q 7 IBAN ES E E Fl AE 0 | Bl > > E PITA i Yi Al as a J . S NA si Ave 42 IA a MBR, 308 Y A % / ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MBDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA REVISTA CIENTIFICA, A Y h “NB se. ¡U % ml A RO DI A *: EA ls ; pi o ES B ' 4 E CANE e md Add pa A UN lt ¿Ad 0 e EN AAA 10 ADS MO So ANA LES ar CARD CaL DE LA eN ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA "HABANA REVISTA CIENTIFICA INSCRIPTA EN LA “ASOCIACIÓN DE LA PRENSA MÉDICA DE CUBA” DIRECTORES: DR. JORGE LE-ROY. DR. CARLOS DE LA TORRE TOMO LV 1918-1919 HABANA CIA EDITORA “EL DEBATE” TENIENTE REY 61 1918 A pu 1 y 5 y + as ; ; be 141 119 SHIA . vi ' . s ABS PMA E id ANURR AN AA” PONIA Pos, 310) m1 114 :Ñ NA 4 "AY AREA PA Sl y 5 A +. AS CAI OA AO y : a y ” 0 y FI UA s eS En A ' md sy dl A? TA 3 , ; = , n IN EAVRM 4 UAT y NN VIO / p y y A ARA | > TE sw 150 REGISTRADO EN CORREOS COMO CORRESPONDENCIA DE SEGUNDA CLASE ANALES DE LA ACADENIA DO CIENCIAS NEDICAS FÍSICAS Y NATURALES DE LA HABANA REVISTA CIENTIFICA | INSCRIPTA EN LA «ASOCIACION DE LA PRENSA MEDICA DE CUBA” DR. JORGE LE-ROY.-DR. CARLOS D£ LA TORRE AS de TOMO LV 1918 - 1919 Toda la correspondencia y canje de los ANALES, diríjase al local de la ACADEMIA.—CUBA 84 A.-HABANA HABANA CIA. EDITORA “EL DEBATE” TENIENTE REY 61 1918 DIRECTORES: | 1919 Nov 1 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 5 ACTA DE LA SESION SOLEMNE CONMEMORATIVA DEL QUIN. CUAGESIMO SEPTIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA ACADEMIA (19 de mayo de 1918) Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes. De número: Dres. A. Agra- monte, J. P. Alacán, F Domínguez Roldán, J. A. Fernández Benítez, J. A. López del Valle, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó. Honorarios: Dres. J. B. Landeta, A. Mestre. Bajo la presidencia del Dr. Francisco Domínguez Rol- dán, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, en quien delesó expresamente el Honorable Sr. Presidente de la República; con la asistencia de los Dres. Luis Azcárate, Se- eretario de Justicia; José Antolín del Cueto, Presidente del ' Tribunal Supremo de Justicia; del Sr. Ministro de Italia; de distinguidas damas y otras personalidades, se celebró la se- sión solemne dedicada a conmemorar el quincuagésimo sépti- mo aniversario de la fundación de esta Academia. El Dr. Juan Santos Fernández, como Presidente de la misma, trató sobre ““La Ciencia??”. El Dr. Jorge Le-Roy, dió lectura a la “Memoria de las ta- reas realizadas por la Corporación durante el año académico dentgir a 1918". El Dr. Arístides Agramonte hizo un interesante discurso acerca de la “Influencia de la Experimentación Animal en el Proereso de las Ciencias Médicas”?. Al terminarse este discurso el .Sr. Presidente rasgó el sobre que contenía el nombre del autor de la memoria premia- da, cuyo lema decía: “La perseverancia puede substituir al destello del genio”? y trataba sobre la ““Etiolovía y tratamien- to del estrabismo””, apareciendo en su interior una tarjeta del “Dr. Francisco María Fernández, Calle 5a., esq. a 4a., Ve 6 ANALES DE LA dado-Habana””, entregándole, entre los aplausos de la concu- rrencia, un cheque por doscientos cincuenta pesos, importe del Premio Cañongo, con que fué agraciado. - a A En ese mismo momento el Secretario incineró el sobre que contenía el nombre del autor que aspiró al mismo Premio y cuyo lema era: *“21 de agosto””. Acto seguido el mismo Secretario dió lectura al Programa de los Premios para el año 1919 y se dió por terminada la sesión. z ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Ñ LA CIENCIA Discurso del DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ en la sesión solemne del 19 de mayo de 1918 en la Academia de Ciencias de la Habana. Honorable Sr. Presidente de la República. Señores Académicos. Señoras y Señores. Por más que la palabra ciencia se enuncie cons- tantemente, no se tiene de ella un juicio verdadero, y no puede extrañar que así suceda, si nos fijamos en que desde los remotos tiempos de Roger Bacon, y más tarde, en los aun retirados todavía, de Bacon de Verulam, se encuentra en constante evolución, y obedece esta, como siempre a la actividad huma- na, que de un modo u otro no tiene momento de re- poso. ; Definir de una manera clara y precisa lo que es la ciencia ha sido y es verdaderamente difícil, no solo porque como sabemos, lo son siempre las defi- niciones, sobre todo cuando lo que ha de definirse es una idea abstracta, sino porque en nuestro idio- ma la palabra ciencia ha recibido aplicaciones muy distintas; pero nosotros no nos detendremos en es- tas consideraciones, vamos a ocuparnos de la cien- cla desde el punto de vista moral, digámoslo así, porque es cosa olvidada, que por gran interés que tenga un asunto, cuando está desposeído de la mo- ral, falla por su base, pues ésta, providencialmente, no está reñida con el negocio, con el interés, ni con to- das las exigencias sociales, cuando éstas se desarro- 8 ANALES DE LA llan dentro de ciertos límites que traspasados, se coloca lo que sea, en una zona pecaminosa y por tan- to contraria a los respetos de la humanidad. La ciencia cuando en toda su pureza se la con- sidera, es la más casta que puede imaginarse, seme- ja a la doncella cuya pulcritud se ofende al menor desliz de los que la rodean. Los que han sabido in- terpretar su culto, funcionan al manejarla, como sa- cerdotes de un ideal, y a su decoro y respeto todo lo sacrifican. No importa que la ciencia en su culti- vo ó en su práctica, sea un rico elemento que tenga el hombre para alternar en el mundo y que le faci- lita los medios para subvenir a sus necesidades. 'To- do ello es compatible con su dignidad y con los recur- sos que se utilizan. Excepcionalmente habrá un hombre de pési- mas costumbres dedicado al cultivo de la ciencia; pero ésta por lo general impone cierta severidad no estudiada a sus adeptos e instintivamente se cae del lado. de la honradez y de la higiene moral, que des- pués de todo es más hacedera y digna. No se necesita el rigorismo de Pascal para in- vestigar la verdad, basta el buen criterio de Berthe- llot que siempre lo tuvo vivo, hasta una edad de las más avanzadas y útiles, y al sucumbir dijo: ““mar- chemos con el consuelo de haber llenado nuestros deberes respecto de los otros hombres, de haber con- tinuado siempre sonriendo a la infancia inocente a pesar de la tristeza íntima de la vejez y con fe siem- pre, ayudando a la juventud con todo género de sim- patías, en el esfuerzo eterno de la humanidad en pos de la verdad, del bien y del ideal”. El verdadero hombre de ciencia no se apasiona ni experimenta ninguna clase de prevención con- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 9 A AAA A A y tra el que supone en el error. Es tolerante con las ideas de los demás, aun cuando sean contrarios, y está dispuesto a cambiar de parecer, y esto es lo que más le caracteriza, tan pronto se le demuestre estar equivocado, por que no se cree infalible ni la cien- cia sustenta la infabilidad en sus decisiones. Es ade- más bien notorio el concepto: de que es de sabios cambiar de parecer. Cuando desde la juventud y a veces desde la adolescencia el hombre se desposa de un modo u otro con la ciencia, es decir, en la investi- gación, ajena a la práctica, o,en alguna forma de ésta, no se separa ya de ella, si fué un verdadero enamorado, hasta el último instante de su vida, y no sin gran pena le da su adiós eterno. Al fundador de esta Academia Dr. Nicolás José Gutiérrez, ya no- nagenario y con una situación económica que le per- mitía lo que quisiera, le sórprendimos un día, lo he- mos referido más de una vez, bañado en lágrimas, porque la falta del oído no le dejaba hacerse cargo de lo que se discutía en nuestro primer congreso mé- dico de 1890, verificado en estos salones. En este recinto no caben los odios o apasiona- mientos del género corriente, se llega acaso a la im- paciencia en la discusión ardorosa por esclarecer la verdad, y a nada más, y no se traspasa este límite por el hábito de prácticar uno y otro día el respeto mutuo. Se consigue, no porque seamos mejores que los otros mortales, tan solo por el hecho de congre- garnos aquí, no, la asociación hace una parte, otra el patriotismo, y el resto el amor al perfeecciona- miento que germina fácil en la humanidad y es la clave del progreso existente por doquiera. El asociarse influye poderosamente en el me- joramiento del hombre, aun cuando para algunos 10 Ps ANALES DE LA temperamentos independientes o poco sufridos, cons- tituya un sacrificio enorme no pocas veces. Lo he- mos sostenido con sobra de optimismo, pues imagl- namos que de la asociación de los criminales, si fuese posible realizarla, surgiría su regeneración, porque no faltaría entre ellos quien se levantase y pusiese en evidencia la perversa conducta de los demás y les tocaría el alma. Habría que decir de la ciencia, lo que César Can- tú dijo de las letras, al juzgar la monumental obra de Ariosto; Orlando el furioso bien conocido, en contra del pensar de los suyos **Nosotros, dijo, ve- mos en las letras una vocación, un sacerdocio; ne- cesitamos, debemos amonestar a la juventud, indu- ciéndola a evitar lo bello cuando no va unido a lo bueno”. Esta Academia no solo mantiene el espíritu ele- vado para con los suyos, sino que ha abierto cons- tantemente sus puertas a las otras corporaciones sabias de distinta índole: El Ateneo. La Academia de Artes y Letras. La Sociedad de Artistas, pinto- res y escultores, y cuantas lo soliciten, tienen aquí una tribuna para el desenvolvimiento de sus ideales. Señores: Bendigamos la sabiduría de nuestros mayores que al erear esta corporación, supieron des- ligarla de todo aquello que engendra un interés pri- vado, material o exclusivo, y que convierte en am- biciones impuras lo que debiera ser excelso y gran- de. Sino tuviéramos otros motivos poderosos, bas- taría esta consideración, para que sigamos cultivan- do amorosamente la planta que un día obtuvieron nuestros abuelos, en terreno menos abonado que lo está en la actualidad, no obstante los inconvenien- tes del momento histórico. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 11 Ahora bien, cireuseribiéndonos a la medicina, que ha sido dentro de la cual hemos desenvuelto nues- tras actividades, hallamos claro y evidente lo que de- Jjamos trazado. No se llenan los deberes de la medi- eina, si el que la ejerce, no se hace cargo de su alta misión para con sus semejantes. En ningún caso tiene mayor aplicación la sentencia de que “no ha- eas al prójimo lo que no quieras para ti mismo.?? A estas alturas, el profesional que se hace cargo en de- bida forma, de la inmensa responsabilidad que im- plica, la determinación del paciente, de confiarle su salud para no enfermar, y si llega a estarlo, para re- cobrar aquella, que *s la síntesis de todas las situa- ciones en que pueden encontrarse el médico y el en- fermo, ve en cada acto de su vida un imperioso man- dato de la equidad, a fin de tratar al cliente como a su propia persona, despojándose de la codicia y otras malas pasiones, que no con poca frecuencia se apo- deran del ser humano para convertirlo en un autó- mata, ajeno a todo sentimiento altruista, del que no se debe prescindir, cualquiera que sean las cir- cunstancias, porque no se opone a la legítima retri- bución de sus servicios. Todavía hay aleo más solemne en el cultivo de la ciencia, cuando toda gestión va descartada del ca- rácter de grosero utilitarismo, como ocurrió en los descubrimientos de Pasteur, los más soberbios que ha presenciado el mundo civilizado. El buscó la ver- dad sin preocuparse de nada más, y una vez obte- nida, la colocó en manos de su nación, para que hi- ciera de ella lo que procediera en beneficio de la hu- manidad y en honor de la patria. Y esa nación, dig- na madre de aquel coloso, lo premia ofredándole un Instituto que lleva su nombre, y puso al servicio 12 ANALES DE LA del mundo, lo que era exclusivo de la patria, y no obstante ella se enriqueció oportunamente con las conquistas científicas del sabio, a tal grado que des- pués de la cantidad enorme exigida por Alemania a Francia en 1870, en el Parlamento teutón se la- mentaron de no haber doblado la suma, cuando tan- to se había enriquecido Francia con los descubri- mientos de Pasteur, evitando la muerte del ganado y la destrucción del gusano de seda. Al llegar a este último punto no podemos dejar de llamar la atención acerca de lo que ocurrió con la enfermedad del gusa- no de seda. Esta hacía estragos considerables en va-, rios Departamentos sin encontrar la manera de ata- jarlos. El Gobierno pidió un día al Director de la Es- cuela Normal, de la que era profesor el gran Pasteur, el envío de alguien que estudiase la epidemia que amenazaba extinguir la industria en determinada región. El Director, que se llamaba Dumas, nombre de feliz recordación, porque en Francia son muchos los que lo han honrado, llamó a Pasteur y le comuni- có que lo había designado para el estudio de la en- fermedad del gusano de seda. El sabio quedó sor- prendido al oir lo que le decía el Director, y con la sencillez de un elegido del saber le dijo: Señor Di- rector ¿cómo me ha designado para esto si yo nun- ca he visto un gusano de seda? Dumas que ya cono- cía las condiciones del hombre más benemérito de la Francia le argulló: Pues ahora me felicito doble- mente de la elección; lo que Vd. realice será obra exclusivamente de vuestra inteligencia, porque na- da conoce de lo que se ha hecho hasta ahora sobre el particular, y por desgracia sin resultados. Fué una verdadera inspiración la del Director! Al día siguiente estaba Pasteur en la comar- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 13 ca infestada, y al punto ordenó le pusieran sobre una mesa los gusanos de seda, que por mi parte no los he visto más que una vez en mi vida, hace cerca de nueve lustros en la provincia de Toledo, en España, y los confundí con los chícharos O pe- tit pois, de los que solo se diferenciaban por los movimientos vitales imperceptibles. Mirándolos y observándolos estuvo Pasteur va- rios días; separando los que tenían ciertas señales, o aislándolos, v uniéndolos a otros que no las tenían, hasta que se persuadió de cuál era la enfermedad. Estudió entonces su génesis al punto, y su profila- xla, realizando así uno de sus más admirables y ma- ravillosos descubrimientos. Pasteur es el modelo perfecto del hombre de ciencia, de esos que ha producido Francia antes que nadie, del que busca la verdad sin prejuicios, con- vencido de que el descubrir aquella es provechoso a la humanidad y, nunca la puede perjudicar. - No hay razón, Sres. Académicos, Sras y Sres: para negar que el hombre de ciencia en todos los mo- mentos no pueda imitar la excelsitud de Pasteur. No se opone este propósito ni siquiera a su be- neficio material que viene por el camino expedito de buscar la verdad de modo más seguro que por los tortuosos senderos de la ignorancia o de las malas pa- siones. | Quien tuviese dudas respecto del espíritu aca- démico o de cuerpo que se apodera del ánimo de gran número de los que forman parte de una corporación, si no de todos, al grado de recibir perjuicios persona- les, antes que dejar de velar por su honor y engran- decimiento, podría recorrer las páginas de la auto- biografía del insigne Arago, miembro de la Acade- % 14 ANALES DE LA mia de Ciencias en el Instituto de Francia y aprecia- ría, como ni la amenaza de un emperador onmipoten- te le hizo cambiar de conducta. Se identifica el hombre de ciencia, el médico es- pecialmente, con el desempeño de su deber en el ejer- cicio profesional y más de uno que posee una fortuna y le convendría o le sería más útil y cómodo aten- der exclusivamente al manejo de ésta, porque es una labor menos personal, menos árdua y más producti- va, no lo hace y persevera hasta extinguir su exls- tencia investigando, observando, escribiendo, y ni un solo día deja de estar en contacto con el que su- fre y busca la salud y algunos por sus años o por sus achaques, acarreados por la misma vida profesio- nal, como el célebre D. Joaquín Lebredo (padre) miembro de esta Academia, asisten sus enfermos, estando tal vez con más sufrimientos que muchos de ellos. Es el sacerdocio que se impone por la volun- tad, ejercitada desde la juventud, casi desde la ado- lescencia, es el deber profesional que lo domina to- do y solo se extingue con la vida. Tengo la concien- cia tan descargada respecto a no inducir a los jóve- nes a seguir la carrera de medicina, que no puede ser más. No debo quejarme de mi actuación como profesional desde múltiples puntos de vista; pero ello ha exigido tantos sacrificios. y aun cuando, si fuese posible volver a nacer sería médico, porque otra cosa no podría ser, entiendo que para ejercer la carrera obedeciendo a los dictados. de alta moral, se imponen tales desprendimientos, tal abnegación, que no exigen las otras carreras menos personales y más fáciles para alcanzar algún reposo a la vejez, que no debemos inclinar al joven a seguirla. | No ha mucho esta Academia ha tenido oportu- ) ACADEMIJA DE CIENCIAS DE LA HABANA 15 nidad de palpar, hasta donde conducen fuera de ella, las ciegas pasiones, cuando el eriterio no se guía exclusivamente por el triunfo de la verdad sino por otros móviles disimulados o encubiertos. Siempre que la corporación se ha visto solicitada para di11- mir contiendas en que han jugado intereses opues- tos, ha procurado colocarse por encima de todas las preocupaciones y ha fallado en obsequio de la ver- dad y de la justicia, porque, a la postre, al través del tiempo, se disipan las nieblas que pretenden en- volver los hechos y se pone en evidencia la verdad. Todavía corre como valida, a pesar de que siem- pre lo hemos desmentido, la creencia equivocada de que la Academia combatió a su académico de mé- rito Dr. Carlos Finlay en el descubrimiento de la profilaxis de la fiebre amarilla. Nada menos cierto, lo hemos repetido una y mil veces. El Dr. Finlay, durante largo tiempo, planteó en el seno de la cor- poración los diferentes puntos en que apoyó su tra- bajo definitivo. Entre estos estaba la descripción del germen que producía la fiebre amarilla. Este hecho fué negado en esta Academia, como en todas partes, a los investigadores que pretendieron sustentarlo, por que carecía de fundamentos; pero desde el mo- mento que el Dr. Finlay, secundado por los elemen- tos que le facilitara el Gobierno Interventor Ameri- cano, puso en evidencia su profilaxis, sin necesidad de conocer el germen que producía la enfermedad, valiéndose solo del mosquito, la Academia aceptó en el acto su descubrimiento, continuando en la mis- ma negativa que entonces, en lo que se refiere a los gérmenes que provocan el mal. De igual manera Pas- teur ideó el tratamiento contra la rabia sin que, has- 16 ANALES DE LA ta ahora ningún investigador haya encontrado el microbio que la determina. En el seno de las corporaciones sabias, como se designa a las científicas, no caben apasionamientos, o no los debe haber, y, si en el primer instante pue- den hallar opositores las ideas más fecundas, como ocurrió con los descubrimientos de Pasteur, pronto la discusión hace brotar la luz, ilumina las inteli- vencias y pone a unos y a otros en el camino del re- conocimiento de la verdad. Por eso en todas las ejr- cunstancias los hechos se discuten con amplia liber- tad, v cuando la mayoría les ha prestado su sanción, se cumple con el deber de aceptar el resultado de las deliberaciones, sin que sea posible que fuera de la corporación, se vaya a dirimir lo que pudo discutir- se en su seno, pues la Academia, sin que su reglamen- to lo preceptúe, acepta la discusión de los extraños y solo para tomar acuerdos oficiales, es cuando solo se tiene en cuenta el voto exclusivo de los académi- cos. No es racional que, ofreciendo esas facilidades para la discusión la establezcamos fuera de este re- cinto con cada uno de los que intenten discutir. Esta Academia pues como ninguna hospitalaria, ha abier- to, repetimos, sus puertas para tomar en considera- ción puntos de la ciencia, más o menos obscuros, a todos los que con autoridad para hacerlo, han que- rido ocupar, un puesto en sus escaños, pues, en los asuntos científicos la discusión ha de ser amplia, aunque metódica, se ha de oir a todos los que, por su competencia tienen el derecho de hacerse escuchar. Huelga pues que cuando esta Academia no esté de acuerdo con ideas sustentadas fuera de su seno, se le tache de colocarse en condiciones de merecer cen- suras, pues, si después de estudiar un particular y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 7 discutirlo, plantea el problema en la forma que le compete, no hace más que cumplir con lo que le or- dena la conciencia y llenar los altos deberes que se les tienen confiados. 0 Por lo expuesto, insistiremos en que, la ciencia, como hemos dicho al principio, podrá equivocarse; pero cuando se la conduce por los senderos que etía impone, con facilidad se sale del error y merece, pues, los respetos que demandamos, en atención a los des- apasionados móviles que la guían y a los elevados propósitos que la inspiran. Dos lumbreras de las letras, Lamartine y Pelle- tan, han opinado de manera opuesta respecto del verdadero progreso de la ciencia. El primero no ne- gaba éste, a propósito de las cosas materiales o me- cánicas, sino en lo moral. A nuestro juicio ambos tenían razón, el progreso es evidente, es necesario ser ciego para negarlo; pero del mismo modo que a la par que la planta benéfica que cultiva el agrieul- tor, surge del suelo, entre nosotros, sin haberla sem- brado nadie, la vil ortiga o nuestra dañina cañuela o yerba de D. Carlos, como la designa el vulgo, (1) asi desde los primeros tiempos de la humanidad al lado del bien ha brotado el mal. Es indudable que a la postre, con la ayuda del cultivo vence la planta provechosa que rinde utilidad y se domina la pertur- badora que daña. En el orden moral ha sucedido otro tanto; Caín se sirvió de la quijada del burro para matar a su hermano Abel, y en los momentos pre- sentes, un pueblo de inmensa cultura, ha empleado más de media centuria, para convertir la quijada que usara el hermano malvado en maravillosos uten- (1) Familia de las gramíneas género fetusca (Bot. y Agrie.). 18 ANALES DE LA silios de guerra con que destruir vidas a diestro y siniestro. Mas no temais, porque otros pueblos que no soñaban en la matanza humana, sino en el pro- greso sano, al apercibirse del abuso y del riesgo, rá- pidamente han creado los elementos de destrucción indispensables para restablecer el equilibrio y ha- cer triunfar la libertad y la justicia. Sres. Académicos, noble fué el criterio morali- zador del ilustre varón que fundó esta Academia, el Dr. Nicolás José Gutiérrez, y antes de abandonar el uso de la palabra y después de daros las gracias por vuestra benevolencia en oirnos, cúmplenos tri- butarle al eximio patriota y sabio fundador, el tes- timonio de nuestro respeto y la memoria perdura- ble de esta Academia. HE DICHO. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 19 MEMORIA DE LAS TAREAS REALIZADAS POR LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, Durante el año académico de 1917 a 1918 por el DR. JORGE LE-ROY Y CASSÁ Secretario de la misma (Sesión solemne del 19 de mayo de 1918) En el reloj del tiempo señálase una nueva fe- cha: fecha gloriosa para esta Academia que conme- mora en este día el quincuagésimo séptimo aniver- sario de su fundación; de aquel día por el que tanto anheló nuestro inolvidable maestro el Dr. Nicolás José Gutiérrez, y por el que batalló sin cesar desde 1825 hasta 1861. Señálase igualmente otra fecha: fecha imborra- ble para la historia patria, pues al caer en Dos Ríos el gran Martí, selló con su sangre la independencia de Cuba y nació para la vida de la inmortalidad. Y como los eontrastes de la luz y de la sombra, de la vida y de la muerte constituyen la armonía uni- versal, a la obscuridad que envuelve la noche del 19 que pasa, sucédese la alborada del 20 que comienza; día en el que se conmemoran también dos hechos tras- cendentales en la historia americana: aquel, en que, hace más de cuatro siglos (1506), muriera el Descu- bridor del Nuevo Mundo, el inmortal Cristóbal Co- lón, y el día en que naciera nuestra querida patria a la vida de las naciones soberanas. 20 ANALES DE LA Los grandes acontecimientos de la historia los podemos contemplar tanto mejor”cuanto más nos alejamos de ellos; pero si los pequeños sucesos no tu- vieran quien los recordase, no podríamos apreciar con justicia y equidad su influencia en la determina- ción de aquellos. Por eso es una sabia y previsora medida la que ordena la narración periódica de los hechos de las colectividades que integran las nacio- nes. Por eso en nuestro reglamento figura esa medi- da dispositiva de condensar en la Memoria al Se- cretario confiada, la narración de los sucesos ocurri- dos en la vida de la Academia durante el año que termina en esta fecha gloriosa para ella. Por eso una vez más vuelvo a ocupar vuestra hbenévola atención, haciendo desfilar ante vosotros, a manera de pro- yección cinematográfica, los trabajos en que se ha ocupado la Academia durante el año último. Para no romper la unidad de exposición, nos ocuparemos, como en anteriores ocasiones, de los tra- bajos puramente científicos y de los de otros órde- nes, reveladores tanto de la vida interna cuanto de la externa de la Corporación. TRABAJOS CIENTIFICOS Sección de medicina, cirugía y veterinaria. Esta sección es la que ha contribuído con mayo- res esfuerzos a las labores colectivas; y de todas sus comisiones, como de costumbre, han sido las que más numerosos trabajos han presentado las de medicina legal y de higiene; contribuyendo, no sólo los aca- démicos sino también otros valiosos elementos aje- nos a la Institución. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Di]. Entre los académicos ocupan el primer lugar en el orden cronológico los Dres. A. Agramonte y G. Aróstegui, quienes como peritos de la Academia informaron en un ruidoso proceso, haciendo resal- tar con la serenidad de la ciencia, la justicia y la verdad. El Dr. J. Le-Roy ha informado ya sobre hono- rarios, ya sobre heridas de arma de fuego y lesio- nes, va sobre nulidad de matrimonio, etc. en diferen- tes causas consultadas por distintas autoridades ju- diciales. El Dr. M. Ruíz Casabó lo ha hecho igualmente so- bre honorarios y otras materias con ellos relaciona- dos; colocando en su lugar a un profesional que pre- tendía cobrar unos elevadísimos honorarios por ser- vicios indispensables a la elaboración del diagnós- tico, síntesis de todas las actuaciones del médico a la cabecera del enfermo, pues sin tener formulado un diagnóstico preciso no es posible instituir un tra- tamiento apropiado, ni deducir un pronóstico deri- vado del curso y marcha de la enfermedad, ni de la influencia de los medios puestos en práctica para combatirla. En ese luminoso informe, no sólo se contesta- ron las numerosas preguntas formuladas por el Juz- gado consultante, sino que se evidenció una vez más que la Academia no tiene otra norma de conducta que la verdad y la justicia, y que si en la mayoría de las veces tiene que defender los derechos del mé- dico, conculeados o discutidos por las partes que han reclamado sus servicios, cuando éstos son indebida- mente valorizados por los profesionales, sabe recor- darles los principios deontológicos, que felizmente 22 ANALES DE LA muy pocos son los que pretenden saltar por encima de ellos. El Dr. F. M. Héctor informó a su vez en causa incoada por intoxicación fosfórica, que produjo la muerte de la interfecta. : Entre los profesionales ajenos a la Corporación, figura en este lugar el profesor de nuestra Universi- dad Dr. Raimundo de Castro, quien presentó dos tra- bajos relacionados con las enseñanzas de su cáte- dra; uno titulado La criminología ante la medicina legal y el otro Intoxicaciones industriales debidas a la fabricación de los explosivos, manteniendo el buen nombre que en nuestras filas supo conquistar su ilus- tre progenitor. También el Dr. Julio F. Arteaga presentó un trabajo sobre El líquido mamario del recién nacido, basado en el estudio de 52 casos clínicos que le per- miten llegar a conclusiones opuestas a las presenta- das por el profesor Casella, relacionadas con la apa- rición del mencionado líquido y la caída del tallo funicular, como medio de fijar la edad del recién na- cido en los casos médico legales. Este trabajo, ana- lizado por el que esto escribe, le ha servido para ser propuesto como académico corresponsal. En el terreno de la medicina tropical y en sus relaciones con la higiene pública, el Dr. J. Guiteras presentó un trabajo sobre El Schistossomun Man- soni en Venezuela, dando a conocer el deseubrimien- to del huesped intermediario de este parásito, por el Dr Juan Iturbe, de Caracas, y llamando la aten- ción, una vez más, acerca de los peligros que para Cuba representa la inmigración de individuos de distintas razas, sobre todo chinos, jamaiquinos y hai- tianos, que por ser portadores de enfermedades in- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 23 fecciosas y parasitarias, no existentes aún en el te- rritorio de la República, las pudieran transmitir y propagar entre nuestros ciudadanos, y señala, ade- más, que esa inmigración es tanto más peligrosa, cuanto que por constituir población flotante de nues- tros campos no puede estar sometida a una vigilan- cia sanitaria eficiente. | En la discusión de este trabajo, el Dr. Agramon- te, después de hacer resaltar su importancia, recor- dó el que él leyera en la Sociedad de Estudios Clí- nicos, debido a un médico extranjero, que presta sus servicios profesionales en uno de los centros azuea- veros de Oriente, el Dr. P. L. Querens, quien ha se- ñalado La presencia del chlonorchis sinensis en Cu- “ba oriental; e insiste en la necesidad de investigar los productos naturales de los portadores de pará- sitos para combatir su presencia y prevenir su di- fusión. La Academia, atenta siempre al bienestar del país, ha hecho llegar a conocimiento del Primer Ma- gistrado de la nación, su respetuosa protesta contra la inmigración que se viene consintiendo con motivo de las necesidades de la industria azucarera, pero con grave perjuicio de la salud del pueblo, amenaza- da, no sólo, por las enfermedades parasitarias sino alterada ya por los brotes palúdicos y tifoideos, li- gados íntimamente con la inmigración de elementos tan inconvenientes por sus condiciones físicas y so- ciales. Otro asunto de importancia para la salud pú- blica, fué el sometido a la consideración de la Acade- mia por el Dr. M. Ruiz Casabó en su calidad de miem- bro de la comisión nombrada por el Dr. Borrell pa- 24 - (ANALES DE LA ra estudiar los casos de lepra tratados por el plan del Sr. Angel García. Hace una ligera reseña del asunto cdt que informa; de los miembros que integraron dicho co- misión; de los trabajos por ella realizados, y da cuen- ta de las actas firmadas por todos sus componentes, entre los que figuraban las representaciones de la . Academia y de la Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana. Señala el estado de los cinco sujetos so- metidos a dicho tratamiento; el resultado obtenido, ya desde el punto de vista bacteriológico, ya desde el punto de vista clínico y los acuerdos tomados por unanimidad por la comisión, cuyas conclusiones son: lo.—Que todos los casos presentan en su linfa y mucosidades el bacilo de Hansen, por cuyo motivo no pueden darse por curados. 20.—Que la mejoría observada en algunos de estos enfermos, opina la comisión que se puede ob- tener por los tratamientos usuales y 30.—Que la comisión no puede declarar como curativo el tratamiento a que han sido sometidos los casos. En la discusión de este trabajo intervinieron los Dres. Coronado, Torralbas y Agramonte, quien mostró las firmas de todos los miembros de dicha co- misión, en el acta levantada el seis de marzo último; acordando la Academia, por unanimidad, hacer su- yas las conclusiones de la comisión y darles la ma- yor publicidad posible; lo que se realizó en el acto utilizando para ello las columnas de la prensa pe- riódica. Por su parte la comisión de medicina veterina- ria puso sobre el tapete el problema del muermo, dando motivo a interesantes trabajos de los acadé- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA QU 5 L micos Dr. F. Etchegoyhen quien sostuvo que El muermo es enfermedad curable; del Dr. R. Gómez Murillo, quien se ocupó de La profilaxis del muermo; del Dr. J. Santos Fernández, quien echó'una Mirada retrospectiva al muermo en la Habana; y del joven veterinario, profesor de nuestra Escuela de Medici- na, Dr. J. San Martín quien trató sobre La curabili- dad del muermo, combatiendo las doctrinas susten- tadas por el Dr. Etchegoyhen. Por último, dentro del mismo campo de la higie- ne pública, el Presidente de la Sociedad de Ingenie- ros, Sr. Luis Morales dió una interesante conferencia sobre La limpieza de una ciudad, señalando la dispo- sición de los diversos resíduos de la vida colectiva, en sus distintas formas, y la manera práctica de des- embarazarse de ellos, utilizando las porciones apro- vechables para usos agrícolas e industriales. Cirugía. En este vasto campo han colaborado el Dr. L. F. Rodríguez Molina tratando del interesan- te problema de Las pielo-nefritis gravídicas; el doc- tor D. Hernando Seguí ocupándose de La amigdalec- tomía y la amigdalotomía; y los Dres. J. A. Presno y J. F. Arteaga, presentando un trabajo en colabo- ración en el que describen una Doble operación ce- sárea por pelvis oblicua coxálgica. En el terreno de la especialidad oftalmológica, otro joven bien conocido por su actuación como Se- eretario de los últimos Congresos Médicos, el doc- tor Francisco M. Fernández, ha colaborado con tres trabajos: el primero es una Nota preliminar sobre el tratamiento del estrabismo por la operación de Resse; el segundo trata sobre la Neuritis óptica y exoftalmía por tumor retro bulbar, y el tercero se 2% ANALES DE LA ocupa del Desprendimiento de la retina en ambos ojos, de origen traumático. Sección de farmacia Esta sección se ha limitado a informar a la Se- eretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, acer- ca de cuestiones que dicho centro ha sometido a la consideración de la Academia. Así el Dr. Hernan. do Seguí le informó sobre el privilegio de invención para un líquido o pomada para curar las quemadu- ras de la piel en el sentido de que dicho líquido no es nada nuevo, sino una modificación —más perju- dicial que conveniente— de un medicamento que desde tiempo inmemorial se ha venido usando para el tratamiento de las quemaduras con el nombre de Linimento óleo-calcáreo. El Dr. J. P. Alacán ha informado primero sobre el uso de la palabra bimagnesix, como distintiva de un producto industrial, relacionado con la Ley de Marcas; y más tarde sobre la pretensión de otro 1n- dustrial de preparar polvos de arroz con hiel de vaca en el sentido que no es posible prepararlos, para el uso a que se destina, con el expresado producto animal. Finalmente, aunque no es asunto de farmacia, pero se refiere también a consulta de la propia Se- eretaría y se trata asímismo de un privilegio de in- vención, informó el Dr. J. Le-Roy, después de trans- eribir la parte fundamental de la memoria presen- tada por el inventor y de hacer consideraciones ten- dientes a demostrar la falta de relación entre lo que se propone el autor y el aparato ideado por el mis- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 27 mo, en el sentido de que no se acceda al privilegio solicitado para un miembro artificial. Sección de ciencias En esta sección se han presentado los siguientes trabajos: El Dr. G. Alonso Cuadrado, que trató so- bre Los confines de la materia ponderable en el uni- verso. El Dr. F. García Cañizares que se ocupó de su actuación, como delegado de la Academia en la Jun- ta Nacional de Pesca. Su historia. Trabajos reali. zados en ella, dando a conocer la legislación existen- te y la propuesta, en los problemas de la importante industria piscatoria. Otros profesionales ajenos a la Corporación han colaborado también, así el joven ingeniero Sr. Car- los Millás hizo una extensa conferencia sobre El mé- todo general de Laplace para órbitas y su aplicación a distintas órbitas parabólicas. Cálculos completos de la órbita preliminar del cometa Schaumasse, b. 1917; y el R. P. Luis Rodés, insigne astrónomo, en sesión extraordinaria dió a conocer Los secretos del mundo sideral. La espectroscopía y la fotografía al servicio de la astro-física, ilustrando su interesan- te confereneia con proyecciones luminosas que po- nían de manifiesto los temas que iba desarrollando. OTROS TRABAJOS Entre los trabajos de otro orden figuran el dis- curso del Dr. J. Santos Fernández en la sesión solem- ne anterior sobre Las Academias; la Memoria de las tareas realizadas durante el año académico de 1916 28 ANALES DE LA a 1917, por el Dr. J. Le-Roy; el discurso del Dr. R. Gómez Murillo, en la propia sesión solemne que tra- tó el importante problema de La protección a la ga- nadería cubana; La relación breve a la Academia de la última excursión al extranjero, del Dr. J. San- tos Fernández; las notas de nuestro digno, Presiden- te dedicadas a dar cuenta del fallecimiento de los académicos Dr. Luis María Cowley, Dr. Raimundo Menocal, ingeniero Sr. Francisco Paradela y Gestal y académico de mérito Dr. Rafael María de Labra, y el discurso pronunciado en la sesión extraordina- ria dedicada a la colocación del retrato del Dr. En- rique Núñez en el salón de actos de la Academia. El Dr. J. Le--Roy a su vez ha dejado consigna- das las bibliografías de los Dres. Cowley, Menocal y Paradela; ha presentado una Nota necrológica sobre el Dr. Domingo Sánchez Toledo y ha hecho el Elogio del Dr. Antonio de Górdon y de Acosta. El Elogio del Dr. Raimundo Menocal, estuvo a cargo del Dr. Federico Torralbas, en sesión extraordina- ria presidida por el honorable Sr. Presidente de la República. Xk X +* En el orden interior de la Corporación el doc- tor J. Le-Roy ha informado acerca de los dos candi- datos a las dos plazas de académicos de número, va- cantes por el fallecimiento de los Dres. E. Núñez y E. B Barnet; y el Dr. J. A. Presno informó sobre los méritos aducidos por el Dr. Angel A. Aballí que se presentó candidato para ocupar la vacante produci- da por la muerte del Dr. R. Menocal. En la sesión de gobierno de 11 de enero de este año fueron elegi- dos los Dres. Luis Felipe Rodríguez Molina, José A. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 29 López del Valle y Angel A. Aballí para ocupar las vacantes respectivas de los tres compañeros des- aparecidos. El Dr. M. Ruiz Casabó presentó en la última se- sión de gobierno el Informe de la Tesorería a él en- comendada; y en la misma informaron los Dres. Fin- lay, Presno y Le-Roy acerca de las dos memorias presentadas en opción al Premio Cañongo. Una de ellas lleva por lema “21 de agosto”” y no ha mereci- do los honores de ser tomada en consideración; la otra tiene por lema '““La perseverancia puede subs- tituir al destello del genio”” y trata sobre la Etiolo- gía y tratamiento del estrabismo. Esta memoria ha merecido la unánime aprobación del tribunal y de la Academia, y por tanto se le ha adjudicado el Premio. Dentro de breves instantes tendremos la satis- facción de conocer el nombre del autor y tributarle el público testimonio a que se ha hecho acreedor por su trabajo (1). Ya que de premios tratamos no podemos menos de consignar el rasgo de filial cariño del Dr. Anto- nio de Górdon, al instituir un Premio de Fisiología que llevará el nombre de su ilustre padre, y que por su muerte había caducado. Desde este año perdurará dicho premio entre los que concede la Academia, per- petuándose así el nombre de su ex Presidente y académico de mérito. En cambio el concurso convocado para el Pre- mio del Dr. Suárez Bruno ha quedado desierto por falta de concursantes. X X * La Academia ha seguido prestando su concur- so al Gobierno cada vez que éste ha reclamado sus (1) El Dr. Francisco M. Fernández. 29 ANALES DE LA servicios interviniendo sus miembros en los distin- tos Tribunales de oposiciones a las cátedras de las Escuelas Normales de varias provincias. Por su parte el general Menocal la ha hecho ob- jeto de un mensaje dirigido al Poder Legislativo, tratando de mejorar sus condiciones económicas. pues a pesar de sus buenos deseos, repetidas veces manifestados, aun no se ha logrado el crédito nece- sario para la construcción de los anaqueles indispen- sables a sus museos, biblioteca y archivo, amenaza- dos cada día que pasa de una más completa ruina. Hemos tenido la satisfacción de ver elevar al Consejo de Secretarios a otros dos de sus miembros: los Dres Fernando Méndez Capote y Francisco Do- mínguez Roldán. El primero ha sustituído digna- mente al muy sentido Dr. Raimundo Menocal en la Secretaría de Sanidad y Beneficencia y el segundo ha impreso en la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes el sello de su actividad, ciencia y pe- ricia. Para el puesto de Decano de la Facultad de Medicina v Farmacia que ocupara antes el Dr. Do- mínguez eligió el Claustro de esa Facultad a otro académico, el Dr. Diego Tamayo; así que la Corpo- ración está de plácemes por las distinciones con que han sido honrados sus prestigiosos miembros. De propósito deliberado hemos dejado para el final la relación de dos hechos importantísimos, no ya para la Academia sino para la cultura nacional, manifestados de manera brillante en dos aconteci- mientos que harán memorable el año 1917. Nos re- ferimos al Homenaje ofrecido por la intelectuali- dad cubana al venerable Presidente de esta Aca- demia, Dr. Juan Santos Fernández y la celebración del IV Congreso Médico Nacional. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3l El primero tuvo lugar el 22 de julio, fecha del septuagésimo aniversario del nacimiento del ilustre prócer a cuya personalidad le rindieron excepcional tributo todos los elementos intelectuales de Cuba, representados por las sociedades científicas, litera- rias y artísticas, a las que se unieron en admirable consorcio los elementos gubernamentales cubanos y extranjeros. En aquella noche memorable, en que desfilaron por esta tribuna los representantes de to- do lo que vale y brilla en Cuba; nuestro sabio aca- démico de mérito Dr. Carlos de la Torre, en hermoso discurso evidenció lo que es y lo que ha hecho por la ciencia y por la patria el Dr. Santos Fernández y al ofrecerle artística medalla de oro conmemorativa y valioso pergamino, firmado por los Presidentes de todas las Instituciones y Sociedades, en el que se consignaba en forma sintética la gran obra del hom- bre a quien se ofrecía, propuso la creación del Insti- tuto Santos Fernández; idea que ha sido favorable- mente acogida por la representación nacional, pe- ro que todavía no ha comenzado a prestar sus incues- tionables servicios. Aun resuenan en las bóvedas de este salón los ecos de aquellos discursos, plenos de entusiasmo al rendir a la ciencia y a las virtudes cí- vicas del ciudadano ejemplar, la más grandiosa de- mostración de justicia a sus méritos indiscutibles. El otro acontecimiento fué la celebración del IV Congreso Médico Nacional. Congreso que supe- ró con mucho, por el número de sus adhesiones y por la calidad de los trabajos presentados, a todos los que le han precedido, y en el que se evidenció una vez más la capacidad profesional de nuestro pueblo; mereciendo su Presidente el Dr. Arístides Agra- monte y su Secretario el Dr. Francisco M. Fernán- 32 ANALES DE LA - dez las más calurosas felicitaciones. por el éxito al- canzado. A este Congreso precedió el 111 de la Prensa Médica de Cuba, que igualmente superó a los dos an- teriores; mereciendo también los Dres. Diego Tama- yo y Octavio Montoro, Presidente y Secretario res: pectivamente los plácemes más entusiastas por la victoria obtenida y por los acuerdos tomados en su sesión de clausura. No ya en el terreno de la ciencia sino en el del arte, merece especial recuerdo en estos momentos, otra obra cultural ralizada en el local de esta Aca- demia: la celebración del ““Salón de Bellas Artes””, que evidenció también cuanto ha progresado nues- tra patria, a pesar de su juventud y de los obstácu- los con que ha tropezado en su breve existencia; pe- ro que ha sabido salvar de manera vigorosa, avan- zando rápidamente por el camino del progreso. * AS Si hasta aquí todo lo narrado evoca en nuestro espíritu la nota armoniosa de la vida, por esos con- trastes que al principio de esta memoria estableci- mos, tócanos ahora señalar la nota lúgubre que oscu- rece las anteriores alegrías. La muerte, término natural de la vida, nos ha arrebatado durante el curso del año académico a cin- eo compañeros: uno honorario, dos de número, uno corresponsal y uno de mérito, para demostrarncs que no respeta posiciones ni categorías, igualándo- nos a todos ante la tumba. Abrió la fúnebre marcha el Dr. Luis María Cow- ley y Valdés Machado el 28 de mayo del año último, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 33 y aunque de edad provecta se mantuvo firme en su puesto, como el artillero al pie del cañón, hasta el último momento de su prolongada existencia, de- dicada toda ella a la enseñanza. Siguióle, el lo. de agosto, aquella gran figura dé nuestra cirugía que se llamó Raimundo Meno- cal y Menocal. El hombre justiciero que pasó. por este mundo haciendo el bien a todos y dejando un recuerdo imborrable como médico, como patriota y como ciudadano ejemplar. En 29 de marzo de este año, falleció en París Domingo Sánchez Toledo y Hernández, el médico eminente que en la capital de mundo civilizado su- po conquistarse un nombre al lado de los grandes maestros y grangearse el respeto y el cariño de sus paisanos, de sus compañeros de profesión, y de cuan- tos lo trataron. El lo. de abril se durmió en los brazos de la muerte, el ingeniero Sr. Francisco Paradela y Gres- tal, una de las columnas más firmes de esta Acade- mia, por la que siempre laboró. Por último, el 17 del propio mes de abril, mu- rió en Madrid nuestro académico de mérito Rafael María de Labra y Cadrana, cuya labor es de sobra conocida para que tengamos que recordarla en es- tos instantes. Al separarnos de los seres queridos que un pu- ñado de tierra ha encerrado en su seno, ha venido a nuestra mente en más de una ocasión aquel pen- samiento del malogrado autor de las ““Rimas””, de Gustavo Adolfo Bécquer: Dios mío, que solos Se quedan los muertos. tp 34 ANALES DE LA y si en muchas oportunidades, la mayoría de las ve- ces, tenía razón el poeta, en otras como sucede en estas, no quedan sólos, pues el recuerdo de sus obras perdurará a pesar de la destrueción de su cuerpo y su memoria vivirá perennemente entre nosotros. Al finalizar esta breve relación de la vida acadé- mica durante el año que ahora termina, permitidnos formular los más ardientes votos por que cuanto an- tes concluya la cruenta guerra que enrojece de san- ere el mundo actual y por el triunfo definitivo de la verdad, de la justicia y del derecho. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 35 INFLUENCIA DE LA EXPERIMENTACION ANIMAL EN EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS MEDICAS por el DR. ARÍSTIDES AGRAMONTE (Sesión solemne del 19 de mayo 1918) En memorable ocasión decía, con sobrado buen juicio, el Presidente de la Universidad de Harvard que “el humanitarismo que tiende a evitar sufrimien- tos al ser humano, es más profundo y verdaderamen- te humanitario que aquel que propende a evitar el dolor o la muerte a los animales inferiores””. Plena- mente convencido de la exactitud de ese pensamien- to, se me ha de permitir, en cumplimiento de un man- dato que es para mí honor indeclinable, que reco- rra brevemente el vasto campo de la experimenta- ción animal, exuberante y rico en portentosas re- velaciones para bien de la humanidad, que habría de permanecer árido y estéril caso de triunfar so- bre la conciencia de los hombres la prédica insen- sata de esa secta fanática de los antiviviseccionis- tas, cuyos dogmas, irracionales una veces, delibe- radamente malévolos en otras ocasiones, constitu- yen un escollo, cada día más evidente, en el progre- so de las ciencias biológicas. Desde el primer momento se presenta a nues- tra consideración el problema moral que se rela- ciona con la investigación experimental en los ani- males. ¿Está el hombre justificado moralmente, al producir sufrimientos a los animales? La contro- versia levantada sobre este particular ocupa ya mu- 36 ANALES DE LA chas páginas de extensas monografías y la atención de los hombres más intelectuales de Inglaterra y Norte América, se ha fijado en todas las fases del problema. El veredicto no pudo haber sido más con- cluyente a favor de la práctica experimental. Los principios morales generalmente han deri- vado su poder sobre la acción humana, de una o más de tres distintas fuentes. lo. Se han aceptado. como envolviendo leyes divinas, implantadas en la con- ciencia de cada individuo, o reveladas por medio de la inspiración de sus sacerdotes; este es el as- pecto intuitivo de la moral. 20. Han descansado en la costumbre, la ley o el uso social o político; este es el aspecto tradicional. 30. Se han justificado por la felicidad y el bienestar social que resulta de su cumplimiento; este es el aspecto científico. No en- contramos, en verdad, bajo ninguno de estos con- ceptos del origen de la moralidad, guía inmediata y segura para resolver el problema que se relacio- na con la experimentación animal. Las enseñanzas religiosas son equívocas, desde el momento que san- cionan la destrucción de la vida animal con dife- rentes fines y la conciencia, de los pueblos primi- tivos, al menos, no les recuerde aún cuando tortu- ran a las bestias. La costumbre ha sido distinta en diferentes razas, pero en general, ha permitido el tratamiento de los animales de acuerdo con los de- seos y necesidades del hombre: entre los pueblos más civilizados de la tierra, la marca del hierro, el destarre, la castración y otras mutilaciones de ani- males se practican apesar del sufrimiento que les produce. Ulteriormente, la controversia se ha man- tenido casi por completo bajo el concepto dominan- te de la tercera división, es decir, el asunto se dis- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 37 cute teniendo en cuenta los resultados o las conse- cuencias de la experimentación animal. Como quie- ra que sea, este es el punto único en que los argu- mentos pueden llegar a convencer al que contem- ple el problema con un criterio amplio y desapa- sionado. Demás estar decir en este centro del saber y an- te un auditorio de la categoría del que me escucha, cómo la inmensa mayoría de los hombres de cien- cia, las pre-eminencias de la profesión médica y las grandes instituciones consagradas a la investiga- ción, son defensores tenaces de la experimentación animal. SU : y : A La opinión moderna en los paises civilizados se inclina indiscutiblemente hacia la aplicación prác- tica de ese principio que reserva a la sociedad el de- recho de protejerse a sí misma; los criminales se con- finan, no tanto como una medida que tienda a satis- facer la vindicta pública, como con el objeto de evi- tar que la sociedad sufra por sus malas acciones: la legislación contra la intemperancia y los vicios de drogas no solamente llena el objeto de evitar el bo- rracho o el abúlico sino particularmente a eliminar la tentación del camino de los inocentes. Las cua- rentenas son quizá el ejemplo más vivo de la inter- vención protectora social, contra la libertad indivi- dual; sin duda alguna que el aislamiento impera- tivo en un caso determinado de infección trasmisi- ble, puede amenazar la vida del enfermo, pero se considera de mayor importancia el peligro que pue- da constituir para la comunidad la falta de su aisla- miento y así, con riesgo de la vida del infectado, se protege a sí misma la sociedad. Cuanto más no de- be estar autorizado el uso de animales a personas + A ANALES DE LA que aceptan la lógica de este principio y su justi- ficación moral, cuando ese uso puede ser el medio más eficaz para disminuir los sufrimientos del hom- bre y de los animales mismos! No solamente se viene reconociendo más y. más el derecho que tiene la sociedad de protegerse con- tra el crimen, los vicios y las enfermedades, sino es un hecho también que el público va apreciando con mejor juicio las relaciones existentes entre la cien- cia y el bienestar social. Por demasiado tiempo se ha presentado la cien- cia a la mente popular, como un reino de teorías im- practicables, tocando a la vida del profano de la ma- nera más remota e insustancial. Ya en la industria, el comercio, la medicina, en el gobierno mismo, los conocimientos científicos de ayer constituyen la ba- se de los procedimientos prácticos de hoy. La cien- cia es simplemente el aspecto intelectual del pro- greso social y cuando este concepto se haya popu- larizado más de lo. que está en la actualidad, oiré- mos menos hacer referencia al interés puramente científico de la experimentación animal, como si pu- diera existir ningún interés genuinamente cientí- fico que no contribuya muy directa y generosamen- te al adelanto social. Y así, después de un estudio cuidadoso, hay que convenir en que no encontramos obstáculo a la prác- tica de la experimentación animal en ninguna de nuestras condiciones intuitivas de moral, ni en la moralidad tradicional de nuestra raza. Cuando tratamos de estimar su justificación en los tér- minos de sus resultados, encontramos que tiene exactamente las mismas garantías que las que acompañan a nuestras grandes empresas socia- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 39 les, en cada una de las cuales estamos dispues- tos a sacrificar un bien menor por uno mayor y resignados a sufrir un mal menor para escapar a otro mayor. Probablemente no llegará a convencer ningún argumento al sentimental, a quien toda ela- se de sufrimiento en su opinión gratuito es aborre- cible, de que es posible justificar ciertas formas del procedimiento experimental, pero al que se halle familiarizado con los adelantos revolucionarios en las ciencias y especialmente en las médicas, progre- sos y adelantos que han surgido de las experiencias con los animales, sus campañas aparecerán como la expresión palpable e inequívoca de una demencia perniciosa. Lancemos una ojeada sin más preámbulo sobre aleunos de los hechos culminantes en la historia de la medicina contemporánea que sin el concurso de la experimentación en los animales nunca habrían podido descubrirse. Sin duda alguna, la primera de las ciencias mé- dicas que se sirvió de animales para sus comproba- ciones fué la fisiología, la ciencia que estudia el fun- cionamiento de los órganos. Quedaría muy poco de esta rama de las ciencias naturales si le suprimimos cuanto no se halle basado en los experimentos. La eir- culación, como hoy la conocemos y comprendemos, es obra casi exclusiva de ese método de investiga- ción; cuanto sabemos del corazón, la interpretación de los ruidos cardíacos, los factores que determinan la presión sanguínea, el dominio nervioso del cora- zón, y las arterias, son conquistas del laboratorio experimental. Casi otro tanto podríamos decir de la digestión. Gracias a la obra constante de una se- rie de investigadores que trabajaron .con.distintos 40 ANALES DE LA animales, sabemos hoy los cambios que sufren los alimentos en cada sección del tractus intestinal, la naturaleza de los jugos digestivos, las condiciones que rigen su producción y derrame y en gran parte las causas y el carácter de los trastornos. Las brillantes investigaciones de Sherrington en época reciente nos van revelando mucho del sistema nervioso, tan complejo y difícil de dominar. Estas y muchas otras contribuciones a la fisiología, que a diario despiertan nuestra admiración del funcio- namiento de nuestros órganos, así como la mayoría «de los conocimientos en que se basa hoy el juicio médico, son hijos del método experimental aplica- do por los expertos del laboratorio. Con relación a esto tenemos los grandes ade- lantos obtenidos en el estudio de las llamadas glán- dulas de secreción interna, que nos permiten el tra- tamiento eficaz de enfermedades consideradas ineu- rables hasta época muy reciente. Los experimentos de Schiff demostraron cómo bastaba la implanta- ción del cuerpo tiróideo en cualquiera parte de un animal para evitar los trastornos que produce su extirpación: pronto averiguamos que la ingestión de la glándula o la inyección del extracto de la mis- ma servía el mismo fin que su implantación. Anti- guamente los cretinos estaban obligados a vivir eo- 'mo imbéciles, pequeños de estatura, deformados y . Yepulsivos en apariencia. La trasformación que se verifica en estos casos por el tratamiento con la glándula tiróidea parece milagroso; como dice el profesor Osler, “ni la vara mágica de Próspero, ni el beso de la hija de Hipócrates, pudo jamás produ- cir un cambio como el que ya podemos realizar en estos desgraciados, condenados hasta ayer a vivir ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 41 idiotas, sin esperanzas de curación, para dolor ine- _narrable de sus padres, amigos y parientes””. Tanto sobre el enanismo como sobre el gigan- tismo se ha logrado ejercer alguna influencia cuan- do se toman esos casos desde los primeros años, gra- cias a los experimentadores que han podido demos- trar la acción de ciertos cuerpos que se hallan si- tuados en determinadas regiones del cerebro. A los mismos debemos los conocimientos que hoy tene- mos acerca de la pituitaria, la pineal, la supra-re- nal, ete. y los poderosos medicamentos opoterápi- cos de esos y otros cuerpos derivados. Tomemos en consideración breves instantes esa “plaga blanca”? que no obstante los esfuerzos de los paises más civilizados de la tierra, ha persisti- do en su tarea despobladora, constituyendo el terror de las clases proletarias, aunque no respeta gerar- quías, ni suspende su carrera despiadada ante la ju- ventud, la belleza'o la fortuna. | Todo cuanto sabemos hoy acerca de la etiología de la tuberculosis y cuanto se refiere al dominio y prevención de esta enfermedad lo debemos a la in- vestigación en los animales. Antes de que se demos- trara por la experimentación el carácter infeccioso de la substancia tuberculosa, no adelantó nuestro eo- nocimiento de esa infección sino en el sentido de la anatomía patológica; desde que Sylvio en 1675 des- eribió el tubérculo y sus relaciones con la tísis, has- ta la época de Klencke, en 1843 y aun de Villemin, en 1865, que fueron los primeros en inocular anima- les demostrando la naturaleza infecciosa del proce- so, en un período de 170 años, no adelantamos nada respecto a su etiología, empleándose el tiempo en el pa AD ANALES DE LA estudio del tubérculo, la escrófula, la caseación, ete. y en discusiones acerca de sus relaciones unos con otros y su clasificación. Los autores citados, el primero inoculando co- nejos en la vena yugular con *““células tuberculosas”” produciendo así una tuberculosis miliar y el segun- do repitiendo y ampliando los experimentos, demos- trando la especificidad de su material infectante, pues obtenía resultados negativos con substancias cancerosas, neumónicas, ete. confirmaron la natu- raleza infecciosa de la tuberculosis. Mas aun, Vi- llemin obtuvo idéntico resultado con material reco- gido de la especie bovina, señalando así la identidad del proceso tuberculoso en el hombre y los animales. Mientras se aceptaban los hechos tal como los habían demostrado esos próceres de la investigación experimental, se verificaron por Schwemninger, (1866) y Lippl, (1877) inoculaciones por inhalación e insuflación de esputos tuberculosos con resultado comprobatorio en los pulmones de los animales tra- tados. Tappeiner, en una serie de experimentos, hizo ver como era el esputo desecado y pulverizado de los tísicos el diseminador de la infección, sucum- biendo su propio criado por no haberse apercibido contra esa fuente de peligro que existía en la cuadra de los animales tuberculizados. Finalmente, Giboux, en 1882, aun antes de los clásicos experimentos de Flúgge, obtuvo la infección de conejos haciendo to- ser a varios tísicos, directamente en las cajas que contenían los animales. La infección por medio del alimento con subs- tancias tuberculosas tuvo su comprobación en los experimentos de Chauvau y Edwin Klebs, (1868 y 1870), infectándose distintos animales que habían ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 43 ingerido tejidos tubereulosos recogidos del ganado bovino y esputo tuberculoso humano, llegándose a la conclusión que la tisis pulmonar humana y el ““perlsucht”” del ganado eran resultados del mismo virus. Igualmente se hizo evidente el peligro de la in- gestión de leche tuberculosa, por análogos experi- mentos. (Gerlach, 1870). No voy a detenerme mayormente en considerar los estudios histológicos que fueron haciendo luz sobre la «verdadera naturaleza, origen y desenvolvi- miento del tubérculo, su exacta identidad en los ani- males como en las lesiones humanas y cómo se esta- bleció de manera irrefutable la unidad de las afee- ciones eserofulosas y tuberculosas del hombre y los animales que tanto tiempo negara inteligencia tan prepotente como la del inmortal Virchow. En 1882 apareció el incomparable trabajo del profesor Koch anunciando su descubrimiento del bacilo tuberculoso y acusándolo de ser la causa di- recta de las afecciones que entonces se denominaban tuberculosas y eserufulosas. La cadena de eviden- cia condenatoria que forjara Koch en su lógica de- mostración, se obtuvo exclusivamente por medio de experimentos cuidadosamente controlados, dando así al mundo un descubrimiento de importancia in- comensurable para la humanidad. Incidentalmente se vino a conocer que la tuberculosis miliar, la tísis fibrosa, la neumonía caseosa, así como las afeccio- nes eserofulosas de los ganglios, los huesos, el lú- pus, el “perlsucht”” del ganado, eran debidos a la misma causa, el bacilo tuberculoso. El mismo investigador en 1890, introduciendo su tratamiento por medio de la tuberculina realizó la primera adaptación de los conocimientos hasta 44 ANALES BE LA entonces obtenidos sobre la inmunización artificial de los animales. Ulteriormente, desde Dixon y Tru- deau hasta Calmette, se obtuvo un éxito decidida- mente alentador con los animales, adelantando nues- tros conocimientos de ese complejo problema en muestra lucha contra la tuberculosis hasta tal punto, que ya parece vislumbrarse su conquista definitiva. Aunque ha sido lento el progreso en esta direc- ción, los resultados de muchos observadores, en di- ferentes países, están acordes en cuanto a la justi- ficada esperanza que debemos tener en esta línea de investigación; casi hemos llegado a la meta; la vacunación del ganado por los experimentos de Koch, Calmette, Me Faydean y otros, y la aplica- ción de las vacunas o bacterinas en el tratamiento de varias infecciones y su prevención, nos dan resulta- dos sobradamente satisfactorios. Nadie puede te- ner como ilusorio o imposible el propósito de llegar a la conquista de la tuberculosis como lo hemos he- cho respecto a la viruela, la rabia, la difteria, y otras infecciones, por medio de la producción de algún mé- todo, no peligroso, de inmunidad artificial. Ojalá que nuestros compañeros Martínez Domínguez y Davila estén en realidad, como parece, sobre la pista de tan grande descubrimiento! Los conocimientos aun ne- cesarios acerca del agente infeccioso, sus venenos, sus métodos de ataque, los recursos defensivos del organismo y los métodos para activarlos, pueden ob- tenerse tan solo por la experimentación animal. Me he extendido particularmente y quizá de- masiado sobre la tuberculosis, por ser ella la más temible de nuestras plagas urbanas, cuyos estragos palpamos a diario profesionales y profanos, no ocultándose a ninguno de nosotros le desdicha y la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45 desesperación que deja a su paso en los hogares. tanto del pobre jornalero, como del encumbrado aristócrata o el opulento banquero. Pero no solamente en ese terreno es que hemos visto germinar las verdades más interesantes, «dles- envolverse los hechos más trascendentales, verifi- carse los descubrimientos más importantes y asom- brosos. Desde la clásica monografía de Home, (1765), sobre “Investigación acerca de la Naturale- za, Causa y Curación del Crup”” hasta el descubri- miento por Loeffler, (1885) del bacilo diftérico, transcurrió más de un siglo sin que pudiera adelan- tarse mucho en la dilucidación de esta enfermedad. La inoculación de animales permitió ir espigando en el campo de su etiología, produciendo en ellos va- riados estados patológicos los diferentes organis- "mos que se acusaban como agentes causales de la infección. En realidad, por mucho tiempo se dispu- taron ese honor estreptococos de diferentes razas, por una parte y el bacilo que hoy reconocemos co- mo verdadero germen de la difteria por otra, hasta que la experimentación sobre las mucosas de curie- les, conejos y monos demostró las diferencias esen- ciales entre las falsas membranas que resultaban por la inoculación con uno u otro organismo y el pa- pel secundario de los mierococos en la difteria es- pontánea humana. Igualmente pudo comprobarse luego, como no eran los gérmenes tanto como tus toxinas, las temi- bles, y sin la experimentación en los animales infe- riores esto habría sido imposible, pues aun en esta fecha no conocemos la composición química de la to- xina diftérica. Entonces pudo dominarse hasta cier- 46 ANALES DE LA De to punto la infección entre las clases inferiores, pro- cediendo al aislamiento de los casos tan pronto se demostraba que tenían en sus fauces los bacilos de Klebs-Loeffler: pero esto no fué suficiente; en las erandes poblaciones llegó a observarse cómo. des- pués de haber decaído notablemente en la estadís- tica, empezó de nuevo a aumentar el número de de- funciones por difteria, especialmente por difteria laringea. Afortunadamente el profesor Behring en esa época encontró la acción antitóxica en la sangre de aleunos animales que habían sobrevivido a la in- fección diftérica, poniendo en nuestras manos ese poderoso medio profiláctico y curativo que debemos más que nada a sus experimentos con los animales: aun hoy mismo, toda la antitoxina que se produce es de origen animal y a los animales pequeños tene- mos que recurrir para comprobar el grado de su efi- cacia y su pureza. | No voy a molestar la atención de mis oyentes con un cuadro estadístico en el que sin duda apare- cería, por ejemplo, cómo en la ciudad de Nueva York murieron 2,558 niños de difteria en 1893 y en 1905, diez años después de la introducción de la an- titoxina, ocurrieron tan solo 860 defunciones; en los hospitales de Londres en 1893, el 30 por ciento de los casos de difteria fué mortal, mientras que en 1903 llegó el promedio solamente a 9.7 por ciento. ¿Será necesario insistir en estos números para de- mostrar las vidas incontables que se han salvado por el diagnóstico rápido y la aplicación preventiva y curativa del suero antidiftérico? En época anterior a los notables experimentos de Flexner y Jobling, que les permitieron descu- ] ACADEMIA' DE CIENCIAS DE LA HABANA 47 brir la manera de preparar el suero contra la menin- gitis cerebro-espinal, morían los atacados en pro- porción de 75.a 90 por ciento; dos o tres inyecciones intra-raquídeas, aplicadas a tiempo, ha logrado ba- jar ese promedio a un 25 por ciento; esto implica la salvación de 500 vidas de cada mil casos que hoy ocurren. Sucede además, que los individuos trata- dos con el suero no llegan a sufrir la pérdida del oí- do o la vista, ni ocurren las parálisis y los trastor- nos mentales que eran tan frecuentes secuelas en los casos de meningitis anteriormente. Y pensar que ese resultado se debe únicamente a los experimen- tos, (ninguno de ellos doloroso), que realizaron los autores citados en veinticineo monos y cien curieles nada más! A todas las ramas de la medicina ha contribuí- do con largueza la ciencia experimental. Cuantas madres, en la historia de la humanidad no han su- cumbido a la llamada fiebre puerperal! Górdon pri- mero, en 1792, luego el inmortal médico poeta Oli- ver Wendell Holmes, (en 1843) y el gran parte- ro húngaro Semmelweiss, (en 1847), sostuvieron que aquel tremendo flagelo de la maternidad, era debi- do al médico, que lo llevaba en sus manos de una parturienta a otra, sin darse cuenta del grave da- ño que causaba: esa opinión se basaba principalmen- te en el estudio concienzudo de estadísticas y la observación personal en los hospitales y casas de ma- ternidad. Transcurrieron muchos años sin que los llamados a dilucidar un problema de tamaña mag- nitud prestaran mayor atención a los clamores de los pocos facultativos que apoyaban a esas autori- dades. Los experimentos de Pasteur, demostrando 48 ANALES DE LA en los animales que el estreptococo piógeno descu- bierto por él les causaba la misma septicemia que en las mujeres se manifestaba como fiebre perperal, vinieron a producir los resultados tan satisfactorios que hoy gozamos. Para poder apreciar el beneficio tan inmenso que ha sido esto para la humanidad, es necesario saber, por ejemplo, cómo en los 60 años anteriores a 1875, murieron en Prusia solamente 363,624 mujeres de infección puerperal. Estas epidemias, escribía un distinguido ginecólogo en 1870, *““eran como la gue- rra, destruyendo aquella porción más sana, más va- liente, más útil de la población; como ella, arranca- ba la vida a sus víctimas en la flor de la edad, llevan- do el terror y la desolación por todo el país que de- vastaba””. En 1879, ante la Academia de Medicina de Pa- rís, uno de los más notables parteros de la época, explicaba la mortalidad por fiebre puerperal, atri- buyéndola a condiciones atmósfericas, al hacinamien- to y al aire viciado en las viviendas, desdeñando la teoría bacteriana y asegurando que habrían de tras- currir muchos años después de su muerte antes de que se descubriera el gérmen de la enfermedad. El gran Pasteur, allí presente, tomando en sus manos un pedazo de yeso, se dirigió a la pizarra, dibujó rá- pidamente un rosario de estreptococos y volviéndo- se al público dijo, *“el gérmen de la fiebre puerperal se ha descubierto ya y aquí tenéis un bosquejo de su forma verdadera”. Y así era en verdad! Las prácticas de asepsia que han dado tan bue- nos resultados en la cirugía han logrado reducir la mortalidad al 1 por ciento en los casos de infección puerperal ahorrando así vidas sin número, en esa ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 49 época de importancia tan suprema para la familia y para el bienestar de la raza. Uno de los azotes más terribles del género huma- no, la avariosis, ha tenido en los ensayos experimen- tales el factor más importante de cuantos han con- tribuido a robarle su carácter de incurable. Prime- ro, en la determinación del agente infeccioso fraca- saron cuantas tentativas se hicieron por descubrit- lo, hasta que demostrado por Sehaudinn, en las se- creciones de las lesiones locales, fué confirmado por Metsehnikoff v Roux, (1903), en los monos ehim- pancós, únicos animales que hasta enfonces había sido posible inocular con éxito. Cuanto se diga en aprecio de este señalado adelanto, será insuficiente para indicar la importancia de los descubrimientos. que derivados de aquel, con relación a la misma en- fermedad, se han venido realizando en los últimos años. Así, hemos llegado a obtener, para el diagnós- tico seguro de los casos, la prueba llamada reacción de Wassermann, basada en los trabajos de Bordet v Gengou, por los que mezclando el suero del indi- viduo que se investiga con sangre y suero de otros animales v ciertos extractos alcohólicos debidamen- te preparados, se obtiene la reacción negativa de he- molisis que nos permite reconocer la presencia de la infección avariósica, con absoluta seguridad. No es posible explicar con mayor detalle esta reacción sin emplear términos altamente técnicos que a -su vez necesitarían explicación, hasta para darnos cuen- ta de su importancia, saber que ha permitido descu- brir la infección en personas que no ereían haberla padecido nunca y aun en casos de infección heredi- 50 ANALES DE LA taria; demás está decir que si el resultado de la prue- ba es negativo, como en todas las reacciones bioló- vicas, tendrá puramente un valor relativo, pero si - el resultado es positivo, el diagnóstico de avarlosis se hace siempre con casi absoluta certeza. Eso no es todo: sería difícil encontrar en los anales de la medicina, un capítulo más interesante e instructivo que la historia de los trabajos que con- dujeron al descubrimiento del “salvarsan”. El pro- fesor Ehrlich, verdadero genio de nuestra época, ve- nía estudiando con esa tenacidad y constancia que constituye un carácter saliente de la raza teutóni- ca, cierta afinidad que en su opinión existe entre la célula viva y determinada substancia química, es- tudios que lo llevaron a investigar la acción de cier- tos tintes y combinaciones arsenicales sobre pará- sitos de la sangre en los animales, encontrando, por ejemplo, que una sola inyección del tinte conocido por *“trvpan-rojo”” hacía desaparecer por comple- to de la sangre de los ratones, los tripanosomas a que son tan susceptibles esos animales; más, pronto se vió que los parásitos adquieren cierta resisteucia contra tales drogas y que para curar definitivamen- te una afección parasitaria, era imprescindible des- truir todos los gérmenes en el cuerpo del individuo, con la mayor rapidez posible. El problema que se presentó entonces era de los más dificiles de resolver y partiendo del atoxyl, un compuesto arsenical de eran actividad contra el mal del sueño, pero peli- eroso para el individuo, Ehrlich dió comienzo a esa obra verdaderamente colosal. Centenares de subs- tancias fué necesario sintetizar y luego probar su toxicidad en diferentes especies de animales; de to- das: ellas, apenas diez resistieron a la “erítica del ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 51 maestro. En ese estado las cosas, habiendo Berta- relli, demostrado que era posible infectar a los ceo- nejos con virus avariósico, Ehrlich dedicó su aten- ción a las enfermedades producidas por ciertos es- pirilos y espironemas, como la avariosis, espirilo- sis de las aves, fiebre recurrente, ete. Al poco tiempo se obtuvo una droga, la núme- ro 606 de la serie, que su ayudante Hata encontró curaba con toda seguridad la espirilosis de las aves mediante una sola dosis pequeña y sin peligro; que esterilizaba por completo a un ratón infectado de espiroquetas de Obermaier y que en proporción de la séptima parte de la dosis tolerable, causaba la desaparición de la espiroqueta pálida en los cone- jos imoculados. Ehrlich repitió el experimento, se probó la droga en varios perros y en dos ayudantes del profesor Alt, que voluntariamente se prestaron, para demostrar la inocuidad del medicamento res- pecto al hombre: entonces se administró a los enfer- mos y para que la prueba fuese todo lo convincen- te que se necesita en esa clase de investigaciones, Ehrlich distribuyó 20,000 dosis entre clínicos de re- conocida reputación en todo el mundo, exigiendo que se observaran ciertas restricciones en su admi- nistración v que los enfermos se mantuvieran en hospitales durante varios días en observación. Jis- ta reseña, así, a largos trazos, de uno de los descu- brimientos más recientes y más trascendentales en el terreno de la terapéutica, no da una idea siquiera del inmenso trabajo diario de experimentación quí- mica y biológica, ni de los repetidos fracasos que lejos de descorazonar a esos sabios parece que sit- vieron tan solo para estimularlos hasta el triunfo. El resultado sirvió para inmortalizar el nombre de 52 ANALES DE LA Ehrlich y colocar su personalidad entre las más no- tables de los que consideramos como verdaderos y prácticos benefactores de la humanidad. Sería extenderme demasiado si, aunque fuese a erandes pinceladas pretendiese vo pintar un cua- dro en que apareciesen todas o la mayoría de las en- fermedades que hoy dominamos tan solo por las at- mas que ha puesto en nuestras manos la experimen- tación con los animales y más todavía si pretendie- ra reseñar la manera como se obtuvieron los resul- tados, pero no debo terminar esta disertación sin dejar consignado cómo las ciencias sanitarias tam- hién han derivado inmensos beneficios de la misma fuente. ¿Cómo podríamos defendernos tan bién como lo hacemos contra la fiebre tifoidea, si el cultivo de la bacteria y la reacción de Widal no permitieran el diagnóstico temprano de la infección, si la vacu- nación con sus bacterinas no hiciera inmunes a cuan- tos las reciben? ¡Cómo delatan la infección pestosa los conejillos de Indias distribuidos sabiamente en los barrios sospechosos de las ciudades, poniendo a salvo por su particular susceptibilidad vidas huma- nas en número y valor incontables! Así podríamos citar la viruela, el tétano, las paratíficas, la rabia y cómo aun a los mismos anima- les hemos logrado llegar a defenderlos eficazmente contra epizootias de antrax, muermo, pintadilla, an- trax sintomático, cólera de las gallinas, y varias más, por el auxilio que ellos han prestado al esfuerzo de investigadores de fama mundial. He querido tan solo traer la atención de mis oyentes, en esta fecha doblemente conmemorativa, que a la vez marca el nacimiento de esta sabia corporación y la muerte del Apostol de nuestra independencia, sobre un te- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 53 ma poco tratado en nuestro idioma, sin duda por- que no es en los países de habla castellana en donde más se ha cultivado la experimentación animal, por más que en todos ellos se ha admirado y se ha apro- vechado la gran obra de esas lumbreras de la cien- cia que se han llamado Pasteur, Belring, Metsch- nikow, Ehrlich, Flexner, Carrell, Loeffler, Roux, Koch, Bordet, Sechaudinn, Noguchi y tantos otros que hacen legión en la historia contemporánea de la medicina. Y "al tomar nota de la campañana antivi- viseccionista, debemos recordar como dice Kipling, el ínclito literato inglés, que *“el médico está expues- to a la crítica de personas que consideran más im- portantes sus propias emociones descarriadas que las más tremendas agonías de la humanidad; que limitarían la investigación si esta ha de ir acompa- nada del menor dolor o sufrimiento; pero si el mé- dico tiene tiempo de estudiar la historia de su pro- fesión, encontrará que esos individuos han estado siempre contra él, aun desde aquellos remotos tiem- pos en que los egipcios levantaron estatuas a los gatos y los perros en las márgenes del Nilo””. He dicho. 54 ANALES DE LA PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA EL AÑO 1919 Premio del Presidente Gutiérrez.—Consistente en la cantidad de cuatrocientos pesos, moneda ofi- cial, al mejor trabajo que se presente sobre el te- ma: Variedades clínicas de la toxemia intestinal. Premio Cañongo.—Consistente en la cantidad úe doscientos cincuenta pesos, moneda oficial, al mejor trabajo que se presente sobre el tema: Lucha contra el Cáncer en Cuba. Premio Antonio de Górdon y de Acosta.—(Fi- siología).—Consistente en una medalla de oro al me- jor trabajo que se presente sobre el tema: En el esta- do actual de la ciencia ¿puede determinarse dónde re- siden las sensaciones del hambre y de la sed? Las memorias de los que aspiren a los premios se recibirán en la Secretaría de la Academia, calle de Cuba 84 A, hasta las seis de la tarde del 30 de mar- zo de 1919. Deben ser originales, inéditas, escritas en cas- tellano, inglés o francés; remitirse en pliego cerra- do y lacrado, con un lema en su cubierta y sin que por ningún indicio se pueda descubrir al autor. En otro pliego, también cerrado y lacrado, se enviará el nombre y domicilio del autor, con el mismo le- ma de la memoria en su cubierta. Tanto al Premio Cañongo como al Premio An- tonio de Górdon y de Acosta, pueden aspirar los se- nores académicos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA B5 En la sesión solemne del 19 de mayo de 1919, se efectuará la adjudicación de los premios a los au- tores de las memorias premiadas; destruyéndose en ese acto los pliegos que contengan los nombres «e los no agraciados. Las memorias presentadas, premiadas o no, se- rán propiedad de la Academia. 56 ANALES DE LA ETIOLOGIA Y TRATAMIENTO DEL ESTRABISMO Por el Dr. Francisco M? Fernández. (Trabajo presentado a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de Habana, en opción al Premio Cañongo.) LEMA: “La perseverancia puede subs- tituir al destello del genio””. La presente memoria, que tenemos la alta hon- ra de someter a la consideración del más alto tribu- nal científico de nuestro país, aunque tratará prin- cipalmente sobre el estrabismo, no puede dejar de “ontener observaciones acerca de las insuficiencias musculares, que son, a menudo, preludio del estra- bismo. Tampoco podemos omitir de ella, aquellos principios de óptica, refracción y acomodación, sin un conocimiento exacto de los cuales no sería posi- ble explicar el proceso normal de la visión binocu- lar, así como los procesos patológicos, derivados de los trastornos que enumeramos. Sirvan estas líneas, pues, de explicación al he- cho de haber incluído algunas páginas sobre estos asuntos, sin los cuales no puede estar completa una monografía presentada con la aspiración de obte- ner un Premio de la Academia de Ciencias de la Habana. Refracción. El ojo ha sido comparado a una cámara foto- gráfica, por medio de cuyo sistema de refracción, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 57 se reproduce en la retina la imagen reducida e in- vertida de los objetos que se miren. El sistema de refracción ocular tiene una sabia distribución, te- niendo muy poca aberración cromática u óptica. La refracción es el estado óptico del ojo, en des- canso, y la luz, o los cuerpos luminosos que la pro- pagan, se esparcen en todas direcciones por líneas rectas llamadas rayos de luz. Estos pueden ser ab- sorbidos o reflejados o pueden, como sucede en el ojo, ser refractados. Hay, según Donders, tres superficies de refrac- ción en el ojo, las cuales son las caras anteriores de la córnea, del cristalino y del humor vítreo. Los me- dios de refracción, son el humor acuoso, el eristali- no y el humor vítreo, y la refracción ocurre cuando un rayo de luz pasa de un medio transparente a otro de densidad distinta. El índice de refracción se toma comparándolo con el del aire, que es 1. El promedio de los distin- tos medios de refracción, comparándolos con el del alre, es como sigue: ACUSA, AA A NU ra rato e lis39a COrnea Aa sos Eltuinor acuoso da 5. Hr IL NiL3S336 Elbumor vítreo otero 1 111:8394: Periferia del cristalino . . 1.39 Nucleo del eristalino . . . 1.43 Se dice que la refracción de un ojo es normal cuando los rayos paralelos después de ser refrac- tados se unen justamente, o convergen, en la lámi- na de conos y bastoncillos de la retina. 58 ANALES DE LA Emmetropia. El ojo emmetrope es el ojo normal, siendo por tanto la emmetropía, la refracción normal del ojo adulto. La refracción estática, es aquella en la cual, los ravos de haz, al enfocarse en la retina, producen en ésta una imagen invertida. Acomodación. La acomodación es el poder del ojo de aumentar su fuerza de refracción, llamándose refracción di- námica el aumento obtenido. La acomodación se de- be a las contracciones realizadas por el músculo ci- liar sobre el cristalino, el cual se hace más convexo, aumentando de ese modo el poder refractivo del ojo. Fijación. Eje visual. Anatómicamente podemos decir que la fijación de los objetos la hace el ojo por medio de la mácu- la, que es el lugar de la retina que posee mayor agu- deza visual y que corresponde a la línea media del ojo. Aquí se encuentran en mayor abundancia los conos. El eje visual lo constituye una línea imagina- ria que pasa desde el centro de la mácula, al través del centro del ojo, hasta el objeto que se mira. En el eje óptico o visual se reunen los seis puntos prin- cipales del ojo: dos principales, dos nodales y dos focos principales. Convergencia. Cuando se mira con ambos ojos hacia un obje-. to distante, los ejes visuales pueden considerarse ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 59 que son paralelos; pero cuando el objeto está cerca- no, y se efectúa la rotación interna de los ojos, se produce lo que se conoce con el nombre de conver- gencia dinámica, la cual es normal para ver de cerca. La convergencia estática no puede existir en estado normal, puesto que los ejes visuales son pa- ralelos; pero en el estrabismo se presenta con fre- cuencia y tiene una intensidad más o menos erande, según sea mayor o menor el ángulo de la desviación del ojo estrábico. Presbicia. Los cambios que la edad avanzada producen en el cuerpo humano en general, no pueden dejar de reflejarse en el ojo, y por eso tenemos que a medida que el individuo avanza en edad, el cristalino se va haciendo más firme y menos asequible al poder de la acomodación, hasta llegar a ser insuficiente el es. fuerzo realizado por el músculo elliar. Esto consti- tuye la presbicia y se hace necesario entonces subs- tituir el poder de acomodación con cristales con- vexos. La acomodación actúa al mismo tiempo que la convergencia y esto se debe tener siempre en cuenta. Hipermetropía. El ojo hipermetrope es un ojo en cual los rayos de luz que debían tener su foco en la retina, no lo ha- cen así, si no detrás de esta: es un ojo más corto de delante a atrás que el ojo normal. La deficiencia pue- 60 ANALES DE LA de corregirse, si es pequeña, por medio de la acomo- dación; pero la corrección permanente solo puede llevarse a cabo por medio de cristales convexos. Miopía. El ojo miope es un ojo anormalmente mayor que el ojo enmetrope o normal. Es más largo en su diáme- tro antero-posterior que el ojo enmetrope y los ra- yos de luz no convergen en la retina, sino en un lu- gar anterior a esta, siendo necesario corregir este defecto por medio de cristales cóncavos. En el mio- pe la acomodación puede llevarse a cabo acercando de modo excesivo al ojo el objeto que se mira. Astigmatismo. La refracción se lleva a cabo, en condiciones normales, en la superficie de la córnea, donde los ra- yos de luz pasan del aire a un medio refringente mu- cho más denso. A veces la superficie de la córnea presenta irregularidades, esto, es, es más curva en uno que en otro meridiano y los rayos de luz son refractados más pronto o de mejor manera en uno que en el otro meridiano, formándose de este mo- do en la retina una imagen confusa. Esto se llama astigmatismo. La corrección de este error de refrac- ción se lleva a cabo poniendo delante del ojo un eris- tal cilíndrico, o sea un cristal que tenga la curva- dura en una dirección solamente. Percepción Visual. La visión es un acto reflejo del cual puede decir- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 61 se que tiene tres fases distintas. Tenemos prime- ro la fase física, en la cual los rayos de luz que se re- flejan de un cuerpo o que emanan de él, son refracta- dos al través de la córnea y otros medios, y conver- gen en la retina. Por medio de la fase fisiológica el estímulo, de luz recibido se transforma en un impul- so nervioso que es trasmitido al cerebro. Hay por último una fase psicológica, de la cual no podemos prescindir, y que autores eminentes van cada día aceptando más, que no es un acto reflejo solamente si no algo más: un verdadero acto psicológico. El proceso psíquico es el resultante de acciones físicas definidas y el carácter de la percepción recibida en la visión, no se debe tanto a la impresión en la reti- na, como a los movimientos oculares. Visión Binocular. Cuando se mira al horizonte con ambos ojos, los campos visuales se mezclan o superponen en todas partes, menos en un segmento hacia la región tem- poral de cada ojo; pero cuando se ve un objeto dis- tante, los ojos se colocan de tal modo que se forma una imagen del objeto en cada retina, aunque se efec- túa una fusión psíquica de ambas imágenes y esta fusión efectuada en el cerebro constituve la visión binocular. Para los objetos cercanos, la visión binocular es más complicada, por que tiene que llevarse a ca- bo entre imágenes que no pertenecen geométrica- mente a partes iguales de ambas retinas. :62 ANALES DE LA Visión Binocular en el Estrabismo. Hay casos en que cada ojo separadamente po- see buena agudeza visual; pero en las cuales no exis- te la visión binocular. Son casos patológicos y en ellos puede suceder que el cerebro reciba las impre- siones simultáneas, sin fusionarlas, lo que constitu- ve la diplopia, como ocurre en la parálisis del rec- to externo; o bien el cerebro solo anota la impresión que recibe de un ojo y anula la del otro; como suce- de en el estrabismo convergente que vemos a diario. ; La visión binocular en los estrábicos puede te- ner distintas variaciones, desde la percepción simul- tánea en la mácula, a la verdadera fusión con am- plitud, pudiéndose llegar hasta tener el sentido o facultad de la perspectiva. En la primera clase, si dividiéramos en tres erandes grupos los estrabismos con relación a la visión binocular, el sujeto ve los objetos como si vie- se un estereoscopio, en dos imágenes separadas que se sobreponen v forman una sola cuando se les co- loca en una posición que corresponda a la dirección independiente de los ejes visuales. Aquí hay lo que podemos llamar falta del deseo de la visión binocu- lar y no se realizan esfuerzos de parte del individuo para obtener la fusión. En el segundo grupo de casos, la fusión se lle- va a cabo con alguna amplitud y se realizan esfuer- zos para llevarla a cabo, lográndose obtener la fu- sión de las imágenes. En el tereer grupo, cada ojo ve desde un punto de vista distinto, formándose imágenes ligeramen- te disímiles; pero lográndose no percibir esa dife- rencia por la fusión psíquica de ambas imágenes. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 63 La intensidad de la visión binocular tiene también notable importancia. Una persona cuyo sentido o facultad de fusión sea débil, puede, en condiciones favorables, tener un grado alto de visión binocular; pero la intensidad de su inclinación a efectuar la fu- sión será débil y el paciente al fin abandonará todo esfuerzo y usará solamente un ojo. Desarrollo normal de la visión binocular. Normalmente, hasta el quinto o sexto mes “de nacido no se realiza la conjugación binocular para los movimientos horizontales, va que los verticales se efectúan desde poco después del nacimiento. Des- pués del sexto mes es cuando se evidencia lo que puede denominarse “deseo de la visión binocular”? y cualquier impedimento que se presente a esta edad puede ser dominado; o puede el niño abandonar la visión binocular recién adquirida, y suprimir la vi- sión en un ojo. Al año de edad, el esfuerzo ocular en pro de la visión binocular será muy grande y si se presenta al- gún obstáculo para su funcionamiento, se presenta- rá probablemente la diplopia, ya que a esa edad, le resultará difícil al niño suprimir la visión de un ojo. Diplopia. Cuando las líneas visuales de los dos ojos no tie- nen la misma dirección hacia un objeto, esto es, cuando hay desviación de un ojo, se presenta la pro- ducción de una doble imagen, lo que constituye la diplopia, a menos que el ojo popredo. no. SUprima o: neutralice: su inragen. : 64 ANALES DE LA El individuo inconscientemente puede evitar la diplopia de dos maneras distintas: (1) por la fusión de dos imágenes, poniendo los puntos correspondien- tes de la retina en conjunción con las dos imágenes. o (2) por la supresión mental de una de las dos imá- genes. La fusión es solamente posible cuando hay puntos correspondientes en la retina; y la supresión es necesaria cuando no existen dichos puntos, o cuan- do, aun existiendo, hava una mala disposición de los músculos oculares que impida la conjunción nor- mal de los puntos correspondientes con las dos imá- genes de un solo objeto. La imagen verdadera en la diplopia, es la que se recibe con el ojo sano, mien- tras que la imagen falsa es la obtenida con el ojo desviado. La diplopia eruzada es aquella en que la imagen falsa se encuentra en el lado opuesto del ojo desviado. Debemos hacer constar que la diplopia no se presenta, sin embargo, en el estrabismo concomitan- te (o comitante de Savage, etc), si no en los estrabis- mos paralíticos, por que la ocurrencia del estrabis- mo desde la niñez, ha permitido la readaptación del ojo al error o defecto, y ha provocado la supresión de la imagen falsa en el ojo desviado. Podemos de- cir en lineas generales que la desviación igual en to- das las posiciones del ojo, sin que haya diplopia, acu- sa una heteretropia concomitante, mientras que la desviación desigual, con diplopia en alguna par- te del campo visual y visión sencilla en otras, es in- dudablemente una heterotopia paralítica. En el estrabismo, cuando el ojo que posee la visión efec- túa su rotación obedeciendo a la ley de la rotación monocular, de que hablaremos en su oportunidad, el otro ojo se mueve pero sin orientación correc- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 65 ta, en otras palabras, la rotación concomitante de un ojo estrábico es, cuando hay las circunstancias que dejamos anotadas, semejante a la de un ojo con ceguera total. Músculos oculares. Los músculos del ojo humano, en número de diez para cada ojo, se dividen en intrínsecos y ex- trínsecos, habiendo cuatro de los primeros y sels de los segundos. Músculos intrínsecos del ojo: Hay dos en el cuer- po ciliar y dos en el iris; los músculos ciliares son de acomodación y corrección, el primero llamado de Mueller, tiene sus fibras en forma circular y ejerce el poder de la acomodación; el segundo músculo, o sea el de Bowman, tiene sus fibras en sentido paralelo al meridiano del ojo, y su función parece ser la de ac- tuar en casos de astigmatismo hipermetrope (Sava- ge). Los músculos del iris, son el dilatador y el es- finter de la pupila. Músculos extrínsecos del ojo: Son en número de sels, e Imprimen al ojo sus movimientos. Son los 4 rectos y los 2 oblícuos, y todos ellos, con excepción del oblícuo inferior, tienen su origen en el agujero óptico. Aquí se forma el perióstio orbitario, constitu- vendo lo que Stevens llama la zona de Zinn, que a la vez que da paso al nervio óptico, sirve de sostén a las inserciones tendinosas de cinco músculos ocu- lares. Músculo recto interno: Nace de la zona de Zinn, pero tiene un fascículo tendinoso que surje de de- trás de la vaina del nervio óptico. Pasa hacia adelan- te, casi: paralelo a la pared interna: dela “órbita; se 66 : . ANALES DE LA pone en contacto con el ojo en su línea ecuatorial, y continúa de ese modo hasta que emerge de la apo- neurósis de Tenon, para insertarse en el globo ocu- lar a unos nueve milímetros detrás del borde de la córnea. Es el músculo más fuerte y el más largo, con excepción, en cuanto a longitud del recto superior. El recto interno tiene, según Volkmann, 41 mi- límetros de largo y su inserción fendinosa en la es- clerótica tiene poco más o menos unos diez milíme- tros de extensión. Músculo recto externo: Nace de dos fascículos, el inferior de la zona de Zinmn y el superior de la vai- na fibrosa del tercer nervio (motor ocular común). Pasa hacia adelante (Sappey), casi paralelo con la pared externa de la órbita, da la vuelta al globo ocu- lar en su línea ecuatorial, y se inserta en la escleró- tica a unos siete milímetros del borde de la córnea. Mide poco más de 40 milímetros de largo, y su Inser- ción tendinosa es de nueve milímetros. Después del recto interno, es el más fuerte de los músculos del oo. Músculo recto superior: Es el más largo y el más débil de los músculos oculares, y tiene su orl- gen en la parte superior y externa de la zona de Zinmn, y en el borde de la fisura esfenoidad. Recorre el diá- metro más largo de la órbita y elevándose en un án- gulo igual al del arco de la órbita, se dirige hacia el globo ocular, en la línea ecuatorial de este, y sigue adelante para insertarse a unos 8 milímetros por detrás del borde de la córnea y por encima de este, casiten la línea media. Su extensión es casi de 42 mi- límetros y su inserción tendinosa es de once milí- metros, o poco menos. La vaina capsular de este mús- culo está:tan ligada a la delelevador-del párpado su-: ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 67 perior, que los movimientos de ambos músculos es- tán íntimamente asociados. Músculo recto inferior: Nace de la Zona de Zinn, de un tendón común al del recto interno; se extien- de a lo largo del borde inferior de la órbita y al igual de los otros rectos, se vuelve hacia el globo ocular pa- ra insertarse debajo y detrás de la córnea, a 6 y me- dio milímetros de ella, y por un tendón que tiene cer- «a de diez milímetros de longitud. Su inserción es se- mejante a la del receto superior, esto es, curva con la convexidad hacia adelante. Su vaina capsular, envia ramificaciones a la conjuntiva del cul de sac v al car- tílago del párpado inferior. Músculo oblícuo superior: Nace también de la zona de Zimn, entre el recto interno y el recto supe- rior; se dirige adelante y adentro, hacia el ángulo superior e interno de la órbita, en cuyo lugar se transforma en un tedón redondeado que pasa por una polea tendinosa, la tróclea, que es una extensión fibrosa del periostio, situado en la fosilla troclear del frontal. En la tróclea, el tendón cambia de diree- ción, pasando hacia afuera, abajo v atrás, haciendo un ángulo de 50 grados con su recorrido anterior, y luego se convierte en una banda fusiforme aplana- da que pasa sobre la superficie superior del globo ocular, entre éste y el recto superior. Su inserción la efectúa oblicuamente, en la parte superior del ojo, en el meridiano vertical y detrás de la línea ecuato- rial (Fuchs), y tiene unos siete milímetros de largo. Aponeurosis de Tenon. Gran parte del espacio orbitario está lleno de tejido, adiposo, que sirve de sostén'a las partes:más ' importantes del contenido de la órbita, y que ¡está 68 ANALES DE LA envuelto por un tejido fibroso íntimamente relacio- nado con el periostio, el cual en ciertos lugares asu- me el carácter de una membrana bien definida, que sirve de cubierta al globo ocular y a los tendones de los músculos oculares dentro de la órbita. Esta apo- neurosis mencionada por Galeno con el nombre de túnica sexta, y más tarde por Realdus Colombus ba- jo el nombre de túnica innominata, fué descrita por Tenon, de modo completo, y ha sido estudiada más tarde por Malgaigne, Baudrus, Lucien Boyer v Bon- net; pero aunque desde entonces se le había conce- dido importancia anatómica, no había sido estimada en toda su importancia desde el punto de vista de la cirugía ocular, sobre todo en cuanto a las corree- clones quirúrgicas de las situaciones anormales de los músculos oculares. Realmente, la aponeurosis de Tenon tiene más importancia quirúrgica que ana- tómica. La aponeurosis de que nos venimos ocupando tiene dos capas o láminas: una interna que envuelve el globo ocular y que está íntimamente relacionada con la esclerótica, y otra externa que es realmente la Invaginación de la aponeurosis sobre los tendones, lo cual se refleja luego a los bordes de la órbita y se fusiona con el periostio. Invaginaciones tendinosas. Los tendones de los músculos oculares, antes de llegar a la esclerótica pasan a la aponeurosis de Tenon, la cual se refleja sobre ellos formando inva- oinaciones laterales y haciéndose continuas con la aponeurosis de los tendones. Este es un detalle im- portante que se debe tener presente, pues estas 1n- vaginaciones laterales unen -a: los «músculos ocula=: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 69 res a la aponeurosis de 'Penon, hecho que hay que tener presente cuando se operan casos de estrabis- mo. Según Sappey estas invaginaciones tienen fi- bras musculares y él las llamó músculos orbitarios. De estas, Motais, ha encontrado que las más fuet- tes son las del recto externo y luego las del receto in- terno. Una de estas bandas aponeuróticas clerra la fisura esfenoidal y Muller la ha designado, con el nombre de músculo orbitario. Abastecimiento sanguíneo. Los músculos oculares reciben la sangre de la arteria oftálmica, principalmente, que es una rama de la carótida interna, y luego se subdivide en las arterias nasal y frontal. La arteria infra-orbitaria, rama de la carótida externa, envia algunas ramas al recto interno y al oblícuo superior. La circulación de retorno está constituída por las venas oftálmicas, superior e inferior. Movimientos oculares. Puede decirse que, dentro de ciertos límites, el ojo se mueve en todas direcciones. En efecto, la disposición de sus músculos le permite realizar tres clases de movimientos: el lateral (para dentro y fue- ra); el vertical (de arriba a abajo) y el de rotación sobre su eje óptico. Cuando ambos ojos funcionan normalmente, los dos se mueven a la vez, al mismo tiempo y a igual ángulo. Los movimientos separados 'arían hacia abajo y arriba, con un promedio de 46 erados para arriba y de 56 grados para abajo. La ro- tación externa es muy grande; pero la interna tiene 5 grados como promedio. 70 ANALES DE LA Sin embargo se debe tener en cuenta (Fuchs) que el ojo en sí no se mueve, si no que todos sus mo- vimientos son rotatorios, y que puede el oJoser com- parado, en cuanto a sus movimientos con los de una articulación de la clase de la escapulo-humeral. Los movimientos oculares pueden ser monocu- lares o binoculares; los primeros consisten en la abducción que se lleva a cabo por el recto externo, auxiliado al final por los dos oblícuos; la adducción, efectuada por el recto interno, auxiliado por los rec- tos superior e inferior; la elevación, realizada por el recto superior y el oblicuo inferior y controlados por los rectos interno y externo; y la depresión, por último, que se efectúa por medio del recto inferior y del oblícuo superior. Los movimientos binoculares se realizan con- juntamente, de tal modo que las líneas visuales de los dos ojos se interseptan en el objeto de fijación, habiendo movimientos conjugados laterales, de ele- vación y de depresión, así como movimientos disyun- tivos de convergencia v divergencia en un plano ver- tical (cireumducción). Planos de rotación del ojo. Cada plano rotatorio del ojo es un ¡plano meri- dional, por tanto en cada rotación los puntos de vis- ta del ojo permanecen siempre en el mismo meridia- no, yv como todos los meridianos cruzan la curvadu- ra retiniana, el eje visual wc . únatodos ellos. cuando se dirige hacia adelante, tiene que intersep- tar el centro de la curvatura de la retina, que es el centro de rotación del ojo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA aL Ley de movimientos monoculares. 1.—El eje visual, que es la línea de intersección de los planos de todos los meridianos, debe hacer su rotación en el plano del meridiano en el cual estén los puntos de vista y sus imágenes retinianas. 2.—En el plano del meridiano horizontal, o del vertical, la rotación debe hacerse sobre un eje fijo, a ángulos rectos al plano de rotación, e intersectán- dolo en el centro de rotación; y si está en el plano horizontal, entonces sobre el eje transverso del ojo. 3.—En el plano de una rotación oblícua, cual- quiera que sea el grado de la oblicuidad, la rotación debe realizarse sobre dos ejes movibles por dos fuer- zas que actúen simultaneamente; estos ejes son el uno transverso y el otro vertical y ambos estarán colocados a ángulos rectos con el eje visual; pero no con los planos de rotación; mientras que una ter- cera fuerza, evita cualquier rotación sobre el eje visual. Con referencia a los movimientos individuales de los músculos en relación con la asociación con otros músculos, Savage, da la siguiente clasifica- ción, en la que se debe tener presente que el siner- gismo es el auxilio de un músculo a otro, y que el antagonismo, es, naturalmente, lo contrario. Pedimos nuevamente perdón, por la extensión que tal vez pueda parecer exagerada que damos a ciertos aspectos de este estudio, pero que en hono: a la verdad diremos que no podemos dejar de darle, ya que para el conocimiento exacto de los trastor- nos musculares, es indispensable tener la base ade- cuada de estos conocimientos, que no es otra que la anatomía y la fisiología. Te - (ANALES DE LA Clasificación de Savage: 1.-—Robación directamen- Sinergista Ning. te a la derecha...... Recto externo Antagonista Nin. [) 2.—Rotación directamen- Sinerg. Ninguno. te a la izquierda..... Recto interno . | Antag. Ninguno. 3.—Rotación directamen- ' Sinere., Oblic. In. te hacia arriba..:... Recto superior * / Antag. Oblic. In. -. 4 —Rotación directamen- Sinerg. Oblic. Sp. te hacia abajo....... Recto inferior * J / Antag. Oblic. Sp. | Sinerg. Oblic. Sp. | Antag. Oblic. Sp. | Ñ Sinerg. ninguno. [ Recto superior ) 5.—Rotación oblícua arri- hhRecto externo q ba y a la derecha.... Antag. Oblic. Sp. ( Sinerg. ninguno. 6 —Rotación oblícua aba- ¡ Recto interno - : 20 | Antag. Oblic. Sp. jo y a la izquierda... J - | / Sinerg. Oblic. Sp. Recto inferior - ( | Antag. Oblic. Sp. ( ( Sinerg. ninguno. Recto superior - : 7.—Rotación oblícua arri- Antag. Oblic. In. ) . ba y a la izquierda... | | Siner, | Recto interno y > Obl. inf, | Antag. | ( [ Siner. | Recto externoZ y »Obl inf. 8.—Rotación oblícua TU | Antag A | Sinere. ninguno. | Recto inferior - ( Antag. Oblic. In. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Y ¡00 Rotación binocular. La adaptación especial de los ojos del ser huma- no, le facilita obtener la visión binocular sencilla, en obediencia a la ley de los puntos correspondientes de la retina; pero como hay ojos cuyas máculas y meridianos no corresponden a las máculas y meril- dianos de sus congéneres, es decir, 0Jos que nunca han poseído la visión binocular sencilla ( a lo que llamó de-Graefe antipatía a la visión binocular sen- cilla), la explicación de este fenómeno se encuentra en opinión de Savage, en las conecciones cerebrales de las células del cerebro, esto es, la corresponden- cla en máculas y en meridianos es un producto de conexión celular. Esto explica el por que a pesar de haber dos impresiones haya una sola sensación, así como el por que de que haya dos imagénes de un só- lo objeto. En otras palabras que a un defecto ana- tómico, se trata de un defeeto fisiológico. La rota- ción binocular es la que llevan a cabo los dos ojos en bien de la visión binocular sencilla y de la verda- > dera orientación y puede ser cardinal u oblícua, siendo afectada por los mismos músculos que ac- túan en la rotación monocular. Los centros conjugados de que hablaremos en un próximo párrafo, que actúan por sí solos en la rotación monocular, ejercen también influencia, aun- que no exclusiva, sobre la rotación binocular, la cual es también controlada por los centros de la fusión. Nervios de los músculos oculares. Tres nervios craneales enervan los múseulos del ojo: el tercer par, o motor ocular común, que dirije los movimientos del recto superior, del recto interno, 74 ANALES DE LA del recto inferior y del oblícuo inferior; el sexto par, o abducente, que controla los movimientos del rec- to externo; y el cuarto par, o troclear, que dirije los movimientos del oblícuo superior. Nucleos cerebrales. Los núcleos cerebrales de los tres nervios, se encuentran por debajo del acueducto de Silvio, y sobre el piso del cuarto ventrículo. El núcleo del mo- tor ocular común, debajo de los tubérculos anterio- res del cuerpo cuadrigémino; por detrás de éste ya- ce el núcleo del cuarto par, y el del sexto par se en- cuentra debajo del núcleo del facial. Centros cerebrales. Las fibras ascienden desde los núcleos a los cen- tros cerebrales. De las investigaciones de Duane, Berheim, Sherrington, Becheterev y Stevens, así co- mo de los muv recientes trabajos de Savage, se sa- ca en conclusión que hay dos grupos de centros ner- viosos en el cerebro para excitar y dominar los músculos oculares en los movimientos de rotación Uno de estos centros sólo actúa en las rotaciones monoculares principalmente, aunque también algo en las binoculares y se encuentran situados en la zo- na motora de la corteza cerebral, hallándose bajo el dominio de la volición y constando cada una de sus células de dos neuronas, una para cada ojo. Los cen- tros del otro grupo, se encuentran situados en la ba- se del cerebro, y están controlados por la facultad de la fusión, disponiendo sus células de una neurona, por lo que sólo están en relación cada una de ellas con un músculo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA O Estos últimos centros se usan solamente cuan- do existe la visión binocular; y cuando el individuo pierde un ojo cesan de funcionar. Kn cambio los cen- tros que rijen los movimientos oculares, actúan de igual modo cuando el sujeto tiene un 0Jo que cuan- do posee dos. En las rotaciones binoculares oblícuas es nece- sario que actúen los dos centros de fusión, cuando hay pérdida del equilibrio muscular, en cualquiera de sus formas, tiene que haber actividal en dos o más centros de fusión. Este hecho, dice Savage, con- tirma lo manifestado por algunas personas de aue al perder un ojo, aseguran. tener más fuerza en el ojo restante. Centros conjugados. Existen nueve centros conjugados para los mo- vimientos de los músculos extrínsecos del ojo y los más para los músculos ciliares y esfinter del iris, o sea once centros conjugados en cada hemisferio ve- rebral; pero sólo tienen actividad «l mismo tiempo, diez de un hemisferio y uno del hemisferio opuesto, correspondiendo a si el individuo es o no zurdo. Es indispensable, desde el punto de vista de la visión binocular, sencilla agrupar los músculos extrínsecos del ojo en nueve grupos, correspondientes a los dis- tintos centros conjugados. Dichos nueve grupos de músculos, son los siguientes: 1.—Rectos superiores de ambos lados. 2.—Rectos inferiores. 35.—Recto interno. 4.—Recto externo derecho y Recto interno iz- quierdo. TO. ANALES DE LA 5,—Recto externo izquierdo y Recto interno de- recho. 6.—Oblícuos superiores. 7.—Oblícuos inferiores. 8.—Oblícuo superior derecho y Oblícuo infe- rior izquierdo. 9.—Oblícuo superior derecho y Oblícuo infe- rior derecho. De los veinte y dos centros conjugados del mo- vimiento, once a cada lado solamente, como hemos dicho más arriba, tienen actividad, y estos corres- ponden a si el individuo es zurdo, en el lado derecho, o sino lo es en lado izquierdo; pero en cualquiera de los movimientos oculares no puede haber más de tres centros conjugados actuando a un mismo tiem- po, pudiendo haber actividad en uno, en dos o en tres, pero no más de en tres a un mismo tiempo. Centros de la fusión. Son en número de diez y seis, ocho en cada la- do de la base del cerebro y están en relación con los erupos de músculos del ojo opuesto. odos los cen- tros de la fusión son activos, puesto que todos in- tervienen en la visión binocular, y esta actividad no cesa aunque hubiese diplopia o heteroforia. Insuficiencias musculares o heteroforias. Para darnos cuenta de la exacta etiología y co- nocer a fondo su verdadero mecanismo, se hace im- prescindible dedicar algunas páginas al estudio de las insuficiencias musculares, constituvendo éstas un estado de desequilibrio muscular, latente, que es con frecuencia al preludio del verdadero estrabismo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Tel La heteroforia es, pues, una insuficiencia mus- cular, que se traduce por una tendencia pasajera de los músculos a actuar fuera de sus movimientos acostumbrados, produciéndose una tendencia al es- trabismo, debido a la falta de equilibrio muscular. En este sentido las heteroforias son precursoras de las heterotropias o estrabismos concomitantes vet- daderos. La insuficiencia muscular o heteroforia causa con frecuencia muchos síntomas, y sin embargo, a pesar de la relativa frecuencia de los casos, gran parte de ellos no son reconocidos como tales, y se permite que la tendencia al desequilibrio degenere en verdadero estrabismo. En aleunos casos de as- tenopía se comprueba que los síntomas se deben a la tendencia a la desviación. La heteroforia puede ser debida a debilidad de un músculo o de un gru- po de músculos; o al exceso de fuerza en ellos, en comparación con sus antagonistas; o a la inserción anormal de un tendón museular; o a deficiencias en el abastecimiento nervioso de los músculos oeula- res. Resulta difícil poder comprobar la limitación o el exceso de rotación ocular pues generalmente sólo encontramos la tendencia a adoptar direcciones anormales relativas y raras veces podemos 11 más lejos. | La heteroforia es por tanto un defecto en el equilibrio motor del ojo, mientras que el estrabis- mo llega a ser mucho más, consistiendo efectiva- mente en un defecto del sentido o facultad de la fu- sión, la cual, como hemos visto anteriormente, resi- de en el cerebro. El nombre con que designamos es- tas tendencias al desequilibrio: heteroforias, lo de- bemos a Stevens y con dicho nombre clasificamos las 78 ANALES DE LA tendencias latentes a la desviación, como hemos de- jado dicho. Los distintos nombres con que se desig- nan las diversas variedades de insuficiencia muscu- lar de acuerdo con la clasificación de Stevens, son como sigue: Esoforia: tendencia a la convergencia anormal de los ejes visuales, tratándose desde luego de la con- vergencia estática. Exoforia: tendencia a la divergencia anormal de los ejes visuales. Hiperforia: tendencia a la rotación vertical de los dos ojos en posiciones opuestas, de modo que un eje visual esté en un plano superior al otro. Cicloforia: tendencia a la rotación anormal, en un eje antero-posterior, de modo que el meridiano vertical del ojo no siga siendo paralelo al plano me- ridiano de la cabeza Plus cicloforia: tendencia de los meridianos ver- ticales a retirarse del plano mediano. Minus cicloforia: la tendencia opuesta. Conocemos con el nombre de pseudo heterofo- ria a la tendencia aparente que desaparece inmedia- tamente que se corrije el error de refracción exis- tente El nombre de heteroforia debe ser limitado a aquellos casos en que persiste la anomalía aun des- pués de ser corregido el error de refracción que pue- de existir. Síntomas de la heteroforia: Son los de fatiga ocular; dolor de cabeza fron- tal, por las tardes; dolor en los ojos después de mi- rar fijamente cualquier objeto; vértigos; hipere- mia conjuntival y en casos intensos, no es raro en- contrar desviación momentánea, hasta con * «A1plos; pia pasajera. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 79 Todo esto, como se ve, presenta un cuadro idén- tico al de la astenopía; pero hay que tener en cuen- ta que corregido todo motivo de astenopía, cuando persisten estos síntomas, hay que considerarlos eo- mo debidos a una heteroforia, debiéndose entonces investigar el equilibrio óculo-motor. Métodos de investigación. Las pruebas esenciales del buen funcionamiento de los músculos extrínsecos del ojo, deben ser com- prendidas en tres grandes grupos: (1) Tonicidad. (2) Ducción. (3) Versión. Las dos primeras clases de pruebas son de impor- tancia vital, y tienen, en sentido general, como base el uso de prismas sueltos y del forómetro monocular. Los principios fundamentales para el uso del foró- metro monocular (en vez del binocular), son que la imagen formada en un ojo, debe permanecer duran- te toda la prueba sin ser alterada; que la cabeza de- be de estar erecta; v que los ojos y el objeto de prue- ba estén en el plano horizontal de la cabeza. Prueba de fijación: cubriendo un ojo y haciendo que el individuo mire a un objeto a 20 metros de dis- tancia, se advierte, de grosso modo, si el sujeto tie- ne o no heteroforia, pues en caso afirmativo el ojo cubierto recobra su equilibrio normal, que vuelve a perder tan pronto como es descubierto de nuevo. Cristal de color rojo: en los grados avanzados de heteroforia, la interposición de un eristal suspen- de temporalmente la fusión, y se produce una diplo- pia. Una bujía se toma como prueba y según la po- sición de la falsa imagen, se sabe la clase de hetero- foria presente. : S0 ANALES DE LA Varilla de Maddox: consiste en una varilla de eristal, montada en una montura corriente de las de examen de refracción, y que es en realidad una fuer- te lente cilíndrica, por lo que los rayos que la atra- viesan, son dispersados solamente en un plano, a án- eulos rectos al eje de la varilla, de modo que la ima- gen producida por una bujía vista a su través, apa- rece como una banda de luz alargada, al ojo con el cual se mira mientras que el ojo libre puede ver to- dos los objetos en su campo visual. Siendo imposi- ble fusionar dos imágenes tan distintas como son la Mama de la bujía vista con el ojo libre y la banda de luz, con el ojo de la montura, hay también una suspensión temporal de la fusión, quedando el do- minio de los ojos bajo la coordinación motor. Si no hay anomalías en el equilibrio muscular, parecerá que la banda de luz se ve pasar al través de la llama; pero si hay heteroforia, se observarán cambios en las posiciones relativas de la llama y de la cinta luminosa, cuyos cambios indican el grado de la desviación y su dirección. Forómetro: ya hemos hablado sobre los princi- pios en que descansa el examen por medio de este aparato. Con él se practica la prueba de de Graetfe, que consiste en colocar prismas de mediana intensi- dad, con sus bases puestas de modo que produzcan diplopia vertical. El forómetro de Worth es bueno, el de Stevens es excelente y en su arco graduado se puede leer la intensidad de la heteroforia. Clinoscopio. Este aparato sirve para determinar el estado de equilibrio de los múseulos oblíeuos, fué inventado por Stevens y consiste en dos tubos uni- + dos, en uno de cuyos extremos tienen un orificio pe ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 8l queñísimo y en el otro un disco translúcido, en el cual hay una línea, del centro hacia arriba en uno de los tubos, y del centro hacia abajo en el otro. Se debe intentar la fusión de ambas líneas, como en un estereoscopio y ambas deben formar una línea ver- tical, si los oblícuos están en equilibrio normal, pre- cisándose en el arco graduado, en caso contrario, la cicloforia existente. Prueba de la ducción. Las anteriores pruebas se refieren a la tonici- dad muscular. La prueba de la ducción sirve para determinar la fuerza o poder de los rectos para ven- «cer el desplazamiento de las imágenes por medio de prismas. Resulta importante en estos casos medir el erado de ducción (abducción, addueción y elreum- ducción), y esto puede determinarse sentando al pa- ciente a cinco metros de una luz y poniendo ante un ojo prismas de diferentes grados, aumentando hasta llegar al más fuerte sin que hava diplopia; este indi- ca el grado más alto de la superducción. La abducción se determina teniendo los pris- mas la base hacia dentro. La adducción se precisa con los prismas con la base hacia afuera. La citr- cumducción, con las bases hacia arriba o abajo. El promedio obtenido por Worth es el siguiente: Adducción, o sea la convergencia primaria, 26 a 20 grados. Abducción, o sea la divergencia prima- ria, 6 a 8 grados. Cireumducción, o sea la divergen- cia vertical, 2 a 3 grados. Pruebas de la versión. Realmente no debe darse por terminado un exa- 82 ANALES DE LA men de los músculos oculares, sin dejar de realizar esta prueba que tiene por objeto determinar el po- der de versión de los rectos. Se debe averiguar el poder de rotación en las cuatro direcciones cardina- les y aun cuando se puede llevar a cabo el examen por medio del perímetro, el mejor instrumento es el tropómetro de Stevens. El poder de rotación (ver- sión) de los ojos tiene, naturalmente, sus variacio- nes; pero podemos dar como promedios los de Lan- dolt y Stevens, que son algo distintos en cuanto a la retación interna y externa; pero que son idénti- cos en cuanto a la rotación hacia arriba y abajo. Los promedios a que aludimos, son los siguien- tes: Landolt.—Stevens.— Versión hacia afuera: 46% 48% a 530 y y» adentro: 44% ASA as o abajo: 50% 50? bi sr dy ¡ADA 33” 33” Cuando se trata de realizar la corrección de una insuficiencia muscular por los medios quirúrgicos, se debe siempre tener en cuenta el poder de la ver- sión (rotación) del ojo, especialmente la del múscu- lo que va a ser objeto de dicha intervención. La heteroforia, como hemos dicho, muy rara vez produce diplopia, habiendo autores que la nie- guen; esto se debe a que el error es corregido por un impulso extraordinario que recibe el músculo debi- litado, desde su propio centro de fusión, mantenién- dose de este modo, con un gasto indebido de energía nerviosa, la visión binocular sencilla. * Ñ ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 83 Stevens, Risley y otros autores han afirmado que la heteroforia puede ser producida por deformi- dades de la órbita y, aunque esta opinión es intere- sante no habiendo manera hábil de reconstruir una órbita deformada, hay que dirigir todo el interés al estudio de los músculos en esta materia. De Graefe dedicó atención especial al estudio de la insuficiencia muscular, especialmente en los rec- tos internos; pero a Stevens, de New York, se debe la verdadera base de los conocimientos actuales so- bre este asunto, cada día más interesante y mejor estudiado; aunque Stevens dedicó preferentemente su estudio a las deficiencias en los rectos y debemos a Savage, de Nashville, los primeros estudios funda- mentales sobre las insuficiencias de los oblícuos. Más tarde, en 1895, Stevens también se dedicó con gran interés a dichas insuficiencias y hasta inventó el elinosecopio de que hemos hecho ya mención. Sin embargo, Stevens ha designado las insuficiencias de los oblícuos con el nombre de declinaciones, expre- sión que no por verídica deja de prestarse a confu- siones. Por eso de acuerdo con Savage, no llamamos a las insuficiencias de los oblícuos declinaciones, si no cicloforia. Tratamiento de la heteroforia. Consideraciones generales: Se debe tener en cuenta la variedad de la insuficiencia y la magnitud o grado de la misma. Cuando hay errores de peque- ña magnitud en los músculos rectos, se debe hacer uso de los prismas de poca graduación, en posición de descanso para los músculos muy débiles, tenien- do en cuenta que la base del prisma debe estar diri- gida hacia el músculo que se quiere favorecer.-En la esoforia, los prismas serán iguales para: ambos: 0Jos 34 ANALES DE LA y sus bases estarán hacia afuera. En este caso, 1 los rectos internos tienen inserciones normales, no habrá novedad; pero si hay inserción muy baja, ha- brá plus cicloforia, agravada por las prismas. En la exoforia, las bases de los prismas se colo- carán hacia adentro y ambos prismas serán iguales. Si las inserciones de los rectos son más altas de las normales, habrá también plus cicloforia. En la hiperforia, el prisma corrector se debe usar solamente en el ojo afectado, y tendrá su base hacia abajo. En la cicloforia débil y no complicada, se deben recomendar los cristales cilíndricos débiles, cuyos ejes se dirigirán en la dirección de los arcos de error de los músculos más fuertes, aun cuando no haya as- tiematismo oblícuo; pero si lo hubiere, entonces se hace el desplazamiento de los ejes de los cristales cl- líndricos, en los areos de error de los oblícuos más fuertes. El arco de error o distorsión con cilíndricos convexos para el oblícuo superior del ojo derecho es de 45 grados y del izquierdo, de 135 grados, y vice- versa: para el oblícuo inferior, 135 grados para el ojo derecho y 45 grados para el ojo izquierdo. Ejercicios gimnásticos: De Graefe recomendó luso de prismas; Michel (de los E. U.) también lo ha hecho y Stevens y Savage los aconsejan. La di- ficultad consiste en que su uso, con objeto de des- arrollar los músculos débiles, resulta realmente un procedimiento fatigoso y prolongado. Michel empe- 7aba con prismas de 1 a 4 grados, usándolos el pa- ciente, durante algunos minutos cada día, hasta lo- vrar vencer la resistencia que al comienzo se pre- senta al uso del prisma, esto es, hasta que el ojo se acostuntbre al prisma. Luego aumenta el tiempo de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 85 ejercicio a distancia y más tarde que se lea durante unos minutos con el prisma, prolongando el tieraj»o de ejercicio y aumentando algo el grado del prisma. De este modo, Michel logró obtener el desarrollo muscular perfecto en el 65 por ciento de sus casos, mejorando el 25 por ciento y sólo en un 15 por cien- to no se obtuvieron beneficios. El método de Stevens es opuesto al de Michel, pues comienza con un prisma de 10 grados y trata de obtener la fusión de las imágenes, aumentando la intensidad de los prismas hasta llegar a uno con el cual resulte imposible fusionarlas. Comparando ambos métodos, tiene ventaja el de Michel en cuanto a que los prismas que se usan son débiles, que no fuerzan de modo excesivo al músculo, aun cuando logran obtener el maximun de tiempo. El de Stevens tiene, en cambio, la ventaja de no repetir el experimento durante el día, y aun- que impone gran trabajo sobre el múseulo, lo hace de modo intermitente. El método de Savage, que él llama de ejercicios rítmicos, consiste en contracciones y relajaciones alternadas de los músculos, continuadas por cierto tiempo sin llegar a producir fatiga. Se empiezan los ejercicios con prismas muy débiles, de 1 a 4 grados con la base en la dirección de la insuficiencia muscu- lar, y aumentarlos semanalmente con respecto a la intensidad de los prismas hasta llegar a los más fuet- tes. Se mira con el prisma un objeto durante unos segundos, y luego se levanta el prisma, provocando ¿sí, primero una contracción de los músculos y lue- eo una relajación, y continuando este ejercicio alter- nado o rítmico como Savage, con razón lo llama, du- 86. ANALES DE ÍLA vante algún tiempo, para suspenderlo hasta el día siguiente, antes de que sobrevenga la fatiga. Corrección de errores de refracción: Hay que tener en cuenta, como bien dice Fuchs, que la co- rrección de los errores de refracción constituye un elemento de gran importancia en la curación de las heteroforias, particularmente cuando la deficiencia es de carácter periódico. Esto tiene importancia en todos los casos de heteroforia; pero especialmente en la esoforia, que es la que con más frecuencia lle- ga a convertirse en esotropia, o estrabismo convet- gente. Tratamiento general: Desde luego que debemos conceder toda la importancia que se merece, el esta- do general del paciente. Vida higiénica; prohición de abusos visuales que con frecuencia agravan estos casos; tónicos generales; reposo, tranquilidad mo- ral, ete. Tratamiento operatorio: Con referencia al tra- tamiento quirúrgico de las insuficiencias muscula- res que no han podido ser corregidas por el uso de prismas y cristales, se debe tener en cuenta que ja- más se debe hacer más de lo que realmente es nece- sario. Hay que tener en cuenta, que con mucha fre- cuencia las diversas clases de heteroforia se encuen- tran presentes en el mismo caso, es deelr, que un su- jeto puede padecer, por ejemplo, de esoforia y te- ner al mismo tiempo cierto grado de hiperforia, y aun de cieloforia. Aquí, hay que dirigir la acción amrúrgica a mejorar o hacer desaparecer la esofo- ria y contrarrestar ia cieloforia, así como a conver- tir la cataforia en una hiperforia para que ésta sea doble. Todo esto se consigue por medio de la teno- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 87 tomía parcial: seccionamiento de las fibras superio- res e inferiores del recto interng correspondiente, dejando intactas las fibras centrales para evitar un exceso de corrección. En una palabra, hacemos uso en estos casos de las tenotomías parciales en uno o inás músculos, y en un ojo o en ambos, según la va- riedad de insuficiencia o la combinación de varieda- des que pueda existir. En la esoforia se lleva a cabo la tenotomía par- cial del recto interno, como medio de reducir la to- nicidad de este músculo, de modo que pueda estar en equilibrio con el recto externo correspondiente. En la exoforia se intenta la curación, si los mé- todos no quirúrgicos no han dado resultado, bien con la tenotomía parcial del recto externo, bien con el acortamiento de los rectos internos, para au- mentar su tonicidad; teniéndose por objetivo el res- tablecimiento del equilibrio entre los rectos exter- nos y los internos. La hiperforia, que no ha sido vencida por los procedimientos no operatorios, puede serlo por la tenotomía parcial de los rectos superiores, la cual puede variar en extensión, si hay o no complica- ciones. La cicloforia, o sea la tendencia de los ejes ver- ticales, a perder su paralelismo con el plano media- uo de la cabeza, paralelismo que es mantenido por los oblícuos, excepto en los casos de astigmatismo oblícuo, es también conocida con el nombre de insu- ficiencia de los oblicuos y recibió en nombre de Sa- vage, que la descubrió en 1890 y la designó con di- cebo nombre en 1891. La cieloforia se intenta curar, quirúrgicamente, haciendo operaciones en los rec- tos, por ejemplo, la cicloforia plus, se ataca, hacien- 38 ANALES DE LA do el seecionamiento de las fibras nasales de ambos rectos superiores, o haciendo el acortamiento o avan- zamiento de los rectos inferiores. La minus ciclo- foria rara vez hace necesaria una intervención. Como terminación a este importante asunto, di- remos que se debe tener ex cuenta que en el trata- miento de las heteroforias o insuficiencias, lo im- portante es evitarles a los centros de la fusión un trabajo excesivo, y esto se consigue, logrando que - los músculos del mismo par se hagan ortofóricos, esto es, que tengan la misma tonicidad. Con referencia a las intervenciones en los oblí- cuos, debemos hacer constar que en las insuficien- cias no se operan estos, y solo se interviene en el oblícuo inferior en ciertos casos de estrabismo. Heterotropias o Estrabismos. Notas históricas sobre el estrabismo. El estra- hismo fué conocido de los antiguos y se encuentra citado en los más viejos libros de medicina. Hipó- erates lo citó como una de las consecuencias de la epilepsia infantil; Celso escribió algo sobre el es- trabismo y las parálisis de los músculos oculares, y en el siglo séptimo Egineta recomendó el uso de un antifaz, con pequeños agujeros para los ojos, con objeto de corregir la desviación. En tiempos menos remotos, Ambrosio Paré publicó un trabajo sobre el estrabismo, cuya causa se debía según él, a que la cuna del niño recibía la luz por un lado, o a que la criandera se ponía bizca y el niño la imi- taba. (Esta curiosa teoría de la imitación la encon- tramos en nuestros días y en algunos de los casos que hemos tenido oportunidad de examinar se creía por los familiares que la causa del estrabismo era ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 89 la ¡imitación del paciente a otro niño estrábico) Maitre-Jan, en 1707, creía que el estrabismo era de- bido a defectos en la córnea, y muy especialmente a la miopía, de la cual decía que era lo mismo que el estrabismo y vice-versa. Por el año 1737 visitó París un eminente charlatán, el Dr. John Taylor, oculista ambulante que decía serlo del Rey Jorge TI así como del Papa, y de otras personas eminen- tes. Allí y en Rouen llevó a cabo operaciones de estrabismo; pero seccionando sólo la conjuntiva, a lo que parece, o a lo más el oblícuo superior. Aun- que de sus deseripelones parece, que realmente co- nocía Taylor la verdadera causa del estrabismo, ya que para curarlo decía que se hacía necesario pro- vocar la relajación del tendón predominante, sus procedimientos charlatanescos y los trabajos de la época coimeiden en hacernos suponer que él no rea- hzaba el verdadero seccionamiento del músculo. 'Tenon, en 1806, dió a la luz una magnífica des- cripción de la anatomía del contenido de la órbita que es clásica, y la cual permitió obtener el conoci- miento exacto del mecanismo del estrabismo por el estudio de los músculos. En 1823 Bell describió an- te la Real Sociedad de Medicina de Londres, sus trabajos de investigación en animales sobre los cua- les realizó operaciones para determinar la causa lel estrabismo. Bell, sin embargo, no comprobó por no haber adelantado todo lo que era de desear sus operaciones, la causa del estrabismo, y estimó que no era debido a afecciones musculares, abandonan- do sus trabajos, y no fué hasta aleunos años más tarde que se fijó de modo concluyente la operación del estrabismo. Esta, tal- como la conocemos actualmente fué 90 ANALES DE LA ideada por el profesor L. Stromeyer de la Univer- sidad de Erlangen, y deserita por él en 1838, en su “Tratado de Ortopedia Subcutánea””, diciendo que el estrabismo era debido a una contracción viciosa de los músculos oculares, que se corregía median- te el seecionamiento del tendón, operación que él había llevado a cabo en el cadáver. Halló eco esta- descripción en el Profesor Dieffenbach de Berlín, que practicó la operación en 1839 y sometió en 1840 sus resultados a la Academia de Medicina de Pa- rís, haciendo constar que la operación había sido ideada por Stromeyer y realizada por él. La Aca- demia, escéptica primero, se convenció de la vera- cidad del aserto y concedió a ambos, Stromeyer y Dieffenbach, el premio de seis mil francos. La operación de Dieffenbach consistía en una tenotomía del recto interno, al ras de la eseleróti- ca. Surgieron a granel los operadores de estrabis- mo, realizándose verdaderas enormidades, e ineu- rriéndose en lamentables abusos, llegándose, aun por el mismo Dieffenbach a prostituir la operación, modificándola de tal modo que lo que se realizaba era una división del músculo, cada vez a más dis- tancia de la inserción tendinosa en la esclerótica, e iniciándose con Mackenzie y De Graefe una campa- ña para restablecer la operación original. El genio insuperable de De Graefe hizo que se adoptase un método más conservador; él recomendó que la inci- sión en la conjuntiva se hiciese cerca de la córnes, que la división del tendón se practicase cerca de la - eselerótica, y que cuando hubiese gran división de los tejidos, se diesen suturas en la herida conjun- tival. Poco después de conocerse la operación de Die- ACADEMIA .DE CIENCIAS DE LA HABANA 91 ffenbach, Querin dió cuenta de su método de avan- zamiento muscular, siendo perfeccionada esta ope- ración por De Graefe. Consistía el método de Que- rin, en pasar un hilo (con un lazo según la modifi cación de De Graetfe), al través del tendón seccio- nado y llevar los dos extremos del hilo, por encima de la córnea, al lado opuesto de la cara, sobre la na- ríz si se trataba del recto externo; sobre la sien si se trataba del recto interno, para anelar los hilos, así pudiéramos decir, bajo un esparadrapo fuerte- mente adherido a la piel. Pero los hilos con fre- cuencia originaban lesiones de la córnea y hasta su- nuraciones de la misma, por lo cual fué preciso abar- donar el método, que era, además, poco seguro, ya que dependía su éxito de la fijeza al esparadrapo. En 1862 ante el Congreso de Heidelberg, Crit- chett, el viejo, dió cuenta de su método de avanza- miento suturando el tendón hacía adelante. De Graefe enseguida aceptó la idea de Critchett de que el avanzamiento era una ayuda a la tenotomía del músculo opuesto, la cual debería siempre realizarse; pero desde 1878 Landolt fué un firme defensor del avanzamiento sin recurrir a la tenotomía. Panas es- tiraba el músculo antes de hacer la tenotomía, opera- ción que él estimaba inmejorable. En honor a la verdad, diremos que los autores modernos coinci- len en su mayoría, en aceptar la tenotomía de Pa- nas, como la mejor, y en opinión de Savage, es el único método seguro de tenotomía, cuya operación, en general, es un procedimiento poco seguro. Mecanismo del estrabismo. Normalmente, cuando un ojo se dirige a su punto de fijación, la línea visual, une este punto con 992 ANALES DE LA la mácula, y ambas líneas visuales, en estado not- mal, se unen en el punto de fijación, formándose la visión binocular. La dirección de la línea visual des- de el punto de fijación se lleva a cabo por los músculos que se insertan en el ojo, auxiliados de modo relativo por los que se encuentran en la vecindad de la órbita. Por eso, cuando las líneas visuales de ambos ojos, no pueden unirse en el pun- to de fijación, o sea cuando hay desviación manifies- ta de una de las líneas visuales se produce el estra- bismo que se debe a la ausencia de la fijación bino- cular, y aun cuando los dos ojos conservan sus mo- vimientos correlativos, siempre se encuentran los ejes visuales en la misma situación anormal. Exis- te, pues, una coordinación entre ambos 0jOs, pero es defectuosa. El estrabismo concomitante, o verdadero es- trabismo, se denomina así para diferenciarlo del paralítico y generalmente ocurre cuando el apara- to motor del ojo se encuentra en estado normal de contractibilidad. Puede cada músculo individual- mente gozar de todo su poder de rotación y puede cada ojo moverse en todas sus direcciones, ya por si solo, ya en conjunción con el otro ojo, y sin em- bargo puede haber desviación de uno de los ejes vi- suales, lo que constituye el estrabismo concomitan- te, que en muy contados casos y como cosa real- mente excepcional puede estar acompañado de di- plopia; y en cambio, puede ocurrir el estrabismo por obstrucción mecánica a los movimientos ocu- lares, parálisis, en cuyo caso se trata del estrabis- mo paralítico, o colitropia de Stevens. La diplopia, a pesar de lo que hemos dejado di- cho, existe en el estrabismo concomitante con más ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 93 frecuencia de lo que generalmente se cree, y desde el punto de vista teórico, debe existir en gran nume- ro de casos, si no en todos ellos, con la excepción de la catatropia y anotropia; lo que ocurre general- mente es que se facilita su supresión por la supre- sión mental de una imagen, la que procede del ojo desviado, o como dice Stevens, hay una imposibi- lidad de dar una interpretación a los movimientos oculares que dirigen la posición del ojo estrábico. Lo que se llama con frecuencia ambliopía por falta de uso en un ojo estrábico, o ambliopía ex- anopsia, es el resultado de esa supresión de la ima- een de dicho ojo, cuyo supresión llega a veces a ser tan completa, que dejando el ojo al descubierto (el estrábico), y cubriendo el otro, el ojo estrábico no puede localizar la posición de los objetos en el campo visual. Así vemos que frecuentemente hay casos de ojos aparentemente ambliópicos, que al oftalosmocopio denotan un fondo de ojo sano; pero lo corriente es que sobrevenga la pérdida de la vi- sión en el ojo estrábico y que con frecuencia se re- duzca también la agudeza visual del ojo sano. El estrabismo, convergente o de otra forma, destruve pues, gradualmente la visión binocular. La divergencia 0 convergencia de un ojo estrá- hico, casi siempre desaparece cuando el individuo duerme, o durante la anestesia general, mientras que cuando se hace la fijación en casos en que no hav ambliopía, a veces el ojo estrábico se convierte en el ojo de fijación y el sano se hace estrábico, ocu- rriendo entonces el estrabismo alternante, en el cual el estrabismo puede ocurrir primero en un ojo, luego en el otro, ete. | El defecto no es peculiar siempre a un solo -ojo 94 ANALES DE LA y aun cuando así sea, hay como fundamento básico un defecto común a ambos ojos, aunque el sujeto, de modo inconsciente, escoje el ojo estrábico. El estrabismo o heterotropia puede tener tres variedades; la convergente, la divergente y la ver- tical: pero con frecuencia hay una combinación de desviaciones, es decir, el ojo estrábico convergente está aleo desviado también hacia arriba. Bover, y más tarde De Graefe observaron este fenómeno y mucho después que ellos Stevens observó otra for- ma de desviación que consiste en la desviación ver- tical de ambos ojos (el estrábico y el sano), ade-. más de la desviación principal hacia dentro o fue- ra. Esta desviación vertical, en mayor o menor in- tensidad, es bastante común. Con referencia a la intensidad de los estrabis- mos en general, y al defecto estético consecutivo, éste varía notablemente, pudiéndose observar des- de la más ligera desviación, hasta lo que antigua- mente se conocía con el nombre de estrabismo ho- rrible, en el cual hay desviación vertical superior en un ojo e inferior en el otro. El estrabismo puede ser homónimo, o heteró- nimo, esto es, la doble imagen puede percibirse (cuando hay diplopia), en el mismo lado. o en lado opuesto al ojo estrábico; en otras palabras, general- mente hay diplopia en el estrabismo convergente y heterónima en el divergente. Se debe insistir sin embargo en la afirmación que en el estrabismo eon- comitante no hay generalmente diplopia. El estrabismo, además de ser alternante, pue- de ser periódico o intermitente, o puede ser constan- te, como ocurre casi siempre. Con referencia a la ambliopía por falta de uso,-para podernos da“cuen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 95 ta exacta de la ausencia de la facultad de la fusión en un caso de esta naturaleza, debemos despojarnos de la idea tan corriente de que el sentido de la vis- ta es solamente una imagen invertida en la retina de los objetos vistos en el campo visual. Hay que tener en cuenta la psicología del acto visual, que des- eribimos al comienzo de esta monografía, y de ese modo, y teniendo un conocimiento exacto de estos casos, con frecuencia se logra que el ojo ambliópico recobre cierto erado de agudeza visual, por medio de la reeducación del mismo. Clínicamente podemos precisar la existencia del estrabismo, por la inspección del ojo estrábico; por la prueba de la desviación, que se hace por me- dio de la oclusión; por las pruebas de las diplopias y de los prismas, y por las prue bas de los movimien- tos oculares. Hay pues que precisar si el caso es de es- trabismo verdadero, o si es solo producido por aleún error de refracción, que como en la hipermetropía o en la miopía, puede producir un estrabismo con- vergente o divergente aparente. Luego de precisar que el caso es realmente de estrabismo, se debe fijar la variedad a que pertenece, cual es el ojo desviado, en qué dirección se desvia; cual es el grado de la desviación y qué causa tiene el estrabismo. Medios de precisar el estrabismo. Para determinar si se trata de un caso verdade- ro o aparente de estrabismo, se ordena al sujeto que mire un objeto colocado a un metro de distancia, que se le va acercando al sujeto. Si ambos ejes vi- suales continúan dirigidos hacia el objeto, a medi- da que este-és aproximado a los ojos, el-caso es de 96 : ANALES DE LA estrabismo aparente; pero no real. Si uno de los ojos sigue el objeto, y el otro ojo, después de seguirlo cier- ta distancia, se desvia repentinamente, hacia aden- tro o afuera, se trata de un estrabismo concomitan- te; y si ambos ojos siguen la dirección del objeto, pero uno se detiene después de hacer algunos movi- mientos convulsivos, se trata de un estrabismo pa- ralítico. Determinación del ojo estrábico.—Por medio de la prueba de la oclusión, se determina cual es el ojo estrábico. Se coloca una tarjeta delante del ojo estrábico, y se pone a cierta distancia un objeto, al- ternando con cada ojo. Si al cubrir un ojo, el otro realiza un movimiento convergente o divergente, se comprueba que antes estaba desviado hacia afuera o hacia adentro. Medida del estrabismo.—Podemds precisar, aunque de modo basto, la intensidad del estrabis- mo, con el método lineal, pudiendo disponer para exámenes más precisos del estrabismómetro y del perímetro. El método lineal, se lleva a cabo marcan- do sobre la piel del párpado inferior, con tinta, la posición del borde externo de la córnea en cada ojo, y luego al cubrir el ojo de fijación, el ojo estrábico trata de realizar la fijación inmediatamente, hacién- dose entonces nuevamente en la piel una segunda línea. La distancia entre ambas marcas, nos da la distancia lineal del estrabismo, o sea la desviación primitiva pero como además, puede haber la des- viación secundaria, esta se manifiesta, en el ojo sa- no y es igual a la primitiva. Esto es característico del estrabismo concomitante. El estrabismómetro, consiste en un mango de marfil. que se hace más aneho en su parte superior, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 97 casi como un abanico, adaptable al párpado infe- rior, y que está marcado con una escala de milíme- tros, por medio de la cual se precisa la desviación del centro pupilar. Para precisar de modo absoluto la intensidad del estrabismo, se realiza la medida de su ángulo. Este es el ángulo que hace el eje visual, con la direc- ción que debiera tener normalmente, y se obtiene por medio del perímetro; teniendo sentado al suje- to de frente al perímetro, con el cuadrante colocado según la clase de estrabismo que se va a medir (ho- rizontalmente en el estrabismo divergente o con- vergente), y de tal manera que el ojo estrábico co- rresponda al centro del instrumento, se le invita a que fije con ambos ojos un objeto distante, coloca- do en la misma línea que el centro del perímetro; y se mueve una bujía gradualmente, a lo largo de la parte interior del cuadrante, del centro hacia afue- ra, hasta que el observador vea el reflejo de la bu- Jía en su córnea, en el centro de la pupila del ojo desviado, procediéndose entonces a medir el núme- ro de grados indicados en el arco, cuya medida re- presenta el ángulo del estrabismo. Luego se lleva a cabo la medición del ángulo de desviación para cer- ca, de igual manera. Etiología del estrabismo. Con referencia a la etiología del estrabismo no se debe olvidar lo formulado por Donders, que tan- tos y tan brillantes trabajos realizó en el estudio de los músculos oculares. Donders, observando la gran frecuencia de los errores de refracción en los casos de estrabismo, hizo las siguientes conclusiones: 1.—El estrabismo convergente depende casi siempre: de la: hipermetropía. 98 ANALES DE LA 2—El estrabismo divergente es casi siempre el resultado de la miopía. Esta teoría, por la gran parte de datos ciertos que contiene, y por la gran autoridad del nombre de Donders, obtuvo numerosos prosélitos; pero real- mente Donders dió demasiada importancia a los errores de refracción, y sobre todo a la hipermetro- pía, ya que si ésta fuese en realidad la causa del es: trabismo convergente, no sería necesaria la opera- ción. Realmente la hipermetropía no deja de tener importancia, aunque ocupa lugar secundario, pues en la niñez sobre todo, con frecuencia el uso de un eristal convexo, para atender una heteroforia y aun un estrabismo de poca intensidad, puede evitar una operación. A la teoría de Donders debemos asociar el he- cho cierto de que en los primeros meses de la vida el ojo es, regularmente hipermetrope. Esta hiper- metropía, con cierta convergencia, de la infancia, desaparece al establecerse el funcionamiento normal de los centros cerebrales v de los músculos extrínse- cos del ojo. Si no ocurriera esto, el 80 por ciento de la humanidad padecería de estrabismo convergente. Donders afirmaba que el 77 por ciento de sus casos de estrabismo convergente eran en sujetos hiper- metropes, y cerca del 80 por ciento de los de estrabis- mo divergente eran miopes; pero hay que tener en cuenta, que dichos promedios son poco más o menos los mismos en las personas no estrábicas, como se ha comprobado en estos últimos años, especialmen- te por los exámenes en gran escala hechos en cen- tenares de miles de colegiales. La teoría de Donders se basa en que la tensión extraordinaria de la acomodación que se lleva a ea- ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 99 bo en la hipermetropía, da por resultado un excesc de convergencia, que a la larga resulta en una con- tractura permanente de los rectos internos, y en que por el uso de cristales convexos se corrige con frecuencia el estrabismo convergente. Sin embargo de que el eristal convexo hace algo más que aliviar el esfuerzo de la acomodación, hay que cenvenir ex que las ideas de Donders han arrojado mucha luz sobre la etiología del estrabismo y han dado la pri- mera indicación para el tratamiento racional «del mismo. Hace algunos años el eminente Parinaud dió co- mo causa posible del estrabismo las meningitis pat- ciales o de poca intensidad, razonamiento semejan- te al seguido por uno de nuestros más eminentes oftalmólogos, el Dr. Juan Santos Fernández, al ucor- sejar en algunos casos de estrabismo, de fecha. re- ciente en cuanto a su origen, el uso de dosis peque- ñas de calomel, para descongestionar las zonas Inva- didas en el proceso meningeo. Realmente aunque, co- mo mencionaremos más adelante, la causa fundamen- tal del estrabismo sea otra, no podemos negar, por haberlo visto, que las meningitis y algunas fiebres eruptivas en que se han producido fenómenos cere-. brales, son causas determinantes de que el sujeto predispuesto al estrabismo, padezca de esta afec- ción. En un reciente trabajo de investigación histo- lógica sobre el estrabismo convergente de los re- cién nacidos, el Dr. Poyalés, pensionado del gobier- no español al Instituto Rockefeller, en cuya Insti- tución viene realizando notables trabajos de pacien - te y concienzuda investigación, hace uso de la cla- sificación de Galezowski pará explicarla. Galezóws- 100 ANALES DE LA ki dividió los estrabimos convergentes en tres gran- des grupos; según sus causas a saber: (1) Opticas o hipermetropía infantil; (2) Paralíticas y (3) Me- cánicas, en las cuales hav predominio absoluto del recto interno sobre el externo. Como hemos visto en el estudio de la anatomía de los músculos y como asegura Poyales, en el desa- rrollo embrionario, el recto interno, obtiene gene- ralmente más amplitud que el externo, y esta debi- lidad del último, comparada con la fortaleza del pri- mero, se evidencia más tarde, en los primeros me- ses de la vida, por la frecuencia de la inclinación a la convergencia, la que bien es verdad que va des- apareciendo a medida que se desarrolla la visión bi- nocular perfecta; pero también no lo es menos que, en muchos casos, continúa durante la vida adulta del sujeto, sobre todo si hay afecciones del organis- mo que pueden actuar, como con frecuencia actúan, sobre la compleja organización nerviosa que diri- ge la visión binocular. Esta teoría del origen del estrabismo por la de- bilidad de un músculo, merece tenerse en cuenta de cierto modo, aunque no parece posible que el estra- bismo convergente, por ejemplo, sea debido a debi- lidad del múseulo recto externo exclusivamente, ya que cuando se mide con el tropómetro el poder mus- cular de cada ojo, encontramos que éste es, aislada- mente, igual en cada ojo, como es también igual el radio de acción de cada uno de ellos. De Graeffe consideraba como causas del estra- bismo los trastornos de la inervación, las afecciones de la estructura de los músculos, las causas externas que producían la inmovilidad, y, algunas veces las anomalias de-la visión; pero él incluía en esta elasi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 101 ficación el estrabismo paralítico, y en lo que se refie- re al concomitante exclusivamente, lo estimaba irás bien como debido a falta de proporción en el tama- ño de los músculos antagonistas. Podemos pues con- siderar esta teoría como la del acortamiento anot- mal del receto interno, pero esta opinión, de suyo tan respetable, cae por su base cuando recordamos que durante el sueño y bajo la acción de la anestesia ge- neral, el estrabismo desaparece. Existen también opiniones que dan por senta- do que la causa del estrabismo se debe a trastornos de los centros nerviosos, o del cerebro en sí, acer- cándose a lo-sustentado por Parinaud y defendido, con razón, en algunos casos por el Dr. Santos Fer- nández; en realidad, Stevens acepta también que algunos casos de estrabismo hay coexistencia con convulsiones y otros fenómenos cerebrales y menin- geos, y no podemos dejar de aceptar que, como he- mos dicho anteriormente, haya coexistencia por lo menos en muchos casos, y que algunos casos de es- trabismo, sobre todo en niños de corta edad, se han curado mediante el uso de medicaciones dirigidas a combatir los fenómenos congestivos meningeos. Pero como base verdadera de la causa esencia! del estrabismo concomitante, la totalidad de los au- tores coinciden en aceptar actualmente un obstácu- lo a la fusión normal de las imágenes que proceden de ambas máculas, siendo este obstáculo debido a algún defecto en la facultad de la fusión. Como hemos visto al tratar acerca de la visión binocular, ésta se realiza a los seis meses, y las coor- dinaciones motoras en el recién nacido se encuentran desarrolladas parcialmente, pudiéndose por ellas 102 ANALES DE LA durante los primeros seis meses mantener las diree- ciones relativas normales de ambos ojos. El desa- rrollo de la visión binocular empieza generalmen- te del sexto mes en adelante, para estar bien avan- zado a los doce meses y en estado de completo desa- rrollo, casi siempre, a los seis años. Se forma el “de- seo de la visión binocular”, que hemos citado ante- riormente, y que consiste en la tendencia instinti- va a fusionar las imágenes, lo cual mantiene los ojos en posición normal. Por eso, cuando la facultad de la fusión está desarrollada de modo completo, el es- trabismo no puede deberse a anisometropía, hete- roforia o hipermetropía. Admitiendo como causa fundamental del estrabismo, la existencia de un de- fecto en la facultad de la fusión, nos encontramos que hay causas predisponentes o excitantes que pue- den determinar una desviación interna o externa o raras veces de carácter vertical de los ojos; pero cuyas causas siempre tienen que actuar en casos fundamentalmente predispuestos a ser estrábicos, en otras palabras, hay que tener siempre por base la existencia de lo que pudiera ser llamado un **es- tado de desequilibrio latente””. La causa esencial es común a todas las formas de heterotropias o estrabismos concomitantes. En cuanto a las causas excitantes en mérito al mejor conocimiento de estos asuntos, vamos a mencionat- las con referencia a cada variedad de estrabismo. Estrabismo convergente.—Como causas exel- tantes que en determinados momentos pueden traer a la luz un estrabismo, tenemos las siguientes: 1) Hipermetropías, en las cuales, como sabemos hay tendencia a la convergencia dinámica anormal. Es- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 103 tos casos pueden curarse con facilidad si se hace la oportuna corrección del error de refracción. 2) Anisometropía. 3) Ambliopía congénita, la cual no debe ser confundida con la ambliopía ex-anopsia o por falta de uso. 4) Anomalías motoras en conjunción desde luego con la causa esencial del estrabismo. 5) Fiebres infecciosas. 6) Trastornos mentales, convulsiones, ete. 7) Meningitis. 8) Lesiones sufridas durante el parto. 9) Herencia. 10) Afecciones graves de la córnea, con leuco- mas extensos consecutivos a las mismas. 11) Oelusión de un ojo durante cierto tiempo por fotofobia. 12) Afecciones de la retina y coroides. 3) Insuficiencia de los rectos externos, o eso- foria. 14) Insuficiencia del recto superior o del in- ferior. Estrabismo divergente:—Durante el transcur- so de esta monografía hemos hecho mención más de una vez de la teoría de Donders, referente a la etio- logía del estrabismo, y ahora al tratar de las causas predisponentes o excitantes de esta forma de hete- rotropia tenemos que mencionar nuevamente dicha teoría; decía Donders que el estrabismo divergente se encontraba generalmente asociado a la miopía, y nuevamente se hace preciso admirar el genio del oculista holandés, que aunque no logró ahondar de modo absoluto en este asunto, fué quien dió la idea del conocimiento exacto del mismo. Efectivamente, 104 ANALES DE LA la mayoría de los casos de estrabismo divergente, - ocurre en jóvenes miopes, y aunque no es la miopía, la causa esencial del estrabismo divergente, es 1n- dudable que muchos casos se deben a no haber co- rregido oportunamente con cristales cóncavos, el error de refracción existente. Además de las otras causas enumeradas en las que se refieren al estra- bismo convergente, muchas de los cuales tienen la misma relación con el divergente, hay que confesar que algunas veces el estrabismo divergente se debe a una tenotomía hecha con objeto de corregir una desviación convergente. Estrabismo vertical: —Esta forma de heterotro- pia, que puede ser superior o inferior, y que aisla- damente es muy raro, con frecuencia se encuentra asociado a la esotropia o a la exotropia. Puede ha- ber hipertropia doble o sencilla, o catatropia doble o sencilla, o una combinación de estas variedades. Las causas residen, además de en el defecto en la facultad de la fusión, en los músculos que tienen a su cargo la elevación y la depresión de los ojos. La variedad a que nos referimos generalmente es pre- cedida de una insuficiencia de los músculos aludi- dos, que dura algunos años, y que si no es corregida puede provocar la heterotropia vertical. Consideraciones generales sobre la etiología del estrabismo.—Se debe de tener siempre en cuenta que el estrabismo concomitante es generalmente une afección de ambos ojos, ya que su base esencial es un trastorno de la facultad de la fusión. Lo que ocurre es que el trastorno tiene que ser interpretado por un ojo solamente, y que hay que suprimir la imagen de uno de los dos ojos, ya que de otro modo existi- ría la diplopia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 105 En el estrabismo concomitante la asociación visual entre los dos ojos generalmente no existe pueden ver ambos independientemente el uno del otro, excepto en los casos en que hay ambliopía ex- anopsia; pero en lo que se refiere a los movimientos, la correlación si existe, aunque no hay paralelismo en el equilibrio. Landolt aconseja que se diga en vez de estrabismo convergente del ojo derecho, por ejem- plo, estrabismo convergente (fijación del por el ojo izquierdo), basándose en lo que acabamos de decir de que según la etiología del estrabismo, no es posi- ble afirmar que el estrabismo sea de un ojo o de otro, si no que es un defecto que afecta a ambos o0jos, y cuyo error en la dirección relativa, se hace patente solamente en uno de ellos, puesto que el individuo tiene que dirigir uno de los ojos al objeto que le lla- me la atención. Diagnóstico diferencial entre el estrabismo con- comitante y el estrabismo paralítico.—Si se tiene presente la etiología del estrabismo concomitante no debe haber dificultades para hacer el diagnósti- co; pero las siguientes líneas sobre el dignóstico diferencial no deben ser omitidas, creemos, de esta memoria. En primer lugar, el estrabismo concomitante generalmente ocurre durante los seis primeros años. mientras que el paralítico, aunque suele verse en la infancia, es casi siempre afección de la edad adul- ta. Esto en cuanto al estrabismo concomitante de carácter convergente sobre todo, pues el divergen- te, con frecuencia ocurre después de los seis prime- ros años, como consecuencia de la pérdida de la vi- sión binocular, por cualquiera que sea la causa de esta pérdida. 106 ANALES DE LA Tenemos después, la ausencia de la diplopia en el estrabismo concomitante y la constancia de dicho síntoma en la forma paralítica de estrabismo. Cuan- do ocurre en el concomitante, es más bien algo que corresponde a una visión alternada, y no la diplopia espontánea que corresponde exactamente en posi- ción y grado a la desviación, como se ve en el estra- bismo paralítico. Con referencia al grado de la desviación, tene- mos que en el estrabismo concomitante, cualquiera que sea el ojo que esté cubierto, el grado de desvia- ción, es el mismo para cada ojo, mientras que en la forma paralítica, la desviación es mayor cuando el sujeto se fija con el ojo de la parálisis, que cuando lo hace con el ojo no afectado. En otras palabras como dice Landolt, la desviación secundaria, constante en el estrabismo concomitante, no existe en el estrabis- mo paralítico. En lo que concierne a los movimientos oculares, hay también base cierta para el diagnóstico diferen- cial, pues en el estrabismo concomitante no hay li- mitación en los movimientos, los cuales están limi- tados, según la clase de parálisis, en la variedad pa- ralítica. Ambliopías del estrabismo. En el estrabismo encontramos dos variedades distintas de ambliopía, 1), La ambliopía congéni- ta, que es una variedad muy poco frecuente, y en la cual hav una agudeza visual muy defectuosa, al ex- tremo de verse solamente los objetos y eso con gran lificultad y cuya ambliopía como se presenta en es- tos casos y puede ser la causa excitante del estrabis- mo, lo mismo puede presentarse en personas no es- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 107 trábicas (Worth). Esta forma de ambliopía siempre ocurre en un ojo solamente. 