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REGISTRADA EN' CORREOS COMO CORRESPONDENCIA DE SEGUNDA CLASE:

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ES ANALES

DE LA

Academia de Ciencias Médicas,

FISICAS Y NATURALES

DE LA

HABANA

REVISTA CIENTIFICA

INSCRIPTA EN LA “ASOCIACION DE LA PRENSA MEDICA DE CUBA”

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DIRECTORES:

Dr. Jorge OS Dr. Carlos de la Torre

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TOMO LVI

MAYO-JUNIO 1919 Toda la correspondencia y cange de los ANALES, dirijase al local de la. ACADEMIA.—CUBA 84A. - HABANA

$ HABANA “Imp. Seoane y Fernández, Compostela 121. 1919 AMA A

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a SUMARIO

LActa de la sesión solemnc conmemorativa del quincua- gésimo octavo aniversario de la fundación de la Aca- demi aprisa coreo e ON ie ES $

U.—La Ciencia y la Patria Discurso del Presidente de la Academia de Ciencias en la Sesión: Pana del LES aniversario de su fundación '..'..-.. é

lI.—Memoria de las tareas realizadas por la Corporación du- rante el año académico de 1918 a 1919, por el oo rio de la misma, Dr. Jorge Le-Roy y Cassá .. $7

IV.—Progresos de la Farmacia, por el Dr. José P. Alacrán ..

V.—Programa de los Premios para 1920 .

VI.—En el estado actual de la Ciencia, ¿puede determinarse -

dónde residen las sensaciones del hambre y de la sed?, por el Dr. Julio F. Arteaga ..

VII.—Acta de la sesión pública ordinaria del 13 de junio de 1919 -

VIM.—La tendencia quirúrgica en la obstetricia, por el Dr. Ju- lio. EF. Arteaga... 0... IX.—Acuerdos de la Academia. . Dd X.—Informe sobre honorarios profesionales, por el Dr. Rai- mundo de Castro y Bachiller ..

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Págs.

ANALES

Academia de Ciencias Méxicas Físicas y Naturales DE LA HABANA

ANALES AR

DE LA

Academia de Ciencias Médicas,

FISICAS Y NATURALES

DE LA

HABANA

REVISTA CIENTIFICA

INSCRIPTA EN LA “ASOCIACION DE LA PRENSA MEDICA DE CUBA”

DIRECTORES:

Dr. Jorge Le-Roy. Dr. Carlos de la Torre

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 5

ACTA DE LA SESION SOLEMNE CONMEMORATIVA DEL OUINCUAGESIMO OCTAVO ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA ACADEMIA

19 de mayo de 1919

Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De mérito: Sr. Rafael J. Fosalba y R. P. Mariano Gutiérrez Lanza.

De número: Dres.: A. Agramonte, J. P. Alacán, A. Betancourt, R. Castro, F. Domínguez Roldán, J. A. López del Valle, L. Mora- les, J. A. Presno, P. Valdés Ragués.

Honorarios: Dres. Juan B. Landeta y Arístides Mestre.

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Bajo la presidencia del Sr. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, en representación del honorable Sr. Presidente de la República; del General Emilio Núñez, Vicepresidente de la Repú- blica; del Sr. Alberto Barreras, Gobernador Provincial; del Decano del Cuerpo Diplomático, de representaciones de la Universidad de la Habana, del Colegio de Belén, de los Hermanos de las Escuelas Cris- tianas, de un selecto auditorio y de distinguidas damas se celebró la sesión solemne conmemorativa del quincuagésimo octavo aniversario de la fundación de la Academia.

Los Dres. Luis Azcárate, Secretario de Justicia, y Fernando Mén- dez Capote, de Sanidad y Beneficencia, excusaron su ausencia, por motivo de reciente luto el primero y de perentorias ocupaciones el se- gundo. Igualmente lo hizo el Dr. Antonio de Górdon por repentina indisposición.

El Dr. Juan Santos Fernández dió lectura a su discurso, que versó sobre LA CIENCIA Y LA PATRIA.

El Secretario, Dr. Jorge Le-Rov, leyó la MEMORIA DE LAS TAREAS

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REALIZADAS POR LA CORPORACION DURANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1918 a 1919.

El Dr. José P. Alacán disertó sobre los PROGRESOS DE LA FAR- MACIA, dando cuenta de los anotados en la novena revisión de la Farmacopea Americana, aceptada como oficial en nuestro país.

Al terminarse este discurso el honorable Sr. Presidente rompió el sobre en cuya cubierta se leía el lema Excelsior y en cuyo interior apareció el nombre del autor de la Memoria premiada con el Premio Górdon, de Fisiología, y resultó ser el Dr. Julio F. Arteaga. No estando presente, se depositó en la Academia para serle entregado a su autor.

Acto seguido el Secretario dió lectura al programa de los premios para el año 1920, y el Sr. Presidente puso término a la sesión, la que fué amenizada por la Banda de música que dirige el maestro Sr. Molina

Torres.

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LA CIENCIA Y LA PATRIA

Discurso del Presidente de la Academia de Ciencias en la Sesión Solemne del LVIIl Aniversario de su Fundación

(Sesión de 19 de mayo de 1919)

Sres. Académicos. Sras. y Sres.

Permitidme que al dar principio a esta alocución, en cumplimiento del cargo con que se me ha honra- do, enuncie las dos palabras sobre las cuales he de discurrir, y aunque a primera vista parezcan no te- ner relación o nexo la una con la otra, lo tienen, co- mo se verá, pues me refiero a la ciencia y a la pa- tria.

Durante mucho tiempo se creyó que solo las ar- mas podían figurar ligadas casi exclusivamente al concepto de la patria. El sentimiento de la nación o patria germina, cual manifestación innata y noble, de modo más o menos ostensible o saliente, en el eo- razón del hombre civilizado, a poco que alborea la edad viril y adquiere aquél personalidad. No impor- ta, que en estos últimos tiempos, aberraciones de las ideas, hayan querido borrar este símbolo de unión para los diferentes grupos de la humanidad. Pretén- dese, que la patria es el universo sin límites etnoló- gicos, ni territoriales o geográficos; más el resulta- do práctico de este desvarío ha servido para demos- trar, como sabéis, que al desaparecer el sentimien- to del santo localismo, se ha borrado hasta el instin- to de conservación de los pueblos y se han palpado los crímenes de tal perturbación mental, surgiendo como fruto el anarquismo que es su obligada secue- la o consecuencia.

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Por mucho tiempo, repetimos, solo han contado los hombres de gobierno, los encargados de la dirección o administración de los pueblos, con el concurso más o menos directo del poder armado. Ha personifica- do la patria la fuerza casi sola, como dejo dicho, y no pocas veces, cual últimamente ha ocurrido después de la guerra más grande de todas las edades, se ha esfumado este poder de las armas, para brotar el desconcierto que ha borrado el límite de las naciones v el respeto a las instituciones que la ciencia y la moral han consagrado.

Tras una conflagración que se hizo casi universal y en que llevó la fuerza a las mayores proporciones se entronizó después el dominio de las masas, el co- munismo que aquella no pudo evitar.

Al advertir, por último, los daños materiales y morales que han seguido a esta guerra nefanda, en verdad cabe preguntar ¿en nombre de qué patria surgió el recio conflicto? En nombre de una patria idólatra de la fuerza, pudiéramos responder sin va- cilar y sin incurrir en error.

El factor ciencia, ha figurado casi siempre a la par que la guerra; pero de modo secundario. Ha servido desde luego, la ciencia para prestar grandes elementos al poder, y por desgracia nunca se ha evi- denciado más que en la época actual, su ayuda má- xima, contraviniendo realmente su objetivo, que es el acercamiento a la obra del Ser Supremo y no el aniquilamiento y la destrucción que las armas persiguen. La influencia de la ciencia para reme- diar los destrozos de la guerra última, por más que ha sido poderosa no ha podido llegar a ser suprema, porque la conflagración europea internacional no ha tenido límites.

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Aun cuando convergieron los esfuerzos de los hombres de ciencia al deseo de salvar vidas y quitar sufrimientos, poniendo a contribución todos los ade- lantos que poseían la medicina y las ciencias auxi- liares de ésta, no han podido evitar los destrozos que han sido solo comparables a la inmensidad del mal producido por el perfeecionamiento para matar, de los proyectiles, gases asfixiantes, ete. que usaron los más crueles de los contendientes. Esto aumentó tam- bién en verdad, el grandioso heroísmo, hasta el día no visto, de los hombres. mujeres e instituciones, que en el campo opuesto, en el de los aliados, se colocaban junto a los mismos combatientes, para recogerlos tan pronto como caían heridos. Ocurrió cual tenía que suceder, que a su vez morían o eran heridos los que cor una abnegación hasta ahora no conocida, se sacrificaban con el fin de ofrecer a los lesionados los elementos que proporciona la ciencia, para amino- rar el daño que esta misma ciencia con el perfeccio- namiento de las armas, producía.

Al meditar sobre sucesos tan tristes como sorpren- dentes, se advierte una vez más, el andar y desaudar incesante del ser humano en el obscuro sendero de la vida.

Desde el primer momento, de la lucha armada, se destacó por su excelsitud, por la suma «alteza de mi- ras, la Cruz Roja francesa e inglesa, y más tarde al intervenir la gran nación americana, aparecieron sus colosales instituciones humanitarias, tales como los Jóvenes Cristianos, los Caballeros de Colón, The Salvation Army y la más reciente formada por los hebreos (Jewish Relief). Todas estas institucio- nes competían en desprendimiento. Exponían diaria- mente la existencia por salvar la vida de sus seme-

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jantes. Consta, que los jefes militares, muy especial- mente los americanos, tenían que usar de todo el ri- gor del mando, para prohibir que los miembros de las diversas sociedades destinadas a atender los he- ridos se colocasen casi al lado de los combatientes, al alcance de los cañones y de las ametralladoras del enemigo, durante lo más recio de la lucha, sin ar- más, desde luego, en sus manos, sino provistos de to- dos los elementos para atender inmediatamente a los heridos y ponerlos fuera del peligro de ser por som- pleto aniquilados, después de caer invalidados sobre el terreno, en que seguían llegando todo género de proyectiles, a cientos por segundos, hasta inundar el suelo como la lava de un volcán.

Triste es decir, que no pocas veces estos seres pri- vilegiados eran, como es de suponerse, igualmente heridos y mutilados, necesitando ser extraídos en de- plorables condiciones del campo de batalla después de terminada ésta.

Ocurrió por desgracia más de una vez, lo que no ha sucedido antes en las guerras de los pueblos más o menos civilizados, que los aeroplanos, producto tam- bién de la moderna ciencia, los emplease el enemigo para bombardear los hospitales de sangre, a donde la Cruz Roja y las otras sociedades salvadoras, de los aliados, habían llevado los heridos que pudieran tener un átomo de vida. Realizaba el enemigo este acto de salvajismo de que no está arrepentido, pre- textando después, que no habían visto las banderas blancas que han enarbolado en todos los tiempos los hospitales de sangre, de todas partes y en todas las guerras de naciones con ejércitos regulares. No quie- ro referirme a los buques hospitales cargados de he- ridos que fueron hundidos por los submarinos, otra

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manifestación del progreso de la ciencia del que hi- zo uso tan criminal uno de los adversarios y que fué después de todo, origen de su derrota.

La crueldad de una parte de los contendientes pa- ra aterrorizar a la otra, solo palpándola se hubiera creído, a estas alturas de la civilización. Lejos no obstante de aminorar los esfuerzos de la ciencia ta- les horrores, los aumentaba, pues desde el primer momento de la guerra, idearon los ingleses con el al- to espíritu de justicia que les es característico, la Cruz Azul, institución que trabajaba a la par de la Cruz Roja y tenía por objeto recoger las caballerías heridas que yacían en el campo de combate, y po- dían ser curadas, lográndoulo no pocas veces, al grado de volver a ser útiles para las faenas de la campaña. La Cruz Azul, tenía instalados en Francia, hospita- les suficientes para albergar más de 10 mil caballos, pues todos los que no perecían en el desempeño de su misión ya fuesen heridos o enfermos, eran recogl- dos para ser curados en los Hospitales. Sorprende que en esta magna guerra de tan grandes naciones, y que ha sido la contienda más cruel que por desgra- cia ha sufrido el mundo, aquellos hombres poseedo- res de una falsa cultura por efecto de una moral mal dirigida han cometido crueldades inconcebibles en las mujeres y en los niños, en tanto que los irraciona- les, el caballo, el perro y la paloma, han prestado servicios admirables a los aliados. El perro muy es- pecialmente, a las órdenes de la Cruz Roja, miraba constantemente al cielo para anunciar con sus ladri- dos la aparición de los aeroplanos, o guardaban las propiedades abandonadas por el enemigo o hacían de centinela para no dejar escapar los prisioneros. Si- tuados en la “Tierra de nadie”? como se designó des-

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de el primer momento la comprendida entre las trincheras de los enemigos, avisaba la aproximación del contrario o advertía pronto la presencia del gas venenoso, librando de este modo a millares de sol- dados de una muerte segura. El servicio más impor- tante lo desempeñaba el perro durante la noche, pues valiéndose de su olfato, descubría al herido por ocul- to que se encontrase en las desigualdades del terreno producidas por los provectiles, pues eran enormes aquéllas. Después de combates de la magnitud de los que ve han verificado en esta guerra, el noble animal recorría el campo olfateando, y de los americanos tan solo, han salvado los perros de la Cruz Roja más de treinta mil heridos. Estos animales han ayudado al hombre a hacer el bien, dirigidos por los aliados, en tanto que los alemanes los han empleado, cual lo hacía Atila, el jefe de los Hunos, de donde proceden, para causar daño, pues al igual del hombre puede llegar a una ferocidad brutal según la educación que se les dé.

Con lo expuesto, aun cuando parezca yue me he desviado del tema; la patria y la ciencia, nu ha sido así, pues estoy dentro de él, y he demostraa> que la patria cuando en cada uno de los pueblos o naciones no se la representa más que por la fuerza o el poder de las armas, y se utiliza para hacer daño, es slem- pre perniciosa. Hasta la ciencia, que es elemento de bondad, empleada para hacer el mal, resultados aciagos. La ciencia desde luego, se aviene más con el bien que con el mal y no me ciega ser un modesto servidor de 'aquélla. He sido y soy el miembro menos valioso de su agrupación; pero no he olvidado nun- ca la devoción por sus principios durante mi larga vida profesional. La ciencia puede utilizarse por la

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patria con malos fines al imponérsele la ayuda en una guerra cruel. Esta, como se sabe, es el mayor azote de la humanidad, porque rara vez, no la acom- paña o la sigue una peste, cual ha ocurrido ahora, y siempre la ruina o la miseria más o menos extendida y asoladora que a su vez engendra la codicia y la mal- dad como secuelas. También no es menos cierto que debemos estar prevenidos contra los excesos de la fuerza porque el hombre no es más que una fiera domesticada, pues como atirma Ramón y Cajal, nues- tras células nerviosas continúan funcionando hoy casi lo mismo que en la epoca neolítica, por eso las tendencias son las mismas, solo se modifican por la educación.

Hasta la saciedad se ha demostrado esta verdad en la historia, y en los últimos tiempos lo ha palpa- do la pedagogía, basada en la psicología y en los múl- tiples estudios que en este sentido con fines elevados se realizan. La patria pues, está obligada a segur cl consejo de la ciencia, despojándose de las tendencias de dominación y de daño que germinan tan fácilmen- te en las criaturas. El hombre que cultiva las ciencias no puede ser cruel sin desdecir de su misión primor- dial que es, interpretar la naturaleza, la obra de Dios, del Creador, para adaptarla al bien de la humani- dad. No es otra cosa el progreso moral y material que por todas partes se difunde, sino la expresión de la ciencia nacida en los Laboratorios, en los Hospi- tales, en las Universidades y en todos los centros del saber, para constituir el avance total que represen- ta la civilización, esa civilización, de que se impreg- na el pueblo preparado para recibirla, sin darse cuenta de ello, sin advertir a veces ni presumir que es la última expresión de la ciencia, el progreso que

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realiza el comercio, la industria y la agricultura a diario e incesantemente.

Cuidemos de no fomentar el militarismo con los fines aviesos de dominación, porque sobran los ejem- plos en la Historia del deplorable resultado que se obtiene.

Si no conociéramos otros hechos, ninguno es tan saliente como el último de la actual guerra, por una mala interpretación del patriotismo, poniéndolo al servicio de los malos instintos. il resultado adverso ha sido evidente y serviría para que no se repitiese, si la naturaleza humana no olvidase, al través del tiempo, los hechos que debiera tener delante siempre para no reproducirlos. Su repetición, por el mal que determina merece como en la actual guerra, la mal- dición de todo un siglo, de una generación lastimada por los excesos de una nación equivocada y que a su vez ha sido víctima de los efectos de tan formidable conmoción social. Los razonamientos del filósoio Kant sobre la “Paz Perpetua”, fiado en que la Na- iuraleza la garantizaba, ha sufrido un soberano men- tis. con lo que acaba de ocurrir, nunca esperado, por la magnitud del desastre. La misma enormidad del preparativo bélico, hacía pensar a veces, que como en la pasada guerra franco-prusiana, el choque sería rápido, único y definitivo. De no serlo, los horrores se suponían tales, que impondrían pavor al menos te- «istente de los contendientes; pero no fué así, des- de el primer momento marchó el monstruo armado y agresor, el teutón, con relativa lentitud, y aun cuan- do se tuvo muy en cuenta por los iniciadores del de- sastre, hasta el último momento. intimidar con el te- rror, pues no obedecieron a otro fin la obra de los <ubmarinos, el bombardeo por los aeroplanos de las

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capitales cerebros del mundo, Londres y París, y el cañón monstruo que desde muchas millas disparaba sobre esta última ciudad, es lo cierto que provocaron ruinas de todo género y males sin cuento: pero que enardeció en vez de abatir a los que tenían el deber de la resistencia y resistieron y al fin vencieron. ¡Cuánto hubiera ganado la humanidad si el costo de tanta desdicha, cuatrocientos mil millones de pesos, se hubiese empleado en atender las necesidades ine- vitables de la vida social en todas sus fases!

La patria si se rije por la ciencia y no por la fuer- za, como único recurso, puede llegar a dificultar las guerras y mantener la paz del modo más permanen- te. Ahora bien, es necesario que los gobiernos pres- ten verdadera atención a la ciencia y que ésta se mantenga eentro del decoro augusto qu* le debe ser peculiar.

Que sea la verdadera libertad su guía a fin de no salir de la autocracia para caer en manos de los fal- sos demócratas, perniciosos y soeces, que amparados de pasiones más viles que las ejereidas por los tira- nos de todos los tiempos, han horrorizado a la liuma- nidad con sus crímenes actuales.

Rechacemos el comunismo cual fórmula absurda que pretende señalar como destino último a las so- ciedades el régimen de los pueblos primitivos de la prehistoria, el que existía en Egipto y en el Perú en tiempo de los Incas. El suprime, al individuo, a la familia, a las corporaciones, e 1pso facto al Estado Hoy impera el socialismo que descansa en el mismo erróneo principio, como sabéis, pues busca la orga- mzación artificial de la sociedad ; pero se detiene an- te sus consecuencias, con mayor o menor moderación según las escuelas. Olvidan que la novedad de nacio-

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nalizarlo todo ya existió en el antiguo Egipto y los españoles la encontraron en el Perú cuando lo con- quistaron, pues allí todos pertenecían al Estado, re- presentado por el Inca, como se sabe.

Los socialistas pueden tolerarse mientras se limi- ten a atribuir al Estado la función de garantir el derecho y hacer cumplir las leyes, de fomentar la ri- queza, la ilustración y el bienestar generales; pero se hacen perniciosos cuando en mayor o menor exten- sión pretenden disponer de los bienes todos de los ciudadanos y de su libertad individual, a fin de re- gular libremente las relaciones de los sexos, la de los padres e hijos, las de los hombres entre sí, el trabajo de cada uno, las industrias, el comercio, la agricultu- ra, distribuyendo las labores y sus productos, con- forme a los planes más o menos exagerados y más 0 menos quiméricos y absurdos por lo tanto; pero que se caracterizan todos, igualmente, por la negación de la libertad e iniciativa del individuo, de la fami- lia y de la propiedad individual en sus legítimas con- secuencias.

No es necesario recurrir a estas utopías que arran- can de los proyectos de trasformación social de otros tiempos y que han escandalizado al mundo, cada vez que como últimamente en Rusia, se han querido es- tablecer, hasta el grado de pretender nacionalizar las mujeres y los niños. Los gobiernos y los particu- lares se han interesado siempre por mejorar la con- dición social en todas las esferas, y muy especialmen- te de los trabajadores de ambos sexos tan necesarios para el equilibrio y armonía de las cosas, como lo es el capital. Así lo ha proclamado en medio de la fie- bre socialista actual que abraza a Europa, el leader de los trabajadores norte-americanos, Mr. Samuel

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Grompers que contituye la mayor garantía de equi- dad y justicia en la gran nación americana.

Las ciencias desde luego y más especialmente la medicina y sus diversas ramas, aunque a primera vista parezca una exageración, dan los fundamentos para que la patria solidifique sus instituciones, y no debe extrañar este razonamiento cuando todos sabe- mos que primero es vivir que intentar nada y la hi- giene vg. al preservar la existencia del ser humano, ha llegado a realizar la primera de las atenciones de todo pueblo civilizado.

Ningún país ha palpado esta verdad de modo más tangible como Cuba, al comparar el pasado de la fie- bre amarilla y el presente con su profilaxis perfec- ta.

No acumularé más razonamientos para demostrar que nada es nimio ni carece de importancia cuando va dirigido a fines elevados. Que los actos todos del ciudadano que se realizan con propósitos de equidad y de justicia, redundan en beneficio de la patria que es el resumen de todas las actividades de aquél, del mismo modo que la ciencia, recogiendo todas las pal- pitaciones de un ¡país y encauzándolas en el sentido de su prosperidad, engrandece sus instituciones y evita el desequilibrio de las fuerzas vitales que tan- tos males acarrea, y si es la guerra una de estas ma- nifestaciones, surge el desastre tanto más enorme, cuanto mayor es el territorio de la patria y más nu- merosos los elementos de que dispone.

Por fuerza, en atención a la brevedad del tiempo que me otorgan las cireunstancias, apenas si he es- bozado el tema que me proponía desarrollar, ¡pero por lo menos he fijado la atención de los que me es- cuchan respecto de su importancia y de la utilidad

.

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de no apartar de nuestro ser un solo momento el con- cepto de la patria que comprende la familia, el ho- ear y todo lo que de éste se deriva y el amor a la cien- cia que es una segunda religión y guía el entendi- miento por los ásperos senderos de la vida. La pa- tria y la ciencia, son la síntesis de la aspiración del ciudadano, como las exigencias de otras edades, de- mandaban la de Dios, Patria y Rey que no se exelu- ven, mutatis mutandas.

Esta Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales creada en tiempos pasados en medio de las nebulosidades de la colonia, por el egregio médico Dr. Nicolás José Gutiérrez, es una manifestación pura del concepto de la patria, y su consagración al estudio revela claramente, que fué la ciencia la que inspiró su pensamiento. Termino pues, proclamando una vez más, las excelencias del tera con cuyo im- perfecto desarrollo he molestado vuestra atención, que agradezco en lo que vale, y consagro por último, un recuerdo de este modo, al ilustre patricio que fun- dara esta Institución benemérita.

He dicho.

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MEMORIA DE LAS TAREAS REALIZADAS POR LA CORPORACION DURANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1918 A 1919

POR EL SECRETARIO DE LA MISMA Dr. Jorge Le-Roy y Cassá

(Sesión solemne del 19 de mayo de 1919.)

La vida de las colectividades lo mismo que la del ser humano, singularmente juzgado, experimenta una serie de modificaciones que la carecterizan en la evolución del tiem. Una y otra sufren los vaive- nes del medio que las rodea. Tumultuosa unas veces, tranquila y sosegada otras ocasiones, deslízase su existencia, obedeciendo ya a las influencias externas va a las internas.

Al trabajo sucede el descanso como a la vigilia su- cede el sueño, con el fin de reponer las pérdidas su- fridas por el rudo batallar, y también para preparar las nuevas jornadas a que están condenados, tanto el hombre como las colectividades que integra con su asociación.

No obstante, de la misma manera que en el orga- nismo humano hay órganos que no cesan en su cons- tante función hasta que se extinguen con la muerte, evidenciando así la vida del ser de que forman par- te, así también en las colectividades hay individuos que no cesan de producir, para evidenciar así la vida del organismo que integran.

Los nombres de esas nuevas Vestales que mantie- nen encendido el sagrado fuego de la ciencia, en este templo a ellas consagrado, son los que vamos a re- coger en estas líneas, en primer término para premiar

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su labor, luego para que sirvan de ejemplo y, por úl- timo, para demostrar que, si la inercia, la apatía o el desaliento han hecho presa en algunos, no por eso ha decaído el entusiasmo de los demás, de aquellos que estamos dispuestos a sostener la vida de nuestra querida institución, aun a costa de los mayores saecri- ficios.

Para no apartarme de la clasificación adoptada en las Memorias anteriores consideraré los trabajos realizados en este año académico en dos partes: los de orden puramente científico y los representativos de la vida interior y exterior de la Corporación.

TRABAJOS CIENTIFICOS

Como la gran pandemia de gripe que ha azotado a la humanidad desde el final de la más espantosa guerra que registran los anales de la historia no per- donó a nuestra nación; la Academia, atenta siempre a cuanto al bien público se refiera, se ha ocupado de manera especialísima de tan funesta enfermedad, y apenas iniciada entre nosotros trató de llevar al áni- mo de nuestros conciudadanos la tranquilidad nece- saria, perturbada por las noticias lanzadas a los vien- tos de la publicidad por los que, desconocedores de las manifestaciones clínicas de la enfermedad, supu- sieron que se trataba de una dolencia desconocida, y que los profesionales estábamos desorientados tanto en cuanto a su causa como en la manera de combatir- la.

Uno de los académicos más jóvenes, pero veterano en las luchas sanitarias el Dr. José A. López del Va- lle rompió, por decirlo así, fuego contra los prejui- cios propalados, y en un trabajo que tituló La EPIDEMIA ACTUAL DE GRIPE, demostró que no había

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motivos para la infundada alarma que se había esparcido entre los habitantes de nuestra República. pues ni era una enfermedad desconocida, ni produ- cía las victimas que se suponían, ni estábamos desar- mados para luchar contra ella.

En esa misma sesión presentó el Dr. Jorge Le-Roy unas NOTAS DEMOGRAFICAS SOBRE LA GRIPE EN LA HA- BANA, evidenciando con las cifras de las muertes causadas por esa enfermedad en los años transcu- rridos del siglo actual que no hubo ninguno sin que que hubiera causado víctimas, y que no había moti- vos que justificaran la alarma sembrada por la pren sa profana.

Para finalizar esa primera sesión, consagrada a esa enfermedad el Dr. Manuel Ruiz Casabó leyó un trabajo al que modestamente tituló NOTAS SOBRE La ACTUAL INFLUENZA PANDEMICA, en el que recordó los trabajos de Pfeiffer, descubridor del miecroor- ganismo productor de la gripe, y la comprobación del agente causal de esta enfermedad en su simbio- sis con los otros microbios productores de las com- plicaciones del aparato respiratorio; preparando con el Dr. Recio una vacuna mixta para combatir la enfermedad, basados en los progresos obtenidos por la bacterioterapia.

El Dr. José Pazos, que intervino en la discusión de este trabajo, dió a conocer interesantes estadísti- cas comparativas de diversos países azotados por la pandemia de los años 1889 y 1890. Invitado a usar de la palabra el Dr. Manuel Martínez Domínguez, lo hace en el sentido de los datos baecteriológicos, a pro- pósito de las dudas surgidas con motivo de la aceción etiológica del bacilo de Pfeiffer, que ¿l ha encontra- do en gran cantidad de esputos examinados.

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Con motivo de la discusión de los trabajos presen- tados se acordó dar a la publicidad las siguientes conclusiones propuestas por el Dr. Arístides Agra- monte v aceptadas por unanimidad por la Academia:

- 1*—Que la epidemia re:nante es perfectamente co-

nocida, tratándose de la influenza vera pandémica.

2'—Que hasta la fecha presenta la enfermedad en- tre nosotros caracteres de notable benignidad y

3—Que es perfectamente evitable por medio de prácticas que están al alcance del público y que se relacionan principalmente con la higiene personal.

Siguió siendo objeto de los trabajos académicos la epidemia que, cada vez con caracteres más marcados iba invadiendo las distintas regiones de nuestro país, y el Dr. Leonel Plasencia hizo una PRIMERA COMUNI- CACION SOBRE EL GERMEN CAUSAL DE LA PANDEMIA AC- TUAL, presentando un microorganismo por él deseu- bierto, al que llamó “bacilo influenza motilis”” y al que atribuía la causa de los casos actuales, presen- tando razonadas observaciones contra el bacilo de Pfeiffer y sus congéneres catarrhalis, pneumococcus, €, €. Esta comunicación promovió un animado de- bate en el que tomaron parte no sólo los académicos que de bacteriología se ocupan, sino también los que sin pertenecer a la Academia dedican sus estudios a tan importante rama de la ciencia, y de esa ma- nera pudimos tener la colaboración del Dr. Manuel Martínez Domínguez, que trató SOBRE LA BACTERIO- LOGIA DE LA GRIPE; del Dr. Alberto Recio, que se ocu- del EMPLEO DE LA BACTERINA ANTIINFLUENZA; del Dr. Féliz Hurtado quien trató SOBRE LA MORFOLOGIA Y ETIOLOGIA DEL BACILO INFLUENZA MOTILIS; del D». Leonel Plasencia, que nuevamente presentó una do- cumentada COMUNICACION FINAL SOBRE EL GERMEN

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DE LA ACTUAL PANDEMIA; Sin contar con las oportu- nas intervenciones en los debates que esos trabajos originaron, de los académicos Dres. Agramonte, Ruiz Casabó, Hernando Seguí, Torralbas, Rodríguez Mo- lina, Aballí, y de los Dres. Martínez Cañas, Grau San Martín, Venero y otros.

El Dr. López del Valle, de nuevo presentó unas OBSERVACIONES SANITARIAS SOBRE LA ACTUAL, EPIDEMIA DE INFLUENZA, las que fueron confirmadas por el Dr. Le-Roy, con las notas de lo que pudo observar al frente del servicio de griposos, que le encomendó la Secretaría de Sanidad y Beneficencia en el Hos- pital General Calixto García, en los momentos de mavor fuerza de la epidemia en nuestra capital; y en la última sesión celebrada trató igualmente el Dr. López del Valle de la forma de gripe estudiada ahora con el nombre de encefalitis letárgica, y que nada tienen que ver con la enfermedad del sueño producida por el tripanozoma inoculado por la mos- ca tse-tse.

Sin abandonar este campo fecundado de la diosa de la salud, el Dr. Jorge Le-Roy, presentó unas No- TAS DEMOGRAFICAS SOBRE LA HABANA EN 1918, re- cordando la memoria de nuestro primer demógra- fo, Dr Ambrosio González del Valle, y ocupán- dose de los interesantes problemas de los matri- monios, de los nacimientos, de los nacidos muertos y de las defunciones, comparándolos con los registra- dos en el año 1917. Terminó esas notas con un nue- vo llamamiento a los poderes públicos para que se levante un nuevo Censo de población; pero un Censo verdad, dirigido por hombres científicos que hagan de este instrumento estadístico, el más importante

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de todo país, lo que debe ser y no una grangería «po- lítica.

El Dr. Tomás V. Coronado, hizo una comunica- ción oral sobre los trabajos que había comenzado a realizar en su cátedra de higiene acerca del problema de LAS VITAMINAS, que mereció severa crítica de par- te del Dr. Agramonte.

El Dr. Juan Santos Fernández, se ocupó de la H1- GIENE DE LAS MUJERES Y LOS NIÑOS EN TAS GRANDES FABRICAS DE BUENOS AIRES a propósito dei folleto pu- blicado por la esposa del gran higienista argentino Dr. Emilio R. Coni.

El Dr. Francisco Etchegoyhen, presentó en la úl- tima sesión un trabajo acerca de la ACLIMATACION Y SU INFLUENCIA EN LA MEJORA DE NUESTROS ANIMALES DOMESTICOS; y en la sesión solemne retro próxima llevó la voz de la Academia en el discurso científico el Dr. Arístides Agramonte tratando sobre la IN- FLUENCIA DE LA EXPERIMENTACION ANIMAL EN LAS CIENCIAS MEDICAS.

* + *

La medicina legal este año no ha tenido más que dos asuntos que resolver, uno el de los honorarios cobrados por los médicos con motivo de los acciden- tes del trabajo; y otro relativo al exámen del corazón de un niño sacrificado en aras de las bárbaras prác- ticas de la brujería. Respecto del primer problema, el Dr. Jorge Le-Roy tuvo que hacer tres TASACIONES DE HONORARIOS, sentando la jurisprudencia médica basada en la nueva Ley de Accidentes del Tra- bajo y la tarifa acordada entre patronos y obreros, aprobada por el Colegio Médico y sancionada por el Gobierno. Los Dres. Tomás V. Coronado y Francis- co M. Héctor a su vez tuvieron que informar dos

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ocasiones cada uno a propósito de TASACIONES DE HONORARIOS impugnados por las Compañías; sien- do de lamentar el criterio estrecho, anticientífico y poco correcto que sustentan algunos letrados al tratar de asuntos que desconocen en lo absoluto, como puede observarse estudiando sus alegatos, y que si fueran aceptados sin una enérgica protes- ta conducirían al desprestigio, más que de la cla- se médica, como pretenden, al elevadísimo que siem- pre hemos creído debe adornar a los que abogan por los fueros de la justicia.

En tanto no se obligue a los que se dedican a la noble carrera del derecho a estudiar, aunque sea some- ramente, la medicina legal, tendremos el triste es- pectáculo que ofrecen algunos letrados que, desco- nocen hasta los rudimentos de las partes que inte- gran el cuerpo humano, y que, con una dialéctica impropia de la seriedad de la toga que visten, lo úni- co que evidencian es la ignorancia de asuntos que debieran conocer.

El otro asunto consultado, lo ha sido por el Sr. Juez especial de Agramonte, con motivo del crímen recientemente perpetrado, asesinándose a un tierno infante para utilizar su sangre en bárbaras prácti- cas de brujería; hechos que desgraciadamente vie- nen cometiéndose con una frecuencia impropia de un país civilizado, debiendo los poderes públicos to- mar severas y ejemplares medidas para evitar su repetición.

Intimamente ligado con la medicina legal está el trabajo remitido por el profesor Arthur Mac Do- nald, de Washington, sobre la ANTROPOLOGIA MILI- TAR, lleno de importantes datos, tanto más valiosos

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cuanto que se relacionan con el problema de la gue- rra mundial.

ES + *

En el terreno de la cirugía se han presentado tra- bajos por los especialistas rino-laringólogos y oftal- mólogos. Entre los primeros figura el Dr. Domingo Hernando Seguí tratando de un caso de HEMORRA- GIA GRAVE CONSECUTIVA A LA ABLACION DE VEGETACIO- NES ADENOIDES; y entre los segundos el veterano de la oftalmología, nuestro Presidente, Dr. Juan San- tos Fernández ocupándose de que LA LUNA NO PRO- VOCA LA CEGUERA NOCTURNA, combatiendo la errónea creencia esparcida con ese motivo entre algunas cla- ses sociales y tratando en otro trabajo del motivo DE LA REBELDIA DE ALGUNAS CONJUNTIVITIS. Á su vez el joven discíplo y sobrino del eminente oftalmólo- go, Dr. Francisco María Fernández ha presentado cuatro contribuciones: la primera acerca de la TU- BERCULOSIS OCULAR; la segunda sobre las INDICACIO- NES OPERATORIAS DE LA CATARATA UNILATERAL; la ter- cera sobre LAS CONJUNTIVITIS PROVOCADAS y la cuar- ta tratando de los SINTOMAS OCULARES DE LA TOXEMIA DEL EMBARAZO.

+ R *

La química ha servido para iluminar con sus ful- gores un interesante problema bromatológico y de salud pública; sirviendo al Dr. José A. Simpson pa- ra redactar su discurso de ingreso el estudio que lle- a cabo sobre EL ACIDO CIANHIDRICO EN EL PHASEO- LUS LUNATUS (frijol de Birmania), a propósito de un cargamento de esos granos importados en nuestra plaza, y que generan el terrible veneno al sufrir las manipulaciones culinarias indispensables para su

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consumo. Al discurso de este nuevo académico con- testó el Dr. Gastón Alonso Cuadrado, haciendo re- saltar los puntos fundamentales tratados por el re- cipiendiario en su discurso de recepción como aca- démico de número de la sección de farmacia.

La física contribuyó igualmente para que el Dr. Giuseppe Musso, inventor de la TELEFONIA SUBMA- RINA, en una sesión extraordinaria, expusiera los principios científicos en que hace descansar su in- vento. El Dr. Carlos de la Torre, en breve discut- so hizo la presentación de! profesor italiano, a quien la Academia brindó la oportunidad de dar a cono- cer las bases fundamentales de la trasmisión de la valabra hablada a largas distancias.

+ + *%

Entre los trabajos de otro orden figuran: el dis- curso leído por nuestro Presidente, Dr. Juan Santos Fernández en la sesión solemne anterior, que versó SOBRE LA CIENCIA; la MEMORIA DE LAS TAREAS REALI- ZADAS POR LA CORPORACION DURANTE EL AÑO ACADEMI- CO DE 1917 a 1918, redactada por el Dr. Jorge Le-Roy; la EXPOSICION BREVE A LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE SU ULTIMO VIAJE AL EXTRANJERO hecha por el Dr. Juan Santos Fernández; y las NOTAS NECROLOGICAS que el mismo dedicó a honrar lla memoria de LA ESPOSA DEL ACADEMICO FUNDADOR DR. ANTONIO DIAZ ALBERTINI, madre de nuestro compañero de los mismos nombres, y a participar el sensible fallecimiento del académi- co de número DR. MIGUEL SANCHEZ TOLEDO.

Cabe en esta ocasión consignar el cumplimiento de sus deberes de dos jóvenes académicos al presen- tar sus respectivos discursos de ingreso, dentro del plazo reglamentario, haciendo el Dr. José A. López -

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del Valle el ELOGIO DEL DR. ENRIQUE B. BARNET, su antecesor y el Dr. Luis Felipe Rodríguez M olina el ELOGIO DEL DR. ENBIQUE NUÑEZ, cuyo sillón ocupó. Al primero le contestó el Dr. Tomás V. Coronado y al segundo el Dr. Federico Torralbas, poniendo ambos de relieve los méritos indiscutibles de los nue- vos académicos.

Al cumplirse el tercer aniversario de la muerte del inolvidable sabio cubano, Dr. Carlos J. Finlay, la Academia celebró una sesión extraordinaria Cconsa- grada a su memoria, en la cual, después de una bre- ve alocución del Sr. Presidente, el Dr. Jorge Le-Roy hizo el ELocIo del egregio académico de mérito, re- corriendo las fases principales de aquella fructífera existencia consagrada a la ciencia y al bien de la hu- manidad.

- Entre los trabajos correspondientes al orden inte- rior de la Academia figuran: el informe de la comi- sión de glosa, emitido por los Dres. F. I. de Vildóso- la, J. P. Alacán y F. García Cañizares; el informe y balance de la Tesorería, presentado por el Dr. M. Ruiz Casabó; los informes emitidos 'por el Sr. J osé R. Villalón con motivo de los documentos presenta- dos por el Sr. Luis Morales al aspirar al sillón que dejara vacante la muerte del ingeniero Sr. Francis- co Paradela; del emitido con igual motivo por el Dr. J. A. Presno respecto del Dr. Luis Ortega, aspiran- do al sillón del Dr. Miguel Sánchez; del que presen- el Dr. M. Ruiz Casabó relativo al Dr. Raimundo de Castro; y por último del informe que presentaron ' los Dres. F. García Cañizares, J. Le-Roy y J. A. Valdés Anciano sobre la única memoria presentada en opción al Premio de Fisiología instituído por el

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Dr. Antonio de Górdon, con el lema “Excelsior” y que ha merecido el honor de ser premiada.

Ya que de premios nos ocupamos es doloroso con- signar que no se hayan presentado aspirantes ni al Premio del Presidente Gutiérrez ni al Premio Ca- ñongo en el concurso de este año, habiendo sido am- bos declarados desiertos. En cambio es grato el que se haya podido discernir el Premio Górdon, de Fi- siología, siendo esta la primera ocasión que ha podi- do premiarse un trabajo de fisiología en los largos años que lleva de existencia este Premio. Dentro de breves instantes tendremos el placer de publicar el nombre del autor premiado, que por esta cirecuns- tancia merece doblemente los plácemes de la Acade- mia y de todos aquellos que de tan importante rama de los conocimientos médicos se ocupan.

Respecto al movimiento ocurrido en el personal académico hay que hacer constar que han ingresado en la sesión del 11 de abril último, el Dr. Julio F. Ar- . teaga y Quesada como académico corresponsal; el Dr. Luis Morales y Pedroso como académico de nú- mero de la sección de ciencias; el Dr. Luis Ortega y Bolaño como académico de número de la sección de medicina, cirugía y veterinaria v el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller con la misma categoría y en la misma sección. Reciban tados ellos los parabienes de la Academia, que espera que sabrán hacerse acreedo- res al honor que se les ha conferido.

Per otra parte, ha pasado a la categoría de hono- rario, el Dr. Diego Tamayo y Figueredo, en virtud del artículo 16 del reglamento, permitiendo con ello el ingreso del Dr. Raimundo de Castro y no priván- donos de sus valiosos servicios científicos. Han fa- llecido dos académicos: el de número Dr. Miguel

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Sánchez Toledo, el día 11 de julio del pasado año y el de mérito Dr. Rafael Blanchard, en París, el 7 de febrero del presente. El Dr. Ortega, encargado re- glamentariamente del elogio del primero rendirá el tributo merecido a su memoria, y en cuanto al segun- do no faltará igual honor por parte de otro de sus compañeros; pues la vida de los hombres consagra- dos a la ciencia siempre es digna de alabanza y de recuerdo.

Este año ha correspordido la renovación de la Junta de Gobierno, siendo reelegidos, para el bienio 1919-1921 los mismos que venían rigiendo los desti- nos de la Academia. La nueva prueba de confianza que se nos ha dado por este medio nos obliga a*“redo- blar nuestros esfuerzos en pro de la querida insti- tución, y al dar por ella las gracias más expresivas a todos los señores académicos, podemos asegurarles que trataremos de corresponder al honor eonferido llevando a feliz término lo que falta por hacer para que nuestra biblioteca y museos llenen el fin para que fueron creados.

La Academia ha seguido prestando su concurso al Gobierno, cuantas veces lo ha solicitado, ya para in- tegrar Tribunales de oposiciones, ya para ayudar a las distintas obras de mejoramiento nacional, para las que ha reclamado su cooperación. Igualmente, co- mo en años anteriores ha facilitado los medios para que las sociedades científicas que se albergan en su seno puedan proseguir su obra, así como ha contri- buído a que el Ateneo, la Academia de Artes y Le- tras, la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, el Teatro Cubano, el Salón de Bellas Artes, France Amerique, 6%., puedan contribuir a la obra de cultu- ra patria que cada una de ellas desempeña.

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Al dar cima a mi discurso de la sesión solemne an- terior, hacía fervientes votos por que presto cesara la más espantosa guerra que ha asolado a la humani- dad. Al finalizar éste, los hago vehementísimos por que la paz iniciada se realice de manera perdurable y por el triunfo de la justicia y del derecho.

PROGRESOS DE LA FARMACIA Por el doctor José P. Alacán

(Sesión del 19 de mayo (de 1919.)

Un precepto reglamentario, que existe no sólo en esta Academia, sino que es general en las corpora- : ciones científicas, dispone que en esta fiesta solemne en que se conmemora el día en que aquel grupo de cubanos ilustres se unieron para fundar la Acade- mia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, uno de sus miembros levante la voz para dar a conocer los adelantos de la ciencia er una de las ramas en que esta corporación está dividida, y correspondiéndole este año a la Sección de Farma- cia, ha recaído la designación del que ha de llevar la voz de la Academia en el menos competente de los miembros de la expresada Sección de Farmacia.

Nunca como en este caso ha sido tan justificada la demanda de benevolencia que formular, pues la ari- dez de los asuntos propios de nuestra profesión, de una parte, y las deficiencias oratorias del que habla, de la otra, la necesitan a grandes dosis.

Los progresos de la Farmacia, que han sido mu- chos en estos últimos años, no sería posible darlos a conocer detalladamente, ni aun abusando de esa be-

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nevolencia que he solicitado, en una sesión de esta ín- dole, pero existe un libro de reciente publicación, que en breve será nuestro código oficial, que condensa todos estos adelantos y de allí voy a tomarlos, extrae- tándolos que es la única manera de poder cumplir mi cometido: me refiero a la IX revisión decenal de la Farmacopea de los Estados Unidos, que traduci- da ya a nuestra lengua por nuestro ilustre compañe- ro el Dr. Díaz está terminándose su impresión.

Voy a ocuparme, pues, de la IX Revisión de la Farmacopea de los Estados Unidos.

Al elegir este tema, me ha guíado, no solo el hecho de encontrar allí condensados todos los progresos que en estos últimos años han ocurrido en las cien- cias que tanto ilustraron con sus talentos Vargas Machuca y Barnet, sino dar a conocer también las excelencias de este Código Farmacéutico, que es también nuestro Código Oficial, por un sabio y jui- cioso acuerdo de nuestro Gobierno.

Para que no parezca una exageración asegurar que la mejor de las hasta hoy publicadas es la Far- macopea de que voy a ocuparme, daré a conocer li- geramente como se hizo ese libro en su principio, y como viene reformándose cada diez años; solo así es posible comprender cómo un libro redactado bajo esas bases y disponiendo de todos los elementos ne- cesarios, tiene que ser el imejor de su clase, y por eso ha sido elegido para ser oficial en Cuba.

En el año 1817 el Dr. Lyman Spalding tuvo la fe- liz idea de presentar un proyecto a la Sociedad Mé- dica del Condado de Nueva York en solicitud de la formación de una Farmacopea Nacional; el proyee- to fué bien acogido por aquella institución médica, asociándose a él, y nombrando delegados, dieciocho

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corporaciones médicas, y tres años después, en 1820, se publicó en Boston, en iglés y latín la primera Farmacopea Nacional.

No se disolvió la Convención General que culmi- con la primera Farmacopea Nacional, sin tomar antes el acuerdo de que en primero de enero de 1828 se distribuyeran por el Presidente, las citaciones pa- ra las elecciones de los delegados que habían de reu- nirse en Washington el día primero de enero de 1830. +

Desde entonces viene celebrándose cada diez años una Convención en aquella ciudad para el propio ob- jeto, variándose la fecha al constituirse la Conven- ción para la tercera revisión, que desde entonces es en mayo en vez de enero.

Es de notar como ha ido aumentando el número de delegados, como ha aumentado también el de corpo- raciones científicas en aquel país, de 18 que concu- rrieron a la formación de la primera Farmacopea Nacional, a 158 que se encontraban representadas cuando el 10-de mayo de 1910 se reunió en Washing- ton la Convención para acordar las bases y nombrar el Comité de Revisión que ha redactado el libro que hoy nos ocupa, con una asistencia de 307 delegados.

Debo hacer constar aquí, que en atención a que en aquella fecha era ya oficial en Cuba la Farmacopea de los Estados Unidos, la Universidad de la Haba- na fué invitada oficialmente para aquella Conven- ción.

Fué un acuerdo de aquella Convención nombrar un Comité de Revisión de 50 miembros elegidos en- tre los más notables representantes de las ciencias farmacéuticas de aquel país bajo la presidencia del inolvidable profesor Joseph P. Remington, una de

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las figuras mas notables que en las ciencias farma- céuticas han brillado en estos últimos tiempos.

Pero la obra que nos ceupa no ha sido solamente el producto de las observaciones y experiencias de esos cincuenta hombres que han venido y vienen de- mostrando su suficiencia en la cátedra y en los li- bros, en esa obra puede decirse que han colaborado todos los médicos y farmacéuticos de la Unión, por que aquel Comité ha oído siempre a cuantos le han hecho observaciones, y se ha comprobado en el labo- ratorio las observaciones hechas, para admitirlas o rechazarlas; de esto he sido testigo presencial, por circunstancias que no son del caso relatar, y he po- dido ver como cada una de las modificaciones hechas en algunas preparaciones, han sido minuciosamente estudiadas y cuidadosamente ensayadas.

No es por consiguiente extraño que una obra re- dactada en estas condiciones supere a las demás en cuya redacción no concurren este cúmulo de circuns- tancias.

Una reseña de cada una de las preparaciones en que a consecuencia de las experiencias de tantos no- tables se han introducido (que sería muy fácil hacer pero que no acometeré porque ello sería abusar de vuestra benevolencia ), nos lo demostraría claramente te; pero voy a mencionar algunas comparándolas con las otras Farmacopeas existentes, y Vds. harán el juicio.

El jarabe de ipecacuana, por ejemplo, que es muy usado, viene preparádose según este código far- macéutico, de la manera siguiente: se diluye el ex- tracto fluído de ipecacuana en agua previamente acidulada con ácido acético, se mezcla por agitación, y se deja en reposo por veinticuatro horas, se filtra

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después, se le agrega el azucar y por último el 10 por ciento de glicerina para ayudar su conservación; por la sola enunciación del procedimiento se cla- ramente la ventaja de él por lo racional y científico que resulta: si recordamos que los alcaloides a que la ipecacuana debe su actividad, la emetina y la ce- felina, necesitan para permanecer disueltos en medio acuoso, estar en estado de sales, (cloruros o aceta- tos), vemos como la adición del ácido chorhídrico primero en la preparación del extracto fluído, del que se parte para hacer el jarabe y la adición luego del ácido acético al preparar este, permiten que los alcaloides permanezcan en perfecto estado de diso- lución, así como la adición de la glicerina permite que se conserve inalterable por mucho tiempo.

Las Farmacopeas de Europa, con excepción de la Francesa, siguiendo los acuerdos de la Convención de Bruselas de 1902 ordenan preparar el jarabe con la tintura, la Francesa lo prepara aún disolviendo el extracto alcohólico en alcohol y adicionándole el ja- rabe, y de aquí la costumbre de los médicos que es- tudian en libros franceses, de adicionarle al jarabe un 10 por ciento de polvos de ipecacuana para asegu- rar su acción emética. .

Véase como de una preparación fácilmente altera- ble y de acción insegura, se ha llegado a obtener una preparación que se conserva indefinidamente conser- vando también inalterables sus propiedades.

El jarabe de lactofosfato de cal es otro ejemplo así como el yoduro ferroso y muchos más, de la aplica- ción ordenada y científica de los conocimientos far- macéuticos, pero sería interminable seguir cada una de estas preparaciones.

La aplicación de los adelantos de la bacteriología

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es otro de los progresos seguidos en este libro, no ya sólo dándole entrada y estableciendo los procedimien- tos de obtención y conservación de los sueros, sino que establece la esterilización de aquellos medicamen- tos que ya por el uso a que se destinan, como por la facilidad con que se alteran por fermentaciones que en ellos se producen, es necesario privarlos de bacte- rias, esporos y organismos vivos; y establece en ca- da caso, según la naturaleza de los distintos medica- mentos, el procedimiento apropiado para conseguir el objeto que se persigue, conservando intactas sus propiedades químicas y su acción fisiológica. Esto permite al farmacéutico no solo poder preparar en condiciones convenientes aquellos medicamentos que por ser aplicados por la vía hipodérmica, por ejem- plo, necesitan estar completamente desprovistos de cérmenes, sino que le permite conservar sin que al- teren aquellos otros que por la naturaleza de sus componentes sufren frecuente alteración a causa de desarrollarse en ellos determinados organismos vl- vos; un ejemplo de esto último tenemos en la solu- ción de citrato de magnesia, euyo procedimiento omi- to describir por no hacer demasiado extenso este tra- bajo.

La aplicación de los conocimientos de los tejidos de los vegetales y el uso del microscopio es otro de los adelantos que se observan en el libro que nos ocupa.

Recordaremos la época en que se aconsejaba al far- macéutico adquirir las drogas enteras para poder de este modo estar más seguros de su identidad y pu- reza, por entender que una vez reducidos a polvo re- sultaba imposible su identificación y enojoso el re- conocimiento de su pureza, que solo por medios quí-

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micos podía conseguirse necesitándose de operacio- nes más o menos largas y difíciles.

El conocimiento de que los elementos anatómicos que constituyen el tejido de las drogas vegetales no se destruyen ni se alteran por la pulverización y que con el auxilio del microscopio y solo con él puede investigarse la naturaleza de cualquier polvo vege- tal, ha sido tomado en consideración y aplicado por la Farmacopea de los Estados Unidos exigiendo en cada caso la presencia de aquellos tejidos y de su contenido que nos dan claramente a conocer la na- turaleza de cada una de las drogas de orígen vegetal.

Estudia metódicamente primero la composición del tejido de modo de poder buscar luego en el polvo aquellos elementos que el mieroscopio nos ha mostra- do en el primero, así pues en la raíz de acónito, por ejemplo, nos dice: “Vistas al mieroscopio las seecio- nes transversales hechas cerca del medio de la raíz tuberosa de acónito, presentan una capa exterior formadas de una o más hileras de células con pare- des pardo-negruzcas; una corteza primaria con ocho o quince hileras de células parenquimatosas y entre- mezcladas con células pétreas características, las cua- les se presentan aisladamente o en pequeños grupos; endodermis más o menos modificada; una corteza secundaria formada principalmente de parénquina que contiene fécula entremezelada con unos cuantos haces pequeños fibro-vasculares; cambium caracte- rístico y de forma más o menos estrellada, contenien- do de cinco a doce haces fibro-vasculares colaterales; v una médula compuesta de grandes células paren- quimatosas que contienen fécula?”.

El polvo es pardo-erisáceo; los granos de fécula numerosos, esféricos, algo plano-convexos, sencillos

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o compuestos de dos a cinco, individualmente los gra- nos tieren de 0.003 a 0.015 mm. de diámetro y fre- cuentemente con una hendidura central; las trá- queas en su mayor parte con poros sencillos que se- mejan aspilleras algunas veces con engrosamientos espirales o reticulados o con poros con rebordes; cé- lulas pétreas sencillas, tabulares, de forma irregular o prolongadas como fibras, de 0.1 a 0.4 mm. de lon- gitud, paredes de 0.008 a 0.025 man. de espesor, fuer- temente lignificadas y con poros sencillos grandes; pocos fragmentos de corcho pardo-amarillentos; nu- merosos fragmentos de parénquima con células lle- nas de granos de fécula; pocas fibras textiles de los tallos, muy largas, con paredes lignificadas y de 0.005 mm. próximamente de espesor, y marcados por poros transversos u oblicuos y como hendidos.

Esto permite al farmacéutico poder adquirir las drogas ya pulverizadas evitando así la operación enojosa y difícil de reducirlas a polvo para la prepa- ración de las Tinturas y Extractos Fluídos, pues esta operación practicada en gran escala con molinos o morteros apropiados, permite obtener un polvo de grueso uniforme, con economía de tiempo y trabajo para el farmacéutico.

En atención a la dificultad de establecer una nor- ma para ciertas preparaciones de virtudes heroicas en que no han podido fijar ensayos químicos satis- factorios, se ha introducido en la revisión que nos ocupa de la Farmacopea de los Estados Unidos el ensayo biológico. Estas drogas son, el cannabis, el acónito, la digital, el estrofanto, la escila y la glán- dula suprarrenal, utilizándose para la primera y la última el perro, el curiel para el acónito, y la rana

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para las que actúan sobre el corazón: la digital, el estrofanto y la escila.

Dada la importancia que esta materia tiene y su novedad, voy a dar a conocer los procedimientos de ensayo en cada caso.

CANNABIS

El ensayo del cannabis y sus preparaciones ha constituído un precepto y está basado en el hecho de que esta droga produce determinados síntomas de incoordinación funcional muscular. El método con- siste en determinar la dósis de la preparación que se va a ensayar la cual produce estos síntomas de in- coordinación funcional en los perros y después fijar su concentración por comparación con una prepara- ción tipo.

Perros.—Los animales difieren considerablemen- te en su susceptibilidad para la droga y por tanto es mejor hacer ensayos preliminares sobre varios pe- rros con dosis habitualmente usadas y elegir de en- tre ellos los animales que reaccionen fácilmente a la acción de la droga. Por regla general los fox-terriers sirven muy bien para este fín, pero un perro cual- quiera puede que sirva. Es mejor disponer por lo me- nos de dos perros para cada ensayo pero si se han de examinar muchas muestras se necesitarán más pe- rros. Estos deben tener un año de nacidos por lo me- nos y estar en salud normal y conservarse en las me- jores condiciones sanitarias. Pueden emplearse re- petidamente para el objeto, pero no a intervalos me- nores de tres días. Cada serie de ensayos debe rea- lizarse por la misma persona, quien debe estar fami- liarizada con las peculiaridades de cada animal pa

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ra que pueda conocer con mayor seguridad las menu res desviaciones de su estado normal. Mientras las pruebas se estén realizando los animales deben con servarse en habitaciones perfectamente tranquilas, libres de disturbios y separados de modo que no pue: dan verse entre sí.

Preparación de la droga.—La droga puede darse más convenientemente en la forma de extracto fluí- do, administrado en cápsulas gelatinosas o el extrac- to en forma de píldoras blandas; pero cualquier for- ma que se elija debe emplearse por igual para la pre- paración tipo y para la que se va a ensayar.

Antes de administrar la droga el animal debe es-

tar sin alimentarse por veinticuatro horas con obje- to de apresurar la absorc:ón. Teniéndole sujeta la cabeza, se le abre la boca y se le coloca en la parte posterior de la lengua la cápsula o pítdora. Generalmente la droga se traga con facili- dad cuando se da de este modo, pero esto puede faci- litarse dando de beber al animal una pequeña canti- dad de agua.

Ensayo.—A uno de los perros se le da una dósis media de la preparación conocida o tipo y a un se- gundo perro una dósis igual de la preparación que se va a valorar. Después de una hora se observan los dos muy cuidadosaments para ver si presentan sín- tomas de incoordinación muscular. Esta incoordina- ción se manifiesta de distinto modo en diferentes animales, pero en pequeñas dósis se presenta más frecuentemente por ligeras oscilaciones cuando el animal está parado tranquilamente, o por alguna ataxia cuando corre. La observación puede hacerse con frecuencia durante la segunda hora que sigue a la administración de la droga.

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Los resultados obtenidos del primer ensayo deben confirmarse después de un intervalo de tres días por lo menos, repitiendo la administración pero invir- tiendo el órden, esto es, dando la droga de concentra- ción conocida al perro al que se administró antes la concentración desconocida y viceversa.

En los subsecuentes ensayos que se lleven a cabo, la dósis de la preparación de concentración descono- cida se modifica hasta producir síntomas similaros a los producidos por la preparación tipo. Si la que se a ensayar es de concentración menor que la pre- paración tipo, debe aumentarse su dósis, y, si es de concentración mayor, disminuirse hasta que se en- cuentre que las dosis respectivas son equivalentes. Los perros pueden emplearse por largos períodos le tiempo aun por algunos años, pero a veces tienen que abandonarse porque en algunos casos parece que tiempo aun por algunos años pero a veces tienen que nerse en pié. A veces se llega a un grado de toleran- cla tal que se necesita emplear dósis mayores.

Norma o tipo.—Como no hay substancia químic: de composición definida que pueda adoptarse como tipo o norma, un extracto fluído o un extracto pilular Cannabis cuidadosamente preparado y conservado apropiadamente puede utilizarse con este fin. Un extracto fluído tipo, producirá incoordinación cuan- do se administre a los perros en la dosis de 0.03 milg. por cada kilógramo del peso del cuerpo del perro, producirá síntomas análogos y para una tintura tipo se requiere una dosis de 0.3 milg. por cada kilógramo del peso del cuerpo del perro.

42 . ANALES DE LA

ACONITO

El método para el ensayo fisiológico del acónito depende de la determinación de la dosis mínima letal para los conejillos de Indias (Cavia Cobaya).

Método.—Los conejillos de Indias que se utilicen deben ser de un tamaño medio y no muy grandes; preferentemente de 250 a 350 gramos de peso y en condiciones saludables.

La droga puede administrarse en la forma de ex- tracto fluído, extracto o tintura, la cual en la prue- ba preliminar puede inyectarse subcutáneamente en una serie de conejillos de Indias en dósis de límites suficientemente amplios. Si es el extracto el que se a valorar, debe disolverse en suficiente cantidad de disolvente para producir una preparación líqui- da antes de la inyección. Los animales después de inyectados se colocan en jaulas y después de la obser- vación (doce horas) se toma nota de los vivos y de los muertos.

Después de este ensayo preliminar, los límites de las dósis para una segunda serie de animales se es- trecha y si fuere necesario todavía corfirmar los pri- meros resultados, pueden inyectarse series adiciona- les hasta que se encuentre la dósis mínima letal para los conejillos de Indias.

Norma o tipo.—Una preparación satisfactoria del extracto fluído de acónito debe matar conejillos de Indias cuando se da en dosis de 0.00004 milg. por gra- mo del peso del cuerpo del animal: una tintura de acónito satisfactoria debe resultar fatal para los co- nejillos de Indias cuando se da en dosis de 0.0004 milg. por cada gramo del peso del cuerpo del animal, y un extracto de acónito satisfactorio debe tener una do-

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sis mínima letal no mayor de 0.00001 gmo. ¡por ca- da gramo del peso del cuerpo.

DIGITAL, ESTROFANTO, ESCILA.

Para los miembros de la serie de la digital se re- comienda el método llamado de ““rana por hora”. Este método consiste esencialmente en determinar la dósis de una droga o preparación que ¡pueda lle- var el corazón de una rana de tamaño normal a una inmovilización sistólica en el espacio de una hora. El método se practica como se describe mas abajo; to- das las medidas se realizan en el mismo grado de exactitud empleado en las determinaciones químicas cuantitativas ordinarias.

Ranas.—Las ranas que se emplean en un ensayo deben estar saludables y ser de la misma especie. Las que se obtienen más comunmente en los Estados Uni- dos son las ranas del césped ordinario (Rana viri- dis o Rana pipens). Aunque la dósis para una rana se estima de acuerdo con su peso, es mejor emplear las de un tamaño corrientemente uniforme, siendo el peso más convenientemente para tales trabajos de 15 a 25 gramos.

Conservación.—Antes de usar las ranas deben con- servarse en tanques hechos en una habitación fres- ca preferentemente donde la temperatura no se ele- ve por encima de 15” €. El fondo de los tanques debe cubrirse con agua corriente y si no hubiere agua co- rriente, puede emplearse agua estancada si se cam- bia de dos a cuatro veces al día. Una hora antes de que las ranas tengan que emplearse para un ensayo, debe llevarse al cuarto operatorio un número sufi- ciente de las mismas, cada una de las cuales se pesa

44 ANALES DE LA

con exactitud de 0.1 gramo y se coloca en una jaula o envase individual de alambre y todas ellas en un tanque que contenga agua hasta una altura de 1 em. próximamente (media pulgada) la cual se mantiene durante el procedimiento de ensayo a una tempera- tura uniforme de 20” C. El mantenimiento de una temperatura uniforme a la cual se realizarán todos los ensayos de los miembros de este grupo, es impot- tante porque la susceptibilidad de las ranas difiere muy considerablemente a temperaturas distintas.

Dosificación. —Después de pesadas las ranas como se ha deserito, las dosis que se han de dar se calculan conforme a sus pesos y se miden en vasitos cónicos de vidrio por medio de una pipeta finamente gradua- da. La dósis de la preparación que se va a inyectar, será en cantidad tan uniforme como sea posible y no debe excederse de 0.015 milg. por cada gramo de peso del cuerpo de una rana. Los miembros de la serie de la digital pueden ensayarse en concentración, o de extracto fluído o de tintura, diluídos con la canti- dad de agua necesaria para obtener el volúmen de la dósis. Si en una preparación después de diluirla la cantidad de alcohol es mavor del 20 por ciento, aque- lla debe someterse a una evaporación cuidadosa y a una dilución subsecuente con una solución acuosa que contenga 0.7 por ciento de cloruro de sodio, has- ta que el volúmen original se restablezca y el alcohol contenido no esté en un tanto por ciento mayor del mencionado más arriba. Es siempre mejor tener uni- forme el contenido en alcohol en las diferentes pre- paraciones. Si se formare algún precipitado, debe agitarse la preparación que se va a ensayar cada vez que se mide una dósis.

Cuando las dósis estén listas deben inyectarse en

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el saco de la linfa anterior del animal. Esto se hace por medio de una pipeta de vidrio que termina en una punta fina. La rana se mantiene acostada sobre el dorso, en una mano y en la otra la pipeta que contie- ne la droga, se abre la boca de la rana con la punta de la pipeta evitando cuidadosamente la lengua, se hace una punción en el suelo de la boca y la punta de la pipeta se introduce entonces en el saco linfáti- co anterior de la rana. El contenido de la pipeta se hace entonces entrar en el saco, bien por gravedad o soplando suavemente si fuere necesario. En el últi- mo caso debe tenerse cuidado de no introducir aire en el saco ni de pinchar la piel. Entonces se vuelve el animal a su jaula en el tanque, la temperatura del cual se mantiene, como queda dicho, a 20” O,

Pasada una hora de la inyección se mata cada ra- na destruyendo el cerebro y la médula espinal y se descubre el corazón para examinar sus condiciones. Para que la reacción final sea correcta, el ventrícu- lo debe estar en inmovilidad sistólica y las aurículas dilatadas ampliamente.

Siguiendo a una estimulación mecánica, pueden tolerarse contracciones débiles en las aurículas y con- tracciones locales en el ventrículo, pero no una con- tracción general.

Si cuando el corazón de un animal se descubre pa- ra su exámen se encuentran restos de la droga inyee- tada sin absorber en el saco de la linfa, ese animal debe desecharse y no tenerse en cuenta para los re- sultados obtenidos. Ocurre algunas veces que en una gran serie de ranas una de ellas resulta respecto de las otras una excepción en cuanto a aumento o dis- minución de la susceptibilidad para la droga. Ese animal también debe descartarse.

46 ANALES DE LA

Después que se ha practicado el ensayo ¡primario o de prueba y se ha determinado la concentración apro- ximada de la preparación, se inyecta una segunda serie de ranas de igual manera, empleando dosis cu- vos límites son considerahlemente más estrechos que los de la primera serie. Una tercera y aun una cuarta serie de inyecciones puede hacerse necesaria para confirmar los resultados primitivos. La dósis encon- trada de este modo se compara entonces con la do- sis de una preparación tipo la cual ha sido determi- nada de una manera análoga sobre otra serie de ra- nas del mismo lote. De esta comparación puede de- terminarse apropiadamente la concentración de la preparación desconocida.

Se hace necesario emplear una preparación tipo por el hecho de que las ranas, en distintas estacio- nes del año, difieren en susceptibilidad para los miembros de la serie de la digital. La susceptibilidad se determina por el uso de una solución de ouabaí- na como norma o tipo que se inyecta en dósis apro- piadas en una serie de ranas para determinar así su resistencia. La concentración necesaria de una pre- paración desconocida puede calcularse de la dósis en- contrada actualmente por la proporción entre la dó- sis tipo de ouabaína y la dósis de ouabaína necesaria para producir la muerte. Así:

Dósis tipo de ouabaína : Dósis encontrada de oua- baína : : Dósis tipo de la droga que esté ensayada Dósis necesaria de la droga desconocida.

La dósis de tipo de ouabaína es 0.0000005 por cala gramo de peso del cuerpo de la rana.

La dosis tipo de la tintura de digital que corres- ponde es 0.006 milg. por gramo del peso del cuerpo de la rana.

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Si desde luego, en una serie determinada de ranas se encuentra que la resistencia a la ouabaína se au- menta de modo que una dosis de 0.00000075 gmo. es necesaria para detener en una hora el corazón en sís- tole, la dosis de tintura de digital tendrá que au- mentarse también a 0.009 milg. y la dosis actual en- contrada calcularse por ésta en lugar de hacerlo por la dosis tipo 0.006 milg. Por ejemplo, en ranas que presentan la resistencia aumentada como se indica más arriba, si la tintura que se examina da por el en- sayo 0.018 milg. por gramo del peso del cuerpo, tiene la mitad de la concentración.

Tipos o normas.—Los tipos adoptados son como si- gue:

Gramo o milg. por ea-

da gramo de peso del cuerpo de rana.

ss tano de ONADaÍna +... ocación > 0.00000005 Digital: rojas: Gemstintura)l untar da 0.0006 Mevracio:tiilido- 02 ao 0.0006 DT NI A A O 0.006 Estrofanto: Semilla (en tintura) ..........0. 0.000006 MIOS O PUB 0.00006 Escila : Escila desecada (en tintura) .... 0.0006 ELO ICO a ICO 0.0006 EE O CNA A os LS td 0.006

GLANDULA SUPRARRENAL

El ensayo de los productos de la glándula supra- rrenal se practica por medio de una comparación del aumento de la presión de la sangre producido en un :

48 ANALES DE LA

perro por una inyección de una preparación acuosa de la glándula, con el producido por una solución de concentración conocida de levo-metilamino-etanol- catecol (C* H* NO?.)

Solución tipo.—Prepárese una solución acuosa de levo-metilamino-etanol-catecol (1 en 1000), emplean- do suficiente ácido clorhídrico diluído, y con esta so- lución prepárese una segunda de la concentración de 1 en 100,000 añadiendo un milílitro de la solución original, (1 en 1000) a 99 mils. de solución fisiológica de cloruro de sodio; esta última solución debe pre- pararse recientemente para cada ensayo.

Prepárese una solución añadiendo un gramo de las glándulas suprarrenales desecadas y finamente pul- verizadas, que se van a ensayar, a 100 mils. de agua destilada que contenga 1 mils. de ácido clorhídrico diluído, déjese macerar esta mezcla por veinticuatro horas agitándola con frecuencia durante ese tiempo y filtrándola después por un filtro seco. Entonces queda lista para el uso.

Perros.—El animal, que debe ser de tamaño me- diano, se anestesia con un anestésico apropiado. Se prepara para las determinaciones de la presión de la sangre del modo usual, insertando una cánula apro- piada en una arteria carótida y ésta a su vez se conee- ta con un manómetro ordinario de mercurio. Se des- cubre la tráquea y se le inserta una cánula para que el animal pueda recibir respiración artificial duran- te el curso del experimento.

Se descubre la vena femoral en cada lado y se in- serta en cada una una cánula. Estas deben ajustarse con pedazos cortos de tubos de goma pequeños que sirvan para conectarlos con las jeringas inyectoras.

Deben tenerse listas dos jeringas de vidrio gra-

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duadas en 0.05 mils. una para usarla en la inyección de la preparación tipo y la otra en la preparación acuosa de la glándula.

Antes de hacer el ensayo, si se notara algún movi- miento muscular tal como tirantez, el perro debe re- cibir en inyección intravenosa una dósis suficiente de curare, pero esto no es necesario si el animal es- profundamente anestesiado. El perro debe recibir también una dósis suficiente de sulfato de atropina (de 0.001 a 0.002 gramos; para paralizar los vagos, esta parálisis se demuestra por estimación eléctrica.

El trazado de la presión de la sangre puede tomar- se mejor en un kimógrafo grande al que puede de- jarse correr desde el tiempo de la inyección hasta que haya pasado el punto culminante del aumento de presión, debiendo detenerse en ese momento.

Las inyecciones deben hacerse a intervalos regula- res y estos intervalos no deben ser menores de cinco minutos.

Teniendo ahora llena una cánula y una jeringa con la solución tipo preparada como se ordenó mas arri- ha, se inyecta un milílitro. El aumento de la presión de la sangre debe llegar casi al máximo, esto es, co- mo de 30 a 60 mm. y si se excediere de estas cifras, debe hacerse una segunda inyección de 0.5 milg. cin- co minutos mas tarde. Después que se haya logrado una dosis satisfactoria, puede inyectarse, con la se- gunda jeringa, un milílitro de la preparación acuo- sa de la glándula, en la vena femoral del lado opues- to. En las inyecciones subsecuentes puede aumentar- se 0-disminuirse esta dósis lo necesario, hasta que se encuentre una cantidad que la misma elevación de presión de la sangre que la dósis establecida de la solución tipo cuando las dos se dan en dósis alter-

50 ANALES DE LA

nativas. Cuando se determine esta relación, debe con- firmarse en el mismo animal haciendo la inyección en lados opuestos a aquellos en que se hicieron los primeros ensayos. Antes de hacer estos ensayos con- firmatorios es necesario lavar las cánulas muy cui- dadosamente antes de introducir las nuevas solucio- nes, la proporción de actividad encontrada entre es- tas dos soluciones puede confirmarse con inyecciones hechas con un segundo animal, empleando un nue- vo extracto acuoso de la glándula, preparado de la misma manera que el primero.

De los resultados obtenidos de este modo pasó de- terminarse la concentración de la preparación acuo- sa de la glándula, por cálculo, y expresarse en tér- minos que indiquen su relativa ROVIRA comparada con la de la solución tipo.

Norma.—Un gramo de Suprarenalum Siccum

equivale a diez ION de levo-metilamino-eta- nol-catecol,

DETERMINACIONES ELECTROLITICAS

Las determinaciones electrolíticas son otra de las adiciones a la Revisión que nos ocupa, y ello no podía faltar, para que el libro en cuestión respondiera a los adelantos de la época, estableciéndose métodos para la determinación del mercurio y el zine, orde- nando para ello un aparato electrolítico, formado principalmente de un amperómetro, voltámetro y reostato, conectados propiamente con la fuente de corriente, de un espiral de platino anodo y un me- canismo para la rotación del anodo.

La fuente de la corriente puede ser: o bien acumu- ladores, o cualquier otro sistema que permita la regu- larización del voltaje y del amperaje.

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El mercurio se determina en una vasija que contie- ne mercurio catodo. Esta consiste en un cilindro de vidrio de 6.5 cm. próximamente de altura y 5.5 em. de diámetro, en el cual hay, cerca del fondo, un alam- bre de platino fundido y contiene de 50 a 60 gramos de mercurio ¡ppuro. El alambre de platino debe estar en contacto con el mercurio. Para la determinación del zine se emplea una cápsula de niquel de 175 mils. próximamente de capacidad. También puede emple- arse una cápsula de platino sobre la cual se ha depo-- sitado previamente una capa delgada de plata o eo- bre.

Cloruro Mercúrico Corrosivo.—Disuélvase de 0.3 a 0.4 gramos de la sal (pesada exactamente) en 10 mils. de agua destilada y pásese la solución a la va- sija catoda la cual ha sido previamente pesada con su mercurio metálico. Dilúyase el líquido con agua destilada hasta formar 26 mils. próximamente, añá- dase 1 mil. de ácido nítrico diluído en un volumen igual de agua y 10 mils. de toluol y pásese a través de la solución de 1 a 3 amperes y de 8 a 19 volts, re- volviendo el líquido por rotación del anodo con una velocidad de 500 a 600 revoluciones por minuto. Pa- sados 20 minutos cuando todo el mercurio se ha se- parado de la solución (lo que se investiga tomando algunas gotas de la solución y ensayando con sulfu- ro de hidrógeno), lávese con agua destilada, con el auxilio de un sifón y sin interrumpir la corriente hasta que ésta descienda próximamente a cero. Sepá- rese la vasija catoda, lávese el mercurio con alcohol, después con éter. Sepárese la mayor parte del éter remanente con papel de filtro, séquese después so- bre ácido sulfúrico en un desecador y pésese. El au- mento de peso en la vasija catoda representa la can-

'

52 ANALES DE LA

tidad de mercurio que existe en la porción tomada de la sal.

Mercurio Metálico, Oxido Mercúrico (rojo o ama- rillo), Mercurio con Creta y Solución de nitrato mer- cúrico.—Disuélvase en ácido nítrico una cantidad de la substancia exactamente pesada (1 es a 1) (mer- eurio metálico ú óxido mercúrico de 0.2 a 0.3 gra- mos en 1 mil; mercurio con creta de 0.6 a 0.8 gmo. en 2.5 mils.; la solución de nitrato mercúrico de 0.5 a 0.7 gmo. con 0.5 milg. de ácido nítrico añadido), trans- fiérase la solución a la vasija catoda la cual ha sido previamente ¡pesada con su mercurio metálico y di- lúyase con agua destilada hasta 30 mils. próxima- mente. Electrolícese la solución de la manera deseri- ta en el párrafo titulado Cloruro Mercúrico Corro- sivo usando una corriente de 1.5 a 2 amperes y de 7 a 10 volts.

Mercurio Amomacal, Calomel, Salicilato Mercúri- co, Yoduro Mercúrico Rojo, Yoduro Mercurioso Amanrllo.—Introdúzcase la substancia exactamente pesada (de 0.5 a 0.6 gmo. de mercurio amoniacal o de calomel; de 0.7 a 0.8 gmo. de salicilato mercúrico o de yoduro mereurioso amarillo; de 1.0 a 1.2 gmo. de yoduro mercúrico rojo) en la vasija catoda, pprevia- mente pesada con su mercurio metálico, añádanse 10 mils. de solución de sulfuro de sodio (preparada di- solviendo 50 gramos de sulfuro de sodio cristalizado en suficiente agua destilada hasta medir 100 mils.) y disuélvase por agitación hasta donde sea posible, dilúyase la mezcla con agua destilada hasta 30 mils. próximamente y pásese por la solución una corriente de 2 a 3 amperes y de 7 a 10 volts por treinta minu- tos (o hasta que unas gotas del líquido no den pre- cipitado ni coloración negros cuando se calienten

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suavemente con unas gotas de solución concentrada de cloruro de amonio), revolviendo la solución por revolución del anodo con velocidad de 500 revolucio- nes por minuto. Lávese el mercurio de la manera des- crita en el párrafo titulado Cloruro Mercúrico Oo- rrosivo, con la excepción de que antes de lavar con alcohol, se deje en reposo con 20 mils. próximamen- te de ácido diluído (de 2 a 3 por ciento) hasta que dejen de desprenderse burbujas. Un gramo de Mercurio equivale a:

- Gramos.

Mercurio Amoniacal, HeNH Cl........ 1.2566 Cloruro Mereurioso Corrosivo, Hg01l... 1.3535 Cloruro Mereurioso Dulce, HgCl....... 1.1768 Yoduro mercúrico Rojo, Hgl........... 2.2654 Nitrato Mercúrico, Hg (NO)... sv... 1.6189 Oxido Mercúrico (rojo o amarillo) Hg0. 1.0798 Yoduro Mercurioso Amarillo, HglT...... 1.6327 Z1NC

Introdúzcase en la cápsula pesada una cantidad de la sal exactamente pesada equivalente a 0.15 gmo. próximamente de zinc metálico (acetato de zine 0.3 gmo.; carbonato de zinc 0.23 gmo.; cloruro de zine 0.3 gmo.; óxido de zine 0.2 gmo.; fenol-sulfonato de zinc 1.2 gmo.; sulfato de zinc 0.6 gmo.; valerato de zinc 0.7 gmo.); disuélvase en agua destilada o en 10 imils. de ácido sulfúrico diluído (carbonato de zinc, óxido de zinc), añádanse de 30 a 35 mils. de solución de hidrato de sodio (20 ¡por ciento) y dilúyase con agua destilada hasta 20 milésimas próximamente; caliéntese la mezcla casi hasta el punto de ebu- Mición y electrolícese por treinta minutos con una corriente de 4 a 5 amperes y de 5 a 6 volts, revolvien-

54 ANALES DE LA

do la solución por rotación del anodo con velocidad * de 500 a 600 revoluciones por minuto. Sin interrum- pir la corriente lávese con agua destilada y con el au- xilio de un sifón el zine depositado hasta que la eo- rriente descienda a cero o próximamente a cero. Se- párese la cápsula, lávese el zine primero con aleohol, después con éter, séquese sobre ácido sulfúrico en un desecador y pésese. El aumento de peso de la cápsu- la representa la cantidad de zine que contiene el pe- so de la sal tomada.

Para determinar el zinc al estado metálico pésese exactamente 1.5 gmo. de metal, disuélvase con 40 mils. de ácido sulfúrico diluído, fíltrese la solución si fuere necesario; lávese bien el filtro con agua des- tilada y llévese el volúmen de la solución y de los la- vados hasta 100 mils. Mídanse 10 mils. de este líqui- do en la cápsula pesada y procédase como se ordenó más arriba.

Un gramo de Zine equivale a:

Gramos.

Acetato de Zine, Zn (C? H* 0*) 22+2H*0. 3.3570

Cloruro de Zine, Zn ON 22.0849

xido de Aimee, ALO <a e ÓN 1.2448 Fenolsulfonato de Zinc,

A CO ESOS. BO a 8.5011

Sulfato de Zine, Zn SO'+7H?0......... 4.3988

Valerato de Zine, Zn (C0*H*0”) 224+2H*0. 4.6436

Por último, utiliza también como medio de ensa- yo la desviación que sufren los rayos de luz al pasar: de una substancia transparente a otra, y establece los procedimientos que en dichos ensayos debe se- guirse, describiendo los distintos Refractómetros

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 55

que pueden usarse en cada easo, recomendando el de Abbe.

Establecido esto exige luego en los ensayos de los aceites esenciales por ejemplo, su índice de refrac- ción. :

+ Se ve, pues, por lo expuesto, que siguiendo las co- rrientes de adelantos científicos, no es la Farmaco- pea de los Estados Unidos un libro que colecciona una serie de fórmulas y ordena su preparación de una manera mas o menos empírica, es una verdadera Farmacopea, que utilizando cuanto se ha adelanta- do en cada una de las ciencias auxiliares a la Far- macia, lo ha recogido y adoptado, (que otra cosa no podía hacer grupo tan selecto de redactores), for- mando así un Código verdaderamente científico que honra a la Convención que lo produjo y al país que representa.

Surge ahora una pregunta, teniendo en cuenta que esta será al terminarse su impresión nuestra Far- macopea Oficial, como lo es aún la edición anterior.

¿Responde el Plan de Estudios de Farmacia a las exigencias de esta Farmacopea ?

Seguramente que no; el Plan de Estudios de Far- macia, que fué defectuoso desde su promulgación en 1900, no responde a las exigencias científicas de 1919; pero esto, como la necesidad de dotar a la Uni- versidad de material de enseñanza necesario, no son asuntos a tratar en este trabajo, eso corresponde a nuestro Poder Legislativo. Ya el Ejecutivo lo ha pe- dido en distintas ocasiones.

Y termino, señores, expresando mi gratitud a cuantos me han dispensado el honor de oirme.

56 ANALES DE LA

PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA 1920

A A A,

PREMIO DOCTOR SUAREZ BRUNO. Consis- tente en un diploma y la cantidad de tres cientos pe- sos moneda oficial, que se otorgará al mejor traba- jo que se presente sobre el siguiente tema: Plam de una campaña contra el paludismo en la República. Habrá además un accesit que consistirá en un diplo-

ma y la cantidad de cien pesos en igual moneda.

PREMIO CAÑONGO. Consistente en la canti- dad de doscientos cincuenta pesos moneda oficial que se otorgará al mejor trabajo que se presente sobre un

tema de libre elección.

PREMIO GORDON, (Fisiología.) Consistente en una medalla de oro que se otorgará al mejor traba- o que se presente sobre el tema: Glándulas de se-

creción interna. Sus funciones.

Las memorias de los que aspiren a los Premios se recibirán en la Secretaría de la Academia, calle de

Cuba 84-A hasta las seis de la tarde del 31 de mar-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 97

zo de 1920. Deben ser originales, inéditas, escritas en castellano, inglés o francés; remitirse en pliego cerrado y lacrado, con un lema en su cubierta y sin que por ningún indicio se pueda descubrir al autor. En otro pliego, también cerrado y lacrado, se envia- el nombre y el domicilio del autor, con el mismo lema de la Memoria en su cubierta.

A todos estos premios pueden aspirar los señores académicos.

En la sesión solemne del 19 de mayo de 1920, se efectuará la adjudicación de los Premios a los auto- res de las Memorias premiadas, destruyéndose en ese acto los pliegos que contengan los nombres de los no agraciados.

Las memorias presentadas, premiadas o no, serán

propiedad de la Academia.

58 ANALES DE LA

EN EL ESTADO ACTUAL DE lA CIENCIA ¿PUEDE DETERMINARSE DONDE RESIDEN LAS SENSACIONES DEL HAMBRE Y DELA SED? (+)

POR EL DR. JULIO F. ARTEAGA

1

Si la fisiología del hambre y la sed fuera meramen- te describir esos fenómenos, no habrían tenido los fisiólogos que confesar que hasta hace poco se igno- raba fijamente donde residen esas sensaciones.

Fácil es decir que el hambre es una sensación del estómago, y que la sed es otra de la garganta, pero eso es reducir a límites muy cireunseritos la cuestión y no debemos contentarnos con ello, Equivaldría a decir, que tan solo los seres que tienen estómago y garganta, pueden tener hambre y sed.

Johannes Miller y su escuela han situado la vida en la actividad de la célula, y por lo tanto, toda ma- nifestación biológica, inclusive las del hambre y la sed, son fenómenos de las células, y poco importa que sea una sola o un conglomerado de ellas, las que constituyan un organismo hambriento o sediento.

Admirable y maravillosa es toda la fisiología, pero de los problemas más interesantes de ella, los que se relacionan con el metabolismo celular son quizás, los más importantes. No se concibe que puedan hacerse estudios fisiológicos sin tener en cuenta los procesos metabólicos. La célula viva, y aun después de su muerte aparente, funciona; y es ese funcionamiento

(*) Trabajo premiado con la medalla ““Górdon y Acosta”” de la Academia de Ciencias dde la Habana, 19 de mayo 1919,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 59

lo que constituye su fisiología. Pero esa actividad funcional depende de varios factores, siendo el de los cambios nutritivos en el protoplasma celular uno de los más indispensables.

La particularidad de cada célula para apropiarse lo que le es útil, rechazar lo inútil, y arrojar de su interior lo innecesario o superfluo para ella, es el fenómeno que los fisiólogos designan con el nombre de ““metabolismo celular”. ;

La necesidad que tienen las células de ese meta- bolismo es la misma que dice el vulgo tiene el hombre para comer, “se come para vivir”. Así pues, todo or- ganismo viviente necesita para su mantenimiento, su desarrollo y hasta su reproducción, que las di- versas células que lo integran, tengan una composi- ción química adecuada y un estado físico especial. Se impone pues que las células para mantener ese equi- librio químico-físico dispongan de cierto material nutritivo, es decir, substancias alimenticias que al ser convertidas dentro del organismo, cumpliendo así la fase anabólica del metabolismo, sustituyan aquellos elementos del citoplasma, que por catabolis- mo hayan sido gastados. En otras palabras, que toda célula de un ser viviente para poder existir, exige nutrición, entendiéndose por este término no tan só- lo el fenómeno digestivo, que no es más que un ¡pro- ceso químico de simplificación de los alimentos, si- no que también incluye los fenómenos de absorción y los de asimilación de las substancias nutritivas, de aquellos elementos que finalmente han de ir a formar parte de las células.

Cualquiera alteración, tanto química como física en el protoplasma celular, debe ser motivo para que la célula sufra, aun cuando en esto puede haber sus

60 ANALES DE LA

excepciones, como por ejemplo en los cambios de for- ma de una célula: un leucocito sigue siéndolo, cual- quiera que sea la forma amiboidea que tome. Pero si a una célula viviente, por cualquiera causa, le falta su proporción normal de agua, sales o materia or- gánica, entonces la célula se resiente, por que se ve privada de elementos necesarios. Algo análogo suce- de también, cuando el estado físico de la célula es al- terado, pongamos como ejemplo, por cambios exage- rados en la temperatura de su medio ambiente.

Y es esa falta de uno o más elementos indispensa- bles a la vida celular, lo que a nuestro juicio, consti- tuye el hambre de la célula. De ahí que los fisiólogos antiguos nos hablasen de '“hambre de aire”? cuando realmente lo que deseaban decir era, que las células pedían, o tenían avidez por el oxígeno; de ahí, que los fisiólogos de hoy nos hablen de “hambre de nitróge- no”, o séase que las células exigen substancias pro- iéicas para evitar consumirse; y por último, que cuando falta el agua en los tejidos sobreviene la sen- sación de sed, qle: también pudiera definirse como “hambre de agua””

Cabe suponer por ed tanto, que la sed y de hambre son sensaciones producidas como resultados de fenó- menos metabólicos en el organismo, ya sea este ani- mal o vegetal.

En el reino vegetal y aun en los animales inferiu- res, las manifestaciones de la sed y del hambre son difíciles o casi imposibles de apreciar, y por eso se pudiera creer, que sed y hambre son sensaciones ex- clusivas de los individuos más elevados del reino ani- mal. Pero admitir este criterio sería tan absurdo co- mo si negáramos los cambios nutritivos, tan solo por que no los sentimos en el momento que se efectúan.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 61

Se trata simplemente de lo que Augusto y Su- ñer (1) en una conferencia magistral sobre “El Pro- blema de la Regulación Metabólica””, explicaba como una sensibilidad trófica y que generalmente es una sensibilidad inconsciente, pero que cuando deja de serlo se manifiesta bien como sequedad en la gargan- ta o bien como una angustia en el estómago.

Pudiera afirmarse que esos fenómenos conscien- tes son gritos de alarma que da el organismo, y que de no ser atendidos redundarían en perjudicial y has- ta muy funesta consecuencia para el propio organis- mo.

Verdaderamente el asunto que discutimos no es más que una fase de la regulación del metabolismo.

El por qué un organismo celular ha de conservar siempre su misma composición química es todavía un problema muy complejo, al igual que el de otras re- vulaciones fisiológicas.

No ereemos necesario tratar aquí de si la indivi- dualidad biogenética es un resultado peculiar de la composición química de cada uno de los organismos. Basta para nuestra discusión, que aceptemos como hay que aceptar, que a pesar de las diferencias de especies y de razas, las células que forman los tejidos de cualquier orgánismo son constantes en su compo- sición química. Podrá una célula en uno u otro mo- mento tener mayor o menor proporción de ázoe, de carbono, de hidrógeno, de agua u otra substancia, pa- ra así diferenciarse en su función de otras células, pero cualquiera que sea su composición en términos numéricos, no se alterará a menos que por defecto de alguna regulación fisiológica se vea privada de

(1) A. y Suñer. Anales de la Real Academia de Ciencias. Madrid, t. XXXVIT, p. 445-465.

62 ANALES DE LA

parte de sus componentes o quizás, recargados estos por exceso en el medio ambiente de la célula.

Además hay otro factor que merece citarse y es, que la célula está continuamente desintegrándose y al mismo tiempo reintegrándose. Por un lado hay desgaste y muerte, y por otro hay síntesis, construc- ción y vida.

Es esa composición química tan compleja y va- riada de las células lo que caracteriza fundamental- mente la individualidad de las mismas. En las defen- sas del organismo, en los fenómenos anafilácticos y de inmunidad, por ejemplo, las células mientras más disimilares sean en su composición de las del agente ofensor, mejor se defienden. Y esto lo vemos también cuando se practican ingertos heterogéneos: la dife- rencia de los plasmas histológicos es un obstáculo. Claudio Bernard decía que “cada ser viviente se de- fiende contra la materia que no sea igual a su pro- pia materia””. |

Para lograr esa apropiación de lo conveniente y también contribuir a rechazar lo ofensivo o innece- sario, se vale la naturaleza de lo que se llama “asi- milación específica”.

A este respecto opinaba Pfliiger, que la asimila- ción específica cambia no la composición, pero la materia; y no la estruetura ni su forma, pero se produce un desplazamiento energético.

La asimilación específica es un fenómeno, par el eual células de tan diferentes composiciones quími- cas y funcionamientos, como son por ejemplo, la neu- rona y la muscular, seleccionan sus elementos espe- : cíficos respectivos, circulantes en la sangre, sin per- judicarse mutuamente. La sangre es, pues, un factor para la asimilación específica, y se hace necesario

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que ella también esté sometida a las regulaciones metabólicas.

En efecto, la Sangre como se tiene sabido, es el medio interno por excelencia, para regular el meta- bolismo en los organismos superiores.

Por eso decíamos que la nutrición no era simple- mente el proceso digestivo, una simplificación de la molécula protéica, hidro carbónica o de cualquiera otra índole, sino que viene después la absorción y en- tonces, por el medio interno, la sangre, llegan esos elementos,. en formas asimilables, a cada célula del organismo.

La sangre en su misión de transportar tanto ma- terial de origen y finalidad diversos, es a Su vez sus- ceptible de alteraciones y para evitar grandes modi- ficaciones en su estado químico-físico, las cuales re- sultarían perjudiciales, tiene que gobernarse por al- gún aparato regulador; aparato que no es otro que el sistema nervioso con sus múltiples nexos.

Una prueba de esa notable relación entre la san- gre, las células y el sistema nervioso, la tenemos en la diabetes sacarina. Prescindiendo por el momento, de las diferentes y numerosas teorías que se han da- do sobre este estado, tenemos que un exceso de azú- car en las células induce la hiperglicemia y ésta, la glucosuria. Vemos aquí cómo la sangre trata de reco- ger el exceso de azúcar y luego se esfuerza en librar- se de ella. Todo esto se hace bajo el dominio del com- plicado mecanismo nervioso. |

Esa correlación entre distintas colectividades de células, no puede lograrse sino por la influencia ner- v10Sa.

Ya R. Turró (2) en su libro sobre los orígenes del

—.

(2) R. Turró, Orígenes del conocimiento. El hambre. Barcelona.

q —_—__——

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conocimiento demostró, que había una sensibilidad trófica no menos sabia que la sensibilidad externa, aun cuando muchos animales no se den cuenta de aquella.

Esa sensibilidad es también refleja, lo mismo que lo es la función secretoria de las glándulas digesti- vas, que nos describe .Pawlow (3) para demostrar la producción de los diversos Jugos digestivos a con- secuencia del apetito psíquico.

Pero para Turró la sensibilidad trófica no es siempre un estado inconsciente. En el momento en que los plasmas de los tejidos en que van a efectuar- se los cambios metabólicos. no son constantes en sus respectivas composiciones, o que las excitaciones que reciban por el influjo nervioso sean demasiado fuer- tes o prolongadas, entonces como bien se ha dicho ““Hraspasan del umbral de la conciencia y pasa de lo ignorado a lo conocido”, y sobrevienen las mani- festaciones del hambre y de la sed.

Hambre y sed no se manifiestan mientras el or- ganismo recibe su dosis normal de substancias nutri- tivas, pero al faltar ésta, las células afectadas se co- muniean con los centros nerviosos correspondientes, y estos a su vez se hacen sentir como hambre y sed, y aun podemos añadir, que la naturaleza en su me- camismo regulador del metabolismo es tan sabia, que hasta existe el hambre diferenciada, segúu sea la substancia nutritiva de que carezca el organismo.

La clave de todo esto nos la da y Suñer cuando dice: “esta sensibilidad trófica, al hacerse conscien- te, da lugar a la aparición de epifenómenos, que en

(3) Y. P. Pawlow. The work of the digestive gland. London. 1910.

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algunos animales son conscientes y en otros incons- cientes””.

De acuerdo con lo que dejamos dicho, debemos ad- vertir, que en el curso de este trabajo cada vez que digamos “hambre” debe entenderse como si dijéra- mos sensibilidad trófica de la célula, ya sea conscien- te o no; y cuando querramos referirnos a la sensa- ción consciente de esa sensibilidad trófica, nos vere- mos obligados, por falta de un buen equivalente en castellano (*) a decir, “las contracciones gástricas del hambre””.

II

Hechas las anteriores consideraciones como intro- ducción al asunto que tratamos de dilucidar siendo ellas las bases de estudio, examinemos aunque sea muy superficialmente la serie de organismos vegeta- les o animales con los que se demuestra, que nuestras ideas no carecen de fundamento y después pasare- mos a discutir la posibilidad de determinar dónde residen las sensaciones de la sed y del hambre.

Los individuos del reino vegetal, tanto los unice- lulares como los multicelulares, manifiestan .cambios metabólicos y especialmente, en la misión de fijar el carbono y eliminar el oxígeno. Cómo se efectúan esos recambios ya nos lo han explicado los botánicos y por esas explicaciones sabemos cómo las raíces, la corteza, las hojas y otras partes de las plantas se nu- tren para no perecer; y del mismo modo nos han de- mostrado el sufrimiento en esos organismos, cuando

(*) En inglés se valen de los términos *““hunger pains??” y ““hunger pangs?? para expresar la manifestación del hambre.

66 ANALES DE LA

les faltan las substancias nutritivas o tienen exceso de ellas.

Las manifestaciones de esa nutrición y de sus mo- dificaciones son bien numerosas y un ejemplo de ellas es, la acción absorbente que sobre la tierra ejer- ce la raíz de la piña (Ananas sativus); en este caso se dice que se agota de agua el terreno, a una profun- didad de más de un metro, a fin de que la fruta ob- tenga su gran cantidad de líquido.

Otra manifestación de nutrición la tendríamos, en la deficiencia de algún elemento de la célula ve- getal, como por ejemplo, en la falta de clorofila, esa substancia que obliga a las hojas a exigir del medio ambiente la energía que necesita la planta. Bien sa- bemos que la función clorofílica tiene por objeto la absorción de energía luminosa procedente del sol y transformando esa energía luminosa en energía ca- lorífica, descompone el anhídrido carbónico del aire. y fija el carbono que con los elementos del agua del medio interno de la planta. producen en ella los hi- dratos de carbono y se desprende el oxígeno que vie- ne a quedar libre en el aire. Pues bien, esa manifes- tación se puede observar en las hojas, cuando éstas se distribuyen de manera que les caigan de lleno los rayos solares.

En los casos citados han habido sensibilidades tró- ficas, aunque las plantas probablemente no las han sentido, es decir, no han tenido conciencia de que se han alterado las células. Es posible, que la sensibili- dad aludida se encuentre en el mismo protoplasma de la célula vegetal, pues no en halde decía Lanes- san: “En el animal como en las plantas, mono o plu- ricelulares, el protoplasma es quien respira, el pro-

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toplasma es quien se nutre, en una palabra, quien vi- ve y siente es el pprotoplasma.””

“Pero no se erea por eso, que a todos los individuos del reino vegetal les falta un mecanismo regulador, aunque este no sea exactamente tan complicado como el sistema nervioso de muchos animales. La Mimosa púdica, planta sensitiva, nos demuestra que en algu- nos vegetales hay ese aparato “nervioso?” aun que muy rudimentario. La Dionaea muscipula, planta insectívora, puede súbitamente con sus hojas, atra- par sus víctimas que han de servirle de alimentos y lo mismo cabe decir, de los tentáculos de las hojas de la Drosera, (4) otra planta insectívora.

Y lo que ocurre en las plantas bien puede suce- der en los animales inferiores desprovistos de siste- ma nervioso.

Los protozoarios, y especialmente la ameba, obtie- nen su alimento del medio acuoso en que viven, y sus curiosos movimientos en busca de lo nutritivo son bien conocidos y hasta se les ha visto sostener verda- deros combates para suplir sus necesidades de nu- trición.

De los metazoarios inferiores sabemos, que las es- ponjas causan a su alrrededor, corrientes repentinas que penetrando en el sistema de canales en su inte- rior, acarrean las materias nutritivas ya disueltas.

El Pilagia noctiluga y otros organismos de la mis- ma clase, poseen aparato nervioso aunque muy sen- cillo, por lo que es fácil aceptar en ellos, el hecho de la sensibilidad trófica y la acción refleja por el meca- nismo regulador; por lo tanto los movimientos exce- sivamente activos que se han observado en los póli-

(4) F. P. Hernández. *“Algo sobre digestión””. (Rev. de Med. y Cir. de la Habana, t. XV, p. 724.)

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pos, “las aguas malas”? (Physalia), cuando se les arroja algo alimenticio nos demuestran la posibili- dad de que sus células pueden tener hambre y sed.

