominal este informe. 2. Que la
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Academia se dirija al Sr. Presidente de la República en
súplica para que el artículo 50 del capítulo 5.” de las Or-
denanzas Sanitarias sea redactado en la forma siguiente:
Se prohibe la venta de cualquier alimento, condimento,
bebidas ó especias ád las cuales se les haya substraído en
todo ó en parte un constituyente de valor alimenticio ó
se le haya mezclado con otras sustancias aunque sean de
las que naturalmente contenían, y así mismo se prohibe
emplear el nombre de dichas sustancias naturales, en la
venta, cuando no sean completamente puras.” Suprimién-
dose por completo los artículos que no estén de acuerdo
con éste.
La Academia resolverá.
¿PUEDE SER RESPONSABLE, CIENTIFICA NI LEGALMENTE,
EL CLOROFORMIZADOR, EN EL CASO DE ACOIDENTE MORTAL POR
LA ANESTESIA? Me
TRABAJO PRESENTADO EN OPCION AL TITULO
DE ACADEMICO CORRESPONSAL
POR EL
Dr. Francisco M? Héctor
(Sesión de Gobierno de 23 de marzo de 1906)
Un reciente artículo del Dr. E. Rochard publicado en
el Bulletin Général de Therapeutique de 23 de enero del
presente año, cuyo título es: “SE DEBE ADVERTIR AL ENFER-
MO DEL PELIGRO QUE LE HACE CORRER LA ADMINISTRACIÓN
DEL CLOROFORMO CUANDO SE HA JUZGADO LA ANESTESIA NE-
CESARIA.” Este trabajo es una refutación ó protesta del
autor en contra de la sentencia del Juzgado de Chateau
O a. L
Thierry por haber condenado en 7 de junio del año retro-
próximo 4 un Profesor Médico, 4 pagar la suma de 8.000
francos como indemnización, y además las costas, por una
cloroformización de mortal resultado; sin que en nada pu-
349 AÑALEÉS DE LA
e.
diera advertirse falta de precaución, ni incompetencia por
parte del cloroformizador (según: declaración del Juzga-
do): y sí tan sólo porque éste no advirtió al paciente an-
tes de la anestesia los peligros 4 que se exponía.
La lectura de este artículo me ha sugerido el tema del
trabajo que tengo el honor de someter á la ilustrada con-
sideración de esta Academia.
Y con el propósito de concretar lo mis posible, y con
el de llegar 4 una finalidad más práctica, limitaré todas
las consideraciones, raciocinios y argumentaciones, que
puedan ocurrírseme, al servicio y comprobación de la si-
guiente tesis:
“¿PUEDE SER RESPONSABLE CIENTÍFICA, NI LEGALMENTE, EL
CLOROFORMIZADOR, EN EL CASO DE ACCIDENTE MORTAL, POR
LA ANESTESIA?”
Examinemos, pues, bajo un punto de vista general, los
particulares todos, que ¿ este asunto se refieren, y cuyo
conocimiento es absolutamente indispensable en el cloro-
formizador; puesto que son los preceptos dictados por la
ciencia, en que se señalan los peligros y la manera de
evitarlos.
Para mayor claridad voy á dividir estos conocimientos
en tres capítulos: 1.2 Cuestiones relativas al cloroformo.
2.2 Cuestiones relativas al cloroformizador. 3. Cuestiones
relativas al cloroformizado.
Respecto á las cuestiones relativas al cloroformo, ya se
supone que han de referirse 4 su composición química.
Efectivamente, es un hecho demostrado que la manera de
ser de la substancia determina en no pocas ocasiones, el
éxito de la anestesia. Así se dice que debe elegirse un
cloroformo químicamente puro.
Me creo excusado de entrar en detalles sobre la prepa-
ración química de esta substancia, y sólo repetiré que el
cloroformo, ya sea obtenido por cloruración del alcohol,
ya del cloral, ha de estar rectificado, ha de encontrarse
puro; entendiendo por tal, aquel que no haya sufrido de-
vivación tóxica bajo ciertas influencias, no bien definidas
todavía: 9 precisando más, cuando el cloroformo no con-
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tenga ni cloro en estado libre, ni sus derivados oxicloru-
ro de carbono y ¿cido clorhídrico.
Es de necesidad imprescindible para el fin que me pro-
pongo, hacer constar aquí, que esta transformación tóxica
puede producirse en todo cloroformo puro, hasta en aquel
que brinde toda garantía en su rectificación: cuyo hecho
es debido á la acción del aire y de la luz; como. lo com-
prueban las experiencias de Regnault, Weppen, Battzer,
Guerbet, etc., etc. Hay más aun; no obstante estas alte-
raciones bien estudiadas, pueden ocurrir transformacio-
nes no menos peligrosas, debidas ád los fenómenos cataliti-
cos por acción del contacto. Sumándose como factores de
su determinismo, según Trillat (1), la naturaleza dcida ó
alcalina del vidrio que sirve de envase al cloroformo, la
mayor 6 menor limpieza de las paredes del continente, la
presencia en él de hilos Y bridas que accidentalmente
pueda contener.
“No es esto todo: (dice literalmente el profesor antes
“citado) si se admite que el cloroformo es puro en el mo-
“mento mismo en que el operador lo emplea, no parece
“estar al abrigo. de todo peligro de alteración. Yo he,
“podido comprobar que derramando el cloroformo puro
“sobre una super ficie porosa se provocaba una ligera des.
“composición con aparición de acido clor oxicarbónico...
De igual manera puede producirse la descomposición
si se derrama sobre una hoja de papel de filtro, sobre una
compresa de tela Y sobre un tapón de algodón. (2).
Merece consignarse el hecho de que las mismas muco-
sas pueden servir de agente catalítico, actuando como
medio oxidante. Que si bien es cierto que esta teoría
demostrada Zn vitro, no' tiene una confirmación práctica
in vivo, bien merece tenerse en consideración desde el
momento que no está negada la posibilidad. Por lo tan-
to no sería anticientífico pensar, que los accidentes sobre-
venidos durante ó después de la anestesia, reconocieran
como causa la formación del «oxicloruro de carbono pro-
vocado por acción catalítica en el curso de la eloroforma-
(1) M.A. Trillat. Bulletin General de Therapeutique. Juin 30 de 1904.
(2) Trabajo citado, pág. 925.
344 ANALES DE'LA
zación, ya en las mucosas del paciente, ya en la careta
misma, según opinión de los Profesores Laumonier, Ray-
mond, Crinon y Trillat.
También influyen en la calidad del cloroformo, la tem-
peratura, humedad y la presencia en la atmósfera de la
sala de gases distintos, como el ácido carbónico, el gas
del alumbrado, etc., que vician el aire contenido en ella.
No siendo nuestro propósito escribir un capítulo sobre
la composición química del cloroformo, sino únicamente
enunciar un determinado número de las muchas causas
que pueden influir en su mayor ó menor nocividad, sobre
todo las más frecuentes, nos parece suficiente consignar:
Que el cloroformo, por sí solo, puede dar lugar á acci-
dentes desgraciados; y que en el estado actual de nues-
tros conocimientos no han podido dictarse reglas profilác-
ticas bastantes para precaver los accidentes que pudieran
ser funestos por este concepto.
Con respecto ú las cuestiones relativas al cloroformiza-
dor, es decir, respecto al precepto técnico, al modus.fa-
ciendi, que ha de conocer y practicar todo cloroformiza-
dor, no me he de detener en ello, puesto que es asunto
tratado con latitud en obras especiales de todos conoci-
das. Sólo sí creo insistir en consignar: Que toda cloro-
formización en el adulto debe comenzar por la inyección
previa esparteo-mórfica, método Langlais y Maurange; de
cuyo resultado tenemos personal experiencia por haberlo
usado en el Hospital de Caridad de Guanabacoa, siem-
pre con un magnífico resultado. Este método designado
por Maurange (1) Cloroformización Mixta, no sólo contri-
buye á producir el sueño anestésico pronto, sino que lo
obtiene con la menor cantidad posible de cloroformo (he-
cho que hemos podido comprobar en distintas laparotomi-
zadas por ovariotomías y otras intervenciones practicadas
por los ilustrados cirujanos Dres. Fortún, Duplessis y
Méndez Capote, en el ya citado Hospital. Apenas no in-
virtiéndose 25 gramos de cloroformo, y eso usando la ca-
(1) Langlais y G. Maurange Soc, de Biol,—7 juillet 1894. —Paxís,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 345
reta de Esmarch, donde hay gran pérdida de vapores clo-
rofórmicos) sino que también es el medio más seguro con
que se cuenta hoy para evitar, en lo posible, el síncope
por reflejo laríngeo, por inhibición de origen respirato-
rio (1), el síncope preclorofórmico. Siendo la acción de
la inyección previa no tan sólo favorable en este terrible
accidente, porque adormece la acción nerviosa y porque
el estado eufórico de la morfina disipa el terror, el miedo
preoperatorio, sino que también disminuyendo la cantidad
ingerida de cloroformo, hace menos posible el síncope
post-clorofórmico, que no es más que una intoxicación
por cantidad. A pesar de estas ventajas, no queda la clo-
roformización mixta exenta de peligros.
No debe olvidarse tampoco que como precepto gene-
ral, la cloroformización ha de comenzar por dosis muy pe-
queñas de cloroformo; sin que esta precaución y todas las
consignadas en las obras especiales sobre la materia, sean
bastantes para poner al enfermo á salvo de un accidente
mortal.
ES +
Queda como tercer y último particular las cuestiones
relativas al cloroformizado mismo.
Nada más oportuno que transcribir literalmente lo que
respecto á este asunto ha consignado el Profesor Mathieu
(2); dice así: “De cualquier modo que sea, es necesario
no acriminar al cloroformo ni tampoco al operador mismo
en la producción de los accidentes de la anestesia. Es
necesario no olvidar que nos hallamos en presencia de un
organismo viviente qué resistirá de una manera más ó me-
nos inconstante y brutal en frente de este agente, que la
cloroformización es siempre una operación grave por ella
misma y que es imposible saber de antemano como el sis-
tema nervioso del individuo que dormimos se comporta-
rá en frente del cloroformo.”
El mismo autor y en el trabajo citado refiriéndose al
(1) Inhibición de origen Respiratorio.—Dr. E. Martínez.—1 folleto
1905.—Habana.
(2) Bulletin General de Therapeutique, —Julio 15 de 1904. —Paris,
346 "ANALES DE: LA
síncope preclorofórmico dice también así: ....“la cuali-
“dad y el modo de administración del cloroformo, no tie-
“nen nada naturalmente que ver en la génesis de los acei-
“dentes. Se trata aquí de un reflejo de retención, contra
“el cual parece que el cirujano está desarmado, pues él se
“produce en sujetos en los cuales ningún signo, ni el mis-
“mo examen anterior el más minucioso, permite preveer
“esta acción inhibitriz especial de la anestesia.”
Después de haber consignado estas opiniones de noto-
ria y universal reputación, “tal parece que se siente uno es-
cusado de insistir sobre el particular; sin embargo, hay
cireunstancias que interesa consignar dependientes ( única
y exclusivamente del ¿loroformizado mismo; estas Circuns-
tancias, aparte del estado patológico y de los anteceden-
tes que constituyen contra indicaciones conocidas por to-
dos los médicos, dependen del estado psíquico del enfer-
mo; así se está en reconocer que el accidente mortal, casi
siempre inevitable, el síncope preclorofórmico es de causa
emotiva, es el terror preoperatorio, en que la presión san-
gufnea se encuentra notablemente debilitada; estado que
no se advierte en el niño por lo que P. Toulouse ha lle-
gado d suponer que en éstos la cloroformización es casi
inofensiva por esta circunstancia,
Reconociendo también la influencia del terror, ha dicho
el P. Bodine, que los cirujanos acusan al cloroformo de
los accidentes desgraciados; que los químicos acusan «¿ los
cirujanos; pero que nadie se ha ocupado de acusar al ope-
rado mismo, que en muchos casos es el verdadero culpa-
ble. Así en muchos casos podría decirse, muerto de mie-
do, que no muerto por el cloroformo.
El mismo P. Bodine refiere el caso de un enfermo á
quien se iba ¿4 practicar una cura de hemorroides, por
cuya operación se sentía éste extremadamente preocupa-
do é inquieto. Al ponerle un enema previo para limpiar
el recto, fué atacado de un síncope y murió. En la autop-
sla no se encontró lesión en el corazón, ni en ningún ór-
gano que explicara su muerte.
Muchos son los casos análogos consienados en la cien-
cia, que por no ser enojoso por demasiado prolijo, hemos
de limitarnos ¿4 recordarlos. Los casos de Cazeneyve,
- ACADEMÍA Di CIENCIAS Dié LA HABANA 347
de Bordeaux, en que vieron morir 4 un enfermo en sín-
cope, por haberle aplicado en la nariz una compresa que
nada contenía. Ll caso de Desault muy análogo; el de
Simpson, muerto también, habiendo desistido de la cloro-
formización por haberse roto el pomo que contenía el clo-
roformo, y otros más.
No han pasado desapercibidos para los observadores
otros hechos que pueden influir en el resultado de la clo-
roformización, por ejemplo: la región en que se ha de
operar, y también se han formulado preceptos para esos
casos, cuyos preceptos no siempre correrponden al fin
deseado.
Con todo lo expuesto creemos haber llegado 4 demos-
trar, que en el estado actual de la ciencia, si bien parece
conocerse la patogénesis de la muerte por el cloroformo,
ya sea por derivación tóxica, de causas conocidas unos,
desconocidas otros: bien por intoxicación por dosis masi-
vas; bien por causas psíquicas dependientes del operado
mismo, el hecho es, que aún no se cuenta con datos ni
«preceptos suficientes para poder ni preveer, ni contrarres-
tar el accidente mortal preclorofórmico, que es el más te-
mible.
Y si esto es una verdad indubitable, sí la ciencia no le
indica el cloroformizador ni la manera de preveer, para
evitar; ni la manera de contrarrestar Ó salvar una vez pie-
sentado el caso funesto; dicho se está que ante esta des-
eracia, queda el cloroformizador exento de responsabili-
dad, científicamente Juzgado.
* y z
No de otra manera pndiera juzearse esta cuestión de
responsabilidad, también bajo el punto de vista legal
atemperándose al significado y concepto de responsabili-
dad, bajo el punto de vista filosófico 4 moral. Es para
el concepto moral y legal la responsabilidad un cargo que
trae siempre aparejada la obligación de reparar y satisfa-
cer cualquiera pérdida 4 daño; pero es absolutamente ne-
cesario que en la realización del acto responsable, exista
348 ANALES DE LA
entre otras circunstancias la ¿ntención; es decir, que pre-
ceda la conciencia, el impulso interior que nos mueva re-
flexivamente á la ejecución del acto perjudicial en con-
cepto de pérdida 6 daño, que exista la intención moral;
que como ha dicho Vallier “la moral reside toda en la in-
tención que inspira la conducta.” Y si la intención del
cloroformizador no es, ni puede ser otra más, que evitar
el dolor, dolor que no sólo determina el sufrimiento, sino
que d veces es por sí solo causa de agotamiento nervioso
tal, que llega hasta la muerte; así como también colocar
al paciente en perfecto estado de tranquilidad física para
que el manual operatorio se realice de una manera perfecta,
y en el menor tiempo posible, circunstancias una y otra
que favorecen indudablemente el éxito. Se ve, pues, que
la intención es el bien; que el impulso interior que mueve
¿4 la realización del acto, es un fin moral, es un fin huma-
nitario, es un acto filantrópico.
Otra circunstancia no menos atendible que la intención
es la libertad; ó sea la facultad del hombre para obrar de
una manera ó de otra, lo que le confiere después del cono-
cimiento de la cosa misma, la facultad de seleccionar, la
facultad de escojer lo mejor, en este caso lo más lejano de
lo perjudicial. Pero bien se advierte por lo que dejamos
dicho, por lo mucho más que hemos silenciado, pero que
consta en los tratados todos, no hay más que una técnica
reconocida como la mejor; no hay más que una serie de
preceptos médicos, siempre los mismos, que señalan los
individuos que pueden ser cloroformizados (siempre con
riesgo) y á esa técnica y d esos preceptos tiene que supe-
ditarse el cloroformizador. No dispone de la facultad de
obrar, no tiene la libertad de escojer. No es el agente li-
bre, puesto que no está en la persona que obra con facul-
tad para producir ó causar algún efecto, ni cuenta con la
colaboración de ella para la ejecución del acto. Por lo
tanto, no disponiendo de libertad, no cabe la exigencia
de responsabilidad, puesto que siempre se ha dicho: “á
mayor grado de libertad, mayor grado de responsabili-
dad, y viceversa.”
La responsabilidad se ha dicho; es la relación del suje-
to con lós actos que ejecuta como agente libre,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LÁ HABANA 349
Es un principio aceptado que las circunstancias exi
mentes son: las que de un modo total dificultan el ejerci-
cio de la libertad del agente y borran 6 suprimen en el
caso toda su responsabilidad.
Parece no dejar lugar á duda que no es posible aceptar
tampoco legalmente la responsabilidad, en su doble con-
cepto criminal y civil.
Y respecto el caso del Juzgado de Chateau Tierry, sin
insistir en comentarlo, que suficientemente impugnado
queda por su ilustre comentarista, sólo. debemos decir:
Que es absurdo y anticientífico el fundamento de la sen-
tencia, toda vez, que siendo un hecho demostrado en la
Ciencia que el terror es uno de los factores que más con-
tribuyen al accidente mortal, no está justificado acrecen-
tarlo con el anuncio de los peligros de la anestesia misma.
INFORME ACERCA DEL TRABAJO PRESENTADO
POR EL DR. FRANCISCO M?* HECTOR EN OPCION AL TITULO
DE ACADEMICO CORRESPONSAL, Y CUYO TITULO ES:
“¿PUEDE SER RESPONSABLE, CIENTIFICA 0 LEGALMENTE EL
CLOROFORMIZADOR, EN EL CASO DE ACCIDENTE MORTAL,
POR LA ANESTESIA?”
POR EL
Dr. Tomás V. Coronado
(Sesión de Gobierno del 23 de marzo de 1906)
He ahí el título del trabajo presentado por el Doctor
Francisco M. Héctor, como precepto reglamentario, para
optar al puesto de Académico Corresponsal.
Fijada nuestra atención en el tema, que desde luego de-
sarrolla magistralmente el candidato, comenzamos á ser
impresionados favorablemente por cuanto entraña condi-
ciones especiales del autor y que le hacen, 4 nuestro jui-
cio, muy acreedor á. la gracia solicitada.
390 ANALES DE LA
——
o ld am ar rar A dp y AN le li ret a
¿Por qué no decirlo? Estamos pobres, muy pobres, en
nuestro pequeño mundo científico, de productores dota-
dos del buen tino necesario para separar la paja, la hoja-
rasca, de lo verdaderamente sustancial; necesitamos profe-
sionales observadores, adornados de un sentido práctico
efectivo, que inviertan el tiempo en resolver problemas
de verdadera y fructuosa aplicación.
El problema expuesto por el doctor Héctor resulta de
capital importancia desde varios puntos de vista y si bien
es verdad que impresionará á ciertos pusilánimes, también
lo es que enseña los derroteros para no caer en las respon-
sabilidades aparejadas, muchas veces, ¿ la impericia de
los administradores de ese producto, tanto más generali-
zado cuanto más avanzamos en los tratamientos quirúrgi-
cos, gracias á la antisepsia.
Nuestro Presidente, el doctor Santos Fernández, y en-
tre otros Académicos, el doctor Ignacio Calvo, se han ocu-
pado más de una vez, en esta misma Corporación de la
anestesia clorofórmica, que no solo es poderoso recurso
para el diagnóstico de muchas enfermedades, sino auxi-
liar indispensable para el feliz éxito de incontables inter-
venciones cruentas.
En la memoria del doctor Héctor se aclaran los tres
principales particulares de los múltiples que se relacionan
con la administración del cloroformo. En cada uno de
ellos descarta las responsabilidades científicas y legales
que pudieran alcanzar al profesional que lo emplea.
Por un sentimiento de exquisita delicadeza, muy pecu-
liar al carácter de nuestro distinguido colega, éste realiza
su trabajo didáctico sin puntualizar lo que está en su áni-
mo y en el de todos nosotros: esto es, la inconciencia, en mu-
chas ocasiones, del cloroformizador y la impr udente faci-
lidad en encomendar su aplicación 4 individuos descono-
cedores de los peligros que encierra y de la manera de
evitarlos 6 atenuarlos.
Aunque de manera sintética el doctor Héctor nos re-
cuerda la composición química del cloroformo y las dis-
tintas descomposiciones que puede sufrir transformándole
en un producto peligroso.
Apuntadas aleunas de las causas que pueden convertir
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3091
el cloroformo en droga perniciosa, pasa el autor á la téc-
nica para su administración.
El doctor Héctor, con muy buen juicio, se declara par-
tidario del procedimiento de Langlais y Maurange, que
desgraciadamente no siguen muchos de nuestros ciruja-
nos, viéndose por esta causa obligados d emplear enor-
mes cantidades de cloroformo, que si bien no produce,
con frecuencia, la muerte del anestesiado, determina fenó-
menos molestísimos y no exentos de graves peligros.
Un punto que tal vez, no toca el autor por el natural
temor de herir susceptibilidades y que sin embargo de-
biera ser tratado extensamente es la precipitación con que
aleunos cirujanos quieren realizar la anestesia. Yo no sé
si hoy se hará; pero recuerdo casos en que impacientado
el operador por la demora de la anestesia, empapaba una
compresa en cloroformo y la aplicaba fuertemente d la
cara del paciente por tiempo indefinido y exponiéndole
-con ese procedimiento á accidentes fatales. Más de una
vez fuí testigo de aquel brutal sistema y de no mediar la
abnegación de uno de los ayudantes, la muerte del opera-
do hubiera sido la consecuencia, en una ocasión. ;
Con la inyección previa (que ningún perjuicio puede
ocasionar) y dando el cloroformo gota a gota para que
sus vapores penetren unidos 4 una buena cantidad de
aire, se realizan anestesias admirables, con cantidades mí-
nimas de cloroformo y con la seguridad de evitar casi por
completo, accidentes desagradables y algunas veces mor-
tales.
La práctica generalizada de comprobar la completa
anestesia hurgando con el dedo la cornea del paciente
debe desaparecer; bastará comprobar por otros medios
menos ofensivos la abolición de los reflejos.
Las consideraciones relativas al sujeto sometido á la
cloroformización, expuestas por el doctor Héctor son muy
atinadas y pertinentes.
Indiscutiblemente, el terror, el miedo, ese estado psí-
quico indeterminado del que va á ser sometido á riesgosa
operación, puede ser y es causa muy suficiente para pro-
vocar la muerte súbita, imputada muchas veces al eloro-
formo.
392 ANALES DE LA
Si bien es verdad como aconseja el doctor Héctor que
no debe aumentarse el nervosismo del paciente informán-
dole detalladamente de los positivos peligros de la anes-
tesia clorofórmica, tambien es verdad que es un deber
ineludible patentizar dichos peligros ¿4 los familiares ó
personas más interesadas en el buen éxito de la inter;
.)
vención.
Aquí debiera terminar mi cometido, recomendando á
mis colegas los señores Académicos que se sirvan aceptar
el ingreso del doctor Francisco M. Héctor, como Acadé-
mico "Corresponsal; pero un sentimiento de Justicia, un vl-
vísimo deseo de hacer resaltar las cualidades personales
del que no dudo sea en breve nuestro compañero de ta-
reas, me induce á entretener vuestra atención algunos
momentos.
El doctor Héctor 4 más de ser un médico que bien po-
demos separarlo del monton anónimo, del grupo de reco-
piladores y traductores que nada nuevo nos enseñan y
que suelen vestirse con ropaje ajeno, es y fué siempre,
desde estudiante, un observador serio, con el raro privi-
legio entre nosotr os, de tener criterio propio y las inicia-
tivas tan necesarias al verdadero clínico.
Por otra parte, como hombre y como profesional cons-
tituye un carácter, no es de los adaptables, ni de los fle-
xibles ante el interés propio. Ni las imposiciones de los
enfatuados, ni los hipócritas convencionalismos, tan en
boga en esta época de grandes egoismos, le hacen sepa-
rarse una línea del camino, cada día más solitario, de la
corrección deontológica.
El doctor Héctor es por último de los muy raros pro-
fesores que desinteresadamente emprenden siempre la de-
fensa del compañero atacado, cualquiera que-sea su posl-
ción social y pequeños ó erandes los lazos de amistad que
con aquel le unan. |
Con esas cualidades hemos de esperar que por ahora,
sea un excelente corresponsal y que á la primera oportu-
nidad podamos abrazarlo como Académico numerario.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 393
ACADEMIA
Nombramiento de un Académico.—En la sesión de Go-
bierno celebrada el 23 de marzo de 1906, se acordó nom-
brar al Dr. Vicente de la Guardia, Académico honorario,
por los buenos servicios prestados a la Corporación y por
tanto publicar la vacante de la: plaza de Académico de
número que ocupaba en la Sección de Medicina, Cirugía
y Veterinaria, convocando aspirantes d la misma á tenor
de la siguiente
CONVOCATORIA
En cumplimiento del Reglamento de esta Academia, se
hace pública la existencia de una vacante de Académico
de número, perteneciente 4 la Sección de Medicina, Ciru-
oía y Veterinaria.
Este puesto se proveerá por elección, conforme á lo
prevenido en los artículos 5.2 y 9. del Reglamento, jus-
tificando los solicitantes sus méritos y admitiéndose al
efecto por la Junta de Gobierno, las solicitudes documen-
tadas de los aspirantes, hasta las seis de la tarde del día.
catorce de abril del año actual, en la Secretaría de la
Academia, calle de Cuba número 84. A.
Habana 30 de marzo de 1906.—Dr. Gustavo López,
Secretario.
Artículo 5.—Para ser Académico se requiere:
Tener por lo menos treinta años de edad. Tener el
grado de Doctor ó el título equivalente en las Escuelas
que no confieran aquél. Tener por lo menos diez años de
ejercicio profesional.
Artículo 9.—Para ser Académico de número se re-
quiere: ser ciudadano cubano y reunir las demás condi-
ciones exigidas en el artículo 5.9% solicitar el ingreso por
escrito, Ó ser propuesto por cuatro Académicos de núme-
ro; ateniéndose ¿ los requisitos de la convocatoria publi-
cada en la Gaceta Oficial, cada vez que existan una ó más
vacantes.
34 ANALES DE- LA
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA
DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ AL COMENZAR SU CONFERENCIA
EL SR. NOWACK ,
(20 de abril de 1906)
Ocupará esta noche la tribuna de la Academia de Cien-
clas, el señor José Federico Nowack, director del Insti-
tuto Nowack de Londres y de Viena y persona que no es
ya desconocida para la mayoría de los que me escuchan
desde que hizo su presentación 4 un público. escojido el
Dr. Eduardo F. Plá, Director del Instituto de 2% Ense-
ñhanza, en el establecimiento 4 su digno cargo, en la noche
del sábado 10 de marzo último pasado.
El discurso del Dr. Plá circuló profusamente y ésto me
ahorra en oecira del auditorio hacer la minuciosa ex-
posición de la vida y trabajos del conferencista que den-
tro de breves minutos nos deleitará con sus curiosas ex-
periencias acerca de una planta conocida vulgarmente
entre nosotros con el nombre de peonia.
Hace unos 22 años me cupo el honor de llamar la aten-
ción de esta Academia (1) apropósito de las aplicaciones
de la peonia (abrus precatorius) en el tratamiento de las
oftalmias, entonces en boga; pero esta noche el señor
Nowack la saca de la modesta condición de planta capaz
de llenar un indicado en terapéutica para elevarla por sus
funciones 4 usos verdaderamente maravillosos cual ten-
dremos ocasión de apreciarlo dentro de un momento.
- La hipótesis sostenida por el laborioso observador en los
comienzos de sus investigaciones respecto de una relación
entre las condiciones eléctricas de la atmósfera y la posi-
ción que adoptaban las hojas en presencia de una tempes-
() La peonia que se usa en oftalmia. Crónica Médico (Quirúrgica
1885.—AxNALES DE LA ACADEMIA DE Ciencias Mébicas, Fisicas Y NATURALES DB
La Harana.— Tomo XIL.—Pág. 530.—Año 1884,
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 300
Ls
tad, lo ha llevado, merced á estudios sistemáticos, al des-
cubrimiento de la exquisita sensibilidad de la planta, no
consignado en la ciencia y es una de las bases fundamen-
tales de su sistema de predicción del tiempo y de los fe-
nómenos seísmicos de la naturaleza.
La ACADEMIA DE CIENCIAS, inspirada como el Instituto
de 2% Enseñanza, que nos dió conocer por primera yez
al hábil investigador extranjero, en el deber de acojer y
amparar á quien quiera que cultive la ciencia y aspire le-
oftimamente 4 dar 4 conocer el fruto de su labor y cons-
tantes desvelos, ha vencido cuantas dificultades materia-
les se le han presentado, para que en la conferencia de
esta noche tuviere el Sr. Nowack una nueva oportunidad
de exteriorizar sus anteriores conocimientos y las tareas ¿
que se ha consagrado durante su permanencia entre nos-
Otros.
En esta obra meritoria ha secundado los deseos de la
Corporación su digno miembro el insigne naturalista doc-
tor Carlos de la Torre, tan dispuesto siempre ¿ú hacer
ciencia propia y á favorecer la iniciativa de los demás en
este sentido. z
No quiero robaros el precioso tiempo que necesitamos
para ver y oir las demostraciones del Sr. Nowack con el
auxilio de las proyecciones y he de terminar repitiendo
y haciendo mías estas palabras del Dr. Eduardo F. Plá en
la conferencia del Instituto.
“Podrán no tener el descubrimiento del Dr. Nowack ni
sus teorías, el valor tan absoluto que les dan y le niegan
otros sabios; podrán ser concepciones fantásticas de una
imaginación exuberante, pero siempre le cabrá la gloria
de haber señalado en una planta, por cierto silvestre en
nuestros campos, la peonia, propiedades hasta entonces
desconocidas, habrá que admirarle por su infatigable acti-
vidad, por su invencible constancia, para imponer sus teo-
rías y para que su conquista sea verdaderamente útil á la
Humanidad.”
20 DE ABRIL DE 1906
La Academia, que siempre que se trata de ciencias,
brinda generosamente su tribuna, cedió sus salones en
esta fecha, para una conferencia en la que, por medio de
proyecciones, el Sr. J.“F. Novack explicó sus estudios
sobre la peonia (Abrus precatorius) y su sistema de la
predicción de los fenómenos atmosféricos y seísmicos.
Como el Sr. Nowack no posée el castellano, el Dr. Car-
los de la Torre se encargó de exponer las. doctrinas y ob-
servaciones del observador austriaco, 4 quien el Sr. Presi-
dente había presentado oportunamente, haciendo constar
que la Academia, fiel á sus tradiciones, le brindaba su
tribuna, pero no se hacía solidaria de sus teorías.
El citado observador pretende poder predecir la apro-
ximación y aparición de los fenómenos meteorológicos:
lluvias, tempestades, etc., y seísmicos: temblores de tie-
rra, erupciones volcánicas, etc., por los movimientos de
la planta, influenciada á su vez por las manchas solares;
todo esto anunciado con una seguridad muy poco confor-
me con lo estatuido por la ciencia, hasta el día, y que
hace dudar de la seriedad del investigador.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 391
Acta de la sesión pública ordinaria del 27 de abril de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De mérito: Dr. M. Valdés Rodríguez.
De número: Dres. J. P. Alacán.—G. Aróstegui.—E. B. Barnet.—
A. Betancourt.—I. Calvo.—T. V, Coronado.—G. G. Duplessis.—A. Gor-
dón Bermúdez.—D. Hernando Seguí.--J. Jacobsen.—M. G. Lavín.—F.
Méndez Capote.—J. A. Presno.
Leida el acta de la sesión anterior (23 de marzo) fué aprobada.
La Secretaría da cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las si-
guientes comunicaciones: z
Entrada.—De la Secretaría de Hacienda, consultando si puede ele-
varse á uno por ciento la cantidad de desnaturalizantes del alcohol suge-
to á los impuestos del empréstito.
—De la Red telefónica, manifestando no ser posible, por ahora, la
instalación de un teléfono en el edificio de la Academia.
—Del Dr. E. B. Barnet presentándose como candidato á la plaza va-
cante de Académico de número de la Sección de Medicina, Cirugía y Ve-
terinaria.
—Del Dr. Enrique Núñez, id. id. id.
Salida.—A la Secretaría de Gobernación, remitiendo informes apro-
bados en 23. de marzo, relativos á preparados farmacéuticos.
—Conyocatoria para una plaza de Académico de número en la Sec-
ción de Medicina, Cirugía y Veterinaria.
Al Dr. Vicente de la Guardia, nombrándolo Académico honorario.
Al mismo, que la Academia espera continuará prestándole su con-
curso como vacunador de la misma.
A los Dres. Francisco Paradela, J. P. Alacán y M. Ruíz Casabó, nom-
brándoles en comisión para que dictaminen acerca del trabajo presenta-
do por el Dr. M. Delfin sobre las Ordenanzas Sanitarias.
358 ANALES DE LA
Al Dr. Francisco 1. de Vildósola, nombrándolo ponente para que
informe acerca de los expedientes presentados por los Dres. Enrique B.
Barnet y Enrique Núñez en opción á una plaza de Académico en la
Sección de Medicina.
Se concedió la palabra Dr. Jose P. Alacán, quien lee tres IN-
FORMES. El primero relativo al TRATAMIENTO ANTIREUMATICO
INGLES DE ALARCON DE MARBELLA, el cual es desenvuelto por
el ponente en sentido negativo, pues por los prospectos que le acompañan
se vé que es un producto charlatanesco, y por falta de requisitos de la ley
misma, no puede accederse 4 su introducción y venta en la República.
El segundo informe es el relativo 4 la DESNATURALIZACION DE LOS
ALCOHOLES, interesado por la Secretaría de Hacienda. Se despachó
favorablemente á lo solicitado. El tercer informe, es el relativo á la
HERPETINA DUREL, que aunque fué desenvuelto favorablemente por
la ponencia, los Dres. Aróstegui y Jacobsen, que pertenecen también á
la Junta Superior de Sanidad, dieron datos bastantes para que la Acade-
mia acordase rechazar el tal producto, no debiéndose consentir su intro-
ducción y venta en la República.