2), Ambliopía ex-anopsia, o por falta de uso, que es por desgracia, excesivamente frecuente. Aquí lo que no hay es atrofia del nervio (tampoco la hay por regla general en la variedad anteriormente des- erita), si no la supresión constante de la imagen reel- bida por el ojo desviado. Se trata realmente de una pérdida funcional, sin defecto anatómico, como bien dice Lohman, aunque Best opina que hay también supresión de la percepción visual. Y esta opinión parece confirmarse en muchos casos, en que el indi- viduo asegura no ver con el ojo estrábico, y, sin em- bargo, mediante los exámenes repetidos y con la corrección del error de refracción se logra ““desper- tar?” por decirlo así, alguna agudeza visual. Es de gran importancia no abandonar estos ca- sos de estrabismo, con ambliopía ex-anopsia, o por falta de uso, si no por el contrario atenderlos a la edad más temprana posible, pues la ambliopía por falta de uso, es susceptible de mejorar de modo no- table, mediante ejercicios que se llevan a cabo de modo sistemático. Cuando el estrabismo se presenta a los seis u ocho meses del nacimiento, por ejemplo, la pérdida de la agudeza visual, generalmente se hace más rá- pida, que cuando el caso es de más edad; aquí lo co- rrmente es que en dos o tres meses, si no hay trata- miento adecuado, se presenta la ambliopía del ojo estrábico, y, por tanto, la pérdida del poder de fija- ción central; cuando el estrabismo se presenta más tarde, a los 18 meses, por ejemplo, la ambliopía tar- da más tiempo en desarrollarse, y cuando pasa más tiempo, antes de presentarse el estrabismo, el poder 108 ANALES DE LA de la fijación central, se mantiene por bastante tiem- po. Worth asegura no haber observado la pérdida de la fijación central en casos de estrabismo que ocu- rrieron después del sexto año de vida, y realmente, la verdadera ambliopía ex-anopsia, que consiste en una pérdida cierta de la visión, y no en defectos del desarrollo de esta, es muy poco frecuente después de los primeros seis años de vida. La ambliopía por falta de uso, cuando es pro- nunciada, llega a ser mucho más intensa que la con- génita. En esta última variedad, hay siempre algu- na agudeza visual restante, mientras que en la cla- se producida por la falta de uso, la ambliopía llega a convertirse en total en muchos casos, y en una gran parte de ellos se puede advertir la existencia de un escotoma central de 200 a 300. A pesar de todo esto, con frecuencia el oftalmó- logo no puede precisar si hay ambliopía congénita o ambliopía ex anopsia, y aunque a los efectos del pronóstico no hay gran interés en precisar la varie- dad, cuando los casos son muy avanzados; si la hay en los casos en los cuales mediante un tratamien- to adecuado, se puede restablecer la fijación cen- tral del ojo estrábico. Aygudeza visual en el estrabismo. Como hemos visto en los párrafos dedicados a la visión binocular normal, ésta es el resultado de la fusión psíquica de las imágenes procedentes de ambas máculas. Con referencia a la agudeza visual en los casos de estrabismo, es conveniente recordar las ideas de Hering, llamadas nativistas que consideran las sen- saciones de espacio, como atributos esenciales de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 109 la retina: Hering considera la visión a distancia, co- mo de carácter congénito; pero cree que en su for- ma primitiva no se aprecia la visión para cerca m3 para lejos, las cuales se desarrollan cuando se esta- blece la comparación entre el ego y la imagen visible. Debemos igualmente tener en cuenta que exis- te, contrapuesta a la teoría nativista, la teoría em- pírica, cuyo primer mantenedor fué Helmholtz, y que defendieron entre otros Berkeley, Hillebrand, Heine, Stratton y Straub, cuya teoría considera que la agudeza visual se desarrolla por la experiencia, basándose para ellos sus mantenedores en experl- mentos de vistas estereoscópicas, ete. Lolman cree fuera de toda duda que la experiencia juega papel importante en la visión y cita como ejemplo, el cál- culo de la distancia. Estas teorías del nativismo y del empirismo, como dejamos dicho, tienen importancia para el es- tudio de la agudeza visual en el estrabismo. Los de- fensores de ambas teorías, coinciden en considerar la visión en los estrábicos como la más palpable de- mostración de sus afirmaciones y así tenemos que mientras Muller estimaba la visión en los estrábi- cos debida a una alteración congénita en los puntos correspondientes de la retina, De Greffe la creía debida a una anormalidad adquirida. Los trabajos de Tschermak y de Bielschorwsky han arrojado mu- cha luz sobre este asunto. Tschermak, por medio de pruebas de localización, ha podido demostrar que hay algunos estrábicos que poseen la correspondeñ- cia normal de ambas retinas y que a pesar de la anor- malidad motora, hay correspondencia seusoria: 101- mal; aunque hay también casos en que no existe esa armonía o correspondenela.: ] 110 ANALES DE LA Bielschorwsky en sus investigaciones sobre la correspondencia normal y la anormal, ha encontra- do notables diferencias entre las dos; comprobando que el ángulo de la anomalía no es constante en anot- mal; que hay ausencia de la “tendencia a la fusión”, y que hay deficiencia en el cálculo de la profundidad, así como que se encuentran irregularidades entre las imágenes de ambos ojos. Lohman opina que la exts- tencia de este eje común de anomalía a pesar de las condiciones desfavorables y de las relaciones anot- males presentes, prueba de la existencia de una coordinación funcional, que puede establecerse en los casos de estrabismo, y que denota nuevamente la existencia de una facultad psíquica, que se en- cuentra en los procesos creativos y reproductivos. Jomo consecuencia de todo lo expuesto, volve- mos una vez más a asegurar que el principal agen- te-en la producción del estrabismo es un defecto en la facultad de la fusión, y Worth lo ha demostrado hasta la saciedad en todos sus casos de estrabismo. La fusión, como hemos dicho, es el verdadero impul- so a la unificación binocular, como ocurre cuando ve- mos la unión estereoscópicas de dos fotografías que se ven fusionadas. En todos los casos de estrabismo hay una fusión defectuosa y Worth lo ha podido ob- servar también, de modo acentuado en sus casos de estrabismo alternante, con buena visión central. Krusins va más lejos que Worth y sugiere la po- sibilidad del defecto fusional, sin que exista el es- trabismo, y esta idea no puede ser rechazada a la ligera, si es que aceptamos las teorías modernas y los hechos prácticos actuales obtenidos sobre el es- trabismo y su etiología. E E Seeún el estudio de 324 casos de estrabismo, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA dd: que hemos tenido oportunidad de exanúunar en el transcurso de diez años, la ambliopía se presentó en una proporciór crecida de casos, y en el 25 por cien- to de ellos, la agudeza visual era inferior al grado, habiendo verdadera amaurósis. La agudeza visual de estos casos es como sigue: Casos Visión 20/20. . . RAI ES EA . A e RA: Ba A o ges noto pude. AE LO 4 A AS ARE > AAA A mpliopla ex anopsia. .... ..... 18 e A A A a NA O A E 5 por leucama 4 a porros YE e por atrofia del nevio óptico 5 24 por atrofia coroideana. . . 2 Se ignora la agudeza visual. . . . . 10 ota: 1 1H TUARA. Aaza Frecuencia del estrabismo. En un total de 32,000 enfermos de los ojos, vis- tos en el transcurso de diez años, y pertenecientes dichos enfermos tanto a la consulta particular, co- mo a Clínicas e Instituciones con las cuales tenemos la honra de estar relacionados, hemos observado tan solo 324 casos de estrabismo, lo que arroja un uno por ciento de estrabismos en las enfermedades oculares. -De los 324 casos examinados, encontramos que 69 0 ANALES DE LA 202 eran de estrabismo unilateral y 22 de estrabis- mo alternante. Jon referencia al ojo estrábico y a la variedad de estrabismo, tenemos que hubo 273 casos de es- trabismo convergente (155 del ojo derecho y 118 del ojo izquierdo); 50 casos de estrabismo divergente (23 del ojo derecho y 27 del ojo izquierdo) y 1 ca- so de estrabismo vertical superior, asociado a mi- croftalmía del ojo derecho, pues ocurrió el estrabis- mo en el izquierdo. La edad de los sujetos que venimos mencionan- do varió del modo siguiente: el estrabismo se pre- sentó por edades, con la frecuencia siguiente: Casos De uno a seis meses del nacimiento. . 58 De. seis meses. a un año... 1. OA De tmo'4' dos años ARO JUL. De dos a'cuatro años 0 AA De cuatro a seis años 42. MUA De más de seis ados. 0. Con referencia a los errores de refracción en- contrados en estos casos, solo fué posible examinar 172 casos de esta naturaleza, los cuales eran en su mayoría hipermetropes (100), siguiendo en orden de frecuencia los astigmáticos (47) y ocupando el tercer lugar los miopes (25). La corta edad de la mayoría de los pacientes impidió poder precisar de modo más completo la refracción ocular en todos los casos. Hubo un número grande de casos que acusaron haber tenido distintas afecciones antes de presen- tarse el estrabismo, a reserva de insistir ruevamen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 113 te sobre este asunto, podemos adelantar los datos siguientes: Se estimaba por los padres que el estrabismo se debía, a las causas siguientes: Casos Emitación de otros niños estrábicos. . 10 Meninsitits str vere aobe ibas) (A Indisestión 4er. DM A Afecciones oculares con Fotofabia, AS Saramiplotrotuaayindos bas bond E. (LO eS A TA 3 A A A 9 Hiebrertitoideó. ua poletitone Sola 20d Hclampsias vts sd 000 ab oaolosiia do 18 WMetmes intestimalesirl. tibia (5% 4102 ¿04119 Traumatismoosra blusa ts abr raos 6 tCoqlelueheso utero lenta ob 1 a 110 Herdasdebojoasuarsar la lo os bant 8 Es indudable, como hemos dicho cuando habla- .mos de la etiología del estrabismo, que casi todas las afecciones que dejamos enumeradas. influyen en la determinación del estrabismo; pero que no son la causa específica del mismo, nos parece inútil insis- tir en decirlo. La producción del estrabismo por una fiebre 1n- feeciosa, por ejemplo, tiene lugar del modo siguien- te: existiendo la causa esencial que es un defecto en la facultad de la fusión, cuyo defecto no había sido hecho patente, por el dominio ejercido por al- eún resto de facultad de la fusión o por la coordina- ción motora de que tanto hemos hablado; y duran- te la convalescencia los esfuerzos realizados, al ver libros, objetos, ete, sobrecargan un ojo que estaba 114 ANALES DE LA ya cerca de la falta de equilibrio, produciéndose el estrabismo, por el exceso de convergencia o mejor aun de acomodación. Tratamiento del estrabismo. En el tratamiento del estrabismo hay que te- ner en cuenta los siguientes aspectos del mismo: (1) Corrección de los errores de refracción. (2) Medicación local y general incluso la oclu- sión del ojo estrábico. (3) Reeducación o entrenamiento de la facul- tad de la fusión. : (4) Tratamiento operatorio. Los puntos esenciales que deben ser el objeti- vo del oftalmólogo deseoso de curar sus casos de es- trabismo, son en primer lugar, evitar que el ojo es- trábico se convierta en ambliópico, por falta de uso; así como tratar de curar la causa esencial del estra- bismo, mediante el entrenamiento de la facultad de la fusión. Hay que cuidar también de que los ejes visuales recobren sus direcciones relativas normales. , Corrección de los errores de refracción. Es indudable que los errores de refracción des- empeñan un papel importante como agentes pre- disponentes o excitantes en el estrabismo. Hemos de- jado anotado que el defecto de la facultad de la lu- sión, que está latente en los estrábicos, deja los ojos bajo el dominio parcial de las coordinaciones moto- ras, ,existiendo entonces un estado de desequilibrio latente, que se hace evidente cuando hay causas ex- citantes que provocan su aparición. Los errores de refracción constituyen una de las causas más fre- cuentes, y en muchos casos, la clase de estrabisn:o ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 115 determina la variedad de estrabismo; así vemos que en la mayoría de los casos, los hipermetropes su- fren de estrabismo convergente y los miopes de es- trabismo divergente. Se debe pues corregir cualquier error de refrac- ción que exista lo mismo en los casos de insuficien- cias que en los de estrabismo, y en estos últimos, los cristales se deben usar aún en los niños de corta edad y deben ser llevados siempre, abandonándolos tan solo para doimir. La edad no debe ser obstácu- lo para el uso de los cristales. Oclusión del ojo de fijación. Jon mucha frecuencia encontramos niños estrá- bicos que padecen de ambliopía del ojo estrábico, debida a la falta de uso del mismo. Generalmente se encuentra cierta agudeza visual en estos casos, siendo raro que no haya siquiera pereepeión lumino- sa, ya que no de los objetos a distancia. En algunos de estos casos se puede intentar el método recomen- dado por Worth, de la oclusión del ojo de fijación durante varias semanas, para obtener la reeduca- ción del ojo estrábico. Se puede prolongar esta oclu- sión durante varias semanas si el ojo estrábico da señales de mejoría en dos o tres semanas, y con bas- tante frecuencia se obtiene una mejoría en la agu- deza visual del ojo estrábico. Midriásis del ojo de fijación. El uso de midriásicos en el ojo sano es otro de los métodos que se puede seguir y que se debe inten- tar, pues está basado en razonamientos científicos y razonables. En efecto, mediante la parálisis tem- 116 ANALES DE LA poral de la acomodación, obtenida con la midriasis del ojo sano, se obliga al ojo estrábico a actuar, so- bre todo para la visión de cerca, y con frecuencia la agudeza visual de dicho ojo mejora bastante con este método. El uso de los cristales correctores, asociado a la midriasis, es un buen procedimiento terapéutico y si hay señales de mejoría, se debe mantener la mi- driasis hasta que la agudeza visual del ojo estrá- bico sea igual a la del ojo de fijación, o hasta que no sea posible obtener mejoría. Por este procedi- miento con frecuencia se evita que el ojo estrábico se haga ampliópico, y también frecuentemente se curan muehos casos de ambliopía, especialmente si se ha logrado ver el caso en los primeros meses de la enfermedad, pues mientras más corta sea la edad del paciente, más fácil será obtener la curación por éste, o por cualquier otro método. El uso de la midriasis en ambos ojos, es dura- mente condenado por Worth, y ya sabemos que en los niños este procedimiento ha sido usado con mu- cha frecuencia, sobre todo por que se ha estimado que algunos por su corta edad no pueden usar eris- tales correctores, y aunque el propósito que se per- sigue con dicho objeto es reducir la convergencia por medio de la parálisis de la acomodación, lo cual es, desde luego, loable, no se debe olvidar que el ojo estrábico, aun después del empleo de la midriasis, continuará, con relación al ojo de fijación, en la misma situación de inferioridad visual que existía entre ambos antes del uso del midriático. Así, pues, paralizando la acomodación del ojo estrábico, se lo- gra obtener precisamente lo contrario de lo que se desea. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA TAN Empleo del calomel a dosis pequeñas. En muchos casos de estrabismo de los que he- mos hecho mención anteriormente, con frecuencia hemos asociado el calomel, en dosis pequeñas, a la medicación local ya los cristales correctores, si- euiendo con dicho plan de tratamiento, las indica- eciones de dos oftalmólogos de fama mundial, Pari- naud y Santos Fernández. Ambos estiman que hay casos de estrabismo que, teniendo desde luego por base fundamental un defecto en la facultad de la fusión, tienen como causa excitante, la ocurrencia de pequeños brotes de meningitis, los cuales por cierto trastorno en la coordinación motora, pueden causar o determinar la ocurrencia del estrabismo. No se trata aquí de casos de parálisis, puesto que todos estos casos se presentan después de fiebres altas, de ataques de meningitis, o de accesos de eclam- psia, en niños de muy corta edad y no presentan se- nales de la más ligera paresia muscular, si no tan solo de desequilibrio en la coordinación de los ejes visuales, siendo casos típicos de estrabismo. En nu- merosos casos de esta naturaleza, hemos heeho uso del calomel, a dosis de medio centiígramo a dos cen- tígramos diarios, durante dos o tres meses, con re- sultados lisonjeros. Entrenamiento de la facultad de la fusión. Los trabajos de Stevens en las insuficiencias o heteroforias, y aun en las heterotropias o estrabis- mos, y los de Savage, que han podido recoger los frutos sembrados por los exploradores en este cani po, hasta hace poco incierto y empírico, han podi- do completarse mediante la brillante labor de Worth. Este ha inventado un aparato llamado ambliosco- 118 ANALES DE LA pio que tiene por finalidad el entrenamiento de la facultad de la fusión, en los casos en que esto sea posible, esto es, en niños de menos de siete años, ya que como sabemos, después de esa edad, resulta po- co menos que imposible dicho propósito. Como sabemos, desde hace más de 50 años se viene tratando de perfeccionar un aparato, median- te el cual fuese posible enseñar a los estrábicos el empleo de sus dos ojos a la vez, por medio de ejer- cicios con alguna forma de estereoscospio. Entre los usados podemos citar los de Brewster y Helmholtz, el haplocospio de Hering, el estereoscopio de Hol- me, el de Javal, los de Landolt y Parinaud, el este- roscopio de Priestley Smith, y el original aparato de Wheatstone. Krusius ha ideado también un am- bliosecopio sobre las bases del de Worth, y con ilu- minación variada. | El amblioscopio de Worth, citado de modo ge- neral por todos los autores contemporáenos, consis- te en dos mitades unidas por una visagra; cada mi- tad está formada de un tubo de bronce muy corto, unido a otro tubo más largo, a un ángulo de 120 gra- dos. En el ángulo de unión hay un espejo ovalado, muy fino, colocado perpendicularmente al plano de los tubos. Cada mitad del instrumento tiene en su extremidad distante, un porta-objetos movible y en su extremidad ocular, una lente convexa de un largo focal de 5 pulgadas, que es la distancia de la imagen reflejada del porta-lámina. En frente de ca- da lente, hay una ranura en la cual se puede colocar un prisma de eje vertical, para insertar el prisma zuando además del estrabismo lateral, existe des- viación vertical. El diámetro de los tubos es de pul- egada y media. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA . 119 Ambas mitades del aparato están unidas en su parte distante por un arco de bronce que puede eo- rrerse para ser acomodado a la convergencia de los ejes visuales, hasta 60 grados, o para la divergen- cia, hasta 20 grados y hay un tornillo que fija el a1- eco y solo le permite un radio de amplitud de 10 gra- dos. Las lentes convexas hacen, desde luego, inne- cesaria la adaptación del aparato para la distancia interpupilar del sujeto. Los porta-objetos están iluminados por detrás, por lámparas eléctricas que mediante un mecanismo ingenioso pueden alejarse o acerearse y actúan en la maniobra del entrenamiento. Las figuras que se usan y que son transparentes, representan figu- ras interesantes para llamar la atención de los ni- ños de corta edad y pueden dividirse en tres clases. (1) Aquellas que no requieren fusión de las imágenes, si no la visión simultánea de objetos dis- tantes y disimiles con ambos 0jos: como una ¡aula vacía en un lado y un pájaro en el otro, ete. (2) Aquellas que exigen una verdadera fu- sión para reproducir un grabado entero. Aquí los erabados son semejantes; pero en uno de ellos fal- ta una parte, y en el otro, otra parte distinta, por ejemplo falta la pierna en un dibujo, y la cabeza en el otro. (5) Aquellas que solo pueden ser apreciadas por sujetos que poseen el tercer grado de visión bi- nocular, o sea el sentido de la perspectiva. El entrenamiento de la fusión se debe comenzar a la edad más corta posible. En un niño de tres años se puede usar el amblioscopio bastante bien. Desde luego que no debe existir ambliopía antes de eo- menzar el entrenamiento, y no debe hacerla en cuan- v 120 ANALES DE LA to se haya seguido un tratamiento racional desde el primer momento que se vió el caso. Worth no intenta el tratamiento en aquellos ca- eos que no pueden ver una bola de marfil de una pulgada de diámetro a seis metros de distancia, con el ojo estrábico. El primer paso en la reeducación de la fusión, es obligar al paciente a que abandone la supresión de la visión del ojo estrábico. Se investiga si hay des- viación vertical, para poner en caso afirmativo un prisma vertical en la ranura del amblioscopio. El entrenamiento se lleva a cabo haciendo que el niño haga tentativas para desarrollar la percep- ción simultánea de las dos figuras; luego enseñán- dolo a efectuar la fusión y por último, aumentado la amplitud de la visión, se le enseña el sentido de la perspectiva, lo cual se realiza variando el ángu- lo entre ambos tubos. Worth se siente muy optimista de los resultados obtenidos con su aparato, y es in- dudable que se obtienen curaciones con el aparato por él ideado y coinciden en su opinión Black, Al- ger, May, Fuch, Duane y muchos más, entr ellos Jackson, que ha ideado otro aparato, el monoscopio, que consiste en dos espejos con cristales ahumados para reducir la iluminación e igualar las imágenes. Stevens dice que mediante el.-uso del amblios- copio se puede, por lo menos, evitar la ambliopía, por el ejercicio del ojo estrábico, y Lohman opina que no se debe teorizar mucho sobre los resultados obtenidos con el amblioscopio, recordando al afee- to los experimentos de Bielschowsky que demostra- ron que en todos los casos de estrabismo no hay base defectuosa para la visión binocular, puesto que hay casos de larga duración, en los cuales mediante el El ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 121 restablecimiento de la posición normal de los ojos, sobrevino también el restablecimiento de la visión binocular y cita un caso de la Clínica del Profesor Everbuseh como prueba de su afirmación. Sin embargo, a pesar de lo expuesto, es induda- ble que mediante el uso del amblioseopio se obtie- nen muchas curaciones en niños de tres a cuafro años, cuyo estrabismo ha sido correctamente aten- dido previamente y a cuya edad se les somete a los ejercicios indicados. Se debe insistir que como pase previo al uso del amblioseopio, hay que haber corregido el error de re- fracción presente, así como haber tratado al caso, por métodos terapéuticos, desde el momento que fué visto por primera vez, hasta el momento de comen- zar a hacer uso del amblioscopio, el evral debe ser manejado por el oculista. Tratamiento operatorio. Antes de entrar en materia debemos hacer al- gunas consideraciones sobre los movimientos de los músculos oculares. Las operaciones practicadas con objeto de corregir las posiciones anormales de los ojos, se pueden realizar sobre todos los músculos y se llevan a cabo generalmente sobre la porción tendinosa de los mismos. Cada uno de ellos posee, como hemos visto, una amplia inserción tendinos: en la esclerótica, por lo cual, al operar sobre ellos se debe tener en cuenta que debido a esa amplitud de inserción, el múseulo puede imprimir al ojo va- riados movimientos. Por ejemplo, todas las fibras del recto interno, debido a su inserción en el lado inter- no o nasal de la córnea, tienden a que el ojo haga una rotacción interna; pero las fibras superiores de 122 ANALES DE LA dicho músculo, que se insertan por encima del cen- tro de rotación del ojo, lo atraen hacia arriba, mien- tras que las fibras inferiores, insertándose como se insertan por encima del centro de rotación, atraen el ojo hacia abajo. Esos movimientos antagonistas de las fibras superiores e inferiores, indudablemen- te han de ejercer influencia importante en el mante- nimiento del equilibrio de los movimientos oculares más delicados, acentuándose dicha influencia por las invagaciones del tendón con la cápsula de Te- non, hecho sobre el cual llamamos la atención al des- eribir esta última. En todos los movimientos oculares, la contrae- ción del recto interno tiene por_objeto que el ojo se dirija hacia adentro, siendo esta su función prima- ria; pero este músculo, al igual que los otros, tiene también funciones secundarias, que en el recto in- terno son las de ayudar, en ciertas posiciones, a que el ojo se dirija hacia arriba, o hacia abajo. Las funciones secundarias del recto externo, son, en conjunto, las mismas que las del recto inter- no. El recto superior, estando el ojo en su posición primitiva, dirige el globo ocular hacia arriba y aden- tro. El recto inferior y el superior, son adduetores de importancia cuando actúan al mismo tiempo, au- mentando este poder adductor con la convergencia, por lo que se les puede considerar como adductores accesorios. En el estrabismo convergente, el pader de adducción de estos mírculos llega al máximo. Los oblícuos, que son los abductores accesorios, puesto que auxilian al recto externo en la rotación hacia afuera, tienen como función primitiva o pri- maria, la torsión, esto es, la rotación del ojo sobre su eje visual. La contracción del oblícuo superior, pro- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 123 duce torsión interna, y la del oblícuo inferior, tor- sión externa. El oblícuo superior puede, por una ac- ción secundaria, mover el ojo hacia abajo, y el in- ferior lo puede mover hacia arriba; pero cuando el ojo se ha movido hacia afuera más de 50 grados, es- ta última función de los oblícuos es nula. Por lo expuesto se comprenderá lo necesario que es tener en cuenta cuando se opera, las funcio- nes primarias y secundarias de los músculos ocu- lares, y darse cuenta de los efectos que se produci- rán en dichas funciones por la operación que se lle- va a cabo. Distintos procedimientos quirúrgicos. Las operaciones que se llevan a cabo con obje- to de corregir el estrabismo, pueden clasificarse, co- mo lo hace Jackson, del modo siguiente: (1) Operaciones encaminadas a disminuir la influencia de uno o más músculos sobre la posición y movimientos del globo ocular, como la tenotomía y las operaciones que se realizan para aumentar el efecto de la tenotomía. (2) Operaciones encaminadas a aumentar la influencia de uno o más músculos, en la posición y movimientos del globo ocular, como las operaciones de avanzamiento y acortamiento. (5) Operaciones que tienen por objeto modi- ñear uno o más músculos para cambiar la dirección en que mueven al ojo, o para alterar las proporcio- nes relativas a las influencias ejercidas por distin- tos movimientos; tales como el desplazamiento la- teral de las inserciones y la transplantación de ten- dones. (4) Operaciones diversas para actuar sobre 124 ANALES DE LA ia posición de los ojos, que pueden combinarse 0 llevarse a cabo aisladamente. Con referencia al acto operatorio debemos eui- dar de que el paciente disfrute de buen estado ge- neral así como estar prevenidos contra las infeccio- nes generales. Desde luego que hay que curar toda afección catarral general u ocular, así como .cual- quiera otra afección ocular, antes de proceder a ha- cer heridas en la conjuntiva ocular. La anestesia puede ser local, o general, siendo generalmente empleada la anestesia general, no só- lo por la edad de los pacientes, si no porque es con- veniente tener completa libertad de acción para operar. Es conveniente, para evitarse sorpresas des- agradables fijar bien de antemano cual es el ojo es- trábico, pues como sabemos el estrabismo general- mente desaparece bajo la narcosis, pudiendo ei eil- rujano quedar sometido a dudas acerca de cual de los dos es el ojo estrábico, si no lo ha determinado previamente. Las operaciones del primer grupo, que tienen por objeto disminuir la influencia de uno ec más músculos, están representadas por la tenotomía, que puede realizarse por el método abierto, e por el procedimiento subconjuntival. Tenotomía por el método abierto. Esta es la operación que más se ha usado para la curación del estrabismo. Fué el método seguido -por los primeros operadores y sufrió una importan- te modificación a manos de De Graefe. Los instru- mentos necesarios, son: oftalmostato, pinza de es- trabismo, gancho de estrabismo, tijeras, agujas y porta-agujas. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 125 La operación se lleva a cabo con anestesia lo- cal, si el paciente tiene edad suficiente para darse cuenta de ella; se coloca el oftalmostato o mante- niendo abiertos los párpados y se fija la conjunti- va con la pinza sobre la zona que va a ser objeto de la incisión, practicándose ésta con la tijera, a una distancia de seis milímetros de la córnea, paralela a ésta, y en una extensión de diez milímetros. Se seeciona el tejido subconjuntival y peri-esclerotical y se diseca hacia arriba y abajo, de groso modo, con la pinza cerrada, hasta llegar al tendón del músculo (generalmente el recto interno, o tal vez el externo, muy raramente los otros). Alcanzado éste, se sustituye la pinza por el gancho romo de estra- bismo, el cual se inserta por detrás del tendón y con él se completa la disección de sus adherencias pos- teriores. Con la tijera se seeciona el tendón, lo más cerca posible de su inserción en la esclerótica, sin interesar a ósta. Cuando se opera con anestesia local, se puede en este momento de la operación, comparar el ojo estrábico con el de fijación y calcular el efecto de la tenotomía sobre el primero, pudiéndose ampliat- la por golpes de tijera en las adherencias que sub- sistan del músculo tenotomizado. Cuando se opera con anestesia general, no es posible hacer esta con- paración, y el cirujano tiene que depender de sus antecedentes del caso, y de su mano para calcular lo que deba hacer. La operación se termina con puntos de sutura para cerrar la herida conjuntival y con la oclusión del ojo operado, el cual debe ser lavado diariamen- te hasta retirar los puntos del quinto al sexto día. Bas complicaciones que pueden surgir son raras. 126 ANALES DE LA A veces se presentan hemorragias de variada 1in- tensidad, que son dominadas por los procedimientos usuales. Puede ocurrir la perforación de la escle- rótica, que se debe a instrumentos demasiado pun- tiagudos, o a mala dirección de los mismos. Entre los casos publicados de esta complicación figuran algunos de Herman Knapp, Derby y Czermak. Otra complicación o agente inesperado, puede ser la existencia de múltiples inserciones de los ten- dones, como en casos mencionados por Wicherkie- wiez y Velhagen. Con referencia al efecto obtenido, se debe pe- car de cauto, y esperar a que si hay necesidad de in- tervenir nuevamente, sea para ampliar la opera- ción primitiva y no para corregir un nuevo estra- bismo producido por la operación. Cuando hay ex- ceso de corrección, se pasa un hilo de seda por el tendón seccionado y se realiza una especie de avan- zamiento. El método abierto de la tenotomía, como todos los procedimientos quirúrgicos, había necesaria- mente de ser objeto de distintas innovaciones y mo- dificaciones. De Graefe introducía el gancho debajo del borde superior del músculo, en su parte tendi- nosa, y lo seeccionaba desde arriba. Tavlor, lo imtro- lucía por debajo y después de facilitar su salida cortando con la tijera, dividía la inserción, de arri- ba a abajo; algunos operadores dividen el «tendón sin usar el gancho de estrabismo, principalmente Arlt, Schweiger, Fuchs y Meller. La tenotomía del recto externo puede hacerse de igual modo que para el recto interno y el campo operatorio es más amplio que en este último, aun- que la generalidad de los autores reconocen que la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 127 tenotomía del recto externo produce menos resul- tados que la del interno, ya que la divergencia es un estado de pasividad, mientras que la convergen- cia y el paralelismo se deben a un esfuerzo neuro- muscular mantenido. El efecto que se logra con una tenotomía del recto externo es, casi siempre, no ma- yor de 1 milímetro, o sea de 2 a 5 grados, mientras que en las del recto interno se puede llegar a obte- ner de 10 a 15 grados. La tenotomía de los rectos superior e inferior, sigue las mismas líneas generales que en los casos precedentes, aunque las operaciones son más difí- ciles de realizar en ellos, sobre todo en el superior, por que como vimos cuando nos ocupamos de su des- eripeión anatómica, la inserción tendinosa de este músculo está situada más lejos de la córnea que en los otros rectos, y hay más irregularidades en su modo de insertarse que en los de los restantes. A veces puede ser necesario, porque. existe más de una variedad de estrabismo, hacer la tenotomía de más de un músculo, lo que puede llevarse a cabo en una sola operación, o en dos tiempos; para ello es bueno tener presente que con una sola incisión es posible llegar a dos músculos adyacentes, lo que simplifica la realización de. una doble tenotomía en un solo tiempo, la cual puede ser parcial en un músculo y total en el otro, o parcial o total en ambos. Como suele ocurrir que es necesario controlar el efecto de la tenotomía, o aumentarlo, se ha hecho uso de un hilo de seda con ese objeto. Wilde, De Graefe y Herman Knapp lo usaron hace muchos años, y en fecha reciente Gruening, Marple y Gif- ford también lo han utilizado. Wilde pasaba el hilo 128 ANALES DE LA a través de la conjuntiva, y lo fijaba en el lado opues- to, firmemente adherido a un esparadrapo que se su- jetaba de la piel. Knapp pasaba la sutura al través de los párpados; en el estrabismo convergente, por ejemplo, Knapp pasaba la sutura por el borde ex- terior de la córnea, en la conjuntiva y atravesaba la comisura palpebral, fijando el hilo en la sien. Gruening, despuéss de la tenotomía del recto exter- no, atraviesa la conjuntiva en su parte interna, 0 nasal, y sujeta el hilo en el arco nasal fuertemente por unas 24 horas, en posición de convergencia obli- gada. Para la curación de las heteroforias o insuficien- cias se hace uso de tenotomías parciales, según el método preconizado por Stevens, el cual ha inven- tado aparatos e instrumentos de suma delicadeza apropiados a la operación que se realiza, que puede consistir en el seecionamiento de algunas fibras de un músculo, en su centro o en sus bordes. Verhoef y Todd han recomendado la tenotomía plástica, o sea la división de distintas fibras de un músculo en diferentes lugares de su recorrido, y Ziegler divide el tendón, en su tercio lateral, de- trás de la inserción esclerotical, dividiendo luego oradualmente la parte central; Stephenson también ideó la división del tendón y la introducción de un hilo de seda entre las extremidades retraidas del mismo. Con referencia a la tenotomía de los oblícuos la operación es completamente distinta a la de los rectos, y se usa raras veces. En la del oblícuo infe- rior Landolt recomendó que se hiciese el secciona- miento cerca de su origen, donde hay menos proba- lidades de afectar otras estructuras del ojo. Esta ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 129 operación está indicada en la corrección de ciertos estrabismos paralíticos. La tenotomía del oblícuo superior puede hacerse en la parte más superficial del músculo, cerca de la polea tendinosa, y se ejecu- ta en algunas parálisis del tercer par, para corregir la desviación hacia abajo y afuera del ojo. Operaciones de avanzamiento. Las operaciones de esta clase, pueden ser de avanzamiento cápsulo-muscular, o de avanzamiento muscular solamente. Las primeras comprenden en la sutura el músculo y los tejidos adyacentes. Avanzamiento cápsulo-muscular. La primera operación de esta clase fué hecha por Critehett y deserita por Bader. La operación se llevó a cabo para corregir un estrabismo diver- gente muy acentuado, de carácter congénito y el pro- cedimiento seguido fué como sigue: Incisión de la conjuntiva en sentido paralelo a la córnea, profundizando hasta el recto interno y llevando la disección hasta la comisura palpebral interna, y después de escindir un colgajo que com- prende todo el tejido, unir los bordes de la herida con tres ligaduras. Los hilos se han de colocar an- tes de terminar la escisión y se retiran en una se- - mana. Es indudable que la operación de Critchett es realmente un avanzamiento capsular, ya que sus ligaduras no interesaban el músculo, si no tan solo la conjuntiva. Jessop, en cambio, no dividía el ten- dón, hasta después de atravesarlo con un hilo de se- da para hacer más tarde la sutura. Noyes modificó el método de Critchett, pues in- 130 ANALES DE LA teresaba también la esclerótica para tener una ba- se firme de sostén, obteniendo de ese modo una mo- dificación definitiva en la corrección del ojo desvia- do. Meller también hacía uso del avanzamiento cap- sular, atravesando como Noyes la esclerótica al fi- nalizar su ligadura. El avanzamiento de todos los tejidos con una li- vadura esclerotical es el método preferido por Jack- son y lo ha seguido también con regularidad Santos Fernández. El método se lleva a cabo haciendo una incisión curva en la conjuntiva y en el tejido epi- esclerotical, con la concavidad hacia la córnea. Se continúa el colgajo hasta cerca de la comisura pal- pebral con golpes de tijera, haciendo la incisión por encima y por debajo del músculo y luego, con una pinza de estrabismo se sujeta el músculo con el te- jido adyacente, caleulando con la mayor exactitud posible la corrección que se desea obtener; luego se pasa la aguja fina al través del colgajo múseulo- conjuntival, desde el colgajo se lleva a la escleróti- ca, interesando parte del espesor de ésta, para ter- minar atravesando de nuevo el colgajo, con lo que, al hacer la ligadura, queda terminada la operación. Se mantienen los puntos por seis a diez días, y se hace un lavado diario. Esta operación ha sido empleada con éxito por Joeqs y Motais, y este último ha hecho uso de una doble sutura, una para fijar la porción superior y otra para fijar la porción inferior del tendón. Avanzamiento con aislamiento parcial del tendón. Esta operación fué deserita por primera vez por Agnew, quien hacía una incisión horizontal a dos milímetros de la córnea, en forma semicircular, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 10 profundizando hasta el mismo músculo y aislándo- lo eon un gancho de estrabismo, después de lo cual pasaba una sutura cerca de la esclerótica; realizaba entonces la tenotomía del reeto opuesto (en el mis- mo ojo), y levantaba después, por medio de la liga- dura anteriormente hecha, el músculo que se iba avanzar, para dividirlo en su inserción, introducien- do entonces las dos suturas de retención al través del tendón, y algo hacia atrás para producir el avan- zamiento deseado y para sujetar firmemente el músculo. Pasaba luego las agujas de la conjuntiva a la superficie esclerotical de los tejidos, una sobre el borde superior del tendón y la otra cerca del borde inferior del mismo escindía el pedazo de músculo incluído en la ligadura, llevando luego las suturas a la conjuntiva, una sobre la parte superior de la córnea, y la otra por debajo de la córnea, 1n- teresando con ambas la esclerótica, y allí termina- ba sus ligaduras. Landolt, por el año 1878, publicó su primer tra- bajo sobre avanzamiento, pudiéndose considerar su procedimiento como el prototipo de la mayor parte de las modificaciones actuales. El método de Lan- dolt, consiste en un avanzamiento de la inserción del tendón, y por dicho procedimiento, también se interesa la esclerótica precisamente por el limbo o cerca del mismo. Landolt hace uso de dos ligaduras, y tal vez sea en esto solamente en lo que se diferen- cia de este procedimiento el seguido por Axen- feld, el cual solo usa una. Beard y Ferguson, cada uno de modo independiente, pero casi el mismo tiempo ambos, idearon el avanzamiento del tendón, por medio de una sola ligadura, aunque llevando Ca- da extremo de la ligadura a un lugar distinto de la 132 ' ANALES DE LA esclerótica y Howe siguió un procedimiento seme- jante, pero antes de terminar su ligadura interesa en ella el tendón del recto superior. Existen muchas otras innovaciones o procedi- mientos distintos, entre otros el de Valude, que ha- ce un avanzamiento con seccionamiento del tendón, método seguido también por Terson, pero ponien- do tres ligaduras en vez de dos. Argyll-Robertson utilizaba el mismo procedimiento de Beard pero lle- vaba su ligadura en forma de bolsa rodeando toda la córnea, para terminarla del lado opuesto del ojo. Black comienza sus dos ligaduras cerca de la cór- nea, interesando parte de la esclerótica y después aisla el músculo, lo atraviesa con ellas, lo seeciona v termina la ligadura de ambas agujas en un solo lazo sobre el tendón avanzado. Worth emplea se- da blanca previamente hervida, lubricada con va- selina esterilizada, pone dos ligaduras musculares y las termina en el limbo eselero-corneano. El ma- logrado Dr. Oliver, que visitó este pais poco antes de morir, usaba una sola ligadura con dos agujas, siguiendo el método recomendado por Noyes en los comienzos de su práctica. Recientemente Maddox se declara en favor de respetar las inserciones originales del músculo; pe- ro no deja un muñón eselerotical, sino que lo see- ciona al nivel de la eselerótica, cautgriza enseguida por medio del galvano cauterio las líneas de inser- ción en la esclerótica, por medio de cuyo procedi- miento cree poder asegurar una cicatrización más rápida y una adherencia más fácil. Avanzamiento sin división del tendón. La operación que se toma como tipo en este pro- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 138 cedimiento, es la que ideó Wecker, que consiste en el aislamiento del múseulo, pasando luego una li- egadura con tres agujas, la central por el medio del tendón, y las otras dos por debajo de la conjuntiva, a tres o cuatro milímetros del borde de la córnea, atando luego la ligadura superior del músculo con la inferior de la conjuntiva, y viceversa y obtenien- do así una doble ligadura cruzada. Más tarde Weec- ker abandonó este método y practicó el de avanza- miento capsular de que hemos hecho mención. Knapp en 1886 hizo algo análogo al método ori- elmal de Critehett, aunque sin recurrir ala división del tendón, y el distinguido oftalmólogo Lagleyze fallecido recientemente, ideó en 1891 un acorta- miento muscular por medio de una doble ligadura en forma de bolsa. Otro cirujano que es partidario de este procedi- miento, es Valk y su procedimiento, que es el que sigue generalmente el profesor Finlay, de nuestra Universidad, consiste en una ligadura que al termi- nar dobla el músculo sobre sí mismo. Valk usa cat- gut, lo que le permite cerrar la herida sin ulterior intervención. Han sido propuestos otros métodos diversos ba- sados en el mismo plan, por Savage, Brand, Woo- druff, Suffa, Ziegler, Bourgeois, O'Connor y Trou- sseau, y con el mismo fin han ideado instrumentos especiales Clark, Maxwell, Bruns, Stroschein, Gree- ne, Todd, Harman, Levinhson y Briggs. Acortamiento muscular escindiendo parte del músculo. En las operaciones precedentes deseribimos avanzamientos del tendón implantándolo en lugares 134 ANALES DE LA más avanzados del que tenía en su inserción origl- nal, con excepción del método de Maddox; también hemos mencionado el avanzamiento sin división del tendón. El nuevo grupo de operaciones que pasare- mos a deseribir, constituye a nuestro juicio, el pro-. cedimiento por excelencia en los casos de estrabis- mo concomitante, donde no hay parálisis que corre- oir, ni donde hay tampoco que enmendar implanta- ciones defectuosas de carácter muscular. La primera operación de este género fué lleva- da a cabo.por Noyes en 1874; Blanco hace pocos años ha publicado una operación de este género y Callan ha llegado a resecar hasta 12 milímetros en un caso. Reese ha deserito una nueva modificación de esta operación, con la cual ha hecho 350 operaciones con buen éxito. Reese divide el músculo cerca del origen de su porción tendinosa y obtiene un gran deshbridamiento de las aponeurosis laterales del mis- mo. Las ligaduras se hacen en número de tres; la primera atraviesa el centro del tendón de dentro a afuera, y por dos veces queda interesado el tendón; las dos ligaduras laterales interesan también res- pectivamente el borde superior y el inferior del ten- dón. Las extremidades de la primera ligadura se llevan al muñón tendinoso que ha quedado en la in- serción original en la esclerótica, pues Reese see- ciona el músculo por el centro. La ligadura queda hecha, pues, de extremo a extremo del tendón divi- dido, seccionado o acortado y sin interesar la esele- rótica. Las dos sutras laterales que comprenden los bordes superior e inferior del músculo, se terminan ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 135 . sobre la conjuntiva, sin interesar tampoco la escle- rótica. Lista Las operaciones de avanzamiento encuentran cierta oposición de parte de algunos cirujanos que temen a la laxitud de la conjuntiva y del tejido sub- conjuntival, flojedad que permite algunas veces que las ligaduras se deslicen o desgarren la conjuntiva, y a ese temor se debe el procedimiento de Wecker, de interesar en la ligadura gran parte de la conjun- tiva, y a que Argylle-Robertson lleve la ligadura en torno de toda la cireunferencia de la córnea, pa- ra obtener de ese modo una base más amplia de sostén. El tejido eselerotical, en cambio, ofrece condi- ciones excelentes para afianzar la ligadura, y la operación, cuando se interesa la esclerótica, es 1n- dudablemente más firme que cuando se hace la li- eadura tan sólo en la conjuntiva; pero hay mayor reacción inflamatoria, sobre todo si se atraviesa la zona del limbo, y además, la perforación escleroti- cal, aunque no es frecuente puede producirse aun estando el caso en manos muy hábiles. Realmente es asombroso que no sucedan más casos de esta na- turaleza, dada la frecuencia con que se interesa la esclerótica en estas operaciones. A ¡juicio nuestro, el procedimiento de más ga- rantía, es el avanzamiento museular, con división del tendón y resección de parte de éste, pero sin incu- rrir en radiealismos, en cuanto a un desbridamien- to demasiado extenso de las invaginaciones latera- les de la aponeurosis de Ténon. Á veces es necesa- rio completar la operación con la tenotomía en el recto opuesto, la cual se puede llevar a cabo al mis- mo tiempo que el avanzamiento, o por el contrario 136 ANALES DE LA puede realizarse previamente, o como complemen- to del avanzamiento. Sin embargo, en cuanto a es- to se refiere, lo mismo que en todo lo relacionado con la medicina, debemos recordar que no hay en- fermedades, si no enfermos. Pero estas lijeras indicaciones acerca de nues- tra opinión, puramente personal, en cuanto a la elee- ción del método operatorio, no puede constituir el resumen de las conclusiones de este trabajo, por lo que habremos de ineluir aquellas consideraciones generales fruto de la experiencia de los autores y de la modestísima práctica del autor de estas líneas. Desde el punto de vista teórico, la operación ideal para corregir el estrabismo debía ser la teno- tomía, siendo esta operación, la que durante muchos años predominó, no considerándose el avanzamien- to síno como mero coadyuvante de la tenotomía. sin embargo, - esto ha cambiado desde algún tiempo y la operación que hoy generalmente se lle- va a cabo es el avanzamiento, habiéndose abando- nado por algunos cirujanos la tenotomía de modo absoluto. En justicia a ambos procedimientos es de con- fesarse que los dos están basados sobre cimientos científicos v que por medio de los dos se logran cu- raciones. En conjunto, como dice, Jackson, la se- lección del procedimiento operatorio es asunto que depende del juicio del operador. - A pesar de esto, hav factores que se deben te-- ner en cuenta antes de hacerse la elección del mé- todo quirúrgico; la tenotomía como lo ha demostra- do de modo evidente Landolt produce disminución del poder de rotación y de la amplitud del ojo, mien- tras que el avanzamiento los aumenta, sobre todo ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 137 si la nueva inserción se ha hecho bien por delante de la anterior. Sin embargo, la disminución del po- der de amplitud que es producida por la tenotomía, no es tan grande que sea una contra-indicación a la misma, como lo es, o como pudiera serlo, cierta fal- ta de dominio que se puede producir por la retrae- ción del músculo seccionado o dividido. En cambio las tenotomías parciales que se usan para la cura- ción de las heteroforias, o del estrabismo paralíti- eco, mantienen subsistente el dominio del músculo sobre el ojo, aunque el efecto obtenido sobre la des- viación sea menor que en la tenovomía total. Desde luego que el grado de desviación que se ha de corregir, es lo que indica la clase de operación y la variedad de ésta; pero de todos modos, en el es- trabismo concomitante, las distintas operaciones son más fáciles de indicar, que en el paralítico, ya que en el primero sólo hay que tener en cuenta la forma de desviación y su intensidad, sin causar ex- cesos de molestias al paciente, sin incurrir en ries- eos peligrosos, y tratando de obtener la mayor ven- taja posible en su favor. Cuando el ojo estrábico está completamente perdido, desde el punto de vista de la agudeza vi- sual, el objetivo que se ha de lograr debe ser la co- rrección estética de la desviación; pero cuando se trata de niños de corta edad, hay que tener mayo- res precauciones, ya que en muchos casos se puede comprobar que no hay ausencia completa de la vi- sión binocular. Sin embargo, cuando no hay posi- bilidad de desarrollar esta, se puede actuar desde el punto de vista quirúrgico enseguida. Cuando se quieren obtener resultados de po- ca intensidad, es decir, cuando la desviación es de 138 ANALES DE LA pocos grados, se puede depender de la tenotomía, que en el estrabismo concomitante, generalmente debe ser total, reservándose la parcial para las in- suficiencias. Se puede también practicar un avan- zamiento moderado, sin tenotomía del recto opuesto. La tenotomía total puede, pues, ser limitada a aquellos casos en que se desea un resultado media- no, o mejor dicho, cuando la desviación es de poca intensidad, resultando peligroso tratar de obtener demasiado resultado con ella, pues puede sobreve- nir un estado de desequilibrio latente, o de equili- brio inestable, que puede convertirse en un estrabis- mo de variedad opuesta al que fué objeto de la co- rrección, o puede sobrevenir una reincidencia del mismo estrabismo. Siguiendo la clasificación de Jackson las dis- tintas operaciones para el estrabismo concomitante serían elegidas según la intensidad del mismo, del modo siguiente: Cuando hay exceso de convergencia o estrabismo de menos de 5 grados, puede hacerse la tenotomía central se- eún el método de Stevens. Cuando hay estrabismo convergente de 5 a 12 grados, se puede recurrir al avanzamiento o acortamiento sin sec- cionamiento del tendón del recto interno, sin atacar los ex- ternos. Cuando hay estrabismo convergente de 12 a 15 grados, se debe apelar a la tenotomía total. Cuando el estrabismo es de 15 a 30 erados hay que elegir entre la tenotomía del recto interno, o el avanzamiento del recto externo. Cuando el estrabismo convergente es mayor de 30 gra- dos, generalmente hay que recurrir al avanzamiento dei ree- to externo, haciendo al mismo tiempo, si fuese necesario, la tenotomía del recto interno. ACADEMIA DE CIENCIas DE LA HABANA 139 Con referencia a las operaciones para la corree- ción del estrabismo divergente, Duane recomienda que se hagan todos los esfuerzos posibles por curat- lo antes de recurrir a la intervención quirúrgica; pero cuando se apela a ella, las siguientes reglas de- ben ser tenidas en consideración: Cuando el estrabismo divergente es de 3 a 5 grados, se debe hacer la tenotomía completa del recto externo. Cuando es de 5 a 10 erados, se debe hacer el avanza- miento del recto interno, o bien el acortamiento sin división del tendón. Cuandó se trata de un caso de 10 a 20 grados, se debe hacer el avanzamiento del recto interno, con tenotomía to- tal del recto externo. Cuando hay desviación de más de 20 grados, se hará la tenotomía del recto externo, más una sutura anclada del lado opuesto, para asegurar durante las primeras 24 horas el éxito de la operación. Conclusiones. El estrabismo concomitante es el resultado de un defecto en la facultad de la fusión. Las insuficiencias musculares o heteroforias so- bre todo si ocurren en casos de anisometropía, afee- ciones del fondo del ojo, de la córnea, ete. con mucha frecuencia se convierten en estrabismos concomi- tantes. El estrabismo concomitante es fundamental y primeramente una afección bilateral, pues'su causa esencial reside en el cerebro; en la determinación del ojo estrábico hay una selección inconsciente del su- jeto, debido a menor agudeza visual en el ojo elegi- do, o por otra causa. 140 ANALES DE LA Si la agudeza visual es igual en ambos 0jos, puede ocurrir el estrabismo alternante. La ambliopía ex anopsia es el resultado de la supresión mental de la imagen que procede del ojo estrábico, ya que de otro modo existitría la diplopia. En un caso de estrabismo se debe intentar in- mediatamente, sí se trata de un niño de menos de seis años sobre todo, el tratamiento por medio de la dilatación de la pupila del ojo de fijación, así eo- mo del uso de cristales correctores. ER El entrenamiento o la reeducación de la faeul- tad de la fusión, por medio del amblioscopio de Worth, debe intentarse cuando el niño tenga tres años, y siempre antes de los seis primeros años de la” vida. En el tratamiento operatorio se puede recurrir indistintamente a la tenotomía o al avanzamiento, según sea la intensidad de la desviación, teniendo por objetivo la corrección estética de la misma. BIBLIOGRAFIA agnew. —Transactions of the American Opthalm. Society, 1886. Alger.—Refraction and motility of the Eyes, 1916. Argylle-Robertson.—British Medical Journal, 1891. Axenfeld.—Zeitune fir Ausenheilkunde, vol. 24 p. 357. Axenfeld.-— Tratado de enfermedades de los ojos, 1912 Bader.—Records of the Royal London Ophthalmie Hospital. 1858. Ball.—Modern Opthalmology, 1916. Beard.—American Journal of Ophthalmoloey, 1889, Beard.—Ophthalmic Surgery, 1914. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 141 Best.—Klinisc. Monatsblatter fúr Augenheilkunde, 1906. Black,—Archives of Ofpthalmology, vol. XXIV, p. 375-1895. Blanco.—Archivos de Oftalmología Hispano Americanos, MOL AT. 7. Bourdon.—La perception visuelle de l'espace. 1902. Donders.—Anomalies de refraction, p. 24. Ferguson.—Trans. of the Ophthalm. 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Rodríguez Molina, J. A. Simpson, F. Torralbas, F. I. de Vildósola. Con la asistencia de los académicos arriba citados, del Dr. Cabarroca, Fiscal del Tribunal Supremo de Justicia, del Dr. Armenteros, Subsecretario de Agricultura, Comercio y Trabajo, del Dr. Emilio del Juneo, en representación y como Presidente de la Asociación Nacional de Emigrados Revolu- cionarios Cubanos, del Director de Sanidad, del Dr. Julio de Cárdenas, de representantes de las distintas corporaciones científicas y de distinguidas damas y de un numeroso y se- lecto auditorio, se celebró la sesión extraordinaria para la so- lemne recepción como académico de número del Dr. José A. López del Valle. Hizo el nuevo académico el Elogio de su antecesor doctor Enrique B. Barnet, presentando en su discurso la noble figu- ra del ilustre desaparecido. El Dr. Tomás V. Coronado, encargado de la contestación del discurso del Dr. López, después de dedicar breves frases a la memoria del insigne finado hizo resaltar las cualidades del recipiendario y le dió la bienvenida en nombre de la Cor- poración. 144 ANALES DE LA Acto seguido ascendió el Dr. López a la tribuna presi- dencial, donde le fueron entregadas las insignias y el diplo- ma que lo acreditan como tal académico de número de la sec- ción de medicina, cirugía y veterinaria y el Sr. Presidente dió por terminado el acto, no consituyéndose la Academia en sesión de gobierno como estaba anunciado, por lo avanzado de la hora. Dr. Enrique B. Barnet y Roque de Escobar Matanzas: 14 julio 1854. —New Orleans: 23 septiembre 1916 A » Fa e $" NA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 145 LA VIDA DE UN HOMBRE UTIL. EL DE. ENRIQUE B. BARNET, Discurso de recegción como académico de número. POR EL DK. JOSE A. LOPEZ DEL VALLE. (Sesión extraordinaria del 14 de ¡junio de 1918). Sr. Presidente de la Academia. Señores Académicos. Señoras y Señores: No solo por cumplir un deber reglamentario, sino para satisfacer, además, los más ardientes de- seos del corazón y una deuda de antiguo contral- da, nuestras primeras palabras al ingresar en esta docta Corporación, deben ser de gratitud y de ca- riño para la memoria del Dr. Enrique B. Barnet, cuya vacante venimos a ocupar por la hondad de ustedes, y cuyo recuerdo vive en nuestros corazo- nes por su brillante actuación profesional. Y nos explicaremos, señores:—El Dr. Barnet fué nuestro amigo del alma, el compañero insepa- rable, el camarada excelente y bondadoso durante diez y seis años, de los cuales catorce estuvimos en íntima comunión de ideas, de pensamientos y de acción, dedicados “a las tareas sanitarias. Fuimos colaboradores del gran Finlay en sus empeños sanitarios. Nos correspondió el honor de colocar con ese cubano genial y con el ilustre Gui- teras, las primeras piedras en la organización de lá Sanidad Cubana. En su compañía libramos, tan- 146 ANALES DE LA to en la República como durante el Gobierno Pro- visional Americano con el inolvidable Kean, las más duras y recias jornadas por la salud pública y unidos, bajo su jefatura inteligente y amable, rendimos intensa, sostenida y desinteresada labor sanitaria. Compartimos con él, ligados por un afecto sincero y por una simpatía verdadera y una afini- dad grande de gustos e inclinaciones, las horas de ansiedad, de lucha, de amarguras y de alegrías. Eramos dos buenos compañeros en el duro bata- llar por la existencia. Y nada más natural y justo que nosotros, los que por estar en esas constantes relaciones con Barnet pudimos advertir la grandeza de su cere- bro v de su alma, seamos ahora, en estos momen- tos solemnes, los que, como testigos de mayor ex- cepción, demos fé de su dedicación v fervor por to- do lo que significase el bien de la patria y de la hu- manidad. Pero aun hay más. Estamos, también, ligados por especial gratitud a Barnet, va que él fué quien con mano cariñosa, hubo de guiar nuestros pasos primeros en el seno de esta Academia y quien, con su amor a las ciencias y al deber, nos ofreció alto ejemplo y poderoso estímulo que tanto influyeron en nuestro desenvolvimiento y vocación por estas disciplinas del espíritu y dedicación de la volun- tad y de la energía.—Aquí, a su lado, bajo su di- rección, levantamos más de una vez la voz, para dar a conocer nuestra opinión modesta y sencilla, en distintos problemas de orden higiénico, y gra- cias a sus consejos y enseñanzas, hemos podido, con el concurso generoso y noble de ustedes, seño- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 147 res académicos, ver colmada una aspiración de nuestra alma: el formar parte de esta Corpora- ción, a la que venimos llenos de entusiasmo y de fervor, a aprender y a trabajar. No se nos oculta, el que debemos tan sólo a vuestra bondad, ese honor.—HEllo nos obliga al más profundo reconocimiento y a la gratitud mayor y a perseverar en nuestros empeños y propósitos para el cumplimiento del deber, ya que en ese or- den, se nos otorga un premio muy superior a nues- tros pobres merecimientos. Y una vez dados a conocer esos nuestros sen- timientos y propósitos, pasemos, ahora, a referir, con las naturales deficiencias de nuestro entendi- miento, aun mayores y más notables en este caso por la emoción que nos embarga, los hechos más salientes de la vida y los principales trabajos cien- tíficos del compañero querido, cuya desaparición eterna ha provocado en nuestra alma tan vivo y tan grande dolor. Más, por encima de esos nues- tros personales sentimientos, ajustaremos nuestra tarea a la imparcialidad más absoluta, para que la obra de Barnet se destaque con sus propios ca- racteres y se pueda, por ella misma y sin necesidad de esfuerzos ajenos, advertir sus méritos y la jus- ticia de la fama que lo proclama como uno de los eubanos más eselarecidos. Enrique Buenaventura Barnet y Roque de Escobar, nació en Matanzas el día 14 de ¡julio de 1854. Dentro de un mes se cumplirán los sesenta y cuatro años de esa fecha memorable y esta noche nos congregamos en la Academia sus amigos y com- pañeros, para rendir a su memoria tributo sincero de admiración y de cariño y ofrendar pruebas evi- 148 ANALES DE LA dentes de que no hemos olvidado su util existen- cia, consagrada al cultivo de las letras y de las ciencias y a la práctica del bien y de la enseñanza. Barnet estaba orgulloso, con justos títulos pa- ra ello, de su ciudad natal. Era un matancero que proclamaba las grandezas y los móritos de esa her- mosa ciudad, madre fecunda de literatos y de sa- bios, de artistas y de patriotas; bella población que un mar amoroso arrulla y besa; que rios cau- dalosos bañan y fertilizan; que poético valle ava- lora y realza, y a la que dan renombre unas cuevas misteriasas, donde la naturaleza, como artífice inimitable, ha tejido en el andar pausado de los si- glos, encajes maravillosos, de dibujos y de for- mas sorprendentes. En el ambiente sereno de esa ciudad encanta- dora; en el seno de un hogar honorable que el tra- bajo y la virtud santificaban, se deslizaron ama- bles y venturosos, los años primeros de Barnet, contribuvendo, de seguro, ese medio tan apacible, sedante y lleno de bellezas, a formar su carácter sosegado y dulce y a inspirar en su alma los deli- cados sentimientos que tanto le caracterizaban. Barnet estudió la primera enseñanza en el acreditado plantel “La Empresa”, institución mo- delo, que gozó de gran fama por los prestiglos científicos y patrióticos de su director y profeso- res, y por la sapiencia, demostrada más tarde, en el curso de los años, por la gran mayoría de sus alumnos. Los estudios correspondientes a la se- eunda enseñanza, los cursó en el Instituto de Ma- tanzas, en el que obtuvo, en 1869, el Grado de Ba- chiller. Ñ O A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 149 En condiciones ya de emprender el estudio de la Medicina, por la que tenía vocación decidida y para la que reunía, por las condiciones de su ca- rácter, especiales aptitudes, su familia, amante y previsora, resolvió enviarlo a España para que cursara su carrera en la Universidad de Barcelo- na, poniéndolo así a cubierto de los peligros que por esa época amenazaban a los cubanos y, con to- da especialidad, a los que estudiaban medicina. La situación política de Cuba, era, por aque- llos momentos, en extremo difícil. Hacía poco tiem- po menos de un año—10 de octubre de 1868— D E , y 7 x 7 Y ? Ñ y 4 pe A ' " —; ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 293 tendiéndolo así es que su presidente, el venerable Dr. Juan Santos Fernández, trabajador infatigable, nos congregó en noche memorable y nos leyó una de sus más hermosas producciones, con motivo de la colocación del retrato del ilustre finado en el salón de actos de esta Academia. Pero nunca será tarde para hablar del doctor Enrique Núñez y nunca se habrá hablado bastante de este hombre extraordinario. De él se hablará siem- pre en nuestros Congresos Médicos, en nuestras So- ciedades Científicas, en nuestra Prensa Médica, en nuestros Hospitales, en nuestra Universidad, en los episodios de nuestra Revolución redentora y hasta en la choza más humilde, hasta en el último rincón de Cuba se pronunciará siempre su nombre con res- peto y veneración en recuerdo de sus luchas por el mejoramiento de las clases proletarias, por la pro- tección de la niñez desvalida, por la emancipación de la mujer caída. Enrique Núñez, es uno de esos hombres que apa- recen de cuando en cuando en las sociedades, que a semejanza de ciertos astros luminosos que aparare- cen periódicamente en el firmamento, deslumbran con sus destellos, iluminan su propio camino, giran sobre su órbita, tienen a su alrededor toda una constelación y luego desaparecen, las más de las ve- ces prematuramente, dejando tras sí una estela lu- minosa y el recuerdo imperecedero de su paso por esta tierra. ¡Son los hombres que sirven de faro, son los que siryen de antorcha a la humanidad, los que trazan a los pueblos orientaciones definidas, los que caracterizan una época de nuestra existencia y forman el eslabón entre las generaciones pasadas y las venideras. 294 ANALES DE LA Nació Enrique Núñez el día 16 de enero de 1872 en el pueblo de Madruga, donde su padre el doctor Emiliano Núñez, ejercía la profesión de médico y vino a la Habana a los dos años de edad. Las pri- meras letras las aprendió con la señora Loreto Ma- cia y a los 5 años leía perfectamente. Estudió Ba- chillerato en el Colegio de Melitón Pérez, con su hermano Federico, donde se distinguió como alum- no inteligente y estudioso, lo que no era óbice para que fuese también el promotor de todas las trave- suras que se organizaban en el colegio. Se graduó de Bachiller el año 1886 con magnífico expediente y premios en muchas asignaturas. Comenzó a estudiar Medicina y su padre, que ya ocupaba el puesto de Director del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, le hace ingresar co mo alumno externo de dicho plantel desde el segun- do año de Facultad. Desde muy temprano dió el joven Núñez seña- les inequívosas de su decidida vocación por los es- tudios médicos y por las publicaciones científicas, su pluma no tuvo momento de descanso desde que en el año de 1889 publicó su primer artículo ““Apun- tes de técnica anatómica”? en la Revista de Estu- diantes, hasta 1916 en que publicó su último traba- jo en la Revista “Asclepios”” titulado: “La Cirugía abdominal en 1889.?” Espíritu incansable y observador profundo, ve- mos a Enrique Núñez en el Hospital Mercedes, tea- tro de sus éxitos y altar de sus afanes y anhelos, con el ejemplo de su padre prototipo de la honradez in- maculada y con el respeto y la admiración por sus profesores, recorrer su carrera de internato desde ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 295 alumno externo, alumno interno, hasta médico ho- norario adscrito al servicio de cirugía. La obra científica, literaria y administrativa que nos lega a su muerte, el Dr. Núñez es portentosa, mu- chas páginas se necesitarían para analizar cada uno de sus trabajos sobre alta cirugía y para enumerar tan solo su labor al frente de la Secretaría de Sa- nidad y Beneficencia; imposible parece que un hom- bre en tan solo 22 años de ejercicio profesional ha- ya podido hacer tanto y:tan bien hecho. Sus primeras lecciones de cirugía las recibió del doctor Gabriel Casuso, Rector de nuestra Uni- versidad Nacional y del doctor Francisco Domín- guez Roldán, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, estos dos profesores que lo han sido nuestros, son los que forman el andamiaje de sus profundos conocimientos médicos, los que pusieron la primera piedra de esa gran obra que más tarde habíamos de admirar. El doctor Domínguez llegó a la Habana en el año de 1891, después de terminar sus estudios en París y después de haber hecho unas brillantes oposicio- nes en Madrid a una Cátedra de Patología Quirúr- gica que no obtuvo por su condición de filibustero. Por esta cireunstancia se le encargó en 1892 de un curso de operaciones en el Hospital Nuestra Se- nora de las Mercedes, a cuyo curso asistió Enrique Núñez. En ese curso se practicaron todas las liga- duras, amputaciones, desarticulaciones ete., prepa- rándose el programa de las operaciones de grado, que con las modificaciones naturales existe hoy. Se cuenta que al hacer el grado Núñez, le tocó hacer an- te el tribunal la ligadura de la arteria femoral en el canal de Hunter; el candidato hizo con gran destre- 296 ANALES DE LA za la flexión y rotación externa del miembro, puso de manifiesto el tendón del abductor, hizo la decola- ción de la pared anterior del canal y descubrió la arteria, el presidente del tribunal hubo de decirle: Eso es nuevo, te lo enseñó el francés. Sus aficiones por la ginecología le hacen seguir muy de cerca al doctor Casuso, quien lo lleva como de la mano por el intrincado y escabroso campo de la ciencia, hasta hacerlo ocupar un puesto a su lado en el profesorado de la Escuela de Medicina de la Habana. Durante su época de estudiante Núñez publi- có dos trabajos además del ya citado, que vieron la luz en “El Progreso Médico”” que dirigía el doctor Jasuso, cuyos títulos son: “*Decolación del húmero por lesión traumática”? y ““Penfigo agudo”, en am-. bos trabajos revela el joven estudiante facilidad en la exposición, belleza en el lenguaje y gran cono- cimiento de los asuntos de que trata, en el último so- bre todo, traza como por mano maestra el dignósti- co diferencial entre el Penfigo agudo, el Muermo y la Urticaria. Obtiene el grado de Licenciado en Medicina en el año de 1893, con premio extraordinario, y como consecuencia de su brillante carrera universitaria, en la que ha aleanzado gran número de premios que le han permitido hacer sus estudios sin costo alguno de matrículas etc. Todos conocemos los rasgos ca- racterísticos del doctor Emiliano Núñez; había ido acumulando el dinero que Enrique le economizaba en matrículas, por entender que pertenecía al mu- chacho que había sabido ganarlo, y se lo entregó di- ciéndole que le serviría para adquirir algunos ins- trumentos con que establecerse. Esta vez el joven ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 297 reción graduado dió muestras como en todos los ac- tos de su vida, de gran sentido práctico y gran amor al estudio, dijo a su padre, que con ese dinero desea- ba i1r a los Estados Unidos a ampliar sus conocimien-, tos, como así lo hizo, pasando a la ciudad de New York el mismo año de 1895. A poco de estar allí envía su primera corres- pondencia a ““El Progreso Médico”” en cumplimien- to dice, de la promesa que hiciera al doctor Casuso de darle cuenta de todo lo que de interés viese. lós- ta correspondencia se publica en el número de no- viembre de 1893 y la titula: “Sobre Cirugía en los Hospitales (de New York).?”” Hace una descripción detallada del Prebisterian Hospital, su salón de ope raciones, los actos operatorios que allí ha visto. Des- eribe el New York Hospital, el Mount Sinai, el Ro- osevelt Hospital, el Woman”s, Hospital, el Manhat- tan Eye and Ear Hospital. En su segunda correspondencia habla del furor operatorio que había en aquellos momentos en los Estados Unidos, y que él califica de opero-manía y sobre todo de hernio-manía, hace un juicio crítico sobre 39 casos de hernia que ha visto operar en un mes, y 21 casos de otras afecciones, no enumerando los casos que considera sin importancia. Se dedu-. ce de sus escritos que lleva un libro de clínica eui- dadosamente anotado. En otras correspondencias se ocupa de la apen- dicitis y del tratamiento quirúrgico que invaria- blemente emplean los americanos en esta afección. Califica de intransigentes a los cirujanos america- nos, que operan todos los casos de apendicitis sin confirmar a veces el diagnóstico, y sin poner en práctica medios médicos, dice que en 28 casos, no 298 - — ansiol! ¿ANALES DE 'LA en todos se comprobó la afección, y comenta la opi- nión de un afamado cirujano americano cuyo nom- bre no revela que dice: “Que si al pasar de noche por un cementerio, todos los que han perecido por apendicitis sin intervención quirúrgica, abandona- ran sus sepulturas con una luz en sus cabezas, el ca- mino estaría alumbrado “a giorno”? y hace refe- reucia a las estadísticas francesas y alemanas que consideran curables el 96 por 100 de los casos, por medlos médicos. ; En su última correspondencia a *“El Progreso Médico”” habla de la obstetricia en Norte América, hace una deseripción del Sloane Maternity Hospi- tal de New York, donde se asisten 1,000 casos anual- mente, y establece términos de comparación entre la obstetricia americana y la europea. En New York, Núñez estaba al tanto del movi- miento científico de Cuba, y desde allí, sostiene una polémica con el doctor Nicolás Gómez de Rosas, acerea de un trabajo que este compañero publicó en la “Revista de Ciencias Médicas”” del 5 de marzo de 1894, titulado: ““Septicemia ante-partum””, Mi- cvobismo latente””. El Dr. Núñez le refuta con estos dos trabajos: ““¿Septicemia o Paludismo?”” y este otro: “Paludismo y no Septicemia””. Estando en New York, es nombrado académi- eo corresponsal el día 8 de abril de 1894, habiendo optado a este título con el trabajo: “La electricidad en el tratamiento de algunos desórdenes menstrua- les”, en este trabajo habla de su experiencia perso- nal al lado del doctor Goelet. En esta breve reseña que hemos hecho del paso de nuestro ilustre biografiado por las clínicas ame- ricanas, se pueden apreciar dos cosas: la actividad ) ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 299 para aprender desplegada por este joven médico ca- si sin conocer el inglés, que no se dejó deslumbrar por la magnificencia de aquella gran ciudad, que va derecho a su objetivo, y su inclinación, tan tempra- namente demostrada hacia la cirugía conservadora, muy rara por cierto en cirujanos noveles y que qui- zás haya influído grandemente en sus éxitos poste- riores. a De regreso a Cuba, hace su tésis de doctorado titulada: “Contribución al estudio del Paludismo en el Puerperio””, tésis sostenida el día Y de sep- tiembre de 1894 ante un tribunal formado por los doctores Federico Hortsmam, Raimundo de Castro, Gabriel Casuso, Francisco Vildósola y Joaquín Ja- cobsen, que le concede el premio extraordinario. Las preparaciones para este trabajo fueron hechas por el doctor Jorge Le-Roy, esta*tésis era de actualidad en aquellos momentos en que el paludismo parecía ser la complicación obligada de todas las afeecio- nes médicas y quirúrgicas, y en que permanecía Os- curo el origen de esta afección. Es nombrado en 1894 Ayudante Facultativo de la Clínica de Obstetricia y Ginecología del Hospital Mercedes. Más tarde Profesor auxiliar de Obstetricia y Ginecología de la Escuela Preparatoria de Medici- na. : En 1895, Médico honorario del Hospital de Paula. Hay que agregar que también era el ayu- dante del doctor Casuso en sus operaciones, tanto de su Clínica privada de Jesús del Monte, como en el hospital, y las que hacía en casa de los clientes que entonces eran muchos. a 300 ANALES DE LA El día 4 de abril de 1895, ingresa como socio titular en la Sociedad de Estudios Clínicos de la Ha- bana con el trabajo titulado: “Consideraciones Clí- nicas sobre la Seroterapia en la Difteria”. Esta So- ciedad lo eligió por dos veces su Vice-Secretario. Al estallar la revolución redentora, los hombres de la familia Núñez, siguieron el camino que su pa- dre les había trazado, y tomaron parte activa en la misma; Enrique hizo un viaje a los Estados Unidos en 1895, de incógnito y con fines políticos. En 1896 fué definitivamente a New York, con el propósito decidido de venir al campo de la revolución en una de las expediciones que se organizaban en Norte- América, allí concurría diariamente a la Junta Re- volucionaria, al objeto de reclamar un puesto en el primer barco expedicionario que Zarpara; sen- tía (como diría Eca de Queiros,) la dulce necesi- dad de hacerse útil a su patria. Salió de New York, el día 2 de mayo de 1897, en la expedición del “Laurada”, comandada por el General Carlos Roloff, que se llamó entre los cu- hanos la Expedición Grande de Roloff, que tomó puerto en Banes, sin haber hecho escala, y después de grandes peripecias y sufrimientos, el día 21 del mismo mes y año, acompañaba al doctor Núñez en esta empresa, el que después fué su alumno y hoy Comandante de Sanidad Militar, doctor Horacio Fe- rrer, que ya había estado en la revolución y había sido herido. En la revolución fué incorporado al Estado Ma- yor del General Calixto García, que lo nombró Je- fe de Sanidad Militar del 20. Cuerpo. Tomó parte en todos los combates que se dieron en la región oriental, asistió a la toma de Victoria de las Tunas ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 301 .en que fué herido el General Menocal, a quien pres- tó los auxilios de la ciencia, y por quien sintió siem- pre gran veneración. A las órdenes del General Me- nocal pasó la Trocha de Júcaro a Morón el día 9 de julio de 1898, v a su lado estaba a la terminación de nuestra epopeya gloriosa, habiendo alcanzado el erado de Coronel de Sanidad del Ejército Liberta- dor. A la terminación de la guera, sus compañeros de armas le llevaron a la Asamblea de. Santa Cruz del Sux, que luego se constituyó en el Cerro. De nuevo vuelve Núnez al hospital Mercedes v prosigue su interrumpida labor científica. Pero, si su actuación en los campos de la revo- lución es meritoria bajo el punto de vista patrióti- co, no lo es menos bajo el punto de vista científico. No puedo por menos que reproducir el preámbulo y las conclusiones del trabajo que presentó a la So- ciedad de Estudios Clínicos, el día 16 de abril de 1899 (a su regreso de la guerra) titulado: *“Consi- deraciones sobre la intervención quirúrgica en las heridas producidas por armas de fuego””. Dice así el preámbulo: “A la memoria de los médicos cuba- nos muertos en campaña.” “Tres años han pasado, desde que la lucha polí- tica dispersó a la familia médica cubana, encami- nando a cada uno de sus hijos por los rumbos a que le condujera su temperamento, y por una feliz coin- cidencia, al reanudar las relaciones que nos ligaban con esta Sociedad, que logró mantenerse constituí- da en medio de las borrascas que enlutaron la exis- tencia de este pueblo, encuentro de nuevo, en el si- tial, a los mismos amigos que en Otros tiempos nos alentaron con su benevolencia. 302 ANALES DE LA “*Y al sentarme de nuevo entre vosotros, a pre- sentaros mi primer trabajo científico en la paz, per- mitidme dedicarlo a la memoria, de los que alejados para siempre de nuestra compañía, reposan en sus tumbas, diseminadas por los campos de la patria, a la que ofrecieron, el sacrificio de su bienestar y su vida.” Enrique Núñez, en el fragor de los combates y en medio de las privaciones e incertidumbres de la manigua cubana, había conservado, cuidadosamen- te anotadas, las hojas clínicas de los 334 casos asis- tidos por él en los tres años de guerra. Establece en este trabajo, un parangón entre el tratamiento de las heridas por proyectil de armas de fuego en la práctica civil, disponiendo el ciruja- no de todos los recursos, y en el que puede, en mu- chos casos conservar un miembro, y el que se hace en cirugía militar, en el que, el cirujano tiene que contentarse con salvar la vida del herido. Hace re- saltar la diferencia que existe entre la cirugía de guerra en un ejército regular, con servicio de ambu- lancia, con las penalidades sufridas por ellos que no podían curar sus heridos sobre el campo de la ac- ción, ni dejarlos confiados a la protección de la Cruz Roja, y mucho menos a la desconocida generosidad del enemigo que los batía. Los heridos y enfermos constituían dice, una grave impedimenta y era ne- cesario trasladarlos y esconderlos hasta que volvie- sen a ser utilizables. Llega a las conclusiones siguientes, que quiero recordar por que son de actualidad: “lo.—La benignidad de las heridas que llamamos simples, se debe más que al pequeño proyectil mo- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 308 derno, a los procedimientos de asepsia y antisepsia, y al personal encargado de su aplicación. *2o.—La exploración en las heridas de armas de fuego, tiene sus indicaciones restringidas. ““So.—La retención de un proyectil en los teji- dos, no daña al organismo, y su extracción está so- metida a indicaciones especiales. ““40.—La intervención conservadora en campa- ña, reserva grandes prodigios al cirujano, y llegará a Imperar en absoluto, cuando las ambulancias mi- litares no ofrezcan las Tona condiciones que al presente. “5o.—Las operaciones mutilantes, tan frecuen- tes en pasadas guerras, y tan raras en las recientes, están llamadas a desaparecer del grupo de las in- tervenciones de campaña. “*60.—La laparotomía en las heridas penetran- tes de vientre, constituye una operación de urgen- ela? Otro trabajo resultado de su experiencia en campaña, fué el presentado al 1! Congreso Médico Pan Americano, sesión del 6 de febrero de 1901, ti- tulado: *“Notas sobre los traumatismos óseos obser- vados en la campaña de Cuba.”” En este trabajo des- pués de una detallada exposición de casos llega a las conclusiones siguientes: “1lo.—La cirugía mutilante en campaña para los traumatismos óseos, tiene sus Indicaciones subor- dinadas, a las lesiones de las partes blandas. 20.— La cirugía conservadora para las lesiones óseas, por las sorpresas que ofrece bajo el punto de vista de su eficacia y resultados ulteriores, se ha impuesto 304 ANALES DE LA en la práctica-corriente de la cirugía militar. 30.— Las intervenciones precoces en el sentido económi- eco que hemos expuesto en estas notas, son excelen- tes para el curso de los tratamientos óseos de la campaña.” En la sesión del 4 de febrero de 1901 del III Congreso Médico Pan Americano, dió a conocer un procedimiento suyo, para obtener la hemostasia pro- visional en las intervenciones sobre el hombro, usan- do la compresión elástica. Se trata de un procedi- miento que usó en campaña, una vez que tuvo necesidad de hacer una amputación alta del miem- bro superior. Esté procedimiento modifica el de John Weyeth de New York, que fija los extremos de los tubos de goma con dos alfileres largos, que atraviesan la piel y el pectoral mayor; el doctor Nú- ñez usa un tubo de goma de media pulgada de grue- so, cuya parte media pasa por el vértice de la axila, y las dos ramas suben, por delante, y por detrás del hombro, entreeruzándose sobre la clavícula, y des- cendiendo por delante y por detrás del torax, vie- nen a encontrarse en la áxila del lado opuesto, don- de se les sujeta con una pinza de presión, de esta manera la arteria queda comprimida contra el to- rax y el borde axilar de la escápula. . Desempeñó con el celo y la probidad que le ca- * 'acterizaron los puestos siguientes: Médico de la Policía de la Habana, Médico de la Sección Especial de Higiene, Vocal de la Junta Municipal de Salu- bridad, y Presidente de la Comisión Especial de Hi- giene. | Al reorganizarse la Escuela de Medicina de la Habana, el doctor Gabriel Casuso que formaba pat- te de la Comisión que proponía al Gobierno Inter- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 305 ventor los nombramientos de catedráticos, pidió pa- ra el doctor Núñez, la cátedra de Patología Quirúr- gica, para la cual fué nombrado, desempeñándola durante un año. Con motivo de la implantación del Plan Varona, Núñez tuvo que abandonar esa cáte- dra y hacer oposición a la auxiliatura de ginecolo- gía y patología quirúrgica, disertando acerca de los diferentes procederes de histeropexia. En esta oposición puso Núñez a contribución, el caudal de sus profundos conocimientos ginecoló- g1Cos. Fué en esta cátedra donde encontramos al doc- tor Núñez al hacer nuestros estudios de ginecolo- eía quirúrgica, es desde esta época que data nues- tra admiración y cariño por el eminente profesor. Durante ese curso tradujo el Manual de Ginecología de Boursier, en cuya labor le ayudamos, traducien- do el capítulo de las metrítis. Conservamos como prenda de inapreciable valor, un ejemplar de esa obra dedicada por el querido maestro. Le vemos incansable en el hospital, en las salas de Santa Magdalena y San Felipe, realizar las ope- raciones más difíciles, y poner en práctica los pro- cedimientos más modernos. A poco que examine- mos las colecciones de los Archivos de la Sociedad de Estudios Clínicos, de los Anales de la Academia de Ciencias, y de la Prensa Médica en general, nos en- contramos muy amenudo, las comunicaciones del doe- tor Núñez dando cuenta de intervenciones y de pro- cederes, practicados por él con éxito y por primera vez en Cuba. El día 21 de abril de 1904,.da cuenta, a la So- ciedad de Estudios Cínicos, de un caso de extirpa- ción total de la vegiga. El doctor Le-Roy en el cur- 306 ANALES DE LA so de la discusión de este trabajo dice: **No es la pri- mera vez que el doctor Núñez, nos ofrece la oportu- nidad de aplaudir las primicias de grandes opera- ciones por él realizadas en Cuba.” ““Su nombre va unido a la primera Sinfisiotomía, cuya observación publicó con el doctor Casariego. Las inyecciones intarraquideas de cocaína. La liga- dura del tronco braquio-cefálico. Resección bi-la- teral del ganglio superior del simpático cervical. La modificación del plegamento intra-abdominal de los ligamentos redondos. Operaciones conservadoras en dos casos de inversión uterina. Enucleación de Fi- bromas. Implantación del uréter y en la vejiga, y de ambos en el recto. Un caso de ano vaginal tra- tado por la laparotomía””. A esta lista que enumera el doctor Le-Roy, hay que agregar el trabajo que le sirvió para su ingreso en la Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana, que ya hemos citado, y que recordamos ahora, para decir que en aquel trabajo se daban las reglas precisas para la aplicación del Suero Antidiftérico, reglas que son las que actual- mente se siguen. El día 19 de enero de 1889, da cuenta a la So- ciedad de Estudios Clínicos, de “Tres esplenectomías por hipertrofia y ectopia del bazo””, que son las pri- meras que se realizan en Cuba, después de la del doctor Plasencia, de éstas, dos hizo él, y una el doc- tor Casuso. En el número de agosto de 1904 de la “Revista Médica Cubana””, da cuenta de la primera prostatee- tomía transvesical practicada por él con éxito. En 1905 obtuvo el Premio del Presidente Gutié- rrez de la Academia de Ciencias de la Habana, con la memoria titulada: ““La cirugía de las manifesta- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 307 ciones filariósicas””, que más tarde publicó en un fo- lleto en cuarto, de 97 páginas, y 50 figuras intercala- das en el texto. Es electo académico de número el día 13 de ju- lio de 1906. Su trabajo de ingreso “Contribución personal a la cirugía conservadora de los ovarios””, calificado de notable por el doctor G. Duplesis, que le contestó su discurso en la sesión del 29 de mayo de 1907, es de una gran enseñanza, aun hoy, a pesar del tiempo transcurrido. Hace en él, la historia de la cirugía eglmnecológica desde 1790. Habla de la fun- ción fisiológica del ovario. De las lesiones de esta elándula que justifican la cirugía conservadora, sus contraindicaciones. Recomienda la vía abdominal. Describe las diferentes operaciones conservadoras que se pueden practicar en el ovario, y finalmente, presenta una estadística personal de 120 casos con excelentes resultados, en que se pueden apreciar los más pequeños incidentes. El doctor Santos Fernández dijo al darle la bienvenida, que el nuevo académico era uno de los jóvenes que había llegado a su escaño, con mejor ba- vaje científico. 1 doctor Núñez, daba a conocer periódicamen- te el resultado de su práctica profesional, anotando en cada informe los más pequeños detalles de cada operación, y el resultado final, así vemos, que en “El Progreso Médico” de enero de 1901, aparece el siguiente trabajo: Operaciones practicadas du- rante el año de 1900 (Total 254 operaciones de gine- cología y cirugía general, con Y muertos). En *“**El Progreso Médico”, de enero de 1902: Operaciones practicadas durante el año de 1901, - (Suman 425 operaciones, con 6 muertos). 308 ANALES DE LA En la “Revista de Medicina y Cirugía de la Ha- bana””, tomo VIII, 1903, Reflexiones sobre 97 laparo- tomías, practicadas durante el año de 1902. En la “Revista de Medicina y Cirugía de la Ha- bana?”, tomo IX, 1904: Ciento cuarenta laparoto- mías practicadas durante el año de 1903. A ciento veinte y cinco, asciende el número de los trabajos científicos publicados por este obrero de la Medicina, a cual más instructivo y más intere- sante. Fundó la revista “La Prensa Médica””, que di- rije hoy nuestro querido amigo el doctor Rafael No- guelra. Hacia 1904, fundó una.clínica particular para mujeres exclusivamente, con solo 10 camas, en la Calzada de San Lázaro número 400, como por ensa- yo, según nos dijo entonces, y más tarde, por aso- clación con el doctor Alberto Sánchez de Bustaman- te, fundó lo que hoy se llama, Clínica Bustamante- Núnez; hemos de decir, como acto de justicia, que a esta obra contribuyeron, eficaz y desinteresada- mente, los doctores Nicolás Gómez de Rosas y Na- talio Ruiloba. Mucho luchó el doctor Núñez, por mejorar la situación de sus compañeros de profesión. Enel número del 15 de abril de 1910 de la “Prensa Mé- dica?” apareció un artículo, titulado: ““La compe- tencia profesional del Estado””, en que se quejaba y llamaba la atención, acerca de la situación precaria porque atravesaba la profesión médica entre nos- otros, debido al auge de los centros regionales y so- ciedades de socorros mútuos, a lo que se había agre- eado la competencia que hacía el Estado, creando ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 309 dispensarios, laboratorios, y centros de diagnósti- cos y tratamientos, a los que acudían, no solamen- te el menesteroso, sino también el pudiente, en de- trimento de la profesión médica, a la que es nece- sario ayudar y estimular, puesto que representa un elemento de cultura para el país. Este artículo fué hecho suyo por la Academia de Ciencias, en sesión del 28 de abril del mismo año. En 30 de septiembre de 1910, presentó a la Academia de Ciencias una moción que fué aproba- da sin discusión pidiendo a esta corporación, su apo- yo, al objeto de reunir a los médicos en una gran asamblea, e invitarlos a la unión para la defensa de los intereses profesionales, constituyendo lo que en Inglaterra se llama Trade Unión, en Francia Sin- dicatos, y en los Estados Unidos Trust. De esta eran asamblea, resultó la constitución del Colegio Médico de Cuba, obra por la que tenía grandes entu- siasmos el doctor Núñez, y que parecía venir a lle- nar una necesidad sentida, pero que desgraciada- mente no ha dado los resultados esperados, por ra- zones de todos conocidas. Más tarde presentó al Primer Congreso de la Prensa Médica su trabajo: “La Prensa Médica y los intereses profesionales””, en el que insistía, en los beneficios de la colegiación, y trataba de convencer a los médicos, acerca de las suspicacias e ideas erró- neas que tenían sobre esta cuestión. En 1906 hizo un viaje a Europa con fines cien- tíficos, visitó París, e impresionó tan agradablemen- te a nuestro compatriota Joaquín Albarrán, que he- mos visto una carta de éste a su hermano Pedro en' que le decía de Enrique Núñez, que era un cirujano de gran valer. 310 ANALES DE LA Al tomar posesión de la primera magistratura de la nación, el Mayor General, Mario G. Menocal, conociendo las condiciones de carácter, de cultura y de patriotismo que concurrían en el doctor Enrique Núnez, lo llevó a ocupar la cartera de Sanidad y Be- neficencia, puesto que ocupó hasta su muerte. Su actuación al frente de la Sanidad Cubana, es solo comparable a su labor quirúrgica. Mi compañero el doctor Domingo F. Ramos la ha comparado, a la que realizó entre nosotros el mayor Gorgas, durante la primera intervención americana, y el doctor y. Alemán, en su memorable discurso de elogio en la Sociedad de Estudios Clínicos, la dividió en tres fa- ses: Protección a la infancia, Abolición oficial de la esclavitud blanca, y fundación del Hospital Calix- to García. Nadie hubiera pensado que Núnez triunfaría en Sanidad, aunque estábamos acostumbrados a ver su nombre como símbolo de éxitos, todos pensába- mos que reunía las mejores condiciones para un rui- doso fracaso; médico cargado de clientela, hombre poco adiestrado en asuntos oficinescos, y refracta- rio completamente a la clase de política que se hace entre nosotros, parecía cosa fácil predecir el resul- tado; no sucedió así afortunadamente, y Núnez, en su deseo de servir a su patria, y de cóntribuir al éxi- to del gobierno que presidía su jefe en la revolu- ción, y su gran amigo en la paz, puso a prueba una vez más, su voluntad, y su inteligencia, y se nos re- veló como un verdadero hombre de gobierno, y co- mo lo que siempre fué, un carácter. Si analizamos la obra sanitaria de Núñez, ve- remos que no fué un improvisado, su obra es la de un estadista, que llega al gobierno con una platafor- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 311 ma decidida, y la desarrolla según su programa. Con asombro general vemos que le alcanza el tiem- po para todo, que no abandona un solo cliente, que da su consulta, que hace sus operaciones, y que des- plega en la Secretaría una actividad inusitada. En aquel alto puesto, sigue preocupándose por el mejo- ramiento de la clase médica, y obtiene por decreto presidencial del 10 de julio de 1914, el que se decla- re al Colegio Médico de utilidad pública, y se le re- conozca carácter oficial. Pone en vigor determi- nadas medidas que favorecen grandemente a los mé- dicos, y sostiene el criterio de todos conocido, de que en su departamento, todos los destinos que tuviesen una asignación de $100 en adelante, debían ser ocu- pados por médicos. Imprimió nuevos derroteros a la Sanidad Cu- bana, la hizo salir del estrecho círeulo de la profi- laxis de las enfermedades infecciosas, en el que ha- bía estado encerrada hasta entonces, para poner en práctica los medios preventivos de las enfermeda- des degenerativas. El siguiente pensamiento suyo: “Salvar de la miseria, de la enfermedad, y de la muerte a los ni- ños cubanos, es labor patriótica, preferible, a la de fomentar la inmigración, de seres desconocidos, de- generados por males físicos y sociales, extraños por completo a los lazos que unen al suelo en que se na- ce:” revela todo el programa que cumplió. Creando el negociado de Higiene Infantil, para la protección de la infancia de los niños cubanos, a cuyo negocia- do están anexos una serie de departamentos secun- darios, y su misión es la de cuidar la vida, la salud y el bienestar del ser humano, desde su procreación, has- ta la edad legal del trabajo o sean los 14 años. IZ ANALES DE LA Cediendo el edificio de la antigua Quinta de Hi- giene, para la instalación de un asilo para niños, ba- jo el patronato del “Congreso Nacional de Madres. ”” Creando en Tiscornia la primera colonia infan- til, donde 400 niños de las clases más necesitadas gozaban de un veraneo de dos meses a orillas del mar. Creando el Premio Nacional de Maternidad, pa- ra estímulo de la lactancia materna. Jreando el negociado de Vigilancia Sanitaria del Abastecimiento de Leche. Creando un premio para el mejor trabajo cien- tífico sobre, reducción de la mortalidad infantil. Obtuvo por sus gestiones la protección oficial, para las instituciones benéficas privadas, como la Granja Nuestra Señora de la Caridad, obra del al- truista doctor M. Delfín y el Bando de Piedad y otras, y tenía en proyecto la creación de varios hos- pitales para niños en distintos lugares de la Repú- blica. Oreó el Preventorio Martí en Cojímar, para ni- ños pre-tuberculosos. La protección a la infancia, era cosa que pre- ocupaba al doctor Núñez desde 1894, en que publicó en la revista *La Escuela de Medicina”, un trabajo su- yo titulado: “La Mortalidad producida por el téta- no infantil en la Habana.” La supresión de la llamada Zona de Tolerancia, era opinión sostenida por él, desde que presidía la Comisión de Higiene Especial. Obtuvo para la Academia de Ciencias un ceré- dito de $3,000, con objeto de que pudieran terminat- se sus obras, paralizadas por falta de dinero, y otros muchos créditos y decretos, que sería prolijo enu- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 313 merar, para creación de asilos, laboratorios, mejora- mientos de hospitales, y saneamiento de poblacio- nes. Además hizo aumentar considerablemente, las rentas de las propiedades de Beneficencia, por la sabia administración que se imprimió a este depat- tamento. | Durante el verano de 1916, después de esta fe- eunda labor, el doctor Núnez fué a los Estados Uni- dos a disfrutar de un pequeño descanso, y reponer su salud, que aunque inmejorable en apariencia, es-, taba minada por antigua afección. A poco de es- tar allí, se sintió acometido de grave mal, las prime- ras noticias de su indisposición pusieron en cuida- do a sus parientes y amigos, más tarde la noticia trascendió al público, que desde los primeros mo- mentos demostró gran interés por la salud del exi- mio hombre público, y a medida que el cable nos da- - ba cuenta de las alternativas de la enfermedad, la ansiedad aumentaba en todos los corazones, unidos por un sentimiento común. Durante aquellos días aciagos, no se habló de otra cosa en nuestros centros de reuniones, y la noticia de su fallecimiento, acaecido en New York, la noche del 15 de septiembre de 1916, produjo una sensación de estupor en toda la nación. Con los funerales del doctor Núñez el día 21 de septiembre de 1916, ha presenciado la Habana, la más grande, y la más espontánea manifestación de dolor, que un pueblo puede ofrecer a uno de sus más consecuentes servidores. Ni una sola de las clases sociales que componen nuestro conjunto étnico, ha dejado de demostrar, de manera elocuente, la pena que le embargaba, por nuestra irreparable pérdida. 314 ANALES DE LA El doctor Enrique Núñez murió en el apogeo de su vida, cuando parecía gozar del pleno vigor físico y mental, cuando llevaba a vías de hecho, y condu- cía por el camino del éxito, el sueño feliz que un día concibiera en los campos de la revolución, de una república sana, vigorosa, con ciudadanos robustos de cuerpo y de alma, de madres ejemplares, de gran cultura general, una patria grande en verdad. Y de esto se dió cuenta nuestro pueblo, ese gi- eante multicéfalo de corazón infantil, siempre ¿jus- to, siempre en lo cierto, que lloraba con nosotros la pérdida del hombre a quien mucho debíamos, pero de quien más esperábamos. Permitidme señores que dé lectura al llegar a este extremo, a la carta del Honorable señor Presi- dente de la República, General Mario G. Menocal, publicada en aquellos días y que quiero figure en es- te trabajo para que la Academia la conserve como documento de gran valor histórico, dice así: *““Co- nocía intimamente a Enrique. En la guerra y en la paz, nos unieron vínculos de acendrado afecto. Fui- mos además colaboradores en difíciles empeños. Su muerte me tiene profundamente impresionado. “En mi concepto, Cuba ha perdido uno de sus ' erandes hijos. El pueblo entero está evidenciando su dolor. Y en medio de la desgracia, me alienta un tanto, la máxima manifestación de tristeza de todos los cubanos, conscientes de lo que pierde la patria. “Aunque hizo mucho, Enrique prometía más. Profesionalmente era una reputación y como ciuda- dadano, una fundada esperanza para la patria”. Nosotros, siguiendo inveterada costumbre cuan- do se trata de parientes y amigos queridos, no qui- simos verle en su último lecho, cuando ya la muerte ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 315 había transfigurado sus facciones, y el dolor había dejado profundas huellas de su paso. Ninguna vi- sión postrera ha velado para nosotros sus rasgos ca- racterísticos, por eso lo recordamos tal como él era. Hombre corpulento, de continente agradable, que predisponía en su favor, de cara sonriente y sonro- sada, de mirada penetrante. Cuando hablaba lo ha- cía en voz baja, y después quedaba mirando fijamen- te a la persona que le oía, como queriendo observar el efeeto que habían hecho sus palabras. De andar pausado, contrastando con la actividad que impri- mía a todo lo que ponía mano. De una muy fácil comprensión, temible en la polémica, rápido en la riposta, manejaba la ironía con una habilidad sin igual. Al explicar en clase hablaba rápidamente, como si su palabra se empeñase inútilmente en se- eguir el eurso vertiginoso de su imaginación. Eseri- bía mejor que hablaba. Tenía frases y conceptos que le son suyos, que le cafacterizaron desde su época de estudiante, y que se recuerdan a través del tiempo. Tenía la rara facultad de ver el ridículo, y apro- vechaba todas las oportunidades para dar expan- sión a su proverbial buen humor. Dotado de una gran memoria, se le veía con asombro hacer citas extensas de fechas y de autores con eran facilidad. Los que no trataron a Enrique Núñez, los que no lo conocieron íntimamente, podrán citar como rasgos característicos de su carácter la brusquedad, podrán decir que era impetuoso, pero no se puede negar que debajo de esta corteza ruda, se ocultaba un gran corazón, y esa era su gran fuerza de arras- 316 ANALES DE LA tre, porque como dice Smiles, tarde o temprano es el corazón quien gobierna al mundo. - Dos veces le vimos derramar sus lágrimas como lo pudiera hacer un niño, cuando la muerte de su esposa, la señora Enriqueta Carol, y cuando la gra- ve enfermedad de su padre, no hace mucho. Núñez poseía el secreto don de hacer amigos, de erear afectos, conocemos muchas familias en la Habana, en las que era recibido con el cariño y los solícitos cuidados de un familiar, le conocían desde niño, sabían que era cariñoso en la intimidad, aqui- lataban sus méritos, y sentían por él una gran de- voción. En el terreno personal era amigo de sus ami- vos, y alguien ha dicho, que también era enemigo de sus enemigos, pero enemigo noble, valiente y cí- vico hasta la temeridad, era hombre que aceptaba un reto, pero no resistía una súplica. Pudo Enrique Núñez haber cometido algunos errores en su vida, de los cuales ningún ser huma- no está exento, pero esos errores fueron sin duda debidos más que a otra cosa a las vehemencias de su -arácter. Hay hombres dice Gastón Mora y Varo- na, tan exhuberantemente ricos en sentimientos, que éstos tienen en tales seres una fuerza de expan- sión tan enorme, que rompen y estallan con violen- cla. Conocimos a Núñez cuando llegaba de la revo- lución con su grado de coronel, y no le oímos ha- blar más de la guerra, sino cuando en”clase de Pa- tología Quirúrgica nos hablaba de los aparatos de fractura que improvisaba con lomos de yaguas, y de sus métodos de tratamiento en campaña. Más tar- de, cuando alguien imprudentemente, tratara de di- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 317 vidir la familia cubana, sin pensar que debíamos perdonar, a los que perversos o equivocados comba- tieron la revolución redentora, Núñez, a quien na- die hubiera podido dar lecciones de patriotismo, al- ZÓ su voz, en carta que publicaron todos los perió- dicos, para recordar las lapidarias frases de Máxi- mo Gómez, cuando recomendaba a los cubanos en la paz, que no se preguntase a nadie, dónde estuvie- ron ni qué hicieron, mietras los otros hermanos derramaban su sangre por la libertad de la patria. Por eso señores, hemos de convenir en que con la muerte de Enrique Núnez, se pierde un gran el- rujano, un gran patriota, un gran corazón y un gran cerebro. La feliz iniciativa del doctor Gabriel Casuso de eriglr en el Hospital Calixto García una estatua de este gran hombre, no solo mostrará, a los estu- diantes del presente y del futuro, la efigie de un eran profesor, sino que dirá a los extranjeros que nos visiten, que en esta tierra sabemos honrar la memoria de un hombre que en la guerra supo cum- plir con los humanitarios deberes de su ciencia, y en la paz nos enalteció y nos dignificó. Pero en medio de tanta desgracia Núñez, tuvo una gran suerte, no pasó por el dolor inmenso de perder a sus padres, ahí están esos dos venerables viejos a quienes se les ha visto decaer notablemen- te, pero que viven sostenidos por una fuerza miste- riosa, viven casi consagrados al recuerdo de su hi- JO, y vivirán, porque como decía el doctor Busta- inante, “hay penas que hacen vivir a quien las lle- va”. El doctor Emiliano Núñez y su dulce esposa la señora Adolfina Palomino de Núñez, son el más 818 ANALES DE La bello ejemplo de cómo puede influir, el hogar apa- cible, sencillo y honesto, en los destinos de la pa- tria. No necesito haceros la presentación de este viejo inmaculado, los que han pasado por el hospi- tal Mercedes, ese centro cultural de donde han sa- lido todos nuestros grandes médicos y todos nues- tros grandes cirujanos, lo conocen, todos en nues- tros primeros años de estudio nos hemos reído de las cosas de 1). Emiliano, las hemos considerado co- mo caprichos, pero a medida que nos hemos ido aproximando al ansiado título, y se ha ido arraigan- do en nuestros corazones el concepto de familia y el concepto de patria, la figura de D. Emiliano se ha ido agigantando ante nuestra vista, y hoy todos lo veneramos. Los no médicos debeis saber, que un poco más allá de nuestra Universidad Nacional, un poco más allá de esa altiplanicie desde donde se nos irradia la luz de la sabiduría, en el hospital Mercedes, está el padre de Enrique Núñez, un anciano de cabeza blanca y de alma blanca, que hoy cuenta 73 años de edad, y hace 40 años dirige aquel centro benéfico y de enseñanza clínica, que en todo ese largo perío- do de tiempo, casi medio siglo, en todas las épocas de su vida, y en todas las situaciones de la patria, ha cumplido con su deber. Cuando nuestras luchas por la emancipación de la patria, reclamaron el concurso de cada cubano, el doctor Emiliano Núñez conspiró por la santa cau- sa y fué deportado a Fernado Poo, pero como he- mos dicho antes, había trazado a sus hijos el ca- mino que debían seguir y éstos se fueron a la revo- lución, su familia quedó huérfana de protección y tuvo que ser socorrida por-la Asociación Médica de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 319 Socorros Mútuos. En la paz el doctor Tmiliano Nú- ñnez ha seguido siendo el mismo hombre modesto, sencillo, ejemplo de integridad, modelo de ciuda- danos, excelente padre de familia, nunca ha entra- do en sus cálculos el luero personal: Cuando su hi- jo tomó posesión de la Secretaría de Sanidad, qui- so llevarlo a la Dirección de Beneficencia donde hu- biera hecho un buen papel, pero se negó a aceptar este alto puesto. Estaba reservado a este hombre de excepciona- les virtudes, sufrir a sus 713 años, el más rudo gol- pe de su vida. Más de una vez le hemos oído decir con amargura, que no tiene fuerzas para reponet- se. La madre de Enrique Núnez, ha sido siempre la mujer buena y cariñosa, la reina de su hogar, el imán de todos los corazzones, y la estrella de todos los ojos, (que diría Jorge Herbet) modelo de virtudes, y ejemplo de santidad, madre de patriotas, ella y su marido han dado a la nación días de gloria. Enrique Núñez tuvo. la inmensa suerte de no ver desaparecer su hogar paterno, la casa solariega, donde poder refugiarse como puerto de bonanza en los días tormentosos de las luchas de la vida, y re- cibir el consuelo siempre tierno de la madre, o el consejo del padre. Cuantas veces señores, al pensar en los éxitos científicos de Enrique Núñez, en su ternura para con los niños y en sus condiciones de carácter y de energía, he pensado en la participación que su bue- na madre haya podido tener en todo esto. Recordad señores, que todos los grandes hom- bres, Napoleón, Washington, Wellington ete., han tenido excelentes madres. 320 ANALES DE LA Dice Samuel Smiles que la influencia del amor maternal es constante y universal. Comien- za con la educación del ser humano al principio de la vida, y se prolonga más tarde en virtud de la in- fluencia poderosa que toda buena madre ejerce sobre su hijo. Sabido es que Juan Randolph hombre de estado americano dijo un día: Yo hubiera sido ateo, s1 hubiera podido olvidar una cosa; el recuerdo del tiempo en que mi pobre madre tomaba mi peque- ña mano en la suya y me hacía poner de rodillas pa- ra decir “Padre nuestro que estas en los cielos” (1). Napoleón Bonaparte decía, *“que la conduc- ta futura de un niño, buena o mala, dependía ente- ramente de la madre”? y su elevación, la atribuía en eran parte, a su madre, por el cuidado que había to- mado en desarrollar su voluntad y su energía (2). De Aime Martín tomamos el siguiente pasa- je: “Napoleón preguntó cierto día a la señora Campan, ¿qué falta pues para que el pueblo sea edu- cado convenientemente? “Madres” contestó la se- ñora. Esta contestación sorprendió al Emperador. “Sí, dijo, he ahí todo un sistema de educación en una sola palabra” (3). Nosotros nos preguntamos ¿hasta dónde habrán influído en el ánimo de Enrique Núñez estos prinei- pios, que robustecidos por el ejemplo del hogar pa- terno, hicieran que desde su alto sitial, se decidie- ra a formar madres, que como decía Napoleón, fue- sen un día capaces de educar a sus hijos? En lo que a mi respecta señores, he de deciros, que en mi vida he tenido tres grandes ideales: Per- tenecer a la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana, ser Profesor de nuestra ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 321 Escuela de Medicina, y gozar de buen concepto, personal y científico entre mis compañeros y mis conciudadanos. No tengo pues, palabras con que expresar mi gratitud a los señores miembros de esta Academia, que con tanta benevolencia me han tratado. Deseo al mismo tiempo demostrar mi re- conocimiento a mis profesores los doctores Francis- co Domínguez Roldán y José Antonio Presno, que en ningún momento me han escatimado sus afectos y sus buenos consejos. En medio de la satisfacción grande que experi- mento al ocupar un escaño en esta Academia, me embarga la pena de no encontrar entre vosotros al sabio maestro ya desaparecido para siempre, y el temor, de que mi gestión no resulte tan fructífera para esta corporación y para la ciencia, como lo fué la de mi ilustre predecesor, pero si mi corta expe- riencia y mis escasos conocimientos no se pueden poner en parangón con los suyos, séame permitido al menos ofreceros un entusiasmo y una voluntad, por nadie superados. He dicho. (1) (2) (3) Samuel Smiles, “El Carácter””. 322 ANALES DE LA DISCURSO DE CONTESTACION por el DR. FEDERICO TORRALBAS (Sesión del 12 de ¡¿ulio de 1918.) Señor Presidente: Señores Académicos: Señoras y Señores: Un precepto reglamentario, sabiamente insti- tuido, ordena que el nuevo académico ofrezca, co- mo trabajo de ingreso, un estudio de la vida de aquel aquien substituye y que nos ha abandonado por la ley ineludible de la muerte; y esa saludable dispo- sición, entre sus muchos aspectos de utilidad y be- nefieio, nos proporciona esta noche la feliz oportu- nidad de comprobar una vez más la veracidad de las elocuentes palabras de Goethe: *“todo es nuevo y sin embargo es lo viejo?”. Motivo de sentido júbilo es, en toda familia, el arribo de un nuevo vástago, la llegada del nuevo re- toño en que se cifran las esperanzas del porvenir y el nunca extinguido anhelo de la única superviven- cia posible: la trasmisión de nuestras obras y amo- res a las generaciones que nos han de suceder; y he aquí, señoras y señores, como por uno de esos pro- cesos naturales de la vida y dentro del orden de ideas que he intentado esbozar, hemos podido vi- vir, hace unos instantes, la vida científica intensí- sima, como en todas sus otras manifestaciones, de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 323 aquel patriota de espíritu abierto a las grandes obras, de mentalidad superior, de cultura médica y general poco comunes, cuya desaparición conmovió profundamente a nuestra Academia, a la Sociedad v a la Patria, que encontró siempre listas para ser- virse de ellas, la lealtad y condiciones de carácter que se albergaban en Enrique Núñez. Comenzó y terminó el malogrado compañero, como habeis oído del doctor Molina, su vida Uni- versitaria, dentro de aquel período último de la co- lonia que ofrecía escasos elementos a la enseñanza científica y que solo era posible suplir, su ineficacia, acudiendo al libro extranjero o a otros países para adquirir mavor solidez en los conocimientos; Enri- que Núñez así lo hizo, y terminado que hubo su hon- rosa misión en los campos de batalla, aportó sus energías, entusiasmos y talento para renovar la en- señanza de la medicina en Cuba, ocupando, entonces, lugar prominente en tales empeños y contribuyen- do de modo eficacísimo a la creación de la nueva veneración médica cubana, cuyos ricos frutos ya han sido reconocidos por todos nosotros y entre los cuales se destaca brillantemente, sin falsos oropeles, sin el aplauso indocto de la galería, el doctor Luis Felipe Rodríguez Molina. Condiciones especiales me han permitido seguir paso a paso el desenvolvimiento del doctor Molina, lo he visto siempre con fé en sus propósitos, con te- nacidad hija del camino recto, con devoción imque- brantable a la ciencia; dotado de una inteligencia hábilmente cultivada, sin servilismos, ni doblegue- ces, ante mal entendidas necesidades del medio, nuestro compañero se ha revelado un verdadero “Sself-made-man””; comprobándose sus méritos en 324 ANALES DE LA su curso universitario, como alumno sobresaliente, primero; como ayudante de la Facultad después; co- mo profesor ahora, y en todas épocas ofreciendo ¿ju- gosa bibliografía como producto de sus observacio- nes y comprobables en el informe aprobado por la Academia y en el estudio de su ejecutoria pública y privada. Nuestro nuevo compañero vino a la vida pro- fesional dentro del nuevo orden de cosas e ideas iniciadas con el cese de la vida colonial y ya en con- diciones de ejercer libremente púsose en contacto inmediato con una de las más hermosas empresas de los hombres de ciencia: la enseñanza, ocupando des- de entonces una de las plazas de Ayudante a que me he referido; su devoción al trabajo, su invariable dedicación a las tareas que le eran propias, le con- quistaron el cariño y consideración que saben ins- pirar los que como él tienen la noción exacta de la lucha por perfeccionarse a sí mismo y llegar por sus proplos merecimientos a alcanzar el galardón que sólo se otorga a los que confiados en sus propias fuerzas y en una firme volutad ven coronados por el éxito sus desvelos y amarguras. Poseedor de una buena y sólida preparación médica y de capacidad que le hicieron presagiar a un sér para mí muy amado, triunfos ya confirmados, escogió como campo de sus desenvolvimientos cien- tíficos la especialidad que tanto enalteció en la gran Francia el ilustre compatriota nuestro Joaquín Al- barrán; en tan amplia como difícil rama de la me- dicina, ha triunfado el doctor Molina, tanto en el orden económico, como en el de la ciencia. La producción científica del doctor Rodríguez Molina, dada a conocer en nuestras revistas profe- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 325 sionales, desde aquellos inolvidables “Archivos de la Policínica”? de Enrique López, hasta nuestros propios Anales, constituyen pruebas evidentes de sus condiciones como digno sucesor en nuestra Aca- demia de aquel cuya pérdida lloramos y que siem- pre estaba listo a concurrir a nuestros centros cien- tíficos para contribuir a su engrandecimiento por cuantos medios estuviesen a su alcance. En tal sentido, nuestro compañero, también tiene una his- toria que le acredita como fervoroso amante de las instituciones médicas, ahí está su actuación en to- dos los Congresos médicos y en esa Sociedad de Estudios Clínicos, tan simpática y querida y de la cual es Secretario, pero, no es mi misión en estos momentos la de señalar y ofreceros elementos pa- ra juzgar de las virtudes del amigo querido del es- timado colega y del compañero en las tareas acadé- micas, mi pobre palabra, ni mi respeto y conside- ración al auditorio que benevolamente me presta atención me autorizan a ello, debe limitarse la par- te a mi encomendada, y que recibo con el placer de disfrutar un honor a dar la más cordial bienve- nida en nuestra casa al doctor Molina; y si para ello se hace necesario, un corazón sincero y una perso- na que sin reservas mentales extienda sus brazos, entonces, señoras y señores, me sentiré satisfecho supliendo la ineficacia de mis recursos con los bra- zos del más desautorizado de los acadedémicos, pero nunca el menor entusiasmo y alegría al ver figurar en nuestras filas al doctor Rodríguez Molina. He de terminar, pues, pero, séame permitido dirigirme al nuevo académico; doctor Molina, la Academia se complace al contaros entre sus miembros de núme- ro y espera que sin olvidar el pasado, puesto que 326 ANALES DE LA la antigúedad, como dijo Taine, es la juventud del mundo y por consiguiente la nuestra, que aporteis la fe en el porvenir, el deseo de ser útil a los demás y que como exponente de la generación médica ae- tual nos deis energías bien profundas para defen- der nuestras instituciones y que serían los medios más eficaces para honrar la memoria del gran joven desaparecido cuyo puesto ocupais. Sed, pues, bien- venido. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 327 ACTA DE LA SESION DE GOBIERNO DEL 12 DE JULIO DE 1918. PRESIDENTE: Dr. Juan Santos Fernández. SECRETARIO: Dr. Jorge Le-Roy. ACADEMICOS CONCURRENTES. Doctores: J. P. Ala- cán, G. Alonso Cuadrado, A. Betancourt, T. V. Coronado, J. G. Díaz, F. Domínguez Roldán, J. A. Fernández Benítez, C. E. Finlay, A. de Górdon, F. M. Héctor, J. A. López del Va- lle, F. Méndez Capote, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Mo- lina, J. A. Simpson, F. Torralbas. Leída el acta de la sesión anterior (28 de junio) fué aprobada. El doctor Juan Santos Fernández dió cuenta del sen- sible fallecimiento del doctor Miguel Sánchez Toledo y Her- nández, ocurrido en la mañana de ayer, y a cuyo entierro concurrió esta tarde con una representación de la Academia. Se acuerda declarar la vacante de este puesto y hacer oportunamente la convocatoria para la provisión del mis- mo, por la “Gaceta Oficial””. Siguiendo la costumbre de años anteriores, la Academia se declaró en receso hasta el mes de octubre, dando un am- plio voto de confianza a la mesa para que resuelva lo que ocurra en ese interregno, con lo que se dió por terminada la sesión- 328 ANALES DE LA EL DR. MIGUEL SANCHEZ TOLEDO Y HERNANDEZ por el DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 12 de julio de 1918.) Señores Académicos: En cumplimiento de un deber triste, pero sa- grado, tengo la pena de comunicaros el fallecimien- to de un nuevo académico de número, el doctor Mi- guel Sánchez Toledo y Henández, catedrático tam- bién de nuestra Universidad. El doctor Sánchez Toledo pertenece a una épo- ca en que fueron numerosos los cubanos que en Ku- ropa se dedicaban al estudio de la medicina espe- cialmente, fué el período que abarcó la sangrienta y obstinada primera guerra por la independencia, que si terminó sin éxito, dejó marcada la tenacidad del país por conquistar su independencia, reducien- do a pavesas los fundos v prédios rurales y volvien- do indigentes a los que poseían antes grandes for- tunas. Esto permitió, en la parte en que la gue- rra no se había extendido, enviar a la juventud al extranjero, para consagrarse al estudio. Los pa- dres de Sánchez Toledo, a quien tuve el honor de conocer y tratar y aun de asistir como médico, dis- frutaban de posición desahogada, aunque de nume- rosos hijos e hijas. Los primeros fueron enviados a Francia; José Manuel que estudió leyes, Miguel, E z A E 3 270 199 A Dr. Miguel Sánchez Toledo y Hernández. San Antonio de los Baños: 29 septiembre 1851 —Habana: Il julio 1918. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 329 Tomás y Domingo, que estudiaron medicina. No están marchitas las flores que hemos regado sobre la tumba del último, muerto en París al servicio de la heroica Francia en cuyos hospitales militares ser- vía y pagaba un tributo de reconocimiento al pue- blo francés y como cubano al fin, "rendía culto a la libertad y a la justicia en las filas aliadas que asom- bran al mundo por el desprendimiento y sacrificios en pro de la civilización y contra la autocracia que no es posible se entronice en la época actual, des- pués de haber sido removida por su base en la gran- diosa Revolución Francesa que, sí como toda re- volución produjo muchos males, nos legó una na- ción cual los Estados Unidos, modelo de honradez y moralidad indiscutible. El doctor Sánchez Toledo era compañero inse- parable de estudios del doctor Gabriel Casuso, nuestro actual Rector de la Universidad. Hizo co- mo éste los estudios a conciencia y tras triunfos en la Facultad de Medicina de París, recibió su títu- lo de doctor en este centro que confirió autorización a tantos profesores distinguidos, que con su saber han enaltecido la medicina patria entre nosotros en todos los tiempos. El doctor Sánchez Toledo heredó la energía de su activo padre y la bondad de una madre ejemplar que cuidó con esmero del hogar y encauzó una nu- merosa prole. Fué un catedrático solícito de sus deberes y pre- ocupado de la enseñanza que se le tenía encomen- dada. Su salud que desde hace tiempo se resentía no le permitió alternar con frecuencia en las tareas de la Academia; pero siempre solícito correspondía al 330 ANALES DE LA llamamiento que se le hiciera para el desempeño de comisiones e informes necesarios para la vida ofi- cial de la corporación. Señores Académicos, como siempre en estas cir- cunstancias no pretendo ofreceros más que una li- gera silueta del valer del académico que acabamos de perder, de ningún modo en breves horas, puedo ofreceros los méritos del finado. Esta tarea está confiada al que le sustituya en el sillón que deja va- cante su eterna partida. Con tiempo suficiente el nuevo académico, hará un estudio completo de sus aptitudes, de sus merecimientos y quedará consig- nado en los Anales de la Corporación oportunameñ- te que el doctor Miguel Sánchez Toledo y Hernán- dez sirvió a su patria y a la ciencia debidamente. Ahora, solo me toca comunicaros oficialmente su muerte y hacer llegar a sus deudos la pena con que el cuerpo científico le despide y vierte sobre su tum- ba lágrimas de dolor guardando su memoria para siempre entre los recuerdos imborrables de los que contribuyeron cuanto pudieron a su progreso. y en- eradecimiento en el campo de la ciencia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 331 CONVOCATORIA En cumplimiento del Reglamento de esta Academia, se hace pública la existencia de una vacante de académico de número, perteneciente a la sección de medicina, cirugía y veterinaria, por fallecimiento del doctor Miguel Sánchez To- ledo. Este puesto se proveerá por elección, conforme a lo pre- venido en los artículos 50. y Yo. del Reglamento, justificando los solicitantes o los propuestos sus méritos y condiciones, y admitiéndose al efecto por la Junta de Gobierno las solici- tudes o propuestas documentadas, hasta las seis de la tar- de del décimo quinto día hábil posterior al de la publicación de esta convocatoria en la Gaceta Oficial de la República, en la Secretaría de la Academia, calle de Cuba número 84. A. Habana 25 de julio de 1918. Dr. Jorge Le-Roy. Secretario. ARTICULO 50.—Para ser académico, se requiere: Tener por lo menos treinta años de edad. Tener el grado de doctor o el título equivalente en las Escuelas que no confieran aquél. Tener por lo menos diez años de ejercicio profesional. ARTICULO 9o.—Para ser académico de número se re- quiere : Ser ciudadano cubano y reunir las demás condiciones exigidas en el artículo 50.; solicitar el ingreso por escrito, o ser propuesto por cuatro académicos de número, ateniéndo- 332 ANALES DE LA se a los requisitos de la convocatoria publicada en la Gace- ta Oficial cada vez que existan una o más vacantes. De acuerdo con el inciso (a) del artículo 14, deberá el que resulte elegido para esta plaza: Presentar dentro de los seis meses siguientes al de su elección el Elogio de su antecesor, el doctor Miguel Sánchez, por tratarse de una vacante ocurrida por fallecimiento. Publicada en la Gaceta Oficial de la República de Cuba el 29 de julio de 1918, año XVII, número 24, t. I, p. 1507. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 333 ACTA DE LA SESION EXTRAORDINARIA DEL 20 DE AGOSTO DE 1918. PRESIDENTE: Dr. Juan Santos Fernández. SECRETARIO: Dr. Jorge Le-Roy. ACADEMICOS CONCURRENTES: De mérito R. P. Ma- riano Gutiérrez Lanza. DE NUMERO: Doctores: T. V. Coronado, F. Domín- guez Roldán, J. A. Fernández Benítez, C. E. Finlay, J. Gui- teras, J. A. López del Valle, F. Méndez Capote, M. Ruiz Ca- sabó, J. A. Simpson, y F. Torralbas. HONORARIO: Dr. Juan B. Landeta. Bajo la presidencia del doctor Francisco Domínguez Roldán, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, que ostentaba la representación del Honorable señor Presi- dente de la República, por estar éste enfermo; con la asis- tencia de una escogida y selecta concurrencia, se celebró la sesión extraordinaria dedicada por la Academia a conmemo- rar el tercer aniversario de la muerte del sabio cubano doc- tor Carlos J. Finlay y de Barrés. En el estrado presidencial tomaron asiento a la derecha del señor Presidente, el que lo es de la Academia, doctor Juan Santos Fernández; el Di- rector de Sanidad, Dr. Juan Guiteras; el Subdirector del Observatorio del Colegio de Belén, R. P. Mariano Gutiérrez Lanza; y a la izquierda el Secretario de Sanidad y Benefi- cencia, doctor Fernando Méndez Capote, el Ministro Pleni- potenciario de Colombia en Cuba, doctor Ricardo Gutiérrez 334 ANALES DE LA Lee y el hijo mayor del desaparecido, doctor Carlos E. Fin- lay. El doctor Santos Fernández en una breve alocución ex- plicó el objeto de esta sesión extraordinaria, que no es otro que rendir el tributo de admiración y cariño a la memoria del insigne académico desaparecido y enseguida concedió la palabra al Secretario de la Academia, Dr Jorge Le-Roy, pa- ra leer el Elogio del doctor Carlos J. Finlay. Estudió la vida de nuestro sabio en sus múltiples ma- nifestaciones, insistiendo sobre todo en lo” relacionado con sus descubrimientos más geniales y con las concepciones científicas en que se adelantó a su época, tales como los de la fiebre amarilla; el cólera morbo asiático; los estudios hi- giénicos sobre el clima de Cuba y su escasa mortalidad; la difícil propagación de la raza de color en nuestro país; el tétano infantil, con sus curas antisépticas del cordón um- bilical; la tuberculosis pulmonar; los problemas sanitario- demográficos; los matemáticos em sus especulaciones abstru- sas y de prácticas aplicaciones; la filaria hemática; la tri- éhinosis y el beriberi; la historia, filología y filosofía; ete-, .etc., haciendo resaltar también la colaboración de su espo- sa y de su inseparable amigo doctor Claudio Delgado. Fun- damentó casi todo su trabajo en los del propio Finlay, re- produciendo los principales párrafos de cada uno de los que eran materia de su análisis y dejando de esa manera que los conceptos del mismo Finlay fueran los que formaran la corona de gloria que como homenaje de la Academia se le ofrecía en esta solemne oportunidad. Al terminar su Elogio el Dr. Le-Roy, se dió por termi- nada la sesión. Dr. Carlos y. Finlay y de Barrés Camaguey: 3 diciembre 1833. — Habana: 20 agosto 1915 . 5 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 335 ELOGIO DEL DR. CARLOS J. FINLAY. por el DR. JORGE LE-ROY Y CASSA (Sesión extraordinaria del 20 de agosto de 1918.) Borra el tiempo las inscripciones y demuele los monumentos; pero aquellos que por su cien- cia y sus virtudes han conquistado un nombre, esos no mueren, porque la patria los salva del olvido. R. COWLEY.—Elogio del Dr. Antonio Mestre y Domínguez. Finalizaba el año de 1887 y confundido entre la escogida concurrencia que llenaba este salón, eseu- chaba de labios de uno de mis maestros, el doctor Rafael A. Cowley, los anteriores pensamientos, con los cuales terminaba el Elogio del inolvidable Se- eretario de esta Academia, doctor Antonio Mestre. En mi joven cerebro produjeron honda impresión aquellos conceptos, y más de una oportunidad se me ha presentado en el curso de mi vida para apre- ciar las profundas enseñanzas que encierran. He visto, no sólo borrar las inseripciones grabadas en mármoles y bronces, y demoler los monumentos le- vantados para perpetuar hechos o la memoria de personas, sino derrumbarse naciones y surgir otras que con sus hombres recorren el camino de la his- toria; pero aun no he conocido a ninguno que por su ciencia y sus virtudes haya conquistado nombre digno de pasar a la posteridad, que haya sido olvi- dado. : Podrán pasar por tiempos más o menos desco- nocidos, podrán luchar contra los embates de las 336 ANALES DE LA enconadas pasiones de sus coetáneos, podrán gu- frir un pasajero eclipse, a la manera que la nube que se interpone entre el sol y nuestra retina nos priva momentáneamente de los esplendores del astro rey, pero la luz que arradia la virtud y la ciencia presto disipa la obscuridad que rodea a la ignorancia y a la maldad. No siempre se perpetúa por sus buenas cuali- dades el nombre de los que fueron. Nerón, doble- mente parricida, incendiario y suicida, ha pasado por sus monstruosidades, a la posteridad; y como el de ese tirano, es excecrado el nombre de sus no es- casos imitadores. En cambio, la suave fragancia que despulen las nobles acciones, por más que se oculten como la púdica violeta de los campos, delata enseguida el foco de origen, la fuente productora. Tal es el caso del hombre cuya memoria veni- mos a honrar en estos momentos, y a cuyo conjuro mágico se reunen en torno de esta tribuna, que tan- tas veces enalteció con sus enseñanzas, las represen- taciones más altas de nuestra patria y las de otras naciones que se asocian al homenaje que tributamos al inolvidable Carlos J. Finlay y de Barrés. Que hoy precisamente se cumplen tres años de la muerte de aquel sabio que en el histórico Cama- giiey naciera en 3 de diciembre de 1833; que en Fran- cia hiciera sus primeros estudios; a quien la revo- lución de 1848 obligara a permanecer primero en Londres y luego en Maguncia hasta que pudo re-. tornar a Rouen, en cuyo Liceo prosiguiera sus es- tudios hasta el año 1851 en que volvió a Cuba, pa- sando luego al Jefferson Medical College de Fila- delfia donde se doctoró en 10 de marzo de 1855, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 337 revalidando su título en la Universidad de la Haba- na en 1857, cosas son en las que no voy a tratar por haberlas expuesto con sobra de competencia uno de sus mejores biógrafos, el doctor Juan Guiteras. Tampoco he de relatar municiosamente la serie de trabajos que, con perseverancia admirable, pro- siguió durante largos años hasta lograr ver confir- mada la teoría que con clarividencia admirable for- mulara acerca de la trasmisión de la fiebre amarilla por el mosquito; pero Justo es consignar en estas líneas los hechos fundamentales de la misma, porque quod abunda non nocet. El 19 de marzo de 1889 visitaba nuestra Socie- dad de Estudios Clínicos de la Habana un hombre de ciencia de la vecina república norteamericana, el profesor Hermann Knapp, arrebatado a la ciencia pocos años ha. En profética visión predijo enton- ces que: “La fiebre amarilla es la sola nube que oscurece el se- reno cielo de esta Isla dotada por la naturaleza de todos los elementos para la felicidad de sus habitantes. No dudo, sin embargo, que será dado a los ardorosos trabajadores que aquí se ocupan de ella, descubrir el germen patógeno de ese azote terrible, y hacerlo desaparecer. Desde ese momento, es seguro, que se inaugurará una era de prosperidad, que nin- euna otra nación podría equiparar y habrán sido los mé- dicos, será a vosotros, señores, a quienes se deberá tal be- neficio.?? (1) Efectivamente, esa nube ha desaparecido de nuestro cielo, y éste luce brillante y sereno, irra- diando raudales de vida sobre los extranjeros que (1) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, abril 1889, t. XV, p. 141 (errada, es la p. 177 corregida). 338 ANALES DE LA arriban ahora confiados a nuestros puertos, y tam- bién sobre los nativos que en su infancia no tienen que pagar el fatal tributo que durante más de un siglo les exigía la terrible endemia que arrojaba sus víctimas en el sepulero. ¿Qué importa que su germen escape todavía a las lentes de los más poderosos microscopios, si su tremendo poder está aniquilado con la rotura del eslabón que encadenaba al enfermo amarillo el hombre sano y saludable? ¿Acaso conocemos el germen productor de la viruela ? y, sin embargo, des- de el 14 de mayo de 1796, Jenner ha salvado con la vacuna la vida de millares y millares de seres que antes hubieran sido arrebatados por la asquerosa enfermedad. ¿Se conoce por ventura el germen productor de la rabia, aunque los corpúsculos de Ne- eri hayan facilitado el dignóstico? y, sin embargo, las inoculaciones de Pasteur ¿no arracan innume- rables víctimas a la terrible hidrofobia? ¿Qué im- porta, pues, que el agente productor de la fiebre ama- rilla se escape todavía a nuestros medios de investi- gación, si nuestra mano le impone férreos yugos y lo reduce a la impotencia más absoluta ? Si se consultan las estadísticas de mortalidad del mundo y se suman las muertes producidas por el vómito negro, las cifras que las determinan son tan subidas que hacen estremecer al más duro co- razón; pero cuando se piensa que esa espantosa mor- tandad ha sido suprimida, y lo ha sido de una ma- nera fácil, sencilla, sin esos aparatos bélicos que an- taño se oponían a las epidemias, los corazones en- tristecidos por el recuerdo de un pasado pavoroso, laten otra vez apresurados, pero ahora a impulsos de sentimientos bien distintos, a impulso de la gra- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 339 titud y del cariño hacia el salvador de tantas y tan- tas vidas, hacia el hombre cuvas doctrinas ha des- terrado el luto de los hogares y ha dado, en cambio, la seguridad de la salud, abriendo de par en par las puertas a la inmigración y al comercio. * * * Veamos ante todo, cómo surgió la notable teo- ría que ha inmortalizado el nombre de Finlay. Co- rría el año 1858, cuando casualmente descubrió, ha- ciendo observaciones microscópicas, que el ácido hi- droclórico evaporado al aire libre, dejaba sobre la placa de vidrio en que lo depositaba, numerosos cristales. Este hecho le indujo a estudiar la alea- linidad de la atmósfera de la Habana, mayor que la de otros países; hecho comprobado por el insigne químico Casaseca, que se hallaba entonces en esta ciudad. A principios de 1859 construyó un apara- to que le permitió apreciar, de manera científica, dicha alcalinidad; y al notar sus fluctuaciones, coin- cidiendo con los períodos de ineremento y deecreci- miento de la fiebre amarilla, concibió el proyecto de averiguar la influencia que esta cireunstancia pudiera ejercer en el desarrollo de dicha enferme- dad. En una Memoria presentada el año 1864 a esta Academia, aspirando al título de supernumerario, y que tuve la suerte de poder hallar y publicar cer- ca de cuarenta años después de haber sido sustraida (2), expone Finlay los fundamentos que le induje- (2) Memoria presentada a la Real Academia de la Habana pa- ra optar al título de Socio Supernumerario, por el Dr. Carlos Finlay. Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XLIX, p, 468-519. | : 340 ANALES DE LA ron a suponer que esa exagerada alcalinidad era la causa productora del mal de Siam. Persiste con admirable tenacidad en sus in- vestigaciones; es el motivo de su discurso de recep- ción como académico de número el 22 de septiem- bre de 1872 (3) y continúa aportando datos hasta la llegada de la Comisión nombrada por el Gobier- no Americano en 1879, en cuyo Informe, rendido por nuestros académicos Stanford E. Chaillé y Jeorge Sternberg, todavía se inserta como adden- dum el “Report of the alkalinity of the atmosphe- re observed in Havana and other localities of the island of Cuba, by Charles Finlay, M. D. of the Havana Yellow Fever Commission””; pero más tat- de había de abandonar esta vía, seguida con tan- ta perseverancia durante luengos años, para em- prender la jornada gloriosa de la inoculación culi- cida. Para ir ahondando en la mentalidad de Finlav desde aquellos remotos tiempos voy a reproducir unas líneas de la Memoria presentada en 1864: ““Enteramente ajenos al falso amor propio de autor, deseamos antes que hacer triunfar nuestra teoría ver aclarada la verdad, así es que esperamos con ansia que nuestra opl- nión sea sometida al experimento decisivo que fácilmente po- drá lograrse haciendo que la alcalinidad atmosférica sea examinada en los lugares donde la Fiebre Amarilla existe...?” También reproduciré un párrafo del discur- so del insigne Sauvalle al contestar el de ingreso de (3) Alcalinidad atmosférica observada en la Habana( Discur- so inaugural.) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físi- cas y Naturales de la Habana, t. IX, p. 183-192. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 34” * Finlay, para que se vea la manera de juzgar sus trabajos la Academia y el reconocimiento de su originalidad: (4) ““El discurso del Dr. Finlay no es solo un trabajo curio- so, es además de verdadero interés para la ciencia. El au- tor hace su entrada en esta Academia por una senda nueva, de él solo conocida: desde su primer paso en ella se coloca al lado de los que se han distineuido por sus producciones úti- les y originales. A pesar de su extremada modestia y de ol- vidarse de sí mismo para ceder a otros el mérito de este des- cubrimiento, la justicia exige que al César se dé lo que es del César; pues si bien es verdad que Scheele, de Saussure, Fressenius, Groeger, Kemp, Casaseca y muchos otros habían señalado con anterioridad la presencia del amoniaco en el aire, él es el primero, el único que ha revelado el exceso de alcalinidad que predomina en la atmósfera de esta Isla com- parada con la que se notado en Europa. La primera vez que habla Finlay del mosquito como agente de transmisión de la fiebre amarilla, es en el trabajo que presentó a esta Academia el 14 de agosto de 1881, y en ese trabajo se expresaba así: (5) ““Aleunos años ha, en este mismo lugar tuve la honra de exponer el resultado de mis ensayos alealimétricos, con los que creo haber demostrado definitivamente la excesiva alcalinidad que presenta la atmósfera de la Habana. Qui- zás recuerden aleunos de los Académicos aquí presentes las relaciones conjeturales que creí poder señalar entre este he- cho y el desarrollo de la fiebre amarilla en Cuba. Pero de entonces acá mucho se ha trabajado, se han reunido datos (4) Anales g,, t. IX, p. 198. Discurso de contestación (al de in- greso de Finlay) por el Sr. Francisco Adolfo Sauvalle. (5) El mosquito hipotéticamente considerado como agente de tras- misión de la fiebre amarilla. Anales, € t. XVIII, p_ 147-169. 342 ANALES DE LA más exactos y la etiología de la fiebre amarilla ha podido ser estudiada más metódicamente que en épocas anteriores. De ahí el que yo me haya convencido de que precisamente ha de ser insostenible cualquiera teoría que atribuya el ori- een o la propagación de esa enfermedad a influencias at- mosféricas, miasmáticas, meteorológicas, ni tampoco al des- aseo ni al descuido de medidas higiénicas generales. He de- bido pues abandonar mis primitivas creencias; y al manifes- tarlo aquí, he querido en cierto modo justificar ese cambio en mis opiniones, sometiendo a la apreciación de mis distin- guidos colegas una nueva serie de estudios experimentales que he emprendido con el fin de descubrir el modo de propagar- se la fiebre amarilla-*” “Debo advertir, empero, que el asunto de este trabajo nada tiene que ver con la naturaleza o la forma en que puede existir la causa morbigena de la fiebre amarilla: me limito a admitir la existencia de una causa material transportable, que podrá ser un virus amorfo, un germen animal o vegetal, una bacteria ete., pero que constituye, en todo caso, un algo tangible que ha de comunicarse del enfermo al hombre sano para que la enfermedad se propague. Lo que me propongo estudiar es el medio por el cual la materia morbígena de la fiebre amarilla se desprende del cuerpo del enfermo y se im- planta en el hombre sano. La necesidad de admitir una inter- vención extraña a la enfermedad para que ésta se trasmita, re- sulta de numerosas consideraciones, algunas de ellas formula- das ya por Rush y Humboldt, a principios de siglo, y confirma- das luego por observaciones más recientes. La fiebre amarilla unas veces atraviesa el Océano para ir a propagarse a ciuda- des muy distantes y de condiciones meteorológicas muy di- ferentes de las del foco de donde ha provenido la infección; mientras que en otras ocasiones la misma enfermedad deja de trasmitirse fuera de una zona epidémica estrecha, por más que la meteorología y la topografía de los lugares circunve- cinos no revelen diferencias que expliquen ese comporta- miento tan diverso de la misma enfermedad en dos locali- dades, al parecer, iguales. Admitida la ingerencia necesaria de un agente de trasmisión que explicara la anomalías se- ñaladas, es claro que sobre ese agente habría de recaer la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 343 influencia de todas las consideraciones hasta ahora reconoci- das como esenciales para que la fiebre amarilla se propa- eue. No era, pues, posible buscar ese agente entre los mi- erozoarios ni los zoófitos, porque en esas categorías ínfimas de la naturaleza animada, poco o nada influyen las varia- ciones meteorológicas que más suelen afectar el desarrollo de la fiebre amarilla. Para llenar esta primera condición fué preciso ascender hasta la clase de los insectos, y, teniendo en cuenta que la fiebre amarilla está caracterizada clínica, y también, según trabajos recientes, histológicamente, por le- siones vasculares y alteraciones físico-químicas de la sangre, parecía natural buscar el insecto que hubiera de llevar las partículas infectantes del enfermo al hombre sano entre aque- llos que penetran hasta el interior de los vasos sanguíneos para chupar la sangre humana. En fin, en virtud de con- sideraciones que fuera ocioso referir, llegué a preguntarme si no sería el mosquito el que trasmite la fiebre amarilla. Tal fué la hipótesis que motivó la serie de estudios experimen- tales que voy a exponer.”” De la misma manera que Jenner estudió las costumbres de los cuclillos (Cuculus) para escla- recer el problema ornitológico de la invasión, por estas aves trepadoras de los nidos de otras y su- plantar sus crías; y así como Pasteur estudió el modo de vivir de los gusanos de seda para poder salvar la industria serícola de los parásitos que los atacaban, Finlay estudió la vida y costumbres de los mosquitos del género culex en sus variedades nocturna y diurna para establecer que la hembra de la variedad Culex mosquito es la que necesita del calor de la sangre humana para su aovación, y la manera cómo vive, pica e inocula la enfermedad. El trabajo que vengo citando es un modelo de ob- servación científica, tanto en lo que se refiere a la anatomía de la trompa del insecto cuanto a su ma- nera de vivir. 344 ANALES DE LA Entra después de estos estudios de histotria na- tural a deseribir las inoculaciones que ha practica- do de acuerdo con su concepción patogénica de la fiebre amarilla, de una lesión del endotelio vaseu- lar, y enseguida añade estas líneas que son la sín- tesis de su teoría: “Mres condiciones serán pues necesarias para que la fiebre amarilla se propague: lo. Existencia de un enfermo de fiebre amarilla, en cuyos capilares el mosquito pueda cla- var sus lancetas e impreenarlas de partículas virulentas, en el período adecuado de la enfermedad; 20. Prolongación de la vida del mosquito entre la picada hecha en el enfermo y la que deba reproducir la enfermedad; y 30. Coincidencia de que sea un sujeto apto para contraer la enfermedad alguno de los que el mosquito vaya a picar después. ”” Entre las conclusiones de este trabajo, repro- ducimos igualmente la marcada con el número 4, porque con la clarividencia que caracterizaba sus estudios en esta materia, prevée los sucesos que vein- te años después habían de demostrar hasta la evi- dencia los experimentadores de la Comisión Ame- riceana y los que le siguieron. Dice así: ““Si llegase a comprobarse que la inoculación por el mos- quito no tan sólo puede reproducir la fiebre amarilla, sino que - es el medio general por el cual la enfermedad se propaga, las condiciones de existencia y de desarrollo de este díptero ex- plicarían las anomalías hasta ahora señaladas en la propa- eación de la fiebre amarilla y tendríamos en nuestras manos los medios de evitar, por una parte, la extensión de la en- fermedad, mientras que, por otra, podrían preservarse con una inoculación beniena los individuos que estuviesen en ap- titud de padecerla.?” ACADEMIA DE CIENCIaS DE LA HABANA 345 De tal manera tenía Finlay presente la nece- sidad de preservar a los individuos sujetos a la in- fección amarilla y de no provocar la explosión de una epidemia de esa terrible enfermedad, que en otro de sus fundamentales trabajos (6) leído en la Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana en 1884 acerea de la fiebre amarilla experimental dice lo si- guiente: ( “¿para intentar en la actualidad la producción experimen- tal de la fiebre amarilla, habrá que sujetarse a las dos con- diciones siguientes: la.—La experimentación deberá hacerse en el hombre en condiciones tales que podamos regular la intensidad de sus efectos consecutivos, a fin de no exponernos a determinar formas eraves o mortales de la enfermedad. 2a.—La experimentación no podrá hacerse a grandes distancias de los focos de infección; porque, admitida la trans- misibilidad de la afección, nadie se atrevería a provocar un caso de fiebre amarilla en una localidad donde los moradores se considerasen enteramente seeuros, exponiéndolos gratuita- mente a la explosión de una epidemia de incalculables con- secuencias: ?? Y más adelante añade: ““Asunto era éste (la inoculación por medio del mosqui- to) que sólo la experimentación directa podría resolver. Ca- bíanos, empero, la satisfacción de que, al ponerla en práeti- ca, no expondríamos al individuo inoculado a ningún peligro que espontáneamente no hubiese de correr si permanecía en (6) Fiebre amarilla experimental comparada con la natural en sus formas benignas, por el Dr. Carlos J. Finlay. Archivos de la Socie- dad de Estudios Clínicos de la Habana, t. XII, p. 281-332, Este trabajo que fué leído en 31 de enero y 29 de febrero de 1884 ha sido ahora (1903) revisado y anotado por su autor. » 346 ANALES DE LA la Habana; porque aleún día habría de suceder que entre el sinnúmero de mosquitos que diariamente pican a enfermos de fiebre amarilla y cuya vida suele prolongarse hasta 30 o más días, aleuno le tocaría a él.?” Las inoculaciones las comenzó Finlay el 30 de junio de 1881, en un soldado de los veinte que le fa- eilitó el marqués de Peña Plata, convencido de la inocuidad del experimento que se proponía reali- zar Finlay, y de las positivas ventajas que se obten- drían de la inmunización del ejército contra el vó- mito negro. Había que estudiar en primer término la in- cubación de la fiebre amarilla natural y luego esta- blecer el diagnóstico absoluto de la enfermedad, tanto en sus formas benignas como en las graves, para poder comparar la evolución del mal en los ca- sos experimentales. Con verdadera profusión de datos, llegó Fin- lay al conocimiento de todas las circunstancias ne- cesarlas a su estudio, v entonces comenzó las ino- culaciones por medio de los mosquitos previamente contaminados, primero dentro de la ciudad (1881) y más tarde (1883) fuera del foco epidémico, eligien- do para ello la Casa Quinta llamada San José, que cerca de los Quemados de Marianao poseían los R. KR. P. P. Jesuitas con el fin de hacer pasar el verano allí a los padres no aclimatados y preservarlos de los desgraciados casos de fiebre amarilla que solían ocurrir entre los que cada año llegaban de España. Por rara coincidencia, en los terrenos de esa misma Quinta se instaló el Campamento Lazear, por la Comisión Militar de fiebre amarilla en 1900- 1901 para aislar a los sujetos no inmunes antes de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 347 inocularlos, y allí se hicieron los célebres experi- mentos que evidenciaron la verdad de la teoría de Finlay. Entre las conclusiones del trabajo que me ocu- pa en estos momentos las siguientes son, las que, para el objeto que me propongo, presentan mayor interés: (A 5a. La inoculación por una o dos picadas del mosqui- to no ha determinado en ningún caso otros fenómenos morbo- sos que los propios de la fiebre amarilla benigna natural”. ““Ga. Los resultados hasta ahora obtenidos nos autorizan a considerar la inoculación de la fiebre amarilla por una o dos picadas del mosquito como un medio plausible de conferir, sin peligro, la inmunidad contra las formas graves de dicha enfermedad a los que han de exponerse a la infección en los focos epidémicos.”” ““Ta. Del hecho de la inoculabilidad de la fiebre amari- lla por las picadas del mosquito se desprende la necesidad de preservar a los enfermos atacados de esa afección contra las referidas picadas a fin de evitar la propagación de la en- fermedad.”” Esta última conclusión, principio fundamental sobre el cual descansa hoy la profilaxis contra la fiebre amarilla, es tanto más interesante cuanto que fué formulada al conmenzar el año 1884 y represen- ta la síntesis del trabajo leído en esta Academia al finalizar el año 1898, en que expone las bases fun- damentales que sirvieron a Gorgas en 1901 para erradicar de nuestra patria la terrible endemia que desde 1761 asolaba, sin interrupción, muestra capi-. tal. En este trabajo (7) concluye a su vez Finlay manifestando que: (7) Los mosquitos considerados como agentes de la transmisión de la fiebre amarilla y de la malaria. Trabajos Selectos del Dr. Carlos J. Finlay, Habana, 1912, p. 343-347. 348 ANALES DE LA “Con arreglo a las teorías del mosquito para librar a la Isla de Cuba de las dos plagas más terribles que azotan su suelo [la fiebre amarilla y el paludismo], habría, pues, que declarar euerra sin tregua al mosquito y rodear cada enfer- mo de fiebre marilla o de malaria de todas las precauciones imaeinables para que estos insectos no puedan contaminarse en las personas ni en los productos infecciosos de los enfer- mos.?? No sólo se ocupó Finlay en la profilaxis de la fiebre amarilla inmunizando a los sujetos aptos pa- ra contraerla, con las inoculaciones por medio de los mosquitos, sino que, adelantándose a su época, concibió un recurso terapéutico que preconiza como curativo y quizás como profiláctico. Este recurso es la inyección de serosidad de vejigatorio, obtenida de un enfermo inmunizado por un ataque previo de la enfermedad. Veamos cómo llegó a concebir esta idea cuando todavía no se había comenzado a po- ner en práetica dos principios de la seroterapia, que tantas vidas ha arrancado a la muerte, y que está llamada a ocupar el primer lugar junto con la vacunoterapia, en la profilaxis y terapéutica de las enfermedades infecciosas, y que ya hoy prote- ee contra la mayoría de las infecciones. En la comunicación que presentó Finlay a esta misma Academia el 14 de agosto de 1892, después de referirse a los experimentos hechos en animales para conferirles la inmunidad contra determinadas enfermedades por medio de las inyecciones del sue- ro sanguíneo de los ya inmunizados, procedimiento en aquella época todavía no aplicado al hombre; después de hacer notar también que en esos estudios experimentales se conocía el miero organismo pro- ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 349 duetor, lo que no ocurre con la fiebre amarilla, di- ce lo siguiente: (8) “La inmunidad de que gozan los que han sufrido un pri- mer ataque de ficbre amarilla y también los que simplemen- te han residido varios años consecutivos o han nacido y se han criado en los focos endémicos, presenta siempre los ca- racteres de una inmunidad adquirida, pues la experiencia ha demostrado que la inmunidad contra la fiebre amarilla no es hereditaria, toda vez que en una misma familia son sus- ceptibles los niños que nacen cn otros climas, mientras que sus hermanos nacidos y criados en el foco endémico resultan inmunes. Hay más: los habitantes de los focos endémicos es probable que recibimos una renovación de la inmunidad durante nuestra permanecia, pues sólo así puede explicarse el que se pierda dicha inmunidad por efecto de una ausencia de algunos años.”” ““En vista de estos datos, he pensado que la fiebre ama- rilla quizás sea entre todas las enfermedades de la patología “humana la que mejor se presta a la medicación por medio de inyecciones con la serosidad inmunizante de sujetos aclima- tados, ya con el objeto de procurar una protección profilác- tica a los recién-venidos, ya para combatir las manifestacio- nes alarmantes en los casos graves de la enfermedad. Su- jetos inmunizados contra nuestra endemia no faltan en la Habana, pero pocos se prestarían voluntariamente a una san- ería que permitiese recoger su sanere con todas las precau- ciones antisépticas y en cantidad suficiente para separar el suero, según la técnica usada con los animales. Pensé en- tonces en la serosidad de vejigatorios aplicados con las pre- cauciones cuya eficacia aséptica el Dr. Deleado y yo hemos comprobado repetidas veces durante nuestras investigaciones de años anteriores. La analogía entre el suero sanguíneo y la serosidad de vejigatorios es evidente: en ésta existen la sero-albúmina y los leucocitos que parecen representar un pa- pel principal en la inmunización por el suero sanguíneo. El (8) Comunicación acerca de un nuevo reenrso terapéutico en el tratamiento de la fiebre amarilla. Anales €, t. XXIX, p. 202-209. 350 ANALES DE LA Dr. Sternberg ha comprobado la vitalidad de los leucocitos, con sus movimientos amibóideos, varias horas después de re- cogida la serosidad en balones esterilizados. La substitución de esta serosidad en vez del suero sanguíneo, facilita nota- blemente el experimento, pues un pequeño vejigatorio de tres o cuatro centímetros de diámetro basta para procurar al ca- bo de 12 o 18 horas aleunos centímetros cúbicos de serosidad pura y aséptica, que se conserva fácilmente en tubos este- rilizados y herméticamente sellados. Las molestias que el vejigatorio puede ocasionar son insignificantes, sl se procu- ra evitar la supuración, facilitando la pronta reparación de la epidermis con apósitos antisépticos. Ya se ha dicho que la serosidad inmunizante tiene dos aplicaciones: la más sen- cilla consiste en la inyección subcutánea de pequeñas can- tidades en sujetos sanos, como medio profiláctico contra fu- turos ataques. La otra aplicación, como medio curativo, si se tratase de una enfermedad tan aguda y apremiante, v. £., como el tétanos ya declarado, que casi nunca tiende a curar- se espontáneamente, exieiría, sin duda, la inyección de can- tidades considerables de serosidad. Pero aun prescindiendo de que no está demostrado el que las dosis eficaces del suero inmunizante deben ser precisamente proporcionales al peso del animal, hay otra consideración, en el caso de la fiebre amarilla, que permite esperar resultados eficaces con dosis mu- cho más reducidas. En efecto, cuando esta enfermedad lle- va a presentar síntomas alarmantes, el paciente, por lo regu- lar, se encuentra ya muy próximo al período en que la misma infección tiende a producir en su cuerpo las substancias in- munizantes que, en el caso de curación, habrían de presevar- le de futuros ataques; es muy factible, pues, que una corta inyección, aplicada en tales condiciones, fuese suficiente pa- ra inclinar la balanza en su favor, dando un nuevo sesgo al eurso de la enfermedad, cuya crisis anticipada permitirá la curación en casos que amenazaban un éxito funesto.”” ““Para comprobar la eficacia de inyecciones profilácticas que probablemente no ocasionarían ninguna manifestación morbosa que permitiese prejuzgar sus resultados preserva- tivos. sería necesario someter cada individuo a una prolon- vada observación, como nos viene sucediendo con nuestras ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 351 inoculaciones por medio de mosquitos contaminados. Pare- cía, pues, lo más lógico experimentar antes la eficacia cu- rativa de la serosidad en enfermos graves de fiebre amarilla. Esto es lo que he hecho en el único caso que se me ha pre- sentado en condiciones, al parecer, idóneas para un ensa- yo del nuevo método, y con la cireunstancia indispensable de ,, poder seguir la observación en todas sus evoluciones... Describe enseguida el caso clínico en que apli- có su propia serosidad, obtenida de un vejigatorio aplicado en el brazo y recogido asépticamente, evi- denciando la notable mejoría alcanzada en los gra- ves síntomas que acusaba el enfermo v que produ- jo la curación, y seguidamente añade: “La importancia de este recurso terapéutico, si su efi- cacia en el tratamiento de la fiebre amarilla se confirmase, se- ría verdaderamente incalculable: pues no se trata de un me- dicamento destinado simplemente a combatir tales o cuales síntomas y sí de una intervención especialísima, fundada en datos experimentales auténticos y llamada a producir en el cuerpo del paciente modificaciones idénticas a las que se ve- rifican cuando la enfermedad procede espontáneamente ha- cía la curación. Pudiéndose además afirmar, a priori, que la misma serosidad con que se lograse curar la enfermedad, re- sultaría más eficaz aun para conferir inmunidad profiláctica a los sujetos susceptibles. Estimo, pues, que el asunto merece la atención de mis distinguidos compañeros. ?”” De propósito he transeripto los párrafos ante- riores, que quizás alguno tache de demasiado exten- sos, porque es mucha la importancia que encierran; se adelanta Finlay, en el año 1892, a las ideas que hoy imperan en la ciencia; con su clarividencia acos- tumbrada señaló las bases de la seroterapia y por- que he preferido dejarlo hablar a él mismo antes que expresar con mi torpe palabra los conceptos que 352 ANALES DE LA de manera tan clara y sintética previera él en el trabajo que ahora comento. Antes de terminar esta parte de la vida de Finlay, a la fiebre amarilla consagrada, justo es re- cordar sus trabajos encaminados a descubrir el ger- men productor de la enfermedad, y las múltiples, pacientes y continuadas investigaciones que reali- zZÓ durante una década a partir de la comunicación que presentó en esta Academia el 14 de diciembre de 1884, en la que: (9) “Con objeto de ““prendre date”?”, manifestó que aquel mismo día había obtenido econ el cultivo del vómito negro, hasta tercera generación, la comprobación de que no es una coincidencia fortuita el desarrollo de un hongo que ha en- contrado en la piel y los vómitos de individuos atacados de fiebre amarilla, y en los aguijones de mosquitos que habían picado a tales enfermos. ”” Ya desde la sesión del 12 de agosto del año anterior (1883) al dar cuenta de la “Reseña de los experimentos de Grawitz y de Leber acerca de la inoculación de hongos microscópicos en el organis- mo animal”, había dicho Finlay que: (10) “Hace pocas semanas, a propósito de mi contestación al señor Dr. Corre, hice referencia a un hongo parásito en- contrado por mí en las lancetas de un mosquito que había picado, dos años antes, a un enfermo de fiebre amarilla, cu- vo hallazgo se ha reproducido en otros dos ejemplares de esos inseetos que he tenido ocasión de observar en iguales cir- cunstancias.? Para darse cuenta de la importancia que en- cieran estas comunicaciones, conviene recordar el (9) Anales £, t. XXI, p. 330. (10) Anales €, t. XX, p. 154. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 353 estado en que se encontraban los conocimientos de microscopía en Cuba por aquellos tiempos, para así concederle a Finlav la prioridad de los trabajos bae- teriológicos en nuestra patria. El inolvidable Decano de la Facultad de Me- dicina de la Universidad de la Habana, y académi- co de mérito, doctor Felipe F. Rodríguez (Felipi- llo como cariñosamente le llamaban sus amigos y discípulos) fué el primero que abrió un curso de microscopía, ocupándose en histología y sobre to- do en urología, presentando con su entonces ayu- dante el doctor Tomás V. Coronado los primeros huevos de filaria que se han mostrado aquí. Tra- dujo también la obra de Charles Robín Lecciones so- bre la materia organizada y sus alteraciones. Ha- bana, 1871. El doctor Joaquín G. Lebredo, hacía igualmen- te microscopía clínica, examinando esputos de tu- bereulosos, cuyo germen acababa Robert Koch de dar a conocer en abril de 1882 ante la Sociedad Mé- dica de Berlín. Mi maestro el malogrado doctor Miguel Nú- ñez Rossié, se ocupaba en embriología y sobre todo en histología normal v patológica de algunos teji- dos, para aplicar esos conocimientos a la ginecolo- oía a la que más especialmente dedicaba sus aecti- vidades; y quizás algún otro, cuyo nombre escape a mi memoria en estos instantes; pero nadie, en esa época se había dedicado todavía a los estudios bac- teriológicos que comenzaban a llamar la atención del mundo intelectual, gracias a los trabajos del inmortal Pasteur. : Pues bien, Finlay y su fiel amigo y constante colaborador el doctor Claudio Delgado, iniciaron 354 ANALES DE LA entre nosotros, mucho antes de que surgiera la erea- ción del Laboratorio de la Crónica Médico Quirúr- gica de la Habana en 1887, semillero donde se han cultivado luego todos nuestros microscopistas, ini- ciaron decía, los estudios bacteriológicos en Cuba. Aun recuerdo el primer microscopio binocular que usaba Finlay, que hoy se encuentra en nuestro Museo Nacional; los frascos de homeopatía que le servían para preparar sus caldos de cultivo y siem- bras de su tetrágeno, a falta de otros tubos de vi- drio más apropiados; la estufa de desinfección que él mismo se hizo construir, y la manera cómo soste- nía la temperatura a que quería someter sus me- dios de cultivo y sus microbios, así como la prepa- ración del agar-agar que iba en persona a comprar a casa de los chinos que lo importaban como alimen- to de su colonia. Es necesario recordar todo esto para darse cuenta de la importancia de los estu- dios que, desde tan remota fecha y con tan rudi- mentarios medios, realizaron; despertando en nues- tros hombres de ciencia los estímulos necesarios al conocimiento de esa rama de la medicina que ha trasformado por completo el concepto etiológico de las enfermedades y ha permitido a la ciencia lan- zarse por derroteros absolutamente distintos de los que siguieron hasta el último tercio del siglo pasado, los hombres de estudio. Cuando se recuerdan aquellas escenas de la ca- sa del doctor Finlay, piensa uno al mismo tiempo en la covachuela del Colegio de Francia donde Clau- de Bernard fundó la fisiología y donde más tarde ví trabajar a Francois Frank, mostrándome los es- casos medios de que disponía su maestro para lo- grar la demostración de sus inolvidables experimen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 355 tos, que han trazado la vía de la experimentación científica. *k * * Otro de los aspectos en que hay que admirar el gran talento de Finlay es el relacionado con sus trabajos sobre el cólera morbo asiático; las doctri- nas por él sustentadas desde el año 1865 y las in- vestigaciones emprendidas para demostrar el cur- so de la epidemia de 1867, en el barrio del Cerro. Muchos años antes de que Robert Koch (1884) descubriese el bacilo vírgenla, productor de las te- rribles epidemias que han azotado y aun azotan a la humanidad, ya Finlay había enunciado ideas que más tarde lan sido confirmadas por los estudios epidemiológicos. y En la sesión del 3 de diciembre de 1865 nuestro inolvidable fundador, don Nicolás Gutiérrez propo- nía que la Academia tomara la iniciativa de crear en la Habana una Asociación de Amigos de los Po- bres a semejanza de las fundadas en Inglaterra y Francia para hacer frente al cólera (11) y en esa misma fecha Finlay presentaba en la propia Aca- demia, un trabajo sobre El Cólera y su trata- miento (12) del cual copio estos párrafos: “¿Qué es el cólera? A mi entender es el estado patoló- gico que resulta de la acción de una causa desconocida hasta ahora en su esencia, pero que ofrece las particularidades si- suientes: es indígena de la India y presenta varios modos de propagarse: unas veces, arrastrada por la atmósfera, está suje- ta a la dirección de los vientos, pero de este modo nunca al- (11) Anales de la Academia £, t. XLVII, p. 802-803. (12) Anales de la Real Academia ú, t. II, p. 375-383. 356 ANALES DE LA canza sino cortas distancias; otras veces sigue el curso de los ríos y otras corrientes de agua; pero lo más común es que la lleven de un punto a otro los viajeros o las mercancías, pues solo así se comprende que se extienda a distancias inmen- sas siguiendo las grandes vías del tráfico en un espacio de tiempo que nunca ha sido inferior al que necesitan los me- dios ordinarios de comunicación, lo cual indica por lo regu- lar que su propagación no debe ser ocasionada por los vien- tos?”. ““Esta causa morbosa es susceptible de multiplicarse de una manera asombrosa cuando encuentra circunstancias que favorecen su desarrollo; pero su reproducción completa sue- le presentar aleunas particularidades que recuerdan los fe- nómenos de la vida animal o vegetal. En efecto, se ve con frecuencia que después de haber cesado una epidemia como si se hubiera agotado toda la causa existente, vuelve el có- lera a presentarse repentinamente en el mismo lugar y con toda su intensidad primitiva sin motivo aparente, y como si esa tregua hubiese sido aprovechada por aleunos gérmenes preexistentes para lograr su completo desarrollo y adquirir y) sus propiedades deletéreas?”