Los invertebrados más superiores van teniendo un desarrollo más perfecto en sus respectivos sistemas nerviosos y se manifiestan mejor en ellos las necesi- dades nutritivas, incluyendo el hambre y la sed, pe- ro los insectos constituyen una clase muy especial, y no es raro que se pasen años sin alimentarse.

El cocuyo (Pyrophorus havanensis) y el camaleón (Chamaleo vulgaris) de México, son ejemplos muy conocidos de lo que dejamos dicho. Se dice que los in- sectos en el estado larval suelen tener un apetito voraz, probablemente por que durante ese período acumulan material nutritivo de reserva, para con- sumirlo más tarde, en la época del desarrollo ya completo del insecto.

Al tratar de estas peculiaridades en la nutrición de los insectos, no podemos dejar de citar un hecho que viene a demostrar, cómo ciertas funciones están relacionadas con el metabolismo. Nos referimos a la avidez o hambre celular que se manifiesta en la hem- bra del mosquito, cuando para la reproducción de su especie necesita chupar sangre caliente.

Es en los vertebrados donde mejor se pueden es- tudiar todas las fases del metabolismo celular, por que en ellos el sistema nervioso es más perfecto aun- que más complicado, que en los otros seres vivientes. Empezando por los peces, basta mencionar que a és- tos se les ha observado, en períodos de hambre, co- merse sus ovadas, y desde luego que hay más de ver- dad que de metáfora en la frase popular, “el pez grande se traga al chico”, pero es cuando le escasea o falta por completo el alimento.

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Un ejemplo del hambre diferenciada o la selección que puede hacer un organismo, de su alimentación, lo tenemos en ciertos anfibios que en el estado de re- nacuajos son acuáticos en sus aficiones alimenticias y luego, al convertirse en ranas, se alimentan de in- sectos exclusivamente.

Respecto a las aves, se ha notado, que con bastan- te frecuencia se comen la cáscara de sus huevos re- cién puestos, y hasta el huevo mismo, cuando nece- sitan de la cal y otros elementos que se encuentran en ese producto. Esto es una señal que al ave que tal hace, le faltan esos elementos, bien sea para el pro- pio desarrollo de su esqueleto, o lo que es más proba- ble, para formar la cáscara del huevo, si es una hem- bra, pues como sabemos, en la cimara calcárea del oviducto es donde el huevo viene a adquirir su en- voltura de cal. A esto le llaman los avicultores, el instinto de la gallina o del ave para procurarse la substancia mineral, que no hubo de encontrar en el alimento.

Es fácil observar todo esto en las granjas avícolas, así como otro hecho que se relaciona con la sed: las gallinas, tan pronto ponen el huevo se apresuran a beber agua, probablemente por que '“al dar el huevo pierden como unas dos onzas de materia, de las cua- les si bien la mitad es agua, el resto es albúmina, gra- sas y sales, que deben ser reemplazadas inmediata- mente.”” (5)

Hay otro hecho que debe citarse y es que el pollue- lo no necesita alimento en las primeras veinte y cua- tro horas de su vida, pues al nacer lleva consigo par-

(5) $. Castelló. Compendio de Avicultura, p. 58.

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te de la yema del huevo de que se alimentaba antes de salir del cascarón, y por su facultad de asimila- ción sigue nutriéndole, por lo que durante ese perío- do no tiene prisa en buscar alimentos. Pero transeu- rrido ese tiempo, comienza a sentir la necesidad de reemplazar las materias que ha perdido por el des- gaste fisiológico en sus células. Algo semejante a to- do esto ocurre también en el ser humano y otros ma- míiferos, en todos los cuales puede asegurarse que du- rante los primeros días viven a expensas de sus pro- pios tejidos, por lo que pierden peso mientras no lo- eran establecer el equilibrio metabólico.

Pero entre los mamíferos es donde, verdaderamen- te estamos acostumbrados a presenciar la evidencia de la sed y del hambre. Y además, para las demos- traciones experimentales nos valemos de estos indi- viduos para estudiar esas sensaciones especiales.

Orton (6) nos dice que se han hecho experimentos con perros recién nacidos, en los cuales se ha obser- vado que si se les destruía la masa encefálica, no por eso dejaban de mamar. Este impulso ciego en hacer algo muy fisiológico como es el nutrirse, al igual que los gatos, que al nacer carecen de la vista, nos prueba que la mente, el estado consciente, no es necesario para que un perro o un gato recién naci- do sepa cuándo y cómo ha de alimentarse.

De ciertos mamíferos adultos conocemos los rela- tos que de ellos se han hecho respecto al hambre, y así los lobos hambrientos al igual que otras fieras, abandonan sus guaridas y se arriesgan a perseguir y atacar a seres humanos, en extensos recorridos y

(6) Orton, Comparative zoology. Note 99, p. 388.

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aun dentro de las poblaciones, con tal de satisfacer sus necesidades nutritivas; con el mismo fin el co- chino salvaje desentierra los cadáveres o se come los animales pequeños, sin excluir a los niños; y por úl- timo, los perros y los gatos, cuando sufren hambre, suelen atacar las aves de corral.

A los animales les es más fácil satisfacer la sed que el hambre, por lo que resulta difícil, mencionar casos que evidencien aquella sensación. Sin embargo recordemos que Darwin contaba, que en algunas de las islas Galápagos no había agua y que las tortu- gas terrestres que allí habitan, lo mismo que las que se alimentaban «con cactus jugosos en los terrenos muy secos y áridos, no parecían tener sed. Pero es bien sabido que esa familia de reptiles es muy afi- cionada a tomar agua, y que algunas tortugas andan día y noche, a razón de 60 metros por hora, en busca de manantiales donde saciar la sed.

Y no es nada nuevo repetir, que casi todos los ma- míferos sedientos recorren largas distancias para en- contrar agua que beber, siendo el ganado vacuno uno de los ejemplos más conocidos.

Del caballo, que tiene en el olfato un sentido muy desarrollado, afirma Pycraft (7), que ““en los paí- ses áridos, algunos viajeros han debido no morir de sed al olfato exquisito de los caballos que montaban, que les ¡permitía descubrir el agua.””

Aplazamos para más adelante describir y tratar de explicar ambas sensaciones en el ser humano.

(7) “W. P. Pycraft. **Caballos, Asnos domésticos y Mulos'” (Seres vi- vos de la Creación, t. II, p. 208.)

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III

Cuando el genial pintor hubo de representar a la joven doncella en el momento en que colocaba uno de sus pezones mamarios entre los labios de su anciano padre encarcelado, probablemente el autor de esa pintura ignoraba que su concepción, además de re- presentar una hermosa manifestación de ternura fi- lial, demostraba una fase del metabolismo: la necesi- dad de satisfacer en el viejo organismo el hambre y ia sed, proveyendo un líguido sanguíneo que si no era del todo adaptable a las necesidades metabólicas del pobre preso, era sin embargo, tan ávidamente aceptado por éste como instintivamente le había si- do brindado por la joven. Es probable, que lo que se hubiera logrado de ser cierto el motivo fisiológico del cuadro, sería más bien calmar la sed que el ham- bre.

Es la sed, como dice Hédon (8), '“una sensación veneral debida al empobrecimiento de agua en los te- jidos, aunque esté principalmente caracterizada por la sequedad de las mucosas, bucal y faríngea, y que se calma por la aplicación de agua fría sobre estas mucosas. ?”

El fisiólogo citado no completa bien su descripción, pues debió de agregar, que la lengua generalmente trata con sus movimientos, de excitar las glándulas salivales para que produzcan secreción, y así aliviar la sequedad local de las mucosas vecinas. Hs impor- tante no omitir este detalle, porque como veremos más adelante hay cierta analogía entre las contrac-

(8) E. Hédon. Compendio de fisiología. Traducción castellana, págs.

82 y $3.

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ciones del estómago cuando se presenta el hambre y esta movilidad de la lengua en la sed. Ambos son actos reflejos y bastante constantes.

De los efectos principales de la sed, o mejor dicho de la pérdida de agua, especialmente en el ser huma- no se puede decir que son de importancia y según Herter (9), además de la sequedad de la garganta, hay un estado de postración acompañado de pérdida de peso, caída de la tensión arterial, aumento de ázoe en la orina, con disminución de ese líquido y por ul- timo elevación ligera de la temperatura del cuerpo. Esa elevación térmica sin embargo, ha sido estudia- da por E. Muller y otros, quienes le han dado carta de entidad nosológica designándola como “fiebre de sed””, y atribuyéndola especialmente en los niños pe- queños, a la hipo- alimentación debida casi siempre a trastornos digestivos.

Parecerá muy fácil calmar la sed si se acepta que es la falta de agua en el organismo, más no es siem- pre tan sencillo lograrlo. El mero hecho de darle agua en cantidad abundante a un animal sediento, no siempre calma la sed y la explicación de esto con- siste, en que a las células de ese animal no es agua. lo que les falta, sino algunos otros elementos o iones, pues no hay que olvidar que el agua que ingerimos sirve de vehículo a diversas sales solubles, que al ser puestas en contacto con los plasmas son absorbidas y asimiladas. ]

Fundándose en eso es que Ringer, Locke y otros fisiólogos al hacer sus soluciones vitales procuraron no tan solo hacerlas isotónicas sino también quími- camente parecidas a los plasmas, agregándole al agua, substancias fáciles de metabolizar.

9) C. A. Herter. Lectures on chemical pathology, p. 106.

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El procedimiento de proetoclisis de Murphy que consiste en una inyección muy lenta, en el recto gota a gota (“* a drip””), de una solución acuosa de subs- tancias salinas o de materia orgánica, como la glu- cosa, es otra prueba de lo dicho, pues la sed, ya sea de agua, de sales o de glucosa, se logra calmar de ese modo, como antes se lograba con grandes enterocli- sis, hipodermoclisis y transfusiones directas a la sangre por la vía venosa.

No insistiremos en la necesidad de que el agua pa- ra calmar la sed, deba contener cierta proporción de substancias salinas, pues hasta el vulgo conoce la di- ferencia que hay a este respecto, entre el agua desti- lada y el agua común: la primera no es tan eficaz como la segunda, por que a aquella le falta cierta cantidad de sales (10).

Bueno es hacer constar que la sed también se pue- de calmar, como sucede en los perros, sin necesidad de dar agua, y simplemente alimentándolos con carne, bastando el contenido de agua de ese tejido muscular para obtener tal fin.

Hay muchas especies de animales además de los perros, que no necesitan beber agua para vivir. Los caamas y los orix según Selous (11), se alimentan únicamente de yerbas y por eso quizás, “pueden permanecer mucho tiempo sin beber agua”. La gi- rafa, cuyo alimento principal es el que obtiene en las hojas, también prescinde de beber agua en mu- chos días.

Es probable, como ha observado A. E. Taylor (12),

(10% L. M. Cowley. ““Agua destilada en calidad de bebida” (Rev. de Med. y Cir. de la Habana, t. 1X, p. 246).

(11) F. C. Selous. ““Antílopes*? (Seres vivos de la Creación, t. II, p. 249).

(12) A. E. Taylor. Digestion and metabolism. 1912, pp. 483,

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que esos animales, al igual que el perro, eliminen po- ea o ninguna agua por la piel.

Se ha dado mucho énfasis a que la sensación de la sed se manifiesta por sequedad en las mucosas bucal y faríngea, deduciéndose de esto, que se trata de un fenómeno ¡puramente local. Poco trabajo cuesta ob- tener experimentalmente la sequedad de esas muco- sas, pero no por eso invariablemente sobrevendrá la sed; y por otra parte, cuando hay sed, con alguna humedad de las mucosas de las cavidades bucal y fa- ríngea, basta a veces introducir directamente agua en el estómago, en el recto o en la sangre y se calma la sed. Todo esto viene a confirmar, que la sed se ma- nifiesta localmente pero que en realidad esa mani- festación no es más que un reflejo, de una deficien- cia O avidez de nutrición en los plasmas de los te- Jidos.

Cuando a un animal sediento se le divide el esó- fago o se le mantiene una fístula gástrica, de mane- ra que por mucha agua que beba no logre calmar su sed, debemos de atribuirlo a una de dos probabilida- des: la una, que no había verdadera deficiencia de agua y de sales; y la otra, que la absorción no ha podido efectuarse a tiempo, y mucho menos la asi- milación.

La sed puede considerarse esencialmente fisioló- gica, como sucede en los niños recién nacidos; el llan- to de éstos hace suponer a las madres que existe el hambre o la sed y en efecto, cesa aquel tan pronto el niño ingiere el agua, por que la criatura tan pronto siente el líquido, tiene bastante conciencia para sa- ber que eso era lo que necesitaba y además, que parece que la absorción y la asimilación se llevan a cabo en los niños con más rapidez que en los adul-

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tos. Pero todo esto es una respuesta indirecta: a la pérdida por la eliminación de agua, debida a las nue- vas funciones del recién aparecido ser, corresponde el organismo con una demanda o exigencia, que has- ta que no se haya satisfecho permanecerá evidencián- dose a gritos o de otra manera de quejarse. Del mis- mo modo en los adultos que sudan mucho, la sed (pér- dida o deficiencia de agua en los tejidos,) se mani- fiesta por sequedad en las mucosas de la boca y fa- ringe.

Pero también hay sed patológica, como en los dia- béticos, en los hemorrágicos, en los diarréicos y en los coléricos. La polidipsia del diabético obedece a la necesidad de adquirir mayor cantidad de agua para disolver el exceso de glucosa y también, para diluir los productos intermediarios de la acidosis; la sed en las pérdidas de sangre, o en las de agua por la vía intestinal, es el resultado principalmente de que el organismo necesita restablecer su volúmen de agua. Ahora bien, no olvidemos que algunos de esos estados (la diabetes, la hemofilia, ete. ), son afeccio- nes en las cuales el ion cálcico está disminuído o ea- rente en absoluto, y por eso la ingestión de agua co- mún no suele ser suficiente para combatir la sed.

La sed también se manifiesta en muchos casos de envenenamientos y se debe al esfuerzo que hace el organismo dando agua de sus tejidos para que combi- nándose con el agente tóxico, se neutralicen o amino- ren sus efectos. Se trata pues, de una especie de des- hidratación interna, al igual que ocurre en los esta- dos edematosos, por retención de los cloruros.

La anestesia general producida por el éter, el elo- roformo y otras substancias volátiles, va también acompañada de sed, motivada no tan solo por la des-

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hidratación interna a que nos referimos al tratar de la sed en los envenenamientos, sinó también por la eliminación de agua, tanto por la vía cutánea co- mo por la pulmonar, que se observa en los anestesia- dos.

Esas combinaciones entre el agua del organismo y las substancias extrañas que se tiendan a neutralizar, tienen una analogía bien marcada con el siguiente hecho: cuando un mamífero se ve precisado a alimen- tarse con substancias muy saladas, sufre sed y re- curre a beber agua en gran cantidad, regulando así, según parece, la absorción y asimilación de tanta sal sin que ocurran pérdidas de agua en los tejidos. La misma explicación puede darse cuando los ali- mentos sean excesivamente dulces.

Hay estados patológicos en los cuales la sed es un síntoma prominente: en los tumores y especial- mente si son malignos, del estómago y del esófago. Aquí realmente se presenta una dificultad física, pues el agua bebida no logra pasar a los intestinos, que es donde ha de absorberse. Probablemente la proctoclisis de Murphy daría resultado en estos ca- sOs y para esa indicación, así como en cualquier obs- táculo a la deglución.

La sensación de la sed repetimos que es una mani- festación de la conciencia en el ser humano por lo menos; un reflejo, que comenzando en las células se continúa por el sistema nervioso y termina por se- quedad en la garganta. Demuéstrase esa acción re- fleja en aquellos casos en que la ansiedad, el temor, el asco, un susto o cualquiera emoción súbita, cau- san sequedad en la garganta por un fenómeno de in- hibición en las fibras secretorias de los nervios de las glándulas salivales. |

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Según Luciani (13), la adipsia o supresión de la sensación de la sed, es un síntoma funesto y que tan solo se presenta en los ¡ppreagónicos. Seguramente que esto no ocurre sino cuando el sistema nervioso se encuentra agotado y los actos reflejos abolidos, pe- ro esto contradice lo que decía Succi, el ayunador profesional, que en sus avunos voluntarios él verda- deramente no sentía la sed más que un par de días. Esta adipsia del ayunador, no podía atribuirse a un agotamiento nervioso, y a un trastorno pasajero.

Sin detallar el complicado mecanismo nervioso que regula la secreción salival, se puede decir que en Jos nervios gloso-faríngeos, el lingual y el facial, hay fibras que si se excitan. inician v aumentan la se- ereción de las parótidas, las submaxilares y las sub- linguales; que a las fibras del simpático no se les atribuye por los fisiólogos esa ¡propiedad y la de servir de freno a la secreción. Por lo tanto, la se- quedad de las mucosas de la boca puede ser un acto reflejo en el cual, la acción de las fibras del simpá- tico se sobreponga a la de los nervios secretorios.

No ignoramos que la parótida es la glándula sali- val que segrega mayor cantidad de agua y que bas- taría conocer sus excitantes secretorios, para lograr su abundante secreción y así combatir con éxito la sequedad de las mucosas bucales, pero esa glándula, y especialmente en el ser humano, no es la única que realiza ese papel y por lo tanto hemos preferido ha- hlar de los tres pares de órganos salivales en conjun- to.

Hemos dicho que se trata de un acto reflejo, pero para completarlo se necesita saber a donde van a pa- rar los impulsos aferentes y de donde proceden los

(13) L. Luciani. Fisiología dell'uomo. 1911, t. IV, p. 71-78.

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1d

eferentes. Ese centro directriz ha sido localizado en la médula oblongada, aunque su posición exacta no se ha podido precisar, pero se le supone en los nú- eleos de origen medular de las fibras secretorias del par facial y del par gloso-faríngeo.

La relación que en la médula oblongada tienen di- versos centros importantes es bien conocida, y no es de extrañar que el de la salivación y el de la sed tam- bién tengan sus conexiones mutuas. Diversos estados psíquicos como la vista o el pensamiento en algún manjar, o las náuseas que preceden al vómito, provo- can invariablemente la secreción de los jugos saliva- les. Y las excitaciones de los esplácnicos o de los neu- mogástricos también influyen de manera refleja, y seguramente por esos centros del bulbo raquídeo, en la cantidad y rapidez del jugo salival segregado.

Pero entiéndase bien que si es verdad que la se- quedad de la garganta puede ser interpretada casi siempre como falta de secreción salival, no quiere de- cir eso que haya sed (hambre de agua en las células). Y viceversa, puede haber esa deficiencia en las cé- lulas y las mucosas de la boca y de la garganta estar suficientemente humedecidas por las secreciones.

IV

Por lo expuesto hasta aquí se comprende que nos- otros consideramos la sed como una variedad del hambre, pero no deja de ser una fase de la regula- ción del metabolismo.

Antes de entrar a estudiar el hambre no está de más hacer algunas consideraciones sobre las peculia- ridadas metabólicas que ofrecen las diversas subs- tancias nutritivas en su relación con el hambre.

Las substancias nutritivas principales son : el agua,

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las sales, las proteinas, los carbohidratos y las lipi- nas (grasas y lipoides). (14) | - El agua constituye la mayor parte de cualquier or- ganismo viviente, y su deficiencia en el cuerpo hu- mano, por ejemplo, equivale casi a una sentencia de muerte.

Rubner según Lusk, ( (15) descubrió que si a un grupo de palomas privadas de alimentos, no se le daba agua tampoco, se morían al cuarto o quinto día; pero si a otro grupo también en inanición si se le da- ba agua vivían doce días. El agua pues, es esencial, cuando con ella se logra prolongar la vida.

Las reacciones químicas que en realidad vienen a constituir los procesos biológicos, se realizan en un medio acuoso, poseyendo los seres vivos una propor- ción de agua tan considerable que oscila en más de dos tercios de su peso respectivo.

El ritmo fisiológico, la síntesis y el análisis, o séa- se la asimilación y la desasimilación, el anabolismo y el catabolismo, no sería posible si los materiales cons- tituyentes de los tejidos no pudieran ser disueltos, v luego por osmosis y la actividad de las células lo- gran los recambios que sabemos existen en los plas- mas histológicos entre sí. z

El volumen de agua por si solo no es suficiente pa- ra efectuar el metabolismo, y se necesita que los lí- quidos de todo organismo tengan cierta constancia tónica dependiente de su concentración humoral; es decir, que ese medio interno de las células además de ser isotónica, aproximándose al de las células

(14) Cartes, Howe and Mason. Nutrition and clinical dietetics, 1917, p. 18.

(15) G. Lusk, The elements of the science of nutrition. 3d. ed. 1917, p. 70.

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mismas, tiene que tener cierto caudal mineral. Es por esto que todos los animales defienden su caudal salino.

En prueba de lo anterior, recordemos que un ani- mal en inanición, agota todas sus reservas alimenti- cias antes de desmineralizarse.

En efecto, son las sales, factores imprescindibles constituyentes de la materia viva, y por eso Ol. Ber- nard insistía que el medio interno no tan solo debía ser isotónico sino también isofisiológico e isoquími- eo con el líquido celular.

La importancia, pues, de la carencia de ciertos iones en el organismo, no es necesaria encarecerla; las sales sódicas, las cálcicas, las magnésicas y otras, representan cada una de ellas, algún papel en el me- tabolismo celular, y cuando faltan aquellas es natu- ral que se alteren esos papeles.

Supongamos que la contracción de un músculo desdoble compuestos salinos orgánicos, y que los io- nes cáleicos y los potásicos pasen de la célula mus- cular a la sangre; entonces esa célula queda apeten- te y en su avidez por aquellos iones que le faltan, avi- sa su necesidad enseguida, ¡por que de permanecer inactiva en el sentido de no actuar la sensibilidad trófica, se afectaría su estructura tanto desde el pun- to químico como desde el físico ,y hasta perecería.

Los ejemplos que pudieran citarse para demostrar la sed y el hambre celular, significando avidez de agua o de sales serían numerosos, pero harían este estudio demasiado extenso. Como resúmen, y basán- donos en las conclusiones de los experimentos ya aceptados de Meltzer, Jacques Loeb, Gerlach y. otros, basta decir, que el agua v las sales son factores del tono y ritmo fisiológicos,

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Pero hay un ión que ha merecido quizás mayor atención que otros, y a nuestro juicio con sobrada ra- zón: el ión cálcico. Cuando observamos a los niños raspando las paredes y comiéndose la cal que de ellas desprenden, no es siempre por un vicio o perversión morbosa por lo que lo hacen, sino que es una nece- sidad, el hambre de cal, por que les falta en cantidad suficiente en sus respectivos organismos. El des- arrollo del esqueleto, incluyendo los dientes, y. ade- más el contenido normal de ese ión que tienen todos los órganos, la sangre inelusive, exige una constan- te renovación, no tan sólo para coadyuvar al creci- mientó, sino también para reemplazar la cantidad de cal, que aun en estado de inanición elimina el orga- nismo humano.

En el adulto se ha caleulado (16) que la cantidad necesaria mínima de cal es de 3.5 gramos según Bun- ge, pero Oberndorffer la fija en 1.5 gramo, mientras que Bertran cree que basta con 0.40 gramo nada más, en lo cual está bastante de acuerdo Sherman y otros investigadores ¡pues la cifra que ellos dan es la de 0.45 gramo. (17)

Pero es en los niños donde más se evidencia la ne- cesidad de una alimentación que contenga substan- cias cáleicas, porque bien sabemos, que de no dárse- las, pueden sobrevenir el raquitismo, la espasmofl- lia, algunas formas de epilepsia y la hemofllia. Ade- más se ha demostrado plenamente la acción antagó- nica que hay entre el ión cálcico y los sódicos y mag-

(16) MM. Kochmann. *“Valor terapéutico de la cal y de la magnesia??. (Deut. Med. Wochenschrift. Traducción por el Dr. Valle y Aldabalde en la Rev. de Med. y Cir. Prácticas de Madrid.)

(17) The Journal of the American Med. Assn, de Chicago. Vol. 71 núm. 9, p. 749.

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nésicos, haciendo que se favorezcan y estimulen sin embargo, procesos vitales, que suelen suspenderse cuando estos últimos ¡ones están solos.

No menos fisiológica es el hambre por esta sal en

las mujeres durante el embarazo y la lactancia, en cuyos estados se hace evidente cualquiera deficiencia cálcica, ya por las caries dentarias como por los re- blandecimientos en el sistema óseo. Aclaremos sin embargo, que no opinamos que la osteomalacia de las embarazadas sea debida exclusivamente a la falta de cal, sino más bien a una deficiencia mixta de cal y fósforo.

Antes de terminar estas breves consideraciones sobre el hambre de cal, permítasenos recordar lo que ya dejamos dicho sobre la costumbre de ciertas aves de comer sus huevos. Ello viene a comprobar la uni- formidad biológica respecto a la necesidad de esa sal en el organismo animal, puesto que lo mismo el ave que el niño, ambos por instinto, manifiestan esa ne- cesidad, comiendo el uno la cáscara del huevo que tie- ne cal, e ingiriendo el otro la cal de las paredes.

Las grasas en los organismos animales, y especial- mente en los vertebrados, constituven reservas nutri- tivas importantes, siendo una de las primeras en ago- tarse cuando por inanición, se ven los animales obli- gados a recurrir a sus depósitos de material nutriti- vo sobrante.

Gracias a esto, muchos animales se defienden de la inanición. Brevemente mencionemos algunos ejem- plos, como el del bacalao y otros peces que acumulan en el hígado grandes cantidades de aceite, las cuales consumen cuando les falta su alimento normal. El camello, cuya giba no es sino una masa de tejido gra- soso y que le sirve como de despensa, es otro ejem-

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_A

plo, pues se ha probado que al terminar sus grandes jornadas sin alimentarse, la giba que antes era dura, se encuentra caída y sumamente blanda, deduciéndo- se de esto, que se trata de un depósito de grasa ali- menticia. (18) Todavía existe la creencia vulgar de que en la joroba es donde el camello almacena el agua, pero no es así, pues según Pyeraft, el animal tiene en las paredes de la ““panza”” gran número de ““cel- das de agua”” en las que se pueden almacenar hasta siete litros de agua, y el mismo fenómeno también se ha observado en otros animales, especialmente la alpaca del Perú.

El carnero de cola gruesa de Persia y Turquía, además de imitar al cerdo que acumula grasa en las ancas, presenta una provisión natural curiosa acu- mulando grasa en la cola. (19)

Las focas recién nacidas son abandonadas por sus madres, después de un corto período de amamanta- miento, pero los machos viejos de estos animales no abandonan la cría, y juntos se pasan semanas y has- ta meses sin alimentarse; en ese tiempo pierden gra- sa, es decir que consumen sus reservas alimenticias. (19). ; )

El guácharo, ave del Perú y del Eeuador, tiene capas espesas de aceite, por lo que los indígenas le ¡llaman “ave de aceite””, pues se trata de una substan- cia semi-líquida y que les es muy útil en la alimen- tación. Tanto esa ave como el vencejo se dice pueden soportar algunos días en ayunas.

De las serpientes se cuenta que pued»n pasarse

(18) S. G. Shattock. “Normal tumor-like formation of fat in man and the lower animals””. (Proc. Royal Soc. Med. 1900, vol. II, p. 176),

(19) Seres vivos de la Creación, t. II, p. 236, (19) Obra citada, t, TI, p. 144,

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meses sin comer, pero nada se sabe sobre sus reser- vas alimenticias.

El ser humano también puede citarse cmo ejem- plo de la sabia medida de la naturaleza, que provee a los animales de reservas de substancias nutritivas, para así defenderse del hambre. Entre los seres hu- manos, hay tribus como la de los bosquimanos y los hotentotes que demuestran este fenómeno, pues se cuenta que en los individuos de esas tribus, y espe- cialmente en las mujeres, se les deposita la grasa en las regiones glúteas (esteatopigia) y aun en los mus- los, y que cuando hay escaséz de alimentos y sufren de inanición, desaparecen dichos depósitos y no vuel- ven a aparecer hasta que no se restablece la nutrición normal. |

A Shattock (18) en sus investigaciones le llamó la atención, cierta tendencia que había en el eretinis- mo humano a la formación de depósitos de grasa en el cuello y axilas de los afectados, y recuerda que hay mamíferos que para defenderse de las temperaturas invernales también se les deposita la grasa alrrede- dor del cuello; que no se trata de tejido adiposo pro- piamente dicho, sino de unas células especiales muy ricas en protoplasma en el cual se ven muchos gló- bulos grasos pequeños y que son muy vasculares, co- mo si fueran órganos adaptados excepcionalmente para actuar con rapidez en facilitar su contenido de grasa.

Por instinto los seres humanos en los países fríos hacen uso del alto valor en calorías de las grasas, des- arrollándose en ellos un apetito por aquellos alimen- tos grasos que producen la mayor cantidad de calor;

(18) Obra citada.

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así pues, los esquimales tienen preferencia por las - grasas en sus comidas.

Cuando las reservas de grasas se agotan, entonces comienzan a utilizarse las de los carbohidratos. Pero muy mal debe estar un organismo cuando recurre al elicógeno de los músculos y del hígado, que son los órganos principales donde se almacenan los carbohi- dratos. En efecto, estas reservas de carbohidratos no se emplean hasta que no comienzan a fallar las de las grasas; pero todavía queda el recurso de consu- mir la materia nitrogenada, que casi viene a ser lo último de que se desprenden las células, aunque hay fisiólogos que no aceptan esto.

Conviene no olvidar que tanto las grasas, como los carbohidratos y las proteinas o albuminoides sirven para obtener la energía celular, y que esa energía lo mismo puede lograrse con una clase de substancia alimenticia como con otra, dependiendo naturalmen- te de las calorías que cada molécula pueda desarro- llar, Con otras palabras, que la energía necesaria que se ha gastado, por ejemplo en un diabético, no tiene que ser reemplazada precisamente por la que pro- duce el azúcar, sino que las grasas o las albúminas pueden suplir las calorías equivalentes y por lo tan- to, sustituir en la alimentación al azúcar.

Observaciones personales nos autorizan a decir, que el hambre de azúcar que se dice tienen los diabé- ticos es más ficticia que verdadera, pues en muchos casos hemos observado que la polifagia, que es uno de los síntomas de esta enfermedad, se combate muy satisfactoriamente con una alimentación de grasas o de proteinas y, es más, muchos diabéticos no de- muestran tener tal apetito por las substancias saca- rinas y especialmente si ignoran su enfermedad. Sin

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que por esto aboguemos por una alimentación uni- lateral, pues no ignoramos, que en el hombre tal cosa sería funesta para su nutrición y que por eso nece- sita una dieta mixta. Prueba de ello es, que las die- tas exclusivamente farináceas son pobres en vitami- nas, esos cuerpos azoados y tan complejos.

Uno de los síntomas iniciales de la avitaminosis es la falta de apetito, y no parece sea mera coinciden- cia que en los niños, en las embarazadas y en los con- valecientes de enfermedades agudas, también haya anorexia, sino que las dietas absolutas y pobres en vitaminas son perjudiciales y en estos casos lo mejor es emplera el régimen alimenticio mixto. La caren- cia de vitaminas conduce al beri- beri, al escorbuto, a la pelagra, o a un estado morboso mixto de esos tres. Es curioso, que también en estos estados haya hambre, como lo veremos más adelante.

Tampoco podemos alimentarnos a fuerza de gra- sas, por que se presentarían trastornos en las glán- dulas digestivas del trayecto gastro-intestinal. Por otra parte no se puede prescindir de las grasas en nuestra alimentación, pues ellas, entre otros bene- ficios que prestan, sirven para facilitar la absorción en el intestino, de las sales de calcio y de magnesia.

En prueba de que se trata de una cuestión de equi- valencias, podemos decir, que los valores nutritivos de las grasas y de los carbohidratos han sido consi- derados por los fisiólogos como reemplazables mu- tuamente, al establecer que la relación de un gramo de grasa sustituye en energía al doble de su peso en substancia carbohidratada. Es decir, que el equiva- lente de combustión de esas substancias nutritivas es isodinámico.

Tanto las substancias protéicas como las sacarinas

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tienen sus depósitos en los organismos. La giba del cebú, no es como la del camello que es toda grasa, si- no que abunda en ella el tejido muscular, pero al igual que en el camello, parece ser ese un depósito de material nutritivo, aunque para ser consumido cuan- do le falte al animal su ración normal de alimentos nitrogenados; el salmón (Salmón solar) al dejar el mar y remontar los ríos en su inmigración anual pa- ra depositar su ovada en agua dulce, lleva también una reserva alimenticia de índole nitrogenosa, en su tejido muscular, a fin de poder combatir el hambre de sus células, pues necesariamente tiene que sufrir una abstinencia forzada en el viaje contra la corrien- te, aunque no falta quien opine que no es esa la ver- dadera razón para no alimentarse y que no le gus- ta el alimento que encuentra en el agua dulce.

De los lirones se nos relata que son animales que invernan y se alimentan de insectos cuando están despiertos, pero durante los seis meses de letargo van perdiendo su peso y consumiendo sus reservas, que a ciencia cierta se ignoran a que grupos de substancias nutritivas pertenecen.

Todas esas transformaciones de las reservas ali- menticias son evidentes en los individuos del reino animal, pero también se han evidenciado en otros del reino vegetal, y especialmente, el hecho tan conocido de los botánicos, de que ciertas plantas acumulan orandes cantidades de almidón, para convertirlas oportunamente en azúcar, que como se sabe, rinde mayor cantidad de energía a la célula vegetal.

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y

Se entiende por hambre, en el lenguaje corrien- te, una sensación consciente, que por lo general se atribuye al estómago, porque la manifestación de ella es un dolor especial en la región del epigastrio cuan- do el organismo, sobre todo en el ser humano, no ha ingerido alimentos en algunas horas.

Esa definición podrá ser aceptable respecto a los animales superiores, pero en ella no hay una verda- dera descripción de lo que es el hambre, ni tampoco una explicación del fenómeno. Y hasta pudiéramos agregar que le falta exactitud, pues no siempre se localiza la sensación del hambre en el estómago, como bien lo han hecho notar Sehiff y Sedillot, cuando di- cen que ciertas personas al tener hambre señalan va- gamente para la región esternal y otras para el cue- lo. (8)

Más aceptable sería definir el hambre, como una sensación general debida a la disminución de subs- tancias nutritivas en las células del organismo. Por eso estamos conformes con Lusk al considerar que la inanición y el hambre son términos sinónimos, por- que “la inanición o el hambre es privar a un orga- nismo de cualquiera o todos los elementos necesarios para su nutrición”.

Algunos fisiólogos, entre ellos Luciani (13), creen que tanto la sed como el hambre, son sensaciones am- bas de origen periférico y no central, y atribuyen un eran papel a los nervios sensitivos de la retroboca y del estómago; dicen que esos nervios son más sensi-

(8) Obra citada. (13) Obra citada.

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bles que otros, a la deficiencia de agua en los humo- res circulantes, pero esto realmente no se ha demos- trado de manera concluyente.

La sensación del hambre se manifiesta casi siem- pre, de manera dolorosa en el estómago, ¡pero antes y durante ella se ha comprobado que el estómago se contrae de un modo especial. Además, cierta relaja- ción general, somnolencia, a veces síncope, dolores de cabeza, irritabilidad e inquietud, son síntomas que suelen acompañar a las contracciones del estó- mago debidas al hambre. De continuar el período de inanición, O séase prolongar el hambre, sobreviene la debilidad general y por último la muerte.

Cuando un individuo deja de alimentarse duran- te varias horas empieza a sentirse hambriento, es de- cir, el estómago se siente ““pesado”” o con ““una pe- na” o ““angustia””. Y si cn ese momento se repitiese el experimento de presentar a los sentidos de ese in- dividuo, alimentos, aunque éstos no sean ingeridos, comenzarán el estómago y otros órganos con glándu- las digestivas, a segregar sus jugos respectivos y *l hambre quedará algo apaciguada.

Ese apetito ficticio, de ser cierto, demostraría que el hambre es, una sensación por falta de secreción y que ésta no se produce hasta no presentarse una cau- sa para ella funcionar. Pero esto no es así.

No se crea que el hambre equivale a decir que el estómago está vacío, porque se puede tener el estóma- go completamente desocupado y no sentirse el ham- bre y viceversa, haber hambre con el estómago reple- to. En el primer caso puede suceder que el organis- mo está bien nutrido, aunque no sea por la vía gás- trica como sucede en la alimentación duodenal por el proceder de Einhorn o también en la alimentación

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rectal :y en el segundo caso, el contenido de la cavi- dad gástrica puede ser de tal naturaleza que no excl- te las secreciones y de ese modo evitar el hambre. Lo que deseamos fijar es, que no es lo mismo el hambre de la rélula y las contracciones gástricas del hambre. No habrá hambre celular si no hay carencia de subs- tancias nutritivas en las células, y en cambio habrán contracciones gástricas más o menos dolorosas ha- biendo el hambre celular mientras no se obtenga la secreción gástrica en el momento oportuno.

Pero de lo que acabamos de decir no ha de inferir- se tampoco, que las secreciones del jugo gástrico pro- vocadas por el apetito ficticio sean lo bastante, para que de manera definitiva hagan desaparecer el ham- bre, pues es fácil demostrar lo contrario en uno mis- mo. El hambre de las células no desaparece definiti- vamente mientras las mismas células no satisfacen su avidez por el elemento nutritivo, que por su caren- cia hava motivado las contracciones del hambre en el estómago.

Es un hecho indiscutible que durante la digestión normal, todo el aparato digestivo se contrae, pero también es innegable que cuando el estómago está vacío se presentan contracciones dolorosas, y es a esto a lo que se ha llamado “la sensación del ham- bre”? y que ocurre a determinado período después de no haberse comido nada. Este fenómeno es difícil de explicar, aun cuando algunos fisiólogos lo inten- tan cómodamente al decir, que- se debe a un hábito, (20) llegando Woodbury (21) a la conclusión, que

(20) H. Sewall—An American text-book of Physiology. Philadelphia. p. €46.

(21) W. D. Woodbury.—* *Autoimtoxication. An etiological factor of neuroses of children””. (N. Y. Medical Record. Feb. 2, 1918, p. 186),

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“el hambre es normalmente la señal de que el estó- mago se encuentra contraído para actuar; la moles- tia del hambre induce a comer””.

Los movimientos normales del trayecto di no fueron estudiados hasta después de 1679, pues en ese año y por primera vez observó Wepfer, la peris- talsis intestinal en los lobos, los perros y los gatos. lero no fué hasta 1833, en que W. Beaumont (22) publicó la descripción de sus notables experimentos con el estómago de Alexis St. Martín, que se le vino a dar importancia fisiológica al asunto.

Entre otros importantes resultados de las investi- gaciones hechas por el célebre Beaumont, valiéndose de la fístula gástrica de St. Martín, se consigna el haber comprobado las observaciones de Magendie; esas observaciones demostraban que cuando el estó- mago estaba vacío se podian oir ruídos causados por el aire en el estómago. (23) Probablemente lo que oyeron esos investigadores fueron los sonidos cau- sados por las contracciones gástricas del hambre.

Más tarde A. J. Carlson (24) y sus discípulos, en una serie de más de cincuenta trabajos realizados en la Universidad de Chicago, contribuyeron al estudio de la fisiología del estómago, continuando las inves- tigaciones sobre el hambre. Estos experimentadores nos dicen, que el estómago vacío presenta dos tipos de movimientos bala y rítmicos, uno de ellos relativamente débil, pero continuo y de veinte se- egundos de duración cada uno; y el otro, con los mis-

(22) “W. Beaumont.—Experiments and observations on gastric juice and the physiology of digestion. Plattsburg. N. Y. 1833,

(23) T. L. Patterson.—*' Willian: Beaumon?. Pioneer physiologist of North America.” (The Cleveland Med. Journal. Vol. XVII, No. 5, p. 297)

(24) A. J. Carlson.—The control of hunger in health and disease. Chicago.

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mos caracteres, pero de treinta segundos de dura- ción.

Son esos movimientos los que nos interesan en este estudio, pero como ellos dependen de influencias ner- viosas, veamos cómo se ejercen éstas.

Es conocida la acción que sobre el estómago tie- nen los neumogástricos v los esplácnicos. Mangold experimentó en ciertas aves y descubrió, que si es- timulaba el extremo periférico del neumogástrico sec- cionado, después de obtener una ligera inhibición temporal, se aceleraban los movimientos gástricos, mientras que si estimulaha el extremo central, cesa- ban los movimientos. Zweig expuso las raíces del neumogástrico en curieles y estimuló débilmente con electricidad cada una de ellas separadamente, des- cubriendo que la excitación de la raíz superior no producía efecto en el estómago, pero cuando excita- ba a la raíz siguiente, el estómago, en la región pre- pilórica se contraía peristálticamente.

Los experimentos de Cannon fueron hechos en se- ries. En una serie dividió los esplácnicos solamente; en otra los neumogástricos, y en la tercera dividió ambos grupos de nervios. Sus resultados fueron: que en la última serie, las contracciones se hicieron más marcadas, durante el período digestivo, y que el paso rápido de los carbohidratos y el estancamiento de los alimentos protéicos en el estómago en las tres se- ries, le indicaron que habia algo de dominio local en la función gástrica.

Carlson estudió los movimientos del estómagu hu- mano de inanición y también en el del perro en las mismas condiciones, observando en éstos que la di- visión de los esplácnicos aumentaba el tono gástrico así como también, las contracciones gástricas del

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hambre, llevándolo a la conclusión de que, *“es evi- dente que las fibras inhibitorias en los esplácnicos constituyen el trayecto eferente en este tipo de inhi- bición””.

La división de los neumogástricos causa lo con- trario, una hipotonía de todo el organismo, y casi permanente pues a veces dura hasta tres meses.

Con los neumogástricos divididos, pero estando intactos los esplácnicos, la inhibición psíquica o re- fleja se evidenció pero no de modo muy marcado.

Y con la división de ambos nervios, los neumogás- tricos y los esplácnicos. se obtuvo un estado perma- mente de hipotonía, excepto cuando la inanición fué prolongada.

Joncluye Carlson, que todos los fenómenos esen- ciales del estómago vacío se determinan por el meca- nismo motor gástrico local, más bien que por la iner- vación o abolición central.

Y en verdad, que el estómago vacío y aislado del sistema nervioso central, puede darnos las contrae- ciones típicas del hambre v por lo tanto, los nervios extrínsecos no juegan papel alguno en la sensación del hambre. Este criterio nos llevaría a considerar a los neumogástricos y a los espláenicos, como meros modificadores o reguladores de un mecanismo pri- mario y autónomo en la pared del estómago.

Los experimentos que cita Mallory (25) como practicados por Klee, Cannon, Carlson y otros de- muestran que este criterio no es erróneo.

Betcherew y Mislawki excitaron los cuerpos cua- drigéminos y los impulsos llegaron al estómago, unos por vía de los neumogástricos, otros por la médula

(25) W. J. Mallory.—“ The physiology of gastric motility.”” (N. Y. Medical Record. Vol. 86, No. 11, p. 447-452).

“Ts

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espinal, y los demás por los nervios simpáticos, pro- duciendo contracciones y relajaciones según la par- te de los cuerpos cuadrigéminos que fuese estimu- lada.

No debemos omitir que el efecto excesivo de cual- quiera emoción es el de abolir los movimientos del estómago, y que esta influencia mental es mayor cuando las emociones son desagradables.

Indudablemente que en los estados emotivos, el aparato nervioso del simpático es responsable de esa abolición, como lo son los neumogástricos cuando hay ausencia de impulsos en los estados de agotamiento físico.

La influencia de las secreciones internas sobre los movimientos del estómago merece ser tratada para deducir, si las contracciones del hambre se relacio- nan con dichas secreciones. En efecto, poco se sabe

sobre este particular, a no ser los trabajos del ya ci- tado Carlson, que en perros con tetania paratiroídea no logró observar aumento “alguno en las contrac- ciones del estómago vacío, y por el contrario le pare- ció que se debilitaban. También parece que la adre- nalina ejerce una influencia inhibitoria sobre los movimientos de todo el aparato gastro-intestinal, o por lo menos que se impide la conducción por la vía de los simpáticos quedando los neumogástricos para obrar libremente sin oposición, pero esto no es muy concluyente.

Ya hemos visto que el estímulo primario de las contracciones gástricas del hambre no hay que bus- carlo precisamente en los nervios extrínsecos, pues el estómago vacío y completamente aislado del siste- ma nervioso central, puede darnos las contracciones típicas del hambre. Pero para nosotros, ese mecanis-

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mo automático de las paredes del estómago, no ex- cluye la acción reguladora de influencias externas del órgano. Y tan es así que el hambre (las contrae- ciones) queda abolida, no tan solo saboreando o mas- ticando alimentos, sinó también por la simple vis- ta o al olor de ellos.

Estas influencias modificadoras de los movimien- tos del estómago, incluyendo las contracciones del hambre, dependen, pues, de un mecanismo complica- do. Por eso Carlson afirma que hay dos centros de esta sensación del hambre: el uno el plexo de Auer- bach en la misma pared estomacal. y el otro que de: be estar en el sistema nervioso central.

El plexo de Auerbach hay que considerarlo como un centro local, automático unas veces y probable- mente reflejo otras, que causa contracciones del es- tómago, habiendo o no hambre celular (avidez de elementos nutritivos por parte de las células), pues como ya se ha dicho, el estómago aislado de toda in- fluencia nerviosa central, puede contraerse estando completamente vacío y sin tener relación con el resto del animal.

Aunque parezea una digresión diremos aquí, que a pesar de que St. Paget ereyó encontrar en los cen- tros corticales del cerebro, cierta relación con la sed v el hambre, llegando a colocar dichos centros *“en la extremidad anterior del lóbulo témporo-esfenoi- dal, cerca del gírus uncinatus” (26), no se ha acep- tado esto y hasta se cree que ni el cerebro ni el cere- helo tienen ninguna intervención en esas sensacio- nes.

Las excitaciones de los nervios sensitivos en las

(26) R. Stincer.—Estado actual de la cuestión de las localizaciones

rerebrales, (Rey. de Med. y Cir. de la Habana, t, XX, pp 213),

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membranas mucosas de la boca, del esófago y del es- tómago, causan inhibición de las contracciones del hambre, tanto por la vía de los espláecnicos como por el plexo de Auerbach. Pero es el caso que el fenóme- no inhibitorio puede ocurrir también, cuando se ex- cite el sistema nervioso central de otros modos, ha- biéndose demostrado sin embargo, que la inhibición realmente se debe a los esplácnicos.

Cuando los neumogástricos han sido excluidos, el tono gástrico se ha disminuido grandemente, lo que evidencia, que esos nervios influyen en el tono del órgano. El sueño, la actividad muscular excesiva y ciertas excitaciones cutáneas a base de calor, así co- mo todos los factores que aumentan el tono nervioso- muscular, tienden a modificar las contracciones del hambre. Por ejemplo, con una actividad muscular moderada como el caminar, no se afectan las contrac- ciones, pero una actividad como el correr, inhibe las contracciones en relación directa a la intensidad y duración del ejercicio muscular.

El frío aplicado a los extremos terminales de los nervios cutáneos no parece afectar las contracciones por conducto de los neumogástricos, y si la excita- ción es de intensidad suficiente, entonces se induce un fenómeno inhibitorio, pero por vía de los esplác- nIicos.

Durante el sueño hay menor actividad en el sis- tema nervioso central, se disminuye la tensión de los músculos y hasta la de las fibras musculares de los vasos, y por lo tanto, es de suponer que el tono gás- trico si dependiese de una influencia central por la vía de los neumogástricos, también estaría disminui- do. Mas, sabemos que es todo lo contrario: durante el sueño, las contracciones del hambre se hacen aún

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más vigorosas y es esto una de las razones para to- mar alimento tan pronto un individuo se despierta.

En el ser humano, las ocupaciones intelectuales, como la lectura, la escritura, la discusión y los cál- culos no parecen tener influencia inhibitoria sobre las contracciones del hambre, aunque Luciani afirma que el hambre se impide por la lectura de algo inte- resante o estando la mente ocupada por algún pro- blema.

En cambio, cualquier estado de ansiedad causa una inhibición transitoria, y con toda probabilidad por la vía de los esplácnicos.

Es creencia corriente v comprobada experimental- mente, que el fumar poco antes de las comidas, dis- minuye el hambre y hasta el apetito, explicándose esto, porque el fumar provoca un aumento de secre- ción salival, cuya secreción mezclada con la nicotina, aceites y ácido tánico contenidos en el tabaco, esti- mula por irritación, los nervios terminales de la mu- cosa bucal y de manera refleja, se inhiben las con- tracciones del hambre.

Por tanto cree el profesor Carlson, que el meca- nismo de las contracciones gástricas del hambre, obe- dece a la influencia de los neumogástricos, pero que los fenómenos inhibitorios dependen de los espláe- nicos, los cuales a su vez son susceptibles a los fenó- menos reflejos y centrales. Así pues, las contraccio- nes del hambre quedan abolidas por las excitaciones en la mucosa bucal, lo mismo con substancias dulces que amargas, las saladas como las ácidas; la mastica- ción, cuya costumbre es asi un vicio entre los ameri- canos de los Estados Unidos del Norte, también in- hibe las contracciones del hambre, y lo propio se ale-

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ga sobre la deglución de líquidos como el agua, el ca- fé, el té, la cerveza y otras bebidas alcohólicas.

Repetidas veces hemos aludido a la inhibición de las contracciones del hambre por el apetito, lo que demuestra que debe haber alguna relación entre am- bos fenómenos. Seguramente, que si las contraccio- nes del hambre se inhiben provocando el apetito, aun- que éste sea un apetito ficticio, no menos cierto es, que de persistir el apetito por no haberse satisfecho, sobreviene el hambre acompañada de sus típicas con- tracciones, y entonces pudiera decirse que “hambre es el apetito no satisfecho””. algo así como la bulimia, que es sinónimo de hambre insaciable por ser un ape- tito voraz.

Experimentalmente se ha observado, que perros depanereatizados o con fístulas biliares desarrollan un apetito voraz, un hambre tremenda. Esto tiene su explicación y no es otra que no pudiendo hacerse la digestión necesaria para que los alimentos puedan ser absorbidos, pues falta la acción química y hasta física de esos jugos digestivos, los animales no logran asimilar y sufren en su nutrición celular, hasta el punto que enflaquecen y mueren.

Pero se dan casos en que en un organismo puede haber falta de apetito (desgano o anorexia) y, sin embargo, coexistir el hambre con o sin las contrac- ciones del hambre. Nos referimos desde luego a aque- Mos estados patológicos como las avitaminosis, en los cuales las células por carencia de algún alimento in- dispensable tienen hambre, y, sin embargo, el orga- nismo no manifiesta apetito.

Porque el apetito es una apetencia psíquica, que puede ser caprichosa o sabia: caprichosa, dependien- do del psiquismo propio del individuo, como sucede

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en las embarazadas; y sabia, cuando es una avidez, una necesidad nutritiva del organismo, la deficien- cia de algún elemento necesario. Y también ciertas alteraciones nerviosas pueden afectar el apetito, y seguramente en el caso de los estados de avitamino- sis, el mecanismo nervioso que regula el fenómeno del apetito se trastorna y de ahí, la anorexia de los que sutren de beri-beri, de pelagra o de escorbuto.

A este respecto del apetito y su relación con la secreción gástrica, hace constar Carlson (27) que existen diferencias entre la acidez del jugo gástrico del apetito psíquico, la del apetito normal digestivo y la del que se segrega durante las contracciones del hambre. La acidez por término medio es de un dos por ciento, mientras que el jugo gástrico psíquico ese es el mínimo y en el digestivo normal suele ser de un cinco por ciento. Á mayor secreción, mayor aci- dez; pero como la actividad gladular se disminuye en la inanición, se deduce lógicamente, que la acidez en el período de las contracciones del hambre tam- bién es menor.

Prueba de lo que acabamos de decir es lo que ob- servó Luciani en Succi, que no segregó jugo gástrico en los treinta días de su abstinencia alimenticia vo- Iuntaria, y esto explica también por qué tuvo que re- currir con frecuencia, a tomar dósis de láudano, a fin de calmar las muy dolorosas contracciones del hambre.

En el apetito, al igual que en las contracciones del hambre, los neumogástricos juegan un gran papel. Se suelen confundir las apetencias psíquicas genera- les que llamamos “apetito” y el hambre (las contrae-

(27) A. J. Carlson.—““Chemistry of normal human gastric juice,” (Am. Journal of Physiology. vol, XXXVIIT No. 2. Aug. 1915),

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ciones). Ambas son bien complejas y hasta se rela- cionan como hemos demostrado, pero no debemos creer que sean idénticas. El apetito no es una expre- sión del hambre celular, de desnutrición general, si- no más bien es el resultado de un estado local del tra- yecto gastro-intestinal que estimula al individuo a volver a comer; pero las contracciones del hambre son un acto reflejo de algo más grave, por lo que se le compara como grito de alerta o alarma que da el or- ganismo. En el apetito hay mucho de ““psiquismo”, mientras que en las contracciones del hambre hay más de *““quimismo””; pero en ambos el mecanismo nervioso del organismo se pone en juego.

Para el estudio de todos estos fenómenos se han valido los fisiólogos, de ayunadores profesionales como Succi que logró pasarse treinta días sin comer, el Dr. Tanner que soportó cuarenta días y Merlatti que llegó a cumplir cincuenta días, pero este italia- no sin embargo tomaba agua (28).

Los experimentos en perros también han dado re- sultados parecidos a los hechos en seres humanos. Hubo uno que vino a sucumbir a los noventa y ocho días de inanición; otro pasó ciento diez y seis días sin alimentos, se le dejó reponer, y en un segundo pe- ríodo de inanición alcanzó ciento cuatro días en bue- nas condiciones de peso y metabolismo.

Rogers y Hardt (29) han observado en perros en inanición de treinta y seis horas, que el estómago de cada uno de esos animales estaba hipertónico, y que

(28) L. Luciani.—Das hungern. 1890. p. 28.

(29) F. T. Rogers and 1. 1. J. Hand “Digestion contraction of filled and hunger contractions of empty stomach””. (Am. Journal of Physiology. vol. XXXVI!M, No. 2. Aug. 1915).

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en seres humanos ocurría lo mismo pero más tempra- no, a las quince horas de inanición.

También son muy interesantes las observaciones que se han hecho en niños pequeños, hasta en recién nacidos, para determinar las sensaciones del hambre y de la sed. R. Taylor (30) valiéndose de la técnica de Carlson, hizo un estudio de las contradicciones del hambre en 56 pequeños menores de dos años. Un glo- bo de 20 e. e. de capacidad era introducido en el es- tómago; ese globo se comunicaba con el exterior, por medio de un cateter de goma muy suave, que a su vez estaba conectado a un manómetro y accesorios grá- ficos, para que los movimientos del estómago, una vez inflado el globo, quedasen inscritos en papel ahu- mado.

Los resultados obtenidos fueron: que las contrac- ciones resultan más fuertes en el recién nacido, y aun más enérgicas en los estómagos de los nacidos pre- maturamente; que no hay relación alguna entre la cianosis y las contracciones del hambre; que la inhi- hbición de las contracciones desde la boca de los niños muy recientemente nacidos, no se logra; que en los niños de más edad, esa inhibición se obtiene como resultado de que ya se reconocen los alimentos; que las contracciones del hambre, en niños menores de un mes y bien alimentados, pero prematuros, aparecen a la hora y cuarenta minutos, aunque a veces pueden demorarse hasta las dos horas y veinte minutos, y en algunos casos son precoces, apareciendo a los cuaren- ta minutos; que en los niños de término varía el tiem- po de la aparición de las contracciones entre dos ho- ras y cincuenta minutos, v cuatro horas.

(30) *. Taylor.—''Hunger in the infant””, (Am. Journal Dis. -of Children. 1917. vol. XIV, p. 233).

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Hay un hecho que cita Táylor que no creemos haya sido bien interpretado, y es, que las contracciones del hambre se pueden presentar sin tener la criatu- ra el estómago vacío, por lo que cree él, que las con- tracciones del hambre en los niños no deben conside- rarse como indicación de que el estómago necesita llenarse nuevamente. Nuestra opinión sobre esto úl- timo, fundándola en hechos clínicos es opuesta a la del investigador citado. Cuando un niño de brazo, por ejemplo, está intranquilo o majadero y dándole agua u otro alimento líquido se aquieta, es para nos- otros señal de que se ha satisfecho la necesidad del hambre, que se ha inhibido la sensación refleja co- nocida por **contracciones gástricas del hambre””. Ahora bien, puede haber sucedido que el contenido gástrico en los casos de Taylor, no haya sido de na- turaleza asimilable para satisfacer la avidez del jo- ven organismo y entonces, desde luego, que las con- tracciones del hambre continuaron pidiendo más ali- mento, o mejor dicho, exigiendo substancias realmen- te nutritivas para satisfacer las necesidades del des- arrollo.

Durante el período de crecimiento en los niños, se observa a veces una propensión a comer tierra, yeso, pintura y hasta yerbas. A esta costumbre se le llama, en algunos países de habla española, ““malacia”” o “pica”, y verdaderamente en una variedad de buli- mia que se puede evitar, dándole a los que la ¡ppresen- tan, suficiente alimento, tanto cualitativa como cuan- titativamente. Pero, hay que saber diferenciar entre ese estado de necesidad fisiológica y el de las perver- siones morbosas, que pueden tener los niños o los adultos, y hasta algunos otros animales, como el avestruz.

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El metabolismo de las embarazadas nos ofrece par- ticularidades sobre el hambre y la sed, las cuales me- recen citarse. Durante el embarazo la grasa subcutá- nea aumenta y este depósito desaparece después del parto, a medida que la puérpera vaya consumiendo esa reserva, principalmente durante los primeros días después del parto, en cuyo período las funciones digestivas se realizan mal y de manera despaciosa, debido al esfuerzo que la gestante ha desarrollado en el trance del parto.

Naturalmente que siendo eso un hecho comproba- do, no debe haber motivo para que se presente ningu- na manifestación de hambre durante el puerperio. Y así es en efecto, pero no tan sólo por el hecho men- cionado, sino también porque el organismo consume toda aquella cantidad de tejido sobrante a conse- cuencia de las hipertrofías de algunas vísceras du- rante el embarazo. (31) Pasados los primeros días del puerperio, comienza la función mamaria y en- tonces, por esta nueva necesidad, la de mantener la secreción láctea, el organismo manifiesta el ham- bre, y por eso hay que aumentar y seleccionar la ra- ción alimenticia en ese período.

Respecto a la sed en el puerperio, nuestras obser- vaciones personales confirman el hecho notado por famosos tocólogos, de que después del parto, las' elándulas sudoríparas recuperan la actividad que du- rante el período de gestación suelen perder. De ahí que la puérpera sienta sed, por la pérdida de agua en el sudor, más las que también sufren por el apa- rato urinario y la vía pulmonar, para rectificar la hidrohemia del embarazo.

(31) B. C. Hirst.—A text-book ot obstetries. Philadelphia, 1898. p. 332.

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La sed en las que crían es a veces excesiva (32) y es un error creer que depende exclusivamente de una deficiencia de agua; muy bien puede atribuirse a la carencia de sales, por haberse utilizado éstas en el metabolismo fetal intra-uterino. Las evidencias de esa cesión de substancias necesarias, que hace la ma- dre a su fruto son corrientes, recordando entre otras las caries dentarias y la osteomalacia de las embara- zadas y que en realidad no son más que pérdidas en iones cálcicos y fosfóricos, sufridas por el organis- mo materno en beneficio del esqueleto de su hijo.

Se sabe que el apetito durante el embarazo es ca- prichoso, no obedeciendo a una necesidad fisiológica, y lo mismo puede decirse del hambre, pues si es ver- dad que la gestante necesita de mayor cantidad de alimentos para nutrirse ella y además: su fruto, tam- bién es verdad que es muy raro encontrar una emba- razada, por pobre que sea, que no pueda satisfacer esa doble necesidad.

Por eso opinamos que es una manía, que algunas embarazadas coman pelo, (33) pues que sepamos los componentes del pelo no son digeribles. Esto nos re- cuerda, que los veterinarios reconocen que en el ga- nado vacuno prevalece la manía de lamerse e ingerir pelos, que luego forman unas bolas dentro del estó- mago “egagrópilo). Tanto esas costumbres como la onicofagia en los seres humanos, no dejan de ser ma- nías, pues con ellas no se satisface ninguna necesidad fisiológica. Como perversiones merbosas deben con- siderarse, tanto en los seres humanos que comen ye- so, tierra, carbón, pelo, hule y hasta materias excre-

(32) 5. Recasens.—Tratado de obstetricia, p. 352. (33) LE. Fortún.—**Gastrotomía por tumor úe ¡pelos.”” (Rev. de Med.

106 ANALES DE LA

menticias, como en otros animales cual el avestruz, el bacalao y el cocodrilo en cuyos estómagos se han en- contrado diversos objetos indigeribles, piedras inelu- sive. (34)

No podemos al tratar sobre el embarazo y sus re- laciones con el hambre y la sed, dejar de decir que ambas sensaciones se presentan en las víctimas de vómitos incoercibles, sabiendo que se debe a que la nutrición no se realiza debidamente.

Ni tampoco debemos omitir dos puntos más que se relacionan con el estado gravídico y la alimenta- ción, aunque, no cón el hambre. Uno de ellos es, que ciertos mamíferos, y según Montané (35) en todas las especies, las hembras suelen comerse la placenta tan pronto la expulsan (placentofagia), pero esto no lo hacen por hambre según dicen los investigadores opoterápicos, quienes afirman que por instinto, esos animales aumentan su secreción mamaria gracias a una hormona placentaria.

El otro punto es, que ios tocólogos modernos son partidarios de emplear dietas especiales, como la de Prochownick, durante los últimos meses del embara- zo, para reducir el volumen fetal y hasta el de los te- jidos maternos, y así evitar las distocias por estas causas. Por supuesto, que esas dietas especiales no tienen por objeto causar la sensación del hambre.

vI

Aun cuando el tema que desarrollamos es de fisio- logía, no hemos podido evitar, hacer consideraciones sobre el hambre y la sed en ciertos estados patológi-

(34) Orton.—Comparative zoology. Note 44. p. 384. (35) L. Montané.—Un chimpancé cubano. (Folleto). 1915. p. 12-16.

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eos, pues nos han servido para confirmar algunos puntos más o menos teóricos. Así pues no creemos impertinente, decir algo sobre estas sensaciones en algunos estados anormales.

Hay una enfermedad en la cual necesariamente tienen que manifestarse el hambre y la sed, y es, la rabia. En la actualidad no se cree bien aplicado a los animales rabiosos, el término de “hidrofobia””, porque se sabe que la desesperación que demuestran los rabiosos a la vista del agua, también la tienen al ver cualquier alimento y que es el resultado de la imposibilidad de tragar. Esa dificultad hace que el animal rabioso no ingiera alimentos de ninguna cla- se, sobrevenga la desnutrición celular y por conse- cuencia, la sed y el hambre, con sus síntomas de se- quedad en la garganta y contracciones dolorosas en el estómago; sensaciones esas, que sin duda pueden ser calmadas de momento, ensayando dar comida, que en este caso sería una comida ficticia, como en los experimentos de Pawlow para provocar la secre- ción de los jugos digestivos psíquicos. Pero los efec- tos no serían permanentes y volverían a aparecer la sed y el hambre, y de ahí la desesperación de los ra- biosos, al ver los alimentos, algo así como el supli- cio de Tántalo. Sugeriríamos como algo más práctico para calmar esas sensaciones, la alimentación rectal.

En las enfermedades agudas infecciosas, además de la anorexia que suele ser uno de los primeros sín- tomas, la sed también es una de las manifestaciones, de que los fenómenos metabólicos están trastornados. Esa falta de apetito generalmente persiste durante casi toda la duración de cada una de esas enfermeda- des, y no reaparece la apetencia hasta que el período de convalecencia no se ha acentuado, como sucede por

108 ANALES DE LA

ejemplo en la tifoidea, la difteria y las fiebres erup- tivas. En todos estos casos, sin embargo, hay sensa- ción consciente de hambre, porque sometidos los en- fermos a dietas muy restringidas, es de esperar que la nutrición celular sufra, se consuman las reservas alimenticias del organismo y comiencen a manifes- tarse los síntomas de carencia.

Naturalmente, que el cuadro anterior es más acen- tuado en las enfermedades crónicas, y especialmente en las llamadas “*caquéeticas””, como el cáncer y la tuberculosis.

En algunas personas que padecen de ciertas afec- ciones cerebrales, como la epilepsia y la histeria sue- le haber una suspensión anormal de quedar satisfe- cha la sensación de hambre aun después de las comi- das, y son susceptibles de ingerir alimentos en can- tidades extraordinarias. ls a esto a lo que se deno- mina ““acoria””, “*aplestia**” y “hambre canina””. (36) Experimentos hechos por veterinarios han demos- trado que si se dividían los neumogástricos, se daba lugar a la pérdida de la sensación de satisfacer el hambre. Y Ewald (37) dice de la bulimia, que es a ve- ces el resultado de enfermedades en ciertas partes del sistema nervioso central.

Se ha exagerado mucho el síntoma hambre en los helmintiásicos, pero es razonable aceptar que existe con todas sus manifestaciones, especialmente la de las contracciones del estómago, pues los parásitos desvían de manera indirecta los alimentos nutriti- vos, desde el momento que privan de ellos a las célu- las del organismo invadido.

Siendo el hambre y la sed fases del metabolismo

(36) Rev. de Med. y Cir. de la Habana, t. XIV. p. 206. (37) Ewald.—Diseases of the stomach. p. 397.

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celular, gran interés tiene en este estudio, las rela- ciones de esas sensaciones con las enfermedades de la nutrición. En la obesidad fisiológica, por ejemplo, la sed y el hambre no suelen molestar a los que dispo- nen de gran cantidad de tejido adiposo, porque éste constituye una magnífica reserva alimenticia, rica en agua y en elementos carbonados. Pero en la obesi- dad patológica, existe un trastorno trófico y por lo tanto no es utliizable la eran cantidad de grasa, so- breviniendo el hambre si el individuo no logra nu- trirse con otras substancias alimenticias.

En cambio en la diabetes sacarina, en cuya afec- ción la polidipsia y la polifagia son síntomas de gran importancia, tenemos demostrado nuestra idea sobre el hambre y la sed. Hoy en día se reconoce que en la diabetes sacarina, no son tan solo los carbohidratos los que se oxidan de manera incompleta en el organis- mo, sino que algo de eso también sucede 'a las protei- nas y a las grasas que se ingieren. El resultado en los tres casos es, la producción nada deseable, de substancias intermediarias perjudiciales, y para evi- tar esto es que se reduce la cantidad de alimentos ingeridos, hasta llegar a la inanición, a fin de redu- cir al mínimo compatible con la vida el metabolis- mo celular. No otra cosa vienen a ser los tratamien- tos dietéticos contra la diabetes recomendados por Allen, Joslin y otros.

La polifagia o hambre de los diabéticos se combate “on éxito indiscutible, empleando una dieta cual- quiera, que tenga 1500 a 2000 calorías, según se de- duce de las recientes investigaciones hechas por Mo- senthal y Clausen. (38)

(38) MH. Mosenthal and S. W. Clausen.—'“The maintenance ¡diet in . diabetes mellitus as determined by the nitrogen equilibrium”', (Arch, Int, Med. Feb. 1918, pp. 269.)

110 ANALES DE LEA

Y ya que hemos tratado este punto de las enfer- medades de la nutrición, o mejor dicho, por falta de ella, recuérdese todo lo que ya hemos consignado so- bre la avitaminosis, que causa estados patológicos co- mo el escorbuto, el beri-beri y la pelagra. Nosotros respetando la docta opinión de los médicos que ejer- cían en Cuba durante la guerra de 1895 a 1898 y sin negar en absoluto que tuviesen razón, cuando certi- ficaron las defunciones de gran número de reconcen- trados como muertos por inanición, creemos que mu- chas de esas muertes fueron agenas a la falta de nu- trición y más bien a enfermedades infecciosas, eo- mo la tifoidea, la disentería, la uncinariasis y el palu- dismo; sin que dejaran de haber también o fueran concausas, trastornos digestivos que provocasen gas- tro-enteritis, hidropesías v otras manifestaciones de desnutrición con desenlaces fatales. Precisamente muchas de las víctimas de la Reconcentración pre-. sentaban el fenómeno de la hidrohemia acompaña- do de un estado general edematoso, pero más mar- cado en el abdomen; eso mismo es lo que se viene ob- servando entre los soldados, prisioneros, y 'aun en la población civil de los países beligerantes durante la Guerra Europea actual, habiéndose descubierto que ese estado se debe exclusivamente a la mala alimen- tación, pero no a la inanición. Efectivamente en Ale- mania, donde la ración alimenticia ha 'adolecido de ana deficiencia de grasa v substancias protéicas, es donde han sido más numerosos los casos de “edema de la guerra”? (kriegsoedem), (39) aunque según el Deustche. Medizinische Wochenschrift, 1917. Núm.

»

(39) F. A. Park.—“*“War edema (kriegsoedem) and bilateral ¡pparotid enlargement.'? (Bull. of Canadian Army Med. Corps. Ottawa. No. 1, p. 18).

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 111

27, la falta de patatas en la dieta también es respon- sable.

En nuestra última guerra por la indepencia nacio- nal, en la provincia de Pinar del Río, 'fuímos testigos y hasta actores, de los estragos que la falta de alimen- tos causaba a los cubanos; experimentamos ¡por fuer- za de las circunstancias, la inanición, y por lo tanto sufrimos mucha hambre y mucha sed; sabemos que muchos compañeros patriotas se murieron de desnu- trición, pero insistimos en nuestra creencia, de que la mayoría de nuestras defunciones deben atribuirse a las infecciones que en corto tiempo vencían a ilaque- llos organismos, que por múltiples causas, no conta- ban sino con resistencias individuales muy empo- brecidas.

Perdónesenos, que por ser oportuno, relatemos un caso de esa época de heroismos y martirios, que nos demuestra entre otras cosas, hasta qué punto la fal- ta de dirección sanitaria en un ejército puede ocasio- nar daño. Se trataba del herrador del Escuadrón No. 2, del Regimiento “Maceo”, Sexto Cuerpo del E. L. de Cuba; este patriota, por enfermedad que ignoramos, permanecía en el hospital de la prefeec- tura “El Inglés” allá por la primavera de 1897; la falta de alimentos fué agravando su estado, y. sitia- da la prefectura por tropas enemigas, parecía que todos los que allí estábamos pereceríamos. Al cabo de una semana, en cuyo período, los que podíamos andar nos alimentábamos con algunas poma-rosas, mientras que los inválidos ni siquiera disfrutaban de eso, logramos obtener una ternera que alivió en algo nuestra hambre ya crónica. A los enfermos más gra- ves se les preparó caldo y se les trató de dar en po- ca cantidad aunque repetidas veces, pero el herra-

112 ANALES DE LA

dor o no tuvo quien se lo diera así, o en su estado de inanición no comprendió que eso era lo convenien- te, y se bebió de un solo esfuerzo toda su ración, re- sultando que minutos después exhalaba los últimos SUSPITOS.

La sensación del hambre indujo a ese infeliz a sui- cidarse inconscientemente.

Resumen.—Considerando los principales puntos tratados tenemos: que hambre y sed son fenómenos de las células de todo ser viviente, tanto del reino animal como del vegetal; que esos fenómenos se de- ben a la carencia de elementos químicos indispensa- bles a las células; que esas sensibilidades tróficas de las células pueden ser inconscientes en los orga- nismos inferiores, pero conscientes en los superiores como el hombre y otros vertebrados que poseen un aparato nervioso bien desarrollado; que las sensa- ciones conscientes del hambre y de la sed se mani- fiestan generalmente, en el ser humano al menos por contracciones dolorosas en el estómago cuando hay hambre, y por sequedad de las mucosas bucales y fa- ríngeas cuando hay sed; que esas manifestaciones son puramente reflejas, dominadas por el sistema nervioso, y que por los eserupulosos trabajos hechos por un buen número de investigadores como Betehe- rew y Mislawki, Cannon v Carlson especialmente se puede creer, que los centros principales donde resi- den el hambre y la sed, están en la médula oblonga- da, pero que hay que tener en cuenta, que el plexo de Auerbach es de gran importancia, especialmente en relación con el hambre.

Conclusión.—En el estado actual de la ciencia se puede determinar donde residen las sensaciones

del hambre y de la sed. 18 de febrero de 1919.

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 113 o E

ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 13 DE JUNIO DE 1919

Presidente: Dr. Juan Santos Fernández.

Secretario: Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De número: Dres.: A. Agramonte, J. P. Alacán, G. J. Benasach, A. Betancourt, R. de Castro, R. Gó- mez Murillo, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó.

Corresponsal: Dr. Julio F. Arteaga.

ERE

Antes de comenzar la sesión el Sr. Presidente presenta al Dr. An- tonio Crispín, Presidente de la Sociedad Médica Hispano-Americana, de New York, que de paso en la Habana ha querido honrar a la Academia con su visita, correspondiendo a la que oportunamente le hiciera nuestro Presidente, el Dr. Juan Santos F ernández, con motivo de su último viaje.

Se da lectura a las actas de las sesiones científicas del 25 de abril y solemne del 19 de mayo, las que fueron aprobadas.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.

De la Secretaría de Estado, invitando a la recepción en Palacio, del Sr. Jorge Polar, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipoten- ciario de la República del Perú en Cuba.

Del Sr. Luis Martínez Adams, solicitando copia de las bases del concurso de Premios de la Academia para el año 1920.

Del Director del Laboratorio Nacional, remitiendo el informe so- licitado y la pieza de convicción correspondiente a la causa núm. 85 del Juzgado especial de Agramonte.

Del Juzgado especial de Agramonte, recordatorio del informe co- rrespondiente a la causa núm. 85 de ese Juzgado.

De la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad, designando al Dr. Arístides Mestre para que la represente en la sesión solemne de esta Academia,

114 ANALES DE LA

De la Dirección del Estado Mayor General, manifestando haber dado las órdenes oportunas para que la banda de música de la misma concurra a amenizar la sesión solemne de esta Academia.

Del Dr. Julio F. Arteaga, comunicando haber recibido la medalla del “Premio Górdon” que se le otorgó en la sesión solemne.

De la Dirección de Agricultura, trasladando escrito del Sr. Valen- tín Fernández, de Calabazar de Sagua, sobre la enfermedad de los cocoteros, para informe del tribunal correspondiente.

Del Juzgado de Primera Instancia del Este de la Habana, soli- citando tasación de honorarios reclamados por el Dr. Adolfo Reyes y Galeano.

De la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, solicitando la designación de un miembro de esta Academia para el Tribunal de oposiciones a la cátedra del grupo A de la Granja Escuela de la provincia de Oriente.

Salida.

Al Sr. Luis Martínez Adams, manifestándole que hasta el 19 de mayo no es posible remitirle el Programa de los Premios para 1920. -

Al Director del Laboratorio Nacional, acusando recibo del infor- me y de la pieza de convicción enviada con motivo de la causa núm. €5 del Juzgado especial de Agramonte.

Al Juzgado especial de Agramonte, remitiéndole el informe y la pieza de convicción correspondiente a la causa núm. 85 del año en curso de ese Juzgado.

A la Secretaría de Obras Públicas, dándole cuenta de las nume- rosas goteras y filtraciones, así como de sus causas, del edificio de la Academia.

Al Director de Agricultura, acusando recibo de su escrito en que traslada otro del Sr. Valentín Fernández, de Calabazar de Sagua, sobre la enfermedad de los cocoteros.

Al Dr. Carlos de la Torre, Presidente del Tribunal nombrado pa- ra el estudio de la enfermedad de los cocoteros, trasladándole escrito del Sr. Director de Agricultura, que a su vez lo hace del escrito del Sr. Valentín Fernández.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 115

Al Dr. Raimundo de Castro, nombrándolo ponente para tasación

de honorarios solicitada por el Juzgado de Primera Instancia del

Este de la Habana.

Entrando en la orden del día se concede la palabra al Dr. Julio F. Arteaga, quien da lectura a su trabajo sobre LA TENDENCIA QUI- RURGICA EN LA OBSTETRICIA, en el que comienza por manifestar que presenta este trabajo para corresponder al honor que se le confirió al elegirlo académico corresponsal, y para dar cumplimiento al ar- tículo 18 del reglamento. Relata las diversas etapas que ha corrido la historia de la obstetricia y sus relaciones con la ginecología, y con-

cluye proponiendo las siguientes conclusiones :

1:—Que la misma historia de la obstetricia nos demuestra que su

progreso es de índole quirúrgica.

2:—Que para los fines altamente humanitarios de la obstetricia, es muy conveniente que el especialista en partos tenga conocimientos

bastante sólidos de la cirugía, o, por lo menos, de ginecología; y

3*—Que tanto desde el punto de vista del ejercicio profesional, como desde el de la enseñanza, sería ventajoso que la ginecología, en el sentido de cirugía abdominal y la obstetricia, fuesen explicadas

por un mismo profesor.

Sometido a discusión este trabajo, pide la palabra el Dr. 4. Be- tancourt y manifiesta que, después de felicitarlo por su trabajo, que le recuerda las lecciones de su inolvidable maestro el Dr. Serapio Arteaga, siente disentir de su opinión, declarándose partero a secas, es decir, opuesto a la intervención de la cirugía en el campo de la obs- tetricia, y recuerda que ni el Dr. Giralt, ni el Dr. Valencia ni el Dr. Arteaga, eminentes parteros, fueron nunca cirujanos, en el sen- tido de la cirugía abdominal; bien es verdad que en sus tiempos ésta no existía.

El Dr. Le-Roy a su vez felicita al Dr. Arteaga por su ingreso en la Academia y por el trabajo que nos ha traído, pues hacía mucho tiempo que la obstetricia permanecía muda en nuestro recinto. Re-

cuerda que tuvo la suerte de ser discípulo de su padre, el profesor

116 ANALES DE LA

Arteaga, de los Dres. Valencia, Núñez Rossié y del Dr. Casuso, antes de su viaje a Europa, y que allí, al lado de su maestro el pro- fesor Pinard, y con las enseñanzas que siguió de los profesores Tar- nier y Budin, en el campo de la obstétrica pura y con los Dres. Ca- suso, Plasencia y Menocal, aquí, y en París al lado de su inolvidable maestro el malogrado profesor Pozzi, recientemente asesinado, hizo alta cirugía abdominal, es decir, la verdadera ginecología, y cree que las enseñanzas adquiridas y por su experiencia como profesor de la Universidad, hace años, que la obstetricia y la ginecología deben mar- char perfectamente unidas. Que el partero debe estar dispuesto lo mismo a saber esperar, siguiendo el inmortal precepto del célebre Pajot, frente a un parto eutócico, que a intervenir, ya por las opera- ciones practicadas por la vía vaginal, ya por las que, como la cesárea, el Porro, etc., reclaman la intervención por la vía abdominal, y que nunca tuvo que arrepentirse en su práctica de haber podido hermanar esos conocimientos.

El Dr. Arteaga manifiesta que agradece las frases cariñosas que se han pronunciado en recuerdo de su padre; asimismo da las gracias por la benévola acogida dada a su trabajo. Al Dr. Le-Roy, que no estando en desacuerdo nada tiene que decirle; y al Dr. Betancourt que, habiendo éste admitido que científicamente nada tenía que ob- jetar a las ideas expuestas, tampoco tenía que argumentarle, reiterando la necesidad de la unión de las dos ciencias. Terminó alegrándose del debate que su trabajo había suscitado.

No habiendo podido concurrir el Dr. Hernando Seguí, que tenía anunciado un trabajo sobre el EDEMA DE LA LARINGE COMO COM- PLICACION, el Sr. Presidente dió por terminada la sesión pública y

guedó constituida la Academia en otra de gobierno.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 117 Ae >

LA TENDENCIA QUIRURGICA EN LA OBSTETRICIA por el Dr. Julio F. Arteaga

(Sesión del 13 de junio de 1919.)

Para corresponder, aunque sea pobremente, al ho- nor que esta Academia me hizo eligiéndome, de ma- nera espontánea, miembro corresponsal, y al mismo tiempo dar cumplimiento a lo ordenado en el artícu- lo 18* del Reglamento, he recurrido a un tema que si bien es cierto peca de falta de originalidad, en cam- bio resulta de importancia académica actualmente, pues yo se discute con seriedad si la ginecología debió alguna vez separarse de la tocología.

Por fortuna son las academias de ciencias algo así como templos donde sus miembros han de venir con frecuencia a renovar sus votos de fidelidad y tam- bién, a oir las prédicas de los más eminentes o exper- tos en las materias que profesan. Y por eso cumpli- mos con un deber, el reunirnos a menudo en este re- cinto, para saturarnos de nueva savia, aprovechan- do las enseñanzas que de las discusiones científicas se derivan; pero mucho me temo que en esta ocasión nada nuevo o provechoso ha de aprenderse, y no por cierto por que el tema de nuestra disertación sea bien conocido, sino por que el disertante carece de las cualidades necesarias para hacerla amena e intere- sante.

Vivimos en una época en la cual parece preocupar- nos el mejoramiento de la especie humana y hasta se sueña con la perfección física y moral del hombre. Contribuyen a tan laudables fines, todas las ciencias

118 ANALES DE LA

cobucidas, porque el hombre de hoy comparándose. quizás altaneramente con sus antecesores, considéra- se superiorísimo y cree llegado el momento de decir él, la última palabra de la civilización valiéndose por necesidad de todos los conocimientos acumulados por la Historia.

De ahí que surjan ciencias como la Eugénica y sus diversas modificaciones, como son la *““puericultu- ve”? de Carión y otros franceses, la “homiculture”” de los ingleses y la “nipiología” de Casace y sus dis- cípulos italianos.

Todos esos sistemas persiguen el mismo ideal: pre- servar, mejorar, perfeccionar y perpetuar la especie humana. Y en todos se valen como base principal, de una de las ciencias más antiguas, de la obstetricia, que también tiene de arte y tanto de la una como del otro, es siempre generosa y noble.

No es la obstetricia ciencia y arte que conocieran los hombres primitivos, pero como el fenómeno de la reproducción del hombre es tan antiguo como el hom- bre mismo, hay alusiones en los libros de la antigile- dad que demuestran por lo menos, que en la época bíblica el auxilio a ese acto tan importante, es ver- dad que estaba encomendado a la vigilancia casi ex- clusiva de las mismas mujeres, teniéndose a menos entonces y hasta hace muy poco, el oficio de coma- drón; pero las comadronas primitivas según la mis- ma Biblia tenían a veces que acudir a los que fungían' de médicos, en los casos distócicos, lo que equivale a decir que en aquellos pueblos hebreos y egipcios, al igual que hoy, no tan solo se tenía un concepto idéntico sobre el papel de la comadrona, que no debe ser otro que el de la asistencia a partos estrictamen- te normales, sino que se desprende otra deducción

E ACADEMÍA DE CIENCIAS DE LA HABANA 119 de lo dicho y es, que al recurrir en los casos difíciles al auxilio de un médico no dejaba de reconocerse, que éstos poseían superiores conocimientos a los de las comadronas y por lo tanto, como bien lo ha ex- presado el distinguido profesor Turenne, del Uru- guay, ** la obstetricia científica inicial era quirúr- gica?” por cuanto que las maniobras de los médicos valiéndose hasta de instrumentos cortantes, venían a salvar a las parturientas de una muerte muy pro- bable.

No voy a demostrar minuciosamente, ante un au- ditorio tan docto como el que me honra escuchándo- me que la obstetricia en todo tiempo ha debido consi- derarse como una de las ramas más importantes de la cirugía, pero al describir sus progresos no se pue- de silenciar, la tendencia esencialmente quirúrgica de la misma, sin que esto implique que el partero, deba tener una preparación exclusivamente quirúr- gica, pues nadie ignora, que precisamente, para ejer- ser a conciencia la obstetricia es necesario ser prin- cipalmente un clínico. Saber apreciar una lesión cardíaca, diagnosticar una tuberculosis pulmonar, interpretar un análisis urológico o la presión arte- Tial para juzgar, cuándo y de qué manera se debe interrumpir el estado gravídico, son algunas condi- ciones que debe tener todo el que se precie de ser un partero competente.

La obstetricia en sus comienzos parecía tener por finalidad principal, salvar a la madre aunque pere- ciese el hijo, pero poco a poco ese concepto se ha ido ampliando y en la actualidad, muy derrotados nos sentimos cúando no logramos la vida de ambos seres.

Y ese concepto que pudiéramos llamar moderno, resultado de una serie de modificaciones, obedece :

120 ANALES DE LA

también a una serie de descubrimientos y modifica- ciones en la técnica obstétrica.

Recordemos que en la remota civilización griega se conocían ganchos agudos e instrumentos cortantes denominados *““uñas””, que se empleaban seguramen- te para practicar embriotomías. Y a los romanos le debemos el conocimiento de la dilatación digital o manual del cuello uterino y la modificación de ins- trumentos exploradores de la vía genital. A los ára- hes, por prohibirles el Corán que los hombres reco- nociesen ciertos órganos de las mujeres y además, por el desprecio en que se tenía entonces a la cirugía, no se les debe mucho en este sentido, pero el gran Avicena con sus lazos para extraer las criaturas dió un paso inmenso en la técnica obstétrica, al igual que los espéculos y otros instrumentos primitivos de eranioclastos inventados por miembros de esa razá.

En la edad moderna se progresó tanto en el senti- do quirúrgico, y especialmente desde que se perfee- cionó la anestesia, los métodos asépticos y antisép- ticos y la pelvimetría, que realmente hemos presen- ciado el nacimiento de una nueva especialidad den- tro de la primitiva obstetricia:—la ginecología. El partero fué abandonando el terreno al ginecólogo v se llegó a creer que su operación más arriesgada fuese una versión interna, una aplicación de forceps, o alguna operación mutilante en el feto. Pero des- pués ha venido una reacción, débil ciertamente, pe- ro que cada día va acentuándose más y hoy en día va el partero hace sinfisiotomías, cesáreas y pubio- tomías, y ha comprendido que hay que aumentar su arsenal quirúrgico y ampliar su habilidad operato- ria. j

En efecto, los nombres de Porro, Saenger, Si-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA EL

gault, Tait, Duhrsen y Gigli son tan corrientes en la literatura obstétrica como los de Levret, 'Smellie, Mauriceau, Tarnier, Pajot, Semmelweiss, Barnes, Playfair y otros; aquellos ya no son conocidos al la- do de Me Dowell y Sims, por los ginecólogos úni- camente, y sobre todo en los Estados Unidos y en la Gran Bretaña se ha iniciado desde hace ¡pocos años, pero con éxito hasta aquí, el proyecto de reunir ia einecología y la obstetricia.

Es un dato curioso, que uno de los primeros que tu- vo que lamentar el desdér: en que se tenía a la obste- tricia en su relación con la cirugía, fue el famoso Ambrosio Paré, quien vió morir de hemorragia a su propia hija, a consecuencia de una placenta pre- via.

Los forceps de los Chamberlen y Palfyn contri- buyeron sin duda a que la relación aludida se fuera evidenciando, aunque en verdad, no se llegó a elle hasta que Sigault con la sinfisiotomía y Saenger con sus éxitos en cirugía abdominal, no vinieron a des- atar el debate entre los ““sinfisiarios”” y los *“cesa- ristas””.

En nuestra época contemporánea de inmunidad operatoria, hay especialistas en obstetricia que ile- van su audacia quirúrgica, y a veces sin una justif- cación satisfactoria, hasta practicar la cesárea inva- riablemente por la eclampsia, por placenta previa, por el prolapso del cordón umbilical y aun para ei aborto o parto prematuro terapéutico.

Indiscutiblemente que la cirugía nos ha ayudado a salvar madres e hijos desde que Lawson Tait pro- puso la cesárea para ciertos casos de inserción vi- ciosa de la placenta y desde que Saenger demostré la ventaja que se obtiene con la cicatrización por se- .

122 ANALES DE LA

parado, del tejido muscular y del peritoneal, logran- do sus bien premiados éxitos en las cesáreas abdo- minales. Ahora bien, así como en terapéutica hay un límite máximo y otro mínimo para la dosis de cada medicamento y no es prudente o ventajoso pasarse de ellas, también en la cirugía obstétrica no puede haber extralimitaciones, y por eso tan perjudicial es un tocólogo cuyos conocimientos de cirugía son esca- sos, como el ginocólogo o cirujano que “por variar la monotonía de su especialidad””, invade el campo obstétrico sin tener práctica suficiente en el diagnós- tico del embarazo y de las diversas presentaciones.

Limitar el campo obstétrico es lo difícil, porque ¿quién puede negar que una laceración perineal 0 cervical, secuela probablemente de un parto, así co- mo una endometritis o parametritis crónica, deben ser tratadas por un tocólogo, especialmente si el ca- so se presenta en una mujer todavía apta para la re- producción?

Mas por otra parte tenemos que darle la razón a los cirujanos, cuando acusan al tocólogo, de abusar de la dilatación instrumental del cuello, del forceps, de la cureta, y aun de la analgesia en el parto, tan sólo para abreviar el acto, sin pensar que cualquiera de esas maniobras puede causar, por lo menos, des- garraduras y relajaciones en órganos importantes, cuando no la muerte. |

Con muchísima razón dice De Lee, que ““el deber del partero no es hacer del parto una operación qui- rúrgica; sino guiarlo como una función natural, in-. terviniendo solamente cuando haya que acudir a la necesidad de evitar sufrimiento innecesario O para salvar la vida del feto o de la madre”. Y el doctor $. J. Goodman aconseja seamos primero parteros y

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después cirujanos, pero eso implica precisamente que se tiene que haber tenido mucha práctica quirút- gica antes de dedicarse a la obstetricia, a fin de sa- ber recurrir a la cirugía cuando sea oportuno, con- viniendo pues con el Dr. J. W. Markoe que opina, que “todo partero debe ser cirujano antes de espe cializarse en obstetricia.?”

Demostrada la tendencia quirúrgica en la obste- tricia en todas las épocas, y particularmente en nues- tros días, empeñados como estamos en combatir la esterilidad y los partos fracasados, comprendemos también, que para esas luchas nadie tiene mejor pre- paración que los que se dedican a la cirugía abdomi- nal y especialmente los ginecólogos, que están obliga- dos a saber diagnosticar y curar las afecciones de los órganos de la reproducción en la mujer.

Si aceptamos ese criterio viene necesariamente la pregunta siguiente: ¿Por qué hubo de separarse la ginecología de la obstetricia ?

La contestación pudiera ser que se estimaba como un atentado criminal para un especialista en partos, atreverse a operar por ejemplo, un piosalpinx, un absceso pelviano o una lesión cancerosa, temiéndose que podía llevar la infección a sus clientes embara- zadas.

- Confesemos que este argumento hasta hace poco era irrefutable, mas hoy con el uso de guantes esteri- lizables, de las seguridades que nos brindan las elí- nicas modernas y la escrupulosa asepsia del mismo partero, lo han hecho menos temeroso y nada temi- ble, y se enfrenta con una operación abdominal po: arriesgada que sea y luego con un parto llevando su conciencia muy tranquila.

Otro factor que ha contribuído a que los ginecólo-

124 ANALES DE LA

gos no tengan más casos obstétricos es, el furor ope- ratorio de algunos cirujanos. Esto es un error del público, pues aun cuando podrá haber quien por mó- viles mercantiles o ambición de hacer una estadís- tica asombrosa, intente operar sin que las indicacio- nes sean muy precisas, cargo que también suele ha- cerse a los que aplican el forceps obstétrico, nos re- sistimos a creer que a la totalidad de las dos clases de intervencionistas los inspiren otras razones que las estrictamente científicas.

A nuestro juicio los mejores parteros debieran ser los que se dedican a la cirugía abdominal, pues ade- más de la práctica de diagnóstico que poseen, tienen la habilidad de operar con rapidez, factores muy in- dispensables, pongamos como ejemplo en un emba- razo ectópico, una cesárea o una ruptura uterina.

En algunas escuelas de medicina las cátedras de obstetricia, ginecología y hasta la de pediatría están combinadas y las explica un mismo profesor, con- siderándose la separación de esas asignaturas como artificial y nada práctico en sus resultados. Al futu- ro partero debe enseñársele que su misión abarca al- go más que ser un testigo en el momento del trabajo; pararse ante una mujer a verla parir, es cosa que bien saben hacer las comadronas y hasta las reci- bidoras sin títulos. El comadrón tiene que saber ha- cer además del diagnóstico del embarazo y precisar la presentación, ser capaz de practicar una episioto- mía, una perinorrafia y hasta la operación más con- plicada de vientre, pues hay laceraciones que cau- san la esterilidad, como hay rupturas uterinas, o tu- mores abdominales, que impiden el parto y hasta el: embarazo.

De manera elocuente se ha probado en los Estados

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 125

Unidos, que el acto del parto en la mujer moderna no está siendo una función normal, que se impone el verdadero especialista en partos, conocedor de la tendencia quirúrgica de la obstetricia, no tan solo para salvar a las criaturas y sus madres, sino tam- bién para evitar que esos seres aun salvados vayan a quedar inválidos, ¡pues no es natural aunque se citen casos de lo contrario en animales inferiores que al reproducirse mueren; no es natural, repito, que las mujeres sufran en sus órganos de reproducción, por cumplir su misión más importante. Y no es que es- temos de acuerdo con los que creen que la civilización sea responsable de que la reproducción venga a ser un conjunto de fenómenos patológicos como creía Engelmann, o que fuese como dicen lo describía Mauriceau, “una enfermedad de nueve meses de du- ración”.

Más bien creemos estuviese en lo cierto Simpson al considerarlo todo como muy fisiológico, excepto en algunas peculiaridades relacionadas con la vida civilizada.

Se recordará la admirable lección inaugural del profesor S. Pozzi, al crearse la cátedra de Clínica Ginecológica de la Facultad de Medicina de París, en 1901. Al lamentarse aquel malogrado maestro de que ya hacía muchos años que en Alemania y otros países se habían fundado cursos independientes de ginecología, confesó que esta ciencia era el resultado de un “desdoblamiento de las cátedras de obstetri- cia, ciencia que ha tenido materialmente de la mano, durante largo tiempo a la ginecología en su infan- cia””; pe: > en todo ese hermozo trabajo citado y en el cual se hace historia de la evolución de la gineco- logía, realmente no encontramos un argumento po-

126 ANALES DE LA

deroso que justifique la separación de las dos cien- cias.

El profesor Turenne al inaugurar su curso de ubstetricia y ginecología, el año 1912, en la Univer- sidad de Montevideo sostuvo el criterio de que el par- tero debe ser ginecólogo, es decir ser algo de ciruja- no y decía que “con pesar señalaremos el error de la medicina francesa al aceptar la división en parteros y ginecólogos...”

No existe una lesión patológica en toda la gineco- logía que no pueda complicar alguna fase del emba- razo, sin que esto signifique, que toda lesión gine- cológica sea hija de la inexperiencia del partero, co- mo se suele decir. Una metritis, una salpingitis, un absceso pelviano, un tumor benigno o maligno, une desviación, pueden ser causas de esterilidad o de aborto, y sin embargo no tener por etiología ningún proceso gravídico. En cambio, cuantas fístulas va- ginales, laceraciones perineales v rupturas uterinas obedecen a accidentes de ¡partos mal dirigidos y lle- gan a ser causas funestas en embarazos subsiguien- tes.

Ningún partero puede alegar ignorancia para diagnosticar por ejemplo, un embarazo extra uteri- no, la inversión del útero post-partum, las desviacio- nes incluyendo los prolapsos, los tumores abdomina- cs, las anomalías en los órganos genitales, más saber las indicaciones de la operación cesárea. Y si todo esc tiene que saberlo, ¿por qué no saber tratarlo?

11 raspado, la histerectomía, la lanarotomía, la ce- sárca, la ovariectomía y cualquiera otra intervención mutiladora, ya sea por-la vía abdominal o por la va- ginal, no deben ser difíciles para ningún ria moderno.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 127

De que esa tendencia quirúrgica en la obstetricia prevalece cada día más se puede comprobar hasta er Jas obras recientes de obstetricia, y como dijimos an- tes, ya vuelven a combinar, en algunas escuelas médi- cas, la ginecología y la obstetricia.

En el famoso Hospital Magee, de Pittsburgh, de- dicado exclusivamente a la maternidad, no se acep- ta la separación y el partero allí está obligado a sa- ber hacer ginecología. HEl Greenpoint Hospi- tal y el Long Island College Hospital, también exi- gen que sus parteros sean ginecólogos.

La combinación de las dos materias es razonable, pues no es nada fácil limitar cada una de ellas. Si abrimos un tratado de ginecología vemos que en él se discuten asuntos obstétricos como el aborto, el emba- razo ectópico, el tratamiento de los tejidos lesiona- dos en el parto v las infecciones y tumores que pue- den hacer peligrar un embarazo. Y si hacemos lo pro- pio con un tratado de-obstetricia vemos también aque allí se describen como causas de embarazos anorma- les, las diversas afecciones ginecológiezs. En pocas palabras, que las dos ciencias se confunden y que hay mucho de común en ambas.

En la enseñanza teórica y todavía més en la clíni- ca, la combinación evita repeticiones innecesarias, v hasta se obtienen beneficios aprovechándose que ambas tienen la misma base anatómica.

Se ha dicho que en la práctica es donde la unión fracasa, pero las estadísticas de los hospitales cita- dos, más los de otros en Alemania, revelan todo lo contrario, y que la mortalidad es más baja en aque- llos donde no se tolera la separación que en donde aun persisten en ella, lográndose el doble ideal de la obstetricia y la ginecología conservadoras. |

128 ANALES DE LA

Por lo tanto, si la misión del partero es contribuir a perpetuar la especie humana y en un grado lo más perfecto posible, se impone que tenga conocimientos. y habilidad quirúrgica, para saber vencer obstáculos.

La dificultad mayor que existe para lograr tal ob- jeto, estriba en que la especialidad tocológica gene- ralmente se ejerce en habitaciones de mujeres pobres o en locales impropios, y con auxiliares deficientes. Pero para vencer todo eso ya se va educando al pú- blico y las mujeres acuden a las salas de maternidad de los hospitales, o se inscriben en las mutualidades maternas, por que saben que allí serán asistidas me- jor que en sus propios hogares. Cuando se permita a cualquier médico trasladar sus casos distócieos a los hospitales públicos, para allí, y eratuitamente por cuenta del Estado, valerse de todos los auxilios ne- cesarios, entonces el ejercicio de la obstetricia será casi perfecto y se habrá cumplido con la misón hu- manitaria de esa ciencia.

Por último, aun que el argumento no es de fuerza pues los títulos de las revistas científicas pueden ser arbitrarios. citaremos varias publicaciones que no consideran justificada la separación, tales como Sur- gery Grnecology and Obstetrics de Chicago, el The American Journal of Obstetrics and Diseases of Wo- men and Children de New-York. los Archivos de Gi- necopatía, Obstetricia y Pediatría de Barcelona v la Remsta Cubana de Obstetricia y Ginecología de 11 Habana.

Varias son las conclusiones que pueden deducirse de todo lo dicho, pero basta señalar las siguientes: (1) Que la misma historia de la obstetricia nos de- muestra que su progreso es de índole quirúrgica. (2) Que para los fines altamente humanitarios de la

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obstetricia es muy conveniente que el especialista en partos tenga conocimientos bastantes sólidos de ci- rugía, o por lo menos de ginecología, y (3) Que tan- to desde el punto de vista del ejercicio profesional, como desde el de la enseñanza sería ventajoso que la ginecología, en el sentido de cirugía abdominal, y la obstetricia fuesen explicadas por un mismo profesor.

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=]

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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E. P. Davis.—Obstetric surgery a modern science. (The Journal of the American Medical Association. t. LXVII. No. 16. p. 1123.)

J. de Lee. Moddesome midwifery in renaissance. (The Journal of the Am. Med. Assn. t. LXVII. No. 16. p. 1126.)

J. Morris Slemons.—What is sained by the union of obstetries and a general hospital. (The Journal of the American Medical Associa- tion. t. LXVII. No. 16. p. 1130.)

$8. Pozzi.—Lección inaugural. Traducida por el Dr. J. Le-Roy. (Re- vista de Med. y Cir. dela Habana. t. VI. p. 358—371.)

