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ARA e o datado 15 1DAIRE 0 lo dsg 545p Ben Se00 Md eb IE ne Paid regi 44 Pel: pm... : IIA Ñ TA AN pes la ma det y abel dry pps ON Merit ¿ron 4 PDA 80 bdo 1 A Ps Ae 110 my io mo Nin ado NEO e TS 4 Ml 43 es repo dad, ADN Mba Sr ¿es al ay h as MTI Fdo Re m1 Dados APD) RS IU IED pumas 64 MY Al 2 ey POTS HA cm ey achroRi do INES 14 q ree: And lt Hó ne ce, A mirarral rio LR dar Ads ASE A y SS pu da pjs yu HI 1 sl 0 pit E pao 14954 hipie sino 40 vih abodo1 LAA SECT q rita mbr ed end ARA A lesitoti $» rs A E ye AS so” REGISTRADO EN CORREOS COMO CORRESPONDENCIA DE SEGUNDA CLASE ANALES DE LA Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana REVISTA CIENTIFICA Inscripta en la “Asociación de la Prensa Médica de Cuba” DIRECTORES: Dr. Jorge Le-Roy. Dr. Carlos de la Torre 170 MO VA MAYO-JULIO, 1921 de la ACADEMIA.—CUBA 84 A.-HABANA Habana Imprenta “El Siglo XX” Sociedad Editorial Cuba Contemporánea Teniente Rey 27 Toda la correspondencia y cange de los ANALES, diríjase al local 1921 SUMARIO PÁGS. I.—Acta de la sesión solemne del 19 de mayo de 1921... ... 5 II.—La juventud necesita hoy más que nunca prevenirse de los peligros que se ciernen sobre ella. - Discurso del Presidente de lo, Academia de Ciencias, Dr. Juan Santos Fernández, en " la sesión solemne del 19 de mayo de 1921......... a 7 TII.—Memoria de las tareas realizadas por la Corporación EA te el año académico de 1920 a 1921, por el Secretario Dr, José A. Fernández Benítez. (Sesión solemne del 19 de mayo de 1991 ir e AS ASNO LR O A IO 16 IV.—Los sistemas penales a la iz, de la OS nto A. por el Dr, Raimundo de Castro. dea solemne del 19 de mayo de 1921.). ARONA ERRE REN RAS Sd 26 V.—Programa de los Peto para . 1992. AS ERA E 58 VI.—Sesión frustrada del 27 de mayo de 1921. . ... . 59 VII,—Acta de la sesión pública ordinaria del 19 de junio a 1921. 60 VIII.—Encefalitis letárgica, por el Prof. W. H, Hoffmann. (Se- sión del 10 de junio de 1921.). o ; 66 IX.—Informe sobre desnaturalización de osholes, por a Dr. Tons P, Alacán. (Sesión del 10 de junio de 1921). ....... 82 X.—El método español de extracción de la catarata, por el Dr, Juan Santos Fernández. (Sesión del 10 de junio de 1921.). 84 XI,—Notas demográficas, por el Dr. Jorge Le- id y Cassá, (Se- sión del 10 de junio de 1921.). Ns NÓ 88 XII.—Acuerdos de la Academia. . . ... AS o alo XIIT.—Nombramientos aprobados por la EQUTACIEAN AAN, 106 XIV.—Informe de la Comisión de glosa. (Sesión del 10 de. junio Ae OLI) 107 XV.—Acta de la sesión de Gobierno, extraordinaria, del 92 lde Julio de IOMA ANO ; 108 XVI.—Informe sobre POnrasibSn) por dí Dr. Mp nuel ibi Caslho. (Sesión extraordinaria de Gobierno del 22 de julio de 1921.) 111 ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA 74 m aL Y d es a y» 3 4, 0 J de SE > K Y x e gg de o qe D Ñ . a ! Ñ 4 > á > e > E mM el ¡Y JS EA a A o mM y e 2 S i US , e. + a D 1] 8 E ar +A k * A e q a 0 4 ' a + wi 7) a > . e] Wa EA AS d N 4 0 ES a 0 - a 341 A E E : Gb 2 e í g h 2-2 o o » ” ¿7 pl y $ z O Se Le yA A EA ' - = É qn a La » A - e wi ne. ' Ps S ) eds : de nl ix, J E . ; ] j > " yA > Jj A J ] pe z sr? e O ¿AE PA AR PE a “a > > E, AS Al 1d AS e ANALES DE LA Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana €«:E-—_ REVISTA CIENTIFICA Inscripta en la “Asociación de la Prensa Médica de Cuba” DIRECTORES: Dr. Jorge Le-Roy. Dr. Carlos de la Torre q 2 TOMO PESAR Al 1921-1922 LIBRARY NEW YORK Sociedad Editorial Cuba Contemporánea Teniente Rey 27 2 DEC 19 1923 yodo ACTA DE LA SESION SOLEMNE DEL 19 DE MAYO DE 1921 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. José A. Fernández Benítez. Académicos concurrentes.—Dres. J. P. Alacán, G. Aróste- gui, R. de Castro, J. Le-Roy, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, J. A. Simpson, C. de la Torre, F. Torralbas, F. I. de Vildósola. Honorarios. —Dres. A. Mestre y D. Tamayo. Bajo la presidencia del Sr. Secretario de Instrueción Pú- blica y Bellas Artes, Dr. Aróstegui, por delegación expresa del Hon. Sr. Presidente de la República, con la asistencia de los académicos arriba mencionados y de una distinguida concu- rrencia entre la que se encontraban representaciones de la Universidad de la Habana, de la Escuela de Medicina, de va- rias corporaciones científicas y literarias, de la carrera judicial y de elegantes damas, se celebró la sesión solemne conmemiora- tiva del sexagésimo aniversario de la fundación de la Aca- demia. El Dr. Juan Santos Fernández, como Presidente, dió lee- tura a un discurso acerca de que “La juventud necesita hoy más que nunca prevenirse de los peligros que se ciernen sobre ella.” Seguidamente el señor Secretario de la Corporación, Dr. José A. Fernández Benítez, dió a conocer los trabajos realiza- dos por los señores académicos durante el año académico de 1920 a 1921, según lo preceptuado en el artículo 47 del Re- elamento. Dl El Dr. Raimundo de Castro disertó sobre “Los sistemas penales a la luz de la medicina contemporánea””, atacando valientemente la doctrina del delito como abstracción y estu- 6 ANALES DE LA diando al delincuente en las distintas cireunstancias en que se puede hallar. Estudia los diversos sistemas penales y los llamados a aplicarlos, abogando por las modificaciones nece- sarias, tanto del Código Penal como de los criterios de su aplicación, y cita para terminar su interesante discurso las palabras de Lecha-Marzo: “Justicia para la sociedad y piedad para el caído”. Acto seguido el Sr. Presidente rompe el sobre marcado con el lema: ““Nihil novum sub sole””, en cuyo interior apare- cieron los nombres de los tres autores agraciados con el **Pre- mio del Presidente Gutiérrez””, y que resultaron ser la Srta. Rosa Trina Lagomasino y Sra. Sara Bustillo y el Sr. Eduardo García Faundo. No estando presentes al acto para recibir el premio, con- sistente en la cantidad de cuatrocientos pesos oro, el señor Tesorero quedó comisionado para entregárselos tan pronto se presentaran a reclamarlo. El otro sobre, econ el lema “Francia cuna de las ciencias””, contentivo del nombre del otro aspirante a ese premio, fué incinerado a la vista del público, según expresa la convocatoria de los premios. Con la lectura, por el señor Secretario, del Programa de los Premios para el año 1922, se dió por terminado el acto, que fué amenizado por la Banda de Marina, galantemente cedida por la Secretaría de la Guerra. =J ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA LA JUVENTUD NECESITA HOY MAS QUE NUNCA PREVENIRSE DE LOS PELIGROS QUE SE CIERNEN SOBRE ELLA ; Discurso del Presidente de la Academia de Ciencias, Dr. Juan Santos Fernández, en la sesión solemne del 19 de mayo de 1921 La violencia de las pasiones, ha dicho Condorcet, es debida a la ig- norancia de los medios de resistir sus primeros embates. Honorable Sr. Presidente de la República. Señores académicos. | Señoras y señores. in esta sesión solemne de la Academia de Cien- clas Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, porque es la de su aniversario, el reglamento me im- pone el honor de dirigiros la palabra, y aprovecho la oportunidad, siempre agradable, de dedicar, ante todo, un recuerdo al egregio patricio que la fundara, Dr. Nicolás J. Gutiérrez. En otros actos análogos he desarrollado temas relacionados con la vida social y que afectan en pri- mer término a la juventud, porque ésta es la base, logs cimientos del mundo actual y la esperanza del porvenir, a ella le sonríe lo desconocido, y ella aco- mete inconsciente el despejar las tinieblas que se le opongan o le impidan ver brillar la luz resplan- deciente que hieran sus pupilas, en tanto que la ve- Jez, en la penumbra del ocaso de la existencia, sabe que al traspasarla, no encontrará el sol que le alum- bró en su radiante oportunidad, y por eso el poeta dijo inspirado que: todo tiempo pasado, fué mejor. Sostuve un día, desde esta tribuna, que el joven 8 ANALES DE LA llegaba con seguridad a la meta: suspirada (1) siem- pre que a su propósito sometiese todas sus energías, y por la misma época fuera de esta Academia, en la Prensa Médica: que había necesidad de trazar en las primeras edades, el plan (2) que permitiese lle- gar a la vejez y prolongar ésta, de modo útil. Ambas ideas las han seguido sosteniendo grandes pensadores (3) y es lo que me ha movido a referir- me en parte de nuevo a ellas, aduciendo tal vez dis- tintos razonamientos del momento. Autoridad tan competente como Eugenio Lyman Fisk (4) sostiene que mediante una cooperación ra- zonable entre el individuo y la sociedad organizada, no tiene duda de que el período de la vida humana, puede extenderse fácilmente, más allá de los cien años; y lo que es aún más importante, extenderse eli- minando gran parte de la sórdida miseria y de las humillantes limitaciones que la acompañan. El desgaste real del organismo que el avance en todos sentidos aporta, trae no pocas veces indebida- mente, la propia destrucción de la criatura, pues ¿qué otra cosa revelan hoy, bien observados, los ade- lantos en la industria, en la locomoción, en la avia- ción y en tantas otras manifestaciones del saber hu- (1) Son pocos los jóvenes que no poseen la capacidad suficiente para alcanzar la meta de sus aspiraciones. Anales da la Academia de Ciencias, t. LIT, p. 7-22-1916. Habana, Imprenta de Lloredo. Folleto en 40 de 18 páginas. (2) Cuidados de la ¿juventud para prolongar la vida en la vejez. Crónica Médico Quirúrgica de la Habana, t. XLV, p. 158, (3) Prolongación de la vida, por Eugenio Lyman Fisk, The North. American Review, New York. Julio 1920. (4) La fisiología de la vida, por Eugenio Lyman Fisk, The North. American Review. New York, Julio 1920, mano sino la exposición a diario de la preciada vida? Conviene pues hacer una revisión del progreso existente, a fin de retirar de él lo nocivo y aceptar lo beneficioso. Para conseguirlo, tenemos que remon- tarnos a la raíz, al desenvolvimiento del ser humano, y he aquí por qué la eugenesia, aunque nueva ciencia, ha sido tan favorecida en su estudio y de la que se ha sacado y se sacan provechosos frutos. Tenemos que fijarnos en las primeras edades del sujeto, para robustecerlas, digámoslo así, si queremos obtener un desarrollo ópimo y un término razonable y oportuno al hombre. : Traspasada la infancia y todos sus peligros, hoy previstos hasta la saciedad, por estudios tan indis- pensables para que la humanidad no se extinga al nacer, surge el problema de la juventud, el período más peligroso, porque dotado casi siempre el joven, repito, de una audacia providencial, desdeña toda clase de peligros y mira con sonrisa de seguridad in- nata, cuantos obstáculos le señalan, sobre todo los que han recorrido antes el piélago del mundo, lleno de escollos, y en que tantas sirenas engañan al nave- gante confiado. Así que se sale de la adolescencia, se plantean dos problemas serios: o el joven se casa, o permanece soltero. Si tiene elementos de vida, puede abordar el matrimonio y afrontar sus exigen- cias materiales, sobrado conocidas; pero no las socia- les, pues es bien sabido que para la vida honesta y sagrada del hogar, fundamento de la familia, falta algo no pocas veces en un matrimonio joven y no se consolida, sino después de pasados cuatro lustros. Y, sin embargo, el matrimonio se impone por do- quiera. > Re ¿Qué otra cosa significa, el crearse en Alema- 10 ANALES DE LA nia (5) la organización médica de ética sexual (Aerztbunt fur sexualethik) que consta de mil miem- bros y tiende a aumentarse? Ella convoca a todos los médicos alemanes a unirse y ayudar a la realiza- ción de sus intenciones, que son: suprimir la prosti- tución y hacer posible que todo varón alemán se ca- se al llegar a los 25 años de edad. En los momentos actuales del mundo, en que lo bueno y lo malo están desbordados, sobre todo lo último, como ha ocurrido slempre, sin pecar de exagerado ni de timorato, puede afirmarse que la avariosis, nombre que se ha adoptado para no herir el oído, con el que ha tenido, desde que los compañeros de Colón la importaron a Europa, según afirman, no sin oposición, los histo- riadores más veraces, es desde luego la enfermedad sexual, capaz de provocar las mayores contaminacio- nes en la humanidad, que llegan a degenerar una ra- za según Lenz (6) y por fuerza son origen de hon- das desgracias en ambos sexos y es una amenaza for- midable para la juventud, que estamos obligados a salvar de tan inmenso riesgo. En uno de mis viajes al extranjero, en 1915, con- currí a un cinematógrafo de New York en que se desenvolvía, la obra de M. Brieeure, de la Academia Francesa (7), conducente a evidenciar y hacer cono- cer todos los peligros de la avariosis tempranamente. (5) Se publica: Der Argt als Erzicher. Las oficinas están en An- chalterstr 16 Halle a S. The Journal of the American Medical Associa- tion, Octubre 15 de 1920, p. 549. (6) Lenz T. Ueber die Verbreitung der Lues epeziell in Berlin und ihre Bedentung als Factor des Rassentods, Arcle F, Rassen u. Gelsellsehfts. Biol 1910. (7) La profilaxia de la avariosis, por el Dr. Juan Santos Fernández. Academia de Ciencias. Sesión del 10 de Diciembre de 1915. Anales de la Academia, t. LIT p. 526-530, años 1915, 1916, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 11 Se trataba de una joven viuda, muy rica, que tenía un hijo a punto de salir de un colegio principal, y quería casarlo, aconsejado por su médico, para li- brarlo de aquéllos. Se ve a la madre aparecer en lujosa máquina, en una gira campestre de gente de mal vivir y sacar al hijo de ella, tal era el temor que le inspiraba la conservación de la salud del fruto de sus entrañas que acababa de dejar el colegio. Dispuesto el matrimonio con una joven de su tiempo, lo que no fué difícil porque el joven era apuesto y adinerado, consintió la madre, en que se despidiese de la vida de soltero, con sus camaradas, en una fiesta alegre, en la que al final, fué desgracia- damente infectado el imberbe y recién salido cole- elal. | En estas condiciones el médico de la familia, per- sona de gran reputación, señaló al punto los peligros de un enlace en tales cireunstancias, y procuró de al- eún, modo retardarlo; pero el joven halló un charla- tán que autorizó el matrimonio, y el primer hijo ha- bido, nació contaminado seriamente. Surgen, la desesperación y las reeriminaciones por parte del padre de la consorte, y este drama de familia, se con- vierte en una tragedia que termina por el suicidio del joven casado. ¿Qué hacer pues? Se impone ante todo en estas circunstancias, retardar el matri- monio en el joven, aun siendo acomodado, para li- brarlo de la avariosis. El caso, no es nada difícil, aunque provoque en los más una sonrisa irónica; hay que practicar la continencia que se considera por no pocos, como una fantasía, acostumbrados toda la vida a la sensualidad, a la voluptuosidad y al egoís- mo, cual ordena Epicuro; seres en quienes está en- carnada, cual es de suponer, la más absoluta y más — [E] ANALES DE LA completa abstracción, de cuanto atañe al espíritu, y con ella nace y crece una gran parte de la humani- dad, si no toda. Para el glotón limitar los alimen- tos a los términos racionales de la nutrición a fin de no enfermar, es un absurdo; para el vicioso regular las funciones sexuales a los límites que exige la salud o las conveniencias sociales, es lo que llaman levantar castillos en el aire. Un amigo me refería, que via- Jjando con otro por los Estados Unidos, leyeron pe- gados en las puertas de los vagones, los consejos que daban a la juventud, las sociedades protectoras de ésta, respecto de los peligros sexuales, y después de leerlos, el compañero se expresó en los términos más deprimentes que se puedan imaginar, contra el autor de los consejos. Así se explica, que la mortalidad media de los latinos pueda ser superior a la de los sajones o de los habitantes de los países fríos o del Norte a pesar de estar éstos, dominados por el al- cohol. No se nos escapa que la continencia se puede sus- tituir por abusos que perturban radicalmente y que es espinoso recomendarla en un país cálido como el nuestro, en que la pubertad se presenta algunos años antes que en los septentrionales. En esto, me basé un día, para recomendar al Gobierno desde esta Aca- demia (8) enviar los menores del Asilo Correccional de Guanajay a los Estados Unidos o al Canadá, con provecho del erario y de la moralidad de que siem- pre ha carecido el establecimiento, desde la colonia, en que se conocía con el nombre de Asilo de San José y tuve oportunidad de estudiarlo. (8) La supresión de los reformatorios en Cuba y la manera de suz titwirlos. Academia de Ciencias. Sesión del 11 de Febrero de 1916. Anales de la Academia, t. LIT, p. S60-870, 1916, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 13 Ocultar un mal o disimularlo, no es prudente. La enseñanza de la higiene sexual, no ha de ser un espantajo, ha dicho oportunamente Madame Kergomard. Desde tiempos bien remotos la célebre Escuela de Salerno que dió los fundamentos de la Higiene actual, ya dijo refiriéndose a los apetitos carnales: “déjalos un día, que ellos seguramente te dejarán cien.”? En esto está basado, sin duda, lo que no es ninguna resolución antifisiológica del Con- cilio de Trento, respecto de los eclesiásticos, al supri- mir el matrimonio de éstos. ¡$51 reflexionamos acet- ca del particular y nos fijamos en los trabajos de opo- terapia de Brown Sequard primero, y en los que le han seguido, respecto al poder del jugo de las glándu- las sexuales para levantar el decaimiento de la natu- raleza en algunos enfermos, hemos de convenir en que, el cuerpo humano puede resentirse como suce- de, de que se malbarate esta sustancia, que es la base de la virilidad y de la vida, en el hombre como, en el animal; pero que se conserve más o menos indefini- damente sin utilizarla de modo determinado, no pue- de en manera alguna perjudicar las más de las veces. En la Higiene del sacerdote, el Dr. Lecler de- muestra la estrecha unión funcional de las glándulas de secreción interna. La función sexual despertaría y mantendría la función tiroidea cuyo papel es des- truír los desechos del organismo. Malpert afirma que la continencia no quiere de- cir siempre abstinencia; la continencia conserva un corazón puro en un cuerpo sano que permitirá al jo- ven presentarse en las mejores condiciones para for- mar una familia. No se nos oculta que en la edad de las pasiones, en que el vicio es la sola divisa en todos sentidos, es 14 ANALES DE LA poco menos que predicar en desierto, invitar a la ju- ventud a la continencia para salvarla de una enfetr- medad que puede perjudicarle de modo violento por el momento, e impedirle una larga vida o hacer de una gran parte de ésta un tormento cruel. No obs- tante, el médico está obligado a decir la verdad, es su deber, señalar los peligros de este género, que se ciernen sobre las cabezas, y muy especialmente en cierto período: de la vida. Podría citar ejemplos prácticos, que no dejarían, desde luego, dudas sobre el tema, que desarrollo; pero no pretendo dar una lección de medicina: sólo aspiro en el solemne acto de esta noche, llamar la atención sobre uno de los peligros más grandes que tiene el ser humano en el sendero de su existencia. No basta vivir y vivir largo tiempo; hay que vi- vir útil para las ciencias, las artes, la industria, la agricultura o el comercio, conservando la salud para satisfacción íntima o propia; aprovechándola digna- mente, se sirve a la patria como de cualquier otro modo y con más seguridad, porque nada se puede emprender ni hacer sin mens sana in corpore sano, que proclamaban los antiguos por boca de Juvenal. La familia ha de ser la que suministre al niño la pri- mera noción de higiene sexual, ha dicho Lucien Manté, de París, en el Congreso celebrado en Lyon, en 1914. Las adquirirá el niño o niña en las conver- saciones inocentes con los padres, con la madre prin- cipalmente, y se abrirá su inteligencia a las cosas in- debidamente llamadas secretas. Cuando los padres no llenan este deber, dice la Condesa Zamoyska, los niños buscan la ciencia deseada en fuentes en que no pueden obtenerla prudente y apropiada. Ahora bien, actualmente existe la necesidad de edu- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 15 :ar, primero a los padres, a fin de que sean capaces de responder a las primeras preguntas de sus hijos, para que sepan hablarles con simplicidad y. decencia de los fenómenos que empiezan a despertar su aten- ción, como sostiene el sabio higienista argentino Dr. Emilio R. Coni (9). Es necesario instruir al niño, en relación a su des- arrollo. Lo que basta decir a los niños mientras son pequeños y están bajo una vigilancia atenta y continua, no es suficiente después que abandonan la casa paterna. Es indispensable pues informar a los jóvenes en el momento oportuno de los peligros que corren por - desobedecer las leyes que rigen la salud física y la sa- lud moral, ha dicho Madame Kergomard, y esta pat- te ha de estar especialmente reservada al médico, y he aquí por qué la institución de los médicos escola- res que se impone cada vez más, tiene una influencia” considerable, y llegará un día en que se les confíe en absoluto la enseñanza de la higiene y de la profilaxis de las enfermedades sexuales. S1 logro pues, que una sola persona preste aten- ción a estos razonamientos y medite sobre ellos para sacar provecho de las verdades que sustento, habré cumplido la misión que persigue la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales que se consa- era a difundir los conocimientos que puedan bene- ficiar a la humanidad y a la nación. En el pasado año en idéntico día, nos ocupamos (10) del mejora- — (9) De cómo he instruido a mis hijos sobre las cosas de la materni- dad, por Jeanne Leroy-Allais, vertido al español por el Dr. Emilio R, Coni, Montevideo. “Imprenta Nacional, 1820. (10) El desarrollo de la población de los países Hispano-Americanos especialmente de Cuba. Trabajo leído en la sesión solemne de la Aca- demia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana el 19 de mayo de 1920. Revista Médica Cubana, t. XXXI, p. 69, 16 ANALES DE LA miento de la raza y de la población de Cuba y de la América Latina, a grandes rasgos; pero lo suficiente para prevenir a la humanidad y al país de los pro- fundos cambios sociales que se avecinaban como consecuencia de haberse secado las fuentes de pro- ducción material y moral de la vieja Europa y era forzoso que estuviéramos preparados para contra- rrestar las deficiencias que surgieran, con altruísmo y elevación de miras. He dicho. MEMORIA DE LAS TAREAS REALIZADAS POR LA CORPORACIGCN DURANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1920 A 1921 Por el Secretario Dr. José A. Fernández Benítez s Sesión solemne del 19 de mayo de 1921 Sr. Secretario de Instrueción Pública y Bellas Artes. Sr. Presidente de la Academia. Señores Académicos. Señoras y señores. ““La vida de las colectividades lo mismo que la del ser humano, experimenta una serie de modificaciones que la caracterizan en la evolución del tiempo. Una y otra sufren los vaivenes del medio que las rodea; tumultuosa unas veces, tranquila y sosegada otras ocasiones, deslízase su existencia, obedeciendo ya a las influencias internas ya a las externas. Al tra- bajo sucede el descanso, como a la vigilia sucede el sueño, con el fin de reparar las pérdidas sufridas por el rudo batallar, y también para preparar las nuevas ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 1x7 jornadas a que están condenados tanto el hombre co- mo las colectividades que integra con su asociación. No obstante, de la misma manera que en el ser hu- mano hay órganos que no cesan en su constante la- bor hasta que se extinguen con la muerte, así también en las colectividades hay individuos que no cesan de producir, para evidenciar así la vida del organismo que integran. Los nombres de esas nuevas Vestales que mantienen encendido el sacro fuego de la ciencia, en este templo a ellas consagrado, son los que vamos a recoger en estas líneas, en primer término para premiar su labor, luego para que sirvan de ejemplo, y por último para demostrar que, si la inercia, la apa- tía o el desaliento han hecho presa en algunos, no por eso ha decaído el entusiasmo de los demás, de aquellos que estamos dispuestos a sostener la vida de nuestra querida Institución, aun a costa de los mayores sacrificios. ?” Con estas palabras daba comienzo mi distinguido antecesor, el Dr. Le-Roy, Secretario de la Academia, a su discurso pronunciado en una noche como esta hace dos años; y yo agrego: nuestra amada Acade- mia conmemora hoy los sesenta años de su fundación. y como el artículo 30 de sus Estatutos exige de ma- nera terminante que en esta sesión solemne se dé lectura por el Secretario a una Memoria contentiva de los trabajos practicados durante el año anterior, no puedo eludir ese deber, mucho más, cuanto que, me proporciona el gusto de exponer a la pública consideración el nombre de las Vestales—al decir del Dr. Le-Roy—que han contribuído con sus trabajos al auge y progreso de esta Corporación. Para no apartarme de la clasificación adoptada en las Memorias anteriores consideraré los trabajos 18 ANALES DE LA realizados durante el año académico en dos partes: los de orden puramente científico, y los representati- vos de la vida interna y externa de la Corporación. Durante el año que comenzó el 20 de mayo de 1920 y termina en el día, de hoy, se han celebrado por esta Academia: Una sesión extraordinaria, nueve sesiones cientí- ficas, tres sesiones ordinarias, tres sesiones de (Fo- bierno y cinco sesiones de la Junta de Gobierno. La sesión extraordinaria tuvo efecto como un ho- menaje al ilustre Director de Sanidad Dr. Juan Guiteras, homenaje iniciado por los Profesores del Laboratorio Nacional con motivo de su regreso del Africa, en donde había permanecido varios meses en comisión del Instituto Rockeffeller, estudiando la fiebre amarilla. Dada. la excesiva modestia del festejado y su dedicación a las ciencias no podía ha- bérsele dedicado un homenaje más apropiado. Ese acto que resultó muy lucido, y al que prestaron su concurso numerosos profesionales, fué integrado por trabajos prácticos presentados por todo el profeso- rado de ese Laboratorio, en cuyos trabajos se hacía hincapié en la personal experimentación de cada uno, así como se indicaban las mejoras que debían intro- ducirse tanto en los procedimientos de examen, téc- nica y análisis utilizados actualmente, como en las interpretaciones de los resultados. En las sesiones científicas fueron presentados los trabajos siguientes: El Dr. Juan M. Planas, distinguido ingeniero, presentó un trabajo titulado SOBRE LAS REGLAS A QUE OBEDECEN LA TRASLACIÓN DE LOS CICLONES. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 19 El Dr. Joaquín Dávila presentó un trabajo titu- lado CONSIDERACIONES SOBRE EL TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS EN EL HOMBRE, POR LA VACUNA DÁVILA. El mismo Doctor en otra sesión dió lectura a un trabajo titulado: EL PRODUCTO FABRICADO POR LOS HER- MANOS SILVIO Y CARLOS VoN-RUuCk CONTRA LA TU- BERCULOSIS NO ES IGUAL, NI OFRECE NINGÚN PARECIDO CON LA VACUNA DÁvILA. El Dr. Lis Huguet presentó un trabajo titulado: SERTE INTERESANTE DE OBSERVACIONES, COMO CONTRI- BUCIÓN AL ESTUDIO DE LAS HEMORRAGIAS RETRO-PLA- CENTARIAS. El Dr. Mario G. Lebredo dió lectura en otra se- sión a un interesante trabajo sobre la LEPTO-SPIRI- LOSIS EXPERIMENTAL EN CURIELES, CON EL LEPTOSPIRA DE NOGUCHLI. El Dr. José E. López Súlvero presentó la traduc- ción de un interesante trabajo del Dr. Arturo Mac- Donald, célebre antropologista de Washington, titu- lado: LA ANTROPOMETRÍA DEL HOMBRE CIVILIZADO. El Dr. Francisco M* Fernández presentó un tra- bajo titulado CONSIDERACIONES SOBRE EL QUERATOCOMO. El mismo Doctor presentó otro interesante tra- bajo titulado: CONSIDERACIONES SOBRE UN CASO DE ANEURISMA MÚLTIPLE DE LA ARTERIA RETINIANA. El Dr. Gómez Planos presentó en otra sesión un trabajo titulado: CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE UNA NUEVA RAZA DE INDIOS, aportando datos muy curiosos, así como fotografías muy interesantes de los obje- tos recogidos en sus excursiones científicas realiza- das por la región oriental de Cuba. El Dr. Gastón Alonso Cuadrado presentó un bien documentado trabajo titulado LA SUSTANCIA: MATE- RIAL Y LA HIPÓTESIS. 20 ANALES DE LA Nuestro ilustre Presidente, presentó las Notas NECROLÓGICAS de los Dres. Guillermo Benasach, Mi- guel Riva y Manuel Delfín, académico de número el primero y honorarios los dos últimos. En otra sesión el mismo Doctor presentó un tra- bajo titulado: EL CUIDADO DEL MURCIÉLAGO PARA COM- BATIR EL MOSQUITO, HUÉSPED INCÓMODO, PROPAGADOR DEL PALUDISMO, FIEBRE AMARILLA Y OTROS MALES. Los Dres. Manuel Martínez Domínguez, Angel Vieta, Manuel Ruíz Casabó, Susana Fortún, José A. Simpson, Manuel García Hernández, Jesús Nú- ñez Villamil, Félix Fernández, Juan Embiúl, Rita Fernández Valenzuela, José Alvarez Guanaga, José F. de Pazos, Saturmno Alvarez Gruanaga y Gastón Alonso Cuadrado, profesores todos del Laboratorio Nacional, presentaron los siguientes trabajos: DIAGNÓSTICO BACTERIOLÓGICO DE LA MENINGITIS CE- REBRO ESPINAL. | SOBRE LA TOXINA DIFTÉRICA. EXAMEN BACTERIOLÓGICO DE AGUAS. LA RABIA DESDE EL PUNTO DE VISTA DIAGNÓSTICO Y SA- NITARIO. SOBRE LAS. LECHES CONDENSADAS ÚLTIMAMENTE IM- PORTADAS. ANTITOXINAS DIFTÉRICA Y TETÁNICA. PURIFICACIÓN DE LAS AGUAS POR EL CLORO. CONSIDERACIONES SOBRE EL EXAMEN DE NODRIZAS. UTILIDAD DE LA VACUNA ANI-TÍFICA. CAUSAS DE TRASMISIÓN DE LA MALARIA A LOS SUBURBIOS DE La HABANA. | INVESTIGACIÓN DE LOS METALES TÓXICOS EN LOS ALI- MENTOS. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 21 El Dr. Luis Ortega en otra sesión dió lectura a un interesante trabajo titulado Hiro ErIDÉMICO, en el cual deseribió unos cuantos casos de esa enfermedad que tuvo oportunidad de asistir, durante la última epidemia gripal. De exprofeso he dejado de hablar hasta ahora de los trabajos presentados por el Dr. Juan Guteras. El primero fué una extensa y detallada conferencia, en la que dió cuenta a la Corporación de su VIAJE AL ÁFRICA en comisión científica, terminando por afirmar, después de hacer un minucioso relato de su viaje, que en el Africa, actualmente, no existe la fie- bre amarilla, pensando que esto debe ocurrir por ha- berla sufrido con anterioridad todos los habitantes de aquellas regiones. Los otros trabajos presentados no fueron menos interesantes y los realizó el Dr. Guiteras en colabo- ración con los Dres. Lebredo y Hoffmanm. Uno de ellos se titulaba: SOBRE EL LEPTOSPIRA ICTERO HEMO- RRÁGICO EN LA HABANA, cuyo germen pudo aislar en ratas recogidas en los mataderos de esta capital, y el otro: SOBRE DIAGNÓSTICO DE LA VIRUELA POR LA ESCARIFICACIÓN DE LA CÓRNEA DEL CONEJO, procedi- miento que une a su exactitud la ventaja de poderse utilizar por los profesores médicos que residan en poblaciones distantes a las capitales, sin necesidad de poseer mieroscopio, ni ningún otro aparato de Laboratorio. SESIONES DE GOBIERNO. En las sesiones de gobierno celebradas durante el año, los Dres. Alonso Betancourt, Aristides Agra- monte, Luis Felipe Rodríguez Molina, Manuel Ruíz ANALES DE LA Casabó, Carlos de la Torre, Felipe García Camizares y Federico Torralbas emitieron informes sobre dis- tintos asuntos solicitados por los Tribunales de Jus- ticia de la República, en causas criminales. También en Junta de Gobierno el Dr. Juan Sán- tos Fernández, emitió informe sobre los méritos del Profesor Félix E. Garzón de la República Argen- tina, que pretendía obtener el título de Académico Corresponsal. El Dr. Jorge Le-Roy emitió un informe sobre los méritos del Dr. Julio Arteaga que pretendía ocupar el puesto de Académico de Número, vacante por fa- llecimiento del Dr. Guillermo Benasach. El Dr. Federico Torralbas, presentó una moción en la que haciendo resaltar los merecimientos del Dr. Diego Tamayo y Figueredo, interesaba que la Academia celebrara en su honor una sesión extraor- dinaria, y que su retrato se colocara en el salón de actos de la Corporación, cuya moción fué aprobada por unanimidad. Por último los Dres. José P. Alacán, Domingo Hernando Segui y José Agustín Simpson emitieron informe sobre las memorias presentadas en opción al Premio del Presidente Gutiérrez. PREMIOS. Para este año la Academia tenía anunciados tres premios, el del Presidente Gutiérrez, el del benefac- tor Conde de Cañongo y el del Dr. Antonio de Grór- don. Solamente optando al primero se presentaron dos trabajos, los cuales venían ocultos bajo los le- mas “Francia, cuna de las ciencias””, uno, y ““Nihil novum sub sole””, el otro. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 23 La comisión nombrada por la Academia para su estudio, acordó, y la Academia en sesión de gobier- no aprobó ese informe, otorgar el premio al trabajo que lleva por lema “Nihil novum sub sole””, haciendo constar que el otro trabajo, aunque interesantísimo, no estaba dentro de la convocatoria. Dentro de bre- ves momentos podremos conocer el nombre del au- tor premiado, cuando se rasgue el sobre que lo oculta. Los otros dos premios, del Conde Cañongo y del Dr. Antonio de Górdon, quedaron desiertos. Respecto al movimiento ocurrido en el personal Académico, debo comunicar que en este año y en el presente mes se celebraron elecciones de la Junta de Gobierno, resultando elegidos para formarla, du- rante un período de dos años los señores siguientes: Presidente, Dr. J. Santos Fernández. Vice-presidente, Dr. José A. Presno y Bastiony. Secretario, Dr. Jorge Le-Roy y Cassá. Vice-secretario, Dr. Luis F. Rodríguez Molina. Bibliotecario, Dr. José Agustín Simpson. Tesorero, Dr. José P. Alacán. Conservador de los museos, Dr. Carlos de la Torre. La Academia ha seguido durante el año prestan- do su concurso al Gobierno cuantas veces lo ha soli- citado, ya para integrar tribunales de oposiciones, ya para ayudar a las distintas obras de mejoramien- to nacional, para las que se ha reclamado su co- operación. Igualmente que en años anteriores, ha facilitado los medios para que las sociedades científicas que se 24 ANALES DE LA albergan en su seno puedan proseguir su obra, así como ha contribuído a que el ATENEO, ACADEMIA DE ARTES Y LETRAS, EL TEATRO CUBANO, d, puedan des- envolver la obra de cultura patria que cada una de ellas desempeña. Un ejemplo de lo expuesto es la última exposición de pintura que acaba de celebrarse en estos salones, por iniciativa del SALÓN DE BELLAS ARTES, la que ha revestido un esplendor superior a la. de los años anteriores. Antes de terminar la presente memoria tengo que dar cuenta de una pérdida sensible, me refiero a la muerte del Dr. Manuel Delfín y Zamora, que fué académico de número muchos años, y últimamente lo era honorario. Los que conocimos íntimamente al Dr. Delfín tenemos que lamentar su eterna des- aparición, con la cual, los pobres, los desheredados de la fortuna, y sobre todo los niños, han perdido a un padre cariñoso, a un protector incansable. Los últimos años de su vida casi los había dedicado exclu- sivamente a ese apostolado, el que constituía su único pensamiento, su mayor alegría. En el acto de su sepelio el Dr. Diego Tamayo, su amigo inseparable, verdaderamente emocionado des- pidió el duelo con estas o parecidas palabras: **Cru- DADANOS, HA BAJADO A LA TUMBA UN BUEN CUBANO, UN APÓSTOL DEL BIEN Y DE LA CARIDAD. PROCUREMOS QUE SUS OBRAS NO DESAPAREZCAN, QUE PERDUREN, Y PROMETAMOS TODOS EN ESTE MOMENTO SOLEMNE, Y AN- TE ESTA TUMBA QUE GUARDA SUS RESTOS, COADYUVAR AL SOSTENIMIENTO DE SUS MERITÍSIMAS OBRAS DE CA- RIDAD. ?” La última vez que concurrió a la Academia el Dr. - Qt ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA E Delfín fué la noche del 13 de mayo de 1913, y esto co- mo una distinción al que habla, al cual dió la bien- venida en nombre de la Corporación, al hacer su tra- bajo de ingreso como académico de número. Des- canse en paz el bueno, caritativo y bondadoso amigo y académico, y que sus virtudes preclaras nos sirvan de guía en este siglo de ambiciones y egoísmos. He dicho. Mayo 19, 1921. 26 ANALES DE LA LOS SISTEMAS PENALES A LA LUZ DE LA MEDICINA CONTEMPORANEA POR EL DR. RAIMUNDO DE CASTRO Sesión solemne del 19 de mayo de 1921 Honorable Señor Secretario de Instrucción Pú- blica y Bellas Artes: Señor Presidente de la Academia: Señores Académicos: Señoras y Señores: e La ciencia de la justicia y la cien- cia de la naturaleza son una misma. Es necesario que la justicia llegue a ser una medicina regida por las cien- cias psicológicas. MICHELET. La benevolencia excesiva de nuestro ilustre Pre- sidente (1) en el seno de esta Corporación hacia el que tiene el honor de dirigiros la palabra, se ha ma- nifestado una vez más, ordenándome la confección de este discurso y la misión de trasmitírselo a Vds., sorprendiéndome además, puesto que no me creo po- seedor de las cualidades especiales que deben ador- nar al orador en discursos de esta índole, ya que sólo me considero en este recinto una abeja laboriosa que libando la miel en el campo de la investigación con- tribuye con sus demás componentes a la constitución de la ciencia, dejando para los otros más capacitados y adgrnados con el verbo luminoso de la oratoria la tarea de exteriorizar fuera de los muros de este edi- (1) Dr. Juan Santos Fernández. ty I ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA ficio las verdades aquí adquiridas y los principios deducidos de ellas y por nosotros sustentados, para que con la convicción maravillosa del arte de la pa- labra puedan en unos casos pintar toda la intensa labor que aquí realizamos, a pesar del medio que respiramos tan poco propicio para dedicarse a tra- bajos científicos, o en otros propagar entre profanos a nuestra ciencia ideas y hechos necesarios para la ilustración general que «convirtiéndose en necesidad hagan que los que tienen poder entre nosotros im- planten estas verdades para adelanto de nuestras instituciones y orgullo de nuestra patria. Ahora comprenderán Vds. por qué he hablado de benevolencia de nuestro querido Presidente para conmigo, ya que no me considero capacitado para este acto y además he usado la palabra orden porque un ruego de su parte, dado sus merecimientos entre nosotros, debe considerarse un mandato y, si esto no fuere bastante, he aceptado porque hay honores que no es posible rehusar. ¿Cómo negarse a ser el portavoz de esta docta Corporación el día en que ella viste sus más esplendorosas galas? al conmemorar la fecha solemne en que un grupo de cubanos ilus- tres presididos por el patricio don Nicolás José Gu- tiérrez, hace hoy 60 años, hiciera posible que la cien- cia dispersa en el país encontrara una orientación y un albergue donde impedir que se perdiera por falta de lazos de unión y de principios tan necesa- rios al progreso y que desde ella pudiera irradiarse a todos los ámbitos de la entonces colonia, tan nece- sitada de educación para sus hijos, todo el saber de sus hombres ilustres de ciencia para completar de este modo, pudiéramos decir, la última base del trí- pode hermoso, orgullo de nuestros antepasados y ve- 28 ANALES DE LA neración nuestra que constituyeron en aquel enton- ces la Real Universidad Literaria de la Habana, la Sociedad Económica de Amigos del País y esta Aca- demia, en cuyos senos se desarrollaron todos nues- tros progresos y con ellos nuestras aspiraciones, has- ta que unos y otros llegaron a considerar insuficien- tes los límites de una colonia para su expansión y nació el deseo y la ambición de libertad que años más tarde, por los designios. misteriosos de la suer- te, hizo que también un 19 de mayo cayera en Dos Rios, de cara al sol, el Apóstol y verbo de nuestra revolución redentora consagrando con sangre sus pa- labras de que “la República había de ser con todos y para todos?””; así, solemnizamos en esta casa desde ese día dos fechas patrias a cual más trascendenta- les por la significación que han tenido en el desen- volvimiento intelectual y político de nuestro país, y s1 por otro hado de la suerte quiso que un 20 de mayo señalara en el transcurso de los años la proclamación de nuestra Independencia y la toma de posesión del Presidente de la República, no ha de extrañaros, pues, que nos regocijemos en saludar en este día y desde aquí al nuevo gobernante que horas después va a asumir tan trascendental responsabilidad ante sus conciudadanos y esperar que como invocación des- de esta casa consagrada a la ciencia y al laborar continuo, ajeno en lo absoluto a todo lo que sea po- lítica, desearle que cual mahometano al penetrar en la Mezquita, que se despoja de sus babuchas para no mancillar el lugar, pueda, despojándose de sus vestimentas políticas consciente de sus deberes pa- trios y sin los apasionamientos ardorosos de la lu- cha comicial, pueda, repetimos, cuando suene en el reloj del tiempo la última campanada de este día y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 29 el alborear glorioso del mañana, recordar las bellas y sabias palabras de Martí y darse cuenta exacta que desde ese momento es el Presidente de todos los cu- banos, que las luchas de partido cesaron en este día sagrado de la patria, para bien de todos, gloria suya y estabilidad de nuestra nación. DIE Nihal novum sub sole. Sírvanos este viejo ada- gio latino de excusa a lo gastado de mi tema de esta noche: no esperéis revelaciones asombrosas de mi parte ni siquiera hechos viejos rejuvenecidos por el modo de expresarlo, ya que he comenzado por deciros que no he sido dotado por la naturaleza de las cualidades que tanto admiro en los que cultivan el arte del buen decir. Los jurisconsultos ilustrados de todas edades que aquí me escuchan conocen bien la materia de que os voy a hablar; para muchos de Vds., alejados de estos estudios, quizás no sea nada nuevo; pero me permitiréis que insista hoy sobre ello por su importancia y por mi deseo constante de di- fundir estas doctrinas que las creo tan necesarias e indispensables, dada la sinceridad de mis conviecio- nes sobre ellas y pensando que Napoleón no exage- raba demasiado cuando decía que la repetición es la única figura seria de la Retórica. Decía con ra- zón el ex Presidente de los Estados Unidos, Teo- doro Roosevelt: '“Todas las grandes verdades fun- damentales suenan como cosa ya sabida y por muy sabidas que sean es necesario repetirlas ahora y siempre.”? En las demostraciones científicas, el ra- zonamiento es de gran importancia, pero tiene muy poco valor en la génesis de nuestras creencias. Oreo 30 ANALES DE LA más, que las ideas no se imponen por su exactitud, sino cuando por el doble mecanismo de la repetición y del contagio llegan a dominar las regiones de lo inconsciente, donde se elaboran las causas genera- doras de nuestra conducta, como dice muy bien Gus- tavo Le Bon. Y, en fin, si por no compartir mis ideas en esta materia, ya que os parezcan demasiado avanzadas para el medio, no logro convenceros y arrastraros en el carro para mí de triunfo, de la razón que crea la ciencia y de la justicia nacida del sentimiento que conduce la historia, permítaseme al menos que, como una bella utopía, os saque por un momento de nuestra realidad dolorosa y os traslade a una humanidad grande, venturosa y magnánima que por lejana que esté no será menos realizable y si no de ilustración al menos os servirá de entrete- nimiento a vuestro espíritu, ya que el alma humana por dura que sea a veces en la realidad, goza pro- fundamente siempre en sus ocios con quiméricas bienaventuranzas. “Los sistemas penales a la luz. de la medicina contemporánea”, he aquí el tema que intento des- arrollar ante Vds., que si es seco y árido en su des- envolvimiento, es bello y trascendental en su fondo. Hasta hace un tiempo relativamente corto, nos ha venido dominando de un modo exclusivo lo mis- mo en la doctrina, en la legislación, que en la juris- prudencia práctica, el sistema penal que actualmen- te rige y se apellida clásico, palabra demasiado vaga y que nada dice con respecto al sistema que encierra y aunque científicamente ha perdido bastante terre- no en la esfera legislativa, por el contrario, su im- perio sigue manteniéndose, si bien se le han ido in- cluyendo ciertas instituciones e introduciéndole mo- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 31 dificaciones que contradicen esencialmente su espí- ritu y va minando su cohesión orgánica y, por lo tanto, destruyéndola. De tal modo es así, que ha he- cho exclamar a Larnaude, Profesor de la Facultad de Derecho de París: “el derecho criminal tradi- cional me parece asemejarse al casco de un barco viejo en que se van abriendo numerosas vías de agua que se multiplican y ensanchan más y más cada día, las cuales lo van sumergiendo poco a poco, no dejan- do ver de él sino algunos mástiles y cuerdas en es- pera de que el mar se lo trague definitivamente””, y sépase que esta autoridad era más bien un defensor que un adversario de él. He aquí sus líneas fun- damentales: los partidarios del derecho penal que nos rige admiten con respecto a él lo mismo que con respecto al derecho todo, la existencia de un orden absoluto de justicia superior al orden real de la vida y el cual debe servir de tipo y modelo a la conducta humana; los principios de este orden de justicia son inmutables, eternos, independientes de toda cireuns- tancia histórica o de lugar, por lo cual pueden cono- cerlo de un modo igual todos los hombres sin más que interrogar a su conciencia y a su razón, donde se acepta que estos principios están grabados de un modo indeleble. De este modo cada individuo por sí mismo sabe cuáles son las exigencias de orden _moral y jurídico absolutos, así como las preseripeio- nes y prohibiciones racionales del orden natural y podrá reconocer en su razón y en su conciencia qué actos son por su naturaleza lícitos y cuales ilícitos y estos últimos son, pues, los delitos de derecho na- tural. - Ahora bien, al legislador en cada Estado es a quien corresponde traducir todo esto en preceptos le- lo ANALES DE LA gales, en otras palabras, formar el Código Penal, esto es, un catálogo de los hechos que se han de re- vutar delitos y otro catálogo de penas que a los au- tores de los mismos pueden imponerse. El objeto de esto ha sido el evitar las extralimitaciones de jueces u otras autoridades, posibles como humanos, y por otra parte garantizar la libertad y los derechos per- sonales de los individuos, arbitrariedades posibles si se les dejara a ellos determinar lo que era delito y la forma y medida de su castigo. Por ello se ha llamado por algunos al Código Penal la Carta May- na del Criminal; los jueces en este sistema penal no tienen otra misión que la de aplicar este Código sin permitírseles apartarse de sus preceptos; de aquí el aforismo penal nullum crimen nulla pena sme lege que nuestro Código Penal vigente ha traducido en su artículo 20: “No será castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle establecida por ley anterior a su perpetración.”” Así es que podemos decir que en este sistema la voluntad humana (como si ésta fuera un hecho sim- ple y absoluto) es la única causa de todo acto puna- ble y, por lo tanto, el delito es para nuestro Código vigente la realización voluntaria y además de ordi- nario intencional (dolo) de algún hecho que por sí mismo es contrario al orden moral absoluto y al de- recho natural. Los actos involuntarios, salvo ex- cepciones, no son delitos. Además, según este siste- ma, los delitos deben ser castigados, pues así lo re- clama la justicia, una cierta, imprescindible exigen- cia de simetría moral que cada hombre siente dentro de sí mismo. Según este orden moral y jurídico, cada cual debe soportar y recibir las consecuencias buenas o malas de su acción. La invocación ineludi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 0) ble de la justicia es, pues, que el delincuente expíe su falta, sufriendo el mal de la pena que a veces sólo puede ser templada por la intervención gratuita de la misericordia, es decir, por el indulto o por la amnistía, poder el primero vinculado en el Jefe del Estado y la segunda en el Poder Legislativo. De aquí que la responsabilidad penal debe ser, según este sistema, un producto de la suma de otras dos responsabilidades: una interna, subjetiva (voluntad, culpabilidad moral), otra externa, material y ob- jetiva (daño producido y su cuantía). Pero las dos se consideran hasta donde es posible, como cosa se- parada e independiente del autor del delito. Lo cual quiere decir que lo que se castiga es el delito en sí mismo mirado como una entidad sustantiva; así que todos los que hayan ejecutado hechos materialmen- te iguales, con grado igual de voluntariedad (para estimar la cual sirven las llamadas cireunstancias eximentes, atenuantes y agravantes), serán igual- mente castigados aun cuando entre unos y otros in- dividuos haya diferencias personales importantes. De modo que en el sistema corriente de administrar justicia penal hoy, al delincuente se le relega a un segundo plano, el delito es lo importante y se casti- ga por tanto al hombre abstracto. Por lo cual es por lo que en el procedimiento penal actual no tra- tan nunca los tribunales sino de poner en claro el delito, la manera cómo se realizó (reconstruir el he- cho, como suelen decir), nunca tratan de informar- se de quién es, ni de lo que antes ha sido cada una de las personas que aparecen procesadas. La his- toria privativa, los antecedentes de cada uno de los reos, son cosas de que se prescinde en absoluto, si exceptuamos los antecedentes penales, únicos de los D4 ANALES DE LA que se hace caso para los efectos legales de la rein- cidencia y en algunos casos sobre su estado mental, para deducir en muchos de ellos bien diferente de lo que aceptamos los médicos de fisiología o patología mental. Conclusión de esto: que todos los indivi- duos en quienes afirmen los tribunales haber existido igual responsabilidad penal (moral y material al propio tiempo), son condenados a la misma pena y han de sufrirla de la misma manera, no importando las diferencias profundas desde el punto de vista orgánico, psíquico, moral y social que pueda existir entre unos individuos y otros. Qué difícil es, seño- ras y señores, el poder armonizar estos conceptos con nuestras ideas actuales sobre las acciones humanas y su manera de actuar al responder a las distintas manifestaciones del mundo exterior a nosotros de- ducidas de nuestros conocimientos modernos de psi- cología humana social y criminal. En nuestro sis- tema penal actual hay una imposibilidad teórica y práctica para determinar la responsabilidad penal de los individuos, teniéndonos que atender a dos ele- mentos tan heterogéneos como son la base misma so- bre que descansa primero la voluntariedad y segun- do el daño. Qué dificultades en las doctrinas para aclarar la tentativa, el delito frustrado, la codelin- cuencia, la complicidad, la reunión de delitos en un mismo sujeto, ete., y en la aplicación práctica en la formación de Códigos Penales, organización de los tribunales, forma de ejecución de las penas, ete.; pero todo esto muy interesante, no vamos a tocarlo aquí porque es propio para ser dilucidados por ¿ju- risconsultos y desde las tribunas de Derecho, que son los competentes para ello. Mas interesante es para nosotros el poner en evidencia lo inútil que ha ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 30 sido y sigue siendo este sistema para conseguir con él el beneficio social que de su empleo debía espe- rarse, es decir, la lucha eficaz contra la delincuencia y su disminución; así como hacer resaltar la imjusti- cia, la falta de equidad con que se trata en él en nombre de la ley al delicuente, ya que somos médi- ecos y, como tales, defensores de la vida humana en todas sus manifestaciones. No se nos diga que la pena no tiene ni puede tener fin alguno más que el de satisfacer las exigencias de la justicia, no impor- tando el que produzca resultado útil para el orden social, más aun, que lo produzca perjudicial (Fiat vustitia et pareat mundus), como sostienen los par- tidarios de la teoría penal absoluta; después de to- do, los más lógicos entre los penalistas que comulgan en ese orden de ideas, pero también los más equivo- cados, a nuestro juicio, ya que se separan del criterio utilitario, puesto que vemos que la mayoría de los defensores de este sistema penal se denominan a sí mismos eclécticos y alejándose del grupo anterior defienden las teorías penales relativas y para ellos, por lo tanto, la pena debe ser, sin duda alguna, ¿jus- ta, pero justa en cuanto sea necesario para la eje- cución de algún fin de conveniencia social, y este fin sabemos' que es siempre la conservación del orden y este orden puede y debe conseguirse por la intimi- dación y el ejemplo, o por mejoramiento del reo, o por un procedimiento mixto y mantienen éstos que en el momento en que la pena deje de ser necesaria deja de ser justa y en su eclecticismo llegan algunos a decir que la pena debe tener ante todo y sobre todo un carácter retributivo y expiatorio, y ésta es su justicia. Y de donde debe tomarse el eriterio para su medida. | 06 ANALES DE LA Las penas actuales en armonía con estos prinel- pios no han servido para la conservación del orden social y sobre todo para la disminución de la delin- cuencia. Elmedio único que se hace por este sistema para contrarrestar la delincuencia es la pena, es de- cir, el mal proporcionado al delito que se impone al autor del mismo, y esta pena ha resultado ineficaz para impedir la comisión del delito futuro. Ya han advertido muchos observadores en diferentes épo- cas de la historia que el excesivo rigor penal en las sociedades modernas que presumen de civilizadas no ha servido jamás para disminuir la delincuencia, por el contrario, si por un momento ha parecido conte- nerla porque se apodera de la gente el terror y el sobrecogimiento, muy pronto volvemos a la situación anterior agravada, y es comprensible, la dureza trae siempre la dureza, el que vive en un medio brutal y opresivo donde sólo reina la violencia, es lógico que a su vez se haga él violento aunque no lo fuera, ya que la violencia y el derramamiento de sangre pu- diéramos decir que es contagioso, y estas tendencias brutales de rigor excesivo hacen estallar las tenden- cias agresivas justamente de aquellos que menos sa- hen reprimirse y de los más impulsivos, sin que si- quiera tengan el aplauso de los seres superiores de esa sociedad, ya que protestan de la injusticia conti- nua que trae este sistema, y que se les obliga a pre- senciar uno y otro día. $Si este medio puede ser to- lerado cuando peligra el orden social vigente y sólo por un instante para dar tiempo a implantar otros más humanos, más propiamente civilizados y que nos conduzcan por tanto al ideal supremo de perfeccio- namiento, es inútil, ineficaz, intolerable como siste- ma definitivo. Entre las penas de este sistema, la de muerte, que es la más grave como es natural, no ha dado el resultado que de ella se esperaba; su eficacia está basada, según sus defensores, en la intimidación o en la sustracción a la sociedad del peligro perso- nal y hereditario de un ser absolutamente incorregl- ble; pues bien, como intimidación, aun adornada de elertas torturas que se usaban en tiempos remotos, no puede sostenerse en términos generales que ha servido para disminuir la aelincuencia, si compara- mos serenamente las estadísticas, no del momento, sino en el transcurso del tiempo, entre los países que la han abolido y los que todavía la mantienen, y en muchas de ellas podemos ver que los criminales con- denados a muerte habían presenciado no una, sino varias ejecuciones capitales; y a la luz de nuestras concepciones actuales no es en absoluto posible la defensa de la tesis que la sociedad no tiene por qué sostener los emolumentos de su reclusión en cual- quier clase de establecimiento apropiado para estos casos. La mayoría de nuestros presidios y cárceles actuales en nuestro mundo civilizado no responden a nuestras ideas médicas actuales, en las cuales la promiscuidad de los distintos delincuentes hace que un criminal de ocasión se convierta a veces en un eriminal empedernido, no teniendo medios de mejo- rar sus condiciones morales más que con individuos mucho peores que él y prestándole en algunos luga- res poca o ninguna importancia a su perfecciona- miento, no ya moral, sino ni siquiera educativo y cultural, y no se-nos niegue que cuando esto se hace para honor y orgullo del jefe del establecimiento, es mixtificando ya la base fundamental del sistema, y no hablemos de las reclusiones en una celda abso- lutamente aislados, sin trato ni comunicación algu- 38 ANALES DE LA na, tan contrario a los instintos sociales del hombre, y pensando como médicos nos convenceremos de que un cerebro humano en estas condiciones aunque fue- ra normal no subsistirá mucho tiempo indemne, y de las deportaciónes a lugares insalubres e inhabi- tables no merecen siquiera la consideración de unas cuantas palabras en boca de un médico del siglo XX. Los asilos correccionales cuando son tales y que ya empiezan a esparetrse por el mundo, son otra inyec- ción artificial al sistema careomido que el horror a lo nuevo nos hace sostener sin base alguna ya. Uno de los puntos más frágiles del sistema penal actual es querer solucionar uniformemente todos los casos, cuando el factor principal debe ser, a nuestro modo de ver, la persona de cada reo, y si no hay dos enteramente iguales, ¿cómo tratar de implantar la misma solución? Estrictamente hablando, cada ca- so concreto debe tener su propia solución, y ya que esto en absoluto sería difícil hoy, hagamos algo por lo menos para cada grupo general de delincuentes. Siguiendo a sus propios sostenedores hemos acepta- do que la base principal del sistema actual es la in- timidación, podemos decir justamente que los que más temen la justicia penal son los hombres honra- dos, que les repugna perjudicar a sus semejantes; para ellos, pues, es inútil las penas con que se les quiere amenazar, inútil también resulta la intimida- ción penal para esos otros individuos que no realizan ciertos delitos por temor a la desestimación pública, a los juicios de la prensa, ete.: el médico, por ejem- plo, que teme perder su clientela. ¿Tendrá algún valor la amenaza penal para ese otro grupo de per- sonas cuyo delito obedece a causas morbosas? (obse- siones, raptos de epilepsia, exaltaciones nerviosas, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3 impulsivos, celosos, vengativos), así como para los eriminales natos, algunos de estos individuos que discurren en cierto momento con calma pudieran temerle a la pena, pero discurriendo como delincuen- tes, que es como discurren en el momento de delin- quir, si es que discurrir podemos llamar su activi- dad psíquica en aquellos instantes, comprendemos no se preocupen y desprecien en aquel momento el honor, el nombre, las condiciones sociales, el temor a la pena, ete., por la satisfacción del impulso que los domina, es decir, para descarga exterior de la fuer- za de que se sienten saturados. Para que la amena- za penal sirviera para estos delincuentes precisaría que ellos pudieran prever y caleular las consecuen- cias de sus actos, pero la ofuscación en unos, la cor- tedad de alcance en otros y la evolución psicológica de ovros que los lleva a la esperanza del éxito y no al temor de la pena, y con respecto a los delincuen- tes habituales y profesionales consideran la pena como un riesgo inherente al oficio. A nadie quizás le cause mayor' temor la pena que al hombre canalla de que nos habla Benedikt, que tanto abunda y que es aquel que sabe satisfacer su egoísmo a costa de sus semejantes, sin dejar de ser un hombre oficral- mente honrado, no conoce eserúpulos de ninguna clase, no tiene freno, pero no es posible cogerle en las redes del Código Penal, ya que siempre bordean- do sus linderos sabe eseurrirse con gran habilidad, utilizando su ingenio, su inteligencia, su astucia, su actividad o su posición social, pero no franqueando las barreras del Código Penal no pueden ser pena- dos, y sin embargo no dejan de ser delincuentes; y el semicanalla, que se parece al anterior moralmen- te, carece de autoinhibición, lo que se llama corrien- 40 ANALES DE LA temente sin energía y carácter y que se deja arras- trar por los perversos. Si después de todo esto queremos suponer que las penas tengan la eficacia que se les atribuye como remedio criminal, esta eficacia se ha aminorado y se va aminorando cada vez más por las ideas rel- nantes, bien sea desde el punto de vista puramente científico o práctico. Pues podemos observar que desde los tiempos de Beccaria, en los albores de la revolución francesa, se viene dulcificando la pena co- mo un hecho constante e ininterrumpido. Basándo- se en el hecho de que la justicia debe ir siempre acompañada de humanidad en la imposición de las penas y guardando todos los miramientos hacia el delincuente, ya que es un individuo respetable como cualquier otro ciudadano y que ha inspirado todos los Códigos y Leyes penales de los distintos países, desde el francés de 1791 hasta los más relativamente modernos, con él se abolieron todas las formas crue- les de la penalidad, descuartizamiento, hogueras, mutilaciones, ete.; las penas infamantes, muerte cl- vil, picota y exhibiciones deshonrosas, procesamien- to del cadáver, infamación de la memoria del difun- to y de sus descendientes. De estas penas brutales no quedan más que la pena de muerte, la reclusión en calabozos incompatibles con la vida humana v las deportaciones a lugares insalubres e inhabilita- bles, y aun éstas están abolidas en muchos países y en las que existen no se aplica más que a un número cada día más exiguo. Hoy, en términos generales, podemos decir que sólo han quedado dos clases de penas, unas pecuniarias y otras de cárcel, y la du- ración de estas penas de cárcel va siendo cada día más corta, debido, en primer lugar, a las modifica- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Sl ciones nuevas que se introducen en los Códigos fal- tando a su base, en segundo lugar, a los prineipios de indulgencia y humanidad de los tribunales actuales, en tercer lugar, a las condenas llamadas condicional y liberación condicional, otra inyección adicional al sistema, en cuarto lugar, a la frecuencia verdadera- mente extraordinaria con que se conceden en todas partes indultos y amnistías, debido en muchos casos a la falta de armonía entre nuestras ideas actuales y esos Códigos, y todo esto hace ineficaz el sistema lo mismo desde el punto de vista de la intimidación que de la corrección que se busca, y si agregamos que las prisiones modernas son a veces verdaderos hote- les confortables e higiénicos, podemos asegurar que se ha perdido por completo el miedo, que la base de este sistema trató de infundir por medio del apa- rato escénico de jueces y tribunales adustos y seve- ros, como antesala a la muerte o mazmorras incom- patibles con la vida humana, bien sea desde el pun- to de vista físico, intelectual o moral. Creemos, pues, poder concluir de lo que acaba- mos de exponer que el sistema penal corriente hoy en el mundo es un fracaso que se demuestra: 1*, por las estadísticas de cualquier país, incluso el nuestro, en que se ve el aumento de los delitos y las reinei- dencias; 2%, porque el sistema en vez de prevenir los delitos es fuente de ellos. Ni imtimida, pues, ni Me- JOYa. Dice el Profesor húngaro Dr. Reichard: “Un magistrado eminente asegura que en el curso de su larga carrera judicial ha intervenido en la condena de muchos miles de delincuentes, pero que no se atre- verá a decir que ninguno de éstos se haya mejorado por la pena.?? Todos, pues, confiesan el fracaso, 42 ANALES DE LA unos pidiendo una reforma completa, otros, tímidos, queriendo inyectar vida a un cadáver, y otros más retrógados lamentándose de que no se vuelva al ri- gor de ojo por ojo, diente por diente. ¿ Cué hacer ante esa situación? Fácil es para los humanos criticar, destruir, pero qué difícil se hace a veces reedificar o edificar de nuevo; mas es una obligación ineludible y vamos a bosquejar lo que de- bemos al menos intentar. Dice muy bien César Jua- rros que la humanidad civilizada atraviesa en la actualidad una oscura y desconcertante erisis moral y no es debido más que al desacuerdo entre las ne- cesidades del actual grado de la evolución mental de la humanidad y la moral al uso, y este cambio espi- ritual tiene que repercutir sobre el Derecho Penal, que no puede seguir siendo una ciencia esquemática artificial fundada y desarrollada por unos señores teorizantes, ignorantes de los fundamentos de la Bio- logía, queriendo encauzar los instintos y las pasio- nes de un ser a quien sólo han estudiado desde un punto de vista metafísico y surge una ley que han de acatar todos por igual, linfáticos, nerviosos, san- guíneos, hombres, mujeres, niños, adolescentes, adul- tos, ancianos; no podrá, pues, sorprendernos que en un porvenir no lejano las raíces del Derecho Penal serán la Psicología y la Psiquiatría y un poco más, y el Derecho Penal acabará por ser una rama de las ciencias médicas. Por las investigaciones y los estudios compara- tivos las ciencias han avanzado de un modo más ra- cional a nuestra mente, fundándose en los principios del naturalismo causal, de modo que nosotros conce- bimos hoy que todo lo que acontece en el Universo de order físico y moral son fenómenos que tienen su ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45 causa. Por lo que se refiere en el orden moral, a los actos humanos que se consideraban antes como pro- ductores independientes, hijos. nada más que del pu- ro árbitro de los individuos, los consideramos hoy co- mo el resultado de una infinidad de pequeños actos psíquicos de orden hereditario y personal derivados de nuestros conocimientos de biología, psicología ex- perimental, antropología y sociología en sus diferen- tes ramas. Sentado esto, es imposible que continue- mos con las. concepciones penales actuales que por tan largo espacio de tiempo han reinado en nuestra inteligencia y que esto mismo dificulta su cambio. ¡Cuánto cuesta abandonar ideas, costumbres, institu- ciones seculares! Y los espíritus rehacios se oponen por la sola razón de ser un método nuevo, y los eclée- ticos, queriendo inyectar lo nuevo en lo antiguo, sin ver que son concepciones tan diametralmente opues- tas que no resultaría sino un amasijo de contradie- clones e incongruencias; ya asoman las nuevas ideas inspiradas en un espíritu preventivo y profiláctico contrario a la idea castigo. 4 Si vamos a erear un sistema penal en relación con las ideas modernas de orden fisiológico y sociológico derivadas del naturalismo causal, no podemos menos que considerar como la base de este sistema al de- lincuente y no al delito, y al primero considerarlo como un individuo débil de cuerpo y de espíritu ode ambas cosas y, por lo tanto, necesitado de nuestra ayuda para fortalecerlo. Para ser prácticos no to- maremos esto desde un punto de vista abstracto y entrar en disquisiciones si hay o no delincuentes ab- solutos, es decir, por su propia naturaleza, con inde- pendencia de toda circunstancia de lugar y tiempo, pues no es ésta la ocasión de discutir esto. Así los + ANALES DE LA tenidos por delincuentes en un medio social dado, se consideran héroes dignos de admiración en otros. De modo que tomado un delincuente en un medio social dado, por ir contra la existencia de tal medio o contra la mayoría o contra los que mandan, que de- terminan las condiciones morales y jurídicas de tal orden social, que se concebirá que puedan ser así tomados el violento y agresivo, el dulce que se nte- ga a pelear contra un enemigo nacional, el guerrero, el filántropo, el pródigo, el ladrón, el desprendido, ete. ¿Qué hacer con ellos? Hay dos caminos: 1”, destruirlos; 2, convertirlos en medio beneficioso pa- ra aquel orden social. Lo primero no sería justicie- ro, ni humano, ni práctico, ya que ello sería contra- rio a las ideas que venimos sustentando; ellos no son lo que han querido y sus actos para algunos de ellos son honrados; y poco práctico, porque suprimidos ellos serían reemplazados por otros semejantes, ya que no habían desaparecido las causas permanentes de que ellos son resultado. Su utilización ha sido preconizada por Lombroso, Ferri y otros, y ya em- pezada a ensayar en Inglaterra, Bélgica, Holanda, Francia, Austria, Alemania y algunos Estados de la Unión Americana, entre ellos el reformatorio de 1l- mira. Medios que podemos emplear son bien diver- sos: intimidación, coacción psíquica, prevención es- petial o de corrección y procedimientos higiénicos, fisiológicos, gimnásticos, dietéticos, pedagógicos, de patronato, ete.; esta es la ayuda que aunque intere- sada, caritativa, estamos obligados a prestar a estos seres desgraciados. Por tanto, la administración de justicia penal inteligente y moderna debe ser fun- ción de saneamiento, de higienización, de profilaxia social y en casos necesarios de terapéutica. Así, el ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45 papel que hoy desempeñan nuestros magistrados de lo criminal será sustituído por el de una clase es- pecial de médicos higienistas. Ya lo ha dicho en un trabajo notable presentado a esta Academia nues- tro distinguido amigo y competente médico legista el Dr. Carlos Piñeiro: “*El problema de la responsabi- lidad eriminal no es un problema de derecho, sino un problema de psiquiatría; y no son tribunales de abogados, sino de médicos los que pueden resolverlo en cada caso.?” Y, por lo tanto, el juez severo, adus- to y temible tiene que desaparecer para ceder su lugar al médico cariñoso y entendido y, por lo tanto, indulgente, médico a la vez del cuerpo y del alma, que se ocupará únicamente en ayudar al caído, apat- tando de su alrededor las causas que podrían ocasio- nar nuevas caídas y fortalecerlo de alma y cuerpo para resistir la lucha por la existencia, conserván- dose en el camino recto. Dependerá el éxito de la misión de estos funcionarios como la del médico in- dividual del diagnóstico, el pronóstico y el trata- miento de cada sujeto. Sin conocer exactamente el estado del individuo cuya salud física o moral juz- gamos anormal y sin el conocimiento de las causas que han traído ese estado es imposible hacer un pro- nóstico, y sin este conocimiento y el de la eficacia que el empleo de algunas fuerzas naturales podría neu- tralizar estas causas productoras del mal, no sería posible trazar un plan de curación o mejora razo- nable, y el médico que se encuentre en ese caso an- daría a ciegas, sin poder hacer su diagnóstico y sin poder contrarrestar la etiología e imponer, por lo tanto, el plan necesario de higiene y terapéutica; éste es, pues, el caso en que se encuentran los jueces actuales, frente a un criminal de quien no conocen 46 ANALES DE LA ni sus inclinaciones ni sus costumbres, ni su vida anterior, ni su temperamento, ni su funcionalismo orgánico y los propósitos de su conducta futura y, por lo tanto, ignorando el camino que convendrá se- guir con él para hacerlo un individuo socialmente útil, resultará un médico completamente empírico, actuando en las condiciones que actuaban los médi- cos que ejercían la medicina en la época del empi- rismo y por eso vemos que un juez con tasarle a ca- da reo de un modo enteramente empírico, mecánico y rutinario; los años, los meses o los días que la ley manda y enviarlo luego con una etiqueta a los fun- cionarios de la administración penitenciaria para que éstos le retengan en la cárcel o en el presidio el tiempo que la etiqueta dice y no más ni menos, han hecho lo bastante, han cumplido con su deber, y di- gan si esto no es dar palo de ciego y de aquí que la única cultura que se exige hoy de un magistrado de lo criminal es que conozca bien el Código Penal y las Leyes de Procedimiento Criminal vigentes, no preocupándoles nada más, difícil papel para el gran número de nuestros magistrados que poseen una ma- yor cultura, la lucha que sostendrá su conciencia te- niéndose que ceñir a este Código estrecho y anticua- rio. Así, a los funcionarios de lo Criminal que vis- lumbramos para lo porvenir se les exigirá una cul- tura distinta, mucho más generalizada y quizás jus- tamente lo que deban poseer menos es cultura legal, para evitar el peligro tan frecuente hoy en muchos criminalistas que acostumbrados a mirar estos asun- tos bajo su aspecto legal con los espejuelos de la ley, tienen frecuentemente reformada por este influjo su personalidad como hombres y padecen una especie de daltonismo para ver las cosas tal y como son. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA +7 Del mismo modo que vemos la necesidad de los co- nocimientos enciclopédicos del médico individualis- ta, se hacen necesarios para los magistrados de lo eriminal en lo porvenir, como dice el Profesor aus- triaco Gross, esta enciclopedia debe encerrar mate- riales científicos, artísticos e industriales, y si no véase como aun hoy en los juicios cada día más se solicitan los conocimientos periciales, con el contra- sentido de que el juez está en libertad de aceptar o no el juicio pericial. No quiere decir esto que se pida que sea un ser omnisciente y que, por lo tanto, de no serlo, se cruce de brazos, si éste fuera el caso, ni el médico, ni el educador ni nadie podría dar un paso, pues todos nos consideraríamos que no sabía- mos lo suficiente, lo que se pide, pues, es que conozca lo más posible de todas las disciplinas hoy conocidas y cultivadas; pero, sobre todo, que no deseconozca aquellas ciencias que estudian al hombre y a la so- ciedad, es decir, la antropología, la psicología, la me- dicina y la sociología y especialmente aquellas que estudian al hombre y a la sociedad desde el punto de vista criminológico como son la antropología crimi- nal, la psicología criminal y la sociología criminal, es decir, algo mucho más amplio y distinto de lo que se exige hoy a nuestros abogados, ya que deben ser dos carreras distintas la del abogado y la del magis- trado de lo criminal. Debemos considerar la responsabilidad como co- lectiva, ya que el delito lo estimamos como un fenó- meno social y no pensemos en una responsabilidad personal e individual. Por el contrario, debemos individualizar la pena, la medicina desde tiempo muy remoto ha sentado el aforismo que ya pasa en ella. por indiscutible “no tratamos enfermedades, sino 45 ANALES DE LA enfermos”” y esto debemos llevarlo a la medicina so- cial que preconizamos, ya que lo que queremos hoy es curar, reformar delincuentes, no castigar delitos, y conocer la diátesis es a veces más interesante para el médico y su éxito que la enfermedad que al pre- sente padezca el enfermo. Recordemos que la indi- vidualidad de una persona, sea o no delincuente, está formada por todo lo que ella es, resultado en gran parte de lo que ha sido y, por lo tanto, la necesidad de conocer todo lo que ha sido durante toda su vida, y aun el de la vida de sus progenitores, si es que se quiere desempeñar a conciencia la misión. Así, por ejemplo, la intención en el concepto penal moderno sirve más bien para el pronóstico que para calificar el delito. Ahora bien, para el éxito de este sistema después que hayamos formado del modo antes dicho a ese magistrado de lo eriminal, o médico social, como que- rramos llamarlo, tenemos que dejarlo entregado a su arbitrio discrecional, ya que, si no, flaquearía todo el sistema; es como si a los médicos individuales ac- tuales quisiéramos coartarles su libertad de acción, obligándoles a curar de determinada manera señalada en un libro especial y no dejándoles usar su raciocl- nio. Al médico individual no se le pide hoy más, y con razón, que capacidad intelectual, cultura cien- tífica, gustó para ejercitar la profesión, cariño a ella, simpatía por el dolor ajeno y deseos ardientes de evitarlo y suprimirlo; mientras mayores cualidades de ésta reuna un individuo, mejor médico será y tras él irán las personas sensatas, nos entregaremos a él, a su discreción, a su sabiduría y a su bondad, sin sospechar que pueda hacer uso de sus facultades para el mal, y por esta razón y esta confianza le de- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 49 jamos libre su acción y le dejan también libre las leyes y las autoridades; éste es, pues, el caso del ma- eistrado futuro de lo criminal. De este modo se re- suelven las dificultades que hoy se presentan con aquellos delincuentes afortunados y astutos como les llama Ferriani, que saben evadir las redes del Códi- go Penal, resolver la penalidad del delito frustrado y de la tentativa del delito, y la situación del cóm- plice y del encubridor. - Ha dicho muy bien Gustavo Le-Bon en su Psi- cología política y defensa social, que las Leyes y los Códigos, por modernos que sean, siempre están atra- sados para la época, puesto que para que sean útiles, lógicos: y aceptables tienen que haber seguido el trá- mite natural, primero de la costumbre y después la sanción por el uso, puesto que siempre será un con- trasentido sin éxito el querer legislar para querer con esta legislación modificar las costumbres de un pueblo, y que lo único que salva a estos Uódigos y a estas leyes de procedimiento es la jurisprudencia, puesto que ésta, mientras más luminosa es, más lo adaptará a las circunstancias del momento y esto se explica perfectamente porque la evolución de un pueblo, aunque lenta, es siempre más rápida que la de sus Leyes y Códigos. No quiere esto decir que nosotros pidamos que los Códigos Penales y las Le- yes de Procedimiento criminal tengan que desapa- recer; lo que pedimos es que sean amplios, de térmi- nos generales y que sirvan más bien como normas directivas, al modo como los médicos, los pedagogos, los moralistas, toman los preceptos y enseñanzas doe- trinales de los libros apropiados para mejor dirigir a los hombres y trazarles planes de conducta, es de- cir, que vayan perdiendo más y más cada día su ca- 50 ANALES DE LA rácter estrictamente obligatorio, alejándonos más de la letra escrita e inspirándonos en el espíritu de la ley, para que a medida que nuestra evolución social eivilizadora vaya progresando, llegar en esta materia a alcanzar las palabras de Mr. Asquith en el Parla- mento inglés cuando dijo que “la bondad más gran- de de la Constitución inglesa consiste en que no ha sido escrita nunca?”. No solamente en el cerebro de los penalistas ac- tuales, hechos y amoldados al sistema vigente, sino para la mayoría de las personas entendidas y que de estas cuestiones se ocupan, han de parecer en prin- cipio o en teoría todo esto que acabamos de expresar, como dice muy bien el Profesor Dorado, '“muy bello pero utópico””, pero quizás sea debido más que a otra cosa a que nuestra mentalidad tal y como se halla organizada en relación con esas ideas no le cabe con- cebirla, puesto que queremos conciliar este sistema nuevo en absoluto y equidistante con el actual y pien- san con razón que estos magistrados de lo criminal, del futuro, o médicos sociales serían un peligro pa- ra la libertad y los demás derechos de los individuos -que tanto trabajo nos ha costado conquistar y que hoy precisamente nos garantizan esa Constitución, esos Códigos y esas Leyes. Mas opinamos, como el Profesor Dorado, que si lo vemos así, es porque nos pintamos en nuestra mente a esos futuros magistrados como los jueces ae- tuales puestos para castigar, y como este castigo, véa- se como se quiera ver, es un mal para los conciuda- danos, ha sido necesario rodear a estos individuos de trabas legales para que hagan el menor mal posible y es porque estamos habituados, como dice Garófalo, a concebir que la ciencia de los delitos no es más que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA nl una rama de la ciencia del derecho; desde tiempos remotos se ha dado a la penalidad un carácter ju- rídico; los abogados son los competentes para hacer y aplicar las leyes penales; un mismo orden de fun- cionarios juzga en materia civil y penal; las salas de Audiencia ofrecen aproximadamente el mismo as- pecto: magistrados revestidos de togas toman asiento bajo un dosel, abogados informan, un secretario es- eribe, y sin embargo, quien pasa de una sala a otra imbuído con las ideas modernas de antropología, psi- cología y sociología, siente la impresión del hombre a quien de repente se haya cambiado el ambiente en que respira, advierte que la relación entre ambos jui- cios, civil y criminal, es vana y ficticia y que una distancia inconmensurable separa moralmente aque- llas dos salas de Audiencia que están en el mismo edificio y a pocos pasos una de otra, y es que los ju- risconsultos se han hecho dueños absolutos de la cien- cia penal; nadie se ha opuesto, nadie osa discutirles su lugar, y en tanto, con todos nuestros conocimientos actuales preguntémonos ¿qué es el fenómeno de la eriminalidad para el jurisconsulto? Nada, no cono- ce la palabra; no se ocupa del fenómeno social ni de sus causas naturales, y con honrosas excepciones que siempre las hay, estos conocimientos son un lu- jo, no ve en el delincuente al hombre anormal que hace necesariamente lo que ningún otro podría ha- cer; el delincuente es para él un hombre semejante a los demás para quien es tan posible hacer el mal como el bien; en una palabra, el jurisconsulto estu- dia el delito como un hecho presente, no mira al pa- sado ni al futuro y su obsesión única es determinar los caracteres que constituyen los diversos delitos, y dar a cada entidad criminal una cantidad propot- 52 ANALES DE LA cional dle pena jurídica. Otro hecho que nos impide concebir el sistema penal positivo moderno, es el 'arácter de lucha permanente a que estamos habi- tuados que sea el juicio de los culpables, es decir, un procedimiento contradictorio, ya que lo que se busca es el castigo, y resulta un verdadero combate entre dos partes, de un lado el juez instructor y el minis- terio público, y del otro el procesado o los procesados y sus defensores, y convertidos los procesos crimi- nales en un duelo oratorio de astucia e intriga en que suele vencer el más hábil y no la justicia; por lo tan- to, esto será abolido también el día que administrar Justicia a la luz del derecho penal moderno signi- fique hacer un bien a quien lo necesite, y al mismo tiempo a la sociedad de que forma parte este indi- viduo peligroso, y así, siendo los intereses de éste los mismos que los del grupo social respectivo, está fue- ra de lugar toda lucha y toda batalla, y entonces los que intervengan en los juicios serán todos auxiliares del magistrado que, como el médico individualista, tendrá sus ayudantes y celebrará junta con otros pa- ra beneficio del paciente y de su familia, que en este caso serán el delincuente y la sociedad en que vive y no será, por tanto, temido ni peligroso, como no lo es hoy el médico, el alienista, el confesor, ni el educador; si hubiera abusos habría medios de corre- girlos como los hay hoy para los que se extralimitan en el ejercicio de las profesiones antes mencionadas. Con el establecimiento de este sistema penal vería- mos en el mañana surgir el fenómeno, que hoy nos resistimos a ereer y personas serias estiman como ridículo, de que el delincuente, destruída la barrer: infranqueable nacida del recelo y la desconfianza entre el juez y el reo, vaya en muchos casos por sí ¡Y ¡o z ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA mismo a pedir auxilio a los órganos de esa justicia, ya que sus representantes, médicos de las desgracias sociales, proporcionarán trabajo al que no lo tiene, educación al que lo necesita, alivio a la miseria, de- tendrán al codicioso, curarán al bebedor, lavarán al desaseado, aislarán al perverso, fortalecerán al dé- bil, levantarán al caído, en una palabra, harán al nocivo útil para la sociedad en que vive, y alslando al perverso incurable para protección de esa misma sociedad y en el molde cuya justicia no cabrán por innecesarios e incomprensibles, ni el perdón ni el indulto, ni la amnistía, ya que las sentencias en ese futuro jamás serán firmes, indiscutibles e inapela- bles, sino que se irán modificando a medida de la necesidad individual de cada delincuente. Comen- zamos a ver algo práctico de ello cuando ya hoy aceptan todos que los delincuentes menores de edad no deben ser jamás castigados, se les debe siempre proteger, ¿y qué son los delincuentes todos sino me- nores de edad? Lo que caracteriza a nuestro mun- do es la evolución continua y progresiva, puesto que sl a veces hechos que solemos considerar como catás- trofes, parecen detenerlos, su estudio a posteriori nos demuestra que aquello era necesario para la mis- ma evolución, de modo que no dudamos que en un futuro hoy desgraciadamente bastante lejano, poda- mos llegar a la aspiración que fué la del Profesor Do- rado, de que debía desaparecer toda nuestra armazón judicial, de jueces, magistrados, fiscales, abogados, acusadores y defensores, tribunales de mayor y me- nor categoría y aun de policías en el sentido en que hoy lo concebimos para el derecho penal y dejar su lugar a médicos sociales que ejercieran libremente del mismo modo que hoy lo hacen los médicos indi- 94 ANALES DE LA . viduales, los ministros de las religiones o los maes- tros encargados de la educación de la juventud, sin más trabas que su propia conciencia y el respeto de las leyes generales en que están incluídos los deberes, los derechos y las responsabilidades de todo profe- sional Mas nosotros creemos sinceramente que nues- tra humanidad actual no ha llegado todavía al grado superior de civilización requerido para esta bellísi- ma concepción del Profesor Dorado, pero que sí es- tamos obligados a evolucionar dentro de esas ideas y, por lo tanto, recomendamos una vez más, como lo hicimos en un trabajo que presentamos a esta Acade- mia sobre la responsabilidad eriminal, que implan- temos las ideas de Saporito (de Aversa) cuando pi- de para una buena defensa social las siguientes ins- tituciones y un Código apropiado: 1*, cárceles judi- ciales. Estas serían verdaderas clínicas eriminoló- eicas a las cuales se llevaría todo delincuente o indivi- duo que sin haber sido reconocido como tal se des- cubrieran en él signos de cualquier naturaleza anor- mal, con respecto a sus semejantes en la sociedad en que viven, y allí, contando con funcionarios espe- clalistas en esas materias, se haría de él una verda- dera clasificación o selección y, encontrado anormal, se le enviaría, según sus condiciones, a una de estas otras instituciones: 2” Asilo para alienados comunes (función hospitalaria y curativa); 3” Penitenciaría (educación y corrección de los corregibles); 4? Ma- nicomio criminal (curación y seguridad para los pe- ligrosos); 5” Asilo de seguridad (anormales, consti- tucionales, incorregibles); 6% Reformatorios para menores. Además, para la buena finalidad protee- tora y defensiva de la sociedad y en beneficio de los mismos anormales, debe haber cambio recíproco en- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 55 tre los inquilinos respectivos de estas instituciones a medida de las necesidades. Demás está decir que cada una de estas instituciones, como hemos dicho de la primera, debe tener funcionarios completamen- te capacitados para la misión encomendada a cada uno de ellos y que deben estar a la altura de sus ne- cesidades para evitar que suceda, como suele suce- der hoy, que algunas llevando el nombre de estas 1ns- _tituciones que acabamos de mencionar, están tan le- jos de realizar su cometido que el nombre resulta una verdadera profanación. Todo esto, como obra humana, tendrá que ser lenta, pero debe ser progre- siva y para que tenga éxito lo primero que debemos hacer;-si nos decidimos a implantar el sistema, es pre- parar el grupo de individuos que ha de dirigir, ad- ministrar y ejecutar este nuevo sistema penal, si no queremos que resulte un fracaso absoluto por deseo- nocimiento y deficiencia del personal que tiene que interpretarlo, ya que hoy entre nosotros, fuera de un erupo de jurisconsultos creyentes y entusiastas por estos estudios, escaso número de médicos y alguno que otro aficionado, creo que no tendríamos número suficiente de funcionarios preparados para esta mi- sión, y así podremos al menos haber sentado la base fundamental de esta nueva ciencia penal que repi- tiendo, como ya hicimos en otra ocasión, las palabras del inmortal Lecha-Marzo '““más que ninguna otra puede escribir en su bandera estas palabras: ¡¡justi- cia para la sociedad y piedad para el caído! No di- ciendo sólo a los hombres que conozcan la justicia, sino obligando a ésta al conocimiento del hombre.”” AS 96 ANALES DE LA La modificación, pues, señoras y señores, de nues- tros códigos es una necesidad imperiosa para el avance decisivo de nuestra nacionalidad por el sen- dero de la civilización contemporánea, que no pode- mos continuar interpretando como base de nuestra justicia la sentencia del gran rey Don Alfonso el Sa- bio, consignada en el proemio del títutlo de los ga- lardones en el famoso Código de las Partidas que decía: Bien por bien e mal por mal recibiendo los omes segund su merescimiento, es justicia cumplida que face mantener las cosas en buen estado. Démos- le al menos una interpretación más humana de acuer- do con nuestros conocimientos médicos actuales y con nuestros sentimientos, hoy indudablemente más caritativos, recordando, como dijo Bacon, que “Si an poco de ciencia nos aleja de Dios, una ciencia mús profunda nos acerca a él”, llenando de este modo por una parte la noble ambición del corazón human» al consumar nobles y meritorias acciones y por otra parte que es tiempo ya que estabilicemos el país, breocupándonos de darle una orientación fija y de- finida en el sendero del orden, de la paz, de la admi- nistración, de la hacienda, de la justicia que aquí acabamos de exponer y de la instrucción y de la cul- tura con la moral por horizonte, teniendo presente que no podemos sustraernos como otros pueblos a estos deberes dada nuestra situación geográfica, co- locados por la naturaleza y por la mano del hombre, al abrir el Canal de Panamá, en el pase de la más es- tupenda civilización y al hacer habitables estas tie- rras por la concepción genial del gran Finlay y con todos los elementos para triunfar, no sigamos cual ciego caminante o bajel sin timón a merced de los vientos y de las olas, que no arribaremos a puerto ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 57 seguro. Y vosotras, mujeres cubanas, nuestras dig- nas compañeras: si nos veis vacilar en este momento solemne de nuestra historia, recordad que el hombre será siempre lo que la mujer quiera; utilizad este po- der extraordinario con que os ha dotado la natura- leza, que ninguna otra fuerza humana puede igualar, y que si os llamáis débil no será la primera vez en la historia del mundo que la energía indomable de la mujer nos ha asombrado al ver vibrar a nuestro lado una voluntad de hierro, capaz de todas las ab- negaciones y sacrificios en bien de sus amores, que ayer pudieron ser unos padres, unos hermanos, el noble compañero, hoy unos hijos y mañana una pa- tria necesitada, que no en balde la Naturaleza modeló por siempre este sér para asegurar en la tierra la perpetuación inextinguible de la noble especie y re- memoremos si no las bellas estrofas de Salomé Ure- ña de Henríquez: ¡Ah! La mujer encierra a despecho del vicio y su veneno los veneros inmensos de la tierra, el germen de lo grande y de lo bueno. Más de una vez en el destino humano su influjo se ostentó noblg y fecundo; ya es Veturia, y desarma a Coriolano, ya Isabel, y Colón halla otro mundo. Sí, sois vosotras, que inspirándonos nos dais la idea precursora de la inmortalidad y de la gloria; sois vosotras, que nos dais la espectativa de la fama póstuma; y sois las que habéis contribuído en todos los tiempos y en todos los pueblos civilizados a los brillantes arranques del genio, a formar los prohom- bres de la sabiduría, a formar los héroes y a consu- mar las más nobles y meritorias de las acciones hu- manas, 98 ANALES DE LA PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA 1922 Premio Dr. Suárez Bruno—Consistente en un diploma y la cantidad de trescientos pesos moneda oficial, que se otorgará al mejor trabajo que se pre- sente sobre el siguiente tema: El problema de la acidosis infantal. Habrá además un accésit que consistirá en-un di- ploma y la cantidad de cien pesos en igual moneda. Premio Cañongo—Consistente en la cantidad de doscientos cincuenta pesos moneda oficial, que se otorgará al mejor trabajo que se presente sobre un tema de libre elección. Premio (Grórdon (Fisiología).—Consistente en una medalla de oro, que se otorgará al mejor traba- jo que se presente sobre el siguiente tema: ¿Es la memoria inconsiente, según afirma Ewald Hering, la promedad más importante de la materia organi- 240da ? Los trabajos de los que aspiran a los Premios se recibirán en la Academia, Cuba 84, A, hasta las seis de la tarde del 31 de marzo de 1922. Deben ser originales, inéditos, escritos en caste- llano, inglés o francés; remitirse en pliego cerrado y lacrado, con un lema en su cubierta, y sin que por ningún indicio se pueda descubrir al autor. En otro pliego, también cerrado y lacrado, se enviará el nom- bre y el domicilio del autor, con el mismo lema del trabajo en su cubierta. A todos estos Premios pueden aspirar los seño- res académicos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 59 En la sesión solemne del 19 de mayo de 1922, se efectuará la adjudicación de los Premios a los au- tores de los trabajos premiados, destruyéndose en ese acto los pliegos que contengan los nombres de los no agraciados. Los trabajos presentados, premiados o no, serán propiedad de la Academia. SESION FRUSTRADA DEL 27 DE MAYO DE 1921 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. No pudo celebrarse la sesión por no haber concurrido el número necesario de académicos. Asistieron, además del Pre- sidente y Secretario, los Dres. A. Agramonte, J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, R. de Castro, D. Hernando Seguí, L. F. Rodríguez Molina, J. A. Simpson, y F. I. de Vildósola. 60 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 19 DE JUNIO DE 1921 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes.—De número: Dres. A. Aballí, J. P. Alacán, R. de Castro, E. Delgado, J. A. Fernández Benítez, J. Guiteras, F. M. Héctor, J. A. López, E. Moreno, L. F. Ro- dríguez Molina, J. A. Simpson, F. I. de Vildósola. Académico corresponsal: Dr. Julio F. Arteaga. No existiendo el quórum reglamentario al comenzar la sesión, el Sr. Presidente concede la palabra al Dr. W. H. Hoff- mann, para leer su trabajo anunciado en la orden del día sobre *““Encefalitis Letáreica””. En éste hace resaltar el valor de la experimentación para aclarar ciertos particulares inte- resantes desde el punto de vista sanitario. Repasa la sinto- matología para señalar las dificultades diagnósticas, especial- mente cuando otras epidemias coinciden con la de encefalitis letárgica. Describe a grandes rasgos las diferentes formas clínicas y sus complicaciones. Estudia detalladamente la anatomía patológica, localizando las lesiones en el sistema nervioso central y concluye afirman- do que es un proceso inflamatorio del parénquima nervioso, producido por un virus desconocido, con infiltraciones linfá- ticas secundarias de los vasos. Este estado lo demostró con preparaciones microscópicas variadas. Da cuenta de los experimentos de inoculación practicados en monos y conejos, empleando las vías subcutánea, intrape- ritoneal e intravenosa, dando resultados negativos; pero fue- ron positivos cuando las inoculaciones se hacían intracerebra- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 61 les y en las cubiertas del encéfalo, tanto con el virus como con el líquido céfalo raquídeo. Hace un resumen sobre la etiología y dedica una parte de su trabajo a describir la manera de cultivar el virus en agar sólido. Descarta la identidad de la encefalitis letárgica y la influenza. Al tratar de la inmunidad hace consideraciones que vienen a negar esa posibilidad por ahora. Por último, discute el diagnóstico y el tratamiento, declarándose partida- rio de la vigilancia sanitaria, pues es partidario de la profila- xis para evitar la enfermedad. Sometido a discusión, pide la palabra el Dr. López del Valle y manifiesta que el trabajo que acaba de presentar el Dr. Hoffmann es el de un maestro, pues al leerlo en castellano, con el poco tiempo que lleva entre nosotros, evidencia lo bien preparado que está para todos los empeños científicos. Cuando surgieron los primeros casos de encefalitis letár- ica entre nosotros dió cuenta a esta Academia, con todo lo publicado hasta entonces, pero el trabajo actual es el más completo hasta ahora. Recomienda que se divuleuen sus ense- ñanzas todo lo más posible, publicándolo, no sólo en los ANA- LES sino en el Boletín de Samidad, para que nuestros médicos conozcan esta seria enfermedad que nos amenaza. El Dr. Guiteras dice que es ésta la primera vez que tene- mos la oportunidad de estudiar la anatomía patológica de la encefalitis letárgica. Entiende que su profilaxis es parecida a la de la difteria y a la de la meningitis cerebro espinal epi- démica. Respecto a la anatomía patológica recuerda unos estudios que hizo hace unos años en Filadelfia, con el Dr. H. C. Wood, en que el síntoma predominante era el delirio. Hizo las preparaciones microscópicas del material recogido en la autopsia y son idénticas a las que ahora muestra el Dr. Hoff- mann; siente no tener a mano el trabajo que entonces publi- có, pues se podrían comparar sus dibujos con las actuales preparaciones. El Dr. Santos Fernández da las eracias al Dr. Hoffmann por su interesante trabajo y le manifiesta que la tribuna de la Academia está siempre a su disposición para que siga hon- rándola con sus contribuciones. Habiéndose integrado el quórum reglamentario, se da lee- tura a las actas de la sesión pública ordinaria del 22 de abril 62 ANALES DE LA y solemne del 19 de mayo, las que fueron aprobadas. También se da cuenta de no haberse celebrado la sesión correspon- diente al 27 de mayo, por no haberse podido integrar el quórum en dicho día. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: Entrada.—De la Presidenta del Club Femenino de Cuba, dando cuenta de la nueva Directiva de dicho Club para el año 1921-1922. Del Director del Instituto de 2% Enseñanza de Matanzas, invitando a la solemne inauguración del nuevo edificio del mismo, el día 1% de mayo. Del Juzeado Municipal del Este de la Habana, solicitando informe en juicio verbal seguido por el Sr. Aurelio Cacho Negrete contra Santamaría y Compañía, en cobro de pesos. Del Sr. Joaquín Benasach, remitiendo dos cajas de libros de su difunto hermano, el Dr. Guillermo J. Benasach, para la biblioteca de la Academia. Del Dr. Francisco Domínguez Roldán, manifestando su ausencia definitiva de esta isla y que fijará su residencia en el extranjero. De la Secretaría de Gobernación, acusando recibo del es- erito en que se le participaba la constitución de la nueva Junta de Gobierno, que regirá los destinos de la Academia durante el bienio de 1921-1923. Del Dr. José A. Simpson, acusando recibo de su nombra- miento de Bibliotecario durante el bienio 1921-1923. De la Secretaría de la Guerra, participando haber ordena- do que la Banda de Marina concurra a la sesión solemne. Del Juzgado de Primera Instancia del Oeste de la Habana, solicitando informe sobre honorarios reclamados por el Sr. José R. Ros a los herederos de la Sra. Matilde Sánchez, viuda de Ledesma. De la Secretaría de la Presidencia, invitando a la toma de posesión de la Presidencia de la República del Dr. Alfredo Zayas, el 20 de mayo. De la Sra. Carmela Pensado, solicitando el salón de actos de esta Academia para un recital de piano en la noche del 28 de mayo. De la Secretaría de la Presidencia de la República, mani- festando que el Sr. Presidente ha delegado en el Sr. Secretario ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 63 de Instrucción Pública y Bellas Artes para que lo represente en la sesión solemne. De la Secretaría de Hacienda, solicitando informe sobre desnaturalización de alcoholes para usos industriales. Del Dr. E. Moreno, acusando recibo de su nombramiento para la Comisión de Toxicología, Química Legal, Q. Del Sr. Martínez Lufríu, participando haber tomado pose- sión del cargo de Secretario de Gobernación. De la Secretaría de Hacienda, ampliación del escrito del 21 de mayo relativo a la desnaturalización de alcoholes. Salida.—Al Dr. Juan Santos Fernández, dándole cuenta de su reelección como Presidente de la Academia, para el bienio de 1921-1928. Al Dr. José A. Presno, íd., íd., íd., como Vicepresidente. Al Dr. Jorge Le-Roy, íd., íd., de su nueva elección como Secretario. Al Dr. Luis F. Rodríguez Molina, íd., íd., de su elección como Vicesecretario. Al Dr. José P. Alacán, íd., 1d., de su elección como Tesorero. Al Dr. José A: Simpson, íd., íd., de su elección como Bi- bliotecario. Al Dr. Carlos de la Torre, íd., íd., de su reelección comio Conservador de los Museos. A la Secretaría de Gobernación, dándole cuenta de los anteriores nombramientos. Al Dr. Francisco 1. de Vildósola, desienándolo para la Comisión de Glosa de los documentos de la Tesorería en el año 192052) 1921: Al Dr. Emiliano Delgado, íd., 1d., 1d. Al Tesorero de esta Academia, dándole cuenta de los ante- riores nombramientos. Al Juzgado Municipal del Este de la Habana, remitiéndole informe aprobado por la Junta de Gobierno, sobre honorarios médicos. Al Juzeado de Primera Instancia del Oeste de la Haba- na, íd., íd., íd., aprobado por la misma Junta de Gobierno, sobre honorarios médicos. Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, certificación de los cargos que ha desempeñado en esta Academia desde 1907 hasta el presen- te (18 de mayo 1921). 64 ANALES DE LA Al Dr. José P. Alacán, nombrándolo ponente para informar sobre desnaturalización de alcoholes para usos industriales. Al Dr. Jorge Le-Roy, participándole su nombramiento para el careo de Director de los ANALES. Al Dr. Carlos de la Torre, íd., íd., 1d. Al Dr. José A. Presno, participándole su nombramiento de Director de la Sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria. Al Dr. José P. Alacán, íd., íd., íd., para el de la Sección de Farmacia. Al Dr. Carlos de la Torre, íd., íd., íd., para el de la See- ción de Ciencias. A. los Dres. Agramonte, Casuso, Diago y Ortega, partici- pándoles haber sido nombrados para formar parte de la Comi- sión de Biología. A los Dres. Aróstegui, Díaz Albertini, Jacobsen, Valdés Anciano y Aballí, íd., íd., íd., para la de Patología y Clínica Médicas. 4 A los Dres. Presno, Duplessis, Varona, Bustamante y Ro- dríguez Molina, íd., íd., íd., para la de Patología y Clínica Quirúrgicas. A los Dres. Guiteras, Le-Roy, Méndez Capote, López del Valle y Morales, íd., íd., íd., para la de Higiene y Demografía. A los Dres. Castro, Héctor, Fernández Benítez, Coronado y Plasencia, íd., íd., íd., para la de Medicina Legal y Legisla- ción Sanitaria. A los Dres. Etchegoyhen, Gómez Murillo, Grande Rossi, Ruiz Casabó y Finlay, íd., íd., íd., para la de Medicina Veterinaria. A los Dres. Alacán, Bosque, Díaz, Hernando Seguí y García Cañizares, íd., íd., íd., para la de Farmacia, Terapéutica y Bo- tánica. A los Dres. Alonso Cuadrado, Simpson, Moreno, Delgado y Fernández Benítez, íd., íd., íd., para la de Toxicología, Quími- ca Legal y Análisis Físico-Químicos. A los Dres. Górdon, Valdés Ragués, Amigó, Villalón y Cadenas, íd., íd., íd., para la de Geología, Mineralogía y Pa- leontología. A los Dres. Santos Fernández, La Torre, Torralbas, Betan- court y Vildósola, íd., íd., íd., para la de Antropología y Zoo- logía. Al Dr. Luis F. Rodríguez Molina, certificación haciendo ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 65 constar su ingreso, nombramientos y trabajos presentados a esta Academia. (9 junio 1921.) El Dr. José P. Alacán da lectura al informe solicitado por la Secretaría de Hacienda, en el que estudia las diversas fór- mulas propuestas por aquélla para desnaturalizar los alcoholes que han de ser usados como combustibles para los motores de .