El Dr. D. Hernando Seguí dá lectura á su anunciado trabajo acerca
de la LARINGITIS TUBERCULOSA Y EL EMBARAZO.
El Dr. Aróstegui considera sumamente interesantes é instructivas las
dos observaciones que relata. ¿Se encuentra conforme con la opinión
sustentada en el trabajo.
El Sr. Presidente le felicita igualmente y le pregunta la época en que
falleció la primera enferma de su observación.
Jontéstale el Dr. Hernando Seguí que dicha señora falleció al cuarto
mes de su gestación.
El Dr. Hector lee su trabajo intitulado: IRRESPONSABILIDAD DEL
MEDICO CLOROFORMIZADOR, EN EL CASO DE. ACCIDENTE
MORTAL POR LA ANESTESIA. .
Pide la palabra el Dr. Hernando Seguí, quien no hace más que felici-
tar al Dr. Héctor por su trabajo.
El Sr. Presidente toma la palabra para después de felicitar al Dr. Hée-
tor, exponer que lo considera de gran interés, puesto que deja formado
concepto acerca de la administración del cloroformo. Asímismo expone
que considera los casos de síncopes, más atribuibles á la dieta y al esta-
do de debilidad en que está el enfermo, que provocados por el mismo
cloroformo.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 309
El Dr. Méndez Capote, piensa que la Academia para formar criterio
respecto á este punto, debiera dejar nombrada una comisión que estu-
diase el particular trayéndonos luego un criterio determinado, el cual
puede después ser discutido.
El Dr. Hernando Seguí, entiende que no existe contradicción alguna
en el trabajo que se acaba de leer.
El Dr. Duplessis lo entiende muy bien razonado y estima que debe
ser aceptado.
El Dr. Aróstegui lo considera en el mismo sentido, pero entendiendo
que en la mayor parte de los casos, el éter, puede sustituir perfectamen-
te al cloroformo, toda vez que lo considera menos expuesto á ocasionar
accidentes. Entiende también el Dr. Aróstegui, que cada vez que hay
necesidad de recurrir al anestésico, hay también la de advertir al enfer-
mo de los accidentes á que está expuesto para lo que pudiera sobrevenir.
De igual opinión es el Dr. Hernando Seguí.
El Dr. Duplessis opina lo contrario, pues cree que los peligros á que
está expuesta una persona á quien se le administra el cloroformo, deben
ser siempre ignorados por ella. Sí, piensa que puede ser advertida la
la familia, por lo que pudiera ocurrir.
El Dr. Santos Fernández, desea que se expongan aquí las razones del
por qué se administra el cloroformo y no el éter, ó viceversa, por qué
hoy se usa aquí casi en absoluto el cloroformo y en los Estados Unidos,
por ejemplo, no se hace sino uso del éter.
El Dr. Mendez Capote insiste en el nombramiento de una comisión
para que podamos formar un criterio que nos sirva de pauta para resol-
ver los asuntos que acerca de la administración del cloroformo se nos
presenten.
El Dr. Jacobsen explica que no hay esa necesidad, toda vez que el
trabajo del Dr. Héctor, no busca ese fin, sino que es sencillamente un
trabajo que él ha ofrecido á la Academia y que ésta tiene que aceptarlo
desde luego, al igual del que ofrecen los demás compañeros. Este tra-
bajo, pues, no exige aprobación, ni la Academia se vé obligada á formar
criterio acerca de la materia de que trata.
Vistas estas aclaraciones, se le dieron las gracias al Dr. Héctor por
su bien acabado trabajo, felicitándole por ello la Presidencia, y con esto
se dá por terminada la sesión.
360 ANALES DE LA
INFORME ACERCA DE UN PRODUCTO FARMACEUTICO
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 27 de abril de 1906)
En sesión de esta Academia celebrada el 23 de febrero
último tuve el honor de informar sobre un preparado far-
macéutico presentado 4 la Secretaría de Gobernación por
el Dr. Enrique O. Morejón, denominado TrATAMIENTO
ANTIRREUMÁTICO ÍNGLÉS DE ALARCÓN DE MARBELLA, y pro-
puse á la Academia y ésta lo aceptó, que se rechazara el
mencionado producto por tratarse de un remedio secreto,
dado que no se acompañaba la fórmula, y revestir además
los caracteres, ya por su presentación como por su aspec-
to y los prospectos que le acompañaban, de un producto
charlatanesco.
Ahora viene á esta Corporación, por conducto de la
expresada Secretaría, un escrito que 4 dicho Centro ha
presentado el Sr. Antonio Escamez en solicitud de que
esta Academia modifique su criterio y hace mención del
análisis que la Academia hizo del expresado producto.
Se ve, pues, que el Sr. Escamez. desconoce la legisla-
ción vigente aquí y en España (de donde procede el
producto en cuestión), al dirijirse él con tal solicitud. El
artículo 15: de las Ordenanzas de Farmacia de Cuba y 18
de las de España, dice: “Para que tenga lugar la venta de
remedios 4 medicamentos galénicos 4 compuestos del ex-
tranjero, lo solicitarán por medio de instancia un Profesor
de Medicina 4 de Farmacia, acompañando ¿4 la misma el
medicamento cuya introducción se desea y dos ejempla-
res de la Farmacopea, formularlo, obra ó periódico de
Medicina 4 de Farmacia en que conste su composición.
Para resolver acerca de estas instancias procederá infor-
me de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de la Habana y dictamen de la Junta Superior
de Sanidad.”
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 361
La Academia no tiene que rectificar un análisis que no
hizo; ella rechazó el producto presentado entonces por un
doctor en Medicina, porque no venía acompañado, como
la ley lo exige, de algún libro en que constara su compo:
sición, y debe rechazarlo hoy, 4 juicio del ponente que
informa porque á más de no haber llenado este requisito
indispensable, sin el cual la Academia no puede informar,
viene presentado por un señor que no reune las condicio-
nes que para el caso exije el trascrito artículo 15 de las
Ordenanzas de Farmacia.
INFORME ACERCA DE LA DESNATURALIZACION DE LOS ALCOHOLES
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 27 de abril de 1906). +
Con motivo de un informe emitido por esta Corpora-
ción en 17 de julio próximo pasado, sobre desnaturaliza-
ción de alcoholes, se ha recibido de la Secretaría de Ha-
cienda una comunicación que dice: “Sr. Presidente de la
Academia de Ciencias. —Señor: En escrito fecha 17 de
julio último se sirvió Vd. trasladar á esta Secretaría el in-
forme aprobado por la docta Corporación de su Presiden-
cia, respecto á las condiciones de la NAFTALINA COMO DES-
NATURALIZANTE DE ALCOHOLES; y en el cual se recomienda
como conveniente á tal objeto dicha sustancia, siempre
que esté acompañada del formol, en iguales proporciones,
pudiendo éstas ser de “cincuenta centígramos de cada
una por cada litro de alcohol.” Pero en el deseo esta
Secretaría de que, al resolverse en el orden administrati-
vo este particular, se dejen establecidas las mayores ga-
rantías para el Estado, y al propio tiempo que sea lo más
fácil posible la comprobación de las desnaturalizaciones,
máxime teniendo en cuenta que esta tarea en los casos en
362 ANALES DE LA
que se realice en la vía pública, que son los más numero-
sos, no puede estar 4 cargo de un personal técnico; ha
acordado dirijirse 4 esa respetable Corporación consultán-
dole si dentro de las circunstancias científicas que le han
servido de base para recomendar el desnaturalizante de
referencia puede aumentarse la proporción de las sustan-
elas que lo componen á uno por ciento de cada una por
litro de alcohol. Lo que tengo el honor de participar d
Vd. con el fin expresado, rogándole la mayor brevedad
en su contestación.—De Vd. atentamente, El Subsecreta-
rio de Hacienda. —Firmado, Guillermo Chaple.”
La comisión nombrada para emitir el informe á que se
refiere la trascrita comunicación, de que formé parte,
tomó como base para fijar la cantidad de cincuenta centí-
eramos por litro, el hecho de que en esa proporción se
puede percibir por el olfato menos delicado la presencia
del desnaturalizante, hecho que puede comprobarse con
la muestra que se acompaña; pero no se le ofrece reparo
alguno al ponente que informa en que se duplique la can-
tidad si así lo desea la Secretaría de Hacienda.
En tal virtud propongo se conteste 4 la Secretaría de
Hacienda que aunque esta Corporación no cree necesario
el aumento de dosis solicitado (y que para su demostra-
ción se envíe la muestra que acompaño), no tiene objeción
alguna que hacer 4 dicho aumento.
INFORME ACERCA DE PREPARADOS FARMACEUTICOS
POR EL
DR. JOSE P. ALACAN
(Sesión del 27 de abril de 1906).
Al informar á esta Academia en 23 de febrero último
sobre varios preparados farmacéuticos, que con objeto de
cumplimentar lo que en su artículo 15 determinan las vi-
gentes Ordenanzas de Farmacia había presentado el doc-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 363
tor Ernesto Sarrá, dije: ““que no encontraba inconvenien-
te en que se permitiera su introducción en esta Repúbli-
ca, por tratarse de preparados ya conocidos entre nosotros
y sujetos á fórmulas racionales con una dosificación con-
veniente.”
Entre esos preparados figuraba uno que se denomina:
HerpetINA DurrL, y en escrito de la Secretaría de Go-
bernación de fecha 20 de marzo último se comunica que
la Junta Superior de Sanidad ha rechazado el producto
en cuestión porque según informa 4 dicha Corporación el
ponente Dr. Aróstegui el anuncio le parece que la coloca
dentro de las pr eparaciones charlatanescas, aunque en su
dosificación se ajusta 4 la Farmacopea.
Como el informe de la Junta Superior de Sanidad se
refiere á particular distinto al informe de la Academia,
someto á la resolución de ésta la decisión.
LA TUBERCULOSIS DE LA LARINGE Y EL EMBARAZO |
POR EL
Dr. Domingo Hernando Seguí
(Sesión del 27 de abril de 1906)
La influencia recíproca del embarazo y la tuberculosis
pulmonar ha sido objeto de numerosos trabajos en los que
se han sostenido opiniones varias y d veces contradictorias
por elínicos distinguidos que, al fin, han llegado á ponerse
de acuerdo sobre ese punto.
Pero no se ha estudiado del mismo modo la evolución
de la tuberculosis laríngea durante el embarazo. Prueba
de ello es la comunicación dirigida por A. Kuttner al
Congreso celebrado en Hamburgo en 1901, invitando á
los Taringólogos de los distintos países ú public ar sus
observaciones de tuberculosis laríneea en el curso del
embarazo, por tratarse de un particular poco conocido y
digno de estudio.
364 ANALES -DE LA
No es mi ánimo presentar d la Academia este asunto
bajo todos sus aspectos. Me limito, en este tr abajo á llamar
la atención sobre la insólita aravedad que é á la tuberculosis
laríngea imprime el estado de cestación; gravedad mucho
mayor que la que determina en la tuberéulosis pulmonar,
al extremo de haberse aconsejado provocar el aborto en
las enfermas que se encuentran en esas condiciones.
La historia del siguiente caso (que es el que me ha
movido 4 tratar esta cuestión) unida 4 otros datos que más
adelante expondré, confirma este aserto y justifica, por lo
menos en determinadas circunstancias, la medida propuesta.
La señora L. R. de €. de 23 años, buena constitución,
sin antecedentes patológicos, vino ád la consulta el 26 de
agosto de 1905. Hacía dos meses que tosía, la voz estaba
velada y se quejaba de ligero dolor á la deglución.
Temperatura 3776; aseguraba no haberla tenido nunca más
alta.
Al examen laringoscópico presentaba infiltración del
espacio interaritenoideo y las cuerdas vocales un poco
tumefactas.
En el torax: rudeza inspiratoria debajo de la clavícula
derecha y submatidez. El examen de los esputos negativo.
[1 pct; cosa extraña, se conservaba bueno.
Un tratamiento higiénico adecuado y toques endolarín-
weos con ácido lactico mejoran su estado, hasta el punto
de encontrarse al mes sin fiebre y aclarada notablemente
la voz, aúmque no habían desaparecido del todo ni la in-
filtración interaritenoidea, ni la inflamación de las cuerdas.
No tosía y:
Poco tiempo después se hizo embarazada. Desde enton-
ces empezó á aumentar la infiltración laringea, presentán-
dose de nuevo la ronquera y dolor ¿4 la deglución que
adquirieron rápidamente notable intensidad.
Sin fiebre, sin diarrea, alimentándose bastante bien con
leche y huevos que toleraba, pues no tenía vómitos d pesar
del embarazo; sin presentar nada nuevo por parte de sus
pulmones, el estado general de esta enferma, á partir de
esa fecha, se hizo cada día más precario; se la vela decaer
por momentos, hasta que sucumbió ¿4 los cuatro meses (el
16 de diciembre del mismo año) en un síncope precedido
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 365
días antes de grandes sudores y una astenia profunda.
En el corazón no se observó, durante la enfermedad,
más que la debilitación consiguiente 4 su estado en los
últimos días.
Puedo citar otro caso, asistido en el Dispensario “Ta-
mayo”, que debo á la bondad del Dr. R. Castro.
J. S. mestiza: 24 años. Se presentó en el Dispensario
el 18 de noviembre de 1905.
Antecedentes: tuyo una congestión pulmonar dos me-
ses antes.
Estado en ese día: infiltración de todos los tejidos de la
laringe; voz apagada y respiración difícil.
Diagnóstico: Tuberculosis Laringea.
Observaciones: estaba embarazada. Dió á luz un niño
vivo dle siete meses próximamente el día 2 de diciembre
del mismo año á las nueve de la mañana.
Murió con gran disnea el día 15 del mismo mes á las
cinco de la tarde.
El niño sobrevivió á la madre dos semanas.
En un notable artículo publicado en los “Anales de
Enfermedades de oidos y laringe”, del mes de febrero
próximo pasado, Eugene Félix, Agregado á la Facultad
de Medicina de Bucar est, respondiendo á la invitación
hecha por Kuttner, da la historia de dos enfermas de tu-
berculosis larineea, embarazadas, que él ha visto.
Una, con síntomas de infiltración. también, en el vértice
del pulmón izquierdo; sin fiebre durante todo su proceso,
murió á los diez días del parto; el niño vivió seis semanas.
De la otra enferma supo que había tenido un parto nor-
mal; pero la perdió de vista é ignora el resultado definitivo.
En el mismo artículo figura un cuadro donde el doctor
Félix presenta 82 observaciones que ha encontrado en una
extensísima bibliografía que acompaña á su trabajo.
Tomando de este cuadro, que está muy detallado, los
datos pertinentes al fin que me propongo, encuentro en él:
que de las 82 mujeres en cinta, con tuberculosis laríngea:
63 han muerto antes del parto ó poco después de él; dos
durante el trabajo; hay tres cuya suerte se ignora y sola-
mente 14 han quedado vivas después del parto,
El pronóstico de la tuberculosis laríngea es, como se
366 ANALES DE LA
ve, lo bastante desfavorable en la mujer embarazada, para
sugerir la idea de provocar en ella el aborto.
En efecto, E. Bonaire, en un reciente trabajo (“Presse
Medicale”, 6 de octubre | 1905) aboga porque se provoque
el aborto en la tisis laríngea en su principio.
El ya citado Kuttner opina que debe interrumpirse el
embarazo, siendo las probabilidades de éxito tanto mayo-
res cuanto más pronto se realice.
Schauta provoca el aborto durante los primeros meses
del embarazo aunque se trate de una tuberculosis laríngea
incipiente.
No he encontrado observaciones en enfermas de tuber-
culosis laríngea en quienes el aborto, expontáneo ó pro-
vocado, haya detenido la evolución de la enfermadad. No
obstante, en vista de la gravedad que, á la infección im-
prime el embarazo, creo que debe interrumpirse éste, en
los primeros meses, siempre que no haya lesiones pulmo-
nares avanzadas y el estado general en la enferma haga
presumir racionalmente un éxito satisfactorio.
IRRESPONSABILIDAD DEL MEDICO CLOROFORMIZADOR,
EN EL CASO DE ACCIDENTE MORTAL POR LA ANESTESIA
POR EL
Dr, Fracisco M?* Héctor
(Sesión del 27 de abril de 1906).
Una sentencia del Juez Magnaud, del Tribunal de Cha-
teau-Thierry, dictada en 7 de junio de 1905,—la cual
transcribiré después—ha despertado una cuestión de
Deontología médica de gran interés, que actualmente se
discute, cuyo asunto nos pr oponemos traer otra vez al
seno de esta ilustre corporación, ¿por ser la lNamada entre
nosotros 4 exponer un criterio 4 formular un juicio, que
en caso análogo al del Tribunal de Chateau-Thierry pue-
da sentar jurisprudencia, una vez depurado el concepto
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 367
de la responsabilidad del médico anestesiador. Porque
efectivamente: “El asunto que nos ocupa—di
ilustrado y honorable Sr. Presidente—es de importancia
capital para todos los que ejercemos la profesión, porque
ó sistemáticamente nos abstenemos de utilizar un recurso
tan poderoso para el diagnóstico, tratamiento ó inter-
vención quirúrgica de las enfermedades como el cloro-
formo, ó forzosamente en el curso de la práctica, hemos
de lamentar algún accidente desgraciado, cuando menos
lo esperemos, y se nos seguirá una responsabilidad de que
debemos ponernos á cubierto.” (1).
Con el propósito de plantear el asunto en cuestión, de
la manera más clara y sistética que nos sea posible, co-
menzaremos por transcribir, tomándolo del trabajo ya ci-
tado, la ya indicada sentencia: del Juez, Sr. Magnaud,
para exponer á continuación los juicios críticos y comen-
tarios de que ha sido objeto.
Dice aquella así:
“A virtud de una demanda de 50.000 francos como in-
demnización interpuesta por la consorte P...., contra
B...., con motivo de la muerte de P. 25 2.14, Ser eBs
tableció en 14 de diciembre de 1904, un y juicio en el Pri-
bunal de Chateau-Thierry, designando al Dr. Saint-Cene,
en calidad de experto, con el encargo de averiguar si el
Dr. B...., no había cometido ninguna imprudencia ó ne-
oligencia que pudiera comprometer su responsabilidad,
con motivo de la muerte de P...., ocurrida en el curso
de una anestesia por el cloroformo, el perito llevó á efec-
to su misión y presentó el informe consiguiente, el 17 de
abril de 1905.”
“En vista, se dice, del muy notable y científico informe
del Dr. Saint.Cene, resulta que B...., tomó suficientes
precauciones en la administración del cloroformo que
hizo 4 P...., y que la muerte de éste, sobrevenida al
final de la absorción, no comprometía su responsabilidad.
(1) «Límites de la responsabilidad de la administración del cloro.
formo,» por el Dr. Juan Santos Fernández.—Crónica Médico Quirúrgica.—
Febrero de 1906.—Habana.
368 ANALES DE LA
A este propósito conviene ratificar pura y simplemente
este informe y adoptar sus conclusiones.”
“Mas, atendiendo á quese lee en el curso del informe
que el peligro del cloroformo reside sobre todo en el sín-
cope, frecuentemente irremediable, que ocurre al comien-
zo desu administración, y que es tanto más dañoso cuan-
to que el paciente es más 4 menos alcoholista, resulta que
sólo con la mayor cireunspección y en los casos de urgen-
cia extrema ó de necesidad absoluta puede proceder un
médico 4 administrar el cloroformo en una persona de na-
turaleza intemperante. Puede administrarse sin reparo
cuando el enfermo corre peligro de muerte si no se le
practica tal operación que exija la anestesia, pues en esta
alternativa consultando su ciencia y su conciencia puede
proceder al empleo del cloroformo en la seguridad que la
enfermedad constituye mayor riesgo que la anestesia.”
“Cuando se trata simplemente de afecciones ó de lesió-
nes molestas Ó dolorosas, crónicas ó no crónicas, aún de
la privación parcial ó total del uso de uno ó más miem-
bros; pero sin peligro para la vida del enfermo, el primer
deber del médico si no quiere exponerse á cometer una
falta grave y comprometer grandemente su responsabili-
dad, es prevenir al paciente, no sólo del daño mediato ó
inmediato 4 que le expone la administración del elorofor-
mo, sino también convencerle de que puede vivir perfec-
tamente Ey aún largo PERA en el estado en que se en-
cuentra.
“En tales condiciones, pues, sólo con la autorización
del enfermo, ó de su familia si aquel está momentánea-
mente en condiciones de no poder resolver y después de
ilustrarles minuciosamente del peligro que corre el pa-
ciente, puede el práctico usar este peligroso anestésico,
desde cualquier punto de vista que se considere.”
“En efecto, no puede, por ejemplo, admitirse que para
enderezar un jorobado ó uno que tuviese las piernas tor-
cidas, pero por lo demás lleno de salud, administrase un
médico el cloroformo, sin haber prevenido al paciente de
las graves y posibles consecuencias á que está expuesto y
sin el asentimiento de las personas, conociendo el pe-
ligro.”
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 369
“Atendiendo á que la vida humana es en extremo pre-
ciosa para no respetarla y, cuidarla aún siquiera sea con
las mejores intenciones.”
Se resuelve:
“¿Que dado el resultado del informe, el médico B....,
según lo ha declarado el perito, conocía perfectamente la
extrema predisposición de P...., al síncope, por sus afi-
ciones al alcoholismo.”
“¿Que se trataba de una simple luxación, que se supo-
nía mal reducida, del omóplato.”
“¿Que la más grave consecuencia que le podía resultar
á P...., de este estado, dado por cierto, 'era la impoten-
cia total Ú parcial del omóplato y del brazo.”
“Que si durante el resto de su existencia P...., fuera
susceptible de encontrarse considerablemente molestado
por este estado, su vida, sin embargo, no correría jamás
peligro.”
“¿Que antes de practicar la expuesta anestesia de P.....,
por el cloroformo, sobre todo para proceder ¿ un simple
examen, B...., descuidó advertirle de las probabilidades
de muerte que podían ocurrir.”
“Que estaba tanto Y más obligado, cuanto que él sabía
que P...., estaba atacado de alcoholismo y que los sín-
copes fatales podían, por consiguiente, esperarse.”
“En vista de que administrando el cloroformo 4 P....,
sin su aquiescencia y persuación de las posibilidades de
una terminación fatal, sin que la existencia de P...., es-
tuviese amenazada por el mal que le aquejaba, B...., ha
cometido una grave falta y ha comprometido totalmente
su responsabilidad.”
“Apoyándose en estos datos tiene el Tribunal los ele-
mentos' necesarios para evaluar el perjuicio material y
moral causado por B...., ¿4 la familia de P....”
“Por estos motivos, aún cuando por el informe del Dr.
Saint-Cene en lo que concierne 4 la ausencia de falta en
la administración del cloroformo por Bu00 Li OM t
gue responsabilidad, se declara 4 su vez responsable por
haberla practicado sin estar autorizado por el paciente
debidamente asesorado, además porque no era necesaria,
310 ANALES DE LA
puesto que por evitarla no corría peligro la vida del en-
fermo.” |
“En consecuencia se condena 4 B...., 4 pagar al de-
mandante la suma de 8.000 francos á título de daños y
perjuicios y los gastos del juicio.”
Conocidos los considerandos y resultandos de la sen-
tencia, nos proponemos hacer un resumen de los comen-
tarios Ó impugnaciones que ha merecido, tanto entre nos-
otros como en el mismo París; siguiendo en nuestra expo-
sición el riguroso orden cronológico en que han apareci-
do en esta capital.
En el Bulletin Général de Therapeutique, de 23 de ene-
ro del corriente año, el Dr. E. Rochard publica un traba-
jo cuyo título es: “¿Se debe advertir al enfermo del peli-
gro que le hace correr la administración del cloroformo,
cuando se ha juzgado la anestesia necesaria?”
Este ilustrado Profesor comienza su interesante trabajo
con la rotunda negativa: “No! Ciertamente no!” Y des-
pués de una crítica acertada á los fundamentos del fallo,
en que se declara que no ha habido falta de pericia, ni
imprudencia, ni otras razones para aceptar la responsabi-
lidad, consigna el referido Doctor que si hubiera de ad-
vertirse al enfermo antes de la operación los peligros de
la anestesia, muy pocos serían los que se someterían «d
ella, y en el caso de hacerlo ya se contaría con un ele-
mento fatalmente peligroso, el terror; capaz por sí solo
para determinar la muerte por “sacudimiento cerebral,”
causa muchas veces del síncope del principio.
No, esta manera de proceder no es admisible y nuestro
papel es endulzar en cuanto sea posible el acto temido de
la operación, repite el mismo Doctor.
Cuando se ha juzgado necesaria una operación, es que
se ha estimado que los riesgos que se han de correr son
mínimos ante el beneficio recibido; y si la anestesia hu-
biera de reservarse, como indica el Tribunal sentencia-
dor, sólo para los casos en que la vida del enfermo está
en inminente peligro, muy pocos serían los casos de in-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3114
tervenciones quirúrgicas; y entonces, ya no más ovarioto-
mías, ni aún curas radicales de hernias, ni apendicitis en
frío, etc., etc.; y el dicho del P. Chassevant consignado
en una memoria leída en la Sociedad de Medicina Legal,
se habrá cumplido; “la cirugía habrá retrogradado un si-
elo. La anestesia, ese descubrimiento que “hace época en
la historia del mundo no será el auxiliar poderoso de la
cirugía con cuya asociación se puede llegar hasta el mila-
ero. La abstención de la anestesia sería perjudicial al
bien de la humanidad.” Yo espero, pues, —dice el ilus-
tre cirujano del Hospital de Saint-Louis,—que el fallo del
Tribunal de Chateau-Thierry será casado; y termina repi-
tiendo como propias las frases del gran Velpeau: “Teneis
en vuestras manos el porvenir de la cirugía; la cuestión
interesa al público más que al médico; si condenais al ci-
rujano que ha empleado el cloroformo, ninguno de nos-
otros consentirá emplearlo en lo sucesivo; ningún médico
que sepa la posibilidad de un accidente imposible de pre-
venir, que incurra en responsabilidad, no querrá emplear:
lo más, d vosotros toca mantener la abolición del dolor 6
no consentirlo.”
En nuestra Crónica Médico- Quirúrgica de febrero del
presente año (1), apareció otro trabajo brillante del ilus-
trado y honorable Sr. Presidente de esta Academia, cuyo
primer párrafo lo he transcrito literalmente al principio
de esta tesis, porque entiendo que no es posible expresar
en forma mejor, ni más gráfica, la importancia del asunto
que nos preocupa, como “allí se condensa en tan hermosa
sintesis.
“LIMITES DE LA RESPONSABILIDAD EN LA ADMINISTRACIÓN
DEL CLOROFORMO.”
He aquí el tema del artículo del Dr. Santos Fernández.
Nuestro ilustrado y experto oftalmólogo, decidido por
la anestesia y autorizado por su larga práctica, “entiende
que no es posible siempre prevenir los accidentes del clo-
(1) Trabajo citado.
rd ANALES DE LA
roformo por más que se puedan evitar las más de las ve-
ces, rodeándose de precauciones que todos conocemos”: y
que d pesar de esas precauciones, no ha dejado en su
práctica, de contar varios síncopes graves, felizmente con-
jurados; pero que nunca en el caso contrario se hubiera
sentido responsable, por haber cumplimentado las exigen-
cias de una anestesia perfecta.
Entiende el Dr. Santos Fernández, que no puede ha-
cerse 4 un médico responsable, por la muerte de un anes-
tesiado como lo aprecia el Juez Magnaud. De esta suer-
te, dice: “La esfera de acción por la anestesia, por el clo-
roformo, quedaría restringida en extremo, pues los médi-
cos de hospitales y casas de socorro, se verían obligados
á no intervenir, 0 á correr el riesgo de que fallecido el
lesionado, las más de las veces por “el shok 9 por efectos
de la 1E5A! siendo alcoholista, se atribuyese su muerte á
la anestesia.”
Muy acertadamente reconoce el Sr. Presidente que en
los alcoholizados, fuera de la normalidad funcional, la
función circulatoria exige cuidados, no ya solamente para
el acto de la cloroformización, sino para las mismas ope-
raciones y tratamientos; pero sería demasiado radical ex-
eluir en absoluto de la anestesia clorofórmica á los que
abusan del alcohol.
De igual manera, no constituye una contraindicación ni
los; afectados del corazón, continúa el referido Doctor, con
tal que se tomen erandes precauciones.
Y como resumen de sus atinadas consideraciones, se lee
este párrafo terminal en el trabajo de referencia: “pero
todos convienen también que hay necesidad de arrostrar-
lo, se entiende la cloroformización, con todas las precau-
ciones que la ciencia aconseja, dados los beneficios que se
alcanzan con su empleo en la Medicina y muy especial.
mente en la Cirugía que abraza las grandes operaciones.”
l
En la sesión ordinaria de esta Academia en la. noche
del 23 del pasado mes, fué leído por el Sr. Vicepresiden-
te, muy estimado amigo mío, un trabajo presentado por
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 313
el que tiene el honor de dirigiros la palabra, como tesis
de opción al título de Académico corresponsal.
En aquel modestísimo trabajo, cuyo título es:
“¿PUEDE SER RESPONSABLE CIENTÍFICA Ó LEGALMENTE EL
CLOBOFORMIZADOR, EN EL CASO DE ACCIDENTE MORTAL POR
LA, ANESTESIA?” Nos propusimos estudiar, 0 mejor dicho,
presentar con bastante relieve, sinó con lujo de detalles,
por no ser necesario ésto, los tres órdenes de causas que
pueden determinar separada ó conjuntamente el acciden-
te fatal en la anestesia.
Causas dependientes del cloroformo, causas dependien-
tes del cloroformizador, 6 como si dijéramos de la técnica
y causas dependientes del cloroformizado mismo.
Del estudio químico y químico-biológico del clorofor-
mo, llegamos á demostrar que si bien es cierto que hoy
disponemos de medios para saber positivamente cuando el
anestésico se encuentra químicamente puro, y cuando no
lo está, qué es lo que determina su impureza—4 todo esto
podemos llegar, —no es menos cierto también que á pesar
de todo, por fenómenos que súbitamente y como por sor-
presa é independientes de la pureza de. la substancia em-
pleada, se presentan, la fatalidad, la adversa suerte nos
convierte en impotentes observadores de un cuadro de
Muerte y de desgracia inevitable.
De igual manera, en previsión de que la técnica más ó
menos competente y experta, pudiera contribuir al acci-
dente fatal; se han formulado preceptos muy científicos y
prácticos, tan sabidos y programados ya, que nadie podrá
ignorarlos;, pero que también así, ú pesar de todos los
preceptos más sabios, el fracaso llega sin poderse evitar.
Cuanto hemos repetido ahora relativo al cloroformo y
á la técnica de la cloroformización, decíamos en aquella
tesis respecto al cloroformizado mismo, sin dejar de ocu-
parnos, por supuesto, del estado patológico ó físico, y del
estado psíquico 4 emotivo del operado; reconociendo en-
tonces como ahora que en el estado actual de la ciencia
no nos está permitido ni sospechar, ni ejercer. decisivo
control en frente del accidente funesto ó peligroso.
No nos ocupamos en aquel trabajo, en especial del al-
coholismo, por no conocer entonces el texto exacto de la
314 ANALES DÉ' LA
sentencia del Juez Magnaud; pero ciertamente nunca se
nos pudo ocurrir que ¿ dicho J uez, por Sí, y sólo porque
sí, se le hubiera antojado que el alcoholismo 'Ha'de consi-
derarse como motivo de contraindicación dela anestesia
clorofórmica; creyéndonos excusados de entrar ¿4 demos-
trar la sinrazón de su equivocada creencia, por ser asunto
bien tratado ya en “el cuerpo de “éste trabajo, por muy
competentes comentaristas,
Encontrar responsabilidad, por haber administrado el
cloroformo en un caso, porque no corría inminente peli-
ero la vida del paciente; restringir el uso del cloroformo
haste lo imposible, condenar'á la humanidad doliente"'al
sufrimiento, sería ser cruel, si fuera 4 conciencia. Pero
al no ser cruel, es absurdo, 'anticientífico y dlesacertado.
Y no de otra manera había de suceder dada la monstruo-
sa anomalía, de que un Juez se haya convertido Pr vo On
perito cloroformizador.
Ultimamente, terminábamos nuestra tesis, con estos pá-
rrafos en que se condensa nuestra opinión:
“Parece no dejar lagar 4 duda que no es posible acep-
tar tampoco lesalmente la. responsabilidad, en su doble
concepción criminal y civil.”
“Y respecto al caso del Juzgado de Chatean Thierry,
sin insistir en comentarlo, que “suficientemente impuenado
queda por su ilustre comentarista, sólo: debemos decir:
que és absurdo y anticientífico el fundamento 'de- la sen-
tencia, toda vez que siendo un hecho' demostrado en la
Ciencia que el terror es uno de los factores que más con-
tribuyen al accidente mortal, no está ¡justificado acrecen-
tarlo con el anuncio de los peligros de la anestesia misma. '
e
7
En la Tribune Medical de los días 17 y 24 del retro-
próximo mes de marzo, aparece un artículo, cuyo epígra-
fe es: “Deontologie.—De la responsabilité des medicins
dans Pemploi des anesthésiques.” Este trabajo es el in-
forme del P. Chassevant, miembro de la: Comisión nom-
brada por la Sociedad de Medicina Legal de París, con
motivo del fallo de que venimos ocupándonos.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 315
Este profesor después de un detenido estudio de los
considerandos y resultandos de la sentencia, estima: que
este Juicio se compone de dos partes muy distintas y d su
juicio contradictorias.
En la primera parte el Tribunal aprueba el informe del
médico experto que él ha conminado, y acepta las con-
clusiones. Lo que está conforme á la jurisprudencia ge-
neralmente adoptada desde época muy remota y de acuer-
do también con las declaraciones del Procurador general
Dupin en casos análogos de responsabilidad médica, en
que dicho Procurador consignaba que, d juicio técnico, el
procedimiento seguido en la realización del acto ú opera-
ción, la elección del instr umental, la urgencia 9 no de la
operación, etc., ete., son cuestiones científicas—dice—que
han de debatirse entre Doctores, y que no pueden cons:
tituir caso de responsabilidad civil y caer bajo el examen
de los Tribunales.