8. J. Goodman.—Recent progress in obstetrics. (American Journal of Surgery. t. XXX. No. 11. p. 371.)

J, Morris Slemons.—What is gaimed by the union of obstetries and gynecology in a teaching hospital? (N. Y. State Journal of Medici- ne. t. XVII. No. 7. p. 307.) )

E. Bishop.—Gynecology—obstetrices as a department in a general hospital. (N. Y. State Journal of Medicine. t. XVII. No. 7. p. 323) The teaching of obstetrics and gynecology. (British Med. Journal. Feb. 15, 1919. p. 185 y 193.)

130 ¿ANALES DE LA

ACUERDOS DE LA ACADEMIA

En la sesión de gobierno celebrada el 13 de junio de 1919 se acordó:

1*—Aprobar el informe sobre honorarios profesio- nales emitido por el Dr. Raimundo de Castro.

2—Aprobar el informe emitido por los Dres. G. Casuso, A. Betancourt y J. A. Valdés Anciano, nom- brados en comisión para la glosa de las cuentas y do- cumentos de la Tesorería.

3"—Declararse en receso la Academia, desde esta sesión, dando a la Mesa de la misma un voto de con- fianza para que resuelva cualquier particular duran- te el período de las vacaciones.

ACADEMÍA DE CIENCIAS DE LA HABANA 131

INFORME SOBRE HONORARIOS PROFESIONALES por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller.

(Sesión del 13 de junio de 1919.)

“Señor Presidente de la Academia de Ciencias Mé- dicas, Físicas y Naturales de la Habana. Señor:

Designado ponente por Ud. para informar sobre la tasación de honorarios devengados por el Dr. Sr. A... R... y G... en la asistencia facultativa al se- ñor O... V... y sus familiares, paso a desempeñar mi cometido. Los documentos que se me han facilita- do y que entiendo ser los únicos pertinentes en este caso son: una certificación del Sr. Antonio R. Quin- tana, Secretario judicial adscrito al Juzgado de Pri- mera Instancia del Este de esta ciudad, haciendo constar una copia de una relación detallada de los servicios médicos prestados por el Dr. A... R... y G...,alseñor O... V... y sus familiares con expre- sión de sus respectivos honorarios y hoja clínica del mencionado Sr. O... V... y una comunicación del Sr. Juez de Primera Instancia del Este de esta ciu- dad dirigida al Sr. Presidente de esta Academia con motivo del juicio declarativo de mayor cuantía se- euido por. ek Dr A... E... y 0.70 contra, e IIA IRE LAGEA y SIRO AENOR AOS EROS: DA SÓN E... y M... LD... E... y A... sobre pesos y cua- dernos de prueba del actor para indagar a instancias del propio actor los siguientes extremos:

(1”——Si dada la enfermedad que padecía O... V... según la hoja clínica que se acompaña y que fué

132 ANALES DE LA

diagnosticada por el Dr. A... R... como úlcera jux- ta pilórica, fueron adecuados los servicios. médicos prestados al referido V... poriel Dr. R... y que se detallan en la aludida relación consistente en su ma- yor parte en los lavados de estómago, cura de Flei- ner, inyecciones de Radium y análisis que se hicie- ron al Sr. V... en el período de tiempo que expresa esa relación y si dada la naturaleza de tal enferme- dad y sus caracteres alternativos han podido pres- társele los mencionados servicios en la extensión y cuantía en que según la propia relación aparecen prestados.—2*—8S1 dada la posición económica del Sr. 0... V... que además de ser propietario reu- nía la condición de comerciante establecido en esta ciudad en la calle de O'Reilly No. 57, la naturaleza de la enfermedad padecida por dicho señor y el tra- tamiento empleado para su curación por el Dr. R..., el costo en esta plaza de las materias o productos médicos y químicos que tuvieron que emplear para ese tratamiento, o sea los lavados, curas de Fleiner, inyecciones de Radium y análisis, resultan equitati- vos los honorarios que se asignan a tales servicios por el Dr. R... en la aludida relación y caso de no serlos, cuál es el prudencial y justo valor de los re- petidos servicios; “y 3—Si los honorarios que se »signan en la propia relación a los servicios médicos que en ella se detallan prestados igualmente por el Dr. R... a la esposa e hijos del Sr. V... resultan dada la posición económica de éste, equitativos y ca- so de no serlos cuál es el prudencial y justo valor de dichos servicios. ””

Así como los particulares que a continuación enu- meramos ¡propuestos como ampliación a los anterio- res por una de las partes demandadas. —'*A.—Can-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 133

tidad que cobra el Cuerpo Médico-de la Habana co- rrientemente por consultas y visitas. B.—Forma en que se cobran los honorarios; es decir si visita por visita o consulta por consulta, por meses cuando la enfermedad es larga o si al término de la misma.— C.—Si es costumbre esperar tres años a partir de la fecha en que se prestaron los servicios y a que Palito ca el paciente para entonces cobrar los honorarios”? y D.—8Si es costumbre que un facultativo osas norarios por el solo hecho de presenciar una opera- ción en la que no tomó absolutamente parte activa”, Del examen de los documentos que expresamos podemos decir que están en orden y minuciosamente detallados los honorarios: que la hoja clínica es com- pleta con respecto a su afección local en el estómago, no así con el estado general del paciente, ni la evolu- ción definitiva del caso y su terminación. —Tenien- do pues en cuenta el que suscribe para fundamentar su juicio: la categoría de la población (capital de la República), las posibilidades pecuniarias del finado, la naturaleza de los servicios prestados, las condicio- nes y circunstancias en que el servicio se realizó, la categoría del facultativo (especialista en estas afec- ciones del estómago) y las condiciones especiales de este caso, estimo que debemos contestar y contesta- mos a las preguntas del Sr. Juez en esta forma: 1.—Que los servicios médicos prestados al Sr. V.. por el Dr. R... fueron adecuados al diagnóstico del caso (úlceras juxta pilórica) dado que este trata- miento de Bourget y Fleiner está aceptado por la. ciencia como uno de los indicados para la cura de este mal. Y que dada la naturaleza rebelde de esta afección y sus alternativas características han po- -

134 ANALES DE LA

dido prestarse los servicios en la extensión y cuantía en que aparecen ¡prestados.

2.—(G)ue dada la posición económica solvente del Sr. O... V..., la naturaleza grave de la enferme- dad, el tratamiento largo de la afección y el costo sobre todo del Radium y de los ingredientes para los análisis, podemos decir que los honorarios asignados a tales servicios resultan equitativos.

3.—Que los honorarios que se asignan en la pro- pia relación a los servicios médicos prestados por el Dr. R... a la esposa e hijos del Sr. V... resultan dada la posición económica de éste, las condiciones del facultativo y las cireunstancias especiales del caso del mismo modo ajustada a razón.

A.—El Cuenpo Médico de la Habana no tiene una tarifa fija para consultas y visitas variando esta se- gún las cireunstancias del caso, naturaleza del ser- vicio, duración de éste, categoría del médico y posi- ción económica del enfermo.

B.—Los honorarios se cobran según las circuns- tancias del caso, relación entre el médico y el cliente, bien por visita o por consultas, por asistencia, a fin de cada mes o en cierto caso al término de la enfer- medad.

C.—Sobre este punto no hay costumbre estableci- da, es potestativo del médico el cobrar los honorarios cuando él lo crea más oportuno según sean sus rela- ciones con la familia y sus intereses personales siem- pre que se ajuste a lo estatuído en el Código Civil vigente sobre esta materia.

D.—Con respeto a esta pregunta diremos que si es verdad que el médico de cabecera por el hecho de no ser cirujano no toma parte activa (material) en la operación, puede en muchos casos ser un factor

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 135

importante auxiliando con sus consejos al cirujano dado su conocimiento más completo de la naturaleza del paciente y de la evolución de la enfermedad da- do que el cirujano muy amenudo solo al enfermo para decidir sobre la intervención, su preparación y ejecución, como parece sucedió en este caso según se desprende de la documentación que tengo a la vista, ya que la consulta con el Dr. Sousa aparece realizada el veintinueve de julio de mil novecientos dieciocho y la operación el mismo día mientras el Dr. Reyes actor en este caso venía asistiendo desde mil nove- cientos quince. Sin contar con la pérdida de tiempo y los honorarios que por otros trabajos realizados durante ese espacio de tiempo pierde el médico; y a mayor abundamiento en este caso particular apare- ce en la documentación que me sirve para juzgar que no solo la presencia en la operación del Dr. Re- yes, el actor, sinc el haberlo acompañado en la ambu- lancia a la clínica y haber permanecido con él hasta las tres de la tarde, hora en que salió para almorzar, y después visitas a la clínica mañana y tarde, fué to- do hecho a ruego del enfermo y sus familiares ofre- ciendo abonarle los honorarios y si todo este empleo de su tiempo por pura complacencia no pareciera su- ficiente vemos en los mismos documentos que preci- samente en estos días de la operación, visitas a la Ví- bora y a la clínica estaba el Dr. Reyes veraneando en Santa María del Rosario y desde allí se le trajo para que realizara todos estos actos con perjuicio hasta de su salud ya que estaba descansando en su temporada.

_ Por tanto, el que suscribe en virtud de los doen- mentos que ha tenido a la vista para juzgar este caso y las consideraciones que le han sugerido y que es-

136 "ANALES DE LA RES.

pone en el curso de este escrito entiende que los ho- norarios de tres mil setecientos ochenta pesos mo- neda oficial que reclama el Dr. A... R... y G... por una asistencia consecutiva desde el día veintidós de septiembre de mil novecientos quince hasta el dos de agosto de mil novecientos dieciocho del Sr. O.. V..., señora e hijos, en el cual están incluídos, con- sultas, visitas, juntas, operación, cura de Bourget y Fleiner, lavado del estómago, inyecciones de Ra- dium, inyecciones antitetánicas, visitas de urgencia y complacencia, y demás condiciones expuestas, sor justos y equitativos emitiendo pues, este juicio que pq a la consideración de sus compañeros.

OS progresos obtenidos en las. sal

jos de la Academia, artículos actualidad

morál e intereses profesionales, de asuntos eos, de diversos ramos, dc. de... >.

Los ANALES sostienen numeroso cange É blicaciones análogas del mundo entero. 7

los trabajos.

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Toda obra enviada a la redacción de los A será anunciada tres veces. E : Se suplica el cange. 0 Please exchange. a

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Sírvase dirigir el cange: Á DEMIA DE

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REGISTRADO ÉN CORREOS COMO CORRESPONDENCIA DE SEGUNDA CLASE

ANALES

[Academia de Grencias Médicas, FÍSICAS Y NATURALES

DE LA

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DIRECTORES Dr. Manuel Ruiz Casabó. - Dr. Carlos de la Torre

A TOMO LVI

5

JULIO -DICIEMBRE 1919

Toda la correspondencia y cenge de los ANALES, dirijase al local de la ACADEMIA. —CUBA 84 A,-HABANA..

NHABANA IMP. LLOREDO Y Ca. MURALLa 24 1920

HABANA | REVISTA CIENTIFICA h INSCRIPTA EN LA “ASOCIACION DE LA PRENSA MEDICA DE CUBA”

E q€_-_ -áE-5E5_-»-_——_ o o 5 a 4 , Ñ ¿ o y 2 Z » la ' Í

A

1—Acta de la+sésión científica del

I1.—Explicación del donativo del 2 Presidente. DI IAS ON

octubre

SUMARIO

. $.

(Sesión del 9 de“:

I1I.—Edema de la laringe como complicación, por el bh p. Herbado

Seguí.

TV.—Nota necrológica.

Arteaga

A IS SAL OE IA O IN IS ES SGT PS

VI.—Nota «necrológica. mundo de Castro y Bachiller. (Sesión del 24 de octubre de dre

VII.—Sesión frustrada del 14 de noviembre de 1919

(Sesión del” 9 de octubre de 1919)

ns... ..-. .

El Dr. Abraham Jacobi, por el Dr. Julio F.

Dr, Antonio Lecha Marzo; por el Dr. Rai-'

axe

SRT A

E TIA O ELY

VIII.—Acta de la sesión pública ordinaria celebrada el 28. de noviembre

de 1919

Valdés Anciano. (Sesión del 28 de noviembre de 1919)

A e PA AR A IR A AA A A TS TA A AOS NA

IX.—Informe sobre la causa de una hemiplegía, por el Dr. José A.

X.—Informe sobre productos farmacéuticos Serobacterina y Bacterina,

porel Dr. José P. Alacán. (Sesión del 28 de noviembre de 1919). :

XI—Purificación de aguas por métodos físicos, por el Dr. José A.

Fernández Benítez. (Sesión del 28 de noviembre de 1919).

XII.—Influencia de los trabajos William Cronkes F. R.S. V. en la evolución de la química moderna 1832-1919, por el

7

09

tón A. Cuadrado. (Sesión del 28 de noviembre “de asko

XIIT.—Acuerdos de la Academia.

O MEA A RE TRE E AS

XIV.—Informe sobre honorarios en accidentes del trabajo, por el Dr. Ma- nuel Ruiz Casabó. (Sesión del 28 de noviembre de 1919).

" XV.—Informe sobre honorarios en accidentes del trabajo, por el DE Ma- muel Ruiz Casabó. (Sesión del 28 de noviembre de 1919). . ;

XVI.—Tasación de honorarios, periciales, por el Dr. Tomás V. Coro-

nado. ((Sesión de Gobierno del 28 de noviembre de 1919). XVII.—Informe acerca de la solicitud del Dr. Emilio Berger que aspira

sal título de miembro corresponsal extranjero de la Academia de

Ciencias Médicas, Fisicas y Naturales de la Habana, por el Dr. J.. (Sesión de Gobierno del 28 de noviembre

Santos Fernández.

de 1919

). ;

.. .. e .

X VIT. —Sesión Sustida del 12 de diciembre de 1919. .

de 1919

XX.—Elogio del Académico, ingeniero de: caminos, canales y puertos Sr. Francisco Paradela y Gestal, por Luis Morales y

Ingeniero Civil.

(Sesión del 17 de diciembre de 1919). XXI.—Discurso de contestación al trabajo de ingreso presentado por el

A JT RE A E

..... . . .. ....

. . ....

XIX. —Acta de la sesión pública extraordinaria del 17 de dica

A E E A RA IS TT E. A

Pedroso,

Sr. Luis Morales y Pedroso, por el Dr, José A. López del Valle.

(Sesión extraordinaria del 17 de diciembre de 1919). XXII.—Elogio del Dr. Luis M* Cowley y Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Ha-- bana, por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, en el acto de su recepción como 'miembro numerario. (Sesión da

del 17 de diciembre de 19).

XXIIM.—Discurso de contestación al de ingreso como académico de nú- mero del Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, por el Dr. Jorge. (Sesión extraordinaria del 17 de diciembre

Le-Roy de 1919

XXIV.—Nota por la Dirección

y Cassá.

Valdés Machado, leído en la :

A A NA IC AR A

AO

E iO,

Y J

y

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 18387

ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 9 DE OCTUBRE DF 1919

¿ SRARY EW YORK . y Al / a PA E Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández. AN UAR DEN Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy. Académicos cor.currentes.—De número, Dres: R. de Castro, F, M. Héctor, D. Hernando Seguí, E. Moreno y M. Ruiz Casabó.

Corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Se da lectura al acta de la sesión anterior (13 de junio) la que no pudo ser aprobada por falta de quorum reglamen- tario, razón por la que se celebra esta sesión con el carácter de científica.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—Del Tribunal Supremo de Justicia, solicitando informe en el expediente de jubilación de Fernando Robert Matos, Secretario de Juzgados de Gibara.

De la Dirección de Agricultura, remitiendo escrito «Gel ingeniero agrónomo Sr. Jesús Riera, sobre la enfermedad de los cocoteros, para su traslado al Tribunal correspondiente.

De la misma, acusando recibo del escrito en el que se le participa el nombramiento del Dr. Jorge Le-Roy, para el Tri- bunal de oposiciones de la Granja Escuela de Oriente. .

Del Sr. Federico Ordext, de Cienfuegos, solicitando el Programa de los Premios pará el concurso de 1920.

Del Juzgado Municipal del Sur de la Habana, solicitan- do informe en causa por accidente del trabajo, sufrido por el obrero Manuel Fernández Suárez.

Del mismo, id. id. id. por el obrero Francisco Bruselas Gon- zález.

Del Juzgado Municipal del Vedado, id. id- id. de los obre: ros Luis García y Joaquín Vidal Quintaña.

Del Sr. Julián L. de las Casas, consultando sobre una cues: tión gramatical.

138 ANALES DE LA

Del Sr. José M. Hévia,solicitando se le ilustre acerca de las palabras “Memoria y Retentiva”

De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, so- licitando, el nombramiento de un miembrec para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 11” (Trabajos manuales, mujeres) de la Escuela Normal de Pinar del Río.

De la misma id. 1d. id. para la cátedra del grupo 5 (Estu- cós y Alemán) de la misma Escuela.

De la misma, la. 1d. id,para la cátedra del grupos? (Estu- (105 pedagógicos) de la propia Escuela. ¿

De la misma, id. id. id, para la cátedra del grupo 2% (Arit- mética €) de la propia Escuela.

De la misma, id. id. id, para la cátedra del grupo 1* (gra- mática €) de la Escuela Normal de Matanzas.

De la misma, id. id. id, para la cátedra de Profesora ad- junta del erupo 1* (Gramática, €, de la Escuela Normal para maestras de la Habana.

De la misma, id. id. id, para la cátedra del grupo 6? (Fran-

cés y Aleman). de la Escuela Normal de Santa Clara.

De la misma, 1d. id. id, para la cátedra del grupo 2* pri mética €) de la Escuela Normal de Matanzas.

De la Secretaría de Instrución Publica y Bellas Artes, so- licitando estudio técnico del proyecto de la Ley de Caza pre- sentado al Senado, procedente de la Cámara de Represen- tantes. ; ;

Del Dr. Juan Fonseca, manifestando nc poder aceptar la

designación de esta Academia para el Tribunal de oposicio--

nes de la cátedra de Francés y Alemán de la Escuela Normal de Santa Clara, por haber sido designado para el mismo Tri- bunal por la Escuela de Pedasogía de la Universidad. -

De la Secretaría de Justicia, solicitando informe sobre los honorarios reclamados por tos Dres. Cubas, Chicoy y Rojas, en el expediente de jubilación del Secretario del Juzgado de Saruco.

De la Sra. Adela Párraga, viuda de Fuentes, donando a

esta Academia los libros y folletos de su difunto esposo el

Juan B. Fuentes.

De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, so- licitando la designación de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la cátedra del grupo 2% (Aritmética €) de la Escuela Normal de Pinar del Río.

"Y

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 139

De la misma, id. id. id, para la cátedra del grupo 11? (Tra- bajos manuales-mujeres) de la propia Escuela.

De la Secretaría de Justicia, traslandando Decreto del Hon. Sr. Presidente de la República sobre transferencia de erédi- tc para la subvención de esta Academia.

Del Dr. Manuel Ruiz Casabó, manifestando no poder acep- tar la desienación para el Tribunal de oposiciones a la cáte- dra de Aritmética de la Escuela Normal de Pinar del Río, por estar ausente de la Hhabana.

Del Sr. Gregorio Usategui, solicitando devolución de la cantidad pagada por la redención del censo de la casa Amar- gura 31.

Del Notario Sr. Julián Sánchez, solicitanco certificación del acta de la sesión del 22 de noviembre de 1918, relaciona- da con la cancelación del censo anterior.

De la Sección de Ciencias Históricas del Ateneo de la Ha- bana, solicitano el salón de actos de la Academia, para cele- brar varias sesiones, cuyas fechas determina.

Salida.—A la Secretaría de Agricultupa, Comercio y Tra- bajo, manifestándole haber sido desienado el Dr. Jorge Le-Roy para integrar el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del Gru- po A. de la Granja Escuela **Carlos Manuel de Céspedes”” en la provincia de Oriente. |

Al Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, dándole cuenta del anterior nombramiento.

- Al Juzgado de Primera Instancia del Este de la Habana, remitiendo informe sobre honcrarios profesionales reclama- dos per el Dr. Adolfo Reyes.

Al Tesorero de esta Academia, transeribiéndole informe de la Comisión de Glesa aprobado por la Academia en la sesión de Gobierno del 13 de junio.

Al Dr. José A. Valdés Anciano. nor brándolo ponente pa- ra que informe en el expediente de jubilación de Fernando Robert y Matos, solicitado por el Tribunal Supremo de Justicia

A la Dirección de Agricultura, acusaudo recibo de su es- erito trasladando otro del meeniero Sr. Jesús Riera.

Al Dr. Carlos de la Torre, trasladándole escrito de la Di- rección de Agricultura relativo al del Sr. Jesús Riera, sobre la enfermedad de lor cocoteros.

140 ANALES DE LA

Al Sr. Federico Ordetx, de Cienfuegos, remitiéndole el programa de los premios para el concurso del año 1920.

Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, nombrándolo ponente en tasa- ción del honorario solicitada por el Juzgado Municipal del Sur de la Habana, con motivo del accidente del trabajo, sufrido per el obrero Manuel Fernández Suárez.

Certificado de que el Dr. Juan Santos Fernández conti- núa en sus funciones del Presidente de esta Academia.

Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, nombránolo ponente en tasa- ción de honorarics solicitada por el Juzgado Municipal del Sur de la Habana con motivo del accidente del trabajo sufri- do por el obrero Francisco Bruselas González. '

Al Dr. Guillermo Benasach, nombrándolo ponente en tasa- ción de honorarios solicitado por el Juzeado Municipal del Vedado, ceca motivo del accidente del trabajo sufrido por los obreros Juan Luis Garcia y Joaquín Vidal Quintana.

A] Sr. Julián de las Casas, manifestándole que como esta Academia es de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, no pue- de resolver su consulta gramatical.

Al Sr. José María Hévia, id, id. id, acerca de las palabras ““memoria y retentiva””.

A la Sta. Rosa de la Torre, nobrándola para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 11% (trabajos manua- les-mujeres) de la Escuela Normal de Pinar del Río.

Al Dr. Gabriel Casuso Díaz Albertini, nombrándolo para el Tribunal de la Cátedra del grupo 6% (Francés y Alemán) de la misma Escuela.

Al Dr. Francisco Zaldivar, id. id. id, para la Cátedra del grupo 5% (Estudios Pedagógicos €) de la misma.

Al Dr. Ruiz Casabó, id. id. id, para la Cátedra del grupo 2? (Arimética €) de la misma.

Al Dr: José Manuel Carbcnell, id. id. id, para la Cátedra del grupo 1* (Gramática €) de la Escuela Normal de Ma- tanzas. ]

Al Dr. Jorge Le-Roy, id. id. id, para la Cátedra del grupo 12 (Gramática €) de la Escuela Normal para Maestras de la Habana.

Al Dr. Juan Fonseca, id. id. id, para la Cátedra del grupo 62 (Francés €) de la Escuela Normal de Santa Clara.

AS E cc

ACADEMIA 'DE CIENCIAS DE LA HABANA 141

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta de los anteriores nombramientos.

Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, nombrándolo para el Tribu- nal de oposiciones de la Cátedra del erupo 2% (Aritmética de) Ge la Escuela Normal de Matanzas.

A la Secretaría de Inctrución Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento.

Certificado acreditativo de varios artículos del Reglamen- to, para la inscripción en el Registro de la Propiedad ae Orien- te de la Habana» de la inscripción de la redención del censo que afecta a la casa Amargura 31.

A la Sra. Fidelina Bedia, designándola para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del erupo 11? (Traba- Jos manuales mujeres de la Escuela Normal de Pinar del Río, por enfermedad de la Sta. Rosa de la Torre, designada ante- riormente.

Al Sr. Ramón López Oliveros, id. id. id, para la Cátedra del grupo 1? (Gramática €) de la Escuela Normal de Matan- zas, por ausencia del Dr. José Manuel Carbonell, designado anteriormente.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta de los anteriores nombramientos.

Al Dr. Jorge Le-Roy, designándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 6% (Fraicés €) de la Escuela Normal de Pinar del Río por no haberse presen- tado el Dr. Gabriel Casuso y Díaz Albertini, designado an- teriormente, a ocupar su puesto.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuentá de los anteriores nombramientos.

Al Dr. Alberto Boada, nombrándolo para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 6% (Francós 4) de la Es- cuela Normal de Santa Clara, en sustitución del Dr. Juan Fon- seca, nombrado anteriormente.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta de la anterior sustitución.

A la Secretaría de Justicia, solicitando nuevo Decreto de Transferencia del crédito de un mil pesos para aumentar la consignación de la Academia, como en año anteriores, per sub- sistir las mismas causas:

142 se ANALES DE LA

Al Dr. Tomás V. Coronado, nombrándole ponente en in-

forme sobre honorario pedide por la Secretaría de Justicia. A la Sra. Adela Párraga Viuda de Fuentes, acusando re- cibo, con gracias, de los libros y folletos donados en memoria

de su difunto esposo.

Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, nombrándolo para formar par- te del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo. E (Aritmética) de la Escuela Normal de Pinar del Río.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- aole cuenta del “anterior nombramiento.

A la Sra. Fidelina de Bedia, nombrándola para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 110 (Trabajos manuales-mujeres) de la Escuela Normal de Pi- nar del Río.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán-

cole cuenta del anterior nombramiento.

A la Secretaría de Justicia, acusando recibo, con gracias del Decreto del H. Sr. Presidente de la República, por el que se transfiere la cantidad de un mil pesos para aumentar. la subvención de la Academia.

Al Sr. Gregorio Usategui, manifestándole no ser posible acceder a su petición relativa al censc que eravaba la casa Amargura 31. A y

Al ingeniero Sr. Manuel Gran, nombránaolo para el Tri- bunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 2? (Aritmética dz)

de la Escuela Normal de Pinar del Río, en sustitución del Dr.

Mamuel Ruiz Casabó. : A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dan- ole cuenta del anterior nombramiento. Al Sr. Julián Sánchez Victores, trasladándole copia de la parte pertinente del acta del 22 ae noviembre de 1918, rela- cionada con la casa Amargura 31.

Al Secretario de la Sección de Ciencias Históricas del Ate- neo de la Habana, accediendo a su solicitud de utilizar los sa- lones de esta Academia en las fechas señaladas en su escrito,

corriendo de su cuenta los gastos de alumbrado y demás 0 originen esas fiestas.

Se

(4 6 ho Ú

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 143

EXPLICACION DEL DONATIVO DEL SR. PRESIDENTE

(Sesión del 9 de octubre de 1919)

Señores académicos: hace cerca de dos años que tenía dispuesta la sama de mil quinientos pesos, para ofrecerla como un pequeño donativo a la Academia, más he ido demorando la entrega sin darme cuenta de ello, y a la postre he visto que aunque la cantidad que hoy dono es en extremo exigua, si*se compara con los honores y todo género de distinciones de que me ha hecho objeto la Corporación, durante el lar- go período de más de ocho lustros que formo parte de ella, no debo demorar su entrega, a fin de que la em- plee como lo tenga a bien, pues mis años se van acn- mulando de modo alarmante y pudiera suceder que se interrumpiese el curso de mi vida, sin haber realizado este insignificante testimonio del respecto que ha ins- pirado siempre la Corporación, a este modesto obre- ro de la ciencia, que ha hecho en su obsequio cuanto ha podido.

Reitero a los señores Académicos, la expresión de mi más profundo respeto y les pido mis excusas por el tiempo que les he ocupado en asunto de tan esca- so valor.

He dicho.

144 ANALES DE LA

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EDEMA DE LA LARINGE COMO COMPLICACIÓN Por el Dr. D. Hernando Seguí.

(Sesión del 9 de octubre de 1919)

Hacer una ligerísima reseña de las afecciones en

que puede presentarse el edema de la laringe, anti- guamente llamado edema de la glotis es lo que me propongo en este trabajo.

EDEMA LARÍNGEO EN CASOS DE GRIPPE.—De edemas laríngeos en casos de grippe se han publicado varias observaciones; pero en casi todas se trata de enfermos cuya laringe estaba ya atacada anteriormente por sí- filis o tuberculosis, y en la epidemia que acabamos de pasar no tengo noticia de que se haya presentado.

Yo he visto dos casos. Uno es un hombre de 29 años, que no acusaba ningún trastorno anterior en su laringe, no había tenido jamás la voz velada. El otro es una mujer de 34 años que once años atrás ha- bía adquirido la sífilis y los estigmas de ellas eran bien visibles: presentaba cicatrices de gomas periósticos en las piernas yv la nariz tenía la forma de silla de montar; refería, además, la enferma que en diversas ocasiones había estado muy ronca. En ambos casos el edema asentaba sobre los aritenoides, dejando libre la epiglotis. Los dos curaron con el tratamiento mé- dico. No hubo necesidad de abrir la tráquea a pesar de ser enorme la tumefacción y alarmante el tirage, especialmente en el primer caso.

En la difteria no conozco más que una observa- ción de edema publicada y en ella no se ve claro si los fenómenos asfícticos eran debidos a una invasión de falsas membranas en la laringe o al edema de ésta.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 145

En la fiebre tifoidea el edema de la laringe puede presentarse y hasta Griessinger asegura que se le en- cuentra en la quinta parte de los casos; pero no se tra- duce más que por síntomas de una laringitis banal. No tiene, por tanto, interés clínico alguno.

De las tres enfermedades crónicas, más frecuentes de la laringe: sífilis, tuberculosis y cáncer, es la pri- mera la que con frecuencia se complica de edema, so- bre todo en sus manifestaciones tardías. En la tuber- culosis es rarísima y los casos publicados son de infil- tración bacilar más que de edema propiamente di- cho. En cuanto al cáncer, excepcionalmente se compli- ca de un edema clínicamente apreciable y la muerte sobrevenida algunas veces por disnea súbita debida a edema, ha sido motivada por la administración im- prudente de un tratamiento iodurado para diagnós- tico diferencial con la sífilis.

Si el edema que complique cualquiera de estas tres afecciones hace necesaria una traqueotomía, esta no puede hacerse alta (intererico-tiroide) como está recomendada por el edema primitivo, hay que hacerla muy baja o por lo menos sobre los dos primeros ani- llos de la tráquea.

EDEMAS TRAUMÁTICOS.—Las quemaduras por in- gestión de líquidos hirviendo, pueden determinar un edema de la laringe, edema que puede llegar «a ser mortal si la traqueotomía no se practica a tiem- po. un caso que me recordó mucho otro análogo deserito por S. Lastra. Un muchacho a quién llama- ban, en el pueblo de su residencia, el bobo, fué invi- tado a tomar chocolate y le dieron una taza que esta- ba hirviendo, diciéndole que la etiqueta exigía beber- lo todo de un golpe, como hicieron los demás porque sus tazas estaban frías. Dos días después lo ví. Tenía

146 ANALES DE LA

la farigen roja; en la región aritenoidea un edema considerable y cualquier movimiento de deglución le ocasionaba un delor insoportable.

Este muchacho curó, después de grandes sufri-' mientos, sin haberle practicado la traqueotomía, por- que en él más que la disnea predominaba la disfagia. Pero he leído en el Bristish Med. Journ., la observa- ción de un niño de cinco años que había tratado de be- ber una tetera llena de agua en ebullición; a las cuatro horas: respiración difícil, tos violenta y agitación tan intensa que hizo necesaria la traqueotomía. Las con- tusiones y las fracturas de la larige pueden compli- 'arse de edema. Estos accidentes se han hecho bas- tante comunes desde que se ha generalizado el foot- ball. Un médico de 32 años, jugando al foot-ball, re- eibió un puntapié en la mitad izquienda de la larin- ge. Afonía inmediata, sin dolor, ni disnea. Siete horas después: edema enorme de toda la mitad izquienda de la laringe salvo la epiglotis; afonía completa y disfagia; pero no disnea; alguna expectoración san- guinolenta. Curó en quinee días con tratamiento mé- dico nada más. (1).

EDEMA EN LAS AFECCIONES RENALES.—HKl edema brightico de la laringe no es, como pudiera pensat- se, una de las localizaciones del anasarca que apa- rece en el período de declinación de las nefritis eró- nicas. Si el médico se fija en los casos que trata 0 ha tratado y lee con atención las observaciones que se han publicado, verá al edema laríngeo manifes- tarse siempre como única localización de la exuda- ción serosa, cuando todavía los síntomas de la ne- fritis están poco manifiestos y no son raros los casos en los que la enfermedad de Bright ha sido descu-

(1) Journal of laryngol.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA' 147

bierta con ocasión del accidente laríngeo. Esto no de- be sorprendernos porque en estos casos no nos encon- tramos en presencia de un desorden patológico deter- minado por la insuficiencia renal, sino de una larin- gitis benigna desde el punto de vista infeccioso; pe- ro que se ha hecho edematosa y mecánicamente pe- ligrosa a causa de la existencia de nefritis.

El edema laríngeo en la nefritis es casi siempre bilateral y extendido a todo el vestíbulo laríngeo; con frecuencia está acompañado del edema de la úvula y de los pilares del velo. Debe tenerse muy presente que el síntoma faríngeo, la disfagia, precede al sínto- ma laríngeo, la disnea.

Síntomas EvoLucióN.—En el curso de una ne- fritis de evolución lenta, aparece muchas veces el edema de la laringe sin haber sido precedido de edemas periféricos y esto ha hecho decir a muchos autores, Fauvel y Frankel entre ellos, que puede sur- glr como la primera manifestación de la enfermedad de Bright; pero esto no es exacto, un examen previo de la orina del enfermo hubiera permitido deseu- brir la nefritis. Precedido o no por síntomas de ne- fritis el acceso debuta siempre por disfagia, sin síntomas generales, después más o menos bruscamen- te, se presentan los trastornos respiratorios. El en- fermo refiere al médico que experimentó al principio entorpecimiento y dolor al tragar, que la disfagia se fué acentuando al extremo de no poder tragar la sali- va sin grandes dolores y que a los diez o doce días de haber empezado estos trastornos de la deglución, su- fre ín ahogo una estrangulación que el compara a un cuerpo extraño que hubiera obliterado la entrada de la vías aéreas.

Los progresos de la disnea son habitualmente muy

148 ANALES DE LA

'ápidos v hay que estar prevenidos contra una asfixia inminente que obligue a una traqueotomía de urgen- cla.

La voz ronca al principio se extingue casi comple- tamente cuando el edema es voluminoso.

La tos sobreviene a consecuencia de la penetra- ción de líquidos en la vías aéreas cuando el edema por su volumen impide mecánicamente la deglución.

No es necesario para el diagnóstico el examen de la laringe, basta ver la garganta donde salta a la vis- ta un edema considerable de los pilares y de la úvula edema con frecuencia traslucido, alguna vez rara, roja.

El pronóstico es serio. De diez enfermos cuyas observaciones recoge Brousse en su tesis doctoral, cin- co murieron de asfixia. Se ve pues la necesidad de no diferir de traqueotomía tan pronto la disnea se haga permanente.

EDEMA 10DIC0.—Es este un edema al que no se da importancia generalmente y que la tiene grande por su frecuencia. Es cosa corriente entre los médi- cos ordenar ioduro de potasio a dosis progresivamen- te crecientes para hacer diagnóstico diferencial en- tre las neoplasias malignas y la sífilis de la larige, re- cordando aquel aforismo de Hipocrates que tanto re- petía el Doctor Rafael Cowley, '“Natura morborum curationes ostendum?””. Esa práctica es peligrosísima porque hay que tener siempre presente que un edema ligero recayendo en una large estrechada ya por una infiltración patológica precexistente se convierte por ese hecho en una amenaza de asfixia mortal.

La reacción Wassermann da el diagnóstico más pronto y no crea el peligro de la administración del ¡oduro

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 149

Síntomas. En los casos ligeros el iodismo larín- geo se caracteriza por afonía y disfagia. En los ca- sos más graves la ansiedad respiratoria aumenta: el paciente sufre una disnea creciente caracterizada por inspiraciones muy penosas, largas y sibilantes, se- guidas de expiraciones cortas y silenciosas; hay ciano- sis de la cara y de los labios y tirage supra y sub es- ternal. ;

Esta disnea presenta a veces paroximos causados probablemente por espamos sobre añadidos al edema y presenta también remisiones que son muy peligro- sas porque alejan la idea de una traqueotomía que es sin embargo, necesaria. La muerte rápida en una eri- sis es en efecto la terminación habitual de los casos graves si no se ha abierto a tiempo la tráquea.

En los casos hbeningnos o de mediana intensidad la curación sobreviene gradualmente, tres o cuatro días después de la cesación del medicamento que ori- einó el edema.

FÉDEMAS NERVIOSOS.—En este grupo se ineluven dos edemas laríngeos: uno, bien individualizado clí- nicamente, la enfermedad de Quineke localizada a la laringe y el otro la urticaria laríngea.

En casi todas las observaciones de urticaria larín- gea que he leído se hace constar que el enfermo había comido almejas, langosta o aleún otro crustáceo. Son indudablemente casos de intoxicación o de anafiláxis alimenticix. Queda solamente la enfermedad de Quin- cke como edema nervioso o por lo menos de causa to- davía desconocida.

Enfermedad de Quinciee—Quincke la define así: “Tumefaciónes edematosas de doz a diez centímetros ““que se presentan en placas bien cireunscritas en la ““piel y el tejido celular subeutáneo. Estos edemas -

150 ANALES DE LA

“tienen límites indecisos la coloración normal de la “piel no está modificada, alguna. vez un poco más pá-

“lida omás rosada. Las mucosas pueden ser ataca-

““das: labios, velo del paladar, faringe y laringe, estó- “mago e intestino. Los edemas se instalan brusca- ““mente y desaparecen en algunas horas, en algunos “días a lo más. El estado general no se afecta habi- tualmente?”

Etiología. Esta afección singular se presenta con

frecuencia, como hereditaria y, pudiera decirse fa-.

miliar. Osler, en una familia, ha podido averiguar la

existencia de casos en cinco generaciones y Ricochon

ha asistido siete miembros de una familia, de enfer- medad de Quincke. El estado neurópático, el artritis- mo se encuentran frecuentemente entre los antece- dentes de estas familias. Los dos sexos son igualmente atacados; la época de las reglas parece predisponer a los ataques; el em- barazo, en cambio, los suspende siempre. La enferme-

dad se declara habitualmente.entre los veinte y ena-

renta anos. Causas ocastonales.—La influencia de una fatiga

local, el surmenage general, las depresiones nervio-

sas, las grandes emociones las contrariedades, son re- latadas en un gran número de observaciones como causas ocasionales. La excitación de un tronco nervio- so produce el edema en el territorio inervado, suscep- tible de generalizarse enseguida, la observación de Lewin tiene toda la claridad y precisión de una expe- riencia: Un otorréico sufre en la caja una cauteriza- ción con ácido crómico; la cuerda del tímpano fué atacada, porque inmediatamente apareció un edema enorme en la mitad correspondiente de la lengua, des- pués de toda la lengua, de la laringe, la frente, de las manos y de la región maleolar.

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 151

Sintomas.—La crisis sobreviene sin prodromos o es anunciada por un ligero estado febril, embarazo gástrico, nervosismo y somnolencia. El edema tarda algunas horas en desarrollarse; pero se ha visto en algunos minutos ponerse tumefacta la «mitad de la cara. Toda la «cara y todo un miembro pue- den ser invadidos. Dura el edema algunas horas o dos o tres días v después desaparece como había venido. Si durante la erisis se observan vómitos y diarrea es indicio de que se ha localizado la afección en las vías gastro-intestinales.

Concretándome a la localización en la laringe que es el objeto de este artículo, diré que se observa en el 21% de casos de edema angio-neurótico o en- fermedad de Quincke v que el primer síntoma es el acceso de sofocación, este sobreviene siempre muy rá- pidamente, ya el enfermo se despierta ahogándose, va comienza a sentir un estorbo en la garganta, des- pués disnea con tirage y después algunas veces en po- cos instantesysín que haya habido tiempo para hacer nada, la asxia mortal. La evulución es rápida y en los casos favorables, después de algunas horas de disnea máxima los síntomas se atenúan poco a poco.

Durante toda la crisis, si no se ha intervenido, no se debe perder de vista un instante al enfermo para traqueotomizarlo al primer amago de asfixia.

En el momento del acceso la afonía es completa, pero desde que cesa la disnea la voz recobra su nor- malidad, carácter importante, dice con razón Garel, porque indica que aquí al contrario de lo que sucede en los otros edemas laríngeos, no hay lesión orgáni- ca del aparato vocal.

Pronóstico.—La curación es la regla; pero la tra- queotoméía es con frecuencia necesaria porque se re-

152 ANALES DE LA

vistran bastantes casos de muerte por no haberse prac ticado oportunamente.

EDEMAS MECÁNICOS O POR OBSTÁCULO EN LA CIRCU- LACIÓN DE RETORNO.—Bajo esta denominación están comprendidos los edemas de la asistolia y los edemas por compresión venosa y linfática.

El edema laríngeo de origen cardíaco es cier- tamente muy raro; no he encontrado más observacio- nes que las cinco publicadas por Sestier.' De todos modo no tiene valor clínico alguno porque no adquire proporciones que obliguen al médico a fijar en él su atención. El edema por compresión venosa y linfática se ha observado en el bocio, en los tumores malignos del cuerpo tiroides, los cánceres del esófago, las ade- nopatias y tumores de la región cervical inferior, los tumores del mediastino, el aneurisma de la aorta y los abscesos por congestión.

De este edema puede decirse lo que del anterior, no toma jamás grandes proporciones; no amenaza nunca la vida.

El único interés que puede tener su comprobación es el de que obligue a investigar la causa, pudiendo así conducir al desenbrimiento de un cáncer del esófago o de una aneurisma de la aorta.

DiacnóstICO.—El edema verdadero, el que .2s- constituido por una exudación serosa submuco- sa, apareciendo la mucosa gris o gris rosácea, traslú- cida y parecida a la gelatina, no puede confundirse más que con un mixoma o con la infiltración edema- tosa tuberculosa. El diagnóstico se hará fácilmente por el aspecto del tumor y sobre todo por la marcha crónica, en el primer caso. En el segundo, la evolu- ción, también crónica y otras localizaciones tubercu- losas aclararán el diagnóstico. Con una infiltración

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 153

gomosa antes de la ulceración, el diagnóstico podría ser más difícil; pero el principio de un edema data de algunas horas, el de la lesión sifilítica es ya anti- guo, el mercurio, nunca el roduro, será administrado en caso de duda.

En presencia de un edema inflamatorio, al pare- cer primitivo, es necesario asegurarse por examen del suelo de la boca, de la faringe y del cuello, de que este edema no es colateral, es decir que no es consecutivo a una colección de pus peri-laríngeo o a un flemón peri-amigdalino porque entonces el pronóstico y tra- tamiento son muy distintos.

Todo edema laríngeo impone la investigación de la albúmina en la orina y de los pequeños síntomas del brightismo porque puede depender de una nefritis.

En cuanto al edema angio-neurótico o enfermedad de Quincke, no puede confundirse con nada; basta ronocer la enfermedad para harer el diagnóstico pues- to que el edema se presenta antes en la piel.

Debará el médico informarse siempre de si el en- fermo ha tomado una poción iodurada.

TRATAMIENTO.—Los edemas,, cualquiera que sea su causa, deben ser sometidos al tratamiento in- dicado para el edema primitivo: Reposo absoluto, poción de opio v bromuro para calmar la tos, fomen- tos helados o calientes (prefiero estos últimos) alre- dedor del cuello y pulverizaciones de adrenalina y co- cana (Sol: cloruro adrenalina Parque Davis Co. al 1 por mil—20.00 Clorhidrato de cocaína—un gra- mo Agua recientemente hervida 250.00), Alimenta- ción muy moderada y reducida a líquidos).

Si a pesar de este tratamiento hay amenaza de asfixia es necesario practicar la traqueotomía. Bue- no es recordar que basta para estar a cubierto de to-

154 ANALES DE LA

do peligro la laringotomía intercrico-tiróidea, opera- ción fácil; rápida v sin hemorragia alguna. Solamen- te cuando se trate de sífilis, cáncer o tuberculosis, en una palabra de una laringitis crónica complicada de edema hay que hacer la traqueotomía baja por lo me- nos sobre los dos primeros anillos de la tráquea.

Los edemas angioneuróticos, enfermedad de Quin- cke, demandan una rápida derivación y desinfección intestinal. ]

En caso de edema brightico: Un purgante de agua- diente alemán, teobromina suspendida en julepe go- moso porque la disfagia no permite cápsulas ni obleas supresión de la sal en la alimentación durante algún tiempo después de pasado el edema.

NOTA NECROLOGICA

EL DOCTOR ABRAHAM JACOBI Por el Dr. Julio F. Arteaga.

La Academia de Ciencias de la Habana me hace honor inmerecido, al permitir que presente un tribu- to póstumo a quién en vida fué figura respetable y venerada del cuerpo médico de los Estados Unidos, de Abraham Jacobi, que falleció el 10 de julio de este año., Para comprender mejor los méritos de Jacobi, se impone conocer su biografía y por eso a grandes rasgos repetiremos algo de la vida interesante de este verdadero grande de nuestra profesión, y que hizo

decir a aquel hombre público que se llamó Carl .

Schurz: “Jacobi: la personificación de la concencia cívica?”.

_— ASAS A

SEE

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Hartum, a principios del siglo pasado no sería más que una pequeña aldea alemana a orillas del Weser, pero en ese villorio, el 6 de mavo de 1830, fué donde vío la primera luz Abraham Jacobi, el hijo de un ma- trimónio judío de humildísima posición. Y allí tam- bién fué donde aprendió a leer, escribir y contar, cuando no estaba avudando a sus padres a cultivar la tierra.

Hasta el año 1841 esa fué la vida de aquel niño, que tenía por único patrimonio la persecución in- justa a su raza, pero entonces pasó a Minden, aban- donando sus quehaceres de campesino, para empren- der estudios comerciales.

Después de estar dos años en Minden, deseoso su padre de probar los adelantos del hijo, le inscribió en la Escuela Comercial, pero a los once días de prácti- ca, detrás de un mostrador, un incidente vino a des- cubrir que el joven Jacobi, a pesar de lo mucho que se critica a los judíos de ser interesados, no servía para comerciante, pues le faltó carácter para exigirle a un comprador, el importe completo de una venta realizada.

Decidido a estudiar carrera, continuó instruyén- dose con bastante provecho, logrando a los diez y siete años de edad, ingresar en la Universidad de Griefs- wald, en donde se dedicó a los estudios de las len- guas orientales hasta que atraído por Sigmund Sehul- ze, comenzó a estudiar anatomía y fisiología.

Muy estrechos debió encontrar los límites peda- gógicos de Griefwald pues al poco tiempo pasó a Go- ttingen, al lado del gran Virchow, estudiando con él, anatomía patológica. Sin embargo, al año abandonó a Virchow en busca de las clínicas de Bonn y de cu-

va universidad al fin, recibió su título de médico en 1851.

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Al pasar a Berlín, donde debía doctorarse, fué de- tenido por la policía, acusándole de ser un revolucio- nario activo, pues se le probó que tenía y prestaba libros que estaban prohibidos por el gobierno y ade- más él no negó su amistad con Freiligrath, Marx y otros revolucionarios prusianos del movimiento de 1848, en el cual prestó sus conocimientos va adquiti- dos como estudiante de medicina. |

Después de permanecer en la prisión de Colonia durante más de un año, logró ser absuelto de la acusa- ción que se le hizo:—hablar irrespetuosamente del tey y del Gobierno. Sin embargo, sufrió en Minden sels meses más de encierro por este delito de lesa ma- jestad.

Afortunadamente en la cárcel de Minden tenía de amigo al alcaide y éste, que admiraba el talento de Jacobi, dejó escapar al prisionero.

Tenía entonces el doctor Jacobi, veintitrés años.

Por caminos extraviados y temeroso de ser captu- rado huvó a Hamburgo, pero antes logró despedirse, y para siempre, de su desconsolada madre en Hartum.

De allí pasó a Inglaterra aunque desconocía el idioma del país, y después de probar fortuna como médico en diversas ciudades, se convenció que tenía que emigrar, pues casi nadie recurría a él, y dicen que el único que lo llamó no le pagó sus honorarios.

Embarcose nuevamente y al llegar a Boston, en- contró allí compañeros de la revulución del 48 pero ni el apoyo de sus amigos desterrados lograba abrirle pa- so en su profesión y se sentía fracasado.

En esta época, para no perecer de hambre se con- virtió en escritor y traductor, valiéndose de sus vas- tos conocimientos lingúísticos.

Pero al fin un cambio de suerte vino con un cam-

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bio de residencia, pues establecido en la ciudad de New York, empezó a hacer clientela, ejerciendo la medicina en general sin intentar ninguna especiali- dad. Tuvo que dedicarse a todo entre la pobre colo- nia judía, hasta que en 1857 por ser ya bien conocido entre los médicos, empezó a dedicarse exclusivamen- te a la pediatría su especialidad predilecta,dando a conocer su nombre, con su conferencia sobre pato- logía de las enfermedades de la infancia.

En 1868 en el New York Medical College lo nom- braron para desempeñar la cátedra de Enfermedades de la Infancia, pero no fué hasta 1870 que la Univer- sidad de Columbia lo nombró Catedrático de la Clf- nica de Enfermedades de la Infancia.

Desde entonces su reputación fué creciendo:— todas las principales sociedades científicas, incluyen- do esta Academia que lo hizo Socio Correspondiente en septiembre 25 de 1887 a petición del doctor C. Fin- lay, otro grande del saber, se disputaron tenerlo en- tre sus socios de mérito, y hasta la Academia de Me- dicina de París lo hubiera contado como correspon- sal, de haberlo solicitado, pero él entendía que esos honores jamás debían ser pedidos y otorgados; los principales hospitales de New York tuvieron en él un clínico sagaz, cuya autoridad siempre respetaban los demás médicos, yv hasta la Universidad de Berlín en 1895, sin olvidar quizás sus antecedentes revuluciona- rios, se honró confiriéndole el nombramiento de Ca- tédratico de Pediatría, que no quiso aceptar, pues co- mo él decia '“ya no se sentia alemán y si americano”

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ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 24 DE OCTUBRE DE 1919

Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.

'Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes.—De número, Dres:J. P. Alacán, R. de Castro, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó, F. To- rralbas, C. de la Torre y J. A. Valdés Anciano.

Corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Disculparon su ausencia el Dr. Fernández Benítez por en- fermedad, y el Sr. Luis Morales, por haber tenido que embar- carse precipitadamente a los Estados Unidos, por estar gra- vemente enfermo su señor padre.

Se da lectura al acta de la sesión anterior (9 de octubre) la que tampoco pudo ser aprobada por no existir el quorum reglamentario, razón por la que se celebra esta sesión con el carácter de científica. Í

Se da cuenta de una comunicación dirigida por la Secreta- ría de Agricultura, Comercio y Trabajo solicitando se le in- forme si la palabra SEROBACTERINA puede considerarse como término genérico a los efectos de inseripción de marcas.

Se acuerda designar al Dr. José P. Alacán para que emita el informe solicitado.

El Dr. Raimundo de Castro da lectura a una sentida nota necrológica sobre el profesor de medicina legal Dr. Antonio Lecha Marzo, recientemente fallecido y para la que había pe- dido un turno desde la sesión antericr. En ella analiza la obra admirable llevada a cabo por el insiene desaparerido, vícti- ma de la influenza, cuado esa pandemia azotó a su país.

Sometida adiscusión dice el Dr, Torralbas que la muy eru- dita comunicación presentada por el Dr. Castro, nos ha mos- trado de manera elocuentísima la labor realizada por el jó- ven profesor arrebatado a la ciencia y entiende que la Aca- demia debe asociarse a la pérdida sufrida consignando en sus

páginas el dolor que le causa tan inesperada desgracia.

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El Dr. Carlos de la Torre propone que se envie una comu- nicación a la viuda y otra al Dr. Lecha Martinez, manifestán- dole el sentimiento de esta Academia por tan irreparable pérdida.

El Dr Castro dice que cuanto se haga por honrar la me- moria del Dr. Lecha Marzo lo estimará como un alto honor y al mismo tiempo un deber por su parte, pues le unían al ex- presado profesor lazos de verdadero afecto y admiración.

El Sr. Presidente designa al Dr. Castro para que se haga intérprete de los sentimientos de la Academia con la familia del desaparecido y no existiendo el quorum para continuar tratando los otros asuntos oficiales anunciados en la orden

del día, por terminada esta sesión.

NOTA NECROLOGICA

DOCTOR ANTONIO LECHA MARZO Por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller.

(Sesión del 24 de octubre de 1919)

Señor Presidente de la Academia de Ciencias Mé- dicas, Físicas y Naturales de la Habana: Señores académicos:

- Señores:

Para los que cultivamos con amor la rama de las Ciencias médicas llamada Medicina Legal fué dolo- rosa e inesperada sorpresa la muerte ocurrida en ma- yo pasado del talentoso maestro doctor Antonio Le- cha Marzo, Catedrático de esa asignatura en la Uni- versidad de Sevilla y con cuya amistad se honraba el que os habla y cree camplir un deber, al pedir que en esta primera sesión de la Academia de Ciencias Médicas de la Habana, después de conocer su falleci-

r

160 ANALES DE LA . miento se haga constar en acta el sentimiento de esta Institución por la pérdida que a las ciencias médicas significaba su desaparición del mundo de los vivos.

La temida influenza cortó en 72 horas, en pleno vigor intelectual la vida de este joven sabio ya que solo contaba 31 años de edad y había sido consagrado como maestro desde los diez y seis años, en que alum- no de la Facultad de Medicina de Valladolid y en el eabinete de consulta de su tío y protector el doctor Luis Lecha Martínez, en el atardec er de un día otoñal, ya con excasa luz se le ocurrió modificar el procedi- miento de Donogan v para la obtensión de los crista- * les de hemocromógeno agregando a los reductores pi- ridina y sulfuro de amonio, una gota de solución iodo-iodurada y pudo aquella alma juvenil contem- plar atónita abundantes cristalizaciones que le hicie- ran como él mismo describe, aquellos instantes arder en júbilo y comprender que si la carrera de las armas, que si el arte, que si la medicina misma por su ejerci- cio en la práctica clínica diaria podían suministrar muchas satisfaciones, también la investigación cien- tífica, el afán de buscar verdades y hechos nuevos era compatible con las ambiciones de gloria.

Comunicado enseguida tal hallazgo al Profesor Mario Corrara de Turín, tardó sólo el espacio nece- sario para que el correo trajera la afirmación de tan esclarecido maestro, que le pedía la monagrafía pa- ra ser publicada como lo fué, en Jos Archivos que dirigían Corrara y Lombroso, y de aquí en adelante estos maestros de fama mundial lo estimularon y le dieron ocasión para lucirse quejándose él por el con- trario del poco estímulo que encontró en su patria, sucediéndole como a Cajal, que hasta que el mundo ex- terior no lo dío a conocer, España no sabía o no habra

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querido saber el estupendo cerebro que contaba entre sus hijos. | Así pues desde ése día del mes de Octubre de 1905

hasta los días en que le sorprendió la muerte, este in- cansable joven, siguiendo el consejo de Cajal del enér- gico querer, nos alumbró el camino de la Medicina Le- gal y la Toxicología, pues podemos decir que quizás debido a la guerra que asoló a Europa en estos últi- mos cinco años y que absorbía a los sabios que culti- van esta ciencia en Francia, Bélgica, Italia Alemania y Autria parecía este admirado personaje, el porta estandarte de esta rama de la medicina, porque aun- que el jefe de la escuela médico legista española es indudablemente el Profesor Tomás Maestre de la Universidad de Madrid, sin embargo éste por su edad parece estar ya en el sereno puesto de las verdades conquistadas emitiendo consejos y enmendando erro- “res, y era para Lecha Marzo lieno de vida, de ju- ventud y de ambición, dotado de una vasta cultura y de un expléndido cerebro, el llevar el pabellón en medio de la lucha ardorosa de las pasiones humanas más grande quizás que la material de la guerra a nue- vas conquistas, a triunfos hermosos, que ceñían ya sobre su joven frente los laureles de la victoria, pues como él mismo decía copiando sus mismas palabras “hav que afirmar que la juventud es precisamente la edad de todos los romanticismos y de todas las conquistas comprometodoras”. Las tierras lumino- sas del pensamiento esperan a todos los conquistado- res y los filones de la ciencia son inagotables. Es pre- e1so que entre nosotros jóvenes todos los que puedan se lancen por el camino de la labor original y de la in- vestigación científica ””.

Antonio Lecha Marzo nació en Filipinas, el 7 de Febrero de 1888 hijo del Capitán del Ejército espa-

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ñol Don Mariano Lecha Martínez muerto en campa- ña en “La Laguna” Filipinas en 12 de Octubre de 1897. Huérfano pues a los 9 años de padre quién ya lo .era de madre, pasó al lado de su tío el doctor Luis Lecha Martínez, profesor de Medicina Legal en la Universidad de Valladolid, que fué desde entonces su segundo padre guiándolo, educándolo y queriéndolo como lo demuestra el sobrino agradecido en su lección inaugural al tomar posesión de la cátedra de Medici- na Legal de Granada con las siguientes palabras, ““Mis primeros pasos en la ciencia y en la vida fue- ron dados con mi tío Lecha Martínez... Me unió en todos los momentos a su obra científica, me inspiró un amor intenso a nuestra bella ciencia, fué mi guía y mi protector en la vida y en este momento que debía lle- gar de la emancipación vo vuelvo los ojos a él como uno de los más puros amores de mi vida””.

No es de extrañar pues la pasión de Lecha Mar- zo por la Medicina Legal habiendo crecido en el la- boratorio y la biblioteca de su tío que lo inclinaba a esos estudios y que con disposiciones para ello desco- llara tan temprano, teniendo esos medios y ese guía desde su adolescencia. |

Como todos esos grandes hombres, el cerebro de Lecha Marzo, era multiforme y no se crea que porque desde tan joven se inclinara decidimente a la Medici- na Legal no puso atención y brilló donde quiera por donde pasó. En Anatomía, en Disección fué alumno notable dejando trabajos de tanto mérito como **Una contribución al estudio de los arcos palmares”, *“Me- morias sobre las cireunvoluciones cerebraies””, que le mereció un premio, “Observaciones originales acerca del sistema arterial del pie”, “Anomalias de la arteria renal”, “Numerosas variaciones musculares”, obte-

sx

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niendo felicitaciones y estímulo de opinión tan valio- sa como la de Poirier. En Histología inicia sus cono- cimientos micrográficos bajo la dirección del Prefe- sor López García, y al encontrar difcultades para el procedimiento clásico de obtener cristales de hermi- na nace en su cerebro la idea de buscar un nuevo de- rrotero que le da ocación para su primer descubri- miento, y de este modo fué un brillante estudiante to- da su carrera, hasta que en 1912 como corona a tanto triufo presentó su monumental tésis para el Doctora- do “Dibujos papilares de la mano con medio de iden- tificación”” que le valió la calificación máxima de So- bresaliente.

Inmediatamente después de recibirse se presenta a oposición para la plaza de médico de Sauidad mi- litar y obtiene el segundo puesto de su promoción, y destacado acto seguido al ejército de Africa bajo las órdenes del general Silvestre, está presente en la ba- talla de Kurda, donde asistiendo heridos bajo el fue- go enemigo es señalado por su valor y autos herói- cos en la orden del día, es llamado de seguida a Es- paña por el Rey, quién le otorga el méritc militar con derecho a pensión, y lo hace profesor de l1 escuela de policía de Madrid, y él para organizar esta misma escuela gestiona y es pensionado por la comisión de Ampliación de Estudios y pasa al extranj=ro como él dice después de haber servido a su patria y a su Rey con las armas en la mano, pues para completar su ca- rácter era un patriota y como él mismo 12anifestó, al verse de uniforme fué uno de los días ms felices de su vida recordando a su padre.

Y su hombría de bien, la rectitud de s1 carácter, y la bondad de su corazón lo pintan sus dos actos si- guientes: primero, al promulgarse la 13y del retiro

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de los Catedráticos obra de su amigo el ministro Al- ba, fué a Barcelona donde se retiraba al profesor por la edad y palpó el medio y acercándose al Decano Ro- dríguez Méndez, le dice que había desist do de ir a la oposición por que veía el disgusto que causaba allí el retiro y que no quería que nadie pensara que él, por su amistad con Alba, pudiera haber influido para la ley del retiro con miras a aquel puesto, y además que como él era más españo! que catalán y muchos ca- talanes son más catalanes que españoles, él no iba a es- tar bién allí; y segundo, cuando pasa por permuta a Sevilla abandonando a Granada en medio de «sus triunfos, para permitir como él decía, que su con- trincante Alvarez Toledo la ocupara en nueva opo- sición como sus méritos lo hacían acreedor.

Llega a Lieja y allí estudió al lado de Corín, Sto- ckis y Welch en unión de quién publicó el “Manual practique de dactiloscopie””, que fué un éxito edito- rial “y obtuvo muchos elogios de la crítica científica. Tambien estuvo en Italia y Alemania.

Cuando volvió a España obtuvo la plaza de Pro- fesor auxiliar de Medicina Legal de la Universidad de Madrid y al lado de Maestre concluyó, podemos decir su perfeccionamiento y ya en 1914 le vemos ob- tener por oposición reñidísima ya que tenía por con- tricante a hombre eminente como Ramón Alvarez To- ledo, la plaza de catedrático de Medicina Legal en la Universidad de Granada; allí publicó su famoso tra- tado de Autopsias que han elogiado el Profesor Car- los Henríquez de Oporto diciendo “que sale fuera de lo vulgar y de lo conocido hasta ahora”. “Es a la vez la obra de un sabio v de un hombre práctico de Labo- ratorio””, y Peixoto Director del Instituto de Medi- cina Legal de Río Janeiro al manifestar que ““Estu-

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diando las obras de Lecha Marzo me convenzo que en Europa no se encuentra en el cuerpo de la Medicina Legal una labor que pueda compararse a la suya más que la de Dominicis de Milán”. Agregando Corín de Bélgica, que quisiera tener tiempo para traducir los libros de Lecha Marzo a sus alumnos, en los cuales aparece al fin la medicina legal como ciencia per se.

De aquí pasó a la Universidad de Sevilla donde le sorprende la muerte en la empresa asombrosa, dado sus cortos años que no se concibe el tiempo materiai para ello, de publicar su monumental *“Tratado de Medicina Legal v Toxicología?” en seis volúmenes que será el pedestal magnífico sobre el cual perdurará su nombre mientras en el universo haya un sér que pal- pite y se emocione por ese compendio de todas las ra- mas de la Medicina y que incluyendo la Historia. el Derecho, la Filosofía, las letras y en una palabra to- do lo que constituye la vida v la muerte sobre este planeta se llama Medicina Legal.

De esta obra admirable, comparable únicamente sino superior a la que fué en su época, la de don Pe- dro Mata que por décadas ha sido en Medicina Legal y Toxicología el guía luminoso de los médicos de ha- “bia castellana, en que no solo aparece cuanto en Es- paña se ha hecho, sino también en las repúblicas Americanas de origen latino, no vió la luz pública si- no el primer fascículo del primer tomo cuando la muerte le interrumpió, pero por fortuna el resto de esta obra ha quedado en condiciones de publicarse, pues él la tenía lista y podremos muy pronto sabo- rear sus exquisiteces que por desgracia vendrá au- reolada por el respeto y la veneración a la muerte, cuando hubiéramos querido verla discutida y ensal- zada por los críticos capacitados.

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La personalidad de Lecha Marzo se hizo sentir en el mundo científico desde su vida de estudiante, va que muchos de sus trabajos los hizo en esa época, v tuvo que sostener como sucede siempre a estos hom- bres polémicas ardorosas aunque tuvo la satisfacción a veces de derrotar a hombres va consagrados y que éllos así lo reconocieran, como sucedió con Sarda y Caffort de Montpellier que querían quitarle la prio- ridad de su descubrimiento de los cristales de ¡odo- hemocromógeno en 1906, ignorando que en 1905 Le- cha Marzo había descrito su técnica y en la Sociedad de Medicina Legal de Francia aceptó el mismo Sardu su derrota.

En 1907 hace nuevos estudios de la corteza cere- bral que Cajal honró con dibujos originales de sus preparaciones. Da un nuevo método de obtención de cristales permanentes de hemocromógeno y distintos trabajos sobre la influencia de la luz solar, de tempe- raturas elevadas, de los agentes químicos, de la edad, de la putrefacción en la obtención de las cristaliza- ciones de las sales de hematina. Otro sobre cristales de Bromo-hematina, también sobre la prueba de Bar- berio en el diagnóstico de las manchas de esperma, sobre la reacción sulfhídrica de Icard. Sobresalien-* do sobre todo su Identificación del esperma que Do- minicis dice ser la más completa monografía moder- na sobre ello. Si esto fué en química legal el mismo año escribía sobre Antropología criminal “La equi- valencia del delito y de las psicopatías sexuales en los animales””. “Las anomalías del regicida Mate> Morral a la luz del positivismo criminológico italia- no”. “El cerebro de los criminales”? indicando ja coincidencia de la fosilla vermiana con la dup.icidad o triplicidad de la dura madre. Y unas monogra-

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fías de Policía judicial científica a una de las cuales hizo el prólogo Ottolenghi de Roma.

En 1908 publicó “Contribución al estudio de una anomalía reversiva de ¿ia mano”” donde da a conocer la flexión que hoy se conoce con el nombre de signo de Lecha-Marzo.

En 1909 sostiene por medio de la Revue de Medi- eme Legale de París polémicas notables con los pro- fesores Fuppe v Kurbitz de Kónisberg v con otros de de Lausama y Montpellier sobre los cristales de ho- mocromógeno y lo supérfluo del halógeno. Lecka- Marzo los venció y elos los felicitaron.

Y fijémonos en que toda esta labor grandiosa que parece de un profesional cargado de años era la obra de un estudiante!

Ya médico y a su vuelta a España en colaboración con su ilustre tío Luis Lecha Martínez y con el con- eurso de Dervieux, Weleh y Dominicis publicaron un Manual de Medicina Legal.

Al llevarse por oposición la cátedra de auxiliar de Medicina Legal de Madrid, reveló en unión de Maes- tre nuevas reacciones microquímicas para las huellas digitales y para obtener dactilogramas.

Además del desempeño de su Cátedra, Lecha- Marzo daba frecuentes conferencias de extensión uni- versitaria en la Central, en Valladolid, en Granada, - Sevilla.

Su lección inaugural en Granada El Momento ac- tual de la Medicina Forense demuestra el vasto con- cepto que le merece la Medicina Legal y su conoci- miento de las diversas ramas. El año 15 presenta al Congreso de Valladolid su estudio sobre los surcos v fosas de la cara interna de la escama occipital.

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En Mayo de 1917 hizo un viaje a Oporto, donde ofreció una conferencia “La contribución de los mé- dicos españoles contemporáneos en los progresos de la medicina”.

Y para terminar la lista de sus trabajos citemos quizás uno de los más brillantes y de los últimos que realizó: “Identificación de una persona por el estu- dio de su esqueleto después de cuarenta años de la muerte”. Sí, señores; a petición del juez especial de la causa señor Torres Gisbert, Lecha-Marzo demues- tra terminantemente v sin género alguno de duda qe los huesos encontrados son los del señor José Grordi- llo Jiménez cobrador, desaparecido en Septiembre de 1877 después de haber recogido la suma de 15,000 pe- setas, y cuva osamenta es hallada al reedificarse la casa y que motiva la detención del antiguo propieta- rio de la misma.

En el campo de la Biología descubre “Las germi- naciones de los colores de anilina”” lo que le ocasiona una vigorosa polémica pues sus adversarios quieren atacarlo mostrándolo cómo un destructor de la obra grandiosa de Cajal; v él les demuestra que la obra de este sabio no descansa exclusivamente en los colores de la anilina, y que tiene bases y fundamentos tan só- lidos que será siempre inconmovible.

Estas germinaciones de las anilinas y de algunos alcaloides que obtuvo posteriormente y que están es- trechamente ligadas a los estudios de plasmogenia de Herrera de Méjico v Leduc de Nantes son ideas de morfo.ogía sintética muy atrevidas y quizás con mu- cho de imaginativas; pero a las cuales no podemos negar un elevado concepto de biomorfogénesis y que le mereció gran importancia al Profesor Ives Delage de la Sorbona, y que el nombre de Lecha-Marzo se

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colocara a petición de Ledue en la historia de la bio- logía sintética.

Maestros de fama mundial como Vibert, Baltha- zard, Lacassagne, Kraffer Lochte, Ziemke, Ascare- l1li, Leers Lande, Corin, Neger-Giibert, Kaufman, Dabout, Viviani, Thoinot, etce., etc., traducen sus tra- bajos y lo citan como autoridad en sus obras. Y co- mo si todo esto no fuera bastante, he aquí los prin- cipales descubrimientos que perpetuarán el nombre de Antonio Lecha-Marzo por los siglos venideros, que la ciencia le ha reconocido su nombre: Reacción miero-química de la sangre, de Lecha-Marzo. Crista- lizazión del hemocromógeno en medio ácido, método de Lecha-Marzo. Reacción micro-química del esper- ma por el ácido fosfomolibdico. Signo de Lecha- Marzo para el diagnóstico de la muerte real. Signo de las terceras falanges, ete.

Sus simpatías por los médicos latino-americanos llevábanlo a estrechar lazos de amistad y a dar a eo- nocer en España todas sus producciones, prueba de ello la tenemos en el fascículo ese primero de su obra en que de nuestra misma Habana podemos ver tofe- erafías del Neerocomio, notas, detalles, ete., que de aquí le envió el Dr. Barreras, y era su proyecto ara- riciado, vehemente v decidido de al terminar esa obra de dar un viaje a América de intercambio científicc, yv la Habana era uno de los lugares donde nos hubié- ramos gozado escuchando su autorizada palabra.

No es posible ni es tampoco mi deseo el exponer aquí detalladamente la vida completa de este malo- erado joven, todos aquellos que como yo eran sus ad- miradores, se enorgullecían con sus juicios sobre nuestros modestos trabajos y buscaban su consejo, en- contrarán siempre campo fecundo y nuevo para ha-

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hb.ar de este hombre portentoso que con atinada frase lo pintó Rodríguez Méndez al llamarlo “niño ultra- prodigio”. Yo me conformo con repetir a los que lo conocieron lo principal de su labor, y para los que ha sido un desconocido, bien pocos creo de los que se dedican al estudio de la Medicina y del Derecho, con despertar e: deseo de penetrar en su obra portentosa donde encontrarán luz, mucha luz y exteriorizada con una modestia poco frecuente para quien tan jo- ven escala las alturas del saber humano que suele hacerles perder la ecuanimidad, cegados por su pro- pia luz. En él por el contrario encontraba el más modesto estudiante auxilio, estímulo, guía y afecto como verdadero hombre superior, desconocía la mez- quindad y el miedo del logrero aventurero.

Descansa en paz joven admirado! y reciba desde aquí el tío anciano y respetable el testimonio de nues- tro profundo dolor al yer desaparecer para siempre su hijo espiritual, su hechura, el continuador de su obra y en quien veía realizadas y superadas ya, to- das sus aspiraciones v la perpetuación de un nombre ilustre para la ciencia mundial, puesto que los sabios no tienen patria determinada, su patria es el univer- so entero, y un recuerdo afectuoso para la compañera de su hogar venturoso hasta aver, y donde hoy reina la sombra oscura de la noche interrumpida solamen- te por el reir inocente de dos tiernos vástagos fruto de sus amores.

Estas notas y el homenaje que a su memoria rendí en mi Cátedra al inaugurar este curso son una débil muestra del aprecio, del afecto y de la admiración que me unía a este grande hombre, sinceramente afectado por su desaparición, es lo menos que podía hacer en su loor, y sírvanos de estímulo para conti-

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nuar nuestra labor sus frases confortantes: “A pul- tad a un fin elevado y los honores y las riquezas lle- garán sin que tenga uno que tomarse el trabajo de buscarlos; nada debe hacernos retroceder y menos la pretendida insuficiencia de medios y si no llegamos por este medio a la gloria obtendremos en todo caso la estima de los sabios y el respeto y la consideración de nuestros conciudadanos.

¡Descanse en paz el eminente médico y luchador perseverante!

Habana 24 Octubre 1919.

SESION FRUSTRADA DEL 14 DE NOVIEMBRE DE 1919

No pudo celebrarse por falta de quorum.

Asistieron los Sres: Dr. J. Santos Fernández, Presidente; J. A. Presno, Vice-Presidente;; J. A- Fernández Benítez, Vice- secretario y M. Ruiz Casabó, Tesorero; encontrándose ausen- te en los Estados Unidos de Norte América el Dr. J. Le-Roy,

Secretario.

7 ANALES DE LA

ACTA DE LA SESION PUBLICA OROINARIA CELEBRADA EL 28 DE NOVIEMBRE DE 1919

Presidente. —Dr. Juán Santos Fernández. Secretaric.—Dr. Jorge Le-Roy.

Academico concurrentes.—De número.—l)res: A. Agra- monte, J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, J. G. Benasach, R. Castro, T. V. Coronado, G G. Duplessis, J. A. Fernández Benítez, A. Górdon, F. M. Héctor, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó, J. A. Simpson y J- A. Valdés Anciano.

Cerresponsal.— Dr. Julio F. Arteaga.

Leídas las actas de las sesiones de 13 de junio, 9 y 24 de oc- tubre, fueron aprobadas, lo que no se había hecho anterior- mente por falta del quorum reglamentario. Por esta misma razón no pudo celebrase la sesión convocada para el 14 del presente mes.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—Del Sr. Oscar Gispert, acompañando plano y funcionamiento de una patente sobre un procedimiento espe- clal para purificar aguas.

Del Dr. A. €. Betancourt, donando aleunos folletos. para la biblioteca de esta Academia.

De la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, so- licitando informe sobre la palabra Bacterina como marca in- dustrial.

De la Secretaría de Estado, remitiendo Nota del Sr. Mi- nistro del Brasil, sobre el Congreso Internacional de Histo- ria de América.

Salida. —Al Dr. Carlos de la Torre, nombrándolo ponen-

te en la modificación de la Ley de Caza, procedente del Se- nado de la República.

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Al Dr. José P. Alacán, nombrándolo ponente para que in- forme si la palabra Bacterina, es nombre genérico, para re- solver una solicitud de marca.

Al Dr. Jorge Le-Roy, confiriéndolo la representación de es- ta Academia ante las corporaciones similares de los Estados Unidos de Norte América, que visite con motivo de gu viaje.

Se da lectura al informe emitido por el Dr. José A. Valdés Anciano SOBRE LA CAUSA DE UNA HEMIPLEGIA, soli- citado por el Tribunal Supremo, en el expediente de jubila- ción del Sr. F...R...y M...; quien sufrió a fines de septiem- bre de 1917 un traumatismo violento e intenso en la región occipital. y en abril de 1918 padeció de una hemorragia cere- bral que le produjo la parálisis del brazo y pierna izquierdos. Del estudio de las cireunstancias etiológicas Y concomitantes del caso, el penente concluye manifestando no serle posible, por los datos aportados y por los conocimientos que la ciencia pone a nuestra disposición, afirmar que la hemiplegia sufrida por el señor R.... sea consecuencia del traumatismo recibiGo, y que no encuentra realmente relación de causa a efecto entre un traumatismo recibido en una época y una hemiplegía que se produce seis meses después, hemiplegia de tipo capsular, eo- rriente y vulgar, que vemos producirse en la clínica sin inter- vención de ningún agente traumático exterior.

Sometido a discusión este informe fué aprobado por uwa- nimidad, acordándose trasladarlo íntegro al Tribunal Supre- mo.

El Dr. José P. Alacán da lectura a su vez al informe solici- tado por la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabaje, la que pide se le informe si las palabras ““Serobacterina”” y ““Bac- terina” pueden ser consideradas como términos genéricos a los efectos de inscripción de marcas. Del estudio realizado por el ponente, se deduce que la palabra “Bacterina”” es genérica y “Serobacterina'? es una marca de fábrica que ampara unos productos farmaceúticos usados en este país desde 1914. Por consiguiente la palabra '“Bacterina'”” no puede inscribirse como marca de fábrica, por ser una denominación genérica precisamente por su autor—el doctor Solis Gohen, de Fila- delfia—, y “Serobacterina”? tampoco puede inscribirse por. ser propiedad de una casa cuyos productos, así denominados,

174 ANALES DE LA

usamos en este país desde hace cinco años con la denomina- ción de ““serobacterinas de Mulford ””

Sometido a discusión este informe fué igualmente aproba- do por unanimidad.

El Dr. José A. Fernández Benítez da lectura a un informe solicitado por el señor Oscar Gispert, presentando por el doctor F. TForralbas, acerca de un procedimiento empleado para obtener la PURIFICACION de AGUA? "OR METODOS FISICOS. El aparato en cuestión, patentaa. yor nuestra Se- eretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, lo constituyen unos filtros de arena, un tanque iluminado con lámparas de vapores de mercurio, un tubo de desagúe para el agua en donde anfre durante su paso la acción de los rayos ultra viole- ta. un tanque para recoger el agua ya purificada y por último una segunda batería de filtros. Del estudio Gel procedimien- to y de los planos del aparato deduce el ponente las sizuien- tes conclusiones: lo. Que empleando el procedimiento *les- erito por el señor Gispert, se obtiene un agua limpia y libre de bacterias; y Zo. Que el agua obtenida por el método des- erito, queda en buenas condiciones de pureza para utilizarla como bebida””.

Sometido a discusión pide el Dr. Agramonte se le mani- fieste escnetamente lo que se pide en la solicitud y la respues ta 0e la AcacGemia.

El Dr. Fernández Benítez lee la solicitud y muestra los pla 1n08 presentados.

El Dr. Agramonte después del exámen de ambos documen tos dice que debe hacerse constar que el método es conocido, que se encuentra descrito en todos los tratados que de la ma- teria se ocupan; que en París se está abandonando porque el agua tiene que ser absolutamente transparente para el pase de los rayos ultravioleta; que por todos esos detalles no vale la pena de ser sometido a experimentación y que de emitirse el informe cCebe modificarse la segunda conclusión haciendo constar esos particulares.

El ponente acepta dichas molificaciones y entonces de

común acuerdo se redacta la segunda onclusión de esta mane- ra: “Que el agua obtenida por el método descrito, el cual es

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bien conocido y aparece en la mayor parte de los textos sobre el particular, queda en buenas condiciones de pureza para uti- zarla como bebida””?.

Sometido a discusión fué aprobado con la enmienda pro- puesta, haciéndodose constar además que no sirva este infor- me para sentar precedente de ningún género en el asunto.

El Dr. Gastón Alonso Cuadrado da lectura a un trabajo dedicado a la memoria de SIR WILLIAM CROOKES. 1832- 1919. INFLUENCIA DE SUS ESTUDIOS EN LA EVOLU- CION DE LA QUIMICA-FISICA, en el que se ocupa de la vi- da de este sabio recientemente fallecido y de los progresos que realizó en las ciencias objeto de sus estudios predilectos.

Al coneluirs2 esta lectura el Dr. Cororado manifiesta feli- citarse de haber oído el relato de la vida de un hombre de ciencia deserito por otro hombre de ciencia.

No habiendo más de que tratar se da por terminada la sesión pública y queda la Academia constituida en otra de s'obierno.

INFORME SOBRE LA CAUSA DE UNA HEMIPLEGIA

Por el Dr. José A. Valdés Anciano.

(Sesión del 28 de noviembre de 1919)

Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Médicas,

Físicas v Naturales.—Habana.

Señor :

En cumplimiento a lo solicitado por esa Presi- dencia referente al expediente de jubilación del señor Fernando Robert y Matos que en consulta envía el Tribunal Supremo a esa Academia, tengo el honor de comunicar a usted que después de un detenido estu- dio de dicho expediente puedo formular de acuerdo con los datos que en él se suministran, las siguientes ' consideraciones y conclusiones:

176 ANALES DE LA

CONSIDERANDO que según consta en el certi- ficado médico que acompaña al sumario, el señor Fer- nando Robert y Matos sufrió a fines del mes de sep- tiembre de mil novecientos diez y siete un traumatis- mo violento e intenso en la región occipital, sin que se especifique en el mismo las alteraciones anatómicas y funcionales que dicho traumatismo determinara in- mediatamente a su producción, quejándose únicamen- te el paciente en los meses subsiguientes de dolores de “abeza y malestar general

' CONSIDERANDO que el referido facultativo fué llamado nuevamente en abril de mil novecientos diez y ocho para asistir al referido señor que sufrió, según consta, de una hemorragia cerebral que le pro- dujo la parálisis del brazo y de la pierna izquierdos.

CONSIDERANDO que entre la fecha del trau- matismo y la fecha de la hemiplegia medió un lapso aproximadamente de seis meses, sin que en él hubie- ra fenómeno alguno de alteración motriz.

CONSIDERANDO que la hemiplegia observada por los facultativos que informan es la que corres-

ponde al tipo corriente y vulgar de hemiplegia capsu- .

lar por lesión de los haces motrices a su paso por la cápsula interna.

CONSIDERANDO que dicha hemiplegia puede ser debida o bien a una trombosis o embolia de la ar- teria o bien a una hemorragia por rotura de las pa- redes de la misma; teniendo en cuenta que la primera posibilidad sería una consecuencia de lesiones endo- arteriales o de otra naturaleza que consta no existir en el paciente según informes de los distintos faculta- tivos, y que por el contrario la hemorragia vendría como resuitado de una falta de relación entre la resis- tencia de las paredes artriales y la presión sanguínea,

DIR

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tal como ocurre corrientemente en los individuos de esa edad.

CONSIDERANDO que si bien es cierto que los traumatismos sobre el cráneo pueden determinar y determinan frecuentemente hemiplegias de diferen- tes tipos, no es menos cierto tampoco que dichas he- miplegias como consecuencia de hemorragias arte- riales se presentan acto continuo al traumatismo, siendo por tanto una de sus consecuencias inmedia- tas.

CONCLUSION: De todo lo anteriormente ex- puesto, después de haber ido estudiando minuciosa- mente todos los extremos del sumario y respetando las opiniones de los distinguidos facultativos que han intervenido científicamente en este expediente, ten- go el honor de comunicar a usted, señor Presidente, que llego a la conclusión de que no me es posible por los datos aportados y por los conocimientos que la ciencia pone a nuestra disposición, afirmar que la hemiplegia padecida por el señor Robert, sea la con- secuencia del traumatismo recibido, y que no encuen- tro realmente relación aiguna de causa a efecto entre un traumatismo recibido:en una época y una hemiple- - gla que se produce seis meses después, hemiplegia de tipo capsular, corriente y vulgar, que vemos produ- cirse en la Clínica sin la intervención de ningún agen- te traumático exterior.

Es todo cuanto tengo que informar en contesta- ción a los extremos que solicita la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo de la República”.

178 ANALES DE LA

INFORME SOBRE PRODUCTOS FARMACEUTICOS SEROBACTERINA Y BACTERINA

Por el Dr. José P. Alacán. (Sesión del 28 de noviembre de 1919)

“Señor Presidente.

Señores Académicos:

La Secretaría de Agricultura, Comercio y Traba- JO, por comunicaciones de fechas 20 y 29 de octubre último, marcadas con los números 8662 y 9106, res- pectivamente, solicita que esta Academia le informe si las palabras ““Serobacterina”” y “Bacterina” para ser usadas en productos farmacéuticos son nombres genéricos; consulta que hace para resolver una soli- citud de marca presentada por los señores Bluhme y Ramos.

Designado por el señor Presidente para informar sobre el particular consultado por la referida Secre- taría de Agricultura, Comercio y Trabajo, tengo el honor de someter a la ilustrada consideración de los señores Académicos el siguiente proyecto de informe:

Señor Secretario de Agricultura, Comercio y Tra-

bajo. Señor :

La Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales de la Habana, en sesión celebrada en la no- che del 28 del corriente mes, acordó informar a esa Secretaría acerca del particular consultado por las comunicaciones números 8662 v 9106 de 20 y 29 de octubre último, respectivamente, que la palabra *Bae- terina? es una denominación genérica y que “Sero- bacterina*” es una marca de fábrica muy conocida en

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 179

este país.—La palabra “Bacterina” fué propuesta por el doctor Solis Cohen de Filadelfia, como nombre más breve, para denominar las vacunas bacterianas, permitiendo su empleo a todos los fabricantes de di- cho producto con la precisa condición de que no fue- ra registrada, de modo que quedara como denomina- ción genérica, y como tal, viene empleándose por dis- tintos fabricantes. No resulta lo mismo con la pala- bra “Serobacterina””, que es una marca registrada desde 1914, por la casa preparadora de dichos produc- tos, como vamos a explicar. Cuando en 1914 la Com- pañía H. K. Mulford, de Filadelfia, Pa. E. U. de América preparó las vacunas bacterianas en suspen- sión en suero de animales inmunizados para aquellas enfermedades a que dichos medicamentos habían de ser aplicados, como curativos o preventivos, las deno- minó “Serobacterinas”? y registró como suya dicha palabra en la oficina respectiva de Washington en febrero de 1914, adquiriendo por tal motivo la pro- piedad de dicha marca, y desde esa fecha se usan en- tre nosotros los referidos productos denominados: ““Serobacterinas de Mulford””.

Resulta pues, por consiguiente, de lo expuesto, que la palabra *“* Bacterina”” es genérica y “Serobac- terina?? es una marca de fábrica que ampara unos productos farmacéuticos usados en este país desde 1914. Por consiguiente, la palabra **Bacterina”” no puede inscribirse como marca de fábrica, por ser una denominación genérica, hecha genérica precisamen- te por su autor, y “Serobacterina”” tampoco puede inscribirse por ser propiedad de una casa cuyos pro- ductos así denominados usamos en este país, desde hace cinco años, con la denominación de “Serobacte- rinas de Mulford”.

180 ANALES DE LA

En los términos que preceden deja esta Academia contestada la consuita que esa Secretaría ha tenido a bien consultarle.

Y yo, señores Académicos, entiendo, que dado lo conocido del caso bastan los razonamientos emplea- dos para demostrar que **Bacterina”” es una palabra genérica v que ““Serobacterina?”” es una propiedad in- dustrial””.

PURIFICACION DE AGUAS POR METODOS FISICOS

Por el Dr. José A. Fernández Benítez. (Sesión del 28 de noviembre de 1919)

“Señor Presidente de la Academia de Ciencias Mé- dicas, Físicas y Naturales de la Habana. Señor:

Designado por usted para emitir informe sobre la solicitud presentada por el señor Oscar Gispert, con fecha 22 del pasado mes de octubre, a la que se acompaña una nota del procedimiento empleado y los planos de uh dispositivo para obtener la purifica- ción de aguas por métodos físicos, con objeto de des- tinarlas a la bebida, tiene el honor de dar cuenta a esta Corporación del aparato citado, de su manipu- lación y de los resultados que con su uso pueden ob- tenerse. |

El aparato en cuestión que está patentado en nuestra Secretaría de Agricultura, Comercio y Tra- bajo con el número 1929, ¿o constituye unos filtros de arena, un tanque iluminado con lámparas de vapores de mercurio, un tubo de desagiie para el agua, en don- de sufre durante su paso la acción de los rayos ultra- violeta, un tanque para recoger el agua ya purifica- da y, por último, una segunda batería de filtros.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 181

El examen de lo expuesto por el recurrente, así como los planos que acompaña, permite deducir:

PRIMERO.—Que empleando el procedimiento descrito por el señor Gispert, se obtiene un agua limpia y libre de bacterias...

“SEGUNDO.—Que el agua obtenida por el mé- todo descrito, el cual es bien conocido y aparece en la mayor parte de los textos sobre el particular, que- da en buenas condiciones de pureza para utilizarla co-

)

mo hebida??”.

INFLUENCIA DE LOS TRALAJOS DE WILLIAM CROOKES P. R. S. V. P. C.S. EN LA EVOLUCION DE LA QUIMICA MODERNA 1832-1919

Por el Dr. Gastón A. Cuadrado.

(Sesión del 28 de noviembre de 1919)

Señor Presidente. Señores Académicos:

Señores. FEnvuelta en las últimas emanaciones de los gases asfixiantes de la gran guerra mundial, nos llegó la noticia de la incorporación de los restos a la madre tierra, del más eminente de los químicos mg.eses William Crookes, y si honrar la memoria de los sabios es deber de humanidad, esta Corporación no se ha de sustraer a ponderar los méritos, trabajos y descubrimientos de un hombre que dedicó 72 años de su vida al progreso de la ciencia y de la filosofía química.

Es Inglaterra una nación que si ha inundado la historia de los nombres de sus hombres de Estado, de

182 ANALES DE LA

sus navegantes, de sus exploradores y de sus guerre- ros que han engarzado a la diadema de su imperio, más de la quinta parte del globo terráqueo, ha conte- nido tierra a dentro de los acantilados de sus inespug- nables costas los nombres de ciudadanos que dedica- ron sus pensamientos y desvelos al estudio de las ciencias físico-naturales, y sólo cuando-la fuerza ex- pansiva de las ideas y de los descubirmientos inunda- ron de luz el firmamento, fué cuando sus nombres trascendieron a los continentes. Y sólo con citar los nombres de Priestley, Cavendich, C. Newton, Her- chell Hooker, Darwin Spencer y Jhon Tindall y Wil- liam Crookes para ver como surgieron sus enseñan- zas por entre las brumas de la Gran Bretaña.

Fué W. Crookes una de las inteligencias mejor equilibradas para el estudio de nuestra ciencia, y no existe campo donde no haya penetrado con un vigor. extraordinario, así en el de la especulación filosófica como en el árido de la práctica. Tan pronto se dedi- caba a la fabricación del azúcar de remolacha, a la preparación de las materias colorantes que hoy hon- ra a la nación alemana, como a la higiene de las eiu- dades; y sus experimentos sobre la materia radiante que a simple vista no parecía tener más que impor- tancia teórica le condujeron a estudiar los caracteres de la chispa eléctrica en el vacío llevado a sus últimos límites; pudiendo asegurar que ha sido uno de los sa- bios que más han contribuido a la utilización de la luz eléctrica en el universo. En meteorología. como en fotografía, como en análisis espectral fué eminente, siendo el primer químico inglés que descubrió uno de los elementos de la química, el talio.

W. Crookes nació en Londres en el año de 1832 y dejó de existir el cuatro de Abril de este año de 1919,

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va los 18 años de edad ingresó como alumno en el Real Colegio de Química donde explicaba el eminen- te profesor doctor Hoffman que fué después de la Universidad de Berlín. Alí se distinguió por su apli- cación, y continuó siendo ayudante del doctor Hoff- man hasta 1854, que fué nombrado Director del de- partamento de meteorología del Radcliffe Observa- tory, Oxford.

Al año siguiente fué nombrado profesor de quí- mica del Colegio de Ciencias en Chester. Volvió a Londres, y fundó la muv célebre revista “Chemical News”, que ha venido publicándose hasta hoy. Dire- mos de pasada que esta revista y la de medicina The Lancet, han sido las principales publicaciones que han ejercido una poderosa influencia en la vida cien- tífica de Inglaterra, sin contar lo que han contribuí- do al progreso de la ciencia sanitaria y de la quími- ca en genetal.

Además de “Chemical News”? publicaba “The Quarterly Journal of Science?” y además, obras co- mo “Select Methods in Analysis” que hoy figura en todas las bibliotecas químicas dei mundo, Manufae- ture of Beetroot sugar in England, Hand Book of Dyein and calico-printing.

Editó las tres ediciones de Mitchell “Manual of Practical Assaying”, tradujo al inglés la obra de Rei- man, ““Aniline and its derivatives”, “Wagner Che- mical Tecnohology””, ““Auerbach Anthacene and its derivatives””, y por último, “Villes Artificial Ma- mure”?. |

Su inteligencia y aplicación inagotables le lleva- ron luego al estudio de la ciencia sanitaria y el de la disposición de los detritus de las ciudades. Sus dos cé- lebres folletos “*A Solution of the sewage Question”,

184 ANALES DE LA luego “The Profitable Disposal of sewage?” causaron profunda atención en la opinión pública de los que se puede decir que fueron los fundamentos de los traba- jos que en todas partes del mundo se han verificado desde entonces, no sólo para la higienización de las ciudadas, sino para constituir la gran industria de la preparación de abonos con estos detritus; convirtien- do los elementos nocivos de la eliminación animal en elementos de vida para las plantas, pudiéndose afir- mar que el progreso del cultivo intensivo en agricul- tura ha partido de los trabajos iniciados por Orookes. Y el estudio de esos detritus le condujo como por la mano a investigar las condiciones sanitarias del su- ministro de las aguas potables a la Gran Ciudad de Londres, haciendo posible el aumento de la población v la vida higiénica de la ciudad.

Y señores, es digno de hacer resaltar el hecho que mientras la humanidad eleva estatuas a los que ma- tan, explotan v gobiernan mal a los hombres, se acuer- da poco de los benefactores científicos que se dedican a hacer posible el bienestar v el desarrollo de la vida universal.

En 1861 fué cuando comenzó a brillar su nombre en el mundo científico, anunciando el descubrimiento del elemento químico el Talio, trabajando sobre los depósitos seleníferos que resultaban en la fabricación del ácido sulfúrico en las montañas de Harz.

En estos depósitos se proponía obtener la mayor parte del selenio puro que contuviesen, y sus expe- riencias le llevaron también a investigar el teluro. Ninguno de los métodos conocidos le daban suficien- tes datos para aislar el teluro, y entonces determinó estudiar la materia de esos depósitos por medio del espectroscopio el que le mostró la línea brillante ver-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 185

de del elemento Talio (de Thallos color verde de las plantas) cuyo cuerpo le pareció que era un metaloi- de, pero más tarde siguiendo las investigaciones le clasificó su verdadero lugar, pues por asjgunas de sus propiedades se asemeja a los metales alcalinos aun- que se halla mejor entre los metales pesados como el plomo.

En 1865 descubrió el procedimiento para separar en los minerales el oro de la plata por medio de la amalgama de sodio, y que durante mucho tiempo ha sido el método más comunmente usado. En 1866, fué nombrado por el gobierno para combatir una epide- mia que se presentó en el ganado, por medio de la aplicación de los desinfectantes tan poco usados en aquella época. En 1871 componía parte de una Co- misión que fué a Oran para estudiar el eclipse total de sol que se había de presentar en Diciembre de aquel año. -

Hasta aquí podemos considerar a W. Crookes co- mo el químico infatigable dedicado a la experimen-. tación de utilidad en todos los órdenes de la industria química, pero el descubrimiento del Talio y sobre to- sumergió su pensamiento en otros campos de la cien- do, la aplicación del espectroscopio al estudio de las emanaciones de la atmósfera solar durante el eclipse, cla que le llevaron a abordar los grandes problemas de la constitución de la materia, siendo de los prime- ros sabios que fundaron la ciencia físico-química, aplicando la doctrina de la evolución a la materia inorgánica. j

En la década de 1870-1880 sorprendió al mundo científico con sus admirables estudios sobre las ra- diaciones, descubriendo el cuarto estado de la mate- ria, cuyas propiedades se separan tanto del estado

186 ANALES DE LA

vaseoso como se separan las propiedades físicas de los gases, de la de los líquidos y sólidos.

Su teoría del Protyvlo le condujo directamente al descubrimiento de los rayos de Roentgen abriendo un horizonte inmenso a las concepciones modernas de la química. ]

En el discurso de ingreso que tuve el honor de leer en esta Academia titulado: Introducción al estudio de la Espectroscopia en 1896 podéis ver consignados los principios filosóficos que se han desenvuelto en la ciencia con el estudio de las radiaciones, así como en la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana en 1887, ven “La Revista Cubana” en 1890, 1891 podéis leer muchos de los trabajos de W. Crookes que presentó en la Sociedad Real de Londres durante la década 70-86, que fueron traducidos por el que os habla y publicados con autorización autógrafa del autor.

En todos estos estudios W. Crookes mostró los efectos de la luz el calor y la corriente eléctrica sobre las moléculas de los gases en atmósferas enrarecidas, ¡lustrando sus observaciones por medio del radióme- tro v el Otheoscopio. Enseñó a los físicos que era posib;e medir la fuerza de movimiento entre las mo- léculas de los gases, mostrando el modo de obtener vacíos de tal rarefacción que podía reducir el aire a un vacío de la cincuenta millonésima parte de una atmósfera, v consideraba que en un centímetro eúbi- co de esa atmósfera, todavía existen 20 billones de moléculas, haciendo así sensible a los ojos del obser- vador ¡as propiedades del cuarto estado, o condición ultragaseosa de la materia, y sólo así por medio de esos vacíos tan sorprendentes obtenidos en lo que se llama tubos de Crookes pudo conseguir la luz incan- descente, y sus investigaciones sobre el espectro de

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 187

la luz de los cuerpos fosforescentes bajo la influencia de los rayos catódicos estudió muchas de las propie- dades de las tierras raras hallando el elemento Vie- torium. Y así posteriormente en 1903 cuando se in- ventó el spinthariscopio dió una demostración ocu- lar del bombardeo de las sustancias por las partícu- las alpha que emite el radio.

Sus trabajos sobre los Métodos de Fraccionamien- to químico comenzaron en 1881 con la Itria y ya en 1888 llevaba efectuado el 714 dando a conocer esos trabajos en la Asociación Británica.

Los nuevos elementos descubiertos por medio de espectroseopio en la Gadolinita y Samarskita los ex- puso en la Sociedad Real de Londres, en Junio de 1886. Otro estudio de la espectroscopia de la mate- ria radiante la presentó en Febrero de 1887, y sobre todo el magistral trabajo de —*““La Génesis de los Atomos químicos”” leído en el Instituto Real donde expuso su teoría de la Evolución y Constitución de la materia, teoría fundada en la Ley Periódica de Men- 'deleeff.

Su trabajo sobre “Elementos, y Meta-elementos”, presentado en La Sociedad Química en Marzo de 1888 abrió el camino a la generación actual de químicos pa- ra la nueva concepción filosófica de la constitución de la materia, al estudio de las sustancias radio-activas, al análisis de la materia que constituye las lejanas ne- bulosas que se esconden en los límites de la materia ponderab;e, por medio de los más potentes telescopios, como a los espacios interatómicos donde se aproximan y precipitan las últimas partículas del protylo donde se genera la vida y la existencia material.

Como decía al final de su discurso Elementos y Meta, elementos, ““La aplicación del luminoso princi-

V

188 ANALES DE LA

pio de evolución ha remodelado y ensanchado muchas ramas de la biología, v la filosofía se inspira evocan- do su avuda en otros departamentos de la ciencia, y vo alimento la esperanza en creer que la aplicación de este principio regenerador a la química produce efec- tos sorprendentes en su armonioso y progresivo de- senvo.vimiento?”. |

En 1875 la Sociedad Real le concedió medalla de oro por sus investigaciones en las ciencias físico-quí- micas, en 1877 v 78 fué elegido Lector Bakeriano de la misma Sociedad, v la Academia de Ciencias de Francia, le concedió medalla de oro y un premio de 3,000 francos en mérito de sus descubrimientos en la física molecular y de la materia radiante.

Y en este lugar es ocasión de citar una clase de investigaciones a las que se dedicó hacia 1871 y que ha hecho célebre el nombre de William Crookes, en- tre los que se dedican al estudio de las especulaciones psicológicas. Deslumbrado por su descubrimiento de: radiometro, y sorprendido de los fenómenos que en él se verifican, y que en parte eran inexplicables entonces, considerando como trascendente la fuerza del movimiento entre las moléculas, fué solicitado por un espiritista eminente Mr. Home para que Mr. W. Crookes sometiera al análisis las manifestaciones psl- cológicas de que él mismo era el sujeto. Y efectiva- mente, después de estudiar los fenómenos que obser- en Mr. Home sometido al experimento, Mr. Oroo- kes eseribió un artículo declarando su creencia de que ciertos fenómenos observados no podían ser produc- tos del engaño, juegos de manos, combinaciones me- cánicas ocultas, y entonces propuso la frase “fuerza psíquica?” no como una explicación del fenómeno, si- no como una definición conveniente para tales mani-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 189

festaciones. El artículo no satisfizo la opinión de los hombres de ciencia, y con ese motivo se suscitaron discusiones animadas en las que desde el punto de vis- ta literario triuntó W. Crookes, porque además de su talento era un gran polemista y orador de mucho exm- puje. Desde aquella época Mr. Crookes no ha habla- do de dichas observaciones entre los hombres de cien- cia, pero nunca abandonó su creencia en la veracidad de aque'los fenómenos psíquicos, y por lo pronto siem- pre defendió la buena fe v caballerosidad del medium Mr. Home.

