Library of the Museum OF COMPARATIVE ZOÚLOGY,. AT HARVARD COLLEGE, CAMBRIDGE, MASS, ' The gift of he Pidal 4 É hor e | o asleiacel S Nitiral, | No. 849 8 Aguas Ul, 1898 Y ANALES DE HISTORIA NATURAL. ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURA L. SIE RES TOMO TERCERO. (DEE Ea 2) MADRID: DON 1. BOLÍVAR, TESORERO. CATE Ea DE AAC AA) id. 1894. Artículo 27 del Reglamento. Las opiniones emitidas en las Memorias pub das en los ANALES son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29. Y MEMORIAS HISTORIA NATURAL. CONTRIBUCIONES AL ESTUDIO DE LA GLAUCONITA, POR D. SALVADOR CALDERÓN Y D, PEDERICO CHAVES Y PÉREZ DEL PULGAR. (Sección de Sevilla. — Sesión del 5 de Septiembre de 1893.) Es sabido que con los nombres de gl1uconia y glaucontta se desiena un curioso mineral, abundantemente distribuido en ciertas rocas, y respecto á cuyo origen y evoluciones se han emitido opuestas hipótesis, sostenidas todavía por mineralo- vistas y geólogos. No nos proponemos presentar aquí la descripción de esta substancia, cuyos caracteres, hasta donde estos son conocidos, se encuentran consienados en las obras de Mineralogía; sólo recordaremos que es un silicato ferroso-potásico, verde, Cris- talino, que en estado de granos pequeños, numerosos y redon- deados, se halla disperso en el seno de ciertas rocas sedimen- tarias, calizas, margas, areniscas y arenas cretácicas de color verde, merced á la abundancia de granos glauconosos. Las rocas margosas y calizas que contienen este mineral son fosi- líferas y ricas sobre todo en formas diminutas ó microscópicas de briozoos, coraliarios y particularmente foraminíferos, ob- 6 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 2) servándose, como luego indicaremos, estrecha relación entre la distribución de los esqueletos de dichos seres y la de los eranos de glauconita. Los antiguos mineralogistas confundían estos granos verdes con la clorita (1); pero los trabajos sucesivos de Erhenberg, Bayley, Reuss, modernamente los de Murray y Renard, y, en fin, los recientes y muy valiosos de L. Cayeux (2) han fijado de un modo terminante la diferente naturaleza de dichas dos substancias minerales. Merced a los estudios de estos sabios se conocen con bastante precisión las particulares circunstan— cias de yacimiento de la glauconita, y, en cierto modo, su historia geológica; mas no sucede otro tanto en lo que se re- fiere á su composición y propiedades ópticas, cuestiones toda- vía muy obscuras y que constituyen el preferente asunto del presente estudio preliminar. La circunstancia de abundar en Andalucía las rocas glau- conosas de edad terciaria contemporáneas de la molasa, suiza y del terciario de Viena, y sobre todo nummulíticas, nos hizo pensar si su estudio podría arrojar alguna luz sobre las impor- tantes cuestiones ahora enunciadas, y en esta esperanza em- prendimos el presente trabajo en el Museo de la Universidad de Sevilla, utilizando los materiales extranjeros y del país que en éste existen. Entre ellos nos hemos fijado especialmente en los siguientes, de los cuales hemos tallado suficiente número de láminas delgadas: Creta tobácea de Rouen (3). Arenisca de Bidache. Arena verde del bosque de Bolonia (4). (1) Buena prueba de ello es la siguiente nota que figura en la clásica obra de A. Burat, dando cuenta de un análisis de Berthier: «Los granos verdes cloritosos de la creta glauconosa han sido analizados por M. Berthier, el cual ha obtenido los re- sultados siguientes: A O oa 0,30 Protóxido de hierro............ 0,21 AN a at lolo 0,07 ROTA a loteo ra 0,10 A il aria 0,11 (BURAT: Traité du gisement et de Pezploitation des minérauz utiles, lre partie, p. 188. Paris, 1855.) : (2) L. Cayeux: Votes sur la glauconite. (Ann. de la Soc. géol. du Nora, 1892.) (3) DouviLLkE: Bull. de la Soc. géol. de France, 3e série, vIIr. (4) MEUNIER: (Gé01. des environs de Paris. Paris, 1875. -) 43) Calderón y Chaves.—EsTUDIO DE LA GLAUCONITA. Losa de Tarifa (Cádiz), consistente en una arenisca Cuarzosa, gris, dura y homogénea, de edad eocénica, muy usada en el país por estas propiedades como losa para pavimentos (1). Caliza granuda de Jerez de la Frontera, también eocénica, con Nummulites, llamada en el país martelilla (2). Caliza blanca, compacta, con Nummulites del eocénico infe— rtor de Morón (3). Arenisca caliza dura helveciense de Sierra Morena, con 4Le- tereostegina costata D'Orb. (4). Hemos observado gran conformidad en los caracteres de la glauconita de todas estas rocas, que responden á una sola y misma variedad, sin que en ninguna de ellas hayamos visto la variedad exfoliada de que habla L. Cayeux en su impot- tante Memoria antes citada. En general se presenta en granos redondeados de diverso tamaño, pero siempre pequeño, ya dispersa entre los demás elementos detríticos de la roca, Ú6 ya en relación de contacto con los esqueletos de los foraminife— ros, llenando sus cámaras, como sucede en la martelilla, en la caliza de Morón, y se cita análogamente de muchas otras loca- lidades del extranjero. Otras veces el mineral está disperso indiferentemente en la pasta y en relación con los organismos, como se observa en la creta tobácea de Rouen: y, por último, cuando la roca es arenácea, como la glauconosa del bosque de Bolonia, contiene los granos ya sueltos, 6, lo que es más fre- cuente, engastados en otros de cuarzo 6 formándoles una cos- tra incompleta. | El color de la glauconita en lámina delgada varía entre el verde esmeralda y el de la esparraguina. Esta coloración se aprecia muy bien cuando la sección es algo gruesa; pero no así los demás caracteres que exigen para su estudio láminas excesivamente delgadas. Hay en todas nuestras preparaciones algunos granos que, aun en estas condiciones, muestran un (1) MAcPHERSON: Bosquejo geológico de la provincia de Cádiz, 1872. (2) CALDERÓN: Foraminiferos fosiles de Andalucía. (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE “HIST NAT., tomo XVII, Actas.) (3) CALDERÓN: Zos volcanes fangosos de Morón. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE HisT. NAT., tomo xv.) y (4) CALDERÓN: Za Sierra de Peñaflor y sus yacimientos auriferos. (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., tomo Xx.) 8 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) color pardo, y los de la martelilla de Jerez se encuentran en este caso sin excepción. : La glauconita se presenta en todos los ejemplares examina- dos como un mineral de alta refringencia. Ofrece siempre un débil policroismo, que sólo puede observarse valiéndose de grandes ampliaciones, para fijarse aisladamente en uno de los pequeños elementos que por su agregación constituyen cada grano de glauconita. En estas condiciones es dado percibir las tintas verde-oscuro intenso y amarillo limón claro indicadas en el trabajo de Cayeux, y que nosotros hemos observado me- jor que en ningún otro ejemplar en las preparaciones de la losa de Tarifa. Como acabamos de decir, los granos de glauconita son ver— daderos agregados cristalinos de pequeñísimos elementos, cuya posición relativa no obedece á orientación alguna. Así es que, examinados entre los nicoles cruzados, se advierte que en ninguna posición llega á extinguirse la totalidad de los granitos; y si en estas circunstancias se enfoca y desenfoca alternativamente, se ven puntos que se extinguen en ciertos momentos é iluminan en otros, lo que indica su desigual orien- tación. Fijándose en un solo elemento de los que constituyen el grano, se puede notar que se extingue en cuatro posiciones correspondientes á dos cuerdas normales durante una rotación completa de la platina; pero hay que notar que las direcciones de extinción no guardan relación alguna con el sentido del alargamiento en aquellos granitos que no son esféricos. La estructura de agregado cristalino del mineral que nos ocupa explica el por qué no se observa bien el policroismo en cada grano, pues coexisten en él orientaciones ópticas tan dis- tintas cuantas son las innumerables láminas que le compo- nen, dispuestas en todas posiciones con respecto á los planos de vibraciones de los nicoles. La glauconita nos parece comportarse indudablemente por sus propiedades ópticas como un mineral rómbico. Hemos observado que en los granos de color pardo se extin-= gue entre los nicoles cruzados una superficie mayor de cada laminilla que en los verdes. Semejante circunstancia pudiera provenir de la alteración que han sufrido dichos granos par dos, acusada, como lueg'o diremos, por el mismo color en que se transformó el verde primitivo. La alteración consiste con (5) Calderón y Chaves.—rEsTUDIO DE LA GLAUCONITA. 9 toda probabilidad en una oxidación del silicato ferroso-potá- sico de la glauconita, la cual habrá operado la separación de una cantidad de óxido férrico, capaz de obrar como una subs- tancia isótropa que impregne la glauconita no alterada to— davía. Numerosos análisis se han efectuado con propósito de deter- minar la composición de la glauconita. Se ha comprobado por ellos que se encuentran en este mineral la sílice, los óxidos ferroso y férrico, la potasa, la alúmina, la sosa, la cal, la mag- nesia y el agua; pero las relaciones entre dichos cuerpos no han ofrecido suficiente constancia para deducir de ellas la fór- mula de una especie química. Examinando detenidamente los resultados de los analisis, se advierte cierta relación constante entre la proporción de sílice, á veces la de potasa y la de óxido de hierro, relación que no se observa, en cambio, en la de la cal, la magnesia, la sosa, la alúmina y el óxido férrico. Asi la magnesia varía en dos análisis desde 16,60/, (Berthier) á 0, (D. Rogers); la cal desde 3,3 0/, (Berthier) á 0 9/, (Pisani), y la alúmina de 13,32%, (Dana) á 1,7 (Berthier); la ausencia de la alúmina se ha hecho constar repetidas veces, mientras que otros la señalan en pro- porciones muy distintas; el agua, en fin, sufre variaciones tan considerables, que en una glauconita de Villers-sur-Mer, de- partamento de Calvados, analizada por Pisani, llega á 3 molé- culas, al paso que en la fórmula consignada en la Enciclopedia quimica de Fremy (1) se eleva á 6 moléculas. Todos estos datos han conducido á considerar la glauconita como un silicato ferroso-potásico hidratado, en el cual podrían intervenir acci- dentalmente las demás substancias encontradas en los análisis. Hasta ahora ningún trabajo sintético se ha realizado que pudiera dar luz sobre la composición y formación de la glau— conita, y en general se poseen muy pocos datos relativos á la preparación de los silicatos de protóxido de hierro por vía húmeda. En vista de estas deficiencias, y como intento de una reproducción de este género, tomando por base la composición atribuida como más verisímil á la glauconita, hemos tratado (1) Tomo 111; Metauz, 4e partie, pág. 113. 10 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) de colocar los elementos de un silicato ferroso-potásico en condiciones de formar dicha sal, escogiendo desde luego la vía humeda, puesto que ésta ha realizado sin duda alguna el proceso de la producción natural de la glauconita. Es un hecho conocido que actuando en frío una disolución de sulfato ferroso sobre otra de silicato potásico, se forma un precipitado volu— minoso, verde sucio, de silicato ferroso, que se va oscureciendo poco á poco. Este precipitado es cristalino y pasa rápidamente á sal de sesquióxido, aun en el seno del líquido, tomando un color amarillento-rojizo. Teniendo en cuenta que si en lugar del sulfato ferroso se empleara el sulfato ferroso-potásico, podría obtenerse por doble descomposición un silicato ferroso- potásico, colocamos en un matraz provisto de un corcho a través del cual pasaba un tubo afilado en un extremo, sulfato ferroso-potásico disuelto, preparado según las indicaciones de Berzelius (1); añadimos unas gotas de ácido sulfúrico y un trocito de alambre de hierro, con objeto de reducir la sal de sesquióxido que en las manipulaciones hubiera podido formar- se. Se elevó algo la temperatura, y cuando el ataque del hierro tocaba á su término, se añadió un ligero exceso de sulfato potásico. Una vez cesado el desprendimiento de hidrógeno, se añadió la disolución del silicato potásico, y acto continuo se produjo un abundante precipitado azul verdoso sucio. Al cabo de algunos días este color se va volviendo más verdoso, y por último, amarillo, merced á la oxidación; pero si se trata de desecar el precipitado en la estufa, una vez recogido sobre un filtro, se oxida con suma rapidez y queda sin vestigios de óxido ferroso. La glauconita debe, á nuestro juicio, encontrarse en íntima relación con este silicato ferroso potásico producido artificial- mente, en el cual se hallan el óxido ferroso y la sílice en las proporciones de 20,4 á 50,1 respectivamente; muy análogas á las que figuran en el análisis de la glauconita de Villers-sur— Mer hecho por Pisani (2), que da 20,1 á 54,1 para los mismos cuerpos. Según este mineralogista, la glauconita responde á la fórmula (RO)¿ (Si 0,), + 2 HO. (DM) Traité de Chimie min., vég. etanim. Trad. par Erzlinger et Hoefer, 1845. (2) Des CLOIZEAUX: Manuel de minéralogie, t. 1, pág. 512. (7) Calderón y Chaves.—EsTUDIO DE LA GLAUCONITA. 11 al paso que en la Inciclopedia de Fremy (1) se la atribuye la siguiente: 2 (Fe, K) 0,2 Fez Oy, 9 Si O,, 6 HO. Fijémonos por un momento en la primera fórmula y trate— mos de desarrollarla en conformidad con los conocimientos químicos actuales sobre los oxácidos del silicio. El ácido silícico que originase semejante silicato sería un anhidrido resultante de la separación de una molécula de agua, de dos de ácido parasilícico, según expresa la igualdad A este ácido podría corresponder uno de los dos esquemas siguientes: HO—Si—0—Si—0—Si—0—8Si—0—Si—0—Si—0H | | Il l 0 Ó OH OH O 0 HO AA OH Mei Si HO/ xOH qe e a 07% NO HO—Si—0—0—Si —0H PLA La fórmula consignada en la obra de Fremy no parece, en cambio, tener relación con ácido alguno polisilícico. Aplazamos para otra ocasión el estudio más especial del silicato ferroso-potásico obtenido como hemos dicho; pero por ahora, circunscribiéndonos al asunto del presente estudio, sólo nos toca hacer notar la fácil formación de dicho silicato en circunstancias que bien pueden concurrir en la naturaleza para la producción de la glauconita. (1) £Encyclopédie chimique, t. 1. Métaus, 4e partie, pág. 113. 12 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Cuestión obscura y difícil es la del origen de los granos de glauconita, así como el por qué lo hace sólo en esta forma y por qué no abunda más esta substancia en la naturaleza, hallándose tan profusamente esparcidos sus componentes. El reciente trabajo citado del distinguido geólogo L. Cayeux con- tiene observaciones interesantes sobre este problema de génesis mineralógica, siendo de notar que se aparta de la opinión más generalmente admitida, según la cual existe una relación de concomitancia entre la presencia del mineral en cuestión y la de los organismos microscópicos. Supone que los granos de glauconita se han formado en el fondo de los mares en que vivían los restos fósiles animales que les acompañan, y que luego fueron arrastrados con los elementos detríticos de las rocas en cuyo interior se encuentran. En apoyo de su manera de ver, nota que la glauconita no aparece exclusivamente ocupando las cámaras de los foraminiferos, sino que con fre— cuencia forma granos sueltos dispersos entre los demás ele— mentos de la roca. Debe advertirse, sin embargo, que el estado de relleno de cavidades de pequeños organismos es el más habitual en la elauconita, y que si bien aparece con frecuencia en granos sueltos, en estos puede reconocerse las más veces la forma de moldes más ó menos borrosos 6 rodados de las cámaras de dichos protozoos, como lo ham indicado ya los paleontó- logos (1). La cuestión apuntada es, como se ve, compleja y al mismo tiempo capital para la solución del obscuro problema de la elauconita, el cual parece reclama absolutamente la interven- ción de una substancia gelatinosa, como vamos á tratar de demostrar. Los geólogos que se han ocupado de preferencia en este linaje de cuestiones de la química del globo, entre ellos Roth (2) y Credner (3), han puesto de relieve la poca estabilidad de las sales ferrosas naturales que determinaría la total des- aparición de los silicatos de protóxido de hierro de la corteza terrestre en la zona superficial, si los procesos de reducción no (1) ZirtEL: Zraité de Paléontologie. Trad. francesa, t. 1, pág. 67. (2) Allgemeine und chemische Geologie, tomo 1, Berlín, 1979. (3) Traité de Geol. et de Paléont., (trad. francesa). París, 1879. 9) Calderón y Chaves.—EsTUDIO DE LA GLAUCONITA. 13 contrarrestaran y se opusieran á esta obra. Entre dichos silica- tos, son todavía más inestables los formados por vía húmeda que los producidos por la ígnea, exigiendo su conservación la ausencia de toda materia capaz de prestar oxigeno con facili- dad. Ahora bien; siendo la glauconita un silicato de protóxido de origen submarino, necesita indispensablemente para su conservación la influencia de un medio reductor, que podría ser la substancia sarcódica, más propicia para semejante papel que cualquiera otra, cuya existencia, además, nos sería difícil imaginar. Creemos, por tanto, que la materia gelatinosa que existe en suspensión en las aguas, y sobre todo la substancia organizada misma que llenaba las cámaras de los foraminife— ros 6 las cavidades de otros pequeños seres provistos de esque- leto, han sido, sin duda alguna, los agentes reductores á favor de los cuales se ha consolidado el silicato de protóxido de hierro y de potasio. El Sr. Cayeux, haciéndose cargo de la diferencia de tamaño que presentan los granos de glauconita en las diversas rocas que los contienen, nota acertadamente que todos ellos varian en el mismo sentido y á la par, creyendo poder fijar una rela- ción constante entre el volumen de dichos granos y el de los otros minerales detríticos que los acompañan. Nosotros hemos comprobado, además, en nuestras preparaciones una conexión constante entre la amplitud de las cavidades de los organismos y la de los granos de glauconita que la roca encierra. Así, para citar algunos ejemplos, estos últimos son macroscópicos y abundantes en la caliza de Hetereosteginas de Sierra Morena y en la creta tobácea de Rouen; al paso que sólo alcanzan dimen- siones microscópicas y son más escasos en las calizas eocénicas con Rotalias y Bolivinas dispersas de la provincia de Cádiz y en el barro calizo de Globigerinas de Morón. En todos estos casos, la relación entre los foraminíferos y la glauconita es de todo punto manifiesta. Nosotros sólo creemos poder deducir de estas observaciones la existencia de un proceso consistente en una sencilla reduc- ción operada por las materias animales, prescindiendo por ahora de discutir la hipótesis de Sterry Hunt (1), de que la (1) Mineral Physiology and Physiography. New-York. (2.2 edición). 1889. 14 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) substancia organizada en presencia de las sales de hierro disueltas dé lugar á la formación de sales ferrosas de ácido orgánico, manantial por excelencia de las soluciones fe— rrosas. Parece perfectamente establecido el hecho de que la elauco- nita sólo se forma en las profundidades oceánicas y nunca en las costas ni á débil hondura. Tal sucede, actualmente, en el llamado /odo de Flobigerinas que se elabora en el fondo de los mares, y se ha producido igualmente en épocas anteriores, dejando formaciones analogas en un todo, como la roca antes citada de Morón y las areniscas glauconosas del cretácico superior de New-Jersey. En el valle del Guadalquivir, que ha estado sometido durante el período terciario y el cuaternario á una serie de ascensos y, descensos totales y parciales, se observa un hecho muy significativo en comprobación del aserto que acabamos de consignar (1). Los sedimentos que corresponden a formaciones profundas son glauconosos, al paso que están desprovistos de este silicato los producidos á menos hondura, intercalándose los glauconosos á los no glauconosos. Así con— tienen este mineral las rocas calizas del eocénico; vienen lue- eo sedimentos desprovistos de él, que son de origen menos profundo, y otra vez vuelve á aparecer en la caliza arená- cea helveciense con /fetereostegina costata D'Orb., para no presentarse después en las demás capas miocénicas ni plio- cénicas depositadas durante el período de emergencia del valle. Las teorías de los Sres. Reuss y Cayeux, no pueden dar cuenta de esta coincidencia significativa, relacionada, indudable- mente, con las condicioues del medio biológico submarino. El fondo del lecho del Océano es el receptáculo de una lluvia incesante de foraminiferos, cuyas conchas y substancia sar— códica se van depositando y formando allí una materia pastosa al mezclarse con otros elementos minerales en un estado de notable tenuidad, sumamente favorable para la realización de los procesos químico-geológicos. Nótese que nosotros no pretendemos que sean única y pre- (1) CALDERÓN: Movimientos pliocénicos y postmiocénicos en el valle del Guadalquivir. (AwaL. Soc. Esp. DE HIST. NAT., tomo XxI1, 1895.) (11) Calderón y Chaves.—EsTUDIO DE LA GLAUCONITA. 15 cisamente los foraminiferos, los briozoos y los coraliarios los agentes que han intervenido en la formación de la glauconita, como parecen opinar los que han seguido fielmente en este punto la opinión clásica de Erhenberg (1); pues como indican Gúmbel y Cayeux, el mineral se presenta á veces en forma de un barniz en la superficie y en las desigualdades de los granos de cuarzo de ciertas areniscas glauconosas que no puede atri- buirse á ningún relleno de cámaras ni cavidades. En este caso el agente reductor debe haber sido la materia orgánica que en un estado aproximadamente homogéneo se difunde por el fondo del mar. Sterry Hunt (2), examinando la cuestión desde el punto de vista químico, se fija en la presencia de los depósitos de sepio- lita y de talco en los sedimentos terciarios y los considera como originados por un mismo silicato pectolítico desconocido. cuya relación de protóxido, sílice y agua sería 3: 9: 3. Según este reputado mineralogista se trata de una doble descompo—- sición operada entre la disolución de un silicato pectolítico que tuviera una base potásico-cálcica parecido á la apofilita, y una sal ferrosa disuelta, la cual resultaría de la reducción de sedimentos que contuvieran óxido férrico por las materias orgánicas. Estas condiciones serían muy á propósito para la formación de la glauconita; y si en lugar de actuar dicho silicato con la disolución de sal ferrosa fría, lo hiciera en caliente con aguas magnesianas, se originarían el talco y la sepiolita. Es fácil, en efecto, darse cuenta del proceso de consolidación del silicato de protóxido de hierro y de potasio desde el punto de vista de Sterry Hunt, atendiendo 4 que la sustracción del agua por una parte y los cambios moleculares por otra, deter- minarían ese estado cristalino de la sustancia que recuerda algo el del cuarzo granulítico y acusa la probable influencia de una sustancia gelatinosa que no se halló en condiciones propicias para que la orientación de sus moléculas se operara con entera libertad. Terminaremos observando que la glauconita es un mineral (D) VUebder den Grinmasand. (ADEh. d. K. Añad. Wiss. Berlín, 1855.) (2) Op. cit. 16 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) poco alterable; pero no de tal resistencia que no se pueda reconocer en ella la obra de los agentes de la descomposición. Hemos observado los granos más frescos en las rocas de sedi- mento químico más compactas, y por tanto poco accesibles á las acciones atmosféricas; al paso que los granos sueltos de las arenas glauconosas se conducen, como hemos dicho, á la luz polarizada; su color verde primitivo se ha transformado en amarillo y parduzco y ofrecen sus superficies empañadas y corroldas. El hecho de que una porción variable del hierro de la glau- conita se halle al estado de sesquióxido, encuentra su explica- ción en un fenómeno de oxidación, que revelan al microscopio ciertos granos de una coloración verde aleo parduzca Ú ama— rillenta, que en su periferia presentan más exagerado el tono amarillento, merced indudablemente á la oxidación. Nosotros no hemos notado nunca ésta más intensa en el centro que en los bordes del grano de glauconita. Algunas rocas en que abundan los granos de este silicato, presentan manchas como de productos terrosos y ferruginosos que deben ser con toda probabilidad el resultado final de la descomposición de este mineral; otras veces llenan el interior de las cámaras de los foraminiferos 6 los bordean, hechos que se observan en toda la masa de la martelilla de Jerez; pero hasta ahora no hemos tenido ocasión de observar la serie de estados intermedios entre el cambio de coloración de los granos que inicia la alteración y su completa conversión en un pro- ducto terroso. Resumiendo los resultados á que nos parece haber podido llegar, estudiando los ejemplares de las localidades citadas, en la compleja y obscura historia de la glauconita, diremos que este silicato es, á nuestro entender, un mineral rómbico, de alta refringencia y de una estructura semi-granulítica, consis- tente en un agregado de individuos imperfectamente desarro- llados y nunca orientados. La composición de la glauconita es, á nuestro juicio, menos complicada de lo que algunos autores han supuesto. Creemos haber obtenido por procedi- mientos de laboratorio una sal análoga y que puede dar aleuna luz sobre su génesis por vía húmeda, si bien en la naturaleza parece haber intervenido con toda seguridad la (13) Calderón y Chaves.—EsTuDIO DE LA GLAUCONITA. 17 materia orgánica como agente reductor que ha obrado de un modo lento. Por último, hemos seguido en lo posible la marcha de la descomposición de este silicato, cuyo resultado final deben ser ciertas manchas de óxido de hierro que pre- sentan algunas rocas plagadas de restos fósiles de organismos microscópicos. ANALES DE HIST. NAT. — XxXIII. 2 NOTAS MINERALÓGICAS. NUEVOS MILLAZGOS EN LA PROVINCIA DE SEVILLA, POR DESIRE MIA DO CAT DIOS (Sección de Sevilla. — Sesión del 2 de Febrero de 1894.) Como materiales, útiles quizás aleún día para la minera logía española, he reunido en el: presente bosquejo algunos datos nuevos 6 poco conocidos referentes á minerales y sus yacimientos de la provincia de Sevilla. Los ejemplares a que en él voy á hacer referencia, han sido recogidos en su mayoría por mí en excursiones que he ido realizando en estos últimos años, ó por aleunos de mis discípulos, y figuran en la colec- ción regional que voy formando en el Museo de la Universidad de Sevilla, habiendo procurado remitir también ejemplares al de Madrid, de aquellos de que poseía duplicados, con el pro- pósito de enriquecer la serie de minerales españoles que se va constituyendo en este último, y de que ha empezado á dar noticia nuestro distinguido consocio D. Lucas Fernández Navarro. Las colecciones del Museo de Madrid en manos de su competente y celoso personal de profesores y ayudantes han de ser la base de los trabajos de conjunto, de que se está ya tan necesitado, sobre las producciones naturales de nuestro país; el de provincias llenará su misión si contribuye con su modesto óbolo (tan modesto como son los medios de que dis pone), allegando pequeños materiales, como el presente, para fan importantes obras. 20 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2 Baritina granuda en roca. Hace algún tiempo me fueron remitidas de Peñaflor en con- sulta, muestras de una roca gris, compacta, homogénea y sumamente pesada. La facies, más de roca egranudo-cristalina que de una masa mineral de estos ejemplares, y la existencia de puntos y laminillas distribuídos en la pasta á modo de individuos porfídicos, hicieron creer, aun á personas prácticas en el reconocimiento de las substancias minerales, que se tra- taba de una roca maciza, quizás de una sienita; pero no satis- fecho con esta clasificación, por no explicar la débil dureza de la piedra, que se deja rayar fácilmente con la punta de un cortaplumas. ni la notable densidad de la misma, hube de estudiarla macro y microscópicamente, llegando á los resulta- dos que voy á indicar á continuación. La densidad media de los trozos examinados ha dado la cifra de 4,02; su dureza es de 3,5. Al soplete se funde en un esmalte blanco y el análisis ha mostrado un gran predominio de barita sobre las demás bases, hierro abundante, cal é indi- cios de cobre en la parte atacable por el ácido nítrico. En las secciones transparentes, examinadas al microscopio, se ve que se trata de una roca de estructura cristalina, cons— tituida predominantemente por granos lamelares de baritina, entre los cuales se hallan algunos carbonatos en agregados eranudos y rara vez en individuos mayores, los cuales, en su mayoría, deben ser de calcita. Se perciben también dise minaciones abundantes de hierro opaco, soluble en el ácido clorhídrico, en gran parte de magmnetita, con productos de descomposición en sus bordes, referibles unos al leucoxeno y otros al hierro titanado, y, por último, algunos fragmentitos de granate y partes cloríticas, de origen micáceo, al parecer. Habiéndome asegurado que la roca de que se trata abundaba en Peñaflor en términos de constituir erandes macizos, em- prendí una excursión en compañía de los Sres. Vinsac, Chaves y Barras, de la SocieDab EspAÑOLA DE HISTORIA NATURAL para comprobar este dato y examinar el yacimiento. Nosotros sólo vimos la roca de baritina formando el hastial S. de la mina de cobre (bornita, calcopirita y pirita cuprifera) de la «Dehesa de (3) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 21 Almenara,» al N. de Peñaflor, propiedad de D. Gualterio Poole. La mina estaba, por desgracia, inundada, lo que nos impidió comprobar el espesor y relaciones de la roca, que á veces parece estratificada por contener vetas paralelas de cuarzo, desde capilares hasta de 1 cm. de espesor. Dos circunstancias me parecen dignas de mencionarse en la roca de Peñafior: de una parte su aspecto y estructura, tan diversos de los que estamos acostumbrados á ver en las bari- tinas españolas; otra el armar este filón de contacto en los gneises micáceos, estando el terreno arcáico de la región des— provisto de todo género de formaciones análogas á la en cues- tión, ni en su composición, ni en la manera de aparecer. Toba de limonita. Procedente del Pedroso existe en las colecciones de la Uni- versidad un ejemplar de esta variedad, que aunque no es rara en ciertas regiones extranjeras, abundantes en óxidos de hierro y sobre todo piritas, no sé que se haya citado todavía de España. El citado ejemplar es sumamente poroso, obscuro, de color de madera de cedro y mate, siendo notable por su lige— reza, que se explica bien por consistir totalmente en envol- ventes delegados de tallos vegetales é incrustaciones de hojas de Quercus, á veces admirables. Esta toba tiene exactamente el mismo aspecto, aparte del color, que las tobas calizas más ligeras, y reconoce, como ellas un origen incrustante. Por eso los italianos llaman á semejante sustancia ufo di /erro. Moronita. Hallazgos posteriores al precedente trabajo sobre esta sus- tancia, realizado en colaboración con el Sr. Paul (1), me han permitido reconocer la extensión considerable de la notable formación alli descrita en varias direcciones en torno de Morón. Constituye manchones de diversa amplitud, llamados (1) Za Moronita y los yacimientos diatomáceos de Morón. (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., tomo xv, 1836.) 22 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (1 en el país a/beros, y que se consagran al cultivo de las viñas, único al que se prestan. La zona principal y más ancha de estos manchones va desde Morón a Montellano. Reciente— mente he reconocido la misma sustancia en una muestra que me ha sido consultada con otro objeto, procedente de la pro— vincia de Córdoba, entre Aguilar y Puente-Genil, donde se dice se halla interpuesta entre rocas calizas. En el citado estudio hemos definido la moronita como una mezcla de sílice y carbonato de cal: la primera forma las cubiertas de innumerables y elegantes diatomeas, esqueletos de radiolarios y espículas de espongiarios y celentéreos, al paso que el segundo se encuentra principalmente fosilizando esqueletos de foraminíferos. Estos últimos, que hasta aquí no habían podido ser reconocidos claramente, se han separado por medio del sulfato de sosa, obteniendo así un verdadero barro de GElobigerinas, que indica se trata de un depósito de mar profundo. Ningún hallazgo semejante á éste se ha reali- zado hasta ahora en Andalucía, pues en ella los foraminiferos., aunque abundantes, habían sido encontrados en formaciones rizopódicas miocénicas y pliocénicas, nunca más antiguas, ni de profundidades oceánicas tan considerables como la que revela la que me ocupa (1). Los dos componentes fundamentales de la moronita, calizo y siliceo, se mezclan intimamente, pero en proporciones muy varias según las procedencias y según la profundidad. De aquí resulta que la roca pasa unas veces á un trípoli diatomá- ceo casi puro, como acontece en ciertos depósitos cercanos á Morón, y otras á una caliza de foraminiferos algo siliícea y arcillosa, como en Coripe. Esta última variedad constituye lo que los franceses llaman %houe 4 (Flobigérines, considerada ordinariamente como equivalente terciario y post-terciario de la creta (2). (1) Véanse mis precedentes notas: Foraminiferos fósiles de Andalucía. (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., tomo XVII, Actas), y Foraminiferos pliocenos de Andalucia. (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HISTORIA NAT., tOM0 XXII, ACÍAs.) (2) M. L. Cayeux, que ha estudiado micrográficamente la creta de Lille, no es partidario de esta opinión, pues cree que esta substancia se ha formado mucho más cerca de la costa que el lodo de Globigerinas, el cual sólo por excepción contiene ele- mentos terrígenos, siendo los escasos y pequeños fragmentos minerales que encierra, producidos por la actividad volcánica submarina, al paso que la creta aprisiona única- mente detritus minerales que proceden del continente. E ra (5) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 23 Semejantes diferencias de composición están en armonía con otras referentes á la fauna 'que en cada caso contiene, y parecen indicar variaciones durante la sedimentación de estos depósitos en la profundidad del mar y consiguientemente en la naturaleza de su fondo. los cuales implican cambios corre— lativos en las condiciones biológicas, anáalogamente á lo obser- vado en muchos depósitos pliocénicos de la cuenca del Medi- terráneo. La moronita típica, tal como la hemos definido el Sr. Paul y yo, es la que ofrece el término medio entre la variedad que pasa al trípoli y la que lo hace al barro de foraminiferos. Caliza cuarcifera de Morón. En otro precedente estudio he tenido ocasión de describir la “aliza eocénica de Morón, compacta, blanco-agrisada, plagada de partes espatizadas, que son restos fósiles de briozoos y fora- miniferos, entre estos los Vummulites Murchisoni y atessica (1). Reducida á láminas delgadas y examinada al microscopio ofrece una porción de inclusiones extrañas: nódulos arriñona- dos de limonita, granos y vetas de glauconia rellenando las cámaras de los foraminiferos ú sueltos y procedentes de otros ya alterados, laminillas de mica y de oligisto, trocitos y eranos de una roca eruptiva (diabasita?) y aleunos restos con- fusos y mal determinables. Pero el mineral que más me ha llamado la atención entre los que contiene esta caliza es el cuarzo, que en la Serrezuela de los Charcos, inmediata á los volcanes fangosos, se presenta en cristales hialinos, comple- tos (prismas bipiramidados), de 7 48 mm. por 3 de ancho, y con abundancia en ciertas partes de la roca. La presencia y los caracteres de estos individuos cuarzosos en el seno de dicha caliza fosilífera, sugieren á mi juicio motivos de reflexión que voy á apuntar lireramenle. Sólo puede explicarse la existencia de semejantes cristales en la roca, de una de estas dos maneras: por haberse formado en su interior, 6 por proceder de una roca más antigua des— (1) CALDERÓN: Los volcanes fangosos de Morón. (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HIST. NA'T., tomo XxX.) 24 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) compuesta y haber sido envueltos entre la caliza al tiempo de la cristalización. La primera hipótesis se ha aplicado al escla— recimiento de otros hechos análogos, como las calizas carbóni- cas marinas de diversas localidades, entre ellas en España las de los Picos de Europa, que están preñadas de estas inclusio— nes siliíceas. El Sr. Macpherson (1) ha visto en las calizas que están en contacto con la ofita de Biarritz cristales de cuarzo de 10 mm. de diámetro y finos como palillos de dientes, que parecen haberse engendrado dentro de la matriz en que se hallan. A un proceso semejante se deben las concreciones silíceas de la creta, obrando en estas la acción dinámica con gran energía para poner en movimiento todas las moléculas, La sílice podría estar contenida en la roca, bien en estado de arena 0 en otra forma. M. de la Vallée-Poussin (2) pensaba que los cristalitos de cuarzo diseminados en la caliza carbó- nica de Bélgica son debidos á la concentración de la sílice de procedencia orgánica contenida en la roca durante la recristali- zación general de la caliza. Esta se lralla constituida esencial- mente de conchas de foraminiferos reunidas por un cemento espático. Cualquiera que sea el origen, ya orgánico ya arená—- ceo ú otro, de la sílice que contuviera la caliza, ha tenido que ser removida y concentrada, á semejanza de lo que se observa en las calizas arcáicas de Sierra Morena y de otras regiones. Pudiera aceptarse semejante explicación para los cristales cuarzosos contenidos en la caliza eocénica de Morón, pero yo me inclino, sin embargo, á ver en ellos un producto de trans- porte de rocas más antiguas, tanto porque entre los mencio- nados restos y minerales microscópicos que contiene, algunos reconocen indudablemente este origen, como porque las superficies de contacto de los cuarzos con la caliza es limpia y normal, sin que se descubra en ella nada que acuse fenómenos de metamorfismo ni de transporte molecular. En los ejemplares que he donado al Museo de la Universidad de Sevilla, se nota que los trozos más abundantes en cristales de cuarzo son también los más ricos en Nummulites muy perfectos, sin que la proximidad de los cristales haya producido en ellos la (1) Comunicación particular. (2) Vote sur des bancs de calcaire carbonifere renfermant des foraminiféres et des cristauz de quartz. (Bull. Ac. R. de Belgique, 3e série, tomo xv, núm. 2, 1888.) (7) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 25 menor modificación, lo cual pudiera explicarse tanto por la teoría de M. de la Vallée-Poussin, como por la de haber sido englobados al tiempo de la sedimentación. La única dificultad que se ofrece para aceptar esta última suposición es que la mayoría de los cristales de cuarzo no sólo no se hallan desgas- tados ni redondeados, sino que conservan en sus ángulos y aristas una pureza extraordinaria, incompatible, al parecer, con la idea de que hayan sido separados de otra masa descom- puesta y transportados antes de sedimentarse. Esto pudiera depender, sin embargo, de circunstancias especiales en que semejantes trabajos se realizaran y que no es fácil determinar. Además de la cuestión apuntada, suscita otra la presencia de los cristales cuarzosos empotrados en la caliza eocénica de Morón, que no ha sido hasta ahora resuelta satisfactoriamente: la del origen de los cuarzos hialinos, hematoideo, ahumado y lechoso, que tanto abundan en el seno de los yesos ofíticos de ésta como de otras muchas regiones. Generalmente se consi- deran como un producto epigénico, aunque sin precisar bien su génesis; pero si se tiene en cuenta que en Morón, como en casi toda la región epigénica de Andalucía y en otras, el yeso es un producto de transformación de las calizas eocénicas, cabe sospechar que dichos cristales existieran en ellas antes del cambio del carbonato en sulfato de la roca que los apri- siona. Los cuarzos que acabo de describir son incoloros y transparentes y no teñidos, como habitualmente se encuentran en el yeso; pero también he tenido ocasión de ver algún jacinto de Compostela indudable en la caliza eocénica men— cionada. Inclusiones en el cuarzo de los pórfidos de la provincia de Sevilla. Las secciones delgadas de un gran número de rocas porfídi- cas de Sierra Morena presentan individuos de cuarzo con numerosas inclusiones de forma diexaédrica, como ya lo ha indicado el Sr. Macpherson (1). (1) Estudio geol. y petrogr. del N. de la prov. de Sevilla. (Bol. de la Com. del Mapa geológico de España, t. vr, 1879.) 26 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Estas inclusiones aparecen unas veces solas y otras alter nando con otras redondeadas, hecho observado también por el Sr. J. Boscha (1) en los pórfidos de las minas de Z/harsis y de varios cercanos á los yacimientos cupriferos de la provincia de Huelva, y ampliado por el mismo con la observación de muchas rocas análogas de diferentes localidades de Europa. En estas, como en las españolas, se nota que á menudo en dos preparaciones de un mismo ejemplar, uno ofrece tales inclu— siones y faltan, por el contrario, en el otro. Para mostrar el número y relaciones de todas las inclusiones, tanto diexaédri- cas como redondeadas que ha observado en diferentes prepa raciones de pórfidos, presenta el autor un cuadro del que copio las localidades de la provincia de Huelva mencionadas por él y á las que agrego las de los ejemplares de Sierra Morena, que he podido examinar en la forma siguiente: NÚMERO _DIEXAÉDRICAS. _ REDONDEADAS. HOGC'ALIDAD de Con Sin Con Sin inclu- | miero- | micro- | micro- | miero- siones. | lito. lito. lito. lito. ¡Sierra Blanca (278 m.) (Huelva) . 4 1 1 2 0 dem, O SR o a el , 1 0 0 ¡demy 2804 vue a co RES ad 1 1 0 3 NEPLCAAO A ac ar IEA 15 > 9 2 4 A e 27 > 16 5 6 ¡Cabezas Rubias 13 » 13 0 0 Idem TIO E TO DOT 13 » 5 3 5 Mina La Duquesa (340)......... 15 2 12 0 1 Castillo de las Guardas......... 9 1 1 3 4 Montero (Sierra Morena)........ 5 1 2 0 Marmolejo (Sierra Morena)...... 12 dl 10 2 > | El Sr. Boscha opina que esta diversidad de inclusiones es debida á una serie de cambios alternados de temperatura durante la solidificación de la roca. Empieza por sentar que con toda probabilidad el orden de consolidación de los elemen- (1) Remarques sur les inclusions de certains quartz des porphyres. Breda, 1885. (9) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 27 tos de los pórtidos no ha sido siempre el mismo en todas estas rocas, dependiendo de la composición de la mezcla fandida á expensas de la cual se formaron. Una vez comenzada la cris- talización, ha podido continuar hasta la solidificación com- pleta, lo que se demuestra á su juicio por el examen de la base cripto-cristalina de ciertos pórfidos graníticos, en la cual se encuentran todos los minerales esenciales del pórfido mismo. Hay que tener en cuenta, además, que algunos cuarzos deben haberse introducido en el estado en que aparecen en la masa de la roca, pues difieren completamente por su facies de los demás desarrollados en ésta. Ocupándose el Sr. Macpherson de las inclusiones en el cuarzo de los pórfidos de Sierra Morena dice: «Ciertas cavidades del cuarzo presentan á menudo la particularidad de ser moldes negativos de la forma cristalina de esta substancia, observán— dose aleunos diexaedros muy bien caracterizados, hecho que no deja de ser de alguna importancia si se tiene en cuenta la tendencia en estas rocas á la forma cristalina ». NO «Aunque, considerada en general, la repartición de estas inclusiones es muy irregular, en determinados sitios se observa cierto orden. Así, por ejemplo, se ve que en algunas de las pla- cas de cuarzo que existen entre los bordes de los fragmentos de feldespato que han sido atravesados por las vetillas de ma— teria silícea, según la dirección de cualquiera de las caras del crucero, las inclusiones tienen tendencia á alinearse paralela- mente á la misma dirección, cual si el movimiento molecular que se iniciaba por la línea de menor resistencia que el feldes- pato ofrecía á la infiltración del magma silíceo, se hubiera conservado por algún tiempo fuera ya de su acción directa» (1). Conviene notar, además, como dato para el esclarecimiento de esta cuestión, que en el cuarzo globular de los pórfidos gra- nitóideos micáceos, son muy raras las inclusiones provistas de burbujas, al paso que en las grandes placas de cuarzo de estructura globular abundan mucho y les acompañan nume- rosos cristales de apatito. Nótase también que el cuarzo empas- tado en los pórfidos feldespáticos de Sierra Morena, consiste, en su mayoría, en restos de cristales preexistentes á las reac— (1 Op. cif., pág. 46. 28 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) ciones que deben haber realizado la formación de la roca; otros, en cambio, son de solidificación más reciente. Según la teoría del Sr. Boscha, si en un cuarzo porfídico se hallaba una inclusión de contorno indefinido, vítrea ó de otra substancia que pudiera disolver el cuarzo al fundirse, la forma de la materia incluída tendría que cambiar por no serigual la solubilidad en las diferentes direcciones. Si esta se encontrara en su 2intimun normalmente á las caras del romboedro, la materia incluída adquiriría una forma próxima al diexaedro. «Por efecto del enfriamiento, el cuarzo comenzaría a cristalizar regularmente completando el cristal rodeado. Pero importa notar que, con toda probabilidad en este proceso, el cristal negativo continuará tomando una forma regular, puesto que justamente en los ángulos nuevamente formados se depositará el imvimum de materia soluble por unidad de superficie.» Filón de iluorita en una cantera de yeso. Los trabajos de extracción de la gran cantera de yeso inme- diata al cementerio de Morón, que como he indicado repetidas veces, es un producto de metamorfismo de la caliza eocénica, pusieron á descubierto hace poco años unos curiosos filoncillos que han desaparecido ya por.la continua labor de que es objeto aquel sitio. De uno de dichos filoncillos tuvo la previsión de recoger y traerme D. José Angulo unas muestras. y entre ellas un grupo de dos bellos cristales de fluorita de 3 cm., consis- tentes en cubo-octaedros dominantes con caras de triaquis- . octaedro (0, >> 0 >>, 120). En una de mis últimas excursiones á Morón, he podido todavía ver en una extensión de muchos metros el filón de donde se sacaron los cristales y recoger trozos dle él con objeto de reconocer su estructura. Está constituido en su centro por la fluorita de color verde mar; á ésta envuelve una zona más espesa, fuertemente impregnada de materia orgánica, que presenta vestigios de ácido sulfúrico y fosfórico, de. alúmina y sílice. con algo de hierro y sin indicios de fluor. El contacto entre el filón y la roca de yeso en que arma, es perfectamente limpio y sin adherencia entre ambos. Semejante hallazgo reviste, á mi juicio, cierta importancia desde el punto de vista de la génesis mineralógica: tanto por (1D Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 29 la edad moderna de este filón de fiuorita, especie mineral que se reputa antiquísima, como por hallarse cristalizada y en cristales relativamente voluminosos, formados evidentemente por vía humeda. Aquí no tienen aplicación ni la experiencia clásica de Sénarmont ni la de Becquerel para la reproducción de dicho mineral, y se presenta un problema de los más obs- CULOS. Es sabido que el fluoruro cálcico ha sido considerado como uno de los cuerpos esencialmente insolubles y en los que apo- yaban los plutonistas la teoría eruptiva de los filones; los par- tidarios de la teoría hidrotermal, sin embargo, han probado que en éste, como en otros muchos casos, la química precipi- tada del laboratorio no puede aplicarse á la natural sin ciertas reservas. Así el agua de Carlsbad contiene, entre otras subs- tancias, un poco de fluoruro de calcio, un */z00-c00, cantidad que, aunque parece insignificante, suma en el transcurso del año un acarreo de 12.500 ke. También lo contienen, según Daubrée (1), las famosas fuentes de Plombiéres y algo de fluo- rita existe entre los productos minerales que impregnan el cemento y los ladrillos romanos de los antiguos conductos de agua de esta localidad, así como en las hendiduras del granito con cristales de fluorita, antes tomados por amatistas, y que reconocen un origen hidrotermal. Recientes experiencias de Binder (2) han probado que cuando actúa el agua, aunque sea pura, bajo una presión alta, disuelve en cantidad apreciable ciertos minerales, y entre ellos la fluo— rita, tan poco atacable en las condiciones normales. Cuanto á la edad de esta fluorita es indeterminable de un modo preciso; pero, desde luego, posterior á los yesos eocéni- cos que atraviesa y anterior al terreno moderno, pues nada análogo á esto se presenta en la actualidad en la región. Los Sres. Barrois y Offret (3) citan la presencia de la fluorita en el yeso de las Alpujarras que arma en la parte superior del cám- brico, asociada á otros varios minerales, pero suponen haya sido arrancada de las salbandas pizarrosas por el hinchamiento (1) Bull. de la Soc. géol. de France, 2.2 serie, tomo xvi, y Annales des mines, 5.1 serie, tomo XIII. (2) Min. und Petrogr. Mitth., tomo x11, pág. 332. (3) Sur la constitution de la chaine détique. (Compt. rend., 7 Junio, 1836.) 30 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) del yeso al tiempo de su formación. El yacimiento fiuorifero más moderno de que tengo noticia es el citado por el eminente Sr. Scacchi (1) cerca de Pompeya, donde existe un producto volcánico consistente en unas tobas calizas sometidas eviden- temente á emanaciones fluorhídricas que han operado en aque- lla profunda alteración, y las han hecho cubrirse y penetrarse de mica y otros productos secundarios debidos á la influencia de dicho poderoso agente. El fluor se halla en las manchas blanquecinas depositadas por las fumarolas secas en los silla— res que rodean á la lava, y este cuerpo corresponde al primer estadio de la energía volcánica. No parece inverosímil, en vista de estas observaciones, que puedan realizarse en ciertas condiciones desprendimientos de fiuor libre, que en el caso de que se trata, actuando sobre el veso Ó sobre la caliza antes de transformarse, serían capaces de haber producido directamente la fluorita. ls admisible también el origen hidrotermal de los filoncillos de Morón, análogamente á las formaciones fluoriferas de Plombieres, aunque obrando en circunstancias algo diferentes. Lo que resulta indudable es que no son obra de agentes igneos erup- tivos. Dendrita de turmalina. Aunque la turmalina negra es un mineral frecuente en el granito de diversas localidades, me ha parecido digna de mención por su belleza una dendrita de esta sustancia que contiene un trozo de granito de Gerena, regalado á las colec— ciones de la Universidad de sevilla por su descubridor don Manuel Bueno. Es de notar que en el granito de Gerena es muy rara la tut- malina, y en todo el trozo muy espeso en quese halla el ejem- plar no he observado ningún otro cristal grande ni pequeño de dicho mineral. De aquí la admiración de los canteros cuando al partir el trozo de granito para sacar de él un ado- quín, apareció tan curiosa agrupación, la cual ha llamado (1) Breve notizia dei vulcani fuoriferi della Catania. 1833. (13) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 31 también la atención de varios mineralogistas extranjeros que han estado de paso por Sevilla en estos últimos años (1). Aloíana. Corresponden á esta especie unos ejemplares de un silicato amorfo hidratado con algo de silicato de cobre, que me han sido donados procedentes de dos distintas localidades. Uno es de Peñaflor, aunque no conozco su exacta y detallada proce— dencia, si bien me han indicado formaba una capita cerca de la anabergita de la mina 4urora (2): el otro de Villagarcia, en Badajoz, y ambos bastante análogos y bien caracterizados. Aunque disponiendo de escaso número de ejemplares y no, voluminosos, el Sr. Quiroga ha podido ensayarlos, recono— ciendo en la disolución chorhídrica alúmina y cobre, observar que daban agua abundante en el tubo y precisar su Composi—- ción, que corresponde á la fórmula SiO? AP* 5H?0. Están teni- dos de azul celeste por un silicato de cobre, que debe estar interpuesto mecánicamente, como se ha observado en otras alofanas extranjeras. Los ejemplares de Peñaflor tienen un aspecto opalino, estructura concrecionada, con láminas de diversos colores. blanco, amarillento en los sitios descompuestos, y Ccapitas azules. La alofana de Villagarcía se encuentra en concreciones mamelonadas sobre galena y asociada á otros productos secundarios. Estos mamelones, de color azul intenso y brillo opalino, ofrecen en la fractura una estructura finamente fibro- radiada. No tengo noticia de que se haya mencionado de España esta especie mineralógica, cuyas asociaciones en los dos casos citados me parecen además interesantes. (1) No es extraño que aleún aficionado del país haya creído poder fundar en el trozo correspondiente á la otra mitad de nuestro ejemplar el gran descubrimiento de fósiles en el granito... ¡Qué mucho si hombres ilustrados y en importantes centros extranjeros de cultura científica han descrito como plantas fósiles ciertas dendritas de los meteoritos! (2) CALDERÓN: La sierra de Peñaflor (Sevilla) y sus yacimientos auríferos. (ANAL. SOC. ESP. DE HIST. NAT., tomo, xx, 1885.) 32 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Magnetita del cerro del Imán. En una precedente nota he hablado de este mineral como una de las modificaciones probables experimentadas por los magmas ofíticos en la zona epigénica de Morón. Entonces solo conocía los ejemplares hallados en forma de cantos sueltos en las inmediaciones de la Dehesa del Roble; pero en una excur— sión posterior he examinado esta substancia en un mayor estado de frescura y estudiado un importante yacimiento que me ha permitido ampliar unos datos y rectificar otros referen- tes á la historia de esta magnetita. El mineral de que se trata está intimamente unido á la moscovita, formando ambos una verdadera roca. La magnetita es en su mayor parte granuda, de un negro intenso, brillante y de estructura concrecionada en las partes en que domina. En las oquedades y planos de juntura aparecen en las super— ficies grupos de cristales de la forma (HI, IO), de caras curvas y de unos4 45 mm. Es muy débilmente magnética y no polar. El yacimiento de la roca en cuestión, explorado en compa-= nía de D. Miguel Cala, es el Cerro del Imán, en el término de Morón y cerca de la Dehesa de los Charcos. Forma un mon- tículo calizo y desde su vértice á 140 m. de altitud hasta la base, que median unos 90 m., está atravesado por la parte S. por 1. Caliza del eocénico medio metamorfizada.—2. La misma convertida en mármol.— 3. Filón de magnetita y sus ramificaciones. un filón que aparece descubierto en lo alto en un círculo de 10 m. Este envía ramificaciones á la caliza las cuales en los sitios denudados afloran como crestoncillos, generalmente paralelos al filón principal. En el país se conoce y ha llamado de muy antiguo la aten— ción, el filón mencionado, al que alude el nombre de Cerro del (15) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 33 Imán, y tratando de explotarle, los trabajadores habían obser— vado ya que los instrumentos de hierro se pegaban á la piedra en ciertos sitios, cuando se intentaba arrancarla. También existe, según me han asegurado, junto á la Sierra de Laita, en el sitio llamado las Lumbreras, otro afloramiento igual, conocido en el país con el nombre de Herriza del Imán. La roca del Cerro del Imán me pareció al principio una asociación de talco y magnetita; pero examinados algunos ejemplares por el señor profesor Cohen, me llamó la atención sobre la naturaleza del bisilicato, que no obstante su decidido aspecto talcóideo, pudiera ser una mica, como lo han confir— mado las investigaciones ulteriores. En efecto, en vista de que ni los caracteres exteriores, ni por desgracia en este caso los ópticos, podían decidir la cuestión, hubo que apelar á los químicos, los cuales revelaron que dichas láminas se colorea— ban de azul intenso en caliente, mediante la disolución del cobalto, y no en rojizo como lo hubiera hecho el talco. El señor profesor Quiroga, á quien consulté también los ejemplares, ha llegado al mismo resultado, reconociendo la alúmina y los álcalis con el fluoruro amónico y el acido sulfúrico, sepa— rando primero la alúmina y el hierro, después la magnesia, encontrando la potasa y la sosa en el residuo seco y calcinado hasta expulsar las sales amoniacales. En definitiva, por ambos caminos se ha podido reconocer en este mineral de aspecto talcóideo, una mica, que luego se ha visto era una moscovita bastante rica en sosa, puesto que en una laminilla colocada en una gota de ácido fluosilícico, y dejada evapórar sobre ácido sulfúrico, se formaron cristales de fluosilicato magné- sico, acompañados de otros exagonales abundantes del sódico. He indicado todos estos pormenores por tratarse de un mineral que proporciona un ejemplo de lo engañosos que suelen ser los caracteres exteriores, y de la necesidad de comprobar la clasificación por medio de los ensayos químicos, aun tratándose de las especies más frecuentes y conocidas. Las láminas mayores de la citada moscovita están cubiertas de una costra caliza algo espesa, que contribuye á enmascarar- las, y cerca de ella hay además algo de carbonato de magnesia. La magnetita se asocia generalmente á la moscovita en forma de granos apretados, íntimamente unidos á las pajuelas de este mineral. Cuando el tamaño de uno de estos elementos ANALES DE HIST. NAT. —X III, 3 31 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) crece, lo hace asimismo el del otro; la magnetita se presenta en cristales, la moscovita lo hace también en masas de apariencia exagonal muy limpias, de color verde claro, cuando no están empañadas por la costra caliza. En general, por el contrario, los componentes se hacen tan pequeños, que la roca se vuelve cripto-cristalina, y entonces sólo en las secciones deleadas, y con ayuda del microscopio, se puede apreciar la estructura y percibir que consiste en un agregado de granillos de magnetita y de pequeñas láminas de moscovita con algunos productos secundarios. Entre estos dominan laminillas de calcita, granos de cuarzo y un mineral en agujas disperso cerca de la magnetita, que debe ser una ceolita. La composición de la roca del Cerro del Imán es muy curiosa, y debiera designarse con un nombre nuevo si se tratara de un material eruptivo primordial, cosa que no puede asegurarse ni negarse rotundamente por este solo hallazgo. El Sr. Cohen se inclina á ver en ella un producto de descomposición Úd evo= lución, aun cuando en ninguna de las preparaciones exami- nadas se haya observado resto alguno de los componentes de la supuesta roca primordial. De todas suertes, la edad post- eocénica de este material y el hallarse en una región atrave- sada por tantas erupciones ofíticas de las que derivan produc- tos variados, son circunstancias que militan en favor de la idea que sostuve en la citada nota, de que deben referirse á ellas, por más que ninguna asociación análoga se haya encontrado hasta aquí dentro ni fuera de la región en la proximidad de las ofitas. Minerales secundarios en las ofitas de Morón. Además de los productos habituales en esta clase de rocas y mencionados de varias localidades, el término de Morón me ha proporcionado una serie de minerales curiosos, ya por ser bastante raros 4 nuevos en tales circunstancias, ya por algu- nas particularidades que ofrecen. De algunos de ellos he dado cuenta en un trabajo precedente (1); mas otros encontrados (1) Sur les modifications des roches ophitiques de Moron. (Compt. rend., 8 de Sep- tiembre, 1890.) 417) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 25 después de la redacción de éste, no han sido mencionados hasta ahora, por lo cual diré algunas palabras de todos ellos para dar idea en conjunto de los procesos evolutivos de las ofitas de esta localidad. Granate. En un apuntamiento ofítico cercano á la Dehesa del Roble, las modificaciones de la roca han producido minerales que hasta ahora no se han mencionado en semejantes yacimientos y diversos de los demás de la región. Entre ellos son particu— larmente notables el granate y la wernerita. La roca que contiene estos dos minerales ofrece á la simple vista una pasta verdosa con pequeños puntos blancos de feldespato, laminillas de oligisto y abundantes drusas llenas de una substancia mamelonada, rosada 6 amarillenta que, tratada por los ácidos, se disuelve con efervescencia, mostrando el predominio de los carbonatos en su composición; á estos se asocian productos ceolíticos difícilmente determinables. Entre la materia mamelonada é íntimamente adherida á ella, se encuentra el granate en forma de filoncillos y en cris- tales rombododecaédricos muy completos, negros, resinosos, generalmente pequeños y sólo por excepción del tamaño de un guisante, y aun de 157» x 8"m. En ambos casos se halla fresco, con superficie brillante y con sus exfoliaciones perfec- tamente marcadas. En las secciones transparentes muestra una doble refracción intensa, hasta el punto de que podría hacer dudar se tratara de un mineral regular, á no ofrecer tan marcada su forma rombododecaédrica. Ya he indicado en mi precedente estudio citado que dicho gSranate es un producto secundario, como lo indica su manera de aparecer en las drusas, acompañado de carbonato y ceoli- tas, hecho análogo al observado por el profesor Cohen en el basalto nefelínico de Katzenbuckel en el Odenwald. Wernerita. En las superficies de la misma ofita, cerca del granate y asociados á láminas grandes de oligisto, se ven unos prismas 36 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ¡9657 blancos muy alterados en todos los ejemplares que he recogido, que á veces miden 2 cm. de longitud por '/, de lado. En una muestra remitida al Sr. Quiroga pudo reconocer bien la forma tetragonal de estos prismas, ópticamente negativos y bastante birefringentes. La wernerita se encuentra formando costra en los planos de la roca más alterada, siendo ésta la primera vez. que se menciona dicho mineral en España en estado de ejem- plares macroscópicos. Aerinita. A corta distancia del afloramiento de ofita que contiene los: minerales que acabo de indicar, y en una tierra de cultivo inmediata al cortijo de la Dehesa del Roble, existen unos: cantos sueltos de otra ofita que ha seguido en su evolución una marcha muy distinta de aquella. La superficie de estos cantos expuesta á la intemperie se cubre de una capa azul que consiste en ese curioso mineral llamado aerinita, por v. Lasaulx, el cual, como se sabe, pertenece al corto grupo de los silicatos amorfos hidratados. Habiendo ya dado noticia de este raro hallazgo y mencionado las escasas observaciones que pude recoger en el sitio en que: se encuentran las piedras en cuestión (1), me limitaré ahora á resumir los caracteres de esta aerinita de Morón. En el estado fresco es de color azul intenso, de lustre craso y algo hojosa. Se presenta de tres modos: en delgada capa adherida á la superficie de la ofita y su contacto con ésta perfectamente limpio; en estado de penetración en una ofita completamente aerinitizada, es decir, convertida en todo su espesor en una materia térrea, azulada, descompuesta é impregnada de aerinita; por último, en las cavidades irregu— lares de cuarzos granudo-cristalinos transparentes, asociados á un producto térreo, que parece haber sido arrastrado en su mayor parte por el agua. El color azul tan característico de este mineral creo es debido á una mezcla de compuestos de hierro y cobre, al parecer silicatos; al menos en los ensayos practicados en busca de otro (1) Aerinita de Morón. (ANAL. DE La Soc. EsP. DE HIST. NAT., t. XIX. Actas.) 419) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 37 «cuerpo á quien imputar semejante particularidad, ni D. Fede- rico Chaves ni yo le hemos hallado. Poco se sabe todavía respecto á la historia de la aerinita, «que sólo se conocía hasta ahora de dos yacimientos en los Pirineos de la provincia de Huesca y en la de Lérida. La escasez de ejemplares en Morón, la delgada costra que forman los que se hallan en mayor estado de pureza y el encontrarse en cantos sueltos, no han permitido suministrar materiales para completar dicha historia; pero de todos modos este des— cubrimiento, importante ya en sí, permite esperar otros que proporcionen materiales suficientes para esclarecer la compo— sición y proceso evolutivo de la aerinita (1). Anfibol. A la salida misma de Morón, á Poniente, se halla una masa de roca eruptiva, que ocupará más de dos hectáreas de exten- sión, formando el cerro del Calvario, notable tanto por sí como por los minerales evolutivos que contiene. Es una piedra obscura, tenaz y de fracturas angulosas, cuyo aspecto difiere del general en las ofitas de la región, así como su descompo- sición, que no se hace en esferóides, sino resolviéndose direc— tamente en una tierra roja. Todos los ejemplares que he tallado están demasiado alterados para poder estudiar á fondo la roca, que ha debido componerse esencialmente de plagio— clasa, augita y magnetita, aunque los elementos ferro-magne- sianos están sumamente transformados en productos secunda- rios. Ofrece restos de olivino indudables y en algunas secciones su estructura recuerda la del melafido. No obstante estas circunstancias, los contactos de este afloramiento con las rocas eocóánicas, viéndose en el del SE. una potente formación de yesos, y otras razones me hacen suponer no se trate de una roca preterciaria, sino de una ofita melafídica. Los trabajos de extracción de la piedra del cerro del Calva- (1) El profesor Groth (Zabelarische Uebersicht der Mineralien, 3.2 edic., Braunsch_ weig, 1889) le asigna como composición probable la siguiente: Si!S 060 [Al, Fe]!'0 (Cu, Fe, Mg)? 18 H2 O, [Si 05]'S [Al 04] [Al, Fej6 (OH]4 Ca0, 16 H2 O. Ó acaso 38 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20y rio, que es excelente para el firme de las carreteras y para la construcción después de machacada y mezclada con cal, des- cubre en las partes que se hallan en descomposición y formando nidos en las leptoclasas, cavidades irregulares que contienen minerales secundarios. El más abundante de los minerales en cuestión es el anfibol, que en forma de agujas verde-obscuras ú verde botella, tras- lúcidas, y en las más finas amarillo- verdosas transparentes, tapizan algunas cavidades cavernosas de la roca. Estos largos y delgadísimos cristales se nos clavaban en los dedos como agujas invisibles cuando explorábamos la cantera, producién- donos una urticación vivísima que nos duró más de dos días. Otras veces forman grupos de prismas más cortos y apretados que parecen musgo nacido en la roca. En las agujas que por excepción adquie- ren mayor desarrollo, se puede adver— tir que consisten en curiosos prismas de anfibol, sin que en ninguno haya- mos podido encontrar la pirámide hasta ahora. En estos prismas sólo se distingue la zona vertical con el ortopinacoide muy desarrollado. Las caras 100, que en el anfibol férrico faltan 6 están solamente: j indicadas, son en estos sumamente lar— gas; carecen en cambio de las OIO, ha- bituales en las hornblendas y llevan además las TIO. El aspecto de estos prismas resulta tabular, como indica la adjunta figura, merced á ese desarrollo extraordinario del ortopinacoide, y de superficie estriada (1). Amianto. La misma roca suele presentar de trecho en trecho cor otros productos más confusos y no bien determinados, delga= das capas de amianto en las antiguas fracturas de la roca. (1) D. Federico Chaves del Pulgar me comunica haber encontrado en una pista- cita de Maro (Málaza) un anfibol con el mismo desarrollo y caracteres que el aquí descrito. (21) Calderón.—NOTAS MINERALÓGICAS. 39 Anortita. En los sitios donde está más descompuesta la roca del Cal- vario, particularmente en los planos de juntura de la misma, se presenta un mineral en cristales prismáticos alargados, blanco grisáceos y de forma extraña. Constituyen grupos estrellados, que recuerda , or su aspecto los de la carfolita de Schlagenwald, y sus prismas más enteros miden centime- tro y medio de largo por 2 mm. de sección. Estos cristales son demasiado imperfectos para poder precisar el índice de sus caras y sumamente alterables, empañándose y pulverizándose con prontitud. Van acompañados de láminas redondeadas de oligisto. Se trata de un silicato monosimétrico, cálcico-aluminoso, con poca Ó ninguna agua, cuya composición corresponde exactamente á la asignada a la anortita (1). Hay que advertir que constituye una variedad diversa por su aspecto y manere de presentarse de todas las conocidas hasta ahora; hasta el punto de que no me hubiera atrevido á clasificarla como lo he hecho, sin apelar antes á la indiscutible autoridad del emi- nente profesor Schrauf, de Viena, á cuyas luces debo muchas indicaciones valiosas desde que me ocupo en el estudio de las rocas y minerales de Andalucía. Se trata evidentemente de una anortita formada por accio- nes secundarias, analogamente á otras plagioclasas reciente— mente descritas por Sfrauns en la diabasa de Friedensdorf, cerca de Marburg (2); y aunque se ha citado aleún ejemplo de esto, es muy imperfecto el conocimiento que aún se tiene de semejante génesis. Como es sabido., la anortita es rara en las rocas eruptivas, y por eso el hecho de encontrarse en el cerro del Calvario, cerca del anfibol en larg'os prismas, pudier: acaso dar luz sobre la producción no explicada de ciertos agregados de anortita y hornblenda en largos prismas, que se han citado de varias localidades extranjeras. (1) Dana: Text-Book of Mineralogy (última edición, de 1892). (2) Brauns: Albit, Analcim, Natrolith, Prehnit und Kalkspath, Verwitterungs- producte eines Diabases von Friedesdorf bei Marburg; Vexes Jahrb. f. Min.; 1892. 1 40 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) Titanita. En la misma ofita de la Dehesa del Roble, antes mencionada, en un hueco de la roca, he encontrado dispersos cristales cortos alterados de wernerita y entre ellos de trecho en trecho prismas de anfibol y otros pequeños, pero muy bien confor mados, evidentemente de titanita. Son estos amarillos ana= ranjados acaramelados y ofrecen un brillo adamantino muy intenso. Los mayores miden 2 mm. de largo por 1 de ancho; y aunque demasiado pequeños los más limpios para poderlos estudiar cristalográficamente, en alguno me parece ver la combinación OOI, IOI, HO, IOO, quizás con otras caras que no acierto á discernir. | Por su tamaño, color, aspecto y manera de presentarse se parecen bastante á los ejemplares de titanita de las traquitas del lago Laacher estudiadas por G. v. Rath (1), superando á estas quizás en perfección las que describo. En la localidad alemana yacen como los de las rocas volcánicas de Albano, isla Procida é isla de Ponza, en las drusas y se consideran producidos por sublimación, hallándose á veces asociadas á cristales de anfibol que reconocen el mismo origen, según la descripción del profesor Arzruni (2). Sin embargo de estas analogías, creo que la titanita de Morón, como los demás minerales que la acompañan en las drusas, es de origen secundario y que deriva del hierro titanado de las ofitas. Debo advertir que este mineral parece muy escaso en la localidad, pues en un solo ejemplar le he visto en las drusas y aun empastado en la superficie alterada de la ofita. Sin embargo, este hallazgo es, sin duda, interesante por tratarse de un mineral no mencionado hasta ahora de España, ni citado en el extranjero de ninguna roca análoga a la ofita. (1) Pogg. Ann., p. 115, 1862. (2) Krystall. Untersuch. an sublimirten Titanit und Amphib. /Zitsungsberichte d k.preuss. Akad. zu Berlin, 1882.) ¡ CATALOGO DE LAS PERIANTIADAS CUBANAS, ESPONTÁNEAS Y CULTIVADAS, POR DIIMTANGBE GOMEZ DE CLA: MAZA: (Sesión del 6 de Diciembre de 1893.) El presente trabajo es el complemento del que, con igual título, se publicó en los ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, tomo XIX, pág. 213. En aquella parte se expuso el catálogo de 70 de las 101 familias que representan en Cuba la sub-clase de las Periantiadas, y hoy se ofrece el de las 31 restantes, repitiéndose, corregido, el de algunas cuyo primer catálogo se anula. Los números entre paréntesis se refieren á las exsiccatas cubanas de Mr. C. Wright, y las especies se entienden silves— tres, salvo otras indicaciones. Las especies y variedades no seguidas de nombre de autor son simplemente anunciadas. 42 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (68) ORDEN 1.—DIALIPÉTALAS. SUBORDEN 1.—Dialipétalas superovariadas. Anonáceas. — Menispérmeas.— Lauríneas.— Clusiáceas. — Dileniáceas.— Ocnáceas.— Euforbiáceas.—Búxeas.- Bixáceas.— Samídezs.— Pasiflóreas.— Cruciferas (1). —Me- liáceas.—Anacardiáceas.—Sapindáceas.—Sábieas (2).—Viteas. Anonáceas. Anona squamosa Lin. (Cult.!) —420n. — bullata Rich.—4Anoxcillo, Lawrel de cuabal. — Laurifolia Dun.— 4Anoncillo de Cuba, Laurel de sabana. — Mmuricata Lin. (Cult.!)—Guandbana. — —Porto-Riccensis (Cult.)—Guandbana de Puerto-Rico. — montana Macf. [A. muricata Lin $.? Dun Cand.|—GFua—- nábana cimarrona, GE. de loma, E. amarilla. — Cascarilloides Wr. [| Rollinia Franci-Frias, Morales. |— Anoncillo, A. de paredón, Á. de sabana. — reticulata Lin. [A. glabrata Lin.?; Rich.?; A. mucosa Jacq .?] (Cult.!) — Mamón. — —palustris Lin.—BagWA, Palo bobo. — Cherimolia Mill. (Cult.!)—C/irimoya. Oxandra lanceolata, H. B."[O. virgata Rich. Uvaria lanceolata Sw. Uv. virgata Sw. Guatteria virgata, Dun. Boca— cea virgata Benth. y Hook. O. punctuata Wr.]— Saya común. — Laurifolia A. Rich. [Uvaria Sw.; Guatteria Dun.; Bo- cagea Benth y Hook.]—Púrio. Uvaria para-neglecta. [Asimina neglecta Gris.; Uvaria Mora— lesi G.-M. nombre (*) | —Pimienta malagueta. — — Blaini. [Asimina Blainii Gris.] — Yaya. — neglecta Rich. [Asimina rhombifolia Gris., Uvaria Ri- chardia Morales].— Faya, Palo de lanza. (1) Lináceas.—Crasuláceas.—Rutáceas.=Anulando su primer catálogo. (2) Leguminosas: apéndice 1. (3) Se desecha ese nombre específico, que se lee en nuestra Flora de Cuba (tesis), 30. (69) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. Xylopia lucida H. B."” [X. grandiflora Aubl., S.