Consecuente con este principio del Procurador Dupin,
el Tribunal de Chateau-Thierry debió haber dado por ter-
minado el proceso, toda vez que el médico experto ase-
gura que por parte del cloroformizador, se tomaron todas
las precauciones científicas, poniéndose por lo tanto á cu-
bierto de toda responsabilidad. Pero el Tribunal entra
después en un examen del ejercicio del arte médico, for-
mulando indicaciones y contraindicaciones del empleo del
cloroformo que él califica de peligroso, para declarar des-
pués que B.... es responsable por no haber solicitado la
autorización del paciente, y no ser necesaria la anestesia,
puesto que la existencia de P.... no corría peligro.
Esta conclusión, dice la ponencia, es muy grave; pues-
to que condena á B.... después de haber reconocido
que B.... “ha tomado suficientes precauciones en la ad-
ministración del cloroformo que hizo 4 P.... y que la muer-
te de éste sobrevenida al principio de la absorción de este
anestésico, ño haría empeñar su resporsabilidad.” Si se
generalizara esta nueva jurisprudencia habría de cumplir-
se la creencia emitida por Velpeau en 1853 (ya referida).
De prosperar este juicio sus consecuencias serían tan gra-
ves, que anularía la práctica de la cirugía en Francia: y
sería necesario aconsejar á los enfermos necesitados de
316 ANALES DE LA
operación quirúrgica, que fueran d buscar su alivio ó cu-
ración fuera de la frontera.
Si se examina el valor científico de cada uno de los ar-
gumentos que han motivado la condena, continúa el doc-
tor Chassevant, se deduce de ella que el alcoholismo debe
ser una contraindicación y prohibir el empleo del cloro-
formo como anestésico.
Todo lo contrario se observa en la práctica diaria,
puesto que en los hospitales son más los alcoholistas que
son sometidos al cloroformo, que los que no lo son; y sin
embargo, las estadísticas no arrojan mayor mortalidad en
estos establecimientos.
El profesor Gosselin, tenía dada la orden ¿4 sus inter-
nos, que fueran cloroformizados á su llegada al Hospital,
todos los lesionados de fracturas Ú luxación, estuvieran ó
no ébrios. Ellos no observaron ningún accidente. El al.
coholismo no constituye por sí sólo una contraindicación
al cloroformo.
La tendencia á los síncopes no es una contraindicación
á la cloroformización. A parte de que el síncope no es
más que un síntoma que se manifiesta por causas diversas
por diferentes mecanismos, puede ser producido por un
vivo dolor, como se observa muy á menudo en las luxa-
ciones; por esta razón, en las reducciones de éstas, la
anestesia no está contraindicada, sino por el contrario,
evitando el dolor evita el síncope.
En los histéricos, en las personas nerviosas, en los indi-
viduos exitables, están menos expuestos al síncope, ó nada
expuestos durante el sueño clorofórmico. Esto se ha
comprobado perfectamente en el servicio del P. Charcot.
Ni aún los síncopes cardiacos, contraindican el uso del
cloroformo, según lo ha demostrado el Dr. Huchard; y en
las veinte y cinco autopsias practicadas por el P. Brouar-
del en individuos muertos por la cloroformización, jamás
ha comprobado lesión cardiaca en ninguno de ellos,
Limitar la cloroformización sólo en los casos en que la
vida del paciente esté en peligro inminente sería impedir
el progreso de la ciencia; sería entronizar el sufrimiento;
sería aumentar las defunciones, no ya por la cloroformi-
zación, que no se practicaría, sino por la marcha evoluti-
(A e 5
va de ciertos ¿procesos patológicos graciables de una in-
tervención quir úrgica impracticable sin cloroformo.
Así continúa la. ponencia. destruyendo los. argumentos
de la sentencia, que no consigno por no hacerme cansa-
do, terminando con las siguientes conclusiones:
1,2 El número de los accidentes mortales que sobre-
vienen en el curso de las anesteslas es excesivamente mí-
nimo con relación al número de las cloroformizaciones
practicadas, sería por lo tanto exagerado calificar la anes-
tesia clorofórmica de práctica peligrosa.
2.2 Desgraciadamente, 4 cada uno de los pertodos de
la anestesia quirúrgica, pueden sobrevenir accidentes ca-
paces de determinar la muerte:
Estos accidentes son algunas veces rápidamente morta-
les y no permiten ninguna intervención. Entre estos; úl-
timos es necesario señalar el síncope laringo-reflejo, accl-
dente del principio de la cloroformización.
3.2 No existen contralndicaciones absolutas á la anes-
tesia quirúrgica. El alcoholismo, las tendencias á los sín
copes, no son una contr: aindicación de la anestesia quirúr-
gica. Un gran número de circunstancias exige, no obs-
tante una prudencia excesiva en la administración del
cloroformo.
4.2 Antes y fuera del empleo de los anestésicos los
sIncopes súbitos, mortales, bruscos (muerte por inhibición
sobreviniendo antes ó al principio de las operaciones qui-
rúrgicas) han sido 4 menudo observados por los ciruja-
nos. Ellos se observan d menudo en las personas pusilá-
nimes que temen al dolor y 4 la muerte. La anestesia
clorofórmica no impide estos síncopes mortales producir-
se; se les atribuye entonces injustamente «¿€ la cloroformi-
zación. |
5.2 En el curso de la anestesia, la pusilanimidad, el
temor de la muerte, una gran aprensión en el momento
de dormirse, favorecen la aparición de los accidentes
mortales. El médico tiene el deber, alcanzada la autori-
zación del enfermo, obtener su confianza sin disminuir ni
exagerar los peligros posibles.
6.2 La responsabilidad civil del médico no debe estar
3718 ANALES DE LA
empeñada mas que cuando se pruebe contra él negligen-
cia Ó ligereza.
Estas conclusiones puestas 4 discusión han sido adopta-
das por unanimidad.
Con el resumen de las impugnaciones hechas á la sen-
tencia del Tribunal de Chateau-Thierry, me parece que-
dar demostrada toda su sinrazón; siendo por otra parte
muy satisfactorio observar, cómo las impugnaciones he-
chas por distintos profesores, en distintos países, regidos
hasta por distintos Códigos, coinciden de tal manera en
los principios médicos aducidos, que un informe parece la
repetición de los demás.
Muy complacido habremos de sentirnos si esta ilustra-
da Academia acoje con benevolencia este modestísimo
trabajo, y toma en consideración nuestra respetuosa sú-
plica.
NOTA DE LA DIRECCION.—Véase con motivo de este asunto el
INFORME MEDICO LEGAL EN CAUSA POR HOMICIDIO, emitido
por el Dr. Ignacio Calvo y aprobado por la Academia en sesión de 10 de
marzo de 1905.—Awa1es.—Tomo XLI.—Pág. 3514 y la discusión del mis»
mo en las páginas 352 y 35953.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3719
INDICE DE MATERIAS
ACADEMIA
ACTAS DE LAS SESIONES Páginas
Solemas ao eo ae e acals e 19 de mayo de........ TIO e acne os 3
Pública ordinaria de........... 9 de junio de........ cd 40
» » de... 23 de junio de........ y 56
Extraordinaria de............... 23 de junio de........ ti AS 76
Pública ordinaria de........... 14 de julio de......... A 91
Extraordinaria de............... 1 de septiembre de >»... 114
Pública ordinaria de........... 29 de septiembre de » mmm... 121
» » den eri 13íde octubre de. AAA 147
» » as 27 de octubre de..... MI 15.154
» » de misas 10 de noviembre de —» cm... 154
» » dex 24 de noviembre de » 0 immmmc... 198
Eunebrede cama. qo0 ado 6 de diciembre de... 1» 1 l...it... 219
Pública ordinaria de........... 22 de diciembre de.. » cdi 240
» » de ia 12 de enero de........ IO 261
» » oa AGUDAS: 26 de enero de........ A II 280
» » Our toria 2 O IBC de rl Ae ies 303
» » LENA APA 9 de marzo de....... od dede 322
» » Lei 23 de marzo de....... EN AA 330
» » ALA 27 'de abril de......... RANA: REE 397
NUESTRO ESFUERZO CIENTIFICO.—Discurso del Dr. Juan
Santos Fernández, Presidente de la Academia de Ciencias, en
la sesión solemne del 19 de mayo de 1905 .
paJ]
MEMORIA de las tareas que han ocupado á la Academia duran-
te el año de 1904 á 1905, leída en la sesión solemne celebra-
da el día 19 de mayo de 1905, por el Secretario de la misma,
Dr. Gustavo López y García... AS 12
PSICOLOGIA DE LOS SIMULADORES.—Conferencia pronun-
ciada por el Dr. Tomás Vicente Coronado, en la sesión solemne
celebrada en la Academia el 19 de mayo de 1905... ..... 24
380 ANALES DE LA
Páginas
PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA EL AÑO 1906. . .... 38
NOTA NECROLOGICA DEL DR. JOSE BEATO Y DOLZ, por
el Dr. Juan Santos Fernández (9 de junio de 1905)... .... 43
CONTESTACION AL DISCURSO DE INGRESO como Acadé-
mico «de número del Dr. Gustavo G. Duplessis, porel Doctor
Ignacio Plasencia (23 de junio de 1905). . SE LL. 84
JUNTA DE GOBIERNO para el bienio de 1905 á 1907. y SEC-
CIONES Y COMISIONES nombradas el 14 de julio de 1905. 110
LA MUERTE, por el Dr. Juan Santos Fernández (6 de diciembre
APIO as > E A , 220
ELOGIO FUNEBRE DEL DR. JOSE I. TORRALBAS, por el '
Dr. Luis Montané (6 de diciembre de 1905)... . 223
ELOGIO FUNEBRE DEL DR. VICENTE B. VALDES, por el
Dr. Enrique B. Barnet (6 de diciembre de 1905). .... 232
INFORME DEL TRABAJO DEL DR. BAKER SOBRE ALGU-
NAS HIPPELATES CUBANAS, por el Dr. Gastón Alonso
Cuadrado (12 de enero de 1906)... ...... 2175
INFORME SOBRE TRABAJOS PRESENTADOS POR EL DR.
JOSE H. PAZOS PARA ASPIRAR AL TITULO DE SO-
CIO CORRESPONSAL, por el Dr. Pedro V. Ragues (9 de
marzo .de 1906). --.oh. sid10700.9 VE. 328
INFORME ACERCA DEL TRABAJO PRESENTADO POR EL
DR. FRANCISCO M2 HECTOR, EN OPCION AL TITULO
DE ACADEMICO CORRESPONSAL, por el Dr. Tomás V.
Coronado (23 de marzo de 1906)... ..... ; 349
NOMBRAMIENTO DE UN ACADEMICO (Dr. V. de la Guar-
dia, honorario).
CONVOCATORIA para una plaza de Académico de número de
la Sección: de Medicina a A a 393
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA, Dr. Juan
Santos Fernández, al comenzar su conferencia el Sr. Nowack
(20. de abril dO06)] 1 nl o e e ES 394
20 DE ABRIL DE 1906 . 00) feos. Uli del ¿nenelos sara 336
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 381
Páginas
CIRUGIA
DUPLESSIS, GUSTAVO G.
—]
—]
La apendicitis, enfermedad quirúrgica...
PRESNO, JOSE A.
Emasculación: total Len cáncer del pene, (con una lámina). . .... 14
SANTOS FERNANDEZ, JUAN.
Nuestro publicista Saco como precursor de una observación of-
talmoaligicalaidiada OR atari MAS al
Lo que debe saber de; enfermedades de los ojos el médico que na
ES veilista > 2. 2.» +» SILA iso al nr. 99
CLINICA MEDICA
CORONADO, TOMAS VICENTE.
¿Es factible confundir el tifus icterodes (fiebre amarilla) con los
AN MEA NS A NE e 203
DELFIN, MANUEL. y
A AA 242
Nota clínica (se ed á Pe A: de la infancia) uo ds 283
HECTOR, FRANCISCO MARIA.
El análisis coprológico como medio de diagnóstico em las dispep-
E AA CUEVA SS A E 314
HERNANDO SEGUI, DOMINGO.
La tuberculosis de la laringe y el embarazo . . . . . . +... 363
SALADRIGAS, ENRIQUE.
Dos casos clínicos de gonococcia y de gonohemia.. ... . ... 270
VALDES ANCIANO, JOSE A.
Sífilis del sistema nervioso. —Presentación de varios tipos clíni-
os. —Retlejo eruzado paradoxal: . 227 aims 325
FARMACIA
ACOSTA, ENRIQUE.
Informe acerca. de algunos preparados del Dr. Doyen. . . . +... 158
382 ANALES DE LA
Páginas
ALACAN, JOSE P.
Informes sobre preparados farmacéuticos . . . AO LaS;
- 158, 200, 983, 307, 335, 360 y 362
ALONSO CUADRADO, GASTON.
Informes sobre preparados farmacéuticos . . . e . 98,118
Necesidad de fijar bien las atribuciones de la Arkdonrla en lar in-
terpretación de las Ordenanzas de Farmacia... .. . . .... 160
ALONSO CUADRADO Y HERNANDO SEGUI.
Informe emitido por una comisión de Farmacia, nombrada para
reconsiderar el informe emitido por el Dr. Delfín y aprobado
por la. Academia en 9 de junio de 1905... . o... ets 130
BOSQUE, ARTURO.
Informe sobre preparados farmacéuticos... . . . . . . .... 98,119
DELFIN, MANUEL.
Informes sobre preparados farmacéuticos. . . . 50, 153
Informe acerca de la reconsideración de otro a de OS en 10 de
noviembre de 1905 sobre preparados farmacéuticos del doc-
LOT BOM A IA AROS 264
HERNANDO SEGUI, DOMINGO.
Informe sobre preparados farmacéuticos . . ... . E 117
Informe sobre infracción de las Ordenanzas de Ec” O! 126
MOYA, CARLOS.
Informe sobre preparados farmacéuticos . . ... . ... .. . +. ... 118
PARDIÑAS, EMILIO.
Intorme-sobre an+preparado Tarmaceutco 119
GEOLOGILA
CALCAVECCHIA, STEFANO.
Los terremotos.—Algunas manifestaciones volcánicas y Causas
quelas tdci AS AA SE 246
HIGIENE
ALACAN, J. P.—ALONSO CUADRADO, G. y PARDIÑAS, E.
Informes sobre la desnaturalización de los alcoholes . . . . +... 95,361
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
DELFIN, MANUEL y ALONSO CUADRADO, GASTON.
Informe acerca de si las cerillas ó fósforos denominados amorfos
pueden inflamarse espontáneamente, etC.. . . . . +
DELFIN, MANUEL.
Informe acerca de si el ron de 18 á 19 EEN se considera como
materiaminfianableraiis dle ANA
Los artículos 50, 77 y 81 de las Ordenanzas Sanitarias. .
FINLAY, CARLOS.
Importancia de ciertos factores secundarios en el desarrollo de la
tuberculosis pulmonar y en la mortalidad producida por la
MIS a, Is e
LE-ROY Y CASSA, JORGE.
Cuarto aniversario de la erradicación de la fiebre amarilla de la
Habana...
MIRANDA, RAMON LUIS.
Aguas y baños minerales de Montecatini, Italia. .
INDUSTRIA
PARADELA Y GESTAL, FRANCISCO.
Informe solicitado por la Secretaría de Agricultura acerca de una
petición de privilegio de invención para un «aparato eléctri.
co, para el calzado» y > IR
MHEDICINA LEGAL :
CORONADO, TOMAS VICENTE.
Informe médico legal en causa por duelo . . ....... +. .
HECTOR, FRANCISCO MARIA.
¿Puede ser responsable, científica ni legalmente el cloroformiza-
zador, en el caso de accidente mortal por la anestesia? . .
Erresponsabilidad del médico cloroformizador, en el caso de ac-
dente mortal por la anestesia. . . . . . . . ...
LE-ROY Y CASSA, JORGE.
Informe médico legal en causa por herida de arma de fuego. . ...
LOPEZ Y GARCIA, GUSTAVO, y CORONADO, TOMAS V.
Informe médico legal acerca del estado mental de un sujeto.......
309
384. ANALES: DE: LA
VARIOS
SANTOS FERNANDEZ. JUAN.
Historia abreviada de la Prensa Médica en Cuba. ...
LOPEZ, Y GARCIA, GUSTAVO:
Informe acerca de la obra «Patología de las enfermedades epilép-
ticas y mentales con un estudio: del hombre en su modo de
ser físico moral», por Ignacio Ribera y Baylina. . . . . .
LZLOOLOGTA
VALDES RAGUES, PEDRO.
Nuestros museos.—Mamiferos. . . . ... . .
Nuestros museos.—Aves Tapaces . . . ... ...
Páginas
173
286
149
270
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 385
INDICE DE AUTORES
ACADEMIA
ACTAS DE LAS SESIONES Páginas
Solemuedeb. cid. 19 de mayo de........ ADO LAA 3
Pública ordinaria de........... 9 de junio de........ > 2) OUT 4)
» » de... 23 de junio de......... ATTOR. AL 56
Extraordinaria de............... 23 de junio de........ XA HER 716
Pública ordinaria de........... 14 de julio de......... MHAIHAOD. L 91
Extraordinaria de.....,......... 1 de septiembre de » imc... 114
Pública ordinaria de........... 29 de septiembre de » cm... “12d
» » dec js 13-deroctubrerde.i/.. 1.19 dba. 147
» » MEE 27 de octubre de..... Ade 154
» » A ts 10 de noviembre de » cm... 154
» » Co NE 24 de noyiembre de » .mmmmmmo. 198
MED rd o O: 6 de diciembre de.. ».. ..mmmmom. 219
Pública ordinaria de........... 22.48 diciembre de.. 2090. anóniaass 240
» » MS 12 de enero de........ TOO oi 261
» » A Pd ao pe eN 280
» » deb! 23 de febrero de...... Y ARANA IA 303
» » TS AI 9 de marzo de....... IA O 322
» » derrito... 23 de marzo de....... Y UPA OL 330
» » Pliaisataras 21 de abril de......... A DITA. 397
NUESTRO ESFUERZO CIENTIFICO.—Discurso del Dr. Juan
Santos Fernández, Presidente de la Academia de Ciencias, en
la sesión solemne del 19 de mayo de 1905. . .
7]
MEMORIA de las tareas que han ocupado á la Academia duran-
te el año de 1904 á 1905, leída en la sesión solemne celebra-
da el día 19 de mayo de 1905, por el Secretario de la. misma,
Dr, Guestayo López y Farcíao did ideario is 2d 12
PSICOLOGIA DE LOS SIMULADORES.—Conferencia pronun-
ciada por el Dr. Tomás Vicente Coronado, en la sesión solemne
celebrada en la Academia el 19 de mayo de 1905... . +... 24
386 ANALES DE LA
Páginas
PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA EL AÑO 1906... .... 38
NOTA NECROLOGICA DEL DR. JOSE BEATO Y DOLZ, por
el Dr. Juan Santos Fernández (9 de junio de 1905)... .... 43
JUNTA DE GOBIERNO para el bienio de 1905 á4 1907 y SEC-
CIONES Y COMISIONES nombradas el 14 de julio de 1905. 110
LA MUERTE, por el Dr. Juan Santos Fernández (6 de diciembre
Ar LA RS re 0 A o NS PE 220
ELOGIO FUNEBRE DEL DR. JOSE I. TORRALBAS, por el
Dr. Luis Montané (6 de diciembre de 1905)... . . . 223
ELOGIO FUNEBRE DEL DR. VICENTE B. VALDES, por el
Dr. Enrique B. Barnet (6 de diciembre de 1905)... ... ... 232
INFORME DEL TRABAJO DEL DR. BAKER SOBRE ALGU-
NAS HIPPELATES CUBANAS, por el Dr. Gastón Alonso
Cuadrado (12 de enero de 1906)
INFORME SOBRE TRABAJOS PRESENTADOS POR EL DR.
JOSE H. PAZOS PARA ASPIRAR AL TITULO DE SO-
CIO CORRESPONSAL, por el Dr. Pedro V. Ragues (9 de
marzo. de 1906) . 4D .otimiiidasa OÍ. ir PO ARA 328
INFORME ACERCA DEL TRABAJO PRESENTADO POR EL
DR. FRANCISCO -M.* HECTOR, EN OPCION AL TITULO
DE ACADEMICO CORRESPONSAL, por el Dr. Tomás V.
Coronado“(23 lea MA de A A A BES 349
NOMBRAMIENTO DE UN ACADEMICO (Dr. V. de la Guar-
(ba Anormal EOS US 393
CONVOCATORIA para una plaza de Académico de número de
la Sección de Medicinas ati BO. a ER ae 353
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA, Dr. Juan
Santos Fernández, al comenzar su conferencia el Sr. Nowack
(20. de abril de 1906) ah-osreror sb BE 0 354
20-DE ABRIL DE1906.., 90 Ibi a rea 356
ACOSTA, ENRIQUE.
Informe acerca de algunos preparados del Dr. Doyen.. . . +. -.. 158
ALACAN, JOSE P.
Informes sobre preparados farmacéuticos . . . IO, MOLES
158, 200, 983, 307, 335, 360 y 362
ALACAN, J. P.—ALONSO CUADRADO, G. y PARDIÑAS, E.
Informe sobre la desnaturalización de los alcoholes. . . . . +... 95,361
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
DUPLESSIS, GUSTAVO G.
La apendicitis, enfermedad quirúrgica. . . .
Páginas
ALONSO CUADRADO, GASTON.
Informe sobre preparados farmacéuticos . . . . 98,118
Necesidad de fijar bien las atribuciones de la nen en 1 in-
terpretación de las Ordenanzas de Farmacia... . . . 160
Informe del trabajo del Dr. Baker sobre algunas Hippelates hal
MIA A ARI ar a redos. 215
ALONSO CUADRADO Y HERNANDO SEGUI.
Informe emitido por una comisión de Farmacia, nombrada para
reconsiderar el informe emitido por el Dr. Delfín y aprobado
por la Academia en 9 de junio de 1905... . r 130
BARNET, ENRIQUE B. .
Elogio fúnebre del Dr. Vicente B. Valdés. ......... 232
BOSQUE, ARTURO.
Informe sobre preparados farmacéuticos . ... . .. .«...« . .... 98,119
CALCAVECCHIA, STEFANO.
Los terremotos.—Algunas manifestaciones volcánicas y causas
que las determinan... ....... ARA AAA A NE 246
CORONADO, TOMAS VICENTE.
Psicología de los simuladores... : LL TIRA ARI IN 24
Informe médico legal en causa por duelo. ..... .....«.. 123
¿Es factible confundir el tifus icterodes E amarilla) con los
otros estados febriles? e 203
Informe acerca del trabajo fegeRiada, por el Dr. todiara Mo
Hector, en opción al título de Académico corresponsal . .. 349
DELFIN, MANUEL.
Informe sobre preparados farmacéuticos . . 50, 153
O RT ERA AN EN 242
Informe acerca de la reconsideración de otro aprobado en 10 de
noviembre de 1905 sobre preparados farmacéuticos del doc-
tor Bottimo;:',. ¡IMA AO IO SR 264
Informe acerca de si el ron de 18 á 19 grados se considera como
Ha aotamable o a e ea sa co 269
Nota clínica (se refiere á enfermedades de la infancia). . 283
Los artículos 50, 77 y 81 de las Ordenanzas Sanitarias. . . . .... 335
DELFIN, MANUEL y ALONSO CUADRADO, GASTON.
Informe acerca de si las cerillas ó fósforos denominados amorfos
pueden inflamarse espontáneamente, etc. . 266
|
—]
388 ANALES DE LA
Páginas
FINLAY, CARLOS.
Importancia de ciertos factores secundarios en el desarrollo de la
tuberculosis pulmonar y en la mortalidad producida por la.
DURAS li e ARE A A 62
HERNANDO SEGUI, DOMINGO.
Informe sobre preparados farmacéuticos . 2. ... .. ... e 1h
Informe sobre infracción de las Ordenanzas de A ENT EA 126
La tuberculosis de la laringe y el embarazo . . . .... «1.0... 363
HECTOR, FRANCISCO MARIA.
El análisis coprológico como medio de diagnóstico en las dispep-
sjas,¡duplenales > Ue e ele ea O OIGO VANE JAS 314
¿Puede ser responsable, oa ni aliadas el cloroformiza-
zador, en el caso de accidente mortal por la anestesia? . .... 341
Irresponsabilidad del médico eloroformizador, en el caso de ac-
dente mnortal por la "anestesia A IO 366
LE-ROY Y CASSA, JORGE.
Informe médico legal en causa por herida de arma de fuego. . ... 38
Cuarto aniversario de la erradicación de la fiebre amarilla de la
Habana. LITE ALILOT. APO 133
LOPEZ Y - GARCIA, GUSTAVO.
Memoria de las tareas que han ocupado á la Academia durante
el año de 1904 á 1905, leida en la sesión solemne celebrada
el 19 de mayo de 1905 por el Secretario: de la misma . . .... 12
Informe acerca de la obra «Patología de las enfermedades epilép-
ticas y mentales con un estudio del hombre en su modo de
ser físico moral», por Ignacio Ribera y Baylina. ... . . +... 286
LOPEZ Y GARCIA, GUSTAVO, y CORONADO, TOMAS V.
Informe médico legal acerca del estado mental de un sujeto....... 44
MIRANDA, RAMON LUIS.
Aguas y baños minerales de Montecatini, Italia. . . .-.-. siios 164
MONTANE, LUIS.
Hiosio, fúnebre del Jose Doralbast a pedo Led 223
MOYA, CARLOS.
Informe sobre preparados farmacéuticos... ... 0. 0... 0... 118
PARADELA Y GESTAL, FRANCISCO.
Informe solicitado por la Secretaría de Agricultura acerca de una
petición de privilegio de invención para un «aparato eléctri.
co “para el calmado». arme al Pie AS 309
ACADEMIA DE CIENCIAS DH LA HABANA
399
Páginas
PARDIÑAS, EMILIO.
Informe sobre un preparado farmacéutico. . . 119
PLASENCIA, IGNACIO.
Contestación al discurso de ingreso como Académico de número
del Dr. Gustavo: DUPlesS 0 a 84
PRESNO, JOSE A.
Emaculación total por cáncer del pene, (con una lámina). . . 144
SALADRIGAS, ENRIQUE.
Dos casos clínicos de gonococcia y de gonohemia.... . 270
SANTOS FERNANDEZ, JUAN.
Nuestro esfuerzo científico. . PS 5
Nota necrológica del Dr. José Beato y y Doll E 43
Nuestro publicista Saco como precursor de una ere of.
¡AEDEP te ai e alar e ml pad Ra al
Lo que debe saber de slifidicdados de los ojos el médico que no
esmculiste) 3 Job Gora G0P] sados sl lob.ndiasr 99
Historia abreviada de la Prensa Médica en Cuba. . 173
MA E AAN ES EA A NA A OS UE 220
Discurso del Presidente de la Academia al comenzar su conferen- :
COS. No wack 1077? dro rd ral Ma ea DEN IS UNSS CURS SONS 354
VALDES ANCIANO, JOSE A.
Sífilis del sistema nervioso.—Presentación de varios tipos clíni-
cos.—Reflejo cruzado paradoxal. . . . . 325
VALDES RAGUES, PEDRO.
Nuestros museos.---Mamiferos. . . . ....... . +. ASA 149
NUEsStros. musBos.—Aves TADACBES. >) 2 «0 ia a e 270
Informe sobre trabajos presentados por el Dr. José H. Pazos
para aspirar al título de socio corresponsal. . . ......
390
Páginal Línea
24
31
154
Frente
á la
222 [retrato
242
3301
+
31
ANALES DE LA
DS
ERRATAS NOTABLES
A A e
nuestro local. Y que así] rio, se hace también pa-
cual- tria, se
Oflamológica. ..... JOftalmológica
día 19 día 10
+ diciembre 3 de 1903. f diciembre 6 de 1903.
(Sesión del 13 diciembre 1905) (Sesión del 22 diciembre 1905)
oftalmia. oftalmología.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
ONSHYUJ “Y USO(” “H(] TH UYO4
INdd TUd YIONVO YOd "IVILOL NOIOVIAOSVNE
ONSHYUJ “Y USO( “U(] 1H HOÁ
aNud "IEA YEONVO YOd "IVLOL NOIOVIAOSVNE
144
rente á la página
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á la que se encuentr
áminas
Y
Sustitúyanse estas 1
logía y Terapéutica del aparato lenticular E
OBRAS DE VEN TA
EN LA . pa E:
ba COION DE LOS “ANALES”
_—--———— y
.
atajos de la Comisión de Medicina Ll
E gal de Higiene Pública, 3 tomos; La Flor
Cubana, del Dr. Sauvalle, 1 tomo; Mama-
E logía, Ornitología, Erpetología y Entomolo-
gía Cubanas, del Dr. Gundlach; Memoria. :
sobre la Patología y A tiaticdades de la Is-
la de Puerto Rico, por el Dr. Dumont.
- Contribución al estudio de los Moluscos Cu-
banos, por el Sr. Arango y Molina; Pato-
del ojo, por el Dr. Becker, traducida del
alemán por el Dr. Finlay.
Gran Experlencia
de Mas de 50 años
en el Ramo de
Solicitar Paten-
tes de Inven-
cion, Marcas de Comercio y T:tulos
de Propiedad Literaria en los Esta-
dos-Unidos y Países Extranger-s.
Para mas informes véase la última página
delecturad cualquier ejemplar mensu: al Le
La America Cientifica
e Industrial
edicion en español del
“* SCIENTIFIC AMERICAN,”
ó escríbase directamente y en español, si se
quiere á los señores
MUNN (QM COMPANY
361 Broadway, Nueva York.
[ua
ANALES
DE LA
Academia de Ciencias Médicas,
FÍSICAS Y NATURALES
DE LA
HABANA
REVISTA CIENTIFICA
Dr. Jorge [re-[Roy. « Pr. Gustavo [|jópez
ETA
TOMO XLIII
1906-1907
LIBRARY
NEW YORK
ES) BOTANI Bs
GARDEN.
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IMPRENTA MILITAR
MURALLA NUM. 40,
1907
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E Mayo-Diciembre
1906
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Los ANALES se publican regularmente. Su pre 579
dee es TRES PESOS ORO por semestre adelantado.
En esta publicación aparecen, á más de los traba- 1 2
; dl,
Jos de la Academia, do de actualidades ==
diversos ramos, pe Le | |
Los ANALES sostienen numeroso cange con publi 1.
- caciones análogas del mundo entero. O : >
E n. AVISO
- Toda obra enviada á la redacción de los ANALES
será anunciada tres veces.
Se suplica el cange.
Please exchange.
Exchange S. V. P.
ÁNALES DE La ÁCA-
Sírvase dirigir el cange: “DEMIA DE Cien A
cias Mgpicas, Fí-
RE
EN
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sl SICAS Y NATURALES
sn - Veuillez adresser les exchanges: | PE La Habana, -
de | Cuba 84A Hahana
o ¿00
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3
Acta de la sesión solemne conmemorativa del cuadragésimo quinto aniversario
de la fundación de la Academia
(19 Mayo 1906.)
Presidencia del señor Estrada Palma, Presidente de la República.
Con la asistencia de los señores Secretarios de Gobernación, de
Agricultura, Industria y Comercio y de Instrucción Pública, Sub-
secretario de Agricultura, Rector de la Universidad, Jefe Supe-
rior de Sanidad, Secretario de la Sociedad Económica de Amigos
del País, Presidente de la Sociedad de Socorros Mutuos de Médi-
cos, R.R. P.P. Escolapios y Franciscanos y otras distinguidas
personalidades, se celebró la sesión solemne con que la Academia
conmemora su cuadragésimo quinto año de existencia.
El señor Presidente declaró abierta la sesión concediendo la
palabra al doctor Juan Santos Fernández, que disertó sobre la
INMIGRACION. y
Acto seguido el doctor (rustavo López en su calidad de Secretario
leyó la MEMORIA DE LAS TAREAS QUE HAN OCUPADO A LA ACADE-
MIA DURANTE EL AÑO DE 1905 á 1906.
Concluída esta lectura el doctor José A. Presno pronunció una
conferencia acerca de la LA DISPOSICION PLEXIFORME VENOSA EN
LOS ORGANOS DE PREHENSION Y SUSTENTACION mostrando las
piezas anatómicas y planchas murales necesarias á la ilustración
de tan importante asunto.
Finalmente el Secretario dió lectura al programa de los premios
acordados para el año de 1907, con lo que se dió por terminado el
acto. d
Tomo xLmr.—l.
LIBRARY
NEW YORK
BOTANICA!
GARDEN.
4 ANALES DE LA
LA INMIGRACION
Discurso del Dr. Juan Santos Fernández, Presidente de la Academia de Ciencias,
en la sesion solemne del 19 de Mayo de 1906
Sr. Presidente de la República:
Sres. Académicos:
Señoras y Señores:
La civilización actual es el resultado, y nadie osará
negarlo, de los trabajos del pasado. Los progresos en la
moral, en las artes y en las ciencias se han obtenido por
el impulso que le dieron los que nos han precedido. Cada
generación ha aportado su concurso á la obra realizada
por las anteriores, y de este modo ha resultado la acumu-
lación incesante de los conocimientos transmitidos de unas
á otras con el beneficio de la más completa perfectibilidad.
Nada más útil, pues, para la conservación, y propaga-
ción intelectual continua, que las corporaciones científicas,
y la República de Cuba, á pesar de ser una nación joven,
tiene una prueba de ello en esta Academia de Ciencias
Médicas, Físicas y Naturales, que celebra esta noche el
cuadragésimo quinto aniversario de su fundación.
Ahora bien; si para nuestra ciencia constituye un orgu-
llo la creación y vida de esta institución, que vincula el
amor al estudio, no nos conduciríamos cual hombres jus-
tos si cada vez que celebramos esta fiesta, reveladora de
un estímulo, no consagrásemos un recuerdo á su fundador,
el insigne patricio doctor Nicolás José Gutiérrez.
En las ciencias médicas, físicas y naturales, objeto pri-
mordial de nuestras disquisiciones, el espíritu desapasio-
nado de la observación se impone como principal precepto;
no de otro modo las obras del Padre de la Medicina, con-
servarían su valor intrínseco, á pesar de las centurias trans-
curridas y de los portentosos descubrimientos realizados
después.
|
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
Los que se basan en la bacteriología, los más recientes
y notables, parece que habían de atacar por sus cimientos
la antigua ciencia, y no han hecho más que confirmar las
apreciaciones del anciano de Cos.
Esta conducta es la que debemos seguir y ha seguido
siempre esta Academia en el estudio de lus árduos pro-
blemas sociológicos, relacionados con nuestro desarrollo y
cultura, cual ocurre con el de la inmigración, actualmente
sobre el tapete é íntimamente ligado con el de las razas y
los climas.