Sus estudios sobre la materia radiante encamina- ron a Zsigmondv a penetrar con el ultramicroscopio en el mundo donde se constituyen los átomos, y ha medido no sólo el tamaño de las últimas partículas de la materia, sino que ha medido sus movimientos molecu:ares; y por último encaminó a Rutherford a penetrar con el electrometro en la región de las pat- tículas de los rayos alpha y contarlas demostrando su semejanza, sino su identidad, con el átomo del helio; habiendo por lo tanto sobre vivido a la realización teórica de la hipótesis del protylo, desenvuelta tan magistralmente en su trabajo sobre '“La Génesis de los Atomos”” expuesta como dijimos en la Institución Real de la Gran Bretaña, y que el que se dirige a vo- sotros tradujo para la Crónica Médico Quirúrgica "de la Habana en 1887.

Obra de tal magnitud, estudios tan profundos y de tanta extensión trabajo colosal de experimenta- ción en diferentes órdenes de la Química-Física du- rante 72 años de su existencia, no podían menos de ser ejecutados por una gran inteligencia equilibrada en todas las manifestaciones funciona:es de su acti- dad. El desenvolvimiento de sus ideas científicas en

190 ANALES DE LA

presencia de los fenómenos físicos que se le presen- taban diariamente a sus observaciones necesitaba una clasificación bien definida de modo que cada fenóme- no, cada objeto de su atención fueran eslabonados en series, agrupados en imágenes armoniosas para que la resultante de su obra resultase un cuadro acabado

de estrechas relaciones de causa a efecto de antece-

dentes a consecuente, y de las partes al conjunto; al modo de las radiaciones de ondas que se producen en un manantial de energía cuando se aplican las formas de calor o de electricidad en desarrollo progresivo.

La interdependencia de todos sus descubrimien- tos y estudios se refleja bien en la Biblioteca y labo- ratorios existentes en su admirable residencia de Kensington Park Gardens, donde elevó un palacio, o- mejor, un templo a la divinidad del trabajo, de la perseverancia y de la constancia. El obrero que con- tribuyó más que nadie a que la energía eléctrica en manos del hombre, se haya convertido en la diosa y señora de todas las demás fuerzas de la naturaleza creando una potencia industrial humana tan asom- brosa; tenía su casa inundada de fulgores de luz que reverberando sobre la decoración artística, sobre los aparatos, las colecciones, y sobre la biblioteca, con- vertía sus recepciones periódicas en grupos de dioses del Olimpo contemplando la obra armoniosa de la belleza y del arte.

In su librería Mr. Crookes dedicó mucha parte de su tiempo en organizarla siendo modelo de elegan- cla, de clasificación y de utilidad inmediata, dispo- niendo sus innumerables volúmenes que tratan de las aiferentes divisiones de las ciencias físico-quími- cas, al modo como clasifican los naturalistas sus órde- nes, familias géneros y especies, teniéndoles aparta-

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dos y numerados de tal forma, que sólo se necesitan unos cuantos segundos para encontrar el volumen que se necesita, por medio de los catálogos de tarjeta.

Cuando en el último año del siglo anterior visita- mos a Mr. Crookes, recibiéndonos en su biblioteca, evocamos en nuestra imaginación la visita que diez años antes hiciéramos a los laboratorios de T. Edison, en su residencia de Orange en New-Jersev, el que también nos recibió en su biblioteca. Cerrando los ojos aún hov podemos recordar el nombre de los tra- tados de ciencias v de la mayor parte de los minera- les que tenía en su magnífica colección en la parte su- perior del octógono que forman los anaqueles en el departamento de Mr. Edison, y podemos decir que esas dos librerías tal como se hallan repartidos los volúmenes, reflejan bien el carácter de esas dos lum- breras de la humanidad. En la de Mr. Edison cada lado contiene un departamento de las ciencias físicas, y en las mesas de sus rincones tenía obras de consulta que reve.aban las llamaradas del genio inventor que dispone de la palanca de Arquímides, mientras que en la espaciosa de W. Crookes de Kensington Park, con su elegante mesa de estudio y al lado la estante- ría giratoria de cuatro frentes donde disponía de aquellos volúmenes de las obras más consultadas, representa el saber ordenado que contempa la ma- teria informe, y se ve como la va modelando, diferen- ciando, agrupando lo semejante y separando lo dife- rente hasta constituir la unidad de la obra.

W. Crookes tuvo la curiosidad de dedicar un pe- queño departamento para conservar recuerdos de sus descubrimientos, como lámparas eléctricas de 3.8 milímetros de diámetro con el poder lumínico de una bugía, los primeros ejemplares que obtuvo del metal

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talio, así como productos de fraccionamiento de les sales de thorio, itria y otras tierras raras. Otra curio- sidad que conservaba, eran las primeras experiencias que hizo para la sustitución de los filamentos de ear- bón en las lámparas eléctricas los cuales siempre con- servaban la estructura de las sustancias que emplea- ba en su preparación hasta que determinó disolver la celulosa en una solución concentrada de sulfato de cobre amoniacal, la solución la secaba en láminas del- gadas y las hojas resultantes comprimidas las trata- ba con un disoivente para separar la sal de cobre que- dando como una sustancia córnea que cortaba en hi- los la carbonizada, obteniendo filamentos amorfos y compactos perdiendo por completo su estructura ori- ginal. Otro departamento se encuentra en su labora- torio para los trabajos corrientes de química, y otro le dedicaba a taller de mecánica y un tercero para sus investigaciones especiales como los espectros de ab- sorción, en cuyos experimentos le ayudaba su seño- ra, sobre todo, en los fastidiosos métodos de fraccio- namiento que requieren cuidado, una paciencia extre- ma y un trabajo asiduo durante días, semanas, meses y años, para conseguir a veces una ligera diferencia de color en la fracción extrema obtenida.

Nadie sino el que se halla dedicado algún tiempo a estos trabajos puede comprender la gran dosis de paciencia, voluntad y vocación que se necesita para los estudios espectroscópicos a los que se dedicó du- rante un cuarto de siglo, y que le sirvieron de funda- mento para sus teorías, los estados, mapas, notas, cua- dros, registros, tablas fotográficas ete., que se han de llevar para dejar consignados los cambios más insig- nificantes, haciendo primero las observaciones preli- minares de los espectros de absorción, después las

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 193 observaciones de la chispa eléctrica en el vacío que lleva su nombre, y por último, la comprobación con instrumentos más perfeccionados.

Señores Académicos, no deseo importunar más vuestra atención enumerando los tesoros científicos acumulados por su inteligencia y trabajo durante una labor constante de más de 70 años, sin perder el vi- gor de sus razonamientos, sobrepasando la naturale- za de su espíritu a la de su ilustre compatriota, y la más alta inteligencia de todos los tiempos Isaac New- ton, quien en los últimos peldaños de su ancianidad se dedicaba a interpretar los versículos del Apocalip- sis de San Juan. |

Honremos la memoria de Sir William Crookes, cuyo recuerdo quedará grabado con letras de oro en- tre los sabios que han establecido los principios fun- damentales de la química en el siglo XIX.

ACUERDOS DE LA ACADEMIA

En la sesión de Gobierno celebrada el 28 de no- viembre de 1919, se acordó: aprobar las dos tasacio- nes de honorarios en causas por accidente del traba- Jo, solicitadas por el señor Juez Municipal del Sur de ¿a Habana, y por el señor Juez de Primera Ins- tancia del mismo Distrito, y evacuadas ambas por el doctor Manuel Ruiz Casabó; así como la tasación de honorarios periciales, solicitada por la Secretaría de Justicia, y evacuada a su vez por el doctor Tomás V. Coronado. -

Igualmente fué aprobado el informe emitido por el doctor Juan Santos Fernández, proponiendo al doctor Emile Berger como académico corresponsal; posponiéndose su elección para cuando exista el quo- rum necesario.

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INFORME SOBRE HONORARIOS EN ACCIDENTES DEL TRABAJO

Por el Dr. Manuel Ruiz Casabó (Sesión del 28 de noviembre de 1919)

Señor Presidente de la Academia de Ciencias. - Señores Académicos:

En cumplimiento al decreto del señor Presidente de esta Corporación de fecha siete de julio, molesto vuestra atención, sometiendo a la consideración el informe que en juicio radicado al número 850, soli- cita de esta Academia el señor Juez Municipal del Sur de esta Capital por accidente del trabajo sufrido por el menor Manuel Fernández y Suárez...

Con fecha dos de julio, la referida autoridad, se dirige en comunicación al señor Presidente de esta Academia, acompañando el expediente original soli- citando, “que se ilustre al Juzgado, acerca del tiempo que haya necesitado para curarse la lesión sufrida por el referido obrero que se describe en el certificado inicial de fojas dos, sometida a un tratamiento ade- cuado y si han sido necesarias las curas asépticas y antisépticas que se consignan en la minuta de fojas diez y nueve y en caso contrario se exprese lo que ra- cionalmente debe pagarse al Dr. N. N. por dicha asis- tenciateEa

Hasta aquí lo que pide el señor Juez Municipal del Sur...

Enojosa es la tarea de un ponente en esta Corpo- ración, cuando+se trata de informar cuestiones de ho- norarios; pero si estos responden a los accidentes del trabajo es todavía más penoso, más difícil y menos asequible al estudio e informe, por cuanto que tales

SA

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casos van constituyendo va un procedimiento poco feliz para agruparse entre los equitativos y morales recursos que el profesor médico dispone para conser- var el prestigio profesional, puesto en duda a cada

paso... Es ley general hoy, discutir los honorarios deven-

gados, considerándolos siempre excesivos; pero tam- bién es verdad y esto lo decimos en secreto, que hay también bastantes que siendo profesionales morfoló- gicamente, tienen un fondo de negociante que domina sus procedimientos...

Excusada esta digresión, por la que pido me per- donéis, paso a exponer los puntos oficiales del infor- me que se pide y los comentarios-que me sugieren.

Pide el señor Juez...

1'"—Tiempo que haya necesitado para curarse la lesión del obrero sometida a un tratamiento ade- cuado... |

2—$Si han sido necesarias las curas asépticas y antisépticas que se consignan en la minuta fojas 19...

3—Y en caso contrario se exprese lo que racional- mente debe pagarse al doctor N. N. por dicha asisten- (va EE

1*—El parte inicial de fojas 2 expone que el día 28 de febrero de 1919 fué curado de segunda inten- ción el menor obrero Manuel Fernández Suárez, de la lesión siguiente:—** Herida por avulsión con pér- dida de substancias, situada en el tercio medio de la región femoral derecha””, tres horas y diez minutos después de recibir los primeros cuidados quirúrgicos en el Hospital de Emergencias.

En el curso del expediente no aparece absoluta- mente ningún detalle que explique, puntualice, des- criba o haga conocer a no ser por la inspección ocular de la lesión los caracteres de la herida, situación, lon-

196 ANALES DE LA

eitud profundidad, extensión, proceso de cicatriza- ción o de infección que requirió el método antisépti- co, después de usar el aséptico..

A este respecto el doctor D. Vázquez en 22 de Ma- vo de 1919, en su informe al Juzgado, manifiesta “que el lesionado no está curado aún, que no tiene trata- miento apropiado ni observa las prescripciones mé- dicas que podrán habérseles dictado, y que de haber las observado hubiera obtenido su sanidad en un pe- ríodo no menor de 25 a 30 días”...

Como habréis observado señores Académicos, taM-, poco se encuentra la descripción que juzgamos ne- cesaria en el documento del doctor Vázquez, pero éste seguramente apreció sus caracteres cuando esti- mó, v así lo comunica al señor Juez, que la lesión hu- biese sanado en un período de 25 a 30 días, si hubiese tenido un tratamiento apropiado, pues cuando lo exa- minó, así pudo comprobarlo. |

En 31 de mayo de 1919 los doctores Federico Cór- dova v Raul de la Vega, en cumplimiento de orden superior comparecieron en la casa Gervasio 135, do- micilio del lesionado, con objeto de reconocerlo, no pudiendo efectuarlo por hallarse el referido Fernán- : dez Suárez fuera de su domicilio.

Con tal motivo el lesionado fué citado para que compareciese el día 3 de junio ante el Juzgado de Instrucción de la 4a. no verificándolo—Posteriormen- te fué citado en comparendo para el día 9 de junio, en el neerocomio, día en que fué reconocido por los doctores Córdova y Vega, quienes informaron que ““el lesionado se encuentra curado de la herida por avulsión que sufrió en el muslo derecho sin que le hava quedado incapacidad para el trabajo. Tenien- do en cuenta que se trata de un niño sano sin ningu-

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na diatesis v la lesión estaba situada en partes blan- das (piel y múscu:os) creen los peritos que suscriben que si este lesionado hubiera observado un tratamien- to adecuado y constante, estas lesiones hubieran sa- nado en un período máximo de 25 a 30 días”...

Del anterior informe es que venimos en conoci- miento, que la lesión sólo afectaba la piel y músculos, así como que se trataba de un niño sano sin ninguna diatesis; antecedentes que tienen mérito a falta de! conocimiento personal del lesionado...

El médico de asistencia da de alta al lesionado, capacitado para trabajar v completamente curado al cumplir 96 días de su accidente.

Durante la asistencia del lesionado, el médico de 'abecera en dos partes solamente (3 de abril y 19 de: mayo) comunica al Juzgado el estado sanitario de su cliente, manifestando que está en vías de curación, sin que cuenta de que en el proceso curativo haya sobrevenido un estado infeccioso...

Aparece; seguramente por error de redacción, una circunstancia que pone en duda la apreciación del po- nente y es que en e. parte inicial el doctor N. N. mani- fiesta que practicó una “cura antiséptica”” en la he- rida del lesionado (No. 49 de la tarifa) y en la rela- ción de honorarios expresa que la cura fué sencilla, aséptica (No. 50 de la tarifa)...

¿Qué aceptamos? La herida a las tres horas diez minutos de curada en el Hospital de Emergencias, es- taba en tal período de infección, que requería otra eu- ración antiséptica o no había tal infección, cuando se- gún la re:ación de honorarios desde el 28 de febrero, hasta el 30 de marzo, le fueron practicadas curacio- nes sencillas alternativamente?...

Algo aconteció después, cuando la lesión desde el

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31 de marzo hasta el 21 mavo, requirió el tratamien- to antiséptico según se aprecia en la relación de ho- norarios...

Nada de esto, señores Académicos, se encuentra justificado en el expediente original, puesto a nuestro estudio, pues no aparecen partes sanitarios que de- nuncien siquiera la más ligera complicación.

De lo anteriormente expuesto en este primer enun- ciado podemos deducir que de una manera absoluta no es posible precisar el tiempo que haya necesitado para curarse la lesión puesto que no conocemos el caso de visu; pero por los antecedentes aportados por los tres profesores que han reconocido en distintas fe- chas al lesionado y los demás que siguieron el estudio comparativo decumental, nos inclinamos a dar por admitido el período de 25 a 30 días, como suficiente para que una lesión de la piel y músculos en la región del muslo, en un individuo sin diatesis y con un tra- tamiento bien dirigido y adecuado, sin accidentes de complicación, quede completamente curado.

Al segundo enunciado—Que en términos genera- les, las curas asépticas y antisépticas son necesarias para la curación de las heridas, pero que en este caso conereto del lesionado Fernández Suárez, no puede precisarse si fueron o no necesarias por las razones respectivas señaladas en el anterior enunciado—Esti- mamos que la honradez de procedimiento del profesor que así ¿o declara, no ha de permitir que se ponga en tela de juicio, con menoscabo de los prestigios de un alto sacerdocio. |

Aceptado que las lesiones sufridas por Suárez y Fernández fueron de tal naturaleza y extensión que según los peritos doctores Vázquez Córdova y Vega, estuvieron de acuerdo en admitir que debieron estar

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 199

euradas en un período de tiempo comprendido entre 25 0 30 días, ésta ponencia opina: que fueron necesa- rias las curaciones asépticas sencillas o pequeñas cu- ras anotadas en el No. 50 de la tarifa aprobada, he- chas alternativamente v expresadas en la nota de ho- norarios presentada por el profesor de asistencia.

Al 3er. enunciado: Escusando los comentarios que pudieran añadirse a este informe la ponencia es- tima que pudiera formularse la nota de honorarios correspondiente a la asistencia del obrero Fernández Suárez, de la siguiente manera:

Núm. de la Tarifa

Mebrero 28. Por cura sencilla... : ..s 50 $ 2.00 » Certificado inicial... . .. 34 2.00

. iruras sencillas 50 30.00

= Por suero antitetánico. . . . 123 4.00

$ Ultima cura y certificado final 50 2.00 Totales a as a SO

No obstante los señores Académicos tendrán que convenir con la ponencia, en que a pesar de que por la asistencia de Fernández Suárez el médico de asisten- cia cobra ochenta v dos pesos, ha estado”pareo en su reclamación; pues cotejados los servicios que dice ha- ber prestado, con los precios de tarifa existe una di- ferencia de setenta v seis pesos en su contra se tie- ne en cuenta que las curaciones antisépticas que dice practicó del 31 de marzo al 21 de mayo las ha tarifado en 52 pesos, cuando legalmente importan ciento cua- tro pesos.

El espíritu de conservación que se observa en fa- vor de una compañía de seguros es verdaderamente apreciable, pero más parece producto de sorpresa

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psíquica ocasionada por la irregularidad en el proce- dimiento.

Como conclusión de lo anteriormente expuesto es- tima el ponente que debe contestarse al señor Juez que interroga, en la siguiente forma:

1*—Que de manera absoluta esta Academia no puede precisar el tiempo que haya necesitado la le- sión sufrida por el obrero Fernández Suárez, para curarse, puesto que no conocemos el caso de visu, pe- ro que por los antecedentes, informes de peritos y es- tudio sugerido del expediente se estima, que la lesión mencionada, con un tratamiento bien dirigido y ade- cuado no debe tardar en su completa curación más de 30 días.

2—Que han sido necesarias las curaciones asép- ticas; no encontrando justificación para las antisép- ticas.

>—Que la nota de honorarios, tomando en consi- deración los anteriores conceptos puede ser reducida en la siguiente forma:

Núm. de la Tarifa

Febrero 28 Por curación sencilla. .. ... 50 $ 2.00 ». Cerfificado: imiciahk. 0 pd 34 2.00 Marzo 15 4urasasensillasi a 50 30.00 Inyección SUero. ....... 123 4.00 Ultima cura, certificado final 50 2.00 Total. ....... AAA

Es cuanto tengo el honor de exponer a la ilustra- da consideración de vosotros, quienes con mejor eri- terio resolveréis.

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INFORME SOBRE HONORARIOS EN ACCIDENTES DEL TRABAJO

Por el Dr. Manuel Ruiz Casabó (Sesión del 28 de noviembre de 1919)

Señor Presidente. Señores Académicos:

Nuevamente consumo turno para daros cuenta con otro informe para el que he sido elegido ponente por el señor Presidente de esta Corporación.

El asunto que lo motiva es de la misma índole que el anterior que acabáis de oir—cobro de honorarios por asistencia profesional en un accidente del traba- jo—siendo el lesionado Francisco Bruselas Gonzá- lez y el médico de asistencia el doctor L. P. de L.

El señor Juez de Primera Instancia del Sur de la Habana, en comunicación fechada el 17 de julio de 1919, interesa de esta Corporación, emita informe so- bre si dada la naturaleza de la lesión que sufrió el obrero Francisco Bruselas González, que aparece del certificado de fojas 6 del expediente que se remite, están ajustadas las curas que llevó a efecto el doctor L. P. de L., o séase las cuatro curas antisépticas y las nueve curaciones asépticas, que se detallan en su mi- nuta de fojas 21.

Dice el certificado de fojas 6, expedido por el mé- dico de asistencia, que fué curado de primera inten- ción el lesionado Francisco Bruselas (González, de “Herida por aplastamiento con pérdida de sustancia situada en el pulpejo del dedo anular izquierdo””.

Señores Académicos: una herida por aplastamien- to en el pulpejo del dedo anular izquierdo, producida el 17 de marzo y curada el 2 de abril siguiente: sin

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más antecedentes que los enunciados: sin constancia de que dicha herida se ha esfacelado, ni ha sido acom- pañada de un proceso infeccioso que pusiera en pe- ligro la integridad del órgano, pues de haberse pre- sentado dicho caso, el profesor de asistencia lo hubie- ra comunicado al Juzgado en el curso de su atención y no consta esta diligencia en el expediente que se re- mite: una lesión tan genéricamente enunciada, sin an- tecedentes ni detalles y que ha sido calificada de me- nos grave en el certificado inicial, lo mismo hace in- clinar el ánimo en favor de que dicha lesión se redu- jo a un simple apretón que produjo equímosis del pulpejo del dedo, tardando 15 días como término me- dio en resolverse, denunciando la lesión, los cambios que el proceso equimótico presenta para su resolu- ción; como también puede hacer suponer, que la le- sión como dice el certificado inicial, se produjo con pérdida de substancia.

No hay razones evidentes, sin embargo, para no admtiir esta calificación y en este caso hay que acep- tar los diez y siete días, certificados, como necesarios para su curación; aunque es de tenerse en cuenta que la ¿esión bien pudo originar la pérdida o desprendi- miento de la uña correspondiente, accidente que con frecuencia se sucede en las lesiones por aplastamien- to recibidas en el pulpejo de un dedo.

Para el tratamiento y curación de dicha lesión, el profesor de asistencia, según su nota de honorarios, necesitó practicar cuatro curaciones antisépticas (al- ternativamente) y nueve curaciones asépticas (dia- riamente) con posterioridad a las anteriores.

Estima el ponente, que son aceptables las curacio- nes antisépticas tal como lo manifiesta el profesor de asistencia, alternativamente. Pero no encuentra jus-

ad

; ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 203

tificación para que las curaciones asépticas que se practican después, fuesen diarias, dado que estas curas asépticas indican un progreso a la reintegra- ción de los tejidos, sin complicaciones, no necesitan- do descubrirse, sino de tarde en tarde, alternativa- mente si se quiere.

““He aquí la nota de honorarios, según la minuta de fojas 21:

Marzo 17 Por-la primera cura No. 51 de la tarifa. . $ 3.00 e Certificado inicial No. 34 de la tarifa. . . 2.00 Marzo 18 al 24 4 curas antisépticas No. 49 de la at A A A, » 25 al2 de abril 9 curas antisépticas No. 50 Ae O. PRUEBE TO TAN 9.00 da: A A A 0 08:

Examinados los demás documentos que forman el expediente a la vista, encontramos por la declaración de varios testigos la explicación de cómo se produjo el accidente que lesionó el pulpejo del dedo anular de la mano izquierda. El lesionado Bruselas dice que se produjo la: lesión, “al rodar una caja”. El testigo Pérez Carreras manifiesta, que trasladando Bruselas una caja “le cayó en la mano””. Otro testigo dice, que manejando una caja “se lastimó la mano””.... Con lo expuesto, no es posible saber concretamente la intensidad ni el grado de la lesión sufrida por Bru- selas.

No obstante: el que suscribe propone a la consi- deración de los señores Académicos las conclusiones que pueden remitirse al señor Juez, y son las siguien- tes: s

Primera: Quelas cuatro curaciones antisépticas están ajustadas a la naturaleza de la lesión sufrida por el obrero Francisco Bruselas.

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Segunda: Que las curaciones asépticas deben considerarse hechas alternativamente practicadas, en el período de nueve días, expresados en la nota de fo- Jas 21.

TASACION DE HONORARIOS PERICIALES

Por el Dr. Tomás V. Coronado

(Sesión de Gobierno del 28 de noviembre de 1919).

Senor Presidente de la Academia Ciencias. Ciudad.

Señor Presidente: por decreto de usted, fecha nueve de los corrientes y trasladado el diez, por el señor Secretaria de la Corporación, he recibido un escrito del señor Sub-Secretario de Justicia, para que la Academia emita opinión sobre la cuantía de honorarios cobrados por tres peritos profesionales que informan sobre el estado mental y la posibilidad o imposibilidad física para dedicarse al trabajo que trae aparejado la Secretaría de un Juzgado de Pri- mera Instancia de Instrucción y Correccional.—Ei estudio de los antecedentes, la marcha de la enferme- dad seguida a una hemorragia cerebral y los fenóme- nos de hemiplegia, afasia y otras lesiones cuya larga duración autorizan a los peritos a informar la inca- pacidad ; el mismo número de peritos, indican a la po- nencia, que la cantidad de cien pesos moneda oficial reclamados por cada uno, que hacen un conjunto de trescientos pesos moneda oficial, permiten clasificar de muy módicos los honorarios de referencia.—La Academia no obstante determinará. |

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INFORME ACERCA DE LA SOLICITUD DEL DR. EMILIO BERGER QUE ASPIRA AL TITULO DE MIEMBRO CORRESPONSAL EXTRANJERO DE LA ACA- DEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA Por el Dr. J. Santos Fernández.

(Sesión de Gobierno del 28 de noviembre de 1919).

Señor Presidente:

El doctor Emilio Berger, al que conozco hace mucho tiempo por sus muchas producciones, y últi- mamente por haberme ocupado de un folleto que tu- yo a bien hacer llegar a mis manos (1) y que ahor: acompaña a su trabajo original. Recientemente el doctor Berger expuso a principios del corriente año, su deseo de aspirar a la plaza de corresponsal extran- jero de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana, y en 10 de marzo de este mismo año, el doctor Jorge Le Roy, digno secretario de esta Academia, le comunicó lo que el Reglamento en su artículo diez y siete, concordando con el 5”, exi- gía: la remisión de un trabajo inédito, así como ser propuesto por dos académicos de número.

El doctor Emisio Berger en vista de lo expuesto ha remitido, y se ha recibido a principios de Julio, el trabajo original que le correspondía enviar y como además es presentado por el doctor Jorge Le Roy y por el que tiene el honor de hablaros, que son acadé-

,

(1) Análisis. del folleto titulado “Liste des travaux scientifique?”, par Emile Berger Poitiers. Imprimerie G. Roy 7 Rue Victor Hugo, Cro. nica Médico Quirúrgica de la Habana. T. LITI. Págs. 93-117. 1918.

Los trastornos oculares de origen genital en la mujer por los doctores E. Berger y Robert Loevy. Analizado por el Dr. J. Santos Fernández. Archivos de Oftalmologia Hispano-Americanos. T. VL. Págs. 179-185. Marzo 1906.

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micos de número, se que el doctor Emilio Berger ha llenado lo que exige el reglamento. Su trabajo inédito, se titula :*Sobre un método fisiológico para demostrar en e: vivo, en el estado normal, los fenóme- nos de la hemiopía homónima””

Réstame pues exponeros, condensándolos, los mé- ritos científicos del doctor Berger, que son numero- sos, y de gran valor. Es un veterano en oftalmología, cuyos estudios como dejo dicho, he seguido desde ha- ce algún tiempo, y han sido premiadas sus produe- ciones, por los cuerpos científicos de más representa- ción mundial.

Nació en Viena el 1 de Agosto, de 1858 y es ciuda- dano francés hace fecha. En Francia, ha recogido sus mejores recompensas. Recibido de doctor en Viena en 1880, lo fué en la Facultad de Medicina de París, en 1890, con la interesante tésis: Cirugía de los senos esfenoidales, asunto que ha merecido ser muy considerado.

Obtuvo mención honorífica del Premio -Monthu- yon con 1500 francos (Medicina yCirugía) en el Ins- tituto de Francia (Academia de Ciencias) por su Anatomía normal y patológica del ojo (1888).

La recompensa de cinco mil francos en el ““Con- curso Amussat (Premio de Cirugía) 18 de Diciem- bre y 13 de Dic O por su trabajo: Cirugía de los senos esfenoidales

Oficial de la aqua de Ciencias el 31 de Di- ciembre de 1889. |

Miembro asociado de la Sociedad de Medicina práctica de París, el 10 de Diciembre de 1891.

Miembro de la Sociedad francesa de Física, el 21 de Marzo de 1900.

Presentación a la Academia de Ciencias exactas,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 207

físicas y naturales de Madrid, por conducto del pro- fesor Cajal, el 29 de Diciembre de 1900 y éste lo reco- mienda eficazmente.

Fué elegido miembro corresponsal de la Real Aca- demia de Medicina de Madrid en 1896.

Elegido igualmente miembro corresponsal de la Real Academia de Medicina de Bélgica en 30 de Ju- lio de 1898.

Mención honorable del premio Chaleano Villard (El mejor tratado de Medicina) de la Facultad de Medicina de París, por las lecciones sobre las ““En- fermedades de los ojos en relación con la patología general” 1892.

Elegido miembro corresponsal de la Real Acade- mia de Medicina de Turín, en Julio de 1903.

Miembro de honor de la sección francesa de la Exposición internacional de Barcelona, en Abril y Julio de 1913.

Miembro corresponsal de la Sociedad Imperial de Medicina de Constantinopla, 17 de Noviembre de 1900.

Miembro corresponsal del Club médico de Cons- tantinopla 21 de Abril de 1905.

Además, si se recorren atentamente las páginas del folleto que pasan de 60, en que anota el núme- ro de producciones originales, se obtiene la medida exacta de lo que abarca su feiiz inteligencia y se ad- quiere la convieción de que es un cerebro privilegia- do y un obrero excepcional de la ciencia, y muy es- pecialmente de la oftalmología.

Sus trabajos científicos pueden agruparse en sie- te distintas clases: 1, De anatomía y Farmacología. 2, De anatomía comparada. 3, De fisiología. 4, De Fí- sica aplicada. Instrumentos, aparatos, métodos de

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examen. 5, De formación congénita. 6. Investigacio- nes clínicas y Terapéutica. Procederes operatorios.

De los comprendidos en el primer grupo sobresa- len sus investigaciones acerca de la porción coroidia- na de la lámina cribosa del nervio óptico en que de- muestra que las partes periféricas de esta porción ecoroidiana contienen excepcionalmente células pig- mentarlas.

La deseripción de casos de catarata fibrosa, de la que una estaba osificada (catarata ósea).

La deseripción del aparato de sostén de la lente cristalina, es una investigación clásica, acerca de es- te punto de anatomía.

La anatomía normal y patológica del ojo, es un libro concienzudo cuyos elementos los recogió en los Laboratorios de los Profesores Rollet y Zurckerkande y completados en el de Ranvier en el Colegio de Francia. :

Su trabajo, sobre algunas formas raras de cata- “ata, revela un espíritu observador, lo mismo que su estudio acerca de la extensión de la cámara ante- rior.

Al ocuparse de las variedades de la pared óptica esfenoidal, ha aclarado algunos puntos obscuros de la neuritis óptica. |

En el segundo grupo de sus trabajos relativos a la anatomía comparada, no se le puede seguir, tal es, el caudal de datos que aporta en asunto tan intrin- cado, Y :

En el tercer grupo de sus trabajos, están compren- didos los que atañan a la fisiología y están en primer lugar: ciertos particulares de la anestesia por la co- caina.

En otra memoria estudia la acción de la cocaína sobre el epitelio de la córnea.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 209

La acción de las tóxinas sobre la secreción lagri- mal. Patogenia de la queratomalacia en las enferme- dades infecciosas.

El estado de los ojos durante el sueño y la teoría del sueño, asunto tan debatido, ocupa su atención en dos interesantes trabajos, así como el estudio de los nervios troficos de la córnea.

Su memoria acerca de la fusión esteroscópica de las imágenes dibujadas en puntos idénticos de las dos retinas, evidencia el fenómeno inconsciente que se ve- rifica para evitar la diplopia debida a la acción del centro cortical de la fusión.

Su memoria sobre el empleo del esteroseopio pa- ra la mezcla binocular en los colores en diferentes partes, y particularmente en las mitades hemónimas del campo visual, presentado a la Sociedad de Biolo- gía, es un trabajo que se relaciona con el que ha envia- do para aspirar al puesto de corresponsal extranjero de esta Academia y tiende a aprobar la exactitud de los conocimientos acerca del curso de las fibras ópti- cas, conocimiento basado exclusivamente en los casos de hemiopía observados clínicamente en las autop- slas.

Del mismo género es la memoria pesentada a la Sociedad de Bio.ogía ““Sobre la extensión del campo visual binocular, con puntos idénticos (o correspon- dientes) de las dos retinas”? y la análoga memoria leí- da en la misma Sociedad ““Sobre los contrastes bino- culares de los colores, sucesivos y simultáneos””, asun- to que ha merecido marcada atención, de autorizados en la materia.

En lo que se refiere a la física aplicada, a los ims- trumentos, aparatos y métodos de examen, el doctor Berger ha mostrado hasta la saciedad su competencia

210 ANALES DE LA

v buena disposición. Ha añadido al disco de Plácido, uno rotario con rayos estrellados que facilitan no so- lamente determinar la existencia de un astigmatismo, sino la posición de los meridianos principales, Ideó el primer oftalmoscopio de refracción o la combina- ción de cristales de dos discos de Reckoss, que la ha-

ce automática. Fué premiado este modelo en Lon-

dres en 1885, y ha estimulado para estudiar los otros modelos de Roth, Knauer, Meyrowitz etc. ete.

Un aparato para descubrir la verdadera forma de los objetos micrográficos. Otro para reemplazar las cajas de cristales, con qué medir la agudeza visual.

Una lente binocular simple y lente esteroscópica premiada por la Academia de Ciencias de París y fué la presentada por el profesor Cajal a la Real Acade- mia de Ciencias de Madrid, y de la que ha hecho gran- des elogios por haberla él utilizado en la micrografía y del mismo modo Haltenhoff, de Ginebra, en oftal- mología.

Un aparato para la observación en relieve de las vistas simples (Plastocopio).

Su mayor competencia se delata en el estudio de las perturbaciones oculares dependientes del estado general del organismo. El profesor Brown-Sequard, miembro del Instituto y profesor del Colegio de Fran- cia, ha dicho del doctor Berger, que es un fisiólogo, un anatomo-patologista y un clínico de gran mérito, su libro “Les maladies des yeux dans leurs rapports avec la pathologie generale, contient nombres de pat- ties ayant beaucoup de valeur pour les phisiologis- tes””, y así lo entendimos desde 1892 que apareció el libro (447 Pg. 43 figures dans le texte Paris-Masson) por eso nos ha sorprendido que en su trabajo titula- do **Perturbaciones oculares como consecuencia de

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 211 HACADEMIA DE CANCHA CDOE LA PABPRA

la fiebre amarilla?” que publicó en 1897 (2) sólo se re- fiere a un enfermo del Brasil que examinó en 1895 y que había padecido en ese país la fiebre amarilla sin señalar nada de especial en los ojos del sujeto, recot- dando después de exponer la observación, que “on a observé dans le cowrs de la fiebre jaune des cas d'ama- wrose uremica et des troubles dans le corps vitré”” sin hacer mención de la observación que publiqué en 1881 (3) en español, en inglés, y en alemán, y que es la única que existe en la oftalmología, en la que se haya hecho el examen del fondo del ojo y es muy probable que no haya oportunidad de recoger otra, si se atiende a la campaña efectiva que se realiza para extinguir por completo la fiebre amarilla en todas partes, como se ha conseguido en Cuba, después del descubrimien- to de Finlay, para prevenirla, de modo perfecto en el país, y que se obtendrá en todas partes en que se llenen las prescripciones demandadas por la Higie- ne para conseguirlo.

Berger entiende que se equivocará el oftalmólogo que crea dominar por completo el capítulo que deba enumerar las relaciones existentes entre las afeccio- nes oculares y las enfermedades generales o locales diversas, que día por día van avanzando en provecho de la oftalmología y de la patología general. Se equi- vocaron dice, los que en los tiempos pasados creían que le especialización rompía el contacto entre las diversas ramas de la medicina. Muy al contrario, es

(2) Archives d'Ophtalmologie. P. 483. París, 1897. *““Troubles ocu- laires a la suite de fiebre jaune”?.

(3) On the loss sight in yellow feber By. Dr. Juan Santos Fernán- dez of Havana Cuba. Translatet from the spanish original by Dr. A, M. Fernández of New-York. Archives of ophtalmology. Edited in english and german by Dr. H. Knapp of New-York aud Dr. J. Hirschberg of Berlin V. X. New_York 1881.

Anales de la Academia de Ciencias de la Habana. Sesión del 25 “de Septiembre de 1881. T. XVIII. P. 195-203 y discusión P. 211-214. '

212 ANALES DE LA

difícil hoy citar una sola enfermedad de los ojos que de algún modo no tenga relación con el estado gene- ral o deje de ser el eco de lo que ocurre en otra región distinta del organismo. Por otra parte la investiga- ción ocular ofrece elementos a la medicina interna y cada progreso de la medicina general aprovecha a la oftalmología. Estas consideraciones las sugería Nuel de Lieja (Bélgica) al ocuparse del libro de Berger, que acabamos de citar.

Voy a terminar este informe en que he intentado enumerar la sobra de merecimientos del candidato Dr. Berger para aspirar al título de corresponsal de esta Academia, refiriéndome, extractándolo, al traba- jo inédito que ha remitido, y que como he dicho antes, se titula: ““Sobre un método fisiológico para demos- trar en el vivo, en el estado normal los fenómenos de la hemiopía homónima””.

El tema es en extremo interesante y en una obser- vación clínica que he publicado (4) no ha mucho de hemianopsia sobrevenida después de un traumatismo del occipucio, decíamos lo que ahora el autor: que los fenómenos de la hemianopsia por afecciones o lesio- nes traumáticas del cerebro, han llamado la atención de los clínicos desde la antigiiedad, pues ya Hipócra- tes los menciona; pero que sólo en nuestros días estos fenómenos han sido bien estudiados: primero por las experiencias hechas en los animales, segundo, por las investigaciones clínicas. Como se vé, el asunto es de actualidad y el doctor Berger le un carácter prác- tico al tema, y esto despierta mayor interés.

Reconoce que los fenómenos de la hemiopía ho- mónima obedezca, como se sabe a una lesión de las

(4) Hemianopsia homónima por traumatismo de la región occipital.

Revista Médica Cubana. Septiembre de 1918. Pág. 459. Archivos de Oftalmologia Hispano-Americanos. 1919. d

A E A

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 213

fibras ópticas a partir de la salida del quiasma, hasta el centro cortical de la visión, situado en el lóbulo oc- cipital. Esta lesión puede ser producida, dice, por experiencias en los animales, destruyendo las fibras en su curso o bien se observa, durante la vida, por los fenómenos de hemianopsia homónima, y se comprue- ban después de la muerte por la autopsia, la lesión de ciertas partes del curso de las fibras ópticas o de los centros ópticos.

Reconoce que la hemiopía homónima forma parte pues, de la fisiología pato!ógica cerebral, porque pa- ra él, este fenómeno no puede explicarse más que por una lesión de las bande!etas ópticas (tractus óptico) o una lesión de las fibras ópticas, en su recorrido in- tracerebral, cuerpo genouille externo, cuerpo genous- lle interno, radiation de Graisolet en el centro corti- cal de ¡a visión. Llama a este método de.probar la correspondencia de las dos mitades homónimas del campo visual: el método negativo porque resulta de un defecto de función de ciertas fibras ópticas.

Intenta también demostrar la correspondencia de las dos mitades homógenas del campo visual por exei- tación de las fibras ópticas, hecho sobre el sujeto vivo en el estado normal, y llama la experimentación po- sitiva.

Sus investigaciones están basadas en las ideas sos- tenidas por el profesor de Física biología de la Fa- cultad de Medicina de París Dr. Jorge Weiss, en un trabajo, presentado a la Sociedad Biológica de París, sobre el empleo del estehoscopio, por la mezcla bino- cular de los colores en las diferentes partes y expe- clalmente en las mitades homógenas del campo visual

común. No voy a seguir al doctor Berger en los detalles

de sus experiencias esteroscópicas para el estudio de

214 ANALES DE LA

la hemiopía utilizando la combinación de los colores, pero llega a la conclusión de que ellos le permiten pro- bar con exactitud los conocimientos sobre la corres- pondencia de los dos campos o mitades homógenas del campo visual común. :

Se llega, dice, a mezclar los colores en el esteros- copio en las dos mitades superiores e inferiores del campo visual común y se prueba también en estas par- tes con exactitud, la de los conocimientos adquiridos sobre el curso o recorrido de las fibras ópticas, cono- cimientos basados exclusivamente en los casos clínicos y autopsiados.

Señores Académicos: después de lo expuesto, ereo haber llevado al ánimo de todos que el aspirante es merecedor al puesto que solicita.

SESION FRUSTRADA DEL 12 DE DICIEMBRE DE 1919

No pudo celebrarse por falta de quorum. Asistieron los doctores: WJ. Santos Fernández, Presidente; J. A. Presno, Vice- presidente; J. A. Fernández Benítez, Vicesecretario: M. Ruiz

Casabó, Tesorero y G. Alonso Cuadrado.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 215

ACTA DE LA SESION PUBLICA EXTRAORDINARIA DEL 17 DE DICIEMBRE DE 1919

Presidente.—Dr. J. A. Presno. Secretario.—Dr. J. Le-Roy.

Académicos concurrentes. —De mérito.—Dr. R. J. Fosalba.

De número.—Dres: J. P. Alacán, G. Aróstegui, J. G. Bena- sach, R. Castro, G. Casuso, T. V. Coronado, A. Diaz Albertini, F. M. Héctor, J. A. López del Valle, L. Morales, L. Ortega, L. F. Rodríguez Molina y M. Ruiz Casabó.

Honcrarios.—Dres.: J. B. Landeta y D. Tamayo.

Corresporsal.—Dr. J. F. Arteaga.

Bajo la presidencia del Dr. José A. Presno, Vicepresidente, por enfermedad del señor Presidente, Dr. Juan Santos Fernán- dez, con la asistencia de los Sres. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, y de Justicia, del Sr. Rector de la Uni- versidad, del Decano de la Facultad de Medicina y Farmacia, del Sr. el Decano del Cuerpo Diplomático, del ex-Fiscal del Tribunal Supremo Dr. Julio de Cárdenas, de los Sres. Ministros de Co- lombia y México y del Secretario de la Legación de este últi- mo país; de representaciones *de las sociedades científicas; de los R. P. Jesuitas y Escolapios; de los Hermanos de la Doctri- na Cristiana; de las Academias de la Historia, Artes y Letras v Ateneo de la Habana, de numeroso y escogido público; de distinguidas damas y de familiares de los recipendiarios se ee- lebró la sesión extraorinaria para la solemne recepción como a+adémicss de número de los Sres. Luis Morales y Pedroso y Raimundo de Castro y Bachiller.

Ocupó la tribuna el Ingeniero Sr. Luis Morales y de lectu- ra al Elogio de su antecesor Sr. Francisco Paradela y Gestal.

El Dr. José A. López del Valle tuvo a su cargo el discurso de contestación, terminado el cual, el Sr. Presidente entregó al recipendiario las palmas y el diploma que lo acreditan co- mo tal académico de la sesión de ciencias.

Acto seguido el Dr. Raimundo de Castro dió lectura al Eilo- gio del Dr. Luis María Cawley, pues aunque el puesto que ocu- pa como académico de número de la sección de medicina, no es per muerte, sino por el pase a la categoría de honorario del

216 ANALES DE LA

Dr. Diego Tamayo, quiso rendir este tributo de respetuoso ea- riño a la memoria de su maestro y nuestro antiguo académico honorario.

El Dr. Jorge Le-Roy, le dió le bienvenida en nombre de la

Academia y a su vez el Sr. Presidente le hizo entrega de las -

insignias y del diploma que lo acreditan como académico de nÚMEeTrOo. Con esto se dió por terminada la sesión.

ELOGIO DEL ACADEMICO, INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS SR. FRANCISCO PARADELA Y GESTAL

Por Luis Morales y Pedroso, Ingeniero Civil. (Sesión extraordinaria del 17 de diciembre de 1919)

En cumplimiento de un deber reglamentario de esta Academia cábeme el honor de hacer ante uste- des esta noche el elogio de mi antecesor en esta cor- poración el ilustre ingeniero de Caminos, canales y puertos don Francisco Paradela y Gestal.

Siendo yo niño recuerdo que dos personas profe- sionales me llamaron siempre la atención, pues se les citaba en los periódicos con frecuencia, y, me pa- recía a mí, como únicos en su especie. Ambos eran viejos, y ya yo de más edad me cuenta de que eran ingenieros, profesionales poco comunes en Cu- ba, por aquella época. |

Estos dos profesionales frecuentemente citados y en quienes por entonces me fijé eran dos viejos inge- nieros:—Alberto de Castro, el uno, Ingeniero del tranvía de nuestra ciudad, que entonces se llamaba Ferro-carril Urbano de la Habana, y del reparto del Vedado, casi rústico en aquella época, que hoy en día

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es nuestro más importante barrio de residencias; el otro era don Francisco Paradela v Grestal, Ingeniero de los Ferro-carriles Unidos de la Habana, hombre científico de primera línea en nuestro país por aque- lla época y cuya opinión sobre asuntos que nadie más que él parecía conocer en nuestro país, se publicaba preferentemente en nuestra prensa.

Tal es la primera impresión que tuve de mi bio- grafiado cuando estaba muy ajeno aún de dedicarme a su misma profesión y de poder pensar en que un día ocuparía su sitial en esta Academia, por excesiva benevolencia de los que fueron sus compañeros en esta docta corporación.

La Ingemería

Esta, la profesión de mi antecesor y la mía pro pia que me ha traído a sucederle, es sin disputa la ra- ma del saber humano que más ha contribuído al en- grandecimiento de los pueblos y al mejoramiento de la humanidad.

El pueblo civilizado más antiguo de la Historia, el pueblo Egipcio, veneraba en la diosa ISIS a la ma- dre naturaleza v su imagen en el templo de Sais te- nía debajo. según nos refiere Plutarco, la siguiente inscripción geroglífica: “Yo soy todo lo que ha sido, lo que es y lo que será y ningún mortal ha levantado todavía mi velo””.

Levantar este velo y descubrir los misterios de la naturaleza es el fin de la ciencia y el propósito de es- ta Academia, y a ello, más directamente que ninguna otra rama de la ciencia, se dirige la Ingeniería.

Esta propia imágen de Isis, que la mitología Egip- cia representada como una vaca, llevaba entre los cuernos un disco solar, el dios Horo, que la propia mitología hace aparecer por primera vez cabalgando

218 ANALES DE LA

sobre esta vaca a la cual guía por los cuernos, en tan-. to ósta nada sobre las aguas originales por entre la euriosidad del caos primitivo, que Horo disipa al co- menzar la vida en el mundo, según esta la más anti- eua mitología conocida.

Creo ver en el dios Horo al genio de la naturale- za. al ingenio humano; pues considero muy significa- tivo el hecho, de que este propio Horo aparezca coro- nado como primero de los reyes divinos que prece- dieron a los humanos en la ciudad de Chemnensu, en el propio lugar en que existió una gran obra de in- geniería prehistórica, el gran embalse de MOERIS; que esta coronación se verifique después del combate en que en aquel propio lugar Horo, que es-el dios de la luz, que es el espíritu del bien, que es el genio, ven- ció a Set, que es el espíritu del mal, el dios de las t1- nieblas v del desierto; y que esta victoria tenga lu- gar en la propia fecha, el día 23 del mes Thot, en que se abrían las compuertas del lago Moeris anualmen- te para dar agua y vida al pueblo Egipcio.

Este triunfo del ingenio dominador de la natura- seza y sus misterios celebrado en la fecha de la inau- guración de aquella primera obra humana de inge- niería que al dominar la fuente natural de vida (El Nilo) de aquellas comarcas aseguró la vida del pue- blo Egipcio, demuestra el elevado concepto que de la Ingeniería tenían los Egipcios, que llegaron en su mitología a atribuir origen divino a esta obra de los prehistóricos colegas míos, que entonces, hace 6,000 años, hicieron bueno el lema que tantos años después tuve el honor de proponer y que ostenta en su escudo nuestra Sociedad Cubana de Ingenieros, “NATU- RAM SCIENTIA ET LABOR DOMINANTUR”.

Aquel elevado concepto de la ciencia y especial-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 219

mente de la Ingeniería fué la causa indiscutible de la grandeza y civilización Egipcia.

Los grandes centros de población, por las necesi- dades de su subsistencia se formaron en la antigiie- dad primitiva en cuatro grandes valles sedimentarios del Mundo; el valle del Nilo en Egipto, el valle del Eu- frates y el Tigris en la Caldea, el valle del Ganges en a India y el valle del río Amarillo en la China. La Existencia de estos grandes centros de población fué posible en estos valles por la facilidad de su regadío que permitía un cultivo continuo e intenso.

Sólo así, en aquella époce+ en que no existía: co- mercio de importancia ni facilidades de transporte de comestibles y otros productos, pudieron existir los grandes centros de población que se llamaron Tebas y Memphis en Egipto, Babilonia y Nínive en la Caldea.

Los ingenieros de estos pueblos hicieron posible su existencia con sus obras de regadío y encauzamien- to de los ríos y una vez resuelto este problema de sub- sistencia enderezaron sus esfuerzos a la construcción de caminos, viviendas y poblaciones, puentes y acue- ductos, puertos y canales y a los menos útiles y más erandiosos monumentos que constituyen los sepul- eros y templos erigidos para satisfacer la vanidad de sus dueños o engrandecer el culto, que aún hoy son la admiración de la humanidad y un testimonio irre- futable de la civilización del pueblo que los produjo, y de la gran mentalidad de sus ingenieros.

A través de las brumas de los albores de la Histo- ria, aún resulta grande actualmente Gudia el Pates- si de Sirgulla en la Caldea, aquel pontífice Ingeniero a quien las estatuas representan con un plano sobre sus rodillas a cuyo ingeniero se atribuye la construe- ción de los primeros canales y obras de encauzamien-

220 , ANALES DE LA

to del Eufrates en aquella región y a quien las ims- eripciones asignan la construcción del Siggurat de Borsippa, que la más antigua tradición identifica con la Torre de Babel de nuestra Biblia.

En la China, el emperador ingeniero que em- prendió las obras de canalización de los grandes ríos para mejor utilizarlos y evitar sus inundaciones (2,200 años A. C.) aún es por ello un héroe prehis- tórico de su patria.

En época más reciente, (215 A. C.), el emperador SHI-HUANG-TI, decretó, imponiendo a su pueblo trabajos forzados, la construcción de la más grande, por su extensión, obra de ingeniería que se ha reali- zado en el mundo, “a gran muralla de la China” de 2,500 kilómetros de extensión, cuya construcción, co- mo la de la gran pirámide de Checps en Egipto, sólo de esta manera pudo llevarse a cabo.

Dejando estas clásicas obras de Ingeniería de la más remota antigiiedad, que han inmortalizado a los pueblos respectivos que las llevaron a cabo, padres de la humanidad, pues de los cuatro valles indicados partieron los pueblos v razas que en emigraciones más o menos pacíficas se extendieron por el mundo y die- ron origen a todos los pueblos posteriores a la catás- trofe geológica que todas las diversas tradiciones des- criben como un diluvio e inundación general de la tierra, que pueblos han sido grandes sin la ingenie- ría? A quién si no a sus ingenieros navales debieron los Fenicios, un pueblo casi insignificante, el gran au- ge de su comercio v su gran importancia histórica en el Mediterráneo? La grandeza de Grecia y la de Ro- ma a qué la deben principalmente sino a las monu- mentales obras por sus ingenieros construídas? No tienen estas más importancia que su literatura o sus leyes ?

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 221

En la época presente. En la gran guerra europea que acaba de terminar. ¿Cuál fué la base de la resis- tencia alemana sino el gran adelanto de su ingeniería ?

El mismo fin de-la guerra ¿qué lo trajo sino el empuje en las filas de los aliados de una nación, la igual de Alemania, en el uso de ingenieros y medios mecánicos en todos sus procedimientos, el gran país nuestro aliado de la América del Norte ?

Puede acaso atribuirse al ejército de los Estados Unidos, que apenas si llegó a desembarcar y tuvo tiempo de dejarse sentir, la rápida conclusión de la guerra? No ciertamente. La victoria la dió el peso en la balanza de la gran potencia industrial y mecá- nica de los Estados Unidos. Para derrotar al enemi- go había que hacer uso de sus mismos procedimien- tos, que eran lamentablemente los más modernos y adelantados, pero en mayor cantidad, hasta anona- darlo, y de ello se encargaron los ingenieros y gran- des talleres v plantas de los Estados Unidos.

Al empleo de camiones y todos los otros medios de transportes, aeroplanos, submarinos y aún productos químicos explosivos o incendiarios y gases asfixian- tes, que venían empleando los alemanes en gran esca- la y con los cuales tenían sorprendidos y anonadados a nuestros aliados, estaban en condiciones de respon- der los constructores del Canal de Panamá en mucho mayor escala. Toda la resistencia desde ese momen- to resultaba inútil y el enemigo decidió aceptar los :'atorce puntos, que los ingenieros americanos pudie- ron haber hecho veinte y ocho. |

La nación que al comenzar la guerra apenas si tenía Marina Mercante y está hoy a punto de ser la primera potencia naval del Mundo; la nación que ha- biendo Colón cruzado de Europa a América el Atlán-

222 ANALES DE LA

tico en 70 días en 1492, con el primer buque de vapor producto del ingenio de uno de sus hijos, en el año 1819, realizó la travesía reduciendo el tiempo a 25 días, con el “Savannah”, y en este mismo año, con el hidroplano No.-4 aún lo redujo a 24 horas y un mi- nuto de Terranova a Lisboa; la primera nación pro- ductora de acero y maquinaria en el mundo; la que más carbón y artículos de todas clases produce; la que alimenta al Mundo actualmente; como ha podido rea- lizar todo ello sino gracias a los procedimientos pues- tos en práctica por sus ingenieros navales, por sus ingenieros mecánicos, por sus ingenieros civiles, por sus ingenieros de minas, por sus químicos y por sus ingenieros agrícolos ?

Inversamente: los países donde no se presta aten- ción al empleo de los conocimientos científicos de la ingeniería, permanecen empantanados en su desarro- llo, como le ha sucedido al nuestro hasta época re- ciente.

Nuestra falta de caminos y vías adecuadas de co- municación, el absoluto abandono de muestra riqueza minera hasta recientemente, el atraso en el cultivo de nuestros campos, la falta de confort en nuestras viviendas v el estilo primitivo de las viviendas de los campesinos, todo ello es el resultado de no considerar la ingeniería y la arquitectura como profesiones úti- les a la comunidad y poseedoras de principios y eo- nocimientos de alto valor económico si son aplicados.

Este estado de comprensión de la ingeniería en nuestro país, después de 15 años de práctica y de ob- servarlos desde los más elevados cargos en nuestro Departamento de Obras Públicas, no pudo por me- nos que producirme una profunda decepción y Casi el deseo de abandonar mi vestidura científica para

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 223 A A o O IAS

mejor adaptado al medio, luchar con más éxito como contratista. Un hecho lamentable ha venido a sacat- me de mi estupor v por la oportunidad que me brinda, será estímulo que impedirá caiga completamente den- tro del mercantilismo moderno que todo lo ahoga.

La muerte de un distinguido compañero, el señor Francisco Paradela y Gestal, miembro prominente que fué de esta Academia, hecho que todos lamenta- mos por lo irreparable de su pérdida, es el hecho a que anteriormente hago referencia.

Al abrirse con esta sensible pérdida las puertas de esta Avademia a un ingeniero, se ha hecho posible mi vivificación científica por la bondad de los amigos que me han permitido la entrada y a quienes nunca quedaré por este honor bastante agradecido.

Pero sin duda alguna estos mis queridos amigos, cegados por el afecto, no se han dado cuenta de mis pocas condiciones, a pesar de mi gran voluntad, para sustituir en esta Academia al discípulo de Echegaray, al fácil escritor y conceptuoso orador que ustedes to- dos para mi mayor desdoro aún recuerdan con vive- za. Estas cualidades que adornaban a mi antecesor son en verdad bastantes raras en un ingeniero y más lo habrán de ser sin duda en quien como yo es produc- to técnico del ambiente Norte Americano, eminente- mente deficiente a este respecto, tan necesario para fines académicos.

Buena prueba sin duda de la incapacidad de los ingenieros, fuera de la esfera de nuestra profesión es lo poco que hemos brillado en posítica y que nos ha he- - cho menos notorios, pues excepciones raras constitu- yen en la época moderna, y que recuerde, nuestro pro- _pio Presidente, la gloria española que se llamó don José de Echegaray, Sadi Carnot y el gran Jorge Was-

224 ANALES DE LA

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hington. Sirva siquiera la calidad para suplir la can- tidad.

* *

La profunda y legítima satisfacción que me pro- duce mi ingreso en el seno de esta Academia se resis- te a aceptar el precepto Reglamentario de recordar el hecho triste base de mi ingreso.

Es realmente lamentab!e que sea necesario para el ingreso en esta Academia, la muerte de un compañe- ro; y aún más, que esta renovación sea necesaria a la propia existencia de la corporación, pues la reno- vación es la vida,

En cumplimiento pues de un precepto Reglamen- tario avivemos más la pena que a todos embarga por el compañero desaparecido relatando, ya que no ne- césita elogios, los hechos más salientes de su vida, co- mo conviene para la de su memoria y brillo de es- ta corporación.

Antecedentes de familia

Francisco de Asís Rafael Paradela y Gestal, na- ció en esta ciudad en 16 de Julio de 1846, el tercero de seis hermanos, hijo de don Francisco Paradela y Rodríguez y de doña Magdalena Gestal.

Fué su padre Sargento de Obreros, Maestro Ma- yor de Montajes, de la Maestranza de Artillería de la Habana, (en 30 de Marzo de 1851) —Caballero de la Rea: Orden de Isabel la Católica (24 de Dic. 1863) y comendador de la propia Orden (18 de Dic. 1876). A pesar de tan copioso título y honores de la época es lo cierto que dicho título corresponde a capataz de nuestros tiempos, y que el padre de nuestro biogra- fiado era carpintero a su nacimiento y posteriormen- te, como tal, jefe de los talleres de carpintería de nues-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 225 “E ARA as e tra still Maestranza de Artillería, según lo indi- ca su título, desde la época que cb

Con tan humilde origen, las condiciones de inte- ligencia de nuestro biografiado fueron causa de que fuése decididamente apoyado a costa de grandes sa- erificios por su propio padre, y por otras personas, para la obtención de la profesión en que tanto llegó a brillar en nuestra patria.

De carácter violento y con una finísima voluntad, según nos lo describen sus amigos, la oposición tenaz que encontró a sus relaciones con una joven madrile- ña mientras era estudiante, motivada por su falta ab- soluta de recursos para contraer. matrimonio, fué causa de que se casase de manera violenta con todas las consecuencias, que son de presumir dada su situa- ción y medios por aquel entonces. Estos que fueron los primeros tropiezos y trabajos de su vida de lu- chador, eran siempre rememorados por él con verda- dero deleite. Esta lucha por la vida comenzada en tan duras condiciones contribuyó sin duda y no poco a forjar su carácter.

De este su primer matrimonio en 25 de Diciembre de 1870, con Adelaida Martínez Angulo, tuvo siete hijos. Los tres primeros hijos varones que llevaron su nombre, fallecieron todos de tierna edad, y sólo vivieron y le sobreviven actualmente, un varón, An- tonio, y tres hijas, todos los cuales residen en Cuba y son:

Antonio, empleado en la “Intervención General del Estado”” y con negocios industriales en esta ciu- dad.

Adela, esposa del doctor Mario Mendive, abogado en esta ciudad,

Carmen, esposa del doctor nia Anglés, médi- co en Mariano.

226 ANALES DE LA

o. Sarah, casada con el señor Luis Dauzá. En 1893, casó en segundas nupcias con Isidora Galarraga, viuda del abogado José Maestre. De este segundo matrimonio no tuvo hijos.

Francisco Paradela falleció en Marianao, el día 1* de Abril de 1918. Cúpome el honor, en represen- tación de los ingenieros cubanos, de acompañar sus restos, en unión de sus deudos amigos y compañeros de esta Academia, desde la que fué su morada en la alle de General Lee, número 25, hasta nuestra necró- polis de Colón, donde reposa eternamente.

Estudios

Cursó sus primeros estudios en el Colegio del San- to Angel, dirigido por don Esteban Sotolongo, que ocupaba el hoy antiguo edificio de Compostela nú- mero 18, esquina a Tejadillo, habiendo sido compañe- ros suyos en aquellos primeros estudios los después doctores Benasach y Uruset, el primero de los cuales es miembro de esta Academia.

- En sus primeros estudios aparece mencionado y premiado varias veces por la Comisión de Instrue- ción Primaria por su aprovechamiento y. laudable aplicación.

En 24 de Septiembre de 1858, pasó con la califica- ción de Sobresaliente los exámenes de admisión a la Universidad de la Habana.

Después de estudiar los cuatro años de Filosofía, se le confirió el Título de Bachiller en Artes, con la calificación de Aprovechado, en 12 de Julio de 1862, por la Real Universidad Literaria de la Habana.

Comenzó a estudiar Jurisprudencia en la Univer- sidad de la Habana, en 1862, asistiendo al curso has- ta Mayo de 1863.—Posteriormente aparece cursando en la propia Universidad, las asignaturas de Dere-

EEES

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 2297

cho Romano 20. Curso y Economía Política de 1879- 1880.

Mientras estudiaba el último año de Bachillerato en Diciembre de 1861, pasó el examen de Ingreso pa- ra el Colegio de Artillería, debiendo presentarse en Segovia a comenzar los estudios correspondientes en la Escuela de dicha arma en dicha ciudad, en 1* de Agosto de 1862. En 7 de Noviembre de 1862 por Real Orden fué nombrado cadete del Arma de Arti- llería. No habiéndose presentado en Segovia en la fecha fijada, por razón de estar cursando la carre- ra de Derecho en nuestra Universidad, fué conmina- do a ello repetidas veces como cadete que era, y obe- deciendo a estos apremios abandonó la carrera de De- recho, cuyos estudios había comenzado, y pasó a Ma- drid, España, en 30 de Mayo de 1863, con la idea de prepararse para ganar el tiempo perdido e ingresar en la escuela de Artillería, sin el atraso correspon- diente.

Pero es el hecho: que por una u otra causa, en Madrid reso.vió estudiar para ingeniero y en 12 de Octubre de 1864, se le concede licencia absoluta como cadete del Arma de Artillería, por haber ingresado en la Escuela de Ingenieros.

En 14 de Octubre de 1871, terminó sus estudios de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la Escuela especial del ramo en Madrid, en ingresó en el servicio del Estado.

Por exigirlo así una Real Orden posterior, se le expidió título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 25 de Junio de 1894.

228 ANALES DE LA a , "vor / , E PD, y 114" Su carrera de Ingemero

Comenzó sus estudios de Ingenieros en la Escue- la de Caminos, Canales y Puertos de Madrid en el curso de 1864-1865 y en 12 de Octubre, 1869.—Ingre- en el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, con la categoría de Aspirante 2”.

En 25 de Junio 1871 fué destinado a las órdenes del Ingeniero Jefe de la Provincia de Murcia, para que verificase los ejercicios prácticos que previene el Reglamento del Cuerpo.

Realizadas estas prácticas durante los dos meses del 18 de Julio al 15 de Septiembre del propio año, en 19 de Octubre 1871.—Terminada su carrera con las anteriores prácticas con la calificación de Bueno y el número 6, con esta fecha y por Real Orden fué nom- brado Ingeniero 2* del Cuerpo de Ingenieros de Cami- mos, Canales y Puertos.

En 25 de Noviembre 1871 fué nombrado Ingenie- ro 1* con destino a la Isla de Cuba. Al mes embarcó en Cádiz para Cuba, en 15 de Diciembre 1871, toman: do posesión del cargo para que había sido nombrado, en 3 de Enero de 1872, habiendo sido destinado al Distrito de la Habana, a las inmediatas órdenes del Jefe del mismo.

En 26 de Septiembre 1873, es nombrado Jefe de Negociado de la. clase, cargo del cual tomó posesión en 18 de Octubre de 1873.

10 de Marzo 1876.—Cesante en el cargo de Inge- niero 1* afecto al Distrito de la Habana, por Decre- to del Gobierno General de la Isla, por reforma de la plantilla del personal.

18 de Abril 1876.—Por Real Orden repuesto en su

cargo de Ingeniero 1.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 22

21 de Junio 1876.—Ingeniero Jefe Interino del Distrito de la Habana.

29 de Julio 1876.—A solicitud propia cesa en el servicio y queda en espectación de destino, resolvién- dose posteriormente, por ser esta situación contra la ley, que se considerase en uso de licencia.

1* de Enero 1877.—A solicitud propia alegando enfermedad es declarado por R. O. baja en el servi- cio.

28 de Agosto 1876.—Es nombrado Ingeniero de la Compañía de Caminos de Hierro de la Habana, cargo que desempeñó hasta Junio 3 de 1880.

20 de Junio 1880.—Pasa de nuevo a España.

30 de Septiembre, 1881.—Por Real Orden, es da- do de alta como Ingeniero 1* en la Península quedan- do supernumerario.

2 de Marzo, 1882.—Es destinado a la Provincia de Sevilla, cargo de! cual no parece haber tomado po- sesión, alegando encontrarse enfermo.

21 de Julio, 1884.—Por Real Orden es nombrado Ingeniero Jefe de 2* clase Director Facultativo de las Obras del Puerto de la Habana.

28 de Octubre, 1884.—Nombrado por R. O. Jefe Superior de Administración Civil. |

19 de Diciembre, 1890.—Por Real Decreto es nombrado Ingeniero Jefe de Segunda clase, Director de las Obras del Puerto de la Habana, con la catego- ría de Jefe de Administración de Segunda clase.

En este cargo cesó al servicio del Estado en 23 de Septiembre de 1891, por pasar a prestar sus servi- cios en los F. C. U. de la Habana.

Finalmente, en 7 de Octubre, 1904, ya retirado, es ascendido por R. O. en el Escalafón del Cuerpo de Ingenieros de España, al cargo de Ingeniero Jefe de

230 ANALES DE LA

Primera Clase, con categoría de Jefe de Administra- ción de Tercera clase.

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Servicios en Ferrocarriles y Compañías Caminos de Hierro de la Habana

En 28 de Agosto de 1876, cesó por renuncia en el servicio del Estado, donde tenía la categoría de Inge- niero Primero, afecto al Distrito de la Habana, y por acuerdo de la Junta Directiva de ésta fué nombrado Ingeniero de la Compañía de Caminos de Hierro de la Habana.

12 de Octubre, 1877.—Se duplicó el sueldo por su buena administración.

13 de Enero, 1878.—Nombrado Administrador General de dicha Compañía de Caminos de Hierro de la Habana. ?

En 8 de Diciembre, 1879 la Junta Directiva de la propia empresa, por los buenos resultados de su ad- ministración durante el año, le concedió una fuerte eratificación.

En 12 de Abril, de 1880 v por el mal estado de sa- lud, se le concede licencia por un mes para pasar a San Diego de los Baños; y continuando enfermo y deseando cuatro o cinco meses más de licencia para pasarlos fuera de la Isla, la Compañía, en Sesión de 5 de Mavo 1880, le concedió dicha licencia, pero con sólo medio sueldo, hecho que disgustó profundamente al señor Paradela y motivó su renuncia en 3 de Junio de 1880.

En 20 de Junio de 1880, pasó a España e ingresó de nuevo en el Cuerpo de Ingenieros del Estado, en- contrándose desempeñando el cargo de Director Fa- cultativo de las Obras del Puerto de la Habana, cuan-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 231

do renunció por pasar a prestar sus servicios en los FERROCARRILES UNIDOS DE LA HABANA.

En 24 de Julio de 1891 es nombrado por la Junta Directiva, Administrador General e Ingeniero Jefe de dichos Ferrocarriles, cargo que renunció en 28 de Junio 1893.

Perrocarriles de Cienfuegos y Villaclara

En 16 de Enero de 1894, la Junta Directiva lo nombra Administrador General de dicha Compañía, cargo que desempeñó hasta el año de 1899 en que re- nunció.

Ferrocarriles de Cárdenas y Júcaro

En 28 de Febrero de 1901, la Junta Directiva por unanimidad lo nombra Administrador General.

En 12 de Agosto, 1901 por el celo desplegado en la gestión de los intereses de la Compañía, la Junta Directiva acuerda subirle el sueldo, a contar desde la fecha en que tomó posesión.

Diciembre 1905.—Renunció el anterior cargo.

Otras Compañías

10 de Noviembre, 1879.—Vocal de la Junta Diree- tiva de la Compañía de Vapores de la Bahía de la Habana. y

31 de Julio, 1880.—Conciliador de la Junta Diree- tiva.

18 de Septiembre, 1888.—Presidente Interino de dicha Compañía.

Corporaciones científicas a que perteneció he 25 de Enero, 1874.—Socio de número de la Real Academia de Ciencias de la Habana.

24 de Septiembre, 1875.—Socio de número de la

Real Sociedad Económicas de la Habana.

232 ANALES DE LA

18 de Junio, 1888.—Socio de número de la Socie- dad Económica Matritense.

12 de Junio, 1908.—Socio Numerario de la Socie- dad de Ingenieros y Arquitectos de Cuba. |

9 de Octubre, 1909.—Miembro de la Sociedad Cu-

hana de Ingenieros.

Diversos cargos y actividades

15 de Septiembre, 1875.—Director literario del |

Real Colegio de San Fernando.

18 de Septiembre, 1878.—Vocal de la Comisión Central de Estadística.

19 de Septiembre, 1879.—Catedrático de Greome- tría de la Escuela de Maestros. |

14 de Mayo, 1883.—Vocal de la Comisión de Es- tudios de la Exposición Minera (Madrid).

1? de Enero, 1885.—Socio fundador y protector de la Sociedad Española de Salvamento de Náufra-

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a Abril, 1886.—Comisionado por el Gobierno Ge- neral de la Isla de Cuba, para visitar las obras del Canal de Panamá, con la expedición del “Magalla- nes”?

31 de Agosto, 1887.—Vocal de la Junta Central para el Empadronamiento de la Isla.

21 de Marzo, 1889.—Vocal de la Junta de Sanea- miento de la ciudad de la Habana.

18 de Abril, 1892.—Consejero de la Región Oeci- dental y de la Provincia de la Habana.

3 de Noviembre, 1895.—Vocal de la Junta Local de Primera Enseñanza de Cienfuegos.

6 de Abril, 1896.—Vocal de la Junta de Patronos del Hospital Municipal de Cienfuegos.

7 de Octubre, 1896.—Vocal de la Junta del Puer- to de Cienfuegos.

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 238

28 de Mayo, 1897.—Segundo Vice-Presidente de la Junta de Gobierno de la Cruz Roja de Cienfuegos. Socio de número de la Asociación Internacional en 9 de Julio de 1897.

22 de Diciembre, 1899.—Primer Vice-Presidente de la Sección de Bellas Artes y Segundo Vice-Presi- dente de la Sección de Ciencias de la Sociedad Eeco- nómica de Amigos del País.

9 de Octubre, 1901.—Vocal de la Comisión de Sa- neamiento del Ayuntamiento de Cárdenas.

15 de Febrero, 1902.—Vocal del Comité Ejecuti- vo del Congreso Sanitario Internacional celebrado en la Habana. |

Socio del Casino Español de la Habana.

Socio de la Sociedad de Beneficencia Gallega.

Vocal de la Cámara de Comercio de Cienfuegos.

17 de Mayo, 1897.—Presidente del Centro de Ar- tesanos de Cienfuegos.

Distinciones

18 de Diciembre, 1876.—Encomienda de Isabel la Católica por trabajos presentados en Obras Públi- cas.

Grado 30. de la Orden de Masones Gran Oriente Nacional de España.

26 de Noviembre, 1901.—Postulado para el cargo de Representante por la Provincia de Matanzas, por el partido Unión Democrática.

Algunos de sus rasgos

A pesar de ser Paradela de origen Español su pro- “undo amor a esta tierra le hizo ver con simpatía su lacha por la independencia y así vemos que auxilió, en cuanto se lo permitía su situación, a los cubanos en armas, según en documentos que he tenido a la

234 ANALES DE LA

vista le agradecían los generales Ezquerra, Montea- oudo, Roloff, José M. Gómez, Alemán y otros Jefes de nuestro ejército de independencia.

Su natural bondadoso y la caridad inagotable de su esposa la caritativa y distinguida dama Dora Ga- larraga, le llevó a construir y mantener de su pecu- lio en la ciudad de Cienfuegos, 48 departamentos pa- ra otras tantas familias reconcentradas, salvando a centenares de perecer de hambre.

Terminada la guerra facilitó a todas las fami- lias que lo necesitaron el regreso gratis a sus hoga- res por la empresa que administraba entonces, el Fe- rrocarril de Cienfuegos a Villa Clara.

La intensa vida que como director de grandes Empresas llevó Paradela y los disgustos y contrarie- dades que experimenta todo el que pretende dirigir bien la obra de muchos, no pudieron por menos que violentar su carácter como nos lo pintan. Bien sa- bemos los que luchamos en el Mundo el estado de áni- mo que produce el no recibir más que impresiones desagradables durante todo el curso del día, resultan- tes de los errores cometidos por subalternos y de los cuales resulta uno responsable o redundan en perjui- cio de sus intereses, crédito o prestigio.

Pero precisamente este fuerte carácter de Para- dela, sobre el cual hago incapié porque es la caracte- rística que más vivamente recuerdan los que con él tuvieron relaciones, fué sin duda alguna la base de su éxito en la dirección de grandes compañías, al per- mitirle dominar el indisciplinado temperamento de nuestros coterráneos.

Este enérgico carácter que fijaba su personali- dad le granjeó más enemigos que amigos y a pesar de ello, su superior inteligencia, condiciones de organi-

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ACADEMÍA DE CIENCIAS DE LA HABANA 235

zader y dotes de mando, cubriendo aquel defecto y tenien co que destruir sus consecuencias, lo hicieron el hombre más solicitado para ¿a dirección de empre- sas en nuestro país, especialmente compañías de Fe- rrocarriles.

Por esta cireunstancia Paradela, más que como Ingentero, hizo su nombre dirigiendo Empresas, pa- ra lo cual le sirvió de base su educación previa y ex- periencia como Ingeniero. Tan grande fué el éxito de Paradela en este sentido, que recibió por ello las renumeraciones mayores pagadas en nuestro país, en su época, lo que le permitió irse haciendo de una mo- desta fortuna que a su fallecimiento pudo legar a sus descendientes.

Quienes mejor juicio podrían emitir sobre Para- dela, serían, no los que con él lucharon, sino los que a él confiaron sus intereses en las empresas que tan sabiamente dirigió, a las que dedicó sus energías y su esfuerzo intelectual, cuyos productos recogieron en sendos beneficios.

Esta vida intensa de Paradela no le permitió ac- tuar mucho en esta Academia por lo que difícil, sino imposible resulta juzgarlo por sus trabajos en la mis- ma, en forma que haga justicia a su claro intelecto y vasta cultura.

Su Biografía.

Examinando los borradores y trabajos de mi ilus- * tre biografiado a fin de familiarizarme con su perso- nalidad me ha sorprendido el hecho de que mi pre- cursor en esta Academia lo haya sido también en otros trabajos, dándose el caso preciso de que él actuase en los principios y yo en los finales de por lo menos dos obras de que tengo noticias.

236 ANALES DE LA

En efecto: grande ha sido 191 sorpresa al enterar- me por los legados de su Archivo que Francisco Pa- radela fué el primero que hizo observaciones y pre- sentó un informe sobre las inundaciones del Roque, en tanto que vo como principal auxiliar del notable in- seniero cubano Aniceto G. Menocal, hice todos los estudios y sov el autor de la memoria v planos del provecto conforme a los cuales se han ejecutado las obras de drenaje que han puesto fin a a esta calami- dad pública.

Asimismo v entre los propios documentos del Ar- chivo de Francisco Paradela, he encontrado: que co- mo ingeniero fué consultor de los banqueros Arglie- lles, de esta plaza, cuando por los mismos se pensó en financiar al contratista Dadv para la ejecución de su provecto de Alcantarillado, que fué e! primer pro-

vecto considerado por el Municipio de la Habana, y

que dió origen a las obras posteriormente ejecutadas. En tanto que vo, años después, fuí designado por nues tro Gobierno para que, terminadas ya las obras, in- vestigase el cumplimiento que se había dado al con- trato en la ejecución de las mismas.

El señor Paradela por aquel entonces hace 20 años, cuando se ocupó de las obras del alcantarillado, parece que presintió el fin irregular de las mismas, cuando en un enérgico informe, que en borrador de su puño v letra he leído v que ignoro si fué publica- do, protesta enérgicamente de la indemnización de $500.000,00 que por el valor de su proyecto reclama- ba Dady a la municipalidad de la Habana.

En mi memoria sobre las obras de Alcantarillado y Pavimentación de la ciudad de za Habana, publica- da en la Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros, en 1916, condenaba esta injusta indemnización con-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA ET

siderando los errores del proyecto Dady y su no via- bilidad bajo un punto de vista de ingeniería. Para- dela condena esta indemnización bajo un punto de vista legal v administrativo y por un razonamiento en que pone de manifiesto su clara inteligencia y su gran conocimiento de las leyes administrativas, llega a la conclusión de que Dady nunca fué concesiona- rio, ni tampoco contratista, ni siquiera licitador y que por tanto, no tenía legalmente derecho a indem- nización alguna.

En su conferencia pronunciada en esta Academia en 24 de Marzo, de 1905, sobre las anegaciones del Roque, salta su observación (y creo fué el primero que lo notó) que la inundación en una comarca de- terminada no guardaba relación con la cantidad de agua caída en la misma y con la cantidad de agua caída al Sur de la comarca en cuestión o sea aguas arriba, infiriendo de ello: que debían influir en las inundaciones y muy principalmente, comunicaciones O pasos subterráneos de las aguas, extremo éste que fué ampliamente comprobado en los estudios poste- riores que me cupo realizar.

En la prensa periódica Paradela fué un gran co- laborador en la forma de artículos y opiniones siem- pre con gran interés solicitados.

Luminoso por todos conceptos fueron los traba- Jos presentados por Paradela en esta Academia y su contribución científica en la forma de folletos y ar- tículos en la prensa periódica.

Notable fué su trabajo de ingreso en esta Acade- mia sobre ““La Física Moderna”, discurso inaugural que le fué contestado por el Académico Marcos de Jesús Melero (1876).

Prueba de su ilustración fueron su informe a es- ta Academia, sobre e, incendio de la fábrica de fideos

238 ANALES DE LA

en Puentes Grandes (1879) ; el folleto sobre las obras de ensanche y mejora del litoral del Puerto de la Ha- bana, (1885); un folleto sobre su visita al Itsmo de Panamá (1886); su discurso de contestación al de recepción como académico del Dr. Juan Orús (1889).

Entre sus más notables trabajos figuraron: Sus observaciones sobre los aceites minerales y medios de reconocerlos, trabajo presentado a esta Academia en 1890; el extenso trabajo en dos partes presentado al año siguiente, (1891), sobre los orígenes de insa- lubridad que se atribuyen al Puerto de la Habana, en el cual haciendo uso de la más clara lógica demostró hasta la evidencia que no era nuestro puerto un fo- co de infección como se suponía y que no estaba en él el origen de la fiebre amarilla, a pesar de ser nume- rosos los casos en las dotaciones de los barcos en el mismo. Esta valiente opinión expuesta y demostra- da por un ingeniero, casi puede decirse en abierta con- tradieción con el eriterio que por entonces tenía nues- tro protomedicato, por razón únicamente como decía el mismo Paradela: “de esa inercia de espíritu con- que acojemos las creencias de los más cuando no nos detenemos o no podemos inquirir los fundamentos en que las apoyan”, y con cuya opinión sin embargo, concurrieron los ilustres doctores presentes en aquel llas sesiones de nuestra Academia, entre ellos nues- tro sabio doctor Finlay, tal vez fué una de las causas que contribuyó a espolear a este último en sus imves- tigaciones en otro sentido, hasta encontrar el origen de la fiebre amarilla, con el descubrimiento que ha hecho su nombre inmortal para la ciencia y venerable para la humanidad.

Continuó Paradela sus trabajos en esta Academia con su informe sobre la infección de las aguas del río Sagua, por el alambique “El Tafierno”” (1899) ; in-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA "289

forme sobre el estado sanitario de los muelles de San José, (1901) y nota acerca de la inundación del Ro- que, (1901).

En 1905 presentó otro trabajo sobre La Anega- ción del Roque, asunto que para él era de gran inte- rés por estar entonces de administrador de los F. €. de Cárdenas y Júcaro, a cuyos ferrocarriles afectaba principalmente la inundación, cubriendo las aguas eran extensión de sus vías.

Habiendo cesado en el cargo de Administrador de los Ferrocarriles de Cárdenas y Júcaro y trasladan- do su residencia a la Habana, a principios de 1906, vuelve Paradela de nuevo a cooperar más decidida- mente en esta Academia y de esta época tenemos: Un informe evacuado solicitado por la Secretaría de Agricultura acerca de una petición de privilegio de invención para un aparato eléctrico para el calzado, (1906); dictamen de la Comisión de la cual formó parte, nombrada para juzgar de la Memoria presen- tada en opción al “Premio del Presidente Gutié- rrez?” (1907); contestación al discurso de ingreso del señor José R. Villalón en esta Academia (1908); so- bre la ventilación de los pozos negros, discutiendo un trabajo del doctor Francisco M. Héctor, sobre es- ta materia (1909); v otro informe del mismo año, acerca de un aerostato inventado por el señor Vicente Rodríguez.

En (1911) informó Paradela a esta Academia so- bre las solicitudes de ingreso presentada por los doe- tores Federico Grande Rossi v José A. Fernández Benítez y finalmente, cuatro años después, con su sa- lud ya quebrantada, informó a esta Academia acerca de las obras realizadas en el edificio de la misma (1915). Esta fué la última contribución de Parade-

240 ANALES DE LA

la a esta Academia, con la cual puede decirse se des- pidió de la misma. |

Fuera de esta Academia, tengo noticias de los si- guientes trabajos de Paradela, aparte del folleto con- teniendo su anteproyecto de las obras de ensanche y mejora del litoral del puerto de la Habana, de que ya he hecho mención (1885).

En 1899.—**Un grano de arena””.—En este folleto demuestra la necesidad, conveniencia y viabilidad de indemnizar al ejército libertador, haciendo gala de su clara inteligencia y de sus condiciones como ha- cendista.

En 1902 presentó al Congreso Sanitario Interna- cional que se efectuó en la Habana, un trabajo acerca de las condiciones sanitarias de la ciudad de Cárdenas con consideraciones sobre higiene y legislación sani- tarias.

En la Revista Bimestre Cubana, en 1910, aparece su último trabajo fuera de esta Academia, en el cual hace una deseripeión y comparación de las dos vías inter-occeánicas del canal de Panamá y del Ferroca- rril de Tehuantepec.

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Todos estos antecedentes y hechos relatados en la forma deficiente en que únicamente puede hacerlo quien como yo apenas conoció a mi biografiado, miem- bro de otra generación, demuestran cuanta razón asistía a nuestro ilustre Presidente cuando al dar cuenta de su desaparición en Sesión de esta Acade- mia decía : “que no se marchaba como un desconocido, sino que dejaba un nombre que para el que le sucede constituye una obligación inmensa, el tratar de igua- larle ya que no podrá superarle””.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 241

DISCURSO DE CONTESTACION AL TRABAJO DE INGRESO PRESENTADO POR EL SR. LUIS MORALES Y PEDROSO

Por el Dr. José A. López del Valle (Sesión extraordinaria del 17 de diciembre de 1919)

La Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales de la Habana, recibe hoy con los debidos ho- nores, a un nuevo miembro: al señor Luis Morales y Pedroso, notable Ingeniero, personalidad distinguida pór su brillante historia profesional y social y que ha adquirido gran relieve por su consagración al es- tudio, por el culto ferviente que rinde a las ciencias y por sus útiles y meritísimos trabajos, tanto oficiales como particulares. El señor Morales, que llega a no- sotros con un gran bagaje científico y con una envi- diable ejecutoria profesional, ha de enaltecer, de se- guro, a esta Academia con sus taleritos y con su actua- ción, como va ha sabido honrar con sus procederes caballerosos y correctos, con su conducta ejemplar y con los destellos luminosos de su inteligencia, los distintos, espinosos y elevados cargos que ha desem- peñado en la Administración Pública y los puestos de confianza a que lo han llevado sus compañeros de profesión y de labor y las empresas particulares que fomentara y a las que ha rodeado del mayor presti- gio y honorabilidad.

- Durante doce años, el señor Morales y Pedroso prestó sus servicios en la Secretaría de Obras Públi- cas, habiendo obtenido por sus perseverantes esfuer- ZOS, por su actividad y eficiencia y por su amor al trabajo, distintos y merecidos ascensos y la conside- ración y el respeto de sus jefes y subalternos. En

242 ANALES DE LA

1904, ingresó en ese Departamento como Ingeniero Auxiliar de Cuarta Clase y en 1915, había obtenido, tras continuados éxitos y bien ganadas promociones, el elevado cargo de Jefe del Negociado de Aguas y Cloacas e Ingeniería Municipal.

Este puesto, de gran responsabilidad, fué, por de- cirlo así, apropiado escenario para que el señor Mo- rales pusiera a prueba su saber y su experiencia. En los luminosos y bien documentados informes que pre- sentó en virtud de ese su cargo; en los cientos de die- támenes que hubo de emitir sobre los más arduos y trascendentales proM.emas de Ingeniería, el señor: Morales dió muestras bien patentes del dominio abso- luto que tiene de su profesión en sus múltiples y di- fíciles aspectos.

Entre los numerosos trabajos científicos de carác- ter oficial presentados por el señor Morales a la Se- cretaría de Obras Públicas, se destacan en primera línea, por su importancia indiscutible, los relativos a las obras para el Alcantarillado y Pavimentación de la Habana; canalización del Roque; para el Acue- ducto, Alcantarillado y Pavimentación de Cienfue- gos, Cárdenas y Matanzas; los Proyectos para la cons- : trucción de extensas carreteras en las Provincias de la Habana, Matanzas y Oriente y sus valiosos infor- mes sobre aprovechamiento de aguas como fuerza mo- triz y proyectos y Planos para el drenaje, desecación y relleno de terrenos anegadizos, en distintas locali- dades de la República.

Más tarde, el señor Morales, que es hombre de ae- ción, de grandes bríos y de entusiasmo y arrestos fe- eundos, renuncia su cargo Oficial, para dedicar sus energías poderosas y sus iniciativas felices, a la reali- zación de obras de carácter particular. Primero, bajo

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 243

la firma ¿MORALES y MATA” y después de **MO- RALES y CO.”, acomete la ejecución de importan- tes trabajos y lleva a cabo la construcción de gran número de edificios. En la realización de estas obras, pone el señor Morales y Pedroso de manifiesto, no tan sólo sus conocimientos técnicos y su buen gusto artístico, sino que, además, se hace acreedor, por la corrección exquisita de su proceder y por su probada hombría de bien, al crédito y buen concepto que goza entre sus numerosos clientes y a la estimación gene- ral de sus compañeros y amigos. Las casas construí- das bajo su sabia dirección facultativa, pueden pre- sentarse como verdaderos modelos del mejor gusto arquitectónico, de belleza y de higiene. El señor Mo- rales, al igual que sus compañeros de profesión, hace obra sanitaria efectiva y útil.

La Medicina y la Ingeniería, se encuentran y se asocian, en el campo vastísimo de la Higiene. Ambas importantes ramas del humano saber, se reunen, com- penetran y concurren, para resolver y llevar a la prác- tica trascendentales problemas relacionados con el saneamiento de las poblaciones. Y el Higienista pa- ra salir victorioso en la lucha titánica y heróica con- tra las enfermedades; en sus afanes y desvelos para la conservación de la salud pública y el mejoramien- to de la especie, necesita del concurso valioso del In- geniero Sanitario al que corresponde un papel delica- do en esas grandes batallas por el bien de la humani- dad.

El Higienista, a la luz de los progresos incesantes de la Medicina, a conocer la etiología, el mecanis- mo y medio de propagación de las más temibles in- fecciones; dicta las reglas precisas para la profilaxis de las enfermedades evitables más frecuentes y ex-

244 ANALES DE LA

pone las causas que producen la degeneración de la especie y todas aquellas que ocasionan quebrantos de la salud y pérdidas del bienestar físico. A la par, expone los medios que deben ponerse en práctica para la prevención de esas enfermedades y los recursos que precisa emplear para el apropiado útil, y grato de- senvolvimiento de la vida. El Médico Higienista in- dica, por ejemplo, cuáles son las enfermedades que se trasmiten por la mala calidad de las aguas de con- sumo público y expone los daños que se ocasiona. por la carencia de este líquido tan necesario a la vida. Recomienda el empleo del agua para las necesidades higiénicas y reciama la cantidad necesaria para las atenciones sanitarias de las poblaciones. Y para co- rresponder a esas previsoras indicacaciones del Mé- dico Higienista, el Ingeniero Sanitario explora los terrenos, busca afanoso los manantiales, las vías y los depósitos de aguas, los capta y distribuye conve- nientemente, construye acueductos, dirige la red de cañerías para surtir de agua potable a las poblacio- nes, cuidando de actuar de conformidad con los man- datos de la Higiene. Con iguales salvadores propó- sitos, el Ingeniero estudia 'y resuelve los problemas relacionados con las alcantarillas y otros medios de desagiie; la desecación, drenaje y relleno de terrenos encharcadizos; la limpieza, dragado y cauce de ríos, lagunas y arroyos, el entubamiento de zanjas y de cu- netas; 1a construcción de calles y parques, el sanea- miento de las viviendas y la apropiada edificación de éstas para que reunan las condiciones de luz, venti- lación y amplitud necesarias. Los propios ideales científicos inspiran al Ingeniero y al Médico en el te- rreno de la Higiene. Marchan los dos reunidos con armónico consorcio, para la defensa y el amparo de la

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 245

humanidad, contra las infecciones y dolencias que la amenazan.

Y tenemos que convenir, después de conocer los trabajos llevados a cabo por el señor Morales y Pe- ' droso, que ha sido uno de los Ingenieros que más se han distinguido en las obras relativas a la higieniza- ción de nuestras viviendas v al saneamiento de po- blaciones v de terrenos públicos v privados. Ya he- mos hecho mención de sus trabajos a este respecto, en la Secretaría de Obras Públicas, v ahora nos referi- remos a la magna empresa que hubo de realizar, al planear y trazar el Reparto “MIRAMAR” en Ma- rianao, el mayor de los fomentados hasta el presente en la Habana y el que dispuso de manera adecuada, provectando las calles y parques, de acuerdo con las mandatos higiénicos. Después, y ya en su actuación profesional particular, hubo de contribuir a la edifi- cación de numerosas casas, construidas éstas confot- me a ¿os más modernos preceptos de la higiene. El señor Morales, puede, por lo tanto, ser considerado como un higienista de acción práctica de bien demos- trada competencia y de vigorosa y múltiple activi- dad.

Por sus merecimientos indiscutibles, por su valor profesional v por las condiciones excepcionales de su carácter afable, cortés, servicial y consecuente, el se- ñor Morales y Pedroso ha sido nombrado, por el voto de sus compañeros, Presidente de la Sociedad Cuba- na de Ingenieros, Presidente de ¡a Asociación de In- genieros Contratistas, Presidente de la Federación Patronal de Cuba, v Vice-Presidente de la Compañía Federal de Seguros. De manera generosa y entusias- ta, ha contribuido al auge, la prosperidad y el pro- greso de estas Instituciones. Ese su concurso desin- teresado y valioso, lo ha prestado siempre a toda obra

246 ANALES DE LA de mejoramiento social y de cultura y engrandecl- miento de la patria.

El señor Morales y Pedroso, miembro de una de las más antiguas v nobles familias habaneras, ha con- servado por su hidalguía, nobles y elevadas acciones; por su trabajo y por su virtud, todo el prestigio de sus apellidos ilustres, rodeándoles de nuevos timbres de eloria, debidos a sus propios méritos y a Sus perso- nales esfuerzos.

En cumplimiento a un precepto reglamentario, el señor Morales nos acaba de leer, como trabajo de in- ereso en esta Academia, el Elogio del Ingeniero se- ñor Francisco Paradela y Gestal, de imborrable re- cuerdo y cuva vacante en nuestro seno viene a ocu- par. La muerte, implacable y dura, arrebató a nues- tro cariño y a nuestra admiración, a Paradela, el ejemplar ciudadano, el profesional que gozó en vida de alto renombre, el hombre bueno y amable, que atesoraba en su corazón raudales de bondad y de ter-

nura. El pesar que nos causa buscar—y no encontrar—

al viejo y dulce camarada que se fué, se mitiga en cuanto es posible, con el consuelo de tener a nuestro lado a otro compañero, que con su saber y con su va- lía, honrará el recuerdo de su antecesor y traerá a esta Academia, la savia de su talento y las producecio- nes de su cerebro cultivado en el estudio.

La vida es una constante renovación. En este ca- so, al añoso tronco del árbol caído después de rendir provechosa cosecha, sustituve el arbusto lozano y flo- rido, cargado de ópimos frutos. Sean para el amigo desaparecido, las frases sentidas del más cariñoso re- cuerdo y para su sustituto, palabras fervientes de Eve y de esperanza; de congratulación y bienve- nida!

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 247

La Academia, señor Morales y Pedroso, se siente comp.eta y satisfecha con vuestro concurso y compa- nía. Mucho espera de vuestra sapiencia y laboriosi- dad. Confía en que con la gallarda arrogancia de vuestra juventud y las claras luces de vuestra inteli- gencia, continuéis como hasta el presente, laboran- do con decisión y con entusiasmo por el bien de las ciencias y el provecho de la Patria.

Y al daros, señor Morales y Pedroso, la bienveni- da en nombre de la Academia y al haceros constar esos muestros sentimientos de íntima v justa satisfac- ción por teneros a nuestro lado, formulo votos cince- ros, porque perseveréis en vuestros propósitos y en los altos ideales científicos que han inspirado los actos de vuestra vida honorable, fecunda en hechos prove- ehosos, en meritísimas acciones y en útiles trabajos! jos!

248 ANALES DE LA

ELOGIO

Del Dr. Luis María Cowley y Valdés Machado, leído en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller en el acto de su recepción como miembro numerario

(Sesión extraordinaria del 17 de diciembre de 1919)

El que da a luz sus pensamientos para hacer brillar sus talentos, debe esperar la severidad de sus críticos; pero el que no escribe más que para satisfacer un deber, tiene derecho a la indulgencia de sus jueces.

La Bruyére. Señor Presidente de la Academia: Honorable señor Secretario de Instrucción Pú- blica y Bellas Artes. Mustres Autoridades: Señores Académicos: Señoras v señores:

Quizás aquellos de vosotros que no estéis íntima- mente ligados a mi vida os sorprenderá mi osadía al ocupar esta noche esta tribuna y aún algunos de mis amigos en este medio social hoy tan materializado se admirarán de que vo gaste mis energías en solazar mi espíritu en estas fiestas de la inteligencia; creo por ello un deber el explicar mi presencia aquí; lo estoy pues en primer lugar porque sov un firme creyente de la frase que ha servido de tema para una novela a un literato célebre ““Los muertos mandan””, nosotros no somos más que el conglomerado de nuestros antepa- sados y ya con anterioridad lo había señalado un filó- sofo al decir: contemplando uno su propia existencia física, intelectual y moral, todo lo que debe al con- junto de sus predecesores y de sus contemporáneos;

Dr. Luis M* Cowley y Valdés Machado

Nació: 24 septiembre 1833 - + 28 mayo 1917

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y aquél que se creyese independiente de los otros en sus afectos, en sus pensamientos y sus actos ni siquie- ra podría proferir semejante blasfemia sin una con- tradicción inmediata, puesto que tampoco le perte- nece el lenguaje mismo de que se vale””, por tanto, nacido yo y criado entre libros, bibliotecas, acade- mias, ateneos, universidades, concursos literarios y científicos ¿qué otras pueden ser mis aspiraciones, mis luchas y mis afanes? Además, el convencimien- to firme que tengo de que en estas academias no se ne- cesitan exclusivamente sabios y hombres brillantes, si no, que también son necesarios hombres laboriosos para compartir sus tareas y para esto puedo ofre- cerme, pues los que me conocen saben que e! libro es mi breviario.

Ahora bien, muy amenudo se piensa en los jóve- nes de cuna humilde dotados de un gran cerebro que llegan a la cúspide después de innumerables luchas, con admiración; pero puede que se reflexione poco con respecto a aquellos cuyos antepasados brillaron en las letras y en las ciencias y se esfuerzan por lo me- nos en conservar su nombre respetado y considerado cuando su capacidad intelectual no los acompaña pa- ra siquiera igualarlos y así aunque soy el primero en aplaudir y rendir pleitesía para el que ha brillado de la nada, creo que el segundo debe por lo menos inspi- rar simpatías en sus esfuerzos á veces sobrehuma- nos, y que esto es así, me lo prueba el inmerecido ho- nor de que he sido objeto por vuestra parte, señor Presidente y señores Académicos, por lo que os guar- do profundo agradecimiento que me complazco en ex- presarlo públicamente desde este lugar, ya que he sentido palpitar en este acto de ustedes a la vez que el premio de mi labor en la profesión médica por conser- var un nombre, el recuerdo cariñoso de discípulos y

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compañeros de mi padre desaparecido hace 17 años, y que al solo conjuro de su nombre se reune uno de los quorum más grandes que recuerda la Academia en sus tiempos presentes y no para actos de combate, si no, de fraternidad y de amor, para votar unánime- mente por su hijo! ¡Señores, qué bello es el poder contemplar al cabo de tanto tiempo, en esta era de po- sitivismo egoista, la misión de su padre en la tierra, de cariño, de fraternidad y de unión! Sólo aspiro a continuar esta misma obra en el seno de vosotros y estaré satisfecho.

Pero permitidme que antes de 'continuar en este momento y desde esta tribuna por donde tanto inte- lectual de mérito ha desfilado y que yo ocupo esta no- che debido a vuestra generosidad, sean mis primeras palabras para evocar un recuerdo para sagrado de deber filial, pues no de otro modo podría comportarse un hijo agradecido que sabe y tiene conciencia de que cuanto es y llegue a alcanzar en todos los órdenes de la vida tomado desde cualquier punto de vista bien sea material, intelectual o moral, se lo debe a un pa- dre cariñoso, bondadoso, que consagró su vida al ca- riño de los suyos y al sacerdocio de la medicina y así herido de afección mortal que conocía perfectamente y nos ocultaba, extremó su trabajo al volver de la emi- gración para conservar a su familia en el mismo pié de épocas más acomodadas hasta que rindió su alma al Creador en medio de la lucha diaria y amargamen- te descorazonado al ver que en sus esfuerzos no logró estirar su mal lo suficiente para abrir al hijo las puer- tas del éxito.

Sobre que la medicina fué para él un sacerdocio,

no es a mía quien toca hablar, muchos de vosotros que fuísteis sus compañeros, sus discípulos, sus amigos,

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Señores: Y terminada esta parte de mi exordio en la cual si me he extendido algo indebidamente es- pero me perdonéis ya que sólo he creído realizar un deber de público testimonio al que me consideraba obligado al alcanzar la meta de mis aspiraciones inte- lectuales; es decir, al ocupar un sitial en esta Acade- mia v una cátedra en nuestra Universidad, después de recorrer recta y honradamente el camino en que sólo pudo iniciarme mi inolvidable padre.

Yo voy a ocuparme ahora de otra personalidad (TI) que no puedo esta noche pasar por alto aún a trueque de herir su susceptibilidad y ¿por qué no de- cirlo? de exponerme a algunas críticas va que elogiar en vida, en el momento actual en nuestra sociedad se considera servilismo; pero me encuentro libre para hablar va que todos vosotros sabéis que jamás he ves- tido librea alguna v cómo callar el nombre del médi- co ilustre, del profesor erudito, del organizador ad- mirable, del académico sapiente y del protector de la juventud médica cubana, cuyo sitial vengo a ocupar desde esta noche, no para sustituirle ya que ello sería imposible, dadas mis escasas aptitudes comparadas a las suvas pero tenga él la seguridad para continuar honrando con el ejemplo de sus virtudes este recinto para por sus tradiciones venerado. Su persona- lidad es demasiado conocida de vosotros todos y no vov a analizarla; quizás ese Dispensario por él fun- dado cuvo nombre ostenta, cuva misión ignoran mu- chos, sea entre todas, su más grande obra en esta su

(1) Diego Tamayo y Figueredo.