-automóviles y otros de diversos usos industriales, proponiendo sean aceptadas desde el momento en que desnaturalizado el alcohol mo puede ser ingerido como bebida. Sometido a discusión, el Dr. Simpson manifiesta que la Se- eretaría de Hacienda se dirigió igualmente al Laboratorio Na- cional de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, haciéndole igual consulta, y que éste había informado en el mismo sentido que lo hace ahora el Dr. Alacán. El Dr. Moreno indica que con las bases pirídicas era bas- tante para desnaturalizar el alcohol; entiende que con el for- mol no se necesita la gasolina, la que aumenta el precio del combustible; que la adición de 3 por 1,000 de bases pirídicas es demasiado, bastando con un 2 por 1,000; y que en Francia y Alemania además se le añade a estos alcoholes destinados a usos industriales una materia colorante verde o violeta, para llamar la atención y evitar pueda ser usado eon otro fin del a que está destinado con la desnaturalización. El Dr. Alacán dice que la adición de las bases pirídicas al 1 por 1,000 es bastante para desnaturalizar el aleohol; que la adición de la gasolina es para aumentar el poder combustible del alcohol y que no hay inconveniente en agregarle todo lo que se quiera para que no pueda ser usado como bebida; que como la Secretaría de Hacienda proponía una serie de fórmu- las, se ha limitado a considerarlas para el objeto que se pro- pone aquélla. El Dr. Simpson desea hacer presente se haga constar la clase de piridina que se use; que en Alemania se especifica que ha de ser impura, pues la pura tiene un olor que recuerda al nitrito de amilo y al cloroformo. Los Dres. Guiteras y López del Valle dicen que si las fór- mulas propuestas son buenas no hay más que aceptarlas. Sometido a votación el informe es aprobado. En vista de lo avanzado de la hora, el Dr. Santos Fernán- 66 ANALES DE LA dez da por leído su trabajo anunciado en la orden del día sobre ““El nuevo procedimiento español de extracción de la catarata?” y lo mismo hace el Dr. Le-Roy con sus “Notas de- mográficas””, los cuales trabajos serán publicados en los Awa- LES, y el Sr. Presidente da por terminada la sesión pública y declara a la Academia ccostituída en otra de gobierno. ENCEFALITIS LETARGICA POR EL PROF. W. H. HOFFMANN Sesión del 10 de junio de 1921 Señoras y Señores: En el año diez y seis, dos años antes de la gran pandemia de la gripe, fué observada y descrita por Economo en Viena una pequeña epidemia de una nueva enfermedad nerviosa muy grave, que fué de- nominada como Encefalitis letárgica, porque el sín- toma de somnolencia era el más prominente. Ver- daderamente, hay relaciones de semejantes “epide- mias desde muchos siglos. Las epidemias se han mostrado los años siguientes a la gripe en casi to- dos los países del mundo, y por los grandes peligros que indica la enfermedad para sus víctimas, han provocado el más grande interés de los médicos e investigadores competentes, En este país, hasta ahora se han presentado po- cos casos de la enfermedad, pero sin embargo, en vista del enorme tráfico de pasajeros de todas par- tes del mundo, no tendría nada de sorprendente la importación de otros casos, y hace mucho tiempo las autoridades responsables están preparadas para esa posibilidad. La suerte de cada epidemia depen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 67 de del primer caso y de su más pronto diagnóstico. Yo estoy muy agradecido al Señor Secretario de Sanidad y Beneficencia, Dr. Guiteras, a quien debo la idea, de presentar ante esta doctísima sociedad un informe conciso sobre el actual estado de nues- tros conocimientos de la enfermedad, desde un pun- to de vista sobre todo sanitario, aprovechando espe- cialmente las experiencias que hemos podido hacer .en Alemania en un número de pequeñas epidemias desde hace cinco años. Sintomatología El cuadro elínico de la encefalitis letárgica es de la más grande variedad en los diferentes casos y también en el mismo caso en diferentes períodos. Puede ser muy difícil el diagnóstico de casos aisla- dos y sin conexión con una epidemia, y en tiempo de epidemia conocida, otras enfermedades nerviosas .pueden interpretarse erróneamente como encefalitis. Kse peligro es más grande, porque las epidemias muchas veces muestran coincidencia con las epide- mias de influenza, y en la influenza también ocurren afecciones muy semejantes del sistema nervioso central. Generalmente hay un estado prodromal de po- cas horas hasta 3 o 4 días, quejándose los enfermos de dolor de cabeza y de los miembros, vértigos, náu- seas, cansancio, y otros síntomas semejantes a los egripales. Después de este tiempo muy pronto se desarrollan los síntomas propios del sistema nervio- so con fiebre y sensorio turbio. Como síntomas prin- cipales aparecen un estado de somnolencia muy ca- racterístico, generalmente en combinación con varios trastornos oculares, especialmente parálisis del ner- 68 ANALES DE LA vio óculomotor y graves contracturas musculares. Hay casos que con los violentos síntomas cerebrales terminan mortalmente en pocos días. En el curso de la enfermedad pueden ocurrir toda clase de tras- tornos nerviosos, según las partes del cerebro más afectadas. Se presentan delirios y alucinaciones, trastornos de la vista, del oído y del equilibrio, con- vulsiones, movimientos coreiformes, parálisis de va- rios nervios cerebrales, contracturas de algunos músculos particulares, trastornos de la voz, pertur- baciones psíquicas y también síntomas de la médula espinal. Hay síntomas variables de casi todas las enfermedades nerviosas, como tabes, parálisis bul- bar genuina, epilepsia, parálisis periféricas, polio- mielitis, neurastenia, histeria, esclerosis en placas, meningitis tuberculosa y cerebro espinal, luética, pa- rálisis general, sífilis del cerebro. Según los síntomas pueden distinguirse diferen- tes formas de encefalitis como: letárgica, coreica, alhetótica, agitante, convulsiva, meningítica, rígida, hemiplégica con sus varias combinaciones. Los síntomas continúan por un tiempo variable, desde una semana hasta varios meses. La enferme- dad puede continuarse por unos años, mostrando remisiones y exacerbaciones de tiempo en tiempo y terminando con frecuencia mortalmente a pesar del curso prolongado. Muchos casos mueren de paráli- sis bulbar; en los casos graves, la muerte ocurre muy temprano y súbitamente. Otros casos se curan des- pués de una caída lítica de la fiebre. Las parálisis son generalmente incompletas y pasajeras, pero mu- chas veces, terminada la enfermedad, quedan sínto- mas menos graves, como neuralgias, movimientos involuntarios, paresias ligeras; muchas veces se pre- senta un insomnio pertinaz, que no cede al trata- miento. En muchos casos no hay desarrollo de los sín- tomas elínicos más graves. Todo lo que indica la infección son síntomas nerviosos pasajeros e indis- tintos, que hacen el diagnóstico muy difícil para el médico, como salivación aumentada, bostezo anor- mal, hipo frecuente, dificultades al tragar. Hs pro- bable que también las recientes epidemias de hipo sean debidas a una forma larvada de encefalitis. Se trata de una forma benigna con espasmos del dia- fragma, que generalmente termina en 2 o 3 días, pero que algunas veces puede convertirse más tarde en una encefalitis pronunciada. El tipo de la fiebre no es muy característico. Muestra grandes oscilaciones y generalmente no pa- sa una altura media de 39 grados. Sólo poco tiem- po antes de la muerte hay una subida más marcada y rápida. En los casos que se curan, la fiebre baja en una forma lítica. El pulso, que sigue siempre la temperatura, en los casos mortales puede elevarse a ciento treinta y más. Hay pocos síntomas en los otros órganos, aunque en muchos casos la enfermedad se presenta como una grave infección general. La orina no contiene albúmina sino inmediatamente antes de la muerte. La sangre al principio no muestra ningún cambio esencial. Más tarde, el número de los leucocitos puede elevarse un poco, hasta diez y ocho mil, con ochenta por ciento de polinucleares y aumento muy ligero de los eosinófilos hasta 4 o 5 por ciento. Pue- de desarrollarse también una anemia muy ligera. Todos los cambios de la sangre no son de un carác- ter muy pronunciado. 70 ANALES DE LA Tampoco muestra el líquido cefaloraquídeo cam- bios muy señalados. La presión del líquido es nor- mal o un poco elevada. El líquido es claro. El nú- mero de las células es normal o ligeramente aumen- tado. La cantidad de albúmina es normal al princi- pio, y más tarde no hay más que vestigios levísimos. Tiene alguna importancia el hecho de que la cantidad de azúcar está aumentada de una manera marcada. En los casos dudosos, la ligereza de los cambios en el líquido puede ser de cierta importancia para dis- tinguir la encefalitis de otras enfermedades semejan- tes, como la meningitis tuberculosa y la sifilítica. Anatomía patológica Se han publicado gran número de exámenes aná- tomo-patológicos, dando todos un resultado análo- go. Los cambios anátomo-patológicos se limitan esencialmente al sistema nervioso central; en los otros órganos no se encuentran más que las altera- ciones banales de las enfermedades contagiosas agudas. Los cambios maeroscópicos de las meninges y asi- mismo en el cerebro son poco marcados, fuera de una ligera hiperhemia. Raras veces solamente es posi- ble ver los focos de inflamación a simple vista; es ex- tremadamente raro que se encuentren hemorragias macroscópicas. Mieroscópicamente se encuentran un número de cambios muy distintos, que aparecen en casi todos los casos, aunque en un grado variable. El sitio de los cambios no es tampoco absolutamente igual, si- no varía en los casos singulares, conforme a los sín- tomas tan polimorfos de la enfermedad. Existe una preferencia por ciertas partes del cerebro, especial- — A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 7 mente por la sustancia gris y sobre todo de los gran- des ganglios hasales como el thalamus óptico, el puente y la substancia gris del tercero y cuarto ven- trículos, también en casos graves por la sustancia cortical del cerebro y asimismo del cerebelo, médula oblongada y tal vez médula espinal. Los cambios histológicos que se encuentran en esos territorios regularmente, aunque más o menos pronunciados, envuelven en primer lugar las células —ganglionares. Esas células muestran, sea en peque- ños lugares cirecunseritos, sea en grandes territorios coherentes, todos los grados de degeneración, desde la simple inflamación aguda, la cromatolisis y au- mento del pigmento hasta la destrucción completa de las células. En los alrededores de éstas aparecen muchas células neuronofágicas. Son pequeñas cé- lulas con el núcleo muy compacto. En los casos avanzados, muchas veces en grandes partes de los cortes transversales, no se ve más que los restos de las células ganglionares, y esos lugares de destruc- ción brutal han sido denominados con el nombre de ““campos de cadáveres””. De esa destrucción de cé- lulas nerviosas puede originarse la parálisis bulbar, pero la neuronofagia no prosigue siempre tan inten- samente como en la poliomielitis y por eso muchas veces es posible una regeneración anatómica, a me- nos que la enfermedad no termine por la muerte como consecuencia de una afección de los centros de importancia vital, como el núcleo del vago. Fuera de los cambios en las células nerviosas, que probablemente son atacados primeramente por el virus, otro síntoma histológico muy pronunciado es una infiltración inflamatoria de pequeñas células en las partes interadventicias y periadventicias de =] [5 ANALES DE LA las venas pequeñas y de los capilares; estas células son principalmente linfocitas y células plasmáticas. Por la infiltración se interrumpen las vías nerviosas y se producen parálisis. Tal vez hay pequeñas he- morragias en las zonas infiltradas. Las mismas in- filtraciones inflamatorias no purulentas se encuen- tran regularmente en las meninges, desde donde in- vaden las vainas de los vasos en el tejido del cerebro y de la médula espinal; hay también una degenera- ción de las cilindroejes y vainas de mielina. Por fin hay una proliferación de las células de neuroglia, que se encuentra muchas veces en pequeños focos nodula- res. Esos focos se convierten más tarde en cicatrices neuróglicas, en las cuales las células nobles han des- aparecido completamente. Las regiones inflamato- rias no muestran tendencia al reblandecimiento, y en los casos benignos pueden restituirse por com- pleto. En muchos casos el virus de la encefalitis puede localizarse también en la médula espinal. Anatómi- camente resulta aquí el cuadro típico de una polio- mielitis total, de toda la sustancia gris. La encefalitis letárgica es por consiguiente, ana- tómicamente, un proceso inflamatorio del parénqui- ma nervioso, producido por un virus desconocido, con infiltración linfática secundaria de los vasos, y con tendencia a procedimientos de curación. Por- que se afecta en muchos casos también la médula espinal, sería más conveniente calificar la enferme- dad como Poliomielo-encefalitis epidémica. Las modificaciones no son absolutamente especí- ficas y características. Las mismas modificaciones pueden ser producidas por otras causas diferentes bien conocidas. Especialmente hay un número de =T (do) ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA enfermedades infecciosas que producen semejantes alteraciones, como la poliomielitis, la parálisis ge- neral, la enfermedad del sueño africana y otras. Muchas veces no es fácil, anatómicamente, hacer un diagnóstico diferencial de todas esas enfermedades. Asimismo por el efecto sólo de ciertos venenos pueden producirse alteraciones del cerebro muy parecidas. Pero no hay duda alguna de que anatómicamen- te también la encefalitis letárgica puede considerat- se como un cuadro patológico específico. Por la amabilidad del Prof. Hermann Duerck, ilustre patólogo e histólogo de la Universidad de Muinchen, me es posible mostrar aquí las lesiones ana- tómicas que se producen en el cerebro en la encefa- litis, especialmente las enormes destrucciones del te- Jido parenquimatoso de los centros nerviosos. Experimentación en animales No tienen gran valor las relaciones de que en tiempo de epidemias había enfermedades sospecho- sas entre los animales, como caballos, perros, gatos -y otros; nunca se encontraron lesiones histológicas típicas. Jn el caballo hay una enfermedad que se llama de Borna, que produce los síntomas de somno- lencia y da los cambios histológicos muy semejantes a los de la encefalitis. Es una meningoencefalitis epidémica producida por diplococos negativos de Gram. Se ha demostrado, que los monos y los conejos son susceptibles a la inoculación intracerebral y sub- dural del virus, y también del virus filtrado y con- servado en glicerina. Las inoculaciones subcutá- neas, intraperitoneales o intravenosas no dan resul: tado. Las secreciones de la nariz y de la garganta, 74 ANALES DE LA producen también en la rata, después de la inocula- ción intracerebral, las lesiones características, que pueden servir para el diagnóstico de la enfermedad. Los animales se enferman con agitaciones, convul- siones y rigidez de los músculos, mueren después de dos meses, y en el cerebro presentan las degenera- ciones de las células nerviosas y las infiltraciones pe- rivasculares, especialmente en el mesencéfalo. . En los conejos infectados no se encuentra el virus ni en la sangre, ni en los riñones, hígado, bazo o glándu- las salivales, ni en la médula de los huesos. La enfermedad puede inocularse en los animales experimentales por varios pasajes. Después de unos pasajes se obtiene un virus fijo, que mata los ani- males en nueve a quince días con convulsiones y todo el cuadro clínico típico y las lesiones histológicas típicas. En los monos pueden pasarse unos meses hasta la aparición de los primeros síntomas. Una infec- ción natural ocurrió en un mono, que vivió cuatro meses con otros animales infectados. También la inoculación de líquido cefaloraquí- deo da resultados positivos en los animales y eso es una diferencia muy importante con respecto a la poliomielitis. Etiología Hasta ahora la causa de la enfermedad no es completamente clara. No es absolutamente preciso, que sea un germen que ataca en el lugar de las le- siones, pues éstas podrían originarse también por el efecto de toxinas que fueran producidas en cualquier otro lugar, como en el intestino, y que solamente tienen un efecto electivo en el sistema nervioso cen- =] Qi ACADEMIA DE CIENCIAS DE.LA HABANA tral. Pero hay bastantes observaciones que hacen probable que el virus sea un germen específico que se encuentre en las lesiones. Primeramente fué descrito en los casos de Eco- nomo un diplostreptococeus pleomorfo, después com- probado en diferentes partes. Más tarde otras bac- terias, cocos y protozoas fueron encontradas, pero raramente confirmadas, y en otros casos los resulta- dos fueron completamente negativos. Tampoco el virus de la influenza, especialmente el bacilo de Pfeiffer, aunque muy sospechoso, fué reconocido por los demás investigadores competen- tes como germen de la encefalitis. Era posible, ha- biendo como parece a veces algunas relaciones entre las epidemias de encefalitis y las de influenza que el germen de la gripe preparara el terreno para la encefalitis. Las investigaciones más recientes han demostra- do que el virus, presente en la sangre, el líquido ce- faloraquídeo, la emulsión del cerebro y las secrecio- nes de la nariz y de la faringe pasa a través de los filtros de Berkefeld. El virus se conserva en glice- rina por meses. En los animales susceptibles el vi- rus es inoculable por muchas generaciones, produ- ciendo los síntomas y las lesiones típicas. Es también posible cultivar el virus en un medio semisólido del agar, y responde a condiciones anae- róbicas muy estrictas. Por los cultivos pueden in- fectarse los animales. En el cultivo el germen tiene la forma de muy pequeños gránulos, algunas veces agrupados en dos. Se parece de alguna manera al virus de la poliomielitis, del cual puede diferenciar- se con seguridad por sus efectos patógenos en el animal infectado. Así también se sabe, que el virus 76 ANALES DE LA de la poliomielitis no protege contra una inoculación siguiente del virus de la encefalitis y viceversa. Según los experimentos en los animales parece probable que un virus semejante al de la poliomieli- tis produce la enfermedad en el hombre, que se eli- mina por las secreciones de la nariz y de la faringe de los enfermos o portadores, y que entra en el cuer- po por las vías respiratorias y el seno nasofaríngeo, desde donde puede penetrar al sistema nervioso central. La enfermedad se confunde muchas veces erró- neamente con la enfermedad del sueño de Africa, producida por el tripanosoma gambiense y que fe- lizmente no puede salir de los cuarteles que tiene ocupados y que devasta en ese continente, porque depende absolutamente su transmisión de una mos- ca, la glossina palpalis, que no existe en otras par- tes del mundo. Muchas veces fué pronunciada la opinión de que en la encefalitis se trata solamente de una localiza- ción especial del virus de la influenza. Hoy esa opi- nión no puede mantenerse apenas. Hemos visto que la primera epidemia de encefalitis fué observada y descrita en Viena en 1916, casi dos años antes de que la influenza apareciera en el verano de 1918, de una manera tan teatral que no podía escapar a ninguno. Y en muchas otras ocasiones fué observado que las dos epidemias aparecen independientes una de la otra. Aun es posible que el virus de la influenza pueda preparar las condiciones para el desarrollo de la encefalitis. Hay también una encefalitis gri- pal, pero las modificaciones anatómicas son muy di- ferentes, especialmente por su carácter hemorrági- co muy pronunciado. Generalmente la sustancia DD is =] =] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA eris y blanca son igualmente atacadas; las células nerviosas son poco alteradas y faltan las neuronofa- elas; las infiltraciones perivasculares son menos mar- cadas. Inmumdad En el hombre no hay una inmunidad natural con- tra la encefalitis, ni tampoco parece que habiendo pasado la enfermedad, adquiera una protección du- rable contra una nueva infección. Se ha observado que hombres, enfermos en una epidemia, cayeron en- fermos por segunda vez en una nueva epidemia. Se hicieron experimentos usando el suero de los convalecientes de la enfermedad, como un trata- miento, inyectando entre los músculos unos 50 cen- tímetros cúbicos. En un cierto número de casos los efectos eran alentadores, los síntomas agudos des- aparecieron. Pero estas observaciones necesitan otras comprobaciones, antes de usarlas en la prácti- ca general. Tampoco son conclusivos hasta ahora los experi- mentos de vacunas con un virus seco, como en la ra- bia, ni con el tratamiento sérico. Los experimentos in- munológicos confirmaron los resultados de la inocu- lación experimental en los animales, es decir que el virus de la encefalitis es diferente del de la polio- mielitis. Diagnóstico El diagnóstico de la encefalitis tiene que basarse principalmente sobre la impresión general de la gra- ve enfermedad nerviosa, y es más fácil cuando hay una epidemia. Puede haber grandes dificultades hasta para el neurólogo de gran experiencia cuando 78 ANALES DIE LA se trata de los primeros casos aislados y sin conexión con una epidemia. La somnolencia, los trastornos de los músculos oculares, muchas veces pasajeros, la fiebre baja, pueden dirigir la atención al diagnósti- co. Pero el cuadro elínico de la encefalitis es de una variedad polimorfa inagotable y puede pasar bajo la forma de casi todas las enfermedades nerviosas, como neurastenia, epilepsia, esclerosis en placas, ta- bes, meningitis tuberculosa y sifilítica, parálisis ge- eral, lues cerebro-espinal, lues precoz del cerebro, influenza, poliomielitis. Así es que por la observa- ción clínica sólo las dificultades pueden ser inven- cibles. En los casos mortales la investigación anató- mica puede dar un apoyo esencial para el diagnós- tico. La orina es siempre normal. También la sangre muestra cambios muy ligeros, especialmente una leu: cocitosis neutrófila de un grado medio, y aumento pequeño de los eosinófilos. También los cambios del líquido céfaloraquídeo son poco marcados, especialmente al principio; pero eso mismo es importante para hacer en muchos ca- sos el diagnóstico diferencial de otras enfermeda- des. La presión del líquido está algunas veces un poco aumentado sobre la normal. El líquido es cla- ro y no muestra más que levísimos vestigios de al- búmina, y una leucocitosis exigua de veinte células en el centímetro cúbico. En los demás casos, el azú- car del líquido está aumentado desde cincuenta has- ta ochenta o noventa milígramos. También está au- mentado el azúcar de la sangre, pero la orina está libre de azúcar. La reacción de Wassermann del líquido cefaloraquídeo es siempre negativa. No tenemos aún los métodos generales para eo- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 79 - locar el diagnóstico sobre una base exacta, mostran- do los gérmenes específicos o las reacciones específi- cas en el suero. Pero donde hay un Laboratorio preparado para hacer la inoculación intracerebral de los animales, algunas veces puede ser posible usar ese método para obtener un diagnóstico seguro. Sin embargo, hasta ahora, la falta de un método diag- nóstico satisfactorio presenta una de las más gran- des dificultades en la cuestión de la encefalitis. Pronóstico El pronóstico es siempre muy serio, porque la mortalidad es muy alta en todas las formas de la encefalitis. En algunas epidemias fué observada una mortalidad hasta de setenta por ciento, y asi- mismo en el mejor caso fué siempre de veinte a cua- renta por ciento. Se trata de una afección a menudo muy crónica, y por eso, al aparecer los primeros sín- tomas, el médico debe prepararse para una enfer: medad de muchos meses y quizás de años. Es un signo especialmente desfavorable si en el líquido ra- quídeo el contenido de urea está aumentado. En los casos que terminan favorablemente las parálisis tienen tendencia a desaparecer más o me- nos completamente. En algunos casos pueden per- manecer trastornos leves que dan cuenta de la grave enfermedad pasada, como parestesias, paresias le- ves, perturbaciones de la memoria y quizá leves al- teraciones psíquicas. Epidemiología Lo que sabemos sobre la epidemiología de la en- fermedad es bastante limitado en estos momentos. La enfermedad aparece generalmente en pequeñas s0 ANALES DE LA o más grandes epidemias. Afecta todas las edades, y el sexo femenino un poco más que el masculino. No se limita a algunos lugares, sino que se ha exten- dido sobre toda la tierra. No hay preferencia por ciertos barrios o calles, y generalmente no existe conexión alguna visible entre los casos singulares; casi nunca se observa un contagio directo de hombre a hombre, y es muy raro, que diferentes miembros de una misma familia se infecten. Pero existe una cierta infecciosidad, como fué probado por los ex- perimentos en los monos. No hay indicio alguno de que exista una transmisión por medio de un in- secto u otro animal. Tampoco es probable que exis- ta otro portador del virus, fuera del hombre. Pa- rece que las epidemias dependen algo de la estación; prefieren el tiempo frío. Como hemos dicho, no está probada una depen- dencia epidemiológica de la influenza; y a veces fal- ta toda conexión. La epidemia de 1916 apareció dos años antes de la pandemia de influenza, y en el mis- mo apogeo de las epidemias de gripe nunca han sido observados casos de encefalitis. En muchos países los primeros casos de encefalitis aparecieron sola- mente años después de la influenza. Profilaxia Según los conocimientos que tenemos ahora, pa- rece justificado contar con un cierto grado de infee- ciosidad, tal como en la meningitis epidémica, y avi- sar a la familia del enfermo en ese sentido. Aun- que no sea posible hacer las prescripciones precisas de profilaxia, parece probable, que la infección se propague por las vías respiratorias, y que no sola- mente los enfermos deben considerarse como fuen- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Sl te u origen de infección, sino también los convale- cientes y los casos ligeros sin síntomas graves y asl- mismo los casos curados, además puede ser que haya portadores sanos. Se recomiendan por consiguiente las precaucio- nes semejantes a las que se toman frente a los por- tadores de bacilos de difteria y de meningococos. Tratamiento Para el tratamiento los diferentes medicamen- tos, como quinina, urotropina, salvarsán, silber- salvarsán, no tenían efecto, mejor era el colargol. Las inyecciones de trementina produciendo un abs- ceso, mostraban una influencia saludable. Los sue- ros y vacunas preparados con el bacilo de Pfeiffer no sirven de nada para el tratamiento. Con las pun- ciones lumbares hay muchas veces un buen efecto, disminuyendo la presión, y nunca hacen daño. Desde el momento que no conocemos con seguri- dad la etiología de la enfermedad, la acción terapéu- tica tiene que limitarse esencialmente al tratamien- to de los síntomas más prominentes. La encefalitis está todavía en estado de expan- sión epidémica en todo el mundo, y hasta que la ave- riguación de la etiología haga posible una profilaxia científica, es necesario observar sus progresos con la mayor vigilancia de los médicos y sanitarios, para no dejar pasar los primeros casos más peligrosos. 82 ANALES DE LA INFORME SOBRE DESNATURALIZACION DE ALCOHOLES POR EL DR. JOSÉ P. ALACÁN Sesión del 10 de junio de 1921 Por decreto del Sr. Presidente de esta Academia de fecha 26 de mayo último, he sido designado para informar sobre una consulta formulada por la Se- cretaría de Hacienda, de fecha veintiuno del propio mes de mayo, marcada con el número 21861 de sali- da, en relación con los desnaturalizantes que deban emplearse en el alcohol para sustituir la naftalina que hoy se emplea, en atención a que los fabrican- tes de este producto desean abrirle mercado como combustible para los motores que hoy emplean ga- solina, cosa que impide la naftalina porque los re- siduos que deja al quemarse perjudican dichos mo- tores. Como antecedentes recordaremos que la naftali- na fué recomendada por esta Academia en su infor- me de 23 de junio de 1905 por entender que dicho producto llenaba los requisitos necesarios para tal uso, y ello ha quedado demostrado por un período de tiempo, 16 años, en que se ha empleado con éxi- to; pero al necesitar ahora darle otro empleo al aleo- hol, surge la necesidad de buscar un desnaturalizan- te, que impidiendo que pueda usarse para bebida, no perjudique al quemarse los motores que hoy usan ga- solina. Los destiladores han propuesto el empleo de la gasolina como desnaturalizante, pero eso es desde luego inaceptable por la facilidad con que puede se- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 83 pararse del alcohol y permitir que con ello se burle la ley del impuesto. El Laboratorio Químico de la Secretaría de Ha- cienda recomienda el empleo de las bases pirídicas asociadas al formol, y esto sí parece admisible dados sus caracteres que son : líquido incoloro, muy movible, de olor particular muy penetrante, que se mezcla fácilmente con el alcohol y el agua, y que aunque hierve a 115” emite vapores a la temperatura ordi- naria por lo que no puede separarse por destilación, siendo además muy resistente a la acción de los 0xi- dantes. Es pues un producto que se mezcla fácilmente con el aleohol al que le comunica su olor fuerte, des- agradable, del que no puede separarse fácilmente y que en la proporción de 2 o 3 por mil que es canti- dad suficiente para que el alcohol no pueda usarse como bebida, no debe dejar residuo que dañe a los motores, siendo además de fácil adquisición y de bajo precio. En cuanto a la adición de gasolina no hay incon- veniente, siempre que existan la piridina o el formol, por consiguiente es de aceptarse la fórmula propues- ta por el Laboratorio de Química de la Secretaría de Hacienda que es como sigue: Hormolh mp E 0,50 Bases pirídicas. . . . ..... 3,00 Gasolina. osos fro Hoy ena sto 100,00 ¡Atecohol ue ss alo e a p511000,00 La Academia no obstante con su más elevado eri- terio resolverá. Si ANALES DE LA EL METODO ESPAÑOL DE EXTRACCION DE LA CATARATA (LA FACOERISIS) POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión del 10 de junio de 1921 Desde luego se sabe que la extracción de la ca- tarata con su cápsula para evitar la catarata se- cundaria estuvo en boga poco antes del tercer cuarto del siglo pasado, pero se abandonó por los acciden- tes que producía, sobre todo el prolapsus del vítreo. Pasó algún tiempo, sin que de modo persistente se hablase de la extracción de la catarata con su cápsu- la, hasta que hace poco menos de seis lustros, el Mayor Dr. Henoy Smith, de Jullundur, la India in- glesa, implantó el método de nuevo. Sus éxitos tu- vieron tal resonancia que no pocos elrujanos oftál- micos de todas las naciones visitaron la India y evi- denciaron los éxitos indiscutibles del oculista militar británico; entre otros recuerdo al Dr. Knapp (hijo) de New York, que fué de los que a su vuelta experi- mentaron el método tal cual lo practicaba Smith y no le daría el resultado que a éste, cuando no lo adop- tó Knapp en su Instituto Oftálmico de New York. No ha faltado quienes lo siguieron con tesón; pero los más reconocían sus peligros sobre todo el prolap- sus del vítreo que provoca ser el accidente más grave. Todos convenían en que este accidente para Smith, era relativamente escudado casi siempre en el mo- mento de dar salida a la catarata después de hecha la queratotomía, efectuando una presión brusca y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 85 certera por fuera de la periferia de la córnea, que hacía desprender la catarata, poniéndola fuera sin accidente o con sólo algún prolapsus del vítreo que daba una pérdida muy escasa para el operador de la India. | Así transcurrieron algunos años sin que de modo expreso, sólo Smith, practicase la extracción con la cápsula, o que sólo le imitaren alguna vez, a modo de ensayo, o de curiosidad la practicasen los cirujanos oftálmicos más experimentados. Fué una sorpresa que en estos últimos tiempos un cirujano oftálmico, joven, de Barcelona, hijo de un veterano oculista, catedrático de oftalmología de la Facultad de Medicina de la ciudad condal, diese a conocer un nuevo método de extracción de la cata- rata con su cápsula, empleando un procedimiento original, que fué perfeccionado y con el nombre de facoerisis lo ha hecho conocer en diversos congresos de oftalmología y en diversas naciones, mereciendo la atención y consideración de los que apreciaron el procedimiento. Este consiste esencialmente en una ventosa o instrumento ad hoc que se introduce como un quesliton en la cámara anterior, después de la queratotomía común, para la extracción simple de la catarata. El instrumento que se introduce es un tubo del- gado que tiene junto a la punta una especie de vento- sa adaptada a la cara anterior o superior de la ca- tarata y como esa ventosa se adhiere desde luego o se pega a la cara del eristlino, por el vacío que le hace en el exterior, con un aparato de hacer vacío arrastra fuera la catarata adherida al instrumento no sin antes desprenderla en su periferia para que no sobrevenga el temido prolapsus del vítreo, que 86 ANALES DE LA repetimos es el peor accidente en la extracción de la catarata con la cápsula. Como se ve es un método operatorio bien ideado; pero que no carece de dificultades, como sabemos los que hemos bregado mucho tiempo en estas interven- ciones, que la brevedad en ellas es siempre una gran ventaja. Ahora bien, como ya dije otra vez, al tratar inci- dentalmente del particular, en los asuntos manuales sólo experimentándolos se puede llegar a saber cómo se dominan las dificultades, pues pocos procedimien- tos están por completo exentos de ellas. Como la salida de la lente y el prolapsus del ví- treo, de que no puede estar por completo libre el mé- todo en todos los casos, pues sabemos que no hay dos extracciones de cataratas completamente iguales porque se trata de fenómenos físicos, que el menor detalle los cambia, los facilita o los dificulta, se me ha ocurrido en estos últimos días al volverme a ocu- par del colapsus del globo ocular o la hipotonía en la extracción de la catarata, de que me ocupé (1) tiem- pos atrás, y he vuelto de nuevo a estudiarla ahora con motivo de un trabajo del Dr. Pons y Marqués, de Mahón (2). En tal virtud se me ha ocurrido que si a volun- tad, como sospecho, se puede conseguir la producción del colapsus del globo ocular hasta ahora inofensivo a juzgar por los casos en que lo he observado, pues (1) De la excesiva hipotonía del ojo en algunos casos de extracción simple de la catarata. Archivos de Oftalmología Hispano Americanos. t. II, p. 353, 368, agosto, 1902. (2) El colapso del globo ocular en la operación de la catarata, por el Dr. Pons y Márquez. Archivos de Oftalmología Hispano Americanos, IRALA. 41921: —— ARA Re ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 87 aunque se pliega, como si estuviese vaciado, sin que lo esté, permite con garantías la salida de la lente opaca sin asomar el vítreo como imaginé que podía suceder cuando observé los primeros casos. Ya he dicho que ese colapsus favorecería la operación con el instrumento ideado por Barraquer, sin peligro de la salida del vítreo, y repetiré una vez más que es el accidente más grave. Ahora bien, como ese co- lapsus del globo ocular durante la extracción de la catarata que observé en 29 operados (3) yo la atri- buí siempre a la acción de las instilaciones abusivas de la cocaína, bien merecía hacerse el ensayo, pues en unos 29 casos el colapsus o hipotonía de la escle- rótica no tuvo ningún mal resultado; merecía la pe- na pues, estudiarlo, porque facilitaría de modo no- table, la extracción de la catarata con la cápsula em- pleando el original aparato denominado facoerisis del Dr. I. Barraquer, de Barcelona, hijo de don Antonio, antiguo oftalmólogo encargado de la cáte- dra de enfermedades de los ojos de la ciudad con- dal como dejo dicho. (3) Archivos de Oftalmología Hispano Americanos, t. 1I, p. 363-368, agosto, 1902. 88 ANALES DE LA NOTAS DEMOGRAFICAS POR EL DR. JORGE LE-ROY Y CASSÁ Sesión del 10 de junio de 1921 En otras ocasiones he ocupado la atención de esta Academia con contribuciones estadístico-demo- gráficas relacionadas más particularmente con el es- tudio de las defunciones, ya desde un punto de vista general, ya desde el particular de algunas enferme- dades. Hoy deseo tratar de otro asunto también muy importante y sobre el que vengo insistiendo oficial- mente hace varios años, cual es el de los nacimientos. Comenzaré por manifestar que, si en el terreno de las defunciones nuestra estadística tiene poco que envidiarle a la correspondiente de otros países, en el campo de los nacimientos casi todo está por ha- cer, como demostraré más adelante; y como siempre he creído que a la patria se la sirve poniendo en evi- dencia sus progresos para enseñanza de propios y extraños, pero al mismo tiempo revelando sus defec- tos para corregirlos, y como esta Corporación por su historia y por su constante actuación en bien del país es el centro que irradia sus luces sobre los proble- mas nacionales, no he dudado en traerle esta peque- ña contribución de mi esfuerzo personal para que consignada quede en sus ANALES y para que al escri- birse la historia médica de nuestra patria se vea su participación en uno de los problemas más impor- tantes, como que atañe directamente a la nacionali- dad cubana, pues sus hijos son los que tienen que sostenerla en su más pura integridad. Los pueblos crecen de dos maneras: por incre- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 89 mento vegetativo, y por incremento migratorio. El primero resulta del exceso de los nacimientos sobre las muertes; el segundo del exceso de los individuos que entran (inmigración) sobre los que salen (emi- eración) en cada país. Si en alguno esto es fácil de computar es en Cuba por su condición insular y porque, a pesar de algunas deficiencias, la organiza- ción general de su movimiento de población es muy aceptable. El problema migratorio no será tratado en este trabajo como tampoco lo será el problema mortuo- rio; pero en cambio quiero insistir sobre el proble- ma del registro de los nacimientos, porque sin tenerlo organizado, por lo menos como el de las defunciones, no podremos saber nada de los múltiples asuntos con él relacionados; y si las bases sobre las cuales asen- tamos nuestro edificio son deleznables, éste se vendrá al suelo al menor soplo. Mi querido amigo y compañero de Academia, Dr. Fernando Méndez Capote, cuando ocupaba la Secre- taría de Sanidad y Beneficencia comisionó al Dr. Octavio Montoro para que estudiara en los Estados Unidos, y más particularmente en New York, el pro- blema de los nacimientos y la manera como allí se registraban, y este distinguido compañero emitió un luminoso informe, como resultado de las investiga- ciones realizadas durante su viaje; pero el Dr. Mén- dez quiso conocer mi opinión para dictar las medi- das oportunas, a fin de que el registro de los naci- mientos diera de sí todo lo que debe dar y para que de sus datos se obtengan las enseñanzas que deben surgir de su ordenada clasificación y estudio. Con tal motivo, en 10 de abril del presente año elevé a su consideración un informe, del que copio lo si- 90 ANALES DE LA guiente, porque aun no ha sido publicado, y porque es necesario insistir persistentemente hasta obtener que los nacimientos se conozcan, como se conocen las defunciones, pues mientras esto no suceda estaremos a ciegas, y lo que es más triste, sacando conclusiones falsas de erróneas premisas, como resulta con los problemas relacionados con la mortalidad infantil y otros varios, de trascendencia suma, íntimamente re- lacionados con las cuestiones demográfico sanitarias. En dicho informe decía lo siguiente, que no es más que la recapitulación de lo que vengo eseribien- do hace muchos años. Habana, 10 de abril de 1920. Honorable Sr. Secretario de Sanidad y Benefi- cencia. Honorable señor : El Dr. Octavio Montoro, Jefe de Prensa y Pu- blicaciones de esta Secretaría, me dice que Ud. desea conocer mi opinión acerca del informe que él le pre- sentara en 23 de enero último, relativo a las investi- gaciones que hizo en su reciente viaje a los Estados Unidos de Norte América y particularmente en la ciudad de New York sobre las inscripciones de los nacimientos “dada la deficiencia del procedimiento establecido entre nosotros”. Dicho informe está redactado con la sobriedad y competencia que caracterizan sus investigaciones y que en este caso particular evidencian el interés que se tomó para conocer, hasta en sus más mínimos de- talles, lo que se realiza en una de las grandes ciuda- des de los Estados Unidos, que ahora comienzan a preocuparse seriamente del trascendental problema ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 91 de la inscripción de los nacimientos en la totalidad de su territorio. | Pero, como señala muy bien el Dr. Montoro **las deficiencias del procedimiento establecido entre nos- otros””, estimo conveniente reproducir aquí algo de lo mucho que he tratado este particular, hace mu- chos años, para que se vea que esas deficiencias no han pasado inadvertidas y que pueden ser remedia- das fácilmente implantando las medidas que más adelante enumeraré. En el desarrollo de la ponencia oficial que me en- comendó el Primer Congreso Médico Nacional, en la sesión del 23 de mayo de 1905, al tratar sobre la Estadística Samtariía de Cuba, dije lo siguiente: La Ley provisional del Registro Civil que hoy rige, que es la misma de España, es un documento admirable de sabia or- ganización, y si su cumplimiento, encomendado a los Jueces Municipales, deja todavía algo que desear, débese a que estos funcionarios no están retribuídos y no puede exigirse el cum- plimiento del deber a quien a su vez no se le reconocen derechos indiscutibles, y hay quúe recurrir en el interior de la República, muchas veces, a individuos de insignificante cultura. Igualmen- te se tropieza con otro obstáculo en cuanto a lo que al conoci- miento de la natalidad se refiere, y consiste en el abandono y dejadez de nuestro pueblo en el cumplimiento de la Ley, dán- dose el caso de que se puede calcular en un diez por ciento el número de niños cuyos nacimientos no están inscriptos en el Registro Civil, a pesar de las muchas prórrogas que se han dado para que los padres de aquéllos puedan ponerse dentro de la le- galidad, inseribiendo a sus hijos. (1) Con fecha 2 de diciembre de 1907 dirigí al enton- ces Jefe de Sanidad de la Isla de Cuba, un informe (1) Actas y trabajos del Primer Congreso Médico Nacional, Habana, 1905, p. 428-429, 92 ANALES DE LA proponiendo reformas en el servicio de estadística, relacionados con la manera de recolectar los datos. De ese trabajo son los siguientes párrafos: En cuanto a la estadística de natalidad, dichas reformas son mucho más necesarias, pues tal como se recolectan los datos hoy día, no es posible conocer el número de inaividuos que nacen en un lugar determinado y, por tanto, tampoco puede conocerse la natalidad general, pues no se especifica nada más que el nú- mero de inscripciones registradas, señalando el sexo y la raza con la legitimidad o ilegitimidad. Sucede con mucha frecuencia que a raíz de los varios Deecre- tos que ha promulgado el Gobierno para la libre inscripción de nacimientos, sin los requisitos y formalidades que señala la Ley a los que no realizan aquel acto legal en su oportunidad, crece el número de nacimientos de una manera inaudita y la expli- cación del hecho es que aprovechan los mismos, para acogerse a la legalidad, los beneficios de los tales Decretos. Bastará echar una mirada a los informes demográficos pu- blicados hasta ahora y comparar el número de inseripeiones de nacimientos y matrimonios de un mes con otro para convencerse de la verdad de lo antes expuesto. Da los cambios que someto a su ilustrada consideración, que se expresan en los modelos que acompaño, ninguno es substan- cial, pues para esto sería necesario modificar la Ley del Regis- tro Civil y esto no es necesario por ahora; son simples cambios en la manera de recoger los datos para su utilización en el Negociado a mi cargo. Nacimientos.—De igual modo que para los matrimonios, la persona encargada de la presentación del niño en el Registro Ci- vil llenará por duplicado un ejemplar del modelo adjunto, cuyo original permanecerá archivado en el Juzeado respectivo y cuyo duplicado, previa su numeración correlativa y sellado con el sello del Juzgado, será remitido a esta Oficina Central diaria- mente. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA En estos modelos se hará constar a más del nombre del Juz- eado, provincia en que radica y número de orden correlativo, las cireunstancias siguientes relativas al niño y a sus progenl- tores: A) Niño —Fecha del nacimiento; nombres; apellidos pa- ternos y maternos; sexo; raza; edad; legitimidad o ilegitimidad y lugar del nacimiento. B) Progemitores.—Nombres y apellidos; edad; raza; na- turalidad y profesión de cada uno de ellos (Padre y Madre) con las excepciones que determina la Ley, y por último la fecha en que se realiza la inscripción. ; Con estos documentos remitidos cada día no sólo se obten- drán grandes enseñanzas estadísticas, sino que se evitarán in- númeras omisiones cometidas por los ciudadanos y se cortarán muchos abusos cometidos por los empleados de los Juzgados Municipales. estas mejoras en el servicio presuponen, se aumentará el per- sonal de estadística con el número de empleados competentes que sean necesarios. (2) La moción a que se refiere el informe anterior fué sometida a la entonces Junta Superior de Sanidad, la“cual impartió su aprobación al informe favorable emitido por el Vocal Letrado, y de allí pasó al Con- sultor Sanitario, Comandante J. R. Kean, para ele- varlo al Gobernador Provisional de Cuba; pero en las oficinas de ese alto funcionario desapareció sin resolverse. Al constituirse de nuevo nuestro Gobierno me apresuré a plantear otra vez el problema ante el en- tonces Secretario de Sanidad y Beneficencia, Dr. Matías Duque, quien teniendo en cuenta los infor- (2) Sanidad y Beneficencia, Habana, t. IL, p. 474-475. 94 ANALES DE LA mes favorables de los Dres. J. A. Clark, E. Sánchez Agramonte y J. Guiteras, le impartió su aprobación a los modelos propuestos y desde el día 15 de octu- bre de 1909 comenzaron a usarse en todo el territo- rio de la República; pero sin que todos los Juzgados Municipales, incluso algunos de la misma Habana, los hayan utilizado ni cumplido las prescripciones dictadas para el caso, y que con los certificados de defunción han dado tan magníficos resultados como han reconocido propios y extranos. En el Tercer Congreso Médico Nacional celebra- do en diciembre de 1914, también me cupo la suerte de desempeñar la ponencia oficial de la sección de estadística de dicho Congreso y en el trabajo que allí presenté con el título de **Estadística Sanitaria de Cuba. Estudio de su población”” dije lo siguiente: Natalidad.—No voy aquí a tratar de los múltiples e impor- tantes problemas que entraña este estudio, porque sería impo- sible encerrarlos en los estrechos límites de este trabajo. Me concretaré a daros a conocer, agrupándolas, las cifras que hacen relación al asunto, y que están dispersas en varias publicaciones facilitando así la labor futura. : Uma simple mirada al cuadro número 3 (nacimientos ins- eriptos) y, sobre todo, a su gráfica representativa, número 3, hace comprender en seguida la anormalidad que reina en la ins- cripción de los nacimientos. En efecto, este fenómeno, como todos los naturales, obedece a reglas fijas, y cuando, sin causa que la justifique, se advierten las profundas oscilaciones que señalan las ordenadas de esta gráfica, hay que buscar el por qué de las mismas. Dichas oscilaciones obedecen a la falta de ins- eripción de los nacimientos, en los términos que señala la Ley, y entonces, ya por Decretos del Ejecutivo, ya por Leyes espe- ciales, se concede un plazo más o menos largo para verificar aqué- llas, observándose, tras cada plazo concedido, una insólita ele- vación en el número de los nacimientos registrados. ¿Qué cau- sas determinan la promulgación de esos Decretos y de esas Le- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Y5 yes ampliadoras? La respuesta es triste, pero hay que darla con toda la crudeza de la verdad. Débense esas medidas al desconocimiento que tiene nuestro pueblo del cumplimiento de sus deberes y, lo que es más grave aun, a que no sabe ejercitar sus derechos, exigiendo, como debe exigir de los funcionarios a quienes está encomendada la inseripción de los actos del Registro Civil, — Por el simple examen de estas cifras se comprueba que en los años de 1911, 1913 y 1915, en que no hubo concesión de las tales prórrogas, el número de inscripciones de nacimientos de- creció de manera inverosímil. Mientras no lleguemos a tener montado el servicio en las condiciones que exige una buena ad- ministración y a registrar las inscripciones de los niños que 98 ANALES DE LA nacen, como hacemos con las defunciones que ocurren en la República, que no pueden escapar a la acción investigadora de este Centro, no podremos presentar ningún dato cierto sobre los múltiples problemas relacionados con la natalidad. (7) En el Cuarto Congreso Médico Nacional, celebra- do en esta capital en diciembre (16-22) de 1917 se le encomendó la ponencia oficial de la sección de es- tadística, al insigne demógrafo Dr. Rafael J. Fosal- ba y del trabajo que allí presentó, con el título ““Nue- va orientación del método estadístico en el estudio de los fenómenos colectivos de la población de Cuba?” tomo estos párrafos: Pero estas investigaciones (las biométricas y las relaciona- das con la matrimonialidad, nupcialidad y natalidad) no po- drán realizarse con probabilidad de éxito mientras simultánea- mente no se reorganice el Registro de Estado Civil, y para demostrarlo no había más que recordar que se dejan de ins- eribir en Cuba casi una cuarta parte de los nacimientos, dán- dose el caso en aleunos términos municipales de Pinar del Río que se mueran más niños que los que nacen, privándose de ese modo a numerosos ciudadanos del futuro no sólo de los derechos de la ciudadanía, sino también de la fe civil y legal de su propia existencia. El Sr. Director (entiéndase Jefe) de Estadística Demográ- fica publicó en el Boletín de octubre de 1909 de la Secretaría de Sanidad, atinadas observaciones a ese respecto, que produjo más tarde el importante trabajo leído en el Tercer Congreso Médico Cubano, pero de ambos documentos resulta la evidencia de haberse errado el camino. Más que los tratadistas la práctica personalmente observa- da en los países de Europa y América, nos ha enseñado que son ineficaces y contraproducentes las ampliaciones de plazos y los medios compulsivos que se emplean en Cuba. (8) (7) Sanidad y Beneficencia, Habana, diciembre 1915, t. XX, suple- mento, p. 1-137. yl (8) Actas y trabajos del Cuarto Congreso Médico Nacional, Habana, diciembre 16-22, 1917, t. I, p. 178, ———A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 99 En la Carta de Remisión del resumen de la esta- dística demográfico sanitaria correspondiente al 'Tér- mino Municipal de la Habana, en 1917, fechada el 2 de mayo de 1918, y al referirme a los Nacimientos Registrados, comparando sus cifras con las del año 1916, consigné lo que sigue: Adviértese en seguida un aumento ae 4,318 inscripciones de nacimientos en favor del año que estudiamos (1917), depen- diente de la prórroga concedida a los que no inscribieron oportu- namente a los niños nacidos. Sobre este particular he insistido repetidas veces y mientras no se modifiquen las condiciones en que se realizan las inseripciones y no se lleve en esta Dirección un registro unipersonal de nacimientos, como se lleva el de las defunciones, no podremos saber el número exacto de niños que nacen cada año, y por consiguiente todos los cálculos de la mortalidad infantil serán erróneos, por ser falso uno de los faetores que lo integran. (9) Por último, en la Carta de Remisión del resu- men de la estadística demográfico sanitaria corres- pondiente al Término Municipal de la Habana du- rante el año 1918, fechada el 2 de junio de 1919, al hablar sobre los nacimientos, consigno las siguientes consideraciones: Los nacimientos que se han inscripto en el año 1918 fueron 9,756, que comparados con los 9,707 del año anterior, arrojan una ganancia de sólo 49 inscripciones; y entiéndase bien que uso este término, y no el de nacimientos porque dadas las con- diciones especiales de nuestro pueblo, sobre la que he insistido repetidas veces en anteriores ocasiones, no se registran en su oportunidad los niños que nacen, sino que se espera a que los Poderes Públicos concedan prórrogas a los plazos de inscripción en-el Registro Civil, sin las penalidades que marca la Ley a sus infractores, para entonces concurrir en masa a los Juzgados (9) Sanidad y Beneficencia, Habana, t. XXI, p. 1-48, 100 ANALES DE LA Municipales y registrar a los niños hasta de 17 años, sin contar sus padres, en primer término, y luego los demás obligados a inscribir a los niños, que con su falta privan de personalidad civil a sus hijos y a todos aquellos que tienen derecho a gozar de este privilegio. No quiero insistir en las causas determinantes de este femó- meno social por haberlas expuesto en otras circunstancias y porque al formular cargos concretos podrían caer dentro de las mallas del Código Penal, justamente muchos de los llamados a aplicar y hacer cumplir sus preceptos. Para darse cuenta de lo que acabo de exponer, basta echar una mirada sobre el siguiente cuadro: NACIMIENTOS REGISTRADOS EN LA HABANA Años Inseripciones Años Inscripciones 1888 4,360 1904 6,822 1589 4,333 1905 7,856 1890 4 488 1906 5,144 1891 4,307 1907 7,806 1892 4,441 1908 7,323 1893 4,339 1909 7,603 1894 4,205 1910 8,315 1895 4,171 1911 5,130 1596 4,113 1912 9,157 1897 3,188 1913 5,481 1898 2,470 1H a 0089 1899 4,181 1915 5,385 1900 6,755 1916 5,389 1901 5,121 1917 9,707 1902 6,279 1918 9,756 1903 7,320 10mO 9,908(*) 1920 8,608 En el largo período de treinta y un años consignados (aho- ra 33), cuya primera mitad comprende la época colonial y la (*) He agregado aquí las cifras de inscripciones de nacimientos de los años 1919 y 1920 para no tener que repetir, y hacer más completo el cuadro. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 101 de la primera intervención americana, las únicas oscilaciones notables corresponden a la etapa de nuestra última guerra por la independencia, en que con el aumento espantoso de la morta- lidad coincidió la baja normal de la natalidad, y su inverso equilibrio en los años subsiguientes en los diez y seis años de vida republicana (ahora 19), adviértense subidas y bajadas en la curva de los nacimientos que nada puede explicar normal- mente; empero, al que quiera analizar el por qué de este fe- nómeno no tiene más que computar las fechas en que se han promulgado, tanto por el Poder Ejecutivo como por el Poder Legislativo, las prórrogas a que antes me referí y encontrará que en los años en que se han concedido las tales prórrogas ha aumentado de manera extraordinaria el número de las tales inseripeiones haciendo subir de modo abrupto la curva de los nacimientos, para caer en aquellos en que no se ha concedido tal beneficio a sus cifras normales. Esto tiene otro serio inconveniente, y es que la mortalidad infantil, asunto de importancia capital en todo país civilizado, resulta representada por cifras absolutamente falsas por ser fal- so uno de los factores que determinan aquella función, y los coeficientes obtenidos son por completo inútiles y además per- Judiciales para nuestro país, pues revelan una falsedad, que na- die como nosotros mismos estamos obligados a que desaparezca, evidenciando las causas de error ante los investigadores esta- dísticos de otras naciones y sumando todos nuestros esfuerzos para obtener la verdad. (10) Hasta aquí me he limitado a transcribir lo que he publicado desde hace quince años sobre este asun- to, para que se vea que no ha pasado inadvertido el fenómeno y para que se vea que también se han seña- lado sus principales causas determinantes. De todo ello se deduce que no ya en todo el territorio de la Re- pública, donde la acción educativa y fiscalizadora es más difícil, sino en la misma capital, en la Haba- na, no hemos podido llegar a conocer todavía con (10) Sanidad y Beneficencia. Habana, t. XXII, p. 366-367. 102 ANALES DE LA certeza cuál es el número de niños que nacen cada año, y, por tanto, todos aquellos cálculos en los cua- les entra este factor—como los de movimiento vege- tativo y su derivado, aumento de la población, los de la mortalidad infantil, ete., para no citar sino aquellos fundamentales que miden la prosperidad de un país y:su buena administración sanitaria—son nulos y hasta perjudiciales a los intereses de la nación. Se ha visto igualmente que los niños que nacen no se inseriben oportunamente por varias causas en- tre las cuales conviene recordar las siguientes: 1*—Por el desconocimiento que tiene nuestro pue- blo de lo que representa la personalidad civil, que le confiere precisamente el: acto de su inseripción en el Registro de Nacimientos. 2—Por la apatía y negligencia de los padres y demás personas encargadas de inscribir a los niños. 3'—Por las dificultades que presentan algunos Registros, para verificar esas inscripciones, convir- tiendo en innumerables casos, una función del Es- tado, absolutamente gratuíta, en un motivo de luero y granjería. Conocido el mal, veamos la manera de remediarlo. 1'— Instrucción popular (comenzando por la Es- cuela Primaria) sobre la importancia que para to- dos representa la inscripción de los nacimientos. 2—Facilitar esas inseripciones en los términos que marca la Ley (modificándola si fuese convenien- te O necesario); pero castigar severamente a sus in- fractores. 3—Establecer en esta Secretaría el servicio de natalidad, nupcialidad y mortinatalidad, en la See- ción de Demografía Sanitaria Nacional, en las mis- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 103 mas condiciones en que se lleva el servicio de las defunciones, pero con el personal competente y ne- cesario, lo que producirá sin duda el magnífico re- sultado que ya ha producido el registro de las de- funciones. Como a pesar de las continuas sugestiones que sobre este asunto he realizado el mal subsiste y como el plazo legal para las inscripciones de nacimientos es muy prolongado (180 días), necesario se hace le- gislar en el sentido de la disminución de ese plazo, y de que—como se hizo por el Gobierno Interventor con las defunciones—ningún Juzgado Municipal ni Alcaldía de Barrio de la República inseriba en los libros del Registro Civil ningún acta de nacimiento sin que previamente no tenga firmado por quien co- rresponda el modelo impreso que gratuítamente fa- cilita esta Secretaría de Sanidad, y que el duplicado de esos modelos, debidamente sellado y numerado por el Juzgado respectivo se remita a esta Secreta- ría—como se hace con los certificados de defunción —en un plazo no mayor de cinco días posteriores al de su inscripción en el Registro Civil. Como esto sólo nos daría a conocer los niños que se registran, pero no los que nacen, hay que re- eurrir a otros medios indirectos para llegar a ese conocimiento, y a ese efecto puede solicitarse—como se hace en otros países, y como lo intentó el Dr. Rai- mundo Menocal cuando estuvo al frente de los servi- cios sanitarios municipales—de los médicos y coma- dronas en ejercicio encargados de la asistencia a las señoras en el acto de su alumbramiento, faciliten a esta Secretaría una breve nota en los partos a que asistan, en los modelos que para ello se les facilita- rían, y cuyo servicio postal sería franqueado oficial- 104 ANALES DE LA mente, a fin de evitarles gastos a los profesionales y asegurar además la eficiencia del servicio. Por otra parte, y esto fué el acuerdo del IV Con- greso Médico Nacional, al discutir la ponencia del Dr. Fosalba, se puede atribuir a los ministros re!i- giosos debidamente autorizados, funciones de regis- tradores del estado eivil, como se hacía con los ma- trimonios, o bien, si esta solución no fuera aceptada, se solicitara de las autoridades eclesiásticas de la República que facilitaran, mensualmente, a esta Se- cretaría—como lo hacen los Jefes locales de Sani- dad con las defunciones—una nota de los bautizos que realicen, para así poder conocer los nacimientos que no se han inscripto en el Registro Civil, y en- tonces proceder por los medios que se determinen, a la correspondiente investigación, inscripción y cas- tigo de los infractores. | Finalmente, teniendo en cuenta que acaba de le- vantarse un nuevo Censo de población, y por lo tanto debe conocerse exactamente el número de habitantes de la República, y suponiendo que las medidas pro- puestas se implanten con la urgencia debida, estará de más toda nueva concesión de prórroga de inserip- ciones de nacimientos, tanto más cuanto que el pe- ríodo legal de inscripción debe limitarse a lo sumo a treinta días a contar de aquel en que ocurra el nacimiento (1). (1) Reproducido en el Mensaje del Presidente Mario G. Menocal al Congreso de la República. 5 abril 1920, p. 84-86, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 105 ACUERDOS DE LA ACADEMIA En la sesión de gobierno celebrada el 10 de junio de 1921 se acordó: 1*—Aprobar el informe ministrado por los Dres. Vildósola y Delgado, sobre la glosa de las cuentas y documentos de Tesorería, durante el año 1920-1991. 2—Nombrar una comisión integrada por los Dres. Alacán, Vildósola y Delgado para que informe sobre la propiedad de las memorias y trabajos pre- sentados en opción a los Premios de esta Academia. 3"—Confirmar, por unanimidad, los nombramien- tos hechos por la Junta de Gobierno, en 26 de mayo último, que aparecen más adelante. 4"—Autorizar al Dr. Le-Roy para detener el cut- so de la entrega de los ANALES, entregada el 25 de ma- yo, y proceder, de acuerdo con lo por él propuesto, a la impresión del tomo LVIT correctamente. 5'—Declarar vacante la plaza de académico de la sección de medicina, cirugía y veterinaria que acu- paba el Dr. Francisco Domínguez y Roldán, por au- sentarse éste definitivamente de Cuba, y considerat- lo como académico corresponsal. 6'—Nombrar al Dr. Domingo Hernando Seguí, delegado de la Academia al Congreso de Estrasbut- go y que represente a la Corporación en las similares que visite. 7*—Conceder un voto de confianza a la Junta de Gobierno para que pueda resolver los asuntos que se presenten durante el receso de la Academia que du- rará desde esta fecha hasta el mes de octubre. 106 ANALES DE LA NOMBRAMIENTOS APROBADOS POR LA ACADEMIA, A PROPUESTA DE SU JUNTA DE GOBIERNO Directores de los Anales, Dres. Jorge Le-Roy y Carlos de la Torre. | Director de la Sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria, Dr. José A. Presno. Director de la Sección de Farmacia, Dr. José P. Alacán. Director de la Sección de Ciencias, Dr. Carlos de la torre, COMISIONES Biología. Dres. Agramonte, Casuso, Diago, Or- tega, Vacante. Patología y Clínica Médicas. Dres. Aróstegui, Díaz Albertini, Jacobsen, Valdés Anciano y Aballí. Patología y Olímca Quirúrgicas. Dres. Presno, Duplessis, Varona, Bustamante y Rodríguez Molina. Higiene y Demografía. Dres. Guiteras, Le-Roy, Méndez Capote, López del Valle y Morales. Medicina Legal y Legislación Samtaría. Dres. Castro, Héctor, Fernández Benítez, Coronado y Plasencia. Medicina Veterinaria. Dres. Etchegoyhen, Gó- mez Murillo, Grande Rossi, Ruíz Casabó y Finlay. Farmacia, Terapéutica y Botánica. Dres. Ala- cán, Bosque, Díaz, Hernando Seguí y García Ca- ñnizares. Toxicología, Química Legal y Análisis Físico- Químicos. Dres. Alonso Cuadrado, Simpson, Mo- reno, Delgado y Fernández Benítez. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 107 Geología, Mineralogía y Paleontología. Dres. Amigó, Górdon, Valdés Ragués, Villalón y Cadenas. Zoología y Antropología. Dres. Santos Fernán- dez, Latorre, Torralbas, Betancourt y Vildósola. INFORME DE LA COMISION DE GLOSA Por los Dres. F. I. de Vildósola y E. Delgado (Sesión de 10 de junio de 1921) Sr. Presidente de la Academia de Ciencias. Señor : Tenemos el honor de informarle que cumpliendo lo dispuesto por Vd. en sesión de gobierno del 22 de abril último, examinamos las cuentas de Tesorería, así como los libros y demás documentos comproban- tes, encontrando en todos ellos la mayor. exactitud, por lo que deducimos que dicho trabajo'se ha reali- zado con la honradez y el celo característico des nues- tro saliente tesorero. 108 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION DE GOBIERNO, EXTRAORDINARIA, - DEL 22 DE JULIO" DE 1921 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes.—Dres. J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, A. Betancourt, E. Delgado, J. A. Fernández Bení- tez, C. E. Finlay, A. Górdon Bermúdez, J. A. López del Valle, E. Moreno, M. Ruiz Casabó, J. Á. Simpson, F. I. de Vildósola. Académico corresponsal: Dr. J. F. Arteaga. Leída el acta de la sesión anterior (10 junio), fué aprobada. El Dr. Manuel Ruiz Casabó dió lectura a la tasación de honorarios solicitada por el Juzeado de Primera Instancia del Sur de la Habana en juicio de menor cuantía seguido por el Dr. Luis Biosca contra los herederos del Sr. Isidro Lavín, cu- yos honorarios ascienden a la suma de novecientos cincuenta y cinco pesos por la asistencia facultativa prestada a dicho señor. Sometido a votación fué aprobada la tasación, estimando que los honorarios reclamados son correctos y están ajustados a lo que corrientemente se acostumbra cobrar a enfermos sol- ventes. Se da cuenta de un eserito de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando la designación de un aca- démico para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra ““4*” (Patología general con su clínica, un curso, Pa- tología de afecciones intertropicales, con su clínica, medio curso), de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de la Habana. Se acordó desig- nar al Dr. Francisco M. Héctor para ese puesto. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 109 Se da cuenta de haber sido designado por la Sección de Farmacia, Secretario de la misma el Dr. Emiliano Delgado. Igualmente se da cuenta de haberse presentado como único candidato a la plaza de académico de número, vacante en la Sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria, el Dr. Francisco M? Fernández. En virtud de estar ausente el Dr. Presno, Di- rector de la Sección, a quien corresponde la designación del ponente que ha de informar sobre los méritos del candidato, el Sr. Presidente, que por su condición de tal lo es nato de todas las secciones y comisiones, designó al Dr. Carlos E. Fin- lay para que informase acerca de los méritos del candidato pro- puesto. El Dr. Alacán, como Director de la Sección de Farmacia, da lectura a la protesta formulada por la misma, relativa a la promuleación de la Ley del 30 de junio de 1921, como atenta- toria al libre ejercicio de la Farmacia y a la dignidad profe- sional. Sometido a discusión, el Dr. Górdon dice que existiendo un abogade consultor de la Academia, se le pase la protesta formulada para que redacte la de la Academia, si es que ésta puede hacerla. El Secretario manifiesta que no es necesario recurrir al le- trado consultor puesto que el Reglamento de la Academia es claro y terminante y a ese efecto da lectura a su artículo 1 El Dr. Górdon se da por satisfecho y pide que la Sección de Farmacia, que es la que mejor conoce el asunto, redacte dicha protesta. : adds El Dr. Alacán cita un caso práctico que le ha ocurrido con el Representante a la Cámara señor Recio, a quien no ha po- dido repetir una fórmula despachada anteriormente por haber venido en horas en que, según la nueva Ley, estaba clausurada la botica. El Dr. Alonso Cuadrado manifiesta que hay una solicitud de los farmacéuticos de la República para la derogación de dicha Ley y que puede unirse a ella la protesta de la Aca- demia. a El Dr. Finlay indica que en todos los países civilizados las boticas están abiertas lo mismo de día que de noche y en los días laborables como festivos, y no hay ley alguna que obligue 110 ANALES DE LA a vender o no a nadie. Que cualquier disposición que tienda a ello es atentatoria a la libertad y a la dignidad profesional. El Dr. Górdon dice que en vista de lo explícito del Re- olamento, procede autorizar a la Sección de Farmacia para que formule la protesta, y que entonces la haga suya la Aca- demia. Se acuerda darle un voto de confianza a la Sección de Far- macia para que ella redacte la protesta de referencia y una vez hecha pasarla a la Academia para que ésta la haga llegar al Honorable Sr. Presidente de la República. No habiendo otro asunto de que tratar, se dió por termina- da la sesión. He aquí el escrito que la Academia dirigió al Honorable Sr. Presidente: : “Habana, 25 de julio de 1921. Honorable Sr. Presidente de la República. Honorable señor: La Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, reunida en la noche del 22 del presente mes en sesión extraordinaria de gobierno para conocer el informe de su Sección de Farmacia, relativo a la Ley del 30 de junio de 1921, y de acuerdo con lo que dispone el inciso 2? del artícu- lo..1% de su Reglamento, acordó por unanimidad hacer suyo dicho informe y, por tanto, elevar a su consideración el si- guiente acuerdo, para que a su vez se digne hacerlo conocer al Hon. Congreso de la República. La Academia ha visto con profunda sorpresa la promulga- ción de la Ley del 30 de junio de 1921, que impide a los farma- céuticos el libre ejercicio de su profesión después de las siete de la noche, «todos los días y después de las diez de la mañana los domingos. Entiende que es atertatoria a la dignidad profesional, pues supone un desconocimiento completo del carácter científico de la. farmacia; y atentatoria igualmente. al libre ejercicio de la carrera, pues el farmacéutico tiene el derecho de vivir de su profesión, y al propio tiempo tiene el sagrado deber de sumi- ministrar en cualquier momento, sin distinción de días ni de horas, los recursos terapéuticos que el médico necesite para la asistencia de sus enfermos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 111 Además, la promulgación de esa Ley rompe por completo el orden establecido para el servicio público de las farmacias, y en ningún país civilizado se ponen trabas ni cortapisas de nineún sénero a un 'servicio que afecta a la salud pública y al bienestar de los habitantes. : Por las razones antes expuestas, esta Academia ruega al Hon. Sr. Presidente de la República se digne impetrar del Hon. Con- greso la derogación de la expresada Ley del 30 de junio de 1921, o su modificación de acuerdo eon las necesidades de la salud pública y la dienidad profesional.?” INFORME SOBRE HONORARIOS Por el Dr. Manuel Ruíz Casabó (Sesión extraordinaria de gobierno del 22 de julio de 1220 En eumplimiento del decreto de la ld fechado el día diez y siete del actual, vengo a dar cuenta a esta Corporación con el informe que en el mismo me fué encomendado a virtud de los autos de menor cuantía establecidos por L... B... contra los herederos de 1... L... en cobro de honorarios por asistencia a prestada a este último, du- rante el período de quince días o sea desde el dee de octubre al diez y siete del propio mes Y año. de mil novecientos veinte, ambos inclusive. El Sr. Juez de aaa Instancia del distrito Sur de esta Capital dispone que por esta Corporación se informe “Sobre la importancia y el valor de los ho- norarios que se ha señalado al actor, en relación con lo que aparece de la relación que se acompaña, de.” Los servicios profesionales prestados e Me 5... por el, Der Lo. BE según la referida relación podemos mencionarlos en extracto de la ma- nera siguiente: 112 ANALES DE LA Cuarenta y nueve visitas ordinarias con práctica de operaciones menores. Ocho visitas extraordina- rias (de noche) econ práctica de operaciones meno-: res. Dos análisis de orina. Seis noches a la cabe- cera del enfermo con práctica de operaciones me- nores. ': Dos. Juntas con el Dr.48..!.- Qui. Bráe- tica personal de inhalaciones de oxígeno al enfermo, cual si fuese un enfermero. Los servicios expuestos han sido apreciados en la cantidad de novecientos cincuenta y cinco pesos moneda oficial. Como podrán estimar los Sres. Académicos, la asistencia prestada por el Dr. L... B..., represen- ta una atención, casi constante, exclusiva con detri- mento de los demás servicios de su clientela. Atención que fué solicitada por un individuo sol- vente, propietario e industrial, y sin que herederos directos puedan sentirse perjudicados por el pago de los honorarios devengados por quien prestó sus servicios sin reparos ni obstáculos, como en anterio- : res ocasiones lo efectuó, pues era su cliente antiguo. Esta ponencia estima que la cuenta presentada por el Dr. E... B..., según la relación que se acom- paña está correcta y ajustada a lo que corrientemen- te se acostumbra a cobrar a enfermos solventes. Y tanto más correcta cuanto que la fecha a que se re- fiere los servicios profesionales, corresponde al pe- ríodo álgido en que el vértigo de la abundancia mo- netaria, desniveló el ordinario precio de las cosas, circunstancia que no fué aprovechada por el profe- sor reclamante. Es cuanto tengo el honor de some- ter a la consideración de la Academia. SH —— CONDICIONES DE LA PUBLICACION Los ANALES se publican regularmente. Su precio es TRES PESOS ORO por semestre adelantado. En esta publicación aparecen, a más de los trabajos de la Academia, artículos de actualidades científicas, de progresos obtenidos en las ciencias, de moral e in- tereses profesionales, de asuntos históricos, de diversos ramos, etc., etc. Los ANALES sostienen númeroso cange con publica- ciones análogas del mundo entero. La Dirección de los ANALES no se hace solidaria de las doctrinas sustentadas por los autores de los tra- bajos. | AVISO Toda obra enviada a la redacción de los ANALES y a será anunciada tres veces. Se suplica el cange. Please exchange. Exchange S. V. P. ANALES DE LA AÁCA- DEMIA DE CIEN- CIas MúnICAs, Fí- SICAS Y NATURA- LES DE LA HABANA Sírvase dirigir el cange: Please address exchange to: V euillez adresser les exchanges: Cuba 84 a Habana. 2) OBRAS DE VENTA EN LA REDACCION DE LOS “ANALES” Trabajos de la Comisión de Medicina Legal e Higiene Pública, 3 tomos, Me- morias sobre la Historia Médica y Ouz- rúrgica de las Regiones Intertropicales de América, por el Dr. Enrique Dumont; Contribución al estudio de los Molus- cos Cubanos, por el Sr. Rafael Arango y Molina; Patologia y Terapéutica del aparato Lenticular del ojo, por el Dr. Becker, traducida del alemán, por el Dr. Finlay. REGISTRADO EN CORREOS COMO CORRESPONDENCIA DE SEGUNDA CLASE ¡FX ANALES y Naturales de la Habana REVISTA CIENTIFICA Inscripta en la “Asociación de la Prensa Médica de Cuba” DIRECTORES: Dr. Jorge Le-Roy.: Dr. Carlos de la Torre TOMO EmMieb 1 AGOSTO 1921 - ABRIL 1922 (En receso la Academia durante los meses de Agosto y Septiembre) Toda la correspondencia y cange de los ANALES, diríjase al local de la ACADEMIA.—CUBA 84 A.-HABANA DE“ LA Academia de Ciencias Médicas, Físicas Imprenta! “El. Siglo XX” Sociedad Editorial Cuba Contemporánea Teniente Rey 27 1922 | Habana Y IS IDO EI IA, IRA OTI TA A A ALA LR A A SUMARIO Páginas I,—Acta de la sesión pública ordinaria del 28 de octubre a o E A A SA EN A AE E 11.—La capacidad visual desde el punto de vista de la aptitud para el servicio militar, Su comprobación por el Cromo- Optómetro Semáforo, por el Dr, Rodolfo Guiral. Sesión del :28/«de'oetabre ¿de ADIL IRA Moo ea da a ls e ITI.—Informe sobre el Dr, Francisco Ma Fernández, por el Dr. Carlos E. Finlay, Sesión del 28 de octubre de 1921. IV.—Acuerdos de la Academia (28 de octubre de 1921).... V,— Acta de la sesión científica del 11 de noviembre de 1921. VI.—Experimentos con el Kieselghur eñ la depuración de los jugos de caña, por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado. Se- sión del. de: noyriembre de 192 a a oo 00a VII.—El tratamiento de los cálculos del uréter por el catete- rismo ureteral, por el Dr. L, F. Rodríguez. Sesión del Pide Oo vientire dev PO tas Re do los max ooo IO VIIT.—Sesión frustrada del 25 de noviembre de 1921....... IX.—Acta de la sesión pública extraordinara del 10 de diciem- Dre de LE O E it E US UI ANC y X.—Homenaje al Dr. Diego Tamayo, por el Dr. Santos Fer- nández. Sesión del 10:de diciembre de 1921.......... XI—El Dr, Diego Tamayo y Figueredo, por el Dr. Federico Torralbas, Sesión del 10 de diciembre de 1921...... XIT.—Solicitud. 10 de. diciembre de 1921......2...e..... XHUI.—Discurso de eontestación por el Dr. Diego Tamayo. Sesión del 10 de diciembre de 19 lic XIV.—Acta de la sesión científica del 13 de enero de 1922... XV.—Heridas penetrantes del segmento anterior del ojo, por el Dr. Francisco Ma Fernández, Sesión del 13.de enero (MIN ES LS A E A INN UI XVI.—Sesión:frustrada del 27 de enero de 1922... 0... ..a XVIi.—Acta de la sesión pública ordinaria del 10 de febrero (oa Es Paz TA EE E O OO LE XVIII.—Informe sobre honorarios (petición e datos), por el Dr. Raimundo de Castro. Sesión del 10 de febrero de 1922. XIX.—Nuestra Academia de Ciencias, por el Dr, ¿Juan Santos Fernández, Sesión: del 10de febrero de-1922...... 000. XX.—La sonda permanente en los operados de catarata afec-* tados de 198 vías urinarias, por el Dr. Juan Santos Fer- XXI. —El sistema. de filtración en el abastecimiento de agua potable a la ciudad de Filadelfia, U. S. A,, por el Dr. Gastón Alonso Cuadrado. Sesión del 10 de febrero XXII.—Notas demográficas sobre la ciudad de la Habana, por Dr. Jorge Le-Roy y Cassá. Sesión del 10 de febrero AI O ts o ERA e A OA XXTIM.—Acta de la sesión pública extraordinaria del 17. de 'fe- Brexo CS A A E cadémico Dr. Miguel Sánchez Toledo. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias, por el Dr, Luis Ortega. Sesión del 17 de febrero de 1922. XXV.—Discurso de contestación al de ingreso del Dr. Luis Or- tega, por el DY. Leonel Plasencia. Sesión del 17 de NN A A A E E A XXIV 113 (Continúa en la tercera página de esta cubierta.) SA A AA CITA DEC 19 1923 ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 28 DE OCTUBRE DE 1921 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes.—Dres. A. Aballí, A. Agramonte, J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, A. Amigó, G. Aróstegui, R. de Castro, E. Delgado, J. G. Díaz, G. G. Duplessis, F. Etche- goyhen, J. A. Fernández Benítez, C. E. Finlay, F. García Ca- ñizares, R. Gómez Murillo, J. Guiteras, D. Hernando Seguí, J. A. López del Valle, E. Moreno, L. Morales, L. Plasencia, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó, J. A. Simpson, C. de la Torre, J. A. Valdés Anciano, P. Valdés Ragués, F. I. de Vil- dósola. Leída el acta de la sesión anterior (10 de junio) fué apro- bada. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: Entrada.—Del Dr. Juan Guiteras, acusando recibo de su nombramiento para la Comisión de Higiene y Demografía de esta Academia. Del Dr. Carlos E. Finlay, participando haber tomado pose- sión del cargo de Director de Beneficencia, el tres de junio del corriente año. De los Dres. Rodríguez Molina, Torralbas, Diago, Finlay, Alacán, Grande Rossi, López del Valle y Simpson, proponiendo al Dr. Francisco M. Fernández para ocupar la vacante existente en la sección de Medicina. Del Dr. Francisco M. Fernández, solicitando certificación de haber sido honrado con el “Premio Cañongo”” en el concurso de 1919 y relación de los trabajos que ha presentado a esta Academia. De la Academia Municipal de la Habana, participando el nombramiento del Sr. Néstor Carbonell como historiador de la 114 ANALES DE LA Habana, y rogando se le brinden las mayores facilidades en las buscas y copias de documentos de esta Biblioteca. Del Juzgado de Primera Instancia del Sur de la Habana, solicitando tasación de honorarios reclamados por el Dr. Luis Biosca contra los herederos de Isidro Lavín. Del Dr. Ricardo Diago y Ayesterán, participando que con fecha 9 de julio ha tomado posesión del cargo de Director del Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, soli- citando la desienación de un Doctor en Medicina y Cirugía, que deberá formar parte del Tribunal de oposiciones al cargo de Profesor titular de la Cátedra **4”” (Patología general con su clínica, un curso, Patología de afecciones intertropicales, con su clínica, medio curso) de la Escuela de Medicina, de la Fa- cultad de Medicina y Farmacia, de la Universidad de la Ha- bana. De la Sección de Farmacia, manifestando haber elegido se- eretario de dicha sección al Dr. Emiliano Deleado. De la Sección de Farmacia de esta Academia, solicitando que la Corporación acuda en la forma que permitan las leyes, para que el Poder Legislativo reconsidere la ley del 30 de junio de 1921. Del Dr. Antonio Díaz Albertini, manifestando que embarca para Europa, de donde regresará en el mes de noviembre. Del Dr. Eduardo García Faúndo, solicitando certificación de haber sido uno de los autores a quienes se les otorgó el ““Pre- mio del Presidente Gutiérrez”? en el persente año. Del Sr. Antonio Bryon y Castellanos, participando haber tomado posesión del cargo de Administrador de la Aduana de la Habana en seis de agosto del corriente año. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, soli- citando la designación de un Doctor en Medicina y Cirugía, que deberá formar parte del Tribunal de oposiciones al cargo de Profesor titular de la Cátedra “*9”” (Clínica Quirúrgica, un curso) de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Medicina y Farmacia, de la Universidad de la Habana. Del Dr. A. Gutiérrez, dando las más expresivas gracias en nombre de sus compañeros, los abogados, por haberle cedido la Academia sus salones para la junta verificada el día 21 del actual. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 115 Salida.—A la Secretaría de Hacienda, remitiendo informe sobre desnaturalización de alcoholes aprobado en la sesión del 10 de junio. A la Gaceta Oficial, convocatoria para la provisión de una plaza de académico de la sección de Medicina, Cirugía y Veterl- naria, por ausencia definitiva de esta Isla del Dr. Franciseo Domínguez Roldán. Al Dr. Domingo Hernando Seguí, designándolo para que re- presente a la Academia y estreche sus relaciones con las Corpo- raciones científicas análogas en su próximo viaje a Europa. A los periódicos, Diario de la Marina, Heraldo de Cuba, El Triunfo y La Prensa, invitación para recibir el cadáver y asis- tir al entierro del ex Presidente de la República, Mayor Gene- ral José Miguel Gómez. A los 48 académicos de número existentes en la actualidad, participándoles la existencia de una vacante en la sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria. Certificado al Dr. Francisco M. Fernández, de haber obte- nido el “Premio Cañongo*” en el concurso de 1918 y de los trabajos por él presentados en esta Academia. Al Dr. Ruiz Casabó, nombrándolo ponente para tasación de honorarios, reclamada por el Juzgado de Primera Instancia del Sur de la Habana. Al Juzgado de Primera Instancia del Sur de la Habana, remitiéndole informe sobre honorarios médicos, aprobado en 23 de julio último y devolviéndole el expediente original de los autos de menor cuantía establecidos por el Dr. Luis Biosca contra los herederos de Isidro Lavín. Al Dr. Carlos E. Finlay, remitiéndole la propuesta y docu- mentos del Dr. Francisco M. Fernández, como candidato a la vacante existente en la sección de Medicina, Cirugía y Veteri- naria, por pase a corresponsal del Dr. Francisco Domínguez Roldán, a fin de que se sirva emitir el informe correspondiente. Al Subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del acuerdo de la sesión de gobierno del 22 del actual, designando al Dr. Francisco M. Héctor, para formar parte del Tribunal de oposiciones al careo de Profesor titular de la Cátedra “*4”” (Patología general con su clínica, un curso, Patología de afecciones intertropicales, con su clínica, medio 116 ANALES DE LA curso), de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de la Habana. Al Dr. Francisco M. Héctor, dándole cuenta del anterior nombramiento. Al Honorable Sr. Presidente de la República, dándole cuen- ta que en sesión extraordinaria de gobierno del 22 del actual, esta Academia acordó, por unanimidad, hacer suyo el informe presentado por la sección de Farmacia de esta Corporación re- lativo a la Ley de 30 de junio de 1921 y elevarlo a su conside- ración para que a su vez lo haga conocer al Honorable Congreso de la República. Al Dr. Eduardo García Faúndo, certificado de ser él uno de los autores a quienes se les otorgó el ““Premio del Presidente Gutiérrez*” en el concurso del presente año. Al Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, parti- eipándole haber sido designado al Dr. Luis F. Rodríguez Molina, para formar parte del Tribunal de oposiciones al cargo de Pro- fesor titular de la Cátedra “*9”” (Clínica quirúrgica, un curso) de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Medicina y Far- macia de la Universidad de la Habana. Al Dr. Luis Felipe Rodríguez Molina, participándole el an- terior nombramiento. El Dr. Juan Santos Fernández dió cuenta del fallecimiento de la señora madre del Sr. Académico Dr. Carlos de la Torre, y manifestó que estuvo representada la Academia en el entierro por varios miembros de la Corporación, acordándose asimismo pasar una comunicación al Dr. Carlos de la Torre y a su distin- euida familia. El Sr. Presidente concede la palabra al Dr. Rodolfo Guiral, por haberle cedido su turno el Dr. Gastón Alonso Cuadrado. El Dr. Guiral da cuenta de su trabajo anunciado en la orden del día, sobre ““La capacidad visual desde el punto de vista de la aptitud para el servicio militar. Su comprobación por el Cromo-Optómetro-Semáforo”*” haciendo en breves palabras una verdadera demostración de las ventajas de su aparato. Pedida la palabra por el Dr. Horacio Ferrer (Jefe de Sa- nidad Militar) le fué concedida. Después de felicitar al Dr. Guiral manifiesta que de todos ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 117 los aparatos que ha visto y de los que ha conocido en las casas constructoras éste es el mejor. Siente que el Dr. Guiral no le haya puesto los optotipos de Landolt que casi son internacionales y que expresan las capa- cidades visuales por décimas, según el sistema métrico decimal. Añade que las capacidades que el autor indica las cree muy altas aun y que se puede decir que el Ejército de Cuba es el más exigente que existe en esta materia. El Dr. Carlos E. Finlay felicita también al autor y dice que vería con gusto que en el aparato figuraran las luces que se usan en las linternas de ferrocarriles americanos y que permi- ten darle a la luz el mismo aspecto que cuando hay mucha neblina; y que también sería bueno que tuviera una pantalla para los simuladores. El Dr. Arturo Sansores felicita igualmente que los anterio- res compañeros al Dr. Guiral y manifiesta que según su opinión el aparato ideado por el Dr. Guiral debe ser declarado de uso oficial en los exámenes de los aspirantes que deseen ingresar en la Marina o en el Ejército. El Dr. J. Santos Fernández, indica que es necesario praeti- car con el aparato para comprender su mecanismo rápidamente y da las gracias al Dr. Guiral por haber presentado este trabajo en la Academia y que ésta estima en lo que vale tal honor. Concedida la palabra al Dr. Guiral para contestar le dice al Dr. Ferrer: Que usa los optotipos de Snellen por ser éstos los que aparecen en el reglamento hecho por él para estas pruebas v que son los que todas las naciones usan. Que los optotipos de Landolt no son internacionales; en el Congreso de Nápoles se trató de buscar un tipo único de letras, signos, ete., y no se llegó a ningún acuerdo y actualmente se usan sólo para los analfabetos. Que no encuentra una razón justa para que el Ejército de Cuba sea más exigente en la capacidad visual que los demás ejércitos del mundo y que las explicaciones que le ha dado el Dr. Ferrer no lo convencen. Que respecto a los médicos, el hecho de que se pueda presen- tar un enano no justifica las exigencias de peso y talla, pues el enano por el defecto físico da lugar a burlas, ete., ete., y como dice el reglamento, queda ipso facto excluído. Al Dr. C. Finlay le dice que el aparato está en condiciones 118 ANALES DE LA de recibir todas las pantallas que deseen agregarle; pero que se fije en la pantalla de escotomas y verá que ésta sirve para las pruebas de la linterna por él indicadas, bastando disminuir el amperaje por medio del reostato para obtener una luz tan baja como la que deja visible una fuerte niebla. El cuadro de letras de colores que tiene el aparato está hecho precisamente para despistar a los simuladores, pues hay letras rojas, verdes, etec., ete., unas al lado de las otras para usarse con los lentes complementarios. Al Dr. Sansores le da las gracias por sus frases y deseos y por último al Dr. Santos Fernández, al cual le reitera las más expresivas gracias por el honor que le ha hecho de permitirle hacer uso de la palabra en los salones de la Academia sin ser académico. Dió de nuevo las gracias al Dr. Guiral el Sr. Presidente en nombre de la Corporación, y no habiendo otro asunto de qué tratar, suspendió la sesión pública, constituyéndose la Academia en otra de gobierno. LA CAPACIDAD VISUAL DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA APTITUD PARA EL SERVICIO MILITAR Su comprobación por el Cromo-O ptometro Semáforo POR EL DR. RODOLFO GUIRAL Sesión del 28 de octubre de 1921. Sr. Presidente: Señores: Requisito indispensable es, que todo aspirante al ingreso en el servicio militar, tenga una capacidad visual determinada; como en nuestra República no existe aparato alguno que de una manera rigurosa- mente científica compruebe esta capacidad, de ahí la idea y construcción del que hoy tengo el honor - de exponer a la consideración de ustedes. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 119 El cromo optometro semáforo está compuesto de dos cajas rectangulares colocadas verticalmente una encima de la otra por su borde anterior; la caja ho- rizontal lleva en su cara superior una pizarra elée- trica formada por 48 botones, colocados de seis en seis en placas metálicas y de otras placas que sólo contienen cinco, en el centro lleva una que contiene 10 botones; lleva además un manipulador de Morse para el telégrafo de destellos y dos pequeños con- mutadores para cuando se quiere dejar fija una señal. Estos botones están en comunicación con 48 lám- paras eléctricas que se encuentran colocadas en la parte interna de la cara anterior de la caja vertical; cada lámpara se encuentra separada de la otra por cuadros de madera, haciendo que sólo ilumine una figura cada vez que se comprima un botón. En la cara posterior de la caja vertical se encuen- tra un chucho, un fusible y una lámpara piloto que no sólo sirve para alumbrar la pizarra sino que in- - dica que el aparato funciona bien al comprimir los hotones por la disminución de luz que se observa. En la parte superior de esta misma caja hay un reostato para aumentar o disminuir la intensidad de la luz según la prueba que se desee hacer. La caja vertical en su parte anterior lleva una ranura a toda su altura y en la cual se colocan los diversos cuadros que contienen las materias que se han de someter al aspirante, El aparato trabaja con corriente de la ciudad a 110 volts y la comunicación se hace por la parte la- teral derecha y allí existe una llave para dar y qui- tar la corriente. 120 ANALES DE LA FUNCIONAMIENTO DEL APARATO El aparato debe ser colocado sobre una mesa de modo que los cuadros queden a la misma altura que la cabeza del examinado; se debe cuidar que la dis- tancia sea exactamente de 20 pies entre el aparato y el candidato. Como la primera prueba que hay que practicar es la de la capacidad visual, se coloca en la ranura el cuadro de letras negras. Estas letras están toma- das de la escala de Snellen y corresponden a un án- gulo de 5 minutos de alto por uno de ancho. Siendo la capacidad exigida fija, he suprimido las fracciones correspondientes a la visión de 20/100 y 20/200 empezando por la de 20/70 y de ahí en or- den ascendente hasta la de 20/15 que por lo regular sólo se encuentra en la juventud. Las pruebas se realizan estando el aspirante co- -locado a 20 pies de distancia y el operador toca di- versos botones haciendo que las letras aparezcan ver- tical, horizontal y diagonalmente; debe hacerlo sin orden pues así es imposible que aunque las sepa de memoria el examinado sepa cuál letra aparece y si no la ve no puede nombrarla. Un asunto de importancia es la mala costumbre ae ir a las casas de óptica y aprenderse de memoria las escalas; esto no es honrado, el individuo que pre- tende ingresar en el servicio militar debe ser un hom- bre de honor, debe presentarse sin reservas menta- les que puedan perjudicar a la patria, debe pospo- ner su interés personal al de la República, puede llegar un momento en que ella necesite de sus servi- cios y entonces se puede encontrar con individuos ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 121 que le son completamente inútiles y a los cuales ha estado sosteniendo. El aspirante debe presentarse tal cual es, si de todas las pruebas sale bien puede ser admitido, si no debe dedicarse a otra profesión, que no exija las condiciones del servicio militar. Vista del aparato en conjunto. Se debe tener muy presente que las capacidades que aquí figurarán sólo se refieren a las mínimas que debe tener el aspirante y no a la que tiene un sujeto normal, el cual en este trabajo para nada figura. 122 ANALES DE LA ¿ Qué capacidad visual mínima es la necesaria pa- ra ingresar en el servicio militar de la República ? La última circular del Estado Mayor exige una visión mínima de 20/20 para el mejor ojo y de 20/30 para el otro sin el uso de lentes; como caso excepelo- nal se podrá admitir un aspirante que tenga 20/40 para el mejor ojo y 20/1600 para el otro siempre que por medio de los lentes la visión sea llevada a las indicadas anteriormente. Esto no es razonable, la capacidad visual admitida para el servicio militar, es casi internacional, todos los reglamentos indican que el aspirante con una visión mínima igual a 20/40 para el mejor ojo y de 20/70 para el otro es un buen servidor. Es decir que lo que en nosotros constituye la ex- cepción en todas las naciones es la regla. ¿A qué se debe esto? Simplemente a exigencias que obligan al médico militar no preparado para estos exámenes, a llenar un cometido que no puede. Estos exámenes en todas las naciones son hechos por especialistas; estos expertos examinan los ojos del aspirante por el oftalmoscopio, comprueban la integridad de las membranas profundas, la transparencia de los me- dios líquidos del ojo y descartadas las enfermeda- des que pueden disminuir la visión, practican el exa- men objetivo de la refracción, evitando que el can- didato por sus respuestas, pueda aumentar o dismi- nuir su defecto; tan peligroso es el simulador como el disimulador. ¿ Puede el médico militar no preparado hacer es- tos exámenes ? No; la determinación de la refracción por los me- dios objetivos: esquiascopía, oftalmometría, ima- gen derecha, ete., ete., necesitan estudios especiales ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 123 y demorados, que no se aprenden en días; el examen del fondo del ojo eon fin diagnóstico es cuestión de años; ereo que mis compañeros militares actualmen- te hacen más de lo que pueden. La capacidad visual se expresa por un quebrado; el numerador es la distancia fija entre el examinado y la escala o aparato y el denominador la distancia a que la letra puede ser vista si el examinado tuviera visión normal, Ahora bien. ¿Qué es lo que se debe entender por capacidad visual ? Actualmente la ciencia admite para definirla, las experiencias obtenidas de los accidentes del trabajo en cuanto a su remuneración; no es la capacidad vi- sual fisiológica la que se tiene en cuenta, sino la más pequeña cantidad de esta capacidad, que permite al sujeto cumplir con todos los deberes de su oficio; es por tanto la capacidad profesional la que se tiene en cuenta y todo individuo cuya capacidad visual pro- fesional le permita cumplir con los deberes del ser- vicio militar, puede y debe ser admitido. Todos los expertos están conformes en que la ca- pacidad visual igual a 20/40 para el mejor ojo y 20/70 para el peor es más que suficiente para admi- tir a los aspirantes en cuanto al servicio militar se refiere. Desde luego que quedan descartados aque- llos cargos en los cuales ya se especifica que la visión debe ser absolutamente normal para ambos ojos y sin lentes, así como la percepción cromática perfecta, como sucede en determinados cargos de la marina. Del examen practicado objetivamente, se deduce que el examinado tiene un defecto de refracción, pue- de ser miópe, hipermetrope, astigmático, ete. ¿Pue- den los aspirantes al servicio militar usar lentes ? 121 ANALES DE LA Estudiemos primero este caso en cuanto a los ca- detes se refiere. Estos serán mañana los oficiales llamados de aca- demia; en todas partes, las escuelas militares están conformes en que los defectos de refracción no pa- sando de ciertos límites en nada impiden su admisión. La miopía es admitida hasta seis dioptrías. Los Es- tados Unidos, Francia, España, Japón, Inglaterra, están conformes en que sus oficiales usen lentes de miopía y por ello el servicio en nada desmerece. La hipermetropía, el astigmatismo que hasta ahora no eran admitidos ya se admiten siempre y cuando con el uso de los lentes la visión sea llevada a la indicada como mínimum. Hay un factor importante en esta concesión y es gue todo oficial cuando va a campaña lleva anteojos y dado el caso de que pierda los lentes, con los binocu- lares puede ver perfectamente. Condición necesaria es que los cadetes tengan un campo visual normal para poder moverse libremente en todas direcciones; un campo visual estrechado im- pedirá que pueda seguir los movimientos de la tropa. Si es dedicado a la caballería, el campo visual es aún de mayor importancia y los dedicados a ella de- ben tener por lo menos un ojo con capacidad visual casi normal, 20/30 pues el trabajo de esta arma no es muy a propósito para el uso de lentes. Los aspirantes al ser admitidos debieran ser se- leccionados según su capacidad y campo visual. Si es posible la percepción de colores debe ser normal. . De aquí se deduce, que todo aspirante para in- eresar en una academia militar puede ser aceptado con una visión mínima de 20/40 para el mejor ojo y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 125 . de 20/70 para el peor si se trata de infantería; si se refiere a la caballería la visión mínima debe ser para el mejor ojo de 20/30 por lo menos, para el otro de 20/40 si posible fuera. REQUISITOS EXIGIDOS AL SOLDADO PARA SER ADMITIDO El soldado tiene que ver al enemigo muy claro, ver la posición que ocupa, seguir sus movimientos, Cuadro de letras negras.—Capaeidad «visual. en una palabra, hacer de él su blanco: Debe poder reconocer la tropa que vea, no padecer de diplopia, tener un campo visual perfecto y debe gozar de vi- sión binocular para poder ver bien los relieves, dis- tinguir las formas, dimensiones, etc., debe tener lo que se llama “golpe de vista profesional”. Estas condiciones también deben concurrir en los oficiales 126 ANALES DE LA del Estado Mayor que son los encargados de ver para los otros. Estudiemos qué servicios son los que tiene que desempeñar el soldado de acuerdo con la definición de capacidad visual profesional. ““El soldado es un tirador”, su obligación es dis- parar y procurar que sus disparos sean lo más efec- tivo posible; para tirar bien se necesita ver bien; ¿basta sólo ver bien? Las experiencias llevadas a cabo por diversos expertos han demostrado, que el acto visual no es el único factor en el buen tiro; se necesita habilidad manual, sagacidad, temperamen- to y sobre todo el estado psíquico del momento. El soldado para tirar bien, debe ver muy bien el punto de mira o el alza y el blanco; el ojo humano por su estruetura anatómica no puede ver en foco perfecto dos puntos situados a diferentes distancias; de ahí resulta que el buen tirador se concreta a ver bien el punto de mira o el alza y confusamente el blaneo, y cuando uno de estos dos, alza o mira, coin- cide con el blanco hace el disparo. Resulta para el soldado que su punto visual im- portante es el punto de mira o el alza de su fusil, y como éste tiene en casi todos los fusiles una distancia fija que apenas cambia de una nación a otra, el sol- dado siempre lo puede ver, a pesar de tener una vi- sión defectuosa; resultado de estas experiencias es el consejo de los médicos americanos que indican que el alza debe estar situada a 8 pulgadas del ojo del tirador y así hasta los ¡jóvenes hipermetropes lo pue- den ver sin fatiga para su acomodación. Las naciones como Estados Unidos, Francia, Es- paña, Japón, admiten que tengan una visión igual 20/40 para el mejor ojo como mínimum y 20/70 para ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 127 el otro. Alemania admite soldados que sólo tengan un ojo bueno pues no hay reglamento militar que obligue a tirar o apuntar con un ojo determinado, el soldado puede usar el que más le convenga. Esta visión es aceptable con lentes o sin ellos y precisamente O'Connor aconseja que todo tirador debiera usar lentes amarillos a fin de distinguir me- jor los matices del campo, evitar los rayos solares y hace la indicación que deben ser tóricos a fin, de que su foco sea perfecto en toda su extensión, lo que no resulta con los planos. El soldado para elegir sus lentes debe hacerlo en las mismas condiciones en que los tiene que usar; de ahí el consejo de que se haga en el campo de tiro; se debe poner en posición de disparar y así con la ar- madura de prueba se le ponen los cristales hasta que vea bien el blanco, si es cilíndrico se debe procurar que su eje quede de manera que le permita ver muy bien las líneas verticales. Cuando tenga necesidad de lentes debe acostumbrarse a usarlos seguidos con los que estará habituado a ellos y así no le moles- tarán. Que los defectos de refracción no impiden el buen tiro queda demostrado por las experiencias de Schaw, Bannister, O'Connor, ete., que ponen de manifiesto que el acto visual no es el factor único. Estos exper- tos toman cinco tiradores de primera, les dan cinco tiros y hacen cinco blancos, después les ponen lentes positivos débiles que reducen la visión a 20/40, y cin- eo dispaios son cinco blancos, después les ponen otra vez lentes positivos fuertes que les reducen la visión a 20/70 y otra vez cinco disparos son cinco blancos; estos soldados por los cristales positivos quedaban 128 ANALES DE LA convertidos en miopes y ellos sólo fijaban el punto de mira o el alza y veían confusamente el blanco. Las experiencias siguientes hacen al soldado hi- permetrope; cinco tiradores reciben cinco cápsulas y cada disparo es un blanco, se les pone homoatropina que le quita la acomodación ligeramente y cinco dis- paros hacen cinco blancos, después se le instila atro- pina que suprime la acomodación por completo y cin- co disparos también hacen cinco blancos; estos sol- dados no veían bien el punto de mira como los ante- riores soldados pero como distinguían bien el blanco, dado su habilidad al ver bien el blanco y confusa- mente el punto de mira, el disparo era certero. Que estos defectos no influyen en la admisión de los soldados se demuestra con lo que hizo el gran ejército americano en la guerra europea, basta saber que el departamento de la guerra americano, previ- sor cual ningún otro, mandó talleres de óptica com- pletos con sus soldados y sólo en el primer año de su estancia en Europa los oculistas que en dicho ejér- cito iban ordenaron 21,800 cristales a los oficiales y soldados, 3,100 pares de lentes ahumados y se hicie- ron 1,600 reparaciones; las máquinas de estos talle- res podían fabricar 100 pares de lentes por día. Esta es la prueba completa de lo que anteriormente se ha expuesto. Cuando el soldado es dedicado a la caballería es conveniente que posea un ojo con una capacidad vi- sual lo más cerca posible de la normal, 20/30, un campo visual perfecto y si posible es visión binocu- lar; la percepción de los colores debe ser buena para distinguir bien el terreno y evitar sorpresas y real- mente el uso de lentes aquí no resulta muy a propó- sito. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 129 Resultado de estos estudios es que el soldado ti- rador debe ser admitido con visión igual a 20/40 pa- ra un ojo y 20/70 para el otro. Los de caballería deben tener un ojo casi normal y el otro con una vl- sión igual a 20/70, ARTILLERÍA La visión de los artilleros según las obras clásicas debe ser normal en ambos ojos; antes de la guerra Cuadro para descubrir Escotoma para los colores. mundial esto era indispensable, ahora con los ade- lantos modernos tal capacidad pudiera tomarse como absurda. ¿Qué visión tenían los artilleros que desde 50 o más kilómetros disparaban el cañón cuyas balas caían en las iglesias de París? ¿ qué visión tenían los artilleros en la batalla del Somme? ninguna, los ofi- ciales observadores seguían a la infantería y cada montículo que era ocupado servía al oficial para co- 130 ANALES DE LA municar con la retaguardia por medio del teléfono inalámbrico dándole la dirección del tiro, la correc- ción, la deriva. Es más, con el sistema de trincheras que se usó en la guerra mundial de nada valía una buena visión, el hombre se dedicó a vivir bajo la tierra y fué nece- sario la construcción de poderosos cañones cuyos obu- ses abrían la tierra a una profundidad mayor que la altura de aquél; era necesario remover toda una faja de terreno para destruir trincheras, hombres, abri- gos, ete., y sólo cuando se atacaba en olas era cuando se podía apuntar directamente, lo que era muy raro. Hoy día el tiro personal no existe, aquellas trinche- ras de sacos y de media vara de profundidad se han desechado y sólo se usaron las modernas que por lo general sólo son descubiertas por los aeroplanos. En determinadas condiciones conviene destrul: pedazos de alambradas o nidos de ametralladoras cuando se pueden descubrir y en estos casos las miras telescópicas que tienen estos cañones modernos per- miten al apuntador ver bien el blanco aunque su visión sea defectuosa; los tiros cuya puntería anti- guamente se hacía a simple vista ya hoy no se reali- zan; de ahí la necesidad de que el artillero tenga por lo menos un ojo con una visión muy cerca de la not- mal, no por el tiro sino para evitar el cambio de foe» de la mira telescópica, que sería necesario si los ser- vidores del cañón tuvieran diferente refracción. AVIACIÓN La importancia cada día mayor que el aeroplano adquiere como arma defensiva y sobre todo como po- derosísimo auxiliar de la artillería, es sin discusión ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 131 debida a los excelentes resultados en la guerra mun- dial; se ha probado que sin ellos, que establecen el enlace por arriba, la artillería no puede hacer buenos blancos, la distancia que actualmente se usa para los combates, el grandísimo alcance de las piezas modernas de artillería, ete., todo contribuye a res- tarle importancia a la visión directa del artillero y hacer que éste sólo trabaje por los datos que el aero- plano le da; se puede decir de él o mejor repetir lo que ya dijo Mortane: *““que constituye el ojo del artillero, la mirada sin la cual no se puede operar, el indisereto que alza el velo de algo que se oculta y sin él nuestras piezas son inútiles””. Las célebres frases de Napoleón: ““lo de menos es car las órdenes, lo difícil es asegurar la ejecución”, carecen de valor desde que existe el aeroplano. El aeroplano de guerra con su telegrafía y tele- fonía inalámbrica comunica con la retaguardia, da la distancia que hay entre los enemigos, la dirección del tiro, la corrección del mismo, la deriva, ete., hace planos topográficos y fotográficos, cinematografías por medio del aparato italiano que a propósito lle- van y que después el oficial de Estado Mayor sólo tiene que correr la película para tener completa idea del terreno copiado, ve lo que hay detrás de las cor- tinas de humo, indica a la artillería dónde se encuen- tran las primeras filas de la infantería que avanza por medio de luces e impide que las granadas lanza- das por ella destrocen a sus propios soldados. Se indica que el piloto y observador deben tener una visión normal; pero esto no es razonable si se exlge que sea sin lentes, pues precisamente el avia- dor tiene por necesidad que usar lentes si quiere evi- tar el traumatismo ocular provocado por el aire dada 132 ANALES DE LA la velocidad que lleva; de ahí que lo mismo puede ver si éstos son naturales o de corrección; es más, el observador lleva los binoculares para poder ver bien dada la altura que lleva y el defecto que tuviera que- da descartado con los anteojos. En los aviones de bombardeo el defecto de re- fracción queda evitado gracias a los aparatos inven- tados por Seott, teniente americano, y por otra parte por Broeq cuyos lanza bombas van provistos de ante- ojos poderosos especiales que permiten lanzar la bomba en el lugar escogido. Con su aparato el teniente Seott pudo colocar 8 bombas en un mismo lugar de 12, en un concurso celebrado por la casa Michelin. La percepción de los colores debe ser perfecta en los aviadores, condición indispensable para distin- guir al enemigo que muchas veces se viste del color de la tierra y pudiera pasar desapercibido sin este requisito. La visión del aviador debe ser normal en ambos ojos sin lentes o con ellos. MARINA El marino para su defensa o para el ataque, sólo puede contar con la habilidad de sus artilleros. Si el artillero terrestre tiene actualmente un poderoso auxiliar en los aeroplanos, que le dan la distancia, dirección del tiro, deriva, ete., el marino sólo puede contar con sus conocimientos. Tal es la necesidad del aeroplano, que actualmen- te la marina americana ensaya la manera de lanzar los hidroplanos desde sus acorazados y ya hoy (en estos días) ha instalado catapultas en las torres de 0 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 153 algunos de sus acorazados y han obtenido que éstos al salir lleven una velocidad de cuarenta y ocho mi- llas, lo que les permite seguir volando sin acuatizar para tomar impulso, Mientras esta cuestión quede resuelta definitiva- mente, el marino tiene que ser un científico, los obs- táculos que encuentra para hacer buenos blancos son muy grandes; el tiro a bordo es completamente dife- rente al de tierra, hay que tener en cuenta el movi- miento de ambos barcos, si marchan en la misma dirección o en contra, el balance, cabezadas, la apre- ciación de la distancia entre ambos barcos, saber el tiempo que el proyectil tarda en hacer su recorrido y para que sea efectivo el disparo tiene que aprove- char un segundo, pasado el cual ya éste no resulta. Debe tener en cuenta la hora, la luz, el estado de la atmósfera, ete. Actualmente sólo tiene el telé- metro como único auxiliar para determinar la dis- tancia. Uno de los mejores es el construído por Barr y Stroud, que por sus oculares permite encontrar rápidamente el blanco y por su prisma permite leer la escala que indica la distancia al mismo tiempo que ve el blanco; el ojo derecho ve el blaneo y el izquier- do la escala y cuando ambos coinciden la distancia que marca es casi exacta. Para la noche también puede ser usado, haciendo que las luces se vean alargadas y la apreciación es cómoda. No es posible actualmente indicar la capacidad que debe tener el marino; bajo este nombre se com- prenden una serie de ocupaciones que se separan por completo de lo que significa la palabra marino: com- prende oficiales, pilotos, timoneles, carpinteros, coci- neros, lo que es un gran error. Por marino sólo se 134 ANALES DE LA debe entender a los oficiales de academia, los que tienen sus estudios hechos de manera que pueden di- rigir un barco, si son de guerra, saber las leyes de balística, ete.; pero llamar marino al cocinero es un absurdo y señalo este cargo por aparecer en muchos reglamentos como necesaria una visión igual a 20/70. Esta serie de individuos deben ser colocados en los servicios auxiliares y no como marinos. La capacidad visual no puede ser indicada de una manera general, es necesario tener en cuenta el car- go que ha de desempeñar y así se puede llegar a la siguiente conclusión: Pilotos, Semaforistas, Oficia- les de ruta, ete., una visión si es posible superior a la normal 20/15 y la percepción de colores absoluta- mente normal y sin el uso de lentes. Los artilleros, fusileros, ete., deben tener una vi- sión igual 20/30 para el ojo peor y normal para el otro sin el yso de lentes y señálase esta condición de sin lentes por las miras telescópicas que tienen que ser puestas a foco una sola vez. Si los artilleros tie- nen distinta refracción habría que cambiar aquél constantemente según el artillero que sirve la pieza, lo que daría lugar a mucha pérdida de tiempo. En general el marino no debe usar lentes; el lente es impropio del marino; pero como esto daría lugar a rechazar una gran cantidad de aspirantes, de ahí la tolerancia en los oficiales de academia y actual- mente se permite la miopía hasta seis dioptrías, la hipermetropía y el astigmatismo también se admiten a condición que después de la corrección la visión sea llevada a 20/30 para el mejor ojo y 20/40 para el otro. Estos exámenes deben ser hechos por medios ob- “etivos que indiquen la totalidad del defecto y por ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 135 tanto si puede ser admitido o no evitándose con estos procedimientos que defectos que parecen pequeños por un examen subjetivo con el tiempo aparezcan mayores; lo que realmente no es. Tendiente a evitar estas complicaciones que na- cen de las diversas refracciones que pueden tener los artilleros, existe el alza de Grubb cuyo mecanismo ha- ce que el punto de mira aparezca en el horizonte a la vez que el retículo y el blanco; el punto visual impor- Cuadro de Semáforos de Ferrocarriles. tante para el artillero queda en las condiciones ex- plicadas en el tiro de fusil, De capital importancia para el marino es la ca- pacidad cromática perfecta; tal condición es reque- rida sólo en los individuos de cubierta y no en los que no desempeñan destinos en ella. La perfecta percepción de los colores en los indi- 136 ANALES DE LA viduos indicados debe ser rigurosamente comproba- da, se debe tener en cuenta que un error puede dar lugar a grandes trastornos y hasta la pérdida de una unidad de combate. A tres pruebas tiene que ser sometido el aspiran- te a la marina en cuanto a colores se refiere, una por reflexión, otra por confusión y la tercera por trans- parencia. Actualmente para la primera se usan las lanas o estambres de Holmgren; puestas a la vista del aspi- rante éste debe indicar los nombres de los colores que ve: rojo, verde, amarillo, azul, ete., es decir colores puros; después con estas mismas lanas se le indica el color verde y se le dice que señale todos los verdes que puedan entrar en los diversos estambres que a la vista tienen; para evitar que desconozca un color y lo oculte diciendo que no sabe el nombre, he colocado todos los estambres en un cuadro y están numerados de modo que sólo tiene que decir por números los que le parecen verdes, y así no cabe engaño. Para la prueba por transparencia he formado un cuadro de letras de la escala de Snellen pero con los colores usuales, verde, rojo, amarillo, ete., y así se comprueba la capacidad visual y cromática a la vez. Estas son las pruebas a que se somete el aspiran- te para suponer que tiene una capacidad cromática normal. Esto es un error. Para admitir esta teoría no se tiene en cuenta para nada la capacidad cromática profesional. ¿Cuál es la misión del marino durante la noche? Recono- cer las luces de situación de los barcos que pueda ver, ver las señales lumínicas que el barco almirante le pueda hacer, sobre todo las de colores muy opacos para que no sean vistas por el enemigo; si el encar- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 137 gado de verlas no las percibe, la catástrofe es inevi- table. Una sola prueba puede garantizar esta normali- dad en los marinos pero haciendo las pruebas de ma- nera que correspondan a la realidad; esto sólo se puede conseguir por medio del cuadro llamado de escotomas. Los colores están colocados en orificios de dos milímetros y que corresponden a una distan- cia de 1,000 metros cuando el cuadro se coloca a 5 metros del aspirante; su perfecta percepción es lo único que excluye el escotoma central para los colo- res y es la única manera científica de garantizar al barco de choques. El individuo que tiene eseotoma central para los colores no percibe el color cuando lo ve a distancia; para que sólo impresione su mácula, él, si acaso, sólo ve una luz blanca, pero es incapaz de señalar la posición del navío. Las luces que lleva este cuadro son roja, verde, azul, amarilla, y van apareciendo en distintos luga- res de manera que el aspirante ignora el color que va 5 ver. SANIDAD MILITAR Determinados requisitos debe tener el médico que aspira a prestar sus servicios en el ejército o mari- na; debe tener una talla determinada y un peso fijo como mínimum sin cuyos requisitos no puede ser ad- mitido; realmente no encuentro justificada semejan- te medida; poco ha de importar el peso o la estatura del médico para que pueda ser útil a los heridos, lo que sí se debe exigir es que sus conocimientos estén a la altura de las necesidades; debe saber, saber y lo demás poco importa. 138 ANALES DE LA El médico tal cual sale de la Universidad o de la carrera civil no tiene el entrenamiento especial que estos servicios exigen y el jefe superior de sanidad del Estado Mayor ha ordenado una enseñanza espe- cial de seis meses en los hospitales militares y cada año, en. el invierno, acuden a la capital, los del inte- rior, a recibir un curso de perfeccionamiento. Realmente esto sólo merece plácemes, que con gusto aquí consigno, dedicados al Dr. Ferrer, Jefe su- perior de sanidad militar. CUERPO DE SEÑALES El cuerpo de señales es uno de los de mayor res- ponsabilidad en todo ejército; las condiciones de su visión hacen que sea necesario que aquí me ocupe de ello. Tienen que conocer más de 200 banderas, mani- pular cerca de 125 diariamente y se comprende fácil- mente que si no tienen una percepción de colores perfecta tal ocupación resulta imposible. La capa- cidad visual debe ser superior a la normal por lo menos en uno de los ojos 20/15 y de las pruebas de A. Duane se puede deducir que lo mismo es con lentes que sin ellos; es decir que estos individuos pueden usar lentes de corrección. Tienen que tener una habilidad especial para co- nocer las banderas y Duane señala el hecho de que muchos de estos hombres llegan a conocer las bande- ras aun sin estar desplegadas; el entrenamiento en ellos es indispensable pues los que no están acostum- brados fácilmente se cansan y no distinguen los colo- res de las banderas. El sentido luminoso es otro de los requisitos que deben tener perfecto pues sabemos ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 159 que varía mucho en la apreciación de colores la ilu- minación más o menos intensa. El individuo que pertenece al cuerpo de señales debe tener buena inteligencia y ser muy rápido en la concepción de ideas, debiendo ser rechazado todo aquel que sea torpe. Debe poder recibir y trasmitir de 25 a 30 pala- bras por minuto por medio de las señales de bande- ras, bien sea econ los signos del, telégrafo Morse, bien con las letras del telégrafo de brazos. SEMÁFOROS Una de las aplicaciones más prácticas de este apa- rato es la de poder aprender los marinos todas las señales que por medio de banderas y demás signos se hacen a bordo. Basta colocar el aparato frente a un espejo y to- car los botones para que aparezcan una a una todas estas indicaciones y el alumno puede poco a poco 1r- las aprendiendo sin necesidad de otra persona. Hoy día con la telegrafía sin hilos mucho se ha adelantado, es insustituíble; pero tal hecho no ami- nora la obligación en que está todo marino que sea oficial de saberlas a la perfección. El primero que deseribiremos es el de banderas. Este está representado por banderas de diferentes formas y colores que cada una es una letra del abe- cedario y por medio del código internacional se ex- presan frases enteras o letras. Para hablar por banderas es preciso indicar pri- mero la nacionalidad del barco, después se pone el gallardete del código internacional y cuando el que. 140 ANALES DE LA recibe avisa que está listo se colocan las banderas que por el código sirven para el fin deseado. Se puede usar dos, tres o cuatro banderas. Si se desea que las banderas sean traducidas por letras hay que avisarlo al que recibe para lo cual se pone debajo del gallardete internacional la bandera que representa la letra E, al terminar la palabra que se deletreaba se coloca la bandera F que significa también punto entre iniciales y al acabar la bandera G que hace que las señales que se hagan sean enten- didas como indica el código. Para los números se usa el mismo mecanismo pero para indicar que expresarán cantidades, se usa la bandera M, la coma se expresa por la letra N y el final por la letra O (bandera). Quiero aprovechar esta oportunidad para indicar al Sr. Capitán del puerto lo humano que sería obligar a todas las pequeñas embarcaciones que salen fuera de bahía a llevar dos banderas de lata colocadas en un pequeño palo y que representaran las banderas N, € y que vistas por el semáforo del Morro daría por resultado saber que esa pequeña embarcación estaba en peligro de naufragar y podría ser socorri- da sin pérdida de tiempo, lo que ahora no sucede. £ SEÑALES DE GRAN DISTANCIA Estas señales se usan cuando el barco se encuen- tra muy lejos de una estación o de otro barco y tam- bién en los casos de calma en que las banderas no pueden ser vistas: son en número de cuatro. El número uno es un cono con el vértice hacia arriba, el número dos es una bola, el tres un cono con el vértice hacia abajo y el cuatro un cilindro; en lu- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 141 gar del número uno se puede usar una bandera cua- drada, en lugar del tres un gallardete y en lugar del cuatro una bandera cuadrada amorronada o un ga- llardete amarrado por su punta. Por medio de estas señales se habla igual que con las banderas teniendo su característica del có- digo y señal especial para indicar el que recibe que se van a usar estas señales. Igual se expresan letras o números (Véase códi- eo) como con las Banderas. SEÑALES DE URGENCIA Para hablar por estas señales se usan las mismas indicadas en las de gran distancia; pero no se hace señal previa del código, sino que sólo se pone la que indica lo que se quiere expresar y la señal de final. TELÉGRAFO DE BRAZO De uso constante en la marina y ejército debe ser entendido perfectamente por los oficiales para tener la seguridad de que la orden que dan es fielmente eo- municada. ” Según la posición que tenga el brazo o brazos que lleva la bandera indica una de las letras del alfabeto o un número teniendo señales especiales para cuan- do indican números o letras. TELÉGRAFO DE DESTELLO Se usa igual que el telégrafo Morse pero valién- dose de un farol o por medio de aparato que dé des- 142 ANALES DE LA tellos y que deben guardar cierta distancia entre uno y otro para que el que reciba pueda entenderlo. Para comunicar se hacen una serie de movimien- tos o destellos seguidos para llamar la atención de aquel con quien se quiere comunicar y cuando éste por el mismo medio avisa que está preparado para recibir se hacen las señales; entre cada letra debe haber un intervalo de un segundo, entre cada palabra de tres segundos y el que recibe avisa que ha com- prendido moviendo el farol varias veces. FERROCARRILES La importancia mayor cada día que el tráfico ex- perimenta, el aumento de trenes, etc., hacen hoy im- posible admitir un empleado de semáforo que no ten- ga garantizada de una manera perfecta su visión y percepción de colores. Es necesario que tengan una capacidad visual por lo menos de 20/40 para un ojo y mejor fuera para los dos, la percepción de colores debe ser comprobada igual que en los marinos pues los semáforos por la noche trabajan por medio de luces de colores y si és- tas no son percibidas los choques son inevitables. Los colores usados son rojo, verde, amarillos y azul durante la noche y de día por medio de paletas que indican parada, precaución, vía principal libre. Las paletas sólo indican señales por su parte pin- tada de rojo atravesada por una raya blanca y es la sola que debe obedecer el maquinista; por el lado contrario están pintadas de blanco con una raya ne- gra, estas rayas se encuentran situadas en la extre- midad de la paleta. El maquinista debe sufrir también este examen —AA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 143 pues muy a menudo tiene escotoma central para los colores y no percibe la señal de peligro (roja) y el choque es inevitable. He examinado un maquinista en estas condicio- nes y a pesar de este grave defecto continúa prestan- do servicios. Histos escotomas pueden ser congénitos o adquiri- dos por el uso del aleohiol y de ahí la necesidad de practicar este examen en estos empleados cada tres años, evitándose de este modo las desgracias que pue- den sobrevenir de una afección que el mismo maqui- nista desconoce sufrir. CONCLUSIONES Del estudio que acabo de hacer se deben deducir las siguientes: 1? Es indispensable que los exámenes de capa- cidad visual sean practicados por especialistas o mé- dicos militares preparados por estudios serios y de- tenidos de la Esquiascopía, Oftalmoscopía, Oftalmo- metría, ete. 2" Las capacidades indicadas en este trabajo de- ben ser las únicas que se deben tener en cuenta para la admisión de los aspirantes pues son las que todas las naciones admiten como mínimum, 3" La capacidad normal 20/20 es casi imposible encontrarla en una serie seguida de examinados y el resultado sería una disminución considerable en to- das las armas pues casi nadie podría ser admitido. 4* La capacidad cromática tal cual hoy se prae- tica en cuanto a su examen resulta muy deficiente; toda prueba que no sea bajo la base de ““comproba- ción o no de escotoma”” carece de valor. 144 ANALES DE LA 5* El uso de lentes debe ser admitido en todas las armas en cuanto a oficiales se refiere y la limi- tación del número de dioptrías no debe ser obstáculo siempre y cuando la visión que por ellos se obtenga sea la indicada como mínimum. 6" En los soldados se debe, en el servicio volun- tario, procurar escoger los que no usen lentes; pero no por eso se excluirán los que necesiten de ello. Dado el caso de una sola vacante, entre dos individuos que aspiren a ella, uno con lentes y el otro sin ellos, se debe admitir al que no los necesite, siempre y cuando su visión sea normal. 1* Jl médico con una visión igual a 20/70 siem- pre que no tenga manifestaciones de astenopía aco- modativa debe ser admitido. 8* La comprobación de la diseromatopsia por medio de las lanas de Holmgren se debe hacer de la manera siguiente: Al examinado se le da una muestra verde clara v se le ordena separe todos los verdes del mismo co- lor; si tiene viciado el sentido del color separará a más de los verdes, lanas de color gris claro, amarillo claro, sepia claro. Después se le presenta una lana púrpura; si se- para como del mismo color lanas azules a violeta ade- más de los púrpuras tendrá defectos para el rojo (ceguera para el rojo). Existen también confusiones para el violeta con- fundiendo el individuo los coleres rojos y anaran- jados. Si al examinado se le da una lana roja carmín; el ciego para el rojo tomará los colores verde oliva y marrón obscuro como del mismo color. Los ciegos ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 135 para el verde separarán colores verde, amarillo o marrón más elaro. Los ciegos totales para los colores escogerán co- lores diferentes pero de la misma saturación. 9: Todo individuo que deba ser examinado de- berá estar en una habitación con luz moderada y no debe pasar de la luz fuerte al cuarto de examen por lo general obscuro, pues la retina tarda algo en adap- tarse a la obscuridad y la visión puede aparecer me- nor de lo que en realidad es. 10* Se debe examinar primero un ojo y después el otro y luego los dos pues la visión binocular au- menta algo la capacidad. INFORME SOBRE EL DR. FRANCISCO M* FERNANDEZ POR EL DR. CARLOS E. FINLAY Sesión del 28 de octubre de 1921 Habana, julio 28 de 1921. Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, Señor: Nombrado ponente para informar sobre el ex- pediente científico del Dr. Francisco María Fernán- dez, candidato a la vacante de Académico de Núme- ro de la Academia que usted con tanto prestigio pre- side, tengo el honor de hacerlo favorablemente basa- do en que reúne sobrados méritos para que se le adjudique. En efecto a más de reunir las condicionales re- 146 ANALES DE LA elamentarias para poder aspirar al puesto vacante, siendo nativo de Cuba, y Doctor en Medicina con an- -tigiiedad superior a diez años, durantes éstos ha vi- vido una vida científica muy activa, perteneciendo a 'arias sociedades científicas, nacionales y extran;e- ras, en cuya labor ha colaborado, ocupando una se- rie larga de puestos técnicos que han culminado con su reciente nombramiento como Catedrático auxiliar interino de la asignatura de “Enfermedades de los Ojos”” y publicado una serie larga de trabajos médi- cos (256) siguiendo en esto los pasos de su ilustre tío, nuestro querido Presidente, ACUERDOS DE LA ACADEMIA En la sesión de gobierno del 28 de octubre de 1921, se acordó: Aprobar el informe emitido por el Dr. Carlos E. Finlay, proponiendo se acepte al Dr. Francisco María Fernández como académico de número de la sección de medicina, cirugía y veterinaria. Fueron elegidos, según los preceptos reglamen- tarios, los siguientes académicos: Como correspon- sales : Dr. Emilio Berger (Suiza), cuyo informe emitió el Dr. Juan Santos Fernández en 28 de noviembre 919 Dr. Alfredo Da Matta (Brasil), informado por el Dr. Manuel Ruiz Casabó en 26 noviembre 1920. Dr. Edmundo Escomel (Perú), informado por los Dres. Carlos de la Torre y Felipe García Cañizares en 26 noviembre 1920. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 147 Dr. Félix Garzón Maceda (Argentina), informa- do por el Dr. Juan Santos Fernández en 28 junio 1921. Como académicos de número de la sección de me- dicina, cirugía y veterinaria, los Dres. Julio F. Ar- toaga y Quesada, cuyo informe emitió el Dr, Jorge Le-Roy en 28 enero 1921 y Francisco María Fernán- dez y Hernández, informado por el Dr. Carlos E. Finlay en esta misma sesión. El Dr. Arteaga ocupa la vacante por fallecimiento del Dr. Guillermo J. Benasach y el Dr. Fernández la que dejó el Dr. Fran- cisco Domínguez Roldán, al pasar a la categoría de corresponsal. No pudo realizarse la elección del Dr. Emilio R. Coni, como académico de mérito, por no haber el quo- rum necesario, posponiendo su elección para cuando esto OCurra. 148 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 11 DE NOVIEMBRE DE 1921 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario P. S. R.: Dr. Luis Felipe Rodríguez Molina (Vicesecretario). Académicos concurrentes: Dres. G. Alonso Cuadrado, J. F. Arteaga, R. de Castro, F. M. Fernández, M. Ruiz Casabó, Car- los de la Torre. Leída el acta de la sesión anterior (28 de octubre) no pudo serv aprobada por falta: de quorum. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: Entrada.—De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando el nombramiento de un miembro para el Tri- bunal de oposiciones a la Cátedra de Auxiliar de Letras de la Escuela Normal para Maestros de la Habana. De lá misma, íd., íd., íd., para la de aspirantes a la Cátedra de Auxiliar de Pedasogía de la Escuela Normal, para Maestras, de la Habana. De la misma, íd., íd., íd., para la de aspirantes a la Cátedra de Auxiliar de Pedagogía de la Escuela Normal, para Maestros, de la Habana. De la misma, íd., íd., íd., para la de aspirante a la Cátedra del Grupo 2* (Aritmética, Nociones de Algebra, Geometría), de la Escuela Normal, para Maestras, de la Habana. De la misma, íd., íd., íd., para la de aspirante a la Cátedra del Grupo 6? (Francés y Alemán), de la Escuela Normal, de Matanzas. Salida.—Al Dr. Julio F. Arteaga y Quesada, participándole su elección como Académico de número en la sección de Medi- cina, Cirugía y Veterinaria. A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 149 Al Dr. Francisco María Fernández y Hernández, íd., 1d., 1d., como Académico de número en la sección de Medicina, Cirugía y Veterinaria. : Al Dr. Emilio Berger, íd., íd., íd., como Académico Corres- ponsal. Al Dr. Edmundo Escomel, íd., íd., íd., como íd., 1d. Al Dr. Alfredo A. de Mata, íd., íd., íd., como íd. íd. Al Dr. Félix Garzón Maceda, íd., íd., íd., como íd., íd. Al Sr. Secretario de Gobernación dándole cuenta de los an- teriores nombramientos. Al Dr. Carlos de la, Torre, dándole el pésame en nombre de la Academia, por el fallecimiento de su señora madre. Al Dr. Federico Torralbas, nombrándolo para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Auxiliar de Pedagogía de la LEs- cuela Normal para Maestros de la Habana. Al Dr. Juan Fonseca, íd., íd., íd., a la Cátedra del Grupo 6* (Francés y Alemán) de la Escuela Normal, de Matanzas. Al Dr. Domineo Frades, íd., íd., íd., a la Cátedra del Grupo 22% (Aritmética, Nociones de Algebra y Geometría) de la Escue- la Normal para Maestros de la Habana. Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, íd., íd., íd., a la Cátedra de au- xiliar de Pedagogía de la Escuela Normal para Maestras de la Habana. Al Dr. José A. Fernández Benítez, íd., íd., íd., a la Cátedra de Auxiliar de Letras, de la Escuela Normal para Maestros de la Habana. : A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta de los anteriores nombramientos. El Sr. Presidente hace constar que están presentes los dos nuevos académicos Dres. Julio F. Arteaga y Quesada y Fran- cisco M?+ Fernández y Hernández los cuales asisten por prime- ra vez como académicos de número y les da la bienvenida; se fe- licita en nombre de la Academia de que dos profesionales tan distineuidos vengan a compartir con nosotros las tareas cien- tíficas y termina haciendo votos por la felicidad de todos. El Dr. Julio F. Arteaga, da las más expresivas gracias por las frases laudatorias del Sr. Presidente de esta Academia y la buena acogida de que han sido objeto los nuevos académicos y 150 ANALES DE LA promete ayudar con la medida de sus fuerzas a las tareas que les están encomendadas. Acto seguido pide la palabra el Dr. Francisco M* Fernández y hace las mismas manifestaciones del Dr. Arteaga. El Sr. Presidente da cuenta en sentidas frases del falleci- miento de la señorita hermana del Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, Secretario de esta Academia, ausente en los Estados Unidos, y hace constar que la Academia estuvo representada en el acto del sepelio por el Sr. Vice-Presidente Dr. José A. Presno, el Vice- Secretario Dr. Luis F. Rodríguez Molina y varios Sres. Acadé- micos; al mismo tiempo propone y así se acuerda, dirigir en una comunicación al Dr. Le-Roy y a su distinguida familia, men- saje de condolencia por tan irreparable pérdida. Acto seguido concede la palabra al Dr. Gastón Alonso Cua- drado, que da lectura a su bien documentado y concienzudo tra- bajo sobre **“Experimentos sobre el Kieselghur””. Siguiendo el turno de la orden del día, es concedida la pala- bra al Dr. Luis Felipe Rodríguez Molina, quien expone algunos casos clínicos en demostración de su trabajo titulado *“Trata- miento de los cálculos ureterales por el cateterismo del uréter””. El Dr. Alonso, Cuadrado pide la: palabra, la que le fué con- cedida, y dice que recuerda un caso en que él intervino hacien- do los exámenes de las orinas y antes de que se llegara al diag- nóstico definitivo pudo sospechar que se trataba de un cálculo o de un cuerpo extraño en las vías urinarias que habían produ- cido un lijero traumatismo debido a que en aquella orina de buen aspecto físico, sin albúmina, se encontraron algunos hema- ties que demostraban que en el tractus urinario se produjeron aleunas pequeñas desgarraduras. El Dr. Francisco M. Fernández en vista de lo avanzado de la hora suplicó que su trabajo fuese dejado para la próxima sesión, y no habiendo otro asunto de qué tratar se supendió ésta. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 151 EXPERIMENTOS CON EL KIESELGHUR EN LA DEPURACIÓN DE LOS JUGOS DE CAÑA POR EL DR. GASTÓN ALONSO CUADRADO (Sesión del 11 de noviembre de 1921) Deseraciadamente hemos de confesar que desde el punto de vista científico y económico en el progreso de la industria del azúcar y del cultivo de la caña poco o nada debemos a nuestros hacendados ni a los centros oficiales. Entre los primeros se pueden con- tar con los dedos de una mano los que se han ocu- pado en tomar interés en los experimentos de labo- ratorio, o en proporcionar medios a los químicos pa- ra realizarlos, porque para los hacendados las únicas autoridades en la técnica del ingenio son el admi- nistrador y el maquinista de la época colonial. Y en los centros oficiales, con excepción de una estadística anual sumamente imperfecta y sumamente deficien- te que publica la Secretaría de Agricultura, y unos cuantos ensayos esporádicos de cultivo en la Estación Agronómica efectuados por profesores extranjeros, tenemos muy poco que aprender; y si es en las Gran- ¡as Agrícolas o en la Escuela de Agronomía, sus es- tudios y trabajos se hallan inéditos y en estado de potencia. En el sencillo trabajo que tenemos el honor de exponer esta noche en la Academia nos proponemos dar cuenta de unos ensayos efectuados en el Ingenio ““El Pilar”, del Sr. Goicoechea, con una sustancia que ha sido muy recomendada para la depuración de 152 ANALES DE LA los jugos de caña, y que como oirán más adelante no tiene importancia alguna en la fabricación del azú- car centrifugado que es nuestra industria nacional. A pesar de las numerosas tentativas más o me- nos teóricas e insustanciales que se han propuesto para depurar los guarapos, puesto que hasta la fecha se han empleado unas setecientas sustancias o pro- cedimientos distintos, sin que hayan dado el resulta- do que se han propuesto los inventores, la industria azucarera se ha quedado con los cinco que se han empleado secularmente desde el principio de la con- quista de América por los españoles: 1, la cal; 2, el carbón animal; 3, el ácido fosfórico en cualquiera de sus formas; 4, el ácido sulfuroso, y 5, la carbonata- ción. Y todavía aquilatando más la expresión po- demos decir que el único depurativo del jugo es la cal, puesto que las otras sustancias citadas sólo tie- nen por objeto la decoloración para fabricar el azú- car refinado. Como los yacimientos calizos son los depósitos geológicos más abundantes que existen en la Isla, se puede preparar una cal excelente en cualquier parte del territorio nacional porque contienen muy pocas impuridades y aun éstas no ofrecen inconveniente alguno porque con excepción de la magnesia cuando llega a más de dos por ciento las demás son insignifi- cantes. En realidad tampoco se necesitan hornos modernos para la fabricación de la cal en atención a la clase de azúcar que hacen nuestros ingenios y se puede preparar muy económicamente en los hornos primitivos, pues aunque esta clase de fabricación de- ja alguna caliza sin quemar al estado de carbonato, ésta es muy insoluble y sirve de precipitante para separar algunas materias que flotan en suspensión ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 153 y que no hayan arrastrado los principios coagulosos que constituyen la cachaza. Durante muchos años hemos ensayado varias sus- tancias y procedimientos recomendados y en ningu- no hemos encontrado ventaja apreciable. Ultimamente ensayamos el Kieselghur o tierra de infusorios muy recomendado como materia fil- trante y de cuyos ensayos vamos a dar cuenta breve- mente. Antes de proceder a los ensayos industrialmente efectuamos algunos en el laboratorio, y el resultado de nuestras investigaciones ha sido el siguiente: 28 de abril de 1914 El guarapo crudo con el cual operamos tenía la composición siguiente: Grado A bDEIUOS: ETESIADO 18.77 Saca rosa ya a a a 17.01 Saldos mo azucar. decis ¿pes 1.76 Coeficiente de pureza........ 90.62 El guarapo defecado con cal sólo: EA A PEA 1.000 e. e. A O e de E 4 eramos y obtuvimos: Grado tt, orita e 19.50 SICA AI POS 18.10 Sólidos no azúcar........... 1.40 Coeficiente de pureza........ 92.80 El guarapo depurado con la cal y el Kieselghur: CALI TAE ALADO SS 4 gramos uesclahuries Aval 3 eramos para 1.000 c.c. 154 ANALES DE LA y. obtuvimos: Grado BZ Pi os 19.87 SaAtarosa ii. do pro A 18.73 Sólidos. no azúcar. LE 1.56 Coeficiente de pureza........ 92.16 Crítica del proceso.—El guarapo de ambos trata- mientos se filtra por papel, resultando bien transpa- rente y con igual color en ambos casos. La pureza es prácticamente la misma. La cachaza resultante del tratamiento con la cal sólo es más ligera, en tanto que la tratada con el Kieselghur es más compacta y ccupa naturalmente más volumen, pero esto es mien- tras el líquido está filtrando; porque cuando ya está el líquido bien escurrido la cachaza que tiene el Kieselghur ocupa un volumen menor. También en este experimento la filtración se efectúa con mayor rapidez con el Kieselghur. 29 de abril de 1914 El guarapo crudo tenía la composición siguiente: (ado A e EA 17.93 a A A MA Sólidos no azúcar: 00 e A Coeficiente de pureza........ 87.95 Guarapo depurado con cal a razón de 1.000 c. e. y 4 gramos de cal: e) Grado. Brie qe 17.88 SN E Guo SÓLICOS MO HAZUCAT a o o 1.69 Coeficiente de pureza........ 90,54 Se filtra el líquido y se tarda en recoger 500 e. e. en 39 minutos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 155 Guarapo defecado con la cal y el Kieselghur en la proporción de: CGUATADO: proa es 1.000 e. e. PA O IAE 4 gramos Kreselo huir el 3 £ramos Grado ur. 2. 3. a. ne UA 17.50 A A 16.01 Sólidos nO AZUCAL........... 1.40 Coeficiente de pureza........ 91.43 Crítica del proceso.—El líquido resulta del mismo color y transparencia en ambos casos, pero en la fil- tración se recogen los primeros 500 e.c. en 22 mi- nutos. Experiencias en la fábrica Se comenzó la operación vertiendo cuatro kilos de Kieselghur y cuatro de cal previamente diluídas am- bas sustancias en agua fría sobre defecadoras de 22 heetólitros de capacidad y en las dos primeras segul- mos agitando sin intermisión hasta llenarlas de gua- rapo en cuyo instante procedimos a abrir la llave de vapor, pero en las siguientes procedimos como de ot- dinario abriendo en el momento de llegar el líquido hasta cubrir la superficie calórica. Nuestro objeto en este caso era ver si una mayor agitación y una aplicación menos rápida del calor ayudase a la ac- ción mecánica del Kieselghur. La decantación de la cachaza era menos rápida que con la cal sólo, y durante cuarenta y cinco minu- tos necesitamos una sola prensa de 48 placas de me- dio metro de diámetro para filtrar el líquido claro que salía de las defecadoras; pero después de este tiempo tuvimos necesidad de abrir los otros filtros, 156 ANALES DE LA porque el primero no daba abasto. Cuando se llenó el estanque receptor del guarapo defecado tuvimos necesidad de dirigir el líquido turbio a los decantado- res, mientras que el decantado claro se mandaba di- rectamente al estanque alimentador del triple efecto. En realidad el jugo decantado tenía el mismo as- pecto transparente que el que pasaba por los filtros, aunque esto no tiene nada de particular cuando los guarapos tienen naturalmente mucha pureza. Durante la marcha de la operación los filtros prensas trabajan por más tiempo que con cal sola, pero a la larga aunque no se tupen los paños con el Kieselghur con tanta facilidad, se llenan los espacios con la cachaza y ocupan un lugar que Geblera estar lleno con el líquido; así es que en último resultado se entretiene más la filtración que con la cal sola, vién- donos precisados a suspender breves momentos la molida y hasta repetidas veces para dar abasto y tiempo a la filtración total. Como conclusión podemos decir que el Kieselghur aunque facilita la filtración con más rapidez, la de- cantación del jugo defecado es más lenta y por lo tanto tampoco se gana tiempo. En otras corridas de guarapo actuamos sólo con cal, como de ordinario, y en el laboratorio el análisis nos dió el mismo resultado con la misma pureza en ambos casos. A |] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 15 EL TRATAMIENTO DE LOS CALCULOS DEL URETER POR EL CATETERISMO URETERAL POR EL DR. L. F. RODRÍGUEZ Sesión del 11 de noviembre de 1921 “Todo cálculo detenido en el uréter persigue fa- talmente la destrucción del riñón que lo ha formado. Al mismo tiempo prepara la anuria para el día en que sobrevenga la obliteración del uréter opuesto.”” Esta es una de las conclusiones a que ha llegado el profesor Jeanbrau, de la Facultad de Montpellier en su raport Des calculs de l'uretére a la XII! sesion de 1"Association francaise d'Urologie. Efectivamente, si alguna vez podemos contempo- rizar con el cliente, reacio a la: operación y portador de un cálculo de pequeño tamaño, en el parénquima renal, sin grandes trastornos y con poca o ninguna tendencia al crecimiento, no debemos hacer lo mismo en caso de cálculo ureteral. El riñón cuyo uréter presenta un cálculo enclava- do en su trayecto, está expuesto a desaparecer por pío-nefrosis, por uro-nefrosis, por esclerosis y atrofia (Nefritis diatésica de Albarrán). Se registran al- gunos casos raros por cierto de peri-ureteritis con ul- ceración y perforación del uréter, flegmón peri-nefrí- tico y fístula ureteral con salida del cálculo y resta- blecimiento del curso de la orina. En 1889 Le Dentu hacía un estudio de estos cálculos acantonados y de- cía: “En el lugar donde ella se detiene, la piedra ha- 158 ANALES DE LA ce, por decirlo así, su nido; comprimidas excéntrica- mente, las paredes terminan por adeigazarse; el cálculo parece inserustarse allí; ellas pueden aún dejarse desgarrar y perforar.?”? El cáleulo puede eliminarse por la piel como en un caso de Debout d'Estrées; puede abrirse paso por el recto como en un caso citado por Keen y otros de Thompson y de Spencer Wells, o puede fraguarse una salida a tra- vés de la pared posterior del uréter hacia el músculo psoas como en un caso de Blacke que murió de peri- tonitis; entre nosotros ha habido un caso de esta natu- raleza reportado por el Dr. Presno a la Sociedad de Estudios Clínicos; se trataba de un individuo que ha- bía ingresado en la Casa de Salud **La Covadonga”” para ser asistido de una afección que se diagnosticó de psoitis supurada, pero que se abrió espontánea- mente antes de que se dilataza, y pidió su alta; algún tiempo después ingresó nuevamente para ser asisti- do de una fístula a nivel de la porción inferior del psoas, y al seguir el trayecto de la fístula se compro- bó en el fondo, al nivel de la inserción inferior del psoas, la presencia de un cálculo urinari0; recons- truyendo la historia clínica del caso se llegó a la con- eclusión de que este individuo había tenido un cáleu- lo ureteral, que había fraguado un abceso en la cara posterior del uréter y penetrado en la vaina del psoas y corrido por ella hasta la inserción de este músculo en el trocanter menor, donde se le encontró. Pero antes de emprender el tratamiento, antes de tomar el bisturí y hacer una urétero-litotomía, debe- mos recordar que existe otro procedimiento para ha- cer salir el cálculo por las vías naturales, que da re- sultado en la mayor parte de los casos, que no pone en peligro la vida del enfermo y que no le causa mo- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 159 lestias, puesto que en muchos casos son manipulacio- nes que se pueden hacer en el gabinete de consultas y en otros, como el que nos ocupa, es el único proce- dimiento a emplear. En el mes de enero del año próximo pasado fuí llamado para tener una consulta con los Dres. Pres- no y J. Ramírez Tovar. Se trataba de la Sra. M. A., de más de 60 años de edad; esta señora había tenido, no hacía mucho tiempo, una hemorragia cerebral de la cual no estaba aún completamente restablecida; en la convalecencia de esta enfermedad empezó a tener cólicos nefríticos del lado derecho y posterior- mente anuria de uno o dos días de duración. En el momento en que la vimos presentaba gran dolor cons- tante en la región renal y ureteral derecha, ambos 11- ñones aumentados de volumen y orinas escasas y turbias. A la radiografía se podía apreciar: en el lado de- recho, plancha número 1, un cálculo ureteral implan- tado transversalmente en la poreión lumbar del uré- ter. Lado izquierlo: plancha número 2, cálculo en forma de gancho con ramificaciones coraliformes ocu- pando parte de la pelvis renal y cálices. il estado general malo. En estas condiciones propuse a los compañeros, y fué aceptado, el cateterismo ureteral del lado dere- cho (lado del cálculo ureteral) e inyección de aceite a través del catéter y por encima del cálculo, si era posible, a reserva de tomar cualquiera otra resolu- ción si ésta fracasaba y si,el caso lo demandaba. Lo más pronto posible procedí, auxiliado del en- tonces ayudante mío en el hospital '“Calixto García”” hoy aventajado médico, Andrés Avello, a hacer lo an- tes indicado y pude, después de algunas tentivas, pa- 160 ANALES DE LA sar un catéter ureteral por encima del cálculo urete- ral y dejar caer a través de su luz una buena canti- dad de aceite de olivas esterilizado; después ordené colocar la enferma en su cama y esperar. Después de estas manipulaciones se pudo observar que el do- lor que la enferma presentaba en la región del uré- ter derecho desapareció completamente, el curso de la orina se restableció y en los días sucesivos se fué eliminando lentamente el aceite inyectado, y la enfer- ma se sentía bien. Algunos días después fuimos llamados nueva- mente a la casa los mismos compañelos y yo, y se nos refirió que la enferma había estado completamen- te bien hasta el día anterior en que súbitamente em- pezó a sentir tenesmo vesical con dolores propagados hacia la vagina y hacia el uréter y frecuentes ganas de orinar; se le recomendó que tomara grandes can- tidades de agua por entender nosotros que el cáleu-. lo había descendido a la última porción del uréter y era la causa de los nuevos síntomas. Al día siguien- te la señora expulsaba dos cálculos: uno del mismo tamaño y forma del que aparece en la radiografía de la plancha núm. 1, y otro más pequeño. Practicada una nueva radiografía de conjunto se pudo compro- bar que el lado derecho estaba completamente lim- pio de cálculos (véase la plancha núm. 3). No nos ha sido posible publicar la fotografía de los cálculos expulsados porque el fotógrafo, a quien se lo confiamos para hacer la reproducción, los ex- travió. El caso que acabamos de exponer, nos sugiere las siguentes consideraciones: 1*—Esta señora, de edad avanzada, convalecien- te de una hemorragia cerebral, presenta un cálculo ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 161 del riñón izquierdo que no le molesta y otro situado transversalmente en la porción lumbar del uréter de- - recho, que le produce grandes dolores y que ha sido causa de anuria. 22—Por las razones expresadas al comienzo de este trabajo era necesario actuar sobre el cálculo ure- teral. 3—No era posible pensar en este caso en una in- tervención quirúrgica, dado las condiciones de la pa- ciente, ni lo hubiera propuesto sin antes intentar reiteradamente la salida del cáleulo por las vías na- turales, conducta que como veremos más adelante es la que se debe seguir siempre. 4*—Indudablemente nosotros al hacer el catete- rismo hubimos de cambiar la posición del cáleulo, poniendo su eje longitudinal en la dirección del eje longitudinal del uréter, cireunstancia esta, que hizo que el dolor desapareciese y que con la acción del lu- brificante se deslizase hasta la última porción del utéter. Está probado que el dolor continuo ureteral en caso de cáleulo, es debido a la presión excéntrica que sufren las paredes del uréter al contraerse sobre el cuerpo extraño, y ha habido casos en que se ha quita- do el riñón, por su mal estado, y el dolor ha persis- tido hasta que se ha intervenido de nuevo para quitar la piedra del muñón ureteral. Albarrán, en el primer congreso de 1”Association Internationale d'Urologie, celebrado en París en 1908, da cuenta de varios casos de cálculos ureterales expulsados después del cateterismo y otros en que la expulsión se hizo después de la puesta: en permanen- cia de una sonda ureteral y aconseja este medio te- rapéutico sencillo, antes de recurrir a la operación 162 ANALES DE LA sangrante. Después de esto en las observaciones de .esta naturaleza que se han sucedido, entre ellas las de Ertzbischoff, Desnos, Luis, Imbert, Pasteau, se ha aconsejado inyectar en el lugar donde se detiene el catéter, señal inequívoca del sitio donde está si- tuada la piedra, agua hervida, solución de nitrato de plata al 1 x 1,000, glicerina o aceite esterilizado. El tratamiento de los cálculos del uréter por el cateterismo ha entrado de lleno en la práctica uro- lógica y cada día se hace más corriente este medio terapéutico. El profesor André, de Naney, publica una rela- ción de ocho casos de cálculos ureterales tratados con éxito por el cateterismo ureteral solamente. El se pregunta si la expulsión del cáleulo no es debida, tan- to al pase de la sonda como a la acción del líquido inyectado : aceite, glicerina, ete., puesto que el catéter pasando encima del nivel del sitio de la piedra, o de- teniéndose allí, despierta las contracciones uretera- les y con ellas la expulsión del cálculo, y concluye: Que en ausencia de toda complicación urgente, anu- ria, ete., se podía esperar un, tiempo razonable antes de tomar el bisturí y repetir las maniobras de cate- terismo y hasta dejar, si se cree necesario, la sonda permanente; estas maniobras terminarán muy a me- nudo con la expulsión del cálculo. El autor aconse- ja que cada vez que se pueda llegar hasta la pelvis renal se haga un lavado con solución de nitrato de plata que además de su acción antiséptica tiene la propiedad de despertar las contracciones ureterales. En los casos de cálculo pequeño y situado en la por- ción baja del uréter, en mujeres, el profesor André tiene éxito rápido dilatando la última porción del uréter con un fino tallo de laminaria introducida ba- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 163 jo el control del cistosecopio y dejado allí por espacio de 24 horas. Por su parte, Pasteau, ha sostenido que la even- tualidad, de que el catéter ureteral pueda quedar de- tenido en el lugar en que esté la piedra sin poder avanzar, no debe considerarse como una fatalidad, puesto que dejando el catéter a permanencia duran-' te cierto tiempo tiene una acción terapéutica; es su- ficiente, dice él, dejar la sonda, que se puede retirar con gran facilidad al día siguiente por la dilatación que ha producido y se asiste muy a menudo a la ex- pulsión de la piedra poco después. El Dr. A. J. Crowell, de Charlotte, North, Caroli- na, ha publicado en el transcurso del último año un trabajo en el cual da cuenta de haber tratado por ma- nipulaciones cistoscópicas, 95 casos de cálculos ure- terales, habiendo tenido éxito en 88 casos. El em- plea un sistema propio de anestesia y dilatación ure- terales: empieza por anestesiar la vejiga con solu- ción de procaína al 2 por ciento para después lle- narla con solución de ácido bórico; después coloca el catéter en el uréter hasta el punto en que encuentra resistencia, en este momento inyecta a través del ca- téter ureteral la solución de procaína, muy despacio, y la deja permanecer allí por 10 minutos. El catéter pasa entonces, sin dificultad, por encima de la piedra y mejor aun si se inyecta aceite durante la manipu- lación. Dice el Dr. Crowell que cuando el catéter ha pasado por encima de la piedra, él se considera due- ño de la situación. El catéter puede quedar allí en- tonces indefinidamente, la presencia del catéter per- mitirá a la secreción renal pasar a través de él, se evitará la presión intrarenal, esto permitirá exami- nar el riñón en cuanto a su funcionamiento y para 164 ANALES DE LA ulteriores determinaciones. Si existe infección en el riñón u ocurre durante las manipulaciones, puede ser tratada por los lavados de la pelvis renal con so- lución salina o con solución antiséptica. Si la pre- sencia del catéter produce indebida reacción se pue- den aplicar anestésicos locales a través de él. Cada 24 horas el catéter es sacado e introducido uno más ancho hasta el número 11. A veces él ha co- locado en el uréter dos catéteres núm. 11 a la vez; de esta manera el uréter puede ser dilatado extensamen- te sin peligro para el paciente. La dilatación puede ser llevada más lejos empleando un dilatador metá- lico del Dr. Lewis, de St. Louis, después de la remo- ción de los catéteres. Antes de quitar el catéter se debe llenar la pelvis renal con solución salina tan ca- liente como lo permitan los tejidos, y debe dejarse caer unas gotas de aceite en el uréter a medida que se va retirando el catéter. El Dr. Crowell hace las siguientes conclusiones: 1*—Todo cálculo ureteral recientemente impacta- do, en un uréter normal puede ser removido (saca- do) por métodos cistoscópicos, bajo anestesia local ureteral, con menos peligros y menos daño para la función renal, que el obtenido por procederes quirúr- g1COS. 2—Kl éxito del método depende de la mayor anes- tesia y dilatación ureteral posible, la habilidad del operador y la persistencia en sus manipulaciones. 3"—Mucho tiempo y sufrimientos son ahorrados al paciente y está menos expuesto a la recidiva de cáleulo ureteral con este proceder que con el qui- rúrgico. El Dr. Hugh Hampton Young, de Baltimore, en 1918 dió a conocer tres casos de cáleulos impactados ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 165 en la porción intramural del uréter. En un caso no fué posible pasar el catéter ureteral y en los otros dos pasó el catéter, pero sin resultado en cuanto a la ex- pulsión de los cálculos. Con objeto de ensanchar el orificio ureteral hizo una fulguración con alta fre- cuencia en la mucosa vesical, de forma lineal, de un centímetro de extensión, comenzando en el meato ureteral y siguiendo hacia arriba, en la dirección del uréter y sobre la prominencia que formaba el cáleu- lo. De cuatro a ocho días después, los cálculos fueron expulsados. El Dr. Young hace las siguientes conclusiones: El empleo de las corrientes de alta frecuencia en casos de cálculos engastados en la porción intramu- ral del uréter, tiene éxito porque ensanchado el ori- ficio ureteral suficientemente, permite su paso; ade- más, esta operación es simple, puede ser realizada sin anestesia y no produce más que una pequeña he- motrragila. Este proceder no parece ser exclusivo del Dr. Young, pues el Dr. H. D. Furniss reclama la priori- dad (lo que acepta el Dr. Young), por haber publica- do en 1912 el caso de una mujer que presentando un tumor del tamaño de un huevo de paloma en la vejiga en la región del uréter derecho, con edema en la pe- riferia y haciendo prominencia en la vagina, con in- duración, fué tomado por un papiloma básico y con cierto carácter de malignidad; se le hizo una fulgu- ración con la corriente de D'”Arsonval que se repitió tres días después. Examinando la vejiga una sema- na después del último tratamiento, vió con sorpresa salir de la parte que él suponía un tumor, sobre el lu- gar fulgurado, una gran piedra negra. 166 ANALES DE LA Debemos, pues, hacer salir todo cálculo que se en- cuentre detenido en el uréter, y debemos intentarlo por los medios menos cruentos, sin que esto quiera decir que en algunos casos no seamos partidarios de una intervención más radical, por ejemplo, en aque- llos casos en que la permanencia del cálculo haya da- do lugar a pio-nefrosis o la destrueción del riñón por hidro-nefrosis, casos estos en que la nefrectomía es- tá indicada. No hay que olvidar, para hacer el estudio del tra- tamiento de los cálculos ureterales, la clasificación que hace Jeanbrau de éstos, en relación con el uréter, en cáleulos movibles, cáleulos enclavados y cálculos acantonados o encastillados. Los primeros, los movibles, son aquellos que no han contraído adherencias con el uréter y ruedan fá- cilmente en la luz de éste, desde la pelvis renal hasta el extremo vesical, éstos, como es consiguiente, salen fácilmente con las más sencillas manipulaciones. Los segundos, los enclavados, están fijos en un lugar del uréter, son innovados, si bien algunas ve- ces pueden ascender hasta la pelvis renal, no se pue- den mover hacia abajo, muy a menudo el uréter está estrechado por debajo del punto de implantación del cálculo. Esta estenosis descrita por Albarrán en 1894, es debida generalmente a un engrosamiento in- flamatorio de la pared del uréter; fácilmente se com- prenderá la acción de la sonda uretral actuando de la misma manera que la sonda uretral en los estre- chamientos de la uretra, descongestionándola unas veces por la acción de capilaridad como cuando se emplea la bujía filiforme, y otras veces llegando has- ta la dilatación forzada (proceder de Crowell). En cuanto a la última clase, los cáleulos acanto- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 167 nados o encastillados, éstos no son susceptibles de ser tratados con éxito por el cateterismo ureteral; es la uretero-litotomía la operación de elección. En estos casos el cálculo se ha labrado un nido, una lodge a ex- pensas de la pared ureteral que ha sido rechazada, está situado excéntricamente con relación al eje del uréter; esta cavidad está las más de las veces separa- da de la luz del conducto por un rodete o diafragma de mucosa, se ha formado, por decirlo así, un divert- tículo sesil en la pared del uréter, en cuya cavidad está aprisionado el cáleulo. A este nivel la pared del con- ducto puede presentar lesiones de ureteritis y periu- reteritis y llegar hasta un adelgazamiento extremo con gran adherencia entre ella y el cálculo, y que cualquier maniobra de cateterismo puede dar lugar a una perforación con salida del cálculo. De estos ac- cidentes han sido citados tres por Leonard (de Phi- ladelphia) en la 59 sesión de la American Medical Association celebrada en Chicago en junio de 1908. Estos cálculos, abandonados a sí mismos pueden dar lugar a la uleeración y perforación espontánea del uréter, como ya hemos indicado al principio de este trabajo. BIBLIOGRAFIA J. ALBARRÁN.—Premier Congres de 1*”Association d'Urologie, París 1908. T. JeaNBRaU.—Des caleuis de 1”Uretére, Rapport presenté a la XIII session de 1”Association francaise d”Urologie, París 1909. : H. D. Furniss.—Impacted Ureteral Calculi Released by Fulguration (Journal of .the American Medical Association, A HuruH HampPTON YouNG.—The employment of the High fre- 168 ANALES DE LA queney current for the extraction of caleuli incarcerated in the lower end of the ureter (The Journal of Urology, 1918). ANDRÉ (de Naney).—Huit cas de calculs de 1"Uretére ou d'Anurie calculeuse traités avee succés par le catetérisme ure- teral (Journal d*Urologie, 1920). VINCENT ALO1.—-Les caleuls ureteraux et les recherches mo- dernes (Journal d*Urologie, 1921). A. J. CROwELL.—The removal of ureteral stone by Cystoscopic manipulation (Journal of Urology, 1921). A A ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 169 SESION FRUSTRADA DEL 25 DE NOVIEMBRE DE 1921 No pudo celebrarse por no haber concurrido más que los Dres. Juan Santos Fernández, Presidente; José A. Presno, Vi- cepresidente; Luis Felipe Rodríguez Molina, Vicesecretario; y el académico de número recientemente elegido, Dr. Francisco María Fernández. ACTA DE LA SESION PUBLICA EXTRAORDINARIA DEL 10 DE DICIEMBRE DE 1921 Presidente: Dr. José A. Presno (Vicepresidente). Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes. —De número: Dres: A. Aballí, J. P. Alacán, C. Alonso Cuadrado, G. Aróstegui, R. Castro, J. G. Díaz, C. E. Finlay, J. Guiteras, D. Hernando Seguí, J. Jacob- sen, J. A. López del Valle, L. F. Rodríguez Molina, M.. Ruiz Casabó, J. A. Simpson, F. Torralbas, C. de la Torre. Con la asistencia de los académicos antes citados, de repre- sentantes de los distintos centros científicos y literarios y dis- tinguidas damas se celebró la sesión extraordinaria en homenaje al académico honorario Dr. Diego Tamayo y Figueredo, convo- cada para cumplir el acuerdo de esta Academia de 8 de abril del presente año, aprovechando la oportunidad de la celebración del IV Congreso de la Prensa Médica y del V Congreso Médico Nacional, para darle más solemnidad al acto y a fin de que pudieran concurrir el mayor número posible de profesionales 170 ANALES DE LA del interior de la República y del extranjero que nos honran con su presencia en los momentos actuales. El Dr. José A. Presno, en breves palabras excusó la ausen- cia del Dr. J. Santos Fernández, Presidente de la Academia, a quien motivos de enfermedad, que le retienen en su lecho, le privan del placer de presidir esta sesión; pero a la que ha que- rido prestar su concurso, remitiendo al efecto un breve discuso alusivo al acto, que fué leído por el Secretario. Acto seguido se concede la palabra al Dr. Federico Torral- bas, quien en el suyo presentó las cistitas facetas que caracte- rizan la personalidad del Dr. Tamayo, y que le hacen acreedor al homenaje que se le tributa y a que su retrato sea colocado en el salón de actos de la Academia. Terminado este discurso el Secretario dió lectura a un escrito de los médicos y estudiantes del **Dispensario Tamayo””, adhi- riéndose al homenaje de la Academia, y entonces el Dr. Carlos de la Torre en breves y sentidas frases prcpuso se confiriera al Dr. Tamayo el título de académico de mérito, lo que en princi- pio fué aceptado, posponiéndose para otra ocasión el cumplir los requisitos reglamentarios para conferirle tal honor. Se concede entonces la palabra al Dr. Diego Tamayo y Fi- gueredo, quien profundamente conmovido, y en elocuentes pa- labras, aceptó el homenaje que la Academia le ofrecía, no por su personalidad sino como cubano que había luchado desde su ¿ju- ventud por el enerandecimiento de la ciencia y sobre todo de la patria, a la que había dedicado las actividades de su acciden- tada vida y a la que seguiría sirviendo hasta que ésta se extin- gulera. Con esto se dió por terminado el acto, en medio del aplauso estruendoso de la concurrencia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 171 HOMENAJE AL DR. DIEGO TAMAYO POR EL DR. SANTOS FERNÁNDEZ Sesión del 10 de diciembre de 1921 Señores Académicos, Señoras y señores: El acto solemne de esta noche, está acordado des- de que finalizó el curso académico pasado, pero los rigores del verano han obligado a retardarlo. Nadie más interesado que el que habla, en su realización: primero porque las razones de mi cargo me lo exi- gen, pues la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, fundada por el insigne patricio Dr. Nicolás J. Gutiérrez, ha sido la porta voz de todo lo que vale en Cuba; segundo, porque conozco al Dr. Tamayo desde que juveniles estuvi- mos en el Colegio de Belén de esta ciudad, y del que salimos con el título de bachiller, llevando en nues- tro espíritu el ambiente de entusiasmo que se des- pierta en aquel plantel, para formar ciudadanos amantes del saber y de la patria. Los azares del país, nos hicieron salir de él. En Europa, quedé en Madrid y el Dr. Tamayo en Bar- celona. Terminada la carrera, volví a Cuba desde París y dos años más tarde volvió el Dr. Tamayo, reanudando nuestra amistad del Colegio y nos en- golfamos en los estudios profesionales, en los que floreció pronto el joven bayamés, en el que se cernía la gloria que al final le lleva a la cúpula, de modo que si no hubiera existido Dn. José Antonio Saco, el sa- bio más conspicuo de la heroica villa fomentada por 172 ANALES DE LA Diego Velázquez, Tamayo, hubiera bastado para enaltecerla. Creí, señores académicos, que ni siquiera hubie- ra podido enviar estas líneas para ser leídas en esta solemnidad, pues las escribo en el lecho, sin poderme INCOrporar; pero no quiero que falte, aunque de modo imperfecto, la expresión de mi satisfacción, al ver honrado como se merece, mi compañero de la juven- tud y mi asociado un día en las investigaciones cien- tíficas. La, falta de salud, que desde hace dos años me acongoja, me impide ser yo, el exponente de los me- recimientos del ilustre académico, a quien enaltece- mos esta noche; pero se cumple el adagio popular, de que ''no hay mal que por bien no venga??: mi inca- pacidad del momento hará que se oiga con fruición, la palabra sabia del Dr. Federico Torralbas, que ha heredado de su señor padre, nuestro llorado compañe- ro, el patriotismo y la inteligencia en grado máximo. Compartiré su satisfacción al rendir al Dr. Ta- mayo el justo tributo de admiración que sabrá con- sagrar a sus méritos y como no quiero retardar por más tiempo al público la satisfacción de oirla, no he de decir una palabra más y se la concedo al Dr. To- rraibas. He dicho. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 173 EL DR. DIEGO TAMAYO Y FIGUEREDO POR EL DR. FEDERICO TORRALBAS Sesión del 10 de diciembre de 1921 Sr. Presidente, Señores Académicos, Señoras y señores: £...Si jusqu'ici, par un trait de prudence, J'ai demeuré pour toi dans un humble silence, Ce n'est, pas que nor cour vainement suspendu Balance pour t*offrir un encens qui t*est du.?? BoILEau.—1665. Elevar una voz, siquiera sea en los tonos más apa- gados, teniendo en cuenta la debilidad del órgano que la emite, así como la de sus facultades determi- nantes y directrices, buscando no romper la relación debida con la personalidad a quien se dirige, es em- peño abordable por aquellos afortunados que aun siendo de radios inferiores, respecto al mayor, giren en círeulos concéntricos y en campos de amplios ho- rizontes; haciéndoseles posible aportar, dentro de los rayos luminosos del foco central, la penumbra que limita y perfila a toda fuente productora de luz. En tal concepto, el honor que se me confiere, compa- reciendo ante concurso tan refinado, debiera haber sido declinado desde el primer momento, si no con- tara de antemano con vuestra generosa benevolencia y no me animara, además, el estímulo tan ardoroso como entusiasta, que me proporciona la naturaleza del acto que nos congrega, cuya finalidad, por ella 174 ANALES DE LA misma, protege y fortifica la desnudez de mis facul- tales, la debilidad de mis fuerzas. La humanidad es una en sus bases y orientacio- nes, a través de la inmutable ley de la evolución; con- serva, sin embargo, arraigadas en lo más profundo de sus fundamentos, dos grandes manifestaciones: la mentalidad y el sentimiento; y si aquel gran poeta Boileau, en 1665, supo y pudo mostrar a la posterl- dad las enseñanzas que sus palabras encierran, tam- bién la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y y Naturales de la Habana sabe y puede, siguiendo sus tradiciones, rendir tributo a uno de sus más ilus- tres miembros, a una mentalidad superior y al sen- timiento de gratitud que engrandece a todos los que lo practican. En carta dirigida a un eterno ausente, conservada entre mis más caras reliquias, se define la modestia como el pudor del mérito verdadero, y esa modestia, tan grande como pródiga en la realización del bien, dentro de la personalidad a quien me dirijo, es la mayor barrera, en esta noche de nobles y hermosas compenetraciones, para regar ante el Académico Ho- norario, Doctor Diego Tamayo y Figueredo, las ofrendas de nuestra respetuosa e intensa admiración, las flores de nuestro cariño y el homenaje vibrante a su ejecutoria, fuera y dentro de nuestra casa, pre- sidida por sus grandes virtudes y talento. Sí, señoras y señores, en estos momentos históri- cos de conmociones universales, de desviaciones alar- mantes, en que sufrimos de una verdadera amnesia colectiva, pareciendo multiplicarse de modo ame- nazante aquel grupo estudiado por mi padre en la Sociedad Antropológica, cuyos ideales se traducen en “Vivir por la alegría de vivir. Adquirir por el ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 175 placer de poseer. Acumular por el goce que puede producir la riqueza, que, según ellos, es la única fuen- te de felicidad y bienandanzas... para quienes la patria, la ciencia, la humanidad, la libertad, el pro- greso son una serie de palabras huecas con que los filósofos, los sabios, los destituídos de sentido práe- tico pierden el tiempo que un hombre de talento em- plearía calurosamente en algún negocio””, es, sin du- da alguna, consuelo confortante comprobar que un grupo de elementos sociales de tan alto relieve como el presente, se unan, se-asocien y estrechen en íntimo lazo y comunidad de pensamientos para testimoniar su alta estima a quien en una labor progresiva y uniformemente ascendente ha mantenido enhiesta la bandera del desinterés y el progreso de sus seme- Jantes. Un exponente vigoroso de juventud que florece por su propia savia, producto de dos tendencias, opuestas en nuestra historia, pero ambas puestas al servicio patrio según sus respectivos bien intencio- nados criterios, el Doctor Octavio Montoro, comien- za un bello trabajo, en el Boletín de Plasmogenia, de esta manera: “Alto, quién vive ?—Diego Tamayo y Figueredo, contestó con voz viril un joven alto, trigueño, y fornido que llevaba un mensaje a Peru- cho Figueredo, Donato Mármol y Calixto García.” Veamos cómo se ha desenvuelto, después de ese ges- to, la obra del adolescente de entonces. No es posible revisar la vida de ninguno de los hombres notables que han intervenido en la causa pública de un pueblo, siquiera sea someramente, tan- to cuando actúan dentro de un solo orden de ideas como cuando ellas se hacen extensivas a otras ma- nifestaciones de la humana actividad, sin lanzar una 176 ANALES DE LA mirada retrospectiva hacia la época en que se desen- volvieron; en ese caso se encuentra toda esa pléyade de cubanos ilustres, como Tamayo, cuya vida, por- eran fortuna nuestra, nos sirve de nexo entre estos tristes días y aquellos gloriosos iniciados alrededor del grito redentor de Yara, abarcando un período, notable por las grandes mutaciones en la política de las naciones y por el maravilloso cambio ocurrido en el dominio de las ciencias. Tamayo ha sido testigo y actor; en ambos aspectos ha revelado siempre la firmeza de convieciones, la perseverancia, la resisten- cia a los acontecimientos, la rectitud de procedimien- tos, la trasmisión de entusiasmos a los que le rodean, en una palabra, ese conjunto del hombre en masa que como dice Emerson, sintetiza el carácter. La obra de las revoluciones no pertenece ni al hombre, ni a los hombres, ha dicho el gran Pelletan, y sin embargo la jornada luminosa del 68 ha produ- cido en forma de hombres, frutos imperecederos en una falange de intelectuales cuya cumbre esplendo- rosa ocupó el genio inmortal de José Martí; los que en la magna empresa participaron, pudieron trasmi- tir por la propia virtualidad de sus ideas el santo amor a la libertad patria con sus inseparables com- pañeros que representan el sacrificio y la abnega- ción, sembrados en el hogar y ampliados a la familia grande, la propia patria. Allí, muy cerca al grupo de redentores, Tamayo, se trazó un deber cuyo ecum- plimiento ha mantenido "hasta hoy dentro de sus ae- tividades como ciudadano en la vida política, y como exponente de primer orden en su profesión de mé- dico, para utilizar ésta también en beneficio de los intereses nacionales, en el mejoramiento de las cos- tumbres públicas, en el adelantamiento de la ense- HAY ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 177 ñanza, en la aplicación de la medicina preventiva, tanto en su aspecto estrictamente morboso, como en sus relaciones importantísimas con los problemas so- ciales planteados por él frecuentemente, al extremo de ser quizás el único que practica y difunde la patología social. En efecto, es de todos conocida la marcha evolu- tiva de aquel proceso sublime incubado en la placi- dez del hogar cubano de aquellos tiempos, donde una sola palabra, la interpretación de un pensamiento, el comentario escapado sobre la última obra fran- cesa acerea de ideales emancipadores, constituían más que suficientes causas, al ser conocidos, o inven- tados por los dominadores, para descargar toda la implacable dureza de aquel español aventurero e in- culto, enigmático e impenetrable para el nativo; mu- do en ocasiones, locuaz en la narración de glorias nunca habidas y feroz ante la perspectiva de la ins- trucción de los esclavos, para darse cuenta de la in- fluencia que habría de ejercer en los retoños cubanos nacidos bajo tales auspicios. Atraída, envuelta e impulsada la primera juventud por los vientos pu- rificadores e impetuosos de la revolución, recibiendo de continuo la caricia paternal al tiempo de sembrar en su recién abiertos corazones los ideales encarna- dos en los derechos del hombre, bañados a raudales por el cariño de esa santa madre que en sus preces al Ser Supremo imploraba por el esposo, el hijo, el hermano, ofreciéndose ella misma a sufrir los horro- res de la más desigual y cruenta de las luchas, se mantuvieron, unos en los campos de batalla, murie- ron otros envueltos por la gloria aleanzada en defen- sa del honor y el derecho, y otros caídos en poder del enemigo obligados a salir del país, pero todos llevan- 178 ANALES DE LA do en el alma el culto a la justicia, el compromiso solemne contraído ante ellos mismos de perfeccio- narse, dotándose de medios adecuados, para alcanzar la posesión de la belleza en su forma más pura, la verdad, que nos enseñó Luz Caballero, única que nos pondrá la toga viril. Y así fué, señoras y señores, Tamayo fué llevado a Barcelona, con cédula de vigilado, e inició allí su educación universitaria, para hacerse médico, con- servando desde luego en su ya esbozada psicología el ensueño patrio, aguardando días mejores y más apropiados para concurrir, aportando sus generosos impulsos. Permítasenos ahora abandonar por unos momen- tos esa interesante faz del rápido estudio que hace- mos para ver en qué momentos abre las puertas de la profesión al nuevo médico. Graduado en la-justamente afamada Facultad de Medicina de Barcelona, recibiendo los conocimien- tos por conducto de profesores eminentes, poseía rico bagage hábilmente seleccionado dentro de las ideas reinantes, rivalizando en abierta puena dentro de la experimentación, en sus albores entonces, a pe- sar de los célebres trabajos de Claudio Bernard, Magendie, Muller, ete., y empleada solamente como muestra de erudición más o menos extensa, resul- tando que la medicina desde el punto de vista del conocimiento de las causas de las enfermedades caía en los peligrosos derroteros del empirismo; buscá- base en las demás ciencias el apoyo que hoy nos ofre- cen sin encontrar más base que la proporcionada por el diagnóstico, finalidad suprema del médico, que se alcanzaba acudiendo al libro perpetuamente ge- neroso de la naturaleza, al enfermo, para hacer celí- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 179 nica, cultivada provechosamente, si se adoptaban los procedimientos imperecederos de Trousseau, Jac- coud, Graves, Moneret, Peter y otros grandes de la ciencia de Hipócrates que con sus clásicas y brillan- tes lecciones a la cabecera del enfermo, formaban el elínico experto, mostrándole la necesidad de utilizar una escrupulosa dedicación y cuidado al emplear los conocimientos teóricos adquiridos en las obras maes- tras, al mismo tiempo que se interrogaba la natura- leza para establecer por medio de la inteligencia bien disciplinada una observación prolija y sagaz, deter- minante de la formación del ideal diagnóstico. in esa clínica, especie de laboratorio gimnástico del cerebro, donde se ponen a contribución todas las tacultades que deben acompañar al médico, encon- tró Tamayo un centro de actividad apropiado a su espíritu obsewvador y sereno, para saber después ar- monizar aquellos cimientos con el lento avance de la experimentación, cuyas diversas escuelas iban su- mando cada día mayor número de adeptos hasta que por una de esas maravillosas revelaciones del genio humano, surgió ese grande entre los grandes, el Be- nemérito de la Humanidad, Luis Pasteur, que inun- dando al mundo con los destellos de su inspiración bajo la forma de descubrimientos en la fermentación, la enfermedad del gusano de seda, la levadura de cerveza, el carbunelo, la septicemia, ete., ete., cam- bió totalmente la ciencia constituída abriendo derro- teros infinitos para todos los ramos del saber. Ante esa gigantesca revolución que sacudió en sus raíces el árbol frondoso de la ciencia, tan enor- me como la misma naturaleza en que se nutre e ins- pira, ¿cuál fué la actitud de Tamayo? ¿dónde se encontraba ?; ¿era su situación de esas indecisas, pe- 180 ANALES DE LA lierosas que no dan tiempo a tomar resoluciones o se corre el riesgo de perecer? En espíritus como los de Tamayo nunca existe la falta de preparación; ejer- ciendo siempre con éxito, figurando ya en todos los centros y sociedades científicas, colaborando en las revistas, habíase asociado a la Crómca Médico-Qu- rúrgica del doctor Santos Fernández, iniciándose en ella la fundación de un Laboratorio de investigacio- nes al cual inmediatamente ofreció sus servicios el doctor Tamayo. Veamos lo que a ese respecto nos dice uno de sus biógrafos, el malogrado doctor Eduar- do F. Plá, arrancado recientemente al cariño y es- timación que todos le profesábamos: “¿El veintiséis deroctubre de 1885 el ilustre Pas- teur, conocido ya por sus numerosas y originalísimas investigaciones, dió cuenta a la Academia de Cien- cias de París, de sus trabajos acerca de la rabia y del resultado del tratamiento profiláctico, valiente- mente ensayado en el niño Meister, mordido por un perro rabioso. ”?” ““El telégrafo se encargó de trasmitir con fulmi- nante rapidez esa buena nueva a todos los ámbitos del mundo científico, que absorto, entre la duda y la esperanza, fijó su mirada en París, esperando con- movido la confirmación de lo que hasta entonces pa- recía como una de tantas ilusiones formadas por la agitada y ardiente inteligencia que no tarden en des- vanecerse ante un examen erítico, imparcial y repo- sado. ?” “Esta vez, como sucedió con todos los deseubri- mientos de aquel sabio, la exactitud de los hechos no tardó en confirmarse. ?” ““La noticia llega a estas playas hospitalarias, no sólo para los hombres sino también para las gran- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 181 des ideas, y donde siempre encontrarán éstas após- toles que las enuncien y propaguen.?”” “En una de las conferencias que periódicamente celebran los redactores de la Crómica Médico-Qui- rúrgica, departiéndose acerca del trascendental des- cubrimiento, inicióse la idea de importar a nuestra patria los beneficios del método pasteuriano, propor- cionándole al mismo tiempo la gloria de ser el pri- mer país de América que la pusiera en ejecución. ?” “¿Con esto nació el pensamiento de fundar un La- boratorio de trabajos prácticos, donde profesores y alumnos pudieran familiarizarse con los progresos de la moderna ciencia bacteriológica, llamada a es- clarecer muchos puntos de la aun oscura patología intertropical.?” ““ Anunciarse el pensamiento y comenzarlo a po- ner en ejecución, obra fué del momento: el doctor Santos Fernández, a quien tenemos y debemos ha- cer justicia en estos momentos, aun cuando nuestro juicio aparezca apasionado, con el entusiasmo, la ac- tividad que todos reconocemos, salvó los primeros obstáculos, emprendió viaje a los Estados Unidos, - con el fin de visitar los Laboratorios y proveerse de algunos aparatos. ”” “¿A su regreso comenzó la instalación, hízose pa- tente la necesidad de que uno de los iniciadores fue- se a París a.estudiar al lado del os maestro los más minuciosos detalles del método.” ““Por acuerdo unánime, se eligió para tan honrosa comisión al doctor Tamayo.” El resultado de sus gestiones no es necesario re- petirlo ante vosotros: las víctimas arrancadas a la muerte horrible provocada por la rabia, fueron dis- minuyendo rápidamente hasta hacerla desaparecer 182 ANALES DE LA de nuestras estadísticas demográficas y abrióse en Cuba de manera brillantísima el cultivo ¿m extenso de la bacteriología, creándose el primer Instituto Pasteur de la América. Dormidas las actividades políticas del cubano du- rante ese período de tiempo en que actuaba el Par- tido Autonomista, Tamayo al igual que sus compa- ñeros ejercitó sus facultades en el único campo no restringido por la condición de cubano: la intensa labor intelectual, representada por consecuencia le- oítima de la profesión, en el cultivo y atención de numerosa clientela, en la publicación de sus inves- tigaciones y trabajos utilizando la prensa científica del momento, llevando al seno de las diversas socie- dades docentes la cooperación constante bajo la for- ma de comunicación original e interviniendo en los debates surgidos al calor del entusiasmo productor de la divulgación y avance de los conocimientos y las tendencias dominantes. En ese orden de ideas, debemos consignar como hecho rigurosamente histórico de incuestionable va- ler, la existencia en aquellos días de los núcleos a cuyo contorno se agrupaban los médicos dando for- ma concreta a una intensa actividad probatoria de las ansias nunca extinguidas por alcanzar el recono- cimiento de la intelectualidad cubana y su derecho a ser proclamada como entidad capaz de regir sus propios destinos. Esta corporación, cuya actual ga- lería de retratos, que en casi su totalidad reproduce la figura de miembros de la misma, llena brillan- temente más de una página de la vida cubana. La Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana, nacida bajo la maternal égida de la Academia, la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, desper- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 183 tando la atención del mundo científico europeo para fijar su mirada sobre nosotros, la Universidad de la Habana produciendo faros de la magnitud de Felipe Poey, las iniciativas personales como la de la Cró- meca Médico-Quirúrgica de la Habana, así como otras que omitimos en obsequio a la brevedad, formaron a un mismo tiempo el marco y fondo perdurables de una época que pudiéramos llamar de oro, y en que, por distintos derroteros, pero, a idéntica finalidad, nuestros grandes establecieron dogmas dolorosamen- te olvidados por los actuantes del momento. No es oportuno en estos instantes entrar en dis- quisiciones ni críticas ajenas al acto que nos inspira, pero, a los fines de ésta para mí tan honrosa entre- vista con vosotros, me ha parecido necesario consig- nar tales hechos sobre todo al recordar lo que, entre otras, produjo la Sociedad de Estudios Clínicos. Ahí está su acta de constitución, su historia: na- ció, creció y se desarrolló a través de las peripecias, de las dificultades del medio y, sin embargo, bajo la presidencia del doctor Tamayo se presentó, por aquel espíritu austero de Enrique López, la moción solicitando la celebración del Primer Congreso Mé- dico Cubano. Respondiendo al principio de propia conserva- ción y a la necesidad de ampliar el escenario donde se proyectara y evidenciara la intensidad y el valer del esfuerzo realizado por la clase, el 15 de enero de 1890, bajo la presidencia del doctor Tamayo, iniciá- ronse las labores del Congreso, preparadas por la Co- misión encargada de ello e integrada por Santos Fernández, Enrique López, José 1. Torralbas, Luis Montané y Gustavo Sterling. Lo que tal aconteci- miento representa en nuestra vida colectiva, el impul- 184 ANALES DE LA so trasmitido a él por Estudios Clínicos a través de su Presidente Tamayo, es un monumento a la profesión, legado a las nuevas generaciones en la Memoria del Primer Congreso Médico Regional de Cuba. Bajo tales auspicios y estímulos, actuando como médico en el hogar, cuando se conoce la santidad del mismo, propagando entre sus semejantes el caudal del estudio y la experiencia, empleó y desarrolló Ta- mayo el talento, esa especie de telegrafía sin hilos, calor del cerebro humano que trasmite por medios impalpables el relámpago misterioso que ilumina y exmbellece las tinieblas de la ignorancia, esa facultad a cuyos destellos pueden los hombres superiores dar- se cuenta del trino melodioso del ave, oir conseiente- mente el murmullo del río que nace en las montañas de la tierra y muere en el mar apacible o agitado, investigar las alturas para saber cómo y cuándo bri- llan las estrellas o investigar también el mundo enor- me de los infinitamente pequeños, desde la célula al hombre, y donde se siente, se palpa, se admira y se muere al sublime resplandor que irradian, por los siglos de los siglos, los dos soles de la humanidad: Cristo por su bondad infinita, Pasteur por su incon- mensurable obra en beneficio de la misma. En ese apacible y tranquilo trabajar deslizábase la vida del cubano, buscando con ese único procedi- miento a su alcance, el mejoramiento de su vida ciu- dadana, mientras que en tierras extrañas recogía vo- luntades, agrupaba energías y regaba el evangelio de la emancipación el Apóstol Martí, su verbo maravi- loso, la ejemplaridad de sus actos, la grandeza de su alma, sencilla como la del niño, gigantesca como la de Atlas para llevar encima todo un mundo de subli- mes concepciones; planteó de nuevo el lema del Par- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 185 tido Revolucionario Cubano: Independencia o Muer- te, problema que no admitía soluciones intermedias; los que en su pecho albergaban el santo amor a la libertad no vacilaron al escoger el camino: Diego Tamayo Figueredo, que figuraba en la izquierda del Partido Autonomista, le abandonó en seguida y si- tuóse en New York; allí como elemento de gran va- ler actuó en el inolvidable Club *“Oscar Primelles?””, médico caído en los campos de batalla, en la Presi- dencia del Club **Juan Bruno Zayas””; en la Presi- dencia del Cuerpo de Consejo y en la Delegación a cuyo frente se encontraba Tomás Estrada Palma, sus servicios, la entereza de su carácter y la fe en la causa constituyeron columna firmísima para resistir la desigualdad de la lucha con el opresor y desviar mal encaminadas tendencias amenazadoras de des- trucción del mayor y más fuerte sostén de aquellos empeños: la unidad del esfuerzo, el sacrificio, el re- conocimiento de los cuerpos organizados y el acata- miento debido a quien econ dignidad y decoro repre- sentaba en el exterior la revolución armada. Tamayo, convencido por las enseñanzas elocuen- tes de su actuación en los dos aspectos fundamenta- les de todo hombre bien constituído, en posesión de la fe productora de los grandes triunfos, paciente y constante, confiado en la fortaleza del ideal, fué co- mo aquel espartano, también médico, Joaquín Cas- tillo Duany, columna inconmovible, resistente e in- violable, a resistir el vendaval de la discordia entre hermanos ante el supremo problema de triunfar so- bre los tiranos. La muerte del sin par Maceo, las perplejidades de algunos, las claudicaciones de los que tibios acep- taban transacciones engañosas, utilizando, desgracia- 186 ANALES DE LA dos, la existencia de un ejército libertador, no pu- dieron, no podían evitar lo inevitable, la acción de los designios providenciales de que habla Laurent, y surgió la guerra hispano-americana bajo el lema ““de los cubanos son y de derecho deben ser libres e independientes?” : La dominación española en América llegó a su final, las amargas incertidumbres cesaron, los cuer- pos macilentos de los soldados que sufrieron los ho- rrores del hambre y protestaron estoicamente su vil- da para un remate por el plomo homicida o la difa- mante obra de la traición, encontraron el alto al sacrificio; la esposa balbuciante interrumpió en éxta- sis de amor, sus arriesgadas labores, el hermano abrió los brazos para estrechar al libertador, la madre abrió sus ojos para inundar con lágrimas de orgullo y hermoso perdón al hijo ofrendado en holocausto de la libertad, brotó casi simultáneamente la cimien- te de olvido a los rencores, aun no bien reconocido por los que debieron, y a los albores de la paz, la corneta de orden en diana ofrecida a la nueva auro- ra, llamó a sus servidores para comenzar la aun más difícil obra de formar la República soñada, ejecuta- da por el gran visionario, por el lumen extraordina- rio de José Martí, La Asamblea de Santa Cruz del Sur, primera tangible manifestación del triunfo alcanzado, contó entre sus miembros a Diego Tamayo; las exigencias de la realidad solicitando acción inteligente en la dirección de la primera etapa de nuestra vida ya independiente del centro mantenedor de nuestra con- dición de colono, bajo una inspiración del Coronel de los Rough Riders, Teodoro Roosevelt, situaron al frente de la gobernación interina de nuestros asun- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 187 tos, a otro médico, a Leonardo Wood, quien llevó a su lado como consejero valioso y colaborador frue- tífero a Diego Tamayo. No debo seguir en ese orden de ideas ajeno al propósito que persigo, aún revisando fases tan inte- resantes como la actuación de Tamayo en su comi- sión a Washington al lado de aquel patricio que con el plomo puso en su inmaculada frente la rúbrica de la vergúenza y dignidad, ni su actuación en la Con- vención Constituyente proponiendo un período pre- sideneial mayor y estableciendo el principio salva- dor de la no reelección, sino concretarme a poner de manifiesto una vez más cómo él ha sabido ejercer simultáneamente, porque no son antagónicas, las fa- cultades del ciudadano completo, en su vida indivi- dual de gobernante, con aquellas derivadas del cul- tivo y práctica de la ciencia en sus relaciones respee- to al conjunto. Cuando de la verdad se habla, cuando tratamos de llevar su conocimiento a todos los que la ignoran, cuando ella determina la consolidación de una vir- tud, no es, a mi modesto entender, vulgaridad ni re- dundancia, repetir la exposición de los hechos; am- parándonos en esa indulgencia, haciendo uso exage- rado de vuestra generosa atención, nos vamos a per- mitir reproducir aquí la moción originaria de este saldo de la Academia, pequeño por su indocumen- tado vocero, sencillo por la misma razón de la gra- titud mejor demostrada en el silencio del alma, re- conociendo el bien recibido y grande por lo que su exteriorización significa en tanto, cuando ella sinte- tiza el perfume del bien por y para los benefac- tores. ] He aquí el texto íntegro de la moción que recibe 188 ANALES DE LA la sanción unánime de la Academia y que felizmente presenciamos esta noche. “En la sesión solemne de esta Corporación cele- “brada el día 19 de mayo de 1901, ante el General “Leonardo Wood, entonces Gobernador Militar de “Cuba, el Dr. José I. Torralbas en su discurso como ““Presidente actuante de la Academia y haciendo “una ligerísima reseña, como era oportuno, del des- “envolvimiento de la misma, nos decía, entre otras ““cosas, lo siguiente: '“Tal ha sido trazada a grandes ““rasgos, la marcha ascendente de esta sabia Corpo- ““ración hasta hoy; esperar debemos que su porvenir ““responda a su presente, puesto que se empieza a sen- ““tir la benéfica influencia del nuevo ambiente en que “la Academia funciona. Gracias a las gestiones tan “hábiles como constantes de nuestro apreciable Pre- ““sidente, el prealudido Dr. Tamayo, se ha consegui- ““do que el vetusto y semi-ruinoso convento que has- ““ta hace poco ocupaba esta Institución, sea sustituí- ““do por un edificio ad-hoc cuya construcción, ya “bastante avanzada, indica que en lo adelante nues- “tro Museo, nuestra Biblioteca y las dependencias “todas de nuestro local serán dignas del objeto a que ““están destinadas y el hogar de la Academia tendrá ““el aspecto y condiciones del hogar de la Ciencia.?”” En este boceto de líneas imperfectas, recordad, señores, la incompetencia de quien las traza; hemos llegado a un momento del grande hombre que nos ocupa, cuya intensidad de vida se hace visible en multitud de manifestaciones, confundiéndose sus to- nalidades, mezclándose sus tintes de manera tan rá- pida como variada, mostrando las facetas de la pie- dra ángulos y formaciones complejas y brillantes, retardadoras, si no imposibilitantes, de seguir, den- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 189 tro de límites preseriptos, cada una de esas líneas, cada una de esas notas, cada una de sus proyecciones de luz, demandando tiempo y espacio inadecuados a este momento; sigámoslos rápidamente, tomemos si- muitáneamente algunas de sus elocuentes manifesta- ciones y sin esfuerzo alguno surgirá la figura simpá- ticamente amable, elegantemente sencilla y respetuo- samente admirada del patricio Diego Tamayo Fi- gueredo. En efecto. Como ya hemos señalado, el doctor Diego Tamayo, elegido Presidente de nuestra Acade- mia, asume las complicadas funciones de Secretario de Gobernación, en un país carente aun ante los de- más, del derecho a enarbolar la bandera de sus idea- les, el símbolo de sus sacrificios y grandezas, para tomar responsabilidades, premiadas o castigadas por la historia; en esas circunstancias, de cuerpo entero, el Dr. Tamayo se dedica a la magna empresa. Su constante fidelidad a los principios fielmente segui- dos, no podían, bajo ningún concepto, borrar, ni ha- cerla olvidar sus condicicnes de médico y ciudadano; desde el primer momento fué una de sus más inten- sas preocupaciones mejorar las condiciones de esta casa, de esta Academia fundada por Nicolás Gutié- rrez, enaltecida por los Poey, Luz Caballero, Mestre, Zambrana, Albear, ete., ete., buscándole condiciones de solidez y tranquilidad, recordando, agradecido, que en este altar de los prineipios de la fraternidad y bien del prójimo, donde él había sido recibido con entusiasmo y aportado sus estudios experimentales sobre fiebre amarilla u otros asuntos de no menor valer, no era posible abandonarla a su propia vida lánguida y angustiosa por vivir en casa ajena; no era tolerable por dignidad de hombre honrado, pa- 100 ANALES DE LA sar, como otros advenedizos, o intelectuales inéditos que hemos sufrido, sin dejar pruebas inequívocas de su existencia en el poder, desconociendo lastimosa- mente el significado del desinterés. Y así fué, señoras y señores, el que os habla, ape- nas iniciado en la brega por la vida, vió llegar a la casa de la calle de la Habana, domicilio del doctor Diego 'Tamayo, todas las pertenencias académicas, todas sus reliquias, conservarlas cuidadosamente co- mo parte integrante de un hogar inmaculado donde se iniciaba entonces la dolencia cruel, torturador, en cuyo desarrollo doloroso, intensamente doloroso, ha puesto Tamayo en evidencia la grandeza de su espíritu, para atender siempre con el mismo entu- siasmo, con igual clarividencia, con idéntica devo- ción, con insuperada altura de miras, y ante prue- bas sólo resistibles por los privilegiados, lo que Víe- tor Hugo llamó “leyenda de los siglos?” y que nos- otros, pequeños ante el gesto, nos permtimos darla como la realidad del alma altruista, siempre actuan- te, siempre generosa, siempre palpable, siempre efee- tiva. Realmente, benévolos cooperadores nuestros, es éste un instante de la vida de Tamayo, intenso, com- plejo, consumidor de energías, productor y desenvol- vente de fuerzas psíquicas superiores, como reclama el papel de gobernante, la actuación del hombre de ciencias convencido y la muestra del padre en su más absoluta concepción, respondiendo al calor del pensamiento, elevado, ampliado, grande, siempre erande, en los que le albergan o conciben, cuya ima- gen sólo encontramos en el Niágara, ante el cual refiriéndose a sus aguas, exclamó el inmortal He- redia: ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 191 Ved, llezan, saltan.—El abismo horrendo devoran los torrentes despeñados : erúzanse en él mil iris, y asordados vuelven los bosques al fragor tremendo. En las rígidas peñas, rómpese el agua, vaporosa nube con elástica fuerza, llega al abismo, en torbellino sube, ira en torno, y al éter luminosa pirámide levanta, y por sobre los montes que le cercan al solitario cazador espanta. Como hemos dicho anteriormente, en esta insti- tución, cuna de las medidas profilácticas en Cuba; ahí están las labores de la Comisión de Vacuna, las estadísticas demográficas, las resoluciones acerca de cementerios, los problemas de la tifoidea, fiebre ama- rilla, ete., en cuyas actuaciones intervino; el Dr. Ta- mayo cuidó después, en su oportunidad, de los pri- meros pasos, entre nosotros, de esa ya robusta cien- cia, la Sanitaria, y consecuente con él mismo, ¡qué rara virtud !, desde el alto puesto que ocupaba llevó a la vida práctica las predicaciones de la Academia, iniciando una campaña contra el muermo, asquerosa y mortal dolencia desaparecida desde entonces; sus enseñanzas y conocimientos hicieron eristalizar la formación de un Laboratorio del Estado como indis- pensable coadyuvante en la lucha contra las enfer- medades infecciosas por el rápido diagnóstico de ellas, o por la producción de medios para curarlas y establecer las bases de un moderno Departamento de Sanidad en su triple aplicación: sanidad terrestre, marítima e inmigración. Por razón de las funciones que le eran propias tenía también que intervenir en la organización de 192 ANALES DE LA la caridad pública, vigilar por el mantenimiento de una dulce pero al propio tiempo rígida observancia de ella y de los fondos honradamente aplicados a su sostenimiento, hermanando el legado al menesteroso con el fin de que el servicio ofrecido no se terminase allí sino que a su vez, y por encadenamiento del pro- pio bien tan productor de otros beneficios se conti- nuase, hallando su elocuente aplicación al crear el ““Dispensario Tamayo””, ese Centro donde a raudales se brinda la caridad, donde casi toda esa generación médica de estos últimos años, ha podido ampliar y especializar sus conocimientos y donde Tamayo, pre- dicando con el ejemplo, ¡qué fenómeno tan anacró- nico! como Director, desde que abandonó el poder practica la caridad de dar salud al enfermo, pan al hambriento y divulgar las ciencias sin ningún emo- lumento. Nuevamente cesaron las funciones del hombre de gobierno y Tamayo fué a ocupar su Cátedra de Pa- tología Médica en la Facultad de Medicina de nues- tra Alma Máter; quien tantas cátedras tenía, sola- mente podía actuar como en las otras: sus cursos llenos de experiencia, convertidos en clínicas univer- sitarias en el ““Dispensario Tamayo””, dieron forma, con esa palabra elegante y atractiva reconocida por todos, al tipo clásico de las mismas, no sólo en lo referente a la exposición metódica, sencilla e instrue- tiva, sino también en la ampliación de los estudios médicos en sus relaciones sociales, conduciendo, al alumno a esa dualidad, si así pudiera llamársele, del médico, como tal, y en su actuación como elemento ciudadano. El discípulo es llevado a desplegar sus facultades, obligándole por su propia conciencia, a publicar la apreciación de sus estudios en la forma ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 193 de hojas clínicas individuales o en la de disquisicio- nes sobre grupos definidos de enfermedades en cualquiera de sus manifestaciones. Prueba de ello, bien elocuente, entre la multitud que pudiéramos se- alar, es el número cinco de Vida Nueva, correspon- diente al año en curso, dedicado a patología cardio- vascular, donde figuran trabajos de sus alumnos, a continuación de un editorial de Tamayo, bajo el tí- tulo El Corazón de la República, del cual tomamos los siguientes párrafos: En otras ocasiones, y por motivos varios, hemos tratado de dar relieve a los síndromes sociales característicos de las enfer- medades que sufre la República. Volvemos sobre el tema por- que en la actualidad los males se agrandan y ponen de mani- fiesto que los sentimientos más hondamente arraigados en el corazón de la Patria, están perturbados por una intensa auto- intoxicación que anestesia el patriotismo aflojando las defensas sociales. .. .No podemos soportar ya esta existencia emponzoñada por arrastres atávicos y taras patológicas del mestizaje, que nos hace vivir rabiatados los unos a los otros como bestias en con- voy, si no saber fijamente a dónde vamos; es imperativo y neco- sario que levantemos el espíritu por encima de todas las corrun- telas que nos degradan... Sería horrendo que la República sirviese de Túnica de Neso a la nacionalidad cubana. Quisiéramos en verdad, señoras y señores, se nos ofreciera un ejemplo más completo y hermoso de pa- ralelismo entre la mentalidad y el pensamiento como ese gesto ofrecido por Tamayo. Hemos citado a Vida Nueva. Si alguno de vos- otros no la conocéis, os bastará saber que en esa otra tribuna de Tamayo se repite constantemente la sen- tencia latina Qui non proficit, deficit (Quien no avanza, retrocede) por sí sola denunciadora de un 194 ANALES DE LA espíritu amplio trasmisor de ciencias, de patriotis- mo y amor al prójimo. ¿ Y qué significa todo esto? ¿ Por qué molestaros repitiendo la consignación de hechos de una vida aun vigorosa y fecunda? Veamos si nos es posible ex- plicarnos. Nihil smne cellula (nada sin célula), es el axioma que condena el proceso enorme de la vida en cual- quiera de sus manifestaciones. Sabemos que la cé- lula aislada o agrupada, tiene formas innúmeras y bien definidas, revelando su fuerza al originar por asociación un tejido determinado; éste, a su vez, se hace parte integrante de un sistema de ellos, concor- dantes en el funcionamiento de un órgano, y llegar por el siempre armónico proceder de la naturaleza, a constituir una individualización, donde encarnan los principios perpetuadores de la especie, llamada a desenvolverse, en condiciones favorables, o adver- sas; s1 el medio es rico y lozano, la floración brota adornada de sus más bellos encantos, pero si por el contrario el medio tiene elementos nocivos, ajenos o propios, la flor languidece y muere, si no lleva en su simiente esa manifestación biológica admirablemen- te regulada, conocida bajo la denominación de defen- sas naturales, destructoras de los enemigos, agresio- nes exteriores, clarificadoras del medio, robustecedo- as del organismo, inmunizantes y capaces de produ- cir todos los bienes, indispensables a la vida propia y de sus semejantes. Hemos intentado, no sabemos si con acierto, mos- trar, en rápido cruce a través de una época caracteri- zada por una revolución política y otra científica, las turbulencias del ambiente agitado, donde se en- Mer ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 195 contró Tamayo; hemos visto cuál ha sido su resis- tencia, cuán grandes han sido sus frutos, cómo se han fortalecido los centros donde ha actuado y si- gue actuando; comprobamos en estos mismos instan- tes su poder de aglutinación, palpamos la esencia misma de la reacción por él provocada, sin manifes- taciones febriles, recibimos el techo que nos cubre y extiende su hospitalidad a toda manifestación ele- vada, y se nos antoja ver a Tamayo como el famoso cilindro eje de Cajal que constituye al mismo tiempo el principio y fin de un sistema director de la más alta expresión biológica: nacimiento, crecimiento y reproducción. La Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales de la Habana se hubiera empequeñecido, ha- bría traicionado su historia, si no saldara una deuda de gratitud, ofreciéndole el amor de madre a ese exponente celular en constante actividad, en fruetí- Tera labor productora de miel exquisita, que clarifica el medio, destruye el sedimento, agrupa en torno su- yo los medios de defensa y se aísla después de ac- tuar para hacerlo de nuevo cada vez que su presen- cia es necesaria. Es, pues, motivo de intenso júbilo para esta Institución hacer pública su más sentida apreciación a los méritos de quien la ha beneficiado de manera imperecedera y al hacerlo por conducto tan desautorizado como el que os ha molestado hasta ahora, se permite volver la mirada hacia el Dr. Die- go Tamayo Figueredo, esperando de él, convencida, que si bien es verdad que ha saldado todas “sus deu- das con las dos entidades que más ocupan su corazón y su cerebro: la ciencia y la patria?”, no es menos. cierto que en plena producción, y con la misma dis- ciplina demostrada en su brillantísima ejecutoria, 196 ANALES DE LA debe continuar en sus generosos empeños para no dejar caer la bandera del ideal, representada en este caso, por la intangibilidad de la familia, el avance de la ciencia y la salvación de la nacionalidad. SOLICITUD Habana, Diciembre 10 de 1921. Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, Señor : Los médicos y alumnos del Dispensario Tamayo, Jjubilosos por el solemne y merecido homenaje que esa docta Academia de Ciencias rinde al sabio maes- tro, al patriota intachable y al benefactor ilustre, tienen el honor de expresar a usted su adhesión al hermoso acto que se realiza y le ruegan proclame el acuerdo de ofrecer al notable hombre de ciencias y ciudadano ejemplar, una placa de plata y un álbum conmemorativo del homenaje celebrado esta noche. Los médicos y alumnos del Dispensario Tamayo cincelan así su gratitud, no sólo como profesionales y estudiosos, sino también interpretando el senti- miento de los humildes, de las clases sufridas, comba- tidas por la miseria y puestas a tremenda prueba por la enfermedad y el dolor, que no tienen vestidu- ras para acudir a este supremo recinto de nuestra más alta cultura; pero que veneran en la sombra y en el silencio, y que ungen con láminas de perenne eratitud la efigie augusta del Dr. Diego Tamayo, nuestro maestro insigne, miembro de esa gloriosa Academia de Ciencias. Ergo ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 197 Dr. Fernández Peláez.—Dr. Martinez Cañas — Israel Castellanos.—Dr. R. Biada.—Dr. J. Kou- n—Dr. José Pereda.—Dr. N. Augusto Renté y G. de Vales. —Juana María Reta.—Dr. E. Castells.— Alfredo Antonetti.—Jorge Rodríguez Lech.—Gui- llermo A. Meléndez.—Pablo Lousson Lassalle.—En- rmgue Saladrigas.—Lws F. Calzada.—Manuel Ro- dríguez Suárez.—Octavio Ortiz Padró.—Esteban V. Castillo. —(Gregorio Quintero.—Dr. F. Hurtado G4.— Agustin Castellanos. —Modesto Corvisón.—Dr. Ra- fael Hermoso.—A. Recio.—Juan de Cárdenas (si- guen las firmas). DISCURSO DE CONTESTACION POR EL DR. DIEGO TAMAYO Sesión del 10. de diciembre de 1921 Sr, Presidente de la Academia, Señoras y señores: En los días de la adolescencia, en esos días gene- ralmente colmados para todos los hombres por las emociones más puras y los más gratos ensueños, de- jábamos el suelo de Cuba llevando en la memoria recuerdos tristísimos y en el espíritu dolores in- efables. .. Indigente en los albores de la vida, contemplando el porvenir como Dante la selva obscura, sin encon- trar en el agrio camino un Virgilio que suavizara las ideas y sin tener una Beatriz que endulzara el cora- zón, las esperanzas consoladoras pasaban por el ce- rebro *““como fugaces exhalaciones por las tinieblas del alma”. 198 ANALES DE LA Destruído el hogar; dispersa la familia; pasando sobre los seres queridos vientos infiltrados de angus- tias y miserias; solo, en medio de los hombres; va- gando de un país a otro, demacrado y enfermo; con- servando la energía moral entre las angustias del alma y casi agotada la energía física por el veneno palustre, parecía que el mundo faltaba a nuestros pies y sin embargo, el sol esplendoroso, calentaba 'ada mañana la tierra que la primavera vestía con flores; había seres felices que gustaban de la vida, porque la muerte era sólo una compensación natural vw entre ambos extremos la labor humana continuaba incesante y fecunda. El dolor personal era un eco dias en el con- cierto armonioso de la humanidad. El pensamiento dolorido no es el que engendra las grandes energías; vivir cotemplando el pasado, sin curarse del porve- nir, es perder el presente y perecer aniquilado en el choque del momento. ““Es preciso entrar en la lucha y tomar puesto en la contienda humana?””.—Así comenzaba yo mi ora- ción reglamentaria en una sesión solemne de esta Academia, hace 28 años, hablando desde esta mis- ma tribuna y teniendo en la presidencia al represen- tante del Gobierno colonial. Sí; era preciso entrar en la lucha y tomar puesto en la contienda humana. La divisa estaba escrita en mi escudo de familia y con ella entré de nuevo, en la lucha por la patria, y con ella he seguido al tra- vés de las borrascas tempestuosas de nuestras con- tiendas revolucionarias, buscando en los días de re- poso el bálsamo consolador de la ciencia. La línea ha sido recta y, con la conciencia del de- ber cumplido, no he aspirado a más recompensa que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 199 mi propia, mi íntima satisfacción, y por eso en el silencio religioso de mi hogar, cada tarde, cuando el Sol declina en el horizonte y fecundiza la Tierra con sus óseulos de fuego, me arrodillo ante la natu- raleza y rezo una oración laica por la felicidad de mi Patria y por aquellos que murieron por ella. Ahora que un joven (generación que nace) me dice, como un eco de la colectividad, a mí (genera- ción tocando en el ocaso) que he cumplido con mi deber (con mi deber para con la Patria y mi deber para con la Ciencia) y me lo dice aquí, en este Cen- tro de tan alta cultura, siento que el corazón se di- lata y que pasa por mi cerebro una corriente de inefa- ble bienestar. Porque hay en la copa de la vida un licor más dulce y delicioso que aquel con que se embriagaban los dioses del Olimpo, según la fábula griega: El licor del deber cumplido. Permitidme que acerque a mis labios esa copa para gustar alguna vez el licor de los dioses, que una gota de él ““endulza un tanto, como dijo el poeta, el ponzoñoso acíbar que quema el labio””, en las agrias contiendas de la existencia. Mi querido amigo el doctor Federico Torralbas, con un cariño que tiene raíces profundas y un viejo aboiengo, ha recorrido el pasado dando relieve, con el calor de su afecto, a mi pobre personalidad. Desde el fondo de mi espíritu, a él y a los organi- zadores de este acto, les rindo el homenaje de mi agradecimiento. Y cumplido este grato deber, pensemos, no en nosotros, sino en nuestro pueblo: en lo que es y en lo que debía ser. 200 ANALES DE LA Somos un pueblo en embrión; República recién nacida a la vida internacional como hija legítima de nuestras grandes, de nuestras heroicas revoluciones. Para los que hemos disciplinado el entendimiento en los métodos experimentales, analizar los factores que forman el engranaje actual del medio en que vi- vimos, es llevar a la intimidad de nuestro espíritu un sentimiento de hondo desconsuelo. La generación que ya se agota y termina, luchó durante mucho tiempo por adaptarse a la realidad para no comprometer la riqueza del país; pero la rea- lidad, cual agua fugitiva, huyó siempre de ella, y los más vehementes, exeitados por lo infructuoso de las tentativas de concordia, en la imposibilidad de dar vida, por esos caminos, a las aspiraciones que habían realizado todos los pueblos americanos, renunciaron a cuanto hay de más caro en la existencia: la tran- quilidad del hogar, el bienestar de la familia; los halagos de la vida muelle y apacible; y en el paro- xismo de la exaltación arrojaron por inútiles los ar- tefactos que utilizan las artes de la paz y empuña- ron el fusil, único instrumento que redime a los pue- blos esclavos. Una ola de fuego pasó por el país; el pauperismo, con todas sus secuelas desmoralizadoras, devorando pueblos; la juventud, muriendo en los azares de la guerra o en las garras de las enfermedades; las fa- milias destruídas o anemiadas por la miseria de las emigraciones; el odio imperando como la suprema ley que regula la vida social, porque un Moloch sangui- nario presidía la alta gobernación, menospreciando el derecho y la justicia; y cuando este pueblo deses- perado recorría su agria y tormentosa calle de la amargura; cuando ensangrentado y heroico subía el ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 201 Gólgota y lo clavaban en la eruz, como un nuevo Cristo de redención, volvió los ojos al Norte y le eritó a la gran democracia americana: ¿por qué me abandonas? Y el paladín denodado de la democra- cia y de la libertad, arrojó en la balanza de nues- tros destinos la espada redentora de Washington, y así, de modo inusitado, surgió nuestra nacionalidad, que es y de derecho debe ser libre e independiente. Reinó la paz; el período de la destrucción había terminado y comenzaba el de reconstrucción, con sus erandes dificultades. Era preciso restablecer la normalidad; fomentar la riqueza destruída, reunir las familias dispersas, levantar el hogar derrumbado; rehacer la población aniquilada en sus diversos elementos, por factores varios, por la guerra, el cadalso, la miseria, las en- fermedades. He aquí las deudas que la Revolución dejó a la República y que la República, por patriotismo, por decoro y hasta por conveniencia, debía recoger. Terminada la guerra por la catalicis americana, apareció el gobierno acertado y generoso del gene- ral Leonardo Wood, que iluminó la conciencia de nuestro pueblo indicándole el camino de sus derechos y de sus deberes cívicos. Organizó una administra- ción honesta y de manos limpias; propagó la ense- ñanza popular fundando la escuela gratuíta y obli- gatoria; higienizó las poblaciones, modernizando los hospitales y la beneficencia pública; suavizó nuestras costumbres, aboliendo las corridas de toros y las pe- leas de gallos; procuró disminuir esos focos de co- rrupción administrativa y política, formados por las pequeñas municipalidades y convirtió los cuarteles coloniales en instituciones de enseñanza y en estable- 202 ANALES DE LA cimientos benéficos; fabricó la Escuela de Artes y Ofi- cios para el pueblo y cuando yo le pedí un alojamien- to para la ciencia cubana, me contestó “derrumbe el viejo edificio y lo haremos nuevo””. Yo derrumbé el viejo edificio y él edificó el nuevo: este en que estamos y que sirve de casa solariega a las institu- ciones de nuestra más alta cultura. Por eso yo puedo y debo hoy, bajo este techo y, en medio de este público, que representa todas las clases sociales, señalar al general Leonard Wood al respeto, al cariño y al aplauso del pueblo cubano. En el corto plazo que duró la administración de este hombre generoso, yo, testigo de mayor excep- ción, puedo afirmar que la deuda se empezó a pagar fomentando el país, embelleciendo las poblaciones, abriendo vías de comunicación, sin gravar el tesoro nacional con responsabilidades para el porvenir. Pero era necesario seguir fomentando las ideas generatrices de aquel gobierno, cuando se ausentara; era preciso proclamar que en la evolución humana, el factor verdadero de progreso está en la coopera- ción a la protección mutua, porque de este modo se triunfa siempre de los que se consideran más fuertes y se creen mejor dotados para la lucha de la vida. El principio darwiniano de que sólo el más fuerte es el que triunfa, tiene rezagos de hombre primitivo y salvaje; la protección mutua, en cambio, tiene de- Jos de cultura y de civilización. El primero vivifica los horrores del combate que fomenta los odios y el segundo, por el contrario, hace renacer en el individuo una sensación de bienestar que despierta la confraternidad. Si hubiéramos cultivado estas ideas justas y ge- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 205 nerosas, tendríamos hoy un concepto de la vida que la haría más amable, más fecunda y más útil. Pero, no; hemos lanzado a nuestro pueblo a la reivindicación socialista, que en la práctica tiende a matar el predominio de las entidades superiores, abo- liendo las jerarquías que se establecen por la capa- cidad mental y económica. Los hombres pueden igualarse y es justo que se igualen ante la ley, pero sociológicamente las dife- rencias son tan manifiestas en el orden moral e inte- lectual, como desde el punto de vista físico, que se- ría insensato sujetarlos a una misma e idéntica me- dida. El régimen igualitario no ha existido jamás, y sl se ensaya, estancaría el progreso impidiendo ese tra- bajo interno que divide las colectividades, por homo- géneas que sean, en elementos que, por sus naturales condiciones, suben y dirigen, y elementos estaciona- rios que deben ser conducidos. Nuestra República está enferma, y uno de los síntomas más graves es el socialismo político que se extiende como una eserofulosis, que invade todos los . ganglios sociales y dificulta la nutrición y el juego activo y eficaz de las articulaciones, retardando de este modo los movimientos orgánicos de la adminis- tración pública. La política así es un arte de fariseos, preocupada tan sólo del panem lucrandun y de satisfacer las pretensiones avegigadas de la mediocridad envanecl- da, cuando debe tener la alta, la noble, la trascen- dental misión de dirigir los pueblos por el camino del progreso, para que vivan vida de justicia y de libertad. Es preciso que los hombres de ciencia entren en 204 ANALES DE LA la lucha y tomen puesto en la contienda humana. Tenemos un deber que cumplir y nadie nos negará el derecho de discutir en los altos centros científicos, estos problemas sociales que están en las raíces más profundas de nuestra patria. Porque es indudable que nuestra República es un cuerpo joven con un cerebro viejo, que no confía en el poder de la inteligencia ni en la voluntad del hom- bre; que es una nacionalidad recién nacida, con psi- cología medioeval, donde no existe la preocupación intensa por la justicia, ni el ansia de lo exacto, a que conduce el método experimental, y donde la discusión es una porfía terca y habilidosa, no un procedimien- to para iluminar el camino que conduce a la verdad. Pueblo dominado ya por paresia general, nos re- trata a maravilla la imagen dantesca de los condena- dos a llevar la cabeza vuelta hacia atrás, por haber mirado con exceso al porvenir, ese porvenir que que- remos ahora fabricar con los materiales averiados y carcomidos del pasado. Es ya hora de mirar con espíritu sereno nuestros problemas fundamentales, y de hablar el lenguaje sincero, pero crudo, de la verdad, porque a ello nos obliga la vitalidad amenazada de la República. Otras veces lo hemos dicho: Cuba es un país chi- co; la naturaleza misma ha fijado sus límites geográ- ficos que son, también, sus límites políticos, y la rea- lidad internacional nos impide, no ya ampliarlos, sino que dentro de ellos no podemos movernos a nues- tra guisa. Además, en los pueblos como en los individuos, todo derecho tiene su deber que lo complementa; de ahí que el derecho de soberanía de una nación sobre su propio territorio no sea imprescindible, sino que, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 205 por ley natural, está sometido a las condiciones le sus deberes complementarios. Para las naciones chicas es una cuestión de im- portancia suprema, porque sólo pueden merecer el respeto y la estimación de los poderosos, por lo que en las relaciones internacionales representan en el acervo que forma el mundo civilizado, la alta cultura científica y moral. O Cuba se distingue por su ele- vada cultura científica y por la alta moralidad de sus hijos, o no será respetada en su vida interna- cional. Y el dilema es inexorable: o nos adaptamos a la realidad internacional, o desaparecemos como pue- blo independiente. Estoy. haciendo, quizás, mi última profesión de fe. He nacido en esta isla infortunada y en el seno de una familia revolucionaria, sufriendo todas las tur- bulencias que hace cincuenta años agitan a nuestro pueblo; he devorado en silencio dolores que se lloran sin consuelo y he sentido «en el infortunio brotar la piedad desde el fondo del corazón, porque no he na- cido para el odio sino para el amor, y cuando la retama emponzoñada de las pasiones humanas ha querido amargar mi gota de miel, me he abroquelado con el desdén que anestesia la maldad y la domina, y he pasado entre los protervos musitando la oda de Horacio a Fusco: Integer vitae scelerisque purus Nen eget mauris iaculis neque arcu _ Nec veneatis gravida sagitis Fusce phareira. (Oda XXII del Libro 1.) 206 ANALES DE LA Quien recto vive, de mancilla exento no necesita envenenados dardos ni con el peso de aceradas flechas llenar su aljaba. Por duras que hayan sido las pruebas, he reac- cionado siempre, porque las vestales del pensamien- to han mantendo perennemente encendida la antor- cha del ideal en los senos recónditos del pensamiento y la esperanza ha alumbrado el camino de la existen- cia, arrancando de los labios la canción ardorosa de la vida. Pero, si alguna vez vientos de tempestad amena- zan nuestra independencia; si agobia nuestro espí- ritu la sombra perturbadora de un pesimismo des- consolador; si se amortigua la fe en el ideal porque el desconcierto se entroniza y nuestro pueblo lo con- templa indiferente y apático; aunque el destino que nos reserven los hados fuese amargo y sombrío: ¡Hombres de ciencia, que lleváis en vuestros cere- bros los gérmenes de la sabiduría; ¡juventud que— como yo en otro tiempo—lleváis en los labios la can- ción ardorosa de la vida y en la frente la antorcha de una fe que no se apaga!... levantaos! y en estos templos del saber, encended el fuego sagrado del pa- triotismo! ¡Hermanad su culto con el culto de la ciencia, y... levantaos! ¡Entrad en la lucha y to- mad puesto en la contienda humana, flotando al vien- to vuestro estandarte con este lema: ““¡ Por la Patria, por la Ciencia y por “la Las bertad !”” ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 207 ACTA DE LA SESION CIENTIFICA DEL 13 DE ENERO DE 1922 Presidente: Dr. José A. Presno, p. s. r. Secretario: Dr. Luis F. Rodríguez Molina, p. s. r. Académicos concurrentes.—De número: Dres. J. F. Artea- ga, F. M. Fernández, Y. García Cañizares, M. Ruiz Casabó y F. Torralbas. En la ciudad de la Habana, a los trece días del mes de enero de mil novecientos veintidós, reunidos los señores académicos que arriba se expresan y no existiendo el quórum reglamentario se celebra la sesión con el carácter de científica. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: Entrada.—Del Dr. Antonio M. Rubio, participando que con fecha 14 de noviembre tomó posesión del cargo de Director del Hospital de Dementes de Cuba. Del Dr. Carlos de la Torre y Huerta, participando haber tomado posesión el 8 de diciembre de 1921, del cargo de Rector de la Universidad de la Habana. Del Director de Agricultura, suplicando se designe a un académico para formar parte del Comité Gestor del Conereso Azucarero. De la Secretaría de la Presidencia de la República, comuni- cando que el Honorable Sr. Presidente recibirá a la Academia el 1? de año a las 3 y 20 p. m., con motivo de la festividad de año nuevo. Del Dr. José A. Simpson, aceptando su designación como miembro del Comité Gestor del Congreso Azucarero. Del Director de Agricultura, participando haber sido pos- puesta la fecha acordada para la celebración. del Congreso Azu- carero. Del Club Femenino de Cuba, solicitando el salón de fiestas 208 ANALES DE LA de esta Academia para dar el 7 de enero una conferencia el Dr. Ramiro Guerra. De la Secretaría de Instrueción Pública y Bellas Artes, soli- citando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Auxiliar de Letras, de la Escuela Normal para Maestras de la Habana. De la misma íd., íd., íd., para la Cátedra de Auxiliar de Le- tras, de la Escuela Normal de Matanzas. Salida. —Al Dr. Jorge Le-Roy, trasmitiéndole el pésame de esta Academia por el fallecimiento de su hermana la Srta. Rosa Le-Roy. Al Director de Agricultura, participándole haber sido desig- nado el académico Dr. José A. Simpson para miembro del Comi- té Gestor del Congreso Azucarero. Al Dr. José A. Simpson, dándole cuenta del anterior nombra- miento. Al Dr. Antonio Iraizoz y del Villar, nombrándolo para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra Auxiliar de Letras de la Escuela Normal de Matanzas. Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, íd., íd., íd., para la Cátedra Auxiliar de Letras, de la Escuela Normal para Maestras de la Habana. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole curnta de los anteriores nombramientos. Al Dr. José A. Presno, Vicepresidente. de esta Academia, manifestándole que por la enfermedad del Dr. Juan Santos Fernández debe sustituirlo en la presidencia de la misma, así como en todos aquellos cargos inherentes a dicha presidencia. Se da cuenta de no poder asistir a dar lectura a su trabajo anunciado en la orden del día el Dr. García Casariego. Siguiendo el turno reolamentario, el Sr. Presidente concede la palabra al Dr. Francisco M. Fernández, el cual da lectura a un trabajo titulado ““Heridas penetrantes del segmento anterior del ojo.”” El Dr. Federico Torralbas felicita al Dr. Francisco M. Fer- nández y dice que aunque él no es especialista en enfermedades de los ojos, entiende que el trabajo del Dr. Fernández es muy interesante, puesto que ha aprendido con su lectura muchas cosas que ignoraba. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 209 Se da también cuenta del último trabajo anunciado en la orden del día y no poder dársele lectura por encontrarse aún enfermo su autor el Dr. Juan Santos Fernández. Y no habiendo más asuntos de que tratar se suspendió la sesión. HERIDAS PENETRANTES DEL SEGMENTO ANTERIOR DEL OJO PCR EL DR. FRANCISCO M. FERNÁNDEZ Sesión del 13 de enero de 1922 En un admirable trabajo de reciente publicación (1), resume Terrien lo más importante acerca de asunto tan vital cual lo es lo referente a las heridas penetrantes del globo ocular. Nosotros deseamos hacer algunas consideraciones acerca de dichas heridas, limitadas como están casi en su totalidad al segmento anterior del ojo. Adoptando lo aconsejado por Terrien, y las muy prácticas sugestiones de Ramsay (2), creemos que lo primero que debe investigar el cirujano oftálmico, en presencia de una herida ocular, es si ésta es o no penetrante; si es complicada o simple y, por último, si las complicaciones son de las que pueden ocasio- nar graves resultados ulteriores, a fin de implantar inmediatamente las medidas más radicales que en caso contrario. | Las heridas penetrantes del globo ocular pueden ser laceradas, penetrantes por punción, o simplemen- te incisas; resultan las primeras de un traumatismo (1) Le Bulletin Medical, 28 Mayo, 1921, p. 129-134, (2) Eye injuries and their treatment, 1907. 210 ANALES DE LA fuerte que ocasiona la ruptura de la eselerótica o de la córnea; las otras dos variedades que en realidad son de una misma clase, diferenciándose en su inten- sidad, se deben a instrumentos pérforo-cortantes, ims- trumentos punzantes, fragmentos de vidrios o de me- tal, proyectiles de armas de fuego, objetos puntiagu- dos, ete. En los casos en que además de la herida ha habido cierto traumatismo, como en las heridas laceradas o en las punzantes o incisas debidas a fragmentos por explosión de botellas, por ejemplo, hay además de la herida otras señales de reacción inflamatoria, lle- gando algunos de nuestros casos a ofrecer intenso edema óculo-palpebral. A veces el herido llega cuan- do han pasado algunas horas, estando enmascarada la lesión perforante por el gran edema palpebral; estos casos deben ser investigados pacientemente pa- ra descubrir la herida perforante y tratarla a tiempo. Las heridas del limbo son las más peligrosas, por afectar muchas veces la uvea en más o menos exten- sión, y por las demás complicaciones, como hernias del iris o de parte de la uvea, hemorragias más o me- nos profusas y prolapso del humor vítreo, aunque esto último no ha sido muy frecuente en nuestros casos. Las heridas de la esclerótica, menos comunes que las anteriores, tienen también sus peligros, como el infectarse alguna vez el vítreo y producirse la te- mida panoftalmitis. Estas últimas heridas son las que pasan desapercibidas con más frecuencia, debido a la equímosis y al edema; pero mediante un examen detenido siempre pueden reconocerse. Las heridas más simples son las no complicadas, sobre todo las heridas de la córnea, de bordes lisos que prontamente cicatrizan, si el traumatismo no ha ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 211 arrastrado ningún material séptico del exterior del ojo o del propio saco conjuntival. La cámara anterior a veces desaparece casi total- mente, como consecuencia del escape del humor acuo- so; otras veces en cambio, sobre todo cuando ha ocu- rrido una luxación del cristalino, la cámara anterior ofrece una profundidad anormal. Cuando la herida ha afectado al limbo'esclero-corneano, la cámara an- terior está muy estrechada, apareciendo casi siempre parte del tejido iridiano entre los bordes de la herida. Entre las complicaciones inmediatas existen ade- más de la hernia del iris, o de toda la uvea, y las he- morragias y prolapso del vítreo de los que hemos hecho mención, la luxación del eristalino, y a veces la salida de éste al exterior del ojo. Puede haber también la presencia de un cuerpo extraño que hu- biera ocasionado por sí mismo la lesión, o que pudo haber sido llevado al interior del ojo por la fuerza del traumatismo. Figuran en segundo lugar las complicaciones que, sin ser inmediatas, ocurren con relativa rapidez des- pués del accidente y a los que llama atinadamente Terrien, complicaciones precoces, incluyendo en esa denominación todas aquellas complicaciones que, sin ser contemporáneas con la herida, ocurren a las po- cas horas o a los pocos días del accidente, y que son los diversos grados de infección, desde la ligera 1n- fección atenuada hasta la panoftalmitis que son bas- tante frecuentes en las graves heridas perforantes. Las complicaciones tardías de estos accidentes son la irido-cielitis tardía, la atrofia del globo ocular y la oftalmía simpática. La irido-cielitis, aunque puede considerarse una complicación tardía, no 2s menos cierto que en mu- 212 ANALES DE LA chos casos se inicia casi desde la primera semana de ocurrida la lesión, por una infección simultánea o por un cuerpo extraño irritante. Sin embargo, en una gran cantidad de casos el cuerpo extraño es bien tolerado, viniendo a determinar la reacción irido- coroideana cuando su permanencia es larga. La atrofia del globo ocular, desgraciadamente, no es muy rara después de las heridas penetrantes, sien- do sobre todo frecuentes cuando ha habido una gran herida que ha interesado la región ciliar. En varios de nuestros casos, en que la herida afectó el segmen- to anterior del ojo de arriba a abajo, seccionando profundamente el limbo en ambos de sus extremos, la atrofia se inició a las cinco semanas del accidente. La atrofia se debe a los trastornos sufridos por la nutrición ocular, en primer término. Las otras cau- sas de atrofia son la hipotonía excesiva y la panoftal- mitis, influyendo también en la determinación de la atrofia los cuerpos extraños intraoculares. La oftalmía simpática que es indudablemente una terrible y muy cierta complicación de las heridas pe- netrantes, sobre todo de las ocasionadas por fragmen- tos metálicos, no la hemos encontrado en nuestra práctica de 26,000 enfermos propios, vistos en el transcurso de casi 14 años, ni tampoco en el mismo período de tiempo en más de 30,000 enfermos de la Clínica de nuestro ilustre maestro el Dr. Juan San- tos Fernández, el cual en una reciente disertación sobre este tema expuso su creencia de que hay exage- ración en los temores sobre la oftalmía simpática (3). El hecho de que nosotros no hayamos tenido oca- sión de encontrar un solo caso de oftalmía simpática (3) Temores exagerados de la Oftalmía Simpática. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 213 entre más de 56,000 enfermos que hemos visto, entre pacientes privados nuestros y de la Clínica del Dr. Santos Fernández ni tampoco entre pacientes del ser- vicio oftalmológico de la Casa de Salud “La Bené- fica””, donde ingresan o son tratados en la Consulta externa, en la actualidad, más de tres mil enfermos al año, no nos puede hacer negar la existencia de tan te- rrible enfermedad, y el hecho de que entre 26,000 pa- cientes nuestros, hayan ocurrido más de trescientos casos de heridas penetrantes del segmento anterior, gran parte de ellos, aunque la minoría desde luego, por fragmentos metálicos, sin que entre ellos haya habido más que tres o cuatro casos de lo que pudié- ramos llamar “irritación simpática”, de la cual ha- blaremos en breve, y que todos ellos curaron tan pron- to se hizo la enuecleación del ojo enfermo, este hecho y el anterior, repetimos, no nos puede hacer dudar de la existencia de una grave complicación, rara, eso sí, rara, de las heridas penetrantes del ojo. La “irritación simpática” tal cual la hemos ob- servado en algunos casos, y como hien dice Morax (4) tan sólo representa trastornos funcionales del ojo no afectado, estando caracterizados por algún dolor (o por ningún dolor, en algunos casos), fotofobia y ligero blefaroespasmo, ligero enturbiamiento de la agudeza visual y tal vez limitación del campo visual. Parece tratarse de la primera etapa de la oftalmía simpática, la cual nosotros, repetimos, hemos tenido la suerte de no haber visto en nuestros casos. Sin embargo, como bien dicen Terrien (5) y Morax (6) aun podemos verlos, pues aunque generalmente la (4) Précis d*Ophtalmologie, 1921. (5) y (6) Loc. cit. 214 ANALES DE LA oftalmía simpática se presenta en las primeras sema- nas con mueha mayor frecuencia que después; pero puede ocurrir hasta 28 años (Vignaut) y aun hasta 40 años (Weeks), después del accidente. El tratamiento de las heridas penetrantes descan- sa en gran parte en el diagnóstico que haya podido hacerse; pero es preciso tener siempre en cuenta que las heridas asépticas sólo existen cuando han sido he- chas quirúrgicamente en una operación realizada ba- Jo las más estrictas reglas de la asepsia. En todo lo demás, se debe siempre considerar la posibilidad, y hasta la probabilidad (y en determinados casos, lu seguridad) de una infección concomitante, debiéndo- se proceder de acuerdo con esas ideas. Las heridas penetrantes que sólo interesan la cór- nea, a pesar de ser este tejido un magnífico campo de cultivo para las bacterias patógenas, son por regla general más obedientes al tratamiento, siendo mucho menos peligrosas que las que interesan la esclerótica, y, sobre todo, las del limbo. Esto se debe en parte a que el humor acuoso puede arrastrar en su salida los gérmenes infecciosos, y a que no están interesados te- Jidos tan peligrosos como el iris, la uvea, ni el humor acuoso. También se debe a la mayor facilidad de desinfección de la región corneana. El diagnóstico de la existencia de cuerpos extra- ños metálicos intra-oculares se determina por el of- talmoscopio algunas veces; pero en la mayoría de los casos, cuando hay enturbiamiento de los medios re- fringentes, o cuando el fragmento está alojado en un lugar no accesible a la exploración oftalmoscópica, hay que recurrir, y esto debe hacerse sistemáticamen- te, al sideroscopio, electroimán v a la radioscopía y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 215 radiografía exploratorias y la radiografía sistemá- tica (7). La presencia de un cuerpo extraño metálico intra- ocular, sobre todo si es de carácter magnético, es indi- cación precisa y perentoria su extracción en la casi totalidad de los casos. Una vez extraído el cuerpo extraño, o en los casos en que éste no exista una vez determinada la exten- sión y complicaciones de la herida, el tratamiento debe dirigirse a ésta. Las hernias del iris, a no ser que el accidente haya ocurrido muy poco tiempo an- tes, y que la herida sea por instrumento cortante, o por fragmento de vidrio, deben ser resecados con la tijera de iridectomía. Hay casos, como en los cita- dos anteriormente, en que realmente se puede tratar de hacer volver el iris al interior del ojo después de una irrigación antiséptica. Si la hernia del iris ha ocurrido en plena zona ciliar, y es voluminosa, se de- be instilar una solución de eserina. Nosotros em- pleamos de nuevo el yodoformo en pomada, con buen resultado en casi todos los casos. La medicación albuminóidea, por medio de inyec- ciones parenterales de leche esterilizada, tan magis- tralmente descritas por Marín Amat (8), constituye un poderosísimo recurso profiláctico que venimos usando sistemáticamente en la casi totalidad de las heridas oculares, ya sean quirúrgicas (operaciones) ya accidentales. Cuando la herida interesa la esclerótica, se hace muchas veces preciso el empleo de suturas, y hasta del recubrimiento conjuntival. Este procedimiento (7) V. Gómez. Revista Cubana de Oftalmología, vol. 1, 1919, (8) Revista Cubana de Oftalmología, vol, 11, Junio 1920. 216 ANALES DE LA ha de depender del sitio y localización de la herida, de la extensión de la misma y de la posibilidad, pro- babilidad o seguridad de la infección. Las grandes heridas del globo ocular han sido tra- tadas por la oclusión temporal (tarsorrafia mediana) de los párpados, con suturas, por algunos autores que la recomiendan con calor. Las complicaciones precoces han de ser tratadas sintomáticamente, y como ellas son de carácter in- feccioso, de ahí la necesidad de lo que decíamos al empezar nuestras observaciones sobre el tratamiento, esto es, que siempre se debe tener presente la existen- cia posible, probable o segura de la infección. La presencia de pus en el ojo debe ser evitada por las inyecciones intra-musculares de leche esteriliza- da, empleadas muy precozmente y por la más extensa desinfección del ojo herido; pero una vez presente debe combatirse rápida y enérgicamente. La existencia de panoftalmitis debe ser combati- da con toda actividad, pero nosotros en ningún caso realizamos la enucleación en el período alarmante de la panoftalmitis, sino a lo más la evisceración. Casi en todos los casos que hemos tenido, lo que he- mos hecho es atacar vigorosamente la enfermedad y esperar a que desaparezcan los síntomas inflamato- rios agudos para hacer entonces, en pleno inicio de la atrofia, la enucleación o la evisceración. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 217 SESION FRUSTRADA DEL 27 DE ENERO DE 1922 No pudo celebrarse por lo desapacible del tiempo. Sólo asis- tió el Secretario que suscribe. A ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 10 DE FEBRERO DE 1922 Presidente: Dr Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes.—De número: Dres. G. Alonso Cuadrado, R. de Castro, F. M. Fernández, F. García Cañizares, A. de Górdon, J. A. López del Valle, J. A. Presno, L. F. Rodrí- guez Molina, J. A. Simpson. Leída el acta de la sesión anterior (13 de enero), fué apro- bada. Se dió cuenta de no haberse podido celebrar la sesión corres- pondiente al 27 de dicho mes por no haber concurrido más que el Secretario, por lo desapacible del tiempo. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: Entrada.—De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando el nombramiento de un miembro para el Tri- bunal de oposiciones a la Cátedra de Auxiliar de Pedagogía, de la Escuela Normal de Matanzas. Del Secretario del Comité de Recepción de la Misión Belga, solicitando el salón de fiestas de esta Academia para celebrar la primera conferencia el día 30 de enero. Del Sr. Juez de Primera Instancia de Santiago de Cuba, 218 ANALES DE LA solicitando informe sobre honorarios reclamados por el Dr. Fran- cisco Henríquez Carvajal contra la sucesión de Francisco Rui- loba. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Profesora Titular del Grupo 9* (Anatomía, Fisiología e Higiene, Educación Física, Juegos y Deportes), para mujeres, de la Escuela Normal de Pinar del Río. Del Dr. Gonzalo Aróstegui, aceptando su designación para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra del Grupo 9? (Anatomía, Fisiclogía e Higiene, Educación Física, Juegos y Deportes) de Pinar del Río. Salida.—Al Dr. Federico Torralbas, nombrándolo para el Tribunal de cposiciones a la Cátedra de Auxiliar de Pedagogía de la Escuela Normal de Matanzas. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento. Al Sr. Secretario del Comité de Recepción de la Misión Eco- nómica Belga, concediéndole el salón de actos de esta Academia para celebrar su primera conferencia. Al Dr. Gonzalo Aróstegui, nombrándolo para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Profesora Titular del Grupo 9* (Anatomía, Fisiología e Higiene, Educación Física, Juegos y Deportes), para mujeres, de la Escuela Normal de Pinar del Río. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento. Se da lectura al informe del Dr. Raimundo de Castro sobre honorarios reclamados por el Juzeado de Primera Instancia de Santiago de Cuba, anunciado para la sesión de Gobierno por tenerse que retirar este compañero, siendo aprobado dicho infor- me en el que se limitaba a pedir nuevos datos porque con los que se han recibido no es posible formar opinión sobre el asunto consultado. Se acordó trasladarlo íntegro a la autoridad consul. tante, a fin de que facilite los datos pedidos. El Secretario dió lectura a los dos trabajos del Sr. Presi- dente titulados el primero Nuestra Academia de Ciencias, en el que presenta la obra de protección que ella siempre ha prestado a todas las manifestaciones culturales del país y la que actual- mente ha brindado a la Sociedad Geográfica de Cuba; y el se- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 219 gundo titulado La sonda permanente en los operados de catarata afectados de las vías urinarias, refiriéndose a las ventajas que presenta la sonda permanente para evitar los movimientos inne- cesarios y a veces peligrosos en esta clase de operados. Sometido a discusión este último trabajo, el Dr. Rodríguez Molina manifestó que no se le hubiera ocurrido pensar en las ventajas que presenta la sonda permanente en los operados de catarata, pero cuando leyó el trabajo del Dr. Santos Fernández, comprendió su importancia y originalidad, al señalar las venta- jas de la sonda permanente en los prostáticos. La sonda así aplicada representa la válvula de seguridad, de escape, en los individuos que retienen su orina y por medio de ella la eliminan sin intoxicarse. Es lo mismo que el bisturí en manos del ciru- jano dando salida al pus ceclectado en una cavidad. El enfer- mo que está en esas condiciones, se está infectando constante- mente hasta convertirse en un urinario, como decía Albarrán. Recuerda, a este propósito, el caso de “El Inglesito”” de la guerra de los diez años. Cuando lo asistió tenía fiebre con escalofríos, lengua seca, €; lo trataban como un palúdico y lo tenían intoxicado con quinina a altas dosis. Al examen pudo comprobar que se trataba de un urinario, le aplicó la sonda permanente y a los dos o tres días de tratamiento estaba com- pletamente bien, habiéndose despejado aquel cuadro amena- zador. El Dr. Francisco M. Fernández celebra el trabajo del Dr. Santos Fernández y presenta también un caso semejante, de un individuo que tenía catarata en el único ojo que le quedaba; era un prostático y con la sonda permanente siguió su curso post operatcrio sin novedad, pues no tenía necesidad de estarse levan- tando frecuentemente para orinar. El Dr. Gastón Alonso Cuadrado dió lectura a su trabajo anunciado sobre El sistema de filtración en el abastecimiento de agua potable en la ciudad de Filadelfia, en el que describe el sistema de filtros usados para la purificación y abasto de agua de dicha ciudad. Siendo un trabajo muy extenso, se limitó a leer la parte fun- damental y darnos a conocer los métodos allí usados. El Dr. Jorge Le-Roy presentó unas Notas Demográficas sobre la ciudad de la. Habana durante el último quinquenio (1917- 220 ANALES DE LA 1921), en las cuales se ocupa, —después de manifestar cómo lleva a cabo su labor estadística en la Secretaría de Sanidad—, de los problemas relacionados con los matrimonios, los nacimientos, los nacidos muertos y las defunciones, comparando estos diversos factores en los cinco años estudiados y haciendo breves conside- raciones comparativas, y dando a conocer las últimas disposicio- nes adoptadas para hacer más eficiente el servicio relacionado con la natalidad y al mismo tiempo indicando el aumento ere- ciente de la mortinatalidad, a la que no es por cierto ajena la práctica del aborto eriminal, proponiendo como medida para combatir esta plaga profesional, la declaración obligatoria de log casos de septicemia puerperal; basándose para ello en el notable aumento de la mortandad de mujeres solteras, sobre todo en los albores de la vida genital. - El Dr. Santos Fernández hizo resaltar la importancia de este trabajo, la trascendencia que tiene la medida propuesta y acto seguido dió por terminada la sesión. INFORME SOBRE HONORARIOS (PETICIÓN DE DATOS) POR EL DR. RAIMUNDO DE CASTRO Sesión del 10 de febrero de 1922 Sr. Presidente de la Academia. Señor: Habiendo sido designado por Ud. para que infor- me sobre tasación de honorarios en la consulta que a este respecto se sirve hacer el Sr. Juez de 1* Ins- tancia de Santiago de Cuba, debo manifestar que la pregunta está redactada de un modo tan abstracto y sin detalle alguno que sirva de base para el juicio, que.es opinión del que informa, que deberá mani- festarse al Sr. Juez que es imposible contestar a su ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 221 solicitud si no se envía la cuenta detallada del facul- tativo o en su defecto una especificación del número de visitas, por día, clase de éstas, intervenciones, ho- ras de las visitas, duración de éstas, si fueron en o “fuera de la ciudad, gravedad del paciente, etc., ete. Es cuanto puede informar el ponente; la Acade- mia con mejor juicio resolverá. NUESTRA ACADEMIA DE CIENCIAS POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión del 10 de febrero de 1922 Sres. Académicos: Cuenta ya más de seis décadas de vida, esta ilus- tre corporación que se creó en 1861, por la iniciativa y la influencia de un varón sabio y patriota: el Dr. Nicolás J. Gutiérrez, siempre respetado y querido de sus contemporáneos y de la generación actual, que ha recogido los beneficios de su ejemplo en el amor desinteresado a las ciencias y al progreso en general. Como todos saben, desde fines del siglo diez y ocho, en que Carlos III, al igual que ocurrió en la misma España en dicha época, fundó la Sociedad Económica de Amigos del País, las ciencias y las le- tras no tuvieron un núcleo, que por suerte existe aún, al través de más de una centuria. El país estaba se- diento de cultivar las letras y las artes y las ciencias, y hallaron una feliz oportunidad de hacerlo. Ade- más, a pesar del clima que puede considerarse el de un verano prolongado, los naturales han conservado el fuego sagrado del amor a lo noble y generoso y ty 222 ANALES DE LA sólo así se explica, que a pesar de la lentitud en el desarrollo de la población, que es obstáculo máximo para ir adelante, el país haya avanzado siempre más o menos en su civilización, porque es evidente que la feracidad de su suelo ha traído siempre el comercio y ha provocado el fomento de la agricultura, que han sido las fuentes de engrandecimiento a que no ha llegado ningún país de sus dimensiones y escasa población. Media centuria después de creada la Sociedad de Amigos del País, que tantos recuerdos atesora, fué fundada la Academia de Ciencias Médicas, Fí- sicas y Naturales de la Habana y que completó las aspiraciones de los intelectuales. Fué fundada al- gunos años antes que la de Medicina de New-York, la gran metrópoli de la República de los Estados Unidos, lo que revela una vez más la gran vitalidad intelectual, casi congénita, digámoslo así, de nuestra pequeña nación. En estos últimos tiempos, después que la Institu- ción tuvo local propio y definitivo y se crearon la Academia de la Historia, la de Letras y Bellas At--. tes, el Ateneo, «, €, se despertó el deseo de imitar a Francia creando lo que se conoce allí con el nombre de Instituto que le dió su fundador y que no es otra cosa que varias Academias que reunidas llevan su nombre, entre éstas, una de Ciencias, de Artes y Le- tras, €, €. Se pretendió que el Instituto en Cuba se alojase en lo que es hoy local de la Academia de Ciencias. Nos pareció aventurado tal proyecto pa- ra un país pequeño, corriéndose el riesgo de compro- meter la existencia de cada una de las otras Institu- ciones ya creadas y en marcha progresiva, protegidas por el Estado. Nos pareció más lógico y menos ex- [ES ACADEMIA. DE CIENCIAS DE LA- HABANA 22 puesto a retroceder, que cada grupo conservase su vitalidad y sus elementos, teniendo siempre la segu- ridad de utilizar cada vez que fuese necesario, el lo- cal de esta Academia de Ciencias, que cual madre amorosa, las reunía como lo ha venido haciendo y es la explicación del prestigio que todas y cada una dis- fruta y da a conocer. Como las Corporaciones sabias no funcionan dia- riamente, porque los que las componen tienen algunos otros deberes que cumplir, resulta que el local per- mite comodamente las sesiones que todas necesitan, y la sociedad madre, la Academia de Ciencias Mé- dicas, Físicas y Naturales de la Habana, será siempre la que rija las evoluciones sin necesidad de intervenir en la labor interna de cada cual. De esta manera, sin pretender una creación de tan alto vuelo como la realizada un día en Francia, la Ciencia, las Artes y las Letras tendrán la natural protección, el lógico respeto que se merecen y la nación recibirá el prove- cho del perfeecionamiento del saber en todas sus ma- nifestaciones más solemnes. Hoy, al amparo de la Academia de Ciencias, no hay manifestación de progreso que no busque dar- se a conocer bajo sus auspicios, y cuando nos visitan del extranjero, los exponentes del saber, cualquiera que sea su forma, se sorprenden de la facilidad que se les ofrece para verter en el país el fruto de sus lu- cubraciones intelectuales. Recientemente, los comi- sionados de Facultades de Medicina de Europa y América que nos visitaron con motivo del V Congreso Médico Nacional y el Cuarto Congreso de la Pren- sa Médica, fueron sorprendidos favorablemente por nuestra organización social, dentro del campo de las 224 ANALES DE LA ciencias médicas o entre los profesionales cual si se tratase de una nación no reciente todavía. Ahora mismo se ha fundado la Sociedad de Geo- erafía de que carecíamos, de tanto interés como la Academia de la Historia, pues en general al estudio de la Geografía y de la Historia no se le concede el valor indiscutible que tienen en la prosperidad de un pueblo. Volviendo la vista atrás, tenemos la sa- tisfacción de contar hombres que un día, como Dn. Jacobo de la Pezuela y Dn. Esteban Pichardo, para no citar más, han hecho de la Geografía objeto privi- legiado de su estudio; el primero fué uno de los que más ha trabajado en el asunto que nos ocupa y ha publicado obras: el Ensayo Histórico de Cuba, 1842, Madrid. El Diccionario Histórico, Geográfico y Es- tadístico de Cuba, Madrid, 1863, y otros más. Pichardo, a quien tuve la pena de conocer ya muy anciano, ciego y en la indigencia, fué un incansable trabajador, un publicista sin igual. Socio de Mérito de esta Academia de Ciencias, mereció que su Presi- dente, el Dr. Nicolás J. Gutiérrez, le dedicase un hon- roso discurso el 19 de mayo de 1878, Son muchos sus trabajos publicados para enumerarlos ahora, pero entre los de más valor está la Geografía de la Isla de Cuba en 1856, la más extensa y exacta; la gran Caita Geográfica, para la que hizo dos excursiones por la Isla rectificando latitudes, reconociendo las costas y dando nuevos y curiosos datos que merecie- ron la aprobación de todas las entidades científicas, y otros trabajos más, pues era un investigador in- fatigable. No podemos dejar de citar a Piña y Peñuela, 1855, y a Casaseca, notable químico que se interesó por esos estudios. El que ha dejado su nombre en la E s bb ly Gi ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Historia de toda la América Latina y desde luego en Cuba, fué el Barón de Humbolt, de quien dije una vez, que si Colón había descubierto el Nuevo Mundo, Humbolt lo dió a conocer en los detalles y nuestro Finlay lo hizo habitable, en virtud de su descubri- miento de profilaxis de la fiebre amarilla. - La nueva Sociedad de Geografía, inspirada en al- tas miras desde luego, ha comenzado, sus tareas y sa- bemos que muy recientemente ha celebrado su pri- mera sesión en el anfiteatro de nuestra Academia de Ciencias, que es como dejamos dicho, el templo de los amantes del saber. LA SONDA PERMANENTE EN LOS OPERADOS DE CATARATA AFECTADOS DE LAS VIAS URINARIAS POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión del 10 de febrero de 1922 No hace mucho que (1) me he ocupado del riesgo que se corre al operar un individuo afectado de las vías urinarias, de prostatitis vg., por la movilidad constante a que le obliga la necesidad de evacuar la vejiga, a veces cada veinte minutos, sobre todo du- rante la noche, perturbándole el sueño siempre re- parador, para toda clase de dolencias. Publiqué dos casos de extracción de catarata, en los que uno de los enfermos fué operado con resultado perfecto antes de que los años le hubieran traído la hipertrofia de la próstata. Cuando le operé el otro ojo, el dere- (1) Revista Cubana de Oftalmología. V. 111, 1921. 226 ANALES DE LA cho, ya ésta le obligaba a evacuar la vejiga con fre- cuencia y sobrevino una inflamación por efecto de la falta de quietud. No soy partidario de una inmovilidad absoluta del cuerpo ni se necesita total o exagerada después de la extracción de la catarata, como la que se reco- mendaba un siglo atrás, cuando se practicaba el aba- timiento desde hace tiempo abandonado; pero es in- dispensable el decúbito supino, para que la cara mire hacia arriba, pues el bajar la cabeza, después de la operación puede provocar una hemorragia expulsi- va, que deja el ojo en muy malas condiciones. Esto le ocurrió nada menos que a la señora madre del glo- rioso José Martí (2), que inmediatamente después de operada, se sentó a la mesa y al tomar la sopa le sobrevino la hemorragia del ojo operado, el izquier- do, que ella atribuyó a lo caliente del alimento; pero la posición en que puso la cabeza bastaba para el accidente. Se atribuyó, también, a la arterioclerosis senil de sus vasos, pues tenía más de setenta años, y se me aconsejó practicar la declinación de la catarata en el ojo derecho. No lo hice así, porque tenía la con- vicción de que fué la posición de la cabeza lo que determinó la hemorragia. Practiqué la extracción simple, con colgajo conjuntival, vigilé la enferma y curó del ojo derecho. Aun cuando hoy no se practica el abatimiento desde hace larga fecha, me vi obligado a efectuat- lo de modo incidental. Un cliente tenía catarata en ambos ojos y no se operaba por timidez, mas un día (2) La hemorragia ocular después de la operación de la catarata. Anales de la Academia de Ciencias de la Habana, t. XL, p. 149-427, 1904, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 227 se dió un golpe con la esquina de una mesa en uno de sus ojos y se quedó aterrado, me dijo, porque ha- bía recobrado la vista de él. In efecto, la catarata se había luxado y al dejar libre la pupila, podía ver. Le ordené el rigorismo en la inmovilidad que se reco- mendaba para el abatimiento tiempo atrás; pero él olvidó mi consejo, bajó la cabeza al exonerar el vien- tre, y la catarata se colocó detrás de la pupila y le volvió a privar la vista (3). Con tal motivo, le hice la operación del abatimiento en definitiva y pude, du- rante algún tiempo, observar el cristalino opaco en el fondo del ojo, junto a la papila del nervio óptico. Le operé más tarde el otro ojo por extracción simple sin novedad, y he aquí que en los tiempos actuales el sujeto estaba operado de un ojo, por el método an- tiguo, abandonado por muchas razones y del otro, por los que se usan modernamente en la extracción. El otro caso que publiqué de operación de la ca- tarata en un prostático que padecía incontinencia de orina, usó sin que me enterase, hasta que le dí de alta, durante y después de la operación, una bolsa o vejiga en que recogía la orina mientras guardó cama y habitualmente. Por eso se mantuvo bien en ésta. No se me había ocurrido que existiese otro medio de evitar los movimientos a los afectados de incon- tinencia de orina, que los aparatos que algunos usan para recogerla y sacarla, al final de un tubo que lle- ga al tobillo; pero son poco adaptables para la ma- yoría de las personas. Con no poca sorpresa, después de más de cuarenta (3) Examen de una catarata en el fondo del ojo después de dos años de operada. Crónica Médico Quirúrgica de la Habana, t. VI, p. 341-344, junio de 1880. 228 ANALES DE LA y seis años de ejercicio profesional, con una salud a toda prueba, ésta se me alteró, por la aparición de una prostatitis que al manifestarse se complicó con algo ajeno a esta enfermedad y los Dres. Cabrera Saavedra y Grande Rossi, calificaron de grave mi es- tado, del que salí curado. El Dr. Joaquín Diago con- firmó el diagnóstico de hipertrofia de los próstata, que había formulado el Dr. Héctor y planteó el tra- tamiento de los lavados vesicales. Encargado de mi asistencia el Dr. Luis Rodríguez Molina, miembro, como los anteriores, de la Academia de Ciencias, dis- puso la continuación del plan trazado; pero la inecon- tinencia se acentuó cada vez más, y sobrevino el te- nesmo del cuello de la vejiga y del ano casi constante, incapacitándome para todo e impidiéndome el reposo durante la noche. Por indisposición del Dr. Rodrí- guez Molina, fuí asistido brevemente por el Dr. Gar- cía Casariego, que insistió en los lavados y era par- tidario de la aplicación de la sonda permanente. a lo que tenía yo gran repugnancia; pero restablecido el Dr. Rodríguez Molina, procedió a aplicarla con resultado maravilloso. Mi repugnancia a la aplicación de la sonda per- manente, obedecía a lo observado en mi práctica of- talmológica respecto del cateterismo dei canal nasal. En las clínicas de enfermedades de los ojos de Ku- ropa, pude ver siempre un número de enfermos a los que diariamente se les ponía la sonda y perma- necían con ella algunas ho1as al día, sin que jamás pudiese advertir curación alguna de aquéllos, que a veces recorrían todas las clínicas especiales, sin re- sultado práctico. Al ejercer por mi cuenta, pronto observé lo mismo en mis clientes y reservé el catete- rismo sólo para las estrecheces parciales del canal ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 229 nasal, que no exigían la sonda permanente. El hecho obedece a que el canal nasal está fraguado en el hueso y una vez que desaparece, por causas no siempre es- clarecidas, no es posible restablecerlo, como se ha- ría en una sustancia inerte, por medio de una sonda de Bowman y acerca del particular he escrito más de una vez (4). . En la última reunión de la Sovielad de Oftalmo- logía francesa, el Dr. Villar, ponente de este tema, pidió la opinión de los oftalmólogos del mundo y la mía, que le comuniqué, se refería a la limitación del cateterismo nasal, por las razones expuestas y con satisfacción he visto que las conclusiones de la po- nencia están basadas en la declaración de que el ca- teterismo del canal nasal, tiene muy limitadas apli- caciones. La sonda permanente en la uretra, a que me re- fiero en los operados de catarata, llena un objeto muy distinto del que se persigue en la estrechez del canal nasal y de aquí el error en buscarle analogía. En estas líneas me limito a exponer solamente el efecto que la sonda permanente produjo en mi per- sona. Llegué a inutilizarme por completo. La in- continencia me obligaba a la emisión de la orina cada veinte minutos y me privaba de asistir a actos pú- blicos y hasta trabajar en la casa; pero todo esto se complicó más tarde, como dejo dicho, con el tenesmo obligado de día y de noche, todo lo cual ha desapare- cido y es lo que me permite estar aquí. El Dr. Ro- dríguez Molina, a manera de Redentor, dijo: *“¡Lá- zaro, levántate!”” y aquí me tenéis dispuesto a la- borar. (4) Abuso del cateterismo del canal nasal. Crónica Médico Quirúr- gica de la Habana, t. XXXVII, p. 415-419, 1911. 230 ANALES DE LA No intento explicar el fenómeno realizado en mi persona, ni ahondar en los particulares de las vías utinarias, que no han sido el objetivo de mis estu- dios de toda la vida ; esto corresponde a los que se con- sagran a esta especialidad y por suerte no son po- cos entre nosotros, «a ellos toca esta tarea. Como of- talmólogo, me limitaré a encargarles de aquel en- fermo operado de catarata, que necesite su oportuna intervención. EL SISTEMA DE FILTRACION EN EL ABASTECIMIENTO DE AGUA POTABLE A LA CIUDAD DE FILADELFIA, U. S. A. POR EL DR. GASTÓN ALONSO CUADRADO Sesión del 10 de febrero de 1922 Con motivo de haber sido designado por el Sr. Presidente de la República, representante de la Se- cretaría de Agricultura, a la Convención de la American Chemical Society, celebrada en Filadelfia en septiembre de 1919, no me limité a ser mero tes- tigo de sus deliberaciones, y creí de mi deber como ciudadano cubano aportar a esta Academia algún es- tudio especial de aquellos a que he dedicado mi acti- vidad en el estrecho círculo científico de nuestro país. Una obra de tal magnitud como el de los Water Works de las grandes ciudades es imposible abarcar- la en su conjunto durante una excursión colectiva aunque sean muy competentes las personas encat- gadas de exponer los informes, y siendo consciente de las necesidades que experimenta la ciudad de la Habana debido a este mismo servicio público, creía- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 231 mos que había de ser útil cualquier dato o estudio que pudiéramos prestar para ilustrar la opinión, con mayor motivo' cuanto que hemos dedicado nuestra atención a este gran problema de la Habana en dis- tintas ocasiones. Así durante la Exposición Uni- versal de Saint Louis en 1904 como en 1912 en New Orleans nos hemos honrado dando cuenta er la Aca- demia de Ciencias y en algunas revistas, de los sis- temas que tienen en esas ciudades para la purifica- ción del agua potable. Y como cada vez son mayo- res las dificultades que encontramos entre nosotros para abordar de frente la gravedad de la situación actual, quizá por el temor de los gobiernos a la crí- tica, por los enormes gastos que son necesarios, y que entrañan estos trabajos; erelmos oportuno permane- cer en Philadelphia algunos días más para estudiar con algunos detalles el sistema de purificación. El pueblo de la Habana está encariñado con la magnífica obra y estudios del General Albear, su hijo predilecto, y admirado con justicia, y le parece im- posible seguir otros senderos de los que señaló el ilus- tre Ingeniero honra de Cuba; pero los problemas de hoy son tan distintos de los que se presentaban en su época, la hidrología ha progresado tanto desde en- tonces y las necesidades del abastecimiento han ere- cido de un modo tan enorme, que hoy es imposible pensar en la tacita de Vento como remedio a nues- tros males hidrológicos. Pensar en la captación de los manantiales sepul- tados a orillas del Canal para satisfacer las necesl- dades presentes, es condenarnos en el porvenir a su- frir la agonía del castigo de Tántalo, siendo así que tenemos a nuestra disposición suministro sin fin y manantiales geológicos como el río de Almendares y 9929 20m ANALES DE LA las lagunas de Ariguanabo, y que son absolutamente necesarios para la vida moderna de esta ciudad que crece a pasos agigantados. Ya no hay que pensar tampoco en el límite de los grados hidrotimétricos ni en el agua cristalina del legítimo canal de Albear cuando la industria dispone de medios para eliminar el exceso de materia sólida y hacerla bacteriológica- mente potable, y cuando la ingeniería hidrológica construye reservorios de sedimentación, filtros y tur- binas de dimensiones y eficencia que no se pudieron soñar en el tiempo que se concibió la magna obra del ilustre Albear. La ciudad de Philadelphia se surte de agua de los dos ríos, el Delaware y el Schuylkill, y si tenemos en cuenta que la obra realizada parte de hace más de 125 años, nos formaremos idea de las dificultades que se encuentran para visitar todo el sistema de la toma de aguas, estaciones de bombas, estanques, la- boratorios y filtros, situados en diferentes puntos y en una porción de millas de extensión, y si no fuera por la amabilidad que distingue a todos los funcionarios públicos americanos y la casualidad de encontrarnos con un ilustrado Ingeniero químico bastante conoci- do en Cuba y residente actualmente en esa ciudad nos hubiera sido imposible realizar nuestro intento con probabilidades de éxito. Verdaderamente el mérito de las obras de abaste- cimiento procede desde principios de siglo como re- sultado de la recomendación hecha por una Comisión nombrada en 1899 para formular un plan general con objeto de mejorar el agua dedicada al consumo. An- tes de esa fecha toda el agua necesaria era bombea- da a reservorios o estanques construidos en parajes elevados de donde era distribuida por cañerías y por ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 233 eravedad, excepto en los distritos más altos de donde se tenía que re-bombear nuevamente. Esta misma condición prevalece actualmente en todas las esta- ciones situadas sobre el río Sehuylkill con la diferen- cia de que el agua se filtra después de haber perma- necido en los depósitos, y de los filtros pasa al sis- tema de distribución por gravedad. En cambio el agua que se toma del Delaware, primero se filtra y después se bombea por presión directamente al siste- ma de distribución. El sistema de filtración comprende cinco estacio- nes separadas en el río Schuylkill, situadas en el Rox- borough inferior, en el superior, en Belmont y Queen Lane. Cuatro de las estaciones se hallan situadas en planicies elevadas a lo largo del valle Schuylkills, porque los bancos escarpados y rocosos no tienen si- tios a propósito para establecer los lechos de los fil- tros. Donde les fué posible aprovecharon los anti- guos depósitos de sedimentación. Sólo la estación de Torresdale se halla situada en el banco derecho del río Delaware sobre el Pannypack Creek y es una de las mayores estaciones del mundo. La capacidad nominal diaria de cada estación fué la siguiente para 1917: Belmontiosas bah 44 millones de galones Cueca hane sae 65 AS Y EDO 25 E sd Perdner Ss APOLDIE odie yt ps As CEDRO ES, ad mí 9 si Roxborough superior... 4 E * Ls inferior... 14 a 4 TDortesualer:. Lo 17 1 200 si $ 234 ANALES DE LA Aunque el sistema de filtros obedece a un plan ge- neral, en cada una de las estaciones se hallan modifi- cados según las operaciones previas a que se ha de someter el agua, y según que el líquido proceda de uno u otro 110; pero en este trabajo nos vamos a limitar a describir la Estación de Torresdale porque fué la que visitamos con detenimiento y por ser la más impor- tante. Estos filtros constituyen la cuarta estación que se constiuyó siguiendo el plan general acordado en 1900 y se halla situada sobre el Delaware como a unas once millas del centro de la ciudad en la avenida Delaware Pennypack St., cerca del límite nordeste y su capacidad es de unos 240 millones de galones diarios, ocupa un área como de 200 acres y la plani- cie está preparada por si se necesitan nuevas extensio- nes de terrenos. La estación consiste en una toma de agua, un depósito muy hondo para el servicio de hombas, los filtros preliminares, sesenta y cinco fil- tros de arena y un estanque para el agua filtrada, la que se suministra a la ciudad en la porción compren- dida entre ambos ríos. La toma de agua se extiende dentro del río como setenta pies más allá de la línea de Port Warden. Aproximadamente tiene 700 pies de recorrido y está construida de conereto reforzado, la sección en forma de herradura es de 14 pies de ancho por diez pies seis pulgadas de diámetro interior, y se halla provista de dos compuertas: una al exterior y otra a la mitad del recorrido. La segunda compuerta fué construi- da para tomar el agua de un estanque de sedimenta- ción que habría de construirse en el río, y fué utili- zada antes de construir completamente la porción exterior “le la toma de agua, y así se pudo hacer fun- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA - 235 cionar los filtros antes de que se hubiera podido ha- cerlo sin esta medida. Las cámazas de la toma de aguas están construl- das de concreto, provistas de puertas para el desagúe, y coladores movibles trabajando éstos por medio de fuerza eléctrica. Las cámaras están cubiertas con casetas de granito y ladrillo para armonizarlas con la arquitectura de los restantes edificios de la Estación. La entrada se halla en conexión con el pozo de la bomba en el cuarto de máquinas del servicio. La Estación de Torresdale bombea el agua del río Delaware a los filtros preliminares que se hallan a 37 pies sobre la altura máxima de las riadas, y tam- bién provee de agua con presión para limpiar los filtros preliminares y finales. La estación posee seis bombas centrífugas para 40 millones de galones de la R. D. Word 4 Co., movidas por máquinas com- puestas de Reeves y otra de la misma capacidad, construida por la casa Allis Chalmers Co., movida por una máquina Bates, nueve calderas de 300 H. P. de Heine, dotadas de alimentadores Murphy y econo- mizadores Sturtevart, tres generadores de 15 K. W., movidos por turbinas de De Laval conectadas direc- tamente, dos turbinas De Laval moviendo bombas centrífugas de capacidad diaria de uno y dos millones de galones respectivamente, con objeto de lavar la arena en los filtros finales; dos turbinas de De Laval, alimentando bombas centrífugas de capacidad diaria de cinco millones de galones cada una, para lavar los filtros preliminares, un motor Deane para una bom- ba: triple, y accesorios, y también máquinas para con- ducir el carbón. y la ceniza resultante, y además una bomba centrífuga de capacidad diaria de 40.000,000 de galones. Las bombas mayores están colocadas in- 236 : ANALES. DE LA mediatamente sobre el pozo de la bomba y son del tipo de succión doble, las cuales descargan a un tu- bo de 36 pulgadas de diámetro, que va a un recipiente de once pies de diámetro situado en la parte norte de la casa de máquinas, el cual está conectado con un segundo recipiente que puede conducir el agua a los fitt1os preliminares, o bien se puede dispensar de usa les, y conducir el agua desde el río a los filtros lentos de arena. Las carboneras se hallan al sur de la casa de cal- deras con una capacidad para almacenar tres mil tone'adas de carbón de piedra. El carbón se condu- ce desde el muelle por medio de una grúa de vapor, con canjilones de valva a un carro que lo transporta a la carbonera abierta o bien a la torre de carbón desde la cual se eleva a las tarimas de la casa de cal- deras. Las cenizas se conducen por un subterráneo, y se descargan en los carros que la han de llevar por ferrocarril o por medio de botes. Las chimeneas son de concreto reforzado de un diámetro de 9 pies y 250 de elevación. El edificio mide 179 por 108 pies y está construido con ladrillos de terracota y el techo con pizarra de amianto. Datos referentes a las bombas centrífugas para 40 millones de galones, y de las calderas de la Esta- ción de Torresdale: Bombas Tipo de máquina: Vertical compuesta de Gros. Diámetro del cilindro: arriba 16 pulgadas, aba- jo 32 pulgadas. Recorrido del émbolo: 1.67 pies. Revoluciones por minuto: 170. ACADEMIA DE CIENCIAS DÉ LA HABANA 231 Diámetro de los dos tubos de succión : 30 pulgadas. Diámetro del tubo de descarga: 36 pulgadas. Calderas Tipo: tubos de agua Heiner con economizadores Sturtevant. Número de calderas: 9. Número de tubos en cada una: 189. Longitud, de los tubos: 18 pies. Diámetro: 3.5 pulgadas. Tambor de vapor: 48 pulgadas de diámetro, Longitud: 23 pies. | Longitud de las parrillas: 7.5 pies. Area de las parrillas: 66 pies cuadrados. Los filtros preliminares El agua del Delaware se bombea por un conduc- to de 11 pies revestido de acero cubierto de concreto con un espesor mínimo de seis pulgadas al sistema de filtros preliminares instalado en un hermoso edificio que tiene un gran salón para las operaciones mecá- nicas del servicio. Estos filtros son del tipo mecá- nico y para lavarlos se usa agua y aire a una presión de 90 libras, y en estos filtros no se emplean coagu- lantes (sulfato de alúmina, permutita, ete.), y están situados a bastante altura al sur de una gran planicie donde están situados los filtros de arena con objeto de que el agua pase por gravedad a los filtros prelimi- nares y finales. Estos filtros preliminares están orde- nados en secciones o baterías de 15 filtros cada una, colocadas una en frente de la otra con objeto de que se puedan controlar treinta filtros en cada sección, y 238 ANALES DE LA como son cuatro las baterías, forman un total de 120 cámaras filtrantes. Cuando visitamos la que podemos calificar de sun- tuosa galería en el edificio donde están situados, el obrero encargado hizo funcionar dos secciones de filtros con objeto de que presenciáramos la operación. Cada cámara de filtros se carga en tres minutos, se deja reposar dos y el agua pasa por gravedad a los filtros lentos de arena, y cuando concluye de pasar se dirige una corriente de aire y agua a la presión de 90 libras, para limpiar los filtros durante dos mi- nutos de donde se desprende una masa líquida fan- gosa que por gravedad va a caer al río por un con- dueto especial. Cada cámara filtrante mide 20 pies 3 pulgadas por 60 pies de espacio libre de agua cla- rificada, y se maneja desde una mesa donde el opera- dor dispone de llaves a propósito. Este tiene un li- bro registro en el que apunta las diferentes operacio- nes efectuadas, cantidades de agua, tiempo que dura cada filtración, ete. La corriente de agua penetra por un tragante situado en la parte detrás de los fil- tros y la entrada se gradúa por medio de una válvula hidráulica de 16 pulgadas que se maneja desde la mesa situada en la galería central. Los pisos, pare- des y techos están construídos de concreto. Las pa- redes de las cámaras filtrantes están construídas de ladrillo, interior y exteriormente, y alisadas con gra- nito. Las bóvedas sobre los filtros también están re- vestidas de concreto reforzado y están encajadas ocu- pando el ancho de los filtros. Existen registros de tres pies de diámetro colocados en el techo sobre cada cámara y arreglados de modo que haya dos se- ries de tres cada una, y uno de los registros se halla directamente sobre la válvula que recibe el agua que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 230 viene del tragante. Los tubos de desagile que son de terracota de 4 pulgadas cada uno, se hallan colocados a intervalos convenientes cubiertos con una protec- ción de piedra picada de un noveno de pulgada. Los registros se elevan como seis pulgadas sobre la cu- bierta de los filtros y se hallan dotados de coladores, así es que los filtros pueden ventilarse con facilidad. Todos los filtros y galerías están dotados de luz eléc- trica y en el invierno se calienta con vapor proceden- te de la estación de bombas. El conducto de 11 pies, revestido de acero, tiene de salida 7 pies de diámetro por cada serie doble de filtros de los cuales hay tres de cineo pies seis pul- gadas por cada serie sencilla que son dos. Los tragantes que reciben el agua del río ocupan todo el largo de la planta, y como ya se ha dicho, su- ministran a una o dos baterías de cámaras filtrantes y están constituidos por un muro longitudinal estri- bado sobre la cámara de las baterías adyacentes, re- vestidos por concreto reforzado de seis pulgadas y unidos por medio de abrazaderas que sobresalen ocho pulgadas de las paredes verticales del tragante. El tragante lavador también está construido de concreto reforzado y es de doce pulgadas de ancho por cuatro pies tres pulgadas de profundidad. La materia filtrante de estas cámaras se compo- ne de 15 pugadas de guijarros variando el tamaño de dos a tres pulgadas, otra capa de guijarros de cua- tro pulgadas de espesor, variando en tamaño de cinco octavos a pulgada y media. Otra capa de tres pul- gadas de espesor variando de un cuarto a media pul- gada, otra de ocho pulgadas de espesor con guijarros que varían de tamaño entre un octavo y un cuarto, y por último doce pulgadas de espesor de arena va- 240 ANALES DE LA riando en tamaño de 0.8 a 1m.m. La profundidad del agua que se vierte sobre la materia filtrante es de cuatro pies. Dos colectores se extienden a cada lado del lecho del filtro, y en cada lado del tragante lava- dor; y están construidos de cemento reforzado en forma rectangular de treinta pulgadas de ancho y ocho de profundidad, medidos por su parte interna. El agua después de pasar por una válvula que tra- baja por fuerza hidráulica y un regulador de co- rriente, pasa al vertedero que es de concreto reforza- do, de forma rectangular también, colocado debajo de la galería donde se opera en cada filtro. Estos con- ductos se conectan sobre el mismo lado de la planta donde se admite el agua que viene de las bombas, a un segundo conducto de 11 pies, revestido de acero, que lleva el agua pre-filtrada a los filtros finales. Los lavadores de treinta pulgadas se colocan so- bre la parte superior de los tragantes de salida, y de éstos, los tubos del agua de lavado entran en cada fil- tro por un tubo galvanizado en espiral de veinte pul- gadas suspendido del techo y conecta en el centro del filtro, directamente encima del tragante comunican a su vez cada uno con dos tubos de ocho pulgadas co- locados directamente sobre los colectores de agua fil- trada, y de estos tubos verticales de ocho pulgadas que derraman el líquido se hallan en conexión con un cuerpo cilíndrico que tiene perforaciones para in- sertar otros tubos en varias direcciones. En cada filtro existen ocho de estos distribuidores los cuales tienen tubos laterales galvanizados de pulgada y me- dia con agujeros de 3/16 pulgadas. El agua de lavado se extrae del tragante por me- dio de una compuerta de 12 por 16 pulgadas que fun- ciona con fuerza hidráulica y que sirve para descat- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 241 gar el agua fangosa a un espacio abierto entre la pa- red de la cama del filtro y al lado del tragante de sa- lida. Y por último, la descarga final del fango que va a parar a una cloaca circular de tres pies, cons- truida de ladrillo, en las extremidades de la casa de los filtros, y en dirección contraria al sistema general de las tuberías. El principal abastecimiento de aire viene de un tubo de veinte pulgadas extendido, a lo largo de cada compartimiento de filtros y está suspendido del te- cho, y para suministrar el aire comprimido existe en cada compartimiento un soplete que funciona por medio de un motor eléctrico, y el sistema de los cua- tro compartimientos o baterías está en conexión por medio de tubos que hay en el lado Este de la planta. La tubería de agua se comunica con la tubería del agua de lavado, y el aire se introduce por los distri- buidores de que hemos hecho mención y que se hallan instalados en el fondo de cada filtro. El piso del edificio donde se operan los filtros me- cánicos está construído de cemento reforzado con es- pacios libres de seis pies entre las aberturas que se dejan a intervalos alrededor de las tuberías, ete., y sobre este pavimento están las mesas de los operado- res, los intrumentos de medida y las llaves corres- pondientes con objeto de mostrar la proporción de las operaciones efectuadas en cada filtro. Un gran estanque de conereto reforzado se halla situado fuera del edificio para suministrar agua a presión y para alimentar con intervalos cuando se necesitan los la- vados con frecuencia. Y en este estanque hay dos compartimientos separados, uno para el agua de la- vado y otro con agua filtrada para beber y para los servicios sanitarios. Los tanques ocupan la parte 242 ANALES DE LA superior de la torre, estando los pisos a una altura de 27 pies sobre el servicio de,los filtros. Toda la fuerza necesaria para la planta de filtros preliminares se genera desde la estación de bombas por medio de tubos, cables, ete., que vienen por una galería subte- rránea con registros suficientes a trechos para per- mitir la entrada con facilidad. Todos los edificios de esta planta se hallan instalados en un montículo de forma ligeramente piramidal sobre un terreno he- cho de cantería afirmada con cuidado en capas del- egadas, y como las demás plantas de filtros la eleva- ción está cimentada con arcilla impermeable con ob- jeto de evitar toda clase de salideros. Los filtros finales Los de Torresdale, que hemos visitado con mucho detenimiento, son sesenta y cinco y se hallan coloca- dos al norte de los filtros preliminares y ordenados en cuatro grupos o baterías. Son de forma rectan- gular y cuarenta y tres de ellos miden 140 pies 8 pul- gadas por 235 pies 8 pulgadas, veintiocho de ellos miden 253 pies 2 pulgadas, ocupando un área de 3/4 de acre cada grupo, y todos se encuentran al mismo nivel. Están construidos de concreto y cubiertos con bóvedas arqueadas. Los colectores laterales de los filtros se compo- nen de una línea de tubos vitrificados, perforados dentro de los colectores principales de 24 pulgadas de diámetro extendiéndose a lo largo de eada filtro, y alrededor de los colectores hasta una altura de seis pulgadas del pavimento se extienden guijarros de tamaño entre tres pulgadas y 1.3/4 de diámetro. So- bre éstos hay otra capa de cuatro pulgadas con gui- Nis ads 7 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 243 jarros del tamaño entre 1.3/4 a 5/8 diámetro y sobre ésta hay otra de tres pulgadas de espesor, siendo las piedras de 5/8 a 1/4 de diámetro. Sobre ésta hay otra capa de dos pulgadas del mismo material desde 1/4 de pulgada hasta un tamaño que pueda retener un tamiz que tenga catorce mallas por pulgada li- neal y sobre ésta una capa de una pulgada de espe- sor de arena gruesa que pase por el tamiz No. 14, y que la retenga uno del No. 20 teniendo un total de 16 pulgadas de profundidad la parte inferior del filtro. Sobre ésta y con una profundidad de 36 pul- gadas próximamente se extiende la arena filtrante propiamente dicha con granos de un tamaño entre 0.28 m. m. a 0.30 m. m. y con un coeficiente unifor- me de 2.5. El laboratorio se halla algo distante de estos edi- ficios y no pudimos visitarlo no obstante ser el más importante de los Water Works, pero como se hallan establecidos sobre el mismo plan, solicitamos al día siguiente visitar el de la Estación de Belmont donde con la caballerosidad de los funcionarios americanos nos recibieron dándonos todos los datos necesarios. El agua filtrada de estas baterías de filtros entra en el depósito por un canal interior provisto de ocho compuertas de desagile dispuestas de modo que se pueda cerrar la entrada y dejar pasar el agua al re- dedor del depósito por medio de un conducto de con- ereto reforzado de 8 pies de diámetro. Una válvula de 72 pulgadas se halla colocada en este conducto de salida y dispuesta de modo que se la pueda hacer funcionar por medio de la electricidad desde el in- terior de la puerta de entrada. 244 ANALES DE LA La limpieza de los filtros finales Es interesante penetrar en los compartimientos de los filtros finales y presenciar la limpieza del fango que yace sobre la arena a pesar de venir el agua tra- tada por los filtros preliminares. Cuando ya el filtro comienza a funcionar con mucha lentitud se cierran las compuertas de entrada y el agua que se halla so- bre el filtro se deja escurrir hasta que el nivel haya bajado a una profundidad de un pie de la superficie inferior del lecho de arena. Los obreros entran en- tonces en el compartimiento y separan por medio de rastrillos la capa de fango y materias sólidas que lle- va el líquido en suspensión y que quedan sobre la arena. El grosor de esta capa se distingue por el color negruzco que presenta y que se diferencia del color propio de la arena que varía por lo general de una a dos pulgadas, aunque la que vimos tenía por algunos puntos más de tres pulgadas. El fango se- parado con alguna arena que arastra le apilan a dis- tancias convenientes, y de las pilas le toman con pa- las y le van vertiendo sobre un eyector parecido al Korting y está colocado sobre una expansión que re- cibe al mismo tiempo el fango con la arena que arras- tra y una corriente de agua y aire a una presión de 90 libras. La velocidad del agua separa el fango de la arena y ésta la recogen en un segundo aparato donde la lavan nuevamente. Antes tenían que lle- var la arena fuera de la casa de filtros, pero después emplearon y aun emplean en parte el sistema llama- do de Broockyn, o sea el que usan en el departamen- to de agua, gas y electricidad de New York, pero la mayor parte la limpian por medio del separador Ni- chols. Este aparato que es de un uso muy general ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 245 en todas las industrias, consiste en injertar la arena sucia y el agua de lavado a presión por medio de un eyector ordinario en un separador que se mueve den- tro del filtro durante la limpieza. El separador se compone de un cilindro cerrado de 42 pulgadas de diámetro, de tres pies de alto con un fondo cónico dotado de una válvula en conexión con mangueras por medio de las cuales sale la arena forzada del separador. El interior de éste se halla provisto de un sistema de cheques y un disco de modo que se es- tablece una corriente de arena de arriba a abajo y una corriente del agua del lavado a presión de abajo a arriba, y las corrientes contrarias se hallan tan bien proporcionadas que prácticamente el agua de lavado no arrastra arena alguna, informándonos en la Ad- ministración que en 8 años no se ha perdido ni el uno por ciento de la empleada, en. los filtros. El agua de lavado que pasa a la parte superior del aparato se vierte fuera de los filtros a la cloaca, mientras que la arena limpia se descarga del separador por tubos de dos pulgadas, y se distribuye entre el suelo de los filtros en pequeñas pilas que después el obrero la ni- vela sobre la superficie con una paleta. El total del aparato pesa 700 libras y está montado sobre ruedas, así es que se traslada con facilidad de un grupo de filtros a otro. Estaciones de sumimistro de agua a la ciudad Es suficiente deseribir una de las Estaciones de abastecimiento, porque aun cuando difieren en deta- lles obedecen a un plan general desde principios de siglo, con las variantes que exigen la posición de cada una y el aumento de población y las instalaciones in- 246 ANALES DE LA dustriales, así como la reunión del agua filtrada en depósitos o estanques donde se pueda aplicar el cloro líquido como purificador bacteriológico. Así el Acueducto de Torresdale lleva el agua filtrada desde esta Estación a las bombas de The Lardner's Point, tres millas más abajo del Delaware, de donde se bombea al centro del sistema de distri- bución. Jíste acueducto tiene 13,809 pies de longitud entre los dos depósitos y lo constituye un túnel de diez pies 8 pulgadas de diámetro interior. P El cañón de entrada está 127 pies debajo de la su- peificie del suelo, y el de la otra extremidad está diez pies más alto, con objeto de evitar los golpes de arriete de las bolsas de aire. El cañón de la extremi- dad más elevada se comunica con el conducto que lleva el agua filtrada del depósito de los filtros de Torresdale, es del mismo diámetro y la construcción está dispuesta para instalar otras comunicaciones en caso que necesite extenderse el depósito. La porción superior de los cañones está construl- da con cascos de acero que penetran debajo de la su- perficie y por último están incrustados en la roca y su- jetos con ladrillos. Los recodos en el fondo de los cañones son construidos de concreto con 15 pies 9 pulgadas de radio. El túnel está revestido de ladrillo recocido sujeto con concreto, y el revestimiento del invertido se compone de dos filas de ladrillos sobre una cama de concreto. La curva del arco varía de tres a cinco hileras de ladrillo dependiendo de la na- turaleza del material en la parte superior del túnel. El cañón de Lardner's Point tiene un diámetro de 21 pies 7 pulgadas de diámetro para los cuarenta ples primeros de profundidad desde la superficie, y de- crece en forma de embudo a la porción más baja del ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 247 cañón que es de 10 pies Y pulgadas de diámetro. Las conexiones están construidas de zunchos de acero abrazando expansiones de hierro colado, las que a su vez están sujetas a los cascos de acero del cañón y conducen al pozo de bombas de la estación de Lard- ner?s Point. Y por último, para dar una idea de la magnitud de estas construcciones, el sistema de distribución del agua de Torresdale y que fué adoptado para condu- cir la mayor parte del agua procedente de las Esta- ciones de bombas sobre el río Sehuylkill necesitaron hacer cambios radicales cuando se introdujo el siste- ma general de filtración porque según se ha indicado antes la mayor porción se extrae ahora del Delaware. Y con objeto de conseguir el centro de distribu- ción del primer sistema fué necesario construir tres líneas de tubos de hierro forjado de sesenta pulga- das de diámetro cada uno de tres millas de longitud, y otras 22 millas de tubos de 48 pulgadas. Sobre la línea de 60 pulgadas y separadas por un espacio de 4.000 pies, se hallan colocadas diez cámaras de vál- vulas de 48 pulgadas, todas en conexión, comunican- do de tal modo que cualquiera línea que entre en la cámara puede separarse del servicio, sin intervenir con el funcionamiento de las otras, proporcionando así el medio de examinar y reparar cualquiera parte del sistema de distribución y asegurar lo más posible el beneficio de las otras líneas. Las cámaras son de concreto y tienen de 8 a 17 válvulas con llave de 48 pulgadas. Creo oportuno en este informe decir algunas pala- bras de los datos que tenemos respecto a los gastos ocasionados en las obras de mejoramiento del abasto de agua y filtración. Cuando nos ocupamos en la 248 ANALES DE LA Academia de Ciencias de la Habana de las mejoras que necesita el canal de Albear hace dos años, decía- mos que habría necesidad de presupuestar no menos que 25 millones de pesos, contando siempre con un par de millones que habrían de gastarse en las filtra- ciones financieras, y como ilustración ahora citare- mos lo que costó a Philadelphia la mejora del sumi- nistro. Desde 1901 que comenzaron las obras han he- echo como 170 contratos, habiendo ensayado toda cla- se de sistemas de trabajo y de material empleado en la. construcción de obras para la purificación del agua. Se han empleado todos los tipos de bombas, desde las centrífugas sencillas hasta las grandes má- quinas de triple expansión, turbinas de vapor mo- viendo bombas centrífugas de período sencillo y do- ble y generadores eléctricos, máquinas compuestas de gran velocidad, grúas transportables, locomoto- ras, máquinas para manejar el carbón, estructuras de acero, edificios, túneles, acueductos y construecio- nes de concreto de todas formas. He aquí unos datos de lo que habían costado las obras en 1909, las obras de los filtros y las que con ellas se relacionan, adiciones al sistema de distribu- ción y reparos de maquinaria en las antiguas estacio- nes de bombas. En estas cifras no se incluyen las indemnizaciones a la propiedad, ni los gastos ocasio- nados en las estaciones experimentales, ni los de ad- ministración; pero se incluyen el costo de la maqui- naria, inspección y otros gastos incidentales. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 249 Filtros del Lower Roxborough............ ... $ 480,000.00 » preliminares del Lower Roxborough... 100,000.00 so del Upper: ROXDOTOMEÍ dire 2 ofensa 1.080,000.00 E A A o ad e 2.480,000.00 5 ” ¡li 212,000.00 Estanque de sedimentación de Belmont....... 600,000.00 Pitra Tnresddesr. barco lol 7.100,000.00 m di preliminares mrisrsdados. 1.160,000.00 Toma de seua: de Torresdale: q dnd nea 00 225,000.00 Estación de Torresdale de bombas incluyendo AAA A E 230,000.00 COnduto de. TOLreSdale aca ore do o 1.635,000.00 Estación de bombas de Lardner's Point, edifi- Clos ibDOnbDas 84 BITORIAL 2.800,000.00 Estanguey de: Oak ¿Lanesu ias. ss ebrlads 665,000.00 Sistemas de ¡distribución roriiiotr do dao riiblis 5.250,000.00 Reparos de bombas y Estaciones.............. 1.500,000.00 Filtros de Queen Lane y equipo.............. 1.900,000.00 dr e $27.910,000.00 Adicional al sistema de distribución.......... 250,000.00 A $28.160,000.00 Aunque son enormes los gastos que ocasiona el su- ministro de agua a la ciudad, el pueblo los da por muy bien empleados porque no sólo consiste en la pu- rificación del agua del río sino la reducción de las enfermedades como la tifoidea, porque se ha demos- trado que con el sistema de filtros se separan comple- tamente las materias en suspensión y el contenido de bacterias que se ha reducido al 99%, según indica- remos más adelante. Aunque la guerra ha perturbado mucho los ser- vicios públicos de E. UÚ., a causa de la escasez de tra- bajadores y aumento de jornales, escasez de materia prima, etc., en 1918 terminaron una nueva bomba 250 ANALES DE LA centrífuga en Queen Lane para 25 millones de galo- nes diarios y otra instalación en Landner's Point para 31 millones de galones. No quisiéramos olvidar un dato que interesa mucho a la administración del canal. El bureau del servicio de agua en Philadel- phia, en vista del derroche cada vez mayor de algunos consumidores, determinó colocar metros contadores sobre todo en aquellas fábricas o establecimientos donde se había notado ese desperdicio, y a mediados de 1917 comenzaron las instalaciones. El consumo en 1917 era mayor que en 1916 hasta mediados de agos- to, en cuya época era ya obligatoria la instalación de los metros contadores, y entonces se vió que en los cuatro meses últimos el consumo bajó más del que prevalecía en 1916 en el período correspondiente, La instalación de los metros ha sido beneficiosa para la administración, pues los ingresos del Watter Bureau en 1917 era de $5.603,000.70 comparado con $5.098,822.14 en 1916. De nuestra visita a los Water Works, sólo nos queda hablar, aunque muy ligeramente, de la parte sanitaria, y en este caso nos hemos de limitar al siste- ma de reconocimiento y análisis del agua en el Labo- ratorio de la. Estación de Belmont del que ya hemos hecho mención. Está situado entre Ford Road y Belmont Ave. La estación recibe el suministro de agua de la Estación de bombas situada en el West Fairmount Park sobre el río Sehuylkill, cerca del Jolumbia bridge. El trabajo encomendado a este la- boratorio es de lo más completo que hemos visto en su género y no sería posible llevarlo a cabo en tan corto espacio si no fuera por la organización sencilla y bien distribuida del trabajo así como el sistema de análisisque-se sigue. El principio del método es el ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 251 que se recomienda en el libro Standard Methods for the examination of watter and sewage de la American Public Health Association, Third edition, 1917, que es el adoptado entre nosotros. En este laboratorio se hace el análisis químico y bacteriológico del agua que procede directamente del río, y de las distintas estaciones de filtros, depósitos y afluentes de Belmont, Queen Lane, Lower and Upper Roxborough, suministrándose estados sema- nales y mensuales, y para cada uno de los lugares de donde se han de tomar las muestras existen tarjetas impresas en las que en el anverso consta si el ejem- plar es para análisis químico o bacteriológico y tam- bién instrucciones detalladas del lugar, condiciones, esterilización de los envases, tapones, etc., y en el reverso el resultado analítico de los gérmenes, citan- do la hora de conteo, colonias en la placa, porción de la placa analizada y la porción de la placa licuada, tiempo de incubación, dilución, medio de cultivo, nú- mero de bacterias por e. c., ete. En otras tarjetas se consignan los cultivos en agar lactosa litmus, el gra- do de enturbiamiento, el por ciento de gas por horas en el caldo de lactosa peptona para determinar la presencia o ausencia de los bacilos del grupo B. Coli, ete. En otra tercera tarjeta, con su correspondiente matriz se consignan instrucciones detalladas para re- coger las muestras de agua que se han de someter al análisis químico de las diferentes estaciones, y en un estado mensual se han de ir consignando la tempera- tura del agua, el sedimento, enturbiamiento, color, el total de sólidos, el total de nitrógeno en sus tres fot- mas orgánicas y en amoníaco, en nitratos y en nitri- tos, el oxígeno consumido, el cloro, hierro anhidrido sulfúrico, alcalinidad y dureza total. 252 ANALES DE LA En este laboratorio se presta mucha atención al erado de enturbiamiento, pues por el sistema de fil- tración empleado es de mucha importancia para com- probar el trabajo que efectúan los filtros, siguiendo el método adoptado en el United States Geological Survey para el standard de enturbiamiento y em- pleando como testigo la preparación de la tierra de infusorios de Pear precipitada que pase por un ta- miz de 200 mallas. En el trabajo de rutina diario para averiguar la presencia o ausencia del B. Coli y el grado de enturbiamiento son datos bastantes pa- ra determinar previamente si ha habido variaciones en la composición química del agua y en el trabajo de los filtros. Para no prolongar más este informe y hacer re- saltar la eficiencia del sistema de filtros, incluyo una copia de seis tablas tomadas del Annual Report of the bureau of Water of the City of Philadelphia, Dbre. 1917, y he tomado estas tablas porque pertenecen al laboratorio que hemos visitado, pero los datos pu- blicados en el Annual Report, procedentes del labo- ratorio de Torresdale es donde se encuentran consig- nados todos los datos de análisis químico, mecánico y bacteriológico que se emplea en el abastecimiento de agua, con más motivo cuanto que la toma del río Delaware. TABLE XI—BACTERIA RESEMBLING B. EFFLUENTS (1) FINAL FILTERS, FOR YEAR 1917 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA- HABANA ? 253 COLT COMMUNIS IN TORRESDALE, January.... February... Marcha September... October..... November... December... Totals.... Averages.... Per cent. time Year JM dos 00 MAS JARA SE MONA e MO OS 1d palpa (1) Bacillus coli Ten e. ce. Tests One e. e. tests No. of test days number 31 27 31 30 31 30 EST 31 30 31 30 31 364 365 362 365 365 365 Total 31 27 31 30 31 30 31 31 30 365 362 365 365 365 Number Per cent. Total Number Per cent. TOTALS AND AVERAGES FOR + + number AS — 0 0 Sl 3 10 0 0 27 il 4 0 0 31 3 10 0 0 30 0 0 0 0 31 1 3 il 3 30 2 Ú Jl 3 31 2 10 Ml 3 31 Ti 3 0 0 30 0 0 1 3 31 5 -16 1 3 30 9 27 4 13 31 15) 35 9 364 39 PARTES RAR 58 10.7 PREVIOUS YEARS e 1.9 365 27 7.4 1 Ss 362 18 5.0 2 E) 365 31 8.5 5 1.4 365 ill 8.5 15 4.1 365 80 21.9 After chlorine treatment. ANALES DE LA paunsuo» u93 Ax 836 L€ 88 "T 06 8? 6€ FS 38d 8 99 0€ OS gr IAS L6T 36 ¿8"T €3 vr sé TS cr3 OT 82 8€ 65 eS 09 913 TT T6" 9€ 8» 0? v9 TP3 L 89" 03 39 3€ PL 03 PI 06' 8€ PG cp TS F6L 9T srt 0€ Lv 6€ 149 333 61 so'T sy 95 0S 96 9,1 9% 6€'T +3 Lv ve Py 083 eGt 83 88 3€ 0€ 8€ 393 98 38" 0€ Sp 6€ PG 983 Sor 0S'y 03 S€ 23 Sp SPI[OS 19338 U0LT WNWUIUTA UNWIXB]IA OBBIDAY SSQUPIBUY [8J0.L papuadsng JU9UBULIO J Apu exNIy *“u0or¡u Jod sae q $6 Gl SSIUPIBU 1e90.L 9 Lp JULIOJYO ***SISBIDAY **** 19(UIIA( * * IIQUISAON] ==“ 199090 * ***19quejdog ....... ¿snony . PIE +++ + * [1en1qox *<>*** KIBNnuBp yyuo Y “uorye39g Sudung juouog 48 93e3uy ¿T6T AVHA YHOAH HALVA YAAIY TIMTANMHOS HO YALOVUVHO TVOINAHO “IX HIAVL 255 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA UANL AGS T8 A AS A A 99 358 ¿ 9 ZT 0L 63. S<63 HIS SE-- LE DS maRBS Gr€ Ll S l E S v 0v3 079 IS 9I 5 Ll + T T 003 T 0000T Te *** E T 63 3 $ 0€ T T Ll 03 9 ¿T 63 * LES 3 Té p a 58 33 Y S 0 63 TI 3 63 ... ... 