Esta corporación, desde hace más de seis lustros, ventl-
lg en su seno los múltiples particulares que con la immi-
eración se relacionan, y como es asunto de palpitante
actualidad, nos complacemos en hacerlo constar en su
obsequio y en recordarlo y tratarlo, si bien dentro de los
límites restringidos de nuestra alocución de esta noche.
Sin embargo, como no es posible tratar de la inmigra-
ción sin que surja el estudio de las razas y su desenvolvi-
miento, conviene tener en cuenta, ante todo, lo expuesto
recientemente por un pensador cubano, residente fuera
de su país, el doctor Lluria (1), quien estima que el
perfeccionamiento de las razas se verifica no sólo mejo-
rando á los individuos, sino acrecentando por la herencia
sus cualidades, ya mejoradas; y admite también que la
primera condición de los caracteres es la reproducción,
que mejor se realiza cuanto más normal y equilibrada sea
la raza.
Punto es este de supremo interés para nuestro territo-
rio, que no sustenta dos millones de habitantes, cuando
podría soportar doce holgadamente; que no cuenta quin-
ce individuos por kilómetro cuadrado y pudiera tener
cien, pues hay países que pasan de doscientos, como Bél-
gica (2), y si á esta altura llegásemos, dada la feracidad
(1) El Liberal, de Barcelona, 1905.
(2) En 1893, Bélgica tenía 213 habitantes por kilómetro cuadrado,
los países Bajos 143, La Gran Bretaña 120, Italia 107, Alemania 91, Fran-
cia 91, Suiza 11, Austria Hungría 66, Portugal 51, España 35, etc., etc.
La república Argentina sólo tenía 1,5 como Bolivia y Paraguay; la re-
pública Dominicana sólo tenía en 1888, 9,0; Colombia, 3,6; Chile, 3,0.
Las dos repúblicas hispano-americanas más pobladas son Guatemala con
12,0 por kilómetro cuadrado y El Salvador con 37,0.
6 ANALES DE LA
de nuestro suelo y el auxilio de las ciencias para no esquil-
marlo d esterilizarlo, podríamos tener una población de
más de veinte millones de habitantes, y hasta la pequeña,
despoblada y codiciada Isla de Pinos, podría tener más
de doscientos mil habitantes, es decir, aproximadamente
la población de las islas Canarias; pero á este suspirado
intento no se podría llegar si no se echan las bases de una
inmigración sabiamente dispuesta para vencer las dificulta-
des de latitud y de clíma, y todas las que de estos dos
factores se derivan y otras más. ;
No ha de estar cireunscripto el problema de inmigra-
ción, como fácilmente se comprenderá, á traer brazos para
las faenas agrícolas del momento, porque esto se ha veni-
do haciendo desde hace un siglo, importando primero
africanos y después indios del Yucatán y, por último, asiá-
ticos (1), sin fruto para la agricultura, con escarnio de la
humanidad y sin acrecentamiento de la población del
país; y nadie ignora que los pueblos no medran, si el nú-
mero de sus habitantes disminuye ó queda indefinidamen-
te estacionado.
En estos momentos justamente, á nuestra vista, el cen-
so eleva ó disminuye la categoría de las antiguas naciones
de Europa y á ninguna le preocupa de modo tan princi-
pal, como á la rica y ayer dominadora Francia, que, como
todos sabemos, desde larga fecha experimenta una lenti-
tud anormal en el desarrollo de su población, cual lo “de-
muestra Jacques Bertillon en sus repetidos trabajos (2).
(1) Un periódico en 18 de Septiembre de 1859 publicaba los siguien-
tes datos de la importación de colonos chinos en la Isla. Desde Junio
de 1847, hasta el 18 de Agosto de 1849, llegaron á la Isla de Cuba 42.501,
colonos asiáticos, habiendo fallecido en los viajes 7.622 que hacen un to-
tal de 50.123.
El censo de 1877 arrojaba una población de 50.000 asiáticos y el del
Gobierno interventor americano de 1899, sólo inscribió unos 17.000 asiá-
ticos, lo que indica el mísero resultado de una colonización que tuvo
todo el aspecto de una esclavitud disfrazada.
(2) En 1904 hubo en Francia 818.229 nacimientos, la cifra más peque-
ña de ellos que señala la estadística; pero todavía superior en algo al de
las defunciones; pero Bertillon crée que si decrece el número de los pri-
meros, Francia pasará á ser una nación de segundo ó tercer orden. En
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
o A BAN
A las ciencias médicas incumbe que la inmigración se
haga, no para llenar las necesidades de la hora actual,
que pueden sólo reclamar determinados intereses, sino
para crear un pueblo vigoroso, y esto se consigue inspi-
rándose en las prácticas de los anglo-sajones y última-
mente de los alemanes, que conceden á las condiciones
físicas de los individuos la atención que legftimamente les
corresponde y de que nos dió los primeros ejemplos la
antigua Grecia.
Si vemos con desdén este y otros problemas que pu-
dieran parecer secundarios, 1fo ha de atribuirse después
nuestra deficiencia á lo pequeño de la patria, sino 4 nos-
otros mismos, que, como decía recientemente un autor,
“nos entregamos 4 un verbalismo infecundo que nos inu-
tiliza para toda obra práctica, mientras los anglo-sajones
dan á su vida una dirección positiva que se traduce en
mayor aptitud para las luchas modernas y en un grado
de mayor prosperidad individual y colectiva.”
En todos los tiempos, la ciencia ha concedido al clima
gran influencia sobre el carácter individual y nacional.
Nuestra zona tórrida, se ha dicho, excita las pasiones bru-
tales; el sol, que sin piedad nos castiga, despierta las
fuerzas impulsivas (1) que conducen al crimen político
de rebelión. * Por eso en los países afines del continente
é isla próxima, la revolución moral y científica, la lenta,
la reflexiva, la creadora, no ha podido aclimatarse. Y co-
mo decía alguien autorizado (2), el clima que produce
impulsivos crea también caracteres deprimidos, incapaces
de resistir á la iniquidad con las energías de nobles razo-
namientos. Cuando predomina la imaginación, como ésta
1850 Francia y Alemania tenían la misma población; hoy frente á 30 mi-
llones de franceses pueden ponerse 60 millones de alemanes. Francia
ha necesitado cerca de 7 lustros para reparar la pérdida de 1.600.000 ha-
bitantes de Alsacia y Lorena.
(1) Enla Memoria última del Cuerpo de la Guardia Rural se anotan
13.168 citaciones judiciales y la conducción de 1.235 presos que confir-
man este aserto.
(2) Discurso del doctor Eduardo Zulueta, en la Academia de Medicina
de San José (Costa Rica), Julio 20 de 1905.
8 ANALES DE LA
A e A A e
es luz fosforescente, cuanto crea desaparece también pre-
coz y con la rapidez de lo prematuro.
Tenemos, pues, más necesidad de la intervención de
las ciencias médicas en nuestro desarrollo físico y moral
que los pueblos de las zonas templadas, que tampoco pue-
den prescindir de ella. Las conmociones de nuestro país,
provocadas por los necesarios actos políticos de sus mora-
dores, podría pensarse que ninguna relación tienen con
las ciencias y hasta imaginarse que éstas son completa-
mente ajenas 4 aquéllas, y nada menos cierto; porque la
finalided de estas gestiones'en las repúblicas hispano: -ame-
ricanas ha hecho concebir á los sabios juicios bien des-
favorables; creen los más conspícuos que la dificultad de
estos pueblos latinos para el progreso, obedece al cruza-
miento de las razas (1). Este cruce, afirman, da resulta-
dos completamente estériles, porque no se logra consti-
tuir una raza fija. FEstiman que á esto se debe el abati-
miento de Haití y Santo Domingo y la inestabilidad de
las repúblicas de origen español, porque entienden que
las razas más fuertes son las más puras y que los caracte-
res perdidos por el cruzamiento de razas, reaparecen como
en el de los animales; de ahí el tipo salvaje regresivo, el
atávico cruel, ladrón, hipócrita.
Conocida es la carta póstuma de Herbert Spencer, diri-
gida á los japoneses, en la que les recomienda no se mez-
clen con razas distintas, porque, de hacerlo, correrían la
suerte de los hispano-americanos, que consideraba el pu-
blicista inglés incapaces de progresar.
A pesar de la elevada autoridad de los sabios que «de
manera tan rotunda niegan toda esperanza de regenera-
ción 4 los pueblos de nuestra raza, ó sea d los 60 millones
de hombres que la encarnan en América, debemos recor-
dar á nuestra vez, lo que con anterioridad opinó Quatre-
tages cuando escribió: “El cruzamiento no es una causa
de degeneración de las razas, porque en definitiva, y con
pocas diferencias, todos los blancos europeos no son sino
mestizos de las diversas razas que sucesivamente han in-
(1) Discurso del doctor Eduardo Zulueta, enla Academia de Medicina
de San José (Costa Rica), Julio 20 de 1905.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 9
vadido y poblado el occidente del viejo mundo, desde los
tiempos terciarios hasta nuestros días. Ahí está por el cón-
trario, añade, sin duda, una de las causas de nuestra su
perioridad”: y concluy e diciendo: “No temamos, pues,
que las razas futuras salidas del cruzamiento más vasto 6
jamás imaginado, resulten inferiores á las razas contem-
poráneas”.
En nuestros días, Topinar d sostiene, con numerosos datos,
que en ninguna parte puede hallarse un hombre que no
.sea el producto de la mezcla de razas. El mestizo de ra-
zas antropológicamente diferentes, y al que se considera
realmente como mestizo, no le impone el autor la inferiori-
dad que ha tratado de asignársele.- Si la ostenta destacán-
dose de las razas puras, lo atribuye á que, como á los des-
cendientes de aquélla, no se le ha educado de modo per-
sistente y adecuado, sino que, por el contrario, la igno-
rancia y la abyección los ha abatido; y la falta de higiene,
añadimos nosotros, representada por “el alcoholismo y la
sífilis, en criminal consorcio, han despertado la tubercu-
losis que los extingue en todas partes (1).
No temamos por ahora que las predicciones de los sa-
bios sociólogos, en absoluto se complan para los pueblos
hispano-americanos en general, y más principalmente pa-
ra los que habitan una zona templada. cual ocurre á los
cúbanos. Ese juicio severo no tendría apelación si se
hiciera después de haber debidamente interpuesto las
ciencias su poderosa influencia en dichos países, procu-
rando implantar la higiene en el sentido lato que corres-
ponde asignársele y que debe preceder á toda organiza-
ción social perfecta.
Es lo cierto, y no es posible negarlo, que la mayoría
de esos pueblos, tan dura, y si se quiere justamente ana-
tematizados, están vírgenes, como sus selvas dilatadas y
(1) Enlos Estados Unidos se ha comprobado que la mortalidad en los
negros y mestizos por tuberculosis ha sid> asombrosa después de la
emancipación de la esclavitud, en tanto que durante éstas las cifras eran
exiguas.
El mismo fenómeno se observa en la República Argentina, después de
la independencia como lo ha señalado el doctor Latzina notable autor
argentino.
10 ANALES DE LA
hermosas, de toda intervención de las ciencias; en ellos se
realiza casi lo que pudiera llamarse la vida al acaso, y en
alguno pudiera decirse que la salvaje, sin más relación con
el mundo civilizado que el que le ofrece el alcohol y la
tuberculosis que los extingue.
El día que un gobierno fuerte les imponga la higiene,
tal cual debe entenderse, como la primera necesidad so-
cial, todo lo demás vendrá solo; en efecto, cuando se ha
convenido en llamar á tales naciones “Repúblicas con-
vulsivas”, es porque son organismos enfermos; y para los
que tienen alterada la salud, está la medicina en sus múl-
tiples manifestaciones,
Pero no son los sociólogos los únicos que nos han ana-
tematizado, por nuestra suerte ú priori, sino que tam-
bién se ha echado mano de la fisiología para declararnos
sin derecho á ser regiones convenientemente pobladas,
apoyándose en que sila humanidad es cosmopolita, el
hombre no lo es. Esta afirmación es de tal naturaleza,
que si no fuese equivocada, nos condenaría á una barba-
rie perpétua, pues es un hecho fácil de demostrar que
cualquiera región de la tierra, por muy benigno que sea
su clima y envidiable su feracidad, no llegaría 4 consti-
tuir un gobierno capaz de progresar, si los habitantes son
escasos y se hallan diseminados en una extensión tan con-
siderable que haya necesidad de vivir en él, como en tri-
bus, sin la influencia morigeradora producida por la co-
hesión de las grandes masas humanas.
Nuestros hermanos de la Argentina sintieron pronto es-
ta necesidad, y sus hombres de Estado, desde 1852, han
recordado el ejemplo de Rivadavia y han tenido como
máxima de sus actos la que aparece en las bases de Al-
berdi: “Gobernar es poblar”.
Se ha dicho (1), por más que no esté probado, que una
raza hiperbórea no puede prosperar en nuestro clima de
los trópicos, porque la luz del sol provoca el ““agotamien-
to tropical”, al que acompaña la pérdida de la memoria,
la apepsia, la neurastenia y múltiples enfermedades cutá-
(1) Theeffects of tropical light on white men. By Mayor Chas E,
Woodruff A. M. M.D. Surgeon, United States Army.—Nueva York.—1905.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 11
neas sobre un cuerpo que no posee la pigmentación ade-
cuada para soportarla.
Por haber llegado voluntariamente ¿dla República de
Panamá no ha mucho una colonia de rusos establecida en
.el interior, truena alguien (1) contra esa determinación y
afirma categóricamente que es un crimen de lesa humani-
dad llevar hombres del Norte ¿un clima ecuatorial, au-
gurándoles un resultado funesto; no obstante, los Estados
Unidos que han cambiado notablemente las condiciones
insalubres de la zona del Canal, se preparan 4 llevar
mil trabajadores del Norte de España, aprovechando su
resistencia y la justa ambición de ganar que les caracte-
riza. Hay más de ocho mil pobladores rusos en las pro-
vincias de Santa Fe y Buenos Aires, en la Argéntina, y
aunque no se trata realmente de los trópicos, se hallan
bien en un país que no es glacial como el desu nacimiento.
Nadie ignora que la temperatura, cuando es baja, excl-
ta la actividad vital de nuestros tejidos, aumenta el apetl-
to, acelera la respiración y acrece la cantidad de ácido
carbónico que se exhala. Todo el organismo reacciona y
se da mayor impulso. 4 las combustiones intersticiales para
conservar en nuestro medio interior la temperatura nece-
saria d la vida. Mas si ésta desciende á un grado exage-
rado, por mucho que levante su energía el organismo, no
puede compensar la falta de equilibrio entre el medio ex-
terno y el interno, y sucumbe el individuo á ella sometido.
Por el a cuando el medio ambiente alcanza un
calor casi semejante á la temperatura interna de un animal
de sangre roja y caliente, y esta acción es continua y pro-
longada, perturba profundamente los actos del or SAnismo:
el apetito se pierde, la sed se aumenta, y tras de una
sobre-excitación pasajera sobreviene una indolencia in-
vencible.
(1) «Diario de Panamá», 1905.-—-Hay más de ocho mil, «El Nuevo
País» del 28 de Abril último da cuenta de la visita hecha al Sr. Presiden-
te de la República por el señor Otto Sverdruff, notable hombre de cien-
cias de Noruega, que ha hecho tres viajes al Polo Norte, en distintas ex-
pediciones, y que se propone gestionar la inmigración 4 Cuba de fami-
lias noruegas. Ojalá que se realice el proyecto, pues veríamos en la
práctica lo que aconsejamos.
TOMO XLI1.—2.
19 ANALES DE LA
Esta inercia funcional invade los órganos digestivos,
entorpece el cerebro, embota el sistema nervioso, quita la
energía á todo el organismo y pronto se caería en un es-
tupor profundo, si por los medios adecuados no tratáse-
mos de producir una fuerte reacción de la economía vital.
Como puede verse, la aclimatación se hace difícil en
las zonas extremas del globo, -las glaciales; pero en las
ecuatoriales, € pesar de lo enunciado, las dificultades pue-
den tener atenuaciones, gracias á la inteligencia del hom-
bre, amparada de los recursos de las ciencias.
Aparte de que nuestro país, o intertropical, está
muy lejos de ser ecuatorial, pues por su proximidad al
trópico de Cáncer, dista poco de la zona templada, y por
su situación y forma lo refrescan y oxigenan constante-
mente los alísios; aun siendo ecuatorial tendría á su alcan-
ce, silo quiere, los elementos que brinda el progreso mo-
derno á toda obra de colonización, porque el hombre ci-
vilizado se adueña del medio y lo modifica hasta ponerlo
en relación con su propia existencia.
Olvidemos lo que hizo el pueblo romano para colonizar
y lo que han hecho después las demás naciones de Euro-
pa, esto es, tener una emigración constante y sustituir con
nuevos individuos lo que el clima iba destr uyendo. Oid el
extracto de una estadística, no reciente, la primera que
nos ha venido á la mano: en Bombay (India Ip su-
cumbía el 55 por mil de inmigrados; el 57,2 en Ceylán;
el 63 en Bengala; el 85 en la Guay ana Inglesa; el 143 en
Jamaica, nuestra vecina; el 200 en Bahama; el 483 en
Sierra Leona (Guinea occidental); el 668 en el Cabo
Coast, y en la metrópoli inglesa, por la misma época, las
pér didas del ejército no pasaban del 15 por mil.
Los franceses, en la Guayana, tenían una mortalidad de
25,3 por mil; en la Reunión, de 30,5; en el Senegal, de
61,7; en Ar gelia, de 11,8; en Guadalupe, de 89; en la Mar-
tinica, de 90, 1, y en la. metrópoli no pasaba del 19 por
por mil. Tales cifras dieron lugar á esta célebre frase del
general Duvivier, respecto de Argelia: “Las únicas colo-
nias que aquí prosperan son los cementerios”.
La misma frase hubieran podido emplear los generales
españoles en Cuba, cuando la mortalidad del ejército al-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Ka
canzaba cifras aterradoras, debidas, muy especialmente, 4
la fiebre amarilla, y, sin embargo, poco tiempo después,
el ejército americano, cuando la intervención, llegó 4
permanecer casi indemne en su campamento de Colom-
bia, y más tarde nos han invadido ejércitos de inmigran-
tes de la misma procedencia de los que venían á someter-
nos por las armas, y ni uno sólo ha perecido de fiebre
amarilla durante tres años, y aun después de la última in-
vasión, que por efecto de la formidable epidemia de nues-
tros vecinos, nose pudo evitar, la mortalidad ha sido
insignificante.
Tal es el poder indiscutible de las ciencias. Y es que
las naciones colonizadoras del día, aun cuando se trate de
países salvajes como el de los Somalies, en la costa orien-
tal del Africa no mandan sólo sus mejores generales al
frente de las tropas, sino que también ásus hombres de
ciencia más eminentes, cual acaba de hacer Alemania, que
envió al Africa del Sur á Koch, el sucesor de Pasteur, el
primero entre los primeros, ¿Y para qué? Para estudiar
los insectos y los gérmenes en ellos desarrollados, deter-
minantes de la “peste de las costas que barría los gaña
dos y de la fiebre recurrente que diezmaba las personas”.
En Alemania parece que un hombre de ciencia vale
tanto Ó más que un militar, porque si el primero no atrue-
na los espacios con el estampido del cañón, en silencio
suele producir efectos tan beneficiosos como los que se
verán pronto en el Canal de Pañamá, cuando raudales de
oro rieguen los pantanos y se sustituya á la hecatombe de
vidas humanas hasta aquí inmoladas á la enfermedad, la
hermosa higiene, que si es más cara que todas las adqui-
siciones, también es la más productiva y humana.
No queremos ni podemos traspasar los límites de una
corta alocución en que sólo pretendemos señalar una vez
más la intervención fecunda de la ciencia en la resolución
de uno de nuestros más difíciles problemas: la inmigr:
ción; pero el interés del tema y la circunstancia de ocupar
un puesto en el Gobierno uno de nuestros más distingui-
dos académicos, el doctor Casuso, que en este recinto ha
defendido las ideas que sustentamos y que está haciendo
14 cicle ANALES DE LA
buenas en el pode r (1) nos obliga á estendernos más de
lo que quisiéramos. No obstante, es tal la importancia
del asunto, que sólo consegniremos e para levar
de un modo somero, nada más, al ánimo del ilustrado
auditorio, el convencimiento de que la inmigración es el
único problema urgente que debe resolver bajo bases só-
lidas el Gobierno de la Re públic: a, que ha sabido dar cima
á otros muchos de importancia cable
De su resolución depende que alcancemos una pobla-
ción de más de doce millones de habitantes en breve pla-
zo, sin la cual seguiremos siendo una nación microscópica
y expuesta d todas las e ontingencias interiores.
Con gran laconismo expondremos, pues, que las inmi-
oraciones de otros tiempos, efectuadas por las naciones
colonizadoras, desde los romanos hasta nuestros días, se
realizaron en épocas de escasos adelantos; las más de las
veces obedecieron á fines distintos. que en la actualidad,
y á pesar de la noble defensa que de ellas hace, de las
remotas, de las que se refieren a la conquista de América,
el profesor Spheperd, de la Universidad de Colombia, en
Nueva York, no puede negarse que estaban desposeídas
de altruismy, de que no pueden carecer.
El país que recibía la 1 inmigración era por completo aje-
no al inmigrante; es más lo rechazaba, porque venía con
el propósito de dominar, con el carácter Ge amo, y aun
que los moradores carecían, las más de las veces, de la
autonomía suficiente pará: prestarles auxilio, la poca que
tuvieran no la emplearían seguramente en favor de los
que pudieran, de cierto modo, considerar como invasores.
En la actualidad lo que ocurre es completámente dis-
tinto: el inmigrante sale libremente de la región de que
(1) En una interviú publicada el 22 de Diciembre de 1905 en el Dia-
rio de la Marina, dice el doctor Casuso: no se consigue nada en una Se-
cretaría como la de Agricultura, dotada anualmente con la cantidad de
$180.000, ridícula, tratándose de un organismo que tan gran actividad
debe revelar. No se logra ningún adelanto sin estaciones agronómicas,
sin enseñanzas nómadas agrícolas, sin campos de experimentación, sin
traer buenos sementales y sin cuidar de la riqueza pecuaria.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 15
procede, amparado y no estorbado (1) por su Gobierno,
sl éste conoce la novísima economía política y social á
este respecto y viene 4 un país que lo ha solicitado, cuyos
gobernantes, suficientemente ilustrados, saben que no se
reciben seres humanos como piaras de ganado, para lan-
zarlos el medio de las sabanas 4 en Jo más intrincado de
los bosques, como se ha hecho alguna vez, sin vías de co-
municaciones y sin otro elemento que la tierra feracísima;
pero que no lo es todo. .
Cada ciudadano de la República ha de ver en el inmi-
erante al hermano que viene 4 hacer próspera y venturo-
sa la nación con su trabajo honrado, que hará producir ¿
la tierra frutos que serán riqueza para él mismo y para
sus sucesores, adueñados del terreno que constituye la
más sólida ciudadanía; pero para obtener tales resultados,
es indispensable la intervención omnímoda de las ciencias,
descansando en el propósito firme del Gobierno de no
omitir sacrificios en lo quo se refiere ¿4 la inmigración.
Esto hace el dominio del Canadá que aspira dá aumentar
su población, ya prolífica, de seis millones de habitantes:
ha invertido en propaganda sólo, dentro y fuera del país,
más de un millón de pesos, y Lemieux, uno sus ministros,
espera que dentro de un cuarto de siglo llegará 4 veinti-
(1) Acerca de este particular dió una conferencia á fines del año últi-
mo, el capitán de la marina mercante española don Joaquín Arumi, en
el Ateneo de Madrid. El ilustrado conferencista trató la materia con
acopio de datos y sobra de conocimientos, pero como no es posible que
reproduzcamos toda la conferencia aquí, nos limitaremos á copiar los
puntos principales: Es un error creer, dice, que las emigraciones dismi-
nuyen la población de Europa: Asturias y Galicia que son las regiones
eminentemente emigratorias, son, sin embargo, las más pobladas. Ingla-
terra é Italia dan á la inmigración un contingente enorme, tan grande,
que comparado el nuestro, resulta éste insignificante, y, sin embargo, en
aquellos países la población aumenta, no sucediendo lo propio á Francia
en donde no hay corriente emigratoria.
De igual modo, dice, Alemania la fomenta en vez de cortarla y Alema-
nia está en el apojeo de la prosperidad. Lo que importa, añade, es rea-
lizar conciertos con los Estados á donde los emigrantes se dirigen.
La experiencia ha demostrado, continúa diciendo, que las medidas
coercitivas y los procedimientos rígidos no sirven para disminuir la in-
migración, sino para perturbarla, añadiremos nosotros.
16 ANALES DE LA
cinco millones, puesto que la inmigración anual es de
cien mil almas.
La República Argentina, del mismo modo, ha votado
millón y medio de pesos con destino á la construcción de
un eran hotel para inmierantes, por iniciativa del doctor
Torino, ministro de Agricultura en aquella nacióh.
La higiene que ha hecho ya aquí el prodigio de abrir
nuestras puertas d los habitantes de todas las regiones
del globo, sin temor 4 la muerte que antes les esperaba y
á pesar de la última invasión amarilla heróicamente domi-
nada, tiene que acompañar al inmigrante d todas partes
que vaya. No basta que hayamos saneado las' ciudades y
las hayamos embellecido: es necesario que esa acción be-
neficiosa alcance ád los campos.
En las Conferencias de Beneficencia y Corrección que
anualmente se celebran en la Isla, desde la Intervención
Americana que las instituyó, se ha venido preparando
esta obra bienhechora, y uno de sus miembros, el doctor
Alfonso (1), con sano patriotismo y sobrado conocimien-
to de los hechos, ha demostrado el criminal abandono en
la morada de nuestros campesinos y la manera de reme-
diarlo, para que no contribuya al aumento de la mortali-
dad, ni sea un ob: táculo al crecimiento de la población de
que tan necesitados estamos. Y como en igual d peor
abandono pudiera encontrarse la que se destine al inmi-
grante, porque los malos hábitos, desgraciadamente, se
copian, conviene estar prevenidos acerca de este peligro,
que puede provocar desastres de proporciones ilimitadas.
Desde luego no cabe dudar que si para los naturales
del país, habituados al clima, resultan defectuosos tales
alojamientos, en mayor grado habrán de experimentar
sus deficiencias los que necesitan acostumbrarse á las exi-
gencias de un nuevo modo de ser.
Añádase á esto el inconveniente de 1 distancias, la
disgregación de las viviendas, por las condiciones especia-
(1) Vivienda del campesino pobre en Cuba, su descripción y ligero
estudio médico-social, razones que ameritan su reforma por el doctor
Ramón M. Alfonso. Memoria Oficial de la Conferencia celebrada en
Matanzas, del 2 al 4 de Abril. Páginas 213 á 228.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA El
les del país hasta el día, las acechanzas de los desalmados
especuladores que nunca faltan en los campos, como en
las ciudades, para la indigna explotación; sin olvidar que
pudiera intentarse el “truch system”, ó fraude patronal,
"que nuestras leyes condenan y que dificultarían más la
tarea meritísima del Ejecutivo, de poblar el país sobre
bases firmes y duraderas.
“La medicina perfecciona la naturaleza haciendo habi-
tables los países tropicales”, ha dicho nuestro compatrio-
ta el doctor Enrique Núñez, en la Memoria (1) laureada
por esta Academia en el certamen del año próximo pasado,
y nosotros añadimos: la ciencia moderna ha simplificado
de modo prodigioso la manera de preservar ¿4 los que ha-
bitan las zonas intertropicales de los peligros que les
rodean.
La guerra al anófeles, al estegomía y ¿4 determinados
culex, “cegando pantanos ó poniéndose á cubierto de sus
picadas, les libra muy especialmente de dos enemigos, en
otro tiempo invencibles: del paludismo y del veneno ama-
rillo; y sl dá esto se añade la escrupulosa vigilancia del
agua potable, factor principal en la vida del individuo, y
aun más, de la colectividad, y el estricto cuidado de las
excretas, podrá soportar el habitante de otras latitudes,
mejor en los campos que en las ciudades, nuestras altas
temperaturas, incómodas si se quiere, en sumo grado pa-
ra algunos, tratándose del riguroso confort que: demanda
el sportman, pero agenas á la miseria que en las zonas
frías provocan las frecuentes nevadas, capaces de impedir
el trabajo de que tanto necesita el pobre para buscar el
sustento.
Si nos detenemos en la procedencia del inmigrante y
las ventajas que ésta le reporta para acomodarse d nues-
tro suelo, debemos recordar que de todas las naciones de
Europa se ha reconocido á España la mayor facilidad de
aclimatación en los trópicos, por razón de raza. La espon-
1
(1) «La cirugía*de las manifestaciones filariósicas» por el doctor En-
rique Núñez. Memoria laureada por la Academia de Ciencias Médicas
Físicas y Naturales de la Habana, con el premio Gutiérrez, en el concurso
de 1905.
18 ANALES DE: LA,
tánea inmigración de estos dos últimos añoslo apoya, pues-
to que se ha duplicado el número de uno á otro año, de
los individuos procedentes de las provincias españolas; en
1904 fueron 27.759, y en 1905 llegaron á 47.902, cifra
diez veces mayor que “la suma de todas las otras proceden-
cias reunidas (1).
(1) La inmieración de las otras naciones fué la siguiente:
1904 1905
A Ro ls OA RR
Ingleses . 2 Sha 392' 452
POTOLEQUeIas. e. 2. e SI E AE 363 312
Antillas ezcetuando las cd y 10% Canos wz 359 811
A ES A A 313 405
Tiatanosis dd Mi e Y. 262 317
Drahcesestiniall E ERA. TAME ad Le 255 330
Mejicados ¿torcida ii 221 219
¡Awvericanosidelsur de e ll o eS dels le ado 188 230
ATCIVAMOS A a e dd AR ES. 138 181
MR A O A A 132 151
HSCAndinArOs ero e a ope O e O RE 107 112
NUECOSTA AA UI A II A 100 152
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POrtusuesesilr RS A A A 9 536
Egipcios . S 2
Armenios . 3 4
Griegos . 3 18
Canadensos . 35 0
Irlandeses . 3 0
Rumanos . 2 0
Africano . 1 0
Filandeses . o 9
Filipinos . 0 =
MATOS: ORIENTE 1) 2
Coreanos. . > . A E E a do ME Ú 2;
Sin Li tE es ANN EII 12 61
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 19
El doctor Fernández Caro (1), Presidente de la Socie-
dad de Higiene de Madrid, Secretario del último Congre-
so Médico Internacional celebrado allí y nuestro antiguo
socio corresponsal, ha dicho: . “Aunque indo europea por
su origen, la sangre española ha sufrido diversas fusiones
con la sangre africana. Siro árabes fueron los fenicios y
cartagineses, primeros colonizadores de las costas meridio-
nales de España, Portugal y de Sicilia; moros procedentes
del Africa dominaron ocho siglos toda la península ibérica,
y hasta los lusitanos y cántabros, raza primitiva y autóctona
en el suelo de la península proceden, según afirma el filó-
sofo Gr. Eichhoff apoyándose en las afinidades del lengua-
je, de la Caldea, es decir del Africa. La sangre indo eu-
ropea, que con las razas céltica, romana y visigoda se es-
parció por España, hubo de modificarse forzosamente con
esta triple fusión, favorecida por el transcurso de los si-
elos y los multiplicados cruzamientos. El español actual,
es más siro drabe que indo europeo, y el meridional, el
habitante de esa Andalucía, que fué el emporio del poder
de los moros, donde el hijo de Mahoma floreció en todo
su esplendor y grandeza, ostenta todavía rasgos de carác-
ter y de fisonomía, que prueban muy claramente que en
sus venas circula la ardiente sangre del árabe africano.”
No seremos nosotros los que neguemos al español las
mejores condiciones para colonizar los trópicos y países
ecuatoriales, puesto que sólo sus descendientes ocupan es-
tas regiones; pero apoyándonos de una parte en la afirma-
ción del mismo ilustre higienista que acabamos de citar,
relativa á que “sólo la fusión de unas razas con otras pue-
de permitir la aclimatación en regiones situadas bajo lati-
tudes de isotermas muy desiguales”, y de otra parte en el
hecho manifiesto de que si el español pobló sólo las zonas
intertropicales pudo ser debido á que las poseyó, nos in-
clinamos á no excluir de la inmigración ni ¿ los habitan-
tes de los países hiperbóreos, cuya incapacidad absoluta
(1) ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS.—Anales de la Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana. Tomo XIX, pá-
gina 397. ;
TOMO XLIL.—3.
20 : ANALES DE LA
para la vida de los trópicos está muy lejos de haberse pro-
bado científicamente, cual se ha pretendido (1).
Las razones en que nos apoyamos para no decidir-
nos por una sola raza son idénticas 4 las que abonan
la condenación de los matrimohios consanguíneos por
los resultados desastrosos que registran como regla ge-
neral.
Las Repúblicas del Plata han tenido tal vez en cuenta
esta apreciación, cuando vemos que del millón de habi-
tantes que constituía la población Argentina extranjera,
en 1903 (2), medio millón eran italianos; 200.000 espa-
ñoles; 100.000 franceses; 25.000 inoleses; 18.000 alemanes;
15.000 suizos; 13.000 austriacos, y el resto pertenecientes
á diversas nacionalidades. En Uruguay, la cifra de inmi-
erantes se descomponía de este modo 72.288 italianos;
57.865 españoles; 12.875 franceses, y 1.562 alemanes.
Obedeció sin duda á análogo criterio, mucho tiempo an-
tes, el eximio rey Carlos 1If, quien en 1779, repobló la
desierta región de Sierra Morena (3), en Andalucía, con
familias de labradores llevadas precisamente de Flandes,
Alemania y Suiza.
Es bien conocida la facilidad con que la raza semitica
se aclimata en todas las latitudes del globo. Kn todas par-
tes vemos que se instala, se reproduce y multiplica. Desde
los tiempos bíblicos hasta nuestros días, ha soportado to-
do género de penalidades; pero esa raza cuya robustez
permite alcanzar á sus individuos una longevidad á que
no lega ninguna otra de las indo europeas, tiene para la
(1) The effects of tropical light on white men. By major Chas. E
Woodruff. A. M. D Surgeon, United States Army—New York, 1905.