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patria y en el cual a la par que tanto bien se hace a los pobres aliviando sus males físicos y hasta mora- les, sirve como base fundamental a los conocimientos clínicos v humanos de toda nuestra juventud médi- ca desde hace más de 18 años, ya que todos o casi to- dos nosotros hemos pasado por allí al principio de nuestra carrera, cuando desorientados y espantados ante el problema que nos semeja sobrehumano del ejercicio profesional encontramos una mano gene- rosa v amiga que sin interés alguno y con patriarcal cariño nos hace sentir médicos asignándonos una con- sulta de nuestras aficiones, dándonos indicaciones prácticas de saber clínico y algo más que eso tan ne- cesario al médico en su función sacerdotal, el darnos a conocer la miseria humana dolorida y el modo de aliviarla y sobrellevarla con un consejo amenudo, hi- jo de su gran conocimiento de la humanidad y de los tristes desengaños del destino que inexplicable y cruelmente le ha arrancado los hijos de sus entrañas y que parece como si sintiendo el vacío espantoso de su hogar que comparte con digna y sufrida compa-

hera busca en el cariño espiritual de sus discípulos '

y en su guía, el consuelo que por lo menos debe ca- berle, de que los corazones honrados y agradecidos siempre tienen en sus labios una palabra de agradeci- miento que se acrecienta cuanto más vamos conocien- do el mundo y sus egíosmos. Pues señores, a una de estas generosidades suyas debo por lo menos la anti- elpación de ni entrada en esta Academia. Enterado de mi retirada para no luchar con un amigo querido y distinguido compañero pidió su pase a honorario para dejar su puesto a mi disposición y aunque insis- con él para que no privara a esta Academia de sus valiosos servicios sin causa apreciable para ello, to-

A EA A

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do fué inútil y héme aquí al menos con una gran sa- tisfacción, la de haberlo heredado en vida y poder gozar de sus sabios consejos en esta árdua tarea que me he impuesto como ya los tengo por su jefatura en la Facultad de Medicina.

Reciba pues, desde aquí mi ilustre antecesor, toda la expresión de mi afecto sincero y de mis gracias efu- sivas.

$ * *

El por qué de mi Tema.

No viniendo vo a ocupar este sillón académico por fallecimiento de mi predecesor como ya os lo he ma- nifestado, tenía según el reglamento de esta Acade- mia, libertad para escoger mi tema. ¿Cuál debía ser éste ? fué la pregunta difícil que a mi imaginación se presentó apenas elegido; mas, debo confesar que mi vacilación no fué grande, no podía serlo, yo tenía una deuda de gratitud que llenar hija del deber ineludi- ble del discípulo para con sus maestros y más, si és- tos han sido los que nos enseñaron a amar la enseñan- za como a verdadero sacerdocio, que iniciándonos en el magisterio han colocado en nuestras manos el fue- go sagrado de las Vestales para ser mantenido y transmitido a las generaciones venideras; ya lo es- pecificó Hipócrates en su célebre juramento en cuyo párrafo segundo leemos “*Consideraré ante todo a mi maestro en el Arte como a mis propios padres, ha- vida común con él; le daré lo que me pidiese; ten- dré a sus hijos varones como hermanos y les enseña- el Arte si desean aprenderlo, instruyéndoles sin remuneración alguna mediata ni ulterior”... y ésta señoras y señores es mi situación con los doctores don Luis María Cowley y don Tomás Vicente Coronado

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y no habiendo para pecado más despreciable que la ingratitud, no os podéis extrañar si esta noche he escogido como tema de mi discurso inaugural el Elo- gio del Académico Honorario doctor Luis María Cow- ley y Valdés Machado, imitándole de este modo en uno de sus más ardientes afanes al dar a conocer a las generaciones presentes y no permitiéndoles olvi- dar a los grandes hombres que han sido de nuestra amada Cuba, cuando con dejo de profunda amargura decía *“Es necesario que los jóvenes aprendan a res- petar esas figuras de nuestro mundo médico, porque dentro de poco, nadie sabrá quiénes fueron esos y otros tantos y tantos como Jorrín, Zambrana, don Nicolás Gutiérrez, don Fernando González del Valle, que llenaron con su inestimable labor las columnas de los Anales de la Academia y nuestros periódicos pro- fesionales”” y por eso le veíamos siempre exhumando estos recuerdos y dando a la publicidad sus biogra- fías. Puesto que como decía otro de nuestros inmor- tales, don Antonio Mestre, en su discurso de recep- ción al académico doctor Gabriel María García “Fué siempre grato al corazón humano rendir tributo a aquel.os que de un modo u otro llegaron a ser útiles a sus semejantes y porque siempre ha sido justo re- conocer sus merecimientos perpetuar el recuerdo de sus obras y transmitiéndola de boca en boca y de ge- neración en generación comunicarles si es posible aquel grado de inmortalidad a que únicamente pue- den y deben aspirar”.

LA VIDA DE LUIS COWLEY

El apellido Cowley no es desconocido para nin- guno de los que aquí nos congregamos “esta noche, ha ocupado un puesto en la intelectualidad cubana

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demasiado alto y por tan largo espacio de tiempo, que es difícil para aquel que cultive entre nosotros las letras y las ciencias y que frecuente o hava frecuen- tado nuestros centros culturales: Sociedad Económi- ca de Amigos del País, Universidad, Academia de Ciencias, de la Historia, de Artes, de Letras, Ateneo, ete. ete., que no le sea familiar.

Oriundo de Escocia, llegó a Méjico su bisabuelo, un ingeniero que casó con una mejicana, y reveses de fortuna le trajeron a Cuba, donde se estableció y nació su único hijo don José Cowley, que fué corre- dor y que tuvo varios hijos de los cuales el mayor fué don Angel José Cowley, que quedó huérfano a los cinco años, y en una pobreza absoluta educado por su tío que era Belemita en el colegio que éstos tenían en la Habana en aquella época; se hizo a los diez y siete años cajista de imprenta, con cuvas entradas vivió y educó a sus otros hermanos, éste varón escla- recido logró hacerse posteriormente médico, llegando a ser Catedrático de Terapéutica y Vice-Rector de nuestra Universidad, miembro prominente de la So- ciedad Económica de Amigos del País y uno de los médicos más notables y de los ciudadanos más escla- recidos de su tiempo, casándose en 1832 con doña Rafaela Vaidés Machado.

Este matrimonio tuvo tres hijos, Luis María, nues- tro biografiado, María Josefa y Rafael Agustín, és- te último, médico ilustre también, que llegó a ser co- mo sabéis, heredero de su padre en la Cátedra, aca- démico y ciudadano prominente en su larga y fecun- da existencia y si el apellido Cowley no se ha perpe- tuado en la medicina cubana del modo brillante que se merece, ha sido debido a que el único de esta gene- ración, hijo del anterior que ostentaba el título de

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médico y que educado por su padre especialmente pa- ra continuar con los méritos que su temprana edad permitía apreciar, su tradición en la Cátedra de Te- rapóutica, abondonó honores conquistados, y porve- nir risueño, tranquilo y honroso para ir a morir de hambre en la guerra de independencia en los campos de Pinar del Río, cuando la patria necesitó no del ce- rebro de sus hijos, sino del brazo que llevara un fusil y una bandera, para defender su honor y su dignidad, completando de este modo el servicio de la familia Cowley en todas las esferas que Cuba los ha necesi- | tado.

El mismo día de su matrimonio entraron los pa- dres de nuestro biografiado en la casa de Teniente Rey 62, costado de la Farmacia Sarrá, donde nacie- ron todos sus hijos y que como hecho curioso señala- remos que por espacio de tres cuartos de siglo vivió en élla la familia Cowley, considerándola su casa so- lariega; pero sin que jamás hubieran podido lograr que las monjas de Santa Teresa a quien pertenecía se la vendiera y así después de morir allí sus padres y sus hermanos hace muy pocos años, vió el doctor Luis Cowley y demás familiares con tristeza que un día tenían que abandonarla y hoy está reedificada y convertida en un establecimiento de víveres.

Nacido pues Luis María Cowley y Valdés Macha- do, en esa casa el día 24 de Septiembre de 1833, fué educado del mejor modo que se educaban en aquella época ¿os niños de familias pudientes ya que su pa- dre tenía una brillante posición. Concurrió después a la Universidad, donde con espléndido expediente cursó al gunos años de Medicina, decidiendo su padre enviarlo entonces a lo que se consideraba la Meca del saber Médico. Y así era en efecto, señoras y señores,

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pues si hoy nos es difícil comprender eso, ya que al recibir nuestros diplomas de médicos y querer per- fecionar nuestros conocimientos nos encontramos 1n- ciertos y dudosos hacia qué lugar dirigir nuestros pa- sos, puesto que los conocimientos médicos actuales no tienen frontera y encontramos esclarecidos maes- tros, espléndidos laboratorios y clínicas primorosas por doquiera, en aquella época de todas partes del mundo acudían a aquel centro médico de París, donde para honra y prez de aquella Francia, habían logra- do reunir un cuadro de profesores que todos y cada

uno de ellos en era la primera autoridad mundial en la materia.

Se comprende pues, el afán de aquella ¡juventud por perfeccionar sus conocimientos médicos en París, y más, cuando sus maestros se inspiraban en los li- bros de aquellos sabios, y si no, véase cómo Benjume- da en Anatomía seguía a Cruveilhier, a Le Riverand explicando Filosofía por Beclard y la Patología ge- neral por Chomel, a su padre Cowley, por Trousseau era de sorprender pues el deseo de conocer a los Me- cenas de sus propios maestros ?

El 10 de Julio de 1855 fué un día memorable no solo para el estudiante Luis Cowley y sus compañe- ros Antonio Mestre, Gabriel María García, Ramón Miranda, Esteban Llorach y Pedro Rubio, sino para toda esta ciudad entonces pequeña, y que los aconte- cimientos de sus primeras familias abarcaban la Oró- nica toda ella y no es de extrañar que ese día en que salían para París aquellos seis jóvenes hijos de las principales familias sirviera de tema por varios días a los periódicos que se publicaban en la Habana.

Acompañadme por un instante a recordar lo que era en aquel momento la Meca a la cual se dirigían,

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desde una oscura, triste v abandonada colonia situada en lo que aquel entonces se consideraba los confines del mundo, aquellos seis ado!escentes en la plenitud de su vigor juvenil, edad de las ilusiones y en que la vida se mira a través de prismas fantásticos y des- pués de una travesía novelesca a merced de las velas de un vergantín y el paso incómodo sobresaltado y aventurero de una diligencia.

Por doquiera que volvamos la vista a aquel París sul-géneris, poiítico, social, artístico y literario o cien- tífico, comprendemos la impresión indescriptible la alegría inexpresable v la satisfacción de haber alean- zado la verdadera Meca, posible para un ser humano, y así nos explicamos la huella profunda, imborrable que causó en sus almas aquelía visión y sensación so- brenatural que selló sus caracteres para siempre y que sirvió al maestro más de medio siglo después pa- ra contestar al que os habla un día en que le interro- gaba si no ansiaba volver a su París querido “Que no se hallaba con valor ya que no encontraría al mismo París de sus ensueños donde cada esquina sería la evocación triste de un recuerdo desvanecido””.

En 2 de Diciembre de 1852 se proclamaba Empe- rador Luis Napoleón. La aparición de Eugenia de Montijo en París el 30 de Enero de 1853 el día de su boda con Napoleón, fué algo fantástico y grandioso. El Emperador omnipotente había elegido en la Con- desa de Teba, compañera por amor y no por razón de Estado, el pueblo enloquecido ante su rasgo generoso al entregar élla a las casas de Maternidad un millón que su esposo le había regalado como arras nupciales y quedaba admirado ante su belleza, su gentileza, su dón de gentes su gusto exquisito desplegado en las fiestas fastuosas sólo semejantes a las relatadas en

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las mil y una noches de las cuales fueron partícipes años después algunos compatriotas nuestros estable- cidos en aquella ciudad, única entonces en el mundo y con cuya corte alternaban ya que Eugenia de Mon- tijo no olvidaba su origen español y entre cuyas da- mas distinguidas brilló entre otras cubanas con toda su belleza y su talento la Condesa de Fernandina, a quien todos conocimos aquí en sus últimos años, con- servando aún sus alres majestuosos y gustos adqui- ridos en aquel medio, así como la de Macurige, la de Jibacoa, la de Montalvo, ete. ete.

Llegamos a 1855 el momento preciso de la llega- da de nuestro biografiado y sus compañeros a París renovada, embellecida con todo lo que el arte es capaz de sugerir en medio de una Exposición Universal, donde acudían presurosos los demás soberanos de Ku- ropa y la reina de Inglaterra borrando antiguas riva- lidades, visitaba la tumba de Napoleón I, y cuando en 1856 se firmaba en París el tratado de paz, después de la guerra de Crimea, parecía Napoleón III el árbitro de Europa v el nacimiento de un príncipe im- perial colmó de gozo al pueblo y pareció asegurar el poderío de aquel imperio. Porque si es verdad que se nos hace difícil el poder precisar cuál ha sido el momento más grande de esa Francia incomparable a quien muchas veces en la historia la hemos creído caída para siempre y sólo nos ha servido para verla resurglr más erandiosa, como de esta guerra heróica, creemos poder afirmar que en el momento histórico a que nos referimos si no era la Francia sólida de Ri- cheliú y Luis XIV ni la asombrosa de 1789 dictando al mundo con su antorcha revolucionaria los dere- chos del hombre ni la menos poderosa y temida de los grandes días del gran Napoleón, ha sido sin embargo, ésta la más desiumbrante.

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Si volvemos los ojos a las letras, encontramos que en aquel firmamento entre de otros declinaban en el ocaso de la vida, dos astros luminosos: María José Eugenio Sué y Alfredo Musset, brillaban en todo su apogeo con luz fulgurante Lamartine, Thuero Víctor Hugo, Alejandro Dumas padre y Alfredo de Vigny se iniciaba la aurora de Dumas hijo.

En lo que se refiere al punto de vista científico li- mitándonos tan sólo al campo de la medicina, encon- tramos los siguientes nombres constituyendo aquella famosa Facultad, Cruveilhier en Anatomía, Beclard, en Fisiología, Grisolie y el fascinador Trousseau en Terapéutica y Clínica Médica, Velpeau, Nélaton y Jobert de Lamballe en Clínica Quirúrgica, Adeon en Higiene y Denonvillier en Anatomía Topográfica y se dejaban sentir la autorizada palabra de Malgaigne, de Bouillard, de Piorry y de Rostan, así como las magistra:es lecciones de los Andral, Chomel y Cho- quet que unidos al grupo de agregados que modesta- mente trillaban su camino para la Facultad y que en un día sustituyeron a los anteriores sin que la pérdi- da de éstos dejara el vacío que era de suponer, púes sus nombres constituyeron otras tantas glorias mé- dicas europeas, nos referimos a los Brocá, Depaul, Follin, Hardy, Gueneau de Mussy, Lasegue, Gubler, Pagest, Robin, Verneuil, etc., dígamos si no es cierto que pueda haber habido alguna Facultad allí o en otra parte del mundo, entonces o ahora que reuna un erupo distinguido de maestros esclarecidos o aún de sabios; pero este conjunto completo dudamos mucho que haya sido o pueda ser igualado y como si esa plé- yade luminosa no fuera todavía bastante, allí había un experimentador hábil y sagaz, erudito y laborio- so, que desde su humilde puesto de repetidor fué un

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valioso eslabón entre los alumnos y los maestros, el doctor Martín Magron, cuyos servicios y bondades nunca fueron olvidados por sus alumnos, y así vemos años después, que una de las oraciones más sentidas de Cowley, fué para Magron con motivo de su muerte.

Si pensamos en los sólidos conocimientos con que llegó a París el estudiante de Medicina Luis Cowley, su clara inteligencia y su memoria asombrosa nos se- fáci: comprender los frutos que obtuvo concluyen- do su educación entre esa plévade que acabamos de mencionar.

Aquellos jóvenes cubanos constituveron induda- blemente un grupo excepcional y selecto para bien de Cuba, v nos referimos no solamente a los seis mencio- nados sino a todos los que allí se reunieron, pues a su edad y rodeados de tal magnificencia y deslumbra- miento, supieron aprovecharse de todo lo útil y pre- caverse de todo lo mazo ¡sólo podemos atribuir este fenómeno a algo que hoy desgraciadamente se aban- dona bastante, la educación. Decía nuestro Don Pe- pe: Templar el alma para la vida, una carrera no es simplemente un medio para vivir, sino que envuelve deberes para con la patria y con la humanidad”” y hoy quizás hay más cultura, pero mucha menos educa- ción.

Y estos jóvenes no sólo supieron aprovecharse pa- ra mismos, sino que pensando en su patria necesi- tada y en sus hermanos cuvos medios no les permitían compartir con ellos esta enseñanza excelsa sacrifica- ron sus ocios juveniles donde tanta distracción había para reunirse en el tiempo que sus estudios y clases lo permitían en una sociedad científica, modesta por sus componentes, los cubanos allí congregados por su nombre ya que le pusieron '“La Emulación” pero grande por sus fines que fueron despertar entre ellos

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el estímulo y establecer una corriente hacia sus her- manos de aquí, va que fundaron un periódico que se llamó primero ““La Emulación Médica”” y después, “El Eco de París”, dedicado a los estudiantes de Medicina de la Habana, representándolos aquí Joa- quín Lebredo v Rafael Cowley. Y decimos grande, por-sus fines, porque ellos mismos al fundar aquel centro cultural no pudieron darse cuenta del faro lu- minoso que encendieron, cuyos destellos duraron alumbrándonos en nuestra patria más de medio si- glo, puesto que la influencia de la escuela médica fran cesa sobre nosotros iniciada por ellos y continuada por los Lacalle, Díaz Albertini, Landeta, Casuso, Sán- chez Toledo, Arteaga, Albarrán, Hernández, Duples- sis, Domínguez Roldán y tantos otros ha llegado a nuestros días y es con trabajo que empieza a abrirse paso la escuela médica Americana, a pesar de los es- trechos lazos de vecindad, política, ete. que nos une a Norte América v contar ésta con una escuela propia v brillante, va que como ha dicho un escritor ameri- cano, la medicina pasó allí por las cuatro etapas sl- guientes, colonial primero y por lo tanto, de influen- cia inglesa, francesa después inspirada por los Louis, Trousseau, etc. alemana luego para llegar después a la propiamente americana con los MacDowell, Sims, Emmet, Thomas, y sobre todo de1890 para acá con los Maz Burney, Weir, Bulle, Jacobi, Flint, Kelly, Janeway, Delañeld, Holt, Winter, Einhorn, Mayo y tantos v tantos otros.

Que Cowley no pasó inadvertido entre sus maes- tros franceses, lo tenemos en el siguiente hecho: di- sertando un día en la clase de Nélaton, hubo de lla- marle a éste ¿a atención los conocimientos que expo- nía y deseando cerciorarse de su nombre, quedóse sor-

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prendido de que llevara el nombre del a la sazón Em- bajador de la Corte de Saint James ante el Imperio francés, hombre notable, como sabemos, sobrino de Wellington v que tan gran papel desempeñó a favor de su patria como hábil diplomático, en la guerra de Crimea, le interrogó si eran parientes, lo que el jo- ven cubano ignoraba, puesto por él, ya que era su mé- dico, en relaciones, vieron que efectivamente eran de la misma familia Cowley.

De estas relaciones con sus maestros franceses, se- ñalemos la anécdota que mucho divertía a Cowley re- cordar, cuando él, Mestre y Beato, queriendo obse- quiar al eminente maestro Velpeau con algo cubano, - le presentaron una pasta de guayaba y deseando co- nocer de sus labios si le había gustado, lo interrogaron manifestando éste que lo excusaran, pero lo dejaran ser sincero, puesto que si era verdad que los cubanos podían estar orgullosos de la belleza de sus mujeres, v de la excelencia de su tabaco, que no le hablaran de la pasta de guavaba, va que le había parecido una omata.

El amor de Cowley por el estudio, por la investi- gación científica y su propagación por medio del pe- riodismo profesional lo vemos desde sus años de es- tudiante en esa sociedad y en esos periódicos funda- dos en París por él v sus compañeros, robándole tiem- po a sus estudios universitarios que al mismo tiempo cursaba brillantemente y si no, veámos sus trabajos siguientes que vieron la luz en “El Eco de París” y en “La Emulación Médica””, “*“Valor, diagnóstico y pronóstico de la expectoración sanguínea, Olínica del Hotel Dieu M. Trousseau, 1858”, '*Hematocele retro-uterino, 1858””, “Empleo del cinético a altas do- sis contra la corea, 1858””, ““Ulceras varicosas; trata-

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miento por el agua clorada, M. Nélaton, 1858”, ““Ca- tarata petrificada luxada en la cámara anterior del oJo, Clínica de Sichel, 1858””. *“De la Traqueotomía””, 1858. “*Antagonismo recíproco entre el opio y la be- lladona””, “Acción fisiológica y terapéutica del eu- rare”, 1859, así como “Estudios terapéuticos de la delfinina””, ““Medio de prevenir el quinismo, 1860”, ete., ete.

Vemos en todos estos trabajos de clínica médica, quirúrgica, patología, fisiología, terapéutica, medici- na operatoria oftalmología, etc., la tendencia de la época no a laespecialización, sino a la generalización y su preparación en todas ellas. Llegando de este modo notable al término de su carrera y debiendo sos- tener una tésis para su Doctorado lo vemos escoger un tema de la predilección de su padre, es decir, re- lacionado con la Terapéutica '“Ensayo sobre la ac- ción fisiológica y terapéutica del curare”” mostrándo- le de este modo un señalado respeto, recuerdo de ve- neración, afecto y agratitud al autor de sus días, des- de lejanas plavas al realizar su más trascendental ac- to acadédimico ante la Facultad de París en 19 de Abril de 1861, que puso en sus manos la ansiada hor- la, en sus hombros la toga y en su cabeza el birrete de los doctores de la más grande escuela médica del mundo en aquella época. Esta tésis original, intere- santísima en aquellos momentos demostró toda la eru- dición, toda la labor v toda la inteligencia desplegada por Luis Cowley en aquella Universidad.

Terminada la misión que le llevó a París empren- dió la vuelta a la patria, no sin detenerse antes en ' Madrid, donde en el Colegio de San Carlos, Univer- sidad Central, imcorpora tras brillantes actos aca- démicos sus estudios médicos y ya en posesión de su

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título de Licenciado en Medicina y Cirugía, II de Julio de 1861, que le permite ejercer en los dominios españoles, desembarca en Cuba orlando su frente to- davía joven los laureles del triunfo.

Apenas de regreso a su país es nombrado Médico del Hospital Militar de la Habana, y Médico de visi- ta del Hospital de Paula, donde demostró sus cono- cimientos adquiridos en París, y comenzó a hacerse de una clientela selecta y de un nombre médico; pero bien pronto vió que sus aficiones, sus inclinaciones no eran las del clínico visitador de enfermos y que por otra parte le quitaba tiempo para sus otros estudios e investigaciones y así le vemos tan pronto como sus condiciones económicas se lo permitieron, ir dejando -lentamente su ejercicio activo de clientela y refugiar- se en el seno de sus amores; la Facultad de Medicina, la Academia de Ciencias y demás corporaciones cultu- rales de su país así como el cultivo intensivo de su Higiene.

En 21 de Diciembre de 1863, lee y sostiene su dis- so para el Doctorado en la Universidad de la Haba- na, sobre el siguiente tema: “Qué influencia tanto favorable como adversa, ha ejercido la Escuela ita- liana en el progreso de la Terapéutica y de la Toxico- logía ? obteniendo nota de Sobresaliente.

Después de suplencias irregulares en el Profeso- rado Universitario encontramos en 1865 concu- rriendo al público concurso para proveer cinco pla- zas de Catedráticos auxiliares y nombrado en 15 de Febrero de 1865 en unión de los doctores don Pedro Martínez Sánchez, don Antonio Mestre, don Raimun- do de Castro v Allo y de su hermano, don Rafael Cow- ley.

Ingresó pues en el profesorado por sus propios méritos, como lo confirmó más tarde en sus oposicio-

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nes a la cátedra de Higiene, 24 de Marzo de 1885: Mientras fué auxiliar desempeñó varias Cátedras: Higiene, Medicina Legal, Terapéutica, Clínica Mé- dica, ete. y como titular de Higiene se le agregó en el plan Varona, durante la primera intervención la Medicina Legal v más tarde la Toxicología, Higiene v Toxicología veterinaria, todos estos cursos los de- sempeñaba el profesor Cowlev hasta su muerte. Fué además, Vice-secretario de la Facultad de Medicina en 1866 y Secretario de la misma en 1867, 1869 y 1881 v varias veces Decano interino por antigiiedad. Sus dotes organizadoras pueden verse todavía en el archivo de la Facultad de Medicina a su paso por la Secretaría. En 9 de Marzo 1870 recibe el grado de Licenciado en Folosofía, Ciencias Naturales, Univer- sidad de la Habana. Representó honrosamente a la Universidad en distintos actos públicos y le dió su prestigio y guardó todos sus fueros. |

Ocupó puesto prominente en la Junta de Sanidad Provincia: de la Habana, en la época colonial, siendo su Secretario.

Miembro supernumerario de esta Academia en 23 de Octubre de 1864, numerario el 25 de Marzo de 1866 sustituvendo en la vacante que dejara su pri- mer secretario el insigne Ramón Zambrana y hono- rario el 28 de Enero de 1894.

Como su hermano don Rafael ocupó puesto promi- nente en la Sociedad Económica de Amigos del País, y cuanta corporación significó prestigio y honor pa- ra Cuba.

Casado en 28 de Febrero de 1868 con la distingui- da señora Carmen Croza y Mendiola, viuda del doctor Salazar, tuvo un hogar venturoso y feliz que sólo nu- bló la falta de sucesión ya que su única hija murió a

ES

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los siete días, del tétano infantil, mal de aquella épo- ca. Se preparaban a celebrar sus bodas de oro cuan- do menos de un año antes inesperadamente sufre una hemorragia cerebral que en tres días pone fin a aque- lla naturaleza asombrosa y fallece en su domicilio en esta ciudad, Ravo 49, a las diez y media de la mañana del 28 de Mayo de 1917, a los 83 años de una vida de intensa y fecunda labor. X* * +

En la imposibilidad de estudiar detalladamente esta noche toúos los aspectos de la vida larga y frue- tífera de Cowley ya que pudiera ser tema cada uno de ellos para un trabajo, voy a tratar de hacer en unas cuantas palabras el juicio erítico de su vida de Académico, de Profesor, de Higienista, de escritor y de ciudadano.

Cowley Académico.

Si es verdad que por el hecho de que el doctor Cowley siendo miembro honorario de esta corpora- ción desde 1894, hacía veinte y tres años, a su muer- te que no tomaba parte activa en sus tareas y por lo tanto su nombre no sonaba ya relacionado con ella, no por ello sus afanes v sus desvelos, sus trabajos lu- minosos han dejado de llegar hasta nosotros y si no, hojeemos la bibliografía del doctor Luis María Cow- ley hecha por el distinguido Secretario de esta Aca- demia con la eserupulosidad que le caracteriza y vea- mos cómo desde 1864 en que presentó su Memoria op- tando al título de Académico supernumerario '“An- tagonismo entre algunos medicamentos”” hasta víspe- ras de su muerte, años 15 v 17 en que leyó el elogio del doctor Gmozalo Jorrín y Bramosio y dejó inédito el del doctor Antonio Oliva, no ha dejado pasar un año sin que no uno, sino varios trabajos suyos con-

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ceptuosos unos, galanos v floridos otros según su ín- dole, mostraron su actividad, entusiasmo y respetos por esta institución. Allí encontramos trabajos de todas índoles, unos clínicos, otros botánicos, tera- péuticos, informes médicos legaes, tributos a la me- moria de nuestros grandes hombres Tomás Romay, Obispo Espada, Sauvalle, Fernando González del Va- lle, ete., y sobre todo, de su predilección los más, de higiene, va que cuantos informes se necesitaron en esta institución en aquella época sobre esta materia se confiaron a su esclarecido saber. Luis Cowley Profesor

Hacía resaltar el doctor Ricardo Dolz en la Uni- versidad en ocasión del homenaje a la memoria del nunca bien llorado José Antonio González Lanuza, que una de las cualidades más indispensables para ser un gran Profesor es amar entrañablemente la Universidad, v el Profesor Cowley a su gran erudi- ción a su estricto cumplimiento de los deberes regla- mentarios unía este amor tradicional en la familia vowley y exarcerbado pudiéramos decir en él pue: a él lo sacrificaba todo, aquél era su oásis en medio de los desengaños de la vida y no tengo mejores pala- bras para pintar este amor, que copiar las de Dolz en aquella ocasión: *“se necesita amar entrañablemente esta Universidad, se necesita amarla con amores pre- ferentes a todos los amores políticos y profesionales porque sin amor a la Universidad, no hay vocación por la enseñanza universitaria y sin amor a la Uni- versidad no hay cariño para estos estudiantes; y sin vocación por la enseñanza y sin cariño para los es- tudiantes es frío, es árido, es malo, es podrido el fru- to del Profesor”” y el amor de Cowley pps la Univer- sidad era todo eso.

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Tratando de ser justo, que es siempre mi afán, de- bo decir que algunos criticaban al Profesor Luis Cowley su sistema de enseñanza fragmentaria como te llamaban puesto que él dedicaba cada año todos sus desvelos, todo el tiempo disponible a la enseñanza de una rama de la Higiene, la cual profundizaba hasta sus más íntimas concepciones para dedicar el año pró- ximo a otra en la misma forma y así sucesivamente; pero piénsese señores, que esto fué debido al medio y a la época en que se hizo Cowley, entonces la Higiene no era tan vasta como hoy, se agotaba fácilmente y la escuela francesa que selló su carácter médico, tiene esta tendencia entre sus grandes maestros; la dife- rencia es que allí el sinnúmero grande de agregados y repetidores se encarga de que el alumno recorra toda la asignatura en el curso; mas a nuestro juicio este detalle no debe oscurecer su grande aureola como maestro.

Al Profesor Cowley se le veía siempre con el nue- vo ¡ibro recién llegado de París en las manos, hasta el día de su muerte y dando un mentís a los que dicen que pasado cierto número de años, el cerebro huma- no es incapaz de adquirir nuevos conocimientos, seña- lamos el hecho que el doctor Coronado comparó fe- lizmente con el de Peter, que después de combatir te- nazmente las doctrinas Pasteurianas las aceptó y las transmitía a sus alumnos en forma de la profilaxis más moderna de las enfermedades, y honró su Cáte- dra con el retrato de Pasteur y de Koch, y se propo- nía llevar allí el de Finley y Lister como ya tenía con anterioridad el de Jenner y Romay.

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Cowley Higrienista

Dedicarse hov a la higiene, ser higienista es cosa bien distinta de lo que era en los tiempos activos del doctor Cow:ey, luchaba en primer término con el des- conocimiento científico de muchos hechos que hoy nos son sencillos v facilitan nuestra tarea; profilaxia de la fiebre amarilla, del paludismo, identidad del ba- cilo tuberculoso, de la bacteridia de Davain, del tre- ponema pálido, de las aglutininas, la maleina, la tu- bereulina, el suero antidiftérico, ete. ete., y si a esto agregamos el desdén con que todo el público y aún el gobierno colonial veía, y por qué no decirlo, se burla- ba y menospreciaba todo lo que se refiriera a la Hi- giene y a sus cultivadores donde no se daba y más aún se escatimaba todo el oro disponible del Grobier- no para cuestiones sanitarias, donde la viruela, el paludismo en sus formas más graves, la tifoidea, el muermo humano llegando a producir dos o tres de- funciones por meses, hacía que esta capital fuera úni- camente superada en su mortalidad por la del Cairo, antes de la intervención inglesa, como dijo en este mismo lugar su digno Presidente al referirse a la muerte de Luis Cowley en que la opinión reinante del 99 por ciento de los habitantes era de que las me- didas profilácticas recomendadas ya que en su mayo- ría nunca fueron aceptadas, para evitar la propaga- ción de estos males cereídos irremediables, no eran más que intentos de perturbar el libre comercio y fan- tasía de los médicos movidos por fines ocultos de con- veniencia personal. Pues bien, señoras y señores, en este medio, si estudiamos la labor del doctor Luis Cowley, tenaz, incansable, sin perturbarle la ignoran- cia, la estulticia pública y el abandono y la despreo? cupación rayana en criminalidad del gobierno colo-

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nial que llegaba a señalarse como sospechoso a todo aquel que se atrevía a poner en letras de molde la si- tuación sanitaria y sus remeedios, debemos admirat- la; continuador de la obra de Romay con respecto a la vacuna desde su puesto de Secretario de la Junta Provincial de Sanidad de la Habana, dirigiendo su centro de vacuna con tal celo que mereció al refor- marse los servicios sanitarios bajo el gobierno inter- ventor y suprimirse la Diputación Provincial en 31 de Julio de 1901, que el entonces Secretario de Esta- do y Gobernación, doctor Diego Tamayo le comuni- cara su nombramiento por unanimidad de Presiden- te Honorario de la Comisión Permanente del Centro General de Vacuna, haciendo constar en el nombra- miento que: *“penetrado de un aíto deber de gratitud hacia quien ha consagrado los mejores días de su vi- da a librar de la muerte a millares de infelices, para quienes era una amenaza constante la viruela con to- dos sus estragos. La Comisión, al proceder de esta manera ha interpretado fielmente los deseos de este Centro, los cuales no podían ser otros que premiar de la manera más adecuada posible los servicios de un hombre de ciencia que ha aceptado como dogmas de su profesión .os deberes del altruismo... El Ayunta- miento de la Habana le gracias por el celo y la in- teligencia desplegada para eivtar la propagación del cólera en la Real Cárcel en unión de sus compañeros de Comisión. Confecciona en 1867 el plan de alimen- tación del Hospital San Felipe y Santiago. Forma parte de la Comisión para redactar el servicio de Es- tadística v Demografía de la Isla de Cuba, y le vemos informando al Gobierno y a cuanta corporación en el país necesitara de conocimientos higiénicos. Su pro- pagación de conocimientos higiénicos por la prensa

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profesional es inagotable. Libró grandes campañas contra el muermo desde su puesto en la Junta Pro- vincial de Sanidad de la Habana.

Vowley Escritor

No nos es posible intentar siquiera el juicio crí- tico de algunas de las producciones, no ya de todos los trabajos escritos del doctor Luis Cowley, pues con excepción del prestigioso Presidente de esta corpora- ción, dudo que haya entre nosotros un escritor mé- dico más fecundo que él; desde su época de estudian- te en París, como lo hemos visto hasta después de su muerte, ya que varios artículos suyos estaban todavía en prensa cuando ya corría por la ciudad la triste nue- va de su muerte y todavía hoy podíamos entre sus pa- peles exhumar trabajos inéditos, unos concluídos, otros a medio redactar y si pensamos en la larga y sa- ludable vida de que disfrutó podemos decir, sin duda alguna, que no pasó un día de ella sin que la pluma se moviera a las órdenes de aquel cerebro perfectamen- te modelado y dúctil para cualquier clase de trabajo de esta índo.e, uniendo a sus vastos conocimientos una soltura, galanura de estilo, concepción de imágenes y bellezas literarias que hacían de él un escritor atra- yente, sugestivo de fácil comprensión y sorteador afortunado de las arideces médicas sin caer en el ri- dículo bombástico, pretencioso y fuera de lugar en un escritor médico profesional. Su facilidad de pa- labra, su brillantez de exposición en clase que admi- ramos siempre sus discípulos sabía trasladarlos admi- rablemente al papel.

Cerca de trescientos trabajos ha logrado reunir en su bibliografía el doctor Le Roy, que él mismo acepta que no está completa, y aunque principalmen-

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te escribió de Higiene pudiendo decir que no hubo ra- ma de ella que su pluma no tocara, encontramos tra- bajos de todo lo que a la medicina pudo interesar y además biografías innumerables de cuantos hombres de mérito creyó él que las generaciones venideras de- bían conocer, respetar y admirar. Lo vemos senti- mental, lleno de amor a la muerte de Sauvalle y de Magron, conceptuoso y científico en el estudio de la “Legislación Sanitaria comparada de los diversos países del mundo””, atrevido en “*La viruela nos de- sola, 1887””, moral en sus consejos de despedida a los alumnos en los distintos cursos, anticuario en “* Xi :- homa””, ““Islamismo””, “El Alcorán””, lección de Hi- giene, modernísimo en “El Fruitarismo”” y en “El microbio del reumatismo articular agudo””, higienista consumado en sus numerosos artículos sobre la vi- ruela y su profilaxia vaccinal, jocoso en “El mal de amor y sus remedios””. Al alcance del pueblo en su “Instrucción popular sobre precauciones de higiene privada y pública que debería observarse en caso de epidemia de cólera”, benemérito en su elogio al Obis- po Espada, humanitario en sus ““Asilos cunas” y patriótico en sus distintos artículos sobre reformas universitarias como su “Informe sobre proyecto de traslación del Necrocomio a la Escuela de Medicina”” en 1911. Así pues, traduciendo unas veces y produ- ciendo otras, recorrió toda la medicina y no pasó inadvertido a su pluma ningún hecho en nuestro país,

que redundara en beneficio de la higiene y de la civi- lización.

Cowley Ciudadano.

Las actuaciones de un ciudadano se deducen de su personalidad y vemos cuál fué ésta.

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La Personalidad de Cowley.

De pequeña estatura, de porte simpático v atra- vente, a primera vista se reconocía en él al profesio- nal distinguido. Sobreviviente de la antigua escuela, el profesor Cowley estimaba que todo médico debía aquí vestir correctamente sin exageraciones de moda y que le diera a su indumentaria toda la seriedad y ni- tidez que su profesión reclamaba e insistía en inculcar esto a sus alumnos v sobre todo para los actos acadé- micos cuyas solemnidades antiguas rememoraba con tristeza y resignado, pero no conforme con el presente era para él un desacato el que un comprofesor concu- rriera a un examen vestido de blanco y a los alumnos no se los toleraba, debían vestir de negro, cuántas ve- ces vimos a los jóvenes escolares prestarse mutuamen- te una americana negra en los momentos de compare- cera un examen del Profesor Cowley. Todo esto in- comprensible para nosotros si no nos conocamos en el medio en que se educó Cowley hace mucho más de medio siglo y donde como él nos lo relataba, un mé- dico distinguido y de méritos de aquella época no pu- do entrar en el profesorado de la Universidad a causa de los vistosos y coloreados chalecos que acostumbra- ba usar!

Pudiéramos decir Señoras y Señores que la per- sonalidad del Dr. Luis María Cowley y Valdés Ma- chado era la representación excelsa de lo que él creía el cumplimiento de su deber, y en efecto esclavo obli-

gado de ella todos los demás atributos de su carácter:

aparecían obscurecidos, semejaban una nebulosa tras su firme voluntad que había logrado hacer de ello su segunda naturaleza. El Dr. Cowley era la exactitud llevada a su grado más extremo, llegaba diariamente a su clase media hora antes de la señalada para co-

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menzarla. Á menos que una enfermedad le retuviera materialmente en cama, lo cual sucedía muy rara vez va que su naturaleza era privilegiada, puede decirse que en el poco más de medio siglo que prestó su ense- ñanza en la Universidad jamás por nada ni por na- die dejó de concurrir puntualmente a su clase ni con- cebía que nadie tuviera excusas para ello. A los tri- bunales de examen era el primero en comparecer y reglamentista absoluto solo esperaba a sus compro- fesores los quince minutos de reglamento pasados los cuales tomaba su sombrero y ni aún en la puerta de la Facultad lo detenía nadie; lo cual le valió algunos disgustos. Del mismo modo procedía con los Cláus- tros y cualquiera otro acto a que tuviera que asistir si se hallaba imposibilitado de concurrir enviaba sus excusas a tiempo. Acto en que él interviniera había de cumplirse el reglamento a! pie de la letra sin que afectos ni intereses de género alguno influyeran en su ánimo y más, solía decir que los afectos y compro- misos obligaban más a cumplir la ley.

Una cita a un hora determinada para día y aún meses después dada por el Dr. Cowley podríais te- ner la certeza absoluta de que en aquel día y en aque- lia hora puntualmente aparecía ante vos la figura im- pasible del maestro. Y cosa curiosa, Señores, que quizás os extrañe tanto como me extrañaba a mí, ame- nudo en los últimos años de su vida el reloj de bolsi- llo que le era inseparable al Dr. Cowley estaba casi siempre parado o fuera de hora y sin embargo ésto no le impidió jamás el ser puntual.

Este cumplimiento de su deber y esta su exactitud de la cual hizo una religión puede que despierte en ustedes la duda de si era: efectivamente una cualidad sobresaliente en su personalidad o si era simplemen-

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te un deber que todos estamos obligados a profesar; indudablemente que son cualidades necesarias a todo hombre de bien; pero todo tiene su límite y yo no si he podido pintaros la exageración, el verdadero fanatismo de Cowley por cultivar estas cualidades, y por ello os he dicho ya que ello contribuyó a mi enten- der, a velar, a ocultar ciertos otros aspectos del espí- ritu de Don Luis y que hiciera creer a muchos sobre todo en nuestro medio sentimental en el alma fría, imperturbable, sin cariños ni afectos que lo movieran, recto por la senda que lo conducía, sin preocuparse ni arrepentirse de aquellos actos suyos que causaban a compañeros, amigos, y discípulos contrariedades o descalabros en sus afanes y desvelos, ciego con lo que él creía de ley con la espada de la Justicia en la mano segando Zarzas, pero a veces mieses ya que es de hu- manos el errar. Pero Señores yo que viví 15 años unido al Dr. Cowley por el trato diario de discípulo y maestro, amigo y compañero, ligado por tradiciones de familia, que tuve ocasión de estudiarlo en su psico- logía especial, que por esta misma exageración de su carácter fué causa de los únicos rozamientos que tu- vimos, en los cuales ofuscados ambos, en el momento intervenía amigablemente nuestro común amigo el Dr. Coronado, puedo decirles que fría y juiciosamen- te con toda la imparcialidad que me caracteriza y con la ecuanimidad que me da hoy el tiempo transcurrido desde su muerte, ya que como muy sabiamente dejó testado Don Nicolás José Gutiérrez los elogios deben hacerse al menos un año después de la muerte para que la pluma que los trace pueda serena y friamente colocarlo en su justo valer, puedo repito asegurarles que no conocían a Luis Cowley los que así lo juzga- ban solo por sus actos disciplinarios. Su interés por sus discípulos cumplidores, su afán por comunicar to-

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do lo que sabía, su dicho de que la mayor satisfac- ción de un maestro debía ser el hacer discípulos que supieran más que él, su entusiasmo por ayudar a cual- quiera que quisiera hacer un trabajo beneficioso pa- ra el país—para hacer patria como él decia—. Siem- pre dispuesto a dar un consejo que su larga y fruc- tífera vida le permitió, se despedía con ellos de sus distintos cursos cada año y véanse aquí sus palabras en uno de estos consejos a sus alumnos refiriéndose a lo que debe ser el médico, “para muchas familias es un consejero en mil circunstancias delicadas. Fre- cuenta los medios sociales más cultivados y principal- mente aquellos interesados en bien de los pobres de- biendo haber recibido la más alta cultura moral si no quiere verse reducido a ser un industrial, un explota- dor de la vida y de la muerte ante los ojos de las fa- milias. No se trata de saber si el griego o el latín son o no necesarios para comprender los términos de me- dicina. Se trata de saber si la cultura más elevada conviene a las misiones más altas, a las misiones fi- lantrópicas v a la sociedad que no tiene el derecho de garantizar sus propios miembros contra la explota- ción de los charlatanes e imponer a sus médicos la mejor educación literaria y filosófica.

Por último, sed buenos, porque la bondad es el re- cuerdo más imperecedero que se puede legar a la memoria de los hombres, la virtud soberana y supe-

rior a todas las virtudes””.

Decidme si os habéis compenetrado bien con esos párrafos, si el autor de ellos no poseía un alma pro- fundamente humana y admirablemente dirigida ha- cla las virtudes más superiores.

Todo aquel pues, que haya recibido una mala no- ta del doctor Luis Cowley, puede tener la seguridad que estaría equivocado, pero que la extendió a con-

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ciencia de que creía hacer justicia, jamás por idea de hacer mal ni de venganza y os lo asegura quien com- partió su intimidad en estos actos por muchos años. Nadie que viera ante la figura impasible e inal- terable del Profesor Cowlev de cuyos labios jamás salieron palabras groseras y cuya sonrisa picarona asomaba a menudo a su boca, y cuya voz no se levan- taba de su tono natural sino cuando exaltado fervoro- samente en sus explicaciones tenía uno de aquellos arranques oratorios tan admirado de sus discípulos, era capaz de imaginarse la entereza de su carácter, entereza que le acompañó hasta los últimos instantes de su existencia, y si alguien pudo lamentarse de al- guna debilidad suva excepcional, en los últimos años de su vida se atribuyó siempre por aquellos que lo conocieron a una ráfaga pasajera en su cerebro con- tinuamente joven que lo retrotraía a su verdadera edad. Un ejemplo os traeré aquí para demostráros- lo a aquellos que no lo conocieron. En tiempos de la colonia, en nuestra antigua Universidad hubo un día de dar una nota de suspenso a un alumno que éste creyó injusta y con la fogosidad de los años juveni- les estimó un deber suyo vengar esto que le pareció una afrenta. Que la decisión del alumno era cierta lo prueba el hecho que coneluídos los exámenes en ese día y reunidos los brofesores en el Decanato de la Facultad de Medicina, los bedeles vinieron a ella a comunicar la exaltación en que se encontraban los jóvenes y que ellos creían no poder responder del orden; allí se discutió lo que debía hacerse estiman- do algunos que para evitar un conflicto lo mejor se- ría salir por una puerta que comunicaba con el Ins- tituto v de este modo no viendo los alumnos a los profesores se apaciguarían los ánimos belicosos ya que el tiempo v la almohada son los mejores conseje-

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ros en estos casos; a ello se opuso resueltamente el Profesor Cowley y dijo *“que la nota se había dado en conciencia y que los hombres debían responder de sus actos y que lo último para un profesor era apa- recer temeroso ante sus alumnos?” y en efecto con pa- so sereno y acompasado se dirigió por aquellas ga- lerías a la puerta de la Universidad donde fué dete- nido por el alumno quien le preguntó si aquella nota era suva a lo que contestó resueltamente que sí, le- vantando entonces el joven la mano y resultando un choque que tuvo resonancia en aquellos días; pero el profesor había cumplido como un hombre, arros- trando el vendabal cuando con otro criterio errado, es verdad, lo habría podido evitar.

A pesar de todas estas exageraciones dada la fi- nura y la delicadeza en él característica por educa- ción v temperamento y su caballerosidad intachable se podía trabajar a su lado y conservar su amistad.

El doctor Luis Cowley no era un talento brillante ni deslumbrador, pero era una inteligencia muy cla- ra al servicio de un cerebro admirablemente equili- brado, dotado de una memoria asombrosa que le per- mitía recitar párrafos enteros de libros leídos, y pro- fundamente cultivado va que poseía una educación modelo para aquella época que coronó en París, y con- tinuó después modelándolo pudiéramos decir hasta en vísperas de morir, pues don Luis leía v estudiaba todos los días de su vida y en los cincuenta y tantos años que fué profesor, jamás fué un día a clase sin preparar antes su lección como él decía y pudiera ha- berlo hecho un principiante, v además, no pertene- cía al grupo de médicos que sólo sabe medicina, ma- nejaba con rara competencia e: idioma castellano co- mo podemos verlo en sus lecciones y escritos, así co- mo el francés, conocía bastante latín y algo de grie-

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eo v se le podía hablar de cualquier tema que se des- envolvía admirablemente y demostraba sus conoci- mientos; de aquí que tampoco pareciera médico en aquella otra cualidad que se nos atribuye que sólo sa- bemos hablar de medicina y por su educación pari- siense que le dió aquel refinamiento especial, y aque- lla admiración por todas las cualidades superiores que adornan los espíritus elevados, la belleza, la poe- sía, la música, la pintura, la buena literatura y que es una parte inseparable y a veces inexplicable de ese París sui géneris y que salpicado como sabía sal- picarlo él de chistes de buen género e historietas de doble sentido siempre refinadas aunque maliciosas, de las que gustaba mucho, hacían de él un individuo con quien se podían pasar muchas horas en agradable plática. |

La actividad del profesor Cowley era admirable y más en nuestro país en que sabemos ser tan amigos del “dolce far mente””; para él, como decía a menudo, ““el mañana nuestro era fatídico”” haciendo referen- ela a nuestra afición a dejarlo todo para mañana, y la prueba más grande de esto la tenemos en que murien- do en el mes de Mayo, ya había comenzado a prepa- rar su lección inaugural del próximo curso que ten- dría lugar en Octubre, como nos lo dice en su biogra- fía el Profesor Coronado, y era absolutamente incan- sable física e intelectualmente, días antes de morir caminaba a sus 83 años la Habana entera y al tiempo que preparaba sus lecciones leía y escribía artículos para distintos periódicos científicos de nuestra capl- tal, tanto que algunos vieron la luz después de su fa- llecimiento y que él mismo había dejado en las redac- ciones; siempre que los redactores de estos periódi- cos tenían unas planas que llenar, recurrían al maes- tro que en una gaveta tenía siempre algo dispuesto.

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Su modestia y sencillez eran tan naturales en él, que jamjs tuvimos ocasión de oirle hablar de sus triunfos, los encontraba naturales, sólo hijos de su la- horiosidad, nunca hablaba de mismo, pero se gozaba en ensalzar, recordar y hacer conocer de estas gene- raciones los hombres grandes de su amada Cuba, y sus hechos, no había para él tema más interesante que interrogarle sobre aquellos insignes varones y como nos pasa insensiblemente a casi todos; los tiempos pa- sados siempre fueron mejores, y qué no será para los que como él alcanzaron edad tan avanzada que se eru- en el camino de la vida con seis generaciones!

Pero en fin, ya que al Profesor Cowley cupo la di- cha de morir a.tan avanzada edad, en pleno vigor fí- sico e intelectual, y que ese cerebro privilegiado que a pesar del choque de una primera hemorragia y la repetición de varios focos hemorrágicos que en el es- pacio de tres días pusieron término a aquella encina que parecía inconmovible, no se oscureció más que a ratos en los cuales repetía incesantemente “Adiós, me voy para la Facultad” (amor de sus amores) y decimos que no se oseureció porque desde el primer momento después de su ataque en que pudo hablar, se dió perfecta cuenta de su estado y recordamos cuando su compañero y amigo el doctor Coronado trataba de engañarlo con respecto a su situación, cum- pliendo la misión humanitaria del médico ante los moribundos que hizo exclamar en ocasión semejante a Margarita de Gautier “Gracias, Doctor. Su obli- gación de usted es animarme. No se debe mentir; pe- ro Dios permite a los médicos que engañen a sus en- fermos para consolarlos””, pues bien, al decirle el doc- tor Coronado: “Maestro, eso no es nada, pronto lo veremos en la Facultad”, él le contestó: “Maestro lo fuí, ya esto terminó”.

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De modo que si como dicen, no puede haber gusto más grande en ese trance hacia lo desconocido que fi- jar en nuestra retina como última impresión terres- tre la silueta de nuestros seres queridos v la escena que más hemos amado, al Profesor Cow,ey hasta en esto lo complació la Divina Providencia, ya que él que tanto amaba el pasado y su tradición tuvo como es- cena de su muerte el cuadro que va hoy es difícil de encontrar de aquellos jefes de familia de antaño en nuestra Cuba, que exhalaban el último suspiro ben- diciendo con la señal de la Santa Oruz, no sólo a sus familiares queridos que rodeaban su lecho, si no ahi- jados, discípulos v criados que en aquellos tiempos sus corazones latían al unísono con los de sus amos, y con ellos derramaban lágrimas de verdadero senti- miento, va que se perdía el protector, el segundo pa- dre, el guía v el sostén de sus vidas, v así fué en efec- to señoras y señores la muerte de este insigne varón que sin ser un fanático había sido educado por sus padres en el seno de la Iglesia Católica, nunca la abandonó sobre-su lecho el San Miguel Arcángel, que la madre piadosamente colocó entre el equipage del joven viajero al dirigirse a París, para que lo prote- Jiera, y así en plena conciencia con la serenidad y re- signación de: deber cumplido y con su entereza admi- rable aún en presencia de la muerte inevitable, ben- diciendo a uno por uno de los allí presentes que de rodillas llenaban el cuarto, elevando las mujeres una plegaria al Altísimo v los hombres fornidos, conte- niendo un solozo que se les escapaba de sus pechos al ver apagarse aquel cerebro prodigioso en una maña- na clara del mes de Mayo, en que nuestra madre na- turaleza hacía reverdecer los árboles y lucir las nue- vas flores como para indicarnos que nada muere de- finitivamente (que fueron ciertas las palabras de Du-

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más hijo “La muerte no existe, es sencillamente una transformación””) aunque no sea más que el recuer- do imperecedero de las virtudes de estos hombres que pasan por la Patria honrandola, enalteciéndola y sir- viendo de ejemplo a las generaciones venideras.

Y ahora, señoras y señores, para terminar, qui- siera poderos explicar las contradictorias emociones de alegría, de temor, de tristeza y de recuerdos que mi espíritu conturbado, siente en esta noche para memorable e inolvidable. en que comparezco ante es- te selecto auditorio en el que veo tantas caras queri; das; pero en que noto también la ausencia de seres que en balde busco a mi alrededor; d- uno de ellos os he hablado ya, mi padre, y dos her. nos del alma, Eduardo Echarte y Martos y Mario Franca y Al- varez de la Campa, compañeros caídos al principio de la lucha, que tanto prometían y que aunque no fuera más que por su juventud, derecho tenían a estar aquí y cuya memoria más viva cada día, me ha parecido siempre que me obliga a trabajar por tres, porque mis triunfos, suyos son también, va que juntos labramos los cimientos de mi edificio médico. Pues bien, señoras y señores, ya que venís aquí como a sancionar con vuestra presencia este acto de mi recepción de académico y que si como es lógico esperábais que mi discurso estuviera a la altura de los que aquí me han precedido desde la fundación de esta Academia por el eximio patricio don Nicolás José Gutiérrez, y si os empeñáis en aqui- latar sólo por lo que acabo de demostrar esta noche tan difícil de saiir airoso dada la situación de mi es- píritu, la razón de mi elección y de mi consagración entre los intelectuales de mi patria, permitid al me- nos que si no lo merezco a vuestro juicio, se me ofrez- ca como tributo a mis esfuerzos por ser útil a mi país

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va mis ardientes deseos de emular a los insignes va- rones que muertos unos v vivos otros, se preocuparon o se preocupan por el bienestar de la patria y la ele- vación de su cultura.

He dicho.

DISCURSO DE CONTESTACIÓN AL DE INGRESO COMO ACADEMICO DE NUMERO DEL DR. RAIMUNDO DE CASTRO Y BACHILLER

Por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá.

(Sesión extraordinaria del 17 de diciembre de 1919)

Si en toda ocasión ha sido grata y honrosa la ta- rea de dar la bienvenida a un nuevo colega, en esta lo es para doblemente por tratarse del hijo de uno de mis más respetados y queridos maestros y por évocar en su Elogio la memoria de otro a quien me unieron lazos de indestructibles recuerdos.

Cuando en los finales de mi carrera estudiantil cursaba en nuestra querida Universidad de la Haba- na los dos cursos de clínica médica, tuve la dicha de ser discípulo de aquel gran clínico que se llamó Rai- mundo de Castro y Allo, figura prestigiosa de nuestro mundo médico, y que sin ser orador ni eseritor supo inmortalizar su nombre transmitiendo los vastos co- nocimientos que poseyera a sus numerosos discípu- los y su corrección profesional a sus compañeros, pues no había consulta de importancia ni caso difí- cil en que no se pusieran a contribución unas y otras cualidades. De figura distinguida, de carácter bon- dadoso, de conocimientos profundos en la ciencia de Hipócrates, sabía inspirar confianza a sus clientes y un respetuoso cariño a sus compañeros. De aquel gru-

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po constituído por Félix Giralt, por Joaquín G. Lie- bredo, por Antonio Díaz Albertini, por Vicente Be- nito Valdés, etc, para no hablar más que de los muer- tos, pues al citar nombres de vivos pudieran sentir- se lastimados algunos de los pseudo sabios que pade- cemos, constituía el Dr. Raimundo de Castro una de las más firmes columnas; y si su actuación en la vida públea era en todos conceptos honorable, en la santi- dad del hogar, en la intimidad de la familia, unifica- ba con la bondad y el cariño a los suyos, los sacrifi- cios que imponía un nombre inmaculado y el conoci- miento exacto del medio en que se desenvolvía. Patriota verdadero, emigró cuando las dos últi- mas guerras por nuestra independencia, y a su regre- so finalizada la de los tres años, tuvo necesidad de re- doblar su trabajo para sostener a su familia en el mismo nivel social a que la tenía habituada y para poder sufragar los gastos originados por la vida y los estudios en la Universidad de Columbia, New York, de nuestro nuevo compañero—, pues aunque esto no ha querido darlo a conocer su hijo, yo debo hacerlo público en estos momentos, porque honra la memo- ria de mi maestro y enaltece la labor de nuestro nue- vo colega.—Pues bien, señoras v señores, en aquellos momentos solemne en que Cuba entraba en el con- cierto de las naciones, con su conquistada libertad, el Dr. Castro, que se daba perfecta cuenta de su en- fermedad, le hizo ver a su hijo Raimundo que, aun- que en aquellos instantes constituía para él un ver- dadero sacrificio la continuación de sus estudios en Columbia, debía continuarlos allí por dos razones: La primera porque estando el país en completa trans- formación había que reedificarlo todo, comenzando por nuestra antigua y querida Universidad, la que tenían que poner al nivel de los adelantos de la época,

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y que eso llevaría tiempo, por lo menos, el preciso para terminar su carrera; pues aunque el profesora- do existente, vigorizado con la nueva savia de los que entrasen era más que suficiente para que cualquiera se sintiese orgulloso de ser su discípulo, ellos nada podían contra la falta del material necesario, que no podía improvisarse y que en Columbia sobraba; y la segunda mucho más importante que la primera, pues pinta bien el carácter del padre, era que ya iba logrando con éxito el curso de sus estudios en tierra aunque hospitalaria extranjera, era preferible con- tinuarlos allí, porque él quería ante todo hacer de su hijo un hombre, y para eso nada mejor que dotarlo con la conciencia de su propio valer, y que aquí, por más que trabajara como estudiante, sus éxitos po- drían estar velados en su fuero interno por la duda de que el nombre que llevaba le sirviera de salvo con- ducto, al paso que en tierra extraña, sin amigos, y siendo uno del número inmenso de estudiantes, sa- bría que sus éxitos o sus fracasos dependerían única y exclusivamente de su propio esfuerzo. Estos votos del padre cuando la vida escolar del hijo se cum- plieron después en su vida profesional, pues desgra- ciadamente la muerte hizo desaparecer la protectora sombra paterna en los difíciles momentos del comien- zo de su práctica médica; así que el nueva académi- co debe su posición y sus prestigios a sus propios méritos, como quiso su progenitor y no a la influen- cia ejercida por el nombre de aquel.

Evoca el Dr. Castro en su Elogio del doctor Luws María Cowley, la memoria de otro de mis más que- ridos maestros, y si la exageración llevada al fanatis- mo, por la exactitud y por el cumplimiento de lo que entendía su deber, como dice el Dr. Castro en su dis-' cursb “lo conducía, sin preocuparse ni arrepentirse

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 28"

de aquellos actos suyos que causaban a compañeros, amigos y discípulos contrariedades o descalabros en sus afanes v desvelos, ciego en lo que él creía de ley, con la espada de la justicia en la mano segando zar- zas, pero a veces mieses”” interpuso entre los dos, tor- mentosa nube preñada de tempestad, con motivo de mi grado de doctor, por eso mismo, disipada aquella, puedo apreciar mejor que nadie su grandísimo valer v puedo hablar con tanta autoridad como el que más de aquel insigne higienista.

Compañero de estudios de mi padre en París e íntimo amigo del amigo íntimo de mi casa, del médi- co que cerrara los ojos a mi abuela, de mis padres y de mi hermano—el Dr. Claudio André y Serpa—los lazos de afectos familiares me ligaron a él desde mis más tiernos años. Al comenzar mis estudios en la Fa- cultad de Medicina, ocupaba Cowley el puesto de Se- cretario y por eso la autorización para obtener hue- sos humanos en el cementerio, con los cuales estudié osteología, lleva su firma; desde el segundo año hasta el sexto de la licenciatura figuró como juez en casi todos mis tribunales de examen; me explicó en el ter- cero la higiene privada y en el último la pública, continuando en el año del doctorado la ampliación de esta asignatura; fué uno de los cinco jueces de mi grado de doctor, renunciando, por las desagradables circunstancias que rodearon aquel acto, a preguntar- me en la defensa de mi tésis, pero pidiendo antes que ninguno el sobresaliente que unánimemente me otot- garon. Luego... hicimos las paces, y los antiguos lazos de afecto que antes nos unieran, se volvieron a estrechar de manera tal que en los últimos tiempos de su vida todos los días teníamos que vernos, pues cuando mis ocupaciones no me permitían entrar a saludarlo, atravesaba la calle v subía a mi casa por

288 ANALES DE LA

la noche, para prolongar la velada en mi biblioteca hasta altas horas, sobre todo cuando escribió el Elo- io del Dr. Gonzalo Jorrín y Bramosio, su último trabajo en esta Academia. Unidos trabajabamos en el del Dr. Antonio Oliva, que me dejó sin concluír, por no haber podido obtener ciertos datos que nece- sitaba en la Universidad, y que se proponía conse- guir en las vacaciones de verano del año en que mu- rió. Por este íntimo conocimiento que tengo de la vida de Don Luis, como familiarmente le llamaba- mos, puedo afirmar que el Elogio escrito por el Dr. Castro, es el mejor monumento levantado a su me- moria y que ha tenido la suerte de pintar su retrato intelectual, moral v físico de manera magistral.

Rendido este tributo de veneración a mis maes- tros. hora es va que me ocupe del nuevo académico que desde su unánime elección el 11 de abril de este año, viene compartiendo con nosotros las tareas de esta sabia corporación. Los méritos aducidos para ob- tener nuestros sufragios fueron justipreciados por el Dr. Manuel Ruiz Casabó en su informe del día 14 de febrero, así no me ocuparé de ellos, pero si debo trans- exibir un párrafo del mismo porque señala una carae- terística del Dr. Castro. Dice así: “Debemos consig- nar un rasgo de su carácter modesto, cualidad que heredó de su inolvidable padre y es el siguiente. En anterior convocatoria para otra plaza de académico, concurrió como aspirante y al tener noticia de que a dicho concurso se presentaba otro profesor que él estimaba de mayores méritos y reputación, retiró su instancia dejando el campo libre y sin estorbos, pero no sin la esperanza de aprovechar otra oportunidad, v esta es ella, en la que le fuera posible ser aceptado sin ocasionar perjuicio a otro compañero. ””

ACADEMIA DE CIENCIA) DE Lui LLLDDLAIN LA ad DS

A la generosidad del Dr. Diego Tamayo debe el Dr. Castro la pronta oportunidad de su ingreso, pues enterado de la actitud asumida por nuestro amigo, pidió su pase a la categoría de académico honorario, produciendo así una vacante sin por ello privar a la Academia de sus servicios científicos. Y no tendrá que lamentarse del pasado dado, pues su sucesor sa- brá cumpHr dignamente con los deberes contraídos. Buena prueba de ello viene dando desde su ingreso con la constante asistencia a las sesiones informando cada vez que para ello se le ha designado, y presen- tando en tiempo oportuno su discurso de ingreso, con lo cual da una hermosa lección objetiva a aquellos otros a quienes desgraciadamente hay que recordat- les lo que en la sesión solemne del 19 de mayo de 1877 dijera nuestro desaparecido compañero el Dr. José Rafael Montalvo de que “el título académico no ha de ser una frase hueca que satisfaga ciertas vanida- des, sino el distintivo honroso de deberes libremente aceptados para ser honradamente cumplidos”. (Ana- les des t. IV, p.:41.)

El Dr. Castro trae a esta Academia el aholengo de su tío abuelo el académico de mérito Dr. Vicente An- tonio de Castro y Bermúdez, el de su inolvidable pa- dre Dr. Raimundo de Castro y Allo, el de su tío polí- tico Dr. Juan Bautista Landeta; y en el terreno his- tórico y literario ha recogido los laureles que ciñeran las sienes de su abuelo D. Antonio Bachiller y Mora- les y de sus tíos políticos Néstor Ponce de León y Jo- Gabriel del Castillo y Azcárate, uniéndolos con la modestia que caracterizó a sus tíos Fernando y Se- eundino de Castro y Allo.

Todos estos méritos heredados, con ser muchos, no valen tanto como la tenaz perseverancia que lo ca- racteriza, y que evidencia en su cátedra, en su pro-

290 ANALES DE LA

fesión, en su labor científica, en los libros que ha pu- blicado, el último de los cuales “¿Manual del médico forense -cubano”” escrito en colaboración del digno Director del Necrocomio de la Habana, Dr. Antonio Barreras, que al abrir de par en par las puertas de aquel instituto de investigaciones médico legales ha hecho verdadera obra patriótica, todo esto repito, ' muestran en el Dr. Castro el self made man que por su historia familiar y personal harán de él un verda- dero académico, consciente de sus deberes, y también de sus derechos, que sabrá traducir su labor en gloria de esta docta institución que alborozada lo recibe en su seno como a uno de sus más ardientes y decididos trabajadores.

Recibid, pues, Dr. Raimundo de Castro y Bachi- ller, por mi conducto, el abrazo de bienvenida de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana.

NOTA

Efectuándose la publicación de este número, en una fecha posterior a la que corresponde, es por lo que figura entre los Directores de esta publicación el Dr. Manuel Ruiz Casabó, en sustitución del Dr. Le- Roy, que renunció el cargo, con la aprobación de la Academia en la Sesión de Gobierno de abril 23 de 1920.

La Dirección.

ciones análogas del mundo entero.

Será anunciada tres veces.

Los ANALES se publican recular rmente. Su TRES PESOS ORO por semestre adelantado. En esta publicación aparecen, a más de los tr de la Academia, artículos de actualidades cientí ica progresos obtenidos en las ciencias, de moral e in profesionales, de asuntos históricos, de diversos ] etc., etc. PS TO hos ANALES sostienen numeroso cange con

La Dirección de los ANALES: no se hace solida

Se suplica el cange. E e - Please exchange. A Exchange O: y. P

| [ANALES DB. La : Sirvase dirigir el cange: DEMIA De Cin MEDICAS, Fl I -N ATURALES. DE.

Veuillez adresser les exchanges: HABANA. Cubs a ds E ; HABANA.

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REGISTRADO EN CORREOS COMO CORRESPONDENCIA DE SEGUNDA CLASE

ANALES

DE LA.

Academia de Ciencias Médicas, FISICAS Y NATURALES a

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REVISTA CIENTIFICA

INSCRIPTA EN LA Vas DE LA PRENSA MEDICA DE CUBA”

DIREGTORES

Dr. Mantel AU uatal Dr Carlos de: a Torre

—— Equ Cao aa

TOMO 2 ENERO-MAYO 1920

Toda la correspondencia nde de los ANALES, diríjase al local - ¡ de la ACADEMIA, CUBA 84 A.-HABANA:

Imv. BUENA IMPRESION BERNAZA 55

HABANA

ASS TERNA DESTA PITA CUECA UIT LAS DE INTL AER NADA A IS A A AN A AIDA AS OD RS TIT ALIS TO MERA DIR AI IDA RM A IRA TAE

», PAL AN

1.—Acta de la sesión científica del 9 de octubre de 1919 . 1.—Nota necrológica. El Dr. Abraham Jacoby, (9 de octubre de 1919), por el Dr. Julio J, Arteaga . T!I,—Acta de la sesión científica de 9 de enero de 1920 IV.—El Dr. Vicente de la Guardia y Madan (9 de cmtOR de 1920), por el Dr. Juan Santos Fernández : —Acta neo la sesión científica de 23 de enero de 1920 ce

v

de la Merecaan Legal (23 enero, 1920), por el doc tor Carlos M. Piñeiro des VIl.—Acta de la sesión científica de 13 6 febrero, 1920 > VIIL—Cooperación de la American Chemical Society en el. desenvolvimiento militar e industrial de los Estados Unidos (13 febrero, 1920), por el Dr. Gastón a so Cuadrado . . , PA NR DS ya IX.—Lo qu ceconviene tener presente con los ciegos de ÑO cimiento (13 febrero, 1920), por el Dr. Juan Santos Fernández . . . AE AS X.—Acta de la sesión cióni4ñes AA 27 EODEOrO: 1920 ; XI.—Regulaciones dietéticas en la diabetes (27 febrero de 1920), por el Dr. Octavio Montoro sE XI1T.-—A go no conocido de la vida del fundador de la Adadal mia de Ciencias, Dr. Nicolás J. Gutiérrez (27 febrero de 1920), por el Dr. Juav Santos Fernández . . 5. XITI.—Acta de la sesión pública ordinaria 12 marzo 1920 XIV.—Acuerdos de la Academia (12 de marzo de 1920) .- XV.——Influencia de la dieta sobre el desarrollo fetal (12 Si de marzo de 1920), por el Dr. Julio J. Arteaga XVI.—“Tasación de honorarios en causa por accidente del tra- bajo (12 marzo 1920), por el Dr. Raimundo de Castro XVII.—Idem, ídem, id. (12 de marzo de 1920), por el dde- tor Raimundo de Casio . . e XVIMN.—Idem. ídem, íd (12 de marzo de OS “por el doc: AR tor Jorge Le-Roy Cassá . . E XIX.—Acta de la sesión científica de 26 de marzo de 1920 Ps XX.-—Metabolismo y gestación (26 marzo 1920), por el doc- tor Octavio Montoro E : XX1.—Acta de la sesión ciontífica des Edo octubre e 1920 b XXI[.—Aecta de la sesión púb. ord. de 23 de abril de 1920 . XXIII.—Acuerdos de la Academia, 23 abril de 1920 XXIV.—Informe de la Comisión Dictaminadora sobre las Me- vs morias presentadas en opeión al premio “Dr. Súarez Brúno?” (23 oetubre 1920), por los Dres. Guiteras, EN López del Valle y Ruiz Casabó . . iS XXV.—Balance de Tesorería (23 de abril de 1920), por el doe- tor Manuel Ruiz Casabó . . de XXVI, —Acta de la sesión científica del 14 de mayo de 1920 XXVII.—Consideraciones sobre Sífilis del sistema nervioso cen- e tral (14 mayo 1920), por el Dr. José E. López-Silvero XXVI!.—Un caso de Queratitis herpética febril oeurrido du rante cl curso de la Meningitis cerebro-espinal epidé- ' mica (14 mayo 1920), por el Dr Freo Ma Fernández XXIX.—Dos procedimientos elásicos ds identidad en manchas de sangre y csperma (14 mayo de ES por el 0 24 tor J. Centurión po XXX.—Nota necrológica. El profesor. SF wW. os. Gouley aa mayo 1920), por el Dr. Julio J. Arteaga . 1 XXXI.—Aceuerdos de la Academia pa de Gobierno EE 15 : de mavo de 1920) : LOS E Pe A

»i

Acta de la Sesión Científica del 9 de Detmbre de 1919 %

Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.

Secretario.--Dr. Jorge Le-Roy.

Académizos concurrentes. De número.—Dres. R. de Cas- tro, F. M. Héctor, D. Hernando Seguí, E. Moreno, M. Ruíz Casabó.

Corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Se da lectura al acta de la sesión anterior (13 de junio), la que no pudo ser aprobada por falta del quorum reglamen-

“tario, razón por la que se celebra esta sesión con el carác-

ter de científica.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada y Salida (2).

El Dr. Juan Santos Fernández da lectura a un escrito en el cual manifiesta que dona a la Academia la cantidad de mil quinientos pesos, para que ella los destine a lo que tenga por conveniente.

Pide la palabra el Secretario y hace constar el agradeci- miento de la Academia a su digno Presidente y añade que habiéndole manifestado el Dr. Presno y el Dr. Ruíz Casabó el donativo hecho por el Dr. Santos Fernández, habían acor- dado proponer a la Academia la creación de un Premio, que llevase el nombre Santos Fernández, con los intereses que produjera ese capital, invirtiéndolo desde luego en valores debidamente garantizados, y que de conformidad con lo acor- dado por la Junta de Gobierno, proponía a la Academia la sanción de lo hecho, así como que determinara las condicio- nes de dicho premio. .

El Dr. Santos Fernández se opone enérgicamente a la crea- ción de ese Premio y dice que hace mucho tiempo tenía pre- parado ese donativo, pero que él quería se aplicase a la termi-

(1) Por error de imprenta al tirar el número anterior, y en lo que se refiere a esta acta de 9 de octubre de 1919, quedaron sin publicar en estos ANALES los particulares referentes a la orden del día en dicha sesión; razón por lo que en este número se subsana la

falta con su publicación. LA DIRECCION

(2) Véase la página 137 y siguientes de este tomo.

292 ANALES DE LA

nación de su libro “Recuerdos de mi vida””, que la Academia hebía acordado publicar cuando el homenaje que le ofreció el año 1917.

El Secretario hace constar que como en el escrito del Dr. Santos Fernández no se hacía referencia a ningún objeto determinado, sino simplemente a un donativo que hacía para que la Academia dispusiera libremente de él, por.eso sus com- pañeros de Junta de Gobierno y él habían acordado lo ex- puesto; pero. que ahora que el Dr. Santos Fernández deter- mina de manera expresa lo que él quiere que se haga con ese dinero, retira todo lo dicho.

Los Dres. Hernando Seguí, Héctor y Moreno, intervienen en el debate y manifiestan que tratándose de un donativo hecho por nuestro querido Presidente y que ahora él indica terminantemente el objeto a que quiere destinarlo, se le com- plazca y se dedique esa cantidad donada a la impresión del libro mencionado.

El Dr. Ruíz Casabó, pide que conste en acta la voluntad expresa del Dr. Santos Fernández y al mismo tiempo que se le autorice para volver a reducir a numerario, la cantidad donada, que ya había sido invertida en valores de la Havana Electric Company.

Así se acordó por los presentes, dándose por terminado este asunto.

El Dr. Dominseo Hernando Seguí da lectura a un trabajo sobre el EDEMA DE LA LARINGE COMO COMPLICACION, en el que pasa en revista a todos los estados patológicos en los cuales suele presentarse el edema de ese órgano, y de baso llama la atención a que esos edemas eran considerados antiguamente como de la gelotis, pero eree más correcto no limitar a esa parte del aparato laríngeo el asunto que dis- cute, pues generalmente toda la laringe está afectada. Dis- cute la presencia del fenómeno en la difteria, la tifoidea, la gripe y otras enfermedades infecciosas, y trata sobre los ede- mas laríngeos debidos a los traumatismos, dedicando una buena parte de su trabajo a considerar los edemas por di- ficultades en la circulación de retorno. Por último, encarece el peligro de esta complicación aún haciéndose el diagnóstico oportunamente y hasta aplicándose aleuno de los tratamien- tos más indicados, pues naturalmente no puede ser el mismo para todos los casos. De pasada se refiere también a los edemas laríngeos producidos por la absorción y retención de los yoduros.

El Sr. Presidente felicita al Dr. Hernando Seguí por su contribución y no tomando ninguno de los señores académi- cos la palabra para tratar sobre su trabajo, se la concede al

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 293

A Á

Dr. Julio F. Arteaga, quien presenta una NOTA NECROLO- GICA sobre el académico corresponsal Dr. Abraham Jacobí, fallecido el 11 de julio último.

El Dr. Raimundo de Castro manifiesta que él, que fué dis- cípulo del profesor Jacobí, se congratula de la Nota Necro- lógica que le. acaba de dedicar a su memoria el Dr. Arteaga y en la que ha sabido pintarlo de mano maestra.

El Dr. Santos Fernández manifiesta que conoció al finado el año 1879 y agradece al Dr. Arteaga el recuerdo que ha dedicado al académico desaparecido.

El Dr. Castro manifiesta antes de terminarse la sesión que ha fallecido también recientemente el profesor Lecha Marzo, insigne médico legista y que desea que ya que la Academia se reune por primera vez después de su muerte conste en el acta el sentimiento de la misma por la pérdida que ha sufrido la ciencia y especialmente la medicina legal, con la desapari- ción de tan insigne profesor; pidiendo se le reserve un turno en la próxima orden del día para leer un trabajo dedicado a sti memoria.

Se acuerda de conformidad, y no habiendo el quorum ne- cesario para celebrar la sesión de gobierno, se da por termi- nada ésta pública,

: 2

NOTA NECROLOGICA

EL DR. ABRAHAM JACOBI Por el Dr. Julio F. Arteaga

(Sesión científica de 9 de octubre de 1919) (1).

La Academia de Ciencias de la Habana me hace honor inmerecido, al permitir que presente un tributo póstumo a quien en vida fué figura respeta- ble y venerada del cuerpo médico de los Estados Uni- dos, de Abraham Jacobi que falleció el 10 de julio de este año. £

Para comprender mejor los méritos de Jacobi, se impone conocer su biografía y por eso, a grandes rasgos repetiremos algo de la vida interesante de este verdadero grande de nuestra profesión, y que

(1) Por un error de imprenta dejó de publicarse. íntegro este tra- bajo, que hoy se reproduce.

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hizo diecir a aquel hombre público que se llamó Carl Schurz: “Jacobi: la personificación de la conciencia científica y la personificación de la conciencia cí- vica.”

Hartum, a principios del siglo pasado no sería más que una pequeña aldea alemana a orillas del Weser, pero en ese villorio, el 6 de mayo de 1830, fué donde vió la primera luz Abraham Jacobi, el hijo de un matrimonio judío de humildísima posi- ción. Y allí también fué donde aprendió a leer, es- eribir y contar, cuando no estaba ayudando a sus padres a cultivar la tierra.

Hasta el año 1841 esa fué la vida de aquel niño, que tenía por único patrimonio la persecución injus- ta a su raza, pero entonces pasó a Minden, abando- nando sus quehaceres de campesino, para empren- der estudios comerciales.

Después de estar dos años en Minden, deseoso su padre de probar los adelantos del hijo, lo inseri- ' bió en la Escuela Comercial, pero a los once días de práctica, detrás de un mostrador, un incidente vino a descubrir que el joven Jacobi, a pesar de lo mucho que se critica a los judíos de ser interesados, no servía para comerciante, pues le faltó carácter para exigirle a un comprador, el importe completo de una venta realizada.

Decidido a estudiar carrera, continuó instruyén- dose con bastante provecho, logrando a los diez y siete años de edad, ingresar en la Universidad de Griefswald, en donde se dedicó a los estudios de las lenguas orientales hasta que atraído por Sigmund Schultze, comenzó a estudiar anatomía y fisiología.

Muy estrechos debió encontrar los límites peda- sógicos de Griefswald pues al poco tiempo pasó a Gottingen, al lado del gran Virchow, estudiando con él, anatomía patológica. Sin embargo, al año aban- donó a Virchow en busca de las clínicas de Bonn y de cuya universidad al fin, recibió su título de mé- dico en 1851.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 295

Al pasar a Berlín, donde debía doctorarse, fué detenido por la policía, acusándole de ser un revo- lucionario activo, pues se le probó que tenía y pres- taba libros que estaban prohibidos por el gobierno y además él no negó su amistad con Freiligrath, Marx y otros revolucionarios prusianos del movi- miento de 1848, en el cual prestó sus conocimientos ya adquiridos como estudiante de medicina.

Después de permanecer en la prisión de Colonia durante más de un año, logró ser absuelto de la acusación que se le hizo :----hablar irrespetuosamente del Rey y del Gobierno. Sin embargo, sufrió en Min- den seis meses más de encierro por este delito de lesa majestad.

Afortunadamente en la cárcel de Minden tenía de amigo al alcaide y éste, que admiraba el talento de Jacobi, dejó escapar al prisionero.

Tenía entonces el Dr. Jacobi, veintitrés años.

Por caminos extraviados y temeroso de ser cap- turado huyó a Hamburgo, pero antes logró despe-

dirse, y para siempre, de su desconsolada madre en Hartum.

De allí pasó a Inglaterra aunque desconocía el idioma del país, y después de probar fortuna como médico en diversas ciudades, se convenció que tenía que emigrar, pues casi nadie recurría a él, y dicen que el único que lo llamó no le pagó sus honorarios.

Embarcóse nuevamente. y al llegar a Boston, en- contró allí compañeros de la revolución del 48, pero ni el apoyo de sus amigos desterrados lograba abrir- le paso en su profesión y se sentía fracasado.

En esta época, para no perecer de hambre, se convirtió en escritor y traductor, valiéndose de sus vastos conocimientos linguísticos.

Pero al fin un cambio de suerte vino con un cam- bio de residencia, pues establecido en la ciudad de New York, empezó a hacer clientela, ejerciendo la medicina en general sin intentar ninguna especia-

296 ANALES DE LA

lidad. Tuvo que dedicarse a todo entre la pobre co- lonia judía, hasta que en 1857 por ser ya bien cono- cido entre los médicos, empezó a dedicarse exclusi- vamente a la pediatría su especialidad predilecta, dando a conocer su nombre, con sus conferencias so- bre patología de las enfermedades de la infancia.

En 1868 en el New York Medical College lo nom- braron para desempeñar la cátedra de Enfermeda- des de la Infancia, pero no fué hasta 1870 que la Universidad de Columbia lo nombró Catedrático de la Clínica de Enfermedades de la Infancia.

Desde entonces su reputación fué creciendo:---- todas las principales sociedades científicas, incluyen- do esta Academia que lo hizo Socio Correspondiente en septiembre 25 de 1887 a petición del Dr. C. Fin- lay, otro grande del saber, se disputaron tenerlo en- tre sus socios de mérito, y hasta la Academia de Medicina de París lo hubiera contado como corres- ponsal, de haberlo solicitado, pero él entendía que esos honores jamás debían ser pedidos y otorga- dos; los principales hospitales de New York tuvie- ron en él un clínico sagaz, cuya autoridad siempre respetaban los demás médicos, y hasta la Universi- dad de Berlín en 1895, sin olvidar quizás sus ante- cedentes revolucionarios, se honró confiriéndole el nombramiento de Catedrático de Pediatría, que no quiso aceptar, pues como él decía “ya no se sentía alemán y americano.”

Se le criticaban algunas de sus excentricidades, pero éstas cran hijas de su carácter, y siempres son perdonables en quien, como Jacobi, era un hombre bueno y enciclopédico.

A pesar de su origen judío, tenía una presencia que imponía y atraía. 4

Ha muerto lleno de prestigio bien adquirido, y su fama como médico era envidiable, y especialmen- te como pediatra llegó a ser mundial.

Sus trabajos científicos y sus discursos sobre asuntos de interés general le dieron renombre como

E

A e E a a E. a

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 297

escritor y como orador. De su bibliografía médica basta decir que con sus trabajos sobre su especiali- dad se formaron ocho volúmenes.

Tal era Abraham Jacobi, el descendiente de aque- llos pobres judíos de la pequeña aldea de Hartum, el joven comerciante inepto de Minden, el estudiante revolucionario de las universidades alemanas, el emi- grado fracasado en la Gran Bretaña, y el mismo ju- dío errante que después había de ser en América su primer paidópata y uno de los ciudadanos más ilus- tres de los Estados Unidos.

Los que tuvimos la suerte de aprender algo de ese venerable maestro, y en esta corporación somos varios los discípulos, no podemos menos que lamen- tar la desaparición del hombre tan extraordinario, a quien la adversidad jamás logró abatir y que con frases de aliento animaba siempre a los médicos jó- venes para que siguieran su ejemplo.

¡ Descanse en paz el eminente médico y luchador perseverante!

A

Acta de la Sesión Científica del 9 de Enero de 1920

Presidente.—Dr. José A. Presno, Vicepresidente.

Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy. j

Académicos concurrentes. De número.—Dres.: G. Alonso, Cuadrado, G. J. Benasach, R. de Castro, F. García Cañizares, L. Morales.

Por no existir el quorum reglamentario sólo se celebra esta sesión con el carácter de científica.

Leídas las actas de las sesiones pública ordinaria del 28 de noviembre y extraordinaria del 17 de diciembre de 1919, no pudieron ser aprobadas por la razón arriba expuesta.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—De la Secretaría de Justicia, solicitando infor- me sobre honorarios médicos reclamados por el Dr. Valentín Castanedo.

298 ANALES DE LA

De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando la designación de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 2? (Aritmética 6) de la Escuela Normal de Pinar del Río.

De la misma, ídem, ídem, ídem, para la Cátedra del gru- po 11” (Trabajos Manuales, Mujeres) de la misma Escuela.

De la misma, solicitando la designación de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Trabajos de Análisis de Microscopía y Química Clínica de la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de la Habana.

De la Dra. Teresa Cabarrocas, aceptando, con eracias, la designación para el Tribunal de oposiciones de la Cátedra del grupo 11” de la Escuela Normal de Pinar del Río.

De la Dirección de Justicia, remitiendo un ejemplar de la nueva edición de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

De la Presidencia de la República, invitando a la recep- ción de Año Nuevo en Palacio. :

De la Secretaría de Estado, invitando a la recepción en el Palacio Presidencial del Excmo. Sr. Boaz Walter Long, En- viado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los Es- tados Unidos de América.

Salida.—Al Tribunal Supremo de Justicia, remitiendo in- forme relativo al expediente de jubilación del Sr. Fernando Robert y Matos.

A la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, re- mitiendo informe sobre las palabras “Serobacterina”? y “Bac- terina.?”

A la Secretaría de Justicia, remitiendo tasación de hono- rarios periciales.

Al Sr. Oscar Gispert, remitiéndole informe sobre su soli- citud de patente para purificación de aguas; pero sin que sirva este informe para sentar precedente de ningún género en el asunto.

Al Juzgado Municipal del Sur de la Habana, remitiendo tasación de honorarios en el juicio radicado al número 850 por accidente del trabajo.

Al Juzgado de Primera Instancia del Sur de la Habana, ídem, id. id., en otra causa semejante. a

Al Dr. Jorge Le-Roy, nombrándolo ponente en tasación de honorarios periciales solicitada por la Secretaría de Jus- ticia.

Al Dr. Manuel Ruíz Casabó, nombrándolo para el Tri- bunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 2? (Aritmética 4) de la Escuela Normal de Pinar del Río.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dándole cuenta del anterior nombramiento.

A la Dra. Teresa Cabarrocas, nombrándola para el Tri-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 299

bunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 11” de la Escuela Normal de Pinar del Río.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dándole cuenta del anterior nombramiento.

A la misma, dándole cuenta de haber sido designado el Dr. Manuel Ruíz Casabó para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Trabajos de Análisis de Mieros- copía y Química Clínica de la Escuela de Medicina de la Universidad de la Habana.

Al Dr. Manuel Ruíz Casabó, dándole cuenta del nombra- miento anterior.

A la Dirección de Justicia, acusando recibo, con gracias, del ejemplar de la nueva edición de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Al Dr. Raimundo de Castro, nombrándolo ponente en ta- sación de honorarios solicitada por el Juzgado Municipal del Vedado con motivo del accidente del trabajo sufrido por los obreros Juan Luis García y Joaquín Vidal Quintana; por no haberlo podido despachar el Dr. Guillermo J. Benasach, nombrado anteriormente.

El Secretario manifiesta que el Sr. Presidente Dr. Juan Santos Fernández no podía asistir a la sesión por continuar indispuesto, pero que le había encargado diese cuenta de su trabajo participando el sensible fallecimiento del Dr. Vicente de la Guardia y Madan, Académico honorario, ocurrido el día 29 del pasado diciembre, cuyo trabajo fué leído, acordán- dose enseguida suspender la sesión en señal de duelo.

No existiendo el quorum necesario tampoco pudo celebrar- se la sesión de gobierno, oportunamente convocada.

S ——_ A

EL DR. VICENTE DE LA GUARDIA Y MADAN

Por el Dr. J. Santos Fernández

(Sesión científica del 9 de enero de 1920)

Sr. Presidente: Sres. Académicos:

El día 29 de diciembre de 1919 dejó de existir el Dr. Vicente de la Guardia y Madan que venía desde algunos años arrastrando una vida penosa por prolongada enfermedad, que soportaba con una re-

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signación estoica, y ésta le permitía desempeñar el puesto oficial que servía magistralmente, como in- dicaremos después.

Nadie más autorizado que el que tiene el honor de hablaros, para ocuparse del Dr. Vicente de la Guardia y Madan, al dar cuenta a la Academia, de su fallecimiento, ya esperado. Nos conocimos adoles- centes en octubre de 1878, cuando empezamos jun- tos el curso de ampliación de Medicina que existía entonces. Cursamos después el primer año de Anato- mía, y el segundo lo estudiamos ya en Madrid. En esta fecha, fué mayor nuestra intimidad, cuando ocupábamos ambos un mismo cuarto de estudiante. Ocurrió que el 7 de febrero de 1870 perdió el Dr. La Guardia su excelente padre, y como su hermano mayor que residía con él en Madrid, vino a ponerse al frente de los intereses de la familia, que eran cuantiosos, quedó solo en Madrid, y entonces fué cuando se asoció a mi hermano y a que formába- mos un grupo con otros cubanos, alejados de un sin fin de jóvenes acomodados que la guerra de 1868 había llevado a la Corte y que hacían vida de depor- tes de placeres, muy distinta de la que necesitába- mos hacer los que queríamos obtener una carrera.

La Guardia, conocía a todos aquellos jóvenes de la buena sociedad de la Habana, porque como él, per- tenecían a familias ricas y aristocráticas, y no obs- tante, se asoció a nosotros, que no ostentábamos esos títulos.

Con este rasgo demostró La Guardia, según lo he dicho ya (1) en otros trabajos acerca de su per- sonalidad, dos cosas: de una parte, su carácter sen- cillo y democrático de toda la vida a pesar de su abolengo; y de otra, su verdadero amor a la carrera que abrazó con fe y entusiasmo. Nuestro grupo, era bien conocido de los estudiantes contemporáneos y

(1) ““Crónica Médico Quirúrgica de la Habana, T. XL, p. 479. Enero de 1914, >

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respecto a la dedicación al estudio, no puedo excu- sarme, aun a pique de ser prolijo, de referir el si- guiente episodio: El Conde de Canimar, tío del doc- tor La Guardia, tenía una gran fortuna y residía por aquellos tiempos, ya en París, ya en Madrid. Solía visitar a menudo a su sobrino, y una mañana que lo hizo, el criado que teníamos al preguntarle por La Guardia, le respondió: “El señorito está en el Espital desde que aclaró; los señoritos se levantan muy temprano y van para el Espital, vienen a la carrera a almorzar y vuelven al Espital, y así que comen, otra vez al Espital; no paran de estudiar.”

Tan pronto como el Conde se encontró con su sobrino, le repitió lo que el criado le había dicho, añadiéndole esta broma: “Vamos, ustedes tienen bien aleccionado al criado para que los acredite”; pero si no era tanto como decía el pobre diablo, que nos había tomado mucho cariño y más a La Guar- dia, que era el que corría con los intereses, porque lo teníamos por más metódico, la verdad era, que hacíamos simplemente vida de estudiantes, deseo- sos, fuera de la patria y del hogar, de aprovechar el tiempo. Soy ya, el único superviviente, de los cinco compañeros de estudio.

Después de ser médico, nos trasladamos de Ma- drid a París y seguimos como antes viviendo bajo el mismo techo, nos alojábamos en uno de los hote- les del barrio latino, Hotel du Senat, Rue Tour- non número 7, y he sabido después que vivió en él, de estudiante, el gran fracés Gambetta. En frente tenía su morada el insigne Ricord que no ejercía ya, y aunque cambiamos de capital, tuvimos siem- pre la misma cordialidad.

Antes de dedicarme al estudio de la oftalmolo- gía, mientras estaba en Madrid, consulté a La Guar- dia acerca de si me creía capaz de emprender el es- tudio de la especialidad. Su contestación fué la si- guiente: “aquello que te propongas hacer, lo haces, te conozco bastante.” Si hubiera tratado de halagar

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mi vanidad, atribuyéndome cualidades que tal vez no tenía, hubiera ciertamente dudado de su juicio y Dios sabe lo que hubiera hecho.

Mientras estuvo en París, estudió con amor la obstetricia y fuí testigo del progreso que en esto realizaba. Estaba inscripto en una Clínica de par- tos a domicilio y durante unos meses, le acompañé a intervenir en casos difíciles, bajo la dirección de un hábil tocólogo.

En la Habana, cuando más tarde nos estableci- mos, éramos solteros, y vivíamos juntos en la calle del Prado número 3. El era como siempre el jefe de la casa, el que la amuebló, el que llevaba las cuen- tas, y aún conservo un cuaderno en que está anotado . de su puño y letra, la compra de los primeros mue- bles, de los que aun me acompañan algunos cuadros. No he conocido persona, que se regocijase más, de la felicidad de otro, que La Guardia, lo que quiere decir, que nunca experimentó pena por el bien age- no, tan generalizada en el ser humano.

En los últimos días de julio de 1901, se fundó el Centro General de Vacuna y fué nombrado di- rector del mismo el Dr. Vicente de la Guardia, por el Secretario de Gobernación de entonces, Dr. Diego Tamayo, que lo conocía a fondo. Llevaba pues en este puesto al morir, cerca de dos décadas. Ese Cen- tro tan ventajoso en todos sentidos para la Repúbli- ca de Cuba, se encuentra funcionando de un modo tan satisfactorio como los mejores de su clase, de Europa y América. El aseo, representado por -el agua y el jabón, base general de la asepsia y anti- sepsia ha sido y es un punto esencial en aquel esta- blecimiento, tan útil para la humanidad. Allí en cristales especiales, preparaba el Dr. La Guardia, los tubos y otros envases para contener el virus vac- cinal. La recolección de este virus, la efectuaba y se efectúa, de modo muy especial, siguiendo en un todo, el procedimiento que para el caso empleaba el profesor Degive, del Instituto vaccinógeno de Bru-

>

ARAN

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selas. Se hacen dos recolecciones en la misma terne- ra, una al quinto día (cinco veces en 24 horas) y otra al sexto día, esto es, 24 horas después de la primera recolección. Con este sistema, duplicó el Dr. La Guardia la pulpa de vacuna pura.

En los primeros años fué próximamente, de cin- cuenta gramos o menos para cada animal, y actual- mente, desde 1906, se llega a cien gramos, por tér- mino medio para cada animal.

El virus que se ha suministrado siempre, ha sido bacteriológicamente puro, y con él no sólo se ha va- cunado con éxito en todos los términos municipales de la República, sino que además se envía al ex- tranjero, a los puertos que tienen médicos cubanos agregados a ellos y el éxito se ha demostrado siem- pre favorablemente. La bondad de la pulpa vacci- nal preparada por el Dr. La Guardia, ha sido siem- pre comprobada en varias capitales de Europa y América y es brillante el informe que de la misma dió el Dr. Terni, de Milán, publicado en el Boletín de la Secretaría de Estado. En el largo tiempo que llevaba en la dirección del Centro el Dr. La Guardia, no ocurrió un solo rozamiento con los jefes locales de Sanidad, con los Municipios, con los médicos en general, ni con el público que acude a vacunarse en la oficina. Su bondad era inagotable, y su celo por el cumplimiento de su deber, no tenía límites. La actual epidemia de viruelas, en que fué necesario traer virus del extranjero porque de momento no podía suministrarlo el Centro, pues era considera- ble la demanda para atajar como se ha conseguido la generalización del mal, provocó la agravación de su enfermedad, pues no cesó de trabajar activamen- te, hasta que cayó rendido por el ataque que lo llevó al sepulcro. z

En la Academia de Ciencias, fué el Dr. La Guar- dia un asiduo colaborador antes de que sus males lo invalidasen. Sus trabajos sobre demografía son numerosos y sus informes médico-legales no fueron

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pocos. Ocupó por muy breve tiempo el puesto de Se- cretario General de la Corporación, que abandonó porque él mismo no se consideraba suficiente para las exigencias del cargo.

Fué un hombre tan digno como desgraciado en su vida íntima. Las adversidades que le salieron al paso, se las originó su excesiva bondad, la dulzura de su carácter, su condescendencia.

Después que formamos familia no nos tratamos a diario como antes, pero nada pudo borrar nuestro afecto. La Guardia poco habrá obtenido de mí, pe- ro yo puedo asegurar que en aquellos días, cuando de indecisiones y dudas, éramos estudiantes, mucho debí a su generosidad, a su espíritu elevado y des- interesado, y aun en los primeros pasos del ejerci- cio profesional, supo guiarme y aconsejarme y no me creo deprimido al confesar, que le debo mis pri- meros éxitos profesionales. No he aguardado, a que dejase de existir para consignarlo así, pues hace unos seis años, que el Dr. La Guardia me dió una colec- ción de sus trabajos, diciéndome: Para que los ten- gas a la vista, al dar cuenta de mi fallecimiento en la Academia, cual acostumbras, de este modo no te fatigarás en buscarlos.” En el acto, le respondí : “me ocuparé pronto de dar cuenta de ellos (como lo hice), sino en la Academia, en la Crónica Médico-Quirúr- gica, periódico de que has sido el primer redactor, y aún existe a través de cuarenta años tu recuerdo en él. No puedo esperar a que mueras, por más que tengo la seguridad de que no morirás tan *pronto como crees, pues pudiera suceder, que me marchase yo antes que tú, porque te sobrepaso en edad.”

Después de todo, sus temores eran fundados, porque su naturaleza estaba en extremo agotada.

El Dr. Vicente de La Guardia y Madan fué siem- pre un hombre sincero, útil a la ciencia y a su patria.

Las producciones que más adelante copiamos, lo justifican, y esas no son todas, porque bien sabemos lo difícil que es reunir, no digo los trabajos, los títulos de éstos cuando se ha hecho una vida acti-

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ad

va y si ésta no ha sido corta, como le ha ocurrido al Dr. Vicente de La Guardia, mucho más.

Profundamente apenado al dar cuenta a esta Academia del fallecimiento del compañero digno y del amigo íntimo, experimento no obstante, una eran satisfacción ,al ver que el vendaval de la vida con sus duras rachas de discordias en todas las formas, no ha extinguido aquel afecto nacido en el cuarto del estudiante, que echó raíces en el ejercicio pro- fesional, en el periodismo médico que iniciamos jun- tos, y en la Academia de Ciencias y llegó incólume, hasta que blanquearon nuestras cabezas cmo las al- tas y vetustas cumbres, cubiertas de nieve.

Descanse en paz el ilustre compañero y llegue hasta su tumba, la expresión del respeto de esta Academia, de que fué un día, útil afiliado.

A q AA KXÁXKÁ _ÁKÉÁ

TRABAJOS PUBLICADOS POR EL DR. VICENTE DE LA GUARDIA Y MADAN

1—Del parto y de la intervención facultativa en las Posicio- nes Oceipito posteriores, año 1876.

9—Estadísticas Demográficas de la ciudad de la Habana, años 1887-1888.

3—Algunas consideraciones relativas a la Fiebre Tifoidea en la Habana, año 1887.

4 —Estadística Demosráfica de la ciudad de la Habana, que comprende los seis primeros meses de año 1888.

5—Idem, id, de ídem id., segundo semestre del año 1887.

6—Heridas de revólver: condiciones de la intervención, 1888.

7—Herida del cráneo; abceso cerebral, año 1888.

8—La fiebre amarilla y su nuevo tratamiento, año 1888.

9— Estado mental de un procesado. Informe médico legal, año 1889.