* Hib.; Benth. X longifolia Cand.; X. Cubensis Rich.: : X. Dunaliana Planch. y Lindb.; Unona lucida Cand.; Un. Xylo- pioides Dun., Ceelocline? lucida Cand.; Un. acuti- flora Dun.; Uvaria febrifuga Humb.] — Malagueta OTAava. erlabra Lin. [X. obtusifolia Rich.; Habzelia obtusifolia Cand.]—Cirio, Pico de gallo laurel, Guabico desabana, Guimba, Palo de bomba. Ethiopica Rich. [Unona Dun.] (Cult.) — Pimienta de Guinea. Monodora Myristica Dun. [Anona Gártn.] (Cult.) — Zuemoso. Nuez moscada. Menispérmeas. Pachygone Cubensis Gris. (1104, 1853). —C/hicharroncillo f, angustifolia A. Gray. Domingensis Eichler. [Cocculus Cand.: Hyperbieena Benth. y Hook.] (23, 1105). axilliflorum. [Anomospermum (Apabuta) axillifio—- rum Gris.] (1854). —Chicharrón de farallón. Cissampelos Pareira Lin. (21).—Pareira brava (tipo y var.) Y Gris. [[C.Caapeba Lin.) (22). Laurineas. Acrodiclidium Jamaicense Nees. [Symphysodaphne Cubensis Rich.; Aydendron? Cubense Rich.] (481 (!). 1401, 1410, 1410*).—Zeviza. Wriehtii Meissn. (481 (2), 2854, 2855) .—L£Laurel. Hernandia Cubensis Gris. (1390). — sonora Lin. (2592). Persea montana A [Pheebe Gris.] (476, 1406, 1407, 1411). —Bomato del pinar. (1) Colección de los años 1860-63. (2) Idem 1856-57. 41 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (70) Persea Cubensis Meissn. [Pheebe hypoleuca Rich.]—Boniato blanco. — sylvestris Rich.— Aguacate silvestre. — gratissima Gártn.—A guacate. — triplinervis [Pheebe Gris.: Persea Cinnamomifolia Rich., no Kunth.] (482, 1400). —Boniatillo, Boniato blanco (tipo y var.) f, Wrighti [Phebe Cubensis Nees.; Ceramocarpium Cubense Nees.; Pheebe Antillana; >, Cubensis Meissn.] (481, 2590). Y, Valenzuelana[Pheebe Rich.; Oreodaphne? alba Rich.] (2583, 2591). Cinnamomum Zeylanicuam Breyn; », commune Nees. (Cult.)— Laurel canelero. Beilschmiedia pendula [| Hufelandia Nees.] (485, 486, 1402, 1403, 1414). —L£Lauvel de loma. Nectandra leucantha Nees. [N. Antillana Meissn. N.? Magno- livefolia Rich., no Nees.] (480, 1399).—4 guacatillo, Boniato aguacatillo, Baullúa. — Willdenowiana Nees. [N. sanguinea Gris., no Rotth. N. Cigua Rich.] (484, 2589).—Cigua, Sigua. — exaltata Gris. [Oreodaphne Nees. N. Boniato Rich.] (2587, 2588).—Boniatillo, Boniato amarillo, Boniato de costa. Ocotea cuneata [Oreodaphne? obovata Rich.) Nectandra cuneata Gris. Nemodaphne cuneata Meissn. (1412, 1413, 1413) —C(anelillo. — leucoxylon [(Oreodaphne Nees. Nectandra? longifolia Rich., no Nees.] (483, 486, 487, 1398). —4Aguacatillo. f, elongata [Oreodaphne leucoxylon Nees.; £, elongata Meissn.] (477). — —floribunda (Strychnodaphne Gris. Oreodaphne Linde- niana Rich.] (1404, 1405, 1408, 1409, 2586). — Bontato laurel. Laurus nobilis Lin. (Cult.)—Zaurel común. Cassytha Americana Nees. (488). (11) Gómez de la Maza.— PERIANTIADAS CUBANAS, 15 Clusiáceas. Rheedia aristata Gris.—Manajú, Cabima. — fruticosa Wr.—£Espuela de caballero, de los pinares. — Ruscifolia Gris.—Manajucillo. — elliptica Sauval.—Manajú de costa. Garcinia Mangostana Lin. (Cult.) — Mangustán. Calophyllon Calaba Jacq. (Calophyllum).—Ocuje. Mammea americana Lin. [Reedia Gris.] (Cult.) —Mamey de Santo Domingo, M. amarillo. Quiina ternatiflora Sauval.—/caguillo de las Pozas. Clusia rosea Lin.—Copey. — alba Lin.? [Tovomita Clusioides Gris.? Chrysochlamys ? Clusioides Gris. ?].—Copeicillo. — flava Lin.—Omitida por Sauval. — venosa Lin. ?—Copetcillo de manglar. — minor Lin. ? Dileniáceas. Tetracera volubilis Lin. (1839) [T. Peeppigiana Schlecht.]— Bejuco guard, Bejuco carey. — cuspidata Mey. (1843) [Doliocarpus semidentatus Garcke; Delima dasyphylla Miq.] — Mantequilla. Mata-negro. Davilla rugosa Poir. (1840, 1841) [D. Sagreana Rich.|—Bejuco colorado, Bejuco guard. B, ciliata Gris., Cat. 2. (Poppo en herb. Hook.) [D. ci- lratasRichs (*)]; Curatella americana Lin. (1842).—Vaca-duey, Chaparro. Ocnáceas. Ouratea elliptica. [GSomphia Rich.: G. pinetorum Wr.|—Gua- nabanilla del pinar. (D) Eserróneo D,. ciliaris Rich. «46 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Duratea HNicifolia H. B.”, nombre [Gomphia Cand.] (2117).— Guanabanilla de sabana. — nitida [Gomphia Sw.; G. acuminata Rich., no Cand. ?] (2115). —Guanabamitla de monte. — - alaternifolia [Gomphia Rich.] (58). —Guanabantila. — revoluta [Gomphia Wr.] (1128). —Gvanabanilla. Euforbiáceas. Euphorbia pilulifera Lin.— Hierba de boca, H. de la niña, Go- londrina. Malcasada. o Hypericifolia Lin.—Hierba de la niña. —- punicea Sw.—/'lor de Pascua. — Buxifolia Lam.:* (?). £, flexuosa Boiss. = Tirucalli Lin. (Cult.)—Disciplinilla. o pulcherrima Willd. (Cult.) = splendens Bojer (cult.)—(Gracia de Dios. =— Jacquiniseflora Hook. (Cult.) — prostrata Ait. (548, 549). —Hierba de la niña, Golon- drina. — serpens Kunth (2013, 2014).—Zechera, Hierba lechera (tipo y var.) ¿?, Centunculoides Gris. [Euphorbia Kunth] (2012). — adenoptera Bertolini [E. dioica Kunt] (557, 2015). — trichotoma Kunth (3709).—Lechera marina. - cyanogala Wr. [E. Cubensis Boiss.] (2018). - Cassythoides Boiss. (553, 2017). — monantha Wr. (1421). — Graminea Jacq. (exót. ?) 2, penduculosa Boiss. [Euphorbia Rich.] ES Leterophylla Lin. (exót.) y, Graminifolia Engelm. [E. Havanensis Willd.]— Lechost. s, geniculata [Euphorbia Ortega; E. Prunifolia Jacq.] (554) —Lechosa. (1) Esel tipo ó la var. la exsiccata de Wr., 2016, (73) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 41 Euphorbia microphylla Morales.—Parece una mala determi- nación. Pedilanthus Tithymaloides Poit.—/tamo real, Dictamo real, Gallito colorado. —- angustifolius Poit.—/tamo real, Dictamo real. — linearifolius Gris. (1677).—£Ztamo real, Dictamo real. Dalechampia scandens Lin. [D. scandens; «, genuina J. Múll.] (2010). — denticulata Wr. (2011). Pera Bumeliefolia Gris. —HZayabacaná, Jayabacand, Yaya dacand. — oppositifolia J. Múll.—HZayabacand, Jayabacand, Yaya bacand. Ricinus communis Lin.—2a4/ma Cristi, Higuereta, Ricino. Croton Origanifolius Lam." (exót.) 58, discolor J. Mill. («) [Croton Gris., no Willd.] — ?Prunifolius Vahl. [Lasiocroton Gris.] — niveus Jacq. — linearis Jacq. [C. Cascarilla Lin., en parte; C. Hippo— pheoides Rich.] (560, 1967, en parte). 2, Sagreeanus [Croton J. Mill.] (1967, en parte). — lucidus Lin. (567). —Cuabda de ingenio, Caobilla (tipo y variedad), var. (566) (1) [C. Cubanus J. Múll.] — Corylifolius Lam.* (566).—Cuabdú de ingenio. — craspedotrichus Gris (1965). 8, adpressus [Croton Wr. y Gris.] 7 ?, scaberrimus [Croton J. Múll.] — stenophyllus Gris (1967, en parte; 1669). —C/avellina de laguna (tipo y var.) £, acutifolius J. Mill. (560). — viminalis Gris. (565). — Populifolius Lam.* — glandulosus Lin. [C. divaricatus Gris., no Lin.] (568, 1958, 1959). — lobatus Lin.—PF'railecillo cimarrón (tipo y var.) 9, intermedius J. Múll. (1) Colección de los años 1856-57. 48 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) Croton Yunquensi Gris. (1966). Lindenianus Rich. spiralis J. Mill. [C. Astroites Ait.] (1670). ciliato-glandulosus Ortega (Cuba ?) [C. penicellatus Vent. Rich. 2). clavuliger J. Múll. [C. penicellatus Gris., Rich.?] (1960). —Cancilla, Canelillo ? albidus J. Múll. [C. flavens Gris., no Lin. ni J. Múll.] (1965). pandureformis J. Múll. [C. Domingensis Vahl., según Gris.] (157). maritimus Walth. (1993). bispinosus Sauval. trigonocarpus Wr. (1972). nummulariefolius Rich. [C. Serpylloides Gris.] (569). pachysepalus Gris. (559). fulvus Rich. Francavillanus J. Múll. homolepidus J. Múlll. [C. Cascarilloides Vahl.] (1971). —Clavellina de laguna. Myriceefolius Gris. (1969). Rosmarinifolius Gris. (1968). cerinus J. Mill. [C. procumbens Wr., no Jacq.] (1970). spinosus Sauval., no autores (3690). pervestitus Gris. (1964). leucophlebius Gris. (1962). Vaccinioides Rich. Acidocroton Adelioides Gris. (3702). Mettenia globosa Gris. [Croton globosus Sw.; Ricinus globo— sus Willd.] (1973). Tournesolia Castaneefolia [Caperonia S.*-Hil.; C. nervosa Rich.; C. palustris Kunth., Gris.] (1974). 6, inflata [Caperonia palustris; var. inflata Gris.] (3704). palustris [Caperonia S.'-Hil.; C. Castanefolia Gris., no S.*-Hil.] (1975). candicans [Argythamnia Sw.; Argyrothamnia J. Múll.] (570). Tragia volubilis Lin. [T. monandra H. B.9)—Candelilla. eracilis Gris.—Candelilla. (75) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 49 Platyeyne pruriens H. B.» [P. urens Merc.; P. hexandra J. Múll.; Tragia pruriens Willd.; T. hexandra Jacq.; Acan— thocaulon fruticans Klotzsch|.— P1/1g4-Mm0%4. Bernardia Corensis J. Múll. [Polybeea, Klotzsch].—Omitida por Gris. y Sauval. — microphylla J. Múll. [Adelia, Rich.] (1977). — dichotoma J. Mull. (exót.) (M). f£, venosa J. Múll. [Bernardia, Gris.] (1425). var. [B. intermedia Gris.; B. Mexicana J. Miúll.; 2, genuina J. Múll.: solamente en lo que se refiere a Cuba] (1425). Acalypha Chameedrifolia J. Múll. [A. reptans Sw.; A. Corcho- rifolia Willd.; no Rich.|] (1426, 1672). 8, pendula J. Múll. (-) [Acalypha Wr. y Gris.] (1981). o, fissa J. Múll. (1983). e, Glechomeefolia J. Múll. [Acalypha Rich.] (572). , pyemea J. Múll. [Acalypha Rich.] n, nana J. Múll. [Acalypha Gris.: A. pyemea Gris.; no Rich.] (1984). — Hernandiefolia Sw. — distans J. Múll. [A. virgata Gris.; no Lin.] (1982). — membranacea Rich. [A..adenophora Gris.] (1986, 19862, 19865). — laxiflora J. Múll. — setosa Rich. = persimilis J. Mill. [A. Cor. chorifolia Rich.; no Willd.] — Havanensis J. Mill. — cuspidata Jacq. (1985). — Alopecuroides Jacq. (571). — tricolor Hortul. (Cult.)—A cd4li/a. — polystachya Jacq. (Cult. —A califa. Ricinella pedunculosa J. Mill. [ Adelia Ricinella Lin.: Á. pe- dunculosa Rich.] (581, 1425).—.//a espinosa. — sylvestris J. Mill. [Adelia Gris.] (1976). Alchornea latifolia Sw.—4Aguacatillo. Leucocroton Wrightii Gris. (561, 562, 1424). —Cuabd amarilla (tipo y var.). Se (D Esel tipo ó una var. la exsiccata de Wr., 1671? ANALIS DE HIST. NAT.—XXII. 4 50 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Leucocroton var. [L. flavicans J. Múll.; a, latifolius J. Múll.] (1994). var. [L. flavicans J. Múll.; $, angustifolius J. Múll.] — revolutus Sauval. (3701). — virens Gris. (1978). Ditta Myricoides Gris. (1429). Excecaria Caribwea Gris. [E. brachypoda Gris.; Actinostemon Caribeeus Gris.; A. concolor J. Mill.; y, Cari- beus J. Múll.: Sebastiania brachypoda Sauval.; nombre]. , — Laurocerasus J. Mill. (exót.) fg, elliptica J. Múll. [Sapium Laurifolium Gris.|] (578). —£Lechero, Palo de leche (8 y 7). 7. Laurifolia J. Múll. [Sapium Aucuparium Willd.: Stillingia Laurifolia Rich.] = lucida Sw. [Sebastiania J. Múll.|—Snits. SS biglandulosa J. Múll. (exót.) 4, Daphnoides J. Múll. [Sapium Gris.] (1980). — Sagrei J. Múll. [E. Myrcifolia Gris.; Sebastiania Myrcifolia Sauval.: nombre] (2006, 2007?).— Man— zamillo del Morrillo. — Vahli [Sebastiania corniculata J. Múll.; 9, genuina J. Múll.; Microstachys Vahlii Rich.] (1979). — - albicans Gris. [Sebastiania Grisebachiana J. Múll.; a, albicans J. Múll.; S. albicans Sauval.; nombre, en parte] (2003). — Fnitt bobo. £, venulosa [Sebastiana Grisebachiana J. Múll.: 8, virens J. Mill.; E. venulosa Wr.; $S. albicans Sauval.; nombre, en parte] (2004). — pallens Gris. [Sebastiania pallens J. Múll.; x, ge- nuina J. Múll.] (1427).—Saíiti de hoja menuda. 8, tenax [Sebastiana pallens J. Múll.; £, tenax J. Múll.; E. tenax Wr. y Gris.] (2002). — leucosperma J. Mill. [Sapium leucospermum Wr. y Gris.] (1000?, 20003). = leucogyna J. Múll. [Sapium leucogynum Wr. y Gris.] (2000). ES eglandulosa J. Mill. [Stillingia Rich.; Sapium ade- nodor Gris.] (1428). “== erythrosperma Gris. (1673). TT) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 51 Excecaria Cubensis J. Mill. [Bonania Rich.] (1997).—Filigrana | de costa. — emarginata J. Mill. [Bonania Wr. y Gris.] (1998).— Piligrana de costa. — sebifera J. Múll. [Stillingia Mich.*] (Cult.) — 41001 del sebo, A. de la cera, Cera. Omphalea diandra Lin.—A vellano de costa. — trichotoma J. Múll.—A4A rellano de costa. — hypoleuca Gris. — triandra Lin.? (Cuba? Cult.?) — 4 vellano de Cuba?, , Avellana de América? Hyppomane Mancinella Lin. — Manzanillo, Arbol del diablo, Pemipeniche, Pinipiniche. Hura crepitans Lin.—/Zabd, Habilla, Salvadera. Manihot utilissima Pohl. (Cult.!)—/nca agria. — palmata J. Mill. (exóf.) 8, Aipi J. Mill. (Cult.!)—Suca dulce. Jatropha Curcas Lin. [Curcas purgans Adans.; C. Indica Rich.] (Cult.!)—Piñón botija, P. purgante. — multifida Lin. (Cult.!)—Chayo, Don Tomas, Nuez vónica cubana, Piñón vómico. — Gossypiifolia Lin. (exóft.) £, elegans J. Mill. [Jatropha Klotzsch |. —/'railecillo, Prailecito, San Juan del Cobre, Tua-tua, Tuatua. = diversifolia Rich. [J. hastata Gris.; J. integerrima Jacq.] (575).—Peregrina (tipo y var.). £, Tupifolia [Jatrofa Gris.] (1953). », pandurefolia G.-M. [Jatropha Andrews.; J. hastata Jacq.] (1952). 3, pauciflora [Jatropha Wr. (1954). — Angustifolia Gris. (1956). — Peregrina del pinar (tipo y var.). £, spathulata J. Múll. («) [J. elauca Gris.] (1955). — fragrans Kunth. —= quinquelobata Miller.—Omitida por Sauval. — Rangel [J. peltata Sauval.] (1) (3689).— Palo santo. — ?[Cnidoscolus sp., Gris., Cat. pl. Cub., 17, esp. n.* 51.] (1) Sin relación ninguna con el J. peltata Steud., exótica; ni con el J, peltata Kuntk., también exótica. 32 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (Sy Aleurites Moluccana Willd. (Cult.!)—Vogal de la India. Drypetes incurva J. Múll.—Hueso, Maco. = crocea Poitr. [D. glauca Rich., Gris.: no Vahl.] Y, latifolia, J. Múl.—/Hueso. — elomerata Gris. (exót.) 5, Olivacea J. Múll.—Chicharrón espinoso. — triplinervia J. Múll. — mucronata Gris.—/Hueso de costa. Phyllanthus nobilis J Múll. (exót.) 7, Antillanus J. Múll. [Cicca Antillana Juss.] - Niruri Lin. (Ph. Niruri; $, genuinus J.-Mill.— Hierba de la niña (tipo y var.). £, tenuicaulis J. Múll. — tenuicaulis J. Múll.— Hierba de la niña. — cyclanthera H. B."—/HHierba de la niña (tipo y var.). ¿, egracillimus J. Múll. Y, Lindenianus J. Mill (2). — carnosulus Griss.: Wr. — pruinosus Rich. — pentaphyllus Gris.;: Wr. [Ph.. Nicruri J. Mais 5, radicans J. Múll.)—/Zierba de la niña. — acuminatus Vahl [no Ph. Conami Sw.] — virens J. Múll. [Ciecca Wr.]—Azulejo de monte. = scandens J. Múll. [Cicca Wr.]—Azulejo bejuco. Raspa-lengua. — neopeltandrus Gris. — Pseudo-Cicca Gris. — nutans Sw. — Grisebachianus J. Múll. — reticulatus Poir (exót.) g, glaber J. Mill. (Ph. Jamaicensis Gris.] (Cult.?) — angustifolius Sw.—Panetela. — Epiphyllanthus Lin.— Panetela (tipo y var.). 6, dilatatus J. Múll. (-). y, prelongus J. Múll. — pallidus Wr.; no Gris. (1950). — sub-carnosus Wr. (*) [Ph. pallidus Gris., no Wr.] (1496). (D) Que es el P7? sub-carnosus Sauval., Flora, 125? (19) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 53 Phyllanthus orbicularis Kunth. 5, ellipticus J. Múll. 7, obovatus J. Múll. — Myrtilloides Gris. g, spathulifolius [Phyllantus Gris. ] — erytbrinus J. Múll. [Ph. purpureus Gris.: Wr., no J. Múll.] — discolor Spreng. - Williamioides Gris. — procerus Sauval. — heliotropus Gris.; Wr.; J. Mill. — aquaticus Sauval. — squamatus Sauval. — erandifolius Lin. (Ph. Juglandifolius Willd.]— Frosella comarrona. — junceus' JJ: Mull. — micranthus Rich. — echinospermus Sauval. — minimus Sauval. - accidissimus J.. Múll.? [Cicca racemosa Lour.] (Cult )—Grosella (1). Securinega Acidothamnus J. Múll. [Flueggea Acidothamnus Gris (1999): Antidesma Cubana (?) [Hieronyma J. Múll.] (580, parte).— Cajuela (tipo y var.). 6, pallida [HieronymaJ. Múll.; H. Clusioides Gris (?)] (580, en parte). Savia Erythroxyloides Gris. — Clusiifolia Gris. £, intermedia J. Múll. y, fallax J. Mull. $, membranacea J. Mill. — Laurifolia Gris. — sessilifiora Willd. [Phyllanthus Laurifolias Rich.: Ph. pu- bigerus Rich.]—4Aretillo, Maco, Carbonero de costa. Callitriche Occidentalis Hegelmenn. (Y) O Ph. distichus J. Mill. [Cicca disticha, Lin.]? (2) Desechándose el nombre empleado en nuestro Dicc. lof., 29. (3) Sin relación con la 247. Clusioides J. Mil. [Stilaginella Tul.], exótica. 31 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (807 Callitriche deflexa A. Braun. Tetralyx brachypetalus Gris. (1995). Búxeas. Buxus subcolumnaris J. Múll. [Tricera levigata Gris., no Sw.] (1920). — Cubana H. B.” [Tricera Rich.]— Boj de Cuba. — Citrifolia Spreng. (exót.) 7, brevipes J. Múll. [Tricera fasciculata Gris. exclusiva- mente para parte de la exsiccata de Wr. núm. 1919] (1919 en parte). — acuminata J. Mill. [Tricera fasciculata Gris., ídem.: Tricera acuminata Gris.] (1919, en parte). — retusa J. Múll. [Tricera Gris.] (1921). f£, gonoclada (Tricera Wr. Buxus J. Múll.) — glomerata J. Múll. [Tricera Gris.] (1676). — Wrightii J. Múll. [Tricera microphylla Gris.] (1928). Bixáceas. L:eetia Ternstremioides Gris.—Guaguast. Xylosma infestum Gris.—/71es0 espinoso. - Buxifolium A. Gray.—/Hueso de costa. — Schefferioides A. Gray.—Hueso de costa. Flacourtia Ramontchi L'Hérit. (Cult.) — Ciruela de Madagascar. Bixa Orellana Lin. (Cult.)—4A chiote, Bija. Cochlospermum Hibiscoides Kunth.—Botija. Canella alba Murr.—Cúrbana. Papaya Carica Gártn. (naturalizada!)— Papaya, Fruta bomba. — Posoposa [Carica Lin.] — Papaya cimarrona. Turnera Cistoides Lin. — viscosa Sauval., nombre |Piriqueta Gris.] — . pumilea Lin. — — hirsutissima Sauval. — Ulmifolia Lin.—J/11i-Lope. — microphylla Desyv. — acaulis Gris. 131] 31] (81) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. Samideas. Homaliumn racemosum Jacq. (1106). —Omitido por Sauval. Samyda serrulata Lin. (19?, 1896). — grandiflora Gris. (1897).—J va de flor grande. Ludia reticulata [Prockia Meissn.; Banara Gris.] (1882). — glaberrima [Banara Wr.] (1883). Guidonia Ilicifolia (1) [ Valentinia Sw.; Casearia Valentinia G.-M. y Mol.!, nombre]. = Aquifolia [Valentinia coriacea Gris.; Casearia Aqui- folia Sauval., nombre]. —= parvifolia G.-M., Dicc. dot., 93. [Casearia Willd.; C. parvifiora Rich.; Jacq.; no Lam.*? ni Willd.; Samyda parviflora Lin.; C. decandra Jacq.; C. punctata Spreng.]—Quina. = hirsuta G.-M., Dicc. bof., 94. [Casearia Sw.]—Raspa- lengua. — hirta [Casearia Sw.; Samyda tomentosa Sw.] (14, 15, 1884, 1885).—./1a peluda. f, elabriora [Casearia hirta Sw.: var., Gris., en pat- telas): — ramifiora [| Casearia Vahl.; Iroucana Guianensis Aubl.; C. hirta Sw.; var., Gris., en parte] (18, 1888). — Jia Yrava. 6, spinosa [Casearia ramiflora Vahl.; var. spinosa Gris.; Samyda spinosa Lin.; Casearia spinosa Willd.; €. odorata Macf.; C. aculeata Jacq.] = spinescens Gris. [Guidonia Gris.; Samyda Sw.] (13). —Jia prieta. — -: alba [Casearia Rich.] (1890).—.J ta blanca. = stipulario [Casearia Vent.; C. lanceolata Miq.: Sa- myda arborea Rich.; C. Hostmanniana Steud.: C. incana Bert.] (16). —Guasimilla del pinar. = emarginata [Casearia Wr.] (1894). f, ramosissima [Casearia Wr.] (1893). (Y) No H. B.», Hist. dez pl., 14, 212, nombre y figura. 26 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (82) Guidonia sylvestris [Casearia Sw.; €. parvifiora Willd., Cand.. excluyendo Lin.; Macf., no Jacq., Rich., ni Lam.*?| (17, 5942, 595) (*). —Rompe-hueso, Sarna, Sarnilla, Sarna de perro, Elorón, Palo cotorra. 7. Myricoides [Casearia sylvestris Sw.; var., Myri- coides Gris.] (1891, 1892). o, sub-opacis | Casearia sylvestris Sw.; var., Gris.] CUL: - preecox [Casearia Gris.] (1889). = eriophora (?) [Casearia Wr.] (1895).—4A gracejo de monte. — Leetioides [Zuelania Rich.; Leetia longifolia Rich.; Samyda icosandra Sw.; Z. crenata Gris.: Leetia crenata Rich.: Thiodia Leetioides Gris.; Leetia? Guidonia Sw.: Casearia Leetioides Rich.] (1108, 1111, 1878, 1879).—Guaguasi. — tremula [Zuelania Gris.] (2640). = [Casearia? sp. nov., Sauval., 17. cub., núm. 94.] Lunania Grayi Gris.—£Lunania. — Sauvalleii Gris. [L. racemosa Gris., no Flook.]— Lunanta. — — dodecandra Wr.—Lunant. —- divaricata Benth. 6, pentandra Wr. Lunania (tipo y var.). Pasiilóreas. Passiflora alata Ait. (Cult.)—Pasionaria. — fetida Lin.; Cav. ¡P. Hibiscifolia Lam."; P. Gossy- pifolia Desv.; P. variegata Mill.: P. hirsuta Lodd.] Pasionaria hedionda, P. vejigosa. — rubra Lin. [P. capsularis Lin.; Id., g, acutiloba, y y, eeminifolia Cand.; P. capsularis Smith. ]— Pasio—- naria de cerca. = maliformis Lin. |P. ornata Kunth.] — Franadilla de MONO. (1) Transición entre el tipo y 53. (2) Se desecha el nombre especifico que se lee en nuestro Ensayo de Farmacoflto- logía cubana, pág. 17, nota 2, c.; y en el Dicc. bof., pág. 11, art. Agracejo de monte. (83) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 57 Passiflora Murucuja Lin. [P. coriacea Rich.; Murucuja ocellata Pers.] (Cult.) — Murucuya, Pasionaria vejigosa. P. hedionda, P. hedionda, for carain. — pallida Lin. [P. Hederacea Cav.?; P. minima Lin., no Jacq.: no P. maculata Scan.; P. angustifolia Sw.: P. heterophylla Jacq.; Cieca heterophylla Mónch:; P.loneitola, Lam, B: Ware Nutf.; P. suberosa Lin.?; P. lineariloba J. Flook.?] — Pa- sionaria de cerca, Huevo de gallo, H. de gato. — quadrangularis Lin. (Cult.!)—Pasionaria. = stipulata Aubl.? (2599).— Pasionaria de las pozas. - Berteriana Balbi.—Pasionania de cerca. o sexflora Juss.—Pasionaria de cerca. — multiflora Lin.— Pasionaria de cerca, P. vaimila. — reticulata Sauval.—Pasionaria. = pubescens Kunth. — holosericea Lin. — incarnata Lin. —- pedata Lin.—Giirito de pasión. — Brasiliana Hort. Par. (Cult.) —Pasionaria. = ciliata Ait.—Pasionaria de la Candelaria. — penduliflora Bertero.— Pasionaria hedionda, P. ve Jigosa. — amabilis J. Hook. (Cult.)—Pasionaria. — oblongata Sw.—P. hedionda, P. hedionda, for car min, P vejigosa. Cruciferas. Cheiranthus Cheiri Lin. (Cult.) —4/e/% amarillo, A. pajizo. Ramo de oro. Matthiola annua sweet (Cult.) Nasturtium oftficinale R. Br. (7).—Berro. — palustre Cand.—Rdbano de agua. — + brevipes Gris. [N. palustre Cand.; «?, brevipes Cand.] Brassica Erucoides G.-M. (1) (Cult.) — Rabaniza blanca. Encanto. Cuarentena. (1) Hierba anual, pubescente. Hojas sentadas, runcinado-liradas, dentadas. Péta- 58 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (81) Brassica oleracea Lin. (Cult.!)—Co?/. — Napus Lin. (Cult.!)—Vabo. — nigra Koch. (Cult.) —IZostaza negra. — lanceolata Sauval., nombre [Sinapis Brassicata Lin.; S. lanceolata Cand.; S. integrifolia Willd., West.: S. nigra Desc., no Lin.: Raphanus lanceolatus Willd., no Macf. Tberis odorata Lin. (Cult.!)—Carraspique blanco, Zaraza. - — semperflorens Lin. (Cult.!) —Castillo de plata. Lepidium Virginicum Lin. (silo).—Sabe- lección. Cakile maritima Scop. [C. «equalis L'Hérit; C. Cubensis Kunth]. —Berro de costa. Lináceas (*). Linum usitatissimum Lin. (Cult.) —£n0. Erythroxylon minutifolium Gris. (Erythroxylum) (2133).—A ra- bo de piedra, Sibanicú, Cubanicú, Cubainica. = brevipes Cand. (Erythroxylum). £, spinescens [Erythroxylum Rich.] (2134). — alternifolium Rich. (Erythroxylum) (2136, 2138). —Jibd (tipo y var.) B?, pedicellare [Erythroxylum alterniflorum Rich.; var. ?, pedicellare Gris.] (2139). — lineolatum Cand. (Erythroxylum).—/104. — obovatum Macf. (Erythroxylum) [Erythroxylum affine Rich.] (2140, 2141). —47ab0 colorado. — rufum Cav. (Erythroxylum).—4A rabo colorado. — squamatum Vahl. (Erythroxylum) (Cuba?) (?). — Havenense Jacq. (Erythroxylum) (Q137).—J ¿04 . — obtusum Cand. (Erythroxylum) [Erythroxylum Havanense Kunth., no Jacq.; Erythroxylum areolatum Pópp., no Lin.] (86, 1149).—Ji04. los anchos, muy obtusos, blancos ó algo purpúreos cerca de la uña. Silicuas ergui- das, sentadas. Semillas 2-seriales. Estilo en forma de estoque. Estigma 2-lobado. España, Baleares, Niza, Sicilia y Oriente.—Sinapis Lin.— Diplotaxis Cand. (1) El actual catálogo anula el publicado en los ANALES, t. XIX, p. 225. Se suprime el Erythrozxylon Coca Lam.k (Erythroxylum), Coca del Perú, por no haber dado resul- tado su cultivo en la isla. (2) Gris., Cat. 42, lo admite como de Cuba. (85) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 59 Crasuláceas (?!). Bryophylon calycinum Salisb. (Bryophyllum).— Prodigiosa, Vibora, Hoja bruja, Inmortal, Pólipo herbáceo, Siempreriva. Kalanchoe Agyptiaca Cand. (Cult.!) Sedum cruciatam Desf. (Cult.!) Rutáceas (2). Ruta graveolens Lin. (Cult. !) — Ruda. Galipea Ossana Cand.—Quina del país. Ravenia spectabilis Planch. [Lemonia Lindl.]— Zemonia. Pilocarpus heterophyllus A. Gray. [Raputia? heterophylla Cand.] Casimiroa heptaphylla Llav. y Lex. (Cult.!) —Sapote blanco. Xanthoxylon emarginatum Sw. (Zanthoxylum) [Fagara emar- oinata Sw.; Tobinia emarginata Desv.; Zantho- xylum coriaceum Rich.; Tobina coriacea Desv.] —Bayúa, Bayuda. — dumosum Rich. (Zanthoxylum) [Fagara dumosa Gris.] == spinosum Sw. (Zanthoxylum) [Fagara spino— E sa Sw.; Tobinia spinosa Desv.] = ternatum Sw. (Zanthoxylum) |Fagara ternata Sw. | — Mate árbol. 8?, tediosum [Zanthoxylum Rich. | — stenopteram Sauval., nombre (Zanthoxylum) [Fagara stenoptera Gris.¡—Chivo, Humo, Limón café, Limoncillo, Tomegutin. = Ayua G.-M. (%) [Zanthoxylum Clava-Herculis (1) Anula el catálogo de esa familia, publicado en los ANALES, t. xIx, p. 226. (2) Anula el publicado en los ANALES, t. XIX, p. 227. (3) Arbol aguijonoso. Hojas imparipennadas, 4-10-yugadas; foliolos óvalo oblongos ó elíptico-lanceolados, lampiños ó pubescentes superiormente, pelúcido-punteados inferiormente ó sin puntos ?; peciolo aguijonoso. Cimas axilares y terminales, sub- apanojadas. Flores 5-meras, con cáliz y corola. 5-ovarios, 1-loculares, soldados infe- riormente. Esta descripción fué publicada en los ANALES, t. XIx, p. 228, nota 1, y se reproduce actualmente con algunas correcciones. 60 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (86) Cand.. no Lin (1) ni Lam.!; Z. Caribreum Lam.r, no Gártn. (?): Z. Carolinianum Gártn., no Lam." (9): Z. lanceolatum Poir. ()].— Aya, Ayuda. Xanthoxylon phyllopterum Sauval., nombre (Zanthoxylum) [Fagara phylloptera Gris.] = Pterota Cand. (Zanthoxylum) |Zanthoxylum Kunth., en parte ?:; Fagara, autores, no Lin.; Schinus Fagara Lin. ?; Fagara Lentiscifolia Willd. (*)].—4y%a cayutanta ?, Espino, Limon— cillo, Tomeguín. —= ? gracile Sauval.. nombre (Zanthoxylum) [(Faga- ra Gris. ] — aromaticum Willd. (Zanthoxylum) [Z. Elephan- tiasis Mact. | — Juglandifolium Willd. (Zanthoxylum).—A yuda blanca, Á. hembra. £?, Berterianum Cand. (Zanthoxylum Juglandi- folium Willd.: 5?, Berterianum) (Cuba ?) =— duplicipunctatum Wr. (Zanthoxylum).—A yuda varia. — Pistacieefolium Gris. (Zanthoxylum). — Bombacifolium Rich. (Zanthoxylum). — Ayuda prieta, A. sin espinas. Ampyris sylvatica Jacq. [A. diatrypa Spreng.: A. Floridana Nutt.)—Ouabilla, Cuaba blanca. £, Plumiere [Amyris Cand.]—Cuabá de monte. — balsamifera Lin. [A. pinnata Kunth.: A. sylvatica Rich., no Jacq.; A. sylvatica Jacq., var. Gris.] — Cuaba blanca, Palo de roble, Pasafrás del país. — lineata Wr. — axillifiora Gris. — Maritima Jacq. [A. saussa Fernandez, no Brus. ?|— (D) El Z. Clava-Herculis Lin., corresponde por completo al X. Frazxineum Willd. ¿Zanthoxylum) [Z. Clava-Herculis Lam.*; Z. Caribeum Gártn., no Lam.*; Z. Ameri- canum Mill.; Z. ramiflorum Mich * ), exótico. (2) V. la nota 1. (3) El Z. Carolinianum Lam.* , es sinónimo de una especie exótica. (4) Es la Q. (5) Erróneamente Sauval admite esa especie como de Gris. (87) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 8 Cuaba amarilla de costa, C. de costa, Incienso, 1. de costa, Palo de incienso, P. de resina. Limonia trifoliata Lin. [Triphasia Cand.] (Cult.)— Limoncito de Cubda?, L. de China, £. de Bataria. — Citrifolia Willd. [Glycosmis Lindl.; G. heterophylla Rich. (Cult.)) Murraya exotica Lin. (Cult.!)— Wivraya, Muralla. Citrus medica Lin. [C. medica Lin.: », medica proper Hook. (1), (Cult.!) —Cidra. 3. Limonum Hook. (Cult.! silv.?) (?).—£Limon (agrio). Subvar. /, Gallo-Limonum (Cult.!) — Limón frances (agrio). Subvar. c, Peretta [C. Limetta Risso; var. Peretta Cand. | (Cult.!) —Limon de ombligo (agrio). 0, Limetta Hook. (*) |C. Limetta Risso; var. Limetta Cand., en parte] (Cult. )— Lima, £. criolla, £. de la tierra, E. de piquito. y. híbrido ? (Cult. )— Varanja lima. Subvar. 6, Gallo-Lumia (*) [C. Limetta Risso; var. Li- metta Cand., en parte] (Cult.!)—Limon dulce, L. fran- cés dulce. — —Aurantium Lin. [C. Aurantium Lin.; +, Aurantium pro- per Hook.] (Cult.!)— Varanja de China. £. melitense (Cul. )— Naranjita de Malta, N. de sangre. », nobile [C. nobilis Lour.] (Cult. — Varanja moreira. o, Bigaradía Hook. (1127).—Varanja agria. Subvar. 6, pulpe-dulce (Cult.!, silv.2) — Varanja de Cajel. Subvar. c, Myrtifolia (Cult.!) — Varanfita de San Jose. Naranjito del Obispo. Subvar. d, macrocarpa (Cult. — 70r00J4. <, Bergamia Hook. (Cult.)— Bergamota. (1) The Flora of British India, t. 1, p. 314. (2) ¿Es el Limón citado por Sauval bajo el nombre de €, Zimonum Cand.? (3) Sección Limetta. (4) Sección Zumia. 52 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (88) Meliáceas. Melia Azederach Lin. (Cult.) — Paraíso. — sempervirens Sw. (Cult.) —Cinamomo. Guarea Trichilioides Lin. (exót.) y, pallida C. Cand. (63, 107).—Samao. Trichilia trachyantha C. Cand. [Moschoxylum trachyanthum Gris.] (1134). — Spondioides Sw. [Cupania trachycarpa Gris.] (101, 103). —Cabo de hacha. / — Havanensis Jacq. |Portesia glabra Gris.: Trichilia gla- bra Lin.; Portesia ovata Gris.. no Cav.; Trichilia minor Rich.] (2174, 2175).—Siguaraya. S. macho. — trifoliata Jacq. (Cuba?) —Cerezo Silvestre? Es especie dudosa. Swietenia Mahagoni Lin.—Caova. Cedrela Glaziovii C. Cand. [C. odorata Gris., no Lin.]—Cedro. ¿No existe en Cuba la C. odorata Lin.? Anacardiáceas. Mangifera Indica Lin. (Cult.!) —Mango. Anacardium Occidentale Lin. (Cult.!) — Marañón. Comocladia dentata Jacq.—(Guao (tipo y var.). £, propinqua Engler [Comocladia Kunth]. =- platyphylla Rich.— GFua40. — labra Spreng.—Omitida por Sauval. — intermedia Wr.—Omitida por Sauval. Rhus Metopium Lin. [R. Oxymetopium Gris.; Metopium Linnel Engler|.—(Fuao de costa. — venosum Gris. [Metopium Engler]. — Copallina Lin.—4%11 del pinar, Sumaque. — lineatifolia Ortega [ Rhamnus Cubensis Pers.; Rhamnus lineatifolius Schult.; Rhus lineata Spreng.] —Anacar- diácea? — Metopioides Turcz.—Omitida por Sauval. Schinus Terebinthifolius Raddi (Cult.!)—Racimo de rubtes. (89) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. e3 Spondias purpurea Lin. [S. Mombin Lin.; S. Myrobalanus Jacq .: S. crispula Beurling |]. —Ciruela campechana. Omi- tida por Sauval. - lutea Lin. (S. graveolens Macf.]—Jobo. Bursera gummifera Jacq. — Almácigo amarillo, Á. blanco, A. colorado, Cachibú. — angustata Wr.—A Imácigo de paredón. — glauca Gris.— Aya prieta. — graveolens Triana y Planch.—Omitida por Sauval. — Guianensis H. B.r [Icica Aubb.; 1. heptaphylla Gris., no Aubl.; Amyris Guianensis Willd.; Bursera hepta— phylla Sauval., nombre; Icica copal Rich., Protium Guianense March.] —Copal. —altissima HB lcica, Aúbl. Amyris Willd.](Cult:2 Cuba?) —Cedro blanco de la Guayana, C. rosado. Hedwigia balsamifera Sw. [Bursera Pers.: Icica Hedwigia Rich.|] —Palo cochino, Azucarero de montana. Sapindáceas. Triceros Occidentalis [Staphylea Sw.; Turpinia G. Dorr.] (111, 1174). Melicocca bijuga Lin. (1167, 1168). —Mamoncillo. Thouinia trifoliata Poit. (2168).—Chicharroncillo de costa, Copa— lillo. — tomentosa Cand. (106”). — nervosa Gris. [Schmidelia Rich.] (1173, 2169). —Cane- litlo, Copadlillo. — pulverulenta Gris. (2284). — rotundata Sauval. Huertea glandulosa R. y Pav. [H. Cubensis Gris.] (2276). Sapindus Saponaria Lin. (2167).—Jaboncillo. — - inequalis Cand.—/Jaboncillo. Cupania Americana Lin. [C. tomentosa Sw.] (108, 1166).— Guard. — glabra Sw. (2166).— Guard. 8, multijuga Gris. [C. multijuga Rich.] (105, 1165, 1586).— Guard, (F. de costa. 61 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (90) Cupania Cubensis G.-M. (*) y Mol.*, nombre [C. macrophylla Rich.! (Q165).—Guará macho, E. colorada, Guarand. £, Richardi [C. Juglandifolia Rich., en parte, hojas: C. macrophilla, var.?, Gris.] — sapida Camb. [Blighia Kón.] (Cult.!) —4rb01 del seso. Akée de África. — apetala Macf. [Ratonia Gris.: C. Juglandifolia Rich.. en parte, fruto: C. oppositifolia Rich.] (2180).—W/1—- CUNIJe. — spathulata [Ratonia Gris.; R. apetala Gris., 21. IFr19M1.. 169, no Flora] (1151, 1604).— Macurige. Xephelium Lappaceum Lin. [Euphoria Nephelium Cand. (Cult.)— Rambustin. —- Lit-chi Camb. [Euphoria Desf.] (Cult.) — Licht. — Longana Camb. [Euphoria Lam.*] (Cult.)--ZLongún. Mamoncillo de China. Hypelate trifoliata Sw. (2171).—Saicuage de costa. — paniculata Camb. (1169). —Sauicuage. Alvaradoa (2) amorphoides Liebm. (2189). - arborescens Wr. (2190. Dodon:ea viscosa Lin. [D. Burmanniana Cand.] (2173). — angustifolia Sw. (2172). schmidelia Cominia Sw. (106, 1161).— Palo de caja, Sanilla. ES Occidentalis Sw. (102, 1162, 1163).—Patlo de caja. — rigida Sw. (573, 1164). = var.?, Gris., Cat. pl. Cub., 46 (2170). Paullinia pinnata Lin. (104, 1171).—Azucarito. = Curassavica Lin. (107*, 110, 1172). — fuscescens Kunth. Cardiospermum Halicacabum Lin.—Varolitos. 8, molle Gris. [Cardiospermum Kunth.]. 7?, ferrugineum Gris. Serjania paniculata Kunth (2162).— Bejuco de corrales. — lucida Schum. [S. Ossana Cand.] (109).— Bejuco co- lorado. — Lupulina Schum. [S. crenata Gris.] (108*, 2161).— Bejuco de corrales. (1) Flora de Cuba (tesis) 35. (2) Género omitido por Sauval. (91) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 65 Serjania var., angustifolia Gris. (2160). var.?, parvula Wr. (2164). — atrolineata Sauval. [S. divaricata Gris., no Sw. ] (1587). — albopunctata Wr. [Paullinia triternata Jacq., no Ser— jania triternata Willd.] (21653). Sábieas. Meliosma oppositifolia Gris., Cat., 46 (*) (2094). Viteas. Vitis Caribea Cand.—P47r7a comarrona. — Labrusca Lin.—24774 cimarrona. — vinifera Lin. (Cult. )— Vid, Parra. Cissus Sicyoides Lin.—Ubt. — —quadrangularis Lin.—Ubi de vejigatorios. — acida Lin.—U0! agrio. — cordifolia Lin.—Ubi de hoja ancha. — microcarpa Vahl. — tuberculata Jacq. — Wrightiana Planch. — subavenia Planch.—UD! de tres hojas, U. macho. — intermedia Rich. — Grisebachi Planch. — rhombifolia Vahl.—Bejuco u0!. Ampelopsis quinquefolia Torrey y A. Gray. [Partenocissus Planch.]— Bejuco ubi macho, Parrita comarrona. — bipinnata Mich. —Poarrita de playa. Nora. Existe mucha confusión en la sinonimia de las espe- cies y variedades cubanas de esta familia. —Bibliografía. Re- pertorio fisiconatural de la isla de Cuba, 1, 204, Habana, 1865. Planch., Ampelidee, en Cand., Monographie phanerogama FUM, V. (1) Entre las Sapindaceas. ANALIS LE HiST. NAT.—XXITM. 5 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (92) SUBORDEN H.—Dialipétalas inferovariadas. Enoteráceas.— Halorágeas. —Rizoforáceas. — Melastomíceas (1). * Enoteráceas. Ludwigia microcarpa Mich.* [Isnardia Poir.] palustris Ellis. [Isnardia Lin.] stricta Wr. [Isnardia Wr.] repens Sw. [Isnardia Cand.] (Silv.) 6, rotundata [Isnardia repens Cand.: var. rotundata Gris.] Clavellina [Jussisva repens Lin.| (Silv.) —Clavellina, Hierba del clavo (tipo y var.). e, Peploides [Jussirca Kunth.] 7, erandiflora (Jussisvea Mich. ] ramulosa [Jussisvea Cand.] inclinata [Jussiea Lin.; Jussiea repens Lin.; var., «inflata Wr.] peduncularis [Jussiea Wr.] oocarpa [Jussiva Wr.] foliosa [Jussisea Wr.: J. variabilis Mey.?; J. leptos- tachya Nutt.; J. pilosa Kunth.] acuminata [Jussiea Sw.:; J. micrantha Kunze.; J. acuminata Sw.; var., latifolia Gris.| decurrens Walter [Jussiwa Cand.: J. acuminata Gris., no Sw.; J. acuminata Sw.; var., longifolia Gris.] hirta [Jussiea Vahl.; J. octofila Cand.: en Rich.?; J. macrocarpa Kunth.] suffruticosa G.-M. [Jussizea Lin.; J. octonervia Lam.'; J. palustris Mey.; J. suffruticosa Lin.; var., Ligus- trifolia Gris.; J. Lieustrifolia Kunth.] angustifolia [Jussiva Lam.*] Sagreana [Jussirwa Rich.] (Enothera rosea Ait. (Cult.) (1) Mirtáceas: apéndice 2. 493) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 67 Halorágeas. Myriophyllon scabratum Mich.* (Myriophyllum) [Potamogeton pinnatum Walt.] (2549). — sparsiñforum Sauval. (Myriophyllum.). Proserpinaca palustris Lin. [P. palustris; a, Mich.*; Trixis pa- lustris Mitch.] (2550). Rizoforáceas. Rhizophora Mangle Lin.—Zangle colorado. Cassipourea Guianensis Aubl. (exó0%.) fp, elliptica G.-M., Dicc. dot., 84. [ Legnostis ellip- tica Sw.; Cassipourea elliptica Poir.] Melastomáceas. Rhexia Cubensis Gris. Meriania rosea Tuss. [M. leucantha y .purpúrea Sw., no Tuss.; M. nana y bifrons Naud.] Tibouchina (Acisanthera) quadrata [Acisanthera Juss.; Uran- thera dicranophora Naud.] — — pellucida [Acisanthera Wr.] — — adscendens [Acisantera Sauval.] — (Artgrostemma) Heteronoma [Heteronoma Cuben- se Naud.] — (Nepsera) aquatica [Nepsera] Naud.: Rhexia Sw.; Melastoma Aubl.; Spennera hidrophila Miq.; S. Asphalti Crueg.; Aciotis aquatica Don.; Ho- monoma aridum Bello] (*). == (Pleroma) Micranthella [Arthrostemma lanceola— tum Gris.; Cheetogastra lanceolata Cand.; Ch. Havanensis Cand.: Ch. lon- (1) Apuntes para la Flora de Puerto-Rico. [ANALES, tomos Xx y X11). 63 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (91) cifolia Cand.; Rhexia longifolia Vahl.; Micranthella lanceolata Naud.; M. lon- oifolia Naud.; Pleroma Micrantella Sauval., nombre]. Tibouchina (Pleroma) squamata [Pleroma squamatum Sauval. ] — — Cubense [Arthrostemma Cubensis Rich.; Cheetogastra (Adesmogastra) Cuben— sis Gris.; Ch. (Adesmogastra) Origa- noides Gris.: Ch. (Helphestionia) Sa- turejoides Gris.: Pleroma Cubensis Sauval., nombre]. =— (Cheetolepis)... Según Bent. y Hook., Gen. pl. 1, 744, existe en Cuba un Cheetolepis. mé especie? Háunees (Henriettella) fascicularis [Osseea Gris.; Henriette— lla Sauval., nombre.] — — punctata [Ossea Gris.; Henriettella ? Sauval., nombre!. =— (Euhenriettea) parviflora Gris. Miconia (Oxymeris) capillaris [Melastoma Sw.; Sagrea Cand., Clidemia Gris.: Ossea, Sauval, nombre]. — -— hirtella [Melastoma Sw.; Sagrea Cand.; Clidemia Gris.; Osseea Sauval., nombre.) = —= penninervis [Clidemia Gris.;Osseea Sauval.: nombre]. — (Calycogonium;) elliptica [Calyc. ellipticum Sauval.] — = Lindeniana [Calyc. Lindenianum Naud.; Calyc. Rhamnoideum Naud.; Calyc. Wrightianum Gris.] =- — heterophylla [Calyc. heterophyllum Naud.] =— — Baracoana [Calyc. Clidemioides Gris.] — — Rosmarinifolia [Calyc. Rosmarinife- lium Gris.] — - angulata [Calyc. angulatum Gris.] - — stellata [Calyc. stellatum Cand.; Calyc. Cubense Gris., Cat., mo Rich.] > — secundo-angustifolia [Pachyanthus angustifolius Gris.)—Cordobancillo. (95) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 10) Miconia (Calycogonium) secundo-lanceolata [Calyc. lanceola— tum Gris.] — — plicata [Calyc. plicatum Gris.] — =- Lima [Clidemia Cand.; Sagrea Naud.; Calyc. Gris.] — = producta [Calyc. productum Sauval.] —Cordobancillo. = — microphylla [ Calyc. microphyllum Sauval.] — (Puchyanthus) Poireti [Pach. Poiretii Gris.; Calyc. Cubense Rich., no Gris.) —Cordobún. — — coriacea (*) [Sarcomeris Naud.; Pach. Cubensis Rich.]— Hierro del pinar. = = Oleifolia [Pach. Oleifolius Gris. |—Co7- dobancillo. =- - Wrighti H. B.» [Pach. Wrightii Gris.] —Cordobán. — (Tetrazygia) angustiflora (Tet. Gris.; Tet. Eleeagnoi- des Hook., no Cand.; Naudinia argy- rophylla Rich.; N. chrysophylla Rich. ] —(Cordobancillo. — — semicrenata Naud. [Tet. Gris.; Conoste— gia Sw.] — — ancistrophora [Tet. Sauval.] — — brachycentra [Graffenrieda Gris.: Tet. Sauval., nombre].—Cordobancillo. — — Rangeliana Gris. [Tet. laxifiora Naud. |] —Cordobancillo, C. de loma. — (Conostegia) sub-hirsuta [Conos., Cand.] — — Bailloni (Conos.; Clidemioides Wr.] — — Xalapensis [Conos., Don.]—Cordobanci- llo, for rosada. — (Eumiconia) rubens Naud. [Cremanium Cand.] = — tetrandra Naud. [Tet. Cand.; Cremanium tetrandrum Gris.] =— = Cubensis Sauval., nombre. Pleurochenia Wr.] (1) Esla misma de Cand., Prodr., 111, 189 ? 70 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (967 Miconia (Eumiconia) rufa Sauval., nombre. [Catachenia Gris.] =— — Pinetorum Sauval., nombre. [Catach:enia parviflora Gris.; Cat. alternifolia Gris.] — — holosericea Cand. — — impetiolaris Don. — — prasina Cand. [Miconia splendens Gris.] — — leevigata Cand.—Cordobancillo de arroyo. — = Eurychenioides Gris. — — chrysandra Wr. -- — Androsemifolia Gris. — elata Cand. [Diplochita serrulata Cand.] — — Fothergilla Naud. [Diplochita Cand.] — — delicatula Rich. — — auriculata Cand. [Tschudya Ibaguensis | Gris.; Miconia Ibaguensis Sauval., nombre.) — o lanata [Tschudya Gris.; Clidemia Cand.) = — chlorophylla Sauval. — = preecox Sauval., nombre. [Graffenrieda obtusa Gris.; Tetrazygia Eleeagnoides Gris., no Cand.; Cha- rianthus obliquus Gris.] Ossea hypoglauca [Calycogonium hypoglaucum Wr.] — echinata [Calyc. echinatum Gris.; Calyc. pauciflorum Sauval., nombre; Sagrea pauciflora Naud.] — verrucosa [Calyc. verrucosum Gris. ] — involucrata Sauval., nombre. [Calyc. muricatum Gris.] — muricata Sauval., nombre. [Calyc. muricatum Gris.] — microphylla Sauval., nombre. [Clidemia Gris.] — heterotricha Sauval., nombre. [Clidemia Gris.] Maieta (Heterotrichum) nivea [Heterotrichum niveum Cand.] — (Clidemia) hirta [(Clidemia Don.] — — spicata [Clidemia Cand.] A — — Wrightii [Clid. Wrightii, Gris.; Ossea Wrightii, Benth. y Flook., según Sauval.] = — leucandra [Clid. Wr.; Ossea Wr.; según Sauval.] =— — trichotoma [Clid. Wr.; Ossea Wr.; según Sauval. ] — — neurotricha [Clid. Sauval., nombre; Clid. hirsuta Gris., no Sagrea hirsuta Cand.] (97) Gómez de la. Maza.— PERIANTIADAS CUBANAS. 71 M SS] aieta (Clidemia) Valenzuelana [Clid. Rich. ] — (Sagrea) rubrinervis [Sagrea? Naud.; Staphidiastrum rubrinerve Naud.; Clid. rubrinervis Gris. ] = — macrandra [Sagrea Sauval.] = — scabrosa [Sagreea Naud.; Clid. Gris.; Ossea Cand.] — — rufescens[Clid. Gris.; Osseea Sauval., nombre.] = == cinerea [Clid. Gris.] — — lanata [Sagrea Naud,; Clid. Gris.; Osseea Sauval., nombre.] Mecranium racemosum Sauval., nombre. [Cremanium Gris.] — Amyedalinam Sauval., nombre. [Cremanium Gris.; Oss:wea integrifolia Naud.] — coccineum Wr. [Cremanium virgatum Gris., Cat., 102, no Flora.] Mouriri (*) lanceolata Gris. (Mouriria). — Myrtylloides Poir. (Mouriria) [Mouriria acuta Gris.] — Faja comarrona. — spathulata Gris. (Mouriria) [Aulacocarpus Wrightiz, Gris.)—Mirto del pais. = Valenzuelana Gris. (Mouriria). —L£Lebrero, Palo tov- cido, Mano de pilon. — emarginata Gris. (Mouritia). (D) AUBL.: Mowriria Juss. INSECTOS DE MALLORCA, POR DON FERNANDO MORAGUES Y DE MANZANOS. (Sesión del 4 de Abril de 1894.) En 1889, en el tomo xvu1 de estos ÁNALES, publicamos una lista titulada Coleopteros de Mallorca, en la cual se hallan re- presentadas 655 especies. Desde entonces hemos continuado recorriendo varias localidades y en distintas épocas con objeto de encontrar otras especies y coleccionar los insectos de otros órdenes que tan olvidados han vivido siempre en nuestra isla. Hoy podemos ofrecer 145 especies más de coleópteros que, unidos á los que llevamos ya publicados, forman un total de 800 especies. Entre los hemipteros hemos podido reunir unas 220 especies, las cuales continuamos en esta lista, lo mismo que aleunos dipteros recogidos por las cercanías de Palma y de Manacor, dejando para más adelante la publicación de una lista de himenópteros, de cuyos insectos podremos ofrecer en breve tiempo un respetable número. Si de ale'o pueden servir á nuestros consocios los datos que ofrecemos, quedamos altamente satisfechos y damos por muy bien empleados todos nuestros trabajos y fatigas. COLEÓPTEROS. Cicindela campestris Lin.— Arenal de Son Real (Santa Margarita). Abril. Dromius agilis Fabr.— Debajo de la corteza de los árboles y sobre los sembrados. Primavera y verano. Metabletus foveola Gylh.—Son Suñer. Mayo. 7i ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Metabletus foveolatus Dej.— Lugares húmedos y debajo de las plantas en los arenales. Primavera y verano. Son Moro (Manacor). Amblystomus metallescens, var. niger Heer. —Pollenza (Prat den Bosch). Junio. Olisthopus glabricollis Ger.—Son Suñer. Mayo. Pecilus crenatus Dej.— Debajo de las piedras en la acequia del Prat de Son Homs (Palma). Mayo. Lagarus incequalis Marsh.— Son Moro (Manacor). Harpalus calceatus Duft.—Idem, id. Mayo. — oblitus Dej.—Idem, id. Trechus obtusus Er.—Idem, id. Leja Sturmii Panz.—Idem, id. Ochthebius foveolatus Germ.—Acequias de Marratxi. Primavera y verano. Cyclonotum Hispanicum Kust. — Estanques de Son Moragues (Valldemo- sa). Verano. Quedius maurorufus Grav.—Son Moro. Mayo. Stenus morio Grav.—Idem, id. Tachynus rufipes De Geer.—Idem, id. Twenosoma bilineata Steph.—Sobre las flores. Palma. Mayo. Scydmenus Helferi Schaum.—Palma. Catopomorphus arenarius Hampe.—Son Moro (Manacor). Hydnobius punctatus Sturm.—Palma. Saprinus rotundatus Fabr.—Vegetales en descomposición. Palma. Verano. Plegaderus sanatus Truqui.—Idem, id. Brachypterus Urtice Fabr.—1dem, id. — labiatus Er.—Idem, id. Meligethes nanus Er.—Pollenza. Junio. Pria pallidula Er.—Palma. Primavera. Aglenus major Schaum.—Sobre las encinas en flor. Son Moragues (Vallde- mosa). Verano. Lemophlous ferrugineus Steph.—Idem, id. Pediacus aff. costipennis Fairm.—Idem, id. Diochares costipennis Fairm.—Palma. Silvanus Surinamensis Lin.—Idem. Monotoma brevicollis Aub.—Pollenza. Junio. Lathridius transversus O1.—Idem, id. Conithassa minuta Lin.—Idem, id. Cartodere ruficollis, var. concinna Mannh.— Valldemosa. Melanophthalma gibbosa Herbst.—Palma. Junio. Typhea angustata Rosh.—Sobre las plantas. Primavera. Palma. Thorictus piliger Schaum.—Único. = mauritanicus Luc.—Debajo de la corteza de un tronco seco. Ma- rratxi. Junio. (3) Moragues.— INSECTOS DE MALLORCA. ne) Elmis sp.?—Palma. Aphanisticus angustatus Luc.—Prat den Bosch (Pollenza). Throscus elateroídes Heer.—Sobre los cardos. Palma. Primavera. Anthaxia nigritula Ratz.—Son Real (Santa Margarita). Mayo. Cardiophorus procerulus Kiesw.?—Palma. Verano. Agriotes Corsicus Cand.—Idem, id. Malachius limbifer Kiesw.—Sobre las plantas. Valldemosa. Verano. — viridis Fabr. —Idem, id. — var. elegans Fabr.—Idem, id. Attalus jocosus Er.—Manacor (Santa Margarita. Primavera. — coloratus Ab.—Idem, id. Charopus concolor Fabr.—Idem, id. Homeceodipnis Javeti Duv.—Valldemosa, Verano. Dasytes tibialis Muls.—Idem, id. — griseus Kust.—Manacor. Mayo. Corynetes genienlatus Klug.—Palma. Ernobius mollis Lin.— Idem. Apate capucinus, var. nigriventris Luc.—Valldemosa (Son Moragues); Pal- ma (Son Suñer). Debajo de la corteza de troncos secos. Mayo. Rhyzopertha pusilla Fabr.— Manacor. Verano. Lyctus impressus, var. capitalis Schauf.—Palma. Dendarus insidiosus? Muls.—Son Suñer. Mayo. Lichenum pictum Fabr.— Arenal de Son Suñer (Palma). Junto á las raíces de las plantas. Abril. Trachyscelis aphodioides Latr.—Toda la isla y casi todo el año. Se les en- cuentra debajo de la arena. Corticeus Pini Panz.— En los troncos de pino secos y semipodridos. Son Real (Santa Margarita). Abril. Cutomus consentaneus Kust.— Debajo de las piedras. Castillo de Bellver. Febrero. Diastixus crassicollis Kust.—Idem, id. (Raro.) Anthicus tristis Schm.—Se les ve correr sobre la arena y en sitics húme- dos, Manacor. Primavera. — fenestratus Schm.—Son Moro (Manacor). insignis Luc.—Son Mas de la Marina (Manacor); Son Berga (Palma). Mayo. — mylabrinus Gené.—Idem, id. Tomoxia biguttata Gy1.—Sobre el Chrysanthemum coronarium L. Palma (Manacor). Primavera. Mordella bipunctata Germ.—Idem, id. Anaspis maculata Fourc.—Santa Ponsa (Calviá). Junio. Larisia Mulsanti Bris.—Idenm, id. Rlhipiphorus subdipterus Bosch.—Son Suñer. Mayo. 76 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Zonitis prreusta, var. nigripennis Fabr.—Sobre los cardos. Son Moro (Ma- nacor). Raro. Mayo. (Edemera basalis Kust. —Sobre el Chrysanthemum coronarium L. Porrasa (Calviá). Julio. Escaso. Otiorrhynchus meridionalis Gy1l.—Santa María. Único. Junio. = parvicollis Gyll.—También escaso. Alrededores de Palma; debajo de las piedras en el torrente de Son Puigdorfila. Abril. Peritelus necessarius Gy11.— Palma (Torre den Pau). Junto á las raíces de las plantas que crecen en la arena. Primavera. , Chiloneus muricatus Fabr.— Palma. Mayo. Geonomus caudulatus Fairm.—Sobre los lentiscos. Otoño. Son Moro (Ma- nacor). Brachycerus algirus Bedel.— Muros de Palma. Marzo. Rhytirrhinus clitellarius Bohem.— Palma. Phytonomus variabilis, var. sicula Cap.—Son Suñer (Palma). Mayo. — vicia Gy1.—Marratxi. Mayo. Procas armillatus.—Palma. Junio. Bagoides suavis, var. chrysochloris Luc.—Pollenza. Junio. Sobre los Ta- marix. (Prat den Bosch.) Pachycerus mixtus Fabr.—$Son Moro (Manacor). Único. Junio. Trepando por una tapia. Temnorrhinus mendicus Gy11.— Palma. Marzo. Lixus Spartii Oliv.—Valldemosa (Son Moragues). Verano. Anisorrhynchus Sturmii, var. barbarus Bohem.—1Idem, id. Pachytychius heematocephalus Gy11.— Palma. Verano. — sparsutus Oliv.—Idem, id. Acalles Diocletianus Germ.— Debajo de las plantas. Cap des Toy (Mana- cor). Raro. Mayo. Balaninus pyrrhoceras Marsh.—Sobre las encinas. Valldemosa. Verano. Tychius argentatus Chevr.—Sobre las plantas. Manacor (Son Moro). Palma. Primavera. — cinnamoneus Kiesw.—Idem, id. — ¿junceus Reich.—Idem, id. — capucinus Boh.—Idem, id. Sibinia primita, var. arenarice Steph.—Porrasa (Calviá). Sobre varias plan- tas del Prat. Julio. Gymnetron pascuorum, var. bicolor GyU.—Marratxi. Junio. Rhinusa noctis Herbst.—Sobre las plantas. Cercanías de Palma. Manacor (Son Moro). Primavera. Nanophyes flavidus Aubé.—Idem, id. = pallidulus, var. liliputanus Bris.—Idem, id. Orchestes Ilicis Fabr.—Idem, id. Ceuthorrhynchus Chrysanthemi Gy11.—Pollenza. Junio. A dE (5) Moragues.—INSECTOS DE MALLORCA. T Ceuthorrhynchus troglodytes Fabr.—Porrasa (Calviá). Julio. Rhyncolus reflexus Boh.—Idem, id. — gracilis Rosenh.—Idem, id. — truncorum Germ.—Pollenza. Junio. Apion seriatosetosulum Wenk. Palma. Mayo. — tenue Kirb.—Son Moro (Manacor). Mayo. Auletes pubescens Kiesw.— Idem, id. Bruchus bimaculatus Oliv.— Sobre el Cistus Monspeliensis L. Son Moro (Manacor); Palma. Primavera. Phiootribus Olece Fabr.—Salen de los troncos secos de olivo. Toda la isla. Primavera y verano. Scolytus intricatus Ratz.—Palma. Verano. Crypturgus cinereus, var. Numidicus Fer.— Al anochecer se les ye volar por los caminos. Palma. Mayo. Tomicus proximus Eichh.—Idem, id. — omissus Eichh.—Idenm, id. — rectangulus Eichh.— En los troncos secos de pino. Son Real (Santa Margarita); Palma. Manácor. Primavera y verano. Cryptocephalus curvilinea Oliv.— Abunda el mes de Julio sobre varias plantas; en los prados y sitios muy húmedos. Porto-Pi (Palma); Porrasa (Calviá). — luridicollis Suftr.—Sobre los lentiscos. Porrasa. Verano. Chrysomela lepida Oliv.— Único ejemplar recogido sobre la planta deno- minada vulgarmente Lletsó (Sonchus). Son Moro (Manacor). Mayo. Crepidodera impressa Fabr.—Sobre las plantas. Cap des Toy (Manacor). Primavera. — Modeeri Lin.—Idem, id. Podagrica venustula Kust.—Idem, id. — Perrisii Allard.—Palma, id. — Euphorbice Schr.—Idenm, id. Thyamis Echii Koch.—Idem, id. — suturalis Marsh.—Idem, id. — tabidus Fabr.—Idem, id. — pellucidus Foudr.—Idem, id. Plectroscelis tibialis 11.—Idem, id. —= depressa Boield.—Pollenza. Junio. =- chlorophana Dft.— Idem, id. Cassida hemispheerica Herbst.— Son Suan (Manacor). Mayo. Tritoma bipustulata Fabr.— Manacor. Primavera. Symbiotes pygmeus Hampe.— Idem, id. Calvia 14-guttata Lin.— Soller. Junio. Propylea conglobata, var. opalina Chr.—Sobre los Tamarix. Palma (Son Suñer). Mayo. 78 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) Nephus pulchellus Herbst.—Soller. Mayo. Scymnus rufipes Fabr.—Idem, id. Pullus subvillosus Goeze.—Idem, id. arcuatus Rossi.—Idem, id. Gryphinus lateralis Gy11.— Idem, id. abietis Payk.—Manacor. Mayo. ORTÓPTEROS. Labidura riparia Pall. Labía minor L Forficula auricularia L. pubescens Géné. Ectobia livida F. v. brevipennis Brunn. Aphlebia Sardea Serv. Phyllodromia Germanica L, Loboptera decipiens Germ. Periplaneta orientalis L. — Americana L. Mantis religiosa L. Ameles Spallanzania Rossi. Bacillus Rossii Fabr. Tryzxalis nasuta L. Stenobothrus bicolor Charp. — pulvinatus Visch. W. Stauronotus Genei Ocsk. Epacromia strepens Latr. -- thalassina Fabr. Splinzonotus coerulans L. Acrotylus patruelis Sturm. (Edipoda gratiosa Serv. Pachytylus danicus L. (Edaleus nigrofasciatus de Gecr. Pyrgomorpha grylloides Latr. Acridium cegyptium L. 'aloptenus italicus L. Euprepocnemis plorans Charp. Paratettiz meridionalis Ramb. Phaneroptera quadripunctata Brun. Locusta viridissima L. Platycleis grisea Fabr. =- laticauda Brunn. -— tessellata Charp. Decticus albifrons Fabr. Ephippigera Balearica Bol. (Ecanthus pellucens Scop. Trigonidium cicindeloides Serv. Liogryllus bimaculatus de Geer. Gryllus desertus Pal. domesticus L. Gryllotalpa vulgaris Latr. HEMÍPTEROS. Odontoscelis Ffuliginosa Lin.—Palma (Muros). dorsalis Y. Dall.— Idem. Solenosthedium lynceum Fabr.—Sobre los cardos y lentiscos. Palma (Ma- nacor).- Verano. Odontotarsus caudatus Klug.—Palma; Porrasa (Calviá). Julio. Luryyaster Maura Lin.,—Sobre los rastrojos y en varias plantas. Palma. Marratxi. Verano. (7) Moragues.—INSECTOS DE MALLORCA. m9 Eurygaster hottentota H-S.—Palma; Marratxi. Verano. Ancyrosoma albolineatum Fabr.—Sobre el hinojo. Toda la isla. Primavera. Graphosoma lineatum Lin.—Idem, id. Cydnus flavicornis Fabr.—Debajo de las plantas en lugares arenosos. Pal- ma (Son Suñer; Coll den Rebasa). Primavera. Macroscytus brunneus Fabr.—Idem, id. Geotomus elongatus H-S.— Idem, id. Brachypelta aterrima Foerst.—Idenm, id. Sehirus morio Lin.—Debajo de las piedras y sobre las plantas. Primavera y Verano. — dubius Scop.—Idem, id. — var. melanopterus H-S.—Idenm, id. Sciocoris maculatus Fieb.— Terrenos áridos; debajo de las piedras. Palma (Porto-Pi). Primavera y también en invierno. — Helferi Fieb.—Idem, id. Dyroderes marginatus Fabr.— Rastrojos y sobre varias plantas. Porrasa (Calviá). Julio. Alia acuminata Lin.—Idem. Marratxi. Neottiglossa bifida Costa. —Sobre los juncos. Pollenza (Cala de S, Vicente). Junio. Stagonomus pusillus H-S.—1Idem, id. Eusarcoris inconspicuus H-S.—Idem. Manacor (Cap des Toy). Mayo. Peribalus distinctus Fieb.—Sobre los rastrojos. Porrasa (Calviá). Julio. Carpocoris fuscispinus Boh.—HSobre los cardos y otras plantas. Toda la isla. Primavera y verano. Codophila varia Fabr.—Idem, id. Dolycoris baccarum Lin.—Idem, id. Brachynema cincta Fabr.— Sobre la Salsola. Nezara Heegeri Fieb.—Porrasa (Calviá). Julio. — viridula L.—Sobre varias plantas. Marratxi. Julio. — var. torquata F.—Idem, id. Valldemosa. — Muillieri MIs.— Abundantísima sobre los lentiscos. Son Moro (Ma- nacor). Otoño. Piezodorus incarnatus Germ.—Marratxi. Julio. — var. alliaceus Germ.—Iden, id. Rhaphigaster grisea Fabr. — Sobre los morales. Palma. Primavera y ve- rano. Holcogaster fibulata Germ.—Sobre los pinos. Palma (Son Suñer). Junio. Eurydema festivum, var. picta.—Sobre varias plantas. Palma; Santa Mar- garita; Pollenza. , — decoratum H-S.— Idem, id. — oleraceum 1..—Idem. Palma. Zicrona corulea Lin.—Idem, id. 80 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Centrocoris spiniger F. Horv.—Sobre las acelgas. Toda la isla. Primavera y verano. Verlusia rhombea Lin.—Son Moro (Manacor). Mayo. Haploprocta sulcicornis F.—Sobre varias plantas. Abunda en muchas par- tes. Primavera y verano. Gonocerus insidiator Fabr.—Se le encuentra en gran número sobre los len- tiscos. Otoño. Pseudophlceus Waltlii H-S.—Son Puigdorfila (Palma). Mayo. Ceraleptus squalidus Costa.—Manacor. Mayo. Loxocnemis dentator Fabr.—Palma. Mayo. Coreus denticulatus Scop.—Sobre las plantas. Gran parte de la isla. Pri- mayera y verano. Strobilotoma typhecornis Fabr.— Marratxi. Mayo. Camptopus lateralis Ger.—Abundante por toda la isla. Primavera. Stenocephalus agilis Scop. — Sobre varias plantas y también muy abun- dante. Primavera y verano. — neglectus H-S.—Idem, id. Therapha Hyoscyami Lin.—Idem, id. = var. nigridorsum Put.—Idem, id. — var. flavicans Put.—Marratxi. Mayo. Stictoplewrus crassicornis Lin.—Porrasa. Julio. — var. abutilon Rossi.— Idem, id. Liorhyssus hyalinus Fabr.—Idem, id. — var. sanguineus Costa.—1Idem, id. Corizus maculatus Fieb.—Manacor. Mayo. — capitatus Fab.— Palma. Junio. — rufus, var. lepidus.—Porrasa. Julio. Maccevethus errans Fabr.—Cercanías de Palma. Primavera. Agraphopus Lethierryi Stál.— Marratxi. Junio. Chorosoma Schillingi Schml.—Idenm, id. Berytus montivagus, var. meridionale.—Idem, id. Lygeus saxatilis Scop.—Sobre varias plantas y debajo de las piedras. Palma. Verano. — militaris F.—Se le ve por todas partes. Palma. Lygeosoma reticulatum H-S. — Debajo de las piedras. Porto-Pí (Palma). Primavera y también en invierno. Melanocoryphus gibbicollis Costa. Orsillus Reyi Put.—Sobre el romero. Son Moro (Manacor). Mayo. Nysius graminicola Horv.—Sobre los rastrojos. Palma. Julio. — stalianus Horv.—1Idem, id. — Erice Schill.—Porrasa (Calviá). — cymoides Spin. —Marratxi. Julio. — senecionis Schill.—Idem, id. (9) Moragues.—INSECTOS DE MALLORCA. 81 Cymus melanocephalus Fieb.—Porrasa. Henestaris laticeps Curt.—Sobre las plantas en los prados y Ingares muy húmedos. Primavera y verano. — geocoriceps Antess.—Porrasa, Julio. .Geocoris siculus Fieb. — Marratxi. Junio. Heterogaster Urtice Fabr.—Abunda sobre las plantas que llevan este nombre. Primavera. Platyplax Salvice Schill.—Palma; Manacor. Mayo. — inermis Rbr.—Idem, id. Oxycarenus Lavatere F.—Sobre las malvas. Palma. Mayo. Macroplax fasciata H-S.-- Recogidos debajo de la corteza de los árboles. Abril. Rhyparochromus pretextatus H-S.—Debajo de las piedras. Son Vent (Pal- ma). Marzo. Plinthisus Putoni Horv.—Encontrado debajo de la corteza de un tronco de pino seco. Son Real (Santa Margarita). Mayo. Peritrechus geniculatus Hah.—Sobre las plantas. Palma. Junio. = gracilicornis Put.—Idem. Marratxi. — meridionalis Put —Volando sobre el rastrojo. Son Perot (Ma- ría). Julio. Microtoma atra Goeze.—Sobre la Santonina. Palma; Pollenza; Manacor. Primavera. Calyptonotus Rolandri Lin.—Sobre las plantas, y trepando por las tapias. Cercanías de Palma (Santa Catalina). Mayo. Xanthochilus saturnius Rossi.—Debajo de las piedras en terrenos áridos. Porto-Pí. Son Vent (Palma). Marzo. Aphanus inarimensis Costa.—Recogidos con la manga en los campos de avena. Manacor. Mayo. Emblethis Verbasci Fabr.— En los arenales, debajo de las plantas. Son Suñer (Palma). Albufera de Alcudia. Primavera. Gonianotus marginepunctatus Wlf.—Idem. Palma, Eremocoris fenestratus H-S.—Idem, id. Scolopostethus decoratus Hah.—Idem, id. —= cognatus Fieb.—1Idem, id. Pyrrhocoris cegyptius Lin.—Debajo de las piedras y plantas. Muy abun- dante por toda la isla. — apterus Lin.—Idem, id. Dictyonota crassicornis Fall.—Palma. Junio. Eurycera clavicornis Fourc.—Idem, id. — Teucrii Host.—Idem, id. Platychila Cardui Lin.—Sobre los cardos. Toda la isla, Primavera, Tropidochila geniculata Fieb.—Palma. Primavera. — Kiesenwetteri M. R.—Idem, id. ANALES DE HIST. NAT,—XXII. b 82 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 10) Monanthia Wolffíi Fieb.—Palma. Primavera. Es nassata- Put.—Idem, id. Monosteira unicostata M. R.—Idem, id. Hydrometra stagnorum Lin.—Corriendo sobre la superficie de las aguas estancadas. Toda la isla. Casi todo el año. “Velia rivulorum F.—Idem, id. OS Hygrotrechus najas de G.—Idem, id. Cerascopus domesticus Scop.—En las habitaciones, trepando muy pausada- mente por las paredes y estando siempre su cuerpo en continuo mo- vimiento. Palma. Oncccephalus notatus Kl.—Debajo de las piedras en sitios húmedos. Cap des Toy; Manacor. Primayera. Reduvius personatus Lin.—Idem, id. — Harpactor iracundus Poda.—Sobre la Capularia viscosa. L. Marratxi; Po- > rrasa. Primavera. — erythropus Lin.—Idem, id. Coranus cegyptius F.—Debajo de las piedras. Porto-Pí; Palma, Marzo. Prostemma guttula Fabr.—Sobre las plantas. Marratxi. Junio. -Aptus lativentris Boh.—Manacor (Son Moro). Nabis ferus Lin.—Sobre los rastrojos y sobre las plantas. Marratxi. Junio. Reduviolus viridulus Spin.—Sobre los Tamariz. Son Suñer (Palma); Prat den Bosch (Pollenza), Junio. Salda pallipes F.—Lugares húmedos, junto al agua. Cap des Toy (Mana- cor). Primavera. - Leptopus echinop3 Duf.—Debajo-de las piedras. Porto-Pí (Palma). Marzo. Cimex lectularius L.—- Poco frecuente en esta isla. Lyctocoris campestris F.—Sobre las plantas. Palma. Anthocoris nemoralis F.—Idem, id. = "2. ' var. superbus Westh. - sylvestris Lin.—Idem, id. Triphleps nigra Wolff. —Idenm, id. = minuta Lin.—Idenn, id. Scoloposcelis angusta Rt.—Debajo de la corteza de un pino seco. Son Real (Santa Margarita). Mayo. -Brachytropis calcaratus Fall.—Sobre las plantas. Marratxi. Tex (Soller), Primavera. Miris lceevigatus, var. virescens Fall.—Idem, id. Lopus lineolatus Brul.—Toda la isla. Vive sobre la flor de los gamones. Abril y Mayo. e — rubrostriatus H-S. E — albomarginatus Hah. Phytocoris femoralis Fieb.— Sobre el romero. Manacor (Son Moro). Mayo — varipes Boh.— Artá (Torre de Caña-mel). (1) Moragues.—INSECTOS DE MALLORCA. 83 Calocoris sexpunctatus Fabr.—Especie abundantísima sobre muchas flores. Se encuentran una porción de variedades. Toda la isla. Pri- mavera. — var. nankineus Duft.—Idem, id. — sulphureus Rt.—Idem, id. — trivialis Costa.—Idem, id. — Chenopodí Fall. —Poco abundante. — instabilis Fieb.—Idem, id. — norvegicus Gm.—Idem, id. Oncognathus binotatus F.—Palma. Primavera. Lygus pratensis Fabr.—Idem, id. Orthops Pastinace Fall. —Marratxi. Junio. — cervinus H-S.—Idem, id. Cyphodema instabilis Luc.—Idem, id. Peciloscytus cognatus Fieb.—Palma. Mayo. Camptobrochis punctulata Fall.—Idem, id. — lutescens Schill.—Idem, id. Capsus laniarius L.—Marratxi. Verano, Pilophorus pusillus Rt.—Idem, id. — confusus Kb. Mimocoris coarctatus Mls.—Idenm, id. Halticus luteicollis Pz. Pachytoma saltator Hah.—Iden, id. — debilis Reut.—Abunda en Palma (Son Suñer). Primavera. — minor Costa.—Idem, id. Macrolophus costalis Fieb.—Marratxi. Primavera. — nubilus H-S.—Idem, id. Dicyphus hyalinipennis K1.—Manacor. Mayo. Heterotoma merioptera Scop.—Idem, id. Sobre los lentiscos. Heterocordylus tibialis Hab. Conostethus roseus Fall.--Idem, id. = venustus Fieb.-—Sobre el romero. Primavera. Pachyxyphus lineellus Mls.—Marratxi. Primavera. Macrotylus atricapillus Scott.—Idem, id. Psallus ancorifer Fieb.—Idem, id. — lepidus Fieb.—Idem, id. Sobre los álamos. — Crotchi Scott.—Palma (Son Suñer). Junio. Atractotomus tigripes M. R.—Idenm, id. Tuponia Tamaricis Perris.—Sobre los Tamarix. Primavera. Naucoris maculatus Fabr. — Palma (Son Pax). En los estanques. Prima- vera. Nepa cinerea Lin.—Entre el lodo de las acequias y torrentes. Palma; Ma- rratxi; Pollenza. 81 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Notonecta glauca Lin. —Común en toda la isla y en los estanques y charcos. Plea minutissima Leach.—Acequias del Prat de Son Suñer. Abril. Macrocorixa hieroglyphica Spin.—Manacor. Mayo. — atomaria Illig. - Idem, id. Corixa lugubris Fieb.—Palma (Son Suñer). — scripta Ramb.—Idem, id. Tettigia Orni Lin. — Especie muy abundante en toda la isla, principal- mente en los pinares y bosques en donde mueye una algarabía du- rante las horas de sol. Primavera y verano. Cixius pilosus 01.—Soller (Tex). Mayo. — nervosus Lin.—Idenm, id. — cunicularius Lin.—(Raxa). Idem. Hyalestes obsoletus Sign.—Marratxi. Primavera. — luteipes Fieb.—Idem, id. Oltarus melanochetus Fieb.—Soller. Mayo. — pallens Germ.—Palma. Primavera. — leporinus L.—Idem, id. Hysteropterum grylloides Fabr.—Especie muy abundante sobre los rastro- jos. Julio. Asiraca clavicornis Fabr.—Soller; Pollenza. Mayo. Delphax pellucida Fabr.—Arenal de Son Suñer. Primavera. — collina Boh.—Sobre los lentiscos. Manacor (Son Moro). Prima- vera. Tettigometra virescens Pz.—Palma; Pollenza. — impressifrons M. R.—Idem. Ptyelus linealus Lin.—Sobre las plantas y principalmente en los rastrojos. Sus larvas se desarrollan dentro de una espuma parecida á la saliva, la cual se encuentra á cada paso en las cañas de los cam- pos de trigo, avena y demás. Primavera y verano. — campestris Fall.—Idem, id. — spumarius Lin.—Idem, id. — var. lateralis Lin. —Idem, id. — var.marginellus Fabr.—Idem, id. — var. fasciatus F.—Idem, id. — var. vittatus F.—Idem, id. — var. pallidus Schr.—Idem, id. Megophthalmus scanicus Fall.—Manacor. Mayo. Idiocerus scurra Germ.—Sobre los álamos. Marratxi. Junio. — teniops Fieb.—Sobre los lentiscos. Manacor. — socialis Fieb.—Sobre los álamos. Marratxi. — fulgidus Fabr.—Arenal de (Son Suñer). Pediopsis Freyi Fieb.—Manacor (Son Moro). Mayo. (13) Moragues.— INSECTOS DE MALLORCA. 85 Pediopsis nana H-S.—Manacor (Son Moro). Mayo. Agallia sinuata Mls.—Idenm, id. — venosa Fall.—Idem, id. Eupelix cuspidata Fabr.—Idem, id. — producta Ger.—Marratxi. Junio. Acocephalus striatus Fabr.—Idem, id. =— carinatus Stál.—ldem, id. — albifrons L.—Idem, id. — histrionicus Fabr.—Idenm, id. Solenocephalus obsoletus Germ.—Porto-Pí. Mayo. — var. conspersus H-S.—Manacor. Paramesus nervosus Fall.—Sobre los juncos. Manacor (Cap des Toy). Mayo. Abundante. Grypotes pinetellus Boh.—Sobre los lentiscos. Mayo. Phlepsius intricatus H-S.—Manacor. Mayo. Thamnotettix fenestratus H1-S.—Idem, id. — Martini Leth.—Idem, id. — viridinervis Kb.—Palma. Idem. Athysanus stactogala Am.—Idem, id. — obscurellus Kb.—1Idem, id. = variegatus Kb.—Idem, id. Goniagnathus guttulinervis Kb.—Idem, id. Deltocephalus striatus Lin.—1dem, id. — assimilis Fall.—Idem, id. Chlorita flavescens Fabr.—Idem, id. Homotoma ficus Lin.— Sobre varios árboles frutales. Mayo y Junio. DÍPTEROS. Sciara hyalipennis Mg. Nemotelus pantherinusL. Dilophus vulgaris Mg. — uliginosus L. — humeralis Ztt. — plagiatus Schin. Bibio Marci L. Stratiomys riparia Mg. — hortulanus L. Tabanus bromius L. — laniger Mg. Chironomus tentans Y. Culex pipiens L. Pachyrrhina histrio E. Tipula oleracea L. — autumnalis L. Anthrax hottentota L. — afraF. — fenestrata Fll. — morio L. 86 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Argyromoeba binotata Mg. Bombylius venosus Mik, Ogcodes zonatus Erichs. Thereva arcuata Lw. Dioctria longicornis Mg. — hyalipennas E, Laphria maroccana F. Andrenosoma atra L. Asilus trigonus Mg. Empis fiumana Egg. — cognata Egg. — pusio Egg. Platypalpus flavipes F. — bicolor F. SS articulatus Mg. =— candicans Fall. — annulatus Fall. Psilopus contristans W. Dolichopus equestris Hal. Gymnopternus regalis Mg. —= cupreus Fall. — angustifrons Staeg. Orthochile unicolor Loew. Liancalus virens Scop. — lacustris Scop. Trineura aterrima F. Limosina sylvatica Mg. — limosa Fall. Scatophaga analis Mg. — hutaria F. — stercoraria 1. = merdaria TF. Fucellia arenaria R. Desv. (Ecothea fenestralis Fall. Helomyza variegata Lw. =— ajffinis Mg. Sciomyza cinerella Fall. Tetanocera elata F. Limma stictica F. Elgiva albiseta Scop. Geomyza combinata L. — tripunctata Fall. Scyphella lutea Fall. Ephygrobia compta Mg. — plumosa Fall. Hydrellia griseola Fall. Camarota flavitarsis Mg. Chlorops didyma Ztt. — leta Mg. — notata Mg. Siphonella palposa Ztt. Oscinis pusilla Mg. Mosillus ceneus Fall. — — arcuatus Ltr. Piophila nigricornis Mg. Sepsis punctum F. — violacea Mg. — cynipsea L. — flavimana Meg. Dacus olece F. Trypeta acuticornis Lw. — serratule L. Urophora macrura Lw. — stylata F. — quadrifasciata Mg. Tephritis cometa Lw. — stellata Fuess. — arnice L. — conura Lw. — ruralis Lw. — producta. — leontodontis Deg. = bardane Schrk. — precox Lw. - tessellata Lw. — fallar Lw. — cincta Lw. Sapromiza plumicoynis Fall. — plumicheta. Lonchea lasiophthalma Mg. — vaginalis Fall. — tarsata Fall. — laticornis Mg. Chloria demandata F. Phytomiza afinis Mg. Cordylura maculipennis Gimm. (14) (15) Moragues.— INSECTOS DE MALLORCA. Cenosia remotella Zett. Caricwa tigrina F. Lispa tentaculata Deg. Homalomyia canicularis L. Anthomyia pluvialis L. Chortophila cilicrura Rond. =- longula. Ophyra leucostoma W. Hydrotcea armipes Fall. Spilogaster quadrum F. — duplicata Mg. — clara Mg. Aricia meridionalis Rond. — umbratica Mg. Pyrellia cadaverina L. Dasyphora pratorum Mg. Lucilia sericata Mg. — Cornicina Fall. Musca corvina F. Pollenia rudis F. Nitellia varia Mg. — intermedia Mcq. Calliphora erythrocephala Mg. Stomoxys calcitrans L. Graphomyia maculata Scop. Idia fasciata Mg. Onesia sepulcralis Mg. — floralis. Miophora heemorrhoidalis Mg. — depressifrons Zett. — cruentata Mg. — heemorrhoidalis Mg. — agricola R. Desv. — setipennis Rond. — matertata R. Desv. Agria ajfinis Mg. — nurus Rond. Nyctia halterata Pz. Leucostoma analis Mg. Sphixapata strenua Perris. Miliogramma ruficornis Mg. Metopia fastuosa Mg. — leucocephala Rossi. Gonia atra Mg. Micropalpus fulgens Mg. Echynomyia tessellata Y. — magnicornis Ztt. Clairvil lia ocypterina Schin. Ocyptera rufipes Mg. — — brassicaria F. Gymmnosoma rotundata L,. Gastrophilus equi F. Pipunculus auctus Fall. = pratorum Fall. — sylvaticus Mg. — ruralis Mg. =- furcatus Schin. Melithreptus, var. dispar Lw. Catabomba pyrastri L. Lasiophticus macularis Ztt. Syrphus corolle F. — ochrostoma 7tt. — nmitidicollis Mg. — ribesú L. — balteatus Deg. Volucella zonaria Poda. Eristalis ceneus Scop. — tenaz L. — arbustorum L. — teniops W. Myathropa florea L. Helophilus trivittatus Y. Syritta pipiens L. Eumerus lunulatus Mg. Pipiza continua. Paragus tibialis Fall. — bicolor F. Chrysotoxum intermedium Mg. Ceria conopsoides L. Myopa stigma Mg. Occemyia distincta Mg. — atra F. = pusilla Mg. Conops vespiformis. Ornithomyia avicularia L. ¡ Hippobosca equina L, DN COTE ES POUR SERVIR A L'HISTOIRE DES MALACHIDES, PAR M. ELZÉAR ABEILLE DE PERRIN, (Sesión del 9 de Mayo de 1894.) LADILLA DIS IN REMARQUES SUR TROIS ESPECES DE TROGLOPS. Trois especes de Troglops, rerticalis, furcalus el capita ¿us, ont été mal appréciées dans ma monographie, au point de vue sexuel. Ces fausses appréciations sont attribuables a deux causes presque inévitables: les communications insuffisantes et labsence de données sur le rapprochement des sexes. Gráce a M. de Uhagón, á ses utiles communications et á ses obser— vations judicieuses, je puis rétablir la vérité et m'empresse de le faire de la maniére suivante: Commencons par déclarer que je v'ai rien á retoucher aux descriptions des trois y, si ce n'est pour le vertex du /urcatus qui est, le plus souvent, largement noir. Il est aisé de distin— guer ces trois y entre eux: le verticalis a les cótés du corselet tellement anguleux vers leur moitié que cet angle, sous un certain jour, est absolument spiniforme; le /urcatus, plus grand que le capitatus, a les dents de son épistome extréme- ment saillantes, le museau tres prolongé, enfin la dent du milieu du front développée en une forte lame transverse, au lieu d'avoir la forme d'un tubercule. 90 ANALES DE HISTORIA 'NATURAL. (2) Il est par contre tres difficile de séparer les femelles. J'ai commis une premiére erreur en déclarant que celle du capita- lus wavait pas les élytres en ampoule; j'avais confondu la vraie Q de cette espéce avec celle du zerticalis qu'elle copie absolument et dont elle ne differe que par le corselet plus: court, plus dilaté dans le haut, plus étranglé dans le bas, par conséquent a cótés beaucoup plus sinués. Cette unique diffé— rence est plus aisée a voir qu'a exprimer. Quant á la couleur du vertex, elle est, pour les deux, ou noire, ou rouge, indis- tinctement.—Ce que j'ai décrit dans mon travail comme Q du capitatus, avec les élytres non gonflées, appartient á une nou- velle espéce marocaine, dont le y est inconnu. J'ai commis une seconde erreur en rapportant, tres dubita- tivement, il est vrai, au furcatus une Q d'espéece voisine. La véritable 9 du furcatus m'a été communiqué par M. de Uha- gón: elle ressemble beaucoup a celle de capitatus pour la for me du corselet; la forme de ce segment est encore plus exagé- rée; il est plus court, plus élargi en avant, plus étranglé en arriére; en outre le furcatus Q differe du méme sexe chez les deux autres especes par sa téte et son corselet d'un superbe rouge de cinabre et ses antennes dont tous les articles, y com- pris le premier, sont nettement tachés de noir par dessus, comme chez le g. NOTE SUR LE «CYRTOSUS OVALIS> CAST. J'ai décrit en supplémenta ma monographie, page 400, une forme litigieuse de Oyrtosus que j'ai appelée variicollis et que j'ai rattachée avec le plus grand doute au dispar. Le Y de ces formes aberrantes m'est enfin connu: c'est Cyrtosus ovalis Cast. Il résulte de ce fait que: 1” Cette espéce est tres variable comme coloration d'anten- nes d'abord, et surtout du corselet. Ce segment part du rouge unicolore (var. armifrons Kr.), passe par le rouge avec bande étroite médiane noire /ovalis type), puis par le métallique á bordure latérale étroite (var. variicollis Ab.), puis enfin. par (3) Abeille de Perrin.—NOTES SUR LES MALACHIDES. 91 le métallique avec une tache aux angles antérieurs rouge (var. maculicollis), pour aboutir enfin au métallique absolu- ment unicolore (var. cyaneicollis). 2 Que son aire géographique est tres large, puisqu'elle s'étend de Espagne jusqu'a la Turquie, en traversant l'Ttalie et la Gréce. La var. armifrons est extremement rare en Italie, et beaucoup moins dans les trois autres royaumes. Par contre, les quatre autres variétés paraissent propres exclusivement á PTtalie. Quoi qw'il en soit, je répéte ce que j'ai dit: pour ne compa- rer Povalís qu'aux espéces rentrant dans les sous-genres 00yy- nes et Homogynes, caractérisés par la brieveté relative du deu- xieme article antennaire, ses sujets á corselet plus ou moins rouge different des Lethierryi et Marmottani par les élytres gonflés et aptéres; des Anceyi, Estivus et Uhagoni par les ély- tres concolores au sommet; du longicollis par les quatre tibias antérieurs a moitié jaunes; enfin les individus á corselet con— colore; des cerealis, mitidicollis et Reitteri par ses élytres con- colores au sommet, et de /rigidus par sa grande taille et ses élytres opaques; le dispar a toujours les tibias et tarses conco- lores. Je n'indique tous ces signes que pour les Q; les y se singularisant par les caractéres antennaires que tout le monde connait. Voici donc le Catalogue des variations de l'ovalis: Cyrtosus ovalis Cast. Silb. Rev. 1v, p. 28.—Ab. de Per., p. 334, Europ. mérid. — — var. armifrons Kr. Berl. Zeit. 1862, p. 269.— Ab. de Per., p. 334. Hisp., Greec., Ital., Turq. — — var. ovalis in sp.—Ital. — -— var. variicollis Ab. Mon., p. 400.—Ital. — — var. macuticollis Ab.—Ital. — — var. cyaneicollis Ab.—Ital, 92 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4 DESCRIPTION D'UNE NOUVELLE ESPECE DE MALACHIDE, Cyrtosus Uhagoni Ab. Subapterus, enetus, elytris virescentibus, capite antice, 7-primas antennarum articulis infra, thoracis marginibus anguste latera— libus, elytrorumque apice, favo-ferrugineis; elytris leviter sub- inflatis.— y latet.