(2) Artículo publicado por Mr. John Barret, ministro que fué de los
Estados Unidos en la República Argentina en «The American Review of
Reviews», 1905.
(3) La expulsión de los 180.000 judíos y de los 500.000 á un millón de
moriscos fueron la causa de esta despoblación.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LÁ HABANA AL
colonización un defecto capital: no busca en la tierra (1)
la prosperidad y el arraigo cual lo hemos palpado tan.
bién en el asiático (2).
Más sean boreales ó australes los que nos visiten, no
siendo de los que revelan poco amor á la tierra, debemos
acoger á todos los que al amparo de las leyes vengan á fe-
cundar el suelo con la honrada labor que les compense el
hondo sacrificio de abandonar el solar nativo.
Son estos los principios que sustentó el que habla en la
última conferencia de Beneficencia y Corrección celebra-
da en Santiago de Cuba en el pasado mes, al desarrollar
el tema: “Clase y procedencia del inmigrante que debe
protejer el Estado”.
(1) Las matanzas nunca justificadas de los judíos en el imperio mos-
covita obedecen, como lo afirma un escritor francés desapasionado, á
que el judío ruso como todos los de su raza, siente repulsión á los traba-
jos corporales y jamás rotura el suelo ni gana el pan cotidiano con el
sudor de su frente. Shakespeare los personificó en el Shulock de su obra
inmortal «El Mercader de Venecia». Sin embargo, nuestro querido com-
pañero de estudios el doctor don Angel Pulido y Fernández, notable pu-
blicista é ilustrado Senador de España, inspirándose en ideas altruistas
y patrióticas ha publicado un libro acerca de los judíos españoles expul-
sados hace cuatro siglos y dispersos por Europa conservando el habla y
la tradición de su país de origen y en la actualidad gestiona el reintegrar-
los á sus perdidos lares.
(2) Nonos satisfacen las razones expuestas por el inteligente hacen-
dado y abogado doctor Gabriel Camps, para impugnar lo sostenido por
el Diario de la Marina, respecto á que la inmigración china no convenía,
porque el chino trabajaba barato y este es una causa de pertubación para
los países montados sobre bases económicas distintas.
El señor Camps, dice que estodo lo contrario, que el chino va donde el
jornal es alto, que el chino no es débil ni enteco, que son los estivadores
más inteligentes en sus puertos y que en un Congreso de Antropología reu-
nido en Chicago, no ha mucho, se llegó á la conclusión de que el chino
era superior como hombre al anglo-sajón. Termina apoyándose en la
opinión de un cubano de antaño así formulada: el chino nos enriquece y
ricos desarrollaríamos toda una civilización superior. Así será, diríamos
al señor Camps; pero el ensayo hecho ya, no le da la razón, pues de Junio
de 1847 á 18 de Agosto de 1849 llegaron á Cuba 42.601 colonos asiáticos
habiendo fallecido en los viajes 7.622 que hacen un total de 50.123 y
quedan de esos individuos unas docenas de inválidos en la calle de la
Zanja.
22 * . “ANALES“DE; LA
Arraigarán, pues, aquí en la persuación de que aquel
que posee la tierra es el ciudadano por antonomasia de
una nación, porque forzosamente es el más inamovible de
todos.
La posesión de la tierra y su cultivo no deshonran nun-
ca al hombre, sino que, por el contrario, lo enriquece, en-
nobleciéndolo. Todos los oficios y profesiones tienen cier-
ta apariencia de ultraje al prójimo; pero la ocupación: del
labrador ó agricultor permanece ajena á toda usura, á to-
do abuso, pues la tierra pródiga y generosa, dá sin gemi-
dos y sin torturas ni vacilaciones lo necesario para la sub-
sistencia y el engrandecimiento.
La Roma de los primeros tiempos estaba compuesta de
pequeños terratenientes que la cultivaban personalmente,
y Catón, en un libro de Agricultura, exclama: “Cuando
nuestros mayores querían elogiar 4 un hombre, decían de
él: buen labrador, buen cultivador. Y este elogio pare-
cía el mayor de todos” lot
El arte de labrar las tierras ha perdido, merced al pro-
greso de las ciencias, la dura condición de los primitivos
tiempos, en que los rudimentarios aperos de labranza por
la insuficiencia de la mecánica, sometían al hombre y aun
á los irracionales, á un rudo é infecundo batallar; expues-
tos á todas las inclemencias y desventajas hasta hacer sur-
gir la maldecida institución de la esclavitud, cuyas huellas
no se han borrado, porque, como alguien ha dicho (2), la
esclavitud no sólo corrompe al esclavo, sino también al
esclavizador.
La agricultura puede decirse que no está ya bajo los
auspicios de Ceres; Minerva le ha tendido sus brazos, y
así como la medicina pide al laboratorio la explicación de
los fenómenos que observa, el arado surca ya la tierra con
la seguridad que el bisturí amputa, después que el mi-
croscopio le ha dado 4 conocer cuanto debe saber para
triunfar.
(1) Doctor F. Carrera y Jústiz.—Introducción á la Historia de las
Instituciones Sociales de Cuba.—Obra en dos tomos.-—Habana.—Impren-
ta “La Moderna Poesía”, 1905.
(2) Discurso del señor don Manuel Becerra, en el Congreso de Dipu-
tados de Madrid, el 16 de Julio de 1889 al tratar de Cuba.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 23
Hoy la fuerza bruta que representaban antes el mísero
esclavo y todavía las miríadas de sufridos rumiantes un-
cidos inhumanamente por las astas, es sustituída por el
silbato del vapor en todas sus manifestaciones, por la cin-
ta de acero sobre la que se desliza toda la producción
agraria, sin olr las imprecaciones del gañán cuando el ve-
hículo no puede ser movido por el obediente animal
cruelmente castigado.
No es extraño que el estro de Bello, al cantar “la natu-
raleza de la zona tórrida”, se elevase ¿4 tan genial altura,
pues quien haya estudiado de cerca la ““sui generis” ri-
queza de nuestros campos, aquel que desde su cuna haya
percibido el rumor de las cañas, cuando éstas se regaban
con las lágrimas del africano, debiendo haberse hecho flo-
recer sólo al impulso de las ciencias, no olvida jamás los
encantos de nuestra lujuriosa flora, aun cuando por la ín
dole de sus ocupaciones no haya vuelto 4 gustarlos.
Desde Arango y Parreño, el amado de los gúineros y
no recordado como se merece por los cubanos, hasta
el octogenario Zayas, de nuestros días, tan justamente
admirado, no ha carecido nunca Cuba de hombres que
hayan reverenciado cual corresponde la agricultura, apar-
tándose de la rutina á que siempre se ha apegado el la-
brador de todas partes, por efecto de su proverbial igno-
rancia.
Cuando la República, cumpliendo su más sagrado de-
ber, establezca en cada predio comunal una escuela agrí-
cola, el niño del campesino no sabrá ciertamente mueho
de lo que se enseña hoy en las rurales establecidas; pero
conocerá, sin duda, lo que le importa saber, lo que no
puede ignorar, y es la agricultura práctica, basada en los
portentosos descubrimientos de la ciencia moderna que
han hecho surgir el Instituto Universal de Agricultura,
creado el año último en Italia, bajo los auspicios del rey
Víctor Manuel, y en el que ha estado representada Cuba,
al igual que las demás naciones. Cuando esto ocurra, cuan-
do el niño de nuestros campos tenga la educación ade-
cuada para el progreso, aceptará las reformas propuestas
por los centros oficiales del ramo, por los grandes maes-
tros y las pondrá en práctica acto continuo; pero sin esa
24 ANALES DE LA
preparación será predicar en desierto aconsejarle nuevos
métodos para determinados cultivos y la asociación para
su propia defensa, pues no habiéndosele modificado la in-
clinación atávica que intentamos destruir con la escuela
agrícola que recomendamos, invariablemente, seguirá ha-
ciendo lo que sus abuelos y el país sufrirá, ú la larga, las
consecuencias de tamaña desdicha y la inmigración caerá
en nuestros campos cual lluvia fecunda en terreno estéril
ó rocalloso.
Señores: Antes de terminar, cúmplenos hacer constar,
para satisfacción nuestra y merecido honor del Ejecutivo,
que cuanto hemos expuesto, “mutatis mutandu”, ha sido
previsto por el Gobierno del país, y, en síntesis, anuncia-
do en sus últimos mensajes (1) por el señor Presidente de
(1) La agricultura es entre nosotros la fuente principal de la riqueza,
la que alimenta en general las industrias más importantes y el comercio
del país. A su desarrollo, á su mejoramiento, á su perfección en cuanto
sea posible, deben ser encaminados nuestra actividad y nuestros esfuer-
zos; porque nadie hay en Cuba que sea más digno del aprecio, de la
consideración y de ayuda constante y eficaz de parte del Gobierno, que
aquellos que se consagran á las faenas del campo, bien sea que apliquen
á ellas su trabajo personal, su dinero, sus conocimientos especiales ó su
inteligente dirección. Si en todas partes se tiene como uno de los ex-
ponentes de la civilización del país los progresos realizados en el cultivo
de la tierra, las mejoras introducidas en la cría de animales y los adelan-
tos hechos en las industrias que nacen de la agricultura, en Cuba, que
por la exuberante fertilidad de su suelo, clima, posición geográfica y las
fagilidades que ofrecen sus excelentes puertos está llamada á ser un
vasto centro de producciones agrícolas. No es posible que el Estado
pierda de vista la importancia de esos factores de su crédito como pue-
blo civilizado, los descuide, ó no les preste cuanto apoyo le sea dable.
Estas consideraciones revelan el criterio del Ejecutivo sobre el particu-
lar, y su propósito de favorecer las industrias mencionadas por todos los
medios á su alcance.
Tiempo es ya, supuesto que estamos á punto de quedar descargados,
con el pago de los haberes del Ejército, de una serie de obligaciones que
pesaban sobre nosotros al inaugurarse la República; tiempo es ya, digo,
de que consagremos nuestros esfuerzos con preferencia al fomento del
país, que se emplee con ese objeto una parte muy principal de los so-
brantes del Tesoro, y de que se adopten medidas legislativas que concu-
rran al mismo fin; pues, cuanto mayor sea la suma que se aplique del
dinero del Estado á estimular, mejorar y extender el cultivo de los cam-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 25
la República, 4 quien no ha de escatimar esta Academia
su modesta cooperación.
Confiamos, desde luego, que los fecundos trabajos de
la Liga Agraria, 4 quienes no son ajenos los doctores
Casuso y Vildósola, académicos distinguidos, nos permiti-
rán desde la tribuna de esta Corporación, en día no leja-
no, señalar los progresos realizados ya en nuestros campos
en favor de la inmigración y de la agricultura, gemelas
inseparables y sólido pedestal de nuestro esperado y legí-
timo engrandecimiento.
HzxE DICHO.
pos y á multiplicar la variedad de sus productos; á promover en debida
forma una corriente no interrumpida de inmigración honrada, laboriosa
y resuelta á establecerse en los distritos rurales para hacer de esta tierra
hospitalaria su segunda patria; á facilitar la construcción de vías férreas
hacia comarcas distantes, todavía no explotadas; á componer caminos,
hacer puentes y carreteras, construir muelles, dragar puertos, etc.; cuan-
to mayor sea, repito, la suma que se aplique en esa forma y á esas Obras,
ó el empeño que se ponga en cualquier otro sentido, el de crear, por
ejemplo, instituciones de crédito, mayor será la prosperidad de la Repú-
blica, el bienestar colectivo y el de cada individuo de la comunidad; me-
jor garantidos se hallarán el orden y la paz moral, y, estando á la vista
de todos, de una manera palpable, inequívoca, los beneficios de nuestras
libres instituciones, menor será el número de los escépticos y más firme
ha de ser la confianza, entre propios y extraños, de los que creen en
nuestra capacidad para tener un Gobierno de nosotros mismos.
Completamente de acuerdo con estas ideas, el señor Secretario de
Agricultura, Industria y Comercio, miembro distinguido de la Asocia-
ción Económica de «La Liga Agraria», ha bosquejado ya un plan de me-
joras para que el Departamento corresponda al objeto de su creación, á
cuyo fin se han consignado en el proyecto de Presupuestos del próximo
año fiscal, entre otras, las cantidades necesarias para establecer en cada
provincia un campo de experimentación agronómica, en donde los agri-
cultores puedan recibir lecciones objetivas que les ilustren y enseñen
prácticamente la manera de mejorar sus respectivas industrias.— Diario
de la Marina.—T de Noviembre de 1905. ,
Véase también: Mensaje de Abril de 1906.— Diario de la Marina.
26 ANALES DE LA
MEMORIA DE LAS TAREAS QUE HAN OCUPADO A LA ACADEMIA
DURANTE EL AÑO DE 1905 A 1906
POR EL
DOCTOR GUSTAVO LOPEZ Y GARCIA
(Sesión solemne del 19 de Mayo de 1906.)
Sr. Presidente de la República.
Sr. Presidente de la Academia.
Señoras y señores:
Aquí me tenéis otra vez, dispuesto á molestaros el me-
nor tiempo posible, por tener que obedecer al mandato
reglamentario, que me ordena daros cuenta de los traba-
jos realizados en este último año. Hoy, señores, cumpli-
mos 45 de existencia, y nos complacemos mucho en seña-
lar, con marcado acento de alegría, este nuevo aniversa-
rio, que el transcurso del tiempo deja señalado. ¿Y cómo
no, si toda nuestra vida, si todo el ejercicio de nuestras
acciones y actividades, no ha sido otro que el trabajo, que
la labor continuada en pro de la ciencia, del progreso de
ésta, del bienestar del país, de la verdad y del bien? SÍ,
porque ir en pos del avance científico, es laborar en ob-
sequio del país; porque ir siempre en busca de la verdad,
es alcanzar la gloria y la satisfacción de ejercitar el bien,
de contribuir al engrandecimiento de la obra humana;
porque con la ciencia y con la verdad, practicamos cons-
tantemente las buenas obras que siempre nos han engran-
decido y dignificado, y con ellas solas hemos procurado y
hemos obtenido el adelanto de esta tierra en que hemos
nacido. Sf, porque con las aplicaciones de la ciencia,
con el ejercicio de sus preceptos, con la utilización de sus
conquistas, con el uso de.las prácticas por ella ensalzadas
ó aconsejadas, hemos contribuído grande y poderosamen-
te, no sólo á la ilustración, no sólo al mejoramiento, Silv
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 27
también á la conservación de la vida de nuestros seme-
jantes, de nuestros hermanos. Así venimos siempre ha-
ciendo algo útil, algo bueno muy amenudo y algo hasta
muy grande en ocasiones. Porque algo útil, porque algo
hermoso y muy grande tiene que resultar la labor de una
Corporación que tiene en ello su incesante objetivo y su
constante afanar.
Así lo comprendió desde los comienzos de la vida de la
Academia el que fué su Presidente tantos años, su vene-
rable fundador, que allá en los comienzos de 1861, des-
pués de una larga serie de años de lucha continua y un
batallar incesante, logró la dicha de constituirnos. D. Ni-
colás J. Gutiérrez, es el nombre del varón ilustre que supo
darnos vida, y con la vida enseñarnos el camino, tan lleno
de atractivos científicos, como de activa utilidad que ve-
nimos recorriendo. Quien supo inspirarnos las mejores
ideas en orden al provecho de nuestros semejantes, y
quien nos inspiró á toda hora, el sacrificio que hacemos
de nuestro descanso y de nuestro solaz, siempre que se
trate de la aplicación práctica del bien para el avance
científico de cualquier clase que sea. .
Mucho, mucho es lo que debemos dá esta veneranda
figura, que nos preside siempre, y cuya imagen jamás se
apartará de nosotros, y d la cual siempre nos enorgullece-
mos de contemplar. Tributémosle, como acostumbramos,
el homenaje de nuestro respeto y estimación, y que Dios
le tenga en el lugar de los buenos. Acordémonos siem-
pre de sus enseñanzas, é imitémosle en cuanto nos sea po-
sible, para así alcanzar, siquiera en el mañana, que no nos
olviden los que han de venir á sucedernos.
Esta Academia, que está actualmente en pleno carácter
evolutivo, por su fuerza actual espansiva, caracterizada
por una acción interior que nos impele por la vía de todo
lo que exprese una conquista del humano saber, y nos
procura al mismo tiempo una inquebrantable fe en nues-
tro porvenir, en el éxito seguro de nuestro destino, ha
venido en este año, como en los anteriores, cumpliendo
su alta misión como buena y previsora, como celosa firme
del progreso.
Por eso, sus tareas, —que como en otras ocasiones han
Tomo xLnr.—4,
28 ANALES DE LA
sido fructíferas y provechosas,—se han desenvuelto en
este último año, celebrando 16 sesiones ordinarias, 2 ex-
traordinarias y 7 de gobierno. Asuntos muy diversos han
sido los en ellas tratados, de mucha importancia en su ma-
yoría, que han permitido conocer el juicio sereno, la pa-
ciente labor, la acrisolada verdad que informa á los seño-
res Académicos, cada vez más y más empeñados, en el
mantenimiento del brillo y el auge conquistado por esta
Academia, á la que tanto y tanto queremos, á la que tan-
to y tanto veneramos.
El 9 de Junio del pasado año de 1905 fué el día que
celebramos la primera sesión ordinaria, y la comenzamos
discutiendo en primer término, lo que pudiéramos llamar
una obra de justicia reparadora. Se trata de un INFORME
MÉDICO LEGAL ACERCA DEL ESTADO MENTAL DE UN SUJETO,
encomendado á los doctores (G. López y T. V. Coronado.
Se refería á un señor adinerado, que en una ocasión pare-
ce intentó suicidarse, haciéndose una herida por proyectil
de arma de fuego, que le produjo lesiones destructivas
del ojo derecho y la conmoción cerebral consiguiente.
En esta oportunidad hubo de ofrecer cierto estado deli-
rante, del cual fué poco á poco saliendo hasta encontrarse
curado. Pero habiendo sido declarado incapacitado du-
rante su enfermedad, el tribunal de justicia llamado á re-
solver sobre esta incapacidad, quiso oir antes la voz peri-
cial de esta Academia, que supo precisar este asunto, des-
pués de haber hecho el cuidadoso estudio de todos los
antecedentes y después de haber observado y estudiado
directamente al interesado, formulando las siguientes con-
clusiones que fueron aprobadas por unanimidad: 1. “Don
X. X. tiene hoy día un buen estado mental, encontrándo-
se en condiciones y con capacidad necesarias para poder
regir sus bienes y dirijir su persona”. 2.” “Su buen es-
tado mental de hoy lo debe á haberse curado completa-
mente de la enfermedad mental que ofreciera”. 3. “Al
consignar que hoy día se encuentra curado el señor X. X.,
expresado queda que no está bajo la influencia de un es-
tado lúcido”.
Después de ello, se ocupó la Academia de cumplir lo
dispuesto en el artículo 15 de las Ordenanzas de Farma-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 29
cia, puestas en vigor entre nosotros, —aunque hechas están
desde el año 1860,—adoleciendo por tanto de notable de-
fecto de antigúedad. Por la Secretaría de Gobernación
se envían las solicitudes de los que desean la introducción
y venta en esta Isla de agentes medicamentos y de pa-
tente, para que después de nosotros informe también la
Junta Superior de Sanidad.
El Dr. José P. Alacán fué el primer informante en este
punto, leyendo un trabajo acerca de preparados de cinco
casas distintas, cuatro de los Estados Unidos y uno de
Francia. ¿
Le siguió el Dr. Arturo Bosque, quien leyó otro infor-
me acerca de preparados farmacéuticos de varias casas
francesas.
Después el Dr. Manuel Delfin lee otro trabajo infor-
mativo sobre tres preparados.
Nuestro incansable Presidente, el laborioso Dr. «Juan
Santos Fernández, cediendo la silla presidencial al señor
Vice-Presidente Dr. Coronado lee un trabajo cuyo título
es: “NUESTRO PUBLICISTA SACO COMO PRECURSOR DE UNA
OBSERVACIÓN OFTALMOLÓGICA”, trabajo que fué muy cele-
brado.
El mismo Dr. Santos Fernández terminó dicho día la
sesión con una “NoTA NECROLÓGICA DEL Dr. Josk BEATO Y
Dozz”, que había dejado de existir el 24 de Mayo ante-
rior, habiendo compartido nuestras tareas desde Septiem-
bre de 1874.
En las sesiones sucesivas ha ido desenvolviéndose la
vida activa de esta Corporación, bien estudiándose espon-
táneamente varios asuntos traídos por los señores Acadé-
micos, Ó bien resolviendo cuestiones que le han sido so-
metidas por los tribunales de justicia Ó por otras depen-
dencias del Estado, ya de esta capital 6 ya fuera de ella;
ya también que le han sido sometidas por señores profe-
sores que no han pertenecido á la Academia.
Testigos de esta labor lo ofrecen muy bien entre otros
muchos que vamos á citar, el trabajo tan completo sobre
la materia que nos trajo el Dr. «Jorge Le- Roy, informando
como médico legista, en “CAUSA POR HERIDA DE ARMA DE
FUEGO”, asunto interesado por el Juzgado de Alacranes.
30 ANALES DE LA
Este estudio dejó resueltas estas dos preguntas: “Si ¿4 20
pasos de distancia, un proyectil, lanzado por un revólver,
calibre 32, puede producir una herida de bordes quema-
dos y ¿á qué distancia se ha realizado el disparo para pro-
ducir el proyectil, una herida de bordes quemados?”.
El Dr. Carlos J. PFinlay, ofrece un trabajo, tan intere-
sante, tan lleno de importancia, como todos los ofrecidos
por este miembro de mérito, acerca de la “IMPORTANCIA
DE CIERTOS FACTORES SECUNDARIOS, EN EL DESARROLLO DE
LA TUBERCULOSIS PULMONAR Y EN LA MORTALIDAD PRODUCIDA
POR La MISMA”. Mereció muchos plácemes esta labor del
sabio profesor.
El Dr. Juan Santos Fernández, aporta un nuevo traba-
jo, por demás interesante, sobre “Lo QUE DEBE SABER DE
ENFERMEDADES DE LOS OJOS, EL MÉDICO QUE NO ES OCULISTA”.
El Dr. Tomás V. Coronado, trajo un bien meditado
“INFORME MÉDICO LEGAL, EN CAUSA POR DUELO”, que mere-
ció los honores de ser discutido y aprobado en todas sus
partes.
« El Dr. Le-Roy, ofreció un nuevo trabajo acerca' del
De a , ANIVERSARIO DE LA ERRADICACIÓN DE LA FIEBRE AMARI-
LLA”, que fué aquí ampliamente discutido por los docto-
res E de Cubas, Coronado y López, aceptándose la ver-
dad expositiva del autor.
El Dr. José A. Presno, ha traído un caso de “Emascu-
LACIÓN TOTAL DEL PENE, POR CÁNCER”, en un sujeto de 75
años, sin antecedentes, que sufría de su lesión cancerosa
desde el año anterior. El Dr. Presno le operó el 26 de
Julio, dándole de alta el 26 de Agosto, completamente
curado.
“NUESTROS MUSEOS”, es el título del trabajo presentado
por el Dr. Pedro Valdés Ragués, en que da cuenta de los
mamíáferos, restaurados, que existen en nuestro Museo,
compuesto actualmente de 24 ejemplares: 22 indígenas y
2 exóticos, los cuales clasifica haciendo consideraciones
sobre ellos, que fueron muy celebradas.
Nuestro “Académico de Mérito, Dr. Ramón L. Miranda,
nos envió desde Montecatini, en Italia, un precioso PT
jo acerca del estudio de aquellas aguas y su acción sobre
ACADEMIAS DE CIENCIAS DE LA HABANA 3l
nuestra economía, asunto que resultó muy interesante é
instructivo.
El Dr. Enrique Acosta leyó un meditado “IxrormeE
ACERCA DE LOS PRODUCTOS DEL Dx. Dovyex”, denomina-
dos: 1.” Stafilasa simple. 2.” Stafilasa bromurada. 3.” Stafi-
lasa iodurada. 4.” Suero antiestafilococico. En sentido ne-
gativo para este último producto desenvuelve el INFORME,
su autor, y así lo aprobó esta Academia.
El Dr. Juan Santos Fernández, tan incansable como de
costumbre, ofrece otra nueva labor, muy llena de interés:
“HISTORIA DE LA PRENSA MÉDICA EN CuBa”, trabajo muy
celebrado y que completó el Dr. Le- Roy, agregándole
unos cuantos datos, tomados del trabajo del Sr, Trelles,
acerca del mismo asunto que hubo de presentar al Con-
greso Médico Cubano, celebrado entre nosotros en el mes
de Mayo del pasado año.
El Dr. Gastón Alonso Cuadrado, leyó, con motivo de
las variadas discusiones aquí sucedidas—con ocasión de
los informes acerca de los medicamentos, —uno muy útil,
sobre la “NECESIDAD DE FIJAR BIEN LAS ATRIBUCIONES DE LA
ACADEMIA EN LA INTERPRETACIÓN DE Las ORDENANZAS DE
Farmacia”, que fué muy discutido y celebrado.
El Sr. Francisco Paradela redactó un “INFORME ACERCA
DE UN APARATO ELÉCTRICO PARA EL CALZADO”, que fué apro-
bado unánimemente.
El Dr. Francisco Héctor, médico de Guanabacoa, no
perteneciente todavía á esta Cor rporación, ofreció un tra-
bajo acerca de “EL ANÁLISIS COPROLÓGICO COMO MEDIO DE
DIAGNÓSTICO DE LAS DISPEPSIAS DUODENALES”.
El Dr. Fernando Méndez Capote hizo una comunicación
oral acerca de UNA LAPAROTOMIZADA, d quien se le rompió
una sonda de vidrio dentro de la vejiga, la cual tuvo la
suerte de expulsarla espontáneamente á los pocos días,
sin perjuicio alguno é ignorando tal acontecimiento la
misma enferma.
El Dr. Tomás V. Coronado, con ocasión de haber ob-
servado el primer caso de fiebre amarilla que aquí últi-
mamente apareció, importado de los Estados del Sur, de
los Estados Unidos, pronunció una conferencia acerca de
si: ““¿Es POSIBLE CONFUNDIR EL TIPUS ICTEROIDES (FIEBRE
32 ANALES DE LA
AMARILLA), CON LOS OTROS ESTADOS FEBRILES?” En ella
discute ampliamente las variadas formas del mal, para di-
lucidar con extensión el capítulo diagnóstico. Este tra-
bajo fué calurosamente discutido por los doctores Barnet,
Saladrigas, y Cubas.
El Dr. Manuel Delfin lee un práctico trabajo acerca
del “DeNGuE”, observado en los niños por él asistidos en
el último verano. Ofreció buen material para la discusión.
El mismo compañero Dr. Delfin leyó en otra oportuni-
dad “Un INFORME ACERCA DE HONORARIOS”, interesado por
la presidencia de la Audiencia de Matanzas, que fué apro-
bado unánimemente.
El Dr. Enrique Saladrigas dió bajo forma de comuni-
cación oral, una brillante conferencia acerca “DE La Go-
NOCOCIA Y DE LA GONOHEMIA”, relatando las observaciones
de dos enfermos estudiados por él en el Hospital Mercedes,
que ofrecieron gravísimos cuadros de las mencionadas do-
lencias.
El ingeniero Sr. Estefano Calcavecchia, ofreció á esta
Corporación, como ya lo hiciera en el año anterior, con
otro trabajo, acerca de las deficiencias de la producción
azucarera en esta Isla: un trabajo acerca de “Los TE-
RREMOTOS”. “ALGUNAS MANIFESTACIONES VOLCÁNICAS Y
CAUSAS QUE LAS DETERMINAN”, que agradó mucho por la
ilustración reconocida de su autor y, sobre todo, por la
oportunidad en que fué tratado.
El Dr. Pedro Valdés Ragués dió cuenta á la Coporación
de la existencia que tiene nuestro Museo de las “Aves
RAPACES DE CuBa”, en un trabajo que fué por todos muy
celebrado.
El Dr. Gustavo López presentó un trabajo informativo
acerca de una obra que se remitió á esta Corporación, so-
licitándose el juicio crítico de ella. El citado Dr. López
expuso con razones bien apreciables é incontrovertibles,
el juicio desfavorable que tal obra merecía. La obra se
titulaba “PATOLOGÍA DE LOS ENFERMOS EPILÉPTICOS”, y sn
autor, más parece un verdadero charlatán que un médico.
Hubo de lamentarse el hecho que dicho señor estuviese
establecido con clínica abierta para la curación de las do-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 33
lencias nerviosas, cuya incompetencia había evidenciado
tan á las claras.
“Los arrícuLos 50, 77, 79 Y Sl DE Las NUEVAS OrDE-
NANZAS SANITARIAS”, fué el título escojido por el Dr. Ma-
nuel Delfin, para hacer un trabajo crítico sobre tal asun-
to, que despertó una muy viva discusión, y que dió por
resultado el nombramiento de una comisión compuesta de
señores Académicos que habrán de informar á esta Cor-
poración acerca de los extremos propuestos por su autor.
“SÍFILIS DEL SISTEMA NERVIOSO”, fué el asunto escojido
por el Dr. José Valdés Anciano, para presentar varios ti-
pos clínicos, de enfermos, por él asistidos en el Hospital
Número Uno. Entre estos casos, muy interesantes todos,
ofrecía, el último, la particularidad muy especial de al
provocar el reflejo rotuliano del lado derecho, producir
una violenta sacudida de la mano del lado izquierdo, la
cual ascendía por encima de la cabeza del enfermo. Lo
que es sumamente raro por no presentarse al mismo nivel,
y ser hoy día, el trayecto de las vías de asociación intra-
medulares, uno de los capítulos más obscuros de la anato-
mía del sistema nervioso. 7
El Dr. Pedro Valdés Ragués, hace un trabajo informa-
tivo acerca de los “APUNTES SOBRE LA ANATOMÍA Y MORFO-
LOGÍA DEL MOSQUITO”, y de los ejemplares remitidos por el
Dr. J. H. de Pazos, médico establecido en San Antonio
de los Baños. con lo que aspira al título de Académico
Corresponsal. Este informe fué desde luego favorable y
recibió la sanción aprobatoria de esta Corporación.
El Dr. Tomás V. Coronado trae también otro trabajo
informativo, acerca de uno del Dr. Francisco M.* Héctor,
de Guanabacoa, titulado: “¿PUEDE SER RESPONSABLE, CIEN-
TÍFICA NI LEGALMENTE, EL CLOROFORMIZADOR, EN EL CASO DE
ACCIDENTE MORTAL POR LA ANESTESIA?” Con esta labor as-
pira el autor á que se le declare miembro corresponsal de
esta Academia. Fué muy favorable el juicio emitido acer-
ca de ella, por el Dr. Coronado, quien tuvo frases de cele-
bración, muy justas, para su autor.
“¿LA TUBERCULOSIS LARÍNGEA Y EL EMBARAZO”, fué un tra-
bajo celebrado y discutido que se sirvió presentar el
34 ANALES DE LA
Dr. Domingo Hernando Segui, en una de nuestras últimas
sesiones. :
Y el Dr. Francisco M.* Héctor, de Guuanabacoa, trae
otro trabajo que titula: “IRRESPONSABILIDAD DEL MÉDICO
CLOROFORMIZADOR EN EL CASO DE ACCIDENTE MORTAL POR LA
ANESTESIA”, cuyo trabajo despertó viva discusión.
Y con todo esto, siempre á la orden del día, casi siem-
pre ocupando los turnos de nuestros trabajos, ó sea el que
corresponde « las cuestiones oficiales, han venido los in-
formes que acerca de la introducción de medicamentos en
esta Isla, para consentirse su venta, han traído los docto-
res que constituyen la Sección de Farmacia en esta Aca-
demia. Los referidos informes han sido hechos por los
señores siguientes:
El Dr. José P. Alacán, que ha informado once vece”
El Dr. Arturo Bosque, que lo ha hecho tres veces.
El Dr. Manuel Delfín, que lo ha hecho tres veces.
El Dr. Emilio Pardiñas, que lo ha hecho tres veces.
El Dr. Gastón A. Cuadrado, que lo ha hecho cuatro
veces.
El Dr. D. Hernando Seguí, que lo ha hecho dos veces.
El Dr. Miguel F. Garrido, que lo ha hecho una vez.
El Dr. Carlos Moya, que lo ha hecho una vez.
Y como se hizo en el año anterior, ha habido ocasiones
que cada uno de los dichos informes se ha referido á 6, 8
ó 10 preparados farmacéuticos.
Esta labor ha resultado tan penosa como en el año an-
terior, en que esta Academia informó acerca de un núme-
ro ilimitado de medicamentos; y lo que esta Academia la-
menta muy profundamente ] y siente aun más es el hecho
de que, por la Secretaría de Gobernación se haya com-
placido á los señores introductores de medicamentos, aun
cuando hayan sido rechazados por inútiles, perjudiciales ó
charlatanescos; que no haga caso, para nada, de nuestros
informes, y lo que es más curioso, que tampoco lo hace
de los emitidos por la Junta Superior de Sanidad. Pues
si esto es así, ¿por qué hacernos trabajar inútilmente?
Informó, á más de estos informes corrientes, el Dr. «José
P. Alacán, acerca de la “DESNATURALIZACIÓN DE LOS ALCO-
HOLES”, asunto interesado por la Secretaría de Hacienda.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 3)
Aquí se informó detenidamente por haberse hecho des-
pués un segundo informe, en que tomaron parte el preci-
tado Dr. Alacán y los Dres. (7. A. Cuadrado y E. Par-
diñas.
El Dr. Hernando Segui, en sesión de 29 de Septiembre
de 1905, informó brillantemente sobre la “INFRACCIÓN DE
Las ORDENANZAS DE Farmacia”, con motivo de una denun-
cia contra una farmacia de San José de las Lajas, y remi-
tida d esta Academia por el Sr. Presidente de nuestra
República, que supo darse cuenta de que habían prescin-
dido del artículo 46 de las Ordenanzas de Farmacia que
dispone dictamine esta Academia en esas cosas donde se
supone el delito de infracción, Este informe fué aproba-
do sin discusión.
Dos brillantes sesiones extraordinarias celebró esta
Corporación en el presente año: la una lo fué con motivo
de la recepción oficial del Dr. Gustavo Calle! Duplessis,
quien leyó un trabajo acerca de la “APENDICITIS, ENFERME -
DAD QUIRÚRGICA”. Contestóle en este acto el Dr. Ignacio
Plasencia, señalado de antemano por la presidencia para
dar la hienvenida en nombre de la Corporación al doctor
Duples..ís.