10—Consideraciones demográficas relativas al mes de agosto, año 1889.

11—Estadística demográfica de la ciudad de la Habana, que comprende los seis primeros meses de 1889.

12—Idem, id. id. que comprende el segundo semestre del año 1889. |

13—Consideraciones demográficas relativas a la ciudad de la Habana, año 1889.

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14—La mortalidad en la Habana, año 1889.

15—Del empleo de la maleína para el diagnóstico del muermo (traducido por el Dr. Vicente de la Guardia, Trabajo.) ““Crónica Médico- Quirúrgica de la Habana,”” año 18983.

16—Método para la preparación del Virus Vaccinal que sigue el Laboratorio de vacuna del Departamento de Sanidad en la ciudad de New York (traducción del Dr. Vicente de la Guardia), año 1894.

17—Higiene Pública: Enfermedades contagiosas: Difteria, Es- carlatina, Sarampión (trabajo traducido por el Dr. Vi- cente de la Guardia), año 1898.

18—¿Puberculosis y alimentación (trabajo traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1898.

19—Estadísticas Demográficas de la ciudad de la Habana, 1890.

20—Idem, id., id, año 1891.

21—La Leche, estudio de higiene pública, año 1893.

22—Estadística sanitaria de la ciudad de la Habana, año 1893.

23—La higiene en Noruega (Trabajo traducido por el Dr. Vi- cente de la Guardia), año 1900.

24—Algunas consideraciones relativas a la ciudad de la Ha- bana, año 1900.

25—La mortalidad en la Habana, año 1900.

26—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, agosto y septiembre, 1901.

27—Idem, id., id., octubre y noviembre, año 1901.

28—Algunas consideraciones generales acerca de la propaga- ción de la tuberculosis pulmonar, sus causas y medios, . año 1897.

29— Reglamentación del resultado de la vacunación obligato- ria en la Alsacia-Lorena (Trabajo traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), noviembre, año 1902. ,

30—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, enero y febrero de 1902.

31—Idem, id., id., año 1902.

32—Conducta que debe seguirse en una localidad cuando apa- recen casos de viruela, difteria o escarlatina (Trabajo traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1903.

33—Práctica de la vacuna por el Dr. Kelsh (traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1902.

34—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, año 1903.

35—Medicina Veterinaria: La tuberculosis bovina : Incubación. Edad de las lesiones (Trabajo publicado por el Dr. Vi- cente de la Guardia), año 1903. :

36—Ley de Vacunación en Alemania: abril 8 de 1874. Berlín. Presentado en la Exposición de San Luis, Estados Unidos de América, año 1904. 37—La vacuna, notas prácticas, año 1905.

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38—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, año 1904.

39—Rápida purificación de la Vacuna Anti-Variolosa, 1905.

40—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, año 1906.

41—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, año 1907.

42—La leche y sus relaciones con las enfermedades infeccio- sas (traducido por el Dr. Vicente de la Guardia, 1908.

43—Valor profiláctico de la vacunación (Traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1908.

44—Centro General de Vacuna de la Isla de Cuba, año 1908.

45—Leyes y Reglamentos concernientes a la Administración Veterinaria en Noruega (Traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1908.

46—Medidas para prevenir la introducción y el desarrollo de la plaga peste bubónica (Traducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1908.

471—Valor profiláctico de la vacunación por el Dr. Henry S. Mathewson (Traducido por el Dr. Vicente de la Guar- dia), año 1908.

48—Vacunación Anti-variolosa, por el Dr. E. Sacquepee (Tra- ducido por el Dr. Vicente de la Guardia), año 1909.

49—Higiene Pública: Enfermedades contagiosas de Viruelas.

50—Higiene Pública: sobre fiebre amarilla, publicado en la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana.

51—Higiene pública contra la tuberculosis, trabajo publicado en la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana.

52—La tuberculosis pulmonar (traducido por el Dr. Vicente de la Guardia).

53—La desinfección por Formaldehido.

Acta de la Sesión Científica del 23 de Fnero de 1920

Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.

Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De número.—Dres. J. P. Ala- cán, G. Alonso Cuadrado, G. J. Benasach, J. A. Valdés Anciano.

Por no existir el quorum reglamentario sólo se celebra esta sesión con el carácter de científica.

Leída el acta de la sesión anterior (9 de enero) no pudo ser aprobada por la falta del expresado quorum.

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Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—De la Sociedad Cubana de Derecho Internacio- nal, solicitando el salón de actos de la Academia para cele- brar sus reuniones los días 26, 27 y 28 de enero de 1920.

De la Asociación de Pintores y Escultores, solicitando los salones de la Academia, como en años anteriores, para celebrar el Salón Nacional de Bellas Artes durante los últimos días de enero y parte de febrero.

De la Secretaría de Estado, invitando a la Academia pa- ra la recepción en audiencia pública de S. E. William A. F. Erskene, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de S. M. Británica, el 28 de enero.

De la misma, suspendiendo el acto anterior por indisposi- ción del Sr. Ministro y manifestando que oportunamente se avisará la nueva fecha de la recepción.

De la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, solici- tando transferir los días pedidos y cedidos por esta Academia, para fines de febrero en que se efectuará la cuarta reunión anual de dicha Sociedad.

Salida.—Al Presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, concediéndole el salón de actos de esta Acade-

mia para celebrar sus reuniones los días 26, eN y 28 de enero de 1920.

El Dr. Gastón Alonso Cuadrado cede su turno al distin- guido compañero que nos visita, Dr. Carlos M. Piñeiro, quien da lectura a un extenso y bien documentado trabajo que titu- la ““La responsabilidad criminal desde el punto de vista de la Medicina Legal”? en el que comienza por hacer profesión. de fe en la escuela positivista, negando en lo absoluto el li- bre albedrío, y concordante con estas ideas filosóficas, después de pasar en revista numérosos hechos de individuos anor- males, y de hacer la crítica de nuestra legislación vigente en materia penal, concluye proponiendo las reformas que estima necesarias para el tratamiento de los delincuentes.

Sometido a discusión, el Dr. Le-Roy manifiesta, que ya que sus otros compañeros no han usado de la palabra, él lo hará para felicitar y alentar al Dr. Piñeiro por su interesante trabajo , en el que demuestra haber recorrido numerosa lite- ratura relacionada con el asunto; pero que difiere en algunos puntos esenciales de las ideas sustentadas. Comienza por sen- tar lo que son los actos humanos, y cómo hay que considerar mm ellos: 1? el objeto en que terminan; 2?, el modo de prodn- cirse, y 3% la naturaleza del fin que se propone el agente. Respecto a la manera de producirse los actos humanos. los divide en espontáneos y libres, es decir, producidos sin deli-

2

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beración y producidos previa deliberación, dividiendo los pri- meros, a su vez, en instintivos y habituales. Se ocupa ense- guida de la voluntad, o sea la facultad de querer, o sea de tomar una resolución o de determinar alguna cosa; de la actividad, que es la facultad de obrar o de ejecutar los actos resueltos por la voluntad; y de la libertad, que es la facultad de elegir y obrar después de haber deliberado.

Hace notar a la vez que la mayor parte de los ejemplos citados por el Dr. Piñeiro pertenecen a individuos anormales, y por tanto carentes de voluntad absoluta; pero le recuerda esta manera de proceder el modo con que proceden los que parten de ideas preconcebidas, como resulta en muchos tra- bajos antropológicos y criminológicos de determinadas es- cuelas, que en lugar de estudiar el mayor número de hechos posibles, “el bosque de los hechos””, que diría Platón, buscan, por ejmplo, ciertos estigmas de degeneración entre los locos o los ciminales, sin buscarlos en el total de la población, y de ahí ciertas contradicciones que se advierten en algunos de los problemas tratados, v. g. en el de los dipsómanos, klep- tómanos, etc.

En cambio se complace en estar completamente de acuer- do con su distinguido amigo el Dr. Piñeiro, en lo que al pe- ritaje se refiere, pues una de dos: si se consulta a la concien- cia es para seguir sus dictados o si es de la libre elección del magistrado juzgador de la determinación de la responsabi- lidad o irresponsabilidad del acusado, entonces huelga por completo el recurrir al dictamen pericial. Debe ser sometido al juicio médico todo asunto de esta naturaleza o debe exi- girse de los que administran la justicia los conocimientos médico legales de que casi siempre carecen.

Entre la numerosa concurrencia de jueces y magistrados que asisten a esta sesión pide usar de la palabra el letrado Sr. Pereda y hace una elocuente defensa del Código Penal, sobre todo en su artículo 1?, manifestando que caben per- fectamente dentro de sus prescripciones la doctrina del libre albedrío y las del determinismo; defiende igualmente la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Dice que el Derecho tiene por objeto la defensa de la libertad y consecuente con esta doc- trina expone la necesidad de defenderse contra los actos de- lietivos, aunque sean cometidos por anormales; no estando conforme conque sean los médicos los que dietaminen sobre la responsabilidad o irresponsabilidad por las diferencias de criterios que sustentan sobre una misma cuestión. Mientras la sociedad no evolucione, no podrán ser aplicados los pa cipios defendidos en la tesis que argumenta.

El Dr. Piñeiro manifiesta que el Dr. Le-Roy se ha mostrado

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clásico puro, y conforme a esta escuela ha expuesto sus doc- trinas y en cuanto al Dr. Pereda, después de agradecerle vi- vamente sus observaciones se permite recordarle que de la misma manera que si para construir un puente o levantar un edificio se recurre al ingeniero y para resolver un pleito se recurre al abogado, para juzgar de la normalidad o anorma- lidad de un individuo ha de recurrirse al médico. El aboga- do no es psiquiatra. Respecto a que el artículo 1? del Código Penal encaja en las dos escuelas no se atreve a discutir, pero el hecho es que los comentaristas se deciden por el eriterio del libre albedrío. Por último, en cuanto a que los médicos son hombres y por tanto falibles, y que difieren a veces sus juicios respecto de un mismo asunto, le recuerda a su digno argumentante que los magistrados con mucha frecuencia formulan votos particulares, es decir, que en un mismo particu- lar sustentan criterios opuestos.

Concluye reiterando a la Academia las gracias por haber- le proporcionado esta oportunidad de presentar un trabajo y a la distinguida concurrencia por la atención que le ha pres- tado con su asistencia.

Siendo muy avanzada la hora y no habiéndose reunido el quorum necesario para celebrar la sesión de gobierno, se dió por terminada ésta científica.

LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL DESDE EL PUNTO -— DE VISTA DE LA MEDICINA LEGAL

Por el Dr. Carlos Manuel Piñeiro

(Sección científica de 23 de enero de 1920)

En muchas ocasiones he proyectado dar a cono- cer, ya en la prensa, ya en las sociedades científicas, observaciones clínicas, experimentos más o menos interesantes u opiniones personales sobre diversos asuntos; pero juzgando serenamente mi labor, la he considerado siempre indigna del honor de ser leída o escuchada por mis ilustrados compañeros y sabios maestros y he desistido de mis primeros pro- pósitos, esperando otra oportunidad en que me fue- ra dado ofrecerles un fruto más jugoso, más origi-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 311 nal, más merecedor, en fin, de la publicidad. De aquí que, por orgullo o por modestia, rara vez ocu- la atención de mis compañeros, con trabajos míos. La invitación de amigos cariñosos que, conocien- do mis opiniones sobre la responsabilidad criminal, me impusieron con benévolas sugestiones la tarea de ordenarlas y condensarlas en una conferencia, me hace venir a esta culta asamblea, con el ánimo lleno de dudas y de temores, a dar lectura a estas cuarti- llas, confiando en que si mis oyentes no las estiman merecedoras de la bondadosa atención que le pres- tarán, sabrán disculpar al autor material de ellas y hacer recaer toda la culpa sobre aquellos que, en realidad, resultan ser sus autores por inducción.

ES e *

Antes de entrar en el estudio de la responsabili- dad criminal desde el punto de vista de la Medicina Legal, se hace necesario fijar determinados concep- tos que son, indudablemente, las bases sobre las cua- les ha de levantarse un trabajo de esta naturaleza. Ante todo, debemos hacer nuestra profesión de fe en materia de doctrinas penales. No apreciarán del mismo modo la responsabilidad criminal, quienes se mantengan apegados a la escuela clásica y quienes estén convencidos de la razón que asiste a la moder- na escuela positivista, con sus múltiples variantes. Para la escuela clásica, “el hombre es libre en sus resoluciones; dueño de obrar o no obrar y, por lo mismo, responsable de sus acciones, que siempre se reputan voluntarias.” Para la escuela positivista, “los criminales vienen al mundo con una tara here- ditaria o defectuosamente organizados,” admitién- dose por muchos, Von Liszt a la cabeza, que además de esa “idiosinerasia psico-fisiológica” del agente, que pudiéramos considerar como causa predisponen- te de la criminalidad, deben tenerse en cuenta las relaciones sociales que rodean al agente, “el medio social,” que obraría como causa determinante.

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Como consecuencia natural de estas diversas ma- neras de considerar el crimen y su agente, surge una discrepancia evidente en el concepto de la res- ponsabilidad y de la pena. Los clásicos siguen dos vías: las teorías absolutas y las teorías relativas. Son teorías absolutas aquellas que ponen el funda- mento y el fin de la pena, únicamente en la natura- leza absoluta de la pena misma y, por consiguiente, no van más allá de la pena: se castiga porque se ha

pecado, (guia peccatum est) porque la pena es jus- ta en sí; se castiga independientemente de la utili- dad que puede derivarse de la pena; la caracterís- tica común y predominante en tales teorías es el concepto de la retribución de mal por mal, por lo que los alemanes las denominan “teorías de la retri- bución,” y a la pena, “pena retribución.” Es la idea de venganza en su aspecto más brutal y feroz. Son teorías relativas las que atribuyen a la pena un fun- damento y un fin político o de utilidad: se castiga para que no se peque, (ut ne peccatur) y la pena se adopta porque es útil, como intrumento de un inte- rés y una utilidad sociales; es medio encaminado a conseguir la seguridad y la felicidad colectivas. Así expuestas, pudiéramos decir que son las “teorías de la amenaza”; pero en la práctica, las penas se apli- can no sólo para que la amenaza de ella aleje del *

delito a otros que pudieran incurrir en él, para que los delincuentes sean puestos en la imposibilidad fí- sica de dañar, y para obtener el mejoramiento del delincuente, volviéndolo socialmente idóneo; sino también para que el recuerdo de la pena sufrida por un delincuente se convierta para él en mitivo que lo aleje de nuevos delitos, propósito que se quiere obtener haciendo dolorosa la estancia de los delin- cuentes en las cárceles y presidios. De manera que la pena, al presentarse vestida con un fin de utili- dad social, no pierde por ello el carácter de venganza que con toda desnudez se muestra en las teorías

absolutas.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 313

_ La escuela criminal positivista tiene por obje- tivos: en el campo práctico, la disminución del nú- mero de delitos, de la criminalidad; y en el campo teórico, para conseguir el fin práctico, el estudio con- creto del delito, no como abstracción jurídica, sino como un hecho natural; y estudia, no sólo el delito en sí, sino también el delincuente y el medio social para conocer la influencia que sobre aquel ejerce, en cada caso. Así ha podido, sobre estos cimientos, edificar Ferri su teoría de los sustitutivos penales, según la cual, como su nombre ya lo indica, se trata de sustituir las penas por medidas políticas y. socia- les adoptadas para prevenir los delitos, conociéndose sus causas.

Pero esta escuela criminal positivista, al llegar a la aplicación práctica de sus doctrinas, no ha po- dido desprenderse del atavismo que la liga al pasado o ha olvidado doctrinas intermedias, como el correc- cionalismo, que son las únicas aceptables para los que niegan la existencia del libre albedrío. Ferri, por ejemplo, admite cinco categorías de delincuen- tes: locos, natos incorregibles, habituales o por cos- tumbre adquirida, de ocasión y por pasión. “Una vez—dice—que se haya fijado la relación causal en- tre el agente y el acto, o el imputado demuestra que los motivos del acto eran legítimos y entonces existe el único caso en que en nuestro sentir se puede pedir y discutir la absolución del imputado, o se prueba, por el contrario, que los motivos determinan- tes fueron antisociales y antijurídicos y .entonces no hay razón para los fantásticos duelos, a veces grotescos, entre la acusación y la defensa, para ob- tener una absolución que se ha hecho imposible, cualesquiera que sean las condiciones psicopatológ1- cas del acusado” (1).

Von Liszt reparte los criminales en tres catego- rías: los normales, a los que alcanza la pena en toda

(1) Ferri. “Los Nuevos Horizontes. ??

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su plenitud, porque ellos se determinan normalmen- te según los motivos; los anormales, locos, imbéci- les, etc., que no pueden ser objeto de una sanción penal porque no se determinan normalmente según los motivos, pero que deben ser recluídos para su curación en lugares apropiados; los defectuosos anormales, alcoholistas, epilépticos, etc., que son im- perfectamente responsables, porque se determinan imperfectamente. Esta clasificación es una conse- cuencia de su teoría de la normalidad, llamada nota- bilísima por Florian (2), según la cual “es respon- sable aquel que se determina normalmente según los motivos. |

No podemos comprender cómo, desechada la creencia en la existencia del libre albedrío, se puede seguir admitiendo la idea de la pena o castigo. Si un individuo realiza un acto como reacción indivi- dual por la influencia de un estímulo del: medio, la sociedad tendrá el derecho de defenderse, de prote- gerse contra sus reacciones antisociales, como ze de- fiende y se protege contra el varioloso y el apestado, pero nunca el de castigarlo o penarlo porque su con- dición antropológica lo haya hecho determinarse en un sentido o en otro, sin que pueda justificarse la medida punitiva con el pretexto, que cae de lleno dentro de la teoría del libre albedrío, de que el suje- to era capaz de determinarse normalmente según los motivos. Si los actos humanos son reacciones pro- vocadas por estímulos del medio, ¿será posible cas- tigar a un hombre que comete un delito, cuando su reacción antisocial o delictuosa no pudo tener otras causas que los estímulos del medio y la condición reaccional, permanente o transitoria, en que se ha- llaba al realizar el acto? En presencia de un impu- tado sólo cabe una de estas dos resoluciones: absólu- ción, si se estima que ha habido motivos suficientes para su determinación; reclusión en lugares ade-

(2) Florian. *““Tratado del Derecho Penal. ””

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 315 cuados, si faltaron motivos suficientes, no como cas- tigo por el hecho que ha realizado, sino para prote- ger a la sociedad contra sus posibles agresiones y para intentar, por lo menos, su reforma, estudian- do en cada caso las causas antropológicas o mesoló- gicas que lo hicieron reaccionar de manera anti- social.

Para nosotros, entre dos individuos que reaccio- nan de distinta manera a impulsos de un mismo es-

tímulo del medio, no hay más que una diferencia anatómica.

* * *

Sentados estos principios, que constituyen nues- tro credo científico en la materia, vamos a tratar de mostrar cual es, y cual debiera ser, la intervención de los peritos médicos en cuanto a la responsabili- dad criminal, dentro de nuestras leyes penales, ex- poniendo más tarde las reformas que en éstas de- bieran intrcducirse para ajustarlas a los conoci- mientos aportados por la ciencia en estos últimos años.

Nuestro Código Penal, promulgado para Cuba en 1879, es el mismo que se promulgó en España en 1848, aunque con algunas modificaciones que en nada alteraron su concepto de la responsabilidad; vivimos pues, en cuanto a leyes penales, a princi- pios del siglo XIX. El artículo 1” es de un clasicis- mo que espanta: “Son delitos o faltas las acciones y omisiones voluntarias penadas por la ley.” Y pa- ra no dejar dudas acerca de esa voluntad, necesaria para que una acción constituya delito o falta, agre- ga que “las acciones y omisiones penadas por la ley se reputan siempre voluntarias, a no ser que conste lo contrario.” De manera que “la imputabilidad o la responsabilidad penal—comenta el Dr. Angel C. Betancourt—descansa originalmente en la voluntad del agente a realizar el acto que constituya acción u omisión punible o determine directa y natural-

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mente un daño previsto y castigado por la ley; vo- luntad que la dicha ley supone siempre, a no ser que conste lo contrario” (1).

Aunque este concepto de la responsabilidad eri- minal está clasificado dentro de las teorías de la voluntariedad, que pretenden “no negar el libre al- bedrío, sino considerarlo extraño al derecho penal y a sus relaciones jurídicas” (2) no es posible ocul- tar que reconoce al hombre, libre en sus resoluciones, dueño de obrar o no obrar, deduciendo de ello la responsabilidad de sus acciones, con lo cual se coloca francamente dentro de las escuelas clásicas, que sos- tienen ese principio.

Lo que más nos sorprende en este asunto, es la ratificación de esos principios en 1903, en un pro- yecto de Código Penal presentado a nuestra Cáma- ra de Representantes por un grupo de sus miembros, abogados ilustres casi todos, en que se reproduce exactamente este artículo fundamental (3), como si el referido Código mereciera en realidad las pala- bras laudatorias que con sentido irónico le dedicara Don Luis Silvela diciendo: “es orgullo de los espa- ñoles y envidia de los extranjeros” (4).

Siendo la voluntad del agente elemento indispen- sable para la responsabilidad penal, la falta de esa voluntad supone, naturalmente, la irresponsabili- dad del agente; vamos a ver en qué casos, dentro del círculo de nuestro estudio, reconocen nuestras leyes esa falta de voluntad.

El artículo 8* de nuestro Código Penal, dice: “No delinquen y por consiguiente están exentos de res- ponsabilidad criminal: 1”, el imbécil y el loco, a no ser que éste haya obrado en un intervalo de razón.” Aunque alguna vez hemos leído que “en un tiempo

(1) Betancourt. Código Penal... con notas aclaratorias.

(2) Martínez. Lecciones de Derecho Penal. Vol

(3) De Castro. La Criminología ante la Medicina Legal.

(4) Silvela (Elías Visllú). El Código Penal y el Sentido Común.

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la ciencia psiquiátrica y la criminología estaban identificadas, pues por largo espacio de tiempo el demente era considerado como medio hermano del criminal” (1) no hemos podido encontrar los fun- damentos de esta afirmación. Por el contrario; “en los tiempos del paganismo, anteriores a Grecia y Roma, el loco era considerado como un visitado por las divinidades y, por tan excelsa fortuna, poco me- nos que adorado y temido; tanto es esto cierto, que la epilepsia se llamaba morbus sacro” (2). Sin de- tenernos en este punto más de lo necesario, no po- demos dejar de consignar lo que dice Laget, ilustre magistrado francés, respecto a ello: “La exención de pena a los actos del loco, se halla en todas las le- gislaciones penales, antiguas y modernas, compren- diendo entre ellas la ley romana” (3). En efecto, en el Digesto del Emperador Justiniano, se lee: “Si el infante o el furioso diesen muerte a alguno, no se obligan por la ley Cornelia; porque al uno lo excusa su inocencia y al otro la infelicidad de su destino.” (Fati infelicitas excusat) (4).

.Pero volviendo al artículo citado, obsérvese que es preciso determinar: 1”, si el imputado es imbécil o está loco; 2”, si en este último caso no obró en un intervalo de razón. No parece posible ofrecer un criterio más restrictivo, ni crear más dificultades al perito médico, que el criterio que ofrece y las di- ficultades que crea ese artículo de nuestro Código. Sin embargo, la jurisprudencia sentada por nuestro Tribunal Supremo va aun más lejos en ese camino. Según ella no puede suponerse loco a un reo porque “padecía de ataques de nervios” (5) nia una mu- jer porque “padecía de ataques de histerismo” (6).

(1) Diario de Sesiones de la Cámara. Vol. III. Núm. 25. Apéndice. (2) Martínez. Obra, citada. Vol. IL.

(3) Laget. Teoría del Código Penal Español.

(4) Fr. 12. Ad legem Cornelieam, XLITI, 8. (Modestino).

(5) Sentencia de 2 de abril de 1902.

(6) Sentencia de 9 de abril de 1901.

318 ANALES DE LA

(Juieren nuestros Tribunales de J usticia, que el loco se presente en su aspecto más típico, aunque menos frecuente, para eximirlo de responsabilidad erimi- nal. Uno de nuestros más sabios magistrados nos decía en una ocasión que “no creía en los locos que sólo dañan a los demás y jamás se dañan a mis- mos”; y es que no estudian el problema en las obras de psiquiatría o de psicología morbosa; ignoran que “el loco, tal como se lo representa el vulgo—como di- ce Cullérre—, ese ser destornillado, en completo des- orden, huraño, no es más que una variedad de la especie”; que “un sujeto puede ser loco y conservar todas las apariencias de la razón; puede delirar sin dar saltos con la imaginación, sin disparatar acerca de todas las cosas y en tódos los instantes y también sin divagar absolutamente nada. Como todas las enfermedades, la locura tiene sus modos,. sus for- mes y sus grados... De esa falta de límite mar- cado entre la razón y la locura, se derivan los más graves problemas desde el punto de vista de la res- ponsabilidad moral” (1).

En efecto, nada más difícil que el diagnóstico de la locura; casi nos atreveríamos a decir el diagnóstico de la razón. Ya en 1834 decía Leuret: “He buscado en Charenton, en Bicétre, en la Salpe- triére, la idea que me parecía más loca, y cuando la comparaba con gran número de las que corren en el mundo, me encontraba sorprendido y avengonzado de no encontrar diferencia” (2). Y ochenta años más tarde, Dercum, en su obra sobre enfermedades mentales, se expresa de este modo: “Una delusión puede definirse en términos generales, como una fal- sa creencia, pero a simple vista se nota que esta de-. finición abarca mucho más de lo que le corresponde. Personas de distinta religión pueden acusarse mu- tuamente de tener falsas creencias, pero no de tener

(1) CuMérre. Las Fronteras de la Locura. (2) Leuret. Fragmentos psicológicos sobre la locura.

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delusiones insanas. Esto mismo ocurre en otras ela-

ses de creencias, políticas y científicas, de los hom- bres” (1).

Cullérre, a quien ya he citado anteriormente, con esta brillantez de exposición que lo caracteriza, describe en un párrafo admirable esa gradación in- sensible de la locura a la razón o de la razón a la locura : “Los príncipes, los reyes, los dioses, que pue- blan los manicomios—dice—no engañan a nadie: el énfasis absurdo de sus pretensiones los denuncia a cada instante. Un poco más de verosimilitud y de moderación en el orgullo y al punto disminuye la certidumbre, el juicio se hace más difícil, y se nece- sita el ojo del médico familiarizado con las aberra- ciones psíquicas, para discernir su verdadera natu- raleza (2). Estas dificultades de diagnóstico, estas posibilidades de error, han dado tema a Cluade Fa- rrére para uno de sus cuentos titulado El Loco, que forma parte de sus historias de soldados. Refiere en él su entrevista con un compatriota suyo, ence- rrado por estar considerado como loco porque sos- tenía que “creía, no afirmaba,” haber descubierto un secreto de química biológica que podría utilizarse para incendiar a distancia... destruir aparatos aé- reos... hacer estallar depósitos de municiones... perturbar la circulación de los trenes... y ¡quién sabe! salvo error grave en sus fórmulas, influir en el barómetro y el termómetro, es decir, modificar las condiciones climatéricas en una zona limitada, pero bastante extensa. Al ser interrogado acerca de si había hecho experimentos contestó afirmativa- mente; los había hecho en su casa, ante varios ami- gos, en pequeño; invitó testigos oficiales que nunca quisieron asistir a las pruebas y, al pretender que se les obligara a presenciarlas, lo encerraron allí. Farrére sale de la habitación impresionado: ¿Si fue-

(1) Dereum. Manual clínico de enfermedades mentales. (2) Cullérre. Obra citada.

320 ANALES DE LA

ra cierto lo que dice? ¿Si no estuviera realmente loco?... Y termina la historia con estas palabras, que encierran la más amarga y dolorosa ironía para un corazón de francés: “En la calle, los vendedores

de periódicos voceaban: ¡La Noche!... ¡El incen- dio de Bourg, en Argonne, por chorros de líquido inflamado!... ¡La ruptura de la línea de Choisy-les- Peupliers!... ¡La lluvia incesante impide la llega-

da a Champagne de los refuerzos de artillería pesa- darlo:

Y siendo tan difícil en algunos casos, (en la mayoría de ellos, pudiéramos decir), el diagnóstico de la locura ¿quién se atrevería a afirmar que la disposición de nuestro Código Penal que establece la irresponsabilidad del loco, no queda frecuente- mente incumplida? Si siquiera fueran los peritos médicos los encargados de resolver el punto, dismi- nuiría la posibilidad de error; pero, a quienes co- rresponde en último término, decidir acerca del estado mental de un acusado, es a personas descano- cedoras de las ciencias médicas, por más que, gene- ralmente muy sabias en la ciencia del derecho. Aun- que el artículo 456 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, al tratar del informe pericial, dice que éste se acordará “cuando, para conocer o apreciar algún hecho o circunstancias importantes, fuesen necesarios o convemientes conocimientos científicos o artísticos,” (de lo que se deduce que, careciendo el juez o el tribunal de esos conocimientos no puede conocer o apreciar el hecho y, por eso, recurre a los peritos, en quienes se supone la existencia de esos conocimientos) el artículo 741 de la misma Ley es- tablece que el Tribunal dictará su sentencia “apre- ciando según su conciencia las pruebas practicadas en el juicio.” De manera que por encima de los co- nocimientos reconocidos por la Ley en los peritos, está, para resolver acerca de la locura o la razón

(1) Farrére. Catorce historias de soldados.

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de un procesado, que es la prueba pericial que aquí nos interesa, la confesada falta de conocimientos especiales del Tribunal.

Hace algunos años, en junio de 1903, cuando nuestra vida republicana empezaba a desenvolverse y muchos, soñadores e ilusos, aspirábamos a ver nuestra Patria convertida en una Suiza americana, un distinguido compañero, que a su ejecutoria pro- fesional une otra ejecutoria aun más brillante, la de su labor en bien de las instituciones. patrias, nos referimos al Dr. Malberti—presentó a la Cá- mara un proyecto de ley creando el “Cuerpo de Mé- dicos Forenses de la República de Cuba,” según la cual “los Asesores Médicos del Ministerio Fiscal informarían, en todos los casos, acerca de la respon- sabilidad o irresponsabilidad de todo delincuente, que quedaría sometido a su observación desde el momento en que fuera detenido” (1). Vaivenes de la política hicieron morir, a manos de otro médico por cierto, esta hermosa iniciativa que en algo hu- biera modernizado nuestra legislación penal, tan necesitada de reformas.

* E *

El inciso 10* del mismo articulo 8, exime de res- ponsabilidad criminal “al que obra violentado por una fuerza irresistible.” Aquí también nos encon- tramos con que hay jurisprudencia sentada por nuestro Tribunal Supremo, según la cual “el obrar por fuerza irresistible consiste en haber realizado el hecho en virtud de una violencia física, material, provinente de un tercero” (2) y “no puede estimar- se como tal fuerza la que emana de móviles internos que muevan u obliguen a obrar según el estado de ánimo del agente” (3). No son de esta opinión Chauveau y Hélie, quienes, comentando el artículo

(1) Diario de Sesiones de la Cámara. Vol. IM. Núm. 27. (2) Sentencias de 18 de abril, 21 de agosto y 3 de marzo de 1904.

(3) Tbidm.

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64 del Código Penal francés, que dice: “No hay crimen ni delito cuando el acusado ha sido cons- treñido por una fuerza a la cual no ha podido re- sistir,”” se expresan de este modo: “La ley no ha hecho ninguna distinción entre el constreñimiento físico y el constreñimiento moral; debe admitirse que uno y otro se hallan comprendidos en esta dis- posición” (1).

Debemos luchar por obtener que nuestro Tribu- nal Supremo rectifique su criterio en este particular y reconozca que a veces es más irresistible esa fuer- za que emana de móviles internos, que la violencia física ,material, proveniente de un tercero, que es la única que admite en sus sentencias. Nadie, a nuestro juicio, como Régis ha explicado el mecanis- mo de los impulsos, síndrome capital entre los tras- tornos de los actos. Recordad sus palabras: “La tendencia al reflejo es el principio mismo de la ley de la acción nerviosa. El refilejo tipo puro es el refilejo simple, automático. A medida que se eleva en la escala animal y, en el hombre, del niño al adul- to, del inferior al superior, se fundan nuevos atribu- tos que tienen por efecto coordinar, accionar o impe- dir, esta tendencia al reflejo directo y transformar, en una palabra, una fuerza ciega y fatal en un proce- so consciente y reflexivo: la volición. La superioridad de un animal sobre otro, del hombre sobre el hombre, puede medirse por el grado de su poder psíquico sobre la tendencia innata al reflejo. El impulso es la tendencia misma al reflejo; esta tendencia y, por consecuencia, el impulso, es pues, de naturaleza fisiológica y permanece tal en tanto que por su su- bordinación al yo, o si se quiere, a los centros corti- cales, permanece intacto el tonus voluntario” (2), es decir, la regulación armónica, por el yo, de la instintiva reflexividad. Así pues, los anormales no

(1) Lautour. Código usual de Audiencia. (2) Régis. Tratado de Psiquiatría.

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serán los que se determinan en virtud de esos im- pulsos, que son de naturaleza fiisiológica, sino los que logran dominarlos para ajustarse a las exigen- cias del medio. A veces normalidad es sinónimo de vulgaridad. |

Marc refiere el caso de una joven, nacida de pa- dres ricos y de noble alcurnia, que sentía la necesi- dad de apoderarse de todos los objetos que llamaban su atención. Después se arrepentía y avergonzaba y prometía resistir en adelante a su propensión, pero en la primera oportunidad que se le presentaba ol- vidaba sus promesas y sus propósitos y recaía en su peligrosa manía (1). No citaremos otros casos análogos, de los cuales está llena la literatura médi- ca, pero no podemos dejar de reproducir lo que dice de los fanáticos el ya tantas veces citado Cullérre: “El fanático peca por el sentido moral; carece de él; no tiene conciencia de lo justo y de lo injusto. de lo lícito y de lo ilícito; se considera investido del monopolio de lo que es bueno; se cree el representante de la moral, autorizado para dictar sus leyes; no retrocede ante los actos más odiosos o más crimina- les para cumplir lo que considera su deber (2).” Y Tarde, en su estudio sobre el delito político, hace esta atinadísima observación: “Si Lutero hubiese venido al mundo cien años más pronto, antes del descubrimiento de la imprenta, o nacido en Esnaña en lugar de nacer en Alemania, hubiera muerto en la hoguera, como Juan Huss. A éste no le faltó más que haber nacido a tiempo, para ser un Lu- tero” (3).

Se dirá que estos impulsos sólo aparecen en indi- viduos atacados de perturbación mental, en locos en mayor o menor grado: no queremos discutirlo en este momento, pero ¿quién se atreverá a sostener

(1) Mare. De la locura considerada en sus relaciones con los pro- blemas médico legales. (2) Cullérre. Obra citada.

(3) Taras. El duelo y el delito político,

324 ANALES DE LA

ante un Tribunal la locura de un procesado en quien sólo pudiera considerarse como sintomático de su estado, el impulso mismo de que se le acusa como de un delito? Como lo han hecho notar en todo tiempo los alienistas, el hombre de mentalidad mejor equi- librada puede ver surgir a veces en su espíritu, si se observa cuidadosamente, las ideas más extravagan- tes y peligrosas. Las vence generalmente, por un esfuerzo más o menos leve de su voluntad; pero ¿es posible asegurar que jamás habrá un desfallecimien- to transitorio de esa voluntad refrenadora, que per- mita a aquellas ideas imponerse con imperio y ser punto de partida de los actos más excéntricos o más censurables? Este es el caso que refiere Binet en una de sus obras. “Uno de mis amigos---dice--- hoy profesor de Facultad, me ha contado esta historia de su juventud. Una noche que viajaba solo, a pie, nor una región poblada de grandes bosques, vió en un claro una gran hoguera. Después, inmediatamen- te después, alrededor de ese fuego vió un campa- mento de gitanos. Allí estaban, con sus caras bron- ceadas, tendidos en tierra, haciendo cocer el puche- ro. La noche era obscura y el sitio muy aislado. Nuestro joven perdió la cabeza y esgrimiendo el bastón que llevaba en la mano, se precipitó con fu- ror en el campo de los bohemios. Un instante des- pués se encontraba en medio de un pantano, apre- tando convulsivamente entre sus brazos un tronco de árbol y sintiendo la frescura del agua que le subía hasta media pierna. Vió entonces un fuego fatuo que revoloteaba por la superficie del pantano; este punto brillante había sido el punto de partida de su ilusión sensorial” (1). ¿No pudo el joven de esta historia, que llegó a viejo sin tener jamás un solo rasgo de locura, haber disparado un arma de fuego en lugar de esgrimir el bastón, y herir una persona en vez de abrazar un tronco de árbol?

(1) Binet. Psicología del razonamiento.

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Hace poco tiempo intervenimos como perito mé- dico en un proceso que se siguió contra un cabo del Ejército que había disparado su revólver, a media noche, contra tres compañeros suyos, a quienes acu- saba después, como única justificación de sus actos, de haber hecho determinadas manifestaciones que afectaban a su honor. Todos sus jefes y compañeros, hasta los dos que escaparon con vida de su agresión, declararon que el acusado, hasta aquel momento, había sido un modelo de bondad, de caballerosidad, de virtudes; y todos también negaron que una sola persona siquiera, se hubiese expresado en ningún tiempo, en desdoro suyo; pero él persistió en sus afirmaciones. Se le sometió a observación y durante ella ni siquiera por simulación presentó síntomas de locura. Teniendo en cuenta sus antecedentes mor- bosos, personales y familiares, y los numerosos es- tigmas físicos y psíquicos de degeneración que pre- sentaba, no vacilamos en sostener que el acusado era un degenerado y que en sus actos que dieron lugar al proceso, no había más que uno de esos impulsos irrefrenables, tan comunes en esos psicópatas cons- titucionales. El Tribunal apreció según su concien- cia la prueba pericial y condenó a aquel desdichado a muchos años de prisión; nosotros seguimos man- teniendo nuestro criterio y acaso el medio en que se encuentra, favoreciendo el desarrollo de su locura en germen, no tarde mucho tiempo en construir un cuadro completo de enagenación mental que venga a justificar las conclusiones de nuestro informe en el Consejo de Guerra.

* * *

En cuanto a la responsabilidad atenuada, nues- tro Código Penal la reconoce en dos incisos del ar- tículo 9. Uno, el 77, dice: “Ejecutar el hecho en estado de embriaguez, cuando no fuese habitual o posterior al proyecto de cometer el delito.” Veamos ahora la jurisprudencia: “No es posible estimar es-

Eye ANALES DE LA

ta atenuante cuando en la sentencia se declara haberse probado que el reo estuviese embriagado antes de cometer el delito, aunque se por probado que antes de cometerlo había ingerido bebidas alco- hólicas” (1) y “para que la embriaguez se concep- túe habitual no es condición precisa que el individuo esté constantemente ebrio, al extremo que tal sea su estado normal, sino que basta que incurra en ese exceso con frecuencia y que constituya en él un hábito o costumbre” (2).

Trélat ha querido establecer diferencias entre el borracho y el dipsomano. “Los borrachos----dice---- se embriagan cuando encuentran ocasión; los dip- somanos se embriagan siempre que les acomete el acceso” (3) Si sustituímos la “sustancia alcohol por la sustancia morfina, tendríamos que admitir tomadores de morfina, que la ingieren cuando en- cuentran ocasión y morfinómanos que la usan siem- pre que les acomete el acceso. Y esto mismo podría- mos hacer con todas las sustancias cuyo uso ocasiona en mayor o menor grado, el hábito y la necesidad de seguirlas empleando. Lo que ocurre con el aleo- hol, como ocurre con la morfina o el tabaco, por ejemplo, es que su uso, ocasional primero, repetido luego por circunstancias que tienen su origen en el medio social, llega a imponerse de tal modo que se necesita un esfuerzo de voluntad que raya a veces en el heroísmo, para sustraerse a él; más tarde la voluntad es insuficiente para vencer el hábito. De manera que tal dipsomano no hubiera llegado a ser- lo si su voluntad hubiera sido suficientemente enér- gica para detenerlo a tiempo. Es cierto que en los liamados dipsomanos se encuentran siempre estig- mas de degeneración, pero no quiere esto decir que su degeneración los condujo a la dipsomanía, sino

(1) Sentencia de 4 de mayo de 1908. (2) Sentencias de 20 de noviembre de 1905 y 16 de diciembre de 1908.

(3) Trélat. La locura lúcida.

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que su condición de degenerados hizo insuficiente su voluntad para resistir impulsos que otros resis- ten, y llegan al hábito de embriagarse como hubie- ran llegado al misticismo o al crimen.

Lo que, sobre todo, ha de chocar a los profesio- nales de la medicina, es que la ley estime parcial- mente responsable al que es presa de un acceso de alcoholismo aguda y'crea en la plena responsabili- dad de las víctimas del alcoholismo crónico. Esto es, en realidad, un absurdo.

Tres son las formas clínicas principales del al- coholismo: embriaguez, psicosis alcohólica y demen- cia alcohólica.

La embriaguez, manifestación aguda del alcoho- lismo, comprende tres períodos; en el primero, pe- ríodo de excitación, el borracho se manifiesta exa- geradamente tierno y afectuoso o por el contrario, susceptible, irascible, con marcada tendencia a la riña y a los actos violentos; hay en él una relativa conciencia, pero vencida fácilmente por una especie de anestesia moral; en el segundo período existe ya perturbación de la inteligencia; sufren trastornos sensoriales que constituyen verdaderas ilusiones y alucionaciones y, frecuentemente, un delirio verda- dero, con impulsos; en el tercer período la caracte- rística principal es el sueño más profundo, el anona- damiento más completo y no nos interesa en este momento.

En la psicosis alcohólica, desde su forma más ligera, la psicosis sub-aguda, que atraviesa como episodio pasajero el curso del envenenamiento cró- nico, hasta la psicosis agudísima o delirio agudo alcohólico, encontramos siempre perturbaciones men” tales y están los que la sufren, al igual de todos los delirante tóxicos, “en un segundo estado, en el cual pueden realizar actos de automatismo sonambúli- co.” Hay en ellos ideas de persecución, de celos, de venganza, y tendencias impulsivas al suicidio, al homicidio, al incendio, etc.

328 ANALES DE LA

Y en la demencia alcohólica, cuando el alcoholis- mo crónico ha durado cierto tiempo, la decadencia psíquica, como la física, llega a su máximo y con- vierte a su presa en una mezcla de maldad y de inconciencia, donde tienen cabida las tendencias a todos los actos obscenos y delictuosos, en medio de la más absoluta falta de sentido moral.

Pues a estos tipos de alcoholistas es a los que la ley ni siquiera les brinda una atenuación para su culpa; es a ellos a quienes considera tan bien organizados mentalmente, que los acusa de no ha- ber podido dominar sus impulsos morbosos; es a ellos a quienes envía a las cárceles y presidios, a morir como perros o a continuar sometidos a la mar- cha, cada vez más rápida, de su degeneración... Y la sociedad no se siente avergonzada de ese espec- táculo que leyes previsoras, regulando, por ejemplo, la venta de bebidas alcohólicas, pudieran evitar a tiempo y, acaso para evitarse el sonrojo que produ- ce ese marchamo de ignominia, del cual es única culpable, los aleja de su vista, privándolos de la libertad, pero sin ofrecerles en cambio los recursos que la ciencia brinda para salvarlos, si aún es tiem- po, de su miserable estado, más digno de compasión que de aborrecimiento.

* * +

Otra de las circunstancias atenuantes de la res- ponsabilidad criminal, según el inciso 8” del referido artículo 9 del Código Penal, es la de “obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato y obcecación.” Para nuestro Tri- bunal Supremo, no consiste esta circunstancia “en haber obrado con mayor o menor incomodidad o arrebato, ni a impulsos de la ira producida por re- sentimientos anteriores” (1); ni la constituyen “el estado pasional de natural acaloramiento que siem-

(1) Sentencias de 6 de marzo de 1902, 4 de abril de 1904 y 23 de junio de 1908,

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pre produce una riña” (1), ni “el temperamento nervioso ni el carácter irascible del reo” (2). Para estimar esta circunstancia es preciso que el estímulo causante del arrebato y obcecación sea, no sólo re- ciente, inmediato, de momento, sino que además ha de fundarse en un agravio serio, en una agresión fuerte, en una provocación ilícita, en un acto o ac- ción indebida, en fin, que lleve al ánimo del que la sufre una perturbación que, ofuscado hondamente el ánimo y subyugado de manera poderosa la volun- tad, impulse al individuo a realizar el hecho crimi- ral sin dejarle tiempo a la reflexión” (3). Tampoco es de estimarse esta circunstancia “cuando el arre- bato 0.la obcecación reconoce por estímulo el deseo de satisfacer pasiones ilícitas condenadas por la ley o reprobadas por la moral” (4).

Como se ve, ni la ira por resentimientos anterio- res, ni el estado pasional en una riña, ni el tempe- ramento nervioso, ni el carácter irascible, ni el arre- bato o la obcecación que tiene por estímulo el deseo de satisfacer pasiones condenadas por la ley, están comprendidos en el precepto legal que discurrimos. El estímulo ha de ser inmediato, de momento, y ha de fundarse en un agravio serio, en una agresión fuerte, en una provocación ilícita, que impulse al individuo a realizar el hecho criminal, sin dejarle tiempo a la reflexión. No nos atreveríamos a ase- gurar que alguna vez haya podido ser aplicado es- te precepto.

No son, pues, circunstancias atenuantes, esos impulsos conscientes de los psicópatas lúcidos, que poseen la noción clara de la naturaleza morbosa de sus impulsos, que luchan contra ellos y que sucum- ben deplorando su fuerza irresistible.

Entre las formas clínicas de la psicosis de los

(1) Sentencia de 12 de febrero de 1908.

(2) Sentencias de 24 de abril de 1906 y 10 de marzo de 1907. (3) Sentencia de 2 de octubre de 1907.

(4) Sentencia de 20 de agosto de 1909.

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degenerados, hallamos una variedad infinita: per- seguidos, perseguidores, ambiciosos e inventores, procesivos, eróticos, místicos, políticos... Tarde en el estudio ya citado, analiza una de estas formas desde el punto de vista de la imputabilldad. ““¿Esta- remos suficientemente ilustrados para caracterizar el delito y el delincuente políticos----dice----cuando sepamos en qué difieren la insurrección y el insurrec- to de la revolución y el revolucionario? No, a menos de sublevar la conciencia humana subordinando la apreciación moral y jurídica de un acto, a su triun- fo o a su fracaso. Estalla una conspiración; ¿los conspiradores son regeneradores o rebeldes? El tiempo lo dirá. Si triunfan, se les aclamará como grandes hombres; si fracasan, se les fusilará. Tal revolucionario que ha combatido a favor de lo veni- dero y a quien el porvenir erige estatuas, no fué míás que un vil malvado, concusionario y manchado de sangre. Y tal insurrecto, apegado a un ideal im- posible, a una causa perdida de antemano, quimé- rica O prematura, y por la cual fué ahorcado, gui- llotinado, fusilado o quemado, según los tiempos y lugares, es un héroe que ha hecho llorar de tristeza y admiración a sus mismos verdugos” (1).

En nuestra historia tenemos el ejemplo de la verdad de estas palabras. Durante la revolución de 1895, los revolucionarios que caían en poder del Go- bierno legalmente constituído de Cuba, eran encar- celados o condenados a muerte, como criminales; los que tuvieron la fortuna de conservar la vida hasta el triunfo de la revolución, entraron en los pueblos y ciudades aclamados por las multitudes, entusias- tas y agradecidas. ¡Cuán diferente suerte la de unos y otros! Y sin embargo, un mismo estímulo los mo- vía; una misma aspiración los guiaba. Para los go- bernantes de la Colonia, el estímulo que los impul- saba no era bastante a atenuar siquiera su delito;

(1) Tarde. Obra citada.

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para la República, el mayor timbre de gloria que ellos pueden ostentar es el de haber obedecido a aquel estímulo.

¿Y no son también estímulos poderosos, capaces de producir arrebato y obcecación, el amor a la de- mocracia que arma de un puñal el brazo de un regi- cida ;el ansia de libertad que pone en manos de un conspirador un revólver que derriba un tirano; el rencor que lleva a un hombre, traicionado en sus más caros afectos, a castigar por su mano la trai- ción?... Esos estímulos, o los impulsos que deter- minan, podrán ser detenidos en su marcha si la vo- luntad del sujeto se conserva potente y vigorosa; pero, si en la lucha entre la voluntad y el impulso resulta victorioso este último ¿de qué podemos acu- sar al instrumento? ¿Acaso de su idiosincrasia psi- co-fisiológica? ¿Acaso de las condiciones del ambien- te geográfico en que vive, o del ambiente social que lo rodea ?

* ES *

Digámoslo de una vez: el problema de la respon- sabilidad criminal no es un problema de derecho, sino un problema de psiquatría; y no son Tribuna- les de abogados, sino de médicos, los que pueden re- solverlo en cada caso.

El Dr. Joaquín Belda, en una de sus novelas más recientes, pone en boca de uno de sus personajes, médico, estas palabras dirigidas a un primo suyo, que encierran una gran verdad: “El mundo de la locura es inagotable. Sin llegar a la demencia de- clarada, al tipo de clínica, ¡cuántas pequeñeces, cuántas chifladuras, cuántas fobias, cuántas manias, inofensivas para todos, menos para el que las pade- ce! No hay más que fijarse en las Psicosis obsesl- vas, en las obsesiones: una idea pueril, absurda, se te fija en la cabeza y cuantos más esfuerzos haces para expulsarla, convencido de que se trata de una idiotez, más se te fija en la mente, perturbándote

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todo el raciocinio; es el afán de contarlo todo, los . escalones de una escalera, los pisos de las casas, las

personas que hay en un café... o la inquietud que te hace volver la cabeza a cada paso cuando vas por la calle... y cien cosas así. Yo mismo he tenido durante una larga temporada----y aun me sigue un poco----una de esas obsesiones.”

“¡Tú I—exclama el primo sorprendido.”

“Sí, y0. Me metía en la cama y apagaba la luz para dormir y experimentaba la impresión exacta de haberme quedado ciego. Alguna vez encendí la luz, apresurado, con verdadera angustia. Figúrate si sabría yo que aquello era una idiotez; pues a pesar de todo... ¿Qué es tódo eso, más que una locura pequeña? y ¿cuántos serán los mortales que estén libres de una pequeñez así?” (1).

El sutilísimo observador norte americano que, con el pseudónimo de Mark Twain, ocupa un puesto entre los humoristas, aunque su sitio verdadero es- entre los psicólogos, pinta en uno de sus cuentos, titulado Punch, Brothers; Punch, un caso de onoma- tomanía contagiosa. Uno de los personajes ha leído dos veces unos versos sin sentido que se fijan de tal modo en su mente que los repite sin cesar, sir- viéndole de acompañamiento musical todos los ruí- dos que percibe :el traqueteo de un tren, el sonido de sus pasos...: No puede trabajar, pues en lugar de ideas sólo le viene a la mente el estribillo de los versos. En una conversación con un sacerdote, en vez de responder a su pregunta deja escapar la fra- se que le obsesiona ; el sacerdote se extraña y le inte- rroga y él le recita los versos dos o tres veces. El sacerdote, después de un rato de silencio, se levanta repitiendo el estribillo; desde aquel instante es presa de la obsesión ,hasta que el amigo lo lleva a una Universidad donde, al dejar los versos en los oídos

(1) Belda. La Piosa Razón.

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de los estudiantes, se siente libre ya del afán de repetirlos (1).

Nosotros hemos realizado una investigación mi- nuciosa acerca de estas “locuras pequeñas”; no en- tre degenerados o anormales, sino entre personas que nos han parecido perfectamente equilibradas: profesionales, estudiantes, comerciantes, empleados, industriales... ¡Cuántas de esas rarezas hemos en- contrado! (Quien, no puede sustraerse a una sensa- ción de temor que le acomete en el baño, al enjabo- narse la cara, viendose obligado a abrir los ojos, sin cuidarse de que el jabón penetre en ellos; quien, se siente en ocasiones acometido del deseo de correr, inmotivadamente, en medio de la calle; quien, inte- rrumpe una lectura interesante para evocar los com- pases de una tonadilla popular; quien, no puede pe- netrar en una habitación oscura sin el temor de verse acometido; quien, regresa a su oficina, fre- cuentemente, a poco de haber salido, con la duda de haber dejado olvidada alguna cosa.. ¿A qué más?

Este fenómeno psíquico ocurre, como hemos di- cho, en personas a quienes nadie se atrevería a ca- lificar de desequilibrados; que brillan en la esfera de los negocios, de las artes, de las ciencias, de la política, de la vida social. Tienen la cantidad nece- saria de locura para ser útiles, porque, como dice Cullérre en el prólogo de su libro ya citado. “una pequeña dosis de locura equivale para ciertos espí- ritus a los mejores títulos de nobleza, pudiendo de- cirse sin hipérbole, que el día que no haya semi-locos perecerá el mundo civilizado, no por exceso de sabi- duría, sino por plétora de mediocridad” joo A EOS rresponde al médico psiquiatra, no al abogado, de- terminar en qué medida ha podido influir esa pequeña tara, en la determinación de un acusado como reacción por un estímulo del medio.

(1) Mark Twain. Obras completas. Vol. 20. (2) Cullérre. Obra citada.

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__ No pretendemos, como consecuencia de estas Opi- niones expuestas, que la sociedad se cruce de brazos ante la realización de actos antisociales. Lejos de eso; queremos que la sociedad se defienda, pero que se defienda científicamente, ajustando su conducta a este aforismo que tomamos del Dr. Aurelio Sil- vera: “Educar y corregir, no castigar, es la misión de los Poderes conscientes en los Estados contempo- ráneos” (1).

En el curso de este trabajo hemos visto la mar- cha evolutiva de los sistemas penales. Comenzando por una idea de venganza, pasan después a la idea de castigo, ya sea impuesto por infracción del pre- cepto divino, ya como compensación moral; luego adoptan el método de la intimidación, considerando la pena como una advertencia dirigida a todos y ofreciendo como ejemplo los sufrimientos impuestos al delincuente. Sólo al fin se hacen humanos los sistemas, si es que alguna vez llegan a serlo, empren- diendo la tarea de enmendar el criminal, de la que es hermoso exponente el correccionalismo de Roeder.

Que la sociedad pueda algún día prescindir de las instituciones legales o que jamás pueda hacerlo, es lo cierto que esas instituciones existen; y la cues- tión práctica es hallar el medio de modificarlas, sus- tituyendo el principio de enmienda al de castigo.

“La fuerza----ha dicho el Reverendo Morrisson, cuyo carácter de limosnero de las prisiones inglesas presta gran autoridad a sus palabras----, la fuerza, bajo la forma de castigo, por muy severa que sea su aplicación, no impedirá el crimen. Si algo nos enseña la historia del derecho penal, es que la seve- ridad no impide el crimen. El verdadero medio de disminuir la criminalidad es extirpar sus raíces; y

(1) Silvera. Contribución al estudio de la Psiquiatría.

A cis NADO

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la única manera de extirpar las raíces es llevar el remedio a los desórdenes sociales, donde tienen su origen” (1).

Las estadísticas de todos los países demuestran la ineficacia del método penal en cuanto al mejora- miento del preso y en cuanto a la represión de la criminalidad; el hábito hace perder el temor que ins- pira la prisión. Por grande que sea la severidad de un régimen, el preso acaba por adaptarse a él. Si se viven siete años sin hablar, sin pensar, sin amar, se acaba por no experimentar necesidad de hacerlo. En una revista londinense hemos leído este atinado pensamiento: “El criminal es un hombre y hay que tratarlo como hombre. Tratadlo como un bruto y haréis de él un bruto. Un trabajo rudo, una alimen- tación grosera, ciertas restricciones de su libertad, no son incompatibles con la dignidad humana, pero al restringir la libertad no se debe ir más lejos de lo necesario” (2).

La idea de castigo debe ser abandonada. La so- ciedad tiene el derecho de encerrar al delincuente para protegerse contra sus agresiones, pero al mismo tiempo debe procurarle una vida laboriosa y sana, con el propósito de reformarlo y hacerlo apto para ser en el mañana un ciudadano útil.

¿Cuáles serán los métodos para llegar a esta fi- nalidad? Un informe del Comité Departamental de Londres traza en pocas palabras las líneas genera- les: “Una existencia en un medio agradable, con buenas influencias morales; un trabajo regular; y la adopción de todas las medidas posibles para poner al pensionista, en el momento de su libertad, en con- diciones de emprender una nueva vida, con mejores condiciones de vigor, moral y físico” (3).

No soñamos. Hablamos con vista de la realidad. Las experiencias realizadas en el Reformatorio de

(1) Belle. Lecturas sobre ciencias humanas. (2) Revista *““Humanity??, noviembre de 1896.

(3) Informes de la Comisión de Prisiones y de los Directores de las Casas de Reclusión. 1904.

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Elmira, en el Estado de Nueva York, las de la pri- sión inglesa de Borstal ¡dedicada a la enmienda de criminales jóvenes, y los ensayos posteriores hechos en los Estados Unidos, Inglaterra y otras naciones de América y Europa, han dado excelentes resulta- dos. En Elmira, durante los trece primeros años de su funcionamiento. fueron recibidos unos cuatro mil presos; ninguno de ellos ha reingresado. La Si- beria oriental está poblada por asesinos y presos políticos que trabajan en sus tierras, apacible y tran- quilamente. y circulan por las calles como hombres libres; está llena de asesiros en libertad y “a pesar ae ello----observa Kropotkine---- no hay quizás otro país en el mundo donde se pueda viajar o residir con más seguridad” (1).

Otra consideración en favor de la reforma es la de que el trabajo de los reclusos dejaría al Estado un ingreso nada despreciable, en lugar de costarle millones de pesos; v éste, en cambio, los enseñaría a ganarse el pan cón su trabajo, despertándoles, al propio tiempo, el sentimiento de la responsabilidad.

No llenaría su fin esta conferencia si no ofrecié- ramos en ella una exposición completa de las refor- mas que estimamos necesarias. Las que vamos a indicar, están basadas, aunque con algunas modifi- caciones, en un proyecto del más generoso de los filántropos ingleses: Eduardo Carpenter.

- PRIMERA: Hacer efectivamente obligatoria la primera enseñanza.

SEGUNDA: Crear, en número suficiente, escue- las para niños anormales, donde, previo informe de médicos especialistas ,sean enviados cuantos niños de esa clase se encuentren en las escuelas públicas.

TERCERA: Crear, en número suficiente, Escue- las Correccionales para menores y mejorar las exis- tente.

CUARTA: Abolir completamente la pena de muerte.

(1) Kropotkine. Las Prisiones de Rusia y de Francia.

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(QUINTA: Convertir las Cárceles y Presidio en Reformatorios, con trabajo en común y condiciones favorables de sana existencia; ocupando todo el tiem- po de los reclusos, que les dejara libre el trabajo y la satisfacción de las necesidades corporales, en el estudio, los ejercicios físicos y las distracciones, sin olvidar la influencia de la música; despertando has- ta donde sea posible su instinto social embotado, sin dejarles ningún instante de ociosidad en que pudie- ran evocar el pasado, reviviendo por el recuerdo sus días de crimen.

SEXTA: Crear organismos conexos a los Refor- matorios ,que permitan a los reclusos, al ser devuel- tos a la sociedad, pasar, si lo desean, de su taller a instituciones similares, dependientes de asilos ordi- narios para personas sin trabajo.

SÉPTIMA: —Instituir para los autores de faltas y contravenciones ,no reincidentes, un sistema de admoniciones y multas ,que conducirían, en caso de recidivas frecuentes, a la reclusión en un Reforma- tario, adoptando para casos especiales el sistema de libertad condicional.

OCTAVA: —Confiar la dirección de todos estos or- ganismos a personas reconocidamente idóneas, espe- cialmente profesores de medicina, para que dirijan la obra de modificación de los reclusos.

* * *

No tenemos la pretensión de haber dejado re- suelto el problema; acaso nuestra labor se ha redu- cido a considerar una sola de sus múltiples facetas. Pero si logramos atraer sobre tan importante asun- to la atención de los que con más talento y más experiencia están llamados a perfeccionar nuestra incompleta obra, quedará plenamente satisfecha nuestra aspiración; porque, como dijo Don Pepe en uno de sus aforismos: “El verdadero amor desea más perfecciones para el objeto amado que para el amante.”

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Acta de la Sesión Científica del 13 de Febrero de 1920

Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.

Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De número.—Dres. G. Alonso, Cuadrado, R. de Castro, J. A. Presno, M. Ruíz Casabó.

Por no existir el quorum necesario sólo se celebra esta se- sión con el carácter de científica.

Leída el acta de la sesión anterior (23 de enero) no pudo ser aprobada por la razón anterior.

Se da cuenta de una comunicación de la Sociedad Cuba- na de Derecho Internacional, participando que en uso de la autorización concedida anteriormente por esta Academia, la Sociedad celebrará su cuarta reunión anual los días 25, 26 y 27 de febrero.

El Dr. Gastón Alonso Cuadrado da lectura a su trabajo anunciado sobre la quicuagésima octava convención anual de The American Chemical Society, reunida en Filadelfia del 2 al 6 de septiembre del año último y a la que concurrió como representante de Cuba. Comienza manifestando que es- te trabajo es el informe oficial que rinde a la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, que le nombró; pero que dada la importancia de los asuntos allí tratados ha querido darlo a conocer en nuestra Academia.

Al terminar esta interesante lectura, el Sr. Presidente le da las gracias en nombre de la Academia y siendo muy avan- zada la hora, hace un breve resumen de su trabajo intitulado ““Lo que conviene tener presente con los ciegos de nacimiento que recobran la vista,” en el cual el Dr. Santos Fernández da a conocer las observaciones presentadas por el Dr. Salte- rain al Il Congreso Americano del Niño, celebrado en Monte- video y relacionadas con las operaciones de cataratas congé- nitas y la ulterior educación visual de los niños anormales.

Al terminar su resumen dió por terminada la sesión, no constituyéndose la Academia en otra de gobierno por no ha- berse podido reunir el quorum necesario.

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COOPERACION DE LA AMERICAN CHEMICAL SOCIETY, EN EL DESENVOLVIMIENTO MILITAR E INDUSTRIAL DE LOS ESTADOS UNIDOS

Por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado (Sesión del 13 de febrero de 1920)

Sr. Presidente: Sres. Académicos: Señores:

Antes de proceder a dar esta Conferencia, nece- sito decir unas cuantas palabras para explicar el motivo del tema que he elegido. Todos los años la “American Chemical Society” se reune en Conven- ción para cambiar impresiones sobre los trabajos realizados por sus miembros, y la del 1919 tenía el doble cbjeto de dar la bienvenida a los (Químicos americanos que volvieron del frente del campo de batalla de la guerra mundial.

El que tiene el honor de dirigiros la palabra, se honra en pertenecer desde hace muchos años a tan ilustre Sociedad, y cuando se proponía asistir a las sesiones celebradas en Philadelphia, tuvo la sa- tisfacción de ser designado por el Sr. Secretario de Agricultura con la aprobación del Sr. Presidente de la República, para llevar su representación, y en el nombre de ambos, saludar al Sr. Ministro de la Gue- rra de los Estados Unidos, que había de inaugurar las sesiones, y dar las gracias a la American Chemi- cal Society en nombre del sobierno y del pueblo ame- ricano por los eminentes servicios prestados a la Patria.

Cumplidos mis propósitos, di cuenta al Sr. Se- cretario del resultado de las sesiones, así como de los estudios realizados por el que tiene el honor de dirigirse a vosotros, sobre un asunto de la mayor importancia para la ciudad de la Habana, y yo me

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honro en participarlo con autorización del Sr. Se- cretario de Agricultura, Dr. Sánchez Agramonte, a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Natu- rales de la Habana, creyendo así prestar un servi- cio a nuestra Patria. Habana, 1” de octubre de1919. Sr. Secretario de Agricultura, Comercio y Trabajo. Señor:

Tengo el honor de poner en sus manos el infor- me respecto de las Conferencias y Actos celebrados por The American Chemical Society en su quincua- gésima octava Convención anual, celebrada en Phi- ladelphia en los días dos-seis de septiembre último y dedicada, este año, especialmente a celebrar la paz mundial y dar la bienvenida a los Químicos que han formado parte del ejército expedicionario en Europa, y a cuya Convención usted se dignó desig- narme como Delegado de esa Secretaría, que con tanto acierto desempeña.

De usted atentamente,

Dr. Gastón A. Cuadrado. .

* * +

CONVENCION ANUAL GQuineuagésima octava de The American Chemical

Society, reunida en Philadelphia los días dos-seis de septiembre último.

Sr. Secretario de Agricultura, Comercio y Trabajo. Señor:

Los distintos aspectos que ha presentado la So- ciedad a la que me honro en pertenecer, son dignos de la mayor consideración y estudio para las nacio- nes de este Continente, cuyas órbitas de vida e in- tereses materiales y morales, giran por razones

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históricas y geográficas al rededor de la Gran Na- ción Americana.

Es menester penetrar en el espíritu de esas gran- des colectividades según se manifiestan en sus mee- tings y asambleas, para ver la confraternidad en sus ideales, conducta y aspiraciones, para observar la disciplina social y tolerancia mutua que existen entre los miembros que las componen, es menester tomar nota de la libertad e independencia indivi- dual en sus deliberaciones y actos para comprender cómo ha llegado a ser Estados Unidos de América la nación más poderosa y rica de la historia, y có- mo ha sabido obtener partido de sus riquezas natu- rales y de sus instituciones políticas y sociales, para constituir la unidad de pensamiento y acción entre 107 millones de seres humanos, que viven la vida de la libertad y del derecho individual en sus rela- ciones mutuas.

El que tiene el honor de dirigirse a usted lo ha consignado entre los miembros que constituyen la sociedad, y me parece oportuno manifestarlo en es- te lugar. El que haya visitado Estados Unidos con propósitos libres de prejuicios, y estudiado en va- rios de sus aspectos su vida nacional, se apercibe pronto que allí reinan en el ambiente social toda- vía los espíritus de Wáshington y Jefferson, y que mientras en la vieja Europa los pueblos están es- perando saber lo que piensan en las capitales donde residen los gobiernos, París, Londres, Berlín, ete., para actuar en consecuencia, en Estados Unidos actúa el gobierno de Wáshington cuando sabe lo que piensan los ciudadanos y los Estados de la Unión. En síntesis, la potencia extraordinaria de ese pueblo consiste en que mientras en Europa gobiernan los Estados, en Estados Unidos gobiernan los ciuda- danos. |

Y así en el discurso pronunciado por el Secre- tario de la Guerra A. Newton Baker ante la asam- blea de más de dos mil químicos en el Hotel Bellevue-

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Stratford, decía: “Estoy aquí presente porque el gobierno debe una deuda de gratitud a los químicos de Estados Unidos.” Se me ha dicho que existen unos 17,000 en este país, y prácticamente una ter- cera parte han estado al servicio del gobierno du- rante la guerra, y las otras dos se han hallado ocu- pados en las industrias que eran esenciales para combatir.”

“Cuando se rompieron las hostilidades The Ame- rican Chemical Society demostró un bello y sorpren- dente ejemplo de preparación y actividad. Nos en- contramos con esta Sociedad compuesta de 14,500 miembros, y cuando la nación necesitó del servicio de los químicos, la cooperación de esta Sociedad fué una ayuda espléndida en los preparativos para ha- cer la guerra, y casi instantáneamente el gobierno pudo disponer de todos los expertos necesarios así en Wáshington como en otras partes del país.”

En igual sentido se expresó el Contraalmirante Ralph Earle, jefe del bureau de artillería de Mari- na, que siguió a continuación del Ministro de la Gue- rra, el que después de señalar las necesidades de la marina después de la guerra, y del trabajo que han de aportar los químicos en el porvenir, dijo: “En el problema de investigación en relación con el mo- vimiento automático de los torpedos debajo del agua, se necesita un nuevo manantial de energía. Hasta ahora sólo se conoce el aire comprimido, pero nece- sitamos un agente de más potencia por unidad de volumen, y peso, y fácil de transportar sin peligro.” Durante la guerra se han preparado aparatos de pirotecnia como los de producción de humo, gra- nadas de exploración, señales, bombas de humo y bombas incendiarias, y proyectiles iluminantes que han dado un éxito excelente, y aún necesitamos nue- vas investigaciones en esta rama de la ciencia.”

“De la producción del material de guerra por los químicos, se puede citar el caso de que a la con- clusión ya se habían mandado a Europa como unos

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4,800,000 granadas llenas de gas, se habían pre- parado cuatro millones de caretas protectoras y con una eficiencia superior a la de los alemanes, así como la manufactura de la Lewisita o sea el gas más destructor que se ha conocido, en la proporción de 11 toneladas diarias, y se ha obtenido el Helio, gas lverte para cargar los globos dirigibles del que en 1915 sólo existían 100 pies cúbicos al precio de 1,700 pesos el pie, mientras que en 1918 ya teníamos al- macenados 150,000 pies cúbicos al precio de diez centavos uno, extraído del gas natural de Texas y Kansas.”

Para terminar con la nota patriótica en alaban- za de la actividad de los químicos en el servicio de la guerra y en las industrias que se relacionan con el material, el Secretario A. Baker hizo alusión a los planes que ha trazado el gobierno para continuar el trabajo de investigación y mantener escuelas de ingenieros y otros centros científicos de educación militar; porque yo creo, decía Mr. Baker, que de aquí en adelante existirá una paz permanente en el mundo, mas a pesar de esa creencia debemos es- tar preparados para todas las eventualidades.” Los resultados de la preparación consistirán en nuestra habilidad para enfocar nuestro poder rápida y efi- cazmente con objeto de rechazar la guerra con las menores pérdidas de vidas a las fuerzas combatien- tes. Y uno de los esquemas de educación como par- te del programa de preparación consiste en las lec- : ciones que los químicos más eminentes de América han de dar en la Academia Militar de West Point, invitando al Presidente de American Chemical So- ciety para que sea el que inicie las lecciones. -

Y ya en el sentido de la educación nacional, el Presidente de la Sociedad Dr. W. H. Nichols, habló por la noche en el Museo de la Universidad de Penn- sylvania en una notabilísima conferencia sobre un asunto de vitad interés para la nación americana y que preocupa hondamente la atención de los hom-

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bres que dirigen los intereses materiales y morales ue América. y

En los Estados Unidos, como en Europa, se ha iniciado también la división de clases entre el ca- pital y el trabajo, y aunque por razones que no son de este lugar allí no asumen la gravedad que otros países porque el obrero inteligente tiene ancho cam- po donde extenderse para armonizar sus intereses con los del capital, el hecho de que la American Fe- deration of Labor en la Convención que celebró en Atlantic City, acordó dirigirse al gobierno, pidiendo un amplio programa de investigación científica y técnica como muy conveniente para el desarrollo de la vida nacional, dió motivo al Dr. Nichols para extenderse en consideraciones de índole económico- social, definiendo ambos aspectos en su conferencia titulada “Research and Application.”

“Yo me permito indicar, decía el Dr. Nichols, al obrero que honradamente desee mejorar sus con- diciones y las de su familia, que existen muchas cien- cias además de la química, de la ingeniería y de las ciencias abstractas en general. Muchas de las ver- dades fundamentales respecto al trabajo y sus con- diciones no pueden ser descubiertas por los hombres de ciencia porque no tienen los beneficios de la pre- paración práctica, y recomiendo a nuestros amigos de la Federación del Trabajo que no se contenten con lo que el gobierno pueda hacer en la dirección que ellos indican, por más que no está fuera de lu- gar; sino que ellos mismos intenten una serie de investigaciones pertinentes a sus intereses, y que persistan en ella hasta que la verdad resplandezca. Los patronos de los trabajadores han seguido los mismos propósitos durante muchos años desde sus puntos de vista respectivos, y como la verdad es una sola, los variados intereses partiendo de diferentes ángulos, y procediendo con perfecto conocimiento de causa y honradez de propósitos, llegarán a la misma conclusión, esto es: que el verdedaro interés

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del trabajo y el verdadero interés del capital son una misma cosa, y en lugar de recriminaciones y sospechas, obtendremos una cordial cooperación que es absolutamente esencial.”

“La verdadera investigación debe ser intencio- nal e intensiva. Si queremos encontrar algo, es me- nester buscarlo. Debemos tener imaginación, pero debemos tener más que esto. Debe existir una buena educación y habilidad suficiente para obtener y abar- car muchos conocimientos, y estos mismos aplicar- los a medida que progresamos en el trabajo.”

Existen en los Estados Unidos unas cuantas ins- tituciones dedicadas especialmente para las inves- tigaciones químicas, tales como The Warren Fund of the American Academy of Arts and Sciences; The C. M. Warren Fund of Havard University y The Wolcot Gibbs Fund of the National Academy of Science. UE

Existen otras para promover la investigación

en general, donde también se incluyen las investi- gaciones químicas, como The Bache Fund of the National Academy of Sciences y The Elizabeth Thon- son Fund. The Rockefeller Institute for Medical Research, Foster's Chemical Research. The Carne- gie Institution of Washington sostiene un centro para las investigaciones químicas en el sentido del progreso de esta ciencia; y por último, existe la recién fundada, a disposición del National Research Jouncil para estimular la afición a los estudios de la química. Y necesitamos más instituciones si que- remos seguir los senderos que nos impone la civili- zación, o para determinar mejor sus derroteros.”

Y el Dr. Nichols concluyó su oración con estas palabras, que quisiéramos inculcar en la juventud cubana:

“La investigación conduce al descubrimiento, el. descubrimiento a la invención, y la invención nha- die sabe hasta dónde.”

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“Aplicadas y supervisadas por los que se hallan preparados para dirigirlas, como son los maestros verdaderos, adelantaremos sin fin en el camino del progreso y obtendremos los beneficios en proporción. Debemos educar para la vida, es cierto, pero tam- bién debemos educar para dirigir, porque la civili- zación necesita cada vez más que aparezcan leaders a medida que aumenta su complexidad y alcanza fines más elevados.” |

El discurso del Dr. Nichols refleja bien el es- tado actual de opinión ilustrada de Estados Unidos. Afortunadamente para esa nación, todavía es un país agricultor y donde descansa su riqueza asom- brosa, pero la industria que e ntodos los países cons- tituye el nervio de la producción y el cambio, es la que mantiene las relaciones internacionales, la ri- validad intelectual y el progreso de las naciones, y Estados Unidos ha demostrado que la industria es el alma de la paz y de la guerra. En el hombre de la calle, en el del bufete, en los clubs científicos y sociales, en periódicos y en la prensa profesional y entre los hombres públicos, en todos domina el mis- mo pensamiento: es menester seguir el camino del progreso con intensidad, con aplicación y cada vez con más actividad. La guerra ha trastornado el equilibrio de las naciones, ha perturbado completa- mente la marcha normal de la industria, ha trastor- nado los mercados mundiales, ha creado nuevas ne- cesidades y vida nueva, y la era de la paz es una interrogación. Todas las grandes industrias se han desorganizado, y se transformaron de instrumentos de paz en elementos de guerra. Con este motivo se han empleado millones de millones de pesos en per- trechos militares y explosivos, y ahora han de em- plear otros tantos en la reconstrucción de la indus- tria normal. Les es menester estudiar los mercados donde hoy se ha de colocar la nueva producción y estudiar también los artículos que se han de pro- ducir.

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En las industrias químicas americanas existe una en la que han empleado muchos millones de pe- sos, y que hoy es una preocupación sobre la suerte que ha de correr la fabricación de las materias co- lorantes que a consecuencia de la ruptura de las relaciones con Alemania hubo necesidad de crear en América, y hoy se da mucha preferencia a estos pro- ductos porque esta clase de. fábricas son las que con más facilidad se transforman en fábricas de material de guerra. Así es que desde el punto de vista industrial ningún tema ha sido ntás impor- tante entre los Directores de la American Chemical Society que el de la producción de las materias co- lorantes procedentes de la hulla, de las que se de- rivan la fabricación de medicamentos sintéticos y de los ácidos y alcalís minerales o lo que denomi- nan Chemicals.

Tuvimos ocasión de oir en la primera sesión que celebró la sección de materias colorantes “Dye See- tion”, las siguientes manifestaciones del Dr. Cha- les L. Reese:

“La química ha aprendido mucho con la guerra, porque hoy sabemos lo que debemos producir y el dinero que hemos de emplear en la producción. Os debe interesar saber que en la actualidad se hallan invertidos unos cien millones de pesos en la industria de los tintes, y si fuéramos a calcular lo que se halla invertido en la materia prima que necesita esta in- dustria, como el ácido sulfúrico, el clorhídrico, amo- níaco, ete., la cifra aumentaría algunos centenares de millones de pesos, pero a lo menos existen 100 millones empleados en construir las fábricas de ma- terias colorantes. Pero la vida de esa industria no sólo depende de la habilidad del químico americano - para resolver los problemas de química e ingeniería, sino que también depende de la habilidad para ma- nufacturar esos productos de composición tan com- pleja, a una cifra que se someta a la competencia que ha de establecerse en el mundo. Y por más que

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los concurrentes a la sesión confían en el éxito del genio americano para resolver esa dificultad, el in- forme del Dr. E. C. Worden, químico experto en explosivos que ha sido enviado a Alemania después del armisticio para la inspección de las industrias químicas de aquel país, entre otras cosas, dice: “La industria de las materias colorantes y productos farmacéuticos se halla en una posición más fuerte que nunca, y el mayor éxito de los germanos consis- te en el procedimiento que siguen para fijar el ni- trógeno atmosférico en una gran escala comercial. El centro de esa producción está en la planta de la Badische Aniline und Soda Fabrik, en Oppan, cerca de Ludwigshafen, sobre el Rihne, del Dr. Ha- ber, a la que el gobierno de Berlín le ha hecho un préstamo de 200.000,000 de marcos, habiendo co- menzado a trabajar desde el armisticio, construída de concreto reforzado, tiene ahora ocupados de 8 a 9 mil empleados, y cuando se halle completa ha de tener una capacidad de almacenaje para 350,000 toneladas de amoníaco dispuestas para ser trans- formadas en sales amoniacales en la proporción de 2,800 toneladas, cantidad suficiente para mezclarla con potasa y fosfatos para suministrar de fertili- zantes a toda la agricultura alemana.”

“Este edificio es uno de los siete que se hallan en construcción y el área de almacenaje ocupa el mismo espacio que toda la extensión de la estación de ferrocarril de St. Pancras. Hace unos cuantos meses el sitio era un pantano, y hoy los edificios contienen una serie de compartimentos tan intrin- cada como yo nunca he visto. Hasta el presente lle- van gastadas como 150,000 libras esterlinas; la ma- quinaria toda es automática y la planta está dupli- cada en cada parte, y existen cuatro líneas de trac- ción en cada edificio.

“En la fábrica no se siente el más ligero olor a amoníaco y el éxito del método consiste principal- mente en la conservación excepcional del calor, en

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la adopción de instrumentos automáticos y un ex- tenso conocimiento de las presiones críticas y tem- peraturas en los estados más importantes de la ela- boración, y como el nitrógeno es el factor central para todos los explosivos modernos, resulta que los germanos no sólo obtienen ilimitadas cantidades de nitrógeno para la fabricación de fertilizantes, sino que en un momento pueden convertirle en manufac- tura de municiones. En todas estas fábricas tra- bajan los empleados 12 horas diarias, y para citar un ejemplo, el Dr. Warden dice que la compañía de Bayer Leverkueen, cerca de Colonia sobre el Rhin, tiene prácticamente 3,000 toneladas de materia co- lorante dispuestas para la exportación, bien como materia prima, como productos farmacéuticos o co- mo preparados definitivos. Yo temo, dice en con- clusión Mr. Warden, que 'así los Estados Unidos como Inglaterra se encontrarán al frente de una competencia muy severa por los alemanes en las in- dustrias químicas en un porvenir próximo.”

Según he oído a varios químicos americanos, has- ta ahora las fábricas del país preparan unos tres- cientos colores de anilina, mientras que los alemanes tienen más de mil doscientas. Aunque muchos fa- bricantes se pronuncian contra la importación total de anilina, los más juiciosos son de opinión que se ácbe favorecer la importación de aquellos artículos y productos que hagan falta a otras industrias, co- mo las de tejidos y estampados hasta el límite que imponga la producción industrial del país. Por lo expuesto se deduce que de todas las industrias ame- ricanas, las que han de tener más competencia con Alemania cuando se restablezca la paz definitiva- mente, han de ser las industrias químicas, y de aquí se deduce la importancia de la Convención última de la American Chemical Society.

Otro tema que pudiera llamarse de clase, ha ocu- pado la atención de la American Chemical Society, y en este tema se halla conforme el Sr. Ministro de

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la Guerra americano Mr. Baker. La organización de un ejército tan formidable en tan poco tiempo tuvo necesidad de crear organismos, como los de Administración y Sanidad sobre el mismo pie que los grandes ejércitos de Europa, y en esa organi- zación han tenido necesidad de emplear un sin nú- mero de químicos, así como el servicio farmacéutico.

Todo el mundo sabe los millones de pesos que se necesitan para suplir la eficiencia de los ejércitos de Europa que tienen una organización histórica permanente con la mayor economía posible, y los químicos americanos que han servido en el frente, además de su experiencia personal han aprendido de los franceses y alemanes la admirable organiza- ción de los servicios sanitarios y administrativos. Muchos de estos químicos perdieron las posiciones que ocupaban en tiempo de paz, y así para darles colocación, como para contribuir a la nueva orga- nización militar que se ha de dar al ejército perma- nente de Estados Unidos, en conformidad con las necesidades que: ha creado la guerra, el Secretario de la Guerra es de opinión de conservar esos orga- nismos, y los profesionales que los han desempeñado en Europa; así es que la tendencia de la American Chemical Society es la de demostrar al Senado y al país en general de atender a esos intereses impor- tantes de la defensa nacional.

No se necesita más argumentación para probar que entre nosotros existe esa misma necesidad, pues- to que el movimiento revolucionario de febrero ha costado mucho más dinero del que se hubiera em- pleado si los gobiernos hubieran atendido a la orga- nización de la Sanidad y Administración militar.

Ya es hora de ocuparnos de la labor puramente científica, así en teoría como de aplicación prácti- ca, que se ha presentado este año en el seno de la American Chemical Society.

Después del programa general, se distribuyó el trabajo entre las divisiones siguientes:

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Divisiones Temas 1. De Química Agrícola y alimentos . . . . 20 O + 00 A Eralpotea or ORAR - TIN ES del Caucho y sus similares . 22 AI eN HArraccntica. MAYO OR ON. 6 Sos, Aguas, clocas y desinfección . ......... 6 0700), “Fisica y Química Inorgánica . :.. . . 32 7. —,, Química industrial e Ingeniería quím. 35 o A dto SiO. ireptilizantes 10

Es de notar el hecho del orden admirable que reinó en una reunión donde existían como dos mil químicos asistiendo a las sesiones, cómo se fueron distribuyendo en las diferentes secciones en los lo- cales designados para las conferencias divisionales, sin confusión alguna, cada agrupación ocupando su puesto a la hora convenida, llevando las lecturas y discursos, prestando suma atención a las discusio- nes. Nos ocuparía mucho espacio si fuéramos a des- eribir y dar cuenta de los trabajos que se presenta- ron en las diferentes secciones con mayor motivo cuanto que no pudimos atender a todas, limitándonos a citar los temas mjás principales en cada sección. En la de Química general, se presentó un trabajo excelente, que llevaba por título “La formación de los átomos y el sistema periódico de Mendeleef,” con proyecciones y demostraciones gráficas por Mr. W. D, Harkins.

En la división de Biología Química, asistimos a una conferencia de Mr. G. W. Raiziss. “La compo- sición química de la arsphenamina (Salvarsan)”, y otra muy interesante de Benjamín S. Paschall, “Co- rrespondencia de los principios de Chemo-terapia, con las leyes de inmunidad y sus satisfactorios re- sultados en su aplicación al tratamiento de la tu- berculosis.”

En la división de Caucho y Sustancias similares, se presentaron muchos trabajos, pero en todos ellos se observa la falta de detalles en las manipulaciones,

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porque esta nueva industria que ha tomado un des- arrollo colosal a causa de los automóviles que actual- mente han transformado el sistema mundial de transportes, pues sólo en el Estado de Pennsylvania se ha registrado el número de 475,000, hoy se halla en gran competencia, conservando muchos secretos de fabricación que las compañías se resisten a dar- los a conocer.

En Química Farmacéutica, sólo se han presen- tado seis temas, sin tener grande importancia cien- tífica, y algún otro bueno cómo el que se titula: “Un campo nuevo de investigación fito-química determi- nado por el cultivo de plantas medicinales por Ed. Kremer.”

En la División de Aguas y cloacas, de los seis temas, el que lleva por título “La precipitación elec- tro-estática del polvo atmosférico en el análisis sani- tario del aire”, por J. P. Bilt.

En la división de materias colorantes, la mayor parte de los 27 temas se refieren al estado industrial en relación con los similares de Alemaria y las le- yes sobre patentes, cuyo cumplimiento se halla muy abandonado en Estados Unidos.

En Química inorgánica, los 32 temas se refieren a asuntos industriales de los fenómenos catalíticos, y en el estudio de los coloides, campo vastísimo que cumienza a extenderse por todos los laboratorios de, mundo.

En la división de Química industrial e ingenie- ría química, se han presentado 31 temas del más variados aspecto, de problemas de química analíti- ca. En la de Química orgánica, se han presentado temas de síntesis orgánica, mientras que en la de fertilizantes lo más interesante fué el estudio de las diferentes formas de los sompuestos nitrogenados.

Todos los estudios llevados a la Convención así en memorias como en folletos, de los que sólo se han leído recopilaciones, demuestran la actividad febril de los químicos americanos en todos los ramos de

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la ciencia química, y se distinguen de los que se presentan en otras naciones con el mismo objeto, por su originalidad independiente del partidarismo de escuela y de la autoridad del maestro.

El patriotismo yankee presenta la particularidad que le distingue de otros países, y en Philadelphia hemos tenido ocasión de comprobarlo, en que hon- ran más a sus antepasados que han fundado las ciudades, que a sus caudillos.

La sección de la Sociedad Química de Philadel- phia tuvo la oportunidad de reclamar para la ciu- dad la fiesta de la paz en obsequio a los químicos que tomaron parte en la guerra, y ningún Estado de la Unión tiene tantos títulos como la patria de los Quákeros para celebrar la quincuagésima octava Convención, porque Philadelphia fué la cuna de la independencia colonial y las familias de los nume- rosos antepasados de aquella época todavía dan ca- racter, y representan el tipo medio de los habitantes actuales, así en sus costumbres, como en sus creen- cias, como en su sentido moral. Y aquí también co- menzó el movimiento científico industrial e intelec- tual de América. En el período revolucionario el eminente químico inglés Priestley, vino a dar con- ferencias sobre el descubrimiento de las propieda- des de los gases, y de los elementos y compuestos químicos que dieron lugar a los fundamentos de la química moderna, y esta ciudad fué donde Robert Hare, por la misma época, presentó el soplete 0xi- hidrogenado y el horno eléctrico, haciendo aquellos memorables experimentos que han sido la base de la industria metalúrgica y electro química, y hasta asegura la historia que Priestley vino a Philadel- phia para presenciar los experimentos de Robert Hare.

Así el distrito de Philadelphia se enorgullece de contar con grandes empresas de industrias quími- cas y medicinales, que los miembros de la Conven-

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ción hemos visitado en las distintas excursiones or- ganizadas con este fin, como:

The Atlantic Refining Co., donde existe una in- mensa fábrica para el fraccionamiento y destila- ción del petróleo crudo, retortas de vapor y de pre- sión, separación y purificación de la parafina, ma- nufactura del asfalto que necesitan parques y paseos donde ocupan más de doscientas millas.

Umited Gas Improvement Co., donde se prepara gas de hulla, gas de agua, cianuros, sulfatos y áci- do sulfúrico.

Barrel Manufacture Co. es una planta que ocu- pa 17 acres de extensión, para preparar productos refinados de la brea de hulla, como el naftaleno, ácido fénico, benzol y nitrobenzol, con un magnífico laboratorio para investigaciones. |

Philadelphia Storage Battery, donde se fabri- can baterías de acumulación de varias formas.

Curtis Publishing Co., con departamentos para grabar a un tiempo en cuatro colores.

Dill Collings Paper Mills, donde se fabrica la pasta de soda, de cartón y una gran variedad de pa- pel de todas clases, así como una planta electrolíti- ca para la obtención del cloro líquido.

John T. Lewis Bross Co., para la manufactu- ra del blanco de plomo, óxidos del mismo metal, acei- te de linaza, secante y colores secos, establecida en l¿ misma ciudad.

Electric Storage Battery, la cual es digna de ci- tarse, porque es la mayor de Estados Unidos, donde se fabrican acumuladores de más de cien tipos di- ferentes y dimensiones, desde las que se pueden lle- var en el bolsillo hasta baterías de 150 células cada una, aproximadamente de seis pies de longitud, 5 de altura y 2 de ancho, pesando 7,700 libras. Los edificios cubren un área de 20 acres y tiene ocupa- dos 3,000 operarios en los diversos departamentos. Tienen una planta de vapor para producir 2,000 H P con tres sub-estaciones, utilizando 2,500 K. W. to-

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mados de las líneas de transmisión de alta tensión de la Philadelphia Electric Co. Poseen varios labo- ratorios incluyendo un laboratorio químico, donde se analiza la materia prima; otro de procedimientos, donde se perfeccionan los métodos de fabricación ; otro de investigaciones para el desenvolvimiento del trabajo en distintas direcciones; otro laboratorio comercial, donde se ensayan las baterías y se deter- mina su carácter y duración, y por último, una de ingeniería química, donde se ensayan los aparatos auxiliares.

Franklin Sugar Refinery, que es de la misma im- portancia que la “Chalmete” en New Orleans, y don- de siguen los mismos procedimientos de refinación.

Victor Talking Machine Co., fábrica de fonógra- fos, tan conocida de todo el mundo.

Welsbach Light Co., donde se preparan las ca- misetas de amianto para la luz, sales de tiierras ra- ras, nitrocelulosa, etc.

H. K. Mulford Biological Laboratory, que es una manufactura muy importante de vacunas y anti- toxinas.

No hemos de echar en olvido la visita que hici- mos al establecimiento de Leeds Northrup, que es una exhibición de instrumentos de medida para la electricidad aplicada a los procedimientos químicos en la calle 4901 Stenton Ave., y es una serie de aparatos de investigación industrial de educación, que se aplican a la concentración y control de las sales neutras, así como a los ionios de hidrógeno e hidróxilo.

Y por último, la casa de Arthur H. Tomas, im- portadora de toda clase de aparatos de física-quí- mica en West Washington Square, donde se encuen- tra todo lo más nuevo que haya podido producirse en las ciencias físico-químicas, y los aparatos más perfeccionados de óptica física, como los nuevos sa- cartímetros, refractómetros de Abbe modificados y de inmersión, calorímetros, colorímetros e instru-

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mentos de medida eléctrica, como electroscopios, y para el estudio especial de los cuerpos radioactivos, así como una enorme existencia de todos los, apara- tos que requieren los laboratorios de química apli- cada. La imaginación se pierde y la memoria se cansa al respirar en un medio donde se suceden con rapidez la exposición de los diversos aspectos, pro- blemas, teorías de las ciencias, los éxitos conseguidos y la producción industrial en enormes proporciones. Y quizá no hubiéramos podido fijar las ideas ni con- : templar en toda su grandiosidad las industrias quí- micas de Philadelphia si no hubiéramos asistido a la excursión organizada por la sección de Delaware de la American Chemical Society, donde todo el día seis de septiembre último lo pasamos navegando por las orillas del río Delaware en el vapor “City of

Canden” que sale del embarcadero de Chesnut Street donde al modo y a través de un kaleidoscopio se nos iban presentando las industrias establecidas en el distrito del río, incluyendo los astilleros de Hog Is- land donde se están contruyendo 80 buques de vapor a un tiempo, llegando en el momento de presenciar la botadura al agua del vapor “Sinsinawa,” nombre elegido por la señora del Presidente Wilson, en me- moria de un indio célebre. Ese vapor es el número 52 que ha salido de ese enorme astillero, desde el 5 de agosto del año pasado. Es indescriptible el nú- mero de fábricas y establecimientos que se ven desde que se sale de la ciudad hasta llegar a Deep Watter Point, más abajo de Wilmington, donde se halla la fábrica de materias colorante de E. Y. Dupont, de 'Nemours Co., donde se visita también el laborato- rio de Jackson. En toda la extensión del recorrido se encuentran ciudades, fábricas y residencias, no- tándose altas chimeneas, enormes gruas, embarca- deros, fábricas y talleres, como se ven pinos desde el ferrocarril por el Estado de Alabama, lanchas de carga, vapores de excursionistas, etc.

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Podemos decir que la Convención de la Sociedad Química cerró con broche de oro. A esta deliciosa ex- cursión por las aguas del Deleware fué acompañada por la más exquisita amabilidad y atención de los miembros que componen la Sección de Delaware, acompañada de música, canto, que coreaban todos los excursionistas, lunch, helados, refrescos; sintien- do algunos miembros de la Convención el reinado del período seco. Esta excursión fué organizada por el Comité de excursiones formado por el Dr. Reése, Presidente, y los Dres. Dugliss, Robinson, Garret y el Dr. Harton S. Miiner, de la Sección de Phila- delphia.

Como conclusión a esta primera parte del infor- me, debemos decir que así el Sr. Secretario de la Guerra como la Junta Directiva y los miembros de la Sección de Philadelphia, se mostraron altamente complacidos por la atención del Sr. Secretario de Agricultura, Comercio y Trabajo de Cuba, al nom- brar un representante a la Convención, demostran- do así el interés que el Gobierno de Cuba tiene por la prosperidad y progreso de la gran nación ame- ricana.

El Sr. Secretario de la American Chemical So- ciety, Dr. Charles L. Parsons, además de indicarme saludara a usted en su nombre, me indicó la conve- niencia de que invitara a los miembros cubanos que formamos parte de la Sociedad para que constitu- yéramos una Sección en la Habana, como existen en todos los Estados de la Unión Americana.

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LO QUE CONVIENE TENER PRESENTE CON LOS CIEGOS DE NACIMIENTO

Por el Dr. Juan Santos Fernández

(Sesión del 13 de febrero de 1920)

La memoria presentada por el ilustre oftalmó- logo uruguayo Dr. Salterain al II Congreso Ame- ricano, del niño, celebrado en Montevideo (1) con el título de “Ciegos de nacimiento curados” me in- citó a ocuparme de un particular que ya traté en tiempos pasados (2) y que ahora el autor ventila a la luz de los adelantos modernos realizados en pro- vecho de los niños anormales y me obliga a copiar casi íntegro el trabajo, y lo que no acostumbro, a dar a estas líneas mayor extensión de la que con- viene para ser leídas; pero sin exponer la educación de los sentidos del niño operado de catarata por el sistema conocido de la Srita. Doctora de Montessori, no podría ser apreciada la labor realizada y por eso es que transcribo íntegro el relato.

Comento pues, este trabajo aun cuando en los Archivos de Oftalmología hispano americanos (3) se hizo un brevísimo extracto de él, porque merece estudiarse, desde diversos puntos de vista, atendien- do al interés que despierta, y a la competencia que revela el autor al exponerlo.

El Dr. Salterain refiere que la primera opera- ción que se llevó a cabo en un ciego de nacimiento, la realizó Guillermo Cheselden, notable cirujano in- glés del siglo XVIII (1688-1752).

El Dr. Salterain además de describir con todos sus detalles este caso, doblemente interesante por ser el primero, señalado los que le siguieron en el

(1) “Revista Médica Uruguaya?””. Julio de 1919.

(2) Primeras impresiones del ciego de nacimiento que recobra la vista. Trobajo presentado al Primer Congreso Regional Cubano. ““Cró- nica Médico-Quirúrgica de la Habana.?” T. XII, p. 794.796, 1890,

(3) T. XIX, p. 604, Septiembre de 1919,

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siglo XVIII y XIX y aun en el actual y comentán- dolos sabiamente, siendo así que en el caso que pu- blicamos en 1891 y operamos algunos años antes en 1876 no fuimos tan prolijos en la relación de los que nos precedieron en la observación de los ciegos de nacimiento que recobraron la vista.

El Dr. Salterain ilustra el tema con las opinio- nes de Voltaire y Diderot especialmente, al mencio- nar de éste último la “Carta sobre los ciegos,” para uso de los que ven,” y otros más, como Daniel Con- dillac, Loke y Barcloy que discurren acerca de la interpretación de las impresiones del ciego de na- cimiento, que nadie ha evidenciado después, de mo- do más perfecto que el célebre ciego La Lizerane, profesor del Asilo de Ciegos de París.

Mas donde el Dr. Salterain ofrece verdadera ori- ginalidad en su memoria titulada “Ciegos de naci- miento curados” es en la segunda parte de ella, en que se refiere a los casos de ceguera congénita que ha operado y en especial, a uno, Daniel T, cuya ope- ración extractó no sin temor de disminuirle su va- lor. Le consultó en mayo de 1916, de 6 años, con nistagmus manifiesto. Durante todo el tiempo que duró el examen del niño éste se entretiene verifican- do movimientos rápidos con las manos para ocultar y descubrir alternativamente la luz. Con facilidad distingue ésta; pero sise le pregunta qué diferencia existe entre el claro y lo obscuro no sabe que res- ponder. Se comprueba la existencia en cada ojo de una catarata completa, de aspecto blanco lechoso, de probable consistencia blanda. Reacción de la pu- pila a la influencia de la luz normal; fuera de estas anomalías,el aspecto del niño, ni el examen general de los órganos, presentan irregularidad alguna.

Hijo de muy humildes campesinos, habituados a los trabajos comunes entre los paisanos del campo, nació normalmente de término, fué criado a pecho como sus otros seis hermanos, padeciendo solamen- te, según refiere la madre, de ligeras convulsiones

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que coincidieron con el período de la dentición. Aper- cibida bien luego la familia, de que el niño no de- mostraba interés ni curiosidad por ninguno de los objetos que se le mostraban y observando la colo- ración anormal de los párpados, lo consideraron co- mo ciego e inútil.

El alejamiento de los centros urbanos, por otro lado, como suele ocurrir, así como la falta absoluta de recursos de sus progenitores, fueron obstáculos que impidieron un asesoramiento profesional.

En el medio reducido en que se encontraba el niño le sobraba el afecto; pero le faltó la disciplina del ejercicio metódico de su psiquis hoy retardada. Por eso quizás entregado a mismo, en vez de ade- lantar en el crecimiento, se convirtió en un ente in- capaz en absoluto, que devoraba los alimentos sin masticarlos y que nunca aprendió a solicitar ayuda, cuando sus necesidades orgánicas más imperiosas lo requerían. Sin que padeciera de incontinencia de orina verdadera, en cualquiera hora del día o de la noche orinaba y defecaba, tal como los irracio- nales.

Aunque de los antecedentes de familia no se de- ducía nada que hiciera presumir la existencia de manifestaciones específicas hereditarias se hizo un examen de la sangre (Wassermann) cuyo resulta- do fué absolutamente negativo.

Realizada la posible asepsia preparatoria de las conjuntivas por medio de lavatorios abundantes de suero fisiológico mantuvimos antes de operarle, los ojos vendados durante las 24 horas, y como al ca- bo de este tiempo no se observasen señales de secre- ción alguna, procedimos a la operación bajo la anes- tesia clorofórmica.”

Esta fué efectuada en el mismo acto en los dos ojos del modo siguiente: incisión lineal de Travers, en la parte exterior de la córnea y discisión de la cápsula del cristalino, con el cuchillo lanceolar aco- dado. Extracción fácil, y al parecer completa, de

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la sustancia opaca del cristalino, quedando las pupi- las completamente negras.

Colocamos el vendaje en ambos ojos y lo conser- vamos sin cambiarlo, durante tres días, al cabo de los cuales lo descubrimos, momentáneamente, por primera vez sin notar señal inflamatoria alguna. Se le instila atropina.”

En este primer examen el niño Daniel no mani- festó la más mínima sorpresa, ante la influencia de la luz velada; pero la sufiiente para distinguir y diferenciar los objetos un vidente normal.