?. Cuando se considera que las doctrinas sus- tentadas por Finlav en 1865 acerca del modo de trasmisión de esa causa morbosa que “para su re- produción completa suele presentar algunas parti- cularidades que recuerdan los fenómenos de la vida animal o vegetal”, y que desde aquellos tiempos ha- blaba de “gérmenes preexistentes””, cuando ni se pensaba en los trabajos de Pasteur, de Koch, d, no puede por menos que admirarse la profunda pene- tración de nuestro sabio, al describir en tan leja- na fecha los conceptos fundamentales de la etiolo- vía del terrible viajero del Gánges, tales como se describen en nuestros más recientes tratados de pa- tología. ACADEMIA. DE CIENCIAS DE LA HABANA 397 Pero no se limita a esto la contribución que aportó Finlay al estudio del cólera, pues en carta dirigida al Diario de la Marina, de la Habana, en 27 de junio de 1868 decía: (13) ““Las cireunstancias actuales y el temor que se manifies- ta ya entre aleunos de que llegue a desarrollarse otra vez en esta eiudad la cruel enfermedad que a fines del año pasado nos azotó, me determina a comunicarle aleunas observacio- nes de importancia para la higiene pública y que son el fru- to de mis investigaciones durante la pasada epidemia. ”” ““Desde los primeros casos de esa epidemia comprendí que el Barrio del Cerro, donde resido, ofrecía condiciones to- pográficas excepcionales muy a propósito para esclarecer al- eunas dudas que acerca de la higiene del cólera subsisten aún. El Cerro se halla situado a mayor altura que los de- más Barrios de la Habana, y por lo tanto, ni las corrientes de agua ni las lluvias pudieron ser considerados como ele- mentos de transmisión desde esos barrios hacia el que nos ocupa. Pero diariamente van y vienen entre el Cerro y la Habana un gran número de personas, y así mismo sucedía cuando se declaró la epidemia en los hospitales de la Habana y a pesar de estar situado el paradero de los carros urbanos al costado del principal hospital de cólericos establecido en esa época. Respecto a las localidades que dominan al Cerro por su mayor altura (Puentes Grandes y Marianao) sucede lo contrario, pues son pocas las comunicaciones entre esos pun- tos y este barrio; pero en el lugar conocido por ““Los Filtros”” se desprende del Río Almendares la Zanja Real que viene descubierta a distribuirse por casi todo el Cerro y luego a va- rios otros puntos de la ciudad. Pues a pesar de las cons- tantes comunicaciones entre la Habana y el Cerro, transcurrie- ron unos doce días, y habían ya ocurrido más de 120 casos en los hospitales de San Juan de Dios, de San Felipe y el de Belot antes que se observase el primer caso de cólera en el (13) Trabajos Selectos del Dr. Carlos J. Finlay, Habana, 1912, págs. 575-576. DS ANALES DE LA Cerro: demostrándose así lo que en otras epidemias se había notado, que el cólera con dificultad se propaga cuesta arri- ba; Deseribe enseguida la marcha de la epidemia en el harrio mencionado y hace notar la relación existente entre las casas invadidas y su proximidad a ramales de la expresada Zanja Real como medio de surtirse de agua; señalando las condiciones que a su juicio determinan la enfermedad y los medios higiénicos de oponerse a su aparición y desarrollo. En la sesión del 28 de septiembre de 1873 pre- sentó a la Academia un trabajo sobre la Trasmisión del cólera por medio de las aguas corrientes carga- das de principios específicos (14) en el que insiste particularmente sobre la materia en que me vengo ocupando y en este trabajo después de hacer un resúmen de los datos en que la ciencia se funda pa- ra señalar las aguas corrientes como uno de los me- dios más eficaces de trasmitir el cólera epidémico, dice lo que sigue: ““Estas o parecidas consideraciones fueron las que en 1867 me surgieron la idea de hacer un estudio comparativo de los casos de cólera que en el Cerro ocurriesen respecto de su proximidad a la Zanja y de la mayor o menor facilidad que sus canales descubiertos proporcionaran a los vecinos; tanto para arrojar en sus aguas líquidos y sólidos contami- nados, como para proveerse en esos mismos arroyos del agua indispensable para los usos domésticos. Tuve ocasión de ver en aleunas de las calles poco frecuentadas, que en esas aguas suelen lavarse, horresco referens, vasijas de todas clases, ya pertenezcan al dormitorio, ya a la mesa de comer; también mencionaré el uso general que del agua de la Zanja hacen los (14) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. X, p. 159-170. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 359 lecheros para lavar sus botijas y a veces quizás para adulte- rar la leche. Mas hube de tropezar desde los primeros pa- sos con la dificultad de no poder encontrar ningún plano del Cerro con la distribución de los ramales de la Zanja real, por euyo motivo me ví precisado a hacer yo mismo el que acompaña a este trabajo, contando con que la Academia no pondrá reparo en su defectuosa ejecución siempre que le permita comparar la situación de esas aguas corrientes res- pecto a las casas invadidas por el cólera. En cuanto a su exactitud, me fundo en que casi todas las ramificaciones las he observado personalmente, completándolas luego con in- dicaciones verbales del sobrestante de la Zanja, quien desde largos años desempeña ese cargo?” ““He entregado también al señor Secretario general un euadro (15) que presenta por orden de fecha todos los casos - de cólera ocurridos desde el 10 de noviembre de 1867 hasta el 29 de enero de 1868 en la parte del Cerro que se extiende al sur de la Quinta Santovenia, de ambos lados de la calzada principal, siendo mi objeto al poner ese límite, eliminar una causa de error que hubiera podido resultar si hubiese incluido el Asi- lo de San José, cuyas comunicaciones eran casi exclusiva- mente con la Habana y se encuentra fuera del curso de la Zanja. El cuadro contiene: la fecha de invasión hasta don- de la he podido averiguar por medio de los partes oficiales y de indagaciones directas; el domicilio con indicación, en- tre paréntesis, de las casas invadidas por 2a., 3a., 4a. o 5a. vez; la raza, el sexo, y la edad de los individuos; y, entre la columna de Domicilios y la de Blancos,otra encabezada “Zan- ja”? en que cada domicilio se halla desienado por una de las cuatro tetras I.P.D. o D, la I significa que la Zanja o alguno de sus ramales descubiertos se halla muy inmediata, ya pa- sando por el interior de la casa, ya por delante de la puerta de la calle; la P sienifica que esas aguas no se hallan tan in- mediatas como en el caso anterior, pero a menos de una cua- (15) Explicación del cuadro de casos de cólera observados en el Cerro desde Noviembre 11, 1867, hasta Enero 29 de 1868. Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Haba- na, t XI, p. 70-75. 360 ANALES DE LA dra de distancia y de fácil acceso para los vecinos de la ca- sa. La D expresa una distancia de una a dos cuadras de la Zanja o sus divisiones, y de difícil acceso. para los vecinos. La D, indica que las aguas de la Zanja distan dos o más cuadras de la casa invadida y escasa probabilidad de que sus vecinos acudan a ellas??. “El resultado general de este cuadro demuestra que en los 80 días que duró la epidemia, hubo 130 casos (conocidos) de cólera, de los cuales fallecieron 91, fueron curados 29 y no se supo el resultado de los 10 restantes; de 98 casas dis- tintas 78 no fueron invadidas más que una sola vez; 11 dos veces; Y tres veces; 1 cuatro veces y 1 cinco veces. Respec- to a sus distancias de la Zanja, 71 casos de los 130 corres- pondieron a la letra I; 21 a la letra P; 16 a la D, y 19 a la D, : los atacados fueron 35 hombres blancos, 7 asiáticos, y 39 hombres de color, 26 mujeres blancas y 27 de color.”” En el trabajo remitido al “Diario de la Ma- rina” y no publicado por ese periódico, decía Fin- lay: ““El objeto práctico de cuanto llevo referido es llamar la atención del público y de nuestras autoridades hacia algu- nas precauciones muy urgentes para preservarse del conta- gio y para evitar que una desgracia personal resulte una calamidad pública.” y en este que vengo estudiando insiste diciendo: “Mi objeto, señores, al presentar este trabajo no es otro sino señalar un peligro que considero inminente para el ba- rrio del Cerro, caso que el cólera volviera a presentarse en- tre nosotros, cuyo peligro se hace hoy extensivo a los de- más barrios de la Habana con la introducción de las aguas de la Zanja real en las demás casas de la ciudad.” He transeripto extensamente las citas anterio- res porque ellas evidencian la manera cuidadosa có- ACADEMIA DG! CIENCIAS DE LA HABANA 361 mo observaba Finlav los hechos que caían bajo su mirada perspicaz y escudriñadora; porque nos muestran al hombre que no se detiene ante la falta de medios para seguir su investigaciones y los su- ple con su ingenioso talento; porque revelan al ha- ejenista que se vale de uno de los medios de com- probación más importante de todos los estudios, co- mo es el de la estadística, cuidando de eliminar los errores que pudieran alterar las conclusiones que deben obtenerse de su sabia y jJuiciosa aplicación; y, finalmente, porque nos muestran también el sim- bolismo a que tan aficionado era, para fijar y con- densar sus ideas, utilizando las letras I. P. D. y D, para explicar las relaciones causales de la utiliza- ción por los vecinos de las aguas de la Zanja y la aparición de los casos de cólera; de la misma ma- nera que utilizó los cuadrados y los triángulos pa- ra caracterizar los casos de fiebre amarilla hemo- eástricos y los no hemogástricos que ocuparon lo- cales determinados de uno de nuestros mejores esta- blecimientos hospitalarios. (16) * * * Ya que vengo considerando a Finlay como hi- vienista, justo es dar a conocer otro de sus traba- jos de alta trascendencia y en el que se han ocupado muy poco sus biógrafos. Ese trabajo es el que pre- sentó en la sesión del 10 de noviembre de 1878 an- te esta Academia de Ciencias y que lleva por título: (16) Etiología de la infección hemogástrica en la fiebre amari- lla. Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XXXVI, p. 183-190. 362 : ANALES DE LA Clima de la Isla de Cuba (17) y en el que hace cons- tar que: ““Habiéndome propuesto reunir pruebas fehacientes con que demostrar lo infundado de ciertos conceptos que se en- l cuentran consienados en aleunos autores nacionales y de ahí reproducidos en los tratados de higiene que gozan de mayor autoridad en el extranjero, veneo hoy a presentar a la Aca- demia los cuadros estadísticos que he podido compilar con los materiales más autorizados de que he tenido noticia.?” En estos cuadros, en número de cinco, estudia los diversos elementos que en el período 1861-1862 componían la población de la Isla de Cuba, arregla- dos por edades, por sexos, por naturalidad y por ra- zas, y el movimiento de la población respecto a mor- talidad, natalidad y fecundidad; las observaciones meteorológicas de los R. R. P. P. de la Compañía de Jesús en esta ciudad, reduciéndolas a una pauta que permita compararlas con las de otros países tro- picales; los datos del censo de población de la Ha- bana levantado en diciembre de 1877, comparando estos datos con los de mortandad publicados por el doctor Ambrosio González del Valle en sus famo- sas Tablas Obituarias; y finalmente en un último cuadro reune los tipos observados en otros países respecto a los mismos elementos demográficos y me- teorológicos, para facilitar así la apreciación de los valores hallados en la Isla de Cuba. Del estudio de esas cifras deduce las siguientes conclusiones: “lo. La corta mortandad que fuera de la Habana ofre- ce la raza blanca en la Isla de Cuba, a pesar de contarse en (17) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XV, p. 261-273. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 363 ella una sexta parte de individuos procedentes de climas tem- plados o fríos. “¿S0o. La menor mortandad en la raza blanca que en la de color, y en la de color esclava que en la libre. “30. La erecida mortandad de la raza asiática en la Ha- bana, debida sin duda a la inmoralidad y al abuso del opio y de las bebidas, que son notorias en esa raza. ““4o. Las condiciones meteorológicas que colocan nuestro elima en posición muy ventajosa relativamente a las demás Antillas, por ofrecer esta Isla mayor presión barométrica, más extensas excursiones termométricas con promedios más caracterizados en las distintas estaciones del año, menor can- tidad de agua caída y humedad relativa más baja. ““5o. Llamaré en fin vuestra atención hacia la cireunstan- cia de que, a pesar de la cifra crecida con que figuran las de- funciones de la raza asiática a consecuencia de su especial género de vida, y no obstante las numerosas defunciones pro- cedentes de unos 50,000 individuos de población flotante no comprendidos en el censo de población, la mortandad gene- ral de la Habana es todavía inferior a la de algunas ciuda- des de Europa y en particular a las de Madrid, Barcelona, Viena, d.”” Estudia enseguida las muertes por edades com- parándolas entre las razas y cotejándolas con los tipos observados en París; insiste en la tremenda mortandad que ofrece el tétanos infantil, y conclu- ye este interesante trabajo diciendo: -““Las consideraciones que preceden, de suyo siempre atendibles, ofrecen particular interés en la actualidad como único fundamento científico en que debe basarse el estudio de la inmigración blanca y de color en la Isla de Cuba, que tan justamente preocupa a los hombres pensadores de este país.?” Por aquellos mismos días apareció la revista Propaganda Científica dirigida por el doctor Juan M. Espada, y en ella publicó una serie de artículos 364 ANALES DE LA acerca De la no aclimatación de los Europeos en los países cálidos (18) que le sirvieron a Finlay para salir a la palestra de la discusión científica en de- fensa de las doctrinas que sostuvo en la Academia, v a ese efecto publicó en otro periódico que también nació en dicha época, la Gaceta Médica de la Haba- na, un artículo titulado: Apología del clima de Cuba (19) del que reproduzco los siguientes párrafos, pues mejor que ningún compendio del trabajo, demues- tran la manera de pensar de Finlay sobre tan im- portantísimos problemas íntimamente ligados con nuestra higiene pública y privada. Dicen así “St difícil es siempre prescindir de nuestras impresio- nes personales al emitir un dictámen sobre cualquier asun- to de interés general, con más motivo lo será tratándose de cuestiones cuyos términos no están bien deslindados aún. Así el facultativo que se fija en la mortandad crecida de un ejér- cito que regresa de una larga y penosa campaña, y en las víctimas que cada año hace la fiebre amarilla, ensañándose quizás particularmente dentro del círeulo de su mayor inti- midad, natural parece que se incline a juzgar con severidad el clima de este país. Así también el que estos renglones es- eribe, ereyendo hallar comprobada en los antecedentes de su propia familia la facilidad con que el extranjero se avie- ne con el clima de Cuba, debió tener por injustos los califi- cativos de insano y mortífero que en un escrito reciente apli- ca a nuestro clima un apreciable colega, el doctor D. Juan Espada, alegando que el europeo aquí difícilmente libra su existencia y no logra arraigar su raza de un modo sólido y definitivo en estos países?”. ““Mas, para tratar la cuestión de una manera científica, preciso es salir de ese terreno personal y buscar una base w (18) Propaganda Científica, Habana, 30 septiembre, 15 y 30 de de' octubre 1878, t. I, p. 2-5, 23-26, 37-41, (19) Gaceta Médica de la Habana, diciembre 1878, año I, No. 2. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 365 sólida en que fundar nuestros argumentos. Esa base solo la estadística razonada puede proporcionarla, y como quiera que el doctor Espada ha sido el primero en reconocer su autorl- dad, no dudo que lograré convencerle, pues con ella cuento para demostrar las excelentes condiciones de salubridad que este país brinda a la inmigración blanca.” ““*Los arbitrios de que se vale el higienista para estimar la salubridad de un país consisten, por una parte, en las con- diciones meteorológicas y topográficas que le proporcionan una presunción en favor o en contra de la localidad, y, por otra, en la estadística demográfica que llega a ser un argu- mente decisivo siempre que presente buenas garantías de exac- titud y que se haya tenido el cuidado de eliminar las causas de error, deslindando escrupulosamente los diversos elemen- tos encontrados que en ella suelen confundirse. ?” Estudia el clima de Cuba comparando sus da- tos meteorológicos y demográficos con los de otras localidades y en especial con los de las Antillas, y al tratar de eliminar las causas de error escribe: ““Esas distintas maneras de considerar el asunto son las que permiten eliminar aleunas causas de error, como son v. o. la influencia de una numerosa población transeunte en la Habana y de su escasa proporción de mujeres, que necesa- riamente falsean los promedios basados exclusivamente en los censos de población fija y los que suponen una población femenina adecuada a la de varones. ”” y luego añade: “Respecto a la mortandad de la ciudad de la Habana, confirmada en estos últimos años con su cifra de más de 32 por cada mil habitantes blancos, si bien es verdad que toda- vía se encuentra inferior al tipo de muchas ciudades de Pru- sia, de Suecia, de Sajonia, de España, ete; llama, sin embar- so la atención por el gran contraste que presenta al lado de la mortandad tan baja de la raza blanca en el resto de la 366 ANALES DE LA -Isla. Mas esto dejará de causar sorpresa si se reflexiona en que casi una sexta parte de las defunciones civilés en la ciu- dad de la Habana, son efecto de la fiebre amarilla, cuyas víe- timas provienen, en su mayor parte, de la población tran- seunte (pasajeros llegados y tripulaciones de buques mer- cantes) cuyo número, de más de 50,000 individuos, no figu- ra en el censo de población. Así resulta exagerada la cifra de mortandad en la Habana al punto de no podérsele atri- buir ningún valor como tipo de mortalidad de la raza blan- ca, mientras no se tengan datos que permitan eliminar las defunciones procedentes de la población transeunte.?? Por último, al estudiar la difícil propagación de la raza de color en la Isla de Cuba dice: “De la comparación que he establecido en el presente cuadro entre los datos de mortandad y natalidad en una y otra raza, resulta muy aventajada la blanca así por su ma- yor fecundidad como por la mortandad más baja y el con- siguiente aumento anual que obtiene la población blanca, apar- te del que resulta por efecto de la inmigración. En la ra- za de color, por lo contrario, a pesar de una fecundidad bas- tante grande, la mortandad relativamente mayor solo deja una diferencia insignificante a favor de la población de eo- lor, pues los nacimientos escasamente cubren las defuncio- nes anuales. Ese resultado, quizás inesperado, no admite ningún género de duda, puesto que lo vemos reproducido en las diversas secciones de la Isla y también en las diferentes épocas de la vida, desde el nacimiento, hasta los cien años, pues no hay que fijarse mucho en la anomalía que se nota respecto de la mortandad entre los 80 y 100, toda vez que la distinción entre el más y el menos de 100 años, rara vez es posible en la raza de color.?” ““Las defunciones por el tétano infantil, que en la Ha- bana ascienden anualmente en ambas razas a un 8 por cien- to de los nacimientos, son, a juzgar por mi esperiencia, más frecuentes en la raza de color que en la blanca, y la tisis cier- tamente lo es, pues arrebata cada año y 10 medio por ciento ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 367 de la población de color en la Habana mientras que la blanca solo pierde 8.6 por ciento”?”. “Cualesquiera que sean las causas de tales diferencias es un hecho que la mortandad de la raza de color en la Is- la de Cuba es mucho mayor que la de los blaneos, y mayor también en los libres que en los esclavos. Esa raza no tie- ne pues condiciones para propagarse en este +lima, de suer- te que no es fácil comprender como la raza blanca habría de mejorar sus condiciones de aclimatación en virtud de su eru- zamiento con la de color.” Con lo expuesto creo haber demostrado: lo. que el clima de la Isla de Cuba debe considerarse comc uno de los más saludables del mundo vara la raza blanca. 20. que el inmigrante blanco es verdad que ha de con- tar con el tributo que nuestras pésimas condiciones higiéni- cas le obligan a pagar, por una sola vez, a la fiebre amarilla si viene a residir en la Habana o en otras poblaciones del li- toral; pero que, pasado ese peligro cuyas proporciones está en sus manos disminuir, se encuentra aquí con mayores pro- babilidades de vida, al menos hasta los 60 años, que las que hubiera tenido en su país natal. 3o. que la raza de color con dificultad se sostiene en la Isla de Cuba y, probablemente, iría en disminución sin su eruzamiento con las razas europeas.”? Las anteriores citas me llevan como de la mano a ocuparme de los problemas fundamentales a que alude Finlay desde aquellos remotos tiempos, y que tuvo la suerte de poder plantear y resolver en gran parte como Jefe de Sanidad de la República. En efecto, pudo demostrar la primera de sus conclusiones de “que el clima de la Isla de Cuba debe considerarse como uno de los más saludables del mundo para la raza blanca” suprimiendo la te- rrible mortandad que ocasionaba la fiebre amari- Jla; sosteniendo la inmunidad que aquí se goza con- 368 ANALES DE LA tra las viruelas, desde que los americanos manu mi- litari la suprimieron de nuestros cuadros nosológi- cos; disminuvendo la cifra de muertes por paludis- mo de manera sorprendente; rebajando también la cifra de la mortalidad por tuberculosis pulmonar de modo notable, y suprimiendo prácticamente la mortandad por el tétanos infantil que, causaba en só- lo nuestra urbe centenares de víctimas cada año. Para evidenciar esta victoria y para que se pueda apreciar hasta donde alcanza el valor de las curas antisépticas del cordón umbical por él ideadas, desde 1886, citaré nada más que la cifra de 128 de- funciones causadas por el tétanos neonatorum el año 1901, que precedió al de la implantación de ta- les curas y la de 8 alcanzada el año 1911. Acabo de decir que desde 1886 había ideado Finlav las curas antisépticas del cordón umbilical, y como éste es otro de los problemas trascendenta- les de su vida, citaré la primera alusión que se en- cuentra en sus trabajos sobre esta materia. En el número correspondiente al mes de junio de 1886 de aquella gran revista científica que se lla- mó La Enciclopedia (t. II, p. 312) da cuenta Finlay de la comunicación presentada por el profesor Ro- senbach, de Goettingen, sobre la Etiología del Té- tanos traumático al quinceno congreso de la Socie- dad alemana para el adelantamiento de la cirugía, celebrado en Berlín el 7 de abril de dicho año 1886; v después de hablar de los experimentos realizados con distintos materiales en que existía el bacilo de Nicolaier y del veneno por él segregado, añade estos interesantísimos comentajios: “Llamamos la atención de los médicos de Cuba sobre este asunto, por las facilidades que este clima desgraciadamente ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 369 ofrece para la comprobación de tales experimentos, cuyas con- secuencias prácticas pudieran traer importantes resultados para la profilaxia de tan mortífera enfermedad. Aun sin aguardar el fallo definitivo de la experimentación nos atre- veríamos a recomendar desde ahora, como medidas precau- torias contra el tétano de los recién-nacidos, el empleo de ti- Jeras y cordones desinfectados para la ligadura del cordón umbilical y la aplicación de apósitos antisépticos hasta la completa cicatrización del ombligo. De más está advertir que también deberán desinfectarse las manos del operador y de los asistentes. ”” Esta nota que aparece firmada por él y publi- cada en la sección de Variedades de la citada Revis- ta, encierra, en su grandiosa brevedad todo el pro- blema de la etiología y profilaxis del tétanos neo natorum, y sobre ellos ha de volver a insistir des- pués de tres lustros, con la tenacidad que lo carac- terizaba hasta lograr ver realizadas sus recomenda- ciones. Veamos ahora lo que escribía Finlay en la car- ta de remisión del Informe Sanitario y Demográ.- fico correspondiente al mes de septiembre de 1902, y que lleva fecha del lo. de octubre de aquel año: “Debo ahora hacer referencia a dos manchas que afean aún nuestras estadísticas de mortalidad, y para hacerlas desapa- recer solicita este Departamento el auxilio de las autorida- des, así como el de los profesores médicos y del público mis- mo. Me refiero a las muertes todavía frecuentes ocasiona- das por el Tétanos Infantil y por otra enfermedad, el Muermo humano, que es casi desconocida actualmente en los países más civilizados. ”” ““Para la profilaxia del Tétanos Infantil, pronto llevará a la práctica este Departamento un recurso que desde hace varios meses vengo meditando. Consiste éste en la prepara- ción de unos paquetes convenientemente cerrados que con- 370 ANALES DE LA. tienen todo el material requerido para la cura aséptica del ombligo de los recién nacidos, acompañados de unas instruc- ciones impresas, detalladas y precisas, para los que hayan de practicar aquella cura. Estos paquetes serán suminis- trados gratis, por cuenta del Departamento de Sanidad, a los pobres, y por muy módico precio a los que puedan: pa- earlos, poniéndolos fácilmente, de tal modo,.al alcance de todas las madres, para que en los últimos meses de la pre- ñez los ineluyan con los demás utensilios en la canastilla del esperado infante. El proyecto del paquete y las ins- trucciones que se le adjuntan, fueron previamente sometidos al estudio de la Escuela de Medicina de nuestra Universi- dad, obteniendo su aprobación, y de acuerdo con su dictamen se proporcionará también por este Departamento, para com- pletar el beneficio del paquete, un litro de una solución al 1 por 1,000 de bicloruro de mereurio. Es de esperar que con la realización de este plan habrán de cesar todos los moti- vos de excusa para permitir que la herida umblical del re- cién nacido se infecte con el bacilo del tétanos; aumentán- dose, por consiguiente la responsabilidad de aquellos que des- deñen el utilizar las ventajas del susodicho paquete.?? (20) A pesar de la victoria obtenida en la Habana con el uso de los paquetes antes mencionados, no de- Ja de preocupar a Finlay la crecida mortalidad pro- ducida por el tétanos infantil en la República, eo- mo se desprende de lo que sigue, al remitir al Se- cretario de Gobernación el Informe del mes de di- ciembre de 1904, escribiendo en su carta del 2 ls marzo de 1905: ““En la columna última de la página 24, sección de Téta- nos, se demuestra que en todo el año de 1904 han ocurrido (20) Informe Sanitario y Demográfico de la Ciudad de la Ha- bana y de la Villa de Guanabacoa, presentado al Sr. Secretario de Go- bernación Dr Diego Tamayo por el Dr. Carlos J. Finlay, Jefe de Sa- nidad, Habana, Septiembre 1902, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3871 1,259 defunciones por Tétanos en individuos de todas eda- des, y que no menos de 85 por ciento (1090) de aquella ci- fra ocurrieron en recién nacidos, mientras que para todo el resto de la población solamente 179 muertes por Tétanos se han registrado en la Isla. ““Esta observación importante hace suponer que en la práctica vulgar de efectuar la cura del ombligo del recién nazido, debe existir un factor especial infinitamente más fa- vorable para promover el desarrollo del Tétanos que el simi- ple descuido de las precauciones de asepsia ordinarias, co- mo ocurre por lo general, con extremada frecuencia, en toda elase de heridas entre las gentes del pueblo. ““Ese factor especial, en lo que respecta a Cuba, parece ser debido al empleo de un material muy peligroso para hacer la ligadura del cordón, cual es el pabilo de algodón, cubier- to de polvo de la calle y de otras substancias contaminadas y que se conserva y vende en las tiendas sin precaución al- guna, y en condiciones de contener por tiempo ilimitado es- poros como el del bacilo del Tétanos, que tan común es en el polvo de las calles. “Posible es, sin duda, esterilizar el pabilo antes de em- plearlo para tal fin, sometiéndolo a la ebullición o sumer- giéndolo en una solución de ácido fénico o de biceloruro de mercurio; pero no es de esperar que realicen estas precaucio- nes las gentes ignorantes que, la mayor parte de las veces, son llamadas a prestar sus auxilios a las mujeres de parto. ““Si se comprobase mi sospecha por el examen bacterio- lógico de esta clase de pabilo, sería oportuno prohibir que para la ligadura del cordón umbilical se hiciese uso de tan peligroso material, castigándose a los infractores severamen- te, sobre todo si ocurre por tal causa un caso de Tétanos in- fantil. ““Estas observaciones encuentran firme base en el éxito favorable obtenido en el municipio de la Habana con la dis- tribución eratis a las parturientes pobres de los paquetes asépticos preparados por el Departamento de Sanidad, que 872 ANALES DE LA contienen cantidad suficiente de seda trenzada, gasa, alfile- res, ete., e instrucciones apropiadas para su empleo.”” (21) Como al concebir Finlay una idea persistía en ella hasta verla realizada, encargó a nuestro lHorado bacteriólogo doctor Juan N. Dávalos el examen de varias muestras de pabilo tomadas indistintamen- te de algunos comercios, para ver si podía compro- barse en ellas la existencia del bacilo de Nicolaier y he aquí como da cuenta del hecho en la carta de re- misión del Informe correspondiente al mes de ene- ro de 1905, que lleva fecha 22 de abril de ese mismo año: “Mi opinión, señalada en el Informe mensual anterior (Diciembre 1904) de que el origen de la infección umbili- cal con el germen del Tétanos se debe buscar en el pabilo que habitualmente se emplea, por los asistentes incompeten- tes, para ligar el cordón, ha sido confirmada mejor de lo que yo esperaba. “De seis bolas de pabilo que se remitieron para su exa- men, al Dr. Dávalos, Jefe de la Sección de Bacteriología del Laboratorio de la Isla de Cuba, se encontraron cinco infec- tadas con bacilos virulentos del Tétanos, por consiguiente, cualquier niño cuyo cordón se hubiera ligado con una de esas muestras de pabilo, seguramente, hubiera adquirido el Té- tanos. “Además de otras precauciones que pueden tomarse, se puede admitir, por los datos citados, que a medida que los padres conozcan esos hechos, utilizarán los paquetes asépti (21) Informe Mensual Sanitario y Demográfico de la Repúbli- ca de Cuba, presentado al Secretario de Gobernación interino Dr. Leo- poldo Cancio y Luna, por el Dr. Carlos J. Finlay, Jefe de Sanidad de la Isla de Cuba y Presidente de la Junta Superior, Diciembre 1904. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 373 eos, que con tanto éxito se emplean en la Habana desde Fe brero de 103,7? (22) Otro de los problemas en que también se ocu- paba Finlay en el trabajo en que me ocupo fué el de la tuberculosis y respecto de ella ha insistido repe- tidas veces en sus informes como Jefe de Sanidad, como lo demuestran los siguientes párrafos, que transcribo de la carta que con fecha 10 de septiem- bre de 1904 dirigió al Secretario de Gobernación, elevándole el informe sobre la natalidad y la mor- talidad de la República en los años 1902 y 1903: “La tuberculosis, que en el Distrito de la Habana ha tenido algún incremento en años recientes, disminuye, por el contrario en el resto de la Isla. Esto se explica probable- mente porque las oportunidades a la infección se presentan más fácilmente en las grandes poblaciones que en las peque- ñas y en los distritos rurales. También creo ver en las consideraciones que siguen otro factor que ha contribuído a producir el fenómeno de que se trata. El estado de abando- no indeseriptible en que estaba la sanidad de la Habana, juntamente con la reconcentración forzosa de los habitantes, durante los dos últimos años de la guerra, deben de haber precipitado la muerte por infecciones isecundarias, de los que venían padeciendo de tubereulosis. Coineidió pues, con las estrictas medidas generales de desinfección que dictaron las autoridades americanas, una reducción en el número de defunciones por tuberculosis, reducción que, después de lle- gar a su mínimum en el año siguiente ha sido reemplazada por un ineremento eradual que no ha llezado sin embareo a (22) Informe Mensual Sanitario y Demográfico de la República de Cuba presentado al Secretario de Gobernación Dr. Fernando Freyre de Andrade por el Dr. Carlos J. Finlay, Jefe de Sanidad de la Isla de Cu- ba y Presidente de la Junta Superior, Enero 1905. 374 ANALES DE LA las cifras anteriores. Es probable, por lo tanto, que no po- dremos apreciar cumplidamente todo el efecto de las medi- das profilácticas contra la tuberculosis hasta que no haya pa- sado el período de cinco a seis años que podemos conside- rar el de la duración de la enfermedad. Se hace por con- siguiente tanto más importante que continuemos en el Dis- trito de la Capital el saneamiento y limpieza de las casas y la desinfección de todo local en que se sospeche la existencia de los gérmenes de la tuberculosis.?? (23) No se conforma Finlay con esbozar este estu- dio, que venía siendo objeto de sus meditaciones y en mayo de 1905 presenta ante el Primer Congreso Médico Nacional una Nota preliminar sobre la im- portancia de ciertos factores secundarios en la mor- talidad y transmisibilidad de la tuberculosis pul- monar (24) en la que dice: “He llegado, pues, a preguntarme si en nuestro afan por evitar que los sanos se infecten con los bacilos que por todas partes esparcen los enfermos, no se ha descuidado otra pre- caución más perentoria aun, según mi modo de ver, cual es la de eliminar, tanto para los enfermos, como para los sanos, todo lo que tienda a paralizar en el organismo humano los recursos naturales de que éste se halla dotado para defen- derse contra la invasión y el arraigo de la infección tuber- culosa. ““Los dos recursos principales de que la economía hu- mana dispone para defenderse contra la agresión del bacilo de Koch, son: lo. Las funciones fagocitarias de los leucocitos; y 2o. El estímulo hacia la proliferación que experimen-. tan las células del tejido conjuntivo bajo la acción simultá- (23) Informe Bi-anual Sanitario y Demográfico de la Repúbli- ca de Cuba, Años de 1902 y 1903. Habana 1904. (24) Actas y Trabajos del Primer Congreso Médico O Habana, Mayo 20-23 de 1905, p. 434-435. - o. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 375 nea de las secreciones extra o intra-celulares del bacilo, ha- ciendo una de esas secreciones el papel de complemento de la otra.” Y termina la Nota diciendo: - “*En conclusión, estimo que lo más esencial para evitar la mortalidad y la propagación de la tuberculosis pulmonar es el colocar a los pacientes y a-los sanos en condiciones ta: les que respiren un aire puro y libre de las contaminaciones . . urbanas, a fin de evitarles la inhalación de las bacterias pió-. _genas esparcidas por el aire, incluyéndose en esta categoría, no tan sólo los estafilócoeos y estreptococos, sino otros que son también productores de pus, como verbigracia, los micro- . bios de Friedlander, y de Frankel, el coco-bacilo de la gripe,. el tetrágeno de Gaffky y algunos otros de suyo quizás poco temibles, y, además, purificar hasta donde sea posible, la at- mósfera de las ciudades. ”” En la sesión del 23 de junio de ese mismo año 1905, presentó Finlay a esta Academia una amplia- ción del mismo asunto en cuyo trabajo después de reproducir la Nota presentada al Congreso consig-- na en varios cuadros estadísticos las muertes por: tuberculosis y por viruelas, como enfermedad pro- ductora de gérmenes piógenos, los datos meteoroló- gicos y las deducciones que de la comparación de las cifras de aquellos cuadros obtiene, fijándose muy - particularmente en la construeción del nuevo al- ' cantarillado como medio de disminuir esos factores .. seeundarios de infección en los tuberculosos. (25) En 10 de marzo del siguiente año (1906) al re- - (25) Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales de la Habana, t. XLII, p. 62-75. 376 ANALES DE LA mitir al Secretario de Gobernación su Informe anual Sanitario y Demográfico de la República de Cuba, correspondiente al año 1904, insiste sobre el proble- ma de la tuberculosis, pero ya lo relaciona con el problema racial, y escribe: ““En Cuba, como en la mayor parte de las naciones, la Peste Blanca continúa figurando a la cabeza de las estadísti- cas de mortalidad entre los adultos, especialmente los de la raza de color, que parecen ser más suceptibles a la Tu- berculosis; mientras que la Enteritis infantil, sobre todo du- rante el verano, es el factor principal de la mortalidad entre los niños menores de cinco años, ocurriendo la gran mayoría de sus víctimas en la raza blanca, debido probablemente a la mayor natalidad de ésta. ““Sabido es que ambas enfermedades pudieran ser evita- : das en gran extensión mediante buenas condiciones higié- nicas generales, como son el aire puro, habitaciones apropia- das, leche pura, alimentos sanos y un medio saludable. Pe- ro entre las medidas generales susodichas, en una ciudad eo- mo la Habana, un drenaje conveniente del subsuelo y un sis- tema satisfactorio de alcantarillado constituyen una condi- ción sine qua non para disminuir la mortalidad por Tu- bereulosis, siguiendo en turno de importancia a las medi- das especiales adoptadas contra la diseminación del germen específico y el aislamiento del enfermo, entre todas las me- didas higiénicas generales mencionadas. Por consiguiente, deber es de la Junta Superior de Sanidad llamar la aten- ción una y otra vez, por este medio, sobre la necesidad ur-. gente de que se lleve a cabo la construcción del sistema de alcantarillado, cuyos planos se hicieron hace ya tiempo, fue- ron aprobados por el Gobierno y cuya ejecución no debe di- latarse por más tiempo.”” (26) Por último, en la carta de remisión del Infor- me Sanitario y Demográfico de la República de Cu- (26) Informe Anual Sanitario y Demográfico de la República de Cuba. Año 1904, Habana 1906. A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA SETE ba, correspondiente al año 1905, que lleva fecha del 25 de enero de 1907, insiste de nuevo en el asunto de la tuberculosis, y escribe: ““En solo el término municipal de la Habana, el 36.19 por ciento de todas las defunciones, entre las edades de 15 y 60 años, como se demuestra en el cuadro siguiente, han si- do debidas a la Tuberculosis pulmonar, siendo más afectada la raza de color que la blanea y las mujeres de cada raza más que los hombres.”” Aquí inserta el cuadro del que sólo reproduci- ré las cifras proporcionales que son como sigue: Tan- to por ciento de las muertes por tubereulosis pulmo- nar entre las edades de 15 y 60 años en el término municipal de la Habana comparadas con la morta- lidad total de las mismas edades: 36.19 por ciento; para los varones blancos: 27.90 por ciento; para las hembras blancas: 38.17 por ciento; para los varones de color: 44.90 por ciento y para las hembras de co- lor: 46.58 por ciento; y enseguida añade: ““Esto hace ver la necesidad que existe de desplegar to- dos los esfuerzos posibles para dominar esta terrible enferme- dad, que ha ido lenta pero firmemente aumentando sus víctimas en el Municipio de la Habana durante los años que siguieron al asombroso y rápido descenso que se observó después de la completa limpieza de las principales cloacas en 1899; he- cho sobre el cual he llamado repetidas veces la atención en anteriores Informes, en apoyo de la necesidad urgente de es- tablecer un sistema moderno de alcantarillado en esta ciudad, como el que se ha proyectado y para el que existe un contra- to en el que intervino el Gobernador General Wood antes de dejar el gobierno de la. Isla. Por misteriosa que pueda apa- recer la influencia del subsuelo sobre la mortalidad por Tu- berculosis, es, no, obstante, un hecho comprobado. En oca- siones hemos pensado que uno de los factores de esta influen- 378 ANALES DE LA cia pudiera ser la conversión de la superficie de las pare- des y pisos porosos de las habitaciones bajas de las casas en un medio de cultivo apropiado para el bacilo tuberculoso cuan-. do los líquidos del subsuelo emanan de la superficie, de la mis- ma manera que la adición de elicerina al medio de cultivo común lo hace apto para el cultivo de dicho bacilo.”” (27) Finalmente, refiriéndose a la disminución de. la raza de color dijo en la carta de remisión del In-. forme Sanitario y Demográfico de la República, co- * rrespondiente al mes de agosto de 1908, fechado el 8 de diciembre de 1908, lo que a continuación copio: ““El corto número de nacimientos registrados entre la ra- za de color en ciertos meses (como en enero, junio y agosto . de este año), debe ser atribuido más bien al descuido en re-. eistrarlos dentro del límite prescrito, con arreglo a la vigen- te ley sobre natalidad. Es sin embargo un hecho positivo que la natalidad es superior en Cuba entre la raza blanca que en la de color, y esto constituye un factor muy impor- tante el cual, junto con la constante llegada de inmigran- tes blancos, muchos de los cuales quedan permanentes en el país naturalizados como cubanos, contribuyen al rápido ere- cimiento preponderante de la población blanca, con respecto a la de color, según lo tiene demostrado el último censo (1907) en comparación con el que le precedió (1899). El nú- mero de blancos nativos en el censo de 1907 arroja 66.78 por ciento de la total población nativa, siendo así que en 1899 era tan sólo de 64.28 del total. Con lo dicho no se hace ne- cesario ponderar la gran importancia de este aumento de la raza blanca para los futuros destinos de la República.” (28) (27) Informe Anual Sanitario y Demográfico de la República de Cuba (Bajo la administración provisional de los Estados Unidos). Año ' 1905. Habana 1907, , (28) Informe Mensual Sanitario y Demográfico de la posar de Cuba, €, Agosto de: 1908, Habana 1908. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 379 Con las largas citas que he transeripto queda demostrado cuanto dijo Finlay en su trabajo de 1878 al hacer la Apología del Clima de Cuba, relati- vo a la salubridad del clima de nuestra patria y a los factores que se oponían al desarrollo y ereci- miento de la raza blanca; habiendo demostrado la manera cómo logró dominar la infección tetánica en los recién nacidos y el modo de considerar el pro- blema de la tuberculosis, cuya influencia es tan con- siderable en los individuos en la edad del trabajo, contribuyendo poderosamente a la disminución de la raza de color, tanto por la mortandad más eleva: da de las mujeres de dicha raza, como por la menor natalidad de la misma, a que no es ajena, por cier- to, la manera de vivir de los individuos que la for- man. * X* Las matemáticas siempre fueron para Finlay motivo de especulaciones abstrusas y de prácticas aplicaciones; entre las primeras debemos recordar el trabajo que presentó en esta Academia en 12 de enero de 1873 sobre Una nueva teoría de la gra- vitación (29) y la Nota adiccional a la ““nueva teo- - ría de la gravitación”” (30) leída en la sesión del 9 de febrero del mismo año, en la que con la honradez científica que le caracterizaba, manifestó que había recibido de París unos folletos publicados . ..por el abate Moigno bajo el epígrafe de “Actualités scientifiques”” y entre ellos uno del P. Leray sobre la **Cons- (29) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XI, p. 429-441. (30) Idem, t. XI, p. 469-475. 380 ANALES DE LA titución de la materia y la naturaleza y causa de la pensan- tez””, cuyo contenido no puedo prescindir de mencionar aquí; porque cualquiera que sea la importancia, soñada o verdade- ra, de las conclusiones a que me trajeron aquellos argumentos, veo que no me pertenece la prioridad en esta investigación, pues en el citado autor encuentro sentada la más fundamen- tal de mis conclusiones, si bien la ha aleanzado por argu- mentación diferente de la mía y hasta fundada en la hipóte- sis de que el éter es compuesto de átomos elásticos y de forma esférica, cuya hipótesis es contraria a mi modo de conside- rar ese fluido””. Entre las aplicaciones prácticas deben recordar- se sus numerosas estadísticas y las deducciones de- mográfico-sanitarias de las mismas; una de las que más importancia tiene es la rectificación de la fór- mula habitualmente usada para calcular la morta- lidad de un lugar cualquiera en un período de tiem- po determinado; pero dejemos hablar al mismo Fin- lay. Dice: ““La fórmula empírica que se había venido adoptando has- ta entonces (junio de 1902) y que considera el año dividido en doce meses iguales, con el mismo número de días cada mes, la he substituido por otra basada en el promedio de la mortalidad diaria y que es matemáticamente exacta para el año de 365 días y para una población determinada.”” (31) En mi artículo Estadística demográfica eseri- to en el Manuel de Práctica Sanitaria (32) dí a co- nocer esa fórmula, que es la que hemos venido usan- do siempre en el servicio estadístico de la sanidad, (31) Informe Sanitario y Demográfico de la Ciudad de la Haba- na y de la Villa de Guanabacoa presentado al Sr. Secretario de Gober-- nación Dr. Diego Tamayo, por el Dr. Carlos J. Finlay, Jefe. de Sanidad. Habana, Agosto 1902, (32) Manual de Práctica Sanitaria. Habana, 1905, p. 1008. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 381 desde que se fundó, y que no es otra que la siguien- te que traslado del expresado libro: “Cálculo de la mortalidad diaria por 1,000 habitantes DAR Se multiplican los 365 o 366 días de año por 1,000 y se obtiene A, la que se divide por la pobla- ción P que arroja el censo, de donde se obtiene —<=F E Después se divide M, el número de muertos, por N, el número de días, en que se hace el cálculo y se obtiene Multiplicando ahora FXK= X. de donde X es igual a la mortalidad diaria por mil habitantes?” Por una de esas raras coincidencias de la vida, el último trabajo de Finlay sobre fiebre amarilla, es un trabajo estadístico, basado en las temperatu- ras límite, como él las llamó, en que se estudia la influencia de la temperatura atmosférica y la aeti- vidad funcional del stegomyia calopus o fasciata, para producir casos de aquella enfermedad. Dicho trabajo lo presentó al XIV Congreso Internacional de Higiene y Demografía, celebrado en Berlín del 23 al 29 de septiembre de 1907, aprovechando la reu- nión de los hombres de ciencia del mundo entero pa- para dar a conocer las condiciones por él observadas y para hacer constar que: ““Uno de mis propósitos al dar a conocer los datos y re- fiexiones que anteceden, ha sido el de solicitar otros simila- 382 : ANALES DE LA' res de los diferentes centros en que existe la fiebre «amari- lla, a fin de que se averigue, donde quiera que extienda su acción el stegomyia calopus hasta qué punto sea susceptible ese insecto de acomodarse a las condiciones de diferente tem- peratura, bajo la influencia de las variaciones climatéricas de cada lugar. Porque, a la verdad, no puedo menos de con- ceder grande importancia al estudio de los hábitos del stego- mylia, lo mismo que a los demás insectos transmisores de en- fermedades infecciosas, siendo de opinión que, sin poseer ese conocimiento, nuestros medios de combatir sus efectos ha- brán de ser, a menudo, imperfectos.” (33) * * Xx Ya que acabo de hablar de enfermedades tras- mitidas por insectos, justo es que me ocupe ahora en otro de los descubrimientos de Finlay: el de la Pilaria hemática, observada por él, antes que por nadie en nuestra patria. En efecto, en la sesión del 21 de diciembre de 1881, dió cuenta el doctor Antonio Mestre, Secretario General de la Acade- mia, de una comunicación que con fecha 16 del mis- mo mes le había dirigido Finlay, y en la que decía: ““No siéndome posible concurrir a la sesión que celebra hoy esa Real Academia de Ciencias, suplico a V. S. tenga a bien poner en conocimiento de esa Corporación el descubri- miento que estimo haber hecho de una Filaria hemática, que parece estar actualmente muy generalizada en la Haba- na, y cuyo desarrollo he podido seguir en las siguientes fa- ces: (33) La temperatura atmosférica considerada como factor esen- cial en la propagación de la fiebre amarilla. Revista Médica Cubana, Habana, marzo 1908, t. XII, p. 130-147. Véase también Trabajos Selectos del Dr. Carlos J. Finlay, pá- gina 551-571 y el título 90 de mi Bibliografía del Dr. Carlos J. een en el mismo: libro p: 645. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 383 -. lo—De Bacillus simples y articulados con movimientos de traslación. 20.—De Filarias con y sin estruetura interna visible. 30.—De Filaria envuelta en un capullo o cascarón. 40.—De larvas hexápodas que salen de su cubierta, ani- madas de: movimientos muy activos, y cuyas larvas ofrecen bastante analogía con las del Psoroptes longirostris. his" ““Como quiera que vengo estudiando en unión del doctor Claudio Delgado la influencia que dicha Flaria tenga en el desarrollo de las enfermedades de esta localidad, lo pongo desde ahora en conocimiento de esa Real Academia, para que pueda tenerse presente este importante dato en el dignóstico, tratamiento y pronóstico de ciertas formas morbosas anóma- las, ante las cuales el médico se vé forzosamente perple- Jo.?? (34) En el acta de la sesión del 26 de febrero de 1882 consta que: “hizo uso de la palabra el Dr. Rodríguez para expo- ner que desde hacía seis años había fijado su atención en el estudio de la hematoquiluria sin que lograse encontrar la fi- laria, hasta que recientemente tuvo noticia de que el Dr. Fin- lay había podido observarla en un individuo atacado de la misma enfermedad, y habiendo el doctor Rodríguez examina- do a dicho sujeto, consiguió descubrir dos ejemplares vi- vos 00/35) En la siguiente sesión de la Academia, corres- pondiente al 12 de marzo, Finlay dió cuenta de dos casos de filaria, que venía estudiando v que pre- sentaban síntomas raros e insólitos, que le inducían a solicitar el nombramiento de una comisión que estudiara dichos casos (36) y finalmente en la se- (34) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XVIII, p. 374. (35) Ibid, t. XVIII, p. 446. (36) Ibid, t. XVIII, p. 158-459. 384 ANALES DE LA sión del 26 de ese mismo mes de marzo de 1882, presentó Finlay el trabajo completo titulado: Con- sideraciones acerca de algunos casos de Filariosis observados en la Habana (37) en el que después de algunas consideraciones históricas; de disentir de la opinión de Manson sobre la transmisión de la fila- ria por el mosquito (en este punto y en aquella épo- ca estaba Finlay equivocado); de citar las manifes- taciones morbosas en que se encuentra la Filaria Sanguinis Hominis 4; 'hace constar lo siguiente: ““En la Habana no parece que se haya observado la Fi- laria Sanguinis Hominis de Lewis hasta los primeros días del presente año, debiéndose atribuir esta tardanza, en gran parte, a nuestra ignorancia de la emigración periódica del hematozoario y de su ausencia de la circulación periférica durante el día, precisamente en los casos de quiluria y he- matoquiluria en que primero se le había buscado. ”” Estudia enseguida los distintos casos de filarió- sis sometidos a su observación, relatando la histo- ria clínica de ellos; se refiere al informe emitido por los doctores Joaquín Lebredo v Antonio Díaz Al- bertini (padre) relativo a la comisión que les con- firió la Academia en 12 de marzo, y en que compro- baron en uno la presencia de la filaria en la sangre, pero no en los tegumentos, como ella pretendía; y que en el otro se pudo demostrar evidentemente la superchería (38) y manifiesta con su habitual sin- ceridad que: . “Este bosquejo incompleto de mis seis primeros casos de Fi lariósis no debe ciertamente considerarse como un estudio eclíni- (537) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XIX, p. 40-51. (38) Ibid, t. XVIII, p. 469-470. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 385 co, para el cual sería necesario traer muchos detalles que no me ha parceido oportuno presentar aquí. Mi objeto ha sido demos- trar prácticamente la verdadera importancia que ofrece el estudio de la filariósis, sus numerosas aplicaciones a la elí- nica médica de nuestro país y la imperiosa necesidad en que dentro de breve plazo todos nos veremos, de contar con ese elemento para resolver ciertos problemas relativos al diag- nóstico, pronóstico y tratamiento de las enfermedades. ”” Puesto que en enfermedades parasitarias me vengo ocupando al tratar de la vida de Finlay, tó- cale ahora su turno a otra de la cual no se había diagnosticado en Cuba, en aquella fecha (1884) nin- gún caso auténtico y que le sirvió para escribir up interesante artículo sobre Trichinosis (39) el que motivó más tarde una interesante discusión con el doctor Desvernine de la que luego hablaré. Dicho artículo, en que condensa el estado de la ciencia en- tonces, comienza así: “De ociosa podría conceptuarse la publicación de un artículo sobre la Trichinosis en la Habana, si alguna que otra vez no ocurriesen, en la práctica de los médicos que ejercemos la facultad en este país, casos de difícil y oscuro diagnóstico, que legítimamente no encuentran cabida den- tro de los cuadros nosológicos que estamos acostumbrados a presenciar, y nos obligan a buscar, en el catálogo de las en- fermedades extranjeras, alguna que, por sus analogías con la que procuramos esclarecer, justifique su admisión entre nosotros, siquiera sea a título de rareza patológica, siempre que a ello no se opongan las leyes conocidas de su desarro- Mo habitual.?” ““A la verdad, no sabemos que ninguno de nuestros cole- gas haya diagnosticado, hasta ahora, un caso auténtico de Trichinosis en la Isla de Cuba; lo cual no dejará de parecer (39) La Enciclopedia, Habana, enero y febrero de 1885, t. I, pá- gina 16-21, 63-39. 386 SL, ANALES DE LA extraño si se tiene en cuenta el uso constante que aquí se hace de la carne de puerco y la cireunstancia de importar- “se constantemente carnes de esta clase, preparadas en salchi- chas, jamones, ete., y también cerdos vivos, de la vecina Re- pública de los Estados Unidos, donde se sabe que existe esa enfermedad en el referido animal. La inmunidad contra la in- vasión del hombre por la trichina en este país podría atri- buirse a la repugnancia que a la generalidad de sus habi- tantes inspira el uso de la carne eruda o poco cocida; más esta circunstancia, cuando más, lograría evitar que se de- elarasen epidemias como las que suelen observarse, v. g. en Alemania, mas no excluye la posibilidad de los casos. es- porádicos que pudieran ocurrir por la ingestión eventual de carne de puerco insuficientemente cocida y que aceiden- talmente se encontrase invadida por el parásito en cuestión. “Por otra parte la pluralidad de formas que revisten las manifestaciones clínicas de la Trichinosis suele ser causa de que los médicos que, sólo a título de curiosidad patológi- ea, conservan la memoria de esa afección, no tengan presen- tes sino las variedades que más eráficamente hayan deseri- to los autores, echándose een olvido otras hno menos ¿características. Nosotros nos hemos visto en ese caso, y ha- biendo tenido que hojear muchas publicaciones antes de que- - dar enterados de lo que hoy la Ciencia tiene determinado acerca de las causas, naturaleza, sintomatología y respecto del tratamiento de esa interesante enfermedad, se nos ha ocurrido ahorrar ieual trabajo a nuestros compañeros que pudieran encontrarse en presencia de la misma dificultad, exponiendo aquí el resultado de nuestras pesquisas. ”? Finlay en dicho artículo no hizo alusión nin- guna al caso que le sirvió para realizar sus intere- santes investigaciones; pero un año más tarde, en enero de 1886 el doctor Carlos Desvernine publicó en el mismo periódico (40) un Estudio sobre la ana- (40) La Enciclopedia, Habana, enero y febrero de 1886, t _ pá: gina 1-7, 49-56. R ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 387 tomía y Fisiología patológicas del Beri-Beri o Kak- ke en el cual comenzó por la historia clínica del caso, que conmovió la opinión pública, tanto por la po- sición social del paciente, como por la discusión que su estudio promovió entre los hombres de ciencia. Entonces Finlay contestó con otro titulado ¿Beri- Beri o Trichinosis? (41) al que replicó el doctor Des- vernine escribiendo uno nuevo Beri-Beri. Réplica al Dr. C. Finlay (42) y éste le contestó, conelu- yendo el debate con otro sobre ¿Trichinosis o Be- ri-Beri? (43), en los que ambos contendientes evi- denciaron sus conocimientos y sus condiciones de hábiles y correctos polemistas. Si fuese a seguir estudiando las múltpiles fa- cetas de la grandiosa actividad de Finlay, necesi- taría eseribir un grueso volumen para consignar sus interesantes investigaciones en las distintas disci- plinas que abarcaba su alta potencia intelectual. Se ocupó con más o menos extensión en el bó- celo exoftálmico, en las hernias, en el cáncer, en la corea, en la electroterapia, en los ejercicios atléti- cos v deportivos como medio de mejoramiento físi- co, en los leprosos, en las tenias, en los abcesos he- páticos, en la anestesia por el recto, en multitud de problemas oftalmológicos a la práctica de cuya es- pecialidad dedicó en un tiempo sus actividades; redactó multitud de informes en esta Academia, relacionados con materias muy distintas; no siendo tampoco extraño a la patología vegetal, pues ter- ció en los debates surgidos con motivo de la enfer- (41) La Enciclopedia, Habana, marzo 1886, t. II, p. 116-124. (42) La Enciclopedia, Habana, mayo 1886, t. II, p. 205-219. (43) La Enciclopedia, Habana, junio 1886, t. II, p. 280-286. 388 ANALES DE LA medad de los cocoteros, cuando en 1881 y 1882 'se planteó este problema por primera vez en esta Aca- demia. Se ocupó igualmente en historia y sus traba- jos relacionados con los Apuntes sobre la historia primitiva de la fiebre amarilla (44) acerca de la Con- cordancia entre la filología y la historia en la epi- demiología primitiva de la fiebre amarilla (45) y la Reseña de los progresos realizados en el siglo XIX en el estudio de la propagación de la fiebre amarilla (46), buena prueba son de la solidez con que pro- cedía en las investigaciones históricas; así como los estudios que llevó a cabo en fuentes históricas, he- ráldicas y filológicas, para descifrar un antiguo ma- nuserito en latín, existente en una Biblia que hubo de pertenecer al emperador Carlos V, en la época de su retiro en el monasterio de Yuste. Poseía además del castellano, inglés y francés, sus idiomas habituales, el italiano y el alemán, y entre las lenguas clásicas el latín, el griego y el sáns- eristo, €, lo que le permitía consultar las fuentes ori- gmales en sus propios idiomas. Los ratos del nocturno descanso los dedicaba a Jugar al ajedrez con su tío Mr. de Barrés, contri- buyendo esta gimnasia cerebral a dar mayor soli- dez al par que plasticidad a sus concepciones filo- sóficas. En este campo es digno de recordarse su ma- (44) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XXI, p. 265-291. (45) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, 1897, t. XXIII, página 167-182. (46) Tercer Congreso Médico Pan Americano, t. JI, p. 195-211, se- sión del 4 de febrero de 1901. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 389 nera de pensar, expuesta en el diseurso pronuncia- do en la sesión solemne de esta Academia, celebra- da el 19 de mayo de 1876, acerca de La verdad cien- tífica, la invención y su correctivo (47) Ya en otra oportunidad al ocurrir su muerte me ocupé en este discurso (48) muy poco conocido; pero hay tanto bueno en él que no puedo por menos que reproducir algunos de sus párrafos. Dice así al comenzar: ““No es por cierto el mezquino interés, porque cuales en la aurora del eristianismo los apóstoles de la ver- dad religiosa, tampoco hoy los de la verdad cien- tífica acostumbran figurar entre los magnates de la tierra, entre los favorecidos de la fortuna,—¡ni a tales favores aspi- ran!—Ese lazo no es tampoco la ambición personal, que más bien habría de estorbar antes que promover la unión. Ese lazo de unión, señores, cuya fuerza nace de la sinceridad, euya liviandad procede de la pureza, no es otro que el amor sincero y puro que a la Ciencia profesamos; amor que infi- nitas debilidades disculpa, hijas de la humana fragilidad, y que hoy nos anima a aceptar el honroso cargo de dirigi- ros la palabra a pesar de nuestro convencimiento de no me- recer tal distinción. ”” “Amantes todos de la ciencia, cada cual la servimos en la medida de nuestras fuerzas; pero si bien es cierto que las más veces de la discusión brota la luz, también es in- dispensable que sus términos estén perfectamente definidos y que su objeto no sea el pueril afan de divertir con el jue- go de colores y los cambiantes que en las diversas maneras de considerar un mismo asunto siempre es dable provocar.?” (47) Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, 1876, t. XIII, p. 36-44. (48) Revista de Medicina y Cirugía de la Habana, t. XX, pági- na 349-354, agosto 1915. 390 ANALES DE LA Y más adelante añade: “Lo verdadero consiste en la disposición más perfecta de las cosas para su fin, entendiéndose por perfección la me- jor economía de tiempo, de espacio, de fuerza y de agentes. ““Estas condiciones se hallan realizadas en tal o cual concepto, en mayor erado que en ningún otro de que ten- gamos conocimiento: ““Luego es cierto, o se debe tener por tal nuestra hipó- tesis o teoría, mientras no se conozca otra que más aún se aproxime a las condiciones ideales de la verdad. “Tal es el argumento que instintivamente aplicamos a la comprobación de todas nuestras ideas a priori; sus con- diciones exigen, sin duda, conocimientos anteriores de eu- ya abundancia se verá que depende el valor de la conelu- sión; mas ésta será siempre lógica, conforme a la razón, con tal que se observen en ella las dos máximas de Pascal: la.—De definir todos los nombres que se impongan; y 2a., de probar todo, sustituynedo mentalmente la defi- nición en lugar de lo definido. Condición es esta última que, por parecer las más veces pueril o innecesaria, se hace difí- cil de cumplir con el debido rigor; siendo tal su importan- cia, empero, que muy pocas, si las hay, serán las divergen- cias de opiniones que no procedan de la diversidad de sig- nificados en que una misma expresión se haya usado. Ahí están los famosos diálogos de Platon para demostrar la efi- cacia de aquel estrechar de definiciones con que el sabio Sócrates obligaba a su adversario a renunciar sucesivamen- te todas las evasivas, hasta que, confundido al encontrarse - frente a un silogismo elemental, el sofista se vé como reducido a suicidarse con sus propias armas. ““Para someter a prueba cualquiera hipótesis bastará, pues, definirla con claridad y precisión, y determinar si conforme con el estado actual de nuestros conocimientos ge- nerales es ella la que en menos tiempo, menos espacio, con menos esfuerzo y más directamente realice el fin para el cual haya sido imaginada. ““La conclusión que se obtenga será considerada como verdad científica cuando los datos en que esté fundada la hipótesis ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 391 y aquellos con que se la compare sean suficientes y de carác- ter positivo; será teórica cuando los mismos datos sean in- completos, aun cuando todos corroboren la hipótesis. Más la “conclusión teórica implica siempre el compromiso moral de someterse al fallo definitivo de ulteriores experimentos, ya sea que la teoría ascienda a la categoría de verdad cien- tífica, ya se abisme en el error demostrado, bastando para - que sea reprobada la evidencia de un solo dato positivo irre- conciliable con la teoría.” “Hipótesis, teoría, invención, —éstos son los trajes que la necesidad impone a la verdad antes de ser precepto cien- tífico, antes que se le conceda la toga viril. La observación eserupulosa, la lógica consecuente, la estricta observancia de los atributos de la verdad y de las reglas de Pascal, son las que constituyen el más eficaz correctivo para que no que- de falseada la más valiosa prenda de la inteligencia,—la in-. ventiva. Así podrá ésta explayarse sin peligro, crecer y ro- bustecerse hasta que haya adquirido conciencia de su fuer- za, no alejándose nunca más allá de sus alcances ni a tal distancia que no pueda regresar hasta el punto de partida, caso que resultare infruetuosa la excursión.”” Con el amor a la verdad, con el entusiasmo por la ciencia, con la inventiva, de que hemos hecho mé- rito en anteriores ocasiones ¿qué de extraño es que Finlay llegara a donde llegó? - Los descubrimientos no se hacen por un juego de azar, sino que surgen por la potencia del razona- miento y por el método en la observación; y ambas cualidades las poseía Finlay en alto grado. La in-: vención, esa planta rara, no puede germinar y ere- cer sino en una inteligencia preparada por un vigo- róso cultivo, y si apareciera en un terreno mal pre- parado presto moriría por no encontrar en su derre- dor los elementos necesarios a su vida. La severa preparación de Finlay en el terreno filosófico y. los. 392 ANALES DE LA variados y profundos conocimientos de diversas dis- ciplinas científicas, fueron los que le permitieron realizar las grandes obras que llevó a feliz térmi- no en su dilatada y fructífera existencia. En un libro escrito sobre Pasteur—y en más de una oportunidad he hecho notar su gran semejanza con Finlay— al hablar sobre las ideas preconcebidas, hay un párrafo que tiene aquí per- fecta aplicación: ““No se hace nada—decía Pasteur—sin ideas preconee- bidas; sólo es necesario tener el juicio de no creer en sus de- ducciones en tanto que la experiencia no las confirme. Las ideas preconcebidas, sometidas a la erítica severa de la ex- perimentación son la llama vivificante de las ciencias de ob- servación; el peligro está en las ideas fijas.”? (49) Cuando Finlay coneebía una idea la seguía con fe y entusiasmo, pues sin éste es imposible hacer ningún descubrimiento; fe y entusiasmo que le lle- varon a sostener con admirable tenacidad su teoría del mosquito, que cuando la leyó en esta Academia el 14 de agosto de 1881 solo obtuvo este comentario, citado en el acta de la memorable sesión: “*A propuesta del Secretario general [Dr. Antonio Mes- tre], quedó sobre la. mesa el trabajo del doctor Finlay, a dis- posición de los Sres. Académicos que quisieran examinar- lo con todo detenimiento y hacer las observaciones que les sugiriese su estudio.” (50) Después, en los veinte años de luchas que tu- vo que sostener hasta ver reconocida la idea que (49) M. Pasteur.—Histoire d'un sravant par un ignorant. Paris, p. 284-285. (50) Anales de la Rea! Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. XVIII, p. 176-177. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 398 hipotéticamente: emitiera en 1881, ¡cuántas decep- ciones, qué amarguras no tuvo que experimentar al ver a sus colegas llegar hasta discutirle la prio- ridad de su descubrimiento y más adelante hasta querer arrebatarle la gloria, una vez demostrada la verdad de su teoría! Nott, Beauperthuy, King, ete., son nombres que vienen en estos momentos a la me- moria; pero preferible es dejarlos sepultados en el olvido antes que tener que sacar a la picota pública a quienes quisieron utilizarlos contra Finlay. La prioridad de todos los grandes descubrimien- tos ha sido siempre disputada; pero en vano los his- toriadores multiplicarán sus investigaciones; la opinión pública tendrá siempre la razón. Ella es la que sabe reconocer a los verdaderos inventores por- que no considera como a tales sino a aquellos que le hacen comprender todos los beneficios de sus des- cubrimientos. Antes que Lavoisier, otros también habían entrevisto el fenómeno de la combustión, pero la ciencia no penetra a través de una puerta entornada, y Lavoisier la abrió de par en par, y hoy nadie puede negarle el descubrimiento de la natu- raleza de la combustión. Los Jesuítas llevaron a Europa la corteza: del Perú, pero la acción de la quinina no fué realmente descubierta hasta que Tor- ti y Sydenham indicaron el método según el cual este medicamento debía ser administrado. Antes que Jenner, otros habían encontrado el cow pox y habían comprobado sus efectos, pero él solo pudo imponer la vacuna por el deseubrimiento de sus be- néficas virtudes. Muchos golpes se habían dirigi- do a la generación espontánea desde los tiempos en que Van Helmont eseribiera: *“Los olores que se elevan del fondo de los pantanos producen ranas, 394 (ANALES, DE LA e para AA babosas, sanguijuelas, yerbas y otras muchas cosas?” y, sin embargo, hasta que Pasteur le dió el golpe de - eracia a esa doctrina, no dejó de tener prosélitos y . sostenedores más o menos razonables. El mismo Koch ¿no ensayó de ridiculizar la doctrina y los heneficios del gran descubrimiento de los virus ate- nuados y de las vacunas, efectuado por Pasteur. desde 1880 y aclamado triunfalmente en el Congre- so de Londres de 1881 ? Finlay supo ser duro, inexorable, para aque- llos que ensayaban minar su obra con sofismas o con malas artes, pero en cambio siempre fué justo con. aquellos que la combatían con lealtad, y era el prime- . ro en reconocer y confesar sus errores cuando se les señalaban. | 123 Tuvo dos colaboradores en todas sus obras: Ma- dame Finlay, su esposa admirable, quien se dió cuenta y comprendió el papel sublime reservado a la mujer del sabio; papel difícil, de constante ab- negación y solicitud, que proporciona al hombre el reposo, la distracción, la alegría reconfortante, que - le dirige una frase tierna y cariñosa en los momen- tos de humor sombrío o de profundas preocupacio- nes; que sabe endulzarle la vida material ahorrán- dole disgustos y que sabe ser tanto esposa como madre y guiar a los hijos por la senda de la virtud - ' y del deber. | Y Claudio Delgado, el amigo sincero, el hom- bre de ciencia que compartiera con él las dificulta- . des de la experimentación científica al par que la. de observación clínica; el que sabía mitigar el ardor de sus entusiasmos tanto como alentarlo en los mo- - mentos de desfallecimiento; quien, cuando la glo- ria, coronó las sienes de su amigo, supo abandonar ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 395 las comodidades de su vida europea para venir a co- laborar una vez más con él en la implantación de las medidas sanitarias que exigían la extirpación del último brote de fiebre amarilla ocurrido en los años 1906 y 1907; quien lo acompañó hasta el momento supremo en que la tierra cubrió sus despojos, y quien allí, al lado de su féretro, no quiso aceptar este Elo- gio—encomendándolo a mis débiles fuerzas—para ocultarse en la penumbra de la gloria de su amigo y enmudecer para siempre desde que la muerte pu- so término a tan larga como verdadera amistad. Finlay fué profundamente religioso, con la to-. leraneia que caracteriza a todos los que de veras practican las sublimes doctrinas del Mártir del Gól- gota; pero al mismo tiempo con la solidez de prin- cipios seriamente razonados y con el amor que vive solo en un puro y noble corazón. No hacía alarde de su fe, pero sabía exteriorizarla en los momentos oportunos. Buena prueba de ello son las frases siguientes con que comienza su discurso dle gra- cias, en la solemne ceremonia que tuvo efecto en nuestra Universidad, con motivo de haberle confe- rido la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, la Medalla '*Mary Kingsley ””. “Hermoso y grato es el sentimiento de la gratitud, y se complace el alma en entregarse a su acción conmovedora - que turba los sentidos y embarga la palabra. Por eso, y aun- que se resista mi débil voz, me levanto en medio de esta asam- blea para dar las gracias a mi Dios antes que todo, por- que quiso hacerme pobre instrumento de su bondad infini- ta; y a todos los que han querido asociar mi nombre y el de esta tierra querida donde nací, en la obra de la extin- ción de la fiebre amarilla.*? (51) AD Sanidad y Beneficencia, Boletín Oficial de la Secretaría, Ha- bana, junio 1912, t. VII, p. 754. 396 ANALES DE LA Finlay supo también honrar a su patria, sir- viéndola siempre en el terreno de la ciencia y en los «ampos de hatalla, donde tenía al más joven de sus hijos, y a donde fué él personalmente cuando la gue- rra hispano americana. Al restablecerse la paz y entregarse el gobierno de nuestro país a sus propios hijos, la sirvió igualmente desde el más alto pues- to de la gerarquía sanitaria. Aquel inolvidable pró- cer que en vida se llamó Don Tomás Estrada Palma, le confió la Jefatura de Sanidad de la República, y Finlay que no había sido jamás burócrata, supo dirigir con habilidad y tacto exquisito la nave sani- taria de Cuba, continuando y mejorando las ense- ñanzas que en este terreno nos legara la primera intervención americana. Tuvo la suerte de gozar en vida, como Jenner v como Pasteur, del reconocimiento de las verdades por él proclamadas:; y si en los tiempos de contra- dicción supo mantenerse firme contra los embates de la desgracia, en los tiempos de la prosperidad no le desvanecieron los triunfos de la gloria. Esta Academia de Ciencias, la Sociedad de Estudios Clí- nicos, el cuerpo médico reunido en el Primer Con- ereso Médico Nacional, la Sociedad de Medicina Tro- pical de Liverpool, el Colegio Médico de Jefferson, el gobierno francés, el americano y el cubano le concedieron los más altos honores, y el nuestro se los tributó extraordiarios con motivo de su muerte. Véase si no el Decreto del Honorable Sr. Presiden- te de la República, fecha 20 de agosto de 1915. “Habiendo fallecido a las seis de la tarde del día de hoy el doctor Carlos J. Finlay y de Barrés, primer Jefe de Sa- nidad de la República, Presidente de Honor de la Junta Na- cional de Sanidad y Beneficencia; cubano esclarecido que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 397 hubo de proporcionar a la humanidad incalenlables beneficios con su genial descubrimiento en la transmisión de la fiebre amarilla; el que suscribe, como Presidente de la República, " a.propuesta del señor Secretario de Sanidad y Beneficencia y con objeto de honrar la memoria del sabio cubano, Resuelvo: Primero. (Que se tributen al eximio compatriota los ho- nores a que era acreedor por sus virtudes y sapiencia. Segundo Que los funerales sean costeados por la Seere- taría de Sanidad y Beneficencia, invitándose a los mismos al pueblo y a las corporaciones oficiales”? (52) » Su entierro, presidido por el Primer Magis- trado de la República, general Mario G. Menocal, fué una verdadera manifestación de duelo, donde es- tuvieron representadas todas las clases sociales, des- de las más altas, incluyendo a la representación di- plomática de todos los países acreditados ante el nuestro, hasta el más humilde ciudadano, v al des- pedir el duelo el doctor Enrique Núñez, Secretario de Sanidad y Beneficencia, en nombre del Presidente de la República hizo constar, refiriéndose a la obra de Finlay que: ““Sin su brillante concepción, tenazmente sostenida ante la indiferencia de la época y felizmente aquilatada por el General Wood, gobernante americano de feliz recordación para el pueblo de Cuba, la República no hubiera llegado al erado de progreso y prosperidad alcanzado en los pocos años que lleva de nacida, ni la nación norteamericana hubiera enlazado en Panamá los dos océanos, dotando al mundo de nueva travesía comercial. “La obra de Finlay, perfeccionado a la Naturaleza por haber hecho habitables los países tropicales, es acreedora al reconocimiento de la civilización contemporánea. (52) Sanidad y Beneficencia, Boletín Oficial de la Secretaría, septiembre 1915, t. XIV, p. 191-193. 398 | ' ANALES DE LA ““¡Descansad en paz, Dr. Finlay!, que vuestro nombre nos queda nimbado por la gloria. Los cubanos, la ciencia y la patria lo mantendrán alejado del olvido con igual te- nacidad a la que desplegasteis disputando a la historia la inmortalidad !”” ¡Quiérese sanción más expresa y prueba más fehaciente del reconocimiento de los méritos y de las virtudes que adornaron a nuestro modesto sabio? En la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, le- vántase sencillo monumento, coronado por el bus- to de Finlay, que reproduce aquellas nobles faccio- nes, para recordarnos a los que fuimos sus colabo- radores en la obra sanitaria sus hermosas enseñan- Za, y para testimoniar a los demás el culto que debe rendirse al verdadero mérito. y Las plumas mejor talladas en la patria que- rida le han ofrendado una diadema de gloria ensal- zando sus doctrinas y dando a conocer los hechos principales de su vida; en el extranjero se le ha he- cho justicia y su nombre figura ya entre los gran- des de la ciencia. En todos esos escritos podrá en- confrarse lo que falta en estos desaliñados renglo- nes, en los que sólo he procurado hacer revivir la memoria del hombre, para mí inolvidable, que me concediera el muy honroso título de amigo; y he - tratado de hacerlo presentando no mis propias apre- claciones sino transcribiendo sus mismas palabras para que así se pueda juzgar mejor aquella inmot- tal figura. Al comenzar mi discurso elegí como tema los conceptos vertidos por un cubano al hacer el Elogio de uno de nuestros más altos prestigios científicos; al terminarlo permitidme también repetir lo dicho ACADEMIA DE CIENCIAS'DE LA HABANA 399 por otro cubano al elogiar a uno de los hombres que . más-gloria ha reportado a nuestro país y que deben servir de ejemplo a los que nos sucedan: “Señores: un elogio no hace nada a la memoria del que ha muerto; pero sí puede servir de mucho para provecho “de los vivos. Un elogio no es por cierto la vana ceremonia * en que se viene a rendir culto al amor propio, quemando in- elenso ante nosotros mismos, so pretexto de tributarlo a los demás.: .No! Un elogio cuando es justo, y aunque peque de tan desaliñado como éste,. se- propone siempre un fin muy grande y de notable trascendencia, se propone señalar un dig- no ejemplo y presentar un buen modelo que la juventud pue- da imitar. E E E ““Cuando en los tiempos malhadados que corremos, encon- tramos por doquiera tan notable perversión en los principios, cuando se ven los intereses materiales aspirando sin embo- Zo a una. prepotencia ilimitada, cuando el hambre y la sed de justicia se sienten tanto más cuanto mayores son las transacciones que se suelen hacer con el deber: ¿cómo no habrá de ser importantísimo presentar a nuestros ojos el cua- dro siempre hermoso de una vida de abnegación y de traba- : jo, de pobreza y actividad, de eristianismo y de virtud? ¿Có- mo no.habrá de ser inmensamente útil, refrescar de tiempo en tiempo, nuestro espíritu marchito y agobiado, haciendo -que respire aquella atmósfera que siempre deja tras de sí .una «existencia honrada y verdaderamente meritoria? Sí, señores. Honremos a los muertos que han hecho el “bien sobre la tierra.?”? (53) ¡Honremos a los hombres que como Finlay. se han distinguido a fuerza de trabajo y de virtud! (53) Elogio del Excmo. Sr. D. Manuel Gómez Marañón, Rector que fué de la Real Universidad, leído por su autor D. José Ignacio Ro- dríguez, en el Aula Magna de la misma el domingo 14 de febrero de 1864. Memorias de la Real Sociedad Económica y O de A : Habana, 1863, Serie 4a., t. VII, p. 196-204. 400 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 25 DE OCTUBRE DE 1918 Presidente accidental: Dr. Guillermo J. Benasach. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes. De número. Dres. A.: Agra- monte, J. A. Fernández Benítez, C. E. Finlay, J. A. López del Valle, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruíz Casabó, J. A. Val- dés Anciano. Por no existir el quorum reglamentario solo se celebra esta sesión con el carácter de científica. La presidencia la ocupa el académico más antiguo, por es- tar ausente el doctor Juan Santos Fernández, Presidente, y enfermo el Dr. José A. Presno, vicepresidente. El doctor José A. López del Valle da cuenta de la epi- demia actual de gripe que ha invadido la República; de las medidas que se han tomado para combatirla; de la forma en que se ha presentado la enfermedad en las provincias de Camagiiey y Oriente, las más atacadas. También desvane- ce los errores que se han propalado sobre el desconocimien- to de la causa de la enfermedad, demostrando que se trata: de la influenza vera pandémica, y que felizmente, hasta aho- ra, no reviste caracteres de gravedad. Hace constar la ne- cesidad de que ese problema sea ampliamente tratado en el seno de esta Academia, para que expongan sus puntos de vista y experiencia los profesionales todos, y que como resultado de esa deliberación se informe al público sobre el verdade- ro estado de la epidemia, orientando así la opinión, sobre bases científicas y exactas. A Sometido a discusión pide la palabra el doctor Agra- monte y hace constar su satisfacción porque lo dicho por el doctor López proviene de autoridad «sanitaria reconocida. Estamos en presencia de la influencia vera pandémica y las diferencias que se advierten con las modalidades de la en- fermedad observadas en otros lugares dependen del medio ambiente y de nuestras condiciones individuales. Cree que DY ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 401 ” esta epidemia será beniena porque la campaña sanitaria sos- tenida durante veinte años ha educado al público en el sentido de su propia defensa. El problema presente es más que sanitario de educación del público, y a nosotros los mé- dicos nos toca ilustrar al pueblo y cooperaremos con todas nuestras fuerzas en pro de la campaña beneficiosa empren- dida. La Academia debe insistir en manifestar estos tres puntos fundamentales: lo.—La identidad de la enfermedad; 20-—Su benienidad y 30.—La facilidad de evitar el conta- gio siguiendo los preceptos de la ciencia. El doctor López del Valle da las gracias más expresivas al doctor Agramonte por las declaraciones que acaba de ha- cer, tanto más cuanto que por venir de él revisten importan- ela extraordinaria; pide sean tomadas en consideración y ade- más que se hagan públicas en forma de conclusiones que apruebe la Academia, a cuyo efecto le pide las redacte en forma concisa. El doctor Jorge Le-Roy presenta unas notas demográ.- ficas de la gripe en la Habana, desde la época en que existen estadísticas completas, o sea a partir del año 1900, pues si bien es verdad que la primera invasión que padecimos de esa enfermdead data de la pandemia de 1889 a 1890, no se con- sienan en las estadísticas publicadas por los doctores La Guardia y Delfín las cifras de defunciones causadas por la eripe. En los cuadros y gráficos que muestra, aparece que no ha habido ningún mes en que no haya muerto alguién de eripe en la Habana, desde el año 1900, señalando las epidemias de 1907 y 1910 como las que ocasionaron más víe- timas. En el primero de los años citados fallecieron 101 in- dividuos, y en el segundo 123. Señala los meses de enero, febrero, marzo y abril, como los más funestos, según revela el estudio de las cifrastde los dieciocho años estudiados. Res- pecto a la epidemia actual no quiere dar cifras todavía pues puede decirse está en sus comienzos y como hace muy pocos días que la Junta Nacional de Sanidad y Beneficencia, de- terminó incluir a la gripe entre las enfermedades de decla- ración obligatoria apenas si han comenzado a llegar los da- tos de mortalidad. Como no quiere falsear la estadística 402 ANALES DE La haciendo deducciones erróneas, como hacen los que no sa- ben manejar las cifras, se contenta por el momento con pre- sentar las de los dieciocho años citados que servirán al me- nos para calmar la opinión alarmada sin razón y para que en el sereno terreno de la ciencia no se tergiverse la verdad y se hagan afirmaciones infundadas, como las que vienen publicándose, aún hasta por aleunos profesionales. El doctor Manuel Ruíz Casabó, dió lectura a un traba- jo titulado Notas sobre la actual Influenza pandémica en el que expone el concepto que le merece hasta hoy la gripe o influenza que azota actualmente al mundo, considerado des- de el punto de vista experimental, bacteriológico, etc., y que ha llenado de consternación a los habitantes de la Repúbli- ca. Los trabajos realizados para formular su opinión, han tenido la cooperación del distinguido bacteriólogo doctor Al- berto Recio. Después de aleunas consideraciones históricas sobre el bacilo de Pfeiffer y su especificidad, manifiesta que aun no está determinadamente considerado ese carácter, pues aun no se ha dicho la última palabra a ese respecto. Manifiesta que deseoso en unión del doctor Recio de coad- yuvar en la profilaxia de la infección y a pedimento de nu- merosos compañeros, clínicos e higienistas, pensaron en la bacterioterapia como medio de combatirla, al igual que lo hacen actualmente los centros científicos extranjeros, Washin- eton, New York, Filadelfia, ete. Con ese objeto y utilizando productos broneo pulmona- res de enfermos atacados de dicho mal, han preparado una vacuna mixta, en la que se encuentra el bacilo de Pfeiffer, micerococus catarralis, neumococos y estafilococos, fundados en la eficacia preventiva y curativa que tiene la bacteriote- rapia con estos gérmenes, exceptuando el bacilo de Pfeiffer, que se encuentra en período de experimentación. Que sólo el sistema, la ignorancia o mala fe que siem- pre han combatido el progreso de la ciencia, es quien puede hacer oposición a la eficacia demostrada de la bacteriotera- pia, de la misma manera que lo han hecho anteriormente con ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 403 la sueroterapia antitetánica, antidiftérica, la vacunación an- tivariolosa, la antirrábica, la antitífica y otras. Hace referencia a las atinadas y científicas observaeio- nes expuestas por el doctor Martínez Domínguez, que corro- boran las experiencias realizadas bacteriológicamente. Ter- mina su trabajo con las siguientes conclusiones: lo.—Que la epidemia reinante en la República es de in- fluenza o gripe, bacteriológicamente considerada. 20.—Que la experimentación bacteriológica ha demostra- do la presencia del coco bacilo de Pfeiffer asociado al neu- mococo, al mierococo catarralis y a un estafilococus. 30.—Que las formas agudas mortales son originadas por la asociación y toxemia que destruyendo los polinncleares de manera notable, restan los elementos de defensa determi- nando lesiones destructivas en los órganos de menor resis- tencia. 40.—Que la vacunación por medio de las bacterias mix- tas preparadas con los gérmenes que en simbiosis se en- cuentran en el organismo atacado es el único medio de tra- tamiento preventivo y muy posiblemente curativo, por cuan- to que la bacterioterapia es aceptada por la ciencia moder- na en el mundo entero, y ya sabemos su importante reacción biológica de producir anticuerpos. 50.—Que no aceptamos por hoy, mientras no se nos pruebe otra cosa en contrario, que se trate de una enferme- dad desconocida, cuando los datos que aportamos se ajustan y concuerdan con las experiencias e investigaciones practi- cadas a ese respecto. El doctor Pazos pide usar de la palabra y lo hace en los férminos que siguen: ““En el estado actual de nuestros conocimientos se puede asegurar que la influenza vera pandémica y la fiebre cata- rral, gripe o seudo-influenza son dos enfermedades tan dis- tintas como el cólera asiático y el cólera nostras. “Revisando mis libros he encontrado el artículo de Lei- chterten en la Enciclopedia de Nothnagel, traducción ingle- sa editada por Grúnbaun sobre esta enfermedad, la influen- za vera y estoy seguro de que ni una sola palabra más pue- 404 ANALES DE LA de añadirse a lo dicho por este ilustre hombre de ciencia que estudió a fondo la gran pademia del año 1889 a 1890 y que la ironía del destino hizo que muriera precisamente de influenza neumónica. “Todo lo dicho allí sobre epidemiología, patología, y elí- nica es lo que todos hemos visto y comprobado al ser inva- dida Cuba por esta enfermedad. ““Las pandemias caracterizadas por su aparición con una o varias décadas de intervalo, su rápida difusión por paí- ses y hemisferios siguiendo la rapidez de las vías de co- municaciones, su origen demostrable siempre en determi- nado lugar del globo, lo general y uniforme de su distribu- ción sin respetar climas, edades, sexos, razas u ocupaciones. la proporción enorme de atacados en las localidades infec- tadas, su baja mortalidad acompañada de un aumento no- table en la mortalidad general de las estadísticas demográ- ficas y lo que con seguridad veremos, su rápida desaparición después de un período de varias semanas, me permiten ase- egurar que la epidemia que en la actualidad padecemos es. de influenza vera pandémica. Voy a citar aleunas cifras de mortalidad: En Francia, fué calculada por el doctor Broch en un 75 por ciento de la población total en la pandemia 1889 a 90. De 3.304 estadísticas de colectividades en Alemania se entresaca una cifra que oscila del 40 al 50 por ciento de la población total. Un average igual a este arrojan las esta- dísticas de Petrogrado y Budapest. En 15 ciudades suizas el 50 por ciento. Parson dice que la morbilidad en Londres en la epidemia de 1772 alcanzó las tres cuartas partes de la población; en 1837 a la mitad, en 1847 a un cuarto, y en la de 1889 a 90 no alcanzó a más de un cuarto de la po- blación. ESTADISTICAS DE LA MORTALIDAD ABSOLUTA Munich 22,972 casos 0.6 por ciento. Rostock 3,568 casos 8.8 por ciento: Mecklembure-Sehwerin 21,000 casos 1.2 por ciento. Leipsic 12,769 casos 0.5 por ciento. Ejército Alemán 55,263 casos 0.1 por ciento. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 405 Kalsrubeh 43,000 casos 0.075 por ciento. 15 ciudades suizas 0.1 por ciento. ““Estas estadísticas representan bien a las claras la baja mortalidad por la influeza vera, pero solo tienen un va- lor muy relativo y no dan una correcta representación de la verdadera mortalidad producida por esta enfermedad, por que sus numerosas complicaciones y sequelas, especialmente la mortal influenza neumónica no están incluídas en la mis- ma. ““Donde quiera que la influenza vera aparece se nota un aumento rápido y notable en las estadísticas demográficas. Las siguientes estadísticas comparando la mortalidad gene- ral por semanas correspondientes, la primera a 1888/89 libre de epidemia y la segunda 1889 demia, dan una idea bastante exacta de como daña una epi- demia de influenza vera al país infectado. ESTADISTICAS DEMOGRAFICAS 90 el año de la gran pan- Ciudades. 9%. 1888-89 1889-90 Der adas AO 31.1 HAMbITS O. os a da 32.1 BEE a a 30.0 e EPI a 41.7 Mumiehs eta 2D 48.6 Colonra. e ma iO 52.2 Present IO 38.8 WEAICROBL or de UA 41.4 A o a o O 69.6 Estrasburgo. . . . . 248 52.5 Sitatigarder 6, 23077 22811 49.0 Brusclas!y 00 15 UDS 52.4 LOMA SODA 32.4 BASI OU AS 61.7 MI a a O 45.9 15 ciudades suizas. 23.1 47.9 “Después de hacer varias consideraciones verbales demos- trativas sobre la patogenia, bacteriología, patología experi- mental, epidemiología y clínica de la influenza vera hace las siguientes 406 ANALES DE LA CONCLUSIONES: ““lo.—La influenza vera pandémica es algo enteramente distinta de la fiebre catarral, gripe, seudo influenza, catarros vulgares. ““20.—Los fenómenos catarrales son la primera y más constante complicación de la influenza vera, y consecuente a esta aseveración no puedo aceptar como específico a nin- euno de los gérmenes catarrales deseritos como sus agentes productores y sí a todos, B. Pfeiffer, M. Catarrhalis y otros como causa de los diferentes estados catarrales que se sobre añaden a la influenza vera. ““30.—Todo lo que he observado durante esta epidemia y todo lo que he leído con referencia a esta enfermedad, in- fluenza vera pandémica, me inclinan a creer que se trata de una enfermedad producida por un virus filtrable. (A) ““4o.—La demostración de esta hipótesis sería cosa fácil para una comisión de Profesores de Laboratorio que dispu- siese del apoyo oficial y el material clínico y experimental necesario. Ante esta comisión formularía las bases de experi- mentación, que no serían otras que las usadas para estudiar las enfermedades causadas por estos virus filtrables. **“50.—Su modo de trasmisión, es decir el modo de tras- misión de la influenza vera estará de acuerdo con la mane- ra de trasmisión de las enfermedades producidas por virus filtrables, quiero decir que muy bien pudiera trasmitirse por insectos como la fiebre amarilla y el dengue o bien de al- guna manera desconocida como la parálisis infantil. (B) ““(A) Un cable de la Prensa Asociada ha atribuido a Ni- colle el descubrimiento del germen en un virus filtrable. No he prestado atención a esta noticia cablegráfica, lo que me in- elina a pensar de este modo ha sido el estudio detenido de los casos de influenza vera. ““(B) En la mañana del día 15 de octubre de 1918, el Dr. Velazco me llevó al Laboratorio Nacional un ejemplar de un supuesto mosquito encontrado en una casa infectada de influenza. El ejemplar recibido fué clasificado por mí eo- co un seudo-mosquito, un Chironomidae, familia repartida ex- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 407 El doctor Agramonte no está de acuerdo con el optimis- mo del doctor Ruíz Casabó respecto a la vacunoterapia en el tratamiento de la influenza vera. Ha usado abundantemen- te las serobacterinas en las fiebres catarrales, y así como es- tá seguro del éxito en esos casos, no lo éstá en la influenza, en la que entiende no presta auxilio de niguna clase. No es posible que el doctor Ruiz Casabó haya podido observar beneficios en el corto tiempo que hemos tenido la epidemia entre nosotros. En los Estados Unidos se han nombrado comisiones para estudiar este asunto y ninguna recomienda la vacunación como preventiva de la influenza. Algunos bac- teriológos han llegado a decir que no haciendo daño, se pue- de permitir las vacunaciones como simple experimentación. Si es verdad que en la influenza vera se encuentra el ba- cilo de Pfeiffer generalmente; en los esputos se encuentra también el micrococo catarralis y otros más. El bacilo de Pfeiffer es muy especial en su evolución biológica y no tie- ne erandes toxinas. Es extremadamente infeccioso. Por eso es que estima que no se debe recomendar el uso de las bac- terinas como preventivo o curativo. También debemos dejar sentado que no se ha hecho nin- eún descubrimiento entre nosotros y que al recomendar ese método como preventivo, vamos a hacer un daño, pues da- mos una falsa seguridad de inmunidad. Respecto al doctor Pazos, dice que duda de la especi- ficidad, pero que el Pffeifer está reconocido por las auto- ridades médicas como el productor de la influenza. En cuan- to al virus filtrable que Nicolle ha obtenido en inoeulacio- nes de monos nada puede asegurarse, pues faltan detalles en las informaciones cablegráficas recibidas. El Dr. Rodríguez Molina, pide se invite al Dr. Martínez Domínguez a exponer su opinión. Coneedido éste por la pre- sidencia el Dr. Martínez Domínguez. Felicita a los doctores: López del Valle, Le-Roy, Casa- bó y Agramonte, por las observaciones presentadas, por que tensamente por todo el mundo, conocida amenudo con el nom- bre de Ceratopogones y a la cual pertenece nuestro jejen. Los ereo posibles agentes tramisores de la influenza vera?”?”, 408 ANALES DE LA ellas vienen” a esclarecer entre nosotros el concepto de la epidemia actual, al considerarla como de influenza vera. Se debate por los investigadores un punto importante respecto a la etiología: si es el Pfeiffer o un germen desco- nocido el causante de la epidemia. Lo que se ve en la pan- demia actual es lo mismo que ha ocurrido en otras que se describen en las obras clásicas: presencia del bacilo Pfeiffer en mayor o menor frecuencia, de gérmenes que existen ha- bitualmente en la boca, pero en abundancia y con patogeni- cidad especial, en los esputos y en las lesiones. Que anual- mente, en los exámenes que realiza en la Laboratorio de la Quinta de *“*Dependientes””, observa en ciertas épocas, un erecido número de esputos en individuos que allí se reinfec- tan con abundantes neumococos y otros gérmenes de los que se ven en cantidad extraordinaria en la epidemia actual, y sin embargo, no se manifiestan las complicaciones ni los ca- sos graves de ahora; estando en dichos casos ausente el ba- eilo de Pfeiffer, que en la actual epidemia es frecuente en los esputos, quedando por dilucidar en los casos de influenza en que no se encuentra, si no tendrán plaza los seudos Pfeiffer. Que es un hecho importante de retener en los casos de influenza, que el Pfeiffer que no se encontró en los esputos, el que los americanos lo hayan aislado de los pulmones en las autopsias. Refuta al doctor Agramonte sobre la no eficacia de las vacunas que el doctor Martínez Domínguez estima beneficio- sas, que si el organismo reacciona produciendo sustancias en contra de cualquier albúmina extraña, no vé la razón por qué, las vacunas que contengan los gérmenes que se encuentran en los casos de la epidemia, no han de producir los mismos re- sultados, toda vez que no ofrecen peliero aleuno; conside- rando, por lo que ha visto hasta ahora, que su acción como terapéutica es mejor que como preventiva. Por último se someten a votación las siguientes propo- siciones redaetadas por el doctor Agramonte, las que fue- ron aprobadas por unanimidad, acordándose darlas a la pu blicidad en la prensa periódica, como acuerdo unánime de la Academia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 409 lo.—Que la epidemia reinante es perfectamente conocl- da, tratándose de la influenza vera pandémica. 20.—Que hasta la fecha presenta la enfermedad entre nosotros caracteres de notable benienidad. 30.—Que es perfectamente evitable por medio de práe- ticas que están al alcance del público y que se relacionan principalmente con la higiene personal. Y no habiendo más de que tratar se dió por terminada la sesión. 410 ANALES DE LA LA ACTUALIDAD SANITARIA.-LA EPIDEMIA DE GRIPE O INFLUENZA Desenvolvimiento y medidas adoptadas por el DR. JOSE A. LOPEZ DEL VALLE (Sesión del 25 de octubre de 1918) Sin disponer del tiempo necesario para prepa- rar un trabajo debidamente documentado, he que- tido, sin embargo, aprovechar la sesión reglamenta- ria que celebramos esta noche, para someter a la ilus- trada consideración de esta Academia, lo que pudié- ramos llamar “la actualidad sanitaria””, o sea la epi- demia de Gripe o de Influenza que en estos momen- tos azota a la Habana, Santa Clara, Camagiey, San- tiago de Cuba y otras importantes ciudades y po- blaciones de la región oriental. Y he creído oportuno tratar de este particular tan interesante y trascendental en el ambiente ele- vado y sereno de esta Academia, ya que la opinión pública ha sido mal orientada e impresionada en este asunto, por erróneos informes y por falsas apre- ciaciones, debidas, seguramente, a la ofuscación de los primeros momentos, al pánico que parece haber- se apoderado de algunos espíritus apocados y por el desconocimiento que demuestran tener de lo que es la Influenza, los que con sus equivocadas informa- ciones, han creado este estado de desconcierto y de malestar. ACADEMIA DE CIENCIas DE La HABANA 411 Y como quiera que por motivo de esos errores y de falta de dirección de ia opinión pública, exis- ten alarmas injustificadas entre las familias, lo que ocasiona verdaderos perjuicios, entiendo que nos- otros estamos en el caso de contribuir con nuestro esfuerzo, a evitar el que, sin causa que lo justifi- que, se lieve el pánico y el miedo al público, ya que no es ese el camino más seguro, para obtener el me- jor éxito en nuestras campañas contra esa infección. Se ha publicado reiteradamente en la prensa po- lítica y de información, que *““estamos frente a una epidemia desconocida, ocasionada por una enferme- dad ignorada””; *“que los médicos desconocen en lo absoluto la infección reinante”, y que, por lo tanto, “no pueden asistirla debidamente”” y que “desco- nocen los recursos necesarios para su curación y do- minio””; que “la actual epidemia es de una viru- lencia tan extrema””, que “mata a todo el que ata- ca?” y que “ocasiona un número tan extraordinario de víctimas”” que “casi se cuentan las defunciones por el número de invadidos”. Y doloroso es confesarlo. No es solamente en la prensa de información general donde encontra- mos estas erróneas afirmaciones, sino también que algunos compañeros médicos están desorientados a ese respecto, no faltando los que piensan y digan, que “la actual epidemia es de Peste de forma neu- mónica.?”” Como es natural, todos estos hechos unidos a los diversos y contradictorios informes de los la- boratorios, contribuyen a que el público se intran- quilice y se alarme y termine por no tener confianza alguna en la actuación médica frente a esta epide- mia. Se critica y censura la gestión sanitaria y hasta muchos llegan a pensar, que las autoridades 412 ANALEs DE LA encargadas de velar por la salud pública, no pro- ceden ni con las necesarias energías, ni con el celo debido en estas cuestiones. Y como quiera que yo abrigo la firme creencia de que las autoridades de los gobiernos democráti- cos están en el deber de explicar su actuación cuan- do ésta ofrece dudas, quiero aprovechar la tribuna de esta Academia, para dar a conocer las razones por las cuales no se han adoptado por la Jefatura Local de Sanidad de la Habana, ciertas medidas que parecen reclamar con mayor insistencia los elemen- tos de nuestra sociedad, que a nosotros se dirigen con esas críticas e indicaciones. Pero antes de seguir adelante, quiero dejar sen- tado el hecho cierto y positivo, de que las investiga- ciones científicas realizadas con oportunidad, cons- tancia y eficacia en el Hospital “Las Animas” y por la Sección de Estudios e Investigaciones de la Dirección de Sanidad, todas, absolutamente todas, están contestes, en que nuestra actual epidemia es de Gripe o de Influenza, habiéndose comprobado la presencia del Pfeiffer con las asociaciones miero- bianas que son tan frecuentes observar con ese ger- men, sobre todo en estos estados de verdaderas pan- demias. Nuestro criterio es que la enfermedad rei- nante es igual por su naturaleza, a las epidemias de Gripe o de Influenza que han azotado al mundo entero en épocas distintas, y que especialmente hu- bo de visitarnos últimamente en el año de 1890. Es la epidemia de Influenza clásica, descrita por los autores, definida en los textos y conocida por los médicos. Podrá, en determinados casos y debido a circunstancias especiales, revestir más o menos virulencia y por determinadas condiciones atmosfé- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 413 ricas, individuales y de localidad, o modalidades pro- pias de la epidemia, predominar tal o cual compli- cación, o revestir con mayor especialidad diversas formas. Estudiando la epidemia en lo que pudiéramos llamar su desenvolvimiento sanitario, tenemos, pa- ra demostrar que se trata de Gripe o de Influenza que evoluciona según las condiciones individuales, el siguiente hecho que constantemente se repite y que es fácil de observar en cientos de casos. En una casa ocurre uno de esos casos verdaderamente dramáticos y espectaculares de Influenza, de viru- lencia extrema, con sus complicaciones pulmonares o cerebrales. Muere a consecuencia de este ataque eripal intenso, un miembro de la familia. Los de- más que en la casa residen, contraen, no una infec- ción tan grave y mortal como la del otro, sino una Gripe benigna, de forma catarral, que evoluciona favorablemente sin ninguna complicación ni era- vedad. Es decir, que aquel “caso primitivo”” en el que muchos creen ver una “enfermedad nueva?”, violenta v **desconocida””, ocasiona “casos secunda- rios”?, de la Gripe franca, conocida y tratada por los médicos desde remotas épocas, al extremo de fi- eurar en los libros clásicos de la medicina. Si se tratase, como piensan los equivocados, de ** Peste neumónica””, de una “infección ienorada””, lo natu- ral sería que diera lugar a '“casos secundarios” de su “misma naturaleza”? y no a otros benignos y per- fectamente definidos de la Gripe vulgar y típica. Otras veces, ocurre a la inversa. En una casa se registran seis o más casos de Gripe franca, de ca- rácter benigno. Uno o más de los que residen, son víctimas de la forma intensa, con las más graves 414 ANALES DE LA complicaciones. Aquí, el caso “secundario”” es el que evoluciona con mayor violencia, mientras los ““primitivos”” fueron sencillos y banales. Es digno de mención el hecho que suele obser- varse con frecuencia en la actual epidemia, el que se registren numerosos casos graves y mortales, en individuos jóvenes, robustos, que se encuentran en la edad más útil de la vida. Estábamos acostum- brados, en la observación de pasadas epidemias de Gripe y en los casos esporádicos de esa infección, a que esta causase siempre mayores estragos en los viejos, en los achacosos y en los averiados. Y aho- ra parece como sorprender, que en el brote epidé- mico presente, se compruebe que la enfermdad ata- que en forma virulenta a personas jóvenes y fuertes. Este hecho ha sido uno de los que han dado lugar a las dudas de diagnósticos a que me refería al co- mienzo del presente informe y a que clínicos de gran raler vacilasen en aceptar como de Gripe o de In- fluenza la infección responsable del actual estado epidémico. Pero estudiando el curso de epidemias de otras enfermedades nos encontramos que a tra- vés de los tiempos, cada una de éstas van revistien- do modalidades distintas, tanto en su mayor o me- nor virulencia, en lo que pudiéramos llamar sus lo- calizaciones individuales. Sin embargo, para aclarar bien todas estas in- teresantes cuestiones, tenemos que volver, por de- cirlo así, los ojos al laboratorio y continuar en la observación clínica, acometiendo con entusiasmo y perseverancia los trabajos de investigación que pue- dan ilustrar debidamente la materia. Y debemos continuar con tenacidad y ardor esos trabajos. has- ta obtener una explicación satisfactoria a las cau- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 415 sas que producen esas modalidades clínicas tan va- riadas y diversas; a las alternativas de virulencia en la infección; a ciertas y muy notables ausencias del Pfeiffer en los exhudados de los enfermos; a sl existe o no algún otro germen que asociado al Pfeif- fer, o en su lugar, sea el responsable de esa viru- lencia extrema en ciertos casos, y otras múltiples cuestiones a resolver en estos casos. Tenemos que levar a cabo las investigaciones v estudios corres- pondientes, por ver si logramos precisar el meca- nismo íntimo de la infección gripal, los caminos que sigue el germen para invadir el organismo y los agentes o medios de difusión de la enfermedad; pat- ticulares estos de vital importancia y que una vez fijados, harán luz en la actual obscura profilaxis de esa Infección. Al desconocimiento que tenemos de esos asuntos, así como por la naturaleza especial de la Gripe o Influenza, po el número erecido de casos ambulatorios que se presentan en el curso de las epidemias de esa enfermedad, por no conocer to- davía el tiempo preciso del período infectante de la misma y por la cantidad extraordinaria de casos que se registran en el curso de las epidemias, lo que ha- ce materialmente imposible el que se adopten las convenientes medidas de aislamiento y de desinfee- ción, y por las complicadas y variadas cireunstan- cias que concurren en la Gripe o Influenza, se debe el que no tengan eficacia positiva, las medidas sanl- tarias que se adoptan para dominar esa infección y que esas disposiciones no den el resultado apeteei- do, a pesar de los mejores propósitos que animan a los que las dictan. En nuestro deber de decir la verdad y de hablar siempre claro v con diafanidad, nos apresuramos, al presentarse el brote primero de 416 ANALES DE LA la epidemia gripal, a hacer público el que nuestras disposiciones y órdenes para combatir la epidemia, no tendrían eficacia positiva, a no ser que el públi- co nos secundase, en esas nuestras tareas, con lo que se lograría evitar, en lo posible, los estragos de esa enfermedad. Declaramos sin ambajes ni rodeos, que estábamos frente al inicio de una epidemia, pa- ra la que no teníamos armas bien templadas para combatirla. Digimos entonces y repetimos ahora, que a pesar de todo, no debíamos desmayar en nues- tros propósitos, ni sentir entibiar nuestros entu- siasmos y arrestos, sino que, por el contrario, las dificultades que se presentaban en ese terreno, de- bían aumentar nuestro esfuerzo y el propósito de perserverar en ellos, en bien de la salud pública. Ante el estado de desconcierto creado con motivo de la aparición de la actual epidemia de Gripe o In- fluenza, se han formulado por personas respetables, ciertos cargos contra la Secretaría de Sanidad y Be- neficencia, acusándola de no haber adoptado deter- minadas medidas que se creían necesarias y por no haber puesto en práctica otras, que también creían los quejosos, eran de gran valor. Esas indicacio- nes del público, no deben, en manera alguna, oca- slonarnos enojos, sino que, por el contrario, debe- mos acojerlas con complacencia, ya que vienen a de- mostrar, en primer término, el interés que se toma nuestra población en los asuntos sanitarios, y en se- eundo lugar, la relación íntima en que vive con el Departamneto sanitario, lo que nos obliga, como antes decíamos, a informarle acerca de nuestros pro- cederes. Y se explica, además, la impaciencia del pú- blico al ver que no alcanzamos en nuestros traba- . ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 417- Jos contra la Influenza un éxito rápido, por el he- cho de que nuestro buen público está educado en el terreno sanitario, en lo que pudiéramos llamar “la escuela del triunfo”, gracias a cuya enseñanza ha adquirido nuestra población un concepto tan com- pleto de sus deberes higiénicos y una idea tan exae- ta de la importancia y de la eficacia de llevarlas a cabo. Los brillantes resultados obtenidos por la sa- nidad cubana en su lucha contra la fiebre amarilla, el paludismo, la viruela, la peste bubónica y otras infecciones, han acostumbrado al público a la idea, que nos enaltece, de que a la acción sanitaria ha de acompañar siempre el éxito más feliz y resonante. Pero si nosotros venimos alcanzando esos maravillo- sos resultados en las luchas contra las mencionadas infecciones y ahora ante la Gripe no obtenemos lgnales resultados, no se debe ciertamente ese cam- bio, a que nos falten energías, los alientos y los re- cursos de pasados tiempos, ni a que dejen de ani- marnos ahora iguales propósitos y ánimos. No. Es que el caso no es igual. En lo que a la profilaxis de la Gripe respecta, tropezamos, al igual que los sanitarios de todo el mundo, con las serias y hasta el presente invencibles dificultades a que antes me refería. En cambio, la fiebre amarilla, el paludis- mo, la viruela y la peste bubónica, son enfermeda- des fácilmente evitables y dominables con los re- cursos de la higiene moderna ya que gracias a re- cientes descubrimientos, conocemos los medios efi- caces para combatirlas. Y esto debe reconocerse y decirse, para que el público no dude ni por un mo- mento, de nuestra actuación, y para que conozca las 418 ANALES DE LA causas que nos impiden el tener un éxito franco y positivo. Y ahora pasemos a explicar las causas por las cuales no adoptamos, ante la epidemia de Gripe en la Habana, ciertas medidas que reclamaban insis- tentemente, una parte de la opinión pública. Nos re- ferimos especialmente a no haber dictado la orden de clausura de las escuelas ni de los espectáculos públicos, medidas éstas, que se han pedido repeti- das veces por medio de la prensa y por amables so- licitudes de algunos profesionales y de personas dis- tinguidas. Dado el estado y curso de nuestra epidemia de Gripe, no estimamos procedente la clausura de las escuelas públicas y privadas, toda vez que al poner en práctica esa radical medida, los niños, especial- mente los de las Escuelas Públicas, no tendrían más que dos caminos: o permanecer en sus casas, que son generalmente de vecindad, o vagar por las calles y plazas. En el primer caso, esto es, quedando el niño durante todo el día en la ciudadela o casa de vecin- dad, que son, en su inmensa mayoría viviendas in- salubres, estaría más expuesto a la infección que en la escuela, que es siempre un lugar higiénico y bien ventilado. En la casa de vecindad el niño no cuenta con locales apropiados para su expansión y recreo. Tiene que permanecer encerrado en su cuar- to y en contacto, acaso, con los enfermos. En cam- bio, cuando va a la escuela, recibe en ella educación sanitaria, se instruye convenientemente en la pro- filaxis de la Gripe y de otras enfermedades transmi- sibles y, además, está bajo la inspección médica de nuestros Inspectores y la vigilancia higiénica y pe- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 419 dagógica de sus maestros. El niño al ir a la escue- la, tiene que lavarse, vestirse de limpio y observar prácticas de higiene, que de seguro no las cumple si se queda en su casa. Al llegar a la escuela, el maestro lo examina cuidadosamente. Si lo encuentra enfermo lo aisla v dá cuenta en el acto a la Jefatura Local de Sani- dad. Entonces nosotros nos encargamos de preci- sar la afección de que padece. Así logramos descu- brir rápidamente cualquier caso de Influenza en los niños, que de no acudir a la escuela y someterse a la fiscalización del maestro, pasaría inadvertido. Tenemos un número crecido de Inspectores Médicos que diariamente visitan las escuelas todas y exami- nan cuidadosamente a los maestros y a los niños. Es decir, que todas son ventajas con la asisten- cia del niño a la escuela, ya que en esa forma lo- gramos inculcarle prácticas de limpieza y de aseo personal, darle educación sanitaria y sirve como de guía para ponernos sobre la pista de casos de In- fluenza que de no contar con esa cooperación, per- manecerían lenorados. En lo que respecta a los espectáculos públicos, ocurre algo parecido. Cuidamos de que los locales a ese efecto destinados, estén limpios, bien ventila- dos, que no concurran enfermos y que se baldeen diariamente sus pisos, con soluciones desinfectan- tes. Se ha dado la orden y ésta se hace cumplir, de que no asistan a esos lugares los que presenten manifestaciones catarrales y se proceda a retirar a los atacados o sospechosos de Gripe o Influenza. Se ha advertido al público que no debe asistir a espec- táculos cerrados en donde existan gran aglomera- ción de personas y se ejerce gran vigilancia sobre 420 ANALES DE LA los cinematógrafos para exigirles que estén en las debidas condiciones de higiene. A la entrada de los espectáculos públicos, se han colocado avisos e ins- trucciones con notas profilácticas de la Influenza. En esta forma, hacemos obra de propaganda sani- taria. No hemos dispuesto la clausura de los espee- táculos públicos, por evitar el pánico en la pobla- ción y por no existir una regla fija que nos marca- se el tiempo preciso o aproximado en que tal medi- da debía tener efecto. Además, nos pareció que con las medidas adoptadas, se defendía bien la salud pú- blica del peligro de mayor propagación de la Gripe en esos sitios. Desde luego, que mucho más fácil y expedito, hubiese sido el disponer la clausura de las escuelas, de los teatros y demás sitios de reunión. Así nos hubiésemos evitado trabajos y responsabilidades. Pero nos pareció que ese no era nuestro deber y que esas medidas radicales, cuando no están justificadas por un precepto científico y tienen una base racional y lógica, y se dictan con carácter general y no de acuerdo con las exigencias del momento, demuestran, más que nada, incapacidad y falta de recursos y de medios para afrontarlas en debida forma. Estas son las razones por las cuales dejamos de adoptar esas órdenes de clausura que reclamaba la parte de la opinión pública a que antes aludíamos. Y ahora, al explicar los fundamentos de nuestra ac- tuación oficial, nos complacemos en someterla a la ilustrada consideración de esta Academia. Entre las medidas que hemos dictado para com- batir la epidemia gripal en la Habana, figuran, en primera línea, las que tienden a la educación higié- nica popular contra esa infección y las relaciones con _ ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 421 la higiene de las viviendas y de las personas. Hsti- mamos que una gran defensa contra la propagación de la Infleunza, está en la limpieza esmerada de las personas y de las casas, así como en mantener de- bidamente aislados en sus casas, a los atacados por esa infección. El público, con su cuidado inteli- gente y bien dirigido, puede ayudarnos mucho en nuestros trabajos para el dominio de la Influenza. Acompaño un ejemplar de las Instrucciones Popu- lares contra la Gripe que hube de redactar y las que se han distribuído profusamente en el público, dando a conocer las reglas higiénicas principales contra esa infección. Desde que tuvimos noticias de la aparición de los primeros casos del actual brote de epidemia de Influenza, hubimos de adoptar, aunque con pocas esperanzas en la eficacia de algunas de esas dispo- siciones, las siguientes medidas: Primera: Incluír la Gripe o la Influenza entre las enfermedades de declaración obligatoria, con ob- jeto de poder formar una estadística acerca de la marcha de esa infección entre nosotros y de adop- tar, en los casos especiales, las medidas sanitarias correspondientes. Segunda: Publicar las Instrucciones Populares a que antes me refería y hacer fijar en las escuelas, espectáculos públicos, iglesias, tranvías y demás lu- gares de reunión, las principales reglas higiénicas contra esa enfermedad, con objeto de hacer una ac- tiva propaganda sanitaria. Tercera: Organizar conferencias higiénicas en las escuelas, colegios privados y talleres para ilus- trar convenientemente al público acerca de las me- 422 ANALES DE LA didas de higiene individual que debe de adoptar frente a esta enfermedad. Cuarta: Prohibir el tránsito de los atacados de Gripe o Influenza por las calles y plazas y el que esté enfermo así como los que presenten manifes- taciones catarrales concurriesen a sitios públicos. Recomendar el debido aislamiento de los atacados de esa infección y prohibir las visitas en las casas donde existieran casos de Influenza. Quinta: Ordenar el saneamiento diario, por me- dio de baldeos de pisos con soluciones antisépticas, de los establecimientos y espectáculos públicos y que todos esos lugares se mantuviesen completamen- te aseados, con escupideras con soluciones antisép- ticas en número suficiente para el uso del público. Sexta: Indicar la necesidad de que se acudiese a un médico desde los primeros síntomas de la en- fermedad, con objeto de que éste atendiese oportu- namente al atacado y nos diera cuenta del caso. Para que se conozcan en sus detalles todas las disposiciones adoptadas, acompaño un ejemplar de cada uno de los avisos e Instrucciones al Público, publicados por la Jefatura Local y en los que se precisan todas esas disposiciones. Hemos procura- do, desde los primeros momentos, dirigir nuestra ac- ción contra la Gripe, dando preferencia a la propa- ganda sanitaria, a la educación de las familias y a las medidas que tiendan a la limpieza esmerada de la casa y de la persona, haciendo resaltar los incon- venientes y los peligros del hacinamiento, de la fal- ta de luz y ventilación, de la necesidad de una vi- da higiénica a base de mucha agua, mucho sol y mu- cha alimentación, elementos que favorecen la defen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 423 sa orgánica y que previene de las infecciones en términos generales. En el interior de la República, especialmente en ciertas poblaciones de Camagiley y de Oriente, la Influenza ha causado mayores estragos, debido, seguramente a las malas condiciones higiénicas en que se encuentran determinadas poblaciones y al hacinamiento en que viven los trabajadores en los erandes centros azucareros, donde no se les faci- lita ni viviendas, ni elementos apropiados. En nues- tros Ingenios de azúcar, el trabajador vive mal, re- side en barracones inmundos, donde carece por com- pleto de los elementos necesarios para la vida. Y como es lógico, está expuesto a contraer enferme- dades. sos obreros, que viven en un medio im- propio, que carecen de los elementos fundamenta- les de higiene, pagan siempre un gran tributo a las infecciones que los diezman y aniquilan. En cam- bio, en los centros urbanos, donde se observan las prácticas de limpieza y se cumplen los preceptos de la higiene, la Gripe, aunque se propaga y difun- de, no ocasiona, sin embargo, tantas víctimas. Eso se aprecia de una manera más visible en los bar- cos azotados por esa infección. En pasaje de ter- cera, que viaja hacinado en las bodegas y sollados, la Influenza ocasiona estragos pavorosos. En cam- bio, el pasaje de primera y de segunda, se defiende mejor y no se observa los cuadros dramáticos que en los de tercera. Además, todos a diario compro- bamos que en los Hospitales y Casas de Salud, en las casas limpias, bien soleadas y ventiladas, la en- fermedad no se propaga como en las ciudadelas y demás lugares donde falta el aire, la luz y el agua. En la Habana, por sus condiciones generales de hi- 424 ANALES DE LA giene, por su clima, por la educación sanitaria de sus habitantes, la epidemia gripal se va desenvol- viendo sin mayor gravedad y sin que pueda justifi- car alarmas ni terrores. Consultando los datos es- tadísticos de la epidemia gripal de 1890, y la que acaba de azotar la Europa y la América, y haciendo un estudio comparativo entre la mortalidad causa- da por esas epidemias en otras ciudades, podemos comprobar que en la Habana es donde con mayor benignidad ha evolucionado y donde ha causado me- nor número de víctimas. Este es un hecho cier- to, que puede fácilmente demostrarse con la revi- sión de esos datos estadísticos. Por lo tanto, considerando que actualmente y en lo que respecta a la epidemia gripal, existe, por las causas antes indicadas en este trabajo, un es- tado de desconcierto y de falta de orientación que ocasiona trastornos y quebrantos; considerando que por una parte del público se desconoce la verdad de los problemas en relación con esa epidemia y que ciertas informaciones publicadas a ese respee- to se apartan por completo de la realidad científi- ca, considero como un deber nuestro el informar al público con exactitud acerea de la naturaleza, mar- echa y estado de la epidemia presente y, en tal con- cepto, que la Academia, con estudio de los antece- dentes todos del caso y una vez que los haya con- siderado en la forma que estime pertinente, decla- re cuál es su criterio sobre el asunto, dando a co- nocer, en esa forma, su opinión autorizada en el par- ticular. Y ya en ese terreno de las francas declaracio- nes, debo exponer que las autoridades sanitarias es- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 425 timamos, con convieción precisa, que la actual epi- demia es de Gripe o Influenza; que no reviste gra- vedad alarmante y que no existen, hasta el pre- sente, medidas sanitarias “específicas?” que puedan ponerse en práctica para dominarla rápidamente y con una eficacia absoluta y matemática. Que pre- elsa, como medios recomendables para combatir esa enfermedad, mantener una rigurosa campaña de propaganda sanitaria, de aislamiento de los ataca- dos, de aseo personal y de la casa y cumplir con los preceptos generales de la higiene: sol, aire, agua y buena alimentación. 426 ANALES DE LA REPUBLICA DE CUBA SECRETARIA DE SANIDAD Y BENEFICENCIA DIRECCION DE SANIDAD JEFATURA LOCAL DE LA HABANA AVISO AL PUBLICO lo.—No se escupa en el suelo.—Busque la escu- pidera. 20.—Cúbrase bien la boca al toser o al estornu- dar.--Use el pañuelo. | Observando estas prácticas de limpieza, se evi- ta infectar al prójimo con los microbios que se ex- pulsan al escupir o al toser. Por la espectoración se propagan la tuberecu- losis, la gripe, y otras infecciones. | 20.—Los que presenten manifestaciones cata- rrales deben permanecer en sus casas, quedándoles terminantemente prohibido el prestar servicios en los establecimientos públicos, así como concurrir a sitios públicos, tales como parques, paseos, iglesias, tranvías, teatros, cines y demás espectáculos. 40.—En los establecimientos y espectáculos pú- blicos, en las iglesias, tranvías y demás lugares de reunión, se observarán especialmente, las siguien- tes prácticas: a.—Baldeo diario de los pisos con soluciones an- tisépticas. b.—Limpiar con paños humedecidos en esas so- luciones los asientos y demás muebles. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 427 c.—Ventilación y limpieza esmerada del local, que se tendrá abierto y completamente aseado. d.—Colocar escupideras en número suficiente y con soluciones desinfectantes. El enfermo es la fuente del contagio de la gri- pe y el que la propaga, cuando no observa las prác- ticas higiénicas. Los gérmenes de la infección se encuentran en la saliva y en lo que el enfermo expulse por la boca O Nariz. : De este hecho claramente se deduce, que para evitar la propagación de la gripe es preciso, “aislar debidamente a los atacados por esa infección”” y des- infectar su expectoración. Los enfermos se tendrán en habitaciones o de- partamentos claros, amplios, bien ventilados y ba- ñados por el sol y dotados de escupideras con solu- ciones antisépticas. El enfermo escupirá siempre dentro de la escu- pidera y se cubrirá bien la boca, con un pañuelo, al toser o al estornudar. Está práctica es limpia y muy ventajosa. Deberá dormir sólo en su cuarto. Los pisos de la casa y especialmente los de la habitación en que el enfermo se encuentre, así co- mo los muebles se limpiarán todos los días, con so- luciones desinfectantes. No se levantará polvo ni al barrer ni al sacudir. Los griposos y sus asistentes así como las de- más personas que residan en la casa, se desinfec- tarán la boca con soluciones de ácido bórico, boro- liptol, listerina, glicotimolina, o con cualquier otra substancia que indique el médico de asistencia. Las ropas de cama y las demás de uso del enfermo se 428 ANALES DE LA hervirán en una solución de hipoclorito de cal, (elo- ruro). No se recibirán visitas en las casas donde exis- tan casos de gripe y los que en ella residan, se abs- tendrán de visitar las demás. Terminada la enfer- medad, se procederá a baldear los pisos todos de la casa con una solución desinfectante, fregándolos con cepillo y agua corriente. 60.—Debe llamarse un médico, desde los pri- meros instantes, para que asista el enfermo y lo ins- truya convenientemente. Cuando se acude a tiem- po y se observan fielmente las indicaciones del fa- cultativo, la gripe evoluciona generalmente en for- ma benigna. Además, cumpliendo estrictamente los preceptos higiénicos, se evita el contagio y la pro- pagación de la enfermedad. Habana 6 de octubre de 1918. Dr. J. A. López del VALLE. Jefe Local de Sanidad. REPUBLICA DE CUBA SECRETARIA DE SANIDAD Y BENEFICENCIA DIRECCION DE SANIDAD JEFATURA LOCAL DE LA HABANA ORDENANZAS SANITARIAS Artículo 243.—Todo caso de enfermedad fácil- mente transmisible, será aislado por orden del Je- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 4929 fe Local de Sanidad, bien en la propia residencia del enfermo, si existen en ella medios eficaces de hacer- lo sin peligro a la salud pública, bien en un hospital, lazareto o casa apartada, si se carece de aquellos Artículo 246.—Los que burlen la vigilancia, la observación sanitaria o quebranten el aislamiento a que hayan sido sometidos por el Jefe Local de Sa- nidad, serán castigados conforme a la penalidad es- tablecida en las leyes sin perjuicio de su persecución por la Policía, y de ser nuevamente reintegrados al aislamiento dispuesto. AVISO AL PUBLICO De conformidad con las facultades concedidas a esta Jefatura por los artículos 243 y 246 de las Ordenanzas Sanitarias, Se prohibe de manera ter- minante a los atacados de “Gripe”, así como a los que por presentar manifestaciones catarrales, sean sospechosos de esa infección, El que concurran a los sitios y espectáculos públicos, tales como Parques, Paseos, Iglesias, Teatros, Cinematógrafos, Tranvías, Carros de Ferrocarril y demás lugares donde conecu- rran y se reunan personas. Los infractores de esta disposición serán en el acto retirados del lugar público en que se encuen- tren y dispuesta su reclusión en su domicilio o en un Hospital, a reserva de imponerles la penalidad correspondiente. Habana 7 de octubre de 1918. Dr. J. A. López del VALLE. Jefe Local de Sanidad. 430 ANALES DE LA INSTRUCCIONES POPULARES SOBRE LA GRIPE 1918 Publicadas por la Secretaría de Sanidad y Beneficen- cia, para distribuir gratuítamente En las casas donde existan casos de “gripe””, deben observarse las siguientes reglas: la.—El enfermo tiene que permanecer aislado en su domicilio, en tanto persistan las manifesta- ciones catarrales. El salir a la calle lo perjudica, ya que le expone a la fatiga, a las inclemencias del tiempo y a otras causas que le ocasionan verdaderos perjuicios. La “gripe?” es una enfermedad propen- sa a recaídas y éstas son, por lo general, graves. Además, el enfermo es la fuente del contagio y si no observa las prácticas sanitarias, es el propaga- dor de la infección. Por lo tanto, debe, por su bien y por el de sus semejantes, quedarse en casa, aten- diendo a su enfermedad y a su higiene personal. 2a.—Es preciso llamar desde los primeros ins- tantes a un médico, para que se encargue de la asis- tencia del atacado y de la dirección higiénica de la familia. La “gripe” cuando se cuida bien desde su inicio, evoluciona habitualmente en forma fa- vorable. El descuido, la falta de asistencia esme- rada, la suciedad de la casa, el hacinamiento y otras infracciones de las reglas higiénicas, contribuyen a la difusión de la enfermedad y a que ésta revista ca- racteres de mayor intensidad. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 431 3a.—La casa tiene que mantenerse limpia, li- bre de polvo, de basuras y de tarecos. El sol debe bañar bien todos los departamentos. Los pisos se limpiarán cada día, con soluciones antisépticas y se cuidará de no levantar polvo ni al barrer ni al sa- cudir. 4a.—En las casas donde existan atacados de “eripe?””, no se recibirán visitas, ni las harán los que en las mismas residan. Debe notificarse del caso a las amistades para que no concurran a la casa. _da.—Los enfermos hay que tenerlos en cuat- tos claros, bien ventilados y soleados, con escupi- deras con soluciones desinfectantes. Deben dormir solos en sus camas y, de ser posible, solos, también, en su cuarto. No deben escupir sino en escupideras en esas condiciones. Se cubrirán bien la boca y la nariz, con un pañuelo, al toser o al estornudar. Js- tos actos no lo ejecutarán cerca de otras personas, sino retirándose de los demás. Se tendrá por separado, servicio especial para el enfermo, de cubiertos, copas, vasos, servilletas, toallas y demás útiles y ropas. 6a.—Téngase siempre presente, que el germen de la “gripe?” se encuentra en la saliva v en los es- putos de los atacados. Por lo tanto, la expectora- ción, esto es, todo lo que expulse por la boca y por la nariz, debe ser objeto de especial vigilancia y cul- dado. Es necesario desinfectarla y evitar que-cal- ga en el suelo, sobre otras personas por la tos o el estornudo; en la cama; en las paredes o en otro lugar difícil de ser convenientemente desinfectado. El enfermo, cuando no tiene cuidado, “riega” su infección con la tos, el estornudo y la saliva. Pre- 432 ANALES DE LA cisa, para evitar esos males, que escupa en una es- cupidera con desinfectantes; que no tosa ni estor- nude, sin cubrirse antes la boca con un pañuelo. Cuando el enfermo escupe en el suelo, la expee- toración se mezcla con el polvo y con éste se levanta y así se distribuve la infección. Otras veces, son las moscas las que establecen la relación infectante, en- tre el esputo y los individuos sanos. Con la tos y el estornudo, se lanza a varios me- tros de distancia la expectoración. Esto puede evi- tarse cubriéndose la boca y la nariz al ejecutar es- tos actos. Ta.—En la casa donde existan enfermos, deben extremarse las medidas sanitarias y los que están expuestos a la infección tienen que observar con todo rigor y esmero, los preceptos higiénicos para librarse del contagio. Es preciso que se bañen dia- riamente; que se alimenten bien; que estén en loca- les batidos por el sol y por la brisa y que den pa- seos al aire libre, en lugares no frecuentados por otras personas. El sol es un gran desinfectante. 8a.—Se recomienda que tanto los atacados de gripe como los individuos que están en relación con esos enfermos, se desinfecten tres veces por día, la boca con la solución Dobelle, de la Farmacopea Ame- ricana: Acitlo Tenico Puro... . ....... 2 gramos. Glicerina. 2... . eye AO Borath de Sosa. ta 4 gramos. Agna destilada... ..... us UU eramos Para gargarismos y buches ACADEMIA DE CIENCIAS DE-LA HABANA 433 También puede usarse, cuando se adviertan li- geros fenómenos de laringitis, la siguiente fórmula del doctor Mádan: Ade anio ar Ds arias] 11h eramo! Saldo nin ad a dÍS Sn 3 £Tramos. Jarabe tartricO. . ona. e 60 gramos. Agua ligeramente da . 300 gramos. Gargarismos 9a.—Al cesar los síntomas de la enfermedad, y cuando el enfermo parece ya curado, precisa conti- nuar las medidas de observación y de vigilancia hi- glénica, para que la convalecencia sea '“una vuelta completa y efectiva a la salud'” evitándose nuevos “brotes” de la enfermedad. Muchas veces, el enfermo parece ya totalmente restablecido y, sin embargo, conserva en su boca y garganta, el germen de la gripe. Debe, por lo tan- to, continuar por un mes, por lo menos, con la práe- tica de desinfectar su boca y observar las reglas de separación de sus útiles de comida y de bebida y estar bajo la dirección médica, no concurriendo a los espectáculos públicos, ni a otros lugares de reu- nión. | l0a.—Las casas donde hubiesen ocurrido casos de gripe, deben desinfectarse por cuenta y bajo la dirección de la familia, ya que acaso no sea posible en todos los casos, el practicar ese trabajo por el Ser- vicio de Sanidad. No debe esperarse la acción ofi- cial, sino que hay que actuar por propia iniciativa. En estos casos, los ciudadanos todos tienen que co- operar en la medida de sus fuerzas, para evitar ma- les: mayores. pecar D An 434 ANALES DE LA Se recomienda el siguiente proceder de desin- fección: Los pisos se fregarán con cepillo, con so- luciones de Bicloruro de Mercurio, o de Kretol, Clo- ro-naftoleum, Creolita, Creolina o con cualquier otro desinfectante que indique el médico de la familia. Los muebles, marcos de los cuadros y demás obje- tos análogos, se lavarán con esas soluciones. Las ro- pas, tanto las de la cama como los pañuelos y de- más de uso del enfermo, se hervirán en una solución de hipoclorito de cal (cloruro). Los papeles y ob- jetos sin valor se quemarán. Si se carece de recursos para adquirir los me- dicamentos necesarios para preparar esas soluciones, la Jefatura Local de Sanidad los facilitará gratis. Pero en todo caso, lo que interesa es fregar bien los pisos y limpiar toda la casa y abrirla al sol y al ai- re y no tener acumulados ni tarecos ni trastos viejos. REGLAS DE CARACTER GENERAL 11a.—El sol, el aire y la limpieza esmerada, son los mayores y más poderosos enemigos de las infec- ciones. Para prevenirse de la gripe, es necesario observar especialmente las reglas higiénicas relati- vas a “casa y persona limpia”, no frecuentar luga- res malsanos, cerrados, faltos de luz solar y de aire, en los que exista aglomeración de personas y en los que se esté expuesto a cambios bruscos de tempera- tura. Hay que evitar el ponerse en contacto con los atacados o con los sospechosos de la infección. En épocas de epidemia de “gripe”, deben considerat- se como tales, a los que padezcan de catarros. 12a.—En múltiples ocasiones, la gripe reviste la forma de un simple constipado nasal, que apenas ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 435 si molesta al enfermo. Es necesario, por esta causa observar toda manifestación catarral por ligera que sea, y prestarle atención higiénica. Un caso benig- no de gripe, puede dar lugar a otro grave. Es de- eir, que un individuo que presenta ligeras manifes- taciones de catarro, sin fiebre, tiene que aislarse, para no infectar a los otros, pues la afección que en él es banal y sencilla, puede ocasionarle la muerte a otros. Una gripe benigna en sus comienzos y en su evolución, puede complicarse con fenómenos pul- monares, cuando el atacado no la atiende de mane- ra conveniente. Hay que cuidar la convalecencia, de esa enfermedad, y recordar que “de los dispa- rateros viven los sepultureros””. Los que padezcan de afecciones crónicas, los que estén expuestos a fatigas y, en general, las per- sonas debilitadas bien por una lesión orgánica, bien por exceso de trabajo o por residir en malas con- diciones de higiene, tienen que extremar las medi- das de prevención contra la gripe, que es una infee- ción que causa mayores estragos entre los débiles y mal preparados físicamente para lucha por la vida. 13a.—Para combatir con eficacia la gripe, es ne- cesario el coneurso consciente y bien dirigido de to- dos los ciudadanos los que deben convertirse en au- xiliares de la Sanidad, cumpliendo y haciendo cum- plir a los demás, los preceptos higiénicos. Cada uno, por concepto cabal del deber, tiene que poner en práctica las medidas sanitarias contra esa infección. El mismo enfermo, debe ser quien cuide de su alslamiento y de desinfectar su expectoración y de someterse a los consejos de su médico de asisten- cia. Las familias deben ser los más celosos guar-- 436 ANALES DE LA dianes de la salud de sus miembros y de la fiel obser- vación de las reglas de buen cuidado de los atacados. El abandono, la despreocupación, las infraccio- nes de las disposiciones higiénicas con la gripe re- visten gravedad y deben castigarse, ya que tienden a facilitar la difusión de una enfermedad epidémi- ca que ocasiona serios quebrantos e incalculables perjuicios. El enfermo que “riegue” el germen de la gripe por los pisos al escupir libremente en los mismos o que lance ese microbio contra un semejante al toser o estornudar, comete un delito grave, ya que con su punible abandono, infecta al prójimo, trasmitién- dole una enfermedad que acaso le ocasione la muer- Le. Es decir, que los enfermos descuidados, se con- vierten, de hecho, en criminales, que ponen en grave riesgo la salud, el bienestar y la vida de sus seme- Jantes. Y por esa razón, los que se interesan por su salud y por el bien de la humanidad, deben cuidar de exigir a los abandonados y a los ignorantes, el cumplimiento de la ley. 14a.—Hay que abolir la práctica de dar la mano a todo el mundo, como fórmula de cortesía. Igual- mente debe suprimirse la costumbre que tienen mu- chas mujeres, de saludarse por medio de besos en la cara. En esa forman se transmiten muchas enfer- medades. Los que se tapan la boca o la nariz con la mano al toser o al estornudar; los que se limpian las na- rices con los dedos, dan al prójimo la mano llena de los microbios que tengan en su expectoración. Ade- más, la mano se infecta con los pañuelos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 4387 El beso suele ser peligroso. Es, como decía CUa- jal, un “intereambio de microbios””. Muchas perso- nas adquieren, por ese medio, graves dolencias. 15a.—Observe al que le sirva en los estableci- mientos públicos. Si advierte que tiene catarro, re- tírese en el acto del lugar y avise a la Jefatura de Sanidad. Exija que los vasos, platos y servilletas es- tén limpios. Vigile a su compañero de tranvía, de teatro o de cualquier otro sitio público. Si advierte que in- fringe aleuna de estas reglas, llámele la atención y si no le hace caso, avise al Conductor, al Acomoda- dor o al Policía. Estos harán cumplir la ley. En estos casos, hay que ejercer y cumplir los derechos y deberes cívicos. La tolerancia, la compla- cencia, la debilidad y descuido, dan lugar a las in- fracciones y a que los despreocupados y negligentes, perturben y dañen a la sociedad en que viven. Po- drá uno ser más o menos condescendiente en lo que solamente le afecte. Pero cuando se trata del bien colectivo, hay que ser severo en exigir el cumpli- miento del deber, a los que se olvidan de tan sagrada obligación. La aparición de uno o varios casos de gripe, no debe, en manera alguna, ser motivo de alarma'o de temores. Las enfermedades no deben asustarnos, cuando contamos con los elementos necesarios para combatirlas. Lo que sí debemos hacer ante una epi- demia es poner en práctica los medios adecuados pa- ra evitarla y actuar con serenidad, confianza y cal- ma, sobre todo cuando se conocen los medios de pro- pagación de la misma y los “caminos o vías”” que sigue para su propagación. Cerremos, con el esfuer- zo inteligente y bien dirigido, esos caminos y levan- 438 ANALES DE LA temos el espíritu, ya que el pánico sólo ocasiona que- brantos y trastornos que debilitan las líneas de de- fensa, que precisa mantener firmes y bien dispues- tas, cuando se trata de evitar una enfermedad que ocasiona mayores estragos en las personas debili- tadas. Nuestro lema debe ser, “calma y buena disposi- ción para cumplir las medidas higiénicas”. ““Sevye- ridad y energía para hacer efectivas esas disposicio- nes”. Tenemos, sí, que cuidarnos de las enfermeda- des epidémicas, por nosotros mismos y por los que nos rodean. Acaso a alguno, no le importe el recibir en sus caras, manos y ropas, el esputo infectado del que tose o estornuda a su lado, sin cubrirse la boca. Pero ese despreocupado debe tener presente, que puede llevar el germen de la infección a su casa y por donde quiera que vaya y enfermar a sus seme- jantes. Así es que todos tienen que interesarse en poner en práctica los recursos para defenderse de las in- fecciones. Los unos, de por sí, por propia cuenta, y los otros, por los demás, esto es, por un deber ele- mental de humanidad. 16.—SOLUCIONES DESINFECTANTES QUE SE RECO- MIENDAN PARA EL LAVADO DE PISOS, ESCUPIDERAS Y MUEBLES. Bicloruro de Mereurio. . . . . . 5 gramos. Sal COMO... 0 2.1... «0. ee PUNA Au en ed e AS 1 galón. La anterior preparación, ofrece la ventaja de no tener olor, pero hay que manejarla con cuidado, por ser muy yenenosa. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 439 Atido tenieolo 0% DOSIS ¿BIDEN DO eramos: Alcohol.*.- IAS 0 MASIILOS DI EDOO! gramos! ADO OIDO. 2D E DMI 1 galon. Hipoclorito de cal, (cloruro)... . Y libra. NEU OF OF ro 10, galones. o sea un cubo de agua corriente. Esta solución es económica, de fácil manejo, su olor es poco grato, sobre todo a las personas acata- rradas. Por lo demás, es muy recomendable para el baldeo de los pisos. De Kretol, ereolita, cloro-naftoleum, Hyeo, o de cualquier otro desinfectante análogo, una parte por cada cien de agua. Estas soluciones son ““desodorantes”” y desinfee- tantes. Son eficaces y de sencilla aplicación. No man- chan los pisos. Son útiles para las escupideras, po- ZOS Negros y aguas estancadas. Tienen un olor agra- dable y destruyen las larvas de mosquitos o gusa- rapos. Sulfato de DIerrO dos 1 libra. LA A E A 1 cubo corriente. o sean 10 galones. Esta mezcla es eficaz, para desinfectar el es- tiéreol, las basuras, el fango, los pozos negros y don- de se sospeche existan larvas de moscas. Actúe de por sí, que su salud y la de sus fami- liares saldrán beneficiadas. No demore en aplicar estas medidas. Las epidemias de gripe pueden do- 440 ANALES DE LA minarse con eficacia, cuando se cuenta con el con- curso y la buena voluntad de todos. Aísle debidamente a los atacados. Cuide de la expectoración. Limpie su casa. Habana, octubre 12 de 1918. y Dr. J. A. López del VALLE. Jefe Local de Sanidad. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 441 NOTAS DEMOGRAFICAS SOBRE GRIPE EN LA HABANA por el DR. JORGE LE-ROY Y CASSA. (Sesión del 25 de octubre de 1918.) Con el fin de evitar la falsa alarma que han pro- ducido algunos respecto de la gripe, y con el pro- pósito de que se conozca la verdad de los hechos, me he ocupado en revisar las cifras reveladoras de las muertes que ha causado esta enfermedad en la Ha- bana, desde que tenemos estadísticas que las consig- nan, es decir desde el año 1900 hasta el momento ac- tual. Antes de esa época ni D. Ambrosio González del Valle en sus interesantes Tablas Obituarias ni los doctores La Guardia y Delfín que le sucedieron consignan las muertes por esta causa. No obstante, todo sabemos que la primera vez que tuvimos en esta capital esa enfermedad fué cuan- do la gran pandemia de 1889-1890; y en la Memoria de los doctores T. V. Coronado y D. L. Madan, pre- miada por esta Academia en el concurso de 1895 a 1896, y que publicaron sus autores con el título Pi- rexias de Cuba, el último año citado, se lee lo si- guiente: “Antes de 1890 si alguna epidemia de gripe se presentó aquí en esta Isla o fué confundida con el dengue o no llamó la atención por ser casos esporá- dicos presentados en determinadas comarcas. Pue- 442. ANALES DE LA de haber sido confundida con catarros febriles epi- démicos o con verdaderas fiebres catarrales que sue- len presentarse entre nosotros en pequeños focos en- demo-epidémicos.”” “Como quiera que haya sido, podemos confesar que hasta la gran epidemia de 1889 a 1890 pronta- mente importada de Europa o los Estados Unidos por las rápidas comunicaciones marítimas, no te- nemos conocimiento de que en la Isla de Cuba se ha- ya confirmado su presencia con carácter epidémi- co inteso.”” “Presentados los primeros casos de gripe en nuestros puertos más comerciales, fueron invadidas las poblaciones del litoral y durante un tiempo re- lativamente corto pudimos seguir la marcha inva- sora de la epidemia extendiéndose a los pueblos del interior, a los pequeños poblados y a las distintas fincas rurales donde los trabajadores que viven más diseminados eran atacados a su vez.” “Tenemos noticias minuciosamente recogidas de pueblos del interior, y de fincas rurales donde se pu- do comprobar el contagio personal y la difusión de la enfermedad, partiendo de un caso importado de otras localidades contaminadas. “Durante el año 1890 puede asegurarse que la Isla de Cuba fué totalmente invadida por una pan- demia de gripe y desde entonces hasta la fecha he- mos podido observar brotes epidémicos más o me- nos pronunciados en determinadas localidades que no tardan en extenderse dando lugar a verdaderos focos epidémicos. Nuestras condiciones sociales y algunas cualidades de nuestro clima parece que son apropiadas para el sostenimiento de la gripe, la cual ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 443 se mantiene entre nosotros en forma endémica.”” (1) y más adelante, al tratar de la Profilaxia es- eriben: ““El vapor de la compañía Trasatlántica fran- cesa “St. Germain””, entrado el 20 de diciembre de 1889 en el puerto de la Habana, nos importó con su pasaje y correspondencia la epidemia de gripe que aun hoy conservamos en forma endémica...” (2) Debo hacer constar que no me propongo en es- tos momentos estudiar la epidemia que comienza, pues esto será motivo de estudio cuando termine, pero sí es mi deber evitar que se hagan afirmacio- nes erróneas e infundadas por los que no acostum- brados a examinar los hechos en el terreno de la ciencia, difunden falsas noticias que siembran la intranquilidad y la alarma en nuestra población y dificultan con ellas la obra sanitaria, indispensa- ble para combatir cualquier brote epidémico. Así mismo, interesa mucho dejar sentado que las ci- fras objeto de este estudio se refieren sólo a las muer- tes, pero no con relación al número de atacados, por- que hasta hace muy pocos días no era considerada la gripe como comprendida entre las enfermedades de declaración obligatoria y por tanto ningún médico estaba obligado a participar los casos de influenza que tuviera en tratamiento. Desde el día 15 de este mes la Junta Nacional de Sanidad y Beneficencia ha ordenado la declaración obligatoria de los enfer- mos de gripe y por tanto cuando se haga el estudio de la epidemia actual podrá hacerse tanto en su mortalidad como en su morbilidad. (1)... Loc. ertsyp. 3911-32. (2) Ibid., p. 63. 444 -— (AÑALES DE LA Sentadas estas premisas doy a conocer el si- eviente cuadro: MUERTES MENSUALES PRODUCIDAS EN * LA HABANA POR LA GRIPE. Años EL Es MINADM: TN OASIS: NO Total. 1900 AS LS dd lt! ade Hd id 2 is 64 1901 6 ly SAP A 2 La ASA Y 25 1902 3 EL ED / A A 53 1905 7 2) O ql O O A IA RL 26 1904 1 Sr ls Al IS 32 1905 4 11 12 5 E RA o: lle: 7 67 1906 Y GIA UA SL E 53 1907 SIENDO MI AROSA AO IGN 101 1908 63915 M0 TIBIA DARTE TO GEO 69 1909 10 10 E A Er Y TC A 89 1910 VA SOS, 6 ATC O O OA O 123 1911 EA AN AOS A 79 1912 O ESTE O O 83 1913 6 4 A in Es 70 1914 11 ARCO, 3 3 10 8: 062171 20114 71 1915 TIO GUISA AOSTA OS UD 55 1916 3 dr 19. 1057 UU, LO e Dot ant 93 Tit nds il e a E A 92 1918 654 5. 4 1414 27 12 9 22 125 167 137 526 (*) Para que se pueda apreciar la influencia ejer- cida por la gripe entre nosotros sobre las razas y los sexos, he formado este otro cuadro: (*) Como al publicarse este trabajo se había terminado el año 1918, le he agregado las cifras correspondientes a los meses de octu- bre, noviembre y diciembre para que se pueda conocer el número to- tal de muertes producidas por la gripe en dicho año; diferenciándolos por el tipo de dichas cifras.-L-R. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 445: MUERTES PRODUCIDAS POR LA GRIPE EN LA HABANA SEGUN LAS RAZAS Y LOS SEXOS ANOS BLANCOS DE COLOR TOTAL Varones Hembras “Varones Hembras 1901 11 1, 2 1 25 (5) 1902 16 20 6 11 33 19053 6 15 3 2 26 1904 15 Jol 1 5 32 1905 28 27 7 5 67 1906 21 19 4 9 53 1907 46 39 5 11 101 1908 24 30 9 6 59 1909 33 35 9 12 89 1910 51 51 65) 16 123 1911 35 28 10 6 79 1912 32 29 9 13 83 1913 26 27 8 9 70 1914 35 19 10 9 71 1915 20 20 12 3 515) 1916 40 39 e 13 93 1917 32 43 7 10 92 1918 304 125 37 60 510 CA Del estudio de los cuadros anteriores se dedu- ce que la gripe ha ocasionado perennemente defun- ciones en nuestra capital desde que son registradas las muertes por esta causa, lo que demuestra que no es nada nuevo, como se ha pretendido hacer creer, y que en más de una oportunidad se ha llamado la atención hacia ella, como veremos enseguida. Que hemos tenido brotes epidémicos en los años 1907 y (*) No se consignan las cifras del año 1900 por no existir publi- cadas más que las cifras totales de los meses, pero sin diferenciación (> sexos y razas. (+ %) Se publican las cifras correspondientes al año 1918 com- pletas por la misma razón que aduje en el cuadro anterior: - 446 ANALES DE LA 1910 y que fuera de ellos la influencia estacional se deja sentir sobre todo en el invierno y el comienzo de la primavera. Por último que ataca indistinta- mente a los individuos de uno y otro sexo, teniendo en cuenta las relaciones proporcionales de las ra- zas respectivas. He aquí, por último, la prueba de que en más de una ocasión se ha indicado la influencia de la eripe sobre nuestras cifras obituarias: En el informe Sanitario y Demográfico de la Re- pública de Cuba, correspondiente al año 1906, pre- sentado por el doctor Carlos J. Finlay al Gobernador Provisional de Cuba el 7 de noviembre de 1907 se lee lo siguiente: “¿Además se observa un aumento considerable en la mortalidad producida por enfermedades del Aparato Circulatorio 3435 (contra 2938): por las afecciones agudas del Respiratorio: Broquitis agu- da, Bronco neumonía y Neumonía 2212 (contra 1770); por el Mal de Bright 596 (contra 539); por la Cirrosis hepática 311 (contra 293) y por la Debili- dad senil 584 contra 501) es decir, la de todos aque- los individuos afectados de alguna lesión orgánica erónica, que han sueumbido probablemente a conse- cuencia de ataques de la Gripe que ha reinado en to- da la Isla”. (1) | En la carta de remisión del resumen de la es- tadística demográfica sanitaria corespondiente al año 1909, presentado por mí al Director de Sani- dad el 22 de julio de 1910 hice constar lo que sigue: (1) Informe citado, p. V. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 447 ““Si fijamos la atención en las enfermedades que han aumentado su mortalidad diaria, no tardare- mos en descubrir la nefasta influencia ejercida por la Gripe sobre todo en los individuos afectados de al- euna dolencia más o menos crónica, pero compati- ble con la vida, cuva existencia ha segado; y esta 1n- fluencia no sólo se ejerce sobre el individuo sino que se trasmite a la especie, cuya propagación disminu- ye, colocando a las madres en condiciones de pro- erear seres incapaces de luchar con las dificultades de los períodos subsiguientes al nacimiento: ejem- plo las 1,264 víctimas de la debilidad congénita. En cuanto al aumento de la mortalidad producida por el Sarampión, quizás haya sido: influenciado tam- bién por la Gripe, por las complicaciones bronco pul- monares que el bacilo de Pfeiffer determina...” (2) En igual documento correspondiente al año 1910, dirigido a la misma autoridad sanitaria en agosto de 1911 insistía nuevamente en que: “La mortalidad arroja un coeficiente de 15.21 bastante más elevado que el del año 1909 que sólo era de 13.03. Investigando las causas de esos 2.18 de aumento sobre el año anterior, hemos encontrado en primer término el crecimiento de la población y sobre todo el de la natalidad y va sabemos que país de alta natalidad es también país de elevada morta- lidad: por ser la población infantil la que propot- ciona el contingente mayor a la muerte y después la influencia nefasta de la gripe, que ha continuado ejerciendo sus desastrosos efectos sobre todos los individuos debilitados en su resistencia. Efectiva- (2) Sanidad y Beneficencia, Habana, t. IV, p. 158, 448: : ANALES DE LA mente, si examinamos la influencia gripal nada más que en aquellas enfermedades sobre las cuales se ma- nifiesta de una manera directa, observaremos que sumadas las cifras de las muertes por gripe, tuber- culosis, enfermedades orgánicas del corazón y de los rasos, bronquitis, bronco-neumonías, neumonías, congestiones pulmonares y pleuresías, nefritis y ve- jez, revelan un aumento de 2,165 muertes sobre el año retro próximo o lo que es lo mismo más de una tercera parte del total de muertes (37.95 por cien- toas (8) (3) Sanidad y Beneficencia, Habana, t. VI, p. 580-581. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 449 N OTAS SOBRE LA ACTUAL INFLUENZA PANDEMICA por el DR. MANUEL RUIZ CASABÓ (Sesión del 25 de octubre de 1918) Invitado por nuestro digno Secretario el ilus- trado compañero y amigo doctor Jorge Le-Roy, pa- ra que tomase parte en la sesión de esta noche, en la cual debía tratarse del problema sanitario actual que casi ha llenado de consternación a los habitan- tes de la República “La Gripe o Influenza” afec- tando forma epidémica; es que vengo ante vosotros a exponer como “Notas al vuelo?” el concepto que nos merece hasta hoy este asunto considerado des- de el punto de vista experimental, microscópico, bac- teriológico o biológico. Persuadidos estamos de que nuestra labor no merece los calificativos de nueva ni de buena, pues hay entre vosotros, ilustres compañeros de más al- tos méritos, ilustración y elocuencia, que con este mo- tivo hubieran aprovechado la oportunidad para re- velar de manera brillante, la cultura y sapiencia que a este respecto es necesario exponer en pro de la cla- se médica de Cuba, en honor de las autoridades sani- tarias y en beneficio de los habitantes de esta Repú- “blica. Pero la obligación que nos impone el título de Académico; el deber de aceptar una comisión rela- cionada con los estudios de nuestras aficiones cien- 450 ANALES DE LA tíficas y el honor inmerecido de que hemos sido ob- jeto por designación de nuestro digno compañero, son causas que nos alientan a dar cumplimiento a esta labor que aceptaréis con indulgencia. No obstante lo antes dicho, tenemos que hacer una declaración y es: que el que habla, está defen- dido, respaldado, por una reconocida autoridad de bien ganada reputación. Me refiero al distinguido bacteriólogo, mi amigo y compañero el doctor Al- berto Recio, quien con nosotros ha formulado el con- cepto bacteriológico, que pronto daremos a conocer. Su firma al pie de estas notas, queda estampada como expresión confirmativa de la opinión que emi- timos. La influenza o gripe que todos vosotros cono- céis con sus múltiples y variadas formas clínicas desde el simple catarro hasta las más graves deter- minaciones, (cerebral, pulmonar e intestinal) —así como las secuelas que a su paso deja por órganos de importancia— (como el riñón, ete.), aun no ha sido evidentemente especializada en cuanto se refiere al germen infectante. Pfeiffer en 1892 deseubrió un bacilo que consideró específico, confirmándose su descubrimiento, después por Kitasato, Weichsel- baum, Huber, Klein, Borchardt, Baumben y otros. Este carácter específico perdió valor con las ex- periencias de Bezancon, e Israel de Jong que no los encontraron en varias epidemias, especialmente en la de 1904 a 1905. El mismo Pfeiffer no lo encontró en la epidemia de 1899. (Véase Besson 1915). Besson en la de 1907 a 1908 solo pudo determi- nar el B, Pfeiffer, coco-bacilo o bacilo hemoglobi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 451 nófilo, o hemolítico, como se le llama, en el 80 por ciento de los casos observados. Sea o no el B. de Pfeiffer el germen específi- eo de la Influenza, pues hasta esta fecha, experimen- tadores Norte-Americanos se declaran dudosos de su especificidad, es el caso que existe y casi ha sido comprobado en muchas epidemias y fuera de ellas. En la enfermedad que actualmente aflige los hoga- res camagiieyanos y orientales especialmente, nos- otros hemos comprobado su existencia. : Impresionados por las noticias de los estragos que la epidemia ocasionaba en Europa, teníamos duda acerea de si se trataba de lo que hasta ahora conocíamos por gripe o influenza, o de alguna otra entidad morbosa desconocida; pero propagada la en- fermedad entre nosotros, bien pronto, como resulta- do de numerosos exámenes bacteriológicos que prac- ticamos en individuos afectados, ya de forma ligera, ya grave, llegamos a la conclusión de que el bacilo de Pfeiffer (aislado y perfectamente identificado en seis casos) estaba presente en el mayor número de los enfermos. Aunque actualmente se discuta la especificidad de este germen, y en tanto no se demuestre lo con- trario, se ha considerado el bacilo de Pfeiffer o gér- menes de su grupo, como específico de la gripe o in- fluenza. Es un hecho demostrado por la experiencia, que el bacilo de Pfeiffer generalmente se asocia a otros gérmenes y se ha probado que gracias a esta sim- biosis puede exaltarse su vitalidad y virulencia, Asociado a estos gérmenes y a los neumococos de varios tipos, lo hemos encontrado en los casos que hemos investigado y en ello fundamentamos la creen- 452 ANALES DE LA cia firme, de que por lo menos el mayor número de casos de la epidemia actual en la Habana y en al- gunos de los procedentes de Camagúey que hemos examinado, son de influenza verdadera y no de al- eguna enfermedad desconocida. No sabemos si clínicamente corresponderá o no el cuadro sintomático con el propio de esta afección, pero si afirmamos que bacteriológicamente no se tra- ta de nada distinto de lo que hasta ahora conocemos por gripe o influenza. Si el bacilo de Pfeiffer es o no el agente específico de la gripe o si se trata de un virus filtrable, son cuestiones que esperamos que- den resueltas con las investigaciones que en distin- tas partes del mundo se verifican sobre la epidemia actual. Con estos conocimientos, a petición de numero- sos compañeros, unos clínicos, otros higienistas y más con el ánimo de coadyuvar en la profilaxia de esta infección que con idea de lucro, pensamos en mtilizar la bacterioterapia para combatirla, del mis- mo modo que lo hacen actualmente los centros cien- tíficos extranjeros. Bien sabemos que la inmunización contra el ba- cilo de Pfeiffer “v bacterias de su grupo, es difícil de obtener y aunque aun no se ha formado juicio definitivo sobre su valor profiláctico, por falta de oportunidad de experimentación, es lo cierto que su empleo ha sido recomendado como método pre- ventivo y aun curativo de la influenza, desde los co- mienzos de la bacterioterapia. (Allen, Vaccine The- rapy, its Theory and Practice. London 1910) y se continúa recomendando actualmente (Caillé. Post- Graduate Medecine Prevention and Traitement of Disease. New York, 1918). ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 453 Conocemos también que la mortalidad ocurrida en aquellos en que el examen bacteriológico acusa la presencia del bacilo de Pfeiffer en simbiosis: so- lo.con bacterias inofensivas, es muy reducida, que- dando demostrado que el carácter de gravedad lo imprimen a la infección los gérmenes patógenos a los.cuales tan frecuentemente se asocia, y de los cua- les. ya: hemos hecho mención. Nos parece pues ló- gico y estrictamente científico, que del empleo de los cultivos muertos de estos gérmenes secundarios en la prevención de los accidentes o complicaciones de la influenza debemos esperar muy buenos resul- tados. Insistir en la eficacia preventiva y curativa de la bacterioterapia, con el M. catarrhalis, con el neumococo, con el estreptococo y algunos otros gér- menes, es obvio. Su eficacia ha sido de tal modo de- mostrada que se ha impuesto, a pesar de la oposición de los que por sistema, ignorancia, o mala fe, siem- pre han combatido el progreso de las ciencias, prin- cipalmente en el campo de la medicina. Aun considerando como dudosa o negativa la eficacia de la inmunización con el B. de Pfeiffer en la prevención de la influenza, se ha pensado y lle- vado a la práctica por numerosos experimentadores en el extranjero, y por nosotros en la epidemia ac- tual, que practicando inmunizaciones asociando el bacilo de Pfeiffer a los gérmenes que unidos a él, ea- si siempre se encuentran, se podría contribuir, si no a evitar la infección específica, por lo menos su- primirle su carácter de gravedad, y disminuir la mortalidad ya que es un hecho comprobado que es posible la inmunización contra esos gérmenes aso- 454 ANALES DE LA ciados que dan lugar a las graves complicaciones de la influenza. Con este objeto se ha procedido a cultivar los gérmenes contenidos en los esputos y secreciones de los casos graves de influenza, y con la mezcla de todos ellos, en las debidas proporciones, se ha ve- nido preparando una vacuna mixta, propiamente de- nominada anti-influenza, y una sero bacterina, eu- yos productos desde hace varios años, han sido utili- zados con bastante éxito. Por haberse agotado la existencia de los produe- tos extranjeros de esta naturaleza en todos los labo- ratorios donde se producen, y por contribuir ¿de algún modo a las gestiones de nuestra sanidad en su campaña contra la actual epidemia, los estamos pro- duciendo ahora en Cuba. Aunque no pueda pre- decirse nada aun de un modo definitivo en relación con la eficacia preventiva de esta Bacterina, los resul- tados de nuestras primeras experiencias van sien- do muy alentadores y en concordancia con lo pre- visto teóricamente en razón de nuestros conocimien- tos bacterioterápicos. Benéfico de todos modos debe ser el resultado de su uso, cuando a este recurso apela actualmente el mundo entero y muy principalmente en la lucha contra la epidemia existente en Washington, New York, Philadelfia y entre nosotros. Un argumento, sin embargo, se ha empleado en su contra y que consiste en decir, sin conocimiento de causas “no sabemos los peligros a que expone es- ta inyección”. Pero este argumento o insinuación es el mismo que se opuso al empleo de la vacuna- ción anti-variolosa, a la anti-rábica, a la anti-tetá- nica, a la anti-diftérica, a la anti-tífica y otras, cuan- . ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 455 do sus respectivos iniciadores trataban de propa- garla. Hasta el presente, en millones de inmunizacio- nes en el extranjero, y en miles entre nosotros, usan- do estas bacterinas, no tenemos noticia de un solo fracaso y esperamos que el argumento de referen- cia no sea un gran obstáculo para que continúe uti- lizándose. Muchos nos ha complacido el haber leído en una edición de El Mundo las atinadas y científicas ob- servaciones acerca de estos asuntos expuestos por el doctor Martínez Domínguez, actual Director del Laboratorio de Sanidad. Son el exponente de investigaciones ilevadas a cabo sobre material procedente de los enfermos, a base de nuestros modernos conocimientos, y no producto de concepciones empíricas, completamen- te desacreditadas desde que se aplicó el miecrosco- pio al estudio de las enfermedades infecciosas. Nuestras investigaciones coinciden en un todo con las del distinguido bacteriólogo. Excusamos, en honor a vuestra ilimitada pa- ciencia, la relación detallada de los procedimientos de orden técnico empleados en nuestras investiga- ciones por cuanto que estando sujetas a los enun- ciados en las obras especiales editadas recientemen- te, sería reproducir y repetir lo que todos vosotros es probable que reconozceáis. Como resumen de lo expuesto podemos estable- cer las siguientes conclusiones. lo.—Que la epidemia reinante en la Repúbli- ca, es de influenza o gripe, bacteriológicamente con- siderada. 456 ANALES.DE LA 20.—Que la experimentación bacteriológica, ha demostrado la presencia del coco-bacilo de Pfeiffer, con asociación del neumococo, del miecrococus ca- tarrhalis y un estafilococus. 30.—Que las formas agudas mortales son origi- nadas por la asociación y toxemia, que destruyendo los polinucleares de manera notable, restan los ele- mentos de defensa, determinando lesiones destrue- tivas en los órganos de menor resistencia. 40.—(Que la vacunación por medio de las bae- terinas mixtas, preparadas con los gérmenes que en simbosis se encuentran en el organismo atacado, es el único medio de tratamiento preventivo y muy posiblemente curativo, por cuanto que la bacterio- terapia es aceptada por la ciencia moderna en el mundo entero, y ya sabemos su importante reacción biológica de producir anticuerpos. 50.—Que no aceptamos por hoy, mientras no se nos pruebe otra cosa en contrario, que se trate de una enfermedad desconocida, cuando los datos que aportamos se ajustan y concuerdan con las experien- clas e investigaciones practicadas a ese respecto. Es cuanto tenemos el honor de someter a vues- tra consideración. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 457 SESION FRUSTRADA DEL 8 DE NOVIEMBRE DE 1918 No pudo celebrarse por el mal tiempo. Solo asistieron jos. doctores José A. Presno (Presidente p. s.), Jorge Le-Roy (Secretario), Arístides Agramonte y Luis F. Rodríguez Mo- lina. ACTA DE LA. SESION, PUBLICA ORDINARIA DEL 22 DE NOVIEMBRE DE 1918 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes: Doctores: A. Aballí, A. Agra- monte, J. G. Benasach, E. Delgado, G. G. Duplessis, C. E. Fin- lay, F. Grande Rossi, D. Hernando Seguí, J. A. López del Valle, L. Plasencia, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Moli- na, M. Ruíz Casabó. y F. Torralbas. Leídas las actas de las sesiones extraordinarias del 12 de julio y 20 de agosto y científica del 25 de octubre fueron apro- badas. Se dá cuenta de las siguientes comunicaciones : ENTRADA De la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, acusando recibo del eserito de esta Academia por el que se designó al doctor Ricardo Gómez Murillo para integrar el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo A de la Gran- ja Escuela de Pinar del Río. Del doctor Ricardo Gómez Murillo, manifestando no serle posible aceptar la representación de esta Academia en 458 __ ANALES DE LA el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo C de la Granja Escuela de Camagiey. Del doctor Juan de Dios García Kohly, remitiendo en su nombre y en el de su hermano Mario las obras de medicina que pertenecieron a su difunto padre. Del Club Femenino de Cuba, dando las gracias por haberles permitido celebrar su sesión inaugural en los sa- lones de esta Academia, y solicitando permiso para dar una conferencia cada domingo en el mismo lugar por un plazo de dos o tres meses. Del Juzgado de primera instancia de Remedios, solici- tado informe en causa sobre nulidad de un testamento. De la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, acusando recibo del escrito en el que se le participa la renun- cla del doctor Ricardo Gómez Murillo y el nombramiento del doctor Jorge Le-Roy para el Tribunal de oposiciones a la Cá- tedra del grupo C de la Granja Escuela de Camagiey. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando la designación de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de profesora adjunta del grupd lo. (Gramática 4 ) de la Escuela Normal para maestras de la Habana. De la misma, idem, idem, idem, para la Cátedra del gru- po 20. (Aritmética € ) de la Escuela Normal de Pinar del Río. De la misma, idem, idem, idem, para la Cátedra del gru- 30. (Inglés €) de la idem, idem, idem. De la misma, idem, idem, idem, para la Cátedra del eru- po 11o. (Trabajos Manuales, Hombres) de la idem, idem, idem. po De la misma, idem, idem idem, para la Cátedra del gru- po 11o. (Trabajos Manuales, Mujeres) de la idem, idem, idem. Del Juzeado de primera instancia de Remedios, dejando sin efecto la solicitud del informe sobre nulidad de testa- mento, que pidió anteriormente. Del doctor Raimundo de Castro y Bachiller, solicitud do- cumentada, aspirando a ocupar la vacante de académico de número existente en la sección de medicina, por fallecimien- to del doctor Miguel Sánchez. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 459 Del señor Celestino Bencomo, presentando un trabajo ti- tulado *“Mis conclusiones”? . Ultimo capítulo del libro ““La muerte de los Cocoteros””. Del doctor A. Rodríguez Morejón, aceptando su nombra- miento para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 20. (Aritmética €) de la Escuela Normal de Pinar del Río. : Del señor Eugenio Leante, remitiendo un libro titulado ““Crítica Médica”? sometiéndolo a la apreciación de la Aca- demia en vista de la discrepancia de sus argumentos con los mantenidos por la ciencia. De la señora Eloísa Romay viuda de Hevia, donando a esta Academia la biblioteca de su difunto esposo el: doctor Manuel F. de Hevia. De los doctores Arístides Agramonte, C. E. Finlay, L. Plasencia y F. Torralbas, proponiendo al doctor Luis Ortega para la plaza vacante de la sección de medicina, cirugía y veterinaria. Del señor Ernesto Pérez dando cuenta del resultado de las oposiciones a la Cátedra del grupo 110. (Trabajos Manua- les, Hombres) de la Escuela Normal de Pinar del Río. Del doctor Ricardo Gómez Murillo, manifestando no po- der concurrir a las oposiciones de la Granja Escuela de Pi- nar del Río, para las que fué designado. De la Secretaría de Estado, invitando a la solemne re- cepción en Palacio del señor Adolphe Ernest Roussin, como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República Francesa en Cuba. De la Secretaría de Justicia, trasladando decreto del Ho- norable señor Presidente de la República por el cual se trans- fiere del capítulo III artículo lo. la cantidad de un mil pe- ssos al capítulo IX, subvención a la Academia de Ciencias. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo lo. (Gramática, € ) de la Escuela Normal de Matanzas. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo 2o. (Aritmética, €) de la misma. 460 | ANALES DE LA De la' misma, idem, idem, idem, para la del grupo 4o. (Historia, € )de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo 50. (Estudios Pedagógicos, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo Yo. Hombres (Anatomía, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo llo. Hombres (Trabajos Manuales, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo 30. (Física, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo 7o. (Inglés, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo 80. (Dibujo, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo Yo. Mujeres (Anatomía, €) de la misma. De la misma, idem, idem, idem, para la del grupo 100. (Música, €) de la misma. De. la misma, idem, idem, idem, para la del grupo llo. Mujeres, (Trabajos Manuales, €) de la misma. j De. la; Alcaldía Municipal de la Habana, solicitando la desienación de un miembro que venga a integrar el Comité Provincial de la Habana, para la adquisición ae un subma- rino. Del Presidente de la Comisión local de reclutamiento del quinto distrito, solicitando relación de los miembros, emplea- dos y sirvientes de esta Academia que se hallen comprendi- dos en la edad militar. E Del Juzeado Municipal del Sur, de la Habana, remitien- do expediente original formado con motivo del accidente del trabajo sufrido por el obrero Juan José Suárez para tasa- ción de honorarios. De la Universidad de la Habana, invitación para la aper- tura del curso académico de 1918 a 1919. De la Escuela Normal para Maestros de la Habana, in- vitación igual a la anterior. Del doctor Juan'F. Zaldívar, dando cuenta de haber cons- tituído el Tribunal para el que fué designado. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA :461 Del ingeniero señor Luis Morlaes, idem, idem, de su ae- tuación en el Tribunal para el que fué designado. Del Director de la Escuela de Artes y Oficios de la Ha- bana, invitación para la solemne apertura del curso escolar de 1918 a 1919 el 6 de octubre. Del doctor Antonio de Górdon, exeusándose por causas justificadas de formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 9o. (Mujeres de la Escuela Normal de Ma- tanzas), para que fué designado. Del doctor Pedro Hernández Massí, dando cuenta de ha- ber terminado las oposiciones en el Tribunal para el que fué desienado. De la señorita Angela Landa, aceptando, con gracias, la designación de miembro del Tribunal de oposiciones para que fué desienada. Del doctor Manuel Ruíz Casabó, idem, idem, en los Tri- bunales para los que fué designado. Del doctor Raimundo de Castro y Bachiller, retirando su solicitud, por razones que expresa, aspirando a la vacante anunciada de: académico de la sección de medicina, cirugía y veterinaria. De la Secretaría de Estado, remitiendo traducción de un recorte del periódico ““Bordeaux Midí””, relativo a «ensayos efectuados en Niza con un aparato que permitirá ver a los Clegos. Del señor Ernesto Pérez, dando cuenta de haber .de- clarado el Tribunal de que formaba parte, desierta la Cá- tedra de Dibujo € de la Escuela Normal de Matanzas. Del doctor Diego Tamayo, solicitando su pase a la cate- goría de académico honorario de acuerdo con lo preseripto en el artículo 16 del reglamento. De la comisión nacional de propasanda por la guerra y auxilio a sus víctimas, donando veinticinco Epuplaies de la obra titulada '“Ladrones de tierras?” De la sección de Ciencias Históricas del Ateneo de la Habana, solicitando el salón de actos para la noche del 27 de noviembre y la mañana de los domineos a partir del 1o. de diciembre. 462 ANALES DE LA Un sobre cerrado y lacrado en cuyo cubierta se lee lo siguiente: “Este sobre que se deposita en la Academia de Ciencias para ser abierto cuando se pida contiene un trabajo sobre gripe.—Habana 16 de noviembre de 1918. Dr. Martí- nez Domínguez.?” De la sección de Bellas Artes del Ateneo de la Habana, solicitando el salón de actos para la noche del sábado 23 de noviembre. De la Gran Logia de la Isla de Cuba, solicitando los sa- lones de esta Academia para celebrar, el 5 de diciembre, el aniversario de su fundación. SALIDA Al doctor Rafael J. Fosalba, confiriéndole la represen- tación de la Academia ante las corporaciones similares de la República de Colombia. Al Tesorero de esta Academia, trasladándole acuerdo de la sesión de gobierno del 28 de junio, por el que se aprobó el informe de la comisión de glosa. A la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, dán- dole cuenta de la renuncia presentada por el doctor Ricardo Gómez Murillo para formar parte del Tribunal de oposieio- nes a la Cátedra del erupo C de la Granja Esuela de Cama- siley, y de haber sido designado el doctor Jorge Le-Roy pa- ra sustituirlo. Al doctor Jorge Le-Roy, trasladándole el anterior nom- bramiento. | Al doctor Juan de Dios García Kohly, acusando recl- bo, con gracias, de 253 volúmenes que pertenecieron a la bi- blioteca de su difunto padre, y que donó en nombre suyo y de su hermano Mario de los mismos apellidos, a esta Acade- mia. Al Club Femenino de Cuba, manifestándole no poder ac- ceder a sus deseos de celebrar conferencias cada domingo en los salones de esta Academia. Al “Diario de la Marina”? esquela de invitación para el entierro del doctor Miguel Sánchez Toledo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 463 A la “Gaceta Oficial””, convocatoria para la provisión de una vacante de académico de número de la sección de medi. cina, cirugía y veterinaria, por el fallecimiento del doctor Miguel Sánchez Toledo. Al doctor Manuel Ruíz Casabó, nombrándolo para for- mar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Pro- fesora Adjunta del grupo lo. (Gramática € )de la Escuela Normal para Maestras de la Habana. Al doctor Alfredo Rodríguez Morejón, idem, idem, idem, para la Cátedra del erupo 20. (Aritmética € )de la Escue- la Normal de Pinar del Río. Al doctor Juan Fonseca, idem, idem, idem, para la del grupo 7o. (Inelés) de la misma. Al señor Ernesto: Pérez, idem, idem, idem, para la del erupo 110. (Trabajos Manuales, Hombres) de la misma. A la señorita Rosa de la Torre, idem, idem, idem, para la del grupo 110. (Trabajos Manuales, Mujeres) de la mis- ma. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta de los anteriores nombramientos. Al doctor Miguel de Carrión, nombrándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo To. (Inelés) de la Escuela Normal de Pinar del Río. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dándole cuenta del anterior nombramiento. A los cuarenta y nueve académicos de número existen- tes en esta fecha, participándoles la existencia de una va- cante de académico en la sección de medicina, cirugía y veterinaria. A la señora Eloísa Romay, viuda de Hevia, aceptando, con gracias, el valioso donativo de la biblioteca de su difun- to esposo el doctor Manuel F. de Hevia. Al Director de la sección de medicina, cirugía y vete- rinaria, remitiendo solicitud documentada del doctor Ral- mundo de Castro y la propuesta formulada por cuatro aca- démicos de número, a favor del doctor Luis Ortega, en op- ción ambos de la plaza vacante en dicha sección por el falle- cimiento del doctor Miguel Sánchez Toledo. 464 ANALES DE LA A la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, par- ticipándole la renuncia del doctor Ricardo Gómez Murillo, de miembro del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del gru- po A de la Granja Escuela de Pinar del Río, y nombrando en su lugar al doctor Jorge Le-Roy. Al doctor Jorge Le-Roy, dándole cuenta del anterior nom- bramiento. A la Secretaría de Gobernación, solicitando la franquicia postal para la Academia. A la Secretaría de Justicia, acusando recibo, con gra- cias, del Decreto del Honorable señor Presidente de la Re- pública, por el cual se trasfiere la cantidad de un mil pesos para la subvención de esta Academia. Al Presidente de la Comisión local de Reclutamiento del quinto distrito, manifestándole que ninguno de los académi- cos está comprendido en la edad militar, por ser requisito indispensable tener por los menos treinta años para ingresar en la Academia, y que todos sus empleados son mayores de la edad reglamentaria. Al doctor Manuel Ruíz Casabó, designándolo para for- mar parte del Tribual de oposiciones a la Cátedra del gru- po lo. (Gramática, € ) de la Escuela Normal de Matanzas. Al señor Luis Morales, idem, idem, idem. para la del grupo 20. (Aritmética €) de la misma. Al doctor Pedro Hernández Massí, idem, idem idem, para la del grupo 4o. (Historia, € )de la misma. Al señor Juan Francisco Zaldívar, idem, idem, idem, para la del grupo 11o. (Trabajos Manuales Hombres) de la misma. Al señor Tomás Cañas Anay, idem, idem, idem, para la del grupo 50. (Estudios Pedagógicos, €) de la misma. Al doctor Antonio de Górdon y Bermúdez, idem, idem, idem. para la del grupo 9o. (Hombres, Anatomía, €) de la misma. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dándole cuenta de los anteriores nombramientos. Al Alcalde Municipal de la Habana, manifestándole ha- ber sido designado el doctor Gonzalo Aróstegui para integrar el Comité Provincial de la Habana, para la adquisición de un submarino. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA . 465 Al doctor Gonzalo Aróstegui, dándole cuenta del ante- rior nombramiento. Al doctor José A. Simpsoón, designándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 30. (Física, €) de la Escuela Normal de Matanzas. Al doctor Jesús Mariano Penichet, idem, idem, idem, para la del erupo 7o. (Inglés) de la misma. Al señor Ernesto Pérez, idem, idem, idem, para la del erupo 80. (Dibujo, €) de la misma. Al doctor Antonio de Górdon, idem, idem, idem, para la del grupo 9o. (Mujeres Anatomía, €) de la misma. Al doctor Alfonso Betancourt, idem, idem, idem, para la del grupo 100 (Música, €) de la misma. A las doctora María de los Angeles Landa, idem, idem, idem, para la del grupo 110. Mujeres, (Trabajos Manuales, d) de la misma. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, participándole los anteriores nombramientos. Al doctor Manuel Ruíz Casabó, desienándolo para for- mar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del gru- po 9o. (Mujeres, Anatomía, €) de la Escuela Normal de Ma- tanzas, por renuncia del doctor Antonio de Górdon. -A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, participándole dicha renuncia y nuevo nombramiento. Certificado de la Secretaría, de que el doctor Presno fué elegido Vicepresidente de la Corporación en las elecciones verificadas en 13 de abril de 1917 y que por ausencia del Dr. Juan Santos Fernández, Presidente, desempeña actualmente las funciones presidenciales. Certificado de la Secretaría, de los acuerdos tomados por la Junta de Gobierno en 30 de septiembre, facultando al doctor «José A. Presno, para que pueda percibir del señor Gregorio Usategui o cualquiera otra persona o entidad, el ca- pital y los réditos procedentes del censo perteneciente a esta Academia, instituído sobre la casa Amargura 31 y para que pueda invertir esa suma, a la mayor brevedad posible de la manera y en la forma que a su buen juicio resulte más se- gura y conveniente para los intereses de esta Academia. 466 ANALES DE LA Al Dr. Jorge Le-Roy, nombrándolo ponente en tasa- ción de honorarios en causa por accidente del trabajo, re- clamada por el Juzgado Municipal del Sur de la Habana. Al Secretario de la Comisión Nacional Cubana de Pro- paganda por la Guerra, y de auxilio a sus víctimas, acusan- do recibo, con gracias, de los 25 ejemplares de la obra “La- drones de Tierras””. Al doctor Martínez Domínguez, recibo del pliego cerra- do y lacrado depositado por él en esta Academia. A la Sección de Ciencias Históricas del Ateneo de la Ha- bana, concediéndole el salón de actos en la noche del 27 de noviembre y las mañanas de los domingos a partir del lo. de diciembre. A la sección de Bellas Artes del Ateneo de la Habana, concediéndole el salón de actos en la noche del sábado 23 de noviembre. A la Gran Logia de la Isla de Cuba, manifestándole no ser posible acceder a su petición de celebrar, el 5 de diciem- bre, el aniversario de su fundación por estar ocupados los salones de la Academia por la Sociedad de Estudios Clíni- cos de la Habana. El doctor Leonel Plasencia, presenta una PRIMERA CO- MUNICACION SOBRE EL GERMEN CAUSAL DE LA PAN- DEMIA ACTUAL. Dice que va a dar cuenta de las inves- tigaciones que ha hecho sobre la bacteriología de la gripe y pide que uno de sus colaboradores, el doctor Hurtado lea el trabajo que han preparado al efecto. El doctor Hurtado dá lectura a un largo trabajo en el que relatan los experimen- tos realizados, basados éstos en que pretenden haber descu- bierto el germen productor de la enfermedad, que en forma epidémica azota a nuestro país. Coneluída la lectura pide la palabra el doctor Torralbas y manifiesta que viéndose la Academia honrada con la pre- sencia de tantos bacteriólogos se les invite a usar de la pa- labra, "ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 467 El señor Presidente dice que eso era lo que iba a realizar en ese mismo momento y concede la palabra al doctor Mar- tínez Domínguez. Este felicita al doctor Plasencia por su tra- bajo, siendo de admirar más por el corto tiempo en que se ha realizado (menos de un mes). Dice, que al presentar un ger- men nuevo, único, distinto a los que hasta ahora se han com- probado, los autores sugieren la duda, de si la pandemia ac- tual es distinta a las ocurridas en otras épocas o si solamente lo es la epidemia de nosotros. Que la literatura que se cita está amañada, dirigida al fin que se persigue. Se han ex- eluído muchos trabajos en los que se ha comprobado la pre- sencia del Pfeiffer en los esputos y en la sangre. Que pre- sentará esos datos y estadísticas de los laboratorios de la Ma- rina de Guerra Americana, en que se comprueba lo contrario a lo que dicen. Que el hecho de que no se comprobara el Pfeiffer en todos los casos, no puede interpretarse como ne- gación; pues las dificultades del cultivo hacen posibles los fracasos. Pfeiffer mismo no lo encontró en 1905. Que el ger- men que ellos describen esta incompletamente identificado : fal- tan los caracteres en gelatina solo y en papa, por lo que no se sabe si determinados, podrá incluirse entre los conocidos. Que el postulado de Koch tan cacareado, sirve efectiva- mente de pauta para comprobación de un germen como agen- te de una enfermedad, pero que es según se dirijan las ex- periencias; pues aquí se han presentado aleunos gérmenes que llenaban el postulado de Koch y que a la comprobación no - fueron identificados como causales. Otro punto es la inoculación en los animales, que dicen reproduce la enfermedad del hombre. No hay que guiarse por la susceptibilidad de los monos. Que el bacilo de Pfeiffer produce en los animales, hipertermia, parálisis, inapetencia, pero no la verdadera infección bacteriana si no toxemias. No eree que el bacilo descrito sea el agente casual de la in- fluenza. Falta por documentarlo. Siguiendo las mismas vías y tomando material de las mismas fuentes, no ha tro- pezado con el tanto por ciento tan alto de bacilos movibles en los esputos. Que ha encontrado un germen similar mo- vible, (lo describe). Lo considera del grupo fluorescens. Tie- ne propiedad también de producir ligera hemolisis. Insu- 468 ANALES DE LA flado a los monos produce después del tercer día fiebre de 389” a 39% sin otros trastornos. Que el germen descrito por los doctores Plasencia, Ca- ñas y Hurtado, debe seguirse investigando. Es importante recordar que el suero de los eriposos no aglutina al bacilo presentado. Que falta demostrarlo en casos humanos de in- fluenza por punciones pulmonares, hemoculturas y au- topsias. Considera al bacilo descrito como un germen pa- tógeno intercurrente en los esputos de casos de influenza, pero que nada tiene que ver como agente causal de ella. Que se complacería que a un cubano cupiera la eloria del descu- brimiento de un nuevo agente de la influenza. Pide la palabra el Dr. A. Recio y concedida manifiesta: Que el “postulado de Koch”” es suficiente para. consi- derar a un germen responsable de determinar una enferme- dad infecciosa hasta entonces desconocida, pero en el caso especial de la pandemia actual de gripe o influenza no es bas- tante, puesto que existe otro germen descrito por Pfeiffer en 1892. En el caso del germen que nos ha deserito el doctor Pla- sencia y antes de considerarlo como el agente específico de * la enfermedad actual, debieran demostrarse los puntos si- cuientes : lo.—Que se compruebe la presencia del germen en el ma- yor número de casos de influenza vera. El doctor Plasencia lo ha encontrado en el 74 por ciento de los casos, y diremos a este respecto que nos sorprende el hecho de que tratándose de un germen que tan frecuentemen- te existe en los esputos de los enfermos, seeún el doctor Pla- sencia, y que germina de un modo tan exhuberante en los me- dios de cultivo ordinarios, haya pasado desapercibido para nosotros en más de trescientos exámenes de esputos que he- mos verificado, procedentes de casos de influenza. Pe- ro no obstante, es posible que por ser propiedades tan vulga- res no hayamos fijado en él nuestra atención. 20.—Presencia del germen en las lesiones viscerales de todas las autopsias de casos fallecidos de influenza. Esta condición parece haberse cumplido en las dos au- topsias de animales fallecidos por inoculación experimental ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 469 y que nos presentan el doctor Plasencia y sus colaboradores. Son pocas dos autopsias. 30.—Presentar caracteres distintos a todos los gérme- nes del ““grupo Pfeiffer””. Evidentemente el germen presentado, es completamente distinto a los gérmenes del erupo Pfeiffer. El solo hecho de la germinación en los medios ordinarios lo separa de los gér- menes de dicho erupo. 40.—Que inyectado o insuflado en las vías respiratorias superiores del hombre o de los animales susceptibles, reproduz- ea la entidad clínica conocida por influenza. El doctor Plasencia nos habla de dos monos en los cua- les pudo lograr la infección, pero en sus historias clínicas sólo se refiere a la elevación de temperatura observada en dichos animales, y todos sabemos que la hipertemia puede provocarse por la inyección de gran número de gérmenes in- eluyendo los saprofitos y más si la inyección de los mismos ha sido practicada por vía intravenenosa. Doctor Plasencia.—Nuestros monos fueron inoculados por punción de la amigdala. Doctor Recio.—De todos modos, es muy reducido el nú- mero de estas experiencias para obtener conclusiones defini- tivas. 50.—Que las lesiones anatomo-patológicas de las vísce- ras de dichos animales sean las mismas que las atribuidas a la influenza. Las piezas que nos presenta el doctor Plasencia proce- dentes de las autopsias de los animales que sucumbieron en sus experiencias, muestran lesiones inflamatorias en los pul- mones. El micrococeus catarrhalis, los estreptococeus, staphiloco- ecus y el B. de Pfeiffer y principalmente el pneumococeus pro- ducen análogas lesiones. No obstante, pudiéramos dar por cumplida esta condición. 60.—Que los animales que han sufrido la infección no puedan ser re-infectados, inoculándolos con el propio ger- men en un período de 15 a 30 días después de haberse resta- blecido. 470 : ANALES DE LA En una de las experiencias del doctor Plasencia, parece haberse comprobado este extremo. - T7o.—Que el hombre o los animales que hayan sb infec- tados y sobrevivan no resistan a la inoculación con gérme- nes del grupo Pfeiffer y sí resistan a la inoculación con mate- rial procedente de enfermos. Creo que esta experiencia debió haberse efectuado, por- que si son dos enfermedades distintas, la gripe y la que origina la pandemia actual, el bacilo descrito por el doctor Plasencia no debe inmunizar contra la inoculación de gér- menes del grupo Pfeiffer y sí con material procedente de enfermos de lo que conocemos por influenza. 80.—Que el hombre o los animales infectados con gér- menes del grupo Pfeiffer y curados, no resistan la inocula- ción con el germen propuesto. Esta prueba debió también verificarse para confirmar los resultados de la anterior. 90.—Que el suero de los animales curados de la infección O inmunizados posea propiedades específicas contra el ger- men propuesto (aglutininas, opsoninas, bacteriolisinas ete.) El doctor Plasencia solo ha investigado el poder bacte- riolítico. No me parece suficiente esta prueba humoral. Los sueros normales también poseen en cierto erado acción bacte- riolítica, sobre todo si se investiga por el procedimiento em- pleado por el doctor Plasencia. 100.—(Que el suero de los individuos que han sufrido la influenza posea estas propiedades en presencia del germen propuesto. Por estas consideraciones, aunque considero brillantísimo, como todos los suyos, el trabajo del doctor Plasencia, creo, sin embargo, que antes de hacer conclusiones tan terminan- tes y de un modo tan enfático, debieran completarse pues se trata de un asunto “en el que están empeñados todos los investigadores del mundo. El doctor Plasencia dice que no encuentra una verdadera refutación científica a su trabajo. Lo primero es una serie de divagaciones sobre el Pfeiffer. Que al hablar sobre la identificación del germen habló sobre los medios usados en Cuba para sustituir a la gelatina en los países cálidos. Que ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 471 en su trabajo todo está hecho. Si Pfeiffer se ha equivocado —dice—yo que valeo menos que él puedo haberme equivo- cado también. Mi germen ha sido visto por otros compañe- ros desde el momento en que lo descubrí. Se han confundi- do nuestros experimentos con los monos. En el primero so- lo se hizo un tanteo, en cambio en el 50. se hizo la inoculación intravenosa. La elínica dice que la gripe no confiere inmu- nidad. Mis monos han demostrado que sí la confiere. He pedido al Jefe del Laboratorio de Investigaciones, de la Se- cretaría de Sanidad, cultivos puros del bacilo de Pfeiffer y todavía no me los ha facilitado. La última afirmación—que no tiene nada de enfática—es que creo tener motivos para pensar que, basado en estos hechos, el bacilo de Pfeiffer ha ido bajando las escaleras en el terreno de la gripe. Esta es la primera comunicación que hago sobre esta materia. El doctor Rodríguez Molina propone que la Academia to- me en consideración el trabajo presentado por el doctor Pla- sencia y nombre una comisión de clínicos y de bacteriólogos para que nos ilustren sobre el asunto presentado. El doctor Torralbas entiende que aparte de la satisfacción que a la Academia le ha producido el interesante trabajo del doctor Plasencia, debe permanecer agena a sus trabajos, pues esto es solo una nota preliminar y no viene a proponer que se dictamine acerca de ella, por consiguiente es inútil que se nombre ninguna comisión, dejando a los bacteriólogos y a los clínicos en perfecta libertad de actuar como mejor les plaz- ca. Recuerda lo que pasó con Finlay cuando presentó sus primeros trabajos sobre la fiebre amarilla. El doctor Ruíz Casabó hace notar que hay dos proposi- ciones presentadas y él se asocia al doctor Torralbas para pe- dir que no se nombre ninguna comisión. El doctor Rodríguez Molina rectifica en el sentido de que nadie debe estar más interesado que el doctor Plasencia que se nombre la comisión que compruebe la especificidad del germen que él dice ha descubierto. Añade que se sentiría muy satisfecho de que una comi- sión de clínicos y bacteriólogos comprobase cualquier des- cubrimiento que él anunciara, pero que si su moción va a he- 472 ANALES DE LA rir en lo más mínimo la susceptibiidad de nadie que la re- tira inmediatamente. El doctor Plasencia dice que el número de tubos de eul- tivos de su germen que ha traido es para repartirlos entre los bacteriólogos, y que éstos hagan los estudios que estimen convenientes con su material. No se opone al nombramiento de la comisión, y aunque—añade—me fuera hostil, deseo que se nombre, pues así la gloria del descubrimiento será de Cu- . ba y mía, y el error solo mío. Los doctores Jaime y Duque intervienen en el debate, re- firiéndose a la cuestión del nombramiento de la comisión, so- bre la que vuelven a insistir los académicos que antes inter- vinieron. El doctor Aballí, hace notar las dos opiniones sustenta- das y el ofrecimiento del doctor Plasencia y entiende que la Academia no puede hacer más que felicitar al autor por el trabajo presentado y que los investigadores aquí presentes hagan sus trabajos con los vérmenes del doctor Plasencia ceo- mo les plazca. Se acordó en este sentido. El doctor Santos Fernández dió por leído su trabajo Ex- posición .breve a la Academias de Ciencias de su último viaje al extranjero desde el punto de vista científico, y siendo muy avanzada la hora quedaron los otros trabajos sobre la mesa por tenerse que constituir la Academia en sesión de gobier- no y se dió por terminada esta pública. ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HaBANA 473 EL GERMEN CAUSAL DE LA ACTUAL PANDEMIA Primera comunicación por el DR. LEONEL PLASENCIA (Sesión del 22 de noviembre de 1918) No está al aleance del hombre dis- poner del éxito, pero deseamos hacer algo más... que es merecerlo. Las investigaciones que se han llevado a cabo en los distintos países y en el nuestro, tienen una ex- plicación perfectamente racional. Desde la última pandemia del 1889 al 1890, diversos brotes se han observado, comprobándose en muchos casos la pre- sencia del bacilo de Pfeiffer en las mucosidades bronquiales. Por otra parte, la especificidad de es- te germen respecto de la entidad “Influenza”, eo- menzó a discutirse desde los primeros años de su descubrimiento por Ricardo Pfeiffer, no por su au- sencia en algunos casos típicos, lo cual no llama la atención a ningún mieroscopista, sino por el hecho de encontrársele en procesos pulmonares, que nin- gún punto de contacto tenían con la mencionada en- fermedad. : Lógico era suponer, que en el momento en que se presentaba oportunidad para estudiar este asun- to, todos los que trabajan en investigaciones bacte- riológicas, dirigieran sus observaciones hacia él, 474 ANALES DE LA tanto los partidarios de la especificidad del bacilo de Pfeiffer, para afirmar sus convicciones, como los que alguna reserva guardaban acerca de ella, para ra- tificar o rectificar su manera de pensar. Esas investigaciones han dado un resultado que nadie esperaba, pese a los mismos partidarios de la escuela de Pfeiffer, puesto que la duda y la incerti- dumbre acerca del agente causal de la actual pan- demia, es lo que se refleja en el momento actual en la literatura médica del mundo entero. En efecto; no es posible negar que muchos investigadores, de crédito científico bien cimentado, han podido aislar el bacilo de Pfeiffer de los casos de la presente epi- demia que nos azota; pero... ¿en qué proporción? . . Es ésta tan pequeña, que no es posible a sus más acendrados paladines, sostener, aún con argumentos, más hijos del entusiasmo que de la realidad, que a es- te germen se puede admitir como el agente etiológi- eo en los momentos actuales, cuando para echar aba- jo todo eso, se presentan a los investigadores, una serie de mieroorganismos conocidos la mayoría y desconocidos algunos, cuya proporción y constancia es superior a la del mencionado germen. No es posible ir a buscar como causa, la deli- cadeza de téenica para justificar la ocultación, que para tantos ha tenido el bacilo de Pfeiffer, ya que no se trata, en modo alguno, de dificultades que so- lo pueden ser vencidas por ojos experimentados o manos extremadamente hábiles. La gran pandemia de 1890 fué seguida de un brote gripal que trajo como consecuencia el descubri- miento de este bacilo por Ricardo Pfeiffer en el año de 1892. Sus trabajos fueron pocos, y después de ellos, concluía este investigador, que la bacteria por ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 475 él descubierta, llenaba los tres postulados de Rober- to Koch, diciendo: lo.—El bacilo de la Influenza se encuentra en todos los casos de Influenza. 20.—Este germen no se encuentra más que “ dicha enfermedad”. 30.—Con cultivos puros, la enfermedad puede producirse en los animales susceptibles, como el mo- no. p Aparte de la literatura correspondiente a aque- lla época, la obra de Sternberg, publicada en 1893, es decir, un año después, dice en la patogénesis de este germen, lo que sigue: “Pfeiffer deduce que este es el mier oorganismo específico de la influenza en el hombre, por las razo- nes siguientes: la.—Se encuentra en todos los casos no compli- cados de Influenza examinados, en la secrección bronquial purulenta, casi en cultivos absolutamente puros. Frecuentemente se le encuentra situados en el protoplasma de los corpúsculos de pus. En los casos fatales se ve que ha penetrado en los tubos bronquiales y en los tejidos peribrónquicos y que al- gunas veces ha invadido la superficie de la pleura. Hay dos casos, en que fué encontrado en el exudado purulento de ésta, en cultivos puros. %a.—Se le encuentra solamente en los casos de influenza. Nuevas pruebas experimentales demues- tran su ausencia en el catarro bronquial ordinario. 30.—La presencia del bacilo, concuerda con el curso de la enfermedad y desaparece con la cesación de la secreción bronquial purulenta...?” En las primeras relaciones de sus investigacio- nes, Pfeiffer dice: 476 ANALES DE LA “Numerosas inoculaciones experimentales he- chas en simios, conejos, curieles, ratas, pichones y ratones, han dado resultado positivo solamente las realizadas en monos y conejos. Las otras especies de animales, se han mostrado siempre refractarias a la influenza””. Si esos resultados fueron «confirmados por Weichselbaum, Bouchard, Kleim y otros investiga- dores... ¿No es sorprendente que en la actual pan- demia, en lugar de llegar a una uniformidad de re- sultados en todos los investigadores, como pasa con el bacilo de Eberth, de Koch, ete., se-presenten opi- niones encontradas y hasta que en distintos países haya surgido el hecho, de señalar a tal o cual ger- men y hasta un virus filtrable, como ocasionales de la enfermedad?... Si las conclusiones de Pfeiffer fuesen tan seguras y tan ciertas como él las expuso, poco teníamos que discutir. Pero el tiempo se ha opuesto ante la autoridad de tan eminente bacterió- logo y las investigaciones modernas, realizadas en condiciones infinitamente mejores que en el año de 1892, han venido a demostrar que el bacilo de Pfeif- fer no llena las aspiraciones de la ciencia actual, ya que entre otras pruebas, se ha puesto de manifiesto que dicho germen cumple solamente una de las leves de Koch o acaso ninguna. Veamos: El bacilo de Pfeiffer NO se entsuentra en todos los casos de Influenza. Pudiera argumentarse a es- to, que es posible que no se le encuentre en los es- putos y las secreciones bronquiales, existiendo sin embargo en las lesiones pulmonares establecidas. Numerosas estadísticas modernas se han hecho, no solamente de las investigaciones realizadas en los esputos y punciones pulmonares, sino también en ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HaABaNA A 7 autopsias: realizadas minuciosamente, para bus- car dicho germen. Esas estadísticas señalan resul- tados negativos. Es verdad que otros investi- gadores, han logrado encontrarlo en muchos casos; pero no se trata aquí de oponer opiniones, sino nú- meros y la ley de Koch exige su presencia en todos los casos, bien sea en las secreciones o ya en la au- topsia. El cocobacilo de Pfeiffer NO cumple esta ley. La escuela de Pfeiffer supo librarse de este ar- eumento diciendo, que si no se encontraba el bacilo, no era influenza. Hablen los clínicos. 20.—Este microorganismo se encuentra en muchos casos que NO son de Influenza. Pablo Krause, de Bona, dice lo siguiente: Presencia de los bacilos de la influenza en otras enfermedades ““Y enle le ha encontrado en gran número de las autopsias de individuos fallecidos a consecuencia de escarlatina, tos-ferina, difteria, varicela y saram- pión. Sin embargo, solo se trata de una invasión de la sangre agónica o post-mortal. En la mayoría de los casos faltan los bacilos de la influenza en la sangre de los cadáveres de personas que han sueum- bido víctimas de las enfermedades mencionadas. “Observadores cuidadosos los han encontrado en los focos bronco-neumónicos, en los bronquíti- cos v en las tonsilas (Paltauf, Jehle, Jochmann, Lei- ner y otros) sin que por eso hava variado en lo más mínimo el síndrome clínico. Por consiguiente, pue- de admitirse que en tales casos, los bacilos de la in- fluenza desempeñen el papel de “saprofitos”. Las 478 ANALES DE LA relaciones son idénticas en el sarampión y en la es- carlatina. | “En contraposición con las ideas primitivas de Pfeiffer, que afirmaba no haber bacilos de la influen- za en esos casos, hoy puede decirse que este bacilo “no” es absolutamente específico. Como ya hemos dieho, se encuentra en muchas enfermedades infee- ciosas, en parte como puro saprofito, en parte como agente de enfermedades catarrales del aparato res- piratorio, que de un modo análogo pueden causar también, neumococos y estreptococos. Tampoco en estos casos puede decirse, sin más pruebas, que se trata de una complicación con la influenza en el sentido clínico, mientras falten los síntomas propios. En la tos-ferina, los seudobacilos de la influenza, se hallan en tal proporción, que tal vez sea opor- tuno considerarlos como causa ocasional de los ac- cesos de tos. ““ ..la experiencia de los últimos años ha demos- trado, sin ningún género de dudas, que no es en ab- soluto específico de la influenza epidémica, como lo es el bacilo de la tuberculosis. Frecuentemente es un simple saprofito: se encuentra en las amígda- las de los sujetos sanos y de los enfermos, en las ca- vernas de los tísicos, en la bronquitis crónica, en la bronquiectasia, en la bronco-neumonía, y sobre to- do, en la infancia con motivo del sarampión, de la tos-ferina y de la difteria”. Coincidimos por comple- to con la opinión de Jochmann, acerca de que según nuestra experiencia actual, no hay motivo para ha- balar en semejantes casos de complicación por la in- fluenza. Este diagnóstico solo puede establecerse, cuando realmente haya también síntomas clínicos de influenza. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 479 30.—El postulado de Koch dice: Con cultivos pu- ros la enfermedad debe producirse en animales sus- ceptibles. ¿Cumple este requisito el bacilo de Pfeif- fer? Algunos investigadores aseguran haber obte- nido estados patológicos semejantes, en el mono, otros niegan por completo esta afirmación. Oigamos al doctor Karl Flúugge, Profesor de la Universidad de Berlín: “Hasta ahora, no se ha conseguido trasmitir esta enfermedad a los animales. En los monos, eo- nejos ete., aun después de inoculación de ““gran- des cantidades de bacilos””, NO se observa síntoma algeuno que recuerde la influenza, y los bacilos no proliferan en las mucosas; las perturbaciones, al- gunas veces observadas, provienen tan solo de la «1b- sorción de endotoxinas?””. Colocándonos nosotros, en un terreno absoluta- mente imparcial, no podemos asegurar que lo man- tenido por Fliigge sea rigurosamente cierto, ya que aleunos aseguran haber logrado producir en el mo- no síntomas, que señalan patogenicidad en este ger- men. Pero, después de haber expuesto lo que ante- riormente hemos dicho, respecto a los dos primeros postulados de Koch, en relación con el bacilo de Pfeiffer, poco valor tendría el hecho, de que su in- yección en el mono, vaya seguida de síntomas, que solo vendrían a señalar que dicho microorganismo es patógeno, aunque nunca sería una prueba rigu- rosamente científica, de que es el germen específico de la influenza. Si nuestras afirmaciones anteriores requieren datos de los investigadores más modernos que vengan a robustecerlas, presentamos algunos pertenecientes a la literatura bacteriológica de la actual pandemia: 480 ANALES DE LA En “The Journal of the American Medical Asso- ciation””, de noviembre 4 de 1916, página 1349, apa- rece un artículo titulado *““La reciente epidemia de Gripe”,, por Joseph A. Capps y A. M. Moody, de Chicago, en el que entre otras cosas se dice: **Mo- ody examinó una serie de 31 casos de gripe, en el Hospital S. Luke, de Chicago, por siembras en agat- sangre, de exudados procedentes de la garganta. El bacilo de la infuenza fué encontrado solamente dos veces. Mathews en un grupo semejante de 24 casos, NO encontró en ningún caso el bacilo de la influen- za. Informes recibidos por correspondencia de Fi- ladelfia, Baltimore, Boston, Cincinatti y San Fran- cisco, indican que el bacilo de la influenza fué “muy raramente encontrado””. En el “British Medical Journal”” del 27 de ju- lio de 1918, página 82, aparece un informe sobre: la epidemia actual, por los doctores Oliver H. Cotch y Harold E. Whittingham, en el que aseguran haber encontrado solamente el bacilo de la influenza en el ocho por ciento de los casos. .. En el mismo “Journal” correspondiente al 9 de agosto de 1918, página III, C. Averill, Gyoung y J. Griffths estudian la influenza epidémica en un cam- pamento, entre 43 casos, tomados al azar, realizan comprobaciones por exámenes directos y por siem- bras en distintos medios no encontrando en ninguno al bacilo de Pfeiffer... El “Journal of A. M. Association”, del 24 de agosto de 1918, página 660, termina su editorial di- ciendo: “Es necesario hacer un trabajo mayor e in- vestigar antes que podamos comprender y estar cier- tos de la verdadera naturaleza etiológica de esta pan- 'demia”.:. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 481 En el “Journal of A. M. Association””, del 9 del actual, página 1562, aparece un trabajo titulado ““Pandemia de influenza y neumonía en un gran Hospital Civil”? por John W. Nuzum M. D., Isadore Pilot M. D., F. H. Stangl M. D. y B. E. Bonar M. D. Chicago, en que se señala la siguiente estadística: En esputos lavados se han identificado: El neumococo en el 70 por 100. El estreptococo hemolítico en el 20 por 100. El estafilococo en el 40 por 100. El mierococus catarralis en el 5 por 100. El Bacilo Mococus capsulatus en el 1 por 100. El bacilo influenza en el 4 por 100. En los exudados naso-faríngeos y en las amíg- dalas, NO se ha encontrado el bacilo de influenza, señalándose en cambio, un gran percentaje para el neumococo. En 36 neeropsias, en las que se practicaron exá- menes sobre el corazón, pleuras, pericardio, mucosa traqueal, pulmones, fluído espinal, líquido perito- neal, ete. No se ha encontrado el bacilo de la in- fluenza más que cuatro veces, una en la mucosa tra- queal y tres en el pulmón. .. En el mismo número del ““Journal””, correspon- diente al 9 de este mes, aparece un resumen de la literatura americana, inglesa, francesa y alemana, haciendo referencia a las investigaciones más im- portantes, realizadas en esta epidemia; de la pri mera, se refiere a los trabajos antes mencionados, en la segunda se cita con preferencia al artículo ti- tulado “La ausencia del bacilo de la influenza en el exudado procedente de las vías respiratorias supe- riores en la presente epidemia”” escrito por Little, Garófalo y Williams, y publicado en el “Lancet” de 482 ANALES DE LA Londres correspondiente a agosto de 1918. En la literatura alemana, señalan un estudio, hecho de la reciente epidemia, por las Sociedades Médicas de Berlín y Munich, en el que después de distintos tra- bajos encaminados a la comprobación del bacilo de Pfeiffer, que solo fué comprobado UNA vez en los cortes de pulmón, concluye declarando, que la enti- dad bacteriológica de esta epidemia “no ha sido des- cubierta””. En apoyo de estos trabajos se cita la es- tadística de Sehmorl, quien en 50 casos de “necrop- sias?” solo encontró tres veces al bacilo de Pfeiffer, concluyendo que “a pesar de tratarse de influenza vera?” su agente causal NO lo es el bacilo de Pfeif- fer. En la sección correspondiente al juicio crítico del trabajo dichos autores dicen: “Que el hecho de encontrarse al bacilo de Pfeiffer en las lesiones ana- tómicas, era el principal apoyo de la Escuela de Pfeiffer, aunque en aquella época Hueppe, en una carta abierta, dirigida al “Deutsche Medizinische Wochensehrift*” señala de un modo triunfante, los re- sultados negativos actuales, los que confirman su indomable creencia, de que no tiene significación etiológica el bacilo hemofilo?”.. Por último, en “La Presse Médicale”” corres- pondiente al mes de octubre de 1918, aparece un tra- bajo titulado “Contribución al estudio de la flora microbiana de la Gripé”, por Orticoni, Barbie y Le- clere, los cuales, a pesar de haber encontrado el ba- cilo de Pfeiffer, en distintos casos de pleuresías pu- rulentas, en casos graves y en el período terminal de la enfermedad, declaran que sería prematuro afir- mar que el bacilo de Pfeiffer es el agente etiológico de la enfermedad y abogan porque se continúe la in- vestigación, para concluir definitivamente, si el ACADEMJA DE CIENCIAS DE LA HABANA 483 Pfeiffer es el germen específico o si solo es un satéli- te de asociación secundaria... En el mismo número de *““La Presse Medicale”, aparece una comunicación de Netter a la Academia de Ciencias de París, en la que señala al Pfeiffer como el agente causal de esta epidemia, argumen- tando que el hecho de no encontrarse en muchos ca- sos, no justifica, la ausencia del germen, a lo que pue- de contestarse que su presencia, solamente, tampoco justifica que dicho germen sea el agente etiológico. A la hora actual, son necesarias pruebas experimen- tales y NO afirmaciones, que solo están respaldadas por la autoridad de quien las hace. Si a todo esto se unen los datos que a continua- ción relatamos, y que son una prueba concisa y cla- ra del camino que ha seguido en su descrédito la doe- trina de Pfeiffer, todos los que nos escuchan, con- vendrán con nosotros, en que la opinión imperante actualmente en el mundo entero, es la de que la ac- tual pandemia de influenza, se caracteriza, bacterio- lógicamente, por la presencia de un gran número de gérmenes, sin que haya sido posible ineriminar a nin- guno de ellos con pruebas suficientes de que es el agente causal de la enfermedad. Expliquemos ahora cómo y por qué comenzamos nuestras investigaciones: Cualquiera que ha tenido ocasión de observar al bacilo de Pfeiffer en los esputos, convendrá con nos- otros en que en tales casos los coco--bacilos se dis- ponen entre las estrías de mucus, siempre en gran número y con una regularidad que impresiona. En los primeros esputos que ños fueron enviados para su examen bacteriológico, siguiendo la técnica usual y empleando el método de Gramm, nos encontramos » 484 ANALES DE LA siempre formas coco-bacilares muy numerosas en algunos esputos, pero con cierta orientación atípica que llamaba nuestra atención. Al mismo tiempo, a tales gérmenes acompañaban otros tales como el neumococo, estreptococo de cortas y largas cade- nas, que en los exámenes corrientes no solían obser- varse. En esos casos, y no siendo dados a buscar rarezas, aunque impresionados por lo que veíamos, en nuestros certificados se consignó la presencia del bacilo de Pfeiffer. Por otra parte, llegaron a nuestro poder mues- tras de esputos en que las formas coco-bacilares eran sumamente escasas y formando grupos muy distan- ciados de 8 a 10 elementos, en cambio, parece que en esos casos el neumococo y el mierococus catarralis venían a sustituir en número a los coco-bacilos men- eionados. Esto llamó aún más nuestra atención, porque realmente, la escasez del bacilo de Pfeiffer constituía para nosotros una rareza. Era esto un motivo para que encontrándonos en el apogeo de la epidemia iniciáramos estudios serios y metódicos, primero, para llegar a un dignóstico más seguro de esas formas coco-bacilares que con- siderábamos como Pfeiffer y segundo, para expli- carnos el por qué de las simbiosis microbianas que en los esputos existían. Desde entonces, las investigaciones llevadas a cabo en el exudado bronquial, exudados faríngeos y nasales, en hemoculturas y en esputos, se practica- ron metódica y sistemáticamente. Procediendo siem- pre al examen directo, empleando el método de Gramm y anotando cuidadosamente los gérmenes así encontrados, desde luego que solo morfológica- mente señalando además su orden de frecuencia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 485 Al mismo tiempo se disponían para siembras previa téenica rigurosa sobre agar-sangre, suero de Loeffler y agar ordinario. En los días sucesivos se estudiaban cada una de las colonias, realizando el examen directo en gota colgante y por coloración mediante el método de Gramm. Resembrando aquellos gérmenes encontra- dos puros y clasificándolos morfológicamente bajo la denominación abstracta de cocos y bacilos o bien con su nombre específico en los casos en que eran identificados, por último, purificando, las colonias mezcladas empleando la dilución en caldo y sem- brando en placas. Antes de seguir adelante, señalaremos cuál de los medios con agar-sangre ha sido el preferido para nuestras investigaciones. Aunque importa poco el origen de la sangre con tal que lo sea humana, de co- nejo o de pichón, no sucede lo mismo respecto a que esté o no desfibrinada; ni de que se extienda sobre la superficie del agar o se mezcle íntimamente a él según el método de Brown. Hay dos condiciones que es necesario tener en cuenta: primero, para que germine bien el bacilo de Pfeiffer según el propio descubridor y sus discí- pulos el medio “debe ser hemoglobinado””, lo que conseguían vertiendo algunas gotas de sangre sobre la superficie del agar y hasta preferiendo hacer la extensión con la misma “hoz”” de platino. Segun- do:—La capa sanguínea debe ser lo más tenue po- sible, de modo que al germinar, sus colonias prendan en agar hemoglobinado a consecuencia de las rotu- ras globulares y hemolisis consiguiente al extender la sangre. Usando esta técnica no es necesario des- fibrinar la sangre, lo que por otra parte tiene el in- 486 ANALES DE LA conveniente de que no se adhiere a la superficie del agar sino después de cierto grado de desecación, lo que perjudica la germinación del Pfeiffer. De nuestra práctica hemos deducido que el mé- todo de Brown no es aconsejable porque favorece la germinación “lujuriosa”” del micrococus catarralis y del estafilococo, cuando existen. Todo esto natu- ralmente a expensas de los gérmenes de vitalidad más raquítica y parece que estamos en lo cierto des- de el momento en que Howard últimamente, prepa- ra estos medios sembrando previamente en masa el estreptococo hemolítico, para favorecer la germina- ción del bacilo de Pfeiffer. Demás está decir, que cuando la sangre carga- da de fibrina forma una gruesa capa sobre el agar; germinan las bacterias más vulgares y de creci- miento más rápido antes que puedan hacerlo el neumococo y el mismo catarralis. En el suero de Loeffier hemos empleado la tée- nica usual y en el agar hemos procurado utilizar proporciones no mayores, del 2 por 100 con el obje- to de que no fuera muy consistente y se mantuvie- ran las placas suficientemente húmedas. La placa empleada para nuestro trabajo ha sido siempre el frasco de Kolle, por estimar que si bien es más di- ficultosa la manipulación, está más garantido contra la contaminación que la placa de Petri. Por último, en el aislamiento y clasificación de gérmenes hemos empleado los medios clásicos más propicios, y en los reputados como patógenos hemos practicado pruebas experimentales y comprobado su acción sobre los azúcares. HFstas investigaciones nos han permitido establecer de una manera rigurosa ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 487 la frecuencia de los gérmenes que en los distintos exámenes hemos encontrado. El percentaje de los gérmenes encontrados es como sigue: El coco-bacilo que hoy sometemos a la conside- ración de los miembros de esta Academia se eleva a 7478 por 100. Neumococos al 62% por 100. Mierococus catarralis al 51% por 100. Estreptococos al 312 por 100. Diplococus flogogenus al 17 por 100. Estafilococus al 144 por 100. Estreptococo viridans al 93 por 100. Mierococus tetragenus 9%3 por 100. Neumo-bacilo de Friedlander al 62 por 100. Bacilo pseudo-diftérico al 5 por 100 . Estos percentajes se refieren al total de mues- tras examinadas entre las cuales el 9 por 100 fueron de casos que probadamente no eran de influenza. Pasemos ahora al estudio del coco-bacilo que nosotros reputamos como el agente causal de esta pandemia. Descripción del germen En los esputos y en las preparaciones proceden- tes de medios de cultivos sólidos es un coco-bacilo que quizás extremando la sutileza de comparación es algo más grueso que el ecoco-bacilo de Pfeiffer. Sus dimensiones tomadas con el mierómetro de Zeiss son: Longitud mínima 0% de micra. Longitud máxima, que no suele observarse en los esputos, sino en los cultivos, es de 21 micras; siendo el promedio de 09 488 ANALES DE LA de micera. La anchura varía entre 1 y 3 décimas de micra. : La disposición que adopta en los esputos es la que hemos señalado anteriormente, pero hay una particularidad sobre la que conviene insistir, que se observa en los casos en que la riqueza del esputo en neumococos es grande v es la de su agrupación en pequeños grupos que son muy característicos, puesto que el germen permanece individualmente se- parado, nunca entrecruzado. Cuando se encuentra diseminado en el moco pue- den formar cadenas de 2 a 6 elementos o unirse por las extremidades formando una V, disposiciones que suelen ser excepcionales, porque casi siempre se man- tienen separados. En los cultivos en medios sólidos se diluye con facilidad la colonia que es muy húmeda y en las pre- paraciones, fuera de los conglomerados bacterianos que es común observar en todas las bacterias así diluídas; ellos se mantienen diseminados y raramen- te pareados o de 4 en 4, cuando son muy escasos, quizás por exceso de dilución se le ve formar cade- nas de 2 a 4 elementos. En caldo, la talla de estos gérmenes aumenta sensiblemente en cuanto a longitud y anchura y en las coloraciones aparecen mejor tenidas las extre- midades que el centro, tomando más difícilmente el color que en los obtenidos de medios sólidos. En los cultivos jóvenes aparecen perfectamente separados, pero en los viejos suelen formar largas cadenas de 8 elementos. Por su morfología y comparando preparaciones es difícil establecer diferencias con el coco-bacilo de Pfeiffer y mucho más si la muestra procede de cul- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 489 turas en agar-sangre donde se obtienen las formas más pequeñas. Ahora bien, este germen es movible, su movi- miento de traslación aunque no es rápido es: com- parable con el que tienen algunas muestras del pa- ratifus y éste es un dato del que nos hemos valido siempre haciendo gotas colgantes cada vez que he- mos examinado colonias jóvenes de esta bacteria en los medios de agar-sangre, donde se parece mucho por su aspecto al coco-bacilo de Pfeiffer, como se ve- rá más adelante. Aunque toma bien los colores de anilina es necesario prolongar algunos minutos el Zihel diluído para obtener bellas preparaciones. Se decolora fácilmente por el método de Gramm, aun- que sea procedente de cultivos viejos. Caracteres de las culturas Comenzaremos por deseribir los que tienen en el agar-sangre, que aunque en él no adquiere el ex- huberante desarrollo que en otros medios, es de don- de se pueden obtener los cultivos más puros desde los primeros momentos y al mismo tiempo en las co- lonias que no han cumplido las 36 horas en que pue- de confundirse por su aspecto con el coco-bacilo de Pfeiffer, caracteres que son susceptibles de conser- var más tiempo, cuando el medio es poco húmedo, debido a que la bacteria germina entonces raquítica- mente. Caracteres de la colonia.—Son punteadas, del ta- maño o un poco mayor que la cabeza de un alfiler, transparentes y acuminadas, causando la impresión de gotas de rocío, tienden a confluir y si no están impurificadas por otro germen llegan a formar un 490 ANALES DE LA barniz homogéneo, transparente, muy húmedo y so- lo visible por reflexión, en que aparece como un be- llo aterciopelado blanquecino sobre el fondo rojo de la sangre. Se desprende con facilidad del substra- tum por medio del asa de platino. Cuando aparecen punteadas pueden confundir- se como hemos dicho antes con las colonias del Pfeif- fer, con colonias de neumococo y a veces del mismo catarralis. El hecho de confluir las diferencia, des- de luego, del Pfeiffer y del estreptococo, y la forma- ción del barniz húmedo posteriormente, del neu- mococo y del catarralis. Sembrada esta bacteria en agar sangre utili- zando el método de Brown es ligeramente hemolí- tica, cambiando el tinte del medio a un color ama- rillento de reflejos verdosos. Agar ordinario.—Ya se siembre por estrías o en el agua de condensación, rápidamente se extiende formando un barniz en las primeras doce horas casi invisible y húmedo, que más bien se nota, cuando se pasa la *““hoz”” de platino sobre la superficie del medio en que se ve la huella de su paso perfecta- mente claro. A las 24 horas, ya es visible la colonia blanco-grisacea y transparente que parece como que rueda por la superficie del agar hacia el agua de con- densación donde siempre puede comprobarse una emulsión de aspecto blanco-lechoso. Pasado este tiempo y cuando cumple 36 ó 48 horas se nota un cambio de tinte bien visible en el agar que aparece como quemado y que recuerda el color que toman al envejecer los medios de agar cuan- do en ellos se ha sembrado el B. Tifosus o los Para- tifus. Este cambio de coloración no es tan acentua- do y es más lento cuando el medio es alcalino; ger- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 491 minando mejor en medios neutros o ligeramente áci- dos. Suero de Loeffier.—Cuando está puro el germen forma sobre este medio un barniz espeso, húmedo y transparente y al cabo de 6 u 8 días comienza a licuar el medio hasta el punto de que al cabo de dos semanas aparece en el fondo del tubo el pelotón albuminoi- deo que constituía el medio, en una masa semi-líqui- da. Es por tanto, proteolítico. Medio de Russel.—La colonia en este medio es muy característica, en su superficie y en la profun- didad reacciona de manera muy semejante al Para- tifus B.; es decir, colonias transparentes, redondas y húmedas, sin cambiar la coloración del medio en la superficie cuando es joven, e intensificando el azul cuando envejece. En profundidad, enrojecimiento del medio y producción de pequeñas búrbujas de gas, decolorando ligeramente al envejecer. Caldo ordinario.—Enturbiamiento uniforme sin formación de gas. Medio Bausierkow.—Antes de deseribir los ca- racteres culturales debemos decir por qué preferi- mos este medio. En primer lugar, la nutrosa que contiene puede ser precipitada o no aun cuando el germen produzca ácido, en segundo lugar porque como la investigación se practica en tubos de fer- mentación podemos darnos cuenta de la cantidad de gas que se produzca como resultado de la fer- mentación y en tercer término, como es un medio tor- nasolado, claramente podemos apreciar los cambios de reacción consecutivos a la biología del germen. Procederemos por orden: No cambia el medio cuando se emplean los al- coholes penta y exabásicos aun después de 70 ho- 492 ANALES DE LA ras. Los que hemos empleado han sido: **Arabino- sa, Manito y Dulcita.”” En las exosas, hay ligera y tardía producción de ácido después de las 36 horas. Hemos empleado: “Levulosa, Glucosa y Galactosa.?”? Kn los sacáridos, produce ligera cantidad de áci- do, solamente con la “Sacarosa y Maltosa””, no cam- biando la “lactosa””. Con las tri-exosas y polisacáridos, empleando ““Rafinosa y Dextrina”” no cambia el medio. Medio Petrowsky.—No cambia la coloración del medio. Aygar-leche-tornasolada.—Empleado por algu- nos como sustituto de la gelatina, no se modifica en lo absoluto. Leche tornasolada.—No se modifica. Este germen no produce indol. * * La bacteria que acabamos de deseribir no es pq sible confundirla con otras formas coco-bacilares re- putadas como saprofitos de la boca, tales como el Bacilus Bucalis Minutus de Vignal y el B. Bucalis Fortuitus del mismo Vignal; el primero produce un piemento amarillo en el agar y el segundo peque- ñísimas colonias de color blanco de esmalte y ambos dan precipitado notable en el caldo, con formación de velo en la superficie. Los bacilos B. y G. de Vig- nal aunque tienen un carácter común con la bacteria descrita por nosotros, que es la de ser proteolíticos, son mucho mayores y producen en el suero sanguí- neo un color pardo o amarillo bien visible. Ambas ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 493 se desarrollan mal en el caldo produciendo un ligero depósito. En cuanto a las bacterias patógenas, no es posi- ble confundirlo con el coco-bacilo de Pfeiffer, pues- to que no es hemoglobinófilo estricto, ni con los seu- do-Pfeiffer, incluyendo el de Elmassien descrito en 1899, porque se cultiva en los medios ordinarios de Laboratorio. Tampoco es confundible con el neumo-bacilo de Friedlander, porque éste es inmóvil y sus reaccio- nes en los azúcares son bien distintas. Con el grupo de los Proteus no es posible con- fundirlo, aun cuando algunas de sus variedades son proteolíticas, puesto que ellos resisten al Gramm. Con los Piocianeus, aun suponiendo que se tra- tara de la raza S. de Gessard que no produce piocia- nina ni fluoresceína, se diferencia por su reación en la leche, donde precipita la casína, para disolverla por envejecimiento desprendiendo amoniaco, ade- más, la motilidad de estos últimos es mucho más rá- pida y su tamaño mucho mayor. * ÉS X* Terminado este particular pasemos ahora a las pruebas experimentales de Laboratorio que hemos practicado: Inoculaciones en curieles y conejos.—La inocu- lación intraperitoneal de cultivo en caldo de 24 ho- ras, en dosis de l a 2 ec. e. ha sido siempre comple- tamente negativa, y es más, en una prueba de con- trol con un mono, se inyectó directamente en el pul- món de un curiel 15 c.e., sin que éste sufriera otros trastornos que los mecánicos causados por la i1n- 12) yección del líquido durante 3 o 4 horas. 494 ANALES DE LA Experiencias en el mono Mono No. 1.—Fué inoculado a las 514 p. m. del día 18 de octubre. Inyección subcutánea en un muslo de 1 ce. e. de cultivo en caldo. Al día siguiente a las 5 p. m. te- nía 38%8 de temperatura y ésta fué elevándose hasta alcanzar la de 40% a las 9 y media p. m. permanecien- do el animal muy triste y siendo acometido de tem- blores cuando se elevó su temperatura al maximuns. A la mañana siguiente desciende a 38% para alean- zar la de 39%8 por la tarde. Al tercer día descendió a 31%. Es de notar que tanto éste como otros de los inoculados permanecen durante el período febril en una posición especial, doblado sobre las rodillas y como somnolientos, rehusando en lo absoluto todo alimento. Teniendo en cuenta lo que la clínica nos enseña acerca de lo preparado que queda el individuo des- pués de un ataque para sufrir una recaída, y desean- do hacer una prueba ya más directa sobre las vías respiratorias, valiéndonos de un hisopo embadur- namos la faringe de este mismo mono con cultivo en caldo y solo se obtuvo una elevación de temperatu- ra que no pasó de 0%3 sobre la normal en ellos. Du- ró escasamente 3 horas. Viendo fracasada esta experiencia, determina- mos inyectar Y, de c.c. de una emulsión de cultivo en agar por vía intra-traqueal, valiéndonos de una agu- ja al través del cuello. Esta operación fué practi- cada el 27 de octubre a las 3 de la tarde. 6 horas después su temperatura se elevó a 39% permane- ciendo el animal echado en el fondo de la jaula, a ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 495 las 8 horas la temperatura era de 40%, su estado de decaimiento muy notable y por los movimientos de sus manos llevadas a la boca parecía que algo le molestaba. Al día siguiente la temperatura fué de 38% por la mañana y la máxima de 40% a las 3 de la tarde, desciende entonces hasta las 11 de la no- che en que baja a 36%9, para elevarse de nuevo al día siguiente en que la temperatura de la mañana fué de 38% y la de la noche de 404. Los tres días subsiguientes la temperatura os- ciló entre 37% y 377, después permaneció dentro de los límites normales alrededor de 380. Cuatro días más tarde en que hubo de recobrar su habitual movilidad y buen apetito, se le hizo una nueva prueba inoculando el coco-bacilo en simbio- sis con el diplococus flogogenus, pero fuera de una elevación de temperatura que duró escasamente 3 horas el animal permaneció perfectamente normal. Nos pareció que estaba inmunizado ya y, por lo tan- to, inútil para ulteriores experiencias. Lo abando- namos. Mono No. 2.—Inoculación intra-traqueal con Me.e. de emulsión procedente de un cultivo de agar a las 5 de la tarde del día 30 de octubre. Dos horas después tenía 39% de temperatura, pero aun conser- vaba su acometividad (este animal era bastante aris- co). A las 4 horas su temperatura era de 40% pre- sentando ahora la actitud que-deseribimos en el pri- mero, ya no acometía a pesar de que lo tocasen. Al siguiente día a las 8 de la mañana tenía 40%2 descen- diendo hasta las 12 a 39%8 para ascender hasta las 8 de la noche en que aleanzó la temperatura de 419, manteniéndose oscilante entre 41% y 41% todo el día siguiente, para caer el día 2 de noviembre a 39% 496 ANALES DE LA 4 por la mañana, 38% por la tarde, elevándose de nue- vo a las 5 a 41%, El día 3 de noviembre la tempe- ratura máxima de la mañana fué de 39% descen- diendo algunos décimos durante el día. Durante el 4 se mantuvo oscilante entre 397 y 38%9. Ya este animal se presentaba despejado y tomaba con avi- dez sus alimentos. Ese mismo día y como quiera que la experiencia de inocular el germen que hemos alslado en simbiosis con otros de los frecuentemente encontrados, fué general, se le inoculó el mismo ger- men asociado el neumococo sin que se obtuviese como en el caso anterior más que una elevación de temperatura a 39% durante aleunas horas, descen- diendo después a la normal de 380. Mono No. 3.—Este es bastante inferior. Pre- tendimos en él llegar a matarlo con una inyección masiva de cultivo en caldo. Inyectamos 5 e. e. sub- cutáneamente. En el punto de las inoculación se produjo una verdadera bola de edema bien visible durante los tres primeros días en que permaneció el animal arrinconado en su jaula, pero tomaba re- gularmente sus alimentos. La temperatura fué ele- vándose paulatinamente, décimos el primer día, al- canzando 39 grados el segundo día, 39%6 el tercero; y, por último, llegó a 41%2 el cuarto día, en el cual rehusaba los alimentos; al día siguiente cayó la tem- peratura a 380, Como los dos anteriores y en la misma fecha se le hizo una inoculación intra-traqueal de Y) c.e de cultivo del germen que estudiamos asociado al Di- plococus catarralis. Se elevó la temperatura como en los dos anteriores solo durante algunas horas des- cendiendo al cabo de ellas a su normal. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 497 Mono No. 4.—Este animal es de gran talla. Se le inyecta en la amígdala izquierda Y, de c.e. de una emulsión procedente de un cultivo en agar a las 5 de la tarde del día 9 de noviembre. A las tres horas el mono guardaba la actitud característica deserita en los anteriores, permaneciendo arrinconado en la Jaula, su temperatura es de 39% en ese momento y tiene tos por quintas con bastante frecuencia. A las 10 de la noche el decaimiento es muy acentuado, persiste la tos y tiene 40%8 de temperatura. A las 12 de esa noche la tos ha disminuído, el decaimiento es aun más marcado y la temperatura tomada a esa hora por el ayudante es de 4201. Al día siguien- te amanece más despejado, come y la tos ha desapa- recido, su temperatura a las 8 y media de la maña- na es de 39%. Así persiste durante todo el día pa- ra elevarse a las 11 de la noche a 4193, tosiendo en- tonces frecuentemente. Al tercer día amanece con 39%, oscila hasta 39%8 alcanzando por la noche un máximum de 40%8, notándose a esa hora un gran de- caimiento. El cuarto día se eleva de nuevo la tem- pratura durante la noche llegando a 42 grados, acom- ¿—pañando a esa elevación térmica una indiferencia notable a cuantas excitaciones se le hicieran. El día 5 desciende de nuevo la temperatura a 36% durante la mañana, persiste triste y se eleva de nuevo por la tarde a 40 grados. El sexto día oscila entre 38% y 39%. El séptimo día su temperatura menor fué de 39% y la máxima hacia las 4 de la tarde fué de 4097. El animal está más despejado, toma sus alimentos, pero con frecuencia vomita y durante la noche tiene tos. En el octavo día la temperatura oscila entre 39% y 401. En la mañana del noveno día se practi- caron dos punciones pulmonares en ambas bases ob- 498 ANALES DE LA teniéndose una pequeña cantidad de exudado hemo- rrágico en el que se demostró la presencia del ger- men que le había sido inoculado en la amígdala iz- quierda. Fueron practicadas siembras. En este mismo día fué sacrificado el animal practicándosele la autopsia y a la cual nos referimos más adelante. Mono No. 5.—El 14 de noviembre a la 1 de la tarde y previa anestesia clorofórmica se le practicó a este animal un pequeño ojal en el cuello con el ob- jeto de descubrir la yugular externa, por la que se le inyectó Yh e. e. de una emulsión en solución salina de un cultivo en agar de cuatro días. A las tres ho- - ras su temperatura es de 39%2 y a las 4 de 41 grados. Se mantiene en esta temperatura hasta las 11 de la noche del mismo día agravándose hasta tal punto que su temperatura alcanzó 42 grados, permanecien- do inmóvil, apreciándose tan solo los movimientos respiratorios. Se encargó al ayudante su vigilancia más estrie- ta durante toda la noche, con el objeto de precisar la hora exacta de su muerte. Permaneció en ese esta- do hasta las tres y media de la mañana en que la temperatura descendió a 39%, levantándose y eje- cutando algunos movimientos, colocándose luego en la posición habitual que en los anteriores hemos se- ñalado. A la mañana siguiente fué posible recoger- le orina que era extremadamente albuminosa y con- teniendo gran cantidad de glóbulos rojos en sus se- dimentos. A las 10 de la mañana su temperatura remite de una manera notable alcanzando 36% y más tarde 36 grados, permaneciendo así durante todo el día hasta el siguiente en que se eleva de nuevo la temperatura a 39 grados por la mañana y a 39% por la tarde. A la mañana siguiente amanece con 38% y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 499 así permanece durante todo el día y los sucesivos en que la temperatura se mantiene estrictamente nor- mal, Autopsia realizada en el mono número 4 Este mono que pertenece al tipo del Macacus Silenus es un animal de gran talla. Fué sacrificado por el cloroformo en la mañana del día 19 de noviem- bre en que presentaba 40% de temperatura, noveno día de enfermedad y después de habérsele practica- do dos punciones pulmonares que resultaron posi- tivas y a las que ya nos hemos referido anteriormen- te. Hemos de hacer notar que este mono pertenece al Antiguo Continente, de la variedad de 32 dientes, siendo el tipo más adelantado que logramos encon- trar. Por las condiciones en que realizábamos la au- topsia y con el conocimiento previo de que alguna lesión pulmonar debía de existir, con el objeto de obtener lo más rápidamente posible los exudados broquiales y alveolares para realizar siembras, fui- mos directamente a abrir la cavidad torácica. Levantado el peto esterno-costal pudimos ob- servar los siguiente: En la cavidad pleural no existía derrame ni exu- dado aleuno en sus paredes. Los pulmones reco- gidos en la parte póstero-superior de sus cavidades respectivas nos impresionaron por la coloración que * presentaba su superficie, sobre todo, el derecho. En efecto: podía notarse fácilmente la existencia de un punteado hemorrágico en todo el órgano, con prefe- rencia el lóbulo superior y la parte posterior de la. 500 ANALES DE LA base. En el pulmón izquierdo el aspecto era seme- Jante aunque mucho menos marcado. Realizamos un corte horizontal en la base del pulmón derecho que pasaba por la región que nos pareció más atacada. Pudimos entonces observar el mismo aspecto que habíamos visto en la superficie aunque los focos he- morrágicos eran mucho más pequeños, diseminados en medio de una coloración de fondo amarillo grisá- ceo en unos puntos y un rojo intenso en otros. La prueba de docimacia pulmonar hidrostática fué ne- sativa. En el pulmón izquierdo hicimos un corte cuya dirección irregular nos fué señalada siguiendo la le- sión macroscópica que podíamos ver fácilmente y que estaba caracterizada por un aspecto congestivo en el que aparecían diseminados algunos puntos ama- rillentos. El aspecto al corte no se diferenciaba del anterior más que lo que habíamos visto en la super- ficie; la lesión macroscópica era la misma aunque me- nos marcada. El corazón de tamaño normal no presentaba nada interesante, en el pericardio no había derra- me. La traquea mediastínica y los gruesos bronquios presentaban en su superficie interior una colora- ción normal. Con el objeto de ser breves pasemos ahora a des- eribir lo que observamos en el abdomen y su conte- nido. o Nuestra incisión que fué siguiendo la línea me- dia desde el apéndice xifoides hasta el pubis nos pu- so de manifiesto la posición normal de sus intesti- nos. El hígado de tamaño y coloración enteramen- te normales. ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 501 El bazo no presentaba nada de interés. Fuimos directamente en busca del riñón izquierdo que te- nía su coloración y tamaño normal, pero que al cor- te presentaba la superficie de un color rojo vinoso muy marcado tanto en su zona cortical como en la medular. Al igual que las otras vísceras fué sepa- rado para realizar cortes histológicos. El páncreas de color y aspecto normal. Como nuestra inoculación fué practicada en la amígdala izquierda, después de terminar otros de- talles de autopsia que suprimimos gracias a la bre- vedad fuimos en busca de dicha amígdala, que se presentaba de tamaño y coloración enteramente nor- males. Cortes histológicos ; Practicamos los cortes por el método rápido en el pulmón derecho y riñón izquierdo y aunque de- bido a la rapidez con que han sido hechos distan mu- cho de ser artísticos, como entendemos que son de- mostrativos, aquí los hemos traído. La lesión histológica pulmonar a nuestro ¿jul- cio es la de la llamada neumonía catarral difusa. En efeeto, hay alveolos peribronquiales llenos de ele- mentos celulares y algunos con glóbulos rojos y fi- brina. Los broquios, sobre todo, los muy pequeños es- tán cerrados, y lo que es más notable, es que en la vecindad de ellos aparecen a manera de pequeñísi- mos abeesos que pudiéramos llamar miliares y que confesamos que es la primera vez que los vemos de este tipo en un examen de cortes de pulmón. Las lesiones del riñón son las de una nefritis aguda con sus vasos ingurgitados de sangre, pero 502 ANALES DE LA que por la naturaleza de las alteraciones del epitelio canalicular nos recuerdan las de las nefritis tóxicas. Veamos ahora lo que nos sugieren los resultados de estas experiencias: En primer lugar, es innegable que la inocula- ción de una pequeña cantidad de cultivos del eoco- bacilo aislado por nosotros produce, no una reacción contra la inyección de un antígeno, sino un verda- dero proceso febril que dura varios días y que se aproxima bastante a lo que en el hombre se observa. En segundo lugar, la vía subcutánea no parece ser la más a propósito, y un hecho que salta a la vis- ta, los monos inferiores son menos sensibles que los más cercanos a los antropoides. Por último, no cabe la menor duda, que en uno de ellos, precisamente el más elevado en la escala zoológica, hemos logrado producir la enfermedad de modo muy semejante sino idéntica a la del hom- bre. Estudio de las defensas del organismo enfermo frente a este germen Como era natural, nuestras primeras investi- gaciones se dirigieron a conocer si en el suero de los individuos atacados de influenza, existían aglutini- nas específicas para el germen que nosotros hemos aislado. Las observaciones que en tal sentido hemos rea- lizado han resultado negativas aun en diluciones al 1 por 10 y en el mismo caso se encuentran las prac- ticadas con sangre de los monos infectados por este germen en los que no se observa ni aun pérdida del movimiento. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 503 Fracasadas estas investigaciones, emprendimos una serie de trabajos encaminados a realizar la prue- ba de la desviación del complemento, esta vez, no fuimos más afortunados que la anterior, por lo me- nos hasta ahora aun cuando si es de importancia se- ñalar que el antígeno preparado según la técnica elá- sica, disfrutaba de un poder lítico muy elevado y sabido es que las diluciones poco o nada modifican los antígenos que tienen esta desfavorable propie- dad. ¡ Mientras tanto y a reserva de estudiar una mo- dificación de la técnica, para preparar el antígeno, nos hemos encaminado a realizar ““in vivo?” el fenó- meno de Pfeiffer y para ello empleamos 6 curieles, uno para prueba, al cual se le inyectó en el peritoneo el cultivo puro; a otro, suero de conejo fresco más el cultivo puro; y a los cuatro restantes, diluciones desde el 1 por 10, 1 por 50, 1 por 100 y 1 por 200 de suero de un enfermo de influenza más suero-comple- mento, más el cultivo puro. Extraído el líquido pe- ritoneal a la hora, con la dilución más débil, las bae- terias habían perdido su movimiento, pero sus con- tornos se conservaban correctos no observándose grumos. En el del 1 por 50 se observaban numerosos: grumos y gran cantidad de bacilos granulosos y en las dos últimas diluciones sólo se encontraba algu- no que otro bacilo aislado, como hinchado y de con- torno mal definido, econ muchas granulaciones bri- llantes en el campo. Con esta experiencia quedaba demostrado que en diluciones entre el 1 por 100 al 1 por 200 el suero del enfermo contenía bacterioli- sinas contra: el germen aislado por nosotros. Des- pués hemos repetido igual comprobación “in vitro?” según la técnica clásica. En la primera serie de tres 504 ANALES DE LA enfermos aunque procuramos ajustarnos a la más ri- gurosa técnica, nuestro antígeno resultó muy rico en gérmenes, pues excedía de 100,000 por e. e. El resultado para el primer enfermo fué el siguiente: al uno por diez 5,170 colonias; al uno por cincuenta 5,065; al uno por cien 6,655; al uno por doscientos 8,005; al uno por “quinientos 9,060. Con el segundo enfermo, al uno por diez 5,627, al uno por cincuenta 7,226, al uno por cien 1,992 y al uno por doscientos 8,0060 colonias, al uno por quinien- tos 8,098 colonias. La del tercer enfermo, no pudo realizarse el conteo por falta de tiempo en ese día. En la segunda prueba también con suero de tres enfermos, empleamos un antígeno que contenía 40 mil bacterias por e.c. Los resultados obtenidos fue- ron los siguientes: con ei primer enfermo en dilu- ciones al uno por diez, 2,331 colonias; al uno por ein- cuenta 2,331 colonias; al uno por cien 1,998 colonias; al uno por doscientos 2,331 colonias y al uno por quinientos 2,664 colonias. Con la sangre del segundo enfermo en dilucio- nes al uno por diez 2,597 colonias; al uno por ein- cuenta 3,196 colonias; al uno por cien 666 colonias; al uno por doscientos 2,331 colonias y al uno por qui- nientos 24,000 colonias. Con el tercer enfermo al uno por diez 1,655 co- lonias; al uno por cincuenta 2,331 colonias; al uno por cien 2,264 colonias; al uno por doscientos 2,863 colonias y al uno por quinientos 4,662. Hemos de advertir que con este germen es pre- ciso después que se ha vertido el agar en la placa de Petri cubrirlo con otra capa aunque sea delgada también de agar, porque sus colonias son tan hú- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 505 medas que se funden unas a otras a la menor ineli- nación que tenga la placa. Estos hechos comprueban de una manera indis- cutible que el suero de los enfermos de Influenza tie- nen un poder bactericida para el germen que hemos aislado; de modo que el organismo de estos pacien- tes produce una bacteriolisina contra el germen a que nos referimos y, por tanto, que existen reaccio- nes humorales perfectamente determinadas. Reacciones vaccinales.—Con estos resultados es racional pensar que sl este germen aparecía casi cons- tantemente en los esputos de los enfermos ataca- dos de gripe y estaba ausente en los de enfermos de otras afecciones y al mismo tiempo se producía siem- pre y de una manera constante en el mono, animal susceptible siempre la misma afección; relaciona de una manera evidente la clínica con la patología ex- perimental y puede estimarse por tanto científica- mente como el agente causal de la enfermedad; y te- niendo en cuenta el criterio que hemos sostenido siempre, de que esta afección era causada por un germen determinado y que los microorganismos que con él se encuentran simbiosados podían en algunos casos, los graves desde el principio, exaltar su vi- rulencia y en otros los más raramente observados ocasionar complicaciones a posteriori. Si prepará- ramos una vacuna que no contenga más antígeno que ese germen puro debe en la mayoría de los ca- sos prevenir la infección o hacerla benigna en el caso de ser infectados los vacunados; empleando esta misma vacuna como curativa deberá acortar el curso de la infección en los casos benignos y mejo- rar de una manera evidente el cuadro clínico en lo _ 506 ANALES DE LA que a los casos graves se refiere y aun curarlos en algunas ocasiones. Preparada, pues, vacuna en estas condiciones fué repartida gratuitamente entre varios compañe- ros para que hicieran las pruebas clínicas a título de experimentación en los casos en que ellos la creye- ran oportuna y que fueran clínicamente diagnosti- cados de Influenza Vera. El resultado de estas ob- servaciones clínicas ha sido el siguiente: 1.—Ernesto Sánchez Estrada. Empedrado 43. Diagnóstico: Gripe con bronco-pnuemonía lateral iz- quierda; con temperaturas de 39% y 40 grados, le fué administrada la vacuna notándose, a las seis u ocho horas una gran sudoración y a las doce horas la temperatura había remitido a 372 oscilando al siguiente día entre 38 grados y 38% repitiéndose la segunda dosis y volviendo a bajar la temperatura con ascensiones solamente de algunas décimas por la tarde. Curó a los seis días. 2.—Dr. Mario Dehogues. Octava, núm. 55, Ví- bora. Este enfermo se había hecho inyecciones pre- ventivas de vacunas mixtas antiinfluenza. A pe- sar de todo, contrajo la infección gripal con locali- zaciones flogógenas en ambas bases pleuro-pulmo- nares. Lo ví al tercer día. de enfermedad relatán- dome que desde su comienzo tuvo temperaturas de 39% sostenida durante todo el día y sin remisión en ningún momento; en mis primeras indicaciones se- ouí el tratamiento corriente, pero pasadas las 24 ho- ras y observando acentuación notable de los fenó- menos que al prineipio eran solo flogógenos me de- cidí a emplear la vacuna. Hice mi primera inyec- ción de media ámpula del número 1 a las 10 p. m, al día siguiente a las doce la temperatura era de 38. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 507 grados, por la noche a las 10 p. m. con 39 grados de temperatura nueva inyección del número 2 y se de- terminó a las diez horas un descenso a 37 grados acompañado de sudores profusos y notable mejoría de sus fenómenos pleuro pulmonares. Después la temperatura cae por debajo de 36 grados por cuya razón y en vista de la mejoría no puse la tercera in- yección. Debo hacer constar que suspendí todo tra- tamiento médico empleando tan solo extracto blan- do de quina hasta su curación completa. 3.—Concepción Beci. San Lázaro 115, altos. En casa de este enfermo había muerto su hermana el mismo día en que fuí llamado para su asistencia de una infección intensa gripal con localizaciones pul- monares y astenia cardíaca. Cuando ví la enferma tenía 39 grados le hice la inyección de medio c.e. de vacuna y le administré un poco de poción Jaccoud. Al siguiente día por la tarde la temperatura era de 378, segunda inyección, al tercer día su temperatu- ra era de 37 grados descendiendo a 36 grados con desaparición de sus fenómenos pulmonares en el cuarto día. Al día siguiente le dí de alta curada. 4.—Jesús Barrios. Milagros 90, Víbora. Diag- nóstico gripe de forma gastro-intestinal. Tempera- turas de 40 grados durante tres días sin remisión y fenómenos gastro-intestinales consistentes en vómi- tos, vientre meteorizado y doloroso, lengua intensa- mente saburral. Le hice una inyección de media ám- pula de la vacuna por la noche remitiendo a la ma- ñana siguiente con sudores profusos, elevándose de nuevo la temperatura hacia el anochecer a 38 gra- dos, nueva inyección en ese momento que provoca un descenso a 36 grados, al siguiente día se eleva lige- ramente la temperatura, repito la inyección, notán- 508 ANALES DE LA dose de nuevo sudoración intensa y caída definiti- va de la temperatura con desaparición de los fenó- menos gastro intestinales. Curado. Señora de Ramos. Merced 69. Este caso lo ví con temperatura de 38 grados, fenómenos bron- quiales intensos, practico la inyección el primer día de medio c.c. observando al siguiente día sudoración profusa y descenso de la temperatura a 36 grados. Segunda inyección, ligera elevación de temperatura a las pocas horas y a las 12 horas nueva sudoración y remisión de la temperatura a 36%8 con desaparición de los fenómenos bronquiales. Curada. 6.—Señora de Reyes. Campanario 44. 68 años, arterio-esclerósica. Diagnóstico, gripe con fenóme- nos bronco pulmonares bilaterales, temperatura de 404 inicial; inyección en ese día de medio e. e. de la vacuna, la temperatura se mantiene en ese día en- tre 39% y 40 grados; repito la inyección al día si- guiente con tres cuartos de ámpula y a las 12 ho- ras intensa sudoración, remisión de la temperatu- ra a 372 sin progreso de los fenómenos bronco neu- mónicos. Nueva inyección, remisión de la tempera- tura y franca mejoría de sus fenómenos pulmona- res. 7.—Señor José Tagle. Vedado. Diagnóstico eripe con localizaciones pleuro-pulmonares. Tempe- catura de 39 grados el primer día e inyección de 1 e.e. de la vacuna, al día siguiente por la tarde sudo- ración intensa y remisión de la temperatura a 37%; segunda invección de media ámpula remisión de la temperatura a 368; no empleó más inyección ni ha- bía usado en este caso medicación alguna na do la poción Jaecoud. Curado. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 509 Las anteriores historias clínicas nos han sido facilitadas por el doctor Valdés Dapena quien ha em- pleado nuestra vacuna en una gran numero de casos concluyendo de una manera general que con dicho tratamiento se consigue una mejoría notable en po- cas horas marcándose el efecto de esa vacuna por sudoración intensa y descenso de la temperatura. El doctor Corbera, de la Quinta de Salud “La Balear””, nos remite 14 observaciones acompañadas de sus historias clínicas de casos graves y de media- na intensidad de gripe de forma neumónica con lo- ealizaciones unilaterales en unos y bilaterales en Otros. Todos estos casos fueron tratados por la vacu- na específica por nosotros preparada, observándose en ellos un descenso de la temperatura a las 8 0 10 horas de haber sido inyectada, acompañando a la remisión de la temperatura una sudoración en al- gunos casos muy abundante. El doctor Anglés (de Marianao) nos facilita tres historias clínicas muy interesantes: la la. de una joven con pleuro-bronco neumonía derecha, con es- tado general muy grave y acompañado de una ne- fritis intensa con una gran cantidad de albúmina y cilindruria. La 2a., hermana de la anterior, con neumonía pseudo-lobar derecha con alta temperatura y estado general muy grave. La 3a. bronquitis difusa y temperatura de 39% a 39% y medio, En las tres fué empleada la vacuna en el momen- to de mayor pirexia, iniciándose la remisión de la 510 ANALES DE LA temperatura al cabo de las 12 a 14 horas con sudo- ración intensa. Como se ve estos resultados concuerdan con las observaciones del doctor Valdés Dapena. DISCUSION Como se habrá tenido ocasión de observar se re- pite en cada enfermo y de una manera casi constan- te que en un período variable entre 12 y 24 horas la temperatura cae desde uno a tres grados, acompa- ñando a esta desfervescencia una sudoración abun- dante. También y en los casos cuyos detalles han sido más minuciosos la temperatura primeramente se ele- va medio a un grado y se comprueba cierta inquie- tud en el paciente. Si a esto se añade que la mayoría de los enfer- mos tienen reacciones locales, rubefaceión, calor y dolor en el punto de la inoculación, ¿quién será ca- paz de negar si es que conoce o está habituado a prae- ticar vacunaciones bacterianas correctas, que éstas son reacciones vaceinales evidentes? Es verdad que en esos casos por las condiciones en que se realiza la experiencia no se han practicado investigaciones sobre reacciones humorales; pero esto, señores, ha sido sustituido por la observación clínica minuciosa que como afirman muchos vacel- nólogos puede sustituir a esas investigaciones a me- nudo difíciles y a veces por condiciones especiales puede decirse impracticables. Allen, por ejemplo, así como Morgan refirién- dose a la aplicación de las vacunas anti-neumocó- cicas, aconsejan al fijarse en la temperatura, pulso ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 511 y signos estetoscópicos para interpretar estas reaec- ciones con objeto de decidir cuando se inyectan las dosis ulteriores y en qué cantidad. Además los resultados obtenidos prueban que la tal vacuna se comporta desde el punto de vista terapéutico como una vacuna específica cuya dosis inicial es correcta y que estimula la producción de antígeno y la fagocitosis en cantidad y potencial su- ficiente para obtener la curación. La rapidez con que actúa no debe asombrarnos en manera alguna, pues esto sería confundir sin mo- tivo el proceso de inmunización con la acción tera- péutica que tienen las vacunas que no es el mismo. En efecto, en la vacunación terapéutica el estímulo es casi directo sobre las defensas naturales opso- ninas, aglutininas y leucopoyesis, pero de micrófa- gos activos y útiles. Es este un axioma de tal naturaleza en vacuno- terapia que no es indiferente la hora en que se apli- can las inyecciones bacterianas al paciente, pues el elínico debe fijarse en el momento del día en que hay exacerbación de los signos clínicos para hacer su inoculación, de manera que las cuatro o seis horas primeras que siguen a la inyección no coimeida con los momentos en que se acentúa la agravación de los signos clínicos. Además, es regla general estatuida por la cos- tumbre que el elínico no utilice todas las series de una vacuna sino que a veces suspende las inyeecio- nes en la primera, segunda o tercera dosis, en el mo- mento en que el paciente entra en franca convale- cencia. Por otra parte la dosis inicial de una vacuna curativa es siempre menor que la de la profiláctica ala. ANALES DE LA y de todo esto se deduce lo que en la práctica se comprueba de que la vacuna curativa no deja al pa- ciente más inmunizado que la enfermedad misma. En ellas se aprovecha, pues, la acumulación de ae- ciones positivas que mientras más rápidas son menos duraderas con objeto de auxiliar al paciente en sus defensas y acortando o haciendo menos grave el lapso de infección. Tal cosa solo se obtiene cuando el antígeno que se inyecta es específico. Ahora bien, nosotros nos explicamos la caída de la temperatura tan rápida por la acción de las vacunas, debido a la liberación de endotoxinas que contiene el coco-bacilo y que son hipotermizantes. Esto mismo se observa con frecuencia en clínica cuando el paciente entra en convalecencia franca. En resumen: creemos que con la relación de las experiencias que acabamos de exponer podemos concluir lo siguiente, a reserva de perfeccionar los estudios de la biología del germen y su acción pató- gena en nuestra segunda comunicación a esta Aca- demia. CONCLUSIONES la. El coco-bacilo movible aislado por nosotros se encuentra en todos los casos de Influenza Vera, clínicamente comprobados en la actual epidemia. Primer postulado de Koch. 2a. No se encuentra, dentro de las dificultades del momento, en plena epidemia, en otras afecciones que no sea la Influenza. Estimamos que es el tiem- po el encargado de corroborar esto último. Segun- do postulado de Koch. : ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 513 3a. Siempre y de manera constante se produce en el mono, animal sensible, un proceso patológico muy semejante al del hombre. Tercer postulado de Koch. 4a. Se ha comprobado en la sangre de los en- fermos, bacteriolisinas aun con diluciones al uno por quinientos, específicas para este germen. Reae- ciones humorales. Ba. La acción de las vacunas puras es evidente en los casos infectados de Influenza. Especifieidad del germen y corrección de la dosis vaccinal inicial. De todo esto deducimos, basándonos en lo que exige la más rigurosa observación y las pruebas cien- tíficas más exactas, que éste es el germen causal de la actual pandemia. Por último, según la literatura que poseemos, este germen no está deserito por ningún investiga- dor y, por tanto, lo designaremos con el nombre de “Bacillus infuenza motili””. Queda así terminado nuestro trabajo de hoy. Sólo nos queda ahora, dirigir algunas palabras de oportuna aclaración a los compañeros que nos escuchan. En el curso de esta epidemia que nos ataca vi- gorosamente, hemos seguido hasta el detalle todo. el conjunto de opiniones diversas que se han sustenta- do, muchas de ellas sostenidas con sólidas bases y otras afirmadas enfáticamente sin demostración al- guna. Todas ellas giran alrededor de un mismo 514 ANALES DE LA punto, y surge la prengunta: ¿Es esta epidemia una repetición exacta de la gran pandemia del 1889? En modo alguno se piense que de nuestras palabras se desprende una negativa o una afirmación en este sen- tido. La clínica solamente puede decirlo. Sostene- mos y probamos con nuestro trabajo que exis- te un germen capaz de producirla, pero no establece- mos difereneias sobre si se trata o no de “influenza vera”, de gripe o de aleuna otra afección no deter- mináda, por el hecho de que el bacilo de Pfeiffer no juegue papel en ella. A esa distinción etiológi- ca llegó su Escuela persiguiendo el propósito que ya dijimos, y aun hoy es sostenida por muchos elíni- cos, entre ellos Osler. Nosotros creemos que basar una diferencia tan sutil en la presencia o ausencia de un mieroorganis- mo que a la hora actual no tiene su especificidad demostrada científicamente es caer en un terreno un tanto peligroso. Si se presentan estadisticas favorables, aun más favorables que las del mismo Pfeiffer, y que llegan hasta señalar al bacilo de Pfeiffer en el 90 por ciento de los casos, como aparece afirmado por uno de nuestros clínicos más eminentes, concedién- dole tanto valor como a los que lo niegan, diremos que ellos han tenido la suerte de poder presentar una observación rica en “número?” solamente pero hunca esa prueba sería suficiente para demostrar a la luz de la Bacteriología moderna que dicho get- men es el agente específico de la *““influenza vera”? clínicamente diagnosticada como tal. Si en el conjunto de los compañeros que nos escuchan aún queda un partidario de la Escuela de 515 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Pfeiffer, levante su voz, y luche por demostrar la verdad que ellos poseen; pero no nos presente esta- dísticas simo pruebas. Solo nos pueden convencer los argumentos científicos. En el año 1892 la autoridad de Pfeiffer afirmó solamente econ números de hallazgo, en el año de 3918 se necesita afirmar con pruebas experimenta- les y con demostraciones clínicas. 516 ANALES DE LA IMPRESIONES DE MI ULTIMO VIAJE A LOS ESTADOS UNIDOS por el DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 22 de noviembre de 1918) Señores Académicos: Como una imposición nacida de mis hábitos, sin obedecer a ningún mandato reglamentario, ven- so a comunicaros mis impresiones, durante el tiem- po que he estado ausente de este augusto recinto. Al tomar el vapor en la Habana saludé al doc- tor Fernández Soto, médico del Sanatorio Covadon- ga que sabía iba a ser mi compañero de viaje, como lo es en la Sociedad de oftalmología oto-rino-larin- eología de la Habana. Con el doctor Fernández So- to departí pronto, acerca del “Congreso de Cirugía”” que debía reunirse el mes entrante en New York, y a cuya sección de oto-rino-laringología asistiría él, del mismo modo que yo a la de oftalmología. Con ta- les propósitos desembarcamos en la imperial ciu- dad, que disputa a Londres, la más grande, su pre- ponderancia, y al día siguiente, visitando el Hospi- tal “New York Post Graduate”, con el doctor M. Uribe y Troncoso, de México, fuí presentado al doe- tor Martín Cohen, profesor del Hospital, que me re- cordó, por la parte que tomé en la redacción de va- rios capítulos en el “Tratado de enfermedades de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 517 los ojos?” de Norris y Oliver de Filadelfia (1), en 1894. El doctor Cohen me informó que él sería ¡jus- tamente el presidente de la Sección de oftalmología del Congreso de Cirugía, y prometió tenerme al co- rriente del próximo certamen. El doctor Manuel Uribe y Troncoso, establecido en New York, es un oftalmólogo latino que ha puesto a buena altura la ciencia en lengua española. Le conocí en 1897, cuan- do asistí en México al Tercer Congreso Médico Pan- americano que allí se reunía. Acababa el doctor Uribe y Troncoso, de terminar sus estudios de Me- dicina, y ya se vislumbraba, por su apego a la oftal- mología, que en ella se había de distinguir más tar- de. En efecto, en 1899 fundó los **Anales de Oftal- mología de México”” de que fuí uno de sus princi- pales redactores hasta la sensible reciente desapa- rición de dichos '*Anales de Oftalmología”” que fue- ron por cierto el único periódico de enfermedades de los ojos, en español, desde que se extinguió la “Crónica Oftalmológica de Cádiz””, en que hice mis primeras armas en 1872. No obstante, al año siguien- te de aparecer los Anales, en 1901, surgieron los “Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos””, que existen aún y que fundamos, como editores pro- pietarios, el doctor Manuel Menacho, de Barcelona, y el que tiene el honor de dirigiros la palabra. Al doctor Uribe y Troncoso, llegado a New York, se le autorizó ,como medida excepcional el ejercicio ple- no de la profesión en el Estado, sin los trámites co- rrientes, a virtud de sus antecedentes. netamente (1) Norris and Oliver. A text book of opthalmologvy. Philadelfia. Lea Brothers and Co. 1893. Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, t. XX, p. 143-147, mar- zo, 171-176, abril, y 199-206 mayo de 1894. 518 ANALES DE LA científicos, pues en Europa y América eran cono- cidas sus investigaciones acerca de “La filtración de líquidos salinos y abuminosos a través de la cá- mara anterior y su papel en la génesis del glauco- ma”, (1) así como el trabajo sobre “La filtración en el ojo vivo y la naturaleza del canal de Schleman””, de que me ocupé en la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana (2) y le crearon un nombre merecido. Las alteraciones políticas del país de su nacimiento le obligaron a emigrar y han quedado interrumpi- das sus investigaciones en este sentido y en absolu- to por ahora. En mi primera visita al Hospital “New York Post Graduate”, pude examinar una niña a la que el doctor Cohen, con el doctor Uribe y Troncoso ha- bían extraído un tumor del fondo de la órbita, prac- ticándole la operación de Kronlein. Padecía la ni- ña de una exoftalmía con inmovilidad del ojo iz- quierdo, que fué diagnosticada de tumor del fondo de la órbita. Se le extrajo la neoplasia y era una mixoglioma, desgraciadamente. Se le practicó la ablación de la pared externa de la órbita, desde lue- go indispensable para llegar a él. Después de quin- - ce días de operada, la niña no tenía fiebre ni la tu- vo. Apenas se advertía cambio en la región en que se había hecho la sección del hueso, vuelto a colocar oportunamente en su sitio. Sólo se advertía la in- movilidad consiguiente del bulbo ocular y ligero edema de la parte inferior de la conjuntiva que ofre- cía alguna inyección asténica. El doctor Cohen le instilaba atropina para apreciar el cambio que pu- (1) Este trabajo me cupo la satisfacción de analizarlo en la Cró- nica Médico-Quirúrgica, t. XXXII, noviembre de 1906. (2) C. M. Q. t. XXXVI, p. 245, mayo de 1910. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 519 diera experimentar la pupila por la intervención tan activa en la región atravesada por múltiples nervios, y aquella sin embargo se dilataba. La córnea esta- ba insensible al tacto. Mostróme también en la Olí- nica, el doctor Cohen, el caso de otra niña, que lle- 26 atacada de coma al Hospital, y se supuso la exis- tencia de una meningitis; pero el examen oftalmos- cópico reveló la presencia de una retinitis albuminú- rica típica, y el que se hizo de la sangre antes que apareciese la albúmina en la orina, confirmó el exa- men oftalmoscópico hecho el primero y que anun- ció la existencia de la afección renal, y explicó el coma y la amaurosis por una intoxicación urémica y por la ereatinina en la sangre. El doctor Cohen practicó la iridectomía en una catarata incipiente, con gran maestría. Es corrien- te allí, en los Hospitales, practicarla, como estado preparatorio para efectuar en su día la extracción. El doctor Davis, que ya había vo conocido años atrás en la sección de oftalmología de la Academia de Medicina de New York, intervino en un enfer- mo que había tenido una catarata traumática, para romper una brida fibrosa que atravesaba la pupila. El doctor Cohen, en otra visita que hice al **Post Graduate”” abatió, con una aguja ad-hoc, una brida capsular, resto de una catarata traumática, e hizo la ablación de un quiste de la órbita que producía una exoftalmía. En este caso puede observar lo: la- borioso de una anestesia por el éter y el protóxido de azoe. Estuve mucho tiempo con el doctor Uribe y Troncoso que daba una lección de oftalmoscopía elí- nica a sus alumnos, y me mostró los casos que da- ría a conocer en el Congreso de Cirugía, para el que 520 ANALES DE LA se le había encargado de la oftalmoscopía clínica y de este particular he de ocuparme con más exten- sión. +. No he dejado de visitar esta vez, como lo hago siempre, el Instituto Rockefeller y he visto ahora lo que conocen ya todos, el programa de lo que rea- liza la fundación Rockefeller, con motivo de la gue- rra europea que tanto ha perturbado. Se ha he- cho cargo la Institución de que el bienestar de la humanidad en el mundo entero, depende, desde lue- go, muy claramente, de la victoria de la causa de la libertad, y de buen grado la fundación ha dedicado parte de sus disponibles a lo que a la guerra con- cierne. No obstante esto, tampoco se ha descuida- do, lo que tiene ya emprendido, en pro de la salud pública y para contribuir al progreso de la huma- nidad. Sus esfuerzos se dirigen sobre todo a obte- ner la victoria y mejorar las condiciones del mun- do después de la guerra. Ante los males que ésta ha determinado, hay que admirar la obra grandio- sa en pro del progreso y en beneficio de la humani- dad que lleva a cabo tan sin igual Institución. Co- mo no puedo ahora enumerar todo lo que ha hecho, me referiré tan sólo al Hospital de sesenta camas que en el verano de 1917 vi levantar en los terrenos del Instituto. Tiene una instalación completa: salas de ope- raciones, laboratorios y lavaderos. Está construí- do en secciones que pueden ser desmontadas y trans- portadas a donde se quiera, en camiones automóvi- les. En él se emplea el método Carrel-Dakin de es- terilización de las heridas por irrigaciones periódi- cas, sirviéndose de una preparación antimierobici- da. Este procedimiento lo planteó el doctor Carrel ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 521 y sus asociados en la histórica ciudad de Compiegne, Francia, costeado por la Fundación Rockefeller. Es- ta vez he tenido la oportunidad de visitar dos salas de este Hospital y ver los heridos llegados de Fran- cia, que me mostraba con gran interés el joven mé- dico francés que los tenía a su cargo, doctor Levis. Llegó su amabilidad al grado de que, no pudiendo levantar los apósitos para darme cuenta de las he- ridas, en fotografías me mostró,.en un salón para proyecciones, el comienzo de las lesiones al ser he- ridos, y las variaciones que les iba imprimiendo el tratamiento continuado después, hasta el estado ac- tual. A pesar de que ocupaban las camas, heridos tan graves que había sido necesario amputarles un brazo, una pierna o ambas, no parecíamos que está- bamos en una sala de Hospital, por el ambiente pu- ra y la esmerada limpieza. Recorríamos las dos sa- las en el momento en que les servían la comida a aquellos jóvenes, que volvían de la guerra, habien- do pagado ostensiblemente su tributo a la patria, y admiraba aquella placidez sencilla de la fisonomía cuando contestaban sobre detalles de la batalla en que habían sido heridos. En esta visita, no encontré como en otras he- chas a los Laboratorios del Instituto, al doctor Ló- pez Suárez, pensionado un día por el Gobierno de España y hoy “assistant”, más tarde profesor del establecimiento, el que aprovechando las vacacio- nes, había marchado a Europa, y no pude utilizar- le, en lo que teíamos concertado, para cuando nos volviésemos a ver allí. En cambio visité el depar- tamento del doctor Eduardo Uhlennhuth, profesor de biología experimental, .el que hizo derroche de _ 522 ANALES DE LA complacencia, mostrándome preparaciones sobre sus investigaciones últimas. La conferencia ““Sobre el radio aplicado a las opacidades incipientes del cristalino para evitar la formación de la catarata” a que estaba invitado por el doctor Martín Cohen, desde el día que fuí pre- sentado a él, se verificó en la noche del 19 de sep- tiembre, no en su casa, sino en la del doctor Lavine, radiólogo y encargado de aplicar el medicamento a los enfermos del doctor Cohen. Como era una con- ferencia de cierto modo privada y a la que asistie- ron un número limitado de oftalmólogos, por tanto pudo hacerse el examen detenido de cada uno de los quince o diez y siete enfermos de cataratas cui- dadosamente tratados por el doctor Cohen. Este los tenía anotados en un amplio esquema manual, en el que de un golpe de vista se apreciaba la historia elínica abreviada, de cada enfermo y al final de és- ta, el dibujo de como estaba el eristalino, antes de empezar el tratamiento, poco después, y un últi- mo dibujo revelaba el estado actual. En algunos sujetos la agudeza visual no estaba de acuerdo con lo anotado, sin duda porque las anotaciones se ha- bían hecho con otra luz y en otro local distinto de aquel en que ahora se examinaban, o por posible error del investigador; pero en efecto, en más de uno se pudo apreciar la mejoría obtenida con el trata- miento establecido, durante un tiempo menor de un año, pues los que más tiempo tenían de tratados no pasaban de tres meses. Terminado el examen minucioso de los enfer- mos, pasamos al salón en que el doctor Martín Co- hen hizo la exposición de lo que había observado en los enfermos que se acababan de examinar. Dijo ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 523 que le movía un objeto puramente científico y nun- ca algo que pudiera confundirle con un charlatán, desdiciendo de sus antecedentes de siempre. En efecto, puedo vo afirmar que si el doctor Cohen no tuviese más, para hacer resaltar su espíritu de hom- bre de ciencia neto, que las conocidas investigacio- nes que un día emprendió con el sabio patólogo y hacteriólogo japonés doctor Hideyo Noguchi (1) respecto del tracoma y de los cuerpos de Prowwased en él encontrados, le basta y le sobra para su erédi- to. En esta investigación se determina lo que sig- nifican estos cuerpos tan estudiados. El doctor Co- hen terminó su discurso suplicando a los presentes que expresasen su juicio apropósito de los casos ob- servados, para saber a qué atenerse, con el fin de continuar la investigación, o abandonarla, si fue- se necesario. Como una cortesía hacia el extranjero, me in- vitó a hablar el primero, para emitir mi juicio acer- (1) Bacteriological and clinical Studies of an epidemie of Koch Weeks bacilus conjuntivis asociated with inclusión conjuntivitis By Hideyo Noguchi M. D. and Martin Cohen M. D. Archives of opthtal- mology, vol. XIV, número. 1916. Notes on the epidemiology of contagious diseases of the eye. By Martin Cohen and Hideyo Noguchi. Read before Section of ophtalmo- logy of the N. Y., State Medical Assocation, May 17, 1918. Experiments of the cultivacion of so called tracoma bodies. By Hideyo Noguehi M. D. and Martin Cohen M. D. The Journal of Expe- rimental Medicine, vol. XIII, Número 5, 1915. The clinical course of conjuntival afeetioris associated, with so- called Tracoma bodies. By Martin Cohen New York Archives of Ophtal- mology, vol. XIII. Número" 1, 19153. The relationship of the so-called. Noguchi and Martin Cohen, Archives of Ophtalmology, vol. XI. Número 1, 1911. Bacteriological and clinical studies of an epidemie of Koch-Weeks bacilus conjuntivitis, asociatted. With cell inclusion Martin Cohen M. D. D. The Journal of Experimental Medecine, September 1, 1915, vol. XII. Número 3, p. 304, 318. 1915. 524 ANALES DE LA ea de lo observado y oído en aquel acto y gustoso di- Je: que desde el momento que el eristalino podía des- aparecer alguna vez por sí solo y por tratamientos médicos establecidos y de los que yo mismo me he valido (2) consideraba el intento de investigar acer- ca de la conveniencia de aplicar el radio en las ca- taratas incipientes. Ahora bien, entiendo que és- to se podría hacer y no sin inconvenientes como in- vestigación científica; pero no como tratamiento en la práctica oftalmológica, porque demandaba mu- cho tiempo, cual se había observado en tratamien- tos análogos y los enfermos mejorados, que hemos examinado han tenido el tiempo suficiente para ob- tener la curación completa, pues ésta no podrá con- seguirse antes de un año o mucho más; por tanto de- be el doctor Cohen proseguir la investigación dete- nida en este sentido. El joven oftalmólogo que me siguió en el uso de la palabra, lo conocí, tiempo atrás, en el Instituto Oftalmológico del doctor Knapp; manifestó que él había obtenido resultados análogos a los que per- seguía el doctor Martín Cohen, con el ioduro de po- tasio y por tanto hallaba justificado su intento; pe- ro le veía los obstáculos inherentes a un tratamien- to largo, más le estimulaba a vencer a aquellos y segulr investigando. El doctor Uribe y Troncoso se ra menos optimista en el resultado de la investigación del doe- tor Cohen, como lo ha sido siempre dijo, con los tra- (2) Contribución al estudio del tratamiento de la catarata por el yoduro de potasio por el doctor J. Santos Fernández. Trabajo pre- sentado a la Sociedad Oftalmológica mejicana. Septiembre de 1907, Ana- les de la Oftalmología de Méjico, t. X, p. 109-206. Crónica Médico-Qui-. rúrgica de la Habana, t. XKIV, p. 51-61, 1908. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 525 tamientos médicos de la catarata aunque sea ésta incipiente. Dirigiéndose después a mí, atentamen- te me interrogó respecto a que si yo no temía que el radio obrase sobre la retina. Le contesté que no lo temía, porque si ésto pudiera suceder ya hubiera acontecido y porque en la aplicación del radio aho- ra intervienen manos experimentadas, durante mu- chos años de aplicación, de este nuevo y activo pro- ducto terapéutico. El doctor Sechamberg, que ocupa un puesto prin- cipal en el Instituto Oftalmológico de Knapp y que hizo-un minucioso examen de cada uno de los en- fermos, fué el menos favorable en sus apreciaciones. No encontró bien que los dibujos no fuesen fotogra- fías, para ser exactos; a lo que contestó el doctor Cohen que las fotografías se habían intentado inú- tilmente. Halló errores en las anotaciones de la agudeza visual que el doctor Cohen procuró aclarar, y esti- mó sú desacuerdo al encontrar entre los enfermos observados uno al que él le había sometido no hacía mucho tiempo, al tratamiento intensivo del 606 o sea al dioxidamidoarsenobensol y a los mercuriales y no podría asegurarse si habría mejorado, en vet- dad, por efecto de aquéllos o del radio. Con tal mo- tivo eree indispensable actuar sobre enfermos que no provocasen después dudas, en lo que estuvo de acuerdo el doctor Cohen. Habló el último el doctor Levine, que aseguró no se expresaría cómo oftalmólogo sino como radió- logo, pues desde hace más de cinco años empleaba el radio y se ocupaba de microscopía hace veinticinco a treinta años próximamente. Esto le autorizaba para esperar se alejase el temor de que la aplica- 526 ANALES DE LA ción del radio en la forma que lo hacía, afectase la retina ni otra parte del ojo. Con tal motivo nos mostró el radio y los cuidados indispensables para manejarlo, así como en la forma en que lo aplicaba a los ojos. La conferencia del doctor Cohen, después de la inspección de los enfermos, así como la explicación que dió cada cual a lo observado, se prolongó hasta las doce de la noche, dando el doctor Cohen las gra- cias a los presentes por la cooperación que le habían prestado a sus sanos propósitos de esclarecer un medio terapéutico con qué combatir una de las en- fermedades de los ojos más frecuentes, la catarata. La catarata me permito decir yo, que, a la par se ha perfeccionado su intervención quirúrgica y se ha estudiado su génesis y desenvolvimiento por autorizados en la materia. Uno de mis trabajos en el IV Congreso Médico de la Habana en diciem- bre de 1917 (1) se contraía a este particular que he considerado de interés para la ciencia y fué uno de los motivos por los que asistí con gusto a la confe- rencia del doctor Cohen a que acabo de referirme. El día 23 de septiembre, cuando habíamos en- trado de lleno en el Otoño con su temperatura agra- dable, aparte de aleuno que otro día lluvioso, se inau- guró ““La exposición nacional de química indus- trial en New York”” en el “Gran Central Palace”. Fué un certamen que en su cauce comprendía todas las ciencias. Era la cuarta exposición de este gé- nero que se verificaba. La primera se efectuó en 1915 y la visité muy superficialmente. Esta será (1) Resultados post-operatorios de la catarata y manera de pre- venirlos, por el Dr. Juan Santos Fernández. Crónica Médico-Quirúrgi- ca de la Habana, t. XLIV, p. 8, enero de 1918. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 527 la última, mientras dure la guerra, por más que la guerra ha sido el principal motivo del certamen, pa- ra mostrar lo que se ha hecho, a fin de ofrecer ele- mentos de combate en todos sentidos y sacados de la química industrial que tanto campo abarca. Pu- ve la buena suerte de tener por guía en la Exposi- ción a nuestro compañero de Academia, miembro de la Sección de Farmacia y catedrático de nuestra Uni- versidad, doctor Guillermo Díaz, que es autor de la traducción al castellano de la monumental “Far- macopea americana”. Me acompañaba también el farmacéutico doctor Gerardo Fernández Abreu, ca- tedrático de química del mismo centro docente, que acababa de visitar el llamado Colegio de New York, costeado por el poderoso Ayuntamiento de aquella ciudad, para husmear todo lo que en la enseñanza de la química hubiese. El doctor Guillermo Díaz, como miembro de la Sección Americana, de Quími- a, cuyo presidente, el doctor V. H. Nichols, figu- raba en primera línea en la organización de la l£x- posición tuvo las facilidades consiguientes para ha- cer más útil nuestra tarea. El día de la inauguración el doctor Carlos H. Herty, Jefe del Comité Directivo, pronunció un dis- eurso de altos vuelos, en el que descubría los móvi- les y fines de la Exposición actual, que no eran otros que evidenciar el progreso realizado en la química industrial, desde el momento que surgió la guerra y aun antes de que la nación tomase parte directa en ella. En 1914, dijo: el capital industrial era de $59.164,000 y ha llegado en 1918 a $386.967,000, que es asombroso. La exportación vg. del ácido sulfú- vico aleanzaba solo a 12.000,000 (doce millones) de libras en 1914 y hoy llega a 68.000,000 (sesenta y 528 ANALES DE LA ocho millones). La soda cáustica representaba una cifra poco alta en 1914 y ahora se eleva a 334.000,000 (trescientos treinta y cuatro millones). El benzol tenía igualmente una cantidad débil y hoy llega a 25.000,000 (veinticinco millones) de libras nada me- - nos. Al comenzar la guerra en Europa no nos ha- bíamos ocupado, continúa diciendo, de los gases tóxi- eos, como elemento, de que nunca se había hecho uso, como arma de guerra hasta ahora en el mundo; pe- ro cuando enviamos nuestros soldados fueron pro- vistos de los medios de preservación y a nuestro turno estudiamos forzosamente y preparamos los gases tóxicos, para devolver al enemigo, análogo me- dio de destrucción. En la Exposición no podéis apre- ciar más que los instrumentos, pues la sustancia es peligrosa de manejar; en su preparación se han in- vertido más de $198.000,000, (ciento noventa y ocho millones). Después de lo dicho por el doctor Herty y lo que se veía en la Exposición, me explico que se haya ase- gurado que Alemania manifestó su deseo que no se empleen los gases tóxicos, sin fijarse que ella los venía usando desde el principio de la guerra, como fruto de refinada cultura. El doctor Herty se refirió también a la fabri- cación de los tintes, de que habían sido tributarios de Alemania los Estados Unidos al empezar la gue- rra, y no se produjo siempre, por los altos jornales de este país, nunca por incompetencia de sus hom- bres de ciencia; por eso no ha habido nada que no se haya obtenido en el país, cuando ha sido necesa- r10. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 529 En la Exposición se exhibían ya los tintes igua- les o superiores a los de Alemania, y en efecto pude apreciar las telas de lana y otros tejidos perfecta- mente coloreados. No es posible que en el corto espacio de que dispongo para tratar de diversos asuntos, pueda dar una idea completa de la magnitud del certamen; pero por las líneas generales que he trazado se de- duce la vitalidad maravillosa de esta nación y su firme desenvolvimiento en cuanto emprende, gra- clas a su patriotismo puro, y a su tenacidad, al ser- vicio siempre de colosales elementos, de que dispo- ne y maneja con admirable tino. Volviendo a los asuntos de Medicina apuntaré: que ya hace dos años me había informado el doctor May, notable oftalmólogo,—autor de un perfecto “Manual de enfermedades de los ojos?””, traducido a todos los idiomas, sin excluir el japonés, de que tengo un emplar, obsequio del autor, y también ver- tido al español por el doctor G. Finlay,—el doctor May, repito, me dijo que, además de la Clínica Of- talmológica que tenía a su cargo en el Hospital ge- neral Monte Sinai, estaría al frente de una nueva perfectamente instalada en el Gran Hospital Mu- nicipal de New York “Bellevue”, fundado en 1714 y que no visitaba yo, desde hace muchos años cuan- do era allí profesor el doctor H. Knapp. En esta visita me acompañó el doctor Gerardo Gutiérrez, hijo de Cienfuegos, que desempeña una plaza de mé- dico interno de este Hospital, y me mostró todas sus dependencias, estableciendo comparaciones con Hos- pitales de otras partes, que no podían hacerse, si se tiene en cuenta que New York alcanza siete millo- nes de habitantes, más que el triple de la población 530 ANALES DE LA de Cuba y dan estos elementos para cualquier pro- greso. a Cambiando suavemente de rumbo y cortesmen- te invitado, concurrí al acto de lanzar unos barcos al agua, asunto que no atañe a la Medicina; pero des- de luego obedece a la relación de la ciencia eon la industria, de la cual brota, como se sabe, el avance de ambas en general. Accedí por tanto a visitar el as- tillero de “The Standart Shipbuilding Corporation” a cuyo frente se halla el doctor Emilio Godoy, como administrador general, siendo secretario el señor Eloy Buxó Canel, hijo de la célebre eseritora Eva Canel. El señor Marimón, conocido financiero de Cu- ba y presidente del Banco Español de la Habana, es igualmente el presidente de la Corporación. Se lanzaban al agua dos nuevos vapores de 7,500 tone- ladas cada uno: el Monmouth y el Dallas, que por encargo del gobierno de los Estados Unidos se habían construído en este hermoso astillero. Fué un acto emocionante aunque, conocido, ver descender esos gigantes con arrogancia, para en un instante, ante un gentío que se descubría respetuoso, flotar en el elemento, en que tantos servicios han de prestar ac- tualmente con motivo de la guerra que exige todo género de transportes bien acondicionados. Sin esperarlo, esta visita me proporcionó la oportunidad de conocer al día siguiente el Dispen- sario que tiene la compañía para atender los aeci- dentes del trabajo en sus obreros, cuyas lesiones en su mayoría son en los ojos y serán objeto de otra comunicación a la Academia. Antes de salir de la Habana había emprendido una investigación respecto de la pituitrina, después de oir en nuestras sociedades científicas las venta- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 531 Jas que de este producto de la casa de Parke-Davis obtenían los tocólogos. Como la dosis de que se ser- vían éstos era insuficiente para obrar sobre el mús- culo acomodador del ojo, me dirigí a la poderosa ca- sa de Parke-Davis y Ca.: que la prepara, para con- seguir mayor dosis y la contestación y el producto llegaron a la Habana, por la demora actual de los correos, después de mi salida. Desde New York, me dirigí de nuevo a la casa productora, y con la di- ligencia y cortesía que la caracteriza, me envió al punto, un agente profesional (el doctor D. Cobar, farmacéutico) que me informó de todo, indicándo- me que la dosis alta que yo necesitaba, no podía en- viarse lejos, porque era preciso usarla lo más recien- temente posible. Agradecimos la atención y esco- gitamos la manera de remediar el obstáculo presen- tado. El día nueve de octubre asistí a la Sociedad de Medicina Hispano-Americana de New York. Des- de el año pasado sabía por mi compatriota el doctor Viña que el doctor Uribe y Troncoso, al establecer- se en New York, con un elevado espíritu científico y de raza, que le honra, ideó congregar en una aso- ciación a los elementos hispano-americanos profesio- nales que hubiese en la gran ciudad, en la que las colonias de todos los países del mundo son tan nume- rosas. La Sociedad de Medicina Hispano-America- na de New York, ha cumplido su segundo aniversa- rio y lentamente, como suele suceder con lo que va a ser duradero, va incluyendo en su lista de miem- bros asociados a los cuarenta médicos de raza his- pano-americana que tiene New York. El doctor An- tonio Crispín, habanero, la preside actualmente. En su casa saludé a colegas de las distintas naciones de 532 ANALES DE LA la América latina aquella noche: al doctor Espino y al doctor Govea de Venezuela dedicados a la oftal- mología; al doctor A. Avilés del Ecuador; al doctor Zelaya de Nicaragua y al fundador de la Sociedad doctor Manuel Uribe y Troncoso. El doctor Anto- nio Crispín hace ya más de veintisiete años visitó el Laboratorio de la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana y tuve el gusto de conocerlo. Recuerda mucho su país aunque reside en New York. Antes de marcharse obsequió a todos galante- mente el doctor Crispín con dulces y licores. No pude menos que aplaudir el pensamiento llevado a la práctica por los hispano-americanos, de constituit- se en un cuerpo útil a la ciencia y a la humanidad, en un país extraño, pues éste vasto y adelantado hasta lo no imaginable, recibirá siempre algún bene- ficio de un centro de cultura más, y esto se refleja- rá de algún modo, en las naciones latinas que siem- pre agradecerán el esfuerzo de los suyos en tierras lejanas. El presidente de la sección de oftalmología del Congreso de Cirugía que estaba anunciado para el 21 de octubre, cumplió su promesa y con anticipa- ción me facilitó el programa de los trabajos de la sección que ofrecían gran interés, y además eran nu- merosos los Hospitales especiales que se aprestaban a ofrecer sus elementos de estudio: pero el Congre- so se suspendió a causa de haberse extendido la epi- demia de influenza de modo alarmante, pues produ- cía una alta mortalidad en la población civil y mili- tar. Este incidente me privó de ofrecer a esta Aeca- demia una comunicación aparte respecto de los par- ticulares que contenía el programa de la sección de oftalmología del Congreso de Cirugía, uno de los ob- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 533 jetivos principales de mi exploración científica es- ta vez, como indique al principio. No escapó mi familia a la influenza, mas sin re- sultados desagradables, pero con la alarma consi- guiente. Esto me impidió concurrir en la noche del lunes 21 de octubre, a la Academia de Medicina de New York, en la que me pusieron a la orden del día en su sección de oftalmología, con un trabajo sobre “fenómeno raro de diplopia provocado voluntaria- mente”” y me ví obligado a declinar el honor de leer- lo por no poderme separar de casa. Como la Sanidad recomendaba el alejamiento de los puntos en que pudiese contraerse la influen- za por contagio, y en esta opinión abundaba el auto- rizado consejo del doctor William TP. Jenkis que en 1892 detuvo el cólera morbo asiático en el puerto de Nueva York, sin que invadiera la ciudad, di por ter- minadas mis tareas en esta temporada y me dispu- se a volver a Cuba tan pronto como se me otorga- ra el permiso, que imponía el estado de guerra a to- dos los que salían de los puertos de la nación. Ahora bien, como a pesar del interés que se to- mó el señor Ministro de Cuba en Washington el General don Carlos Manuel de Céspedes se demoró más de lo que yo deseaba el despacho del pasapor- te, me ví obligado, para no permanecer en la inacción, a reanudar mis tareas en New York. Asistí a otra sesión de la Sociedad de Medici- na Hispano Americana, en que gracias a la cortesía y generosidad de sus miembros, diserté sobre *“*Pe- culiaridades de algunas enfermedades de los ojos en Cuba”. Me detuve en la etiología, los síntomas y naturaleza del tracoma y de otras conjuntivitis, así como apunté más detalles limitados por el tiempo 534 ANALES DE LA disponible y de que en su oportunidad conocerá es- ta Academia. Hizo uso de la palbara para referirse a mi tra- bajo el doctor Antonio Arbona, español, de antiguo establecido en New York, para asentir, en parte res- pecto de lo que había expuesto sobre el tracoma. El doctor Uribe y Troncoso, de México, y médico hoy del Hospital Francés, en que se reunía esta vez la Sociedad, expresó que el estudio obtenido del tra- coma en estos últimos tiempos, había provocado gran desconcierto respecto de un seguro diagnósti- co, desde el momento que como yo había afirmado, el Laboratorio no podía, como en otras conjuntivitis, proporcionar los elementos indispensables para for- mularlo. Se declaró por tanto opuesto a las medidas severas de que se valían algunos Gobiernos para im- pedir el embarque y desembarque de los sospecho- sos de tracoma. El señor Zelaya me interrogó acer- ca de que se había dicho que en la Habana se eviden- ció el germen que provocaba el tracoma. Le expli- qué que hace unos dos años próximamente se pre- sentó a la Sociedad de Estudios Clínicos de la Haba- na, un trabajo en que se aseguraba esto; pero des- pués de discutirlo se nombró una comisión de los más competentes bacteriólogos y oftalmólogos, la que declaró que era simplemente un error de inves- tigación y nada más. El doctor Henna nacido en Puerto Rico; pero desde niño en New York, discurrió sobre algunos de los puntos tocados en mi disertación, por haber estado a su cargo tiempo atrás un Asilo que he vi- sitado hace poco y que tiene un departamento dedi- cado a tracomatosos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 535 A hi o ra d.C Después que el doctor Uribe y Troncoso dió cuenta de su estudio sobre el ““tonometro””, indican- do su utilidad para conocer tempranamente la pre- sencia del tracoma y proceder a tiempo a la opera- ción, se trataron asuntos de interés general y se aceptó una moción dirigida a concedernos en la pró- xima sesión, el título de socio de honor. Antes de retirarme testimonié una vez más a la Sociedad de Medicina Hispano-Americana mi re- conocimiento por sus deferencias hacia mi persona, las que agradecí vivamente, por más que me hacía cargo que se me honraba, por formar parte de esta Academia de Ciencias en cuyo nombre la saludé com- placido. Muy brevemente, porque estoy dando a este exacto relato mayor extensión de la que deseaba, me limitaré a referir mi visita con el doctor Cohen, al Asilo de Enagenados Manhattan, situado en la isla Wards del río Harlem. El superintendente, doctor Marcos B. Heyman, me lo hizo ver minuciosamente y me mostró los datos que había enviado al Gobierno de Cuba para la construcción del nuevo Manicomio que se proyectaba; pero aqueiia tarde mi mayor in- terés estaba en la isla próxima a la anterior Randall en que el doctor Cohen tiene a su cargo el departa- mento de afectados de los ojos entre los niños anor- males que la habitan o sean los incapacitados de na- cimiento. Aquí pude ver ejemplares de la ““conjun- tivitis por inclusión”? como resultado de las investi- gaciones acerca de los cuerpos de Prowased en el tracoma realizados con el sabio japonés Noguchi, de que me ocupé antes, y merece ser expuesto dete- nidamente en su oportunidad. 536 ANALES DE LA Por último, había aplazado la invitación del doe- tor Cohen hecha desde el primer día que lo traté, pa- ra que le acompañase a su mesa con su familia y ya a punto de partir me honré satisfaciendo el deseo de un hombre que a sus dotes superiores de investi- gador ha asociado el agrado, con que siempre está dispuesto a complacer y a comunicar sus vastos co- nocimientos. Cumplo un deber de estricta justicia, al expresarme de este modo en esta Academia de Ciencias, al darle cuenta de lo que he realizado y de la ayuda que me ha prestado siempre que he in- vocado su representación. A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 537 ACUERDOS DE LA ACADEMIA En la sesión de gobierno celebrada el 22 de noviembre de 1918 se acordó: lo. Aprobar en todas sus partes el acta de la sesión ce- lebrada por la Junta de Gobierno el 30 de septiembre, rela- tiva a la redención del censo que a favor de la Academia re- conocía la casa Amargura 31, y en su consecuencia autorizar al Tesorero para invertir la suma pagada por la redención del citado censo, sus intereses etc., en valores que produzcan intereses plenamente garantizados. 90. Acceder a la solicitud del doctor Diego Tamayo y Figueredo de pasar de la categoría de académico de número a la de honorario, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 16 del reglamento, y al propio tiempo declarar vacante ese puesto haciendo la oportuna convocatoria en la Gaceta Ofi- cial. 30. Aprobar el informe y tasación de honorarios recla- mado por el Juez Municipal del Sur de la Habana en cau- sa por accidente del trabajo, que emitió el doctor Jorge Le- Roy y que se le envie íntegro a la autoridad consultante. 40. Aprobar el informe emitido por el doctor José A. Presno, acerca del candidato Dr. Luis Ortega, propuesto pa” ra ocupar la vacante producida por la muerte del Dr. Miguel Sánchez Toledo. 538 ANALES DE LA INFORME SOBRE HONORARIOS MEDICOS por el DR. JORGE LE-ROY CASSÁ (Sesión del 22 de noviembre de 1918) El Juzgado Municipal del Sur de la Habana con fecha 27 de septiembre último se dirige a esta Aca- demia, remitiendo expediente original formado con motivo del accidente del trabajo sufrido por el obre- ro Jo... d... BS... y H-V..., para queen aaa de la administración de justicia se le informe ““acer- ca de si eran o no necesarias el número de curacio- nes antisépticas y asépticas que se consignan en la minuta de honorarios de fojas 7 dando por sentado que la lesión sufrida tuvo un curso natural puesto que no se ha consignado que ocurriera nada anormal, fijando en caso negativo prudencialmente el núme- ro aproximado de curaciones antisépticas y asépti- cas que fueran necesarias para la sanidad del lesio- nado, ete., ete....?” Antes de entrar en el estudio del caso consul- tado conviene sentar algunas premisas que juzgo indispensables para el mejor conocimiento del asun- to y para evitar al propio tiempo que sea falseada ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 539 una ley protectora de los intereses del lesionado, de su patrono y del médico, como la dictada por el Con- greso de nuestra nación en 12 de junio de 1916 y re- elamentada por el Poder Ejecutivo por el decreto No. 1688 de 26 de octubre de 1917, que derogó el re- glamento provisional de 12 de diciembre de 1916 y el decreto No. 1625 de 21 del expresado mes y año. Esa ley, inspirada en sólidas bases del derecho moderno y velando por la prosperidad y mejora- miento de lo que constituye el elemento productor del país, ha estrechado las relaciones de la riqueza y del trabajo, fijando a cada uno de sus representan- tes: patronos y obreros, sus respectivos derechos y deberes. Pero como en estas cuestiones de accidentes del trabajo hay un tercer factor que es el más capacita- do para juzgar de la magnitud e importancia de los mismos, así como de sus efectos ulteriores, y ese factor es el hombre de ciencia, el médico, también lo ha colocado en condiciones de asegurarle la remu- neración de sus servicios de manera que no ofrezca lugar a dudas, tarifando el valor de los que pueda prestar. Si siempre nos hemos opuesto a la tarifa de los honorarios profesionales, utilizando las bases seña- ladas por el insigne médico legista Dr. Pedro Ma- ta, cada vez que de la justipreciación de honorarios se ha tratado en esta Academia; entendemos que en el caso especial de los accidentes del trabajo, la ta- 540 ANALES DE LA rifa es la única solución posible para evitar conflie- tos, que a diario surgirían entre las partes y los pro- fesionales; y la mejor prueba de la aceptación que hacemos en este caso es que en todas las naciones al legislarse sobre la materia se ha tarifado al mis- mo tiempo el precio de los distintos servicios que pudieran prestarse, La ley cubana, basada en las leyes francesa, ita- liana y sueca, reconoce en su artículo XXIX al lesio- nado el derecho de elegir libremente a su médico, y este reconocimiento descansa en la honorabilidad que se le supone a los profesionales y en la compe- tencia adquirida por la práctica de estas cuestiones. Empero, esta disposición que descansa sobre un sentimiento de loable humanidad, ha sido eriticada desde el principio de la aplicación de la ley francesa por Brugeilles y Dalfort, en el sentido de si no sería de temer que el obrero fuera solicitado y amenudo arrastrado por médicos poco eserupulosos y de ter- cer orden, que se harán una especialidad de este gé- nero de clientela a falta de poderse crear otra, dan- do cuidados menos eficientes y tratando sobre to- do de satisfacer a la víctima del accidente, sea pro- longando su incapacidad temporal, sea aumentando las consecuencias probables del accidente. Estos temores desgraciadamente han sido jus- tificados en ciertos centros obreros. Médicos incons- cientes o llevados por la necesidad no han dudado en hacerse una clientela fácil, librando certiicados de ACADEMIA DE CIENCIAS DELA HABANA 541 complacencia y prolongando incapacidades tempo- rales más allá de la curación”. (1) No ha mucho, uno de nuestros más distinguidos Jóvenes profesionales, el Dr. Octavio Montoro, in- sistía sobre estos particulares en el seno de la Aso- ciación de la Prensa Médica de Cuba, y las ideas por él vertidas allí pueden consultarse en la Revista de Medicina y Cirugía Vida Nueva, dirigida por el conspicuo académico Dr. Diego Tamayo. (2) Hechas estas consideraciones generales entre- mos de lleno en el estudio del caso concreto some- tido a la consideración de esta Academia. Tenemos los siguientes documentos: lo.—El certificado de origen, en el que se hace constar que el obrero J.. S... de 17 años de edad, natural de la Habana, de raza blanca, presenta las siguientes lesiones de pronóstico grave: “Fractura conminuta y complicada de los huesos de la pierna derecha por su tercio inferior y otra fractura de la misma naturaleza de los huesos del tarso??. Este certificado lleva fecha del 18 de enero de 1918, a las seis p. m.; y está expedido en la Casa de Socorro del 20. Distrito de la Habana. 20.—Un oficio impreso en papel rosado, en el que el mismo médico que asistió al lesionado, parti- (1) E. Forgue et E. Jeanbrau, Guide practique du médicin dans les Accidents du Travail. Paris, 1914, p. 10-11. (2) De la etica profesional. Ideas y comentarios. Vida Nueva, Ha- bana, septiembre 1918, año X, p. 252-255. ¡1 542 ANALES DE LA cipa al Sr. Juez Municipal del Distrito Sur que, en 18 de enero de 1918 se hizo cargo de la asistencia del Sr.J... JJ... S..., víctima de un accidente acae- cido en la Havana Terminal. 30.—Un certificado impreso en papel amarillo, en el que hace constar que en 14 de agosto de 1918 ha dado de alta completamente curado y con inca- pacidad parcial permanente a J... J... S... “le- sionado el día diez y ocho de enero de 1918 que estuvo durante doscientos quince días incapacitado para el trabajo, habiendo obtenido la curación en los referidos días con defecto físico que lo imposi- bilite para su ocupación habitual. Impedimentos: In- capacidad parcial permanente por pérdida de la pierna derecha por su tercio superior.?”” Todo lo subrayado está impreso en el papel amarillo del “Laboratorio Clínico Quirúrgico”” del susodicho médico. Y por último. 40.—En un papel rosado, también impreso con el membrete anterior la Nota de honorarios médi.- cos que presenta a la Compañía de Seguros Cuba el Dr. L... P... de L... por los servicios profesiona- les prestados al Sr. J... J... S... obrero de (en blanco) Accidente del trabajo ocurrido el día diez y ocho de enero de 1918 en la Estación Terminal. Luego hay una línea impresa que dice Diagnóstico y en las tres líneas destinadas a escribir éste, nada tampoco y a continuación la nota de honorarios, co- má sigue: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 543 Fecha Naturaleza del servicio realizado. No. de la Precio tarifa Ps. Cts. 19 enero 18.— Amputación de la pier- na derecha por su tercio superior. AS 5 30.00 Ss > E Ayudante en la opera- CO A da 22 1.50 » e $ Anestesa general. 8 5.00 20 enero a 30 Una cura antiséptica dia- de abril ambas riamente o sean ciento fechas inclusive una curas antisépticas Majo zo 1/8, 5, completas. 49 404.00 7, 10, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 21, 29. y 31. Junio: 2, 4, 6, 8, 10, 12, 14, 17, 19, 21, 24, 26 ) cuarenta y cuatro curas y 28, asépticas. 50 44.00 Julio: 3, 5, 7, 11,,14,. 17, 20, 22% 25 y 29. Agosto: 1, 5, 9, 12 y, 14. Hala: Certificado final deserip- tivo. 31 3.00 Total. 493.50 Nota: Hago constar que las curas antisépticas practicadas al lesionado le fueron hechas dada la naturaleza de la operación, y estado séptico del le- sionado. Fecha, 15 de agosto de 1918. dteciciiós aquí la firma del médico. Todo lo subrayado está impreso en el expresa- do papel rosado. 544 ANALES DE LA Hasta aquí los documentos remitidos. Analizando cuidadosamente la '“Nota de Hono- rarios”” presentada, se advierte, desde luego, que el profesional que la firma no hace constar la dirección del herido, ni la del patrono, ni el nombre del Mu- nicipio en que fué asistido el herido, como lo exigen los números 2, 3 y 5 de la nota 8a. de la Tarifa apro- bada por el Colegio Médico de Cuba, en su sesión extraordinaria del 21 de marzo de 1917. "Igualmente llama la atención la serie de ciento una curas antisépticas que tuvo que practicarle al lesionado desde el día 19 de enero, en que llevó a ca- bo la amputación de la pierna derecha por su tercio superior, hasta el treinta de abril, en que comenzó las curas asépticas, pues si bien es verdad que en nota hace constar que “las curas antisépticas prac- ticadas al lesionado le fueron hechas dada la natu- raleza de la operación, y estado séptico del lesiona- do””, no deja de ser sorprendente tan prolongada asistencia. Véamos el por qué: Un individuo de 17 años, que se supone sano y saludable, pues en el certificado de origen, base fun- damental de todos estos juicios, no se hace constar que padeciera de nada absolutamente, ni que tuvie- ra ninguna tara específica, ya hereditaria ya adqui- rida, sufre un traumatismo en el tercio inferior de la pierna derecha. El cirujano interviene ¡pocas horas después, operando por el sitio de elección pa- ra amputar el miembro, lo cual quiere decir que aque- lla región estaba sana, pues hubiera sido una prue- ba de incapacidad profesional amputar tejidos lesio- nados, y suprimido por completo el foco séptico, con la más radical de las operaciones cual es la ampu- ACADEMIA DE CÍENCIAS DE LA HABANA 545 tación, lógico es suponer que: si la operación estuvo bien hecha; si no quedó un muñón cónico, por ejem- plo; o si en las curas sucesivas no se infectó al le- sionado, éste curara en un número de días muy por debajo de los que expresa el facultativo que tuvo que hacerle las tales curas antisépticas completas. Tanto más cuanto que en la partida subsiguiente se fijan cuarenta y cuatro curas asépticas realizadas desde el lo. de mayo hasta el 14 de agosto. Aceptamos, y es mucho aceptar, que el ciruja- no haya tenido que atender diariamente al lesiona- do, durante los ciento un días comprendidos entre el 19 de enero y el 30 de abril; pero no podemos acep- tar de ninguna manera, que si la operación estuvo bien hecha, como es de suponer, y que no hubo com- plicaciones, de las que no se hace mérito, haya ne- cesitado hacerle una cura antiséptica completa dia- riamente en ese largo período de tiempo de los cien- to un días consignados. Por otra parte, analizando los días señalados como los en que le practicó una cura aséptica al le- sionado, no aparecen más que 43 en lugar de los cuarenta y cuatro que cobra, pues parece el 17 de junio repetido dos veces, y para eso colocado fuera de la línea que le corresponde, lo que hace pensar que se sumaron los números de las visitas en la nota de los honorarios y no por el libro en que todo profesional cuidadoso anota la asistencia de sus clientes. Por último, en la partida en que cobra el certificado final deseriptivo parece existir una con- fusión, pues hemos visto en el documento No. 3, que ahí no hay deseripeión de ninguna especie, pues no se necesita ser médico para llenar un impreso y de- 546 ANALES DE LA cir que a un hombre le falta la pierna derecha. Ese certificado puede considerarse como sencillo, y por consiguiente, de acuerdo con el número 32 de la Ta- rifa, se incluye el precio de la última visita o con- sulta. Teniendo en cuenta las anteriores consideracio- nes, puede formularse la nota de los honorarios de- vengados por el médico reclamante como sigue: Partida la.—Amputación de la pierna derecha O E - 2a.—Ayudante en la operación, conforme. . 7.00 le 3a.—Anestesia general, conforme. ...... 5.00 se 4a.—Reducida a ciento unas visitas simples. 101.00 e 5a.—Reducida a cuarenta y tres curas asép- cas A AN > 6a.—Negada 020 Totalo bois rl 0 15 AAN Tal es el precio en que pueden estimarse los ho- norarios devengados por la asistencia del lesiona- do J... J... S... en el caso sometido a la conside- ración de la Academia por el Sr. Juez Municipal del Sur de la Habana. ACADEMJA DE CIENCIAS. DE LA HABANA 547 CONVOCATORIA “En eumplimiento del Reglamento de esta Academia se hace pública la existencia de una vacante de académico de número de la sección de medicina, cirugía y veterinaria, por pase a la categoría de académico honorario del Dr. Diego Ta- mayo y Figueredo. Este puesto se proveerá por elección, conforme a lo pre- venido en los artículos 50. y 9o. del Reglamento justificando los solicitantes o los propuestos, sus méritos y condiciones, y admitiéndose las solicitudes o propuestas documentadas, hasta las seis de la tarde del décimo quinto día hábil, poste- rior al de la publicación de esta Convocatoria en la Gaceta Oficial de la República, en la Secretaría de la Academia, ca- lle de Cuba número 84 A. Habana, 25 de ES de 1918. Dr. Jorge Le-Roy. Secretario. Artículo 50.—Para ser académico se requiere: Tener por lo menos treinta años de edad. Tener el grado de doctor o el título equivalente en las escuelas que no confieran aquél. Tener por lo menos diez años de ejercicio profesional. Artículo 90.—Para ser académico de número se requiere: Ser ciudadano cubano y reunir las condiciones exigidas en el artículo 50.; solicitar el ingreso por escrito, o ser pro- puesto por cuatro académicos de número, ateniéndose a los 548 ANALES DE LA requisitos de la Convocatoria publicada en la Gaceta Oficial, cada vez que exista una o más vacantes. De acuerdo con lo que determina el artículo 10 el que re- sulte elegido deberá remitir, en un plazo que no exceda de seis meses su discurso de ingreso, el que versará sobre un tema de libre elección; pero comprendido dentro de las ma- terias propias de la sección a que pertenezca. Publicada en la Gaceta Oficial de la República de Cuba del 26 de noviembre de 1918, año XVII, núm. 125, t. V, p. 7912. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 549 INFORME SOBRE LOS MERITOS DEL DOC- TOR LUIS ORTEGA Y BOLAÑO por el DR. JOSE A PRESNO (Sesión de Gobierno del 22 de noviembre de 1918) Señores: Para ocupar la plaza vacante de aca- démico en la sección de Medicina, por fallecimiento del Dr. Miguel Sánchez Toledo, anunciada en la Ga- ceta Oficial de fecha 29 de julio del corriente año, se presentó como aspirante, con fecha 8 de agosto, el doctor Raimundo de Castro y Bachiller, acompa- ñando su solicitud de los documentos correspondien- tes. | Con fecha 14 de agosto, los doctores Arístides Agramonte, Carlos E. Finlay, Leonel Plasencia y Federico Torralbas, académicos de número, de con- formidad con el artículo 90. del Reglamento de la Academia ““y reconociendo las excepcionales condi- ciones, reconocidas pública y científicamente, que concurren en el doctor Luis Ortega”” propusieron a éste para ocupar la plaza vacante a cuyo efecto, die- ren por presentada la documentación que hacía tiem- po había acompañado a su solicitud. Posteriormente con fecha 4 de octubre 1918, el doctor Raimundo de Castro manifiesta a la Acade- mia, según documento que acompaña, (1) que le per- (1) Habana 4 de octubre de 1918.—Sr. Presidente de la Academia de Ciencias. Señor: Le suplico se sirvan tener por no 550. : — AMA ANALES DE LA ¡ADA mita retirar su candidatura para la vacante actual de académico. : - Con estos antecedentes, mi informe se ha de li- mitar al examen del expediente del único candida- to, Dr. Luis Ortega. Según su partida bautismal, el doctor Luis Or- tega y Bolaño, nació en Cienfuegos el 16 de julio de presentada la instancia que tuve el honor de remitirle, en que le pedía me tuviera por candidato al puesto vacante de aca- démico de, número con motivo del sensible fallecimiento del Dr. Miguel Sánchez Toledo. Pero como este paso de mi par- te pudiera parecer extraño a esa docta corporación, ruego a, Vd., aun a trueque de molestar y ocupar su valioso tiempo que me permita una explicación que quizás algo extensa sir- va mejor para sincerar este acto de mi parte y de satisfacción a esa Academia.—En primer lugar espero que no se tome por un acto airado que sería poco respetuoso de mi parte hacia: esa respetable corporación; pero al mismo tiempo deseo ma- nifestar que no me retiro, sin que esto se erea tampoco un alar- de de vanidad, muy lejos de mi carácter, por estimar que mi expediente sea tan pobre que no permita la lucha con otro al- euno, pues como bien sabéis he concurrido a otras luchas cien- tíficas en que unas veces he sido veneido y en otra vencedor, sin que la derrota en estos casos me haya afectado, ya: que con- sidero siempre honroso el concurrir a una lucha científica aun: que se sea vencido. en ella.—Sino que al retirarme en este caso lo hago a entera satisfacción y ereyendo cumplir un deber no yendo a luchar con el adversario especialísimo para mi que me ha tocado en suerte puesto que me une al Dr. Luis Orte- ea sincera amistad hace más de diez y seis años, por recono- cer-en él méritos indiscutibles para ese puesto y, por último, por. creer honradamente que así como a una oposición, o a un concurso, €, puede y. debe irse a luchar abiertamente, pa- ra ira un puesto de académico solo debe aspirarse que por sus méritos pocos o muchos sean reconocidos suficientes, li- bremente y. sin presión alguna por los miembros de- esta Aca- demia.—De- Vd. atentamente (f) Raimundo: de Castro: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 551 1872. Fué educado en el colegio de los P.P. Jesui- tas en su ciudad natal. Tanto en sus estudios de bachillerato como en los profesionales, obtuvo premios y las mejores no- tas. Durante sus estudios en la Universidad, fué alumno interno por concurso, en la Clínica privada del doctor Weiss. 1896. Licenciado en Medicina y Cirugía de la Universidad de la Habana. 1898-1900.—Médico interno del Hospital ““Nues- tra Señora de las Mercedes”. (7 septiembre, 1898). 1901.—Doctor en Medicina y Cirugía de la Uni- versidad de la Habana, 28 y 29 de junio de 1901. 1902-1906.—Jefe de internos por oposición del Hospital “Nuestra Señora de las Mercedes”. (22 oe- tubre). 1901. Médico del Dispensario “Tamayo””. 1903. Aprobó los ejercicios de oposición a la Cátedra auxiliar, Jefe de Clínica Médica. 1906.—Nombrado, Jefe de Clínica Médica, (in- terino, 21 julio). 1906.—(6 noviembre) Catedrático auxiliar, Je- fe de Clínica Médica, por oposición. Los trabajos médicos del profesor Ortega son: “Esplenectomía por hipertrofia simple del ba- zo?” (Revista de Medicina y Cirugía de la Habana. 1896). “Varios casos clínicos del Hospital Mercedes”” (Revista de Medicina y Cirugía de la Habana, 1897) ““Fibroma uterino, láparo histerectomía”” (Re- vista de Medicina y Cirugía de la Habana. 1897). “¿Un caso de paraplegia espasmódica con complica- ción de la viruela” (Revista de Medicina y Cirugía de la Habana. 1897). 552 ANALES DE LA ““Gota irregular localización hepática”. El Pro- greso Médico, 1897). “Estudio Clínico de una epidemia de gripe-pa- ludismo””. (Revista de Medicina y Cirugía de la Ha- bana, 1899). : “Cólicos apendiculares”” (Revista de Medicina y Cirugía de la Habana, 1899). “Embarazo ectópico””. (Revista de Medicina y Cirugía de la Habana, 1899). “¿Por qué deben bañarse los niños? (Revista de Instrucción Pública, 1900) . “Condición del pupitre y actitud del niño en la escuela”. (Revista de Instrucción Pública, 1900). ““Ensayo seroterápico equino en las enteritis del adulto”” (Revista de Medicina y Cirugía de la Ha- bana. 1901). “Sobre un caso de supuración peri-esplénica?””. (Revista Médica Cubana. 1902) . ““Traslación de enfermos a los hospitales””. (Tra- bajo presentado a la Primera Conferencia Nacional de Beneficencia, 1902). “¿Cómo evitar la tuberculosis en Cuba?”? (Pre- sentado al concurso de la Liga contra la Tuberculo- sis, 1902). “Sarcoma del tejido celular pelviano del fondo de saco de Douglas””, (Revista de Medicina y Ciru- gía de la Habana, 1903). ** Aneurisma de la aorta descendente abierto en la arteria pulmonar (Revista Médica Cubana”. 1903). “Formas clínicas de la tuberculosis pulmonar en Cuba”. (Premiado por la Liga en el concurso de 1903): ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 553 “Primer ensayo sobre la distribución geográ- fica de la tuberculosis ¿gn Cuba.” Premiado por la Liga en el concurso de 1904). “Ta lucha antituberculosa en Cuba” (Revista de Medicina y Cirugía de la Habana, 1905). ““Sobre los nuevos aparatos de anestesia y sus ventajas e inconvenientes””. (Mes Médico, 1906). Sobre hipertensión, (Sociedad de Estudios Clí- nicos de la Habana. (1918) El profesor Ortega es miembro de la Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana, de la Liga con- tra la Tuberculosis, y Vicesecretario (electo) del se- eundo Congreso Médico Nacional que tendrá lugar en la Habana, en 1908. Por el análisis de los documentos presentados por el candidato, el ponente que suscribe tiene el ho- nor de proponer a la Academia que sea designado el doctor Luis Ortega y Bolaño, para ocupar la vacan- te de académico de número por fallecimiento del doctor Miguel Sánchez Toledo y Hernández. Habana, noviembre 8 de 1918. 554 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 DÉ DICIEMBRE DE 1918 Presidente: Dr. Juan Santos Ferpández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. 4] Académicos concurrentes. De número. Dres: T. V. Coro- nado. E. Delgado, A. de Górdon, D. Hernando Seguí, L. Pla- sencia, J. A. Presno, M. Ruíz Casabó, J. A. Simpson, F. To- rralbas. Leída el acta de la sesión anterior (22 noviembre) fué aprobada. Se dá cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA Del Sr. Epifanio Alvarez, solicitando se le ilustre sobre sí de padres blancos resultan hijos negros. De la Dirección de Agricultura, solicitando los datos re- lacionados con el Premio de $30,000 ofrecido por el Gobier- no para el que descubriese los procedimientos para extirpar la enfermedad de los cocoteros. Del Juzeado Municipal del Vedado, remitiendo expedien- te sobre accidentes del trabajo de los obreros Julio Zalazar No. 102, José López Sejas No. 1055; Avelino Casales No. 1267; Eugenio B. Barrari Castro, No. 1323; Manuel Gómez; No. 1746; Federico Jardin; No. 3440; para tasación de honora- rios profesionales. Del Dr. Raimundo de Castro, presentándose candidato a la plaza vacante de académico de número, existente en la sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria, por pase del Dr Diego Tamayo a la categoría de académico honorario. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 539 — Del Presidente del Comité de Festejos del Congreso de las Escuelas Normales, solicitando el salón de actos para ce- lebrar una sesión solemne el día 30 de diciembre. SALIDA Al Juzgado Municipal del Sur de la Habana, remitiendo informe aprobado y devolviendo el expediente original con motivo del accidente del trabajo sufrido por el obrero Juan José Suárez. Al Dr. Diego Tamayo, participándole acuerdo de la Aca- demia, concediéndole su pase a la categoría de académico ho- norario. Al Tesorero de esta Academia, comunicándole la baja del Dr. Diego Tamayo como académico de número. Al mismo, comunicándole acuerdo de lá Academia auto- rizándolo para invertir el capital y réditos recibidos de la redención del censo de la casa Amargura No. 31 en valores de la Havana Electric. A la Gaceta Oficial, Convocatoria de una plaza de aca- démico de número de la sección de Medicina, Cirugía y Ve- terinaria, por pase del Dr. Diego Tamayo a la categoría de académico honorario. Al señor Epifanio Alvarez, manifestándole que la Aca- demia no puede responder a preguntas formuladas por los particulares. Al Dr. Jorge: Le-Roy, remitiéndole expediente sobre aec- cidentes de trabajo de los obreros, Julio Salazar, No. 102 y Federico Jardin No. 3440, para su informe. Al Dr. Tomás V. Coronado, remitiéndole expediente so- bre accidentes de trabajo de los obreros, José López No. 1055 y Antonio Casales No. 1267 para su informe. Al Dr. Francisco M. Héctor, remitiéndole expedientes so- bre accidentes de trabajo de los obreros, Eugenio B. Castro No. 1333 y Manuel Gómez No. 1746 para su informe. A los 47 académicos de número existentes en esta fecha participándoles la existencia de una vacante perteneciente a la sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria. 556 ANALES DE LA A los 47 académicos de número, participándole haber, la Junta de Gobierno, ampliado el plazo de la convocatoria pu- blicada en la Gaceta Oficial hasta el 27 de diciembre. Al Presidente del Comité de Festejos del Primer Congre- so de las Escuelas Normales, concediéndole el salón de actos para la noche del 30 de diciembre. El Dr. Domingo Hernando Seguí da lectura a su trabajo acerca de un caso de Hemorragia grave consecutiva a la abla- ción de vegetaciones adenoideas, observado en su práctica. El Dr. Santos Fernández pregunta si ¿no pudo coincidir la hemorragia con una anomalía arterial, como se observa en los casos de tonsilectomía ? El Dr. Hernando Segui contesta que en la extirpación de los adenoides no hay ese peligro, y que siempre que en esa operación fluye sangre es porque no se han extirpado completamente los adenoides. El Dr. Manuel Martínez Domínguez da lectura a su tra- bajo anunciado sobre el germen descubierto por el doctor L. Plasencia describiendo los cultivos y las pruebas expe- rimentales que ha realizado, de las que deduce que el bacilo en cuestión puede considerarse como próximo al cloace y que frotado al mono y al hombre no se han producido tras- tornos, concluyendo que el bacilo deserito por el Dr. Plasen- cia no es el agente de la influenza vera pandémica. Sometido a discusión dice el Dr. Plasencia que cree lle- gada la hora que sea él quien pida se nombre una comisión por la Academia. El germen descrito por el Dr. Martínez Domínguez, procedente de unos cultivos entregados por el Dr. Leza, no tiene los caracteres del suyo. Ha hecho experi- mentos comparativos para ver si era un fluorescens. No ha en- contrado formas atípicas más que en caldo. ¡Su característi- ca es su constancia morfológica. Hay otro detalle que es el velo en el caldo, que tampoco ha encontrado y solo podrá apreciarse, extremando la sutileza, una cutícula debida a la grasa. Tampoco ha visto que su germen produzca gas. Ha tratado de hacer la desviación del complemento y las con- elusiones que ha obtenido son diametralmente opuestas a las del Dr. Martínez Domínguez a este respecto. En los sanos ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 557 y en los enfermos no ha obtenido esa desviación del comple- mento, en cambio en los convalecientes la ha encontrado en diez, en su laboratorio, que está abierto a todos y allí no se oculta nada. Dice—o yo estoy cometiendo errores o él Jos eomete— y solo una comisión en que estemos los dos, po- drá cada uno alegar lo que encontremos. Si soy yo el equi- vocado vendré como siempre, sin que la vanidad me ponga freno, a confesar mi equivocación. El Dr. Torralbas dice que así como en la sesión anterior se opuso al nombramiento de la comisión, hoy solicitándola un académico y habiendo un trabajo en contrario al del doctor Plasencia, entiende y pide que con el concurso de los dos se nombre la comisión. El Sr. Presidente pregunta si están conformes los seño- res académicos con que se nombre la comisión. El Dr. Ruíz Casabó se opone al nombramiento de la co- misión porque el hecho de que un individuo haya presenta- do un trabajo y otro presente otro impuenándolo no ameri- ta que se nombre esa comisión fiscalizadora, que en último ca- so sería lo que resultaría. Cree que se debe dejar amplia li- bertad para que cada cual pueda hacer lo que el Dr. Martí nez Domínguez ha hecho. En el caso de Pfeiffer la Acade- mia de Medicina de París no nombró ninguna comisión. El mismo Pfeiffer rectificó sus opiniones cuando no encontró su bacilo en otra epidemia. Le parece muy temprano para que la Academia tome en consideración lo solicitado. El Dr. Torralbas dice que no es una comisión fiscalizado-- ra la que él propone, como parece haberla entendido el doctor Ruíz Casabó, sino que sería una opinión más sobre el asunto del esclarecimiento de la verdad científica, que es a lo que todos tendemos. Dr. Plasencia no ha pedido el nombramiento de una co- misión fiscalizadora. No se trata de interpretación de hechos sino de experimentos realizados. Cuando hay disparidad en- tre los experimentadores es que alguno de -ellos puede haber cometido un error y una comisión puede decir, quien es el que los ha cometido por los métodos empleados. Dr. Ruíz Casabó, el Dr. Plasencia apoya indirectamente 558 ANALES DE LA lo que he dicho. Si la comisión no ha de dar un fallo de- finitivo huelga por completo. El Sr. Presidente pregunta si se nombra la comisión. El Dr. Hernando Seguí pregunta si los Dres. Plasencia y Martínez Domínguez formarán parte de esa comisión. Re- cuerda el caso del Dr. Bango, en que se nombró una comisión para decidir si sus enfermos tratados por la tuberculina esta- ban o no curados. El Sr. Presidente. Aquel caso era distinto porque se lle- nó el salón de personas extrañas y no se podía seguir nin- guna discusión, aquí no sucede eso. ' Dr. Hernando Seguí. En aquel caso se trataba, como en el presente de hechos y es lo que me proponía aclarar. ¿Pue de la Academia nombrar la comisión? Opino que no, si no es por acuerdo de los contendientes. El Dr. Torralbas dice que desde luego los interesados están en libertad de nombrar a quienes ellos quieran. El Dr. Coronado dice que antes de someterse el asunto a votación va a explicar su voto en contra. Los investigado- res están trabajando en el mundo entero y debemos esperar el resultado de sus investigaciones. Es prematuro nombrar la comisión, ruega al Dr. Plasencia que acceda a su súplica y que no se precipite. El Dr. Plasencia dice que no se trata de que sea el ger- men causal. Se trata de caracteres biológicos de la baeteria. Son o no son, por el error de una de las partes se diferencian. Las pruebas de uno y de otro son distintas. La comisión no ofende a ninguno de los dos. Hay otra particularidad, la for- mación del velo que no la he encontrado y como esto sirve para la clasificación del germen es importante dilucidar este punto. Los caracteres son muy disimilares. Resultan dos bacterias heterogéneas y por eso es por lo que pido el nom- bramiento de la comisión. Dr. Hernando Seguí o es una bacteria distinta o ha ha- bido un error de técnica y la Academia no debe nombrar nin- guna comisión, pues cada uno de los interesados rectificará o ratificará sus trabajos. El Dr. Martínez Domínguez dice que en el fondo se dis- .cuten dos puntos de vista: uno moral y otro de manipulacio- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 559 nes. Que el cultivo que sirvió para el estudio del bacilo mo- vible descrito por el doctor Plasencia y sus colaboradores co- mo el agente causal de la influenza, se lo entregó el Dr. Le- za; que el tubo estaba rotulado con letra del Dr. Plasencia y que ha hecho la comprobación con la sinceridad y con la lealtad que siempre ha puesto en sus trabajos. Que única- mente puede haber diferencia del germen, en el caso de que el Dr. Leza le entregara otro cultivo, pero que la honorabi- lidad que dicho compañero le merece le hace excluir esta suposición. (Que el germen que el Dr. Plasencia presentó des- eribiéndolo como nuevo y además como causal de la influen- za, estaba incompletamente identificado y que basándose en los caracteres que se deseribieron en la sesión anterior, en que se presentó el trabajo, es por lo que halló semejanza con el bacilo fluorecens; pero que después de cultivar y conocer el bacilo deserito, ha podido coneluír que tiene caracteres de grupo que permiten clasificarle. (Que respecto a lo que dice el Dr. Plasencia de que las bacterias tienen caracteres inmutables que permiten clasificarlas, es verdad para las que forman grupo pero no, para las que tienen algunas de las propiedades de las de esos erupos. Por eso en los standards de aguas se toman caracteres salientes de las bacterias que per- miten incluirlas en tal o cual grupo del comunior, del acidi lactici, ete. El Dr. Plasencia dice que si los dos no están conformes en que se nombre la comisión, retira su propuesta. El Dr. Martínez Domínguez dice que le es indiferente que se nombre o no la comisión. Que si se acuerda no nom- brarla, como ella tendrá que ser de bacteriólogos, es lo mismo que éstos separadamente hagan los estudios del germen y los presenten a esta Academia. El Sr. Presidente dice que se va a someter a votación si se nombra o no la comisión. — El Dr. Coronado pide que la votación sea nominal. Se pregunta si hay el quorum reglamentario. El Secretario manifiesta que por haber salido en esos mo- mentos el Dr. Presno no hay el número suficiente de acadé- micos y en vista de ello el Sr. Presidente dá por terminada la sesión, 300 ANALES DE LA SOBRE LA BACTERIOLOGIA DE LA GRIPE por el DR. M. MARTINEZ DOMINGUEZ (Sesión del 27 de diciembre de 1918) Interesado desde el comienzo, en el estudio bac- teriológico de la epidemia actual de gripe, había- mos reconocido los gérmenes descritos como cau- santes o que intervienen en sus complicaciones. Com- probamos la presencia del bacilo de Pfeiffer, de los neumococos, del mierococus catarrhalis y más ra- ramente del estreptococo, así como de otros gérme- nes de importancia secundaria, en los esputos, en las hemoculturas y en el material de autopsias. En estas circunstancias apareció el anuncio y la presentación después en esta Academia, de un. trabajo del Dr. Plasencia y sus colaboradores los Dres. Martínez Cañas y Hurtado, en el que afirma- ban, que el bacilo que deseribían, desconocido has- ta entonces, era el causante de la gripe o influenza vera pandémica, germen con el cual, al decir de di- chos autores, se había confundido el bacilo de Pfeif- fer, estimado, aunque discutido, como agénte de la gripe. Como este hecho hacía desviar el criterio hasta ahora reconocido sobre lá etiología de la enferme- dad, tratamos de investigar las cuestiones siguien- Les; Primero, si el germen deserito es completamen- te distinto a los conocidos o si tiene caracteres simi- lares a alguno de los que forman grupo. | ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 561 Segundo, si dicho germen reproduce en las con- diciones habituales los fenómenos que el bacilo de Pfeiffer origina en algunos animales. Tercero, si dicho germen, aun cuando muestre alguna patogenicidad para los animales, reproduce en el hombre la enfermedad de la que se afirma es el agente causal. El cultivo que nos ha servido para nuestras in- vestigaciones nos fué entregado personalmente por el distinguido compañero Dr. Leza. Dicho cultivo es- tá rotulado por el Dr. Plasencia. La comprobación del mismo nos mostró que exis- tía un germen único en estado de pureza, cuyas re- siembras en los distintos medios de cultivo dieron los resultados siguientes: En caldo simple con Liebig, de reacción alcalina 0.5 (Standard) produjo a las 24 horas enturbiamien- to intenso, velo gris superficial, adherente a las pa- redes del tubo y que visto por la parte inferior, ofre- ce un aspecto afelpado; no presenta depósito. A las 48 horas el enturbiamiento es mayor. A las 72 ho- ras hay abundante precipitado en el fondo, de aspee- to grumoso, película más espesa y que al agitar el tu- bo cae como precipitado de albúmina. A los siete días el caldo persiste turbio sin velo y con depósito abundante. La reacción del caldo es más alcalina que la primitiva. A los 25 días el caldo toma color ámbar, muy turbio, con abundante sedimento blanquecino de as- pecto mucoso al agitar, mezclándose completamente. En caldo con jugo de carne el enturbiamiento es muy intenso, con película que cae al fondo formando abundante depósito. Las primeras culturas en caldo provenientes del cultivo original de agar ácido, mos- 562 ANALES DE LA traron la película menos densa y también menos pre- cipitada; a medida que se practicaron resiembras de aldo a caldo, la película se notaba más gruesa y el precipitado más abundante. Los cultivos en caldo con jugo de carne muestran un olor como de carne ma- cerada (faisandé) En agar simple inclinado, ligeramente alcalino, a las 24 horas la siembra en estria muestra una ban- da de cultivo como de 2 mm. de espesor, blanquecina eris, lustrosa, viéndose alrededor como un festón muy delgado de bordes irregulares que casi alean- za las paredes del tubo, cubriendo el medio como de un velo grisaceo. El cultivo invade el líquido de con- densación que se enturbia. A las 48 horas el cultivo cubre toda la superficie del ágar en forma de una película blanquecina gris, opalina en la parte delga- da de la cuña de agar y que resalta más cuanto más claro es el medio de agar. En el líquido de conden- sación se aprecia un precipitado blanquecino. Los mismos caracteres presentan a los 4 y 7 días. En agar con jugo de carne en que el medio es más claro, ofrece los mismos caracteres; la película de cultivo que cubre la superficie es más blanqueci- na-gris, de aspecto plateado. En agar con Liebig 1 (Standard) a las 24 horas culturas como un barniz blanquecino-gris que cubre la superficie y enturbiamiento intenso del líquido de condensación. Las siembras en medio ácido quitan actividad a las funciones fermentativas del germen,. si éste no es resembrado antes en medios neutros o alcalinos. En caldo Liebig glucosado al 1% a las 24 horas germina produciendo enturbiamiento menor que en caldo simple, sin velo ni depósito. A las 72 horas al- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 563 go más turbio y ligero precipitado como de albúmi- na. Igual a los 7 días. En caldo Liebig glicerinado al 4% produce en- turbiamiento mayor que en caldo glucosado pero menor que en caldo simple, sin velo ni depósito. A las 72 horas velo gris superficial y precipitado li- gero como de albúmina, presentando los mismos ca- racteres a los 7 días. En ninguno de los cultivos en caldo produce fluo- rescencia. Con el envejecimiento, el caldo toma un color ambarino subido. En bilis-peptona-lactosa (Standard) a las 24 y 48 horas nada se aprecia en el líquido. A las 72 ho- ras ligero enturbiamiento y película gris flotante. A los 7 días enturbiamiento grumoso, abundante de- pósito, y conserva la película. En este medio produce poco gas a expensas de la lactosa, lo que se aprecia colocando la bilis en tu- bo de fermentación. En bilis-peptona glicerina (Conradi) enturbia- miento muy ligero sin velo ni depósito. A las 48 ho- ras más turbio. A las 72 horas velo gris superficial, depósito grumoso, película gruesa blanquecina-gris. En agua peptona al 1% (Standard). A las 24 horas nada se observa en el líquido. A las 48 horas ligero enturbiamiento que se acentúa a las 72 ho- ras. A los 4 días no se comprueba indol. En agua peptona al 37/enturbiamiento intenso y uniforme. A los 4 días se comprueba bastante in- dol. Lo mismo se obtiene con los cultivos en caldo. La comprobación se ha hecho controlando cada eultivo con otro tubo no sembrado para descartar la posibilidad de error por parte de la peptona, el sulfúrico y el nítrico. La solución de sulfúrico la em- 564 ANALES DE LA pleo al 10% y la de nítrico al 0.05%. El anillo rosa apareció enseguida en los tubos, más intenso en el cultivo en caldo con jugo de carne, y en todos el ani- llo rosa se disolvía en alcohol amílico al que teñía, no dejando lugar a dudas de que se trataba de indol. En el medio de hierro y esculina (Harrison) germinó produciendo enturbiamiento mediano a las . 24 horas y ennegrecimiento del color ámbar del eul- tivo. En agar glucosado con rojo neutro por puntu- ra, a las 24 horas germina con producción de gas que quebranta el agar sin fragmentarlo. La fluorescen- cia aparece a las 50 o 72 horas en el fondo del tubo y se extiende a toda la columna en los días siguientes. En agar sangre humana desfibrinada y hemol:- zada, a las 24 horas velo gris lustroso que recubre toda la superficie, enturbiamiento del líquido de condensación. Ieual a los 7 días. Después la película toma color pardo amarillento. En leche tornasolada a las 24 horas aparece un ligero tinte rosa del líquido. A las 72 horas se desco- lora algo y aparece más densa: a los Y días descolora totalmente. No coagula. La reacción es débilmente ácida en los días siguientes y se va intensificando hacia los 25 días despidiendo olor butírico, no sien- do coagulable ni aun por calentamiento, después del cual recobra transitoriamente el tinte gris azuloso primitivo. En leche produce gas aunque no en cantidad pa- ra que sea apreciable en la siembra en tubos ordina- rios, pero si se llena de leche tornasolada un tubo de fermentación, a las 24 horas se aprecia la formación de gas y enrojecimiento del líquido en la rama cerra- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 565 da, mientras que continúa sin cambio en la rama abierta. En suero de Loeffler, a las 24 horas banda gris blanquecina como de 3 mm. de espesor, de bordes on- dulados, deprimida en el centro; líquido de conden- sación turbio, sin atacar el suero. A las 48 horas ban- da de cultivo más espeso. Comienza a atacar el sue- ro hacia los Y días en que el medio toma un color de caramelo claro y en que se observa una reducción de la cuña del suero con aumento del líquido de condensación. La banda de cultivo persiste sin es- currir ni formar surcos. El líquido toma color ama- rillo sucio. La reacción es fuertemente alcalina a los 25 días. _En papa glicerinada a las 24 horas, barniz hú- medo que invade la papa y enturbia el líquido sin producción de gas. A los 25 días presenta iguales ca- racteres. En Drigalski-Conradi, a las 24 horas bandas fi- nas, estrechas, granulosas en los bordes. A las 48 ho- ras más elevadas en el centro, bordes rizados, enro- jecimiento ligero en el sitio donde se asienta. El cul- tivo no se difunde como en el agar. La cultura tiene algún parecido con la del paratifus B, aunque es más egranulosa y son más granulosas y más opacas las co- lonias. En Endo (Standard) a las 24 horas las colonias son desde puntiforme hasta una cabeza de alfiler, abombadas, lustrosas, que concluyen formando ban- das de bordes flexuosos de superficie granulosa y de reflejos nacarados, enrojeciendo ligeramente el sitio donde se asientan. 566 ANALES DE LA En gelatina al 8% a 22% a las 48 horas película eris amarillenta que se difunde poco por la super- ficie, sin licuar aun a los 16 días. En el medio tornasolado de doble azúcar de Rus- sel, a las 24 horas banda fina en la superficie y en la siembra profunda enrojecimiento con producción de gas en el fondo del tubo, que invade todo el medio de cultivo. En el medio de Petrusky, enturbiamiento me- diano a las 24 horas, apreciándose un ligero resalte del tinte rosa a las 48 horas que es más apreciado a las 96 horas, después de las cuales se atenúa algo. PROPIEDADES FERMENTATIVAS MEDIO DE BARSIEKOW SOLIDO (*) SUSTANCIAS 24 HORAS 48 HORAS 72 HORAS FERMENTABLES (A) (G) (A) (a) (A) (a) Glucosa. ... + E dE ar Ll de Levulosa. + + + =E AE q Maltosa a a e + sE + + Galactosa:.-..- ++ + + SE qe + LactoBa: + 0 +. + E JA Sacarosa. + + ye qe + e Rafinosa. . 0 0 0 0 0 0 Arabinosa. . =k 0 + + + + Manita. le E 9 0 SE + Erntrita.. ¿0 0 0 0 0 0 0 Dulcita. 0 0 0 0 0 0 Dextrina. + + Le JE aL E Inulina. ala + + + + e Amigdalina. 0 0 0 0 0 0 Salicina. 0 0 0 0 0 0 Glicerina. 0 0 0 0 0 0 Explicación de los signos: + = positivo; 0 = negativo. (*) Modificación hecha por nosotros, consistente en la adición del 2 por ciento de agar al medio líquido clásico, practicando la siembra por puntura. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 567 Morfología El germen que estudiamos, presenta en un cul- tivo en caldo de 24 horas si se examina en gota col- gante, predominancia de muy largas cadenas ondula- das, en algunos puntos como ovilladas, inmovibles; las más cortas tienen ligeros movimientos y están formadas de elementos coco-bacilares muy peque- nos. El campo aparece como una malla. Los bacilos libres movibles tienen traslación en forma ondulan- te, otros con activos movimientos de báscula. Algunos elementos más bacilares aparecen atra- vesando el campo con activos movimientos ya de báscula, ya ondulatorios. Algunos remedan al para- tifus B. Algunas cortas cadenas tienen movimientos on- dulantes lentos. Algunos bacilos que cruzan con mo- vimientos lentos ondulantes, de pronto se detienen y ejecutan una serie de activísimas volteretas en distintos sentidos, continuando después los movi- mientos ondulatorios. Algunas cadenas están forma- das por elementos más bacilares, otras se disponen en haces, entreeruzadas, simulando trenzas. Dispo- sición que se observa cuando se toma de la superti- cie del cultivo. Los bacilos aparecen como hendidos, con espa- cios lineal transversales, como si fueran diplo-coco- bacilos en la mayoría. Si se examina en gota colgante un cultivo en agar de 24 horas, se observa que los bacilos ofrecen una movilidad análoga a las que presentan en caldo, predominando las formas cocobacilares con los mo- vimientos descritos y viéndose numerosas cadenas 568 ANALES DE LA de diversos tamaños; hay algunas muy largas, y otras más cortas con lentos movimientos. Esta bacteria debe su movilidad a un flagelo si- tuado en uno de los polos y que hemos podido te- nir por los métodos apropiados; es por lo tanto mo- notrica, si bien en preparaciones de cultivos de 18 horas en agar hemos podido observar en muy raros bacilos un doble flagelo. Coloraciones En un cultivo en agar en placa de 24 horas, el germen aparece después de tenido por el Ziehl di- luído en forma de cocobacilos dispuestos en pares, libres o formando cadenas de elementos que pare- cen tener coloración bipolar y cuyo tamaño oscila entre 0.9 y 2.5 de micra, si bien pueden encontrat- se elementos hasta de 0.6 micras siendo 0.1 a 0.3 micras de grueso. El tamaño de 0.6 mieras no es el más predominante. El germen no produce esporos ni presenta cápsula. Ofrece sin embargo un marca- do pleomorfismo en los distintos cultivos y en distin- tas épocas. En un cultivo en caldo de 25 días, los bacilos apa- recen irregularmente teñidos. Se ven elementos co- cobacilares, puntiformes, en diplococos y cadenas que dejan percibir tenuamente los elementos cocobaci- lares que las constituyen. A veces los bacilos inten- samente teñidos, ya rectilíneos, ligeramente curvos, en forma de mazas, que recuerdan las de diftérico, otros con los extremos afilados, siendo raro ver al- gunos gruesos cocos en pares con los extremos li- bres lanceolados, que recuerdan al neumococo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 569 El contraste de esta forma es tal, que uno pien- sa si no se halla otro germen asociado, pero las re- siembras reproducen el cultivo original caracterís- tico. En suero de Loeffler de igual fecha y teñido en el mismo tiempo, los cocobacilos conservan la mot- fología característica, viéndose muchos pequeñísi- mos de 0.3 a 0.5 de miera, libres o en grupos y pre- sentando el pleomorfismo señalado en caldo. Si se toma de la porción líquida se observan abundantes cadenas de elementos bacilares, algunos de 6 a 8 mi- eras y otras tan largas e imbricadas como filamen- tos micelianos. Algunas están formadas de elemen- tos cocobacilares, con coloración bipolar, que recuet- dan las cadenas del bacilo de Duerey. En agar sangre a los 25 días es donde la forma cocobacilar es más numerosa y característica y su morfología en una preparación se muestra como la del bacilo de Pfeiffer. Los cocobacilos aparecen li- bres y más generalmente en grupos siendo más ra- ras las fromas bacilares. En papa a la misma fecha la forma cocobacilar es más adulta. Se presentan libres o más general- mente en grupos, viéndose algunas formas francas bacilares de 4 a 6 micras, tomando con intensidad el color. Este germen aun en los cultivos de 24 horas se tiñe débilmente por el Ziehl diluído, necesitando prolongarse la coloración de 8 a 10 minutos para que queden los elementos bien teñidos. Es Gram-negativo, descolorándose rápidamen- te por el alcohol-acetona. El azul de Loeffler y la tionina fénica los ti- ñen bien en igual tiempo; el primero con más inten- 570 ANALES DE LA sidad que el segundo, dejado éste percibir menos claramente que el Ziehl diluído la coloración bipo- lar. Prueba experimental en los animales Curiel número 1: peso 250 grs., temperatura me- día 37%6, Se le inyecta 1 e.c. intraperitonealmente de un cultivo en caldo de 24 horas. Ligera contracción del vientre al acabar la inyección. Al día siguiente temperatura de la mañana 37%6. Come y está bien. Por la tarde 36%8. Al segundo día temperatura de la mañana 37%8. En la tarde 37%. Mañana del ter- cer día 378. En la tarde 37%6. En los días siguientes nada de particular. Curiel número 2: peso 325 grs., temperatura media 37%9. Se le inyecta 0.5 c.c. del mismo cultivo en caldo de 72 horas, subcutáneamente en el pliegue del muslo. Al día siguiente por la mañana no pre- senta nada anormal, ligera tumefacción en el sitio inyectado, temperatura 37%4, por la tarde 37%. Ma- nana del segundo día temperatura 37%4, en la tarde 38%. Al tercer día desaparece la tumefacción, tem- peratura 37% en la mañana. En la tarde 37%. No presenta más nada anormal en los días siguientes. Curiel número 3: peso 275 grs., temperatura 38%. Previa rasuración y antisepsia de la región precordial con tintura de yodo tomamos con una je- ringuilla aséptica un 0.1 e.c. de cultivo en caldo de 24 horas, aspiramos 0.5 e.c. de solución salina esté- ril y haciendo una punción cardíaca hasta dejar pe- netrar la sangre en la jeringa, lentamente inyecta- mos el contenido en el corazón. El curiel soportó la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 571 operación sin mostrar síntomas alarmantes. A las 6 horas temperatura 38%. A las 12 horas 38%8, el curiel está poco activo, permanece sin tendencia a comer. Al día siguiente temperatura 31%7, por la mañana. El curiel está animado, come. Por la tar- de 37%8. Al tercer día temperatura 37%, por la ma- ñana, estado bueno, come. Al quinto, sexto y sépti- mo día sigue bien no presentando más nada anot- mal. Curiel número 4: peso 545 grs., temperatura 37%. Se le practica un pequeño trépano en la fren- te y puesta al descubierto la dura madre se introdu- ce bajo de ella por medio de una jeringuilla, una go- ta del cultivo en caldo de 24 horas, sin agitar con ob- jeto de no coger de la película del cultivo. Se cierre la herida por medio de puntos metálicos. A los pocos momentos el conejo se mostró agitado, con rápidos movimientos de cabeza, quedando después de 30 mi- nutos tranquilo. A las 6 horas temperatura 37%4, Al día siguiente por la mañana 376, come algo y está tranquilo. Por la tarde 37%8, no muestra estar en- fermo. Al tercer día la temperatura nada ofrece de particular y el animal come y sigue bien. Mono P. R.: temperatura media 37%. Con un eul- tivo en caldo de 24 horas por medio de un hisopo bien impregnado se le frota en las amigdalas, farin- ge y fosas nasales. A las 12 horas temperatura ree- tal 381, está bien, come. Al siguiente día por la tat- de 380, al tercer día por la mañana 37%8, por la tarde 37%. Al cuarto día por la mañana 378, por la tarde 37%9, al quinto día por la mañana 38%0. Con- tinúa bien sin mostrar nada anormal. Después de conocer el trabajo del Dr. Plasen- cia y sus colaboradores tratamos de investigar si en 572 ANALES DE LA los esputos de los casos de gripe se encontraba el bacilo movible descrito por ellos. Cada esputo se sembraba en placas de agar, dada la casuali- dad de invadir el bacilo por su movilidad el medio, es posible el aislamiento por siembras en estrías, por fuera de las cuales el germen extendiéndose en tenue película, es fácil de aislar rápidamente. De 26 esputos que al examen por coloración demostraron la presencia de coco-bacilos Gram-negativos y de gérmenes asociados y en los que consideramos que el Pfeiffer se encontraba, solo en cinco cultivos apre- ciamos el carácter del bacilo señalado y a la identi- ficación solamente tres esputos examinados. Pruebas biológicas humorales Hemos practicado la desviación del complemen- to y la aglutinación en 14 casos de gripe. Como an- tígeno empleamos un cultivo de 24 horas en agar simple emulsionado en solución salina y destruído por el calor, unas veces y otras hemos utilizado la emulsión pura de los bacilos vivos, pues en el tiem- po necesario para realizar las reacciones no produ- ce el germen acción hemolítica. La emulsión de cul- tivos muertos las hemos calculado a razón de 10,000.000,000 aproximadamente de bacilos y com- parada con ella la emulsión viva. De las 14 pruebas, en cinco fué suministrado el suero por el Dr. Lebredo de casos de ““Las Animas”” perteneciendo a enfermos convalecientes de gripe de 3 a 5 días. De los sueros restantes correspondían, 3 a enfermos en el séptimo día de enfermedad y 2 a enfermos de dos días después de caer definitivamen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 573 te la temperatura. Ninguno de los sueros de estos in- dividuos desviaron el complemento, mostrándose siempre francamente la hemolisis en los tubos. La sero-reacción de aglutinación practicada con estos sueros al 1X 10 al 1 x 20 y al 1 X 80 fueron también negativas aun a las dos horas. En dos ca- sos que correspondían al período de infección, inves- tigamos las precipitinas en diluciones del suero al 1X50 y al 1 X< 100 siendo también negativas. Uno de estos casos se hallaba en tercer día de enferme- dad con forma neumónica grave, el otro en el octa- vo día, sin complicaciones pulmonares. Prueba humana Después de obtenidos los datos de las compro- baciones culturales descritas del germen que estu- diamos y registrando nuestras notas de análisis de agua, de la que tratábamos de aislar los gérmenes en ella contenidos en una época de tres años en que practicábamos análisis semanales; encontramos en la muestra correspondiente al 12 de septiembre de 1915 la identificación en los medios azucarados de un germen que presentaba los caracteres análogos en los azúcares al bacilo deserito por el Dr. Plasen- cia y sus colaboradores. Surgió entonces entre nos- otros la idea de si la frecuencia del germen en los esputos no sería debida a la existencia de él en el agua y por lo tanto en la boea de los pacientes, en cuyas secreciones hallaría fácil multiplicación. Nos sugería esta suposición también, el hecho de que en las últimas autopsias a que asistimos en el Hospi- tal “Las Animas” y de las que cuidadosamente to- mamos material del pulmón, corazón y líquido pe- 574 ANALES DE LA ricárdico, no hemos encontrado el bacilo en cuestión; solamente en uno de los fallecidos se encontró en el material de la autopsia, en los cultivos, un bacilo movible que se aparta del descrito por el Dr. Pla- sencia y que tiene en estudio el Dr. Cuervo, del La- boratorio de Investigaciones. Pensando en la semejanza del germen que seña- lamos en el agua y el del Dr. Plasencia y ante los re- sultados negativos en los animales y sobre todo en el mono, que para nosotros fué muy instructivo, nos decidimos sin escrúpulos a practicar una buena prue- ba humana. Comenzamos por hacer una dilución de un asa de cultivo en agar en solución salina, impregnamos un hisopo y tocamos con él las amígdalas de un su- jeto que no daba antecedentes de haber pasado gri- pe ni fenómenos catarrales recientes. Como no ob- servamos alguno durante cuatro días, aplicamos en- tonces el cultivo puro en caldo, sin que ningún tras- torno local ni general se presentara. Este experimen- to lo hemos repetido en cinco sujetos más en aná- logas condiciones; en uno de ellos, por medio de un hisopo curvo llevamos el cultivo hasta la naso fa- ringe. El resultado de estos experimentos nos afir- man en la creencia, de que el germen que estudia- mos no es el agente causal de la gripe o de la influen- za vera pandémica. Sus propiedades culturales dadas aquí con más extensión y que podrán ser comprobadas por otros compañeros, demuestran que el germen no es comple- tamente desconocido, pues presenta muchos caracte- res similares a los del Cloacae, si bien las propieda- des fermentativas no son tan intensas como las de este. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 575 Nota Después de la lectura de nuestro trabajo y de la refuta- ción del Dr. Plasencia, de que en el germen descripto no ha- bía comprobado en los cultivos la producción del gas; hemos tratado de realizar nuevas pruebas para cerciorarnos si nues- tros resultados debían rectificarse o no. Aunque nosotros empleamos el medio de Barsiekow sóli- do, que ofrece la ventaja de ser para aleunas bacterias más favorables en su multiplicación y actividad que el líquido; quisimos repetir las comprobaciones en esta última forma, y hemos visto, que el bacilo ha producido ácido solamente unas veces y otras ácido y gas en poca cantidad en aleunos de los tubos con las substancias fermentables citadas, seeún se empleaba nutrosa de distintos paquetes aun del mismo fabri- cante; dichas alternativas las creemos debidas a que no siem- pre la nutrosa que actualmente circula en el comercio ofre- ce las mismas cualidades de composición; razón por la cual, hemos adoptado el medio sólido con agar. El caldo tornaso- lado Standard con las substancias fermentables al 1 por cien- to dió también los resultados siguientes: Sustancias 24 horas 48 horas 72 horas fermentables (A) (G) (A) (G) (A) (G) Glucosa. . . Levulosa. Maltosa. Galactosa. Lactosa. Sacarosa. Rafinosa. Arabinosa. Manita. Eritrita. Dulcita. Dextrina. Inulina. Amigdalina. Salicina. . . q == Explicación de los signos: + = positivo; / = negativo. ++ +++ +oo++o ++ + +++ iS a = +Fos+oo++o +++ +++ Hoo+oo++o ++ +++ FOo4+ oo 4 to + A ++ el 576 ANALES DE LA Que el gas producido en estos medios no depende de los albuminoides del caldo ni de los componentes del agar, si. no de las sustancias fermentables adicionadas se comprueba, sembrando en caldo solo o en asar con el medio de Barsiekow tubos testigos, en cuyo caso no se producirá gas. El caldo de- be usarse exento del azúcar propio de la carne si ésta se uti- liza en su preparación. La producción de gas en caldo con cada sustancia fer- mentable es mayor que en el Barsiekow sólido o líquido y además constante la producción de gas. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA BT ANTROPOMETRIA MILITAR por " ARTHUR MAC DONALD (Sesión del 27 de diciembre de 1918) Según un antiguo dicho militar europeo, si de- seas conquistar al enemigo, estúdialo, trata de saber todo lo de él, sus puntos débiles y los fuertes. No siendo nosotros un pueblo militar por naturaleza, somos propensos a ser demasiado sentimentales res- pecto a conocer al enemigo. Pero esta actitud nos avuda a ganar la guerra. Puesto que ahora estamos en guerra debemos ser más militares y ver el asun- to como soldados. . Todo conocimiento sobre los soldados, ya sean los de nuestros enemigos o los de nuestros aliados, o los nuestros, es poder, y nos ayudará indirecta y a menudo directamente, a ganar la guerra. Jon este espíritu, más el fin científico que per- sigo, es que intento dar los resultados de las medi- ciones de los soldados de diferentes países del mun-. do. Las dificultades de tal tarea son muchas, pues por razones obvias las naciones no se interesan en publicar las medidas detalladas de sus soldados, de una manera oficial. Puesto que en casi todos los países europeos el servicio militar es obligatorio, cada país se ha ocupado de tener constancia del es- tado físico de todos sus hombres. A los antropólo- eos al estudiar a las gentes de su país, y a veces las de otras naciones, se les ha dado acceso a las medi- 578 ANALES DE LA ciones de los soldados y así, la mayor parte de nues- tros conocimientos tiene su origen en esas cifras, que hasta donde ha sido posible, proceden general- mente de fuentes oficiales. El objeto de este trabajo no es entrar en muchos detalles, sino dar tales datos para que el lector en general así como”el especialista suficientemente informado puedan continuar esos estudios más de- talladamente, respecto a las diversas naciones. La bibliografía al fin de este trabajo dará las fuentes principales de esa obra. Ahora empezamos en nuestro país, y por pri- mera vez en gran escala, a considerar las condicio- nes físicas, morales y mentales de nuestros hombres, especialmente los jóvenes, y debe realizarse tan bien y tan completamente como sea posible. Por lo tan- to espera el autor, que este esfuerzo pueda ayudar a este fin, aprendiendo lo que han hecho en otros - países y naciones más militares. Objeto de las mediciones en los soldados Las mediciones en los soldados son necesarias como pruebas de eficiencia y como medio para iden- tificación. También ellas tienen un gran valor cien- tífico desde el punto de vista de análisis de razas y clasificación al ser combinados con datos sobre el co- lor del cabello, el de los ojos y el de la piel. Muchos de los resultados de investigaciones so- bre las razas y las naciones se basan sobre medicio- nes hechas en conseritos. Las clases superiores no están tan representadas como la población campesi- na, pues aquellas logran evadirse mejor del servi- cio militar. Es el proletariado que más refleja la influencia de la raza y la del medio ambiente. ACADEMIA DE CIENCIA DE LA HABANA 579. Después de la guerra, y probablemente duran- te ella, los Estados Unidos y otros países desearán saber, si es que no insisten en saberlo, todo lo posi- ble, respecto a los perdidos, los extraviados y los en- terrados suyos en Europa. Muchos preguntarán por estos estilos. ¿La tumba marcada con una eruz pro- visionalmente en el cementerio militar, realmente contiene el cuerpo de nuestro hijo, de nuestro her- mano o de nuestro padre? ¿Es el cuerpo del prisio- nero muerto a mano del enemigo, uno de nuestra familia? Estas y otras interrogaciones semejantes es seguro que surgirán entre los ciudadanos que son en extremo humanitarios y entre las gentes que se han demostrado muy generosas en sus relaciones con la guerra. La necesidad de la identificación a fin de poder recibir dinero de seguros del Gobierno : y de compañías particulares, en condiciones defi- cientes, dudosas y excepcionales, es aparente a to- dos. Cuando se trata de recibir cinco o diez mil pesos de seguros, desaparecerán prontamente los sentimientos de abrir sarcófagos sellados y cosas por el estilo. No tan solo esto, sino que, en la identificación de los muertos a fin de conseguir dinero, se inten- tarán sin duda varios provectos fraudulentos. Si a los franceses se les pide que ayuden en la identificación ellos indudablemente que harán to- do lo que puedan, y en métodos de identificación re- sultan científicamente los más expertos. Longitud y anchura máxima de la cabeza Después de enterrar a los soldados, ya séase solos o en grupos, y amenudo con gran premura, 580 ANALES DE LA muchos de los medios corrientes para identificar pue- den ser perdidos, extraviados o mezclados con aque- llos de otros soldados, y debidos a las muchas vici- situdes de la guerra, tales métodos de identificación pueden servir de poco o nada. Sin embargo, si se han anotado la longitud má- xima y la anchura máxima de la cabeza de un sol- dado, estas dos medidas serán útiles para los fines de la identificación en caso de muerte, y esto, con la evi- dencia colateral del estado de la dentadura ya ano- tada por su dentista, y con la evidencia respecto a la edad del esqueleto, indicada por los grados de osi- ficación, facilitarán grandemente y aumentarán la probabilidad de la identificación que de otros modos pudiera dificultarse, si no hacerse imposible. La evidencia colateral y las medidas de la cabeza Dentadura.—Suelen los dentistas tener cons- tancia de su trabajo diario para cada individuo, res- pecto a los dientes empastados, la naturaleza de los mismos, la clase, el tamaño, la forma, la posición y la regularidad de los dientes tratados, el grado de las caries, si profunda o superficial, las raíces exis- tentes y las faltas de dientes. Esos y otros detalles conocidos a los dentistas, combinados con las dos me- diciones de la cabeza, serían muy valiosos, bien co- mo evidencias positivas o negativas para la identi- ficación. Sinóstosis.—Es este uno de los primeros signos de la edad en un esqueleto; el punto donde primero aparece, varía según la edad. El lugar más frecuen- te es un punto en la sutura sagital donde se une su quinta parte posterior con su parte anterior, en el ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 581 obélion. Si la sutura es completa, el individuo tie- ne unos 35 años más o menos. Si el punto sagital posterior comienza a cerrarse, el individuo tiene unos 40 años de edad. La osificación de la sutura coronal cerca del punto bregmátieo indicaría que la perso- na cuenta 50 años o más de edad. Si la sutura tem- poral está cerrada indica una edad de 66 años o más. En la raza blanca la osificación generalmen- te procede de atrás hacia adelante; en la raza negra es al revés. El desgaste de los dientes y el carácter de la quijada puede dar idea de la edad. El estado del esqueleto en general como indicación de la edad. La osificación de los huesos largos Pueden mencionarse algunos pocos de los mu- chos puntos, (a) a la edad de 16 años, el calcáneo está completamente osificado; (b) a los 17 el tro- cánter mayor está unido a la cabeza del fémur; (ec) a los 18 la extremidad superior del fémur está uni- da enteramente a la parte media; (d) a los 19 las epifisis de los metatarsianos están unidas al cuerpo; (e) a los 20 las epífisis de los metacarpios están uni- das al cuerpo: (£) a los 45, el cartílago xifóides está anquilosado al esternón; (g) a los 50 el coxis está anquilosado al sacro. Estas y otras aseveraciones generales, apoyadas por muchas autoridades, ayu- darían mucho como evidencia colateral junto con las mediciones de la cabeza. Datos tomados en el examen físico corriente de los soldados, incluyendo las marcas, las cicatrices, las peculiaridades óseas y otras, pudieran servir adi- cionalmente para la identificación después de la muerte, según el estado del cuerpo o el grado de des- composición, ete. 582 ANALES DE LA Mediciones de la cabeza en los vivos, comparadas con las tomadas en los muertos En un estudio de 1139 calaveras de personas de diferentes nacionalidades, y que al morir estaban en diversos estados de nutrición, Czekanowski, un es- eritor polaco, da las diversas especies de las partes blandas del cráneo en los puntos de anchura máxi- ma y longitud máxima. Haciendo el promedio en- cuentro 5.1 milímetros de espesor en las partes blan- das de la longitud máxima y 6.9 milímetros para los de la anchura máxima. Al comparar, por lo tanto las mediciones: cra- neales, donde las partes blandas se han deteriorado, con las mediciones de la cabeza en la persona viva a quien se le supone pertenece, débese agregar 5 mi- límetros a la longitud máxima y Y milímetros (evi- tando las fracciones) a la anchura máxima del erá- neo. Además de esto, el índice cefálico del sujeto vivo puede ser comparado con el de su cráneo des- pués de muerto, agregando dos unidades al índice cefálico del cráneo, como lo hacen Topinard y otras autoridades prominentes. Así, si se reclamase un cuerpo en descomposi- ción como si fuese el de un soldado muerto o extra- viado, sabiéndose de que era un dolicocefálico, se podría determinar fácilmente si el cráneo corres- ponde a un dolicocéfalo o no, y se haría evidente en este último caso, de que se ha cometido una equi- vocación, o un fraude. Sin embargo, si el cráneo resulta dolicocefálico, el grado de dolicocefalia puede precisarse y su com- paración con la cabeza del individuo vivo determi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 583 nase esto, más la evidencia colateral obtenida en los datos sobre la dentadura y los signos de osificación que determinan la edad del cráneo y del resto del esqueleto, avudarán grandemente en la identificación de las cabezas de los vivos comparándolas con los eráneos de los muertos, ya de un modo o de otro, positiva o negativamente. La evidencia negativa pue- de evitar muchos fraudes. Tiempo y gasto de tomar las mediciones de la cabeza El tiempo necesario para tomar la longitud má- xima y la anchura máxima de la cabeza es de un minuto. Las mediciones de la cabeza podrían ser tomadas al mismo tiempo que las de la talla, expan- sión torácica, ete. De no hacerse esto por los que toman las mediciones corrientes que se exigen en el examen físico de los soldados, pudiera hacerse en otro tiempo, y con un personal de diez personas, de tres a cuatro mil personas podrían ser medidas en un día. El compás medidor costaría unos diez pe- sos el par. Los salarios de diez hombres, o más, si se juzga conveniente aumentarlos, se podrían arre- elar como el de los que en la actualidad efectúan las mediciones psicológicas de los soldados. Estado físico de los pueblos Las mediciones físicas de los jóvenes que se es- tán practicando en relación con sus admisiones en el servicio militar, es un principio en larga escala para establecer el estado físico del pueblo. Las me- diciones máximas de la longitud y la anchura de la cabeza y el índice cefálico, son las dos mediciones 584 ANALES DE LA físicas más importantes del cuerpo. En la mayoría de los estudios científicos de las razas y los pueblos. las mediciones físicas y psicológicas tomadas a los soldados no tan solo valdrían mayormente por estas dos mediciones, sino que haría posible la compara- ción del estado físico de un pueblo con el de otros pueblos, razas y naciones. El pueblo que paga y se sacrifica por la gue- rra, tiene derecho a ese conocimiento, no: tan solo por las razones prácticas de la identificación ya con- signadas, sino además por el valor permanente y ge- neral que tiene para las naciones ahora y también especialmente en el porvenir. Y de no hacerse es- tas muy importantes mediciones ahora, que solo requieren un minuto, esta oportunidad de tomar to- das las mediciones—mentales, morales y físicas—de tanto valor permanente e inmediato, pueda que se pierda prácticamente. Importancia práctica de las mediciones de la cabeza El autor se ha ocupado en otro trabajo (1) de la importancia práctica de las mediciones de la ca- beza, especialmente para la identificación de los sol- dados después de muertos en los casos en que los cadáveres se encuentren en tal estado de descompo- sición que la impresión dactilográfica u otros mé- todos no diesen resultados en la determinación so- bre a quien correspondía el cuerpo, y por quien ha- bría de pagarse el seguro. Si por equivocación o por intención, se le pusiera una etiqueta a un cuer- (1) Identification of soldiers after death by head mesurements *“*Boston Medical and Surgical Journal””, págs. 807-808, June 13, 1918. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 585 po en descomposición y que no fuese posible su reco- nocimiento, y ese cuerpo fuese enviado al supuesto país de origen, el seguro sobre ese cuerpo pudiera ser abonado a la familia. El soldado sin embargo, pudiera estar extraviado, o prisionero o haberse cambiado su nombre. Si las mediciones de la cabe- za (que constituyen el índice cefálico) del soldado a que nos referimos se hubiesen tomado, en muchos casos, ayudaría a su identificación, y además de no demorar el pago en justicia del seguro a los parien- tes, también puede evitarse el pago de seguros frau- dulentos, y así proteger de pérdida al Gobierno. Ade- más, sabiéndose que se han tomado las mediciones de la cabeza de los soldados, este hecho por sí so- lo influiría grandemente para evitar que se intenta- se el fraude. Importancia científica de las mediciones de la cabeza Las mediciones militares en Kuropa han hecho posible que los antropólogos, los sociólogos y otros especialistas, pueden estudiar a sus pueblos respec- tivos, cuyos resultados redundan en gran beneficio a los mismos pueblos. Las mediciones y otros da- tos reunidos con fines militares vienen a ser base se- gura, para la investigación y comprensión de fenó- menos sociales importantes entre los pueblos. Así pues, hay un tipo de personas con cabezas alarga- das, generalmente rubias, que han estado dominan- do en Europa. Todas las dinastías prominentes (Ripley) de Europa desde hace tiempo han sido re- clutadas de ese contingente. Desde muchos años, este tipo ha sido el predominante en los altos círeu- los políticos y militares, lo que es muy significativo, más que entre los de las clases intelectuales. 586 ANALES DE LA Un especialista (Ammon) dividió sus reclutas en tres clases: (1) La urbana, aquella cuyos padres nacieron en la ciudad, (2) La semi-urbana, aquellos que nacieron en la ciudad, pero cuyos padres proce- dían del campo, y (3) La semi-rural, quienes nacl- dos en el campo, vinieron a la ciudad. Comparan- do estas tres clases con los del campo se evidenció una tendencia fija al aumento de las cabezas alar- gadas (la dolicocefalia). La configuración de la cabeza es primeramen- te la expresión de diferencia racial, pues la cabeza en su forma no parece ser influída ni por los ali- mentos, el clima o la condición social, y así es que viene a ser el mejor exponente de las característi- cas hereditarias permanentes. Parece también muy probable que ni la selección artificial ni el medio ambiente afecte la configuración de la cabeza. El otro factor que pudiera hacer esto es por variación causal. Esto sin embargo puede determinarse, mi- diendo muchas cabezas, de manera que las variacio- nes sobre o por debajo de lo normal se contrapesen. Así pues, la medición de las cabezas en los vivos debe incluir mayor número que en los muertos, pa- ra asegurar los resultados científicos más rígidos, eliminando la mera casualidad, como pudiera acon- tecer tratándose de un corto número. Los vivos son más accesibles que los muertos; también sabe- mos más de ellos que de los muertos cuyas calave- ras son estudiadas pero necesariamente en número limitado. Los tipos puros de cabeza se encuentran fuera de los grandes centros geográficos de población. El Africa es tan uniforme racialmente como heterogé- nea es la Europa. Cuando se reunen las razas y se ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HÁBANA 587 intensifica la competencia, y el tipo más apto para la supervivencia aumenta, hay tendencia a la eli- minación de los tipos extremos y a la creación de un tipo promedio, es decir, los de cabeza larga y los de cabeza corta se fusionan, y tenemos los tipos medios, con el predominio de los mesocefálicos. Por eso una gran proporción de los residentes de las ciudades en Europa son procedentes de po- blaciones rurales, por lo menos la mitad (Hansen) son de descendencia rural directa. Existe una dife- rencia en la configuración de la cabeza entre las clases superiores y las inferiores (Ammon), es de- cir (como ya se ha observado) las gentes de la ciu- dad son más dolicocefálicos que las que viven en el campo. Lapotage, de Francia, así como Muffang y Collignon, encuentran que este tipo rubio y doli- cocefálico que goza de prestigio político y militar, tiene una tendencia marcada a vivir en las ciuda- des. Casi es una ley la asociación de una persona al- ta con una nariz estrecha. Al pasar del norte al sur, en Europa, los rubios se disminuyen y se au- mentan los trigueños. Según Ripley hay tres tipos raciales europeos: 1. El Teutónico:—Cabeza y cara largas, cabe- llos y ojos claros, y nariz alta y aguileña. Dolico- cepto. Germánico, Kymbico, Núdico, Inglés, Fran- cés. 2. El Alpino:—Cabeza redonda, cara ancha, ca- bello castaño claro. El Céltico:—Ojos pardos, talla mediana, (regor- dete), nariz variable, más bien ancha. Celtas, Es- lavos, ete. 588 ; ANALES DE LA 3. El Mediterráneo:—-Cabeza larga, cara larga, cabellos y ojos oscuros, talla mediana (delgado), nariz ancha. Iberos, Sigurios, Atlanto-mediterrá- neos. Las cabezas largas y estrechas, por regla ge- neral, tienen menos capacidad que aquellas en las cuales la anchura es considerable, pero las excep- ciones son numerosas. Como ya se ha notado, la configuración de la cabeza es una de las pruebas de la raza más de fiar que poseemos. La forma de la cabeza se designa mejor por el índice cefálico, que es la mayor anchura de la cabeza expresada en el tanto por ciento sobre la longitud máxima desde la frente hacia atrás. Según se va poniendo la cabe- za más ancha, el índice cefálico aumenta, si 80 o más, la cabeza se llama braquicefálica; si menor de 75 se le nombra dolicocefálica, y entre 75 y 80, mesoce- fálica. Estatura Respecto a estaturas, las clases aristocráticas en las ciudades resultan ser más altas que las cla- ses obreras. Los ricos son más altos que los pobres. También se ha determinado que los trigueños son más frecuentes entre los pudientes de las ciudades que entre los más pobres de las ciudades. Baxter encontró que los trigueños eran más resistentes a las enfermedades que los rubios. Fué Italia uno de los primeros países en entrar por el sendero que es humanitario, patriótico y cien- tífico, que consiste en el estudio fundamental del hombre que está en el ejército, con el objetivo de conocer todas sus aptitudes y sus cualidades, para ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 589 así prepararlo mejor para el servicio de su patria. El promedio de la talla de los italianos en gene- ral es 1,645 metro, el de los reclutas 1,624. En Fran- cla (Chervin) el promedio de la talla en los reclu- tas es 1,646, siendo 22 milímetros más que en Ita- lia. Austria y Hungría vienen a tener el mismo que Italia. Venecia y la Toscana tienen las esta- turas mayores, mientras que las regiones en las pro- vincias del sur y las meriodionales del Adriático tie- nen las menores. La altitud, el lugar de nacimiento, el estado económico, etc., de los reclutas influyen en las diferencias de la talla. En época de paz, es la talla el tipo reconocido para los reclutas; un hombre alto es más imponente que un hombre bajito. Un hombre puede ser lla- mado alto, cuando su estatura es unas cuantas pul- adas más que la del promedio de la talla de sus pai- sanos; y puede designársele como bajo, cuando su estatura es un número similar de pulgadas menos que el promedio. Tenemos el ruso que es alto y el japonés que es bajo, lo que sugiere la influencia de la raza. Las razones fisiológicas demuestran, espe- cialmente en los métodos actuales de guerrear, que los hombres de corta estatura son tan aptos y proba- blemente mejores, para él servicio militar como los hombres altos. Parece que el tipo de talla para el soldado japonés es de 5 pies 3 pulgadas, pero en ca- so de emergencias es tan bajo como de 5 pies. Por lo tanto son deseables los regimientos '“*Ban- tam”. (%) Los promedios de tallas en los soldados de al- gunos países europeos, según diversas autoridades antiguas eran los siguientes: (*) Nombre que en inglés dan a las gallináceas ki-ki-ri-ki,-N, delT, 590 ANALES DE La Centímetros. NOTUAZOB e E e 169.6-169.8 (Retzius, 1902) Danegas' E 162.2 (Baxter) Británicos! ¿E dE 169.0 (el inglés) > A A 170.8 (el Escocés) 5 A a AO 169.0 (el Iriandés) Beddoe Prancesess:':. HOP a o, MA 164.9 UI e ia UA 168.4 (Westerlund) E A 164.5 (Livi) A e e > 165.2 (Ammon) Alsacianos y Loreneses. . . . 166.67 Wurtemburgueses (ciudadanos) 166.1 De SCA al ap 169.2 (Meismer) Germano-Sulzos. . . . . . . 162.9 (Kummer) TACO UIZO a 164.6 (Kummer) Ttalo-SUIZOB.. +, 510% td, 163.5 (Kummer) En Suecia (Retzius) el promedio de la talla es 8 por ciento menos que el promedio de la longitud del brazo de un hombre. Estadísticas de las mediciones militares Estas mediciones militares en los cuadros que se acompañan, están basadas en las investigaciones de autoridades prominentes (véase la Bibliografía) de diferentes países europeos, especialmente de Sue- cia e Italia, donde se han realizado los estudios más completos sobre los soldados. Hasta ahora, cree el autor, que es esta la pri- mera tentativa en inglés, de presentar estadísticas antropométricas de los soldados de diferentes paí- ses. Los resultados son muy variables y necesaria- mente incompletos, y por esta última razón todos los datos que se tengan al alcance, sobre los solda- dos deben publicarse, para que enventualmente se haga un trabajo más sistemático y que los datos re- sulten más útiles en informes sobre los ejércitos, demostrándose los puntos físicos débiles y los fuer- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 591 tes de los soldados, y así podremos ayudarnos para continuar esta guerra con una eficiencia máxima. CUADRO I.—Indice Cefálico. Nombre del Dolicocefálico Mesocefálico Braquicefálico No. País Mio No. Jo No Y No. % Total Autor Suecia... 1909 13493 30 925544 57 5863 13 44900 Retzius Italia.... 1896 10947 4 65327 22 217997 74 294971 Livi “Francia. 1894 A 865 29 1926 67 2910 Collignon España... 1894 11064 13 5090 61 2214 26 8368 Uloriz Total. 12030 4 71282 23 222137 73 305449 China. 1908 ¡VAS 372 40 491 52 492 Koganei Noroes- te de Si- beria... 1914 69 27 50 19 137 54 526 Roudenko En el cuadro 1 se encontrará el número y el por ciento de los índices cefálicos de varias naciones eu- ropeas. De Suecia e Italia el número es mucho ma- yor que el de otros países y tienen más peso; los números más pequeños indican una probabilidad. El cuadro demuestra que los soldados suecos son notablemente dolicocefálicos (30 por ciento) com- parándolos con los de Francia e Italia, que son nada más que cuatro por ciento dolicocefálicos, pero sí 74 y 67 por ciento braquicefálicos. En China y en el noroeste de Siberia también son braquicefálicos, pero no en tan alto grado como en Italia y en Fran- cia. (*) En este y en los demás cuadros que siguen se dan nada más que los porcientos para cada índice y el número total dado por los especialistas. El número absoluto para cada índice fué calculado por el autor, sobre la base de los porcientos. Se omiten las fracciones de los porcientos, y cuando es más de medio, se agrega la unidad. 592 ANALES DE LA CUADRO No. 2. Estaturas en centímetros de los soldados en los países europeos. Pais y No. 159 y época Yo menos 160 161 162 163 164 165 166 (1902) f % 2 1 2 2 3 4 5 5 Suecia ... | No. 847 623 821 1072 1269 1540 212028 (1896) ... f % 25 5 6 6 Bit 6 6 6 Italia No. 77354 16540 17148 18255 18485 18172 19163 17435 (1905) AT SIE a A NA dr Dinamarca l No 2948 1422 801 2248 1402 3036 1615 3580 (1912) el OS 6 6 7 6 Francia... |NO .... 0... ..... 77154 16606 17891 20565 18028 (1891) | % 25 5 5 5 6 6 6 6 Suiza .... | No. 46821 5514 8892 10058 10442 10642 10889 10373 (1909) ... / Jo 12 5 5 6 6 ñ 7 7 Bulgaria .. | No. 21774 8003 8520 10032 10753 11371 12840 12173 Pais y No, época a REY MES OO O LA 172. 13 2WA (1902) / % 5 6 6 8 Y 7 6 6 Suecia .. No. 2394 2844 2752 3456 3060 3061 2593 2532 (1896) [ % 5 5 4 4 3 3 2 2 Italia .. No. 16728 15239 12702 11324 9151 7846 6009 4846 (1905) dy: PRCIALE 9 OVILLO IO Dinamarca ( No. 1957 3655 1699 3477 1442 1464 2461 1024 (1912) Nr TECIOTE) lolo der a e o Francia... 1 IN A A A a (1891) ... [ % 5 5 4 4 3 3 2 2 Suiza No 10029 8474 8208 7564 6245 5501 4425 3605 (1909) j % E 6 5 6 4 4 3 3 Bulgaria .. | No. 11954 31179 9592 9842 7565 6814 5284 4510 Pais y época No. Y 175 176 y más Talla media a A [ To 6 20" 1 SUCIA e 2518 9309 171 (AT o 1 > 1 ( e RA NZZ 12141 166 (CLIO) e VEIA IA Ninamarca ( No. 1775 4446 169 E e ce A A FARC A A l e e ¿E 166 (IBID e co E lo 1 4 E SUIZA | No. 2784 71507 166 (100 A dd y %o 2 5 Bulbaria ae Cae UNo. 3528 9753 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 593 El Cuadro No. 2 demuestra las tallas en cinco países de Europa, dos del norte y tres del sur. Es evidente que los soldados del norte son más altos que los del sur, según lo indica la última columna del cuadro. Debe notarse la gran uniformidad de las cifras; por ejemplo, Italia, Francia y Suiza tienen el mismo promedio de talla. CUADRO No. 3 Talla media en centímetros.—Comisión Danesa. Anglo Sajones . . 172 Alsacia-Lorena.. 169 Bélgica. . . . . 166 Schlesmia. ai 172) Baden. o 2 a 109 Amas 100 Suecia. 3... . 111 "Wurtempere:. . 167. ¡EYARCIA. y. coja as 100 Noriega ip FL Buin e0 Talla. . vo ns. 166 Dinamarca. .. 0. 16D MSaboyal ... 6.6.) 166 Holanda 100 Sajona... . 160 En el cuadro anterior se dan los promedios de talla de unos 16 países europeos, por orden numéri- co de superioridad. En general mientras más nos acercamos al sur, más disminuye la talla. Las me- diciones se dan en centímetros. En ambos cuadros se han omitido las fracciones. Los autores consul- tados son: para Suecia, Retzius; Italia, Livi; Fran- cia, Collignon; Suiza, Rosenfeld; Dinamarca, la Co- misión Danesa de Antropología; y Bulgaria, la Co- misión Oficial. (Véase la Bibliografía). CUADRO No. 4 Suecia.—Indice cefálico Períodos Dolicocefalia Mesocefalia Braquicefalia "Total Prehistóricos. No. 0 No. J, No. JJ, No. 9% Edad de Piedra. . . 21 50 18 .43 3 ' 42 100 Edad de Bronce. . . 13 65 4 20 3 15 20 100 Edad de Hierro. . . Se la 15.1: 29 4 8 51 100 A A EOL MN TA Epoca moderna. . . 13493 30 25544 57 5863 13 44900 100 594 ANALES DE LA Se ha hecho el Cuadro No. 4, a fin de poder comparar la Suecia prehistórica con la Suecia mo- derna, respecto al índice cefálico. Ese cuadro de- muestra que Suecia, hace centenares de miles de años era más dolicocefálica de lo que lo es hoy; el por ciento es casi el doble (59 a 30). Aunque la in- migración (cerca de la costa especialmente) ha dis- minuído probablemente el número de los que tie- nen cabeza alargada, se ha mantenido el tipo doli- cocefálico. CUADRO No. 5.—Talla e Indice Cefálico (Retzius). Talla en Dolicocefálicos Mesocefálicos Braquicefálicos Total centímetros. To. T No. % No. To No. 159 y menos.... 208 25 508 60 130 15 846. OOO ted 1369 26 3147 59 806 15 5322 UA ASAS 3460 28 7059 58 1703 14 12222 TOA A 4505 31 8327 57 1853 13 14685 MONTO 2429 33 4784 55 999 12 8632 10 AB 896 34 1418 54 309 12 2623 Suma de los ín- dices y prome- dios de los E porcientos.... 206 36 301 53 63 11 570 Suma de los ín- dices y prome- dios de los porcientos.... 13493 30 25544 67 5863 13 44900 En el Cuadro No. 5 se demuestra de que hay una relación evidente entre la talla y el índice cefálico. La dolicofefalia aumenta en los soldados a la par que la talla, mientras que la mesocefalia y la bra- quicefalia disminuyen. Estos aumentos y disminu- ciones son bien fijos y sugieren una ley general, de que los hombres altos suelen tener cabezas alarga- das (dolicocefálicas), y los hombres cortos, cabezas redondas o anchas (braquicefálicas). ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 595 CUADRO No. 6.—Color de los Ojos y del Cabello (Retzius). OJOS CABELLOS Claro Mixto Oscuro Claro Castaño Negro Rojo E E E Suecia srl 1d 67 29 a dl 75 22 al 2 En A a 64 23 13 42 39 18 1 HALA AAA dr o 10 21 69 8 60 31 1 Puede verse por el Cuadro No. 6 que los solda- dos de cabellos y ojos claros disminuyen en Euro- pa según nos acercamos al sur, dejando a Suecia que represente al norte, Baden al centro, e Italia la parte sur de Europa. Es decir, que los rubios au-. mentan al ir hacia el norte, mientras que los tri- gueños hacia el sur. CUADRO No. 7.—Talla y Circunferencia torácica en Italia. Estatura en No, de Circunferencia torácica en ltalia. centimetros observados menos de 80 80 a 85 85 a 90 90 y más 1% 40% 48% 11 % Menos de 160.... 54537 381 21905 26435 5816 1% 31% 50% 18 Y. OA 104632 427 32454 59990 18761 2270 50% 27 % MVA 87372 230 19094 43469 24079 12% 43% 44 % Dimas 52764 94 6580 22870 23220 1% 20% 49% 34 % Total.... 299305 1132 80033 146264 711876 Para demostrar la relación entre la talla y la circunferencia torácica en los soldados italianos, damos un cuadro confeccionado con las cifras del es- tudio de Livi sobre los reclutas italianos. El cua- 596 ANALES DE LA dro (7) da las cifras en centímetros para diferentes estaturas en relación con ciertos límites de expan- siones torácicas. Estas en general varían con la estatura, es decir, a mayor estatura, mayor será la circunferencia torácica, pero con algunas limitacio- nes. La circunferencia torácica tiene gran importan- cia para el cirujano militar; es un criterio valioso, de aptitud para el servicio como índice de resisten- cia contra la fatiga de la vida militar. CUADRO No. 8.—Nivel del mar y Talla de los soldados. (Livi). Distancia sobre el Total Tabla en centimetros nivel del mar general de da en metros. Observaciones. 160 160 a 165 165 a 170 170 y más 15% 33% 31% 21 % DEAN A 74659 11330 24754 22929 15646 17% 34% 30% 19 % DO tt ño 77063 12945 26147 23198 14773 18% 35% 30% 17 % 201 a ADO 72908 13299 25693 21378 12538 23% 37% 27% 13 % 40L y masia io! 74725 16970 28042 19889 9824 10% 35% 29% 18 % Total 299355 24544 104636 87394 52781 Del estudio cuidadoso del Cuadro No. 8 se pue- de establecer una ley general entre el lugar del na- cimiento sobre el nivel del mar y la talla; esto es que los hombres de corta estatura aumentan en pro- porción a la altura sobre el nivel del mar del lugar de nacimiento, (columnas 3 y 4, cuadro 8); y por el contrario, los hombres altos disminuyen en núme- ro según aumenta la altura sobre el nivel del mar ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 597 del lugar de nacimiento (columnas 5 y 6 cuadro 8). Las causas de esto son complejas. Es una verdad indudable que la nutrición deficiente de los hombres que viven en elevadas altitudes tiene algún efecto sobre el erecimiento. CUADRO No. 9. La talla en relación con los caracteres físicos de la cara, en los soldados italianos. (Livi, 1896). Talla en Frente Nariz centimetros Corta Larga Aplastada Aguileña 19% 19% 229%, 12 % Menos de 16u.... 10343 10191 11928 6688 17% 20% 20% 14 % 160) JAMAL. e 18223 * 20709 20877 14507 17% 21% 18% 15 % A 14636 18011 15824 13414 15% 22% 14% 17 % 170/Y MAS das. 8179 11789 7318 9051 171% 20% 19% 15 % Rotas: 51381 60700 55947 43660 Talla en Tamaño de la boca Forma de la cara centmetros Grande Pequeña Afilada Plana Larga Corta 12% 12% 3% 7% 11% 4 % Menos de 160.... 6740 6836 1549 3690 5871 2486 11% 13% 2% 6% 13% 3 % 1602 165: 2 z 11427 13528 2633 6325 13638 3478 10% 13% 2% 6% 15% 2 % A VA 8483 11740 2092 5080 13558 2183 9% 13% 2% 5% 11% 2 % UE ocede cr 5036 7069 1201 2885 9121 1024 11% 13% 2% 6% 14% 3 % Total 31686 39173 7475 17980 42188 9151 598 ANALES DE LA El Cuadro No. 9 da cifras absolutas y por cien- tos sobre la forma de la frente, la de la nariz, y la de la cara generalmente, y sobre el tamaño de la boca en relación con ciertas estaturas de los soldados ita- lianos. Se observará por un examen cuidadoso del cua- dro (8) que respecto a las frentes (columnas 2 y 3), las largas son más frecuentes en los hombres altos y las cortas, en los hombres de baja estatura. La nariz aguileña también es más frecuente en los hombres altos, mientras que la nariz aplastada más amenudo acompaña a las estaturas cortas (co- lumnas 4 y 5). Se verá en las columnas 6 y Y que las bocas pequeñas frecuentemente van con tallas superiores, y las bocas grandes son más frecuentes en la gente de baja estatura. La cara larga se en- cuentra con más frecuencia en los de estatura supe- rior, mientras que una cara afilada, la plana o la corta, se ve más frecuentemente en las personas de baja estatura. Brevemente, los soldados altos son más favorecidos que los de pequeña estatura, res- pecto a los caracteres faciales. Pero como hemos visto, para los fines militares, el soldado de poca es- tatura aparece tener la ventaja. BIBLIOGRAFIA El objeto de esta bibliografía es dirigir la aten- ción solamente sobre algunas de las obras y trabajos principales que dan las mediciones de los soldados. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 599 En ellas se encontrarán, sin embargo, muchas citas y referencias a otros trabajos, y amenudo has- ta bibliografías especiales de mucho valor. Ammon, Otto: Die Korpergrosse der Wehrpflichten in Grossherzogthum Baden in den Jahren, 1840-1864. Karlsru- he, 1894. LE Beddoe, J.: The anthropological history of Europe. The Rhind lectures for 1891. London, 1893. Bulgaria: Statistique du reecrutement militaire régulier pendant l'année 1905. Résultats des fonetions des commis- sions de recrutement et des commisions supérieurs de révi- sion. Publication de la direction générale de la statistique. So- ia; 1911. Collignon, D. R.: Anthropologie de la France, Dordogne, Charente, Corréze, Creuse, Haute-Vienne; Mémoires de la So- ciété d'anthropologie de Paris, V. I (III Série), 3 fase., 1894. Koganei, Toshikyo: Messungen an Chinesischen Solda- ten. Tokyo, 1903 (separat Abdruek), 23 p. 8. Livi, Ridolfo: Antrometria militare, Roma, 1898, 419 p., 4vo. This work, with that of Retzius on Sweden, is a most complete anthroprometric study of soldiers. It is both a sug- gestion and model, which every nation should follow. Meddelelser on Denmarks: Antropologi udgione af den antropologiski Komité; with English summaries. 1 Bind.; Co- penhagen, 1907-1911., p. 402, 8vo. Olóriz. F.: Distribución geográfica del índice cefálico en España, deducida del examen de 8368 varones adultos, Madrid, 1894, 286 pages, with tables and maps. Retzius, G. und First, C. M.: Anthropologia Suecica, Bei- trage zur Anthropologie der Schweden etr. Stockholm, 1902, 4yo., 301 pages. This, with Livi's work on Italy, is one of the best anthroprometrie studies of a nation based upon measure- ments of soldiers. It contains a special bibliography. Ripley. W.: The Races of Europe, New York, 1899, 8yo. Plates and maps, also an extensive bibliography. 600 ANALES DE LA Roudenko, M. S.: Résultats de mensurations anthropolo- giques sur les peuplades du nordouest de la Sibérie. Bulletins et mémoires de la Société d'Anthropologie de Paris. VI Sé- rie, Rome 5, Fase. 2, pages 125-143. This also has a special bi- bliography. ] Zbinden, F.: Beitrage zur Anthropologie der Sehweiz. Ar- chiv fúr Anthropologie. Neue Folgs. Bund 10., p. 280-317. Braunschweig, 1911. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 601 ACUERDOS DE LA ACADEMIA — — — En la sesión de gobierno del 27 de diciembre de 1918 se acordó: 19 Prorrogar el plazo de la convocatoria anunciada en la Gaceta Oficial del 26 de noviembre último hasta las seis de la tarde del día de hoy. 22 Aprobar los informes y tasaciones de honorarios emi- tidos por los Dres: Jorge Le-Roy, Francisco Ma. Héctor y To- más V. Coronado, solicitados por el Juzgado Municipal del Vedado en causas por accidentes del trabajo. 32 Conceder a los empleados subalternos de la Acade- mia la gratificación acostumbrada por el Nuevo Año. 602 ; ANALES DE LA TASACION DE HONORARIOS por el DR. JORGE LE-ROY Y CASSAÁ (Sesión del 27 de diciembre de 1918) El Juzgado Municipal del Vedado remite a esta Academia el expediente número 102, iniciado el 11 de enero por accidente del trabajo sufrido por el obrero Julio Salazar, con objeto, según dice la pro- videncia del señor Juez, de trece de noviembre últi- mo, de que se le informe **si los honorarios médi- cos que se reclaman en dicho expediente son o no excesivos?” La minuta de honorarios formulada por el Dr. C... R...C... asciende a la suma de $10.00, distri- buidos así: ““Certificación inicial duplicada descriptiva, núm. 33. 3.00 “Primera cura aséptica, mum Dl... eN e en. el gabinete, núm. 40. ....¿. IS “Certificación final duplicada, descriptiva, núm. 31. . 3500 Aceptando, como lo hemos hecho en anterior ocasión, y sólo para los casos de accidentes del tra- bajo, la tarifa de honorarios médicos, exclusivamen- te para obreros lesionados en accidentes del traba- jo según la Ley de la materia y de acuerdo las dis- tintas partidas con esa tarifa, hemos examinado los motivos de la impugnación de los referidos honora- rios y encontramos en el escrito del defensor de la Compañía de Seguros “Cuba”, que impugna las par- tidas primera y cuarta, es decir, los certificados ini- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 603 cial y final, considerándolos como sencillos y no co- mo descriptivos. Veamos lo que dice el primer documento impug- nado: ““Certifico: Que en esta fecha (9 enero 1918) he asistido al señor Julio Salazar quien presenta la si- guiente lesión que se causó, según manifiesta, el día 9 con ocasión de su trabajo en la casa en construc- ción J y 21 (Vedado) al servicio de los señores Mi- quel € Font. Una contusión de segundo grado en la región infra escapular izquierda la cual tendrá como consecuencia probable su curación sin defecto físico para sus trabajos habituales necesitando seis días para conocer el resultado definitivo.” Veamos ahora su impugnación: ““Impuegno la partida que se refiere al certifica- do inicial deseriptivo por el que se cobra tres pesos; porque dicho certificado no es descriptivo, sino sen- cillo y por tanto debe quedar reducido a dos pesos. El certificado deseriptivo es aquel que se expide en casos de heridas múltiples, o bien de contusiones o quemaduras en el tórax, en el abdomen o en la ca- beza y se hace la descripción del estado del herido, sobre todo, desde el punto de vista del resultado pro- bable, muerte o incapacidad permanentes. El Juz- gado comprenderá después de leer estas breves in- dicaciones que las que nos hemos permitido ilustrar- le, que no estando incluída la naturaleza de la le- sión sufrida por el obrero a que este Expediente se contrae dentro de la categoría de gravedad que acon- sejara en su oportunidad la expedición de un certi- ficado amplio, como lo es el descriptivo, resulta más que temeridad pretender pasar por descriptivo un 604 ANALES DE LA certificado expedido para reseñar una lesión levísi- ma que solo produjo al obrero que la sufrió incapa- cidad absoluta temporal para el trabajo durante cuatro días. Debe quedar reducida dicha partida a dos pesos. ?” : La representación de la Compañía de Seguros “Cuba” ha envidenciado su ignorancia de las más breves nociones de la topografía del cuerpo humano al afirmar, como lo hace en su eserito, que “El cer- tificado descriptivo es aquel que se expide en casos de heridas múltiples, o bien de contusiones (lo sub- rayado es nuestro) o quemaduras en el tórax, en el abdomen o en la cabeza y se hace la descripción del estado del herido, sobre todo, desde el punto de vis- ta del resultado probable, muerte o incapacidades permanentes””; pues si hubiera tenido aquellos co- nocimientos se habría dado cuenta que la región in- fra escapular izquierda corresponde de lleno a la región torácica. Por otra parte, ha evidenciado también su fal- ta de atención al afirmar en el párrafo antes trans-: eripto que “se hace la deseripción del herido, sobre todo, desde el punto de vista del resultado proba- ble, muerte o incapacidades permanentes””, pues en el certificado inicial se hace constar que la *““contu- sión de segundo grado en la región infra escapular izquierda tendrá como consecuencia probable su cu- ración sin defecto físico para sus habituales traba- jos”” y el profesor, con un exceso de prudencia, muy laudable en todos los traumatismos que acaban de realizarse, estima que se necesitarán “seis días para conocer el resultado definitivo””. Si un diagnóstico—que es la identificación de ' la enfermedad o de la lesión—clara y precisamente ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 605 formulado al decir contusión de segundo grado, se- ñalando el sitio, región infraescapular izquierda, y un pronóstico formulado desde el primer instante del traumatismo, de curación sin defecto físico pa- ra sus trabajos habituales, no es un certificado des- eriptivo, entonces existe una flagrante contradición con lo que la misma parte representativa de la Com- vañía de Seguros acepta como tal certificado en su escrito impuegnativo. Examinemos el segundo documento impugna- do: Dice así: ¿“Que en el día de la fecha (11 de enero) he da- do de alta curado, a Julio Salazar que estuvo duran- te tres días incapacitado para el trabajo, habiendo obtenido la curación en tres días sin ningún defee- to físico que lo incapacite para el trabajo...” Este documento se impugna como sigue: ““Tmpugno la partida que se refiere al certica- do final duplicado deseriptivo por las mismas razo- nes que acabo de exponer y siendo un certificado fi- nal sencillo, no devenga honorarios de acuerdo con el número treinta y dos de la Tarifa, puesto que se incluye en el precio de la última visita o consulta.”” ¿Pretende acaso la Compañía de Seguros que el médico que expidió el certificado de curación pin- te con vivos colores el proceso curativo de la con- tusión que sufrió el lesionado? ¿Necesita que se le dé un curso de cirugía para conocer las fases evolu- tivas de las lesiones anatomo-patológicas por que atravesó el lesionado? Creemos que no se necesita deseribir nada esto, bastando la afirmación resumen que hace el médico de la curación, sin ningún defecto físico que lo incapacite para el trabajo. 606 ANALES DE LA Por las razones expuestas puede contestarse al Juzgado que los honorarios que se reclaman en este expediente No son excesivos. TASACION DE HONORARIOS por el DR. JORGE LE-ROY Y CASSA (Sesión del 27 de diciembre de 1918) En el expediente número 3440 instruido por el Juzgado Municipal del Vedado con motivo del ae- cidente del trabajo sufrido por el obrero Federico Jardín, se pregunta a esta Academia si los honora- rios reclamados por el médico de asistencia e impug- nados por la Compañía de Seguros “Cuba”” son o no excesivos. Los honorarios discutidos ascienden a la suma de treinta y dos pesos, correspondientes a ocho cu- ras antisépticas completas (número 49 de la Tarifa) realizadas los días 6, 8, 10, 13, 17, 19, 22 y 26 de diciembre del año retro próximo, a un obrero alba- ñil, que sufrió una “herida por avulsión en el de- do meñique de la mano derecha, con pérdida de la uña, de pronóstico leve””, según el primer certifica- do médico expedido por el doctor Raul Antón Ca- mus en 5 de diciembre del mismo año, y de cuyo le- sionado se hizo cargo el profesor reclamante el mis- mo día de la lesión prestándole sus servicios profe- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 607 sionales hasta el 26 del propio mes y año, en que lo dió de alta curado a los *“*ventidos días sin nin- gún defecto físico que lo incapacite para el traba- JO Las lesiones por arrancamiento, sobre todo en regiones sucias, como lo son quirúrgicamente las manos de un hombre que por su oficio de albañil tie- ne que estar manipulando arena, cal, piedras, ladri- llos y otras sustancias que producen polvos y que mezclados con el agua que forma la mezcla, exigen tratamientos antisépticos para evitar complicacio- nes fáciles de comprender. Por consiguiente, ocho curaciones de esta natu- raleza, realizadas en 22 días y cobradas al precio de tarifa, no tienen nada de extraordinarias y la Aca- demia puede responder al Juzgado que los honora- rios reclamados No son excesivos. TASACION DE HONORARIOS por el DR. TOMAS V. CORONADO (Sesión del 27 de diciembre de 1918) Examinado detenidamente el expediente núme- ro 1267 de Avelino Casales, sobre honorarios médi- cos que se impugnan, debo manifestar que no he sa- lido del estado de estupefacción que me ha produ- cido el alegato del Sr. Mandatario Judicial, al pre- tender fundamentar la rebaja de la mitad «de los ho- 608 ANALES DE LA norarios devengados —muy justa y equitativamen- te— por el médico de asistencia (veinte pesos por doce días de servicios médico quirúrgicos, aportan- do además materiales de curación). He aquí los fundamentos alegados: '“Son inde- bidamente cobradas las diez curas y una consulta que figuran en la partida segunda de la minuta. Es mas, niego que el Doctor P. de L. haya practicado esas diez curas y esa consulta. Teniendo en cuenta la naturaleza de la herida sufrida por el obrero no eran necesarias tantas curas. Bastaba con cinco eu- raciones para obtener el resultado de la sanidad del obrero. ““El material de cura propio que figura en la mi- nuta también es una partida indebida; porque dichos medicamentos como propios de la farmacia, perte- necen al capítulo de ““cuenta de la farmacia” y no de “honorarios médicos”?. El Juzgado debe pues, desglosar esa partida, sin perjuicio de que el Doc- tor P. de L. una vez que presente los comprobantes, exija su pago. “Es excesiva la partida primera, que confun- de el certificado descriptivo con el sencillo. Lea el Juzgado el certificado que obra en el Expediente y verá que en él solamente se hace una sumarísima des- eripción de la herida y nada más. Es pues, un cer- tificado inicial sencillo cuyo precio según el núme- ro 34 de la Tarifa es de $2.00 y no de $3.00, precio consignado en el número 33 de la Tarifa al certifica- do descriptivo, que es aquel en que se hace una am- plia deseripción de la herida, y que se expide en los casos de grandes traumatismos y especialmente de quemaduras en el torax o el abdomen, de contusio- nes en la cabeza, sobre todo desde el punto de vista probable de la incapacidad o muerte”, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 609 El ponente propone a la Academia que informe que: los honorarios que reclama el médico de asis- tencia en este caso, son extraordinariamente módi- eos y equitativos y en tal virtud no ha lugar a la im- pugnación que se hace. A continuación publicamos los documentos re- cibidos para que se pueda juzgar de su valor. Xx Ramón Illas y Acosta. Mandatario Judicial a nombre y en representación de la Compañía de Se- guros “Cuba”, según lo acredita con el testimonio + de poder que debidamente bastanteado acompaño, con carácter devolutivo, comparezco ante el Juzga- do en el Expediente instruido de acuerdo con la Ley de 12 de junio de 1916, para tratar del accidente du- rante el trabajo que sufrió el obrero señor, Avelino Casales Espejo y, conforme a derecho digo. (Que se me ha dado traslado de la minuta de los honorarios que el Doctor Lorenzo Ponce de León pretende cobrar por la asistencia del expresado obrero y vengo, siguiendo expresas instrucciones de mi representada a impugnar dichos honorarios por ambos conceptos: indebidos y excesivos. Es preciso diferenciar los dos conceptos que se - acaban de expresar para poder dar exacto cumpli- miento al artículo 11 del Reglamentado dictado pa- ra la ejecución de la Ley sobre la materia, trayen- do a colación los preceptos de la Ley de Enjuicia- miento Civil consagrados a la impugnación de los honorarios en la que se distinguen de una manera tan cabal los dos conceptos anteriormente expresa- dos, que no vemos motivo para que, con respecto a 610 ANALES DE LA los honorarios de los médicos devengados en la asis- tencia de los obreros que sufren accidentes del tra- bajo, no se haga también una distinción y se adop- ten distintos procedimientos, según que los honora- rios sean indebidos y según que los honorarios sean excesivos: Cuando los honorarios se impugnan por exce- sivos, no hay duda de que se deben los honorarios, siendo solo su cuantía la que se discute en tanto que en el segundo caso, esto es, cuando se impugnan los honorarios por indebidos lo que se pone en duda es el hecho de que se deben. En el primer caso el mé- dico no se ha ajustado a la tarifa oficial o habién- dose ajustado a la tarifa, la ha aplicado mal o inofi-* ciosamente. En el segundo caso el médico no ha pres- tado los servicios que pretende cobrar o habiéndo- los prestado, estos servicios no estaban indicados de acuerdo con la naturaleza de la herida o contusión sufrida por el paciente. El Reglamento para la ejecución de la Ley de accidentes del trabajo concibió en su espíritu estas dos situaciones, desde el momento en que a ello se refiere en el texto del artículo 18 a que nos hemos referido; pero que cometió el grave error de no es- tablecer distintos procedimientos para uno y para otro caso. : En cuanto sean impugnados los honorarios por ser excesivos no hay dificultad ninguna; porque usando el Juez del procedimiento que le ofrece el artículo indicado, tomando la tarifa oficial y calzán- dose los diáfanos y claros cristales del sentido co- mún, llega a dictar una sentencia justa y equitati- va, en la que sin arbitrariedad de ningún género di- ce si los honorarios del médico son excesivos o no. ACADEMIA DE CIENCIAS DELA HABANA 611 Pero tratándose de impugnación de honorarios por indebidos, esto es, como ya dijimos, porque el médi- co no practicó los servicios que pretende cobrar o porque habiéndolos practicado no estaban indica- dos, ya varía el aspecto de la cuestión y el procedi- miento del artículo 18 se presta a cometer las mayo- res arbitrariedades en perjuicio de los patronos o de las Compañías aseguradoras en su caso. ¿Es po- sible que porque un médico diga que ha prestado asistencia a un obrero, le ha hecho veinte visitas, le ha puesto inyecciones, etc., ese dicho del médico sea una verdad incontrovertible, hasta tal punto que aun negándosele ese hecho se condene al que lo niega a pasar por él? ¿Qué razones de orden legal asisten al Juzgado para pasar por encima del principio con- sagrado en el artículo 1214 del Código Civil de que “incumbe la prueba de las obligaciones al que recla- ma su cumplimiento?”” Por otra parte la Ley de Accidentes del traba- jo no ha sido promulgada para utilización de la ela- se médica, sino con un fin público, cual es el de evi- tarle a la Sociedad mendigos forzosos que resultan una carga a la comunidad. Si los Juzgados de la Re- pública siguen encausando las impugnaciones de ho- norarios médicos por el derrotero tan equivocado que dispone el artículo 18 del Reglamento, cuando son impugnados los honorarios por indebidos, las Compañías aseguradoras, condenadas al pago de in- justos e indebidos honorarios tendrían que subir el importe de las primas a los patronos y llegaría a su- ceder que la Ley de Accidentes del Trabajo deja de ser una Ley de carácter destajista, francamente pro- teccionista, llegaría a ser una carga insoportable pa- ra la Industria Nacional. Las Compañías de Segu- 612 __ ANALES DE LA ros son intermediarias y tienen que recibir ni exa- geradas ni ridículas utilidades; por eso a ellas no le afecta directamente el cobro de honorarios indebi- dos sino a los patronos, que de seguirse por este ca- mino llegarían a no poder resistir el gravamen que la nueva Ley les impone. El Juzgado, con cuya competencia contamos, ha de resolver esta cuestión que a nuestro juicio no tiene otra sencillez que exigir al médico en el caso de que sus honorarios sean impugnados por indebi- dos, que pruebe que son debidos, y en el caso de que se Impugnan porque aun cuando sean debidos no estaban indicados, que pruebe que sí era el trata- miento ad-hoc. Y hechas estas manifestaciones que esperamos que la justicia del Juzgado no eche, como vulgarmen- te se dice, en saco roto, pasemos a ocuparnos de la flamante minuta del doctor Ponce de León en la que se expresan las distintas intervenciones practica- das al obrero señor Casales. Son indebidamente cobradas las diez curas y una consulta que figuran en la partida segunda de la minuta. Es más, niego que el Dr. Ponce de León haya practicado esas diez curas y esa consulta. Te- niendo en cuenta la naturaleza de la herida sufri- da por el obrero no eran necesarias tantas curas. Bastaba con cinco curaciones para obtener el resul- tado de la sanidad del obrero. : El material de cura propio que figura en la mi- nuta también es una partida indebida; porque dichos medicamentos como propios de la farmacia, perte- necen al capítulo de “cuenta de la farmacia” y no de “honorarios médicos”. El Juzgado debe pues, desglosar esa: partida, sin perjuicio de que el Doe- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 613 tor Ponce de León, una vez que presente los compro- bantes, exija su pago. Es excesiva la partida primera, que confunde el certificado descriptivo con el sencillo. Lea el Juz- gado el certificado que obra en el Expediente y ve- 'á que en él solamente se hace una sumarísima des- egipción de la herida y nada más. Es pues, un cer- tificado inicial sencillo cuyo precio según el número 34 de la Tarifa es de dos pesos y no de tres pesos, precio consignado en el número 33 de la Tarifa al certificado descriptivo, que es aquel en que se hace una amplia descripción de la herida, y que se expi- de en los casos de grandes traumatismos y especial- mente de quemaduras en el tórax o el abdomen, de contusiones en la cabeza, sobre todo desde el punto de vista probable de la incapacidad o muerte. Y para no cansar al Juzgado diremos que la mi- nuta del Dr. Ponce de León debe quedar reducida a la siguiente partida. Erúberalciryl Dl PIULTD, MORIA 15-"3-00 Certificado seneillo. . . . ... » 2.00 Cinco curas más. so O Doótal0 065710800 1820300 En tal virtud Al Juzgado suplico: que habiendo por presen- tado este eserito con su copia se sirva en mérito del poder que acredita mi personalidad tener por eva- cuado el traslado conferido y por impugnados los honorarios del Doctor Ponce de León por la asisten- cia del obrero señor Avelino Casales por los concep- tos de indebidos y excesivos, debiendo quedar redu- cidos a diez pesos según es justicia. Habana septiem- bre 26 de 1918. (£) Dr. Pedro Bru. (£) Ramiro Illas. 614 ANALES DE LA TASACION DE HONORARIOS por el DR. TOMAS V. CORONADO (Sesión del 27 de diciembre de 1918) Estudiado detenidamente el expediente núme- ro 1055, del obrero José López Cejas, sobre honora- rios médicos que se impugnan, puedo informar que los fundamentos para disminuir, en más de la mi- tad, los honorarios devengados, y que el médico de asistencia cobra valorizándolos por la tarifa —bien reducida por cierto— que sirve para mes esos honorarios, son inaceptables. Esos fundamentos no pueden ser más peregri- nos y anticientíficos. Véanse: “Según el certificado expedido por el Doctor P... el día 22 de mayo último la lesión que presen- taba el obrero consistía en una herida punzante si- tuada en la región palmar derecha sin que manifes- tara en él haber observado complicaciones en la he- rida, añadiendo que le inyectó al practicarle la pri- mera cura mil quinientas unidades de suero antite- tánico con lo que se prevenía no solo una complica- ción sino que también una infección motivada por la presencia de gérmenes sépticos. Una vez puesta la inyección no había necesidad de tocar para na- da la herida del obrero; una simple pincelada de yodo surtía el efecto de desinfectante de la herida. Sin embargo por un exceso de precaución que admi- to, el Doctor P... de L... debió continuar visitan- do al obrero pero no con la frecuencia con que lo hi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 615 zo. Una cura, o mejor dicho, una visita el día 24 del mismo mes de mayo y otra el día veinte y siete fue- ron únicamente las que debió haber hecho. Y como mi representada no está obligada a pagar una asis- tencia innecesaria, sino solo la que requiera la he- rida recibida por el obrero, vengo a solicitar la re- baja de las partidas aludidas en la forma en que ha- bré de expresarme más tarde: ““La segunda partida de la minuta a que me re- fiero es indebida. Expresa el Doctor P... de L... que las curas que necesitó el obrero fueron antisépti- cas, lo cual no puede ser cierto de ningún modo, pues la cura antiséptica supone una infección y en el pre- sente caso no pudo haberla teniendo en cuenta que el día anterior a aquél en que dice el Doctor P... realizó una cura antiséptica le había inyectado sue- ro antitetánico al obrero, impidiendo de esa mane- ra que sobreviniera una infección. Creo que insistir más sobre esto es derrochar el tiempo. Es una ver- dad inconcusa que el obrero no necesitó en todo el curso del tratamiento de curas antisépticas, pues su herida no estaba infectada””. Se ha conservado la ortografía del original fir- mado por el Sr. Mandatario Judicial. * Esta Corporación científica no puede dar la ra- zón a éste, porque los argumentos que aduce son completamente disparatados. El suero antitetánico previene el tétanos; pero es perfectamente ineficaz para las otras infecciones que pudieran presentarse, y que con muy buen juicio supo precaver el médico de asistencia, vigilando al enfermo, que pudo por otra parte sufrir fenómenos de anafilaxi: 616 ANALES DE LA La cuenta de honorarios reclamados por el Doe- tor P... de L... ascendente a veinte pesos veinti- cinco centavos m. o., es a juicio del ponente excesi- vamente moderada y la Academia debe recomen- dar que no ha lugar a su impugnación. TASACION DE HONORARIOS por el DR. FRANCISCO M. HECTOR (Sesión del 27 de diciembre de 1918) En cumplimiento de lo dispuesto por el Sr. Pre- sidente, tengo el honor de informar respecto a la tasación de honorarios por accidentes del trabajo (Expediente núm. 1323, obrero Eugenio Barrabí Castro) según lo interesa el Juzgado del Vedado con fecha 13 de noviembre del corriente año. Se desea conocer por el referido Juzgado, si los honorarios que se reclaman son O no excesivos. El Mandatario Judicial que a nombre de la Com- pañía de Seguros impugna los honorarios presenta- dos al cobro por el Dr. P... de L... se funda en es- timarlos indebidos y excesivos. El ponente que suscribe, limitándose al diag- nóstico de la lesión deserita por el Dr. P... de L... de ““contusión y escoriaciones epidérmicas de la ca- ra dorsal de la última falange del dedo medio de la mano derecha”, donde no se consigna el grado de la contusión, cree lógico suponer no pasase del pri- mer grado; esto es, desgarro de los capilares, muy ligera efusión de sangre por lo tanto, y equímosis poco intensa. Y tanto más lo estima así, cuanto to- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 617 do el traumatismo ha pasado completamente en seis días, según lo certifica el mismo Dr. en el atestado de curación con fecha primero de julio del corrien- . te año. Por lo tanto el tratamiento, que ha sido según manifiesta el Dr. P... de L... *““el indicado”” no ha podido ser otro que: una embrocación con tintura de yodo, seguido de una cura húmeda, con algodón empapado en agua hervida o cualquiera otra solu- ción de las tan usadas por las familias, de ácido bó- rico, borato de sosa, ete. ete. Todo este tratamiento ha podido continuar prae- ticándolo el mismo paciente; por lo tanto las cuatro curaciones consecutivas de los días 27 al 30 de ju- nio, así como la última curación del día primero de julio, que expresa en su cuenta el Dr. P... de L... no acierta a explicarse esta ponencia la necesidad de ellas. Respecto al certificado inicial descriptivo, du- plicado, que aparece en la misma cuenta de honora- rios, es sin discusión un certificado deseriptivo: no ofrece dudas. En él se describen, se definen, las eir- eunstancias del caso, del traumatismo, por eso se co- noce. | Y si este certificado descriptivo, (que lo es) es- tá valorado como lo está, al núm. 33 de la Tarifa de honorarios, lejos de ser excesivo, está ajustado al precio convenido. Y de ser juzgado por lo que el uso y la costumbre han establecido, bien pudiera calificarse de mezquino y risible. Conclusiones: 1* La ponencia estima no haber sido necesa- rias las cinco curaciones de referencia. 618 ANALES DE LA 2* El valor del certificado inicial, está de acuerdo con la tarifa aceptada entre la Compañía y los precios de la misma. * * * Respecto al expediente núm. 1746, obrero Ma- nuel Gómez, en que el ponente que suscribe tiene el honor de informar, estima: Que según se expresa en el certificado médico (fecha julio 29 de 1918) expedido por el profesor P... de L... el obrero lesionado, M. Gómez Alon- so, sufrió una ““contusión de segundo grado. en el dedo pulgar izquierdo”” habiendo obtenido la cura- ción en cinco días como se acredita por el certifica- do de sanidad, expedido por el mismo profesor con fecha 2 de agosto de 1918. Como se advierte, en una contusión de segun- do grado, en que hay rotura de vasos de pequeño calibre, desgarro de las partes con poca importan- cia, Sangre reunida en focos y en un dedo, todo el tratamiento queda limitado a una embrocación de tintura de yodo, una cura húmeda y a las 24 horas después un ligero masage, (Elfleurage) y un ven- daje ligeramente compresivo, para con uno y otro, tratar de desingurgitar los tejidos y favorecer la ab- sorción sanguinea, dos o tres días de expectación y el enfermo se habrá curado. Esto es lo que clínicamente sucede, y parece ha- ber sucedido en el obrero lesionado en cuestión. Por lo tanto esta ponencia estima que como con- testación puede formularse la siguiente conclusión: El obrero lesionado ha necesitado, probablemen- te, la primera cura, un masage y compresión des- pués, y el certificado de sanidad. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 619 ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 10 DE ENERO DE 1919 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes: Dres. T. V. Coronado, J. A. Presno, M. Ruíz Casabó, F. I. de Vildósola. Se da lectura al acta de la sesión anterior (27 de Di- ciembre) la que no pudo ser aprobada por la falta del quo- rum reglamentario, celebrándose esta sesión, por esta cau- sa, con el carácter de científica. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA Del Presidente de la Academia Nacional de Artes y Le- tras, solicitando el salón de actos para celebrar la sesión inaugural de sus trabajos del presente año, el próximo sá- bado 4 de enero. Del Sr. Carlos Sauvalle, rogando se le facilite un ejem- plar de la “Flora Cubana”? por el Dr. Francisco A. Sauvalle. SALIDA Al Director de la sección de medicina, cirugía y vete- rinaria, remitiendo la solicitud documentada del doctor Rai- mundo de Castro en opción a la vacante existente en dicha sección, por pase a la categoría de académico honorario del Dr. Diego Tamayo. Al doctor Manuel Ruíz Casabó, remitiéndole la solicitud documentada anterior para su informe. Al Juzgado Municipal del Vedado, remitiendo infor- mes aprobados y devolviéndole los seis expedientes origi- nales con motivo de los accidentes del trabajo sufridos por los obreros, Julio Salazar, José López Cejas, Avelino Casa- 620 ANALES DE LA les, Eugenio Barrabí Castro, Manuel Gómez y Federico Jar- dín. Al Presidente de la Academia Nacional de Artes y Le- tras, concendiéndole el salón de actos para la noche del 4 de enero. Al Sr. Carlos Sauvalle, remitiéndole un ejemplar de la obra de su abuelo **Flora Cubana””, que solicitó. El Dr. Alberto Recio hace una interesante comunica- ción sobre el empleo de la Bacterina Anti-influenza, demostran- do los buenos efectos obtenidos con la vacunación mixta de los productos microbianos recogidos de los enfermos afee- tados de la actual epidemia de eripe. Sometida a discusión pide la palabra el Dr. Martínez Cañas, colaborador del Dr. Leonel Plasencia y obtenida la autorización para hablar, por no ser académico, hace una larga disertación sobre cuestiones bacteriológicas, argumen- tando el trabajo presentado por el Dr. Recio en el sentido de que una vacuna preparada con todos los gérmenes del es- puto no es una vacuna anti influenza. Que la vacuna para ser específica, necesita contener el germen que produce la infección y puesto que el germen de la influenza no se conoce, no puede considerarsoy como anti- fluenza la Bacterina del Dr. Recio. El Dr. Juan Santos Fernández da cuenta de su trabajo relativo a la Explicación de la rebeldía de algunas conjun- tivitis y acto seguido pone término a la sesión. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA - 621 SOBRE EL USO DE LA BACTERINA ANTI. INFLUENZA por el DR. ALBERTO RECIO (Sesión del 10 de enero de 1919) Después de haber emitido sus opiniones nues- tros más caracterizados clínicos y aun distinguidos maestros del Laboratorio, en contra del empleo de lo que denominamos baecterina anti-inftuenza, rue- go benevolencia y que no se me considere osado, al tratar de este asunto, ya que varios motivos me in- ducen a defender un método que a nuestro modo de ver, ha sido hasta el presente en Cuba muy ligera- mente discutido y más injustamente criticado. Es cierto, que el procedimiento se encuentra ac- -tualmente en su período experimental, y aunque no se trate de ningún recurso de efectos maravillosos los resultados hasta el presente obtenidos, no son de tal naturaleza que nos autoricen a proseribirlo como -se ha hecho, antes bien, debemos reconsiderarlo, puesto que a ello nos obligan las opiniones halagado- ras de muchos de nuestros compañeros, análogas apreciaciones de autoridades extranjeras y sobre to- do poderosas razones de orden bacterioterápico. Antes de exponer éstas, conviene precisar que si clínicamente ha sido identificada la enfermedad causante de la epidemia actual como *““influenza ve- ra pandémica””, también lo ha sido bacteriológica- mente. q 0 LE q añ aabol y 622 ANALES DE LA Muchos de nuestros maestros no la distinguen de la pandemia ocurrida en los años 1890 a 1892. Así ha sido considerada por nuestras altas autoridades sanitarias y en el extranjero por numerosos profeso- res de Medicina de New York, ete., ete. Bacteriológicamente, después de minuciosas in- vestigaciones, sobre la flora bacteriana de los pa- cientes y sus cadáveres, hasta el presente no ha si- do demostrado que exista nada distinto de lo que era encontrado por Pfeiffer y sus contemporáneos in- vestigadores en el año 1890 y siguientes. El diplococeus pneumonie, el micrococeus ca- tarrhalis, diversos estreptococeus, el bacilo de Fried- lander, el bacilo hemoglobinófilo de Pfeiffer y algún otro constituían en aquel entonces la flora corres- pondiente a aquellos pacientes, y ellos mismos son los presentes en los casos de la enfermedad actual. Se ha discutido y se discute actualmente la es- pecificidad del bacilo de Pfeiffer, pero aunque en varias ocasiones y recientemente se hayan presenta- do diversos gérmenes como presuntos agentes espe- cíficos de la enfermedad actual, es lo cierto, que en ninguno de los descritos han podido demostrarse propiedades que satisfagan más su concepto etioló- gico, que las comprobadas hasta el día para los gér- menes pertenecientes al grupo del bacilo de Pfeif- fer. En efecto, entre estos presuntos gérmenes espe- cíficos, son los del grupo Pfeiffer, los únicos que han podido reproducir en el mono, por insuflación en las vías aereas superiores, lesiones análogas a las ob- servadas en la influenza humana, y aunque no se ha- ya encontrado en algunas epidemias y no responda a todas las pruebas serológicas precisas, es el caso ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 623 que los nuevos estudios de sus propiedades biológi- eas, así como de su constancia en las lesiones, han dado lugar a una reacción favorable en el sentido de considerar a estos gérmenes como los verdade- ros causantes de la enfermedad actual, según podrá apreciarse del análisis de algunas de las numerosas publicaciones. Por ejemplo: J. J. Keegan, de Chel- sea, Mass. Jour. of the American Medical Ass. (sep. 28, 1918) ha aislado por cultivos comprobados, el bacilo de Pfeiffer, en el 82.6 por ciento de los casos autopsiados que murieron diagnosticados de in- fluenza. Lo obtuvo en cultivo puro, en el 31 por ciento, habiendo sido verificada esta investigación bacteriológica, nada menos que por el gran higienis- ta M. J. Rosenau, ex-director de Hygienic Lab. U. S. Public Health Service y profesor de Medicina Preventiva de la Universidad de Harvard. Anna Williams, del N. Y. City Health Departa- ment, a quien debemos una monografía sobre gér- menes del grupo Pfeiffer y otros hemoglobinófilos, en una comunicación a la N. Y. Academy of Medi- cine en octubre 17 de 1918, investigando especial- mente sobre el agente causal de esta pandemia, da cuenta de los resultados obtenidos en la forma si- guiente: b Ha practicado cultivos de las vías respiratorias superiores, nariz, amígdalas y faringe y hemoculti- vos en el vivo. Ha verificado la investigación bacteriológica en las auptosias y ha obtenido los datos interesantísi- mos que a continuación se expresan: Primero.—Casos que siguieron su curso grave. Presencia del bacilo de Pfeiffer en la naso faringe en el 100 X 100. 624 ANALES DE LA Segundo.—Casos diagnosticados de influenza que siguieron un curso ligero.—Presente el bacilo de Pfeiffer en el 80 por ciento. | Con respecto al 20 por ciento restante, ella opi- na que, o fueron erróneamente diagnosticados 0 nuestros métodos de investigación para el bacilo de Pfeiffer necesitan ser perfeccionados. _Tercero.—Autopsias. Fueron realizadas 21. Dando su estudio bacteriológico los resultados si- guientes: En cuatro casos, se obtuvo de cultivos procedentes del tejido pulmonar el bacilo de Pfeiffer puro. En ocho, el bacilo de la influenza asociado al pneumococeus puros. En tres, estreptococeus puros. Es decir, pudo aislar el bacilo de Pfeiffer en el 71. 42 por ciento de los casos fallecidos y diagnosti- cados de la enfermedad. Si se piensa que lesiones neumónicas análogas a las de la neumonía gripal son provocadas tam- bien por neumococos, estreptococos y otros gér- menes, se siente uno inclinado a considerar como mal diagnosticados, los seis casos restantes en que no estaba presente el bacilo de Pfeiffer. A semejantes conclusiones, llegan los Dres. Spooner, Seltard y Wymann. (Jour of A. M. A., oc- tober 19, 1918.) En el mismo número de dicha Revista Me Gui- re y Rodden, inyectando ratones en el peritoneo con esputos procedentes de casos de influenza, als- lan fácilmente el bacilo de Pfeiffer en cultivos puros. H. E. Robertson (Jour. of A. M. A. May 25, 1918), señala al bacilo de Pfeiffer como el único res- ponsable de la epidemia de influenza ocurrida en un hospital de las fuerzas expedicionarias en Francia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 625 Me Instosh. (Lancet, de Londres, Nov. 1918) llega a las mismas conclusiones. Pudiéramos con- tinuar citando numerosas análogas observaciones como resultado de la investigación bacteriológica llevadas a cabo con motivo de esta epidemia. Por tnuestra parte, en unos doscientos casos examinados y diagnosticados de influenza, fueron encontrados en las secreciones faríngeas y nasales coco-bacilos identificados morfológicamente como del grupo Pfeiffer, en 67 casos, lo que da un prome- dio de 33.50 por ciento y, en trece de quince de for- ma bronco-neumónica o sea en el 86.99 por ciento. En cuatro ocasiones, en colaboración con nues- tro estimado compañero el Dr. Ruiz Casabó fueron aislados cultivos puros de coco-bacilos estrictamen- te hemófilos sembrando esputos muco-purulentos y sanguinolentos procedentes de casos graves bronco- neumónicos, en medio de agar con sangre humana. Nuestra estadística, naturalmente, no tiene un valor absoluto, puesto que declaramos que solamen- te en cuatro ocasiones estudiamos las propiedades culturales y biológicas de los coco-bacilos encontra- dos. El diagnóstico se hacía, según era nuestra cos- tumbre, por la sola apreciación de la morfología y disposición de los gérmenes en los tractus mucosos de las muestras examinadas; y, puesto que existen en los esputos numerosas variedades de bacilos pe- queños análogos en su forma al coco-bacilo de Pfeif- fer (uno de los cuales ha sido descrito por nuestro compañero el inteligente Dr. Plasencia como el agen- te causal de la presente epidemia) nuestros diagnós- ticos no pueden considerarse para los fines de una estricta estadística, pero no puede negarse que son bastante significativos, ., 626 84 y ¡ “AÑALES DEMA ¿y Tengo entendido por referencias que son se- mejantes los resultados obtenidos en el Laborato- rio de Investigaciones y que, en las autopsias practi- :adas de casos mortales de influenza, por otro que- rido colega, el Dr. M. Domínguez, de meticulosidad y competencia no discutible en estas cuestiones, ha sido aislado y comprobado culturalmente el coco- bacilo hemófilo de Pfeiffer. Se habla, también, y se atribuye a un magna- te de la bacteriología, el descubrimiento de un vi'us filtrable como agente específico de esta pandemia. Aunque no tenemos literatura sobre el asun- to, ni otras noticias que las consignadas en los cables de la prensa diaria, ya el Profesor Rosenau de Har- vard, previamente citado, se ha eneargado de demos- trar lo infundado de tal aseveración. - Su experiencia, inoculando nueve soldados con filtrados de esputos, deyecciones y exudados de ca- SOS graves de influenza, sin que uno solo mostrase la menor alteración en su salud, es terminantemen- . te negativo. Pero de todos modos, sea o no el bacilo de Pfeif- fer el agente específico de la influenza, punto que es de esperarse sea en breve definitivamente solucio- nado, yv como resultado de la investigación univer- - sal, la flora bacteriológica de los esputos y secrecio- nes de los casos de influenza, puede resumirse del mo- do siguiente: 1.—Gérmenes hemoglobinófilos del grupo Pfeif- fer. 2.—Diplococeus pneumonie, en sus cuatro ti- "pos. | 3Streptococeus hemoliticus y otros no hemo- líticos. OVIiS intla 9inEJaso ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 627 4.-—Mierococcus catarrhalis. 5.—Bacillus de Friedlander (no observados por nosotros). | 6.—Stafilococeus en sus variedades aureus, al- beus y citreus. 7.—Gérmenes del grupo Coli. 8.—Proteus y otros gérmenes no bien identifi- cados. 9.—Hyphomicetos y blastomicetos, desprovis- tos de significación patógena. Específicos o-no de la influenza vera pandémi- ca, cualquiera de los grupos bacterianos antes cita- dos, incuestionablemente pueden dar lugar, ya ais- lados o ya simbióticamente, a lesiones bronco-pul- monares, análogas a las descritas como caracterís- ticas de la gripe. Broneco-neumonías agudas y mortales han sido atribuídas a gérmenes de a cada uno de los ocho primeros grupos y el papel de la simbiosis micro- biana en la exaltación de la virulencia y agresividad de las bacterias parásitas discrecionales, es un he- cho conocido desde los principios de la Bacteriología. " Pero esta circunstancia de la simbiosis miero- biana es particularmente importante en el caso de las infecciones broneo-pulmonares. Los neumococos, huéspedes frecuentes de las vías aéreas superiores, haciendo vida saprofítica, asociados al estreptococo o al B. de Friedlander, a los estafilococos o a gérmenes del grupo Pfeiffer, le -vemos diariamente provocando septicemias, neu- monías lobulares, pleuresías y pericarditis fibrino- sas y purulentas, endocarditis, muy frecuentemen- «te meningitis, nefritis, parotiditis, artritis, perito- 628 ANALES DE LA nitis, metritis y hasta abscesos puramente neumocó- CICOS. Los bacilos de grupo Pfeiffer, también hacen vi- da saprofítica en la boca y vías aéreas de numerosos individuos sanos, siendo simbióticamente cuando su condición es más peligrosa. Esta acción de la simbiosis puede manifestar- se en este caso de dos modos: Primero, exaltándo- se la virulencia del Pfeiffer, y Segundo, exaltando el Pfeiffer la virulencia de las bacterias discrecio- nales asociadas, y a las que llama Bessón “*miero- bios favorecedores””. Esta acción favorecedora de la vitalidad y pre- sumiblemente de la virulencia del bacilo de Pfeiffer ha sido bien estudiada por Grassberger y hasta se ha hecho clásico el procedimiento de Rosenthal para la obtención del bacilo de Pfeiffer y del neumococo en los hemocultivos que no germinan a las 24 horas. En efecto, si una siembra de sangre procedente de un caso de influenza grave, incubada 24 horas, no da lugar a la germinación del bacilo de Pfeiffer, con frecuencia se obtienen colonias de este germen a las 48 horas, si en la superficie del medio se practi- ca una estría de cualquier estafilococo. Recíprocamente, si investigando neumococos en un tubo o placa no germinada a las 24 horas se hace una estría de bacilo de Pfeiffer, frecuentemente se obtienen colonias del neumococo. A esta acción favorecedora de la vitalidad in vitro, indudablemente corresponde una acción recí- proca favorecedora de la virulencia, asunto sobre el cual se han llevado a cabo tan numerosas experien- cias con estos y otros gérmenes que no me parece oportuno cansar más vuestra atención con su relato, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 629 pero sí señalaré el hecho de que, asociándolo al es- treptoecoco e inoculándolo al ratón, es como se con- sigue exaltar poderosamente su virulencia. (Dujar- din Beaumetz.) En contra de la acción en el organismo de esta flora bacteriana presente en los casos de gripe o in- fluenza se venía haciendo uso de la bacterina des- de los comienzos de la Bacteroterapia. (Véase la obra de Allen. Vaccine Therapy. Its Theory and Practice. London, 1910) y se ha continuado recomen- dando hasta el presente. (Véase Caillé. Post Gra- duate; Medicine, Prevention and Treatment of Di- sease. New York 1918). Pero antes de proseguir, conviene explicar en qué consiste la bacterina anti-influenza. Es práctica, en la mayoría de los Laboratorios nacionales y extranjeros donde se verifican esta ela- se de trabajos, sembrar esputos procedentes de ca- sos graves de influenza, aislar cada uno de los gér- menes encontrados, identificarlos, escoger aquellos a quienes se considera provistos de probable acción patógena, mantenerlos en cultivos matrices, los cua- les han de servir para la elaboración de la Bacterina mixta. | De estos gérmenes, o grupos de gérmenes en el caso de la influenza de los más frecuentemente em- pleados son: lo.—Bacilo de Pfeiffer. 20.—Los Pneumococeus Í, Il y Il. 30.—Streptococeus hemolíticus. 40.—El Mierococus Catarrhalis. 50.—El bacilo de Friedlander. y 60.—Los Stafilococcus. 630 ANALES .DE LA: Se procura tener muestras de cada uno, proce- dentes del mayor número posible de casos distintos. Se mezclan, se esterilizan a 56 grados O, se diluyen a modo de que en la unidad de volumen se conten- ga de cada germen aquella cantidad que la investi- gación y la experiencia ha prefijado como la más propia para conferir el maximum de inmunidad con el mínimum de reacción vaccinal. Se comprueba su esterilidad e inocuidad y ello es lo que se conoce con el nombre de bacterina an- ti-influenza. se Nosotros procedemos de modo distinto según más adelante se expondrá. Principios en que se basa el método: lo. Si el bacilo de Pfeiffer es el agente específico de la influenza, lógicamente una bacterina que lo contenga, será específica contra la influneza. Si el bacilo de Pfeiffer no es el germen específico de la influenza una bacterina que lo contenga, no será específica estrictamente, pero podrá por lo menos, prevenir contra las lesiones que sea capaz de pro- vocar al bacilo de Pfeiffer. Y ya hemos visto que des- de Pfeiffer acá, si bien se ha discutido su especifiei- dad, nadie ha negado, o mejor dicho todas las inves- tigaciones están contestes en que el bacilo en cues- tión es capaz por sí solo de determinar bronco-neumo- nías mortales en el ratón, en el conejo, en el mono y en el hombre. Experiencias de Pfeiffer, Meunier, El- masian, Dellins, Kole, ete., y recientemente Anna Williams, lo consideran como el único responsable de las bronco-neumonías que representaron cuatro de sus casos autopsiados que murieron diagnosti- cados de influenza vera pandémica. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 631 Que es posible lograr inmunidad inoculando cultivos esterilizados a 56 grados C. de bacilo Pfeif- fer contra la acción patógena de este germen, no pue- de negarse después de los experimentos de Canta- ni, quien logró curieles inmunes a 150 dosis intra- peritoneales mortales de una muestra virulenta del bacilo de Pfeiffer, y de las experiencias de Latapié, quien por inyecciones de cultivos muertos primero y atenuados después, fabricó un suero que inyecta- do al curiel y al ratón los prevenía de los acciden- * tes de la invección de dos o tres dosis mortales del bacilo virulento. ' Además el suero de los animales inmunizados con bacilo de Pfeiffer, aglutina a diluciones hasta del i X500 (Cantani). Vemos pues que existe, al menos la presunción de que la acción patógena, del bacilo de Pfeiffer en el hombre pueda ser modificada por la inyección pre- via: de cultivos muertos del grupo Pfeiffer. 20. En la acción patógena de los pneumococeus I, HI y II no vale la pena insistir, ya de ello hicimos referencia y desgraciadamente es probable que to- dos los que me escuchan hayan tenido ocasión de en- - contrarse frente a graves neumonías neumocócicas. Ahora bien, la inmunización contra el pneumo- coceus no solamente está demostrada como posible y aceptada como de considerable valor profiláctico, sino: que en su campo recientemente se han adqui- rido preciosas concepciones bacterioterápicas. Se han demostrado las aglutininas en los sue- ros inmunes por Neufeld, Wadsworth y Hiss. Se - sabe que la inmunidad conferida. por un ataque es - mayor para el mismo tipo de pneumococeus que pro- dujo-la infección, que para los otros tipos,-se-explk- 632 ANALES DE LA ca de este modo la frecuencia de la reincidencia de la neumonía. Se fijan como principio de la inmu- nización el empleo de bacterinas neumocócicas polivalentes; se establece la necesidad de basar el tratamiento bacterioterápico de un caso dado con su tipo de pneumococcus. Se establecen los cuatro tipos, en relación con reacciones de inmunidad. Se estudian las precipitinas. Demuestran Neufeld y Rimpau, poderosas bacterio-tropinas en los sueros inmunes, y hasta la inmunización pasiva intentada por Neufeld y Haendel en Alemania, ha sido actual- mente obtenida con brillantes resultados por: Cole y sus asociados en el Rockefeller Institute de New York (V. Hiss, Zinser Bacteriology) 1916. 30. Sobre la acción patógena del streptococeus hemolíticos, tampoco insistiremos. Los streptoeoe- cus forman un capítulo muy conocido de la patolo- gía contemporánea. Tampoco insistiremos en la posibilidad de in- munización anti-estreptocócica. En la inmuniza- ción anti-estreptocócica, así como en la anti-esta- filocócica se fijaron los cimientos de la moderna Bacterioterapla. 40. El microceus catarrhalis, el más frecuente de los huéspedes bacterianos de discrecional acción patógena, del hombre, es también bastante conocido para que merezca especial mención. Si bien es verdad que la inmunidad con él con- ferida es de corta duración es posible obtenerla, lo que significa el que esté a nuestro alcance su control por ligera que pueda considerarse su acción patóge- na. 50. La acción patógena como causante de bron- coneumonías, ya sea exclusivamente, ya en simbio- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 633 sis, del bacilo de Friedlander es de las más anti- euas eonocidas, desgraciadamente por la gravedad de los casos. La cuestión de la inmunización, aunque todavía está en su proceso experimental parece ser posible, toda vez que Chaimont ha podido lograrla, así como demostrar la presencia de aglutinaciones y preci- pitinas en los sueros inmunes. Posiblemente, sucede con el bacilo de Friedlan- der lo que ocurre con el pneumococcus, es decir, que existen varios tipos de diversas reacciones de in- munidad. 60. Neumonías colibacilares, han sido deseri- tas, y aunque sea rara su ocurrencia, es considerada como uno de los favorecedores del Pfeiffer y de los pneumococcus. Es por esa causa que hemos toma- do en consideración los gérmenes de este grupo so- bre todo cuando son tipos aislados de esputos y se- creciones de casos de influenza vera. La inmunización de los gérmenes del grupo Co- li ha sido también plenamente demostrada. Bacteriolisinas, aglutinas, precipitinas ete., son fácilmente demostrables, consecutivamente a la inyección de gérmenes del grupo Coli. Aglutininas en los sueros de los animales in- munizados, pueden apreciarse en diluciones hasta el 1 X 5,000. Personalmente las hemos producido en el hom- bre, con numerosas hazas de gérmenes del grupo Coli sirviéndonos del procedimiento en estudio so- bre bacteriotropinas y bacteriolicinas y aun ensa- yando tratamientos de colibacilosis, con los más li- sonjeros resultados. 634 . os ANALES DE,L¿A Demostrada la posibilidad de la inmunización con cada uno de los gérmenes usados en lo que se denomina bacterina antiinfluenza, y contra las ac- ciones patógenas, que ellas provocan, casi me pare- ce inútil señalar los beneficios que de su empleo de- bemos esperar en el caso de la pandemia actual. Aun cuando ninguno de los gérmenes deseritos : fuera el agente específico, la influencia de la simbio- sis es indiscutible, y puesto que están presentes en la mayoría de los casos los gérmenes patógenos seña-. lados, no encuentro modo mejor de tratamiento pre- ventivo que inmunizar contra ellos. | Aun descartando el Pfeiffer como agente a geno de la gripe o influenza, con la inyección de se- mejantes bacterina no solamente será posible eli- minar a éstos como factores de complicación en el caso de incidencia, sino que la inyección de protei- na bacteriana provoca también reacciones paraes- pecíficas favorables, análogamente a lo que ocurre con la inyección de suero anti- diftérico en las neu- monías de otras causas. Anteriormente dijimos que la técnica usual no era la nuestra en la preparación de la vacuna. Ex- pondremos ésta y las razones del procedimiento. Ensayando la bacterioterapia preventiva anti- influenza la primera consideración que nos vino a la mente fué la posibilidad de la no especificidad del ba- cilo de Pfeiffer, y si no es el Pfeiffer, ni ninguno de - los gérmenes descritos, el agente específico, la bacte- rina preparada con dichos gérmenes, si bien de gran valor, según se ha dicho, muestran led deficien- | cias teóricas. de En primer término los gérmenes obtenidos al través de varios trasplantes, son modificados en vi=.. ACADEMI/A DE CIENCIAS DE LA HABANA 635 talidad y virulencia y presumiblemente en sus pro- piedades anti-génicas. En segundo lugar, procediendo como se ha des- erito, se pierde toda oportunidad de incluir en la bae- terina cualquier germen ultramicroscópico o virus que pudiera obtenerse de los esputos y material in- fectante procedente de los casos graves de influen- Za. | Nos ha parecido que ello se obvia del modo que a continuación describimos y que es como proce- demos en colaboración con el Dr. Ruiz Casabó. -: Previo lavado de la boca con una mezcla de agua oxigenada se recogen en tubos de ensayo o placas de Petri estériles, secreción pulmonar del ma- yor número posible de casos graves de influenza de forma bronco neumónica. Llegados al Laboratorio se suspende en dos o tres veces su volumen de caldo simple peptonizado, se agita fuertemente de modo de obtener una sus- pensión tan homogénea como sea posible y se prac- tican cultivos en placas de Petri, frascos de Kolle o tubos de ensayo gruesos, conteniendo una mezcla de agar con sangre humana. Este medio de cultivo lo preparamos adicio- nando a cuatro partes de agar neutro ordinario fun- dido y enfriado a 42 grados C. con una parte de san- ere humana recogida estérilmente y desfibrinada. Los tubos y placas se dejan enfriar y el medio debe quedar de un color rojo de sangre. Toda nuestra precaución se reduce a hacer la mezcla cuando el agar no tiene una temperatura su- perior a 42 grados. Otros investigadores utilizan sangre de anima- les y aun calientan a 100 grados C. después de vé= 636 ANALES DE LA rificada la mezcla. Aunque en esos medios se ob- tiene buenos cultivos del bacilo de Pfeiffer, nuestro modo de proceder nos parece, pudiéramos decir más humano, con lo cual como se vé no se ha perdido de vista la posibilidad de que no fuera el bacilo de Pfeif- fer el agente específico de la infección. Germen ultramicroscópico o virus especial, siempre hallaría mejores condiciones de vida o de inalterabilidad en este medio de cultivo humani- zado. Los cultivos así practicados, se incuban a 37 grados C. durante 36 a 48 horas al cabo de las cua- les con el auxilio de la lente se procede a su examen morfológico. Los cultivos conteniendo hipho y blastomicetos son eliminados y lo mismo aquellos en que se com- prueba la presencia de gérmenes esporulantes. Los tubos o placas elegidos se suspenden en so- lución salina, se hace el recuento de la emulsión, se esteriliza a 56 grados C., se diluyen en solución sa- lina trikresolada a manera de no contener más de trescientos a cuatrocientos millones por €. e. Se comprueba su esterilidad por culturas y su inocuidad por inoculación a los animales. Pueden después ser utilizados. Nosotros nos decidimos por el bajo millonaje de las dosis, por haber presenciado reacciones dema- siado intensas con el empleo de bacterinas más con- centradas halladas en el comercio, y estimar que es- tas altas dosis no son indispensables para obtener un buen estado de inmunidad. Es verdad que nuestro método no permite con- trolar estrictamente el número de cada uno de los gérmenes contenidos en la bacterina, pero desechan- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 637 do aquellos tubos en que el desarrollo exuberante de un germen ha inhibido en las colonias de los de- más, se logran obtener suspensiones suficientemen- te uniformes para los efectos de la inmunidad. El inconveniente sin embargo queda compensa- do con la ventaja que representa bajo el punto de vista de la inmunidad el uso de gérmenes de la siem- bra primitiva y no el de gérmenes de trasplantes con- siguientemente modificados en su vitalidad, virulen- cia y poder inmunógeno. De este modo nos aproxl- mamos a la vacunación autógena, que es el ideal siempre perseguido en bacteroterapia. Con fines preventivos, en el adulto practicamos cuatro inyecciones: la primera de medio c. c. o. sean doscientos millones del conjunto de gérmenes; las si- guientes de un c.c.o. sean cuatrocientos millones con cuatro días de intérvalo mínimo. De este modo personalmente hemos procedido con un considerable número de individuos sin ob- servar otras reacciones, sino un ligero dolor local en el sitio de la inoculación de 24 a 48 horas de du- ración. Un poco de depresión general y debilidad en las articulaciones y excepcionalmente una eleva- ción de la temperatura nunca mayor de un grado centígrado. Bacterinas mixtas polivalentes así preparadas han sido y están siendo ampliamente utilizadas en el mundo como curativas y como preventivas. Su justo valor aun no ha sido definitivamente estable- cido, pero su apreciable utilidad no puede ponerse en duda a menos que no se nieguen los principios fundamentales de la inmunidad y de la bacteriote- rapia. 638 ANALES DE LA De su uso curativo y de sus efectos cuando pro- plamente ha sido aplicada a los enfermos, tenemos algunas valiosas referencias. Pero tratándose de una enfermedad de duración corta, cuya evolución casi se cumple en el período de tiempo necesario para obtener una inmunidad consecutiva a la inyee- ción de un antígeno, se nos haría muy difícil apre- ciar acciones favorables o desfavorables consecuti- vamente a una tentativa de una inmunización activa en el paciente. Sin embargo, repasando la literatura, no pode- mos menos de señalar los resultados que pretende haber obtenido con su empleo, el Major Dudley Ro- berts, Med. Corps U. $. A. del General Hospital No. 1 (Columbia War Hosp). Resultados que fueron pre- sentados en el meeting de la Academia de Medicina de New York el 17 de octubre próximo pasado y cu- yo resumen es el siguiente: FEmpleaba el método de inyecciones intravenosas. 'n 86 casos no vacuna- dos la mortalidad fué de 35 por ciento mientras que en 153 pacientes tratados con la bacterina la mor- talidad fué solo de 8 por ciento. Estos datos, aun teniendo en cuenta los errores de apreciación derivados del entusiasmo, son muy notables e indudablemente sugestivos. Anna Williams, antes citada, se muestra pat- tidaria de la inmunización con propósitos profilácti- cos de la enfermedad, creyendo por lo menos en la posibilidad de prevenir las formas graves, lo cual se- ría muy suficiente para justificar el procedimiento. Major Winders, que ha tenido ocasión de apre- ciar los resultados de la inmunización profiláctica, en considerable número de individuos cree las ex- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA "639 periencias como suficientemente alentadoras, para “aconsejar ampliamente su empleo. Major Cary, del Laboratorio Base Hospital No. 1, opina en el mismo sentido después de haber obser- vado consecutivamente a las inyecciones, la notable elevación de las cifras leucocitarias de los individuos vacunados. William Williams, del New York Hospital, se pronuncia en análogo sentido, y lo mismo Mac In- tosh de Londres. Nosotros desde un principio consideramos “el método como el más racional de los conocidos para la lucha contra la pandemia. Según se deriva de las razones que expusimos en los comienzos de este tra- bajo. | En la práctica, alguna utilidad debe haberse en- contrado de su empleo. HFn los Estados Unidos don- de la epidemia se ha desarrollado profusamente y con particular carácter de severidad, se eeneralizó su uso a tal extremo, que se agotaron las produecio- nes en sus enormes y poderosas manufacturas. Una de ellas ha tenido la bondad de remitirnos una nota de las grandes empresas que las utilizan con nota- “bilísimos éxitos en la inmunización de considerable número de sus empleados. Algunas de estas empre- sas fueron las siguientes: Emergency Fleet Corporation Hog Island. American Car And Foundry Co. Pittsburg Plates Glass. Co. Carnegie Steel Co. Jhones J. Lauglin Co. Baldwin Locomotives. Sum Ship Building Co. ' Lehigkh Naval and Navigation y numerósas otras. 640 ANALES DE LA Agregan que por los informes recibidos, que solo muy pocas personas vacunadas, contrajeron la infección y en éstas la enfermedad, siguió un cur- so muy ligero, siendo tan satisfactorios los resulta- dos que piensan publicar minuciosas estadísticas. En estas inmunizaciones emplean esas empre- sas considerables cantidades de dinero, y no creo que pueda discutirse el admirable sentido práctico de nuestros vecinos norteamericanos. Por nuestra parte, habremos repartido unas 10 mil dosis de 4 ámpulas desde el 15 de octubre hasta el presente sin que ni uno solo de los informes reci- bidos haya sido desfavorable. Antes bien, de cien niños inmunizados en los Es- colapios de Camagiey bajo nuestra dirección y en el período algido de la epidemia en aquella ciudad her- mana, no hemos tenido hasta el presente conocimien- to de un solo caso de la incidencia de la infección. Bien es verdad que aquellos niños son celosa- mente vigilados, pero son visitados por sus familia- res frecuentemente, y por tanto no puede en ellos haberse excluido la posibilidad del contagio. El Director del Hospital de Santiago de Cu- ba, nos informa en análogo sentido en más de 500 inmunizaciones. Compañeros de ésta se pronun- cian también en sentido favorable al método y por nuestra parte en unas trecientas vacunaciones so- lo hemos tenido la incidencia en 5 casos hasta el presente. Dos de ellos, profesionales, solo recibieron, uno una sola inyección y el otro dos. Los tres restantes recibieron las cuatro dosis, la enfermedad se desarrolló al mes y medio de la úl- tima inyección, pero su curso fué ligero y sin com- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 641 plicaciones, según la observación que pudimos lle- var a cabo ya que se trataba de empleados en nues- tro Laboratorio. Objecciones al procedimiento. Entre otras consideraciones desprovistas de sen- tido y derivadas del desconocimiento de los princi- pios bacterioterápicos, se han expuesto entre nos- otros criterios opuestos a la inmunización en dos ór- denes de ideas. Las primeras tienen por base la discutible especi- ficidad del bacilo de Pfeiffer. Los segundos se refieren a los imaginarios pe- lizros de la inmunización. Respecto a la especificidad del Pfeiffer ya opor- tunamente hicimos referencia. Es discutible aun pero está demostrada su patogenicidad y su papel en el desarrollo de neumonías mortales. Lo mismo decimos para el pneumococeus y gérmenes secun- darios y otro tanto para el importantísimo papel desempeñado por la simbiosis, en las lesiones ob- servadas en las autopsias de los casos fallecidos de la enfermedad que nos ocupa. No hay tampoco que insistir en posibilidad de una inmunización contra las acciones de cada uno de estos gérmenes. Se ha expuesto que la inmunidad es inútil, puesto que la enfermedad predispone a un nuevo ataque. Pero este principio, aunque se copia pro- fusamente no es cierto; si lo fuera, pronto la hu- manidad hubiera sido destruída por un germen de cuya agresión y difusibilidad todos somos testigos. Los otros argumentos se refieren a los peligros de la inmunización. Pero examinando las objeecio- nes expuestas en este sentido, pronto nos damos 642 ANALES DE LA cuenta de que derivan de falsas concepciones teóri- cas. Temen más los que menos emplean el sistema; los menos acostumbrados al uso de las bacterinas son indudablemente sus principales opositores. La teoría de la fase negativa de Wright, de la inmuni- dad, ha tenido en esta ocasión la misma funesta in- fluencia que tuvo en el desarrollo experimental y práctico de los procedimientos bacterioterápicos del propio Wright. Ella retardó por cuatro años la ge- neralización del procedimiento de inmunización an- ti-tífica, cuyos éxitos son hoy tan generalmente apre- clados. La exageración de su influencia, hubiera pri- vado al mundo de los beneficios de estos procedimien- tos biológicos en la lucha contra las infecciones, si los trabajos de Russel, desde 1918 no hubieran de- mostrado cuán teórica resultaba su concepción. Los hechos se impusieron y la teoría como peli- ero posible de la inmunización anti-infecciosa está completamente desacreditada. Si ella triunfara ha- bría que destruir lo existente y fundamentar sobre otros principios las verdades adquiridas en bacterio- terapia, derivadas de la experiencia. En cuanto a otros argumentos, como son los de agravar la infección, en caso de que se presente, pro- vocar la enfermedad etc., ete., y otras manifestacio- nes de hacterinofobia, sólo nos ocuparemos para re- cordar que fueron los mismos que se opusieron a la vacunación anti-variolosa, y a la anti-rábica, a la anti-diftérica y a la anti-tetánica en tiempos ya re- motos, y a la anti-tífica, a la anti-meningocóccica y anti-pestosa recientemente. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 643 Hasta el presente en millones de immunizacio- nes en el extranjero y en miles entre nosotros no tenemos noticias de un solo accidente. La Bacterina antiinfluenza señores, es esen- cialmente inócua, y los beneficios que en la profilá- xis de la infección pueden obtenerse y se están ob- teniendo con su empleo son de tal naturaleza que no pueden pasar para la ciencia inadvertidos. Injustamente, repetimos, se ha proscrito entre nosotros quizás, el único procedimiento racional de que disponemos para combatir científicamente la influenza vera pandémica. Se ha condenado el método sin exponer un so- lo argumento fundamental. Casi se ha ordenado la abstención de la vacunación, se recomienda perma- necer eruzados de brazos, resignados y fatalistas, en tanto que la epidemia se propaga y azota la socie- dad, llenando a diario de tristezas nuestros más pre- ciados hogares. Conclusiones 1*—Que si el bacilo de Pfeiffer es o no el agen- te específico de la influenza vera pandémica, es una cuestión aun discutible, pero no así su acción pató- gena. 2%—Los gérmenes que en simbiosis se encuen- tran constituyendo la flora bacteriana de los casos de influenza, poseen aislados o asociados acción pa- tógena contra la cual es posible prevenir por proce- dimientos de inmunización activa. 3*—Los datos consignados en la literatura con- temporánea y los informes recibidos, son favorables al procedimiento. 644 ANALES DE LA 4'*—Las preparación de la bacterina mixta an- tiinfluenza, utilizando como medio de cultivo el agar con sangre humana y haciendo la suspensión. de las bacterias primitivamente desarrolladas, pre- senta mayor posibilidad de contener cualquier ger- men o virus desconocido, específico de la influenza, que las preparadas por otros procedimientos. > — Que será de gran utilidad, que nuestros compañeros reconsideraran la opinión de nuestra Junta Nacional de Sanidad cuando emitió su favora- ble informe recomendando el empleo de la bacterina en la lucha contra la epidemia actual. 6'—Que hasta el presente, no existe otro pro- cedimiento para prevenir la influenza vera pandé- mica, tan racional como el empleo de la llamada Bae- terina anti-influenza. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 645 EXPLICACION DE LA REBELDIA DE ALGU - NAS CONJUNTIVITIS por el DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 10 de enero de 1919) Desde el comienzo de mi práctica de oftalmoló- gía, hace más de ocho lustros, observé conjuntivi- tis casi siempre catarrales, que se resistían a los tra- tamientos por todos empleados con éxito y breve- dad generalmente. Otras veces mejoraban y hasta parecían desaparecer, y no obstante volvían a pre- sentarse de nuevo, siendo una molestia para los afec- tados; pero sobre todo para los que tenían necesidad de utilizar la vista, leyendo o eseribiendo, principal- mente con luz artificial. Cuantas veces me ha con- sultado un sujeto por una conjuntivitis de este gé- nero y antes de explicarme lo que sentía, con cier- ta complacencia me hacía saber que había consulta- do ya a varios médicos y a algún oculista, sin poder verse bueno, pues a lo más solía marchar mejor unos días, para volver a sentirse mal de nuevo. Como no se trataba de ninguna enfermedad de difícil diagnóstico, ni tampoco de desconocido trata- miento, imaginaba al punto que con lo que le rece- tara, de seguro me incluiría también en el número de los fracasados en tratarle. Procuraba por tan- to, siempre que podía, ordenar otra cosa que no fue- se lo que le habían recetado los otros, pues de ser lo mismo surgía desde luego esta lógica deducción; 646. ; ANALES DE LA pero si ya esto me lo recetó el Dr. Tal y lo estuve usando mucho tiempo hasta que me cansé y lo aban- doné, porque siempre me encontraba lo mismo. Con- vencido estaba yo de que la dificultad no estribaba en el medicamento, pues con las substancias que se le habían recetado, curan muchos individuos a los tres o cuatro días próximamente. Presumí que es- to obedecía a la falta de los preceptos higiénicos más rudimentarios, como vg. el simple aseo, de que no hacen caso la mayoría de los enfermos, aun las per- sonas que no se tienen por vulgares, pues no saben que todo el mundo es vulgo, cuando está enfermo,” aun las personas más sabias e ilustradas en todos los órdenes de la vida, por que no pueden sobrepo- nerse a la sugestión propia en este o en otro sen- tido. | Esto obedece a que por regla general para juz- gar las enfermedades propias no se tiene nunca la imparcialidad y la severidad que para considerar las agenas, porque con facilidad, el más cuerdo o el más sensato, se deja arrastrar de un falso erite- rio al discurrir sobre los propios padecimientos. Na- da es más útil para formar un diagnóstico, que dejar hablar al enfermo de su propio mal. Nadie lo ha sentido sino él, desde luego, y las más de las veces el médico se orienta convenientemente para interro- garle después de examinarle, como el caso requiera formar un juicio perfecto del mal; pero no es menos cierto que otras veces la relación del enfermo no so- lo no aclara el punto sino que desorienta al médico, al oculista, al partero, al cirujano ete., porque se ha forjado el enfermo una historia de su enfermedad fuera de la realidad. Hn general el enfermo fía po- co en los consejos higiénicos que oye, sin darse cuen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 647 ta, los juzga frivolos y lo que busca es un medica- mento, un remedio que tenga especiales condiciones * para quitarse pronto el mal. Tendrían a la medi- cina y a los médicos por inútiles si se persuadiesen, de que no pocas veces, con nuestros recursos solo observamos el cielo que recorre una enfermedad, al buscar en la economía el estado fisiológico o la sa- lud y nada puede hacerla desaparecer ipso facto; las más de las veces ocurre que si esto se intenta, puede que no se realice sin peligro para el organis- mo, que tiene su marcha fisiológica y es lo primero que aprendemos los médicos desde estudiantes. Mas volviendo a los obstáculos que se oponen a ceder las conjuntivitis con bastante frecuencia, he querido considerarlo detenidamente, pues aunque el asunto es al parecer baladí, no lo es, y voy a pre- cederlo para hacer luz, de algunas consideraciones que expondré. Sorprende y no puede ocultarse que una con- juntivitis, la cual cede a un lavado de sulfato de zine o de cualquier substancia de las conocidas en tera- péutica ocular, se resista otras veces, sin poderlo explicar, a esos mismos medicamentos. Para juzgar de modo definitivo y técnico el punto, basado en una práctica constante de muchas decadas y en que no he descuidado ni un solo día la observación reflexiva de los hechos como reco- mendaba Hipócrates, se impone que haga una ex- cursión por el campo de la etiología de las conjun- tivitis en general y en especial de las catarrales. Prescindiré desde luego de ocuparme de la oftal- mía diftérica o submembranosa, de la blenorrágica ete., que aun antes de aparecer la bacteriología que determina los gérmenes o microbios que la produ- 648 ANALES DE LA cen, ya suponíamos que había una causa especial o específica que las determinan. Me limitaré a las conjuntivitis que llamaremos simples, cuando no se puede precisar lo que la determina, o catarrales, des- de el momento que la conjuntiva, más o menos in- yectada, produce alguna secreción mucosa o muco- purulenta, y ocurre que por no presentar un cua- dro de síntomas precisos, despierta la sospecha de un tracoma incipiente, sin síntomas claramente os- tensibles. Esto se sospecha siempre, cuando des- pués de diferentes tratamientos, no se ha logrado, a pesar de los días transcurridos, hacerla desapare- cer. Se sabe que en el ojo abierto, las conjuntivas sobre todo, están en contacto del aire ambiente que nos rodea, y como la bacteriología ha demostrado que el aire está lleno de toda clase de gérmenes o mi- crobios, se explica que las conjuntivas los tengan también como huéspedes inofensivos no pocas veces, hasta que una causa exterior o también interna, eo- mo un catarro de la conjuntiva o un enfriamiento general o local, provocan la inyección de la muco- sa y determina la germinación de los microbios ta- les como el diplobacilo de Morax-Axenfeld, el bacilo de Koch-Weeks, el neumococo y el estafilococo, que el examen de la secreción nos lo evidencia en el la- boratorio. Cuando la acción astringente del colirio es su- ficiente para abolir la inyección conjuntival o bas- tante microbicida para anular la acción de los gér- menes que hemos enumerado, una conjuntivitis se domina en pocos días, si se ha sabido instilar con- venientemente el medicamento hasta llegar al fon-- do de saco o formix, en que se alojan las más de las veces los gérmenes. ¿Estos no son alcanzados por ACADEMIA DE CIENCIAS DELA HABANA 649 las simples instilaciones de los colirios o por los lavados hechos por los profanos. Se impone la vuelta del párpado superior que no puede realizar más que el oculista o sus ayudantes y por eso casi siempre el medicamento no hace efecto y sana la conjuntivitis por agotamiento espontáneo de los gérmenes, que no han sido afectados por el medica- mento. Añádase a esto la falta de higiene de los en- fermos que ni siquiera se asean los párpados, que están bañados de la secreción conjuntival, mucosi- dades, durante horas y toda la noche y se aplican el colirio sin limpiarse el borde de los párpados. Co- mo generalmente las curas se hacen por manos im- peritas, hasta desaseadas, la ¿conjuntivitis en los más de los casos se desenvuelve libremente y cesa cuando no ha tenido complicaciones y recorre el ci- elo que le corresponde, de seis, ocho o diez días. Mas cuando se sabe aplicar el colirio que es cosa princi- pal y se juzga de poca importancia, se atacan al pun- to los gérmenes, sobre los que hay que insistir, tres veces al día, cada dos horas, cada hora, según la re- sistencia que ofrezcan, volviendo siempre el párpa- do superior para que el medicamento llegue a don- de debe llegar, y así se combate al fin el enemigo. Mas como el oculista no va a ir cada hora o cada dos horas a curar al enfermo de aquí que el enfermo es el que tiene que buscarlo para que le aplique metó- dicamente el medicamento, y si él mismo no lo pue- de hacer, lo harán sus auxiliares que ya conocen los métodos de cura. Después de muchos años de práe- tica me he convencido que perdemos el tiempo por completo, si recetamos y confiamos al enfermo la aplicación de la receta. Del mismo modo que se pueden perder operaciones perfectamente realiza- 650 ANALES DE LA das, desde el momento que el operado quede en mano de profanos para ser atendido. De aquí ha nacido la necesidad de los sanatorios para atender convenien- temente los enfermos en los países adelantados. Después que se ha conocido la bacteriología y se sabe la facilidad con que sobrevienen las infeccio- nes y contagios, se cae en la cuenta de que dejamos a sus anchuras a los gérmenes, los que se reprodu- cen con gran facilidad y sin que nos demos cuenta y el mal persevera y dura días y meses y atormenta, y si no sobrevienen complicaciones que comprome- ten el ojo o la vista, ello solo se agota, no sin descré- dito de la terapéutica; pero tan pronto como el en- fermo, a pesar de no tener una enfermedad grave, se determina a permanecer en el sanatorio, para que persona idónea le ponga el medicamento como se de- be poner, y las veces al día que se necesite, cede la conjuntivitis rebelde que se ha resistido dos o tres, cuatro o cinco meses a los tratamientos y que por cierto aspecto extraño de la mucosa y la rebeldía o duración del mal se empieza a calificar de tracoma, y al desaparecer sin dejar huella ninguna es lo que ha- ce, después, ereer, que no se trata de un tracoma si- no de una conjuntivitis simple o catarral mal atendi- da y esto lo hemos sostenido en las academias y con- greso de oftalmología. Hemos sostenido que el ver- dadero tracoma se alivia y aparece curado meses y años; pero si el ojo se pone en condiciones poco bo- nancibles, como está curado, reaparece, sobre todo si no ha llegado a recorrer sus tres períodos que por suerte no ocurre más que en el proletariado. En resumen que la conjuntivitis como la que- ratitis y otras muchas enfermedades resisten y has- ta a veces se complican, y lo que no ofrecía grave- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 651 dad se convierte en un desastre, porque se imaginan los más que con una receta del médico o del oculis- ta, con un colirio, ya se puede estar seguro de que todo desaparecerá enseguida. Esto no basta siempre y para dominar con se- guridad un mal, se impone la inspección constante del que ha hecho el diagnóstico, para saber cuando es necesario modificar el tratamiento. Es necesario que una mano perita eumpla lo dispuesto a tiempo y con la maestría requerida. Realmente debieran ocurrir mayores desgracias de las que ocurren por el descuido en los preceptos de la más rudimentaria higiene ocular y la torpe administración de los medicamentos por manos im- peritas. | 652. omo: ¡ANALES DE-LA ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 24 DE ENERO DE 1919 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes: Dres. E. Delgado y L. Plasen- cla. Por la falta del quorum reglamentario se celebra esta. sesión con el carácter de científica. Se dá lectura al acta de la sesión anterior (10 enero) la que no pudo ser aprobada por la falta de quorum. Se dá cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA Del Sr. Carlos Sauvalle, acusando recibo, con gracias, de la obra “Flora Cubana”” del Sr. Francisco A. Sauvalle. De la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, soli- citando el salón de actos para celebrar la Tercera Reunión Anual de dicha Sociedad, los días 27, 28, 29, 30 y 31 de enero. SALIDA Al Presidente de la Sociedad Cubana de Derecho In- ternacional, concediéndole el salón de actos de esta Aca- demia, para la tercera reunión anual de dicha Sociedad. El Dr. Jorge Le-Roy. cede su turno al Dr. Francisco María Fernández, quien dá lectura a su trabajo sobre Indi- caciones operatorias en la catarata unilateral. Se declara partidario de la intervención en los niños, esperando un tiempo prudencial para la reabsorción y prefiere como mé- todo operatorio la discición. En los adultos practica la ex- tracción combinada, aun cuando estima no ser siempre ne- cesaria la operación por producirse después de aquella una ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 653 alta anisometropía, que hace imútil el uso de la lente correc- tora. Terminada esta lectura el Dr. Juan Santos Fernández dice: “no voy a argumentar el trabajo que se acaba de leer, porque participo de la manera de discurrir sobre el parti- cular expuesto; sólo uso de la palabra para hacer una con- sideración respecto a que en estas operaciones que no son de urgencia, por el momento, debe esperarse, “si es posible, a que el enfermo las pida, pues en el caso de un posible de- sastre, parece como que se aminora la responsabilidad del operador, si es que la hay?” “Bien es verdad que, exceptuando la operación en el glaucoma, que es de urgencia, siempre espero a que el en- fermo la pida. En el glaucoma hay que imponérsela, sea uno mismo o sea otro el que opere, porque de no hacerse se pierde el ojo y eon él la vista. Es cuestión de conciencia no ocultar a los enfermos el peligro que corren al no ope- rarse. En los otros casos es tan firme mi costumbre de no invitar a la operación, sino esperar a que la pidan, que una vez me consultó un matrimonio cubano que volvía de Fran- cia, después de más de treinta años de residir en París. El marido vino a negocios y el oculista que le asistía, el Dr. Trousseau, nieto del antiguo y renombrado clínico francés, cuyas obras hasta ayer estuvieron en manos de todos los médicos, le dijo que en la Habana si tenía necesidad me consultase. Un buen día así lo hizo y le dije que tenía una catarata completamente desarrollada en el ojo derecho, y en el izquierdo otra muy incipiente, que no le privaría de la vista durante largo tiempo y que le permitiría volver con vista a París para ser operado del ojo derecho por el Dr. Trousseau?”. “Terminada la consulta y antes de marcharse me dijo el Sr. Mendive, que así se llamaba el enfermo, miembro de una antigua familia de la Habana en la que operé a al- evien a principios de mi práctica, y pariente cercano del notable poeta cubano del mismo nombre:—Doctor, permíta- me que le exprese lo excepcional de lo que me acaba de decir.—¿ Y en qué ha consistido? me apresuré a interrogar- 654 ANALES DE LA le.—Pues simplemente, añadió, en que he consultado a mu- chos con motivo de mis cataratas y es Ud. el único que no me ha «invitado a operarme.—No le extrañe Ud. es mi ma- nera de proceder siempre; pero en el caso de Ud. era un deber hacer lo que he hecho. El Dr. Trousseau, de París, lo había dirigido a mí, y yo debía respetar siempre que era Ud. su cliente. No tuve oportunidad de volver a ver a este habil operador, que hacía la operación de la catarata con un solo instrumento, el cuchillo de De Graefe, pues muy bre- ve tiempo después pereció en un accidente automovilista, porque era un apasionado sportman”?, El Dr. Félix Hurtado lee un trabajo titulado “Sobre la morfología y biología del Bacilus Influenza Motili”” en el que comienza haciendo consideraciones sobre la preparación de los medios de cultivo; refiriendo que sigue las reglas se- ñaladas por el comité especial del American Public Health Association y la carta descriptiva de la sociedad de bacterió- logos americanos. Respecto a la reacción de los medios emplea cifras de +0,5 y — 0,5 procurando obtener siempre muestras de me- dios absolutamente neutros. Dice que en los medios azucarados da preferencia al de Barssiekow. El tiempo límite de observación en los medios es de 15 días para los hidratos de carbono, de 10 días para la producción de indol; 5 para los nitratos; 6 semanas para la gelatina. Describe la biología del bacilus Influenza Motili. Dice que en los medios sólidos predomina la forma coco-bacilar, libres, en pares, o en filas de a 4; en los medios líquidos la disposición es en cadena de 4 a 12 o más elementos; la lon- gitud de la mayoría es de 0,6 y 0,9 y la anchura de 0,2 mi- eras. El gérmen es movible y tiene un solo flagelo largo; es descolorable por el Gram y no da esporos. Describe los caracteres en distintos medios de cultivo y dice al referir- se al suero de Loeffler que en el trabajo original, se señala- ba que licuaba el suero, pero que tiene que hacer una rec- tificación, pues no lo licúa después de varias pruebas prac- ticadas. Que en gelatina a 22 grados, al cabo de 48 horas, se ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 655 nota en la superficie una excavación profunda que fluidifi- ca el cultivo totalmente al séptimo día. Que no coagula ni modifica la leche. Que reduce los medios nitratados trans- formándolos en nitritos. Dice que en caldo nunca ha obser- vado velo y solo al cabo de 48 horas un anillo adherente a las paredes del tubo. Que no modifica la leche ni el Pe- truscky. Que produce gas y fluorescencia en rojo neutro, no dándole importancia a este medio ni a los cambios que se observan en el Endo. Describe las propiedades en los azúcares, alcoholes y elucósidos y dice: En resumen el germen aislado por el Dr. Plasencia y al que estimamos como el microorganismo cau- sal de la influeza o gripe es un ceoco-bacilo de coloración bipolar, descolorable por el método de Gram, que se dispone en cadenas en los medios líquidos, es movible, monotrico y no produce esporos. Es productor de álcali, en los medios ordinarios no modifica la caseína, licúa la gelatina, es redue- tor y solo ataca la levulosa, glucosa, galactosa, sacarosa y maltosa, sin alterar en lo más mínimo a la lactosa; es pro- ductor de indol. Este germen tiene por su biología puntos de contacto con algunos grupos bacterianos aun cuando estudiado com- parativamente con sus componentes se aparta en lo abso- luto de ellos, razón por lo que tenemos el derecho de, de- clarar que es un germen no descrito. Establece diferencias del germen en cuestión con los pertenecientes a los grupos del Friedlander, del Proteus, del Coli, del grupo de Jordan y de los llamados de Septicemia hemorrágica. u ce: que le ha satisfecho escuchar el trabajo del Dr. Hurta- do por dos razones; primero porque va observando que en- tre su trabajo anterior y el presentado ahora por el Dr. Hur- tado hay muchos puntos concordantes, que antes habían si- do negados. En segundo lugar, porque se evidencia que en su trabajo no había más que una tendencia a la verdad científica y que con un poco más de esfuerzo y buena volun- tad llegarán a ponerse de acuerdo. El Dr. Martínez Domínguez refuta al Dr. Hurtado y di- 656 ANALES DE LA Que está conforme con lo expuesto por el Dr. Hurtado acerca de los requisitos de los medios de cultivo, y que es ferviente partidario del método Standard porque él conduce a obtener resultados uniformes por los distintos investiga- dores. Que el laboratorista actual debe poseer conocimientos múltiples, de Biología, de Física, de Química, etc., pero que no hay que ser químico para hacer medios de cultivo, bas- tando con tener las nociones necesarias para no incluir la arabinosa entre los alcoholes como ha hecho el Dr. Hurtado, siendo un azúcar. Que manifestó en su trabajo leído en la sesión anterior, que para convencerse de que el bacilo en cuestión ataca la lactosa además de sembrarlo en tubo ordinario, lo sembró en tubo de fermentación, donde podía apreciarse bien la pro- ducción lenta de gas, debido al ataque a la lactosa de la le- che, y no a la glucosa por tranformación de aquella, pues él Tindaliza a 90. grados tres veces con lo que no se altera la lactosa. Que no ve la razón porque se han de aferrar en com- probar los caracteres en las substancias fermentables usan- do el medio de Barssiekow, que no emplean los americanos y que solo lo usan algunos franceses. Que ha comprobado que este medio, compuesto de nu- trosa, cloruro de sodio, tornasol y el azúcar, resulta pobre para algunas bacterias, que necesitan un medio más nutri- tivo para desplegar sus funciones fermentativas. Que de sus estudios con gérmenes del grupo Coli, ha visto que usando un medio con peptona, cloruro de sodio, tornasol y el azúcar, y otro con las mismas sustancias, pero sin peptonas, ha observado notables diferencias en la produec- ción de gas, así como también usando el azúcar con el cal- do tornasolado o con el medio de Barssiekow adicionado de agar y los azúcares. Que aleunas bacterias recién aisladas o acostumbradas mucho tiempo a los cultivos artificiales, suelen perder tran- sitoriamente la propiedad de producir ácido o gas en algu- nos azúcares; lo que ha visto con el Eberth de Leishmann, que comprueba todos los años, habiendo observado que al. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 657 gunas veces deja de producir ácido en maltosa, volviendo a recuperar esta función al pasarlo por el conejo. Dice que aun queda al Dr. Hurtado hacer aleunas rec- tificaciones, pues el germen deserito produce gas en dextri- na, modifica la leche y el Petruseky, que el Dr. Hurtado di- ce que no cambia. Que tiene en estudio las propiedades en el suero, pues si bien el de Loeffler produce licuación, no lo hace dejando nn surco como las bacterias verdaderamente proteolíticas y que el Dr. Venero le llamó la atención sobre el no atacar el suero solo. Que echando en caldo un cubo de albúmina de huevo no ha visto modificación. Que está de acuerdo con la rectificación que hace el Dr. Hurtado y que él había descrito en la sesión anterior, sobre la producción de gas en los azúcares; pues no se explicaba la contradicción que veía cuando el Dr. Hurtado y sus cola- boradores decían que en el medio de Russel daba ácido y gas, y negaban después que lo diera en lactosa o glucosa, elementos que contiene el medio de Russel. Que ha visto que se ha rectificado lo de la no producción de indol, como deseribían en la primera comunicación, así como que aceptan la producción de un anillo en caldo. Dice que en este medio produce velo cuando se siembra de caldo a caldo. Que usando los elementos y medios diferenciales que emplea Castellani ha visto que el germen en cuestión coin- cide en veinte de veintidós caracteres que dicho autor atri- buye al Cloace de Jordan, por lo cual estima que es al que más se acerca. El Dr. Hurtado contesta al Dr. Martínez y dice que es contrario a que se identifique un germen en multitud de medios; que basta determinar los caracteres más salientes no siendo necesario comprobarlo en todas las azúcares que se encuentran en las Farmacias. Que el germen descubierto por el Dr. Plasencia no tie- ne nineuna semejanza con el Cloace porque éste coagula la leche; lieúa la gelatina y es peritrico. 658 ANALES DE LA Que. entiende que llegará a un acuerdo respecto a lo manifestado por el Dr. Martínez, alegrándose él que mani- festara que debe seguirse estudiando. Que siguiendo la clasificación del Instituto Rockefe- ller, el Bacilus Influenza Motilis, al que más se aproxima, es al de la Septicemia Hemorrágica. El Dr. Martínez dice que lo manifestado por el Dr. Hur- tado no tiene fundamento alguno; que las bacterias no tie- nen lógica; que así como el pez de agua salada perece al ser transportado al agua dulce y que por el contrario si esta se le adiciona lentamente acaba por adaptarse a vivir en ella; así las bacterias que son organismos unicelulares y re- ciben los contragolpes de las defensas del organismo, tienen que mantener su vitalidad en contra de las fuerzas y cam- bios del medio en que se encuentran. Que algo parecido ocurre con el bacilo prematuramente presentado, pues en las primeras comprobaciones ha visto que en algunos azúcares daba más gas que en las pruebas posteriores con los mismos azúcares. Que cuanto más caracteres se agrupen respecto de un germen mejor se le podrá diferenciar, pues según el criterio del Dr. Hurtado no habría modo de distinguir los parati- fus intermediarios de los que forman grupo. Que él debe saber que los Fluorescens se colocan en el erupo del Piocéaneo que tiene una sola pestaña y que hay Fluorescens que tiene dos. Que según la limitación de los caracteres que él estima deben determinarse, habría que considerar al germen en cuestión como perteneciente al grupo del Comunior. Que aun determinando el máximum de caracteres a ve- ces no es posible incluir un germen en tal o cual grupo, has- ta que no se ha comprobado por múltiples veces la estabi- lidad de sus caracteres biológicos. Concluído este particular el Dr. Jorge Le-Roy dá lectu- ra a su trabajo Notas Demográficas sobre la Habana en 1918, en el que estudia los matrimonios, los nacimientos, los na- cidos muertos y las defunciones ocurridas en nuestra capi- ACADEMIA DE CIENCIAS DELA HABANA 659 tal en el año último, comparándolas con las cifras corres- pondientes del año 1917. ¡Señala la diferencia de los ma- trimonios en favor del año 1918, y recuerda la promulga- ción de la Ley del Servicio Militar Obligatorio y la del Di- vorcio. En las inscripciones de nacimientos, insiste en la ne- cesidad de conocer el número verdadero de los nacimien- tos, falseados por las prórrogas de las inseripciones en el Registro Civil; haciendo resaltar la falsedad que arrojan las cifras registradas y los inconveninetes que ello repre- senta para varios problemas entre los cuales se cuentan los coeficientes de la mortalidad infantil. En el estudio de las defunciones, señala las ocurridas en ambos años, según los sexos y las razas, según las edades, comparando este cuadro con uno equivalente de las muertes causadas por la sripe; analiza después las defunciones per- tenecientes a cada uno de los catorce grupos de la Clasifica- ción Internacional y más tarde escudriña los totales de las defunciones con sus números relativos en las enfermedades que han contribuido principalmente a aumentar los coefi- cientes de la mortalidad. Se ocupa luego de la influencia estacional, y termina por ocuparse del importantísimo pro- blema de la población, insistiendo en la necesidad de la ela- boración de un nuevo censo, pero un censo levantado cien- tíficamente y en el cual no intervengan para nada los par- tidos políticos, pues será esa la única manera de poder co- nocer la verdadera situación del país y deducir consecuen- cias lósicas merced a la veracidad de los datos que en di- cho instrumento estadístico se consignen. El Dr. Santos Fernández: hace notar que la interven- ción de los políticos no es perjudicial, si se procede como se debe, y recuerda que en estos mismos momentos se agita la cuestión de la depuración del censo electoral. No habiendo más de que tratar se dió por terminada la sesión. 660 ANALES DE LA INDICACIONES OPERATORIAS EN LA CATA. RATA UNILATERAL por el DR. FRANCISCO MARIA FERNANDEZ (Sesión del 11 de enero de 1919.) Sobre cuál debe ser la actitud del oftalmólogo en los casos tan frecuentes en la práctica, de catara- ta unilateral, se han escrito algunos trabajos emi- tiendo sus autores sus respectivas opiniones, favo- rables unas, contrarias otras a la intervención qui- rúrgica. Son realmente frecuentes los casos en que la opa- cidad del cristalino afecta solamente un ojo mientras que el otro permanece inalterable, gozan- do el sujeto de una agudeza visual máxima en el ojo sano. Estos casos deben ser agrupados, en distintas secciones. La cataratas en los niños, ya sea congé- nita, ya sea traumática, debe ser considerada en pri- mer lugar. Estos casos de cataratas, tienen muchas veces un núcleo duro, aunque las de origen congé- nito son muy raras veces unilaterales. En los casos de catarata traumática, cuado no hay una pronta reabsorción espontánea, cosa que ocurre con relativa frecuencia, se debe operar des- pues de esperar un tiempo prudencial la reabsorción espontánea mencionada (1). De otro modo es decir, si se dejan sin operar estos casos, en muchos de ellos se desarrollan estrabismos, debido a la falta de con- trol sobre el ojo afectado. En cambio la intervención evita con frecuencia este estrabismo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 661 No todas las cataratas de los jóvenes son duras, y más bien se puede decir que la mayoría no lo son; pero es conveniente, séase cual fuere la naturaleza, proceder a su desaparición por uno u otro método operatorio; nosotros siguiendo el descrito por nues- tro sabio maestro (2) nos inclinamos generalmente a la discición y no a la extracción, tratando de evi- tar complicaciones desagradables sobre todo en los niños en quienes una discición, o una serie de disci- ciones, no ofrece el peligro que una extracción. Después de los primeros años, pasados los pri- meros veinte o treinta años, la situación de estos casos y el tratamiento a seguir son bien distintos que tratándose de niños y de adolescentes. Ya general- mente no se trata de cataratas blandas, o por lo me- nos están en minoría los casos de esta naturaleza. Comienzan a abundar las cataratas duras y semi- duras, y aquí la indicación operatoria no es tan pe- rentoria como en el grupo anterior, aunque sí deben ser operados todos los casos de cataratas traumáti- cas, pasado el período que se estime conveniente es- perar, después del accidente; y aunque, el ojo ope- rado puede considerarse a los efectos inmediatos, como cosa inútil, ya que existe una alta anisometro- pía o diferencia grande de refracción de un ojo a otro, es siempre una fuente de reserva para el in- dividuo, sobre todo si se trata de un industrial, obre- ro o jornalero cuyo otro ojo puede correr los riesgos inherentes a su clase de trabajo. Queda el ojo ope- rado de reserva, pudiéramos decir, aunque el suje- to puede a veces usarlo mediante un cristal corree- tor, más o menos fuerte; pero como el uso del eris- tal en un solo ojo llega a ser origen de molestias al paciente, éste, sobre todo si es obrero o jornalero, 662 ANALES DE LA acaba por abandonarlo. Esto no quiere decir que tenga un ojo inútil, pues en realidad si es inútil el 0Jo operado a los efectos de la visión binocular, es un ojo de reserva para el caso fortuito, y no muy raro, de un accidente desgraciado en el ojo sano. Desde el punto de vista de la estética, estamos de acuerdo con lo indicado por Zbikowski (3), de que es desagradable para muchos ostentar una pu- pila normal, u otra blanqueada por el cristalino opa- co. Esto puede ser también indicación operatoria en las personas jóvenes, aunque no en los viejos. Cuando existe una catarata monocular en un sujeto que tiene el otro ojo sano o con vista perfec- ta, la rigurosa deontología médica ha creído que no necesitando desde el primer momento de una ope- ración para ver, se le exponía a un riesgo, aunque remoto, de quedar ciego, operándole la catarata, en el caso improbable hoy, dados los adelantos de la cirugía oftálmica; pero no imposible, puesto que ha ocurrido alguna vez, de que se presente la oftal- mia simpática en el ojo no operado (4). No puede negarse la posibilidad de que se pre- sente un accidente que alguna vez se ha observado, y que no puede preveerse; pero no es menos cierto también, y así ha sido consignado por el Dr. Santos Fernández (5), en un monumental estudio acerca de la Catarata, que si el cirujano, después de tomar todas las precauciones para proceder de la mejor manera posible, no se despojase del temor a las di- ficultades menos frecuentes, pocas veces se empren- dería una operación. En este caso, aún aceptando como justificado el remoto peligro de la oftalmia simpática, existe una razón de verdadero peso en favor de la operación monocular, aunque no fuese ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 663 0 necesaria en el momento y esta razón descansa en un hecho demostrado, que si el enfermo alcanza una larga vida, lo que no es. improbable, sobre todo si disfruta de una buena salud, forzosamente padece- rá de catarata en el otro ojo, y ciego, se verá obli- gado a operarse a una edad en que la arterio-esclero- . sis senil ofrece menos garantía a los traumatismos quirúrgicos, que a los cuarenta años, o menos, en que el organismo está por lo general ajeno a la arterio- esclerosis. Con excepción de esto último, sin embargo, de- seamos citar un caso en que nos tocó la suerte de servir de ayudante al Dr. Santos Fernández, en el que se trataba de una operación de catarata realiza- da por nuestro maestro, en un sujeto que había pa- decido de catarata unilateral por más de veinte años, y que esperaba morir antes de que se le formase en el otro ojo, pues había llegado a los ochenta años, sin que esto ocurriera; por suerte suya, esto no ocu- rrió, y al tener noventa y seis años fué operado por el Dr. Santos Fernández, como dejamos dicho (6), del ojo primeramente invadido, por habérsele des- arrollado la catarata en el otro ojo, y le era intole- rable quedar ciego. El paciente recobró su vista, y se siente optimista, esperando poder celebrar un centenario en breve. Desde luego que no siempre se navega con vien- tos tan prósperos siendo por lo tanto preferible rea- lizar la operación antes de llegar a una edad en que la resistencia orgánica esté decaida, y no haya las probabilidades favorables de un buen resultado, por eso en los ancianos como dejamos dicho, la indica- ción más de tenerse en cuenta para operar en. 664 ANALES DE LA eS una catarata unilateral, es la casi seguridad de que el otro ojo también se afecta. Otra indicación es el temor de que un eristalino duro, compacto y es- clerosado, pueda actuar como cuerpo extraño intra- ocular, y provocar un glaucoma secundario. Desde luego que en estos casos, nos hemos ve- nido refiriendo a la catarata senil, libre de compli- caciones, pero hay otro sub-grupo de casos en adul- tos, en quienes la catarata unilateral no es senil, o ' espontánea, sin ser traumática. Me refiero a los casos de procesos locales, como iritis, queratitis, O de enfermedades generales, como la diabetes, ete. En estos casos, hay algunos en que el cirujano debe ser abstencionista, para evitarse complicaciones de va- rios órdenes. Hay en cambio, otros casos, en que está indicada alguna operación, siendo preferible, en la mayoría de ellos, escoger la extracción combi- nada. BIBLIOGRAFIA 1. Dr. J. Santos Fernández.