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Tales fueron los cuatro eslabones que mantuvieron inconmovible e in- quebrantable la vida profesional de nuestro inolvi- dable maestro el doctor Miguel Sánchez Toledo. Y si la vida del hombre no es más que una suce- sión de contrastes que se equilibran mutuamente, en ninguna otra existencia con más exactitud que en la de nuestro biografiado; estos contrastes de la fortuna y de la adversidad, imprimieron su huella del modo más indeleble, y ejercieron una influencia preponde- rante en las determinaciones que marcan las pricipa- les fases de su vida científica y social. Se ajusta perfectamente a mi pensamiento, al ha- cer resaltar intensamente el aspecto íntimo del doc- tor Sánchez Toledo, copiar integralmente las bellas y armónicas frases del doctor Varela Zequeira en su notable conferencia sobre el ritmo psíquico. “¿Conocer a alguien por sus rasgos fisonómicos, di- ce el notable maestro de la palabra, es poca cosa; es conocerlo estáticamente, pero conocerlo en su vida afectiva, en sus armonías y discordancias, es hacerlo 274 ANÁLES DE LÁ vibrar con diferentes estímulos, y hacerlo reaccionar diferentemente, puesto que el hombre no puede sus- traerse a esta ley física de la respuesta a la excita- ción, cualquiera que ella sea.?” Como dice Ed. Poincaré, aunque la observación de la vida, no sea notable por aventuras extraordi- narias, la vida de los hombres de trabajo, y de los pensadores, merece ser conocida, porque también han luchado, y si sus combates han sido con frecuen- cia silenciosos, han exigido de aquéllos que los li- braron, cualidades que no son comunes. Y disertan- do sobre el mismo tema añade el escritor, que hay laborantes cuya vida no es más que una larga prueba de paciencia y que sin detenerse jamás avanzan un paso cada día; y hay otros, por el contrario, que se esfuerzan por salvar violenta y rápidamente los obs- táculos que se les presentan, en vez de esperar a que la perseverancia y el tiempo los venzan. Nuestro biografiado amó el trabajo, como el artista ama a su obra, y aunque su dedicación científica fué su pri- mordial labor, ésta constituyó su deber, y su volun- tad quedó doblegada al cumplimiento de éste que, aun siendo penoso, sobre todo en la última década de su vida, fué el más imperioso de su espíritu. Estudiando a posteriori estos caracteres firmes, que imprimen a su vida algo que se va esfumando en- tre nosotros con el tiempo y la adaptación a los me- dios modernos de la civilización; revisando sus eserl- tos, conociendo su personalidad interna, es como po- demos templar nuestra alma, cuando por invencible predisposición del espíritu nos sentimos atraídos a evocar el pasado, proporeionando a nuestro sér plá- cidos recuerdos. Sirva la rememoración de sus nobles acciones y =] rr ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA t virtudes a esa juventud que empieza, de espejo re- flectivo que proyecte luz intensa sobre sus mentes juveniles; que ilumine el sendero que los ha de llevar a una vida tranquila wagneriana o a la vida intensa de Nietzche, si aquilatando sus valores respectivos y conocedores perfectos de sus condiciones para la lucha emprenden con vigor y fe el ejemplo de aque- llos que nos dejaron algo que imitar y mucho más que aprender. Nació el doctor Miguel Sánchez Toledo en el año 1851 en San Antonio de los Baños, de familia hono- rable. Principia verdaderamente su selección entre los elegidos, recibiendo sus primeras enseñanzas en aquel gran plantel de educación del Cerro “El Sal- vador”, que tantos ilustres varones como grandes patricios hizo surgir a la patria cubana, brillando en todos los órdenes de las ciencias y de las artes; re- cordad algunos nombres: los Sanguily, Montoro, Pi- neyro, Ayesterán, y veremos qué pléyades de brillan- tes hombres se forma con los nombres de aquellos sus discípulos. No es de extrañar cuán sólidos y pro- fundos conocimientos arraigaran en aquella inteli- gencia juvenil, estimulada por las vibrantes e inter- nas emulaciones de sus compañeros. Loor a “El Sal- - vador”” que preparó así una generación de cubanos ilustres. Allí estuvo hasta obtener el título de Ba- chiller en 1868, dejando una estela de recuerdos entre sus profesores, que vieron entusiasmados partir de sus aulas al futuro profesor, prestigio de nuestra Universidad. Su mente excitada e inquieta, llena de ambiciones de sapiencia, con la fe en el porvenir, fe religiosa trasmitida por una familia modelo, y fe poética por- que en la juventud todo es poesía; cual otro Prud- 95 ANALES DE LA home, muy ¡joven aun hace su profesión de fe, y sintiéndose feliz como él, no por lo que era, sino por lo que sentía, abarca en su intenso entusiasmo el pro- blema inextinguible de las ciencias biológicas: cono- cer la vida en sus diversas manifestaciones; estudiar de cerca las funciones que la constituyen, y él mismo realizaba; escudriñar sus misterios más inexplicables, agotando todos los recursos de la época, por satisfa- cer a su conciencia, y el por qué de su propia existen- cia, todos eran problemas que le subyugaron y lo animaban en su empresa; magno programa cuyos indefinibles horizontes hicieron vislumbrar sin duda aquellas hermosas revelaciones de sus primeras en- senñanzas. Arrastrando la preeminencia de un Baechi- llerato sobresaliente, ingresa en nuestra Universidad en el propio año, obteniendo una tras otra hasta tres, brillantes notas e innumerables premios, como justa recompensa a la intensa labor y disciplina mental de nuestro joven estudiante. Corrían los tiempos memo- rables de los titánicos esfuerzos, de nuestros patrio- tas por alcanzar nuestra independencia; ésta se de- hatía en lo más recio de la jornada, y aquel joven que amaba a la patria nonnata, pero que no podía odiar porque la patria no es un simple sindicato de intere- ses, sino, como dice Poincaré, el haz de ideas gene- osas y hasta de generosas locuras por las cuales nuestros padres han luchado y sufrido, pensando en sus padres; subvugando afectos no por muy ocultos menos imperativos y teniendo del deber un concepto amplio y respetuoso, se trasladó a Barcelona y de allí a Madrid, donde corona sus estudios con el título de Doctor en Medicina en el año 1873. Simboliza este primer triunfo de sus estudios una miriada de esfuer- zos titánicos y heroicos estímulos; obteniendo tal ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 277 distinción en un medio no el más propicio en aquella época, para discernir tales honores, a quien como él, nimbaba su nacimiento con el título de cubano. El estado político del país, las secuelas inherentes a una guerra despiadada, que ponía un paréntesis mal ce- rrado a su continuación, y desconociendo las desven- tajosas condiciones para el comienzo de su obra, pre- firió extender el horizonte ilimitado de su profesión; dirigió hasta allá sus pasos, proponiéndose repetir la carrera conforme a las exigencias de los reglamentos de la Facultad de París. Midió el alcance ilimitado de la ciencia humana y no se resignaba a la semi- sapiencia que un Doctorado precoz y tenazmente ob- tenido le había dejado entrever con relación al co- nocimiento de los verdaderos fundamentos de la Medicina. Así nos explicamos su inconformidad con sus propios conocimientos y que extendiera su mirada hacia los templos, cunas del conocimiento y de la ciencia. Instalado en París, su gran modestia, rasgo distintivo de su carácter, le hace guardar paciente- mente su gran timbre de honor y de sapiencia y recomienza sus estudios en aquella Facultad cual otro simple estudiante. Todos conocéis ¡cuántas luchas!, ¡cuántas amar- guras, sienifica estudiar una carrera en una Univer- sidad extranjera! Lo que para todos constituyen verdaderas dificul- tades él las vence gradual y fácilmente, llegando a obtener en el año 1878 el codiciado título de Doctor de la Facultad de París; oasis de los ensueños del mé- dico, por el que suspiró con la visión suprema del fer- voroso creyente. Su paso por la Facultad fué se- ñalado por resonantes triunfos, que varias veces le valieron el calificativo de alumno eminente; estela de by Oc ANALES DE LA superioridad que no se extingue y que la hemos de ver reaparecer en su retorno a la ciudad amada, años después. Habían terminado sus éxitos académicos; ostentando el hermoso galardón de poseer los títulos de Universidades tradicionalmente severas en la concesión de sus honores: París y Madrid. Protegido con armaduras tan valiosas para la lucha por la vida, vuelve a su patria, a serle útil, ya que los primeros destellos de la paz parecían haber producido sus más beneficiosos frutos, y el ambiente político se despe- Jaba un tanto para dar tregua a la formación del nue- vo y decisivo período de la independencia. Pero esta etapa de tranquilidad duró poco; y como las almas delicadas no pueden concebir un paraíso al lado de un infierno, se constituyó una situación de espíritu en nuestro biografiado; en aquella primera época de su carrera que con entera justicia comprendió la des- armonía progresiva existente entre el ambiente polí- tico del momento y las tranquilas y pausadas disqui- siciones de la ciencia; bien pronto se dió cuenta que la belleza de su saerificio era inútil, y como otro Fausto, comprendiendo que se avecinaba nuevamente la tormenta, vuelve a París, durante los cuatro años de la odisea, a renovar antiguas amistades, a ampliar sus grandes conocimientos y a estrechar con los Prín- cipes de la Medicina relaciones interrumpidas desde su tiempo de estudiante. Durante toda esta fase de la vida científica del doctor Sánchez Toledo, que comprende una década larga, ajustó su conducta a los severos moldes de la ética profesional, y como todos los hombres que son demasiado escrupulosos, tuvo mil motivos de sufri- mientos; como aquéllos fué poco apto para la acción, puesto que es difícil andar si se tiene miedo de aplas- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 279 tar un insecto; pero al mismo tiempo su temperamen- to le impulsaba a ello y aspiraba en la realización de aquel sueño, por el que había luchado su vida entera; abstenerse era desertar. No le fué grandemente difícil hacer este intercam- bio en París, pues sus profesores le recordaban con cariño y rememoraban sus triunfos académicos, y mostrando gran placer en hacerles copartícipes de los trabajos, tomando en consideración en muchos casos su autorizada opinión. Así transcurrieron los angustiosos años del 96, 97, 98 y 99; ensanchando la esfera de sus conocimientos, en la capital francesa laborando dentro del orden político para la consecución de la aspiración legítima del cubano, y preparando su alma al temple de las exigencias, que la nueva vida republicana tenía dere- cho de pedir o esperar de sus hijos predilectos. Re- torna a su patria en 1900, llena su alma de alegría al contemplarla libre y nunca más que entonces sacude el pesimismo de los primeros tiempos; y en memora- ble sesión solemne de esta misma Academia de Cien- clas le cabe el alto honor de desempeñar el turno científico de la velada, leyendo su magistral discurso sobre “El concepto patogénico de la enfermedad ””. Si fuese verdad que no se puede encontrar la gloria sin buscarla, Sánchez Toledo hubiese sido siempre desconocido; pero afortunadamente sus trabajos le valieron la estimación de los jueces competentes y no aguardó en vano que se le hiciera justicia. Esta Academia le abrió sus puertas y este sitial que él ocupó, permaneció honrado por más de veinte años. Su actividad infatigable, puesta al servicio de la cien- cia y de la humanidad, fué el ejemplo de toda su vida. Siempre en la lucha era tan asiduo a las sesiones de 280 ANALES DE L* la Academia, como a las reuniones de las diversas comisiones que a él le estaban confiadas; teniendo una intervención importante en la discusión de los temas científicos o de las cuestiones prácticas, sin olvidar la enseñanza y el tiempo consagrado a la Es- cuela de Medicina; porque, señores, en esta época, él figuró como miembro prominente de nuestro Ayun- tamiento Modelo, como se llamó, por la calidad y per- sonalidad de los miembros que constituían nuestro Consistorio. El desempeñaba un cargo de importancia y de alto valor científico en nuestro Departamento de Sa- nidad, en que la moral y la honorabilidad fueron su escudo para obtener la abolición de la bochornosa es- peculación que había regido hasta entonces. El for- maba parte también de aquella pléyade de maestros (los capacitados) que vinieron por méritos propios a ocupar nuestras primeras cátedras vacantes, y en cumplimiento de reglamentos posteriores fué sacada a Oposición la Cátedra de Fisiología y Física Médica de la Universidad, y a ella concurrió haciendo gala de profundos conocimientos en la ciencia de Claude Bernard, y obteniéndola en propiedad después de una decisión unánime del jurado, que premió así los méritos y desvelos de aquella inteligencia privilegia- da y sus disposiciones pedagógicas sobresalientes. Gracias a su perseverancia, una vez instalado en la enseñanza superior y a pesar de los obstáculos que tuvo que vencer, los sistemas que él expuso como mo- delos empiezan a ser seguidos; pero ¡cuántas dificul- tades cuesta luchar!, ¡cuántos prejuicios que tener en cuenta! Tuvo muchas veces que dejar el dominio de la ciencia pura para ocuparse de los más pequeños in- tereses de los individuos, que a veces oeupan más ln- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 281 gar que la verdad científica. Acostumbrado como verdadero sabio a la conquista lenta de la verdad, adquiría ésta tras largas dudas y constantes tanteos. Como los grandes maestros de la Fisiología, consti- tuyó su gran anhelo mostrarnos las recientes ideas, los métodos más usados en aquella ciencia, sus lími- tes y el porvenir que le estaba reservado a esta rama de la Biología. Como pocos era apto el doctor Sán- chez Toledo para estos pacientes trabajos de preci- sión del fisiólogo; él dió tan repetidas pruebas de ello, que lo que debemos ver en toda esta etapa de su profesorado es al sembrador de ideas, las que harán conservar aún más su memoria. Por ellas comba- tió hasta el último día, con un ardor que no pudo debilitar la edad, y en aquel cuerpo que envejecía lentamente, pues su alma parecía no poder enveje- cer. Era que creía en sus ideas y las amaba como lo hacía Fayé, es porque la fe y el amor es lo que reju- venece las almas, como dice Poincaré. Por eso sus memorables lecciones unas veces producían admi- ración, otras entusiasmos más o menos grandes, pero siempre interesantes, y como los grandes hombres de la Fisiología, enseñó más bien con el ejemplo de su vida que con las enseñanzas de los libros el cami- no que debemos perseguir en la investigación de esa ciencia tan compleja. Su franqueza y su lealtad, le ganaban la estima- ción de sus discípulos; su benevolencia no era vulgar, al contrario, excitaba al afecto a los que la habían sabido merecer. Tuvo el ideal más elevado de lo que debe ser un hombre de ciencia, y de lo que debe ser un profesor, por ello parecía a veces tan severo, tratándose de los mediocres, a expensas de estos criterios también, no fueron dictados nunca sus fallos en atención a 282 ANALES DE LA consideraciones personales o sociales. No es de sor- prender, pues, que se le calificara como un examina- dor ideal, en la Escuela de Medicina, pues todos sabemos que en esa delicada misión es necesario evitar muchos escollos, hay que adivinar el verdade- ro valor de los examinandos, encubierto bajo el bar- niz uniforme de sus preparadores. HFnamorado de su vida wagneriana, su existencia se desliza pacífica y tranquila, satisfecho de haberse consagrado a una causa fecunda, en bienes de orden general, dejando a los discípulos de Zaratustra esperar delirantes el advenimiento de la casta de los superhombres. Pero va encanecidos sus cabellos en la enseñanza donde había puesto todos sus entusiasmos y energías, a pesar de conservar su alma joven con una vestidura vieja, un golpe certero al afecto más grande de su vida, vino a aniquilar sus aptitudes y a cambiar el panorama de su existencia: su hija, la más querida dentro de todos sus cariños, le abandona para siem- pre, llevándose consigo su alma joven todavía, libe- rándola de su envoltura envejecida. Lo que fué para él esta separación, lo sabéis todos: continuas torturas, desalientos extremos y surgiendo por encima de todas estas ruinas del pa- sado una inteligencia intacta y un alma adolorida. Este suplicio, afortunadamente endulzado por dis- cretas abnegaciones, duró diez años sin abatir gran- demente su energía física. Pedía al trabajo, cual otro Sully, el olvido de sus sufrimientos y también a la amistad para quien trataba de ser el hombre de otros tiempos, y así refugiado como lo hacía aquél en las pequeñas religiones que llamaba Faguet la patria, la familia y el culto apasionado de su ciencia, corrieron sus últimos días, atacóle el mal de súbito, en pleno vigor, en plena actividad: por la mañana ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 283 había dado su clase, por la noche ya no existía. Era el 11 de julio de 1918, fecha inolvidable para sus discípulos. Consolémonos pensando en que no ha desapare- cido enteramente, que su obra le sobrevive, actuando por la influencia de sus ideas, y su personalidad en las generaciones del presente, como sólo lo saben ejercer aquellos cuyo corazón está a la altura de su inteligencia, No vamos a extender los límites de este elogio hasta constituir su completa biografía. Su vida cien- tífica copiada como la de otros tantos hombres no- tables de la ciencia, está esmaltada por aquellas notas más salientes que supieron hacer resaltar en su perseverante labor de obreros incansables. Réstame tan sólo, señoras y señores, dar las gra- cias más cumplidas a esta docta Corporación por permitirme aspirar al sitial vacante de mi panegi- rado, a los miembros académicos que con benevolen- cia extrema aquilataron mis méritos, asintiendo en llevarme hasta vosotros, y al doctor R. Castro por su benevolente deferencia al amigo y compañero re- nunciando una aspiración legítima al sillón académi- co para el que había sido ya propuesto. A la concurrencia toda y a vosotras, señoras y señoritas, que os habéis molestado en obsequio mío, para alegrar mi espíritu, matizando de fragantes flores el árido camino recorrido, ya que ojalá como el poeta pueda yo exclamar: Vengan los años, aspiro a esa edad salvadora en que pueda sentarme en la cumbre de mis días, y contemplando la vida libre ya de pruebas, desde lo alto de las montañas vea los senderos ocultos y los caminos y los tortuosos ríos, 284 ANALES DE LA DISCURSO DE CONTESTACIÓN AL DE INGRESO DEL DR. LUIS ORTEGA POR EL DR. LEONEL PLASENCIA Sesión del 17 de febrero de 1922 Sr. Presidente; Sres. Académicos; Señoras y señores: Los contrastes suelen ser lo que más vida y belle- za dan a cualquier cuadro; no es posible que nos sintamos gratamente impresionados, si igual brillo y viveza tiene el colorido de todos los objetos en la obra que admiramos. Esta noche celebra la Academia de Ciencias el ingreso en ella de uno de los miembros, que sin duda han de proporcionarle días de gloria y he aquí el contraste a que antes he hecho referencia; esta docta Corporación elige al más modesto de sus académi- cos, para recibir y hacerle los honores que le corres- ponden, al hombre cuyos méritos y actuación en la medicina de nuestro país, son de todos conocidos y ensalzados como entre los primeros. Me refiero al Dr. Luis Ortega. Pero, señores, si dotes me faltan para hacer ho- nor a la alta misión que se me confiere, en cambio alienta mi ánimo el júbilo de dar la bienvenida al amigo no de ahora, sino de las aulas universitarias, y es sabido que en esa época de la vida la palabra amistad representa lazos que resisten a los más rudos embates de las luchas sociales, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 285 Hablaré, según suele decirse, con el corazón, y seguro estoy, por lo menos, de cumplir como bueno la misión a mí encomendada. ¿Qué puedo yo deciros del valor científico que poseen los trabajos y de la capacidad del Dr. Ortega, como Profesor y como Clínico, que Vds. no conozcan ya y que justamente aquilatados le han valido su exaltación a uno de los sitiales que entre nosotros ha de ocupar desde el día de hoy? Lejos de mí tal idea, que significaría echar a un lado lo que yo de él sé, más que vosotros; rompiendo así en cierto modo, con la justicia, para simplemen- te llenar un cometido que imperativo precepto re- elamentario me impone. El Dr. Luis Ortega, desde que lo conocí hace pró- ximamente veintinueve años, amaba a la medicina, pero con la vocación del que la concibe como un sacerdocio y, por tanto, en sus estudios, a pesar de ser un gran alumno, nunca perteneció al grupo de los espíritus, que él ha delineado con gran naturali- dad en el justo elogio de nuestro compañero desapa- recido el Dr. Sánchez Toledo, que con vehemencia tratan de trasponer en pocos saltos los escalones que separan el hombre ignorado, del hombre a quien todos proclaman como benemérito en la ciencia y en la sociedad. Apenas si su carácter ha variado de aquella fecha a la actual y no me atrevo a asegurar que nada por- que es mucha la fuerza del medio ambiente, para que en el transcurso del tiempo que ha pasado no se sienta el ánimo más escéptico que en aquellos años que nos sonrieron en los albores de la juventud. El Dr. Ortega estudiante, meditaba con mucha frecuencia aquello que aprendía, y sus movimientos 286 ANALES DE LA de impaciencia eran sólo el reflejo de que algo que llamaba su atención no podía comprobarlo; y sólo se sentía satisfecho en el momento que la ocasión o el éxito de sus esfuerzos le hacía lograr lo que buscaba. A consecuencia de tal carácter, tensamente diri- gido, tenía necesariamente que surgir el Dr. Orteg: médico; ya poseyendo conocimientos que en él justi- ficaron su diploma, acepta con envidiable modestia la plaza de médico interno del hospital “Nuestra Señora de las Mercedes””, en época que no era, ni con mucho, comparable con la actual; y allí, repartidas sus horas, entre los deberes profesionales inherentes a su cargo, sus libros y la losa anatómica, compro- bando en esta última sus errores, si los tuvo, o recti- ficando sus conceptos, en caso contrario, unidos todos sus impulsos al buen deseo de aprovechar los conse- Jos de nuestros buenos maestros, se creó su contex- tura científica, basada en sólida experiencia, que le llevó a ocupar a los diez años puesto de honor entre nuestros clínicos eminentes. Además, su lema que él no proclama, pero cum- ple con energía inimitable, ha sido y es dar más importancia al error que al éxito, y todos vosotros sabéis que el primero enseña siempre y el segundo puede llevarnos, envanecidos, al fracaso por la posi- bilidad de que algunas veces haya sido producto de la casualidad. Hijos de esa labor paciente son, señores, sus trabajos; a eso quizás se deba su ligero tono de auto- ridad cuando afirma, que contrasta simpáticamente con la confesión franca de que no sabe cuando duda. Con tales fundamentos, no es extraño que hoy se nos haya revelado bajo otro aspecto, al hacer su magis- tral oración sobre la vida del Dr. Sánchez Toledo, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 281 porque en tal caso estoy seguro sólo lo ha guiado el amor a la ciencia y a la verdad. Acaba el Dr. Luis Ortega de darnos a conocer la intimidad, digna de imitación de un hombre estudio- so, que a un tiempo fué buen maestro y buen médico; en su disertación quizás habréis notado, como yo, el interés que ha tenido el panegirista en desentrañar la velada ejemplaridad a la que la modestia excesiva del Dr. Sánchez Toledo restaba gran parte del brillo que, sin duda, hubiera impresionado de otro modo, ani- dando las virtudes que poseía, en un hombre de tem- peramento más impetuoso que lo fué el suyo. El Dr. Ortega, con verdadero amor y hasta con exquisita cautela, tal vez para conservar el delicado colorido de aquella vida. de luchador modesto, va analizando con firmeza, etapa por etapa, la vida de aquel maestro, tratando de interpretar los senti- mientos, que unas veces lo alegraron satisfacciones merecidas y otras le llenaron de amargura cruelda- des del destino, responsable inocente de los errores humanos. Realmente en su obra triunfa, y nos lo presenta haciendo resplandecer sus virtudes cientí- ficas y sociales, de tal modo, que inspiran el más profundo respeto y el más vivo deseo de imitación. Nótase en la peroración del Dr. Ortega su gran simpatía hacia la tenacidad de aquel luchador, para adquirir nuevos y más sólidos conocimientos y es que, señores, el hombre simpatiza con aquello que satisface las propias inclinaciones. En efecto, nuestro nuevo compañero desde el día de hoy, en los trabajos de esta docta Corporación, tiene entre sus méritos, un vivo deseo de saber, den- tro de lo humanamente posible, el por qué de los fenómenos que a diario observa en la ruda pero 295 ANALES DE LA simpática labor de devolver la salud al que reclama sus cuidados. Pruébalo firmemente lo que frecuentemente ocu- rría en la época que desempeñó el cargo de Jefe de Internos del hospital “Nuestra Señora de las Mer- cedes””. Médicos jóvenes que eran reglamentaria- mente sus subalternos, pero que con él llenos de entusiasmo compartían una grata aunque respetuo- sa intimidad, lo solicitaban para consultarle o pre- sentarle algún caso, que ellos sabían que había de ser por él estudiado y observado, con fervoroso deseo de llegar a la verdad. Seguramente, aun hoy, aquellos discípulos guar- dan un imperecedero recuerdo de aquellas mañanas del hospital **“Mercedes””. Actualmente con posición social envidiable, con honores suficientes para engrelr y, por tanto, para- lizar los esfuerzos de ánimos bien templados, el Dr. Ortega trata de perfeccionar sus conocimientos en las ciencias auxiliares de la medicina y, cual mo- desto estudiante, roba horas a su recreo personal, para tomar lecciones, las cuales sigue con vivo inte- rés, no para fijar conceptos de relumbrón que le sirvan para llenar ciertas exigencias de cultura con- vencional, sino para afianzar con concepción clara todo aquello que puede serle útil cuando a sí mismo se pregunta “¿por qué?” y, desde luego, ese por qué ha de redundar en beneficio de un doliente o ha de ser resuelto para evitar dudas en sus discípulos. Estos entusiasmos de él no son de hoy, por lo que nadie podrá pensar que la corriente arrolladora del sesgo que hoy toman los conocimientos médicos, le obliga a ello por el natural deseo de conservar su propio prestigio. Hace más de dos lustros largos y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 289 con motivo de determinadas orientaciones en la hematología su conducta fué igual a la de hoy. Y sin embargo, señores, no por esto el carácter que distingue al Dr. Luis Ortega se modifica, ni en sus relaciones profesionales, ni en la Cátedra, y pro- cura siempre no hacer dura crítica de ajenos errores, porque seguramente piensa siempre que, como hom- bre, también puede errar. Pero no es esto todo lo que prueba su intenso deseo de saber y que explica su tierna simpatía por su biografiado, lo es también, señores, este sencillo hecho, que revela en él tal imperiosa necesidad de su espíritu. He visto más de una vez a enfermos pro- cedentes del hospital “Calixto García”” ingresar en su bien equipada Clínica y ocupar allí una habita- ción por varios días, con el objeto de observarle y poder llegar a un diagnóstico exacto, ya que en los hospitales aun no se han implantado determinados métodos de exploración. Ya veis, señoras y señores, que alguna razón te- nía yo cuando al comenzar el cumplimiento de este para mí tan grato deber, os decía que todos los que me han hecho el honor de prestarme su benévola atención, conocíais al Dr. Luis Ortega como médico, los unos, por sus trabajos científicos los otros, y que yo a título de compañero antiguo era el que podía deciros, eso que apreciáis como sus méritos está fundado sobre sólidas bases; y no son el producto de ajenos afanes, grabados en una memoria privile- elada los que constituyen su bagaje científico. Ahora, Dr. Luis Ortega, vais a lucir sobre vuestro pecho las honrosas palmas de la Academia; está de más recordaros que tales insignias las han ostentado los más preclaros hijos de nuestra querida e infortu- 296 ANALES DE LA nada Cuba, y que no es posible esperar que quien tal conducta hasta ahora observó, quien como vos ha sabido dar esplendor a la vida de nuestro compañero desaparecido, el Dr. Sánchez Toledo, porque tiene un alto concepto de justicia; no es posible, repito, que el desaliento os invada y, por tanto, es de espe- rar que prestéis con asiduidad y cariño vuestro va- lioso concurso a esta Corporación, que hoy os acoge en su seno con legítimo orgullo, previendo los ga- lardones que a ella habéis de traerle, y que para incitaros a que la consideréis como algo propio, ha elegido no al más docto de sus miembros, pero sí a un amigo, para que os dé el saludo de bienvenida. He dicho. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 291 ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 10 DE MARZO DE 1922 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. ; Académicos concurrentes de Número.—Dres. J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, J. F. Arteaga, R. de Castro, F. M. Fer- nández, A. de Górdon, J..A. López del Valle, M. Ruiz Casabó, J. A. Simpson. : Leídas las actas de las sesiones públicas ordinaria del 10 y extraordinaria del 17 de febrero, fueron aprobadas. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones : Entrada.—De la Dirección de Agricultura, trasladando es- erito del Sr. Aniceto Velázquez, de Giiines, sobre la enfermedad de los cocoteros, para conocimiento del Tribunal correspon- diente. Del Presidente del Colevio Farmacéutico de la Habana, so- licitando una noche al mes, los salo:mes de esta Academia, para sus sesiones. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, so- licitando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la cátedra de profesor titular ael grupo 3* (Física, Química, Historia Natural y Agricultura) de la Escuela Normal de Oriente. De la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, tras- ladando nuevo escrito del Sr. A. Velázquez, sobre la enferme- dad de los cocoteros, para conocimiento del Tribunal corres- pondiente. E Del Dr. Federico Torralbas, excusáncose de no poder for- mar parte del Tribunal de oposiciones a la cátedra de profesor 292 ANALES DE LA titular del grupo 3* de la Escuela Normal de Oriente, para que fué designado y pidiendo un certificado de los Tribunales en que ha intervenido, representanao a la Academia. Del Juzgado de Primera Instancia de Santizgo de Cuba, remitiendo nuevos datos relativos a la reclamación de honora- rios del Dr. Francisco Henríquez y Carvajal. De la Secretaría de la Presidencia de la República, trasla- dando escrito de la Presidencia de la Cámara de Representan- tes, solicitando datos sobre los peligros del boxeo. Salida.—Al Juzesado de Primera Instancia de Santiago de Cuba, pidiendo datos para poder informar sobre el ¿juicio de mayor cuantía seguido por el Dr. Francisco Henríquez y Car- vajal, contra la sucesión de Francisco Ruiloba, en cobro de pesos. Al Sr. Director de Agricultura, acusando recibo de su escrito trasladando otro del Sr. A. Velázquez, vecino de Gúines, sobre la enfermedad de los cocoteros. Al Dr. Carlos de la Torre, Presidente del Tribunal nombra- do para el estudio de la enfermedad de los cocoteros, trasladán- dole escrito del Director de Agricultura, que a su vez reproduce el del Sr. A. Velázques. Al Sr. Presidente del Colegio Farmacéutico de la Habana, concediéndole el salón de actos para el 19 de marzo y autori- zándolo a celebrar las sesiones mensuales del Colegio en esta Academia. Al Dr. Federico Torralbas, nombrándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la cátedra de profesor titular del erupo 3* de la Escuela Normal de Oriente. A la Secretaría de Instrueción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento. Al Dr. Luis Ortega y Bolaños, se le expidió su diploma de Académico de Número. Al Dr. José A. Simpson, nombrándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la cátedra de profesor titular del erupo 3* de la Escuela Normal de Oriente, por renuncia pre- sentada por el Dr. Federico Torralbas, nombrado para ese puesto. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- do!e cuenta de la anterior sustitución. El Dr. Raimundo de Castro da lectura al informe sobre ho- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 293 norarios, que se anunció en la sesión de gobierno, por tratarse de puntos de vista puramente doctrinales, pues con los datos remitidos por el Juzgado de Santiago de Cuba, no es posible formular la tasación solicitada. Se acordó enviar ínteero el informe ministrado a fin de que se remitan los datos necesarios. El Dr. Gastón Alonso Cuadrado da lectura a un trabajo que, por su importancia hidrológica, ha traducido, original del Far- macéutico Mayor del Ejército francés, Mr. Henri Pecker, titu- lado el Indice del cloro en les aguas potables, y hace algunas consideraciones sobre la aplicación de dicho método entre nos- otros, sobre todo en los acueductos de provincias. Finalmente, el Dr. Juan Santos Fernández dió por leído su trabajo sobre Las vitaminas en la nutrición, exponiendo breve- mente algunas reflexiones que le han sugerido los estudios de esta materia y llamando la atención al interés que encierran estas substancias para la nutrición en general y para la tera- péutica.. El Dr. Raimundo de Castro dió cuenta de los experimentos que está haciendo en su cátedra de higiene de la Universidad, con palomas alimentadas con arroz descascarado para producir la avitaminosis. | Con esto se dió por terminada la sesión. TASACION DE HONORARIOS PROFESIONALES POR EL DR. RAIMUNDO DE CASTRO Sesión de gobierno del 10 de marzo de 1922 Sr. Presidente de la Academia. Señor: | Designado por Vd. para que informe de nuevo sobre la tasación de honorarios en el juicio de mayor cuantía seguido por el Dr. F. H. y C. contra la suce- sión de F. R. ante el Juez de Primera Instancia de Santiago de Cuba, siento manifestarle que por los nuevos datos suministrados tampoco le es posible al 294 ANALES DE LA ponente que suscribe emitir un juicio que sirva de base a la Academia, puesto que en todos estos casos si no una cuenta detallada presentada por el recla- mante, al menos una cantidad global en que se expo- ne el total, base de todo el juicio, ha sido enviada a esta Academia para sus informes y no que en este caso una y otra vez se descuida o se esquiva el dar- nos a conocer este dato importantísimo y en estas circunstancias nos coloca, si nos dejamos llevar por esa vía, a mi juicio, en una de dos situaciones, que la Academia debe evitar: primero, que en la tasación de honorarios aparte de las circunstancias especia- les de cada caso en lo que se refiere a la enfermedad y detalles de su asistencia, debe dejarse dentro de límites decorosos un cierto margen variable en que quepa la libre estimación de cada comprofesor con respecto al valor de su trabajo; para entonces Juz- gar si este profesor se ha excedido en su estimación o si, por el contrario, lo hace demasiado bajo, olvi- dando en uno u otro caso el decoro que merece el título que ostenta, llevado de una extrema benevo- lencia hacia su cliente o equivocado de buena fe en una forma u otra. Informando, pues, nosotros en este caso, lo haría- mos á modo de una tarifa en que cada servicio tuvie- ra su valor correspondiente, y ni existe esa tarifa en nuestro país, si se exceptúa la que hay exclusivamen- te para obreros con respecto a las compañías de accl- dentes, ni creo sea hoy el criterio de esta Academia el aconsejar el estableiminto de tarifas (si se excep- túa el caso antes mencionado), tan lejos del concepto del' ejercicio de las profesiones liberales, y mucho menos de la medicina, en cuyos detalles no entramos por estar fuera de lugar. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 295 Y segundo, que caeríamos en el terreno que con tanto juicio nos veda con sus luminosas concepcio- nes el Profesor Mata cuando recomienda una y otra vez que los jueces al solicitar de los médicos sus -peritajes les abran francamente el sumario y se les deje consultarlo ampliamente, pues la luz puede ve- nirnos de un detalle quizás al parecer ajeno a nues- tras cuestiones médicas y que así lo exijamos, ya que no hay ley que lo prohiba, si no queremos exponer- nos a hacer un informe tan abstracto que las partes hábilmente aconsejadas por sus abogados, hagan de él una interpretación completamente desconocida para el perito y lo lleven a un terreno resbaladizo, no deseado ni apetecido. INDICE DEL CLORO EN LAS AGUAS POTABLES DiscusióN DEL MÉTODO DE INVESTIGACIÓN POR M. HENRI PECKER, FAR- MACÉUTICO MAYOR DE UN LABORATORIO DEL EJÉRCITO FRANCÉS. (L'indice de chlore des eaux: A Discussion de la méthode de recherche; par M. Henri Pecker, pharmacien-major d'un laboratoire d'armée.) POR EL DR. GASTÓN ALONSO CUADRADO Sesión del 10 de marzo de 1922 Por el interés que encierra en Hidrología este mé- todo, nos hemos propuesto traducir este trabajo en toda su extensión porque, además de ser de actuali- dad, es un procedimiento de investigación ingenioso y útil. El uso de una solución titulada de hipoclorito de sodio en la determinación de lo que denominamos 296 ANALES DE LA índice del eloro (1) en el análisis biológico de las aguas de alimentación es de bastante interés porque este índice reúne dos condiciones: 1*—Un dato hidrológico de un valor comparable al obtenido, bien sea para la determinación cuantita-. tiva de cloruros y nitratos, o bien para la de la mate- ria orgánica en un medio ácido o alcalino. 2—Un dato bacteriológico que puede ser aplica- do a la purificación de las aguas sospechosas, puesto que el índice expresa en milígramos por litro la dosis del cloro que se ha de utilizar para ser potable el agua. Hemos de considerar primero las condiciones de orden químico que nos han impulsado a adoptar un método de investigación del índice del cloro, y de- mostraremos después por medio de las combinacio- nes de este elemento con los diversos componentes de las aguas, y las cifras obtenidas en gran número de experiencias, el valor hidrológico de este dato en la interpretación de los resultados analíticos en las aguas de alimentación. Recordemos que el índice del cloro en un agua expresa en milígramo la cantidad del cloro absor- bido por litro en las condiciones de experimentación que hemos adoptado, a saber: contacto durante 30 minutos de un litro de agua con 5 milígramos de cloro (bajo la forma de solución de hipoclorito). (1) Véase “*S. Costa et H. Pecker. Determination de la dose utile de chlore pour 1”epuration de l'eau, Indice de cehlore””. (C. R. Sociéte de Biologie, séanece du 23 Fevrier 1918.) ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 297 A.—— DISCUSIÓN DEL MÉTODO DE INVESTIGACIÓN DEL ÍNDICE DEL CLORO T.—Cloro imeral.—Cloro fijado.—Cuando se aña- de a un volumen de un agua cualquiera una cantidad muy débil de hipoclorito de sodio (desde algunas décimas de milígramo, a algunos milígramos de cloro por litro como se practica en la jabelización) si se hace una dosis clorométrica inmediata no se en- cuentra la cantidad de cloro inicial, porque cierta cantidad ha desaparecido, escapando a los reactivos, y ésta es la del cloro fijado o absorbido. Por medio del experimento hemos averiguado las cantidades con las que debemos operar para deter- minar las variaciones del cloro fijado en función del eloro inicial, del tiempo de contacto y de la natura- leza del agua examinada. Con este objeto hemos empleado: 1"—Una solución de hipoclorito de sodio a 250 milígramos de cloro por litro, la que se prepara cuando se necesita diluyendo en 200 ec. de 2*1 e.e. a 22 c.e. de una solución de hipoclorito a 29 gramos de cloro por litro, preparada por doble descomposi- ción, como ya lo hemos indicado en la sesión de la Sociedad de Biología de Enero de 1918 (1). (1) El método de los autores consiste en calcular en función del gra- do clorométrico del hipoclorito de cal, y de la cal soluble dosificados se- gún los: métodos usuales tomando: Hipoclorito de cal sec0............ 2.000 gramos. Carbonato de sodio Set0........... 1.500 s Asu Opos para: nor daras 20 litros, Se hace una lechada de hipoclorito homogérea con la mitad del agua, se viente en una vasija de vidrio, y se añade el carbonato de sodio disuelto en el resto del agua ligeramente tibia, Se agita repetidamente la materia 298 ANALES DE LA 2"—Una solución de hiposulfito de sodio obtenida diluyendo 28*1 c.c. de la solución > hasta componer un litro de modo que un centímetro cúbico corres- ponde a 0*1 milígramo de cloro. Antes de proceder a los ensayos, se titula el líqui- do elorado por medio de la solución de hiposulfito del modo siguiente: En una copa de vidrio se vierten 5 c.c. de la solu- ción de hipoclorito (si se quiere operar con 5 milígra- mes de cloro por litro), 10 gotas de yoduro potásico a 20%, 4 gotas de ácido acético puro, y se vierte la solución de hiposulfito añadiendo unas gotas de agua de almidón al fin de la operación hasta la desapari- ción del yodo desprendido. El número de c.c. N obtenido así, que es próximo a 10, se anota. Después se miden en los vasos de experiencia, que pueden ser de vidrio blanco, de 200 a 250 c.e. del agua que se ha de examinar y en estos líquidos se diluye la solución clorada, por ejemplo 5 c.e. si se quiere utilizar como en la investigación del índice del cloro, una dosis de 5 milígramos de eloro inicial. Cuando se diluye el hipoclorito en este volumen de agua, se disocia, el cloro desprendido actúa sobre los diversos componentes del agua en función del bien diluída, se deja luego decantar, se filtra y se esprime la masa cálcica algunas horas después. Se obtiene así un líquido casi incoloro, de olor clorado bastante tenue, y hasta algunas veces sin olor, conteniendo próximamente 25 gramos de cloro por litro, o sea de un milísramo a 1.25 milígramo por gota. Esta solución es prácticamente estable y no exige titulaciones sucesivas. Por otra parte csta solución carece de derivados clorados aromáticos. Su adición al agua aunque sea en fuertes proporciones de 3 a 4 milígramos o más por litro no le comunica ningún gusto desagradable. El título que contiene es suficiente, y el contenido de un milígramo próximamente de cloro por gota de solución le hace su manejo bien fácil. Y por último, a título equivalente de cloro tiene una acción bactericida igual a la del extracto de Javel,—N, del T, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 209 tiempo del contacto. Cuando se quiere saber la can- tidad de eloro que se ha fijado de este modo, se añade al contenido de estos recipientes 10 gotas de solución de yoduro de potasio al 20%, 5 gotas de ácido acético puro, algunas gotas de agua almidonosa y se titula el yodo libre por la solución del hiposulfito. Se ob- tiene así, por ejemplo, un número N”, menos elevado. Ahora N—N”? da en décimas de milígramos la can- tidad de cloro fijado absorbido por los 200 e.c. de agua, y para referirle al litro se multiplica por cin- co, así: N—N” Xx 5 = décimas de milígramo de cloro por litro.—O lo que es lo mismo: N—N” Xx 5 = milígramos de eloro por litro. Esta es la técnica del índice del cloro. I1.—Acción del cloro sobre un mismo ejemplar de agua, en función de la dosis imcial y de la dura- ción del contacto.—Hemos efectuado una serie de investigaciones sobre una misma agua de bastante buena cualidad (ausencia de nitritos, amoníaco, dé- bil cantidad de cloro, y de materia orgánica), con objeto de estudiar la acción del cloro en cantidad ini- cial y en duración de contactos variables. El examen del cuadro siguiente CLORO FIJADO POR UN LITRO DE AGUA DESPUÉS DE UN CONTACTO Cloro inicial 5 minutos 30 minutos 1 hora 4horas 24 horas 025 milígramo.... 0.12 0.18 0.25 -— 1 0'5 milígramo.... 0.25 0.40 0.45 0.5 1 1 milíseramo.... 0.5 0.75 0.80 0.87 1 en 6 horas 3 milísramos... 0.55 0.85 0.93 1.30 255 5 milígramos... 0.6 II 10 milígramos... 0.85 1.30 1.37 2.10 6.67 25 milígramos... 0.95 1.50 1.75 3.29 14.50 300 ANALES DE LA demuestra que la cantidad de cloro fijado es propor- cionalmente mucho más elevado para las cantidades mínimas del eloro inicial; y esta demostración se explica por el hecho de que la disociación del hipo- elorito es tanto más rápida y extensa a medida que la dilución es mayor y, por consiguiente, que la dosis del cloro inicial para un volumen dado es más débil: para una dosis mínima, un milígramo, por ejemplo, la cantidad de cloro fijado en 30 minutos es de 075 milígramos, mientras que para una dosis inicial 25 veces más grande no es más que dos veces más fuerte, Cuando se practican las diluciones inferiores a 1 milígramo, se observa igualmente las mismas va- riaciones y no es más que cuando la dosis llega a una décima de milígramo que se demuestra la desapari- ción total e inmediata del cloro. Por lo tanto, cuando se añade a un agua una cantidad definida de cloro en hipoclorito para puri- ficarla, una parte desaparecerá, bien sea por la transformación molecular del hipoclorito o bien sea por la combinación con los elementos disueltos en el agua, será lo que denominemos cloro fijado. Ll resto o sea el cloro útil, es el que ha de actuar sobre los gérmenes. Así es que el cloro a dosis iniciales débi- les, fijándose en cantidades mucho más elevadas, parece evidente que será necesario añadir al agua que se ha de purificar, una cantidad de eloro inicial relativamente más elevada, con objeto de dejar ac- tuar una proporción más fuerte de cloro útil. La duración de contacto de 30 minutos que se observa ordinariamente en la javelización da cifras suficientemente elevadas y que se diferencian poco de las obtenidas en una hora. Esta duración media ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 301 puede adoptarse en la técnica de la investigación del índice del cloro. TII.—Acción del cloro sobre el agua de diversas procedencias en función de dosis imiciales variables con la misma duración del contacto.—S1 se determi- nan las cantidades de cloro fijo por ejemplares de agua de diversos orígenes, con cualidades variables de cloro inicial, se obtienen las cifras siguientes reca- pituladas en el cuadro adjunto: CLORO FIJADO CON Aguas 10 milígr. 5milígr. 2.5 milígr. 1milígr, 0.5 milígr. Pozo núm. 1 0.75 0.5 0.4 0.25 0,20 od) bio 1.70 1.1 0.7 0.65 0.35 + ÉS 3.. 1.80 ei: 0.9 0.55 0.35 cito: 1.90 1.5 0.9 0.60 0.35 E Aa 3.00 1.9 TE 0.60 0.40 3 $ Oi: 3.00 2. a e 0.60 0.35 A 4.15 3.4 1.4 0.55 0.35 El examen de este cuadro demuestra: 1"—Que las aguas reaccionan según su origen, su composición biológica y sobre su valor hidrológico. 2—La cantidad de cloro fijado es prácticamente la misma para una dosis inicial débil de 05 milígra- mo, por ejemplo, con excepción de las aguas muy puras (pozo n* 1 alimentado con manantiales pro- fundos). 3'—Que una dosis inicial de 3 milígramos de eloro permite obtener valores en cloro fijado bastante di- ferente para poder ser considerada como medianas clorimétricas de estas aguas, medianas diferenciales pertenecientes al orden de magnitud de las dosis del 302 ANALES DE LA cloro empleadas comúnmente en el purificación de las aguas potables. En su consecuencia, el experimento permite esta- blecer las dos proposiciones siguientes: 1:—Dado un mismo tipo de agua, la cantidad de cloro desaparecido o fijado, variará para una misma dosis de cloro inicial con la duración del contacto, y para dosis diferente de cloro inicial variará con du- raciones de contacto igual. 2¿—Dados tipos de agua diversos, si se diluye una misma dosis de cloro inicial en volúmenes idénticos, las cantidades de cloro fijado para una misma dura- ción de contacto varían con las aguas sometidas a la experiencia. Como acabamos de demostrarlo, el estudio de es- tas proposiciones nos permiten elegir un método que proporciona para las aguas de naturalezas sensible- mente distintas, cantidades de cloro fijado variando con su composición química o su contaminación bac- teriana y de un valor absolutamente vecino a las «dosis empleadas prácticamente para su purificación. La cantidad de cloro inicial adaptada es de 5 milí- gramos por litro y de 30 minutos para la duración de contacto; y aquí tenemos las condiciones arbitrarias enteramente comparables a las que se usan para la valoración de la materia orgánica del agua por me- dio del permanganato de potasa. B.—SuUu VALOR HIDROLÓGICO, ESTUDIO QUÍMICO Y RESULTADOS ANALÍTICOS La investigación del cloro fijo en las aguas, si- guiendo el método que acabamos de indicar, nos presenta un dato de la más alta importancia para ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 303 conocer la composición biológica de las aguas pota- bles dedicadas a la alimentación. Para apreciar el valor del método, trataremos de determinar de cuántos modos puede actuar la solu- ción diluída de hipoclorito sobre las aguas naturales de composición tan heterogénea, constituyendo me- dios de investigación completamente diferentes. Así es que debemos de tener en cuenta: 1*—La disociación del líquido elorado que em- pleamos. 2*—La combinación de los elementos disociados, cloro y oxígeno con las sustancias minerales y orgá- nicas en disolución o en suspensión en el agua. T.—Disociación del líquido clorado.—Los líqui- dos clorados que por lo regular se emplean (agua de Javel, soluciones de hipoclorito de calcio, de sodio, de magnesio, ete.), del mismo modo que todas las so- luciones de electrólitos sufren el fenómeno de la diso- ciación en proporciones que varían con su dilución, y la composición del disolvente, produciéndose ácido hipoeloroso y la base correspondiente en esta forma: CIOM+H,O=MOH+C1O0OH (1) El ácido hipocloroso se desdobla en virtud de su inestabilidad, descomponiéndose en cloro y oxígeno. 2 C10H = Cl, + H,O (2) Determinemos bien estas reacciones: cuando nos ocupamos prácticamente de la hipoclorización de las aguas que se han de purificar, o bien en la investiga- ción de su índice del cloro, se añade, por ejemplo, 5 e.e. de solución de hipoclorito de sodio (solución que contiene próximamente 200 milígramos de cloro por litro) a 200 c.e. de un agua natural de modo que 504 ANALES DE LA se le añada 5 milígramos de cloro por litro, se demuestra por medio de titulaciones, que la solución de hipoclorito así diluída se disocia casi completa- mente. Así, por ejemplo, cuando se titula la solución clorada sin diluirla, y los 5 c.e. que se han de ensayar exigen para dosificar el yodo del yoduro sustituído por el cloro libre 6” c.c. 2 de la solución titulada de hiposulfito (de la cual 1 c.c. es igual a 1 décima de milígramo de cloro) la adición de algunas gotas de un ácido, ya sea el acético o el clorhídrico, despren- diendo el eloro del hipoclorito dará una nueva dosifi- cación de 102 c.c. Esta última cifra será el título eclorométrico de la solución titulada clorada, entera- mente disociada, mientras que la primera cifra ha- llada dará el cloro libre. Por otra parte, si se procede a titular estos 5 c.c. de la solución clorada inmediatamente después de diluirla en 200 c.c. de un agua natural de buena cali- dad, se demuestra que son necesarios aun en ausen- cia del ácido añadido 9*8 c.c. de hiposulfito. La diso- ciación se ha verificado casi por completo y los 0%4 e.e. desaparecidos pueden combinarse inmediatamente con las sustancias disueltas en el agua. No sucede lo mismo con el agua destilada o el agua de lluvia. Las cifras del cloro en libertad difie- ren notablemente en conformidad con la reacción del medio, y así según que se añada o no un ácido las diferencias pueden llegar de 1 e.c. a 1% c.c. Partiendo de estos resultados, llegamos a la con- clusión de que la presencia de un ácido capaz de satu- rar la base libre según la reacción (1) es necesaria para la disociación completa del líquido titulado de cloro. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 300 Aprovechándonos de esta demostración hemos tratado de investigar dentro de cuáles límites varia- rían las cantidades de cloro fijado, según que en el método de investigación de la determinación del ín- dice del eloro se añadiese o no un ácido, bien cuando fuera al mismo tiempo que el hipoclorito o bien des- pués de 30 minutos. El cuadro siguiente da en centímetros cúbicos de hiposulfito correspondientes a 5 e.e. de hipoclorito diluído en 200 e.ec. de agua (dos aguas naturales A y B y dos aguas, una destilada y otra de lluvia C y D) las cifras encontradas después de un contacto de 30 minutos. Condiciones de experimento Agua natural Agua destilada A B C D Acido al prineipio....... 93 8.3 6.7 5.8 SICA CIdOS q ts be Oyl des 35) 4.3 Acido a los 30 minutos... 0 8.2 6.2 5.3 EF FRA Estos resultados demuestran que se obtiene una mediana diferencial añadiendo el ácido en el momen- to de la titulación. Por otra parte, hemos elegido esta condición: 1”—Para colocarnos en las condiciones ordinarias de la depuración de las aguas por los hipocloritos que no necesitan adición simultánea de un ácido y la solu- ción titulada de cloro. 2—Porque la ausencia del ácido en la titulación del cloro fijo falsearía los resultados obtenidos para ciertas aguas como las de aljibe, con una solución titulada de cloro en la que se hubiese determinado previamente el grado clorométrico total (en presen- cia de un ácido). En la casi totalidad de las aguas naturales la ausencia del ácido nos daría índice de 306 ANALES DE LA —— eloro apenas superiores a 2 0 3 décimas de milígramo. Il.—Acción del cloro del hipoclorito sobre los componentes del agua.—Acabamos de ver que el hi- poclorito de sodio en solución muy diluída se diso- ciará en totalidad o en parte en el agua, según su origen. Las reacciones generales que habíamos in- dicado antes (1) y (2) nos muestran la naturaleza de esta disociación porque hay producción de cloro y después oxígeno naciente que reaccionan sobre los diversos componentes del agua ensayada; es decir, sobre los microorganismos (bacterias, hongos etc.), lo mismo que sobre las materias orgánicas o minera- "es que contengan en suspensión o en disolución. Por consecuencia, se han de producir reacciones numerosas y complicadas, dando lugar a una serie de transformaciones por sustitución o adición de cloro que variarán necesariamente con la composl- ción de cada ejemplar del agua tratada, así en calidad como en cantidad. Veamos a la ligera los cuerpos diversos que se encuentran normalmente en las aguas y que pueden ser modificados por el hipoclorito. 1.—Alcalimdad y acidez carbónica.—El dióxido de carbono libre o semicombinado existentes en las aguas naturales se encuentran en tal cantidad que es suficiente para desalojar todo el ácido hipocloroso del hipoclorito que se le añada, si no fuera porque éste se disocia en parte por dilución. Estas reac- ciones: 2 C1 O Na + CO, + H,O=Na,CO, + C10H (3) 2 010 H 0 MES CO 090 E O demuestran en efecto que un milígramo de CO, des- aloja de sus combinaciones 1.6 y 0.36 milígramos de ÁCÁDEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 907 oxígeno. Ahora las aguas menos mineralizadas con- tienen por lo menos 10 milígramos de CO,. No hay, por lo tanto, que tomar en cuenta en la acción del hipoclorito sobre las aguas naturales, las variacio- nes de su acidez carbónica o de su grado alcalimétri- co (Ca CO, ) total calculado en presencia de la helian- tina. Hemos observado que respecto a la disociación del hipoclorito no sucede lo mismo con el agua de lluvia. 2—Nitrógeno mineral y orgámco.—El amonía- co libre o salino se opone a la disociación del hipoelo- rito, y a la fijación del cloro libre sobre los cuerpos reductores o de mucha afinidad para el halogeno. Como ya sabemos, la investigación del cloro libre en los hipocloritos se verifica en presencia del amoníaco. Añadiendo a un agua pura cantidades crecientes de amoníaco en las proporciones que algunas veces se encuentran en ciertas aguas estancadas, hemos comprobado una disminución notable en el valor del eloro fijo, y el cuadro siguiente indica en qué pro- porciones: AMONÍACO AÑADIDO POR LITRO Agua pura 1milígr. 2 milígrs. 3 milígrs. Agua núm. 1..... 3.49 3.4 2.49 2.39 s o Den 3.20 al 2.70 2.50 d- 0 2.70 2.5 2.30 2.00 Para la dosificación de 20 y 30 milígramos, canti- dades que se han observado, el índice del eloro puede bajar de 4.5 a 0.7. Así es que en este caso la disocia- ción del hipoclorito se interrumpe casi por comple- to. Aguas de esta naturaleza no deben emplearse 30S ANALES DE LA en la alimentación y, por consiguiente, no hay que pensar en su clorinación. La urea a las dosis desde 1 a varios milígramos no influye sensiblemente sobre la fijación del cloro. La acción del hiporelorito sobre los nitritos es inmediata en un medio normalmente alcalino por CaCO,. El cloro libre les oxida y transforma en nitratos en conformidad con la reacción siguiente: 2014 H,O + NO,H=CIH + NO,H He aquí la determinación cuantitativa: 1 milíeramo de NO, H es oxidado por 1.5 milígramos de Cloro. 1 Sy », NO, Na se AO) sa mn 1 z NO) E ze e US E 4 S Si a una pura se le añade cantidades de nitritos correspondientes a 1.2 y 3 milígramos de NO, H, se observan los índices siguientes: NATA O A a a a e 0.7 — + 1 milígramo de NO,H... 23 -_ + 2 y ANO JE E 38 24 o? e NOBEL > 008 estos resultados muestran la progresión regular en la fijación del cloro o sea 1.5 milígramos por milí- eramo de NO, H. En realidad, todas las aguas que contienen nitritos tienen un índice de cloro alto. Sin embargo (y el caso es muy raro), la presencia de una fuerte cantidad de amoníaco impide la disocia- ción del hipoclorito y se opone a la reacción de la oxidación del cloro sobre los nitritos. El cloro no actúa sobre los nitratos de las aguas. 3.—Materia orgánica animal y vegetal.—La pre- sencia de materia orgánica es la que principalmente da cuenta de la fijación del cloro en la mayor parte ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA de las aguas potables. Cuando son relativamente puras desde el punto de vista químico, esto es, cuan- do están privadas de nitritos, de amoníaco y de cuer- pos minerales reductores, la cantidad de cloro fijado se halla en relación con la materia orgánica desde el doble punto de vista cualitativo y cuantitativo. Y lo más frecuente es que las cifras del índice del eloro se aproximan a las que se encuentran para la determinación del oxígeno consumido en un medio alcalino. La materia orgánica vegetal, está constituída en general por sustancias análogas a los compuestos tánicos de C,, H, Oy procedentes de los restos de ve- vetales, de las hojas, de cortezas de árboles, arras- trados por las aguas de precipitación por los remoli- nos, ete. Ahora bien, los taninos fijan muy fácilmente a los halogenos por sustitución, y en las aguas el hipoclorito disociado da cloro que se fija sobre estos productos vegetales disueltos. Y esto es fácil de comprobarlo añadiendo a un agua pura cantidades crecientes, sea de tanino, sea de infusión de te negro, o bien de maceraciones de hojas o residuos leñosos. El cuadro siguiente da los índices de cloro obtenidos, si se añaden a un agua natural las proporciones de taninos al éter que se expresan: = + —£; sl. DE TE 3 qa demostrando que un milígramo de cloro se fija a un milígramo de tanino en estas condiciones. De este modo se obtienen cifras de una progresión análoga a 310 ANALES DE LA las obtenidas con las maceraciones o infusiones de vegetales. En cuanto a la materia orgánica de origen animal. se pueden considerar como las que pertenecen a la serie de los ácidos orgánicos aminados, en los cuales la sustitución del cloro al hidrógeno puede formular- se según la reacción general: R/ tora R : NH + C10 H,= NC1+H R > | z o» SL La reacción del cloro sobre el amoníaco albuminoideo cuya cantidad es insignificante en las aguas (1 dé- cima de milígramo por litro), parece ser de un mismo orden. El cloro se fijará más especialmente sobre las sus- tancias proteicas de los gérmenes del agua, destru- yéndolos. Si se añade a un agua una emulsión de B. Coli, puede modificar su índice de cloro y así he- mos observado las siguientes variaciones: Agua Núm. 1 Núm. 2 Núm. 3 Asua sola... Lat: 1.1 2.8 2.6 Agua con B. Coli.. 1.6 3.3 3.8 Hemos de hacer notar, sin embargo, que la can- tidad de cloro fijado por los gérmenes es relati- vamente mínima cuando éstos se encuentran en proporciones habituales en las aguas estancadas, charcos, ete. Los ejemplares números 2 y 3 conte- nían un número de gérmenes sin fin, dando opalini- dad al agua. 4.—Sales minerales.—Hemos de hacer notar aún que la presencia algo rara de compuestos minerales, tales como los sulfuros y sales ferrosas en las aguas de alimentación más comunes, habrían de modificar ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 311 considerablemente la fijación del cloro, y así una do- sis de 0.5 milígramos de sulfuro de sodio por litro elevaría el índice del cloro más arriba del 5. Las variaciones que producen los cloruros, la cal, la magnesia, la sílice y los sulfatos no tienen interés alguno para la fijación del cloro. 35.—Condiciones externas.—Resta por último ha- blar de ciertas condiciones externas que influyen en la fijación del cloro por las aguas. El defecto de aereación en ciertas aguas mantiene una atmósfera reductora en el interior del líquido, favoreciendo la absorción del cloro. Cuando se priva a un agua de la mayor parte de los gases que contie- ne y principalmente el oxígeno, bien sea por ebulli- ción o sea por el vacío, se obtienen cifras más eleva- das. Citemos estos ejemplos: Naturaleza del agua Agua ae pozo Agua destilada leagua sola... 0 Ja 0.8 0.4 El agua hervida..... 2.9 1.2 Sometida al vacío...... 2.6 1.0 También hemos encontrado que el oxígeno di- suelto había disminuído cerca de dos tercios en los ejemplares que se habían sometido a la acción del vacío o de la ebullición. Prácticamente las aguas que contienen poco oxígeno disuelto tendrán un índi- ce de eloro más elevado. La agitación enérgica del agua, por el contrario, ayudaría a la fijación del cloro, lo que ha imbuído a ciertos autores a recomendar en la esterilización del agua por medio de los hipocloritos, el uso de dosis débiles al mismo tiempo que una agitación enérgica. Nosotros hemos podido realizar este género de ANALES DE LA experiencia en el Laboratorio y, sin embargo, la práe- tica diaria durante muchos meses de purificar el agua de alimentación de una ciudad por medio del extrac- to de Javel (3.000 e.e. por día) nos demostró que no se podía disminuir la dosis del eloro necesario indi- cada por el índice de cloro a pesar de una agitación violenta por medio de una turbina eléctrica muy po- tente. El índice del cloro se eleva con la temperatura del agua, pero en los límites ordinarios en los que se efectúa esta operación 5'C. a 20'"C, este factor puede descontarse (3). k Los límites extremos que hemos encontrado se han obtenido dejando actuar el hipoclorito en el pun- to de congelación por una parte, y por otra en una estufa de 350. tomando por testimonio un índice obtenido a 15'C. y 20%C., así: NOA E TEO A iS 1.20 O AA E A 1.40 TIO APA 1.45 IS 2.00 El enturbiamiento del agua procedente de diver- sas causas puede influir sobre la fijación del eloro. Cuando es producido por materia en suspensión, es fácil separarlas por decantación y operar con el lí- quido límpido. En este caso el enturbiamiento era debido a restos orgánicos, o a partículas ferrosas flotando en el agua, las cuales generalmente no ejer- cen acción sobre el índice del cloro. Lo mismo suce- de con las aguas opalinas de ciertas tierras arcillosas, las cuales filtradas o no sobre lana de vidrio, dan un índice del cloro prácticamente igual. Por el contra- rio, si el enturbiamiento es debido a sustancias orgá- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 313 nicas o a gérmenes más o menos emulsionados, el índice del cloro es más elevado antes de la filtración a la bujía que después. Los experimentos nos han dado las cifras siguientes: Agua de río Filtración a la bujía Ejemplares Antes Después Númgderra. las 2.8 2.3 Nm 2 alaratndis: 3.4 2.7 IND boo dee 3.7 3.1 Se han verificado ensayos enturbiando el agua artificialmente, añadiendo sustancias minerales y orgánicas (talco, kaolin, creta) cultivos sólidos de gérmenes, ete., y confirman las observaciones prece- dentes. | T1T.—Resultados analíticos. —El ligero resumen que hemos hecho de la acción del cloro sobre los di- versos constituyentes de las aguas nos ha permitido entrever de que modo tan complejo se comporta el hipoclorito en el líquido. Lo que por de pronto se nos presenta es que no se puede, en buen proceso analítico, asimilar no obstante una analogía aparen- te estas investigaciones con la determinación del oxígeno empleando el permanganato. La investigación de la fijación del eloro por el agua en las condiciones que hemos definido, propot- ciona para cada ejemplar una cifra que posee efee- tivamente el valor de una característica del agua sometida al análisis. Este dato original que le es peculiar es su índice del cloro. La importancia de este dato en la interpretación del resultado de los análisis del agua está garanti- zada por el resumen de las cifras de cloro fijado que 914 ANALES DE LA hemos determinado sobre 825 ejemplares de agua de diversas procedencias. DEIA a A E 210 ROA A O 228 HPA. do A SOS 164 A E 81 O O O o a 61 a RS e a A EN 92 E O A OS O 29 Maisto AA AA 6 El índice del cloro es muy débil de 0% a 1 pare las aguas profundas o de origen muy distante, que brotan en terrenos arcillo-arenosos, ya sean en pozos recién abiertos o ya en la forma de manantiales bien protegidos, libres de filtraciones extrañas tanto en los brocales como en los tubos de conducción. Se ha elevado de 1% a 2% en las aguas corrientes en los ríos o en las tomas de agua de las cascadas de los terrenos abiertos. Crece todavía más en las aguas de los ríos cerca de las poblaciones, y en las de los manantiales que no están protegidos donde la contaminación es ex- cesiva y también en el agua de los pozos donde el terreno no ofrece más que una débil filtración, y cuya composición química revela la presencia de los nitri- tos, o sea donde existe una actividad bacteriana bien manifiesta o contengan materias orgánicas en pro- porciones anormales. Por otra parte, la determinación del índice del cloro ensayado a cortos intervalos en una misma agua, permite seguir las variaciones de su composi- ción; y así un índice del cloro fijado es el signo de un agua estable proveniente de origen profundo. Los Qu ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 31: índices variables demuestran que el agua examinada se halla sometida a influencias extrañas. Tenemos, por consiguiente, un medio fácil de vi- gilar y contrastar las aguas sospechosas cuando se hayan de someter a la purificación por medio de los hipocloritos. Como lo hemos de demostrar, el índice del eloro, pudiendo ser adoptado como tal de hipo- clorización para las aguas que se han de purificar, se ve bien la importancia que tiene en los análisis hidrológicos desde el punto de vista bacteriológico y químico, y su investigación merece efectuar en todo análisis de agua rápido porque es el único elemento susceptible de utilizarse. - LAS VITAMINAS EN LA NUTRICION POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión del 10 de marzo de 1922 La primera vez que se trató sobre las vitaminas en la Academia de Ciencias, lo hicieron brevemente el Dr. Coronado y el Dr. Agramonte; pero desde en- tonces he procurado enterarme de lo que se ha dicho acerca de este punto de la terapéutica y hasta he sometido algunos de mis clientes convalecientes de enfermedades consuntivas y a niños amagados de raquitismo, en la clínica oftalmológica, sin que haya tenido oportunidad todavía de formarme una idea perfecta de lo que debemos esperar de estas sustan- cias, a las que se presta cada día más atención, dada la rasa que hay sobre la materia. ¿Quién no recuerda que durante la guerra ruso-japonesa se lla- 316 ANALES DE LA mó la atención respecto a la alimentación del japonés con arroz, sin que se advirtiese la deficiencia que se le atribuía hasta entonces a esta sustancia como alimento ? y se explicó por la manera de descascarar el grano, sin privarle de lo que está inmediatamente en contacto con la cáscara (el pericarpio) y hoy pa- rece que esa parte que se encuentra en el arroz y otras sustancias se considera como una vitamina. En la explicación de estos hechos es donde se advier- te cierta falta de claridad, que la observación y los experimentos irán evitando de acuerdo con el labo- ratorio y con la clínica en manos competentes. Se ha creído que la lecitina actúa en realidad como una vitamina. La casa Parke, Davis € Cia. ha hecho circular un nuevo producto que denomina Metagen y del que nos hemos servido y que está compuesto de vitaminas. Como era de suponer, dadas las cireunstancias que hemos apuntado de que no son todavía familiares las vitaminas en general, al entregar el nuevo pro- ducto vitamínico a la profesión médica, se han se- guido las reglas establecidas, de hacer pasar cada nueva preparación por una rígida observación clíni- ca, antes de ofrecerla a la venta y recomendar su uso. El Metagen ha sido ensayado en los hospitales y en la práctica privada en más de veinte grandes ciuda- des de los Estados Unidos y el Canadá, por clínicos imparciales, de extrema experiencia y juicio maduro. Lo que ocurre con este estudio lo ha expresado Eddy W. H. (1) al ocuparse del origen de la vitami- na. No se conocen, pues aun cuando van acumulán- dose rápidamente informaciones sobre la distribu- (1) Eddy W, H. The Vitamine Manual, Baltimore, Williams and Wil- kins Company, 1921, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 317 ción de estos elementos naturales de los alimentos, designados hoy día comúnmente con el nombre de vi- taminas, no se conocen a punto fijo su origen en la naturaleza. Los investigadores convienen en la actualidad en que los animales, en general, dependen del reino vegetal, para derivar los grupos conocidos de las vitaminas. En otras palabras, no pueden sintetizar de nuevo en las células o en los tejidos animales estos factores indispensables en la nutrición del hombre. Los productos alimenticios de origen animal, tales como la leche y los huevos, figuran, cierto es, entre las reconocidas fuentes naturales de las vitami- nas A. Lo que la ciencia trata de revelarnos hoy día, sin embargo, es que todos estos elementos se han derivado al fin y al cabo de fuentes vegetales o bien por el hombre o los animales. ¿ Cómo se forma, pues, la vitamina en las plantas? Las semillas, en general, carecen de las vitaminas A, el llamado factor accesorio liposoluble. Por otro lado, se sabe que abunda relativamente en las partes verdes y de acumulación activa de los tejidos vege- tales. Quizás en este hecho se encuentra su explica- ción parcial, al uso generalizado de las hojas verdes de varias clases en forma de ensaladas. Coward y Drunmond (2), del University College, de Londres, han tratado de descubrir el origen de la vitaminna A en estos casos. Según ellos, no existe ningún aumento en este factor cuando germinan esas semillas, ni tampoco existe ningún aumento cuando se etiolizan. Lo que dificulta hasta cierto punto el manejo de (2) Coward, E. M. y Drummond, J. F. C. The formation of vitamine A. in Living Plant Tissues Rinche. T. XV-530-1921. 318 ANÁLES DE LÁ la vitalina “es que no están perfectamente desecri- tas cada una de ellas””, y esto se debe, según los que las estudian con avidez y explican la lentitud en obte- ner una información exacta concerniente a la estrue- tura química de las vitalinas, a la nomenclatura un tanto impropia que se usa para explicarlas. Se les ha dado nombre de acuerdo con su solubilidad. Así, pues, las vitalinas o vitaminas solubles en ciertas grasas disolventes se llaman solubles en grasas. Las que se disuelven en agua se llaman solubles en agua. Res- pecto a las vitaminas solubles en agua puede decirse que el tipo antineurítico es de estructura compleja y se parecen a las purinas y a las piriminas. Su actuación hacia reactivos químicos sugiere la idea de alguna similitud con los alcaloides. El grupo de vitaminas solubles en grasas es diferente al otro. Es probable que esté íntimamente relacionado con los lipoides. Una interesante peculiaridad en las vita- minas de este grupo es que las grasas disolventes que son tan efectivas para extraerlas de los tejidos animales, no pueden desatar los lazos químicos o físicos que las unen con los tejidos vegetales. ¿Cómo ejercen las vitaminas la potente influencia que se ha comprobado tienen en la nutrición? ¿Se asimilan ellas mismas y se convierten en parte de los tejidos del cuerpo? La cantidad de vitamina que se señala puede estar presente en el régimen ordina- rio, es infinitesimal, pero los defectos que su supre- sión del régimen puede causar son enormes. Parece como que actúan más bien por catalisis, lo que indi- caría que aunque las vitaminas no entraran efecti- vamente en las relaciones químicas del metabolismo, su presencia sería esencial para regular y coordi- narlo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 319 En el estudio de la relación de las vitaminas con las enfermedades se observa que no pocas de éstas, muy diferentes en sus manifestaciones, y que por siglos han burlado los análisis de clínicos y patólo- gos, parecen ahora a la luz del nuevo conocimiento, converger hacia la teoría de la deficiencia de vitami- nas como a su centro etiológico común. El raquitismo, temible deformación de los huesos de los niños, la pelagra, con sus trastornos nerviosos y digestivos, el beriberi o polineuritis, esa enferme- dad por deficiencia de las comarcas tropicales, el es- corbuto agudo, terror de los marinos, y el escorbuto subagudo, la enfermedad de los niños, son, se asegura, aparentemente todas ocasionadas en mayor o menor erado por la ausencia de una o más vitaminas del régimen. Se refieren evidencias experimentales convincen- tes para sostener la creencia de que la causa del ra- quitismo, de*la pelagra y caries dentarias es, en parte a lo menos, deficiencia del grupo de vitaminas solubles en grasas. El raquitismo se origina de la falta de las sales de caleio y probablemente azoadas, con las deficiencias del grupo de vitaminas solubles en grasa. La etiología de la pelagra es un asunto que se considera todavía: tanto la infección como lo de la deficiencia de las vitaminas tiene defensores preeminentes. Está admitido por todos, sin embar- go, que la deficiencia de las vitaminas aumenta enor- memente la predisposición a la pelagra. Se afirma que la deficiencia del grupo de vita- minas solubles en agua es la causa directa del beri- beri o polineuritis. Esto lo han observado en la paloma por pérdida constante del peso, de acuerdo con el progreso de la enfermdead, que se manifiesta 92() ANALES DE LA por anorexia, anemia, mala digestión, asimilación imperfecta, disnea y finalmente parálisis. Este sín- toma requiere dos o tres semanas para producirse; pero una sola administración de vitaminas antineu- ríticas solubles en agua, se sabe que realiza un com- pleto restablecimiento (excepto en la restauración del peso) en un lapso de seis a diez y ocho horas. En algunos animales se ha podido provocar una condición análoga al escorbuto humano si se le some- te a un régimen que contenga todas las sustancias necesarias con excepción de la vitamina antiescorbú- tica. Tan pronto como el elemento que ha faltado se agrega a los alimentos se observará una rápida vuelta al estado normal. El Dr. Forbes trata el asunto de las indicaciones terapéuticas de las vitaminas, con gran pericia, en el número 46 de Ohio Agricultural Experimental Sta- tion Monthly Bulletin, dice que lo más importante del conocimiento de las vitaminas es lo que se rela- ciona con el erecimiento y vigor general del cuerpo y la resistencia para las enfermedades. En períodos críticos como la preñez y la lactancia, y en el curso y convalecencia de enfermedades infecciosas, la defi- ciencia de vitamina se echará más de ver. Aun esos síntomas mejor observados, como pérdida del apeti- to y debilidad general, puede que se deban a la falta de vitaminas y, por tanto, en todos será beneficioso administrar el metagen. Finalmente, con estas líneas hemos querido sola- mente llamar la atención acerca del interés que se concede a las vitaminas en terapéutica e invitar a los demás a trabajar en este sentido. Abrigamos la es- peranza de poder más adelante aportar hechos pro- pios que confirmen lo hasta ahora expuesto por ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 921 EE , E teritcdres competentes. No basta que en un periódico ajeno a la Medicina se haya alguien expresado en sentido despectivo respecto del estudio de las vitaminas, pues los Estados Unidos tienen el raro privilegio en la ciencia de ofrecerlas con la rigidez que ostentan en cirugía, v. e., los hermanos Dres. Mayo, o propagando la absurda doctrina de los Christian science: para curar todas las enferme- dades. Son a menudo penados por dejar morir los niños con difteria sin asistencia médica. 322 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 24 DE MARZO DE 1922 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes.—De número: Dres. J. P. Alacán, G. Alonso Cuadrado, J. F. Arteaga, R. de Castro, F'. M. Fer- nández, A. de Górdon, J. A. López del Valle, J. A. Presno, J. A. Simpson. Leída el acta de la sesión anterior (10 de marzo) fué apro- bada. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones: Entrada.—Del Presidente de la Comisión Pro Estrada Pal- ma, de Oriente, invitando a la inauguración del monumento que allí se erigirá al Contra Almirante inglés Lambton Loraine, el 19 de marzo. Del Dr. Arístides Agramonte, excusándose de no poder eva- cuar el informe sobre boxeo que se le encomendó. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, soli- citando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la cátedra de Profesor Titular del grupo 9* (Ana- tomía, Fisiología, Higiene, Educación Física, Juegos y Depor- tes) para mujeres de la Escuela Normal de Pinar del Río. Del Dr. Edmundo Escomel, acusando recibo, con gracias, de su nombramiento de académico corresponsal, en Arequipa. Del Dr. José A. Simpson, dando cuenta de haber cumplido la misión que se le confiara en el Tribunal de oposiciones a la cátedra de Profesor Titular del grupo 3* de la Escuela Normal de Oriente. De la Asociación Médico Franco Cubana “Joaquín Alba- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 323 rrán””, dando cuenta de su constitución y remitiendo el regla- mento de la misma. Salida.—Al Dr. Arístides Agramonte, nombrándolo para in- formar acerca de ciertos particulares relacionados con el boxeo. Al Sr. Emilio Bacardí Moreau (Santiago de Cuba), dándole cuenta del acuerdo del 10 del actual mes de marzo, desienán- dolo para que represente a la Academia en la inauguración del monumento del Contra Almirante imelés Lambton Loraine, el 19 de este mes, en Santiago de Cuba. Al Sr. Juez de Primera Instancia de Santiago de Cuba, re- mitiéndole informe sobre honorarios, aprobado en la sesión del 10 de marzo. Al Dr. Julio F. Arteaga, nombrándolo para que informe acerca de ciertos particulares relacionados con el boxeo. Al Dr. Gonzalo Aróstegui, nombrándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la cátedra de Profesor Titiular del grupo 9*, para Maestras, de la Escuela Normal de Pinar del Río. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento. j Antes de entrar en la orden del día el Dr. Presno da cuenta a la Academia que ha recibido noticias del Dr. Luis Montané en que le participa que lo han elegido Presidente de la Societé d'Anthropologie de París, y que él publicará en su Revista el discurso que dicho académico de mérito pronunció con tal mo- tico. Igualmente manifiesta que al Dr. Francisco Domínguez Roldán lo han hecho Comendador de la Lesión de Honor. Como ambos compañeros residen en París, propone que se haga llegar a conocimiento de cada uno de ellos la satisfacción que expe- rimenta la Academia por los honores conferidos a sus miembros. Asimismo manifiesta que siendo él el Presidente de la Aso- elación Médica Franco Cubana “Joaquín Albarrán”” entiende que la Academia debe inscribirse en la categoría de Socio Fun- dador, a cuyo efecto deberá contribuir con la suma de cien pesos, para poder gozar de todas las ventajas y beneficios inherentes a los mismos. Entrando en la orden del día se concede la palabra al Dr. Julio F. Arteaga, quien da lectura al informe solicitado por la Presidencia de la República, a petición de la de la Cámara de 924 ANALES DE LA Representantes, relativo a las prácticas del boxeo y a los peli- eros que pueden acompañarla. Hace un estudio histórico de las mismas y considera los inconvenientes que pueden determi- nar los traumatismos que dicha práctica produce. Sometido a discusión el Dr. Castro manifiesta que hubiera sido conveniente establecer un paralelo entre las diversas clases de sports que producen traumatismos, condenando también las luchas de los boxeadores como motivos de especulación. El Dr. Santos Fernández recuerda las luchas de los gla- diadores en el Cireo romano y que fué necesario que viniere del lejano Oriente el monje Almaquio para interponerse entre los gladiadores, causándole su oposición el martirio, pero que esta fué la última sangre derramada en el Circo por ese medio bárbaro de complacer los deseos de sangre del pueblo romano, pues al día siguiente, el 1* de enero del año 404, el emperador Honorio decretó la supresión del combate de los gladiadores. Recuerda asimismo que el Presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, tenía un ojo perdido a consecuencia de una herida de la órbita en las prácticas del boxeo. También hace memoria de uno de sus primeros trabajos en que un individuo perdió uno ojo econ motivo de un culatazo que le dió un soldado en una de las proseripciones para Fernando Po que se hacían de los cubanos durante la primera guerra de independencia. Aprobado este informe, se concede la palabra al Dr. Jorge Le-Roy, quien dió a conocer unas Notas Demográficas, conti- nuando las que había presentado anteriormente y en las que puso de manifiesto las principales causas de defunción ocurridas en la Habana durante el año que acaba de terminar, comparán- dola con las de los años anteriores del quinquenio de 1917-1921. Hizo resaltar la notable disminución de la mortalidad en el año 1921, y también cómo habían disminuído casi todas las en- fermedades infecto contagiosas y el descenso en el número de las muertes causadas por las enfermedades orgánicas del cora- zón y de las arterias, las nefritis, etc., y muy. particularmente las enteritis, tanto en los niños menores de dos años, como en los sujetos mayores de esa edad. Las cifra de la gripe, después de la eran pandemia de 1918-1919 y los comienzos del año 1920, no son por cierto ajenas a esta disminución general de la mor- talidad. En cambio hace resaltar el considerable número de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 920 los suicidios, que en todas sus formas alcanzó el año último la enorme cifra de 140 contra 91, 78, 94 y 85 en los años anteriores, y relaciona esas muertes con la situación económica y política por que está atravesando el país. El Dr. Santos Fernández llama la atención hacia la impor- tancia de estas cuestiones y no habiendo más de qué tratar, da por terminada la sesión. INFORME SOBRE BOXEO POR EL DR. JULIO F. ARTEAGA E Sesión del 24 de marzo de 1922 Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Mé- dicas, Físicas y Naturales de la Habana. Señor: El Sr. Presidente de la Cámara de Representan- tes, se ha dirigido al Honorable Sr. Presidente de la República, en solicitud de determinados informes téenicos que el Jefe del Estado mucho estimaría fue- ran emitidos por esa Academia de su digna Presi- dencia, a cuyo efecto me complazceo en transeribir a . Ud. el escrito de dicho Cuerpo Legislador, que dice como sigue: Habana, febrero 20 de 1922, Sr. Presidente de la República.—Honorable Señor:—La Cá- mara de Representantes en sesión celebrada el día de la fecha, adoptó el acuerdo de solicitar de esa Honorable Presidencia, los siguientes datos: Que por la Academia de Ciencias o Colegio Médico, o por aleún medio que tenga a su disposición, inquiera informe a la Cámara, si, científicamente pueden considerarse convenientes a la salud del individuo las luchas de boxeo, si los golpes que reciben los luchadores en la cara, estómago y 326 ANALES DE LA tórax, no producen daños en el cerebro, los"pulmones, la vista y demás órganos que puedan ser afectados, si la afección que dichos órganos pueden sufrir por efecto de los golpes es leve y pasajera, o si pueden producir males crónicos que perturben el funcionamiento cerebral, produzcan cataratas traumáticas o úl- ceras en el estómago y los pulmones.—Lo que tengo el hónor de comunicarle.—De Ud. atentamente. (F) Dr. Santiago Ver- deja, Presidente. De Ud. con la mayor consideración por auto- rización del Sr. Secretario de la Presidencia, (F) L. Lecuona, Jefe de Despacho. Antes de resolver la consulta anterior es perti- nente aclarar lo que se entiende por “Luchas de Bo- xeo”? y con vuestro permiso recordaré brevemente la evolución de esas luchas que tanto han apasionado en distintas épocas a los simpatizadores de ellas y a sus enemigos, hasta los extremos de ser conside- adas por unos como ““el arte viril de la defensa pro- pla”, y por otros como uno de los actos más bruta- les que pueden cometer seres humanos. Homero en su famosa llíada, Virgilio en la Eneida y otros poetas de la antigua Grecia, hacen alusión y describen el Pancratium o lucha de fuerzas con la cual se divertían las clases bajas y especial- mente en los Juegos Olímpicos, empleando para esos combates, una especie de manopla de cuero muy en- durecido. Los resultados de estas luchas anteceso- ras de las actuales, caracterizadas por golpes dados con los puños, solían ser fracturas y avulsión de los dientes, desgarros del pabellón auricular, y según parece las lesiones a veces determinaban la muerte, lo cual descalificaba al luchador, mereciendo tan sólo ese reproche popular por su barbaridad. Y no podían ser otras las consecuencias si se tiene en cuenta que esas contiendas eran de resistencia, PAPA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 327 hasta que uno de los combatientes fuera declarado vencedor y el otro vencido, y si se recuerda que ade- más del costus, o manopla empleada, era permitido golpear en cualquier parte del cuerpo del contrario, y las luxaciones y fracturas causadas en la lucha, no eran motivos para declarar la inferioridad de aleún luchador. Esa diversión, tanto en Grecia como en la esplen- dorosa Roma, siguió siendo muy popular, pero desde la caída del Imperio Romano, hasta el siglo XIX, ninguna nación eivilizada, excepto Inglaterra, se ocupaba del pugilismo. Los ingleses entienden por pugilismo, la lucha a golpes entre dos individuos pero con los puños des- nudos, es decir, sin guantes de ninguna clase. Ese sport llegó a entusiasmar tanto en Inglate-' rra y adquirió tal grado de brutalidad, que el Gro- bierno se vió precisado a prohibirlo, y se cuenta que la última pelea notable, a puñetazo limpio, la que sostuvieron Sayers y Heenan, que fué declarada “ta- bla”? en medio de un gran escándalo, dejó a Sayers, casi ciego y con un tendón del antebrazo derecho en completa rotura, y por supuesto su adversario tam- poco quedó en condiciones físicas menos ventajosas. - Por ese entonces surgió Broughton, quien ha si- do considerado como el padre del moderno pugilis- mo británico, habiendo inventado los guantes que desde entonces se emplean, modificando así las pe- leas, que llevan el nombre de boxeo, vocablo derivado de la palabra inglesa **Box”” (golpe). También este célebre puegilista del siglo XVIII, redactó un Regla- mento con tendencias a hacer menos repulsivo el en- tretenimiento. Jackson, otro famoso pugilista inglés, siguió in- 928 ANALES DE LA eculeando el sport a pesar de las críticas más o menos sentimentales, habiendo tenido como discípulos a jó- venes de la más alta aristocracia, uno de ellos, el poeta Lord Byron. Pero la crítica adversa por lo que tenían las lu- chas de animalidad y fiereza continuaron y entonces, el octavo marqués de Queensberry, redactó su céle- bre código para la lucha con guantes. No creemos pertinente seguir detallando la evolu- ción del boxeo, que en resumen puede decirse que es una lucha a golpes con guantes de 8 onzas de peso, que los encuentros (rounds) deben limitarse a tres, cada uno de tres minutos de duración y con inter- valos de tiempo suficientes para permitir a ambos combatientes reponerse de las fatigas del anterior encuentro. Recuérdese también que el objetivo de estas luchas ha sido tratar de equipararlas a la es- rima, hacerlas torneos de fuerzas entre caballeros v por eso no se permiten golpes por debajo de la cintura y se respeta al caído, decidiéndose la lucha por un Juez, que sin necesidad de esperar a que uno de los luchadores caiga con pérdida del conocimien- to, puede adjudicar la vietoria a aquel que haya al- canzado mayor número de puntos de técnica. Los sajones achacar mucha de la impopularidad que entre los elementos latinos hay contra el boxeo, a que en Francia, y especialmente en Marsella y sus cercanías, desde 1830, se boxea como los antiguos eriegos, pero lo modifican dándose pateaduras y cabe- zazos. El gran Alejandro Dumas (padre) trató de modificar el boxeo francés, esforzándose por elevar su práctica, introduciendo primero reformas suge- ridas por el boxeo inglés y luego, alentando a los jóvenes de la mejor sociedad a que se dedicaran a ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 329 ese sport hasta entonces cultivado por las clases más inferiores del pueblo francés, pero parece que fra- casó. Es evidente que una lucha de esa indole bien re- elamentada entre dos individuos, por ejemplo cul- tos y de iguales peso y talla no ha de causar mucho daño y quizás sí todo lo. contrario, por cuanto se ne- cesita adquirir además de fuerza muscular, cierta agilidad y actividad cerebral. Desgraciadamente es muy difícil encontrar esa igualdad de condiciones en los adversarios, y como que generalmente a la fuerza bruta no siempre le acompaña una mente juiciosa que con disereción ]le- gue a golpear sin ser golpeado su poseedor, tenemos que convenir que no es extraña la aversión que por los elementos refinados y sensibles se siente por esa clase de pasatiempos, pues son bastantes frecuentes las lesiones que se causan desde las más ligeras y pasajeras hasta las más crónicas y permanentes que producen la invalidez y alguna vez hasta la muerte. Como resumen de todo lo anterior y en contesta- ción a la consulta solicitada podemos decir en con- elusión : ' 1—Que científicamente no pueden considerarse convenientes a la salud del individuo las luchas de boxeo. 2—Que los golpes que reciben los luchadores en la cara, estómago y tórax, si son fuertes pueden pro- ducir conmociones cerebrales, y toda clase de lesiones al globo ocular y a cualquier otro órgano alcanzado por los golpes. 3"—Que las lesiones en cualquier órgano causa- das por golpes en el boxeo, pueden ser de diversos erados, desde leves y pasajeras hasta crónicas, en cu- 330 ANALES DE LA yo caso pueden perturbar el funcionamiento de de- terminados órganos como el cerebro, o los ojos inclu- yendo la catarata traumática, o los pulmones, pero que no creemos probable que los golpes sobre el es- tómago causen las úlceras gástricas. NOTAS DEMOGRAFICAS POR EL DR. JORGE LE-ROY Y CASSÁ Sesión del 24 de marzo de 1922 En la comunicación que tuve el honor de presen- tar a esta Academia, en la sesión del 10 de febrero último, presenté bajo este mismo título, algunas con- sideraciones relativas a los matrimonios, nacimien- tos, nacidos muertos y defunciones ocuridas en nues- tra capital, durante el quinquenio de 1917-1921, y al tratar sobre las últimas hice constar que no las iba a estudiar entonces desde el punto de vista sa- nitario, porque sería motivo de otra contribución. Esta es la que vengo ahora a someteros, estudiando las principales enfermedades que han determinado las defunciones en la Habana durante los años de dicho quinquenio 1917-1921. Lo que primero llama la atención es la notable disminución del coeficiente de mortalidad, que por su interés reproduzco aquí. Años Total de muertes Mortalidad ISP, LATA 7,059 20.17 LS MANCO ITMROO 7,942 22.30 a e A 7,629 21.06 1920) ¿0 VOICE 8,916 24.20 1d dde era: 7,457 19.91 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 3591 Indudablemente que la gran epidemia de gripe que azotó a la Habana en los años 1918-1919 y tuvo un nuevo pequeño brote en los comienzos del año 1920, fué la que determinó esos altos coeficientes, el último de los señalados, el más alto que se registra después de la terminación de la soberanía española en nuestra patria. Debe señalarse también el notable descenso ocu- rrido en las muertes producidas por las enteritis en los niños menores de dos años, que de 1,104 falleci- mientos en 1920 bajó a 706 en 1921; la disminución del número de óbitos producidos por el cáncer en todas sus formas y localizaciones, interrumpiendo la línea continuamente ascendente de varios años, de- bida también a la gripe que acabó con todos los en- fermos de esa terrible dolencia, sin que muriesen a consecuencia de sus estragos, Por otra parte, es triste tener que señalar el con- siderable ineremento que durante el año último han tomado los suicidios, pues sin contar los atentados y refiriéndose mis cifras solamente a los consuma- dos, que terminaron por la muerte se ve que de 91 que se registraron en 1920 se elevaron a 140 en el año 1921. Si se recuerdan las condiciones económi- cas y de malestar social que afectaron a nuestro país en este último año, se comprenderá fácilmente esa insólita elevación de la curva que señala esa enfer- medad social. Para evitar comentarios, nada me parece más oportuno que poner a vuestra vista el cuadro siguien- te, en el que he comparado las cifras absolutas de las defunciones ocurridas en cada uno de los cinco años estudiados, refiriéndola a las principales causas de muerte, tanto de las enfermedades infeeto con- 332 ANALES DE LA taglosas y por tanto evitables, como a otras que pue- den haber sido influenciadas de manera más o menos directas por la pandemia gripal. DEFUNCIONES POR LAS CAUSAS ABAJO EXPRESADAS DURANTE EL QUINQUENIO 1917-1921 EN EL TERMINO MUNICIPAL DE LA HABANA Causas de muerte al A E NOA BAUL ME NA A TA DO SATampión. seridjs De EA. SCA oda IO DIET A ADO o A Rd] DES o TO A y aia e EXISIPCA: MEA ADA Meningitis meningocóccica.... abia. Ma ALLE SAR. NE Tuberculosis pulmonar........ Otras tuberculosis e de SAM A A iO. Infección purulenta y septi- coma de o lol ae CANCION ES ¿Amemia, ClOrOSIS e los a ACOSO MENOS Me ELE Hemorragia cerebral.......... Convulsiones de los niños.... Endocarditis y miocarditis agudas VIE OLA E Anima de pecho. at albert Enfermedad org. del corazón. Enfermedades de las arterias. Bronquitis acuda terre aa 3ronquitis Crónica... o... .p ICC Neumonía NI1ITE. AMES ME 3 135 5 0 12 1,106 68 40 Hh 1918 1919 1920 1921 166 125 153 118, = S 19 20 23 E 0 2 1 puÉ 3 1 46 A 6 1 22 SS 18 4 2 ES 11 0 16 E IA 213 49 — 2 3 5 5= 6 9 S BILL 16 Ajó 0 0 1 2 13 20 19 22 1,294,015 Piisr 101035 86 74 56 58 + 38 32 31 3845 0 0 0 sha 28 36 33 52 401 460 491 408 — 15 14 19 19 = 27 97 31 as 20 19 41 Aa 4 6 11 E 103 116 162 68 — 162 177 259 a 48 33 51 46 — 29 58 118 ¡ELA 44 42 64 pet 625 675 759 662 — 807 756 860 685 — 166 166 213 186 — 53 55 83 76 = 340 145 925 ASE 58 34 47 50 + ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 309 Causas de muerte 1917 1918 1919. 1920 1921 CUT ol Da 27 48 34 35 41 + Congtión. y apoplegía pulmonar 18 21 29 36 52 + Wicca toma oi 47 36 27 39 Dd) + Enteritis menores de 2 años.. 695 7183 811 1,104 106 — Enteritis 2 años y mayores... 294 245 307 418 392 — Apendicitisa MAN LA: 39 37 44 15 52 — A a ds ee ales 64 69 58 67 64 — Cirrosis del higado... 68 63 81 9 92 — Otras enfermedades del hígado 38 34 43 63 39 — Neruda aa 36 36 52 60 45 — INCL ACLOMCde 249 242 303 311 291 — Septicemia puerperal......... 26 24 34 34 3=— Eclampsia puerperal.......... Hal 11 25 12 18 + Ganarena Motel od. 34 64 51 34 iS Vicios de conformación congé- E A Na al D2 37 41 51 + Debilidad congénita.......... 200 203 190 211 193 — Som a oo 80 63 58 69 61 — Suc diosas a ode 85 94 TS 91 140 + Los signos +, —, = que aparecen a la derecha de la última colunma de cifras, representan las diferencias favorables o adversas o las igualdades con las muertes del año anterior. 834 ÁNALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA EXTRAORDINARIA DEL 31 DE MARZO DE 1922 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes. —De Número: Dres. A. Betan- court, R. de Castro, J. G. Díaz, F. M. Fernández, C. E. Finlay, L. Ortega, M. Ruiz Casabó, J. A. Simpson. Con la asistencia de los señores académicos antes citados, del Alcalde de la Habana, de numerosa y distinguida concurrencia entre la que figuraban elegantes damas, se celebró la sesión ex- traordinaria oportunamente convocada, para que el R. P. Pele- erín Franganillo Balboa, S. J. diera una conferencia de vul- varización científica sobre Las maravillas del cuerpo humano a la luz de la Biología, El señor Presidente, en breves frases hizo la presentación del conferencista y acto seguido ocupó la tribuna el P. Fran- anillo Balboa, quien comenzó por explicar el por qué de su conferencia, cuyo programa es el siguiente: INTRODUCCIÓN. —Intensidad actual de los estudios del cuerpo humano. Lo que se ha descubierto y lo que falta por saber. ProrosiciónN.—El cuerpo humano es la maravilla de las ma- ravillas. ARGUMENTACIÓN : i.—Testimonmios: a) de Filósofos, b) de Biólogos, e) de Poetas. 1.—Principales maravillas: 1.—Belleza corpórea. 2.—La voz articulada. 3.—Orden y finalidad. 4.—Complejidad y ar- monía. 5.—El silencio con que funciona la complicada ma- quinaria del cuerpo humano. 6.—El mieroscopio confirmando lo que hasta aquí se ha dicho.—Objeciones. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 330 TL.—Otras maravillas. A.—Las defensas locales: 1.—La piel y las mucosas. 2.—Aparato especial de vigilancia y de- fensa del organismo. 3.—Protecciones de los centros nerviosos y del corazón. 4.—Idem de los pulmones y. vías respiratorias. 5.—Defensas del tubo digestivo. B.—Las defensas generales: 1.—Inteligencia, sentidos, ins- tintos. 2.—La gran defensa general o suero sanguíneo. 3.— Acción protectora general de ciertos óreanos especiales: a) híga- do, b) glándulas vasculares sanguíneas y ovarios, e) sistema nervioso. TV .—Conclusiones. Al terminar su interesante conferencia, el Dr. Santos Fer- nández dió las gracias al P. Franganillo Balboa por su hermosa contribución científica y dió por terminado el acto. LAS MARAVILLAS DEL CUERPO HUMANO A LA LUZ DE LA BIOLOGIA Conferencia de vulgarización científica POR EL P. FRANGANILLO BALBOA, $. J. Sesión pública extraordinaria del 31 de marzo de 1922 Exordio. Señor Presidente. Señoras, señores: Invitado amablemente por el Dr. Le-Roy y con el consentimiento del señor Presidente de la Acade- mia de Ciencias, vengo esta noche a ocupar esta tri- huna, enaltecida por la ciencia de tantos doctores, que desde aquí han dirigido la palabra a públicos competentísimos en todos los ramos del saber, pero sobre todo en medicina. Yo no soy médico, ni he asistido jamás a la autop- sia de un cadáver en una sala de disección, y sin em- bargo, os voy a hablar de un asunto íntimamente re- lacionado con las ciencias médicas. Perdonad, pues, mi atrevimiento. 306 ANALES DE LA En los muchos años que llevo estudiando Ciencias Biológicas he descubierto en el cuerpo del hombre estupendas maravillas, y sobre éllas quiero discurrir. Y, ¡claro!, que más que otro alguno, necesito yo de vuestra benevolencia. Por eso en élla confiado, doy principio a mi discurso. No hay en el mundo visible maravilla más grande que el cuerpo humano. Según Fenelón, el cuerpo del hombre es la obra maestra de la naturaleza. El estudio del organismo humano se ha tomado tan a pecho, sobre todo de un siglo a esta parte, que en casi todas las ciudades se han abierto salas de autop- sia, anfiteatros de disección, escuelas de medicina, v se han erigido laboratorios de Fisiología, clínicas y museos de carácter especial. La técnica histológica, la mierografía, la miero- metría, los métodos de coloración v de investigación, la ultramieroscopía y el material de laboratorios se han perfeccionado lo indecible. Las vivisecciones y experiencias de todo género en orden a estudiar cada uno de los órganos no tienen número. Se han creado ciencias especiales para cada apa- rato y aun para cada órgano, a saber, la neurología, la oftalmología, laringología, estomatología. Mas ¿qué digo para cada órgano? Para cada parte de un órgano se ha formado una ciencia especial, y así tenemos la citología, la histología, la estequiología, el quimismo orgánico. Y cada una de estas ciencias cuenta con legiones de especialistas investigadores, y con revistas en mu- chas lenguas. | Pues, a pesar de todo, la ciencia del cuerpo huma- no, lejos de agotarse, cada día ofrece nuevos y más dilatados horizontes a la investigación de los sabios. ACADEMIA DF, CIENCIAS DE LA HABANA 39/ Ayer se trabajaba para descubrir las múltiples reacciones de la digestión y el papel que desempeña- ba el núcleo en la división celular; hoy se estudia la fagocitosis, la diapedesis, las antitoxinas, la onto- venia y la filogenia, el aparato eromidial del proto- plasma y los mitocondrios; para mañana ya se vis- lumbra un campo vastísimo en la mieroquimia de los coloides y en la teoría del sincelio, que quizás dé al traste con la teoría celular. Proposición. No se puede negar que el cuerpo humano sea la maravilla de las maravillas, la cosa visible más admirable, que el entendimiento puede concebir y los ojos ver. Pero al mismo tiempo tam- bién hay que admitir que en ningún otro ser mun- _ dial se ve tan a las claras, como en el cuerpo del hom- bre, la intervención de una causa inteligente y or- denadora. TESTIMONIOS Jenofonte nos refiere que el filósofo Sócrates tuvo una conversación con Aristodemo acerca de la Divinidad en esta forma: ““¿ No te parece que el que creó a los hombres en un principio les dió órganos para que les fueran útiles; los ojos para ver, los oídos para oir...? Y ¿dudarás, si las cosas han sido hechas casualmente y no con un fin determina- do? Yo por mi parte creo que parecen obras de un artista inteligente. Dios no sólo ha dado a nuestro cuerpo una forma más noble, más bella, que la de los animales, sino que también le ha dotado de un alma perfecta, capaz de conocer la existencia de los dio- DOS ANALES DE LA ses.?? (Jen. Conversa. meta. de Sóerates, lib. 1, e. 4.) La filosofía griega, representada por Aristóteles y Platón, opina lo mismo. (Véase la Metaf. lib. XI del primero; y al segundo en Ziímeo.) El filósofo y orador latino, Cicerón, en su libro De natura deorum, lib. 11, 37, 35, asevera la misma cOSa. Al fin del siglo segundo el célebre médico Galeno dijo: “Oh tú que mos has hecho. Yo te honro más descubriendo la bondad de tus obras, que sacrificán- dote manadas de toros.”” Y nótese que estas pala- bras las escribió al terminar la descripción del cuer- po. Tales eran las maravillas que en él descubrió. Hipócrates, lo mismo que Galeno, hizo a Dios autor de la medicina. Pues ¿de dónde sacaron tal consecuencia estos dos médicos gentiles sino de la consideración de las maravillas del cuerpo humano ? El árabe Maimónides, médico del califa de Córdoba, exclama en un libro suyo: ¡Dios de bondad, tú has formado el cuerpo del hombre con sabiduría infinita! Omitamos los testimonios de los grandes pensa- dores Alberto Magno, Rogerio Bacón y Raimundo Lulio, y citemos a Bossuet, el cual dice: “Quien conoce al hombre verá que es una obra de un designio admirable, concebida y ejecutada única- mente por una sabiduría inmensa. “Y, si la sabiduría de su autor se revela en el con- junto, no se destaca menos en cada parte. Todo está dispuesto en el cuerpo humano con maravilloso arti- ficio.”” El gran Fenelón, en su tratado de la existencia de Dios, tiene unas páginas preciosas. Dice: “Los hue- sos, las arterias, las venas, los nervios y los músculos, que componen el cuerpo humano, tienen más arte y ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 09), armonía, que toda la arquitectura de los griegos y egipcios. Sin la nariz colocada en medio, el rostro sería plano y deforme. ¿La sustancia cerebral, al- macén de tantas imágenes, cuantos objetos nos han impresionado desde que nacimos, no es un prodigio asombroso ?”” Admirable es la invención de los libros. Pero ¿qué vale el libro más hermoso al lado del cerebro de un sabio? Aquí en tan pequeño recipiente están cuantas imágenes se necesitan; se las llama y vienen, se las despide y desaparecen, hundiéndose no sé dón- de, para dejar el puesto a otras nuevas. ¿(Qué mano ha sabido ocultar en esta masa blanda, especie de barro, imágenes tan preciosas y ordenadas con tanto arte? En el siglo XVITI, el sabio anatómico Morgagni, asombrado de las maravillas que observaba en el cur- so de una operación, arrojó a tierra el escalpelo, y comenzó a gritar: ¡Ah, si yo amara a Dios como le conozco! TI PRINCIPALES MARAVILLAS Nada diré de aquella maravilla, que lleva por nombre Instinto Social de la especie humana. Tam- poco diré cosa alguna sobre aquella otra más estu- penda aun, que se llama inteligencia, y de la cual cantó el poeta: Dios al sacar al hombre de la nada, a su espíritu dió la inteligencia, luz superior a la que al sol fué dada, chispa que por Dios mismo fué arrancada del alma luz de su divina esencia, La razón de omitir estas maravillas es porque yo 340 ANALES DE L*£ no vengo a desempeñar aquí el papel de psicólogo, sino a estudiar el cuerpo humano a la luz de la Bio- logía. 1. Belleza corpórea. La primera maravilla con que tropiezan nuestros ojos, al lanzarlos sobre las personas, es la belleza corpórea de la especie huma- na. De la cual me limitaré a decir lo que de élla cantó el fecundo poeta José Zorrilla: Hizo al hombre de Dios la propia mano, que tanto para hacerle fué preciso; hízole de la tierra soberano y le dió por palacio el paraíso. Agil de miembros, la cerviz erguida, orlada de flotante cabellera; los claros ojos, respirando vida, luenga la barba y con la voz severa. Dios que su soledad miró enojosa, de tornarla en placer buscó manera; y una mujer bellísima, amorosa, le ofreció liberal por compañera. Era la hermosa de gentil talante, acabada de pechos y cintura, de enhiesto cuello y lánguido semblante, rebosando de amor y de ternura. Clara la frente, altiva y despejada, negras las cejas, blanca la mejilla, raseada de ojos, blanda la mirada, do turbio el sol en competencia brilla. Tendida por los hombros la melena, la blanca espalda de la luz velando, hallóla Adán al despertar serena, sus varoniles formas contemplando. 2. La voz articulada. Antes de penetrar en el interior del cuerpo, aun se descubre en él otra mara- villa, es decir, la voz articulada. Las grandezas de este portento nos las describe ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 341 muy bien el mismo poeta en su libro titulado A/bum de un Loco. Dice así: El mar, la fiera, el ave, el aura, el eco, producen un rumor informe y hueco que del oído la atención seduce, que vagamente la atención recrea. La voz de cuanto existe se reduce a unos compases de armonía fija, que retumba, que trina, que gorjea, que murmura, susurra o que golpea tenaz, y sin cesar se reproduce invariable y tal vez impertinente; pero la voz del hombre, como hija de su alma inteligente, como emanada de la voz divina del sumo Criador omnipotente, no gorjea monótona, no trina invariable y tenaz, sino argentina, suave, flexible, armónica, sonora, cautiva la atención y la domina; no hiere con su son sólo el oído, que pasa por el alma su sonido; rica de sentimiento, se introduce dentro del corazón y en él produce la sensación que producir desea, porque la humana voz no se reduce, a un son inútil que en el aura ondea, sino que es un son vivo, que traduce de su alma noble la viviente idea. La voz del hombre, lánguida, vehemente, bronca en su ira, en su placer aguda, Su voz es la palabra, que en la tierra desparrama, veloz, rica y potente, la luz de su cerebro inteligente. 