La segunda ocasión que se constituyó la Academia en
sesión extraordinaria, lo fué el 6 de Diciembre de 1905,
en que con motivo del aniversario del sensible falleci-
miento del Dr. José L Torralbas, se celebró la sesión en su
honor, honrándose también en ese mismo acto la memoria
de otro de los nuestros fallecidos, la del Dr. Vicente Be-
nito Valdés.
El Dr. Luis Montané, nuestro Académico de mérito,
fué el encargado del elogio fúnebre del Dr. Torralbas;
v el Dr. Enrique B. Barnet, fué el que hizo el correspon-
diente al Dr. Vicente Benito Valdés.
En esta ocasión y con tan señalado motivo recibió esta
casa el retrato del Dr. Vicente Benito Valdés, regalado
por varios amigos del ilustre desaparecido, entre los que
TOMO XLILM.—Ú.
36 ANAIS DE DA
figuraba el Dr. Rafael Garmendía; y así también el del
Dr. José TL Torralbas, cou que nos obsequió su señor hijo.
el Dr. D. Federico. Exeusamos el exponer aquí la grati-
tud que para ellos guarda esta Academia por estas dos
mestimables joyas que hoy podemos ostentar en nuestro
salón.
El Presidente de esta Academia, ante reiteradas instan-
cias del titulado profesor austriaco Sr. Nowack, que había
dado ya una conferencia en el Iustituto de 2.* Enseñanza
de esta capital, no tuvo inconveniente alguno, en cederle
nuestra tribuna para que diese una nueva conferencia, con
proyecciones, acerca de la peonía (Abrus precatorius). y
su sistema de predicción de los fenómenos atmosféricos y
seísmicos. El día 9 de Abril tuvo lugar aquí la dicha
conferencia, siendo su traductor, y la verdadera alma de
ella, el Dr. Carlos de la Torre, que fué quien hizo enten-
der lo que quería decirnos el tal profesor.
Por suerte, sus predicciones posteriores acerca de los
eraves sucesos que habrían de ocurrir en esta Isla, y que
felizmente no se han cumplido, fueron anunciados después
de la celebración de la mencionada conferencia.
Esta Academia tiene esta vez, el gusto de exponer, que
durante este último año no ha tenido que lamentar el
fallecimiento de ninguno de sus Académicos de número,
En cambio tiene que dar cuenta de la desaparición del
Dr. José Beato y Dolz, Académico honorario que lo era
desde el 24 de Octubre de 1897.
Fué el Dr. Beato un compañero excelente, hombre muy
laborioso, adorador de esta Academia, «€ la que quiso ver-
daderamente. Siempre fué uno de sus asiduos colabora-
dores y en estos últimos tiempos figuraba como Presiden-
te de honor de la Subcomisión de Vacuna. ayudando muy
de veras 4 la administración del precioso preservativo de
ACADMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 31
la viruela. Torturado por pertinaz dolencia, hacía algún
tiempo que no podía ayudarnos en esta obra. La fortuna
no le fué propicia en sus últimos años, y muchas amargu-
ras tuvo que apurar.
¡Descanse en paz el ciudadano excelente y el estimado
compañero!
Motivo de congratulación tiene hoy esta Academia al
daros la noticia de que ya cuenta en el Cementerio de
Cristóbal Colón, con un espacio de terreno, suficiente para
poder hacer allí reposar aquellos de sus miembros que así
lo desearen. Cuenta en el cuartel N. E,, cuadro núm. 11,
con 24 metros cuadrados de terreno, en el que se propo-
ne construir un pequeño mausoleo. La Presidencia, una
vez construído, se propone traunsladar allí los restos del
profesor Gundlach, que tanto honró á este país y d esta
Academia.
Con este motivo, fueron tantas las atenciones y servi-
clos ventajosos que hubo de proporcionarnos el Obispac O
de la Habana, que esta Academia se creyó en el deber de
nombrar una comisión que diese las gracias al Sr. Obispo
por las concesiones tan amplias a NOSOtTOS prodigadas, y
desde aquí se permite repetirle el testimonio de vratitud
que le guarda por sus tan señaladas deferencias y aten-
ciones.
Este año se ha administrado la vacuna a 19 niños varo-
nes y 457 hembras. Se han revacunado 13 varones y
5 hembras. Total, 150 sujetos; teniendo necesidad esta
o de dar las gracias más expresivas al doctor
V. de la Guardia, que ha sido el que con tesón y constan-
cia ejemplar la ha venido administrando, exclusivamente.
Con su constancia y cuidadoso celo, él ha sido el apóstol
propagador de tal beneficio. Por ello lo felicita cordial-
mente esta Corporación, que siempre vive confiada en su
no superado interés,
38 ANALES .DE LA
Tenemos la satisfacción de anunciar que la publicación
de nuestros “ANALES” que venía haciéndose muy atrasada,
está hoy al día en lo que se refiere 4 nuestra diaria labor.
Tan sólo nos faltan completar los años de 1902 y 1903,
cuya publicación está muy adelantada para salvarla pa u-
na que las necesidades de la fábrica del edificio y la c
rencia de fondos obligaron á realizar.
1
En párrafo aparte, tenemos que hacer mención*de la
fiesta científica de gran importancia, que se celebró en
esta casa, el pasado año. Nos referimos al Primer Con-
greso Médico Nacional que se inauguró el 20 de Mayo y
cuyas sesiones ordinarias tuvieron lugar en los días subse-
cuentes, 21, 22 y 23 del propio mes. Dichas sesiones fue-
ron sumamente animadas y concurridas, sobradamente nu-
tridas de trabajos por nuestros médicos, que de todos los
puntos de la Isla aquí concurrieron d ofrecer su concurso
al progreso de este país.
La Academia se complace en haber ofrecido su casa
para tal fiesta intelectual, « que tanto habla en pro de nues-
tra cultura y del amor d la ciencia. ¡Qué hermoso espec-
táculo ofrecieron los médicos recorriendo nuestros salo-
nes, aprestándose dá las discusiones y esforzándose todos
en favor de la ciencia médica de Cuba! ¡Qué buen ejem-
plo hemos dado de nuestra cultura en esa gran fiesta!
4
Voy á concluir, señores; pero no podemos ni debemos
hacerlo, sin dirigir un ruego, pero muy fervoroso, al señor
Presidente de e Re pública de Cuba que nos honra presi-
diéndonos esta noche.
Señor: ya hace varios años que os venimos pidiendo
la construcción de la parte de este edificio, « ¡ue por haber
esi tado en complet a ruina, VOS mismo Er. su dle-
molición.
Esperamos que os fijéis por un momento en el estado
en que están nuestra Biblioteca y Museos; todo se echa-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA - 39
tá dá perder de seguir como está actualmente. Y éstos no
da no deben. perderse, porque encierran tesoros, teso-
ros científicos de gran valor. Confiamos, pues, que inte-
reséis de las Cámaras el crédito preciso para esta obra en
el presente añd. Sería un acto de verdadera justicia en
nuestro honor y en honor de la ciencia de este país si
así lo hiciéseis. Así lo esperamos de vos, en quien tanto
se confía para el engrandecimiento y el progreso de nues-
tra República, por cuya felicidad hacemos votos.
40 -ANALES DE- LA
PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA EL AÑO DE 1907
Penurro.—Prenio Presidente Gutiérrez. Consistente en
la cantidad de $400 oro español para el mejor estudio so-
bre Lac OMPOSICIÓN QUÍMICA É INVESTIGACIÓN MICROGR ÁFIC A
Y BACTERIOLÓGICA DE LAS AGUAS MINERO-MEDICINALES MÁS
IMPORTANTES DE CUBA.
Secuxno.— Premios del Dr. Antonio de GFórdon Y de
Acosta. (a) € 'onsistente en una medalla de oro al mejor
trabajo de FisroLocGÍa PRÁCTICA. —Tema libre.
(hb) Consistente en una medalla de oro al mejor traba-
jo de MEDICINA LEGAL, RELATIVO Á CUESTIONES PROPIAS DE
Curma.—Tema libre.
CONDICIONES GENERALES:
Las Memorias de los que aspiren á los premios se reci-
biráu en la Secretaría de la Academia, calle de Cuba nú-
mero 84 A. hasta las dos de la tarde del día 30 de Mar-
zo de 1907.
Deberán ser inéditas; escritas en castellano, francés ó
inglés; remitirse en pliego cerrado y lacrado con un lema
en su cubierta.
En otro pliego. también cerrado y lacrado se enviará el
nombre del autor. con el mismo lema de la Memoria en
su cubierta.
A los pre mios del Dr. Antonio de Górdon y de Acosta,
pueden aspirar los Sres. Académicos.
En la sesión solemne de 19 de Mayo de 1907 se efec-
tuará la adjudicación de los premios 4 los autores de las
Memorias que resultasen premiadas, destruyéndose en ese
acto los pliegos que contengan los nombres de los no
agraciados.
ACADEMÍA DE CIENCIAS DE LA HABANA 41
La disposición plexiforme venosa en los órganos de prehensión y sustentación (1)
POR EL
Doctor José. A. Presno y Bastiony
(Sesión solemne del 19 de Mayo de 1906.)
. Presidente de la República,
Señores:
La designación que de uno de los Académicos hace el
Sr. Presidente de la Corporación para leer el trabajo re-
elamentario en la sesión solemne, si es honrosa siempre, y
para mí constituye una distinción inmerecida, obliga eran-
demente al que la acepta por la representación que se le
confiere y por la selecta calidad del concurso que en todo
tiempo ha realzado con su asistencia este acto, que aho-
ra siempre preside el primer Magistrado de la República.
Señores; Hoy día, el espíritu científico exije ante todo
investigaciones. Obediente á este canon, prefiero expo-
neros en mi trabajo un asunto de investigación personal
que aparecerá sin duda árido y no desarrollar uno de esos
temas que donosamente ridiculiza Cajal como inventados
por la pereza misma: Concepto actual de.... Idea general...
Consideraciones acerca de... etc., y que con justicia deben
irse relegando de las sociedades científicas
De esta manera obedeceremos también los sabios pre-
ceptos de Mr. Billings, el eminente bibliotecario de Was-
hington, 4 quien la tarea abrumadora de clasificar miles
de folletos que exponían de diverso modo el mismo azun-
to, ha hecho aconsejar 4 los publicistas científicos que
obedezcan constantemente á las siguientes reglas:
“]*, Tener algo nuevo que decir. 2%, Decirlo. 3*. Callar-
se en cuanto ya se ha dicho”.
En el transcurso de estos últimos años, el sistema veno-
so del organismo humano durante largo tiempo inexplo-
rado ó estudiado de una manera superficial, ha sido objeto
d Extracto del trabajo.
49 ANALES DE LA
de interesantes investigaciones que han venido á demos-
trarnos cómo nuestros conocimientos, en este particular,
eran incompletos.
Ya las tesis de agregación de Chassaignac y ae Verneuil,
referíanse al sistema venoso en veneral, pero las investigz
ciones originales de Houzé de FAulnoit, en 1854, e
las válvulas de las venas, agregaron á los hechos conoci-
dos un número tan grande de detalles ¡ importantes que se
reconstruyó, por decirlo así, toda la historia anatómica,
fisiológica y patológica de las venas, sobre una base nueva.
Parecía, después de la publicación de este trabajo que
se habla agotado la materia. No obstante, Jarjavay en
1873, nos hizo conocer mejor el mecanismo fisiológico de
las venas con su estudio E los conductos de segur idad. Su-
cediéronse otros trabajos que se referían 4 regiones deter-
minadas, como los de Le-Dentu, sobre las anastómosis ve
nosas, directas é indirectas del pie y de la pierna; de Tro-
lard, sobre los senos y venas de la cavidad craneana; de
Duret y de Quenu sobre las venas del recto; de Festal
sobre las venas de la órbita; de Hedon, sobre las venas
del encéfalo; de Walther sobre las venas del raquis, etc.
Pero la descripción de las venas del pie—sobre todo de
la planta, —ha sido durante largo tiempo esquemática; bas-
ta abrir los grandes tratados de anatomía, aun los más re-
cientes, para comprobar la insuficiencia de sus datos. En
lo que se refiere á las venas de la mano, es necesario
concluir que no son conocidas. Señálase la existencia de
las venas dorsales de los dedos, de las interóseas dorsales
de la mano, de la cefálica del pulgar, de la salvatela del
Indice, del arco venoso del dorso de la mano. Las venas
de:la palma de la mano no se mencionan; parece que no
existen. En fin, revisando la literatura médica, en Prata-
dos, Monografías y Revistas especiales, ni siquiera se en-
cuentra una lámina que represente á estas últimas. Yo os
ofrezco aquí una preparación natural.
Al Dr. Lejars, Profesor agregado de la Facultad de Pa-
rís y Cirujano de los Hospitales, corresponde el mérito de
haber demostrado, inyectándolos, los orígenes del sistema
venoso, con su original proceder de la doble inyección de
materias colorantes, descubriendo así en la planta del pie
ACADEMIA DE CIENCIAS DE-LA HABANA 43
una red venosa subcutánea, tan intrincada que la ha desig-
nado con la expresión tan gráfica como pintoresca de
plantilla venosa.
Aquí se la observa, en esta preparación hecha por uno
de mis discípulos de la Facultad de Medicina; el proceder
de la doble inyección de venas por arterias, es el que nos
ha permitido también á nosotros, demostrar la perfecta
homología que desde este punto de vista existe entre la
mano y el pie.
He aquí la técnica de inyección del sistema venoso, por
sus orígenes mismos, base (le nuestros nuevos conocimien-
tos sobre el asunto, tal como la describe su autor en la
nota presentada á la Academia de Medicina de París, el
25 de Septiembre de 1898.
“Tengo el honor de presentar á la Academia de Medi-
cina dos ejemplares de un nuevo método de inyección de
venas.
“La existencia de las válvulas que impide toda inyección
centrífuga, ha hecho incompleto hasta ahora el estudio de
los orígenes venosas. Por un proceder laborioso, Bource-
ret había llegado á inyectar las venas 4 pesar de las vál-
vulas, pero no obtenía de este modo sino piezas incoin-
pletas.
“Inyectar las venas por las arterias: tal es el método que
siguiendo los consejos de mi maestro Farabeuf, he tratado
de aplicar como el único que permite la inyección total
del sistema venoso.
“Nuestras masas ordinarias de sebo y de gelatina, pasan
en parte ád las venas, si el miembro es calentado suficien-
temente, pero la gelatina y el sebo penetran solos, el co-
lor pulverulento y de grano voluminoso no franquea la
red capilar.
“Era necesario por tanto una materia colorante soluble
en los cuerpos grasos.
“La raíz de orcaneta, de cúrcuma, de otras raíces, con-
tienen sin duda tales principios colorantes; la orcaneta da
un hermoso color rojo, la cúrecuma un color amarillo que
se disuelve en la'cera y el sebo, que no se difunden, que
resisten á la desecación, que se prestan muy bien, en una
palabra, para la inyección de investigación.
TOMO xLim.—6.
44 ANALES DE LA
“He aquí la técnica que debe seguirse: Dos masas serán
preparadas, la primera de color soluble (orcaneta ó cúr-
cuma), la segunda de color pulverulento (amarillo de cro-
mo, bermellón), y las dos inyectadas por la arteria prin-
cipal, una después de otra.
“Empléanse el sebo y la cera en las proporciones ordi-
narias. Se echa en la masa fundida y caliente la raíz de
orcaneta: al instante, el color rojo se difunde, sin que la
ebullición sea necesaria. La cantidad de raíz debe de va-
riar según la intensidad del tinte que se obtenga, pudien-
do hacerse tan teñida como se quiera. En seguida se
pasa 4 través de un lienzo.
“La pieza debe calentarse largo tiempo, 4 05 horas, en-
tre 40? y 50%; la inyección se hace en el baño.
“Por la arteria se empuja primero la masa de orcaneta; '
cuando la resistencia al pistón se hace sensible, se detiene.
En seguida, siempre por la arteria, se inyecta la segunda
masa, y esta vez precisa largo tiempo prolongar el es-
fuerzo.
“Lo que pasa en esta doble maniobra es fácil de com-
prender. La masa de color soluble franquea libremente los
capilares y penetra hasta las venas en el sentido de la co-
rriente sanguínea; inyectada por encima la masa de color
pulverulento la empuja adelante y la rechaza toda hacia
el sistema venoso, deteniéndose ante la barrera capilar;
todo el sistema venoso y todo el sistema arterial se en-
cuentran así llenos de una vez y diferentemente colo-
reados”.
Este método tan sencillo como ingenioso es el que nos
ha revelado la existencia de los ricos plexos venosos de
la planta del pie (plantilla venosa de Lejars) y de la pal-
ma de la mano, que por analogía designaré con el nom-
bre de guante venoso. Esta última disposición, el plexo ve-
noso palmar, cuya preparación presento, no se encuentra
descrita ni figurada en ningún tratado. Antes que nos-
otros, sólo Thibaudet, en su Tesis de París, Venas de la
mano y del antebrazo, lo describe y dibuja concienzuda-
mente.
El mismo Lejars ha inyectado y disecado la planta del
pie del avestruz, del elefante, las patas del kanguro. La
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45
misma disposición plexiforme venosa ha encontrado en
todos ellos. En el kanguro cuya deambulación es tan ca-
racterística, la riqueza del plexo es mayor, no al nivel de
la mano y del pie, que no son sus verdaderos órganos de
sustentación y del salto, sino al nivel de su largo tarso.
En el atlas de Bouley se han descrito ya los plexos venosos
de la pata del caballo. Y, en fin, en ese nuevo órgano que
en nosotros crea la mutilación quirúrgica, el muñón de
los amputados, sus nuevas funciones entrañan también el
desarrollo del plexo venoso pericicatricial, muy bien estu-
diado por Lejars.
En esta disposición plexiforme, Sucquet pretendía ver
comprobada su teoría de los vasos ú conductos derivativos.
Pero Sucquet no disponía del procedimiento técnico de
inyección que hemos descrito y que nos permite asegurar
que sólo son aparentes las disposiciones descritas por ese
autor, pues nunca hemos encontrado una verdadera con-
tinuidad entre una arteriola y una vénula.
Una doble función desempeñan estos ricos plexos ve-
nosos de la mano y del pie: son verdaderos órganos de
calorificación cutánea para la superficie plantar y palmar;
auxilian la circulación venosa por los movimientos, las
presiones y los roces repetidos, á los que incesantemente
se hallan sometidos la planta del pie y la palma de la
mano.
46 ANALES DE LA
KA A A A A A A e [rr
SESION FRUSTRADA DEL 8 DE JUNIO DE 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número.—Dres: D. Hernando Se-
guí, J. Le-Roy, E. Pardiñas, M. Ríuz Casabó.
Por lo desapacible del tiempo no pudo reunirse el quorum regla-
mentario y por tanto no se realizó la sesión. Se acordó citarla
nuevamente para el día 12 del corriente mes.
ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE JUNIO DE 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número.—Dres: E. Acosta, G. Be-
nasach, A. Betancourt, I. Calvo, A. Górdon Bermúdez, D. Her-
nando Seguí, J. Le-Roy, F. Méndez Capote, F. Paradela, J. Pres-
no, P. Valdés Ragués.
Leídas las actas de las sesiones pública ordinaria del 23 de Abril
y solemne del 19 de Mayo, fueron aprobadas.
La Secretaría dá cuenta del movimiento de la Biblioteca y de
las siguientes comunicaciones:
Entrada.—Del Juzgado de instrucción del Centro, solicitando
informe en causa n.” 254, de 1906, por violación durante el hipno-
tismo.
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ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA
Dr. Domingo Fernández Cubas.
y 11 de Junio de 1906.
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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 47
Del mismo, recordatorio de lo anterior.
De la Secretaría de Gobernación, escrito n.” 8706, sobre prepa-
'ados farmacéuticos.
Del Dr. Erastus Wilson, suplicando á la Academia, como la más
alta representación científica del país, que adopte la actitud más
necesaria para reunir todas las individualidades médicas que figu-
ran en el Congreso Nacional al objeto de obrar mancomunada-
mente para inaugurar el movimiento oficial y práctico hacia la
construcción de las alcantarillas para el drenaje del terreno de la
ciudad y de las cloacas de drenaje de los domicilios de la misma.
Del Juzgado de 1.* Instancia é Instrucción de (Gines, solicj-
tando informe en causa por homicidio frustrado.
Del mismo, recordatorio de lo anterior.
De la Junta Superior de Sanidad, solicitando copia del informe
emitido por el Sr. Francisco Paradela, acerca dela contaminación
de los ríos por los mostos de los ingenios y alambiques.
Salida.—A la Secretaría de Gobernación, remitiéndole informe
aprobado en 27 de Abril acerca de preparados farmacéuticos.
A la Secretaría de Hacienda, íd., íd., íd., sobre alcoholes.
Al Dr. Jorge Le-Roy, nombrándolo ponente en causa del Juz-
gado del Centro, por violación durante el hipnotismo.
Al Dr. Guillermo Benasach, íd., íd., en la íd. del Juzgado de
Gúines por homicidio frustrado.
El Sr. Presidente hace presente que esta sesión se celebra esta
noche, por no haberse podido reunir el quorum reglamentario el
día 8, para cuya fecha se citó oportunamente y en vista de la ur-
gencia del informe varias veces reclamado por el señor Juez de
instrucción del distrito del Centro, y enseguida añade lo siguiente:
- Señores: Tengo la pena de comunicaros el fallecimiento del
Académico de número, nuestro querido compañero el Dr. Domin-
go Fernández Cubas. Con él desaparece el anciano decidor á cuyo
derredor departíamos alegremente, antes de empezar nuestras ta-
reas; el amigo de los estudiantes, por quienes expuso su vida en
época luctuosa de nuestra Historia; el colega desinteresado y co-
municativo que todos echaremos de menos y á quien despedimos
con tristeza y afecto, pues, su sepelio fué una verdadera manifesta-
ción de duelo de todas nuestras clases sociales.
48 ANALES - DE LA
,
Como homenaje á su memoria queda suspendida la sesión de
esta noche después de la lectura y discusión del informe antes
citado, cuya evacuación no puede ser pospuesta.
En tal virtud concede la palabra al Dr. Jorge Le- Roy quien lee
UN INFORME SOBRE VIOLACIÓN DURANTE EL HIPNOTISMO cuya po-
nencia le había sido encomendada, y en el cual, después de consi-
deraciones históricas y de analizar uno por uno los particulares
que se consultan en las cuatro preguntas formuladas por el Juzga-
do consultante, presenta las conclusiones del mismo, fundamenta-
das en hechos clínicos y experimentales.
Concluída esta lectura el señor Presidente pide al Dr. Le-Roy
vuelva á leer la segunda conclusión de su informe.
El Dr. Le-Roy le dá lectura y lo explica con amplitud, con lo
que queda satisfecho el Dr. Santos Fernández.
El Dr. Hernando Seguí, expone después que con los trastornos
anestésicos que se observan en las partes genitales de algunas his-
téricas, se explica suficientemente que la virginidad puede ser per-
dida sin tener conciencia la mujer. Pero que así mismo considera
que la desfloración ocasiona una sensación de quemadura, una
molestia al andar, que bastan para que la mujer se dé cuenta de
ello al despertar.
El Dr. Méndez Capote hace notar que se ha confundido en el
informe la desfloración y la violación, cosas sobre las cuales debie-
ra insistirse á fin de ser bien diferenciadas.
El Dr. Górdon expone que en estos casos de hipnotismo todo
parece depender de la excitabilidad nerviosa de la mujer por una
parte y de la otra de la acción del hipnotizador, entendiendo así
mismo que la mujer. podrá olvidar por completo todo lo sucedido
en un caso de violación, con tal que el hipnotizador sepa previa-
mente sujerirle tal amnesia. Afirma también que hasta las he-
morragias, pueden ser contenidas por sólo la acción del hipnotis-
mo, y refiere el caso de la extracción de un molar sin la pérdida
de una sola gota de sangre, por sujestión previa que él hiciera á
la paciente.
Este es un hecho que aparece dudoso para el Dr. Santos Fer-
nández.
El Dr. Le- Roy agradece á los Dres. Méndez Capote, Hernando Se-
guí y Górdon sus observaciones, extendiéndose en lo relativo á las
manifestaciones del Dr. Górdon haciendo algunas consideraciones
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 49
sobre el dermografismo y leyendo, por último, las conclusiones del
informe que fueron aprobadas por unanimidad.
Con lo que cumpliendo lo acordado anteriormente se terminó
la sesión, transladándose los señores Presidente y Secretario á la
morada delos familiares del Dr. Cubas, á fin de darles el pésame en
nombre de esta Academia.
VIOLACIÓN DURANTE EL HIPNOTISMO
INFORME MÉDICO LEGAL
POR EL
DR. JORGE LE-ROY Y CASSÁ
(Sesión del 12 de Junio de 1906.)
Desde el año 1890 en que el Dr. Raimundo de -Cas-
tro (2) emitió su dictamen en la consulta que acerca del
haipnotismo como tratamiento formuló el Gobierno General
de la Isla, hasta hoy, que sepamos, nose ha presentado
oportunidad en esta Academia de ocuparse de tan intere-
sante cuestión.
Los asuntos médico legales que han sido sometidos á
su deliberación puede decirse que son tantos cuantos son:
los problemas en que el médico tiene que intervenir para
ayudar á la justicia en el esclarecimiento de los hechos
constitutivos de delito, pero hasta el presente no se le ha-
bía presentado ningún caso en que tuviera que ocuparse
del hipnotismo como medio de realizar un acto delictuoso.
Si siempre la misión del médico legista es de suyo im-
portante y exige, 4 más de los conocimientos especiales,
seria meditación y estudio detenido del caso consultado,
(1) Aprobado por la Comisión de Medicina Legal en Y de Junio y
por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana
en su sesión del 12 de Junio de 1906.
(2) El hipnotismo como tratamiento. Suempleo en nuestros hospi-
tales (S. 13 Abril 1890), A. T. XXVI, p. 700.
30 ANALES DE LA
nunca como en el presente se necesitan de aquellos estu-
dios y de estas condiciones.
El Sr. Juez de Instrucción del distrito del Centro de
esta capital, con fecha 8 de Mayo próximo pasado se diri-
ge á esta Academia para que le informe en la causa nú-
mero 254—1906, seguida por violación de J. L. sobre los
extremos siguientes:
“Primero: sI estando una persona curándose por el
tratamiento del hipnotismo, logrado este estado y durante
él, si el individuo que la hipnotizó puede hacer de ella
todo lo que quiera, incluso si es una mujer, desflorarla,
sin que ella se dé cuenta.'
“Segundo: si obtenido el desfloramiento en este estado,
al despert ar puede la mujer darse cuenta inmediatamente
de que ha perdido su virginidad.”
“Tercero: si perdida la virginidad en dicho estado de
hipnotismo se producen las hemorragias naturales en es-
tado de vigilia, Ó si por el contrario por el mismo estado
hipnótico no se producen dichas hemorragias.”
“Cuarto: sl el hipnotizador conserva alguna influencia
sobre el hipnotizado, aun después de despierto, de modo
que haciendo disminuir la energía de su voluntad, pueda
de él obtener lo que un extraño no obtendría, ni él mis-
mo si no hubiera hipnotizado varias veces d esa persona,
es decir, si en un enfermo sometido 4 ese tratamiento, hay
disminución de voluntad en cuanto se relaciona con el
individuo que le aplica el tratamiento frecuentemente”.
Antes de entrar en el desarrollo de las cuestiones que
nos son consultadas, séanos permitido fijar algunos puntos
que, como otros tantos jalones, nos han de servir después
para fijar el camino Rtido y no desviarnos tomando
una falsa ruta.
Las cuestiones múltiples que abraza el estado psíquico
especial de los sujetos hipnotizados no pertenecen ya al
dominio de lo extraordinario, sino que constituyen un
'apítulo bastante bien estudiado de la psicología experi-
mental,
Los trabajos de Paracelso, en 1529, Glocenius (1608),
Burgraeve y Van Helmont (1626), sobre el magnetismo
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Ejl
animal; los de Roberto Fludd (1640) haciendo partir de
la estrella polar el fluído magnético que atravesaba la
tierra y se fijaba en los imanes, “de los que el hombre era
considerado como uno verdadero; las prácticas charlata.
nescas de Mesmer (1766) llegando 4 magnetizar un árbol
al fin de la calle Bondy en París; el descubrimiento er.
1784 por el marqués de Puységur del sueño sonambúlico
y del poder que sobre sus enfermos ejerce el magnetiza-
dor y el reconocimiento, por primera vez, en 1815 por
Deleuze, de la amnesia que en la vigilia existe de lo ocu-
rrido durante el sueño sonambáúlico, constituyen el perío-
do de lo maravilloso interpretado generalmente por el
magnetismo animal,
Con el abate Faría cambian las doctrinas, y él concibe
el hipnotismo tal como se acepta actualmente, es decir,
residiendo en el cerebro del sujeto; pero no siendo bas-
tante charlatán para resistir 4 las críticas y á las burlas de
los incrédulos, fracasó en sus propósitos y fué considerado
como un impostor (Crocq). Con motivo de la carta es-
erita en 11 de octubre de 1825 por el Dr. Poissac « la
Academia de Medicina de París, la Comisión formada por
Odelon, Pariset, Marc, Burdin y Husson (ponente) recon-
sideró los j juicios emitidos, por los comisarios encargados
por el Rey para estudiar de nuevo la cuestión del” mag-
netismo; de la discusión que motivó este informe nació
otra Comisión de la cual el mismo Husson fué nombrado
ponente y cuyo informe emitido en 1831 comprende 30
Conclusiones en las que se explican claramente muchos
fenómenos y se ve la sinceridad de los observadores; pero
la enérgica oposición de Castell diciendo que “si esos he-
chos fuesen reales, destruirian la mitad de los conocimientos
fisiológicos” y que “sería peligroso propagar dichos hechos
por la impresión”, hizo retardar los estudios emprendidos.
Vuelve 4 pedirse en 1837 á la Academia autorización, por
el doctor Berna, para experimentar delante de sus miem-
bros, en sujetos que tenía 4 su disposición, y mostrarle
hechos concluyentes en favor del magnetismo. La Comi-
sión nombrada esta vez, enemiga encarnizada de estos pro-
blemas y cuyo ponente era Dubois, dió un informe com-
pletamente desfavorable, que por sus frases duras provocó
TOMO XLIM.—7.
32 ANALES DE LA
la indignación de Husson quien le reprochó “el descuidar
voluntariamente todo lo que pudiera ponerlo en el cami-
no de la verdad, el desnaturalizar lo que no podía destruir
y el mentir descaradamente” —nuevas peticiones y nuevas
negativas se siguieron a esta discusión hasta que por fin
en 1839 Double propuso cerrar para siempre toda discu-
sión sobre esa materia y la Sabía Asamblea votó la propo-
sición según la cual “no se respondería más á peticiones
de esta naturaleza” (Crocq).
En 1841, James Braid, de Manchester, volvió sobre las
ideas del abate Faría y modificando sus primeras concep-
ciones puramente físicas consideró la hipnosis como pura-
mente sugestiva y negó la posibilidad de las sugestiones
criminales; las doctrinas de este sabio fueron pr opagadas
en los Estados Unidos por Grimes bajo el nombre de elec-
tro-biología y estudiadas de a en 1850 en Inglaterra
por Darling, Bennet, Simpson, Carpenter Ñ Holander, y
en 1860, en Francia, por Durand que trató de darle una
explicación fisiológica y por el profesor Azan que insistió,
en París, sobre todo en la anestesia de los sujetos hipno-
tizados. En 1866, Mesnet hizo un curioso estudio sobre el
sonambulismo patológico y Liébault publicó la obra que
sirvió de base ¿ las doctrinas de la Escuela de Nancy; en
1874, Dechambre no veía en las prácticas hipnóticas más
que “mentira, mala fe y necia incredulidad”; en 1875, Ri-
cher se convenció de la realidad de los fenómenos hipnó-
ticos y se declaró partidario del Braidismo, pero es nece-
sario llegar ¿4 Charcot (188 2) y á Ber nheim (1884) á Lié-
geois y € Pitres en Francia; á Heidenhain en Alemania; dá
Ladame y Yung en Suiza para asentar sobre bases perfec-
tamente científicas los conocimientos en que descansan
hoy los variados é interesantes problemas del hipnotismo
y la sugestión y los que en las órdenes filosófico, jurídico,
social y moral de ellos se desprenden.
Los estudios de Pedro Jannet sobre el automatismo psi-
cológico; los muy interesantes sobre el desdoblamiento del
centro psíquico superior y de las zonas poligonales del
automatismo, realizados por el profesor Grasset de la Es-
cuela de Montpellier, el desdoblamiento de la memoria
estudiado por Mesnet, valiéndose del esquema del doctor
ACADMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 33
Azam, en el que se demuestra la existencia del estado se-
egundo representado por las crisis hipnóticas con las per-
turbaciones psíquicas que le pertenecen (de las que el so-
nambulismo es la más importante manifestación) y los la-
zos que unen estos estados segundos 4 sonambúlicos, abso-
lutamente independientes del estado normal 6 condición
primera del sujeto, son otros tantos problemas que nos
permiten resolver muchas de las cuestiones que, sin ellos
parecerían absolutamente irresolubles.
He dado, quizas, demasiada extensión á esta ojeada
histórica, pero lo he hecho para demostrar con la ense-
ñanza de los sucesos pasados las vicisitudes porque han
atravesado las interpretaciones de fenómenos que muchos
de ellos escapan todavía á la penetración de nuestras neu-
ronas cerebrales.
También se hace necesario fijar bien el papel del perito
en los asuntos hipnóticos para que por una falsa interpreta-
ción no se extravíe el juicio de los magistrados llamados á
juzgar en causas de esta naturaleza.
El médico abordará el estudios de estas cuestiones con
una gran reserva y una prudencia extrema. No aceptará
sino los hechos bién comprobados y y su examen tendrá por
fin establecer en qué medida el sujeto es sensible á la ac.
ción hipnótica; estudiará muy particularmente el estado de
la memoria y de las sensiblidades periféricas y no olvida-
rá que su examen no ha de limitarse sólo al sujeto hipno-
tizado, sino que lo ha de extender al hipnotizador: tenien-
do siempre presente las causas (simulación, chantaje, etc.)
que lo puedan inducir al error. Sentadas estas premisas
abordemos el estudio del asunto sometido «¿ la delibera-
ción de la Academia.
ee
2 OS
Dice el Juzgado consultante en su primera pregunta:
“Si estando una persona curándose por el tratamiento
“del hipnotismo, logrado este estado y durante él, si el
“individuo que la hipnotizó puede hacer de ella todo lo
“que quiera, incluso si es una mujer desflorarla, sin que
“ella se de cuenta...