—Conveniencia de la inter- vención tardía, o a largos intérvalos, en las cataratas traumá- ticas o congénitas. Crónica Médico-Quirúrgica de la Haba- na, t. XXXV, p. 313, año 1915- 2. Dr. J, Santos Fernández.—Manera de operar con éxito las cataratas congénitas, blandas y traumáticas de los adolescentes y jóvenes. Crónica Médico-Quirúrgica de la Ha- bana, t. XLIV, p. 128, año 1918. 3. Dr. E. Zbiskowski.—La catarata unilateral. Policlí- nica Sevillana, t. V, p. 1, año 1918. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 665 4. Dr. J. Santos Fernández—.Aleunas consideraciones sobre la oftalmía simpática. Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, t. XXIV, p. 190, año 1900. 5. Dr. J. Santos Fernández.—Estudio sobre la catara- ta. De ciertos particulares antes y después de la operación de la catarata. Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, t. XVI, p. 605, (Congreso Médico Regional. (Quinta sesión, 19 ene- ro 1890). 6. Dr. J. Santos Fernánd=z.—; Cuál es la edad más avan- zada a la que se puede operar la catarata? Trabajo leído en el IV Congreso Médico Nacional, diciembre de 1917- 666 ANALES DE LA SOBRE LA MORFOLOGIA Y BIOLOGIA DEL BACILLUS INFLUENZA MOTILIS por el DR, FELIX HURTADO GALTÉS (Sesión del 24 de enero de 1919.) Cuando fué presentado ante esta Academia el estudio del germen que consideramos como el agen- te causal de la Influenza o Gripe, sabíamos que era posible que faltasen algunos caracteres, desde lue- go de orden secundario, que no hubieran sido seña- lados. Era natural pensar y así se desprendía del título del trabajo, '*Primera Comunicación”, que habrían de continuarse los estudios sobre dicho ger- men, tanto desde el punto de vista estrictamente bac- teriológico, es decir investigar y comprobar en él propiedades que lo individualizaran cada vez más; así como estudios de Patología Experimental, hasta llegar a la demostración exacta de la relación exis- tente entre dicho germen y la citada enfermedad. Pero desde luego las características principa- les e indispensables esas quedaron desde el primer momento perfectamente establecidas, para poder co- locarlo en la clasificación que le correspondiera. Y son como en todos los gérmenes conocidos, inmuta- bles. | Como la naturaleza de aquel trabajo, no exigía la descripción al detalle de las técnicas empleadas por nosotros en aquella investigación, estimo conve- niente en este trabajo entrar en la descripción, in- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 667 terpretación y discusión de los procedimientos em- pleados y cuyas conclusiones fueron aquí expues- tas. : Dados siempre en toda clase de investigación a seguir con toda exactitud los preceptos que en la ciencia han sido estatuidos, el primero que nos ha- ce guiar en este trabajo es el criterio de Gimbert formulado en el año 1898 ““La Unificación de los me- dios de cultivo en Bacteriología” (publicado en los Archivos de Parasitología Tomo 1lo., pág. 191). Era necesario por tanto que no fuéramos a bus- car por cierto, técnicas raras ni que por lo comple- Jas, pero no por eso más exactas, sino por el contra- rio más erróneas, hicieran a nuestro trabajo apartar de la norma seguida por todos los investigadores. Inspirados en este precepto, tan juiciosamente enun- ciado, hemos seguido en lo que a Bacteriología se re- fiere, las reglas señaladas y exigidas por el Comité especial de la American Public Health Assn. (F. D. Chester, F. Gorham, Erwin F. Smith) y como colo- rario de los mismos la carta deseriptiva de la Socie- dad de Bacteriológos americanos. Los medios que usamos corrientemente en el Laboratorio son los siguientes: El caldo ordinario es el preparado por macera- ción en infusión de carne picada; medio empleado desde que nos dedicamos a estudios bacteriológicos, porque ha recibido la sanción de todos los bacterio- logos del mundo, siendo considerado como “el más apto para el mejor desarrollo de las especies bacte- rianas. La fórmula usada es la recomendada por la American Public Health Association, que es la universalmente aceptada. 668 ANALES DE LA No empleamos los caldos a base de extractos de carnes, porque la germinación en estos medios es pobre y porque la única ventaja que pudieran re- portar, y que ha sido señalada por Chester, aparte de la rapidez de su preparación, es la ausencia de azú- cares muscular libre; cosa que se evita con la mace- ración de la carne, pero que si aun se quisiera ma- yor garantía se puede obtener al macerar la carne con cultivos de Bacilus o Bacilus Lactis aeróge- nes. | Si le damos esa importancia a la preparación del caldo no es solamente por su empleo como medio de cultivo líquido sino porque constituye la base de la preparación de otros medios sólidos como el agar, gelatina ete. Con relación al agar el lavado se hace con sumo cuidado y la filtración muy rigurosa, porque aparte de las ventajas que se consiguen siempre al hacer las cosas con eserupulosidad, se obtienen siempre los medios perfectamente iguales y por lo tanto las colonias que en ellos se desarrollen presentan siem- pre el mismo aspecto y desaparece toda causa de error. Respecto a la reacción de estos medios, la titu- lación es siempre exacta, no tolerando cifras ma- yores ni de + 0.5, ni de —0.5, pero procurando siem- pre tener muestras de medios absolutamente neu- tros. Sabemos que el Comité Americano de Salu- bridad adoptó en el año 1898 como Standard de reac- ción la cifra de + 1.5 para los trabajos de exáme- nes bacteriológicos de agua, cifra que rectificó en 1905 sustituyéndola por la de +1; sin embargo W. H. Park, Jefe del Laboratorio de Investigaciones del ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 669 Departamento de Salubridad de New York reco- mienda tan solo la cifra de +0.5 por ciento. Otro requisito que exigimos de nuestros medios es la conservación de su agua de condensación y al mismo tiempo uniformidad en su consistencia. Suero de Loffler. En su preparación seguimos siempre el método clásico, procurando siempre en su recolección el obtenerlo completamente libre de hemoglobina, rechazando el que no cumpliere este requisito. La Papa. Preferimos la de clase más dura, la llamada americana. Procuramos que la reacción sea muy ligeramente ácida. Este medio lo hemos sustituido a veces y por cierto con gran éxito por el agar-papa reeomendado para el cultivo del Bordet y Gengou pero sin adición de sangre; este medio ofrece grandes ventajas en su preparación y este- rilización al propio tiempo que ofrece iguales ga- rantías para el estudio de los cromógenos. Medios Azucarados. En esta clase de medios las precauciones se extreman, por estar convencei- dos, primero, que son insustituibles en lo que a su utilidad se refiere, para la clasificación de muchas especies bacterianas y segundo, que la manipula- ción de estos medios ha de ser muy cuidadosa por- que puede llevar a un investigador poco eserupulo- so y más aún, a aquel cuyos conocimientos de las funciones químicas de estos cuerpos son escasos a concluir graves errores en sus apreciaciones. No hay que olvidar que en todos ellos intervienen tres factores cuya inestabilidad desde el punto de vista químico es evidente y son: la peptona si se emplea como base el caldo; la substancia azucarada y el tor- nasol usado como indicador. Por estas razones da- 670 ANALES DE LA mos la preferencia al medio Bassierkow el cual se ha generalizado mucho en Europa por ofrecer ma- yores garantías; en primer lugar la base del medio es una semidisolución de Nutrosa la cual puede ser esterilizada con el tornasol ya añadido sin que ni la una ni el otro sufran alteración de ningún género y la substancia azucarada se esteriliza en Arnold, haciendo su dilución en agua destilada para luego añadirlo en el momento de usarlo y en la proporción conveniente. Hasta tal punto es esto un hecho de importancia que la mayoría de los investigadores aconsejan esterilizar aparte cada uno de los compo- nentes del medio y después de hacer las mezclas co- locarlos en tubos de fermentación y llevarlos a la incubadora durante 24 y 48 horas para garantirse de la bondad y esterilidad del medio con que se va a manipular. Entre los alcoholes los cambios de composición química no son tan notables siendo el más estable el manito, pero entre los disacaridos y polisacaridos el desdoblamiento de los azúcares en estos medios orgánicos es muy fácil en el momento de la esteri- lización y muchas veces sucederá que aunque el expe- rimentador tenga rotulados sus tubos con los nom- bres que en el envase original trae la materia azuca- rada, lo que hay en el interior del tubo de fermenta- ción es una exosa, porque para los que no conocen su composición química es una suerte que el derivado sea un ácido en cuyo caso lo denuncia el tornasol. Apesar de que el procedimiento que nosotros seguimos siempre es el Bassierkow esta vez y por tratarse de una investigación especial, hemos em- pleado todos los métodos corrientemente usados pa- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 671 ra comparar, pero controlándolos siempre con el fin de evitar los errores antes señalados. Leche tornasolada. Este medio siempre lo usa- mos en tubos de ensayo y confesamos que no sabe- mos el porqué de la idea peregrina de colocar la le- che en tubos de fermentación, porque aparte de las razones de índole económica que saltan a la vista a poco que se piense lo que ocurriría en tubo de fermentación donde se sembrase una bacteria que coagulase la leche, vamos a exponer el porqué no vemos la necesidad ni utilidad de colocarla en tu- bos de fermentación y porqué la colocamos en tubos de ensayo. La leche puede considerarse como un medio azucarado complejo y adicionada del tornasol, los datos que de ella podemos esperar son los siguien- tes: acidez transitoria o permanente, ligera o exa- gerada. Alcalinidad. Coagulación de la caseína por exceso de ácido o por la acción de fermentos bac- terianos y precipitación y proteolisis de la caseína. El colocarla en tubos de fermentación no ten- dría otro objeto que apreciar si en ella se produce o no gas, cosa que no tiene importancia y que es errónea en cuanto a leche se refiere; primero por- que siempre que la leche se esteriliza aun cuando no sea a temperaturas elevadas hay una proporción no menor de un 0.3 por ciento de glucosa y pudiera darse el caso de que una bacteria que no fermenta la lactosa y sí la glucosa, el investigador que no tuviere en cuenta este detalle interpretaría la reaec- ción en relación con la lactosa, cuando solo era de- bido a la glucosa. Por otra parte todo el que co- nozca los trabajos de Thompson sobre los gases con- tenidos en la leche, anhidrido carbónico y aire at- 672 ANALES DE LA mosférico disuelto, convendrá en que si no se hierve la leche en el momento de colocarla en los tubos de fermentación y durante media hora por lo menos, aún en los tubos que no están sembrados se produ- cirá gas y por otra parte siguiendo esta práctica se expone el investigador a producir mayores canti- dades de glucosa. Por lo tanto si tenemos la lacto- sa en substancia para proceder con ella como con los demás azúcares colocándola en tubos de fermenta- ción, ¿a qué usar la leche en dichos tubos, no ofre- ciendo garantías y si gran posibilidad de errores? Medio Petruscky. En la preparación de este me- dio, tenemos desde luego en cuenta las precaucio- nes que exige al tratarse de un suero de leche, que es una solución de lactosa y por tanto la menor varia- ción en el color verde limón elaro, que debe tener el suero diluído, nos hace rechazarlo sin adicionarle siquiera el tornasol. Soluciones minerales. Empleamos el líquido de Arnoimg y Charrin, que por su composición puede sustituir a las soluciones de Cohn y Wschinsky, te- niendo sumo cuidado en su preparación para evitar la precipitación de las sales de Magnesia. Agua de Peptona. La empleada es la solución de Durham. El tiempo límite de observación en estos me- dios es de 15 días para los hidratos de Carbono, para la producción de Indol, 10 días, para los Nitritos, 5 días y para la acción sobre la gelatina, de seis se- manas. Bacillus Influenza Motilis.— Morfología. No hago aquí mención de ella en los exudados, sino en los medios de cultivos. La forma cocobacilar es la predominante, sus extremidades son redondeadas. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 673 En los distintos medios sólidos la forma sigue siendo la misma, en cuanto a la disposición no tie- ne nada de especial y aparecen aislados, en pares, en filas de cuatro, ete., en cambio en todos los me- dios líquidos su disposición es en cadenas de cuatro a doce elementos y a veces de muchos más. En los caldos, aun cuando se observa gran nú- mero de cadenas, siempre existen bastantes elemen- tos independientes, pero cuando se resiembran és- tos en corto espacio de tiempo, 8 horas por ejemplo, y con frecuencia, la disposición en cadenas llega a ser casi absoluta. En la leche y en la bilis es donde se observan con más frecuencia el predominio de elementos ais- lados y solamente en las primeras horas es que los elementos en cadenas, que no son muy largas, exis- ten. Pero en general, en los medios líquidos, la for- ma predominante siempre es la de cadenas. Así como la leche y la bilis, constituyen, pudie- ra decirse una excepción, en cuanto a su disposición en elementos libres, el suero de Loffler constituye la excepción para los medios sólidos, puesto que en él, la disposición más frecuente es la de cadenas. La orientación de las referidas cadenas es irre- gular, rectilíneas cuando son cortas y ondulantes o enrolladas cuando son largas. Formas atípicas gruesas y en maza no se ob- servan nunca, más que cuando el medio es impropio, por ejemplo en caldo Liebig y de pocas horas de eerminado. Dimensiones. El tamaño de estos coco-bacilos ya ha sido señalado y oscila su longitud entre 0.6 mieras como minímun y 2.1 micras como máximo siendo su anchura de 0.27 miera a 0.3 como máxi- 674 ANALES DE LA mo. La longitud de la mayoría de ellos oscila en- tre 0.6 y 0.9 micra y la anchura de 0.2 miera. Los más pequeños y finos predominan en todos los cultivos procedentes de medios sólidos y los más largos y gruesos en los medios líquidos. Movilidad. Este germen es movible, pero sus movimientos son lentos siempre, cuando los elemen- tos están aislados, recuerdan, como desde el prin- cipio señalamos, el movimiento del paratifus B., pero siempre, entiéndase bien, más pausados. En las cadenas de los medios líquidos esta ofrece mo- vimientos ondulantes y muchas permanecen casi inmóviles. «Jamás tiene movimiento rápido. Coloración. Se colorea bastante bien por todos los colores básicos de la anilina, pero el colorante que mejor lo tiñe es el Ziehl diluído prolongando un tanto el tiempo de coloración, sus extremos se ceolo- rean más intensamente que el centro, propiedad que es mucho más visible cuando las muestras proceden de medios líquidos en que suele ser frecuentemente bipolar. Esta bacteria, como antes se dijo es deco- lorable fácilmente por el método de Gramm. Esporos. Hasta ahora podemos decir que no for- ma esporos. Las formas más resistentes parecen ser las más largas, que son las que mejor conservan sus afinidades colorantes aun en los cultivos más viejos. Flagelos. Este germen posée un flagelo sola- mente en uno de sus extremos, es monótrico y bas- tante largo. El método empleado para esta coloración ha si- do una simplificación del Método de Loffler y la hemos usado, ilustrados y aconsejados en el parti- cular, en el Laboratorio de Investigaciones de esta ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 675 capital donde en nuestras investigaciones se nos ha tratado desde su competentísimo Jefe el Dr. Mario G. Lebredo, sus ayudantes médicos y sus empleados expertos con exquisita cortesía animada tan solo de un elevado espíritu científico. Caracteres de las colonias en los medios de cultivos ordinarios Agar por estrías. Es tan característica y cons- tante la forma de la colonia en este medio, que tra- tándose de cultivos procedentes de muestras de las vías respiratorias podríamos afirmar que es posi- ble su diagnóstico seguro. Después de 5 horas, es ya'visible el barniz trans- parente y con reflejos blanco y grisáceos muy ténues, por envejecimiento, se espesa un tanto el barniz que ocupa toda la superficie del medio sobre todo en la parte inferior y apareciendo en el agua de conden- sación un abundante sedimento blaneo constituido por bacterias. Las culturas, cuando proceden de muestras re- cientemente aisladas queman el agar intensamente, es decir, producen una coloración parda que va len- tamente a la masa del medio. Esta coloración co- mienza después de las 36 horas primeras y ya fué señalada en un trabajo anterior; va perdiéndose, aunque no del todo, en los trasplantes sucesivos. Hs- ta coloración no es debida a un cromógeno. La consistencia de la colonia es muy fluída y se arrastra fácilmente con la hoz de platino. Los cultivos en este medio no producen nunca olor, aun en los más viejos y cambian la reacción del medio haciéndolo alcalino. 676 ANALES DE LA Agar por punción. La colonia se desarrolla muy raquíticamente en la profundidad y es de color blan- co gris, pero en la superficie de puntura se forma primero un pequeño botón transparente y de refle- Jos blanco grisáceos que a las 48 horas ha invadido la superficie del agar. Cultivos en papa. El crecimiento en este medio es siempre moderado produciendo un ténue barniz blanquecino que por reflexión da la impresión de pequeñas escamitas brillantes. No cambia el as- pecto del medio durante la primera semana; pero pasado este tiempo se obscurece ligeramente a cau- sa de la alcalinización que produce el germen. La colonia es blanda y húmeda, no produciendo olor al- guno así como tampoco hay producción alguna de pigmento. Carece de acción diastásica sobre ella. Suero de Loffler. En este medio produce siem- pre un ténue barniz transparente y húmedo en el cual, solo en el borde inferior puede apreciarse re- flejos blanquecinos. Respecto a la propiedad que en el trabajo ori- ginal se le señalaba en este medio, me refiero a su licuación, hemos de hacer una rectificación. Este germen no licúa el suero, conclusión a la que llega- mos después de haber hecho una serie de experien- cias en ese sentido y de observar cultivos de distin- tas épocas, recientes y antiguos. La colonia en este medio es como en los ante- riores muy fluída. Tampoco presenta olor alguno y su vitalidad peligra llegando a la muerte cuando se hacen dos o tres pases verificando la transplan- tación antes de las 12 horas. No produce tampoco cromógeno algutrto. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 677 Gelatina. En nuestra primera comunicación di- jimos que habíamos empleado el agar leche torna- sol, medio de Kijkman, como sustituto de la gelatina y que dicho medio no era modificado. Habíamos aceptado su empleo porque al emplearlo nos dió ex- celentes resultados, pero parece que hay que ha- cer excepción de algunos gérmenes que aun cuando licúan la gelatina no licúan el medio mencionado. Las siembras en gelatina han sido practicadas por estrías y por punción, colocando el medio a la temperatura de 22 grados. En la siembra por es- trías la colonia se desarrolla con facilidad y es bien visible a las 24 horas, de aspecto semi-transparente pero con reflejos blancos más notables que en nin- gún otro medio, no ocupando toda la superficie, co- sa que no puede atribuirse a la temperatura porque esta bacteria germina bien a la que hemos usado - aún cuando no sea su temperatura óptima. Al cabo de 48 horas comienza a notarse en la superficie una excavación poco profunda que mol- dea perfectamente la forma de la colonia; esta fluí- dificación del medio va acentuándose por días y es completa después del séptimo. La colonia como en los demás medios es muy fluída y húmeda. No produce olor alguno. En la siembra por punción, el desarrollo es ra- quítico como en el agar y la licuación que se efec- túa es por el desarrollo superficial en el orificio de entrada, formando una especie de embudo En vista de esta manera de comportarse el ger- men hemos hecho siembras en atmósfera privada de oxígeno por medio del pirogalato de potasa y efee- tivamente la licuación es lenta hasta el punto de que a los 7 días ha progresado solamente lo que en 678 ANALES DE LA “ la siembras por estrías en 72 horas y no es comple- ta hasta después de los 15 días. Caldo. Este medio se enturbia de manera uni- forme, comenzando a notarse el enturbiamiento des- de las primeras 5 horas, la formación de velo no la hemos observado nunca ni el preparado con la ma- ceración de carne ni con extracto de Liebig; pero al cabo de 48 horas sí puede comprobarse un anillo ad- herente a las paredes del tubo. El enturbiamiento se acentúa con el envejeci- miento y al mismo tiempo que las bacterias se van depositando en el fondo constituyendo un sedimen- to poco abundante y floconoso A se deshace por agitación. Por envejecimiento excesivo como en todas las bacterias poco movibles comienza a aclararse el me- dio en su parte superior más rápidamente en el cal- do Liebig, ésta última particularidad, aunque obser- vada, no fué citada en el trabajo original, por care- cer de importancia en esta clase de investigaciones. Los caldos ni recientes ni antiguos dejan per- cibir olor alguno y si alguno ha podido notarlo po- demos asegurar que es debido a la calidad de la peptona o de el extracto de carne usado y que en manera alguna se debe a la biología del gérmen. La reacción del medio cambia también, hacién- dose ligeramente alcalina por producción de amo- nÍaco. Leche tornasolada. La leche no es coagulada ni por producción de ácido, ni por fermento lab, ni su caseína se peptoniza, ni se precipita en lo más mí- nimo por la acción de este germen aun después de un mes. No cambia su consistencia ni coloración. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 679 En la leche tornasolada ligera producción de ácido que es permanente, no produce si- no muy ténue reducción del tornasol después de los 10 días. Cultivos en placas. Forma siempre ténues bar- nices con los caracteres ya descritos. Un hecho im- portante de señalar:es la dificultad de aislar esta bacteria por los medios usuales cuando se encuen- tra mezclada al estafilococo, catarrahalis y xerósisa pesar de ser una bacteria movible. Líquido de Arnaud y Charrin. Germina bastan- te pobre en el enturbiado uniformemente y sin pro- ducir cambio de coloración alguno aun después de 25 días no cambia tampoco la fluidez del medio. Reduce los medios nitratados transformándolos en nitritos, prueba a los 5 días. Produce cantidad moderada de indol después de las primeras 48 horas. Pruebas en los alcoholes, azúcares y almidones de Led MAS cd Di Estas pruebas han sido realizadas en medio Bas- sierkow, en caldo Liebig adicionado del azúcar co- rrespondiente y el tornasol, colocando estos medios en tubos de fermentación y además agar tornasola- do añadido de la substancia azucarada, sembrando en este medio por punción (método de Dopter). Los resultados obtenidos han sido los siguien- tes: Alcoholes tetrabásicos. Eritrita en medio Bas- sierkow: no hay modificación alguna; en el Liebig: decoloración ligera por reducción del tornasol en la rama ascendente del tubo. No hay producción de ácido ni de gas. 680 ANALES DE LA En el agar: reducción parcial del tornasol, no hay producción de ácido ni gas. Alcoholes pentabásicos. Arabinosa en el Bas- sierkow: no modifica el medio. En el Liebig: decoloración por reducción del tor- nasol, no hay producción de ácido ni de gas. En el agar: reducción del tornasol, no hay pro- ducción de ácido ni de gas. Alcoholes exabásicos. Manito y Dulcita en Bas- sierkow: no modifica el medio en ninguno de los dos. En Liebig: ligera decoloración del tornasol por reducción, no hay producción de ácido ni de gas. En el agar: decoloración del tornasol ligera y temprana, no hay producción de ácido ni de gas. Exosas. Levulosa en Bassierkow: producción de ácido en pequeña cantidad que se acentúa después de las 72 horas, con ligero precipitado de la nutrosa y pequeña cantidad de gas. En Liebig: La misma reacción con producción de medio centímetro cúbico de gas próximamente. En agar: enrojecimiento del medio con produec- ción de pequeñas burbujas de gas desde las 24 horas. Glucosa y Galactosa. En Bassierkow: produe- ción de ligera cantidad de ácido desde las primeras 24 horas que se acentúa hasta las 72 horas en que se observa ligero precipitado de la nutrosa y pequeña cantidad de gas pero mayor que en la levulosa. En Liebig: los mismos caracteres, acompañados de descoloración del tornasol por reducción tanto en elucosa como en galactosa. En agar: enrojecimiento del medio y produec- ción de burbujas de gas que se acentúan después de- los tres días. | ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 6381 Sacaridos. Sacarosa y Maltosa. En Bassierkow: ligero enrojecimieto en las primeras 24 horas que se acentúa después de las 72 horas con ligero enro- jecimiento del medio y producción de muy pequeña eantidad de gas en la maltosa y mayor en la saca- rOSa. En Liebig: los mismos caracteres acompañados de descoloración del medio y produce mayor canti- dad de gas. En agar: enrojecimiento del medio y produc- ción de numerosas burbujas de gas desde las prime- ras 48 horas. Lactosa. En Bassierkow: no cambia el medio. En Liebig: no cambia el medio hasta después de tres días en que se descolora ligeramente el tor- nasol, sin producción de ácido ni gas. En agar: no cambia el medio, ligera descolora- ción después del quinto día por reducción del torna- sol. No hay producción de ácido ni de agas. Triexosas. (Rafinosa) Polisacaridos (Dextrina) almidón levógiro (Inulina). | No modifica estos medios ni en el Bassierkow, ni en el Liebig, ni en el agar a excepción en este úl- timo de una ligera descoloración del tornasol. Aunque en la práctica corriente nunca se usan este número de pruebas y en esto parece que la Asociación de Bacteriólogos Americanos, sigue la misma práctica puesto que sus pruebas las hacen solamente en Manito, Maltosa, Lactosa, Sacarosa y Dextrina; se han hecho en este caso particular obli- gados por las cireunstancias. Además hemos de advertir que en todas estas pruebas ha sido compro- bada siempre la germinación del germen y la reac- 682 ANALES DE LA ción del medio en los casos de descoloración del tor- nasol y se han practicado once veces empleando bacterias recientemente aisladas y bacterias proce- dentes de cultivos de gran número de pases, obteniendo siempre los mismos resultados, que en las anteriores investigaciones. El motivo de no haber señalado antes la pro- ducción de gas en levulosa, glucosa, galactosa, saca- rosa y maltosa, se debe a que siguiendo la costum- bre europea terminábamos nuestras lecturas a las 72 horas y a haber empleado exclusivamente el me- dio Bassierkow. Fuera de esta diferencia la reac- ción ha sido siempre la misma y ello no le suminis- tra una nueva biología. Medios Especiales. Petruscky. En tubos de fer- mentación cambia muy ligero al rojo después de 24 horas el cual es permanente, no hay producción de gas ni camaleonaje y después de 15 días comienza la descoloración pero parcialmente y en la rama as- cendente del tubo. Russel. No cambia el medio en la superficie y produce ácido y algunas burbujas de gas en la pro- fundidad. Rojo neutro. Aunque para nosotros no tiene im- portancia su uso porque toda bacteria que desdobla la glucosa debe dar burbujas y fluorescencia en este medio lo hemos empleado obteniendo el resultado que acabamos de decir. Bilis glicerinada y lactosada. En ella no produce cambio alguno aun después de 15 días. Aygar-huevo. Germina bien produciendo en la su- perficie un ténue barniz na tau húmedo como en los otros medios sólidos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 683 Agar-albúmina. Produce un ténue barniz. Agar-sangre. Forma un barníz aterciopelado, blanquecino y muy húmedo que se acentúa por en- vejecimiento. Medio Endo. A este medio lo consideramos sin importancia, aun cuando se estima conveniente en el aislamiento de las bacterias del grupo tifocoli; porque sus reacciones son falsas desde el momento en que no denuncia solamente la producción de áci- do y prueba de ello es que un caldo en que la reac- ción es alcalina y hay amoníaco libre se obtiene la recoloración de la fuschina empleada en el método de Endo. En resumen el germen aislado por el Dr. Pla- sencia y al que estimamos como el microorganismo causal de la Influencia o Gripe; es un cocobacilo, de coloración bipolar, descolorable por el Gramm, que se dispone en cadenas en los medios líquidos, es movi- ble, monótrico y no produce esporos. Es productor de alcali en los medios ordinarios, no modifica la caseina, licua la gelatina, es reductor y solo ataca a las exosas (levulosa, glucosa y galac- tosa) y de los sacáridos solamente a la sacarosa y maltosa sin alterar en los más mínimo a la lactosa. Es productor de indol. Este germen tiene por su biología puntos de contacto con algunos grupos bacterianos, aun cuan- do estudiado comparativamente con sus componen- tes se aparta en lo absoluto de ellos, razón por lo que tenemos el derecho de declarar que es un germen no descrito. Diferencias del germen que estudiamos con los pertenecientes a los grupos del Friedlander, del Pro- 684 ANALES DE LA teus, del Coli, de los llamados de Septicemia hemo- rrágica, del grupo de Jordan. El grupo del Friendlander, no licúa la gelatina, no produce indol, no es movible y fermenta todos los carbohidratos con produción de gas, excepto la lactosa. El bacilus del Rhinosclerona que también per- tenece al grupo del Friedlander no produce indol ni gas en los carbohidratos. El bacilus de Abell, va siempre unido al Fried- lander, no da gas en caldo glucosado, no es patóge- no para el curiel. El grupo de los Proteus estudiado por Hauser en el año de 1885, todos sus componentes licúan la gelatina, la caseina y muchos de ellos el suero san- guíneo, además todos coagulan la leche. El grupo Coli, estudiado por Escherich, que es- tá representado por el B. coli, el colicomunis, el bae- terium aereogenes y el bacterium duodenale; todos ellos acidifican y coagulan la leche y fermentan los carbohidratos con producción de ácido y gas. El grupo de Jordan, representado por el Cloa- cae, el subeloacae y el iliacus; todos son organismos acidificantes y coagulantes de la leche, fermentan los carbohidratos con producción de ácido y gas y li- cúan la gelatina, caseína y suero sanguíneo. Estos gérmenes son muy movibles y son perítricos. El grupo de gérmenes de Septicemia hemorrá- gica, clasificado por Heuppe en 1886, son bacterias inmóviles, de dimensiones muy cortas, de coloración bipolar y de elevada patogenicidad para el curiel; pertenecen a este grupo el bacilus del cólera de las gallinas, el bacilus de swine-plague y el bacilus pesti. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 685 NOTAS DEMOGRAFICAS SOBRE LA HABANA EN 1918 por el DR. JORGE LE-ROY Y CASSÁ (Sesión del 24 de enero de 1919) Al alborear la era de paz que ha puesto térmi- no a la más espantosa guerra que ha contemplado la historia, nada más lógico que poner de manifiesto la situación demográfica de nuestra capital, para que conociéndola puedan modificarse algunas cireuns- tancias que lo ameritan, y puedan a su vez alentar- se determinadas actividades de nuestra vida nacio- nal. La economía política y la estadística son dos ciencias íntimamente ligadas entre sí. Ambas con- tribuyen a mejorar el estado social, guiando— por las luces de una elevada razón— a los poderes admi- nistrativos y políticos. Si la primera es una ciencia trascendente, que planea con audacia en las más al- tas regiones de los sistemas especulativos, la segun- da es la ciencia de los hechos, que enumera por me- dio de cifras las necesidades de la población, sus diarios progresos y las particularidades favorables o adversas de sus destinos. Una y otra tienen la des- ventaja de ser poco populares, aun cuando ambas dedican todos sus esfuerzos al bienestar del pueblo. Por eso, esta Academia, que siempre se ha ocu- pado y preocupado de la salud pública, prestó desde los lejanos tiempos del inolvidable doctor D. Am- 686 ANALES DE LA brosio González del Valle, su más caluroso apoyo a todas las investigaciones que en el terreno necroló- gleo presentara aquel distinguido demógrafo; y por, eso, recordando su memoria e invocando sus gran- des méritos, vengo hoy a ocupar vuestra atención con el estudio de estas ligeras notas demográficas so- bre los fenómenos de la vida de nuestra colectividad que se han registrado durante el año último (1918) en la Habana, comparándolos con los registrados en el año anterior (1917). Matrimonios Comenzaré por estudiar los matrimonios reali- zados en ambos años, comparándolos según las ra- zas y los sexos. Para ello nada mejor que presentar las cifras en forma de cuadro, como haremos con to- das las demás, pues así es más fácil la comparación de los factores. CUADRO DE LOS MATRIMONIOS SEGUN LAS RAZAS Y LOS SEXOS BLANCOS DE COLOR Nupcia- Varones Hembras “Varones Hembras Total lidad AA 3120 3100 360 380 3480 9.49 1017. 28 40 2230 2207 247 270 2477 6.82 Diferencia. 890 893 113 110 1003 2.67 La comparación de las cifras de este cuadro muestra un aumento absoluto de 1003 matrimonios, superando con mucho los de los blancos a los de co- lor. El aumento de 2.67 que arroja la nupcialidad en favor el año 1918, depende, entre otras causas, de la Ley del Servicio Militar Obligatorio, que indujo a - ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 687 muchos solteros a contraer matrimonio para acoger- se a los beneficios que la mencionada Ley concedía a los casados. Quizás también pueda haber influído, aunque en cantidad infinitesimal, la Ley del Divor- cio; no pudiendo hacer ninguna afirmación en con- creto respecto de este particular por no tener los datos necesarios para ello; pero es una suposición al menos razonable. Nacimientos Los nacimientos que se han inscripto en el año 1918 fueron 9,756, que comparados con los 9,707 del año anterior, arroja una ganancia de solo 49 inserip- ciones; y entiéndase bien que uso este término, y no el de nacimientos porque dadas las condiciones es- peciales de nuestro pueblo, sobre las que he insisti- do repetidas veces en anteriores ocasiones, no se re- eistran en su oportunidad los niños que nacen, sino que se espera a que los Poderes Públicos concedan prórrogas a los plazos de inseripción en el Registro Civil, sin las penalidades que marca la Ley a sus infractores, para entonces concurrir en masa a los Juzgados Municipales y registrar a niños hasta de 17 años, sin contar sus padres, en primer término, y luego los demás obligados a inscribir a los niños, que con su falta privan de personalidad civil a sus hijos y a todos aquellos que tienen derecho a gozar de este privilegio. No quiero insistir en las causas determinantes de este fenómeno social por haberlas expuesto en otras circunstancias y porque al formular cargos concretos podrían caer dentro de las mallas del Có- digo Penal, justamente muchos de los llamados a aplicar y hacer cumplir sus preceptos. 688 ANALES DE LA Para darse cuenta de lo que acabo de exponer, basta echar una mirada sobre el siguiente cuadro: Nacimientos registra. Años dos en la Habana. 1901 5,721 1902 6,279 1903 7,325 1904 6,822 1905 7,856 1906 5,744 1907 7,806 1908 7,323 1909 7,603 1910 8,315 1911 5,735 1912 9,757 1913 5,481 1914 10,089 1915 5,385 1916 5,389 1917 9,707 1918 9,756 Compréndese fácilmente que es inadmisible la extrema fecundidad que arrojan algunos años, com- parada con la insignificante de otros. Al que quiera profundizar este estudio lo remito a las fechas en que se han promulgado, tanto por el Poder Ejeeu- tivo como por el Poder Legislativo, las prórrogas de las inseripeiones de nacimientos. Allí se encontra- rá que los años en que se ha concedido la tal prórro- ga, ha aumentado considerablemente el número de inscripciones de nacimientos. Esto tiene otro serio inconveniente, y es que la mortalidad infantil, asunto de importancia capital en todo país civilizado, resulta representada por cifras absolutamente falsas, por ser falso uno de los ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 689 factores que determinan aquella función, y los coe- ficientes obtenidos son por completo inútiles y ade- más perjudiciales para nuestro país, pues revelan una falsedad, que nadie como nosotros mismos es- tamos obligados a hacer que desaparezca, eviden- ciando las causas de error ante los investigadores estadísticos de otras naciones y sumando todos nues- tros esfuerzos para obtener la verdad. Analizando las inscripciones de nacimientos se- gún la condición civil, los sexos y las razas, se pue- de formar este cuadro, que revela claramente las di- ferencias habidas en los dos años comparados: INSCRIPCIONES DE NACIMIENTOS SEGUN LA CONDI- CION CIVIL, RAZAS Y SEXOS LEGITIMOS ' ILEGITIMOS Años Blancos De color Total Blancos De color Total e ES ARE - E V. H. vV. H. 1918 3422 3166 319 251 7158 732 642 629 595 2598 1917 3498 3187 268 287 7240 667 711 550 539 2467 — ——. —— —_— ———-- _—_——— — —— ——=> —16 -—21 +51 -—36 -82 +65 69 +79 +56 4135 Del estudio de estas cifras se deduce que al paso que los legítimos han disminuído en 82 los ilegíti- mos han aumentado en 131, y esto tampoco es nada halagiieño para nosotros. Del estudio de las razas se deduce que al paso que se han inscripto 101 niños blancos menos que en el año anterior, las inscripciones de los de color han sobrepasado en 150 en el año último. Esto tam- bién es digno de ser considerado en un país de las condiciones étnicas del nuestro. 690 sd á ANALES DE LA Nacidos muertos Como transición entre los que nacen y los que mueren, pues participan de los dos caracteres, tene- mos el grupo formado por los nacidos-muertos, en- tre los que clasifica nuestra legislación a todos los seres que vienen al mundo antes de completar su vi- da intrauterina y los que mueren dentro de las 24 horas subsiguientes a la del nacimiento. Formando con sus cifras un cuadro semejante al de los nacimientos tendremos: NACIDOS MUERTOS SEGUN LA CONDICION CIVIL, RAZAS Y SEXOS LEGITIMOS ILEGITIMOS Años Blancos De color Total Blancos De color Total V.OME; Ye. H. VE ME? Wi . 1918 223 157 32 15 497 TDI E6 77 86 281 1917 208 162 JAI 428, 20401 50 75 60 246 +15 —5 —2 —9 —1 +11 -—4 A +35 Aquí también se observa un mayor número de inscripciones (35) de los ilegítimos y una menor (1) de los legítimos en las cifras del año 1918 compara- das con las del 1917. Las proporciones por cada mil habitantes resultan para los dos años que estudia- mos de 1.93 y 1.85 respectivamente. Defunciones Entrando ya en el campo de las defunciones te- nemos que: han ocurrido 7,942 en el año 1918, al paso que en el 1917 el número de aquellas solo fué de 7,059, lo que revela un aumento absoluto de 883 defunciones. En números relativos están represen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 691 tadas estas cifras por un coeficiente de 21.67 contra 19.43 respectivamente. Estudiadas las defunciones por razas y sexos tenemos: BLANCOS DE COLOR Años Varones Hembras Varones Hembras Total 1918 3571 22023 935 1234 7942 1917 2978 25 865 1065 7059 +593 +51 +70 +169 + 883 Estudiadas estas mismas defunciones según las edades en las mismas clasificaciones nos proporcio- na el siguiente cuadro: EDADES BLANCOS DE COLOR TOTAL. Varones Hembras Varones Hembras 1918 1917 1918 1917 1918 1917 1918 1917 1918 1917 0— 1 añó 503 -472 358 351 151 166 154 133 1166 ,1122 i—:4 años 215 176 180 150 85 69 80 63 560 458 + Ys 53 49 37 43 28 22 27 IIALADAS Y 10—14 ., 56 38 41 3g 14 15 24 14 135 99 15—19 ,, 111 09 62 TL IIS LA AOS 45 279 200 20—39 , 997 643 546 480.246 179 311 258 2100 1560 40—59 ,, 1005 921 ' 434 441 202 178 241 ' 211 1882 1751 60—X , 631 620 544 582 171 212 329. 318 1675 1732 3571 2978 2202 2151 .936 865 1234 1065 7942 7059 Del estudio comparativo de las cifras de este cuadro se deduce que la edad en que ha aumentado más el número de muertes ha sido la comprendida entre los 20 y los 40 años, es decir, la edad en que la vida humana tiene su mayor importancia económi- ca. En realidad débese ese aumento principalmen- te a la influencia ejercida por la actual epidemia de gripe, como se podrá ver en el siguiente cuadro com- parativo de los porcentajes de las edades, en las 692 ANALES DE LA muertes producidas por todas las causas y en las producidas únicamente por la gripe. TANTO POR CIENTO DE LAS DEFUNCIONES Edades Por todas causas Por gripe 1918 1917 1918 1917 De 0— 1 año 14.68 15.89 2.28 11.96 De 1I— 4 años ¡203 6.49 3 42 8.70 De 59 ,, 1.83 1.94 1533 4.35 De 10-14 -,, 1.70 1.40 EA 1.09 De 15-19 -,, 3.51 2.83 6.85 2.17 De 20—39 ,, 26.44 22.10 59.51 19.56 De 4059 ,, 23.70 24.81 117.87 20.65 De 60—X ,, 21.09 24 ¿54 7.03 31.52 100.00 100.00 100.00 100.00 Si se comparan las cifras comprendidas entre los 10 y los 40 años, veremos el aumento del por- centaje de esas edades, producidas por todas las causas de muerte coincidiendo al mismo de la gri- pe. Ya que de esta enfermedad tratamos, téngase en cuenta que al paso que en el año 1917 solo pro- dujo 92 defunciones en esta capital, con 1.30% del total de muertos, en el año 1918 esas mismas defun- ciones se han elevado a 526 con un 6.62 %del mis- mo total; y comparando ambos años considerando dichas cifras con respecto a la población nos dan para cada diez mil habitantes 2.53 en el año 1917 y 14.35 en el año 1918. Comparado las muertes producidas por las enfermedades comprendidas en los grandes grupos en que las divide la clasificación internacional en los años 1918 y 1917 tendremos las siguientes cifras absolutas con el porcentaje relativo al total de muer- tes de cada año. ACADEMIA DE CIENCÍAS DE LA HABANA GRUPOS DE ENFERMEDADES I.—Enfermedades generales. . . I1.—Del sistema nervioso. II1.—Del aparato circulatorio. IV.—Del aparato respiratorio. V.—Del aparato digestivo. VI.—Del aparato génito-urinario. VII.—Del estado puerperal. VIlI.—De la piel y tejido celular. IX.—De los órganos locomotores. X.—Vicios de conformación. XI.—Primera infancia. X11.—Vejez. qe XIII.—Causas exteriores. XIV.—Mal definidas. Total. 1918 . 2720 451 1608 632 1370 362 60 90 10 52 203 63 304 Mia 7942 1917 2095 446 1531 529 1333 364 5 7059 693 PORCENTAJE 1918 1917 34.25 29.68 5.68 6.32 20.25 21.69 7.96 7.49 17.25 18.89 4.56 5.16 0.76 1.02 113 0.79 0.12 0.07 0.65 0.72 2.56 2.83 0.79 11.13 3.83 4.14 0.21 0.07 100.00 100.00 Profundizando en el análisis de las enferme- dades que han contribuído a aumentar la mortali- dad podemos formar este otro cuadro comparativo de las causas de muerte en cifras absolutas y en las relativas por cada diez mil habitates para los dos años que venimos comparando: TOTAL DE MUERTES POR Fiebre tifoidea. Paludismo. Escarlatina . Gripe. dede Tuberculosis pulmonar. Las demás tuberculosis. Encefalitis. Meningitis. : . - Congestión y atan bras: Enfermedades orgánicas del corazón. Afecciones de las arterias, 6. . . . ... Embolia y trombosis. Broneco-neumonía. Neumonía. Enteritis (menores 18 2 SS O Gangrena. : Debilidad AL Suicidios. o Traumatismos por e 1918 1917 135 5 POR 10,000 H. 1918 Doa A .53 1917 3. 0. 0 2. .44 .87 .27 .70 EE .99 -94 19 .07 .04 .13 .94 .95 .33 .73 RhoDoao 72 14 CS 53 694 ; ANALES DE LA En cuanto a los suicidios merecen descompo- nerse según los medios empleados para quitarse la vida, pues al paso que ciertas formas han aumenta- do en el año último, en cambio otras han disminuído según se comprueba en las siguientes cifras: 1918 1917 Suicidio por envenenamiento. . . . 14 107) Por suspensión o estrangulación. . . . 16 4 OT ISUMEESIOOA ed Ge 1 11 Borfarmas ide ftuesos. e A 32 24 Por instrumentos cortantes é. 3 10 Por precipitación de altura. . . . . 4 9 Por aplastamiento. E 1 0 Otros suicidios (por el ta O 23 10 1918 .38 .44 03 .87 .08 ¿di .03 0.63 HS NDA E 1917 0.47 01 0.30 0.66 DEIS 0.25 0.90 0.27 Por otra parte han disminuído algunas enfer- medades importantes así: 1918 1917 Sarampión 10 AEIIAUDIZOS ES SILO 3 11 Difteria oh : z > Ena yt 11 29 Cánceres en podas sus Oria y loca- IZACIONEB e 401 435 Bronquitis, AGUdas. HUA. ATTE LG 6 MOS IBEONQUIEISA CÓMICA 53 64 Enfermedad de Brieht A AA NARA 80 63 1918 0.08 0.30 10.94 4.53 1.45 6.60 2.18 1917 0.30 0.80 11597 5.28 1.76 6.85 1.73 La influencia A acionl puede estudiarse, así como la influencia ejercida por el comienzo de la gripe en el siguiente cuadro Muertes por todas causas 1918 1917 NOTO E 635 524 AAA 484 562 IES TAR O 589 544 AMAT 593 581 E ERRE 629 584 JU e A de 634 575 Jalon RE 590 685 ADOBÍO: 0 20020. Mee 624 612 Septiembre... 0. 632 580 OCLUbre: 0. Ps os 843 625 Noyaiembre 849 587 Diciombrelt 840 600 Total del año. . 7942 7059 Por gripe 1918 1917 6 9 3) 13 5 12 4 5 11 5 27 6 12 4 9 4 22 d, 125 8 167 7 ey 12 526 92 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 695: Conocidas las cifras mensuales de las defuncio-, nes, debemos estudiar las que corresponden a cada uno de los diez Juzgados Municipales que integran el Término Municipal de la Habana, y lugares don- de se inscriben los actos del Registro Civil, remitien- do luego los duplicados de los documentos origina- les a la Dirección de Sanidad, en que se elabora to- da la estadística demográfica. JUZGADO MUNICIPAL DE Total de muertes incriptas en el año 1918 - 1917 ¿4 do de de cd e e 995 ISO Strap Aa rin don E 725 929 1. IA AR AS OA NE 502 .. 2. 514 DEMAS A ES O 1472 y 1642 Segundo del Oeste... ..-. 1162 227 OBRA Vedado yt 31 is do 2369 1934 'ATLONO Nara. da aa de 404 438 CAMARO 24 28 Puentes Grandes. 238 209 Casa Barea. Il 51 53 LOLA 7942 7059 Ha de tenerse en cuenta que el Juzgado Muni- cipal Segundo del Oeste no comenzó a inscribir de- funciones hasta el mes de agosto de 1917 y que en el del Vedado radican los hospitales ** Nuestra Seño- ra de las Mercedes”, “Calixto García” y “Las Ani- mas?””, por lo que aparece ese Juzgado con el mayor número de defunciones. Población De propósito he dejado para el final el ocupar- me de este importantísimo problema. Existe un cen- tro oficial, la Dirección General del Censo de Pobla- ción, que es el que facilita los datos que se vienen pu- 696 ANALES DE LA blicando oficialmente; pero a poco que se medite so- bre las cifras que facilita y sobre las fuentes de ori- gen (Las Alcaldías Municipales) se comprenderá que sus informaciones no son todo lo exactas que fueran de desear, y entiéndase que esto no depende del expresado centro sino de los que recolectan los datos primitivos. Mientras no se elabore un nuevo censo, pero un censo levantado científicamente y en el cual no intervengan para nada los políticos, no podremos conocer la estadística de nuestra pobla- ción, y como su dinámica depende de aquel conoci- miento, todo cuanto se haga con aquella base adole- cerá de los defectos de su origen, y por consiguiente se prestará a erróneas e incompletas deducciones. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 697 ACTA DE LA SESION PUBLICA ODINARIA DEL 14 DE FEBRERO DE 1919 Presidente. Dr. Juan Santos Fernández. Secretario. Dr. Jorge lLie-Roy. Académicos concurrentes. Dres: A. Agramonte, J. P. Ala- cán, T. V. Coronado, A. Díaz Albertini, J. A- López del Va- lle, E. Moreno, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruíz Casabó, F. Torralbas y J. A. Valdés Anciano. Se da lectura al acta de la sesión anterior (24 de enero) la que fué aprobada. Igualmente lo fueron las actas de las sesiones, públicas del 27 de diciembre y científica del 11 de enero, que no lo habían sido por la falta de quorum necesa- rio en las subsiguientes. Se dá cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA Del Dr. Juan Pablo García, donando varios tomos de los Anales de las Enfermedades de los Organos Génito-urinarios, a la Bibloteca de esta Academia. Del Presidente de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Derecho, donando 200 ejemplares del discurso pronunciado por el Dr. Antonio S. de Bustamante, el 10 de octubre del año último en la Universidad. SALIDA Al Dr. Juan P. García, acusando recibo, con gracias, de " 24 volúmenes de los '*“Annales des Maladies Génito-Urinaires, de F. Guyon y de 5 volúmenes del ““Journal d'Urologie””, del mismo profesor. - Al Presidente de la Asociación de Estudiantes de la F2.- cultad de Derecho, acusando recibo, con gracias, de los dos- cientos ejemplares del discurso del Dr. A. S. de Bustamante que remitió. 698 ANALES DE LA Al Cónsul General de Guatemala, remitiendo cinco pesos importe de las diez papeletas que envió a esta Academia pa- ra levantar fondos con que subvenir a la reconstrucción de hospitales, asilos, etc., de aquella República, destruidos por los terremotos. El Dr. Juan Santos Fernández da cuenta del sensible fa- llecimiento de la Sra. Rosa Mojarrieta viuda del Dr. Antonio Díaz Albertini, y rinde un tributo de cariñoso recuerdo a la memoria del académico fundador y de respetuosa conside- ración a nuestro compañero del mismo nombre que su padre. El Dr. José A. López del Valle presenta un trabajo inti- tulado Observaciones sobre la actual epidemia de influenza, en el que da a conocer las estadísticas de mortalidad y mor- bilidad en el curso del presente brote epidémico, haciendo comentarios con respecto a las cifras que figuran en sus cua- dros. Igualmente da a conocer la marcha y desenvolvimiento entre nosotros de esa epidemia y las enseñanzas obtenidas por la observación de esos casos. También se ocupa de los experimentos realizados recien- temente en los Estados Unidos, relacionados con los medios de transmisión de la gripe, especialmente en Boston y San Francisco, en fuerzas de la Marina y según las cuales de 80 marineros puestos en contacto con atacados de gripe y con los exudados de ellos, ninguno contrajo la infección. Del resultado de estos experimentos parecen deducir sus autores que no se propaga en esa forma la infección. El Dr. López del Valle, después de exponer esos traba- jos experimentales, manifiesta que, a su juicio, para conce- derles un valor definitivo, es preciso realizarlos en depar- tamentos obscuros, cerrados, carentes de ventilación y de luz. Entiende que estas cireunstancias son las que favorecen la propagación de la gripe o influenza y que puede pasar lo que con otras enfermedades transmisibles, y es que su período infectante sea el inicial, pasado el cual ya no se propaga la enfermedad tan fácilmente. Cita a este respecto lo que ocu- rre con el sarampión, la fiebre amarilla y otras infecciones. . ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 699 También hace mención de observaciones de casos de los que ha tenido conocimiento, en los cuales la infección se propa- vó en individuos que estaban en el período inicial de la en- fermedad. Antes de rechazar por completo el contagio di- recto por medio de los exudados del enfermo, hay que tener en cuenta las condiciones del medio y los distintos períodos de la enfermedad. Sometido a discusión el trabajo del Dr. López pide la pa- labra el Dr. Jorge Le-Roy y hace constar que cuando estuvo al frente del servicio de eriposos del Hospital General Calix- to García, por orden del Secretario de Sanidad, durante el período álgido de la gripe en la Habana, pudo comprobar lo siguiente : Que al paso que en su servicio, Sala Landeta, del pabe- -_llón Félix Giralt, no se propagó la enfermedad, las complica- ciones fueron poco frecuentes y la mortalidad relativamente muy pequeña, en otro servicio del mismo Hospital, a cuyo frente figuraba un distinguido comprofesor, las complicacio- nes bronco-pulmonares revestían caracteres de gravedad y la mortalidad era mayor. Su sala estaba separada de la seme- jante del mismo piso ocupada por enfermos crónicos, cardía- cos, renales, etc., simplemente por un pasillo y no hubo un solo caso de contagio en esa sala; pero él tenía su servicio constantemente abierto al aire y a la luz solar. En cambio en el pabellón donde estaban los otros griposos, obscuro, mal aereado y relativamente hacinados los enfermos, sucedían los hechos de que ha dado cuenta. Atribuye esa diferencia a las condiciones higiénicas a que se refería el Dr. López, pues el tratamiento que usaba era similar al que empleaba su dis- tingeuido compañero. Respecto de este particular debe hacer notar que, usó la vacunación curativa con la vacuna del Dr. Plasencia, sin obtener resultados eficientes de ninguna es- pecie en las tres series de enfermos en que instituyó el tra- tamiento. Una primera, de casos leves, sometidos únicamen- te a la vacunoterapia; otra de casos graves en las que usó la medicación estimulante y sintomática, sobre todo revulsivos, pero sin vacuna; y una tercera serie, de casos graves, en los que asoció al tratamiento anterior el vacunoterápico con la vacuna facilitada por el Dr. Plasencia. Pudo notar algunas 700 ANALES DE LA modalidades clínicas especiales en sus enfermos, como la fal- ta de hipotermia marcada, de anorexia acentuada, de la aste- nia post gripal, tan frecuentes en los enfermos de gripe; bien es verdad que, sobre todo el último particular no pudo com- probarlo de manera definitiva por la necesidad de disminuir la estancia de los enfermos en la sala para darle entrada a nuevos casos, pues todo eso ocurrió durante el acmé de la epidemia en la Habana, es decir, en los meses de septiembre, octubre y noviembre del pasado año. El Dr. Santos Fernández recuerda que cuando la última aparición del cólera en New York, se le detuvo en el puerto y no se propagó a la población, y se pregunta si ¿aquí no se habrán descuidado las medidas de aislamiento? El Dr. Coronado dice que estudió la epidemia de gripe de 1889 a 1890 y se ocupó de ella en su libro Pirexias de Cuba; pero que en la epidemia actual está lleno de dudas, no cere- yendo sea la misma enfermedad que entonces estudió. La actual mata a los individuos jóvenes entre los 20 y los 46 anos, en plena virilidad, y en cambio los niños, los viejos y los averiados por otras dolencias escapan. Cree que se trata de un catarro epidémico, en que con manifestaciones bana- les mueren los enfermos rápidamente con verdaderas hemo- rragias. Cita algunos casos clínicos de matrimonios que han fallecido ambos esposos y promete traer el asunto a la Academia para que le ilustren. Desea también llamar la atención hacia los trabajos que ha emprendido en su cátedra de Higiene, sobre el problema de las vitaminas, en que los gallos, gallinas y pollos presentan el mismo tipo de los beribéricos, y tan pronto comenzó a darles alimentos vivos, alimentos verdes, se restablecieron rápida- mente dichos animales. El Dr. Agramonte le recuerda los trabajos de Aitmann desde hace más de veinte años y le dice que ese no es un asunto nuevo, pues si en Cuba no se habían hecho experimen- tos de esa naturaleza no es porque se desconociera el pro- blema de la avitaminosis; y que en el Congreso de Londres a que él asistió, dedicaron un día a ese particular, y que aquí ACADEMIJA DE CIENCIAS DE LA HABANA 701 se ha publicado por el Dr. Lebredo y se ha tratado el asun- to, que, repite, no tiene ninguna novedad para nosotros. El Dr. Coronado replica que es nuevo para la Academia, puesto que no se ha traído nunca a ella y él ha venido a dar cuenta de sus trabajos experimentales en su cátedra. Siendo muy avanzada la hora y teniendo necesidad de constituirse la Academia en sesión de gobierno, se dió por terminada esta pública. 0 LA ESPOSA DEL ACADEMICO FUNDADOR DR. ANTONIO DIAZ ALBERTINI por el DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 14 de febrero de 1919) Ha dejado de existir el día primero de febrero del corriente, y fué su sepelio una manifestación in- tensa de duelo de la sociedad habanera, la señora doña Rosa Mojarrieta, viuda del doctor Antonio Díaz Albertini, que formó parte del grupo que fun- dó la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales de la Habana, que ideara el egregio Dr. Ni- colás J. Gutiérrez, y madre amantísima del acadé- mico de número del mismo nombre que su señor pa- dre, y del que ha heredado la inteligencia y correc- ción más exquisitas. La Sra. Rosa Mojarrieta que acaba de dejar es- te mundo a la avanzada edad de más de setenta y ocho años, procedía de una de las familias más en- cumbradas de la Habana entre cuyos miembros han figurado distinguidas personalidades en la magis- tratura, en las letras, y en la Iglesia, que cuenta con 702 ANALES DE LA una dama bien conocida por su piedad y otras vir- tudes. La Sra. Rosa Mojarrieta, esposa como dejo di- cho, de uno de los médicos más prestigiosos de Uu- ba, dió siempre tono al desempeño de su profesión, que realizó aquel ilustre varón con un celo y un acier- to que no olvidan nunca los que utilizaron su cien- cia, ni los que alternaron con él en la difícil tarea de aliviar o curar los enfermos. La Sra. Mojarrieta formó un hogar santo y creó una familia digna en que se veneró siempre la memoria del jefe desapa- recido, que si por sus constantes tareas, en época en que no se podía hacerlo en los centros mundiales, atender la clientela y al desenvolvimiento de la cien- cia, prestó siempre su concurso a esta Academia, que no solo le ha hecho justicia a sus miembros, si- no que no existiendo ya se complace en rendir ho- menaje a cuanto tiene con él relación y con sus me- recimientos, y a esto obedece el que en nombre de la Academia despida a la que fué esposa de nuestro fundador y madre de un académico de número, me- recedor de nuestros respetos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LÁ HABANA 703 OBSERVACIONES SANITARIAS Y NOTAS ES- TADISTICAS EN RELACION CON LA EPI. DEMIA DE GRIPE O INFLUENZA por el DR. JOSE A. LOPEZ DEL VALLE (Sesión del 14 de febrero de 1919) Cumpliendo gustoso mi propósito de informar constantemente a ustedes con respecto al curso y desenvolvimiento de la actual epidemia de gripe o influenza, voy a dar a conocer las estadísticas de morbilidad y de mortalidad formadas en el Negocia- do de Inspección Médica de la Jefatura Local de Sa- nidad de la Habana, de los casos de la citada enfer- medad comunicados por los señores médicos en ejer- c1cio. El número total de casos de gripe o influenza, participados por los señores médicos a la Oficina de Sanidad en esta capital, alcanza a la cifra de 6,737, que viene a representar la cuarta parte, aproxima- damente, del número total de casos de esa infección que efectivamente han ocurrido en la Habana. Por los datos privados obtenidos, por antece- dentes adquiridos de los señores médicos de mayor clientela y por nuestra observación en las Casas de Salud y Hospitales, podemos llegar a la conclusión de que en la Habana se han presentado unos trein- ta mil casos de gripe o influenza, del pasado mes de agosto a la fecha. 704 | ANALES DE LA Y se explica, señores, esta relativa diferencia entre los *“partes”” médicos y la realidad, por ser la gripe una enfermedad de reciente declaración obli- . gatoria y por el trabajo abrumador que con motivo de esta epidemia, ha pesado sobre nuestros compa- ñeros de profesión, después de los cuales, según su espontánea y franca declaración, no disponían del tiempo necesario a formular partes, otros solo ha- cían una visita al atacado sin poder formar diagnós- tico. Tenemos, también, entre los casos ignorados, los miles de enfermos que han curado, sin necesidad de asistencia médica, que en la gripe o influenza, son en número mayor que en otras epidemias. Tenemos, pues, y así nos apresuramos a reconocerlo, que nues- tras estadísticas de morbilidad no arrojan, por las razones expuestas, el número exacto de casos de gripe o influenza ocurridos en esta capital. En cam- bio, las estadísticas de mortalidad se aproximan y casi puede asegurarse que llegan a la verdad. En es- tos trabajos, puede decirse, que los muertos son los que ““más claro hablan”. Hemos cuidado, al prepa- rar esas notas, de agrupar bajo la denominación de gripe o influenza los certificados de defunción ex- pedidos no tan sólo con esas denominaciones, sino también con los de neumonía, bronco-neumonía y demás complicaciones de la enfermedad. Y para que puedan ustedes formar un juicio más completo con la comparación de las defuncio- nes por gripe o influenza en años anteriores, daré lectura al siguiente cuadro estadístico formado con su sapiencia reconocida por nuestro querido Secre- tario el Dr. Le-Roy y que comprende las muertes por esa causa desde el año del 1900 a 1918, ambos inelu- sive y el mes de enero del 1919: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 705 MUERTES POR GRIPE EN LA HABANA Total del Años E. Esa MorAs M3. d.. A. S.. MN, De año 1900 211159423 M8 18d od ls ¡dd 2 A 64 1901 1 A a a ds + Y AMO 25 1902 SA O io DO 0, IO 53 1905 TO 3 LB OA O) 1 LAO A ELE 26 1904 DP AN A A AI 32 1905 A E O? AA 67 1906 a A E E Es Ed A o oral 53 1907 SLI -28: 298007 58 MT O EA 1 O 101 1908 OO do pa do 0 DEI ESO O: O O 69 ¡INODORO A EAU SA ALA E OO 89 1910) ATPILIO MN 199 160) 40, 26 MISILES. ¿Q0N7 ISA) 9 123 1911 ALAS ARO a A 20 A Ó 19 1912 SUSNDIALAA: ASIUMTHAT OA MATO HSA ASNO 83 1913 (E TR, IES E IA 70 Ds li e a ls E lr E Cl E sd 71 1915 ANT O lema tant rot ir 2 55 1916 O O LO AO O e A O 93 1917 INMIBME ATA 04 070 CA E. UL IAN IIALA 92 1918 6 ad a ls idos 2 O LO LS 526 DEFUNCIONES POR GRIPE EN LA HABANA Blancos De color Total República M. F. MAT El 1901 11 11 2 1 25 1902 16 20 6 11 53 163 1903 6 15 3 2 26 109 1904 15 11 1 5 32 160 1905 28 77 Y) 5 67 233 1906 21 19 4 9 53 176 1907 46 39 5 11 101 411 1908 24 30 9 6 69 232 1909 33 35 9 12 89 312 1910 51 51 5 16 123 546 1911 35 28 10 6 79 399 1912 32 29 9 13 83 354 1913 26 27 8 9 70 389 1914 33 19 10 9 dal 404 1915 20 20 12 3 55 314 1916 40 33 ll 13 93 499 1917 32 43 7 10 92 526 ... 3) -J [7] [an] 1918 304 125 706 h ANALES DE LA Como puede advertirse por los datos anterio- res, la actual epidemia comezó a hacer estragos, des- de el mes de septiembre del año pasado, en que se registraron 22 defunciones por gripe. La enfermedad siguió en marcha ascendente en los meses de octu- bre, noviembre y diciembre de 1918. Ya en enero de este año, comienza a decrecer notablemente. Las estadísticas de morbilidad de la gripe o in- fluenza, formada por edades, razas, y procedencias, aunque con la falta de exactitud a que antes me re- fería, nos ofrece, sin embargo, los siguientes datos: BARRIOS DE LA HABANA, DONDE HAN OCURRIDO LOS CASOS DE GRIPE Y DE BRONCO-NEUMONIA PAR- TICIPADOS POR LOS SENORES MEDICOS EN EJERCICIO EN ESTA CAPITAL, DESDE EL DIA 12 DE OCTUBRE DE 1918 HASTA EL DIA 12 DE FEBRERO DE 1919 CIUDAD DE LA HABANA.—(5354) Baro del AU AIN: Dei 45 5 o Ampenal O A 0 1 O LIO 5) 12 ALArEBE. ha ds dera a E CIS 23 y ¡ATTOYO, “Apolo. Me S E RATTO YO. Naranjo IS > Cayo Hueso) E E 60 Se E A E AS > A A a o es o) ps A o o A > A RIA SS A E 3) DIATOR CINES 0. IS "03 IO 3 TestisidelMonte Is a 1 297 pe A EE O a o A PO - 234 5 o UA sa A E Medina At! LO > Monserrate ENS os. 1] E A OO E MATO Ms NOS + Si Bueblo ANUEVO o y e E 218 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 707 7 AER O O o ON 53 A BAUL A AR ll 97 Se ELIO CP e > IA 1/5 > IE E a O 68 ss y Reparto Alme Had 0 CINES 44 hs ¡Puentes ¡Grandes o. 82 A Sana Nicola A de A 98 o SAA de DIO 99 de SA CO pod RA AOS 55 Sa MAZArO A A AROS e E SEA E A e 01) ay ESA nta clara AS A al LISO, Ss A End O A EE O 49 A Salad A A a 1280 = A A E TA > E A IO 8 Ss A e RN A A O Ll > A E A A les e Meda dos o AA TS ES y MIVES EA. A AS O > y Reparto titan e es 7 pacas , 13 Total KN Ele CDS E CASOS DE GRIPE O INFLUENZA ATENDIDOS EN LA HABANA PROCEDENTES DE LOS LUGARES DEL IN- TERIOR DE LA REPUBLICA QUE SE EXPRESAN: PROVINCIA DE LA HABANA Way ta der te ca o TA: Quivicán. - 1 Batabano o 0 MRE Pdo Santiago de las Va 6 Marianao: ia AS Calabazar. 7 Santrelpe ue 3 ta o A 1 Caimito del Guayabal: 3 Santa Cruz del Norte. . . . 13 JAruco o. o AN 15 Bauta. 10 Cotorro. E MAN E 1 Guanabacoa. 39 DAS A 1 Giiines. 67 SOI 3 Bejucal. 9 Camoa. 8 San José de las lada 14 Melena del Bar, 11 San Antonio de los Baños. . 13 AQUA NS EE 9 Los Palos. 3 Central San José. 1 San Nicolás. 8 Caraballo. 2 Ingenio Toledo. 8 Calvario. 1 Gúira de Melena. . 14 Cano E ad 1 Regla. 92 Aguacate. 20 Nueva Paz. del ING Madruga. : 21 Campo Florido. . 2 Total. . 514 708 AÑALES DE LA PINAR DEL RIO Capital. jam cro e A. AL GuanaJay. An. e em. 10 Central Artemisa. 1 Arroyos de Mantua. o A Centralia 3 Sanlristobal o 2 Artemisa Mea DL IO 11:99 CanabDos e 1 San Juan y Martínez. . . 5 Bana da 1 Las Martinas. 1 Angostina. Ii 1 Consolación del Sur. . 6 Los Palacios. La Ensenada. da Ne EN A 2 Candelaria a Taco Taco. 0 ER EA O A O O Y] MATANZAS Sidra a? EICÚLA E A + il JovllDONUE ADA CAOUL 3 95 Matan MA RA EA MTLO 49 A A Central "Limones... . 2... 10 Central Aparicion o ar dl to A ELIO Depa > Calametes: Moa DILO O Pedro Betancourt. . ..:. 20 Aguada de Pasajeros. . . .. 45 Manpuiton 0. Lo IA Do e dr TA) CATS. ot 2 Los Arabos. o A E) Cuasimal alo O o ad Central Unión: 1. re TN) Sabamillas. 1 A ll COLO o des e eo A O Bolondrón. e E e A Central “Socorro... Mulas NG Central Trimako... Mad. DA Central España. pesemiocas. «00 Limonar. EA 16 Umón defheyes.. o 5 Máximo Gómez. bo] Torriente. 2 Alacranes. 1 Bana ouises. MM. . o 4 Roque. 2 Manguito. 8 Manacas. 1 Tinguaro. 2 Total. 456 SANTA CLARA Sagua la Grande. 20 Taguasco. il Enerucijada. 18 Zulnetar ma 0. AS Palito y A Constandiacó surte a Sta Clari o a a Cabal ii lo aos! O Cienfuegos. so Crue 4 Cama Juani Eo Hanchuelo. 2... Hatuey VúcItaso- Due EA Majagua. 2 Rodas. Ñ 4 Santo Domingo. 2 Yaguajay. > > A 9 Remedios... . .. IIS Placetas. 4 Covadonga . 1 Total... . . UDS CAMAGUEY. Capital. e A Giego de Avila. . ¡EIA Elornida. . .. A Manatí... . . dí MOTOD. . . . A AS Central Baragua. 10: Central Manzanillo. . . . 2 Central Jagiieyal. . . . . 2 Total... . . . 198 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 709 ORIENTE Saab. a UN EA Santiago de Cuba o Ada GUADA d Manzamllo. 9 GuUIJO 1.1. MOM E OL Puerto Padre. . 2 LEE A 1 O 0 RESUMEN Casos ocurridos en el Municipio de la Habana. . ..... 5354 Procedentes del interior de la Provincia de la Habana. . 514 Procedentes de la Provincia, de Pinar del Río. . . . . . 97 Procedentes de ,, E de Matanzas A” 00 Procedentes de ,, y deiSanta Clara. Hilo. páS Procedentes de ,, As AECA SS Procedentes de ,, 5 LEO TEA 30 Total (st Er A SS rs . 6737 Los casos comunicados, divididos por razas nos ofrecen los siguientes datos: Bancos re MA A DA DA 4999 Negros. do EA rar 490€ IMesStIZOS o ed clar ad fade dal 873 ¡Amarillos 4 A IAE ta o stos EJ Totales o Ya 6737 Estudiando los casos comunicados, por la edad de los atacados, advertimos un hecho significativo y que da singular aspecto a este brote epidémico de gripe o influenza, en comparación con otros anterio- res. Los niños y los viejos, son los menos atacados. Las cifras más altas de los casos comunicados, han ocurrido en individuos de los 16 a los 40 años y, es- pecialmente, de los 26 a los 40 años. A estas últimas edades, corresponde, en esa estadística, el número mayor de casos. Mientras de O a un año y de los 61 a 85 años se registran, respectivamente, 40 y 96 casos, en cambio de los 26 a los 40 años, esto es, en la edad 710 ANALES DE LÁ más vigorosa y aprovechable de la vida, han ocurri- do 2,645 casos. En esos nuestros datos, se observa una curva ascendente en el número de individuos, de O hasta los 40 años. De los 41 a los 60, disminuye el número y a partir de los 61 años, se hace notable la reducción de los invadidos. De los 75 a los 85 años, solo tenemos noticias de 4 casos de gripe o influenza. En pasadas epidemias, en el curso natural de la gripe esta infección escogía sus víctimas entre los viejos, a los que dura y cruelmente aniquilaba. La gripe o influenza, es una enfermedad de selec- ción. Se lleva —decíamos— a los averiados, a los que padecen de afecciones crónicas, a los que viven a expensas de compensaciones más o menos mejor establecidas. Estos eran principios y teorías que te- níamos por firmes y seguras, en lo que se refería a la naturaleza propia de esa infección. Ahora, en el presente brote epidémico, tanto en Cuba como en las demás naciones, la influenza viene causando es- tragos entre los fuertes y sanos, entre los que se en- cuentran en las edades más vigorosas de la vida. Examinando las estadísticas anteriores y con- siderando los casos comunicados por razas, no ob- tenemos enseñanza especial alguna, ya que se en- cuentran proporcionalmente repartidos entre los blancos y los negros. En cambio, se advierte en esas notas, que sólo siete asiáticos fueran reportados co- mo invadidos por gripe o influenza, de los 6,737 casos comunicados. Pero de este hecho no pueden deri- varse muy especiales consideraciones, ya que todos sabemos que los individuos de esa raza acuden al médico tan solo, en los casos extremos y que dificul- tan con su natural mutismo y con su falta de expre- sión apropiada, la formulación de diagnóstico en ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 711 muchos casos. Casi todos los asiáticos se asisten por medio de remedios caseros y son atendidos por individuos de su raza, que titulándose médicos, le prestan asistencia. Por estas razones no podemos sacar mayores enseñanzas por el corto número de casos de gripe o influenza que aparecen haber ocu- rrido entre ellos. Fácil es observar, con la lectura de los datos es- tadísticos antes especificados, el crecido número de atacados de influenza, llegados a la Habana de dis- tintas localidades del interior de la República. Este hecho se observa también en la fiebre tifoidea y en casi todas las infecciones. Los atacados de las mis- mas que residen en el interior, vienen a la Habana a asistirse en las Casas de Salud y Hospitales y en demanda de mayores auxilios. Y por esa causa, la Habana figura siempre con una cifra crecida en las infecciones que en gran mayoría de los casos han si- do contraidas fuera. De los 6,737 casos de gripe re- gistrados en la Habana, corresponden a las distin- tas poblaciones que se indican, 1,383 casos. Considerando los casos de gripe o influenza ocurridos en la ciudad de la Habana, según la resi- dencia de los enfermos, tenemos que el número ma- yor corresponde al barrio del Vedado, lo que se ex- plica por su gran extensión urbana y por la intensi- dad de su población. Podemos observar que ciertos barrios como los de Jesús María, Colón, Pueblo Nue- vo, La Salud y Atarés, figuran con elevadas cifras. Debemos recordar que éstos son distritos donde abundan las casas de vecindad, en las que han ocu- rrido el mayor número de casos de gripe. Es-muy notable el hecho del reducido número de muertes ocurridas por gripe en los Hospitales y 712 ANALES DE LA Casas de Salud, a pesar del número extraordinario de atacados de esa infección, asistidos en esos esta- blecimientos. En algunos de ellos ese tipo de morta- lidad queda reducido a menos de un seis por mil. Y este hecho se explica perfectamente, por la clase de asistencia que se facilita en esos nosocomios, donde se tienen los enfermos en lugares adecuados, al aire libre, sin exceso de medicinas y observando un régi- men higiénico y adecuado. También observamos ese hecho en el Lazareto del Mariel y en las casas parti- culares donde observan fielmente las prescripciones sanitarias. No tan solo se curan con ese plan higié- nico los enfermos, sino que se evita el contagio de los sanos. De aquí, que sacamos la enseñanza de que la higiene personal, el aseo, la buena ventilación de la casa y demás medidas recomendadas por la hi- giene, son los elementos más adecuados para la asis- tencia y debido aislamiento de los griposos. Estas observaciones comprobadas por la práe- tica y sancionadas por la experiencia nos hace con- siderar como “no completas”? las experiencias re- cientemente llevadas a cabo en Hospitales de los Estados Unidos. Para demostrar que la gripe no se trasmite ni por los estornudos del atacado, ni por sus secreciones nasales o faríngeas. Esas pruebas se hicieron en sanatorios higiénicos muy ventilados y a pleno sol. En cambio creemos que si se hubiesen escogi- do lugares obscuros, sin hacer ventanas sanitarias, donde reinase el hacinamiento y la falta de ventila- ción, acaso se hubiesen obtenido otros resultados. Me parece que todavía no estamos en el caso de contar por completo la transmisión de la gripe por ““gotas colgantes””. Después de todo, debemos: cui- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 718 dar de la tos y del estornudo y de las secreciones na- sales de los griposos, no tan sólo por la profilaxis pro- bable de esa enfermedad, sino por aseo general y sobre todo por los casos de simbiosis de la gripe con la tuberculosis y la neumonía. Es una conducta pru- dente. Me propongo, en breve, una vez terminada la epidemia de gripe, traer notas más acabadas y completas sobre el particular y con el concurso de Vds. ver si es posible dar alguna luz en el actual obs- curo y difícil camino de la profilaxis de esa in- fección. 714 ANALES DE LA LAS CONJUNTIVITIS PROVOCADAS por el DR. FRANCISCO MARIA FERNANDEZ (Sesión del 14 de febrero de 1919) Entre las numerosas cuestiones médicas y de otra índole, que han surgido del conflicto mundial, se encuentran las conjuntivitis provadas o auto- conjuntivitis que si bien eran conocidas por los oculistas, nunca lo han sido tan bien como en estos años de guerra sangrienta. Ahora se han encon- trado además de los agentes anteriormente usados muchos más de carácter hasta ahora desconocidos. En un interesante trabajo de este asunto, un médico italiano, el Dr. Samperi (1) divide o distri- buye los casos por él vistos en: (A) producidos por agentes mecánicos y (B) por agentes químicos. A esas causas hay que agregar (C) el grupo de los pro- ducidos por agentes físicos como la luz, el calor, ete. Las conjuntivitis de origen mecánico exclusi- vamente son en opinión de Samperi muy raras, pues- to que exigen una manipulación prolongada y asi- dua, sin la cual no es posible que el sujeto logre ob- tener efectos duraderos. Estos individuos se colocan en el fornix inferior algún objeto pequeño, de prefe- rencia una pequeña piedra, causándose hiperemias de variable intensidad, hasta congestiones intensas, acompañadas de lagrimeo y fotofobia, con vascula- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 7115 rización de la conjuntiva bulbar y a veces presen- tando el aspecto de absceso de la córnea. Si el individuo persiste en sus manipulaciones, se presentan síntomas de afección catarral, que son ya más intensos y permanentes que los anteriores, con secreciones mucosas y hasta complicaciones de más gravedad. Sin embargo, la gran tolerancia que los tejidos conjuntivales ofrecen algunas veces a los cuerpos extraños y que ha sido observada en este país por el Dr. Santos Fernández (2) y por nosotros (3) no permite que se haga tanto uso de ellos, o que den resultado tan satisfactorios a los automutiladores, como el obtenido con los agentes químicos, que pro- vocan estados conjuntivales más graves. Aquí se trata generalmente de medicamentos en solución o en su estado natural como las infusio- nes con raíces de plantas más o menos irritantes, o de cortezas, o las substancias en polvo, como el su- blimado corrosivo, sulfato de cobre, tabaco, la ipeca- cuana, el aceite de ricino, el zumo. de limón, la sal común, ete. Los autores militares, que han tenido oportu- nidad de encontrar centenares de casos en personas que trataban de escapar del servicio en el ejército, nos dan cuenta de observaciones curiosísimas que fueron realizadas con facilidad, pues en la inmensa mayoría de los casos es posible comprobar química- mente el origen de las conjuntivitis provocadas por agentes químicos. Las manifestaciones de la conjuntivitis produci- da por el bicloruro de mercurio en polvo, según Sam- peri, se caracterizan por su presencia de escaras grises que interesan todo el espesor de la mucosa y 716 ANALES DE LA que se localizan más intensamente en la mayor par- te del fornix inferior de la conjuntiva pero es difí- cil que los efectos cáuticos se limiten al fornix pues con frecuencia hay erosiones de la córnea, la cual se enturbia y puede ulcerarse. Los casos producidos por la autointroducción del sulfato de cobre, sólo o con otra substancia han sido raros en el ejército ita- liano y Samperi ha observado uno en que el sujeto se hizo poner en los ojos una mezcla de sulfato de cobre, sulfato de hierro, cloruro de magnesia, are- na y el sudor desecado de un caballo; todos estos in- gredientes fueron comprobados química y mieros- cópicamente. Los síntomas que el sulfato de cobre producen en la conjuntiva son los de una intensa inflamación de la mucosa, y a veces los de una queratitis algo semejante a la intersticial. El individuo que usó la curiosa mezcla de productos, achacaba su afección que fué muy intensa, a detritos calcáreos por una ex- plosión de granada, pero clínicamente comprobó Samperi que no había síntomas de la conjuntivitis provocada por la cal, que son distintos por completo de los del cobre. En efecto, hemos tenido oportu- nidad en nuestro servicio oftalmológico de *“La Be- néfica””, y particularmente, de tratar casos de con- juntivitis producida por la cal, en número considera- ble, y de éstos tenemos la certeza de que en dos casos fué provocada espontáneamente por los propios su- jetos, uno de ellos para obtener un certificado que poder enviar a su país, donde constase el hecho de que uno de sus ojos era nulo, o casi nulo; el otro ca- so era el de un hombre de edad avanzada que tenía un ojo estrábico desde niño con agudeza visual abo- lida, el cual a fin de poder cobrar una indemniza- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 717 ción se echó de propio intento masilla de cal en el ojo estrábico, comprobándosele por medio de testi- gos presenciales que la conjuntivitis intensísima provocada, fué intencional. Los síntomas de la quemadura conjuntival por la cal viva o masilla de cal, usada extensamente pa- ra la construcción de edificios, pinturas, etc., son mucho más graves que los que produce el sulfato de cobre, provocando la cal grandes esfacelos del te- Jido conjuntival, infiltraciones en la córnea y ede- mas palpebrales intensos, siendo frecuente que se interesen casi todos los tejidos palpebrales y haya cicatrices desfigurantes y en algunos casos adheren- cias del párpado al globo ocular. Los polvos de ipecacuana que son usados con mucha frecuencia por los soldados para provocarse conjuntivitis, producen un tipo característico según Van Schevensteen (4), de comienzo muy intenso y violento, limitándose el proceso generalmente a la conjuntiva del párpado inferior; hay poca secreción. la piel del párpado se enrojece y tiene aspecto erisi- pelatoso, produciéndose por las repetidas aplicacio- nes del medicamento una conjuntivitis crónica, ca- racterizada por el color de salmón que asume la con- Juntiva y propensión de la conjuntiva bulbar a in- flamarse a la menor manipulación o al instilarse co- lirios de sulfato de zine o de nitrato de plata. Entre las otras substancias que Schevensteen ha encontrado en estos casos de auto conjuntivitis en soldados franceses y belgas, se encuentran la po- dofilina, jequirity, cántarida, erisarobina, pimien- ta, jabón, ete. Podemos aquí agregar otro caso nuestro, provocado voluntariamente por el sujeto con instilaciones de alcohol de 40 grados de densi- 718 ANALES DE LA dad, que curó rápidamente, dejando como secuela sin embargo, una conjuntivitis granulosa en el ojo afectado. El tabaco pulverizado ha sido usado por algu- nos soldados italianos para evadirse del servicio ae- tivo, teniendo la conjuntivitis tabáquica ausencia completa del edema común en las demás formas pro- vocadas y adoptando la conjuntiva un color rosado, con gran lagrimeo semejante a los efectos produci- dos por cualquier gas u otra substancia irritante aunque no tóxica. La conjuntivitis del aceite de ricino y de la se- milla de higuereta (5), produce un edema palpebral y de la conjuntivitis bulbar, con escaras localizadas en la conjuntiva del párpado inferior y a veces ero- siones epiteliales de la córnea. Los síntomas varían en intensidad según la cantidad usada y la calidad del medicamento, y cuando hay mucha cantidad y mala calidad, se llegan a producir edemas que se ase- mejan a los de la oftalmía blenorrágica. En la for- ma grave la córnea e safectada intensamente. - Con referencia al reconocimiento de estos ca- sos, Rosquin (6) ha expuesto interesantes expe- rimentos. 1” En primer lugar es raro que la afección sea bilateral y esta tiene la natural explicación de que las clases de personas que recurren a la automutila- ción, procura exponerse a los menores peligros po- sibles y el fin que se pretende obtener y se logra lo mismo estando la lesión en un ojo o en ambos ojos. Por eso, según Rosquin, de un modo general la pre- sencia de una conjuntivitis unilateral en un reclu- ta sin impedimento de las vías lagrimales debe lla- mar la atención, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 7119 2 Aunque el aspecto de una conjuntivitis pro- vocada, no puede generalmente diferenciarse de las conjuntivitis infecciosas, o por accidentes, la locali- zación de la inflamación ofrece señales evidentes, y a veces típica, pues así como en la conjuntivitis or- dinaria el grado de inflamación es semejante en to- das las partes de la conjuntiva, en la forma provo- cada la inflamación se encuentra limitada a la con- juntiva del párpado inferior y algo a la bulbar en la región inferior del ojo; pero el párpado superior al ser invertido no ofrece característico que se ve ge- neralmente, sino que permanece sano, blanco o ro- sado, pues la conjuntiva no cambia de coloración, y a veces, como dice Rosquin se encuentra una línea de demarcación bien limpia que pasa por el nivel del borde palpebral superior. No se debe esperar, sin embargo, que la conjuntiva del párpado supe- rior deje de estar afectada muchas veces; pero cuan- do lo está, nunca lo será en grado semejante a lo que esté interesado el párpado inferior. Esto ocurre igualmente en los casos de accidentes. Del mismo modo el edema se observa más acen- tuado en el párpado inferior que en el superior, sien- do todo esto debido a que el individuo se introduce el producto irritante en el párpado inferior. 3" La secreción no difiere generalmente de la observada en todas las conjuntivitis, aunque a ve- ces presenta un aspecto especial que la hace sospe- chosa, sobre todo cuando hay substancias oleosas y otros cuerpos extraños. El análisis bacteriológi- co, también ofrece oportunidad de encontrar en los cultivos, elementos que normalmente no residen en la conjuntiva ocular. El examen microscópico re- vela la presencia de células descamadas y deforma- 720 ANALES DE LA das, leucocitos, hematies y fibrina, que son señales evidentes de efectos cáusticos. Todas las formas irritativas tienen tendencia a la curación espontánea tan pronto cese el estímu- lo que las provoca; pero como generalmente hay nue- vas aplicaciones de la substancia irritante, es en los momentos en que ocurre una exacerbación de los síntomas cuando se debe procurar la investigación del agente causal, pues la nueva ocurrencia de sín- tomas agudos se debe a una nueva aplicación de éste. El método de investigación microscópico, usado por los médicos militares para identificación de los simuladores es sencillo. Se recoje en una torunda fina de algodón, un poco de la secrección, pasando la torunda por el fornix inferior, extendiéndolo luego en una lámina de cristal, y coloreándola después de fijada con una solución yodo-yodurada; y colocando por último un cubre objetos con una gota de agua destilada. El polvo de ipecacuana presenta al microsco- pio el aspecto de gránulos muy pequeños y nume- rosos de almidón, coloreados de azul y fascículas de fibras leñosas coloreadas de amarillo y colocados en figuras radiadas. El tabaco ofrece la presencia constante de pe- lículas gruesas en forma cónica, ya aisladas ya plu- ricelulares, no solo en forma de entrecruzamientos y que aparecen de un color amarillo sucio en la pre- paración. y Los caracteres del aceite de ricino son corpús- culos de varias formas, (redondos, semilunares o aco- dados), aislados o agrupados o formado una masa de bordes irregulares, pero sin anfractuosidades y que con lentes poderosos se ven que están consti- ACADEMIA DE:CIENCIAS DE LA HABANA 121 tuídos por gránulos, esférulas y corpúsculos trian- gulares y poliedricos en fondo cetrino, más o me- nos regular. El autor francés Boullack, (7) ha asegurado no ha mucho haber encontrado una eosinofilia local en el curso de una conjuntivitis provocada; los auto- res italianos, sin embargo, no la han -comproba- do aún. La evolución que sigue a la enfermedad tam- bién indica algunas veces la auto-inducción v si- guiendo lo indicado por Rosquin, la oclusión del ojo afectado, que es tan poco satisfactoria en las con- juntivitis no provocadas, es una buena medida en la clase de que nos venimos ocupando. La localización de la enfermedad, casi siempre limitada al fondo de saco inferior, la naturaleza de las secreciones, la mejoría con un vendaje de oclu- sión permanente, y la comprobación, cuando se pue- de, del cuerpo del delito, constituyen la base del diagnóstico. BIBLIOGRAFIA (1) Archivos de oftalmología, vol. XXIV, p. 267, Junio y Julio de 1917. (2) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, vol. XXXIV, p. 87, 1908. (3) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, vol. XLIII, p. 161. 1917. (4) Clinique Ophtalmologique, vol. XXI, p. 595. (5) Slobdorne, Cit. en el Aphth. Year Book. 1918. (6) Archives Medicales Belges. Abril de 1917. (7) La Presse Medicale. Enero 4 de 1917, 722 ANALES DE LA ACUERDOS DE LA ACADEMIA En la sesión de gobierno del 14 de febrero se acordó: aprobar, por unanimidad el informe emitido por el Dr. Ma- nuel Ruíz. Casabó relativo a los méritos aducidos por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller para optar a la vacante de académico de número producida por el pase a la categoría de corresponsal del Dr. Diego Tamayo; aplazando la elección para cuando se reuna el quorum reglamentario. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 723 INFORME SOBRE EL INGRESO DEL DOCTOR RAIMUNDO DE CASTRO por el DR. MANUEL RUIZ CASABO (Sesión de Gobierno del 14 de febrero de 1919) Sr. Presidente de la Academia de Ciencias. Sres. Académicos. Por decreto del Sr. Presidente de la sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria, he sido designado para emitir informe sobre el expediente personal del Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, quien se presenta ante esta Academia como candidato aspi- rante a la plaza de académico de número correspon- diente a la sección de Medicina, Cirugía y Veteri- naria, que se encuentra vacante por pase a la cate- goría de honorario, del miembro que la ocupaba, y lo era nuestro digno, ilustrado y querido compañe- ro el Dr. Diego Tamayo y Figueredo. El Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, úni- co aspirante a la plaza vacante, natural de New York, ciudadano cubano desde el 21 de diciembre de 1909, de cuarenta años de edad y con diez y siete años de ejercicio profesional, es hijo del esclarecido patriota, ilustre médico, connotado profesor de la Universidad de la Habana, maestro digno, sabio y modesto, de algunos cuantos, entre muchos, que aun podemos alabarlo, recordándolo con cariñoso atec- to por las enseñanzas que en el orden moral y cien- 724 ANALES DE LA tífico nos legara con su sapiencia y ejemplo: tal era el clínico eminente, querido amigo e inolvidable Dr. Raimundo de Castro y Ayo. Lógico parece que de tal estirpe, descienda un profesional que haciendo honor a la memoria de su antecesor que fué también conspicuo miembro de esta Academia; con bagaje científico suficiente pa- ra la representación académica, aspire con nosotros a compartir las tareas, contribuyendo con su inteli- gencia, conocimientos e ilustración al progreso de las ciencias médicas, físicas y naturales de la patria cubana. La lectura de los documentos que presenta en su expediente personal, justifican su dilatada labor, os dará idea del juicio que esta ponencia estima co- rrecto, sin dudar por un momento que su aspiración será considerada, hasta tomar el acuerdo que expre- se el premio a la constancia, ilustración y laborlosi- dad, siendo estas las cualidades que concurren en el aspirante. Divido la documentación para su estudio e in- forme, en las siguientes partes: 1? Títulos. 2 Expediente escolástico. 3” Servi- cios en el magisterio. 4” Servicios profesionales. 5* Honores y Méritos. 6' Trabajos y publicaciones. Títulos Bachiller en Artes, 15 junio de 1894. Diploma de Médico. Universidad Columbia N. York, 12 junio de 1901. Id. id. id. Universidad de la Habana, 19 diciembre de 1901. Licencia para ejercer. Estado de N. York, 16 junio de 1901. Id. id. id. Ciudad de N, York, 30 de enero de 1902, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 725 Expediente escolástico Certificado.—Instituto de la Habana, de haber cursado las asignaturas correspondientes al período de Bachillerato desde el 16 de mayo de 1890 que hi- zo su ingreso, hasta el 15 de junio de 1894, que se le expidió el título, obteniendo la calificación de sobresaliente en todos los exámenes, menos en la asignatura de alemán que obtuvo la de bueno, 24 de agosto de 1896. Certificado. —Universidad de la Habana, de ha- ber cursado y examinado las asignaturas de Física, Química, Zoología y Mineralogía, obteniendo nota de sobresaliente en todas. Curso de 1894 a 95, 24 de agosto de 1896. Certificado. —Universidad de la Habana, notas de examen de las asignaturas: Anatomía descriptiva 1* y 2 curso, Histología e Histoquimia, Fisiología hu- mana e Higiene privada, obteniendo notas de sobre- saliente en todas, en los días 25 y 27 de mayo de 1899 y 18 de septiembre de 1899. Certificado.—Universidad de la Habana. Ejer- cicios de incorporación del título de Médico en 11, 12 y 13 diciembre de 1901, 13 septiembre de 1906. Certificado de exámenes verificados en la Uni- versidad de Columbia N. York, 25 de mayo de 1901. Certificado de un curso de Cirugía realizado en la Universidad de Cornell en New York. Servicios en el Magisterio Nobramiento.—Sustituto en la Sala de Hospi- tal anexa a la Escuela de Medicina de la Habana, por ausencia del Dr. Gustavo Moreno de la Torre, 30 de junio de 1905. 726 ANALES DE LA E Certificado. —Ayudante del Laboratorio de Hi- giene, Medicina Legal y Toxicología de la Escuela de Medicina de la Habana, desde el 17 de octubre de 1902 a 12 septiembre de 1906. Certificado.—Secretaría de Instrucción Públi- ea de ocupar el 5” lugar en la lista de los candidatos para la provisión de la Cátedra de Auxiliar de Clí- nica Infantil de la Escuela de Medicina de la Ha- bana, 4 de noviembre de 1906. Certificado. —Escuela de Medicina de haber des- empeñado la plaza de Ayudante facultativo de Hi- giene, Medicina Legal y Toxicología, por oposición anual, desde el 27 de octubre de 1902 hasta el 25 de junio de 1917 y para servirla en el eurso de 1917 a 1918, 11 julio de 1917. Certificado.—Escuela de Medicina. Propuesto por unanimidad, en Junta de Profesores, al Rector de la Universidad, el nombramiento de Catedráti- co auxiliar de Higiene, Medicinal Legal y Toxicolo- gía. (Acuerdo de 31 de mayo de 1917), 11 julio de 1917. Certificado.—Escuela de Medicina, como Profe- sor Auxiliar de Medicina Legal y Toxicología, ex- plica lecciones en el Necrocomio. (1918), 19 de ma- yo de 1918. Nombramientos.—Cinco de Ayudante de Higie- ne, Medicina Legal y Toxicología, de la Escuela de Medicina. Cursos de 1904 a 1905; 1912 a 1913; 1913 a 1914; 1914 a 1915; 1915 a 1916. Nombramiento.—Jefe de Laboratorio de Medi- cina Legal y Toxicología, Auxiliar de la Cátedra 11 de la Escuela de Medicina de la Habana, 11 septiem- bre de 1917. ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 7197 Servicios profesionales Nombramiento.—Alumno interno del Hospital de Columbus, New York, 3 de enero de 1901. Nombramiento.—Médico propietario del Dis- pensario Tamayo. Servicio de garganta, nariz y 0i- dos. Habana 12 de septiembre de 1906. Nombramiento.—Médico honorario del Hospi- tal de Paula. Habana 13 de mayo de 1907. Nombramiento.—Médico Auxiliar del Dispen- sario Tamayo. Servicio, garganta, nariz y oidos. Ha- bana, 3 de agosto de 1905. Certificado.—Assitant House Physician and Surgeon to Columbus Hospital desde febrero a agosto de 1902. Certificado.—Servicios gratuitos JDispensario Tamayo. Garganta, nariz y oidos, desde diciembre de 1902 a 1908, 12 julio de 1917. Certificado.—Médico de consulta del Dispensa- rio de la Liga contra la Tuberculosis, desde noviem- bre de 1906 a 12 de julio de 1917, 12 julio de 1917. Nombramiento.—Médico Alternate Referee de la “Mutual Life Insurance Co.””, 27 de diciembre de 1915. Nombramiento.—Médico Reconocedor supernu- merario de ““La Equitativa”” sociedad de seguros, 22 «le octubre de 1902. Nombramiento.—Médico examinador de .la ““Pan American Life Insurance Co.”, 1 de mayo de 1917. Nombramiento.—Inspector Médico de la *“Sou- thern Pacific Co.”, desde febrero de 1909, 10 julio de 1917. 798 AÑALES DE LA Nombramiento.—Médico Inspector de “The Pe- ninsular and Occidental Steamship Co.” desde oc- tubre de 1915, 10 julio de 1917. Certificado.—Médico de la Sociedad de Seguros “¿La Confederación”” 11 julio de 1917. Nombramiento.—Médico reconocedor de la Compañía de Seguros “La Cubana” 31 mayo de 1918. Honores y Méritos Nombramiento.—Socio fundador de la Socie- dad de Medicina Tropical de la República de Cuba, 24 septiembre de 1908. Nombramiento.—Delegado al Congreso Nacio- nal de Higiene y Demografía en Washington del 23 a 28 de septiembre de 1912, 1912. - Certificado.—Miembro de la Asociación Ameri- cana de Salud Pública, 4 diciembre de 1911. Certificado.—Socio de la Asociación de Alum- nos de la Universidad de Columbia de N. York, 1913, Certificado.—Associate Fellow of the American Medical Association, 1917. Nombramiento.—Vocal suplente de la Direeti- va de la Asociación Médica de socorros mútuos de la Isla de Cuba 1915, 11 junio de 1915. Certificado.—Socio protector del Colegio Médi- - co de Cuba, 1 de julio de 1915. Nombramiento.—Vocal de la Comisión de Glo- sa y Revisadora de la Asociación Médica de Soco- rros Mútuos (1906 a 1907), 23 mayo de 1907. Nombramiento.—LId. id. id. (1907 a 1908) 27 ma- yo de 1908. ACADEMIÁ DE CIENCIAS DE LA HABANA 799 Nombramiento.—Vocal de la Directiva de la Asociación Médica de Socorros Mútuos (1914 a 1915), 9 junio de 1914. Nombramiento.—Vocal de la Comisión espe- cial Administrativa de la Asociación Médica de So- corros Mútuos, 10 de septiembre de 1913. Nombramiento.—Miembro titular de la Socie- dad de Estudios Clínicos de la Habana, 12 abril de SEE Certificados. —Miembro del 1* 2* 3* y 4* Congre- so Médico Nacional. Nombramiento.—Vocal Suplente de la Directi- va de la Asociación Médica de Socorros Mútuos (1908 a 1909) 27 de mayo de 1908. Nombramiento.—Id. id. id. (1910 a 1911) 27 de mayo de 1910. Nombramiento.—Reconocedor de la Sección de Auxilios de la Asociación Médica de Socorros Mú- tuos, 9 julio de 1910. | Nombramiento.—Vocal de la Comisión de Glo- sa y revisión de la Asociación Médica. de Socorros Mútuos (1910 a 1911), 5 enero de 1911. Nombramiento.—Vocal de la Directiva de la Asociación Médica de Socorros Mútuos (1911 a 1912), 19 mayo de 1911. Nombramiento.—Vocal de la Dircetiva de la Asociación Médica de Socorros Mútuos (1913 a 1914), 5 junio de 1913. Certificado. —Miembro activo de la Liga contra la Tuberculosis, (Habana), 14 de octubre de 1911. 730 ANALES DE LA Trabajos y Publicaciones Programa de un curso de Higiene. Programa de un curso de Medicina Legal. Cuadros sinópticos del tratamiento de las into- xicaciones y envenenamientos. (Publicado). Clasificación fisiológica de drogas y agentes te- rapéuticos. (Inédito). Análisis hidrotimétrico realizado en el Labora- torio de Higiene de la Facultad de Medicina de la Universidad de la Habana. (Publicado). Estado del sueño y sus funciones antitóxicas. (Publicado). Contribución al estudio del envenenamiento agudo por el Colodion. (Publicado). Guía del Laboratorio de Toxicología. (Inédi- to). Documentos médicos legales según los procedi- mientos forenses vigentes hoy en la República de Cuba. (Inédito). Instituto de Medicina Legal de Kolozswar. Hun- gría. (Traducción del francés). Instituto de Higiene de Kolozswar. Hungría. (Traducción del francés). Reorganización de los estudios Médicos en Pa- rís (Francia) 1911 (Traducción). (Publicado). Profilaxis de la tuberculosis (Conferencia en el Dispensario de la Liga contra la Tuberculosis). La Criminología ante la Medicina legal (Pu- blicado). Intoxicaciones industriales debidas a la fabri- cación de los explosivos (Publicado). ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 731 Una observación clínica curiosa. (Publicado). Trabajo de ingreso en la Sociedad de Estudios Olí- nicos de la Habana. Elogio del Dr. Miguel Sánchez Toledo. (Publi- cado). Negando la teoría de Koch (Traducción del in- glés). Sres. Académicos: La ponencia estima que la calidad de los trabajos, demuestran conocimientos e ilustración técnica abundantes, de las materias que en ellas se trata; ofrecen, por su clara exposi- ción, por lo fundamental de sus razones científicas y brillante método, notables enseñanzas que enalte- cen al autor. Algunos de sus trabajos han podido ser considerados por esta Corporación, puesto que ante esta han sido expuestos, mereciendo elogios. Continuar enumerando la labor del candidato nos parece obvio, toda vez que con lo expuesto creemos suficientes los méritos, y cumplidas las condiciones legales y científicas requeridas para aceptar al can- didato y proponerlo para ocupar la plaza vacante de académico de número que solicita. Debemos consignar un rasgo de su carácter mo- desto, cualidad que heredó de su inolvidable padre y es el siguiente. En anterior convocatoria para otra plaza de académico, concurrió como aspiran- te y al tener noticia de que a dicho concurso se pre- sentaba otro profesor que él estimaba de mayores méritos y reputación, retiró su instancia dejando el campo libre y sin estorbos, pero no sin la espe- ranza de aprovechar otra oportunidad y esta es ella, 732 ANALES DE LA % en la que fuera posible ser aceptado sin ocasionar perjuicio a otro compañero. Por las razones expuestas esta ponencia estima que debe ser aceptado como candidato el Dr. Rai- mundo de Castro y Bachiller y propuesto a la Aca- demia por esta sección como optante a la plaza va- cante de Académico de Número de la Sección de Me- dicina, Cirugía y Veterinaria. No obstante la Academia resolverá. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 733 ACTA DE LA SESION EXTRAORDNARIA DEL 22 DE MARZO DE 1919 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. _ Académicos concurrentes: de mérito R. P. M. Gutiérrez Lanza. De número: Dres. M. Ruíz Casabó y C. de la Torre. Honorario: Dr. J. B. Landeta. Bajo la presidencia del Dr. Luis Azcárate, Secretario de Justicia, con la asistencia de los académicos arriba mencio- nados y de un selecto auditorio se celebró la sesión extraor- dinaria expresamente covocada para que el Dr. Giuseppe Mus- so, inventor de la telofonía submarina diese a conocer las - bases fundamentales de su invento. El Secretario dió lectura a una carta que le dirigió el Sr. Ministro de Italia al Dr. Musso, lamentando que reciente desgracia de familia le impidiera concurrir a la sesión. Acto seguido ocupó la tribuna el Dr. Carlos de la Torre y en breve discurso hizo la presentación del Dr. Musso, ma- nifestando que él mejor que nadie podía a dar a conocer su invento. El Dr. Giuseppe Musso dió lectura a un trabajo en el que después de hacer historia de las visicitudes del teléfono, de los inconveninetes con que se ha tropezado para las comuni- caciones tanto en el aire, como en la tierra y en el agua, a cortas y largas distancias, de los principios fundamentales en que descansa la telefonía a distancia, de las resistencias del hilo conductor, de su capacidad, ete., ete., por medio de un hermoso símil de un tubo conductor de agua dió a cono- cer su invento, basado en sostener la carga del hilo conduc- tor, refiriendo los trabajós experimentales que ha llevado a 734 ANALES DE LA cabo y los resultados obtenidos tanto en el terreno de la ciencia pura, cuanto en el de sus aplicaciones prácticas. Al terminar su discurso el Dr. Musso, el Sr. Presidente le dió las gracias en nombre-de la Academia y dió por termi- nada la sesión, pasando luego los concurrentes a uno de los salones inferiores donde se ofreció por el conferencista un lunch a los asistentes. LA TELEFONIA A LARGAS DISTANCIAS, POR EL SISTEMA MUSSO Le LA TELEFONIA A LARGAS DISTANCIAS, POR EL SISTEMA MUSSO ÁCADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 735 LA TELEFONIA A LARGAS DISTANCIAS, POR EL SISTEMA MUSSO por el DE. GIUSEPPE MUSSO (Sesión extraordinaria del 22 de marzo de 1919) Señor Presidente: Señores Académicos: Señores: Desde hace cuarenta años en que la invención del teléfono tuvo su aplicación al uso práctico, tan- to en la ciencia como la técnica se han mantenido casi infecundas en lo que conciernen a hallazgos ori- ginales o a perfeccionamientos importantes. El Transmisor y el Receptor telefónicos del día son esencialmente los mismos aparatos de los años pri- mitivos, y, entre los múltiples elementos auxiliares empleados en el arte telefónico, no hay ninguno que pueda considerarse como destinado especialmente al aumento del alcance de la Transmisión. Por otra parte, un mejoramiento, por más im- portante que fuera, en el Transmisor o en el Re- ceptor, que tuviera por objeto el acrecentamiento de la capacidad del uno y de la sensibilidad del otro, resultaría de poca o ninguna ventaja, y sería, en muchos casos, perjudicial, pudiéndose afirmar que no estriba en eso la solución del problema. En con- secuencia, todo lo que se ha podido hacer con el fin de adelantar la comunicación de larga distancia, 736 ANALES DE LA se ha conseguido por medio de expedientes, es. decir, por la reunión o concurso de todos los medios que, para el efecto, había sugerido la ciencia y que su- cesivamente sugería después, en este y en otros campos de actividad, disponiendo todo de manera que se operara el efecto deseado, pero sin que se vie- ra ninguna revelación de un principio nuevo y es- pecial que, por sí solo, poseyera una relación directa con el problema en cuestión, ya fuera por medio de líneas aéreas largas, ya sirviéndose de líneas subte- rráneas aunque breves, y, menos que todo, subma- rinas. Realmente, pues, los escasos triunfos hasta hoy obtenidos a ese respecto, no se han debido a los ha- llazgos de la ciencia, descansando en un principio especial y sólido, sino solamente a las acumulacio- nes de los esfuerzos de la técnica, que son las que han ensanchado. el círculo de las comunicaciones telefónicas. En efecto, las líneas que verdaderamente se di- laten a largas distancias, forman un número muy limitado, aun refiriéndonos al mundo entero; aque- llas que facilitan un servicio satisfatorio, son raras, y las que proporcionan un provecho financiero, ra- rísimas. He aquí la razón de mi aserto: No todas las líneas telefónicas en existencia pueden hoy día ser utilizadas para enlazar largas distancias; para ello es preciso construirlas a propó- sito con alambres de alta conductividad y de gran diámetro, lo. que los hace muy pesados, pero cuyas condiciones son indispensables para que menos re- sistencia opongan al paso de las corrientes eléctri- cas. Y, como en el uso de alambres pesados hay un límite impuesto por causa de un conjunto de razones ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 187 técnicas, físicas y económicas, ha sido indispensa- ble recurrir a la línea conocida con el nombre de “virtual”, la cual se deriva de la combinación de dos circuitos metálicos, y utiliza por eso, simultá- neamente, cuatro alambres. Ahora bien: si consi- deramos que dichos alambres pesan hasta 800 libras por milla, fácilmente nos imaginaremos el gasto que demanda la construcción de tal clase de líneas. Y no es todo esto lo bastante que hay qué ha- cer para obtener el fin propuesto. Es preciso equi- par la línea con carretes de autoindueción, distri- buidos a intervalos debidamente calculados. Y no es nada poco, sino muy alto, el costo de tal equipo, el cual hay que añadir a los elevados gastos de cons- trucción y manutención, debido a la necesidad de mantener un riguroso equilibrio eléctrico, el cual po- dría fácilmente ser interrumpido por cualquier da- ño accidental ocurrido, bien a uno, bien a varios de los carretes, quedando así la línea completamente -1nutilizable. Y, aunque tales cireunstancias no se presentaran y todas las condiciones fueran favora- bles, ni aun así los resultados serían satisfactorios, por lo que ha sido preciso valerse de **“repetidores””. Esto significa que ninguna línea continua, ni aun al- guna de las de la clase ahora descrita, permite con- versar a largas distancias, y que, por eso, ha sido indispensable dividirla en secciones, y, entre cada una de ellas, insertar un repetidor. Naturalmente, siendo este instrumento costoso y muy delicado, de- manda mucho cuidado y constituye así otra adición al costo original y a los gastos de manutención y operación. Es preciso advertir que las líneas menciona- dlas són esencialmente líneas aéreas y que, como ve- 738 ANALES DE LA remos más adelante, el método adoptado en la cons- trucción de las mismas, no se puede aplicar a líneas subterráneas y, mucho menos, a las submarinas; y esto explica con toda claridad, señores, la razón de por qué podeis hablar con Santiago de Cuba, es de- cir, a una distancia poco más o menos de 500 millas, en tanto que no podeis hacerlo con Cayo Hueso que solo dista de aquí 100 millas. Unicamente hay un medio para resolver el pro- blema de una manera fundamental y completa, de modo que la línea pueda dejarse tal como fué siem- pre en el pasado y como tiene que permanecer en el futuro: un hilo con la sola función de ser un con- ductor; un hilo simple, despojado de apéndices de cualquier género, que siempre son costosos y mo- lestos; directo, para cualquiera distancia, y, de diá- metro normal. Este medio, señores, debemos bus- carlo en el sistema de la Transmisión. Causas que impiden la comunicación telefónica de larga distancia Ahora vamos a indagar y analizar la naturaleza y la causa de los obstáculos que se oponen a la trans- misión telefónica. Esta indagación y este análisis se necesitan para establecer las bases del problema y poder inteligiblemente y con más facilidad, pro- ceder a su solución. Para facilitar mi tarea y obtener que mi di- sertación resulte más asimilable, me propuse, al formularla, omitir, dentro de lo posible, la parte árl- da basada sobre el cálculo, ateniéndome a prácticas y conducentes formas que, sin embargo de tener un aspecto rigurosamente científico, me conduzcan a consumar el propósito de ponerme al aleance de _ ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 739 aquellas personas que no estén en posesión de co- nocimientos y detalles especiales en este ramo de la técnica. | Consideremos una línea telefónica, v, para que mejor podais entenderme, imaginemonósla reducida en lo posible a su mayor sencillez: está compuesta de un conductor o hilo metálico desnudo, y ordina- riamente de cobre, tendido sobre piezas aisladoras soportadas por postes, y con ambas extremidades puestas a la tierra. Esta es una “Línea Aérea”, y la llamamos así porque el hilo o alambre del ten- dido se ve aislado de la tierra, en todo su largo, por el aire que lo circunda, y, además, por los puntos aisladores adheridos a los postes. Consideremos también, o imaginemónos que es- te mismo hilo o alambre deba ser tendido por el in- terior del suelo, o sumergido en el agua; entonces, ya sería preciso, desde luego, cubrirlo a todo lo lar- go, con un material aislador, para evitar el paso directo, por contacto, de las corrientes eléctricas, del hilo a la tierra. Y, como en tales casos, el hi- lo o los hilos así envueltos por su capa aisladora, son también protegidos por envolturas mecánicas de yute, plomo o alambres de acero, a líneas eléctricas de esta clase se ha conferido el nombre de ““Cables””, debido a su aspecto exterior. Así, pues, cada lí- nea eléctrica está formada por un conductor, llama- do así porque realmente sirve para conducir las eo- rrientes o vibraciones eléctricas de uno a otro ex- tremo, o sea, de una a otra estación, de la misma ma- nera que una calle o carretera sirve para que por ella transiten vehículos y personas que van de un lugar a otro, 740 ANALES DE LA Ahora bien: como cada carretera se distingue por sus características físicas, así cada línea eléctri- ca se hace conocer por sus características o '“Cons- tantes”” eléctricas. Un camino carretero, tendrá, pongamos por ejemplo, una pendiente de 3 por cien- to, y, por consecuencia, opondrá cierta resistencia al paso de un automóvil; podrá ser tortuoso, y sus curvas de radio breve ocasionarán pérdidas de ener- gía, debidas a la reacción necesaria para contraba- lancear la acción de la fuerza centrífuga corres- pondiente a una dada velocidad del vehículo, y, ade- más, esas pérdidas aumentarán proporcionalmente con la velocidad; o, finalmente, el piso de dicho ea- mino podrá ser demasiado blando, o bien fangoso, y, por tal motivo, absorber todavía más energía, no solo, sino que podrá producir tensiones y torsiones dañosas a la estructura del vehículo, una descen- tralización de las ruedas, consumo extraordinario de las gomas, rupturas, y, en suma, tales inconvenien- tes que obliguen al vehículo de llegar con atraso al lugar de su destino, si es que logra llegar, y en ma- las condiciones. De análoga manera se caracteriza cada línea eléctrica en general y una línea telefónica en par- ticular: por sus características o “constantes”. Se llaman “constantes”? porque dependen exclusiva- mente de la naturaleza física, y, por eso, son conside- radas como inalterables; no pueden variar su modo de ser, así como una persona no puede realmente variar sus señas exteriores; las cuales, si por me- dio de artificios, llegan a ser un tanto modificadas, mejor dicho, disfrazadas, permanecen, sin embargo, bajo el disfráz, siempre inalteradas. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 41 Las “constantes”? principales de la línea son tres: La Resistencia Ohmica, La Autoinducción, y La Capacidad Electrostática. Procedamos a examinarlas. Resistencia Es preciso tener en cuenta que no son las vi- braciones sonoras o mecánicas las que son traslada- das de uno a otro término de la línea, durante una conversación telefónica. Ellas no van detrás del Transmisor. Las vibraciones mecánicas originadas por la palabra en el diafragma del "lransmisor, son, por éste, convertidas en vibraciones eléctricas co- rrespondientes, que pasan sobre la línea, la recorren en todo su largo y operan en el Receptor, el que las convierte de nuevo en vibraciones mecánicas sensi- bles al oído. Se trata, entonces, de una resistencia al paso de las vibraciones u ondas eléctricas, y no mecánicas. Esta resistencia varía según la natu- raleza del conductor; está en razón directa de su longitud y en razón Inversa del área de la sección recta del mismo, pero no varía por razón de que sea el hilo aéreo, subterráneo o sumergido; ni porque sea estrecho o dispuesto en espiras. Una onda eléctrica, como si fuera la sinusoidal representada en la Fig. 1, una vez lanzada por una línea ideal, es decir, una línea sin Resistencia, ni Autoinducción, ni tampoco Capacidad, se propaga- 742 ANALES DE LA ría conservando indefinidamente su propia intensi- dad inicial, como lo indica el trazado de la figura ci- tada, donde la amplitud o altura “M”, “M” ete., de la onda, se mantiene constante. Sin embargo, en realidad, la Resistencia siempre existe, y el efecto producido por la misma sobre las ondas eléctricas que la encuentren, es disminuir o atenuar su inten- sidad. Esto queda explicado, en la Fig. 2, donde la amplitud inicial “A” de la onda, se va gradualmen- te reduciendo, aún conservando constante la lon- gitud de la semionda '**S””, y, por consiguiente, su período, Por lo tanto, se comprenderá fácilmen- te como puede ocurrir el caso de una línea de tanto largo y cuya razón de atenuación sea tan grande, que produzca la extinción de la onda, antes que es- ta pueda alcanzar a la estación receptora. Sin embargo, este inconveniente de la atenua- ción de la onda no tendría una importancia capital, ni, en muchos casos, extraordinaria, si la Resisten- cla pudiera existir por sí sola en una línea, puesto que ella no produce ninguna deformación en la on- da, sino solo un efecto de atenuación. No sería, por eso, difícil el remedio, si todo el mal se limitara solo al inconveniente de la atenuación de la onda. En es- te caso, sería bastante con aumentar la intensidad de la corriente de operación, de manera que la am- plitud de la vibración inicial vista en la Fig. 2, tu- viera un valor suficiente a tal grado, que asegurase la llegada de la misma a la estación receptora en dimensiones tales, que pudiera operar el Receptor propiamente. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 743 Un recurso en este sentido sería eficaz, toda vez que la calidad del sonido'no varía por efecto de la atenuación: un sonido puede hacerse muy débil y no obstante, mantenerse, bien sea distinto, bien sea articulado. Lo que hace ininteligible un sonido mu- sical o articulado que al principio era perfecto, es la deformación de las ondas o vibraciones eléctricas que lo representan. Ahora bien: el éxito de la aplicación del re- medio indicado sería solamente dentro de límites demasiado reducidos, por razón de que la Resisten- cia Ohmica, llamada así para distinguirla de las otras formas de resistencias, nunca existe sola, sino siem- pre asociada con las otras compañeras *“constan- tes”? de la línea, la Autoinducción y la Capacidad, las cuales se oponen a la aplicación incondicional del sobreindicado remedio. La fórmula absoluta de este género de resisten- cia, es, Como es notorio, la siguiente: A (1) en que “R” es la Resistencia en unidades Ohmios, «“V> la Fuerza Electromotriz de la corriente en unidades Voltios, e “*I”” la Intensidad de la corrien- te en unidades Amperios. Autoinducción Cada corriente, onda o vibración eléctrica de cualquiera intensidad y frecuencia, es determinada 744 ANALES DE La por una cierta presión, como, por ejemplo, una co- rriente de agua proveniente de una bomba aspi- rante, es originada por la presión atmosférica. Ahora, cuando una onda eléctrica viene lanzada so- bre una línea telefónica que contenga solamente Re- sistencia Ohmica, las dos componentes, Presión y Cantidad, o sea, Tensión Eléctrica y Electricidad, o, con mayor corrección, Fuerza Electromotriz e In- tensidad, están en sincronismo, o, como se dice co- múnmente, “en fase””. El diagrama de la Fig. 3 muestra estos dos componentes en fase: la curva llena representa una cierta Intensidad de corriente, y la de puntos una cierta Fuerza Electromotriz. Como se ve, las dos componentes pasan por sus máximos respectivos y por los valores cero sobre la línea '*XY””, en los mismos instantes en los tiempos sucesivos. Sin embargo, este sincronismo entre la Fuerza Electromotriz y la Intensidad de una onda eléctrica, no se verilica cuando la línea contiene también Au- toinduección. En este caso, la onda sufre, además de una atenuación adicional, y, en muchos casos, una deformación, también un disturbio en el sinero- mismo de sus componentes; es decir: la Intensidad queda forzada a desconcertar su fase con la Fuerza Electromotriz, resultando atrasada a ella por una determinada distancia angular. En otras palabras: la Intensidad correspondiente a la Fuerza Electro- motriz por la cual es originada, no se desarrolla en el mismo instante que la Fuerza Electromotriz si- no que retarda, con respecto a un punto escogido como origen, en función del tiempo. La Fig. 4 mues- . 4 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 745 tra la curva “I”” de la Intensidad, atrasada por un ángulo de 90 grados respecto a la curva “V”” de la Fuerza Electromotriz, ángulo equivalente, en el tiempo, a Y, de período. Ahora bien: esta acción constituye, para un de- treminado circuíto, una pérdida de energía, la cual erece al crecer la frecuencia de las ondas. Y, pues, la frecuencia de las ondas eléctricas egendradas por los sonidos articulados de la palabra en el Transmi- sor telefónico, es muy alta y compleja en los armó- nicos, se comprende cómo las pérdidas de energía eléctrica debidas a la atenuación en la transmisión de la palabra a causa de la Autoinducción, deben ser muy grandes. Y, a propósito, quiero hacer notar que la forma sencilla de una onda sinusoidal como aquella escogida por mí en obsequio de la simplici- dad y adoptada en los varios diagramas, es bien su- ficiente al objeto de mi disertación, pero está muy lejos de la realidad, a causa de que las ondas fono- eléctricas son muy variadas en sus formas, así co- mo en la combinación de sus armónicas. La Autoinducción depende, no solo de la fre- cuencia, sino también de la forma o disposición del conductor, y, además, de su posición. Las ondas eléctricas que más sufren por efec- to de la atenuación y deformación, son las armóni- cas, siendo éstas de frecuencia más alta. Y, como son las armónicas que confieren la cualidad, color o tim- bre al sonido, éste resulta alterado, es decir, se ma- nifiesta velado, confuso, sordo, o, en una palabra, inarticulado. Por lo tanto, podemos considerar el efecto de la Autoinducción como una reacción al paso de las 746 ANALES DE LA ondas o vibraciones eléctricas, y reducirla a un equi- valente de Resistencia Ohmica. El cálculo, a este fin, nos conduce a la fórmula siguiente: (2) Xxi=2ñ5 f L siendo '““Xi”” la Reactancia de Autoindueción o In- ductancia, en Ohmios; ñ= 3,1416; ““f”” la frecuencia; “¿1 la Autoinducción. Capacidad Electrostática La Capacidad es el más serio de todos los incon- venientes es aquella “constante”? de la línea que ha sido, durante cuarenta años, el terror de cien- tíficos y técnicos, los cuáles, en gran número, se consagraron a resolver el gran problema de la trans- misión de la palabra para larga distancia, especial- mente por medio de cables. La Capacidad impide a las ondas o vibracio- nes eléctricas mandadas sobre la línea o cable por el Transmisor, que lleguen instantáneamente hasta el Receptor insertado al otro extremo. Por eso, la Capacidad no solo atenúa las ondas eléctricas, sino que también las deforma. La causa de este fenó- meno se encuentra en la necesidad, por parte de las ondas, de llenar, por decirlo así, la Capacidad Eléc- trostática del hilo de la línea en todo su largo, an- tes que una onda pueda llegar al Receptor termi- nal. Este poder absorbente del cable,—así pbde- mos llamar con suficiente rigor científico a la acción de la Capacidad, —trae como resultado un retardo apreciable en la propagación de la onda a lo largo ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 147 de la línea, y puede ser de tal magnitud, que la on- da de llegada se encuentre deficiente en su forma y en su intensidad, al extremo de rendirse y quedar completamente inutilizable. Cuanto más alta es la frecuencia de las ondas eléctricas, tanto más grande es la disipación de ener- gía. Esto explica porque ha sido hasta hoy tan difícil la comunicación por largas distancias; difí- cil por medio de líneas aéreas, y, completamente im- - posible por medio de cables. La unidad práctica de medida de la Capacidad es el Microfaradio. Cada línea eléctrica posee su ““constante*”? de Capacidad electrostática, la cual enuncia el uso con referencia a la milla o al kilóme- tro. Así, pues, una línea aérea podrá poseer una capacidad de 0,01 Microfaradio por milla, mientras un cable subterráneo podrá poseerla de 0,10, y, un cable submarino de 0,40. Estos guarismos, que no he enunciado casualmente, sino que, por lo contra- rio, corresponden a datos efectivos, pueden dar una idea clara sobre cuanto sea relativa la significación de la expresión “Larga Distancia” en Telefonía. Veamos. Consideremos un cable subterráneo que tenga una Resistencia de 88 ohmios y una Capacidad de 0,10 Mierofaradio por milla: Un cable poseyendo tales ““constantes””, facilitará una conversación sa- tisfactoria a una distancia de treinta millas. Diré más: treinta millas de este cable son consideradas como el límite de la posibilidad de una conversación normal. Luego, resulta que la Capacidad total de este cable es 3 Microfaradios. Consideremos ahora _ "148 ANALES DE LA la línea aérea que supusimos tuviese una Capacidad de 0,01 Mierofaradio por milla: claro es que, para llegar al total de 3 Mierofaradios, esta línea debe- rá alcanzar 300 millas de largo, y, si su Resistencia y su Autoinducción no difieren mucho de las del cable en cuestión, podremos con seguridad llegar a la conclusión de que esta línea nos permitirá una conversación, semejante, en sus cualidades físicas, a aquellas aprovechadas con el cable subterráneo de 30 millas de largo. Ya tenemos, pues, un cable subterráneo de 30 millas de largo, el cual es equivalente a una línea aérea de 300 millas. Esto es como si yo dijera que la dificultad de la transmisión por una milla de ca ble subterráneo, equivale a la dificultad de tramsmi- sión por diez millas de línea aérea. Aunque esto no es rigurosamente exacto por todo cable, por toda lí- nea aérea ni por toda distancia, conduce, no obstan- te, a dar una idea aproximada de la diferencia en- tre los dos tipos de líneas ya descritos. Ahora pasemos a considerar el cable submari- no, al cual hemos atribuido una Capacidad de 0,40 Microfaradio por milla. Claro es que una longitud de apenas 7,5 millas de este cable, sumará una Ca- pacidad de 3 Mierofaradios. Sin embargo, no de- bemos llegar precipitadamente a la conclusión de que siete millas y media de cable submarino equi- valen a 300 millas de línea aérea del tipo menciona- do. Todo eso podría ocurrir solamente siempre que las otras características o ““Constantes”” del cable, correspondiesen, dentro de los límites de 7,5 millas, a las de la línea aérea. Pero no se ve tal condición en este caso particular, siendo la Resistencia total : ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 749 del conductor de este cable submarino, considera- blemente inferior a la de la línea aérea, mientras la Reactancia de Autoinducción es mayor en la línea aérea que en el cable, y, por consiguiente, la suma algebráica de las tres formas de resistencia (Resis- tencia Ohmica, Reactancia de Autoinducción y Reac- tancia de Capacidad), es menor en el cable de 7,5 millas que en la línea aérea de 300 millas. Siendo, pues, la Impedencia del cable, en este caso, menor que la Impedencia de la línea aérea, podríamos au- mentar la longitud del cable hasta el límite crítico que nos permite el cálculo para obtener una conver- sación físicamente semejante a la que pudiéramos obtener sobre la línea aérea de 300 millas y sobre el cable subterráneo de 30 millas. Sin embargo, realizar la teoría no es siempre una obra de fácil ejecución. Solo mediante un plan especial para la construcción de este cable ““ex novo””, sería posi- ble alcanzar una suficiente aproximación a la cuali- dad mecánica de la palabra por los tres supuestos circuítos. Mientras tanto, podremos, con bastante exactitud, juzgar que 20 millas de este cable bien constituirían el límite de la posibilidad de una con- versación con los requisitos normales. Una cirrunstancia que hace todavía más árduo el problema de la comunicación a largas distancias, deriva de la condición que sigue: la dificultad .en la transmisión no aumenta ya en una razón propor- cional a la distancia, o longitud de la línea, sino más bien en razón del cuadrado de las distancias; de tal manera que, si la longitud del mencionado cable submarino, que nos permite una conversación sa- tisfactoria por una distancia de 20 millas, fuera do- 750 ANALES DE LA blada, el resultado en la cualidad de la transmisión no se volvería dos veces peor, sino cuatro veces; y sl la longitud del cable fuera triplicada, el resultado sería nueve veces peor, y así progresivamente. To- do esto prueba que tratándose de un cable submari- no, una vez alcanzado el límite máximo de la posi- bilidad de transmisión, basta con añadir pocas mi- llas a la longitud del cable, para que ya sea impo- sible la conversación. La Capacidad, en lo absoluto, es la recíproca de la Autoinduccción. Mientras esta tienda a retar- dar el desarrollo de la Intensidad de la onda eléctri- ca con respecto a la Fuerza Electromotriz de la mis- ma, aquella determina el retardo en el desarrollo de dicha Fuerza Electromotriz con respecto a la In- tensidad. Esta acción de la Capacidad se indica en el diagrama de la Fig. 5, donde la curva llena “*I”” representa la Intensidad, y la curva de puntos '*V”” indica la Fuerza Electromotriz da una onda elée- trica. Como se ve en el diagrama, la Intensidad pre- cede a la Fuerza Electromotriz por un ángulo de 90 grados, equivalente a Y, de período. Esta forma de Resistencia, impedimento o re- acción a la libre propagación de las ondas eléctri- cas por lo largo de una línea, se llama Reactancia de Capacidad, o, Capacitancia, y se computa en uni- dades de Resistencia Ohmica, según la fórmula si- guiente: | (3) Xc = «ble 2ñfC en que Xe es la Reactancia de Capacidad en Ohmios: ñ = 3,1416; f = la frecuencia; C =la Capacidad. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 751 Ya que hemos estudiado brevemente los tres obstáculos capitales que se oponen a la propagación de las ondas eléctricas, y, por consiguiente, a la transmisión telefónica, y que hemos hallado el me- dio de reducirlos a equivalentes de Resistencia Ohmica, podemos ahora ponerlos en la relación que existe entre ellos, y a la cual el cáleulo que, en ob- sequio a la brevedad aquí omitiremos, nos conduce. La relación está expresada en la fórmula siguiente: 2 = Jr: +(xi-x0)' (xi Xe) (4) en la cual *Z” es la suma algebráica de las tres for- mas de resistencia, y se llama ““Impedencia””; R = la Resistencia Ohmica; Xi=la Reactancia de Auto- inducción, y Xc = la Reactancia de Capacidad. Sus- tituyendo en la fórmula (4) los valores de “Xi” y ““Xe””, obtenemos la ecuación que sigue: L= Je a (211) E La Solución del Problema Pues bien: es muv natural que, una vez esta- blecido el diagnóstico de un mal, se proceda desde luego a conjurarlo, buscando el remedio oportuno. A fin de lograr conversar por teléfono a distan- cias considerables, es, luego, preciso, buscar la ma- nera de eliminar, por lo menos hasta cierto punto, la Impedencia de la línea. Consideremos, a este fin, la expresión entre paréntesis bajo el Radical de la ecuación (5). La Reactancia de Capacidad es, co- 752 ANALES DE LA mo ya hemos explicado, la recíproca de la Reactan- cia de Autoinducción. Estas dos formas de Reac- tancia tienden, por lo tanto, a neutralizarse en cuanto a sus efectos. Si lográramos pues, con al- gún artificio, hacer que la Reactancia de Autoin- ducción llegase a ser igual a aquella de Capacidad, o sea, si | LO MUELA (6) Sato entonces AY CPES (7) 2ifL 20” CERO y la fórmula (5) se reduciría a 1 R (8) lo que equivale a decir que la Impedencia es igual a la Resistencia Ohmica, o sea, que toda la Impe- dencia queda reducida a la Resistencia Ohmica. Así el problema quedaría resuelto con bastan- te aproximación práctica, puesto que, como ya he- mos explicado precedentemente, la Resistencia se puede superar con relativa facilidad, con tal de que no existan objecciones sobre el costo extraordinario de construcción de la línea. Una vez eliminada la Reactancia, la onda elée- triéa se propagaría por lo largo de la línea con sus componentes en fase, según está indicado en el dia- grama de la Fig. 3, y habríamos logrado ya entonces la “Resonancia” del circuíto. Este principio ha sido realmente puesto en práctica. Pero, desde cerca de veinte años de expe- rimentos y aplicaciones comerciales, el resultado se ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 753 quedó inferior a las espectaciones teóricas. En vet- dad, alguna ventaja se ha obtenido, pero dentro de distancias que son relativamente muy breves. Y tanto más si tenemos en cuenta que este medio de corrección de la línea ha sido siempre acompañado de una circunstancia muy favorable, como es el empleo de un conductor de la menor resistencia po- sible. Por este sistema, se insertan en la línea o cable, como ya referimos, carretes autoinductivos, distribuyéndolos a caleulados intervalos, a efecto de que produzcan una Reactancia de Autoinducción suficiente para neutralizar el efecto opuesto de la Reactancia de Capacidad. Uno de los más serios inconvenientes que acompañan a este sistema, es la excesiva atenuación de los sonidos, necesariamen- te determinada por estas fuentes artificiales de In- ductancia. Otros aplicaron a la línea esta Inductancia ar- tificial, no ya por medio de carretes de Autoindue- ción insertados a intervalos a lo largo de la línea, sino mediante el rodeo de un hilo fino de acero dul- ce al rededor del hilo conductor por toda la longi- tud del cable. | Se comprende que estas aplicaciones artificia- les de Induetancia a un hilo de línea, son hechas ba- jo un cálculo apropiado, y, digámoslo incidental- mente, más complicado que lo que conduce a la fór- mula (5), la cual yo he adoptado con preferencia en esta mi breve exposición, únicamente para razo- nes de simplicidad y comprensión, habiéndola esti- mado suficiente para conferir una idea clara del pro- blema y del punto de vista desde el cual ha sido hasta hoy afrontado. Sería un error, sin embargo, equiparar una línea aérea algo larga, o menos pro- 754 ANALES DE LA piamente un cable aun de moderada longitud, a un condensador de Capacidad correspondiente, como lo supone la fórmula (5). Esto sería equivalente a considerar la Capacidad como condensada en un so- lo punto. Un cálculo basado sobre esta suposición, a menos que no se tratara de una línea aérea breve, conduciría a resultados erróneos. La realidad es que, siendo la Capacidad dis- tribuida uniformemente a lo largo de la línea o ea- ble, éste no debe ser considerado como un conden- sador único, sino como una serie infinita de conden- sadores elementales, o sea infinitamente pequeños, dispuestos en derivación de la línea y separados en- tre sí de una fracción de Resistencia Ohmica tam- bién infinitamente pequeña. Este concepto está explicado en el diagrama de la Fig. 8, donde AB re- presenta el conductor del cable; R, R, R,... fraccio- nes de Resistencia, y T, T,;T,.... la tierra EQ tanto es evidente que, dadas tales condiciones de la Resistencia distribuida uniformemente con la Capa- cidad, la disipación de energía determinada por la absorción de Fuerzas Electromotrices e Intensida- des de parte de la Resistencia y de la Capacidad, variará continuamente de la estación de origen has- ta la estación remota, y, además, variará continua- mente la diferencia de fase entre sí. Mi solución A fin de preparar la mente de mis ilustres y es- timados oyentes para comprender mejor el punto culminante de mi discurso, me tomo la libertad de referirme, una vez más, a una analogía mecánica. Esto servirá para evidenciar el punto de vista des- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 755 de el cual yo acometí el problema, y para conven- ceros de que mi solución es original y completa. La Fig. 6 muestra la sección longitudinal de un tubo de largo conveniente, pongamos diez metros, y de un diametro interior que podríamos fijar en un centímetro. ““A”” es un recipiente lleno de agua, que podemos suponer inagotable, y donde la pre- sión se mantiene constante. El tubo *“*C”” es vacío. Si ahora yo bajara la llave **B”” por espacio, supon- gamos, de medio segundo, a fin de abrir la válvula contenida en “F”, un brote de agua de cierto volu- men se precipitaría en el tubo bajo el recipiente. Se podría observar también que el agua, pasando al tubo, pierde instantáneamente la presión inicial que tenía en el recipiente: esto es debido a la capacidad relativamente muy grande del tubo, el cual está va- cío. Por esta misma razón, se comprenderá que el brote de agua, que para nuestros fines llamaremos ““onda””, perderá rápidamente su forma original, dis- persándose cada vez con más lentitud a lo largo del tubo, hasta extinguirse antes que una porción por ser mínima, pueda recorrer el tubo en toda longi- tud y ser recogida o recibida al orificio **D””. Claro es que, si yo quiero recibir al extremo “*D”” cierta cantidad de agua, será preciso que yo baje la llave ““B” por un tiempo necesario, es decir, más largo que medio segundo. Supongamos ahora que yo me proponga valer- me de este tubo para Transmisor de señales telegrá- ficas según el sistema convencional de Morse, y fi- jémonos, para simplificar el experimento, en la transmisión de la letra **S””, la cual consta de tres señales y tres espacios breves y de igual duración. Podemos también establecer que la llave “*B”” ten- 756 ANALES DE LA drá que quedar bajada durante un segundo para ca- da señal. Evidentemente, el buen éxito de esta transmisión no dependerá tanto de la duración de las señales, cuanto de la extensión de los interva- los o espacios. Fijémonos bien en este punto im- portante. Ya hemos experimentado anteriormente que el brote de agua librado en el tubo, pierde pronto su presión inicial y su forma; que se propaga con len- titud y llega por eso al extremo “D”” ya en estado de atraso. Será, por lo tanto, preciso dar tiempo al tubo de descargarse de la primera señal o brote, antes de mandar la segunda. Si no practicamos es- ta precaución, sucederá que la segunda señal, o bro- te, alcanzará a la primera antes que esta llegue a “D”, y la tercera señal alcanzará a las dos anterio- res, y todas se mezclarán y se confundirán, de mane- ra que la descarga a “D”” no se verificará en tres tiempos distintos, como se habría podido presumir, sino que los espacios habrán desaparecido, y las tres señales, o brotes, saldrán de ““D” juntas, como si fue- sen una misma muy larga, y, por consiguiente, in- descifrable. Y aquí es menester apuntar que un au- mento de presión del agua en el recipiente “A”, no mejoraría el resultado; al contrario, se correría el peligro de causar daño o de romper el tubo **C”?. Todo eso explica, con una analogía suficiente- mente correcta, lo que ocurre en un cable telegráfico submarino, que, por ser algo largo, posea una consi- derable Capacidad Electrostática. Veamos. El recipiente “A” de la Fig. 6, puede represen- tar una batería de acumuladores; el agua en “A”, la electricidad por ellos almacenada; “BF” una lla- ve telegráfica de transmisión; **C”” un cable; y los ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 7157 brotes de agua admitidos en el tubo por la llave “BF”, los impulsos eléctricos. Luego, cada impul- so, para que pueda ser eficaz, para que llegue distin- to hasta el aparato receptor de la estación lejana, tiene que cargar el cable y descargarlo antes de que llegue el impulso sucesivo, para evitar la mezcla y confusión de los dos. En otras palabras, el cable tiene que cargarse y descargarse para cada impulso, y, cuanto mayores son las dimensiones eléctricas de un impulso, tanto más largo es el tiempo que necesi- ta a este propósito. Y si, con todo eso, quisiéramos obstinarnos y tratar de dominar la situación man- dando por el cable una serie de impulsos poderosos, la Capacidad del cable se mostraría igualmente obs- tinada en impedir a esos impulsos el paso, y, el ca- ble, el tercero inocente, soportaría la pena de nues- tro atrevimiento: quedaría quemado. Obsérvese que los aparatos telegráficos emplea- dos como receptores en los cables submarinos algo largos, son extremadamente sensibles. Si fuera pre- ciso emplear esos aparatos usados en las líneas aéreas, la transmisión se haría tan lenta, que la te- legrafía transoceánica resultaría comercialmente un fracaso. Si ahora consideramos que los impulsos tele- gráficos mandados sobre un cable transatlántico, no son muy apretados (pudiendo ponerlos abundante- mente a un número de 400 por minuto), ¿cómo po- dríamos esperar que se lanzaran, con buen éxito, im- pulsos u ondas telefónicas que vibran a una frecuen- cia que excede a la media de 2,000 por segundo? Evidentemente, se quedaría el cable algo así como estrangulado, congestionado, obstruido, puesto que 758 ANALES DE LA todas estas vibraciones eléctricas se destruirían an- tes de lograr propagarse a tal o cual distancia. Frente a una situación de tal naturaleza, yo me hice una pregunta: ¿por qué obliga a las ondas te- lefónicas, tan débiles y tan numerosas como son, a sostener individualmente una lucha desigual contra la voracidad del cable? y, por otra parte, ¿por qué preocuparse de cómo construir un cable especial, costosamente abastecido de apéndices autoinduecti- vos, con todos los peligros, con todas las dificulta- des técnicas que es preciso superar en la inmersión y en la reparación de los mismos, los equilibrios elée- tricos que se precisan mantener con todo rigor, y el pasivo económico que se debe sostener?—;¡ Es, en realidad, esta Capacidad del cable, un mal que de- bemos combatir con antídotos más o menos efica- ces, o no deberé yo considerarla como un bien uti- lizable que favorezca mi propósito ? Entonces, pensé en satisfacer la Capacidad del cable y en mantenerlo cargado durante el tiempo de su operación; es decir, durante la transmisión. La Fig 7 ilustra, para mayor analogía, el principio sus- tentado: se trata de la misma disposición de la Fig. 6, con la diferencia de que el tubo **C” en la Fig. 7, está encorvado hacia arriba, de manera que sea posible mantener en él un nivel estático de agua L-L*, en base al principio de los vasos comunican- tes. El tubo es, pues, mantenido lleno o cargado hasta su capacidad erítica, y, al menor exceso, ten- drá que desbordarse indispensablemente. Ahora, si yo bajo la llave **B””, un brote de agua pasará del recipiente al tubo, y, sin retardo alguno, ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 759 una cantidad correspondiente de agua desbordará y será recogida o “recibida” en “D””. Es verdad que la recogida en ““D”” no es precisamente aquella transmitida en “*L””, pero este detalle no tiene im- portancia ninguna, puesto que no se trata de esta- blecer una identidad, sino una equivalencia; se tra- ta de recibir en *“*D”” señales que sean equivalentes a las transmitidas en **B”, y nada más. Y este re- sultado lo hemos obtenido. Pues bien: El agua conque el tubo es mante- nido lleno o cargado, corresponde a una carga eléc- trica que yo mantengo en el cable. Cualquiera lí- nea o cualquier cable puede, con facilidad, ser man- tenido cargado permanentemente con electricidad sin que por eso exija una construcción especial; de modo que el costo de fabricación, de colocación, ma- nutención y operación, queda reducido a lo mínimo, pues, gracias a la presencia permanente de una car- ga en el cable, claro es que cada impulso, onda o vi- bración eléctrica lanzada sobre el mismo, constitui- rán otras tantas cargas adicionales, que causarán, por decirlo así, un desbordamiento del sistema al ex- tremo receptor. En cuanto al modo de que sean propagadas es- tas cargas adicionales, es decir, si ellas proceden so- brepuestas a la carga eléctrica permanente, pasando por el relativo campo magnético como medio de pro- pagación, o si bien el efecto debe atribuirse a un pasaje de energía, por concusión o perturbación de la carga eléctrica o del campo electrostático, es una cuestión elegante, cuyo tratamiento, junto al aná- lisis de las ondas terciarias por mi originadas y em- pleadas en mi sistema, debería formar tema para una disertación especial. 760 ANALES DE LA Como conclusión no sería inoportuno, señores, mencionar aquí algo que resulta muy importante para la propia valuación del principio por mi ex- puesto, esto es, que hoy día ya no se trata solamen- te de una mera teoría de por sí admirada y apoyada por eminentes autoridades científicas, sino de un principio ya confirmado plenamente por la práeti- ca. De los ensayos de mi sistema llevados a cabo en varias ocasiones sobre cables subterráneos y sub- marinos, salió completamente confirmada la legiti- midad y solidez de mi teoría. Entre esos ensayos, mencionaré, para no ser difuso, los efectuados so- bre los cables telegráficos submarinos del Gobierno de los Estados Unidos en el estado de Washington y en Alaska. Los ensayos de mi sistema dados en aquella ocasión, mejor dicho, las demostraciones efectuadas, tuvieron y tienen aun un valor especial, en cuanto a que fueron presenciados por Oficiales del Cuerpo de Ingenieros, delegados expresamente para ello por el Secretario de la Guerra de aquel país. ñ Diré brevemente que un cable de 38 millas de largo, el más corto de que se podía disponer, no dió ningún buen resultado para operar, ni por el siste- ma en uso actualmente, ni por aquel sistema militar de campo que es considerado más potente que el pri- mero. En este experimento, ya sentíamos que al- guien estaba hablando, quizás porque ya lo sabía- mos; pero la voz estaba completamente destituida de articulación, y, por eso, ininteligible: parecía la voz de una persona que hablara dentro de la boca de un gran frasco vacío. Naturalmente, un resultado tal, no fué para nadie una sorpresa, en cuanto a que ya sabíamos con ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABAÑA 761 anterioridad, que el éxito nunca hubiera podido ser diferente. Habiendo, después, conectado el mismo cable de 38 millas con mi sistema, no solamente la voz sa- lió bien, sino que resultó clarísima: “Very Clear”, como dice la Relación Oficial relativa. Otros ensayos fueron ejecutados sucesivamen- te sobre cables de una longitud siempre mayor, has- ta el alcance de 384 millas, y con resultado igual al anterior, es decir, con una articulación clarísima. Observese que aquellos cables se hallaban ya reducidos a una condición física deplorable, hasta el punto de que se hacía difícil, y, algunas veces, imposible, la misma transmisión telegráfica. Esta circunstancia, naturalmente, añade no poco al mé- rito y al alcance del experimento. Y agregaré, a tí- tulo de curiosidad científica, que uno de los cables operados por mí en Alaska con éxito completo, y que tenía 256 millas de largo, se encontraba en con- diciones físicas tan desfavorables, que su equiva- lencia fué por mi calculada en una ascendencia de 8,000 millas de línea aérea simple y directa. Ahora, refiriéndome a las limitaciones de la transmisión por medio del sistema actual, y, tam- bién, al margen tan estrecho reservado a la misma una vez logrado el límite crítico en un cable subma- rino, aparece claro que esta ley restrictiva no go- bierna en el nuevo dominio por mi descubierto. En efecto, si no encuentra ninguna diferencia percep- tible entre la articulación resultante de un cable de 38 millas de largo y la obtenida de otro cable diez veces más largo (físicamente 384 millas), lógico es concluir con que, no solo no sufre un límite el al- cance de mi sistema con respecto a la Telefonía y la 762 ANALES DE LA Telegrafía rápida submarina, sino que se manifies- ta sin limitaciones la aplicación del mismo princi- pio al campo inmenso de la transmisión, a largas distancias, de las corrientes industriales, con los be- neficios incalculables de carácter económico y so- cial a ella inherentes. Concluida mi exposición, señores, y antes de salir de esta mansión tan severa y venerada, debo expresaros, como lo hago, mis agradecimientos por recibirme y escucharme, y mis votos porque toda la- bor de esta ínclita Corporación científica, se traduz- ca en progreso efectivo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 763 ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 28 DE MARZO DE 1919 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académico concurrente: Dr. Leonel Plasencia. Por no haber concurrido más académicos que los arriba mencionados solo se celebra esta sesión con el carácter de científica y por tanto no se puede dar lectura a las actas an- teriores. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA De la Sociedad Jovellanos, solicitando dar una velada en el salón de actos de esta Academia el 19 de marzo. Dos pliegos cerrados y lacrados con el lema “Excelsior”? en opción al Premio Antonio de Górdon y de Acosta. Del Sr. Pascual Pietropaolo, solicitando autorización a nombre del Dr. Giuseppe Musso, inventor del Teléfono Sub- marino, para dar a conocer su invento en esta Academia. De la Asociación Nacional de los Emigrados Revolucio- narios Cubanos, invitando a la sesión solemne del Ayunta- miento el 24 de febrero. Del Sr. Carlos M. Trelles, donando a la Biblioteca de esta Academia, el tomo II de su Bibliografía Científica Cu- bana. Del Dr. Emile Berger, de Suiza, solicitando ingresar co- mo académico corresponsal y remitiendo una lista de sus tra- bajos científicos. Del Dr. José E. López Silvero, para que la Academia acuerde colocar los nombres de los médicos fallecidos de la epidemia gripal al lado de los que han sucumbido en el cum- plimiento de su deber. 764 IT ÁÑALES DE LA SALIDA A la Sociedad Jovellanos, manifestándole no poder acce- der a su solicitud del salón de actos para la velada del 19 de marzo. Al Sr. Pascual Pietropaolo, manifestándole que el Dr. Musso podrá dar su conferencia en esta Academia el día 8 de marzo. . Al Sr. Carlos M. Trelles, de Matanzas, acusándole reci- bo, con gracias del ejemplar del tomo II de su “Biblioteca Científica Cubana,”* que donó a esta Academia. Se concede la palabra al Dr. Leonel Plasencia y hace una interesante conferencia manifestando: : Que él y sus colaboradores estaban convencidos en su primera comunicación de la veracidad de sus conclusiones; pero consideraban su trabajo incompleto para convencer a los demás. Que hoy, los que le hagan el honor de leer su trabajo y documentos, ya que no se lo hicieron de escucharlo, podrán convencerse de que los fundamentos de sus experimentacio- nes eran científicas. Hace la relación de cómo llezó a exaltar la virulencia del B. Influenza Motilis y de las experiencias realizadas; divi- diéndolas en tres series, insistiendo siempre sobre la cons- tancia de las lesiones pulmonares y en los casos sobre-agudos de la cápsula supra-renal. Como resultado de esos experimentos deduce que es un germen patógeno para curieles, conejos y cabras, que el ger- men contiene una exotoxina muy activa e hipotermizante. Señala el haber logrado la infección y muerte de ceu- rieles, con lesiones bronco-pulmonares características por vía conjuntival. Relata las 41 desviaciones del complemento realizadas con un porcentaje de 39 por ciento de reacciones positivas en convalecientes, que compara con la de los animales inocula- dos y que le constaba que habían sufrido la infección y que le da el 42 por ciento de reacciones positivas. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABÁNA 765 -Pasa después al estudio comparativo de las lesiones ana- tomo-patológicas encontradas en hombres que sufrieron la influenza con la de los animales en experiencia. Hace consideraciones sobre la biología del germen y con- sidera que así estudiado puede ser científicamente clasifica- do: lo clasifica. Por último considera que es una bacteria no descrita aunque si vista ya por distintos investigadores en Baltimore, Londres y España y termina diciendo que en apoyo de cuan- to afirma están los documentos que acompañan la comuni- cación y las preparaciones que trae a esta sesión y que mues- tra en los microscopios preparados al efecto. El Sr. Presidente antes de abrir la discusión felicita al Dr. Plasencia por su interesante contribución a las labores académicas y concede la palabra al Dr. Pantaleón Venero, que la solicita. Este tomprofesor une su felicitación a la del Sr. Presi- dente, por la labor realizada por el Dr. Plasencia en el es- tudio del germen que ha aislado y las experiencias consecu- 0 tivas realizadas con el mismo. Llama la atención respecto a ciertos puntos de vista re- lacionados con la especificidad que el Dr: Plasencia atribu- ye a su germen, como causante de la epidemia de influenza; significando que, a pesar de las preparaciones anátomo-pato- lógicas que el Dr. Plasencia presenta, obtenidas de la serie de investigaciones en animales no ha comprobado dicho ger- men en el material obtenido, tampoco él lo ha logrado en las 15 autopsias practicadas en el Hospital “Las Animas””. Las lesiones anátomo-patológicas que el Dr. Plasencia produce se pueden reproducir con otros gérmenes o toxinas y por lo tanto no pueden estimarse como específicas del ger- men deserito. Añade que en su concepto no se ha cumplido el postula- do de Koch, pues se refiere lo: a la presencia del germen en la sangre y lesiones de los individuos enfermos o muertos; 20.: a la evidencia de la multiplicidad del germen como con- secuencia de su previa inoculación al animal de experien- cia en el que se trata de reproducir la enfermedad. 766 ANALES DE LA Explica el Dr. Venero con amplios detalles estas ob- servaciones y termina leyendo las conclusiones de un tra- bajo suyo en el que considera al germen del Dr. Plasencia que ha estudiado, como una varidead del Pseudomona de Wright y en el que hace resaltar la coincidencia de esta cla- sificación con la que hace ahora en esta sesión el Dr. Pla- sencia. El Dr. Grau San Martín pide y obtiene usar de la pala- bra y reconoce las lesiones deseriptas por el Dr. Plasencia en los animales inyectados por el germen descubierto como aná- - logas a las que se observan en la clínica y pregunta ¿qué le- siones ha encontrado en el corazón? Reconoce también la posibilidad de que ese mismo germen descrito por el Dr. Plasencia pueda producir un estado de energía que dé lu- gar a la invasión del neumococo y demás gérmenes encon- trados invariablemente en los esputos de los enfermos de in- fluenza. Concedida la palabra al Dr. Plasencia para replicar dice: Que agradece en lo que valen las felicitaciones de los Dres. Santos Fernández, Grau y Venero. Que en contestación a la pregunta del Dr. Grau sobre las lesiones que haya podido encontrar en el miocardio en los animales en que ha experimentado, puede asegurar que sólo en uno encontró signos de miocarditis intersticial. Respecto a la argumentación del Dr. Venero en primer lugar el Dr. Plasencia entiende que sobre los postulados de Koch como en todas las leyes muy generales y con- cisas se interpretan cual si fueran de goma elástica dándo- le cada investigador el significado que a su juicio merece se- vún las cireunstancias y eso sin duda explica como ha dicho muy bien el Dr. Venero que pocas son las bacterias recono- cidas como especificas de diferentes enfermedades que los llenan. Pero al hablar de ellos el Dr. Venero insiste sobre el hecho de que debiera encontrarse en las lesiones del cadáver y que en diez o doce autopsias practicadas por él no há en- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 767 contrado el eoco bacilo estudiado por nosotros en ninguno de los cadáveres. Afirma el Dr. Plasencia que ese es un punto sobre el que hubiera deseado que las observaciones presentadas por él y sus colaboradores fueran más completas; pero que no es suya la culpa: Que mientras él se trazó en sus investigaciones la con- ducta de la “puerta abierta?” invitando a cuantas personas, por su competencia, estaban capacitadas para hacerlo, que visitaran su Laboratorio, dispuesto a atender cuantas ob- servaciones se le hicieran; con él se siguió la política de la ““puerta cerrada””, limitándose cuando más a alguna visita de cortesía y algunas frases, que no resolvían ningún proble- ma científico y a alguna invitación recíproca y aislada, que como consecuencia no podrían permitirle formar juicio ba- sado en los datos estadísticos de autopsias a que se refiere el Dr. Venero. Que entiende que este problema era de capital interés, no por la persona que lo sustentaba, sino por lo que él signi- ficaba y que no cabían otros caminos que decirle “mira, ex- perimenta, convéncete de tu error”? si así era o “lo que has trabajado merece estudiarse ””. Por el contrario entiende el Dr. Plasencia que a él se le ha hecho sentir el peso de la indiferencia con que se cas- tiza al charlatán y por esta razón ha tenido que valerse la mayoría de las veces del material que con buen deseo han querido facilitarle algunos compañeros amigos. Con esas aclaraciones el Dr. Plasencia dice que los pos- tulados de Koch son tres: lo.—El germen debe encontrarse en los sujetos ataca- dos de la enfermedad, de que se le supone causal. En nues- tro trabajo aparte de la frecuencia en los esputos, hacemos notar que se le encuentra aún más frecuentemente en la na- so-faringe de los individuos en el período de invasión. Tam- bién en ese trabajo está consignado el hecho ocurrido al eu- riel número 4, el cual presentaba a su muerte las lesiones características, y durante los 19 días que vivió los mismos síntomas que otros animales infectados por el mismo germen, y sin embargo mientras las siembras practicadas con exuda- » 768 ANALES DE LA «dos procedentes de órganos en todos los animales en expe- riencia reprodujeron el mismo germen en ese fueron estériles y esto pudiera explicar no sólo el que no se encontrara en “aleunas autopsias, sino el de que muchos individuos pueden eurar sin inmunizarse por extinción del germen y que por tanto están en condiciones de contraer de nuevo la enfer- medad. El segundo postulado dice: que no debe encontrarse ha- bitualmente en sujetos atacados de otras enfermedades o en sujetos sanos; y con las dificultades que esta investigación tiene en tiempos de epidemia, hemos relatado, que en un número de individuos ha podido ser comprobado. Y el tercero dice: que cuando se inocula el cultivo puro del germen a un animal, a condición de que sea patógeno pa- ra él, debe reproducir un síndrome morboso semejante al que se observa en el hombre. Bien claro se comprueba en nuestros experimentos este último aserto puesto que hemos logrado reproducir una en- fermedad febril, de tres a nueve días, por término medio, de duración y con lesiones pleuro-broneo-pulmonares especí- ficas y constantes y que deben llamar la atención, porque no logra el bacteriológo, como cree el Dr. Venero con un ger- men cualquiera realizar estas filizranas anátomo-patoló- gicas y si no ahí están las experiencias de Martha Wolstein, Talamon y otros, con el neumococo, agente específico de la neumonía fibrinosa, en los que se ven obligados a hacer ino- culaciones directas en el pulmón o emplear grandes cantida- des de cultivo virulento por vía intratraqueal. Por último que se multiplica, que pulula el germen en los animales en experiencia, véanse los experimentos y las preparaciones que traemos y de ello se convencerán aún cuan- do no nos hemos entretenido ni creo que lo haga ningún investigador en comprobar si los gérmenes encontrados en el animal en experiencia están en número doble de los que se inocularan o no. Examinen pues, nuestras trescientas diez preparacio- nes y se convencerán, de lo que aquí hemos afirmado. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 769 El Sr. Presidente, reitera al Dr. Plasencia su felicita- ción por el trabajo que ha realizado y en la forma que lo ha hecho. - Añade que es un hombre de ciencia y triunfe o no en sus aspiraciones, él ha llenado su misión y la Academia está satisfecha de la manera como la ha cumplido. Siendo muy avanzada la hora dió por terminada la se- sión, dejando para la próxima su trabajo anunciado en la orden del día. - 770 ANALES DE LA EL GERMEN CAUSAL DE LA ACTUAL PANDEMIA Comunicación final por el DR. LEONEL PLASENCIA (Sesión del 28 de marzo de 1919) Cuando leímos nuestra primera comunicación a esta Academia,—apesar de estar convencidos de la importancia que el germen que presentamos ¿ju- gaba en la actual pandemia de influenza—sabíamos que nuestras observaciones no eran completas, des- de el momento que pretendíamos llevar nuestra con- vicción al ánimo de los demás, y lo que para nos- otros era evidente, por esas mismas deficiencias, po- dían dejar la duda en el ánimo de los que nos escu- chaban.—(Revista Médica Cubana, diciembre 1918). En efecto, entre las pruebas experimentales rea- lizadas, nosotros logramos reproducir en el mono, una enfermedad febril, de varios días de duración, acompañada de decaimiento, tanto más acentuado cuanto más elevada era la temperatura; pero no so- lamente no conseguimos producir una infección que acabara con la vida de aquellos animales, sino que el cocobacilo, era inofensivo para los pequeños ani- males de Laboratorio; en una palabra, que poseía- mos un germen casi avirulento y con el que, en esas condiciones, no podíamos realizar trabajos que fue- ran del todo comprobatorios. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 74) Aquí—como si nosotros no tuviéramos descon- tado ese particular,—entre las refutaciones obliga- das, siempre que se presentan esta clase de traba- jos, se nos recordó ese hecho, es más, —y suponemos que esto fué solo debido a festinación en la argumen- tación—se nos insinuó que lo que observamos, no era otra cosa que reacciones de antígenos, capaces de ser producidas por saprofitos, en los animales en que ha- bíamos experimentado. Se nos aconsejaron determinadas pruebas en re- lación con el cocobacilo de Pfeiffer y que hoy, afor- tunadamente, nos han eximido de hacerlas eminen- tes bacteriólogos americanos, lo cual, de no ser así, nos hubiera puesto en grave aprieto, porque aun no hemos tenido la fortuna de poseer una muestra del citado germen. Pero, como quiera que nuestra interpretación respecto de lo observado no era errónea—y las ex- periencias posteriores así lo demuestran, —persis- tíamos en pensar que nuestro germen había perdi- do su virulencia, aunque no sabíamos si era patóge- no para curieles y conejos. Pero, después, experien- cias realizadas por un bacteriólogo distinguido, en animales de Laboratorio, por una parte, y por otra convencido él de la inocuidad del cocobacilo que es- tudiamos, valientemente realizadas en el hombre, tendían a llevar a nuestro ánimo no la desilusión del vencido, sino el temor de que no pudiéramos lograr en este sentido, un paso más del que habíamos dado. En tales condiciones meditábamos acerca del modo de exaltar la virulencia de ese germen—que, repetimos, estimábamos atenuada—y en la difieul- tad de emplear para ello monos en número suficien- te, lo que no era posible conseguir, aún a peso de IZ ANALES DE LA oro, en esta capital, llegó a nuestras manos el núme- ro de diciembre último del Journal of Experimen- tal Medicine, donde leímos un trabajo de Wads- worth que utilizaba el método de rejuvenecimiento para exaltar la virulencia de los estreptococos y neu- mococos atenuados, empleando medios apropiados; entonces ensayamos los diversos medios que había- mos utilizado en la cultura del bacilo en estudio, ha- ciendo pases cada ocho horas y nos convencimos rá- pidamente, que en el caldo ordinario, podríamos ob- tener excelentes resultados, porque la germinación en él era rápida y sin que se notasen cambios morfo- lógicos en el germen que indicasen que sufriera su biología. | Ahora bien, si tal cosa no se notaba, en cambio, la disposición en cadenetas más o menos largas iba acentuándose a cada nuevo pase, hasta el punto que después del cuarto, apenas si se observaron algu- nos que otros cocobacilos aislados. Cuando obtuvimos culturas del sexto pase nos decidimos a hacer la primera prueba, empleando curieles, porque en ellos, los resultados de las ante- riores inoculaciones habían sido negativos. . Usamos en esta primera experiencia dos cen-. tímetros cúbicos de cultivo en caldo, inyectado in- traperitonealmente, a un curiel de 258 ers. de peso y cuya temperatura normal era de 37%7; a las cinco horas, pudimos observar un aumento de la tempera- tura de casi dos grados sobre la normal, y en este estado permaneció dos días, descendiendo gradual- mente a su temperatura, después del tercer día. No pretendíamos obtener más, y la esperanza inundó nuestro ánimo, puesto que como ustedes sa- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 713 ben, estos animales no reaccionaban, en lo más mí- nimo, a inyecciones dobles del mismo cultivo. En efecto, el día primero de enero, se le inyee- taron intraperitonealmente a un curiel de 250 gra- mos de peso y cuya temperatura normal era de 37%8, 2 e.e. de cultivo puro en caldo de ¿Bacilos Influenza Motilis, procedente del octavo pase y de doce ho- ras de sembrado; a las tres horas, la temperatura se había elevado 3990, el animal estaba muy triste y sin probar alimentos; a las seis horas la tempera- tura era de 40%1C y a las ocho horas era atacado de convulsiones y rápidamente, sin agonía aparente, murió. No hemos de describir la autopsia—que deja- mos para más adelante—y sí consignaremos, que pudimos en sucesivas experiencias, llegar a produ- cir la muerte del curiel con YY e.c. en quince horas. Que la virulencia del germen fué en aumento hasta el pase núm. 37, y que después comenzó a de- caer hasta el pase 78, en que conservaba hasta el 83, por lo menos, la misma que adquirió en el octavo. Esto nos ha permitido realizar un gran número de experiencias, hasta de 56 en curieles, 14 en cone- Jos y una en cabra; y del resultado de esas experien- cias, es de lo que vamos a ocuparnos ahora, señalan- do primero, los síntomas y duración de la infección, hasta la muerte o curación; segundo, las lesiones anatómicas observadas en las autopsias; tercero, las lesiones histológicas de los órganos, y por último, la discusión de esos resultados y las conclusiones que de ellos deducimos. 