—Long. 4 mill. y” inconnu. Q Bronzé-verdátre sur le corselet et la téte, verdátre sur les élytres qui ont une double pubescence. Téte avec une impres- sion superficielle médiane, et, en avant deux sillons obliques obsolétes; bronzée jusqu'a l'insertion des antennes, ou cette couleur est coupée droit; palpes jaunes a dernier article noir; antennes courtes, dépassant á peine les épaules, a 1” article á peine renflé, 2%* court, 3* et 4* subégaux, les autres de plus en plus long's; elles sont noires, sauf le dessous des 4 0u 5 pre- miers articles et Pextrémité inférieure des 2 ou 3 suivants. Corselet assez court, a cótés droits, convergeant en arriére, a angles étroitement arrondis; bronzé-verdátre, sauf une étroite bordure latérale orangée, cette couleur un peu plus étendue aux quatre angles. Élytres légérement en ampoule, ternes, marquées au sommet d'une tache orangée; ailes avortées. Pieds métalliques, tarses tres sombres. Dessous verdátre, sauf les intersections des segments carnés, ainsi que les épiméres. Le y” de cette intéressante espéce est encore á découvrir. L'unique Q que j'aie vue provient de Peña de Francia (Espagne), oú elle a été prise en compagnie du Cyrtosus Lethierryi; elle m'a été communiquée par M. de Uhagón, qui a admirablement étudié les Malachides Espagnols et qui a bien voulu m'autori- ser a la décrire. Je suis heureux de lui dédier cet insecte. Tres voisine de Zethierryi O, Y Uhagon en differe nettement par ses antennes d'un quart plus courtes, par ses élytres ter nes, légérement en ampoule et recouvrant des ailes avortées, enfin par ses antennes beaucoup moins rouges et ses tarses et tibias tres sombres. NOTAS PREVENTIVAS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL ENCÉFALO DE LOS TELEÓSTEOS, POR DS MEAT O ARIAS (Sesión del 9 de Mayo de 1894.) T.—CEREBELO. El cerebelo de los peces ha sido estudiado estos últimos años por Fusari, mi hermano Pedro, Schaper y Falcone. La conclu- sión más general que de estos trabajos se desprende es la perfecta uniformidad estructural de la corteza cerebelosa en todos los vertebrados, puesto que la mayor parte de los detalles de textura descubiertos por Golgi y por mi en el cerebelo de los mamíferos y aves han sido confirmados en los peces, batra- cios y reptiles. Quedan, sin embargo, algunos puntos dudosos. Uno de ellos es averiguar si en los peces existen también los pinceles descendentes (Endkórben de Kólliker) que nosotros des- cubrimos en las aves y mamiferos; y otro problema por resol- ver se refiere á los corpúsculos de Golgi, cuyo cilindro-eje no ha sido suficientemente determinado. La presente nota, que más adelante ampliaremos en un tra- bajo extenso, ilustrado con láminas, tiende á disipar estas dudas, y tiene por objeto además dar cuenta de algunos deta- lles sobre la marcha y origen de los pedúnculos cerebelosos. Digamos, desde luego, que el material de estudio lo han cons- tituído el salmón y trucha de pocas semanas (Salmo fontina— lis, Trutta iridea, Trutta lacustris), el barbo y Cyprinus carpio, de cortas dimensiones. Contiene el cerebelo de los peces, como el de los mamiferos, 94 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) tres zonas superpuestas: zona molecular, zona de los granos y 2080, de substancia blanca. : Capa molecular. Está constituida esencialmente por la arborización protoplasmica ascendente de las células de Pur- kinje y las innumerables fibrillas paralelas, hijas del cilindro- eje ascendente de los granos. Estas tibrillas, descubiertas por mi en los mamiferos y aves, confirmadas en los mamíferos por Kólliker, van Gehuchten, Retzius, etc., han sido vistas en los peces primeramente por mi hermano y después por Schaper y Falcone. En el salmón se presentan erizadas de granitos 6 pe- queñas espinas colaterales (P. Ramón); y en las partes latera— les del cerebelo, dichas fibras acaban libremente á favor de una varicosidad. Contiene, además, la capa molecular pequeños elementos nerviosos, fusiformes, correspondientes á las células estrella- das de los mamiferos y numerosos elementos de neuroglia. La neuroglia exhibe disposición diferente en los segmentos anterior y posterior del cerebelo. En el anterior, valvula cere- belli, la neuroglia conserva un carácter netamente epitelial, pues consiste en células cuyo cuerpo limita la cavidad ventri- cular y cuya expansión única, después de cruzar indivisa 6 poco ramificada la zona de los granos, se resuelve en los lin- des de la capa molecular en un penacho de fibras ascendentes, terminadas en la pia mater por otros tantos ensanchamientos cónicos. Del trayecto intra-molecular de estas fibras, proceden infinidad de excrecencias granulosas que sirven verosimil-— mente para separar y mantener las fibrillas paralelas. En la porción espesa del cerebelo (segmento principal posterior), las células de neuroglia corresponden exactamente á las de los mamiferos. Estas células, que ya fueron indicadas por Fu- sari, residen al nivel de las células de Purkinje, y sus ex- pansiones en número de dos, cuatro Ó más, suben á la capa molecular, terminando bajo la pia de la manera indicada. Há- llanse también esparcidas en medio de la capa de los granos, y á diferentes distancias del ventrículo, células epiteliales dis- locadas, cuya expansión periférica se divide y subdivide como las células neuróglicas supradichas en la zona molecular. Estas células establecen el tránsito morfológico y genético entre los corpúsculos del epéndimo y la neuroglia cerebelosa de la capa molecular. (3) Cajal.—ESTRUCTURA=PEL ENCÉFALO DE LOS TELEÓSTEOS. 95 Las células nerviosas de la capa molecular, son fusiformes ú triangulares; su cilindro-eje, de marcha más ó menos para- lela, parece acabar en el espesor de la zona molecular sin con- tribuir á constituir los pinceles descendentes. Las células que originan estos últimos residen más abajo, encima ó al nivel mismo de las células de Purkinje; su cilindro-eje marcha hori- zontalmente por la línea misma de estos últimos corpúsculos, abarcando en su dirección antero-posterior una gran parte del cerebelo. Estas expansiones emiten, de trecho en trecho, unos ramitos, ya ascendentes, ya oblicuos, ya horizontales, que se resuelven inmediatamente en un penacho de hilos varicosos y muy próximos. Estos penachos, en unión de otros proce- dentes de cilindros-ejes semejantes, se adosan á la superficie de los cuerpos de las células de Purkinje, á los que sin duda transmiten, por contacto ú por influencia, la acción nerviosa engendrada en los corpúsculos estrellados. Las cestas termina les existen, pues, en el cerebelo de los peces, pero no tienen la regularidad de las de los mamiferos, ni la terminación en punta de pincel tan acusada en el cerebelo de las aves. En cuanto á las células de Golgi, muéstranse en su mayor parte fusiformes, con largas expansiones protoplásmicas pola- res, las cuales penetran en la capa molecular, constituyendo una ramificación terminal muy rica, cuyas ramitas secunda- rias son ascendentes y espinosas. El plano de la arborización nos ha parecido dirigirse en el sentido de la de los corpúscu— los de Purkinje. El cilindro-eje procede ordinariamente de una expansión protoplásmica y no tarda en descomponerse entre los granos en una arborización extensa, pero menos tupida que la ofrecida por los mismos corpúsculos de los ma= miferos y aves. Los demás elementos del cerebelo, tales como los granos, fibras musgosas, se comportan, como ha descrito mi hermano, conformando en un todo con la disposición tan conocida de estas partes en los mamiferos y aves. Pedúnculos cerebelosos. Los cortes antero-posteriores y frontales del encéfalo de los peces, muestran claramente tres clases de hacecillos de fibras nerviosas aferentes ú eferentes de la substancia blanca del cerebelo. Ínterin resolvemos la cuestión de la homología de estos hacecillos, los llamaremos para evitar prejuicios y errores y atendiendo á su posición; 96 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) pedúnculo anterior, pedúnculo posterior y pedúnculo ex- terno. Pedúnculo anterior. El grueso de las fibras nerviosas que salen del cerebelo por su cara inferior y parte lateral, in- gresa en un ganglio más ó menos redondeado situado á los lados del ventrículo cerebeloso, en el punto de unión del bulbo con el cerebelo. Las células de este ganglio son, ora bipolares, ora unipolares. De ordinario, poseen una expansión proto- plásmica descendente, terminada libremente en el espesor mismo del ganglio, y una finísima prolongación ascendente, nacida ya directamente del cuerpo celular, ya del apéndice protoplásmico. La reunión de todas las prolongaciones ner- viosas por encima del ganglio, constituye un grueso haz que, penetrando en el eje del cerebelo, se esparce por la capa de los eranos. De este haz hemos visto salir muchas fibras musgosas, pero no nos atreveremos á asegurar que estas fibras sean con- tinuación de las células citadas, por cuanto en el paraje del haz de donde se desprenden las musgosas ya se le han incor- porado hacecillos provenientes de otras partes del bulbo. Este ganglio está unido al bulbo mediante dos clases de colaterales: cortas, nacidas en las fibras del fascículo longitu= dinal posterior, que yace vecino en la cara posterior del bulbo; y largas y de gran finura, las cuales emanan de un manojo de fibras longitudinales, situado en la parte inferior del bulbo. Este manojo es hijo á su vez, por bifurcación fibrilar, de un robusto fascículo descendente que, desprendiéndose de la zona de las fibras profundas del techo óptico, se dirige al lóbulo inferior del cerebro donde se termina á beneficio de extensas arborizaciones. El haz secundario, del cual parten las colate- rales para el ganglio cerebeloso, acaba en la cara inferior del bulbo en un foco superficial de substancia gris, cuya homo- logía con los de la protuberancia y bulbo de los mamíferos no osamos todavía establecer. Añadamos aún, que dicho gan= glio subcerebeloso recibe colaterales de fibras especiales de paso, bastante recias, que desde el bulbo van al cerebelo y cuyo origen y terminación no hemos podido reconocer. El ganglio subcerebeloso yace delante y debajo del cerebelo, en plena substancia de éste, por lo cual cabria compararle á la oliva cerebelosa de los mamiferos. Mas como ésta parece de- pender de los lóbulos cerebelosos laterales y estos no existen a it (5) Cajal.—ESTRUCTURA DEL ENCÉFALO DE LOS TELEÓSTEOS. 97 en los peces, acaso corresponda más bien el citado ganglio al que en los mamiferos se designa con el nombre de ganglio del techo. Para resolver este punto son precisas nuevas observa- ciones que todavía no hemos logrado realizar. Una de ellas y de las más eficaces sería ver si, de las células yacentes en la oliva y foco gris del techo de los mamiferos, proceden fibras nerviosas penetrantes en el cerebelo. Pedúnculo posterior. Del centro mismo de la substan— cia blanca del cerebelo procede un haz de fibras más espesas que, pasando por detrás del ganglio subcerebeloso y sin sumi- nistrarle colateral ninguna, ingresa en el bulbo, dirigiéndose hacia abajo, afuera y adelante entre las fibras nerviosas de éste. Por su curso y situación, este manojo nos ha parecido corresponder á los pedúnculos cerebelosos superiores de los mamiferos (Bindearm de Edinger en el cerebro de los selacios). Pero nada podemos decir todavía del origen y terminación de sus fibras. Detrás del ganglio subcerebeloso existe una acumulación de células multipolares por entre las cuales pasa el pedúnculo ce- rebeloso posterior. Los cilindros-ejes de estas células dirigense hacia adelante, ingresando en el bulbo. En dicho ganglio ace— ban muchas colaterales ascendentes, llegadas de fibras del inmediato fascículo longitudinal posterior. Ienoramos la ho- mología de este ganglio, que no aparece descrito por ningún autor, y que no tiene probablemente conexiones dinámicas con el cerebelo, por más que se halla en continuidad con éste y con el ganglio subcerebeloso ya mencionado. Pedúnculo cerebeloso lateral. Así llamaremos á un haz espeso. á menudo múltiple, que aparece en los cortes transversales del cerebelo y bulbo en la parte más lateral de ambos órganos, y que se termina mediante arborizaciones libres en un foco gris situado superficialmente en las porcio— nes laterales del bulbo. Acaso corresponda esta masa gris á la oliva bulbar, y el manojo 4 pedúnculo en cuestión que á ella se dirige, al pedúnculo cerebeloso medio. La resolución de este punto reclama aún nuevas y más profundas indagacio— nes. A este fascículo arriban probablemente muchos cilindros- ejes de las células de Purkinje. Habenula. Nuestros estudios sobre el ganglio de la habe- nula confirman y amplían los recientes trabajos de Edinger y ANALES DE HIST. NAT. —XX1I7. 7 28 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) van Gehuchten. En el salmón de pocas semanas, la mayor parte de las células de este centro son unipolares, y de la rama protoplásmica única procede el cilindro—eje, el cual, en unión de los demás, forma el manojo retroreflejo de Meinert. Este haz termina efectivamente, como han reconocido los citados auto— res, en el ganglio interpeduncular, el cual, además de las ar— hborizaciones de las citadas fibras, contiene numerosas células estrelladas, cuyo cilindro-eje nos ha parecido ingresar en el bulbo. El ganglio de la habenula recibe dos clases de fibras ner- viosas terminales, unas ascendentes, derivadas del nervio óp- tico, otras antero-posteriores y ascendentes, arribadas del pe- dúnculo cerebral, 6 fasciculo basal de Edinger, y cuyas células de origen yacen en el cerebro. Estas dos clases de fibras cons tituyen en torno de las células de la habenula un plexo inters- ticial muy rico, representado por arborizaciones libres fuerte— mente varicosas.. Recientemente hemos visto también arborizaciones libres semejantes en la habenula del ratón y rata blanca. Las fibras terminales descendían de la 5tria pinealis, y acababan por flecos 6 rosáceas eranulosas, que recordaban las ramificaciones llamadas excrecencias musgosas de las fibras de este nombre en el cerebelo. Bulbo olfatorio. El bulfo olfatorio de los peces ha sido bien estudiado recientemente por van Gehuchten, quien ha demostrado una textura análoga á la que Golgi, nosotros, mi hermano, etc., habiamos reconocido en los mamiferos, aves, reptiles y batracios. Del resultado de nuestros estudios hare— mos aquí sólo breves indicaciones. Las fibras olfativas se terminan en el salmón por breves ar— borizaciones libres, tan sencillas algunas que semejan una horquilla de ángulo redondeado. Cada arborización se pone en relación con un penacho terminal de una célula de la subs- tancia gris inmediata. Las células empenachadas son pisiformes, y más á menudo fusiformes; sus expansiones protoplásmicas, en número de dos, generalmente, no tardan en suministrar ramos secunda— rios, cada uno le los que se termina en los glomérulos olfati- vos á beneficio de un breve y sencillo penacho, comparable, jor su simplicidad y figura, á la arborización nerviosa de cm Cajal.—ESTRUCTURA DEL ENCÉFALO DE LOS TELEÓSTECS. 9 una placa motriz. Todas las expansiones protoplásmicas tev- minan en penacho, y no faltan penachos hasta en el trayecto de las mismas. En general, el número de penachos por célula oscila entre tres y seis. El cilindro-eje procede casi siempre de una rama protoplásmica, dirígese hacia abajo y hacia atrás, y, en unión de los otros, constituye un haz antero-posterior situado en el plano inferior de la vesícula cerebral. Después de suministrar estas fibras algunas colaterales á la substancia eris superpuesta, el haz olfatorio parece acabar, en su mayor parte, en un foco gris situado un poco por delante y debajo de la comisura inferior. No hemos podido confirmar la penetra- ción de fibras olfativas en esta comisura. La mayor parte de las fibras comisurales provienen de células yacentes en el eanglio fundamental del cerebro; en aleún caso hemos no- tado que no se trata de cilindros-ejes directos, sino de colate— rales Ó de ramas secundarias de fibras destinadas á otras par- tes de la vesícula anterior, acaso de las continuadas con el fascículo basal. Finalmente, los granos se comportan como mi hermano ha reconocido en los reptiles y batracios, es decir, que son células unipolares, y su única expansión, dirigida hacia la perife- ria, se resuelve en un penacho de ramas espinosas. UNA EXCURSIÓN Á LOS YACIMIENTOS PREHISTÓRICOS DE CARMONA, POR DON ANATAEL CABRERA Y DÍAZ. (Sección de Sevilla.— Sesión del 6 de Septiembre de 1893.) AA Invitado el que suscribe, así como mi distinguido amigo D. Nicolás de Pineda y Romero, para acompañar á mi querido maestro D. Salvador Calderón y su discípulo D. Francisco de las Barras de Aragón en sus excursiones á Carmona, encami- nadas á estudiar en ella la estructura de los terrenos terciarios, aprovechamos la ocasión de visitar, el pasado mes de Agosto, los importantes monumentos arqueológicos y yacimientos pre- históricos de tan notable localidad. Los descubrimientos arqueológicos han sido ya asunto de interesantes trabajos y artículos aparecidos en periódicos y revistas. tanto nacionales como extranjeras, y han dado á Car— mona la celebridad que tiene como manantial inagotable de investigaciones para el historiador; pero esta localidad no es todavía bastante conocida bajo el punto de vista prehistórico, en el que supera probablemente al anterior, merced á las re- cientes exploraciones prehistóricas realizadas en ella. Ale'o se ha publicado referente á estas últimas, y especialmente el resumen interesante del Sr. Candau (1); pero unos escritos son (D) Unyacimiento prehistórico en Carmona. (ANAL. DE La Soc. Esp. pe HIST. NAT., tomo Xx1, Actas.) 102 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) de carácter tan general como éste y otros consisten sólo en noticias sueltas sobre determinados hallazgos, no habiendo sido aún la estación de que trato asunto de un trabajo de con- junto y descriptivo. Con propósito de llenar en parte este vacio fuí invitado, tanto por mi ilustrado maestro como por mis que- ridos compañeros de excursión, á dar cuenta de ella, exten— diéndome particularmente en lo que se refiere á la prehistoria, invitación á la que he tenido que acceder, no sin hacer notar mi incompetencia para tal empresa que motiva el presente ligero estudio. La ciudad de Carmona se asienta sobre la cumbre oriental de una de las colinas que á modo de cordillera limitan desde Alcalá de Guadaira el valle del Guadalquivir. Estas colinas se llaman «lcores, y alcor se dice á la roca caliza detrítica de na- turaleza caliza y porosa que las constituye. Su cima, general mente horizontal, alcanza por término medio una altura de 200 m. sobre el Guadalquivir, y el caracter de denudación de estos cerros es tan marcado, que desde aquella puede el observador hacerse perfectamente cargo del aspecto de peque- ñas islas que tenían, cuando el valle servía todavía de comu-— nicación entre el Mediterráneo y el Océano. Parece estarse viendo la ola que azotara los acantilados calizos que avanza— ban sobre el agua: aún proclaman su pasado las bajadas abrup- tas y pequeños golfos que llaman, con mucho acierto en el país, puertos. Al pie de la elevada meseta de Carmona se extiende la mag-- nifica y pintoresca vega de su mismo nombre, de fertilidad proverbial, rica en olivares y trigos, constituida por una arci-- lla caliza gris de mucho espesor. Siguiendo la serie de capas que se suceden desde el fondo: del valle hasta las mesetas del alcor de Carmona, pudimos ver la posición relativa muchas veces buscada en vano en otros sitios de las diferentes formaciones terciarias del Guadalqui- vir descritas anteriormente (1), y encontrar un accidente geo- lógico de extremada importancia: la discordancia entre las series pliocénica y miocénica, tan análogas por lo demás en su (1) CALDERÓN: Movimientos pliocénicos y postpliocénicos en el valle del Guadalquivir. (ANALES DE LA Soc. Esp. DE HIST. NAT., toMoO XXI1.) (3) Cabrera y Díaz.—YACIMIENTOS DE CARMONA. 103 composición petrográfica y en su fauna, que hasta ahora no habían podido ser diferenciadas netamente. El estudio de esta serie de capas y de la fauna que encie- rran, será objeto de un trabajo especial del Sr. Calderón. Por ahora nos limitaremos á mencionarlas en su orden de sucesión de abajo á arriba que es el siguiente: Arcilla gris miocénica espesa, del valle de Carmona. Arenisca arcillosa miocénica de unos 5 m. de espesor. Caliza miocénica amarillenta detrítica, explotada como can- tera desde la época romana, con restos de escualos y cetáceos. Arcilla pliocénica azulada, igual á la de la cuesta de Casti- lleja, descrita en el estudio citado precedente. Arena arcillosa pliocénica gris azulada en estrecha capa. Caliza amarillenta, fosilifera, pliocénica, porosa, llamada alcor. Esta es de mediana dureza y está cortada por hendidu- ras y surcada por depresiones naturales. Si el geólogo y el paleontólogo hallan motivo de estudio interesante en el término de Carmona, al arqueólogo y al an—= tropólogo no le reservan menores sorpresas los objetos y restos diseminados en torno de la ciudad y particularmente los ente- rramientos prehistóricos, en los que se han hallado agrupados aquellos ejemplares en un orden distinto de todo lo mencio- nado hasta ahora en las obras que de esta ciencia se ocupan. A no dudarlo los nuevos descubrimientos y las exploraciones del porvenir realizadas detallada y minuciosamente, podrán esclarecer lo que hasta el presente sólo como hipótesis racio—= nal es dado apuntar. TE Lo escogido del sitio, la elevación y situación particular de la colina en que se asienta la antigua colonia romana Carmo, explican que desde los tiempos más primitivos fijaran allí su residencia los diversos pueblos que han vivido en la Penínsu— la, dejando huellas de su paso y restos variados correspon dientes á distintas épocas y civilizaciones de los que algunos han logrado llegar hasta nosotros, salvándose de la mano des- tructora del hombre y de los agentes naturales. Nosotros fijamos nuestra atención en los despojos que se 101 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) remontan á los tiempos prehistóricos, visitando los túmulos en que se han hallado estos en su mayoría, y, sobre todo, el inte- resante museo formado por el diligente, amable y entendido: arqueólogo de Carmona D. Juan Peláez, tanto por medio de exploraciones dirigidas y costeadas por él mismo, como por las recolecciones de distintos vecinos. Los restos que han proporcionado en la localidad mayores y mas importantes datos para el conocimiento de la vida de los antiguos pueblos á que pertenecen, son los túmulos. Más de veinte han sido explorados hasta ahora, pero de ellos sólo nueve han proporcionado objetos variados y de notable impor- tancia, respecto á los cuales el Sr. Peláez nos ha comunicado noticias detalladas con la exquisita amabilidad que le carac— teriza. Al NO. de la población y 4 km. próximamente de ella, se encuentra limitado el terreno sobre el cual se asientan los túmulos por un pequeño alcor, esto es, un acantilado en forma de tajo que corona la colina de arenisca terciaria rojiza. En este sitio se hallan abiertas las cuevas de los primitivos mora- dores de aquella región: por la parte inferior sirve de límite la carretera general que se dirige á Madrid, y á derecha é iz- quierda linda con los predios denominados del Soldado y A ce—- buchal respectivamente. Conocidos vulgarmente en aquella región con el nombre de motillas. son los támulos que hasta el día se han encontrado, de forma próximamente semi-esférica, algo rebajada, cuyas dimensiones, tomadas por el Sr. Peláez, son las siguientes: Número. Diámetro. Altura. l 17 m. 250'm: 2 9 2 3 1d 2 ; 14 2,90 5 19 2,50 6 D 2,40 Y 19 2,50 8 3U Y Los túmulos números 6 y 8 se conocen en la localidad con los nombres de /4mulo blanco y de D. Modesto respectivaments. (5) Cabrera y Diaz. —YACIMIENTOS DE CARMONA. 105 Empezada la exploración de los túmulos y después de quita- das la primeras capas de tierra, en algunos se encontró una serie de piedras de figura fusiforme de 20 424 cm. de longitud, perfectamente equidistantes entre sí, colocadas en círculo, y otras más pequeñas en el centro, al parecer como señalando las sepulturas; disposición que recuerda la forma de las cons trucciones megalíticas denominadas cromiechs. También a la entrada de alguna de estas tumbas, y como rodeando á otras. existían muchas piedras calizas redondeadas por efecto de la alteración natural y que son muy frecuentes en las regiones calizas y pedregosas. stas piedras, á primera vista, parecen informes; pero á poco que se examinen, se advierte que recuer- dan como toscos bocetos de varios animales, siendo notables unas que imitan la figura de unas gallinas; otras tienen cierta semejanza con la cabeza de un perro, y otra, no menos curiosa, recuerda la de un dromedario. En el espacio que dejan estas piedras se encontraban las tumbas propiamente dichas en nú- mero de tres ó cuatro, orientadas de E. á O. y labradas algu- nas de ellas en la misma roca; median 2 m. de largo por 1 de ancho, y en el interior de cada una existían uno y por excep- ción dos esqueletos humanos en un estado de completo desmo- ronamiento, pulverizándose al más simple contacto, por lo que, desgraciadamente, no fué posible extraer de allí nada de inte- rés. De otras, cuyas exploraciones han sido realizadas con me- or suerte, se han exhumado algunos cráneos que existen en la colección del Sr. Peláez (1). Hecha esta indicación general sobre los túmulos en cuestión. debemos decir algo de ellos más en particular; pero á este fin y para mayor claridad, nos es forzoso adoptar una clasifi— cación por los objetos encontrados en su interior, siquiera sea ésta un tanto arbitraria y provisional. ' Los túmulos correspondientes á los números 6 y 7, puede (1) Según lo comunicado por este señor, en el interior de otros túmulos situados en otro paraje llamado Cuevas de la Batida, á 2 km. de Carmona, existían 18 hornos «(le forma elíptica, cuya base medía 1,75 de eje mayor y 1,25 de eje menor con 01,80 de altura; la boca ofrecía hechura de arco de 0,50 de altura, teniendo una chime- nea imfundibuliforme que se ensanchaba hacia el exterior, habiéndose encontrado gran cantidad de cenizas y trozos de hueso con inequívocas huellas de haber sido calcinados. Nosotros no tuvimos ocasión de visitar este yacimiento apartado del campo de los túmulos de que nos estamos ocupando. 106 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) admitirse que corresponden al periodo más antiguo, aunque indeterminable, de la localidad. En estos sólo se han encon— trado objetos de pedernal toscamente hechos y que correspon— den á tipos primitivos; así las puntas de lanza y los trozos de erandes vasijas de tosco barro, con mezcla de materias extra— ñas, sin ninguna señal de grabado y con apariencias de no haber sido empleado el fuego para su cocción, atestiguan el caracter de antigúedad de tales restos. Un segundo grupo francamente neolítico está representado: por objetos generalmente pequeños, pero delicadamente talla- dos; entre ellos figuran puntas de flechas y de lanzas, cuchi- llos de distintos tamaños, sierras, gran variedad de raspadores, buriles, punzones, gubias y piedrecillas de variadas formas, que parece podían servir como objetos de adorno. Las láminas 1.* y 2.* están destinadas á mostrar los ejemplares más carac— terísticos y mejor conservados de este género que figuran en el museo del Sr. Peláez. Es notable la variedad de objetos de silex en estos yacimien- tos de Carmona. Están tallados á golpe, como es natural, tra— tándose de esta substancia, cualquiera que sea la época á que pertenezcan, y entre ellos parecen predominar notablemente los buriles, así como son escasas las puntas de lanza. El em— pleo de estos primitivos instrumentos no se abandonó con la introducción de industrias más perfeccionadas, pues se los ha hallado, no sólo con objetos de piedra pulimentada, como queda dicho, sino hasta con otros de metal. Revelan un carácter neolítico decidido un gran número de hachas, martillos y raspadores pulimentados fabricados con distintas rocas que examinó el Sr. Calderón. La mayoría pro— ceden de núcleos de diabasa, como tuvo ocasión de describir este señor con motivo de otra excursión (1), algunos de dio— rita, otros de porfirita y pórfido piroxénicos, de fibrolita, de eclogita, exactamente igual á la hallada en el Pedroso (2), y un hacha de serpentina. Ninguna de estas rocas existe en Carmona, pero si'varias de ellas al menos en la Sierra Morena. (1) CALDERÓN: Excursión por la provincia de Huelva. (ANAL. DE La Soc. Esp. DE HIST. NAT., tomo XIX, AcÍas.) (2) CALDERÓN: £cloyita del Pedroso. (ANAL. DE La Soc. ESP. DE HIST. NAT., tomo Xx v1II, Actas.) (7) Cabrera y Diaz.—YACIMIENTOS DE CARMONA. 107 Entre los objetos de cerámica se encuentra un gran número de platos, algunos enteros, y multitud de trozos que corres— ponden á otros de variadas dimensiones, y á vasos, aunque de estos no se ha hallado ninguno completo. El barro empleado es basto y la factura está hecha á mano; pero, sin embargo, presentan artísticos dibujos formados por líneas ya en zig-zag, ya circulares, alternando con puntos que figuran rombos, como también otras alternando con otros dibujos que rodean al objeto. Todos ellos son de carácter geométrico, como lo muestran las figuras 6, 7 y 8 de la lámina 3.*, elegidas como ejemplares característicos entre los muchos que forman parte de la valiosa colección del Sr. Peláez. En algunos todas las figuras y rayas son dobles; pero es lo más notable cómo el primitivo artista ha interpretado á veces el claro-obscuro por medio de líneas de puntos llenas ó de fajas dispuestas con in- senio, según muestra la fig. 8 de la misma lámina. Se nota, examinando en conjunto la ornamentación de los barros de Carmona, toda la evolución, que parte de los ele— mentos lineares más sencillos y llega hasta complejas y visto- sas combinaciones poligonales. En ejecución y variedad supe- ran estas últimas á todo lo hallado hasta ahora en la Penin- sula, que no es poco. Entre los restos cerámicos más importantes descubiertos en el yacimiento que nos ocupa, figura un vaso cuya forma re— cuerda la de un crisol de los de uso actual en las operaciones delicadas de metalurgia, de 6 em. de altura por 3 de diáme- tro; otro puchero de base semiesférica con elegantes ador— nos, etc. También se han recogido en estos túmulos trozos de barro sin cocer, de forma circular 6 cuadrangular, con los án- oulos redondeados, presentando orificios, tanto en los ángulos como en- el centro, y que se reputan pesas de telar; amuletos: curiosos, silbatos, conchas horadadas y una lanza de cobre igual á las encontradas en el Coronil por el Sr. Candau. El resto de los túmulos corresponde al tercer grupo de nues- tra clasificación y es notable por la variedad de objetos de cobre (1) y de cerámica que ha proporcionado. Entre los pri- (1) Ensayados en el laboratorio de la Universidad de Sevilla, han resultado de- cobre puro, sin indicio de estaño y con muy poco hierro. 108 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (S) meros sobresalen puntas de lanza y de flecha, agujas y pun- zones, un arpón, que prueba conocían la industria de la pesca, clavos de cabeza plana, angulares y de gota de sebo, broches de formas bien acabadas, entre ellos uno que representa una serpiente terminados sus extremos por dos cabezas, como tam- bién otros cuyos clavos están cubiertos de una delgada chapa de oro, fíbulas y distintos pasadores, etc.; pero lo que llama más la atención son unos brazaletes cubiertos de ligera lámina de oro. Por último, merece especial mención un ánfora encon- trada en el túmulo número 3 por su forma elegante y lo per— fecto de su construcción, la cual contiene en su interior gran número de trozos de hueso, probablemente de ciervo y antí- lope, y con indudables huellas de haber sido calcinados. Esta vasija mide 68 cm. en la circunferencia máxima, por 23 cm. de altura. No menos notable es un pequeño vaso de alabastro sacado del túmulo número 4, que está finamente pulimentado y cuya forma recuerda la de otros descubiertos en Egipto. Además de todo lo descrito, existian en el interior de los túmulos multitud de trozos, generalmente pequeños, de varios minerales que al simple contacto con la piel la tinen de varios colores, lo cual hace suponer que servían á aquellos hombres para adornar su cuerpo. Estos minerales son: una limonita terrosa que tine de color pardo; ocre que lo hace de rojo: mala- quita de color verde claro y que en las partes mezcladas con la limonita da por la trituración un polvo pardo verdoso y un lienito negro y bastante ligero que produce un color sombra. Dicen que también se ha hallado algún trocito de cinabrio y de otro mineral que por la descripción pudiera ser una calco- sina, pero nosotros no hemos visto estos últimos. Ninguna de las mencionadas substancias existe en la localidad y han de- bido ser transportadas de sitios diferentes: y. como no reunen condiciones para su explotación ni la cantidad en que se hallan abona este supuesto, nos parece muy racional el de los seño- res Candau y Peláez de que sean los materiales que servían á aquellos hombres para su pintura corporal. De todos modos la existencia de estas substancias y la de conchas marinas, ates- tieuan las relaciones que sostenían los carmonenses con dife— rentes puntos de la costa y del interior. ; La colocación particular de los esqueletos humanos en las (9) Cabrera y Diaz. —YACIMIENTOS DE CARMONA. 109 tumbas neolíticas, demuestra que fueron enterrados en posi— ción sedente, pues los cráneos ocupan un plano más elevado y el resto del cuerpo se halla colocado en un reducido espacio. actitud que se observa en los enterramientos de algunos pue— blos primitivos. En las tumbas que contienen objetos con ca— rácter de transición entre la piedra y los metales, los cadáve— res estaban tendidos, muchos de ellos con los pies dirigidos á Oriente y uno evidentemente en cuclillas. Con una sola excep- ción había un solo esqueleto en cada sepultura. Los enterramientos reseñados consisten, en esencia, en se— pulturas cavadas á cielo abierto y rellenas de tierra, en el caso más sencillo y cubiertos con un túmulo en los más ricos: den- tro se colocaron las armas y utensilios del finado y se rellenó de arena el hueco restante, formando. en fin, un pequeño otero encima del todo. La inhumación de los cadáveres no se debe á que aquellos hombres desconocieran el uso del fuego. puesto que se ven señales de él en los túmulos y otros restos, que hacen pensar que allí se practicó la costumbre de las co— midas fúnebres como en otras estaciones neolíticas de Europa. También al lado de los túmulos y como excavadas en el alcor, ampliando quizás con las hachas de silex los huecos naturales de la roca, trabajo penoso, aunque posible, existen ciertas cuevas espaciosas que es indudable fueron habitadas por aquellos pueblos, pues algunas excavaciones practicadas en sus pisos han proporcionado objetos de sus rudimentarias industrias. 1006 Los objetos más interesantes encontrados en Carmona son. á no dudarlo, los que se refieren al conjunto de grabados que antes mencionamos, notables en alto grado, no sólo por los detalles y elegancia de sus líneas, sino por la finura de si ejecución y lo que en sí representan; pues aunque no ofrecen caracteres que descifrar, no por eso dejan de encerrar un in- trincado enigma respecto á su procedencia. El material elegido para estos trabajos ha sido el hueso, la concha de los moluscos y la madera. Todos se han hallado en el interior de los túmulos correspondientes á los grupos 2." v 3.” 110 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) «e nuestra clasificación, donde abundaban, pero deseraciada— mente los más se encontraban en un gran estado de fragili- dad, siendo muy escaso el número de los que han podido sal— varse Ú recomponerse, los cuales figuran actualmente en la colección del Sr. Peláez. Un atento examen de estos grabados muestra que en aleunos se ha aprovechado la lámina com- pacta de aleún hueso largo, pero de un espesor tan considera- ble, que es de presumir que el animal á que perteneció era de eran talla: á veces por su aspecto se tomaría por marfil, por lo cual se han sometido, en el Museo de Historia natural de esta Universidad de Sevilla, estos ejemplares dudosos á un examen microscópico que ha declarado su naturaleza ósea. Otros hue- sos presentan las dos caras compactas separadas por una ligera lámina de tejido areolar, disposición particular que puede atri- huirse á algún trozo de omóplato. Hay grabados no menos numerosos sobre trozos de conchas, en cuya fractura y alabea- miento especial se reconoce que pertenecen á moluscos bival- vos, probablemente del género Unio, y por tanto fluviales. Por último, un corto número de estos restos artísticos están talla- dos en relieve sobre una madera ó pasta resistente 6 compacta, y son notabilísimos por los caracteres que ofrecen, así como por dominar en ellos la fauna como motivo, al paso que en la alfarería sólo se advierte en Carmona la ornamentación geo- métrica. La observación del trazado, la corrección y maestría de las líneas inducen á creer que el instrumento empleado para estos erabados era metálico y se hallaba terminado en una de sus extremidades por una afilada punta. Las figuras están tan bien delineadas, hay tal verdad en su trazado, que no cabe dudar de que el artista interpretó con toda fidelidad los modelos que tenía presentes. Así no puede confundirse la cabeza del águila, niaun menos los peces, ni las extremidades de un felino con las que representan las de un antílope ú otro animal del mismo cénero, dibujado con notable corrección y sentimiento. En las figuras 4 y 6 de la lámina 5.* se ven estos animales marchando en fila, como también los peces de la figura 3 de la misma lá- mina, circunstancia que no deja de repetirse en los hallazgos de las primeras iniciaciones del arte del dibujo, todavía imita- tivo meramente y desprovisto de composición. El sentimiento de la forma y de la proporción se revelan en cambio con em- (11) Cabrera y Diaz.—YACIMIENTOS DE CARMONA. 11 puje incomparable en las citadas figuras y en la linda cabeza de ave de la figura 2 de la misma lámina. En otras figuras, sobre todo la 7, 11 y 12, se encuentran ya elementos nuevos y mas complicados en los que se revelan influencias asirias y egipcias, indudablemente importadas, y que prestan un carácter nuevo a los preciosos restos de concha y pasta en que se hallan grabadas. Grandes dificultades se presentan al tratar de indagar la edad y pueblo ó pueblos á que pertenezcan los notables dibu- jos mencionados, pues difieren manifiestamente de los descri—- tos en las obras de prehistoria, como existentes en los museos de Europa. Sin pretender resolver tal problema, como mera hipótesis, vamos á limitarnos á exponer unas ligeras conside— raciones que sometemos á personas más versadas como moti- vos de reflexión sobre extremo tan transcendental para la pre- historia de nuestra patria. Las investigaciones laboriosas de esclarecidos sabios, han logrado reconstituir una de las páginas más importantes del período antehistórico; grandiosos monumentos fueron encon trados sin que su valor y sentido pudieran ser justamente apreciados hasta hace poco tiempo, quedando así envueltos en misterioso velo los secretos de tantos sucesos; pero desde que se han desentrañado las huellas impresas por el hombre pri- mitivo y ha sido posible seguirle paso á paso hasta los prime- ros períodos de la vida civilizada, se han ido enlazando los tiem- pos prehistóricos con los protohistóricos propiamente dichos. Aún quedan, sin embargo, vastas lagunas que llenar y proble- mas de capital interés que resolver, y uno de estos es el que se presenta en los yacimientos de Carmona por la cantidad de objetos tan variados mezclados en confuso montón: unos que indudablemente pertenecen á épocas primitivas, existen al lado de restos de pueblos más civilizados, no como sedimen- tados sobre aquellos, sino mostrando una fusión sólo explica- ble por haber llegado allí por efecto de relaciones con otros: pueblos que nunca se confundieron con ellos, sosteniendo las costumbres patriarcales enfrente de las distintas invasiones del mundo antiguo y conservando su sello de originalidad. Así se explica que estos grabados presentan ciertos caracte- res indudablemente egipcios y de aquella gran época en que la brillante cultura faraónica dominaba casi toda el África 112 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) conocida (1703 á 649 A. J.) civilización que se extendió no súlo en dirección del Asia, sino hacia el Occidente, secundándole en esta eran obra el pueblo fenicio y aun otros pueblos orien— tales más antiguos, que por medio de las especulaciones marl- timas habian pasado de las columnas de Hércules. Es sabido que estos pueblos han dejado restos de su paso en nuestra patria de indudable autenticidad, como los hallados en Cádiz y en varios puntos del Mediodía de España. Algunos de los grabados que representamos en la lámina 5.* son de aquella época, como la flor del loto, la cabeza del león y la mitad anterior de un carnero, los cuales no dejan lugar á duda aleuna sobre la influencia oriental que en ellos impera. Lástima que estos trozos se hallen reducidos á pequeños frag- mentos. No menos nos afirma en nuestra creencia la figura es- culpida sobre hueso que representa una cabeza humana con el tocado tan característico del pueblo egipcio. así como el trozo en que se ven dos antílopes comiendo unas flores de loto y como los demás grabados en que figura esta flor y la pal- mera, representaciones todas observadas en los relieves y ar— tísticos grabados que existen en los hipogeos y templos del antiguo Egipto. El mismo origen puede suponerse á los objetos de oro cita— dos anteriormente, pues son conocidos otros análogos fabrica— dos en las antiguas ciudades de Tiro y Sidón, tan notables por sus industrias. Mas nosotros no somos los llamados á descifrar estos problemas que requieren conocimientos especiales de que carecemos; únicamente hemos apuntado lo conveniente 4 nuestro juicio por si pueden servir como datos para estudios más profundos sobre los yacimientos de Carmona. Sólo nota— remos, para concluir, que con lo dicho se comprenderá la pa= 'adoja de existir allí enterramientos prehistóricos con objetos orientales, debido á que los primitivos habitantes, todavía en un estado de civilización antehistórico, tomarían de los colo— nizadores ciertos usos y costumbres. No ofrecería menor interés que el estudio de los restos de la industria el de los cráneos encontrados en estos túmulos, sobre los cuales nada definitivo podemos decir por hoy; sólo indica— remos que los caracteres étnicos que exteriormente y á la ligera hemos podido apreciar, nos parecen insuficientes para recono- cer en ellos ninguno de los tipos que han supuesto los que (13) Cabrera y Diaz. —YACIMIENTOS DE CARMONA. 113 hasta ahora se han ocupado de este asunto. No dudamos que este estudio vendría á descifrar ú ayudar al menos á la reso— lución del problema planteado, si bien conviene aplazarlo hasta que las nuevas exploraciones proyectadas enriquezcan tan valioso material. Lo hallado en estado de utilizarse algún tanto es una calavera y un cráneo: la primera parece dolico- céfala, de eminentes arcos supra-orbitarios y bóveda elevada. Los restantes huesos se desmenuzaron al tratar de exhumar- los y tampoco se hallaron con abundancia por existir un solo esqueleto en cada sepultura, por regla general. Paréceme, pues, evidente que es prematuro cuanto se pretenda deducir con elementos tan escasos en punto á la raza Ú razas á que correspondan los habitantes primitivos de Carmona, sin renun- ciar por ello á la esperanza de que las futuras exploraciones sean más fecundas en tan importante respecto. Por analogía con lo comprobado en otros yacimientos de Andalucía, particularmente en la cueva de La Mujer y de las de Gibraltar, mas que por los datos antropológicos que Car- mona haya proporcionado, se hace admisible la opinión del Sr. Sales de atribuir las primitivas industrias carmonenses á la raza de Cro-Magnon, ya pura ó mezclada con otras, pero conviene advertir que ésta no caracteriza en España ni en Ca- narias una época prehistórica bien definida, como sucede en el centro de Europa, y que aún demostrado este punto, cosa hoy difícil, el problema planteado no quedaría resuelto por eso. Es éste muy complejo, presenta elementos demasiado varios y fragmentarios para esclarecerle por ahora, sobre todo en punto á dilucidar en todo el conjunto de particularidades imperfecta- mente bosquejadas en estas páginas, lo que hay aquí de común á la prehistoria europea y lo que se distingue por un carácter local y genuinamente español, y aun puede decirse andaluz. No puedo menos, antes de terminar, de hacer constar mi sincero agradecimiento al Sr. D. Juan Peláez y Barrón, de Carmona, por el desinterés y amabilidad con que fuimos reci- bidos por él, así como por la cantidad de datos y noticias que nos ha suministrado, haciendo extensiva mi gratitud á mi distinguido amigo el Sr. Pineda, que con sus hábiles dibujos se ha prestado galantemente á enriquecer este ligero trabajo con la única parte de indiscutible utilidad é importancia que puede ofrecer. ANALES DE HIST. NAT. — XXXII. 8 114 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) Explicación de las láminas. LÁMINA 1. Varios instrumentos de silex de tipos cheleano y solutreano. (A mitad de su tamaño.) LÁMINA Il. Instrumentos de silex de tipo paleolítico. (A mitad de su ta— maño.) Figuras 1 y 2. Tipo solutreano. 3 y4. Sierras de pedernal. 5,6 y 7. Láminas de pedernal. 8412. Puntas de flecha de pedernal patinizado. LÁMINA III. Figuras 14 4. Hachas pulimentadas. 5. Gubia, vista de frente y de perfil. 6,7 y 8. Trozos de cerámica con adornos. 9 y 10. Pesas de telar, de barro sin cocer. (Mitad de tamaño.) LÁMINA IV. Pequeño vaso de alabastro. (Mitad de su tamaño.) Anillo de cobre cubierto de una chapa de oro. (Id.) Botón de broche cubierto de una chapa de oro. (Id.) Arpón de cobre. (Id.) Ánfora de barro cocido que contenía trozos calcina- dos de huesos de ciervo. (*/, del tamaño natural.) 6. Lanza de cobre. (Mitad de tamaño.) 7. Trozo de madera d pasta labrada figurando una flor de loto. (Id.) 8. Fiíbula de cobre. (Id.) Sa 00 (15) Cabrera y Diaz.—YACIMIENTOS DE CARMONA. 115 Fis. 9. Pasador. (Mitad de tamaño.) 10. Arete de cobre cubierto de oro. (Id.) 11. Broche de cobre, cuyos extremos terminan por ca—- bezas de serpiente. (Id.) 12, 13 y 14. Trozos de hueso labrado. (Id.) 15. Trozo de concha labrado. (Id.) LÁMINA V. Figuras 148. Trozos de hueso grabados. (Mitad de tamaño.) 9 y 10. Trozo de concha grabado por las dos caras: 9 anverso y 10 reverso. (Id.) 11 y 12. Trozos de madera ó pasta correspondiente al mismo objeto de la fig. 7, lám. 5. (Id.) IAE SUR QUELQUES DÉCOUVERTES PREMISTORIQUES AUTOUR DE SEGOBRIGA DANS LESPAGNE CENTRA LE, PAR EDO UARDIACA PELEE. SJ (Sesión del 14 de Febrero de 1894.) INTRODUCTION. Au mois de Juillet 1892, j'avais été chargé par le R. P. Fita, lillustre archéologue espagnol, d'aller relever, au nom de PAcadémie Royale d'Histoire, plusieurs inscriptions qu'un propriétaire d'Uclés, M. Román García y Soria, venait de dé- couvrir sur le cerro (1) de Cabeza del Griego. Je m'acquittai de ma mission, en compagnie de M. García lui-méme et de son neveu, M. Pelayo Quintero y Ataurí, professeur á École des beaux-arts de Grenade. Tandis que, nos travaux terminés, nous prenions un mo- deste repas, á lombre de notre galera (2), le seul ombrage qui se rencontrát alors sur le versant septentrional du mon- ticule, il me revint en mémoire une promesse que j'avais faite a M. Cartailhac, avant de quitter Toulouse, celle d'ex- plorer les grottes des environs d'Uclés et d'y rechercher des vestiges d'habitations préhistoriques. Je priai donc mes ai- mables compagnons de m'indiquer la direction de la Cueva (1) Monticule. (2) Sorte de char á bancs. 118 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (9) del Toro, grotte assez fameuse dans le pays; mais ils ne purent me fournir aucun renseignement sur ce sujet (1). Toutefois M. Quintero, ayant eu connaissance du but de mes recherches, m'apprit aussitót qu'un garde des environs du cero venait de découvrir, a une demi-lieue de lá, une sorte de souterrain dont nul n'avait encore soupconné Vexistence. Ce fut, comme pour la célebre grotte d'Aurignac, un lapin qui donna léveil. Le pauvre animal poursuivi par le garde s'était blotti sous une large dalle; la dalle soulevée laissa apercevoir un long et étroit couloir. Mais personne v'osait s'y aventurer, le garde moins que tout autre: «Me da miedo lo sobrenatural— disait-il; le surnaturel me fait peur.» Je n'avais aucun motif pour éprou- ver les mémes craintes, et je résolus immédiatement d'explo- rer la caverne. M. Pelayo Quintero s'offrit a prendre pour moi des informations plus précises sur le lieu de la découverte. Il fit plus: quelques jours plus tard, il voulut bien descendre le premier dans la grotte et sengager assez avant dans la gale- rie principale. Puis il m'invita a l'y accompagner. Notre premiére expédition eut lieu le 13 Octobre 1892. M. Al- varo Yastzembiec de Yendrzeyowski, médecin et maire d'Uclés, s'était joint a nous. M. Quintero nous conduisit au bord d'une sorte de puits ver- tical, s'ouvrant au rás du sol, et mesurant deux metres envi- ron de profondeur. Cet orifice, qui me parut alors percé dans le roc vif, livrait á peine passage á un homme, quand nous y descendimes pour la premiére fois. Était-ce lá vraiment une (1) Cette grotte queje visitai plus tard en Février 1893 ne renferme aucune trace d'habitation. C'est une caverne artificielle, creusée dans un massif gypseux, a 20 mi- nutes environ de Bayona, ancienne forteresse qui domine la route de Madrid a Va- lence, au point ou elle est coupée par le Giguela. Elle se compose de plusieurs galeries horizontales, pratiquées au ciseau dans Pépaisseur de la colline et convergeant toutes plus ou moins directement vers une sorte de vestibule qui fait suite á l'entrée. Ces galeries sont basses et jonchées de débris aigus, arrachés aux parois. Il faut pour les parcourir se tenir constamment courbé ou se trainer sur les genoux ; mais elles empruntent aux lueurs des torches une incomparable beauté. Les multiples facettes des cristaux dont la voúte est revétue, s'en renvoient les rayons, et donnent naissance á millejeux de lumiere qui prétent a la grotte un aspect féerique. Elle est d'origine relativement récente et ne parailt guére remonter au dela de lépoque romaine. Cornide pense avec raison que les Romains venaient y cherchber la pierre spéculaire dont Pline parle tout au long dans son Histoire naturelle (livre XXXVI, C. 22.) 43) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 119 issue artificielle? N'était-ce pas plutót le résultat d'un éboule- ment? Je ne saurais le dire. Je ne songeai pas á m'en rendre compte en cette circonstance, et depuis, des chercheurs de trésors, comme il sen trouve malheureusement partout, la jugeant trop étroite, Pont agrandie pour y passer plus a Vaise. Au fond du puits s'ouvrait un couloir de quatre métres de longueur, vrai terrier qui débouchait dans la galerie centrale. Cette galerie était au début encombrée sur un parcours d'une trentaine de metres par d'énormes quartiers de roc, détachés de la voúte ou précipités du dehors. Une masse considérable de terre, venue de l'extérieur, en avait rempli les interstices, laissant a peine serpenter entre ces blocs un sentier raide, étroit, tortueux, par ouú les renards avaient accés dans cette immense taniére. Je ne saurais dire au prix de quelles fatigues nous púmes atteindre la premiére salle, les pieds en avant, la téte clouée au sol, les bras collés le long du corps, ayant toutes les peines du monde a conserver allumées, sans mettre le feu á nos véte- ments, les bougies dont la faible lueur ne servait méme point á diriger notre marche. M. Quintero, qui le premier avait exploré une partie du boyau central, s'était fait notre guide et nous indiquait de son mieux les recoins oú il convenait de nous garer: il fallut en effet des prodiges de prudence pour éviter de nous écraser les uns les autres, en faisant rouler devant nous sur une pente aussi raide les rochers mobiles qui génaient la descente ou se détachaient sur notre passage. Nous atteienímes enfin une salle assez vaste oú il nous fut possible de nous tenir debout sans trop de difficulté. Le résultat de cette premiére expédition fut de faire naítre en moi la certitude que je me trouvais véritablement dans une grotte préhistorique. Les nombreux fragments de poterie quí jonchaient le sol, les ossements gisant a fleur de terre, la fumée dont la voúte était noircie: voiláa bien de précieux indices. La suite me montra que je ne m'étais point trompé. Mais je dus, ce jour-la, me borner á ces constatations. On ne pouvait songer a commencer les fouilles sans avoir auparavant rendu le passage plus praticable. Il fallait moins encore pen— sera retirer avec nous de la grotte des objets fragiles ou volu- mineux, tant l'ascension était malaisée. Nous avions employé 120 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4> plus d'une heure a descendre jusqu'a cinquante ou soixante métres environ de l'entrée: deux heures nous suffirent á peine pour remonter, et c'est au prix d'indescriptibles efforts que tel de mes compagnons dont la corpulence dépassait la moyenne parvint a se hisser le long de la pente glissante et raide, quel- quefois presque perpendiculaire, par ou il était descendu sans. trop de mal. Je d'avais guére qu'un jour par semaine á consacrer á mes recherches, et bien souvent des occupations imprévues pou- vaient m'empécher de reprendre mon travail au jour fixé. Néanmoins je me mis résolument a l'euvre: plusieurs de mes. amis voulurent bien m'aider tour á tour dans mes explora— tions. Il serait trop long d'en dresser la liste: mais il est de mon devoir et c'est une joie pour moi de leur témoigner ici lPexpression de ma sincére gratitude. Ils m'ont secondé avec un dévouement et une intelligence que de graves et nombreu- ses difficultés n'ont pas un instant déconcertés. Aussi n'hésité- je pas a leur attribuer une grande partie de ces découvertes. J'ai donné á la grotte le nom de €Frotte de Segobriga, parce que les ruines de cette ville s'étagent sur le tertre qui la re— garde (1). On y trouve les restes d'une civilisation primitive: des outils, des armes, des ornements, des poteries, des sque— lettes humains appartenant a des races des longtemps dispa— rues de ces contrées, des ossements d'oiseaux et de mammife— res dont la chair a dú servir de nourriture aux troglodytes. Étudier cette civilisation, ces races, cette faune; demander aux débris mémes de la ville quelles furent ses origines pré— historiques, tel est Pobjet de ce travail. Je m'aiderai pour ren- dre cette étude plus complete, soit des objets analogues retrou- vés ca et lá dans le pays, soit des ruines échelonnées de dis— tance en distance sur les collines des alentours. Ces objets sont de plusieurs sortes: je citerai notamment des morceaux de silex, des coquillages perforés, des poincons en os, des haches de pierre, des fragments de poterie. Répandus (1D) J'adopte opinion du R.P. Fita qui, apres Morales, Cornide et d'autres auteurs, placenta Cabeza del Griego les ruines de Segobriga. Malgré toutes les raisons allé- guées par Madoz dans son Dictionnaire géographique de VEspagne contre cette opi- nion, il semble que les derniéres découvertes aient mis désormais ce point hors de doute. (5) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 121 dans toute la contrée, sur les collines, á la surface des champs, dans le lit desséché des torrents, si la plupart ont vu bien des siécles passer sur eux d'un pied dédaigneux, quelques-uns "ont pourtant pas manqué d'attirer Pattention des habitants de la région. Ici comme en Gréce, a Rome, et plus tard dans les Gaules, les céraunies ou pierres de foudre, piedras de 7440, ont été et sont encore Pobjet de la superstition populaire. Heu- reux qui peut en rencontrer une sur sa route: il se croit pré- servé par elle de tous les maux présents et á venir. M. Luís Valdecabras, député provincial de Cuenca, m'a assuré que Pon admettait dans certaines parties de la région deux sortes de céraunies: les unes de forme allongée, assez épaisses, aux bords latéraux arrondis, préservent de la foudre; les autres plus courtes, minces, aux arétes saillantes ou du moins plus marquées, sont,un précieux talisman contre les maladies de toute sorte: les premiéres sont máles, les autres femelles. Faut-il voir dans ces absurdes croyances un vestige de tra— ditions antiques ? Au dire de Pline, un vieil auteur du nom de Sotacus distinguait deux especes de céraunies, Pune noire, Pautre rouge, toutes deux semblables á des haches. Celles quí étaient á la fois noires et arrondies servaient a prendre des villes et des flottes: on les nommait bétyles: on donnait a celles dont la forme était allongée le nom de céraunies proprement dites. Certains en admettaient encore une troisiéme espéce fort rare et tres recherchée au pays des Parthes, parce qw'on ne la trouvait qu'aux endroits frappés de la foudre (1). Les éclats de silex se rencontrent plus communément encore: ils apparaissent sur tous les points de la région, disséminés dans les sillons des champs labourés ou mélés a la poussiére des chemins. Il est du reste fort difficile de savoir a quelle époque il faut en faire remonter la taille: car trés peu présen— (1D) «Estinter candidas et que ceraunia vocatur, fulgorem siderum rapiens. Tpsa crystallina, splendoris coerulei, in Carmania nascens. Albam esse Zenothemis fate- tur, sed habere intus stellam concursantem. Fieri et ceraunias, quas nitro et aceto per aliquot dies maceratas concipere stellam eam que post totidem menses relan- guescat. Sotacus et alia duo genera fecit ceraunie, nigre rubentesque ac similes eas esse securibus: lis que nigre sunt et rotundee, urbes expugnari et classes, easque betulos vocari: que vero longe sunt, ceraunias. Faciunt et aliam raram admodunm, et Parthorum magis quesitam, quoniam non alibi inveniatur, quam in loco fulmine icto » (PLIN., Hist. naf., 1. XxxvI1, 51.) 122 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) tent une forme bien déterminée, et comme par ailleurs on se sert dans le pays pour triturer la paille de claies armées de ces éclats, il est fort possible que beaucoup d'entre eux aient servi a cet usage apres avoir été recherchés dans ce but. Les poincons en os se montrent rarement a la surface du sol oú ils demeurent exposés aux intempéries des saisons et échap- pent difficilement á une destruction prompte et complete; mais il est assez fréquent d'en rencontrer apres les inondations dans les ravins ou sur les flancs des collines. Apres l'inondation du 14 Septembre dernier, on en recueillit un certain nombre que les eaux avaient entrainés jusque dans notre huerta. Quant aux ruines préhistoriques, éparses dans la contrée, il faudrait, pour en faire une étude approfondie, beaucoup de temps et des moyens que je v'ai pas: je me contenterai donc de signaler en passant tout ce qui aura pu attirer mon atten- tion sans prétendre faire davantage. Dans la premiére partie de ce travail, ¡e décrirai la grotte elle-méme et les objets que j'y ai rencontrés. Je traiterai suc- cessivement des hommes et des animaux dont j'ai retrouvé les restes. Cette étude sera nécessalirement incomplete; car les fouilles ne sont pas terminées; elles ne le seront peut-étre ja- mais. Toutefois puisque je me vois forcé de les interrompre et que je ne suis point assuré de pouvoir plus tard les reprendre, il me paraít opportun de publier des aujourd'hui les résultats que j'ai obtenus. S'il m'était permis d'entreprendre un ¡jour les fouilles de la ville elle-méme, j'aborderais alors la seconde partie de cette étude, et ferais connaítre les trésors archéolo- giques que recelent ces vastes ruines. La civilisation des premiers Celtibéeres n'est pas sans analo- gie avec celles que MM. Henri et Louis Siret nous ont fait con- naítre dans leur bel ouvrage: Les áges du métal dans le Sud—- Est de "Espagne. M. Louis Siret a eu l'amabilité de me fournir á plusieurs reprises dans une intéressante correspondance des renseignements qui m'ont été fort utiles, tant pour la conti- nuation méthodique des explorations que pour la rédaction de ces notes. M. de Lapparent et Son Excellence M. Federico de Botella, inspecteur général des mines, m'ont donné la solu- tion de plusieurs doutes relatifs á la géologie du pays (1). (1) Je dois au crayon de M. P. Quintero et du P. P. de Bernebruch la plupart des (7) Capelle.—DÉECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 123 M. Francisco Quiroga y Rodríguez, professeur de cristallo— eraphie a Université Centrale de Madrid, s'est chargé d'ana- lyser les roches. La plupart des instruments ou objets en pierre, recueillis dans nos excursions, sont passés sous ses yeux (1). M. Francisco de Paula Martínez y Sáez, professeur de Zoo— eraphie, section des Vertébrés, dans la meme Université, a bien voulu me diriger et m'aider dans l'examen des ossements et la détermination des especes. Les pieces douteuses ont été soumises á MM. Albert Gaudry et Philippe van Beneden (2). De sympathiques encouragements me sont venus de divers cótés. En France et en Belgique, des savants distingués m'ont fait l'honneur de s'intéresser á mes fouilles. J'ai déja cité plu- sieurs noms: je ne puis oublier de signaler encore M. le Mar—- quis de Nadaillac et M. Émile Cartailhac dont les travaux ont de nos jours fait faire un si grand pas a lanthropologie. En Espagne, Son Excellence M. Cánovas, ancien Président du Conseil des Ministres, Son Excellence M. Moret, ministre de Instruction publique, le R. P. Fita et lAcadémie Royale d "Histoire, M. Ienace Bolívar, membre du Conseil Supérieur de Instruction publique, m'ont donné a plusieurs reprises des marques de leur bienveillance. Je me rendrais coupable d'ingratitude si je ne remerciais du fond du coeur tous ces hommes éminents qui m'ont aidé de leur concours et secondé de leurs conseils, dans l'eeuvre á divers titres si ardue pour moi, que j'avais entrepris de con- duire a bonne fin. Puissent ces notes jeter quelques lueurs sur les origines en- core mystérieuses des civilisations préhistoriques de Espagne centrale et préparer la voie aux chercheurs de l'avenir. Uclés, 1 janvier 1894. dessins qui accompagnent cette étude. Plusieurs planches m'ont été gracieusement prétées par MM. Siret et par M. le Directeur de la Société d'excursions de Madrid. (1) L'examen de ces objets était déjá terminé lorsqu'une mort imprévue nous a brusquement ravi cet homme aussi éminent qu'aimable et désintéressé. (2) M. van Beneden s'était aimablement offert á m'aider dans l'étude des osse- ments trouvés dans la grotte; mais la mort la surpris avant qu'il ait pu la mener á terme. 124 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) CHAPITRE PREMIER. La région explorée. Avant d'entreprendre l'étude de la civilisation enfouie dans la grotte de Segobriga, grotte qui a été le principal théátre de nos fouilles, je veux jeter un coup d'ceil sur la contrée au sein de laquelle cette civilisation a pris naissance. J'esquisserai d'une main rapide l'histoire de cette région, tour á tour fond de mer crétacée ou de lac miocéne, couverte jadis de luxu— riantes foréts, hérissée aujourd'hui de rocs dénudés et stéri— les, théátre, dans la suite des áges, de tant d'invasions san— glantes et d'héroiques revendications. Je parlerai d'abord de la configuration physique du pays et du climat qui y regne. Un second paragraphe sera consacré á l'étude des terrains. J'exposerai ensuite brievement les caracteres principaux de la faune et de la flore. Je terminerai enfin par un résumé succinct de son histoire a travers les siecles. UN - LA RÉGION EXPLORÉEE.—CONFIGURATION PHYSIQUE.— CLIMAT, I. Configuration physique.— La région explorée fait partie de Pantique Celtibérie. La Celtibérie était bornée a 1'Est par la cordillere de l'Idubéda, chaine de montagnes qui séparait autrefois du royaume de Castille celui d'Aragon. Deux ra- meaux, détachés de l'Idubéda, marquaient ses limites au Nord et au Midi. Celui du Nord naissait au-dessus de Numance et courait vers l'occident en formant sur son passage les sierras d'Urbion, d'Oca, du Guadarrama. Le rameau du Sud, aux ci- mes d'abord peu élevées, mais bientót coupé de gorges ápres et scabreuses, n'était autre que l'Orospéda, sur les pentes sep- tentrionales duquel s'étaient fixés les Orétans. Cette chaine (9) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 125 traversait la province actuelle de Cuenca et l'ancien royaume ¿de Valence, puis allait se perdre dans la mer, au dela du cap Saint-Vincent (1). Elle était limitée dans sa partie occidentale par la Carpé- tanie. Mais je 'ai pu étendre mes recherches dans tout le pays occupé autrefois par les Celtibéres. La région que j'al visitée, bornée au Nord par la montagne d'Altomira, a l'Ouest par une droite tracée de la station de Huelves au Cháteau d'Almenara, a VEst par les villages d'Alcazar, Carrascosa, Rozalen, Mon- talbo; au Sud par ceux de Hito, Almonacid, la Puebla de Alme- nara, est baignée par le Rianzares, le Bedija et le Giguela. Elle est montueuse et coupée de vallées fertiles. II. Climat.— Les facteurs principaux du climat d'un pays sont, d'apres Humboldt, la pression barométrique, 'humidité, le plus ou moins d'agitation et de transparence dans Pair, la tension électrique de l'atmosphere, la force etla fréquence des orages, enfin lValtitude et la latitude du lieu. Je vais signaler les quelques observations que j'ai pu faire pendant un séjour de sept ou huit ans, á Uclés, centre de la partie explorée de la province. (1) Au dela de 1'/2ubeda, dit Strabon, s'étend la Celtidérie, région vaste et d'aspect varíé, mais dont la plus grande partie est naturellement abrupte et souvent ravagée par les débordements de grands fleuves. Elle est sillonnée par 1'4xas et le Tage, et c'est lá que prennent leur source cette série de conrs d'eau qui se dirigent vers VOcéan occidental. Je citerai parmi eux le Durius (Douro), qui passe pres de Vuman- tia.et de Saguntia. Le Betis nat dans VOrospeda, traverse 1Orétanie et descend vers la Betique. Au Nord des Celtideres, sur les frontiéres du pays des Cantabres Conisques, habitent les Vérons, qui sont eux aussi une branche de la grande émigration celti- que; ils ont pour capitale Varia, sise á Pun des passages de 1 bre. A 1'Ouest de la Celtibérie on rencontre quelques tribus d'4stures, de Callaiques, de Vacéens, ainsi que des Vétons et des Carpétans: la méme contrée est limitée au Sud par les Orétans et les diverses tribus bastétanes et sudetanes, qui habitent 1Orospeda. L'Idubeda la borne du cóté de PEst. La Celtidérie est divisée en quatre cantons; mais les districts de 1 Est et du Midi sont occupés par la peuplade la plus puissante, je veux dire la nation des Arvagues qui touche au pays des Carpetans et aux sources du Tage. La plus fameuse de leurs cités est VNomentia ou Numantia qui fit montre de tant de valeur pendant cette céle- bre guerre entre Celtibéeres et Romains, qui dura vingt ans. Personne v'ignore en effet que les Numantins, ayant détruit plusieurs armées romaines avec leurs géné- raux, soutinrent un long siége, enfermés dans leurs murailles, et se laisserent pour la plupart mourir de faim,á Pexception d'un petit nombre qui rendit la place... Vu- mantia est située a 800 stades de Cesaraugusta, ville bátie sur le cours de 1'L 0re. On compte aussi parmi les villes de la Celtiderie, Segobriga et Bilbilis, aux environs des- quels eut lieu la lutte entre Métellus et Sertorius. (Strabon, liv. 111, Ch. 1v.) 126 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) 1. Hauteur barometrique.—Le barométre descend rarement au-dessous de 665"m; cependant le 18 février 1892, a 11 h. du matin, il marquait 661"; mais je ne Vavais jamais vu descen- dre aussi bas. Cette dépression extraordinaire fut suivie d'une violente tempéte, amenée par un courant du SO. La hauteur moyenne fut en 1892: TAM croacia 685 Révileris lle. sal AiO de 690 Mr e AS 682 AN aa o e evo 683 A A a A 683 A A Id 687 Talle UE Ad e e 688,5 NOU (2 QUIaZzamne) iia : 689 September ito. loe preto cia a 690 (October old palo ata 679 IO IS 1 a 679 Décembre (1*%* quinzaine)....... 691 2. Thermometre.—11 est fort rare que le thermomeétre s'abais- se au-dessous de 10 ou 12” centigrades, et qu'il s'éléeve au-des- sus de 40* a ombre. La température moyenne en 1892 fut la suivante: Max. Min. EMO rosso SO ads odas 0 Al — 12 ¡NÉVTIOL 01. atajo lt 16 — 5 WMA AS O 18 — 4d A ago dao 22 = 2 Malas sel laa 27 0 UE AAA A Ns OE 36 5 AC E 39 12 IN A O OOO 35 12 SOPLembro... one 30 1131 MEDI. e cion aio ia ale 25 2 IONES do ióice ao a telcel Ae 25 0 Décembre (1*%* quinzaine) ....... 13 —2 Les matinées sont en général tres fraiches, méme pendant lPépoque des plus grandes chaleurs, et il est presque inoui de voir s'écouler 4 ou 5 jours consécutifs sans que la brise vienne rafraichir la température. (11) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 127 3. Direction des vents.—Les vents du SE., SW., W. dominent pendant une grande partie de l'année, spécialement a certai- nes époques: ainsi le vent du SW. qui amene dVordinaire la pluie souffle plus fréquemment en Septembre, Octobre et No— vembre, si le printemps a été beau. Si au contraire le prin- temps est pluvieux, ce qui est arrivé durant plusieurs années consécutives, c'est le vent du SE. qui domine en automne. Ces deux vents soufflent parfois avec une extreme violence. La saison chaude est tres seche: elle commence avec les der- niers jours de Mai et dure jusque vers la deuxieme quinzaine d'Aoút. Depuis quelques années il est fort rare d'avoir un prin- temps complétement beau: on peut méme dire qu'il n'y a guére ici de printemps et que l'on passe presque sans transition de hiver a 16te. L'hiver est peu rigoureux; mais le vent du N. et surtout celui du NE. s'y font souvent sentir a cette époque de l'année. Ce dernier a recu dans le pays le nom de Matacabras et il y rend le froid beaucoup plus sensible que dans des régions plus septentrionales. Les premiéres glaces n'apparaissent gué- re qu'avec les premiers jours de Décembre; mais les gelées se prolongent parfois jusqu'au commencement de Mai. Les orages sont peu fréquents; ils passent généralement sans éclater: il est des années oú l'on en compte a peine deux ou trois; mais il est fort rare que les derniers jours de Juillet en soient exempts (1). (1) État de latmosphere en 1892, Benton ooo 126 Pl e Pear €5 BELO oa Td COMER tacto ora ras 20 NUS Utada alos 105 (EA A A 13 NT OR 7 GrésSil>..... a CES 3 En 1893, la neige n'est tombée qu'une seule fois et en minime quantité. 128 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) 8: TL. APERCU GÉOLOGIQUE. (1) La région qui nous occupe faisait partie, a lépoque des mers crétacées, du golfe de la Nouvelle Castille. Ce golfe, compre- nant les provinces de Madrid, Guadalajara, Albacete, Cuenca, Valence, Murcie et Alicante, communiquait par ces trois der= niéres avec la Méditerranée; mais c'est tout pres de Cuenca que finit le grand bassin lacustre tertiaire qui embrassait une partie de la Nouvelle Castille et de la Manche, bassin dont Uclés, Sahelices, Segobriga faisaient partie, et qui se compose surtout de miocene. Ce bassin est limité a Est par une bande crayeuse longue de 130 a 140 kilométres, dont Cuenca occupe le centre. (1) ll est peu de provinces en Espagne dont la géologie ait donné naissance á plus de mémoires que la province de Cuenca. De Verneuil et Collomb, et apres eux M. Jac- quot, avaient jeté de précieux jalons dans cette étude; mais les remarquables tra- vaux de M. Federico de Botella et M. Daniel de Cortázar ont enrichi la science de nouveaux et précieux documents. De Verneuil étudia la géologie de Espagne de 1849 á 1865. On trouve dans les Comptes rendus de l'Académie des Sciences diverses notes de ce savant sur la province de Cuenca. Plusieurs de ses mémoires sur l'Espagne furent résumés et présentés au public en 1861, époque ou il publia sa Cuarte géologique de "Espagne. 11 y donnait pré- cisément plus de développement a la géologie de la partie orientale (provinces de Cuenca, Valence, Alicante, Teruel, Guadalajara) qu'il avait tout particulicrement explorée. Il existe encore d'autres mémoires du méme auteur dans le Bulletin de la Société géologique de France. Un de ces mémoires paru en 1852 (t. x, 2e série) y expose la cons- titution géologique des provinces qu'il devait plus tard détailler davantage dans sa carte. M. Jacquot fit paraitre en 1866 une étude sur la Serranía ou partie montagneuse de la province de Cuenca. On trouverait encore de précieux renseignements dans España y sus antiguos mares de S. E. M. Federico de Botella y de Hornos, inspecteur général des mines. Madrid, 1892. i Mais lPouvrage le plus utile á consulter est la Descripción física, geológica y agroló- gica de la provincia de Cuenca, par Daniel de Cortázar, ingénieur des mines et mem- bre de la Société géologique de France. Madrid, 1875. Les quelques notes que je transcris ne sont qu'un résumé tres succinct de ces di- vers Ouvrages. Je doisaS. E. M. Danielde Cortázar la plupart des coupes géologiques qui figurent dans ce chapitre. 03) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 129 A T'Ouest, une série de collines crétacées perce les dépots miocénes, entre dans la province de Cuenca par Buendía, court du N. au $S., en passant par Jabalera et Mazarulleque, et vient se dissimuler ca et lá aux environs d'Uclés sous les cou- ches tertiaires. Elle ne tarde pas a reparaitre franchement entre Rozalen et Sahelices, oú elle se divise en deux branches, dont lune se dirige vers Almenara et va s'étendre jusqu'au delá de Mota del Cuervo: autre touche a Almonacid del Mar- quesado et finit au SE. de Belmonte. C'est dans la premiere de ces ramifications que fut bátie la ville de Seg'obriga. La longueur de ces collines est d'environ 100 kilometres; leur largeur varie de 2 a 6. Ces formations crétacées de la partie occidentale sont les seules comprises dans la partie explorée. Je ne parlerai point des autres. ] Le systéeme crétacé de toute la province, et, par conséquent, des collines dont je viens de parler, présente de haut en bas les couches suivantes, d'apres une coupe prise par M. Cortá- zar, a Una (fig. 1), au dessus de la grande source des Bo+b0- tones, et pouvant étre considérée comme typique: l. Calcaires caverneux alternant avec des marnes blanchá- tres qui constituent sur une grande épaisseur la partie supé- rieure de la formation. 2. Calcaires légerement cristallins, en couches peu épais- ses, sur une profondeur de 25 metres. 3. Surun métre d'épaisseur, lit de marnes de couleur gris de fumée. 4. Strate calcaire de couleur gris clair, haute de 50 métres, présentant en sa partie supérieure plusieurs couches assez minces, d'un grain plus menu, d'une texture plus unie, qui surplombent sur la coupe comme une corniche. >. Second lit de marnes, épais de deux metres. 