Para responder mejor ¿ esta pregunta dividámosla en
d4 ANALES DE LA
dos partes, lo que facilitará considerablemente nuestra
tarea: refiérese la primera d una persona que se está cu-
rando por el hipnotismo y que llega á este estado; y lase-
eunda si durante dicho estado el hipnotizador tiene do-
minio bastante sobre la hipnotizada para realizar todos los
actos que se le antojen, incluso la desfloración si se trata
de una mujer.
Cualquiera que sea la Escuela que siga, de las dos en
que se divide la ciencia actualmente, es decir, la de Nan-
cy con Bernheim 4 su cabeza, que acepta que todos los
sujetos son hipnotizables, ó la de París, con Charcot 4 su
frente, que no acepta más que «¿ los histéricos como suje-
tos hipnotizables, para nuestro caso particular el resulta-
do es el mismo pues se trata de una persona que se está
curando por el hipnotismo, y nadie se cura en salud; por
consiguiente, podemos, desde luego, concluir que se trata
de un enfermo y de un enfermo hipnotizable, pues así lo
da d entender la pregunta del Juzgado.
Insistimos en este particular porque de todos los que se
ocupan en estos asuntos es bien conocida la facilidad de
las auto-sugestiones histéricas y sus consecuencias en un
peritaje médico legal; siendo el primer deber del perito
el ponerse él mismo á cubierto, mediante un estudio de-
tedido y cuidadoso del sujeto hipnotizado, para compro-
bar si realmente se trata de este estado ó de una simula-
ción ó superchería realizada con otro fin.
Demostrado, siempre por el estudio del caso particular,
que no se trata de una simulación, sino de un verdadero
caso clínico, importa conocer á qué grado ha llegado el
sueño hipnótico, si se trata de una letargia, de una cata-
lepsia ó del verdadero sonambulismo provocado ó si por
el contrario se quiere atribuir al hipnotismo lo que no le
pertenece, es decir, que se trata de un síncope, de una
idiocia, de una demencia completa, 6 lo que es lo mismo
de un estado físico 4 mental en que el sér, privado de ac-
tividad, es incapaz de saber, de comprender, de defender-
se, como si estuviese bajo la influencia de un narcótico,
como el éter ó el cloroformo, por ejemplo.
Nada de esto sabemos en el caso actual, porque el Juz-
gado hace la pregunta en tesis general y, por consiguien-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA (219)
te, en tesis general tenemos que responderle; pero insis-
tiendo una vez más en que para juzgar de un caso particu-
lar hay que conocerlo en todos sus detalles, porque, así
como el inmortal clínico Trousseau demostró que, no hay
enfermedades sino individuos enfermos, así también, no
hay hipnotismos y sugestiones sino individuos hipnotiza-
bles ó suges stibles, « que para el caso es lo mismo—puesto
que el hipnotismo no es más que la sugestión, en una ú
otra forma, de la imagen del sueño.
La segunda parte en que hemos dividido la respuesta
de la primera pregunta, es mucho más fácil de resolver,
pues aquí abundan los hechos y la concordancia de los
autores es unánime; pues como dice Mesnet: “no se en-
“contrará sonámbulo que no acepte todas las sugestiones
“que queráis hacerle, todos los actos que os plazca impo-
“nerle” llegando en seguida á la siguiente conclusión:
“Que la voluntad del hipnotizado es más aparente que
“real; que no es sino una voluntad frustra, incapaz de
“mantenerse en frente de un en «perimentador que sepa
“querer y ordenar” (1).
Una mujer en estado de letargia ó de catalepsia puede
ser violada sin resistencia, sin conocerlo cuando despierte
de su estado hipnótico y aun sin saberlo jamás, 4 menos
que un embarazo no venga á descubrirle el ultraje de que
ha sido víctima.
Gilles de la Tourette piensa que la posesión de una mu-
jer en el sonambulismo hipnótico no puede tener lugar
sin su consentimiento, haciéndose el hipnotizador amar por
ella como sucedería cediendo ¿4 los deseos de aquél en el
estado normal. Tal es el caso de Bellanger, en que la mu-
jer durante el sonambulismo realizó el deseo concebido y
desenvuelto en ella durante el estado de vigilia. Pero hay
que tener en cuenta que, de acuerdo con la Escuela de
Nancy, todo es sugestión en el hipnotismo y es fácil al su-
gestionador sugerir esa misma pasión que necesita para
realizar su obra criminal.
(1) Meswer. Outrages a la pudeur. Violences sur les organes sexuels
de la femme dans le sonambulisme provoqué et la fascination. Etude
médico légale. París, 1894, pág. 253.
36 ANALES. DE LA '
El caso de Castellan Timoteo, comunicado por el doctor
J. Roux al Profesor Tardieu (1) en el que aquel vagabun-
do hipnotizó á la infeliz labriega Jose fina Hughes y ade-
más de haberla arrastrado consigo, gracias á la sugestión
ejercida, d través de varios lugares comarcanos haciéndola
juguete de sus caprichos, abusó repetidas veces de ella,
es demasiado conocido de todos para que nos detengamos
en detallarlo, pero prueba lo que venimos afirmando.
El caso de la llamada Margarita A... (2) de 18 años,
que creyéndose enferma se hacía conducir por su herma-
na menor 4 casa del nombrado C., que ejercía en Marse-
lla la profesión de magnetizador y al que visitaba después
diariamente hasta que “al cabo de cinco meses, encontrán-
dose embarazada, entabló demanda contra dicho indivi-
duo, es otro caso qne demuestra lo que venimos tratando
y que sirvió para que Devergie contestase á Coste y Bro-
quier: “Yo creo que una muchacha de 18 años, puede en
tesis general, haber sido desflorada y hecha madre contra-
riamente 4 sa voluntad, en el sueño magnético”
El caso ea que intervino Brouardel (3) es por demás
instructivo. Se trata de una mujer joven que ya, con su
madre, á la consulta del dentista Levy, quien manifestó
que para el tratamiento de la dolencia dentaria, tenía que
comenzar por un examen genital; 4 lo que accedieron ma-
dre é hija. Levy consumó el coito en presencia de la ma-
dre, que se hallaba en la misma habitación, sin que ésta
lo advirtiera. El acusado confesó que los actos sexuales
se realizaban siempre con el consentimiento de la mucha-
cha, lo que ésta negó con gran entereza, que en cada se-
sión perdía el conocimiento durante algún tiempo y que
al despertar había sentido dolor en sus órganos genitales,
pero sin guardar conciencia de lo que había ocurrido. El
embarazo fué el resultado de estas relaciones. La investi-
gación médica demostró que la querellante no había sido
anestesiada con el cloroformo, éter, etc., pero que, pro-
fundamente histérica, no era difícil dormirla con la simple
De Estude méd-lég sur les attentats aux moeurs. París 1867. pág. 81.
(2) Gazzette des Hópitaux 1858, n.0 106.
(3) Relation méd-lég de 1' affairo Levy. Ann, de Hyg. pub, et de Méd.
lég. 1879.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 91
e o e
oclusión de los párpados. Sumida en el sueño nervioso,
no era ilógico admitir que sufriese los atentados lúbricos
del dentista Levy, quien fué condenado ¿d diez años de
presidio.
El caso de Dyce, relatado por Macario (1) el del doctor
Ladame, de Néufchatel (2) el de Marville (3) étc., son
con los anteriores, suficientes para demostrar la posibili-
dad del hecho y su conocimiento por los tribunales de
Justicia; pero si éstos no fuesen aun bastantes, podemos
añadir los casos de Auvard y de Mesnet, relativos á
partos y dd operaciones quirúrgicas realizadas durante el
sueño hipnótico, los que demuestran no sólo la pérdida de
la sensibilidad de los órganos genitales, sino de la amne-
sia en la vigilia de lo pasado en el período hipnótico.
En los individuos hipnotizados no sólo están alteradas
las facultades superiores del espíritu, memoria, voluntad,
inteligencia, sino también las sensaciones. La piel y las
mucosas pierden su sensibilidad, la anestesia y la analge-
sia que no eran sino parciales, se totalizan, salvo aleunas
zonas hiperestesiadas que pueden persistir 6 aparecer (zo
nas hipnógenas). -
Los hechos antes citados y los de exámenes digitales,
con el spéculum, taponamientos, cauteraciones y opera-
ciones efectuadas en la esfera genital durante el sueño hip-
nótico, son nuevas pruebas de la anestesia de la mucuosa
genital, y, por consiguiente, de la mayor facilidad de la
realización del acto carnal.
Dice la segunda pregunta:
“Si obtenido el desfloramiento en ese estado, al des-
“pertar puede la mujer darse cuenta inmediatamente de
“que ha perdido su virginidad”.
Acabamos de ver, en la pregunta anterior, las altera-
ciones de la sensibilidad de la piel y de las mucosas que
acompañan á los estados hipnóticos y también hemos po-
dido apreciar por la relación de los casos clínicos citados
que, en casi todos ellos, las mujeres han descubierto su
(1) Edimburg. Philosof. Trans. 1853.
(2) Taxror, Trat. de méd. leg. T. II, pág. 783.
(3) Vimerr, Trat. de med. leg. T. II, pág. 375.
58 ANALES DE LA
desfloración por el hecho del embarazo, aunqne en algu-
nos se citan las molestias y dolores acusados al nivel de
los órganos genitales; lo que nos hace pensar que muchas
veces la mujer no puede inmediatamente darse cuenta del
atentado de que acaba de ser víctima, tanto más si el hip-
notizador le ha sugerido la amnesia complet a del acto
realizado y la ha completado con la sugestión de la insen-
sibilidad en sus órganos genitales y de. que no los explo-
rase, Pero, por otra parte, si estas circunstancias no se
han cumplido, y la mujer es un poco cuidadosa de su per-
sota, al despertar del estado hipnótico en que la han su-
mido, no dejará de encontrar huellas en sus vestidos y en
los objetos que la rodeen, que la lleven al camino de las
investigaciones. Efectivamente, en toda desfloración hay,
á más de las manchas de sangre producidas por el trau-
matismo del coito (generalmente) manchas del semen de-
rramado que puede quedar sobre las piezas de la indu-
mentaria femenina. Siuna mujer se encuentra que en su
camisa existen manchas de sangre y de otro líquido que
probablemente desconoce, y todo esto acompañado de
dolores en sus Órganos sexuales, ¿qué de particular tiene
que ella misma los investigue 0 haga participante á algu-
no de sus familiares de aquel hecho insólito para ella,
aun cuando desconozca en lo absoluto su verdadera etio-
logía?
Es de advertir, sin embargo, para que la justicia no
tome un camino errado, que los signos de la desfloración
no siempre son constantes y que hay que buscarlos muy
poco tiempo después de consumada, porque siendo faga-
ces en su aparición, desapare cen fácilmente y dejan la duda
en el ánimo del perito más experto. Yo re cal toda-
vía el caso de una mujer 4 cuyo parto asistí en la Clínica
de Paula, siendo aun estudiante, y cuyo himen se conser-
vaba en el momento en que la cabeza del feto se apoyaba
sobre el suelo perineal.
Dice la tercera pregunta:
“Si perdida la virginidad en dicho estado hipnótico se
“producen las hemorragias naturales en estado de vigilia,
“6 si por el contrario por el mismo estado hipnótico no se
“producen dichas hemorragias '
A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 59
Nada nos dicen los autores sobre este asunto particu-
lar, pero podemos inferirlo del estudio de los hechos qui-
rúrgicos y obstétricos, así como de las observaciones rea-
lizadas por los fisiólogos sobre el estado de la respiración
y dela circulación.
En las trece observaciones que cita Auvard (1), no ha-
ce notar nada de particular con respecto á las hemorra-
gias que han tenido lugar durante el parto y el alumbra-
miento, como si se tratase de mujeres en el estado nor-
mal, igual sucede con el caso citado por Mesnet (2), en
que no ocurrió nada de anormal ni en el parto ni en el
alumbramiento. Nada dice tampoco en el caso de cisto-
cele vaginal operado por el profesor Tillaux, relativo á la
hemorragia que acompañare la operación, que, como sa-
bemos, es de las más sangrientas, precisamente por la ri-
queza vascular de la zona en que se opera y, sobre todo,
por la disección lenta y delicada que se necesita llevar á
cabo.
Hasta aquí los actos que se realizan directamente en la
zona genital, ya espontáneos ya quirúrgicos. Veamos aho-
ra lo que dicen los fisiólogos y los hipnotistas respecto á
lainfluencia del hipnotismo sobre la circulación.
Tamburini y Seppilli han comprobado por medio del
pletismógrafo de Mosso que durante la letargia los vasos
se dilatan y por el contrario se contraen durante la cata-
lepsia. Richer no ha podido encontrar ninguna modifica-
ción en la frecuencia del pulso entre la letargia, la cata-
lepsia, el sonambulismo y el estado de vigilia. Liébault
cree que, durante el sueño profundo, en que la atención
concentrándose en el cerebro produce una disminución
de las funciones de la vida nutritiva, la circulación se ha-
ce más lenta al igual que la respiración y que el abati-
miento de la temperatura general.
Bernheim dice: “la respiración es regular y calma, el
pulso es normal”.
Sánchez Herrero, de Madrid, respondiendo ¿la pre-
(1) Travaux d' obstétrique.—L'hypnotisme et la suggestion en obs-
tétrique, T. I, pág. 247.
2) Loco citato, pág. 154.
TOMO XLUL,—S,
60 ANALES DE LA
gunta formulada por Crocq (1), de Bruselas, sobre si exis-
ten modificaciones de la respiración y la circulación? con-
testa: “no, al menos como fenómeno constante, algunas ve-
ces se aceleran”. Azam, de Burdeos, respondiendo á las
mismas preguntas, dice: “me ha parecido que el pulso era
más rápido y la respiración más frecuente, pero estas va-
riaciones son poco importantes”.
Beaunis ha podido acelerar ó retardar, por sugestión,
los movimientos cardiacos, comprobados con el esfimó-
grafo de Marey, aplicado en la radial izquierda de Elisa
F.... y cuyos resultades consigna el profesor Crocq en
su obra L'hypnotisme scientifique (2).
De lo anteriormente transcripto se deduce que no su-
friendo, normalmente, ninguna perturbación la función
circulatoria durante el sueño hipnótico, ni en el momento
del retorno al estado normal del sujeto, las hemorragias
naturales del estado de vigilia pueden producirse duran-
te la violación ejecutada en estado de hipnotismo.
Por último la cuarta pregunta demanda de nuestros Cco-
nocimientos lo que sigue:
“Si el hipnotizador conserva alguna influencia sobre el
“hipnotizado, aun después de despierto, de modo, que
“haciendo disminuir la energía de su voluntad, pueda de
“£l obtener lo que un estraño no obtendría, ni él mismo
“sino hubiera hipnotizado varias veces á esta persona, es
“decir, si en un enfermo sometido á este tratamiento, hay
“disminución de voluntad en cuanto se relaciona con el
“individuo que le aplique el tratamiento frecuentemente”.
La misma pregunta, muy amplia y detallada al pare-
cer, nos concreta al punto particular del estado de la vo-
luntad del sujeto hipnotizado. Ya hemos dicho con Mes-
net, y volveremos á repetirlo: “que la voluntad del
“hipnotizado es más aparente que real, que no es sino una
“voluntad frustra, incapaz de mantenerse en frente de un
“experimentador que sepa querer y ordenar”.
Por regla general, y salvo casos raros de fascinación, co-
mo el que cita el mismo Mesnet de la muchacha que en el
(1) L'hypnotisme scientifique. 1900.
(2) Pág. 140:
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 61
ómnibus que conduce 4 Batignolles se encontró ¿un su-
jeto 4 quien involuntariamente siguió y 4 quien involun-
tariamente también fué á entregarse tres días más tarde
en el momento y lugar que le había ordenado, las expe-
riencias de hipnotización no se realizan d'emblee, sino que
tienen lugar en etapas sucesivas, en cada una de las cua-
les el hipnotizador adquiere más poder sobre la persona
hipnotizada, llegando ésta 4 perder de tal modo su vo-
luntad y 4 obedecer tan ciegamente ú la del hipnotizador
que aun en el estado de vigilia, sólo con recordar las ór-
denes de aquél, cae en estado de hipnosis por verdadera
auto-sugestión y realiza lo que se llaman las sugestiones
post hipnóticas. Dicho se está que de esta concepción se
deduce que el hipnotizador habitual tiene sobre el sujeto
en experiencia una potencial de actividad mucho mayor
que la que puede tener cualquiera otra persona que se en-
tregue á las mismas prácticas, y que, según vaya pasando
tiempo y multiplicando las sugestiones al individuo suje-
to á su voluntad, aquella potencial de actividad, adquiri-
rá mayores energías,
Antes de terminar permitidme llamar la atención hacia
un punto de capital importancia, y es el que se refiere ú
la responsabilidad del hipnotizado y á la del hipnotizador.
Desde luego se comprende que si el primero es irres-
ponsable, en tanto dura ese estado, puesto que el concep-
to de la responsabilidad descansa sobre el de la libertad,
y no teniendo el hipnotizado ésta, claro está que no pue-
de tener aquélla; en cambio, la responsabilidad del hip-
notizador es considerable, pues no sólo afecta al acto de-
lictuoso cometido sino que está agravado por la circuns-
tancia del medio empleado para conseguir su objeto.
De todo lo expuesto hasta aquí podemos concluir:
12 Que un individuo que está tratando á una persona
por el hipnotismo, logrado este estado y durante él, pue-
- de hacer de ella todo lo que quiera, incluso, si es una mu-
jer, desflorarla sin que ella se dé cuenta.
62 ANALES DE LA
2.” Que la mujer desflorada durante el estado hipnóti-
co, puede al despertar darse cuenta de que ha perdido
su virginidad, atendiendo, sobre todo, á las huellas que
suele dejar el acto, pero teniendo siempre presente la am-
nesia que sigue al estado de hipnotismo y la posibilidad de
sugestiones especiales por parte del hipnotizador.
3.” Que por las experiencias fisiológicas y las observa-
ciones quirúrgicas y obstétricas, así como por la compro-
bación de los hechos sometidos á los tribunales de justicia,
puede deducirse que las hemorragias naturales que siguen
á la desfloración en el estado de vigilia, pueden produ-
cirse igualmente en la desfloración efectuada bajo la in-
fluencia del hipnotismo, y
4.” Que en los sujetos sometidos 4 la acción del hipno-
tismo, durante este estado, hay una verdadera abulia
(pérdida de la voluntad), tanto más pronunciada cuanto
mayor sea la predisposición del sujeto y más larga la du-
ración del tratamiento; y que, en cambio, la voluntad del
hipnotizador adquiere una energía sobre la de la persona
hipnotizada, cuya potencial se eleva en razón directa del
número de veces que le haya hecho sufrir su influencia,
conservando ésta, en mayor Ú menor grado, aun después
¡le despierto el sujeto sometido 4 su voluntad, y mucho
mayor que la de cualquier otra persona que no se encuen-
tre en igualdad de condiciones.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 63
ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 DE JUNIO DE 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes. —De número.—Dres.: E. Acosta, E. B.
Barnet, G. Benasach, 1. Calvo, T. V. Coronado, M. F. Garrido,
J. Jacobsen, J. Le-Roy, F. Paradela, J. A. Presno y J. A. Valdés
Anciano.
; Leída el acta de la sesión anterior (12 de junio) fué aprobada.
El Secretario dá cuenta del movimiento de la Biblioteca y de las
siguientes comunicaciones:
Salida.—Al Juzgado de instrucción del Centro, remitiendo in-
forme aprobado en causa por violación durante el hipnotismo.
Al Juzgado de Griines, manifestando que hasta el día 22 del ac-
tual, no podrá ser evacuado el informe sobre homicidio frustrado,
por no reunirse antes la Academia.
Se concede la palabra al Dr. Guillermo Benasach, quien dá 186-
tura á un INFORME MÉDICO LEGAL EN CAUSA POR HOMICIDIO
FRUSTRADO que interesó el Juzgado de Gines. Este informe fué
aprobado sin discusión.
No habiendo concurrido el Dr. E. Par diñas que tiene un infor-
me acerca de preparados farmacéuticos, se concede la palabra al
Dr. Gustavo López que trae un trabajo con el Dr. Ramón García
Mon acerca de LIPOMATOSIS DIFUSA, SIMÉTRICA con presenta-
ción del enfermo.
Hace constar que el enfermo á que se contrae el trabajo no ha
querido concurrir á la sesión, impidiendo este hecho hablar del
asunto y lamentando muy mucho el que los Sres. Académicos no
puedan ver el caso y cede su turno á otro compañero que lo desee
utilizar.
El Dr. J. A. Valdés Anciano, pide autorización al Sr. Presiden-
te para que el Dr. Julio Arteaga, que está presente, pueda leer
una observación de un enfermo de lipomatosis, observado por el
Dr. Armando de Córdova en el Hospital Número Uno. La Presiden-
64 ANALES DE LA
cia autoriza esta lectura, después de la cual, pide autorización para
hablar el Dr. García Mon, y concedida, éste expone que la des-
eripción que acaba de oir, de los tumores ofrecidos por el enfermo
no se ajusta á lo descripto en la lipomatosis, que tiene su origen
en el cuello y vienen simétricamente dispuestos; por lo que entien-
de que se trata más bien de un caso de lipomatosis dolorosa.
El Dr. Valdés Anciano, expone que existe hoy la tendencia de
considerar la adiposis dolorosa y la lipomatosis simétrica como
afecciones de idéntica naturaleza. Las investigaciones últimas han
demostrado que en todos ellos se han encontrado insuficiencia de
las glándulas genitales, ováricas ó testiculares.
El Dr. Zomás V. Coronado pide la palabra para decir dos pala-
bras acerca de la GRIPE que se ha presentado en forma pandémica
en un niño á quien prestaba sus cuidados; al tercer día le sobre-
viene fiebre alta, le aparece un tortícolis que pronto se hizo doble,
grupos musculares fueron invadidos hasta los músculos de los ojos,
de los párpados, etc., etc. Había una pseudo parálisis completa.
No ofrecía incontinencia, evacuaba cuando se le ponían enemas.
Se comenzó á tonificarle y empezó á mejorar. Al tercer día cae
un hermano del enfermo también con tortícolis. Cae la hermanita
y á ésta se limitó á la parálisis. Ha necesitado el niño una sema-
na para poder hacer algún movimiento. Este niño curó y va en-
trando en franca convalecencia.
El Dr. Jacobsen toma la palabra para corroborar lo dicho por el
Dr. Coronado conviniendo en la rareza de estos casos. El enfermo
ofrecía puntos dolorosos en el trayecto de los nervios, demostran-
do así, la existencia de una polineuritis infecciosa.
El Dr. Coronado se pregunta si los dolores del niño han sido rea-
les, Ó si todo era una especie de sugestión para rehuir el dolor.
El Dr. Valdés Anciano habla de la frecuencia de la polineuritis,
de origen gripal, cosa perfectamente admitida en Cuba. En el caso
referido por el Dr. Coronado entiende que se trataba de una poli-
neuritis doble, de naturaleza infecciosa y que radicaba ya en los
nervios motores, ya en los nervios sensitivos. Entiende que el niño
sufre de una manera especial.
Y no habiendo más asuntos de que tratar se dió por terminada
la sesión, quedando la Academia constituída en otra de Gobierno.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 65
INFORME MEDICO LEGAL EN CAUSA POR HOMICIDIO FRUSTRADO
POR EL
Dr, Guillermo Benasach
(Sesión del 22 de Junio de 1906.)
El señor Juez de Primera Instancia é Instrucción de
Giiines en comunicación que con fecha 4 del presente mes,
dirije al señor Presidente de esta Academia solicita que
por los miembros de la misma se le informe sobre siete par-
ticulares relativos d la causa seguida contra M... Z... por
homicidio frustrado, siendo los puntos sometidos 4 la
consideración de la Academia los siguientes:
“Primero: si una herida de bala cuyo orificio de entra-
“da esté situado en el pectoral derecho á cinco traveses
“de dedo sobre la' tetilla, puede haber lesionado en su
“trayectoria la arteria subclavia y en caso afirmativo, qué
“tiempo aproximado puede vivir el paciente, sin inter-
“vención quirúrgica para su ligadura.
“Segundo: si el mismo proyectil en su recorrido, pudo
“haber lesionado además de la subclavia, la axilar, ó ésta
“sola y, en su caso, qué tiempo aproximado de vida le
“quedaría al lesionado sin la intervención quirúrgica para
“la ligadura de cualquiera de esas arterias d de ambas á
“la vez.
“Tercero: si dado comienzo á una intervención quirúr-
“sica con el fin de proceder á la ligadura de una de di-
“chas arterias ú otro vaso sanguíneo que se estima lesio-
“nado directamente por el proyectil, es prudente suspen-
“der esta intervención para continuarla cuatro días des-
“pués, sin que la hemorragia que se trate de cohibir por
“la intervención pueda producir la muerte del lesionado.
“Cuarto: si un falso aneurisma consecutivo de una he-
“rida producida por proyectil de arma de fuego en el le-
“sionado de que se trata, puede pasar desapercibido á los
“facultativos que deciden practicar una intervención qui-
66 ANALES DE LA
“rírgica para la ligadura de las arterias expresadas ó cual.
“quier otro vaso sanguíneo.
(Quinto: exper imentando el paciente un gran dolor en
“el brazo derecho hasta los dedos, es lógico presumir que
“el proy ectil de que se trata en su trayectoria haya lesio-
“nado 6 comprimido el plexo braquial, alojándose en la
“cabeza del húmero.
“Sexto: que en el supuesto de que el proyectil hubiese
“seguido una línea recta de delante atrás alojándose en
“la región escapular, pudo dejar sin lesionar el pulmón; y
“en caso de haberlo lesionado, si podía no haberse presen-
“tado signos de hemotisis y enfisema.
“Séptimo: si con cualquiera de las lesiones que se des-
“criben, puede vivir diez días el herido, sin el auxilio de
“intervención quirúrgica, y sin que á los ojos de un mé-
“dico, .presente síntomas precisos, para poder diagnos-
“ticar con exactitud, y proceder al tratamiento corres-
“pondiente”.
Es evidente, señores Académicos, que á las siete consi-
deraciones del Juzgado, hay que responder con otros tan-
tos informes, y á la vez la Comisión de Medicina legal por
medio de su ponente hace constar que: pr esentando la
mayoría de los extremos consultados las apariencias de
otros tantos datos verosímiles, y no siendo en sí más que
escuetas y descarnadas suposiciones y no teniendo el ca-
rácter de hechos realizados, no se puede en ninguna época
deducir de aquellos resultados verdaderos; y no ajustán-
dose tampoco dichos términos «4 los pre ceptos aceptados
ya en Anatomía y Patología quirúrgicas nos será técnica-
mente imposible obtener, con tales términos, una expresión
algebráica científicamente verdadera; y en su consecuen-
cia, la Comisión de Medicina Legal, en su informe proce-
derá en sus deducciones con la lógica que le impone los
límites dentro de los cuales giran las suposiciones consnl-
tadas.
Para contestar al primer punto hay que determinar:
Primero, si es que se sobreentiende por el pectoral, el
músculo mayor de este nombre; y segundo, el lugar exac-
to de la situación de la tetilla en el lado derecho del tórax
del individuo de que se trata y aclarados estos particu-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 67
lares, determinar también la latitud ó anchura de los tra-
veses de dedo que sirvieron para medir la distancia ha-
bida entre la tetilla y el orificio de entrada del proyectil;
y fijar de antemano la situación de la herida. Pero como
nineuno de estos datos constan en el documento remitido,
no es tampoco posible indicar ni aproximadamente si si-
guiendo el proyectil una dirección determinada fuese á
lesionar la arteria subclavia, en aleuna de sus tres porcio-
nes, dentro, entre 6 fuera de los escalenos, no pudiendo
tampoco en consecuencia, por la falta de estas precisas indi-
caciones, decir el tiempo aproximado que puede vivir el
paciente sin la intervención quirúrgica para su ligadura,
puesto que varia según el punto lesionado, la facilidad y
éxito de los auxilios que por manos exper tísimas pudieran
facilitarse al paciente y que evitarían, sin duda, en mu-
chas ocasiones, la muerte del lesionado.
Al segundo punto, contesta la Comisión lo siguiente:
Que se haría necesaria saber de una manera categórica,
la dirección que siguiera el proyectil al través de la re-
sión, para poder deducir qué órganos pudo haber intere-
sado y entre estos últimos las arterias subclavia y axilar y
en qué punto de sus respectivos trayectos, pues según el
punto en qué fueran lesionadas mayor ó menor sería la
eravedad que entrañara, y la facilidad para intervenir el
cirujano; que en todo caso tendría que ser extremada-
mente rápida y llevada á término por cirujanos muy há-
biles y rodeados de recursos especiales que concurrieran
á la obtención de un éxito, que fuera de estas condiciones
sería sin duda fatalmente problemático. Pero no existien-
do en la consulta ningún antecedente científico que ilus-
trara el caso sometido á nuestro estudio, es humanamente
imposible responder, como nos exije el Juzgado, de una
manera terminante.
Con respecto ¿4 la tercera pregunta, es indispensable
saber el lngar exacto en que fueron heridos los vasos san-
ouíneos en el caso determinado, y partiendo de este dato
decidir si la moratoria estaba justificada; conocerse también
el procedimiento ó método quirúrgico empleado, así como
también si el estado del lesionado exigiera la suspensión
temporal de la operación, en beneficio de su misma salud.
A
68 ANALES DE LA
Ninguno de estos antecedentes se acompañan y por lo
tanto no puede la Comisión dentro de los preceptos cien-
tíficos terminantes, responder á suposiciones en extremo
imaginarias.
Alla cuarta pregunta: aunque en el terreno hipotético
puede contestarse también á ella, describiendo el cuadro
sintomático de los aneurismas Í falsos 6 ó difusos primitivos, de
origen traumático, que se producen cuando un vaso es
lesionado y la sangre en vez de salir al exterior se derra-
ma en los espacios inter-musculares ó intersticios del tejido
celular siendo sus síntomas los siguientes: En derredor de
la herida se observa una tumefacción al principio limitada,
la cuál se va extendiendo progresivamente. Después de
un cierto tiempo la piel se pone violácea, lívida, produ-
ciendo al tacto una sensación de elasticidad, notándose
latidos isócronos á aquellos del pulso y cuando no inter-
viene el arte el volumen del tumor aumenta, siendo sus-
ceptible de alcanzar dimensiones enormes determinando
fenómenos de compresión en los vasos y nervios y de-
más órganos adyacentes. Si en el supyesto de que en el le-
sionado, á quien se refiere el Juzgado en su consulta, se
hubiesen presentado aleuno de estos síntomas, ó en su to-
talidad, que son los que caracterizan los falsos Ú difusos
aneurismas primitivos y localizados dichos síntomas en el
area adyacente á las arterias subclavia y axilar, claro está
que siendo tan evidentes no hubieran pasado desaperci-
bidos ¿los ojos del práctico menos experimentado.
La quinta pregunta abarca dos particulares, que deben
contestarse separadamente. ll primero, que reviste un
carácter perfectamente sujestivo y al que debe responder-
se diciendo que los síntomas de compresión ó lesión en
un punto determinado del plexo braquial, situado en la
trayectoria que pudiera haber seguido el proyectil, no se
caracteriza solamente por un gran dolor en toda la exten-
sión del miembro, pues siempre se acompañan de paresias
ó parálisis verdade ras de relativa duración, y sólo en el
caso de aneurismas axilares como dice Pierre Delbet en
su tratado de Cirugía clínica y operatoria al describir los
síntomas de estos aneurismas diciendo queson dolorosos,
que su situación en medio del plexo braquial explica sufi-
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 69
cientemente los dolores casi constantes y d veces vivos, y
que en ciertos casos ellos solos reclaman la atención; mu-
chas veces los dolores ocupan todo el miembro, otras son
limitados, y si en el caso presente hubiese habido la co-
existencia del aneurisma con los síntomas relatados, hubie-
ra podido creerse en la existencia de este último, pero
en ningún caso referir el síntoma dolor sentido, en el miem
bro superior, al paso del proyectil por el plexo braquial,
por no existir en todo el documento remitido un sólo in-
dicio que pudiera guiarnos para averiguar la ruta seguida
por el proyectil á través de los tejidos de la región en
que está situado el plexo de referencia.
Con respecto al segundo extremo de la pregunta, bien
puede responderse que en el estado actual de la ciencia
es muy fácil determinar la situación de un proyectil per-
dido en los tejidos por la maravillosa aplicación de la radio-
erafía, denunciando ad los ojos no sólo del cirujano, sino
de los profanos también su presencia en las profundidades
del organismo.
La sexta comprende tres suposiciones en una sola pre-
gunta: d la cual debe contestarse que en la hipótesis de
que hubiese acontecido todo lo que en ella dice, y sierido
los síntomas obligados de las heridas penetrantes de pe-
cho producida por proyectiles, el neumotórax y la hemo-
tisis, las que en los casos originados por pequeños proyec:
tiles es de corta duración y poco abudante. Si estas
síntomas se presentaron en el lesionado, es de suponerse
que el proyectil penetró en la cavidad toráxica é interesó
el pulmón; y en caso contrario si no se presentaron dichos
síntomas no penetró el proyectil en la cavidad, y por lo
tanto no hirió tampoco el pulmón. Al último extremo de
esta pregunta hay que responder de la misma manera que
lo hicimos con igual extremo de la anterior, puesto que
si la inspección de la región, no producía los. resultados
deseados, con la aplicación de la radiografía se hubiera
descubierto la presencia del proyectil alojado en la región
escapular.
A la séptima y última pregunta la Comisión de Medici-
na Legal debe contestar de una manera terminante, pues-
to que , verdaderamente encierra no sólo la respuesta á la
70 ANALES DE LA
la última sino también la conclusión general respecto á. la
totalidad de los puntos consultados.