074 ANALES DE LA Para proceder con método dividiremos las ex- periencias que primero hemos de reseñar, en tres serles. | Primera Serie.—En la primera serie, se inelu- yen aquéllas que dan por resultado una violenta sep- ticemia de tipo hemorrágico. Los animales son en su mayoría inoculados intraperitonealmente y algu- nos subcutáneamente. La duración del proceso in- feecioso, fué desde cuatro y media horas, hasta diez y siete y media horas, sólo uno duro veinticuatro. Haciendo caso omiso de las temperaturas toma- das en la primera hora, en que se comprueba un des- censo de más de un grado, bajo la normal—y que se- eún nuestra experiencia personal, es frecuente, cuando se hacen inoculaciones intraperitoneales, de otros gérmenes—a las tres horas, va la temperatura alcanzaba casi dos grados sobre la normal y llegó en algunos hasta 41%8C; pero siempre después de la séptima u octava hora. En ese intervalo el animal, que permanece triste y engrifado, no presenta otros síntomas que las sacudidas e inquietud, cosa que tam- bién se observá en ellos, en las inflamaciones del pe- ritoneo; pero después de la quinta u octava hora, suelen ser acometidos de temblores que van acen- tuándose, llegando a convertirse en verdaderas con- vulsiones y al llegar al máximo de temperatura, que es según nuestro ¿uicio, variable con la resistencia orgánica del animal, suele morir de una manera brus- ca y rápida. | Solamente una vez hemos presenciado un perío- do agónico que duró próximamente dos horas. Los demás han muerto entre un cuarto de hora y vein- te minutos, hasta cuyo momento permanecían en sus jaulas en su posición cuadrúpeda. Los resultados ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 775 han sido muy semejantes empleando ya los culti- vos en caldo de distintos pases, o bien serosidad ob- tenida de otros curieles muertos anteriormente. Los conejos mueren instantáneamente sin ago- nía. Veamos ahora las lesiones anatomo-patológicas encontradas en la autopsia. Abierta la cavidad peritoneal—cualquiera que haya sido la vía empleada, aún la subcutánea—se no- ta que la coloración de las serosas, tiene un marca- do color rojo vinoso y que es notable la inyección vas- cular de todos sus repliegues, que marcan toda su arborización, aun en las asas intestinales. Todos con- tienen una cantidad mayor o menor de derrame que varía entre dos y cinco centímetros cúbicos. El lí- quido peritoneal es cetrino, sero-sanguinolento o se- ro-purulento; pero siempre muy rico en cocobacl- “los que adoptan, casi totalmente, la disposición en cadenas y recordando algo la disposición del bacilus pestis en los exudados. Es de notarse que el exuda- do varía de aspecto, coincidiendo en cierto modo, más que con la substancia inyectada con la vía de inoculación, pues es cetrino o ligeramente turbio o sero-sanguinolento, cuando la inoculación ha sido in- traperitoneal, de caldo o serosidad de otro animal, y sero purulento cuando se ha usado la vía subcutá- nea. Las asas intestinales aparecen un tanto disten- tidas por gases y llama la atención la pared exterior del estómago, que suele presentarse con un ligero color violáceo, a manera de manchas difusas produ- cidas por sufusiones sanguíneas. Hígado.—El tamaño es siempre mayor que el normal, pero no exageradamente; de color rojo obs- 776 AÑALES DE LA curo, de consistencia dura y que sangra con facilidad al corte. Bazo.—El tamaño es normal raras veces, por lo regular es grande, de color rojo obscuro, de consis- tencia dura; pero bastante friable y sangrante. Riñones.—Los riñones están apreciablemente aumentados de volumen, de color rojo obscuro, pe- ro de consistencia disminuída; al corte, la porción cortical aparece de color rojo vinoso difuso y la me- dular más obscura; pero generalmente separadas por una zona que se destaca perfectamente y que da la impresión de sangre extravasada. Cápsulas supra-renales.—Ambas se encuentran, de un modo constante, aumentadas de volumen y de color rojo obseuro, que recuerda la inyección vaseu- lar con sufusiones sanguíneas que ocasiona en ella las inyección a un animal, de la toxina diftérica y tam- bién semeja un tanto al tipo descrito con el nombre de hiperadrenia aguda. Llamamos la atención sobre esto, porque no lo hemos visto en otros procesos sép- ticos, en estos animales; y si ha sido deserito en la septicemia pestosa. Abierta la cavidad torácica, se observa siem- pre derrame pleural constantemente en proporción mucho menor que el exudado peritoneal y es de as- pecto cetrino o con más frecuencia sero-sanguino- lento y con gérmenes en corto número. Los pulmones aparecen intensamente conges- tionados, de color rojo difuso y con pequeña zonas de color obscuro diseminadas en las bases y cara pos- terior; pero apesar de ello, esas zonas elegidas flo- tan en el agua. El pericardio suele contener pequeñas cantida- des de líquido cetrino y con escasos gérmenes. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA IN El corazón.—Se encuentra en casi todos, en sís- tole ventricular y con las aurículas llenas de sangre y dilatadas. Su volumen es normal y las siembras realizadas con la sangre que contienen, da siempre resultados positivos. Es digno de hacer notar la peculiaridad de que en todos los animales, que así han sucumbido, la coa- eulación de la sangre postmortem no tiene lugar, per- maneciendo fluída muchas horas después. Lesiones Histológicas.—Hígado.—Las modifica- ciones que se observan en la textura de este órgano, puede afirmarse que son de orden puramente vascu- lar y como secuela, algunas modificaciones del ele- mento noble, causadas por la compresión. En efec- to es constante encontrar siempre muy dilatada e inyectada de glóbulos sanguíneos la vena central del lobulillo; a veces los capilares e intralobulilla- res distendidos por la sangre comprimen los cordo- nes celulares y las células aparecen más pequeñas que las normales, su protoplasma muy granuloso y sin modificaciones apreciables en el núcleo. En los espacios portas la vena está también muy dilatada y cuando la duración de la infección ha sido mayor de diez horas, suele notarse ligera infiltración de gló- bulos blancos en el tejido cireunvecino; pero nunca esta llega a ser tan notable que modifique la configu- ración de los espacios de Kiernan, ni mucho menos, que lleguen a producir modificación alguna, en las células hepáticas que ocupan la zona perilobulillar. La infiltración inflamatoria sí, es más evidente en la proximidad de la cápsula de Glison, donde a veces suelen observarse degeneraciones celulares en los lobulillos vecinos; pero sin que pueda considerarse como lesión predoriiia nte 178 ANALES DE LA Bazo.—El tipo de las lesiones es el de las de congestión aguda o del bazo infeccioso; los capilares de la pulpa se presentan extraordinariamente dila- tados y llenos de sangre; algunos nódulos aparecen hipertrofiados; pero, en general, son normales. La cápsula aparece delgada, laxa y desprendida en al- gunos puntos. Riñón.—A poco que se examinen las preparacio- nes, dos lesiones llaman inmediatamente la atención; la una, congestiva es evidente; no solo los gruesos vasos aparecen dilatados y llenos de sangre y en al- guno de los riñones es posible comprobar pequeños focos hemorrágicos, sino que los capilares intertubu- lares, están también dilatados y llenos de sangre; la otra lesión, es inflamatoria y parenquimatosa. Puede asegurarse que la glomerulitis no existe, por- que aunque se comprueba la hinchazón del pelotón glomerular, se debe esto a que sus capilares están llenos de sangre, no comprobándose degeneración ni proliferación del endotelio, de sus circunvalacio- nes vasculares; el espacio comprendido entre el oyi- llo y la cápsula de Bowman no contiene ni restos ce- lulares, ni sustancia alguna. En cambio, el epitelio de los tubuli-contorti y asas de Henle muestra evidente degeneración tur- bia con pérdida—en la mayoría de los elementos ce- lulares—de sus brochas y conteniendo en el lumen, moldes constituídos por sustancia granulosa o gló- bulos rojos. Con esto contrasta la casi integridad del epitelio de los tubos rectos. Solamente en uno de los animales autopsiados, han podido comprobarse pequeños focos de inflltra- ción, de leucocitos polimorfos, que recuerdan los de la nefritis intersticial supurada ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 7719 Cápsulas supra renales.—Las lesiones son evi- dentes en la zona cortical y medular, ambas por tras- tornos circulatorios evidentes; en efecto, en la zona cortical, glomerular, se observa: 1*—En la porción en contacto con la cápsula, infiltración inflamato- ria y 22—Entre las células de la zona glomerular los capilares aparecen llenos de sangre, encontrándose además, en algunos puntos, pequeños focos hemorrá- gicos y la consiguiente degeneración celular por com- presión. En la porción fascicular apenas se observa modificación alguna. En la zona medular, reticular, la inyección vas- cular de los capilares es más notable, llegando a dislocar los elementos celulares y es donde más acen- tuada se observa la degeneración celular. Pulmones.—Existen lesiones evidentes de bron- co-neumonía y atelectasia en algunos puntos. Pue- de comprobarse de una manera clara que los focos pequeños de neumonía catarral comienzan en los alveolos vecinos de los vasos de cierto calibre y que no falta nunca la peribronquiolitis. Ahora bien, la hiperplasia epitelial es muy notable, lo que unido al número de leucocitos, que con la sangre, y en gran número se encuentran en los capilares—y por otra parte la escasez de glóbulos rojos extravasados a la cavidad alveolar—da al corte microscópico el aspec- to de la hepatización gris. Es de advertir que la proliferación epitelial y el número de leucocitos que se encuentran en los al- veolos está en razón directa de la intensidad de la infección. Por otra parte, es notable la ingurgitación san- guínea de los vasos pulmonares, de tal modo que en algunas muestras aparecen rotos, produciéndose pe- 780 ANALES DE LA queñas hemorragias microscópicas. La dilatación vascular de vasos de cierto calibre, por una parte, y la inflamación bronquial por otra, ocasionan en al- gunos puntos la atelectasia ya mencionada en los alveolos circundantes. No se trata, pues, de infartos pulmonares, sino de lesiones bien delineadas. En la pleura, se observa, en algunos animales, la inyección vascular e infiltración de elementos leu- cocitarios, en la zona subpleural, con descamación endotelial en muchos puntos y exudación leucocita- ria y fibrinosa.—Véanse las preparaciones de los curieles 1 de Serie 18 y 12 de la de los conejos 1 y 2. Corazón.—No se observan lesiones inflamato- rias ni degenerativas, fuera de las modificaciones vasculares observadas en todas las vísceras. El pericardio' en aleunos puntos de los cortes muestra ligera infiltración inflamatoria con desca- mación del endotelio y exudación sero-sanguinolen- ta. Segunda Serie.—La mayoría de los animales in- ecluídos en este grupo han sido inoculados por dis- tintas vías en dósis variables, desde 0.25 de e.e. a 1 e.c., ya de cultivo puro en caldo, ya con exudado de otros animales muertos anteriormente; pero en los que el período de infección, hasta la muerte, du- ra más de 24 horas y menos de 76 horas. La eleva- ción de más de un grado de la temperatura, no co- mienza sino después de las primeras cinco horas de la inoculación, alcanza 40% después de las 17 prime- ras horas y el máximum, hasta la muerte, fluctuan- te, entre 41% y 41%, después de las 36 horas, en los que sobreviven en más de 40 horas, que es lo corrien- te. El decaimiento e indiferencia a cuanto les rodea comienza con la elevación de la temperatura, y va ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 781 acentuándose hasta que se inician las convulsiones, siendo la agonía, generalmente más larga que en los anteriores entre 30 y 45 minutos. En la autopsia hay alguna diferencia con lo que en los animales del grupo anterior se observa. En la cavidad abdominal no es tan intensa la' coloración de la serosa peritoneal; pero sí se obser- va la misma inyección vascular. No suele existir exu- dado peritoneal y cuando lo hay, en animales que han muerto en tiempo muy próximo el límite míni- mo, es muy escaso. En todas las vísceras se observa el mismo grado de congestión y sufusiones sanguí- neas; pero las cápsulas supra renales, aunque muy congestionadas, conservan su volumen normal o ca- si normal. Por otra parte, es constante el hecho de encontrar la vesícula biliar dilatada y llena de bi- lis, siempre muv rica en gérmenes. La cavidad torácica, presenta en los órganos eontenidos en ella, iguales lesiones que en los anima- les de la serie anterior y el exudado pleural es casi siempre hemorrágico. Solo en algunos casos no hay exudado pleural, ni pericárdico. Las siembras prac- ticadas con sangre del pulmón, corazón ete. son po- sitivas. Veamos ahora las lesiones histológicas que se observan en distintos Órganos. Hígado.—Se encuentran en él los mismos tras- tornos circulatorios ya señalados, quizás con menos intensidad que en los casos sobreagudos; pero pare- ce que hay más fragilidad por parte de los vasos, puesto que en algunas de las muestras examinadas se observan hemorragias, por focos, que degeneran y borran el tejido hepático, indudablemente por com- presión; fuera de estas lesiones el parénquima per- 782 ANALES DE LA manece normal y en nigún caso se observa infiltra- ción leucocitaria, mueho menos con pequeños focos como los de la hepatitis supurada. Bazo.—La pulpa esplénica está más ingurgita- da de sangre, y los folículos están más hipertrofia- dos, llegando a perder su forma normal, haciéndose sus contornos irregulares debido a la infiltración leu- cocitaria de que son asiento. En algunos ejemplares esta infiltración es también muy notable en la mis- ma pulpa roja. La cápsula aparece un tanto engro- sada y en ella se aprecian hemorragias subcapsula- - res de relativa extensión. Páncreas.—Es de notarse que este órgano no parece sufrir en estas infecciones, observándose tan solo en estos casos la dilatación vascular de los grue- sos vasos perilobulares. Riñón.—Las lesiones congestivas no son tan evi- dentes. En cambio, hay glomerulitis manifiesta, con degeneración del endotelio del pelotón vascular y exudación de una sustancia granulosa en el espacio comprendido entre la cápsula de Bowman y el ovi- llo capilar. La degeneración turbia es también evi- dente en los tubulicontorti, notándose también cier- to grado de hiperplasia en los espacios interlobula- res de la zona medular. Cápsulas supra renales. —FEvidentemente que las modificaciones vasculares y hasta la hemorragia ob- servada en la serie anterior de animales, no es tan intensa en éstos; en que el parénquima está casl nor- mal. Pulmones.—Salvo algunos ejemplares—y cree- mos sea debido a que el corte histológico no haya correspondido a la lesión típica—en esta serie de animales, la inyección vascular no es tan notable; ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 783 pero, en cambio, la neumonía lobular, hepatización roja, es perfectamente clara y recuerda la observa- da en el hombre. Solo alrededor de algunos gruesos bronquios, la infiltración leucocitaria es notable. Ahora bien, aparte de los signos evidentes de bron- quitis y peribronquitis, hemos de llamar la atención sobre la hipertrofia e infiltración inflamatoria que experimentan los nódulos linfáticos peribronquia- les. La pleura está engrosada, con evidente infiltra- ción inflamatoria, vasos subpleurales dilatados y exudación sero sanguinolenta. Corazón.—Como en los animales de la serie an- terior, no hav lesiones intersticiales ni del músculo. El pericardio de igual modo está engrosado y tomentoso en algunos puntos y con exudación sero- sanguinolenta (véanse las preparaciones que corres- ponden a los curieles 6, 7, A de la serie, 16 y cone- JO y UL: Tercera serie.—Los animales correspondientes a este grupo reciben por distinta vía, ya sea cultivo puro en caldo, o exudado de otro animal muerto an- teriormente, dósis de 0.1 a 0.5 de c.c. La temperatura se eleva bruscamente después de las doce primeras horas de la inyección de 39% a 40%; en los días sucesivos se mantiene fluctuando siempre por encima de uno o dos grados sobre la tem- peratura inicial, hasta el día de la muerte, en que sue- le elevarse de nuevo. Durante la enfermedad el ani- mal pierde su vivacidad habitual, y come poco; pero en ellos no se nota otro trastorno visible. La muerte sobreviene precedida de convulsiones, no muy inten- sas y la agonía suele durar más de una hora. 784 ANALES DE LA En la autopsia se observa lo siguiente: Cavidad peritoneal; la serosa más o menos vascularizada y de color más intenso que el normal. Las vísceras ab- dominales, aunque congestionadas, su volumen no difiere de modo que llame la atención sobre el not- mal. Ahora bien, en uno de los animales, el hígado presentaba—sobre todo en los bordes—manchas de color pajizo, de cierta extensión, y difusas. En el ri- nón de algunos de estos animales, se han observado también estas manchas, más pequeñas y difusas, de color de hoja seca y las cápsulas supra renales, sue- len conservar su tamaño y coloración normales. De rareza se observa exudado y cuando existe es en muy corta cantidad, hemorrágico o purulento. En la cavidad torácica, sobre todo la pleura y pulmones presentan a la vista lesiones más carac- terísticas; el derrame pleural, cuando lo hay esca- so y hemorrágico; pero lo que suele observarse son ligeras adherencias, hacia las porciones superiores del pulmón. Los pulmones presentan focos congestivos in- tensos y verdaderos focos de hepatización, hacia las bases, con docimasia hidrostática positiva. En el pericardio, no se encuentran derrames, ni adherencias y el corazón aparece siempre dilatado y lleno de sangre; no hay señales macroscópicas de degeneración del miocardio. Pasemos ahora a describir las lesiones histoló- gicas que se observan en los cortes microscópicos de los diversos órganos. Hígado.—Puede afirmarse que el parénquima de este órgano está normal, por lo menos en la ma- yoría de los casos, pues no se encuentra la menor se- ñal de degeneración de la célula y la inyección e jn- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 785 gurgitación vascular, aun en la vena supra-lobuli- llar, no es ni con mucho, tan evidente como en las se- ries anteriormente estudiadas. Si se quiere extre- mar la nota de sutileza en la apreciación de lesiones, pudiera decirse que hay cierto grado de hiperplasia del tejido conectivo en los espacios de Kiernan; pe- ro nada más. En un caso y en el borde del hígado fué posible apreciar un foco de hepatitis notable, pero sin que llegase a borrar, en la franja que ocupaba, las características histológicas del órgano. Bazo.—La cápsula está engrosada y en algunos puntos es asiento de infiltración inflamatoria, notán- dose que las trabéculas que de ella parten están un tanto hiperplasiadas. La pulpa aparece evidentemen- te infiltrada de leucocitos, muchos de ellos polimor- fos nucleares. Los corpúsculos linfoides están hiper- trofiados, de contorno irregular y también con evi- dente infiltración inflamatoria. Páncreas.—Este órgano como en los casos an- teriores conserva su textura normal. Riñón.—La glomerulitis es evidente; pero siem- pre acompañada de degeneración del endotelio; ade- más, en estos casos se observa, en la cavidad de la cápsula, una sustancia granulosa ávida de los colo- _rantes ácidos. El epitelio de los tubos contorneados presenta, en muchos, claras señales de degeneración habiendo perdido en algunos canalículos hasta la mitad de su protoplasma. Al nivel de los tubos rec- tos la inyección de los capilares intertubulares es más intensa, ahogando materialmente algunos de ellos. Además, se observan focos hemorrágicos ya en la corteza o al nivel de los vasos arciformes; y en algunos, alrededor de estas pequeñas lagunas san- guíneas, se observan focos de infiltración leucocita- 786 ANALES DE LA ria, mostrando el parénquima renal destruído a su nivel. Cápsulas supra renales.—Es innegable la in- gurgitación de los capilares sanguíneos de la zona fascicular, que comprimen en muchas regiones, el elemento noble dislocándolo; pero no se observan hemorragias en la zona cortical ni en otra parte. Pulmones.—La lesión predominante, en los dis- tintos animales, es la de la hepatización gris, acom- pañada, en algunos, de signos evidentes de enfisema. La bronquitis es bien acentuada. En uno de los ejem- plares, quizás por no haber elegido bien la muestra, se observaron solamente pequeños foquitos de neu- monía catarral peribronquial, inyección vascular e infiltración peri-vascular leucocitaria; pero estos fo- cos no eran tan extensos como en otros y tendían a localizarse en las zonas subpleurales. La pleura sue- le estar engrosada e inflamada. Corazón.—En estos animales se comprueban le- siones de miocarditis intersticial por pequeños focos aislados y evidentes de pericarditis, sobre todo en uno que vivió diez y nueve días. De cuanto acabamos de exponer se deducen cua- tro conclusiones perfectamente lógicas: La primera: que el germen que estudiamos es patógeno para los animales de Laboratorio; de don- de también que los experimentos realizados por nos- otros en monos y de las que dimos cuenta en nuestra primera comunicación a esta Academia, tienen el valor que le asignamos entonces, pudiendo recha- zarse—por no tener fundamento en que basarla— la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 787 duda que aquí se señaló, de que pudieran ser reac- ciones de antígeno producidas por un germen no pa- tógeno. Segunda: cualquiera que sea la vía de inocula- ción, aun con las dosis letales mínimas, las lesiones que producen en los animales inoculados, son siempre las mismas; por tanto, esto viene a corroborar uno de los requisitos que exige la bacteriología, en cuan- to a la especificidad de un germen patógeno se re- fiere. Tercera: que es un germen flogógeno y nunca piógeno, hecho que también podrá comprobarse en los otros experimentos realizados v que más adelan- te relataremos, y | Cuarta: que este germen. posee una toxina pl- retógena. En efecto, la lesión observada de un modo cons- tante en las cápsulas supra renales, es una prueba evidente de lo que acabamos de afirmar. Esa conges- tión, que termina en la hemorragia adrénica, podrán haberla comprobado cuantos hayan hecho estudios de medicina experimental, siempre que se inyecta toxina diftérica en dosis mortal, o se hacen inocula- - clones de neumococos o estreptococos virulentos, y no así cuando se hacen inoculaciones con muestras virulentas de bacilos del grupo proteus u otros, en los que las cápsulas supra renales conservan su co- loración normal y al corte histológico apenas se ob- serva una muy ligera dilatación vascular de los ca- pilares interfasciculares. No puede invocarse, por tanto, que la vecindad y relaciones circulatorias con el riñón, sea la causal directa de los notables fenómenos congestivos de que es asiento. Máxime cuando todos conocemos el 788 ANALES DE LA importantísimo papel que en la infección—sobre to- do cuando las toxinas son activas—desempeña el ór- gano mencionado, papel que también realiza cuando de tóxicos minerales se trata y que estimulan su hi- peractividad hasta el punto de que cuando sobrepa- sa de ciertos límites, la hemorragia es el resultado. Es más, como consecuencia, nosotros estima- mos que en los procesos congestivos que se observan en los diversos órganos, toma parte bastante prinel- pal el trastorno funcional de la cápsula supra renal. Pero, si aleuna duda existiere de nuestra manera de interpretar estos hechos, la experiencia filtrando a través de la bugía caldo germinando con el cocobacilo en estudio, e inoculado en un mono, previa comprobación de la esterilidad del filtrado, en dosis de.5 c.c. por vía intravenosa dió el resulta- do siguiente: a la hora y media de la inyección la temperatura se eleva desde 37%, su normal, a 39%; a las 16 horas el animal está muy decaído y tiene 400 y 36 respiraciones al minuto; a las 20 horas la tem- peratura desciende a 39% con 32 respiraciones, me- jora el estado general y a las 80 horas tiene ya 38%, come bien y se conserva así en adelante, comproban- do su temperatura hasta las 40 horas después, en que permanece normal. Esa misma reacción febril, que no dura más de 36 horas, acompañada de decaímiento se observa en los conejos y curieles empleando dosis de 114 a 2 e.c. del caldo filtrado, procedente de cultivos de más de 48 horas. Ahora bien, declaramos que en los expe- rimentos que hemos llevado a cabo en esas condicio- nes y con esas dosis, no hemos logrado pone la muerte del animal. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 789 Como se ve las exotoxinas producidas por este germen no son muy tóxicas; pero en los experimen- tos que hemos realizado inoculando cultivos puros en caldo, pero con las bacterias muertas, a las mis- mas dosis señaladas anteriormente, se comprueba la existencia de una toxo-proteína o endotoxina muy activa, que mata los curieles de 300 y 350 gramos en 14 horas próximamente. Esta endotoxina es hipotermizante, pues a los curieles y conejos, a los que se ha inyectado les hace descender la temperatura desde la primera hora has- ta llegar a 34%, poco antes de la muerte. Los anima- - les permanecen muy decaídos y agitados de cuando en cuando por convulsiones. No prueban sus alimen- tos y cuando sobreviven, a las 8 o 10 horas comien- za a elevarse de nuevo la temperatura alcanzando hasta un grado por encima de la normal. La autop- sia de los animales muertos a consecuencia de ella, nos ha demostrado lo siguiente: Cavidad abdominal: líquido peritoneal turbio que excede de la cantidad inyectada. Ligera congestión de todas las vísceras y sufusiones sanguíneas en las paredes del estóma- vo e intestino. Las cápsulas supra renales de tamaño normal y de color vinoso y al corte muestran una congestión intensa, sobre todo en la zona correspon- diente a la medular. En la cavidad torácica, los pulmones conservan su coloración y aspecto normales, y el corazón apa- rece con los ventrículos dilatados y llenos de san- ere fluída. La sangre en los vasos tarda en coagu- larse. a Identidad de las lesiones experimentales con las observadas en la patología humana.—Veamos, aho- 790 ANALES DE LA ra, las semejanzas que existen entre las lesiones ob- servadas en los distintos animales y las que se en- cuentran en la autopsia del hombre fallecido de in- fluenza. Quisiéramos poder haber traído aquí un buen caudal de experiencia, que fuera utilizable no solo en este estudio comparativo, sino desde el punto de vista bacteriológico. Desgraciadamente para nos- otros—y conste que solo hacemos referencia a aque- llas de las que tenemos noticias, o que hemos pre- senciado—éstas resultan incompletas, desde el mo- mento en que solo ha interesado el buscar las lesio- nes que en los órganos contenidos en la cavidad to- rácica se encontraban. De aquí que en cinco autop- sias, solo en tres se hace referencia al estado de los órganos contenidos en la cavidad abdominal, y por cierto de una manera bien sencilla comparada con la que se hace de los pulmones y del corazón. Por tanto, nos vemos precisados—teniendo en cuenta la identidad de las lesiones encontradas aquí, con las observadas en otros países—al referirnos a nuestras comparaciones, a utilizar lo descrito en distintas re- vistas científicas, haciendo resaltar, desde luego y con preferencia, aquellas que han sido encontradas entre nosotros. | En efecto, comenzaremos por las lesiones pul- monares. Es verdad que no es tan solo en ésta, sino que en la anterior pandemia, la anatomía patológi- ca de la neumonía gripal, ha sido completamen- te descrita y comprobada en las observaciones prac- ticadas aquí; en ella hav extensas lesiones congesti- vas, con focos de induración pulmonar, donde alter- nan sin orden ni predilección alguna, zonas aerea- das y hepatizadas del pulmón que en el sitio de las lesiones le dan un aspecto y consistencia '“sui gene- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 791 ris”” haciéndonos el efecto de cuando se toma entre las manos un saco de bolas del juego de lotería, pe- ro desde luego, sin la dureza de las bolas, ni la blan- dura del saco. Histológicamente las lesiones de la bronco-neumonía catarral, con bronquiolitis y peri- bronquiolitis y alveolitis hiperplásica, se observa bien característicamente y en las preparaciones que presentamos, procedentes de autopsias humanas, y de las autopsias en animales, hay bellísimos ejem- plares en que la identidad es perfecta. Pero hay más, dentro de este mismo tipo de le- sión histológica hay uno que pueden ustedes com- probarlo examinando algunas de esas preparaciones a que hacemos referencia, procedentes de pulmones de curieles y conejos, y en los que tal parece que han sido artificialmente dispuestos los elementos del te- Jido, siguiendo la deseripción clásica de Pfeiffer. El dice “es una supuración catarral; la cavidad, los ta- biques alveolares, el tejido conjuntivo peribronquial, están infiltrados de células redondas, de tal modo, que la estructura pulmonar se ha borrado, al pare- cer, completamente””. A nuestro juicio este es el ti- po de la bronco-neumonía séptica, entendiendo por tal la que suele observarse como consecuencia de la pululación brutal de gérmenes, en animales inocu- lados con fines experimentales, porque en realidad, en la neumonía catarral, nunca la forma del alveo- lo llega a borrarse en los puntos donde no existe ate- lectasia, ni aun en las lesiones correspondientes a la hepatización gris. Es más, la infiltración inflamatoria de los nó- dulos linfáticos peribronquiales, recuerda en mu- chos casos, los abscesos miliares descritos por Fin- kler. 792 ANALES DE LA Por algunos investigadores alemanes se han des- eritos focos de hepatización cuyo centro contenía un líquido purulento, cosa que observamos en la primera autopsia que presenciamos en el Hospital Número Uno; pero que al mismo tiempo confesamos que en niguno de los animales en experiencia se ha presentado. Tampoco en ninguno de los animales au- topsiados por nosotros se han encontrado lesiones de neumonía fibrinosa en su pulmón. Además, en las observaciones citadas se han hallado lesiones de pleuresía, casi siempre con derrame, en un caso, ver- dadera pleuritis adhesiva y en todos la pleura siem- pre ha sido tocada por la inflamación. Es verdad que la pleuresía con derrame no es frecuente en la gri- pe; pero si son frecuentes los casos en que existe la pleuritis, hasta el punto de que para muchos la le- sión es una pleuro-bronco-neumonía. Respecto del corazón solo hemos encontrado una vez y muy ligeramente, por cierto, lesiones de miocarditis intersticial, aun cuando de una mane- ra constante el corazón aparecía flácido y dilatado; pero todos ustedes saben que aun cuando algunos, logs menos, admiten degeneraciones del miocardio e infiltración grasosa, la mayoría se inclina a creer que tales lesiones son producidas por la infección, sino anteriores a ella. | Nosotros no podemos mostrar preparaciones del músculo cardíaco, ni de otros órganos en el hombre por no haber podido conseguir ejemplares de ellos en ninguna autopsia; ahora bien, en muchos casos hay derrame pericardíaco y fenómenos inflamato- rios del pericardio, comprobados en el examen his- tológico, cosa que hemos visto descrita y señalada en autopsias practicadas aquí. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 793 Las lesiones de los órganos contenidos en la ca- vidad abdominal, ya hemos dicho cuáles son en nues- tras experiencias. El hígado intensamente congestio- nado con sufusiones sanguíneas en los casos muy agudos y con manchas de color de hoja seca, en los casos en que la infección ha tenido cierta duración, son frecuentes. Ahora bien, muchos investigadores están conformes en que el hígado de los casos de in- fluenza hay trastornos hiperémicos, bien manifies- tos por medio de cortes histológicos, pero que por la variación apenas sensible del tamaño del órgano y quizás por falta de cambios notables en la coloración, escapan desapercibidos muchas veces. Sin embargo, entre las autopsias practicadas por el doctor Leza en el Hospital “Nuestra Señora de las Mercedes””, se señala en una, el aumento de volumen de este ór- gano y en otra la distensión de la vesícula -biliar, eo- sa que hemos comprobado en nuestras experiencias. ' Respecto del bazo, desde las deseripciones de Leichtenstern, muchos son los investigadores de aquella época y los de la pandemia actual, que han comprobado el infarto del bazo y cuando menos, en los casos en que el volumen del órgano no se ha mo- dificado, trastornos hiperémicos evidentes. Respecto del riñón, la glomérulo-nefritis, con focos necrobióticos, algunas veces, ha sido descrita, y ustedes podrán comprobarlo en las preparaciones que aquí traemos, procedentes de los animales en que hemos experimentado. Las lesiones que hemos seña- lado en las cápsulas supra renales, no las hemos visto descritas, pero sí admiten algunos clínicos, que se observan signos que indican la insuficiencia de es- te órgano. Olaro está que las lesiones que hemos ob- servado en las vísceras abdominales, no es posible 794 ANALES DE LA encontrarlas con la misma intensidad en el organis- mo del hombre; tampoco la infección de éste puede ser nunca tan brutal, como la que se determina en las experiencias, pero hemos querido insistir sobre este particular, porque va nosotros, que por lo mis- mo que tropezamos con múltiples dificultades, hemos decidido abandonar estas investigaciones, sino aque- llos que pueden hacerlo, estimamos que deben obser- var con más detenimiento, lo que ocurre en las vís- ceras abdominales, de los que mueren atacados de influenza. Para nosotros, lo que tiene capital interés y que es muy demostrativo, es la especificidad de la loca- lización pulmonar, en los animales infectados con el germen que estudiamos. Terminado lo referente a la semejanza que aca- bamos de señalar, vamos a entrar de lleno a ocupat- nos de los resultados que hemos obtenido en las ino- culaciones por distintas vías. Resultados obtenidos empleando distintas vías para la infección.—Cuanto hemos expuesto ha sido obtenido, como hemos dicho, por vía peritoneal o subcutánea; pero, para el fin que nos proponemos, es lógico que empleáramos otras vías que estuvieran más en consonancia con lo que en la propagación de la influenza se observa. Antes de seguir adelante, hemos de hacer cons- tar un hecho, que, a nuestro juicio no deja de ser in- teresante y que hemos podido comprobar dos veces y es el siguiente: la inoculación de sangre del cora- zón de animales infectados, que contiene gérmenes al examen directo y con la que se obtienen cultivos puros del cocobacilo que estudiamos, hecha a otros animales, no les causa el menor trastorno. % ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 795 Las vías de inoculación que hemos ensayado han sido por inhalación y por frote en las conjuutivas oculares y mucosa nasal por medio de hisopos im- pregnados en cultivos puros del bacilo influenza mo- tilis. Las inhalaciones las hemos practicado saturan- do la atmósfera de una caja cerrada, por atomiza- ción del cultivo puro en caldo y por insuflación di- recta en la faringe del animal. Los animales empleados para inhalación en at- mósfera confinada e impregnada del germen, han si- do los curieles número 32, 33, 34, 35 y 36; se les man- tuvo en esas condiciones quince horas y ninguno de ellos contrajo la infección, muriendo solamente el 39 a los 17 días de una infección a Proteus. Los que han recibido pulverización directa han sido el mono número 6, que no tuvo la menor reac- ción; pero hay que contar que se hizo cuando nues- tros cultivos eran poco menos que avirulentos y el curiel número 37 cuyo peso era de 400 gramos y su temperatura de 37%; a las 14 horas su temperatura se elevó a 39%8; a las 25 a 40” oscilando su tempera- tura al segundo día alrededor de 38%9 y volviendo a la normal al tercero. En las inoculaciones por vía faríngea, debemos recordar la experiencia realizada en el mono núme- ro 5 y. que como recordarán ustedes fué hecha direc- tamente en la amígdala; esta experiencia fué repe- tida con el mono número 6 con el siguiente resulta- do: elevación de la temperatura a 39% a las seis ho- ras de la inoculación, permaneciendo triste en un rincón de la jaula, tendiendo a permanecer acosta- do; al día siguiente las temperaturas tomadas tres veces oscilaron alrededor de 39%, y no prueba ali- 796 ANALES DE LA mentos. Al tercer día la temperatura de la mañana y el medio día alcanza 39%8, permanece muy decaí- do, tose de cuando en cuando y tiene diarrea. Al cuarto día la temperatura comienza a descender, siendo la máxima 38%, mejorando su estado gene- ral. Al quinto día por la tarde su temperatura ha lle- gado a la normal y recobra su apetito y movilidad habitual. La experiencia se realizó el día 4 de ene- ro y el día 15 de febrero, se le practicó la desviación del complemento, con resultado fuertemente posi- tivo. También se practicó la misma experiencia con el mono número 7, tipo de macaco, de tamaño peque- ño y que fué inoculado el día 9 de enero a las 11 de la mañana; cuatro o cinco horas después, el animal está triste, arriconado en la jaula y sin probar ali- - mento; su temperatura que en el momento de la ex- periencia era de 38%C se eleva a 3950 y permanece - así todo el día siguiente, sin tocar los alimentos y con tendencia a permanecer echado en la jaula; al tercer día su temperatura baja a 38%0, su estado general mejora y comienza a tomar alimento; al cuar- to día por la tarde, vuelve a su temperatura normal y recobra la alegría y vivacidad habitual de estos animales. Las inoculaciones por frote de la conjuntiva fue- ron practicadas el día 3 de febrero en los curieles 26, 27, 28 y 29. Estos animales tenían un peso que fluctuaba entre 285 y 370 gramos; su temperatura normal fluctuaba entre 3790 y 38%, A las 14 horas. en todos ellos, se eleva la temperatura desde 6 dé- cimos a un grado, y a las 20 horas la temperatura os- cila entre 39%40 y 3986, elevándose en la tarde del segundo día hasta 40%0, temperatura que se man- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 197 tiene así durante el tercer día y parte del cuarto, en que volvió a la normal en los marcados con los núme- ros 26, 28 v 29; pero no así en el marcado con el nú- mero 27, en el que casi al finalizar el cuarto día se eleva a 4090, permanece acostado en la jaula y me- dia hora antes de la muerte, se le presenta abundan- te hemorragia por la boca y nariz. En su autopsia se observó lo siguiente: abierta la cavidad torácica, en ambas cavidades pleurales tenía abundante de- rrame sanguinolento (unos 3 e.c.) sin que se notara rotura de ningún vaso pulmonar; los pulmones eran asiento de intensa congestión con focos de hepatiza- ción evidente en la base y bordes de los lóbulos. El pericardio contenía ligera cantidad de exudado san- guinolento y el corazón aparecía dilatado, flácido y lleno de sangre. Las siembras practicadas con san- gre del corazón dieron cultivos puros de cocobacilo influenza motilis. Abierta la cavidad abdominal no se observaba la coloración intensa, ni la inyección vascular ob- servada en otros animales; había muy escasa canti- dad de exudado seroso. El hígado aparecía muy au- mentado «le volumen, e intensamente congestiona- do y con focos hemorrágicos en distintos puntos. Ri- ñones y cápsulas supra renales congestionadas y con focos hemorrágicos evidentes; el bazo aumen- tado de volumen y el estómago congestionado. A los curieles números 26, 28 y 29 se le praeti- ca veinticinco días después la desviación del «eom- plemento en su suero, siendo positivas para el 26 y 29 y negativa para el 28. El día 8 de febrero se repite la experiencia con los curieles marcados con los números 30 y 31, cuyo peso oscilaba entre 170 gramos y 310 gramos con el 798 ANALES DE LA resultado siguiente: a las 16 horas la temperatura comienza a elevarse gradualmente medio grado, co- mo máximo, hasta las 48 o 50 horas en que alcanza la de 40% durante el tercero, cuarto y quinto día des- pués de inoculados su temperatura oscila entre 390 y 40%, comenzando el descenso en el primero al sép- timo día y al terminar el cuarto en el segundo; a los ocho días de la inoculación la temperatura de am- bos era normal. En ellos se nota entristecimiento so- lamente cuando la temperatura es elevada; 17 días después se le practica la desviación del complemen- to dando reacciones fuertemente positivas. Las mismas experiencias se practican con los curieles 38, 39 40 y 41 cuyos pesos fluctuaban entre 300 v 355 gramos y su temperatura entre 37% y 3850; siendo de notar que hasta las 17 horas, no comenzó en los tres primeros la elevación de la temperatura a 390 mientras que a las 9 horas comenzó en el cuar- to. La temperatura se mantiene por encima de 39%C los tres primeros días elevándose a 40%0 al cuarto día, en los marcados con los números 38, 40 y 41; no así en el 39, en que la temperatura máxima solo alcanzó a 39% volviendo a la normal, los dos prime- ros, al quinto día, el tercero después de ocho días y el cuarto, o sea el marcado con el número 41, se le sacrificó al tercer día, cuando su temperatura era de 408€ por medio de un golpe en la cabeza. En la autopsia se encontró lo siguiente: cavidad abdomi- nal ligero enrojecimiento de las serosas, vísceras ab- dominales apenas congestionadas, siendo negativos las siembras del hígado. Cavidad torácica sin derra- me pleural, ni pericárdico; pero ambos pulmones y sobre todo el derecho, presentan ligera congestión y pequeños focos diseminados y evidentes de sufu- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 799 siones sanguíneas; el corazón no presenta nada anor- mal. Las siembras con sangre del corazón y la del pulmón, dieron los siguientes resultados: negativos las primeras v cultivos puros de bacilos motilis las últimas. Las desviaciones del complemento practi- cadas, unas semanas después de la vuelta a la nor- mal, de los curieles 38, 39 y 40, dieron resultados po- sitivos en los dos primeros y negativos en el último. Además se practicaron inoculaciones frotándo- les las fosas nasales, con un fino hisopo, a los curie- les marcados con los números 24 y 25, cuya tempe- ratura variaba entre 379%7C y 38%, y cuyos pesos eran de 340 a 375 gramos. A las 14 horas, la temperatura comienza a elevarse, alcanzando 39% el número 24, temperatura que alcanza el 25 a las 22 horas, al día siguiente la temperatura oscila entre 39%8 y 40% al- canzando al tercer día la de 40%5C el marcado con el número 24 v en cambio el 25 comienza a descen- der su temperatura, en la mañana de ese día, lle- gando a la temperatura normal, el cuarto día, no del mismo modo el número 24 que vuelve a la inicial el sexto día. A los 15 días de su vuelta a la normal, se les practicó la desviación del complemento siendo negativa para el 24 y positiva para el 25. Aun cuando la vía de inoculación empleada no ha sido ésta, sino la subcutánea, como quiera yue no hemos de ocuparnos más en este trabajo de la infee- ción experimental, relataremos como hecho curio- so la bellísima experiencia que obtuvimos en una cabra, la cual comenzamos a inmunizar empleando cultivos vivos con objeto de hacer más tarde algu- nas experiencias con su suero. Este animal pesaba 30 kilos y se le inyectó bajo la piel del lomo 2 c.c. de cultivo puro en caldo; a los ocho días—aunque el ani- 800 ANALES DE LA mal había permanecido triste durante dos días—se le inyecta de nuevo 5 c.c. volviendo a permanecer triste durante tres días; a los ocho días, creyendo que podíamos hacerlo, se le inyectan 10 c.c. y a las seis horas de inoculación muere el animal. Al ver estos resultados practicamos su autopsia con los siguientes hallazgos: abierta la cavidad to- rácica se. comprueba la existencia de exudado pleu- ral sero-purulento y en cantidad apreciable. Ambos pulmones y sobre todo el izquierdo, presentan fo- cos de congestión diseminados y donde el tejido muestra cierta dureza al tacto como si fueran nódu- los. El pericardio no contiene exudado. El corazón, aunque aparentemente tiene las dimensiones norma- les, el ventrículo derecho parece más dilatado. Para simbra se toma del exudado pleural derecho que da cultivos puros de cocobacilos, y de ambos pulmo- nes, tomando del líquido moco-purulento que por su aspecto recuerda el del esputo y que fluye de los bronquios; los cultivos del pulmón izquierdo, fue- ron puros y mezclados al mierococus catarralis los del pulmón derecho, también se obtuvo cultivo pu- ro de la sangre del corazón. Abierta la cavidad abdominal, la serosa no pre- senta nada de particular y no hay exudado aprecia- hle.. El bhazo está congestionado y muy friable y el hígado de color aparentemente normal y con la ve- sícula biliar en parte llena de bilis, de la que no se obtuvieron cultivos en las siembras. Los riñones muy congestionados y aparentemente de volumen mayor que el normal, así como las cápsulas supra renales, Las asas intestinales sobre todo el intestino del- vado vacío y algo distendido y el estómago vacío y su pared un tanto vascularizada. Ei ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 801 Discusión de los resultados.—A nuestro juicio estos experimentos son bien demostrativos, en cuan- to a la infección experimental que se obtiene y aun más, en cuanto que confirman, lo que pudiéramos llamar localización específica pulmonar, de este ger- men, que ya ha sido comprobado en las inyecciones subcutáneas, e intraperitoneales, cosa que de rare- Za se obtiene con el neumococo, el neumobacilo de Friedlander y el estreptococo, en que hay que acudir a la inyección local en el pulmón, o a la ino- culación intratraqueal de cultivos, muy virulentos unas veces, o bien a dosis elevadas. Paradógico resulta, el que no se realice la infee- ción por inhalación, y es más, nos inclinamos a creer de que la reacción febril obtenida después de la in- suflación directa en los curieles y por la inyección intratraqueal en el mono, es debida a la absorción de toxinas, que ya hemos dicho que son piretógenas. Ahora bien, no nos llama la atención este resultado porque estimamos que es difícil obtener éxitos ex- perimentales, en este sentido, aun con los gérmenes reputados como específicos para el pulmón. Parece natural que esto ocurra y de otro modo no se expli- caría la presencia, no ya de gérmenes que viven sa- profíticamente en las vías respiratorias superiores, sino la de gérmenes, que reputados como patógenos, a veces están en ella y no son avirulentos; hay que admitir que no solo la mucosa intacta sino sus se- ereciones, tienen, no siempre, un poder bactericida, sino la cualidad de ser un medio inadecuado para la pululación de los gérmenes, que con esas mucosas se ponen en contacto; por tanto, para nosotros, el resultado negativo de esas experiencias no tiene la importancia que algunos apasionados quieren dar- 802 ANALES DE LA le. En cambio si la tienen a nuestro juicio, las ino- culaciones directas sobre la amígdala, que como he- mos probado en nuestra experiencia, no solamente ocasionan un proceso patológico, de más o menos duración, sino que el germen pulula en el pulmón. De más está decir que suponemos que nadie que- rrá ver en ésto que el modo de inoculación pueda constituir a nuestro modo de juzgar, una represen- tación de lo que se observa en la naturaleza y la in- yección del líquido, que seguramente ocasiona tras- tornos circulatorios y hasta desintegración de algu- nos elementos del tejido, les ha de poner en condicio- nes de minoris resistentiae y por lo tanto, que cuan- do el germen virulento encuentre solución de con- tinuidad para poder penetrar y condiciones seme- jantes en la textura de este órgano linfoide, la in- fección puede ocurrir. Además, nos parece que la infección por vía con- juntival, - claramente comprobada en un animal, muerto a consecuencia de la enfermedad y en otro sacrificado, son experiencias de importancia suma, y máxime cuando en distintas epidemias de influen- za y en la actual, ha sido señalada la inyección infla- matoria de esta mucosa y bacteriológicamente se han encontrado diversas formas cocobacilares, Gram negativas y que muchos sostienen que son bacilos de Pfeiffer los que entre ellos se encuentran y que aunque nosotros no podemos afirmar, basados en la experiencia, que en ella se encuentre el germen es- tudiado por nosotros—porque cada vez hemos ido perdiendo la oportunidad de poder hacerlo, por cau- sas desde luego ajenas a nuestra voluntad—nos in- clinamos a creer que en ella pueda existir, de la mis- ma manera que puede comprobarse su presencia, en ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 803 los casos incipientes de influenza en las fosas nasa- les, en la faringe y en las amígdalas. La infección por vía nasal, aunque no ha oca- sionado la muerte de los animales en experimenta- ción, viene a confirmar la posibilidad de la infección por estas mucosas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que en estas experiencias, al frotar con los hisopos, se efracciona la mucosa y en ella quedan untados numerosos gérmenes que son virulentos. Todo lo cual no resulta anómalo que se realice en la infección humana. Terminada la relación de hechos experimenta- les, nos ocupamos ahora de las condiciones en que hemos encontrado el germen en la clínica humana, fuera del esputo, sobre el que ya insistimos en nues- tra primera comunicación. Hemos dicho y así es en verdad, que lo hemos encontrado en los casos incipientes de influenza, que nos ha sido posible seguir de cerca, en la naso-farin- ge y en las amígdalas, mezclado al micrococos cata- rralis y al estafilococo; en esos momentos, de rareza junto con el neumococo. Debemos manifestar que en los casos examina- dos por nosotros y que llegan a ocho, lo hemos encon- trado en todos y lo hemos cultivado puro dos veces; en otros dos casos, hemos obtenido cultivos mezecla- dos al micrococos catarralis y que a pesar de nues- tros esfuerzos no llegamos a lograr obtener culti- vos puros; en los restantes, no nos hemos esforzado por obtener cultivos al estado de pureza, por falta material de tiempo. De modo que en seis de nues- tras observaciones no lo hemos identificado por sus propiedades biológicas; pero suponemos que los ex- 804 ANALES DE LA pertos en trabajos de Laboratorio se darán cuenta del valor que adquiere el diagnóstico morfológico de un germen y por sus caracteres de cultivo en de- terminados medios, cuando se hace una investiga- ción de esta naturaleza; pero, como cabe dentro de lo posible la comisión de un error, relatamos los he- chos tal como han ocurrido. Por otro lado, el núme- ro de investigaciones es bien pobre; pero creemos que aun contando con un extenso material de enfer- mos, no sería prácticamente posible, encontrar un eran contingente de individuos en esas condiciones. De las cinco autopsias en que nosotros hemos obtenido materias, directa o indirectamente, solo una vez hemos hallado el germen procedente del pul- món, y aunque no logramos obtenerlo puro, porque siempre un estafilococo infectaba los cultivos, ésto no fué óbice para que pudiéramos comprobar sus característicos cultivos en agar, suero de Loffler y agar sangre. En las otras autopsias, hemos encontrado ba- cilos Gram negativos, pertenecientes al grupo de los fluorescentes y al proteus, micrococos catarralis, neumococos y estafilococos. En ninguna de ellas en- contramos el cocobacilo de Pfeiffer. Aunque el número de autopsias no es suficien- te para establecer un juicio, si se juzga serenamen- te, vamos a relatar un hecho experimental que pu- diera explicar, sin acudir a hipótesis, su ausencia, en muchas ocasiones en el pulmón del cadáver. Al curiel número cuatro se le inyecta intraperitoneal- mente medio e.c. de exudado peritoneal procedente del curiel número dos y muy rico en gérmenes; duró diez y nueve días, al cabo de los cuales murió. Su historia está entre las pruebas documentales que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 805 aquí traemos; sus órganos puede el que quiera exa- minarlos y comprobará idénticas lesiones que en to- dos los animales que nos sirvieron de experiencia, y sin embargo las siembras practicadas con sangre de su corazón, de sus pulmones e hígado, todas fue- ron estériles. Es evidente que en este caso, el germen fué ca- paz de producir las lesiones que concluyeron con la vida del curiel; pero él quizás por condiciones crea- das, en el desarrollo del cuadro patológico se extin-- guió; y es más, pensamos que de repetirse este he- cho en las experiencias, explicaría el por qué algu- nos individuos se infectan, curan y no se inmunizan sino que por el contrario están más expuestos a ser víctimas de una nueva invasión. Reacciones humorales.—En nuestra primera co- municación dimos a conocer los resultados que ha- bíamos obtenido; pero como las reacciones de des- viación del complemento que habíamos realizado no - nos satisfacían, no porque nos fueran adversas, sl- no porque la técnica empleada la estimábamos no del todo rigurosa, nos decidimos a repetirlas prepa- rando cuidadosamente el antígeno y confiados en que pudiendo tener animales que estuvieron immu- nes, podíamos hacer nuestras valoraciones más exactas. Nuestros antígenos han sido preparados de la. manera siguiente: la cosecha correspondiente a un frasco de Kole se diluye en 25 c.c. de solución sali- na y se lleva a la estufa a 55 grados durante dos ho- ras; transcurrido este tiempo se guarda en la neve- ra y en ella se mantiene durante tres días, agitando la emulsión frecuente y fuertemente. Al cabo de los tres días se centrifuga y el líquido de color ligera- 806 ANALES DE LA mente amarillento que sobrenada, adicionado del 10 por ciento de solución fénica al 5 por 100, se va- lora y utiliza como antígeno. También hemos empleado en la preparación del antígeno, la técnica de James C. Small. Estos antígenos son inestables y comienzan a ser los resultados variables—y por tanto inútiles— después del décimo cuarto día cuando más, y la ma- yoría de las veces no duran más de diez días. Antes de proseguir, haremos constar que no acertamos a explicarnos cómo han podido emplear- se como antígeno en la desviación del complemen- to, gérmenes vivos, pues la experiencia lo demues- tra y en ella está basada la prueba de bacteriolisis, que se necesitan más de tres horas de contacto con el suero, que se supone que las contiene, en la estufa a 37 grados, para que la desviación se realice en los casos positivos y la prueba en tales condiciones de- . Ja mucho que desear. Los que hemos utilizado que han sido cinco te- nían un poder anticomplementario siempre supe- rior a 0.15 c.c.; los preparados según la teoría de Ja- mes C. Small tenían idéntico valor. El poder específico variaba entre 0.02 y 0,045 c.e. Los resultados que hemos obtenido en un to- tal de 41 desviaciones han sido los siguientes: Z POSITIVAS NEGATIVAS DUDOSAS 2 Exam. Tanto £ Exam, Tanto Exam. Tanto % Enfermos..... 7 1 14.2 4 57.1 7 28.7 Convalescientes ..... 28 11 39.2 ¡ 15 53.7 2 zas 6 0 o | 6 | 100 0 0 Sanoste ed | Antes de hacer algunas consideraciones que nos sugieren estos resultados, es preciso que conoz- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 807 can los que hemos obtenido en los animales en que hemos experimentado y que nos constaba, desde lue- go, que habían pasado la infección y como la hemos practicado siempre más de una semana después de la vuelta a la normal, los calificaremos como conva- lecientes. | Total de animales | POSITIVAS NEGATIVAS DUDOSAS examinados | A O Núm. Tanto % Núm. Tanto % Núm. Tanto % 14 6 42.8 8 57.2 0 0 A nuestro juicio este estudio comparativo da gran valor a estas investigaciones, porque si bien las reacciones positivas en hombres convalecientes des- de tres a veintiun días arrojan solamente 39.2 9,, las de los animales infectados nada más que el 42.89, y esta diferencia indudablemente que puede admi- tirse como el margen de error, bien de diagnóstico— sl se tiene en cuenta las condiciones en que hemos examinado los convalecientes—o bien en nuestras manipulaciones al hacer las investigaciones. De todos modos, de nuestras investigaciones se deduce, que el suero de muchos convalecientes de in- fluenza vera, tiene anticuerpos específicos para el germen que estudiamos. No hemos empleado en nuestros estudios, las pruebas de precipitinas, porque hasta hoy, desde el punto de vista del diagnóstico bacteriológico, no son de tomarse en consideración, sobre todo cuando los resultados son negativos; por tanto hemos erei- do inútil realizar trabajos de esta índole. Por último, en nuestra primera conferencia hi- cimos referencia a los resultados que se obtenían por medio de la vacunación practicada con suspensio- 808 ANALES DE LA nes puras de este germen; pero las cireunstancias que no son del caso exponer, nos han hecho desistir de esas investigaciones, para evitar confusiones ma- liciosas entre lo que pudiera considerarse comercial y lo científico. De los cultivos.—Parece que nosotros no debe- ríamos insistir sobre las propiedades culturales de nuestro germen, pero las circunstancias nos obligan a ello. Aunque parezca anómalo, ya nuestro trabajo ha sido criticado, y rechazado, sin que se nos diera la alternativa de ratificarlo o rectificarlo; pero esto quizás ha sido debido a la natural impaciencia que produce en ánimos amantes de la verdad, porque no permaneciera un instante más, sentado un hecho, que desviara la opinión científica causando daños quizás incalculables. Como un trabajo erítico fué leído en esta Aca- demia, y existían diferencias entre éste y el nues- tro; uno de nosotros, el doctor Leonel Plasencia, pi- dió a esta Corporación, que se nombrara una comi- sión, desde el momento que era indudable que am- bos decían verdad y las diferencias se debían a erro- res cometidos por uno u otros. Siempre entendió el doctor Plasencia que la comisión no iba a juzgar so- bre veracidad, sino que expuestas por unos y otros —con los fundamentos científicos que estimaron oportunos, las condiciones en que habían trabaja- do—hombres expertos, hubieran podido sin dificul- tad, señalar los errores cometidos y ya de acuerdo, seguramente las divergencias no podían existir. Ahora bien, como al señalar de nuevo los ca- racteres morfológicos y propiedades biológicas en los medios de cultivo, no haríamos otra cosa que re- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 809 petir el trabajo leído ante esta Academia, por uno de nosotros, el doctor Félix Hurtado, nos limitare- mos a hacer un memorandum siguiendo la carta bac- teriológica descriptiva de la Sociedad de Bacterió- logos Americanos, extendiéndonos solamente, en aquellos puntos, que por haber sido discutidos nos creemos en el deber de rebatirlos. Morfología.—La forma es cocobacilar, de extre- mos redondeados, que en los medios sólidos se pre- sentan aislados, en diplo o formando cortas cadenas, a excepción del suero de Loffler, en el que la dispo- sición en cadenetas es la predominante y en los me- dios líquidos, por el contrario, la disposición en ca- denetas, más o menos largas, es la predominante, a excepción de la leche, en la que los elementos aisla- dos predominan. Para estas observaciones se han empleado cultivos de 24 horas de edad; en gelatina de 48 horas. Límites de tamaño de 0.67 longitud máxima a 2.1 longitud máxima, siendo el promedio de 0.9 y la anchura variable entre 1 y 3 décimos de miera. Disposición del germen, germinado en bloek eol- gante de agar: Crece longitudinalmente, formando cadenas de más de 15 y 20 elementos, ondulantes y hasta cier- to punto paralelamente dispuestas, formando bu- cles de orientación irregular. Motilidad.—Son lentamente movibles. No forma esporos, poseen una flagela terminal y larga. Esto último es comprobado empleando el método de Loffler, acidulado con cinco gotas de sul- fúrico diluído y sustituyendo el violeta de genciana por azul de Loffler. No posee cápsula, ni la produ- 810 ANALES DE LA ce, ni en los medios albuminosos, ni en los exuda- dos, método de Hiss. Coloración: es siempre bipolar, más acentuada en los medios líquidos y en los exudados. Es Gram ne- gativo Formas de involución, no se observan y más bien son verdaderas degeneraciones, sino después de quince días, aunque no le concedemos importan- cia alguna. Ahora bien, esto ha sido calificado de pleomor- fismo, lo cual constituye un error, porque las formas de involución, los bacteriólogos las conceptúan como señal de empobrecimiento, agotamiento, empleo de medios inadecuados 6 envejecimiento de los eulti- vos y el polimorfismo se ha señalado de culturas jó- venes en ciertas bacterias, por la mayoría de los in- vestigadores, al trasplantarlas de un medio a otro. Caracteres de los cultivos.-Agar inclinado siem- bra por estría a las 24 horas, su crecimiento es abun- dante, esparcido (en barniz húmedo) plano, brillan- te, traslúcido, no coloreado, sin olor y de consisten- cia semifluída. En este particular nos interesa ha- cer una aclaración que indudablemente tiene im- portancia, y es la de que se dice por algún investi- gador que “a las 24 horas la siembra en estría mues- tra una banda de cultivo como de 2 mm. de espesor”, sin duda él habrá querido decir anchura porque no es posible que un barníz tan delicado, como forma en el agar este germen, tenga un espesor tan consi- derable. Papas: crecimiento escaso, esparcido, con cier- to brillo, plano lisa, blanquecino, sin olor y de con- sistencia semifluída. Suero de Loffler.—En estría, moderado ereci- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 811 miento, colonia esparcida, aplanada brillante e in- colora; no produce cromógeno, ni colorea el medio, ni lo licúa. Agar por punción.—En la superficie crecimien- to abundante, extendido. En el canal de puntura fi- liforme, grisáceo. Gelatina por punción.—En la superficie crece bien, formando barníz blanco grisáceo. En el canal de puntura crece raquíticamente, filiforme y granu- loso, blanco grisáceo; licuación completa después del séptimo día. | Gelatina inclinada.—Por estría; los mismos ca- racteres que en el agar, comienza a escavar la super- ficie del medio a los tres días; es total a los siete u ocho. | Gelatina.—En atmósfera privada de oxígeno liso, blanco grisáceo; licuación completa después del quinto día y no es completa a las seis semanas. Caldo.—Superficie, anillo o gorguera adheren- tes, según la reacción del medio, lo que algunos to- man por película al desprenderse éste y sobrenadar. Enturbiamiento uniforme, que se acentúa con la edad, no produce olor. Con el envejecimiento se pro- duce sedimento floconoso. Leche.—Permanece sin coagularse un mes y no se modifica su consistencia ni se peptoniza la ca- seína. Leche tornasolada.—Ligeo cambio al rojo; no se coagula después de un mes, no se modifica la ca- seína ni se peptoniza; ligera reducción del tornasol en el fondo y no de modo constante y que no se acen- túa. Cultivos en placas de agar.—Crecimiento rápi- do a 39%. Colonias irregulares, redondeadas, coales- 812 ANALES DE LA centes, hasta formar barniz, aplastadas, siendo su textura interna filamentosa. Agar papas.—Crece raquíticamente sin tener acción distásica ni producir coloración. Medio Arnaud y Farrant.—Enturbiamiento di- fuso sin producir coloración; da la reacción de los nitritos. Este germen produce cantidad moderada de in- dol. El mejor medio para un crecimiento continuado y largo es el agar. Un medio que puede utilizarse pa- ra diferenciación con otros gérmenes del esputo, es el Russel, cuyo medio, lo modifica de manera seme- jante al Paratifus B. Su comportamiento en presencia de los hidratos de carbono.—Al tratar de cómo se comporta el ger- men estudiado por nosotros en presencia de los hi- dratos de carbono, lo hacemos insistiendo, en nues- tras apreciaciones sobre aquellos particulares que son dignos de tenerse en cuenta. En efecto, los azú- cares, alcoholes polivalentes aldehídicos o cetóni- -cos—aunque algunos crean que es un disparate lla- marles así—serán estudiados, dándoles, como siem- pre lo hemos hecho, la importancia que merecen, en lo que a preparación de los medios que los contienen se refiere, porque si se descuidan pueden inducir a errores notables. Uno de nosotros, el doctor Hurtado, dió a co- nocer en un trabajo presentado a esta Corporación los cuidados que nosotros tomábamos, para garan- tía de que lás substancias colocadas en los tubos de fermentación no sufrían la menor descomposición. Aun cuando Richet afirma que la peptona fa- vorece las fermentaciones hidrocarbonadas, nosotros ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 813 entendemos que con cualquier albuminoide se obtie- nen los mismos resultados y no podemos aceptar que las diferencias entre las investigaciones de otros y las nuestras, se deban al uso de la nutrosa en el me- dio Basierkow, considerando que es variable su composición, porque más variable es la de las pep- tonas que se expenden en el comercio y llama la aten- ción, que criticando de ese modo el empleo de ella, se afirme en un trabajo, que se prefiere el medio Ba- sierkow que es a base de nutrosa adicionado de 2% de agar, y en esto consiste la modificación, porque de hacerlo a base de caldo o agua de peptona, no se- ría nada nuevo lo que se emplease. A propósito de esta modificación estimamos que es solamente cómo- da, pero con muchas más causas de error que el Ba- sierkow. Nuestros resultados han sido: producción de ácido y pequeña cantidad de gas, de levulosa, galac- tosa, maltosa y sacarosa y que no modifica en lo ab- soluto, apesar de germinar en ellos, la eritrita, ara- binosa, manito, dulcita, lactosa, rafinosa, dextrina, e inulina. De donde deducimos que este germen solo produce en presencia de los hidratos de carbono una glucasa y una invertasa y que no actúa sobre la lae- tosa. En efecto, respecto de la lactosa se afirma que ataca y produce gas a expensas de ellas y en cam- bio la leche no la coagula, por producción de ácido, cosa que resulta extraña, pues la una es consecuen- cia de la otra y si se consulta la biología de todas las bacterias que producen ácido y gas en lactosa solo se encontrará alguna, como el Bacilus entericus de Castellani que aparezca con esa propiedad, y sin du- da en ese caso se ha cometido el mismo error. En el 814 ANALES DE LA Petrusky tampoco se señala la producción de gas y sin embargo contiene lactosa. De este modo habría que convenir que este germen solo ataca la lactosa en determinadas condiciones. A nuestro juicio las diferencias que se observan entre los resultados ob- tenidos por otro investigador y los nuestros, se de- ben a errores de preparación del medio, por él o por nosotros cometido; pero podemos garantizar que he- mos procurado por todos los medios a nuestro alecan- ce, tratar de evitarlo y siempre hemos obtenido el mismo resultado que señalamos. Antes de terminar este particular hemos de ma- nifestar que la cantidad de gas producido en Basier- kow varía entre 1 y 4% y en el caldo de 5 a 12%, de modo que es muy pequeña, como hemos afirmado, si se ealeula lo que puede producir un germen que los utiliza totalmente en su metabolismo, que varía entre 60.85%. Producción de amoníaco, es pequeña. Transforma los nitratos es nitritos. No hemos realizado experieneias para compro- bar la cantidad de acidez o alcalinidad que puede tolerar en su germinación. La temperatura óptima es de 36%C. Muere por un minuto de ebullición; en una ho- ra a 550; 10 a 70%C y 24 horas a 0*. Máximo de temperatura de crecimiento 43 gra- dos. Mínimo 5 grados. Resiste bastante bien la desecación. La cantidad de áleali producida en los medios, expresadas en amoníaco es de 0.7 X< 1000. Acción del ácido fénico, lo mata en 40” en pro- porción de 4.5 Xx 1000. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 815 Clasificación.—Después de aceptada la constan- cia de los caracteres morfológicos de este germen, la de sus colonias en los distintos medios de cultivo, la especificidad de las lesiones en las pruebas de medi- cina experimental, es que nos sentimos autorizados para clasificar el germen que estudiamos. Se trata de un microorganismo que según de- claramos en nuestra primera comunicación, atenién- donos a la literatura que poseemos, no está deserl- to y a lo que nos hemos limitado es simplemente a denominarlo. En esa denominación no ha interve- nido para nada nuestra convicción; su semejanza con el bacilo Influenza de Pfeiffer sirvió para adoptar su nombre genérico y la propiedad fundamental que de él.lo diferencia, que es la motilidad, sirvió para el específico motilis. Antes, no podíamos nosotros, sin demostrar el desconocimiento de los principios elementales de la actual taxonomía bacteriológica, intentar su cla- sificación y como no se trataba de buscarle el tan- to por ciento mayor de semejanzas con tal o cual bacteria, era materialmente imposible emprende: este trabajo, puesto que según declaración nuestra, el estudio no había terminado. Ahora poseemos datos que nos permiten consul- tar las clasificaciones últimamente adoptadas; la no- ta preliminar del Comité de Clasificación de Bacte- rias de la Sociedad de Bacteriólogos Americanos y la de R. E Buchanan, más reciente, y miembro de aquella comisión. Los datos son los que se refieren, primero, a su morfología y que son inmutables y representan lo que en zoología y botánica la textura; segundo, sus caracteres de cultivo que nos muestran el mecanis- 816 ANALES DE LA mo de sus propiedades metabólicas, y por último, su patogenicidad que viene a ser un dato necesario mu- chas veces para la agrupación de especies. Prueba de lo que acabamos de afirmar serán las someras consideraciones que vamos a hacer. Morfológicamente—y por la manera de desarro- llar su patogenicidad en algunos animales—se ase- meja a los del grupo de la septicemia hemorrágica; pero, desde el momento que es monótrico, licúa la gelatina y produce ácido y gas, en algunos de los hi- dratos de carbono, podemos asegurar que entre ellos no puede incluirse. Semejanzas de caracteres en algunos medios de cultivo v sobre todo en los hidratos de carbono, lo llevarían al grupo de los Proteus; pero no siendo pe- ritricos, ni muy movibles y más aun no siendo pro- teolíticos ni coagulantes de la leche, tampoco pue- de llevarse a este grupo. Muchos puntos de contacto tiene con el grupo de Friedlander; pero no coagula la leche y no fer- menta ni modifica el almidón, y sin embargo, por la especificidad de las lesiones que produce, cabría—su- poniéndole perdidas determinadas propiedades—1n- cluirse en algún subgrupo de estos gérmenes; pero habría que crearlo. Entremos ahora en el asunto que nos interesa; por su forma bacilar, sin endosporos, movible, no te- ner nunca forma espiral ni estrictamente filamen- tosa, corresponde a la segunda familia: Bacteriaceae, tribu segunda: Bacteriae. Por no.ser fusiforme, ni hemoglobinófilo, ser ae- robio facultativo corresponde a la subtribu cuarta: Bacterinae. Por tener flagela polar, ser Gram negativo, li- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 817 cuar la gelatina, ser amonífero y fermentar los hidra- tos de carbono, pero no activamente, corresponde al género: Pseudomonas. El nombre específico, como no es germen cono- cido, resulta aquí el problema y siguiendo las reglas recomendadas por el Comité de Clasificación; pues- to que entre sus propiedades metabólicas no hay nin- eguna notable y si la especificidad de sus lesiones pa- tológicas lo son, lo cuerdo sería imponerle el de pneu- moniae. Este u otro nombre específico, confesamos que no tenemos interés por ninguno y menos no siendo muy fuertes en latín, servirían para caracterizar en lo sucesivo esta bacteria. Para terminar: si con nuestros conocimientos hemos podido afirmar y afirmamos que es un germen no descrito en los momentos actuales, no podemos asegurar que solo nosotros lo hemos encontrado, Mal- donado en España, Mac Instoch en Londres y A. Bloomfield y C. Harrp en Baltimore, lo han obser- vado en los exudados de individuos atacados de in- fluenza; sin que sus deseripciones al menos que sepa- mos, hayan sido tan completas como las presentadas aquí. Ahora bien, mediten cuantos nos han dispensa- do el honor de oir esta y la anterior comunicación, acerca de cuanto hemos expuesto y convendrán en que nosotros tenemos más de una razón de orden científico para creer que ésta es la unidad etiológi- ca de la actual pandemia. Si estamos en un error y más late se de- muestra, seremos nosotros los primeros en aceptar- 818 ANALES DE LA lo, porque aquí hemos venido con el ánimo satisfe- cho de haber tratado de ser útiles; si no lo logramos cúlpese a nuestra obcesión, pero no a nuestro buen deseo. | S PRUEBAS DOCUMENTALES DE LOS EXPERIMENTOS REALIZADOS Investigaciones en los esputos No. 1.—Cliente del Laboratorio.—Aspecto mucoso. Con- tiene gran número de cocobacilos Gram negativo, neumoco- cos escasos y mierococos catarralis. No se practican siembras. No. 2.—Cliente del Laboratorio.—Aspecto muco purulen- to. Contiene escasos cocobacilos Gram negativos, neumococos numerosos y mierocos catarralis. No se practican siembras. No. 3.—Cliente del Laboratorio.— Aspecto muco puru- lento. Examen directo: contiene numerosos neumococos, un co- cobacilo Gram positivo, agrupado en pelotones de 6 a 8 ele- mentos y otros gérmenes banales. Siembras en Agar sangre: escasas colonias punteadas y transparentes constituidas por una mezcla de cocobacilo Gram positivo, diplococos descolorables, diplococos en cadena y neu- MOCOCOS. Agar ordinario: Colonias erisáceas, transparentes, cons- tituidas por estreptococos de largas cadenas. Colonias blan- cas y redondas constituidas por estafilococos y colonias blan- cas, erisáceas y puntiformes constituidas por neumococos. Las resiembras hechas comprueban un error en la afini- dad colorante del cocobacilo, que es siempre Gram negativo. Se obtienen cultivos puros en caldo, en agar ordinario y en bilis. No. 4. —Cliente del Laboratorio.—Aspecto mucoso. Exa- men directo: neumococos escasos, cocobacilos Gram negati- vos abundantes; Koch no tiene. Cultivos en Agar sangre: Colonias punteadas, transpa- rentes, constituidas por cocobacilos mezclados a catarralis.-: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 819 Agar ordinario: Colonias en barniz blanco grisáceo, cons- tituidas por cocobacilos que habíamos tomado en el agar san- ere por el de Pfeiffer, descolorables y movibles. Colonias blancas y gruesas, constituidas por neumoco- cos mezclados al cocobacilo. Colonias en barniz blaneo, constituidas por neumococos, el mismo cocobacilo y abundates bacilos gruesos. No. 5.—Caso del Dr. Ramos, (vrave).—Aspecto muco pu- rulento.—Escasos cocobacilos Gram negativos, neumococos, catarralis y numerosos diplococos flogógenos. Cultivos en agar ordinario: Colonias en barniz blanco erisáceo constituidas por el diplococo flogógeno y el co- cobacilo Gram negativo. Colonias grises, transparentes, cons- tituidas por un bacilo largo, descolorable y colonias blancas y redondas, constituidas por un cocobacilo movible y descolo- rable. No. 6.—Caso del Dr. Valdés Dapena.—Aspecto mucoso. Examen directo.—Contiene algunos bacilos Gram negativos y tetragenos. Cultivos en agar sangre: Colonias redondas, blancas cons- tituidas por estafilococos. Agar ordinario: colonias blancas y redondas, constitui- das por un grueso bacilo descolorable y estafilococos. No. 7.—Caso del Dr. Valdés Dapena.—Aspecto purulen- to. Examen directo: Numerosos estreptococos de cortas y largas cadenas y diplococos flogógenos. Cultivos en agar sangre: colonias punteadas, transparen- tes, que descoloran el medio, constituidas por estreptococos; otras más gruesas y blancas, constituidas por catarralis y un bacilo grueso descolorable. Agar ordinario: colonias punteadas, transparentes, cons- tituidas por estreptococos y barniz blanco constituido por un bacilo erueso descolorable. No. 8.—Enfermo de la Covadonga.—Aspecto mucoso. Examen directo: numerosos neumococos y algunos cocoba- cilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: barniz blanco constituido, por un bacilo grueso no descolorable. Colonias redondas y blan- cas, constituidas por mierococos catarralis. 820 ANALES DE LA Agar ordinario: colonias blanquecinas en barniz, con.- tituidas por un diplococo agrupado en racimos y Gram ne- vativo. ¿¡Flogógenus? No. 9.—Enfermo de la Covadonga.—Aspecto mucoso. Examen directo. Contiene numerosos neumococos y cocoba- cilos Gram negativos. Cultivos en agar sanere: colonias punteadas y transpa- rentes, constituidas unas, por estreptococos y otras, por neumococos y colonias redondas y blancas, constituidas por mierococos catarralis. Agar ordinario: colonias blancas grisáceas, redondas y aisladas, constituidas por mierococos catarralis; otras pun- teadas constituidas por neumococos y barniz blanco cons- tituido por un grueso bacilo descolorable por el método de Gram. No. 10.—Enfermo de la Covadonga.—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene escasos cocobacilos Gram negati- vos, neumococos y diplococos flogógenos. Cultivos en agar sanere: colonias punteadas, constituidas por neumococos, colonias redondas y blancas, constituidas por mierocos catarralis y tenue barniz húmedo constituido por coco-bacilo. Acvar ordinario: colonias blancas, redondas y consisten- tes. constituidas por mierococos catarralis y neumococos; colonias semi-transparentes constituidas por diplococos flo-. vógenos y barniz blanco erisáceo, constituido por el cocoba- cilo Gram negativo. No. 11. Enfermo de la Covadonga.—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene numerosos cocobacilos Gram ne- cativos, escasos neumococos y catarralis o flogógenos. Cultivos en asar sanere: colonias redondas y blancas constituidas por micrococos catarralis, colonias punteadas constituidas por neumococos y colonias de aspecto de chagrin constituidas por cocobacilos descolorables. Agar ordinario: barniz gris y transparente, constituido por cocobacilos descolorables, constituidas por neumococos y colonias redondas y blaneas y micrococos catarralis, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 821 No. 12.—Cliente del Dr. Valdés Dapena.—Aspecto muco purulento. Examen directo. Contiene cocobacilos Gram negati- vos, gruesos bacilos mo descolorables, neumococos y estrepto- COCOS. dd Agar ordinario: bacilo oval, descolorable, constituyendo colonias en barniz espeso, transparentes y muy brillantes y un sacaromices. Colonias redondas y blancas constituidas por micrococos catarralis. No. 13.—Cliente del Dr. F. Pagés.—Aspecto mucoso. Kxa- men directo: Contiene gran número de cocobacilos Gram negativos, escasos neumococos, estreptococos y micrococos Ca- tarralis. Cultivos en agar sangre: colonias blancas, redondas y ad- herentes, constituidas por mierococos catarralis y colonias punteadas constituidas por estreptococos y néunmococos. Agar ordinario: colonias redondas y blancas constituidas unas, por micrococos catarralis y otras, por estafilococos. No. 14.—Enfermo de la Covadonga.—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene numerosos neumococos, tetráge- nos, mierococos catarralis y flogógenos. Cultivos en agar sangre: colonias transparentes, grisáceas y redondas, constituidas por mierococos catarralis y bacilos xeroxis; otras por cocobacilos (Gram negativos, movibles, mezclados al mierococos catarralis y colonias blancas y re- dondas, constituidas por estafilococos. Agar ordinario: barniz transparente y grisáceo, consti- tuido por cocobacilos descolorables, colonias punteadas cons- tituidas por bacilos seudodiftéricos mezclados al cocobacilo Gram negativo y colonias blancas y redondas constituidas por estafilococos. No. 15.—Enfermo de la cama número 49 del Centro Cas- tellano.— Aspecto purulento. Examen directo: Escasos coco- bacilos Gram negativos, estreptococos de cortas y largas ca- denas, micrococos catarralis y un bacilo muy semejante al de Klebs Loffier. Cultivos en agar sangre: colonias punteadas, redondas, muy abundantes, constituidas por bacilos seudodiftéricos, mez- clados al mierococo flogógeno, y a un cocobacilo, descolora- ble. 822 ANALES DE LA Agar ordinario: colonias grandes, redondas y transpa- rentes, constituidas por un bacilo lareo y no descolorable; colonias punteadas blancas, constituidas por el mierococos ca- tarralis, mezclado al bacilo seudodiftérico y colonias redon- das, semi transparentes y constituidas exclusivamente por micrococos catarralis. No. 16.—A. Alvarez, Enfermo de “La Balear””.—Aspecto muco fibrinoso. Examen directo: Contiene estafilococos, neu- mococos y mierococos catarralis. Cultivos en agar sangre: colonias punteadas constituidas por bacilos cortos y gruesos, no descolorables; colonias en bar- niz blanco grisáceo, constituidas por el cocobacilo Gram ne- gativo. Agar ordinario: colonias en barniz blanquecino, de con- tornos irregulares, constituidas por bacilos cortos y gruesos, no descolorables. Colonias punteadas y transparentes, cons- tituidas por bacilos seudodiftéricos. Colonia transparente y muy húmeda, constituida por el cocobacilo Gram negativo, que es movible en gota colgante. No. 17.—Cliente del Dr. Ciro León, de Manzanillo.—As- pecto mucoso. Contiene cocobacilos numerosos, Gram nega- tivos, escasos neumococos y estreptococos de cortas y largas cadenas. Cultivos en agar sangre: colonias en barniz aterciope- lado, constituidas por el cocobacilo Gram negativo. Suero de Loffler: colonias pequeñas, redondas y blancas, constituidas por neumococos. Agar ordinario: Colonias en barniz achagrinado, cons- tituidas por bacilos seudodiftéricos. No. 18.—Esputos de un individuo tuberculoso.—Aspecto muco-purulento. Examen directo: Contiene bacilos de Koch y cocobacilos descolorables por el Gram, y estreptococos. Cultivos en agar sangre: colonias blancas y pequeñas, constituidas por estafilococos. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes constituidas por estreptococos y redondas y blancas, consti- tuidas por estafilococos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 823 Agar ordinario: colonias en barniz amarillo, constituidas por estafilococos y colonias blancas, también constituidas por estafilococos. No. 19.—Cliente del Dr. Grande Rossi.—Aspecto muco- fibrinoso. —BExamen directo: Contiene micrococos catarralis, diplococos flogógenos y estreptococos. Cultivos en agar sangre: colonias punteadas, constitul- das por el diplococo flogógeno y bacilos finos, descolorables por el Gram. Suero de Loffler: colonias redondas y transparentes, constituidas por mierococos catarralis y un bacilo largo y fi- no descolorable. Agar ordinario: colonias grandes, redondas y transpa- rentes, constituidas por micrococos catarralis y estafilococos mezclados y un micrococo grande, semejante al neumococo. Colonias redondas y punteadas, constituidas por diplococos descolorables y un bacilo largo y fino, también descolorable. No. 20.—Cliente del Dr. Aballí—Aspecto muco sangui- nolento. Examen directo: Contiene neumococos, diplococos flogógenos y estreptococos. Cultivos en agar sangre: colonias pequeñas y transparen- tes, constituidas por neumococos exclusivamente. Suero de Loffler: colonias redondas, pequeñas y transpa- rentes constituidas por neumococos y colonias húmdas y re- dondas, constituidas por el cocobacilo oval descolorable. Agar ordinario: colonias en barniz, constituidas por un bacilo fino y descolorable y cocobacilos mezclados a un grue- so bacilo no descolorable. No. 21.—Cliente del Laboratorio.—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene neumococos, micrococos catarralis y estreptococos. Cultivos en agar sangre: colonias punteadas, constituidas por neumococos y colonias blancas y redondas, constituidas por estafilococos. Suero de Loffler: colonias blanco-amarillentas, consti- tuidas por estafilococos. Agar ordinario: colonias blancas semi transparentes, cons- tituidas por mierococos catarralis, y colonias blanco-amari- llentas, constituidas por estafilococos. 824 ANALES DE LA No. 22.—E. D. del Dr. Crespo, de Guanajay.— Aspecto purulento. Examen directo: Algunos neumococos, estrepto- cos y bacilos de Koch. Cultivos en agar sangre: colonias punteadas, blancas, constituidas por neumococos. Suero de Loffler: colonias redondas, semi transparentes, constituidas por mierococos eatarralis y estafilococos. Agar ordinario: colonias blancas, constituidas por esta- filococos. No. 23.—A. C., Bronco neumonía.—Aspecto hemoptóico. Examen directo: Contiene numerosos neumococos, microco- cos catarralis y escasos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en agar sangre: colonias redondas, pequeñas y blancas, constituidas por micrococos catarralis; barniz blan- quecino, constituido por mierococos catarralis, mezclado al cobacilo Gram negativo. Suero de Loffler.: barniz transparente, constituido por co- cobacilos Gram, negativos. Agar ordinario: colonias grisáceas, semi transparentes, constituidas por el cocobacilo descolorable y colonias redon- das, grandes y amarillentas, constituidas por estafilococos. No. 24.—Sra. M.—Aspecto mucoso. Examen directo: Se encuentran numerosos cocobacilos Gram negativos, miero- cocos catarralis y el cocobacilo oval descolorable. Cultivos en Agar sangre: colonias discretas aisladas, pe- queñas y blanquecinas, constituidas por mezcla del cocobaci- lo deseolorable y mierococos catarralis. Suero de Loffler: colonias blancas y redondas constitui- das por estafilococos. Agar ordinario: colonias en barniz semi transparentes, constituidas por el cocobacilo Gram negativo, y colonias blan- cas opacas, constituidas por un bacilo grueso y descolorable. No. 25.—N. M.—Aspecto muco purulento. Examen diree- to: Contiene cocobacilos Gram negativos, escasos, neumoco- cos y mierococos catarralis. _ Cultivos en agar sangre: barniz de ligero tono verdoso constituido por un bacilo fino, muy movible, cocobacilos y diplococos descolorables por el método de Gram. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 825 - Suero de Loffler: colonia muy húmeda y extendida, cons- tituida por bacilos finos descolorables. Agar ordinario: barniz de ligero tono verdoso, consti- tuido por un bacilo fino descolorable, y colonias blanquecinas, constituidas por un cocobacilo erueso y descolorable. No. 26.—Antonio B., cama 67 de **“La Balear””.—Aspecto muco purulento. Examen directo: No contiene bacilo de Koch; contiene abundantes neumococos y aleunos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas y punteadas, constituidas por neumococos y colonias redondas y semi-trans- parentes, constituidas por micrococos catarralis. Suero de Loffler: colonias redondas y blancas, constitui- das exclusivamente por estafilococos blancos. Agar ordinario: colonias punteadas, constituidas exclu- sivamente por un diplococo descolorable por el método de Gram. No. 27.—M. L., cama 59 de *““La Balear'” —Aspecto mu- coso. Examen directo: Contiene cocobacilos descolorables, mi- erococos catarralis y neumococos. Cultivos en agar sangre: colonias blancas, redondas y pe- queñas, constituidas por abundantes diplococos descolorables, mezclados a escasos cocobacilos también descolorables. Suero de Loffler: colonias en barniz transparente, cons- tituidas por el cocobacilo Gram negativo y colonias blancas, redondas y pequeñas, constituidas por neumococos. Agar ordinario: colonia húmeda, en barniz irregular, constituida por un cocobacilo fino, descolorable y el microco- co catarralis. No. 28.—D. P., cama 70 de ““La Balear'”.—Aspecto muco purulento. Examen directo: Contiene abundantes cocobacilos algunos neumococos y escasas cadenas de estreptococos. Cultivos en agar sangre: colonias blancas, redondas, constituidas por estafilococos. Suero de Loffler: colonias redondas amarillentas, consti- tuidas por estafilococos, y colonias transparentes, constitui- das por un bacilo grueso descolorable. Agar ordinario: colonias transparentes y de contornos irregulares, constituidas por un bacilo largo y fino, no desco- . 826 ANALES DE La lorable y colonias redondas y blancas, constituidas por esta- filococos. - No. 29. E.R., cama 66 de *““La Balear'””.—Aspecto muco purulento. Examen directo: Contiene estreptococos de lar- gas y cortas cadenas, mierococos flogógenos y escasos Coco- bacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas y transpa- rentes, constituidas por cocobacilos descolorables semejantes al Pfeiffer. Suero de Loffier: colonias en barniz blanco grisáceo, cons- tituidas por el cocobacilo Gram negativo y colonias redondas y pequeñas y blancas, constituidas por mierococos catarralis y NeUMOCOCOS. Agar ordinario: colonias en barniz blanco grisáceo, cons- tituidas por un bacilo grueso, es largo y descolorable; colonias blancas, redondas, constituidas por un bacilo grueso, largo recto y no descolorable y colonias redondas y amarillentas, constituidas por estafilococos. Las resiembras posteriores en agar huevo y agar albúmi- na, mostraron la existencia de un seudo Pfeiffer. No. 30.—E. D., del Dr. F. Fernández.—Aspecto muco pu- rulento. Examen directo: Contiene abundantes neumococos y escasos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: numerosas colonias redondas, blancas y ligeramente levantadas, contituidas por estafilo- COCOS. Agar ordinario: colonias redondas, amarillentas, cons- tituidas por estafilococos, y colonias transparentes, constitui- das por bacilos dispuestos en cadena no descolorables. No. 31.—A. P., de Key West.—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene escasos cocobacilos, neumococos y micro- cocos catarralis. Cultivos en Agar sangre: no hay germinación. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes, constituidas por estreptococos viridans, mezclados al neu- mococo y estafilococo, colonias transparentes, constituidas por mezcla del mierococo catarralis y el cocobacilo Gram negativo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 827 No. 32.—M. R., de ““La Balear'”.—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Numerosos cocobacilos Gram negativos, estrep-' tococos, mierococos flogógenos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas y transpa- rentes, constituidas por cocobacilos Gram negativos. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes constituidas por cocobacilos descolorables. Aear ordinario: colonias transparentes, constituidas por el cocobacilo descolorable, y colonias blaneco-amarillentas, cons- tituidas por un diplococo Gram negativo. No. 33.—J. R., del Tr. Torroella.—Aspeeto muco purulen- to. Examen directo: Contiene abundantes neumococos, co- cobacilos Gram negativos, muy escasos y mierococos flogóge- nos o catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas, constituidas por mierococos catarralis, colonias en barniz, donde se encuen- tran mezclados el mierococo catarralis y el cocobacilo Gram negativo. Suero de Loffler: colonias en barniz blanquecino, cons- tituidas por mierococos catarralis. Agar ordinario: colonias blancas punteadas y opacas, donde se encuentran mezclados el cocobacilo Gram negativo y el mierococo catarralis. No. 34.—M. G., del Dr. Cubría.—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene estreptococos y algunos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sanere: colonias punteadas, constituil- das por un estreptococo un bacilo no descolorable y escasos cocobacilos Gram negativos. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes que tienden a confluir, constituidas por estreptococos viridans y eran cantidad de cocobacilos Gram negativos. Agar ordinario: no hay germinación. No. 35.—A. M., del Dr. Martínez Cañas.—Aspceto muco- so. Examen directo: Abundantes estreptococos y neumoco- cos, escasos cocobacilos Gram negativos y algunos cocobaci- los ovales descolorables. Cultivos en Agar sanere: colonias redondas, puntiformes y transparentes, constituidas por un diplococo descolorable. 328 ANALES DE LA Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por el cocobacilo oval. Agar ordinario: colonias en forma de barniz transpa- rente, constituidas por micrococos catarralis, mezclado al ceo- cobacilo Gram negativo y a muy escasos neumococos. No. 36.—B. $., del Dr. Ciro León, de Manzanillo. —Aspec- to muco purulento. Examen directo: Contiene numerosos neu- mococos, escasos cocobacilos Gram negativos y micrococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias puntiformes, discretas, constituidas por el cocobacilo Gram negativo, diplococos des- colorables y estreptococos viridans, colonias blancas, cons- tuidas por estafilococos. Suero de Loffler: colonias blancas, redondas y húmedas, constituidas por mezcla de cocobacilos ovales descolorables, mierococos catarralis y neumococos. Agar ordinario: colonias blancas irregulares, constitui- das por neumococos, escasos cocobacilos Gram negativos y mierococos catarralis; y colonias transparentes de contornos irregulares, constituidas por un bacilo largo no descolorable. No. 37,—G. D. (Dr. Albo).—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene algunos tetrágenos y cocobacilos Gram ne- gativos muy numerosos y micrococos catarralis escasos. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, redondas, cons- tituidas por mierococos catarralis, mezcladas a escasos ceo- cobacilos Gram negativos y algunos tetragenos. Suero de Loffler: colonias redondas, opacas, de contorno irregular, constituidas por mezcla de abundantes neumoco- cos y escasos cocobacilos Gram negativos. Agar ordinario: colonia banca, redonda y opaca, consti- tuida exclusivamente por mierococos catarralis. No. 38.—S. A.—Aspeeto purulento. Examen directo: . Contiene tetrágenos, mierococos catarralis, neumococos y es- casos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias pequeñas y semi trans- parentes, contituidas por neumococos. Suero de Loffler: colonias redondas y transparentes, constituidas por un diplococo grande Gram negativo; otras ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 829 más opacas, constituidas por una mezcla de catarralis, coco: bacilo oval, descolorable y cocobacilos Gram negativos. Agar ordinario: colonias transparentes, irregulares, cons- tituidas por el mieroco catarralis, mezclados a algunos co- cobacilos y colonias de la misma forma, pero opacas, consti- tuidas por mezcla de cocobacilo Gram negativo y el estrepto- Coco. No. 39 —Señorita $. R., (Dr. Stincer).—Aspecto muco pu- rulento. Examen directo: Contiene abundantes cocobacilos, neumococos, escasos estreptococos, mierococos catarralis y algunos tetrágenos. Cultivos en Acar sanere: colonias punteadas y transpa- rentes, constituidas por neumococos y otras de tamaño de ca- beza de alfiler, constituidas por estafilococos y estrepto- COCOS. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes, constituidas por estreptococos. Agar ordinario: colonias irregulares, constituidas por mierococos catarralis y un diplococo grande no descolorable. Colonias punteadas y opacas, constituidas por eran número de neumococos, aleunos estreptococos y el diplococo grande no descolorable. No. 40.—M. G.—Aspecto mucoso. Examen directo: Con- tiene abundantes cocobacilos Gram negativos, algunos micro- cocos catarralis y tetrágenos . Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, redondas y pe- queñas, constituidas por mierococos catarralis, colonias semi transparentes, constituidas por un diplococo grande Gram ne- gativo. Suero de Loffler: colonias punteadas transparentes y confluentes, constituidas la mayoría, por neumococos y otras, por un diplococo grande Gram positivo. Agar ordinario: colonias irreeulares, constituidas por mi- erococos catarralis, neumococos y un diplococo erande Gram positivo. No. 41.—T. M., (Dr. Chabau).—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene mierococos catarralis y neumococos. Cultivos en Agar sangre: colonias blanquecinas, redon- das y aisladas, constituidas por neumococos. adi 830 ANALES DE LA Agar ordinario: colonias blancas, semi transparentes y ad- herentes, constituidas por neumococos. Agar ordinario: colonias blancas semi transparentes y adherentes, constituidas por mierococos catarralis. No. 42-—G. M., (Dr. Chabau).—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene algunos cocobacilos Gram negativos, neumococos y mierococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, redondas y pe- queñas, constituidas por mierococos catarralis. Suero de Loffler: colonias blancas, redondas, muy pe- queñas, constituidas por mierococos catarralis y algunos neu- MOCOCOS. Agar ordinario: colonias redondas, blanquecinas y semi- transparentes, constituidas por mierococos catarralis. No. 43.—A. H., de “La Balear” —Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene aleunos neuntococos, un eocobacilo Gram positivo y numerosos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias eruesas, redondas, cons- tituidas por mierococos catarralis, otras formando un barniz, constituido por mezcla de neumococos y cocobacilos Gram negativos. Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por mierococos catarralis y barniz húmedo, constituido por mez- cla de neumococos y cocobacilos Gram negativos. Agar ordinario: se infectó el medio. No. 44.—$S. J.—Aspecto mucoso. Examen directo: Con- tiene numerosos neumococos y escasos cocobacilos Gram ne- gativos. El resultado de las siembras no fué examinado por cau- sas imprevistas. No. 45.—Juan C., de “La Balear'”.—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene numerosos cocobacilos Gram nega- tivos y micrococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias redondas, blancas y pe- queñas constituidas por mierococos catarralis. Suero de Loffler: no hay germinación. Agar ordinario: colonias en forma de barniz, constitui- das por un bacilo fino: y descolorable y micrococos catarralis: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 831 No. 46.—N. N.—Aspecto mucoso. Examen directo: Con- tiene neumococos, catarralis y aleunos cocobacilos Gram ne- gativos. Cultivos en Agar sanere: colonias blancas, redondas y li- geramente levantadas, constituidas por mezcla de abundantes micrococos catarralis, escasos cocobacilos Gram negativos y un estreptobacilo Gram positivo. Suero de Loffler: colonias redondas y amarillas, consti- tuidas por estafilococos y colonias blancas y semi transparen- tes, constituidas por micrococos catarralis. Agar ordinario: colonias redondas y amarillas, consti- tuidas por estafilococos. No. 47.—H. B., (Dr. Martínez Cañas).—Aspecto mueo pu- rulento. Examen directa: Contiene numerosos neumococos y escasos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Azar sanere: colonias redondas y transparen- tes, constituidas por diplococos grandes Gram positivos. Suero de Loffler: colonias punteadas, muy discretas, cons- tituidas por bacilos seudo diftéricos. Agar ordinario: colonias redondas, blanquecinas aisladas y adherentes constituidas por mierococos catarralis. No. 48.—J. P., (Dr. Madan).—Aspecto muco purulento. Examen directo: Contiene neumococos, mierococos catarralis, diplococos erandes Gram positivos y un bacilo fino Gram ne- sativo; contiene bacilo de Koch. Cultivos en Agar sangre: colonias semi transparentes, re- dondas, constituidas por mierococos catarralis y el diplococo erande Gram positivo. Suero de Loffler: colonias redondas, de color blanco mar- fil, de bordes lisos, lizeramente levantadas, constituidas por un diplococo Gram negativo. Agar ordinario: colonias blancas, azulosas, en barniz, constituidas por eruesos bacilos descolorables. No. 49.—A. M. (Dr. Horstmann).—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene neumococos, mierococos catarralis y cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas, constituidas por micrococos catarralis y colonias en barniz, aterciopeladas. constituidas por el cocobacilo Gram negativo. me 832 ANALES DE LA Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por micrococos catarralis y colonias en barniz transparente, cons- tituidas por el cocobacilo Gram negativo. Agar ordinario: colonias redondas, grandes, azulosas por transparencia y poco prominentes, constituidas por un bacilo fino, descolorable y muy movible. Colonia blanca, redonda, algo más pequeña que las anteriores, pero prominentes y confluentes, constituidas por cocobacilos Gram negativos. No. 50.—A. B., (Dr. Cabrera Saavedra).—Aspecto mu- co purulento. Examen directo: Contiene numerosos neumo- cocos, micrococos catarralis y un diplococo grande, Gram po- sitivo, y cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Asar sangre: colonias punteadas, blanqueci- nas, constituidas por neumococos y colonias blancas, redondas y adherentes, constituidas por mierococos catarralis y algu- nos cocobacilos Gram negativos. Suero de Loffler: colonias punteadas, semi transparentes y confluentes, constituidas por neumococos. Agar ordinario: colonias blancas, punteadas, constituidas por neumococos. En este momento se da comienzo al estudio de la Biología del germen Gram negativo y cocobacilar. No. 51.—E. C., (Dr. Valdés Dapena).—Aspecto muco pu- rulento. Examen directo: Contiene neumococos, diplococos flozógenos y un diplococo grande, Gram positivo. Cultivos en Acsar sangre: colonias redondas, blanco grisá- ceas, constituidas por mezcla de diplococos flogógenos y esca- SOS NCUMOCOCOS. Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por diplococos flogógenos y el diplococo grande, Gram negativo. Agar ordinario: colonias que invaden toda la superficie del medio, de color blanco, semi transparente y otras más opa- cas, constituidas respectivamente por bacilos seudo diftéricos y micrococos catarralis y escasas colonias redondas, de color blanco de porcelana, constituidas por estafilococos. No. 52.—A. H.—Aspecto mucoso. Examen directo: Con- tiene abundantes cocobacilos Gram negativos, micrococos ca: tarralis y diplococos grandes, Gram positivos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 833 Cultivos en Agar sangre: barniz blanco aterciopelado, constituido por el cocobacilo Gram negativo y colonias blanco amarillentas, redondas, constituidas por el diplococo grande, Gram positivo. Suero de Loffler: colonias redondas, pequeñas y blancas y barniz semi transparente en el fondo del tubo, constituidas respectivamente por mierococos catarralis y el cocobacilo Gram negativo. Agar ordinario: barniz irregular, constituido por mez- ela del cocobacilo Gram negativo y el mierococo catarralis. No. 53.—E. D., (Dr. Valdés Dapena).—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene numerosos cocobacilos Gram nega- tivos, neumococos y escasas cadenas de estreptococos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas, transparen- tes, constituidas por neumococos y micrococos catarralis. Suero de Loffler: colonias punteadas, semi transnarentes constituidas por neumococos, mezclados a mierococos cata- rralis y a estreptococos. Agar ordinario: colonias blancas, redondas, constituidas por mierococos catarralis y tenue barniz entre las colonias anteriores, constituido por cocobacilos Gram negativos. No. 54.—M. P.—Aspecto purulento. Examen directo: Contiene cocobacilos Gram negativos, en escaso número, neu- mococos numerosos, algunas cadenas de estreptococos y mil- erococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonia en barniz, constituida par cocobacilos Gram negativos, colonia punteada constituida por mierococos catarralis, colonias confluentes, de contornos irre- gulares, constituidas por un diplococo Gram negativo y neu- moOcCocos. Suero de Loffler: colonias húmedas, redondas, constitui- das por neumococos, colonias punteadas. “iseretas, constitui- das por un bacilo Gram positivo y el cocobacilo descolorable. Agar ordinario: colonias punteadas y blancas, constitui- das por estafilococos, colonias en barniz transparente, cons- tituidas por el cocobacilo Gram negativo y colonias redondas, “blancas y pequeñas, constituidas por neumococos: 834 LE ANALES DE LA No. 55.—R. R., (Dr. Ortíz y Coffigny).—Aspecto muco pu- rulento. Examen directo: Contiene numerosos mierococos ca- tarralis y aleunos neumococos. Cultivos en Agar sanere: colonias punteadas, blancas, muy escasas, constituidas por bacilos seudo diftéricos y algunos mierococos catarralis. lis Suero de Loffler: colonias redondas y pequeñas, cons- tituidas por un: diplococo grande, Gram positivo. pes: Agar ordinario: colonias redondas y blancas, constitui- das por abundantes mierococos catarralis y otras más peque- ñas, constituidas por estafilococos y neumococos. No. 56.—M. F. G., del ““Infanta Isabel'”.—Aspecto muco- so. Examen directo: Gram número de formas cocobacilares Gram negativas y micrococos catarralis. Cultivos en Agar sanere: colonias blancas, redondas y pe- queñas, constituidas por micrococos catarralis, mezclados a estafilococos y colonias en barniz semi transparentes, consti- tuidas por cocobacilos Gram negativos, mezclados a estafilo- Cocos. | Agar ordinario: colonias redondas y blancas, constituidas por abundantes micrococos catarralis y blanco amarillentas, constituidas por estafilococos. No. 57.—Enfermo de la Cabaña.—Aspecto muco purulen- to.—Examen directo: Contiene numerosos neumococos y es- casos cocobacilos Gram negativos, escasos estreptococos y neumobacilos de Friedlander. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas, transparen- tes, constituidas por mezcla de cocobacilos y meirococos cata- rralis. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes, constituidas por abundantes neumococos y algunos estrep- tococos. A Agar ordinario: colonas pequeñísimas, semi transparen- tes, constituidas por neumococos. No. 58.—Enfermo. de la Cabaña, (Dr. Febles).—Aspecto ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 835 mucoso. Examen directo: Abundantes meumococos y esca- sos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonia espesa, constituida por un bacilo fino, Gram negativo y uno grueso Gram positivo. Suero de Loffler: colonias numerosas y punteadas, cons- tituidas por mierococos catarralis, mezclados a un bacilo erue- so, Gram positivo y aleunos eocobacilos, Gram negativos. Agar ordinario: colonias en barniz blanquecino, de bor- des irregulares, constituidas por el cocobacilo oval, mezclado a un bacilo grueso Gram positivo. No. 59.—Enfermo de la Cabaña, (Dr. Febles).—Aspecto mucoso. Examen directo: Muy abundantes neumococos y es- casos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Avar sanere: colonias transparentes en bar- niz, constituidas por cocobacilos Gram negativos, casl puros. Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por neumococos mezclados a bacilos seudo diftéricos. Agar ordinario: colonia extendida en barniz blanco, de - contornos irregulares, constituida por mezcla del cocobacilo Gram negativo y un bacilo grueso descolorable. No. 60.—Señorita C. C., (Dr. G. de los Reyes).—Aspecto muco purulento. Examen directo: Contiene aleunos estrep- tococos y cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas y blancas, constituidas por mierococos catarralis, mezclados a escasos estrepto-bacilos Gram positivos. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes, constituidas por cocobacilos Gram negativos y otras del mis- mo aspecto, constituidas por un cocobacilo dispuesto en ca- dena de más de diez elementos y Gram negativos. Agar ordinario: colonias punteadas y opacas, formadas por el mierococo catarralis y escasos cocobacilos. No. 61.—D. H., (Dr. J. A. Hernández).—Aspecto muco purulento. Examen directo: Algunos tetrágenos, estafiloco- cos y mierococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias extendidas en barniz semi transparentes, constituidas por un bacilo fino, Gram ne- gativo. 836 ANALES DE LA Suero de Loffler: colonias pequeñas y redondas, consti- tuidas por mierococos cataralis y un bacilo grueso Gram po- sitivo. Acar ordinario: colonias pequeñísimas, redondas, cons- tituidas por mierococos catarralis, mezclados al cocobacilo Gram negativo. No. 62.—E. S.—Aspecto muco purulento. Examen direec- to: Contiene abundantes neumococos, escasos cocobacilos Gram negativos y mierococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, constituidas por diplococos gruesos, Gram positivos y estreptococos virl- dans. Suero de Loffler: colonias punteadas y transparentes, constituidas por neumococos. Agar ordinario: colonias blancas, constituidas por el di: plococo grueso Gram positivo. No. 63.—Cliente del Dr. Taboada.—Aspecto purulento. Examen directo: Contiene muy escasos cocobacilos Gram ne- vativos. Aleunos neumococos y estreptococos de largas ca- denas. Cultivos en Agar sangre: colonias como gotas de ro- cío, punteadas, constituidas por eocobacilos sospechosos de Pfeiffer. Agar ordinario: colonias punteadas y blancas, constitui- das, por mierococos catarralis. Suero de Loffler: colonias pequeñas, blancas, constitui- das por el mierococo cataralis, mezcladas al cocobacilo sos- pechoso de Pfeiffer. En la resiembra de agar sangre, a suero de Loffler, los cocobacilos sospechosos germinan indefinidamente en este úl- timo medio. No. 64.—Cliente del Laboratorio.—Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene escasos cocobacilos Gram negativos, mu- merosos catarralis y aleunos neumococos. Cultivos en Agar sangre: colonias en barniz blanquecino, constituidas por cocobacilos Gram negativos y colonias re- dondas, blancas, y no confluentes, constituidas por microco- cos catarralis. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 837 Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por micerococos catarralis. Agar ordinario: colonias redondas y blancas, constitul- das por estafilococos. Estadística hasta el número 64 Por examen directo: el 62% | Por culturas puras: el 47.2% y Suma de directo y por cultura indistintamente: 74,8 % cocobacilo Gram negativo. cocobacilo Gram negativo. Nenmosocoss Dni oa di 102. 6 % A TSPEOPLUCOCO. ¿0 a A yes 18 gr (A M' Flogógenos. >... y... . 1 LO Estreptococos viridans. . . . . . . . . 9.3% Tebrágenosina Aa GTA: E O AI Encdlandorais o da a a IS sa A No. 65.—F. R., (Dr. E. Alfonso).—Aspecto purulento. Exa- men directo: Numerosos cocobacilos Gram negativos y algu: nos mierococos catarralis. Cultivos en Agar sanere: colonias blancas, redondas, cons- tituidas por mierococos catarralis. Suero de Loffler: colonias blancas, constituidas por mi- erococos catarralis, mezclados al cocobacilo Gram negativo, y colonias blanco-amarillentas, constituidas por estafilococos. Las siembras en agar se destruyeron accidentalmente. No. 66.—M. G., (Dr. Cabrera Saavedra).—Aspecto muco purulento. Examen directo: Contiene numerosos neumoco- eos, catarralis y escasos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, constituidas por mierococos catarralis, mezclados al cocobacilo Gram nega- tivo, y colonias blanco-amarillentas, constituidas por estafilo- Cocos. Las siembras en agar se destruyeron accidentalmente. No. 67.—J. G., (Dr. Hernández).—Aspecto purulento. Exa- men directo: Algunos neumococos y mierococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias blanco-sucias, consti- tuidas por mezcla de micrococos catarralis y neumococos. 838 ANALES DE LA Suero de Loffler: colonias blancas, redondas y pequeñas, constituidas por mierococos catarralis. Agar ordinario: colonias redondas, blancas y adherentes, constituidas por mierococos catarralis. : No. 68.—J. R. M., (Dr. Hernández).—Aspecto purulento. Examen directo: Numerosos cocobacilos y “algunos neumo- cocos y catarralis. Cultivos en Agar sangre: numerosas colonias pequeñas, redondas y blancas, constituidas por mierococos catarralis. Suero de Loffler: colonias redondas, grandes, de color marfil, constituidas por neumococos, mezclados a estafiloco- eos. Colonias semi-transparentes constituidas por micrococos catarralis, mezclados a escasos cocobacilos. Agar ordinario: colonias en barniz de color verdoso, cons- tituidas por bacilos pyoceaneus. No. 69. —J. F. G., (Dr. Marrúz).—Aspecto muco purulen- to. Examen directo: Contiene numerosos neumococos y cata- rralis. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas, transparen- tes y blanquecinas, constituidas por micrococos catarralis. Suero de Loffler: colonias pequeñas y redondas, consti- tuidas por mierococos catarralis, mezclados a escasos cocoba- cilos Gram negativos. Agar ordinario: colonias en barniz algo espeso, de con- tornos irregulares, constituidas por estafilococos. Colonias blancas y redondas, constituidas por mierococos catarraligs y corto número de diplococos Gram positivos. No. 70.—$. F. H., de Manzanillo. —Aspecto mucoso. Exa- men directo: Contiene numerosos neumococos, catarralis y es- casos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas y semi trans- parentes, constituidas unas, por mierococos catarralis, y otras, por neumococos. Suero de Loffler: colonias pequeñas, redondas y transpa- rentes, constituidas por neumococos. Agar ordinario: colonias blancas amarillentas, redondas, constituidas por estafilococos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 839 — No. 71.—L. D.—Aspecto mucoso. Examen directo: Con- tiene numerosos neumococos y catarralis, cocobacilos Gram negativos y un bacilo grueso también Gram negativo. Cultivos en Agar sangre: colonias redondas, blancas y dis- eretas, constituidas por micrococos catarralis. - Suero de Loffler: colonias punteadas, constituidas por neumococos y colonias blancas, redondas, constituidas por mierococos catarralis. Agar ordinario: colonias blancas y redondas, constitui- das por mierococos catarralis. No. 72.—R. G. (Dr. Anciano).—Aspecto mucoso. Examen directo: Contiene neumococos abundantes y escasos bacilos gruesos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, irregulares, constituidas por mezcla del cocobacilo grueso, y numerosos neumococos. Suero de Loffler: colonias blancas, punteadas, de aspecto mucoide, constituidas por neumococos. Agar ordinario: colonias blancas, redondas y confluentes, constituidas en su mayor parte por el bacilo grueso Gram ne- gativo y algunos neumococos. No. 73.—S. R., (Dr. Ciro León), de Manzanillo.—Aspec- to muco purulento. Examen directo: Contiene neumococos, mierococos catarralis y cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas y transpa- rentes, constituidas por neumococos. Suero de Loffler: colonias puntiformes, constituidas por NeUMmOCOCcOS. Agar ordinario: colonias pequeñas, blancas y redondas, constituidas por micrococos catarralis. No. 74.—Cliente del Dr. Valdés Dapena.—Aspecto hemop- tóico. Examen directo. Contiene numerosos néumococos, estrep- tococos viridans, catarralis y escasos cocobacilos Gram nega- tivos. Las siembras se destruyeron accidentalmente. No. 75.—Cliente del Dr. Grande Rossi.—Aspecto puru- lento. Examen directo: Contiene numerosos neumococos y estreptococos y escasos cocobacilos Gram negativos. 840 ANALES DE LA Cultivos en Agar sangre: colonias transparentes, redon- das, constituidas por un grueso bacilo Gram negativo. Suero de Loffler: colonias confluentes, redondas y trans- parentes, constituidas por un gruso bacilo Gram negativo. Agar ordinario: colonias redondas, semi transparentes, constituidas por el grueso bacilo Gram negativo y colonias blancas, redondas, constituidas por estafilococos. No. 76.—C. G., (Dr. Cabrera).—Aspecto muco purulento. Examen directo: Contiene neumococos, estreptococos y es- casos cocobacilos Gram negativos. Cultivos en Agar sangre: colonias punteadas, constitui- das unas, por neumococos y otras, por estreptococos. Suero de Loffler: colonias puntiformes, constituidas por estreptococos. Agar ordinario: colonias blancas, pequeñas y confluen- tes, constituidas por mezclas de cocobacilos y neumococos. No. 77.—M. L. (Dr. Ciro León), de Manzanillo.—Aspeeto _ mucoso. Examen directo: Contiene escasos neumococos y nu- merosos bacilos de Koch. No se practican siembras. No. 78.—A. F.—Aspecto mucoso. Examen directo: Nu- merosos cocobacilos Gram negativos, algunos neumococos y micrococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias blancas, redondas y pe- queñas en la parte superior del tubo, barniz aterciopelado en la parte inferior, constituidas las primeras por micrococos ea- tarralis y las últimas por el cocobacilo Gram negativo. Suero de Loffler: colonias en barniz semi-transparente, húmedo, constituidas por el bacilo Gram negativo y algunos mierococos catarralis. Agar ordinario: colonias blancas, redondas y pequeñas, constituidas por mierococos catarralis y barniz blanco gri- sáceo, de contornos irregulares, constituido por el cocobacilo Gram negativo. Exudados nasales y faríngeos No. 1.—Ayudante del Laboratorio: en período de invasión. —Tomado por medio de un hisopo de la faringe. Examen ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 841 directo: Numerosos cocobacilos Gram negativos y algunos mierococos catarralis. Cultivos en Agar sangre: colonias muy pequeñas, redon- das y transparentes, constituidas por mierococos catarralis y cocobacilos Gram negativos. Agar ordinario: colonias redondas y semi transparentes, constituidas por abundantes mierococos catarralis y escasos cocobacilos. No. 2.—M. C.—Joven que adquiere la influenza, forma benigna; en el momento del examen, 39 grados, dolor de cabe- za y molestia en la faringe. Al examen directo: Cocobacilos Gram negativos, miero- cocos catarralis y estafilococos. En culturas, se obtiene puro el ““Bacilus Influenza Mo- tilis”?. No se comprueba la presencia del Pfeiffer, en agar sangre. No. 3.—G. M.—Señorita que adquiere la influenza, forma bronco neumónica, ligera. En el momento del examen 382, Examen directo: Cocobacilos Gram negativos, mieroco- eos catarralis y neumococos. Cultivos: mezclas de cocobacilos I. M. y mierococos cea- tarralis, no se aisla puro el gérmen. No. 4—M. A.—Es infectada de influenza y en el momen- to del examen tiene 39 grados y gran dolor de cabeza. Examen directo: Cocobacilos Gram negativos, estafiloco- ecos y mierococos catarralis. Cultivos: sólo germinaron estafilococos. No. 5.—M.—Señora que adquiere la influenza, forma gas- tro intestinal; momento del examen 39%. Examen directo: Cocobacilos Gram negativos y +seasos neuUmococos. Cultivos: mezcla de cocobacilos y neumococos; no se lo- gran cultivos puros. No. 6.—P. M.—Joven que adquiere la influenza, forma bronco neumónica, ligera, en el momento del examen tiene 38%9 Examen directo: Cocobacilos Gram negativos, mieroco" cos catarralis en abundancia y neumococos escasos. 842 ANALES DE LA Cultivos: mezclas de cocobacilos y mierococos catarralis. * No. 7.—M. T.—Señorita que adquiere la influenza, forma - benigna, cuatro días de duración; en el momento del examen, intenso dolor de cabeza y 37%8 de temperatura. Examen directo: Cocobacilos Gram negativos, escasos mi- erococos catarralis y neumococos. No. 8.—Señora.—Que adquiere la influenza, forma bron- co neumónica, grave; en el momento del examen, postración y 39%8 de temperatura. . Examen directo: Cocobacilos escasos, mierococos catarra- lis y neumococos. Cultivos: mezclas de cocobacilo Il. M. y mierococos ca- tarralis. No se logran cultivos puros. No. 9.—R. B.—Niño que adquiere la influenza, de forma catarral, ligera, seis días de duración; en el momento del exa-. men, 38 grados de temperatura. Examen directo: Numerosos cocobacilos Gram negativos, mierococos catarralis y estafilococos. Cultivos: primero, mezclas de estafilococos y cocobacilo I. M.; se obtienen cultivos puros del cocobacilo I. M., después del cuarto pase. EXPERIMENTOS SOBRE ANIMALES Primera Etapa Curiel No. 1.—Esta experiencia es nula, puesto que por error en lugar de inyectársele un centímetro cúbico de eul- tivo en caldo de diplococos flogógenos, se le inyectó un ceul- tivo de estafilococo. La inyección fué intraperitoneal y el animal murió siete horas después. Curiel No. 2.—Se inoculó intraperitonealmente un ceu- riel, con medio centímetro cúbico de cultivo puro en caldo, procedente del esputo número 3, (Del cocobacilo en estudio), sin: que en los días sucesivos, presentara modificación alguna en:su temperatura, peso, ni costumbres. Curiel No. 3.—Se inoculó intraperitonealmente un curiel, con cultivo puro en caldo del cocobacilo en estudio: la. can- tidad empleada fué de un centímetro cúbico y la procedencia, - ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 843. la” misma del anterior; los resultados fueron también nega- tivos. Mono No. 1.—Tipo, de los del Nuevo Continente. Su tem- peratura normal es 38%1. Se la inocula subcutáneamente, en un muslo, un cent. cúb. de cultivo en caldo, del ecocobacilo en estudio, el 18 de octubre a las 5.30 p. m. Día 19, a las 5 p. m., su temperatura era de 38%8; a las 8 p. m. 39%7; a las 10 p. m., 40 grados y tiene temblores. Día 20, por la mañana, 38%; 12 m., 39988; 4 p. m. 39988; 6 p. m., 39%8. Día 21:3 p. m., 39'4; 6 p. m. 37%8. Día 23, 9 a. m., 3797. El día 24 de octubre se le anestesia ligeramente para embadunarle la faringe con un cultivo puro en caldo del cocobacilo en estudio. Día 25, temperatura oscilante entre 38 grados y 38.7. Día 26, temperatura oscilante entre 37.8 y 38.7. Día 27: 9 a. m., 394; 1 a. m., 40.2, permanece triste y parece que al- go le molesta en la boca; 2.30 p. m., 38.6; 3 p. m., 40.2; 30 pa 199077110 BL, 90.7: Día 28: 8.39 a. m. 38.5; 9 Pp. m:;. 39.4; 12:30 p. mi) 40% Día 29: 3.30 p. m., 38.4. Día 30, temperatura oscilante entre 37%9 y 38%, Día 31: 5 p: m., 3877. El día 4 de noviembre, a las 4.30 p. m., se le inoculó, intratraquealmente, 5 cent. cúbicos de un cultivo prepara- do mezclando, uno del eocobacilo en estudio y otro diplococo flogógeno Decaimiento general a las dos horas con eleva-* ción de la temperatura hasta 39 grados, estado que continuó hasta el día siguiente a las 5 a. m., en que la temperatura cae a 38.1 y está alegre y despejado. _Mono No. 2.—Tipo de Macaco, hembra. El día 28 de octubre, a las 5 p. m., se le anetesia ligeramente, frotándole en la retrofaringe con un hisopo empapado en caldo, conte- niendo cultivo puro del cocobacilo en estudio. Su temperatura normal era de 38”. A las 7.30 p. m. te- nía 3878. : : Día 29, a las 5 p. m., 38.4, sin otros trastornos. El día 30 de octubre, se le hace una inyección de un cuarto de centímetro cúbico, de emulsión de cultivo en agar, del cocobacilo en estudio, en la tráquea y previa ligera anes-- tesia. Hora, a las 4. p. m. 844 ANALES DE LA A las 5.30 p. m., decaímiento y temperatura de 38.2; a las 6.30 p. m., 39.4; a las 11 p. m., 39.9. Día 31 de octubre, 8.20 a. m., 40.2; 9.30 a. m., 39.7; 12.50 p. m., 39.8; 1.30 p. m., 40.2; 3.30 p. m., 41; 5:15'p. mm Aka TDMA ATT A: Día primero de noviembre: 8 a. m., 39.5; 2 p. m., 40.9; 6 p. m., 41. Día 2 de noviembre: 11 a. m., 39.2; 1 p. m., 38.5; 3 p. m.,. 38.5; 5.10 p. m., 41.2. Día 3 de noviembre, durante todo el día oscila la tem- peratura alrededor de 39.5. Día 4 de noviembre, su temperatura oscila entre 38.7 y 38.9. En este día se le inoculan, intratraquealmente, 5 cent. eúbicos de una mezcla de cultivo en caldo del cocobacilo en estudio, y neumococos. Momentos después caía en el mismo estado de decaimiento que el anterior. A las dos horas de inoculado tenía 39.5 de temperatura, que persistió hasta las 6.30 a. m. del día 5, a las 8 a. m. tenía 38.2, Mono No. 3.—Tipo de Macaco, del Nuevo Continente, hembra. El día 31 de octubre, a las 5 p. m., se le anestesia ligeramente y se le inocula subcutáneamente, en la piel del lomo, 5 centímetros cúbicos de cultivo puro en caldo, del coco- bacilo en estudio. La temperatura del animal era de 38 grados. Día primero de noviembre, su temperatura oscila alre- dedor de 38.5; día 2 de noviembre, la temperatura oscila to- do el día alrededor de 39. Día 3 de noviembre, la temperatu- ra oscila alrededor de 39. 5. Día 4 de noviembre, a las 8 a. m., 41.2; a las 2.30, 38.2. Se le inocula un centímetro cú- bieo de cultivo puro en caldo de mierococos catarralis intra- traquealmente. Este mono, no dió muestras de decaímiento como los an- teriores, pero su temperatura fué mayor que las de éstos; a las dos horas de la inoculación tenía 39.9 y dos horas más tarde, o sea las 8 p. m., llegaba a 41.2; a las 11 p. m., 38.9. Día 5 de noviembre, a las 8 a. m., 38.9. Durante la ele- vación de la temperatura, el animal se negaba a tomar ali- mento. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 845 Curiel No. 4.—Se le inyectan dos centímetros cúbicos, de cultivo puro em caldo del cocobacilo en estudio, intraperi- tonealmente, el día 5 de noviembre; sólo se observó una li- gera elevación de temperatura que duró algunas horas. Curiel No. 5.—Se le inyectan el día 5 de noviembre, 3 centímetros cúbicos de eultivo puro en caldo del cocobacilo en estudio, intrapulmonarmente. Fuera de los trastornos res- piratorios consiguientes a esta experiencia brutal y que du- ra próximamente unas tres horas, el animal se repone rápi- damente sin trastorno alguno. Conejo No. 1.—El día 5 de noviembre se le inyectan tres centímetros cúbicos de cultivo puro en caldo, del cocobacilo en estudio, imtraperitonealmente; su temperatura normal, es de 39 grados, el animal no presenta trastorno alguno, en lo que a su salud se refiere. Mono No. 4-——Tipo de Macaco, de gran talla. El día 9 de noviembre, se le inyecta, previa anestesia, un cuarto de centímetro cúbico de una emulsión de eultivo puro en agar, del ecocobacilo en estudio, en la amígdala izquierda. Hora, a las 5 p. m. El animal permanece triste en un rincón de la jaula; tiene tos y su temperatura es de 39.5 a las 8 p. m.; a las 10.30 p. m., el decaimiento es muy acentuado, tiene tos por quintas y la temperatura es de 40.8; a las 11.30 p. m., la tos disminuye, pero el decaímiento continúa, y tiene 41.6 de temperatura; a las 12 p. m., según el ayudante tiene 42.1 de temperatura. Día 10 de noviembre, amanece un tanto despejado, co- me, no tiene tos y a las 8.30 a. m., tiene 39.5; 12.25 p. m., 39.5; 11 p. m., 41.3 y tose con frecuencia en este momento. Día 11 de noviembre, 8 a. m., 395; 7. m., 39. 8. Día 12 de noviembre, 11 a. m., 40. 8; se le vuelve a no- tar cierto grado de decaímiento. Día 13 de noviembre, S a. m., 36.5: 11 p. m., 40. Día 14 de noviembre, la temperatura oscila alrededor de 38.5. Día 15 de noviembre, 8 a. m., 39.5; 2 p. m., 40 grados. Día 16 de noviembre, 8 a. m., 40 grados; 10.30 a. m., 40 grados; 2.25 p. m., 39.7, el 846 AAA ANALES DE LA Día 17 de noviembre, su temperatura oscila alrededor de 37.4. Día 18 de noviembre, a las 8 a. m., se eleva de nuevo la temperatura a 39. 5. Día 19 de noviembre, a las 9 a. m., se le hace una pun- ción pulmonar, lados izquierdo y derecho, encontrándose en el exudado obtenido, numerosos cocobacilos, en lado derecho y muy escasos en el lado izquierdo, por lo que se determina sacrificarlo, por medio del cloroformo, con el fin de estudiar las lesiones que pudiera tener. Autopsia: levantado el peto esterno costal, pudimos observar lo siguiente: Cavidad pleu- ral libre de exudado y de derrame. Pulmones recogidos en la parte superior y posterior de sus cavidades respectivas. El derecho presenta un punteado hemorrágico en todo el ór- sano, notable sobre todo en el lóbulo superior y parte pos- terior de la base. Al corte, en la base, los foquitos hemorrá- icos aparecen más diseminados y se destacan sobre un fon- do homogéneo, de color amarillo erisáceo en algunos puntos. En otros, los focos confluyen y toman un color rojo intenso. La prueba de docimasia hidrostática fué negativa. El pulmón izquierdo, de color rosa pálido, no presentaba sino focos congestivos, muy diseminados. El corazón aparentemente normal. No había derrame -pericárdico. La tráquea mediastínica y los gruesos bronquios, presen- taban en su mucosa coloración normal. Abierta la cavidad peritoneal, encontramos el hígado de tamaño y coloración normal, así como el intestino, peritoneo y sus repliegues. Los riñones tenían una intensa coloración rojo-vinosa, que al corte mostraba igual intensidad en la zo- na cortical y medular, el páncreas era de aspecto y color normal. Como la amígdala fué el punto de inoculación, se pro- cedió a su examen y no presentaba nada anormal. Examen histológico: Pulmones, se aprecian lesiones, aun- que ligeras, de bronquitis y peribronquiolitis. En los alveo: los cireunvecinos, se encuentran en aleunos puntos zonas de neumonía catarral muy limitada. Además: es de- notar ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA :847 el aumento de volumen que se encuentra en los folículos lin- foides peribronquiales. El riñón muestra lesiones de nefritis parenquimatosa en los tubos contorneados y notable inyección vascular inter- tubular. _Mono No. 5.—Tipo de Mono araña, hembra, del Nuevo Continente. El día 14 de noviembre, a la 1 p. m., se le in- yecta, previa anestesia clorofórmica, en la vena yugular ex- terna, medio centímetro cúbico de una emulsión en solución sálina de un cultivo puro en agar, del cocobacilo en estudio. Su temperatura normal era de 37.9. A las 4 p. m., 392; a las 5 p. m., 41; a las 6 p. m., 41; es- ta temperatura se mantiene hasta las 11 p. m., de ese día, acompañada de decaimiento notable. . Día 15 de noviembre, 12.5 p. m., 42.4, acentuándose nota- blemente el decaímiento, lo cual se prolonga hasta las 3.30 p. m., en que la temperatura comenzó a bajar, teniendo a las 4 a. m., 39.5. A las 8 a. m., se mejoró en cuanto al decaímien- to, despejándose algo. é Por la mañana se recoge la orina, que tiene albúmina, con glóbulos rojos en el sedimento y quince gramos de urea nor litro.,A; las 10.10, a. m., 36.6; a las 11,15 a. m., 37,75 a la 1.10 p. m., 36. Día 17 de noviembre. 12, m., 38”. El día 13 de diciembre, se le hace a este mismo mono una inyección intravenosa de 5 centímetros cúbicos de toxina, a las 5 de la tarde. La temperatura comenzó a elevarse, alcanzado a la ho- ra 39 grados. Día 14, permanece decaído y a las nueve a. m., tiene 40 grados; a las doce p. m., 38.9. Su estado general mejora a la 1 p. m., en que tiene 39 erados y 32 respiraciones por minuto. Día 15, a las 11 p. m., tiene 38.2 de temperatura y en lo adelante no presenta ningún trastorno. Segunda Etapa Curiel No. 1.—El! día 31 de diciembre, se le inyectan in- traperitonealmente, dos centímetros cúbicos de cultivo. puro en caldo del bacilo influenza motilis, procedente de pases 348 ANALES DE La cada ocho horas (sexto pase.) Pesa 258 gramos y su tem- peratura normal es de 37.7 Hora: 3.30 p. m. A las 5 p. m., 39.2; a las 6 p. m., 40; a las 7 p. m., 39.8. Día primero de enero de 1919; A las 11 p. m., 40 grados. Día 2 de enero, a las 12 m., 38.4; pesa en este momento 248 gramos; a las 2 p. m., 39.5; a las 4.20 p. m., 395: a las 6.30 p. m., 395; alas 8 p. m., 37.8; a las 10 p. m., 37.8. Día 3 de enero, a las 4 p. m., 37.7; su peso es de 260 gra- mos. Se le sigue observando hasta el día 28 de enero y se comprueba que no vuelve a tener trastorno alguno. Curiel No. 2.—El día primero de enero, se le inyectan, imtraperitonealmente, dos centímetros cúbicos de cultivo pu- ro en caldo del bacilo influenza motilis. Edad: 12 horas ceo- rrespondiente al octavo pase, de los de cada ocho horas. Pe- sa 250 gramos y su temperatura normal es de 37.8; hora, las doce y cuarto, p. m. . A la 1. p. m., 38.2; a las 3 p. m., 39.9; permanece triste y con tentblores; a las 5 p. m., 39.9; a las 6 p. m., 40.1; a las 10 p.m d0. Las convulsiones se acentúan y muere sin agonía apa- rente a las diez y media p. m. (Muerte en 8 horas.) Por circunstancias ajenas a nuestra voluntad no pue- de practicarse la autopsia hasta las 8 y 30 p. m., del día 2. Se le conserva en nevera. Autopsia: abierta la cavidad abdominal se nota una evi- dente inyección vascular, en todos los repliegues peritonea- les. Dilatación de las asas intestinales y existencia de un abundante exudado de color cetrino y turbio. El hígado apa- rece muy congestionado, de color obscuro. Bazo en iguales condiciones. Riñones y cápsulas supra renales también con- cvestionadas, no pudiendo distinguirse por el color unos de otras. Abierta la cavidad torácica no se advierte exudado pleu- ral ni pericárdico. Pulmones de color rojo violáceo. Corazón, ventrícuos exángiies (en sístole), y las aurículas muy dilatadas y con coágulos en su interior. Se hacen siembras del exudado peritoneal y de la san- ere del corazón en caldo, agar y suero de Loffler, que son positivas. . ES ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 849 Se toman fragmentos de órganos para cortes histológi- cos. Examen Histológico.—Hígado: muestra notable ingur- citación sanguínea en la vena central del lobulillo, que en al- gunos se extiende a los capilares intralobulillares, sobre todo en los periféricos, donde pueden comprobarse verdaderas he- morragias microscópicas. En los espacios portas, dilatación vascular y una ligera infiltración inflamatoria. Cápsulas supra renales: sobre todo en la zona medular, los capilares interfasciculares están tan ineurgitados de san- S$re, que algunos se han roto, dislocando las células, que apa- recen granulosas y aleunas con el núcleo casi borrado. Riñones: aunque se observa la misma congestión que en otros órganos, parece limitarse a los gruesos ramos vascula- res. La nefritis es más bien parenquimatosa y de origen tó- xico, donde predominan las degeneraciones del epitelio ca- nalicular. Pulmones: lo que llama la atención es la notable ingur- gitación, sobre todo en los vasos de cierto calibre, pudien- do comprobarse en aleunos de ellos una endovasculositis y alrededor alveolitis. En la vecindad de finísimos bronquiolos, ligera infiltración inflamatoria. En muchos alveolos hay lesio- nes de hepatización roja, y muchos conservan su cavidad normal. Curiel No. 5.—El día 2 de “enero, fué inoculado, intrape- ritonealmente, con dos centímetros cúbicos de cultivo puro en caldo de bacilos influenza motilis, pase número 12, de cada ocho horas. Pesa 248 gramos. Su temperatura normal es de 38 gra- dos. Hora de la inoculación, 5 p. m. A las 8 p. m., tenía 40.5. Día 3 de enero, 2.15 a. m. Tiene 41.1 grados, y temblo- res; 8 a. m., 41.8; entra en la agonía a las 10 a. m.; y mue- re a las 10.15.( Muerte en 17 horas.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, se observa la existencia de derrame de color cetrino y turbio; los órga- nos abdominales están intensamente congestionados, sobre todo el hígado. Las cápsulas supra renales, aunque conges- tionadas, no lo están tan intensamente. Abierta la cavidad torácica, los pulmones están muy congestionados, hay derra- 850 ANALES DE LA me pleural hemorrágico; el corazón en sístole, con las au- rículas dilatadas y llenas de coágulos sanguíneos. No hay derrame pericárdico. Las siembras de los exudados peritoneal y pleural y de la sangre del corazón son positivas. Hígado: dilatación vascular e ingurgitación sanguínea notable, en la vena central del lobulillo y en la perilobulillar, pero no tan evidente -en los capilares intralobulillares. En los espacios portas, infiltración inflamatoria. En los bordes del órgano también se observa una notable infiltración de po- limorfos nucleares. No hay degeneraciones celulares. Riñón: Además de las lesiones congestivas, se nota en la zona cortical notable infiltración inflamatoria subeapsu- lar y formando pequeñísimos abscesitos miecrocópicos. Pulmón: predomina más bien la infiltración inflamatoria recordando el tipo que designamos econ el nombre de *“*Bron- co-neumonía séptica ””. Conejo No. 1.—El día 2 de enero se le inyectan intra- peritonealmente 2 centímetros cúbicos de cultivo puro en caldo de bacilo influenza motilis, del 12 pase de cada ocho horas. Pesa 898 gramos y tiene 39 grados de temperatura; hora, a las 5 p. m. A las 8.30 p. m., 40.8; a las 10.30 p. m., 41. Día 3: 12 y 1, a. m., 41.8; tiene temblores muy marcados y no puede apenas mantenerse en su estación normal; la res- piración es muy dificultosa. Así continúa hasta las 3 menos cuarto, a. m., en que es acometido de convulsiones y muere a las 3 a. m. (Muerte en diez horas.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, se nota una evidente inyección vascular que es visible hasta en la piel, con sufusión sanguínea en el punto de inoculación. Los in- testinos están dilatados y existe un exudado de color cetri- no, muy rico en bacterias. Los riñones están aumentados de volumen y muy congestionados. El hígado aparece también voluminoso, y de color violáceo; el bazo, aunque de tamaño normal, está muy congestionado. Abierta la cavidad torácica, se encuentra exudado pleu- ral de color cetrino y rico en bacterias. En el pericardio también se encuentra exudado conteniendo gérmenes. Cora- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 851 zón en sístole y con aurículas dilatadas y llenas de coágulos sanguíneos. Los pulmones están congestionados, pero lo que más llama la atención, es el color vinoso de ambas bases. Los cultivos, procedentes de exudados y sangre del corazón dan resultado positivo. Examen histológico: Hígado: ingurgitación venosa de la vena ,central del lobulillo y de la porta, inyección de los capilares intralobulillares; no hay degeneraciones celulares y la infiltración inflamatoria, en los espacios portas, es muy moderada. Bazo: La pulpa esplénica presenta los vasos muy dilata- dos y llenos de sangre, pero no de modo exagerado; en cam- bio, los corpúsculos linfoides aparecen mayores que normal- mente; también alrededor de los gruesos vasos, se advierte ligera infiltración inflamatoria. Riñón: se observa la mis- ma inyección vascular que en otros órganos en los vasos in- tercanaliculares; signos de glomerulitis y degeneración tur- bia del epitelio de algunos tubuli; se encuentra también, en algunos puntos, focos hemorrágicos. Pulmón: sienos evidentes de bronquiolitis e hipertrofia de los nódulos linfoides peribronquiales, acompañados de es- plenización pulmonar; además algunos alveolos están atelee- tasiados. Curiel de serie No. 1.—Se le inocula, intraperitonealmen- te, con dos centímetros cúb. de cultivo puro en caldo de B. influenza motilis, correspondiente al 18 pase de cada ocho horas. Pesa 200 gramos y tiene 37.7 de temperatura. Hora, las, 11... p.m. A las" hipom.. SB las :8' p. m., 31.1: alas 12) pim, 40) grados; a esta hora fué acometido de convulsiones y mue- re repentinamente. (Muerte en 13 horas.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal se encuentra un abundante exudado, 5 centímetros cúbicos próximamente. Las vísceras abdominales aparecen intensamente congestionadas y llama la atención, sobre las otras, las cápsulas supra re- nales que aparecen de color vinoso. Abierta la cavidad to- rácica, los pulmones aparecen retraídos y el izquierdo in- tensamente congestionado, pero flota en el agua. Existe de- rrame pleural, de color cetrino. El pericardio contiene es- 852 ANALES DE LA casa cantidad de líquido cetrino. El corazón aparece en sístole, con las aurículas dilatadas y llenas de sangre. Las siembras practicadas con exudados y sangre del co- razón, dan resultados positivos. Examen histológico: Hívado: dilatación e inegurgitación sanguínea de la vena central del lobulillo, interesando, en regiones limitadas, los capilares intralobulillares. Bazo: no- tables trastornos hiperhémicos en la pulpa. Riñones: nefri- tis parenquimatosa, limitada a los tubuli contorti y conges- tión intensa en la zona medular. Cápsulas supra renales: con- cestión y hemorragia cortical. Pulmones: inyección vascu- lar enorme, e infiltración leucocitaria perivascular. Cora- zón: no se observan alteraciones en el mio y endocardio; en aleunos puntos del pericardio, ligera infiltración inflama- toria de la serosa. Curiel de serie No. 2.—El día 4 de enero se le inyecta, intraperitonealmente, un cen. cúbico de cultivo puro en caldo del B. influenza motilis, procedente del 18 pase, cada ocho horas. Pesa 198 gramos, y su temperatura es de 37.4; a las 4 p.m. Murió a las 12.30 p. m. (Muerte en 13 horasy media.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal se observa no- table inyección vasenlar y contiene exudado purulento, pero escaso. Los óreanos abdominales están intensamente con- cestionados. Abierta la cavidad torácica se observa muy escaso exu- dado pleural, y los pulmones intensamente congestionados. En el pericardio hay muy escasa cantidad de líquido y el cora- zón aparece en sístole con las aurículas llenas de sangre y muy dilatadas Las siembras con exudados y sangre del corazón son po- sitivas. Examen histológico: Hígado: no es notable la inyección vascular de la vena supralobulillar; en cambio es evidente la infiltración peri-vacular, leucocitaria, en los espacios por- tas. Riñón: sienos evidentes de glomérulo-nefritis. Pulmo- nes: se observan lesiones de bronquiolitis y neumonía del tipo séptico, siendo muy notable la inyección vascular, so- bre todo en los gruesos vasos. Corazón: no se observan en él lesiones de ninguna clase. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 853 Curiel de serie No. 3.—El día 4 de enero, a las 11 p. m., se le inyecta intraperitonealmente, medio centímetro ceúbi: co de cultivo puro en caldo de B. influenza motilis, corres- pondiente al pase número 18, de cada ocho horas. Pesa 220 eramos y tiene 37.2 de temperatura; a las 4 p. m., 39 grados; a las ocho p. m., 40; a las 12 p. m., 40. Día 5, 2 a. m., 40.1. Es atacado de convulsiones y muere a las 2 y media a. m. (Muerte en 15 horas.) Autopsia: abierta las cavidades peritoneal y torácica no presentan diferencias aleunas en cuanto al estado de los órga- nos con los anteriores, pero los exudados ricos en gérmenes son mucho menos abundantes. Examen histológico: Hígado: se observa la misma inyec- ción vascular en la vena central y perilobulillar, pero no de una manera tan notable como en los casos anteriores, y como en todos no hay degeneración de la célula hepática. Bazo: signos de esplenitis, pero más acentuados, los trastornos vas- culares, en la pulpa. Riñones: congestión notable y signos de nefritis parenquimatosa, limitada a los tubos contorneados y asas descendentes; no hay gelomerulitis. Pulmones: lesiones evidentes de pleuro-bronco-neumonía del tipo séptico, predominado como en otros, la ingurgitación vascular. Corazón: ni en el miocardio ni en el endocardio, se observa nada digno de especial mención; solo el pericar- dio presenta, en algunos puntos, ligera infiltración inflama- toria. E Curiel No. 9.—El día 5 de enero, a las 5 p. m., se le ha- ce una inyección intraperitoneal de medio centímetro eú- bico de exudado del. peritoneo, procedente del curiel núme- ro 1, de la serie. Pesa 350 gramos y su temperatura es de 38 grados. A las 12 p. m., 39 grados. Día 6 de enero, 3 a. m., 39 grados; 8 a. m., 40 grados; a las 9 a. m., entra en la ago- nía y muere a las 9 y media a. m. (Muerte en 16 horas.) Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se observa in- tenso enrojecimiento y vascularización de la serosa y sus re- pliegues. Hígado y riñones, aparecen grandes y de color vinoso, así como las cápsulas supra renales. Bazo, conges- tionado y estómago con sufusiones sanguíneas de sus pare- 854 ANALES DE LA des. Contenía exudado peritoneal, hemorrágico bastante abundante. Abierta la cavidad torácica, se encuentra escasa canti- dad de líquido pleural sanguinolento con escasos gérmenes. Los pulmones aparecen muy congestionados, y el corazón, en sístole, con aurículas dilatadas y llemas de coágulos sanguí- neos. En el pericardio hay escasa cantidad de líquido de eo- los cetrino. Las siembras practicadas con exudado y sangre del corazón son positivas Examen histológico: Hígado: vena central del lobulillo apenas dilatada, no hay ingurgitación de los capilares intra- lobulillares; espacios portas con ligera infiltración inflama- toria. Bazo: en este curiel los corpúsculos linfoides están hi- pertrofiados e infiltrados inflamatoriamente; la pulpa no mues- tra el estado congestivo de los otros y su infiltración inflamato- ria. Riñón : lesiones congestivas, no hay glomerulitis y sí dege- neración del epitelio de los tubuli contorti y asas de Henle. Pulmones: sobre las lesiones congestivas predomina el tipo de infiltración inflamatoria a polimorfos, bronquiales y peri- bronquiales. Corazón: no hay lesiones, salvo alguna ligera infiltración leucocitaria, alrededor de vasos aislados. Curiel No. 10.—El día 5 de enero se le inyecta un cen- tímetro cúbico de serosidad peritoneal, procedente del curiel núm. 1, de la serie, en el peritoneo; hora, a las 5 p. m. Pesa, 320 gramos y su temperatura es de 38 grados. A las 8 p. m. 402; a las 12 m., 40.5. Día 6, 3 a. m., 40 grados; 7.30 a. m., 40.9. Es acometido de convulsiones y muere a las 8 p. m., (Muerte en 15 horas). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se nota intenso enrojecimiento y vascularización notable de la serosa y sus repliegues. Tiene exudado peritoneal abundante y de aspee- to sanguinolento, rico en gérmenes. Hígado, fuertemente congestionado, de color obseuro. El bazo de tamaño nor- mal y congestionado. Riñones, aumentados de volumen y muy congestionados, así como las cápsulas supra renales. Abierta la cavidad torácica, los pulmones aparecen li- geramente congestionados y el corazón en sístole y con las au- rículas dilatadas y llenas de sangre. Las siembras son po- sitivas. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 855 Examen histológico: Hígado: no es muy notable la dila- tación vascular en la vena central y en cambio es bien visi- ble la infiltración leucocitaria en los espacios portas. Bazo: notable congestión e infiltración inflamatoria, tanto en la pulpa como en los folículos linfáticos. Riñones: lesiones de olomérulonefritis parenquimatosa que recaen sobre todo en el epitelio de los tubos contorneados. Pulmones: pequeños fo- eos diseminados de bronco-neumonía séptica, con evidente inyección vascular de los gruesos vasos pulmonares. La pleu- ra no está interesada en este caso. Corazón: no se encuentran en él lesiones dignas de especial mención. | Curiel No. 12.—El día 6 de enero, a la 1 p. m., se le in- yectan dos centímetros cúbicos de exudado peritoneal, pro. cedente del curiel número 10, pero subcutáneamente (piel del lomo); pesa 300 gramos y su temperatura es de 36.9. A las 3 p. m., 40 grados; a las 5 p. m., 40; a las 8 p. m., 41.5; a las 12 m., 41.5. Día 7 de enero, 2.30 a. m., 41.8. Comienzan las convulsiones y muere a las 3 y cuarto a. m. (Muerte en 14 horas.) Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se comprueba notable vascularización del peritoneo y sus repligues y la exis- tencia de exudado hemorrágico en cantidad de cinco centí- metros cúbicos. El hígado está fuertemente congestionado, el bazo está grande y en las mismas condiciones y los riño- nes aumentados de volumen y de color vinoso obscuro, así como las cápsulas supra renales. Abierta la cavidad torácica, los pulmones se presentan muy congestionados, el corazón dilatado en diástole y lleno de sangre. Las siembras practicadas con exudado y sangre del corazón son positivas. Examen histológico: Hígado: evidentes e intensas lesio- nes congestivas, tanto en los gruesos vasos, como en los ca- pilares; y focos hemorrágicos, con degeneración de la célula en esos puntos. Riñones: lesiones congestivas, nefritis paren- quimatosa, sin glomerulitis. Cápsulas supra renales: lesiones congestivas y hemorrágicas en la zona reticular medular, acompañadas de degeneración celular. Pulmones: lesiones de esplenización evidentes e infiltración leucocitaria, perivas- 856 ANALES DE LA cular en los gruesos vasos. Corazón: no se encuentran lesio-. nes dienas de especial mención. Curiel No. 15.—El día 7 de enero se le hace una inyección subcutánea en la piel del lomo, de medio centímetro cúbico, de cultivo puro en caldo del bacilo influenza motilis, proce- dente del pase 27, a.las 6.30 minutos. Pesa 340 gramos y su temperatura normal es de 37%3; 12 p.m., 41 grados. Día 8 de enero, 2 a. m., 41 grados; 8 a. m., 41 grados. Comienza a presentar convulsiones y muere a las 11 a. m. (Muerte en 17 horas.) Autopsia: abierta la cavidad abdominal, se nota una gran inyección vascular en los repliegues peritoneales y asas intes- tinales, existiendo un abundante derrame seropurulento y li- ceramente teñido de sangre. Hígado y riñones: aumentados de volumen e intensamente congestionados. Las cápsulas su- pra renales aumentadas de volumen y de color obscuro. Abierta la cavidad torácica, congestión notable de am- bos pulmones. La cavidad pleural contiene exudado sero- purulento, teñido con sangre y con escasos gérmenes; el pe- ricardio contiene escasa cantidad de líquido cetrino y el eo- razón aparece en diástole y lleno de sangre fluída. (A la hora de escribir estas notas no se han coloreado los cortes correspondientes a este animal.) Curiel No. 17.—El día 7 de enero se le hace una inyee- ción subcutánea (piel del lomo), de un cultivo en caldo pro- cedente del pase 27, a las 6.30 p. m.; la cantidad inyectada es de dos centímetros cúbicos. Pesa 430 gramos y su tempera- tura normal es de 37.7; 10 p. m., 39; 12 m., 40. Comienzan las convulsiones y muere a las 12 y media a. m. (Muerte en 6 y media horas.) Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se nota vascula- rización y enrojecimiento de la serosa peritoneal y sus replie- gues. Hígado, riñones y cápsulas supra renales grandes y de color vinoso. El bazo también aparece aumentado de vo- lumen y muy congestionado, existe exudado seropurulento rico en gérmenes. Abierta la cavidad torácica, los pulmones están intensa- mente congestionados con evidentes sufusiones sanguíneas. El exudado pleural es hemorrágico y contiene escasos gér- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 857 menes. No hay exudado aparente en el pericardio y el co- razón aparece dilatado y lleno de sangre fluída. Las siembras practicadas son positivas. (Aun están pendientes los cortes histológicos de este animal). Conejo No. 2.—El día 8 de enero se le inyectan intra- peritonealmente dos centímetros cúbicos de exudado perito- neal, correspondiente al curiel número 12, a las 5.20 p. m. Pesa 650 gramos y tiene 38.4 de temperatura; 8 p. m., 40.5; 12 m., 41.8. Día 9, 1 a. m., 42”. Murió de repente a la 1 y 2 minutos. (Muerte en 7 horas, 42 minutos). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, no se nota el co- lor vinoso de la serosa observado en otros animales; pero sí y de manera evidente, la inyección vascular de sus repliegues. El hígado aparece grande y muy congestionado, los riñones están aumentados de volumen y muy congestionados y blan- dos. El bazo está también perceptiblemente grande y conges- tionado; existe escasa cantidad de exudado seroso, con esca- sos gérmenes. Abierta la cavidad torácica, los pulmones es- tán congestionados y conservan la impresión de las costillas en su superficie y además focos congestivos evidentes de am- bas bases. Corazón, con aurículas muy dilatadas, así como el ventrículo derecho. No hay derrame pleural ni pericárdico. Las siembras practicadas son positivas. Examen histológico: Hígado: inyección vascular notable de la vena central, así como de los capilares intralobulillares. En los espacios portas infiltración leucocitaria perivenosa muy ligera; no hay degeneraciones celulares. Riñones: hay elomerulitis pero limitada a determinados glomérulos, con exu- dación de sustancias eranulosas y en aleunos descamación en- dotelial, cayendo las células en la cavidad. Además, disemi- nado en distintos puntos hay cierto grado de nefritis inters- ticial; los tubos contorti con epitelio en degeneración turbia. Pulmones: se observan lesiones de pleuro-bronco-neumonía séptica. Corazón: no se observa ni en el miocardio, ni perl, ni endocardio nada notable. Conejo No. 3.—El día 9 de enero se le inyectan intrape- ritonealmente dos centímetros cúbicos de cultivo en caldo, procedente del pase 33 de cada ocho horas, a las seis menos 858 AÑALES DE LA cuarto de la tarde. Pesa 2,000 gramos y tiene 39% de tempe- ratura. A las 8 p. m., 39.9; a las 12 m:, 40.9. Día TOS la. m. 40.9; a las 8 a. m. 41.9. Su aspecto era aparentemen- te normal, y a los cinco minutos de tomarle la última tempe- ratura, murió repentinamente. (Muerte en 12 horas 50 mi- nutos). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, no se nota el color vinoso de la serosa que presentan muchos curieles, pe- ro sí la inyección vascular notable en sus repliegues. Las asas intestinales están dilatadas y vacías, el estómago aparece enormemente distentido y con sufusiones sanguíneas en sus paredes. Los ganglios mesentéricos están muy aumentados de volumen. Los riñones, sobre todo el izquierdo, muy au- mentados de volumen, y de color violáceo. Bazo grande y también del mismo color. Hígado, muy grande y congestio- nado. Hay próximamente un cuarto de centímetro cúbico de exudado sero-sanguinolento. Abierta la cavidad torácica, se observa escasa cantidad de exudado hemorrágico en la cavidad pleural; pulmones, muy congestionados y el corazón dilatado y muy escasa cantidad de exudado pericárdico. Todo los exudados contienen nu- merosos gérmenes y las siembras practicadas son positivas. Examen histológico: Hígado: inyección e ineurgitación de la vena central lobulillar y capilares intralobulillares; no hay degeneración de la célula hepática. Bazo: notable in- yección vascular y verdaderas lagunas sanguíneas en la pul- pa, sin exagerada infiltración leucocitaria. Riñones: eviden- tes lesiones congestivas y de nefritis parenquimatosa, limita- da a los tubuli contorti. Cápsulas supra renales: inyección vascular y hemorragia fascicular. Pulmones: inyección vas- cular notable (verdadera apoplegía pulmonar) y alveolos ate- lectasiados. Corazón: ninguna lesión histológica notable. Las siembras son positivas. Conejo No. 5.—El día 10 de enero se le inyecta medio centímetro cúbico de caldo, correspondiente al pase 37, a las 6.10 p. m. Pesa 500 gramos y tiene 38.5 de temperatura; 8 p. m,, 39; 10 p. m. 399. Día 11 2 a. m., 40. Macros las tres menos cuarto a. m. (Muerte en 7 horas 35 minutos). ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 859 Autopsia: abierta la cavidad peritoneal no se observa la coloración vinosa del peritoneo, pero sí la inyección vascular. Existe ligera cantidad de exudado seropurulento que contie- ne muchos gérmenes. Riñones grandes, congestionados y blan- dos. El bazo, poco aumentado de volumen y el hígado muy grande, congestionado y sangrante. Abierta la cavidad torácica, los pulmones aparecen in- tensamente congestionados sobre todo en las bases, y el co- razón, dilatado y lleno de sangre. No hay exudado pleural ni pericárdico. Las siembras fueron positivas. Examen histológico: Hígado: inyección vascular venosa central y portal. Riñones: eglomérulo-nefritis con infiltración inflamatoria en el endotelio del pelotón vascular. Pulmones: bronquiolitis y peribronquiolitis evidentes; notable inyección vascular en los vasos gruesos y en los capilares hasta borrar en muchos puntos la cavidad alveolar. Pleuras: engrosadas, no inflamadas. Corazón: sin lesiones. Curiel No. 18.—El día 9 de enero se le inyecta intrape- ritonealmente un cent. cúbico de caldo, procedente del pase 33 de cada ocho horas de B. influenza motilis, a las 6 menos cuarto de la tarde. Pesa 360 gramos y tiene 38 grados de temperatura; a las 8 p. m., 38.9; a las 12 m., 40. Día 10, a la 1 p. m., 40.5. Muere repentinamente a los 30 minutos de tomarle la temperatura. (Muerte a las 7 horas 45 minutos). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se observa en la serosa y sus repliegues, el mismo color vinoso e inyección vascular observada en otros; con exudado de 2 y medio cen- tímetros cúbicos, seropurulento y rico en gérmenes. Riñones muy aumentados de volumen y congestionados; hígado y ba- zo, grandes y de color vinoso. Abierta la cavidad torácica: pulmones muy intensamen- te congestionados, de color obscuro y en la cavidad pleural, exudado sanguinolento con escasos gérmenes. El corazón es- tá dilatado y lleno de sangre fluída. El resultado de las siembras fué positivo. Examen histológico: Hísvado: ingurgitación notable de la vena central del lobulillo y de los capilares intralobulilla- res; no hay degeneración celular. Riñones: lesiones conges- tivas y nefritis parenquimatosa de los tubuli contorti. Cápsu- 860 ANALES DE LA . las supra renales: congestión y hemorragia en la zona corti- cal, produciendo dislocación y degeneración celular. Pulmo- nes: lesiones de bronco-neumonía, en período de hepatización roja. El corazón no presenta lesiones histológicas. Conejo No. 9.—El día 11 de enero se le inyecta, intrape- ritonealmente, un centímetro cúbico de cultivo en caldo, pro- cedente del pase 40 de ocho horas, a las 6.30 p. m. Pesa 510 eramos y tiene 38.5 de temperatura; murió a las 6 a. m. del día 12. (A las 12 horas). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se observa ru- bicundez de la serosa e inyección vascular de los repliegues y contiene exudado sero-sanguinolento y rico en gérmenes; el hígado aparece grande y congestionado; el bazo y riñón de tamaño normales, pero muy congestionados. Abierta la cavidad torácica, los pulmones presentan ex- tensos focos congestivos y escaso exudado sero sanguinolen- to. El corazón, en sístole, y con aurículas dilatadas. Las siembras germinaron. (Los cortes histológicos correspondientes a este conejo no han sido terminados). Conejo No. 12.—(Blanco y teñido con fuschina.) El día 28 de enero se le inyecta intraperitonealmente uno y me- dio cent. e. de cultivo en caldo, procedente de agar sembrado con exudado peritoneal del curiel número 10; la operación se verifica a las 5 y media p. m. Pesa 600 gramos. Tiene 38.5 de temperatura. A las 8 p. m., 39.5; a las 12 p. m. 39.5. Día 29, 6 a. m., 40 grados; a las 12 meridiano, 40.5; a las 2 p. m., 41.9. Muere a las p. m. (Muerte a las 21 horas y media). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal se observa inten- sa vascularización de la serosa y sus repliegues. Existe es- casa cantidad de exudado seropurulento. El hígado está muy aumentado de volumen y tiene un color muy obscuro. Los riñones y el bazo están igualmente congestionados y de volumen mayor que el normal. Abierta la cavidad torácica, los pulmones se presentan intensamente congestionados. No hay exudado pleural y el corazón se encuentra con marcada dilatación ventricular y sin exudado en su pericardio. Siembras positivas. ACADEMJA DE CIENCIAS DE LA HABANA 861 (Los cortes histológicos no se describen por no estar ter- minados aun.) Curiel No. 22.—El día primero de febrero, a las 6 p. m., se le inyectan tres cuartos de centímetro cúbico de cultivo en caldo, procedente de siembras de exudado del conejo 12. Pesa 250 gramos. Tiene 38.5 de temperatura. A las 8 p. m., 39.2. Día 2 de febrero, 8 a. m., 40.2 Permanece triste y no come; 10 a. m., 40.9. Murió a las 11 y media p. m. (Muerte a las 17 horas y media.) Autopsia: abierta la cavidad abdominal, se observa la eoloración vinosa y notable vascularización de la serosa y sus repliegues. Las vísceras están también aumentadas de vo- lumen y econ coloración intensamente obscura. Existe un exu- dado sero-sanguinolento. Abierta la cavidad torácica, los pulmones están muy con- vestionados y no se comprueba exudado pleural aleuno. Co- razón, en sístole, y con aurículas dilatadas. Siembras positi- tivas. (De este animal no se recojen las vísceras para examen histológico porque es de los destinados a conservar la viru- lencia del sérmen). Conejo No. 13.—Fl día 28 de enero se le inyectan, intra- peritonealmente, dos centímetros cúbicos de cultivo en caldo procedente del agar sembrado con exudado peritoneal del Curiel número 10; la operación se verifica a las 5 y media p. m. Pesa 700 gramos y tiene 38.4 de temperatura; 8 p. m., 39; 12 m., 40. Muere a las 4 a. m., el día 29. (Muerte en 11 horas y media). Autopsia: abierta la cavidad abdominal la serosa se en- cuentra de color algo más intenso que el normal; está vaseu- larizada y exite muy escaso exudado sero-purulento. Las vísceras abdominales están fuertemente congestionadas y su volumen es mayor que el normal. Abierta la cavidad torácica, los pulmones aparecen muy congestionados, sobre todo en las bases, siendo la docimasia pulmonar hidrostática positiva. No hay exudado pleural. El corazón está dilatado y no hay exudado en el pericardio. . Las siembras practicadas dieron resultados positivos. 862 ANALES DE LA (Los cortes histológicos no se describen por no haberse terminado.) Curiel No. 6.—El día 3 de enero se le inyectan dos centí- metros cúbicos de líquido peritoneal, correspondiente al cu- riel número 5, por vía intraperitoneal. Pesa 250 gramos, y su temperatura normal es de 37.4; hora, a las 11 y 30 a. m. A las 4 p. m., 39.2; 12 p. m., 40. Día 4,8-a.m. 39.5; 12 m., 39.5; 12 p. m. 40. Día 5, 2 menos 25 a. m., 41.2. Co- mienzan las convulsiones: a las 4.2 a. m. 41.5 y muere a las 6 a. m., del día 5. (Muerte en 43 horas). Autopsia: abierta la cavidad abdominal, se observa in- yección vascular notable de los repliegues peritoneales y de las asas intestinales: sufusiones hemorrágicas, en todos los órganos, sobre todo en el hígado, cuya vesícula biliar está muy dilatada y la bilis contiene bacilos aislados. No había exudado peritoneal. Abierta la cavidad torácica, se encuentra en los pulmo- nes congestión intensa de ambos, sobre todo en las bases, derrame pleurítico eseaso y sanguinolento. Pericardio con es- casa cantidad de líquido cetrino. Corazón en diástole y lle- no de sangre. Los eultivos hechos con exudado y sangre del corazón y bilis son positivos. Examen histológico: Hivado: la inyección vascular de la vena central del lobulillo es notable y en algunos puntos hay rotura con hemorragia capilar consecutiva y evidente dislo- cación y degeneración del tejido noble, recordando el hígado moscado. Bazo: sienos de esplenitis evidente. Riñones: la glomerulitis con degeneración del endotelio es evidente, hay nefritis parenquimatosa y ligera congestión al nivel de los tubos rectos. Cápsulas supra renales: hemorragias cortica- les. Pulmones: pleuro-neumonía en período de hepatización roja, e inyección vascular de los eruesos vasos. Corazón: no hay lesiones de miocarditis y sí lizera infiltración inflamato- ria del pericardio. Curiel No. 7.—Se le inyecta un centímetro cúbico de lí- quido peritoneal, procedente del curiel No. 5, el día 3 de enero. Pesa 248 gramos y su temperatura es de 37 grados. Hora, 12 m.; 4 p. m.. 37.6; 199, m089. Día. 4, 2470400 grados; 12 m., 39 grados; 2 menos 20, p. m., 39.5; 6 p. m,, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 863 39.8; 9 p. m., 40 grados. Día 5, 12 y cuarto p. m. 40 grados; 4 a. m.,, 40.5. Murió a las 10 y media a. m. (Muerte en 46 horas y media.) Autopsia: abierta la cavidad abdominal, se nota debajo de la piel una intensa sufusión sanguínea, así como en todos los órganos abdominales, sobre todo en el hígado, que está aumentado de volumen y cuya vesícula biliar está dilatada conteniendo la bilis numerosos gérmenes. No existe derrame peritoneal. Abierta la cavidad torácica, los pulmones aparecen in- tensamente congestionados, sobre todo en las bases. No tie- ne derrame pleural. El pericardio tiene escasa cantidad de líquido de color cetrino y el corazón está en diástole. Sus cultivos con exudado y bilis son positivos. Examen histológico: Hígado: inyección vascular de la ve- na supralobulillar, sin invadir los capilares del lobulillo; fo- cos hemorrágicos, diseminados. Bazo: lesiones de esplenitis. Riñones: glomérulo-nefritis parenquimatosa; en algunos pun- tos de la corteza, infiltración leucocitaria en focos peque- ñísimos. Cápsulas supra renales: ligera inyección vascular en los capilares interfasciculares. Pulmones: neumonía ca- tarral, en período de hepatización roja, acompañada de nota- ble ingureitación sanguínea en los gruesos vasos. Corazón: no hay sienos de miocarditis. Curiel A.