A los ocho días se dió al operado un par de ante- ojos ahumados.

Daniel seguía indudablemente mejor la direc- ción de la luz, llegando a conocer algunos colores, pero nada más. Su andar era como antes, vacilan- te, a menudo tropezaba cuando no hacía uso de las manos, y el nistagmus persistía casi en la misma in- tensidad anterior a la operación.

En la imposibilidad de continuar en el Hospi- tal por tiempo indeterminado, y convencido de que su educación post operatoria requería un tratamien- to especial, en un medio adecuado, solicitamos su ingreso en el Instituto de ciegos, mientras buscamos elemento más en relación con su estado de inferio- ridad mental.”

“En el Instituto estuvo sin fruto cerca de un año. Cuando se había perdido la esperanza de me- jorar la situación del niño y utilizar los beneficios de la operación, tuvo el Dr. Salterain la fortuna de conocer la Srita. Manuela Zapoted, directora de la Escuela de anormales que funciona en el Asilo de Huérfanos y halló lo que buscaba. La Srita. se dió perfecta cuenta de lo que se necesitaba y se prestó benévolamente a ayudarle, y ya bajo su cuidado dió el informe que sigue:

Daniel T., ingresó en esta clase el 11 de marzo de 1917. Examen psicológico de los sentidos: Vi- sión: padece de anestesia del sentido de la vista, y

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a causa de una afección orgánica congénita que le había privado de la visión. Operado que fué recu- peró la vista, siendo las condiciones, más centrales que periféricas, en que se encuentra, las que entor- pecen esta función. La impresión que experimenta el observador es la misma que produciría un ciego. La inseguridad en su andar, el deseo de conocer, los objetos por medio del tacto, así como los movi- mientos de los ojos en las órbitas: todo hace creer que estamos en presencia de un niño en las condi- ciones mencionadas. Audición. Su oído está bien desarrollado. Reconoce las personas por el timbre

de la voz y se complace oyendo cantar o voces la música. Expresión fisonómica y de conjunto: Su aspecto es simpático, aparentando poseer un alma buena. Su actitud es de indiferencia, llegando, con todo, a interesarse vivamente, cuando se le ofrece alguna golosina. Percepciones sensoriales: son len- tas y confusas. Atención: Es muy variable y si logra alguna vez interesarse por algo, este interés es sumamente fugaz. Memoria y asociación. La memoria sensorial es débil, deficiente, lo que en cier- to modo se explica, pues su falta de atención y su imperfección en algunas percepciones no pueden dar cabida a una receptividad tenaz y flexible, al mis- mo tiempo. Sin embargo su escasa memoria senso- rial puede aprovecharse como base de enseañnza para desarrollar la atención necesaria para darle a aquélla una fijeza normal. Lenguaje. Es confuso e incorrecto. Afectividad. Busca siempre una per- sona que le prodigue cariños siendo a la vez egoísta con los compañeros de clase. Carácter: Pacífico y dócil. Examen pedagógico: Negativo, pues no tiene antecedentes de instrucción.

OBSERVACIONES: Al iniciar estos apuntes el Dr. Salterain, cree oportuno hacer un paréntesis, para insistir en que a su juicio no era del todo apa- rente este medio para la educación del niño Daniel.

Numerosos factores contribuyen a aumentar es-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 363 ta tarea y a entorpecer el desarrollo de las aptitudes del niño. Por una parte la disciplina del horario del internado era cara, donde se trata a todos los niños en conjunto, convendría que no fuera uni- forme, por otra parte debido a ello se sofoca muchas veces una iniciativa y un deseo susceptible de pro- ducir una convicción reveladora del estado de su espíritu y, por consiguiente, aprovechable. El me- dio por tanto, no es el más adecuado.

MÉTODO DE ENSEÑANZA.—Para la educación de sus sentidos, dice la Srita. Zapoter, aplicaré en lo posible el sistema ventajaosamente conocido de la Srita. Doctora de Montessori.

Educación del sentido de la vista. Día 15 de mar- z0.—Los primeros ejercicios tienden a educar el sen- tido cromático. Empleo con este fin los colores del material indicado.

Idea del rojo.—Su indiferencia a las impresiones luminosas es tan marcada, que le hacen confusa la visión. Me limito en esta lección, a enseñar la ta- blilla con el color indicado, diciéndole: Esto es rojo. El primer impulso del niño, es palpar el objeto, de- seo al que no me opongo, a fin de evitar su interés, con cuyo fin le coloco en condiciones de reconocerlo sin ayuda del tacto.

Día 25.—Han transcurrido diez días, estando en las mismas condiciones que a su ingreso, no dis- tingue el rojo ni el contraste de éste con el verde; para él todos son rojos. Recuerda el nombre, es decir, la impresión auditiva; pero no la visual. No tiene noción alguna de distancia.

Día 30.—En virtud de haberle privado por com- pleto del uso del tacto, trata de esforzarse en ml- rar y abre sus Ojos desmesuradamente cuando le presento la tablilla con los colores. Empieza a dis- tinguir el rojo. ,

Abril 11.—Hace un mes que Daniel está en la clase. Sus percepciones visuales continúan siendo tardías y confusas. Su mentalidad pone de manl-

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fiesto una debilidad bien marcada. Atiende apenas y olvida con frecuencia. Conoce el verde y el rojo. liene momentos en que percibe mejor, y es en esto que demuestra en realidad conocer los colores men- cionados, en tanto que en otros no distingue nada y es esto lo que dificulta más su educación.

Día 25.—Empieza a distinguir los cuerpos por su tamaño. Los ejercicios son ejecutados con el sis- tema de diez cubos, de color rosado.

El mayor tiene un decímetro de lado; el menor, un centímetro, y los demás van disminuyendo gra- dualmente de centímetro en centímetro. Es de no- tar cómo el niño Daniel va adquiriendo nociones de distancia. Cuando le pido indique dónde está el ma- yor, su ademán tiene relación con la distancia a que se encuentra el objeto; no muy precisa pero siem- pre más que anteriormente. El primer ejercicio es ejecutado con el cubo mayor y el menor, donde la diferencia es bien marcada.

Día 29.—Con los ejercicios ejecutados en los días transcurridos reconoce cualquier objeto por su ta- maño. Ya sabe cuál es grande y cuál es chico y cuál es mediano. La educación del sentido cromático se prosigue al mismo tiempo. Reconoce el rojo, el ver- de y el azul, sin vacilar.

Mayo 11.-——Lecciones de nomenclatura: como pa- ra Daniel todo es desconocido, al oir nombrar un . objeto de los de su uso escolar, tiende la mano, con el deseo de reconocerlo por el tacto, cuyo hábito aun no ha perdido, pero cuando se convence que eso no puede hacerlo no tiene más remedio que fijar su vista, pues que el interés despertado tiene que ser satisfecho de algún modo. Aprovechando esta aten- ción momentánea, le enseño cual es el nombre que corresponde al objeto determinado. Estos ejercicios se realizan con el fin de despertar el interés de la operación del sentido de la vista a la observación del mundo que le rodea, sirviendo a la vez, como lec- ción del lenguaje.

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Mayo 19.—Empieza a desenvolverse en Daniel la atención espontánea a las impresiones visuales.

Hoy pasando por la portería, donde se hallaba una nodriza que llevaba en brazos una morenita, se separó de mí, dice la profesora, y al verla, seña- lándola, dice: Una nena, y la mira con asombro tal, que pone de manifiesto la novedad que encierra se- mejante impresión.

Ejercicios gon piezas grandes de tamaño gradua- do. Idea de grueso y delgado: Consta esta serie de diez prismas cuadrangulares, de los cuales, el pri- mero tiene un decímetro de lado en la base, y los otros van disminuyendo. de centímetros, es igual en todas das piezas. Se agrandan muchísimo estos ejer- :icios y a cada expresión de este es grueso, abre las manos, manifestando la alegría en la expresión de su semblante.

Mayo 28.—Los ejercicios con las cajas de los colores son continuos y frecuentes, de los 64 colores contenidos en cada caja, separa Daniel, el rojo, el verde, el amarillo y el violeta. Forma con los pris- mas cuadrangulares una especie de escaleras, ejer- citando así su vista en la observación de la coloca- ción de las piezas. Constituye con la serie de cubos una torres, cuya base es el cubo mayor, terminando con el cubo de un centímetro. Se ha familiarizado con los compañeros de clase, conquistándose a la vez el cariño de otros niños del Asilo, que lo cuidan y juegan con él.

Junio 1*—Idea de la longitud, apreciada por el sentido de la vista. Objetos largos y cortos. Estos ejercicios son efectuados con el sistema que consiste en diez barras de las cualas la mayor mide un me- tro y las otras van disminuyendo de decímetro en decímetro. A la vez que las percepciones visuales se van haciendo más claras, se observa en Daniel que su inteligencia va despertando. Su carácter ha cambiado, mejorando, y hasta parece que su físico tiene otra expresión.

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Junio 17.—Hoy, oyendo tocar el piano, quedó ensimismado, prestando tanta atención, que a no ser porque era la hora de la merienda y del recreo estoy segura, dice la directora, que hubiera perma- necido largo rato en esta actitud; pero el momento de la merienda le es muy agradable: tanto que le ha dominado y baja contento al patio, a reunirse con los compañeros. '

Junio 27.—Ya Daniel anda solo por los corre- dores, siendo su marcha segura. Baja y sube los escalones, sin tropiezo, habiendo adquirido nociones de distancia tan exactas que se dirige precisamente al objeto que desea tocar. A fin de observarle y al mismo tiempo proporcionarle algún entretenimien- to, le pongo a distancia diversos objetos, los que va a buscar, sin extender la mano hasta que está al alcance de ésta. Intencionalmente, dejo caer una llave: se agacha, mira y cuando la distingue, ex- tiende la mano y la toma.

Julio 6.—Daniel se ha revelado un gran imita- dor. Cada vez que terminamos un ejercicio toma el material que hemos usado y hace a sus compañe- ros, más o menos las mismas preguntas que yo le he hecho a él. Toma las varillas largas y cortas y les dice: ¿Cómo está? Largo. Sí; ésta es larga. Y repite el ejercicio efectuado. En sus juegos, con la caja de colores, indica cual es el verde, el rojo, el amarillo, el blanco, el azúl, ect.

No sólo se entretiene gustoso cuando le observo y le dirijo, sino que se aproxima a todos los pequeños grupos de compañeros siempre que estoy yo.

Julio 13.—Las vacaciones de invierno empiezan mañana, quedando Daniel hasta el 1” de agosto sin asistir a clase.

Agosto 2.—Al reanudar las tareas vuelve Da- niel contento, demostrando que le agrada más la vida activa, que la de inacción pasada en el estable- cimiento, sin asistir a la clase. Todo parece inte- resarle más que antes.

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Agosto 6.—De los colores aprendidos, recuerda muy bien: el blanco, el negro, el azul y el rojo, de los cuales conoce cualquiera de las gradaciones; pe- ro suele a veces equivocarse con el verde claro y el amarillo del mismo tono. Un objeto que se le pre- sente y se le enseñe cuál es su nombre, ya es cono- cido para él.

Agosto 10.——Hace juicios y establece compara- ciones con percepciones visuales, de una manera cla- ra y precisa. En estas condiciones creo oportuno comenzar a explicar la noción de cantidad, distin- guiendo la mitad de la pluralidad.

Agosto 16.—Al entrar hoy en la clase, dice Da- niel: ¡Voy a aprender mucho!, manifestación que me llena de alegría, pues en boca de este niño una expresión semejante, habla mucho en su favor. Pa- ra demostrar su decisión empieza por hacer uso de los ejercicios que más le agradan y que le son más fáciles: separa de las cajas de colores todas las tablitas, diciendo en alta voz el color de cada uno. Al terminar mira a sus compañeros y con aire de triunfo les dice: Yo mucho.

Agosto 21.—Formación y descomposición del nú- mero 4 y ejercicios, con varillas que corresponden a esta idea.

Agosto 30.—Ya Daniel distingue los rasgos tra- zados en el pizarrón. Hago algunas rayas en las que cuenta hasta 10, sin equivocarse. Cuenta asi- mismo los colores de las varillas y forma con éstas los números que conoce.

Septiembre 4.——Para la mente de Daniel le es difícil conocer, cómo una figura sola es represen- tación gráfica de varias unidades. Se produce en él una gran confusión, cuando le enseño el 2 y le digo que esa figura vale dos cosas, y al pedirle que busque el dos entre los cartones donde están repre- sentados los números, toma dos de éstos y me los da. Le enseño el 0 y le hago notar que esa figura no vale nada, y de este modo, haciendo repetidos

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ejercicios con el uno, el dos y el cero, se convence del valor de las figuras. Cuando toma el cartoncito del uno, separa de la caja un cubo; cuando toma el cero, dice: no vale nada, separando dos cubos cuan- do toma el dos.

Septiembre 10.----Ejercicio preparatorio para la escritura. Trazado de rayas en el pizarrón. Ense- ñándole las varillas, hago que por medio de rayas represente el valor de cada una. Tomando yo mis- ma la tiza, hago varios ceros; él se fija y dice no valen nada, son ceros. Bien: cuenta cuántas figu- ritas hice que no valen nada. Los cuenta y se va convenciendo de aquella idea tan abstracta para él, como es la representación gráfica del número.

Septiembre 19.----Representación gráfica del nú- mero. Lección de nomenclatura.

Septiembre 26.----Con mucha dificultad escribe el número 2, pues su vista, poco educada aun para apreciar los rasgos, no le permite comparar bien la figura que hace, con la que tiene de imitar. El uno y el cero, como son más fáciles, los hace bastante bien.

Septiembre 30.----Ejercicios preparatorios para la enseñanza de la lectura. Empleo del abecedario de letras movibles. Conocimiento de las vocales 1 y o, por las que ofrecen mucho contraste.

Octubre 4.----Con los ejercicios efectuados. para la representación gráfica del número, le es más fá- cil representar los sonidos. Como los sonidos solos no dicen nada al niño, por cuyo motivo le sería más fácil olvidarse, es necesario que se le preste algu- na consonante para poder hacer combinaciones, las que quedarían grabadas en su mente, con ese moti- vo, empieza a combinar la 1 y la o, con la s, forman- do las sílabas so y si. !

Octubre 10.—Completando el conocimiento de las vocales, aprende a reconocer la a, la e y la u, formando con elias combinaciones con la s.

Octubre 20.—Conocimiento de la p y combina- ciones de ésta con las vocales. Antes de seguir ade-

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Ss E A

lante en el conocimiento de las otras letras, hará

ejercicios con las ya conocidas, para formar con ellas el mayor número de palabras.”

ed * ES

Resumen de las anotaciones hechas sobre los pro- gresos alcanzados por Daniel T. en el año 1918.

Marzo. De las anotaciones hechas en este mes se desprende que Daniel es feliz en la escuela y que prefiere el ambiente de actividad de la clase al de inacción de los días de vacaciones en el internato del Asilo. La alegría que experimenta al iniciarse el período de las clases es inmensa. No se ha olvi- dado de los conocimientos adquiridos en el año an- terior. Todos los ejercicios hechos para despertar el intelecto los repite con suma facilidad y hasta hace nuevas combinaciones con los juegos del ma- terial de enseñanza. ;

Abril. Se nota que en la representación de las sensaciones visuales tiene alguna dificultad no obs- tante las asocia a las sensaciones auditivas y muscu- lares y así facilita su recuerdo. Por ejemplo ve una cifra escrita, vg. el cinco, la mira y no recordando cuál es el valor de la figura, hace entonces el mismo movimiento que si la escribiera y al acto asocia el movimiento al valor de la figura presentada.

En estos casos nombra en voz baja varias ci- fras como para escucharse, hasta que asocia a la sensación auditiva, la visual. Hace ya los ejercicios preparatorios, para facilitar el examen del lápiz.

Mayo. Como se nota que necesita asociar a las sensaciones visuales, las auditivas y táctiles y te- niendo en cuenta que su visión, a pesar de no ser normal, es clara, no veo inconveniente en permitirle que aprenda con las letras de papel de lija del alfa- beto movible a guisa de ejercicios preparatorios, pa- ra facilitar el conocimiento de las letras. Es de ob- servar que presentándole una figura, por clara que sea, aun no la sabe interpretar. Con ese motivo hice

370 ANALES DE LA

traer a la clase un gato del mismo término y color del de la lámina que me proponía enseñanrle, y de la observación comparada ha aprendido que aquélla no era una mancha, como decía, nombrándole por el color, sino la representación de un animal.

Jumo. Los ejercicios destinados a provocar el mecanismo muscular para el sostenimiento y manejo del lápiz son hechos con bastante exactitud. Ya se da cuenta de cómo una línea determina una figura, la que llena con el lápiz de color, con regularidad y prolijidad. Merced a estos ejercicios, unidos a he- chos en el aprendizaje de la lectura, donde para faci- litar el recuerdo del sonido de las letras asocia las sensaciones táctiles y musculares y aprende a cono- cer el sentido en que traza una letra, se ha facilita- do muchísimo el mecanisco de la escritura.

En los últimos días del mes tuvo una ligera in- disposición de origen intestinal.

Julio. En su modificaciones de la vida del Asilo es como un niño normal. Baja y sube las escaleras con facilidad; se viste solo y, sobre todo, ha apren- dido a ser aseado y prolijo, hábitos que no tenía cuando ingresó. Con sus compañeros es afectuoso y nunca se le vió que riñera o se rebelara contra nin- guno de ellos. Le agrada “sobremanera ensartar cuentas de colores, entretenimiento que ejecuta con canutillos de medio centímetro. En los primeros hi- los ha combinado dos colores, enhebrando dos cuen- tas rojas y dos azules hasta que ha llegado después, en el curso de este mismo mes, a combinar tres y cuatro colores en grupos alternados de dos y tres cuentas.

Agosto. En el curso de este mes se inició en la escritura en papel con lápiz de color. Tiene dificul- tad para distinguir los renglones, pues todavía no usa lentes. Por eso juzgo conveniente darle ojas de papel sin líneas, en las que marca con el lápiz, las palabras que le dictan o lo que se le ocurre, por propia iniciativa. A esta altura del año se notan ya

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sensibles progresos en el desenvolvimiento de la in- teligencia. Su lenguaje es más correcto, sus compa- raciones más precisas y el concepto que tiene de las cosas más exacto. Tiene idea clara de la formación y descomposición del número, hasta cincuenta, co- noce varios cuerpos sólidos y en sus comparaciones tiende a señalar los contrastes que las sesiones re- velan que su espíritu se ha normalizado al mismo tiempo que su vida.

Septiembre. En el curso de este mes, ha hecho varios ejercicios de escritura con lápiz negro sobre papel blanco, en el cual se le habían marcado ren- glones con tinta roja, con el fin de que fuera acós- tumbrándose a buscar en el papel una guía que le ayudara a escribir en líneas. Lee y escribe pala- bras bisílabas, en las que pueden entrar como ele- mentos de formación todas las vocales en combina- ción con la s, la v, p, 7), n, m; sabe distinguir las sílabas directas de las inversas. Hace ejercicios sen- cillos, escritos de suma y resta.

Octubre. Según las anotaciones hechas en este mes, se ve que ha tenido varias faltas a la clase, de- bido a hallarse indispuesto, por alteraciones intesti- nales. Sobre las observaciones que hace de las lámi- nas o figuras, se nota un cambio sumamente favo- rable, anteriormente las miraba con indiferencia, reconociendo sólo una mancha de la que mostraba los colores que más resaltaban sin distinguir formas determinadas ni reconocer representación alguna, ahora le es imposible dominar el entusiasmo que le agita, cuando, por mismo descubre en una lámina una persona, un animal o cualquier objeto, cuyos detalles observa minuciosamente.

Noviembre. Es de llamar la atención el resul- tado notable obtenido en el desarrollo y educación de la visión de este niño, que ha llegado a adquirir sensaciones normales justamente con una prepara- ción intelectual que casi corresponde a la posible de su edad. Pienso que con el material de enseñanza

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de la Srita. de Montessori, se logra educar la mente de los niños, sin producirles la más mínima fatiga.

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Hasta aquí los datos suministrados por la Srita. Zapater, cuyo inteligente concurso, dice oportuna- mente el Dr. Salterain, ha sido decisivo en la men- talidad de nuestro enfermo. Y como la experiencia de esta profesora, añade, está abonada por una lar- ga práctica, en conclusión, al afirmar que Daniel, una vez terminada su permanencia en el Asilo se hallaba en condiciones casi normales, posee un va- lor demostrativo irrecusable.

Durante el tiempo que duró su enseñanza, varias veces hallándose ausente la maestra, tuvimos oca- sión de examinarle, y en todas comprobamos los pro- egresos alcanzados.

Acaso hubieran sido más rápidos si inmediata- mente después de operado, sin el intervalo de un año estéril durante el cual permaneció sin recibir instrucción alguna, hubiera comenzado algunos ejer- cicios. Con tanto mayor motivo lo suponemos, cuan- do, al mes de la operación llegó a conocer y distin- guir algunos colores y esta noción la olvidó por completo poco tiempo después, en el ambiente para él inadecuado del Instituto de Ciegos.

Antes de volver al seno de la familia estuvo con nosotros, dice el Dr. Salterain, un par de veces, en nuestra propia casa. En la primera, como le pre- guntásemos cuál era el gusto de su preferencia: una pelota, contestó sin vacilar; pero aconteció que es- caseando, con motivo de la guerra, las extranjeras de goma, nos vimos obligados a darle una de lona, de fabricación nacional. Esto no me gusta nada, dijo Daniel, porque no salta. Afortunadamente con- seguimos una, según su gusto, con la cual jugó per- fectamente en nuestra presencia, como un vidente normal.

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Días después se ausentó para su casa muy con- tento con los anteojos y por primera vez le coloca- mos (+ 7 Dioptrias) y al despedirse de nosotros estaba visiblemente emocionado.

Las noticias posteriores que tengo del enfermo, me demuestran que Daniel, dentro del reducido am- biente en que vive, hasta ahora, nada ha perdido de lo que aprendió en el Asilo. La madre en su última carta me incluye una tarjeta donde ha escrito aquél con caracteres firmes y claramente trazados, estas palabras: mamá, papá. Y respecto a su estado nor- mal, me dice: continuamente recuerda todos los de esa.. Creyendo que le iba a mandar a Montevideo, tuvo un verdadero duelo al saber que, por el momen- to, eso no era posible.

Para terminar con esta observación, recordamos que la última vez que vimos a Daniel, presentaba el aspecto de un normal. Su marcha era segura; sal- vaba, evitándolos, los objetos que se le oponían y el nistaemus había desaparecido por completo.

¿Conservará lo aprendido y alcanzará mayores progresos en relación con su desenvolvimiento or- gánico? Esta última reflexión se la hace muy opor- tunamente el Dr. Salterain y en verdad, es una pre- gunta que no se puede contestar categóricamente, con la afirmativa por más que hay probabilidades de que ocurra su perfeccionamiento gradual y as- cendente. A esta observación tan interesante del Dr. Salterain, sigue otra de un niño de mayor edad que Daniel, que ciezo de nacimiento se le operan las cataratas y recobra la vista. Este seeundo caso es idéntico al que operé en los comienzos de mi prác- tica y di cuenta de él en el primer Congreso médico regional cubano de 1890 (4). En estos dos casos sólo llama la atención la necesidad de conocer con los ojos lo que el tacto y los otros sentidos enseñaron al de la vista: pero estos dos enfermos como norma-

(4) ““Crónica Médico-Quirúrgica,?? T. XVII, p. 794-796. 1890.

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les se orientaron casi por solos. No ha ocurrido lo mismo con el niño Daniel que acabo de describir y con la última señorita a quien libré de las catara- tas congénitas de edad de 20 años, recientemente vivía lejos de la capital y por esta razón y por creer que su falta de vista obedecía a una afección cere- bral que padeció pocos meses después de nacida y no a la catarata. Después se persuadieron de que tenía catarata y la trajeron a la capital (5) y se las operé; pero evidencié después que la papila del nervio óptico estaba afectada por efecto de la neu- ritis óptica que tuvo como consecuencia probable de un meningitis y esto le dificultaba utilizar sus ojos ya sin catarata. Si esta muchacha hubiese si- do sometida al cuidado de una maestra como la Srita. de Zapater, que puso en práctica en Daniel el sis- tema conocido de la Srita. Doctora de Montessorí, de seguro que a pesar de las deficiencias de su nervio óptico hubiera ganado con el perfeccionamiento de la vista defectuosa que alcanzó; pero lejos de la ca- pital y rodeada de personas más que profanas, sin la instrucción que el trato de estos casos anormales exige, no será extraño que apenas perfeccione la vista adquirida.

Como se ve, la memoria del Dr. Salterain presta buena enseñanza y aun cuando con el método que empleó para operar al niño Daniel salió triunfante, yo he sostenido en más de un trabajo y sometido el tema a discusión en la décima sesión de la Sociedad Oftalmológica Hispano Americana, que se reunió en Congreso del 20 al 25 de septiembre de 1916, en Va- lencia, España, que este género de cataratas debe ser operado por discisión siempre, y no por extrac- ción si se quiere el operador poner a cubierto de un peligro (6). Con manos tan hábiles como las del

(5) Catarata congénita operada tarde. Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos. T. VIT, p. 446-918, :

(6) Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Natu- rales de la Habana. T. LIII, p. 398. ““Crónica Médico-Quirúrgica de la Mabana,”” T. XLIV, p. 98.

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Dr. Salterain se triunfa siempre; pero la dificultad no está en el operador sino en la indocilidad de la mayoría de los niños.

Perdonadme que os haya entretenido demasiado tiempo; pero he creído que debía hacer conocer el trabajo del competente colega de Montevideo; Uru- guay, Dr. Joaquín Salterain.

Acta de la Sesión Científica del 27 de Febrero de 1920

Presidente.—Dr. José A. Presno.

Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De número.—Dres. A. Agra- monte, J. P. Alacán, R. de Castro, M. Ruíz Casabó, F. To- rralbas.

Corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Por no existir el quorum reglamentario sólo se celebra esta sesión con el carácter de científica.

Se da lectura al acta de la sesión anterior (13 de febrero), la que no pudo ser aprobada por la razón antes expuesta.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—De la Academia Nacional de Artes y Letras, solicitando el salón de actos para celebrar su sesión inaugu- ral del año académico en una de las noches comprendidas entre el 1? y el 5 de marzo próximo.

Del Juzgado Municipal del Vedado, solicitando conocer los honorarios que puede exigir un médico por poner una inyección y atender un enfermo varias horas durante una noche en una clínica.

Salida.—A la Academia Nacional de Artes y Letras, acce- diendo a su solicitud del salón de actos.

Al Juzgado municipal del Vedado, contestando su escri- to del 10 de petubre (recibido el 27) en el sentido de no poder informar sobre los honorarios reclamados por poner una in- yección y atender un enfermo durante varias horas una noche en una clínica, por carecer de los datos necesarios. ,

Antes de entrar en la orden del día el Sr. Vicepresidente da cuenta de la grave enfermedad que acaba de sufrir nuestro

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querido Presidente, Dr. Juan Santos Fernández y tiene gusto en participar a la Academia que felizmente desde anoche se ha iniciado una verdadera mejoría en su estado general; ha- ciendo votos por su pronto restablecimiento.

Se concede la palabra al Dr. Octavio Montoro para leer su trabajo anunciado con el título de REGULACIONES DIETETICAS EN LA DIABETES. Comienza saludando a la Academia con ocasión de ser su primer discurso en esta ilustre corporación.

Hizo una detenida historia de los métodos dietéticos idea- leg para el tratamiento de la diabetes, desde el siglo XVIII con Rollo en Inglaterra hasta nuestros días, con los trabajos de Guelpa en Francia y Allen y otros en los Estados Unidos.

Relató después con detalles de técnica, el procedimiento que sigue para el regulamiento dietético de la diabetes, des- de que el enfermo ingresa en el servicio, cuando se determina la intensidad de la enfermedad y se afirma el diagnóstico.

Después de una dieta preparatoria consistente en un gra- mo y medio de proteínas por kilo de peso del enfermo, de 30 gramos de hidratos de carbono y grasas en cantidad sufi- ciente para dar 25 ó 30 calorías por kilo de peso, se lleva al enfermo al ayuno, durante dos o más días, hasta que esté libre de azúcar. Una vez realizado esto, se comienza a de- terminar el límite de tolerancia del diabético para los hidra- tos de carbono, dando 10 gramos diarios cuando se ha de- terminado la tolerancia para los hidratos de carbono se pro- cede a determinar la de las proteínas, hasta llegar si es posible a dar un gramo y medio por kilo de peso, más tarde se agregan las grasas hasta completar la dieta del enfermo siempre por debajo de la dieta normal, con objeto de no au- mentar el peso del paciente.

Dos enfermeros encargados del departamento cocinan a los enfermos, pesan los alimentos, y hacen los cálculos. Cuidan también del enfermo, lo pesan, por las mañanas y recogen las orinas para enviarlas al laboratorio.

Durante el tratamiento se investiga diariamente la glu- cosa en la orina, así como la presencia de los cuerpos ketó- nicos y del amoníaco. También se estudia la capacidad del plasma para combinarse con el ácido carbónico por el méto- do americano de Van Slyhe.

Referentes a la acidosis, dijo el Dr. Montoro que cuando se presentare en un diabético que coma, el mejor tratamiento era el ayuno y que, cuando estuviese en ayuna, el mejor tra- tamiento era dar de comer, principalmente proteínas, para formar amoníaco, uno de los principales elementos de defen- sa del organismo.

El uso del bicarbonato tiene algún inconveniente, aunque evidentemente aumenta la alcalinidad del plasma.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 377

Terminó el Dr. Montoro afirmando que un tratamiento, _que logra mantener al diabético sano, tuerte y libre de azú- ear, prolongando su vida, es un excelente recurso terapéutico.

El Dr. Grau llamó la atención de que el Dr. Montoro no había citado el nombre de Claude Bernard, descubridor de la función glicogénica del hígado.

También se refirió a la necesidad de no exagerar el tra- tamiento en los diabéticos flacos; y se declaró opuesto a hacer bajar el peso del enfermo. Elogió el uso del bicarbona- to y cree que el dar hidratos de carbono, era un buen remedio de combatir la acidosis porque aumentaba las oxidaciones orgánicas.

Citó algunos casos tratados por él, sobre todo de compli- caciones de la diabetes, con éxito.

El Dr. Arteaga hace resaltar la importancia de trabajos de esta índole, señalando de paso que, en Cuba, solamente se han ocupado científicamente de asuntos de metabolismo log doctores Grau, San Mariim, Montoro, Ambrosio Gonzá- lez del Valle y algún otro. El tema ha sido bien tratado y extensamente por el disertante el doctor Grau. Refiriéndose a la cuestión del peso de los diabéticos no le concede gran importancia; no así al punto dei tratamiento de la acidosis, pues la práctica de alcalinizar el plasma y los tejidos con el fin de neutralizar la intoxicación ácida no siempre evi- ta el coma.

Señala la dificultad de aplicar el tratamiento de Allen en la clientela privada y relata un caso curioso en el cual tuvo que recurrir a una modificación del régimen citado, pues ha observado que en Cuba fuera de un hospital o sanatorio, no es fácil encontrar quien se someta a una dieta tan rígida; en cambio dando café amargo, whiskey o ron, cada dos o tres horas, durante dos o tres días, y luego sustituyendo el estimulante alcohólico con un o dos litres de leche, ía lo- grado hacer desaparecer la glucosuria del quinto al sexto día; entonces recurre a determinar la tolerancia individual por los diversos alimentos e instituyendo además el trata- miento arsenical, con lo que logra sino curar a sus enfer- mos, por lo menos mejorarlos, y sobre todo, evitar los fenó- menos de la acidosis.

Termina reiterando las felicitaciones al autor del trabajo.

El Dr. Montoro contestó resumiendo que no había citado a Claude Bernard porque sus citas históricas sólo se referían a los que se habían ocupado de las regulaciones dietéticas en la diabetes. Critica que el Dr. Grau volviese a los tiempos de Lancereaux con la clasificación de diabéticos gordos y fla- eos, cuando hoy se tiende a ser unicista en el concepto de la enfermedad. Citó los trabajos de Benedet y Joslin realiza-

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dos con el calorímetro en lo que demostraron que el uso de los hidratos de carbano, no modificaba el metabolismo del diabético ni por tanto sus oxidaciones orgánicas. Dió las gracias al Dr. Arteaga y al Dr. Grau por sus freses de elogio.

Acto seguido se dió lectura del trabajo redactado por el Dr. Juan Santos Fernández sobre ALGO NO CONOCIDO DE LA VIDA DEL FUNDADOR DE LA ACADEMIA, DR. NI. COLAS J. GUTIERREZ, en el que el autor relata varias anécdotas relacionadas con nuestro inolvidable Presidente, al cual le practicó la litotricia el Dr. Gouley, en New York, con protóxido de nitrógeno; a la manera cómo aumentó su capital, lo que le permitió la fundación por que tanto anhe- lara; a la súbita ceguera que sufriera en determinado mo- mento prestando sug cuidados médicos a un cliente; y a la sordera que padeciera en los últimos tiempos de su prolon- gada existencia y a su acendrado amor por todo lo que re- presentara la cultura y bienestar de su país.

Concluído este trabajo el Sr. Presidente dió por terminada la sesión, no pudiéndose constituir la Academia en otra de gobierno por no haberse podido integrar el quorum necesario.

REGULACIONES DIETETICAS EN LA DIABETES (Sesión del 27 de febrero de 1920)

No se da publicidad en este número a dicho trabajo, por no haber sido entregados los originales a su debido tiempo.

LA DIRECCION.

/

ALGO NO CONOCIDO DE LA VIDA DEL FUNDADOR DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DR. NICOLAS J. GUTIERREZ :

Por el Dr. J. Santos Fernández

(Sesión del 27 de febrero de 1920)

Desde el mcmento que una personalidad con- quista en su país, por sus méritos, el puesto que al- canzó el Dr. Nicolás José Gutiérrez, hay que añadir a lo que de él se ha dicho algo más, que durante . cierto tiempo sólo, suele irse descubriendo, pues pa-

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sado aquel período de años, se hace ya imposible, porque han desaparecido sus contemporáneos y con- terráneos y queda de él simplemente lo ya consigna- do en las páginas de la historia.

Dos sucesos de diversa índole me han sugerido estas líneas: el uno está en relación con la dolencia que al fin llevó a la tumba al insigne varón, el otro se refiere al actual estado de prosperidad del país y a la sed de riquezas que ésta engendra. El Dr. D. Nicolás J. Gutiérrez próximo a los ochenta años, fué a New York, y se operó de litotricia con el cé- lebre Dr. Gouley, que hasta hace unos dos años vi- vía retirado en Ney Jersey, más que octogenario, y entonces me puse al habla con él, por teléfono, para saludarle en nombre de la Academia de Ciencias de la Habana, de que era miembro corresponsal. El Dr. Gouley le administró al Dr. Gutiérrez para ope- rarle el protóxido de azoe para no usar el clorofor- mo a la avanzada edad del ilustre enfermo, que apa- recía marcadamente arterioesclerósico. La opera- ción fué feliz, y sólo algunos años más tarde aparecieron fenómenos vesicales que a su edad ter- minaron fatalmente. En esta época contaba pocos años, estaba en plena juventud y aun que disfrutaba de perfecto estado de salud, como había sufrido unos años antes, por primera vez de una cistitis, me hice examinar por el Dr. Gouley que me dió pronóstico tan favorable y exacto, que hasta la actualidad, a pesar de los años transcurridos, no había vuelto a sentirme mal, y es esto justamente lo que ha traído el recuerdo del pasado.

El segundo hecho a que hago alusión al princi- pio, se refiere a lo ocurrido con el Dr. Gutiérrez en la época en que se estableció la primera via férrea en Cuba, a la mitad de la pasada centuria proxima- mente. Hasta ayer se conocía con el nombre de fe- rro-carril de Villanueva, que llevó la estación de la Habana en recuerdo del Sr. Pinillos, primer Conde de Villanueva, que fué de los iniciadores del fomen-

380 ANALES DE LA

to industrial y agrícola de la colonia. Este tomó entonces grandes proporciones, sino tan gigantes- cas, parecidas aunque en menos escala a las que tienen hoy los centrales azucareros que cuestan mi- llonadas, aprontadas por los extranjeros, con peli- gro del porvenir de la República. Un miembro de una de las familias más distinguidas del país, por su posición social, la de los Alfonso y Madan, clien- tes del Dr. Gutiérrez, se presentó a éste con unas cien acciones de a mil pesos, si mal no recuerdo, para que las comprase. El insigne médico quedó poco menos que anonadado y manifestó que sus re- cursos no le permitían esa erogación. El cliente no se alarmó por eso, y le dijo: Ya las he pagado, ahí se las dejo; de un modo u otro lo arreglaremos.

Como existía la fiebre de alza de valores que hoy se advierte también en los negocios, no pasaron quince días sin que las acciones hubieran más que quintuplicado su valor, y ya no eran para el Dr. Gu- tiérrez, ageno a los negocios, ningún peligro, sino una segura ganancia que le había proporcionado el cliente. Esto le permitió robustecer su capital por entero a la fundación de la Academia que lo ha in- mortalizado.

He de añadir a los anteriores datos otro que con- signo en la modesta obra que he escrito y que edita » la Academia y no se ha terminado de publicar, aun- que está impreso el primer tomo, por las huelgas bien conocidas de los tipógrafos. Me refiero a la pérdida de la vista que sufrió el insigne cirujano cuando se encontraba en pleno disfrute de sus facul- tades físicas e intelectuales. Un día que me con- sultó muy de mañana por ligera indisposición ocu- lar, aproveché la oportunidad de interrogarle, acer- ca la enfermeiad de los ojos que se decía había padecido y se había curado, con ése o el otro reme- dio popular. Ciertamente, me dijo, yo tuve la des- gracia de verme ciego durante un corto período de tiempo y ocurrió de este modo. Volvía una tarde,

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al anochecer, a mi casa y recuerdo que al entrar en mi despacho con la luz encendida pude leer una car- ta del Sr. Intendente de Hacienda, cuya familia asistía, y en la que me pedía pasase a ver su señora que estaba indispuesta. Este detalle me hace recor- dar que hasta aquel momento yo disfrutaba de vista perfecta; pero más tarde, cuando pasé a ver a la enferma, junto a la cama de ésta, experimenté la primera perturbación de la vista, que advirtieron los que me rodeaban, pues guardé silencio mientras ellos hablaban, porque mis ojos se nublaron instan- táneamente y quedé ciego de modo pasajero.

Esto me impresionó bastante y cuando volví al lado de los niños, se me nubló de nuevo la vista y por segunda vez quedé ciego, de modo persistente. La alarma entre mis familiares y amigos fué in- mensa y como ocurre, fueron llegando a mi lado no pocos médicos y entre ellos el Dr. Finlay, el pri- mero de este ilustre apellido, de naturalidad ingle- sa, uno de los primeros que practicaron en las en- fermedades de los ojos en Cuba, quien me atendió y consoló. Poco después llegó otro médico, cuyo nom- bre no expreso aunque lo recuerdo, como no trans- cribí en otra ocasión el del médico a quien se le ocurrió, siendo rico, por su matrimonio, regidor del Ayuntamiento para agremiar al cuerpo médico, por primera vez, como a los comerciantes, y ponerles una contribución que nunca tuvo, y que se eleva en algunos a más de dos mil pesos anuales, de que tengo los recibos, que no me permiten mentir. El segundo médico que visitó al Dr. Gutiérrez, al per- der la vista, era francés, el que fundó la primera Casa de Salud. El francés se distinguió casi siempre por su cortesía y fino trato, pero esta vez se con- dujo de un modo incalificable ante el colega afecta- do de la vista. Ya veo, le dijo sin más rodeos, que ha quedado usted ciego y que tiene la desgracia de verse atacado de una gota serena, de la que no se cura nunca. El Dr. Gutiérrez no esperaba tal ma-

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nifestación desconsoladora y sobre todo en boca de un médico, y se afectó de tal modo que fué víctima de un vahido. La familia, con tal motivo, prohibió todo género de visitas y tras unos días de honda angustia empezó a recobrar la vista, hasta verse curado. En la época que enfermó no se había des- cubierto el oftalmoscopio y por tanto no se le exa- minó el fondo de los ojos para saber cuál fué la causa de la pérdida de su vista. Por mi parte yo no me atreví a realizar el examen del fondo del ojo para ver si la afección que tuvo había dejado hue- llas, por temor de alarmarle; pero al ver que lle- vaba cristales cóncavos de alta graduación, deduje que siempre habría sido miope y que su enfermedad obedeció a una hemorragia del cuerpo vítreo o de la retina, frecuentes en los miopes, y de la que tuvo la suerte de curar, para su satisfacción, y en bien de la humanidad que utilizaba sus servicios.

En los últimos años de su vida, reveló Gutiérrez su amor por la ciencia del modo sencillo y enterne- cedor que he referido mil veces, y no me cansaré de reproducir mientras tenga oportunidad de ha- cerlo. Se celebró en enero de 1890, el primer Con- 2:eso Médico Regional Cubano que su patriotismo - apreció sin duda, como la simiente del ¡árbol majes- tuoso que constituye hoy la institución de los Con- egresos Médicos Nacionales, ya periódicamente ase- gurados.

Desde la primera sesión no faltó el venerable maestro a ocupar el puesto de honor que se le de- signó en la mesa y se veía en su rostro ultrajado por el tiempo, con gran pena de los que le admirá- bamos, la animación que le producía nuestro pro- greso, estereotipado en el certamen que se desen- volvía. En una de las sesiones, le vi abandonar su puesto y dirigirse a la calle, le salí al encuentro y me pareció que sufría, vi que le corrían lágrimas por aquellas sus mejillas venerables. Al punto le interrogué. ¿Sufre usted, doctor? Imaginé fueran

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sus males los que le obligaban a retirarse. No me siento enfermo, me dijo; pero me marcho. ¿Y por qué, mi querido maestro? Porque me falta el oído y no puedo hacerme cargo de la labor del Congreso. Sentí una pena profundísima, al oir sus palabras y el tiempo transcurrido de entonces acá, que no es corto, no ha podido borrarme el recuerdo de aquel suceso, revelador evidente del amor a la cien- cia y del patriotismo inmenso de aquel hombre, cár- gado de años y por consiguiente de achaques, que se consideraba obligado todavía a hacer más de lo mu- cho que había hecho por el progreso. de su país. Re- flexioné entonces como ahora lo que valen estos se- res para el sostenimiento y avance de los conoci- mientos humanos en las naciones, pues mientras tantos sobrados de vigor huyen de laborar y de hacer el bien en la menor cantidad posible, los hombres como Gutiérrez se sentían obligados a ser útiles ya agotados por el tiempo y el trabajo y el egregio fundador de la Academia derramó lágrimas porque la falta del oído no le permitía alternar en el Con- greso, siendo así que había aprovechado ventajosa- mente su juventud y edad madura en el anfiteatro sobre el cadáver, en el Hospital junto a la cama del enfermo, en la Universidad, desde la cátedra, en l2 prensa médica fundó el primer periódico de me- dicina para dar el ejemplo en todo lo bueno y elevado. Perdonadme os haya entretenido más tiempo del que debiera para no abusar de vuestra benevolen- cia; pero dignaos disculparme si os hacéis cargo de lo obligado que estamos a tributar constante ho- menaje al hombre que nos ha dado el ejemplo y al que procuramos imitar en el seno de esta Acade- mia por él creada, manteniendo encendido siempre el fuego sagrado que nos comunicó al dejar de existir. Su memoria no se extinguirá jamás y en cada uno de, nosotros tendrá un altar en nuestro pecho y nuestro cerebro le consagrará sus mejores ideas.

384 ANALES DE LA

Acta de la Sesión Pública Ordinaria del 12 de Marzo de 1920

Presidente.—Dr. José A. Presno (Vicepresidente).

Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De número.—Dres. J. P. Ala- cán, R. Castro, E. Delgado, G. G. Duplessis, F. M. Héctor, D. Hernando Seguí, L. Morales, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruíz Casabó, C. de la Torre, J. A. Valdés Anciano, F. 1. de Vildósola. :

Corresponsal.—Julio F. Arteaga.

Leída el acta de la sesión anterior (27 de febrero) fué aprobada. También lo fueron las actas de las sesiones públi- cas ordinaria del 28 de noviembre, extraordinaria del 17 de diciembre de 1919, y científicas del 9 y 23 de enero y 13 de febrero, las que no habían sido aprobadas anteriormente por falta del quorum reglamentario.

El Dr. Rodríguez Molina pregunta por el estado de nues- tro querido Presidente y enseguida el Dr. Presno manifiesta que le cabe el placer de anunciar el completo restablecimiento del Dr. Santos Fernández, que ya se encuentra en período de franca convalescencia, acordándose consignar en acta la satisfacción de la Academia por tan halagúeña noticia y que una comisión de la misma haga conocer al Dr. Santos Fer- nández este acuerdo.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—De la Sociedad Cubana de Derecho Internacio- nal, testimoniando su más sincero agradecimiento por ha- berle permitido celebrar su cuarta reunión anual en el salón de actos de esta Academia.

De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la cátedra del grupo 6? (francés y alemán) de la Escuela Normal de Santa Clara .

De la Dirección de Agricultura, remitiendo copia de va- rios certificados de análisis de muestras de naranjas.

Salida.—Al Dr. Juan Fonseca, nombrándolo para que re- presente a la Academia en el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del grupo 6? de la Escuela Normal de Santa Clara.

A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dándole cuenta del anterior nombramiento.

A la Dirección de Agricultura, acusando recibo, con gra- cias, de los análisis de muestras de naranjas que se sirvió remitir.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 385

Entrando en la orden del día se concede la palabra al académico corresponsal Dr. Julio F. Arteaga para dar lec- tura a su trabajo relativo a la INFLUENCIA DE LA DIETA SOBRE EL DESARROLLO FETAL. Expone las opiniones de los que han considerado el embarazo como una “simbiosis armónica”? de los dos seres, la madre y el hijo, y los que estiman que se trata de un estado parasitario; discute las dietas de Prochowniek y Wineckel, las cuales han sido reco- mendadas para que las gestantes no tengan fetos de volumen excesivo; y termina aconsejando una dieta casi absoluta de leche de vaca durante cuatro o seis semanas antes de parto, a fin de lograr fetos de poco desarrollo, tanto en cuanto al peso como al tamaño y así evitar las posibles distocias por la hipermegalia.

El Sr. Luis Morales pide que se le explique por qué hay mujeres de la alta sociedad que tienen fetos pequeños mien- tras que las que pertenecen a la clase de trabajadores, a pesar de la vida que llevan, tienen hijos mejor desarrollados.

El Dr. Arteaga responde manifestando que deplora no es- tar de acuerdo con la creencia expuesta, pues precisamente las estadísticas hechas por notables tocólogos prueban que en las mujeres de las clases más elevadas los fetos suelen estar mejor desarrollados; que la explicación de los casos que le cita habría que buscarla entre los muchos factores que se mencionan en el trabajo leído, como, por ejemplo, en los antecedentes sifilíticos de los progenitores y que proba- blemente se trata de casos excepcionales.

Con esto se dió por terminada la sesión pública, por no haber podido concurrir el Dr. López del Valle y haber con- sumido mucho tiempo la sesión.

ACUERDOS DE LA ACADEMIA

En la sesión de Gobierno celebrada el día 12 de marzo de 1920, se acordó aprobar los informes so- bre tasación de honorarios en causa por accidentes del trabajo, solicitadas por el señor Juez Municipal del Vedado y evacuados por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller; así como se dió cuenta con otro informe sobre tasación de honorarios periciales, so- licitados por la Secretaría de Justicia, evacuado por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá.

386 ANALES DE LA

INFLUENCIA DE LA DIETA SOBRE EL DESARROLLO FETAL Por el Dr. Julio F. Arteaga,

(Sesión pública ordinaria del 12 de marzo de 1920)

Recientemente se han discutido ciertas fases del metabolismo en las embarazadas, y nos parece que sería de actualidad tratar aquí algo del particular, por ser de verdadero interés académico.

El metabolismo de una mujer en cinta no debie- ra ser el normal, es decir, el de una persona que no lleve en sus entrañas otro ser viviente, y que por lo tanto consume calorías que tan solo puede llegarle por el conducto de la madre.

Pero se ha pretendido que el feto no es un pará- sito del organismo materno y que si las embaraza- das no deben abusar de la alimentación es porque el abuso en el comer causa distocias por la obesidad que puede presentarse o las llamadas toxemias o intoxicaciones gravídicas, pero que no se influye en absoluto sobre el desarrollo fetal. Otros en cambio, al considerar que el feto es un organismo para- sitario, juzgan perjudicial el abuso de las comidas en las embarazadas porque el feto llegaría a tener un desarrollo anormal, aumentativo, tanto en peso como en tamaño. Estos también toman en cuenta el daño posible al organismo materno.

El primer problema que se presenta pues, sería determinar si el fruto de gestación es o no un ver- dadero parásito. Los que lo niegan no lo hacen de una manera absoluta, sino que alegan que en cues- tión de asimilación, la de la madre procede a la del feto, y que por lo tanto éste viene a recoger el so- brante del organismo materno; consideran al em- brión como un conjunto de células, pero no perte- necientes al cuerpo de la madre, y no creen que se nutren al igual que cualquier otro grupo de células

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 387

normales, sino más bien como se sabe que sucede en ciertas células neoplásicas que se apropian las substancias nutritivas circulantes en el organismo que sufre la implantación, pero respetando las ne- cesidades metabólicas de los tejidos normales.

Por otra parte, los 'que ven en todo embarazo, la evolución de un ser parasitario, esos creen que el feto se apropia primeramente lo necesario, y después de estar satisfechas sus necesidades, entonces es que viene la asimilación en provecho de los tejidos ma- ternos.

Para decidir punto tan interesante, se ha recu- rrido hasta a las teorías que se relacionan con la genética, pero en obsequio a la brevedad no nos extenderemos en el análisis de ellas, limitándonos a una, a la que se cree puede resolver el problema.

Entre las más aceptadas hoy en día de las teo- rías biológicas sobre la reproducción, las ideas de Weissmann, son sin duda alguna, las que tienen más creyentes, y ateniéndonos a lo que ese investigador dice, tendríamos que considerar que “las células germinales” o “elementos reproductores” no son es- trictamente productos del cuerpo adulto, sino que ellas son nada más que un medio en el cual se per- petúa la especie, por herencia, gracias a la estabili- dad propia de los componentes de esas mismas célu- las. Las observaciones citológicas de otros biólogos han demostrado en animales inferiores, que existe cierta independencia en la transmisión de las célu- las germinales de las madres a las hijas; es decir, que el huevo primitivo no es realmente una célula del cuerpo de la madre, sino que es un organismo independiente, que si estaba en el ser materno ayer, y hoy en el de una descendencia de éste, era algo así como una presencia esencial pero transmisible, como una visita, hoy aquí y mañana allá.

Naturalmente que esos componentes de las cé- lulas germinales que se aceptan como estables son muy resistentes y exigen poca y quizás ninguna nu-

388 ANALES DE LA

trición, hasta que sobreviene la fertilización, proce- so que imprime determinadas alteraciones físicas y químicas, debido a la actividad de la conjunción en- tre los dos elementos germinativos, el huevo y el es- permatozoide.

Mas para realizarse esas alteraciones tiene que haber consumo de energía, la cual ha de obtenerse en cantidad y calidad. La nueva célula tan comple- ja que hasta le cambiamos el nombre dándole el de

“célula embrionaria” o “embrión,” se implanta, co- mo sabemos, en el endometrio, buscando así la ma- nera de obtener las energías aludidas, y que tan sólo puede lograr valiéndose de un organismo que, o le sobre material nutritivo o pueda adquirirlo para repartirlo. De ahí que el embrión al fijarse en los tejidos internos no hace más que prolongar la conti- nuidad del ser materno, pues de otro modo perecería faltándole los elementos nutritivos que le son tan indispensables y que obtiene por conducto del ser materno.

Hemos hablado de continuidad desechando el papel de barrera que se ha atribuído a la placenta. Ya desde tiempos bien remotos, desde la época de Harvey, se sospechaba que la placenta era un órgano - importante para la vida fetal, y posteriormente se descubrió que muchas substancias, como la urea y la glucosa pasaban fácilmente a través de ella, mien- tras que a las grasas no les era tan fácil pasar de la circulación materna a la fetal.

Del concepto de barrera pasó a ser la placenta un filtro, pero luego se supo que no era meramente un filtro mecánico puesto que ya sabemos que en ella ocurren procesos digestivos, cambios químicos en las substancias nutritivas, comó por ejemplo la elicogénesis descubierta por Cl. Bernard y las mo- - dificaciones que sufren las proteínas que se convier- ten en ácidos aminados, al igual de lo que pasa nor- malmente en la absorción intestinal de cualquier mamífero. Y lo mismo cabe decir de elementos co-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 389

mo el hierro, que se encuentra abundante en el hí- gado y en el bazo del feto; seguramente que ese hierro ha llegado a los órganos citados por una ac- ción específica de la placenta, alguna enzima trans- formadora, o más de una, que facilita la labor pro- cedente del material circulante en la madre. Es así como nos explicamos que la naturaleza haya puesto entre los dos seres, una barrera que en realidad no lo es.

El fisiólogo Murlin (1) como resultado de inte- resantes investigaciones define el embarazo como un estado de “simbiosis armónica” entre los dos orga- nismos, el materno y el fetal. Ha observado que en las primeras semanas del estado gravídico se aumen- ta el catabolismo materno y sobreviene un déficit como resultado de las pérdidas excesivas de cuerpos nitrogenados, y que él atribuye a una acción des- enfrenada de los enzimas proteolíticos del embrión y sus anexos; a esta nueva función, que ha de cau- sar trastornos en el metabolismo materno, le sigue una reacción, especie de medida defensiva, por parte de la:madre, que se convierte en una retención de nitrógeno en exceso a las posibles necesidades del feto, del útero, de la placenta, de las membranas y hasta de las glándulas mamarias. Todo eso se ma- nifiesta clínicamente así: durante los primeros días los vómitos, la salivación, a veces diarrea, y gene- ralmente pequeña disminución de peso, seguido lue- go por la cesación de todos esos síntomas, más la acumulación de tejido subcutáneo grasoso, y por con- siguiente aumento de. peso, aun teniendo en cuenta el del fruto de gestación. También pretenden Mur- lin y Hoeffstrom que la gestación retiene elementos como el fósforo, el azufre y el magnesio, pero no están de acuerdo respecto al calcio.

Por todo lo expuesto deduce Murlin, que la ma- dre lejos de sacrificarse para beneficiar la perpetua-

(1) MURLIN.—'American Journal Obst.” V. XXV, p, 913.

390 ANALES DE LA

ción de la especie, más bien se favorece acumulando material nutritivo para ella misma y concluye, que .el metabolismo fetal es, después de los primeros me- ses del embarazo, comp!letamente independiente del de la madre, resultando pues que solamente en el período inicial del embarazo existe el parasitismo y estableciéndose luego esa utópica “simbiosis ar- mónica”, de la cual personalmente no estamos con- vencidos. ¡

Y no nos convence por varias razones. Una, que del mismo modo que admite que el feto es un pará- sito durante los primeros días del embarazo, bien puede seguir siéndolo hasta su término, y con mayor razón si se piensa que por su desarrollo ha de tener más urgentes necesidades nutritivas; otra, que la observación clínica ha demostrado que la inanición por parte de una gestante, o causa la muerte de la criatura o ésta nace muy débil, y generalmente en ambos casos, prematura; y por último, que la fre- cuencia de las caries dentaria, y aun la osteomala- cia, en las embarazadas, se cepta como un sacrificio de calcio, y hasta de fósforo, que sufre la madre en beneficio de su hijo.

Pero Haldane (2) y otros no admiten ese último argumento, y por eso sostienen que el esqueleto fe- tal no gana nada con una dieta materna abundante en calcio; mas no piensan así los que de manera práctica se dedican a la crianza de ganado vacuno, quienes por el contrario opinan que el esqueleto del ganado se beneficia en solidez y tamaño, cón una dieta rica en calcio. Por nuestra parte no podemos admitir esa diferencia atribuyéndola a la diversidad en las especies de mamíferos,

El asunto tiene pues, verdadera importancia, científica y práctica, especialmente en esta era de puericultura intra-uterina, en que nos afanamos pa-

(2) HALDANE.—Jornal ol the A. M. A., junio 23, 1917, p. 1915.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 39]

ra que el embarazo y el parto sean lo más sencillo y lo menos molesto posible, para ambos seres, la ma- dre y el hijo.

Quizás para evitar todos los peligros, inclusive los que dependen de los modernos procedimientos analgésicos en el acto del parto, tanto Prochownick como Winckel habrán ideado sus respectivos regí- menes alimenticios para las embarazadas, atribu- yéndoles un poder especial capaz de influir sobre el desarrollo fetal, disminuyéndolo y evitándose así la hipermegalia, causa de no pocas distocias.

Fué en 1889, que Prochownick (3) publicó un trabajo en el que recomendaba una dieta especial para las embarazadas, alegando que con esa alimen- tación se podía lograr el adelgazamiento de la piel de la cabeza fetal, se aumentaba la movilidad de los huesos del cráneo, y se facilitaba con todo eso el moldeamiento de dichos huesos, haciendo posible un grado mayor de comprensión sobre la cabeza en el riomento de su paso por la excavación pelviana.

Sobre ese trabajo se han hecho comentarios y de- ducciones bastante exageradas.

El régimen de Prochownick consiste en repartir el alimento en tres sesiones así: Desayuno, una taza pequeña de café sin azúcar, pero con una rabanada delgada de pan (24 gramos). Comida al mediodía, cualquiera clase de carne o pescado, sin salsa, y ade- más huevos, verduras, ensalada y queso. Comida de la tarde, igual que la anterior, pero agregando pan (48 gramos), mantequilla, huevos y carne. Las sopas, las patatas y los dulces están prohibidos. El agua o el vino en las comidas están permitidos, pero en pequeñas cantidades.

Desde el punto de vista de la dietética el objeto es lograr una alimentación que contenga aproxima- damente 72 gramos de carbohidratos a lo más, 125 gramos de proteína y 100 gramos de grasas. Todo

(3) PROCHOWNICK, Zent f. Gynalk, 1889, v. XXXIII, p. 577.

392 ANALES DE LA

esto traducido en calorías, y por los cálculos de Rub- ner que atribuye a cada gramo de carbohidrato o de proteína un rendimiento de 4.1 calorías, y a cada gramo de grasa 9.3 calorías, daría por resultado unas 1.600 aproximadamente, a lo más 1,800.

Hace poco Ehrenfest (4), de Chicago, en un mag- nífico estudio bibliográfico pasó revista a las obser- vaciones clínicas, a los experimentos hechos en ma- miferos inferiores y a las teorías biológicas,, llegando a la conclusión, de que no es cierto que la dieta de Prochownick influya sobre el desarrollo fetal, no obstante la opinión de muchos tocólogos que sin de- tenerse a estudiar el asunto, han abogado por esa dieta. Cita a Davis, a De Lee y a Edgar como con- trarios o partidarios tibios del rés::men de Prochow- nick, quienes le atribuyen posibles perjuicios, pues siendo una alimentación en el cual predominan las substancias proteicas y escasean las carbohidrata- das, se favorecen pues las toxemias, especialmente la forma eclámptica, porque es bien sabido que en la eclampsia puerperal hay un exceso de ácidos ami- nados en la circulación materna, es decir, un aumen- to de los productos terminales de las proteínas ab- sorbidas, de manera que una dieta como la propuesta vendría a ser una sobrecarga de esos productos per- judiciales.

Pero también en ese mismo trabajo se citan a Hirst, Manton, Polak, Reed, Webster y Williams como partidarios del régimen alimenticio de Pro- chownick. Sin embargo es curioso que el asunto no parece haber entusiasmado a los tocólogos europeos, ni aun en la misma Alemania donde se originaron los régimenes dietéticos especiales para las embara- zadas. Alhfeld ha llamado la atención sobre el ver- dadero alcance de esas alimentaciones, y conviene con Bumm que con calorías escasas, en lugar de 2,600 que él cree son las necesarias para las embarazadas.

(4) H. EHRENFEST. Am. Journal of Obstetriez, v. LXXX, p. 441.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 393

Aun entre los autores citados los resultados clí- nicos no fueron invariablemente constantes.

En honor de la verdad Prochownick jamás ha pretendido lo que le atribuyen algunos. El experi- mentó primero con tres gestantes alimentándolas a su modo durante las últimas seis semanas del em- barazo dándoles poco líquido y carbohidratos pero supliendo éstos con proteínas, a semejanza de las dietas antidiabéticas y observó, que las criaturas nacieron con facilidad y normales en todos sentidos, a no ser una deficiencia general del tejido grasoso, pero las dimensiones de las cabezas fueron normales; más en ninguno de los trabajos de Prochownick se dice que haya logrado retardar la osificación fetal, ni haber disminuído el tamaño del feto.

Los casos escogidos por Prochownick posterior- mente para ensayar su régimen fueron de ligera estrechez pelviana o multíparas con antecedentes de partos laboriosos haciendo un total de 27 observa- ciones nada más durante doce años. En cambio hay entusiastas como Bokelman que llegan a- recomen- dar el empleo de la dieta como rutina.

Los experimentos hechos en animales inferiores por Noél Paton y Reeb dan algún fundamento a la creencia de que esa dieta influye en la nutrición de los fetos y prueban esas investigaciones, que de ma- dres mal nutridas lo natural es producir hijos con nutrición deficiente. Pero a esto dicen Landsberg y Bondi que hay que interpretar esos mismos resul- tados de manera muy distinta, aun cuando están de acuerdo que una dieta de proteína influye en el peso aunque no siempre en el tamaño del producto de gestación.

Hay otra dieta especial que ha sido muy reco- mendada para evitar el exceso de crecimiento del feto dentro del útero y es la de Winckel (5). Con- siste esta dieta en: proteinas, 90 gramos, equivalen-

(5) G. LUSK. The Science of Nutrition. 5d. edición, p. 384-390,

394 ANALES DE LA

tes a 369 calorías; grasa, 17 gramos, equivalentes a 251 calorías, y carbohidratos, 200 gramos, equi- valentes a 820 calorías.

- Es evidente que la dieta de Winckel rindiendo nada más que 1.440 calorías, es todavía más defi- ciente que la de Prochownick, pues no produce al organismo materno las calorías necesarias, y por lo tanto no conviene ensayarla.

En todo esto hay varios factores que debieran tenerse en cuenta para llegar a una conclusión jus- ta. Por ejemplo, la diferencia del estado económico entre una madre rica y una pobre favorece el mejor desarrollo fetal en la primera; los hijos de las que reposan y no tienen que trabajar en los días o se- manas anteriores al parto, suelen ser más desarro- llados que los de las infelices que tienen que traba- jar hasta el momento del acto. Numerosas observa- ciones hechas por Pinard y aun por el mismo Pro- chownick confirman esto, y por lo tanto hay que convenir que los factores sociales no dejan de infiuir en la cuestión. Y entre esos factores deben incluirse las edades respectivas de los progenitores, la salud de éstos, especialmente los antecedentes sifilíticos que se les hace responsables precisamente de la hi- permegalia (6), las concepciones tardías y que ge- neralmente se consideran como embarazos prolonga- dos, la talia de los padres, la ocupación de éstos y el clima (7) ; todo eso hay que tomarlo en considera- ción. Desgraciadamente no hay nada concluyente sobre la influencia de esos factores, ni en un sentido ni en el contrario, pero es de creer que un ambiente bueno, tanto social como económico y fisiológico por. parte de los padres debe producir fetos bien desarro-

(6) M. L. PEREZ. La Semana Médica. Año XXVI, No. 26, p. 661.

(7) En Cuba no son frecuentes los fetos voluminosos procedentes

de padres naturales del país. (8) J. F. ARTEAGA. Anales de la Academia de Ciencias, t. Ll,

página 543.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 395

llados y nutridos; y por el contrario de la escasez de alimentos, la poca cultura, vida antihigiénica y antecedentes patológicos, no es de esperar fetos tan bien formados, aunque esto después de todo no deja de ser un beneficio para estas madres a la hora del parto.

De otros factores como son la raza, la herencia, la pubertad prematura y la pluriparidad de la ma- dre, el matrimonio precoz, la legitimidad y el sexo de la criatura, también se ha dicho mucho, pero sería muy secundario al objeto principal de este estudio.

En el curso de este trabajo al referirnos al des- arrollo, hemos querido decir buen tamaño y peso correspondiente, y no mucho peso y poca talla, que es lo que suelen pensar muchos tocólogos, cuando pesan pero no miden a los recién nacidos y ni siquie- ra le dan importancia al diámetro biacromial.

Considéranse generalmente como fetos de volu- men excesivo a los que pesan más de 4,000 gramos o miden más de 50 centímetros al nacer. Cuando se sospecha por cualquier motivo que puede presentarse un parto con feto voluminoso, está justificado hacer algo para evitarlo, y no pocos especialistas recurren al parto prematuro provocándolo durante el octavo mes, entre otras razones porque durante las últimas semanas del embarazo es cuando el feto logra su verdadero desarrollo. Sin embargo juzgamos muy peligrosa esa práctica y hemos preferido siempre probar alguno de los diversos régimenes dietéticos, inclusive los de Prochownick y Winckel. Esa expe- riencia nos ha hecho ensayar el siguiente régimen durante las últimas cuatro o seis semanas del emba- razo: dieta láctea, de dos a tres litros diarios y ade- más un poco de carne (de 30 a 40 gramos de ave 0 pescado), y jugos de frutas si se apetecen, pero esto último más bien como bebidas refrescantes.

Con esa dieta a la que invariablemente somete- mos a las primíparas, tengan o no estrechez pelvia-

396 ANALES DE LA

na, y a las multíparas con ligero grado de estrechez, hemos obtenido siempre fetos vivos, de poco peso y de buena talla.

Cuando analizamos nuestro plan alimenticio pa- ra las embarazadas, nos asombra que con esa dieté se pueda mantener el metabolismo de los dos seres, pero recordando que en la tifoidea rara vez se per- mite una dieta de dos a tres litros de leche en las veinte y cuatro horas y los enfermos no se mueren de inanición, cabe pensar que se exagera mucho res- pecto a las calorías que se dice son necesarias para las embarazadas.

G. Lusk nos dice que durante los últimos meses del embarazo se impone una dieta rica en calcio, pues de lo contrario sufrirían los huesos maternos. Agrega que la leche de vaca contiene ese elemento en cantidad suficiente para evitar que no sufran los tejidos de la madre.

La objeción que la leche de vaca es pobre en hierro no tiene importancia en relación con el asun- to que discutimos, porque ya en el último mes de vida intrauterina el feto tiene reserva de ese ele- mento.

Desde el punto de la madre tiene la leche de va- ca como alimento, una ventaja que no es productora de tejido adiposo, circunstancia que sirvió a Moritz para idear su cura contra la obesidad a base de un régimen puramente de leche de vaca.

Parteros y fisiólogos han calculado que de 2,500 a 2,600 calorías son las indispensables para una mu- jer en estado, pero nuestras observaciones clínicas nos inducen a creer que de 1,800 a 2,000 calorías son suficientes, a lo menos para la mujer cubana. Precisamente eso es lo que rinden dos o tres litros de leche de vaca con una onza más o menos de pes- cado o pechuga de ave diariamente, siendo tal dieta más de entretenimiento que de necesidad, y logran- do así que tanto la madre como su hijo adelgacen.

Antes de terminar consignemos que no es nece-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 397

sario advertir que si hay algún trastorno en el meta- bolismo materno, como los que pueden manifestarse por la albuminuria, la glucosuria, la oxaluria o el exceso de desmineralización, entonces las gestantes deben ser sometidas a régimenes especiales a fin de combatir esos trastornos, entre los cuales hay que incluir todas las enfermedades de la nutrición, tales como las fermentaciones gastro-intestinales, la dia- betes, la obesidad, la diátesis artrítica, y también las cardiopatís, las lesiones renales y las hepáticas, y desde luego la eclampsia y la osteomalacia.

En resumen podemos decir, que las llamadas die- tas especiales para evitar el exceso de desarrollo fetal, lo cual pudiera ser causa de distocia, y particu- larmente las recomendadas por Prochownick y Wne- kel, no influyen muy notablemente en ese sentido, porque es probable que el organismo fetal, ya consi- derado como un parásito o como un ser que funciona en “simbiosis armónica” como pretende Murlin, se defiende dentro del útero, restándole a la circulación materna las substancias nutritivas que necesita; y del mismo modo, siendo una continuación del orga- nismo materno, el feto puede sufrir denutrición por falta de alimentos en la madre y por lo tanto puede así reducirse su desarrollo; por último, que clínica- mente la dieta con la leche de vaca, casi absoluta durante las últimas cuatro o seis semanas próximas a la fecha del parto, suele causar un adelgazamiento en los dos organismos, y se facilita así la expulsión del feto por deficiencia en los tejidos grasos en am- bos seres, sin que por ello peligre la vida de la criatura.

s

398 ANALES DE LA

TASACION DE HONORARIOS EN CAUSA POR ACCIDENTE DEL TRABAJO

Por el Dr. Raimundo de Castro

(Sesión de gobierno del 12 de marzo de 1920)

En cumplimiento de lo dispuesto por el Sr. Pre- sidente paso a informar sobre la tasación de hono- rarios por accidentes del trabajo (sufrido por el obrero Joaquín Vidal Quintana) según interesa el Juzgado Municipal del Vedado con fecha veinte y tres de julio de 1919.

Se desea conocer por el referido juzgado si los honorarios médicos que se reclaman en dicho expe- diente son excesivos.

El mandatario judicial que a nombre y con po- der de la Compañía de Seguros impugna los honora- rios presentados al cobro por el Dr. G. P. A., se funda en estimar excesivas algunas de sus partidas.

Considera dicho mandatario excesivas las si- guientes partidas, las que se refieren a las inter- venciones del Dr. G. P. A. los días 28 y 30 de enero y 1, 6 y 8 de febrero por estimarlas una mala in- terpretación de la tarifa de honorarios ya que por éstas intervenciones, cobra por el número 50 de la Tarifa cuando debe hacerlo por los números 40 y 230 de la Tarifa y la Nota primera de la misma. Y también considera excesiva la última partida de la cuenta que lleva fecha 11 de febrero, por esti- mar que se trata de un certificado final sentillo y y no uno descriptivo.

De lo que antecede se deduce que los dos únicos documentos pertinentes para esclarecer este hecho de los que figuran en el expediente que tengo a la vista y me ha sido facilitado, son “Relación y mi- nuta de honorarios devengados por el Dr. G. P. A., en la asistencia del obrero Joaquín Vidal” y el “Al- ta de sanidad del lesionado.”

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 399

He aquí el primer documento que nos servirá para emitir juicio sobre la primera impugnación:

Mes Día Concepto Tarifa Número Enero 27 Visita y reconocimiento de la e od p A Me a 230 » 28 Cura aséptica iS endo vi: AI EA ds mo cos ERARUO E D0 a 29 Inyección suero antitánico . 4.00 E 123 5 30 Cura aséptica incluyendo vi- A ER 10 Ñ 50 Febrero 1 Cura aséptica slo edo vi- AN O ? > F 2.00 he 50 % 4 o itiente de 10 pun- tos incluyendo visita . . . : 2.00 e 50 de 6 Visita. Retirar puntos. Cura Vaseptic ala a 2900 % 510) pe 8 Cura aséptica, pl RS 2, 00 a 50 de 11 Cura y certificado final del atari 3 DAMA 9 8500 z 3l Stmaio. 100 0904, 30120:.00 Cuenta de la farmacia según compro- bantes que se acompañan . .... . 615 Suma total O ALO

Importa esta relación y minuta de honorarios ineluyendo la cuenta de farmacia veinte y seis pesos quince centavos.

Habana, 18 de marzo de 1919, Recibí :.Dr...G, P.. A.

Dice el mencionado mandatario judicial que el Dr. interpreta mal la tarifa al expresar que incluye la visita en la cura aséptica cuando es precisamente lo contrario, esto es, que la cura aséptica debe con- siderarse incluída, cuando se hace en el curso del tratamiento, en el precio de las visitas o consultas y por lo tanto que debe cobrar por los números 40 y 230 de la tarifa y Nota primera de la misma y no por el número 50.

400 ANALES DE LA

Sobre esta primera impugnación el juicio del po- nente es que por la redacción de la minuta de hono- rarios debe aceptarse como buena la interpretación que de ella da el mandatario judicial, ya que la ta- rifa dice textualmente en número 50: “Cura asép- tica sencilla o pequeña cura (en el curso del trata- miento se incluye en el precio de las visitas o consul- tas) $2.00, y el número 230 dice: “Visita simple (véase indemnización kilométrica; véase la nota nú- mero 1) $1.00”, y en la Nota número 1 vemos que el precio de una visita o de una consulta es de $1.00 y sobre la indemnización kilométrica no es pertinen- te a este caso. Y para más seguridad vemos en la Nota número 2 que dice que el precio de la visita o de la consulta comprende una cura aséptica sencilla o pequeña.

Veamos ahora el otro documento que nos va a servir para esclarecer la segunda impugnación.

Alta de Sanidad del Lesionado

“El que suscribe, médico cirujano. Certifica: que asistió de segunda intención desde el día 27 de enero al 11 de febrero al obrero Joaquín Vidal Quintana, vecino de 27 entre H e 1 en el Vedado, de una herida contusa como de seis centímetros de extensión, in- teresando todo el espesor del cuero cabelludo, situa- da en la región fronto-parietal derecha, así como de contusiones y escoraciones en las piernas, tardan- do en curar quince días, los que estuvo incapacitado para el trabajo, sin quedar con defecto físico para el mismo.”

Nos parece que sn este caso toda la razón está de parte del médico, puesto que leído con deteni- miento dicho certificado puede verse claramente que es un “certificado descriptivo” que dice bastante más de lo que da a entender el Sr. Mandatario Judicial cuando se expresa así: “sólo se limite el médico de asistencia a considerar el número de días que el obrero estuvo enfermo, sin hacer ningún otro estu-

¿ ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 401

dio sobre incapacidades probables o estado del le- sionado que es lo que da a estos certificados el ca- rácter de descriptivos.”

Conclusiones.

Primera.—Deben rebajarse de los honorarios, $6.00 que equivalen a la equivocación sufrida por el facultativo.

Segunda.—El certificado final es descriptivo y por lo tanto está bien la minuta que devenga $3.00.

Tercera.—De las anteriores manifestaciones de- ducimos que con sujección a la Tarifa para obreros justa y equitativamente deben quedar los honorarios - reducidos en suma total a $20.15.

TASACION DE HONORARIOS EN CAUSA POR ACCIDENTE DEL TRABAJO Por el Dr. Raimundo de Castro

Sesión de gobierno del 12 de marzo de 1920) ; 8

Como ponente nombrado por el Sr. Presidente para informar sobre el expediente de accidente du- rante el trabajo del obrero Juan Luis García en lo que respecta a la tasación de honorarios, que inte- resa el Juzgado Municipal del Vedado con fecha veinte y tres de julio de 1919, debo manifertar que según se desprende de la comunicación del Juzgado lo que se desea saber es si no som excesivos los hono- rarios, mientras que de la impugnación que apare- ce en el expediente hecha por el Mandatario Judi- cial a nombre y con poder de la Compañía de Segu- ros, vemos que ésta la estima indebida y excesiva, punto que a nuestro juicio debía aclararse porque son enteramente distintos. En un caso se refiere a si lo cobrado no ha sido excesivo, en el segundo no sólo se manifiesta que ha sido excesivo sino se llega: a negar la realización de las intervenciones con es-

402 ANALES DE LA .

tas palabras terminantes con que el Sr. Mandatario Judicial resume su impugnación, el doctor L. P. de L. no ha practicado ninguna de las intervenciones que pretende cobrar con su minuta y además acusa de temerario al facultativo porque según manifiesta habiendo resuelto el Juzgado reiteradas y múltiples ocasiones que los medicamentos no pueden englobar- se con la nota de honorarios médicos sino que deben : presentarse en minuta aparte con los oportunos com- probantes a pesar de eso, aún persiste en su acti- tud y pretende cobrar el importe de una inyección cuya procedencia no justifica.”

Por lo que antecede se comprenderá la perpleji-. dad en que se halla el ponente para dictaminar, ya que es un consejo juicioso y antiquísimo de los maes- tros más reputados de Medicina Legal que el perito debe ceñirse estrictamente en su contestación a la pregunta del Juez y si no es posible entender clara- mente lo que se desea debe devolverse para que sea aclarado; pero jamás enfrascarse en disquisiciones sobre lo que se supone que ha querido manifestarse, terreno muy peligroso para el perito, como se com- prende.

Si a pesar de lo manifestado entiende esta Acade- mia, como lo entiende el ponente, que se debe resol- ver como lo que se desprende de los autos para apro- vechar la ocasión de sentar el criterio definitivo de esta Corporación sobre asuntos relacionados con es- ta clase de peritajes, veamos entonces los documen- tos que son únicamente pertinentes para emitir nuestro juicio; primero, la impugnación del Sr. Man- datario Judicial; segundo, el certificado médico ini- cial expedido por el Dr. M. P.; tercero, el certificado de alta, y cuarto, la minuta de honorarios.

“Al Juzgado:

“Ramón Yllas y Acosta, mandatario judicial, a nombre de la Compañía Seguros “Cuba” comparez- co en el Expediente formado para tratar del acci-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 403

dente que sufrió el obrero señor Juan Luis García y conforme a derecho digo”:

“Que vengo a contestar el traslado conferido de la minuta de los honorarios médicos que el Doctor L. P. de L. pretende cobrar por la asistencia del ex- presado obrero, con la que paso a mostrar mi ente- ra y absoluta inconformidad por considerarla inde- bida y excesiva.”

“La primera partida de la minuta que nos va a entretener por un momento ¡feliz entretenimiento!, es evidente y manifiestamente indebida y excesiva: Remito al Juzgado el expediente para que se per- fecta cuenta de la verdad de nuestra categórica afir- mación. El obrero Sr. Juan Luis García se lesionó durante su trabajo por la mañana casi al comenzar sus labores. A las ocho y cuarto fué curado de pri- mera intención por el Dr. M. P. Es lógico, es hu- rano, es científico y hasta moral pensar que el doc- tor P., le practicara al herido una cura suficiente- mente capaz para prevenir al paciente de la presen- cia de gérmenes asépticos, una cura que evitara ade- más que en ese mismo día fuera menester practicar- la otra. Sin embargo, el mismo día el Dr. P. de L. lleva a erecto otra cura en la persona del obrero y cual nuevo Diógenes, busca afanoso por el largo en- casillado de la Tarifa Oficial, en qué número había de incluirse esa cura para que quedara retribuída 2 la altura de las circunstancias. ¡Ah!, allí estaba el número 49 de la Tarifa, que es la cura más cara y que es también la más importante; cura antisép- tica completa, cura hemostática o grandes vendajes compresivos! ¡Qué grandes vendajes compresivos habrá usado el Dr. P. de L., para una herida pun- zante en la región palmar derecha! ¡Qué hemostosis habrá sido necesario observar para contener el cau- dal de sangre que de tan insignificante herida ema- naba! E

“Quien lee el certificado de primera intención expedido por el Dr. M. P., en el que se expresa el

404 ANALES DE LA

carácter débil de la lesión que recibió el herido a que nos referimos y se entera más tarde que el doc- tor P. de L. practicó a ese herido una cura antisép- tica completa, cura hemostática o grandes vendajes compresivos, tiene que llegar forzosamente a una de estas dos conclusiones: o el certificado del Dr. P. no se ajusta a la verdad, o la cura que practicó el doc- tor P. de L. era innecesaria y tiene más vistas al efecto económico del número 49 de la tarifa que a la verdad científica, humana y moral. Nosotros abra- zamos la segunda de estas dos conclusiones: Hay un solo hecho que lo demuestra, que el obrero Sr. Gar- cía estuviera solamente durante cinco días sin poder trabajar, lo que quiere decir, lisa y llanamente así, mezclando la verdad con la llaneza, que la herida gue sufrió el obrero señor Juan Luis García no fué otra cosa que lo que en el lenguaje o gramática par- da se conoce con el nombre de una hincada de clavo.

“Pero hay más; el Dr. P. de L. no se contenta, todavía en un intervalo de cuatro días, le hace al herido otras dos curas antisépticas, sin que previa- mente haya manifestado al Juzgado la presencia de la infección para justificar el tratamiento y aplica suero antitetánico el mismo día que el obrero había sido curado por un médico que seguramente tuvo que prevenir como ya hemos dicho, al paciente de la presencia de gérmenes asépticos.

“Por otra parte y en otro género de considera- ciones, vea el Juzgado que el Dr. P. de L. resulta ya temerario, pues habiendo resuelto el Juzgado en reiteradas y múltiples ocasiones que los medicamen- tos no pueden englobarse con la nota de los honora- rics médicos, sino que deben presentarse en minuta aparte con los oportunos comprobantes, a pesar de eso aún persiste en su actitud y pretende cobrar el importe de una inyección cuya procedencia no jus- tifica.

“En resumen: impugno toda la minuta del doe- tor P. de L. y concluyo haciendo esta definitiva ma-

ES E

ACADEMIA DE CIENCTAS DE LA HABANA 405

nifestación : el Dr. L. P. de L. no ha practicado nin- guna de las intervenciones que pretende cobrar en su minuta. Su nota debe quedar reducida a cero: primero, porque para probar que hizo una cura an- tiséptica el día 5 de agosto y dos curas más de la misma índole el día o mejor dicho, de los días 6 al 8, debió haber justificado en tiempo y forma la pre- sencia de la infección que ameritaba y exigía cientí- ficamente la práctica de dichas curaciones. Vea el Juzgado la nota octava de la Tarifa, número 8; se- gundo, porque la misma razón debió justificar para aplicar una inyección de suero antitetánico y al no justificarlo, es evidente que era innecesaria la prác- tica de dicha intervención; tercero, porque después de la cura que hizo el Dr. P. al obrero de referencia, no era necesaria asistencia médica activa, como lo prueba de que el obrero a los cinco días días ya es- taba curado.”

“POR TANTO

“Al Juzgado suplico que habiendo por presenta- do este escrito y por evacuado el traslado conferido se sirva tener por impugnados los honorarios a que el mismo se refieren, declarando en definitiva con lugar esta impugnación en la forma que dejo ex- puesta en lo principal, esto es, que deben quedar re- ducidos a cero dichos honorarios.

Habana, noviembre de 1918.

Certificado médico inicial.

“Dr. M. P., Médico Cirujano domiciliado en San Miguel doscientos cincuenta y cuatro (B). Certi- fico: que a las ocho y quince de la mañana del día cinco de agosto de mil novecientos diez y ocho exa- miné y curé de primera inteneción en Salud sesenta y cuatro, a Juan L. García, que presenta la siguien- te lesión: Herida punzante en la cara palmar dere- cha. Realicé el siguiente tratamiento: El indicado siendo su estado leve, con necesidad de asistencia

406 ANALES DE LA

médica. Como consecuencia inmediata se hallará próximamente durante ocho días sin poder dedicar- se a su trabajo habitual y es posible que no le que- dará defecto físico por dicha lesión, y pudiendo a

mi juicio dentro de ocho días conocerse el resultado definitivo.”

“Habana, cinco de agosto de mil novecientos diez y ocho.—(Firmado) Dr. M. P.”..

Certificado de alta.

“Laboratorio clínico-quirúrgico, Dr. L. P. de L. Médico Cirujano: Certifico: que en el día de la fecha dado de alta completamente curado y capacitado pa- ra trabajar a Juan Luis García, natural de Santa Cruz de Tenerife, raza blanca, de veinte y seis años de edad, de estado soltero, ocupación jornalero, ve- cino de San Ignacio número setenta y cuatro, lesio- nado el día cinco de agosto de mil novecientos diez y ocho, que estuvo durante cinco días incapacitado pa- ra el trabajo, habiendo obtenido la curación en cinco

días, sin defecto físico que lo imposibilite para su ocupación habitual.”

“A los fines que previene la Ley de Accidentes del Trabajo expido el presente certificado, fecha nue-

ve de agosto de mil novecientos dieciocho. Dr. L. P. de L.”

Minuta de Honorarios. Naturaleza del servicio realizado

Fecha No. de la tarifa . Precio Agosto 5 Poruna cura antiséptica ...... 49 4.00 Indicado Por el' suero amtitetánico” . 0. 2.25

» Por la aplicación del suero . . . 123 4.00

Del 6 al 8 Por dos curas antisépticas alternas 49 8.00 Agosto 9 Ultima cura y el certificado final . 32 1.00 Totál.. . SIA

Fecha, 9 de Agosto de 1918. Dr. L. P. de L.”

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA

407

En primer lugar esta ponencia cree interpretar los sentimientos de esta corporación al llamar res- petuosamente la atención del señor Juez por el des- agrado con que ve el tono despectivo con que el se- nor Mandatario Judicial impugna los honorarios médicos en este caso particular (así como en otros en que ha tenido que intervenir, como el presentado en la sesión del 27 de diciembre de 1918 en que in- formó como ponente el Dr. Coronado y que por coin- cidencia ha intervenido el mismo Mandatario Ju- dicial y el mismo médico), ya que este procedimiento que no es el que debe usarse tratándose de profesio- nales, que por el hecho de ostentar un título merecen al menos cierto respeto y consideración, sino perso- nalmente, por lo menos colectivamente, y que esta Academia por sus estatutos y misión está llamada a velar y hacer respetar y además porque a nuestro juicio no ayuda al esclarecimiento del hecho porque en presupone ya un antagonismo personal entre el médico y el mandatario judicial, muy lejos de la ecuanimidad e imparcialidad requerida en estos Casos.

En segundo lugar, si entramos a discutir la mi- nuta de honorarios del Dr. L. P. de L., único obje- tivo que a nuestro juicio cabe llenar a esta Acade- mia en este caso particular, es decir, si son excesivos o no, manifestaremos que a nuestro juicio y con todo el respeto debido a un compañero, vemos que ha sufrido una equivocación al interpretar la Tarifa vigente en estos casos, ya que por lo que podemos juzgar únicamente para dar nuestro dictamen (el certificado médico inicial expedido por el Dr. M. P.) estimamos que el Dr. L. P. de L. con arreglo a la lesión sufrida por el obrero y allí descrita, tenia que limitarse desde el punto de vista científico, a apli- car un desinfectante, por ejemplo iodo; y si acaso quería por exceso de celo protejerlo, lo haría con un vendaje bien sencillo. Además, una inyección -de suero antitetánico a dosis profiláctica en caso de no

408 ANALES DE LA

haberlo hecho el primer médico, y aquí aprovecha- mos para refutar la impugnación del Sr. Mandata- rio Judicial sobre este punto que parece desprender- se de sus manifestaciones, que es preciso la presencia o el temor de gérmenes sépticos para autorizar al médico para inyectar una dosis profiláctica de suero antitetánico cuando está mandado terminantemente dado nuestro criterio científico actual, que en casos de heridas penetrantes sucias con comunicación ex- terior dificultosa ya que el microbio del tétano (ba- cilo de Nicolaier) es aneróbico, es decir, que vive y pulula fuera del aire, se inyecte sin titubear el suero antitetánico profiláctico, pues grave error sería pa- ra cualquier médico el dejarlo de practicar en una herida que reune en alto grado los caracteres antes descritos y por lo tanto el médico cumple con su de- ber inyectande el suero.

El resto del tratamiento que como se desprende del certificado de alta dado por el mismo Dr. L. P. de L. en que dice que curó en cinco días, debió ser espectante y en todo caso nueva aplicación de yodo y por lo tanto considerado como una consulta o vi- sita según la Tarifa obrera. Ahora bien, a nuestro entender la equivocación que ha sufrido el Dr. L. P. de L. en alguna parte de su minuta, quizás sea debida a falta de claridad en la redacción de la Ta- rifa obrera en esto de las curas, porque ya hemos visto esta equivocación ocurrir en otras ocasiones quizás bastante más a menudo de lo que parece ló- gico presumir; en efecto dice el número 49 de la Tarifa: “Cura antiséptica completa, cura hemostá- tica o grandes vendajes compresivos,” dice el núme- ro 50: “Cura aséptica sencilla o pequeña cura (en el curso del tratamiento se incluye en el precio de las visitas o consultas”, y en el número 51, cura aséptica sólo se paga la primera. Por la primera de estas curas se paga $4.00, y por la segunda $2.00 o si es en el curso del tratamiento, $1.00, y por la tercera $3.00. Esa palabra aséptica creo trae la con-

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A o IAN fusión, puesto que verdaderamente para curar un herido de primera intención sea cual fuere la natu- raleza de esa herida, se emplea un antiséptico y por lo tanto se estima una «cura antiséptica; pero si es- tudiamos detenidamente la redacción de esos dos ar- ticulos o números, creemos interpretar el criterio del legislador estimando que lo que se quiere expre- Sar en uno es una cura difícil, complicada, con ven- dajes y apósitos especiales, todo lo cual lleva algún tiempo, condiciones que no reune aunque se emplee un antiséptico las otras dos. Debemos pues sentar si la Academia así lo reconoce este criterio.

Sobre la 3* impugnación del Mandatario Judicial en que se acusa de temerario al médico por englobar en la nota de honorarios los medicamentos, conside- ramos que no es misión de esta Academia emitir su juicio sobre este punto concreto, propio para ser es- clarecido por el Juzgado.

Y sobre la última impugnación del Sr. Manda- tario Judicial en que termina sosteniendo que el doc- tor L. P. de L. no ha practicado ninguna de las intervenciones que pretende cobrar con su minuta, debemos manifestar que antes de pasar a esta Aca- demia los autos para que informe si los honorarios cobrados son excesivos, deberá aclararse el punto de si son indebidos, puesto que si resulta que son in- debidos está demás el juicio de esta Academia so- bre si son excesivos y si lo que se quiere al no resolver este punto para nosotros primordial, es dejarlo a la resolución de esta Academia, debemos cuanto antes sentar de una vez y para siempre que esta Corpo- ración únicamente podría dilucidar la cuestión si se trata de que se impugne por indebidos refiriéndo- se a que los servicios prestados no están de acuerdo con la naturaleza del mal que afecta al paciente, puesto que si la impugnación se refiere al hecho de que el médico no ha prestado los servicios que pre- tende cobrar, esta institución por su propio presti- gio y por el de la clase profesional en general, por

410 ANALES DE LA

la que está llamada a velar y a estimular no puede en primer término tomar en consideración ni si- quiera para discutir la sospecha infamante de se- mejante acusación contra determinado profesional sin la prueba cabal de ello, en cuyo caso aplaudiría y estimularía a las autoridades judiciales competen- tes para que en beneficio y por prestigio de nuestra propia profesión se castigara debidamente al que tan mal uso hace del honor de ostentar un título que debe estar rodeado de las más aureolas de competen- cia y moralidad; pero si por el contrario es una acu- sación falsa entonces estimularíamos al compañero y lo apoyaríamos a seguir una acusación contra su falso denunciante. Y además y sobre todo no es esta Academia la llamada a esclarecer ni a resol- ver semejante asunto propio únicamente del juicio acertado que de la Ley de Enjuiciamiento Civil con sus pruebas especiales para el caso derive la ilustre personalidad del Sr. Juez.

Conclusiones.

Primera.—Que de lo que antecede deducimos que la minuta de honorarios debe quedar redactada en esta forma:

Fecha No. de la tarifa Precio

Agosto 5 Por una cura sencilla ...:..... 50 $2.00 Por la aplicación del suero . . . . 123 4.00

Del 6 al 8 Por dos consultas o visitas 40 ó 230 2.00 Agosto 9 Ultima cura y el certificado final 32 1.00 Por el suero antitetánico . . . . 2.20

Suma total... . “$125

Y segunda.—Que esta Academia ruega encareci- damente al Sr. Juez y per medio de él a la Adminis- tración de justicia se tome en cuenta las observacio- nes que en el curso de esta consulta le ha sugerido la repetición de esos mismos hechos de modo que,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 411

por una parte se le llame la atención a los Sres. Mandatarios Judiciales sobre la manera de expre- sarse con respecto a los Sres. médicos y por otra, que se deslinden de una vez y para siempre los dos conceptos tan opuestos de honorarios indebidos 0 excesivos.

TASACION DE HONORARIOS PERICIALES Por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá

(Sesión de góbierno del 12 de marzo de 1920)

La Secretaría de Justicia, con fecha 4 del pre- sente mes, solicita de esta Academia se le informe “acerca de lo equitativo o no de los honorarios”” re- eclamados por el Dr. V. C., por servicios que como Perito Médico prestó con motivo del expediente de jubilación del Alguacil de la Audiencia de la Haba- na, señor M. P. Dichos honorarios importan la su- ma de ciento veinte y cinco pesos.

Los documentos remitidos, en copia, por la ex- presada Secretaría, son: la solicitud de pago hecha por el Dr. V. C. y el informe emitido por sus com- pañeros forenses, los que copiados dicen así :

1 Solicitud de Pago: Que en el expediente de ju- bilación que se formó en esa Secretaría para tra- tar de la solicitada por el Alguacil de la Au- diencia de la Habana, Sr. M. P., informé como Médico en el mismo y a tenor de lo que precep- túa el artículo II de la Ley de Jubilación vigente, vengo a solicitar de esa Secretaría que por los trámites oportunos, se me abone el importe de mis servicios ascendentes a la suma de ciento veinte y cinco pesos. :

Habana, noviembre 12 de 1919.—D». 3

412 ANALES DE LA

2: Informe Pericial.—En cumplimiento de lo dis- puesto por la Sala de Vacaciones de esta Au- diencia, por la que se nos designó a los médicos forenses doctores Federico de Córdova y Gui- llermo Benasach y al médico de asistencia doc- tor V. C. como peritos en el expediente de jubi- lación del Sr. M. P. $S., Alguacil de la Fiscalía de dicha Audiencia, y de acuerdo con lo dispuesto tenemos el honor de remitir a usted dicho in- forme.”

“Reunidos los peritos con el Sr. P., procedimos 2 dar cumplimiento a nuestra labor: Entre sus sig- nos subjetivos dice, que ha padecido de sarampión, coqueluche y grippe, y que con respecto a su estado actual éste data su comienzo de un año próximamen- te, pues notó que al partir de esa fecha un estado catarral le acompañaba siempre, con tos pertinaz, sudores nocturnos, inapetencia, ligera elevación de temperatura por la tarde, y espectoración que em- pezó siendo mucosa y escasa aumentando en canti- dad y consistencia, llegando a ser hoy, como hemos podido nosotros comprobar, francamente purulenta. Esto es cuanto de importancia existe en sus ante- cedentes. Con estos datos procedimos al reconoci- miento del Sr. P., que aunque nos manifiesta que nunca fué un hombre robusto se puede notar clara- miente que ha perdido de peso por la laxitud de sus tejidos y la escasez del tejido, digo, del panículo adiposo.”

“Al examen físico de su aparato respiratorio se comprueba, disminución del sonido de percusión en ambos vértices pulmonares, su respiración es bron- quial con estertores que son unos secos y otros hú- medos, llegando algunos a tener resonancia metáli- ca, sus vibraciones vocales están reforzadas y hay un cierto grado de broncofonía, tiene también dolo- res ligeros en la región escapular y disnea al me- nor esfuerzo.” ,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 413

“Con estos signos y queriendo de un modo claro comprobar la causa de estas lesiones, convenimos en realizar varias pruebas que a continuación se enumeran, comenzando por observar durante tres días su temperatura, la que alcanzó siempre una elevación respectiva de 37"-8 a 38"-C.”

“También se le ordenó llevara al Laboratorio Clínico del Dr. Plasencia, una muestra de su espec- toración, en la que pedíamos a dicho Laboratorio nos dijera si existía en dicho esputo el bacilo de Koch, que es el agente morboso de la tuberculosis, y como se verá por el adjunto certificado 74659, de

dicho Laboratario, contiene numerosos bacilos de Koch.”

“Otro elemento de diagnóstico es el otro certi- ficado que se acompaña de la casa de salud “La Be- néfica”, departamento de Rayos X, en el que se comprueba que tiene gruesas adenopatías en ambos hilios y ligeras adenopatías en el resto del parén- quima pulmonar. A pesar de ser junto con los sig- nos del enfermo la presencia del bacilo en el esputo, elementos más que suficientes para diagnosticar de Tuberculosis pulmonar en el segundo período la do- lencia del Sr. P. S., realizamos la prueba de Von Pirquet, esto es, la prueba de la tuberculina, hacien- do en el antebrazo del enfermo dos vacunaciones, una con tuberculina de Koch y la otra con una solu- ción estéril de glicerina como testigo, y obtuvimos en 48 horas una pápula como de tres centímetros con ribicundez y edema en el de la tuberculina, y sin reacción la de la vacunación testigo, dando una prueba francamente positiva de tuberculosis.”

“En sus demás órganos sólo podemos compro- bar los signos de astenia, propios de esta dolencia.”

“Con estas pruebas y con los síntomas del enfer- mo puede afirmarse que el sujeto objeto de este in- forme padece tuberculosis pulmonar en segundo período y que aquí, como sabemos, la tuberculosis pulmonar es una enfermedad curable, esto no puede

414 ANALES DE LA

afirmarse más que en el primer período, y eso siem- pre que el enfermo pueda someterse a un plan de sanatorio y no como en el presente caso que ya las lesiones de este enfermo están avanzadas y que la indole del trabajo que realiza, expuesto a veces a la inclemencia del tiempo y a permanencia de pie son causas que no sólo favorecen el desarrollo de estas lesiones sino que contribuyen a su progreso.”

“Como enfermedad infecciosa específica, es pro- ducida por el bacilo de Koch, pues está ya plenamen- te demostrado que es éste su agente etiológico, in- fección que pudo adquirir (sin que esto pueda afir- marse) del siguiente modo:

“Sabemos que el modo de propagarse esta infec- ción, es generalmente por los esputos, y como este enfermo por la índole de sus labores tiene que hacer la limpieza de un local o locales donde acude el pú- blico, y como a éstos concurren tuberculosos que de- positan sus esputos, éstos, al desecarse, se mezclan con el polvo, que al ser agitado por barrido llega a las vías respiratorias del que lo realiza, y si se en- cuentra un terreno apropósito resulta éste una víe- tima más de la infección tuberculosa.”

“El impedimento que existe para el desempeño de su destino es manifiesto, esta enfermedad según ya hemos dicho, aunque sólo sea para mejorar, ne- cesita reposo y vida al aire libre, condiciones que en su destino no puede llenar, y además, este enfer- mo, resulta un peligro para los que con él rinden sus labores, pues pueden a su vez ser contaminados de la misma infección tuberculosa.”

Conclusiones:

1*—El paciente objeto de este informe padece de tuberculosis pulmonar en segundo período.

2:—La causa que ha producido esta enfermedad es el bacilo de Koch.

3—La naturaleza de esta afección es infecto- cuntagiosa y termina con la existencia del enfermo.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 415 4”—No siendo curable por el estado del cuadro clínico, ya es bastante avanzado, el impedimento re- sulta permanente. “Es cuanto tenemos el honor de informar a usted en el presente caso.”

“Habana, 6 de septiembre de 1918.—De usted respetuosamente, (f) Dr. Federico Córdova.—(f) Dr. Guillermo José Benasach.—(f) Dr. C.”

De los documentos transcriptos se deduce que el Dr. V. C. ha tenido que realizar un estudio deteni- do y minucioso del caso sometido a su dictamen; y aunque no se indican en la reclamación ni las cir- cunstancias de lugar y tiempo en que realizó su pe- ritaje, ni las condiciones del medio en que tuvo nece- sidad de actuar, como se trata de un trabajo médico forense que exige el estado de un particular, y como el profesor reclamante ha tenido que disponer de su tiempo para actuar con sus compañeros en los dis- tintos exámenes a que ha sido sometido el sujeto de la jubilación y ha tenido que redactar el informe mé- dico legal que se ha dejado transeripto anteriormen- te, entiende esta ponencia que se puede contestar a la Secretaría de Justicia: que la suma de ciento vein- te y cinco pesos reclamados por el Dr. V. C. en con- cepto de honorarios devengados en este caso par- ticular, puede considerarse como equitativa.