3. Orden y finalidad. Tratándose de fenóme- nos naturales, si el orden pasa de ciertos límites, se 342 ANALES DE LA atribuye a la intervención de una causa inteligente. Supongamos que un día en una calle de la ciudad de la Habana se incendian 10 casas. Aquí el princi- pio de causalidad reclama solamente una causa ciega, por ejemplo el viento. Pero es el caso que un día se queman 10 casas de una calle de la siguiente manera: una casa de cada erupo de 12, Ah, aquí el principio de causalidad exige la intervención de una causa inteligente. Tal grado de orden no compete a la acción de las fuerzas ciegas Pues bien, ¿qué vale este grado de orden compa- rado con el del cuerpo humano? Para servirme de un ejemplo, fijémonos nada más que en el aparato circulatorio. El fin de este aparato es llevar sangre a todos los tejidos del cuerpo, para que se nutran y vivan. Aho- ra bien, nadie dirá que se pueda idear aparato más a propósito para tal fin: una bomba, aspirante e im- pelente con cuatro válvulas; troncos arteriales que se resuelven en millones de tubitos; red intrincadí- sima y sutilísima de tubos capilares microscópicos, que invaden todos los órganos, rodeándolos y pene- trando en todos sus resquicios; radículas venosas nu- merosísimas que reuniéndose unas en otras forman ramos, y éstos ramas, y las ramas dos troncos o venas cavas, superior e inferior; finalmente un líquido nu- tricio, la sangre que corre por todos estos tubos; y que, oxigenándose en los pulmones y purificándose en los riñones, proporciona alimento y vida a todas las células del organismo. Para la formación de este aparato millones d: piezas, subordinadas las unas a las otras, se han teni- do que disponer, innumerables causas han tenido que o) He o] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA intervenir, sin anularse ninguna a su encuentro con las demás, antes bien, ayudándose, al obrar bajo la misma orientación, bajo el mismo fin. Una serie de causas ha tenido que constituir un sistema perfectísimo de vasos, para que por éllos corra la sangre; otras causas han hecho que las arte- rias, conductos elásticos que llevan líquido puro v que si se abren, no se pueden cerrar, caminen muy resguardadas por lo profundo de los órganos; y que las venas, que contienen sangre impura y que, si su- fren alguna herida, la cicatrizan pronto, marchen por la superficie; causas para dar origen al líquido nutricio y proporcionarle medios de purificación y regeneración; causas para labrarse ties tubos, el ca- nal torácico y las dos venas suprahepáticas, que vier- ten los productos de la digestión, absorbidos, en la sangre, la cual se encargará de conducirlos a las cé- lulas. ¿Qué más? Causas para que las venas, que lle- van sangre contra la acción de la gravedad, estén provistas de válvulas; causas para que carezcan de éllas las venas, que caminan de arriba abajo, y las arterias, porque ni unas ni otras necesitan de tales adminículos; causas para que los leucocitos de la san- ere salgan de los vasos, cuando conviene, y se espar- zan por todos los tejidos a ejercer su fagocitosis, o comida de pestíferos microbios. Pues bien: ¿no es una locura afirmar, como lo hacen los materialistas, que todas estas causas tan diversas y en tanto número han concurrido de un modo casual a la consecución de un fin tan manifiesto ? Un reloj, andando, nos trae a la memoria no sólo la mano inteligente de un artista, sino también la mano del que le dió cuerda. Y el aparato circula- 344 ANALES DE LA torio, que tiene infinitamente más piezas y más com- plicadas que un reloj, y que anda con movimientos rítmicos de sístoles y diástoles 10, 30, 60 años, sin parar, ¿no nos ha de recordar la mano de un artista soberano y de un primer motor inmóvil, que le haya puesto en movimiento ? ¡Ah!, en vano apelarán los materialistas del trans- formismo a la palabra adaptación, diciendo que las células se fueron adaptando poco a poco hasta cons- tituir aparato tan maravilloso. ¡Adaptación!... Palabra huera propia para engañar a ignorantes. Que bien dijo Goete: “cuando falta la idea, se 1n- venta una palabra”. Y aquí la palabra es adapta- cióN. | Pero es el caso que atribuyvendo los materialistas del transformismo a la materia viva la propiedad de adaptarse, sin querer, favorecen lo que impugnan. Porque si la materia viva tiene la propiedad de adap- tarse, revela finalidad, con lo que ya estamos de lleno en la doctrina de las causas finales, y por tanto de la existencia de un Ser supremo ordenador. 4, Complexidad y armonía. Admiramos y con razón ciertos cuadros, ciertas estatuas, el cinemató- orafo, el fonógrafo, y ¿qué son todas estas creacio- nes de artistas y científicos, sino pálidas imitaciones del cuerpo humano? Los cuadros y estatuas imitan tan sólo la superficie del cuerpo del hombre; de su interior nada dicen. El cinematógrafo imita sus movimientos y acciones, el fonógrafo, su voz. Pero ¿qué valen todas las obras artísticas y clen- tíficas de los hombres al lado del armonioso conjunto de maravillas del cuerpo del hombre? En él hay más fábricas, más máquinas, más labo- ratorios y más belleza, que en ninguna ciudad del ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 345 mundo: fábrica de regeneración vital, constituida por los pulmones; fábrica de refinación y digestión de los productos alimenticios, formada por el estó- mago e intestinos; fábrica de calorificación y fuerza motriz, a la vez que farmacia incomparable que es el hígado; fábrica de formación de glóbulos rojos y de hierro, que es el bazo; fábrica de filtración y pu- rificación, o riñones; máquina elevadora de agua, 0 bomba de doble efecto, representada por el corazón; sistema irrigatorio admirable cual es el de las venas y arterias; fábrica eléctrica, o cerebro, de donde sa- len y a donde confluyen innumerables hilos, cables y reóforos; aparatos de mecánica esparcidos por todo el organismo, a saber, palancas, resortes, engranajes, muescas, poleas con aceiteras llenas de líquido lubri- cante y con manguitos protectores, que no son otra cosa los huesos, músculos, aponeurosis, tendones, li- gamentos, articulaciones y sinoviales; aparatos de locomoción y defensa y aperos de labranza, es decir, las piernas y los pies, los brazos, manos y dedos; má- quinas fotográficas acabadísimas con objetivos in- comparables, con diafragmas, cámaras obscuras, ob- turadores, reflectores, muelles de adaptación para distancias y películas impresionables, tales son los ojos; instrumentos registradores de sonidos, o sean los dos oídos, cada cual con su trompetilla acústica, su micrófono y su caja de música y su teléfono elée- trico otocerebral, que es el nervio auditivo; gramó- fono y óboe, representados por la laringe; aparatos de ensayos y análisis de los alimentos, que son las pa- pilas del gusto; aparato estupendo engendrador de innumerables seres microscópicos con vida y movi- miento, que el ingenio humano ni siquiera puede imi- tar; finalmente, cubriendo y protegiendo tantas fá- 346 ANALES DE LA bricas, tantos talleres, tantos laboratorios, la piel re- sistente v elástica, provista de millones de aparatos, o corpúsculos, táctiles, para apreciar la temperatura, humedad, peso y extensión de los cuerpos. Y lo que es más admirable, en medio de tanta ma- quinaria, de tanta fábrica, de tanto aparato en mo- vimiento, de tanta complicación arquitectónica, la unidad y la armonía, la coordinación estética y el silencio. : 5. El silencio. Sobre todo, señores, el silencio. Efectivamente: todas las máquinas del organismo humano, productoras de centenares de miles de kilo- erámetros, funcionan sin ruido. Apenas se sienten los latidos del corazón. La sangre corre a torrentes y a Oleadas por nuestras arterias, y no lo advertimos. Trabajan las prensas y laboratorios digestivos, y nada se oye. Funcionan millones y aun trillones de laboratorios, verificando maravillosas síntesis y no menos admirables análisis, y nadie se percata de ello. Nada turba nuestro sueño, nada distrae nuestros es- tudios, nada molesta nuestro reposo. ¡Oh, esto es admirable! ¡Tan grande ha sido la proporción, la delicadeza, la dulzura, la perfección, que el Creador ha puesto en el movimiento de tan complicada y gigantesca maquinaria! ln las primeras exposiciones de mediados del si- glo XIX, los viajeros no podían vivir con el ruido ensordecedor de los volantes, bielas, émbolos y engra- najes, y con el estrépito y zumbido de los locomóviles. Por el contrario, en las últimas exposiciones apenas molestaba el ruido, cuando funcionaban los motores de las máquinas en los pabellones. ¡Así va el hom- bre perfeccionando sus artefactos! Pues las máquinas del cuerpo humano son todas ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 347 perfectas desde un principio por su solidez, por su pujanza, por su delicadeza, por su economía, por el silencio con que funcionan. 6. Elmicroscopio confirmando lo que hasta aquí se ha dicho. Datos más sorprendentes aun nos ha venido a suministrar el microscopio, auxiliado de la micrometría y de la micrografía. Según el, hay en el cuerpo del hombre multitud incalculable de laboratorios químicos; su número es no ya de billones, sino de trillones; y estos laborato- rios, que son las células, aunque pequeños, están ad- mirablemente montados y presentan máquinas pro- ductoras de sustancias complicadísimas y ejecuto- ras de funciones muy delicadas. Agrupándose millones de estos elementos anató- micos y aunando todas sus fuerzas, constituyen te- Jidos, y los tejidos órganos, y los órganos sistemas y aparatos: sistema óseo, sistema muscular, sistema nervioso, aparato circulatorio, digestivo, secretor. ¡Ah!, cuando se estudian al mieroscopio estos la- boratorios, llamados células, y se ve que en el orga- nismo humano llegan entre todos a un cuadrillón (diez veces cien mil trillones) ; y se advierte que cada uno desempeña determinadas funciones; y se nota que todos están dispuestos y ordenados en jerar- quías, convergiendo a un mismo designio, a un mis- mo fin; y se halla que, en medio de tanta complexi- dad por todas partes aparece el orden, la armonía, el silencio, no se puede menos de exclamar: - “Por qué no verán todos lo que uno ve con sus propios ojos y contemplarán lo que uno contempla, para prorrumpir en alabanzas del Ser sapientísimo, que ideó y realizó tan gran maravilla, como es el cuer- po humano?”” 348 ANALES DE'LA Afirma M. Poincaré que para calcular los movi- mientos de cuatro cuerpos celestes y redondos, some- tidos a la sola ley de la atracción y obrando unos só- bre otros, se necesitarían instrumentos matemáticos mucho más perfectos, que los que hasta el presente hay. Así que por ahora ese problema no se puede resolver, Pues ¿quién ha resuelto este problema en el or- ganismo humano, tratándose no ya de la acción recí- proca de cuatro cuerpos, sometidos a una sola ley, sino de la acción recíproca de un cuadrillón de par- tes organizadas y vivas, sujetas a muchas leyes: a la capilaridad, ósmosis, radiaciones, temperatura, elec- tricidad, autoreparación, multiplicación ?; ¿quién ha resuelto este problema relativo a un cuadrillón de células sujetas a tantas leyes y funcionando cada una en un espacio mínimo ? Objeciones. Dice Stuart Mill que lo único que se puede admitir es una divinidad imperfecta a cau- sa de que el cuerpo del hombre está lleno de defectos. Contra tal afirmación protestan indignadas la anatomía y la fisiología actuales. Ningún anatómi- co, ningún fisiólogo de nota ha podido dar hasta el presente la menor lección a la naturaleza. Nadie ha hallado que un solo hueso debiera estar configu- rado de otro modo, ni encajado en otra parte, ni agu- jereado de otra suerte. ¿ A que ningún sabio se atre- ve a indicar otra disposición de los óreanos humanos ni más útil, ni más estética, ni más económica ? Si con los pretendidos defectos del cuerpo del hombre ha querido indicar Stuart Mill que este sér no es absolutamente perfecto, no ha hecho otra cosa que dejar salir de sus labios una perogrullada. Nosotros somos los primeros en afirmar que ni o ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 349 el hombre, ni el mundo, son seres infinitos, y por consiguiente, que son susceptibles de perfección. Lo que sostenemos es que el hombre y el mundo son relativamente perfectos, es decir, perfectos re- lativamente a las miras y plan que Dios tuvo al crearlos. Más necia es aún la objeción de cierto alemán que dijo: **51 Dios existiera, hubiera dado al hombre un cuerpo resistente e impenetrable a las balas.”? ¡Qué concepción tan grosera del cuerpo del hombre! ¿Qué sería el hombre con un cuerpo de acero? TIT OTRAS MARAVILLAS Tal vez crea alguno que me voy a ocupar ahora en la descripción de la maravillosa textura de la cor- teza del cerebro, ponderando los portentos que se des- cubren en sus cuatro zonas: molecular, de las peque- ñas pirámides, de las grandes pirámides y de los cor- púsculos polimorfos. No, no quiero decir nada, ni de las regiones del cerebro, ni tampoco de aquellas dos admirables prensas filtradoras, constituidas por innumerables tubitos, que comienzan en un cuerpo de Malpighio y terminan en una papila renal. Pues estos temas requieren, cada uno, más de una hora de explanación. Por eso voy a exponer otras maravillas, que, si bien no asombrarán tanto los entendimientos de la gente sabia, al menos los entretendrán útilmente, causando, en general, sorpresa y admiración a toda clase de oyentes. Voy a hablar de las defensas naturales de nues- tro organismo. 350 ANALES DE LA Y para proceder con orden las dividiremos en defensas generales y defensas locales, comenzando por estas últimas. A. DEFENSAS LOCALES 1. La piel y las mucosas. La piel equivale a un vestido, que resguarda todos los órganos del cuerpo. Por su resistencia, por su espesor y apretada trama, por su elasticidad y fácil deslizamiento, los defiende contra las injurias del tiempo, los pone a buen re- caudo contra los choques de los cuerpos brutos, y los libra de numerosos traumatismos. A élla se debe la temperatura constante de 37 gra- dos que tiene el organismo, con lo que éste queda a salvo del frío y del calor. Su dermis espesa, sus numerosas capas epidér- micas y la capa grasienta del tejido celular subcutá- neo vienen a ser, como otras tantas mantas, que le abrigan, amortiguando los rigores del frío. Cuando éste es muy intenso, se aprietan las redes de los vasos cutáneos, se contraen los capilares por acción refleja de los nervios vasoconstrictores, se horripila la piel, tornándose en carne de gallina, y sobrevienen los escalofríos, que advierten la necesi- dad que hay de moverse, hacer ejercicios y abrigat- se; con lo que se evitan bronquitis, pulmonías y pleu- resías. | Ni es este sólo. Con los escalofríos se calienta el organismo. ¿Cómo? Porque éllos producen una serie de sa- cudidas musculares, cortas, pero continuas; las cua- les dan origen a repetidas oxidaciones en todos los tejidos, y por ende a gran cantidad de calor que, por ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 301 estar cerrados los capilares de la piel, queda casi todo dentro del cuerpo. Al revés, en una atmósfera sofocante, la piel re- eurre a mil medios para refrescar los órganos. Por una parte, mediante cierta sensación de un malestar característico, avisa a la inteligencia que ponga re- medio. Por otra parte, se esponja y abre, permi- tiendo la vasodilatación de las vénulas y arteríolas, y dando fácil paso al calor. Y como si esto fuera poco, echa mano de su apa- rato refrigerador, compuesto de tres millones de elándulas sudoríparas. Mil doscientos gramos de sudor se pueden rezumar diariamente a través de las paredes cutáneas, y evaporarse. Lo tual representa una pérdida de calor animal de más de 600 calorías, puesto que la evaporación de un litro de agua con- sume 570. Se ve pues, que gracias a la piel el frío calienta el cuerpo, mientras que el calor le refresca. Y ¿no es esto contrario a lo que debía de suceder, si el cuer- po estuviera sujeto únicamente a leyes físico-quí- micas? Más aún. La piel, entera, sin erosiones, ni lla- gas, con su revestimiento sebáceo, sus ácidos grasos, su secreción sudorípara, sus células epidérmicas ca- ducas, su apretada dermis y sus capas de fibras elás- ticas y resistentes, viene a ser como una muralla in- franqueable para los parásitos, microbios, venenos y toda clase de agentes patológicos, así físicos, como químicos. : La exquisita sensibilidad de la piel, al menor gol- pe, a la menor quemadura, grita a la inteligencia que ponga remedio, y poco a poco la va educando, para que aprenda a evitar los innumerables peligros, que 902 ANALES DE - LA «Je incesantemente amenazan destruir el cuerpo. Pre- cisamente las regiones más expuestas, como la cara palmar de las manos y los párpados, son las más sen- sibles. Por toda la superficie de la piel se hallan disemi- nados innumerables corpúsculos táctiles, que recogen la pequeña impresión dolorosa y la transportan a la médula espinal, o al cerebro, de donde vuelve, en for- ma de excitación motriz por un nervio motor, a obrar sobre los músculos; los cuales retraen violentamente la parte herida. ¡Ah!, si la piel no fuera sensible, si no experi- mentara dolor a la más pequeña quemadura, al más insignificante golpe, bien pronto se extinguiría la raza humana. Porque, andando el hombre entre pie- dras y árgomas, entre sabandijas y toda clase de ani- males, no tardaría mucho en sufrir contusiones, ro- zaduras, llagas, picaduras, etc.; y como tales inci- dentes se descuidarían, siendo la piel insensible, so- hrevendría luego la agravación e infección de las lla- gas, y la pérdida de los órganos necesarios para v1vir. Y ¿quién podría decir las enfermedades de que libran el cuerpo las mucosas, tanto las de las vías di- gestivas, como las de las vías aéreas? Sus epitelios aisladores impiden la entrada de los microorganismos hacia el interior, y sus mucosida- des, al salir, arrastran las bacterias. Como por las aguas de un río son arrastradas las inmundicias de una ciudad, así innumerables miero- bios son barridos por la continua corriente de secre- ciones nasales, brónquicas, traqueales o intestinales. 2. Aparato especial de vigilancia y de defensa. Anejo a la piel y mucosas, existe un aparato especial ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABÁNA 395 de vigilancia y defensa; es decir, una red de vasos linfáticos, que desembocan en ganglios y ciertos ór- ganos del mismo género, como las amígdalas, los fo- lículos cerrados, el apéndice vermiforme, etc.; los cuales ocupan puntos estratégicos en el organismo. Todos estos órganos tienen por misión luchar contra cualquier intruso mierobio. A los lados del itsmo de las fauces están las dos amígdalas, que vienen a ser como dos reductos, don- de los leucocitos hacen la guardia para estorbar el paso a los microbios, nocivos a la laringe. No hay, pues, que extrañar, si estas glándulas se inflaman de vez en cuando, ya que a cada triquete tienen que sostener luchas gigantescas. Aunque los leucocitos, al modo de cuerpo de po- licía, vigilan no sólo las calles y plazas, sino también todos los rincones de la gran ciudad del cuerpo huma- no, no obstante, se puede decir que sús trincheras las tienen a lo largo de los conductos linfáticos. En tiempo de paz, o sea de salud, están siempre alerta y hien equipados. Mas en tiempo de guerra, que es cuando viene la enfermedad, su arrojo y su valor no conocen límites. ¡Que por una herida, una quemadura, una infla- mación, penetran en nuestro cuerpo microbios, o sus toxinas! No importa. Semejantes enemigos que- darán envueltos por la linfa, en la que flotan exclu- sivamente glóbulos blancos, y entonces comenzará la lucha fagocitaria todo a lo largo del tubo linfático. Supongamos que se infecciona la herida de un dedo. Entonces contra los microbios, o agentes de la infección, se precipitan legiones de leucocitos. Trábase formidable lucha, en la que mueren a millo- nes los enemigos de ambos campos. Si triunfan los 354 ANALES DE LA intrusos, el dedo se inflama, debido al fragor de la pelea y a la descomposición de los cadáveres de los combatientes, principalmente de los leucocitos derro- tados en sus primeras trincheras. A partir del punto de la inflamación se nota por encima del vaso linfático, en que se hallan canaliza- dos los intrusos, una estela roja dolorida que va a parar al ganglio interno del codo. Y he ahí la primera fortaleza, que tiene que asal- tar el enemigo antes de pasar adelante. Si esta for- taleza es tomada por los microbios que triunfan de los múltiples y denodados fagocitos, se declara en élla la inflamación. Pueden los invasores continuar avanzando y des- truyendo fagocitos, hasta llegar a la segunda fila de defensas, donde están los cinco fuertes, que se lla- iman ganglios axilares. Aquí se entabla nueva y descomunal batalla, en la que algunas veces salen vencedores los microbios, inflamando los ganglios de la axila y avanzando, aunque con gran dificultad por ser muchos los miles de soldados que les disputan palmo a palmo el terreno. Y al fin, si en su marcha victoriosa, consiguen en- trar en la sangre, también allí tienen que habérselas con legiones y legiones de fagocitos, o glóbulos blancos. En estas luchas titánicas, para que ganen los mi- erobios una vez, salen victoriosos cien veces los fa- gocitos, porque están muy hechos a guerrear. 3. Protecciones de los centros nerviosos y del corazón. Yl cerebro, órgano el más «principal y ad- mirable del organismo, hállase cuidadosamente blo- queado por el líquido raquídeo, por las meninges, por la bóveda craneana y por el cuero cabelludo. Qi ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA Mas, como si esto fuera poco, su tejido es un me- dio desfavorable para el desarrollo de las bacterias. Los vasos sanguíneos, antes de entrar en él, se en- trecruzan y ramifican, formando una espesa y deli- cada trama, disposición altamente providencial, que refrena y regulariza la sangre, traída por los vasos, previniendo de esta suerte las apoplejías, cuando cualquiera región cerebral se congestiona, que suele suceder con frecuencia. La médula, centro nervioso importantísimo, se aloja sin temor a golpe, ni a herida, en el túnel óseo, labrado en la columna vertebral. El corazón, órgano tan necesario para la vida, además de estar envuelto por dos hojas pericardíacas, cobijado por los dos pulmones y protegido por las costillas, y escudado por el esternón, tiene la propie- dad de reaccionar contra toda clase de excitaciones e impresiones, ya retardando o acelerando su mar- cha, ya haciendo oscilar la presión. En las hemorra- gias agudas sufre un síncope verdaderamente sal- vador. Porque, si en tales accidentes siguiera fun- cionando, el desangramiento podría ser fatal; por otra parte el vértigo del síncope derriba al paciente en el suelo, dejándole de cúbito, posición la más a propósito para tales casos. Las palpitaciones dolorosas, nacidas de hondas contrariedades o esfuerzos, son avisos muy oportu- nos de la fatiga y sufrimientos del corazón, por con- siguiente de que hay que andar con mucho ojo y tiento. El nervio Cyón es una defensa cardíaca de pri- mer orden; y una prueba de la intervención divina en la estructura del cuerpo. Este nervio preside la acción refleja, relacionada 306 ANALES DE LA con las emociones y excesivo cansancio del corazón. Pues bien, apenas asoma el peligro, es decir, apenas hay fatigas en el corazón o resistencias en órganos periféricos, pasa aviso a los centros cerebrales y va- somotores; los cuales se apresuran a dilatar todas las arteríolas del cuerpo, ordinariamente contraídas, con lo que se disminuye considerablemente la tensión de los vasos sanguíneos. De esta manera, primero se ahorra trabajo al co- razón, y segundo, se evitan congestiones y hemorra- vias en los órganos de la periferia que incidental- mente están demasiado tensos. 4. Pulmones y vías respiratorias. Al aparato respiratorio, que tiene por objeto la hematosis o pu- rificación de la sangre, va anejo otro aparato de de- fensa, sin el que la vida sería imposible: las vías res- piratorias. El aire frío se ve precisado a pasar por los repliegues de los cornetes nasales y de la cavidad faríngea, donde se calienta, antes de penetrar en la tráquea y difundirse por el árbol pulmonar. Así se evitan las laringitis y las bronquitis, que se contraen, cuando se duerme con la boca abierta. El polvo y las bacterias se detienen entre los pelos o vibrisas de la nariz y entre las pestañas vibrátiles de la tráquea y bronquios, y en tantos repliegues, se- nos, cavidades, ángulos y saledizos con que tropiezan en su marcha, siendo todas enligadas y sumergidas en secreciones mucosas, que salen al exterior. Las pestañas de la tráquea y bronquios, movién- dose de continuo, empujan hacia arriba las secrecio- nes de su mucosa, las cuales asoman a la faringe, lle- vándose aprisionados el polvo y los microbios, que a tales profundidades lograron penetrar. Defensa de los pulmones son también la epiglotis, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 307 el velo del paladar y numerosos folículos de tejidos linfoideos, verdaderos baluartes, donde pierden la vida multitud considerable de bacterias. Llega, pues, el aire a los pulmones caliente, cola- do, filtrado y libre de impurezas. De otro modo las laringitis y las pulmonías acabarían con la especie humana. Si un objeto extraño se detiene en la faringe e impide la respiración, inmediatamente se producen movimientos reflejos, o de deglución, o de vómito. Cuando algún cuerpo ha penetrado hasta la glotis, el nervio superior de la laringe detiene del todo la respiración y produce una violentísima tos, una es- piración brusca, desusada hasta entonces; y si esto no basta, se suceden unas a otras las toses violentas, hasta que se consigue el efecto apetecido, que es la expulsión del estorbo. De no haber esta defensa, la asfixia, sería inevi- table. ¿Qué más? Cuando una persona se está asfixian- do, el nervio neumogástrico detiene el corazón para que no afluya mucha sangre a los pulmones, y así se retarda la asfixia. 5. Tubo digestivo. Tanto y más que el árbol pulmonar, se halla expuesto a invasiones el tubo di- gestivo; por lo cual cuenta éste con gran número de defensas naturales. Protegen la boca los labios, los dientes v tres lí- neas de centinelas, que observan y analizan los ali- mentos, tales son los dos ojos, las células olfatorias v las papilas linguales. La saliva lubrifica la mucosa bucal, contribuyendo a la conservación de la sensibilidad; tiene cierto po- der microbicida y obra mecánicamente contra las 398 ANALES DE LA bacterias. En las afecciones de la boca y faringe la insalivación es muy grande, fenómeno altamente útil y defensivo. Durante las fiebres se seca la boca, pero entonces son frecuentes las anginas y parotidi- tis; las cuales producen la secreción salivar tan ne- cesaria. Si a todo esto se agregan las amígdalas y los gan- vlios submaxilares, se verá que ya en el vestíbulo del aparato digestivo se hallan gran variedad de defen- sas anatómicas, químicas y mecánicas. La faringe está protegida por el itsmo de las fau- ces, el estómago y el esófago por sus movimientos antiperistálticos, en virtud de los cuales son lanzadas fuera las sustancias nocivas que pasaron por entre las primeras filas de guardias, o que por lo menos no habían mostrado antes su ponzona. Puede suceder que, salvando todas las barreras, se introduzcan en el intestino cuerpos extraños y aun ponzoñosos, como objetos puntiagudos, sustancias irritantes solubles, venenos. De tales obstáculos procura desembarazarse la naturaleza mediante fuer- tes movimientos, que se dicen cólicos, ya diluyéndo- los, ya sumergiéndolos en una abundantísima secre- ción de la mucosa intestinal. El jugo gástrico es bactericida, destruyendo la bacteria del carbón en una hora, y matando los ba- cilos del cólera y de la fiebre tifoidea en dos o tres. Los mismos epitelios de las mucosas son una barrera casi infranqueable para muchos microbios patógenos. Cierto que innumerables microbios pueden vivir impunemente, bañados por los jugos digestivos. Pero hay que advertir que la inmensa mayoría de esos seres microscópicos son inocentes y hasta benefi- c1OSOS. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 399 De los miles de microbios que se encuentran en cada milímetro cúbico de sustancia intestinal, casi todos resultan útiles o por lo menos convenientes. Así el Tyrothrix claviforms posee una fuerza dias- tásica tres veces superior a la del jugo pancreático, el Bacilus amylobacter contribuye a digerir la glu- cosa, ete. - Todo el tubo digestivo se halla erizado de defen- sas; por todas partes ganglios, verdaderos fortines; por todas partes glándulas, cuyas secreciones barren, alteran, transforman, destruyen microbios y venenos. Si no fuera por esto, ¿qué sería de la humanidad ? La importancia de las defensas del tubo digestivo se echa bien de ver cuando alguna de éllas viene a faltar. Que escasea el clorhídrico o la pepsina, pues al punto se desarrollan fermentaciones, se multipli- can los microbios, se forman venenos que, obrando sobre el sistema nervioso, dan origen a dolores de cabeza, vértigos, temblores, contracciones. 6. Imposible seguir describiendo minuciosamen- te las defensas de cada órgano del cuerpo. Falta tiempo. Los ojos están protegidos por unas corti- nas que se llaman párpados. El oído tiene buenas defensas con el trago, los pelos y las glándulas ceru- minosas, de cuya secreción o cerumen huyen los in- sectos para no quedar presos en élla. Finalmente el rostro, que además de tener la cutis delicada, es asiento de órganos importantes, le cus- todian dos centinelas, o sean los ojos, que al menor peligro dan al alma la voz de alerta, y los brazos y manos que en las caídas, choques y golpes inevita- bles acuden mecánicamente a escudarle. 360 ANALES DE LA B. DEFENSAS GENERALES Pero más importantes aun que las defensas loca- les, de que hasta ahora hemos hablado, son las gene- rales, en las que nos vamos a ocupar a continuación. 1. Inteligencia y sentidos; instintos. Aunque otros autores opinen lo contrario, nosotros creemos que la inteligencia, sentidos e instintos son proteecio- nes generales de nuestro cuerpo. Y comenzando por la inteligencia, con élla pre- viene el hombre mil peligros, para evitarlos después. Con élla no necesita ni el caparazón de las tortugas, ni las astas de los toros, ni las defensas de los elefan- tes, ni el veneno de los víboras, ni el aguijón de las abejas, ni la bolsa de la tinta de los calamares. Con élla ¿para qué quiere la homocromía de las arañas, el mimetismo de los fásmidos, los nematocistos u ór- ganos urticantes de los pólipos? Con élla conoce a sus enemigos, fabrica armas, acude a estratagemas, pudiendo salir siempre victorioso en la lucha. Ayudada de los sentidos, la inteligencia prote- ge el cuerpo contra el calor, contra el frío, contra la humedad, contra la luz, y le defiende contra las alimañas, contra los rayos, contra muchas epidemias, contra tantas causas ciegas, que le ocasionarían con- tusiones, heridas y fracturas. Aunque todos los sentidos, por ser órganos perl- féricos, guardan a modo de vigilantes centinelas las puertas del gran castillo del cuerpo, unos como el oído, la vista y el tacto le protegen, sustrayéndole de los obstáculos materiales; otros, como el olfato y el gusto, le amparan, librándole de muchas intoxicacio- nes y enfermedades internas, merced al análisis y examen minucioso de los alimentos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 361 Y ¿qué diré de los instintos? Todos se reducen “al instinto de conservación de la existencia. Fijé- monos en los instintos del niño. Cuando el niño nace, se encuentra tan inerme, que perecería, de no venirle la protección de alguna parte. Mas he aqui que da su primer vagido al lado de un corazón hecho para amarle, al lado del corazón de la madre. Y ¿cuál es su primer instinto? El más necesario para la conservación de la vida: el de la succión. El in- fante que acaba de venir al mundo y que ni se cono- ce a sí propio, ni a su madre, hace con la cabecita y boca todos los movimientos necesarios para poder mamar. El primero o los dos primeros días después de na- cer el niño no mama leche, que aun no la produce la madre, sino cierta agúilla, llamada calostro; la cual es un laxante, que le ayuda a evacuar las secreciones intestinales y biliosas. Pasados dos días y limpio ya el aparato digestivo con el calostro, el infante mama, nutriéndose de la leche que entonces comienza a pro- ducir su madre. Aun tiene otros instintos el pequeñuelo: el ins- tinto de la imitación o aprendizaje de idiomas, el instinto de llorar para pedir algo, el instinto de echar siempre adelante las manecitas para poner a salvo el rostro. 2. La gran defensa general. Casi todos los humores de nuestro organismo son bactericidas, 0 por lo menos, debilitantes de la acción venenosa de los microbios; pero en especial lo es el suero sanguíneo. a) El suero, líquido que se rezuma de la sangre, sacada de las venas y metida en un vaso, es un con- junto de secreciones de las células y puede adquirir natural o artificialmente cualidades especialísimas, 362 ANALES DE LA auxiliadoras de las células en el curso de una enfer- medad. En efecto, quien ha sufrido la viruela, la tifoidea, la escarlatina, la difteria, queda inmune relativamen- te a esas enfermedades por un tiempo más o menos largo, inmunidad que puede asimismo obtener me- diante un suero. Y de ¿dónde proviene tal inmuni- dad? Proviene de la formación de una sustancia especial en el suero sanguíneo, destinada a destruir la acción virulenta del intruso mierobio. Está hoy demostrado que los microbios obran por medio de sus secreciones tóxicas. Pues bien, a éllas opone el suero sanguíneo sus fermentos antitóxicos. En él aparecen tantas antitoxinas, tantos anticuer- pos, como toxinas o ponzoñas se origiman por los mi- erobios u otras causas. El suero sanguíneo parece que encierra virtual- mente las propiedades curativas de todas las plantas. De manera que cuando se presenta en el organismo un veneno, una toxina, aquél elabora un contravene- no, un anticuerpo, una antitoxina, que aniquile, o por lo menos, contrarreste la acción del intruso. hb) Más asombroso y providencial es lo que voy a referir. En el suero existen formados con antela- ción anticuerpos contra las enfermedades corrientes y contra las toxinas que de ordinario invaden nues- tro organismo. Cuando la ponzoña que en el cuerpo entra, es poco común, como la procedente de la pica- dura de una víbora o de un escorpión, al principio hace de las suyas; pero bien pronto se ve precisada a detener los pasos por la aparición de un contrave- neno, con el que tendrá que luchar. ec) Aparte de los anticuerpos, los cuales neutra- lizan las toxinas y ponzoñas, hay en el suero sanguí- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 363 neo otras muchas sustancias con funciones especia- les: sustancias bactericidas diversas, sustancias bac- teriolíticas que disuelven los microbios, sustancias anglutinantes que los reúnen, hacinan y precipitan (aglutininas, coagulinas, precipitinas); sustancias fi- jadoras de que se impregnan las bacterias y se tor- nan más sensibles a la acción destructora de las ci- _masas, estimulantes que hacen más aptos a los leu- cocitos para ejercer su fagocitosis. Una de las armas con que los microbios luchan contra los leucocitos es la antifagima, sustancia que éllos mismos segregan y de la que se rodean, como de fuerte coraza, para hacerse invulnerables. Mas en vano. Porque los leucocitos saben fabricarse una lipasa, materia que disuelve la coraza de los bacilos, y cuando los tienen ya desnudos, los devoran. Dirá alguno: pero ¿cómo se han podido compro- bar estas luchas? Pondré un solo ejemplo para quitar dudas. Wright demostró la acción de las opsoninas, sustan- cias estimulantes, procediendo de este modo: En un - vidrio puso leucocitos humanos y bacilos tíficos, y ob- '"servó que los primeros no atacaban a los segundos. Seguidamente echó en la preparación un poquito de suero y advirtió que los leucocitos comenzaron a de- vorar bacilos. Los serodiagnósticos se fundan en la existencia de sustancias aglutinantes en el suero sanguíneo. Veamos cómo un médico puede diagnosticar la fiebre tifoidea de un enfermo. El suero de la sangre de un tifoideo tiene sustancias aglutinantes, por ejemplo, opsonminas; las cuales apelotonan y aglutinan los ba- cilos de Eberth. Pues bien, no hay más que coger un poco de suero sanguíneo del enfermo, cuya enfer- 364 ANALES DE LA medad se va a diagnosticar, y echarlo en un cultivo de bacilos tíficos. Si el cultivo se enturbia, es por- que se apelotonan los bacilos a causa de las sustan- cias aglutinantes, formadas en el suero, para destruir a los intrusos. Luego el doctor puede dar su diag- nóstico, diciendo que el paciente sufre tifoidea. No se puede suficientemente ponderar la impor- tancia de los anticuerpos y antitoxinas, como armas de defensa del organismo. Merced a éllas, en las pestes, el número de veces que triunfa el organismo contra los microbios es inmensamente superior al de los casos en que sucumbe. Aun en el cólera, durante el cual se dice que mue- ren el 40% de los atacados, si se examinan las inva- siones reales, se verá, que gracias a los anticuerpos, no se registra más que un caso de muerte por cada 200 pacientes. Debe el suero su acción general defensiva a la alexina, principio activo llamado complemento por Ehrlich, a causa de que, unidos a élla, los anticuerpos disuelven y destruyen las toxinas y los bacilos. A raíz de una enfermedad epidémica el suero se torna inmune respecto a esas enfermedades y aun de otras análogas por más o menos tiempo; es decir, conserva los anticuerpos formados anteriormente para aniquilar al invasor. Y a veces esta inmuni- dad se transmite por herencia: así se explica la in- munidad hereditaria de la raza negra contra la fiebre amarilla, y asimismo el que la virulencia de la sífilis se haya amortiguado en Europa, mientras que ac- tualmente está causando horrorosos estragos en va- rias islas oceánicas del Pacífico, donde se ha intro- ducido no hace mucho. Finalmente, cuando el cuerpo, a pesar de sus de- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA » 360 fensas, se rinde al impulso del microbio, aun acude a otros medios supremos de luchar: a la fiebre, al repo- so absoluto de las funciones digestivas, a erupciones, a sudores tóxicos, ete. 3. Sólo nos falta por ver, señores, la acción pro- tectora general de ciertos órganos especiales. a) El Hígado. Entre las innumerables funcio- nes defensivas del hígado indicaré las siguientes. El descompone gran número de productos de desasimi- lación, muy perjudiciales. Su bilis transforma o lanza afuera muchas sustancias dañinas que llegan al intestino, como alcaloides, sales metálicas, mate- rias colorantes; quita la mitad de la fuerza a la ni- cotina, y disminuye en dos terceras partes la toxici- dad de la estrienina y del curare; tiene gran eficacia contra el bacilo de la disentería y de la diarrea, sirve de protección contra el vibrión del cólera, disuelve el neumococo, y aminora la virulencia del estrepto- coco y del bacilo de Eberth. b) Pulmones. Miles de microorganismos, que en alas del aire de la respiración entran en los pul- mones, son allí destruidos por esta víscera : el estafi- lococo, el estreptococo, el mierobio de los abscesos y de la erisipela, el bacilo de Koch, ete. Las experiencias de Straus, Ubreilh y otros, han puesto en evidencia que, constando el aire de un hos- pital de 20,000 gérmenes cultivables, al salir de los pulmones de una persona, sólo contenía 40. Se dirá que entonces cómo se explican tantos casos de tuber- culosis y de neumonía. La explicación no es difícil. Heller ha calculado que un tuberculoso, metido de lleno en la enfermedad, podría expectorar diaria- mente 700 millones de bacilos de Koch. Disemina- dos estos bacilos, al secarse las mucosidades que los 366 ANALES DE LA contienen, en las plazas, tranvías, teatros, cafés, edi- ficios públicos, paseos, etc., bien se puede decir que no hay objeto en las ciudades sobre el que no se po- sen, sin exceptuar los periódicos, libros, picaportes, pasamanos, trajes y hasta monedas. Por esta razón las invasiones son tan numerosas que en las autopsias. de personas, muertas de otras enfermedades distintas de la tuberculosis, se ha hallado en un 80% de los casos que hay en el vértice del pulmón tubérculos cicatrizados y curados, produ- cidos en algún tiempo por el bacilo de Koch. Según muchas estadísticas concienzadamente comprobadas, la mayoría de la humanidad es atacada de tuberculosis en algún período de su existencia. Pero merced a las defensas naturales de que dispo- nen los pulmones, muchísimas veces el bacilo de Koch sólo deja huellas de su paso por allí sin lograr des- truirlos. Los casos en que el triunfo es del organis- mo son innumerables. La tuberculosis prende y arraiga en personas de constitución débil, en gente atacada anteriormente de gripe, tifoidea, diabetes, sífilis, en los aleoholiza- dos, o dados a cualquiera clase de excesos, en perso- nas expuestas de un modo especial a una contami- nación prolongada. He aquí ahora cómo se defiende el pulmón contra el bacilo. Ordinariamente los fagocitos engloban y digie- ren los bacilos de Koch. Pero cuando éstos han lo- erado hacer presa en el pulmón, entonces se establece una lucha formidable entre los fagocitos y los in- trusos. Fundiéndose muchos fagocitos, constituyen una célula gigante que acorrala y aprisiona muchísimos ACÁDEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 367 — er, bacilos. Seguidamente éstos segregan toxinas par: defenderse y consiguen tal vez debilitar la zona cen- tral de la célula gigante; pero muy pronto aparece una corona de núcleos de esta célula, rodeándola, por si acaso llega a ser destruida por los bacilos. Al re- dedor de la célula y sus potentes núcleos se ponen otras del mismo tamaño en filas, formando barreras. Por otra parte salen de los vasos sanguíneos fagocl- tos ordinarios, que vienen en auxilio de las células gigantes. | Entonces la lucha es horrible. El bacilo se de- fiende, arrojando venenos, y las células fagocitarias segregan una sustancia calcárea que cerca y amura- lla los bacilos, hasta que los mata. En el curso de estas peleas se forman granulacio- nes tuberculosas, que agrupándose, dan lugar a tu- bérculos, de donde viene el nombre de tuberculosis. La formación de células gigantes y de tubérculos, la tos, la expectoración, la fiebre, ete., son otros tantos ardides a que acude el pulmón en su lucha con los ba- cilos, para vencerlos y aniquilarlos. Por lo que respecta a la fiebre diremos que este fenómeno es una medida de defensa del organismo en alto grado; la fiebre es una reacción útil, provoca- da por la reabsorción de las toxinas. Esta reacción, traducida exteriormente por la frecuencia de movi- mientos cardíacos y pulsaciones rápidas, da lugar a que se oxigenen bien los tejidos, con lo que se destru- yen las toxinas y se oponen barreras a la acción de los microbios. El calenturiento tiene mucha sed, para que beba líquidos que, excretados por los pulmones, piel, ri- ñones e intestino, laven la sangre y los órganos y eli- minen buena cantidad de venenos. Por eso el mé- 305 ANALES DE LA dico nunca corta la fiebre, sino que la regula. Los haños fríos no tienen otro objeto que impedir la hipertermia, y la quinina se da porque obra como antiséptico interior, impidiendo el desarrollo de los microbios y toxinas, provocadores de la fiebre. e) Glándulas vasculares sanguíneas y ovarios. Todas las glándulas vasculares sanguíneas, como el bazo, el timo, el cuerpo tiroides, la hipófisis y la glán- dula pineal, son laboratorios de antitoxinas, y hasta los mismos ovarios ejercen importantes funciones antitóxicas. d) Sistema nervioso. Una palabra sobre la de- fensa principal del organismo: el sistema nervioso, aparato de la energía y de la unidad. Merced a él se ejercen de un modo armonioso las más complicadas funciones. Su sensibilidad es la eran protección del cuerpo humano. Centinela vi- vilantísimo, está siempre acechando el momento en que un órgano cualquiera sufra la menor lesión, el menor roce, para librarle del peligro. El sistema nervioso tiene actos conscientes e 1n- conscientes, instintivos y reflejos, de ahí que el hom- bre pueda a un tiempo mismo andar, pensar, cantar, tocar un instrumento; mientras late su corazón, res- piran sus pulmones, digiere su estómago, filtran sus riñones, funciona su hígado, oyen sus oídos y ven sus ojos. Y todo ello regido y unificado por el sistema nervioso. IV CONCLUSIÓN De lo dicho se ve, que el cuerpo humano es un conjunto de maravillas armónicas de tal modo com- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 10%) binadas, que cada una tiende a un fin particular y que todas juntas se enderezan a otro fin más elevado y general. Se nota también que, para que este cas- tillo encantado no se derrumbe, posee innumerables defensas, así locales como generales, siendo los ór- ganos más importantes los mejor protegidos. . Finalmente se descubre que todas esas defensas, reductos y baluartes están tan bien construidos, tan bien escalonados y en puntos tan estratégicos, que el cuerpo del hombre se puede considerar como una plaza fuerte, artillada y fortificada por el ingeniero más hábil del mundo. Y, si alguna vez esta fortale- za, tan bella como fortísima, es tomada por el ene- migo, se debe a que quien dirige las operaciones de defensa, que es el alma, flaquea y se vende, no dando oídos a los consejos y órdenes del que la hizo y arti- 116, que fué el Supremo Hacedor de todas las cosas. 310 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA EXTRAORDINARIA DEL 5 DE ABRIL DE 1922 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos concurrentes.—De. Número: Dres. J. F. Ar- teaga, R. de Castro, J. G. Díaz, F. M. Fernández, C. E. Finlay, R. Gómez Murillo, F_ M. Héctor, J. A. López del Valle, J. A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó, J. A. Simpson, F. Torralbas, J. A. Valdés Anciano. Honorario: Dr. Diego Tamayo. Con la asistencia de los señores académicos arriba mencio- nados, del señor Decano de la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de la Habana, del Director de Beneficencia, del Director de los Servicios Forenses y del Necrocomio de la Habana, del Dr. Manuel Arteaga, Provisor del Obispado de la Habana, de varios profesores médicos, farmacéuticos y veteri- narios, de otras distinguidas personas y elegantes damas, se celebró la sesión extraordinaria oportunamente convocada para la solemne recepción como académicos de número de los Dres. Julio F. Arteaga y Quesada y Francisco M. Fernández y Her- nández, ambos en la sección de medicina, cirugía y veterinaria de esta Academia. Conecedida la palabra al Dr. Julio F. Arteaga, hizo el Elogio del Dr. Guillermo J. Benasach y Espinosa, por ocupar el sillón que dejara vacante el sentido fallecimiento del distinguido com- pañero. Trazó a grandes rasgos los fundamentales de la vida de su antecesor, haciendo resaltar su labor médico legal y po- niendo de manifiesto su amor a la Institución, de la que era el más antiguo entre los académicos de número. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 371 Designado el Dr. José A. Presno para contestar el discurso del nuevo académico, en conceptuosos y brillantes períodos dió a conocer los méritos del recipiendario y su brillante actuación fuera y dentro de la misma Academia, para quien no era un desconocido, pues desde el año 1919 ocupaba un puesto de co- rresponsal de la' misma. Acto seguido ocupó la tribuna el Dr. Francisco María Per- nández, quien por ocupar la vacante que dejara por pase a la categoría de académico corresponsal el Dr. Franeisco Domín- euez y Roldán, podía elegir un tema libre para su discurso de recepción, eligiendo el relacionado con la Higiene ocular. Tra- tó de las diversas cuestiones que tan importante capítulo de la oftalmología abraza, haciendo atinadas observaciones respecto a cada uno de los problemas estudiados. El Dr. Juan Santos Fernández, quiso tener la satisfacción de contestar el discurso del nuevo académico, y por estar muy fatigado encomendó su lectura al Secretario. Hizo resaltar la obra hermosa de su familiar, tanto en el campo de la clínica, como en el del periodismo médico, y sobre todo en el de organi- zador de los Congresos Médicos, que han puesto tan alto el nom- bre de Cuba en estos últimos tiempos, gracias a la activa labor desempeñada por el Dr. Fernández desde el puesto de Secretario de los tres últimamente celebrados y de los dos que se están preparando, VI Nacional y VI también Latino Aemericano. Coneluyó su peroración recordando la despedida que en ocasión semejante a ésta hiciera el sabio Don Felipe Poey, al entregar el cetro de la Historia Natural en manos de su discípulo el Dr. Carlos de la Torre, hoy Rector de la Universidad de la Habana, Con la entrega de las palmas académicas a cada uno de los neófitos y de los diplomas que los acreditan como tales acadé- micos de número, se puso término a tan solemne acto; pasando luego los concurrentes a otro de los salones donde fueron obse- quiados con un exquisito buffet. 3/2 ANALES DE LA EL DR. GUILLERMO JOSE BENASACH Y ESPINOSA Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias de la Habana POR EL DR. JULIO F. ARTEAGA Sesión extraordinaria del 5 de abril de 1922 Solemnes momentos son éstos en que nos congre- gamos aquí, más por el deber noble y piadoso de honrar la memoria de un muerto ilustre ya casi ol- vidado, que por el simple pretexto de la iniciación, quizá pomposa y vana, de un académico reciente- mente nombrado. Un sentimiento generoso pues, nos ha reunido, pero inoportunamente; para dar cumplimiento a ese deber, a ese impulso amoroso y justiciero, tengo an- tes que justificar mi participación en este acto, que debiera ser, a mi juicio, exclusivamente para rendir merecido tributo póstumo a un hombre digno y bueno. Cual devoto ferviente que anhela penetrar en este templo de cultura y cual neófito que trémulo se acerca al altar sagrado, así yo en estos instantes ven- go a prestar el juramento de fe y fidelidad a la Aca- demia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, cuyas puertas me han dado paso benó- volamente, en virtud de que un grupo de hombres, considerados como sapientes, pero actuando irrefle- xivamente por móviles de una mal entendida amis- tad, han confundido mis escasos conocimientos con los de ellos, y osan elevarme hasta su mismo nivel. Grande ha de ser mi agradecimiento por la dis- tinción que se me otorga a pesar de ese error colec- ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS Dr. GUILLERMO J. BENASACH Y ESPINCSA. Habana: 25 junio 1848.—Habana: 19 mayo 1920. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA YE tivo, y declaro, que difícilmente encuentro manera digna para expresarlo. Y es mayor aun ese senti- miento de gratitud, porque sabiendo mis amigos de la institución que por causas dolorosas de infortu- nios recientes, me encontraba retraído de toda labor profesional, y que al aceptar la muy honrosa prueba de afecto, yo, que había casi perdido la fe científica, volvía a este recinto como aquel hijo pródigo de los tiempos bíblicos, pues tengo que confesar que, en efecto, el inmenso dolor que me ha agobiado hízome olvidar el dulee consuelo que la pagana diosa Miner- va Jamás le niega a los que le rinden culto con ver- dadera devoción y constancia. Os reitero, pues, señores académicos, mi gratitud por tan gran favor e inesperada exaltación. Sería pedante si pretendiera que la bondadosa acogida que se me ha hecho fuese debida a mis humil- des e insignificantes trabajos en el orden científico. Por mucho que me esforzara en creerlo, siempre me quedaría la firme convicción de que no pueden esos trabajos míos, equipararse a los del académico menos activo, y bien saben los miembros de esta corporación que poco valgo y que acudo como aquel que decía, que “lo mismo se aprende desde el duro baneo de la escuela de barrio, como desde el cómodo y honroso sillón de una academia.” A eso, a aprender y a co- laborar con entusiasmo, hasta donde pueda, es a lo que vengo aquí, porque no puede creerse honrada- mente que todos los miembros de una academia han de ser sabios; algunos, como esas débiles estrellas de inferior magnitud, para hacer brillar aun más a las que tienen verdadera refulgencia, hemos de confor- marnos con ser mucho menos. Como acertadamente clasificaba D”Arsonval, hay 974 ANALES DE LA individuos que honran una academia perteneciendo a ella, y otros que se honran con ser llamados a per- tenecer. Me basta con ser de estos últimos. Y con esa profesión de fe, en la cual ineluyo una sincera declaración de insuficiencia, y además una leal expresión de mi agradecimiento, daría termina- da, por mi parte, esta mi iniciación oficial como aca- démico numerario, si un reglamento, en extremo se- vero para mí, no me impusiese la presentación de un trabajo de ingreso. Por desgracia, para aumentar mis .zozobras, al aceptar el inmenso honor de presentarme ante vos- otros como académico oficialmente reconocido, ven- go a ocupar un sillón abandonado, porque un día lá. muerte, en su constante e incansable marcha demole- dora, quiso acompañarse de uno de nuestros aristó- cratas del saber, y por esa cireunstancia, al privár- senos del compañero, se me obliga a hacer el panegí- rico del desaparecido a quien reemplazo. Y no digo sustituir, porque la sustitución implica a mi enten- der, cierta igualdad entre los merecimientos del sus- tituído y los del sustituto, comparación en el caso ac- tual que resultaría muy desfavorable para mí. Recordar a los muertos ilustres, señalar sus vit- tudes v hacer resaltar sus méritos, es tarea realmen- te agradable, por lo que tiene de justo y de útil, para un panegirista, aun cuando el elogio, como ahora, no siempre sea protegido por un verbo cálido y elo- cuente, que proclame en justicia todas las excelsas cualidades del elogiado. Permitid pues, v para cum- plir con el compromiso, que os relate, aunque sea breve y desaliñadamente, algunos datos y rasgos de la vida del Dr. Guillermo José Benasach, el que llegó a ser el miembro más antiguo de esta Academia; pero ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 375 por anticipado os pido, que perdonéis mi osadía al atreverme a esbozar una de las figuras de nuestra historia médica nacional. Yo trataré que mi len- guaje no sea ““humo””, pues como hubiera dicho Mar- tí, va a servirme de “vestido a un sentimiento ge- neroso””. Pueden los que tuvieron la dicha de conocer ínti- mamente al Dr. Benasach, deleitarse con el recuerdo de los hechos realizados por él; pero los que como yo no tuvimos sino el privilegio de tratarle en sus últi- mos años de vida, y eso muy ligeramente, nos vemos precisados al hablar de ese académico, a repetir las alabanzas que de su labor intelectual y sus geniali- dades en su vida privada, no se cansan de hacer sus compañeros, amigos y admiradores. Además, des- eribir la personalidad de un hombre científico como el Dr. Benasach no es tan fácil como pudiera creerse, pues contaba el fallecido académico, con una cuali- dad rara: la modestia en su grado más exagerado. A todos sus actos tanto públicos como privados le imprimía su peculiar modo de ser, cierto retraimien- to o timidez, que si bien es verdad restaba brillantez a su producción intelectual, no por ello se desmerecía la misma, pues por otra parte no había un solo con- cepto emitido por él, que no estuviese amparado por la más pura sinceridad, peculiaridad ésta que cons- tituyó una de las características de toda su vida. Vivió, y hasta brilló, a pesar de su modestia, mi antecesor en esta corporación, en un ambiente nada propicio para sobresalir en el medio científico de Cuba, pues entonces, diferente a hoy que gozamos de la soberanía nacional con sus derechos, privilegios y responsabilidades, todo era obstáculo para los hijos del país y nada favorecía a los nativos en la colonia, 376 ANALES DE LA a no ser el propio éxito pujante y rebosante, que por fuerza llamara la atención de los que gobernaban, y aun de los gobernados, hacia el cubano de relevan- tes méritos. Sin embargo, el Dr. Benasach supo vencer las dificultades de aquel ambiente y con len- titud pero con firmeza, fué abriéndose paso, hasta codearse con los más notables intelectuales de su tiempo. Contribuyó al logro de sus aspiraciones una vo- luntad decidida, sin vacilaciones, aunque sin audacia desmedida. Sus trabajos científicos presentados en la Academia por sí solos constituyen una envidiable bibliografía sobre asuntos de Medicina Legal, la rama enciclopédica de la Ciencia Médica, y eso sin duda, según iba haciéndose, le fué dando renombre como hombre laborioso y científico. Pero sigamos con un poco de detenimiento el des- arrollo de la vida de nuestro elogiado. Es costumbre muy generalizada, al hacer el elo- gio de cualquiera persona, consignar con énfasis, el lugar de su nacimiento, como si ese detalle patriótico explicara el curso de la existencia de aquel individuo, y cuando es más probable, que otras causas, como la época en que vivió, la familia, los medios de educa- ción a su alcance, el hogar creado, los amigos y otras circunstancias, sean los verdaderos factores, contri- buyentes al amoldamiento del carácter y de las ineli- naciones humanas, y por lo tanto hacer capaz la mo- dificación de los hechos que constituyen la vida de un hombre. Por eso no he de insistir en manifestar, que Guillermo J. Benasach nació en la Habana, el 25 de junio de 1848, a no ser para señalar que el pe- ríodo de su desenvolvimiento intelectual vino a coin- =] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 37 cidir precisamente con una época erizada de peligros e incertidumbres, por lo que se le hacía muy difícil ejercer su profesión de médico, debido a esa atmós- fera tan especial en que se encontraba. Humilde fué su cuna, pues fué hijo de un pana- dero catalán y una cubana, pobres y modestos, pero personas ambas muy virtuosas. Esa misma senci- llez de sus progenitores le hizo despertar el deseo de adquirir una esmerada educación; aspiración que probablemente alentarían sus padres, emulando, sin saberlo seguramente, el caso de aquel famoso tocó- logo escocés, el Profesor J. Y. Simpson, hijo también de un pobre y honrado panadero y que llegó a ser orgullo de su familia, gloria científica de su patria v henefactor de la humanidad. De sus días de estudiante nos cuentan que fué bastante aplicado, y en su expediente universitario no faltaron notas honrosas, no obstante su carácter algo alegre de aquellos días en que dicen solía olvi- darse que estaba echando los cimientos de su carre- ra; pero supo cumplir y llegó a merecer plácemes de sus maestros cuando en 25 de junio de 1868 se recibía de Bachiller en Medicina en nuestra Universidad y más tarde, el 20 de julio de 1870, cuando obtuvo el erado de Licenciado. Los que no hubimos de tratarle con esa intimidad de condiscípulos, nos sorprende saber que Benasach tuviese ese carácter alegre, aun en sus mocedades, pues acostumbrados a verlo en el desempeño de sus tareas académicas y en sus prácticas médico-foren- ses, nos parecía más bien un sujeto exageradamente grave, incapaz de bromas; seguramente era de esos que se comportan según el lugar en que se encuen- tren, ejecutando la misión que les corresponde en 378 ANALES DE LA esos momentos y ajustándose estrictamente al más fiel cumplimiento de su deber. Apenas surgió de las aulas universitarias y por apremios de la lucha cotidiana por la vida, solicitó y obtuvo en enero Y de 1871, un puesto de médico in- terno de Casa de Socorros de los Servicios Sanita- rios Municipales de la Habana; en esas Casas de So- corros, que el pueblo ignorante tanto ha calumniado, pero de donde han salido compañeros tan prominen- tes como los Dres. Enrique Porto, Emilio Martínez, Fernando Rensoli, Julio Carrerá y otros no menos distinguidos por sus triunfos en el ejercicio de la Medicina. Si nos remontamos mentalmente a aquellos tiem- pos, tendremos que convenir que no eran propicios para hacer investigaciones de laboratorio, pues no existían éstos en Cuba; ni tampoco había grandes o bien equipados hospitales donde se pudiera dar rien- da suelta a la imaginación juvenil, con el fin de en- sayar nuevos tratamientos, modificar instrumentos, o simplemente practicar las operaciones que por muv arriesgadas que sean se realizan hoy sin que nos cau- sen mayor asombro. Entiéndase bien que no dismi- nuyo los méritos de aquellos pocos valientes que en la era prelisteriana se atrevían a intervenir en los casos de cirugía mayor y en cambio quiero decir, que era más natural dedicarse a la apacible clientela privada con su contingente abrumador de palúdicos, o a las víctimas de fiebre amarilla o de la viruela, o bien ingresar en los servicios sanitarios del munici- pio, que aunque muy deficientes, brindaban sin eni- bargo, campo vastísimo para la observación clínica. Y en esto realmente consiste el mérito de aquellas v las actuales casas de socorros: que servían de escuel ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 319 y peldaño para llegar al servicio médico-forense, lo que parecía ser la aspiración de los que deseaban brillar. Porque indiscutiblemente se necesita una preparación muy especial y poseer extensos conoci- mientos prácticos además de teóricos, para resolver los delicados y complejos problemas que constante- mente se le presentan a los médicos forenses. Por aquel entonces, poco se había hecho en Cuba en Medicina Legal, y si nos atenemos, por ejemplo a la minuciosa Bibliografía Médica publicada por el hbenemérito Sr. Carlos M. Trelles, hasta 1872 eran muy contados los trabajos publicados sobre tan im- portante materia. Fué precisamente algo que mu- cho prestigio dió a esta Academia, lo que vino a ex- citar la verdadera afición por esa clase de estudios. Me refiero a los trabajos de la Comisión de Medi- cina Legal e Higiene Pública, aquel organismo que presidía el muy culto y nunca olvidado Dr. Ramón Luis Miranda, y en el cual fungía de secretario el también respetado por muchos conceptos, Dr. An- tonio Mestre. i Los informes modelos de aquella célebre Comi- sión fueron la norma para otros, pues la seriedad y el método de lo que se exponía eran admirables. Antiguamente se limitaba el estudio de la Medi- cina Legal “al arte. de hacer los informes judicia- _les””; pero con el progreso de las ciencias naturales se ha ampliado aquel horizonte que Orfila, el célebre sabio español, llegó a definir como “el conjunto de conocimientos médicos propios para esclarecer di- versas cuestiones de derecho y a dirigir a los legis- ladores en la composición de sus leyes””, quedando para Devergie considerar la Medicina Legal como “el arte de aplicar los documentos que nos ofrecen 380 ANALES DE LA las ciencias físicas y médicas a la confección de cier- tas leyes, y al conocimiento e interpretación de cier- tos hechos en materia judicial””. Fué más tarde, en el último tercio del siglo pasado, que a la Medicina Legal llegó a dársele la gran importancia que debe tener, y que los peritos forenses vinieron a ser, como bien dice nuestro ilustre Barreras, “asesores cienti- ficos jurados, con conocimientos, condiciones y pro- bidad tan absolutas como indispensables, pues en sus manos están muchas veces la libertad, la vida y la honra de muchos conciudadanos”. Debido a eso seguramente es la ilimitada con- fianza que nuestros jueces tienen en los dictámenes de esta corporación oficial, pues cuando los peritos de las partes discrepan se apela a la Academia pi- diéndose informe especial, y de manera invariable ha sido evacuada la consulta satisfactoriamente. 1Di- gamos de paso, para satisfacción patriótica, que ese procedimiento es el que se practica también en país tan culto como Alemania. Mientras la Academia se ocupaba de tan útil in- novación, la Universidad de la, Habana, por su parte, coadvuvaba tímidamente, ampliando el programa de esa asignatura, que si tuvo la suerte de haber contado hasta esa época con un Ramón Zambrana y un Felipe F. Rodríguez, que fueron catedráticos de nombra- día, en cambio tenían que luchar con las mezquinda- des de un gobierno que poco hacía por la enseñanza universitaria. Gracias principalmente a los esfuer- zos y entusiasmos de los Profesores Pedro Martínez Sánchez, Pulido Pagés, Tiburcio Castañeda, Anto- nio Górdon, Jorge Le-Rov y Luis M. Cowley, la Cá- tedra de Medicina Legal dentro de los planes de en- señanza adquirió la importancia que merecía, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 381 Por todo eso fué que hombres como el Dr. Bena- sach se dedicaron al peritaje forense, donde se podía alcanzar renombre; pero es de justicia consignar que eran parte de todo ese resultado se debió a que no faltaron en el Necrocomio Municipal buenos diree- tores, como por ejemplo, los Dres. Francisco Obre- gón, Federico Córdova, Ramón A. del Cueto y últi- mamente el Dr. Antonio Barreras. Todos los cita- dos y con los recursos disponibles, no muy abundan- tes por cierto, mantuvieron dignamente los lauros adquiridos en distintas épocas por el Cuerpo de Mé- dicos Forenses de la Habana, organismo que desde el 26 de marzo de 1866 había sido creado, pero que no quedó funcionando completamente hasta algunos años más tarde. Y es para mí muy grato en esta ocasión recordar que uno de los que más contribuyó a convertir el Necrocomio Municipal en un organismo importante, lo fuese mi respetable padre, el Dr. Serapio Arteaga, quien, valiéndose de su cargo de Regidor en el Ayun- tamiento de la Habana, y poniendo al servicio del progreso patrio su cultura, introdujo reformas no- tables, siendo una de ellas la creación de un cuerpo de médicos comprobadores de defunciones. Afortunadamente con la evolución política del país ha habido cambios trascendentales, y en la ae- tualidad se cuenta en nuestra Universidad, con una Cátedra en la Facultad de Medicina, desempeñada por especialistas como lo. son los Profesores Tomás V. Coronado y Raimundo de Castro, académicos am- bos bien conocidos, y es notorio que ellos cumplen su misión educadora, atendiendo con preferencia al laboratorio creado por aquel ilustre y querido maes- tro, el Dr. Luis M, Cowley. Allí se estimula al tra- 382 ANALES DE LA bajo de investigaciones originales de observación per- sonal, y se somete a pruebas todo lo que se proclama que sea nuevo sobre la asignatura, porque como de- cía el Profesor Felipe F. Rodríguez: ““La Medicina Legal es antes que todo una ciencia de observación. ”” También se cuenta con un Laboratorio de Quí- mica Legal, dependiente de la Secretaría de Justi- cia, con peritos de fama, como los Dres. José A. Fer- nández Benítez y Alfredo Basarrate, y tiene este la- boratorio tan bien demostrada su importancia, que prescindo de encomiarlo aun más, para no cansaros. De que ya la Medicina Legal en Cuba ha entrado en el terreno de algo muy sólido lo revela el hecho que en el extranjero se han fijado en los trabajos que Jóvenes cubanos tan aprovechados como el Dr. J. J. Centurión y el Sr. Israel Castellanos han publicado. De esa juventud y con el material de que disponen, hay que esperar mucho bueno. Por último, y como argumento casi terminante de todo lo expuesto, ya hay hasta una obra nacional, el Manual del Médico Forense Cubano, publicada recientemente en colaboración por los Dres. A. Ba- rreras y R. de Castro. Esa obra meritoria ha venido a completar la que en 1881 publicara el Dr. Francis- co Obregón y Mayol, titulada Observaciones médico- legales; la del Dr. Antonio Vesa y Fillart, publicada en 1888, Manual de legislación sanitaria de la Isla de Cuba, y la del Dr. Adalberto Jordán, Jurispru- dencia Médica de la República de Cuba, publicada en 1907. Síntoma excelente ese: cuando se recurre al arte de Guttenberg para vulgarizar los conoci- mientos adquiridos y que pueden ser aprovechados. Pero volviendo a la crítica de lo hecho por nues- tro elogiado, él y sus compañeros, que no contaron os (0,0) O ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA con todos esos adelantos, bien puede asegurarse que hicieron obra muy laudable. Sería demasiado extenso en mis consideraciones, si fuera a exponer, aun a grandes rasgos, la labor del Dr. Benasach en el desempeño de sus cargos ofi- ciales en los Servicios Sanitarios Municipales. Bas- te decir, que en todo el tiempo que los desempeñó Jamás fué reconvenido, ni sus juicios científicos fue- ron rectificados fundamentalmente, aunque él con su acostumbrada modestia solía decir que no era infa- lible y que aceptaba la censura, pues entre compa- neros no podía caber ni la inquina, ni la envidia, y sí la buena intención. La rectitud y un eriterio honrado eran sus guías. No se dice mueho de que fuese un clínico, pero sí se sabe que tenía predilección por la Pediatría, qui- zás por una gran dosis de cariño que poseía hacia los niños. Pero sus quehaceres oficiales siempre al margen de la responsabilidad legal no le permitían dedicarse a sus clientes favoritos, lo que no dejaría dle mortificarle, considerando su carácter tan bonda- doso y noble. Los buenos sentimientos de Benasach no se limi- taron como pudiera creerse al ejercicio profesional, sino que los extendía hasta en obras patrióticas, pues aun cuando era hijo de un español, a quien respetó y veneró, no se olvidaba que sus hermanos cubanos luchaban por ideales sacrosantos y que en la lucha por la emancipación de la metrópoli, eran dignos de admiración y apoyo. Y como patriota le sirvió a Cuba durante la guerra magna de la década gloriosa, arriesgando su vida casi diariamente, al ser portador de comunicaciones revolucionarias, entregándolas invariablemente en manos de quienes a su vez las 994 ANALES DE LA hacían llegar a las Juntas Revolucionarias de los Es- tados Unidos. Su labor en ese sentido fué como siempre, desinteresada y sin alardes; no fué un pa- triota exaltado, pero no por eso dejó de serlo a con- ciencia. Y así vivía constantemente, de manera muy mo- desta, más bien puede decirse que ocultando sus mé- ritos, como violeta sencilla que apenas se adivina entre las hojas. No pudo disfrutar de riquezas ni comodidades lu- josas, pues sus rentas no le permitían más que cum- plir con las obligaciones de familia, y sin embargo, se acordaba a menudo que había otros más necesita- dos que él a quienes se debía socorrer y socorría. Con esto demostraba ser verdaderamente grande, con toda pureza de sentimiento, sencillo y generoso, por lo que puede afirmarse, que él por su piedad llevaba el sello de las almas escogidas. Pero ya es tiempo que analicemos, aunque sea someramente, su actuación académica, la cual os pue- do anticipar merece las calificaciones de laboriosa y asidua, pues uno de sus legítimos orgullos era el ufanarse de su puntualidad y antigiiedad como miem- bro activo de la corporación. En efecto, ingresó el 8 de enero de 1871, y desde entonces, a pesar de su salud, que nunca fué muy buena, hasta el día de su lamentable defunción, presentó gran número de tra- bajos, principalmente informes médico-legales, y como al principio hubo de ser nombrado de la Co- misión de Remedios Secretos, también redactó in- formes breves pero concluyentes sobre varios medi- camentos nuevos. En la sesión pública ordinaria del 10 de septiem- bre de 1871 presentó su trabajo de ingreso y también ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 980 fué la primera contribución que hizo a la Academia. Trató a fondo sobre las estrecheces uretrales e hizo un estudio comparativo de los dilatadores de Voille- mier y el de Perrere. El Dr. Oxamendi, al contestar y darle la bienvenida, no titubeó en señalar los gran- des conocimientos anatómicos del autor y el juicio tan práctico que hacía de ellos. Al siguiente año presentó un informe, leído en la sesión del 27 de octubre, en el cual estudió el es- tado mental de un individuo, provocando una ani- mada discusión y evidenciando las aficiones que para la Medicina Legal tenía el joven académico. Siguió a ese trabajo, un informe leído en la se- sión del 25 de octubre de 1874, sobre un bálsamo um- bilical contra el tétanos. Las atinadas consideracio- nes que hizo sobre dicho remedio merecieron la apro- bación. absoluta de la Academia. En la sesión del 23 de julio de 1876, con motivo de un trabajo del Dr. Rafael Montalvo sobre la ex- tracción obstétrica de la extremidad cefálica por des- prendimiento de ésta, tomó parte en la discusión aclarando pertinentemente la opinión del Profesor Sehróeder sobre una de las posibilidades para resol- ver ese problema. Como miembro de la Comisión de Remedios, el 14 de enero de 1877, rindió un minucioso y razonado informe en contra de un pretendido medicamento “infalible?” para el reumatismo. Tuvo la suerte el 8 de abril de 1877, de darle la bienvenida académica al gran clínico DA Vicente B. Valdés y en su discurso demostró plenamente su familiaridad con problemas tan importantes como los relacionados con el paludismo y el tétanos. Una vez más, a nombre de la Comisión de Reme- 386 ANALES DE LA dios Nuevos y Secretos, rindió el 8 de julio de 1877, un dictamen desfavorable contra “*Kl bálsamo de María”” descubriendo lo anticientífico de su compo- sición y de las extravagantes propiedades terapéu- ticas que se le atribuían. Después parece que su estado de salud, siempre quebrantado, más sus viajes al extranjero, lo aleja- ron durante algún tiempo del trabajo asiduo de la Academia, pero en la sesión del 13 de marzo de 1881, reanudó su actividad presentando un notable estu- dio sobre las fiebres esenciales y las sintomáticas, evidenciando profunda maestría en el desarrollo del tema. Y en ese mismo año, en la sesión del 21 de di- ciembre, en unión del Dr. Donoso, informó sobre la inutilidad de “un papel para cigarros pectorales de hierro”” al que su inventor atribuía maravillosas pro- piedades para la salud. Volvió a descansar en sus tareas académicas por haberse ausentado de la Habana, pasando a la ca- tegoría de académico corresponsal en 8 de abril de 1883, hasta el 25 de septiembre de 1887, que reingre- só como académico de número sustituyendo al Dr. Antonio Mestre al fallecimiento de éste. El 13 de mayo de 1888 informó sobre la respon- sabilidad legal de un paralítico, y lo hizo tan acet- tadamente, que la Academia le impartió la más com- pleta aprobación. De voluminoso e interesante puede calificarse el informe que redactó con fecha 12 de mayo de 1889, sobre enagenación mental de un procesado. También en ese año, en la sesión del 10 de no- viembre, en otro trabajo médico-legal sobre duración ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 991 y clasificación de lesiones, precisó datos muy impot- tantes respecto a esos asuntos. Con fecha 25 de enero de 1891, al juzgar un tra- bajo sobre *“Gota vesical”? presentado por el Dr. Eduardo Díaz optando al título de Académico Co- rresponsal, hizo una crítica completa y muy opor- tuna tanto del trabajo como del tema. Una causa ruidosa contra un cirujano dentista le dió oportunidad, el 24 de julio de 1892, para in- formar brillantemente, dejando bien demostrado, con verdadera abundancia de argumentos científicos, que se trataba no de una fractura del maxilar infe- rior por imprudencia temeraria, y sí de un neoplas- ma, devolviendo así la buena reputación y prestigio a un profesional en desgracia. Era tal la pericia del Dr. Benasach en esta clase de trabajos, que en 11 de junio de 1893 la Academia le aceptó, sin discusión, un informe sobre enagena- ción mental de un individuo. En otra causa por lesiones presentó, el 10 de mar- zo de 1895, otro dictamen muy extenso y completo, prestando así un buen servicio a las autoridades ju- diciales. Con su habilidad ya demostrada, el 27 de julio de 1902 trató sobre los particulares que en causa por disparo y lesiones consultó un Juez a la Academia. Y del mismo modo, el 14 de octubre de 1904, con motivo de la muerte de un menor, en las conclusiones de su informe, no deja lugar a dudas, basando su erl- terio en razones muy científicas. El 22 de junio de 1906, por una causa de homici- dio frustrado, también informó a satisfacción de sus compañeros académicos. No menos completa fué su participación, en 26 988 ANALES DE LA de marzo de 1909, en una cuestión de tasación de honorarios reclamados por varios profesionales. Otra causa por imprudencia temeraria le obliga a resolver, y satisfactoriamente por cierto, ese deli- cado problema en la sesión del 25 de septiembre de 1909. La Academia en otra ocasión fué consultada so- bre la manera de determinar la edad de cierto indi- viduo, y el Dr. Benasach en la sesión del 28 de julio de 1911, rindió un informe que fué finalmente acep- tado en todas sus partes, por unanimidad, después de un debate muy interesante. En los ANALES de la Academia, al tratar de la sesión del 26 de enero de 1914, aparece un informe, muy bien redactado por él, motivado por una causa por lesiones. Ese informe no se sometió a la con- sideración de los académicos, por haber desistido la autoridad judicial de la consulta que había hecho. Conviene que se sepa que además de todo lo di- cho, él prestó otros servicios no menos importantes, como por ejemplo, formar parte de algunas comisio- nes para dictaminar sobre premios de la Academia. El 23 de abril de 1920 asistió a la sesión ordinaria y tomó gran interés en los trabajos realizados. Fué esa su última asistencia a la Academia, pues poco después cayó enfermo, y no cansado por el tra- bajo excesivo a su edad, como se creyó al principio, sino mortalmente sentenciado por una embolia ce- rebral, que al fin, el 19 de mayo de ese año, a las ocho de la mañana, cuando quizás el espíritu soberano del fundador de esta sociedad, el inmortal Nicolás José Gutiérrez, estaría rebosando de gozo al contemplar el aniversario de su grandiosa fundación, quiso el Destino terminar las angustias y fatigas de nuestro ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 354 ilustre amigo, de aquel académico cuya muerte ca- sualmente coincidía con tan memorable fecha. Y en ese instante bien pudo repetirse la frase de Martí: “Cuando el hombre ha vaciado su espíritu, puede va dejar la tierra”, porque él ya había cum- plido su misión, y hasta había iluminado con sus hechos el camino de la vida a los suyos, y especial- mente a sus compañeros de profesión y tareas aca- démicas. Verdaderamente pasó de la vida a la muer- te, como si esperara a ésta con un beso, con la sereni- dad de quien ha terminado su obra a conciencia, con la faz apacible, en silencio, casi deseoso de descifrar desde otras esferas desconocidas, este '“vano fantas- ma, entre un gran antes y un gran después””, como define Amado Nervo a la existencia humana, la mis- teriosa actividad biológica de los que vienen al mun- do a sufrir y a trabajar... Y la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, en modesta recompensa, enlutó el sillón desierto, mientras depositaba silen- ciosamente en el Panteón, al atardecer de un día muv triste para nosotros, las vestiduras terrenales de ese fiel servidor, para seguir celosa y con avaricia, ate- sorando los despojos humanos de aquel miembro tan querido por su infinita devoción e indiscutible leal- tad a este organismo. Pasó a la posteridad franqueando la puerta áu- rea por donde penetran los grandes de espíritu, al emprender el viaje misterioso, mientras acá, sobre su tumba, colocábamos flores a la sombra de un tris- te ciprés. Hay grandezas que pertenecen a los caracteres íntegros y a los que vencen cívicamente en la lucha por la existencia, y por eso, a pesar del tiempo trans- 390 ANALES DE LA currido, hasta los que no tuvimos oportunidad de tratarlo como amigo y aquilatar su valer, sabemos sin embargo, apreciar las virtudes cívicas y los mé- ritos científicos de los hombres que como Benasach obtuvieron éxitos y merecieron respeto en su paso por la vida. Señores, al dar por terminado mi esfuerzo de revivir la figura del compañero, desaparecido va para siempre, imploro vuestra indulgencia, si en mi tentativa no he logrado ser todo lo feliz que deseaba y debiera. Suplid con vuestra imaginación carita- tiva mi insuficiencia literaria, que ello será un mo- tivo más para mi gratitud, por vuestra benevolencia al asistir a este acto de piadoso amor y de estricta justicia. DISCURSO DE CONTESTACION AL DE INGRESO EN LA ACADEMIA DEL DR. J. F. ARTEAGA POR EL DR. J. A. PRESNO Sesión extraordinaria del 5 de abril de 1922 Señor Presidente: Señores Académicos: No necesitaba ciertamente, ser presentado ante vosotros el Dr. Julio Fernando Arteaga y Quesada. En este mismo recinto habéis oído en más de una ocasión su autorizada palabra y ha sido laureado por vuestros sufragios con el Premio Górdon, de Fi- siología, en 1919 y con el Premio Suárez Bruno en 1920. Pero al cumplir esta noche con el deber re- olamentario de la lectura de su trabajo de ingreso, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 391 ocupando el puesto que dejara vacío en nuestras fi- las la eterna desaparición de nuestro compañero Benasach, cuya semblanza ha evocado tan sentida y tan elocuentemente en su discurso el Dr. Arteaga, me habéis obligado, señores Académicos, por apre- mios de ese mismo reglamento, a contestarle en vues- tro nombre, exponiendo públicamente, en breve sín- tesis, la historia profesional y la ejecutoria cientí- fica, que justifican la elevada dignidad que la Aca- demia de Ciencias de la Habana confiere al Dr. Ar- teaga, ya que, obras y merecimientos son menester - para escalar con honor estos puestos. Era por los años de 1901, cuando por mediación de nuestro ilustre amigo el Dr. Aróstegui, nos rela- cionábamos con el Dr. Arteaga, por aquella época Médico interno por oposición, del Columbus Hospi- tal de Nueva York. Hasta años después, cuando fijó su residencia en la Habana, no nos conocimos personalmente, pero desde entonces quedó su nom- bre inseparablemente unido, auxiliándonos en las tareas de redacción, a la historia ya hoy larga y brillante de la Revista de Medicina y Cirugía de la Habana. : ¡Con qué satisfacción examinaban, no hace mu- chos meses, en la Legación de Cuba en París, nues- tro digno Ministro en Francia y una élite de compa- triotas el número extraordinario que el Dr. Arteaga consagró a la celebración del XXV aniversario de la fundación de la Revista! ¡Con qué íntimo regocijo escuchábamos los plá- cemes de ilustres colegas franceses al recibir el her- moso libro en que el Dr. Arteaga presenta la organi- zación médica de Cuba, en el momento actual; elo-. gios dedicados a la patria distante, cuyo amoroso ANALES DE LA recuerdo exaltaba la nostalgia, y a nuestra clase mé- dica, por labios extranjeros! ¡Bien ajeno estaría el Dr. Arteaga, de la noble trascendencia y de la significación patriótica alcan- zada por su obra! Por su extensa bibliografía científica, por la ca- lidad de sus trabajos, casi todos reproducidos en la Prensa Médica extranjera, por su gran labor pe- riodística en la Revista, de la que es su Redactor Jefe, y en otras publicaciones profesionales y lite- rarias, el Dr. Julio Arteaga es incuestionablemen- te uno de nuestros primeros publicistas médicos. Todos recordáis sus esfuerzos en pro de la Aso- ciación de la Prensa Médica de Cuba, que contribuyó a fundar y que le eligió Presidente en 1918, y su magnífica labor en los Congresos de la Prensa Mé- dica de los que ha sido su verdadero creador, sien- do en la actualidad Presidente electo del próximo V Congreso que se celebrará en 1924. Otras face- tas nos ofrece también la interesante personalidad del nuevo Académico. Como investigador o experimentador, quizás en otro ambiente esa hubiera sido su verdadera orien- tación científica. Así lo atestiguan su decidida afición por la fisio- logía experimental; sus trabajos sobre la **Diabetes artificial en diversos animales, por medio de la Flo- ridzina””, sobre la ”"Diabetes en los gatos””, publica- dos en el American Journal of Plhisiology, reprodu- cidos en diversas Revistas y citados repetidas veces ¿por el ilustre fisiólogo norte-americano y Profesor de Cornell, Lusk, en su obra The Elements of the ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 90 Science of Nutrition y hasta por el fisiólogo alemán Voit. Sus contribuciones originales a la clínica, sobre todo a la Obstetricia, son importantes, algunas de verdadera trascendencia que mucho honran al que lleva dignamente el nombre preclaro de aquel pró- cer de la Obstetricia cubana, que se llamó Serapio Arteaga. Sus trabajos sobre '"La menstruación en las tu- berculosas””, “La función menstrual en las cuba- nas””, “La distocia por feto voluminoso””, “La par- tonalgia””, “Los abusos de la pituitrina””, ete., ete., reproducidos en la prensa médica de Europa y de Norte y Sud América, han llevado el nombre del autor a todos los ámbitos científicos. “El líquido mamario en el recién nacido””, “La tendencia qui- rúrgica en Obstetricia”, ete., ete. Toda esta provechosa labor profesional, además de su asistencia como Delegado oficial del Gobierno de la República o de nuestras Corporaciones a los Congresos 38” y 39” de Higiene Pública de Norte América, al XV Congreso Internacional de Higiene y Demografía y al VIT Pan-Americano de San Fran- cisco de California, ha sido en parte interrumpida por hondos duelos de familia que abatieron el noble y generoso espíritu de nuestro querido amigo. Que el cielo le conceda la suspirada tranquilidad moral que todos le deseamos. Señores Académicos: a la patria se la sirve, se la enaltece, y deseraciadamente, por muchos se la explota. Servirla es obligación cívica de todos. Enaltecerla no es dable sino a los privilegiados... como el Dr. Arteaga, que ha tenido la singular satis- facción de haberle sido útil a la patria, con las ar- 391 ANALES DE LA mas, con los libros y con los instrumentos de trabajo en la mano, y que con su competencia y su talento, contribuirá en el seno de esta Corporación, al éxito de sus labores. En nombre de la Academia de Ciencias, sea bien- venido! BIBLIOGRAFIA DEL DR. GUILLERMO JOSE BENASACH Y ESPINOSA Habana: 25 junio 1848.—Habana: 19 mayo 1921. POR EL DR. JORGE LE-ROY Y CASSÁ Académico de Número: 8 enero 1871. Académico Corresponsal: 8 abril 1883. Reingresó como Académico de Número: 25 septiembre 1887; ocupando el sillón que dejara vacante el fallecimiento del Dr. Antonio Mestre y Domínguez. Véase el Informe sobre su ingreso, por el Dr. Felipe F. Ro- dríguez, en Anales etc., t. LIT, p. 385-397. En la Academia 1.—Discurso Inaugural [Divulsor de Voillemier en las estre- checes uretrales], 10 septiembre 1871. Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, t. VII, p. 214-215, acta. Este discurso fué contestado por el Dr. Juan Calixto Oxamendi. Informe sobre el estado mental de D. A... E... (én co- laboración con los Dres. Tomás M. Govantes y Luis M. Cowley), 27 octubre 1872. Trabajos de la Comisión de Higiene Pública y Medicina Legal, t. 11, p. 271-274; Ana- les ete., t. IX, p. 252-258. [Aquí está reproducido íntegro el informe.] bo | ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 395 3.—-Informe de la Comisión de remedios nuevos y secretos sobre el *“Bálsamo umbilical contra el tétano””, 25 octubre 1874. Anales etc.,.t. XI, p. 326-328, acta. 4.—Discusión del trabajo del Dr. Rafael J. Montalvo sobre la extracción de la extremidad cefálica desprendida y re- tenida en el útero, 23 julio 1876. Anales etc., t. XIII, p. 143-183, acta. 5.—Informe acerca de dos medicamentos contra el reumatismo y las hemorroides, 14 enero 1877. Anales etc., t. XIII, p. 471, acta. 6.—Contestación al discurso inaugural del Dr. Vicente Be- nito Valdés “Reflexiones en contra de la etiología palú- dea del tétano””, 8 abril 1877. Anales etc., t. XITI, p. 595-596, acta. 7.—Informe referente al ““Bálsamo de María” con destino a los animales, 8 julio 1877. Anales etc., t. XIV, p. 248, acta. 8.—Informe sobre la Memoria del Dr. D, Pedro Sánchez titu- lada “Las fiebres en general, su historia, noción general de la fiebre; ¿existen fiebres esenciales? ¿en el estado ac- tual de la ciencia hasta dónde es esencial o sintomático ?”” en opción al título de Socio Corresponsal, 13 marzo 1881. Anales etc., t. XVII, p. 431-437. 9.—Informe en causa contra el asiático A... Ch... por ase- sinato de Hiro y die. dekO..: S::., 18 mayo: 1888. Anales etc., t. XXIX, p. 38-47, 68-80; y t. XXV, p. 200- 201, acta. 10.—Informe médico legal sobre el estado mental de un proce- sado, 12 mayo 1889. Anales etc., t, XXX, p. 318-326, 353- SIS YE A REMVE Sp. 131138. acta: 11.—Informe médico legal sobre duración y calificación de le- siones, 10 noviembre 1889. Anales etc., t. XXX, p. 411- AS ALA VE p 001 acta: 12.—Informe sobre el discurso presentado por el Dr. D. Eduar- do Díaz (de Matanzas), para optar al título de Académico Corresponsal, 25 enero :1891. Anales etc., t. XXVII, p. 593-596 y -p: 5596-57, ' acta. El discurso del Dr. Díaz versaba sobre ““La Gota Ve- sical?”. - per : 396 ANALES DE LA 13.—Informe médico legal en causa seguida al cirujano den- tista D. M... G... por imprudencia temeraria. Sesión de gobierno del 24 julio 1892. Anuales etc., t. XXIX, p. 180-192. 14.—Informe sobre el estado mental de D. A... M... y P..., 11 junio 1893. Anales etc., t. XXX, p. 131-138 y p. 77- 78, acta. 15.—Vacunaciones y revacunaciones practicadas por los médi- cos municipales en la Habana en febrero 1894 [Vacuna- do 3,075 y revacunado 1,298]. Anales etc., t. XXX, p. 5939, acta. 16.—Informe médico legal en causa por lesiones a D. F... G..., 10 marzo 1895. Anales etc., t. XXXII, p. 394-400 y p. 59-60, acta. 17, —Informe médico legal en causa por lesiones, 27 julio 1902. Anales etc., t. XXXIX, p. 104-109 .y p. 100, acta. 18.—Informe médico legal en causa por muerte de un menor, 14 octubre 1904. Anales etc., t. XLI, p. 178-181 y p. 166, acta. 19.—Informe médico legal en causa por homicidio frustrado, 22 junio 1906. Anales etc., t. XLIII, p. 65-70 y p. 63, acta, 20.—Informe emitido por la Comisión nombrada para juzgar la Memoria presentada en opción al Premio de Medicina Legal, fundado por el Dr. Antonio de Górdon, cuyo lema es (Quo tendimus? En colaboración con los Dres. T. V. Coronado e I. Calvo, 14 mayo 1907. Anales etc., t.XLITI, p. 399-401. Esta Memoria es el Estudio Médico Legal sobre el Sui- cidio en Cuba, durante el quinquenio de 1902-1906, cuyo autor es el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá, y fué la primera vez que se otorgó este premio y publicado en los Anales etc., t. XLIV, p. 38-63 y en folleto en 4%, Habana, 1907. 21.—Tasación de honorarios, 26 marzo 1909. Anales etc., t. XLV, p. 678-680. 22.—Informe médico legal en causa por muerte, 25 septiembre 1909. Anales etc., t. XLVI, p. 205-210 y p. 197-198, acta. 23.—Informe médico legal sobre identidad, 28 julio 1911. Ana- les etc., th. XLVITI, p. 182-185 y p. 180, acta, 397 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 24.—Informe médico legal en causa por lesiones, 26 enero 1914, Anales etc., t. L, p. 870-878. 25.—Informe acerca de la Memoria presentada en opción al Premio de Medicina Legal instituído por el Dr. Antonio de Górdon, 23 abril 1915. Anales etc., t. LI, p. 831-834. En colaboración con los Dres. F. M. Héctor y T. V. Co- ronado. 26.—Informe acerca de una Memoria presentada en opción al Premio Cañongo, econ el lema Plus Ultra. Plus Ultra. En - colaboración con los Dres. J. Le-Roy y F. I. de Vildósola, 27 abril 1917. Anales etc., t. LITI, p. 987-988. Fuera de la Academia 1.—Revista de la Prensa. Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, enero 1876, t. II, p. 54-56. 2.—Revista de la Prensa. Crónica etc., febrero 1876, t. II p. 91-101. 3.—Revista de la Prensa. Crónica etc., mayo 1876, t. II, p. 239-243. 4.—Los médicos forenses. Crómica etc., octubre 1876, t, II, p. 549-550. 5.—Nefrotomía para el alivio de la pionefrosis. Curación. Por Mark H. Williams. M. D. New York. Tratado (sic) [Traducido] por el Dr. G. J. Benasach. (Del Medical Record.) Crónica etc., enero 1877, t. III, p. 15-21. 6.—Cirugía conservadora. Observación del Dr. G. J. Bena- sach. Crómica etc., febrero 1877, t. TIT, p. 60-61. Se refiere a una herida contusa del pulgar derecho. 7.—Bibliografía. Libro terapéutico de bolsillo, del Dr. Emi- lio Dillnberger, traducido del alemán por el Dr. J. C. Oxa- mendi. Habana, 1877. Análisis por el Dr. G. J. Bena- sach, miembro de la Academia de Ciencias. Crónica etc., enero 1878, t. IV, p. 34-37. 99S ANALES DE LA HIGIENE OCULAR Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana POR EL DR. FRANCISCO MARÍA FERNÁNDEZ Sesión extraordinaria del 5 de abril de 1922 Señor Presidente de la Academia de Ciencias; señoras y señores: Al cumplir con el deber reglamentario de presen- tar un trabajo de ingreso, para llenar de ese modo todos los trámites en mi calidad de Académico Nu- merario de esta ilustre Corporación, séanos permi- tido que, a manera de breve exordio, dediquemos al- eunas palabras a expresar nuestra intensa gratitud hacia los señores Académicos que nos honraron con sus votos, haciendo de ese modo posible una de las más ansiadas aspiraciones que hayamos podido ali- mentar, la de recibir las palmas académicas. Y es que, a pesar de haber sabido en todo tiempo darnos cuenta de nuestra pequeñez y de la falta de merecimientos para ostentar la honrosa investidura académica; a pesar de conocer a ciencia cierta la in- suficiencia de nuestras condiciones intelectuales, para el ingreso en la más docta de nuestras instituciones científicas, jamás nos abandonó la esperanza de que por medio de la constancia en el estudio, de la perse- verancia en el trabajo y de la tenacidad inquebran- table en el ejercicio honrado de la profesión, a la par que por la bondad excesiva de los señores Aca- démicos, nos sería posible algún día llegar a la cima de las aspiraciones científicas de todo médico cubano. No podemos dejar de sentirnos impresionados ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 399 ante lo que es para nosotros un momento solemne de nuestra vida. A pesar de haber convivido espiri- tualmente con vosotros en los catorce años de nues- tra vida profesional y de que las modestas produe- ciones que aquí hemos traído, en ese transcurso de tiempo, han sido siempre recibidas por vosotros con cariño y estímulo; a pesar de sentirnos familiariza- dos con todos y cada uno de vosotros, a consecuencia del trato íntimo durante casi tres lustros, no es po- sible que dejemos de sentirnos emocionados al dar- nos cuenta del alto honor que nos concedéis y por el cual, en este momento, reitero mis votos de profun- do agradecimiento. Para nuestro trabajo de ingreso, evocando lo que hiciera el sabio anciano que preside esta Corpora- ción, el Dr. Juan Santos Fernández, en el trabajo que en 1875 le valiera también su primer título de Corresponsal de esta Academia (1), hemos querido. haciendo en realidad un alarde de atrevimiento, imi- tar a nuestro amado maestro, a cuyo lado hemos po- dido espigar en el fecundo terreno de la Oftalmolo- gía y a cuyos grandes conocimientos debemos gran parte de nuestra labor profesional. Perdónesenos, si rindiendo un nuevo tributo de reconocimiento y veneración al maestro respetado, prolongamos por unos instantes este modesto trabajo; pero incurri- ríamos en el feo pecado de la ingratitud si, una vez más, no hiciéramos una ofrenda de cariño y de gra- titud a quien tanto debemos en el campo de las acti- vidades científicas. (1) Higiene de la Vista. Academia de Ciencias de la Habana, sesión de gobierno del día 9 de mayo de 1875. “La Propaganda Literaria””, 1879. 400 ANALES DE LA Y ahora, cumplido con el sacrosanto deber de la eratitud, entraremos en materia y trataremos sobre el tema objeto de este trabajo, la HIGIENE OCULAR De todos los sentidos del hombre, el de la visión es el más preciado e importante; y sin él, bien dijo el poeta, la vida podía condensarse en una larga no- che de tinieblas y de tristezas. No es necesario insistir mucho, para demostrar cuán útil es a la vida el goce completo del más bello de los sentidos, del sentido de la vista, mediante el cual, como dijera nuestro ilustre maestro, Santos Fernández, en su trabajo citado, no es posible con- cebir el progreso ni la civilización. En efecto, por el sentido de la vista conoce el ser humano lo que le rodea, los lugares adonde encami- nar sus pasos, los bellos matices de los colores, el ta- maño de los objetos, toda la obra admirable de la Naturaleza, toda la bella labor del Supremo Artífice del Universo, desde la radiante belleza de las muje- res, hasta la labor tan admirable de los hijos del in- mortal obrero de Maguncia, del ilustre Gutenberg. Y es por eso que reviste para el oftalmólogo mo- derno una importancia realmente grande, la conser- vación de un sentido tan importante y tan necesario a los elementos que integran la sociedad. Y es por eso también, que el oculista de nuestros días ha de vigilar al individuo paso a paso, en la larga carrera de la vida, a fin de recomendarle las medidas necesa- rias para el disfrute normal y para la conservación de la visión. Así observamos que, desde los cuidados pre-na- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 401 tales, preparando y aseptizando las vías maternales que habrá de recorrer el futuro infante; implantan- do después el método de Credé, para evitar la temi- ble oftalmía de los recién nacidos; haciendo más tar - de, en el transcurso de la edad escolar, múltiples indicaciones para evitar o corregir los defectos vi- suales, así como para curar o evitar la trasmisión de afecciones oculares de carácter contagioso, como el tracoma; aconsejando luego al adulto, según su profesión u oficio, la manera de evitar los acciden- tes industriales y de salvarse de los ataques de afec- ciones profesionales; insistiendo, por último, en los individuos ancianos, en la forma en que deben pre- caverse de los ataques glaucomatosos, o de tratar éstos precozmente, una vez que se hayan declarado; desde antes del nacimiento hasta la edad más avan- zada, la labor de los que se ocupan de la higiene de la vista es una lucha diaria y tenaz, en la que no debe descuidarse jamás el centinela del progreso. La gran importancia que reviste la Higiene Ocu- lar parece, pues, fuera de toda duda, así como el bello simbolismo que encierran órganos tan necesa- rios como son los ojos, desde el instante misterioso en que el nuevo ser inicia su vida en este mundo, hasta el momento solemne en que manos piadosas entornan los párpados del que abandona el sendero de la existencia. 402 ANALES DE LA Antropología ocular.—Influencia de las diversas ra- 2as en la producción de determinadas afecciones oculares. Como bien ha dicho el Dr. Ginestous (2), en todo Tratado moderno de higiene general se estudian los eraves problemas que se refieren al origen de la humanidad y a la formación de las diversas razas, y no sería posible referirse a la Higiene Ocular sin hacer antes un ligero estudio de la Antropología Ocular, a fin de conocer cómo en determinadas razas hay mavor o menor predisposición a ciertas enfer- medades. No sería, desde luego, posible incluir en este tra- bajo una descripción de la Anatomía y Fisiología Oculares, pues no pretendemos que él constituya un Tratado de Higiene Ocular, ni por otra parte abusa- ríamos de vuestra cortesía con tan largo relato; pero séanos permitido hacer una brevísima alusión a cier- tos detalles anatómicos, el conocimiento de los cua- les nos permitirá apreciar mejor la ocurrencia de determinadas afecciones. Las dimensiones de la órbita, por ejemplo, en los tres grandes grupos humanos, caucásico, mongólico y etiópico, varía bastante; y entrando en los detalles de las sub-razas, vemos que entre la órbita de los esquimales, la mayor, que mide 1.456 milímetros cua- drados, y la de los parias de Calcuta, la menor, que mide 1.095 m. c., hay una diferencia bien grande, que ha de influir en la producción o no de ciertas afecciones, como influye también la profundidad de (2) Traité Pratique de Hygiene Oculaire. Dr. E. Ginestous, de Bur- deos, 1920. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 403 la órbita, citando como ejemplos de la diferencia entre algunos tipos, que en los esquimales tiene 57.7; en los chinos 55.6 y en los parisienses 50.9. Los párpados y las comisuras palpebrales, ofre- cen notables diferencias en las diversas razas: entre los lapones y esquimales que habitan al extremo Nor- te, la comisura es muy pequeña y en los habitantes de los países cálidos es bastante mayor, y habitual- mente reconocemos la diferencia clásica entre el ojo mongólico y el ojo europeo, siendo bien conocidos los rasgos de los primeros, consistentes en ojos oblicuos, pequeños, con el párpado superior abotagado y con la brida, que constituye el rasgo más saliente de fi- sonomía mongólica, y que es el epicanto, que en de- terminados sujetos nos es preciso operar. La pigmentación de la conjuntiva, en forma de acumulaciones de pigmento, sobre todo cerca del lim- ho esclero-corneano, es rasgo de cierta importancia en la determinación de la raza, aunque es difícil asegurar que sean dichas acumulaciones de pigmen- to, focos para futuros procesos melanósicos. Con referencia al color del ojo, admitimos con Topinard, en su admirable trabajo (3), las Instrue- ciones de la Sociedad de Antropología de Francia, que fijan cuatro tipos de coloración: pardo, verde, azul y gris, cada uno de los cuales comprende cinco tonos: muy obscuro, obscuro, intermedio, claro y muy claro. Deniker (4) afirma que en las razas rubias existe siempre el color claro, azul o gris; en los mongoloides, los ojos pardos ciaros, y en el resto de los habitantes del mundo, los ojos pardos, obscu- (3) Antropología, por el Prof. Pablo Topinard. Ed. esp. de Mon- taner y Simón, 1920. (4) Bull. de la Soc. d*Anthropologie, tomo XI, p. 320, 404 ANALES DE LA ros o negros. De todos modos, es indudable que la mayor o menor cantidad de pigmento habrá de fa- vorecer o entorpecer la absorción y neutralización de los rayos solares, inftuvendo así en la defensa del ojo a ciertos agentes exteriores. Las vías lagrimales tienen también marcada di- ferencia en las diversas razas, diferencias que habrán de influir más tarde en la existencia de determinadas afecciones oculares. Santos Fernández (5), desde hace muchos años, señaló la forma recta y amplia del canal nasal en la raza negra, en contra de la for- ma más tortuosa y larga de dicho canal en los blan- cos, según sus estudios hechos en Cuba, y vemos que estos hallazgos se confirman después con la mayor frecuencia de las afecciones lagrimales en la raza blanca. La agudeza visual fisiológica que debiera dife- renciarse poco en las diversas razas, vemos que es muy superior en algunas de ellas; Roy, en un inte- resante estudio hecho en el Africa (6), afirma que allí se puede tomar como patrón normal de la visión el de 7/5, en vez del 5/5 que los oftalmólogos tienen como normal, y llega a. la conclusión de que mien- tras más se eleva el hombre en la escala social, mayor es el desarrollo del cerebro a expensas de los 0jos y de los oídos. Siguiendo esa manera de pensar, te- nemos que los negros africanos son los seres huma- nos de vista más potente, siguiéndoles después las razas amarillas de las islas de la Oceanía; después los de la Indo-China, los pielesrojas de México y la América del Centro y del Sur, los lapones, esquima- (5) Sociedad Antropológica de Cuba, mayo 5 de 1878.