6. Calcaire jaunátre compact, sans stratification bien mar- quée; épaisseur: 25 métres. 7. Calcaire marneux d'un jaune verdátre, alternant avec des marnes plus foncées; hauteur totale: 30 metres environ. 8. Séries de couches de gres feldspathique, décomposées á leur surface, profondes de 20 métres. 9. Conglomérats reposant sur les couches jurassiques. Dans les collines de V'Ouest, cette disposition est générale—- ANALES DE HIST. NAT. —X 111. 9 130 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) ment conservée; mais les diverses strates sont d'ordinaire plus minces. Les couches calcaires revétent une couleur foncée, le plus souvent rougeátre; les lits d'argile et de marne blanchá- tres qui les séparent ont peu d'épaisseur et sont L parfois assez riches en fossiles. ss Comme on le voit, la ES SS : : Ss formation crétacée se Coupe du terrain cretace a Uña. compose de deux séries 1, 2, 3. Calcaires.—4. Marnes.—5. Arkoses. de couches, les unes cal- y it) caires, les autres arénacées. Ces derniéres sont a la base du systéme: elles sont constituées par des quartz a gros eralns ou se rencontrent des éléments feldspathiques. Ce sont de vraies arkoses de couleur blanchátre, bien que souvent ta- chées et méme imprégrées par des oxydes de fer. La profondeur moyenne de la trame arénacée est d'environ 100 metres, Vapres M. de Cortázar: on y rencontre souvent POstrea favella VOrb. La série calcaire est constituée, dans les collines, par des roches de texture plus ou moins cristalline, toujours métamor- phiques et caverneuses. Ces dépots se montrent sous forme de Fiz. 2. Plissement des collines crétacées á Uclés. (15) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 131 banes mesurant de 0,20 a 2 metres d'épaisseur, intercalés avec des argiles et des marnes. Ils ne sont pas horizontaux comme ceux de la Serranta; mais plissés ou soulevés sans que cependant la rupture de leurs axes anticlinaux puisse étre considérée comme constante: ces ondulations sont surtout sensibles au détroit de Paredes (pl. vi), a travers lequel le Rian- zares s'est frayé un passage entre les villages de Huelves et Paredes, etau Nord du mo- nastere d'Uclés oú, dit M. de A Cortázar, on voit en projec— E tion horizontale ces couches former un arc de pres de 90" correspondant a un rayon de 500 metres (fig. 2). Profil geo Negu des bords du Giguela, au 8 E 1 to. Le terrain tertiaire les lon- SS CEE dls mes E “ Calcaires, marnes et argiles crétacées. ge des deux cótés. Il semble * * Macignos, gompholithes et marnes mio- cenes. souvent avoir suivi le mou- vement des crétes crayeuses et il n'est pas rare de le voir, sur le versant Est, affleurer presque au sommet des collines, tandis que le versant Ouest étrangement tourmenté ne présente que des calcaires crétacés e . 1 Fig. 4 jusquía une grande Z o élévation (fig. 3). 7 E 2 Au sortir de Saheli- G E E ces, la faille qui sépa- re le crétacé du ter- tiaire est si marquée SOSTIROSDAIIIG ISKTESIRARS : ; TEA AE DAA v'elle forme, pres q So pS z de Point de contact des terrains crétace et tertiaire la route et aux por- Sahelices. E A 1368 Argiles calcaires. tes mémes du village, 25 Marnes sablonneuses. , k 47 Calcaires semi-cristallins. une sorte de fossé lar- 9 Calcaires argileux fossiliferes. E a bc Gompholithes, macignos et marnes miocenes. ge et profond (fis. 4). Les espéces fossiles recueillies par M. Cortázar dans le ter- rain dont nous venons de parler sont les suivantes: Ammonites Mantelli? Sow. (Rampe de San Pablo, á Cuenca.) Globiconcha rotundata D'Orb. (Muela de Valdecabras, etc.) Tylostoma Torrubie Sharpe. (Campillo de Paravientos.) Natica hispanica D'Orb. (Mota del Cuervo. etc.) Crassatella impressa Sow. (Campillo de Paravientos.) 132 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Cardium hillanum Sow. (Palomera, etc.) Area cenomanensis D'Orb. (Mota del Cuervo.) Aricula subpectinoides Reuss. (Cuenca, etc.) Ostrea columba Desh. (Cuenca, Mota del Cuervo, etc.) — fAavella D'Orb. (Cueva del Fraile, etc.) Rhynchonella contorta D'Orb. (Sahelices.) = Lamarkiana D'Orb. (Sahelices.) Hemiaster Fournelli Desh. (Cuenca, Mota del Cuervo.) — Bufo Brongn. (Cuenca.) Phymosoma Delamarrei Desh. (Mota del Cuervo.) — circinatum Agass. (1d.) Diplopodia Roissyi Desor. (1d.) Salenia seutigera Gray. (1d.) Radiolites divers. (Palomera, La Parra, etc.) Bien que les colli- nes, dont je viens d'in- diquer sommairement la constitution, appar- tiennent toutes au sys- teme crétacé, le ter- rain tertiaire acquiert ASS néanmoins un déve- E EN loppement considéra- Formation crétacée pres de Sahelices. : ble dans la province, oú il couvre une superficie de 9.000 kilometres carrés, et il s'étend en larges plaques dans la zone que j'ai explorée. Il est constitué en grande partie par des dépots d'eau douce. La formation miocéne d'eau douce présente, comme dans le centre de la péninsule, trois séries de couches distinctes: la série supérieure, composée de calcaires siliceux, la série mo- yenne de marnes, argiles et gypses, la série inférieure d'argile rougeátre, de macignos et de gompholithes. Cette formation est cependant bien loin d'étre partout homogéne. Dans la région qui nous occupe, Cestá dire en prenant, par exemple, pour centre le village de Sahelices, domine la zone des argiles. Les macignos et les gompholithes y sont recou= verts d'une épaisse couche de terre argileuse, a laquelle se trouvent mélés de nombreux cailloux de quartzite. La série calcaire, qui n'apparait presque sur aucun point de —— ST” (17) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 133 la résion septentrionale, acquiert en revanche un grand dé- veloppement dans les environs de Tarancón et de Montalbo. Elle esten général superposée aux couches gypseuses 0u assise sur les argiles rouges qui remplacent ces dernieres. Les gypses abondent dans lancienne Celtibérie; mais ils sont plus transparents dans le bassin du Tage que dans celui du Guadiana. Il y a du reste des exceptions, et, quoique situés sur les bords du Giguela, les gypses des environs de Bayona ont eu leur célébrité, dans les temps antiques. «La pierre spé- culaire, dit Pline, se divise facilement en minces lamelles. On ne la trouvait autrefois que dans l'Espagne citérieure: encore son aire d'extension était-elle assez réduite et n'embrassait- elle point plus de cent mille pas autour de la ville de Sego- briga. Aujourd'hui on la retire de Chypre, de Cappadoce, de Sicile: on Pa méme tout récemment découverte en Afrique. Mais nulle part elle n'est d'aussi bonne qualité qu'en Espagne. Les pierres spéculaires de Cappadoce sont grandes; mais elles manquent de dureté et de transparence: celles de Bologne en Italie sont petites, souillées de taches et melées de silex; elles ressemblent a celles que l'on extrait en Espagne du fond des puits de mine percés á une grande profondeur» (1). La série des macignos et des gompholithes ne fait jamais défaut dans toute l'étendue du tertiaire; mais elle est souvent recouverte par les argiles et les gypses ou par les formations calcaires, et ne frappe pas les yeux. Les calcaires et les marnes sont remarquables par la quan— tité considérable de magnésie qu'ils renferment. Les deux premiéres séries sont riches en fossiles. Je signa- lerai avec M. de Cortázar les especes suivantes: (1) «Specularis vero (quoniam et hic nomen obtinet) faciliore multo natura findi- tur in quamlibet tenues crustas. Hispania hunc olim Citerior tantum dabat, nec tota, sed intra centum millia passuum circa Segobricam urbem: jam et Cypros, et Cappadocia, et Sicilia, et nuper inventum Africa: postferendos omnes tamen Hispa- nie, et Cappadocie, mollissimis et amplissime magnitudinis, sed obscuris. Sunt et in Bononiensi Italix parte breves, maculosi, complexa silicis alligati, quorum tamen appareat natura similis eis, qui in Hispania puteis effodiuntur profunda altitudine. Necnon et saxo inclusus sub terra invenitur extrahiturque, aut exciditur... Inveni- tur et niger aliquando. Sed candido natura mira, quum sit millitia nota, perpetiendi soles rigoresque: nec senescit, si modo injuria non arsit, quum hoc etiam in comen - tis multorum generum accidat. Invenere et alium usum in ramentis quoque, Cir- cum maximum ludis Circensibus sternendi, ut sit in commendatione candor.» (Plin. loc. cit.) 131 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18, Hipparion gracile Kaup. Planorbis cornu Brongn. Lymnuea longiscata Brongn. Bithynia pusilla Desh. — Gouberti Chalmas. Potamides Lamarkit Brongn. Planorbis rotundatus Bronen. | Cylherea incrassata Desh. — corneus Lin. D'apres Prado, les gompholithes et les macignos seraient éocénes: les autres formations sont miocenes. Le soulevement, qui porta le fond du lac miocene a la hauteur oú nous le vo- yons aujourd'hui, dut étre fort lent. Les couches ne sont pas horizontales mais légerement inclinées dans le sens de l'écou- lement des eaux. Le courant était donc marqué: mais la pente peu rapide. Il y eut cependant de violentes poussées qui en- trainérent en bien des endroits la couche calcaire et souvent méme les gypses. D'oú venaient les grands courants d'eau qui alimentaient ces lacs tertiaires de Espagne? Il n'est point facile de le pré- sumer. Il est cependant prouvé qu'ils ne pouvaient tirer leur origine de l'Espagne elle-meme. Il est donc plausible de sup- poser existence d'un grand continent, qui venait s'unir a tra- vers les mers á la péninsule ibérique. Cette opinion conforme a la théorie de M. Ed. Forbes, en vertu de laquelle l'Irlande aurait autrefois communiqué avec cette derniére contrée, n'est point en contradiction avec les traditions antiques, et permet peut-étre d'expliquer pourquoi les fouilles préhistoriques met- tent au jour, sur divers points, des objets analogues a ceux que nous ont livrés les découvertes de Schliemann et les civi- sations éteintes d'Afrique et d'Asie (1). SLU: FAUNE DE LA REGION EXPLORÉE. La nature ne présente plus, autour de Segobriga, l'aspect qu'elle offrait au temps de nos troglodytes et plus récemment encore sous les Romains. Les guerres qui, a diverses reprises, (1) CORTÁZAR, OP. Cit. passim. (19) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 135 ont désolé la contrée, ne pouvaient manquer, aprés avoir dé— truit les villes et dispersé les populations, de semer la dévas- tation dans les campagnes et les foréts environnantes. L'im- prévoyance des habitants a fait le reste. J'ai vu tout autour de Cuenca et dans les environs de la ciZe enchantée de magnifiques vallons couverts V'arbres séculaires. Les rochers gisantesques, dont les montagnes s'y couronnent, sont revétus d'un ample manteau de verdure, les sources y jaillissent a chaque pas, les vents viennent briser dans la ra— mure des vieux pins leurs fureurs impuissantes, et la nature, vierge encore, épanche de son sein, aux yeux du passant, d'incomparables trésors de grace et de fraicheur. Tels devaient étre les alentours de Segobriga, lorsque les hommes mirent pour la premiere fois le pied sur ces collines: tels ils durent se conserver durant bien des siecles encore. On rencontre ca et lá quelques oasis échappées au désastre uni- versel, et il est aisé de voir ce que devait étre autrefois ce pays si admirablement découpé et placé par la Providence dans des conditions climatériques vraiment exceptionnelles. Mais il est arrivé ici ce qui ne tardera pas a arriver la—bas, oú c'est par centaines de mille que se chiffrent les arbres qui, tous les deux ans, descendent le cours du Júcar, poussés par les gancheros. Les rochers dépouillés sont d'une nudité repous- sante et tout le pays ressemble a un désert. Aussi est-il fort aisé de comprendre combien pauvre y doit étre la faune. Les mammiferes ne sont guere représentés que par le renard, le blaireau, le lievre, le lapin, le lérot et quelques autres es— peces communes a toute l'Europe méridionale. Le sanglier, le loup, le cerf, le chevreuil qui peuplaient le pays, a lépoque romaine, se sont peu a peu retirés vers les plateaux élevés et les gorges profondes de la Serranía ou ont pour jamais disparu. Je donnerai dans un chapitre spécial la liste des animaux dont j'ai retrouvé les ossements dans la grotte. Je veux me borner ici á sigenaler ceux que l'on rencontre encore dans la région explorée. La faune ornithologique est plus riche. Je dois a M. Luís Valdecabras, député provincial de Cuenca, de précieux ren— seignements sur ce sujet. J'ai complété ces indications par des recherches personnelles et par les données que m'a fournies le Catálogo de las aves de España, Portugal é islas Baleares, de 136 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) D. Ventura de los Reyes y Prósper (1). Je n'en dresserai pas la liste complete; mais je veux du moins indiquer un certain nombre d'especes. Les grands OISEAUX DE PROIE ne séjournent guere dans cette région; mais ils y font, a différentes époques, spécialement au printemps et en automne, des apparitions fréquentes. Je citerai en particulier: Fypattus barbatus L., Neophron percnop- terus L., Vultur monachus L., Gyps fulvus Briss., Aquila chry- saétos L., Aguila pennata Gmel., Milvus regalis Briss., Palco cenchris Naum. OISEAUX DE NUIT: Bubo maximus Flemm.. Otus vulgaris Flemm., Striz fammea L. PASSEREAUX: Cypselus melba L.—Ces martinets arrivent en troupes au mois d'Avril, et repartent des les premiers jours d'Aont. Ils forment quelquefois de véritables nuées autour du monastere d'Uclés.—Hirundo rustica L., Alcedo hispida L., Upupa epops L., Sazicola enanthe L., Sylvia atricapilla L., Regulus ignicapillus Brehm., Zusciola luscinia L., Turdus me- rula L., Turdus iliacus L., Corvus corazx L., Pica caudata L., Sturnus vulgaris L., Passer domestica L., Carduelis elegans Steph., 4 lauda arvrensis L. GALLINACES: Perdiz rubra Briss., Coturniz communis Bona- terre, Otis tarda L., Pluvialis apricarius L., Venellus crista- tus Mey., Rallus aquaticus L., Crez pratensis Bechst., Anser cinereus Mey., Anser sylvestris Briss., Spatula clypeata L. Les cigognes, si communes dans plusieurs provinces d'Es- pagne, n'ont point, a ma connaissance, été rencontrées dans cette région; mais on a parfois apercu des vols de grues et entendu leurs cris percants. Les serpents ne sont point tres variés et n'abondent pas. Je signalerai seulement les deux especes suivantes que j'ai moi- méme recueillies: Zropidonotus natriz L., Rhinechis scalaris Seba. Dans un rayon de plusieurs lieues autour d'Uclés on wa jamais vu d'espéce venimeuse. Je citerai parmi les sauriens: Blanus cinereus Wagl., Fongy- lus ocellatus Forsk, Psammodromus hispanicus Fitz, Lacerta (1) Reyes Y PróspER: Catalogo de las aves de España, Portugal e islas Balcares. Madrid, 1886. (Q1) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 137 ocellata Dand., Zropidosauwra algira Fitz, Platydactylus faceta— mus Aldrov. On remarque parmi les dathraciens: Pleurodeles Waltlii Mich ., Pelobates cultripes Cuv., Pelodytes punctatus Duges, Discoglos— sus pictus Otth., Bufo calamita Laur. On trouve des tortues sur les bords du Río Salado; mais elles y sont fort rares. IxsecTEs.—Parmi les insectes, les orthopteres et les carabi- ques ont été étudiés avec soin par le R. P. Pantel. Voici quel- ques especes caractéristiques: ORTHOPTERES: Leptinia hispanica Bol., Discothera tunetana Fin. et Bon., Stauronotus crassiusculus Pant., Edipoda Char— pentieri Fieb., Cuculligera flezuosa Serv., Ocnerodes Brunneri Bol., Scirtobenus grallatus Pant., Platycleis oporina Bol., Pye— nogaster Graellsii Bol., Saga serrata Fabr., Gryllodes Panteli Caz., Grryllomorpha Uclensis Pant. (1). CARABIQUES: Vebria brevicollis Fairm., Leistus erxpansus Putz., Carabus helluwo D., Cyimindis plicipenmis Chd., Lebia cyathi- gera Rossi, Licinus granulatus D., Scarites planus Fabr., Carte- rus Dama Rossi, Ophonus Cunit Fairm., Harpalus ivericus Pant., H. salinator Pant., Zabrus Castro Mart., Acorius salinarius Pant., Amara sollicita Pant., Penetretus rufipennis D., Tachys bistriatus Dutft (2). $ IV. FLORE DES ENVIRONS DE SEGOBRIGA. On cultive principalement dans cette région le blé, la viene et lPolivier. On remarque aussi de loin en loin quelques champs Vanis, de pois chiches ou de pommes de terre. La flore spontanée a un caractére mixte. A cóté des espéces propres a la zone de Polivier, on rencontre de nombreuses plantes de la région montagneuse. Les collines sont en géné— s 'al dénudées ou couvertes á peine de plantes chétives et ra- (1) R. P. PANTEL: Contribution a 1 Orthopterologie de 1” Espagne centrale. Madrid, 1886.— Votes orthoptérologiques. Madrid, 1890. (2) R. P. PANTEL: Catalogue raisonne des colgopteres carnassiers des environs d'Uclés. Madrid, 1888. 138 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) bougries. Seules, celles qui bordent les deux rives du Giguela conservent encore quelques bois de chenes-verts, misérables vestiges des ¡mmenses foréts qui ombrageaient autrefois toute la contrée (1). Il serait hors de propos de dresser une liste complete des plantes qui ont été recueillies entre Altomira et Almenara, points extrémes de la région explorée. Je me bornerai a em- prunter aux notes du R. P. Pantel les noms de quelques espé- ces, dont les unes croissent sur les collines crétacées du voisi- nage, les autres dans les terrains gypseux, d'autres enfin dans les stations salées de Montalbo (laguna) et de Belinchon: COLLINES.— Ranunculus graminens L., R. chlorophyllus L., Sumaria spicata L., Alyssum serpyllifolium Destf., Clypeola Janthlaspi L., Iberís primata Gouan., Helianthemum polifo- lium DC., Arenaria tetraquetra Gr. et Godr., Linum sufrutico— sum L., Rhamnus pumila L., GFenista scarpius DC., Paronychia mivea DC., Pistorinia hispanica DC., Scandyz australis L., Sene- ciominutus DC., Jasonia glutinosa DC., Centaurea Scusana Chaix., C. collina L., Atractylis humilis L., Andryala ragusina L., As— terolinum stellatum Link et Hoff., Coris monspeliensis L., Om- phalodes linifolia Monch., Linaria melanantha Boiss. et Reut., Teucrivim gnaphalodes Vahl., Muscari neglectum Guss., Dactylis hispanica Roth., Ranunculus gramineus L., Beuplerum frutices—- cens L., Plantago cynops L., Mercurialis tomentosa L., Euphor- bia niceensis AM., Crocus carpetanas Boiss. et Reut. TERRAINS GYPSEUX.—Reseda ramosissima Pourr., Helianthe- mun squamatum Pers., Eypsophila structum L., Centaurea hys- sopifolia Vahl., Erylhrea gypsiata Boiss. et Reut., Teucrium capitatum L., T. pumilum L., Kochia prostrata Schrad., Lygeun Spartum L., Eruca vesicaria Cav., Mathiola tristis R. Br. TERRAINS SALES. —P'rankenia Reuteri Boiss., Herniaria fruti- cosa L., Statice echioides L., Salicornia herbacea L., Salsola ver- miculata L. (1) Strabon parle quelque part des vastes foréts de la Celtibérie. (23) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 139 v. UD SEGOBRIGA ET SES ENVIRONS A TRAVERS LES SIÉCLES. Il y a 20 ans a peine, la Péninsule Ibérique était comme un livre fermé dont personne v'avait encore eu-la témérité de rompre les sceaux, et l'on pouvait lui appliquer ce que Hum-— boldt disait de la terre: «Ce qui est au-dessous est aussi in- connu que peut l'étre l'intérieur des autres planeétes.» Mais depuis quelque temps, saisie a son tour du vertige universel, elle s'est livrée aux explorateurs: les savants l'ont tourmentée de mille maniéres pour lui arracher les secrets de son histoire, et ses premiéres réponses ont fait présager qu'on trouverait dans Espagne préhistorique la solution de tant d'énigmes qui ont surgi tout a coup au sein des restes bouleversés des vieilles générations. Toutefois malgré des efforts persévérants, on r'a pu recons- tituer encore la chaine des traditions antiques. De nouveaux anneaux viennent sans doute tous les jours se souder aux an— ciens; mais il subsiste tant de solutions de continuité qu'il n'est pas possible de porter sur les premiers habitants de cette contrée un jugement súr et sans appel. S'il faut en croire de vieux auteurs, il existait jadis, en face des colonnes d'Hercule, une terre privilégiée. L'air en était pur, le climat tempéré: le sol portait presque de lui-méme tous les fruits de la terre. Les nombreux habitants qui la peu- plaient voulurent un jour réduire en servitude l'Europe et PAsie. La Grece et lEgypte se soumirent á leurs armes et avec elles toutes les provinces du Sud de l'Europe; mais les nations asservies ne tarderent pas á secouer leur joug et re— foulérent jusque dans le pays d'ouú ils étaient venus les flots des envahisseurs. Le ciel se mit de la partie: il y eut au sein de la terre des dislocations terribles; des volcans surgirent, les mers s'élevérent, et du jour au lendemain l'Atlantide dis- parut de la face du monde. Les prétres Egyptiens qui firent a Solon le récit de cet éve- nement en faisaient remonter la date á 9.000 ans avant la ve- 110 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) nue de ce législateur en Egypte, C'est-a-dire pres de 10.000 ans avant J..C. On a voulu se baser sur cette légende pour inférer que le centre et le midi de la péninsule furent, au lendemain des ré- volutions pliocenes, peuplées par des hommes venus de ce con- tinent mystérieux. Que faut-il en croire? Il est certain que les immenses dépóts lacustres des temps miocenes, dépóts qui couvrent en Espagne une superficie de 14.500 kilométres carrés environ, supposent l'existence de grands cours d'eau, venant par le Nord Ouest de la Péninsule de contrées inconnues, qui unissaient alors l'Amérique a l'Eu- rope. Ces terres disparurent un jour: mais il semble que cette catastrophe ait précédé de plusieurs milliers d'années l'appa- rition de homme sur le globe, tant il existe de différences entre la faune et la flore de lAmérique du Sud et celles de lPancien continent. (Quoiqu'il en soit de cette hypothése, il est manifeste que lancienne Celtibérie a été habitée par l' homme á une époque fort reculée. Les alluvions quaternaires du Manzanares á San Isidro (Madrid), ont livré des armes et des outils produits d'une industrie qui correspond aux périodes chelléenne ou mousté- rienne de la France. M. Francois Quiroga, professeur du Muséum d'Histoire na- turelle de Madrid, voulut bien me faire visiter le gisement en question. Cet aimable savant, dont le pere a été l'un des plus infatigables explorateurs de San Isidro, m'a montré plusieurs instruments qu'il avait recueillis de sa main dans les sables limoneux rubéfiés de la couche supérieure. Prado et Vilanova prétendent en avoir rencontré dans les graviers, qui sont im- médiatement superposés au tertiaire et font suite aux argiles sur lesquelles s'étend le niveau a Zlephas Africanus. M. Qui- roga qui suit depuis longtemps les progres de l'exploitation m'a afirmé qu'a sa connaissance jamais objet de ce genre n'avait été retiré de strates aussi profondes. Mais la présence dun étre humain a San Isidro pendant la période quaternaire n'en est pas moins mise hors de doute (fig. 6). Si Pon faisait au centre de l'Espagne de sérieuses explora- tions, on parviendrait, je le crois, á rattacher á cette civilisa- tion primitive les civilisations de beaucoup postérieures dont on retrouve chaque jour de nouveaux indices. Mais un travail (25) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 141 de ce genre dont M. Louis Siret a entrepris l'exécution pour le Sud Est de la Péninsule, demanderait la mise en commun de beaucoup d'efforts et probablement la protection efficace rr An pa E E qm ERE ¿| E : a. e ; Al Ñ me le LR IE E 2 E de Ca ds in Ma UU TL ARA ; 3 ar > TA es au 4 5 Elias a Paca Jul O [E EE AN A E RT pd *(Ecp boriz) radianes á instruments taillés ? Ja: apres Prado et Vilanova) Coupe du terrain quaternaire á San Isidro, d'apres M. Louis Siret. du gouvernement espagnol, tant sont profondément enracinés les préjugés auxquels on se butte parmi les populations et la cupidité mal éclairée de certains propriétaires ou archéolo- gues de circonstance. On a, sur plusieurs points de la province, rencontré divers objets se rapportant a Páge de pierre. Une des explorations les plus intéressantes a été menée a bout en Janvier 1892 par M. Romualdo Moro, délégué de S. Exc. M. le Marquis de Comillas. M. Moro visita la station préhistorique de Perales de Tajuña, située á quelques lieues au Nord Est de Segobriga, sur la route de Valence a Madrid. Outre les cavernes déja a demi explorées de Perales et de Tielmes, il reconnut environ 50 ha- bitations creusées dans une muraille de rochers a une hauteur qui atteint parfois pres d'une vingtaine de metres, et y trouva 142 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) au milieu de débris appartenant a l'époque celtibérique ou a celle de loccupation romaine, des indices caractéristiques de láge de pierre (1). M. de Cortázar croit avoir vu des habitations semblables aux environs d'Uclés; mais, maleré des recherches sérieuses, je vai pu les retrouver (2). A quelle époque remontent ces diverses civilisations? A quel peuple faut-il les attribuer? Dans l'état actuel de la science, il serait fort téméraire de vouloir méme hasarder une opinion quelconque sur ce sujet. Plusieurs auteurs anciens et moder- nes ont émis bien des hypotheses: aucune n'est suffisamment justifiée. Les Tyriens sont les premiers conquérants de la Péninsule dont Thistoire nous ait conservé le souvenir (3). S'il faut en croire les traditions du pays, ils ont laissé a Segobriga des vestiges de leur passage. Mais cette ville fut surtout impor- tante au temps des Celtiberes (4). Gebhardt (5) croit pouvoir placer vers le milieu du vr siecle avant notre ere la premiére immigration des Celtes en Es- pagne. Ces peuplades, chassées des rives de la Garonne par les Volsques Tectosages, franchirent les Pyrénées et de gré ou de force vinrent s'établir parmi les Iberes (6). D'apres Diodore de Sicile, les habitants du pays opposérent d'abord aux fugitifs (1) Boletín de la Real Academia de la Historia, t. xx. Febrero, 1892. (2) Descripción física, geológica y agrológica de la provincia de Cuenca.—Il existe bien aux environs d'Uclés plusieurs trous percés dans le roc; mais rien n'indique qu'ils aientjamais servi d'habitation. (3) El yap 3 cuvaczizem ¿GoddovzO ahArkors, oUze Kapgynoovioss Urrptzv dv zatactospaclar ¿xchlodo: Tv TAclorny autáy ex meprouolas, zal ET TRÓTEPOY Tuplors, era Kekrois, 0d viv Kzhriónpes xa: Snpeves xahobvza:, etc. (Strabon, liv. 111, Ch. 4.) 4) STRABON, loc. cit. (5) GEBHARDT: Historia de España, t. 1, p. 28. (6) Lucain a consacré dans sa Pharsale ces antiques souvenirs: .-. profugique au gente vetusta Gallorum, Celte miscentes nomen Iberis. (Phars., iv. IV, v. 9 et 10.) Martial y fait, lui aussi, allusion dans sa description de la Celtibérie. Nos Celtis genitos et ex Iberis. (Epigr., lib. 1v, v. 49.) (27) Capelle.—DEÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 148 une légitime résistance; mais ils ne tarderent point a faire la paix eta contracter avec eux des mariages (1). Segobriga fut, au dire de strabon, une de leurs principales villes, et c'est entre Bilbilis et cette derniére cité qu'eut lieu la grande lutte entre Sertorius et Métellus. La guerre des Cel- tiberes contre les Romains dura deux cents ans. Ce fut une véritable lutte de géants. Elle est connue dans l'histoire sous le nom de Guerre de feu (2). Les historiens nous affirment que les Celtibéres furent d'au- tant plus prompts á se plier aux coutumes romaines quiils avaient plus longtemps résisté aux armées de la République. Quoiqu'il en soit, la Celtibérie se couvrit bientót de places im- portantes. On trouve aux environs d'Uclés les débris de plu- sieurs cités romaines. La plus considérable est sans contredit Segobriga; mais on peut aussi visiter pres d'Alcazar une autre ville dont les ruines ont livré de nombreuses monnaies et des mosaiques remarquables de fraicheur. C'est probablement au vir" siécle, lors de l'invasion arabe, que toutes ces places furent rasées ou livrées aux flammes. Aujourd'hui la capitale des Celtibéeres v'existe plus, et la seule localité vraiment célebre des environs est le village d'Uclés. Uclés était déja une place forte au temps des Visigoths; mais il faut reporter sa fondation a une date plus reculée: car les (1) Obzo: yap to rahary rep Tis ypas GAikos Oramodeudoavtes, ol Te Méónpes xa ot Kedro!, xal pera tabta OraAudeytes 20 TNV “pa xovh xotot- 7rcaytes En Dlimiyapulas mo0s ahñAmkous cuvbégpevos, DL THV Empilas TALTNS ETU'/0V TAS TP03nyoplas. (Diodore de Sicile, 1. v, ch. 23.) (2) On a donné le nom de Guerre de feu, dit Polybe, á celle qui éclata entre les Celtiberes et les Romains. Ce fut une lutte de géants, une série ininterrompue de batailles. En Grece et en Asie, un combat, deux ou plus, mettaient le plus souvent fin aux hostilités, et les combats eux-mémes cessaient d'ordinaire apres le premier choc des troupes. Mais ici il n'en fut pas de méme. La nuit seule pouvait séparer les deux partis, etils se hátaient d'en venir aux mains, des l'aube suivante, comme pris de remords d'avoir interrompu la lutte. Quand on apprit a Rome et le chiffre des morts et l'audace des ennemis, et la crainte qu'éprouvait Métellus lui-meme, la jeunesse romaine fut prise d'une terreur indicible, telle, au dire des vieillards, que jamais la République v'en avait connu de semblable. C'est alors que P. Cornélius Scipion demanda au Sénat le commandement des troupes d'Ibérie et commenca la campagne qui devait immortaliser son nom. (Polib., Fragm. x1v.) Apres deux siecles de résistance, la Celtibérie fut convertie en province romaine et son histoire se confondit avec celle de ses vainqueurs. 141 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) inondations ou les fouilles archéologiques ont mis fréquem- ment au jour de nombreux vestiges de civilisations antérieu— res. Il est méme certain que sur lemplacement ou dans les environs du village actuel se dressait autrefois un village ou une ville préhistorique: on a souvent trouvé sur les collines voisines et jusque dans la /uerta du monastéere des poincons en os et des haches de pierre. Sous les Arabes, Uclés prit encore plus d'importance et resta pendant quatre siecles un des boulevards de l'Islamisme. A la fin du x1”* siecle, le croissant y dominait encore. Le mariage en quatriemes noces de Zaida, fille convertie du roi maure de Séville, avec Alphonse VI, roi de Castille, mit aux mains de ce prince la redoutable forteresse. Ici se placerait l'un des épi- sodes les plus touchants et les plus célebres de la chronique d'Uclés et de l'histoire de la Péninsule. Mais il nous entraine- rait trop loin de notre sujet. On pourra en lire le récit détaillé dans toutes les histoires d'Espagmne (1). Alphonse VI voulut envoyer au secours d'Uclés, assiégé par Témin—ben—Yusef, son fils don Sanche, agé de 12 ans et sept de ses comtes, a la tete d'une armée imposante:; mais la vic- toire trahit ce jour-láa les drapeaux de Castille: Don Sanche et les sept comtes périrent les armes á la main. La déroute fut bientót générale et les musulmans entrerent ce jour-la dans la place. Alphonse mourut de douleur. La bataille d'Uclés ouvrait aux infideles les portes de la Cas- tille: ils s'y précipiterent. Ce ne fut qu'apres les grandes jour— nées de Calatrava et d'Almerie, au mois d'Aoút 1158, que don Sanche III reprit possession de la redoutable citadelle. Uclés v'avait été jusque-lá qu'une forteresse. Les Templiers y jeterent les fondements d'un monastere. Apres eux, les che- valiers de Saint-Jean, puis l'ordre de Saint-Jacques de l'Epée y établirent leur résidence. A Tombre du couvent et gráce a sa position qui en faisait un asile réputé inexpugnable, la ville se développa; elle compta, dit-on, jusqu'a 10 mille habitants, eut un éveque et sept pa— rolsses. (1) Je citerai par exemple: D. Luís García Sanz, Vueva Historia de España.—Don JosÉ ANTONIO CONDE, Historia de la dominación de los árabes en España, sacada de varios manuscritos y memorias arábigas. 3.? parte, Cap. xxIV. — JOSEPH LAVALLEE, Espagne, t. 1er, p. 256, etc. (29) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 145 Les rois laccablerent de privileges, et l'un de ses alcades pouvait écrire: «Je crois qu'il n'est pas possible de nommer une cité du royaume qui possede plus d'immunités. S'il fallait seulement les énumérer toutes, j'aurais besoin d'un gros vo- lume.» D'apres Agurleta, ce serait a Uclés qu'aurait été fondée la premiére faculté de Théologie catholique de Espagne (1). Francois I* y fut recu le 29 Juillet 1525, dix mois apres la bataille de Pavie. C'est enfin au pied méme de l'antique forteresse que le gé- néral Victor vint en 1809 se heurter contre les troupes espa- enoles. On peut voir dans Thiers le récit de cette bataille (2). Tels sont les principaux évenements qui se sont accomplis depuis la conquéte de la Celtibérie par les Romains dans cette région, témoin de révolutions si nombreuses. J'ai cru qu'il convenait d'en esquisser rapidement l'histoire, avant d'entre- prendre le récit de mes découvertes et la description du lieu méme ou elles ont été accomplies (3). CHAPITRE DEUXIEME. La station préhistorique de Segobriga. SEGOBRIGA. Segobriga est une ancienne cité romaine, d'origine celtibé- rique, dont les ruines s'étagent sur la rive droite du Giguela, a trois quarts de lieue environ de Sahelices, gros village de la province de Cuenca, dans la Nouvelle-Castille, sur la route de Madrid a Valence (fig. 7). (1) AGURLETa: Vida del fundador de la Orden de Santiago, p. 148. (2) TmiERS: Histoire du Consulat et de Empire, t. 1X. (3) J'ai emprunté tous les détails qui précédent aux Zettres 0'Uclés,t.1,n. 1, pa- ges 19-20. ANALES DE H:ST. NAT.— X “IM. 10 146 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (30) A une demi-lieue environ de Villarrubio, on laisse la carre— 3 GRAVURE DU XVIII SIECLE. (Dessin de Calvi.) Frú 7.—SEGOBRIGA D'APRES UNE tera, pour se diriger vers les bois qui s'étendent de Castillejo a Torrelengua, et au bout une heure, on arrive au pied d'un (31) Capelle.—DÉCOUVERTES PREÉHISTORIQUES. 147 monticule dont le gazon touffu offre, au printemps, un singu- lier contraste avec les arides collines des alentours. Comme dans toute la Manche, la nature environnante est sauvage, le pays désert. A peine rencontre-t-on de loin en loin quelque rare moulin égaré sur la riviére. Mais les horizons ne manquent pas de beauté. La chaine d'Altomira court du SO. au NO. enserrant dans ses plis le royal monastere d'Uclés (1) (1) Uclés, tel qw'il existe aujourd'hui, se compose de trois parties distinctes: le village, la forteresse, le monastere. Levillage.—«A quelle époque et par qui fut fondé Uclés? Les archéologues espa- gnols ne sont pas d'accord. Tandis que les uns remontent hardiment jusqu'aux Oclades dont Oclés aurait été la capitale des le x1ve siecle avant J. C.,ou a la guerre de Troieetácet Oclés, fils d'Antiphane et pere d'Amphiarates dont Homere fait men- tion /Odyssée, xv, 244), d'autres se contentent une colonie phénicienne ou grecque, établie dans ces contrées, á une époque reculée, mais inconnue...» Letires d' Uclés., np: 1. Le village n'a conservé aucun vestige de son ancienne splendeur. Des sept parois- ses qui, dit-on, composaient l'ancienne ville d'Uclés, il reste a peine une population de 1.800 ámes. La forteresse.—La forteresse comprend d'abord le mur de premiere enceinte qui remonte en grande partie jusqu'aux Maures, car ce n'est que plus tard qu'on a pra- tiqué dans l'angle SO. la porte ogivale des sept Comtes. Une seconde muraille fer- mait la citadelle proprement dite. Au midi, elle se dresse encore sur le rocher á pic: du coté du village ou la pente est plus accessible, elle était flanquée de tours rondes dont on distingue a peine les ruines. Sur ce plateau s'élevent plusieurs ouvrages de guerre. Il ne reste plus de- bout que des pans de mur, une grande tour carrée dominant au SE. le passage percé dans la pierre, et au Nord deux autres tours dont les sommets sont réunis par un pont de briques. Le monastére.—Au Nord de la forteresse dont il est séparé par une esplanade taillée dans le roc, s'éleve le monastere. C'est un carré assez régulierement orienté dont les cotés ont 80 m. de longueur. Au milieu de la facade méridionale s'ouvre la porte Ventrée. L'ceil a d'abord peine ase retrouver au milieu de cette profusion de trophées, d'écussons armpriés, de figu- res allégoriques, d'animaux fantastiques ou réels, de coquillages et d'ornements ca- pricieux. C'est le style du xvnie siecle avec tout son luxe de rocailles... La cour intérieure offre un aspect imposant avec ses larges cloitres de 44 m. de long, ses 36 arcades supportées par des pilastres doriques , et au dessus de la corni- che autant de fenétres et de balcons séparés par des colonnes du méme ordre... Le pavé est fait de belles dalles; au milieu est une citerne od se réunissent les eaux des toits. C'est un beau morceau de sculpture... L'église en forme de croix lative n'a qu'une seule nef avec des chapelles latérales. C'est un beau monument d'une longueur totale de 64 m. sur 21 de hauteur. Le dori- que y domine... Sous le chcur est le Panthéon, vaste crypte funéraire ou furent transportées, avec les restes des anciens chevaliers, les cendres du jeune infant don Sanche. L'aile orientale renferme le réfectoire dont le plafond est une des curiosités d'Uclés. Trente-six des sojxante-quinze caissons octogones qui le composent représentent en 148 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (32) dont les constructions grandioses s'apercoivent du plateau méme qui domine la grotte (fig. 8). A deux lieues, au SE., le cháteau démantelé d'Almenara profile sur le bleu du ciel sa noire silhouette. Austeres et brúlants pendant la journée, ces hauts plateaux de la Castille méridionale deviennent, aux ra- vons mourants du soleil, ravissants de fraicheur et de coloris. Les soirées d'automne y respirent surtout un charme incompa- rable, et la premiere étoile a des longtemps franchi les limites de Phorizon, quand l'ceil émerveillé se détache a regret de ce tableau enchanteur. oú toutes les couleurs, toutes les nuances s'harmonisent, se succedent et s'effacent tour a tour sur les nuages du couchant. La butte conique ou s'éleve la ville est connue dans le pays sous le nom de Medina ou de Cabeza del Griego. A dater du x1H* siécle, ces deux dénominations se rencontrent indifféremment dans les documents publics: mais des les premiéres fouilles demi-relief les tétes des grands-maítres légitimes. Tout autour on lit sur la corniche une longue inscription... Le grand escalier pourrait á lui seul donner une idée de la somptuosité du monas- tere. Les 80 marches de plus de trois metres de longueur, sont d'une seule pierre et forment trois rampes. Celle du milieu arrive a un large palier; les deux autres en retour aboutissent parallelement aux cloitres supérieurs. La courbe des voútes qui les supporte est curieuse et gracieuse. La balustrade est en fer et de petites colonnes carrées la consolident de distance en distance. La cage, ornée d'un grand tableau, éclairée par quatre fenétres, avec des moulures et des écussons armoriés au plafond, pourrait contenir une maison... La facade occidentale v'a de remarquable que sa régularité grandiose... A l'extrémité de cette facade en allant au Nord, on voit un pan du vieux castillo, pieusement enchássé dans les nouvelles constructions comme une relique des temps héroiques. Tout pres s'ouvre la porte principale de l'église Elle est a deux ordres superposés, corinthien et composite, resserrée entre deux massifs contreforts et flanquée de deux tours carrées avec simple balustrade a jour depuis que la foudre a renversé leurs fleches. y La facade septentrionale est nue, froide et austere... La porte latérale de l'église, qui s'ouvre au milieu, a, comme la précédente, huit grandes colonnes monolithes en eranit et de deux ordres, ionique et dorien, tres-purs. Elle aurait été bátie, dit-on, sur les plans d'Herrera, le dernier architecte de l'Escurial. La facade éclairée par le soleil levant est la plus ancienne, la plus irréguliere et la plus ornementée. La corniche un peu lourde et l'encadrement des fenétres sont char- wés de sculptures de la Renaissance tres-fines, mais sans ensemble. Malheureuse- ment le temps et quelque peu les hommes en ont maltraité beaucoup. Au milieu de tant de figurines, armes, génies, médaillons, feuillages, oiseaux fantastiques, vases, fleurs et colonnettes, remarquons lVemploi fréquent des coquilles et la variété que Vartiste a su trouver dans un motif aussi simple et aussi rebelle. A Vextrémité Nord de cette facade s'élance un peu lourdement dans les airs la fic - che qui domine le chceur, la seule que la foudre ait épargnée. /Lettres d* Uclés, t. 1, passim.) Cqoniqaulag 9p “d 9P U$SIA) ALLOYO VI INVNINOGA AVALVTId—"8 “DIA 150 R ANALES DE HISTORIA NATURAL. (31) entreprises vers 1540, les érudits émirent Vavis qu'on avait découvert l'emplacement de l'antique Segobriga. De nombreuses médailles, des inscriptions relevées dans ces derniers temps sur des pierres ensevelies jusqu'au sein d'une épalsse couche de décombres ou dissimulées sous les ronces, viennent tous les jours corroborer cette opinion. Les coordonnées géographiques de la ville sont d'apres le stieler's Hand Atlas: Latitude is eo. 3955 N. Longitude. pl: 5,06 O. (Méridien de Paris.) T'altitude au sommet du monticule est d'environ 780 m. Place de tres-haute importance, et peut-étre capitale de la Celtibérie sous les Romains (1), siege épiscopal au temps des Visigoths, Segobriga fut réduite en cendres et disparut de la scene de l'histoire, avant presque d'y étre entrée, a une épo- que dont personne v'a pu encore assigner la date précise, mais qui, on a tout lieu de le croire, a dú coincider avec l'in— vasion arabe. T'incendie fut si violent qu'il v'est pas rare de rencontrer parmi les décombres des masses de verre et de fer fondues par le feu. Les villas qui émaillaient la campagne et dont les vestiges se rencontrent encore ca et lá le long des débris des voies ro- maines subirent le méme sort que la cité: la contrée devint déserte et l'oubli descendit peu á peu sur ces ruines, envelop- pant jusqu'au nom méme que la ville avait porté. C'est seulement vers le milieu du xvr siecle que lPattention publique fut appelée sur ce qui restait de Segobriga. Le 7 Mai 1529, Don Pedro Guarsia de Almaguer, prieur triennal des Santiagistes d'Uclés, posait dans cette ville la premiere pierre du monastere dont les somptueux bátiments ont survécu a lPextinction de lOrdre de Saint-Jacques. Uclés n'est qu'a deux heures de marche de Cabeza del Griego. Le cerro offrait aux architectes une mine inépuisable de pierres de taille; ils ne se firent pas faute d'en extraire les matériaux qui furent a (1D) PLINE: Hist. nat., loc. cit. (35) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 151 leur convenance. S'il faut en croire le témoignage de Luis de Lucena, on mit alors au jour un grand nombre d'inscriptions et d'antiquités (1). Les fouilles inaugurées á cette occasion furent reprises en 1760-1766. Elles se continuerent en 1789, sur l'ordre et par les soins de M. Antonio Tavira y Almazán. On recueillit a cette époque de nombreux objets dont Cornide fait l'énumération dans un mémoire publié pour la premiére fois á Madrid en 1799. Mais les invasions et les guerres civiles, qui depuis pres d'un siecle ont désolé la péninsule, disperséerent aux quatre vents du ciel ces restes de la puissance romaine ou visigo- thique. : Les travaux des lors interrompus semblaient abandonnés pour jamais lorsque M. Román García Soria se remitá l'aeuvre avec courage, a ses propres frais tout d'abord, puis aux frais d'un riche industriel anglais, M. Thompson. Des fouilles pout- sulvies avec énergie et persévérance découvrirent avec les débris de la cité romaine les restes de civilisations plus an- ciennes. Les travaux ne furent pas longtemps continués: mais déja le R. P. Fita pouvait écrire en 1889: «Il est impossible de parcourir le tertre élevé de Cabeza del Griego et ses environs, sans en emporter la conviction profonde qu'il y eut lá une cité romaine de premiére importance. Cette cité fut bátie sans doute, suivant Pusage des Grecs, sur une autre ville indigéne des Celtibéres. Qui sait si en percant dans le cerro une tran- chée verticale comme le fit le docteur Schliemann sur les hau- teurs d'Hissarlik, on ne découvrirait pas, étagés a la facon des couches géologiques, les vestiges des divers peuples qui ont báti leurs demeures sur les hauteurs de Cabeza del Griego? Il v'est pas hors de propos de noter ici que M. García Soria posséede un certain nombre de haches que l'on rapporte d'ordi- naire a la période néolithique ou áge de la pierre polie. J'ai moi-méme recueilli dans un tombeau chrétien de la basilique (1) Une des ces inscriptions, gravée sur une pierre de 1,l4m. de long sur 0,51 m. : le haut, a été encastrée dans la facade orientale du couvent. Elle est ainsi concue: CXRIVIDIVS PAGA GA IC ELTIBER ESE Ici a été enseveli Catus Julius, Celtibere, fils de Cañus, de la tribu Galeria. 152 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (36) visigothique une hache en silex parfaitement conservée, de dimensions minuscules, puisqu'elle mesure a peine deux cen- timetres de longueur, mais d'un tranchant trés aigu. Cet ins= trument avait pu rouler jusque-la parmi les décombres des- cendus de Cabeza del (Griego. M. García Soria posséde en outre une splendide collection d'armes diverses en cuivre pur ou en bronze, provenant toutes des flancs memes de la colline» (1). Les prévisions du célebre archéologue ne devaient point tar- der a se réaliser. Des que je connus lexistence d'une grotte profonde aux environs des ruines, je ne doutai pas qw'elle ne fut le point de départ des diverses civilisations qui s'étaient succédé a travers les áges, en cet endroit meme. On passe, pour se rendre a la grotte, a quelques métres du moulin de Medina, en suivant pendant un quart d'heure envi- ron le chemin du pont de Lujan. Non loin d'un massif de che- nes-verts, ce chemin oblique brusquement á gauche vers la riviére. Il faut alors labandonner et s'engager dans les gorges arides de Villalba. A mi-colline, les bouquets d'arbres devien— nent plus fréquents; ils jaillissent en général du milieu de tas de pierres qui, á mon avis, sont des ruines de maisons. Tout á coup la vallée s'élargit et on se trouve en face d'une lande in- culte, bordée de cóté et d'autre par des yeuses (fig. 9). Les tas de pierres d'oú elles sortent sont plus rapprochés, et si l'on examine avec soin les flanes de la colline, on voit serpenter le long des ruines, les restes de trois murailles superposées, á la facon des murs de soutenement qui retiennent, sur les pentes du Liban, les vignes et les étroites bandes de terre ou elles se nourrissent. Ces murailles, báties en pierre séche, sont for— mées de blocs assez considérables et inclinées de bas en hant dun angle de 20 a 25 degrés dont le sommet serait a leur base. J'ai fait fouiller les pierres amoncelées et je suis arrivé á un sol uniformé de dalles larges et irrégulieres, mais juxtaposées de facon a ne laisser entre elles aucun vide. Nayant pas l'au— torisation d'arracher les arbres, je n'ai pu pousser plus loin mes investigations; mais j'ai tout lieu de croire que la plupart des chénes—-verts qui bordent la lande, plongent leurs racines dans des cavernes analogues a celles que j'ai découverte. Ce (1) D. JUAN DE DIOS DE La RADA Y DELGADO y D. FIDEL FiTA: Excursión arqueoló- gica a Uclés, Sahelices y Cabeza del Griego. Co1qea oAe]san ap oryde130)09 4) “HLLOUD VI 44d HATTIVA—] 56 “DIA 151 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (33) qui semble corroborer cette opinion, c'est que, vers le com- mencement du printemps, plusieurs de ces arbres se couvrent bien avant les autres d'une nuée de fleurs précoces. Il est fort. probable qu'ils vont puiser dans les débris du sol une nourri- ture plus abondante et dans les canaux souterrains oú ces dé- bris sont accumulés une chaleur constante et plus élevée que celle de Pair ambiant (1). J'ai constaté moi-méme cette pré- cocité dans les deux arbres qui avaient poussé a l'entrée de la grotte explorée et dont les racines se distribuaient a une grande profondeur dans les diverses galeries. A chacune de ces grottes ou de ces ouvertures correspondait peut-étre une habitation. M. Louis Siret dont l'opinion fait autorité semble pencher vers cette hypothese. Ses nombreuses explorations dans le SE. lui ont en effet permis de se convain- cre que la plupart des maisons de certaines villes préhistori- ques communiquaient avec un souterrain ou les habitants pouvaient en temps de siege se réfugier, et oú ils conser vaient dans des puits ou des citernes la provision d'eau dont ils avaient alors besoin. Au bas de la petite esplanade, vers le sommet de laquelle s'ouvre la grotte, et du cóté opposé a lPorifice, se déroule un petit torrent toujours a sec, lorsqu'il ne pleut pas. Les eaux y apportent souvent, avec la terre arrachée aux flancs des colli- nes, des éclats de silex taillés de plusieurs facons: nous y avons aussi recueilli deux ou trois scies et un percuteur. - Les memes éclats se rencontrent aussi fréquemment dissé- minés sur la croupe des collines: quelques-uns affectent la forme des pointes de fleche; d'autres n'ont aucune forme dé- terminée. On trouve enfin cá et la des fragments de poteries a moitié ensevelis dans la terre ou cachés sous les plantes, des cailloux roulés que seule la main de l' homme a pu laisser tomber en ce lieu, et divers indices qui ne permettent point de douter que ce site aujourd'hui désert n'ait vu autrefois fleurir une des premieéres civilisations. (1) On pourrait sans doute attribuer cette précocité a un fond de terre plus con- sidérable. Je ne crois pourtant pas que la nature du terrain autorise cette supposi- tion. (39) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 155 Sí LA GROTTE PREHISTORIQUE.—ASPECT , PLAN ET FORMATION. La grotte s'ouvre sur une pente maigrement boisée, faisant face a l'Ouest au tertre de Segobriga, a quelques centaines de metres de l'endroit précis ou le Giguela s'échappe du réseau de collines qui, descendu de la Sierra d'Altomira, va dans la direction du s0. s'étendre sur les plaines désolées de la Man- che. Elle est percée dans les strates calcaires du terrain crétacé (pl. vin). L'ouverture qui donne accés dans la caverne est élevée de 85 métres environ, au dessus du niveau de la riviére. La gale- rie principale, longue de 165 metres, se bifurque en maints endroits et donne naissance a de nombreuses galeries latéra- les qui courent dans les flanes de la montagne. Elle aboutit par une pente d'une extréme rapidité a une nappe d'eau sou— terraine. Pour donner une idée de la raideur de la descente, qu'il me suftise de dire que la profondeur de la grotte est de plus de 80 metres: ce qui fait une pente moyenne de 50 centi- metres par métre. Ces mesures ne sont pas approximatives: elles ont été prises une au cordeau, autre a l'aide d'un ba- rométre. C'est seulement vers le troisieme mois de notre exploration que nous avons pu découvrir lentrée primitive. Cette entrée avalt été murée sur une profondeur de 4 ou 5 métres avec d'énormes pierres liées entre elles au moyen d'une argile jau- nátre, d'une extréme consistance quand elle a durci (pl. vim. Elle a probablement été bouchée a lépoque méme ou la grotte servait d'habitation. Au-dessus de l'entrée ainsi murée, le sol avait été completement nivelé. Nous pénétrions, comme je l'ai dit, dans la galerie principale par un conduit latéral qui com- muniquait avec l'extérieur. A droite de Pentrée se trouve une salle ou dix hommes peu- vent étre a laise. Elle est comme le point central oú conver— gent huit canaux d'inégale grandeur, dont trois ou quatre v'ont été qu'a demi explorés. L'un d'eux doit donner sur le dehors, si J'en juge par les nombreuses racines qui y péne- 156 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (40) trent; deux autres ramenent au couloir central, et deux enfin vont aboutir a une excavation qui s'ouvre sur la méme galerie. Sur le parcours de lavenue centrale (pl. 1x), a droite et á gauche, viennent déboucher de distance en distance dans des vestibules un peu plus larges d'étroits conduits en arc de cercle que nous avons dú déblayer un a un. Ces couloirs renfermaient tous une multitude d'ossements, des débris de vases et d'au— tres objets de fabrication préhistorique: quelques-uns abou- tissent tres certainement á des salles plus vastes, compléte- ment obstruées, maisje n'ai pu les explorer tous, en particulier ceux qui se trouvent á gauche en entrant. Plusieurs cepen- dant ont été déblayés, puis comblés de nouveau avec les maté- riaux que les fouilles successives ne cessaient d'amonceler. C'est ainsi que nous avons dú remplir de décombres une assez erande salle désignée dans le plan par la lettre O, puis les conduits et les chambres situés tout autour de la sépulture $3 jusqu'en Sí, Lors de nos premiéres explorations, la chambre S? ne communiquait avec la galerie centrale que par la salle € oú nous avions tout d'abord établi notre cuisine. A TPextrémité inférieure de cette salle, le couloir principal se bifurque et étreint de ses deux bras une sorte d'ilot de pierre contre lequel se sont arrétés en grand nombre des fragments de poteries de divers types: ces tessons se rencontrent, á tout instant, dans chacune des galeries marquées sur le plan, et bien au dela encore, dans la galerie de l'eau et dans les gran- des artéres. Je ne crains pas d'exagérer en affirmant que 12 ou 15 tombereaux ne suffiraient pas a recueillir tous les débris de céramique qui ont passé par nos mains. Au dela de Pilot, le couloir redescend en sauts brusques et précipités: il ne tarde pas á se diviser de nouveau. La bifur- cation de gauche nous conduit á une des salles les plus spa- cieuses de la grotte. Le sol en est jonché de pierres énormes, de pots cassés, de blé carbonisé et de charbon de bois. Au chevet de la salle, le regard est attiré par une sorte de construction en pierre d'aspect bizarre sur laquelle j'aurai á revenir plus tard, et qui était sans doute un tombeau ou un autel pour les sacrifices. Plusieurs galeries de moindre importance partent de ce cen- tre qui parait avoir été spécialement habité. Elles renferment toutes des débris de charbon et de poteries: dans toutes l'on (41) Capelle.—DpECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 157 remarque de nombreuses fentes bouchées a la terre glaise, principalement dans certains petits recoins ou culs-de-sac qui semblent avoir servi d'habitation particuliére ou avoir été pré- parés pour des sépultures. J'ai trouvé dans P'un de ces der— niers un joli grattoir en silex, et dans un autre un fragment de torche de résine sans meche, roulée avec les doigts et mesu- rant á peine la moitié du diamétre d'une bougie ordinaire. Sur la voúte méme de ce réduit nous avons constaté la pré- sence de plusieurs taches noires produites par la fumée de ces sortes de torches. Il est a remarquer que dans cette partie de la caverne les trouvailles sont fort rares, et qu'il faut chercher longtemps pour se procurer le moindre objet. Si au lieu de descendre á gauche vers la salle du blé, nous suivons l'allée centrale, nous aboutirons, aprés un parcours d'environ 100 métres a travers une série de salles plus ou moins grandes et en laissant de cóté et d'autre de nombreuses c'aleries secondaires, a une excavation vaste et profonde, au bas de laquelle commence une nappe d'eau souterraine, d'une erande limpidité, mais tres chargée de sels calcaires. Bien que les parois de la grotte soient généralement tapis- sées d'un dépót de calcaire concretionné dú a laction des eaux Vinfiltration chargées de carbonate de chaux, on trouve dans le couloir central peu de stalactites. Le calcaire criblé d'in— nombrables trous, percé de niches de toutes erandeurs, est re- vétu á la voúte d'une épaisse couche de fumée sur laquelle s'est étendu en maints endroits un léger réseau de brillantes cristallisations de carbonate de chaux, dont la transparence est remarquable. Dans les salles inférieures, les concrétions calcaires prennent des formes plus bizarres et offrent souvent Vaspect de lichens gigantesques tapissant les parois. Les stalactites n'abondent guére que dans une galerie laté— rale tres humide. Cette galerie débouche par ses deux extré- mités dans Partére principale, mais envoie cá et lá dans Pépais- seur de la colline d'innombrables ramifications. Nous avons sulvi durant une matinée entiére la plus importante de ces branches sans pouvoir en atteindre la fin. Le passage y est WV'ailleurs fort malaisé. Ici ce sont des puits verticaux oú l'on ne peut descendre sans se déchirer aux multiples aspérités de la roche, la des fentes transversales ou l'on a toutes les peines du monde a se faufiler: partout les parois et la voúte sont re- 158 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) vétues ('arétes vives et de pointes aigues qui vous mettent tout en sang. Cette galerie ne paraít point avoir été habitée: il wWy a ni fumée á la voúte, ni débris de poterie sur le sol. Cependant au point culminant de Parc de cercle, dont les deux extrémi- tés vont en redescendant rejoindre la grande allée, nous avons recueilli des restes humains abandonnés dans lPanfractuosité une roche. Tels sont le plan et Vaspect de la grotte de Segobriga: quant a son mode de formation, il n'est autre que celui que Pon attribue généralement á toutes les cavernes du méme genre qui abondent dans le crétacé inférieur. Si je puis en juger par les nombreuses galeries de la cave:- ne, la montagne dans laquelle elle est percée doit offrir a Pin- térieur Paspect d'une vaste éponge. Beaucoup d'espaces au— jourd'hui libres étaient sans doute occupés autrefois par des masses de sels qui peu á peu ont été dissoutes par les eaux courantes: ces eaux chargées d'acides ont aussi agi sur les vides préexistants dús a la dislocation des collines, comme il est facile de le constater, si Pon considere attentivement les parois de la grotte sur lesquelles on rencontre des traces ma- nifestes d'érosion. Ces excoriations affectent la voúte elle- méme. ou Pon remarque une multitude de poches. dans les— quelles, si nous suivons lPopinion de Desnoyers, se trouvaient des dépóots de sources thermales ouvertes plus tard par Paction des eaux, lors des bouleversements occasionnés par les inon— dations diluviennes. Sur les parois ainsi modifiées se sont for- mées dans la suite des siécles des concrétions plus récentes affectant des formes étranges, ici des stalactites et des sta— lagmites aussi variées de grandeur que d'aspect, lá des arbo- risations rappelant les rameaux de Parbre de Saturne, plus loin des couches plissées semblables a un feuilletage géant ou méme des figures d'animaux. (43) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 15) Sn Érar DE LA CAVERNE AU DEBUT DE L'EXPLORATION.— LE scL DE LA GROTTE.— FOUILLES DANS LES DIVERSES STRATES QUI LE COMPOSENT. La grotte a été comblée de haut en bas par des rochers et des matériaux de nature diverse précipités de l'extérieur dans les galeries qui avoisinent Pentrée. Tous les canaux percés dans les 50 premiers métres autour de l'avenue centrale et figurés sur le plan avaient été envahis par les décombres: au delá le passage était relativement libre. Dans les conduits obstrués létage supérieur était formé de blocs de dimensions énormes, que deux ou trois hommes avaient de la peine á soulever: cette couche de rochers attei- enait d'ordinaire la voúte méme de la caverne, et s'ils n'a- vaient pas roulé plus loin, c'est qw'ils s'étaient arrétés aux saillies des parois. Pour les extraire de la grotte, nous avons dú plus Pune fois les briser en fragments de moindre impor- tance: sous ces rochers réunis entre eux par de la terre qu'on eút dit au premier abord amenée par les eaux, s'étageaient des strates de nombre et d'épaisseur peu homogénes, ou se trouvaient mélés ou superposés des amas quelquefois consi- dérables de terre, de charbon, de cendres, dos et de débris divers. Sur le parcours des 20 premiers métres, on rencontrait tout P'abord, sous la couche supérieure de pierres, des sque- lettes humains entiers étendus en travers de la galerie princi- pale, et sur lesquels a dú rouler jusqu'en bas une prodigieuse quantité de décombres. Quelques os portaient encore la trace de blessures, notamment un cráne frappé sur le vivant de cinq ou six coups de ciseau ou de hache. Au-dessous des cadavres, et, sous les rochers, au dela de la zone occupée par les squelettes, s'étaient successivement éten- dues plusieurs strates qui semblaient avoir été amenées ou évalisées par Veau. Les poteries recueillies dans ces diverses couches sont rarement entiéres: plusieurs avaient été écrasées sur place; car nous avons pu les reconstituer, en recueillant 160 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (41) soigneusement les débris qui gisaient sous la méme pierre. Si Jen excepte les poincons et les éclats de silex ou de quartzite, les instruments que lP'on recueille sont relativement en petit nombre, étant donnée l'immense quantité de tessons qui se rencontrent. Comment expliquer le remplissage de la grotte, remplis- sage qui a du coincider avec la ruine complete de la bourgade préhistorique a laquelle elle appartenait? Deux hypothéses probables se présentent tout d'abord á quiconque a pratiqué des fouilles dans la caverne. Ou cette caverne a été comblée á la suite d'une épouvantable inondation ou aprés une guerre sans merci. Ce sont du moins les seules suppositions qu'il me paraisse possible de hasarder. Je les donne néanmoins sous toutes réserves. Il ne faut point s'arréter a l'idée d'une sorte de déluge qui, apres avoir inondé toute la région située au-dessous de la grot- te, aurait finalement atteint l'habitation elle-méme. En effet, VPaltitude de Porifice supérieur est d'environ 800 metres. Avant donc qw'une inondation de cette nature eut pu s'élever á pa- reille hauteur, il eút fallu que toutes les plaines de la Manche et une grande partie du Sud et de "Est de "Espagne, placées en contre-bas, fussent submergées. Or, d'apres M. de Lapparent, il n'y a pas eu de période diluviale ou glaciaire, postérieurement a Pavenement de la civilisation néolithique. D'ailleurs lénormi- té des blocs exclut P'idée d'une inondation générale. «Si les cir- constances locales, m'écrivait le grand géologue, rendent ad- missible l'hypothese d'un glissement de terre (comme ceux qui se sont produits en Suisse, comblant des vallons importants), cesta cette hypotheése que je m'arréterais le plus volontiers. sinon, J'admettrais une trombe, peut-étre un dérangement du terrain a la suite d'un tremblement de terre; mais en aucun cas, je ne croirais devoir recourir á une cause générale.» Je me rallie pleinement a cette opinion. En effet, les géolo- cues américains semblent d'accord pour fixer la derniére ex- tension glaciaire á huit ou dix mille ans avant l'ere actuelle. Mais on était alors sur tout notre hémisphere en plein paléoli- thique. Depuis lors il y a eu, pendant l'époque du renne, un vu deux retours de ruissellement, attestant une recrudescence de Phumidité; mais tout cela était fini, quand avec la tourbe lPépoque néolithique a fait son apparition. Par ailleurs, la ci- (45) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 161 vilisation préhistorique de la caverne paraít étre arrivée a la période de transition du néolithique a láge du cuivre, peut- étre méme a Páge du bronze. Il ne faut donc pas remonter plus haut. Il ne faut pas s'arréter davantage, vu la nature des lieux, á Phypothese d'un glissement: il resterait a aborder celle d'une inondation partielle, qui aurait coincidé avec un tremblement le terre. Le pied de la montagne de Villalba est baigné par le Gi- guela. Cette riviére n'est remarquable ni par la profondeur de ses eaux ni par l'espace qui sépare ses deux rives; mais resser- rée ca et la entre deux murs de rochers, elle pourrait par une forte crue atteindre un niveau considérable. Une trombe ana- logue á celle qui s'abattit sur le pays, le 14 Septembre 1893, déracinant les arbres, ravinant les collines, arrachant les ro- chers, la terre, les maisons, aurait pu causer ce desastre. Ces débris amoncelés peuvent facilement former un barrage, bar- rage qui s'éleverait bientót a une tres-erande hauteur. Son Excellence M. Federico de Botella y de Hornos, Inspecteur général des mines, m'assure avoir vu de ses yeux un fait de ce genre dans je ne sais plus quelle vallée de la Sierra, oú un barrage s'étant formé a la suite de pluies diluviennes, les eaux furent en peu d'instants portées á une élévation de 20 a 25 meétres et seraient montées plus haut encore si la digue ne se fut rompue. De tels phénomenes, ajoutait-il, sont assez fré- quents dans certaines parties de l'Espagne. Il y a loin sans doute de 25 a 80 metres, hauteur de l'ouver- ture au dessus du niveau de la riviére; mais il est pas im- possible qu'un barrage s'étant dressé dans les gorges qui sépa- rent le pont de Luján du moulin de Martín Garcia, Veau se soit subitement élevée dans cette vallée qui, somme toute, est assez étroite. J'ai moi-méme été le témoin et failli étre la victime d'une crue extraordinaire du Bedija qui, en deux heures á peine, devint un vaste fleuve et couvrit l'immense plaine qui s'étend au-dessous d'Uclés. Si une digue se fút alors élevée entre la colline ou est báti le village et celle qui lui fait face au Nord, Peau eút promptement coulé au niveau des terrasses mémes «lu monastére. Cette hypothese rest donc pas inadmissible: elle explique- ANALES DE HIST. NAT.—XXIM. 11 162 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (467 raif méme assez que les habitants, voulant se préserver de lPinondation, eussent en toute háte, pour fermer leur demeure: a Pentrée des eaux, báti cet énorme mur de rochers liés a Par- gile qui nous masquait l'ouverture primitive. L'eau pénétrant par les fissures de la colline et montant par les cavités infé— rieures aurait alors submergé ces malheureux. J'avais tout. d'abord penché vers cette opinion dans le mémoire que j'adres- sal en Septembre dernierá PAcadémie Royale d'Histoire; mais Pétude des squelettes et les nouvelles fouilles que j'ai prati— quées m'invitent a hasarder une autre explication qui parai— tra peut-étre plus vraisemblable, et qui, a mon avis, doit. approcher davantage de la vérité. Les diverses strates superposées que l'on rencontre sont dues a des glissements successifs de terre entrainés par les eaux,. lors des pluies torrentielles qui devaient abonder dans un pays tres boisé en ce temps-la, ou sous les pas des troglodytes. Les. cendres rejetées des divers foyers ont ainsi pu former á plu— sieurs reprises les nappes que nous avons découvertes sur tout le parcours du boyau central. Sur ces couches superposées les. premiers troglodytes ont cheminé longtemps: puis, désireux sans doute de vivre a la lumiére du jour, ils ont báti leur village dans le vallon, á l'endroit ou l'on remarque encore aujourd— hui les monceaux de pierre. Un jour cependant est venu, oú attaqués par des ennemis redoutables, ils ont dú redemander á la caverne Vasile qwelle leur avait autrefois prété; ils ont été poursuivis. Les vainqueurs ont violé les sépultures, brisé ou pillé le mobilier, et envahi toutes les galeries attenantes a la erande issue. Les défenseurs de la grotte qui avaient succombé: ont été abandonnés á 10 ou 15 métres environ de Torifice. Leurs corps, couverts de grosses pierres précipitées d'en haut, sont restés étendus, sans autre sépulture, en travers de Pallée centrale, oú nous les avons retrouvés (fig. 10). Les assiégeants ont alors fait rouler dans tous les conduits oú ils pouvaient atteindre une énorme quantité de terre, de pierres ou de dé— bris provenant du sac des habitations supérieures. Puis ils ont muré lentrée sur une épaisseur de plusieurs métres et nivelé le sol au-dessus. Les eaux filtrant dans la suite des siécles par les ouvertures mal bouchées de la caverne ou par les pores du calcaire ont peu á peu détrempé la terre venue du dehors et lui ont donné aprées dessiccation la résistance el l'aspect d'une: COUVERTES PREHISTORIQUES. , 7 Y 1 Capelle —D (47) | NS UN 0 0 51) | | AN Ñ | 0 mM dl 00) J | Ñ Ñ MN di ' IN | — IT l .) 10) FiG. 10.- Coup2 verticale du couloir central. (Dessin de P. Quinter Petits lits de phosphate de chaux. Couche de cendre. e Partie libre. O. Sh Lit de rochers. b. C. ceátre. Débris calcaires . Terre rou Rochers. J. Terre renfermant les cadavres et de h. nombreuses débris. Strate de charbon. d. de 164 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (48) masse boueuse solidifiée, telle qu'elle serait si elle y avait été amenée par une inondation (1). Les assiégés prisonniers dans la caverne ont sans doute promptement épuisé leurs provisions de comestibles et de lu- minaire, et ils n'ont pas tardé á mourir de faim. Cela explique pourquoi nous avons trouvé ca et la, á fleur de terre et éche- lonnés dans les diverses galeries, des squelettes sans sépul- ture, dont la plupart détrempés et dissous par l'humidité se réduisaient en poudre au seul contact de nos mains. En deux ou trois endroits, aux ossements d'un adulte se mélaient des restes dW'enfants. Les cránes de ces squelettes ne se rencon— traient presque jamais; il d'en subsistait plus qu'un cercle de poussiére blanche au milieu duquel émergeaient quelques dents. Nous avons rencontré, je l'ai déja dit, un de ces cadavres, au point culminant d'une galerie lointaine. Y avait-il été apporté par les survivants cherchanta se préserver de sa mau- vaise odeur? Le: malheureux auquel il appartenait était-il venu périr lá apres avoir longtemps erré pour trouver une issue et senfuir au dehors? Il serait bien difficile de le dire. Un des faits les plus remarquables a signaler dans le sac de la caverne, c'est la violation des sépultures. Les peuples de lPáge de bronze ensevelissaient tres souvent leurs morts dans des urnes (pl. x). Dans la grotte de Segobriga cette coutume existait aussi; mais de toutes les sépultures que nous avons rencontrées jusqu'ici, une seule paraissait intacte, et encore, comme on le verra plus loin, ne renfermait-elle qu'une partie du squelette. Partout ailleurs les urnes étaient brisées, les Os- sements dispersés. La cupidité des vainqueurs avait-elle violé ce dernier asile de la mort pour aller jusque dans les tombes chercher les joyaux et les armes que l'on déposait d'ordinaire aupres des cadavres? Le champ des conjectures est bien vaste, et je ne veux pas m'y engager. Quoiqu'il en soit, nous avons trouvé la grotte dans un état de bouleversement complet, et cependant il ne semble pas qu'elle ait jamais été visitée avant nous depuis les áges préhistoriques. En effet, PVentrée par la- (1) Dans cette deuxiéme hypothese, je v'exclus pas la formation des strates infé- rieures á la suite de glissements et de pluies torrentielles; maisje parle seulement de la couche supérieure de terre beaucoup plus épaisse que les autres. (49) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 165 quelle nous y avons pénétré était totalement inconnue: elle D'avait probablement jamais servi qw'aux fauves de la con— trée; car lorsque nous y descendimes pour la premiere fois, nous púmes á grand peine nous frayer un passage a travers les décombres avant de rejoindre l'avenue centrale, et la méme il fallut faire rouler beaucoup de pierres sous nos pieds pour y passer á Paise. Par ailleurs, comme j'ai eu lPoccasion de le dire plus haut, Vancienne entrée était fermée par une épaisse muraille bátie non á la chaux, mais á Paide de Vargile. Or cette argile dont j'ai apporté a Madrid quelques échantillons est absolument de la méme nature que celle quí servait aux constructions intérieures de la grotte. ll est done peu probable qwelle ait été employée á une époque de beaucoup postérieure á ces constructions. De plus, comme elle ne se trouve pas com- munément dans le pays et que le gypse au contraire y abonde, il n'est guere croyable que ceux qui ont muré lPentrée se fus— sent servi á cet effet (une substance aussi rare aux environs de la grotte, alors qu'ils avaient sous la main du plátre en abondance, s'ils avaient connu le plátre ou s'ils en avaient soupconné Pusage. Nous sommes donc ramenés á une époque fort reculée, et tres-probablementá l'époque méme ou la grotte cessa Vétre habitée. Passons maintenant á Vétude du sol de la caverne. Ce sol est donc recouvert de plusieurs couches de terre et de débris superposés. Ces couches, en nombre Pautant plus grand que la déclivité est moindre, atteignent en certains endroits le chiffre de douze, notamment au bas de la petite salle désignée dans le plan sous le nom de evisine, a cóté du Kjókkenmódding. La couche inférieure est généralement formée par une terre rougeátre mélée de petits cristaux de carbonate de chaux. Elle constituait primitivement le sol méme de la grotte. Cette assise est maintes fois recouverte par une couche de cendres grise ou blanchátre dans laquelle il n'est pas rare de rencontrer des débris de charbon á demi-brúlé ou méme de bois rouge entié- rement respecté par les flammes, mais rongé par P'humidité. Le charbon est quelquefois si abondant qu'il forme une strate completement distincte. Dans Pun et Pautre cas, on remarque souvent dans la cendre de petits lits de phosphate de chaux, résidu de la combustion des os, qui attirent les regards par leur éclatante blancheur. 166 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (50) Au-dessus de Vassise du charbon on rencontre une, deux, trois, souvent quatre assises de terre. On distingue générale— ment par la couleur de cette terre les différentes strates: elles sont du reste parfois intercalées d'une seconde couche de charbon ou de cendres. J'ai dessiné et fait reproduire deux tranchées ou l'on peut voir la disposition de ces strates: l'une Welles est prise de la galerie centrale (fig. 10); Pautre de la salle supérieure, située á l'entrée de la caverne (fig. 11). On remarquera dans cette derniére un vase entier touchant par un de ses cótés le sommet d'une calotte sphérique taillée dans la voúte et reposant par sa base sur une terre meuble qui a envahi la partie inférieure de la calotte. Ce vase v'a pu étre porté en cet endroit par un étre vivant: il semble que Peau seule ait dú le soulever jusqu'au faíte de la salle et le laisser en se retirant reposer sur la boue; mais dans cette salle la terre tres seche et tres ténue ne gardait aucune trace d'inon- dation. J'inclinerais donc a croire que ce vase alnsi que deux ou trois autres trouvés dans les mémes conditions ont été jetés dans la chambre déja presque.entierement comblée et portés contre la voúte par le choc de la terre qui continuait á tomber en biais par l'ouverture supérieure. Telle est la disposition des strates; il me reste maintenant a faire lPhistorique des fouilles et á dire un mot de la maniére dont nous les avons exécutées. S IV. HISTORIQUE DES FOUILLES. Les fouilles ont commencé en Octobre 1892. M. Quintero ve nait de partir pour Madrid; je me trouvai ainsi privé de mon premier compagnon d'expédition; mais nous r'en continuá- mes pas moins les recherches commencées. Nous ne pouvions du premier coup arriver á une parfaite organisation. Comme toute chose au monde, Pexploration de la grotte dut suivre la voie du progres. Les débuts furent tres humbles, soit parce que nous ne soupconnions pas encore Pétendue de nos découvertes, soit parce que nous étions con— traints de procéder avec prudence. 451) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 165 La grotte en effet est située au milieu d'une région inculte €f déserte, dans un ravin caché á tous les regards. Il nous fut longtemps difficile d'en connaítre le véritable propriétaire. b. PES ¿ AS E A ¡SE Ss e FiG. 11.—Premiére chambre a droite de l'entrée. (Dessin de P. Quintero.) Terre á débris.—Sépulture remaniée. e. Débris de calcaires plus ou moins Lit de charbons, soudés entre eux. Couche de cendres mélées de char- | f. Rochers soudés aux parois, sous les- bon. quels partent des galeries secon- Terre rougeátre. daires. 168 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (52) Tout le pays environnant appartenait autrefois aux Santiagis- tes d'Uclés ou aux dominicains d'Ocaña. Apres Pextinction de POrdre de Saint-Jacques et lexclaustration des moines, leurs biens furent vendus á vil prix. Divers particuliers se les par- tagerent. Tout ce qui v'entra pas en ligne de compte fut attri- bué aux municipalités. Il faut croire que la démarcation des limites ne se fit pas d'une facon fort rigoureuse, puisqu'il nous fut longtemps impossible de savoir á qui appartenait la grotte. Nous ne pouvions cependant passer en pourparlers un temps précieux et nous commencámes á explorer la caverne. ; Toutefois il fallait se mettre á l'ceuvre sans éveiller Patten— tion; car, ne pouvant disposer que d'un jour par semaine, je devais laisser le champ libre á tout venant pendant les six autres journées. Or si l'on avait eu vent de nos travaux, une nuée de chercheurs de trésors se seraient abattus sur la grotte. Je m'enveloppai done du plus grand mystére. Accompagné seulement d'un ou deux de mes amis, j'arrivais á la grotte avant Paurore: nous en sortions seulement lorsque le soleil s'était dérobé derriere l'horizon. Qui donc eút pu soupconner qw'á 100 pieds sous terre, nous grattions le sol avec ardeur? Les premiéres excursions furent consacrées á reconnaitre la caverne: nous entreprimes ensuite les fouilles avec méthode, en commencant par le bas. Nous cachions généralement dans une anfractuosité voisine de Pentrée nos habits et nos vivres; puis nous nous laissions glisser le long de la pente rapide jusqw'au chantier que nous avions choisi. Le travail durait de sept heures et demie á midi. A midi, au signal donné, nous nous réunissions tous dans une petite chambre dont la voúte noircie nous disait assez qw'elle avait pu servir de cuisine aux troglodytes (1): nous y trouvámes plus tard en abondance des os éclatés et des débris de nourriture et de foyer. A une heure et demie, on se remettait a Pouvrage et Pon sortait de la grotte a la nuit tombante. (1) L'appétit, la gaité, souvent la joie d'heureuses découvertes faisaient le meil- leur assaisonnement de nos modestes déjeuners. Si un indigéne, non moins curieux et plus hardi que les autres, se fút alors aventuré á travers les sombres méandres de la caverne, en se trouvant tout á coup face á face avec trois vigoureux gaillards, á lVaccoutrement bizarre, assis devant une table de pierre et vaguement éclairés par les lueurs fantastiques de deux lampes fumeuses, il eút cru voir attablés autour de - leurs festins barbares les troglodytes des anciens áges. (53) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 169 Tels furent nos débuts: comme on le voit, ils étaient em- preints d'une certaine poésie. Mais nous ne tardámes point a nous convaincre que ce mode d'exploration était peu pratique. Il! ne suffisait point en effet de remuer le sol; force était de trou- ver un débouché aux décombres qui s'amoncelaient, élever avec les pierres que nos recherches mettaient au jour des mu- railles capables de contenir la terre. En un mot sil fallait des chercheurs, il fallait aussi des ouvriers. Toutefois avant Ven- treprendre en grand les fouilles, je voulus m'assurer de leur valeur et me munir des autorisations nécessaires. Je présen= tai vers la fin de Décembre aux professeurs du Muséum de Madrid les ossements d'animaux que j'avais rencontrés et j'allai étudier au Musée archéologique les différents types de poteries anciennes qui s'y conservent. Tout le monde fut davis que les fouilles devaient continuer. Je revins donc á Uclés, décidé á reprendre les travaux. Mais j'appris, á mon arrivée, qu'un envieux, il sen trouve partout, ayant eu veut de nos fouilles et du but de mon voyage, avait, sans autre forme de procés, fait murer la grotte, de sa propre autorité et sans en avertir personne. Sur ces entrefaites, nous parvinmes á savoir enfin le nom du propriétaire. C'était un ingénieur attaché au ministére de l'Instruction publique, M. Gregorio Alonso y Grimaldi, résidant á Madrid. Son frere, M. José María Alonso, était ladministrateur de la propriété. Je me rendis chez lui sans tarder et j'en obtins toutes les au— torisations désirables. Deux jours apres nous revenions á la grotte. Il ne nous fallut pas moins d'une matinée pour extraire les blocs de rochers qu'on avaitjetés dans le puits: apres quoi, nous nous remimes a l'ceuvre avec entrain. Les travaux recommencérent vers la mi-Janvier 1893: ils furent abandonnés á deux reprises durant un mois ou un mois et demi par suite du mauvais temps ou du manque de loisirs. Je cessai, faute de ressources, toute ex- ploration vers la fin de Septembre, aprés une somme totale de quarante excursions environ, pendant lesquelles le nombre des travailleurs avait varié de trois á douze. En Novembre, Son Excellence M. le Marquis de Comillas voulut bien nous envoyer un délégué qui se chargeait de nous aider dans nos recherches: mes occupations du moment ne me permirent malheureusement pas de diriger ces travaux. Le 170 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (51) délégué revint apres deux jours passés a la grotte, en disant qwil n'y avait plus rien á trouver. Je suis cependant d'avis que nous sommes loin d'avoir découvert tout ce que renferme cette colline ou, sije me base sur les indications de M. Louis Siret, ce V'est pas une habitation, c'est un village ou une ville en partie souterraine de l'áge du bronze que nous avons re- trouvée. Apres quelques journées de travail et de recherches persévérantes il ne serait point malaisé, je crois, de démon- trer que mes espérances sont légitimes; mais il faut, pour con- tinuer les fouilles, des ressources que nous n'avons pas. Je terminerai ce chapitre en indiquant la méthode que nous avons suivie pour faire le relevé de toutes les trouvailles. Mais je dois avouer tout d'abord qu'il v'est pas possible de juger d'apres la couche ou il aura été trouvé de l'áge auquel peut se rapporter un instrument ou une poterie: car on en trouve de semblables á toutes les hauteurs. Je n'ai pas cru pouvoir don- ner une idée plus exacte de la composition de ces strates et de notre méthode d'investigation qu'en transcrivant quelques extraits pris au hasard dans notre journal de découvertes. Chacun de mes compagnons était tenu de consigner sur le papier, le lendemain ou le soir méme de chaque expédition, le résultat de ses travaux personnels. Ce sont la les documents qui ont servi de base á ce travail. Je les transcris sans y rien changer. Excursion du 31 — 4 — 93. Lieu des fowilles: Diverticule á droite de la galerie princi- pale, a peu de distance des lampes.—Longueur, 3 metres; lar- geur, 1,50 m.—£tat du sol, meuble.—EÉpaisseur variant de 0 á 60 centimétres. 1” Couche superficielle grattée depuis peu (excursion pré- cédente), formée de terre noire, de pierres et de téts. 2” Couche plus profonde réguliere; strate compacte, for— mée (une páte liante comme de largile et de tres nombreux débris organiques, morceaux de charbon et de bois, etc. 3" Le reste, tres pauvre en terre, formé principalement de pierres, de débris de poteries, os, charbon. j Objets trouvés: 1” Petit pot: couche superficielle, contre la paroi du diverticule. (55) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. mn 2 Hache en pierre polie, impossible de préciser: je la crois des couches superficielles, au-dessus de Pargile. 3 Ciseau en cuivre: 3"* couche. 4” Ornement en forme de bouton: s'est montré dans un éboulement de la tranchée verticale —probablement du méme dépót que la piece métallique. 5 Grand morceau de poterie (depuis brisé en deux): 3me couche. Renfermait un contenu tout différent des matériaux environnants, formant une masse unie, grasse au toucher, qui s'est détachée en gardant la forme de la poterie: —fouillée avec soin, elle va fourni que quelques os. 6” Petit amas dos filiformes: couche 3"e, 7% Ossements divers cá et lá. Observation.—Le sol rocheux du diverticule est tres inégal et la couche 3”* parait y avoir été amenée par des glissades successives (des grietas font communiquer avec la galerie).— La couche 2%* parait avoir été formée sur place — parmi les objets trouvés appartenant a la 2m* couche, il faut signaler encore: 8” Matiére blanche a étudier au jour (structure apparente du charbon de bois). Excursion du 28 — 2-— 93. Place fowillée: La «sépulture?».—Le sol était libre sous la grande dalle transversale qui forme voúte — mais des pierres grosses et moyennes étaient entassées et fermaient l'ouverture qui fait communiquer avec Vexcavation continuant sous la galerie principale.—Pierres enlevées: excavation visitée.—Le sol présentait peu de matériaux á fouiller: tout saupoudré de blé qui paraít avoir glissé par les fissures de lamas qui est au-dessus (tres important) —charbon, —morceaux de roche noircis par le feu.—Tas de blé aggloméré, dont un irisé. Sol de la «sépulture» a fourni parties de squelette: 1? D'enfant (dents, vertébres cervicales, phalanges...) — placées superficiellement contre les grosses pierres dont il a été question.—Au dessous couche de poussiére dos. 2" D'adulte (humérus perforé, partie inférieure du radius..., 172 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (56y grosse téte spongieuse)... placées superficiellement á autre extrémité.—Au-dessous couche de poussiére d'os. La tranchée du sol offrait une épaisseur maxima de 50 cm.— Plusieurs strates distinctes indiquant Varrivée successive des matériaux par glissades.—Les plus profondes formées de pier— res, de tessons nombreux et de blé, — tout cela tres meuble. Vers la superficie une couche plus réguliére et plus liée par de la terre noire. Je ne veux point prolonger ces citations qui v'offrent du reste par elles-mémes aucun intérét; mais elles suffiront a dé- montrer avec quels soins nous avons fait nos recherches. Je ne confiais généralement le travail des fouilles qu'á mes amis ou a des ouvriers sur lesquels je pouvais compter. Les autres s'occupaient a déblayer le terrain précédemment fouillé, a construire des murailles, á rejeter la terre dans les galeries déja explorées. Mais quand la táche devenait, trop ardue ou dangereuse, il était difficile de la laisser tout entiére á nos hommes. On verra d'aprés un exemple comment nous procé— dions d'ordinaire dans ces circonstances. Je venais Vassister avec un de mes amis á l'exploration des trois petites cham- bres, faisant suite á la 2m* salle: quand ce travail fut terminé, nous attaquámes de bas en haut le mur de terre et de pierres qui obstruait les couloirs supérieurs de communication avec la galerie centrale. Il y avait lá un danger réel, á cause de la rapidité de la pente et des énormes rochers qui surplombaient sur notre téte, préts á se détacher au premier mouvement de la masse de terre qui les tenait assujettis: aussi nous laissámes derriére nous tous les ouvriers, leur enjoignant de se borner á enlever les décombres á mesure qwils tomberaient. Puis nous nous mímes a l'eeuvre. Les pieds appuyés sur la pente raide, m'arc-boutant d'un bras contre la paroi de la caverne, de Pau- tre je jouais du pic. Quelques gros rochers nous donnerent beaucoup de mal; mais ce fut bien une autre affaire, quand je me vis tout á coup en face d'une vraie muraille de pierres qui obstruaient le conduit. Ce conduit, fort rapide des Pabord, devenait ensuite perpendiculaire, de telle sorte que les maté— riaux á extraire se trouvaient á peu pres sur notre téte; il y avait lá plusieurs métres cubes de rochers, se soutenant á peine les uns les autres et menacant d'écraser de leur masse quiconque les ferait tomber. 457) Capelle.— DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 173 Il fallait cependant se résoudre á en provoquer l'éboulement. Les ouvriers se garerent de leur mieux dans les couloirs voi- sins. Quand ils y furent en súreté, je les priai de venir me dé- gager, le mur une fois démoli. Tout danger sérieux étant ainsi écarté, ¡je me garai dans un trou latéral oú je pus m'introduire en rampant, et armé d'une longue barre, ¡e commencai du fond de ma retraite á saper la muraille par la base. La besogne n'était point aisée: j'avais la face contre terre, le corps serré comme dans un étau: c'está peine s'il m'était possible de mou- voir les bras. Mais la récompense de nos efforts ne se fit pas longtemps attendre. Sous l'impulsion du levier, un des blocs se détacha: aussitót une avalanche de terre et de pierres passa comme un éclair devant mes yeux. L'obstacle était vaincu. Toutefois ma position n'étaif pas gaie. Le courant d'air pro- duit par la chute avait éteint la lumiére etje me trouvais blo- qué dans mon terrier par les décombres. Heureusement les ouvriers accoururent sans retard, et ils me rendirent la liberté. Le moment était venu de fouiller les débris: nous eúmes la joie d'y trouver une abondante moisson de poteries et d'instruments (1). (1) Nous r'avons eu aucun accident notable á déplorer, malgré les inévitables Jangers que présentent toujours ces sortes de travaux. Un jour c'est un rocher du poids de plusieurs quintaux qui tombe perpendiculairement sur la téte d'un de mes Ouvriers: mais celui-ci a le temps de se garer et en est quitte pour la perte de sa cas- quette. Un autre jour, j'étais adossé contre un bloc énorme qui paraissait défier la pioche pour longtemps. Un de mes meilleurs travailleurs s'appliquait á le déchaus- ser. Toutá coup un glissement de terre imprévu fait rouler le rocher, dont le faite va fort heureusement s'arc-bouter contre la paroi voisine. Sans cela nous étions Pun et Vautre écrasés par sa chute. Plus d'une fois, en déblayant une galerie, je fus en- trainé par un éboulement et me relevai tout meurtri au milieu des os et des tessons préhistoriques queje venais de mettre á découvert. Le beau temps favorisa généralement notre entreprise; mais nos deux derniéres explorations furent, á ce point de vue, moins fortunées que les précédentes. Nous fímes enveloppés le 14 Septembre dars lépouvantable trombe qui s'abattit sur la nouvelle Castille et fit tant de victimes,á Villacañas, aprés avoir ravagé toute la contrée. Nous avions quitté Uclés par un fort vilain temps. Le ciel était terne, gris JV'acier. Ce v'était plus ce ciel bleu de Castille, oú les peintres d'antan découpaient d'ordinaire le manteau de leurs Vierges. Un mauvais vent du SE. faisait rage depuis quatre ou cinq jours. L'horizon était cerclé de noir. La journée, qui s'ouvrait sous de si ficheux auspices, fut plus fructueuse que de coutume, et nous remontámes vers les cinq heures du soir, chargés de dépouilles opimes. L'état du ciel avait bien chan- gé; le cercle noir s'était retréci; le vent, qui soufMait plus furieux que jamais, avait déja bien de la peine á contenir la tempéte. Des quatre heures, deux de mes com- pagnons, aprés avoir passé la soirée sur la colline, jugérent plus prudent de regagner 174 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (58) J'en ai dit assez, je crois, sur la maniére dont nous avons procédé aux fouilles. Nous examinerons dans les chapitres suivants quels objets elles ont mis au jour et quelle lumiére elles projettent sur la civilisation de nos troglodytes. Uclés: un seul préféra m'attendre et rentrer avec moi. Laissant en arriére nos 0u- vriers qui s'attardaient á goúter, nous primes précipitamment notre route á travers la colline. Des que nous en eúmes gravi le sommet, il nous fut aisé de voir quel dan- ger allait fondre sur nous. Nous espérions pourtant l'éviter encore: cet espoir nous donna des ailes; mais il ne devait point tarder á étre décu. Il v'était pas encore six heures, et déja un grondement sourd et continu s'élevait vers le SO. On eút dit de lourdes et innombrables batteries d'artillerie roulant sur un sol rocailleux. Les nuages s'illuminaient de splendides éclairs: des gerbes d'étin- celles jaillissaient á tous les coins du ciel. Nous volions vers la route de Valence; mais lorage volait plus vite que nous. Les premiers grélons nous atteignirenta la hauteur des vignes de Villarrubio. Nous étions á plus d'une heure de distance de toute habitation. Une choza en paille se dressait au milieu des vignes. Nous voulú- mes nous y réfugier; mais elle était fermée: ce fut un bonheur pour nous; car une heure apres elle était balayée par l'inondation. Je ne raconterai pas les mille et une péripéties de cette odyssée. Aveuglés par la foudre, criblés par la gréle, le visage ruisselant d'eau, la respiration coupée par le vent, nous allions par cette nuit noire, seuls dans ce pays désolé, nous cramponnant Pun á Vautre pour nous garantir des faux pas et éviter d'étre séparés. Ce n'était pas de la pluie, c'était une nappe d'eau qui tombait du ciel. Des torrents se formaient aux moindres sinuosités des collines, entrainant dans leur course folle les rochers, la terre, les vignes, ravinant les chemins, bouleversant les champs. Le chemin creux qui mene á Uclés suit le bas de la vallée. Nous y eúmes bientót de Peau jusqu'a la ceinture, et le torrent grossissait toujours. Il fallut gagner préci- pitamment les hauteurs oú nous trouvámes un refuge dans une misérable cabane. C'est lá que nous attendimes, transis de froid, la fin de l'orage. Cette expédition fut lavant-derniére. Je revins encore une fois á la grotte; puisje laissai la pioche pour mettre la main a la plume. LA PENÍNSULA IBÉRICA SEÍSMICA Y SS SC OIRDNTAS. POR E. DE MONTESSUS DE. BALECRE. (Sesión del 10 de Enero de 1894.) Desde tiempos remotisimos, desde que el hombre atemori- zado por tremendas catástrofes causadas por el juego de las fuerzas naturales, como huracanes, terremotos, erupciones volcánicas, etc., busca sus causas y los medios de precaverse de tales peligros, innumerables hipótesis han sido presentadas para explicar estos temibles fenómenos. A pesar de los esfuer— zos de los filósofos antiguos desde Aristóteles hasta Plinio y Séneca, no obstante los trabajos de los sabios modernos como Von Hoff, Mallet, Perrey, Fuchs, Falb y otros muchos, y en fin, á pesar de las observaciones de los seismólogos japoneses é italianos del día, no hay, tal vez, entre las ciencias naturales un ramo todavía tan misterioso como la seismología ú sea el estudio de los movimientos de la corteza terrestre. La meteoro- logía moderna se desarrolla brillantemente buscando y descu- briendo poco á poco las leyes de los movimientos del aire y de los meteoros que nacen en su seno, y todo induce á creer que en un porvenir poco lejano se preveerán las tempestades, las lluvias y los cambios de tiempo. Así los peligros temidos para las cosechas y la navegación, podrán, á lo menos, disminuirse, si no evitarse del todo. En cuanto á los geólogos, han estu— diado las capas exteriores de la tierra con tanto éxito, que los : movimientos terrestres ocurridos en los tiempos anteriores á 176 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) la venida del hombre, son ahora mejor conocidos que los que presenciamos diariamente, y que se manifiestan por terremo- tos y erupciones. ¿De dónde viene tanta ignorancia nuestra, respecto á los * fenómenos sísmicos, mientras que los meteorológicos y los geológicos son ahora bastante bien conocidos? Es que los pri- meros tienen su origen en el interior de la tierra, y á una profundidad, ora grande, ora pequeña, pero del todo inacce- sible á nuestros sentidos y medios de investigación. Por esto. en vez de considerar los seismos como fenómenos de la dinámica terrestre interna, se han buscado sus causas en la atmósfera, en los espacios cósmicos é interplanetarios, en fin, en todas partes salvo en las del interior del globo, donde se producen realmente; sencillo parece enunciar esta verdad, que los temblores nacen bajo nuestros pies, y sin embargo, esta idea tan lógica es muy reciente, y todavía no es aceptada por todos. Me vanaglorío con haber hasta la fecha hecho grandes es- fuerzos con el propósito de devolver á la geología un ramo, la seismologia, que le ha sido robado por la meteorología y la astronomía. Este es, en pocas palabras, el plan que estoy des- arrollando desde hace muchos años. Después de haber sido testigo ocular de numerosos temblores mientras habitaba la América central, tan célebre por las catástrofes espantosas que tantas veces han asolado San Salvador y Guatemala, el caos de las teorías sísmicas me pareció científicamente intolerable, y puse una mano atrevida en medio de las contradicciones de los sabios que han estudiado los seísmos. Numerosas leyes habían sido aceptadas, cimentadas en es- tadisticas insuficientes. Después de haber recopilado un gran número de fenómenos seismicos (más de 80.000), observados en todas partes del mundo, he podido demostrar, por medio de es- tadisticas muy extensas, que los temblores no tienen relación aleuna con las horas del día, es decir, con la posición relativa del sol, ni tampoco con las fases de la luna, ni con su distancia (apogeo y perigeo), ni con su posición relativa al lugar que tiembla, y que son independientes de las estaciones astronó- micas y de los puntos equinocciales y solsticiales. Todas estas influencias habían sido enunciadas, en. particular, por el famoso seismólogo francés A. Perrey, y ya no subsisten. Por 43) Montessus de Ballore.—LA PENÍNSULA IBÉRICA. 177 lo que toca á la presión barométrica, probé también, por medio de mis propias observaciones sobre el Izalco (1880-85) y de las del observatorio de Guatemala (1853-63) que sus varia- A (7) Montessus de Ballore.—LA PENÍNSULA IBÉRICA. 181 tiende desde el istmo de Atimonan hasta una línea que va del golfo de Lingayen hasta la bahía de Baler, pasando por las montañas de donde sale el Río Grande. Manila y las Camari- nes tienen casi las mismas seismicidades, de lo cual se deduce que los volcanes Taal y Mayon tendrían igual influencia sobre la producción de los temblores. 6. Tlocos, en la isla de Luzón.—Seismicidad: 3.714 km .?*—Esta región se extiende al O. de la cuenca del Río Grande, com- prendiendo las sierras intrincadas que bajan al Océano. 7. Málaga.—Seismicidad: 7.262 km.?—Esta seismicidad no es tan fuerte como á primera ojeada la darían á suponer los desastres de 1884-85 y de 1804. Es que las ruinas han sido muy aumentadas por los defectos de las construcciones en Andalucía; en la América central este terremoto no hubiera tenido muy gran importancia, ni tampoco en las Filipinas. Estas series numerosísimas deben considerarse como fenóme- nos anormales. Sin esta precaución, la seismicidad hubiese sido igual á 353 km.?, así muy errónea. La región malagueña comprende el litoral desde la emboca- dura del río Guadalhorce, hasta la punta de Elena, extendién- dose en el interior hasta Granada, pero sin abrazar la Sierra Nevada, cuya masa parece constituir un obstáculo invencible á la propagación de los temblores, que refluyen contra ella sin poderla sacudir. 8. Mindanao.—Seismicidad: 7.776 km.?—Esta cifra tendrá en lo futuro que aumentarse notablemente, cuando puedan utilizarse observaciones hechas por más tiempo en Zamboan- ga, Pollok y Surigao. Entonces se determinarán probable- mente dos 6 tres regiones seísmicas diferentes. 9. Timor.—Seismicidad: 7.930 km.*—Este número, muy bien determinado, ha sido deducido de las observaciones hechas en la parte holandesa, suponiendo que la seismicidad tendría el mismo valor en la parte portuguesa, en la cual no se hacen observaciones seguidas. Esta isla pertenece á una región de las más importantes que se extiende desde Bali hasta Timor-Laut en la prolongación del eje volcánico javanés. 10. Valencia y Murcia. —Seismicidad: 8.022 km.?— Esta región comprende la costa desde la Sierra Almagrera, al N. del río Almanzora, hasta Valencia, extendiéndose á unos 60 km. en el interior. 182 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) 11. Zisboa.—Seismicidad: 9.800 km.?—Esta región se ex- tiende desde Setubal hasta la embocadura del río Litz, es- tando sus límites en el interior mal fijados al E. de Lisboa. Recordándose las catástrofes de 1531 y de 1755, asombrará tal vez ver tan pequeña seismicidad. Es que estos terremotos no pertenecen verdaderamente al continente, pero si al Océano Atlántico, sea que se hayan originado en las Azores, sea que sus centros hubiesen estado al O. de este archipiélago. ; 12. Cuba oriental.— Seismicidad: 12.770 km.*?—El límite occidental de esta región corre desde la embocadura del río Canto, siguiéndolo hasta su unión con el rio Salado, hasta Jibara, al SE. del banco de Bahama. Cuba es la parte menos sacudida de las Antillas. 13. Luzón NE.—Seismicidad: 14.124 km.2—Esta región com- prende la costa, al N. de la bahía de Baler y la cuenca del Río Grande. Tiene en la nueva Écija el importante centro seísmico de Dupac, estudiado en 1880-81 por el P. Xabert. 14. Archipiélago Filipino, comprendiendo las islas entre Luzón y Mindanao.—Seismicidad : 21.050 km.2—Si las observa- ciones en la isla de Mindoro y las de la granja modelo Carlota en la de Negros duraran desde más años, este número tendría probablemente que aumentarse. No se sabe nada sobre la seismicidad de las islas Calamia- nes, Palarran, Joló, Carolinas, Marianas y Ladrones. Es muy probable que la de este último archipiélago sea muy grande. pues que en 1849 de la Gironiére, observó veintinueve días de temblores en Umata, isla de Guam, del 24 de Enero al 11 de Marzo. Aunque esta serie pueda haber sido anormal, sin em- bargo, una seismicidad fuerte queda probable. 15. 4/merta.—Seismicidad: 22.821 km.?—Esta región se extiende alrededor de los ríos de Almería y Almanzora, pasando hasta Baza, del otro lado de la sierra de Lucar, y abrazando, pues, los manantiales del Guadiana Menor. Sin haber des- atendido como anormal la serie de 1863, la sismicidad hubiese sido mucho más grande, é igual a 9.244 km.? 16. Cuba central.—Seismicidad: 41.170 km.? 17. Cataluña.—sSeismicidad : 64.590 km.?—Esta región está limitada al O. por una línea que, abrazando la parte superior de la hoya del Segre, alcanza el mar á la embocadura del Ebro. Se notará la poca influencia de los volcanes extinguidos de Olot. 9) Montessus de Ballore.—LA PENÍNSULA IBÉRICA. 183 18. Andalucia.—Seismicidad: 85.204 km.*—La parte princi- pal de esta región es la cuenca del río Guadalquivir. Está limi- tada al N. por una línea que va de Huelva hasta Linares, pasando por Córdoba, y se termina en la sierra de Lucar. 19. Región de Daussy, parte interior.—Seismicidad: 107.365 kilómetros cuadrados. —Esta región seísmica ha sido descu- bierta en 1838 por el ingeniero hidrógrafo francés Daussy. Este sabio, compulsando los diarios de á bordo de muchos navlios, se asombró delos numerosos terremotos de mar señalados en diferentes puntos del Atlántico situados al E. de la roca de San Pablo entre 1” al N. y 3” al $S., y desde 18” hasta 26% al O. del meridiano de París. Pongo el Atlántico en la presente monografía, porque presenta este Océano casi únicamente colonias españolas y portuguesas. Muchas veces también los navegantes han visto humo negro salir del mar en estos parajes, y los puentes y aparejos de sus naves han sido cubiertos por cenizas, muy diferentes de las arenas que procedentes del Sahara, y que empujadas por el viento, vie- nen, á veces, hasta las Canarias y las islas de Cabo Verde. Aquí hay, evidentemente, un volcán submarino, 6 mejor dicho, una sierra volcánica submarina, cuyos esfuerzos han sido notados por los navegantes, y que forma un anillo de la cadena volcánica que casi sin interrupción se extiende desde las Azores hasta Tristán de Acunha, comprendiendo Madera, las Canarias, las islas de Cabo Verde, la roca de San Pablo, la Ascensión y Santa Elena, que para algunos son los vestigios del célebre, pero nada más que hipotético, continente sumer— gido, la Atlántida. Lo más cierto es que si los azares de la navegación han per- mitido el cálculo de la seismicidad de esta región, podemos suponer que es en realidad mucho más fuerte. Según la den- sidad y el agrupamiento de los puntos señalados y determina- dos por sus latitudes y longitudes, dos regiones aparecen en el mapa, una interior en forma de lemniscata aplastada, otra exterior en la de una judía. Las seismicidades calculadas, pero ciertamente muy erróneas por defecto, son respectiva mente 107.365 y 737.066 km.? 20. Cuba occidental.—Seismicidad: 128.252 km.2—Esta re- gión está limitada al E. por una línea que va del fondo de la bahía de la Broa al $S.. hasta la punta Icacos al N. 184 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10). 21. Portugal y España NO.—Seismicidad: 272.351 km.*— Esta región está limitada más convencional que naturalmente por las fronteras de ambos países, y por dos líneas de las cua- les una alcanza el Océano al N. de Gijón, y la segunda al O. en Setubal, pasando por Olivenza y Beja. 22. Navarra.—Seismicidad: 301.500 km.?—Esta región for— ma un triángulo, cuya base se apoya en el golfo de Gascuña desde Marquina hasta San Sebastián, y en los Pirineos desde esta última ciudad hasta Orbaiceta, mientras que su vértice está situado en Calahorra y Arnedo. 23. España central.—Seismicidad: 606.656 km.2—Esta re— gión comprende lo que queda de la Península, una vez supri- midas las regiones seísmicas anteriormente descritas. Se notará un pequeño centro seísmico en las sierras de Al- barracín y del Tremedal, pero cuya seismicidad, probable mente escasa, no ha podido calcularse, no siendo suficientes. las observaciones. Lo mismo ha sucedido para las islas Balea- res, á pesar de las de Pablo Boury en 1851 y 1852; debe ser bastante fuerte. La Península tiene una seismicidad general igual á 83.922 kilómetros cuadrados, más teórica que verdadera. 24. Región de Daussy, parte exterior.—Seismicidad: 737.066 kilómetros cuadrados.—Véase antes núm. 19. Estos sucintos pormenores muestran cuántas regiones tienen seismicidad bastante mal determinada, á pesar de mis trabajos, y del número considerable de seismos sobre los cuales está fundado. Pero la ciencia debe contentarse con adelantar paso 4 paso, y muy á menudo, sin atreverse á sacar de los hechos, más de lo que pueden dar, y sobre todo, sin engañarse á sÍ misma sobre el alcance de sus descubrimientos sucesivos. Sólo. á este precio aumentarán nuestros conocimientos, sin que pa- dezca la ciencia al retroceder por culpa de brillantes, pero falsas hipótesis. Belle-Ile-en-mer, 25 de Noviembre de 1893. ESTRUCTURA DEL GANGLIO DE LA MABENULA DE LOS MAMIFEROS, POR DON SEA DNMON Y O ATA (Sesión del 4 de Julio de 1894.) El ganglio de la habenula, descrito primeramente por Mei- nert, es un pequeño acúmulo de substancia gris situado en la unión de la cara interna con la superior del tálamo óptico, en el espesor mismo de la estría medular de este órgano (fre- nos de la glándula pineal). Según aquel autor, de la habenula procede un fascículo de fibras nerviosas que, descendiendo oblicuamente por el espesor del tálamo, se termina en la subs- tancia gris interpeduncular. Este haz ha recibido el nombre de retro-reflejo (Meinert) ó manojo de Meinert (Forel). El ganglio de la habenula constituye un órgano esencial en la construcción del encéfalo, pues no falta en ningún verte— brado, y hasta parece adquirir, conforme se desciende en la escala animal, un volumen relativo mayor. Las indagaciones de Edinger (1), Mayser (2), P. Ramon (3), han aportado muchos datos relativos á la homología y conexiones de este centro; pero sólo van Gehuchten (4) ha logrado, gracias al método de (1) EDINGER: Untersuchungen ber die vergleichende Anatomie der Gehirns. II, Das Ziwischenhirn. 1892. (2) MAYSER: Vergleichend anatomische Studien ueber das Gehirn der Knochenfische mit besonderer Berucksichtigung der Cyprinoiden.— Zeitschr. f. wiss Zoo!., Bd. 36, 1882. (3) P. RaMÓóN Y CAJAL: Investigaciones micrograjicas en el encéfalo de los batracios y reptiles, etc. Zaragoza, 1891. (4) VAN GEHUCHTEN: Contribution a l'étude du systeme nerveuz des teléostéens. — La cellule, t. x, 1893, 186 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) Golgi, esclarecer la morfología de las células que lo pueblan y el origen de las fibras del fasciculo de Meinert. Confirmando las inducciones de Gudden (quien después de la extirpación de la habenula en los mamiferos había notado una degenera— ción secundaria descendente del manojo retro—reflejo), van Gehuchten ha acertado á ver en los teleósteos que dicho fas— cículo se compone de la reunión de los cilindros-ejes de las células yacentes en la habenula, los cuales, después de entre- cruzarse en la línea media, acaban por arborizaciones libres en el espesor del ganglio interpeduncular. Disposición pare- cida hemos confirmado nosotros en el salmón y barbo de po- cos días (1). Pero todas estas observaciones histológicas refiérense á los vertebrados inferiores. De la estructura de la habenula de los mamiferos no tenemos ningún conocimiento preciso, por no haberse aplicado, que sepamos, los métodos reveladores de las expansiones protoplasmicas y nerviosas. Lo que sabemos con- cierne, más que á la textura, á la disposición macroscópica y relaciones topográficas de aquel centro. Esta consideración nos ha movido á estudiar con los métodos de Weigert, de Golgi y de Cox, el ganglio de la habenula del ratón, conejo, cone- jillo de Indias, gato y perro. En el presente escrito damos un resumen de los resultados obtenidos. La habenula de los pequeños mamiferos es un órgano muy aparente que afecta la misma disposición macroscópica que la del hombre. Un corte transversal del cerebro intermediario, que interese el centro de la habenula, muestra este ganglio bajo la forma de un abultamiento ovoideo, recubierto hacia arriba y hacia fuera por manojos de fibras medulares (5/74 medullaris), y separado hacia adentro del ventrículo medio, á favor de una pequeña depresión. Un examen superficial del corte teñido por el proceder de Weigert-Pal óú por el carmín de Grenacher, revela ya que dicho ganglio no es un órgano homogéneo, sino que en realidad se compone de dos masas grises de estructura algo diversa, que por su situación distin— guiremos en mícleo interno y micleo externo. Núcleo ó ganglio interno. (Fig. 1, 4). Constituye la por- (1) S. R. Casat: Votas preventivas sobre la estructura del encéfalo de los teleósteos.— (ANALES DE La Soc. Esp. DE HIST. NAT., 2.? serie, tomo 111, 1891.) S sin, (3) Cajal.—ESTRUCTURA DE LA HABENULA DE LOS MAMÍFEROS. 187 ción más característica de la habenula, y se distingue por el número y pequeñez extraordinarios de sus células, así como por las tupidas y singulares arborizaciones nerviosas que la cruzan. Corte transversal de la habenula del conejo adulto. (Método de Weigert-Pal.) A,foco grisinterno; B, foco externo; C, porción inicial del manojo retro-reflejo; V, ven- trículo medio; D, porción superior del tálamo; a, porción de la stría cuyas fibras van al foco interno; 5, haces de la stría, destinados al foco externo. a Células.—Son de talla menuda, casi tanto como los granos del cerebelo. En el gato y perro de pocos días, donde las hemos estudiado especialmente, casi todas estas células afectan figura estrellada; algunas muestran, no obstante, formas de huso ú de pera; su distribución no obedece á ley alguna, hallándose dispersas por el ganglio, constituyendo una masa apretada que se limita hacia adentro por el epitelio, y hacia afuera por haces de fibras meduladas que la separan del núcleo externo. Las expansiones protoplásmicas, en número de dos, tres ú más, nacen gruesas, marchan en direcciones varias, y cada una de ellas emite un número considerable de ramillas termi- nales de contornos ásperos, 4 menudo espinosos Ú Verrugosos, y de curso sumamente intrincado. La poca longitud de las 188 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4 ramas secundarias y terciarias, el apiñamiento de estas en uxr recinto limitado, así como el curso laberíntico de las mismas, presta á las células de la habenula un carácter especial que: permite distinguirlas al primer golpe de vista de cualquier elemento de los centros. (Fig. 2, 4.) Fig. 2. SRA NN ADOS DN Ganglio de la habenula del perro recién nacido. A, células del foco interno; B, células del foco externo; C',corte transversal de las fibras de la stría medullaris; D, fascículo retro-reflejo; a, cilindros-ejes de las células del foco interno; 5, cilindros-ejes de las del externo. 45) Cajal.—ESTRUCTURA DE LA HABENULA DE LOS MAMÍFEROS. 189 En el conejo de ocho días estas células no han alcanzado la plenitud de su desarrollo, afectando una morfología distinta ¿le las adultas. Casi todas se muestran fusiformes, con un tallo protoplásmico, grueso y de contorno áspero, á menudo diri- vido hacia arriba y afuera. Las prolongaciones protoplásmi- cas secundarias son poco numerosas, y aparecen recubiertas de espinas colaterales 6 de excrecencias verrugosas bastante largas. (Fig. 3, 4.) Ganglio de la habenula del conejo de ocho días. 4 , células del ganglio interno; », arborizaciones terminales de las fibras de la siria; a, cilindros-ejes constitutivos del fascículo de Meinert. El cilindro-eje de las células del ganglio interno es fino, y brota comunmente del cuerpo celular, rara vez de una expan- sión protoplásmica. En las células adultas, ú casi adultas, su curso es complicado; á menudo asciende para descender des- 190 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) pués; otras veces se dirige hacia adentro 6 hacia afuera, do— blándose ulteriormente para hacerse vertical; en todo caso, después de un trayecto variable, gana la parte inferior y exter- na del ganglio, é ingresa en el fascículo de Meinert. En el conejo y ratón de pocos días, el curso del cilindro-eje es menos complicado, dirigiéndose desde luego hacia afuera y abajo. En el gato y perro estos cilindros-ejes presentan algunas cola- terales (en número de 1, 26 3), que se ramifican y pierden en el espesor mismo del ganglio interno, como poniéndose en conexión con las células de éste; pero vense también expan- siones nerviosas completamente desprovistas de colaterales. Una vez que dichos cilindros-ejes ingresan en el haz retro— reflejo, conservan su individualidad, sin ramificarse, por lo menos en la mayor parte de su trayecto. b Pibras nerviosas. —El espesor del ganglio interno de la habenula está lleno de arborizaciones terminales de fibras ner- viosas desprendidas de los manojos constitutivos de lo que se lama la estria medular del ventrículo medio ó de la capa óptica. Este es un hecho que puede facilmente observarse tanto en las preparaciones de Weigert-Pal como en las de Golgi. Dichas fibras son espesas, descienden de la estría medular, inclinán— dose de arriba á abajo y de afuera á adentro, y poseen envol- tura de mielina hasta cerca de su arborización terminal. El curso de algunas fibras es más complicado, trazando grandes vueltas y hasta recurriendo para terminarse cerca de la estría; pero en todo caso acaban en el espesor del ganglio interno, sin transponer sus fronteras. Tocante á la arborización nerviosa terminal, es una de las más notables que nos presentan los centros nerviosos. En vez de la ramificación amplia, difusa y floja que parece ser lo ca- racterístico de la terminación de las fibras nerviosas del cere— bro y masas grises centrales, observamos aquí una arboriza— ción riquísima, notablemente tupida, de ramitas fuertemente varicosas y tan próximas, á veces, que á nada pueden compa— rarse mejor que á los plexos apretados que rodean las células de Purkinje del cerebelo. Hay parajes en que la arborización se presenta como un nido de maleza en donde es imposible discernir el origen y la terminación de las fibrillas secunda- rias. Por lo común, antes de emitir las ramas terminales la fibra se espesa; luego suministra dos Ú tres ramas que no tar— (1 Cajal.—ESTRUCTURA DE LA HABENULA DE LOS MAMÍFEROS. 19 dan en resolverse en verdaderos penachos de hilos groseros, varicosos, intimamente entremezclados. Cada arborización suele contener tres Ó cuatro huecos correspondientes al cuer- po de otras tantas células nerviosas; por manera que la comu- nicación, al igual de lo ocurrido con otras células centrales, no es individual, es decir, de una fibra á una célula, sino de una fibra terminal á un grupo más ó menos numeroso de cot- púsculos nerviosos. En ocasiones, las fibras nerviosas emiten, además de su arborización terminal, alguna rama colateral previa, también acabada en nidos pericelulares. Por lo demás, estas singulares arborizaciones presentan igual aspecto en cuantos mamiferos las hemos estudiado: el ratón, conejo, perro y gato; solamente varía la extensión de las mismas, que es mayor en los animales de gran encéfalo. De lo expuesto se sigue, que el ganglio interno, parte prin— cipal y característica de la habenula, recibe fibras nerviosas de los manojos internos de la siria medullaris, y por consi- guiente, que existe un centro nervioso (aquel donde tienen su origen las fibras de dicha estría) que transmite á la habenula corrientes centrífugas, las cuales, derivando por el fascículo retro-reflejo, van á obrar sobre el ganglio interpeduncular. ¿De dónde provienen las fibras de la stria medullaris? En cortes horizontales seriados del encéfalo del ratón hémoslas seguido hasta la parte anterior del tálamo óptico, donde se hacen descendentes; pero no hemos logrado determinar sus células de origen. De todos modos, cabe afirmar que la stria medaullaris de los mamíferos es un haz homólogo del que Edin- ger y nosotros hemos descrito en los peces, manojo que llega del cerebro con el fascículo basal y se termina mediante arbo- rizaciones libres entre las células de la habenula. Ganglio externo. Consta de células gruesas, estrelladas, provistas de apéndices divergentes y de gran longitud, al modo de los de casi todas las células del tálamo óptico y pro- tuberancia. (Fig. 2, B.) Estas células, abundantes en la re- gión inferior del ganglio, están entremezcladas con manojos de fibras meduladas antero-posteriores en la porción supero- externa del mismo. Tales manojos corresponden á la mitad externa de la stria medullaris. El cilindro-eje de algunas de estas células es grueso, sumi- nistra tres, cuatro ó más colaterales, distribuidas en el espe- 192 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) sor mismo del núcleo externo (fig. 2, 2), y, después de un tra- yecto variable, ingresa en el fascículo de Meinert, donde des- taca por su relativo espesor de las otras fibras constitutivas, que son delgadas y provienen, como dejamos dicho, de los pequeños corpúsculos del ganglio interno. Otros elementos emiten cilindros-ejes que se dirigen hacia Fig. 4. Arborizaciones nerviosas del foco interno del ganglio de la habenula del conejo de ocho dias. a, arborización simple; c, arborización doble; », corte transversal de la porción interra de la stria medullaris; e, origen del haz retro-reflejo. (9) Cajal. —EsTRUCTURA DE LA HABENULA DE LOS MAMÍFEROS. 193 afuera y aun hacia arriba, suministrando un gran número de colaterales ramificadas y terminadas entre los cuerpos celula res; pero no habiendo podido seguir dichas expansiones fun— cionales durante un trayecto suficiente, no podemos decir si se comportan como las de las demás células, contribuyendo a formar el fascículo de Meinert, ó si llevan un camino dife— rente. Entre las células del núcleo externo se advierte un plexo sumamente tupido, pero formado de hebras finas, granulosas (en lo que discrepa del yacente en el foco interno), difusamente ramificadas. Es indudable que una eran parte de estas arbori- zaciones representan la terminación de fibras desprendidas de los manojos externos de la siria medullaris; pero juzgamos probable que una buena porción dimana de otras regiones, todavía indeterminadas, del tálamo óptico. Sobre este punto, asi como tocante al origen de las fibras de la st72a4, son preci- sas nuevas y más profundas investigaciones. ¿Qué relaciones tiene la habenula con la glándula pineal y con el nervio ópti- co? Respecto á este último nervio podemos asegurar que jamás penetran sus fibras en la habenula. Nuestras observaciones en ratas, á quienes se extirpó el globo del ojo, y cuyos centros nerviosos fueron tratados por el método de Marchi, prueban que las fibras llegadas de la retina penetran en el espesor de los cuerpos geniculados, así como en la zona profunda de los tubérculos cuadrigéminos, pero no abordan nunca la línea media, ni penetran en ninguno de los dos focos grises de la habenula. Con todo, debemos hacer constar que en los teleós— teos hemos creído notar la existencia de un hacecillo de fibras que, saliendo de la habenula, ingresaba en el nervio óptico. Ignoramos qué significación puedan tener tales fibras, que parecen haber sido vistas también por Edinger. Tocante á la glándula pineal, las conexiones que mantiene con la habenula son de mera contigtiidad. El pedúnculo de dicha glándula es un haz arqueado de fibrillas que parece jun- tar las dos habenulas, pero del cual no se desprende una sola fibra ascendente para aquel órgano. En cambio hemos adver— tido en el espesor de la glándula pineal una infinidad de fibras nerviosas ramificadas, dispuestas en plexo y á la manera del que muestran las glándulas verdaderas. Hacia la base de la glándula estas fibras nerviosas, reunidas en hacecillos, ganan ANALES DE HIST. NAT. — XXITMI. 13 191 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) las paredes de los vasos de la tela coroidea, continuándose con el rico plexo simpático envolvente de las gruesas arterias del cerebro. En cuanto al modo de origen de la comisura de la habenula ¿ pedúnculo de la glándula pineal, nuestras observaciones no son todavía suficientes. ALGUNAS CONTRIBUCIONES AL CONOCIMIENTO DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO, POR DONES FCEFAIMOIA NA IMAN (Sesión del 1.2 de Agosto de 1894.) I.—Puente de Varolio. La morfología y conexiones de las células de los ganglios «el puente de Varolto son muy poco conocidas. El primer en- sayo con el método de Golgi lo debemos á Livio Vincenzi (1), quien describió las células de dichos ganglios como corpúscu- los pequeños, fusiformes d triangulares, de expansiones rami- ficadas. Kólliker (2) ha teñido estas células en el gato y conejo, y ha confirmado las descripciones de Vincenzi, hallando ade- más un plexo intersticial de fibrillas, en gran parte meduladas, de que ya había hablado Bechterew (3). Pero ni Vincenzi ni Kólliker, parecen haber seguido lo suficiente los cilindros-ejes de las células del puente. Nuestros trabajos, realizados por los métodos de Golgi y Vei- gert en la protuberancia del gato, perro, conejo de Indias, rata y ratón blancos, nos permiten dar como seguras las siguientes conclusiones. Los hacecillos de las pirámides suministran, á su paso por la protuberancia, una cantidad extraordinaria de colaterales finí- (1) VINCENZI: Sesiones de la Academia de Turin. 2.2 serie, t. xxxvir, 1889. (2) KOLLIKER: Zandbuch der Gewedelehre des Menschen. 6 Aufl. 1893. (3) BECHTEREW: Veurologische Centralblats. 1885, Bd. 5. 196 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) simas, ramificadas y terminadas libremente entre las células del puente. Estas colaterales llenan toda la masa gris de la protuberancia, marchando en distinta dirección según su ori- c'en. Las que proceden de los fascículos anteriores de las pirá— mides,.se distribuyen en la masa central y siguen en gran parte una dirección postero-anterior. Las que proceden de los manojos piramidales más hondos, se pierden en los tabiques crrises intercalados. Las colaterales y sus innumerables ramifi- caciones constituyen en toda la substancia gris de la protube- rancia un plexo tupidísimo, en el cual se ven numerosos hue- cos donde se alojan las células nerviosas. (Fig. 1, D.) Las células de la protuberancia afectan una figura, ya trian- gular, ya estrellada, ya de huso, y exhiben expansiones proto- . plásmicas no muy largas, varicosas, varias veces dicotomiza— das y sin orientación preferente. Su talla es comparable á la de los corpúsculos de las olivas bulbares. Ocupan estas células todo el espacio que media entre las fibras transversales más superficiales y el plano anterior del lemnisco interno ó porción media de la cinta de Reil. Muchas de ellas rellenan los inters— ticios de los haces de las pirámides, mostrándose más 6 menos horizontales. (Fig. 1.) El cilindro-eje es fino y no suministra colaterales que, caso de existir, 6 deben ser poquísimas Ú acaso se desarrollen más tardíamente (nuestras observaciones han recaído en mamiferos recién nacidos 0 de pocos días). El curso de dicha expansión es variable para cada zona de substancia gris. Los cilindros- ejes nacidos de células situadas delante de las pirámides, diri- ense comunmente adelante, llegan á la superficie del puente y tórnanse horizontales para ganar, una vez cruzada la línea media, los manojos de substancia blanca del otro lado. En otras células, el cilindro-eje marcha resueltamente hacia adentro y se continúa con una fibra transversal del otro lado. Pero exis- ten también expansiones nerviosas que, ya directamente, ya después de inflexiones y revueltas, ingresan en los paquetes de fibras nerviosas de su lado, marchando hacia afuera, sin pasar por la línea media. En resumen; los cilindros-ejes de las células del puente se continúan, las más, con las fibras de los pedúnculos medios del lado opuesto, las menos, con las fibras de igual naturaleza, pero del mismo lado. Esto no es sino la expresión de lo que nuestras preparaciones presentan; no po- (3) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 197 demos negar la existencia de células cuyo cilindro-eje se com- porte de otro modo; declaramos solamente que hasta ahora no se han mostrado en nuestras i¡mpregnaciones. En los cortes transversales de la protuberancia del ratón de Fig. 1. NÓ 4 JE Ñ > j d NAS Sd E S VI UA ; | ¡ 0) as) S $ Ny ES ( AS A ESOS ¡eS ES S 944 N NS ES SÁ SS IN Nel E E ENASS Ay O y IN SN WN NN 00 NC id tó La : E | N NN : a YE | | | ES NES SS SO SNS A ma Corte transversal de la protuberancia del perro recién nacido. A, haces de la vía piramidal; 2, lemnisco interno; D, plexo nervioso formado por co- laterales de las pirámides; a, célula cuyo cilindro-eje marchaba hacia afuera; 0, células cuyo cilindro-eje iba hacia el rafe.—NOTA: el cilindro-eje está marcado con la letra c. pocos días, es fácil seguir los cilindros-ejes de las células del puente, a lo largo de los pedúnculos cerebelosos medios, hasta los hemisferios cerebelosos, de cuya substancia blanca consti- tuyen un factor importante. En aleunos casos hemos tenido la fortuna de perseguir dichas fibras hasta el espesor mismo de las láminas cerebelosas, habiendo notado que. de trecho en trecho, suministran colaterales ascendentes penetrantes en la capa de los granos. La deleadez notable de las fibras de origen protuberancial con relación á las demás fibras constitutivas de 193 ANALES DE HISTORIA NATURAL. : (4) la substancia blanca cerebelosa, y el hecho frecuente de que cuando las primeras se tiñen por el cromato argéntico, las segundas permanecen incoloras, contribuyen también á impe- dir la confusión de las unas con las otras. Fig. 2. ATAN ARS 0 pul (7) t Y / y la; o ¿NY ll TN Al 1 Y ¡A Porción anterior de la protuberancia del ratón de dos dias. A , pirámides; B, lemnisco interno; €, células de la protuberancia; c, cilindros-ejes; O, colaterales de las pirámides. Pero, como es sabido, los pedúnculos cerebelosos medios contienen también fibras gruesas más tempranamente medu- ladas, especialmente acumuladas en el tercio posterior de la protuberancia, allí donde los focos de substancia gris disminu- yen notablemente. Las experiencias de Bechterew y Mingazzini, las de Marchi y las que nosotros mismos hemos realizado por el método de las degeneraciones, prueban que estas gruesas fibras nacen del cerebelo en las células de Purkinje, y después de cruzar el rafe protuberancial, se terminan en la substantia reticularis y en el nucleus reticularis tegmenti de Bechterew. En este punto tales fibras cerebelosas centrífugas actuarían sobre (5) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 199 células cuyos cilindros-ejes formarían una vía longitudinal en- lazada quizás, como quiere Bechterew, con los núcleos de origen de los nervios motores craneales, á los que llevaría el cerebelo su acción regulatriz. También Kólliker se inclina á estimar formada la protuberancia de dos clases de fibras, las centrípe-— tas, que saldrían del puente y se terminarían en el cerebelo, y las centrífugas que desde las células de Purkinje del cerebelo marcharían al puente donde se comunicarían con el hemisfe— rio cerebeloso del otro lado. Nuestras tentativas para tenir por el cromato argéntico las fibras del puente llegadas del cerebelo no han sido acompaña- das de éxito más que en el ratón recién nacido. Como muestra la fig". 3, C, dichas fibras son mucho más espesas que las origi- nadas en las células del puente, cruzan en hacecillos la línea media, pasando muchas por entre los manojos de las pirámi- des, y al llegar á una región situada por fuera del lemnisco medio, no lejos de la raíz descendente del trigémino y detrás del núcleo del facial, se incurvan bruscamente para tomar dirección antero-posterior (fig. 3, 2). Algunas de ellas se conti- núan con una fibra longitudinal ascendente ó descendente por mero acodamiento; pero las más se bifurcan, suministrando ya dos ramas iguales, ascendente una y descendente otra, ya dos ramas desiguales, de que la descendente suele ser más del- vada que la ascendente. Este caso nos ha parecido ser el más general, aunque se encuentre alguna vez la disposición con— traria, es decir, que la rama descendente sea más robusta que la ascendente. Finalmente, no es raro notar que, antes de la bifurcación, el tallo nervioso emite una ú dos colaterales que parecen destinadas á la oliva superior (fig. 3). Del curso lon- gitudinal de ambas fibras, descendente y ascendente (las cua- les no siempre marchan en el mismo plano), proceden colate- rales probablemente terminadas en torno de las células de la substantia reticularis y en el espesor de los núcleos del facial y de otros nervios motores. Sin negar la existencia de fibras comisurales, tales como la segunda clase de las mencionadas por Kólliker, ni pretender prejuzgar la solución de las múltiples cuestiones que todavía ofrece la anatomía del puente de Varolio, nosotros nos limi- taremos á dar como seguras las siguientes conclusiones ana- tomo-fisiológicas. rs: . AUD OSA 41 A Y la NZ/ 4 a 1d AN WN IN Ae Ps Cy A AÑ ES la ca | Bo e aña NN 0 US , N Ja A Ñ OA Á a de - E, 25 de % RS a eo - > 200 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) 1. El puente de Varolio es punto de origen de la mayor parte de las fibras constitutivas de los pedúnculos cerebelosos medios; estas fibras abordan la substancia blanca del cerebelo, de la cual pasan á la corteza de las laminillas, continuándose quizás con las llamadas fibras trepadoras. 2. El puente consta también de fibras de Purkinje del cerebelo que, después de cruzar el rafe y descender por él mas ú menos verticalmente, se hacen longitudinales en la substan— tia reticularis del lado opuesto. 3. Estos hechos, junto con la existencia de las colaterales protuberanciales de la vía piramidal, arrojan alguna luz sobre Fig. 3. Ca A) IN NIp NA Nb IA lie ADS No AS E ll Y hast ly , de E A EA A de 9 qn Ú y Mr JU Qu MOS d Ñ Ñ y GN > Lib (LIE m ) NN Doa Y AD 2 pro Corte frontal de la porción posterior de la protuberancia del ratón recién nacido. A, haces de las pirámides: B, lemnisco interno; C, fibras llegadas del cerebelo; dv, bifurcaciones de estas fibras; D, rafe; E, región de la oliva superior. el mecanismo de acción del cerebro sobre el cerebelo. Por ejemplo: supongamos que el cerebro envía á los músculos á lo largo de la vía piramidal, una incitación motriz voluntaria. Al nivel de la protuberancia, y merced á las colaterales supradi- chas, una parte de la corriente nerviosa derivará hacia el cerebelo por las fibras de origen protuberancial, á solicitar de las células de Purkinje y de sus corpúsculos subordinados una acción coordinatriz de la impulsión motora, que podría descen- der á los núcleos motores del bulbo y médula espinal, ya por sr de o A B A A Sy ha Y) == (7) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCEFALO. 201 la segunda especie de fibras protuberanciales, ya también por la vía de los cuerpos restiformes / acaso por las fibras descen— dentes cerebelosas de Marchi, yacentes en el cordón antero— lateral. Resulta, pues, que el cerebelo tiene noticia de toda impulsión motriz voluntaria y que su Concurso parece necesa- rio para la ejecución precisa y coordinada de los movimientos. 4. La vía piramidal se halla enlazada, mediante colaterales, con varios focos grises cefálicos y medulares. Por ejemplo: con las células de los cuerpos estriados, á favor de las colaterales de los fascículos de la cápsula interna; con la substantia migra de Soemering, á beneficio de otras colaterales surgidas de la cara superior de los pedúnculos; con las células del puente, y, por tanto, con la corteza cerebelosa, mediante las citadas cola- terales protuberanciales; y, finalmente, y con ayuda de colate- rales de los cordones, con todos los núcleos motores del bulbo y médula espinal. 11.—Ganglios cerebelosos. La substancia blanca del cerebelo aloja en su seno, como es sabido, varios focos grises que en el hombre son: la oliva 0 núcleo dentado, eanglio voluminoso situado-con el espesor de los hemisferios; el núcleo del techo, foco gris irregular colocado por dentro del precedente é insinuado en gran parte en la substancia blanca del lóbulo medio; y, en fin, dos pequeñas masas grises, emplazadas entre los dos ganglios citados, y designadas émbolo y núcleo globuloso. En ciertos animales, en el gato por ejemplo, estos últimos focos, forman uno solo (Kólliker). Según nuestras observacio- nes, en el conejillo de Indias, conejo, rata y ratón, sólo apare- cen bien deslindados dos focos grises: uno externo, voluminoso, de contornos lobulados, que corresponde a la oliva; otro interno, irregular, emplazado en la substancia blanca del lóbulo medio y recorrido por gruesos haces de fibras nerviosas, y que corresponde indudablemente al ganglio del techo. La separación de la oliva y del núcleo del techo es perfecta hacia adelante, pero hacia atrás se aproximan tanto que llegan á tocarse y confundirse. En las preparaciones de Weigert-Pal, nótase además que, á medida que dichos focos se hacen poste- 202 : [ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) riores y se avecinan á la región de origen del acústico, se hace más aparente un cordón de hacecillos medulados que parece unir el núcleo de Deiters con el del techo ¡yy en parte con la oliva (manojo cerebeloso-acústico). En las aves no existiría, según Kóúlliker (1), más que el núcleo del techo; no obstante, Brandis (2) ha descrito reciente- mente en el cerebelo de estos animales dos aglomeraciones eanglionares, interna y externa; y si hemos de dar fe á nues— tras indagaciones por el método de Weigert-Pal, recaídas en la callina y algunos pájaros, lejos de haber reducción en el número de ganglios y células con relación á los pequeños mamiferos, habría más bien aumento. Así en los pájaros, cerca de la línea media y lindantes con una cavidad en forma de rendija continuada con el ventrículo cuarto, se ven dos gan- elios voluminosos que por su posición corresponden probable- mente á los ganglios del techo de los mamíferos. Por fuera de estos focos, y en el espesor de la substancia blanca lateral, vense varios grupos celulares que en ciertos cortes aparecen unidos, constituyendo una masa gris en forma de semicírculo de concavidad superior. El conjunto de estos núcleos forma una masa considerable que corresponde quizás á la oliva de los mamiferos. Del ganglio interno, 6 del del techo, sale un manojo compacto de fibras que se dirige hacia abajo para marchar á la región del acústico, mientras que de los focos de la oliva proceden hacecillos diseminados, plexiformes, que se dirigen igualmente hacia el bulbo. Como ha indicado Bran- dis, las mitades laterales del cerebelo se comunican mediante una comisura de substancia blanca, que pasa por debajo de los núcleos del techo. No sólo en las aves sino hasta en los peces, cabe reconocer dos acúmulos ganglionares bien deslindados en la substancia blanca cerebelosa. En los teleósteos hemos tenido ocasión de observar (3) que el acúmulo interno, probablemente homólogo al del techo de los mamiferos, consta de células cuyos cilin— dros—-ejes penetran en el cerebelo para terminar en la corteza (1) KóLtiker: Handbuch der Gewebelehre des Menschen. 2 Band, 6? Auf. 1593. (2) BraANbis: Untersuchungen úber das Gehirn der Vógel, 11 Theil: Das Kleinhiri. Archiv. f. mikroskopische Anatomie. 43 Band, 1894. (3) CaJat: Notas preventivas sobre la estructura del encéfalo de los teleósteos. ANALES DR LA Soc. Esp. DE HisT. NAT. 2.? serie, t. 111, 1891. (9) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 203 (fig. 4, 4). El acúmulo externo se compone de células cuyas expansiones nerviosas marchan hacia el bulbo. En mi sentir, el prejuicio de estimar el ganglio olivar anejo á los hemisferios y el del techo al lóbulo medio, no descansa en base suficiente; y juzgamos mucho más probable, que dichos ganglios tengan representación en todo cerebelo, cualquiera que sea el des- arrollo relativo de los tres lóbulos corticales. Estructura del núcleo del techo. Kólliker, que ha teñido, Fig. 4. E == a a z e pa 12 t 0 aq rar Y 2. (lp + h E) == A = z ===> 23 LH = LC ia CUE ¡AY z ÚN UN = A ==> > a A ESTE Corte antero-posterior del arranque del cerebelo en la3trucha de pocas semanas. La sección pasa por fuera del ventriculo cerebeloso. A, ganglio de células unipolares ó bipolares, cuyo cilindro-eje penetra en el cerebelo; C, pedúnculo posterior; D, ganglio cerebeloso posterior; 5, pedúnculo transver- sal; G, fibras del bulbo; /, células de Purkinje; F, granos; 247, lóbulo óptico. por el método de Golgi, las células de este ganglio, las des- cribe como corpúsculos voluminosos, multipolares, cuyos cilin- dros-ejes, dirigidos hacia el pedúnculo, no ha podido seguir suficientemente. Entre los mismos yace un plexo de fibras nerviosas semejante al que se ve en el núcleo dentado. El núcleo globoso posee una estructura análoga, salvo que sus elementos poseen menor estatura. 201 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) Según Obersteiner (1), entre los dos núcleos del techo existen dos comisuras: una formada por la decusación de fibras que, saliendo del lado cerebral de un núcleo, se terminan en el lado dorsal del otro, y otra horizontal que junta las porciones caudales de los citados núcleos. Según Bechterew (2), los núcleos del techo engendrarían también un haz ascendente que ingresaría en el vermis superior. En nuestras prepara- ciones de la rata y ratón de pocos días, hemos podido notar este haz de Bechterew, haz que nos ha parecido constar de cilindros—ejes originados en las células del techo. De los siste- mas comisurales de Obersteiner, los pequeños mamiferos no permiten observar sino un grueso fascículo transversal que juntaría ambos núcleos del techo; mas las_fibras constitutivas de este haz, más que cilindros-ejes comisurales de los citados núcleos, parecen tubos entrecruzados llegados de la corteza, y que sólo tendrían con los ganglios del techo relaciones de contigitidad. Tocante a la estructura misma de los ganglios del techo, hé aquí lo que nuestras recientes observaciones nos permiten dar como seguro. Consta el ganglio del techo de fibras de paso, de células nerviosas multipolares y de fibras terminales. (Fig.5, 5.) Las fibras de paso constituyen hacecillos que cruzan todo el espesor del ganglio, marchando de fuera adentro y de abajo erriba, para ingresar en la substancia blanca del lóbulo medio. De cada fibra, 6 al menos de algunas de ellas, parten finas colaterales que se ramifican prolijamenta en espesor del gan- glio, y constituyen, en torno de las células, un plexo suma- mente intrincado. (Fig. 5, c.) Las células, yacen entre los haces, algo separadas entre sí, y afectan figura de huso, ó triangular, ó estrellada. Sus apéndi- ces protoplasmáticos son largos, se ramifican repetidas veces y muestran varicosidades 6 espinas en sus contornos. Bajo el punto de vista del tamaño cabe distinguir estos elementos en gruesos y diminutos; pero no parecen existir entre estas dos - variedades celulares diferencias de naturaleza. El cilindro-eje puede seguirse fácilmente hasta la substancia (1) OBERSTEINER: Anleitung beim Studium des Baues der nervósen Centralorgane «. 2 Af 1. 1892, BECHTEREW 4A7ch.f. mikros. Anatomie. 1833. ad) Cajal —DE LOS GANGLIOS DEL ENCEFALO. 205 blanca, en donde por lo común cambia de dirección, substra— yéndose al examen. En el perro y gato recién nacidos, es siem- pre imposible perseguir suficientemente dicha expansión para pronunciarse tocante á su paradero; mas en el ratón recién yl SA ANN a ARENAS WO Corte frontal del cerebelo y bulbo del ratón recién nacido. A, ventrículo; B, ganglio del techo; C, oliva; D, comisura que junta los dos núcleos del techo; Z, tubérculo acústico; 7", fascículo cerebeloso acústico terminado en los núcleos de Deiters y Bechterew:; (7, nervio vestibular; /, núcleo de Deiters; M, substancia blanca de un hemisferio cerebeloso; 47, pedúnculo cerebeloso in- ferior; a, célula del techo, cuyo cilindro-eje iba á la comisura cerebelosa; », célu- las cuya expansión nerviosa parecía ir al manojo cerebeloso acústico; e, células de la oliva, cuyos cilindros-ejes iban hacia adentro; f, expansiones nerviosas del núcleo de Deiters; ¿, foco gris triangular; m, facial. nacido es relativamente fácil ver, sobre todo en las células más próximas á la línea central del lóbulo medio, que la expansión nerviosa ingresa en la substancia blanca de las laminillas cerebelosas del vermis, y marcha hacia adentro confundién— 206 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) dosé con las demás fibras del eje de las circunvoluciones cere- belosas. Puede darse, pues, como probable, que ciertas células del techo suministran cilindros-ejes distribuidos en la subs- tancia gris cerebelosa; aunque, no habiendo seguido tales fibras hasta su remate, no puede excluirse en absoluto la hipó- tesis de un curso extracerebeloso, tras de una decusación en la línea media. Fibras terminales.—Las hemos visto rara vez, y parecen venir de la substancia blanca de las laminillas superpuestas. La arborización terminal es amplia, de ramos numerosos y largos. Estas arborizaciones aparecen más frecuentemente im- pregnadas en las aves. Ganglio del techo de las aves. Como ha señalado Brandis, el cerebelo de las aves posee un núcleo gris, voluminoso, situado á los lados de la línea media, entre la masa prin- cipal del cerebelo colocada por encima, y un pequeño lobulillo, probablemente homólogo de la lingula de los mamiferos, yacente por debajo. Una rendija vertical continuada con la cavidad del cuarto ventrículo separa ambos ganglios que, según todas las apariencias, corresponden á los del techo de los mamiferos. Las preparaciones Weigert-Pal revelan la existencia de dos comisuras transversales, emplazada la prin cipal por debajo de los ganglios, y la más delgada por enci- ma. Llamarémoslas comisuwras superior é inferior del cerebelo. Adviértese también que del ganglio del techo emergen fibras medulares para ambas comisuras, particularmente para la inferior, y que entre las células yace un plexo de fibrillas sumamente tupido. (Fig. 6.) La situación del ganglio del techo es anterior con relación á la oliva. Los cortes transversales comprensivos del cerebelo y bulbo enfrente del origen real del patético muestran sola- mente los ganglios del techo, que en tal región adquieren todo su desarrollo. Las secciones frontales más posteriores, que corresponden en el bulbo á la región de origen del nervio ves- tibular, exhiben de una manera exclusiva la cadena ganglio- nar, sistema de células que parece ser homólogo a la oliva. En fin, algunos de los cortes comprendidos entre estos límites, revelan ambas especies de ganglios: junto á la línea media el foco gris del techo, algo disminuido en volumen, y hacia los lados y abajo la pléyade olivar. Como línea divisoria de la (13) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 207 oliva y ganglio del techo, se halla un plano casi vertical de fibras meduladas. El método de Golgi aplicado al ganglio del techo del embrión de pollo de catorce á dieciséis días, revela las partes siguien- tes: 1.2, células; 2.*, colaterales de fibras comisurales y de paso; 3.*, arborizaciones terminales. Fig. 6. Corte frontal del ganglio del techo del cerebelo del pollo. Embrión de 16 días. A, prolongación del ventrículo del cerebelo; B, cofhisura inferior; C, comisura supe- rior; 4, Célula cuya expansión nerviosa se dirigía hacia afuera y arriba; e, d, cé- lulas cuya expansión nerviosa iba hacía abajo y afuera; 0, fibras terminales que llegaban de lo alto. Las células son, en general, de gran talla, triangulares 6 estrelladas, y están provistas de largos brazos protoplásmicos, varias veces bifurcados y ya varicosos, ya espinosos. Bajo el punto de vista de la talla, distinguense también estas células en gruesas y diminutas. 208 ANALES DE HISTORIA NATURAL. — (14 El cilindro-eje lo hemos perseguido de preferencia en los corpúsculos voluminosos; es robusto y se dirige, después de aleuna inflexión, hacia la substancia blanca, continuándose con una fibra medular: de su curso a través del ganglio brotan una 6 dos colaterales, que se ramifican entre las células veci— nas, contribuyendo á complicar el plexo intercelular consti- tuido por las fibras terminales. (Fig. 6, c.) Tocante al paradero del cilindro-eje, hé aquí lo que pode- mos dar como cierto: en la mayor parte de los casos, dirígese hacia abajo, y, llegado a la comisura inferior, se hace trans— versal, marchando con las fibras de este cordón de substancia blanca. Por lo común, los cilindros-ejes nacidos en el ganglio de un lado dirígense hacia afuera con las fibras comisurales; pero se ven también otros que cruzan la línea media, ingre- sando en la mitad opuesta de dicha comisura inferior. Alemu- nos cilindros-ejes nacidos, por lo común, de corpúsculos exter- nos, ganan la substancia blanca lateral, pareciendo ingresar en la corteza cerebelosa. Las fibras de la comisura inferior no son necesariamente comisurales: según nuestras observaciones, este órgano repre- senta el eje blanco de una circunvolución cerebelosa, y á su nivel, cruzan transversalmente fibras de varias procedencias: cilindros-ejes pedunculares; fibras que, arribadas á las partes laterales del cerebelo, se ramifican en los extremos de láminas del lóbulo principal y en los ejes blancos de los hemisferios rudimentarios; fibras directas y cruzadas del ganglio del techo, y en fin, otras cuyo origen no puede conjeturarse. En suma; creemos probable que las fibras de los ganglios del techo pene- tran en la substancia blanca de las laminillas, y se distribu- yen en la corteza, sin que esto quiera decir que excluímos otros modos de terminación. Colaterales.—Aleunas fibras de paso, pero sobre todo ciertos cilindros-ejes de la comisura inferior, emiten colaterales que se ramifican en la región interna é inferior del ganglio del techo. Estas colaterales son poco numerosas y á veces vienen de fibras transversales muy distantes. Fibras terminales.—Son cilindros-ejes robustos que llegan al canglio del techo (fig. 6, 0), ya por arriba, del plano de la comisura superior, ya por los lados, de la substancia blanca lateral del cerebelo. Distínguense estas fibras fácilmente de 415) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 209 los cilindros-ejes de los corpúsculos del techo, no sólo por su eran robustez, sino por las numerosas dicotomías en angulo agudo que presentan, en virtud de las cuales originan una arborización nerviosa terminal de enorme extensión. El con- junto de la ramificación abarca todo ó casi todo el ganglio, y de la reunión de las ramillas terminales más finas con las fibrillas colaterales antes citadas engéndrase un tupido plexo en cuyas mallas habitan los corpúsculos nerviosos. Olivas cerebelosas; su estructura en los mamiferos. Hemos estudiado estos ganglios en el gato y perro recién nacidos, y sobre todo en el ratón, donde hemos conseguido las mejores preparaciones. Consta la oliva en todos estos animales de tres factores principales: 1.”, las células; 2.*, las colaterales nacidas de fibras marginales y de paso, y 3.”, las fibras terminales. Células.—Se muestran estrelladas, con apéndices divergentes repetidamente ramificados y cubiertos de asperezas. Existen asimismo células voluminosas y células enanas. No parecen existir entre ambas especies de elementos diferencias de situa- ción, ni de morfología y conexiones. (Fig. 5, O.) El cilindro-eje es bastante robusto, y después de trazar alguna inflexión, ingresa en la substancia blanca, donde adquiere direcciones tan varias que es dificilísimo determinar su paradero. No obstante, en el ratón recién nacido, y en cortes transversales paralelos al arranque de los pedúnculos cerebelosos inferiores, hemos acertado á ver que una buena porción de las expansiones nerviosas de los corpúsculos oliva- res, dirígense hacia atrás abandonando definitivamente los hemisferios cerebelosos. En pro de un curso extra-cerebeloso ulterior de estos cilindros-ejes milita también el hecho siguien- te: en el ratón recién nacido las regiones lateral y superior de la oliva tocan materialmente los ejes blancos de las lamini- llas cerebelosas, y á pesar de lo favorable que es semejante disposición para sorprender el paso de dichos cilindros-ejes á la capa de los granos, jamás, en multitud de preparaciones, nos fué dado observar un curso semejante. Así que estimamos probable que las células de la oliva no envían sus expansiones nerviosas á la corteza cerebelosa, sino á otros centros que por ahora no estamos en el caso de concretar. Colaterales.