—El día 4 de enero es inoeculado con un enltivo en caldo, primer pase de B. influenza motilis, procedente de siembra del conejo núm. 12. Hora, 5 p. m. Recibe intrape- ritonealmente dos centímetros cúbicos. Pesa 220 gramos y su temperatura es de 38.6. Día 5, 8 a. m., 39; 4 p. m,, 41 erados; 8 p., 41 grados; 12 p. m., 41 grados. Día 6, 2 a. m., 41.1 grados; a las 8 a. m., 41.1; 12 m., 41 grados, a cuya ho- ra muere. (Muerte en 43 horas). Autopsia: abierta la cavidad abdominal, se observa in- yección vascular notable en el peritoneo y sus repliegues; contiene exudado sero sanguinolento. El hígado, el bazo y los riñones, aparecen muy congestionados. Abierta la ca- vidad torácica, se observan los pulmones intensamente con- gestionados y no existe derrame pleural. Corazón dilatado. Examen histológico: Hígado: las lesiones congestivas son 864 ANALES DE LA muy marcadas y no hay focos de degeneración. Bazo: signos de infiltración leucocitaria, tanto en la pulpa como en los folículos linfoides. Riñones: glomerulitis y nefritis paren- quimatosa. Cápsulas supra renales: no ofrecen nada de par- ticular. Pulmones: lesiones de hepatización roja, muy seme- antes a las observadas en los casos humanos. Corazón: no se observan sienos de miocarditis; hay ligera infiltración en el pericardio. Curiel 13.—Día 6 de enero, se le inyecta a la 1 p. m., un centímetro cúbico de exudado peritoneal, procedente del cu- riel número 9, por vía subcutánea (piel del lomo). Pesa 280 eramos y tiene 37.3 de temperatura. Día 6, 8 p. m., 39.8; 12 p. m., 40. 3.. Día 7, 2 a. m., 40. 3; 8.-a. m. +0 "eras 12 m., 41. Muere a las 4 p. m. (Muerte en 27 horas.) Autopsia: al levantar la piel del vientre, se observan verdaderas sufusiones sanguíneas. La cavidad peritoneal lla- ma la atención, por el eolor vinoso de la serosa y la notable vaseularización de sus repliegues y de las asas intestinales. El hígado aparece grande, muy congestionado, y de color vinoso. La vesícula biliar se presenta muy dilatada; el bazo está grande y congestionado. Los riñones aparecen muy au- mentados de volumen y de color vinoso y las cápsulas supra- renales están de tamaño normal, pero “ntensamente con- cestionadas. Abierta la cavidad torácica, se observa escaso derrame pleural hemorrágico; pulmones, ligeramente congestionados y el corazón aumentado de volumen. Las siembras practicadas, dieron resultados positivos. (Por causas ajenas a nuestra voluntad los órganos per- manecieron muchas horas sin ser llevados al fijador y se de- terminó desecharlos. ) Curiel No. 14 -—El día 7 de enero se le hace una inyee- ción subcutánea (piel del lomo), de 0.25 de cultivo en caldo correspondiente al pase número 27, a las 6.30 p. m. Pesa 350 gramos y tiene 37 erados de temperatura. El día 8, a las 8 p. m., 39.5; a las 12 p. m., 40. 2 y muere el día 9 a las 6 a. m. (Muerte en 36 horas.) Autopsia: abierta la cavidad peritoneal se observa el co- lor vinoso de la serosa, con notable vascularización, pero no ACADEMJA DE CIENCIAS DE LA HABANA 865 hay exudado en cantidad apreciable. Hígado, de color muy obseuro y aumentado de volumen; bazo, también congestio- nado y grande; riñones, voluminosos y de color obscuro. Abierta la cavidad torácica no se observa derrame pleu- ral y los pulmones están intensamente congestionados. No hay derrame pericárdico, y el corazón está en sístole y con aurículas dilatadas. Las siembras dieron resultados positivos. (Por razones del mismo orden que el anterior, no se con- servaron las vísceras para cortes histológicos). Curiel No. 16.—El día 7 de enero, se le hace una inyee- ción de un centímetro cúbico de cultivo en caldo, proceden- te del pase 27, subecutáneamente (piel del lomo), a las 6.30. Pesa 350 eramos. Tiene 37.4 de temperatura; 12 p. m., 39.1. Día 8, a las 8 a. m., 39.4; 4. p. m., 38.5; 8 p. m., 38 grados. Día 9.8 a m., 39.9: 4 p. m., 40 grados. Comienzan las con- vulsiones y muere a las 5 p. m. (Muerte en 46 horas y media.) Autopsia: abierta la cavidad peritoneal no se observa exudado aleuno y sí inyección vascular de las serosas y sus repliegues. Hígado, voluminoso y de color obscuro, con ve- síeula biliar dilatada y llena de bilis rica en gérmenes. Ri- ñones y cápsulas supra renales, intensamente congestionados. Abierta la cavidad torácica, los pulmones aparecen muy con- eestionados y con hepatización evidente de ambas bases. No hay derrame pleural ni pericárdico. El corazón está dilata- do y lleno de sangre. Las siembras fueron positivas. Examen histológico: Hígado: la lesión es congestiva, muy intensa; tanto en los gruesos vasos como en los capilares hay focos hemorrágicos y degeneración de la célula hepática, por compresión, en algunos puntos. Bazo: corpúsculos linfoides hipertrofiados y en la pulpa predomina la infiltración leuco- citaria, sin lesiones consestivas aparentes. Riñones: aparte de las regiones con lesiones congestivas hay glomérulo-nefri- tis. Pulmón: aun cuando el tipo predominante es el de la infiltración leucocitaria-peribronquial, se observan focos de esplenización evidente. Corazón :pequeños foquitos de mio- carditis intersticial diseminados. 8366 ANALES DE LA Conejo No. 4-—Día 10 de enero, se le inyecta, intrape- ritonealmente, medio centímetro de cultivo correspondien- te a la siembra de exudado peritoneal, procedente del curiel número 18, a las 6 y 20 p. m. Pesa 560 gramos y tiene 37. 6 de temperatura; 8.p. m,, 395. Día 11, 8 a.m, ma m., 41;1 p. m.,, 415. Muere a las 10 y media p. m. (Muerte en 28 horas y 30 minutos). Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, no se observa sino muy escaso exudado sero sanguinolento y la serosa no presenta coloración vinosa. La vejiga está repleta de orina. Los riñones, aumentados de volumen, violáceos y blandos. Ba- zo e hígado, muy erandes y congestionados. Abierta la cavidad torácica, los pulmones aparecen con- gestionados y el corazón dilatado. No hay exudado pleural ni pericárdico. Abierta la cavidad craneal, se observa notable inyección vascular y pequeño foco hemorrágico sobre la tienda del ce- rebelo. Las siembras practicadas fueron positivas. Examen histológico: Hígado: fenómenos de congestión intensa, no estando en muchos puntos interesados los capila- res intralobulillares. En zonas correspondientes al borde, se observan rupturas, con hemorragia consecutiva y borramien- to del parénquima. Riñones: fenómenos congestivos sobre todo notables, al nivel de los tubos rectos, donde hay hiper- plasia conectiva. Pulmones: inyección vascular notable, perío- do de ingurgitación y focos de neumonía catarral y hepatiza- ción roja. Pleuras: aunque enerosadas, no presentan lesiones inflamatorias. Conejo No. 7.—El día 11 de enero, se le hace una inyee- ción intraperitoneal de 0.4 ce. e. de cultivo en caldo, corres- pondiente al pase 40. Pesa 1.550 gramos y tiene 37.8 de tem- peratura. Hora, a las 6.30 p. m. Día 12, 9 a. m., 38.9; 4 p. m., 38.9; 8 p. m., 38.9... Día 13,6 a. m., 39.9; 8-a..m. 402002 mienza la agonía, 12 m., 40.1; 2 p. m., 41.5. Muere con con- vulsiones, a las 2 y media, p. m. (A las 40 horas.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, la serosa no está intensamente congestionada, pero contiene exudado de color cetrino (más de 2 c.c.) Se observa inyección vascular de los ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 867 repliegues mensentéricos y en algunas porciones del intesti- no, sobre todo el delegado. Bazo grande y congestionado. El hígado también aumentado de volumen y con la vesícula biliar llena de bilis. Los riñones también aparecen grandes, blandos y de color obscuro. Abierta la cavidad torácica, los pulmones están fuerte- mente congestionados; hay exudado pleural de color cetrino, pero muy escaso. No hay exudado pericárdico y el corazón con las aurículas dilatadas está en sístole ventricular. Las siembras practicadas dan resultados positivos. Los cortes no se han podido practicar por falta de tiempo. Curiel No. 21.—El día 24 de enero se le inyecta, intra- peritonealmente, un e. e. de cultivo en caldo del pase 76. Pesa 300 gramos y su temperatura es de 38. A las 10 a. m., 38.5; a las 2 p. m., 40,1; 4 p. m., 40.2; 8 p. m., 41. Día 25, 8 a. m. 41. 9 Permanece muy triste y es acometido de con- vulsiones; 10 a. m., 42, y muere a las 10 y media, a. m. (Muer- te en 24 horas y media). Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, se observa el color rojo vinoso de la serosa, con inyección vascular y exu- dado sero sanguinolento. Las vísceras, con el mismo grado de congestión que en los muertos anteriormente, en pocas ho- ras. Abierta la cavidad torácica se observan los pulmones in- tensamente congestionados, escasa cantidad de exudado plen- ral y el corazón, en sístole, y con aurículas dilatadas. Da cul- tivos puros, como resultado de las siembras. (Los cortes no se han podido practicar por falta de tiempo). ; Conejo No. 10.—El día 27 de enero se le hace una inyec- ción peritoneal de 1 e. e. de cultivo en caldo, procedente de agar sembrado con exudado peritoneal del curiel 10, a las 3 y cuarto p. m. Pesa 750 eramos. Temperatura, 39. Día 28:10"24m538,9314. p?+ mo 38-:97:8): px: mirS1900 Dia 29, 8 a. m., 39.4; 4 p. m., 40.5; 1 y media p. m., 40.5. Día 30, 8 a. m., 41. Muere a las 8 y cuarto a. m. (Muerte en 65 horas). ro Mm Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, la serosa se pre- senta muy vascularizada. El hígado grande y de color obseu- 368 ANALES DE LA ro. Bazo y riñones congestionados y aumentados de volumen. No hay exudado peritoneal. Abierta la cavidad torácica, los pulmones, aparecen muy congestionados y con hepatización de las bases. No hay exu- dado pleural ni pericárdico y el corazón, en sístole ventricu- lar, tiene las aurículas dilatadas y llenas de sanere. Cultivos puros, como resultado de las siembras. (Los cortes no se han podido practicar por falta de tiempo.) Conejo No. 11.—El día 27 de enero se le inyecta, intra- peritonealmente, medio e. e. de cultivo en caldo, procedente de agar sembrado con exudado peritoneal, del curiel número 10, a las 3 p. m. Pesa 870 gramos y tiene 39 de temperatura. Día 28, 10, y cuarto, a. m., 39. 1; 8 p. m., 395. DAS a, m. 40.5; 4 p. m,, 41; 6 p. m., 415. Día 30,8 2. mia Muere a las 10 a. m. (Muere a las 67 horas.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, se observa la vascularización, pero sin coloración obscura de la serosa. Las vísceras aparecen intensamente congestionados, pero no hay exudado aparente. Abierta la cavidad torácica, los pulmones están intensa- mente congestionados, no hay exudado pleural ni pericárdi- co. Corazón en sístole ventricular y con aurículas dilatadas y llenas de sangre. Resultado de las siembras, positivos. (Los cortes no se practican por falta de tiempo.) Curiel No. 27.—El día 3 de febrero, se le frotan ambas conjuntivas, con un hisopo impregnado de cultivo en agar, procedente de siembra de líquido pleural de la cabra, a las 6 p. m. Pesa 320 gramos y tiene 37.9 de temperatura. Día 4, 8 a. m.; 39.2; 2 p. m., 39.8; 4 p. m:, 39.8; 8 p: mM A0:42 p. m., 40. Día 5,8 a. m., 40; 1 y media, p. m., 40; 8 p. m., 40; 12 p. m., 40. Día 6, 1 a. m., 40;8 a. m., 40; 8 p. m., 40; 12 p. m., 40. Día7, 8 a. m., 40. 9; a las 2 y cuarto, p. m., se le presentó una abundante hemorragia nasal y bucal y mu- rió a las 2 y media, p. m. (Muerte en 3 días, 2 horas.) Autopsia: Abierta la cavidad torácica se observa, en las cavidades pleurales, derrame sanguinolento (3 c.c.), sin que se notara rotura de ningún vaso. Pulmones: intensa con- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 869 vestión, con focos de hepatización evidente en la base y bor- des de los lóbulos. Corazón, con ventrículo derecho dilata- do y lleno de sangre. Pericardio, con ligera cantidad de exudado. Abierta la cavidad peritoneal, no había coloración de la serosa ni la inyección vascular tan acentuada como en otros. Escasa cantidad de exudado seroso. Hígado, muy aumenta- do de volumen e intensamente congestionado, con focos he- morrágicos en distintos puntos. Riñones y cápsulas supra- renales, intensamente congestionados y con focos hemorrá- gicos evidentes y el bazo también aumentado de volumen. El estómago, dilatado. Las siembras practicadas con sangre del corazón fueron positivas de Bacilus influenza motilis. (La descripción de los cortes, aunque no se hace, están en la colección). Curiel No. 4.—Día 2 de enero, se le inyecta medio Cc. C. de líquido peritoneal, rico en B. influenza motilis, proceden- te del curiel número 2, intraperitonealmente. Pesa 298 gra- mos. Temperatura, 386. Hora 11 a. m, 11 y 50, a. m., 38; 1 y 35 p. m., 38.6; 3 y 40 p. m., 39.4; 5 y 40 p. m., 39.5; 7 y 35 p. m., 40.4; 9 y 35, p. m., 40.4; 11 y 35 p. m., 40.5. Día 3 de enero, 1 y 35 p. m., 40.6; 4 p. m., 38.4. Pesa 270 gramos. Día 4 de enero, 8 a.m., 39.5; 4 p. m., 40; 8 p. m., 40; 12 p. m., 40 Desde el día 6 al día 19, su temperatura oscila alrededor de 39.8. Día 20 de enero sube su temperatura a 40 y muere el 21, a las 8 y media. (Muerte en 19 días.) Autopsia: Abierta la cavidad peritoneal, se nota que en la parte media, existen adherencias entre la serosa parietal y las asas intestinales, donde existe una placa del tamaño de una moneda de una peseta, como de esfacelo; hay notable inyección vascular de los repliegues peritoneales. El hígado, de color violáceo, presenta sobre todo, en los bordes, extensas manchas de color pajizo. El bazo está au- mentado de volumen y congestionado. Los riñones también aparecen grandes y muy congestionados, así como las cápsu- 870 ANALES DE LA las supra renales. Hay escasa cantidad de derrame, de as- pecto sero sanguinolento. Abierta la cavidad torácica, los pulmones presentan ex- tensas y difusas manchas de intensa congestión y el corazón está ligeramente dilatado. No hay exudado pleural; pero sí adherencias pleuro pulmonares. Se practican siembras del exudado peritoneal y sangre del corazón, no germinando nin- guna. Examen histológico: Hígado: se observa la dilatación e ingureitación de los gruesos troncos venosos; la vena cen- tral del lobulillo, no aparece en cambio tan dilatada y los ca- pilares, intralobulillares tampoco; en cambio, la infiltración inflamatoria de los espacios portas, es más evidente, la cáp- sula de Glisson está enerosada e infiltrada de elementos in- flamatorios y en algunos puntos, las células nobles están va- cuoladas o muy granulosas y con el núcleo poco visible. Riñón: aparte de la ingurgitación de los gruesos ramos vasculares, se observan señales evidentes de glomerulitis. Hay degeneración evidente del epitelio canalicular de los tubuli contorti e inyección vascular de los espacios intercanalicula- res al nivel de los tubos rectos. Cápsulas supra renales: zona cortical, las células apare- cen pequeñas y su núcleo fuertemente teñido; en la zona me- dular ingurgitación vascular de los vasos intercanaliculares y en algunos puntos hemorragias capilares. Degeneración ce- lular y vacuolizacóin notable. Páncreas: absolutamente notable. Pulmones: lesiones evidentes de bronquiolitis y muchos lobulillos peribronquiales con lesiones de neumonía catarral y además pleuritis evidente. Corazón: no hay degeneración del miocardio, pero sí in- filtración inflamatoria en algunos puntos y sobre todo, sub- pericardíaca. Curiel No. 4 de la Serie.—El día 4 de enero, a las 11 a. m., se le inyecta un cuarto de centímetro cúbico del cultivo puro en caldo de B. influenza motilis, procedente del pase nú- mero 18. Pesa 200 gramos y tiene 37. 2 de temperatura; a las 4 p. m., 36.2; a las 8 p. m., 36.2; a las 12 p. m., 36.2. Día 9, su temperatura fluctúa entre 39.5 y 40. Desde este día, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 871 hasta el 19 su temperatura varía alrededor de 38.8. El día 20 sube de nuevo la temperatura a 40 grados y cae en el de- caimiento de los anteriores, muriendo el día 21, a las 8 a. m. (Muerte en 16 días, una hora). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se observa el color rojizo de la serosa y ligera inyección vascular. El hí- gado, está intensamente congestionado y con algunas man- chas de color pajizo en los bordes. Bazo y riñones, muy au- mentados de volumen. Cápsulas supra renales, de aspecto normal; no hay exudado. Abierta la cavidad torácica, los pulmones están congestionados y hepatizados en las bases, no hay exudado pleural, ni pericárdico. El corazón en sístole y con las aurículas dilatadas y llenas de sangre. Las siem- bras dan resultados positivos. Examen histológico: Corazón: sin lesiones en el mío y en- docardio; en el pericardio, ligera inyección vascular e infil- tración inflamatoria, con exudación. Pulmón: una zona con notable inyección vascular y ate- lectasia cireunvecina; zona de hepatización roja y ligera exudación fibrinosa. Además, se observan lesiones de peri- bronquitis. Cápsulas supra renales: congestión de la zona cortical, y retracción de las celúlas fasciculares, inyección vascular notable en los espacios intercolumnares, degenera- ción en las células de la zona reticular. Hígado: la inyección vascular e infiltración inflamatoria; perivenosa en los espa- cios portas. Pequeñas hemorragias en algunos puntos, con degeneración de elemento noble en esos puntos. Bazo: au- mento de tamaño de los folículos linfoides e infiltración leuco- citaria notable de la pulpa roja. Riñón: inyección vascular no- table en los espacios intercanaliculares, lesiones de glomeruli- tis con degeneración hialina del endotelio del pelotón vascular. Curiel de serie B.—Se le inyecta el día 4 de enero, un centímetro cúbico de cultivo en caldo de B. influenza moti- lis, procedente del primer pase, sembrado con exudado del conejo número 1, intraperitonealmente. Pesa 190 gramos y tiene 38 grados de temperatura. Día 5, la temperatura cada ocho horas es constante de 39.5. Día 6, temperatura en las mismas condiciones, varía entre 39.5 y 39.7. Día 7, la tempe- ratura oscila entre 39,3 y 39.7. Día 8, la temperatura varía 872 ANALES DE LA entre 39.3 y 39.5. Día 9, entre 39.2 y 39.3. Día 10, 2 a. m., 39.5;8 a. m., 39.9; 4 p. m., 39.5. Murió el día 11, a las 3.30 p. m. (Muerte en 6 días y 22 horas). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, se observa la coloración rojiza de las serosas y sus repliegues, así como la inyección vascular y al mismo tiempo un derrame sanguíneo abundante en la cavidad. La vejiga estaba llena de orina sanguinolenta. El hígado se encuentra muy congestionado y sangrante, tiene unas manchas amarillentas; que aunque en los frotes no aparece purulenta, al microscopio se obser- van numerosos polimorfos y muy escasos gérmenes. Riñones, - aparecen con un ligero tinte de hojas secas; el volumen del izquierdo es mayor que el del derecho. El bazo está de ta- maño normal, pero congestionado. Las cápsulas supra rena- les tienen su coloración normal. Abierta la cavidad toráci- ca se encuentra, en las pleuras, escaso exudado hemorrágico. Los pulmones, muy congestionados, sobre todo en las bases; el corazón, aparece muy dilatado, flácido y lleno de sangre. Las siembras dan cultivos puros. Examen histológico: Hígado: la inyección vascular no es muy exagerada, conservándose el parénquima, sin degene- ración, a excepción de algunos puntos donde hay derrame sanguíneo. Bazo: infiltración inflamatoria de la pulpa e hi- pertrofia de los folículos linfoides, cápsula engrosada y evi- dencia de sus trabéculas. Riñones: glomérulo-nefritis paren- quimatosa, congestión notable de los capilares intercanicula- res medulares. Cápsulas supra renales: apenas hay modifi- caciones congestivas del parénquima medular. Pulmones: sig- nos evidentes de hepatización gris. Corazón: ligera infiltra- ción perivascular y subpericardíaca. Curiel de serie C.—El día 4 de enero se le inyecta, intraperitonealmente, medio centímetro cúbico de cultivo en caldo de B. influenza motilis, procedente del primer pase de exudado correspondiente al conejo número 1; hora, a las 5 p.m. Pesa 220 gramos y tiene 37 grados de temperatura. Esta tomada cada ocho horas, varía desde 38.1 a 39. Día 6, temperatura tomada de igual modo entre 39 y 39.5. Día 7, temperatura entre 39.8 y 40. Día 8, entre 40 y 40.1. Día ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 873 9, entre 38 y 39.1 Día 10, entre 38 y 38.8. Murió en la ma- drugada del día 11. (Muerte en 6 días 9, horas). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal se nota inyección vascular de la serosa, sin fuerte enrojecimiento y con escasa cantidad de exudado, seropurulento, rico en gérmenes. Ri- ñones, bazo e hígado fuertemente congestionados. Abierta la cavidad torácica, no había exudado pleural. Los pulmones, están fuertemente congestionados y el cora- zón dilatado y lleno de sangre. De las siembras se obtienen cultivos puros. : Examen histológico: Híszado: dilatación venosa e ingur- eltación sanguínea de la vena central, no alcanzando ésta a los capilares intralobulillares. Bazo: infiltración leucocita- ria de la pulpa e hiperplasia de los folículos linfoides, pero predominando en todo el tejido, la inyección vascular san- guínea. Riñones: signos de gelomerulo-nefritis parenquimato- sa. Cápsulas supra renales: ingurgitación vásculo-sanguínea córtico- medular. Pulmones: lesiones evidentes de broneo- neumonía catarral en período de hepatización roja. Cora- zÓn: no se observa en él nada notable. Conejo No. 6.—El día 11 de enero se le hace una inyec- ción subdural de 0.1 de centímetro cúbico de cultivo puro en caldo, procedente del pase número 40, a las 6.30 p. m. Pesa 1,400 gramos y su temperatura es de 38.5; 8 p. m., 39.2; 12 p.15, 99.9... Día 12-92, mm 40 Lo LE pom 42: 0 pas 41.6; 12 p. m., 41. Día 13, 6 p. m., 41.5. Desde este día la temperatura tomada cada ocho horas, está casi estacionaria alrededor de 41, hasta el día 24, en que a las 8 a. m., baja a 40, descendiendo a las 6 p. m., a 39.5 y permaneciendo con esta temperatura hasta el día 27, a las 9 a. m., en que murió. (Muerte een 16 días, 15 horas). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, no se observa ni coloración obscura de la serosa ni inyección vascular. Las vís- ceras tampoco presentan nada que llame la atención, a excep- ción de los riñones, que aparecen erandes y congestionados; no hay exudado. Abierta la cavidad torácica, no hay exudado pleural ni pericárdico, ni se observa nada notable en sus pulmones y co- razón; no se abrió la cavidad craneal por inadvertencia. 874 ANALES DE LA Las culturas, procedentes de siembras de distintos órga- nos fueron estériles. Conejo No. 8.—El día 11 de enero se le hace una inyec- ción intraperitoneal de 2 cent. cúb., correspondiente al pase número 40, de Bacilo influenza motilis, a las 6.30 p. m. Pe- sa 1,250 gramos y tiene 38.5 de temperatura. Día 12, 8 a. m., 40.5; 4 p. m., 40.5; 8 p. m., 39.5; 12 p. m., 40. Día 14, 8 a. m. 41.9; 4 p. m., 38.8; 8 p. m., 40; 12 p. m., 40.1. Día 15, 4 p.m, 415;8p.m., 405; 12 p: m., 40.5. Día 16, 8 a. mios 4 p. m., 42. Murió a las 6 de la tarde. (Muerte en 5 días). Autopsia: abierta la cavidad peritoneal, la coloración de la serosa no ofrece nada de particular, aun cuando hay inyee- ción vascular de los repliegues peritoneales. Hígado, conges- tionado y grande; bazo, de tamaño normal, pero congestiona- do; riñones, grandes y de color obscuro. Abierta la cavidad torácica se observan, en los pulmones, focos congestivos ex- tensos y diseminados, sin derrame pleural, y el corazón apa- rece dilatado y lleno de sangre. Las siembras de sangre del corazón fueron positivas. Examen histológico: Hígado: apenas se observan modifi- caciones en el tejido, que son como en todos, hiperhémicas. Riñones: glomérulo-nefritis parenquimatosa y en algunos pun- tos, pequeñas hemorragias subcapsulares. Bazo: signos de es- plenitis evidente. Pulmones: lesiones de broneo-neumonía catarral en período de hepatización roja. Corazón: no hay na- da notable que señalar. Cabra No. 1.—El día 20 de enero, se le hace a este ani- mal, cuyo peso es de 30 kilos, una inoculación subcutánea en la piel del lomo, con objeto de obtener su inmunidad y com- probar los efectos de su suero. El animal permaneció triste e inapetente, los dos días que siguieron a la inyección. El día 26 de enero se le inyectan, con el mismo objeto y por igual vía, cinco centímetros cúbicos de cultivo en eal- do. Los tres días subsiguientes, el animial permanece echado y triste, pasando este estado de cosas en los sucesivos. El día primero de febrero, y creyendo que podría emplear- se ya una fuerte dosis, se le inyectaron 10 centímtros cúbi- cos de cultivo en caldo y a las 8.30 de la noche, murió. Aun- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 875 que la autopsia pudiera resultar tardía, se practicó y se hi- cieron las correspondientes comprobaciones bacteriológicas. Autopsia: abierta la cavidad torácica se comprueba exu- dado pleural sero-purulento y en cantidad. Ambos pulmones y sobre todo el izquierdo, presentan focos de congestión di- seminados y donde el tejido presenta cierta dureza al tacto como si fuera nódulos. El corazón, aunque aparentemente tiene las dimensiones normales, el ventrículo derecho se en- cuentra dilatado, no hay exudado pericárdico. Para siembras se toman del exudado pleural derecho,—que dan eultivos pu- ros del cocobacilo,— y de ambos pulmones; incindiendo estos órganos, para buscar los orificios de los gruesos bronquios y después deslizar el asa de platino hasta el fondo del alveolo a través de un bronquiolo. Por éstos fluye un líquido muco purulento y que recuerda el esputo. De éste se hace una pre- paración y siembras, los cultivos fueron puros, el del pulmón izquierdo, y mezclados al mierococo catarralis el del pulmón derecho. También se obtuvo un cultivo puro de la sangre del corazón. Abierta la cavidad peritoneal, la serosa no presenta na- da de particular y no hay exudado apreciable. El bazo está congestionado y muy friable y el hígado de color aparente- mente normal y con la vesícula biliar en parte llena de bilis, pero de la que no se obtuvieron cultivos por siembras. Los riñones, muy congestionados y aparentemente de volumen mayor que el normal. Las cápsulas supra renales de aspecto normal. Las asas intestinales, sobre todo el intestino delgado, va- cío y distendido; el estómago casi vacío, muy dilatado, y sus paredes un tanto vascularizadas. Curiel No. 35.—El día 22 de febrero, se le encierra en una caja metálica junto con otros donde se pulveriza, por me- dio de un atomizador, 125 centímetros cúbicos de cultivo pu- ro de B. influenza motilis, donde se le mantiene desde las 5 p. m. de ese día hasta las 8 a. m. del día siguiente; su peso es de 190 gramos y su temperatura de 37.9; el día 22, a las 8 a. m. tenía 38; en los días subsiguientes, no se modifica su temperatura. 876 ANALES DE LA (Este animal murió el día 11 de marzo, a las 10 a. m., de una infección a proteus). Animales que han pasado la infección sin morir Curiel No. 3.—El día primero de enero de 1919, se le inyecta un cent. cúbico de cultivo en caldo de B. influenza motilis, intraperitonealmente de 13 horas (octavo pase de ca- da ocho horas). Pesa 249 gramos, temperatura normal, 37.8. Hora, 1 p.m. Día dos de enero, 12 p. m., 37; 2.30 p. m., 39.5; 4.5 p. m., 40; 6 p.m. 40.5; 8 p. m., 40. Día 3, 12 m., 40. 3.. El día 28 de enero está en perfecto estado de normalidad. Curiel No. 8.—El día 3 de enero se le frota, previo ra- surado de la piel del vientre, con exudado peritoneal, pro- cedente del curiel 5; pesa 200 gramos y su temperatura es de.37.8. Hora, 12. m.; 4 p. me, 37.8; 8 p. m., 38.55 12 pam 38.5. Día 4, 2.30 a. m., 38;8 a. m., 38; 12 m. 38.1; 8 p. m., 38.1; 12 p. m., 38. Día 5, 8 a. m., 38, y continúa normal, observándo- sele hasta 23 días después. Mono No. 6.—(Del Nuevo Continente). Este animal, que ya había recibido una pulverización directa en la faringe, de un cultivo en caldo virulento, se le inyectan, el 4 de enero, en la amígdala, y previa anestesia, dos cent. cúb. de cultivo pu- ro en caldo, de Bacilo influenza motilis, procedente del pase 18 de cada ocho horas; su temperatura es 38.1. Día.5, 8a. m., 39; 2 p. m. 395; 8 p. m., 39.7. . Dia 008 a. m., 39.5;2.p.m., 39: 8; 8 p. m., 39.7. Día 7, 8,8. MiS 2 p. m., 39.3;8 p. m., 39.3. Día 8, 8 a. m., 39; permanece muy triste;-2'p. m., 39.2. Día 9, 8-a. m., 391: 2 p. m., 3910 m., 38.5. El día 20 de enero, para comprobar, se le inyectan dos centímetros cúbicos de emulsión de esputos en solución sali- na, procedente de un caso de influenza, el cual contenía, al examen directo, gran número de formas cocobacilares Gram negativas, aleunos neumococos y micrococos catarralis. Fuera de la acción del anestésico empleado, para hacer la inyección intratraqueal, que fué seguida de ligeros trastor- nos respiratorios, no tuvo ningún síntoma, que revelara que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 877 su salud se hubiera perturbado en lo más mínimo, conservan- do su alegría habitual y su apetito. Mono No. 7.—(Tipo Macaco). Fué inoculado en la amíg- dala el 9 de enero, con 2 cent. cúb. de cultivo en caldo a las 11 a. m. Pasa el día triste, arrinconado en la jaula y sin probar alimento. Día 10, 10 a. m., 395; 2 p. m., 39.4; 3 p. m., 39.4. Todo este día lo pasa muy triste y con tendencia a permanecer tendido en la jaula, y sin probar los alimentos. Día 11,9 am. 39.9; 12 mi; 3,8;:2'p. m., 39.4; 6-p.:m., 39:4. Todo el día lo pasa muy decaído, tiene diarrea y tose de cuando en cuando. Día 12,-a. m., 38. 6; 1 p. m., 38.5; 6 p. m., 38.5. Mejora aleo en su estado general y comienza a to- mar alimento. Día 13, su temperatura oscila entre 38.5 y 38. Volviendo a su aleería habitual, que conserva en los días sub- sieuientes. 5 Curiel No. 11.—Se le inyectan dos centímetros cúbicos de sangre del corazón, procedente del curiel A de la Serte, en el peritoneo; el día 5 de enero, a las 5 p. m. Peso, 200 eramos. Temperatura, 38 grados. Observado hasta el día 25 de enero, el animal no presenta trastorno aleuno que in- dique que su salud ha sido perturbada en lo más mínimo. Curiel No. 19.—El día 23 de enero, se le hace una inyec- ción intraperitoneal, de un centímetro eúbico de cultivo en caldo, procedente del pase número 76, a las seis p. m. Pesa 350 gramos y tiene 38 erados de temperatura. Día 24, 8 a. m., 395; 4 p.m., 40; 8 p.m. 40; 12 p. m., 40.3. Día 25, 8 a. m. 40; 4 p. m., 41; 8 p. m., 40; 12 p. m., 40. Día 26, 39.05 4: pp; ¡1.189.505 -18: pu, 40 : 12, p:.m., 399. Dia 2739/85 4 p. me £0; 8 p.m; 39:9%; 12. py mi 40. 1, Día 28,8. 2, m2, 40,414. p. m., 40.158 pm. 40.9: 12 p. m: 40.100 Dia 29:08 da. m., 40; 4 p.m 407858 p.m. 40.1, 12:p..m., 41975 Dí 30,8 a. m., 39.5; 4 p. m., 39.9; 8 p. m., 41.9; 12 p. m., 40. Día 31, 8 a, m.,. 994 p.1m 89.1; 8.p; m., 40:; 12, p, m., 3911. Día primero de febrero, 39; 4 p. m., 39. 8; 8 p. m., 39; 12 p. m., 39.5. Día 2 de febrero, 39.5; 4 p. m., 39.4; 8 p. m., 39; 12 p.m. 39. Día 3, 8.2: m.,:38.3; 4 p. m., 38; 12 p.:m. 37.5... Día 4, 38 y así continúa hasta el día 23 de debrero, en que se le practica, en su suero, la desviación del complemento con resul- tado negativo. 878 ANALES DE LA Curiel No. 20.-—El día 23 de enero se le inyecta, intra- peritonealmente, medio cent. cúb. de cultivo puro en caldo de Bacilo influenza motilis, procedente del pase número 76, a las 6 menos 10 p. m. Pesa 358 gramos y tiene 38. 5. Día 24, 8 a. m., 39. 6; 4 p. m., 39.6; 8 p. m., 398, 112000 m:., 39.9. Día 25, 8. 4d. Mm. (895; 4 p. m 39.1; Sp ama 12 p. m., 40. Día 26, 8 a. m., 40 grados; 4 p. m., 40.3; 8 p. m., 39.85 12 p. m., 409, Día 27, 405; 4 p.m. 400538 pia 40.5; 12 p. m., 40. 8. En este día se le practica un conteo globular con el resultado siguiente: hematies, cuatro millo- nes quinientos mil por milímetro cúbico; leucocitos, 6.000 por milímetro cúbico; relación de blancos a rojos, uno por 607. Linfocitos pequeños, 20.60 por ciento; grandes, 9.27 por ciento, suma de ambos, 29.8 por ciento; grandes mono- nucleares, 8.24 por ciento; polimorfos nucleares, 66 por cien- to; eosinófilos, 10.3 por ciento. Día 28, 8 a. m., 39.9; 4 p. m., 39.8; 8 p. m., 4012 PA 40.8 Día 29, 8 a. m., 38.5; 4 p. m., 38.6; 8 p.m. 39: 125. 40. Día 30, 9 a. mí. 39.4; 4 p. m., 39.2; 8 p. m., 40; 12-pm5 38.5: Día 31, 8 4: m., 38.5; 4 p. m., 38. 5; 8 p.m 380 cNa p. m., 38. 5. Día primero de febrero, 38. 4; 4 p. m., 38. 2; 8 p. m., 37. 9,12 p. m., 38, por haber vuelto a la temperatura normal se da por terminada la obervación. Curiel No. 22.—El día primero de febrero, a las 6 p. m., se le inyectan tres cuartos de centímetro cúbico, de un eultivo en caldo, procedente de siembra de exudado del Conejo nú- mero 12. Pesa 250 gramos y tiene 38.5 de temperatura; 8 p. m., 39.2. Día 2 de febrero, 8 a. m., 40.2; permanece triste y no come; 10 a. m., 40.9. ' Día 3, 8 a. m/ 392, 2 P. Mene 8 p. m., 37. 9; 12 p. m., 38. Continúa con su temperatura normal. Curiel No. 23.—El día primero de febrero fué inoculado, con medio centímetro cúbico de cultivo en caldo, proceden- te de siembra del exudado del conejo 13, a las 6 p. m. Pe- sa 240 gramos y tiene 38 grados; 8 p. m., 39.5. Día 2, 8 a. m., 41, está triste y no come; 4 p. m., 40.2; 8 p. m., 40.5. Día 3, 8 a. Tn, 40.5; 4 "p.m. 9012 pm. +41. Dia SAA 41; 4 p. m., 40.9; está muy triste y no come; 8 p. m., 40.6; 12 p. m., 40.8. Día 6, 8'a. m. "39.072 p: m., 395 A Dm ade ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 879 SP. Me 37 2 A pat, ad Dia O da MS O o 0 8 p. m., 37. Día 8, 8 a. m., 38. Continúa con su temperatu- ra normal. El día 22 de febrero se le practica, en su suero, la desviación del complemento, con resultado fuertemente positivo. El mismo resultado se obtuvo con el antígeno pre- parado según la técnica de James C. Small. Curiel No. 24.—El 3 de febrero se le frota en la mucosa de las fosas nasales, con un fino hisopo, impregnado de cul. ivo en agar, procedente de la siembra del líquido pleural de la cabra, a las 6 p. m. Pesa 375 gramos. Su tenipera- iuta, 39. Día 4, 8 á..m., 39; 2 p. M., 39;/4 p. m., 99.3; Sp. 1m., 39:98: 12 p. 1. 39:9. Día 9, 8d: 1m., 99. 2 pe AZ Ap: me. 40-8p. m., 40; 12 p. m., 38.6... Día £, 391. Elidia 22 de febrero se le practica, en su suero, la desviación del com- plemento, con resultado negativo. Practicada la prueba, si- guiendo la técnica de James C. Small, se obtienen idénticos resultados. Curiel No. 25.—El día 3 de febrero se le frotan, las fo- sas nasales, con un fino hisopo, impregnado de cultivo en agar procedente de siembra del líquido pleural de la cabra, a las 6 p. m., Pesa 340 gramos y su temperatura es de 38 gra- dos; Día 4; 8 a. m., 39:95 2 P; m5 38.05 45p,m, 99.95 £ p: 39,13 12p. m1, 381... Diajos. Sa. 1. 0 Or pom, 00 e mí 39.8:/8 p.m, 39.8: 125p: Mm. 39,81. -Wia 09/20. mada p.4m.; 38.9; 4 p. m., 39:85 12 pm 38. alla 1 380 Eldia 23 de febrero, se le praetica la desviación del complemento, con resultado positivo, (con cinco unidades). La prueba com- parativa, usando el antígeno preparado, según técnica de Ja- mes C. Small dió idénticos resultados. Curiel No. 26.—El día 3 de febrero, se le frotan ambas conjutivas oculares con un hisopo, impregnado de cultivo en agar, procedente de la siembra del líquido pleural de la ca- bra, a las 6 p. m. Pesa 285 gramos, temperatura 38.4. Día 4. 8.24:1m, 389; 2 p.m. 40: 8p. m., 28:66, 12 p! m., ¡S8SMepiDia 5, 8 a. m., 38.9; 2 p. m., 39; 4 p. m., 39.4; a esta hora; se le hace una doble punción pulmonar, con resultados negativos en las siembras. Día 6, 8 a. m., 40 grados; 2 p. m.59. 5; 4 p¿ mo 39,8: 1% pm. .39.3.. Día 7,8. a. m4.382. pum: 34:40; 4 p. m., 38.2. El día 25 de febrero se le practica, en su sue- 880 ANALES DE LA ro, la desviación del complemento, con resultado negativo. Curiel No. 28.—Día 8 de febrero.—Se le frota en ambas conjutivas oculares, con. un hisopo impregnado de cultivo en agar procedente de la cabra a las 3.15 p. m. Pesa 370 gra- mos; temperatura 37.9; 4 p. m. 37.8; 8 p. m. 38; 12 p. m,, 38. Día 9:8 a. m., 38.5; 4 p. m., 39;8 p. m., 39:19 9. m5N Día 10: 8 a. m., 38.9; 5 p. m., 38.8; 8 p. m., 39; 12 p. m., 39. Día 11: 8 a. m. 39; 2*p. m., 39.7; 9 p.m, 393; DA ISA m., 38.4; 4 p. m., 385; 8 p. m., 38. Día 14: 8 a. m., 38.5; 5 p. m., 38.2; 11 p. m., 37.9. El día 25 de febrero se le praeti- có, en su suero, la desviación del complemento con resultado negativo. Curiel No. 29.-—El día 8 de febrero se le frotan ambas conjuntivas oculares con un hisopo impregnado de cultivo en agar procedente de la cabra a las 3.15 p. m. Pesa 290 gra- mos y su temperatura es de 38. 8; 4 p. m., 38.9; 8 p. m., 39; 12 p. m., 39. Día 9: 8 a. m., 39.1; 4 p. m., 39: 8 p. mM DMA p. m., 40. ¿Día 10: 8 a. 'm., 37.15 5'p. m: 385: 8 pm p. m., 39. Día 11:8a.m.,39;4 p.m. 38.4; Y p.m. SN día 23 de febrero se le practicó, en su suero, la desviación del complemento con resultado positivo con diez unidades. Curiel No. 30.—El día 8 de febrero se le frotan ambas conjuntivas oculares con un hisopo impregnado con un eul- tivo en agar procedente de la cabra, a las 3.15 p. m., Pesa 310 gramos y su temperatura es de 38.2; 4 p. m., 38.1; 8 p. m., 38; 12 p. m., 38. Día 9: 8 a. m., 38.5; 4 p. m., 38.2; 8 p. m., 38; 12 p. m., 38. Día 10: 8 a. m., 38.9; 4 p. m., 37; 8 p. m., 37; 3 p. m., 37.5; 12 p. m., 39.9. Día 11: 8 a. m., 405 49. m4: 9 p. m., 40. Día 12: 8 a. m., 40.3; 4 p. m., 399; 8 p.m, Ma p. m., 39; Día 13: 82: m., 39.8; 4 p.m. 38.558 p. mias Día 14: 8 a. m., 38.3; 5 p. m., 38.3; 11 p. m., 38.3. Día 15: 8 a. m., 38.2. El día 23 de febrero se le practicó, en su suero, la desviación del complemento con resultado positivo con diez unidades. : Curiel No. 31.—El día 8 de febrero se le frotan ambas con- juntivas oculares con un hisopo impregnado en un cultivo en agar procedente de la cabra a las 3.15 p. m.; pesa 270 gra- mos y su temperatura es de 38; 4 p. m., 38; 8 p. m., 39; 12; p. m., 39. Día 9;8 a. m., 39. 3; 4 p. m., 39.4; 8 p. m., 39.7; ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 881 12 p. m., 40. Día 10: 8 a. m., 395; 5 p. m., 39.4. Día 11: 8 a. m. 40; 4 p.m.,39. Día 12:8a. m., 39; 4 p. m., 39.8; 8 p. m., 40; 12 p. m.,, 38. Día 13: 8 a. m., 38.9; 4 p. m., 38.5; 8 p. m., 38.2. Día 13:8a. m., 38.4; 4 p. m., 38. El día 25 de fe- brero se le practicó, en su suero, la desviación del complemen- to con resultado positivo, con cinco unidades. Curiel No. 32.—El día 22 de febrero de 1919, se le en- cierra con otros en una caja metálica, donde se le pulverizan 125 centímetros cúbicos de cultivo en caldo y en ella se le mantiene desde las 5 p. m., de ese día, hasta las 8 a. m., del día siguiente. Pesa 270 gramos; temperatura 38.5. Día 23: 8 a. m., 38.9; 4 p. m., 38.5. En los días sucesivos la tempe- ratura normal. Curiel No. 33.—El día 22 de febrero se le encierra con otros en una caja metálica, donde se le pulverizan 125 cen- tímetros cúbicos de cultivo en caldo de B. IL. M. y en ella se le mantiene desde la 5 p. m., de ese día, hasta las 8 a. m. del día siguiente. Pesa 210 gramos y su temperatura es de 371.9. Día 23: 8 a. m., 38; 4 p. m., 37.8. En los días suce- sivos la temperatura es normal. Curiel No. 34—El día 22 de febrero se le encierra con otros en una caja metálica, donde se le pulverizan 125 cen- tímetros cúbicos de cultivos en caldo de B. I. M. y en ella se le mantiene desde las 5 a. m., de ese día, hasta las 8 a. m. del día siguiente. Pesa 190 gramos y su temperatura es de 38 grados. En los días siguientes su temperatura no se mo- difica. Curiel No. 36.—El día 22 de febrero se le encierra en una caja metálica, donde se le pulverizan 125 centímetros cúbi- cos de cultivo en caldo de B. 1. M. y en ella se le mantiene desde las 5 p. m., de ese día, hasta las 8 a. m., del día siguiente. Pesa 320 gramos y su temperatura es de 37.8. En los días sub- siguientes la temperatura no se modifica. Curiel No. 37.—El día 22 de febrero se le pulveriza di- rectamente, en la faringe, un cultivo puro en caldo de B. I M. Pesa 400 gramos; temperatura 37.8. Día 23: 8 a. m., 39.8; 4 p. m. 40 grados; 8 p. m., 40 grados. Día 24: 8 a. m., 38.9; 4 p. m., 38.8; 8 p. m., 38. Día 25: 8 a. m. 38.5; 4 p. m. 882 ANALES DE LA 38.5; 8 p. m., 38.5 Día 26: 8 a. m. 38; 2 a. m., 38. Los días subsiguientes continúa con su temperatura normal. Curiel No. 38.—El día 26 de febrero, se le inocula, por me- dio de un hisopo empapado en cultivo puro en agar de 12 horas, frotándole ambas conjuntivas oculares. Peso 300 gra- mos; temperatura 37 grados; hora las 3 p. m. Día 26: 8 p. m;, 37; 10'p. m., 37.3. ¡Día 27: 8 a.m. 38:8;1 p miras 5 p: m:;,:38.9;-8 p: m., 38: Día 28: 8-a..m., 38.8; 4.p.¡M.U8S 8 p. m., 39. Día primero de marzo: 39.8; 4 p. m., 39.8; 8 p. m., 39. Día 2: 8 a. m., 40 grados; 4 p. m., 40.1; 8 p. m., 39.8. Día 3: 8 a. m., 38.7; 4 p. m., 38; 8 p. m., 37.0. El día :15 de marzo se le practica, en su suero, la desviación del comple- mento con resultado negativo. Curiel No. 39.—El día 26 de febrero se le frota, en am- bas conjuntivas oculares, con un hisopo embadurnado en un cultivo puro en agar de B. I. M. de 12 horas a las 3 p. m. Su peso es 355 gramos y su temperatura de 38.3. Día 26: 8 p. m. 39 grados; 12 p. m., 39.5 Día 27: 8a. m. 39.8; 1.p. m., 39.5 5 p. m., 39.8; 8 p. m., 39.5. Día 28: 8 a. m. 39; 4 p. m., 39.5; 8 p. m., 39. Día primero de marzo: 8 a. m. 39; 4 p. m., 39; 8 p.m. 39. Día 2:8 a.m. 39.2; 1 p. m. 39; 8 p. m., 37. Día 3:8 a. m. 37. En lo sucesivo continúa con temperatura nor- mal. El día 15 de marzo se le practica, en su suero, la des- viación del complemento con resultado negativo. Curiel No. 40.—El día 26 de febrero se le frotan, ambas conjuntivas oculares, con un hisopo impregnado en un culti- vo puro en agar de B. I. M. de 12 horas, a las 3 p. m.; su pe- so es de 300 gramos y su temperatura de 37. 2. Día 26: 8 p. Mm., 31.2; 12 p. m., 37.8. Día 27:82. m. 3811 1 A 38.5; 5 p. m., 38; 8 p. m., 38. Día 28: 8 a. m., 38; 4 p. m., 39.7; 8 p. m., 40. Día primero de Marzo: 8 a. m., 40; 12 p. m., 40; 8 p. m.,, 40. Día 2: 8 a. m., 40; 4 p.m., 40; 8 p. m. 40. Día 3:8a. m., 40; 4 p. m., 40;8 p. m., 40. Día 4: 8 a. m., 40.2; 4 p. m., 40; 8 p. m., 40. Día 5: 8 a. m., 40; 4 p. m., 40:58h m., 40. Día 6: 8 a. m., 395;4 p.m: 39.5; 8 p.m. 39 "Dia 718 a. m., 395; 4 p. m., 39.5 8 p. m., 39.5. Día 8: 8 a. m., 39.5; 4 p. m., 39.5; 8 p. m., 39.5: Día '9:8 'a. m/, 39.5; 4 p.m. 305 8 p. m.,39.5. Día 10:8a. m., 39.5; 4 p. m., 39.8; 8 p. m., 39.5. Día 11: 8 a. m., 38. 7; 4 p. m. 38.7; 8 p. m., 38.5. Día 12; ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 883 8 a. m. 37.9. Continúa con su temperatura normal; el día 20 de marzo se le practicó, en su suero, la desviación del comple- mento, siendo negativa. Curiel No. 41.—El día 26 de febrero se le frotan ambas conjuntivas oculares, con un hisopo impregnado en un culti- vo puro de B. I. M. en agar de 12 horas a las 3 p. m.; su peso es de 320 gramos y su temperatura 37.7. Día 26: 8 p. m., 38; pm 39: dia: 27: 819. mm: 39 1 p. mí, 3918 :191p: 11, 39.9: 8 p. m., 39.7. Día 28: 8 a. m. 40; 4 p. m., 40.3 8 p. m., 40. Día primero de marzo: 8 a. m., 40.8. Se le sacrifica a las 2 p. m., por medio de un golpe en la nuca. Autopsia: cavidad abdominal, fuera del color rojo más intenso que el que presen- ta la serosa peritoneal normal, las vísceras abdominales es- tán muy ligeramente congestionadas. Siembras del hígado re- sultan estériles. Cavidad torácica, no hay derrame pleural, ni pericárdico, pero ambos pulmones —sobre todo el derecho— presentan una ligera congestión y llama la atención la exis- tencia de pequeños focos diseminados, bien evidente, de sufu- siones sanguíneas. En el corazón nada anormal. Las siem- bras con sangre del corazón son negativas, las del pulmón son positivas de B. I. Motilis. Se recogen fragmentos del pulmón para examen histológico. El tejido pulmonar está casi nor- mal, pero, hay evidentes focos peribronquiales y perivascula- res de neumonía catarral, alternando con otros de intensa congestión. Autopsias humanas En el mes de diciembre de 1918, fuí llamado por el Dr. Castillo, del Hospital Núm. Uno, que tenía orden de poner a mi disposición cadáveres de individuos que hubieran su- cumbido víctimas de la influenza. La hora fué a las 9 de la noche y hacía siete horas del fallecimiento. Sólo se levantó el peto esterno-costal para examen de la cavidad torácica, notándose a la inspección las vísceras en situación normal. La cara y borde anterior de ambos pulmones no ofrecían nin- guna alteración que llamara la atención. En las cavidades pleurales no había derrame, pero sí adherencias múltiples ha- cia el lóbulo superior del pulmón derecho. Extraído éste, hacia la base y cara posterior, se notaba intensa congestión y 884 ANALES DE LA al tacto induraciones nodulares. Al corte por los gruesos bronquios fluía un líquido de aspecto purulento del que se hicieron siembra y frotes. El pulmón izquierdo estaba más intensamente afectado, sobre todo en su base, aun cuando la congestión interesaba la parte posterior e inferior del lóbulo superior. En la base existía un extenso foco de hepatización y en otros puntos presentaba las induraciones nodulares ob- servadas en el derecho; al corte, en una de las porciones, flu- yó un líquido cremoso y de aspecto purulento de donde se hicieron siembras y frotis. El corazón de aspecto y tamaño. normal, sin derrame pe- ricárdico digno de ser tomado en consideración; examinadas las preparaciones se encontró un fino bacilo descolorable y es- tafilocococos, y los cultivos solo dieron estafilococos dorados y bacilo pyoceaneus. El día primero de diciembre de 1918, murió José Ma- ría A., que ocupaba el número 1 de la Sala “San Ramón””, en el Hospital Mercedes. Autopsia: cavidad torácica, exuda- do en la cavidad pleural; pulmón, infiltración neumónica en ambos pulmones, comprendiendo la mayor parte de los lóbu- los inferiores y del lóbulo medio del pulmón derecho; ade- más foco de bronco-neumonía en los lóbulos superiores, es- pecialmente hacia la parte posterior. Al corte, las zonas in- vadidas presentaban los carácteres de la hepatización roja y gris. El corazón pequeño y con gran infiltración grasosa. Cavidad abdominal: el bazo grande, congestionado y friable y el hízado hipertrofiado, también friable. Las culturas he- chas de este caso, recogidas por el Dr. Leza, dieron un ba- cilo flnorescente, mierococus catarralis, estafilococos y el ba- cilo TM, del cual—aunque por causas agenas a nuestra volun- tad, no se pudieron obtener culturas puras— sin embargo, en agar, suero de Loffler, y en caldo, la forma de las colonias y la morfología del germen en nada se diferencia del IM. Histología patológica: Vasos gruesos y capilares inter- alveolares ingurgitados de sangre; los alveolos contienen gran número de glóbulos rojos y en menos cantidad leucocitos y células epiteliales sueltas; se observan también grandes célu- las cargadas de pigmento; no hay fibrina y sí en algunos al- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 885 veolos una substancia granulosa con afinidad por los coloran- tes ácidos. El día 4 de diciembre de 1918, murió Francisco P., del núm. 12 de la Sala de San Ramón, Hospital Mercedes. Autop- sia: abierta la cavidad torácica, las pleuras aparecen norma- les. En los pulmones se encontraron focos de bronco-neu- monía a excepción de la mayor parte del lóbulo medio. En el lóbulo superior derecho e inferior izquierdo se apreciaban a la palpación zonas de hepatización, con hemorragias al cor- te; los demás órganos, excepto el hígado, que está aumenta- do de volumen, no ofrecieron alteración visible de sus pa- rénquimas. Los cultivos procedentes de este caso dieron también un bacilo fluorescens, un proteus, mierococos catarralis y un sacaromices. Histología patológica. Los gruesos vasos están ingur- gitados de sangre; en los capilares interalveolares es posible en aleunos de ellos observar la inyección vascular, en otros no y en otros, puede observarse la hiperplasia conectiva pro- pia de la induración. Muchos alveolos contienen gran nú- mero de glóbulos rojos, mezclados a leucocitos y células epi- teliales diseregadas, aleunas de ellas pigmentadas; en la ma- yoría hay escasos elementos celulares mezclados a los leuco- citos y lleno el alveolo de una sustancia semejante al suero coagulado. El día 12 de diciembre de 1918, murió Juan C., que ocu- pó el num. 12 de la Sala de San Ramón. Presentaba en la au- topsia, las lesiones siguientes: El pulmón izquierdo invadi- do por focos bronco-neumónicos en casi toda su totalidad, excepto la mayor parte del lóbulo superior y casi todo el bor- de anterior; el borde posterior y la base, con lesiones de neumonía lobar, presentando al corte, las características de la hepatización roja. El pulmón derecho presenta pocas al- teraciones; en el borde posterior existen aleunos focos de bronco-neumonía. El pericardio con un pequeño derrame en su cavidad. Cavidad abdominal: el bazo pequeño, con exa- eeración de lobulación (bazo fetal); riñón izquierdo ¡igualmen- te lobulado. Vesícula biliar distendida conteniendo líquido y cálculos. El apéndice con inflamación subaguda en el tercio 886 Ñ ANALES DE LA libre. De este caso las culturas que se obtuvieron fueron un germen semejante al cocobacilo IM, pero que no se pudo identificar por estar muy mezclado al estafilococo piógenus y al mierococo catarralis; un bacilo xeroxis. Histología patológica: los gruesos vasos y los capilares interalveolares se encuentran llenos de sangre. Gran núme- ro de alveolos están llenos de glóbulos rojos exclusivamente y otros con gran número de glóbulos rojos, leucocitos y al- gunas células epiteliales disgregadas; en la mayoría de los alveolos se observa la sustancia granulosa semejante al sue- ro coagulado y en algunos muy escasa fibrina. El día 21 de diciembre de 1918, murió Ramón A., que ocupaba el número 5 de la Sala de San Ramón. Presentaba las siguientes lesiones: Pulmón izquierdo con focos de bronco neumonía en su base y borde posterior iguales alteraciones en el pulmón derecho. Un corte praecti- cado en este pulmón, dió salida a gran cantidad de pus ama- rillento, procedente de un absceso; el pericardio presentaba un derrame de mediana intensidad. De este caso—al menos que yo sepa—no se hicieron siembras. Histología patológica: En este caso, aun cuando los grue- sos vasos y muchos capilares están llenos de sangre y dilata- dos, en la mayoría de los alveolos predominan los glóbulos blancos sobre los rojos, mezclados a células epiteliales disgre- gadas, de las que muchas son gruesas y pigmentadas. Ade- más, se observan en bastante cantidad, masas de pigmento negro y entre el magma celular la sustancia semejante a sue ro coagulado y solo en algunos alveolos, muy escasa canti- dad de fibrina. Reacciones humorales Núm. 1.—El día 1%? de noviembre se le extrajo sangre al mono núm. 1 para realizar reacciones de aglutinación. Se hi- cieron diluciones al uno por diez, uno por veinte y uno por cua- renta y el resultado fué negativo, aun después de dos horas, en gota colgante. El día 3 de noviembre se prepara un antí- geno con cultivo en agar, de 24 horas del cocobacilo, proce- diendo de la manera siguiente: Dilución de la colonia en cinco centímetros cúbicos de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 887 solución salina, elevación del volumen a 10 centímetros cúbi- eos, destrucción de la bacteria a 55 grados 3 horas, adición de un centímetro cúbico de solución fénica al 5 por ciento. La valoración del poder anticomplementario fué Antí- geno: 0.2, 0.15, 0.1, 0.08. 0.05, 0.03. Suero comp.: 0.1, 0.1, 0.1, 0.1, 0.1, 0.1. Sol, Sal: 0.3, 0.35, 0.4, 0.42, 0.45, 0.47. Perma- nencia en la incubadora a 37 grados una hora y adición des- pués de un centímetro cúbico de glóbulos de carnero lavados y sensibilizados, un centímetro cúbico en cada tubo. Todos los tubos hemolizaron. Se hizo una prueba con 0.5 de antígeno, sin complemen- to, y hubo hemolisis, por lo que se desechó el antígeno. Número 3.—El día 5 de noviembre se practicó la prueba de Pfeiffer a las 3 p. m. Se tomaron 5 curieles cuyo peso fluctuaba entre 250 y 280 gramos en buen estado de salud. Se hacen cuatro diluciones de un enfermo de la Casa de Salud La Balear, caso de influenza, al 1 por 10, 1 por 50, 1 por 100 y 1 por 200; estas diluciones fueron mezcladas al antí- geno constituído por una emulsión bacteriana que tenía un ligero aspecto lactescente. Al quinto curiel solo se le in- yectó el antígeno. A los veinte minutos, se le extrajo exudado del perito- neo a todos los curieles y fueron examinados en gota colgan- te con el siguiente resultado: Al 1 por 10, pelotones de bacilos egranulosos, abundantes, algunos movibles. A 1 por 50, pelo- tones de bacilos muy granulosos, ninguno mpovible; al 1 por 100, restos de gránulos apenas reconocibles. Al 1 por 200 en iguales condiciones. En el curiel-prueba, se observaron los bacilos intactos. Con objeto de adquirir certidumbre en las pruebas, se hicieron varias extracciones de muestra, que dieron el mis- mo resultado; pero que dió lugar, al día siguiente, a la muer- te de cuatro curieles, por lo que se determinó hacer la prue- ba in vitro. Número 4.—El día 7 de noviembre, a las 6 p. m., se rea- liza esta prueba utilizando un antígeno consistente en una suspensión de cocobacilos de 40,000 por centímetro cúbico. Practicadas las diluciones de suero, al 1 por 10, al 1 por 50, al 1 por 100, al 1 por 200 y al 1 por 500 y después de 388 ANALES DE LA ES permanecer tres horas en la estufa a 37 grados se hacen las siembras en agar fundido, y a las 18 horas se hacen los con- teos. El resultado es el siguiente: 1/10 1/50 1/100 1/200 11500 1* P. js db 0 ABOG BD65 4 (0 BDb 8005 9060 2 P. aaa E IAE aBL-. ARUBB 2331 2664 1+ P. nena ay COB A2BTLO y 17226: 10) TPB IB 000 2 P. A E AL 666 2.331 24000 1.665 2331 . 2.666 2.863 4662 Núm. 5.—El día primero de diciembre, se valora un an- tígeno preparado del siguiente modo: 12 tubos de agar de 24 horas de sembrado, se diluyen, sus colonias, en dos centí- metro cúbicos de solución salina, lo que da un total de 30 c.e. de emulsión, probablemente por el agua de condensación que contienen los tubos, se destruye el germen a 60 grados, 6 ho- ras y se deja en la nevera tres días, agitándolo frecuente y fuertemente; antes de llevarlo a la nevera, se le adiciona una solución fénica al 5 por ciento. Pasado ese plazo se centrifu- gó, quedando el líquido ligeramente amarillento y opalino. Se le adicionaron siete centímetros cúbicos de alcohol abso- luto y se dejó en la nevera un día, antes de valorarlo. En la valoración se emplearon las siguientes dosis de antígeno: 0,025, 0,05, 0,1, 0,15, 0,20, 0,30. La hemolisis se retardó en el tubo que contenía 0,15 y fué nula en el tubo que contenía 0,20. Se tomó como valor anticomplementario 0,15 y se usó pa- - ra antígeno 0.06. Núm. 6.—Reacciones practicadas el 2 de diciembre: Valor del complemento dos unidades 0,1; valor del antí- geno 0,06. En un convaleciente de cuatro semanas, ayudante del Laboratorio, resultado negativo. En un enfermo de cuatro días, asilado en la Quinta Ba- lear, resultado dudoso. En un enfermo de cinco días, asilado en la Quinta Ba- lear, resultado negativo. En un enfermo de tres días de enfermedad, asilado en la Quinta Balear, no vacunado, resultado positivo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 889 Convaleciente de siete días no vacunado, resultado posi- tivo. Individuo probadamente sano, sin haber pasado la in- fluenza, resultado negativo. . Núm. 7.—El día 3 de diciembre; valor del complemento dos unidades 0,1, valor del antígeno 0,06. Cliente del Dr. Aballí, convaleciente de ocho días, ha- biendo pasado influenza con bronco-neumonía, resultado po- sitivo. Individuo normal, que probadamente no ha pasado la influenza, resultado negativo. Núm. 8.—Día 8 de diciembre, valor del complemento, dos unidades 0,06, valor del antígeno 0,06: Enfermo asilado en La Balear, con 39 grados, no vacuna- do, cuatro días, resultado negativo. Enfermo asilado en “La Balear””, tratado por electrar- gol, cinco días, resultado negativo. Convaleciente de la enfermedad de cuatro días de du- ración y cinco de convalecencia; asilado en La Balear, resul- tado positivo. Convaleciente de dos días y duración de la enfermedad ocho días, asilado en la Quinta Balear, resultado positivo. Núm. 9.—Día 9 de diciembre: valor del complemento, dos unidades 0,04, valor del antígeno 0,06. A. F., San Ramón núm. 6, seis días de enfermedad y dos de convalecencia, resultado dudoso. J. P., Núm. 12 de la Sala de San Ramón, cinco días de enfermedad con 39 grados, resultado negativo.( Este enfer- mo murió a los dos días). San Ramón 18, bronco-neumonía doble, nueve días de enfermedad y primer día de convalecencia, resultado dudoso. E. Fernández, convaleciente de 10 días, resultado posi- tivo. ? Individuo sano, que probablemente no ha pasado la in- fluenza, resultado negativo. Núm. 10.—El día 14 de diciembre se preparó nuevo an- tígeno, siguiendo la misma técnica, pero en lugar de tomar 12 tubor de agar, se hacen las siembras en frascos de Kole. La 890 ANALES DE LA acción retardatriz se produjo en el tubo que contenía 0,1, se toma como valor para las reacciones 0,045. El día 17 de diciembre se practican reacciones, siendo el valor del complemento dos unidades 0,06, valor del antíge- no 0,045. Cliente del Dr. Valdés Dapena, bronco-neumonía, ocho días de convalecencia, resultado positivo. Cliente del doctor Valdés Dapena, bronco-neumonía do- ble, ocho días convalecencia; resultado positivo. Núm. 11.—El día 21 de diciembre, y a petición del doc- tor Recio se convino. en hacer una prueba con suero de un sa- no, de un convaleciente, y de un enfermo traído por él. La técnica que se empleó y que difiere de la usada en este Laboratorio—y que él dirigió—fué como sigue: a lo.—Destrucción del complemento de los sueros a 55 gra- dos media hora, 2”. —Habiendo preguntado el valor de la sen- sibilizatriz; que era 0,1 para 40 centímetros cúbicos de glóbulo de carnero lavados, al 5 por 100, ordenó primero la decantación de la solución salina del ámpula, que contenía una dilución al 50 por ciento; segundo, adición de 0,3 de sensibilizatriz y 10 centímetros cúbicos de solución salina a los glóbulos del ámpula, colocados en un tubo de centrífuga, llevarlo diez mi- nutos a la estufa a 37 grados y centrifugar después. Decan- tación de la solución salina y elevación del volumen a 40 centímetros cúbicos. Extracción y centrifugación del suero complemento, su valoración, empleando 0,1, 0,05, 0,04, 0,03 y 0,02 permanece en la estufa 5 minutos, lectura, en ese mo- mento de la hemolisis y elección del primer tubo o sea 0,1. Disposición para la reacción de dos series de tubos; una, con dosis decreciente de suero 0,2, 0,1 y 0,05 y otra con ere- cientes de antígeno 0,045, 0,15, 0,3, 0,2. Permanencia en la incubadora a 37 grados 35 minutos y adición de los glóbulos sensibilizados. La hemolisis fué total en todos los tubos a los seis minutos. Practicada de nuevo la operación, al día siguiente 22, por nosotros, siguiendo la técnica corrientemente usada en este Laboratorio, se obtuvieron los resultados siguientes: San- gre del enfermo, negativa, hemolisis en 25 minutos. Sangre ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 891 del convaleciente, fuertemente positiva. Sangre del sano, ne- gativa, hemolisis a los 20 minutos. Núm. 12.—El día 23 de diciembre se practican nuevas reacciones, siendo el valor del complemento, dos unidades, 0,1 y el del antígeno 0,045. Repetición de la prueba de ““San Ramón 18””, negativa. Repetición de la prueba de “San Ramón 6””, negativa. Enfermo de la raza negra. Entró en el Hospital ““San- ta Cruz Núm. 5”, con fiebre y al día siguiente estaba apiré- tico; un día sin fiebre; resultado negativo. Suero de un individuo sano, que probablemente no ha pa- sado la influenza; resultado negativo. Núm. 13.—El día 26 de diciembre se practican reacciones, siendo el valor del complemento 2, unidades 0,1, valor del an- tígeno, 0,04. Individuo asilado en La Balear; 8 días de enfermedad y 10 de convalecencia; resultado positivo. Individuo asilado en La Balear: 9 días de enfermedad y 48 horas de convalecencia; resultado negativo. El día 27 de diciembre, habiendo convenido con el Dr. M. G. Lebredo, practicar la reacción de dos enfermos, en el Hospital ““Las Animas””, acudimos allí, extrayendo dos mues- tras; 1 a un individuo de la raza negra, americano, con más de 20 días de enfermedad y siete días de convalecencia y otro, también de larga duración y 8 días de convalecencia; el re- sultado de las reacciones fué dudoso para el primero y fran- camente negativo para el segundo. Un suero que se estimó procedía de un individuo sano, dió también resultado nega- tivo. Este día, por la tarde, se practicó una segunda prueba, a petición del Dr. Recio, del suero del convaleciente traído por él, con el siguiente resultado: hemolisis incompleta a los 60 minutos y negativo el de un individuo sano; conviniendo el Dr. Recio que tal resultado, se debía quizás a la destruc- ción incompleta del complemento, estimando que si se repe- tía la prueba al día siguiente sería positiva; por lo que pa- ra experiencias sucesivas se utilizó siempre un baño de maría con termostato eléctrico. 892 ANALES DE LA Núm. 15.—El día 30 de diciembre se prepara un antíge- no siguiendo la técnica de James C. Small. Los cultivos se hacen en placas de agar de 24 horas. La superficie del medio se raspa, por medio de una varilla pro- vista de goma, procurando no romper la superficie de agar, la pasta bacteriana se lleva a placas de Petri estériles y se secan a la temperatura de 53 a 55 grados. Con una espátu- la de acero se raspa el residuo y la masa resultante, de color parduzco, se traslada a un mortero de eristal, mezclándola con cloroformo y pulverizándola. El cloroformo que se pierde por evaporacin se sustituye con éter, el cual se decanta dós o tres veces y después de la última decantación se deja se- car y el polvo se suspende en una mezcla a partes iguales de cloroformo y éter y trasvasa a un frasco. El frasco, bien tapado, se agita cuatro o seis horas y después se deja re- posar, decantando el líquido que sobrenada. Se lava el re- siduo dos o tres veces con éter. Por último, se seca a 56 grados, para evaporar el éter y el residuo seco se diluye en proporción de 0,5 por 25 centímetros cúbicos de solución sa- lina y se sacude con frecuencia durante 24 horas. La valoración de este antígeno, empleando dosis desde dos centímetros cúbicos 1,5, 1,8, 0,6, 0,4, 0,2, dió el poder an- ti-complementario, en el tubo que contenía 0,4. Como se ha de emplear la quinta parte se utilizó para la reacción 0,04. Núm. 16.—El día 14 de febrero se practica una reacción, siendo el valor del complemento 0,04 y del antígeno 0,04. Enferma de La Balear: resultado dudoso. Enfermo asilado en La Balear llegado en un vapor, en los primeros días de mes, cinco días de convalecencia: resul- tado dudoso. Enferma asilada en La Balear: influenza y bronco neu- monía; cinco días de convalecencia; resultado dudoso. Núm. 17.—El día 15 de febrero se repiten las reacciones, siendo el valor del complemento 0,04 y el del antígeno 0,06. Se practica una desviación con suero de la sangre del mono número 6, siendo el resultado fuertemente positivo. Cliente del Dr. Valdés Dapena: bronco-neumonía de lar- ga duración; 21 días de convalecencia; resultado negativo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 893 Enfermo asilado en La Balear, convaleciente de 11 días; de enfermedad, 3 días: resultado negativo. Cliente asilado en La Balear; tuvo recaida con broneo- neumonía, 13 días de convalecencia; resultado negativo. Núm. 18.—Día 21 de febrero: valor del complemento 2 unidades 0,04, valor del antígeno 0,06. Enfermo asilado en la Quinta Balear, 13 días de enferme- dad y 3 de convalecencia; resultado negativo. Cliente que dijo que había pasado la influenza hacía tres meses: resultado negativo. Núm. 19.—El día 22 de febrero se practican otras reac- ciones, siendo el valor del complemento 0,06 y el del antíge- no 0,04. Con suero de un euriel inoculado con un cuarto de cen- tímetro cúbico, de eultivo en caldo, intrapeditonealmente, que estuvo seis días con temperaturas fluctuantes entre 39.5 y 40.1, y curó; resultado negativo. Convaleciente de 13 días de enfermedad y 7 de conva- lecencia: resultado negativo. Temiendo que el antígeno no estuviera en buenas condi- clones, se desechó. 894 . ANALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 DE ABRIL DE 1919 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes: Dres. A. Aballí, A. Agramon- te, J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, G. Aróstegui, G. J. Be- nasach, A. Betancourt, C. Casuso, T. V. Coronado, E. Delgado, A. Díaz Albertini, J. G. Díaz, F. Etchegoyhen, J. A. Fernán- des Benítez, F. García Cañizares, R. Gómez Murillo, A. de Gór- don, F. Grande Rossi, J. Guiteras, F. M. Héctor, D. Hernando Seguí, J. Jacobsen, J. A. López del Valle, E. Moreno, 3J. A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruíz Casabó, J. A. Simp- son, F. Torralbas, J. A. Valdés Anciano, P. Valdés Ragués, F. I. de Vildósola. Se dió lectura a las actas de las sesiones: pública ordi- naria del 14 de febrero, extraordinaria del 22 de marzo y cien- tífica del 28 del mismo mes, las que no pudieron ser aproba- das oportunamente por la falta del quorum reglamentario. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA Del Gobernador Provincial de la Habana, solicitando la designación de dos académicos para la reunión que se cele- brará en ese Gobierno para tratar sobre el mejor abastecimien- to de aguas en la ciudad de la Habana. De la Academia Nacional de Artes y Letras, solicitando el salón de actos para la sesión que celebrará dicha Academia en memoria del Sr. Miguel Arias y recepción del Sr. Sebastian Gelabert. SALIDA A los Dres. Felipe García Cañizares, Jorge Le-Roy y Jo- sé A. Valdés Anciano, nombrándolos para informar sobre la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 895 memoria presentada en opción al Premio Górdon, con el lema Excelsior. Al Gobernador Provincial de la Habana, manifestándole que en la primera sesión que celebre esta Academia se desig- narán los dos miembros que solicita para las reuniones en que se tratará del mejor abastecimiento de agua en la Habana. Al Presidente de la Academia Nacional de Artes y Le- tras, accediendo a su solicitud del salón de actos para la se- sión que celebrarán el día 21 del actual. e Antes de entrar en la orden del día el Dr. José Guillermo Díaz pide que se suspenda la sesión pública y se constituya la Academia en sesión de gobierno, teniendo en cuenta el gran número de asuntos que han de resolverse en ella y tener ya el quorum necesario. Apoyada la proposición por varios señores académicos se dió por terminada la sesión pública y quedó constituida la Academia en sesión de gobierno. 896 ANALES DE LA ACUERDOS DE LA ACADEMIA En la sesión de gobierno celebrada el 11 de abril de 1919 se acordó: 1? Nombrar una comisión formada por los Dres: J. Ja- cobsen, T. V. Coronado y L. F. Rodríguez Molina, como Se- eretario, para que informen acerca de lo solicitado por el Doe- tor López Silvero de colocar los nombres de los médicos muer- tos en la actual epidemia de gripe, en la lápida conmemorati- va dedicada a las víctimas de su deber. 22 Aprobar el informe ministrado por los Dres. Le-Roy, Valdés Anciano y García Cañizares (ponente) acerca de la. Memoria presentada en opción al Premio Górdon (Fisiología) y por tanto conceder dicho premio al autor de la Memoria pre- sentada. 32 Darse por enterada de que el Premio del Presiden- te Gutiérrez y el Premio Cañongo quedaron desiertos en esta convocatoria, por falta de aspirantes. 49 Designar el siguiente tema para el Premio Doctor Suá- rez-Bruno: “Plan de una campaña contra el paludismo en la República”, propuesto por el Dr. Guiteras; y dejar el tema li- bre para el Premio Cañongo en el próximo concurso de Pre- mios. Aceptar el tema propuesto por el Dr. Górdon *“*Glándu- las de secreción interna. Sus funciones”? para el Premio de su señor padre. 59 Aprobar el informe presentado por el Sr. Tesorero, Dr. Manuel Ruíz Casabó, relativo al balance de la Tesorería en el año académico que termina. 6* Nombrar a los Dres: G. Casuso, A. Betancourt y J. A. Valdés Anciano en comisión de glosa de los documentos de la Tesorería. 72 Nombrar al Sr. Presidente con el Dr. J. A. Fernández Benítez, para que representen a la Academia en el Gobierno Provincial, para tratar de las mejoras del abasto de agua en la Habana. 8% Se procedió a la elección de la Junta de Gobierno que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 897 ha de regir los destinos de la Academia durante el bienio de 1919 a 1921, dando el escrutinio el siguiente resultado: Presidente: Dr. Juan Santos Fernández, reelecto. Vicepresidente: Dr. José A. Presno y Bastiony, idem. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, idem. Vice-secretario: Dr. José A. Fernández Benítez, idem. Tesorero: Dr. Manuel Ruíz Casabó, idem. Bibliotecario: Dr. Ricardo Gómez Murillo, idem. Conservador de los Museos: Dr. Carlos de la Torre y Huerta, idem. Proclamada la Junta de Gobierno se procedió a la elec- ción de académicos en esta forma: Dr. Julio F. Arteaga y Quesada, como académico corres- ponsal, cuyo informe emitido por el Dr. Le-Roy había sido aprobado en la sesión del 10 de mayo de 1918. Sr. Luis Morales y Pedroso, como académico de número de la sección de ciencias, en la vacante producida por falle- cimiento del ingeniero Sr. Francisco Paradela, y cuyo informe emitido por el Sr. J. Villalón había sido aprobado el 28 de ju- nio de 1918. Dr. Luis Ortega y Bolaño, como académico de número de la sección de medicina, cirugía y veterinaria, en la vacante por fallecimiento del Dr. Miguel Sánchez y cuyo informe emi- tido por el Dr. Presno había sido aprobado el 22 de noviem- bre de 1918. Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, como académico de número de la propia sección, en la vacante producida por pa- se a la categoría de honorario del Dr. Diego Tamayo, y cu- yo informe emitido por el Dr. Ruíz Casabó había sido aproba- do en la sesión del 14 de febrero de 1919. 898 ANALES DE LA INFORME SOBRE LA MEMORIA PRESENTA. DA EN OPCION AL PREMIO GORDON (DE FISIOLOGIA) por los DRES. JORGE LE-ROY, JOSE A. VALDES ANCIANO Y FELIPE GARCIA CAÑIZARES (ponente) (Sesión del 11 de abril de 1919) Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Médi- cas, Físicas y Naturales de la Habana. Señor: En cumplimiento de lo dispuesto por esa pre- sidencia, los académicos que suscriben se consti- tuyeron en comisión para examinar y emitir dicta- men sobre el trabajo presentado en opción al *“Pre- mio Górdon”” (Fisiología), de conformidad con lo establecido en el Programa de los Premios para el año 1919. El trabajo examinado lleva por lema ““Excel- sior””, y por tema “En el estado actual de la cien- cia ¿puede determinarse dónde residen las sensa- ciones del hambre y de la sed? Esta memoria consta de 97 páginas de texto; y comprende seis partes o capítulos perfectamente re- lacionados entre sí. En el primero, el autor estudia de una manera admirable el hambre y la sed como fenómenos pro- pios de la actividad celular, basándose para ello en los procesos metabólicos de la célula viva, —lo mis- mo del reino animal que del vegetal,— aunque in- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 899 fluenciados siempre por el sistema nervioso donde quiera que éste se encuentre. La segunda parte es realmente un hermoso ea- pítulo de Biología animal y vegetal. En ella se es- tudia el mecanismo en cuya virtud los seres de am- bos reinos orgánicos realizan los recambios nutriti- vos de tal suerte que el hambre y la sed vendrían a ser “la simple resultante del desequilibrio metabó- lico””. Estúdiase la sensación de la sed en la tercera parte, evidenciando el autor que las manifestacio- nes locales de la misma no son sino “reflejos de una diferencia o avidez de nutrición en los plasmas de los tejidos””. Se examina el asunto en las diferentes edades de la vida, en los estados patológicos, y aun bajo la influencia de anestésicos como el éter y el elorofor- mo: para dejar establecido que la sed es un “acto reflejo cuyo centro reside en la médula oblongada, probablemente en los núcleos de origen medular de las fibras secretorias del par facial y del par gloso- faríngeo””. La cuarta parte del trabajo se ha dedicado al estudio fisiológico del hambre, el cual se completa en la parte siguiente: Vénse en este capítulo algu- nas consideraciones muy interesantes “sobre las pe- culiaridades metabólicas que ofrecen las diferentes sustancias nutritivas en su relación con el hambre””. Al estudio del Tón cálcico se le da allí la gran impor- tancia nutritiva que tiene; así como a las grasas, cu- yo papel fisiológico estudia en la serie animal. Lo que es la sensación del hambre se precisa muy bien en la quinta parte, tomando por fundamento del estudio de los movimientos contráctiles y rítmi- 900 ANALES DE LA eos del estómago vacío, y los valiosos datos que pro- porciona la Fisiología Experimental, llega a esta- blecerse que “los nervios neumogástricos y esplác- nicos son meros modificadores o reguladores de un mecanismo primario y autónomo en la pared del es- tómago”” y que, además del plexo de Auerbach, hay para el hambre otro centro en el sistema nervioso central. Hácese, en este mismo capítulo, un estudio com- parativo entre el apetito y el hambre; y termina con curiosas observaciones sobre este particular reali- zadas en la especie canina, y —en nuestra misma es- pecie— en los recien nacidos, en niños menores de dos años, y en las mujeres en las épocas del emba- razo y del puerperio. En la sexta y última parte, el autor estudia el hambre y la sed en ciertos estados patológicos; y concluye con el siguiente resumen: “Considerando los principales puntos tratados, tenemos: que ham- bre y sed son fenómenos de las células de todo sér viviente, tanto del reino animal como del vegetal; que esos fenómenos se deben a la carencia de ele- mentos químicos indispensables a las células, que esas sensibilidades tróficas de las células pueden ser inconscientes en los organismos inferiores, pero cons- cientes en los superiores como el hombre y otros ver- tebrados que poseen el aparato nervioso bien des- arrollado; que las sensaciones conscientes del ham- bre y de la sed se manifiestan generalmente, en el sér humano al menos, por contracciones dolorosas en el estómago, cuando hay hambre, y por sequedad en las mucosas bucal y faríngea cuando hay sed; que esas manifestaciones son puramente reflejas, dominadas por el sistema nervioso, hasta el punto ACADEMIA DE CIENCIAS DE LAJHABANA 901 de que sus centros principales radican en la médu- la oblongada, aunque reconociendo que el plexo de Auerbach es de gran importancia, especialmente en relación con el hambre””. El trabajo que lleva por lema ““Excelsior”” es de verdadero mérito científico, por el caudal de datos fisiológicos que contiene; y porque además, no po- cas veces, ofrece una originalidad bien fundada. Su autor ha revelado en él una cultura médica notable; y al abordar de lleno uno de los más interesantes pro- blemas de la Fisiología, ha demostrado un gran co- nocimiento de la Biología celular —en animales y plantas— partiendo de ella como de base para sus deduciones finales. La Comisión recomienda a la Academia que el “¿Premio Górdon”” se otorgue a esta Memoria. 902 AÑALES DE LA ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 25 DE ABRIL DE 1919 . Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes. De número: Dres. R. Castro, F. Etchegoyhen, J. A. López del Valle, L. Morales, J. A. Pres- no, J. A. Valdés Anciano. Se da lectura 'al acta de la sesión anterior (11 de abril) la que no pudo ser aprobada por la falta del quorum regla- mentario, por cuya causa solo se celebra esta con el carácter de científica. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: ENTRADA : : Del Juzgado especial de Aeramonte, solicitando infor- me en causa número 85, por asesinato del niño Marcelino López. Del Dr. Julio F. Arteaga, acusando recibo, con gracias, de su nombramiento de académico corresponsal. De la Secretaría de Gobernación, acusando recibo del escrito de 12 de abril, en que se le participa la reelección de la Junta de Gobierno, para el bienio de 1919-1921. De la misma, id. id. id., relativo a la elección de los académicos Dres: Julio F. Arteaga, Luis Morales, Luis Or- tega y Raimundo de Castro. Del Juzgado especial de Agramonte, telegrama solicitan- do la brevedad del informe relativo a la causa número 85, por asesinato del niño Marcelino López. Del doctor Santiago Verdeja y Neira, participando su elección para el cargo de Presidente de la Cámara de Re- presentantes. Del señor Arturo Bentancourt y Manduley, participan- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 903 do su elección y toma de posesión del cargo de Secretario de la Cámara de Representantes. Del Sr. Francisco Soto y Izquierdo, id. id. id. SALIDA Al Laboratorio Nacional, remitiendo el corazón del niño Marcelino López, para el informe pedido por el Juzgado es- pecial de Agramonte. Al Dr. José A. López Silvero, contestando su escrito re- lativo a los médicos muertos de influenza y manifestándo- le que el asunto ha pasado a estudio de una comisión. Al Dr. Tomás V. Coronado, trasladándole escrito del Dr. López Silvero y nombrándolo en comisión para que informe. Al Dr. Joaquín Jacobsen, id. id. id. Al Dr. Luis F. Rodríguez Molina, id. id. id., y nombrán- dolo Secretario de dicha comisión. Al Gobernador Provincial, manifestándole haber desig- nado la Academia al Dr. J. A. Fernández Benítez, para que con el Sr. Presidente, concurra a las sesiones relacionadas con el mejor abasto de agua, para la ciudad de la Habana. Al Dr. J. A. Fernández Benítez, participándole dicho acuerdo. A los Dres. G. Casuso, A. Betancourt y J. A. Valdés An- ciano, participándoles haber sido designados para formar la comisión que ha de examinar los libros y demás documentos de la Tesorería. Al Sr. Tesorero, dándole cuenta del nombramiento de la anterior comisión. Al Dr. Juan Santos Fernéndez, participándole su reelec- ción para el cargo de Presidente de esta Academia durante el bienio de 1919-1921. Al Dr. José A. Presno, id. id. id., para el de Vicepresi- dente. Al Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, id. id. id., para el de Se- eretario. Al Dr. José A. Fernández Benítez, id. id. id., para el de Vicesecretario. Al Dr. Manuel Ruíz Casabó, id. id. id., para el de Te- sorero. 904 ANALES DE LA Al Dr. Ricardo Gómez Murillo, id. id. id., para el de Bi: bliotecario. Al Dr. Carlos de la Torre, id. id. id., para el de Conser- vador de los Museos. A la Secretaría de Gobernación, dándole cuenta de los anteriores nombramientos, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 8” del reglamento. Al Dr. Julio F. Arteaga, participándole su elección como académico corresponsal. Al ingeniero Sr. Luis Morales, id. id. id., como académi- co de número de la sección de ciencias. Al Dr. Luis Ortega, id. id. id., en la sección de medicina, cirugía y veterinaria. Al Dr. Raimundo de Castro, id. id. id., en la propia sección. A la Secretaría de Gobernación, dándole cuenta de los anteriores nombramientos. Al Sr. Tesorero, id. id. id., a los efectos de su cargo. Al Juzgado especial de Agramonte, telegrama manifes- tándole haber enviado al Laboratorio Nacional el corazón del niño Marcelino López, para su estudio. El Sr Presidente manifiesta que asisten por primera vez los nuevos académicos, elegidos por unanimidad en la se- sión anterior, señores Luis Morales y Raimundo de Castro, y los presenta a sus compañeros. El Sr. Luis Morales en breves palabras da las gracias por el honor de que ha sido objeto al ser elegido miembro de es- ta prestigiosa corporación y ofrece sus servicios. A su vez el Dr. Raimundo de Castro hace constar la satisfacción que experimenta por el honor recibido, tanto más cuanto que ha- ce depender el éxito alcanzado, más que a su persona al re- cuerdo de su padre, al conjuro de cuya memoria fué suficien- te a reunir el quorum necesario para su elección. Conelu- ye el Dr. Castro manifestando que procurará, con su labor, hacerse digno del honor conferido y procurará continuar el buen recuerdo de su Sr. Padre. El Secretario da lectura al trabajo del Dr. Juan Santos Fernández sobre la Higiene de las mujeres y los niños en las ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 905 grandes fábricas de Buenos Aires, por estar su autor con un fuerte resfriado. Los Dres. López del Valle y Morales hacen consideracio- nes tendientes a demostrar la importancia del tema tratado. Se refieren a las condiciones en que actúan nuestros obreros y a la vigilancia sanitaria que constantemente se ejerce so- bre las industrias, la que ha contribuido de manera eficaz a me- jorar las condiciones del trabajo en nuestras fábricas. Dice el primero que este será el inicio de las conferencias que se propone que la Academia establezca para ocuparse del tras- cendenta! problema obrero; y el segundo recuerda la cares- tía de la vida, indicando la conveniencia de procurar traba- jo adecuado a la mujer. El Dr. Santos Fernández agradece las observaciones a su trabajo; manifiesta que le complace el asunto propuesto por el Dr. López, que ya conocía, y que el problema alimenticio es el fundamental. El Dr. Francisco María Fernández da lectura a su tra- bajo anunciando sobre los Síntomas oculares de la toxemia del embarazo. Finalmente, el Dr. Francisco Etchegoyhen lee el suyo sobre La aclimatación y su influencia en la mejora de nuestros ani- males domésticos. Antes de terminarse la sesión el Dr. López del Valle di- ce que aprovechando la presencia del Dr. Valdés Anciano desea hacer una comunicación oral acerca de la enfermedad que actualmente está preocupando a los médicos y que cali- fica de encefalitis letárgica. Se refiere a los casos observa- dos en los Estados Unidos y a uno que tuvo la oportunidad de estudiar el Dr. Valdés Anciano con el Dr. Montoro, y otro del Dr. Mario Sánchez Roig, en el Cerro. Los casos descritos con los nombres de nona, encefalitis epidémica, letárgica, po- lioencefalitis, etc., coinciden con las epidemias de gripe, y aquí hemos tenido una epidemia severa de esta enfermedad, que ha traido como consecuencia aleunos casos de la última men- cionada. 906 ANALES DE LA Da lectura a unos párrafos de The Journal of the Ame- rican Medical Association, correspondiente al 15 de este mis- mo mes, en que se da cuenta de dicha enfermedad y añade que la Jefatura Local de Sanidad ha invitado a los profe- sionales a que den cuenta de los casos que se presenteW'a fin de poderlos estudiar de manera conveniente. El Dr. Valdés Anciano describe brevemente los casos que ha podido observar y hace el diagnóstico diferencial con las meningitis tuberculosas, con las que puede confundirse. Cree se trata de una poliencefalitis difusa y estima que la diversidad de síntomas corresponde a la diversidad de las lesiones anátomo patológicas. El Dr. Francisco M. Fernández, lee unos párrafos de la Revista Oftalmológica, añadiendo que no ha visto ningún ca- so, pero por lo que ha leido cree que los síntomas oculares son muy importantes. Letargia, fiebre y parálisis oculares, constituyen el trípode fundamental de la enfermedad. Siendo muy avanzada la hora se da por terminada la sesión. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 907 PROTECCION A LA MUJER Y AL MENOR OBREROS por el DR. JUAN SANTOS FERNANDEZ (Sesión del 25 de abril de 1919) No ha mucho me he ocupado diferentes veces de la última obra del Dr. Emilio R. Coni titulada: “¿Memorias de un médico higienista. Contribu- ción a la Historia de la Higiene pública y social ar- gentina (1867-1917)”, y en la que no se le ha es- capado ningun particular que no haya sido estu- diado dentro de la profilaxis de las enfermedades, y algunos, no solo los ha cultivado de modo fun- damental, sino también los ha iniciado dentro del ancho campo de la higiene, como le ha ocurrido con la demografía, la estadística y la tuberculosis en sus múltiples fases de estudio en su país. Pare- cía que estaba agotada la producción de este incan- sable médico argentino, cuando llega a nuestras manos un folleto cuyo título encabeza estas líneas, y abarca una parte de la higiene industrial, tan po- co tratada en general, en la América Latina, porque en ninguna de las ciudades de nuestra raza, sin ex- eluir a México y a Bogotá, por lo antiguas, la pobla- ción ha llegado a la de Buenos Aires, que pasa del millón, compite ya con las capitales europeas y al- gunas de la América del Norte. El Dr. Coni ha te- nido pues la oportunidad de estudiar el trabajo de la mujer y del niño o del adolescente en nuestra raza y en un clima como el de Buenos Aires, algo 908 ANALES DE LA aproximado o igual al de los países templados, con la sola diferencia, como se sabe, de que las estacio- nes caen en meses distintos que en aquellos. Esta memoria del Dr. Emilio R. Coni, desde lue- go tiene un detalle piadoso y enternecedor, y es, que constituye la recopilación de lo actuado por su ma- lograda e ilustre compañera, que el alma grande y generosa del esposo, no ha querido dejar en el ol- vido, y con la sencillez que es la característica del sabio y del bueno, que las más de las veces es uno solo, nos hace conocer su labor, y así permite que no se plerda lo que aquella angelical criatura hizo en beneficio de su patria adoptiva, de su sexo y de la infancia desvalida. Solo leyendo página por pági- na el libro, se podrá estimar, lo que estoy seguro de no llegar a hacer apreciar en estas líneas, a pe- sar de mi deseo, con el aroma que esparcen las ideas expuestas en la memoria; pero de cualquier modo yo intentaré esbozar, al menos su contenido, con gran interés. La finada publicista, Sra. Gabriela de L. de Coni, fué quien inició en la República Argentina los desconocidos estudios prácticos, sobre la legislación del trabajo. El material que ha reunido y publi- cado su ilustre esposo el Dr. Emilio R. Coni, estaba diseminado en diversos órganos de la prensa diaria y periódica y otros permanecían inéditos. El Dr. Coni procedía de padre y madre oriundos de Fran- cia, y su consorte nació en Francia, una vez más he- roica, que acaba de salvarse para bien de la civili- zación. A esta nación, fué el Dr. Coni de niño, y permaneció allí hasta la adolescencia, retornando a Buenos Aires impregnando del espíritu de engran- decimiento moral que en aquel país se aspira. A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 909 esto pudiera atribuirse el temprano y valioso amor a la ciencia de ambos y los sacrificios que por su cultura se impusieron. Como ocurre siempre, el proyecto del Dr. Pen- na sobre protección de la mujer en la industria, no fué tomado en consideración por el parlamento, y en 1901, al fin le cupo el honor al Intendente Muni- cipal Dr. Adolfo Bullrich, de haber sido el primero que se preocupó en aquel país de una efectiva re- elamentación del trabajo de las mujeres y menores en las fábricas. A este propósito nombró inspecto- ra ad honorem de los establecimientos industriales del Municipio que ocupan mujeres y niños, a la Sra. Gabriela de L. de Coni. Como la ley era defectuosa así que empezó a actuar la Sra. inspectora, encontró los obstáculos consiguientes, al que se propone corregir los defec- tos de que adolecen los establecimientos. No po- cos industriales se negaron a permitirle la entrada. Cuando ésta se obtuvo en debida forma, se ha- cían escapar los niños, mientras la inspectora era demorada en el escritorio de la fábrica, con algún pretexto, y de igual modo se realizaban ocultamien- tos y fraudes que son frecuentes en todas partes, pues en París refería una inspectora del trabajo, lo ocurrido con una niña de 10 años, que encerrada en un armario al llegar ella a la fábrica, olvidaron sacarla y fué encontrada asfixiada, por la noche. Pero aun realizando una inspección perfecta y tratando con industriales capaces de combinar la utilidad del negocio con la higiene del establecimien- to, para no ser inhumanos, hay muchos puntos que requieren estudio constante, a fin de resolverlos con tino, según las cireunstancias. Por eso, la Sra. de 910 ANALES DE LA Coni en cada una de sus conferencias sobre Higie- ne Industrial que constituyen el libro que nos ocu- pa, trata de algunos de los puntos generales del te- ma que no intentaré exponer minuciosamente, sino solo indicar someramente, pues de otro modo habría que copiar el interesante folleto sobre el cual estoy discurriendo brevemente para no fatigar. Voy a detenerme en “Las manufacturas de ta- baco de Buenos Aires?” por ser una industria simi- lar a la que poseemos. Se emplean en unas 25 fábricas 735 mujeres y 32 menores, teniendo la más poblada 180 de las pri- meras y 5 de los segundos. Trabajan todos de pie, y no parados, como impropiamente se dice en Cuba y en la Argentina. Algunas tareas son livianas, otras perjudiciales a la salud. La ventilación ha de ser en esta industria más perfecta y poderosa que en otras, debido a las emanaciones del tabaco, al pol- vo vegetal y aun mineral que desprenden las mani- pulaciones a que se les somete. Aquí como en la Argentina la aereación perjudica al material que se reseca del mismo modo que en las litografías, hilan- derías de seda, ete., pues las corrientes aereas ne- cesarias a la renovación del aire, hacen también vo- lar el tabaco, papel, ete., y en Cuba, según lo hemos comprobado cuando nos ha tocado inspeccionar nues- tras fábricas de la Habana, hemos visto que el aire no pocas veces perjudicaba a la flexibilidad de la hoja para el torcido del puro o tabaco sin papel, porque el cigarrillo, es el que se cubre con éste. Es- to no deja de constituir un serio inconveniente. En general tienen las fábricas suficientes ventanas em- plazadas unas enfrente de las otras, y aumenta la dificultad este detalle. Una de las fábricas de taba- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 911 co de Buenos Aires, construida expresamente como modelo de higiene y aseo, tiene las ventanas bastan- te arriba o altas, separadas del suelo, llegando por su parte superior al techo. Están provistas de vi- drios o cristales giratorios para asegurar la venti- lación necesaria y no perjudicar al trabajo. En esta forma, casi no se percibe olor a tabaco.y la gradua- ción de aquel, sirve para valorar la ventilación . Los autores que se ocupan de higiene industrial, no están de acuerdo respecto de la influencia noci- va de esta industria, la del tabaco, sobre la salud de los obreros. Unos la niegan terminantemente porque serán probablemente fumadores empedernidos, sos- pechaba la Sra. de Coni; pero otros, entienden que provoca el aborto, aumenta la mortalidad y se ex- plica al haberse encontrado la nicotina en la orina, la leche v el líquido amniótico y se ha llegado has- ta afirmar que la leche de las madres cigarreras con- tribuye a matar a sus hijos en los primeros meses de la vida. Layet de Burdeos, sostiene como Cahp- men (1881) Melier, Bukin (1890) este aserto que a su vez acepta Goyard; Poincaré, atenua el peligro en las fábricas del gobierno francés por los adelan- tos de la maquinaria; pero existe dice, en las que no dependen del Estado. Enfrente de los que no con- sideran el tabaco como emenagogo está Paul Razus ilustre inspector en Francia, que coloca entre los ve- nenos industriales los polvos de tabaco, al lado de los de plomo, arsénico, mercurio, etc., agregando Poincaré que la intoxicación industrial del tabaco determina el aborto así como la frecuencia de los na- cidos muertos y constituye una de las más grandes causa de despoblación. ¿Quién no ha visto más de una vez restablecer- 912 ANALES DE LA se la salud perdida? ¿Quién no ha visto, en más de uno, restablecerse la salud, quebrantada por dispep- slas, catarros pulmonares crónicos, ete., ete., con so- lo el abandono del tabaco? ¿Cómo pues suponer que las manipulaciones de estas sustancias nueve y diez horas diarias y por tanto absorbidas por la respira- ción y piel puedan ser inofensivas? Layet, está per- suadido de esta verdad en la observación de 2,000 mujeres en la manufactura de Burdeos. Lo mismo ha manifestado la Sociedad de Medicina de París. Se ve pues que uno de los primeros cuidados en la manufactura de tabaco está en la construcción de locales apropiados para la ventilación, con el fin de adaptarlos como a las otras fábricas, otros locales, como salas cunas industriales, que faciliten la ali- mentación de las mujeres y los niños de pecho en debida forma, así como la asistencia de los más ere- cidos a las escuelas de modo regular, por eso la es- cuela y el restaurant deben estar en la misma fábri- ca de modo harmónico, lo cual puede realizarse con provecho de la industria que tendrá servidores sa- nos, y en beneficio de las obreras y los niños que cons- tituven valioso elemento de vida para un país. He aquí por que todos debemos prestar marcada atención a estos problemas de higiene industrial que a todos nos afecta directa o indirectamente, . porque cuando el proletariado está en malas condi- ciones el perjuicio alcanza al patrón y a todos los ciudadanos, cualquiera que sea su posición social y sus recursos y comodidades. La Higiene al atender al desamparado vela por la salud de todos, sin excep- tuar a los que no carecen de nada y todo les sobra, porque cuando se alteran las condiciones sanitarias de una regiórr todo el mundo, en más o en menos, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 913 corre algún peligro, de aquí que el egoísmo exige que cuidemos de nuestra higiene y de la ajena, por me- dio de reglas apropiadas. No he de ocuparme de las fábricas de bolsas que es solo peculiar a Buenos Aires y a las que coneu- rren muchas mujeres y niños y en las que el mayor peligro como se desprende de los trabajos de la Sra. Gabriela L. de Coni está en la cantidad de ““pelusa”” que desprende la arpillera en sus diversas manipu- laciones; es tanta la ““pelusa”” que habiendo la Sra. inspectora llegado a la fábrica a las dos de la tarde, es decir una hora después de haber sido barrido el piso, lo encontró cubierto de pelusa, puesta en mo- vimiento al menor soplo de aire. Esta pelusa, es en extremo difusible, cubre a tal punto el vestido de las obreras, que éstas se tapan la cabeza con pañue- los para no ensueciarse el cabello y sobre algunos ves- tidos de luto se puede comprobar la cantidad enor- me de filamentos que los cubren. La pelusa de la arpilera es tan liviana que se esparce por todas par- tes, asemejándose a las barbas del cardo seco. Kn el Rosario, en la Argentina, ocupa esta in- dustria más de dos mil mujeres de las cuales, me- nos quinientas, el resto 1.500, no tienen más de diez y seis años, próximas a ser madres y ya se puede suponer como han de criar sus hijos, después de la ruina física que se adquiere a virtud de la anemia que sobreviene, absorbiendo el polvo en forma de pelusa por la respiración o ingiriéndolo por la boca. En el extranjero reconoce la ilustrada inspec- tora Sra. de Coni, que no se permiten niños en las fábricas que tienen esta atmósfera de polvo, y lamen- ta que en Buenos Aires las exigencias de la expor- tación de los productos de estas fábricas exijan la 914 ANALES DE LA asistencia a ellas de 2.500 mujeres, comprendiendo niños de 14 años. Se hace muy difícil evitar, dice, el esparcimiento de la pelusa, pues ni con el lavado húmedo de los suelos se logra evitarla, mientras se consiga, hay que redoblar los demás elementos que mantengan la resistencia de las obreras y los niños en las mejores condiciones. La Sra. de Coni, recomienda la limitación de la tarea, la supresión del trabajo nocturno, pues ya el diurno supera a las fuerzas y a la alimentación de las obreras y los niños, pues si la mujer, como ella afirma, no sin fundamento, está a la altura del hom- bre, desde el punto de vista de la inteligencia, su fuerza muscular es muy inferior. A los 20 años su potencia en el dianómetro es de 20 km. 700 y la del hombre de 38 k 250, a los cincuenta años es de 21 k 600 para la primera, y 34 k 750 para el segundo. Ha- ce a este propósito las consideraciones que todos he- mos hecho, al ver jóvenes musculosos desempeñan- do oficios propios de las mujeres; pero esto no tiene otra solución que suavizar los trabajos rudos por medio del perfeccionamiento de las máquinas, co- mo se hace en agricultura ya, para poder recompen- sar a la mujer afanosa de trabajar en todo. Como indica la Sra. de Coni, la obrera de Bue- nos Aires, con diez horas de trabajo en el taller no ha concluido su tarea, trabaja 15, si se atiende a la labor del hogar, pues se levanta a las 41% y se reco- ge después de las diez, cuando ha terminado su fae- na en su casa. Pide que además de la ayuda que se la presta para mejorar las condiciones del trabajo y a las madres para atender a sus criaturas, no exceda el trabajo de 6 a 7 horas, de otro modo, se verán las 20 y 25 mil obreras anémicas, y agotadas que tienen ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 915 sin embargo otra tarea fuera de la fábrica, dar hi- Jos a la patria; termina diciendo muy oportunamen- te, y dice mucho y de una importancia capital en es- tos tiempos en que este recurso se explota, no pa- ra hacer el bien, sino con fines de baja política. Propone la Sra de Coni, y voy a terminar de ex tractar el interesante folleto publicado por su espo- so, los siguientes recursos, para facilitar el traba- jo a las obreras y la salud de sus hijos y de los ni- ños que asisten a los talleres. “¿La sala cuna propuesta por la Sra. de Coni, para las fábricas de Buenos Aires ha sido ideada en las grandes fábricas de Alemania, Inglaterra y Fran- cia a fin de disminuir la mortalidad infantil. El doc- tor Dumoulin, miembro de la Academia de Medicina de Bruselas, en el Congreso de Higiene y Demogra- fía de París, asienó a aquella, a la mortalidad, una diferencia de 30% entre los niños ricos y los pobres de 0 a 5 años. El máximo de la mortalidad es de 60 a 80% en los centros fabriles sobre todo cuando no hay la lactancia materna. Consiste la “Sala Cuna?” en un local anexo a la fábrica en que puedan ser convenientemente aten- didos los niños sin necesidad de salir de la fábri- ca. De este modo el niño es amamantado o nutrido con leche, sin las fatigas consiguientes de la madre, procurando acumular a ésta, los mayores beneficios en este sentido, que no detallo ahora. Las multas que impongan los patronos, no pue- den exceder de la tercera parte del sueldo, e ingre- sarán en una caja de ahorros de las AAA y nun- ca en los fondos de la fábrica. Habrá junto a la fábrica una escuela de meno- res de 14 años, como en Inglaterra, para que los ni- 916 : ANALES DE LA ños no se queden sin instrucción, y ésta como la la- hor industrial, ha de ser del menor número de ho- ras, jamás pasar de 6 a 8 diarias, como se exige ya en las fábricas de los países más adelantados, en los que se procura igualmente, que los niños no tengan me- nos de diez años de edad al concurrir a las fábricas. Si se observasen determinadas reglas higiénicas en las fábricas, tal vez, el niño proletario ganaría con- curriendo a ellas porque podría escapar del abando- no en que suele estar durante el día en su hogar y de las necesidades que sufre, y solo conocen las per- sonas que como la Sra. de Coni las ha estudiado de cerca. Atender a las madres y a los niños que coneu- rren a las fábricas para mejorarles la condición es la obra más humanitaria y patriótica que se puede imaginar. Si este cuidado se dirige como lo hace en Buenos Aires la Liga contra la Tuberculosis, el be- neficio no tiene límites, porque la mortalidad pro- ducida por ésta, es asombrosa en la clase pobre. En sus conferencias la Sra. de Coni, se ha esfor- zado en demostrar que el obrero trabaja demasia- do, que vive en malas condiciones higiénicas, que la sociedad está obligada a prestar atención a estas ne- cesidades, si queremos oir las llamadas de una con- ciencia honrada y para estimular al Estado en su obra de vigilancia y protección. El folleto que contiene la gestión acerca de la higiene industrial y respecto a la protección a la mujer y al menor obreros, asi como la contribución a la historia de la legislación obrera argentina de la filantrópica Sra. Gabriela de L. de Coni y que des- pués de desaparecida ha recopilado y publicado su ilustre esposo el Dr. Emilio R. Coni, modelo de ciu- dadanos, merece leerse y reelerse y será fuente en ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 917 la Argentina de nuevos trabajos basados en los que ha delineado antes de abandonarnos para siempre la ilustre escritora, que hizo de la Higiene su más pura consagración. Lleguen a ella en la región de los espíritus donde mora, las bendiciones de los prole- tarios que alivió, y a su esposo el Dr. Emilio R. Co- ni una vez más, la expresión de mi admiración por su labor sin límites en beneficio de la Higiene Públi- ca de su país sobre todo. 918 ' (ANALES DE LA SINTOMAS OCULARES DE LA TOXEMIA DEL EMBARAZO por el DR. FRANCISCO MARIA FERNANDEZ (Sesión del 25 de abril de 1919) La mejor correlación existente en la actualidad entre los conocimientos obstétricos y los oftálmicos, y el intercambio que entre los especialistas de ambas ramas existe, y que va siendo cada día más estrecho, son causas indiscutibles de valor profiláctico en las afecciones oculares del embarazo. Además, va sien- do práctica frecuente, no solo en nuestros grandes centros de población, si no en los pueblos del interior de la República, el reconocimiento periódico de la orina de las mujeres en cinta, mediante el cual pue- den los médicos conocer exactamente el estado de la función renal y si hay o no toxemias que no tarda- rían, si se dejasen desatendidas, en ofrecer sínto- mas de carácter ocular. En este sentido podemos de- cir, que nuestros profesionales han avanzado en el camino del progreso, y que nuestro pueblo va aficio- nándose, aunque lentamente, a las medidas que la profilaxis de las embarazadas exige; pero es conve- niente insistir con firmeza en recomendar dichas me- didas, estando alerta para intervenir tan pronto ha- ya señales de alarma en los análisis de orina que su- cesivamente se lleven a cabo. El descubrimiento de albúmina en la orina, que ocurre en el dos por ciento de las mujeres embara- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 919 zadas (1) es un síntoma alarmante, que indica una posible afección ocular durante el curso del emba- razo; pero el oftalmólogo generalmente no observa sus casos tan tempranamente, y es necesario que exista una perfecta compenetración de ideas y pro- cedimientos con el ginecólogo a cuyo cargo está la indicación de realizar las diversas pruebas para co- nocer la permealidad del riñón (2), tales como la eliminación del azul de metileno; la investigación de la retención azoada, por la dosificación de la urea en la sangre y en el líquido céfalo-raquídeo, por el procedimiento de Widal, y por la constante de Am- bard; y la investigación de la retención clorurada, ya sea por medio de la prueba de la cloruria alimen- ticia de Achard, ya por medio de la prueba Widal, así como por las modificaciones urinarias que sur- gen posteriormente a la cura por la decloruración. Debe existir aún más que lo que existe actual- mente, una buena compenetración entre el urólogo, el ginecólogo y el oculista para de ese modo lograr una disminución en el número de casos complicados y se debe por tanto recurrir al examen inteligente de la orina de las embarazadas con gran frecuencia. Los riñones durante el embarazo son sucepti- bles de sufrir lesiones, más o menós graves, ya que siendo los órganos de eliminación, han de sufrir el pasaje de las toxinas en doble cantidad durante el embarazo, agravándose esta situación por la pere- za funcional de la piel, y también de los órganos del metabolismo. Los diversos agentes que actúan so- bre el riñón son, además, de la eliminación defectuo- sa por los otros órganos excretorios, y el aumento de productos tóxicos, la presión intra-abdominal au- mentada; la menor resistencia renal; el aumento de 920 ANALES DE LA agentes infectivos en la corriente sanguínea y la pre- existencia en algunos casos de lesiones renales; in- fecciones crónicas, nefritis, cáleulos, lesiones del uréter, ete. Todo esto tiene relación con el aspecto oftalmo- lógico de la cuestión, ya que evitando las afecciones renales, ipso facto evitamos sus complicaciones ocu- lares. Cuando en una mujer embarazada se observa una lenta pérdida de la agudeza visual, sin estrecha- miento del campo visual, se encuentra con frecuen- cia una retinitis. Foster (3) asegura que aunque los síntomas de nefritis sean ligeros y aparente la enferma un buen estado de salud, puede ser grave su estado. Las complicaciones oculares son clasificadas por Rochón Duvigneaud (4) en distinto grupo que las retinitis albuminúricas de tipo corriente, que no dependen del embarazo. Las que son objeto de es-. tas notas, dependientes del embarazo, ofrecen dis- tinta evolución, modalidad clínica y pronóstico que las otras. La retinitis albuminúrica de tipo gravídico, que según Leber ocurre raras veces (1 en 3.000 embara- zadas) siendo más frecuente según Raglan Miller (6 casos en 1.800 embarazadas), presenta una evo- lución necesariamente más rápida que las otras re- tinitis albuminúricas y existe entre ella y la nefri- tis que la ocasiona, una íntima relación. La retinitis depende de la acción tóxica que el metabolismo fe- tal (5) ejerce sobre la retina; pero por intermedio del riñón, ya que esas retinitis solo ocurren cuando ha habido un período más o menos largo de insufi- ciencia renal y nunca en los comienzos de la nefri- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 921 tis. Por eso se observarán estos casos generalmen- te después del sexto mes del embarazo, acentuándo- se a medida que éste avanza y desapareciendo sus principales síntomas después de la terminación del período gravídico. Burnier describe los trastornos oculares que pueden ocurrir durante el embarazo, agrupándolos en tres tipos distintos. En primer lugar clasifica los tipos de Amaurosis sin lesiones retinianas, de evo- lución rápida aunque puede ser lenta; que ocurre con menor frecuencia que la retinitis; que ocurre al final del embarazo, o aun pocos días después del par- to; que puede o no estar acompañada de eclampsia, pero que constantemente está asociada a una albu- minuria más o menos intensa; que está precedida de disminución en la agudeza visual, vómitos, cefa- lea y otros síntomas de intoxicación Estos casos, que presentan un fondo de ojo not- mal, tienen buen pronóstico y curan rápidamente, siendo la amaurosis de carácter transitorio y de- biéndose según Traube y Widal a fenómenos de com- presión por edema (hipertensión, eloruremia) sien- do el tipo que generalmente se observa después de un ataque de eclampsia. En el segundo grupo de casos incluye Burnier las Retinitis, que pueden ser: 1) en mujeres idemnes de lesiones renales anteriores al embarazo; 2) “en mujeres toxi-infectadas; y 3) en casos con lesiones renales anteriores al embarazo. Hay una infiltración y degeneración de la retina en algunos casos y pue- den ocurrir desprendimientos de ella; la papila se pone turbia. En estos casos no hay siempre una re- lación verdadera entre la lesión y los síntomas ocu- rriendo la ceguera progresiva en un 24 por ciento de 922 ANALES DE La los casos. Según Culbertson, en una estadística de 43 casos de esta complicación, el 16 por ciento curó totalmente, y el 58 por ciento fueron mejorados. Si la retinitis ocurre en los últimos meses del embara- ZO, como sucede casi siempre, puede el embarazo llevarse a término sin que ocurra nada desagradable, aunque la agudeza visual queda más o menos redu- cida después del parto; se debe estar alerta para evi- tar la neuritis que una eclampsia prolongada puede ocasionar. Cuando la retinitis ocurre en los primeros meses del embarazo, ocurrirán probablemente dege- neraciones secundarias que corresponden al tercer grupo de Burnier, en el cual se incluyen las Neuritis, por infiltración edematosa, de origen tóxico y cuyo pronóstico depende de la duración de la compresión, llegando a la atrofia del nervio si se prolonga aque- lla. No habiendo síntomas alarmantes en cuanto al estado general, hay repugnancia de provocar el abor- to y por la prolongada acción tóxica sobre la reti- na y el nervio óptico, la agudeza visual irá reducién- dose más o menos permanentemente. Esta forma es corriente en las primíparas (6), y se repite y acen- túa en los partos sucesivos, agravándose en cada uno de ellos la lesión retiniana y la deficiente agudeza visual de la enferma. Los trastornos oftalmoscópicos pueden clasifi- carse en tres grupos 1* La llamada retinitis albumi- núrica. 2% La retinitis hemorrágica y 3 La papili- tis y neuritis óptica, y Schlesinger calcula la fre- cuencia relativa de estos grupos en 79 por ciento pa- “a el primero; 14 por ciento para el segundo y Y por ciento para el tercero. La forma albuminúrica fué bien estudiada por Leber. La forma apoplégica o he- morrágica fué aislada en 1873 por Magnus y estu- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 993 diada también por Leber y Elsching. El tipo de-pa- pilitis y neuritis óptica, euyo aspecto al oftalmos- copio es parecido al de los tumores cerebrales, ha sido objeto de observación de parte de Cushing y Bordley (8). Turenne (9) eree que el pronóstico con relación a.la vida de la paciente, es peor en los ca- sos de nefritis que en los de simples toxemias des- de el punto de vista obstétrico. Sin embargo, consi- derando el problema desde el punto de vista oftal- mológico, la acción prolongada de la toxemia sobre la retina y el nervio óptico, llega a producir lesiones intensas. Generalmente, por fortuna la neuritis óp- tica del embarazo casi nunca es total, siendo por regla general de carácter parcial (10), pudiendo la paciente conservar un grado mayor o menor de agu- deza visual. El mecanismo de producción de la retinis pare- ce ser el de una auto-intoxicación gravídica. La al- buminuria que ocurre durante el embarazo es, en opinión de Vázquez y de Pil, debida a una hiperten- sión arterial, que según Brunslan es un fenómeno constante en los casos que presentan albuminuria. Ambas desaparecen generalmente después del parto. El curso de la retinitis albuminúrica del emba- razo solo puede modificarlo la terminación del em- barazo y el pronóstico definitivo depende de la ne- fritis, no afectándola las medidas de orden dietéti- co que se implanten. Se trata casi siempre de una afección grave, que aunque pueda contenerse por medio de un parto pre- maturo, deja generalmente las huellas de su existen- cia y aunque en la mayoría de los casos hay mejo- ría en la agudeza visual después de haberse termi- nado el período gravídico, se debe recomendar co- 924 ANALES DE LA mo un acto de previsión, que cuando aparezca la re- tinitis antes del sexto mes (11), es necesario provo- car el aborto o el parto prematuro, con lo que se da inmediato alivio a la enfermedad. Si la retinitis se presenta en los últimos meses del embarazo es po- sible esperar si las lesiones retinianas no son gra- ves, pero siempre considerando estos casos como lo que son en realidad, esto es, como casos de intoxi- cación con hipertensión asociada, y mantenerse de acuerdo con el médico de asistencia, en un constan- te estado de alarma, para evitar no solamente las eclampsias y otras graves complicaciones que de- penden del médico de cabecera, si no también lo que depende del oftalmólogo, que es evitar lesiones per- manentes de la retina y del nervio óptico, aconsejan- do la pronta evacuación del útero si en pocos días no mejoran o se detienen los síntomas oculares. Como medida preventiva se deben evitar futu- ros embarazos, por lo menos hasta dos años después de que la orina se mantenga normal. La relación existente entre la nefritis y la reti- nitis, como hemos dicho antes, no está bien determi- nada. Hay dos hechos indiscutibles, que son la afee- ción de los vasos sanguíneos, y la alteración de la sangre misma, por lo que se pueden clasificar dos formas distintas de retinitis albuminúrica: (A) la nefritis crónica de la arterio-eselerosis y (B) la ne- fritis aguda debida a una alteración sanguínea co- mo en la escarlatina o en el embarazo. - Elehsning en 200 casos de nefritis comprobó en 32 de ellos, la existencia de una retinitis. En 44 ca- sos había una arterio-esclerosis ligera. Elehsning cree que la influencia directa de la nefritis es poco intensa. Opin y Rochon Duvigneaud también son ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 925 opuestos a la teoría vascular y Shieck es también enemigo de la idea de los trastornos vasculares. Mo- rat y Weill (12) han demostrado el paralelismo entre la azotemia o retención de nitrógeno y los trastor- nos retinianos y Onfray ha encontrado un aumento en la viscosidad de la sangre y en la presión sanguí- nea. | La opinión de Moore (13) es respetable v dig- na de atención. El cree que hay dos factores respon- sables de los trastornos retinianos de origen renal, uno vascular y otro tóxico, cada uno de los cuales ofrece signos característicos. En la nefritis crónica parenquimatosa predomina el factor tóxico y las lesiones retinianas son zonas de exudados en los te- jidos de la retina, con edema de la retina y posible desprendimiento. En estos casos la presión sanguí- nea no está elevada; no habiendo tendencia a la hemorragia ni a la formación estelar. En la variedad, que es de tipo intersticial, en la que se encuentra una alta presión sanguínea, los vasos retinianos sufren alteraciones, presentando señales de hemorragia, de esclerosis y la formación estrellada en la mácula, de tipo característico, con pocos exudados. A veces se encuentran coroiditis diseminada en mujeres embarazadas (14) que tienen albuminunia, siendo esto debido, probablemente, a una extensión a la coroides de la retinitis albuminúrica del emba- razo. Entre los otros síntomas oculares que la nefri- tis gravídica puede causar, está el edema palpebral tan frecuente en las nefritis y que raras veces se ex- tinde a la conjuntiva. A veces se han observado he- morragias sub-conjuntivales que pueden, sin embar- 926 ANALES DE LA go, ser consideradas como de diversos orígenes. Gut- man (15) ha observado aleunos casos de iritis y Knapp (16) ha visto uno de cielitis y otro de quera- titis. Los esfuerzos de la acomodación se acentúan en algunos casos y se han registrado otros de pará- lisis muscular que se debieron a hemorragias cere- brales (17) y que aunque se curan momentánea- mente, tienen una significación muy funesta. Las hemorragias intra-oculares de la nefritis, pueden ocurrir, en cualquier parte del globo ocular, en el te- . jido periorbitario, en la cápsula de Ténon, y aun en la misma vaina del nervio óptico. BIBLIOGRAFIA (1) Medical Ophthalmology. Knapp, p. 416, 1918. (2) Toxemia geravídica con síntomas oculares. Por el Dr. H. Félix Platero. Revista Médica del Uruguay; vol. XXI, pág. 534, sep. 1918. (3) Diagnosis from ocular symptoms. Foster, pág. 376, 1918. (4) Tésis sobre la materia en la Soc. franc. d'Ophtal, 1912. (5) Knapp, loc-cit. pág. 417. (6) Foster, loc-cit. pág. 377. (8) 3. A.M” Assoc: (1919 (9) Sociedad de Medicina de Montevideo. 1918. (10) Roemer. Tratado de Oftalmología. (11) Knapp. loc-cit. pág. 426. (12) Ann. d'Oculistique, vol. CXLITI, pág. 354. 1910, (13) Quarterly Journal of Med. 1916-1917. (14) Foster loc-cit. pág. 393. (15) British Med. Jour. núm. 42, (1671 pág.). 1905. (16) Knapp loc-cit, pág. 429. (17) Dun. Archives of Ophth. de Knapp, año de 1898. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 927 LA ACLIMATACION Y SU INFLUENCIA EN LA MEJORA DE NUESTROS ANIMALES DOMESTICOS por el DR. FRANCISCO ETCHEGOYHEN (Sesión del 25 de abril de 1919) Señores Académicos: Al ocuparme de las acciones y efectos, de nues- tro clima, sobre los animales domésticos importados, me es grato recordar que este asunto llamó mi aten- ción, hace 20 años, al elegirlo como tema de mi tra- bajo de ingreso en el seno de esta ilustrada corpora- ción, y que titulé: ““Lo que debemos de entender por fiebre de aclimatación en los solípedos””. Mi intervención se limitó entonces a esa espe- cie de animales, porque, desencadenada la guerra en nuestro país, la importación de animales sólo recaía en los equinos que llegaban en gran cantidad para montar las tropas metropolitanas, y para transpor- tar las provisiones de boca y guerra. El tipo de aquellos auxiliares del ardor bélico denotaba su procedencia tejana, y de los ranchos del Missouri. Casi todos enfermaban presentando síntomas variados, frecuentemente de naturaleza papérica. Buen número de los atacados morían, y llamó mi atención la medida radical tomada por el ejérei- to procediendo al sacrificio de algunos. - 928 ANALES DE LA Simple espectador de estos hechos interrogaba para conocer el criterio de los profesionales civiles y militares experimentados, y rebuscaba datos so- bre esos desarreglos en la escasa literatura veterina- ria de mi país. Así oí decir a unos: que la enfermedad era la fiebre de aclimatación; a otros: que. se trataba de muermo; y en los Anales de esta Academia, leí, sus- erito por ilustrado profesor cubano, titular de la Es- cuela de Alfort, Dr. Pascual Beauville, ello era la fiebre amarilla. No tardó en llegar a mis cuidados uno de esos atacados, siendo fácil establecer el diagnóstico al en- contrar en el pus papérico las cadenetas del estrep- tococo de Schutz. Andando el tiempo observé que la papera con- tagiosa, dentro de sus manifestaciones proteiformes, también atacaba a los equinos criollos de todas las edades, que pasaba del apotreramiento a la estabu- lación, y que, por consiguiente, nada tenía que ver la enfermedad con el llamado proceso de aclimata- ción, al ocurrir en otros países. La reconstrucción de nuestra riqueza pecuaria, aniquilada por la guerra de la idependencia, obligó a que se importaran de los países americanos más próximos a nuestras costas toda clase de animales domésticos. Esto amplió el campo de mis observaciones, y noté que los equinos enfermaban además de la in- fluenza y de la pleuro neumonía contagiosa, con la particularidad de que no son especiales a nuestro país, de que no existen fuera del contagio exótico. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 929 Considerando lo que ocurría en las demás espe- cies nada encontré distinto a las enfermedades su- fridas en los países de origen. Desde entonces he tenido especial cuidado pa- ra buscar aleún trastorno propio de nuestro clima, va que en Cuba no existían animales domésticos an tes del descubrimiento, y no lo he podido consegulr; lo cual me llevó a pensar que las enfermedades de arribo son las mismas sufridas por las distintas es- pecies de animales en otros climas, y que algunas han sido difundidas por nuestro territorio estableciendo común patología. Es de notar, en cuanto a las causas de esas en- fermedades, que abundan las debidas especies pa- rasitarias. Los parásitos se han desarrollado con más pu- janza que los agentes microbianos, poraue éstos son más sensibles, dado lo sencillo de su constitución, a las acciones destruetoras del medio exteiior; y aque- llos vigorizan su resistencia merced al poder defen- sivo que les presta la complejidad orgánica. Las resistencias vitales crecen en relación con la constitución de los organismos, en virtud de las compensaciones funcionales que se establecen y que se convierten en factores equílibres de acomodación, y por esto son precisamente los seres superiores los que más se adaptan a vivir bajo todos los cielos. Lo supuesto sobre estos particulares por la era anterior a la conquista de la microbiología, queda completamente subvertido por el conocimiento que actualmente se tiene de las causas de las enferme- dades en todos los climas. _ 930 ANALES DE LA Por esto vemos que las leyes físico-químcias que rigen a la materia, aquí y fuera de aquí, nada de in- consecuente imponen. El proceso de adaptación, sea cual fuere la re- gión donde acontezca, fría, templada, o caliente, es simplemente normal: las funciones internas no ha- cen otra cosa más que equilibrarse, amoldándose a las nuevas externas que han de regirlas. Si recordamos someramente los conocimientos de biología y de fisiología, veremos que es la vida lucha incesante entre el ser y el medio, permitiendo vivir dentro de variantes vitales sin experimentar trastornos; y que la perturbación funcional está más allá de las máximas y mínimas, que no acontecen na- turalmente. Esto dista mucho de lo que se ha aceptado, en cuanto a la acción de los cambios de clima, al querer fuera menester la presencia y evolución de graves trastornos funcionales, de la producción de intenso desequilibrio orgánico, como génesis, regulador y sostenedor, de nuevas reacciones orgánicas normales. Todas las funciones orgánicas son esencialmen- te calorimétricas, producidas y sostenidas por la in- gesta de la cual dependen. Nuestro clima no provoca grandes desprendi- mientos de calor animal, y por consiguiente la inges- ta ha de ser limitada. Lo frugal de nuestras comidas no lo impone la costumbre, ni el capricho, hállase supeditado a las condiciones del ambiente caliginoso. Por esto la sobriedad que caracteriza a nuestros animales pronto se comunica a los importados. Verdad es que ello no influye en la temperatu- ra media orgánica, y que no varía la frecuencia del ACADEMJA DE CIENCIAS DE LA HABANA 931 pulso; pero en cambio disminuye la hematina, au- mentan los movimientos respiratorios, que en los so- lípedos adultos llegan a 24 por minuto, y la sudora- ción es siempre excesiva, explicando, junto con la disminución del apetito, el por qué del menor rendi- miento de todas las funciones especializadas, y la tendencia a la molicie. El arrogante aspecto que conserva por mucho tiempo el hermoso ejemplar importado, oculta a sim- ple vista la repercusión que tengan esas variaciones en la trama celular, y por ende en el substratum del óvulo, y del espermatozoide, capaces de promover a la larga modificaciones concepcionales; pero pode- mos asegurar que durante la gestación, al no ser el medio interno otra cosa más que el genuino repre- sentante del medio exterior, han de mfluir sobre la constitución de la progenie. No puede ser lo mismo una gestación en los paí- ses fríos y templados, que en los cálidos. Todo lo que pueda ganar la gestación de las hembras tropicales en los países de climas más gene- rosos, ha de convertirse en pérdidas para la hembra procedente de tierra fría que geste en clima cálido. Como vemos no porque deje de ser problema pa- tológico pierde de importancia la aclimatación. Descartado el factor patógeno, como prepon- derante, queda amenazante el hábito. Los modos de vida adquiridos en otros climas no pueden seguir subsistiendo en el nuestro, se han de atemperar, y del modo cómo esto se realice de- penden el bienestar, la energía, y el mayor rendi- miento de los animales importados, con el objeto de ser explotados directamente, o con el de transmitir sus cualidades a los indígenas, 932 ANALES DE LA Si en los países fríos, donde se ha logrado espe- cialidad en el rendimiento lechero, se sabe que la vaca dá por la teta lo que por la boca entra, y si se tiene en cuenta que son antogénicas la elaboración de la leche y la sudoración, al extremo de que el má- ximo de producción se obtiene en el establo sosteni- do a una temperatura no menor de diez erados, ni mayor de diez y ocho ¿qué extraño es se aminore ese rendimiento en un ambiente caliginoso que además implica disminución en la ingesta? El engorde del ganado extranjero, o su sosteni- miento, expuestos a los rigores de nuestros potre- ros han de ser sensiblemente inferiores a los que acontezcan en prados donde abunden la alfalfa, bajo la protección de suave temperatura. El rendimiento en la energética, aplicada a las distintas tracciones, ha de ser menor cuando el eom- bustible que se convierte en calor y movimiento in- grese en cantidad inferior en la máquina animal. Ningún ser vivo escapa a las nuevas condicio- nes que imponen estos cambios, y ello en relación di- recta con la diferencia existente entre el clima de procedencia y el nuestro. Al ser importados varían menos en sus aptitu- des los animales oriundos del medio día de Europa, o del sur de los Estados Unidos, que los del norte; pero por esto son inferiores unos de otros, estando las desventajas en los del sur, habida cuenta del má- ximo en el perfeccionamiento. Es decir: que deducidas las enfermedades, siem- pre evitables mediante los requisitos sanitarios, conviértese la aclimatación, y por tanto la mejora de la ganadería, en problema esencialmente higiénico, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 933 Para que no decaigan las excelencias de los ani- males importados se les debe colocar en las condi- clones más parecidas a las que tenían en el país de origen; sombra, ventilación, buena alimentación, agua abundante pura y fresca y limpieza. No es por lo tanto la mejora de los animales tan fácil, como opinan algunos, al estimar que todo se reduce a sumar bellezas y hermosuras, cuando no a derramarlas en el órgano genital de escuálida ma- dre para verlos aparecer lozanas en la descendencia. Olvídase, al pensar de esta manera, que en los países donde más adelantada está la producción ga- nadera la mejora siempre obedeció a la selección há- bilmente colocada bajo los exquisitos cuidados reci- bidos en los establos, propiciando mucho más de lo que brinda la naturaleza. A nada conduce importar los mejores ejempla- res machos y hembras, de reputadas razas, si se han de entregar a las condiciones de vida de nuestros potreros fértiles durante la mitad del año, áridos en la otra mitad, llenos de sol y abundantes en garra- patas. Poco se conseguirá del mejor cruzamiento, si a pesar de los cuidados que se le preste al semental, se somete la madre y la cría a esas inclemencias. No basta para mejorar hacer el medio propicio a las ganancias, casi siempre obtenibles en la pri- mera generación, con tendencia a ir disminuyendo; es necesario lograr la perpetuidad de la perfección que se persigue. Aclimatar equivale a amoldar el ser a las nuevas condiciones que le rodean; es decir: cuidar de que no decaiga. 934 ANALES DE LA Mejorar los organismos significa fijar cualida- des y perpetuarlas mediante la herencia. Una y otra cosa se completan: la semilla crece con pujanza en terreno abonado, o surge escuálida si cae en tierra estéril. De lo cual se infiere que si se ha de mejorar nuestro ganado por el cruzamiento hay que sacarlo de la rusticidad en que se encuentra. Una vez elegida la hembra criolla por su mA para recibir el beneficio que le ha de producir el contacto del macho arrogante, ha de colocarse den- tro de las condiciones higiénicas apuntadas, porque es de tenerse en cuenta que como el cruzamiento presta y no dá, decrece y degenera el producto, ocu- rre el paso atrás, se vuelve al lamentable punto de partida, de no ser atendido el caudal que se solicitó del factor cruzamiento; y es de considerar, también que resulta ridículo, e ignorante, el pretender con- seguir ventajas de la ruindad de cualquier hembra, por muy famoso que el eruce resulte, aunque se pro- diguen los mejores cuidados. De lo malo es difícil sacar cosa buena, en cambio es fácil conseguir que lo bueno prospere. Por esto dado el equilibrio natural existente en- tre el medio y los organismos, el elemento del ma- yor rendimiento, en la mejora, está en la procrea; ción y sostenimiento de las razas puras, ya que de lo mejor se puede sacar mucho. Este sistema será el más costoso, pero es el más acertado, y de no implantarse, hay que hacer en nuestro país lo que en mejora se ha hecho fuera de él, y que estriba esencialmente en la selección del ga- nado eriollo. Una vez fijadas las variedades erio- llas ganaderas cabe el cruzamiento para aumentar ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 935 un detalle en el caudal adquirido, al pretender con- seguir mayor rendimiento en determinada función especializada. Hacer cruzamientos sin llenar estas atenciones indispensables equivale a entregarse a disparatadas esperanzas. Así como una cantidad prestada, devengando su correspondiente interés, puede convertirse por tesón, orden y economía, en el fundamento de sóli- da fortuna, o por apatía, y descuido, en aparatosa ruina; de igual manera aumentará el cruzamiento la riqueza pecuaria, o contribuirá a su prolongado de- caimiento. Nuestro clima no se opone a las mejoras, y sin éstas seguiremos teniendo ganados, pero jamás lle- garemos a tener ganadería. Poco interesa el que premiemos en las frecuen- tes exposiciones y ferias, a los hermosos ejemplares importados, que denotan otras habilidades y rique- zas; lo esencial estriba en estimular la producción indígena, dedicando buenos premios a los tipos erio- llos seleccionados y perfeccionados. No se ha de olvidar que el mayor incitante, pa- ra desenvolver estos, interesantes asuntos, está prin- cipalmente en la parte económica: la seguridad de qué habrá mercado local para los buenos caballos de monta y tiro, para la carne de primera, así como pa- ra todo lo relacionado con la explotación de la indus- tria animal, moverá el capital hacia esas especulacio- nes. Hasta hoy han fracasado en esos empeños la iniciativa privada, y los laudatorios esfuerzos lle- vados a cabo por la Secretaría de Agricultura, Co- mercio y Trabajo, y es que las mejoras reclaman le- 936 ANALES DE LA — yes especiales, restrictivas y proteccionistas, que im- pidan la perpetuación de esos tipos desgarbados que hacen de nuestra existencia pecuaria disparatado conjunto, teniendo aceptación entre nosotros porque estamos carentes de buen gusto, de paladar, y de sentido práctico. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 9387 INFORME MEDICO LEGAL EN CAUSA POR MUERTE por el DR. MANUEL MARTINEZ DOMINGUEZ (1) (Mayo de 1919) República de Cuba. Secretaría de Sanidad y Beneficencia. Laboratorio Nacional. Habana, mayo 9 de 1919. Sr. Presidente de la Academia de Ciencias. Señor: Tengo el honor de remitir a Ud. el informe eo- rrespondiente al análisis del objeto entregado por el Sr. Secretario Judicial Sr. Manuel V. Moreno, por disposición del Sr. Juez Especial de Agramonte y cuya solicitud fué traspasada por Ud. a este Labo- ratorio ““en interés de prestar auxilios a la adminis- tración de justicia”. Esta Dirección, entendiendo que es un deber ineludible aportar las comprobaciones que la cien- cia puede adquirir para tales propósitos; ha acepta- do el honor conferido y rinde el presente informe, resultado de las investigaciones practicadas. De- vuelvo también a Ud. el resto del objeto entregado, del cual le incluyo una fotografía hecha antes de realizar en él manipulación alguna. (1) Por no tener la Academia Laboratorios apropiados, se enco- mendó este informe al Sr. Director del Laboratorio Nacional, de la Se- cretaría de Sanidad y Beneficencia, haciéndolo suyo la Corporación. 938 dd ANALES DE Lá ' > El objeto recibido tiene 6 centímetros de lar- go por 1.008 centímetros de grueso. Tiene la forma de un cilindro que se adelgaza hacia ambos extre- mos, que son redondeados, y el total afecta una for- ma de huso. Los extremos están perfectamente ce- rrados y sin solución de continuidad. Externamen- te, corespondiendo a cada lado, se observan dos re- lieves que van de un extremo al otro del cuerpo. La superficie es rugosa, con abolladuras y resaltos, vién- dose en algunas partes como ramificaciones, o se presenta lisa, granujienta o resquebrajada. En dis- tintas partes de la superficie externa se encuentran partículas ya blaquecinas, ya amarillentas, de as- pecto vegetal, que pueden ser separadas de la mis- ma sin arrastrar nada de la sustancia propia del ob- jeto. En uno de los extremos se encuentran peque- ñas porciones rojas, duras, que pueden ser separa- das, pues están como superpuestas. El cuerpo tie- ne exteriormente un color pardo obscuro, en algu- nas partes negruzco, percibiéndose un ligero tinte verdoso en otras porciones. El objeto, al llegar a nuestras manos no está intacto: presenta la cara cóncava rota, en fragmen- tos que se mantienen adheridos, faltando algunas porciones, pero que permite apreciar cuál es su for- ma, pues tratando de adaptar las distintas porcio- nes, se convence uno de que el cuerpo es redondea- do, ensachando hacia el centro, adelgazado hacia los extremos y arqueado. Exteriormente y hacia los extremos, con el au- xilio de la lente, no se observa ninguna solución de continuidad, ninguna cavidad, orificio ni trayecto, restos de membrana ni surcos transversales en for- ma de corona, ni tampoco longitudinalmente. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 939 La superficie es seca, dura, quebradiza, no per- cibiéndose sustancia grasienta alguna. El raspado de distintas porciones examinado microscópicamen- te, no muestra partículas de carbón. Interiormente el objeto aparece hueco, la ca- vidad de un extremo a otro mide 5.5 centímetros de largo por 1.006 de ancho en la parte central. En es- ta porción, la pared del cuerpo tiene dos milímetros de espesor y hacia los extremos cerca de la punta, cuatro milímetros en la parte más gruesa, no sien- do el grosor uniforme circularmente. El interior aparece como cubierto de una membrana fina que emite tabicaciones, algunas de las cuales han sido destruidas, no pudiendo apreciarse si ocupaban to- da la cavidad, partiendo de una cara a la otra. Di- cha membrana aparece rugosa, dejando apreciar en su superficie como ramificaciones, y toda ella de color pardo obscuro. . En un corte transversal del cuerpo, que compren- de las porciones más gruesas de éste, se aprecia: Primero, una zona pardo verdosa, siendo la por- ción verdosa la más interna: Segundo, una zcna blanquecina: Tercero, otra zona más gruesa, amarillenta, de aspecto de resina seca. Cuarto, la película que tapiza interiormente al cuerpo. La consistencia de las paredes del objeto es du- ra, quebradiza y se disgrega fácilmente. La sus- tancia membrosa es más blanda. Esta morfología del objeto, es muy distinta a la que ofrece el corazón humano aun desecado y pu- trefacto: su superficie exterior no es lisa, y presen- 940 ANALES DE La ta elevaciones y depresiones, en el interior y en la misma pared muscular, ofrece un aspecto alveolar; la parte superior correspondiente a las aurículas, es más delgada que la inferior de los ventrículos, en- contrándose tabiques, sin dejar un espacio hueco y continuo en toda su longitud. En el objeto que se examina, dando un corte transversal en uno de los extremos, observamos que las paredes*del cuerpo afectan externamente una disposición como de laminillas concéntricas, y que la membrana interior deja ver una trama reticular. Extrayendo porciones de la parte más laminada del cuerpo en las que no se encuentra la sustancia de aspecto resinosa, y triturada en un mortero con un poco de agua destilada, y en otro con solución sali- na; la sustancia así tratada dió una mezcla densa. siruposa y pegajosa, no disgregándose totalmente, sino dejando restos de espiras francamente vegeta- les, granulos amarillentos y otros de color verdes+o amarillo verdoso y algunos cristales de oxalato de cal. Las investigaciones practicadas con el líquido decantado y con el sedimiento, para comprobar la presencia de sangre, por las reacciones de Meyer, Adler, de Thevenon-Roland, Teiehmann, Lecha- Marzo, Florence, fueron negativas. Las pruebas practicadas con los extractos de dichas porciones utilizando sueros anti-humanos precipitantes, no mostraron la presencia de albúmi- na humana, así como tampoco la desviación del com- plemento practicada con dichos sueros y antígenos. Las comprobaciones hechas por el Dr. M. Gar- cía, Químico del Laboratorio, dieron los resultados siguientes: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 941 Pulverizado el total de la muestra, una de las porciones en que fué dividida se trató por agua hir- viendo, dando un líquido de aspecto mucilaginoso que ofrecía gran resistencia a la filtración y de un color ligeramente opalino después de filtrado, dejan- do un residuo insoluble en agua hirviendo. Por el aspecto y propiedades observadas en el líquido acuoso, se sospechó la presencia de gomas; y considerando a éstas como una mezcla de hidrato de carbono y pentosana y no un producto homogé- neo, se procedió a la investigación de la presencia de pentosana en el líquido acuoso, por un desdobla- miento en furfurol, que pudo ser caracterizado por sus reacciones típicas; quedando comprobada la existencia de sustancias gomosas en el referido lí- quido. Este líquido tratado por alcohol dió un abun- dante precipitado coposo de color blanquecino, que separado y desecado a baja temperatura, se proce- dió a investigar su naturaleza. Dicho precipitado presentaba un aspecto blan- co ligeramente grisáceo yv tomando uua pequeña porción entre los dedos humedecidos, ofrecía a és- tos una ligera resistencia a su separación, a conse- cuencia de la propiedad de pegar que presentan las 20Mas. Tratada otra por ción del precipitado por el áci- do nítrico, acusó los caracteres de coloración propios de las sustancias protéicas. El residuo que permaneció insoluble por el tra- tamiento del agua hirviendo, tratado nuevamente por alcohol, cede una sustancia que lo colorea de ver- de, de una manera muy marcada, sospechándose la presencia de clorofila. Para investigar o confirmar 942 ANALES DE LA esta sustancia, se procedió al examen espectroscó- pico, dando las bandas de absorción características de las soluciones alcohólicas diluídas de elorofila. Esto se hizo comparando el espectro de esta so- lución con el espectro de una solución de clorofila que se procuró poner por colorimetría a la misma intensidad de color que la solución ensayada. También se observó que el espectro no acusa- ba la presencia de la sangre ni de ninguno de los productos de su descomposición, ni tampoco en la reacciones químicas practicadas. La solución alco- hólica de clorofila tratada por agua dió un ligero precipitado blanquecino, que por su escasa canti- dad no se pudo investigar su naturaleza, sospechán- dose sea resina, por la manera de comportarse este producto con los disolventes. El residuo insoluble producto del tratamiento alcohólico, tratado nuevamente por éter sulfúrico separó una sustancia que retirada del disolvente mostró ser una grasa. En el residuo insoluble procedente del trata- miento por éter, se investigó la celulosa, acusando su presencia. Tomando una porción de las partes resinosas del cuerpo y triturándola lo más posible en un mor- tero, adicionada de agua destilada o solución salina, se obtuvo un líquido turbio, pulverulento, que por el reposo dejaba un residuo grumoso. El líquido blanquecino deja depósito de color verde parduzco. La misma operación hecha con porciones compren- diendo todas las partes del cuerpo, dejaba un líqui- do con depósito más grumoso, y de color amarillo verdoso. El color pardo verdoso se acentuaba a me- dida que pasaba tiempo, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 943 Con las porciones correspondientes a la mem- brana interna, obtenidas por raspados, el color del líquido era más amarillo, y el sedimento pardo obs- curo verdoso. Todos estos extractos o suspensio- nes despedían un olor de infusiones vegetales fuertes. El líquido decantado y tratado por los reactivos de las proteinas acusan su presencia, adicionado de la ninhidrina, después de calentado, mostraba un co- lor violeta intenso, acusando la presencia de pepto- nas, pues era débil la reacción del Biureto. Distintas porciones del líquido decantado, y so- bre todo del residuo de la trituración, examinadas al microscopio mostraron fragmentos de una trama fibrilar, gránulos refrigentes, espacios traveculares, gránulos de aleurona, células vegetales, fragmentos de fibras en espiral. Tomada una parte del cuerpo con una pinza y puesta a la llama directa, dejaba percibir un olor a cuerno quemado. Del examen de los cortes microscópicos que he obtenido así como de los muv demostrativos logra- dos por el Dr. Vieta, se ha podido apreciar la cons- titución histológica siguiente: Externamente, una zona ancha que se tiñe por la hematoxilina, de aspecto vascular, surcada por canales vacíos; inmediatamente debajo, una capa uniforme de núcleos alargados, ovales, dispuestos verticalmente y adosados a manera de corona; a continuación una zona clara como un canal, que se tiñe por la eosina, y por debajo de esta una travécu- la de fibras, de tamaños desiguales, algunas muy largas, dispuestas en formas de haces, ya apretados ya sueltos o en formas de mallas; dichas fibras se 944 ANALES DE LA entrecruzan dejando espacios más o menos cireu- lares o irreguares, los que contienen agrupaciones de elementos redondos. Las fibras que de pronto recuerdan por su disposición a las fibras lisas mus- culares, se diferencian de éstas porque carecen de estriación y de núcleos, y de las fibras cardíacas se diferencian además, por la falta de anastómosis la- terales y porque tratadas por la potasa al 40 por 100 en cortes frescos, no se disocian en los elementos ee- lulares con núcleos axiles, que constituyen las fi- bras cardíacas, y porque en cortes transversales, no se observa la estriación, ni los núcleos, ni la agrupa- ción fascicular. En algunas porciones de los cortes, las fibras tienen un grosor irregular y que se disponen en ha- ces ondulantes formados por fibras, que uniforme- mente se ven adosadas unas a otras, recordando a los haces conjuntivos, y se van adelgazando de un extremo a otro. En las secciones transversales de las fibras, apa- recen éstas de aspecto redondeado u ovoideo sin tra- za de estriación, ni núcleos. Dichas fibras tienen además una disposición ondulante, siendo la anchu- ra máxima de tres o seis micras, y las que aparecen quebradas, muestran bordes lisos y en su disposi- ción constituyen una trama alveolar muy distinta a la que ofrece el tejido muscular estriado de los órganos humanos y en especial del corazón. Las fibras se tiñen uniformemente, presentando sus lími- tes netos, de color amarillo por el yodo, por el perelo- ruro de hierro, y por el ácido ósmico, no muestra la coloración parduzca que revela la presencia de gra- sas, tampoco se tiñen las granulaciones contenidas en sus mallas. En toda la zona descrita de la tra- ma fibrilar, se encuentran diseminadas, elementos ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 945 ya esoféricos, ovoideos y fusiformes, que recuerdan núcleos libres, tiñéndose intensamente por la hema- toxilina, pero que no corresponden a elementos ce- lulares definidos. En los cortes no se encuentra ninguna disposición de vasos arteriales, venas ni lin- fáticos, ni el tractus de unión formado por tejidos conjuntivos o fibrosos, ni se aprecia la trama fasci- cular en los cortes transversales, carecterística del tejido muscular. En otros cortes se observa externamente, una zona fasciculada que se tiñe intensamente por la he- matoxilina y que se continúa con otra zona homogé- nea que se tiñe por la eosina, y a continuación se observa otra zona en disposición ondulante de nú- cleos prismáticos, ovoideos o fusiformes, adosados, dispuestos en ringlas e intensamente teñidos con la hematoxilina, continuándose internamente la exten- sa zona de fibras que dejan espacios irregulares va vacíos, ya conteniendo una sustancia homogénea que se tiñe más pálidamente por la eosina y por la hema- toxilina; viéndose todo el corte sembrado de cor- púsculos ovoideos, esféricos o fusiformes, de tama- ño iregular, teñidos intensamente por la hematoxi- lina. En algunos cortes los espacios interfascicula- res aparecen llenos de granulaciones irregulares que no se tiñen por la hematoxilina ni la eosina, ofrecien- do un color amarillo verdoso pálido y que, recuer” dan a esporos micelianos. Otros cortes presentan anchas bandas formadas de zonas con espacios limitados por fibrillas que se ramifican en forma arborescente, recordando la dis- posición de las hojas. Estas zonas se tiñen electivamente con la hema- 946 ANALES DE LA toxilina y en sus mallas, que limitan espacios ya po- lizonales, prismáticos, 4, se ve dentro de cada una un pequeño núcleo debidamente teñido. Dichas zo- has se continúan con otras que se tiñen pálidamen- te por la eosina ya homogéneamente, ya dejando percibir la eonstitución de fibras adosadas o dejan- do espacios contenierdo corpúsculos ineoloros, o llenos de una sustancia amorfa o granular que toma la eosina. En otros cortes se ve que de la superficie parten bandeletas que se continúan con la porción de los núcleos ya descritos o que naciendo a modo de muñon, se extienden y presentan un aspecto fas- cicular y que se tiñen por la hematoxilina y la eo- sina, sin ninguna estructura definida, dando un as- pecto jaspeado. Otras porciones en algunos cortes, muestran las sustancias constituídas por la trama fibrilar teñida por la hematoxilina y la eosina, ofre- ciendo ambas un aspecto homogéneo y finamente eranular, viéndose en ellas también gránulos roji- zos, pertenecientes a la sección transversal de las fibras y sin que se descubran en ellas los corpúseu- los o núcleos que se observan en otros cortes. En la parte más externa de algunos cortes y eo- rrespondiendo a la parte externa del objeto que se estudia, se encuentran granos irregulares de una sustancia que no se tiñen, o de color amarillo verdo- so o pardo verdoso. En otros lugares se encuentran filamentos ramificales, algunos con un elemento es- férico terminal y que son sin duda elementos mice- lianos. Igualmente hemos visto porciones que con- tienen elementos libres o en cadenas que se tiñen por la hematoxilina intensamente, correspondiendo a bacterias. En ninguno de los cortes examinados de las dis- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 947 tintas porciones del objeto que se analiza hemos po- dido apreciar la disposición histológica del tejido del músculo cardíaco o de otras de sus porciones (au- rículas, vasos arteriales y venosos, válvulas 4.) Cortes tratados varias veces por el alcohol, la hematoxilina y la safranina, no mostraron manchas negro-azuladas de hematolixina férrica. Otros tra- tados por el sulfhidrato amónico y glicerina, no mos- taron la granulación verde obscura del sulfuro fé- rrico ni después de tratados por el ácido clohídrico y ferrocianuro de potasio, con objeto de buscar de- rivados de la hemoglobina. Los cortes teñidos por el ferrocianuro acético tampoco mostraron derivados de dicha sustancia. Algunos cortes teñidos por la hematoxilina y el sudan TIT mostraron en los espacios formados por las fibras, una sustancia que se tiñe en rojo claro ho- mogéneamente y de naturaleza sin duda grasosa, pero no afectando el aspecto de glóbulos intensa- mente teñidos en que se presentan las grasas neu- tras. ““Conclusiones.—En auxilio de la administra- ción de justicia, en la causa núm. 85, el Sr. Juez Es- pecial solicita le sea resuelta la cuestión siguiente: ““si el objeto o cuerpo remitido, es el corazón de un niño de ocho años de edad o parte de ese órgano.”” Como datos de tenerse en consideración, dice el Sr Juez, “que en el cuerpo u objeto en el momen- to del hallazgo, se encontraron al partirlo unos gu- sanos vivos”. Si consideramos que el objeto que se nos en- tregó, por su tamaño, y debido a la desecación, na- da puede resolver respecto a la consideración del volumen del corazón de un niño de ocho años, toda 948 ANALES DE LA vez que dicho-objeto no fué colocado en condiciones que evitaran su desecación, y de cuyo volumen de entonces, ningún juicio podemos formular; para de- cidir si dicho objeto es un corazón o parte de él, de- bieran de haberse comprobado los hechos siguien- tes: primero, presencia del músculo cardíaco carac- terizado por sus fibras estriadas; segundo, de teji- dos conjuntivo, elástico y graso; tercero, estructura de epicardio y endocardio; cuarto, presencia de va- sos arteriales y linfáticos; quinto, elementos de la sangre; sexto, degeneraciones producidas por la pu- trefacción. Como resultado del análisis deserito, se han com- probado los extremos siguientes: primero; el obje- to no ha sido quemado sino desecado; segundo; su morfología y estructura histológica no corresponde a la del corazón de un niño de ocho años, ni a sér hu- mano; tercero las comprobaciones químicas y espee- troscópicas y biológicas, no revelan la presencia de sangre ni albúmina humana; cuarto, la comproba- ción macroscópica y espectroscópica de la clorofila, sirve de apoyo para considerar de naturaleza vege- tal al objeto, así como la ausencia de vasos arteria- les, linfáticos y de tejido conjuntivo. Por todo lo cual y teniendo en cuenta que el objeto analizado acusa la presencia de sustancias “que solo se encuentran en el Reino Vegetal, de otras que son comunes a los Reinos Vegetal y Ani- mal”, se llega a la conclusión, de que dicho objeto no corresponde al corazón de un niño de ocho años, ni a sér humano. De Vd. atentamente, (f) Dr. M. Martínez Domínguez. Director del Laboratorio Acta de la sesión solemne conmemorativa del LVII aniversario de la fundación de lda Academia ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA INDICE ALFABETICO DE AUTORES ACADEMIA Acta de la sesión extraordinaria »”» » »” ” ” Sesión frustrada pública ordinaria »” > extraordinaria ,, de gobierno extraordinaria científica Acta de la sesión pública ordinaria »”» ” »”» Acuerdo: Convocatoria [ Miguel Sánchez Toledo] ”» 'Programa de los premios para el año 1919 ” , s de ” »” científica »” pública ordinaria extraordinaria científica pública ordinaria científica la Academia (Sesión ” ” ” »” ” ” ” ” » [Diego Tamayo y Figueredo] ,, 19 del 14 28 12 mayo TUS junio OMS E TOBA julio ooo o 2 o ne agosto OMS octubre IL noviembre 1918... E OMS diciembre 1918.. enero VILO ZA ES 1919... febrero 1919.. marzo LLO E LN abril e pa 1919.. junio LOS noviembre 1918... diciembre 1918... febrero 1919):%. 1 abril OO julio MB noviembre 1918... 9.10 Falo le AAA Als 949 PAGS. 950 ANALES DE LA AGRAMONTE, ARISTIDES. Influencia de la experimentación animal en el progreso de las ciencias médicas, 19 mayo 1918. ALONSO CUADRADO, GASTON. Discurso de contestación [al de ingreso del Dr. José A. Simp- son], 12 julio 1918. CORONADO, TOMAS V. Discurso de contestación [al de ingreso del Dr. José A. López del Valle], 14 junio 1918. Tasación de honorarios, 27 diciembre 1918. Tasación de honorarios, 27 diciembre 1918. ETCHEGOYHEN, FRANCISCO. La aclimatación y su influencia en la mejora de nuestros ani- males domésticos, 25 abril 1919. FERNANDEZ, FRANCISCO MARIA. Etiología y tratamiento del estrabismo (Trabajo presentado a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, en opción al Premio Cañongo). 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PAGS. 284 196 607 614 927 898 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 951 HECTOR, FRANCISCO MARIA. PAGS. Tasación de honorarios, 27 diciembre 1918. . . . .. . . . 616 HURTADO GALTES, FELIX. Sobre la morfología y biología del bacillus influenza motilis, ZA CEC LO TI e ES AS OOOO LE-ROY y CASSA, JORGE Memoria de las tareas realizadas por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, durante el año académico del 1917 a 1918, por el Dr.... Secretario de la misma, 19 mayo 1918. 10, Elogio del Dr. Carlos J. Finlay, 20 agoto 1918. . . . . 335 Notas demográficas sobre gripe en la Habana, 25 octubre 1918. 441 Informe sobre honorarios médicos, 22 noviembre 1918. . . . . 538 Tasación de honorarios, 27 diciembre 1918. . . .. . . . . 602 Tasación de honorarios, 27 diciembre 1918. . . . . 606 Notas demográficas sobre la Habana en 1918, 24 enero 1919. 685 Véase: GARCIA :CANIZARES, 1% abril 1919. 002 20.00.02) 898 LOPEZ DEL VALLE, JOSE A. La vida de un: hombre útil. El Dr. Enrique B. Barnet. Dis- curso de recepción como académico de número, 14 junio 1918. 145 La actualidad sanitaria. La epidemia de gripe o influenza, 25 octubre 1918. 410 Observaciones sanitarias y notas estadísticas en relación con la epidemia de gripe o influenza, 14 febrero 1919. . . . . 703 Encefalitis letárgica (Comunicación oral) 25 abril 1919. . . 905 MAC DONALD, ARTHUR. +2 Antropometría militar, 27 diciembre 1918. 577 MARTINEZ DOMINGUEZ, MANUEL, Sobre la bacteriología de la gripe, 27 diciembre 1918. 560 Informe médico legal en causa por muerte, mayo 1919. . . . 937 MUSSO, GIUSEPPE. La telefonía a largas distancias, por el sistema Musso, LOVE IO A A A SA OO PAZOS, JOSE A. Sobre la influenza vera pandémica, 25 octubre 1918. ...... 403 952 ANALES DE LA PLASENCIA, LEONEL. El germen causal de la actual pandemia. Primera Comunica- ción, 22 noviembre TIE FA El germen causal de la actual pandemia. Comunicación final, 8 AZ O A A a A A - A PRESNO, JOSE :A. Informe sobre los méritos del doctor- Luis Ortega y Bolaño, 22 noviembre 1919. RECIO, ALBERTO. Sobre el uso de la bacterina anti-influenza, 10 enero 1919. RODRIGUEZ MOLINA, LUIS FELIPE. Elogio póstumo al Dr. Enrique Núñez y Palomino. Discurso de recepción como académico de número, 12 julio 1918. RUIZ CASABO, MANUEL. Notas sobre la actual influenza pandémica, 25 octubre 1918. Informe sobre el ingreso del doctor Raimundo de Castro, 14 febrero 1919. SIMPSON, JOSE A. Estudio sobre el ácido cianhídrico en el *“Phaseolus lunatus?” (Frijol de Birmania). Discurso de recepción como acadé- mico de número, 12 julio 1918. TORRALBAS, FEDERICO. Discurso de contestación [al de ingreso del Dr. Luis Felipe Rodríguez Molina], 12 julio 1918. VALDES, ANCIANO, JOSE A. Véase García Cañizares, 11 abril 1919. VILLALON, JOSE RAMON. Informe sobre el Sr. Luis Morales y Pedroso, 28 ¡junio 1918. PAGS. 473 770 549 621 292 449 273 250 322 898 241 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 953 INDIGE DE MATERIAS ACADEMÍA Acta de la sesión solemne conmemorativa del de la fundación de la Academia 19 Acta de la sesión extraordinaria del 14 >> > 5 pública ordinaria > AS e y 59 o extraordinaria ,, 12 » » ce de gobierno 019 ” » Co extraordinaria 520 ” ” e científica » 25 Sesión frustrada iS Acta de la sesión pública ordinaria aa ” ” > ” 3D ” 27 > > 5 científica LO »”» ” »” ” »” 24 » » » Pública ordinaria A cr 5 3 extraordinaria IZ » » » Científica 5 128 » » » pública ordinaria os 7) » cy científita 31185 Acuerdos de la Academia (Sesión 28 ” ” ” ” En e ” ” ” » ES 27 » O ” ” Ta. Convocatoria [Miguel Sánchez Toledo] 51825 A [Diego Tamayo y Figueredo] , 25 Programa de los premios para el año 1919. LVIT aniversario mayo ise junio 1918... br t8S_. > julio 1918... 3 LM agosto 1918.. octubre 1918.. noviembre 1918.. 5 1918... diciembre 1918... enero 19197: 55 1919... febrero 1919... marzo LAS. 5 e abril ¡Case . A junio LAO. noviembre 1918... diciembre 1918... febrero IO abril 1915. julio 1918 .... noviembre 1918... PAGS, 954 ! AÑALES DE LA ¿E PAGS. INGRESOS DE ACADEMICOS. Informe sobre el Sr. Luis Morales y Pedroso, por el Sr. José Villalón, 28; junio 1918. 0.47 e A ES Informe sobre los méritos del doctor Luis Ortega y Bolaño, por el Dr.:José A. Presno,'22 noviembre 1918:'. ... . . .- 549 Informe obre el ingreso del] Dr. Raimundo de Castro, por el Dr. Manuel Ruiz Casabó, 14 febrero 1919. . .... .. . 723 NECROLOGIAS DE ACADEMICOS. La vida de un hombre útil. El Dr. Enrique B. Barnet, por el Dr. José A. López del Valle. Discurso de recepción como académico de número 14 uno 198 O El Dr. Miguel Sánchez Toledo y Hernández, por el Dr. Juan Santos Fernández, 12: julio 19185 23-13 a e SS Elogio póstumo al Dr. Enrique Núñez y Palomino. Discurso de recepción como académico de número, por el Dr. Luis PF. Rodriguez Molina, 12 julio 19018 Elogio del Dr. Carlos J. Finlay, por el Dr. Jorge Le-Roy y Casgá, 20ag0stoaOiS. 00. ni A La esposa del académico fundador Dr. Antonio Díaz Albertini [Sra. Rosa Mojarriéta| por el Dr. Juan Santos Fernández 14. 4ebrero. 1910. aa a a A ASUNTOS VARIOS. La Ciencia. Discurso del Dr. Juan Santos Fernández en la se- sión solemne del 19 de mayo de 1918 en la Academia de Ciencias de la Habana. 7 Memoria de las tareas realizadas por la Academia de Cien- cias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, durante el año académico de 1917 a 1918, por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, Secretario de la misma, 19 mayo 1918. . . .. . 19 Influencia de la experimentación animal en. el progreso de las ciencias médicas, por el Dr. Arístides Agramonte, 19 ma- YO ID. a a AN A _Diseurso de contestación [al de ingreso del Dr. José A. Ló- pez del Valle] por el Dr. Tomás V. Coronado, 14 junio 1918. 196 Discurso de contestación al de ingreso del Dr. A. José A. Simpson, por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado, 12 julio 1918. 284 Discurso de contestación [al de ingreso del Dr. Luis F. Ro- dríguez Molina], por el Dr. Federico Torralbas, 12 julio 1918... e ¡a dr "o A is a A ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA 955 Impresiones de mi último viaje a los Estados Unidos por el Dr. Juan Santos Fernández, 22 noviembre 1918. La telefonía a largas distancias, por el sistema Musso, por el Dr. Giuseppe Musso, 22 marzo 1919. Informe sobre la Memoria presentada en opción al Premio Górdon (de Fisiología) por los Dres. Jorge Le-Roy y Cassá, José A. Valdés Anciano y Felipe García Cañizares (po- nente), 11 abril 1919. La aclimatación y su influenza en la mejora de nuestros ani- males domésticos, por el Dr. Francisco Etchegoyhen, 25 abril 1919. BACTERIOLOGIA. Notas sobre la actual influenza pandémica, por el Dr. Ma- nuel Ruiz Casabó, 25 octubre 1918. El germen causal de la actual pandemia. Primera comuncia- ción por el Dr. Leonel Plasencia, 22 noviembre 1918. Sobre la bacteriología de la gripe, por el Dr. Manuel Mar- tínez Domínguez, 27 diciembre 1918. Sobre el uso de la bacterina anti-influenza, por el Dr. Alber- to Recio, 10 enero 1919. Sobre la morfología y biología del bacillus influenza motilis, _por el Dr. Félix Hurtado Galtés, 24 enero 1919. El germen causal de la actual pandemia. Comunicación final, por el Dr. Leonel Plasencia, 28 marzo 1919. . HIGIENE Y DEMOGRAFTA. Estudio sobre el ácido cianhídrico en el “Phaseolus luna- tus?” (Frijol de Birmania). Discurso de recepción como aca- démico de número, por el Dr. José A. Simpson, 12 julio 1918. Sobre influenza vera panidémica (Comunicación oral) por el Dr. José A. Pazos, 25 octubre 1918. La actualidad sanitaria. La epidemia de gripe o influenza, por el Dr. José A. López del Valle, 25 octubre 1918, Notas demográficas sobre gripe en la Habana, por el Doc- tor Jorge Le-Roy y Cassá, 25 octubre 1918. Notas demográficas sobre la Habana en 1918, por el Dr. Jor- ge Le-Roy y Cassá, 24 enero 1919. 898 927 449 473 666 770 403 410 441 685 956 ANALES DE LA Observaciones sanitarias y notas estadísticas en relación con la epidemia de gripe o influenza, por el Dr. José A. Ló- pez del Valle, 14 febrero TIO 4 io. a eS Encefalitis letárgica. (Comunicación oral) por el Dr. José A. 1:6pez. dal, Vállo, 25 4brH 1919: 22 10 AN A Protección a la mujer y al menor obreros, por el Dr. Juan Santos. Fernández, 2oabrl 1918. ic e o AS 907 MEDICINA LEGAL. Informe sobre honorarios médicos, por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, 22 noviembre 1918... .. TS Tasación de honorarios, por el Dr. 30D Le-Roy y Cassá, 27 diciembre 1918. . . . . - A Tasación de honorarios, por el pr. Jerce Le-Roy y Cassá, 27 diciembre 1918 is a o a Tasación de honorarios, por el Dr. Tomás V. Coronado, 27 diciembre TIBIA a AN O | Tasación de honorarios, por el Dr. Tomás V. Coronado, 27 lc o roo Tasación de honorarios, por el Dr. Francisco M. Héctor, 27 diciembre L9ILS 7 RO NAAA AA A Antropometría militar por el prof. Arthur Mac Donald, de Washington, 27 diciembre 1918... oil. IN Informe médico legal en causa por muerte, por el Dr. Ma- nuel Martínez Domínguez, mayo 1919. ...... .. . . 937 OFTALMOLOGIA. Etiología y tratamiento del estrabismo. (Trabajo presenta- do a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Natura- les de la Habana, en opción al Premio Cañongo), por el Dr. Francisco M. Fernández. [Memoria premiada]. ...... 56 La luna no provoca la ceguera nocturna, por el Dr. Juan San- tos Fernández, 28 junio 1918. . . . . s A a ac Consideraciones sobre tuberculosis Eecibs por ad pr. Fran- cisco M. Fernández, 28 junio 1918. ...... A . 217 Explicación de la rebeldía de algunas coifctnids Ma; por al Dr. Juan Santos Fernández, 10 enero 1919. . . . . . . 645 Indicaciones operatorias en la catarata unilateral, por el Dr. Francisco M. Fernández, 24 enero 1919. ... . . 660 Las conjuntivitis provocadas, por el Dr. Francisco M. re nández, 14 febrero 1919. ... . A A ei A LL Síntomas oculares de la toxemia del ¿tit por el Doc- tor Francisco M. Fernández, 25 abril 1919. .... . . . 918 Indice alfabético de autores. . . . . . .. . ....... . 99 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 957 COLOCACION DE LAS LAMINAS FUERA DELTEXTO Entre las páginas Dr. Enrique B. Barnet y Roque de Escobar. . . . . . . . 144 y 145 Estudio sobre el ácido cianhídrico en el Phaseolus lunatus (Frijol de Birmania) por el Dr. José Agustín Simpson. Figura núm. -1.—Granos de Phaseolus lunatus aumenta- dos 50 % del tamaño natural. Figura núm. II.—Sección transversal de un grano de Pha- seolus lunatus. Estructura anatómica. Figura núm. III.—Secciones tangenciales. Elementos anató- micos del grano de Phaseolus lunatus. Figura núm. IV.—Phaseolus vulgaris aumentados 50. del tamaño natural. Figura núm. V.—Sección transversal de un grano de Pha- seolus vulgaris. Figura núm. VI.—Seeciones tangenciales. Elementos ana- )256 y 257 tómicos del grano de Phaseolus vulgaris. Figura núm. VII.—Cortes muy aumentados de la sección transversal de la envoltura media de ambos frijoles, que caracteriza la variedad y permite distinguir fácilmente el Phaseolus lunatus del vulgaris. Núm. 1.—Corte del Phaseolus lunatus. Núm. 2.—Corte del Phaseolus vulgaris. Figura núm. VIII.—Corte muy aumentado de la sección transversal de los cotiledones de ambos frijoles. Núm. 3.—Células poligonales de paredes delgadas y pun- teadas $. Núm. 4.—Células poligonales de paredes rectas «. Dr. Enrique Núñez y Palomino. . . . SS ZO A Dr. Miguel Sánchez Toledo y Henándor. E A ASS AY Dr. Carlos J. Finlay y de Barrés. . . . E RR SS ANS La telefonía a largas distancias, por el sistema Musso. . . 734 y 735 ERRATA IMPORTANTE Página 660 línea 5 dice: 11 de enero; léase: 24 de enero de 1919. + TEO SANA: Ar E LAA 0 Y, $ É a « a 5 Tra a y no » , e = p — So ”Í : , ? á A 4 A ¿qn = . : TS =y E $ pañ e AOTOTIAOA Angus caia: 121130001 ax Sue PA LES Na O FDA er AMA A PA A dl 8 MARA ai lora la q á 1144 00 CrtashrdA netid > . de á á ALLE Q MEA TY PTI 3 k O E A NS A e ud. dana IS y / A IDO 01d (18) LU ES cataled AL a add Ei HIRO unir "oIÁN flor carrete AN a A A dd ly as E me €, ' VETE ) Ur iHA TN ! 1 De A e + pr > mr HAN " . e ¡a ' 154 ox a B vel j Í e m TS 4 147 > É $ ¡Ñ . LADO A = Yo: .d 4 AE! A e URAVTEAN 4] y j 4 A > MIRRA e E e $. y. -. Pa . a é ] LAI AA le : : ' y md A o FE rula E: TAR OA 5: SÍ : E: A lari POE P lis. Mina. Lb “oro Lanas ei 19 FAL gio añ ; : 7 AA : ) Pra ES AY IAN E . En ; Mz 5 aña ado e, 10 E7 q IN A IT! CA st Y A E SEA mn tar Ty EE 90%: rn £paias E A Ú a ' M 2 TULA PANA DADA S 9 a E AED is b AE 20710] ¡Ol sf als 73 «Dolb' Cs NT 0 At 1 “a A Y A EN AE Pr Es 4 . a pS d E m a ZN > Toda cb enviada a ala redacción de. dd sb) será munciada tres veces, Ad Se suplica el canje. ¿Bless exchange t Sírvase dirigir el el ra ( Arno JU Ñ MY A sw Ss) PA ye 0 0 Ñ A ta IP LIUP del eN y y NA Ni EN Is: A y M0 AR y / ñ 15 7 YU uN ds ( . ñ a j ¿ » , ' ' > í Í 4 j ve ¿ , Ú AÑ 7 y » Í % | AN a ' i t e. $ Í Ñ EN ' 1 y ES Ñ 3 y , dh Ñ y Ñ 1 . yl e AT 3 5185 O A pe” >