No existiendo en el documento remitido ¿ esta Aca-
demia lesión descrita de ninguna clase, puesto que ni aun
al referirse 4 la herida producida por proyectil de arma
de fuego, d sea bala, no se dan sus signos ni dimensiones
ni dirección; y con respecto d las demás preguntas en vez
de datos científicos se acumulan suposiciones girando to-
das ellas en un círculo vicioso de congeturas, y suponiendo
que en realidad hubo, como no dudamos, un individuo
lesionado, debe de contestarse al señor Juez que nos inte-
rroga que, por falta de datos de carácter científico no es
posible suponer que el individuo de refer encia pudiera
haber vivido un tiempo determinado ni asegurar hipotéti-
camente que sufriera las demás lesiones sobre las cuales
se nos consulta por las razones muchas veces repetidas en
el cuerpo de este informe.
LIPOMATOSIS GENERALIZADA SIMETRICA
POR EL
Dr. Armando de Córdova.
(Sesión del 22 de Febrero de 1906.)
El 20 de Febrero de 1906, ingresa en el servicio Gálvez
de este Hospital (1), el blanco Angel N..., de 45 años
de edad, de profesión sastre.
Sus antecedentes familiares carecen de interés. Es de
fuerte complexión no obstante sufrir desde hace catorce
años una dispe psia per tinaz. No hay hábitos alcohólicos
ni conmemorativos de enfermedades venéreas.
La afección que nos ocupa data de diez años, comen-
zándole por un nódulo en cada brazo que después fué au-
mentando de volumen con cortos intervalos de regresión.
Guardando siempre una absoluta simetría fueron apare-
ciendo otros nódulos en los miembros superiores—sobre
(1) El Hospital Número Uno.
ACADMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 71
todo hacia el antebrazo—en los inferiores, hacia el muslo
solamente y en la región anterior del tórax.
Las demás regiones del cuerpo hasta el presente indem-
nes.
Por palpación se nota que estos tumores son subcutá-
neos, de débil consistencia aunque se percibe un núcleo
central de induración, movibles, y que dejan deslizar á
través de ellos la piel, no comprobándose adherencia al-
guna con ella. Noson dolorosos.
Deseando confirmar la naturaleza de estos tumores, le
fueron extraídos varios de ellos en ocasión de practicarle el
Dr. Carrerá una operación agena al asunto que nos ocupa.
La estructura histológica resultó ser únicamenté adipó-
sica con un núcleo central calcáreo: es este el detalle más
interesante de la observación.
Casi todos los casos de este género resultan ser de ade-
no—lipomatosis, afección caracterizada por un proceso de
degeneración grasosa ocurrida al nivel de los gánglios ó
en su vecindad, constituyendo el tejido linfoide el núcleo
del tumor.
En los tumores estudiados no hemos hallado la más l1-
gera traza de tejido linfoide.
No se acompaña en este sujeto la enfermedad de nin-
gún otro trastorno general, apareciendo normal todos sus
aparatos.
El examen de la orina no arroja ningún detalle importan-
te á no ser un ligero aumento en la cifra de los cloruros,
ausencia de albúmina y azúcar.
El examen de la sangre nos suministra el resultado sl-
guiente:
Cifra de glóbulos rojos............ 4.000.000
Id. de glóbulos blancos............. 10.000
EQUILIBRIO LEUCOCITARIO
Poliester. y dnd
Grandes mono—nucleares..........
Pequeños mono—nucleares..........
Rosales cata do o
a
NN)
RNNA
A ANALES DE LA
Respecto 4 la patogenia de esta enfermedad reinan las
mismas dudas que con la adeno—lipomatosis aun mejor es-
tudiada. Aquélla es debida para unos á una lesión inde-
terminada del sistema nervioso, atendiendo ¿4 la simetría
de los tumores, y para otros á una enfermedad del sistema
linfático caracterizada por una disminución de los linfoci-
tos.
En la lipomatosis esencial reina la misma obscuridad,
considerándosela generalmente, como un ejemplo de obe-
sidad localizada.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 73
Acta de la sesión pública ordinaria del 13 de Julio de 1906
Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.
Secretario.—Dr. Gustavo López.
Académicos concurrentes.—De número.—Dres.: E. Acosta, J. P.
Alacán, G. Alonso Cuadrado, A. Amigó, E. B. Barnet, G. Bena-
sach, A. Betancourt, I. Calvo, T. V. Coronado, J. N. Dávalos,
F. Etchegoyhen, M. F. Garrido, A. Górdon Bermúdez, J. Jacob-
sen, J. Le-Roy, F. Méndez Capote, F. Paradela, E. Pardiñas,
I, Plasencia, J. A. Presno, M. Ruíz Casabó, J. A. Valdés Ancia-
no, P. Valdés Ragués, A. Varona, y F. I. Vildósola.
Leída el acta de la sesión anterior (22 de Junio) fué aprobada.
La Secretaría dá cuenta del movimiento de la Biblioteca y de
las siguientes comunicaciones:
Entrada.—Del Dr. Carlos de la Torre y Huerta, presentán-
dose como candidato á la plaza vacante de la Sección de Ciéncias.
De la Secretaría de Gobernación, escrito número 12.494, recor-
dando un informe pedido acerca de productos farmacéuticos del
Sr. Numa Chanteaud.
Del Sr. Alfredo Valdés Fault, participando el fallecimiento del
Dr. Manuel G. Lavín, ocurrido el día 10 del actual, é invitando
para su entierro.
Del Dr. Aróstegui, disculpando su asistencia y proponiendo se
felicite al Dr. Albarrán en nombre de esta Academia.
Del Dr. 4. Díaz Albertini, solicitando licencia para ausentarse
de Cuba por motivos de salud.
Salida.—Al Juzgado de Gúines, remitiendo informe aprobado
en causa por homicidio frustrado.
Convocatoria para una plaza vacante en la Sección de Ciencias y
otra en la de Medicina.
AlDr. /. P. Alacán, nombrándolo ponente para informar acerca
de preparados farmacéuticos.
Al Dr. José María Céspedes, accediendo á su solicitud de pa-
sar á la categoría de Académico corresponsal.
74 ANALES DE LA
Al Dr. Z. de Vildósola, nombrándolo ponente para que infor-
me en la solicitud del Dr. Carlos de la Torre, de ingresar como
Académico de número en la Sección de Ciencias.
A los Sres. Santos Fernández, G. López, G. Aróstegui, y A. Be-
tancourt, nombrándolos en comisión para representar á la Aca-
demia en el entierro del Dr. Lavín.
Concluído este particular el Sr. Presidente poniéndose de pie
dice: Sres. No se había extinguido aún el eco de la triste nota
de la muerte del Dr. Cubas, cuando tengo el disgusto de comuni-
caros otra pérdida entre lo Académicos de número. El Dr. Manuel
G. Lavín, relativamente joven, ha dejado de existir tras breve
tiempo de dolencia. Hizo sus estudios el Dr. Lavín en París, de
de cuyos hospitales llegó á ser Interno y fué la base de su concep-
to médico en esta capital.
A la muerte del Dr. Raimundo de Castro, nuestro llorado com-
pañero también, le sustituyó en la cátedra de Clínica Médica de
nuestra Facultad de Medicina y antes que tuviera tiempo de de-
mostrar en ella la competencia que le reconocíamos ha dejado de
existir.
En nuestras sesiones terció más de una vez en las discusiones
de patología médica y obstetricia y siempre se esteriorizaba como
un práctico prudente y experimentado.
La Academia estuvo representada en su sepelio por los Doctores
Betancourt, Aróstegui, el Secretario y el que tiene el honor de
hablaros.
En señal de duelo por tan sensible pérdida queda suspendida la
sesión pública y constituída en otra de Gobierno.
QU
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Ñ
ACUERDOS DE LA ACADEMIA
En la sesión de Gobierno del 13 de Julio de 1906 fue-
ron elegidos Académicos de Número de la Sección de
Medicina los Dres. Enrique B. Barnet, que lo era de la
Sección de Ciencias y ocupa el sillón vacante por falleci-
miento del Dr. Domingo F. Cubas; Enrique Núñez y Pa-
lomino, que ocupa el ll vacante del Dr. Vicente de la
Guardia, que pasó á la categoría de Académico honorario,
y Carlos de la Torre y Huerta, que reingresa en la Sec-
ción de Ciencias, ocupando el sillón vacante que deja el
Dr. José María Céspedes, que pasó á la categoría de Co-
rresponsal.
Además fueron elegidos Académicos corresponsales los
señores €. F. Backer, en Santiago de las Vegas; José H.
Pazos y Caballero, en San AMORE de los Baños, y Fran-
cisco M. Héctor, en Guanabacoa.
Se conceden seis meses de licencia al Dr. Antonio Díaz
Abertini y Mojarrieta.
La Academia acordó suspender sus sesiones hasta el 28
de Septiembre próximo.
romo xLrmr.—l0,
76 ANALES DE LA
ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINRAIA DEL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1906
Presidemte.—Dr. Juan Santos Fernández.
Académicos concurrentes.—De número.—Doctores E. Acosta.—
J. P. Alacán.—G. Alonso Cuadrado.—A. Amigó.—E. B. Bar-
net.—G. Benasach.—A. Betancourt.—A. Bosque.—I. Calvo.—
T. V. Coronado.—J. N. Dávalos.—M. Delfín.—J. Diago.—
F, Etchegoyhen.—M. F. Garrido.—A. Górdon Bermúdez.—
J. Jacobsen.—J. Le-Roy.—E. Núñez.—I. Plasencia.—J. A. Pres-
no.—M. Ruíz Casabó.—J. A. Valdés Anciano.—P. Valdés Ra-
14
gués.
Corresponsal. —Francisco María Héctor.
Leída el acta de la sesión anterior (13 de Julio), fué aprobada.
La Secretaría dá cuenta del movimiento de la Biblioteca y de
las siguientes comunicaciones:
Entrada.—Del Dr. José H. Pazos, dando las gracias por su
nombramiento de Académico Corresponsal en San Antonio de los
Baños.
De la Secretaría de Agricultura, Industria y Comercio, invi-
tando á la Academia al Tercer Congreso Médico Latino America-
no y Exposición Internacional de Higiene anexa, que se celebrará
en Montevideo del 13 al 20 de Enero de 190%.
De la misma, solicitando informe acerca del método piscatorio
de esponjas por medio de buzos.
Del Dr. Carlos E. Finlay, aspirando á ocupar la plaza vacante
de la Sección de Medicina que resultó por fallecimiento del doctor
M. G. Lavín y acompañando los documentos justificativos.
Del Sr. Julio de Cárdenas y Rodríguez, participando haber to-
mado posesión de la Alcaldía Municipal de la Habana el 3 de
Agosto.
De la Secretaría de Gobernación, autorizando la venta en esta
Isla de las “Pastillas de Stovaine Billon”.
Del Sr. Ricardo E. Núñez, dando en nombre del profesor
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA ds
C. F. Baker las gracias por su nombramiento de Académico Co-
rresponsal.
Del Dr. Joaquín Albarrán, contestando el telegrama que se le
pasó con motivo de su nombramiento de profesor de la Escuela de
Medicina de París y manifestando que lo agradece en el alma por
considerarlo la más halagieña recompensa de su carrera.
Del Sr. José M. Garrido, participando su nombramiento de Se-
eretario Contador del Casino Español de la Habana.
Del Sr. Arturo Palomino, dando cuenta de su ascenso á Cónsul
General de los Estados Unidos Mexicanos en la República de
Cuba.
Del Sr. Rector de la Universidad, invitando á la Academia para
la sesión solemne en memoria del Dr. Juan Vilaró y Díaz.
De la Secretaría de Estado, invitando á la recepción del señor
I. Brunchorst, como Ministro de Noruega en Cuba.
Del Sr. Cónsul General de Austria-Hungría, solicitando se le
informe sobre si existen ó no en esta Isla la Phylloxera vestatriz y
el Piojo de San José.
Del Dr. Francisco Carrera y Jústiz, presentándose candidato á
la vacante de Académico de Número de la Sección de Ciencias y
acompañando los documentos justificativos.
Del Alcalde Municipal de la Habana, invitando al Sr. Presiden-
te de esta Academia para la reunión que ha de celebrarse el 20 de
Septiembre, de los presidentes de las Corporaciones Económicas,
representantes de la cultura, Empresas bancarias, etc., para tras -
mitirles algunas indicaciones recibidas del Honorable Secretario
de la Guerra de los Estados Unidos de América, W. H. Taff.
"De la Secretaría de Instrucción Pública, solicitando certificado
en el cual conste si en el territorio de la República de Cuba exis-
ten ó no los insectos siguientes: *““Philloxera vestatriz” y ““Piojo de
San José”, para corresponder á una solicitud del Sr. Cónsul de
Austria-Hungría.
Salida.—Al Dr. Erastus Wilson, contestando su escrito refe-
rente á la acción que debía tomar la Academia en el asunto del
alcantarillado de la Habana.
A los Dres. Enrique Núñez, Enrique B. Barnet y Carlos de la
Torre, participándoles sus nombramientos de Académicos de Nú-
mero para la Sección de Medicina los dos primeros y de Ciencias
el último, realizados en la sesión de Gobierno del 13 de Julio.
T8 ANALES DE LA
A los Dres. C. F. Baker, José H. Pazos y Francisco María H6e-
tor, íd., íd., el de Académicos Corresponsales verificados en la mis-
ma sesión.
A la Secretaría de Gobernación, dando cuenta de los anteriores
nombramientos.
A la Gaceta Oficial, convocatoria para dos plazas vacantes de
Académicos de Número en las Secciones de Medicina y Ciencias,
respectivamente.
A la Junta Superior de Sanidad, remitiendo copia del infor-
me emitido en 10 de Diciembre de 1899 por el Sr. Francisco
Paradela acerca de la infección de las aguas del río Sagua, produ-
cida por el alambique *“*El Infierno”.
Al Dr. Pedro Valdés Ragués, nombrándolo ponente para que
informe acerca del mótodo piscatorio de esponjas, por medio de
buzos.
A los Dres. G. Benasach y M. Ruíz Casabó, nombrándolos para
la comisión de glosa de las cuentas de la Tesorería de esta Aca-
demia.
Al Alcalde Municipal, participándole que la Academia ha de-
signado á su Presidente y al Dr. E. Núñez para que la represen-
ten en la reunión convocada por el Honorable W. H. Taft.
Al Sr. Cónsul General de Austria-Hungría, haciéndole saber
que el certificado que solicita no puede ser expedido sino por
mandato de la superioridad.
Acto seguido la presidencia concede la palabra al Dr. Pedro
Valdés Ragués, quien dá lectura á un extenso INFORME SOBRE LA
PESCA DE ESPONJAS, interesado por la Secretaría de Agricultura.
Este informe fué aprobado por unanimidad. ;
Se concede después la palabra al Dr. Gastón Alonso Cuadrado,
que emite otro INFORNE interesado por la Secretaría de Instrucción
Pública respecto á si existen en esta Isla las dos variedades de in-
sectos conocidos con los nombres de Philloxera Vestatriz y Piojo de
San José.
El Dr. Alonso Cuadrado desenvuelve su informe en sentido ne-
gativo, pues las dos especies mencionadas no han sido jamás ob-
servadas en Cuba.
Este trabajo fué también aprobado sin discusión.
El Dr. Tomás Coronado ocupa entonces la Presidencia, dando el
Dr. Juan Santos Fernández lectura á un trabajo acerca de LA
ALIPINA EN OFTALMOLOGÍA.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 719
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a y .
Después de la felicitación hecha al autor por el Dr. Cororado
por este interesante trabajo, se dió por terminada la sesión públi-
ca, constituyéndose la Academia en otra de Gobierno.
INFORME SOBRE LA PESCA DE ESPONJAS
POR EL
Dr. Pedro Valdes Ragués
(Sesión del 28 de Septiembre de 1906.)
Designado para emitir informe sobre el procedimiento pa-
ra la pesca de esponjas por medio de buzos, según petición
de la Secretaría de Agricultura, fecha 25 del pasado mes de
Agosto, tengo el honor de exponer:
Que la pesca de esponjas por medio de buzos es un proce-
dimiento que está conforme con los progresos de esa indus-
tria y que, desde tiempo antiguo sesigue con éxito en muchos
países, como Grecia, y otros, en los que constituye un ele-
mento de riqueza y protección al trabajo en la clase pro-
letaria.
El Dr. €. Claus, en su obra HISTORIA NATURAL, tomo 17 de
Zoología, página 328, dice lo siguiente al referirse á la pesca
de esponjas: “Practícase de dos modos: Las especies comu-
nes se arrancan del fondo del mar con tridentes; en cuanto
á las finas, como este instrumento las deteriora, unos buzos
prácticos descienden al fondo del mar y las desprenden cui-
dadosamente con el cuchillo de que van provistos.
Esto explica la considerable diferencia de precio entre una
y otra clase.”
Y continúa el Dr. Claus diciendo: *Los buzos griegos son
los más prácticos de todos. Se sumergen hasta 25 brazas de
profundidad y resisten bastante tiempo debajo del agua y,
después de tratar de los inconvenientes á que están expues-
tos los buzos que trabajan sin escafrandra, agrega dicho
autor que, con el uso de ese aparato pueden trabajar 6 horas
80 ANALES DE LA
diarias y permanecer debajo del agua todo el tiempo que
necesiten para elegir las esponjas y no coger más que las
mejores.
La descripción abreviada de este aparato, es como á con-
tinuación ponemos.
La escafandra (del griego escafe, nave y andros, hombre),
es un vestido impermeable y resistente, cuyo interior comu-
nica por medio de un tubo flexible con una bomba de com-
presión que mantiene una provisión de aire comprimido, de
manera que un buzo pueda, provisto de este aparato, traba-
jar debajo del agua y transportarse libremente en todos sen-
tidos para mejor operar en su radio de acción.
La escafandra de Rougayrol Denayrouze, una de las más
modernas, se compone de una bomba, un vestido impermea-
hle, una máscara Ó casco y un receptáculo regulador: éste
está formado de dos partes, un depósito de aire y una cáma-
ra del mismo gas. Colócase á la espalda del buzo y se sujeta
per medio de un espaldar y correas con hebillas. Il depósito
de airees un cilindro metálico de 8 litros de capacidad al
cual envía la bomba aire compromido, por medio de un
tubo flexible.
La caja de aire, colocada arriba del depósito tiene un
tubo que, en su extremo libre, termina en una embocadura
de caucho, que el buzo coloca entre los labios y los dientes;
este tubo sirve para la inspiración y expiración del aire.
La parte superior de la cámara se halla tormada por un
disco de diámetro algo menor que el de la caja y cubierto
con una hoja de caucho.
El disco está unido por medio de un vástago á una válvu.-
la cónica que descansa sobre el tabique que separa el depósito
de la cámara.
En su conjunto, el aparato provee la alimentación del aire
de un modo automático y á una presión igual á la que so-
porta el buzo á la profundidad que trabaje.
El vestido secompone de dos telas separadas por una hoja
de caucho que termina en su parte superior en un collar
elástico, cuyo borde puede separarse para dar entrada al
cuerpo y asegurado en una ranura del casco. Hste vestido
está además en relación con un tubo de aspiración y una
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA sl
bomba de expulsión de aire de mecanismo automático para
facilitar el contacto del traje.
Una cuerda deseguridad y un tubo acústico están enlazados
con este aparato, de tal modo, que el buzo pueda comunicar-
se con el exterior. Tan sólo para trabajos muy prolongados
suele emplearse el vestido, pues, si se trata de una observa-
ción rápida, ó una labor de menos de una hora, basta con el
aparato regulador y unas pinzas colocadas en las ventanas
de la naríz.
La campana de los buzos descansa, como ya sabemos, en
el principio de que, si se sumerge verticalmente un vaso in-
vertido en un líquido, el líquido no penetra en el interior del
vaso, á causa de la impermeabilidad del aire.
La forma de esta campana es la de un tronco de pirámide
cuadrangular, abierta por debajo, construída de hierro
colado. Se ponen dos asientos en su interior para recibir á
los buzos y cuerdas que sirvan de coleaderas para las herra-
mientas y utensilios; la luz se recibe por lentes incrustadas
en el techo, y un fuerte tubo de acero (atornillado en una
abertura hecha en el techo) pone á la campana en comu-
nicación con una bomba impelente, que sirve para renovar
el aire contenido en la campana.
Se suspende la campana con cadenas enlazadas á las asas
que se reunen en una que puede arrollarse en el cabrestan-
te del buque que cuide las operaciones.
La campana de buzos se atribuye á la invención de D. Je-
rónimo de Ayouz, Administrador General de Marina en Es-
paña, que en 1602 hizo ensayos de ese aparato, en el río de
Valladolid, ante el Rey de dicha nación.
En los ANALES de esta Academía, tomo XXXVI, página 363,
se publicó elinforme de nuestro distinguido y yafallecido con-
socio Dr. José I. Torralbas, sobre la veda de la pesca de
esponjas de nuestra Isla y, entre otros importantes concep-
tos, tenemos el gusto de citar los siguientes: Las esponjas
de Batabanó se reproducen en la misma época que las del
Mediterráneo, las del Adriático, las de las Bahamas y las del
golfo de Méjico: es decir, eu los meses de Marzo, Abril y
Mayo (tiempo de la veda); aunque algunos sostienen que
esta última debe de empezar desde 1 de Febrero y que debe
82 ANALES DE LA
a A
de prohibirse la extracción de esponjas comerciales que no
aleancen una circunferencia mínima de 40 centímetros.
En el trabajo antes citado se menciona la creencia de los
pescadores de que éstas son producidas por un gusano vul-
earmente llamado Calandraca y con argumentos científicos
se prueba la imposibilidad de semejante metarmófosis, pues
siendo la esponja un celenterado no puede tener su origen en
un animal de tipo superior en la escala zoológica.
El Dr. Juan Vilaró, miembro distinguido de esta Academia,
á la que perteneció hasta su fallecimiento, en uno de sus
buenos trabajos sobre Espongiecultura nos dice al tratar de
la pesca de esponjas en las Bahamas: Cuando se halla en el
espongial la embarcación ancla en 3 brazas de agua, ó se
pone en facha á 5 brazas. Al amanecer, la tripulación se em.
barca, 2 hombres en cada bote, permaneciendo hasta la
puesta del Sol, á no ser que antes se asegure la barcada.
Uno de los dos hombres maneja el bote, en tanto el otro
pesca las esponjas, sirviéndose de un anteojo de agua en una
vara armada de 2 á 3 ganchos.
Es de advertir que el anteojo de agua (según el capitán
J. W. Collins) data del año 1870. Antes se echaba aceite en
el agua con buen resultado, cuando era poca la profundidad
de los espongiales.
En Key-West, la pesca de las esponjas se hace de un modo
semejante; pero uno de los dos hombres que está en el bote,
mueve éste por medio del remo, mientras el otro marino se
sienta en el banco del medio, ó se arro dilla, echándose de pe-
cho sobre la borda para investigar avizor, punto por punto,
el fondo de la costa, con el auxilio del anteojo de agua, que
sostiene con su mano izquierda, mientras que, con la derecha
maneja el pincharro. Tan pronto como divisa las esponjas,
hace señal al compañero para que detenga el bote é introdu-
ce el pincharro de mango largo en el mismo punto en que
yace la esponja, la que es enganchada, desprendida de su
arraigo y traída á la superficie, donde el remero la desengan-
cha echándola luego en el tondo de la embarcación.
En los procedimientos antes expuestos, la pesca de las es-
ponjas se efectúa con el auxilio del anteojo de agua. Consis-
te el anteojo de agua en un simple cajón ó cubo, con fondo
de vidrio común, perfectamente ajustado é impermeable
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 83
Llevando en el borde una pieza de hierro, con un agujero por
donde pasa un curricán que retiene el instrumento cuando
hay que abandonarlo para dedicar las dos manos á la pesca,
la persona que maneja el citado aparato; es usado desde
1870, pues anteriormente se usaba el aceite en lugares de
poco fondo.
[ste aparato se maneja sumergiéndolo por el iondo en e]
agua, se acerca la cara y mira por el vidrio, distinguiéndose
los objetos sumergidos hasta en sus menores detalles y aun
á la profundidad de 6 brazas, lo mismo cuando el agua está
tranquila que en el caso de rizar la brisa sus olas. Para usar
el aceite, cuando la mar está algo agitada, dice Oscar
Sehmidt, se apacigua con aceite, para lo que basta arrojar
piedras impregnadas en aceite alrededor y en semicírculo y
el movimiento de las olas se suaviza de tal manera que la
mirada del pescador ya no se fatiga por los efectos de reirac-
ción y reflexión que se cruzan en todos sentidos; pero es pre-
terible el anteojo de agua.
La pesca de esponjas por medio de buzos, sin aparato, es
como sigue: el buzo ocupa su puesto en la proa del bote, des-
de donde se lanza completamente desnudo, provisto de un
saco Ó red destinado á la colecta y llevando en las manos
una piedra, como auxiliar para zambullir mejor. Una cuerda
atada á la piedra ante dicha pone al pescador en relación
con sus compañeros del bote, de los cuales uno retiene el ex-
tremo de la cuerda, sin quitar la vista del que opera, para
acudir en su auxilio cuando sea necesario. Agotadas lasfuer-
zas del operador, una sacudida de la cuerda lo avisa á sus
camaradas, que lo extraen velozmente. Vuelto á bordo el po-
bre buzo, casi exánime, echando agua sanguinolenta por la
boca, la naríz y los oídos, como dice Lamiral, necesita algún
reposo para volver completamente en sí, después de una per-
manencia de 2 6 3 minutos, er 18 metros de fondo.
Según el citado observador, este es el triste expectáculo
que ofrece la pesca de esponjas por medio del buzo, y sin apa-
rato alguno. :
Y, al referirse nuestro compañero el Dr. Vilaró al sistema
piscatorio seguido en nuestros criaderos, dice: es ecléctico,
por cuanto aprovecha lo que de bueno y adaptable encuen-
tra en el que siguen los esponjeros de las Bahamas y la Flo-
romo xLn.—11.
84 ANALES DE LA
rida. Aquello se agrega á lo sugerido por la propia experien-
cia local, inndada y ya establecida con resultados de todo
punto satisfactorios. Bien merece, pues, que se llame méto-
do cubano.
Debo de referir, porque es de oportunidad, la conferencia
privada en la noche del 19 de Mayo de 1903, poco antes de
celebrarse la sesión solemne en esta Academia entre el señor
Presidente de la República, el Dr. Vilaró y otros Sres. Acadé-
micos, entrelos cuales tenía el honor de encontrarme. ln esa
conferencia exponíamos á la consideración del Sr. Estrada
“Palma hermosas y raras especies de esponjas pescadasenlas
costas de Cuba y el Dr. Vilaró recordaba como llezaban á
ellos en determinada época del año los pescadores proceden-
tes del Mediterráneo, sobre todo, de las costas de España
con el objeto de extraer las esponjas, que arrancan sin consi-
deración á su desarrollo, sacando las que aun se hallan en
su crecimiento y perjudicando de esa manera la cría de es-
ponjas y nos parece recordar la frase del Dr. Vilaró: Sr. Pre-
sidente: sacrificamos los pollitos, es decir, las tiernas espon-
jas, que no han llegado á su estado adulto y si la pesca de
esponjas continúa en la forma en que hoy se practica, pron-
to veremos desaparecer una de nuestras fuentes de riquezas.
El Sr. Presidente nos prometió atender debidamente este
asunto y el Sr. García Montes, entonces Secretario de Ha-
cienda y presente en dicha conferencia, nos dió la seguridad
de que los guarda costas vigilarían por estos trabajos.
Conforme con el oficio de la Secretaría de Agricultura, fe-
cha 25 de Julio del corriente año que literalmente dice:
Sr. Presidente de la Academia de Ciencias.
Muy Sr. mio:
De orden del Sr. Secretario de este Departamento, ruego á,
V. se sirva solicitar de esa Asociación de su digna presiden-
cia, informe á esta Secretaría, lo que opina sobre el método
piscatorio de esponjas por medio de buzos, ya que las dispo-
siciones vigentes en nada se refieren á dicho método. De usted
atentamente,
Francisco L. de Vildósola,
Sete de Despacho.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 8)
Y terminado el presente trabajo que acabo de exponer Á la
consideración de los Sres. Académicos presentes en esta se-
sión, propongo las siguientes conclusiones:
1%—Declarar lícito el procedimiento de pescar las esponjas
empleando á los buzos.
2?—Que para el exacto cumplimiento de las leyes de la Hu-
manidad y la Higiene debe de exigirse el empleo de aparatos
que protejan á los buzos en su penoso trabajo en la pesca de
esponjas.
32—Que en cuanto á los demás particulares deben de con-
tinuar rigiendo las leyes vigentes sobre esta materia.
4% —(Que debe de ser nombrada una comisión de personas
peritas en la pesca y preparación de esponjas y de especialis-
bas en este ramo de la Zoología, con el fin de proponer á la
Secretaría de Agricultura los recursos para la protección y
proyreso de tan importante industria en Cuba.
Informe acerca de si la Philioxera vestatriz y San Josó Scale existen en Cuba
POR EL
Dr. Gastón Alonso Cuadrado
(Sesión del 28 de Septiembre de 1906.)
El Sr. Secretario de Instrucción Pública solicita de esta
Corporación un informe respecto á la existencia en Cuba
de los insectos Philloxera vestatriz y Piojo de San José
(5. José Scale).
El que suseribe no ha visto en ningún libro ni publica-
ción que trate de la entomología cubana, así como no co-
noce ni ha oído de persona alguna científica, ni profana
que existan las especies citadas en el territorio de la Ke-
pública.
Pero al mismo tiempo es muy conveniente manifestar
que si bien respecto á la Philloxera no ha habido necesi-
dad de hacer minuciosas observaciones, ni entera práctica
386 ANALES DE LA
*
en su averiguación; con relación al “piojo (Scale) de San
José”, debemos decir que existen numerosos Insectos del
género Scale al extremo quesegún el ilustrado profesor
de la Estación Agronómica de Santiago de las Vegas
Mr. W. J. Horne sólo en las plantas del género citrus se
encuentran como treinta especies distintas.
Entre las especies del género Scale se encuentran en el
territorio de la República las siguientes:
Alegrodes citri R. €. H. en el limonero.
Aspidiotus destructor sign. en el cocotero y el aguaca-
Le, etc.
Asteolecanium pustulana. Chl. en el anón.
Ceroplastes cimipediformine, Conet. en varios arbustos.
Ceroplastes floridensis. Cont. en el fruto del limón.
Chironaspis citri. Cont. en la planta de ídem.
Coccus hespindum L. ídem ídem.
Desapis pentagona. Targ. en el melocotón.
Uytilaspis citricola. Pach. en el limonero.
/ A ,
ídem gloveris ídem idem.
: a ,
Parlotoria pergandes. Cont. idem.
Saisselia oleae. Burn. en el limonero y otras plantas.
Saisset1 hemisphaerico. Targ. ídem ídem ídem.
Y aun esta lista no es completa. Existen otros que
aun no se hallan identificados.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 87
LA ALIPINA EN OFTALMOLOGIA
POR EL
Dr. Juan Santos Fernández.
(Sesión del 25 de Septiembre de 1906.)
Hace muchos años, cuando no se conocía la anestesia lo-
cal ó se hacian ensayos infructuosos, ya en la cirugía general
ya en la oftalmológica, tragimos á esta Corporación nuestras
experiencias ú observaciones con el cloroformo y el éter (1)
y más tarde cuando ocurrió el descubrimiento de la co-
caína, le comunicamos nuestros primeros ensayos (2).
Preocupados siempre de buscar la manera más fácil y
menos peligrosa de suprimir el dolor en las operaciones,
perfeccionando éstas, al mismo tiempo; estudiamos hace
poco la estovaina y acerca de ella presentamos un trabajo en
nuestro último Congreso Médico Nacional, celebrado en Ma-
yo de 1905.
Es digno de consignarse que siendo la cocaína la primera
substancia con que se produjo una analgesia de las mucosas,
capaz de soportar operaciones, no haya sido totalmente ven-
cida por los nuevos cuerpos que le han disputado la su-
premacía.
Y decimos que no haya sido totalmente vencida porque
nosotros que hemos concedido superioridad á la estovaína
para la analgesia en inyecciones subcutáneas y subconjun-
tivales, no se la concedemos en las instilaciones, interpalpe-
(1) Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales
de la Habana. T. XX, Págs. 112, 146 y 197.
«Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana». T. IX. Pág. 519 y
T. XXVI, Pág. 330.
(2) «Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales
de la Habana». T. XXI, Págs. 363, 471 y 502 y T. XXVIII, Pág. 594.
«Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana». T. XXIIT, Pág. 75, 95 y 111.
88 ANALES DE LA
brales, pues es indudable que la córnea y la conjuntiva
quedan de este modo mejor anestesiadas por la cocaína.
La estovaína en esta contienda, sino triunfó en toda la
línea, ha hecho una conquista más importante de lo que
algunos se imaginan.
Ponerse fuera del peligro de un síncope, á que estamos
siempre expuestos, con las inyecciones subcutáneas ó sub-
conjuntivales de cocaína, por su acción vaso-constrictiva, se-
ñalada por los tisiólogos, no es cosa baladí y obliga á que
recurramos siempre que de analgesia subcutánea ó submu-
cosa se trate á la estovaína, de propiedades vaso-dilatadoras.
La cocaína se mantenía siendo la que mejor anestesia
producía en la córnea y en la conjuntiva, hasta que ha
venido la alipina, si no á superarla en lo de analgesia á
igualarla pero como al igualarla en calidad de analgésico,
lo hace despojándose de ciertos inconvenientes que se seña-
lan á la cocaína, de aquí que se puede dar por derrocada
ésta, de su exclusiva preeminencia.
En efecto, se acusa á la cocaína de inconvenientes que
no carecen de importancia, como su toxicidad, la midríasis
que provoca, la paresia de la acomodación y la peligrosa
elevación de presión intraocular en determinados casos, asi
como la isquemia que modifica desfavorablemente los proce-
sos tróficos en las células de los tejidos. Además las solu-
ciones de cocaina tienen el gran inconveniente de ser difí-
cilmente esterilizables á consecuencia de que con el calor
fácilmente se descomponen.
La alipina (á privativo y y»ry dolor) según nos enseña
la química es un derivado de la glicerina (1) se presenta
bajo la forma de un polvo blanco extraordinariamente so-
luble en el agua y muy soluble en el alcohol y que desecado
á 100% funde óú 1690,
(1) Constituye un monoclorhidrato de benzoil—1, 3 tetrametildiami-
no—2—etilisopropilalcohol, cuya fórmula es:
OR
CH,—N