—Algunas fibras de paso, que en las olivas son mucho menos numerosas que en el ganglio del techo, pero ANALES DE HIST. NAT. —XXIII. 14 210 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) sobre todo varias fibras marginales ú limitantes de dichos ganglios, emiten colaterales que se ramifican y terminan entre las células. Juzgamos probable que las fibras progenitoras de estas colaterales provienen de la corteza cerebelosa. Fibras terminales.—Constituyen uno de los factores de cons- trucción más importante de las olivas. Se trata de fibras espe— sas que penetran por la circunferencia del ganglio, y de prefe- rencia por el contorno externo y superior, y las cuales, después de varias dicotomias, acaban entre las células á favor de una rica, varicosa y flexuosa arborización terminal. Las ramillas más finas son cortas, parten por lo común en ángulo recto, y se terminan por una varicosidad. El conjunto de cada arbori— zación llena una gran parte del ganglio, 4 menudo, cerca de la mitad. A estas fibras terminales se debe principalmente el plexo nervioso intersticial que el método de Weigert-Pal denun- cia en el interior de las olivas. Tocante al origen de estas fibras * terminales, no podemos emitir una opinión definitiva, aunque nos sentimos bastante inclinados á considerarlas de proceden— cia cortical, es decir, nacidas de células de Purkinje. En apoyo de esta conjetura viene la circunstancia de que dichas fibras no parecen llegar nunca por el camino de los pedúncu- los, sino de la substancia blanca de las laminillas cerebelosas inmediatas. (Fig. 7, a y 0.) Ganglio cerebeloso-acústico de los mamiferos. —En los cortes de cerebelo (ratón) que corresponden enfrente del ganglio de Deiters del acústico, la oliva y el núcleo del techo se confun- den hacia atrás, y parecen prolongarse hacia el bulbo me- diante un rastro de células multipolares, generalmente de eran talla. Este grupo celular yace en el espesor mismo, 6 si se quiere en el arranque cerebeloso del fascículo cerebeloso- acústico descrito por varios autores. Las citadas células envían todos sus cilindros-ejes al mencionado fascículo, al cual se in— corporan otras quizás procedentes de la oliva y del núcleo del techo. De todos modos, nos parece seguro que, si no la totali- dad, la mayoría de las fibras del haz que junta el cerebelo con la región de origen del acústico, no proceden de los núcleos de Deiters y de Bechterew, como quiere Kólliker, sino de los gan- orlios cerebelosos, particularmente del grupo celular antes cita- do. Estas fibras se bifurcan cerca del núcleo de Deiters y su— ministran colaterales que marchan en dirección de dicho (17) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 211 núcleo. Tanto las ramas de bifurcación como las colaterales, se terminan á beneficio de extensas arborizaciones entre los gruesos corpúsculos de los núcleos de Deiters y Bechterew, confundiendo sus ramillas con las ramificaciones del nervio vestibular (fig. 5, FP). El cilindro-eje de las células de este foco es muy robusto y se dirige hacia adentro, quizás á cruzar la línea media, como se advertía en la preparación, que repre- sentamos en la fig. 5, /. )) =$ 7 IAS z % DARAS >> ANSSS3=> 2 NN E : ' O YA HZ Y] PS e SS IN Ñ PS > ñ (Y | A O se Ú 1 SN Corte frontal de la oliva cerebelosa del ratón blanco de seis dias. a y 0, fibras que se arborizaban entre las células del ganglio; B, laminilla del d hemisferio vecino. Olivas de las aves.—El núcleo externo de Brandis, que pro— bablemente corresponde a la oliva de los mamíferos, repre- senta, más que un órgano nervioso, una pléyade de tres ó cuatro focos de células ganglionares separados entre sí por masas fibrilares meduladas. Estos focos pudieran, por su posi- ción, denominarse interno, externo y superior. Un grupo de células continuado con la pléyade precedente, pero colocado muy cerca del bulbo, en pleno espesor del pedúnculo cerebral, 212 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Ñ (18) remata por detrás la cadena de la oliva. Este foco, descrito y figurado por Brandis, ha recibido de este autor el nombre de múcleo del pedúnculo, y corresponde al núcleo cerebeloso acús- tico de los mamiferos. No es nuestro ánimo describir estos focos minuciosamente. Por otra parte, el estudio de su posición relativa y de los haces medulares que de ellos proceden, ha sido hecho concienzuda- mente por el sabio mencionado. Limitarémonos aquí á expo- ner los datos que el método de Golgi nos ha proporcionado en los embriones de pollo. Las células del núcleo externo, dice Brandis, que ha ensa- yado también el método de Golgi, son estrelladas y poseen largas y ramificadas expansiones protoplásmicas, que pueden extenderse á la totalidad del ganglio. Existen además células fusiformes d esféricas de más pequeña talla, que corresponden probablemente á corpúsculos de sostén ú neuróglicos. Entre las células yace un plexo de fibrillas nerviosas (Brandis.) Nuestras preparaciones del embrión de pollo del duodécimo al décimo quinto día de incubación, muestran el ganglio olivar más individualizado que en el adulto. En vez de varios focos, obsérvase una masa ganglionar prolongada de arriba abajo, desde el núcleo del techo y comisura superior hasta el núcleo peduncular. Haces más ó menos verticales de fibras nerviosas separan entre sí las células. Los factores de compo- sición de este conglomerado son: las células, las colaterales de fibras de paso ó marginales y las fibras terminales. Las cé/ulas son voluminosas, triangulares, fusiformes ó es- trelladas, y poseen expansiones protoplásmicas dentelladas y varicosas de gran longitud. El cilindro-eje ha sido por nuestra parte objeto de mucha atención, y nuestras observaciones nos permiten afirmar que, al menos en la gran mayoría de las células, dicha expansión se dirige hacia abajo, ingresa en uno de los fascículos verticales que cruzan el ganglio, y va al pe- dúnculo cerebral y finalmente al bulbo. Este paradero es muy facil de notar en los elementos de la mitad inferior del ganglio, á causa de la poca distancia del recorrido; en los más superio— res, jamás un corte, por afortunado que sea, nos muestra un cilindro-eje por entero. El ganglio peduncular de Brandis corresponde, como ya diji- mos, al /oco cerebeloso-acústico de los mamiferos. Los cilindros- (19) Cajal. —DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 213 ejes de estas células son espesos y se siguen facilmente hasta el bulbo, en cuya región acústica parecen terminar. En su ca- mino se bifurcan y emiten colaterales que se arborizan entre las células de un grueso núcleo situado por fuera del foco ves- tibular de pequeños elementos (foco anterior), y el cual corres- ponde probablemente al núcleo de Bechterew de los mamífe- ros. No todas las fibras parecen originarse en el cerebelo; algunas nacen probablemente del núcleo de Bechterew, para marchar con el pedúnculo hasta los ganglios olivares y de techo. Esta disposición recuerda la descrita por Kólliker en los mamiferos. Las colaterales de fibras marginales, son á veces tan gruesas, que semejan ramas de bifurcación: sus ramificaciones termi- nales contribuyen á formar el plexo intersticial y pericelular de la oliva. Algunas fibras que parecen de paso suministran también colaterales intra-olivares. Las fibras terminales son numerosas y muy robustas; pene- tran en el conglomerado olivar por la parte superior y externa, sobre todo por el plano medular horizontal que hemos llamado más atrás comisura superior, y acaban en el espesor de la oliva, a favor de extensisimas ramificaciones, á la manera de las fibras terminales del techo. Aunque nuestros estudios sobre la estructura de los ganglios cerebelosos no están terminados, y no podemos, por consi- cuiente, exponer opiniones terminantes y definitivas, consig- naremos á título de resumen de nuestros trabajos, que, en general, la oliva 6 sus ganglios homólogos parecen contener células cuyos cilindros-ejes salen del cerebelo; mientras que el ganglio del techo encierra probablemente corpúsculos cuya expansión nerviosa se asocia á la substancia blanca del tere— belo, terminando de un modo que no podemos puntualizar. No excluímos, á pesar de esto, la existencia de células que se com- parten de otra suerte y hasta juzgamos probable que una parte de las células del techo envíe sus expansiones nerviosas al manojo cerebelo-acústico. Reclama todavía este punto nuevas y más profundas investigaciones. 214 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) I11.—Hipófisis. Las numerosísimas preparaciones que hemos ejecutado re- cientemente en la totalidad del encéfalo de los pequeños ma- miferos, nos han proporcionado algunos cortes bastante demos- trativos de la hipófisis. Consta este órgano, en su porción ner- viosa, de fibras y células. Las células son estrelladas, triangulares y de contorno áspero é irregular. Casi todas sus expansiones son cortas y terminan á poca distancia en cabos verrugosos y como desgarrados. En un caso se mostraba, por excepción, una expansión más larga, que recordaba la funcional de los corpúsculos nerviosos. Nues- | IN ATA o dl 1 Ae í « ALÍ Fig. 8. / Mn au l da ol AA 1) Y / 13 a Mi Corte frontal de la protuberancia y cuerpo pituitario del ratón de dos días. Debajo de la protuberancia se ve el lóbulo nervioso de la hipófisis con un plexo nervioso tupidisimo. E, pared antero-inferior del lóbulo epitelial de la hipófisis; D, pared glandular; JS, fibras nerviosas intra-epiteliales; P, células epiteliales. £ . As (21) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 215 tras experiencias no son todavía bastantes para decidir si se- mejantes elementos son de naturaleza nerviosa, epitelial 6 conjuntiva. Las fibras nerviosas constituyen el factor principal de la hipó- fisis; son finas, varicosas, se ramifican prolijamente y alcan— zan tal cantidad, que engendran entre las células del órgano uno de los plexos más tupidos y complicados que se conocen. Llena este plexo toda la hipófisis, dejando solamente ciertos claros 6 huecos habitados por las células. El examen de las secciones longitudinales de la hipófisis permite apreciar que tales fibras terminales son mera ramifi- cación de un manojo de cilindros-ejes que acompañan al pe- dículo, y los cuales, dispersándose en abanico al arribar á una masa gris residente detrás del kiasma óptico, toman origen en numerosas células nerviosas. Muchas fibras se ramifican ya en el espesor del pedículo y acaban cerca de su superficie, me- diante cabos varicosos. A menudo, del plexo terminal situado en el espesor de la hipófisis, hemos visto salir finas hebras que, introduciéndose en la pared epitelial superior del lóbulo elandular, acaban, mediante ramitos terminales libres y vari- cosos, entre los corpúsculos epiteliales, no lejos de la superfi- cie cavitaria 6 glandular de estos. (Fig. 8, 7.) IV.—Origenes del nervio acústico en las aves. Otro de los temas al que recientemente hemos consagrado nuestros ocios, es el difícil y controvertido del origen del acús- tico en los mamiferos y aves. En los mamiferos, nuestras obser- vaciones no han servido sino para confirmar las indagaciones recientes de L. Sala (1), Held (2) y Kólliker (3) sobre este inte— resante punto. Las bifurcaciones, colaterales y arborizaciones terminales del nervio coclear en el tubérculo acústico y gan- glio ventral; la morfología especial de las células de dichos (D L Saa: UVeder den Ursprung des Nervus acusticus. (Arch. f.mikros. Anat. Bd. 42, £. 1, 1893.) (2) HeLD: Die centralen Bahnen des Nervus acusticus bei der Katze. (Arch. f. Anat. u. Physiol -Añat. Abth. 1892.) 3) A. KóLLIKER: Handbuc) der Gewebelehre, etc. 6 Aufl., 11 Band, 1893. EY ¿Lic 7 216 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Q2 ganglios señalada por Sala y Kólliker; la disposición terminal del nervio vestibular, etc., aparecen en nuestros preparados del ratón, rata y conejo, tal como han sido descritas por dichos sabios y particularmente por el último. Más adelante, y en el supuesto de que nuestras .reiteradas tentativas de analisis arrojen algunos datos nuevos merecedo- res de ver la luz, publicaremos un trabajo de conjunto sobre Fig. 9. A HAD) Y 0 YA) Y 44 h Ka 4 1%, ALO SAN L DS AS y a 1/0) GIN Nx Ñ Y ER, WN 19 AN SS cp We PJ) y PAN JS / H NM Corte frontal de la región acústica del bulbo del verderón. (Método de Weigert-Pal.) A,ganglio vestibular posterior ó de grandes células; B, ganglio vestibular anterior ó de pequeñas células; C, tubérculo acústico; D, nervio vestibular; E, vía central del tubérculo acústico (cuerpo trapezoide?); F, vía vestibular central que se cruza en el rafe. el tema. Entre tanto, séanos lícito llamar la atención de los sabios sobre la disposición de los ganglios acústicos centrales de las aves, donde existe una disposición terminal de las fibras vestibulares sumamente interesante para la doctrina general de la conexión por contacto de las células y fibras nerviosas. Poseen las aves cuatro ganglios acústicos bien deslindados, cuya correspondencia con los de los mamíferos aparece clara para los ganglios externos y algo dudosa para los internos. (23) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCEFALO. 217 Los ganglios externos 0 cocleares son dos: uno grueso, pro— longado en semiluna y colocado en la parte lateral del bulbo, cerca del cerebelo. Este ganglio corresponde evidentemente al tuberculo acústico de los mamiferos. El otro es anterior, menos voluminoso, yace á manera de excrecencia en el origen del nervio coclear, y está situado delante y algo hacia adentro del tubérculo acústico. Muchas de sus células gruesas y con as- pecto de corpúsculos ganglionares yacen entre los paquetes de la porción inicial del fascículo coclear. Corresponde este eanglio, indudablemente, al múcleo accesorio de los mamiferos. Los ganglios internos son otros dos, y por su forma y dispo- sición discrepan bastante del núcleo dorsal y del de Deiters del acústico de los mamiferos. No obstante, como reciben las fibras neviosas del nervio vestibular, que en las aves se mues- tra singularmente espeso, pueden considerarse como homólo- eos á los núcleos de terminación en los mamiferos de la rama vestibular. (Fig. 9, 4 y B.) Ganglios externos. En el Zubérculo olfatorio se observan las bifurcaciones del nervio coclear y las numerosas ramillas co- laterales que las ramas de bifurcación envían al plexo nervioso intercelular de dicho tubérculo. A menudo una de las ramas de bifurcaciónfes más delgada, y reunida con otras se dirige hacia atrás, por junto al nervio vestibular, para arborizarse en la zona más posterior del tubérculo acústico (fig. 11, C). Las células son estrelladas, pequeñas, y poséen expansiones diver- gentes, vellosas, que se ponen en relación con las fibrillas ner- viosas terminales (fig. 10, C). Estas constituyen en torno de aquellas, como han indicado Held y Kólliker, verdaderos nidos de hebras varicosas finales. / El ganglio accesorio tiene células multipolares gruesas, esfe- roidales, cuyas expansiones se ponen en contacto con fibrillas colaterales y terminales del nervio coclear. Ganglios internos ó vestibulares. Por dentro y detrás del ganglioprecedente vense dos focos ganglionares correctamente limitados. Uno de ellos es posterior, más 6 menos ovoideo, y yace y toca en la superficie dorsal del bulbo: consta de volu— minosos corpúsculos que, en las preparaciones de Weigert y las teñidas por el carmín, semejan enteramente células de gan- glios raquídeos. Llamarémoslo, para no prejuzgar nada, /oco posterior 6 ganglio de gruesas celulas (fig. 10, 4). La otra masa 218 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (Q40 gris se extiende en faja transversal algo curvilínea por delante del foco de gruesas células, y la constituyen una hilera apretada de corpúsculos algo alargados antero-posteriormente. Llama- rámosla foco anterior y ganglio de pequeñas células (fig. 10, B). Este ganglio abraza al foco posterior, cuyo nivel externo re- basa hasta alcanzar la superficie del bulbo, por dentro del tu- bérculo acústico. En las preparaciones de Weigert-Pal se ve que tales focos yacen envueltos en fibras medulares, recibiendo por fuera gruesos haces del nervio acústico, probablemente de la porción vestibular, y emitiendo por dentro dos espesos manojos de hebras meduladas que no tardan en fundirse en robustísimo paquete, el cual, dirigiéndose hacia la línea media, se entre— cruza en el rafe con el del otro lado. Los tubos del grueso ma- nojo dorsal (que llamaremos, para abreviar, vía vestibular cen- tral), úuna vez entrecruzados, se comportan de dos maneras: algunos parecen marchar al foco de pequeñas células del otro lado, para formar un cordón vestibular directo y cruzado; mientras que la mayor parte quizás ganan, ya ascendiendo por el mismo rafe, ya por fuera de los manojos del fascículo longitudinal posterior, las regiones centrales del bulbo, regio- nes que son probablemente homólogas de la substantia reticu— laris grisea de los mamiferos. (Fig. 9, F.) La vía vestibular central constituye un paquete que se me- dula muy tempranamente (ya lo está en embriones de pollo de catorce días), y que por su posición y gran robustez presta al bulbo raquídeo de las aves un sello especial y característico. Los ganglios internos 6 de la rama vestibular tienen que considerar dos cosas: las células y las fibras nerviosas termi- nales. Células y fibras del múcleo de gruesos elementos 0 foco posterior. —Consta de elementos apretados, voluminosos que, cuando se coloran por el cromato argéntico, aparecen esferoidales y de contorno áspero. Algunas de estas células parecen carecer de expansfones; pero, en general, su contorno emite una, dos, rara vez más apéndices cortos, groseros, como escotados, que prestan á estos corpúsculos una gran originalidad morfoló- gica (fig. 10, 4). El cilindro-eje es bastante robusto, marcha hacia adentro y atrás é ingresa en la vía vestibular central. Las fibras nerviosas penetrantes en este foco vienen de un (25) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 219 macizo de tubos de la rama vestibular yacente detrás y fuera del mismo. Dichas fibras invaden el núcleo de fuera á dentro, costeando en parte su frontera dorsal, y emiten en su Curso algunas colaterales. Tanto la rama principal como las colate- rales, después de alguna dicotomía, se terminan sobre las cé- lulas antes citadas, á favor de una arborizáción diminuta, de ramitos cortos, groseros y completamente libres. Hay arbori- zaciones tan pobres, que están solamente representadas ó por una horquilla terminal 6 por un mero espesamiento irregular. Las más recuerdan en un todo la ramificación protoplásmica Ganglios acústicos centrales del bulbo de un embrión de pollo de 14 días. A, foco vestibular posterior; B, foco vestibular anterior; C, tubérculo acústico; D, nervio vestibular; %, vía vestibular central. digitiforme de los granos del cerebelo. Las arborizaciones que rodean las células más internas del foco son las más simples de todas; las de la porción externa poseen más ramillas termi- nales. A pesar de todo, la comunicación no es individual, es decir, que no tiene lugar entre una fibra terminal y una cé- lula, sino entre varias fibras y varias células. En la parte ex- terna del ganglio obsérvase con fuertes aumentos que el con— torno del cuerpo celular queda íntimamente abrazado por dos Ó tres arborizaciones digitiformes que constituyen, reunidas, un pequeño nido pericelular. Y á su vez, cada fibra suminis- tra ramificaciones para dos 6 tres células vecinas. En el lado 220 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) interno del foco, donde yacen también los elementos más grue- sos y más esferoidales, cada fibra parece rodear una sola cé- lula; con todo, examinando con fuertes objetivos, se llega á PONS 5 /, fibras arbo- gular del suelo del ventrículo; ¿C, colaterales del vestibular, que 3 D, foco vestibular posterior ó de gruesas células; E, foco , hacidas de un haz transversal , Vía vestibular central; €, ganglio trian a, rama descendente del vestibular; », arborizaciones simples del foco posterior FiG. 11.—Región acústica del bulbo de un embrión de pollo de quince días. se terminan en el foco anterior; d, colaterales para el foco anterior rizadas en el ganglio triangular; y, cilindros-ejes de las células de este ganglio. A, nervio vestibular; B, nervio codear; C, tubérculo acústico celular anterior ó de pequeñas células; 7. percibir en algún sitio que una sola horquilla terminal puede aplicarse á dos corpúsculos vecinos. (Fig. 11, 2.) No existen, que sepamos, arborizaciones terminales tan po- bres en ramas y cuyo libre acabamiento sea tan fácil de dis- (27) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 221 cernir:; sólo las fibras olfativas de los peces jóvenes (teleósteos de algunos días) poseen una arborización final que se acerque algo, en punto á sobriedad de ramillas, á las que acabamos de describir. Por cuyo motivo, nosotros aconsejarlamos á los sabios que todavía dudan de la terminación libre de las fibras nerviosas, que elijan como objeto de estudio los ganglios acús- ticos de las aves (embriones de doce á quince días, método de impregnación doble). Grande sería nuestra extrañeza si, des- pués de este examen, no abandonaban toda reserva sobre la comunicación intercelular por contactos entre células y arbo- rizaciones nerviosas terminales. Foco anterior 0 ganglios de pequeñas células.—Los corpúsculos de este ganglio forman una ó dos hileras centrales rodeadas, tanto por delante como por detrás, de una masa granulosa comparable, por su aspecto en las preparaciones al carmín, con la capa molecular del cerebelo. El método de Golgi tiñe bien estas células, revelándolas ora bajo la forma de estrella, ora de huso, ora triangular. Las expansiones protoplásmicas, aunque divergen en todas direcciones, se acumulan especial— mente en los dos limbos moleculares citados, y se caracterizan por las numerosas ramitas secundarias y terciarias que sumi- nistran, las cuales son tan abundantes y cortas, que á menudo semejan penachos terminales ú arborizaciones penniformes. El cilindro-eje dirígese hacia adentro, sin suministrar colate- rales, é ingresa en la vía vestibular central. (Fig. 10, 2.) Las fibrillas nerviosas llegan de la rama vestibular y pene- tran en el ganglio por su cabo externo y cara posterior. Aleu- nas de las mismas no son fibras directas, sino ramas de bifur— cación Ó gruesas colaterales de las fibras del foco celular pos- terior. Cualquiera que sea el origen, las fibras aferentes se dicotomizan una ú dos veces en ángulo agudo; las ramas re- sultantes abordan la capa molecular posterior bordeante de las células del foco, y en tal paraje constituyen una elegante fila de arborizaciones nerviosas terminales, de ramitas cortas, varicosas, digitiformes, algo más amplias que las del foco pos- terior. Estas ramificaciones se aplican á la superficie posterior y apéndices protoplásmicos dorsales del cuerpo de las células. Además de las fibras vestibulares directas que acabamos de indicar, existe otro manojo que parece provenir del ramo ves- tibular del otro lado, después de pasar por el rafe, con las 222 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) fibras de la vía central. Este haz costea la superficie anterior del ganglio, y en todo su itinerario por éste suministra, en ángulo recto, infinidad de colaterales que abordan el lado ven- tral de las células, y se resuelven en otra serie de elegantes arborizaciones terminales. Tales ramificaciones son más ex- tensas y complicadas que las del ramo vestibular directo. Las ramillas terminales acaban hacia el cabo externo del ganglio del mismo modo que las colaterales. En general, nos ha pare- cido que la serie anterior de arborizaciones procede del ramo vestibular del otro lado, como acabamos de exponer; empero, como en el manojo fibrilar que estudiamos hay fibras que no hemos podido seguir, no osamos excluir otros modos de ori- gen ni de terminación. (Fig. 11, d.) Las dos series de arborizaciones citadas del ganglio de pequeñas células permanecen, por lo común, algo separadas, llenando con sus ramitas las zonas moleculares limitantes; en algunos parajes, sin embargo, hemos notado que dichas arbo- rizaciones rebasan sus propios límites, imbricándose y confun- dose las de una serie con las de la otra. Seguramente existen otras disposiciones estructurales que todavía no hemos logrado esclarecer. Por ejemplo, del ganglio ú foco posterior salen ciertas fibras nerviosas que, en vez de ir á la vía vestibular central citada, se dirigen resueltamente hacia adelante, como hacia la zona reticular, sin pasar por el rafe (fig. 11, e). Por dentro, y detrás de dicho cordón central vestibular y en el suelo del ventrículo, se ve un ganglio cuyas células emiten cilindros-ejes que marchan hacia adelante para ingresar en las regiones medias del bulbo; y al mismo tiempo del bulbo llegan cilindros-ejes terminales que se arborizan entre estas células (fig. 11, f y y). Todos estos y otros puntos serán objeto de ulteriores pesquisas. Respecto á la homología de las partes que acabamos de des- cribir con las del aparato acústico central de los mamíferos, sólo podemos decir, que nuestra vía vestibular central parece corresponder á esos manojos arciformes que, según ciertos autores, saldrían de los núcleos terminales del ramo vestibular para, después de cruzar el rafe, engendrar en la parte lateral del lemnisco, un camino acústico ascendente. Nuestro foco posterior, Y ganglio de grandes células, á pesar de su posición aleo dislocada en las aves, nos inclinamos á identificarlo con (29) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCEFALO. 223 el mícleo dorsal; en cambio, nuestro foco anterior, 4 de células pequeñas, no pudiendo asimilarse al llamado mícleo de Deiters de la región acústica de los mamiferos, nos inclinamos á esti- marlo como un órgano nuevo, peculiar á las aves, y que acaso esté en relación con el sentido de la dirección, tan desarro- llado en estos animales, como rudimentario en los mamíi- feros (1). V.—Cuerpo estriado. El cuerpo estriado ha sido investigadó á favor del método de Golgi, por Marchi (2) el cual ha señalado, en dicho órgano, la existencia de los dos tipos celulares de Golgi, y la de una red intersticial tupida y complicada á donde abocarían fibras nerviosas. Dominan en el cuerpo estriado las células del tipo sensitivo, es decir, aquellas cuyo cilindro-eje se resuelve en una red; por lo cual se inclina Marchi á considerar este gan- elio como de naturaleza sensitiva. Mas, como hace notar Edinger (3), el cuerpo estriado debe contener también células de cilindro-eje largo y descendente; puesto que del ganglio cerebral de los peces (Stammganglion) que representa el cuerpo estriado de los mamiferos, proceden siempre fibras nerviosas que ingresan en el fascículo basal (Hasalen Vorderhirnbindel), manojo homólogo de los pedúnculos cerebrales de los ver— tebrados superiores. Que del ganglio basal de los peces proceden fibras nerviosas que se incorporan al fascículo basal del cerebro anterior, es un hecho demostrado también recientemente por Van Gehuchten (4) y por nosotros (5). En los reptiles, mi hermano (6) ha logrado asimismo seguir hasta (1) El núcleo de Deiters de las aves se comporta como el de los mamíferos; yace por fuera y delante de los dos focos grises descritos y se continúa, al nivel del origen del fascículo cerebeloso-acústico, con el núcleo de Bechterew. Las relaciones que dicho ganglio de Deiters tiene con el nervio vestibular, no se muestran con entera claridad en nuestros preparados. (2) Marca: Sulla fina struttura del corpi striati e dei talami ottici. Rev. speriment. di Frenatr.t. x11, p 285, 1887. (3) EDINGER: UVeber d. Bedeutung d. Corpus striatum. Verhandlung d. versammluny - súdwestdeutschen Neurologen, in Strasburg, 1887. Arch. f. Psychiatr. t. x1x, Bd. 1887. (4) VAN GEHUCHTEN: Contribution y Vetude du systeme nerveuzx de Teleosteéeñs. La cellule, t. x, 2 fasc. 1893. (5) Casar: Votas preventivas sobre la estructura del encéfalo de los Teleósteos. AN. DE LA Soc. Esp. DE HIST. NAT., 1894. (6) P. Ramón: Investigaciones micrográficas en el encéfalo de los batracios y repti- les, etc. Zaragoza, 1894. 224 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (30) el pedúnculo cerebral fibras nerviosas, cuyas células de origen, estrelladas y provistas de expansiones espinosas, residen en el ganglio basal. En las aves se repite la misma disposición, se= gún nos han enseñado las recientes observaciones de C. Sala (1). Nuestros trabajos han recaído en el cuerpo estriado del ratón adulto y recién nacido, rata blanca, conejo de ocho días y pe- rro recién nacido, y han tenido lugar principalmente por el mé- todo doble al cromato argéntico. Los resultados han sido con- cordantes y podemos resumirlos en las siguientes proposiciones: 1.2? El cuerpo estriado se compone de células nerviosas y hacecillos de paso llegados de la corteza cerebral. 2." Los hacecillos, cuyo curso completo desde la corteza á los pedúnculos es fácil de seguir en el ratón recién nacido, constan de fibras finas y gruesas; todas ellas cruzan de de- lante á atrás y de arriba á abajo la masa ganglionar, á la cual dirigen, de Cuando en cuando, alguna colateral que, emer- giendo en ángulo recto, se ramifica en torno de las células. 3.7 Ninguna de las fibras de los hacecillos arribados del cerebro termina en el cuerpo estriado; todas parecen fibras de paso que se prolongan hasta la región de los pedúnculos. 4.” En el conejo de ocho días hemos logrado observar algu- nas fibras gruesas, ascendentes que, separándose de los haces, con cuyos tubos venían confundidas, se ramificaban amplia—- mente, produciendo una arborización tan lata, que en un caso pudo seguirse en una extensión superficial de 1 mm.: Esta arborización consta de ramas largas, en gran parte trans- versales ú oblicuas á la dirección de los fascículos, que se des- componen dicotómicamente y repetidas veces en ramitos se— cundarios de gran longitud y de direcciones varias. (Figu- ra 12, 4. y 0.) 4.* Entrelos hacecillos residen las células, que son ya estre- lladas, ya triangulares, ora fusiformes, ora ovoideas, con dos 4 más tallos protoplásmicos gruesos. Casi todas las expansio— nes protoplásmicas se dicotomizan varias veces, y están eriza—- das de espinas ó de apéndices verrugosos. (Fig. 12, B y C.) 5. Las células se dividen en dos tipos: elementos de cilin- dro-eje largo, continuado, con una fibra descendente de un haz; elementos de cilindro-eje corto, cuyas ramificaciones (1) CLAUDIO SaLa: La corteza cerebra! de las aves. Madrid , 1803. (3D Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 225 nerviosas se terminan libremente, después de complicado curso entre los corpúsculos vecinos. 6. Las células de cilindro-eje corto, pueden dividirse en dos variedades: células gigantes de largos y velludos apéndices protoplásmicos, cuyo cilindro-eje espeso y de curso variable, produce una arborización de gran extensión; y células media- Corte antero-posterior del cuerpo estriado del conejo de ocho días. A, fascículo de fibras bajadas de la corteza cerebral; B, célula de cilindro-eje corto de ancha arborización ; C, célula de igual especie, pero de más limitada arbori- zación nerviosa; a, fibra ascendente terminal, una de cuyas ramas, d, seramifica ampliamente; ), colaterales de las fibras de la corteza; e, cilindro-eje largo de una célula del cuerpo estriado, ANALIS DE HIST. NAT.—XXIIT, 15 y 226 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (32) nas y pequeñas de expansiones protoplásmicas más cortas, á menudo flexuosas y recurrentes, y cuyo cilindro-eje fino se descompone en una ramificación terminal poco extensa pero muy complicada. Las primeras parecen servir á la asociación de grandes territorios del cuerpo estriado; las segundas seme- jan tener por objeto conexionar grupos limitados de células. 7.2% Las células de cilindro-eje largo son bastante volumi- nosas y no discrepan mucho morfológicamente de las otras; la expansión nerviosa no marcha inmediatamente á un hace— cillo, sino que por lo común sigue un curso más Ó menos trans- versal, durante el cual suministra un número variable de co— laterales, hasta que finalmente ingresa en un'haz, caminando hacia abajo. En algunos casos, al abordar el hacecillo, se bi- furca engendrando una rama gruesa descendente y otra gene- ralmente más fina ascendente. El largo trayecto transversal ú oblicuo que siguen dichos cilindros-ejes antes de incorporarse á los fascículos da lugar á que, en la inmensa mayoría de los casos, no pueda sorprenderse su paradero, tomándose fácil- mente tales células como corpúsculos del tipo sensitivo de Golgi. Cosa análoga sucede en las aves, donde las células que estudiamos suministran también muchas colaterales antes de ingresar en los hacecillos. (Fig. 12, e y f.) 8.? El plexo interfascicular señalado por Marchi está cons- tituido por cuatro especies de fibras terminales: 1.*, colaterales de fibras de proyección de la corteza cerebral, es decir, cola— terales de los cilindros-ejes descendentes constitutivos de los fasciculos del cuerpo estriado; 2.*, arborizaciones terminales de las dos variedades de células de cilindro-eje corto; 3.*, cola- terales de las células de cilindro-eje largo; 4.*, ramas termi- nales de fibras ascendentes llegadas al parecer de los pe- dúnculos cerebrales. 9.* Se ve, por lo expuesto, que el cuerpo estriado de los mamiferos corresponde al ganglio fundamental de la vesícula anterior de los vertebrados inferiores, pues como en éstos, dicho órgano posee células cuyos cilindros-ejes descienden á los pedúnculos, y arborizaciones de fibras nerviosas ascenden- tes, quizás de origen sensitivo. Pero en los mamiferos existe un factor nuevo, las fibras de proyección nacidas de la corteza cerebral y dirigidas á través del ganglio, á cuyas células trans- miten, mediante las colaterales antes citadas, corrientes ner- y £ , is CE e ta cis (33) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCEFALO. 227 viosas engendradas en las pirámides. Todas las fibras de paso poseen vaina de mielina: la tienen también las ramas princi- pales de las fibras nerviosas terminales; pero carecen de dicha cubierta las colaterales de los manojos y la arborización ter- minal de las células sensitivas de Golgi. Para terminar esta nota añadiremos dos detalles. Las célu- las próximas al cuerpo calloso se presentan en el ratón, co- nejo, etc., más ú menos paralelas á este cuerpo, y exhiben una arborización nerviosa terminal de gran complicación. Las cé- lulas del cuerpo estriado, situadas en la porción inferior de éste, entre los gruesos manojos que se condensan para formar los pedúnculos cerebrales, alcanzan una estatura considera- ble, y en su mayor parte nos han parecido de cilindro-eje largo. VI.— Conexiones distantes de las células de Purkinje del cerebelo. Como es sabido, de la corteza cerebelosa no descienden á la substancia blanca otros cilindros-ejes que los de las células de Purkinje. Las demás células de la corteza cerebelosa (gra- nos, células de Golgi y estrelladas de la capa molecular) po- seen cilindros-ejes cortos, los cuales se distribuyen en el espe- sor mismo de la substancia gris cortical, sin abordar jamás la substancia blanca. Esto supuesto, nada más fácil que determinar por el método de las degeneraciones y la coloración de Marchi el curso pro- bable de los cilindros-ejes de las células de Purkinje. Bastará para ello decorticar en los animales una parte de los hemisfe— rios cerebelosos, cuidando de no interesar los ganglios centra- les (olivas, ganglio del techo, émbolo, etc.), ni las grandes masas de substancia blanca, y someter las piezas nerviosas, una vez induradas en el líquido de Múller, á la mezcla 'osmio- bicrómica de Marchi. Las gotas negras de grasa denunciado- ras del asiento de los tubos nerviosos degenerados recaerán de modo exclusivo (si la operación se ha conducido bien y la in- flamación se limita á la parte lesionada) en los tubos nerviosos de las células de Purkinje. Las demás fibras de la substancia blanca, las musgosas y trepadoras, no degenerarán, puesto 228 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (34) que tienen su origen, y por tanto sus centros tróficos, en otros órganos nerviosos. Varios son los autores que han estudiado por el método.de las degeneraciones los enlaces del cerebelo con los demás cen- tros nerviosos. Deben citarse, por los esclarecimientos aporta= dos á esta cuestion, Veyas (1), Bechterew (2), Monakow (3), Mingazzini (4) y Marchi (5). Pero, en general, los autores que han extirpado porciones del cerebelo no han procurado reser= var los ganglios centrales; y cuando tras la extirpación ya del vermis, ya de un hemisferio, han comprobado en la protube= rancia, en las olivas bulbares y en los pedúnculos cerebelosos superiores degeneraciones secundarias, han debido limitarse á consignar que el centro trófico d las células de origen de tales fibras degeneradas residía en el cerebelo, mas sin pun= tualizar la especie de células, sin decidir, por ejemplo, si los corpúsculos cuyos cilindros-ejes degeneraron son los de Pur= kinje 6 los de los ganglios cerebelosos centrales (techo, ém-— bolo, núcleo globuloso, olivas). Marchi y Mingazzini, que re cientemente han practicado hemisecciones cerebelosas, no han tenido en cuenta esta causa de error; y así, cuando Marchi asegura que las fibras de Purkinje del cerebelo ingresan en el cordón antero-lateral de la médula, en la protuberan- cia, etc., tales aserciones deben considerarse como meras hi- pótesis anatómicas. Nuestros experimentos de decorticación cerebelosa han sido dos, y recaído en conejillos de Indias adultos. Los resultados - obtenidos en ambas experiencias concuerdan substancialmen- te, y creemos no carecen de valor, ya que las operaciones se realizaron con fortuna y la lesión cerebelosa acertó á limitarse (1), Veras: Experim. Beitr. zur Kenntniss d. Verbindungsbahnen des Kleinhirns und | des Verlaufs der Fasc. grac. u. cuneat. (Arch. Psych. Bd. 14.) (2) BECcHTEREW: Zur Anatomie des Schenkels des Kleinhirns. (Neurolog. Centralblatt. 1885.) : (3) MoNakow: Experim. Beitr. z. Kenntniss des Corpus vesti forme. (Arch. Psychiatr. Bd. 14.) | (4) MINGAZZINI: Véanse sus memorias del Intern. Monatschrift f. Anat. u. Physiol. Bd. 8, 9 y 10, y su reciente estudio Sulle degenerazioni consecutive alle extirpazioni emi cerebellarí. Roma, 1894. (5) MArcui: Sul Porigine dei peduncoli ceredellari e sui loro rapporti cogli altri centre nervos?. Firenze, 1891. (35) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 229 perfectamente. Asi, nos parece difícil que ulteriores experien cias de igual clase puedan quitar valor á las actuales. Operación. — Previas las precauciones antisépticas, y con toda la rapidez posible, se extirparon en dos conejos de Indias varias laminillas cerebelosas de los hemisferios. En un caso se decorticaron casi todas las laminillas de la cara superior del hemisferio derecho; en otro conejo se cortaron tangencial- mente unas cuatro laminillas de igual superficie del izquierdo. Los animales fueron sacrificados á los catorce días de la ope— ración. La flegmasía hablase corrido muy poco en la substan- cia blanca, por debajo de las laminillas decorticadas, y no ha- bia invadido los ganglios centrales. No obstante la pequeñez de lo extirpado, los animales presentaron, con una energía proporcional al número de laminillas decorticadas, las altera- ciones funcionales clásicas que los fisiólog'os señalan en los animales que han sufrido mutilaciones del cerebelo. Indurados los centros nerviosos en el líquido de Múller, se coloraron por el método de Marchi, y convenientemente in- cluidos en celoidina, se redujeron a cortes seriados. El estudio de los cortes mostró la existencia de fibras dege- neradas en los tres pedúnculos cerebrales, en armonía con las aserciones de Marchi. Se comprobó también la presencia de fibras degeneradas en el espesor del vermis y hasta en el he- misferio cerebeloso del lado opuesto á la lesión. Como es de presumir, el número de fibras degeneradas resultó mucho me- nor después de una decorticación parcial del cerebelo que des- pués de una hemiextirpación. La degeneración guarda tam- bién relación con el número de laminillas extirpadas, y en los dos casos se muestra bilateral, aunque mucho más intensa en el lado de la lesión que en el opuesto. Expongamos ahora con orden y en forma abreviada la topografía de las fibras degeneradas. Espesor del cerebelo.—In torno de la lesión veíase una zona de degeneración difusa que penetraba en el espesor de todas las láminas sanas circundantes. Algunas pocas fibras degene- radas podían seguirse dentro de las láminas del vermis y hasta la substancia blanca de las circunvoluciones del lado opues- to. En general, las gotas de grasa quedan circunscritas en el eje blanco de las laminillas; pero no es raro ver los rosarios de esférulas negras diseminarse por la zona de los granos, aunque sin abordar jamás la capa molecular. 230 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (36) ¿Qué interpretación cabe hacer de estas degeneraciones in- tracerebelosas distantes? Dos explicaciones principales se nos ocurren. O existen, como han afirmado varios autores, fibras comisurales y de asociación que desde las células de Purkinje de un hemisferio se dirigen á todas las láminas del opuesto y al mismo vermis, 6, habiéndose difundido la inflamación hasta la substancia blanca inmediata del hemisferio cerebeloso, han sido atacadas de degeneración muchas fibras ascendentes de paso llegadas de otros centros, probablemente las musgosas y trepadoras destinadas á arborizarse, no sólo en las lamini- llas cerebelosas lesionadas, sino también en el hemisferio del opuesto lado. Supuesta esta última hipótesis, la difusión de la degeneración podría comprenderse, teniendo en cuenta dos hechos de observación que recientemente nos ha mostrado el método de Golgi, á saber: 1.”, que muchas fibras musgosas antes de penetrar en las laminillas se bifurcan, suministrando ramas terminales que se distribuyen en dos circunvoluciones inmediatas; á veces, dichas fibras emiten largas colaterales que, cruzando la substancia blanca, marchan á laminillas ce- rebelosas bastante lejanas; 2.”, que las fibras delgadas llega- das de la protuberancia, quizás las llamadas trepadoras, su— ministran, á su paso por la substancia blanca de los hemisfe- rios, colaterales para las laminillas inmediatas. Es claro que no cabe excluir tampoco la posibilidad de que las fibras de Purkinje se bifurquen ó emitan, al llegar á la substancia blan- ca, largas colaterales consagradas al hemisferio del opuesto lado y á una parte del vermis, análogamente á lo que ocurre con muchas fibras de proyección de la corteza cerebral, las cuales en su cruce por el cuerpo calloso abandonan á éste una ramilla colateral; pero esta conjetura no nos parece tan pro- bable como la anterior. Olivas y ganglios del techo.— Estos órganos no mostraban ninguna alteración; velanse en ellos solamente pasar algunas pocas fibras degeneradas, pero solamente en los órganos co- rrespondientes al lado de la lesión. PEDÚNCULOS CEREBELOSOS. Después de la excisión de varias laminillas cerebelosas de un hemisferio, aparecen constantemente degenerados los pe- (37) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 231 dúnculos cerebelosos superiores, y la extensión de la degene- ración guarda proporción con el número de laminillas extir— padas. La degeneración se muestra en ambos lados, pero más extensamente en el lado de la lesión. Las gotas egrasientas pueden seguirse más allá del entrecruzamiento de los pe- dúnculos hasta los núcleos rojos de Stilling. Aleunas pocas fibras se prolongan todavía hacia adelante, alcanzando el es— pesor del tálamo óptico (núcleos externo é interno, que en el conejillo de Indias no aparecen bien deslindados). Es, pues, sumamente probable que la mayor parte, si no todas las fibras del pedúnculo superior, sean cilindros-ejes de Purkinje. Por lo demás, la idea de que dichos pedúnculos tie- nen su origen en la corteza cerebelosa fué ya expuesta por Veyas (1). En sentir de Flechsig, dichos pedúnculos traen su origen tanto del núcleo dentado como de la corteza cerebelosa, y particularmente del vermis. Más singular es el parecer de Obersteiner, quien considera como foco de origen de un tan importante sistema de fibras el núcleo globuloso. Marchi y Mingazzini afirman un origen cortical y una terminación en el núcleo rojo del opuesto lado; pero Marchi añade un aserto que no parece suficientemente fundado, á saber: que el pe- dúnculo cerebeloso superior reconocería además por origen la oliva cerebelosa, al paso que el medio recibiría preferente— mente fibras del vermis. La cantidad considerable de fibras degeneradas que el pedúnculo cerebeloso superior ofrece des- pués de la extirpacion de algunas laminillas (en términos que cuando se han eliminado casi todas las de la cara superior de un hemisferio aparece degenerada casi la mitad del pedúnculo) nos obliga á considerar nulas 4 muy poco numerosas las fibras pedunculares cuyo origen radique en focos grises que no sean las células de Purkinje de la corteza. PEDÚNCULOS CEREBELOSOS MEDIOS. Las fibras degeneradas abundan mucho más en la porción distal que en la proximal de la protuberancia, al revés de lo que afirma Marchi, quien después de la extirpación del lóbulo medio del cerebelo vió sobre todo degeneradas las fibras de la (1) Loc. cit. 232 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (38) mitad superior del puente. En nuestras preparaciones, sobre todo en las provenientes del conejillo, al que se decorticó casi toda la cara superior del hemisferio derecho en aquella región de la protuberancia donde los focos grises abundan (por ejem- plo á la altura del trigémino), las fibras degeneradas eran po- cas, mientras que cerca del cuerpo trapezoide, allí donde los eanglios del puente desaparecen casi por completo, la dege- neración de las fibras transversales que separan los distintos paquetes de la vía piramidal alcanza considerable intensidad. Esto armoniza con los resultados obtenidos mediante el mé- todo de Golgi y los que, á favor del de Flechsig, logró Bech- terew. En nuestro concepto, las fibras tempranamente medula- das de Bechterew, residentes en la porción inferior del puente, vienen de las células de Purkinje del cerebelo; mientras que las tardíamente meduladas de dicho autor, yacentes en las porciones superiores del puente, tienen su origen en los gan- glios de la protuberancia, y no pueden, por tanto, degenerar después de las extirpaciones 6 decorticaciones del cerebelo. Los haces transversales de fibras degeneradas, después de cruzar la línea media, desaparecen á gran distancia de ésta, en el espesor de la substantia reticularis grisea, por detrás y por fuera del lemnisco medio. Este último, así como la vía pirami- dal, no presentan señales de degeneración. En cambio, detrás de los lemniscos, y en una buena parte de la substancia reticu- lar, varios haces longitudinales mostraban gotas grasientas, particularmente en el lado contrario á la lesión. El rafe, hasta cerca del ventrículo, ofrecía tal cual gota de grasa. Tenemos por verosímil que dichas fibras verticales proceden de fibras de Purkinje arribadas por los pedúnculos cerebelosos medios y decusadas en la porción honda del rafe. Por lo demás, ya Mingazzini ha descrito estas fibras que, según él, formarían fascículos longitudinales cerca del rafe en la porción ventral de la protuberancia. Mis experiencias no me permiten discutir todas las opinio- nes que los autores han emitido tocante al curso de las fibras protuberanciales, pues es claro que, tratándose de preparacio- nes que muestran un corto número de fibras degeneradas, la presencia de estas tendrá valor positivo, pero su ausencia no autorizará ninguna conclusión negativa. Juzgamos, sin em- bargo, probables, pues se armonizan con nuestras experien— (39) Cajal. —DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 233 cias, las opiniones de Gudden, y sobre todo de Veyas, quienes afirman que las fibras transversales de la protuberancia se terminan tanto en los focos grises de un lado como en los del opuesto; dictamen á que se inclinan también Marchi, Mingaz- zini y Kólliker. Estas fibras terminadas en la protuberancia proceden, como ya hemos dicho, de las células de Purkinje, y se continúan mediante una bifurcación en T con una fibra lon— gitudinal (véase el artículo protuberancia de este mismo tra- bajo). La degeneración del lemnisco ha sido señalada por Marchi; pero Mingazzini, que ha visto consecutivamente á la hemi- extirpación del cerebelo la atrofia de parte de la cinta de Reil del opuesto lado, se inclina á interpretar, con buen acuerdo en nuestro sentir, tales degeneraciones sensitivas como el re— sultado de lesiones inflamatorias secundarias de los núcleos del cordón posterior. Por nuestra parte, no hemos visto nin- guna fibra degenerada en el lemnisco. PEDÚNCULOS CEREBELOSOS INFERIORES. La observación de cortes transversales que interesen, á dife- rentes alturas, los cuerpos restiformes, denuncia la existencia de degeneraciones descendentes en una buena porción de las fibras arciformes anteriores y externas, que en el conejo de Indias se presentan bastante desarrolladas. Casi todas las go- tas grasientas forman rosarios que, después de pasar por de- lante de las olivas y ganar el rafe, penetran en el pedúnculo olivar del lado opuesto. Algunas fibras degeneradas cruzan por delante de las pirámides, descienden por el rafe hasta la región olivar y se insinúan en el ganglio del lado contrario. Es posible que una porción de estas mismas fibras, en vez de terminar en las olivas, se entrecruce en el rafe por debajo de estas, y vaya a formar fibras longitudinales en el espesor de los restos del cordón antero-lateral de la médula. De todos modos, se muestran siempre en los hacecillos longitudinales . de la substantia reticularis alba (porción dorsal), y aun en la substantia reticularis grisea, algunas gotas grasientas dispues- tas en series verticales, que se continúan con las que des- cienden por el cordón antero-laterai de la médula espinal. 231 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (40) El examen de las olivas, previa coloración con el método de Golgi, viene en apoyo de los resultados obtenidos por la abla= ción del cerebelo ó por la mera decorticación. En el perro, co- nejo y ratón recién nacidos, hemos logrado cerciorarnos de que las fibras de Purkinje se terminan positivamente entre las células de la oliva á beneficio de arborizaciones libres, que han sido descubiertas recientemente por Kólliker. A menudo, una fibra de Purkinje llega al lado externo de la oliva y se bi- furca, marchando ambas ramas por delante y detrás de este centro, hasta acabar entre sus células. Del trayecto de las fibras transversales limitantes de las olivas brotan también con frecuencia colaterales arborizadas prolijamente entre las células, disposición asimismo observada por Kólliker, y que nosotros hemos comprobado en el ratón, perro y conejo recién nacidos. Tocante á las células de las olivas, nuestras prepara— ciones las muestran, como las han figurado Vincenzi, Kólliker y Van Gehuchten. Cuanto á la marcha de los cilindros-ejes de estas células, nuestros esfuerzos se han estrellado contra el curso irregular y complicado de los mismos, que no consiente una suficiente persecución ni aun en bulbos de ratón recién nacido. Kólliker cree que dichas expansiones marchan al bul- bo, á la región del cordón lateral, para constituir una vía des- cendente relacionada quizás con los núcleos motores. En nues- tros preparados no hemos logrado confirmar este aserto, ha- biéndonos parecido que los cilindros-ejes de tales células cami- nan más 6 menos horizontalmente, en dirección de las fibras arciformes llegadas del cerebelo. Este punto reclama todavía nuevas y más profundas investigaciones. MÉDULA ESPINAL. Como ha descubierto Marchi, los cortes de médula espinal de los animales que han sufrido extirpaciones de la substancia gris cerebelosa presentan fibras degeneradas. En nuestros pre-. parados las fibras eran poco numerosas, en razón de la poca entidad de las lesiones; pero no faltaron nunca ni en la médula cervical ni en la dorsal y lumbar. En la cervical, donde las cotas eran más numerosas, la degeneración aparecía disemi— nada por todo el cordón antero-lateral, concentrándose espe-— (41) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCEFALO. 23b cialmente cerca de la vía piramidal directa y en la porción más periférica del cordón lateral, quizás en la vía cerebelosa ascendente, cuya topografía en el conejillo de Indias no co- nozco de un modo preciso. En uno de los conejillos operados (el que sufrió mayor mutilación cerebelosa), el foco degene— rado en dicha porción exterior del cordón lateral alcanzaba mayor desarrollo en el lado de la lesión que en el opuesto. En el conejo que experimentó menor mutilación, las gotas gra- sientas eran menos numerosas y no se concentraban en el mencionado paraje, hallándose más bien esparcidas sin orden por todo el cordón antero-lateral, aunque con tendencia á con- centrarse cerca del surco anterior y hasta en el espesor de la vía piramidal directa. Importa notar que la degeneración me- dular es bilateral, con predominancia poco acusada del lado lesionado. En fin, el cordón posterior carece de gotas grasien— tas; sólo en un caso, y en la región cervical, hemos advertido tres 6 cuatro fibras degeneradas dentro del territorio del cor—- dón de Goll. NERVIOS SENSITIVOS Y MOTORES. Para terminar, mencionaremos un hecho señalado por Mar- chi, y cuya interpretación se presta á graves errores. Este sa- bio ha descrito, como lesiones consecutivas á la extirpación parcial ó total del cerebelo, degeneraciones en varios nervios craneales: el motor ocular común, el acústico, el hipogloso y el trigémino; y las ha interpretado suponiendo un origen cere- beloso de una porción de las fibras de estos nervios. Nosotros hemos confirmado también la existencia de tales degeneraciones en los pares mencionados, así como en el pa- tético y pneumogástrico, y hasta en las raíces anteriores y posteriores de la médula espinal, y no sólo con ocasión de mutilación cerebelosa, sino también en animales que habían sido objeto de la enucleación de un ojo, de la sección de un bulbo olfatorio, 6 que no habían sufrido ninguna operación. Por consecuencia, juzgamos inaceptable la doctrina defendida por Marchi y por algunos sabios del origen cerebeloso de parte de los tubos de los nervios craneales. En mi sentir, como ha indicado Mayer, los nervios, tanto sensitivos como motores, son asiento, en condiciones normales, de fenómenos de regre- 236 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) sión y regeneración que, cuando son algo intensos, imitan com- pletamente las lesiones debidas á las secciones experimenta— les de los mismos. Debemos, en consecuencia, ser muy cautos en dar significación á la presencia de gotas de grasa en ner- vios cuyos centros tróficos no hayan podido ser atacados, ni directa ni indirectamente, por el acto operatorio; en caso de duda, y cuando no se trate de secciones ejecutadas en los ner- vios mismos, los experimentos de contraprueba son absoluta- mente indispensables. En cambio, en la substancia blanca de los centros, así como en los nervios óptico y olfatorio (que son, más que nervios, prolongación de la substancia blanca cerebral), el método de Marchi merece plena confianza, pues que muestra exclusivamente degeneradas las fibras cuya con- tinuidad con sus células de origen ha sido interrumpida, ora en virtud de procesos morbosos, ora mediante un acto ope- ratorio. VIT. -— Terminación central de las fibras retinianas. Nuestro objeto no es estudiar á fondo los múltiples orígenes del nervio óptico en los mamíferos, sino indicar sumariamente cual es en la rata y ratón blancos, animales cuya importancia para la experimentación histológica va siendo por cada día mayor, la topografía central de las fibras nacidas en la retina. En los mamíferos superiores el tema ha sido abordado mu- chas veces, ya en su conjunto, ya en sus detalles, por obser- vadores tan notables como tiudden, Bechterew, Monakow, Ganser, Darkschewstsch, Bellonci, Hamilton, Tartuferíi, Sin— ger y Minzer, etc. En este ensayo hemos utilizado el método de las degenera— ciones y la coloración de Marchi, usada primeramente en tal asunto por Singer y Miúnzer. Nuestros experimentos han con- sistido en enuclear un ojo á dos ratones y dos ratas blancas, sacrificar los animales doce días después y examinar series de cortes de los centros ópticos. Prescindiremos, por ahora, de detalles, y resumiremos lacó- nicamente los resultados obtenidos. 1. En la rata y ratón el entrecruzamiento del kiasma no es total, sino parcial, existiendo siempre un pequeño haz que (43) Cajal.—DE LOS GANGLIOS DEL ENCÉFALO. 237 marcha á la cinta óptica de su lado sin decusarse. Este peque- ño haz se sitúa al principio en la cara superior de la cinta óptica. 2. El grueso de las fibras llegadas de la retina se termina en el cuerpo geniculado externo, donde constituye una es- pesa capa superficial y varias estrías curvilíneas profundas. El cuerpo geniculado interno no parece recibir fibras retinia- nas; el haz óptico que lo cubre va destinado al tubérculo cua- drigémino anterior. 3. Encima del cuerpo geniculado externo las fibras retinia- nas revisten una poco extensa superficie del tálamo que co- rresponde probablemente al pulvinar de los mamíferos supe- riores. La habenula no recibe ninguna fibra retiniana. 4. Las fibras retinianas más posteriores del pulvinar óú de la cara superior del tálamo se inclinan hacia atrás para ingre- sar en el tubérculo cuadrigémino anterior, juntándose con el grueso paquete de fibras que llega pasando por encima del cuerpo geniculado interno. Todos estos conductores retinianos forman la capa blanca profunda del tubérculo cuadrigémino anterior, marchando, ya oblicua, ya antero-posteriormente, hasta agotarse en la entrada del tubérculo posterior. Cerca de la línea media, en el fondo del surco que separa las eminen- cias bigéminas anteriores, las fibras retinianas se concentran en haz antero—-posterior. 5. Las fibras del haz directo marchan al cuerpo geniculado externo de su lado, distribuyendo sus fibras como el fascículo cruzado, pero sin alcanzar el tubérculo cuadrigémino anterior. 6. El método de Golgi nos ha demostrado que las células del tálamo son estrelladas, fusiformes / triangulares, y poseen un cilindro-eje largo que marcha, asociado en hacecillos cur vilíneos, hacia abajo y los lados, para reunirse á la continua= ción de los pedúnculos cerebrales. 7. El nervio óptico recibe también fibras centrífugas, como han indicado varios autores; en el ratón estas fibras parecen tener su arranque en células residentes en las regiones infe— riores del tálamo, no lejos de la substancia 21974. Madrid, 1. de Agosto de 1891. ua AA Las: e Pa Irá AY IN po de : “ Mis ea! | Ea a HIMENÓPTEROS NUEVOS DE MALLORCA, RECOGIDOS POR D. FERNANDO MORAGUES (Presbítero), Y DESCRITOS POR EL Dr. KRIECHBAUMER (be Municn). (Sesión del 9 de Mayo de 1894.) Siendo (como en efecto lo han sido) tan poco estudiados los himenópteros de esta isla, seguramente tienen que encontrarse entre ellos multitud de nuevas especies, con las cuales podrá formarse una lista bastante numerosa é interesante para los aficionados á este orden de insectos, como ha sucedido con los coleópteros, cuyo número de especies típicas es ya bastante crecido. En 1883 visitaron esta isla el Dr. Otto Schmiedeknecht y el Sr. Friesse con objeto de recoger algunos himenópteros, pero por la corta permanencia en ella (que sólo fué de unas tres semanas), por más que recogieron una porción de espe— cies y entre ellas varias nuevas, no pudieron visitar sino algu- nas localidades y en una sola época. Desde entonces hemos seguido nosotros con la afición á este orden de insectos y todos los años hemos visitado en varias épocas multitud de localidades, habiendo logrado recoger un crecido número de especies que daremos á conocer dentro de breve tiempo. Entre los melíficos figuran varias especies completamente nuevas, las cuales han sido estudiadas por el Sr. Pérez, de Burdeos, y por el citado Sr. Schmiedeknecht; y entre los Ichneumónidos ha encontrado el infatigable y entusiasta ento- mólog'o el Dr. Kriechbaumer un número tan crecido de espe- cies nuevas, que considerando para esta Sociedad de gran interés Ma” publicación de estas especies, me ha remitido los 240 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2 manuscritos para que pueda publicarlas dando á conocer á mis consocios esta porción de insectos hasta el presente des— conocidos. Suya, pues, es la gloria de este trabajo, no corres— pondiéndome á mí sino sólo el haber recogido en esta isla los insectos que á continuación quedan descritos. 1. Cephus (Philoecus) balearicus Krchb. 20%. sp. O. Niger, pronoti margine postico tenui, alarum squamula, tibiis anticis maxima parte, posticis basi albis, abdomine medio late rufo, alis hyalinis, stigmate piceo, fusco-cincto. Long. corp. 7 1/,, terebr. 1/, mm. Abdominis segmenta 2-7 rufa, hoc apice, 1 et8 cum valvulis terebrae nigris. HAB. Pollenza. Mayo. 2. Ichneumon balearicus Krchb. 20%. sp. Y. Niger, orbitis frontalibus, annulo antennarum, scutello ma- culaque segmenti 7 albis, pedibus maxima parte rufis; capite pone oculos oblique angustato, postpetiolo punctulato-sca- briculo, coxis posticis scopula nulla, alarum stigmate testaceo. Long. 6 '/, mm. TI. albosignato maxime affinis, defectu scupule ad 7. nudi- cozum Thms. vergens, sed ab ambobus statura minus robusta, capite pone oculos oblique angustato et terebra paulo magis prominente sat diversus mihi videtur. HaB. Pollenza. Mayo. 3. Ichneumon Moraguesi Krchb. 20%. sp. O. Niger, annulo antennarum, punctis duobus verticis lineo- laque infra alas albis, abdominis segmentis 1-4 castaneis, 6 et 7 macula dorsali alba, tibiis anticis antice albidis, postpe— tiolo punctato, alarum stigmate parvulo nigro. Long. fere 7 mm. IT. bilumulato simillimus sed minor, punctis solummodo duobus verticis, sed lineola infra alas albis, antennis apice vix attenuatis, abdominis segmento 8 haud, terebra minus exertis, tibiis posticis et alarum stigmate totis fuscis, hoc paulo minore, angustiore ab illo sat diversus mihi videtur. Hab. Manacor. Mayo. (3) Kriechbaumer. — HIMENÓPTEROS. 21] 4. Amblyteles fossorius (Gr. e. p.) Wsm. y var. nigro- scutellata Krchb. Ambl. fossorio Wsm. var. 1. (/chm. Ambl., p. 51: 7. palli- pedi Gr. excl. Q) preter scutellum nierum omni modo ad eo similis, ut non audeam, hoc individuum ut speciem diversam proclamare. HaB. Palma (Son Suñer), Mayo; Alcudia, Julio. 5. Apeeleticus balearicus Krchb. 20%. sp. O. Capite thoraceque rufis, metanoto, abdomine, pedibus ma- xima parte antennisque nigris, horum annulo et seutello albis, capite pone oculos oblique angustato, metanoto bidentato, alarum stigmate fusco, squamula nigra, radice pallida. Long. 6 mm. Habitu toto A. bellicoso Wsm. affinis sed colore diversus. Pedes nigri, anticorum femora basi excepta, intermediorum femora apice cum tibiis et tarsis anterioribus rufa. Ha. Manacor (Son Moro). Mayo. 6. Phexeogenes (?) balearicus Krchb. 20%. sp. /. Niger, segmentis 2-4, basi quinti pedibusque ex parte rufis, capite pone oculos haud angustato, antennis breviusculis, sat validis, apicem versus acuminatis, articulis subnodulosis, abdomine cylindrico, segmentis 2-6 latitudine longioribus, alarum stigmate fusco, squamula et radice albis. Long. 6 mm. Coxee, trochanteres, femora anteriora basi, postica apice nigra, tibiee rufee, postice summa basi et apice nigree, tarsi postici nigri, albo-sericeo micantes. Thorax et abdomen valde elongata. Hab. Pollenza (Prat den Bosch). Mayo. 7. Pheogenes bellulus Krchb. 20%. sp. y. Rufus, capite (ore excepto), metathorace, abdominis basi et apice nigris, antennis basi subtus, coxis et trochanteribus “ anticis flavescentibus, alarum stiemate fusco. Long. 5 mm. Caput transversum, pone oculos vix angustatum, disperse punctatum. Antenn*e abdomine paulo longiores, tenues, sub- filiformes, apice acuminate. Metanoti area supero—et postero ANALES DE HIST. NAT. — XXXII. 16 * 242 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) —media vix discretis, hac illa vix latiore. Abdomen sub- lineare. Caput nigrum, ore rufo. Antenne rufe, apicem versus fuscescentes, articulo primo subtus flavescente. Tho- rax rufus, metathorace nigro. Abdomen rufum, segmento primo, linea transversa basali quinti, fascia basali sexti septimoque nigris aut fuscis. Pedes fulvi, coxis et trochan- teribus anticis flavis, posticorum geniculis et apice tibiarum fuscis. Ha. Palma (Son Suñer). Mayo. 8. Ischnus (?) balearicus Krchb. 209. sp. y. Testaceus, capite et abdominis apice nigris, antennis fuscis, flagello subtus ferrugineo, alarum stigmate angusto, testaceo, squamula et radice albis. Long. 7 mm. Margo superus pronoti in albidum vergit. Abdominis seg- menta 5-7 nigra. Hab. Pollenza. Junio. 9. Ischnus pictipes Krchb. 200. sp. 9. Niger, antennarum annulo albo, thoracis medio toto et apice subtus pedibusque rufis, puncto coxarum posticarum et tro- chanterum, apice femorum et tibiarum posticarum harumque macula infra basin nigris, basi ipsa earum et tarsorum posti- corum alba, alarum stigmate stramineo. Long. 5 Y, mm. Inter minores hujus generis, colore antennarum, thoracis et pedum sat distinctus. HaB. Palma (Cala Mayor). Mayo. 10. Cryptus balearicus Krchb. 20%. sp. 9. Niger, pilosulus, abdomine glabro, violaceo, ovato-fusci- formi, alis fucescenti-hyalinis, stigmate fusco, areola irregu—- lari, pentagona, nervello pone medium vix fracto. Long. corp. 101/,, terebr. 4 mm. Intermedius inter Cr. cyanatorem et Cr. murorum Tschek. (serratum Thms.), illi forma et colore abdominis, huic magni- tudine minore et terebra longiore magis affinis, ab utroque pedibus totis nigris facile distinguendus. Hab. Santañy (Pujol). Abril. ¿ 45) Kriechbaumer. — HIMEN ÓPTEROS. 243 11. Goniocryptus parvulus Krchb. 200. sp. Niger, abdominis segmentis l apice, 2 et 3 totis, 4 maxima parte, pedum anteriorum geniculis, anticorum tibiis et tarsis rufis, tarsorum posticorum articulis 3 et 4 albis, capite longi- tudine duplo latiore, pone oculos angustato, antennarum articulo 3 latitudine quadruplo longiore, abdomine subfusi- formi-cylindrico, segmento primo elongato, angusto, post- petiolo petiolo vix latiore, alarum stigmate pallido, fusco- cincto, nervello ante medium fracto. Long. 5 mm. Minima specierum hucusque mihi cognitarum, €. rustico maxime affinis, sed magnitudine minore, tibiis anterioribus fere totis nigris, alarum stigmate intus pallido, areola an- trorsum haud angustata, tarsis posticis albo-annulatis sat diversa. Has. Manacor (Son Moro). Mayo. 12. Hoplocryptus Mallorcanus Krchb. 20» sp. Q. Niger, antennarum annulo, macula scutelli et alarum squa- mulis albis, tibiis anticis et femoribus maxima parte rufis, abdomine tricolore, alarum stigmate angusto, fusco, areola antrorsum parum angustata, nervum recurrentem ante me- dium recipiente, nervello ante medium fracto. Long. corp. 9, terebr. 3 1/, mm. H. confactori Gr. (cui dom. Schmiedeknecht in Ent. Nachr., 1870, p. 146, perperam scutellum nigrum adtribuit), maxime affinis, sed presertim squamulis albis et tarsis posticis totis nigris ab eo differt. Metanotum costis duabus transversis tenuibus, sec distin— ctis instructum. Abdominis segmenta 1-3 rufa, 3 margine api- cali nigro, reliqua nigra, 6 puncto seu macula minuta, 7 macula magna semiorbitali, 8 parva albis sienata. Femora antica fere usque ad medium, intermedia basi, postica apice summo, tibive antice extus medio nigra. Hab. Marratxi. Mayo. 13. Microcryptus tricolor Krchb. 207 sp. O. Niger, antennis tricoloribus, thorace, coxis posticis supra et abdominis segmento primo rufis, ultimis albonotatis, alarum stigmate fusco, intima basi pallido, areola pentagona, nervum 244 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6y recurrentem pone medium excipiente, nervello longe pone medium fracto. Long. corp. 6, terebr. ?/, mm. Acanthocrypto flagitatori (Gr.) Thoms. maxime affinis, qui autem a forma typica hujus generis (qguadrispinus Gr.) habitu toto diversus et cum 1icrocryptis conjungendus mihi videtur. Caput transversum, longitudine dimidio latius, pone oculos oblique angustatum. Antenne subfiliformes, inter medium et. apicem vix incrassate. Thorax latitudine duplo longior; meta- thorax breviusculus, postice truncatus, costis duabus trans- versis approximatis, anteriore subtili, posteriore in margine postico partis superioris, infra utrinque supra medium in den- ticulum parvum excurrente; area superomedia costis subtilibus inclusa. Abdomen depressiusculum, ovato-lanceolatum, gla- brum, nitidum. Antennarunm articuli 3 et 4 subtus toti, supra. apice rufi. Abdominis segmenta 5 apice, 6 et 8 supra tota alba. Hab. Pollenza (Prat den Bosch). Junio. 14. Microcryptus contrarius Krcl.b. 20%. sp. y. Niger, macula mandibularum, fascia transversa (medio forte interdum interrupta) clypei et orbitis facialibus albidis, abdo- minis medio, femoribus posticis, tibiis anterioribus saltem antice, posticis apice excepto rufis, alarum stigmate fusco,. radice albida, squamula nigra, nervello pone medium fracto. Long. 5 mm. M. perverso meo (Ent. Nachr., 1893, p. 125) femoribus ante— rioribus nigris, posticis rufis similis, sed duplo minor et alarum squamulis nigris, nitidis sat diversus. Abdominis segmento primo apice, 2-6 tota rufa. Hab. Manacor (Son Moro). Mayo. 15. Phygadeuon anthracinus Krchb. 20%. sp. O. Niger, antennarum flagello basi subtus rufescente, tibiis anterioribus saltem ex parte et femorum anticorum apice tes- taceis, capite longitudine dimidia latiore, pone oculos haud vel vix angustato, antennis subfiliformibus, basin versus paulo attenuatis, metanoti parte declivi medio impressa, utrin- que -denticulo acutiusculo armata, abdomine oblongo-ovato, depressiusculo, leevi, polito, segmento primo apicem versus parum dilatato, medio late et profunde canaliculato, postpetiolo 47) Kriechbaumer. — HIMENÓPTEROS. 245 distincte aciculato, alarum stigmate breviusculo, fusco, basi decolore. Long. corp. 5, terebr. 1/¿ mm. Hab. Pollenza. Mayo. 16. Phygadeuon balearicus Krchb. 20%. sp. $. Niger, ore pedibusque rufis, tibiarum posticarum apice cum earum tarsis nieris, antennarum articulo primo subtus, puncto ante alas, coxis et trochanteribus anticis vel anterioribus ala— rumque squamula et radice albis, alarum stigmate angustulo, piceo, cellula discoidali latitudine paulo longiore, angulo pos- tico externo acuto, nervello lonse pone medium fracto; abdo- mine lanceolato-ovato, planiusculo. Long. 35 mm. Ad Phygadevones sensam restricto Thomsonii referendus, Aavimana forma et colore abdominis similis, sed minor, stig- mate angustiore, capite postice angustato et signaturis albis indicatis maxime diversus. Facies subargenteo-sericea, cly- peus parvus,subtriangularis. Metanoti area superomedia trans- versa, hexagona, postero-media paulo excavata, costis long itu- dinalibus tenuibus tripartita. Abdóminis petiolus latiusculus, postpetiolus parum dilatatus, irregulariter aciculatus, seg- mentis 2 e£ 3 basi punctulato-scabriusculis, postice cum abdo- minis apice levibus. Hab. Palma (Cala Mayor). Junio. 17. Phygadeuon micromelas Krchb. 200. sp. y. Niger, nitidus, tibiis anterioribus plus minus piceis, capite transverso, pone oculos parum rotundato-angustato, antennis corpore paulo brevioribus, filiformibus, alis hyalinis, stigmate magno, lato, nigro, radice pallida, squamula nigra, nervello pone medium fracto. Long. 4 mm. Minoribus hujus generis adnumerandus; angulus posticus externus cellulee discoidalis fere rectus, inde Microcryptis appropinquans. HaB. Manacor (Son Moro). Mayo. 18. Tryphon (Mesoleius) balearicus Krchb. 20%. sp. Q. Niger, mandibulis medio albis, antennarum flagello et abdo- 246 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) minis segmentorum margine externo rufescentibus, pedibus rufis, tibiarum posticarum dimidio basali (summa basi ipsa excepta) albo, apicali et tarsis posticis nigris; antennis corpo- ris longitudine, setaceis, metanoti area superomedia, triangu- lari, impressa, a petiolari indistinte divisa, abdomine ovali, depressiusculo, petiolo latiusculo sensim in postpetiolum apice multo latiore dilatato, terebra vix exserta, alarum stigmate testaceo, basi pallidiore, margine antico et maxima parte pos- tico quoque fusco, areola nulla, nervello pone medium fracto. Long. 6 mm. Habitu toto cum Sphecophaga vesparum (Rtzb.) Wst. quo- dammodo convenit, sed antennis longioribus, apice magis acuminatis et colore pedum abdominisque plane differt. Inter Fersteri genera Sindipnus genus huic speciel proxi- mum esse mihi videtur, sed secundum speciem typicam et unicam collectionis Fersteriane /S. nigricoris) species nostra vix huic generi associari potest. Hab. Soller (Soller). Mayo. 19. Bassus balearicus Krchb. 20%. sp. Q. Niger, ore, clypeo, orbitis internis, lineola utrinque meso— noti, puncto ante alas, macula scutelli, annulo tibiarum pos- ticarum alarumque squamula et radice albis, antennis subtus rufescentibus, abdominis segmento 2 apice pedibusque rufis, tibiis posticis tricoloribus, tarsis posticis nigris, alarum stig— mate fusco, basi pallida. : Long. 4 '/, mm. -Impressionibus transversis segmentorum Basso letatorio Y. maxime affinis, an ejus var. a Zhomsomnei? sed individua transitoria ad hanc speciem mihi nunquam obvenerunt. Han. Pollenza. Mayo. 20. Homoparus bifoveolatus Krchb. 207. sp. Q S. O. Niger, nitidulus, ore, clypeo, macula media faciei, stria subhamata ante alas, lineola infra alas, coxis et trochanteri- bus alarumque squamula et radice flavis, coxis posticis basi nigris, pedibus ceterum et abdominis medio rufis, orbitis fa— cialibus angustissime et antennis subtus rufescentibus; capite transverso, pone oculos angustato, supra clypeum foveolis duabus magnis et profundis instructo, metanoti nataulis vix (9) Kriechbaumer.—HIMENÓPTEROS. 