416 ANALES DE LA

Acta de la Sesión Cientfica del 26 de Marzo de 1920

Presidente.—Dr. Juan Santos Fernández.

Secretario.—Dr. Jorge Le-Roy.

Académicos concurrentes. De número.—Dres: R. de Cas- tro, G. G. Duplessis, L. Ortega, M. Ruíz Casabó.

Corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Leída el acta de la sesión anterior (12 de marzo) no pudo ser aprobada por la falta del quorum reglamentario.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—Un solo pliego cerrado y lacrado en cuya cu- bierta se lee lo siguiente: “Plan de una campaña contra el paludismo en la República.*? Lema: “Que de vide dans un sprit que ne veut se remplir que d'evidence.””

Salida.—Al Juzgado Municipal del Vedado, remitiendo los dos informes de honorarios y los expedientes respectivos, de los obreros Joaquín Vidal Quintana y Juan Luis Gar- cía, por accidentes del trabajo.

A la Secretaría de Justicia, remitiendo tasación de hono- rerios reclamada por la misma, relativa a servicios periciales del Dr. Valentín Castanedo.

El Dr. López del Valle, telefonea no serle posible asistir a la sesión por urgente trabajo profesional.

El Dr. Juan Santos Fernández da las gracias más expre- sivas a la Academia y a todos los señores que se interesaron por su salud, con motivo de su reciente gravedad; y acto se- guido concede la palabra al distinguido médico que nos visita, Dr. Octavio Montoro, quien da lectura a su trabajo anunciado en la orden del día sobre METABOLISMO Y GESTACION.

Comenzó haciendo referencia al trabajo del Dr. Arteaga. Las afirmaciones de éste sobre el menor requerimiento caló- rico de las embarazadas cubanas y la dieta láctea, en los úl- timos meses del período de la gestación, fueron apoyados por el Dr. Montoro con argumentos basados en las experiencias realizada en perras embarazadas y huevos de gallina por Tangl y sus colaboradores.

Los trabajos de Zunstz, Tangl, Ribner, Murlin, Carpen- ter, feron espuestos y analizados en sus conclusiones, de que el metabolismo respiratorio de la madre sólo está aumentado en un 4% durante el parto y en 11% durante el puerperio.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 17

El Dr. Montoro describió después la técnica que se sigue en el estudio del balance nitrogenado y del metabolismo ba- sal, en su Departamento de Metabolismo en la Clínica del Dr. Ortega.

Terminó invitando a los médicos parteros a realizar in- vestigaciones originales en Cuba en este sentido.

Concedida la palabra para discutir este trabajo, la pidió ei Dr. Arteaga, y dijo: que aludido directa y repetidamente, manifiesta su satisfacción por que su trabajo de la sesión anterior diera motivo a este otro tan hermoso y completo; que el Dr. Montoro ha hecho una recopilación interesante de los investigadores del metabolismo en la gestación y que los resultados vienen a confirmar los puntos que abarcaba en su estudio sobre la influencia de la dieta y el desarrollo fetal; que el metabolismo en la gestación después de la 6* a la 8* semana en que se nota cierto trastorno en el nitrógeno de la madre no se altera hasta la mitad del embarazo y por último, que eree que el Dr. Montoro comprobará experimen- talmente lo que él clínicamente ha tratado de demostrar, a saber: que la mujer embarazada no necesita más que unas dos mil calorías.

El Dr, Grau dice que le es grato felicitar al Dr. Montoro y hace “suyas las frases del Dr. Arteaga, pues no encuentra en realidad nada que agregar al.trabajo del Dr. Montoro si no es el examen químico de la sangre, que puede servirnos para prevenir complicaciones y para dirigir el tratamiento en casos determinados.

El Sr. Presidente en breves palabras, agradece al Dr. Mon- toro su cortesía de habernos dado a conocer tan importante trabajo, y no habiendo más de que tratar, da por termina- da la sesión.

418 ANALES DE LA

METABOLISMO Y GESTACION Por el Dr. Octavio Montoro

(Sesión científica del 26 de marzo de 1920)

En su última conferencia, leída ante esta ilus- tre Academia, el Dr. Julio F. Arteaga, estudió de manera concisa y clara lo que se refiere al régimen alimenticio de las embarazadas y relató las contro- versias y teorías que se han suscitado, respecto a la influencia de aquélias en el desarrollo del tama- ño del feto.

Tenía preparado para aquella ocasión, unas no- tas sobre el metabolismo de la mujer embarazada en relación con la mujer, en lo que se ha llamado el reposo sexual, y la influencia que el feto puede tener sobre el metabolismo de la madre. Por razones diversas no me fué posible asistir aquella noche y mbiera guardado definitivamente dichas notas, si la bondad del ilustre Secretario de esta Corporación Dr. Jorge Le-Roy, no me hubiera obligado, alentán- dome, a consumir un turno en esta sesión.

He querido hacer estas aclaraciones para que sólo se vea en esta disertación, algo que añado, a la brillante tesis del Dr. Arteaga, y no un trabajo definitivo, porque aun entre nosotros los estudios de esta índole son demasiado recientes para poder es- tablecer conclusiones de propia cosecha.

El Dr. Arteaga afirmó, me parece recordar, que él había observado que las embarazadas cubanas, vivían bien durante las últimas semanas del emba- razo con una cantidad de calorías, inferiores a las señaladas para las mujeres de otros países.

Este punto de las necesidades calóricas de los habitantes de Cuba, normales y enfermos, debe y será objeto de detenido estudio e investigación. Yo puedo afirmar por ahora, que los diabéticos tratados por nosotros, viven bien con 25 calorías por kilo de peso, estando dedicados a su vida activa.

ACADEMIA DE CIENCTAS DE LA HABANA 419

Antes de entrar en estas investigaciones deben tenerse presente ciertos fundamentos de la ciencia de la nutrición, indispensables de conocer.

E. Voit (Seitz des Ger fúr Morph und Physiol, 1896) llamó ya hace tiempo la atención hacia el hecho de que la curva de aumento del metabolismo con aumento de la temperatura corresponde a la mayor habilidad de los músculos para contraerse y a la mayor efectividad de la actividad enzimótica, y que una alta temperatura era necesaria para la irritabilidad y actividad de protoplasma.

El calor sabemos que no es la causa del metabo- lismo, sino uno de los factores para su producción, así como el oxígeno no es la causa de la descompo- sición de los alimentos en el organismo, sino que esa descomposición depende de causas desconocidas y que los productos producidos lo que hacen es unirse al oxígeno. (Lusk.)

En los animales de sangre caliente la tempera- tura se mantiene a un nivel constante, a pesar de la temperatura ambiente. Esta afirmación es axio- ma conocido, así como que la regulación de la tem- peratura del cuerpo, depende principalmente de un mecanismo nervioso. Por tanto, el frío, estimularía las ramas terminales nerviosas, produciendo por ac- ción refleja a una mayor producción de calor en el organismo y una vasoconstricción periférica; y que el calor al contrario, produciría una vaso dilatación con producción de sudor y por tanto, modificación de la pérdida del calor por la evaporación.

Estos dos mecanismos físico-químicos, podrían explicar hasta cierto punto la tesis de un requeri- miento menor de calorías en nuestro tropical clima, pero siempre teniendo presente la Lel de Riibner, que dice que el metabolismo es proporcional al área de superficie del animal. Estas digresiones tienen por objeto dejar sentado, que, el ideal de toda cien- cia, dle poseer tipos standard normales, será nece- sario realizarlo con cubanos de diferentes edades,

420 ANALES DE LA

pero que cuando nos referimos al calor que produce el organismo por área de superficie, éste es igual en proporción sea cualesquiera la temperatura ambien- te como demostró Rúbner en sus famosos experl- mentos con los conejillos de indias (Energiegetze, 1902).

Dijo también el Dr. Arteaga que él acostumbra- ba en las últimas semanas del embarazo, a dar una dieta, más de entretenimiento que de verdadera su- pletoría de las necesidades calóricas del organismo, y consistente principalmente de leche.

Hart y McCollu (Journal of B. Ch. 1914) en estudios hechos en cerdos han demostrado el alto valor biológico de las proteínas de la leche en con- traste con las proteínas vegetales. Por su parte ya Thomas (Archiv. fúr Physiologie, 1900) había da- do el siguiente cuadro sobre los valores biológicos de las diferentes proteínas, medidas por el percenta- je de proteínas del cuerpo que su ingestión compensa.

(Garne de buey. ui e AAA . 104 Leche, de Vacas) Lua Pescado... es EN 95 ATTOZ A E O 88 Coliflor. . ¿AE MEA E 84 Carné .de Cangrejo Y LULA AI Batatas': 000 AA AE 79 Jugo. de: cereza o. ie ed ES CORE Fevadura . 1 ROA ds O O Gastima 2. IN Nutrosa 5 AA Espinaca 0.200 LAS 64 Guisantes; :: 00. AE MN 56 Trigo . A E SE Elírina de Maiz... o AS NN 30

Por lo tanto, y si como dice Lusk, durante las últimas diez semanas del embarazo es necesario dar una dieta rica en calcio, ningún alimento como la leche llena esta indicación. Por estas razones creo que hace muy bien el Dr. Arteaga en usar su régi- men lácteo en las últimas semanas del embarazo,

A

| y

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como creo, igualmente es indudable que ciertos re- gímenes influyen en parte sobre tamaño del feto y que como han demostrado las experiencias de Wat- son (Foods y Feeding) una dieta regulada científi- camente puede influenciar los tejidos fetales de tal manera que hagan el parto más fácil (Fitch), siendo esto de capital importancia en los casos de estrechez pelviana u otras deformidades anatómicas que com- prometan la buena marcha del parto.

Es un problema de verdadera importancia des- de el punto de vista obstétrico determinar, entre las distocias, la relación que entre nosotros ofrece, el tamaño del feto con relación a las medidas de los diámetros de la pelvis en las cubanas. Nosotros, nos limitamos al asomarnos a tan difícil rama de las ciencias médicas con referir nuestros puntos de vis- ta médicos y especialmente de regulación del meta- bolismo.

La dieta de Prochownick (Zentralbl f. Gynak 18899-38) a que hizo detallada referencia el Dr. Ar- teaga, tiene serias objeciones que sufrir, de acuerdo con las modernas teorías sobre acidosis. Prochow- nick da una dieta deficiente en carbohidratos y fluí- dos, rica en proteínas. He tenido ocasión hace poco tiempo de ver en compañía del Dr. García Marruz una parturienta con fenómenos graves de acidosis, pocos momentos después del parto y. que referimos a la deshidratación. Dicha enferma había tenido vómitos continuos durante los últimos días del em- barazo. Llegada la hora del parto, las pérdidas lí- quidas, por hemorragia, etc., la pusieron en situación angustiosa que se remedió fácilmente con suero fisio- lógico. Soy de opinión, en lo referente a dietas, la individualización y aconsejo siempre huir de fórmu- las y tablas. Cada mujer, como cada enfermo: dia- bético, anémico, nefrítico, necesita una dieta especial para ella, con arreglo a su estado fisiológico, edad, peso, talla y hábitos. El juicio del clínico, le hará mayor bien, que dietas, imaginadas con un criterio

422 ANALES DE LA

más teórico que práctico. Que las dietas de las em- barazadas deben ser sin embargo siempre ricas en proteínas, me parece innecesario de afirmar y su demostración se verá durante el curso de esta di- sertación. |

Hace 52 años Pflúger (Arch. f. d. ges. Physiol. 1868, 6), trató de determinar la producción de ener- gía en los fetos mamíferos y afirmó que los cambios gaseosos del feto, en relación con los de la madre eran insignificantes. Apoyado por Cohnstein y Zuntz, fueron combatidas principalmente por Wier- ner (1884) y los trabajos realizados en estos últi- mos 20 años lo han refutado definitivamente.

Las escuelas de Copenhague y Budapest, contri- buyeron poderosamente al esclarecimiento de estos problemas y es gracias a los trabajos de Bohr y Tangl (Pfúger's Arch. 1903, 327) que debemos el conocimiento de que los intercambios gaseosos y por tanto la producción de energía en el embrión huma- no es mayor por unidad de peso que el del organismo adulto. Tangl realizó sus experimentos en huevos de gallina colocados en incubadoras a 38” y 39” F. Su método consistía en determinar las calorías en hue- vos acabados de poner y compararlas con las que se producían en huevos inmediatamente antes de nacer el pollo. Demostraron estos experimentos que para el desarrollo de 1 gramo de pollo se necesitaban 658 calorías.

Considerando el huevo por completo, Tangl en-

contró que el 35% de las calorías o sea de la energía química original del huevo se depositaba en el cuer- po del embrión. La energía de desarrollo utilizada en la producción del pollo representaba el 17% de la energía total. Tangl demostró en sus experiencias que aproximadamente 1/6 de la energía almacenada en el huevo, era usada en el desarrollo del pollo, cuyo cuerpo contenía 1/3 de la energía original del

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423

huevo. Al mismo tiempo Tangl demostró en sus fa- mosas experiencias que no había pérdida de proteí- nas ni nitrógeno durante el período de incubación y que la cubierta del huevo contribuía a la formación de los huesos del pollo. Tangl llamaba a la energía a que me he referido “energía ontogenética.”

Glaner más tarde confirmó que la energía espe- cífica de ontogenesis no es una función filogenética o de organización, sino que la formación de los em- briones en los animales superiores se realizaba a ex- pensas de energías químicas.

Estas experiencias del laboratorio de fisiología merecen recordarse, por cuanto dieron base a tra- bajos ulteriores en los seres humanos.

Rubner (Arch. f. Hyg. 1908-177-185) ha llama- do sin embargo la atención hacia el hecho de que el embrión mamífero no posee un peso apreciable, en comporación con la madre hasta cerca de la mitad del período de gestación y varios autores, Magnus Levy, Zuntz, Miller, no han encontrado ningún aumento en el consumo de oxígeno por unidad de peso, en la mujer embarazada en relación con la no embarazada, y que si existía ese aumento sólo se presentaba en los últimos períodos del embarazo. En este punto se debe recordar que el peso del hijo al nacer es entre 5 y 6% el de la madre, y que las pérdidas sufridas durante el parto, equivalen a un 20% de su pesos post partum.

Murlin (4m. Journal Physiol. 1910, 134), rea- lizando experiencias con el metabolismo total de perras embarazadas, comprobó los trabajos de Zuntz, Levy y Muller. ,

Murlin en aquellos experimentos comprobó res- pecto al carbono y al nitrógeno así como a la pro- ducción de energía lo que antes se había demostrado para el oxígeno consumido en unidad de tiempo.

Demostró Murlin entonces, que el extra metabo- lismo del organismo en gestación, inmediatamente antes del parto es proporcional al peso del recién

424 ANALES DE LA

nacido y es igual a las necesidades teóricas del re- cién nacido sólo, en estado de quietud y a la tempe- ratura ambiente. Y dedujo como conclusión que: “dejando a un lado las actividades musculares de la madre y del hijo, la curva representativa de la producción de calor de energía de ambos no sufriría alteración en el momento del parto.”

Magnus Levy (Ztschr. f. Gebútsh und Ginak, 1904), ha publicado hace años un caso, que no coin- cide en sus conclusiones con las citadas, y en el cual comprobó un notable aumento en el consumo de oxígeno a partir del tercer mes de gestación en la siguiente forma:

Oxígeno por ec. C. por minuto.

Antes del embarazo .. . 1.1 0004002 3er. mes de embarazo . . .... . . 320 E DE. Ss a e EN 9? do E A RO A o ALLA 349 O ABE a) a E EA OS SN A 363 ao sy E MN 383

Años más tarde Carpenter y Murlin (Archives of Internal Med. 1911, 184) en 1909 comenzaron una serie de investigaciones para determinar el me- tabolismo de calor de energía de la madre y del hijo inmediatamente antes y después del parto.

Tuve el honor de tratar a Thomas M. Carpenter, auxiliar eficaz de Benedict en el Nutrition Labora- tory de Boston. El personalmente me obsequío el folleto de sus investigaciones, con Murlin de Nueva York y leyendo, sus conclusiones y las deducciones que se derivan de ella, se obtiene luz en este intere- sante estudio.

Carpenter y Murlin realizaron sus trabajos en el Calorímetro grande del Nutrition Laboratory. En aquella época aun no se habían construído los ma- ravillosos aparatos con que cuentan hoy en día. Allí

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 425

existen calorímetros para el estudio del metabolis- mo en 20 individuos al mismo tiempo. El aparato tiene el tamaño de este salón poco más o menos, y en él viven durante las 24 horas del experimento.

Este calorímetro, como los demás, tiene el mis- mo fundamento que el calorímetro Atwater-Rosa- Benedict, tal como era el calorímetro primitivo de la Universidad Wesleyana, y cuyo aparato sirvió en aquel entonces para estos y otros estudios.

Benedict y sus auxiliares disponen en el labora- torio de verdaderas maravillas en este orden de co- sas. Carpenter y Benedict realizaron allí (1910) los llamados experimentos de reposo, en los cuales sin embargo se les permitía a los individuos moverse dentro del calorímetro. Son muy interesantes esos trabajos; se media el calor producido en esos peque- ños movimientos, durante la experimentación. El acto de levantar una silla, de andar cinco pasos, remover los alimentos, cerrar una ventana y volver a la silla, sólo invertía 19 ó 20 segundos, pero re- quería la producción de 1.22 calorías. Demostraron entonces que había un aumento de 15% en el meta- bolismo del individuo de la posición sentada a la de pie y 86 10% cuando estaba acostado despierto a cuando estaba dormido.

El calorímetro que existe en la Institución Rus- sel Sage de Patología, anexa a la segunda división médica del Hospital Bellevue, está fundado en el calorímetro Atwater-Rosa-Benedict, aunque tiene algunas modificaciones importantes.

Acostado el individuo en una camilla, se le colo- ca dentro del calorímetro, donde queda perfectamen- te cerrado e incomunicado al exterior por dobles paredes de corcho y estaño con un espacio de aire muerto entre ellas. En estos estudios llamados de calorimetría directa, se investiga las irradiaciones de calor, por medio del agua que circula a lo largo del calorímetro, y cuya cantidad circulante y tem- peratura se conoce previamente. El Co” producido

426 ANALES DE LA

es retenido por el carbonato de cal y por el So*H?. El oxígeno entra en el aparato automáticamente por medio de un funcionamiento análogo al espirómetro de Tissot. (

Un ventilador mantiene el aire circulante en el calorímetro. El de Russel Sage, tiene entre otras, modificaciones del de Atwater-Rosa-Benidict, que las paredes externas son de corcho comprimido; que la camilla es de redes de hilo, así que no intervienen en el calor que puede producirse cuando son metá- licas y además en la especial disposición del funcio- namiento eléctrico para la regulación de la tem- peratura. i

Estos aparatos que requieren pesadas frecuentes y cuidadosas, que necesitan una regulación de tem- peratura y presión y de entrada del O”, requieren 3 6 4 individuos entrenados para funcionarlos. Yo tuve oportunidad de estudiar el de Russel Sage con mi profesor el ilustre Dr. E. F. Du.Bois, Director de la Institución.

No es aquí donde se puede describir estos apa- ratos con todos sus detalles, pero si agregaré que Benedict—quien sólo hace investigaciones en indi- viduos normales—ha construído un tipo especial, para poder estudiar la energía de calor del trabajo del ciclista, de la mecanógrafa, etc., etc.

En esta clase de calorímetro, como decía, fué donde Carpenter y Murlin realizaron sus experien- cias con 3 mujeres, desde 4 semanas antes del parto, y durante todo el puerperio. Se cuidaba en esos experimentos de no molestar a la parturienta, y les fué fácil en 2 casos practicar observaciones en el calorímetro al día siguiente del parto y en otro caso en el segundo día. En conjunto realizaron 9 expe- rimentos, tres antes y tres después del parto.

La dieta observada para las mujeres fué la si- guiente:

Desayuno. 10.20 a. m. avena 160 gm. crema 45%, grasa 50 gramos, azúcar granulada 24 gm.,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 427 it 1 INTI E SO q

Almuerzo. 2 p.m: Leche 280 c. c., pan 74, man- tequilla 13, plátanos 100. h

Comida. 6.30 p. m. leche 280 c. c., arroz cocido 180, pan blanco 37, mantequilla 13, lechuga con 1 cucharada de aceite de oliva 60 gr.

Mantecado 69 gr., panetela 30 gr., café con cre- ma (25 gr.), azúcar (12) una taza. Esta dieta contenía aproximadamente 8,942 gm. de nitrógeno, un total de 2,400 calorías que para la enferma No. I corresponden a 34 calorías por kilo.

Toda esta dieta, de platos escogidos por los pa- cientes, eran pesadas, calculados sus valores calóri- cos, etc., en la cocina dietética del Hospital. La ori- na y las excretas fueron recogidas cuidadosamente para su análisis.

De sus investigaciones dedujeron Carpenter y Murlin que “no hay un apreciable aumento en el metabolismo del organismo embarazado, ni aun en sentido absoluto, hasta la mitad del período de ges- tación y que el único experimento de Magnus Levy, es precisamente el único en toda la literatura en que se ha demostrado un aumento del metabolismo desde antes de la primera mitad del embarazo.”

El siguiente cuadro da una clara idea de los re- sultados comparándolos con los de Zuntz y Magnus

Levy:

428 ANALES DE LA

Comparación del metabolismo de la mujer embara-

zada y de las no embarazadas

EMBARAZADAS Yo. MES NO EMBARAZADAS > 5 h ES EL A FA Ay ÉS ir 31 PIS ¿la Se E Me) 4 O EL, O a $ Magnus Levy 115 108. 2.9 Zuntz A 0 3:9 +79 50.9 SA TIESO B E 486 35 .84 C 67. 34 84 DAT PA Carpenter IT “63 34.85 0.96 "5L4. .3.46.0 AUN y 1158 “3.9 83- LIT" 485 41 TS Murlin TIT 69.1. 3.4, .85. 1.02 :60.1 ¿3:34 ABS Promedio de todos los casos 3.07 BL "LOS 3.99* 88 ANA

Si se exceptúa el caso II de Carpenter y Murlin, en el cual hay un aumento exagerado de consumo de O* en el minuto, atribuible según los autores al factor alimento, hay que concluir que el consumo del oxígeno por kilo de peso y minuto de tiempo es igual en el puerperio que en absoluto reposo sexual. Para la mujer embarazada encuentran los citados auto- res ¿% más de metabolismo que en las no embaraza- das por lo que afirman que el metabolismo expresa- do en energía de calor por kilo y hora en la mujer embarazada en el último mes de su embarazo, es pequeño en aumento, sólo de 4% sobre la mujer no embarazada. Este ligero aumento, no debe ser atri- buído al aumento de las respiraciones durante el embarazo, lo cual justificaría el ligero aumento en consumo de oxígeno. Sino que el aumento del meta- bolismo 4%, en la mujer embarazada con respecto a la mujer en reposo sexual, es debido probablemen- te al mayor metabolismo en el útero y tal vez a ma- yor conducción de calor a través de la pared abdo- minal.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 429

Hay otro punto, estudiado por Carpenter y Mur- lin que se refiere a la producción de calor de energía en el puerperio durante el cual éste es de 7% más alto que el de la mujer embarazada y 11% más que la mujer normal. ¿A qué es debido este aumento de energía en el puerperio? Las observaciones de Car- penter y Murlin fueron cuidadosas, para poder ex- cluir el factor fiebre. (Que este aumento no tiene que ver con el área de superficie de la paciente es claro, pues en el puerperio una vez deliberado el feto, el área es menor para la madre y por tanto siguiendo la ley de Rúbner de “que el metabolismo es proporcional al área de superficie del animal,” debería ser menor. Debemos pues pensar que ese aumento de energía en el puerperio es debido a una causa específica. Es muy posible que el proceso de involución, pusiera en libertad productos de las glándulas sudoríparas: es un fenómeno frecuente y familiar a los parteros, ¿no sería posible que fue- se esa hiperactividad una de las causas del aumento de producción de calor?

Yo desearía tratar este asunto más extensamen- te, y que sirviera de motivo de discusión entre los que se dedican a esos estudios de obstetricia, pero no deseo prolongar mucho este trabajo. No debe ol- vidarse sin embargo, que durante el puerperio hay una disminución del Co? producido con una mayor absorción de oxígeno, lo que unido al severo plan alimenticio de ese período hace que baje notablemen- te el cociente respiratorio (R. Q.). Esto nos indica que la paciente está utilizando sus reservas de gli- cógeno y viviendo a expensas de sus grasas y de las proteínas reabsorbidas del útero; para con ellos pro- ducir energía. La acción dinámica de estas últimas aumentarín considerablemente la producción de calor (Ribner).

430 ANALES DE LA

Cómo estudiar el metabolismo de las embarazadas

En la clínica del Dr. Luis Ortega, en el Depar- tamento de Metabolismo a mi cargo, lo hacemos de la siguiente manera:

El Balance de Nitrógeno

Una vez, ingresada la paciente, se escoge por ella misma los alimentos de su predilerción y las enfermeras encargadas de la cocina dietética con- feccionan los menús, pesando y calculando los ali- mentos que ingiera la enferma en las 24 horas. Se determina la cantidad de N en la alimentación y se recogen las orinas y excretas cuidadosamente pa- ra enviarlas al Laboratorio para su examen.

Es interesante el estudio del balance del nitró- geno en las embarazadas desde el mismo comienzo de su embarazo. Durante las primeras semanas se advierte una notable pérdida de N del organismo materno y aun cuando los alimentos ingeridos sean suficientes para mantener el equilibrio en condicio- nes normales. Van Eckes ha llamado a esta anor- malidad con frase gráfica “el sacrificio del indivi- duo por el bien de la especie,” pues parece cierto que el desarrollo del feto se acompaña de cierta des- trucción del protoplasma materno y quizás como ha dicho Murlin, para establecer los vínculos en el nue- vo organismo, con el tipo característico de las espe- cies. Es ese período del embarazo, que corresponde a los vómitos matinales de la cuarta y sexta semana, en cuyo período la embarazada sufre de sesasimi- lación, pérdida del apetito y palidez del rostro.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 431

Murlin (loc. cit., 1910) ha estudiado el balance del nitrógeno en perras embarazadas desde la pri- mera semana y resume en este cuadro los resultados :

Cals. en

alimento N.en la N. en la N. del SEMANA diario dieta excreta organismo ] 900 52.287 63.116 —8.83

10 976 56.063 60.893 —4.83

TIT 976 56.063 62.031 —53.97

IV 976 96.063 64.508 —8,44

Alá 976 56.063 62.594 —-£6.53

VI 976 96.063 60.064 —4.00

VII 976 56.063 54.262 —+1.80 VIII 976 56.063 47.042 +-9.02 IX 976 32.036 25.867 +6.25

En la segunda semana sólo se investigó por cua- tro días.

En estos estudios Murlin demostró cómo el or- ganismo de las perras embarazadas sufre una pér- dida progresiva del N, hasta la sexta semana. En las últimas semanas se advierte una marcada con- servación del N por el organismo.

Por su parte Zacharjeuski (Zeit fir Bio, 1894) estudiando el metabolismo del N en 9 embarazadas comprobó en tres primíparas una retención de N de 1.4 gramos en los 13 días antes del parto y en 6 multíparas una retención de 5.12 gm. de N durante los últimos 18 días del embarazo. Igualmente com- probó Zacharjeuski una pérdida notable del N en el organismo materno inmediatamente después del parto, debido según él, a los procesos de involución uterina.

En el caso estudiado por Slemons, investigación hecha en una negra, obtuvo una retención de 2.98 gm. de N en los últimos días del embarazo y una pérdida de 4.5 gm. de N a los 8 días consecutivos del puerperio.

¡Qué campo de investigación más interesante se ofrece al médico partero, en el conocimiento exacto

432 ANALES DE LA

del metabolismo, nutrición, asimilación y desasimi- lación de su paciente!

¡Cuántas investigaciones y deducciones clínicas y terapéuticas se desprenden de estos estudios, complementados desde luego, sin exclusiones, con las modernas orientaciones del estudio de las glándulas de secreción interna!

En la clínica, establecemos para estos estudios períodos de 24 horas, en los cuales las embarazadas o la parturienta, está rodeada de todos los cuidados necesarios.

El Metabolismo Basal

La determinación del calor producido por la ma- ñana, de 12 a 14 horas después del último alimento estando el paciente en absoluto reposo y en relación con el ¡área de superficie del cuerpo es lo que se ha llamado metabolismo “múchtern” por los alemanes, metabolismo “post-absortivo” por Benedict y Cath- cart y más simplemente “Metabolismo Basal,” como traducción directa del alemán Grundunsatz, y usado así, por Lusk y sus colaboradores.

El metabolismo basal, que nos indica la cantidad de O” consumida en unidad de tiempo, así como el CO* producido en ese mismo período, nos facilita dividiendo el 2” por el primero lo que se ha llamado el cociente respiratorio Co./..—R. Q. Es muy inte- resante como se ha demostrado en el curso de este trabajo conocer exactamente el metabolismo de oxi- dación o mejor de combustión de las embarazadas, y apreciar la cantidad de O*consumida en c. e. por minuto. Nosotros usamos al efecto, el aparato por- table de Benedict, de reciente construcción, y que permite medir con exactitud la cantidad de O* con- sumido por el enfermo, y por tanto, por una serie de cálculos, que no es ahora la oportunidad de decir determinar las calorías producidas por hora. Para referir éstas al área de superficie utilizamos la fór- mula de E. F. y Delafield Dubois o sea U'"**x

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 433

Ht"""x"71.84. Así obtenemos las calorías por hora por M” de superficie. La siguiente tabla de Du- Bois la utilizamos para referirnos a los individuos nor- males: CALORIAS POR M* POR HORA (Fórmula, peso y talla)

Edad Años Varones Hembras 14 16 46.0 43.0 16 18 43 40.

18 20 41. 38. 20 30 39.5 Ey 30 40 38.5 36.5 40 50 21.5 36. 50 60 36.5 35. 60 70 JO 34. 70 80 dd.

En los trabajos de Murlin y Carpenter ya cita- dos, sus parturientas ofrecían un mayor consumo de oxígeno después que antes del parto, y a la inver- sa, una menor producción de CO* después del parto.

Los estudios del metabolismo basal de las muje- res embarazadas antes y después del parto y durante el embarazo, será la mejor guía que podremos tener de la regulación de su metabolismo.

En el estudio de los orines de las embarazadas que practicamos al estudiar el balance de su nitró- geno, se podrá comprobar si como afirma Murlin no existe aumento en la producción de amoníaco; así como, la relativa disminución de la úrea nos demos- trará la retención de proteínas que junto a la: dis- minución del azufre oxidado nos indicará claramen- te la retención, en la síntesis proteica. Se ha dicho también que el “coeficiente de creatinina” está bajo, lo que se explicaría por los materiales inertes añadi- dos al cuerpo de la madre (1).

(1) Con los actuales progresos en el estudio químico del plasma sanguíneo, todas estas investigaciones, pueden realizarse en la sangre con mayor efectividad.

434 ANALES DE LA

El estudio sistemático del metabolismo comple- to de las embarazadas, es un estudio de la mayor trascendencia para la Obstetricia.

En la actualidad, gracias a los esfuerzos reali- zados por el Dr. Ortega y sus auxiliares, podemos practicar esas investigaciones en Cuba, disponien- do de todos los medios y el personal técnico para ello.

En ésta, como en los otros capítulos del metabo- lismo, hay que determinar las cifras respectivas pa- ra las cubanas.

Si los que en Cuba se dedican a los estudios de obstetricia y ven en ella, algo más, que la vulgar expulsión del feto a término, con los accidentes del caso, y desean inaugurar una serie de investigacio- nes originales sobre el asunto, quiero, que vean, en esta disertación, que sólo debió haber sido una ar- gumentación, el buen deseo de estimularlos para esa obra, con el mayor desinterés y entusiasmo.

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Acta de la Sesión Científica del 9 de Abril de 1920

Presidente.—Dr. José A. Presno. P. $. R.

Secretario.—Dr. José A. Fernández Benítez.

Académicos concurrentes.—Dres. J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, R. Gómez Murillo, G. G. Duplessis, J. A. López del Valle, L. Morales, M. Ruíz Casabó y C. de la Torre.

Académico Corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Por no existir el quorum reglamentario se celebra esta sesión con el carácter de científica.

Se da lectura al acta de la sesión anterior (26 de marzo), la que no pudo ser aprobada por las razones antes expuestas.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada:—Dos sobres cerrados y lacrados y en cuya cu- bierta se lee: “En opción al premio Suárez Bruno 1920.” Lema: ““Malario-logia Sanitaria.” Tema: “Plan de una cam- paña sanitaria contra el paludismo en la República de Cuba.””

Dos sobres cerrados y en cuya cubierta se lee: ““Lema: Ars longa vita brevis.”? Concurso para el premio. “Plan de campaña sanitaria contra el paludismo”? y en otro sobre en blanco, que dice: ““Lema: Ars longa vita brevis, concurso para el premio, Plan de una campaña para el paludismo. ””

De los doctores Chaple y Sola, abogados de esta Corpora- ción en la que manifiestan a esta Academia que el Dr. Anto- nio Sánchez Bustamante, encargado de realizar la cancela- ción de la hipoteca de Prado número uno procedente del legado Dr. Suárez Bruno, interesa autorización de la Acade- mia para cancelar dicho erédito y que así mismo se le envíe certificación literal del acuerdo que se tome y de las perso- nas que actualmente desempeñan e) cargo de Presidente y Vicepresidente.

Del Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, presentando con carácter irrevocable y por motivo de salud, la renuncia del cargo de Secretario de esta Academia.

Del mismo, presentando la renuncia del cargo de Direc- tor de los ANALES, fundándola en las mismas causas que su renuncia de Secretario.

Entrando en la orden del día, el Sr. Presidente concede la palabra al Dr. José A. López del Valle, que pronuncio su conferencia oral sobre Meningitis cerebro espinal epidémi.- ca, dando a conocer el curso del actual brote epidémico de esa infección entre nosotros y haciendo un estudio sanitario de cada uno de los casos presentados, tanto en la Habana

436 ANALES DE LA

como en los distintos vapores que importaron la infección en esta República.

Da a conocer el número de atacados, sus domicilios, lu- gares donde hubieron de infestarse y se detiene en consi- deraciones de orden higiénico, acerca de las causas, medios de propagación y profilaxia de esa enfermedad. Refiere ca- sos prácticos en los cuales los '“portadores de gérmenes”” fue- ron los responsables de la transmisión de la enfermedad, ei- tando casos concretos en los cuales pudo demostrarse la participación directa tenida por esos **portadores”” en la apa- rición y propagación de la enfermedad tanto en la Habana como en Nueva Paz. Concede gran importancia sanitaria a los ““portadores de gérmenes”” en lo que se refiere a esa in- fección y hace un extenso y completo estudio sobre la Menin- gitis cerebro espinal. Además distribuye entre los señores académicos ““Instrueciones populares””, que ha redactado sobre esa enfermedad, cuyo trabajo, sometió, desde luego, a la consideración de sus compañeros de Academia.

Concedida la palabra a los doctores Presno, La Torre y Arteaga, felicitaron al Dr. López del Valle por su trabajo, e hicieron algunas consideraciones sobre dicha enfermedad.

Con esto se dió por terminada la sesión científica, y no habiendo podido asistir los doctores Santos Fernández y J. A. López Silvero, quienes presentaron su escusa por motivos justificados, no se dió lectura a los trabajos que figuraban a su nombre respectivamente, en la orden del día.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 437

Acta de la Sesión Pública Ordinaria del dy le Abril dle 1920

Presidente.—Dr. José A. Presno, P. S. R.

Secretario.—Dr. José A. Fernández Benítez.

Académicos concurrentes.—Dres.: A. Agramonte, J. P. Ala- cán, G. J. Beenasach, C. E. Finlay, J. A. López del Valle, F. Torralbas, R. de Cactro, G. Alonso Cuadrado, E. Moreno, Manuel Ruíz Casabó y C. de la Torre.

Corresponsal.-—Dr. Julio F. Arteaga.

lieídas las actas de las sesiones anteriores (26 de marzo y 9 de abril), fueron aprobadas.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones :

Salida.—Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, comunicándole su designación para ocupar la dirección de los ANALES de esta Academia, a virtud de la renuncia del Dr. Jorge' Le-Roy, que la desempeñaba.

A los doctores Chaple y Sola, remitiéndoles copia certifi- cada del acuerdo tomado por la Junta de Gobierno para que puedan cancelar el crédito hipotecario de veinte y cinco mil pesos m. o. procedente del legado Suárez Bruno, y cons- tituir una nueva hipoteca.

A los mismos, certificación de encontrarse desempeñando los cargos de Presidente y Vicepresidente de esta Corporación los doctores Juan Santos Fernández y José A. Presno y Bastiony.

A los doctores Juan Guiteras, José A. López del Valle y Manuel Ruiz Casabó, nombrándolos miembros del Tribunal que ha de juzear las memorias presentadas en opción al pre- mio “Suárez Bruno.””

Entrando en la orden del día, se concede la palabra al Dr. José P. Alacán, el que expuso algunas consideraciones so- bre la ley de narcóticos, dijo que el objeto que se proponía era señalar las condiciones que se observan en la propia ley, de las modificaciones a ésta introducidas por el Reglamento, dictado para su aplicación y las deficiencias en su inspección, todo lo que la hacía una ley inútil al objeto que se proponía, y en cambio, perjudicial al buen uso de esos medicamentos; para que se produjera una amplia discusión a la que los señores académicos aportaran el resultado de su experiencia, a fin de solicitar su modificación en un sentido más práctico y eficaz. Empezó llamando la atención a la mala redacción del artículo primero de la ley, y primero del Reglamento, según lo que se llama “Productos Alcaloides”” al opio, cáña- mo índico, cloroformo, etc.

438 ANALES DE LA

Pasó luego a señalar las contradicciones entres los artícu- los segundo y cuarto, que mientras se permite la venta libre por el segundo a los medicamentos que contengan cualquiera de los productos narcóticos que la ley señala, siempre que no estén libres o combinados entre sí, el artículo cuarto pro- hibe el despacho de fórmulas médicas que los contengan en cualquier cantidad si éstos no traen el nombre y la dirección del paciente, y vienen por duplicados, esto es, se ponen res- tricciones a los que los médicos recetan, y se suprimen por completo a los que el público quiere usar sin la intervención médica.

Sometido también a la consideración de la Academia, las modificaciones que el Reglamento introducía a la ley, cosa que es inconcevible, priméro anulando la inspección y ha- ciéndola depresiva para los farmacéuticos dado que se les inspecciona en el ejercicio de sus funciones profesionales por individuos que desconocen y no son profesionales, y descono- cen en absoluto lo que se les manda a inspeccionar y auto- rizan la venta de éter siendo ésta prohibida por la ley. Y terminó haciendo ver los obstáculos que se oponían a la ad- quisición del éter en los laboratorios de enseñanza y particu- lareg mientras se permitía su adquisición a los particulares.

El Dr. López del Valle se muestra conforme en la dispari- dad de vriterio en algunos artículos de la ley y su Regla- mento. estimando que sería oportuno un completo estudio de los mismos para llegar a subsanar sus errores.

La Academia acuerda nombrar una comisión integrada por los doctores Guillermo Díaz, López del Valle y el Dr. Ala- : cán, para que lleven a cabo el estudio de las modificaciones aue deberán introducirse en la ley de productos heroicos, y el Reglamento para su aplicación.

Y no habiendo otro asunto de que tratar, se suspende la sesión pública pasando la Academia a la de gobierno.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 439 ACUERDOS DE LA ACADEMIA

En la sesión de Gobierno celebrada el día 23 de abril de 1920, fueron aprobados los siguientes :

Informe sobre la adjudicación de los Premios correspondiente al concurso de 1920, presentado por los Dres. Juan Guiteras, José A. López del Valle y o Ruíz Casabó a excepción de su proposición

nal.

El señor Tesorero Dr Ruíz Casabó presentó el Balance correspondiente al año que comienza el 9 de abril de 1919 y termina el 9 de abril de 1920. Se nombró la Comisión de glosa compuesta por los Dres. Gastón Alonso Cuadrado, Carlos de la Torre y José P. Alacán.

Dada cuenta con la renuncia irrevocable presen- tada por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá de los cargos que desempeñaba de Secretario y Director de los Anales de la Academia, fué aceptada y para susti- tuto en dichos cargos se nombró al Dr. José A. Fer- nández Benítez, Vice-Secretario, en consonancia con lo dispuesto en el artículo 33 del Reglamento. Se procedió a designar el Vice-Secretario que ha de fun- cionar interinamente hasta el término legal, y fué nombrado el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller.

440 ANALES DE LA

INFORME DE LA COMISION DICTAMINADORA SOBRE LAS MEMORIAS PRESENTADAS EN OPCION AL PREMIO “SUAREZ BRUNO”

Por los Dres. Guiteras, López del Valle y Ruíz Casabó

(Sesión de gobierno de 23 de abril de 1920)

En la ciudad de la Habana, a diez y seis del mes de abril de 1920, reunidos los que suscriben en el despacho del señor Director de Sanidad y constituí- dos en el Jurado designado por la Junta de Gobierno de la Academia de Ciencias para dictaminar con res- pecto a los trabajos presentados en opción al Premio “Suárez Bruno,” procedieron en primer término, a designar Presidente y Secretario del Jurado y Ponente para el primer estudio e informe prelimi- nar de esos trabajos, habiendo sido electos para los cargos de Presidente y Ponente, al Dr. Juan Guite- ras y Secretario el Dr. J. A. López del Valle.

Acordó el Jurado quedar en sesión permanente. Ei Dr. Guiteras, después de detenido estudio y con- sideración de los trabajos presentados, emitió su in- forme pasando, más tarde, esos trabajos a cada uno de los miembros del Jurado, los que a su vez y con el tiempo necesario, procedieron a su lectura y se- lección: El dictamen del Dr. Guiteras, después de leído al Jurado y de haber éste conocido de los tra- bajos, fué aprobado por unanimidad, acordándose transcribirlo en esta acta y elevarlo a la Academia como el informe definitivo del Jurado, que es co- mo sigue:

“Tres son los trabajos presentados. El prime- ro en considerarse, fué el que tiene por lema “Ars longa, vita brevis.” El segundo el que se presenta con el lema “Que de vide dans un sprit qui ne veut se remplir que V'evidence.”- El tercero el compren- dido bajo el lema “Malariología Sanitaria.”

De esos trabajos, el primero en estudiarse, o sea e: del lema “Ars longa, vita brevis”, se considera

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 441]

fuera de las reglas establecidas para el Concurso, por no ser inédito y limitarse el autor a recopilar y remitir una copia de los distintos informes e ¡mpre- sos oficiales, emitidos por el Dr. Florencio Villuen- das ante la Secretaría de Sanidad.

El segundo trabajo, lema “Que de vide $”, no se ajusta a la realidad científica actual y el autor pre- tende sentar dudas en las modernas y bien compro- badas doctrinas sobre el paludismo.

Se trata, además, de un trabajo sencillo, sin mé- todo en la exposición, sin conclusiones y que se apar- ta de las teorías científicas universalmente emitidas, por cuya razón no se le considera merecedor de Pre- mio alguno.

El tercer trabajo, con el lema “Malariología Sa- nitaria,” se estima digno del Accésit al Premio, por haber demostrado su antor sus conocimientos en la materia, haber realizado un esfuerzo digno de con- sideración y reunir las demás condiciones para esa Mención. No se recomienda para el Premio, por no considerarse un trabajo completo, que llene en lo absoluto los propósitos y finalidades que la Acade- mia se propuso al señalar tan interesante tema.

El Jurado acuerda, además, recomendar a la Academia, el que se publique en los ANALES, el trabajo del lema “Ars longa, vita brevis,” después que una Comisión nombrada al efecto y de acuerdo eon el Dr. Florencio Villuendas, haga la debida se- lección de la parte científica de los informes presen- tados por ese comprofesor ante la Secretaría de Sa- nidad y Beneficencia, por considerar esos dictáme- nes muy interesantes, valiosos y prácticos.

Y para constancia y en cumplimiento de la mi- sión confiada por la Academia a los que suscriben, levantan la presente Acta en la Habana el diez y siete de abril de mil novecientos veinte.

(£) Juan Guiteras.—Manuel Ruíz Casabó.—Jo- A. López del Valle:

442 ANALES DE LA

BALANCE DE TESORERIA

ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA

Desde el 9 de abril de 1919 a 9 de abril de 1920 ABRIL, 1919.

DEBE: 9 Por balance ere nao... o $566.67 E y SUECIA Lo AS 2,999.92

, Censos e hipotecas (réditos) . 3,685.14

ss CUOtas Meraereso) ed cd E 153.00

» Cuotas mensuales .....,.0200 7080)

» Donativo Dr. J. S. Fernández . 1,500.00

» . Otros eanmceptos CI 68.50

Suma. 10071054 $9,596.23 HABER: Por sueldos y gratificaciones . . . .. . . $4,266.70 > ¿Comisión de cobro LI RE 77.60 », Honorarios a letrados (cobro réditos) 251.41 » Imprenta (ANALES y efectos) . . . 1,543.96 ,», Electricidad (consumo fluido) . . . . 97.67 1 Delétono) (Servicio) Ar NURNeS 124.15 , Cementerio (cuidado del panteón) . . 60.00 ,, Sellos de Correo (franqueo ANALES) 56.30

.. Inversión en acciones (13 Hav. Elec.) 1,430.25

, Otros conceptos . ho AS 200.36 A A 1,487.83 SU $9,596.23

Habana y 9 de abril de 1920,

Dr. Manuel Ruíz Casabó, Tesorero.

PENDIENTE DE COBROS Por enota aneosualia e lo e AS $49.00

Por réditos de Censos e hipoteca . . . . . . 2,191.30

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA

_ o O AI O A

ABRIL, 1920 - 10. Por Balance efectivo en esta fecha ... . 1,487.83

Efectivo a favor de la Corporación ..... 3,128.13

Capital impuesto a favor de la Academia: CENSOS

A A 500.00 50.00 Rédito anual AO 1,500.00 150.00 A ón Soledad E A O 991333. 458.77 e E Antonia AA ACID 6,000.00 276.00 A E Marambola laos DIOS 119/99 A de MAC Ane. a 1,600.00 75.20 Es e Cn aa a o 1,895.66 87.20 ES > ACCIONES Epi 4 E La. e PC.) 430.00 24.00 Y 3 13 ídem, ídem, ídem . . 1,430.25 39.00 > A Pendientes de cobro: CENSOS Conquista (1918 y 1919) . . 12,912.46 606.90 e ce Carmen (1918 y 1919) . . 5,563:33 261.48 0% ri HIPOTECA

Casa Prado núm 1 (1 tri.) 25,000.00 1,818.16 IMPORTAN . $69,358.11 3,966.70

NOTA :—Las trece acciones preferidas de la Havana Electric Co., fueron adquiridas con el donativo que hizo el doe- tor Juan Santos Fernández y sirven para responder al objeto indicado por el donante.

OTRA :—Los Dres. Fernando Méndez Capote y Felipe Gar- cía Cañizares, voluntariamente han abonado las cuotas mensuales correspondientes al año 1920, y los Dres. Arís- tides Agramonte y Simony y Manuel Ruíz Casabó, vo- luntariamente también han aborado las cuotas mensua- les correspondientes al semestre que vence en 30 de ju- nio de 1920.

Habana, 9 de abril de 1920. Dr. Manuel Ruíz Casabó.

444 ANALES DE LA

Acta de la Sesión Científica del 14 de Mayo de 1920

Presidente.—Dr. José A. Presno, P. $S. R.

Secretario.—Dr. José A. Fernández Benítez.

Académicos concurrentes.—Dres. R. de Castro y Bachiller, F, García Cañizares, M. Ruíz Casabí, C. de la Torre y J. A.. Valdés Anciano.

Académico corresponsal.—Dr. Julio F. Arteaga.

Se da lectura al acta de la sesión anterior (23 abril), la que no pudo ser aprobada por falta de quorum.

Se da cuenta de las siguientes comunicaciones:

Entrada.—Del Juzeado de Instrucción de la Sección Ter- cera, para que esta Academia informe si en la aplicación de los rayos X bien en tratamiento radioterápico o para obte- ner radiografía, puede evitarse que se produzcan radio- dermitis.

De la Secretaría de Estado invitando a la Academia para la recepción en audiencia pública del enviado Extraordina- rio y Minstro Plenipotenciario de S. M. el Rey de Italia el 28 del mes de abril.

De la misma, id. id. id., para id. id. id, del Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos Mexicanos.

Del Dr. Landeta, remitiendo para la Biblioteca de esta Academia 35 volúmenes de medicina como donativo para la misma.

Del Dr. Carlos de la Torre y Huerta, manifestando haber tomado posesión del cargo de Decano de la Facultad de Le- tras y Ciencias.

De la Secretaría de Estado, invitando a esta Academia para recibir en audiencia pública al Sr. Ministro Plenipoten- ciario de la República Francesa.

Del Sr. Juez de Instrucción de la Sección Segunda, inte- resando de esta Academia informe en causa por homicidio número 562-920, y rogando la mayor brevedad posible.

Del Sr. Leopoldo Sola abogado de esta Academia, pidien- do día y hora, al Sr. Presidente de la Corporación para la eancelación de los 25,000 pesos del legado del Dr. Suárez Bruno, hipotecado en la casa Prado número 1.

Del Estado Mayor del Ejército, acusando recibo y acce- diendo a la petición de la Banda para el día 19 de mayo.

Salida.—Al Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, dándole cuenta que ex sesión de gobierno celebrada en la noche del 23 de abril

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA

445

le fueron aceptadas las renuncias irrevocables presentadas por él, de Secretario de esta Academia y de Director de los ANALES de la misma. |

A los Dres. Carlos de la Torre, Gastón Alonso Cuadrado y José P. Alacán, dándoles cuenta de haber sido designados en junta de gobierno de 23 del actual para constituir la Junta de Glosa y revisar las cuentas de esta Academia durante el bienio que termina.

¡Al Sr. Tesorero de la Academia, dándole cuenta de los anteriores nombramientos.

Al Dr. José A, Fernández Benítez, Vicesecretario de esta Academia, dándole cuenta que por renuncia del Sr. Secreta- rio Dr. Jorge Le-Roy y Cassá se hará careo de la Secretaría según el artícullo 33 del Reglamento.

Al Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, dándole cuenta que en sesión de gobierno del 23 de abril ha sido designado para desempeñar el cargo de Vicesecretario de esta Academia hasta que sean verificadas las nuevas elecciones de la Junta de Gobierno.

Entrando en la orden del día el Sr. Presidente concede la palabra al Dr. José A. López Silvero, el que dió lectura a un extenso trabajo titulado CONSIDERACIONES SOBRE LA SIFILIS NERVIOSA, citando además de los casos deseri- tos por los autores más célebres en esa especialidad, a las ob- servaciones hechas por él mismo, en distintos enfermos someti- dos a su cuidado, y declarándose partidario de la aplicación del Salvarsán por las vías intravenosa e intrarraquídea con las cuales ha obtenido muy buenos resultados.

El Dr. Grau asistente a la sesión, felicita al Dr. López Silvero por su trabajo y abunda en sus mismas apreciaciones, dado que ha utilizado dichos procedimientos con verdadero éxito en los casos que ha tratado en la Clínica del Dr. Casuso y en su clientela particular.

El Sr. Presidente felicita igualmente al autor del trabajo y en nombre de la Academia le da las gracias por haberlo traído al seno de esta Corporación.

Se concede la palabra al Dr. J. Centurión, y da lectura a un curioso trabajo titulado: MODIFICACIONES SUGERI- DAS A DOS PROCEDIMIENTOS CLASICOS DE IDENTI- DAD DE MANCHAS DE SANGRE Y ESPERMA, en el cual después de hacer un estudio de los métodos actualmente usa- dos en los Laboratorios de Medicina legal, hace resaltar las ventajas de las modificaciones que describe, presentando a su vez preparaciones hechas en el Laboratorio de la Facultad de Medicina en las cuales pudieron verse con toda claridad ejemplares de espermatozoarios.

446 ANALES DE LA

El Dr. Raimundo de Castro, pide la palabra, la que le es concedida por la presidencia, y empieza por describir a gran- des rasgos la labor paciente del Dr. Centurión, sus aficiones a los estudios de índole legal y haciendo un estado compa- rativo de los procederes preconizados para la identificación dv: manchas de sangre y esperma, hace resaltar las ventajas de las modificaciones descritas por el Dr. Centurión.

Igualmente es felicitado por el Sr. Presidente, dándole las gracias por haber concurrido con su trabajo a la sesión de la Academia.

Siguiendo la orden del día, se le concede la palabra al Dr. Francisco M. Fernández, y da lectura a su trabajo titu- lado UN CASO ¿E QUERATITIS EN EL CURSO DE LA MENINGITIS CEREBRO ESPINAL EPIDEMICA ““deseri- biendo el caso sometido a su cuidado””, deduciendo que tal afección puede haber sido ocasionada como secuela de la primera afección epidémica.

El Sr. Presidente da las gracias al Dr. Fernández por su cooperación.

El Dr. Julio F. Arteaga da lectura a una nota necroló- gica: con motivo del fallecimiento del Dr. Gouley, Académico corresponsal que falleció el día 3 de mayo en la ciudad de New York, interesando se haga constar en acta la pena que ha causado a la Corporación tan sensible pérdida, la cual fué acordada por unanimidad.

No habiendo otro asunto de que tratar y faltando el quo- rum para celebrar sesión de gobierno, los Académicos reuni- dos en sesión, teniendo en cuenta la proximidad de la fecha en que debe celebrarse la sesión solemne (19 de mayo) y no habiéndose acordado el tema del premio correspondiente al próximo año (Premio Presidente Gutiérrez), y que perte- nece a la sección de Farmacia, le autorizó a la Junta de Go- bierno de la Academia para que después de estudiado, lo desienase y publicase en la sesión solemne próxima, junto con el programa de los mismos.

Acto seguido da cuenta el Dr. Cañizares de haber hecho entrega de algunos números de la revista chilena de Historia Natural y del número primero de los Anales de Zoología aplicada que para nuestra Academia ha recibido del Académi- co de Mérito Dr. Porter, profesor y notable naturalista chi- leno, haciendo presente además que el citado Dr. Porter acaba de ser agraciado por el Gobierno de Venezuela con la Medalla de Honor de Instrucción Pública, por los trabajos que sin cesar ha venido publicando sobre la Fauna Americana, y se dió por terminada la sesión.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 447

CONSIDERACIONES SOBRE SIFILIS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

Por el Dr. José E. López-Silvero y Fernández

(Sesión científica del 14 de mayo de 1920)

En nuestra práctica profesional amenudo nos ocurre el encontrarnos con pacientes con trastornos nerviosos, que a primera vista no ofrecen un tipo clínico determinado y cuya causa radica en la in- fección luética.

Es que el campo de la sífilis es cada día más extenso y por las diversas manifestaciones que pue- de ofrecernos nos da lugar a errores a veces la- mentables. |

El objeto de esta breve exposición es el aprontar a la consideración de los presentes, los distintos ti- pos que la sífilis puede tener al atacar la parte más noble del organismo.

Es fácilmente apreciable el aumento considera- ble que toman las enfermedades nerviosas, su fre- cuencia y los adelantos llevados a cabo en esta rama de la medicina.

Más notables aun si consideramos los pocos medios curativos de que disponemos en aquellos ca- sos de sífilis nerviosa, en los que el tejido infiltrado por el virus treponémico sufre un proceso degene- rativo, escollo que no puede romper el clínico en pre- sencia de un caso semejante, persistiendo el enfermo en lamentable estado aislado en yn manicomio o imposibilitado para el trabajo, siendo un ser inútil, socialmente.

Uno de los medios de que nos podemos valer pa- ra hacer un diagnóstico seguro, es el examen minu- cioso y correcto.

La medicina y su ancho campo de estudio ha progresado, y el examen de los enfermos se hace con todos los medios actuales de que podemos dis-

448 ANALES DE LA

poner, pero este progreso es más noble en las enfer- medades nerviosas gracias a los estudios de Alzhei- mer, Nonne, Apelt, Noguchi y otros muchos que en sus experiencias han llegado a realizar sorprenden- tes evoluciones en patología terapéutica y química clínica.

En presencia de un caso de sífilis nerviosa ade- más de los datos que nos da el enfermo anamnesis y signos físicos que presente, procedemos a verifi- car el examen del sistema nrvioso. Examinados los reflejos y si existen trastornos de la sensibilidad, pasamos a determinar el estado de los órganos de los sentidos.

Es esencial apreciar cuando llevamos a efecto el examen del órgano de la visión el aspecto que nos ofrece la pupila y si ésta presenta alguna modifi- cación en cuanto a su tamaño, contorno, reacción luminosa y de acomodación.

La pupila sifilítica se nos puede presentar de distinta manera: Unas veces contraída del tamaño de una cabeza de alfiler, otras dilatada y elipsóidea, otras redondeada, y de bordes irregulares, pero en todas estas modalidades tenemos un carácter co- mún: la pupila sifilítica no reacciona a la luz, con la particularidad que antes que esto suceda reaccio- na muy despacio, que es lo que pudiéramos llamar pereza pupilar.

Las anomalías pupilares son la resultante de trastornos en núcleos de los troncos nerviosos óculo- motores y de la corteza cerebral.

El signo de Argyl Robertson puede observarse.

La ausencia del reflejo rotuliario acompañado de la desigualdad pupilar puede ser un signo que precede en años la evolución de una tabes dorsal.

Los reflejos tendinosos al hacer un examen de un individuo atacado de neurosífilis suponen modif- caciones de las cuales el más notable en importancia es el reflejo rotuliano que puede presentarse dismi- nuído y hasta abolido,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 449

En todo caso de sífilis nerviosa debe ser la nor- ma el examen por los rayos X que en circunstancias especiales puede aportar un dato importante en in- dividuos con alteraciones vasculares. Puede reve- larnos la aorta aumentada; el principio de una dila- tación aneurisimática, la dilatación cardíaca depen- diente del proceso específico y en otras ocasiones deformaciones óseas de la extremidad cefálica.

Scheneider (1) encontró en sus estudios clínicos y en 28 autopsias de aortitis los siguientes cambios y cuadros clínicos: Aortitis simple, aneurisma aór- tico, regurgitación aórtica y estenosis coronaria.

Por nuestra parte, visto lo importante del exa- men de Rayos X, lo practicamos en aquellos casos en que sospechamos lesión de los grandes vasos, 0 alteraciones apreciables por los medios clínicos a nuestro alcance.

Cuando los fenómenos meníngeos coexisten con alteraciones gomosas constituyendo verdaderos pro- cesos del diploe y del tejido óseo compacto del crá- neo como en los casos que oportunamente presenté al IV Congreso Médico Nacional (2), entonces los Rayos X podrán hacernos ver el grado de la lesión y la intensidad del proceso.

Realmente el instrumento indispensable de que se vale el clínico en los casos de sífilis nerviosa es el examen de laboratorio.

Aquí realizaremos dos tipos de exámenes: 1 el de la sangre; 2”, del líquido céfalo-raquídeo.

La patología de las afecciones nerviosas de ori- gen luético, cada día nos ofrecen más campo de estudio y sus límites son más extensos, por los cono- cimientos que vamos adquiriendo sobre la materia

(1) Syphilis and jutemal Medicine. J. P. Sejneider, Minn. 1919.

Juan Lancet. : (2) Consideraciones sobre Sífilis ósea del cráneo. Actas y Trabajos de IV Congreso Méd. Nac. 1917.

450 ANALES DE LA

que nos obliga a decir que la reacción de Wasser- man sea de menos importancia y aminora su valor práctico en la sangre.

Debemos realizar distintas reacciones en casos dudosos y utilizar dos o más laboratorios para cer- ciorarnos de la exactitutd de la misma, pues sabido es la interpretación variable que puede tener esta reacción.

Recordemos las modificaciones que puede sufrir una reacción de Wasserman en la sangre cuando el paciente ingiere ciertas drogas y del uso inmodera- do de las bebidas alcohólicas, días antes de verifi- carse ésta.

Ahora bien, debemos tener en cuenta que hay pacientes de sífilis nerviosa cuya sangre no posee los elementos capaces de producir una reacción de Wassermann no obstante ser éstos muy abundantes en el líquido céfalo-raquídeo

En estos casos de duda, una inyección de Sal- varsán por vía endovenosa, puede precipitar los an- ticuerpos en el torrente circulatorio y verificarse así una seroreacción positiva. Es la provocative test de los americanos.

Estudiemos ahora el líquido cefalo-raquídeo.

El líquido céfalo-raquídeo que baña las partes más nobles del neuro-eje ha servido su examen en la actualidad, el determinar la línea de conducta que ha de adoptar el clínico, en presencia de un caso de sí- filis del sistema nervioso.

En relación al aspecto que pudiera presentar és- te, el pronóstico de la enfermedad y el sitio mayor G menor de las alteraciones específicas producidas por la invasión del virus del treponema, el médico puede juzgar el resultado de su tratamiento.

Es nuestra impresión por los casos observados en nuestra práctica profesional que debemos hacer prudentes reservas en el resultado.

Hemos visto casos de tabéticos en los que el tra- tamiento después de un examen minucioso del lí-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 451

quido céfalo-raquídeo no respondía, y otros tabéticos y de parálisis general en que el curso de su enfer- medad se modificó favorablemente.

Está fuera de toda duda que las alteraciones del sistema nervioso en los luéticos, que se realiza con frecuencia en los primeros meses de enfermedad, contrario a la creencia general antigua y que los excesos del alcohol, la tara nerviosa del paciente son causas predisponentes para que el individuo se afecte.

Las alteraciones nerviosas en los luéticos nos re- velan cambios anormales en el líquido cefalo-raquí- deo y cuyos cambios son más manifiestos cuando se trate de casos clínicos de sífilis nerviosa que respon- den a los tipos tabético y luético.

Un detalle de gran importancia es al verificar el examen de Wassermann del líquido cefalo-raquí- deo, la cantidad obtenida, pues a veces resulta ne-

gativo y si la cantidad extraída no es suficientemen- te abundante.

De todas las reacciones en el líquido cefalo-ra- quídeo la que más nos ayuda es la reacción del oro coloidal o de Lange.

Omitiré el procedimiento que es largo y que cae dentro de los estudios de laboratorio, su técnica es aifícil y complicada y la solución fácilmente se des- compone.

Los cambios de coloración verificados en diez tu- bos de ensayo, comparándolos con uno que sirve de

testigo en distintos tipos de diluciones, producen la reacción.

Los resultados que nos muestra esta reacción, son los siguientes:

1*—Gráfica negativa.

2—Gráfica de la parálisis general.

3"—Gráfica de la tabes dorsalis y de la sífilis nerviosa común.

4*—Gráfica de la tabo-parálisis

452 ANALES DE LA

5'"—Gráfica de las afecciones distintas de la sí- filis (meningítica).

En las ilustraciones se puede apreciar la inter- pretación clínica de la reacción.

Ejemplo tipo de parálisis general: 55554310000 (Curva parética de Miller).

Ejemplo tipo negativo: 11111111-00000000.

Ejemplo de tabes dorsalis: 44554200000.

Ejemplo tipo de gráfica meningítica 00012345500.

La curva de precipitación es consecuencia del distinto poder dispensivo de las sustancias albumi- róideas del líquido cefalo-raquídeo.

La curva meningítica es común a otras enferme- dades independientes de la sífilis, como ocurre en las meningitis tuberculosas y purulentas, en la polio- melitis anterior y en la esclerosis en placas.

La reacción de Lange por estos medios nos per- miten llegar a verificar un juicio exacto de la for- ma de neuro-sífilis, pero si no nos permiten ase- gurar nuestro diagnóstico, podemos valernos de otras pruebas.

La reacción de Nonne Apelt nos permite que lleguemos a conclusiones definitivas así como las de Boveri, Noguchi, Moore y otras que no es necesa- rio enumerar.

Todas ellas en conjunto, en casos dudosos, son de eficaz ayuda.

Otra prueba que merece ser mencionada, es el conteo globular.

El número de células es de importancia capital, puesto que nos indica la agudeza del proceso, así si éstas son muy numerosas estamos en presencia de un proceso sobreagudo o agudo. Normalmente debemos encontrar de 6 a diez células. Toda irri- tación, bien por inyección intrarraquídea de sustan- cias químicas o por la misma enfermedad, produce una hipeiglohilia. Nos indica la reacción la inten- sidad del proceso en una meningitis por ejemplo, pero no su naturaleza.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 453

Por lo que pudimos observar en el Departa. mento de Neurosífilis, a cargo del Dr 1. Rosen, del Vanderbilt Clinic de New York, los enfermos son examinados en la forma ya dicha y en la práctica corriente realizan el conteo globular del líquido ce- falo-raquídeo, inmediatamente después de realiza- da la punción lumbar, operación fácil que la han sim- plificado en estremo. Colocado el paciente en decubi- to lateral, en la cama, se le flexionan las rodillas y el muslo, llegando éstas, las rodillas, hasta cerca de la frente y mostrando el dorso al medio. Inme- diatamente se señalan las dos crestas ilíacas y cal- culando una línea por encima de éstas se marcan con las uñas las dos apófisis espinosas, correspon- dientes, y se esteriliza el campo con tintura de iodo, sin anestesia y con poco sufrimiento para el enfer- mo se introduce perpendicularmente la aguja de Quinke previamente preparada y esterilizada; per- cíbese una resistencia y luego la fácil penetración de la aguja en el conducto.

Cuando la cantidad de líquido fluye despacio, se obliga al paciente a contar, 1, 2, 3, 4, 5, etc., y la tensión aumenta.

Lo que muchos autores han hecho notar sobre las cefalalgias que preceden esta operación, la pude observar y queda resumida en estas líneas: los ca- sos de sífilis nerviosa en que la operación se verifi- ca, son menos aptos para el dolor de cabeza que en los casos normales.

Se acostumbra en estos casos recomendar al en- fermo la ingestión de gran cantidad de agua, au- mentando así la cantidad de líquido circulante en el organismo.

Existen numerosas formas de sífilis nerviosa O cerebro espinal, de las cuales obedecen a tres tipos principales:

I—Neurosífilis Meníngea.

II—Neurosífilis Vascular.

454 ANALES DE LA

III—Neurosífilis meningo-encefálica y meningo- miélica.

Al tercer tipo corresponden la tabes y la demen- cia paralítica o parálisis general.

La meningitis de la base y las arteritis gomato- sas son las que con más frecuencia se pueden ob- servar. N!

Son muy diversos los campos que experimenta el sistema neuroespinal. En unos existen neoforma- ciones luéticas, en otros inflamación crónica, hiper- plástica del tejido, en otros las lesiones radican en los vasos con proliferación notable de la capa inter- na con tendencia a la trombosis e infacto hemorrá- gico y hay otros grupos de lesiones con degenera- ción del parenquima.

En las meningitis sifilíticas (1 grupo) pueden estar afectadas las tres cubiertas del cerebro y has- ta el sistema óseo.

En estos casos he de referirme a los que tuve oportunidad de presentar en el IV Congreso Médi- co, con el título Sífilis óseas del cráneo.

Las meninges pueden sufrir un proceso de hi- perplasia coexistiendo con la formación de gomas con exudados. . El sitio de la lesión radica general- mente en el quisma y espacio interpenducular. Res- pondiendo al sitio de las lesiones los síntomas apa- recen en esta forma: Cefalalgias intensas nocturnas, el cuadro de un proceso infeccioso, aumento de pre- sión intracraneal, Pulso lento, Vómito, Neuritis óptica. Parálisis del tercero, cuarto y sexto pares. Anosmía, Anisocoria, fenómenos de delirio y sopor, aumento de tensión intercraneal (Argyl Robert- son), ete., etc.

TI tipo. —En la neurosifilis vascular (arco el proceso de engrosamiento del endotelio se realiza y la multitud de síntomas son dependientes del si- tio de la lesión.

Si ésta radica en el territorio de la cerebral me- dia, tenemos la hemiplegia y la afasia. Si la cere-

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 455

bral posterior o una de sus ramas es la afectada, entonces tendremos hemianestesia y heminopsia, y si el tronco basilar es envuelto, entonces se puede presentar la hemiplegia cruzada.

El tercer tipo o neurosífilis meningo encefálica y meningomiélica los tenemos en la parálisis y tabes dorsal respectivamente. En la primera, las lesiones metaluéticas tienen su sitio de elección en el cere- bro y médula en cierta extensión. Sus formas cen- trales, inflamatorias que producen trastornos de atrofía y degeneración.

Las lesiones anátomopatológicas en la demencia paralítica, como en todas las demencias en gene- ral (Renaudie) se ven envueltos la dura madre hi- pertrofiada, la pía madre y la aracnoides engrosa- das y adheridas a la corteza.

Los ventrículos laterales aparecen dilatados y sus paredes cubiertas por finas granulaciones. En la médula las modificaciones se limitan a los cordo- nes posteriores ofreciendo una semejanza con la ta- bes dorsal.

En resumen, que no hay lesiones propias de es- ta enfermedad si no que dependen de su localiza- ción meningo encefálica.

La demencia paralítica se nos ofrece en seis as- pectos:

Tipo de demencia simple.

Tipo depresivo.

Tipo agitado.

Tipo taboparético.

Tipo expansivo, que es el clásico, y el

Tipo juvenil.

La variabilidad de los síntomas son notables en estos seis aspectos y los exámenes de laboratorio (reacción oro coloidal) también sufren modificacio- nes importantes. /

En la tabes dorsal las lesiones anátomo-patoló- gicas tienen su asiento en la médula en haces poste- riores, en las fibras exogéneas, en el punto de pene-

456 ANALES DE LA

tración, en los cordones posteriores (zorma marginal de Lissauer), y según la extensión del proceso así serán los síntomas que se asocien al proceso pato- lógico.

El haz piramidal, también suele afectarse.

Las lesiones también radican en las meninges, ofreciéndonos el cuadro de una meninmomielia pos- terior (Leredde).

El síndrome de Brown Sequard puede asociarse con los demás signos que presenta el enfermo y con la ayuda del laboratorio llegamos a conclusiones de- finitivas. Dentro de estas dos enfermedades que constituyen el III tipo de sífilis cerebro espinal, pue- den ir asociadas las dos, dándonos una curva tabo- parética característica (Thompson).

Al considerar los trastornos patológicos de la sí- filis nerviosa central, no podemos sino señalar sus- cintemente el estado mental del paciente y la impor- tancia que tiene el factor sífilis en los procesos mentales.

La neurastenia cerebral, histeria, córea, epilep- sia, hipocondría, melancolía, manía, paranoia, locu- ra, maníaco depresiva, demencia, síndrome del Kor- sakoff, catatonia, amencia, pueden asociarse a los síntomas que presente el neurosifiilítico, pero no po- demos decir (Plaut) que exista un trastorno mental típico de la sífilis.

Al realizar este bosquejo analítico hemos de ver los medios a nuestro alcance para llevar a cabo el tratamiento de los neurosifilíticos.

Sentado ya el hecho de un diagnóstico seguro, la regla seguida por el Dr. Rosen en su Servicio de Sífilis en el Vanderbilt Clinic es inyectar a los pa- cientes por vía intramuscular de sales mercuriales y salvarsán endovenoso para evitar los graves tras- tornos que acarrea el uso del Salvarsán intrarraquí- deo (reacción de Heixheimer).

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA

457

Es la regla determinar:

1"—Wassermann en el suero sanguíneo.

2'—Líquido céfalo-raquídeo.

A) Conteo globular, por c. c.

B) Globulinas.

C) Wassermann.

D) Reacción oro coloidal.

En un caso de arteritis sifilítica del cerebro y médula, por ejemplo, con un Wassermann negativo, abundante globulina y escasas células no debe reali- zarse la terapéutica intrarraquídea. En toda alte- ración de aumento de tensión intraocular, fondo de ojo sospechoso, no debe usarse el método. En las meningitis sifilíticas con abundantes células y todas las demás reacciones características, la terapéutica intrarraquídea nos ofrece sorprendentes resultados:

En los casos de tabes incipientes, el tratamiento intrarraquídeo da buenos resultados.

Fordyce es defensor decidido de esta práctica, pero la impresión que he recogido y vistos los nu- merosos enfermos en el Vanderbilt, es que algunos logran mejorar en esos síntomas y otros son some- tidos,a largos y repetidos tratamientos intrarraquí- deos con pocos resultados favorables.

La inyección de Salvarsán intravenosa en los casos de sífilis nerviosa en sus síntomas porodrómicos es bien recomendable por sus resultados y la fácil manipulación.

El método seguido por Rosen y Fordyce es la preparación del suero salvanizado para ser introdu- cido por vía intrarraquídea es fácil y ésta se verifica de la siguiente manera:

Se inyecta el enfermo con Salvarsán por vía in- travenosa. A la media hora se toman del codo 50 c. e. de sangre venosa y se pone en el refrigerador por toda la noche. A la mañana siguiente se centrífuga por media hora antes de obtener el suero. Cada sangre corresponde con el nombre del paciente para que no haya confusión y se coloca en un tubo espe-

458 ANALES DE LA

cial previamente esterilizado. Se coloca de nuevo en la centrífuga para cerciorarnos de que no quedan glóbulos rojos, y con una pipeta se deposita el suero en otro tubo estéril y se calienta a 56” durante me- dia hora. ,

Para añadir la cantidad de Salvarsán que se re- quiera, se hace la siguiente operación :

Se diluye el Salvarsán de manera que 0'30 gra- mos de la solución correspondan a un decígramo de la droga; de esto, 10 c. c. se diluye en 0,5 por ciento de solución salina, resultando entonces 1 c. c. igual a 1 milígramo de Salvarsán.

Al hacer la punción se dejan salir 30 c. e. de lí- quido céfalo raquídeo y se adapta al trocar el tubo de gravedad que por intermedio de una goma pasa la solución:

Un plan curativo e intensivo en los casos de neu- rosífilis es el seguido por White y Jellife (1).

Se inyecta al paciente vigilando su sistema circu- latorio y orina.

Primer día: 0'03 gramos de calomelanos u otra sal mercurial.

Tercer día: 0'05 gramos calomelanos.

Quinto: 0'04 gramos del salvarsán.

Séptimo: 0'05 gramos de salvarsán.

Noveno: 0'05 gramos del calomelanos.

Undécimo: 0'05 gramos calomelanos.

Décimo tercero: 0'04 gramos salvarsán intrave- noOSO.

Décimo quinto: 0'05 salvarsán.

Décimo séptimo: 0'05 calomelanos. |

Continuando así seis semanas hasta haber admi- nistrado cinco gramos de salvarsán.

En los casos que hemos tratado no nos hemos excedido de 0'90 gramos de neosalvarsán usando pri- meramente el Enesol por vía intravenosa, y el ca- lomel.

a (1) The Modern Treatment of Nervous and mental diseases. Lon- dres, 1913. Vol. TI.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 459

La norma que debemos seguir en presencia de un caso de sífilis nerviosa varía según los resultados de los exámenes de laboratorio en la siguiente for- ma, según Fordyce:

1—Sífilis nerviosa, Lange, Wassermann, san- gre, líquido céfalo raquídeo, negativo Wassermann, globulinas, aumentados y linfocitosis apreciable, se usa en método intravenoso y si no hay resultado positivo después de cuatro o cinco inyecciones enton- ces debe emplearse tratamiento mixto intravenoso e intrarraquídeo.

2:—Sífilis nerviosa Wassermann. Sangre y lí- quido cefalo raquídeo. Debe preferirse el tratamien- to combinado.

3—Sífilis nerviosa, sangre, negativo Wasser- mann.

Se usa primero el provocative test. Si siguen negativos, se empleará únicamente el método intra- raquídeo. |

4'"—En los casos diagrosticados de parálisis ge- neral y tabes y en general en todas las afecciones parasifilíticas se empleará desde el principio las in- yecciones salvarsanizadas intravenosas e intrarra- quídeas.

Esta regla puede sintetizarse así: la indicación del tratamiento de la sífilis nerviosa por vía intra- raquídea será siempre preferible cuando obtenga- mos Wassermann positivo y curvas bajas de la reac- ción de Lange.

Será contraindicado cuando el conteo globular acuse linfocitorios y abundantes globulinas en el lí- auido cerebro espinal.

En resumen, sintetizando, a nuestro modo de ver el estado actual de este importante asunto de que tratamos debemos ser reservados en nuestro pronóstico, pues a veces el tratamiento intrarraqui- deo da sorpresas favorables, sobre todo cuando más oportuna y temprana es la intervención del clínico

460 ANALES DE LA

tanto mejor resultado obtendremos, pero debemos ser muy parcos en nuestro juicio.

Como es de notar en el curso de esta breve con- tribución, omitimos detalles de técnica, de laborato- rios y otras largas descripciones nosológicas que fa- tigan la atención, que no es la finalidad que perse- guimos en este trabajo de interés práctico y alejado de toda clase de descripción.

Lo narrado tan brevemente es el producto de la observación de casos aislados observados en nues- tra práctica que pudimos adquirir de esta materia en el Vanderbilt Clinic de New York, donde tuvimos ocasión de presenciar exámenes y tratamientos de casos muy interesantes, de cuyos resultados nos he- mos referido anteriormente; son tan rápidos los pro- gresos en esta rama de la neurología que no podemos si no vernos cautivados por estos estudios que en- vuelven una doble finalidad: el carácter científico de los mismos y su importancia social, y que si bien los resultados en algunos casos no son tan halagúe- ños, a lo menos marcan el principio racional del éxi- to en tan terribles males.

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 461

UN CASO DE QUERATITIS HERPETICA FEBRIL OCURRI- DO DURANTE EL CURSO DE LA MENINGITIS CEREBRO-ESPINAL EPIDEMICA

Por el Dr. Francisco M. Fernández

(Sesión esentífica del 14 de mayo de 1920)

La reciente aparición de algunos casos de menin- gitis cerehro-espinal en Cuba, la mayor parte de los cuales han sido importados, ha puesto sobre el tapete el estudio de esta temible enfermedad, inte- resante desde diversos puntos de vista, y muy es- pecialmente en lo referente a sus complicaciones con los órganos de los sentidos.

Hace ya trece años, cuando terminábamos nues- tros estudios de medicina en la ciudad de New York, tuvimos oportunidad de ver numerosos casos de es- ta afección, en el brote epidémico que allí ocurrió. Sin embargo, nuestro interés no se dirigió entonces al estudio de las complicaciones oculares de la me- ningitis cerebro-espinal epidémica, sino a la enfer medad en conjunto:

Los síntomas o complicaciones oculares de esta enfermedad han sido objeto de estudio por parte de algunos autores, y su frecuencia ha sido señalada entre otros por Uthoff. Bien es verdad, como dice Heteh (1), que cualquiera que sea el carácter de una meningitis séptica, el proceso patológico puede en un momento dado afectar toda la superficie ce- rebral, y con frecuencia la base del cerebro, afectan- do desde luego los nervios craneales.

Las complicaciones oculares de la meningitis ce- rebro-espinal epidémica, pueden ser extensas (2), y variar desde la simple conjuntivitis, o los trastor-

(1) Tratado de Terapéutica Oftalmológica del Dr. Casey Wood, página 293. y d á ] (2) Enciclopedia Americana de Oftalmoloría, p. 1974, año 1918,

462 ANALES DE LA

nos pupilares de desigualdad e irregularidad, la iri- doplegía, el estrabismo y el nistagmo, hasta la neuritis óptica, atrofia del nervio óptico, exoftalmía, diversas parálisis y queratitis; una grave compli- cación que ha sido señalada por diversos autores, es la oftalmía metastásica. Mac Kee (3), en siete casos observados, vió seis de conjuntivitis y uno de oftal- mía metastásica; Cosmettatos (4), ha descrito tam- bién un caso de metastasis, complicación que Uthoff cree que se presenta en el cuatro o cinco por ciento de los casos. Vinsonneau (5), ha observado dos casos con complicaciones oculares, en veinte de me- ningitis cerebro-espinal epidémica, el primero de desprendimiento de la retina, coro irido-coroiditis extensa, que ocurrió durante la convalecencia, y el segundo, en un niño de 20 meses, con doble neuritis óptica, a los 17 días de declararse la enfermedad.

Según el autor últimamente citado, si bien es cierto que las epidemias de 1904 y 1909, ocasiona- ron pocas complicaciones oculares, tales como con- juntivitis, queratitis, ligeras papilitis, y trastornos pasajeros de los músculos oculares, en cambio las epidemias de 1905 (Silesia), y 1914 (Angers), ofre- cieron complicaciones graves, como neuro-retinitis, irido-coroiditis, etc., que dieron lugar con frecuen- cia a la Amaurosis total.

Hemos interrogado al Dr. Torres Momplet, es- tudioso compañero que ocupa el cargo de Jefe de Clínica en el Hospital Las Animas, donde han sido tratados 14 ó 16 casos de meningitis cerebro- espi- nal epidémica, y me ha asegurado, con la autoridad que en realidad tiene, por el modo concienzudo con que estudia sus casos, que la única complicación ocular que ha observado en todos los casos, o más bien, lo que pudiera ser considerado como uno de

(3) Ophthalmic Record, Septiembre de 1918, (4) Annales d*Oculistique, Octubre de 1918, (5) Archives d*Ophtalmologie, junio de 1914,

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 463

los síntomas iniciales de la afección, es el estrabis- mo convergente, y a veces superior, que observó en todos los casos estudiados por él. La opinión de Hecht, anteriormente citada, y la sana lógica, ha- cen considerar este hecho como perfectamente na- tural.

El sujeto objeto de esta observación, se llama Domingo Villasuso y Pérez, y llegó a Cuba, a bordo del vapor Chicago, en el cual en su viaje del mes de febrero, ocurrieron numerosos casos de meningitis cerebro-espinal epidémica, muriendo algunos en la travesía. Este individuo llegó sano al puerto de la Habana, pero en el mismo puerto se le declaró la enfermedad, siendo trasladado al Lazareto del Ma- riel, donde estuvo 43 días hasta ser dado de alta.

Nos consultó el día 8 del mes de abril, quejándose de fotofobia, ligero dolor ocular, y de no ver bien. El examen demostró que se trataba de un proceso corneano, y al interrogarle nos refirió que durante la convalescencia, había comenzado a sentirse mal del ojo afectado, el izquierdo, el cual ha sido tratado con lavados de agua boricada.

Entre los antecedentes obtenidos, figura el haber recibido este sujeto dos inyecciones de Suero anti- meningocóccico.

Ante la ausencia de otros antecedentes, y sien- do el caso negativo a la sífilis y a la tuberculosis, diagnosticamos Queratitis herpética febril, que no otros caracteres presentaba el sujeto en cuestión. El tratamiento seguido, con resultado completamente satisfactorio, fué el ordinario en los procesos cornea- nos de esta naturaleza, y mediante el uso de los midriásicos, la dionina y el calor, el sujeto curó com- pletamente en pocos días.

El modo de infección en las complicaciones ocu- lares de la meningitis cerebro-espinal epidémica, es como dice Knapp (6), de acuerdo con otros autores,

(6) Medical Ophthalmology, página 89, año 1918.

464 ANALES DE LA

de carácter endógeno en la mayor parte de ellas, sobre todo en la más temible de las complicaciones, c sea la oftalmía metastásica:

El examen bacteriológico del exudado nasal des- pués de haber sido dado de alta, demostró la presen- cia de estreptococos y estafilococos; pero no se en- contró el meningococo.

La precedente nota clínica no tiene pretensiones, desde luego, de otra cosa que de señalar una com- plicación benigna de la meningitis cerebro-espinal epidémica, y hasta pudiera ponerse en duda que se trate en realidad de una complicación de la enferme- dad por sí, o sólo de una queratitis herpética febril, de las que ocurren con frecuencia en el curso de alguna grave afección febril. Por eso intitulamos estas líneas del modo que lo hemos hecho.

DOS PROCEDIMIENTOS CLASICOS DE IDENTIDAD EN MANCHAS DE SANGRE Y ESPERMA

Por el Dr. J. Centurión

Sesión de 14 de mayo de 1920

No se da publicidad a este trabajo en el presente número, porque su autor no ha remitido los origi- nales en tiempo oportuno.—La Dirección:

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 465

NOTA NECROLOGICA

EL PROFESOR J. W. S. GOULEY Por el Dr. Julio F. Arteaga

(Sesión científica del 14 de mayo de 1920)

Acaba de fallecer en Brooklyn, el día 3 de mayo de 1920, el Dr. John W. S .Gouley, académico corres- ponsal de esta Corporación.

Nació en New Orleans el 11 de marzo de 1832, se educó en New York, recibiéndose de médico en el N. Y. College of Physicians and Surgeons, en 1853. Prestó servicios como cirujano en la Guerra Civil Americana y después desempeñó varias cáte- dras en la Universidad de New York, pero fué la de cirugía Genito-Urinaria la que más fama le dió.

El fundador de esta Academia, el Dr. Nicolás J. Gutiérrez, y el actual Presidente, el Dr. J. Santos Fernández, se consultaron con el Profesor Gouley, varias veces.

466 ANALES DE LA

ACUERDOS DE LA ACADEMIA

En la sesión celebrada por la Junta de Gobierno el día 15 de mayo de 1919, autorizada por la Acade- mia en sesión del 14 del propio mes, se tomaron los siguientes acuerdos: |

Designar los temas correspondientes a los pre- mios del próximo año de 1920, que a continuación se expresan:

Premio Presidente Gutiérrez: Necesidad de un formulario farmacéutico nacional —Sinopsis del li- bro”

Premio Cañongos Tema libre.

Premio Gordon: Fisiología—“Correlación de las glándulas endocrinas.”

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA

INDICE DE MATERIAS Ey ARCE

Acta de la sesión solemne de 19 de mayo de 1919 . . . pública ordinaria, 13 de junio 1919 .

UU O 5 24 de octubre de 1919 . . frustrada de 14 de noviembre de 1919 pública ordinaria, 28 noviembre 1919 frustrada de 12 de diciembre de 1919 pública extraordinaria, 17 Dic. 1919 . científica de 9 de enero de 1920 .

> ,», 23 de enero de 1920 . 13 de febrero de 1920 . e AN E », 27 de febrero de 1920 . pública ordinaria de 12 de marzo 1919 científica de 26 de marzo de 1920 . nea 5 de 9 de abril de 1920 . pública ordinaria de 12 marzo 1920 . OS científica de 14 de mayo de 1920 . .. Acuerdos de la Academia, 13 de junio de 1919 ......

191,92 »”

de a e 28 de noviembre de 1919 . E E de 12 de marzo de 1920 . ES OS = 23 de abril de 1920 .

3 15 de mayo de 1920 .

Agúas por “métodos físicos( Purificación de), por el doc- tor José A. Fernández Benítez, (28 noviembre 1919) Accidentes del trabajo (Informe sobre honorarios), por

467

Pázan

3) 113

científica, 9 de octubre de 1919 . 137-291

158 171 172 214 215 297 307 338 375 384 416 435 384 444 130 193 385 439 466

180

el Dr. Manuel Ruiz Casabó (28 noviembre 1919) .194-201

LE - 2

Balance de Tesorería, por el Dr. Ruiz Casabó (23 de abril de 1920)

ISO

Ciencia y la Patria (La), Discurso del Presidente de la Academia de Ciencias, sesión solemne, 19 mayo 1919

Crookes en la evolución de la química moderna. (In- fluencia de los trabajos de William, 1832 a 1919), por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado (28 nov. 3219)

Cowley y Valdés Maehado (Elogio del Dr. Luis), discur- so de recepción, por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, (17 de diciembre de 1919)

442

248

468 ANALES DE LA

Cooperación de la American Chemical Society en el des- envolvimiento militar e industrial de los EE. UU., por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado, 13 febrero 1920

Ciegos de nacimiento (Lo que conviene tener presente

con los) , por el Dr. Juan Santos Fernández, 13 de febrero de 1920 .

0

Donativo del Sr. Presidente, (9 de octubre de 1919) . . Discurso de contestación al de recepción del Dr. Luis Morales Pedroso, por el Dr. José A. López del Valle, (19 dendiciembreyde. 1919) 000.0. 005 e E Discurso de contestación al de ingreso del Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, por el Dr. Jorge Le-Roy, (17 deddiciembre de nl9190) dc oo BE VIE NO or PA o Diabetes (Regulaciones dietéticas en la), por el Dr. Oc- tavio Montoro (27 de febrero de 1920) . ....... . Dieta sobre el desarrollo fetal (Influencia de la), por el Dr. Julio J. Arteaga (12 marzo de 1920 .

ld, OL

Farmacia (Progresos de la), por el Dr. José P. Alacán, 19 'denmayo me dog a e e ES

ANDE

Guardia y Madan (Dr. Vicente de la), por el Dr. Juan Santos Fernández (9 de enero de 1920) ru.

Gutiérrez (Dr. Nicolás J.) Algo no eonocido de la vida del fundador de la Academia de Ciencias, por el Dr. Juan Santos Fernández, 27 de febrero de 1920 .

Bl, - ¡bes

Hambre y de la sed (En el estado actual de la ciencia, ¿puede determinarse dónde residen las sensaciones

del), por el Dr. Julio J. Arteaga. Memoria premiada.

Honorarios profesionales (Informe sobre), por el doe-

tor Raimundo de Castro y Bachiller, 13 jun. 1919 . Hemiplegía (Informe sobre la causa de una), por el doc- tor José A. Valdés Anciano, 28 de noviembre de 1919 . Honorarios en accidentes del trabajo (Informe sobre),

Página. 339

358

143 241

284 3718 386

31

299

378

58 131

175

por el Dr. Manuel Ruiz Casabó, 28 nov. 1919 . 194-201

Honorarios periciales (Tasación de), por el Dr. Tomás V. Coronado, 28 noviembre 1919 . o

204

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 469

Página LARES Informe sobre honorarios profesionales, por el Dr. Rai- mundo de Castro Bachiller, 13 de junio de 1919 . . 131 Informe sobre la causa de una hemiplegía, por el doc- tor José A. Valdés Anciano, 28 noviembre 1919 . . 175

Informe sobre productos farmacéuticos, Bacterina y Sero- "bacterina, por,el Dr. José P. Alacán, 28 nov. 1919 . 178 Informe de honorarios sobre accidentes del trabajo, por el Dr. Manuel Ruiz Casabó, 28 noviembre 1919 . .194-201 Informe de la solicitud del Dr. Emilio Bergés como miembro corresponsal extranjero, por el Dr. Juan San-

tos Fernández, 28: moviembre de 1919 10 300, . 01205 alos, AN Jacoby, (Nota necrológica del Dr. Abraham), por el doe- tor Julio -J. Arteaga, 9 de octubre de 1919 ... . . 154-2983 -—L--

Laringe como complicación (Edema de la), por el doc-

tor Domingo Hernando Seguí, 9 de octubre de 1919 144 Lecha-Marro (El Dr. Antonio.) Nota necrológica, por el

Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, 24 oet. 1919 . 159

MU y

Memoria de las tareas realizadas por la Corporación durante el año de 1918 a 1919, por el Dr. Jorge Le- Roy y Cassá, 19: mayo de 1919 Aa, PA 19 Miembro corresponsal extranjero. Dr. Emilio Bergér. (Informe de la solicitud de), por el Dr. Juan Santos

tos Fernández, 28 de noviembre de 1919 ... . 205 Metabolismo y gestación, por el Dr. Octavio Montoro, 26. de. marzo de, 1920... “be o Ed ld ls

Manchas de sangre y esperma (Dos procedimientos clá- sicos de identidad en), por el Dr. J. Centurión, 14 A A O A O EOS

YENES

Nota necrológica. El Dr. Abraham Jacoby, por el doe- : tor Julio J. Arteaga, 9 de octubre de 1919 . . . 154-293

470 ANALES DE LA

Nota necrológica. Dr. Antonio Lacha-Marzo, por el doc- tor Raimundo de Castro y Bachiller, 24 oet. 1919 .

Nota de la Dirección de los ANALES .

Nota neecrológica. El Dr. J. W. S. Gouley, por el Dr. Ju- lio J. Arteaga, 14 de mayo de 1920 . . . Ñ

cor

Obstetricia (La tendencia quirúrgica en la), por el doc- tor Julio F. Arteaga, 13 de junio de 1919 .

q - PP

Progresos de la Farmacia, por el Dr. José P. Alacán, 19: de. mayo EMT AE AE

Premios para el año de 1920 (Programa de los).

Purificación de aguas por métodos físicos, por el Dr. J A. Fernández Benítez, 9 noviembre de 1919 .

Paradela y Gestal. (Elogio del Académico Dr. Francisco), Discurso de recepción del Dr. Luis Morales y Pedro- so, sesión de 17 de diciembre de 1919 . 3

Premio “Dr. Suárez Bruno”” (Informe de la Comisión dic- taminadora sobre las Memorias en opción al), por los doctores Guiteras, López del Valle y Ruiz De sesión del 23 de abril de 1920 :

—Q—

Química moderna de 1832 a: 1919 (Influencia de los tra- bajos de William Crookes en la evolución de la), por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado, 28 de nov. de 1919 .

Queratitis herpética febril, en el curso de la meningi- tis cerebro-espinal epidémica, por el Dr. Francisco M* Fernández, 14 de mayo de 1920 .

A, - PEA:

Responsabilidad criminal desde el punto de vista de la Medicina legal, por el Dr. Carlos M. Piñeiro, sesión de28, de Enero: de 1920"... UDI A

Serobacterina y bacterina (Informe sobre productos farmacéuticos), por el Dr. José P. Alacán, sesión de 28:de noviembre! de 1919 0 e ES

117

31 56

180

216

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ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 471

Página Sífilis del sistema nervioso central (Consideraciones so- bre), por el Dr. José A. López-Silvero y Fernández, sesión del 14 de mayo de 19290). e o a e 447

pat, pa

Tasación de honorarios periciales, por el Dr. Tomás V. Coronado, 28 de noviembre de 1919 . . . . 204 Tasación de honorarios en causa por accidente del tra- bajo, por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, se- sionsae! 126de matzo, de LIMA E a 398 Tasación de honorarios en causa por accidentes del tra- bajo, por el Dr. Manuel Ruiz Casabó, 28 nov. 1919 194-201 Tasación de honorarios por accidentes del trabajo, por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, 12 mar. 1920 401 Tasación de honorarios periciales, por el Dr. Jorge Le- Roy y Cassá, 12 de marzo de 1920 . ...... E

INDICE DE AUTORES Dr. ALACAN Y BERRIEL, José P.

Progresos de la Farmacia, 19 mayo 1919 ..... . 31 Informe sobre productos farmacéuticos, Bacterina y Se- robacterina, 28 noviembre de 1919... ...... Ta

Dr. ALONSO CUADRADO, Gastón

Influencia de los trabajos de William Crookes en la evolución de la química moderna, 28 nov. de 1919 . 181

Cooperación de la American Chemical Society en el des- envolvimiento militar e industrial de los Estados Unidos, 13 "de" tebrera: de DAD. a ar óseo e AO

Dr. ARTEAGA Y QUESADA, Julio F.

Influencia de la dieta sobre el desarrollo fetal, sesión del 12 de marzo de 1920 . . . . . 386 En el estado actual de la ciencia, ¡puede determinarse dónde residen las sensaciones del hambre y de la sed? (Memoria premiada) ........... 1110098 Nota necrológica del Dr. Abraham Jacoby, 9 oct. 1919 154- 293

472 ANALES DE LA _Pógina Nota necrológica del Dr. J. W. S. Gouley, 14 mayo 1920 465 La tendencia quirúrgica en la Obstetricia, 13 junio 1919 117

Dr. CASTRO Y BACHILLER, Raimundo de

Elogio del Dr. Luis Cowley y Valdés Machado. Discur-

so de recepción, 17 de diciembre de 1919 . ... . 248 Informe sobre honorarios profesionales, 13 junio 1919 131 Nota necrológica del Dr. Antonio Lecha Marzo, sesión

del” 24: de octubre de 1919 0. E Tasación de honorarios en causa por accidentes del tra-

bajo, sesión del 12 de marzo de 1920 . . . . . 398-401

Dr. CORONADO E. INTERIAN, Tomás V. Tasación de honorarios periciales, 28 noviembre 1919 . 204 Dr. CENTURION, José

Dos procedimientos clásicos de identidad en manchas de sangre y esperma, 14 de mayo de 1920 ..... . 464

Dr. FERNANDEZ BENITEZ, José A. Purificación de aguas por métodos físicos, 28 nov. 1919 . 180 Dr. FERNANDEZ Francisco María

Queratitis herpética febril en un caso de Meningitis ce- rebro-espinal epidémica, 14 de mayo de 1920 . . . 461

Dr. GUITERAS Y GENER, Juan

. .,) . N Informe sobre las Memorias en opción al premio “Dr. Suárez Bruno””, 23 de abril de 1920. .... . ¿RAMAS

Dr. HERNANDO SEGUI, Domingo Edema de la laringe como complicación, 9 octubre 1919 144

Dr. LE-ROY Y CASSA, Jorge

Discurso de contestación al del Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, 17 de diciembre de 1919 ....... . 284

ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA

473

Memoria de las tareas realizadas por la Corporación du- rante el año de 1918 a 1919 (19 de mayo de 1919) . Tasación de honorarios periciales, 12 marzo 1920 . Dr. LOPEZ-SILVERO Y FERNANDEZ, José

Sífilis del sistema nervioso central, 14 mayo de 1920 . .

Dr. LOPEZ DEL VALLE, José A.

Discurso de contestación al del Sr. Luis Morales Pedro-

so, sesión del 17 de diciembre de 1919 . O Informe sobre las Memorias en opción al premio “Dr. Suárez Bruno””, sesión del 23 de abril de 1920 .

Dr. MONTORO Y SALADRIGAS, Octavio

Regulaciones dietéticas en la diabetes, 27 febrero 1920 . Metabolismo y gestación, 26 de marzo de 1920 .... .

Sr. MORALES Y PEDROSO, Luis

Diseurso de recepción y elogio del Dr. Francisco Para- dela y Gestal, 17 de diciembre de 1919 . .......

Dr. PIÑEIRO, Carlos M.

Responsabilidad eriminal” desde el punto de vista de la Medicina legal, sesión del 23 enero de 1920 .

Dr. RUIZ CASABO, Manuel

Informe sobre honorarios en accidentes del trabajo, sesión del 28 noviembre de 1919. ic. et

Balance de Tesorería, 23 de abril de 1920 ....-. ...

Informe sobre las Memorias en opción al premio “Dr. Suárez Bruno””, sesión del 23 de abril de 1920 .

Dr. SANTOS FERNANDEZ, Juan La Ciencia y la Patria. Discurso pronunciado en la Se-

sión Solemne de 19 de mayo de 1919 . ........ Lo que conviene tener presente con los ciegos de naci-

miento, sesión de 13 de febrero de 1920 ........

Página

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474 ANALES DE LA

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El Dr. Vicente de la Guardia y Madan, 9 de enero de 1920 299 Algo no conocido de la vida del fundador de la Acade- mia de Ciencias Dr. Nicolás J. Gutiérrez, sesión de

21. de tebrero de 1920. 120 AA A Informe de la solicitud del Dr. Emilio Bergér como miem-

bro corresponsal extranjero, 28 de noviembre de 1919 205

Dr. VALDES ANCIANO, José Antonio

Informe sobre la causa de una hemiplegía, 28 nov. 1920 175

COLOCACION DE LAS LAMINAS FUERA DEL TEXTO

Retrato del Dr. Luis M* Gouley y Valdés Machado . . . 248 Retrato del Dr. Abraham Jacoby“... A 292

-.—FE DE ERRATAS—

Página 466:

Donde dice: 15 de mayo de 1919, léase: 15 mayo de 1920; y donde dice: próximo año de 1920, léase: próximo año de 1921.

Los ANALES se publican roble nica cio es TRES PESOS ORO por semestre adel.

En esta publicación aparecen, a más de los jos de la Academia, artículos de actualidades ficas, de progresos obtenidos en las ciencias, e intereses profesionales, de asuntos mn ri diversos ramos, etc., etc. | Y

Los ANALES sostiéndh numeroso cange A E Anos del mundo entero. Es

será anunciada tres veces. Se suplica el cange. Please exchange. Exchange S. / ANALES DE

Sírvase dirigir el cange: Í DEMIA DE MEDICAS,

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