—Revista Cu- bana de Oftalmología, vol. II, p. 246, año de 1921. (6) Revista Cubana de Oftalmología, vol. 11, p. 827, año de 1920, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 405 les y por último los chinos y japoneses. Los blan- cos ocupan el último lugar en esa escala, teniendo la peor agudeza visual, en comparación con las demás razas, y aun en la raza blanca hay grandes diferen- cias causadas por la instrucción y la herencia. Entrando en los errores de refracción y especial- mente en la miopía, las frases que en 1875 pronun- ciara el Dr. Santos Fernández no han perdido, a pesar del tiempo transcurrido, todo el valor que ellas tienen, y podemos decir con él que las anomalías de refracción no son afecciones curables por medio de los medicamentos, sino que se corrigen con cristales adecuados y que los cuidados especiales, necesarios en los miopes, son convenientes para no aumentar la miopía y para evitar sus complicaciones. Aquí la higiene de la vista ha de tener, como tiene, 1m- portancia excepcional. Las diversas razas influyen de modo especial en la ocurrencia de la miopía. Así vemos con Men- zies (7) que entre los israelitas se padece de la mio- pía con mayor frecuencia que en otras razas; y se- gún las experiencias de Sulzer (8), no sólo en las diversas razas ocurre esto, sino hasta en los diver- sos componentes sociales de una misma nación. El empleo abusivo de los ojos en la lectura y en los tra- bajos refinados de ciertas clases de obreros, inclina a la producción de la miopía, que va siendo cada vez más frecuente entre las clases intelectuales de todos los países, aunque desde luego, las causas anatómicas de dicho error de refracción no pueden dejarse a un lado, pues la configuración anatómica del cráneo de- (7) British Medical Journal, 1897, p. 77. (8) Enciclopedia francesa de Oftalmología, tomo III, p. 319, 406 ANALES DE LA termina la de la órbita, que a su vez influye en la forma y tamaño del globo ocular; y así vemos, como bien dice Posey (9), que la miopía ocurre con fre- cuencia en las razas de cráneos cuyo diámetro an- tero-posterior es más largo, como en la raza teutó- Nica, mientras que se encuentra con mucha menos frecuencia en las razas inferiores. Influencia del clima y de las estaciones. La influencia de los diversos climas en las afec- ciones oculares, aunque ha sido notablemente exage- rada, no puede negarse- totalmente, y aunque algu- nos niegan en justicia que la catarata y el glaucoma sean patrimonio casi exclusivo «de determinadas re- elones, es imposible negar que en los climas tórridos la catarata es algo más frecuente que en las zonas frías o templadas, y que los diversos factores que junto con el calor influyen en la producción de la catarata, se intensifican en los países de clima cá- lido (10). En lo referente al glaucoma, refirién- donos tan sólo a determinado país, vemos que en Colombia los Dres. Cuéllar y Pava (11) han encon- trado que la variedad crónica de esta enfermedad es exclusiva de las tierras calientes y templadas de aquella gran República, y que la variedad aguda, aunque existe en todos los climas del país, predomi- na en las tierras frías. Se ha asegurado que el clima de las montañas favorece el funcionamiento de las vías lagrimales, y que, por tanto, en las alturas son poco frecuentes (9) Hygiene of the Eye, 1918.—Lippincott and Co., Philadelphia. (10) R. H. Elliot.—Oftalmología Tropical.—Oxford Med. Pub. 1920. (11) ¡Revista Cubana de Oftalmología, vol. TIT, p. 244, año 1921. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 407 las afecciones de dichos órganos; pero Ginestous con- viene en que en realidad no hay grandes diferencias en las diversas regiones de la nación francesa, y parece que aquí hay que tener en cuenta, como vere- mos en el tracoma, más bien las costumbres higié- nicas de los sujetos. En cambio, en lo que se refiere a las afecciones de los párpados sí parece estar fuera de toda duda la influencia que el clima y sobre todo las diversas estaciones ejercen en su mayor o menor frecuencia. La conjuntivitis primaveral, por ejemplo, en los paí- ses en que las estaciones se marcan de modo exacto, es una afección que está bien calificada de primave- ral, y es en las épocas más húmedas del año, según Danvers (12), cuando ocurren más casos. Las gran- des epidemias de afecciones conjuntivales contaglo- sas, que atacan a Egipto de modo tan intenso y con resultados tan desastrosos, va que en ellas predomi- na el gonococo como agente causal, coinciden de modo absoluto, según MacCallan (13), con la llegada del calor y son mucho más intensos sus efectos en los meses de julio a octubre. Iguales o parecidas ob- servaciones hizo en la India el Coronel Elliot (14). El tracoma que aunque algún autor distinguido, co- mo Chibret, haya afirmado que no ataca a los habi- tantes de los climas altos (15), en realidad se ha comprobado que más que al clima se debe su propa- gación a la falta de aseo, como lo ha afirmado Santos Fernández (16). (12) Ophth. Rev. Londres, 1902, p. 84. (13) Sociedad Oftaimológica de Egipto.—Revista Cubana de Oftal- mología, vol. 111, p. 333, año 1920. (14) Oftalmología Tropical. (15) Sociedad Francesa de Oftalmología, 1896. (16) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, tomo XL, p. 495, año 1915, 408 ANALES DE LA Influencia ejercida por las condiciones económicas y sociales. No es posible negar la influencia que ejercen las condiciones económicas y sociales, en la salud en ge- neral y, desde luego, en lo que se refiere al órgano de la visión. Hay ciertas afecciones, que estudiaremos más adelante, cuva relación con los diversos oficios o profesiones están fuera de toda duda; pero, apat- te de ellas, tenemos también como cosa innegable que las condiciones sociales y económicas ejercen deter- minada influencia en la mayor o menor frecuencia de ciertas afecciones oculares. Tomando como ejem- plo la flictenulosis ocular, en sus diversas varieda- des o denominaciones, vemos que de ella ha dicho con razón Fuchs (17), que la mejor profilaxis de dicha enfermedad, sería el mejoramiento social de las clases pobres. En efecto, como ha dicho muy bien Gilbon (18), la tuberculosis ejerce un papel de importancia en la producción de la oftalmía flicte- nular, y es innegable que entre las clases deshereda- das el flagelo de la peste blanca hace estragos mu- cho mayores que en las clases más afortunadas. Un autor inglés, Cridlan (19), que ha llevado a cabo ex- tensas investigaciones entre los asilados de diversos hospitales infantiles en Inglaterra, encontró que di- cha enfermedad está casi limitada de modo exclu- sivo a niños cuyo aspecto de pobreza y suciedad im- pone pavor. (17) Tratado de Oftalmología. (18) Amer. Journ. Dis. of Chiid. Cit. en Rev. Cub. de Oftal., 1919, Ya ID: O (19) Brit. Journ. Ophth., v. II, 1918, Cit. en Rev. Cub. de Oftal., 1920) uy. LIS pardos. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 409 Sea su causa la tuberculosis; sea ella debida a la pediculosis, como han afirmado, entre otros, Jo- seph (20), Font-Reault (21) y Pacheco Luna (22), o como sostiene Andrade (23); sea la oxiurosis su causa, es innegable que las malas condiciones higié- nicas influyen de modo absoluto en la etiología de la flictenulosis ocular, y es innegable asimismo que to- dos los casos curan radicalmente cuando son subs- traídos del medio ambiente pobre, desaseado y ca- rente de alimentación adecuada, en que viven habi- tualmente los pequeños pacientes. La oftalmía granulosa o tracoma, a la que va hemos hecho mención, es también una afección de las clases pobres y sobre todo de las personas poco adictas a la higiene; y en su propagación, como han demostrado, entre otros, Ginestous (24) y Santos Fernández (25), las clases pobres carentes de recut- sos higiénicos, dan los mayores contingentes de casos. Influencia de la edad, sexo, herencia, alimentación, vestidos, tabaco, alcohol, etc., en la producción de afecciones oculares. La influencia que la edad y el sexo puede ejercer sobre la producción de determinadas afecciones ocu- lares, ha sido poco estudiada generalmente; pero por (20) Societé Francaise d*Ophtalmologie, 1907. (21) Arciives de Parasitologie, 1912, t. XV, p. 385. Cit. por Gi- nestous. (22) Revista Cubana de Oftalmología, 1920, vol. II, p. (23) Revista Cubana de Oftalmología, 1920, vol. II, p. (24) Bull. de la Soc. de Med. et Chir. de Bourdeaux, 23 de octubre de 1903. (25) Revista Cubana de Oftalmología, 1920, vol, II, p. 741, 225. 99 9,9) 410 ANALES DE LA una estadística de TProusseau (26), vemos que en el Hospital de Quinze Vingts, de París, en un total de 124 enfermos, 69 eran hombres y 55 mujeres, corres- pondiendo 6 al momento del nacimiento, 4 al primer año, 15 a la primera decena, 10 a la segunda y el resto a las demás edades, siendo digno de observar que el número de ciegos era de 80 del total de 124. En conjunto la edad ejerce poca influencia, depen- diendo más bien las causas de otras razones, tales como la actividad profesional o industrial, por ejemplo. La herencia y las enfermedades previas pueden ejercer cierta influencia en las afecciones oculares, y se han escrito numerosos trabajos sobre la materia. Así vemos con Girard (27), que determinadas en- fermedades anteriores (diatésicas) predisponen al individuo a sufrir ciertas otras afecciones oculares. Para citar sólo algunas, citaremos solamente la fre- cuencia de las complicaciones oculares de la diabetes, del reumatismo, del mal de Bright y de la tubereu- losis, como conocemos igualmente las lesiones pro- teiformes que la avariosis ocasiona en el aparato ocu- lar; pero deseamos referirnos más particularmente a la forma más común, que es la queratitis intersti- cial, cuyo reconocimiento y tratamiento debe ser em- peño sentido de todos los oftalmólogos. Insistiendo en la influencia de la herencia en la producción de las lesiones avarlósicas, citaremos las experiencias de Cosse (28), Moreau (29) y Gines- (26) Societé Francaise d'Ophtalmologie, 6 de mayo de 1902. Gi- nestous. (27) El Ojo diatésico. París, 1906. (28) Tesis del Doctorado, Burdeos, 1899. (29) Tesis. del Doctorado, Burdeos, 1906-1907, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 411 tous (30), encaminadas a demostrar que la avariosis congénita es la causa principal del estrabismo fun- cional y los trabajos de Benavides (31), y Santos Fernández (32), ante la Sociedad de Oftalmología Hispano-Americana, demostrando las numerosas complicaciones que en el segmento anterior del ojo dan lugar a la avariosis congénita. La influencia de la consanguinidad está más que demostrada. Entre los trabajos más recientes pu- blicados están los de Fromaget (33), que observó catarata congénita en seis generaciones; de Loeb (34), de colobomas congénitos; y de Zentmaver (35), de enfermedad de Leber. Todos conocemos la fre- cuencia con que la retinitis pigmentaria se encuentra entre los hijos de matrimonios consanguíneos, y Lutz (36), al describir los diversos tipos de enfermeda- des o defectos oculares de carácter hereditario, da importancia al tipo de la herencia recesiva, en el cual los matrimonios consanguíneos tiene gran 1m- portancia; y los trabajos de Holmgreen y Jennings (37), demuestran también la influencia de la heren- cia y la consanguinidad en la producción de la ce- guera para los colores. ¿ Ejercen las emociones maternales alguna 1n- fluencia en la determinación de ciertas anormalida- des en el fetó? Aunque la casi totalidad de los auto- (30) Academia de Medicina. Premio Meynot, de 1907. (31) Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos, diciembre, 1920, LARA 0 (32) Revista Cubana de Oftalmología, 1920, vol. Il, p. 733. (33) Societé de Ophth., de Laryn, et d'Otol, de Bourdeaux, et du Sud Ouest, abril de 1893, Ginestous. (34) American Journal of Ophtalmology, vol. 1, p. 62, 1918. (35) Trans. Amer. Ophth. Soc., 1918, vol. XVI, p. 106. (36) Revista Cubana de Oftalmología, 1920, vol. II, p. 518. (37) Color Vision and Color Blindness, Philadelphia, 1905, p. 41, 412 ANALES DE LA res coinciden en condenar como absurda la creencia popular tan generalizada, Ginestous (38) menciona dos casos de eriptoftalmía, en los cuales se suponía por las madres que la anomalía se debía a emociones de eran intensidad. Nosotros, como Ginestous. nos limitaremos a citar esos casos, sin pretender en lo aboluto defender esa teoría. Pero si bien es difícil comprender desde un pun- to de vista puramente científico, que las emociones puedan determinar la ocurrencia de ciertas mons- truosidades, es hien evidente que determinadas emo- ciones, provocando la supresión brusca de la función cataménica, havan ocasionado en algunas mujeres alteraciones de relativa gravedad en los órganos ocu- lares, y así lo confirman los trabajos de diversos au- tores y muv especialmente la magnífica colaboración a ese estudio hecha por Blanco (39); y en su admi- rable Memoria sobre la Higiene Ocular, cita Santos Fernández (40) los efectos que un acto violento de cólera pueden ocasionar, llegando hasta la pérdida de la vista. La alimentación influye algo en la producción de las afecciones oculares; así vemos que existen casos de hemeralopía o ceguera nocturna, debidos a la mala alimentación, en parte al menos, y con frecuen- cia observamos cómo se modifican ciertas enferme- dades oculares, sobre todo algunas blefaritis ciliares, mediante la implantación de determinadas reglas ali- menticias. Además, son frecuentes los casos de bo- tulismo que provocan parálisis de los músculos ocu- (38) Tratado de Higiene Ocular, p. 42. (39) Revista Cubana de Oftalmología, 1920, vol. II, p. 58. (40) De las pasiones, p. 103. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 413 lares, como en los casos de Saint-Martin (41), Cas- saude (42) y otros. La influencia del alcohol sobre el órgano visual es muy marcada; observándose como complicación más frecuente la neuritis retro-bulbal como resulta- do de la ingestión continuada de alcohol. Nadie me- jor que Santos Fernández (43), ha podido describir los efectos del etilismo, y junto a él, así como en nuestra práctica personal, hemos podido confirmar centenares de casos de ambliopía etílica. El alcohol de madera, o sea el alcohol de metilo, que se usa tanto en los Estados Unidos después de la Lev de la Prohibición, ha ocasionado,.a la par que gran número de defunciones, un contingente tam- bién crecido de cegueras incurables, por la atrofia total del nervio óptico. Allport, que ha dedicado mu- cho tiempo al estudio de esta cuestión, refiere cómo los adelantos de la Química han llegado a hacer que el sabor desagradable del producto se enmascare, v describe cómo se utiliza por mercaderes sin concien- cla, que lo venden de modo subrepticio, ocasionando incontables e irreparables desgracias. La mayoría de los Estados de la Unión Americana (44) han pa- sado leyes imponiendo fuertes multas y penas de prisión a los que expendan el tóxico producto con cualquier fin. El tabaco, del cual tanto se ha escrito, resulta casi mofensivo en sus estragos, en comparación con los (41) Bull. de la Societé Medicale des Hopitaux, diciembre 5 de 1919. (42) La Presse Medicale, enero 21 de 1920. (43) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, 1876, t. TI, p. 531. (44) State Legislation concerning wood alcohol, Y. Allport, M. D. Ophthalmology, 1916. 414 ANALES DE LA que produce el alcohol. Santos Fernández (45) se- naló hace tiempo la rareza de la ambliopía nicotínica pura, y Meverhoff (46), que ha ejercido once años en Egipto y que pudo observar el efecto del tabaco en una población que no consume alcohol, sólo tuvo tres casos de ambliopía nicotínica en 30,000 enfer- mos de los ojos. : La clase de habitación donde se reside, y sobre todo donde se estudia, tiene una importancia excep- cional en la Higiene Ocular, no tanto en lo referente a la ventilación (que no deja de tener importancia), sino desde el punto de vista de la iluminación, asun- to de interés primordial en Higiene Ocular, desde los primeros años de la vida, por lo que a la ilumi- nación de las escuelas se refiere, hasta la edad adul- ta, en lo que se relaciona con la iluminación de los talleres y fábricas. La iluminación apropiada de las escuelas, es en todas partes del mundo civilizado, objeto de prefe- rente atención para los médicos, higienistas y peda- gogos, y muy pronto tendremos ocasión de tratar nuevamente de este tema, así como de los talleres y fábricas. Bacterias y parásitos oculares. La conjuntiva ocular contiene normalmente cier- to número de gérmenes, inocuos los más, pero tam- bién algunos patógenos, y que esperan tan sólo la menor causa irritativa para provocar reacciones es- pecíficas; o alojándose en alguna erosión en la su- (45) Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, 1908, t. XXXIV, p. 334. (46) Klin. Monatsbl. f. Augenh. 1921. Vol. XVI, p. 107. ÁCADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 415 perficie de la tórnea, penetran al interior de los te- jidos oculares, provocando violentos trastornos. Siguiendo la clasificación de Ginestous (47), po- demos dividir los gérmenes oculares en tres grupos, a saber: 1), microbios específicos, que determinan afecciones oculares que llevan sus nombres, como el bacilo de Koch-Weeks, que da lugar a la conjunti- vitis catarral aguda contagiosa, o el diplobacilo de Morax-Axenfeld, que produce la conjuntivitis sub- aguda; 11), microbios no específicos de afecciones oculares, pero que provocan en el ojo afecciones muy violentas, tales como el gonococo, el bacilo de Klebs Loeffler (difteria), el pneumococo, el estreptococo, el estafilococo, el bacilo de la influenza y el bacilo de Koch; y 111), afecciones oculares debidas a probables gérmenes que aun no han sido aislados, como ocurre en el tracoma. Los parásitos oculares han sido estudiados de modo magistral por Ward (48), y por Elliot (49). El primero de éstos, que es la más grande autoridad de nuestros días en Parasitología Ocular, ha hecho un estudio muy interesante sobre la materia, pero no es éste el momento de hacer una descripción deta- llada de las diversas clases de parásitos que atacan a los ojos y sólo nos limitaremos a citar algunos de los más importantes. Los parásitos pueden afectar los ojos, ya locali- zándose directamente en ellos, como ocurre con la filariasis o la miasis ocular, o con el cisticerco, o ya produciendo intoxicaciones que provocan edemas 0 (47) Les microbes de 1l'oeil, p. 59. Tratado de Higiene Ocular. (48) Parasites of the human Eye. Amer. Encycl. of Opth., vol. UTA p. 9265. (49) Oftalmología Tropical. Edición española, p. 118, año 1922 ANALES DE LA conjuntivitis, como ocurre con los pescadores de an- guilas, o con la triquinosis o con la retinitis del an- quilostoma duodenal. - Sin embargo, la afección parasitaria más fre- cuente en los ojos puede decirse que es la pediculosis, aunque en determinadas regiones donde abundan los carneros, el cisticerco no es raro, como no lo son en otras la aspergilosis o la miasis. Salta a la vista la labor del higienista en la pre- vención de estas afecciones parasitarias del aparato ocular. Higiene ocular de la primera infancia. La Eugenesia, o ciencia que cuida del niño desde mucho antes de nacer éste, ha tomado en los últimos años un desarrollo excepcionalmente grande, cele- hrándose ya Congresos periódicos, donde se estudia todo lo conveniente al bienestar del futuro ciudadano. Desde el punto de vista de la Higiene Ocular, los cuidados prenatales han recibido desde hace muchos años cuidadosa atención. Se hace necesario reparar las vías maternales por donde el niño habrá de hacer su ingreso en la vida y desde este punto de vista se comprende cuán útil es la cooperación del oftalmó- logo con el tocólogo que asiste a la madre durante la larga época que precede a la más maravillosa de las funciones humanas, y más tarde con la comadrona, que eñ la mavoría de los casos es la persona encat- gada de la ejecución del sabio y previsor método pro- filáctico de Credé, por medio del cual ha sido posi-. ble reducir de modo maravilloso el inmenso número de niños que quedaban ciegos desde los umbrales de su existencia. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 417 La oftalmía neonatorum fué durante muchos años un terrible azote que ocasionaba incontables víeti- mas. Antes de la confirmación hecha por Neisser, de la Clínica dermatológica de Breslau, en 1879, de que el germen encontrado en los casos de oftalmía neonatorum era idéntico al que existía en las secre- ciones maternas, el número de niños ciegos era in- menso, y en los países que han sabido crear y sostener asilos para niños ciegos, se encontraba que la mayo- ría de los allí recluídos habían sido víctimas de la oftalmía neonatorum, confirmándose más tarde, por las hermosas investigaciones de Pinard (50), que el modo de infección era generalmente por la vía ma- terna. Credé estableció en 1882 su famoso método pro- filáctico, y desde entonces, aun antes de la ligadura del cordón umbilical, se instilan en los ojos de los recién nacidos algunas gotas de una solución de ni- trato de plata al dos por ciento, habiéndose logrado disminuir el número de niños ciegos de modo asom- broso, pues como bien ha dicho Vidal Solares (51), más del 75 por ciento de los casos de ceguera son evitables. Pero en Cuba, a pesar de la notable disminución en los casos, aun se ven con alguna frecuencia en las consultas públicas y privadas casos tristísimos de niños ciegos, que han perdido la vista a causa de esa enfermedad tan perfectamente evitable, y eso indica que es preciso aumentar la vigilancia por parte de todos en contra del flagelo, debiéndose intensificar la propaganda en ese sentido, y tal vez hasta utilizar la admirable organización que recomendara reciente- (50) Bull. de la Academie de Med., t. XLVI, núm. 28, p. 153. (51) Revista de Higiene y de Tuberculosis (Boletín), mayo de 1920. 418 AÑALES DE LA mente uno de nuestros más brillantes profesores, el Dr. Raimundo de Castro (52), ante el V Congreso Médico Nacional, la institución de los médicos del Registro Civil, que tendrían a su cargo el deber de dar fe del nacimiento de todos los niños, pero que no se negarían a inspeccionar el estado ocular de los mismos, como nadie se niega a prestar un auxilio in- mediato sin el cual habría grandes peligros para el que lo demanda. Hay otros puntos en la primera infancia que el oftalmólogo debe tener en cuenta y el más impor- tante es el referente a la cantidad de luz que reciben los ojos, poco acostumbrados aun a la luz. La cuna del recién nacido debe colocarse de modo que se evite la luz directa sobre sus ojos, y esta precaución se debe mantener en todos los momentos, sobre todo con la luz artificial, y cuando se lleva al niño fuera de la casa, para pasearlo al aire libre, es preciso pro- tegerlo no sólo de la luz directa del sol, sino de la humedad, del frío y sobre todo del viento y del polvo. Las nodrizas deben ser examinadas cuidadosamente, a fin de determinar que estén exentas no ya sólo de afecciones contagiosas de carácter general, sino tam- bién en lo que se refiere a los ojos, como el tracoma, por ejemplo. La Creche, tan útil para la mujer obrera, que te- niendo que librar su sustento con el fruto de su tra- bajo, encuentra en ella un lugar seguro para dejar sus hijos, es una institución social que merece los mayores aplausos de todos los que se interesen en el mejoramiento y en el bienestar de la clase humana; pero para que dé la Creche todo el bien que tan no- (52) Quinto Congreso Médico Nacional, diciembre de 1921. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 419 ble organización merece, es necesario que cuente con el servicio de médicos y oculistas que corrijan y evi- ten las afecciones oculares tan fácilmente trasmisi- bles de un niño a otro. Tenemos, por último, en la primera infancia los jardines de la infancia o Kindergarten, a donde son llevados los niños de 2 a 3 años en adelante y en don- de pueden permanecer hasta los Y u 8 años, que la Pedagogía moderna ha fijado como la edad más apro- piada para el ingreso del niño en la escuela prima- ria; a ellos también nos referiremos cuando estudie- mos la Higiene Escolar. Higiene ocular de la segunda mfancia.— Higiene Escolar. Aunque en muchos países las exigencias indus- triales de una parte y la pobreza de la población de la otra, hacen posible que el egoísmo humano explo- te la niñez en trabajos agrícolas e industriales que deben ser realizados por los adultos, con detrimento de la salud de los niños obreros, la parte que se re- fiere a la Higiene Ocular, la trataremos junto con los accidentes y enfermedades industriales del adulto, limitándonos, por lo tanto, en esta parte de nuestro trabajo, a tratar lo referente a la Higiene Escolar, casi exclusivamente. | Es indudable que los trabajos escolares prema- turos y el empleo prolongado de la convergencia des- de los primeros años de la vida, ejercen una influen- cla importante en la producción de determinados errores de refracción; la miopía, por ejemplo, tiene econ frecuencia su inicio (53) en un trabajo muy pro- (53) Amer. Encycl. of. Ophth. vol. V, p. 3187. 420 ANALES DE LÁ longado de cerca y que ha sido repetidamente lleva- do a cabo durante la primera o la segunda infancia. Por eso, es indispensable impedir a toda costa una labor que entrañe el empleo continuo de la acomoda- ción. Esto es importante tenerlo en cuenta, tanto en el Kindergarten como en la escuela primaria. La cantidad de trabajo visual que el niño lleva a cabo, una vez que ha ingresado en la escuela, debe ser cuidadosamente aumentada hasta los diez años, en que ya puede, si no hay errores de refracción y tendencias a haberlos, realizar la labor diaria total. Los tipos de letra que se usan en los libros esco- lares, deben ser grandes, con interlíneas de un dé- cimo de pulgada, por lo menos, y de columnas de cuatro y media pulgadas de ancho cemo máximo, a fin de no ocasionar la fatiga ocular. Hs preciso evi- tar que los niños (y esta advertencia va dirigida tam- bién a los adultos) incurran en la peligrosa costum- bre de leer acostados por mucho rato. La lectura debe hacerse en una posición cómoda, estando sen- tado el lector, con la luz si es posible viniendo por detrás del lado izquierdo y nunca teniéndola enfren- te, reflejada sobre los ojos. La lectura en los ca- rros eléctricos, automóviles, ferrocarriles, ete., es pe- lierosa si es continuada, produciendo no sólo fatiga ocular, sino a veces hasta nistagmo pasajero. En las niñas es preciso, además de lo ya dicho, evitar que en las labores de costura, bordados, etc., éstas se realicen en malas condiciones de iluminación, o cuan- do los ojos estén muy fatigados por un trabajo an- terlor. ¿n lo referente a las Escuelas, podemos tomar como modelos de la labor realizada, en cuanto a la higiene escolar, los trabajos llevados a cabo en Fran- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 491 cla (54) y los Estados Unidos de Norte América (55). Tenemos, por ejemplo, que en este último país, que cuenta con una población escolar de veinte millones, existen casi cinco millones que de un modo u otro padecen de afecciones o defectos oculares, que retardan su progreso en las escuelas, siendo evidente que en una proporción ligeramente mayor o menor, las mismas cifras deben existir en los demás países. De aquí la importancia realmente grande que para la Sociedad reviste la labor de los médicos y de los oculistas, que tienen a su cargo la inspección de las escuelas y la implantación de medidas higiénicas de carácter escolar; pero para que la labor del médico sea eficaz, es necesario y hasta indispensable contar con la cooperación inteligente y entusiasta de los maestros, que deben ser los primeros interesados en que sean corregidos los errores de refracción y otras afecciones visuales de sus diseípulos, a fin de tener sus clases respectivas exentas de la enojosa cuestión de niños a quienes por su mala agudeza visual, es preciso dedicar mayores energías y mucho más tiem- po que a los niños normales. Se deben llevar a cabo durante el año diversos exámenes generales de los órganos oculares de los escolares, para determinar si existen defectos de re- fracción y para corregirlos, así como para compro- bar las afecciones de la conjuntiva o de los párpados que puedan existir y proceder a su curación. La construcción de los edificios escolares, es asun- to que interesa tanto al médico como al pedagogo o al ingeniero y, en reglas generales, diremos que es (54) Truc y Chevallereau. Higiene Ocular e inspección escolar. Pre- mio Montyon. Instituto de Francia, 1919. (55) YF. Allport. Amer. Encycl. of. Ophth, vol. V, p. 3205, 422 ANALES DE LA preciso que las escuelas estén construídas en lugares donde no hava humedad y que en su construcción se tenga en cuenta que no debe haber cerca de ellas orandes edificios, ni densas arboledas que impidan el libre acceso del aire y de la luz del sol; pero es preciso igualmente acondicionar los salones de modo que la luz muy intensa pueda ser modificada por medio de cortinas en las ventanas, y que los asientos estén colocados de modo que la luz caiga directamen- te sobre los pupitres de lectura y trabajo y que las paredes que no contengan ventanas queden a la es- palda de los niños, siendo allí donde se colocarán los mapas, pizarras, etc. De este modo los escolares no tendrán frente a sus ojos la luz intensa, la que se reflejará sobre los pupitres y no habrá probable- mente tampoco la molesta luz cruzada que es tan 1n- conveniente como perjudicial. En las tareas escolares, donde se imprimen en el niño tantos rasgos que serán característicos en la edad adulta, se debe tener en cuenta que los ejercl- cios físicos al aire libre forman parte principalísima de la higiene escolar; y en las escuelas de segunda enseñanza de Suecia, dos médicos notables, Ask y Widmark, han comprobado que en los últimos vein- te años el número de escolares miopes ha disminuído en un cincuenta por ciento, debiéndose en parte esto a la menor cantidad de estudios de idiomas clásicos, pero también a la mayor cantidad de ejercicios físi- cos en pleno aire. La iluminación de los salones dormitorios en los planteles de enseñanza donde hay niños pupilos, es asunto que debe atenderse para que sin prescindir de una medida que es necesaria dondequiera que es preciso mantener la disciplina entre grupos de indi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 423 viduos, se procure que la luz no se refleje en la cara de los que duermen, sino hacia el techo, por medio de la iluminación indirecta que tan adelantada está en la actualidad. Siguiendo este orden de ideas, es preciso regular de modo higiénico el tiempo que se dedica al estudio y el que se dedica al descanso, a fin de no incurrir en la producción de fatigas oculares, por un empleo de- masiado prolongado de la acomodación, ni de favo- recer la producción de errores de refracción. Del mismo modo la altura de las sillas, el hecho de que éstas tengan un respaldo, la distancia entre la silla y el pupitre y la altura de éste, son asuntos que ata- nen de modo directo al médico escolar, que podrá, aplicando las reglas establecidas para todo esto, evi- tar muchos errores de refracción, como podrá igual- mente evitar las desviaciones de la columna vertebral insistiendo en la posición recta que deben guardar los alumnos mientras permanecen sentados en sus me- sas de trabajo. Higiene ocular del adulto. La edad adulta es la época de la actividad huma- na, v en los países civilizados representa el momento en que el individuo se encuentra en disposición de contribuir a los gastos del Estado y de devolver a éste los beneficios recibidos en la niñez, así como 1n- demnizarlo por los que habrá de incurrir cuando lle- gue a la ancianidad. Es en esta época de la vida en que los accidentes industriales o profesionales ace- chan al individuo de cerca, cuando éste debe estar más precavido, ya que depende de sí mismo y tiene otros que dependen de él. 424 ANALES DE LA Kn la edad adulta existe una gran variedad de enfermedades y accidentes industriales que tenemos el deber de precaver, utilizando los recursos que nos dan los trabajos realizados por aquellos que nos han precedido en el ejercicio de la profesión, y en el estudio de estos asuntos, así como exhortando a los gobiernos a la implantación de determinadas medi- das protectoras en las distintas esferas industriales. Entre los numerosos obreros en que la higiene de la vista ocupa un lugar principal, tenemos los albañiles, mecánicos, fundidores de metales o de vi- drio, carpinteros, mineros, pescadores, labradores, etc., y tantos más que integran las legiones de los soldados del trabajo yv que pueden ser en ¡justicia comparados a los ejércitos de la guerra, en las em- hoscadas que los accidentes industriales les tienden diarimente. Una idea ligera de la frecuencia con que ocurren accidentes oculares en las diversas in- dustrias, la daremos al mencionar que en 17 Estados de la. Unión Americana (56) se registraron en el período de un año más de 700,000 accidentes indus- triales vsde éstos 350,000 fueron en los ojos. Comenzando por los obreros que se dedican a la agricultura, aunque en Cuba las condiciones del eli- ma favorecen las medidas de carácter higiénico que se Iimplantan, como atinadamente señalara reciente- mente Santos Fernández (57), no deja de ser cierto que son relativamente frecuentes los accidentes ocu- lares, debidos a heridas recibidas en la córnea por la hoja de la caña, y se registran también, si bien con mucha menos frecuencia que en Europa, las úlceras (56) Eye Hazards in industrial ocupations (Informe del Comité Ame- ricano para conservar la vista), noviembre de 1917, p. 12. (57) Revista Cubana de Oftalmología, vol. II, p. 749. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 425 infectadas de la córnea que en ocasiones llegan a pro- ducir la pérdida total del órgano afectado. Pudie- ra pensarse que la manera de evitar estos accidentes sería usando cristales protectores, pero es prinei- palmente acudiendo a recibir un tratamiento adecua- do, de manos expertas, como pueden evitarse las com- plicaciones gravísimas de dicha afección. Los albañiles y otros artesanos que se dedican al decorado con.yeso, o a la pintura de las casas, sufren con frecuencia de graves quemaduras oculares, a causa de caer en los ojos cantidades de substancias cáusticas que se emplean en dichos trabajos y espe- cialmente de la cal viva. Lo mejor que debe hacer- se en estos casos, sería neutralizar el agente causan- te del accidente; pero no teniendo a mano los diver- sos medicamentos, lo más práctico es usar alguna substancia oleosa, y si se carece de ella lavar copiosa- mente con agua el ojo afectado, a fin de arrastrar hacia afuera las partículas cáusticas, y acudir in- mediatamente al oculista. Esta clase de accidentes ocurre con frecuencia en Cuba, donde se hace un em- pleo tan extenso de la cal para la fabricación y pin- tura de las casas, y no es raro que los sujetos lesio- nados acudan con lesiones tan graves, o tan tardía- mente, que sufran la pérdida del ojo lesionado. Los obreros que trabajan en el hierro y el acero, son los que más lesiones oculares sufren, después de los que se ocupan del esmerilado y afilado de instru- mentos o herramientas. Ellos aportan, sin embar- go, el contingente mayor al gran ejército de ciegos a causa de accidentes evitables. Los que cuidan de los hornos donde se funde el hierro, y los que mol- dean y vacían el metal fundido están expuestos a que salten a sus ojos pequeñas partículas; pero son, 426 ANALES DE LA sobre todo, como decíamos más arriba, los que tie- nen a su cargo la labor de pulimentar, fabricar v afi- lar herramientas, utilizando para ello máquinas o martillos, los que sufren con mavor frecuencia di- chos accidentes, que si bien es cierto que en la in- mensa mayoría de los casos se detienen en la super- ficie del ojo, en otros casos penetran en el interior de sus membranas y se alojan dentro de las cavida- des o cámaras del ojo. Lo usual es que se aloje el cuerpo extraño en la superficie ocular, y para dar una idea de la frecuencia de estos accidentes en Cuba solamente, citaremos nuestra estadística del año de 1921 en la casa de salud “La Benéfica””, de esta ciu- dad, en la cual en un total de 850 operaciones ocu- lares, casi una tercera parte, o sean 250, fueron por cuerpos extraños en la córnea. La peligrosa costumbre que existe en los talleres y fábricas, de pretender por sí mismos hacer la ex- tracción de los cuerpos extraños oculares, debe ser desechada por los obreros conscientes, por lo peli- groso de sus resultados en algunos casos y por lo poco higiénico del procedimiento en todos los casos. Kn efecto, en un gran taller hay siempre algunos expertos, que sin las menores nociones de la higiene, sin cuidar en lo absoluto de las precauciones asép- ticas más elementales y hasta sin lavarse las manos en la mayoría de los casos, toman en sus dedos una hoja de algún cuchillo, tijera o cualquier otro ins- trumento y pretenden con ella extraer el cuerpo ex- traño. En la mayoría de los casos, el cuerpo extraño cede a los raspados de la hoja, y el crrujano impro- visado logra su objetivo, sin más complicaciones; pero hay muchos casos en que dan lugar a graves infecciones, por abrir en la superficie ocular puertas ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 427 de entrada a los gérmenes que existen en la conjun- tiva, y no son pocos los casos de úlceras graves infec- tadas y hasta de pérdida total del ojo por panoftál- mitis que hemos visto como resultado de las opera- ciones citadas. En nuestro país, donde el obrero cuenta con numerosas casas de salud, en que recibe tratamiento sin mayor estipendio que una pequeña cuota mensual, resulta curiosa la costumbre de de- Jarse hacer tales maniobras, cuando tienen trata- miento experto sin costo alguno. Los trabajos que se llevan a cabo en el cobre y en el bronce, dan lugar también a accidentes ocula- res, aunque en mucha menor escala, pues dichos me- tales no ofrecen la rigidez del acero, siendo lo más frecuente que las lesiones ocurran al explotar algún cartucho metálico. Esta clase de accidente es raro en Cuba, donde por otra parte son bastante frecuen- tes los accidentes ocasionados por la explosión pre- matura de barrenos de dinamita o de pólvora. Las lesiones oculares así producidas, son características en que generalmente ambos ojos están afectados, aun- que no con la misma intensidad, y en que los frag- mentos de piedra o de pólvora, que se inerustan en los tejidos oculares, quedan fijados de modo perma- mente en la densidad de la córnea. Otro oficio en que es bastante frecuente el recibir fragmentos de materias metálicas en los ojos, y al cual ya hemos hecho mención anteriormente, es el de afilador, ya ambulante, ya en establecimientos de- dicados al negocio en gran escala. Nosotros hemos visto y vemos con frecuencia estos casos, y tenemos aleunos de ellos que nos visitan periódicamente para hacerles la extracción de algún fragmento, pudien- do citar un joven que trabaja en un taller de esta 428 ANALES DE LA capital, al cual hemos operado más de treinta veces, va pesar de nuestras incesantes advertencias res- pecto al uso de anteojos protectores, continúa sin usarlos y recibiendo un promedio de cinco a sels ve- ces por año algún fragmento de metal o de la piedra donde afila las herramientas. Debiera hacerse obligatorio a los obreros el em- pleo de anteojos protectores, proporcionados jgra- tultamente por sus jefes y establecerse determinadas medidas encaminadas a hacer su uso estrictamente obligatorio. Los trabajadores en el plomo fundido están tam- bién expuestos a graves quemaduras que en ocaslo- nes dan lugar a la pérdida de la vista; pero que en otras, gracias a la acción defensiva de los párpdos yv de las secreciones oculares, resultan de poca 1n- tensidad. Estos accidentes ocurren durante el co- lado del plomo o el transporte de una vasija a otra. En los individuos dedicados a la pintura con plomo, no es raro encontrar junto a las demás manifesta- clones generales de la intoxicación determinadas com- plicaciones que afectan el órgano de la visión, tales como parálisis de los músculos oculares o atrofias del nervio óptico que conduce a la pérdida de la vista. Otro modo cómo el plomo puede lesionar los ojos. aunque no ya tratándose del aspecto obrero de la cuestión, sino de un sport, es cuando en las cacerías aleún descuidado dispara su escopeta cargada de pequeñas municiones, con resultados desastrosos para los ojos de sus compañeros que se encuentren en la línea de dirección del disparo. Aunque esto no es frecuente, tanto el Dr. Santos Fernández como nosotros, y como indudablemente todos los oftalmó- logos, hemos tenido ocasión de ver estos casos que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA da y son de excesiva gravedad en la mayoría de las veces. pues el plomo no puede ser extraído por medio del electro-1mán y una vez que penetra en el interior del ojo da lugar a graves complicaciones que obligan, por regla general, a la extracción del ojo herido, a fin de evitar la temible oftalmía simpática en el ojo sano. Hay muchas operaciones industriales que requie- ren el empleo de ácidos. En la fabricación de aguas gaseosas, en la industria del teñido de telas, pieles, etc., en la fabricación de acumuladores y pilas elée- tricas, el uso de determinados ácidos es impresecindi- ble. Estos accidentes, sin embargo, no ocurren como debiera ser en las grandes fábricas de fundir meta- les, ete., pues en ellas se guardan casi siempre las precauciones debidas, sino entre los obreros de pe- queñas industrias, como ocurren también en los quí- micos y fabricantes de productos químicos, en los cuales son relativamente frecuentes otras lesiones ocasionadas por la explosión de determinadas subs- tancias. Estas quemaduras por los agentes quími- cos, revisten en la mayoría de los casos una gravedad extraordinaria y es del dominio público el número re- lativamente grande de hombres ilustres que habien- do estado dedicados a la Química han perdido la vista durante los experimentos que realizaban. Las quemaduras de los ojos, ocasionadas por otros pro- ductos, como el amoníaco por ejemplo, son graves, pues sus efectos principales sólo se conocen hasta pa- sados algunos días del accidente. Los trabajadores en vidrio fundido, como los que están empleados en las industrias eléctricas, sufren con bastante frecuencia de lesiones oculares, y es- pecialmente conocemos todos la llamada catarata de 3130 ANALES DE LA los fundidores de vidrio, que se debe a la alta tempe- ratura a que están sometidos dichos obreros, así como el reflejo intenso que despide la masa en ebullición. Recientemente, con el impulso que la industria elée- trica ha recibido, han sido frecuentes los casos de lesiones oculares que hemos tenido ocasión de tratar, desde la conjuntivitis producida por la luz intensa de un corto circuito, hasta las más serias complica- ciones retinianas y del cristalino, tan semejantes a las lesiones que ocasiona el rayo (58). Los carpinteros, ebanistas y otros obreros que trabajan en madera, no dejan de sufrir también ac- cidentes oculares, ya que al saltarles en los ojos al- eún clavo, fragmento del metal de los martillos o pedazos de madera, están expuestos a heridas de la córnea o de otros tejidos del ojo. Es curioso, sin embargo, señalar la relativa inmunidad que algunas veces ofrece el ojo a esta clase de cuerpos extraños, como hemos tenido ocasión de describir hace algún tiempo (59). Los pescadores sufren con frecuencia de deter- minadas complicaciones oculares debidas al reflejo intenso de la luz del sol sobre las aguas, especialmen- te en las zonas tropicales, y desde hace bastante tiempo, señaló Santos Fernández (60), una asteno- pía retiniana, típica, que padecen los pescadores de esponjas en Batabanó, a causa de la posición forza- da en que tienen que tener la cabeza, dentro de un barril, para poder mirar claramente al fondo del mar, el lugar donde se encuentran las esponjas. (58) Santos Fernández. Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, INV pa ALSO: (59) Crónica Médico-Quirúrgica, tomo LVIII, p. 141, 1917. (60) Crónica Médico-Quirúrgica, tomo XXVII, p. 142, 1901, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 431 Parecida complicación ocular, de carácter indus- trial, fué señalada hace algunos años por Dehogues (61), y por nosotros (62), en sujetos que se dedican a la fabricación de carbón vegetal, tan extensamente usado en nuestro país, habiendo encontrado en di- chos sujetos hemeralopías y hasta atrofias incipien- tes de la papila, debidas probablemente a la absor- ción de gases deletéreos en el humo que despide la madera durante su lenta combustión y comprobándo- se en la fórmula hematológica de estos casos, profun- das alteraciones que indicaban anemia de regular in- tensidad. Kn las industrias no son solamente los cuerpos extraños metálicos o, de madera los que dan lugar a lesiones oculares. Existe también un número de ca- sos ocasionados por la explosión de botellas, sobre todo en las casas donde se embotellan aguas gaseosas, y del mismo modo hemos tenido ocasión de tratar algunos casos de graves heridas oculares, ocurridas al estallar alguna de las grandes correas que tras- miten de una máquina a otra, la fuerza motriz. Me- diante el empleo de cajas que resguarden dichas co- rreas, se evitará que éstas al romperse violentamente den lugar a dichas complicaciones oculares. Ocurren en la vida diaria gran número de aecci- dentes que no son necesariamente profesionales y que se presentan en las casas particulares por la falta de las debidas precauciones. Tenemos, por ejemplo, con alguna frecuencia, casos de lesiones oculares de- bidas a las tentativas que se hacen al abrir cajas de madera que contienen alguna cosa, introduciendo por (61) Archiv. de Oftal. Hisp. Amer., tomo XVII, p. 424, 1917. (62) Crónica Médico-Quirúrgica, tomo XLIII, p. 58, 1917, 452 ANALES DE LA debajo de la tapa un hacha o un cortahierro, y gol- peando luego con un martillo sobre la superficie de aquél, lo que da lugar a que salten fragmentos del martillo al ojo del individuo. Se puede evitar esto interponiendo entre ambas superficies de metal un fragmento de madera. : Entre los campesinos que cortan la madera para las necesidades del hogar, no es raro ver también pe- cueñas astillas de madera que penetran violentamen- te en el ojo. No es raro tampoco encontrar que en las casas de familia, se confunda un frasco de deter- minado medicamento curativo, con otro que contiene substancias cáusticas, como también ocurre con al- vuna frecuencia que en los quehaceres de la casa, al trasladar un mueble de un lado a otro, caiga de lo alto aleún frasco que contiene amoníaco o algún áci- do, con resultados funestos para los ojos, si cae den- tro de éstos. Debe tenerse la precaución, como dice muy bien Allport (63), de colocar todas estas subs- tancias peligrosas en un lugar no muy alto, de fácil acceso a los adultos, aunque lejos del alcance de los niños. A éstos tampoco se les debe peimitir el uso - de tijeras afiladas o de punta, ni de cuchillos o cuechi- llas, pues todos los que ejercemos la Oftalmología sabemos lo frecuente que es observar casos de heri- das penetrantes del globo ocular así ocasionadas. Los rifles de municiones, flechas, tira-g0mas, ete., con que tanto nos deleitamos en la niñez, han sido repeti- das veces instrumentos peligrosos y son bastante nu- merosos los casos de lesiones oculares, más o menos eraves, que se han producido por su empleo, debién- dose prohibir a los niños el uso de juguetes tan peli- (63) Loc. cit. p. 3239. grosos, lo mismo que la costumbre tan generalizada entre nosotros de disparar cohetes y voladores en determinados días de fiesta. Una frecuentísima lesión ocular, que todos esta- mos propensos a padecer a diario, es la caída de al- eún pequeño cuerpo extraño, carbón, ceniza, ete., en los ojos. La mejor manera de proceder en estos casos, sería acudir inmediatamente al oftalmólogo para su extracción; pero, por regla general, el indivi- duo pretende extraerlo por sí mismo o encuentra al- gún amigo o familiar que hace manipulaciones para retirar el cuerpo extraño. Hs costumbre arraigada, a pesar de ser contraproducente, que el sujeto se fro- te con más o menos violencia los párpados para obli- gar al cuerpo extraño a que salga de su alojamiento, sin darse cuenta de que tales maniobras lo que ocasio- na es el enclavamiento en la córnea o en el párpado de la materia extraña. Lo que debe hacerse, de pri- mera intención, si no se puede acudir en demanda de tratamiento experto, es retirar hacia afuera las pes- tañas del párpado superior y, en la mayoría de los casos, el cuerpo extraño será arrastrado hacia afuera por las lágrimas que de modo abundante proporciona admirablemente en estos momentos el aparata exere- tor del ojo. Prevención de los accidentes industriales. La simple exposición de los diversos accidentes industriales que hemos hecho, permite comprender que la inmensa mayoría de los casos pudieran ser evitados mediante el empleo sistemático de anteojos protectores. Aunque gran parte de los obreros co- noce a fondo que esta afirmación es exacta, muchos > A ANALES DE LA de ellos no utilizan esa protección, por lo que se de- biera hacer obligatorio su uso, restringiéndose los be- neficios de los seguros industriales solamente a aque- llos que a pesar de haber hecho uso de las indicacio- nes de la higiene moderna hayan sufrido cualquier . lesión ocular. Gran parte de la prevención que existe por parte de dichos obreros hacia el empleo de cristales protec- tores, se debe a la creencia errónea de que éstos, en un accidente, al romperse, les provocarían heridas oculares en vez de evitarlas, por los fragmentos que pueden penetrar en los ojos. Nada más lejos de la verdad, pues aunque desde luego es posible que eso ocurra, la mayoría de los oftalmólogos que se ocupan de tratar en gran escala lesiones de carácter imndus- trial, coinciden en afirmar que es rarísimo ese accl- dente. Allport, por ejemplo, en 20,000 casos de accl- dentes oculares de gravedad (64), sólo ha visto tres -asos en que los cristales protectores hayan lesionado los ojos; Posey (65), en veinticinco años de experien- cia en los grandes establecimientos industriales de Filadelfia, no conoce un caso de esta naturaleza; y nosotros mismos, recorriendo nuestra modesta esta- dística, encontramos que en catorce años de ejercicio profesional, durante los cuales hemos tenido ocasión de examinar 20,000 enfermos de la consulta privada y cerca de 30,000 de nuestra Clínica del Centro Ga- llego, además de más de 30,000 de la consulta del Dr. Santos Fernández, o sea en un total de 80,000 enfer- mos, sólo hemos tenido ocasión de encontrar nueve casos en que la herida ocular pudiera ser atribuída (64) Loc. cit., p. 3241. (65) Huygiene of the Eye, p. 268. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 435 directamente a la rotura de los cristales, a pesar de que entre ese número realmente grande de enfermos, los accidentes industriales ocupan un lugar muy ele- vado. Los temores de esta clase son, pues, infun- dados, Otra medida preventiva de gran importancia es el examen de los ojos de.los obreros, antes de dedicar- los a esta o a la otra ocupación. Existen muchos in- dividuos con daecriocistitis crónica supurada, en los cuales la menor erosión de la córnea probablemente dará lugar a la formación de una úlcera purulenta con fatales consecuencias, proviniendo la infección del saco lagrimal lleno de pus. En estos sujetos se debe llevar a cabo la extirpación del saco lagrimal infectado, a fin de ponerlos a cubierto de tan temible complicación. Hay igualmente defectos congénitos, taras hereditarias que impidiendo el funcionamiento normal de los reflejos palpebrales de defensa (66), hacen más fácil la entrada de cuerpos extraños en los ojos, aunque esto es de difícil determinación. Los errores de refracción de los obreros, sobre to- do en los mineros y en los que trabajan en maquina- rias complicadas, deben ser objeto de cuidadosa co- rreeción, para evitarles a los primeros el nistagmo y a todos que sufran accidentes oculares por la falta de vista. En estos individuos es fácil el uso de los anteojos protectores por encima de los cristales de corrección. La iluminación de los talleres y fábricas es asun- to de interés primordial, al cual se dedica poca aten- ción en nuestro país, tal vez porque la mayor parte del tiempo la magnífica luz del día es bastante para (66) Ginestous, loc. cit., p. 234. 456 ANALES DE LA los trabajos ordinarios y sin tener en cuenta que en eran parte de lugares es preciso hacer uso de la luz artificial para una parte del trabajo. En estos lu- gares donde se utiliza la luz artificial, generalmente se hace en tan malas condiciones que los obreros es- tán propensos a accidentes y enfermedades evitables con una buena iluminación. No es sólo desde el punto de vista altruísta que se impone la necesidad de la buena iluminación, sino que para los patronos ésta se traduce en una mayor capacidad para el trabajo de parte de sus obreros, habiéndose demostrado que un obrero produce de un 8a un 15 por ciento más con un buen alumbrado. Eso aparte de lo que representa para la sociedad el poder evitar gran número de accidentes oculares gra- ves, muchos de los cuales pueden dar lugar a la pér- dida de la vista. La iluminación debe ser uniforme, sin que se produzcan sombras; pero no se debe re- currir en las fábricas donde hay mucho hollín a la luz indirecta que tan buenos resultados da en los ca- sos ordinarios, sino tener las luces bastante elevadas a fin de que arrojen una iluminación difusa sobre to- das las maquinarias. Los dueños de fábricas deben implantar en éstas todos los aparatos más modernos, equipados con los implementos que se ha demostrado son de verdadera utilidad para evitar los accidentes, rindiendo la ma- vor cantidad de labor con el menor esfuerzo. Las herramientas, martillos, etc., deben ser repuestos tan pronto empiezan a romperse, pues ellos constituyen la mayor parte de las causas de accidentes al ponet- se viejos. Las ruedas de esmeril deben estar res- guardadas por medió de correas. Las correas que trasmiten de una máquina a otra la fuerza motriz ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 451 deben estar reseuardadas por cajas de maderas y debe haber en todo taller de importancia un servicio de emergencia para tratar inmediatamente los casos de accidentes, a fin de enviarlos después a la Clínica o al Hospital. Mediante el esfuerzo combinado del patrono y del obrero, con la inspección juiciosa del eobierno y la intervención del higienista, mucho pue- de hacerse en el sentido de evitar los casos de ceguera incurable que entre los obreros se producen. Higiene ocular de los profesionales. Los profesionales y otros individuos que se dedi- can a las artes liberales, escritores, correctores de pruebas, literatos, ete., que hacen uso muchas veces de un modo demasiado prolongado de sus ojos, de- ben guardar determinadas reglas higiénicas que les eviten ciertas complicaciones oculares que el abuso de la agudeza visual origina. Se va comprobando cada vez más que la miopía es un producto de la civilización, y es conocida la fre- cuencia de este error de refracción en los países más adelantados. Los miopes deben leer los tipos de le- tra mayores que puedan encontrar, así como usar la corrección total de su error. En los casos de miopía progresiva, de gran intensidad, el abuso en el trabajo visual de cerca es peligroso, sobre todo con la ame- naza del desprendimiento de la retina. En líneas generales, podemos decir que los erro- res de refracción, cualquiera que sea su carácter, de- ben ser corregidos; que se debe evitar el empleo de- masiado prolongado de la acomodación y sobre todo incurrir en la fatiga ocular, o persistir en el trabajo cuando ésta ocurre; que se debe procurar una buena 38 ANALES DE LA ¡luminación diurna, o artificial, evitando los reflejos directosy adaptándose a las disposiciones de la higie- ne moderna. Higiene ocular de la vejez.—Catarata y glaucoma. El aparato ocular sufre los deterioros de la edad, al igual que el resto del organismo. La debilidad se- nil predispone a las diversas complicaciones de la ve- Jez, y la arterio-eselerosis ocular no es más que un reflejo de lo que sucede en otros órganos del cuerpo humano. Con la edad provecta, se pierde gran can- tidad de la grasa contenida en los tejidos palpebra- les, resultando un encorvamiento hacia adentro del borde libre de éstos; la órbita pierde también su gra- sa y el ojo se retrae dentro de ella, llegando a pro- ducir un efecto cadavérico (67); la córnea sufre una degeneración marginal, formándose el arco senil; los rasos sanguíneos se calcifican y endurecen, sufriendo el sujeto algunas veces de equimosis espontáneas o provocadas por ligeros traumatismos; el eristalino que desde los cuarenta años ha llegado al límite de su acomodación, continúa aumentando en volumen, y las fibras epiteliales de su cápsula van en aumento, opaci- ficándose al mismo tiempo y se llega con el tiempo a producir la opacificación más o menos total. Muchas veces la opacidad no llega a constituir la catarata verdadera y, a pesar de eso, el anciano con- tinúa perdiendo gradualmente la agudeza visual, en- contrándonos entonces ante una debilidad fisiológica de la retina, que da lugar a fenómenos de hemera- lopía. (67) Roemer. Tratado de Oftalmología, p. 317, año 1917. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45 Es necesario estar al tanto del estado ocular de los ancianos, sobre todo cuando el cristalino se en- cuentra en estado de opacificación, a fin de evitar ataques glaucomatosos. El glaucoma es otra afección de la edad senil, contra la cual debemos estar siempre en acecho. No siempre ataca a los ancianos, pues desde los cuarenta años suele ocurrir, y su etiología en los casos de glau- coma primitivo, es decir, cuando no son consecutivos a otras afecciones, parece reconocer como causa prin- cipal la oclusión del ángulo de filtración, lo que ocu- rre a causa de la esclerosis de los tejidos oculares ca- si siempre. El médico que ejerce en las poblaciones del interior, puede hacer mucho en obsequio de estos casos, tomando la tensión intra-ocular, por, medio de la tonometría manual y remitiendo a dichos sujetos a un oftalmólogo a fin de que reciban un tratamiento adecuado. No nos referimos, desde luego, a los casos de - glaucoma agudo, con señales evidentes de la afección v eran dolor, sino a los casos crónicos, imsidiosos, ca- si indoloros, econ pérdida gradual de la agudeza vi- sual, a esos casos que el médico poco experimentado les dice que tienen cataratas y que deben esperar pa- ra operarse a que no vean, y efectivamente, cuando acuden al oftalmólogo para ser operados, porque ya no ven, están condenados a seguir: ciegos por el resto de su vida, ya que los destrozos que el aumento pro- eresivo y permanente de la tensión intra-ocular, ha producido la excavación total de la papila, con la atrofia también total del nervio óptico. Señores, un trabajo sobre la Higiene Ocular, pa- ra ser completo necesariamente habría de contener todo lo que hemos dicho, y muchos otros asuntos de 440 ANALES DE LA importancia suma, tales como la manera de recono- cer la ceguera de los colores y los peligros que su exis- tencia en personas encargadas de percibir señales entraña; las pruebas de la agudeza visual en los cuer- pos de señales; y la deseripción de muchas afecciones oculares que son el resultado de determinadas afee- ciones generales. Del mismo modo sería preciso in- cluir lo relacionado con las secuelas órbito-oculares de las heridas de guerra, y la; descripción de los tra- bajos realizados para el cuidado y entrenamiento de los ciegos, la enseñanza a éstos de la escritura y la lectura por medio de caracteres especiales, y de las diversas instituciones creadas para este fin; pero, como hemos dicho anteriormente, no pretendemos encerrar dentro de los estrechos límites de un traba- Jo de ingreso, toda la magnitud de la Higiene Ocu- lar, y además no podemos un instante más continuar abusando de vuestra exquisita benevolencia. He dicho. DISCURSO CONTESTACION DEL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión extraordinaria del 5 de abril de 1922 Señor Presidente, Señores Académicos, Señores: Hay un período en la vida del sér humano, en el que absorbido éste por su propia actividad, no se da cuenta de que el tiempo no se detiene, sino que sigue imperturbable su marcha, por nada ni por nadie de- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 441 tenida, y cuando al través de lo recorrido se vuelve la mirada atrás, se sorprende cada cual de lo lejos que se encuentra del lugar de donde partió un día, con el entusiasmo juvenil por égida. Esto no le ate- rra todavía, muy al contrario, como es lógico: le es- timula para proseguir con mayor ahinco, hasta que al llegar a la edad que constituye la vida media en general, advierte el número de contemporáneos que han desaparecido y es entonces cuando se nubla el horizonte y se descubre en lontananza el espectro de la Parca, siempre preparada a descargar el golpe final. En síntesis, a esto se reduce el maquinal des- envolvimiento de la existencia; todo lo borra el tiem- po; pero queda flotando siempre para el futuro el recuerdo de los hechos dignos de conservarse, que constituyen la Historia, para honra de los pueblos apoyados en la tradición. En los momentos en que mis fuerzas físicas se agotan por la acción del tiempo y la labor incesante de media centuria, toca a la puerta de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Ha- bana, para optar a un sillón vacante, un joven médi- eo que pronto se ha hecho un veterano de la profe- sión, en todos sentidos. Ligado el recipiendario a mi por los lazos del parentesco, de la carrera y del afee- to, mi alma se ensancha y vienen a mi memoria los hechos pasados. Fuí el mentor de su padre, hoy mé- dico, siendo él estudiante, porque contrajo matrimo- nio muy joven, y me pidió consejo para sus estudios primero y más tarde para su hijo, el Dr. Francisco María Fernández. Le aprobé lo de enviarlo al ex- tranjero, pues obtendría así dos beneficios: hacer la carrera y adquirir un idioma que no era el suyo. Así sucedió: hizo sus estudios en la Universidad de Co- 442 : ANALES DE LA lumbia, New York, y pronto dominó el inglés de mo- do tal, que ha traducido atinadamente la obra del Dr. Robert H. Elliot, Oftalmología Tropical, que me ha tocado la satisfacción de prologar. No puedo dejar de señalar los progresos que ha hecho la enseñanza de la Medicina en los Estados Unidos. Hace media centuria, cuando el que tiene el honor de hablaros estudiaba en París, era rudi- mentario el estudio de la Medicina en los Estados Unidos; pero después, gracias a la plétora de recur- sos y de población, compiten con las naciones más adelantadas de Europa; y para que no quedase du- da de que una nación llega a las más altas cumbres cenando no carece de recursos, de población y de vo- luntad, se demostró con la gran guerra cuya termi- nación se les debe y por el progreso de la Medicina durante la contienda mundial superó, si cabe, a los soberbios elementos de guerra de que dispusieron. Ya en la guerra de secesión en 1863, se evidenció ese poder de su voluntad, aun cuando no había llegado todavía al número de habitantes de hoy, ni poseía los recursos que en la actualidad. El célebre general don Juan Prim, de paso para México, visitó los ejér- citos en armas de los Estados Unidos y expresó su sorpresa de que fuese un ejército perfectamente tée- nico, y todo el mundo sabe que fué el elemento de guerra más formidable que hasta entonces se había visto. Terminada la carrera en New York, el Dr. Fran- cisco María Fernández volvió a la Habana en 1908, y desde entonces ha trabajado a mi lado. Cúm- pleme señalar como hecho especial que individuos de mi amistad me tuvieron a mal que me asociara al neófito en el ejercicio profesional. **¡No ganarás na- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 443 da con la compañía y te expones a perder!”” Mi amor a la asociación, y en esto soy poco latino, porque éste tiene cierto horror a congregarse los más siempre, y el convencimiento de que nadie puede apoderarse de lo que cada cual vale, poco o mucho, me hicieron asociarme al pariente sin el menor recelo, y eso que conocía el hecho de un padre e hijo que ejercían la Oculística y que por asuntos de poca monta, debidos al amor propio profesional, se llegaron a odiar de un modo inconcebible, porque todo el mundo sabe que las rivalidades del intelecto a veces degeneran en pasiones que no germinan a ese grado en las luchas de los intereses materiales. Por suerte, después de casi catorce años de des- pachar enfermos con mi allegado, bajo un mismo te- cho, de curarlos unas veces él y otras yo, hemos te- nido la suerte de no experimentar ia menor dificul- tad en las tareas con los enfermos y en el manejo de los periódicos profesionales en que para su redac- ción intervenimos por igual: la Crónica Médico-Qui- rúrgica de la Habana, los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos y la Revista Cubana de Oftal- mología. Cumple a mi honradez hacer constar que siempre he encontrado en mi compañero de trabajo, al hijo cariñoso que me ha distinguido con su afecto a todas horas y en todos los momentos y que he sabi- do agradecerle. Ha tenido ahora en estos solemnes momentos la extrema cortesía de escoger como tema de su trabajo de ingreso, el Dr. Francisco María Fernández, ¡jus- tamente uno de los primeros de mi pluma, la HIGIENE DE LA VISTA, que convertido en pequeño libro des- pués, opté con él al Concurso de esta Academia, que lo premió, sirviéndome de gran estímulo, 444 ANALES DE LA = == =- == Hace notar el Dr. Francisco María Fernández que el tema que sustenté hace cincuenta años, pu- diera sostenerse íntegro cast, y esto obedece a que está eserito en un época de verdadero renacimiento de ia Oftalmología, en que esta especialidad echaba: las bases de su engrandecimiento, que la fundamen- taron entonces: Sichel, Desmarres, De Graefe, Gale- zowsk1, De Wecker, Landolt, Critehett, Hirschberg y Fuchs. Fué época también en que el espíritu de observación llegó a su máximo, por el desarrollo de las ciencias auxiliares físico-químicas, que tanto fa- vorecieron a la Higiene, antes que el genio maravi- lloso de Pasteur le abriese aneho cauce a la investiga- ción en todos sentidos. El Dr. Francisco María Fernández se poseyó pronto del giro que debía dar a sus estudios oftalmo- lógicos principalmente, y recorriendo con tino el ea- mino que yo había recorrido antes, desplegó su acti- vidad y su celo de modo tal, que llegamos a pensar y a discurrir de idéntica manera, porque era una nues- tra aspiración: el progreso de la Ciencia. En todo aquello en que se funden las aspiraciones, se identifi- can los seres, como desde los tiempos más remotos nos lo demuestra Homero en la identificación de Aquiles con Patroclo, nacida de la defensa mutua de la preciada existencia de aquellos dos genios de la guerra. El Dr. Francisco María Fernández ha personifi- cado y hecho imperecedera la existencia de los Con- egresos Médicos en la nación. El primero de este eénero que se celebró, por iniciativa del malogrado colega Dr. Enrique López y del que me tocó presidir su Comisión Organizadora, sirvió para mostrar lo que se podía conseguir en Cuba de este elemento de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 445 cultura. Tardó mucho en reunirse otro; pero des- pués de la independencia se han celebrado algunos con bastante lucimiento, siendo el último que se verl- ficó en diciembre del año pasado, el que alcanzó un nivel colosal; mas todos ellos y el anunciado para fines de este año, el Sexto Congreso Médico Latino- Americano, han sido objeto de los cuidados del Dr. Francisco María Fernández, de los cuales ha sido Secretario General. | Ha sido admirable la organización de estos Con- eresos que, como dejo dicho, son obra de la práctica que ha adquirido el recipiendario en este género de labor. Ha podido comprobarse cuánto contribuyen a la cultura médica estos certámenes. Ofrecen a la juventud médica del país, que siempre ambicionó su perfeeccionamiento, ancho campo en donde ha podi- do lucir sus aptitudes, pues sin intento de halagar vanidades, porque a nada conduce, y sin citar nom- bres propios, que parecerían justificarlas, puedo ase- gurar sin temor a error que ha habido trabajos en los últimos Congresos, que honran a los jóvenes médicos y a sus maestros que les señalaron la manera de dis- tinguirse. ] En Cuba, al comienzo del último cuarto de la úl- tima centuria, no existía fundamentalmente la pren- sa médica. Habían aparecido diferentes publicacio- nes, dirigidas por nuestras mejores inteligencias, como el egregio creador de esta Academia de Cien- cias, don Nicolás J. Gutiérrez y otros, pero tenían una existencia muy breve. Atravesábamos el perío- do de la primera guerra por la independencia y los unos estaban en ella combatiendo y los otros dispet- sos por el extranjero. No era la oportunidad pro- picia para innovaciones que no revistiesen el espí- 446 ANALES DE LA ritu bélico o revolucionario y, sin embargo, en 1875, un grupo de jóvenes entusiastas ideó una nueva pu- hlicación médica, porque los Anales de la Academia de Ciencias estaban entorpecidos, como la propia Institución, por los efectos de la guerra, y apareció la Crónica Médico-Quirárgica de la Habana, que se ha publicado desde entonces, sin interrupción, en el transcurso de 47 años, y aun existe, constituyendo con los Anales de la Academia la historia no inte- rrumpida de la vida científica, hasta que otras pu- blicaciones, notables en número y en calidad, vinie- ron a dar solidez a la Medicina y al Cuarto Poder del Estado, como se designa a la prensa en general para significar su gran valor y poderío, al grado de que nada le supera; y los frutos serían siempre ópimos, si no fuera que la obra humana es a veces tan imper- fecta que lo mismo se utiliza para el bien, cuerda- mente dirigida, que para el mal, sin faltar una excu- sa aparentemente seria para proceder así. ¿Qué otra cosa ha sucedido con la última guerra que ha dejado todo el mundo perturbado? ¿ Fué ella el fru- to de la inteligencia de los sabios, y para qué se em- pleó? Aparte de lo que sirvió la Higiene, sin la cual no sabemos lo que hubiera ocurrido al final, la inteligencia del hombre empleó cuanto fué imagi- nable para destruir o aniquilar a sus semejantes. No puede, sin embargo, negarse que a pesar de que la prensa no puede remediar todos los males que ella misma puede crear, el perfeccionamiento, aunque lento, surge del afán incesante de la sociedad, de con- tribuir al bien que se alberga en el corazón de un erupo siempre dispuesto a que la simiente del bien dé frutos sazonados. Cuando el Dr. Francisco María Fernández vol- ÁCADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 447 vió a la Habana, ya tenía la Crómica Médico-QYurúr- gica algunos años de vida, más de la mitad de los que cuenta actualmente, y ocupó desde entonces el puesto de Jefe de Redacción. Ya yo sentía la necesidad de aleuna ayuda, y la tuve desde luego. El recipienda- rio, que adquirió gran práctica en la Redacción del periódico, creyó después de doce años de labor que era llegado el momento de establecer no una publi- cación general como la Crónica Médico-Quwirárgica de la Habana, sino especial, dedicada a la Oftalmo- logía. Al consultarme, le dije que ese había sido mi propósito al establecerme en la Habana, en 1875, pero que estimé prematuro el intento, porque no se había podido hasta entonces tener úun periódico de medicina en general; mas que habiendo pasado casi media centuria y existiendo numerosas publicacio- nes médicas en el país, entendía que era llegado el momento de establecer una especial, y acto continuo puso manos a la obra e hizo aparecer la Revista COu- bana de Oftalmología, que desde el primer momento tuvo una aceptación universal, logrando con ella el Dr. Francisco María Fernández hacer un periódico que es capaz de competir y superar en mérito a los que se publican en el día dedicados a la Oftalmología. La naturaleza vigorosa del nuevo académico le permitirá todavía mavores empeños, y yo espero que me supere en la resistencia para el trabajo, que yo he podido soportar durante media centuria, es él aun joven y su labor notable. Se la debemos ambos, esa resistencia vital, al hermoso suelo que nos vió nacer, a esa comarca de Cuba de fertilidad envidia- ble, llena siempre de verdor y lozanía y en que se agitan ciudadanos que cultivan la madre tierra con amor y recuerdan lo que dijo el poeta: 448 ANALES DE LA ¿No ves sobre aquella loma Una casita no fea Sobre la cual aletea Una nube de palomas? Sia su comedor asomas Verás un bello potrero, En que siembro lo que quiero Y el cual te lo ofrezco yo, Que en mí la que me prendó Manda con dominio entero. Nuestros antepasados fueron de la Habana, pa- rroquia del Espíritu Santo, y al trasladarse a la pro- vincia de Matanzas, en el siglo pasado, se convirtie- ron en hombres de campo, en cultivadores. El Dr. Francisco María Fernández lleva justamente el nom- bre de una de las ramas de esta familia, y yo llevo el otro. Ambos amamos el terruño y la devoción por la Ciencia no nos borra la tradición de nuestros abuelos respecto de la Agricultura. La bibliografía del nuevo académico es ya Tica, como se puede ver al final, a pesar de que la nieve de los años no ha blanqueado sus sienes. La oftal- mología cubana tendrá en él su mejor intérprete v dará cada vez mayor producción, porque la labor constante afina la sensibilidad, aviva la inteligencia, v se producen frutos, en progresión ascendente, a medida que los años pasan y no se abandona la lucha por el engrandecimiento de las ciencias. El Dr. Francisco María Fernández ha llevado su actividad a todas las esferas de su saber, con el ín- timo convencimiento de que hay en la gestión huma- na tan entrelazados vínculos, que ninguna labor deja de ser útil y provechosa; pero eso lo vemos en el la- boratorio, en el hospital, en el sanatorio y en la casa ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 441) de salud desplegar una actividad sin límites, a la par que en la Universidad atiende a la enseñanza. No hay manifestación de cultura en el país que no cuen- te con su concurso y así tenía que ser, porque los hombres laboriosos, los hombres de conciencia, son los que han de salvar de las mil dificultades que sur- ven a los pueblos modernos, atentos al progreso y al perfeccionamiento de la obra humana. Esta Academia de Ciencias Médicas, Físicas y - Naturales fomentó, desde sus primeros pasos, el cul- to puro por las ciencias; los hombres que la crearon, empezando por su fundador, Dr. Nicolás José Gu- tiérrez, sintieron el amor al estudio y lo estimaron como patriótico. Fueron cerebros bien desarrolla- dos y basta recorrer las páginas de los ANALES de la Corporación para darse cuenta de su capacidad, y cómo en el aislamiento que el tiempo y otras cireuns- tancias colocaban a este pequeño país. Hsta Acade- mia se creó algunos años antes que la de Medicina de New York, e inspirada en la de París, que conta- ba muchas décadas de existencia, porque nuestros médicos fueron admiradores de la Ciencia francesa, en una época en que, como dejamos dicho, el des- arrollo científico de los Estados Unidos no se había planteado todavía. Nuestro primer Secretario General, el Dr. Ra- món Zambrana, miembro de una familia ilustre que dió a las letras y a las ciencias más de un mérito, fué un filósofo y hombre de gran cultura, a la par que notable médico y catedrático de nuestra Universidad. Era un adolescente el que os habla, que no había re- cibido aún el título de Bachiller, cuando prematura- mente dejó de existir el Dr. Ramón Zambrana, de quien dijo un escritor de aquellos tiempos: 450 ANALES DE LA No es sólo caridad, la patria debe Pagar la deuda que Dios contrae, Cuando batiendo la lenorancia impía Un adalid en la batalla cae. Se refiere el autor a la función dada en el hoy Teatro Nacional, aver de Tacón, para reunir fondos, como se hizo, para su ilustre viuda, que aun vive hoy, casi nonagenaria v socorrida por la caridad en sus múltiples desgracias de viuda, de madre que perdió todos sus hijos v sufre aún a tan avanzada edad. El Dr. Zambrana no la conocía personalmente, por- que era hija de Santiago de Cuba. Sus versos le cautivaron y obtuvo su mano. Cuando la inspirada poetisa Luisa Pérez de Zambrana, hija del indómito Oriente, dejó la ciudad de Santiago para venir a la Habana, su patriotismo se exteriorizó a bordo, en una poesía que hace poco hemos vuelto a leer, en la última edición de sus obras, que dice al final: ¡Oh Cuba! si en mi pecho se apagara tan sagrada ternura y olvidara esta historia de amor, hasta el don de sentir me nevaría, o pues quien no ame la patria ¡Oh Cuba! no tiene corazón o mt de otto lo do ao o o lo o de do Es O Señores: el acto de esta noche, esta sesión solem- ne de la Academia de Ciencias, me recuerda otra análoga en que aquel ilustre maestro don Felipe Poey, ya de una avanzada edad, daba la bienvenida por su ingreso en la Corporación, a su insigne discí- pulo el Dr. Carlos de la Torre y Huerta, de este modo: “Joven atleta, noble soldado de la Ciencia, yo, humilde veterano, te saludo y de ti me despido; ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 401 sean tus días largos, sea tu vida próspera, brilla como el astro que nos ilumina, calienta con tus rayos mi tumba fría” (1). S1 vo hubiese conquistado tempranamente la in- mortalidad como Poey, me expresaría en análogos términos que al despedirse de su discípulo, a quien su bendición alcanzó de lleno, puesto que es todo lo que le auguró y en la actualidad es el Rector de la Universidad, en pleno desarrollo intelectual; pero no tengo la pretensión de haber llegado a la altura del gran Poey, que fué todavía mi maestro, y me li- mito a decir al nuevo académico: Continúa culti- vando como hoy las ciencias, con el fruto que hasta ahora lo has hecho, que de este modo seguirás sir- viendo a la patria y nutrirás ciertamente tu concien- cia, y cuando pases junto al panteón de esta Acade- mia, en que reposan conmigo los compañeros que me han precedido, podrás decirme: Sigo vuestro conse- jo yv me siento satisfecho. He dicho. (1) Recuerdos de mi vida. Por el Dr. J. Santos Fernández, tomo I!, p. 258-260. 452 ANALES DE LA ACTA DE LA SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 28 DE ABRIL DE 1922 Presidente: Dr. Juan Santos Fernández. Secretario: Dr. Jorge Le-Roy. Académicos cencurrentes.—De número: Dres. A. Aballí, J. F. Arteaga, A. Díaz Albertini, J. A. Fernández Benítez, R. Gó- mez Murillo, J. A. López del Valle, L. Ortega, L. Plasencia, J, A. Presno, L. F. Rodríguez Molina, M. Ruiz Casabó, F. l. de Vildósola. Leídas las actas de la sesión pública ordinaria del 24 de marzo y las extraordinarias del 31 de marzo y 5 de abril, fue- ron aprobadas. Se da cuenta de las siguientes comunicaciones : Entrada.—Dos pliegos cerrados y lacrados que dicen contener un trabajo en opción al **Premio Cañoneo”” y otro con el lema del autor que dice **Gouttes de Lait””. Del Sr. Secretario de la Asociación Médica Franco-Cubana, solicitando el nombramiento de un académico para que la re- presente como miembro fundador. De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, soli- citando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Profesora titular del Grupo 9 (Anatomía, Fisiología e Higiene, Educación Física, Juegos y Deportes), para mujeres de la Escuela Normal de Santa Clara. Del Sr. Secretario del Colegio Farmacéutico de la Habana, solicitando por orden del Sr. Presidente de dicho Colegio que el Formulario premiado por esta Academia sea declarado oficial. De la Secretaría de Estado, remitiendo copia de un artículo del Pensiero Médico sobre un preparado antisifilítico *“Lalca- .” eina ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 455 De la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitando el nombramiento de un miembro para el Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Profesor titular del Grupo 3* (Física, Química, Historia Natural y Agricultura) de la Es- cuela Normal de Oriente. Salida.—A la Secretaría de la Presidencia de la República, remitiéndole informe aprobado en la sesión del 24 de marzo sobre el boxeo. Al Dr. Federico Torralbas, remitiéndole certificado de las veces en que ha intervenido en los tribunales de oposiciones en representación de esa Academia. Al Dr. Francisco Domínguez Roldán, dándole cuenta del acuerdo de la sesión del 24 de marzo de esta Academia por la distinción de que acaba de ser objeto nombrándolo Comendador de la Legión de Honor en París. Al Dr. Luis Montané, íd., íd., íd., por haber sido nombrado Presidente de la Societé d'Antropologie de París. Al Dr. Julio F. Arteaga se expide su diploma de académico de número entregado en la sesión del cinco de abril. Al Dr. Francisco M. Fernández, íd., id., id., de íd., id. Al Dr. Manuel Ruiz Casabó, nombrándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Profesora titular del Grupo 9* (Anatomía, Fisiología e Higiene, Educación Física y Juegos y Deportes), para mujeres de la Escuela Normal de Santa Clara. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento. Al Dr. Aballí, nombrándolo para que informe sobre la me- moria presentada en opción al ““Premio Cañongo”” y que deberá ser presentado dicho informe en la sesión del 28 de abril. Al Dr. José A. Fernández Benítez, íd., íd., íd., para íd., íd. Al Dr. José A. López del Valle, íd., íd., íd., para íd., íd. Al Dr. Federico Torralbas, nembrándolo para formar parte del Tribunal de oposiciones a la Cátedra de Profesor titular del Grupo 3* (Física, Química, Historia Natural y Agricultura), de la Escuela Normal de Oriente. A la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, dán- dole cuenta del anterior nombramiento. El Presidente Dr. Juan Santos Fernández da cuenta de la 454 ANALES DE LA pérdida sufrida por la sociedad cubana con la muerte del Dr. Emiliano Núñez de Villavicencio y Alvarez, que en tiempos pa- sados figurara dignamente en nuestra Academia; y concede en seguida la palabra al joven médico Dr. Pedro Fariñas, quien dió lectura a una comunicación sobre la Radioterapia de los cánceres profundamente situados, señalando la técnica a seguir y haciendo una breve reseña histórica del asunto. Relató los casos tratados, haciendo constar que uno de ellos, de cáncer del útero, después de una notable mejoría, la mujer sucumbió a consecuencia de una hemorragia uterina. Cree el Dr. Fariñas que aunque el tratamiento radioterápico abre amplios horizon- tes y nunca pensadas esperanzas para la curabilidad del cáncer, debe, sin embargo, andarse cautelosamente y sin exageraciones peligrosas. Sometido a discusión y no habiendo usado nadie de la pa- labra el Sr. Presidente da las gracias en nombre de la Academia, al Dr. Fariñas por su brillante contribución y concede la pala- bra al Dr. Octavio Montoro para leer el suyo sobre Fundamentos del electrocardiograma. En este extenso trabajo, el autor expone los del electrocar- diograma humano normal. Reseña los fundamentos de física en que se basa y aplicando la teoría de triángulo equilátero propuesta por Einthoven y las modernas modificaciones geomé- tricas de Mann, Fahr y otros, demostró la posibilidad de deter- minar el eje eléctrico del corazón por el trazado eléctrico. El Sr. Presidente, en vista de que no usara de la palabra ninguno de los concurrentes, le dió las gracias en nombre de la Academia por su importante trabajo y dió por leído el suyo intitulado Visitas al. Preventorio Martí, dando por terminada la sesión pública y declarando a la Academia constituída en otra de gobierno. ACADEMIA DE CIENCIAS DE Lai HABANA 455 EL DR. EMILIANO NUÑEZ DE VILLAVICENCIO POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión ordinaria del 28 de abril de 1922 Señores Académicos: cumplo con el triste deber que me impone mi cargo, de comunicaros la reciente pérdida del Dr, Emiliano Núñez de Villavicencio y Alvarez, a una avanzada edad y después de largos sufrimientos. El ilustre compañero era hijo de la Habana y procedía de antigua familia de esta capi- tal, donde se educó y se hizo médico. Fué mi con- temporáneo en los primeros pasos del ejercicio pro- fesional por más que cuando llegué de Europa ya él había vuelto de Madruga, donde nació su hijo el Dr. Enrique Núñez y Palomino que ha dejado eserito su nombre en caracteres indelebles. El Dr. Emiliano Núñez de Villavicencio contrajo matrimonio desde muy joven y era jefe de una nu- merosa familia. Sus hijos todos son hombres útiles y de carrera. Nos tratamos por primera vez en 1876, próximamente, siendo los dos todavía jóvenes, en una empresa médica con un cuerpo de médicos de barrio y una especie de Casa de Salud: él era uno de los médicos y yo el Director. Aun existe el local en Jesús del Monte, por Luyanó, mas el proyecto no tuvo éxito y se abandonó. Desde bien temprano revelaba un espíritu orga- nizador que empezó a evidenciarlo prácticamente, al encargarse de la Dirección del viejo Hospital San Felipe y Santiago que ocupaba entonces el sitio que tiene actualmente la Audiencia y no podía imagi- narse local más impropio para un nosocomio. Des- pués pasó al nuevo Hospital denominado Nuestra 156 ANALES DE LA Señora de las Mercedes, por llamarse así la primera esposa del Rey Alfonso XII, su prima, que murió prematuramente, y en este Hospital de moderna construcción se encontró el Dr. Emiliano Núñez, en su verdadero centro, como el pez en el agua que di- rían las gentes, y allí desarrolló ampliamente sus dotes de hombre de ciencia y de gobierno y en él es- tuvo hasta poco antes de su sentida muerte, pues lo abandonó cuando su salud no le permitía ya el menor trabajo. La última vez que estuve en el Hospital, era de noche, el silencio de ésta, lo bien alumbrado del local y el resplandor que daban el suelo y las pa- redes tan perfectamente relucientes, no permitían pensar que me encontrase en un Hospital para me- nesterosos y esta impresión al no percibir ningún olor desagradable, me hacía recordar que en el an- tiguo Hospital de San Felipe y Santiago el olfato acusaba la fetidez nauseabunda de la gangrena. Fué miembro de esta Academia; pero le ocurrió lo que sucede con tanta frecuencia, que se labora en ella, cuando se está joven y se aspira a un nombre; pero una vez obtenido éste las obligaciones imperio- sas que crea, no le permiten continuar ofrendándole el fruto de su saber y de sus virtudes que eran mu- chas y elevadas en el Dr. Emiliano Núñez de Villa- vicencio. De carácter vehemente, más de una vez diseutimos calurosamente en el seno de esta Acade- mia, porque el que tiene el honor de hablaros tam- bién se exaltaba; pero siempre reconocía la sinceri- dad de las intenciones del insigne colega y las dis- cusiones no mermaron la estima y el respeto a que era tan acreedor un hombre que consagró su vida al trabajo y que llegó a ser el tipo ideal del empleado probo y el patriota incorruptible que expuso su vi- SS ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 45 da y fué al ostracismo por servir los intereses de la libertad para su país. Después sólo nos veíamos de tiempo en tiempo y últimamente iba a enterarme de su salud; pero siem- pre recordaba con satisfacción sus merecimientos que eran muchos y siempre también fuí honrado por su consideración y sus respetos de que le quedé tam- bién agradecido. Doloroso es que hombre de su talla, de que tanto necesita la nación, tengan que pagar el tributo a la muerte a la par que los inútiles y hasta perjudicia- les; pero ya que lo perdemos conservemos su recuer- do para que las generaciones venideras imiten sus virtudes y se vea que en medio de una era de disolu- ción y de desprecio de la moral más rudimentaria, se ha mantenido incólume un hombre que durante mu- chas décadas ha manejado fondos del Estado para el sagrado objeto de atender la salud pública desde el Hospital. Despidámosle con ternura y hagamos votos por su eterno descanso para consuelo de los suyos y de esta Academia. NOTAS SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA RADIOTERAPIA EN EL CANCER PROFUNDAMENTE SITUADO POR EL DR. PEDRO L. FARIÑAS Sesión ordinaria del 28 de abril de 1922 La roengenoterapia es el problema que más atrae hoy la atención del mundo médico. -Los entusiastas informes que nos llegaban de 458 ANALES DE LA Alemania en estos últimos años afirmando curacio- nes, a lo menos temporales, del 60 al 70 por ciento de los cánceres llenaron a los radioterapeutas de es- peranza. Estos informes, principalmente de Erlan- ver, Frieburg y Berlin abrían para la radioterapia del cáncer una nueva era. Dado que nosotros hemos comenzado aquí estos trabajos he pensado que-estas breves notas sobre el estado de la radioterapia profunda pudieran tener aleún interés para la más alta corporación científica de mi país. Los esfuerzos combinados de los clínicos, físicos y radioterapeutas han hecho progresar considerable- mente la radioterapia profunda en estos últimos tiempos; lo que nos hace concebir las más confiadas esperanzas para un futuro no muy lejano. El profesor Dessauer resuelve el problema de la construeción de aparatos para generar grandes vol- tajes y por sus investigaciones experimentales así como por las del profesor de Ginecología Kroning en colaboración con el físico Friederich, de Berlín (Bases físicas y biológicas de la radioterapia) cono- cemos la distribución de los rayos X en los tejidos. El Dr. Coolidge de Sehenectady modifica sus tu- bos y los hace capaces de sostener tensiones de 200 mil volts. Gracias a estos inventos teníamos a la disposi- ción rayos de longitud de onda muy corta y por tan- to muy penetrantes. Por la filtración de estos rayos al través de metales de gran peso atómico como el cobre, que sólo permite el paso de las radiaciones ultrapenetrantes, se obtuvieron vadiaciones homo- véneas que nos ponían en condiciones de adminis- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA trar grandes dosis a los tejidos situados profunda- mente sin alterar la piel. A estas irradiaciones primitivas procedentes del tubo se suman radiaciones difusas nacidas de la to- talidad de la zona irradiada, radiaciones que aumen- tan con el mayor tamaño de las puertas de entrada. Es necesario tener un conocimiento lo más exacto posible de la naturaleza de las radiaciones que esta- mos usando, cómo tales radiaciones deben ser filtra- das, qué distancia del anodo a la piel debe ser ele- gida, qué número y qué dimensiones deben tener las puertas de entrada y por último cuál es el tiempo requerido para administrar la dosis correcta en cada caso. Con los factores mencionados y en posesión del manejo de las tablas de absorción y aparatos de me- dida, el radioterapeuta tiene los elementos necesa- rios de seguridad en el dosage. Las Irradiaciones determinan sobre la célula can- cerosa reacciones de degeneración que se traducen por un enturbiamiento del núcleo, rotura de la mem- brana nuclear, terminando la célula entera por la desintegración. Esta acción sobre la célula está en razón directa del poder de reproducción de la célula misma, es de- cir, que mientras más activo sea el crecimiento ce- lular de un tumor más fácilmente será destruído por las radiaciones. Las células neoplásicas con gran poder de repro- ducción son más rápidamente influenciadas que las células normales. Una dosis que destruya las células cancerosas sólo determina una acción colapsante sobre las célu- las epiteliales y una acción irritante sobre las célu- 460 ANALES DE LA las conjuntivas, acción esta última que va a dar orl- gen a una defensa del organismo contra el cáncer mismo. Además de esta acción sobre la célula, los rayos X determinan una inflamación de los endotelios de los capilares del tumor, inflamación que va a termi- nar por una endoarteritis obliterante que priva a los elementos neoplásicos de su vitalidad. A la destrucción celular sigue una neoformación fibrosa que ahoga los elementos neoplásicos influen- ciados por el tratamiento. ln ocasiones restos neoplásicos que persisten a la irradiación presentan a veces una gran resisten- cla a las irradiaciones ulteriores y son el asiento de las recurrencias y las metástasis y de aquí la nece- sidad de administrar la dosis letal para la célula can- cerosa de una sola vez o en el menor tiempo posible. Además de la irradiación del tumor mismo debe- mos tratar las regiones anatómicas vecinas que son frecuentemente el asiento de las metástasis. En es- tos casos la dosis determinará la obliteración de los linfáticos al través de los cuales muchas veces se pro- pagan las lesiones. El tejido linfático es muy fácil- mente influenciado por las irradiaciones. La regresión de las lesiones tratadas empieza de la segunda a la tercera semana de la aplicación y no es completa hasta la sexta semana o más. Seith y Winz de la clínica de Erlanger han to- mado como unidad tipo la dosis necesaria para pro- vocar sobre la piel normal un ligero eritema. Esta dosis la han señalado por cien y a ella van a ser re- feridas las dosis necesarias para cada tipo de lesión. Según estos autores la dosis necesaria para des- truir la célula sarcomatosa es del 60 al 70% de la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 461 dosis cutánea y del 90 al 110% para el carcinoma. Ha sido señalada también la dosis intestino en 135% y en 180% de la dosis de eritema la dosis músculo: Casi todos los autores que se han ocupado últi- mamente de este asunto (Beclere, Perthes, etc.), es- tán de acuerdo en afirmar que la dosis para el cán- cer no debe ser encerrada en límites tan estrechos y de aquí la observación de que muchos sarcomas ceden con gran facilidad a la dosis sarcomatosa mien- tras que otros apenas si son influenciados con dosis mucho mayores. La dosis para el carcinoma parece menos va- riable. Es necesario tener presente que estas irradiacio- nes intensas van a ocasionar trastornos generales que a veces son de cierta gravedad. De aquí que aquellos enfermos con neoplasias muy avanzadas y en estado de profunda caquexia deben ser excluídos de este tratamiento porque algunas veces los tras- tornos que se derivan del tratamiento mismo pueden acelerar la muerte. Estos trastornos se traducen desde los primeros momentos por náuseas y en algunos casos vómitos. La cefalalgia y la taquicardia no son infrecuentes. En las aplicaciones sobre la pelvis el tenesmo rectal y vesical y las diarreas son casi constantes. Las ligeras elevaciones de temperatura se observan al- gunas veces. El edema de la glotis debe ser tenido en cuenta en las aplicaciones sobre el cuello hacién- dose necesario a veces una traqueotomía. Los glóbulos blancos se elevan ligeramente du- rante las primeras horas de la aplicación, después aparece una leucopenia, va desapareciendo gradual- 162 ANALES DE LA mente hasta la sexta u octava semana en que los elóbulos blaneos alcanzan su límite normal. Los glóbulos rojos disminuyen también después de la aplicación. Lo frecuente es que tal destrucción sea ligera pero en algunos casos es intensa lación- dose necesaria una transfusión. En los casos corrientes la restauración sanguínea es completa alrededor de la octava semana. Para algunos autores (Seith y Winz) esta reac- ción puede ser soportada por el organismo dos o tres veces sin peligro pero en algunos casos, por fortuna muy raros, la primera o segunda aplicación deter- minan modificaciones irreparables. En estos casos se puede llegar a la destrueción completa de la neo- plasla pero el enfermo muere caquéctico. De estos hechos se infiere que la repetición del tratamiento no debe ser hecha antes de la completa restauración sanguínea. Otra complicación que debe ser citada la consti- tuyen los desprendimientos de tejidos por desinte- eración del tumor. El Dr. G. E. Richards de Toron- to, Canadá, cita casos de neoplasias del estómago y esófago que habían mejorado con el tratamiento y donde desprendimientos de fragmentos del tumor determinaron hemorragias que terminaron con la vida de los enfermos. Uno de mis primeros casos tratados ofrece una enseñanza no despreciable. Enferma de treinta y ocho años. El Dr. Sergio García Marruz, su médico, practica una biopsia que arroja sarcoma de células redondas. A esta enferma le son administradas aplicaciones de radio, pero el estado local y general empeoran y los Dres. Pagés y Marruz practican una laparotomía encontrándose ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 463 un extenso tumor uterino con invasión de ambos ligamentos y cierran el vientre en la imposibilidad de hacer algo útil: Cuando yo vi esta enferma algún tiempo después de la intervención estaba postrada, con grandes do- lores y bajo la acción de la morfina. La hemorra- gla era intensa y una marcada secreción muy fétida estaba presente. Accedí a administrarle el tratamiento sin gran- des esperanzas y con mucho temor por el estado ca- quéectico de la paciente. Primera y única aplicación en la que es adminis- trada justamente la dosis sarcomatosa. Las hemo- rraglas, el dolor y la secreción fétida desaparecen desde los primeros momentos. Encuentro la enfer- má a vuelta de mi viaje al extranjero sentada en su casa y muy mejorada. Pienso en la repetición de la dosis por el estado de su sangre. Al mes de tratamiento la enferma experimenta vivos dolores, una pequeña hemorragia se presenta y la enferma expulsa al través de la vagina un frag- mento de útero. Este fragmento enviado al labo- ratorio dió tejido uterino con fenómenos intensos de desintegración celular. En esta enferma aparece un cuadro de anuria que pasa en las 48 horas y dentro de las veinticuatro siguientes muere en un cuadro de hemorragia in- terna. En este caso la mejoría había sido notable y la curación a lo menos temporal tenía el derecho de esperarse. Todos nuestros enfermos que van a ser tratados son preparados convenientemente según se ha acon- sejado por tcdos los autores. Hacemos reposar al 464 ANALES DE LA enfermo en cama, le damos abundante líquido, aten- demos a sus emuntorios, le damos un tratamiento alcalino y una alimentación apropiada. Se le practican análisis de sangre y orina y el paciente va a la mesa de terapia en ayunas. En algunos casos como ha sido aconsejado por distintos autores se le pone una inyección de morfi- na que le disminuye las náuseas, le calma los nervios y le hace más soportable el largo tiempo del trata- miento. La atención post-tratamiento en estos enfermos debe ser tan cuidadosa como el pre-tratamiento y esto hace que el procedimiento sea más de clínica que de consulta privada, en que no es posible la es- trecha vigilancia del enfermo. Es un hecho innegable que los primeros éxitos obtenidos con el nuevo método de terapia profunda en el tratamiento del cáncer fueran tomados con de- maslado entusiasmo y algunos de ellos exageradces, pero es innegable también que sus resultados no ha- bían sido igualados antes por ningún método de tra- tamiento. Los efectos inmediatos son verdaderamente im- presionantes. El dolor desaparece rápidamente en 'as1 todos los casos. La secreción fétida y las hemo- rraglas de las neoplasias uterinas también desapa- recen desde los primeros momentos. La tumoración llega a desaparecer y todo hace pensar en una cura- ción. Pero sólo las observaciones de más de tres años pueden hablar de resultados definitivos. Muchos irujanos alemanes como Seith y Winz, Opitz y otros han abandonado completamente la ci- rugía del cáncer uterino en todos sus estados. Otros más conservadores como mi maestro James T. Case, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 460 de Battle Ureek, combinan el tratamiento quirúrgico del cáncer incipiente del útero con las irradiaciones y da sobre todo la preferencia al tratamiento pre- operatorio de las neoplasias, afirmando que la célula cancerosa irradiada es de tal modo influenciada que se disminuye en gran parte el peligro de los injertos durante el acto quirúrgico y las metástasis después de él. El tratamiento postoperatorio ha dado en mu- chas manos muy buenos resultados. Seith y Winz en 24 casos de neoplasias uterinas han logrado hacer desaparecer el tumor 23 veces obteniendo curaciones temporales. En Breslau, Heyman obtiene resultados análogos. En el tratamiento del cáncer del retto, de los pechos, en los tumores cerebrales, ete., se han obte- nido brillantes resultados. En los cánceres inoperables es el único proceder de tratamiento con el que se obtienen si no curas de- finitivas a lo menos efectos paliativos en unos casos y mejorías notables en otros. Nosotros estamos obteniendo mejorías de consi- deración en los cánceres de la vejiga, de los labios, de la lengua, combinando la electro-coagulación con la terapia. ] Estamos tratando una gran cantidad de neopla- sias en todos los sitios y algún día podremos hablar de lo que aquí hemos hecho con este brillante mé- todo de tratamiento. 466 ANALES DE LA FUNDAMENTOS DEL ELECTROCARDIOGRAMA HUMANO SU INTERPRETACION Y ANALISIS POR EL DR. OCTAVIO MONTORO Sesión ordinaria del 28 de abril de 1922 Señor Presidente, Señores Académicos, Señores: De algunos años a esta parte, se ha trabajado tan- to en la investigación de las enfermedades del corazón, que se hace actualmente necesario cierta dedicación y cuidadoso estudio, para poder seguir de cerca la evo- lución de esa importante rama de la medicina interna. Por esta, razón, existe la tendencia cada vez más acen- tuada de especializar en ese sentido de los estudios mé- dicos, para conseguir ventajosamente el exacto cono- cimiento de tan difíciles disciplinas. Los métodos auxiliares de la investigación, que nacieron en el laboratorio de fisiología, han pasado fe- lizmente y gracias a la ímproba labor de algunos, al uso del médico práctico, o al menos, al uso del clínico, bien en los hospitales o en las clínicas mejores. Tal sucedió con el polígrafo, popularizado por Mackenzie y cuyo uso ha contribuído a aclarar el conocimiento del corazón normal y del patológico. Los rayos X, y el electrocardiógrafo, tienen una más reciente aplicación a la investigación cardiológica, pero, no se asombrará el que penetre en estos campos y se encuentre con una inmensa bibliografía, cuyo conocimiento es ya, casi prácticamente imposible de poseer, camino recorrido y trillado en una veintena escasa de años. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 307 Como es natural, hoy conocemos mejor el funcio- namiento del corazón, que nuestros ilustres antepasa- dos, incluyendo a Potain desde luego. Interpretamos mejor los fenómenos de la mecánica del corazón y po- demos seguir el curso de la excitación cardíaca desde su inicio en el seno-aurículo venoso a través de las au- rículas y del ventrículo, midiendo su progresión, como lo ha hecho Lewis, en centésimas de segundo; estable- ciendo de manera tan brillante las reales y verdaderas localizaciones cardíacas en el Haz conductor y en la musculatura miocárdica. Hemos establecido la rela- ción exacta entre los diferentes tiempos del sístole y del diástole, tal como nos lo muestran los diferentes trazados poligráficos o eléctricos, y al comprender me- jor la fisiología, hemos ganado la interpretación de la perturbación funcional, identificando y clasificando de manera absolutamente nueva los trastornos del ritmo, las lesiones del miocardio, y fundamentalmente, la ca- pacidad del corazón para realizar su cometido. Esto nos ha permitido por otra parte, rectificar muchos tra- tamientos, independizar un poco al cardíaco de la vida inválida a que antes se le condenaba, y mejorar nues- tros pronósticos haciéndolos más exactos. La misma administración de las drogas, como la digital, la qui- nidina, la ouabaina, ete., las hemos comprendido mejor y sobre todo, la primera, la hemos controlado científi- camente en su manejo, aunque persistan ciertas lagu- nas, muy pequeñas por cierto, si se les compara con las oscuridades y empirismos que antes reinaban. Sin restarle méritos a los demás medios de inves- tigación, es indiscutible que gracias al electrocardio- erama, se han estudiado mejor la fisiología y la pato- logía del corazón. Los trazados eléctricos, nos permi- ten conocer la eficiencia cardíaca y su uso debe ser de 408 ANALES DE LA rutina en todos aquellos casos en los cuales sea preciso conocer al corazón exactamente en su funcionamiento y en su capacidad. Para lograr un verdadero progre- so en cardiología, es necesario que el médico práctico se generalice con estos medios de estudio y que cada cual, sepa interpretar con más o menos rigor,—tal como sucede con las radiografías, de uso corriente entre mé- dicos y especialistas, —los electrocardiogramas, como dato de la mayor importancia en todo examen concien- zudo del corazón. Para contribuir al mejor conoci- miento de los fundamentos del electrocardiograma, 1n- dispensables para su interpretación, es que vengo a molestar a ustedes brevemente, con esta comunicación. INTRODUCCIÓN El estudio de las variantes eléctricas en el corazón parte de los trabajos de Kolliker y Muller en 1855, cuando encontraron que los latidos cardíacos del cora- zón de la rana, iban acompañados de una corriente eléc- trica definida. En 1887, Ludwig, de Leipzig, y su dis- cípulo Waller, aplicaron al estudio del corazón huma- no los hallazgos de Kólliker. Ludwig y sus colabora- dores encontraron que la corriente eléctrica del múscu- lo cardíaco, podía ser registrada por medio del electró- metro capilar si se colocaban electrodos adecuados en la región precordial. Einthoven, de Leyden, en 1897, amplió estos estudios, encontrándose sin embargo que el electrómetro capilar (como el tipo de Lippmann, por ejemplo), no servía adecuadamente cuando debían re- gistrarse corrientes de 1/10.000 a 1/3.000 voltios como las que se verifican en el corazón, por lo que, debía bus- carse algún aparato de mayor sensibilidad. Ader, en 1897 inventó un nuevo tipo de galvanómetro que dis- puso para ser usado en el telégrafo submarino; galva- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 469 nómetro que recibió el nombre de “galvanómetro de cuerda”. Este galvanómetro, está fundado en el prin- cipio de física de ““que toda corriente genera un cam- po magnético que actúa en ángulo recto con su diree- ción y que varía según la intensidad de la corriente y que puede por tanto ejercer una acción de atracción o repulsión variable sobre un campo magnético cualquie- ra vecino”. Kinthoven en 1903 perfeccionó ese galvanómetro, construyendo el conocido “saitengalvanometer”” o gal- vanómetro de cuerda de Einthoven, que es un poderoso electromagneto en el campo del cual situó un fino alam- bre de platino o de quarzo, con plata suficiente, para hacerlo conductor. El diámetro de estos hilos es de 2.5 micras, invisible a la simple vista y carecen de peso apreciable aun por las balanzas más delicadas. Un tornillo sin fin micrométrico permite por especial me- canismo, aumentar o disminuir la tensión de este hilo. Un poderoso microscopio atraviesa los dos polos del electromagneto, de tal suerte, que puede proyectar so- bre una película que corre en una cámara fotográfica, la sombra del hilo que proyecta una lámpara de arco, pudiéndose retratar de ese modo los movimientos y de- flecciones que sufre el hilo de cuarzo al pasarlo la co- rriente eléctrica, que viene del corazón. La película que corre movida por un mecanismo de motor, en una cámara situada a un metro de distancia del ocular del microscopio, y que se mueve a distintas velocidades se- gún la clase de trabajo que uno se proponga realizar, pasa a través de una hendidura sobre la cual cae de lleno la luz de la lámpara de arco que atraviesa el mi- eroscopio y la sombra del hilo de cuarzo situado entre los polos del galvanómetro de cuerda. Como hemos dicho, al hablar del fundamento del galvanómetro si 470 ANALES DE LA corrientes eléctricas muy pequeñas, pasan a través del hilo, como éste se encuentra situado en un campo mag- nético, se moverá, en respuesta a la corriente que llega, en ángulos rectos a las líneas de fuerza magnética. La corriente eléctrica no se lleva al galvanómetro poniendo electrodos en la región precordial como pri- mitivamente hizo Waller. Este investigador, más tar- de demostró cómo podía suponerse al corazón como a un músculo aislado y situado en la caja torácica rodea- do de tejidos buenos conductores, repartiéndose todas las corrientes eléctricas que él generara por todo el cuerpo y siendo posible por tanto, recogerlas, situando electrodos convenientemente, ya que como él mismo de- mostró, la corriente eléctrica no se reparte indiferen- temente por todo el cuerpo, sino que existen puntos o zonas donde se pueden recoger con mayor intensidad. La determinación de esos puntos en el cuerpo humano fueron clasificados y llamados por Waller combinacio- nes favorables. Aunque más adelante hemos de hablar más detenidamente de esto, diremos que Waller pudo establecer su “teoría axial” o sea: que la corriente se propaga en el cuerpo humano siguiendo leyes especia- les y que esa repartición depende fundamentalmente de la situación del corazón y su dirección, o para hablar más modernamente de la dirección de su eje eléctrico. De esas combinaciones favorables establecidas por Waller en su clásico esquema y que se puede encontrar en todas las obras que tratan sobre este asunto, cinco son las únicas verdaderamente utilizables, y son: 1. Derivación transversa (mano derecha, mano izquierda). 2. Derivación lateral derecha (mano derecha, pie derecho). ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 471 3. Derivación lateral izquierda (mano izquierda, pie izquierdo). 4. Derivación derecha superior (boca-mano de- recha). 9. Derivación izquierda superior (boca-mano iz- quierda). Colocando electrodos en esos sitios, Waller pudo obtener intensos desplazamientos de la columna de mer- curio en el electrómetro de Lippman, cuyas oscilacio- nes fotografió, obteniendo de esa suerte los primeros electrocardiogramas en el hombre y cuyo esquema coin- cide con el electrocardiograma que se obtiene con el galvanómetro de cuerda, si bien las oscilaciones son menos acentuadas como puede verse en el admirable esquema de Kraus y Nicolai (pág. 16 de su obra). La corriente eléctrica se puede recoger por electro- dos de tipo diferente; siendo los más usuales los de plata alemana, zine o plomo (Cohn), en forma de pla- tina que se colocan entre unas franelas empapadas en agua y sal a saturación, con el objeto de facilitar el paso de la corriente. Los puntos que se aprovechan para situar los electrodos son: brazo derecho, brazo iz- quierdo y pierna izquierda, formando así, con tres de los puntos favorables descritos por Waller, el trián- gulo equilátero imaginado por Einthoven y del que se tratará más adelante. Las corrientes que reciben esos electrodos situados en las extremidades del cuerpo son de dos órdenes: 1. La que representa diferencia de potencial entre las partes del-cuerpo en que están colocados los electrodos, que depende a su vez de condiciones locales de la piel y de los tejidos y cuya corriente es independiente del ei- clo cardíaco. 2. La corriente de acción del corazón, 472 ANALES DE LA que es la que constituye verdaderamente el electrocar- _diograma. Para neutralizar la primera corriente, que no nos interesa, pasamos por el galvanómetro otra co- rriente igual a ella en intensidad, pero de opuesta di- rección, corriente que tomamos de una batería cuales- quiera y cuya corriente regulamos en su paso al gal- vanómetro por medio de un potenciómetro situado en el circuito que forman el hilo del galvanómetro, el en- fermo y la corriente a que nos hemos referido. Des- pués que hemos compensado esta corriente de la piel, ete., sólo llegará al hilo, la llamada corriente de acción del corazón, que le imprimirá los movimientos carac- terísticos que retratamos luego en la película, que corre en la cámara fotográfica situada frente al ocular del microscopio del galvanómetro. De esta suerte, obte- nemos un electrocardiograma que puede pues definir- se: como el trazado fotográfico de la corriente de acción del corazón. No obstante lo que acabamos de decir, puede aña- dirse a la corriente de acción otras provenientes de la contracción fibrilar de los músculos de la mano y de! pie, lo que dará al trazado un aspecto característico, que para el inexperto, pudiera confundirse con signos de fibrilación auricular. Todos las aparatos modernos descansan en el prin- cipio que casi de manera esquemática acabamos de ex- poner. Sea por medio de un electrodo de inmensión, de plata alemana, de plomo, por una cubeta, ete., todos usamos los dos brazos y la pierna izquierda como punto de colocación. De los electrodos, por alambres bien res- guardados de todo fenómeno de inducción, conducimos la corriente al galvanómetro, donde se verifican los tiempos señalados. El enfermo no necesita estar Jun- to al aparato. Ya Einthoven (en 1906), demostró que ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 473 el telecardiograma se puede obtener con el enfermo co- locado a considerables distancias del aparato. En el “¿New York Hospital”? donde aprendimos el manejo del Electrocardiógrafo, existían pizarras en todos los pisos para conectar los alambres, estando situado el aparato en el sótano del edificio. Terminada la compensación de la corriente de la piel, sudor, ete., y colocado el hilo en el punto cero, o sea en el lugar de mayor sensibilidad del campo mag- nético, tenemos que darle al hilo de cuarzo una suficien- te tensión, para que sea lo suficientemente sensible al paso de las pequeñas corrientes del latido cardíaco, y por otra parte, que no esté tan flojo que sea lento en responder a esas mismas pequeñas corrientes. ste trabajo que en inglés se llama la standardizacion del hilo o sea, aceptando el standard de Einthoven que: al paso de una F. E. M. de un mil voltio (1/1,000) el hilo se separe un centímetro de la línea del cero. La standardizacion tiene la ventaja de permitir la :com- paración de todos los electrocardiogramas sometidos a ese tipo. Este tiempo de la operación requiere, sin embargo, mucho cuidado. El hilo al paso del milivolt debe res- ponder con una deflección que pudiéramos llamar *“gol- pe en seco””, queriendo decir, que el hilo no debe sobre- pasar su nueva posición, lo que han llamado los ingle- ses el overshootinmg. Esto ocurre, cuando el hilo está muy tenso o cuando es muy grueso y este defecto tiende a aumentar las deflecciones rápidas del trazado. Si por el contrario, el hilo está demasiado flojo a lo que hay que llegar por las grandes resistencias que ofrezcan el paciente o el mismo hilo; en el primer caso mala adaptación de los electrodos, piel insuficientemente humedecida con agua salada caliente a 108%, excesivo 474 ANALES DE LA frío, exceso de grasa de la piel, ete., ete., el hilo, en esas condiciones, será tardío para responder a las rápidas deflecciones de la corriente de acción, y obtendremos electrocardiogramas desfigurados, tal como lo habían demostrado Kraus y Nicolai y luego Lewis. Para tra- bajos clínicos el tiempo de deflección del hilo no debe pasar de 0.02 segundos, cuando se añade una resisten- cia de 4,000 a 10,000 ohms en el circuito de prueba. Con el aparato americano en uso por mí, no existe el overshooting, pero siempre tengo la precaución cada cierto tiempo de demostrar las cualidades del hilo, como se demuestra en un trazado tipo del “Album”” que pre- sento aquí, al propio tiempo que se mide con frecuencia la resistencia del hilo que no debe pasar de 5 a 7,000 ohms. No deseo, dado el carácter y el objeto de este tra- bajo, extenderme en detalles de técnica que constitu- yen por sí solo tema para larga disertación, y que a Vdes. por otra parte poco habría de interesar, pero es indispensable detenerse brevemente en el asunto de los electrodos. Desde luego como han demostrado Lewis y Samojloff, los electrodos tienen que ser no polariza- bles para lograr electrocardiogramas exactos. Sabe- mos por física, que si después de pasada una corriente por electrodos de platino para electrizar el agua acl- dulada, retiramos la pila y conectamos los electrodos a un galvanómetro, se observará que se produce una corriente en sentido inverso a la que se había hecho circular por el voltámetro, cuyas corrientes una es pri- maria y la otra secundaria. Este fenómeno que recibe el nombre de polarización de los electrodos, desfigura el trazado eléctrico del corazón porque reduce la deflec- ción inicial, debido a la rapidez de la polarización, apar- te de que el hilo, a pesar del paso de una F. E. M. se * ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 475 mantiene en cero y por el contrario, al retirar esta co- rriente sobrepasa el cero al paso de la corriente secun- daria que proviene de la polarización de los electrodos. El modelo de electrodo de Williams que consiste en una platina moldeable de plata alemana de 12 por 25 em. da excelentes resultados en la práctica, pero debe tenerse cuidado de que los paños humedecidos en agua y sal cubran toda la superficie del electrodo, pues como ha demostrado Pardee si la región de ellos que queda cubierta es pequeña como de 8 em., se produce la pola- riación de los electrodos con el trazado por tanto des- figurado. - FUNDAMENTOS DEL MÉTODO GALVANOMÉTRICO Cuando estimulamos uno de los extremos de frag- mento de un músculo, se produce una onda de contrae- ción que se dirige desde el punto estimulado al otro extremo. De otra manera: cuando excitamos un ór- gano muscular cualquiera, se producen dos fenómenos electrofisiológicos diferentes: en primer lugar, asocia- da a esa onda de contracción se produce una onda de excitación que sigue el mismo curso que la onda de contracción pero que la precede. Esta onda de exci- tación, se trasmite a lo largo de las fibras musculares antes de que se produzca la contracción y se manifiesta al galvanómetro por la aparición de un potencial nega- tivo que corre con la misma velocidad que la misma excitación. Este potencial dará una corriente monofá- sica, difásica o trifásica, según el lugar, la disposición, la dirección de las fibras musculares y la separación mayor o menor de los electrodos. Estas corrientes se denominan Corrientes de acción, son muy breves, ante- riores al trabajo mecánico de los músculos (Meyer) y 476 ANALES DE LA absolutamente independientes de ellos. El otro fenó- meno electrofisiológico presente a la estimulación, es la reacción del músculo por deformación mecánica, casi siempre por contracción o por elongación si estuviese disminuído el tonus. Como dice Meyer, la corriente que provoque la contracción o la elongación no puede ser sino de potenciales diferentes, ya que los diferentes segmentos del órgano no se contraen, ete., al mismo tiempo; por lo que le ha dado a esas corrientes para diferenciarlas de la corriente de acción el nombre de Corrientes de deformación. Estas corrientes nacen al mismo instante que la deformación mecánica, carecen de período latente y tienen una F. E. M. proporcional al valor absoluto de la deformación y duran igual que ella. Estas corrientes de deformación estudiadas por Me- yer, le han servido para proponer su teoría sobre la in- terpretación de la fase final del electrocardiograma de que hablaremos más adelante. Son corrientes según Meyer, mal estudiadas y habría que considerar al E. K. G. formado por un complejo de la corriente de ae- ción (Q RS) y la corriente de deformación del múscu- lap Té Para la explicación del E. K. G. debemos demos- trar esa facultad de todo músculo, de producir la onda de excitación y contracción de un extremo a otro. Fun- damentalmente deben establecerse algunos principios. En los dos diagramas (fig. 1 y 2) hemos dibujado mo- dificando el esquema de Kraus y Nicolai y según Wi- llius, el paso o desarrollo de una corriente eléctrica monofásica. Un fragmento de músculo de fibras pa- ralelas (fig. 1), es conectado por medio de electrodos no polarizables a un galvanómetro (G-) estando el otro electrodo fijo, conectado a la tierra. Si estimulan en ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 477 S, al contraerse el músculo, esta región se hace electro- negativa en relación con el resto del músculo que es electropositivo y por tanto la corriente pasa de S a FE, siendo S la primera región que se vuelve inactiva, ca- yendo el potencial a O. La aguja del galvanómetro a todas estas, se desvía y vuelve a su punto inicial. Si se fotografía este movimiento obtendremos una curva monofástca. Pero si en lugar de conectar el electrodo E? al sue- lo lo unimos al otro extremo del fragmento de músculo (fig. 2) y repetimos la misma operación de estimular al músculo en $, esta área será electronegativa con re- lación al resto del músculo que es relativamente posi- tiva. La corriente pasará de S a P. Cuando la co- rriente llega al centro del músculo, cesa de correr, ya que las partes electronegativas y electropositivas están neutralizadas. A su vez el galvanómetro G cesará de desviarse. Al seguir su curso la corriente hacia el ex- tremo F del músculo no estimulado, entonces la aguja del galvanómetro se desviará en dirección opuesta, ya que el extremo éste es ahora el electronegativo y la co- rriente va de E* a El, $Si fotografiamos este movi- miento tendremos una curva difásica. Aceptamos pues que. todo músculo en estado de actividad es electronegativo en relación al resto del músculo, de la misma manera que el zinc de una bate- ría lo es al cobre de la misma. Este principio es funda- mental para la interpretación de las curvas eléctricas del corazón. El estado isoléctrico del músculo cuando están equiparados los dos extremos positivo y negativo, se demuestra por la línea cero del trazado. El pase de la corriente del punto activo o negativo, al punto inactivo o positivo, nos da una deflección hacia arriba en el trazado, mientras que al retorno de la corriente 4/8 ANALES DE LA del punto inactivo al activo nos da una deflección hacia abajo como se puede ver en los mismos esquemas. Si la dirección que toma la corriente pues, gobier- na la forma que haya de tener la curva, el electrocardio- Fic. 1 grama será el estudio de la dirección, amplitud y tiem- po de la corriente de acción y de deformación (?) del corazón expresadas gráficamente. El electrocardio- Fic. 2 grama, nos permite además, conocer en su conjunto la excitación y al propio tiempo conocer los puntos en los cuales es excitado el corazón y cómo y de qué manera reacciona el músculo a ese estímulo, que está colocado normalmente en el nódulo seno-auricular, ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 479 pero que puede en diferentes estados patológicos, va- riar de localización, y ofrecer por tanto curvas o tra- zados eléctricos de tipo diferente al normal. EL ELECTROCARDIOGRAMA NORMAL ' Siendo el músculo cardíaco de constitución com- pleja, los efectos eléctricos debidos al músculo han de ser forzosamente complejos. Sabemos que la contrac- ción cardíaca normal tiene su origen en el seno o nó- dulo llamado por algunos de Keith y Flack y que está situado en la aurícula derecha entre las dos venas ca- vas y que es un tejido embrionario formado por fibras estriadas, fusiformes, con núcleos bien marcados ple- xiformes por su colocación y embebidos en un denso tejido conjuntivo y de constitución por tanto parecida a el nódulo aurículo-ventricular. Este seno neuro- muscular situado entre el borde libre del apéndice y la cava superior y que se extiende a lo largo del sulcus terminalis por un espacio de 2 cm. con un espesor de 2 mm. en el hombre. Este nódulo imposible de sepa- rar de la aurícula en los mamíferos, es el lugar donde se inicia como se sabe la contracción cardíaca, la que se propaga en forma de ondas por todo el tejido mus- cular de las aurículas a una velocidad de 1000 mm. por segundo ““tal como se expande el agua sobre una super- ficie plana” (Lewis), hasta llegar al seno aurículo- ventricular, siempre por intermedio de los músculos auriculares. De aquí, el impulso, posiblemente, una contracción, pasa a través del Haz de His y sus dos ramas, las que terminan en la base de los músculos pa- pilares de cada ventrículo, de suerte, que el impulso llegando simultáneamente a las ramas terminales de los dos ventrículos, hace contraerse a esas dos cámaras simultáneamente, de manera sincrónica. . 480 ANALES DE LA El cuerpo humano hemos dicho, que forma un excelente conductor para recoger la corriente eléctrica del corazón y nos hemos ya referido igualmente a las tres derivaciones usadas que forman un triángulo con el vértice dirigido hacia abajo estando el corazón apro- ximadamente en su centro. La fig. 3, representa esto claramente, siendo el triángulo por su forma equiláte- ro, habiéndose figurado el centro como ocupado por el corazón. Vemos en esta figura que algunas derivacio- nes se encuentran más cerca del vértice del triángulo que otras que se encuentran más cerca de su base. En la derivación I, por ejemplo, el brazo derecho es basal, mientras que el izquierdo es apical. En la derivación IITT el brazo izquierdo o es basal y la pierna izquierda apical y así, ete. Cuando conectamos las extremidades del individuo al galvanómetro, las extremidades basales y apicales están conectadas a polos correspondientes, y por tanto una corriente eléctrica que pase por el instrumento y que en el cuerpo vaya dirigida del vértice a la base pro- ducirá siempre un movimiento hacia arriba en la línea del trazado, siendo cierto la inversa, es decir, que una corriente que vaya de la base al vértice producirá en la línea del trazado un movifniento o deflección hacia abajo. Este concepto, para explicar la dirección de las ondas del trazado eléctrico, justifica lo que hemos afir- mado de que la dirección de la corriente, gobierna la forma del trazado. Obtenido un trazado eléctrico del corazón, standa- rizado tal como se ha dicho, ofrecerá según se esque- matiza en la fig. 4 y tal se repite en las tres derivaciones (fig. 5), una serie de deflecciones o movimientos, sepa- rados, por una línea horizontal isoléctrica o abcisa del ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 481 trazado. Cada grupo representa un cielo cardíaco, y consiste en el tipo normal de tres ondas dirigidas hacia Fic. 3 arriba de la línea media y dos hacia abajo. Estas on- das se reconocen generalmente por la arbitraria desig- 482 ANALES DE LA nación de Kinthoven, de P, Q, R, S, T. Nicolai, con- siderando la interpretación del electrocardiograma a su modo, les da diferente nomenclatura denominándo- las A igual a P; J igual R y F igual T. Denomina h el espacio P-r, Ja y JpaQ y 8 y t el espacio S T. R Fic. 4 Meyer muy recientemente ha propuesto la siguiente P, H igual Pr, Q, R, S, y el complejo T, descompuesto en E V y D, en su parte ascendente, culminante y des- cendente, representando para él la corriente de defor- mación del músculo, de que he hablado antes. No existe un tipo único de electrocardiograma nor- mal. Cada individuo presenta caracteres propios, den- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 483 Fig, 5 454 ANALES DE LA tro de los límites de normalidad, a tal punto, que un electrocardiograma pudiera servir de medio de iden- tificación si es hecho siempre en el mismo sujeto y en condiciones análogas (Lewis). La primera onda denominada P es sabido que co- rresponde a la acción de la aurícula. Este es un punto claro y sin discusión. En la fibrilación auricular, por ejemplo, no se puede reconocer esta onda P debido a que propiamente no existe sístole auricular, sino el temblor o la fibrilación de la aurícula, Lewis ha demos- trado, que la actividad empieza sin embargo en la au- rícula una centésima de segundo antes de que aparezca ia onda P. La forma de esta onda P es redondeada, gruesa y su altura varía en las tres derivaciones en esta forma: 1D DEL DAL Minnie trazas trazas trazas BrROomedio. a. 002 10.70 0.S1 MA 10 DAT 130 Es como se ve, mayor en la Derivación 11. En algunos casos P puede aparecer invertida en la Deri- vación III. Esta disposición puede ser modificada por una inyección de atropina, salvo en aquellos ca- sos en que es una disposición definitiva. Puede ser una demostración de trastornos en la localización del ““pacemaker”” temporal o definitiva o debida a tras- tornos respiratorios. HEinthoven Fahr y de Waart, han demostrado que la inversión de P en la tercera de- rivación puede ser modificada conspicuamente por la respiración, siendo más pequeña la onda, al final de la inspiración y comienzo de la espiración, coincidiendo a este respecto, con las largas pausas del ciclo cardía- co. Jillos han dicho poco más o menos que: P, pue- de aparecer de pequeño voltaje (hkleim) y a veces difá- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 485 sica y otras completamente negativa, cuando existen largas pausas cardíacas, mientras que en las pausas cortas puede siguiendo el aumento de frecuencia del cielo cardíaco y por tanto disminución del tono del vago, asumir su posición normal y su tamaño. Hay que te- ner presente, sin embargo, como esos mismos autores dicen, que en una inspiración profunda existe una pe- queña rotación del corazón sobre el eje sagital del cuer- po, que puede modificar sensiblemente los tamaños de las ondas del E. K. G., hecho demostrado posteriot- mente por Carter y Dieudaude, de John Hopkins, ob- teniendo curvas de escaso voltaje, en relación con el eje eléctrico y los planos de las derivaciones, hecho que nos hará no despreciar esos datos obtenidos en la ter- cera derivación. El intervalo comprendido entre el final de la onda P y el próximo movimiento del trazado, indica que el impulso o contracción de las aurículas está pasando a lo largo del sistema de conducción auriculo-ventricu- lar hacia los ventrículos, pero aun no los ha hecho con- traerse. ls la corriente que hemos descrito corriendo a través del músculo, y que está en estado isoléctrico, por equilibrio de potenciales. Este espacio del traza- do, puede variar en límites normales entre 0.12 y 0.18 centésimas de segundo. Se acepta, que todo lo que pase de 0.20 puede considerarse como obstáculo al paso del estímulo y por tanto una tendencia al bloqueo car- díaco. Esta prolongación del espacio P-R o P-Q es un excelente signo, que nos explica muchas veces el estado vertiginoso de cardiópatas que no ofrecen por otra parte ningún signo físico a la auscultación. La actividad ventricular comienza 0.005 de segun- do antes del comienzo de la onda Q. Entonces comien- za la activación del músculo cardíaco, al propagarse el 486 ANALES DE LA estímulo por el Haz de His y ofrece el trazado tres de- flecciones muy rápidas, la primera Q hacia abajo, la segunda que es la que predomina y siempre es fija en el corazón normal y dirigida hacia arriba: R y la ter- cera hacia abajo y que se denomina S. Estos cambios en la dirección de la corriente nos demuestran, siguien- do el principio enunciado anteriormente, un rápido cambio en la dirección de la corriente, que tal cambio se verifica al comienzo del sístole ventricular. La onda Q que falta frecuentemente en los trazados normales tiene un tamaño de: IDH DIT O E Mid Laa es 0.0 0.0 0.0 Promedio ab. 0.51 01851; ...0:86 Maximan 2 20 210 Esta onda, es invertida en las tres derivaciones y su asa ascendente se confunde con R, la onda que le sigue. R, está como he dicho, dirigida hacia arriba en las tres derivaciones, siendo mayor en la Derivación II y mayor en II! que en I. Tiene los siguientesvalores: DAT DB SE Minima idas e 15 4. 2 POMEdO 2 5.6 103 6.61 IA de 12. 16.5 14, Luego sigue S que está dirigida hacia abajo en las tres derivaciones, cuando no falta. Es más aguda y mayor siempre que (QQ: 107441 DATE DAL MAA 0.0 0.0 0.0 Bromedios Sito... 2.06 AS O Mia E 6.0 4.5 4.0 Este complejo ventricular inicial del electrocar- diograma, que es el mejor estudiado, presenta un as- pecto trifásico con una duración normal no mayor de ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 487 0.1 segundo y constituye sólo un tercio del complejo ventricular total Q R S T y representa las corrientes eléctricas iniciales del ventrículo. El cambio de diree- ción del complejo, no implica, que el potencial que ha dado origen a Q ha cesado, sino que simplemente ha cambiado de dirección por predominar un potencial en dirección opuesta. Representan esas curvas iniciales el tiempo durante el cual, la onda de contracción, partien- do de las ramas terminales del Haz de His en los múseu- los papilares se extiende por la musculatura de los ven- BINFSOOANAAOANOR ADD DOS ANDAN AQADAMAAINAN DEROGA Fic. 6 Esquema del electrocardiograma humano normal y su relación con los sonidos del corazón (Modificado de Willius). trículos, afectando por consiguiente grandes masas musculares en distintas partes del corazón. R denota la dirección de la corriente o potencial predominante en ese período del cielo cardíaco, y es la de mayor in- terés clínico. R precede a la elevación del trazado yugular humano en 0.1 a 0.15 segundos, Q en miocart- diogramas de perros, precede a la contracción ventri- cular en 2030 centésimas de segundo. El primer so- nido del corazón como puede verse en la fig. 4, tiene lugar casi al final de R. Kahn en estudios hechos para 488 ANALES DE LA relacionar los ruidos del corazón al electrocardiogra- ma, ha encontrado que variaba según la velocidad del ritmo, existiendo un promedio entre el principio de Q) y el primer ruido entre 0.011 a' 0.039 segundos de di- ferencia. ' Y entre el principio de R y el primer ruido un es- pacio de tiempo entre 0.00” y 0.026 de segundos. Para explicar la presencia o ausencia de Q, Eyster y Meek, dicen que si la corriente o impulso llegan pri- mero a la parte del ventrículo situado cerca del vértice, existiendo una relativa negatividad de la base, enton- ces ocurre la (QQ) dirigida hacia abajo, pero que si la parte del ventrículo cerca de la base, especialmente del ventrículo derecho, son los primeros que la reciben, entonces Q falta. Para Einthoven, R pertenece casi principalmente al ventrículo derecho, hecho éste dis- cutido por algunos con argumentos, de índole anató- mica. Para Kraus y Nicolai, por el contrario Q re- presentaría la expresión, de que la excitación pasa por las fibras de Purkinge, lejos en el vértice o punta del corazón, antes de llegar a los músculos papilares, lo que implica una relativa negatividad de la punta por aleún tiempo. A esta interpretación se opone sin duda, la obra de Hering, quien ha demostrado, que los músculos papilares, son precisamente los primeros que entran en contracción. Al final de R o $, según sea el caso, la contracción o estímulo, se han propagado por toda la musculatura ventricular, y prácticamente los diferentes potenciales se neutralizan, estando en estado isoléctrico. La agu- ja del galvanómetro, volviendo a nuestro primitivo es- quema (fig. 2), no se mueve al no recibir corriente su- ficiente y el trazado ocupa una línea en el cero o en la abcisa, indicando que no pasa corriente alguna por el hilo. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 489 Después de un tiempo variable, comienza a pre- dominar el potencial eléctrico en la base del corazón o del ventrículo derecho y el paso de una corriente eléc- trica en opuesta dirección tiene lugar. Esta corriente, al aumentar de intensidad provoca la salida del cero de la línea del trazado o el movimiento de la aguja del galvanómetro, formándose la onda T o período final del eleetocardiograma. Al terminar la onda T, cesa el paso de la corriente y la línea vuelve al cero. Ocurre la relajación de las fibras del ventrículo y termina el sístole. El segundo ruido del corazón (fig. 6) cae poco después de terminar T, según Kanh, con una diferen- cia de tiempo entre 0.0 segundos hasta 0.035. La línea del trazado está otra vez en cero, porque no existe co- rriente eléctrica dentro del corazón como hemos dicho, y no como entre el espacio S T, en que la línea había vuelto al cero por equilibrio de potenciales eléctricos. Esta fase final del electrocardiograma es la que más se discute y sobre la que aun tenemos dudas. In- cluyendo a la, algunas veces presente, onda U, todo este complejo final ha sido considerado por Eyster y Meek y recientemente por Willius, como expresión de contracción, siendo el complejo inicial Q R $S expre- sión de excitación, aceptando así una teoría dualista del electrocardiograma teoría de excitación y contrac- ción. Para Kraus y Nicolai, T es indicio de la vuelta de la negatividad a la base del corazón, siendo la región aórtica y de la arteria pulmonar, las últimas partes del ventrículo en entrar en contracción. Lewis, acepta que T pueda ser explicada como la fase de retorno en la actividad del músculo cardíaco, creyendo que se pueda aceptar por tanto que T sea un fenómeno de excitación y no de contracción como se defiende por algunos, considerando a: T, como el efec- 490 ANALES DE LA to doble de las deflecciones terminales de los dos ven- ' trículos. Meyer, recientemente acepta que el complejo T sea el indicio de la corriente de deformación ya estu- diada, siendo su rama ascendente correspondiente del período intersistólico y al período de expulsión, perío- dos que se pueden llamar de tonosistole y ergosistole. El vértice o cúpula, marea el cierre de las sigmoides y el final del ergosistole y su rama descendente correspon- de al desarrollo del período protodiastólico, del vacia- miento ventricular, denominando la línea cero siguien- te, como correspondiente a la dilatación diastólica (D). La onda T, puede ser positiva en las tres derivacio- nes en estado normal, si bien en la tercera derivación aisladamente puede estar invertida, sin que sea signo de anormalidad y cuya disposición acompaña a las des- critas formas bizarras del electrocardiograma. Para Willius, la negatividad de T resulta de los cambios en la preponderancia de las contracciones, por “tanto la negatividad de esta onda en derivaciones aisladas o com- binadas del E K G, indican cambios definidos del po- tencial, que afectan preponderancia de contracciones en distintas musculaturas o grupos musculares del cora- zón””. Por este motivo, en el trazado normal, es siem- pre positiva o dirigida hacia arriba porque la zona de- recha de potencial es fuertemente negativa a la zona apical cuando la zona izquierda es isoléctrica. Para explicar el por qué de la inversión de T en las diferentes combinaciones, dice Willius: ““por motivo de deficiencia o enfermedad de los vasos sanguíneos, el músculo afee- tado no recibe la cantidad de sangre que necesita para realizar su función, mientras que el músculo no afecta- do, requiere mayor cantidad de sangre para una con- tracción relativamente más eficiente””. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 491 Las combinaciones posibles, indicio de lesión mio- cárdica en la inversión de la onda T, son las siguientes : E K G que ofrecen estos caracteres pueden verse en los trazados del Album adjunto: T negativa en Der. IIT. T negativa en Der. I y IL. T negativa en Der. II y III. T negativa en Der. I, 1I y III. De todas estas combinaciones, la que mayor mor- talidad acusa por grupo de enfermos, es la inversión de T en la primera derivación y luego en Der. 1 y 11; en la Der. III, la mortalidad por grupo es la menor. Samojloff, Dale y Mines han provocado por otra parte, la inversión de T por estimulación del vago. Rothberger y Winterberg, han logrado análogo efecto, estimulando el simpático cervical izquierdo. Sin em- bargo, que no poseemos una clara y terminante inter- pretación de la relación entre las modalidades de T y las lesiones del miocardio, es evidente que en esas ex- periencias, no tienen el alto valor que los trabajos ex- perimentales. La T nunca puede estar invertida en Der. II, sola o en Der. I y III, porque en esas combi- naciones existe un estado isoléctrico. El tamaño de la onda T ofrece en las distintas de- Iivaciones: DAT 13540: 1104091 IVA O 0.5 trazas A EMILIO he Tr. 1.93 2.46 0.61 WMaximuns cos Die) 5.0 3.0 ANÁLISIS DEL ELECTROCARDIOGRAMA Determinación de la dirección de la onda: La dirección de una onda en una derivación deter- minada, es lógico que sea la-resultante de una corriente 492 ANALES DE LA dada dentro del corazón, ya que ésta es la que a través de los electrodos llevábamos al galvanómetro. Supon- amos, según Pardee, una corriente x-y como en la fig. 3. Se propagará por los tejidos del cuerpo, según la línea de puntos de las flechas, esta corriente en el cuer- po, es llevada al galvanómetro y vemos que en cada derivación se dirige de la extremidad apical a la base y por tanto, tendremos deflecciones hacia arriba en las 1 Y tres derivaciones. Si por el contrario, la corriente fue- se inversa, iría de la base al vértice y entonces las de- flecciones serían invertidas, o sea hacia abajo. Y así mismo, una corriente eléctrica que se dirija en ángulo recto a la línea de una derivación, se dirigirá igualmente hacia las dos extremidades y por tanto no habrá mo- vimiento de desviación en el galvanómetro. De la mis- ma manera, ciertas corrientes por su dirección pueden producir deflecciones diferentes en las tres derivaciones. Así en la fig. 7 A, la corriente se dirige como muestran las flechas hacia la base en las derivaciones l y Il, pero hacia la punta en la derivación I1I, por cuya razón Í y IT tendrán deflecciones positivas o hacia arriba, mien- tras que III la tendrá dirigida hacia abajo, tal sucede ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 493 en los casos de hipertrofia, o mejor dicho, preponde- rancia del ventrículo izquierdo, en que, como se puede ver en el esquema, la masa correspondiente a ese ven- trículo hace que.el eje del corazón esté dirigido, en el sentido indicado. Si por el contrario, como sucede en la fig. 7 B, la corriente se dirige hacia la extremidad apical en la primera derivación y hacia la basal en las Der. II y III, tendremos que las deflecciones ventri- culares serán: hacia abajo en la primera y hacia arrl- ba en la segunda y tercera. Esto acontece en las pre- ponderancias del ventrículo derecho, por las razones ya dichas. Modo de hallar la dirección de la corriente eléctrica del corazón por la dirección y el tamaño de la deflección en las derivaciones. Einthoven ha demostrado que las derivaciones del electrocardiograma guardan una estrecha relación ma- temática entre sí. Ha supuesto para ello, que la dis- tribución del potencial eléctrico por el cuerpo, cuando el corazón genera una corriente eléctrica, es análoga a la distribución del potencial en un triángulo equilá- tero, buen conductor, cuando una diferencia de poten- cial ha sido generada en su centro geométrico. Las diferencias de potenciales, entre las dos piernas, es tan escasa, que pueden considerarse mutuamente en estado isoléctrico. Para nuestro caso, del electrocardiograma, las tres derivaciones forman los lados del triángulo equilátero, fig. 3. Por medio del triángulo equilátero es posible determinar la dirección del potencial diferencial den- tro del corazón, suponiendo a éste, ocupando el centro geométrico del triángulo, e igualmente, determinar por consecuencia, el valor de la fuerza electromotiva del 494 ANALES DE La corazón en un tiempo dado, lo que ha llamado Einthoven el “valor real”? (mamfest value), el que guarda una estrecha relación con la actual diferencia de potencial en el corazón. E Debe entenderse bien, sin embargo, que la ampli- tud de una deflección dada representa la diferencia en potencial en el eje eléctrico cardíaco en un momento determinado y en relación con la desviación empleada y que aquella amplitud variará según el eje eléctrico modifique su situación respecto a esa derivación. Por tanto, la amplitud de una deflección determinada, no representa la mayor diferencia de potencial posible en esa derivación y ya ha dicho Einthoven que se debe diferenciar claramente entre lo que podríamos llamar la anotada diferencia de potencial y la deflección má- xima posible que él designa como *“la diferencia mani- fiesta de potencial o el valor manifiesto”. Einthoven por tanto llama “valor real”” la medi- da en milivoltios que se obtiene cuando el eje eléctrico y las derivaciones coinciden. El valor real varía en relación directa a los cambios de magnitud de las di- ferencias de potenciales dentro del corazón. Por otra parte sabemos que el tamaño de las de-* flecciones, es dependiente de la cantidad de corriente producida dentro del corazón, estando modificada esa corriente en cada derivación, por la dirección de la corriente de acción del corazón y la dirección de la lí- nea de la derivación. Así vemos que en un electrocat- diograma normal cualquiera de las deflecciones tie- nen un tamaño diferente en cada una de ella. En la Fig. 3 la dirección está representada cuantitativamente por la dirección de la flecha, pudiendo medir la canti- dad de corriente en cada derivación proyectando la flecha sobre la línea de la derivación. Así en I será ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 495 X Y en Il será X2 Y2 y en III será X3 Y 3, y así se comprueba la siguiente ley: el valor de la corriente eléctrica x y que se recoge en una derivación, aumenta al máximum, cuando la dirección de esa corriente del corazón, es paralela a la línea de la derivación, y de- erece hasta cero, cuando es perpendicular a una línea de derivación. En una de las derivaciones, sin embar- go, cualesquiera que sea la dirección de la corriente representa el 87% del valor máximo. Es de la mayor importancia determinar la diree- ción de la corriente dentro del corazón o lo que es igual su eje eléctrico y hallar su ángulo de inclinación, para por este medio, apreciar la llamada relación L/R, de los dos ventrículos, ya que la mayor masa ventricular que predomine, influirá la dirección del eje eléctrico. Es susceptible de demostración matemática la de- terminación de la dirección del eje eléctrico y su ángu- lo y ello podemos obtenerlo por varios métodos, sólo deseribiremos brevemente los siguientes: MÉTODO DE PARDEE Fundado en el triángulo equilátero de Einthoven, mi querido maestro el Dr. Harold B. Pardee, ha idea- do el siguiente diagrama para hallar la dirección de cualquier corriente de acción capaz de producir una deflección, caleulada por su relativa dirección y tama- ño en las tres derivaciones: ““Dentro de las aurículas y de los ventrículos, una corriente eléctrica corre en cualquier momento y en cualquier dirección. HEinthoven ha señalado que las derivaciones usuales sólo recogen las corrientes que se dirigen en el plano de los tres electrodos, plano que tiene ejes verticales y laterales. Cualquiera corriente 496 ANALES DE LA que se dirija en un plano en ángulo a éste, estará re- presentada en el plano de las derivaciones por su pro- yección sobre ésta, tal como si la corriente estuviese 40" Dr AIAaciónN / Dexivación 1 E ES parc T EE E Y A A E o A E AN A A AA A ETA, a A o” Enyiación a Ye +90 Fic. 8 a, b y e, representan los valores numéricos de la deflección provocada por una corriente de acción, en las Derivaciones 1, 11, III respectivamente; b= a —e y tendrán una dirección hacia arriba o hacia abajo depen- diente del tamaño de a y €. El signo + antes de una letra significa una deflección hacia arriba; el signo — significa una deflección hacia abajo. (Tomado y modificado de Pardee.) representada en cada derivación por su proyección en la línea de la dirección de esa derivación (fig. 8). Si proyectamos el corazón sobre el plano de las derivacio- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 497 | mí ¡ y j nes, entonces la dirección de cualquier corriente en ese órgano, puede representarse por una línea que parta del centro del corazón, y existen por lo tanto 360 grados de variaciones posibles. Así se representa en la fig. 8. Si dividimos el círculo por una línea horizontal y deno- ininamos los 180” sobre la línea negativos y los inferio- res, positivos. O cae a la izquierda del individuo y 180" a la derecha, de suerte, que +30” se encuentra a la 1z- quierda y abajo y, —150" a la derecha y arriba. Se ve por tanto que estas cifras expresan los grados de des- viación de la horizontal a la izquierda del individuo y esta desviación es la llamada por Eithoven ángulo alpha.?? “El círculo se divide en seis sectores de 60” cada uno. Jl sector entre +-30 y +90 puede llamarse el sec- tor normal. La corriente del corazón cuyo ángulo se encuentre en este sector ofrece un electrocardiograma con todas las deflecciones hacia arriba. Las corrientes situadas en el primer sector a la izquierda del indivi- duo, es decir, entre +30* y —30”: una deflección hacia arriba en la derivación I y segunda pero hacia abajo en la tercera derivación. La corriente del esquema (fig. 7 A) se encuentra en este sector. En el primer sector a la derecha del normal encontramos las del es- quema (fig. 7 B) la primera derivación deflecciones ha- cia abajo y en la segunda y tercera deflecciones hacia arriba. En el segundo sector la derivación Il, ofre- ce sus deflecciones hacia abajo y por último en el ter- cer sector opuesto al normal, todas las deflecciones están invertidas. La representación gráfica de las cur- vas eléctricas en los casos esquematizados en figs. Y A y B se demuestran en la fig.9 A y B, correspondiendo a la hipertrofia del ventrículo izquierdo y derecho, res- pectivamente.”” 498 ANALES DE LA En el caso de dextrocardía, encontramos toda la derivación I invertida. con las otras dos derivaciones en sentido normal, signo patognomónico, de esa ano- malía, según Lewis. En el borde de cada sector, la derivación que cam- bia no demostrará deflección alguna, su valor será 0, ANALES DE LA 399 porque en este punto la corriente es perpendicular a la línea de la derivación. Según la fórmula de Eintho- ven de Der I más Der III igual Der II, los valores de las otras derivaciones serán iguales en este ángulo aunque las ondas tengan opuesta direción. Como el ER Fic. 10 ángulo varía de un sitio para otro de la perpendicular, la deflección del trazado variará a partir de cero, mien- tras más varíe el ángulo y será dirigida hacia arriba o hacia abajo dependiendo si está dirigida del vértice a la base o vice-versa.?” ¿00 ANALES DE LA “¿Las ondas P, R, T, del electocardiograma normal, son producidas por corrientes que tienen una dirección entre +30* y +90” porque tienen todas sus defleecio- nes hacia arriba, Q y S tienen un ángulo entre —90* y —150” porque son deflecciones siempre dirigidas ha- cia abajo. Si el ángulo de estas corrientes se aproxima al borde del sector, el tamaño de la deflección en Der I o Der III, será muy pequeño y ya se ha dicho que P TI y T IL pueden estar invertidas hacia abajo cuando su ángulo se encuentre sobre +30". ?” SISTEMA DE COORDINADAS EN EL TRIÁNGULO EQUILÁTERO DE EINTHOVEN La primitiva idea de Einthoven con sus tablas que se pueden consultar en el apéndice, han servido de punto de partida a los trabajos de Pardee, de Carter, ete., ete. El postulado de que I más III es igual a Il, nos permite medir por esa fórmula el valor de la diferen- cia de potencial 11 en cualquier instante del cielo car- díaco, bien entendido que para este trabajo es preciso comparar electrocardiogramas en correlación de tiem- po, lo que se puede obtener por fotografía o por pa- ciente cálculo. Sea R L F los ángulos de un triángulo equilátero (fig. 10). La flecha EA representa un eje eléctrico cualquiera de la corriente cardíaca, el ángulo que él forma con RL es alpha y cualquier porción de él PQ puede ser designado E y la proyección en ángulo recto de su tamaño sobre las distintas derivaciones dará su valor correspondiente. Así en la Der 1 P Q es igual a E, en Der II E» y en Der III Es las distancias E. Ez y Ez son proporcionales, por tanto: E, : E» : Ez, Si sabemos que cualquier ángulo de un triángulo equi- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 501 látero es igual a 60”, podemos aplicar las siguientes fórmulas trigonométricas: 1 == E, C08 7/4 E» =ÉE cos (a — 60”) Es =E cos (120 —a) Ez =E2 —ÉE; Para trabajos clínicos sólo se consideran por este método los ángulos que son múltiplos de 30”. Así, cuando a= 0” entoneesH1 3: Eo: Es =$ 0.5: 1: 0.5 y 0 a 00 a 60* le A A A 00,0 l 0% E A — 0:20) 100 De estos cálculos de matemáticas puede derivarse el ángulo alpha dentro de 30”. ,El llamado “valor real”” es igual, por tanto, al tamaño actual que tenga en el tra- zado electrocardiográfico R ¡ (E1) cuando a igual O; R» (Ez ) cuando a igual 60” y Rz ( Es ) cuando a igual 120”. Utilizando las mencionadas tablas es fácil cono- ciendo los tamaños de R hallar el ángulo dentro de un límite de 10” Así si R; es igual 3.8, Ro» = 12.5 y R3= 8.5, E oa ES SS A O 8.0 Para obtener un valor aproximado dentro de 10”, consultan- do la tabla veremos 2 = 0.8, porque 125, que es la de- flección mayor, se convierte en denominador. sustituyendo Ey: Eo Es: = 3.07 10/00: 6.8. En la tabla el £ngulo cae entre 70 y 80 y E entre 70” y 80* tiene un valor de 3.5 y 1.8 y una diferencia de 1.7. En la tabla de interpolación el valor más cerca de 1.7 es 1.8 que es equivalente a 10%, por lo que a = 70? + 10" 80% Conocido el ángulo a, se pueden determinar el ta- maño del “valor real” por trigonometría : 502 ANALES DE LA cos (a — 60?) E3 E = cos (120 —a) Mann, de New York, en 1920 ha propuesto susti- tuir el método de coordinadas polarizables de Eintho- ven aplicando la geometría, es decir, el método rectan- gular de coordinadas. La fig. 11 explica la siguiente demostración : ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 503 La mayor proyección en los lados de un triángulo equilátero de cualquier línea situada dentro del mismo triángulo es igual a la suma de sus proyecciones en los otros dos lados. Sea AO una recta situada dentro del triángulo RLF. Sean el ez y es las proyecciones de AO en los 3 lados del triángulo, obtenido tirando perpendiculares (AA1 AA» AA3 001 00» 003 ) de los extremos de la línea AO a los lados del triángulo. Vamos a demostrar quee» =€e1 + e3 Trazamos A y A hasta encontrar a 00 ¡ en B. Tracemos BB3 perpendicular a LF. Tracemos AH paralela a RL y que corte a BO en C. Tracemos KB3 paralela a AH. Tracemos RO el biseetor perpendicular de LF. Queremos probar que: A»Oz = B3 Oz porque son las proyecciones de OB y las proyecciones en los lados de un triángulo isó- celes de una línea perpendicular a la base son iguales. As O =A3O3 + Az B3 porque B3 O3 = Az O3 + Agub:s ez =€3 + Az B3 porque Az O2 = ez y Az Oz =83 es + Y KB3 porque Az B3 = MY K Bs porque el triáneulo K B3 Az es igual al triángulo R L Oz y LOz = 1% RL porque FL = RL y LO 3 = Y FL. =e€e3 + 4 AH porque KBz= AH porque las lí- neas paralelas situadas entre líneas paralelas son iguales. =e3 + AC porque lo :AH = AC y AC = CH, por- que el triángulo ABO = HBC (tienen el lado común BC,ángulo ACB = HCB = un ángulo recto y el ángu- lo ABC = ángulo HBC = 60”, porque las perpendicu- 904 ANALES DE LA lares a los lados de un triángulo equilátero se entrecru- zam en ángulos de 607). ez =€3 + e; porque AC =€e ¡ porque las líneas pa- ralelas dentro de líneas paralelas son iguales. Q. E. D. Y cree Mann que es más fácil imaginar un punto con un yalor:e = 4, y =¡ aginarlo con un valor IM Para hallar el valor de las coordinadas rectangula- res x y de un punto en términos ej, ez y e». Se traza NO» y.MO 3 paralelas a 001. Entonces X = AC=A1/ 01 =€e1. X =C0 = (BO — SR = (DO =D = 6 (BO —BC=+ DO + DC) =V (BO +.D0)- porque. BCB porque el triángulo ABD es un trián- gulo equilátero (con sus tres lados perpendiculares al triángulo RLF, y AC es el bisector perpendicular para- lelo a RL v por tanto perpendicular abBD ¿8 = Y) (NO2 + MO ) porque BO = MO porque líneas paralelas entre lí- neas paralelas son iguales. TS v>3 Los trabajos de Lewis le han llevado en otro orden de ideas a considerar el electrocardiograma normal co- ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 505 mo la suma algebraica del levocardiograma y del dex- trocardiograma o sea los trazados que aisladamente ofrecen las dos ramas del haz aurículo-ventricular al trasmitir el estímulo cardíaco y provocar la excitación y contracción cardíaca. Esa suma se denomina bicar- Nograma. Fundado en estas consideraciones el investigador meglés ha afirmado que de las defleceiones cada una per- tenece según la derivación en que se encuentre a un ven- trículo determinado en esta forma: En Der. 1 :—“*Q” es producida por el ventrículo 1z- quierdo. “R”es principalmente del ventrícu- lo izquierdo. “¿S” es producida por el ventrículo derecho. En Der. 111:—“*Q” es producida por el ventrículo derecho. ““R” es producida por el ventrículo derecho. ““S” es producida por el ventrículo izquierdo. De esta suerte midiendo el tamaño de cada deflee- ción en el electrocardiograma podemos fácil y numé- ricamente saber cual de los dos ventrículos está pre- ponderando y por tanto suponer con bastante aproxl- mación el grado de hipertrofia del corazón. Una manera cómoda y práctica al alcance del prác- tico es la que ofrece el esquema de Carter, Richter y Greene, de John Hopkins. La figura número 12, repro- duce, modificado ligeramente, dicho admirable esque- ma donde con relativa facilidad y prontitud se puede determinar el ángulo de inelinación del eje eléctrico del corazón conociendo el tamaño de las deflecciones iniciales ventriculares predominantes ya sean éstas po- sitivas O negativas. ANALES DE LA 506 1 ángulo mar e fico para determi 'TÁá ““En el método .., alpha (a) hemos hecho uso del principio del triángulo equilátero trazado dentro de una circunferencia de E NES "AS OSOS LON va A? O va O, A Ya Da YA ATA VA VAYA VAYA VAYA Y Y aa Y OSA UY A a ORSRROOODO AN DS Elec. 12 a la derecha sde 0* ] l de Einthov a 1zquiel s de ado “la del e an mare vd st cual e 1 180” a la mano izqu lo en e círeu hasta íreulo. Si- en, la rota- e e del e 16 r seripeión origina lo la de guienc ción jo, en hacia aba y da y gulo hacia 1 , an del A Or e = E 3d E IAS 23 a 2 ie A + 3 aa a Y) -3 8 ES y y EE A E [e) Y Er A Des TP AA [Dr ab) Oi lie) | NO — ON ce a DP Sa = a IS El DO 10 (O ASS RO SS >= vn 33 + > a LD) Da n 0 = 23.8 e D ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 507 negativo. El punto marcado por la intersección de la ordenada desde el medio de la línea, representante de la Der. L, y el eje horizontal del círculo representa el corazón y puede ser considerado como el punto p (véase fig. 10) del eje de potencial diferencial. Si de cada lado, de nuestro triángulo equilátero, proyecta- mos ordenadas, separadas por una distancia de un mi- límetro, en relación con las correspondientes de las otras líneas o lados, que indican Derivaciones 1, 1I y 1LI, su signo propio, positivo o negativo será determi- nado por la proyección de p—q y entonces el punto de intersección de dos cualesquiera de esas ordenadas, re- presentará el valor de e, e», es y bajo su propio signo y coincidirá con el punto q del diagrama del triángulo equilátero de Einthoven. Una línea que vaya del cen- tro H al punto de intersección, corresponde la diferen- cia del potencial manifiesto (valor real o mamfest value) E, y nos dará la dirección del eje poteneial di- ferencial. Proyectada esta línea sobre la cireunferen- cia del círculo se podrá leer el ángulo alpha en grados con su correspondiente valor positivo o negativo. Utilizando en los casos de electrocardiogramas normales los valores de las tres derivaciones bajo los términos de e, es y e2 y bajo su propio signo, el pun- to de intersección, coincide estrechamente, así como es posible determinar las variaciones fásicas de las deriva- ciones. En los casos en que existe preponderencia de algún ventrículo se toman los valores e y ez solamen- te para hallar la intersección de las líneas y el eje di- ferencial. Caso de que sean difásicas las deflecciones ventriculares iniciales, entonces se resta la menor de la mayor para hallar su valor real corregido. Pongamos ejemplos: Ri mide 9 mm.; R 2 mide 16 mm. y R3 mide “mm. de alto. Diremos: e: igual Í 908 ANALES DE LA a 9; es igual a 16 y ez igual a 7; y por tanto ez es igual a e más ez. Si en la figura 12 seguimos la ordenada más 9 desde la línea de la Der. TI hasta el punto en que encuentra a más 16 de la línea que parte de la Der. II nos encontramos que la ordenada más Y que represen- ta a la Der. III intersecta este punto y que una línea proyectada desde el punto H o que pase por este punto de intersección hasta la cireunferencia graduada del círculo nos da el eje del valor real y el valor del ángulo alpha como de más 55” y unos 30”. $Si determinamos el ánglo alpha por la antes mencionada fórmula de Einthoven nos dará un valor de más 55” y 52. En los casos de preponderancia de los ventrículos izquierdo o derecho sólo se utilizan las primera y ter- cera derivación en los valores de sus deflecciones ven- triculares iniciales, para hallar el punto de intersección en el esquema y luego su proyección sobre la cireunfe- rencia del círculo. Como se ha tratado de mostrar en el curso de este trabajo, las curvas eléctricas que obtenemos del cora- zón tienen un fundamento estrictamente científico y matemático. Si una ciencia es tanto más verdadera cuanto tiene más de matemática, podemos afirmar, que el estudio del corazón es una exacta realidad hoy para nosotros. El eje eléctrico del corazón representa, por decirlo así, todos los acontecimientos que ocurren en el músculo cardíago. Nosotros estudiamos y medimos este eje de una manera exacta por diversos métodos, lo que nos permite a la vez conocer lo que sucede en el trabajo del corazón, en relación directa con su capaci- dad y su tamaño. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA TABLA NUMERO 1 Grados Diferencia Diferencia de los de potencial de potencial ángulos registrados manifiestas l£1 105 K; E 0 10.0 5.0 —5.0 10.0 10 10.0 6.5 —3.5 10.2 20 10,0 8.2 —1.8 10.7 30 10.0 10,0 0.0 11.5 40 8.2 10.0 1.8 10.7 50 6.5 10.0 3.5 10.2 60 5.0 10.0 5.0 10.0 70 3.5 10,0 6.5 10.2 80 1.8 10.0 8,2 10.7 90 0.0 10,0 10.0 11.5 100 == 1.8 8.2 10.0 10.7 110 — 3.5 6.5 10.0 10.2 120 = 60) 5.0 10,0 10.0 130 — 6.5 3.5 10.0 10,2 140 — 8.2 1.8 10.0 10.7 150 —10.0 0.0 10.0 11.5 160 —10.0 — 1.8 2 10.7 170 —10,0 — 35 6.5 10.2 +180 —10.0 0.0, 5.0 10.0 —170 —10.0 == 3.5 10.2 —160 —10.0 — 8.2 1,8 10.7 —150 —10.0 —10,0 0.0 11.5 —140 a —10.0 = 18 10.7 —130 — 6.5 —10.0 — 3.5 10.2 —120 — 5.0 —10.0 A 10.0 —110 — 3.5 —10.0 — 6.5 10.2 —100 ES —10.0 — 8.2 10.7 — 90 0.0 —10.0 —10.0 11.5 — 80 1.8 — 8.2 —10.0 10.7 — 70 3.5 — 0,40 —10.0 10.2 — 60 5.0 — 5.0 —10.0 10.0 — 50 6.5 00 —10.0 10.2 — 40 8.2 — 1.8 —10.0 O — 8 10.0 0,0 —10.0 11.5 — 20 10.0 1.8 — Si 10.7 — 10 10.0 3.5 — 6.5 10.2 0 10.0 5.0 — 5,0 10.0 510 ANALES DE LA TABLA NUMERO 2 INTERPOLACION Diferencias Diferencias de potencial Diferencias Derivaciones en grados + E en grados 0 0. 10 2 0,4 8 I 4 0,8 6 6 1.2 4 8 1.5 2 10 1.8 0 2 2.2 8 pb 4 2.5 6 8 6 2.9 4 8 3.2 2 10 3.5 0 2 3.8 8 III 4 4.1 6 4.4 4 4.7 2 10 5.0 0 511 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 961<0'0'6 9T2S 859" 009'S 6L9FO0'0'8 serS TSO0'S e30'9 TPOPO"0"L 19S"p s0S"p 9vv'p v9PS0"0'9 v86'€ 036'€ 898"€ L8860'0'S 90P'€ 6v8'8 163€ 60€50'0"p 6583 1228 tE 3ELTO'0'€ GL38 AN 9818 egtIO "06 PL9'T ¿T9'T ESST 22500'0'T 260"1 660'1 SI86'0 961<'0 619P"0 TPOP"0 SeI0u0O Fa 6 8 L ePo'a c96'7 88£'7 LIS'E 27? HENO 0698 6L0'Z TOS'T 8€36'0 vO0v8'0 98P"G L3bv'9 L06'7 0S8"p 02€ GLG Y €S/'8 269€ S9LT'€ SITE 86S'3 0-3 130" £96"1 e77"1 988 0998%0 £808"0 2883'0 60€3'0 g y 69€'S gle'S voz'S 396T'S 6 361'p PEL? 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Hirschfelder: Diseases of the Heart and Aorta, 3rd. Edition, 1918, Philadelphia. 2—Ganoi-Maneuvrier: Tratado elemental de Física, 25% Edition, París, 1913: 3.—J. de Meyer: Les methodes modernes d'eramen du coeur et des vaisseaux, París, 1914. 4 —F. A. Willius: Observation on negativity of the final Ven- tricular Twave of the electrocardiogram. A. J. M. Se., CIX, 844, 1920. 5.—Thomas Lewis: The Excitation wave in the Heart, Harvey lecture, Oct. 25, 1914. 6.—Walter B. James and Horatio B. Williams: The Electrocar- diogram in clinical Medecine: 1. The string galvanometer and the Electrocardiogram in health. A. J. M. Se., CXI, 408, 1910. 7.—Walter B. James and Horatio B. Williams: The Electrocar- diogram in clinical Medecine: TL. The electrocardiogram tn Some familiar diseases of the Heart. A. J. M. Se., CXI, 644, 1920. 8.—Walter A. Hamburger: Clinical and electrocardiographic observaticns of inversion an other anomalies of the wave. Arch. Int. Med. XXVI, 232, Aug. 15, 1920. 9.—H. E. B. Pardee: The determination of ventricular predoma- nance from the electrocardiogram. Arch. Imt. Med., XXV, 683, 1920. 10.—Cohn Alfred: A new electrode for use im climeal Electrocar- diography. Arch Int. Mer., XXVI, 105, 1920. 11.—Eyster J. A. y Meek N. S.: The interpretation of the normal Electrocardiogram. A. Critical and. experimental study. Arch. Int. Med., XI, 204, 1913. 12.—Carter, E. P.: Observations of tha ocurrence of imverted and diphasic Pwaves im Lead III of the human electrocardiogram. Arch. Int. .Med.,, XLIII, 1.1919. 15—Kraus F. and Nicolai G.: Das electrokardiogram des gesunden und kranken menschen, Leipzis, 1910. 14.—I. Jacoél: L*electrocardiographie et ses aplications cliniques, París, 1920.. 15.—Wiilius F. A.: Climecal Electrocardiography, Philadelphia, 1922 ECOMER 16.—Hubert Mann: A method of analyzimg the electrocardiogram. Arch. Int, Med., XXV, 283, 1920. Ól+ ANALES DE LA 17.—Einthoven, W.: The different forms of the human electro- cardiogram and therw signification. Lancet, I, 853, 1912, 18.—Pardee H. B.: Form of the Electrocardiogram. J. A. M. A., 62, 1311, 1914. 19.—Carter E. P., Richter C. P. and Greene C. H.: A graphie aplication of the principle of the equilateral triangle for determining tha direction of the electrical axis of the Heart in the Human electrocardiogram. Bull Johns Hopkins Hosp., DA e 0 le 20.—Lewis Thomas: The mechanism and graphic registration of the Heart Beat, New York, 1920. 21.—Neuhof Selian: Clinical Cardiology, New York, 1917. 22.-—L:ewis Thomas: Clinical Electrocardiography, New York, 1919. 2nd. edition. 23.—Carter E. P., Dienaide F. R.: On certains variations in the form of the Human electrocardiogram. John Hopkins Hosp. Bull XXXII 209, 1921, 24.—Carter E. P. and Greene Carl H.: The electrocardiogram and veniricular preponderance. Arch. Int. Med., XXIV, 638, 1919. 25.—Dienaide F. 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A O ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 15 VISITAS AL PREVENTORIO “MARTI” POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Sesión ordinaria del 28 de abril de 1922 Durante la convalecencia de mi larga enferme- dad, que necesité salir de casa a tomar aires puros, más de una vez visité con tal motivo este Asilo. Lo creó para evitar la tuberculosis en los niños pobres (1) el nunca bien llorado Dr. Enrique Núñez. En- tendió que éstos están tan expuestos a ella, porque, como se sabe, la mayoría vive en condiciones higiéni- cas desastrosas. Con decir que en mi convalecencia escogí el lugar en que está implantado el Hospicio para respirar aires puros, se colige que su situación es perfecta, no lejos, a un kilómetro de la célebre playa de Cojímar. Tiene además fáciles y múlti- ples comunicaciones con la capital. Si el Dr. Núñez no hubiera hecho más que esta obra benéfica, ten- dría suficiente para ser bendecido, pues todos los que nos ocupamos de Higiene sabemos, y es hoy opi- nión unánime, que la protección a la niñez en seme- jante forma, es el primer deber para un Estado, así como debiera serlo también para una sociedad que pretende considerarse a la cabeza del progreso y de la vida moral. Para mayor garantía de la marcha ordenada de la Institución, el fundador de ella, puso al frente de ésta, desde 1* de julio de 1916 que lo inauguró, a uno de nuestros compañeros de esta (1) En muy recientes investigaciones de los niños pobres de las es- cuelas municipales de París el 3.20% eran tuberculosos, 516 ANALES DE LA Academia, al Dr. Francisco M. Héctor que tiene da- das sobradas pruebas de su competencia en las cien- cias y que conocía la localidad desde hacía muchos años, pues siempre ejerció la profesión cerca de ella en la villa de Guanabacoa, que no está muy distante del Preventorio. Bajo la dirección del Dr. Héctor se reparó en eran parte el edificio que fué un hotel de turistas y permaneció algún tiempo cerrado. Las reformas necesarias para adaptarlo al nuevo objeto a que se le destinaba fueron muchas, porque radicaban algunas en la defectuosa edificación que tenía, quedando mejoradas las condiciones del sun- tuoso palacio denominado Campoamor. Pronto fué ocupado por niños de ambos sexos, que no pueden ser menores de cinco años ni pasar de doce. Con capacidad el edificio para alojar doscientos. Fi ingreso del niño al Preventorio lo hará el pa- dre, el tutor o el encargado de aquél y su permanen- cia durará de cinco o seis meses según el resultado obtenido y a juicio del Director Facultativo, pu- diendo reingriesar hasta tres veces. Todos los ni- ños, como es de suponer, tienen iguales deberes y de- rechos. No hay diferencia en el trato, ni privilegio ni favor de ningún género excepto en los cuidados especiales por razón del sexo, debilidad, ete. Reciben instrucción adecuada a su edad y al es- tado de su salud, siguiendo el sistema de la escue- la al aire libre o escuela de bosque. El Preventorio Martí consta de dos departamen- tos completamente independientes el uno del otro: para hembras y para varones. Se facilita a todos por igual lo que exige su permanencia en el Asilo: como alimento, ropa, etc. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 517 Todos los niños pueden ser visitados por sus fa- miliares o encargados, los jueves segundo y cuarto de cada mes, mas no pueden recibir los niños dulees y alimentos sin autorización del Director. El personal del Preventorio Martí está compues- to de un director-administrador, un mecánico elec- tricista, un tesorero contador y una enfermera. Ade- más un dentista, un mayordomo del almacén, un co- cinero, un encargado de la ropería, seis vigilantes diurnos, tres ayudantes de cocina, tres costureras, un mecanógrafo, un archivero, un chauffeur y un segundo cocinero, un peluquero, tres vigilantes noc- turnos, un ayudante de mecánica, y ocho empleados del servicio doméstico, El Director-Administrador ejerce la dirección y administración del Preventorio, y es el Jefe de todo el personal, tiene autoridad sobre el mismo. Ejerce la representación del establecimiento en todos los ac- tos. Forma el menú que someterá a la aprobación superior y un dietario a fin de fijar la cantidad de alimento que han de darse en cada ración. PRESUPUESTOS Dispone de un presupuesto de gastos ascendente a la cantidad de $48,643.85, distribuídos en la siguiente forma: Consignación anual: Personal, 15,313.00. Subsistencia, $23,505.00. Atenciones va- rias, $9,825.85. Se provee la alimentación de 150 menores a 55 centavos diarios que SUMaD........... $19,162.50 De 34 empleados a 25 centavos........ 4,343.50 Totalídir 910. 01109 $23,506.00 518 ANALES DE LA En la consignación para atenciones varias, se agrupan los gastos correspondientes a equipos, $3,225.85. Lavado de ropa, $2,700.00. Medicinas, $300.00. Combustibles, $1,200.00. Alumbrado $1,000. Reparaciones, gastos de escritorio, ambulancias, etc., ete., $1,400.00. Total $9,825.85. INGRESOS Y RACIONES Hasta el día 31 de diciembre de 1920 ingresaron en el Preventorio Martí: 716 menores de ambos se- xos. En igual fecha se habían repartido 199,595 ra- clones. En 31 de diciembre existían 123 asilados. DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO A las siete de la mañana todos los asilados han de estar perfectamente bañados y vestidos para tomar el desayuno de leche con pan, en las cantidades que se expresan. A las ocho se trasladarán las hembras al jardín para los ejercicios calisténicos así como los varones más pequeños, cada cual en su grupo. Los varones mayores pasan al campo de recreo para recibir la instrucción militar, dada por un pro- fesor perteneciente al ejército nacional, en un perío- do de tiempo rigurosamente higiénico. A las diez de la mañana el almuerzo, variado y abundante, a las once y media conmienzan las clases de instrucción primaria bajo la dirección o la ins- pección de la junta local de instrucción escolar; por grupos, según la edad, y las sesiones de dos horas cuando más, de duración, para cada grupo, con in- termedios de recreo al aire libre. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 519 A las dos de la tarde, merienda y recreo; se rea- nudan después las tareas escolares hasta las cuatro, hora de la comida, seguida de recreo y ejercicios al aire libre, hasta las ocho de la noche, a cuya hora precisamente han de acostarse en la cama, después del cambio de ropas y de una toslette personal sufi- ciente para su perfecto aseo. Los dormitorios per- manecen perfectamente abiertos, y cada cama con comodidad y abrigos bastantes. Lo expuesto revela que desde el punto de vista de la Higiene nada se ha omitido: mucha ventila- ción, buenos alimentos, ejercicios apropiados, aseo extremado, buena disciplina, y alguien que no acep- te las ideas de Juan Jacobo Rousseau, respecto de la educación del niño, exteriorizada en su Emilio, echa- rá de menos la ausencia de toda manifestación de culto alguno, bien es verdad que el Asilo es del Es- tado, Después de recorrer todas las dependencias del Preventorio Martí y cada niño, uno por uno, porque disponía de tiempo para ello, pude apreciar lo que suponía ya, hecho cargo del régimen del estableci- miento, que ni uno solo presentaba la palidez que con tanta frecuencia se advierte en los niños que viven asilados. Los párpados se movían libremente y no se marcaba en ellos lo que todos los días vemos en los niños proletarios, faltos de alimentación suficiente o no sobrada, porque el niño está creciendo y necesita, como la máquina de vapor, combustible para mover- se, y ya sabemos, que el que está siempre quedo, ge- neralmente le falta tonicidad, necesita alimentos. Por eso en el Preventorio se les da el desayuno, el almuerzo, la merienda y la comida y se les saca de una quietud alarmante, con los ejercicios calisténi- 520 ANALES DE LA cos o el militar, según el sexo, y además el recreo conveniente. La bacteriología nos ha enseñado que muchos de los gérmenes patógenos, están en la atmósfera que respiramos, y en nuestro organismo, esperando algún desequilibrio de éste, para desarrollarse y matarnos no pocas veces. No se ve en los párpados de los niños la blefaritis que es compañera de la escrófula y ésta ya hace tiem- po que está tachada de tuberculosis engañosa. No se ve una flictema conjuntival, que pone sobre avis » al oftalmólogo, porque suele ser el portaestandarte más o menos lejano del bacilo de Koch. No hablemos de tracoma; éste siempre nace de la indolencia, del desaseo, y con el cuidado que se tiene de los niños en el Preventorio es imposible que pren- da ni que se propague. En las regiones en que se hace epidémico el tracoma, se carece de agua en ab- soluto, o si la hay las personas no hacen uso de ella, como ocurre en Rusia, en una parte de los Países Ba- Jos, en Bélgica, y en Egipto. En la reunión de 25 de septiembre de 1916, de la Sociedad de Oftalmolo- gía Hispano Americana fuimos comisionados: el pro- fesor Blanco, de Valencia, el Secretario de la Socie- cad, Dr. Leoz Ortin, de Madrid, y el que tiene el ho- nor de hablaros, para llamar la atención, como lo hicimos del Gobierno de la Nación, acerca de la ne- cesidad de proveer de agua aquellas comarcas que carecían de ella como primera medida de combatir el tracoma. La Secretaría de Sanidad de Cuba se preo- cupa de esta necesidad y no hace mucho leí en un periódico que un fuego, en una población pequeña como Unión de Reyes, había sido sofocado, porque el Alcalde tenía dispuesto que los estanques elevados ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 521 contuvieran agua del pozo que la suministra. En el Preventorio Martí el agua es suficiente para todas las necesidades del establecimiento. No he de seguir enumerando las condiciones ver- daderamente irreprochables que se pueden apreciar en este establecimiento cuya utilidad no tiene límites y al hacer reflexiones sobre este particular quiero consagrar un recuerdo, a un verdadero apóstol de los niños, al Dr. Manuel Tolosa Latour, de Madrid, con quien me unía antigua amistad, que nunca se ami- noró. Dejó de existir, no hace muchos años, después del último abrazo que nos dimos en 1916, cuando es- tuve en España la última vez. Desapareció Tolosa Latour, todavía relativamente joven, la Medicina Hs- pañola perdió un hombre que estuvo llamado a hacer mucho más por los niños. Hace tiempo que tenía levantado un Asilo como el Preventorio Martí, muy admirado, junto al mar, no puedo recordar ahora el nombre, y se preparaba para fomentar otros. ¡Cómo podía dejar de mencionar en estos momentos un hom- bre al que me unió sincero afecto y a quién la ciencia le debía tanto! Hay que convenir que el Preventorio Martí es una obra de un alcance sin límites: atender los niños en la época en que tantos peligros les amenazan y quedar preparados para ser útiles a la sociedad y a ellos mismos; es tarea que no puede medirse, pero es grandiosa; todos los países tienen necesidad de es- tablecer análogos asilos; pero un país intertropical como Cuba, en que la temperatura es deprimente eran parte del año, y es uno de los motivos de las dificultades para que la población aumente, se im- pone, pues no es un secreto que el aumento de ésta 522 ANALES DE LA va acompañada de su prosperidad si la Higiene sir- ve de guía. No hace mucho se habló de sacar la Casa de Be- neficencia y Maternidad del centro de la ciudad como está hoy, y el espíritu de los que la fundaron a fines del siglo XVIII fué que estuviera a la orilla del mar y en despoblado. El crecimiento de la capital la ha rodeado de edificios que no permiten su libre venti- lación; pero si se cambia de lugar con fines mercan- tiles y no se la coloca junto a la playa, como está to- davía, a pesar de todo, se torcerá el intento de los fundadores y habría resultado una obra doblemente «moral; pero si me produjera pena no me causara extrañeza pues todo es posible cuando falta el pa- triotismo. Aplaudamos una vez más el pensamiento del Dr. Enrique Núñez y ojalá que transcurra una centuria prestando servicios al Preventorio, en feliz hora idea- do y creado por Núñez, que expuso su vida, durante la última guerra por la independencia y en la paz se consagró a hacer en beneficio de su pueblo todo cuan- to le fué posible a pesar de dejar de existir en edad en que hubiera podido hacer aun más. En todas partes se trabaja hoy en favor de la niñez repetimos. Recientemente en la ciudad de Reus, se celebró por priemra vez la Fiesta de los Niños organizada por el Instituto de Puericultura de dicha población. El objeto capital de esta fiesta, como dijo el Dr. Frías en brillante discurso, es fo- mentar un ambiente de cariñosa simpatía en torno de los niños. La Revista de Puericultura, óreano del Instituto, dedicó a la fiesta del niño uno de sus últimos núme- ros en el que aparecieron muy bellos trabajos de la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 523 redacción y de los Sres. Coromina, Torche y Torres, Ventura Bolaño, Suriñach Zenres y Leurch. El Instituto de Puericultura de Reus persigue la organización de la Fiesta del Niño, la meritísima y fecunda labor que viene realizando en pro de la in- fancia desde su reciente fundación y no dudamos de que aquí se haga análoga en su oportunidad. ACUERDOS DE LA ACADEMIA En la sesión de gobierno celebrada por esta Aca- demia el 28 de abril de 1922 se acordó: Aprobar el informe emitido por los Dres. Aballí (ponente), Fernández Benítez y López del Valle, relativo a la única Memoria presentada en opción al Premio Cañongo, con el lema “Gouttes de lait”” desestimando dicha Memoria. Designar como tema del Premio del Presidente Gutiérrez: “Geografía Médica de una localidad de la República de Cuba”. Que el Premio Cañongo continuara en las mis- mas condiciones de la convocatoria del año que aho- ra termina, siendo su tema de libre elección. Que el tema del Premio Górdon de Fisiología fuera “Concepto fisiológico del sueño”? continuando las mismas condiciones anteriormente establecidas. Cue habiéndose inseripto la Academia como "Miembro Fundador de la Asociación Franco Cuba- na “Joaquín Albarrán”” se ordenara a la Tesorería el pago de la cuota de cien pesos de inseripción en la misma y que respecto al nombramiento del dele- gado de la Academia en la Junta Directiva se desig- nase al Dr. Jorge Le-Roy, Secretario, 924. ANALES DE LA Que por renuncia del Dr. Francisco María Héc- tor, había sido designado para el discurso de la se- sión solemne el Dr. José Agustín Simpson. INFORME SOBRE LA MEMORIA PRESENTADA EN OPCION AL PREMIO CAÑONGO Por los Dres. A. Aballí (ponente), J. A. Fernández Benítez y J. A. López del Valle (Sesión de Gobierro del 283 de Abril de 1922 ) Los que suscriben, designados por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Ha- bana, para informar sobre el trabajo que con el lema ““Gouttes de Lait”, opta al premio “Cañongo”” co- rrespondiente al año de 1922, tienen el honor de ex- poner a esa docta corporación lo que sigue: El trabajo consta de las siguientes partes: A. Una introducción con consideraciones sobre la necesidad de los Laboratorios de leche en Cuba. B. Elementos necesarios para fundar un Labo- ratorio (Leche de buena calidad). C. Un estudio de la composición química de las leches de vaca y de mujer y de sus poderes nutri- t1vos. D. La leche considerada bacteriológicamente. E. Instalación industrial del Laboratorio com- prendiendo plano del edificio, aparato y útiles. F. Funcionamiento del Laboratorio. G. Láminas tomadas de catálogos con los apa- ratos a que hace referencia. A. El autor no expresa ninguna razón científica de las ventajas del Laboratorio de leche, sólo consi- [(l] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 42 dera el papel de una leche limpia y de buena proce- dencia, no relatando las ventajas del alimento per- centado, que constituye la base del éxito, no sólo en relación con el niño sano, sino también en los casos patológicos, en los que constituye verdadero recurso terapéutico de ventajas incalculables. B. El principal obstáculo al éxito del Laborato- rio consiste en la adquisición de una leche apropia- da; lo que si bien es reconocido por el autor, no expo- ne los medios para su obtención, sobre todo en nuestro clima, donde son precisas otras condiciones que en otros países facilitan notablemente el buen resultado del mismo. Es preciso para evitar los peligros el exponer los detalles de instalación de vaquerías, cul- dados a las vacas, téenica de la extracción u ordeño, y de la manipulación de la leche, conexión de la va- quería con el Laboratorio, transportes requeridos, «. C. Enel estudio de la composición química de las leches de vaca y de mujer se notan grandes lagunas. Siendo la base de este estudio el conocimiento de la química de la leche, el autor no señala detalles importantes, como en lo que se refiere a la presencia de principios extractivos, ni hace estudio de las sales, desde el punto de vista cuantitativo, cualitativo, li- mitándose en ese sentido solamente a exponer: “Las sales no son iguales en ambas leches, en la de vaca, aparte de los sulfatos, carbonatos y cloruros de sodio y potasio, se encuentran en mayor proporción los fosfatos de cal y de magnesio; mientras que en la leche de mujer el fósforo se encuentra casi todo en combinación orgánica de lecitina principalmente. ”” No puede haber mayor error que el considerar la diferencia desde este punto de vista con sólo esas pa- labras. Los estudios de Frinkelstein de Berlín, solo 526 ANALES DE LA o asociado con Meyer, han puesto de relieve la im- portancia considerable que tienen las sales como fac- tor patogénico en los tractornos del lactante. La proporción diversa en K o Na. solamente es funda- mental. Más tarde hace el autor consideraciones origina- les sobre la necesidad de utilizar la grasa de la leche principalmente como base de alimentación del niño, atribuyendo a la diferencia de las proteínas de la le- che la causa principal de tales trastornos. Fuera del error de afirmar que la caseína no pue- de ser utilizada por el niño por estar en forma de hi- drosol no reversible; pensando que sólo un hidrosol reversible pudiera atravesar el epitelio intestinal, sin pensar que uno y otro por ser productos cuaternarios albuminoideos, requieren en el aparato digestivo una serie de transformaciones hasta principios menos complejos, ácido amidos, en cuya forma son vehicu- lados en el organismo, y como únicamente son ab- sorbidos excepto en condiciones excepcionales dentro del tipo fisiológico o en casos patológicos. El autor sostiene las ideas que hace 25 años sostenía Biedert, y desprecia la labor de los más grandes pediastras en estos veinte años, para probar que justamente en la mayor parte de los casos es la grasa de la leche de vaca, su hidrocarbonado (lactosa) y las sales, los fae- tores más importantes en la intoxicación alimenticia y precisamente la llamada “Leche albuminosa de Frinkelstein””. es el tratamiento dietético apropia- do en la fase de realimentación de estos estados, como lo es también en los estados distróficos la llamada ““descomposición”” de estos autores. La proposición del autor fundando en las necesidades del animal aqulto, las variantes en la composición de la leche, es =] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 52 contraria a las ideas predominantes (Bunge) y de ningún modo es posible admitir que la proporción de lactosa intervenga en la formación de músculos y ““partes blandas”? como se asevera en este trabajo. ¿ Qué experiencia tiene el autor del éxito de la mezcla de leche que propone? ¿Puede en ningún momento identificarse el me- tabolismo del niño al del adulto? Hay en el trabajo una serie de errores en con- ceptos elementales de fisiología, que impiden acep- tarlo como de valor científico. Sostiene el autor por ejemplo: que en el estómago del niño no existe el fermento lab, ni otro que trans- forme la caseína. Ignora los estudios de Canrow so- bre la digestión de la leche y en absoluto la fisiología de la digestión gástrica del recién nacido. El autor habla también de diferencias biológicas entre la caseína de vaca y la de mujer, que impiden que la primera sea bien utilizada. ¿Se fundará en la identidad biológica de las lactoalbúminas, lactoglo- bulinas, ete., para pensar en que sus hidrosales re- versibles sean siempre utilizadas por el niño? Esta manera de tratar el asunto no está por cierto en relación con lo que se admite actualmente. D. El estado bacteriológico de la leche que se hace en este trabajo es bastante deficiente. No sólo el autor deja de estudiar una serie de bacterias del grupo de las saprofíticas, sino que también hace lo mismo con las patógenas. No hay ni siquiera refe- rencia a la infección por el b. abartus. Kn nada discute la posibilidad de que las bacte- rias proteolíticas no sean influenciadas por la sim- ple pasteurización de un modo definitivo. Kn el trabajo nada se dice del papel que la infee- 528 ANALES DE LA ción puede desempeñar en la patogenia de los tras- tornos digestivo o tóxico, ni siquiera de un modo re- moto. . E. En esta parte es reconocida la competencia del autor, que parece manejar o haber estado en ín- tima relación con un laboratorio de leche. Ahora bien: Estimamos que uno de los puntos importantes debe ser al hacerse el plano acompañar aleún promedio del costo, tanto del montaje, como del mantenimiento de este laboratorio, cuyo presu- puesto interesa ser conocido como factor para su aplicación en la práctica. F. También puede considerarse el orden expues- to en el funcionamiento como el más apropiado. Pero llama nuestra atención que no se hayan expues- to la técnica de la preparación de ciertas mezclas, tablas apropiadas para hacer los cáleulos de las mez- clas más frecuentes. La técnica de preparación de leches medicamentosas, y otras fórmulas de uso eo- rriente en práctica infantil que deben ser conocidas y facilitarse su preparación por técnicas perfeccio- nadas. Por lo tanto se propone a la Academia sea desestimado el trabajo que con el lema “Gouttes de Lait”” aspira al premio **Cañongo”” declarándolo de- sierto. ACADF.MIA DE CIENCIAS DE LA HABANA INDICE ALFABÉTICO DE AUTORES Q1 [5 a ACADEMIA Págs Acta de la sesión solemne del 19 mayo 1921.. 5 Sesión frustrada ,” 27 mayo WR. ae Acta de la sesión pública ordinaria » 10 ¡junio to Y O de gobierno extraordinaria , 22 julio OLI OS A pública ordinaria » 28 octubre MOL e científica » 11 noviembre 1921.. 148 Sesión frustrada del 1» 25 noviembre 1921.. 169 Acta de la sesión pública extraordinaria LO diciembre 920 69 AS científica » 13 enero 1922.. 207 Sesión frustrada del » 27 enero 1922... 217 Acta de la sesión pública ordinaria » 10 febrero WO Le es Lo: 5 extraordinaria ”» 17 febrero 1922... 2371 DA 5 ordinaria » 10 marzo 1922.. 291 IS 0% 5 ”» 2% marzo 1922.. 322 ES 53 extraordinaria O E TAO) 1922.. 334 AOS > 55 ”» 5 abril 1922... -370 A o 5 ordinaria » 28 abril 1922... 452 ACUERDOS DE LA ACADEMIA, Sesión» » 10 ¡junio 1921.. 105 o ia: py A » 28 octubre 1921... 146 S EE or o, » 28 abril 1922.. 478 Properamas dec los prernos para 19022. 0 20300 AAA 58 ABALLÍ, ANGEL. Informe sobre la Memoria presentada en opción al Premio Ca- ñongo. [En colaboración con los Dres. J. A. Fernández Be- atea a Eopez del Valle. leiionsabrs eo lolas el. 1 478 ALACÁN, JosÉ P. Informe sobre desnaturalización de aleoholes. 10 junio 1921..... 82 330 ANALES DE LA ALONSO CUADRADO, GASTÓN. Experimentos con el kieselghur en la depuración de los jugos de cana moya II titi El sistema de filtración en el abastecimiento de agua potable a la ciudad de Filadelfia, U. S. A. 10 febrero 1922............. Indice del cloro en las aguas potables. Discusión del método de in- vestigación, por Mr. Henri Pecker, Farmacéutico Mayor de un Laboratorio del Ejército Francés. 10 marzo 1922...........- ARTEAGA, JULIO PF. Informe sobre Doxeo: 2 Ma E ii El Dr. Guillermo José Benasach y Espinosa. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias de la Habana. 5 abril 1922....... CASTRO, RAIMUNDO DE Los sistemas penales a la luz de la medicina contemporánea. Se- SsI0n solemne delo de mayo de ti total: Informe sobre honorarios. 10 febrero 1922......... o... ....... Tasación de honorarios profesionales. 10 marzo 1922............ DELGADO, EMILIANO. Vic ASSVIEDO SOLA DUO O A SIE FARIÑAS, PEDRO L. Notas sobre el estado actual de la. radioterapia en el cáncer pro- Anda mente sitiado A FERNÁNDEZ BENÍTEZ, JosÉ A. Memoria de las tareas realizadas por la Corporación durante el año académico de 1920 a 1921. Por el Secretario Dr.... Se- sión ¡solemne del 19 mayo LILA A a o VéasevABa LUZ abr 10 a ei lead FERNÁNDEZ, JUAN SANTOS. La ¿juventud necesita hoy mág que nunca prevenirse de los peli- gros que se ciernen sobre ella. Discurso del Presidente de la Academia de Ciencias, Dr.... en la sesión solemne del 19 de MAYOL A A O ad So El método español de extracción de la catarata. (La. facoerisis.) VO NULO AULA A A da in Ei ONE Homenaje al Dr. Diego Tamayo. 10 diciembre 1921............. Nuestra Academia de Ciencias. 10 febrero 1922 a lalatede «To pi plo e FAA e 107 16 478 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA La sonda permanente en los operados de catarata afectados de lama sur anas LO eprero LIL NN Las vitaminas en la nutrición. 10 marzo 1922..................-. Discurso contestación [al de ingreso del Dr. Francisco M. Fer- lao 0 ej a do oo. bno bool uo oe DIO O O oo ao El Dr. Emiliano Núñez de Villavicencio. 28 abril 1922........... Visitas al Preventorio ““Martí”?”. 28 abril 1922......... DOUE FERNÁNDEZ, FRANCISCO M1, Heridas penetrantes del segmento anterior del ojo. 13 enero 1922. Higiene ocular. Diseurso de ingreso en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana. '5 abirl 1921..... FINLAY, CARLOS E. Informe sobre el Dr. Francisco M* Fernández. 28 “octubre 1921.. FRANGANILLO BALBOA, PELEGRÍN. Las maravillas del cuerpo humano a la: luz de la biología. Confe- rencia de vulgarización científica. 31 marzo 1922............ GUIRAL, RODOLFO. La capacidad visual desde el punto de vista de la aptitud para el servicio militar. Su comprobación por el Cromo-Optómetro Se- cono. 2 Damian IIS oc ocVoeuas eo dba ooo mana HOFFMANN, W. H. Encefalitis letároica. 0 unio LO to o lala lo sip olas Lr-Roy, JORGE. 1 Notas demográficas. [Se refieren a los nacimientos. Reproduce el informe elevado al Dr. F. Méndez Capote, como Secretario de Sanidad y Beneficencia en 10 abril 1920, sobre esta mate- ría. | LOR unio LOZA o A o o od Ol Notas demográficas. [Se refieren a los matrimonios, nacimientos, nacidos-muertos y defunciones ocurridos en la Habana en el quinquento 91792 AO tebrero OZ eiii Notas demográficas. [Se refieren a las defunciones y sus causas ocurridas en la: Habana durante el plan 1917-1921.] 24 MAZO DAA ANA LAS A A TREN Bibliografía del Dr. Guillermo José a! y Espinosa. 5 abril VO re no OO OE a 118 66 88 262 330 532 ANALES DE LA LÓPEZ DEL VALLE, JosÉ A. VIGAS ABAD DO AU o e to SA a MONTORO, OCTAVIO. Fundamento electro cardiograma humano. Su interpretación y aná- lisis, 28, aAbrilii922 3 A id AA de ORTEGA, Luis. Elogio póstumo al académico Dr. Miguel Sánchez Toledo. Discur- so de ingreso en la Academia de Ciencias. 17 febrero 1922... PLASENCIA, LEONEL. Discurso de contestación al de ingreso del Dr. Luis Ortega. 17 fe- PRESNO, JosÉ A. Discurso de contestación al de ingreso en la Academia del Dr. Ju- DOJLB ArEASA AMADO e Niel le RoDRÍGUEZz MOLINA, Luis F. El tratamiento de los cáleulos del uréter por el eateterismo ure- teral none abr IS AS Ae Ruiz CASABÓ, MANUEL. ana a a o Aa ae TAMAYO, DIEGO. Discurso de contestación [al del Dr. Torralbas en el Homenaje que lesotreciónla Academia 10 diciembre LIV TORRALBAS, FEDERICO. El Dr. Diego Tamayo y Figueredo. 10 diciembre 1921........... VILDÓSOLA, FRANCISCO Í. DE. Informe de la comisión de glosa, 10 ¿junio 1921................. VARIOS. Solicitud [de los médicos y alumnos del Dispensario Tamayo, adhi- riéndose al Homenaje de la Academia y proclamando el acuer- do de ofrecerle una placa de plata y un álbum conmemorativo del. homenaje]. +10" (diciembre LIZ a daros AAA 466 272 284 390 157 197 173 107 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA INDICE DE MATERIAS $... . e... Jn... +... ....o.va ACADEMTIA. Acta de la sesión solemne del 19 Sesión frustrada al Acta de la sesión pública ordinaria ALO deco blerno extraordinaria 22 Acta de la sesión pública ordinaria ZO A científica A! Sesión frutrada AS Acta de la sesión pública extraordinaria ,, 10 A científica E aL) Sesión frustrada a Acta de la sesión pública ordinaria O SL ES $ extraordinaria 0d Le, A NS a ordinaria ELO ” ANT »” »”» »” »” 24 pre dass TOY, > extraordinaria Sl »” A ») » »” ,) 5 A Si ordinaria 1028 ACUERDOS DE LA ACADEMIA. Sesión de gobierno del 10 junio 1921 Ei ” »” 28 octubre ” 55 5 5 y 28 abril: 1922 PROGRAMA DE LOS PREMIOS PARA 1922 INGRESOS DE ACADEMICOS. mayo mayo junio julio octubre noviembre noviembre diciembre enero enero febrero febrero MArzo MArzo marzo abril abril PI RO CORO OO Págs. 108 113 148 169 169 207 217 217 271 291 322 331 370 452 Informe sobre el Dr. Francisco María Fernández, por el Dr. Car- BOS EXSPRINTA Y 23 octubre LOA A A Elogio póstumo al académico Dr. Miguel Sánchez Toleda, por el ANALES DE LA Dr. Luis ORTEGA. Discurso de ingreso en la Academia de Cien- cas: 17 febrero LOL E o A a aaa > o EN Discurso de contestación al de ingreso del Dr. Luis 'Ortega, por el DRIBONEL PPRASEN CIA: tebeo e atte El Dr. Guillermo José Benasach y Espinosa. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias de la Habana, por el Dr. JuLio F. ABTBAGA. 40 ADLUIN LILA TEA: e e AS E o aos a a all Discurso de contestación al de ingreso del Dr. Julio F. Arteaga, por cl JO SERA AR RAS NO IIO i Higiene ocular. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, por el Dr. FRAN- CISCOSMA SE ERNÁNDEZ E AI id lesion Discurso contestación, por el Dr. JuaN SaNToOS FERNÁNDEZ. 5 ADT OZ a RS lo a o a OE Ii edo e ASUNTOS VARIOS. La ¡juventud necesita hoy más que nunca prevenirse de los peli- gros que se ciernen sobreí ella. Discurso del Presidente de la Academia, DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ, en la sesión solem- nerdel AMO a IAS, Ne RE A NA Memoria de las tareas realizadas por la Corporación durante el año académico de 1920 a 1921. Por el Secretario Dr. JosÉ A. FERNÁNDEZ BENÍTEZ. Sesión solemne del 19 mayo 1921........ Informe de la comisión de glosa. Por los Dres. F. 1. VILDÓSOLA y E ADELGADO AO UI LI a o o O Homenaje al Dr. Diego Tamayo. Por el DR. SaynTo9 FERNÁNDEZ. 10 diciembre 1921....... E AO ia A El Dr. Diego Tamayo y Figueredo. Por el Dr. FEDERICO ToORRAL- BASI di cien re O A a MO SO Solicitud [de los médicos y alumnos del Dispensario Tamayo, adhi- riéndose al Homenaje de la Academia y' proclamando el acuer- do de ofrecerle una placa de plata y álbum conmemorativo del Homenaje] 10 diciembre 1921.......... o rv sto eN Discurso de contestación. ¡Por el Dr. DieG0 Tamayo. 10 diciembre EA ALAN A IN, IA A O SS Nuestra Academia de Ciencias. Por el Dr. JuaN SANTOS FERNÁN- DEZ:;: 10. febrero. 119228: o BRE A ANA OS O Bibliografía del Dr. Guillermo José Benasach y Espinosa. Por el Dr. JORGE LE-ROY Y CASSÁ. 5 abril 1922... 0.0000... omo.» El Dr. Emiliano Núñez de Villaviceneio. Por el DR. JUAN SANTOS HERNÁNDEZ. ¿20 apa AO e ce Visitas al Preventorio **Martí””. Por el DR. Juan SaNTOS FER- NÁNDEZ.. 28: Bbril 1922 ¿0.0.0 it nada ds ade as 440 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA 939 Informe sobre la memoria presentada en opción al Premio Cañon- go. Por los Dres. A. AñpaLLí (ponente), J. A. FERNÁNDEZ Br- NímTEz y JJ. A. LÓPEZ DEL VALLE. 28 abril 1922............... 478 BIOLOGIA. Las maravillas del cuerpo humano a la luz de la biología. Con- ferencia de vulgarización científica. Por el P. FRANGANILLO BATECA ES A UI ZO O o o o 335 CIRUGIA. El tratamiento de los cálculos del uréter por el cateterismo urete- ral. Por el Dr. L. F. RoDrRíGUEZ MOLINA. 11 noviembre 1921... 157 Notas sobre el estado actual de la, radioterapia enel cáncer pro- fundamente situado. Por el Dr. Pero L. FaARIÑaAs. 28 abril O RSS O 457 HIGIENE Y DEMOGRAFIA. Informe sobre desnaturalización de alcoholes. Por el Dr. JosÉ P. ADAN OU O le ula lesa 82 Notas demográficas. [Se refieren a los nacimientos, y reproducen el informe elevado al Dr. Fernando Méndez Capote, como Se- cretario de Sanidad y Beneficencia, en 10 abril 1920, sobre es- pammnarteria LOU A iaa Pao: 88 Experimentos con el kieselghur en la depuración de los jugos de caña. Por el Dr. GASTÓN ALONSO CUADRADO. 11 noviem- OA O Ra O DA 151 El sistema de filtración en el abastecimiento de agua potable a la ciudad de Filadelfia, U. S. A. Por el Dr. GAsTÓN ALONSO CUADRADOS LOCO IL a le Eat e 230 Notas demográficas sobre la ciudad de la Habana. [Se refieren a los matrimonios, nacimientos, nacidos-muertos y defunciones en el quinquenio de 1917-1921.] Por el DR. JorGE Le-RoY Y Cassá. DAR A o RS e A A E Ra a 262 Indice del eloro en las aguas potables. Discusión del Método de Ir- vestigación, por M. Henri Pecker, Farmacéutico Mayor de un Laboratorio del Ejército Francés. Por el DR. GASTÓN ALONSO COUADRADO LOMO a 295 Informe sobre boxeo. Por el Dr. JuLio F. ARTEAGA. 24 marzo A A Y A OR AO E E AS Notas demográficas. [Se refieren a las defunciones: y sus causas en la Habana durante el quinquenio 1917-1921.] Por el Dr. Jor- GE MERO Y (CASSÁ. 21 Marzo 1922. a asis 330 236 ANALES DE LA 2 Págs. MEDICINA. > E Encefalitis letárgica. Por el Pror. W. H. HoFFMANN. 10 ¡junio A E e o A RN TON Sao 66 Las vitaminas en la nutrición. Por el Dr. JUAN SANTOS FERNÁN- DEZA OA ZO US e oie A IEA e 315 Fundamentos de electrocardiograma humano. Su interpretación y análisis. Por el DR. OcTaVIO MONTORO. 28 abril 1922......... 466 MEDICINA LEGAL. Los sistemas penales a la ¿uz de la medicina contemporánea. Por el Dr. RAIMUNDO DE CASTRO. Sesión solemne del 19 mayo 1921. 26 Informe sobre honorarios. Por el DR. MANUEL Ruiz CasaBÓó. 22 ¡u- DARIA LIE a tome Mi e Tort E NR 1015 informe sobre honorarios. Por el DR. RAIMUNDO DE CASTRO. 10 fe- A O A IA RO 220 Tasación de honorarios profesionales. Por el Dr. RAIMUNDO DE CASTRO. 10 marzo 1922, [Es continuación del anterior informe.] 293 OFTALMOLOGIA. El método español de extracción de la catarata. (La facoerisis.) Por el Dr. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ. 10 junio 1921.......... 84 La capacidad visual desde el punto de vista de la aptitud para el servicio militar. Su comprobación por el Cromo-Optómetro Se- máforo. Por el DR. RODOLFO GUIRAL. 28 octubre 1921......... 118 Heridas penetrantes del segmento anterior del ojo. Por el DR. FRANCISCO M*?* FERNÁNDEZ. 13 enero 1922..................+. 209 La sonda permanente en los operados de catarata afectados de las vías urinarias. Por el Dr. Juan SANTOS FERNÁNDEZ. 10 febre- IA O A E 225 Higiene ocular. Por el Dr. Francisco M* FERNÁNDEZ. (Véase an- CA o ROO SUSTO ASNO To POSO 398 QU g0 =] ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA COLOCACIÓN DE LAS LAMINAS FUERA DEL TEXTO Dr. Miguel Sánchez Toledo........ AAA frente a la página Dr. Guillermo José Benasach y Espinosa...... ña AOS 5 ERRATAS IMPORTANTES ADVERTIDAS En la página 60, línea segunda, donde dice 19 de junio de 1921, léase 10 de junio de 1921. En la página 262, línea 17, donde dice 1917-1922, léase 1917-1921. En la página 266, línea 27, donde dice 3,998, léase 3,888, En la página 332, línea 31, donde dice 103, léase 113. 54 mn. A A ÍN Le A eS) 5 Me y A y 0 4 > e : ] ha 7) PE le ' ' . ua . ES A A Sy AAA AE AMO ASI AIN Ad A A z ñ á > 1 "sn No 8 Pe. fWP1 TOS EUA DAMITMOA E 191 “0 OMA Y A LA : ] Y , 3 . A 4 E $ RA AR '- ” ty y 4] AA ' « 1h e Sl ' » de Y i ad SES CIAT" FIONA A AIDA FAS 18 591 EE STE A A f vc OPA o dol or LIA PS E E. y , di 5 yA 5 ) ios ) e . 4 q ; K JA HICE 4 ML PRADA ] > A 5 * Í AZ | ed í o á de , AE j Mn p ol f . af Fián " ' Lr e e an EA, e (1 ] E ,l 13 10 bl Rp NOT y A IDO yl 47 ESA al Ñ eS eN ¿4 mo 194 1010) VE 4 plat al at ¿ á Hi pa Ha , , Pe, Ñ AN E AU A TIN AN cu pue B casi XXVI.—Acta de la sesión pública ordinaria del 10 de marzo CA AAA AAA A SO OA XXVII.—Tasación de honorarios profesionales, por el Dr, Rai- mundo de Castro. Sesión del 10 de marzo de 1922... XXVII.—Indice del cloro en las aguas potables, por el Dr. Gas- tón Alonso Cuadrado. Sesión del 10 de marzo de 1922. XXIX.—Las vitaminas en la nutrición, por el Dr. Juan Santos Fernández, Sesión del 10 de: marzo de 1922......... XXX. —Acta de la sesión pública ordinaria del 24 de marzo as RE RE A AO DO ONO XXXI.—Informe sobre boxeo, por el Dr, Julio Y. Arteaga. Se- sióm, del1024.de marzo de” LID NA o o a E anto aroboa XXXIT.—Noótas demográficas, por el Dr. Jorge Le-Roy y Cassá. Sesión «del :24- de marzo de ¿102 XXXIIL—Acta de la da pública extraordinaria del 31 de NN A O A TO XXXIV.—Las maravillas del cuerpo humano a la luz de da bio- logía. Conferencia de vulgarización científica, por el po Frangañillo Balboa, 5. J, Sesión del 31 de marzo A A AS O SA O ISE EA XXXV,—Acta de la sesión pública extraordinaria del 5 de abril E a e E es gula UU O XXXVI.—El Dr. Guillermo José Benasach y Espinosa. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias de la Habana, por el Dr: Julio F, Arteaga. Sesión del 5. de abril O A O Ol AS O aaa y le XXXVII. —Diseurso de contestación al .de ingreso en la Academia del'Dr. J. F. Arteaga, por el Dr. J, A. Presno. Sesión delrbidesabrit dell ros cota ja os e bea Tola as XXXVIII.-—Bibliografía del Dr. Guillermo José Benasach y Espi- nOSsas por el DIOR le RON A a pra XXXIX.-—Higiene ocular. ¡Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, por el Dr. Francisco Ma Fernández. Sesión del 5 de ADORA A A O UA e NAS bs il daras XL.—Diseurso de contestación del Dr. Juan Santos Fernández. ¡iaSesión del yo de- «abril ide LID o A es XLI.—Acta ds la. sesión pública ordinaria. del 28 de abril UNID RA A o ESE li XLIT.—El Dr. Emiliano Núñez de Viiccadio: por el Dr. Juan Santos Fernández. Sesión del 28 de abril de 1922 XLIMTI.—Notas sobre el estado actual de la “radioterapia en dal cáncer profundamente situado, por el Dr. Pedro L. Fa- riñas. Sesión del 28. de“abril. de 1922.00... . ¿ion XLIV.—Fundamentos del electrocardiograma humano. Su inter- pretación y. análisis, por el Dr.. Octavio Montoro. Se- ston dels 28 de, apra de IDA A oda XLV.—Visitas al Preventorio “*Martí”?, porel Dr. Juan Santos Fernández. Sesión del 28 de abril de 1922....0....... XLVI.—Acuerdos de la Academia (28 de abril de 1922)........ XLVIT.—Informe sobre la memoria presentada en opción al Pre- mio Cañongo, por los Dres. A, Aballí (ponente), J. A, Fernández Benítez y J. A. López del Valle. Sesión del 28: de anida a Alis as A rola XLVI11.—Indice alfabético de autores XUL Indice ade, Materiasta o al is nod a a L.—Colocación de las láminas fuera del texto y erratas im- portantes advertidas Páginas AVISO Toda obra enviada a la redacción de los ANALES será anunciada tres veces. Se suplica el cange. Please exchange, Exchange S. V. P. ANALES DE LA ACA- DEMIA DE CUIEN- Cras MépnICAs, PFí- SICAS Y NATURA- LES DE LA HABANA Sírvase dirigir el cange: Please address exchange to: Veuillez adresser les exchanges: Cuba 84 A. Habana. === >>) OBRAS DE VENTA EN LA REDACCION DE LOS “ANALES” Trabajos de la Comisión de Medicina Legal e Higiene Pública, 3 tomos, Me- mortas sobre la Historia Médica y Out- rúrgica de las Regiones Intertropicales de América, por el Dr. Enrique Dumont; Contribución al Estudio de los Molus- cos Cubanos, por el Sr. Rafael Arango y Molina; Patología y Terapéutica del Aparato Lenticular del Ojo, por el Dr. Becker, traducida del alemán, por el. Dr. Finlay. IAN YD 67 ACUpIdn AE A NA me 1! OEI O EA ARA Mete RRA E ER 1.4 14? mi Y cru O í ml dl AA POE Li cial 1454 141] AR dea di ABE a o A 50 a a e 1 1 pel ii 0) y ! ] AnEAS y ! % AN ET le ma AAA ES E Es UE AE eres o o STA pa ER Hs . 7 Sp = e E $ . na id ¡il a A CRIA En SS =3 ES eS 1 me! 19h IS Ñ JN ) ia: CA LEN de Fed ¡eE s Pa) 19% ana dd de e : me de Pa AN ; . Al Ad, o pe 00 Muni pe MN ad JE ile e AMAN A ci s enn a Í j di pia! de a m0 il ) | 4 Aa AN a fo ic da a 0 de o a ' a ¡Ñ TN ca Ea di Cia le Alen a AÑ ss del a