247 ullis, lobo medio late impresso, abdominis apice compresso (an fortuito?), alarum stigemate fulvo, areola nulla, nervello in medio fracto. Long. 5 mm. An scutellum flavum sit an nigrum, propter acum id perfo- rantem dubium est. Metanotum punctato-scabriculum, area posteromedia sola distinctiore, magis nitida. Abdominis seg— menta 2-4 rufa, 4 macula magna basali nigra. cs. Facie tota et orbitis frontalibus flavis, abdominis apice haud compresso, lanceolato-cylindrico, segmentis mediis et tarsis posticis plus minus infuscatis, foveolis supra clypeum multo minoribus, fere punctiformibus differt. An sexus q” fe- mine hic descriptee ? Hab. Manacor (Son Moro). Mayo. 21. Pimpla semivaria Krchb. 20%. sp. O. Nigra, antennis subtus rufis, capite flavo, thorace flavo— rufoque picto, pedibus rufis, tibiis tarsisque posticis nigro— alboque annulatis, abdomine sublineari, fortiter punctato, segmentis 1-5 longitudine latioribus, alarum stigmate fusco, nervello ante medium fracto. Long. corp. 8, terebr. ab origine ad basin segmenti 6, ven- tralis 3 */, mm. P. angenti maxime affinis, sed thorace maxima parte rufo plane diversa. Caput transversum, pone oculos valde oblique angustatum. Thorax latitudine parum longior; mesonotum nataulis angustis, postice abbreviatis; metanotum brevissi- mum, valde declive, area petiolari excavata, foveiformi. Abdo- men usque ad apicem segmenti 2, paulo dilatatum, 3-5 vix, 6 et 7 distincte angustatis, 2-6 tuberculis majusculis sed parum elevatis, instructis. Terebree valvule (post mortem) involutee. Caput nigrum, orbitis anterioribus et superioribus pallide flavis. Antenne fusce, flagello subtus rufo. Thorax albido- pubescens, rufus, supra vittis 3 vix indicatis fuscis, lateribus utrinque vitta transversa indeterminata propleuras, partem superiorem mesopleurarum et metapleuras fere totas occupante maculaque pectorali nigris, margine supero pronoti lineolaque infra alas, margine laterali et apicali scutelli, lineola vel pun- ctis duobus metanoti flavis. Abdomen totum nigrum. Pedes rufi, geniculis flavescentibus, tibiis tarsisque posticis fuscis, 248 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) illarum annulo, horum articulis basi rufescentibus vel albidis. Hab. Pollenza (Prat den Bosch). Junio. 22. Pimpla tricolor Krchb. 20%. sp. g. Niger, thorace pedibusque rufis aut fulvis, ore, clypeo, facie, orbitis omnibus, posticis medio late interruptis, antennarum basi subtus, lineolis ante et infra alas, postscutello, punctis duobus metanoti, coxis et trochanteribus anterioribus flavis, tibiis et tarsis posticis nigris, albo-annulatis, abdomine cylin- drico, fortiter punctato, seementis 2-5 castaneis, apice nigris, 3-5 tuberculatis. Long. cca 6 mm. Caput transversum, pone oculos valde angustatum. Antenne filiformes, basin versus angustate. Ale hyaline, iridescentes, stiemate piceo, squamula et radice flavis, areola-trapezoidea, obliqua, nervello ante medium fracto. Ha. Pollenza. Junio. 23. Pimpla (Epiurus) erythronota (Fist. in coll.) Schmkn. Monogr. Bearbeit. d. Pimpliden in Zool. Jahrb. Vol. 11, p. 524, Q. Habitu toto illi subegeneri Fórsteri adnumeranda, in quo unica heec species colore rufo mesonoti ab omnibus reliquis distincta est, quare determinatio vix dubia. Niger, mesothorace et maxima parte metathoracis pedibus- que rufis, abdomine castaneo, segmento primo toto, 2-5 mar— gine postico nigris, antennis basi subtus rufescentibus, alarum stiemate majusculo, flavo, squamula et radice pallidis, areola obliqua, trapezoidea, nervello pone medium fracto. Long. corp. ceca. 7, terebr. ab origine in basi segmenti sexti ventralis 6, ab apice abdominis 4 */, mm. Hab. Pollenza. Junio. 24. Pimpla (Epiurus) balearica Krchb. 20%. sp. 2. Niger, pedibus rufis, anticorum coxis, posticorum trochan— teribus basi, femoribus apice extremo subinfuscatis, tibiis tar— sisque albidis, illis infra basin et apice, his apice articulorum fuscis, antemnis breviusculis, alarum stigmate latiusculo, flavo, nervello pone medium fracto, terebra abdominis longitudine. Long. corp. 51,, terebr. 3, antenn. 31/, mm. (11) Kriechbaumer. — HIMENÓPTEROS. 249 P. brevicornis Gr. et Bnoliane Htg. maxime similis et affinis, sed minor, ab illa coxis posterioribus rufis, ab hac stigmate alarum flavo et coxis anticis nigris, ab utraque antennis pau- lisper longioribus sat differt. 2. ercotome Hte. quoque valde similis, sed paulo minor, antemnis totis nigris, stiemate paulo angustiore, haud obscurecincto, femoribus posticis apice ni- gris, tarsorum posticorum articulis tribus primis (in ezcotoma primo solo) basi albis ab ea differt. Han. Palma. Abril. 25. Pimpla cingulata Krchb. 200. sp. y. Nigra, cingulis abdominis rufis, pedibus fulvis, anteriorum coxis et trochanteribus albidis, posticorum coxis, tibiis et tar- sis nigris, coxis rufo-maculatis, annulo medio tibiarum et summa basi tarsorum albis, antennarum flagello basi rufo, articulis 6 et 7 (si recte vidi) uno latere erosis. Long. corp. vix 5, antenn. 4 mm. Erosione duorum articulorum antennarum in Zampronotus vergit, sed propter areolam clausam, abdomen tuberculatum et colorem ex parte distincte rufum Pimplis aduumeranda, nisi femina adhuc ignota forte genus novum condere jubet. Caput transversum, pone oculos oblique angustatum, anten- ne tenues, filiformes, apice parum acuminati. Metanotum parum declive, postice medio triangulariter impresso. Abdo- men cylindricum, apice angustatum, segmentis 3-5 leviter tuberculatis, 2-4 margine postico elevatiore, 3 et 5 imma basi, 4 apice excepto castaneo-rufis. Hab. Manacor (Son Moro). Mayo. 26. Glypta rufiventris Krclb. 200. sp. Q. Nigra, abdomine (apice extremo excepto) pedibusque rutfis, posticorum tibiis apice et infra basin fuscis, tarsis fuscis, his et illis basi summa albidis, clypeo fuscobarbato, facie juxta eum utrinque argenteo-sericea; alarum stigmate rufo, fusco— cincto, nervello pone medium vix fracto. Long. corp. 6 !/,-7, terebr. individ. minoris 3 mm. Inter nostrate forte (71. hesitatori maxime affinis, sed abdo— _ mine fere toto rufo ab omnibus speciebus mihi notis, ab ¡lla etiam coxis rufis diversa. Hab. Manacor (Son Moro). Mayo. 250 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) 27. Sagaritis balearica Krchb. 20%. sp. y. Nigra, abdomine pedibusque rufis, basi nigris, plica ventrali basi nigra, tibiis posticis summa basi albida, infra eam et apice subinfuscatis, calcaribus albis, alis hyalinis, iridescentibus, stiemate fusco, squamula etradice albis, areola minuta, petio- lata, nervello subrecto, haud fracto. Long. 7 mm. Propter plicam ventralem basi nigram in sectione 1 Thomsonii collocanda, sed angulus posticus externus cellulee discoidalis acutus et femora gracilia magis cum sectione 2 conveniunt. Caput transversum, pone oculos valde oblique angustatum. Thorax cum coxis griseo-pubescens, metanoti area superome- dia semiovali, postice aperta et cum posteromedia suborbicu- lari confluente, superolateralibus vix divisis. Abdomen sub- clavato-cylindricum, post-petiolo latitudine fere duplo longiore, depressiusculo, lateribus basi excepta parallelis, apice late rufo, segmentis 2 et 3 sensim et parum dilatatis, illo latitudine me- dia duplo longiore, rufo, basi late, apice angusto nigro-margi- nato, 3 latitudine dimidio longiore, rufo, 4-6 rufis, supra subin- fuscatis, 7 toto fusco. Valvule genitales breves, obtuse, nigree. HAB. Manacor (Son Moro). Mayo. 28. Sagaritis periscelis Krchb. 20%. sp. 9 S. Q. Nigra, abdomine basi excepta pedibusque rufis, coxis omnibus, posticorum trochanteribus basi, tibiis et tarsis nigris, illarum basi summa annuloque medio latiusculo et horum basi albis, alis hyalinis, iridescentibus, stigmate pallide fusco, squamula et radice albis, areola minuta, petiolata, angulo pos- tico externo cellulee discoidalis acuto; nervello subrecto, haud fracto; terebra sursum directa, leviter curvata, apicem abdo- minis parum superante. Long. 6 mm. Nec in primam nec in secundam sectionem Thomsonii hane speciem referre licet, quum plica ventralis a colore totius ab= dominis haud discedat. Caput transversum, pone oculos oblique angustatum. Meta- notum distincte areatum, area superomedia majuscula, pen— tagona, basali 2 angustula 1 parva, superolateralibus costa obliqua divisis, anteriore cum basali-laterali confluente, poste- | romedia magna, subhexagona. Abdomen e latere visum bre- (13) Kriechbaumer. —HIMENÓPTEROS. 251 viter et fortiter clavatum, apice truncatum, rufunm, petiolo et basi postpetioli nigris, segmentis ultimis supra, certo situ apice infra quoque fusco-umbratis, postpetiolo planiusculo, lateribus parallelis, segm. 2 apicem versus dilatato, latitudine apicali parum longiore, 3 et 4 subquadratis, 5 et 6 longitudine et lati- tudine decrescentibus, transversis, Y vix prominente, longe rotundato. y. Abdomine minus dilatato, metanoti area superomedia et posteromedia subelongatis, illa apice aperta et postpetiolo latiore a femina differt, quee differentiee individuo presenti tan- tum proprie mihi videntur, quare ne minime quidem dubito, quin hic $ cum descripta femina sita conjunctus sit. HaB. Manacor. Mayo. 29. Sagaritis trochanterata Krchb. 20%. sp. Y. Nigra, abdominis segmentus subtus et lateribus ex parte rufis, mandibularum macula, alarum squamula et radice tro- chanteribusque flavis, his supra nigro-maculatis, femoribus anteriorum tibiis tarsisque anticis rufis, femoribus mediis basi, posticis basi, et apice nigris, tibiis posticis albis, apice et infra basin nigris, tarsis posterioribus basi summa albis, alarum stigmate stramineo, nervello longe pone medium vix fracto, nervo superio tenuissimo, terebree valvulis clavatis. Long. corp. 5, terebr. ?/¿ mm. Caput transversum, pone oculos oblique angustatum, facie albo-sericea, juxta clypeum maculis duabus e pilis densioribus compositis instructa. Antenne tenues, filiformes. Ares meta- noti lis speciei precedentis similes, supero-laterali anteriore et basali laterali ut in illa unitis, sed angustioribus, simul sump- tis fere semiorbicularibus. HAB. Pollenza. Junio. 30. Sagaritis (?) dorsalis Krchb. 0%. sp. O. Nigra, ore flavo, abdomine elongrato, subclavato-cylindrico, rufo, basi apiceque nec non dorso segmentorum intermedio- rum nigris, pedibus albo-rufo-nigroque variis, capite pone oculos oblique angustatum, alarum stigemate stramineo, squa- mula et radice albidis, areola minuta, petiolata, nervello pone medium vix fracto; terebra brevi, valvulis linearibus. Long. 6 mm. 252 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) Caput longitudine duplo latius, facie albo-sericea, maculis duabus juxta clypeum e pilis densioribus compositis instructa. Antennee tenues, filiformes, vix dimidii corporis longitudine. Metanotum distincte areatum, area superomedia subhexagona, basali media parva, triangulari, acute marginata, basali-late— ralibus cum superolateralibus anterioribus confluentibus, pos- teromedia magna, longa, subtriangulari, versus superome-— diam acuminata, lateribus medio minutissime tuberculatis. Abdominis petiolus longus, tenuis, postpetiolus illo brevior, convexiusculus, dimidio anteriore sensim dilatato, posteriore lateribus parallelis; segmentis 1 et2 nigris, hoc vix apice rufo- marginato, 3-6 rufis, dorso nigro-maculatis, maculis apicem versus angeustatis, sensim minoribus, segmenti sexti strigifor- mi, segm. 7 toto nigro. Color pedum idem ac in specie preece— dente. Ale hyalinee, iridescentes, angulo postico externo cellu- lee discoidalis parum acuta. Sy (an hujus?). Coxee anteriores plus minus flave, femora postica vix apice extremo nigra; abdominis dorsum extensius nierum:; quee quidem differentise sexuales et minoris momenti esse mihi videntur. Valde autem discrepant arese metanoti: area basalis media postice truncata est, superomedia magna, subrhombea, costis posterioribus evanescentibus. Queritur, utrum heec forma regularis et constans, an irregularis et ab- normis sit, quoad nonnisi pluribus individuis comparatis dis- cerni potest. Hab. Pollenza. Mayo. 31. Sagaritis (?) Moraguesi Krchb. 20%. sp. O. Niger, palpis albidis, macula mandibularum et articulo pri- mo antennarum subtus fulvis, abdomine rufo, dorso nigro, plica ventrali basi albida, pedibus albo-rufo-nigroque variis; capite pone oculos angustato, alarum stigmate pallide piceo, radice et squamula albidis, areola majuscula, trapezoidea, pe= tiolata, nervello haud fracto. Long. corp. 5, terebr. 1*/, (ab origine 2) mm. E minimis hujus generis. Caput transversum, pone oculos oblique angustatum. Plica ventralis basi (segm. 2) flava, in segmentis ceteris macula quadrata nigra utrinque notata. Pe- des rufi, trochanteribus albis, posticis cum basi femorum ni- gris, tibiis et tarsis posterioribus albis, illis apice et infra basin (15) Kriechbaumer. —HIMENÓPTEROS. 253 nieris, horum articulis apice nigris. Terebra sursum curvata. Secundum Thomsonii systema heec species forte ad Angitius referenda est. Hab. Manacor (Son Moro). Mayo. 32. Canidia balearica Krchb. 20%. sp. gd”. Niera, nitida, femoribus tibiisque anticis fulvis, illis subtus postice nierolineatis, tibiis posterioribus albis, apice, posticis basi quoque nieris, tarsis posterioribus angustissime albo- annulatis, alee areola brevipetiolata, radice pallida fulva, squa- mula nigra. Long. 5 mm. Ad 2 divisionem 3 B. Thomsonii (Op. ent., p. 1114) referen- da, cujus unica species (C. trochantella), tegulis (squamulis) albis differt. Caput transversum, pone oculos vix angustatum. Trochan— telli postici fulvi, tibiarum posticarum summa basis extus al— bo-maculata. HaB. Palma. Junio. 33. Casinaria parvula Krchb. 200. sp. O. Niera, pedibus anterioribus ex parte fulvis, tibiis posticis basi summa fulvescenti-albis, medio obscure rufescentibus, metanoto per totam fere longitudinem leviter excavato, costis duabus lateralibus, antice arcuatum junctis, postice obsoletis et canalicula media instructo: abdomine clavato, apice obtuse angustato, segmento tertio latitudine longiore; alis hyalinis, stigmate, squamula et radice fulvis, areola petiolata. Long. 43/, mm. Caput transversum, pone oculos oblique angustatum. An— tennee filiformes, corpore breviores. Terebra oblique ascendens, circa '/, ejus apicem abdominis superans. Pedes anteriores rufi, coxis, trochanteribus et femorum intermediorum basi postico nigris, trochantellis omnibus plus minus rufis. Cellulee dis- coidalis angulus posticus externus acutus, areola majuscula, breviter petiolata. HAB. Palma. Abril. CATÁLOGO DE LOS sr MO E A E EE RECOGIDOS EN LOS ALREDEDORES DE MADRID Y EN S. ILDEFONSO, POR DON AURELIO VÁZQUEZ FIGUEROA. (Sesión del 9 de Mayo de 1894.) Este catálogo dista mucho de contener todas las especies que se encuentran en las localidades citadas, pero puede ser— vir como uno de los muchos materiales que, reunidos, permi— tirán formar en su día un catálogo general de los lepidópteros de esta región. Mi poca habilidad en la caza de insectos; las ocupaciones de mi profesión: el no haber podido explorar ambas localidades en todas épocas y otra porción de circunstancias, dan lugar á poder asegurar que el catálogo completo es mucho mayor que la lista que doy á continuación. A fin de simplificar el trabajo, comprendiendo en la misma nota los insectos de las dos localidades mencionadas. señalo con la inicial —M.—las especies cogidas en Madrid, la mayor parte de las cuales lo han sido en la Casa de Campo, y con las—S. I. —las que han sido cogidas en San Ildefonso y sus cercanías. Como dato curioso he puesto las iniciales ez /. en aquellas especies que he podido conseguir criando las orugas (ez larva). No señalo las épocas en que se encuentran las diferentes especies por no hacer demasiado extensa esta relación y por- que en algunas de ellas no las he anotado, sobre todo en espe- cies no conocidas por mí. , 256 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) Creo que merezca completa confianza la denominación de todos los lepidópteros que figuran en este catálogo, pues todas las especies que no son muy comunes ó que presentan alguna dificultad para su clasificación han sido determinadas por el Dr. O. Staudinger. Poseo también unas 80 especies de microlepidópteros deter— minadas y otras tantas sin determinar; pero su estudio es muy difícil, y necesito el auxilio de alguno de los naturalistas que se dedican exclusivamente á este estudio. Cuando tenga de- terminadas todas las especies publicaré la lista de ellas. Valladolid, 5 de Mayo de 1894. Rhopalocera. Papilio Podalirius Z.—M.-S. I. — Machaon Z. ex 1.—M. Thais Rumina Z. ex 1.—M.-S. I. Parnassius Apollo Z.—S. I. Aporia Crategi L.—S. I. Pieris Brassicee £. ex 1.—M.-S. I. — Rape £. ex 1.—M.-S. Il. — Napi Z.—M.-S. I. — — v.Napaee Ksp.—$S. l. — Daplidice Z.—M.-S. I. Anthocaris Belia (7. ex 1.—M. — Ausonia 170. ex 1.—M. — Cardamines L.—S. I. — Euphenoides Stgr. ex 1.—M.-S. I. Zegris Eupheme v. Meridionalis Zd. ex 1.—M. Leucophasia Sinapis v. Lathyri 40.—S. 1. Colias Hyale L.—M.-$. IL , — Edusa F'abr.—M.-S. I. — — ab Helice 170.—M. Rhodocera Rhamni Z.—M.-S. I. — Cleopatra L.—M.-S. 1. Thecla W. album Añnochk.—S. 1. — JTlicis v. Asculi 4/0.—S$. I. — — ab. Cerri 170.—S$. l. o (3) Vázquez Figueroa. —LEPIDÓPTEROS. 257 Thecla Roboris Z'sp. ex 1.—M.-S. I. — Rubi Z.—S. I. — Quercus Z.—M.-S. I. — —Spini Se/1f/.—M.-S. 1. — — ab.Lynceus 10.—S. I. Thestor Ballus Fabr.—M. Polyommatus Miegii Vogel.—S. 1. — Gordius Sulz.—$. I. = Dorilis Zufn.—S. 1. = Phleas LZ.—M.-S. I. = — v. Eleus Fabr.—M.-S. 1. Lycena Betica L.—M.-S. 1. — Telicanus Zang.—M. — Argus v. Hypochiona Ramb.—S$. 1. — Astrarche Bgstr.—M.-S. I. — = v. Allous 170.—M.-S. LI. — Icarus Rott.—M.-S. I. — — v. Icarinus Serida.—M.-S. 1. — — Vv. Coerulea Stgr.—S. 1. — Corydon v. Albicans 47. S.—S$. I. — Argiolus Z.—M.-S. I. — Semiargus Rotf.—S. l. — Cyllarus Rott.—M.-S. 1. — Melanops B.—M. Libythea Celtis Laich.—M. Apatura Iris Z.—S. I. Limenitis Camilla Sch1f/.— M.-S. I. Vanessa C. Album Z.—M.-S. Il. — Polychloros £. ex 1.—M.-S. I. — — Urtice £.—S$. 1. — lo Z.—M.-S. I. — Antiopa Z. ex 1.—S. I. — Cardui Z. ex 1.—M.-S. I. — Atalanta L.—S. I. Meliteea Artemis v. Provincialis B.—S. I. —= — V. Desfontainesii 1. S.-—S. I. — Phabe Añoc».—M.-S. 1. Argynnis Daphne Sechif.—S. 1. — Lathonia LZ.—M.-S. I. — Aglaia L.—S. I. ANALIS DE HIST. NAT.—XXIM. 17 258 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Argynnis Niobe ab. Eris Meig.—5. 1. — Adippe v. Chlorodippe 24. S.—S. I. —- — ab. Cleodippe Stgr.—8. 1. — Selene Sch14.—$. 1. — Paphia v. Anargyra Stgr.—S. 1. = Pandora Sch1/4.—M.-S. 1. Melanargia Lachesis 40.—M.-S. 1. — — ab. Cataleuca Stgr.—S. 1. — Japygia v. Cleanthe B.—$S. 1. — Syllius H0st.—M. — Ines 1/59y.—M. Erebia Evias Lef.—S. I. Satyrus Alcyone Schif/.—M.-S. L. — Circe Fabr.—M.-S. l. — Briseis Z.—M. — Semele Z.—M.-S. 1. — Statilinus /4/fn.—M-S. I. — Prieuri ab. Uhagonis Oberth.—M. — Actea KEsp.—S. 1. Pararge Mera L.—$. l. — Megeera £L.—M.-S. 1. — Xgeria L.—M.-S. l. Epinephele Lycaon Rott.—M. — Janira v. Hispulla 410.—M.-S. 1. — Ida Esp.—M. — Tithonus Z. ex 1.—M-S. 1. — Pasiphe Esp.—M. Cenonympha Iphioides Stgr.—5..I. — Arcania L.—S. l. — Dorus £Esp.—M. — Pamphilus LZ.—M.-$S. 1. -- — v. Lyllus £Ksp.—M.-$. I. Spilothyrus Alcesw Esp.—M. -- Althee v. Beticus Ramb.—M. Syrichtus Proto 4Xsp. ex 1.—M. — Malve Z.—S. l. — Sao 40.—S. I. — Carthami 120.—S. l. =— Alveus v. Fritillum 40.—M. Hesperia Thaumas 44u/n.—M.-S. 1. (4) (5) Vázquez Figueroa. —LEPIDÓPTEROS. Hesperia Lineola 0.—S$. I. — Comma Z.—M.-S. I. — Acteon Rott.—M. Heterocera. Sphinges. Acherontia Atropos L. ex 1.—M.-S. I. Sphinx Convolvuli Z. ex 1.—M.-S. I. — Pinastri Z. ex l.—$. I. Deilephila Euphorbie Z.—M. — Livornica 4Ksp.—M.-S. I. — Celerio Z.—M.-S. I. Smerinthus Populi Z.—S. I. Macroglossa Stellatarum Z. ex 1.—M.-S. 1. -- Bombyliformis 0.—$. I. Sesia Chrysidiformis 4Esp.—M. — Montpeliensis S7yr.—M. Heterogynis Paradoxa R£amb. ex 1.—$. I. Aglaope Infausta Z.—M.-S. I. Ino Statices L.—$. I. — — Vv.Heydenreichii Zd.—S. 1. — Globularize v. Notata 1.—M. — Geryon 40.—M. Zygena Romeo v. Nevadensis Ramb.—$. 1. — Sarpedon 420.—M.-S. I. — Trifolii Xsp.—S. l. — — v.Syracusia Z.—$. Il. — Lonicere £sp.—$. I. — PHhilipendule Z.—$S. I. —- — Hilaris 0.—M. Bombyces. Sarrothripa Undulana 40.—M. — — ab. Degenerana 40.—M. — — ab. Dilutana 40.—M. 259 260 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Hylophila Quercana Sch1f4.—S. 1. Nola Cucullatella L.—S. 1. — Strigula SchifF.—8. L. Nudaria Murina 175. ex 1.—M.-S. L Lithosia Complana £.—S$. I. — Lutarella Z.—S. I. — Marcida 14n.—S$. 1. — Caniola 4/.—S. I. Emydia Striata LZ.—S. I. Deiopeia Pulchella Z.—M. Euchelia Jacobee £. ex 1.—M.-S. I. Nemeophila Russula Z.—S$. I. Callimorpha Dominula Z.—S. I. — Hera Z.—$. L Arctia Caja L. ex 1.—$. 1. — Villica ab. Angelica B. ex. 1.—M. — Hebe Z. ex 1.—M.-S. 1. — Dejeanii God. ex 1.—$. I. — Latreillei Fod.—$. Il. Ocnogyna Betica Ramb. ex 1.—M. Spilosoma Fuliginosa £.—S. I. — Mendica C7.—$. I. Hepialus Sylvinus L.—S. I. Cossus Ligniperda Fabr.—M.-S. I. Zeuzera Asculi L.—M. Stygia Australis Zatr.—M. Psyche Leschenaulti Stgr. ex 1.—$5. I. Orgya Aurolimbata v. Guadarramensis S?gr. e. 1.—S. 1. — Antiqua £. ex 1.—S. I. Leucoma Salicis Z. ex 1.—M.-S. 1. Porthesia Chrysorrhea Z. ex 1.—M.-S. I. Psilura Monacha Z. ex 1.—S$. I. = — ab. Eremita 0.—S$. I. Ocneria Dispar £. ex 1.—M.-S. I. Bombyx Neustria £. e. 1.—M.-S. I. — Vandalicia Mill. ex 1.—$. I. — Trifolii Asp. ex l:—$. I. — Quercus Z. ex 1.—M.-S. I. Lasiocampa Pruni £.—$S. L — Pini Z.—S. I (6) a (7) Vázquez Figueroa. — LEPIDÓPTEROS. Saturnia Pyri Schif. ex 1.—M.-S. 1. — Isabellae Graélls. ex 1.—$. I. Harpyia Vinula Z. ex 1.—M.-S. L. Notodonta Ziczac £. ex 1.—M. Lophopteryx Camelina L.—S. l. Pterostoma Palpina Z.—S. I. Cnethocampa Processionea Z. ex 1.—$. I. = Pityocampa Sehif. ex 1.—M.-S. I. — Herculeana Ramb. ex 1.—S. 1. Phalera Bucephaloides O. ex 1.—S. LI. Pygera Pigra Hufn.—S. 1. Noctuze. Acronycta Aceris Z. ex 1.—M.-$S. 1. — Rumicis L.—S. I. — Pontica ex 1.—M. = Tridens Sehi/.—M. Bryophila Pineti S?gr.—S. 1. == Orybiensis Mab.—S. 1. = Fraudatricula ab. Simulatricula G(1.—M. — Alge Fabr. ex 1.—M. = — ab. Mendacula 10.—M. - Ravula 410.—M. — Muralis Forst.—M.-S. 1. = — v. Par 40.—M.-S. 1. — Perla Fabr.—M.-S. IL. — — v. Rojiza.—S$. I. Agrotis Pronuba £. ex 1.—M.-S. I. — Orbona HZufn.—$. 1. — Baja Pabr.—S. 1. — Xanthographa Fabr.—S. 1. == — v. Cohaesa 17. S.—$. 1. — Puta 110.—M. — Glareosa Zsp.—S. 1. — Fimbria Z.—S. I. — Plecta L.—S. I. — Simulans Zufn.—M.-S. I. — Exclamationis Z.—S. 1. 262 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Agrotis Tritici L.—S. I. — — v. Aquilina 70.—M.-S. I. — Conspicua 170.—M. — Flavina 4S.—M. — —Segetum Schif.—M. — Crassa 11b0.—M.-S. l. — Obesa B.—S. I. — Trux 220. v. ?—S$. Ll. Neuronia Popularis Fabr.—S$. 1. Mamestra Brassice Z. ex 1.—M.-S. I. — Oleracea Z. ex 1.—M. — Chrysozona B4/h. ex 1.—M.-S. I. — Serena Fabr.—$. l. Episema Hispana Ramb.—S. 1. — Glaucina ab. Gruneri B.—M. — — ab. Hispana B.—M. Aporophyla Nigra 4H. ex 1.—M.-S. I. Epunda Lychenea 40.—S. I. Polia Dubia Dup.—S$. 1. — Chi Z.—S. I. — Flavicincta Fabr.—S. 1. — Xanthomista v. Nigrocincta 77.—$. I. Apamea Testacea Hb.—S. 1. Hadena Furuncula 77.—S$. I. — Ochroleuca Zsp.—S. L. — Didyma Zsp.—S. 1. — Strigilis C7.—$S. I. — —Basilinea Pabr.—M. — Monoglypha Hufn.—S. L. Cloantha Polyodon C7.—S. 1. Brotolomia Meticulosa L. ex 1.—M. Mania Maura Z.—M.-S. l. Leucania Conigera Fabr.—S. 1. — Vitellina 4H0.—M. — Lithargyria £sp.—S. l. Caradrina Exigua 0.—$. 1. — Morpheus 4un.—S. 1. — Ambigua Fabr.—M.-S. 1. — Quadripunctata Fabr.—S. 1. Amphipyra Pyramidea Z.—$. l. (8) (9) Vázquez Figueroa. —LEPIDÓPTEROS. Amphipyra Tragopogonis L.—S$. 1. Calymnia Affinis L. ex 1.—M. — Diffinis £Z. ex 1.—M. == — v. Palida ex 1.—M. Panolis Piniperda Panz.—S. 1. Cirredia Xerampelina ab. Unicolor Stgr.—S. 1. Xanthia Fulvago ab. Flavescens Xsp.—S. 1. Xylina Socia Rott.—$. l. Cucullia Verbasci £L. ex 1.—M. — Lychnitis Ramb. ex 1.—$S. IL — — Blattarie Esp. ex 1.—M. Plusia Gamma Z. ex 1.—M.-S. I. Heliothis Dipsaceus Z.—S. I. — Peltiger Schif. ex 1.—M.-S. 1. — Armiger 110.—M.-S. 1. Acontia Solaris Esp.—M. — Luctuosa 4Ksp.—M. Thalpochares Respersa 40.—M.-S. I. — Candidana Fabr.—M.-S. 1. — Purpurea.—S$. I. Agrophila Trabealis Sc.—M. Euclidia Glyphica £.—S. I. Catocala Elocata Esp. ex 1.—M.-$. 1. — Nupta Z.—S. I. — Sponsa L.—S$. I. ; — Nymphea Zsp.—M.-S. l. — Conversa ZKsp.—M.-S. I. — Nymphagoga Zsp. ex 1.—M. — Promissa Ksp.—S. Il. Spintherops Spectrum £sp. ex 1.—M.-S. 1. = Dilucida 40.—M.-S. I. Hypena Obesalis P.—S. — Obsitalis 270.—S. I. Brephos Nothum 440.—M. Geometraee. Pseudoterpna Pruinata Zufn.—S. 1. — Coronillaria 170.—S. 1. 263 264 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Phorodesma Pustulata Hufna.—S. l. Acidalia Vittaria 10.—M. — Lutfeolaria Const.—S. 1. — Ochrata Sc.—M. — Litigiosaria B.—M. — Sericeata 10.—S. 1. — Contiguaria 1b.—S. l. — Spoliata Stgr.—S. I. — — Humiliata 4ufn.—M. — Circuitaria 11b.—S$. I. — Herbariata Fabr.—S. I. — Turbidaria 45S.—M. — Assellaria 15.—$. I. — — Dilutaria 40.—S$. I. — Deversaria 4S.—$. l. — Mancipiata Stgr.—M. — Marginepunctata G0ze.—M.-S. I. — Moniliata Fabr.—S. 1. — Inornata Hw.—S$. Il. — Aversata £.—S. l. — Obsoletaria Ramb.—M. — Elongaria Ramb.—S$. l. — Rusticata Fabr.—S. 1. — Ornata Sc.—$. I. — Decorata BA4h.—S. 1. — Rubricata Fabr.—S$. 1. — Miserata Stgr.—S. 1. — Emarginata £.—$. l. Zonosoma Punctataria £L.—S. I. — Pupillaria 10. v. Palida.—$. I. Pellonia Vibicaria C7.—S$. 1. Abraxas Pantaria L.—M. Stegania Trimaculata Vill.—$. 1. Cabera Exanthemata Sc.—S. I. Ellopia Prosapiaria L.-—-$. I. Eugonia Fuscantaria Hw. ex 1.—M. — Quercaria 1/0. ex 1.—M.-S. I. — Alniaria £.—S. I. Crocallis Tusciaria BA/h. ex 1.—M. Urapteryx Sambucaria £.—S. 1. (10) (11) Vázquez Figueroa. —LEPIDÓPTEROS. Venilia Macularia Z.—S. I. Macaria Notata L.—S. I. — Liturata C7.—$. I. Hybernia Progemmaria 410.—M. — Defoliaria (1.—M. Biston Stratarius Hufn. ex 1.—M. Hemerophila Abruptaria 7/mM0.—M. Boarmia llicaria 4. (.—S. l. — Repandata £.—S. I. Tephronia Sepiaria 4Zufn.—S. 1. Gnophos Stevenaria B.—S. I. — Mucidaria 40.—S. 1. =— Furvata Fabr.—S. 1. — Serraria Gn2.—$. 1. Anthometra Plumularia 2.—S. L Athroolopha Pennigeraria 40.—$. I. Fidonia Famula Zsp.—M. Bupalus Piniarius Z.—S. I. Tephronia Cremiaria F177.—S. 1. Selidosema Ericetaria V2/1.—S. I. Enconista Miniosaria Dup.—M. Aspilates Gilvaria Fabr.—$. 1. — Ochrearia Rossi.—M. Ligia Jourdanaria V2l1.—M. Heliothea Discoidaria B.—S. I. Sterrha Sacraria L.—S. l. Lythria Sanguinaria Dup.—S. 1. Ortholitha Limitata Sc.—S. I. Odezia Atrata L.—S. 1. Lithostege Griseata Sehif.—M. Anaitis Plagiata L.—M. Chesias Spartiata Fuesl.—M. Triphosa Dubitata £.—S. I. Scotosia Vetulata Schif.—S. 1. — Rhamnata Schif/.—S. I. Cidaria Montanata B4h.—S. 1. — Dilutata B%h».—M.?-S. I. — Fluctuata £L.—S. I. — Bilineata Z.—M.-S. I. — — v. Testaceolata Stgr.—M.-S. I. 266 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Cidaria Elutata 4b.—S. 1. — Sociata Bkh.—S. I. — Ocellata £Z.—S. 1. — Uniformata Bel/.—S. 1. — Ribata 40.—S. I. — Sordidata Fabr.—$. I. Eupithecia Assimilata G1.—M. — Pumilata 40.—S. I. — — ab. Oxydata 77. — Oxycedrata Ramb.—M. - Subnotata 40.—$. 1. CATÁLOGO DE LAS PERIANTIADAS CUBANAS, ESPONTÁNEAS Y CULTIVADAS, POR D. MANUEL GÓMEZ DE LA MAZA. (Sesión del 6 de Diciembre de 1893.) ORDEN 11. —GAMOPÉTALAS (1). SUuBORDEN Il. — Gamopétalas superovariadas. Soláneas. —Convolvuláceas. — Apocíneas. — Asclepiádeas.— Escrofularíneas. — Gesneráceas.— Acantáceas.—Verbenáceas. Soláneas. Solanum torvum Sw.—Prendedera. = esculentum Dun.—Berengena. — igneum Lin. Y, inerme Dun. 9, Persiceefolium [Solanum Dun.] — nigrum Lin.—Hierba mora. — triste Jacq.—Zabaco cimarrón. — Boldoense A. Cand. [S. cardiophyllum Dun.; no Lind!.] (381, 3023).—Jazmin de Italia. — Jasminoides Paxt. (Cult.!) —Jazmin de Italia. — inclusum Gris. [S. tetramerum Durv.; A. Cand.] — tuberosum Lin. (Cult.!) —Papa. (1) Véanse los tomos xIx, p. 213 y xxtIr, p. 41, de estos mismos ANALES. 268 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (100) Solanum indecorum Rich. Callicarpefolium Kunth y Bouché.— Prendedera ma- cho (tipo y var.). g, asperum [Solanum Valk]. y, radula [Solanum Valh]. Edwardi Kunth y Bouché.—Omitido por Sauval. Verbascifolium Lin. (3031). — Prendedera macho, P. hedionda, Tabaco cimarrón. fragile Wr. (3024). Havanense Jacq. (3025). —Zomatillo de la Habana, Aji de China?—El S. Havanense, Vellozo, es muy dudoso. lentum Cav. (3026). virgatum Lam.* (385). Aquartia Dun. (1642). Crotonoides Lam.* (382). lanceefolium Jacq. (exót.) y?, scabrum [Solanum Vahl] (3028).— 4jJicón. 9?, Sagrenum [Solanum Rich]. Cubense Dun.—No descrito en el Prodromus, omitido por Sauval. Jamaicense Sw. (380). aculeatissimum Jacq. (3029). latifolium Poir. (3030). Chameacanthum Gris. (3634). mammosum Lin. (Cuba?) — Giiirito. Lycopersicum esculentum Mill. [Solanum Lycopersicum Lin.] (Cult.!)— Zomate. Capsicum pendulum Willd.—4¿1 (tipo y var.) £, minus Dun. [C. Havanese Kunth]. baccatum Lin.—A4A¿1 guaguao. annuum Lin. (cult.)—4/1 común, Pimiento. Physalis pubescens Lin. (3635?) — Pantomima, Vejiga de perro. angulata Lin. (3637).— Zomatillo. 6, Capsicifolia Gris. [Physalis Dun.] (Cult.! silv.?)— Farolillo. : y, Linkiana Gris., A Gray [Physalis Nees].—Pantomi- ma, Vejiga de perro. Hermanni Dun. (3636).— Pantomima, Vejiga de perro. Lycium Acnistoides Gris.—Palo gallina, Belladona de la tierra. (101) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS (CUBANAS. 269 Datura Stramonium Lin.—Chamico. 8, Tatula Dun.—Chamico, C. azulado. — Metel Lin.—COhamico. — fastuosa Lin. —Chamico de la tierra?, Túmica de Cristo, Nangué. — ceratocaula Ortega.—Chamico silvestre. — suaveolens Kunth.—Campanilla blanca, Flor de campa— na, Floripundio blanco, Árbol de la bibijagua. Solandra grandiflora Sw.—Ohamico bejuco. = longiflora Tuss.—Chamico bejuco. Cestrum nocturnum Lin.—(EFalán de noche. — — Laurifolium L'Hérit. (1352, 13523).— Galán de dia, de sabana. — hirtum Sw. (386). — album Ferrero. — fastigiatum Jacq. — Moquinianum Dun. — odontospermum Jacq.—Omitido por Sauval. — — diurnum Lin. (387, en parte, 3032).— Galán de dia (tipo y var.) y, tinctorium [Cestrum Gris.; no Jacq.?; C. diurnum A. Gray?; no Lin.] (376). — macrophyllum Vent. (387, en parte). — Daphnoides Gris. (1351). Petunia parviflora Juss. (3638). — Nyctaginiflora Juss. (Cult.!)—Petunia. — violacea Lindl. (Cult.!)—Petuma. Nicotiana repanda Willd.—Zabaco cimarrón. — Tabacum Lin. [N. Havanensis Lagasca] (Cult. !)— Tabaco. — Plumbaginifolia Viv. — Doniana Dun. Brunfelsia nitida Benth. [B. sinuata Rich.; B. parvifolia Rich.] (3021).—Galán de noche, arbusto, Nabaco. - Cestroides Rich. (B. purpurea Gris.; B. Vinciflora Gris.] (393, 394, 1349).—Galán de noche morado, Lila de las Antillas. — Americana Sw.—Omitida por Sauval. Schwenkia Americana Lin. [S. adscendens Gris.; no Kunth]. — Tabaco cimarrón. 270 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (102) Convolvuláceas. Argyreia speciosa Sweet (Cult.!) Ipomea (Calonyction) bona-nox Lin. [Calonyction megalocar- pum Rich.; C. speciosum Rich.|—/'lor de Y, blanca, Bejuco de campanillas. — (Operculina) pterodes Choisy.—A Imorrana, Tomate de mar, de flor amarilla. — — tuberosa Lin.—Bejuco de indio? — (Schizips) dissecta Pursh.—Aguinaldo de almendra. — — pentaphylia Jacq. [Batatas Choisy].— 4 gui naldo velludo. ES =- quinquefolia Gris. [Batatas Choisy]. — (Batatas) Batatas Lam.* (ofrece algunas var.) (Cult.) —Bomato. — — fastigiata Sweet.—Aguinaldo. — — Sidefolia Choisy.—Campanilla blanca, Agui- naldo blanco. = — alternifiora Gris. [I. obtusata Gris.; I. digi- tata Lin.; var., Gris.; 1. punctata Wr.; I. Pes-Capre Gris., Cat. 203? no Sw.?]— Agwinaldo de pinares. = — Jalapoides Gris. — — Calantha Gris. — (Pentadactylis) Cavanillesii Róm. y Schult. =- — triloba Lin.— Marrullero, Agwinaldo rosado (tipo y var.) 8, Eustachiana Jacq. — tenuissima Choisy. — — (Xanthifos) umbellata Mey.—Aguinaldo amarillo. — (Pes-Capre) Pes-Capre Sw.—Bomato de playa. — — Acetoseefolia Róm. y Schult. — Bomiato de playa. — — Martinicensis Mey. [Aniseia Choisy]. — — Nympheifolia Gris. —Bomiato de playa. — — Imperati Gris. [Convolvulus Vahl.; Bata- tas litoralis Choisy; no I. litoralis Blum.; I. arenaria Róm. y Schulf.; no Steud.|—Boniato de playa. (103) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 271 Ipomea (Pes-Capre) sagittata Desf. — heptaphylla Gris.—Bejuco de indio criollo, morado. — dactylophylla Gris. = calophylla Wr.—Zerciopelo de monte. — Hypargyrea Gris. — precox Sauval. (Exogonium) repanda Jacq. B, pratensis Wr. y, undulata Wr. -- arenaria Stend.—Omitida por Sauval. — microdactyla Gris. — Fuchsioides Gris. — racemosa Poir. — argentifolia Rich.—Terciopelo solferino. (Quamoclit) Quamoclit Lin. [Q. vulgaris Choisy].— Cambustera de hojas menudas. (Mina) coccinea Lin. — Cambustera de hojas anchas, Punzo. — Hederefolia Lin. [I. coccinea Lin.; £, Hederze- folia A. Gray]. (Pharbitis) punctata Sauval (no Wr.) —- Cissoides Gris. ¿-— Nil Roth.—JZanto de la Virgen, Agwinaldo : azul claro. =- purpurea Lam.*[Pharbitis hispida Choisy]. —Aguinaldo purpúreo. — acuminata Róm. y Schult. [Pharbitis mu- tabilis Choisy; Ph. calycosa Rich. ?] — cathartica Poir.—Aguinaldo. — Jamaicensis Don. —Omitida por Sauval, así como la var. g, glabrata Gris. — heterophylla Ortega. (Apharbitis) Rudolphi Róm. y Schult. (sección?) commutata Róm. y Schult. — ?Ramoni Choisy. — ?pinnatifida Don. = ? Serpyllifolia Don. 2 — ?PFalkioides Gris. 772 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (104) Ipomea ? (sección?) ? [Pharbitis Ostrina Lindl., Bot. Reg:, lami- na 51.] (Cuba, según Benth. y Hook., Gen. pl., 1, 872.) Jacquemontia Tamnifolia Gris. [Ipomea Lin.]—4A yuinaldo azul. Convolvulus pentanthus Jacq. -- micranthus Róm. y Schult. — Jamaicensis Jacq. — Valenzuelanus Rich. iS Havanensis Jacq. [Ipomea Choisy; C. ruderarius Kunth.] 6, corolla-majori Gris. = nodiflorus Desr. — tricolor Lin. (Cult.)—Don Diego de dia. Evolvulus Alsinoides Lin. — arbuscula Poir. — sericeus Sw. £, argenteus Gris. [Evolvulus Pursh.] =— incanus Pers. — Serpylloides Sauval, nombre [Convolvulus (Ortho- caulos) Serpylloides Gris.] = nummularius Lfn.—4Aguinaldito rastrero. =- Congifolius Choisy (Habana, según Choisy, en Cand., Prodr., 1x, 449).—Omitido por Sauval. Dichondra repens Forst.—Aguinaldito rastrero. Cuscuta (Grammica) Americana Lin.—Bejuco fideo. — — umbellata Kunth. : — — indecora Choisy [C. decora Engelm.] = — obtusiflora Kunth. Apocineas. Allamanda cathartica Lin.—Jazmin de la tierra, Barbero, Flor de barbero. Carissa grandiflora Cand. (cult.) Thevetia Neriifolia Juss.—Cabalonga, Cobalonga. Rauwolfia nitida Lin.—Huevo de toro. - canescens Lin.—Palo bomato. — Lamarckii, A. Cand. [R.: nitida Lam.*; R. lati- folia A. Cand.; R. lanceolata Gris.; Veg. Kar., A. Cand.?] = Ternifolia, Kunth.—?F'1utillo. (105) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 273 Rauwolfia Alphonsiana J. Múll. [R. parvifolia Spreng'.; f, Cu- bana A. Cand.; R. parvifolia Rich.] —= Salicifolia Gris.—£Lirio de paredón. — Cubana A. Cand.—L£Lirio de costa. Vallesia glabra Link.—Palo boniato. Tabernemontana Citrifolia Lin.—Pegojo, Jazmin de la montaña? — Laurifolia Lin. (Cuba?) — Berterii A Cand. (exót.) £, parviflora A. Cand.—Z£Lechoso, Palo lechoso. = discolor Sw. —- apoda Sauval. Cameraria latifolia Lin. [Neriandra Havanensis, J. Múll.]— Maboa. - retusa Gris.—MZaboa de sabana. Strempeliopsis Cubensis [ Rauwolfia? Strempelioides Gris.] — Palo boniato. Vinca (Lochnera) rosea Lin. [Lochnera Reich.]—Vicaria. Stemmadenia Galeottiana [Odontostigma Galeottianum Rich.] Plumieria alba Lin.—£irio, L. blanco, Aleli blanco, Atabaiba (tipo y var.) 8, glabra Gris. — obtusa Lin. (exót.?) y?, leevis Gris.—£irio amarillo, L. de playa, L. mo- rado. emarginata Gris.—£iú 0 (tipo y var.) £, Sericifolia [Plumieria Wr.] = Clusioides Gris.—£Lirio (tipo y var.) 5, parviflora [P. obtusa Lin.; 9, e Gris.] - Filifolia Gris.—£Liri0. —- rubra Lin.? (Cuba? silv.?2) — Lirio tricolor?, L. chu- cho?, L. dulce? = especie (cult.!)—£irio de Méjico. Malouetia Cubana A. Cand. Anechites asperuginis Gris. [Echites Sw., E. Lappulacea Lam.*; 3, asperuginis A. Cand.] Haplophyton cimidum (*) A. Cand. [Echites cinerea Rich.] Nerium Oleander Lin. (cult. !) —4 delfa, Rosa francesa. (1) En Benth. y Hook., Gen. pl., 11,723, se lee cimifugum; y en A. Gray, The Gamop., 1, 82, cimicidum. ANALES DE HIST. NAT. —XXIII. 18 214 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (106) Forsteronia corymbosa Mey.—Curamayiey prieto, Bejuco prieto. — Alexandri Gris.—Curamagiey prieto, Bejuco prieto. =— (Syringostachyun) Corylifolia Gris. [Thyrsanthus? Corylifolius Gris.; Echites spicata Jacq.?; Fors— teronia spicata Mey.?] Echites (Laubertia) biflora Jacq.—Clavelitos de sabana, C. de manglar. — — paludosa Vahl. [E..concolor Hamilt.]—Cla- velitos de manglar. — (Euechites) torosa Jacq .—Bejuco de mangle. = — rosea A. Cand. [E. Myrtifolia Róm. y Schult., no Poir.; Mesechites Myrtifolia J. Múll.|—Rosa de sabana. == — repens Jacq. — — umbellata Jacq. 8, longiflora Gris. y, crassipes [Echites Rich.] — — litorea Kunth. — (Laseguea) calycosa Rich. — (Mandevilla) Valenzuelana Rich. [Rhabdadenia Wrigh- tiana J. Múll.] SS = Sagreei Cand. [Rhabdadenia J. Miúll.; E. ferruginea Rich.] — (Rhabdadenia) Cubensis Gris. [Rhabdadenia J. Múll.] — — Lindeniana Gr. [Rhabdadenia J. Mill. ] — (Urechites) Andrewsii Chapm. [E. Neriandra Gris.: Neriandra suberecta A. Cand.; E. Ca- tesbeei Don.?] - — Jamaicensis Gris. [E. Domingensis Sw., no Jacq.] — — suberecta Jacq. [Urechites J..Múll.]—C7a- velitos de sabana, de flor amarilla. Asclepiádeas. Marsdenia clausa R. Br. [M. affinis Rich.] (1374) (1). —Curama— gúey, C. blanco. (tip. y var.) (?). (1) Es erróneo 1378, en Sauval. (2) Hay que distribuir entre las variedades las exsiccatas de Wr., 1375 y 2970. (107) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 275 Marsdenia £, campanulata [Marsdenia Gris.] y, bifida [Marsdenia campanulata Gris.; 6, bifida Gris.] agglomerata Dec.*ne ellíptica Dec.sr* umbellata Gris. (1) (2972). fusca Wr. (2976). Saturejifolia Rich.—Omitida por Sauval. Metastelma parviflorum R. Br. hamatum Gris. (2959). penicillatum Gris. (2960). f£, brachystephanum [ Metastelma Gris.; Ástepha- nus Cubensis Kunth; £, pauciflora Gris.] (1665, 2961, en parte) (?). linearifolia Rich. [Amphistelma Gris.] (*) (2957). fusculum Sauval. Cubense Dec.*"* (3528). Bahamense Gris., Cat. 174 [M. Cubense Gris., /F/0- ra, 417, no Dec.*"e; M. Schlechtendalii Chapm., nomDed:29) Poicilla Tamnifolia Gris. ovatifolia Gris. (4). Vincetoxicum palustre A. Gray [Ceropegia palustris Pursh.; Lyonia maritima Ell.; Cynanchun angustifo- lium Nutt.; Seutera maritima Dec.*"*; Cynan- chum maritimum Maximo: Amphistelma sa- linarum Wr., en Gris., Cat. 175; Metastelma salinarum, atribuido á Wr. por Sauval, autor de este nombre] (2958). scopariaum Á. Gray [Cynanchum scoparium Nutt.; Cynoctonum? scoparium, Chapm.; Ám- phistelma filiforme Gris.; A. Ephedrioides Gris.; A. Graminifolium Gris.; Metastelma filiforme Wr., según A. Gray, pero creemos que este nombre es de Sauval] (405, 2962, 2969). Sinónima de la M. elliptica Dec..ne ? La otra parte es algún Astephanus, según Benth. y Hook, ¿Será Vincetoxicum ? Véase Astephanus ovalifolius Rich. 276 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (108)- Vincetoxicum acuminatum [Orthosia acuminata Gris.] (2966). — oblongatum [Orthosia oblongata Gris.] (2967). Gonolobus Tigrinus Gris. (1667). fp, angustifolius Gris. — stephanotrichus Gris, (407, 2969). — Ottonis Koch y Bouché. Oxypetalum riparium Kunth (406). Metalepis Cubensis Gris. (2977?) [Gonolobus Rich., excluyendo sinonimia Jacq.?] Lachnostoma maritima |Ibatia Dec.*"*] — mollis [Ibatia Gris| (2978). Philibertia viminalis A. Gray |Asclepias Sw.; Sarcostemma Brownei Mey.; S. clausum Rich.] (1666). = ? scandens [Fischeria Cand.; Cynanchum crispiflo- rum Sw.; Salisb. Gonolobus crispiflorus Róm. y Schult.; Holostemma Candolleanum Spreng.] (1378).—Curamagiiey de costa, Huevo de toro, be- Juco, GUÁUrOo. Fischeria Havanensis Dec.***— Curamagiey de costa. Astephanus Grisebachi [Tylodontia Cubensis Gris.] (2564). — ovalifolius Rich. (403, 2968). —Gris., Pl. Wright., 520, cita la exsiccata de Wr., 1379.—Esta espe- cie será sinónima de la Poicilla ovatifolia Gris.? (2965). — urceolatus Gris. =- Cubensis Kunth (404). Stephanotis longifiora [Marsdenia Rich.] (2974). —Curamagiey. — Vinceflora [Marsdenia Gris.] (2975). — floribunda A. Brongm. (Cult.!)—£stefanotis. Hoya carnosa R. Br. (Cult.!) —Flor de cera. — especie (Cult.!) Calotropis herbacea Wallisch? (Cult.!) Stapelia variegata Lin. (Cult.!)—£strella, Africana. Asclepias Curassavica Lin. (401).—Flo7 de calentura, F. de la calentura, encarnada. = nivea Lin. [A. perennis Sauval, no Walt.?] (402). — Flor de calentura, blanca. — Cornuti Dec.sr* (Cult.) — Hierba acolchada, Asclepias de Siria. (109) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 277 Escrofularineas. Micranthemum (Eumicranthemum) (*') orbiculatum Mich.* — - (2) rotundatum Wr. — (Hemianthus) (*) Nuttallil A. Gray [Hem. Mi- cranthemoides Nutt.] = -- punctatum Sauval, nombre [Hem. punctatus Wr.] — multifiorum Sauval, nombre [Hem. multiflorus Wr.; Hem. erosus Wr.] — — trisetosum Sauval, nombre [Hem. trisetosus Wr.] — — Elatinoides Sauval, nombre [Hemianthus Gris.] — — Callitrichoides Sauval, nom- bre [Hemianthus Gris.] (1640, en parte) (*). = — adenander Sauval, nombre [| Hemiantus Wr.] —- — () refiexum Sauval, nombre [Hemianthus reflexus Wr.] — (Amphiolanthus) Bryoides [Amphiolanthus Gris.] — = Arenarioides [Amphiolan- thus Gris.] — (sección?) ciliolatum Sauval. — — ? tetrandrum Sauval (£). Hydranthelium humifusum Sauval, nombre [Herpestis (Bra— mia) humifusa Gris.; Herpestris obovata Poópp.] (). Encopa tenuifolia Gris. (1) Subsección Fumicranthemum propios. (2) Subsección Micropeplidium. (3) Subsección Zuhemianthus. (4) La otra parte es la Oldenlandia Callitrichoides Gris.: Rubiacea. (5) Subsección Hemiolanthus. (6) Estambres 4-3.— Micranthemum ? (7) Herpestis ? 218 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (110) Bonnaya alterniflora Sauval ('). Ilysanthes Gratioloides Benth. Capraria biflora Lin.—£scabiosa, Majuito. Scoparia dulcis Lin.— £Kscobilla. Buchnera elongata Sw.— Escabiosa. — Americana Lin. Gerardia purpurea Lin. -- hispidula Mart. — Domingensis Spreng.—Pernandina blanca. Synapsis Ilicifolia Gris. Russelia sarmentosa Jacq.—Omitida por Sauval. — Juncea Zuccar (Cult.!).— Lágrimas de amor, L. de Jú- piter. Scrophularia micrantha Desv.; no d'Urville. Stemodia maritima Lin. — Durantifolia Sw. — parvifiora Ait. — Ageratifolia Sauval. — radicans Gris. Conobea innominata G.-M. (?) (3003). —Omitida por Gris. y Sauval. Herpestis reflexa Benth. — repens Champ. y Schlecht. == 8 multistriata Wr. — Beccabunga Gris. — sessiliflora Benth. — rotundifolia Pursh. — obovata Pópp. (?). — Chameedryoides Kunth [H. Cubensis Pópp.] — Monnieria Kunth.—Graciola. — Micro-Monnieria Gris. Torenia (Nortenia) Asiatica Lin. (Cult.!) — Violeta china. Angelonia Salicarisefolia Kunth [A. angustifolia Gris.; no Benth.?] — Fernandina (enana y grande). Linaria (Elatinoides) Elatine Mill. (Cult.) Antirrhinum majus Lin. (Cult.!)— Boca de dragón, Monigote. (1) Zlysanthes? (2) Enana, postrada, muy ramosa. Hojas diminutas. (3) Véase Hydranthelium. (111) Gómez dela Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 279 Gesneráceas. Sesamum Indicum Cand. (exót.) y, subindivisum Cand. (Cult.!)—4Jonjolt. Crescentia Cujete Lin. [C. acuminata Kunth].—(Giiira, E. ci- marrona, Totuma. — Cucurbitina Lin.— Magiira. Schlegelia parasitica Miers (!) [Tanecium (?) parasiticum Sw.] —(Giiira macho. — brachyantha Gris. Bellonia spinosa Lin. Nipheea pulchella Gris. Heppiella rupincola Wr. [Rhytidophyllum petiolare Gris. Ca?., 198, en parte; no Cand.]—Boca de león. Pentarhaphia (Eupentarhaphia) Duchartreoides Sauval. =- — triflora Gris. — — incurva Gris. — — ferruginea Sauval. = — Salicifolia Gris. — — elandulosa Gris. — — venucosaDec:s2s = = Cubensis Dec.sne — (Duchartrea) viridifolia [Duch. Dec.*re] (9). — (Synanthera) humilis [Conradia Mart.] —= — depressa [Conradia Gris. ] — — Celsioides [Conradia Gris.] = —. Gloxinioides [Conradia Gris.] — — Libanensis(GesneriaMorr.;Ophian- the Hanst.; Conradia Gris.; Rhy- tidophyllum fioribundum Houtt.; Lem. Herincquia floribunda Meca] (1) Sauval hace sinónimas ambas especies bajo el nombre de Tanecium parasiti- cum Sw.,lo que es erróneo. Esta última especie, su sinonimia y demás, debe borrarse del catálogo de las Bignoniáceas (ANALES, xIx, 261). (2) El género Tanecium, admitido modernamente y distinto de Schálegelia, no tiene especies cubanas. Ambos son Gesneráceas. (3) Gris., Cat., 199, admite D. viridiflora Dec.sne 280 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (112) Pentarhaphia (Sytnanthera) reticulata [Conradia Gris.] fB, obovata [Conradia reticulata Gris.; £, obovata Gris. ] — o corrugata [Conradia Gris.] Rhytidophyllon crenulatum Cand. (Rhytidophyllum).—Boca de león. — tomentosum Mart. (Rhytidophyllum) [Rhyti- dophyllum exertum Gris.) — Boca de león, de paredón; Salvilla. — petiolare Cand. (Rhytidophyllum) [Rhytido- phyllum petiolare Gris., Cat., 198, en par- te].—Boca de león, de paredón. — Wrightianum Gris. (Rhytidophyllum).— Boca de león. Tussacia pulchella Reichb. [Besleria Don). Alloplectus cristatus Mart. Columnea (Eucolumnea) scandens Lin. — — tincta Gris. - (Collandra) sanguinea [(Besleria Pers.; Collandra Gris.; Alloplectus sanguineus Mart.] Martynia diandra Glox.— Martinia, Alacrancillo, Araña-gato. Acantáceas. Thunbergia fragrans Roxb. (Silv.)—Zumbergia. y, Nees. (Silv.)—T7umbergia. — alata Bojer (Cult.!)—4nteojo de poeta, Ojo de poeta. Ofrece algunas variedades. — erandiflora Roxb. (Cult.!)—Zumbergia azul. — erecta (Cult.!) [Meyenia Benth.] Elytraria tridentata Vahl. (Cuba?) y, Wrighti (3053). Hygrophila hispida Nees. (3056) [Ruellia Rich.] Calophanes Cubensis Rich. Ruellia geminiflora Kunth (3054) [Dipteracanthus geminiflo- rus Nees.; a, procumbens Nees.; D. nanus Nees.]— Fulminante. y, canescens Gris. (366) [Dipteracanthus Nees.]— F'u/- minante. (113) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. BL Ruellia diffusa Gris. (Rugel, 741) [Dipteracanthus diffusus Nees.] — simplex Sauval. — paniculata Lin. (3054) [ Dipteracanthus paniculatus Nees.; Hygrophila paniculata Grosourdy (Hygro- phylla)]. — tuberosa Lin. (Silv.!) |Cryphiacanthus Barbadensis Nees.]—Sa!/ta-Perico. £, humilis (Silv.) [Cryphiacanthus Barbadensis Nees.; o, humilis Nees.] (1) —Salta-Perico. — (Stephanophysum) Maravilla (3055) [Stemonacanthus macrophyllus Nees.] (%)—Zaravilla. Blechum Brownei Juss. (3057).—Mazorquilla. Dedalacanthus nervosus G.-M. (Cult.!) [Eranthemum nervo— sum R. Br.]—4zulejo. _Sanchezia nobilis Hook. (Cult.!) Acanthus mollis Lin. (Cult.!) —4 canto, Hierba giganta. Barleria Prionitis Lin. (Culf.!) Barleriola Solanifolia (3058) [| Eranthemum Cubense Spreng.; Barleria Solanifolia Lin.] y, humilis (Silv.) [Barleria Solanifolia Lin.; ¿ Nees.] 3, Lindeniana (Linden 1830). e, bispinosa (1342) [Anthacanthus bispinosus Gris.] -- Saturejoides (3059) [Barleria Gris.] Stenandrium rupestre Nees. (3060). — Droseroides Nees. (3061). — scabrosum Nees. (1344) [Ruellia scabrosa Sw.] — punctatum Gris. (3062). Eranthemum bicolor Schrank (Cult.!) — atropurpureum Hort. Angl.? (Cult.!) Anthacanthus microphyllus Nees. (368) [A. spinosus Gris.; en parte en Pl. Wright. y en Cat. pl. Cub., ho N€ESAl — spinosus Nees.? (*) (369) [A. spinosus Gris.; en parte en obras citadas]. (1) Corresponden al tipo ó á la variedad el número Wrightiano 1343 y el Ruge- liano 742. (2) La Ruellia Humbolatiana Klotzsch, ha sido recolectáda en Nueva Granada y dada erróneamente como cubana. (3) Especie omitida en Sauval, Flora. 282 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (114) Anthacanthus purpurascens Gris. (3066). — tetrastichus Wr., en Gris., Cat. pl. Cub., 198 (3067). Andrographis paniculata Nees. (Cult.) [Justicia Burm.] Aphelandra tetragona Nees. (Cult.) [Justicia cristata Jacq.] Justicia Origanoides Gris. [Adhatoda Nees.] — (Sarotheca) neo-glandulosa (3065) [Dianthera glandu- losa Gris.] — (Gendarussa) Peruviana Cav., /con., 1. lám. 28 (Cult.!) [Gendarussa Peruviana Nees.; Adhatoda furcata A. Cand.] Adhatoda Vasica Nees. (Cult.!) [Justicia Adhatoda Lin.] —./us- ticia, Adatoda. Jacobinia (Cyrtanthera) Harpochiloides (3063) [Dianthera Gris.] — => Catalpefolia G.-M. (Cult.!) [Cyrtanthe- ra Hook.]—Cirtantera amarilla. — = Pohliana (Cult.!) [Cyrtanthera Nees.; Justicia carnea Lindl.; Hostul.; Bof. Reg.]—Cirtantera rosada. -- (Pachystachys) coccinea (362) [Pachystachys Nees. ] Dianthera Sagreeana Gris. (367) [Rhytiglossa Rich.; Rh. obtu- sifolia Nees.; £, hirsuticaulis Nees.; D. obtusifolia Gris.; hirsuta Gris.] ¿Será una Justicia? — Rugeliana Gris. (3064) [D. obtusifolia Gris.; en pl. Rugel, 377]. — reptans Gris. (364) [Rhytiglossa Nees. ] — Peploides Gris. (365). — comata Lin. (*) (363) [Rhytiglossa Havanensis Nees.] — ovata Walth. (3641) [Rhytiglossa humilis Nees.; a]. Fittonia argyroneura Cómans (Cult.!) Thyrsacanthus nitidus Nees.; a (*) (la Ossa en herb. Cand.) Graptophyllon hortense Nees. (Graptophyllum) (Cult.!) [Justi- cia picta Lin.] (1) Enel Progr. no se cita, y se lee: 1.2 RAytiglossa Havanensis Nees. (Greene, 26) [Justicia humilis Greene], 2.2 Zeptostachya comata Nees. (la Sagra, 601), siendo las dos especies sinónimas de la Dianthera comata Lin., según Sauval; 3. Zeptostachya Mar- tiana Nees.; a (Popp. en herb. Berl.), omitida por Sauval, sinónimo de la D. comata Lin., según Gris., Flora, 456. (2) El número W.ightiano 3058 corresponde al tipo ó á una variedad. (115) Gómez de la Maza.—PrERIANTIADAS CUBANAS. 283 Dicliptera sexangularis Juss. (3068).—Ga/llitos. — assurgens Juss. (1638). y, Vahliana (Silv.!) [Dicliptera Nees.] Verbenáceas. Cornutia pyramidata Lin. Stachytarpheta (1) Jamaicensis Vahl. (Silv.!) [S. strigosa Vahl.] — Verbena azul. — angustifolia Vahl.— Verbena de hoja angosta. <= elatior Schrad.— Verbena. — Orubica Vahl.—Verbena cimarrona. — mutabilis Vahl.—Omitida por Sauval. Tamonea Verbenacea Sw. Petrea volubilis Jacq. (Cult.!, Silv.?)—Petrea. Espadea amena Rich. [Geetzea Gris.; Armeniastrum apicula— tum Lemaire].—Rasca-barriga, Arraydn. Priva echinata Juss. (Cult.!) —4mor seco. Citharexylon (?) villosum Jacq. (Citharexylum) (438).— Roble amarillo. — Cinereum Lin. (Citharexylum). -- lucidum Champ. y Schlecht. (Citharexylum) (436, 437, en parte, 1359).—Gudiro santo de costa, ¿Palo guitarra. = caudatum Lin. (Citharexylum) (3183). — Penda. — Berteri Spreng. (Citharexylum Berterii) (437, en parte, 1356).—Palo guitarra, Roble amarillo. Lantana Camara Lin. (439) —/iligrana. — — involucrata Lin. (3165).—Hierba de la sangre, M... de gallina, Filigrana cimarrona, Te de costa. — reticulata Pers. (441, 3166, 3167, en parte) [L. odorata Gris.; no Lin.|—V4ligrana. — Oodorata Lin.—Piligrana. — microcephala Rich. — trifolia Lin. (1630). —Piligrana de piña. (DL) O Stachytarpha. (2) O Citharezylum., 284 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (116) Lippia Citriodora Kunth (Cult.!) [Aloysia Ortega]. — Hierba Luisa. — —Betulefolia Kunth (3161).—7F¿ligrana. — nodifiora Rich. — reptans Kunth. — micromera Schauer. — Canescens Kunth. — —geminata Kunth (3159).—Salvia americana. — dulcis Trev. (440).—Orozuz de la tierra. — Stechadifolia Kunth (3163). — acuminata Wr. (3162). — Myrtifolia Gris. (3160). Bouchea Ehrenbergii Cham. y Schlecht. (3660). Verbena Urticeefolia Lin. (3659). = officinalis Lin. (3658). — Verbena. — Aubletia Lin. (Cult.!)— Verbena. Duranta Plumieri Jacq. (Silv.! 1358). —Celosa, Violetina. Petitia Peppigii Schauer (428, 1353) [Callicarpa cinerea Rich.?] Roble guayo. Gmelina arborea Roxb. (Cult.!)—Job0 de África. — Asiatica Lin. (Cult.!)—Jobo de Asia.—Una de estas especies está mal empleada, siendo la Gm. parvifolia Roxb. Vitex divaricata Sw. (3171).—0f0n2 criollo, Roble giro. — umbrosa Sw. (1355).—Roble gúiro. — Avicennioides Rich. (431). » — ringens Gris. (3181).—Copalillo, Chicharrón de costa. — Ticifolia Rich. (3168).—Granadillo de costa. Callicarpa Americana Lin. (3180). —Filigrana de fruto morado, F. de mazorca. — acuminata Kunth (3169).—/F'iligrana de fruto blanco, F. del pinar. o ferruginea Sw. (430, 1357, 3170, 3171, 3173) [C. fulva Rich.]—/4/igrana. -- reticulata Sw. (3172).—Filigrana de mazorquilla. Agiphila Martinicensis Lin.—Zengua de vaca. SS elata Sw. (428, 1354).—Gudiro sento. Clerodendron aculeatum Gris. (3174) [Volkameria aculeata Lin.] SS Cubense Schauer (3175).— Oviedo amarillo, Hiel de perro. (117) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 285 Clerodendron Sagreei Schauer (3176). — Oviedo de flor blanca. — Lindenianum Rich. (3177) [C. tuberculatum Rich.?]—Roble guayo. —- Ligustrinum R. Br. (Cult.?) — fallax Lindl. (Cult.!) — especie (Cult.!) —Mil-flores, Mil-ro0sas, Cógelo-todo. = especie (Cult.?) — 11 1-Hores, Mil+T0sas. Avicennia nitida Jacq. (3182).—Mangle prieto. .= tomentosa Jacq. (Silv.!)—Mangle blanco. SUBORDEN Il. —Gamopétalas inferovariadas. Cucurbitáceas. —Rubiáceas. Cucurbitáceas. Momordica Charantia Lin.— Cundeamor. -- Balsamina Lin.—Cundeamor. Luffa cylindrica Róm. (Cult.!) —Estropajo. — acutangula Roxb.— Estropajo. Melothria Guadalupensis Cogn. [M. pervaga Gris.] — Fluminensis Gardn. [M. microcarpa Gris. ] Anguria pedata Jacq. — Plumieriana Schlecht. — Ottoniana Schlecht. Cayaponia excisa Cogn. [ Sicana Gris.] — racemosa Cogmn. [Trianospermum racemosum Gris. ] 9, acutiloba Cogn. — Americana Cogn. y, Vulgaris Cogn. [Trianospermum graciliflorum Gris.; Cionandra graciliflora Gris.] Elaterium Carthaginense Jacq. Sicydium Tamnifolium Cogn. [Triceratia Bryonioides Rich.] Lagenaria vulgaris Seringe (Cult.!) —Giiiro cimarrón. Cucumis Melo Lin. (Cult.!) — Melon de Castilla. — sativus Lin. (Cult.!) — Pepino. — Anguria Lin. (Cult.!) — Pepino cimarrón. Citrullus vulgaris Schr. (Cult.) — Melón de agua. Cucurbita maxima Duchesne (Cult. !) —Calabaza amarilla. 286 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (118) Cucurbita Melopepo Lin. (Cult.!) —Calabaza bonetera. Sechium edule Sw. (Cult.!)—Clhayote. Feuillea cordifolia Lin. —Sécua, Pepita amarga? Rubiáceas. Manettia coccinea Willd. [M. Havanensis Kunth, Cand. M. cus- pidata Bertero]. —Cambustera cimarrona. a — Lygistoides Gris.—Cambustera del país. Ferdinandusa angustata Wr. (Ferdinandea) [Rondeletia Sauval, nombre].— Caobilla de sabana, de for punzo, Hatillo. — stellata Gris. (Ferdinandea) [ Rondeletia Sauval, nombre].—Caobilla de sabana, Encospe, Hatillo. — brachycarpa Gris. (Ferdinandea) [ Rondeletia Sauval, nombre]. 8, hispidula Gris. (Ferdinandea brachicarpa, var. hispidula). Calycophyllon candidissimum Cand. (Calycophyllum).— Da- game. Hillia longiflora Sw. — tetrandra Sw. Exostema floribundum Róm. y Schult. (Exostemma). — Chin- chona, Quina, Quina pitón, Vigueta, Vigueta naran— jo, blanca. =- ellipticum Gris. (Exostemma).—Chinchona (tipoy var.) £, rotundatum [ Exostemma rotundatum Gris.] (*). y, trifiorum [Exostemma triflorum Gris.] (?), no G. Don.] ; — Caribeum Róm. y Schult. (Exostemma). — Macagua de costa, Cerillo. “- longiflorum Róm. y Schult. (Exostemma).— Clave- llina de río. — parviflorum L. C. Rich. (*). [Exostemma Valenzuele A. Rich.] (D Es error de Sauval el Exostemma rotundifolium Gris. (2) Cat, (3) Es erróneo Ezostemmo parvilorum L. C. Rich. (119) Gómez de la Maza.— PERIANTIADAS CUBANAS. 287 Exostema Salicifolium Gris. (Exostemma.) — Vavasorii Gris. (Exostemma) [Catesbea Spreng.] — purpureum Gris (Exostemma). — Myrtifolium Gris. (Exostemma). — Neriifolium A. Rich. (Exostemma).— Agracejo car— Donero. — triflorum G. Don. (Exostemma). Chimarrhis cymosa Jacq. [Psychotria Chimarrhoides Cand., en lo referente al ejemplar cubano de la Sa- gra (*).] Oldenlandia herbacea, Cand. [O. corymbosa Gris., no Lin.?] — Halei A. Gray., Chapm. |Pentodon A. Gray., O. succulenta Wr.] — Callitrichoides Gris. (1640, en parte (?).] — capillipes Gris. — glomerata Mich.* [Hedyotis Ellis. ] =- coeerulea A. Gray. (exó0t.?) | Houstonia Lin., Hedyo- tis Hook.] 8, patens (Silv.) [Hedyotis coerulea Hook., var. pa- tens Ellis, según Gris., Hedyotis patens Kllis.] — tuberosa Lam.* [Lucya Cand.] Macrocnemum Cubense Gris. Mitreola petiolata Torrey y A. Gray. Portlandia pendula Wr. ; — longiflora Meissn. [Goniantes Sagreeana Rich.] — Gypsophila Macf. [Gonianthes Lindeniana Rich.] Rondeletia odorata Jacq. Rondelecia, Cordobancillo, Careicillo de monte. — Americana Lin. — umbellulata Sw.? [R. Buxifolia, Gris., no Vahl.) = Camarioca Sauval. — hypoleuca Gris. — pedicellaris Sauval. = venosa Wr.—Rondelecia del pinar. — Chamebuxifolia Gris. =— avenia Sauval. (1) En lo demás, esa Psychotria es una Uragoga. (2) La otra parte es el Micranthemum Callitrichoides Sauval, nombre: Escrofulari- nea silvestre. 288 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (120) Rondeletia Phialanthoides Gris.—Rondelecia de cuabal, R. pi- ramidal. Buxifolia Vahl. [R. Poiteei Gris., Stevensia Buxi- folia Poit.?] Correifolia Gris. Tinifolia Gris.—A dedica, Caobilla de sabana, de for blanca. peduncularis Rich. microphylla Gris.—Rondelecia de hojas menudas. rigida Gris. Alaternoides Rich. — Caobilla de sabana, Vigueta blanca. microdon Cand. levigata Ait. Rhachicallis rupestris Cand. Polypremum procumbens Lin. Posoqueria Havanensis Cand. Genipa Americana Lin.—/Jagua. Caruto Kunth.—Jagua, Jaginlla. florida G.-M. (Cult.!) [Gardenia Lin.]—Jazmún del Cabo, Gardenia. aculeata [ Randia Lin. R. latifolia Lam.*, R. aculeata Gris., Cat. pl. Cub. y Pl. Wright., en parte.) —4Agalla de costa, Pitajomi bravo, P. espinoso. Clusiefolia Gris. —Jagua amarilla, J. de costa, Pera: del mar. nigrescens [Randia Gris.]—Palo cabra. ciliolata [Randia aculeata Gris., Cat. pl. Cub. y Pl. Wright., en parte, Randia ciliolata Sauval.] — Agalla. Sagreana [ Randia Rich., no Gris. | calophilla [Casasia Rich. (t) Randia Gris.) —4rbol de la nuez, Guayacancillo de loma, Rascabarriga amarillo. longiflora [Sphinctanthus longiflorus Gris.] Amaioua edulis H. B."r [Alibertia Rich.]—Pitajoni, P. hembra. fagifolia Desf.—Pitajoni cimarrón, P. macho. Jacquinioides |Alibertia Gris.] (1) En la Sagra Hist. Cuba, descripción de la especie; no lám. 49, que es una Zde- nácea silvestre: la Maba Caribea. (121) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 289 Catesbea spinosa Lin. [C. macrantha Rich. |—Catesten. — macracantha Sauval. — holacantha Wr. — Grayi Gris. > -- Phyllacantha Gris.—J (a sin hojas. Hamelia patens Jacq .—Ponast, Palo de coral, Coral, Bonas!. — ventricosa Sw.? — lutea Rohr.—Panast amarillo. — cuprea Gris. Bertiera Gonzaleoides Wr. Schradera cephalophora Gris. Isertia Henkeana Cand. Gonzalagunia spicata Cand. (Gonzalea).— Vinagrera. — leptantha Rich. (Gonzalea). -— Petesia Gris. (Gonzalea) [Petesia spicata Sw. Coccocypselum repens Sw. — nummulariefolium Cham. y Schlecht. Cephalanthus Occidentalis Lin.—4roma de laguna. Guettarda scabra Lam." [G. rugosa Sw.; G. Viburnoide Cham. y Schlecht; G. Havanensis Cand.; G. am- bigua Rich., no Cand. |—Cuero. — longiflora Gris.—Cuero. — elliptica Sw. [G. odorata Lam.*; G. Blodgetii Shut- tlew].—Cuero de sabana. — Lindeniana Rich.—Cuero (tip. y var.) 5, reticulata [G. reticulata Gris.] SS calyptrata Rich.— Cuero de hojas grandes, Guayabi- llo, Guayabito (tipo y var.) ¿, ferruginea Sauval, nombre [G. ferruginea Wr.] — macrocarpa Gris.—Cuero de hojas medianas. — undulata Gris.—Cuero.. — rigida Rich.— Cuero duro. — holcocarpa Sauval.—Cuero de hojas menudas. — bracteata Gris.—Cuero. — retusa Sauval.—Cuero. — zygophlebia Sauval.—CQuero. — echinodendron Sauval, nombre [Stenostomum mi- crophyllum Gris.] — pauciflora [Stenostomum pauciflorum Sauval; St. radiatum Gris., var.] — Vera. ANALES LE HIST. NAT.— XXI. 19 290 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (122) Guettarda lucida Pers. [St. lucidum Gártn.] —LZlorón, Palo llorón. y — - nitida [St. nitidum Cand.; St. granulatum Gris.; variedad]. —Vera. = rotundata [St. rotundatum Gris.) —Caobilla de costa. = Myrtifolia [St. Myrtifolium Gris.] — densiflora [St. densiflorum Wr.] — eranulata [St. granulatum Gris. (excluyendo la variedad) ].— Vera. — resinosa Pers. [St. resinosum Gris.] -—- fasciculata [Chomelia Sw.; Rondeletia leptacantha Cand.] — triacantha [Chomelia Gris.] Machaonia cymosa Gris.—LEspino. -— microphylla Gris.—£spino de hojas chicas. Erithalis fruticosa Lin.—Jayajabico, Fayajabico (tipo y var.) 8, odorifera Gris. (') [Erithalis Jacq.] — rotundata Gris.—Huevo de perro, Vibona. — parviflora Gris.— Vibona. — angustifolia Cand.—Jayajabico, Yayajabico. — ?pentagonia Cand.—Viíbona. — Vacciniefolia Sauval, nombre [Chione Gris.] Ceratopyxis Verbenacea Hook. Sr. [Rondeletia? Verbenacea Gris.: Phialanthus spicatus Sauval, nombre]. Chiococca racemosa Jacq.—Bejuco de berraco, Cainca (tipo y variedad). 9, Jacquiniana Gris., nombre.—Pl. Wright., 508. o nitida, Benth. = densifolia Mart. (exót.) f£, Cubensis Cand.—Omitida por Sauval. — anguifuga Mart. (Cuba?).—Gris. y Sauval la omiten. -- parvifolia Wulschlágel. Phialanthus rigidus Gris.—(Guacanijo. — resinifluus Gris. — stillans Gris. —/aragua. = Myrtilloides Gris.—/Jaragua. Scolosanthus parviflorus Sauval, nombre [Catesbreea parviflo- (D) Var. considerada por Sauval como sinónimo del Z. rotundata Gris. (123) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 291 ra Gris., Sw., Lam.*; Echinodendrum campa- nulatum Rich.] ().—/ a, Catesbea. Scolosanthus crucifer Sauval. |Randia Sagreana Gris., no Rich.] = Wrightil Sauval, nombre [Randia Wrightiana Grs. e) Chione elliptica Gris.—/caguillo. — Myrtifolia Gris. — lucida Gris. Ixora Bandhuca Roxb. [I. coccinea Lin.] (Cult.!) —Santa Rita. — ferrea Benth. [Siderodendron triflorum Vahl.] — Zengua de vaca. — floribunda Gris. [Siderodendrum floribundum Rich.]— Lengua de vaca. — odorata Hook. (Cult.!)—/zora. Coffea Arabica Lin. (Cult.!)—Cafe, Cafeto. Phyllomelia coronata Gris. Morinda Royoc Lin.— Piña ratón, arbusto, Raiz de indio, Rui— varbo de la tierra? (tipo y var.) 8, latifolia Gris. y, ferruginea Rich. Spermacoce parviflora A. Gray [Borreria Mey.; S. asperia Vahl.; Spreng.; S. leevis Spreng.; S. hirta Sw.; Mitra- carpum hirtum Cand.|] -- loeevis Lam.* [Borreria Gris.] — aspera Aubl. [Borreria Perrottetii Cand.] — Eritrichoides Gris.—Hierba de Garro. -— tenuior Lin.—Hierba de Garro. — squamosa Wr. — Garro [S. radicans Willd., nombre; no Aubl. Dio- dia radicans Cham. y Schlecht.] — Hierda de Garro. — rubricaulis Sauval. — Thymocephala Sauval, nombre. — Domingensis Sauval, nombre. — Strumpfioides Wr. — simplex [Dioidia Sw.] (1) Es erróneo Echinodendro parviflorum Rich. (2) Es erróneo Randia Wrightii Gris. 292 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (124) Spermacoce spinosa Lin. |Borreria Cham. y Schlecht.] o podocephala A. Gray [Borreria Cand.; S. pyemea Sauval.] — Richarsonioides Sauval, nombre (2776) [Richard— sonia muricata Gris., en parte]. — verticillata Sw. [Borreria Mey.; S. verticillata Lin.; var. Americana Lin.) —Omitida por Sauval. — squarrosa Pópp. [Mitracarpum squarrosum Cham. y Schlecht.] = sarcophylla [Mitracarpum crassifolium Rich. | = leteviride [Mitracarpum Sauval.] > Sagreana [Mitracarpum Cand.] — Disdioides [Mitracarpum Rich.] — Lippioides |Diodia Gris.) — Hierba de Garro. —= maritima [Diodia Schum.] — rigida Willd.; Kunth.; no Salisb. — Hierba de GArTro. — villosa Sw. [S. hirta Jacq.; Lin.?] —Omitida por Sauval. — ? obscura Cand.—Omitida por Gris.? y Sauval. — rubra Jacq. [Crusea Cham. y Schlecht.] Richardia scabra Lin. [Richardsonia S.'-Hil.; Richardia Bra- siliensis Gómez]. — - Muricata Gris. (Richardsonia), en parte (2777).—La otra parte es el Spermacoce Richarsonioides Sauval, nombre. Coussarea odoratissima [Faramea Cand.] —Ca/é cimarrón, Ca Jetillo, Jújano, Nabaco, Palo de toro. — ? sertulifera [Faramea Cand.] —Lechoso? Uragoga (Margaritopsis) acuifolia G.-M., Dicc. bot., 88 [Mar- garis nudiflora Gris., no Cand.; Margaritopsis acul- folia Sauval.]—Perlitas. — (Euuragoga) muscosa G.-M., Rev. de Cienc. Méd., Habana, 1889, pág. 105 [Morinda Jacq.; Tapogo- mea Poir.; Cepheelis Sw.]— /pecacuana cimarrona. — (Geophila) reniforme [Geophila reniformis Don., Cham. y Schlecht.; Psychotria herbacea Lin.]— Bejuco guard. — (Psychotria) grandis [Psychotria Sw.] — -- marginata [Ps. Sw.; Ps. lasiophthalma (125) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 293 Gris., en parte]. —ZLengua de vaca, Ta- PA-Camino. Uragoga (Psychotria) Brownei |Ps. Spreng.; Ps. Asiatica Lam.x; Ps. Celastroides Gris.; Cat., en parte, no Flora; Palicourea crocea Gris., en parte, no Cand.; Ps. puberula Wr.; Ps. obovalis Rich.]— Palo moro. — — undata [Ps. Jacq.; Ps. nervosa Sw.; Ps. stipulacea Sw. :; Ps. oligotricha Cand.; Ps. horizontalis Spreng., no Sw.; Ps. undulata Poir.; Ps. lanceolata Nutt., no Gris., niSauval; Ps. Chimarrhoides Gris.; Cand., en parte ?; Ps. rufescens Kunth.; Ps. Porto-Riccensis Cand.?] — — tenuifolia [Ps. Sw.; Ps. lanceolata Gris.; Sauval, no Nutt.] — — tubulosa [ Ps. Rich.; Ps. lasiophthalma Gris., en parte; Ps. Celastroides Gris.; Cat., en parte, no Flora: Ps. lorgico- llis Benth.; Ps. alba R. y Pav.?] — — floribunda [Ps. Kunth.]— Omitida por Sauval. — — dura [Ps. Smith.j — -— Laurifolia [Ps. Sw.; Ps. glabrata Sw.; Ps. Carthagenensis Jacq.?; Faramea erythrocarpa Gris.] — — coronata [Ps. Gris.]—LZengua de vaca, Taburete. — — costivenia [Ps. Gris.] — Lengua de vaca. — —= trispicata [Ps. Gris.] = e auriculata [Ps. Wr.] — = rufovaginata [Ps. Gris.; Ps. evenia Wr.] — = uliginosa [Ps. Sw.; Ps. leevis Cand.; Ps. crassa Gris., Cat. y Pl. Wright.?, no Benth.]—Zapa-camino. = - parasitica [Ps. Sw.; Ps. crassa Gris., Cat. y Pl. Wright.?, no Benth.] — Zapa- camino? — - nutans [Ps. Sw.; Ps. oligantha Cand.]— Tapa-camino. 294 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (126) Uragoga (Psychotria) subulata [Ps. Wr.]— ZTapa-camino. — odorata [Ps. Wr.]—TZapa-camino. bialata [Ps. Wr.]—Zapa-camino. vaginata [Faramea Gris.; Coussarea G.-M., nombre].—Vabaco. patens [Ps. Sw.] pubescens [Ps. Sw.]—Zaburete. Berteriana [Ps. Cand.] pyramidalis [Ps. Gris.] brachiata [Ps. Sw.; Ps. Hebecladoides Gris.] involucrata [Ps. Rich.] —Zaburete de for blanca. tribracteata [Ps. Wr.; Ps. oligantha A. Gray., no Cand.] (Palicourea) crocea [Pal. Cand., no Rich.; Gris. en parte; Ps. Sw., no Mey.]— Zaburete de ñor marañuela. Tapa-camino (Pal. crocea Cand.; £, te- nuiflora Gris.; Pal. species? Sauval, nombre]. —T7apa-camino. Alpina (Pal. Cand.; Pal. crocea Rich., no Cand.; Ps. crocea Mey., no Sw.; Pal. eriantha Cand.]—Zapa-camino. Pavetta [ Pal. Cand.]-—-Zaburete, Tapa- Camino. didymocarpa [ Ronabea? didymocarpos A. Rich., Cand.; Pal. didymocarpa Gris.] (sección?) foveolata [Ps. R. y Pav.] Declieuxia Mexicana Cand.? (2733); 4 D. Chiococcoides Kunth? Lasianthus lanceolatus [Hoffmannia? lanceolata Gris.; Sabicea Moralesii Gris.; Lasianthus Moralesii Sauval, nombre]. Strumpfia maritima Jacq. [31] ñ (127) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 29% APÉNDICE 4. Leguminosas. Según se dijo en los ANALES, xIx, 237, solamente se exponía el catálogo de las Leguminosas, Mimóseas y Cesalpíneas, refi- riéndose, para las Papilionáceas, á nuestro Estudio sobre la representación de las Leguminosas Papiliondceas en Puerto-Rico y en Cuba. Posteriormente, hemos considerado conveniente anular ese trabajo, por lo que necesitamos completar el catá- logo de aquella familia con el presente, que se refiere á las Papilionáceas. Vicia sativa Lin. (Cult.)—A /verja. — Faba Lin. [Faba vulgaris Mónch.|] (Cult.)—Haba. Pisum sativum Lin. (Cult. )—Guisante, Chicharo. Cicer arietinum Lin. (Cult.) — Garbanzo. Abrus precatorius Lin.—Peonta, P. de Saint-Thómas. Phaseolus lunatus Lin.—P7jolito. — gibbosifolius Ortega. — vulgaris Lin. (Cult.)—77rij01. — microspermus Ortega. = semierectus Lin. [Ph. Crotalarioides Rich.] fg, gracilis [Ph. linearis Kunth]. y, atropurpureus [Phaseolus ///. Mez. icon. ined.] — multiflorus Willd. (Cult.) — trichocarpus Sauval. [Ph. ovatus Gris., no Benth.] — Clitorioides Mart.? [Ph. Crotalarioides Gris.] — Caracalla Lin. (Cult.!) —Caraco!l real. — tuberosus Lours. (Cult.)—/ cama. Dolichos Lablab Lin. (ofrece algunas var.) (Cult.!) —Prijol ca— dallero. — sesquipedalis Lin. (Cult.)—Frijol grande. — melanophthalmus Cand. (Cult.)—Judia de carita, Fri- Jol de carita. 296 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (128) Vigna luteola Benth. [V. glabra Savi.; V. villosa Savi.; Doli- chos repens Lin.; D. luteus Sw.; D. luteolus Jacq.]— Prijol cimarróon. — vexillata Rich. [Dolichos vexillatus Kunt.; Idem, 2, Cand.; Phaseolus vexillatus Lin.] —Marrullero, Ca- racolillos de cerca. — unguiculata Walp. [Dolichos unguiculatus Jacq.]— Frijol. Pachyrhizus angulatus Rich.—/Jicama dulce. Galactia filiformis Bents. [G. Berteriana Cand.] (136, 1593). £, Cubensis [Galactia Kunth.] — angustifolia Kunth. (1179).—Soplillo. — monophylla Gris. — brachyodon Gris. (135, 1180). — parvifolia Rich. — odonia Gris. — Rudolphioides Benth. y Hook. [Dioclea Gris.] (1181). — ¡impressa Wr. [Dioclea Galactioides Gris.] Calopogonium ceeruleum Benth. [Stenolobium Benth.|]—J ¿cama CIMAYTTONA. Erythrina glauca Willd.—Búcare. — Corallodendron Lin.—Piñóon espinoso, P. de costa. = Cubensis Sauval. [E. Corallodendron Gris., Lin.; E. enneandra Cand.?]— Piñón de sierra. - carnea Ait.—Omitida por Sauval. —= rosea, autor? (Cult.) — reticulata, autor? (Cult.) — Crista-Galli Lin. (Cult.)—Piñon francés. — velutina Willd.—Piñón real, P. inglés. — mitis Jac. (Cuba?).—Piñón de Cuba? Especie dudosa. Mucuna pruriens Cand.—Pica-pica. — altissima Cand. — urens Cand.—0Ojo de buey. Canavali (*) obtusifolia Cand. (Canavalia) [Canavalia rosea Cand.; Canavalia miniata Cand.; Dolichos emargi- natus Jacq.) —Cayajabo, Mate de costa. —- reflexa Hook. h. (Canavalia) [Canavalia miniata Gris.?; no Cand.)—0Ojo de buey, de costa. (1) Es erróneo el término Canavallia; Sauval lo emplea. (129) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 29% Canavali gladiata Cand. (Canavalia).—Soplillo. — Cubensis Gris. (Canavalia).— Mate. Herpyza grandifiora Sauval. [Teramnus? grandiflorus Gris.]— Papo de yegua. Teramnus uncinatus Sw.—Cresta de gallo, blanca. Centrosema Plumieri Benth. — pubescens Benth. —= Virginianum Benth. (131). £, angustifolium Gris. (1177, 1178). =— hastatum Benth. (1591). Clitoria Ternatea Lin. (Cult.) —Conchita azul, Bejuco de con— chitas. — —Glycinoides Cand. — —glomerata Gris. —Conchita. — speciosa Cav. (Cuba?) —Prijol de olor. — —Cajanifolia Benth. Cajanus Indicus Spreng. (Cult.)—Fandul. Fagelia bituminosa Cand. (Cult.)—Papito de la reina, Papo de la reina. Rhynchosia minima Cand.—Peonía chica. — Phaseoloides Cand.—Peonta criolla. — reticulata Cand. [R. macrophylla Rich.] — Peonía de semilla blanca. — Caribea Cand.—Peonta de sabana. — parvifolia Cand.—Peonta. Eriosema crinitum E. Mey. — violaceum E. Mey. Barbieria pinnata H. B." [B. polyphylla Cand.] Tephrosia cinerea Pers.—Barbesco (tipo y var.) B, litoralis Gris. — Apollinea Cand.—Omitida por Sauval. — Domingensis Pers. — rufescens Benth.? Gliricidia Cubensis Sauval, nombre [Robinia? Cubensis Kunth.; Lonchocarpus Cubense Rich.]— Peñón plumayo, P. violento. | — platycarpa Gris. —Cucharillo, Prijolillo, Jurabdina. — Sepium Kunth [Lonchocarpus Cand.; Robinia Jacq.] (Cuba?) Corynella inmarginata Sauval. 298. ANALES DE HISTORIA NATURAL. (130) Corynella gracilis Gris. Sesbania Agyptiaca Pers.—4A ñil francés. — Occidentalis Pers. — egrandiflora Poir. [Aschynomene Lin.; Agati Desv.] (Cult.) Indigofera Anil Lin.—4111. — microcarpa Desv. [I. Domingensis Spreng.; Dalea Fephrosioides Gris.]—4ñ11. -- Lespedezioides Kunth?—A ñil cimarrón, Jiquilete. — Cytisoides Thunb. (Cult.) — Pascuorum Benth.—A/ñ4l. =— tinctoria Lin.—A/11. Harpalyce Cubensis Gris.—Cerillo de costa. Dalea mutabilis Willd. Aschynomene sensitiva Sw. — tuberculata Gris. =- Americana Lin.—Pega-pega. — viscidula Mich.* [X. Brasiliana Cand.; A. fal- cata Cand.; A. paucijuga Cand. Id.; £, sub— scabras Cand.|—Dormidera. = tenuis Gris. — evenia Sauval. Brya ebenus Cand.—GFranadillo. Pictetia angustifolia Gris. _-— Imarginata Sauval. [P. ternata Gris.; Sauval; no Cand.] Jamaquey, J. de tres hojas. Poiretia refracta Gris. Stylosanthes procumbens Sw. — viscosa Sw. Zornia Sloanei Gris. — diphylla Pers. [Z. angustifolia Smith?. Z. reticulata Smith., Id., 3, puberula Cand.?, Z. gracilis Cand., Z. Havanensis Rich., Z. elatior Benth.] B, stenophylla Gris. Arachis hypogwea Lin. (Cult.)—Man!. Desmodium triflorum Cand. o adscendens Cand. (Cuba? Cult?) o incanum Cand. (D. adscendens Gris., para Cuba, no Cand.]—4Amo7 seco. — barbatum Benth.—4m07 seco. (131) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 29) Desmodium axillare Cand.— 4mo7 seco. — Scorpiurus Desv. — spirale Cand. — tortuosum Cand. — ciliare Cand.— Amor seco, Pega-pega. — uncinatum Cand.? — canescens Cand. (Cuba, Cult.?) — 4mor seco, chico? — infractum Cand. (Cuba.?, Cult.?).— Amor seco, me- diano? — umbellatum Cand. (Cuba?, Cult.?) Lespedeza polystachya Mich.* (Cuba?, Cult.?) — Amor seco, grande? Ecastaphyllon Brownei Pers. (Ecastaphyllum) [ Ecastaphyllum frutescens P. Br.] — Péndola. = Monetaria Cand. (Ecastaphyllum ) [ Ecastaphy- llum Plumieri Poir., Ecastaphillum Bentha- mianum Miq.|— Péndola. Dalbergia Amerimnum Benth.— Péndola. Andira inermis Kunth. [no A. racemosa Lam.*] — Saba. — Cubensis Benth.—Omitida por Sauval. — microcarpa Desv. [A. retusa Gris.. no Kunth.] — Saba amarilla. Lonchocarpus pyxidarius Cand.—Palo de caja? — Blainii, Sauval.—Gfuama de San Bartolome. -- latifolius Kunth.—Guamád de costa. — sericeus Kunth.—Guama, E. bobo. Piscidia erythrina Lin.—Guamd hediondo, Candelón. Behaimia Cubensis Gris.—Guayacancillo de costa. Lupinus albus Lin. (Cult.) —Chocho. Crotalaria sagittalis Lin. [C. stipularis Desv.; C. Espadilla Kunth.] = verrucosa Lin. (exót.) fB, obtusa Cand. («) [C. ceerulea Jacq.; €. angulosa Lam.* |] (Cult.!) —Cascabelillo. — retusa Lin. =- pterocaula Desv.—Maromera, Marimena. = Vilaroi G.-M. y Mol.* [C. pumila Ortega; C. litoralis Kunth; C. Lupulina Cand.?])— Maromera. = Lotifolia Lin. [C. axillaris Ait.] —Cascabelillo. =- incana Lin. [C. Cubensis Cand.] —Canario. 300 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (122) Ñ Crotalaria Anagyroides Kunth.? [C. striata Cand.]— Maruga (tipo y var.) f£, pauciflora Gris. Sophora tomentosa Lin. —Zambalisa. Ateleia Cubensis Gris. [Swartzia multijuga Rich.; Pterocarpus 'gummifer Rich.?] — Guayacancillo bobo, Guamacillo. — apetala Gris.—M... de gallina. Belairia spinosa Rich.—Jamaquey de loma. — mucronata Gris.— Jamaquey. — ternata Wr.—Omitida por Sauval. Myrospermum frutescens Jacq. (exót.) £, emarginatum [Myrospermum Klotzsch] (Cult.) —Búlsamo de Guatemala. Toluifera Balsamum Lin., Mill. [Myroxilum Toluiferum Rich.] (Cult.) — Bdlsamo de Tolú. B, Peruiferam |Myrospermum Cand.] (Cult.) — Bd4lsa- mo del Perú. APENDILIGE 2. Mirtáceas. En el catálogo de esa familia (ANALES, xIx, 245) se hizo inadvertidamente referencia á nuestro Ensayo de Farmacofito- logia cubana; pero en esta obra no se citan los géneros Myrcia, Psidium y Mouriri (Mouriria ), por cuyo motivo se expone á continuación el catálogo de las especies cubanas de los dos primeros géneros y se hace la corrección adecuada al Mo0uri7?. Myrcia coriacea Cand.—Pimiento de monte, P. malagueta (tipo y var.) fg, reticulata Gris. — splendens Cand. — ferruginea Gris.? — Lindeniana Sauval, nombre [Gomidezia Berg] (133) Gómez de la Maza.—PERIANTIADAS CUBANAS. 201 Myrcia Valenzuelana Rich.— Pimiento cimarrón. Psidium Guayava Raddi (ofrece alguna var.) — Guayabo agrio, G. silvestre, EF. blanco, (FE. del Perú. — Calycolpoides Gris. ; — Guayavita Rich. (ofrece algunas var.) — Guayabo del pinar, Guayabita del pinar. — cordatum Sims. | var.?, paryifolium Gris. — — nitidum Sauval. — nummularia Sauval, nombre [Calyptranthes Berg. ; Eugenia Wr.] — * parvifolium Gris.—Guayabito San Antonio. — — rotundatum Gris. var., triflorum Gris. Entiéndase Mouriri spathaulata Gris. (Mouriria).—Mirto del pats. Disposición de las familias de las Periantiadas. Además de las 101 familias que representan en Cuba la sub- clase de las Periantiadas, ésta comprende 15, completamente exóticas. El total de esas 116 familias, el orden en que se dis— ponen, las exóticas en Cuba—que se indican con un aste- risco y las que tienen su catálogo en la primera parte del actual, se expone en el siguiente cuadro (!): Onben I.—Dialipétalas. SUBORDEN I.—Dialipétalas superovariadas. Ranunculáceas. I. Berberídeas. 1. Dileniáceas. Anonáceas. 4 Lauríneas. Ocnáceas. Magnoliáceas. I. Ninfeáceas. I. Dipterocárpeas. * Monimiáceas. * Malváceas. I. Sarcoléneas. * Menispérmeas. Ternstremiáceas. 1. Humírieas. * Miristiceas. * Clusiáceas. Euforbiáceas. (1) Tomado de nuestras Nociones de Botánica sistemática. Habana, 1€93, pági- nas 20 y 21. 302 ANALES DE HISTORIA NATURAL. dE (131) Búxeas. Papaveráceas: I. Poligáleas. I. Empétreas. * Geraniáceas. l. Tremándreas. * Cisteas. I. Lináceas. 1 (y 11). Voquisiáceas. * Bixáceas. Crasuláceas. I (y II). Leguminosas. 1 (y ID). Samídeas. Elatíneas. l. Connáreas. I. Pasiflóreas. Cariofileas. I. Rosáceas. 1. Hipericáceas. l. Portuláceas. 1. Moríngeas. I. Tamariscíneas. 1. Zigofíleas. L. Celastráceas. 1. Violáceas. l. Rutáceas. 1. Dicapetáleas. I. Droseráceas. I. Meliáceas. Ticíneas. I. Sarracéneas. * Simarúbeas. I. Olacíneas. I. Nepénteas. 1. Anacardiáceas. Víteas. Resedáceas. 1. Sapindáceas. Rámneas. I. Crucíferas. Sábieas. Caparídeas. 1. Malpiguiáceas. 1. SUBORDEN IH.—Dialipétalas inferovariadas. Cácteas. I. Combretáceas. l. Umbelíferas. 1. Saxifragáceas. I. Rizoforáceas. Arálieas. 1. Litráceas. 1. Melastomáceas. Pitospóreas. 1. Enoteráceas. Mirtáceas. 1. Córneas. I. Halorágeas. Loáseas. l. OrbEN 11.—Gamopétalas. SUBORDEN I.—Gamopétalas superovariadas. Ericáceas. 1. Estiráceas. I. Oleáceas. 1. Epacrídeas. + Soláneas. Escrofularíneas. Diapensiáceas. * Boragíneas. l. Labiadas. IL Lennoéas. * Hidrofíleas. l. Utriculárieas. I. Cirileas. l. Polemoniáceas. l. Gesneráceas. Primuláceas. 1, Convolvuláceas. Bignoniáceas. I. Plumbagíneas. 1. Genciáneas. l. Acantáceas. Mirsíneas. I. Logánieas. I. Selagináceas. 1. Sapóteas. l. Apocíneas. Verbenáceas. Ebenáceas. 1. Asclepiádeas. Plantagíneas. 1. SUBORDEN I.—Gamopétalas inferovariadas. Campanuláceas. * Cucurbitáceas. Dipsáceas. I. Lobélieas. I. Rubiáceas. Calicéreas. * Estilídieas. * Caprifoliáceas. l. Compuestas. 1. Goodénieas. I. Valeriáneas. l. TETAS CHATDTAEENASS, POR DON SALVADOR CALDERÓN. (Sección de Sevilla. — Sesión del 6 de Septiembre de 1894.) El escaso conocimiento que se posee de esos peñones llama-= dos islas Chafarinas, á los que los últimos sucesos de Melilla han dado cierta celebridad, me había sugerido la idea de en— carecer á nuestro distinguido consocio D. Miguel Iborra, far macéutico militar, que fué destinado el año anterior á prestar servicio en aquel puesto, á que hiciera de él un trabajo de conjunto sobre su topografía, gea, flora y fauna. Mas habiendo sido trasladado este señor cuando reunía los datos para reali- zar dicho trabajo, me los ha enviado con sus recolecciones renunciando á él por completo. Posteriormente tuve noticia de que el sabio oculista, establecido en Sevilla, D. Vicente Chi- ralt, había escrito hace años una memoria, que permanece aún inédita, sobre la Zopografia médica de Chafarinas; y habiéndo- me permitido consultarla y servirme de los datos que contiene con su habitual complacencia, he creído que, unidos todos estos materiales al reconocimiento de los productos recogidos por el Sr. Iborra, podrían en conjunto dar idea de la natura— leza de aquel pequeño, pero curioso pedazo de tierra española, casi desconocido hasta ahora. NomBrr.—Las Chafarinas, islas Xafarin, Zagarines de los franceses, son las 77es Insule de los geógrafos antiguos y las Djafarán de los árabes. Se han hechovarias suposiciones sobre el origen de este nombre; pero como no parecen suficiente— mente fundadas, ni el asunto es de importancia para nuestro objeto, prescindiremos de tales disquisiciones filológicas. 301 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) ToPoGRAFÍA.—Son estas islas adyacentes á la costa N. de Marruecos, de la cual distan 14.000 pies, estando al E. de Me— lilla y cerca, por consiguiente, de la frontera argelina. Hállan- se casi en el meridiano de Almería, á los 3” 53' longitud orien- tal del de la isla de San Fernando y á los 35” 12" latitud N. Distan unas 40 leguas del litoral de la Península. | Son tres islotes cuyo nombre y descripción es la siguiente: La llamada isla del Congreso es la mayor y más occidental; tiene cinco cables de N.á $. y 17 de perímetro y su forma es casi circular, con excepción de una gran cortadura que ofrece por la parte O. en un quinto de su extensión. Su cúspide se eleva á 240 pies sobre el nivel del mar, descendiendo rápida- mente hacia el centro del grupo de las islas. Es muy acciden- tada, y la sola que ofrece alguna vegetación, presentando ásperos barrancos á poniente que revelan, por el aspecto escar- pado y agreste de sus rocas, la obra de antigua denudación marina. Al ENE. de la anterior se halla la isla de Isabel II, que mide unos 10 cables de periferia, siendo la segunda en mag- nitud y la más importante por su posición céntrica. Su forma es aproximadamente circular y llana su superficie, alcanzando en su elevación máxima sobre el nivel del mar 190 pies. En- cuéntrase bastante resguardada del viento y su aspecto, al decir del Sr. Chiralt, es agradable y animado cuando el puerto está aleo concurrido, contrastando con la soledad y aspereza de la costa próxima. La menor y más occidental de estas islas es la del Rey, de forma sumamente irregular. Su elevación máxima sobre el nivel del mar es de 170 pies, y la extensión de su superficie de * un millón de pies cuadrados. El centro es llano y accidentados los bordes, estando cortada bruscamente al E. y descendiendo suavemente en la opuesta dirección. Entre la isla de Isabel II y la del Congreso hay un canal de 1.200 pies de anchura y otro de 600 entre la primera y la del Rey. Un puerto que se ha proyectado completar une estas dos últimas islas; puerto que, aún en su estado actual, es el único refugio seguro que existe en la bravía costa septentrional de Marruecos, donde no hay ninguno otro mediano desde Orán hasta el Estrecho. Bien conocidos son los servicios que ha prestado durante los últimos sucesos de Melilla. (3) Calderón.—LAS CHAFARINAS. 305 Son las Chafarinas unas rocas desnudas, casi sin vegetación ni cultivo y desprovistas de agua potable. Con tales condicio- nes y su reducida extensión, claro es que su población no pue- de ser numerosa ni tender á aumentarse. Según el censo de 1887, contaban con 703 habitantes, de los cuales sólo 104 eran mujeres. El clima de estas islitas es templado y agradable, pero muy húmedo el aire. Antiguamente eran refugio de piratas, sin que su historia haya ofrecido nada digno de recuerdo, á pesar de las averi- guaciones hechas con diligencia suma por el mencionado se— ñor Chiralt. En 1848 el gobierno español decidió su ocupación con propósito de fortificarlas, realizándola, con todas las for- malidades acostumbradas, el 4 de Enero de dicho año. Lo mo- derno de la fecha desde la cual nos pertenecen estas pequeñas islas, explica bien la escasez de noticias que de ellas se poseen y la carencia de las de nuestros geógrafos clásicos, que en su mayoría son anteriores al mencionado suceso. IMPORTANCIA DE LAS CHAFARINAS.—Las opiniones más con- tradictorias han sido expuestas por los pocos que hasta ahora se han ocupado de esta cuestión. Al paso que el Sr. Chiralt juzga que debieran abandonarse las islitas que me ocupan, después de volar el puerto y sus débiles fortificaciones 6 ven- derlas á Francia, hay quien las atribuye un gran porvenir y recomienda realizar en ellas obras de consideración. Ambas opiniones tienen su fundamento; porque, si se atiende á la producción, las Chafarinas son completamente inútiles para la industria y la agricultura, como lo han probado los intentos de cultivo de trigo, melones, patatas, etc., y costosas de soste- ner, y, en suma, constituyen uno de esos nidos de dguilas, como llaman los geógrafos extranjeros á nuestros presidios menores de la costa septentrional del África; si se toman en cuenta, en cambio, las condiciones de estas islas como abrigo á las em- barcaciones y su posición estratégica frente al valle del Muluya y no lejos de la frontera oranesa, mejora extraordinariamente el concepto de su utilidad. El puerto de Chafarinas es excelente por hallarse abrigado del viento N. por la isla del centro (Isabel II), del de poniente por la del Congreso, de levante por la del Rey y el del S., ANALES DE HIST. NAT. — XXI. 20 306 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) único que tiene acceso á él, está moderado por la proximidad de la costa. Constituye, en fin, un precioso refugio para las naves que no pueden aguantarse en las aguas de Melilla, y en el porvenir puede ser asiento principal de nuestra influencia en Marruecos. Tal es la opinión del Sr. D. Castor Ami (1), quien concede toda esta significación y utilidad al puerto de Chafa- rinas, sobre todo convirtiendo su bahía en un fondeadero có- modo, lo que podría realizarse sin grandes gastos. Por su posi- ción son estas islitas un puerto militar avanzado de la plaza de Melilla, y, si como dice el Sr. Ami, llegara un día á nuestro poder el territorio del Cabo del Agua con la extensión suficiente para ocupar la boca del Muluya, navegable en alguna exten- sión, las Chafarinas adquirirían extraordinaria importancia convertidas con poco costo en un gran puerto militar y de re- fugio, cuando se construyera una plaza de guerra en el pro- montorio del Cabo del Agua y un establecimiento comercial en la desembocadura del Muluya. Por el momento son muchas las dificultades que se oponen á la realización de tan laudables propósitos, y entre ellos el gran desconocimiento que hay del Riff por falta de exploración y estudio; pero de todos modos es indudable que nuestra colonización por la parte septentrional de África debe tener por base á Ceuta, Alhbucemas, Melilla é islas Chafarinas, y que la empresa exige crear buenos puertos y dar á estas plazas una cierta autonomía. El Sr. Chiralt es de opinión de que estas islas podrían servir para establecer en ellas un lazareto, pues su proximidad al Estrecho hace la situación cómoda para los buques que, proce- dentes de las Antillas ó Filipinas, vengan á la Península con patente sucia y que ahora tienen que ir á pasar su cuarentena en Vigo 6 Menorca. GrEoLoGía.—Escasos por extremo son los datos que he podido reunir respecto á la estructura geológica, hasta hoy descono- cida de las Chafarinas; todo se reduce á un trabajo, creo iné- dito, de D. Ramón Ayala y Sipar, oficial farmacéutico del Cuerpo de Sanidad, sobre las cales elaboradas en la isla de Isabel II, en el que apunta algunas consideraciones generales (D) Congreso español de Geografía colonial y mercantil celebrado en Madrid en Noviembre de 1883. Actas, t. 1, 1884. (5) Calderón.—LAS CHAFARINAS. 307 sobre el origen de dichas islas, en que no estoy conforme, y á una noticia de M. Vélain (1), reproducida por Suess en su fa— mosa obra (2), en la que cita la existencia en ellas de traquitas y fonolitas. Felizmente el Sr. Iborra tuvo la idea de remitirme muestras de varias rocas de las islas, que he podido estudiar y constituyen el primer punto de partida seguro para el cono- cimiento de su geología. Constituyen las Chafarinas un macizo de rocas volcánicas, coronadas por una serie de tobas y unos bancos de caliza sedi- mentaria de edad desconocida. Las rocas enviadas pueden clasificarse en tres grupos: ande- sitas compactas, escorias y tobas, sin que haya entre ellas re- presentación alguna de traquitas ni de fonolitas, no obstante la Cita de M. Vélain, anterior á los progresos de la petrografía microscópica. Las andesitas son de dos tipos: augiticas obscuras unas, y porfídicas rojizas las otras. Los ejemplares de andesita augítica obscura proceden de la parte anterior y posterior y más alta de la isla del Congreso. Son rocas compactas, obscuras, en cuya pasta destacan crista- litos porfídicos de feldespato blanco en los ejemplares frescos, y amarillento en los alterados. En las secciones delgadas apa- recen constituidas por una pasta microscópica de cristalitos de plagioclasa y augita con muchos granos de magnetita. Las pequeñas plagioclasas creo deben referirse á la andesina. Existen individuos porfídicos de augita en granos irregulares y de plagioclasa, que parecen en su mayoría oligoclasa, algu- nos de sanidino y otros grandes de olivino con un espeso bor- de de oligisto. En unos ejemplares este último mineral abunda mucho más que en otros, pero en todos ellos el carácter ande- sítico de la roca es igualmente manifiesto. Se ven, en fin, al— gunas formaciones secundarias de cuarzo. Las andesitas augíticas porfídicas de color rojizo remitidas, proceden de la isla de Isabel II y de la parte media de la del Congreso. Los ejemplares están muy descompuestos y deben a su alteración una /acies traquítica marcada. De su pasta rojiza de distinta intensidad á trechos, por la conversión de los (1) Compt. rend 1874, t. LXvI, p. 73. (2) Antlitz der Erde, t. 1, p. 292. 308 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) bisilicatos en óxido de hierro, destacan cristales blanquecinos de aspecto vítreo, y en algunos abundantes secciones de con- torno exagonal de mica volcánica, del mismo color rojizo de la pasta de la roca. La descomposición está demasiado adelantada para permitir un examen completo de la estructura y compo- sición de estas andesitas; pero, desde luego, llama la atención la abundancia de maclas de oligoclasa y sanidino, muy ricas en inclusiones. Los bisilicatos porfídicos en los restos aún no descompuestos, parecen corresponder todos á la augita. En ninguna de estas rocas he visto olivino ni productos que indi— quen su existencia, ofreciendo en el microscopio evidente carácter andesítico. En la playa de la isla del Congreso recogió también el señor Iborra escorias volcánicas muy porosas, unas amarillento rojizas y otras negruzcas y brillantes. Las demás rocas enviadas son tobas de diverso aspecto, que por lo visto abundan en las Chafarinas. Unas consisten en peperinos rojizos de granos gruesos, entre los que se recono- cen diversos detritus de minerales volcánicos, como el que procede de la parte media de la isla del Congreso; otras, como las recogidas al S. de la misma isla, son un barro blanquecino endurecido, que empasta trozos de diverso tamaño de andesita negra, y otras, de la parte más baja de la misma isla, están de tal modo infiltradas de sílice, que se tomarían á primera vista y por su examen exterior por trozos de silex. En la sección delgada se ve que están constituidas estas últimas por una masa de cuarzo granulítico en la que, á manera de nubes de distinta intensidad, se difunden elementos ferruginosos ocrá= ceos y negruzcos, último resto de la descomposición del piro= xeno. Algunos trozos están cubiertos de una capa espesa y muy bella de hialita. La tierra que rellena las hondonadas es principalmente pro- ducto de la descomposición de estas rocas tobáceas y de color rojo, abundando en ella el oligisto en láminas brillantes. Este mineral, con el alumbre, que se encuentra en algunas partes bajas y en las diaclasas de la andesita y el nitro que impregna el suelo, especialmente en el lado O. y SO. de Isabel II, cons- tituyen las especies que hasta ahora se conocen en las islitas en cuestión. Descansa sobre las rocas volcánicas mencionadas, según las (7) Calderón.—LAS CHAFARINAS. 309 noticias de los Sres. Ayala y Chiralt, entre el N. y el SO. de Isabel II y en el centro de la isla del Rey, una capa de lá 31m. de espesor de caliza compacta, á trechos oolítica, sobre la que es sensible no poseer más datos, pues ella daría quizás la solu- ción de la edad geológica de las Chafarinas. Se ha indicado que es granuda y compacta, comparada por el Sr. Chiralt á la piedra de Colmenar y empleada como material de construcción. Habla también el mismo señor de otras calizas cuya posición no especifica: una hidráulica, explotada como piedra de cal y usada en la confección de los bloques artificiales en las obras del puerto, la cual, ensayada por el Sr. Ayala, contiene peró— xido de hierro y de manganeso; otras, blandas, arcillosas, con restos fósiles, existen en el extremo O. del Rey y NO. de Isa- bel II, pero se carece de noticias estratigráficas y paleontoló- gicas respecto a ellas. Si se trazara un corte geológico de aleuna de las grandes cortaduras que ofrecen estas islas, mostrando la sucesión de sus rocas y en paraje que ofreciese la serie completa, ésta empezaría en la base, y componiendo la mayor parte de la masa, por las andesitas; á estas seguirían las tobas y el coro- namiento lo formaría el banco de caliza sedimentaria. Comparando las rocas enviadas por el Sr. Iborra con las del Cabo de Gata é isla de Alborán, que conocía previamente (1), y de las que luego se ha ocupado también el Dr. Osann (2), me sorprendió reconocer exactamente los mismos tipos hasta en los detalles de estructura y composición. Hoy se puede afirmar, y este hecho tiene una gran importancia geológica, que la línea de erupciones andesíticas, definida por el Sr. Qui- roga (3), que partiendo de Cartagena y Mazarrón, va por el Cabo de Gata á la isla de Alborán, alcanza á las Chafarinas, atravesando, por consiguiente, el Mediterráneo. Esta línea andesítica se caracteriza, tanto por la composición primitiva de sus rocas, como por la abundancia de penetraciones poste— riores de sílice, según acabo de decir ocurre en Chafarinas, á (1) Estudio petrográ.ico sobre las rocas volcánicas del Cabo de Gata ¿isla de Alborán. (Bol. de la Comisión del Mapa geol. de España, t. 1x, 1882.) (2) Beitráge zur Kenntnis der Bruptivgesteine der cabo de Gata. (Zeitschr. d. deutsch. geol. Gessells. 1889.) (3) La limburgita de Nuevalos. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE HIST. NAT., t. xI11, 1884.) 310 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) diferencia de las restantes regiones volcánicas de la Península. Trátase de volcanes homogéneos y submarinos, como lo indi- ca la abundancia de tobas estratificadas, la falta de bombas y lapillis, y si hay algunas brechas con aspecto explosivo deben ser resultado de la fragmentación de las rocas volcánicas nor- males. De otra parte, el estar coronadas estas por la capa ca- liza, da la prueba definitiva de dicho aserto. Un levantamiento gradual de las islas, posterior á la conso- lidación de la roca eruptiva y á la sedimentación de la caliza, explica cumplidamente, aquí como en Canarias (1), las nota- bles erosiones á que deben unas y otras islas su aspecto escar- pado. La misma acción es la que ha dejado separados por canales, y en forma de tres islotes distintos, el macizo de Cha- farinas, el cual forma un todo armónico que revela ser primi- tivamente un solo edificio volcánico. Aunque la estratigrafía no ha proporcionado aún datos sufi- cientes para poder deducir de ella la edad geológica precisa de las islas que me ocupan, su correlación con las rocas de Gata permite esclarecer tan importante extremo. En efecto, los tra- bajos del Dr. Osann (2) han mostrado que estas corresponden a dos estadios: uno más antiguo, en el que surgieron las »nde- sitas hornbléndicas y micáceas; y otro más moderno, en que lo hicieron las andesitas augítico-hipersténicas y las liparitas. A este segundo estadio corresponden parte de las rocas de toda la línea andesítica antes mencionada y las que componen las islas de Alborán y Chafarinas. Las Chafarinas no son ciertamente el extremo de esta serie - de productos volcánicos y la terminación, por consiguiente, de la línea litoral mediterránea española. En las grandes cordi- lleras del N. de África se sabe existen otras muchas manifes- taciones, ora en forma de islas que se alzan en el mar, ora en el mismo continente. En primer lugar se encuentra la isla Galita y sus subordinadas, constituídas por traquitas y rocas doleríticas, á lo que se dice, y en Dellys, Orán, cercanías de. Nemours y otros sitios, las hay calificadas de basálticas. Todas estas manifestaciones constituyen el último testimonio de las (1) CALDERÓN: Reseña de las rocas de la isla volcánica Gran Canaria. (AÑAL. DE LA Soc. EsP. DE HIST. NAT., t. 1v, 1875.) (2) Obr. cit. (9) Calderón.—LAS CHAFARINAS. 311 acciones que han producido esa serie de relieves sucesivos que representan una misma zona de plegamiento que rodea de una manera casi continua la cuenca del Mediterráneo occi- dental, como lo ha demostrado el eminente Suess (1). FLORA.—No se poseen más datos respecto á las plantas de Chafarinas que los recogidos por el citado farmacéutico mili- tar Sr. Ayala, de los que he tenido noticia por la memoria del Sr. Chiralt, y los que proporcionan los ejemplares remitidos por el Sr. Iborra á Sevilla. El Sr. Ayala cita las siguientes plantas, en su inmensa ma- yoría del Congreso y del extremo SE. de la del Rey: Bromus. Picridium. Dactylis. Sonchus Tenerrimus L. Cynoswus. Senecio GFallicus Will. Zacinthia. Leucanthemum. Asparagus oficinalis L. — acutifolius L. Asphodelus. Calendula arvensis L. Rumez. Bryonia divica Jacq. Chenopodium. Holostewm umbellatum L. Beta vulgaris L. Barrilla. — maritima L. Salicormia. Ewrotia. Mercurialis anmua L. Euphorbia rubra Cav. Plantago coronopus L. Heliotropiwm euwropewm L. Anagallis arvensis L. Statice sinuata L. Sagina. Arenaria rubra L. Prankenia levis L. Corydalis capnoides Pers. Pumaria densiflora D. C. CFeramium. Malva sylvestris L. Tetragonolobus. Secwrigera coronilla D. C. Melilotus parviflora Desf. = dichotoma Cav. FPerula communis L. Cañaheja. Tolpis. : Daucus (2). El Sr. D. Miguel Iborra recogió también plantas en Chafari- nas durante unos seis ú ocho días que tuvo disponibles en el mes de Mayo; pero la premura de tiempo no le permitió hacer (1). Obr. cit. (2) He creído conveniente suprimir algunas especies que cita el autor, por nece- sitar de confirmación en opinión de personas tan competentes como el Sr. Lázaro. 312 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) mayores herborizaciones ni preparar convenientemente los ejemplares, los cuales, para colmo de desgracia, estuvieron almacenados en sitio húmedo y en pésimas condiciones en Malaga, varios meses antes de llegar á mi poder. El Sr. Iborra contó unas 28 especies en flor en el mes de Mayo, en la isla Isabel II y 23 en la del Rey; mas no ha sido posible presentar una lista de ellas por las circunstancias dichas. Con todo, el Sr. Lázaro ha tenido la complacencia de examinar el desdi- chado envío y de remitirme la lista siguiente: Setaria viridis P. B. Echiumovulgare? L. (Ej. incom- Lolium perenne L. pleto.) Hordeum murinaum L. Convolvulus altheoides L. (Otras gramíneas indetermi- | Chrysanthemum sp. nables.) — (Pyretrum) sp. Urtica urens L. Calendula sp. Mercurialis annua L. (Hay otras compuestas inde- Salsola (dos especies indeter— terminables.) minables). Spergularia campestris Wk. Chenopodium polyspermum L. | Polycarpon tetraphyllum L. — hybridum L. Herniaria hirsuta L. — album L. var. vi- | Lotus edulis L. ride Moq. Prankenia pulverulenta L. Plantago coronopus L. | Geranium Robertianum L. Stachys hirta L. Malva rotundifolia L. Marrubium vulgare L. sSenebiera didyma Pers. Nicotiana glauca Grech. (es- | Diplotazis sp. capada). Ningún arbol existe en las Chafarinas, lo cual acusa en verdad incuria, mucho más tratándose de un sitio en que se encuentra un establecimiento sanitario. El Sr. Chiralft proponía la plantación de acacias como primer intento de arbolado, cosa que sería en realidad bastante facil, como ensayo al menos. El Sr. Iborra me refirió el asombro y buena acogida que tuvo en el país la aparición de una planta que prometía suplir la deficiencia de vegetales arbóreos. Se trata de una plantita que apareció en una maceta de un particular y que transportada en el suelo formó un árbol de 445 m. de altura. Las semillas acarreadas por el viento reprodujeron varios individuos, y uno (11) Calderón.—LAS CHAFARINAS. 313 de ellos llevado al huertecito de casa del gobernador, ha lle- gado á mayor altura que el primitivo, no obstante haber sido una vez tronchado por el viento. La planta emigrante, de la cual envió este señor ejemplares y semillas, ha resultado ser la Vicotiana glauca Grech., que figura en la precedente lista. En punto á criptógamas poco es lo que puedo decir, por no haber sido asunto estas de recolección especial. El lavado del caparazón de una centolla ha proporcionado al Sr. Paul bastan- tes diatomeas, que están en estudio. También vinieron con otros objetos unos ejemplares de Cystosira fibrosa, según deter- minación del Sr. Lázaro; y por cierto estas algas llegaron com- pletamente cubiertas de unas excrecencias blancas cuya natu- raleza no ha podido determinarse. Adheridos á los ejemplares de rocas existen algunos líquenes: P4yscia parietina L. y una Lecanora. Según noticias del Sr. Chiralt, en el lado NO. del Congreso, en los acantilados más bruscamente cortados, crece un liquen empleado en tintorería, que compraban los france— ses; pero difícil de explotar por los sitios en que vive. Se tra— tará sin duda de la Roccella tinctoria D. C., que he tenido oca- sión de reconocer también recientemente adherida á rocas volcánicas procedentes de las Columbretes, en ejemplares remitidos por el profesor D. Eduardo Boscá. Fauna.—Los materiales enviados no son suficientes para dar una idea completa de la fauna de Chafarinas, y sólo como datos para ella los mencionaré, añadiendo algunas noticias que me han sido comunicadas sobre el asunto en cuestión. De organismos inferiores es muy poco lo que puede citarse. El lavado practicado en el laboratorio del exosqueleto de al- gunos crustáceos dió un gran número de foraminiferos y espi- culas de espongiarios y celentéreos. Un espongiario del grupo Spongelia Nard., se halla sobre una valva de 47ca y también fué remitido un fragmento de Astrea. No se ha recibido ningún ejemplar de equinodermos ni de gusanos y sólo algunas espinas de erizo y restos de briozoos pudieron separarse mediante el lavado del carapazón de la cen- tolla antes mencionada. Los insectos, sin ser excesivamente variados ni abundantes, con excepción de las molestas moscas, al decir del Sr. Chiralt, no dejan de tener representación en Chafarinas en sus grupos 314 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) principales. Los remitidos, determinados en su mayor parte por el Dr. D. Manuel Medina, son los siguientes: Sepidium bidentatum Sol. Aphenogaster barbara L. Cleonus excoriatus Gyllh. | Pheidole pallidula Nyl. Pyrrhocoris egyptius L. | Athalia Rose L. Periplaneta americana L. Pimpla. Camponotus Foreli Em. Dos miriápodos se recibieron, aunque llegaron demasiado estropeados para poderlos clasificar con certeza: uno es una Scolopendra y el otro un Feophilus (probablemente el €. elec tricus L.) Otro tanto sucedió con los arácnidos que venían con los anteriores, de los cuales sólo puedo mencionar ejemplares de £Lycosa Dufouri E. Simon, de £. sp., de Lozoscelis rujes- cens L. Duf. y varios individuos de Zegenaria, de la común en las casas. Se dice que en la isla del Congreso existen alacranes, pero no ha sido remitido ningún ejemplar. De crustáceos se ha recibido un caparazón ya mencionado de centolla (Maia squinado Herbst.); una pata de Carcinus y un individuo en alcohol de 4r4locra mediterranea Leach. Los moluscos remitidos por el Sr. Iborra no han sido escasos en ejemplares, pero sí en especies, sin ofrecer ninguna notable ú rara, y sólo las siguientes: Murez trunculus L. Trochus Richardi Pay. NVassa varicosa Tourt. — Sp. Puwrpwra hemastoma L. Haliotis striata Lak. Cyprea pyrum Gal. Patella. — sp. (Ejempl. rodado.) | 47ca Noe L. Turbo rugosus L. A estas habrá que añadir, cuando se determinen, pequeñas especies obtenidas por el lavado del caparazón de la centolla y de algunas hierbas marinas secas remitidas con él. El señor Chiralt me comunica que abundan además el calamar, la gibia y el pulpo, del cual dice haber visto uno que medía más de 2 m. En cuanto á los vertebrados las noticias que puedo dar se referirán exclusivamente á los informes de los citados señores. (13) Calderón. — LAS CHAFARINAS. . 315 Así respecto á peces, sólo conozco la lista de los que según el Dr. Chiralt se pescan en torno á las Chafarinas, que son los siguientes: salmón, atún, bonito, chora, espetón, sardina, arenque, bacalao, merluza, rodaballo, lenguado, murena, con- erio, tiburón, raya y por excepción algún otro. No han podido hasta ahora establecerse allí pesquerías organizadas, por más que se ha intentado dos veces por lo menos; y no es de extra- ñar dada la situación y aislamiento de estos peñones y la falta de elementos que hay en ellos. De reptiles y anfibios han sido remitidos por el Sr. Iborra y determinados por el profesor Sr. Boscá la muy interesante Trogonophis Wiegmanni Kp. y el Bufo viridis Laur., igual al de las islas Baleares, hallazgo importante para el conocimiento de la distribución geográfica de esta especie, que se halla también en el N. de África y no en la Península, donde le reemplaza el B. calamita. Algunas aves pasan por las Chafarinas y otras, aunque pocas, anidan en ellas. El Sr. Chiralt ha dado la siguiente lista: cuervo marino (Phalacrocoraz), gaviota, una paloma silvestre que habita en las cumbres y grandes grietas del Congreso, codorniz, vencejo, golondrina, alondra, gorrión, tordo, mirlo, cuervo, milano, buitre, quebranta-huesos y águila pescadora (A. chrysaétos L.) También el Sr. Iborra me ha comunicado que en la isla del Congreso anidan águilas, gavilanes, Cuervos y gaviotas, y valiéndose de los confinados, se proporcionó un pollo de águila con propósito de criarle y remitírmelo, lo cual no tuvo efecto por haber muerto la cría por accidente casual. No logró tampoco hacerse con un flamenco que un pes- cador mató en el mar y que, por equivocación, fué enviado á Malaga. Por último, los mamiferos terrestres están representados sólo en Chafarinas por la rata doméstica, pues aunque corría en la localidad la especie de que en otro tiempo hubo allí conejos, las opiniones resultan contradictorias y el Sr. Chiralt se inclina á negarlo. Parece abundan los delfines y que alguna que otra foca (Pelagius monachus Herm.) anida en las sinuosidades cos teras del Congreso. Desgraciadamente los envíos del Sr. D. Miguel Iborra no resultaron tan abundantes como él se proponía hacerlos, ni pudieron disponerse convenientemente ni remitirse con la 316 ANALES DE HISTORIA NATURAL. da necesaria diligencia, debido todo á la breve residencia de este distinguido farmacéutico militar en Chafarinas y al trabajo abrumador que pesó sobre él por coincidir su estancia con los lamentables sucesos de Melilla. Aun así mi complaciente amigo ha prestado un servicio evidente á la ciencia y creo que lo indicado es suficiente para probar la utilidad de una excursión realizada en condiciones de recoger observaciones y ejempla— res para hacer la historia natural de ese pequeño pedazo de tierra española, que pudiera quizás un día adquirir una im- portancia extraordinaria. ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. Sesión del 10 de Enero de 1894. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. DANIEL DE CORTÁZAR. —Leida y aprobada el acta de la sesión última el Presidente del año anterior, D. Máximo Laguna, después de dar las gra- cias á la Sociedad, invitó al Presidente electo para el año pró- ximo Sr. D. Daniel de Cortázar á que le sustituyera, quien al hacerlo dió también las gracias á la Sociedad por su elección. —( Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Esplugues y Armengol (D. Julio), de Valencia, presentado en la sesión anterior por el Sr. Bolívar, en nombre del Sr. Boscá, y Benedicto (D. Juan) de Monreal del Campo (Teruel), presentado en la sesión anterior también por el señor Bolívar, en nombre del Sr. Zapater. —Se hicieron dos propuestas de socios. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad que se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. El Sr. Secretario leyó el adjunto informe: «Los que suscriben, nombrados por la Sociedad de Historia ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXII. 1 2 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Natural en su sesión ordinaria de Diciembre de 1893 para revisar las cuentas de dicho año presentadas por el socio Teso- rero Sr. D. Ignacio Bolivar é informar acerca de ellas á la Sociedad, después de haberlas examinado con el deteni- miento debido y habiendo encontrado todas las partidas de perfecto acuerdo con sus correspondientes justificantes y dispuesto todo con el mayor orden y claridad, tienen el honor de proponer á la Sociedad la aprobación de dichas cuentas, estimando también que procede otorgar un voto de gracias al Sr. Tesorero por el celo y actividad que ha presidido en su c'estión. Madrid 3 de Enero de 1894.—PrimitivO ÁRTIGAS, Luís DE Hoyos SAINZ, RAFAEL BLANCO Y JUSTE.» La Sociedad acordó por unanimidad conceder al Sr. Tesorero el voto de gracias pedido por la Comisión. —IEl Sr. Secretario.leyó también una carta que le había sido dirigida por el socio Sr. Hoyos solicitando en su nombre y en el del Sr. Aranzadi autorización de la Sociedad para que sea publicado en alemán en los 47ch4iv fúr Anthropologie, un tra- bajo de ambos señores titulado Avance € la antropología de España, impreso en los ÁxaLes de la Sociedad; autorización que ésta por unanimidad unió á la de los autores de la Memoria. —El Sr. Botella presentó á la Sociedad, dando cuenta de él, un trabajo de M. F. Montessus de Ballore, comandante de artillería en Belle-Ile sur Mer, titulado Za peninsula ibérica sismica y sus colonias, que pasó á la Comisión de publicación por acuerdo de la Sociedad, y con cuya ocasión el Sr. Presi- dente dió breves pero muy interesantes noticias acerca del mapa sísmico de nuestra Península que el Sr. Fernández de Castro tiene ya concluido y próximo á publicar. —El Sr. Hoyos leyó la nota que sigue redactada por el señor Aranzadi: Observaciones antropometricas en los Cacereños. y En ocasión en que mi objetivo principal era otro muy dis- tinto, aproveché algunos momentos para verificar las obser— vaciones que hoy tengo el honor de presentar á la Sociedad y que se refieren á 23 hombres de 24 á 25 años de edad, natura— DE HISTORIA NATURAL. 3 les de 11 distintos pueblos de la provincia de Cáceres: las cir— cunstancias de lugar y tiempo, fueron causa de que las medi- das no se completaran por igual en todos y cada uno de los 23 individuos, lo que hace que el valor definitivo sea, como luego veremos, mucho menor para aquellas medidas que, como la distancia ofrio-sinfisia sólo alcanza á 8 individuos, que para aquellas otras que abarcan á los 23 hombres. Siendo el diámetro antero-posterior máximo de la cabeza en su valor medio de 193 y el transverso máximo de 149, el índice de las sumas es de 77,5, y por consiguiente cinco veces más próximo que el de los guipuzcoanos al de los Chauias, tres veces más á las Cábilas y nueve veces más á los MZab: el índice de oscilación es de 2,05 y la oscilación probable del valor medio es + 0,43, de modo que podemos admitir que la serie no es muy heterogénea y su carácter dolicocéfalo se afirma bastante bien, El diámetro frontal mínimo es de 106, lo que da un índice de 70,8, muy próximo al de los vascos y muy inferior al de los Chauias. La circunferencia horizontal ofriaca es de 551, la curva ofrio-iniaca de 342 y la transversa super— auricular de 308, es decir, 20, 3 y 6 mm. respectivamente me- nores que las de los euskaldunas: no alcanzando el índice de oscilación más que á 16,44 y la oscilación probable del valor medio más que á — 3,68 en la primera de las circunferencias, su diferencia de menos con relación á la de los vascos nos ma- nifiesta la ausencia del carácter típico en estos de la platice- falia en relación inmediata con el gran desarrollo de la cabeza en sentido horizontal. La longitud de la nariz es de 534,6 y su anchura de 34, lo que da como índice nasal de las sumas el de 62,3, no sólo muy superior al de los guipuzcoanos, sino que excede también al de los Beni-M'zab, siendo el índice de oscilación 4,31 y el de probabilidad del medio 0,92. La longitud ofrio-sinfisia 136, la ofrio-alveolar 89 y la ofrio-espinal 74, con una oscilación pro- bable de —= 0,82 en la segunda y de + 1,63 en las otras á causa del menor número de observaciones, son inferiores, sobre todo la primera, á las de los vascos, pero mayores que en los Beni-Mzab; con la anchura bizigomática de 133,5 da la ofrio-alveolar el índice facial de 66,8, poco menor que el de los vascos y muy superior al de los Mzab. La boca es de 48,7 con índice de oscilación 2,54 y oscilación 4 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA probable del valor medio += 0,54, por tanto más ancha que la del euskalduna y mucho menor que la del Wzabita, influido este quizás por mestizaje negro remoto, y por esto no apre— ciado en la observación del Dr. Amat. La abertura palpebral es de 27,4 (ind. osc. 1,44, osc. prob. + 0,31), mayor que en el guipuzcoano y menor que en el Mzabita, así como el intervalo ocular es de 31,7, algo menor que en los dos pueblos citados y la latitud biorbitaria 103,5 se puede identificar con la del vasco midiéndola en el borde interno de la apófisis orbitaria. La altura de la barbilla es de 36,7, algo menor que en el guipuzcoano; la anchura bigoniaca (106,5) da el índice gonio— cigomático de 78,8 con índice de oscilación 2,24 y oscilación probable + 0,49, por consiguiente superior al que señalé como caracteristico en 81 pueblo Euskalduna (San Sebastián, 1889). El ángulo facial es de 75” 30”, su índice de oscilación 1,78 y la oscilación probable + 24”, inferior por consiguiente al del guipuzcoano. La talla es de 1,650, con índice de oscilación 33,9 y oscila— ción probable + 7,6, es decir, algo superior á la del vasco, pero hemos de tener en cuenta que, según advierto en la pág. 46 de £1/ pueblo Euskalduna el crecimiento no está absolutamente terminado á los 21 años: además la selección para las armas especiales se efectúa no sólo teniendo en cuenta la talla, sino también el grado de instrucción, y quizás esto último motive el que queden sin incorporar á aquellas armas muchos individuos de buena talla. La altura del oído es 1520, la de la barba 1447 y la del hombro 1360, en relación casi idéntica á la del vasco en cuanto á sus diferencias con la altura del vértice. El tronco (sentado) alcanza á 842. La braza es de 1688, con índice de oscilación 17,28 y oscila— ción probable += 4,07, menor que la del vasco y la del Mzabita; el brazo es de 305, más corto que en el vasco, y sobre todo, que en el Beni-Mzab y Chauia y más largo que en el Cabila; el antebrazo es de 251, más corto que en el vasco y sobre todo que en el Chauia y Cábila y más largo que en el Mzab; la mano es de 181, con índice de oscilación 6,31 y oscilación pro- bable += 1,45, mucho más pequeña que en el vasco y en las tribus citadas; el pie es de 250, mucho menor que el vasco é igual al de los Mzabitas. La relación de la mano á la talla es de 10,9 casi igual á la de las Cábilas; en el pie es de 15,2, poco DE HISTORIA NATURAL. 5 menor que en las tribus citadas y bastante menor que en el vasco. El color de la piel corresponde al núm. 24 de Broca en 5indi- viduos, al 25 en 9, al 25-26 en 4, al 26 en 3 y al 26-32 en 1, lo que da mucha mayor proporción del tipo moreno que en los guipuzcoanos. El cabello corresponde al núm. 37 en un individuo, al 36-42 en 1, al 36 en 2, al 39 en 1, al 42 en 10, al 42-41 en 3, al 41 en 3, es decir, más obscuro que el del guipuzcoano: la barba corresponde al núm. 46 en 1, al 43-36 en 1, al 36 en 3, al 37-39 en 1, al 42-36 en 1, al 42 en 1, al 41 en 1, es decir, más clara que el cabello analogamente á lo que sucede en el guipuzcoano. ll color de los ojos corresponde al núm. 14 en 4 individuos, al 9-8 en 1, al 4-9 en 4, al 4-3-9, en 1, al 4 en 2, al 3-4 en 4, al 3 en 3, al 2-3 en 3, al 2 en 1; es decir, menor proporción de ojos azules y verdes que en los vascos, mayor proporción de ojos pardo-verdosos y sobre todo de ojos pardos y de tono más obscuro. El lóbulo de la oreja es adhe- rente en 3 individuos y poco suelto en 1: la nariz es aguileña entayyirecta en 9, Vemos por todos estos datos que los extremeños, por su menor índice cefálico y mayor nasal, cara más corta y ancha en la mandíbula, ojos más grandes, menor ángulo facial, manos y pies pequeños y mayor predominio del tipo moreno, se aproximan más que el vasco á ciertas tribus berberiscas; sin embargo, no es posible identificarlos con ellas, tanto más cuanto que hemos de tener en cuenta que aquellas no consti- tuyen tampoco una raza pura ó poco mezclada y, verificándose el mestizaje con diversidad de razas según el país y las vicisi- tudes de la historia, nunca podremos llegar á la identificación que tan facil suele parecer á primera vista. Haciendo las observaciones en pueblos mezclados se hace preciso analizar cada uno de ellos en sus elementos componentes y comparar estos; es lo que todavía no se ha hecho con los berberiscos y sería muy útil para las comparaciones con el análisis que pre- senté en mi Pueblo Euskalduna: por de pronto aparece cierta aproximación del extremeño al elemento que en el vasco designé como «mediterráneo.» —Hl Sr. Ramón y Cajal regaló á la Sociedad ejemplares de sus últimas publicaciones histológicas, que ésta agradeció pro- fundamente. 6 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA —Yl Sr. Rodriguez de la Cruz (D. Ricardo) abogado de los colegios de Madrid y Montilla dió algunas noticias acerca de sus exploraciones arqueológicas y prehistóricas en los alrede— dores de esta última población, que dieron margen á ligeras observaciones de los Sres. Presidente, Botella y Anton. — úl Sr. Cazurro presentó el siguiente estudio: Datos para la fauna de la provincia de Madrid.—Mam!feros, por M. Cazurro. Daseoso de contribuir, eu la escasa medida que mis fuerzas lo permiten, al conocimiento de la Zoología de nuestra patria, me ha parecido que no sería ocioso el reunir y recopilar cuantos datos pudiera, acerca de los mamiferos que forman su fauna, pero como esta tarea, requería el consultar multitud de colecciones locales, esparcidas por todas las provincias, y el cabal conocimiento de estas, he tenido que limitar mi modesto trabajo al estudio referente á una sola región, la provincia de Madrid, y sitios cercanos, acerca de la cual los datos publi- cados anteriormente, los ejemplares existentes en las coleccio- nes del Museo de Madrid, y las excursiones por mis maestros y compañeros y por mí mismo realizadas, me permiten reunir noticias sobre la mayoría de las especies que en ella habitan. A pesar de los graves defectos, que en estas notas, segura— mente aparecen, he creído oportuno el publicarlas, aspirando no á dar por estudiado el punto que en eltas me ocupa, sino á llamar la atención á los naturalistas españoles para que le estudien y completen, poniendo de manifiesto lo deficiente de mis observaciones. Después de publicados los catálogos de Reptiles y Anfibios de España por D. Eduardo Boscá, y de Aves, por D. Ventura Reyes y los trabajos de los Sres. Caste— llarnau acerca de las Aves de San Ildefonso, y del Sr. Vayreda acerca de las de Gerona, es extraño que no se haya publicado un catálogo de Mamiferos de España. Este hueco es el que los zoólog'os deben tender á llenar; pero en el estado actual de las ciencias naturales en España, es aún tarea difícil de desempe- ñar, por ser muy incompleto el estudio de las faunas locales y sobre todo el de los mamiferos de pequeño tamaño, como la mayoría de los murciélagos, muchos roedores etc., cuya clasi- ficación es siempre difícil. He creído por esto útil, tratando de DE HISTORIA NATURAL. 7 aportar un grano de arena á la obra de este edificio, reunir y publicar los datos que pudiera acerca de la fauna de nuestra provincia, persuadido de lo que hace tiempo dijo el P. Torru— bia, y que adoptan como lema y principio de sus catálogos de Moluscos terrestres de España y Aves de San Iidefonso. natu- ralistas tan respetables como los Sres. Graells y Castellar— nau: «Váyanse formando sucesivamente muchos catálogos, de los objetos que produce nuestro suelo, que de ellos resul- tará el índice general de la Historia Natural Española.» No es este ciertamente el primer ensayo sobre los mamife- de la región centra! de España, pues ya en 1853 publicó el Sr. Graells, el decano y maestro de la mayoría de los natu— ralistas españoles, tan competente en este ramo de la Histo- ria Natural, una lista de las especies observadas en el área matritense, que incluye en las JMemorias acerca del estado de los trabajos de la Comisión encargada de la formación de la carta geológica de la provincia de Madrid y general del reino, que en dicho año publicó el Director de la Comisión señor Luján. Después de esta lista realmente podrá parecer ocio- so, que tratado el asunto por un verdadero maestro, yo el último de sus discípulos venga á sacarle nuevamente á luz; pero es de notar que dicho trabajo es meramente una lista, sin otras pretensiones y en la que desde luego se advierte que el númaoro de especies existentes ha de ser mayor que el de las citadas, y como el tiempo no pasa en balde, las denomina- ciones de muchas especies en ellas aceptadas han pasado á ser sinonimias de otras, se han adquirido más datos y de aleu-— nas en no corto número (18 especies) no citadas en dicha lista se han logrado noticias positivas acerca de su existencia en esta región. Estas razones y el ser otra la indole de estas notas, me han determinado á publicarlas, sin pretender con ellas corregir las obras del que ha sido mi maestro, sino sumar los nuevos datos que el tiempo ha aportado á su trabajo. Hacer únicamente una lista de las especies encontradas y acerca de las cuales he podido reunir datos autorizados, hubiera sido tarea poco provechosa, pues, para el que quier: dedicarse al estudio de este grupo, dejaría en pie las mismas dificultades que existen. Por esta razón y como creo que el conocimiento de la fauna de una región no puede ser obra de un solo trabajador, he creído oportuno, tratar de facilitar esta 8 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA tarea alos que en ella se interesan, resumiendo los datos nece- sarios para que cada uno de por sí pueda determinar las especies que encuentre y saber si con ellas aumenta el número de las conocidas como existentes en la fauna de la región que se estudia. Por esta razón, tomándolos en gran parte de los tra- bajos de Lataste (Catalogue provisoire des mammiferes sauvages non marines du departement de la GFironde; Bordeaux, 1884), de Trouessart (Mammiferes de la France; Paris, 1884), y de Blasius (Fauna des Wirbelthiere Deutschlands. Braunschweig, 1857), in- cluyo entre estas notas, cuadros para la clasificación de los dis- tintos géneros y especies y las descripciones de ellas, tan nece- sarias para el que empieza á dedicarse al estudio de un grupo ya que frecuentemente la mala apreciación de un carácter al aplicar los cuadros, puede conducir á graves errores, que se pueden evitar comprobando la descripción de la especie. También me ha sido sumamente útil, para este modesto resumen la obra, clásica entre los zoólogos españoles, del Sr. Martínez y Saez, catedrático de la asignatura de verte- brados, titulada Distribución metódica de los vertebrados (Ma= drid 1879) y á cuyo autor debo también dar testimonio de mi eratitud por haberme permitido consultar las colecciones que de este grupo y localidad viene reuniendo, desde hace años, con constante celo y laboriosidad en el Gabinete de Historia Natural. No debo tampoco omitir, dando á cada uno lo que suyo sea, lo útiles que me han sido las obras del Sr. Pérez Arcas, maestro de casi todos los zoólogos españoles; el Catalogo de Aves de San Ildefonso del Sr. Castellarnau en que se citan, en su introducción, diversas especies de mamiferos, propias de la región montana; y los trabajos del Sr. López Seoane, nuestro ilustrado consocio, acerca de los mamiferos de Galicia, y el catálogo de D. Antonio Machado, mi antiguo profesor, de los mamiferos de Andalucía (Sevilla 1869). Asi, pues, poca es la parte que á mí me corresponde en este modesto trabajo; el mérito y la mayoría de los datos en él con- tenidos, son obra de distinguidos zoólogos; los errores que en él pueda haber, solamente míos. Una observación debo hacer para terminar: al tratar de la provincia de Madrid, realmente incluyo algunas especies (Arvicola nivalis, Capra hispanica, Mux tectorum etc.), cuyas citas no se refieren, en propiedad, á los límites geográficos de DE HISTORIA NATURAL. 9 la provincia, pero que por hallarse positivamente en regio— nes, cercanas á ella, es lógico pensar que existan también en la parte que estudiamos, y como por otra parte la fauna de nuestra provincia no es en suma más que la fauna central de España, no creo pecar por admitir con criterio un poco lato, algunas de las especies que en todo el centro de la Península existen; en términos análogos á lo que el Sr. Graells denomina el «Area matritense.» Basado en estos fundamentos y con el criterio indicado, comienzo hoy por exponer los datos recogidos acerca de los mamiferos quirópteros, y si la Sociedad me honra, juzeando admisibles estas noticias, en notas sucesivas iré publicando los que á los demás órdenes de mamiferos se refieren, que según los datos que he podido recopilar comprenden las 59 especies de la lista que sigue: ORDEN QUIRÓPTEROS Faxurira Sorícidos. E Rinolótidos: Sorex alpinus Schinz. — vulgaris £. Rhinolophus ferrum equinum Sehrb. : p o 5 Crocidura aranea Schrb. — hipposideros Bechs. -— Blasii Peters. Pachyura etrusca Sa», Fania Erinaceidos. Fama Vespertiliónidos. Erinaceus europieus LL. Plecotus auritus L. Synotus barbastellus E. Geoff. ORDEN ROEDORES. Miniopterus Schreibersi Vatt. A p ; Fama Esciúridos. Vesperugo (Vesperus) serotinus Sehrb Sciurus vulgaris Z. 7 ii discolor Fama Mióxidos. Natt. Myoxus glis L. E Dacia Schrb. — nitela Schrb. — pipistrellus Schrb. De Kuhli Vatt. Fania Múridos. Vespertilio murinus Schrb. Mus rattus L. E — decumanus Pall. Fama Embalonúridos. — tectorum Sav!. Nyctinomus Cestoni Sav. ! — musculus L. ORDEN INSECTÍVOROS. — sylvaticus /. e Arvicola (Hemiotomys) amphibius Famiira Tálpidos. Pall. Talpa europwa L. — — nivalis? Myogale pirenayca E. Geoff. Martius. 10 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Arvicola (Microtus) subterraneus Selys. ibericus Selys — agrestisL.var.arvalis Pall. FamiLIa Lepóridos. Lepus timidus L. — Cuniculus Z. ORDEN FIERAS. Fama Mustélidas. Meles taxus Schrb. Lutra vulgaris Erxleb. Mustela vulgaris Briss. — putorius Z. — furo L£. Marta foina Gmel. Fania Vivérridas. Viverra genetta L. Herpestes ichneumon L. var. Wid- dringtoni Gray. Faminia Félidas. Felix catus £L. Felix domestica. Bris. var. hispa- nica. Lynx pardina Oken. FamiLIa Cánidas. Canis vulpes L£. — lupus £. — familiaris L. ORDEN ARTIDÁCTILOS. Famimta Bóvidos. Bos taurus L. Capra hircus L. — hispanica Schimp. Ovis aries L. FimiLia Cérvidos. Dama vulgaris Brooks. Cervus elaphus L£. Capreolus europ:eeus Brooks. FimILIA Suidos. Sus scrofa L. ORD. PERISODÁCTILOS Equus caballus £. — asinus L£. MAMÍFEROS. TI. Con una membrana, en forma de ala, que reune los dedos de las manos entre sí, el brazo y el antebrazo, á los costados y á las patas y estas con la cola..... ORDEN Il. QUIRÓPTEROS. 1.1. Extremidades normales, dispuestas para la procresión. 1. Dedos terminados en uñas. A. De tamaño pequeño; con caninos y las muelas erizadas de puntas COMIC ORDEN Il. INSECTÍVOROS. B. De tamaño pequeño; sin caninos, con los incisivos muy grandes, de crecimiento indefinido, separados por un hueco de los molares y estos con la corona plana......... ORDEN III. ROEDORES. C. De tamaño mediano ó grande; con los caninos muy desarrollados y los molares cortantes ó tuberculosos.............. 1.1. Dedos terminados por pezuñas. ORDEN IV. FIERAS. A. Dedos en número de dos ó cuatro. Frecuentemente con cuernos y con el estómago complicado ...... ORDEN V. ARTIDÁCTILOS. B. Con un solo dedo aparente, y estómago sencillo y sin cuernos..... A e... o. o.grrsn.$n»$»rorsors..r$?.sss ... ORDEN VI. PERISODÁCTILOS. DE HISTORIA NATURAL. Io pa ORDEN l. Quirópteros (€ Murciélagos. I. Con apéndices membranosos en la nariz y el trago poco desarrolladO............ A SACOS SOS auaoap ia les POROS TOO ar REO nOs Fam. 1. Rinolófidos, No comprende más que un solo género ..cocococcoccracao.. Rhinolophus Geoff. 1.1. Sin apéndices membranosos en la nariz; trago muy desarrollado. 1. Orejas libres ó soldadas pero sin formar jamás un repliegue en la frente; cola deleada, casi enteramente incluída en la membrana interfemo- EE AR ODO Re SERPA AOS DIA DAUOA Fam. 2. Vespertiliónidos. a. Orejas soldadas entre sí cerca de su base. D. Orejas muy grandes, casi tanto como el cuerpo, no dentadas. ........ AA AOS OO COROS IO O ONO OR Plecotus Geotft. b.b. Orejas cortas, anchas y dentadas. ..o.ooooooo.mom.... Synotus K. et Bl. aa. Orejas libres. c. Frente muy convexa y bruscamente elevada por encima del hocico (las orejas y las alas como en el género Vesperugo Key ae tB lts o catala See elote leete tae Miniopterus Bp. c.c. Frente ordinaria. d. Primer premolar superior pequeño ó nulo; trago poco alargado y generalmente encorvado hacia dentro; alas largas y estre - Coro orpea bye dar on lao Tis Vesperugo K. et Bl. dd. Primer premolar superior bien desarrollado; trago largo y generalmente encorvado hacia fuera; alas cortas y anchas.... o laos A O .... Vespertilio K. et Bl. 1.1. Orejas soldadas en gran parte por su borde interno que forma un repliegue sobre la frente; cola gruesa y prolongada en más de su mitad fuera de la membrana interfemoral. .......... CUBO SOaOnonk Fam. 3. Embalonúridos. No comprende más que un solo género representado..... Nyctinomus Geof. Fam. 1. Rinolófidos. Cola contenida en la membrana interfemoral; dedo medio con dos falanges; la primera en línea recta (durante el reposo) con el hueso metacárpico. Narices abiertas en una depresión de la superficie superior del hocico, cireundadas por apéndices cutáneos foliáceos. Sin trago. Huesos intermaxilares rudi- mentarios, representados por la delgada lámina ósea, suspen- dida desde el cartílago nasal hasta el centro del espacio que queda entre los caninos. Molares con pliegues distintos en forma de JY. CÉxNeRO Rhinolophus (eof). Nariz con apéndices foliáceos bien desarrollados, en cuya : , a 10 ESE base están colocadas las aberturas nasales. Dientes: 15: 0 5: EE 8 ds ¿ K E > o = 32 dientes. Orejas bien separadas, anchas y des— provistas de trago, pero con un antitrago bastante perceptible. 12 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA a. Longitud del antebrazo, próximamente 57 mm. Segundo premolar superior, to- cándose con el canino, pues el primer premolar es muy pequeño y queda co- locado fuera de la línea de los demás. Membrana interfemoral muy aguda.. A ls loto O ASCO NI OB OO TO SoneH 0.0. Longitna del antebrazo cuando más 49 mm. Segundo premolar inferior pequeño y separado del canino por el primero. %. Longitud del antebrazo, 40 mm. Membrana interfemoral aguda. Antitrago separado de la oreja por una escotadura aguda. La sella terminada por puntual ds ellos iaato CDAS Rh. hipposideros Bechs. 2b. Longitud del antebrazo, 48 mm. Membrana alar inserta en el talón......... ESO OSDS do o A a tas ls des LUTO US LOS UU SABE NES Rh. ferrum-equinum Se/701.—Color rojizo, más claro, blan— quecino ó gris en la cara ventral, y más obscuro en la dorsal; las hembras más rojizas que los machos. El apéndice nasal presenta los lados de la se//a cóncavos y no ocultando las aber- turas nasales. Alas insertas en el talón, mediante un calcáneo bien desarrollado. Membrana interfemoral triangular, y de— jando libre solamente el extremo de la cola. Orejas más cortas que la cabeza y con la punta muy aguda. Longitud: del antebrazo, 0.057; cuerpo y cabeza, 0,060; en- vergadura de las alas, 0,350; cola, 0,042. Esta especie es abundante en toda la región, especialmente en los alrededores de Madrid, en las cuevas, tejados, troncos, huecos, etc. Madrid! Pérez Arcas, Bolívar! (col. Mus.); Arganda! Collado Mediano, Conde! Area matritense, Graells. Rh. hipposideros Bec/s.—Color rojizo parduzco, sobre todo por el dorso, y gris rojizo bastante claro en la cara ventral. Apéndice nasal relativamente muy grande, con los lados de la sella convergentes hacia arriba y la punta obtusa. Alas inser— tas en el talón. Membrana interfemoral angulosa, no tan aguda como en la especie anterior, y dejando también libre el extre— mo de la cola. Dimensiones: del cuerpo y cabeza, 0,042; del antebrazo, 0,040; envergadura de las alas, 0,250; de la cola, 0,030 Esta especie es la de menor tamaño del género, y no abunda tanto como la anterior, aun cuando no es rara en toda la re— sión central, sobre todo en las cuevas, en las que á veces for- ma sociedades numerosas. Madrid (cueva del Canal!), Cardiel (col. Mus.). DE' HISTORIA NATURAL. 13 Rh. Blasius Petess.—Del mismo color y aspecto que la espe- cie anterior, pero de mayor tamaño. Sella de punta algo más aguda. Membrana alar inserta en el talón y la interfemoral bastante obtusa, casi cuadrada. Las orejas más cortas que la cabeza. Dimensiones: del antebrazo, 0,046; envergadura de las alas. 0,210: de la cabeza y cuerpo, 0,050. También muy rara en esta región. Sólo puedo referir á esta especie un ejemplar que me envió de Collado Mediano, el se— ñor Conde, y que cedí á las colecciones del Museo. Famibia 2.” Vespertiliónidos. Cola incluída en la membrana interfemoral. Dedo medio con dos falanjes, la primera de ellas colocada durante el re— poso, en línea recta con el hueso metacárpico. Narices abiertas en el extremo del hocico, desprovistas de apéndices cutáneos especiales. Huesos intermaxilares pequeños, laterales, separa— dos por delante por un ancho espacio. Trago distinto. Molares bien desarrollados, con pliegues en forma de W en la corona. 4. Orejas soldadas la una á la otra cerca de su base. b. Orejas muy grandes, casi tanto como todo el cuerpo, no dentadas.......... on a e dt Lola ...- GEN. Plecotus £. GeoJr. b.0. Orejas no tan grandes, anchas y dentadas...... GÉN. Synotus X. el Bl. a.d. Orejas libres. p c. Frente muy convexa y bruscamente elevada por encima del hocico. Incisivos superiores separados de los caninos. Alas largas y estre- CAS ata eat asta rta Sofa GEN. Miniopterus Bonap. c.C. Frente normal. a. Primer premolar superior, pequeño ó nulo. Trago poco alargado y encorvado hacia dentro. Alas largas y estrechas.. ........o... eo lotel slo eje lalo oda ciialode a elotes i00oje ea GEN. Vesperugo li. el Bl.. d.d. Primer premolar superior bien desarrollado Trago largo y gene- ralmente encorvado hacia afuera. Alas cortas y anchas......... aa tai ea EN IV Esper cidos GÉNERO Plecotus LE. Geoffr. Orejas muy grandes, casi tanto como el cuerpo. Aberturas nasales en un canal excavado en el hocico que es agudo. Trago E Pr 1 2 3 bastante desarrollado. Dientes: 1; C. Es añ M. a 6 14 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Pl. auritus Z.—Única especie de este género, caracterizada por tener las orejas sumamente grandes y unidas en la frente. Es de color pardo claro blanquecino en la cara ventral. Dimensiones: del antebrazo, 0,038; envergadura de las alas, 0,230; cabeza y cuerpo, 0,047; oreja, 0,037. Esta especie no es rara en la región central. Madrid! Pérez (col. Mus.!); Escorial, Graells. Area matritense. Graells. Se la conoce con el nombre vulgar de Orejudo. GÉNERO Synotus K. et Blas. Orejas medianas, anchas, soldadas en la base y dentadas en p E A e 2 3 los bordes. Dientes I. E (: E pa ae M.-. Syn. barbastellus /. (e0f/r.—Color uniforme, pardo muy obscuro, con algunos pelos raros blancos en la base de la membrana interfemoral. Hocico grueso. Dimensiones: del antebrazo, 0,025; cabeza y cuerpo, 0,050, cola, 0,050. Es la única especie de este género rara en el área matri- tense, y que sólo ha sido citada de la vecina sierra, Castellar— nau, La Granja; área matritense, Graells. GÉNERO Miniopterus bonap. Orejas separadas, redondeadas y pequeñas. Trago redondea- do. Frente muy abombada y prominente. Nariz separada del labio por una fosita estrecha y vertical. La primera falange del segundo dedo, que es el mayor de todos los del ala, suma- mente corta. Cola tan larga como la cabeza y el cuerpo. Dien- A DA 3 tes: 1. 550.3; P.75 M. 5. Miniop. Schreibersi Va/terer. —Esta especie es la única que representa el género en nuestra Península; es de color gris claro, aleo más rojizo por encima y más obscuro en la base de los pelos; estos se extienden por parte de la base del ala. Dimensiones: del antebrazo, 0,043; envergadura de las alas, 0,280; cabeza y cuerpo, 0,050; cola, 0,056. Esta curiosa especie es sumamente rara en la parte llana de esta región, pero abunda más en la montaña. En las coleccio- DE HISTORIA NATURAL. 15 nes del Museo de Historia natural existen ejemplares de Ciu— dad-Real y Almadenejos! cogidos por el Sr. Boscá, que hacen creer existirá también en la parte Sur de la provincia de Ma- drid; también existen ejemplares del Escorial! y San Udefonso. GÉNERO Vesperugo k. et Blas. Hocico grueso, cubierto de tubérculos glandulares y con las aberturas de la nariz en forma de media luna, colocadas en su extremo. Orejas pequeñas, anchas y triangulares, no reunidas en la base y con el trago corto, obtuso y convexo en su borde externo. Cola más corta que el cuerpo. El calcáneo lleva en su borde libre un lóbulo cutáneo (lóbulo post=calcáneo) más 6 menos desarrollado. Alas largas y estrechas. Fórmula dentaria variable. “4. Solamente un premolar en cada lado de la mandíbula superior (en total 32 dien- tes). Lóbulo post-calcáneo esirecho. Membrana alar inserta en la base de los dedos O DI e al OS SUBGÉNERO Vesperus. 5. Longitud del antebrazo, 55 mm. Tamaño grande. Las dos últimas vérte- bras caudales únicamente libres ...... ...... Vesp. serotinus Sc/r). 5.0. Longitud del antebrazo, cuando más 42 mm. Tamaño mediano. La última vértebra caudal solamente libre. De color blanco amarillento......... ... EDCCATADA ES 0 AO A Rd o dara atea dd Vesp. discolor Maf. 4.1. Con dos OTI aIca á As lado de la mandíbula superior (en total 31 dientes). Lóbulo post-calcáneo bien desarrollado. Orejas más cortas que la cabeza con su borde externo inserto por debajo del ángulo de la boca. ......ooooooomo.... SO EOS ta altas ns lalala ist SUBGÉNERO Vesperugo. c. Trago securiforme, ensanchado en su punta. Membrana alar inserta en el talón ó por encima de éste. Lóbulo post-calcáneo bien desarro- llado. Longitud del antebrazo, 60470 mm... Vesp. noctula Sc/hrb. c.c. Trago no dilatado en el ápice. Membrar a alar inserta en la base de los dedos del pie. Talla mediana ó pequeña. 2. Borde externo de la oreja escotado en su tercio superior. Trago con los bordes paralelos. Primer incisivo superior bilobo. Longitud del antebrazo, 30 MM.....oo..o..osos Vesp. pipistrellus Sc/r0. d.7. Torde externo de la oreja apenas cóncavo en su tercio superior. Trago con el borde externo convexo y el interno recto. Primer incisivo superior de un solo lóbulo, Membrana interfemoral con Donde plano ee ea Vesp. Kuhli Vatff. Vesp. serotinus Sc/70.—Color pardo amarillento en la cara dorsal, más obscuro en la ventral, y sobre todo en las orejas y las alas. Tamaño grande. Orejas poco más cortas que la cabe- za, insertas al nivel del ángulo de la boca, por debajo del ojo. Trago dos veces más largo que ancho. Membrana alar inserta 16 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA en el metatarso. Las dos últimas vértebras caudales libres. Dientes: I. S O.+; pros o Dimensiones: del antebrazo, 0,050; envergadura de las alas, 0,330; cabeza y cuerpo, 0,072; cola, 0,052. Esta especie parece no ser muy abundante en nuestra re— gión. Sin embargo, se observa en los alrededores de Madrid! y en Aranjuez! En las colecciones del Museo de Historia natu- ral existe un ejemplar recogido en Ciudad-Real por el señor Boscá con dos pequeños fetos. Vesp. discolor Va11.—Color blanquecino. Los pelos son obs- curos en la base y de color blanco en su extremo. Tamaño me- diano. Orejas poco más cortas que la cabeza, con el trago corto y ensanchado por encima de su porción media, redondeado en el vértice y encorvado hacia dentro. Alas insertas en la base de los dedos. Lóbulo post-calcáneo estrecho. Dientes: O Dimensiones: del antebrazo, 0,040; envergadura de las alas, 0,270; cabeza y cuerpo, 0,048; cola, 0,045. Cito esta especie por los ejemplares procedentes de los alre— dedores de Madrid existentes en las colecciones del Museo y recogidos en Octubre por el Sr. D. Gregorio Pérez. Vesp. noctula Sc/7). — Color uniformemente pardo claro, tirando á rojo. La membrana alar en parte cubierta de pelo hasta una línea que une el codo á la rodilla. Hocico corto y erueso. Trago securiforme, ensanchado en la punta. Mem- brana alar inserta por encima del talón. Lóbulo post-calcáneo ancho, semicircular. Solamente la última vértebra caudal, que es rudimentaria, queda libre de la membrana interfemoral. Dientes: I. a 0 e MU Dimensiones: del antebrazo, 0,060: envergadura de las alas, 0,320 á 0,460; cabeza y cuerpo, 0,076; cola, 0,050. Su tamaño es bastante variable. El único dato que poseo de la existencia de esta especie, tan común en Europa, dentro de nuestra región, es la referencia que el Sr. Graells hace de ella en su citada lista, en que dice que es medianamente abundante en el área matritense. DE HISTORIA NATURAL. 17 Vesp. pipistrellus 5c/79.—Color obscuro; con el pelo largo, negro en la base, luego ceniciento y pardo en el ápice. Las membranas alares obscuras y cubiertas por encima de pelo hasta una línea que, partiendo del medio del húmero, llegase hasta la rodilla, y por debajo desde el codo á la rodilla. Talla pequeña. Borde externo de la oreja escotado en su tercio su— perior. Trago de bordes paralelos, redondeado en el ápice y con el borde externo convexo. Alas insertas en la base de los a 11% PL dedos. Lóbulo post-calcáneo mediano. Dientes: I. > 0% Dimensiones: del antebrazo, 0,030; envergadura de las alas, 0,180; cabeza y cuerpo, 0,040; cola, 0,35. Esta especie es una de las más comunes en la región, y es frecuente en los alrededores de Madrid! Pérez (col. Mus.). Vesp. Kuhli Va/terer.—Color obscuro con los pelos sólo cla— ros en su ápice y distribuidos también en el ala de una ma- nera semejante á la que presentan en la especie anterior; bor- de inferior de la membrana interfemoral con una banda blan- ca, poco limitada. Tamaño mediano. Orejas más anchas que en las demás especies, con el borde externo apenas cóncavo en su tercio superior y el trago con el borde interno recto y el 1 2 3 A o > 2 externo convexo. Calcáneo largo. Dientes: I. e Primer incisivo superior de un solo lóbulo. Dimensiones: del antebrazo, 0,033; envergadura de las alas, 0,210; cabeza y cuerpo, 0,044; cola, 0,035. El único dato que poseo para citar esta especie de nuestra región es un ejemplar existente en las colecciones del Museo y recogido en el Jardín Botánico de Madrid. GÉXERO Vespertilio L. Hocico largo y cónico con tubérculos glandulares pequeños; aberturas de la nariz en forma de media luna, colocadas algo lateralmente en el extremo del hocico. Orejas separadas, ova= les, más largas que anchas, con el trago largo y generalmente encorvado hacia fuera. Cola más corta que la cabeza y el cuer- po. Lóbulo post-calcáneo pequeño ó nulo. Alas cortas y anchas. ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXI'I. 2 19 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Vesp. murinus 52/70.—Color rojo claro por encima, casi blan- quecino en la cara ventral. Tamaño grande. Orejas anchas y ovales, tan grandes como la cabeza. Trago largo, recto y pun- tiagudo. Alas insertas en los huesos metatársicos, cerca de la base de los dedos. Sólo la última vértebra caudal que es rudi- mentaria libre. Dientes: I. E CS Pp. as M. Se Dimensiones: del antebrazo, 0,060; envergadura de las alas, 0,355; cabeza y cuerpo, 0,073; cola, 0,052. Es una de las especies más frecuentes, y abunda en toda la región, tanto en el llano como en los montes. Madrid! Boscá (col. Mus.); Escorial!, La Granja (col. Mus.); área matritense, Graells. Aun cuando no hay dato ninguno que lo pruebe, puede casi asegurarse que en esta región debe existir también alguna otra especie de este género como el esp. Bechsteini Leisl., que se distingue del anterior por tener el antebrazo solamente de 39 mm. de largo, 6 el Vesp. mystacinas Leisl., aún más pequeño. FamtiLIa 3. Embalonúridos. Cola que pasa la membrana interfemoral. Primera falange del dedo medio doblada durante el reposo en la superficie dor- sal del hueso metacárpico. Narices con aberturas circulares sin apéndices foliáceos. Orejas muy soldadas en su borde in— terno, formando un repliegue sobre la frente. Trago distinto. Molares bien desarrollados con pliegues en forma de W en la corona. GÉNERO Nyctinomus (reo/]. Orejas muy soldadas en su borde interno, formando un re- pliegue, con un antitrago en el borde externo. Alas insertas en el borde inferior de la tibia. Cola larga y gruesa, saliente en más de su mitad fuera de la membrana interfemoral. Nyct. Cestoni Savi.—Color gris negruzco, algo rojizo. Tama- ño mediano. Orejas ovales muy soldadas y con arrugas. Labio : : , A! 2 3 superior muy extensible. Dientes: 1. 0 al pel 23 M. an Dimensiones: del antebrazo, 0,058; envergadura de las alas, DE HISTORIA NATURAL. 19 0,364; cabeza y cuerpo, 0,078; cola, 0,046, de los cuales 0,027 quedan libres. Esta curiosa especie, único representante en Europa de la familia de los embalonúridos, es tara en todas partes, y se en cuentra en la región submontana del área matritense, Graells! Escorial, Martínez! —El Sr. Secretario leyó las actas siguientes: SECCIÓN DE SEVILLA. '-_———— Sesión del 6 de Diciembre de 1893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se repartió el cuaderno 2.” del tomo xx11 de los ANALES. —Se procedió á elegir la mesa que ha de actuar en el año próximo, quedando constituida en la forma siguiente: Presidente: D. Salvador Calderón. Vicepresidente: D. Romualdo González Fragoso. Tesorero: D. Manuel de Paul. Secretario: D. Manuel Medina. Vicesecretario: D. Carlos Cañal. —Se aprobó el siguiente presupuesto para 1894. Pesetas. Mozo para repartir las citaciones................. 30 Gastos de Secretaría y Tesorería ......o..ooo.oooo..o. 10 DOTA os OS 40 —El Sr. Medina leyó lo siguiente: Notas entomologicas. Nuestro distinguido consocio Sr. Uhagón comunicó á esta Sociedad los datos que poseía acerca de las especies españolas del género Blaps. Como en dicha comunicación figuran esca- 20 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA sas noticias de Andalucía, he creído útil consignar las especies de dicho género que tienen representación en esta comarca consultando las colecciones de nuestro Museo de Historia Natural. ESPECIES DEL GÉNERO Blaps. Blaps hispanica Sol.—Málaga (Gracián!); Hornachuelos (Cór— doba) (García Núñez!): Constantina (Sevilla!). — yigas F.—Sevilla!; Cazalla (Río!); Guadalcanal (Sevilla)- (Calderón!) : — siímilis Latr.—Sevilla! «Recientemente el mismo Sr. Uhagón se ha ocupado en ampliar las noticias que poseía acerca de las especies españo-— las del género Pimelia y con este motivo consignaré los datos. que he podido reunir de dicho género en Andalucía.» ESPECIES DEL GÉNERO Pimelia. Pimelia ruida Sol.—Sevilla! — maura Sol.—Chiclana (Cepero!) — betica Sol.—Sevilla! — costata Waltl.—Sevilla! — fornicata Herbst.—Chiclana (Cepero!) —El Sr. Calderón dió lectura a las siguientes: Observaciones sobre el mimetismo cromático cambiante. «El Sr. Murillo, farmacéntico, establecido en esta capital,. tuvo la bondad de proporcionarme un número bastante crecido de camaleones vivos, procedentes de Vélez-Málaga, los cuales he podido conservar algún tiempo en tal estado en el Museo. de la Universidad, con objeto de estudiar sus costumbres, y sobre todo la curiosa adaptación al color de los objetos inme-- diatos, tan conocida y notable en estos curiosos reptiles. Algunas observaciones quizás nuevas me ha permitido recoger esta ocasión; pero el citado estudio, que era el principal, DE HISTORIA NATURAL. 21 “encomendado á uno de mis más queridos discípulos, no ha podido realizarse por causas independientes de su voluntad y los camaleones se han ido muriendo, como sucede siempre en Sevilla durante el invierno, al menos desde hace bastantes años. »Como se trata de un fenómeno que excita la curiosidad general y cuya explicación se pide tantas veces al naturalista en esta región por los profanos, me ha parecido digna de entreteneros con él algunos momentos, siquiera sea poco lo nuevo que sobre ella pueda añadir, no habiendo tenido ocasión de realizar el estudio micrográfico proyectado. »Es sabido que el camaleón, reptil de movimientos tardos y difíciles, en tierra sobre todo, pasa su vida agarrado con sus dedos y su cola prensil á las ramas de los árboles y á las pencas de las chumberas, tomando el color del medio en que se encuentra, lo cual constituye su única defensa. Cuando se le transporta alternativamente de plantas de color claro á otras de coloración muy obscura 6 á tierras ó planos pintados diversamente, es cuando puede observarse mejor los cambios profundos de color que es capaz de experimentar en el espacio «le pocas horas. Esta propiedad no es privativa del camaleón, sino que la presentan también otros reptiles y anfibios, parti— cularmente la rana, y aun ciertos invertebrados, pero con intensidad más débil que aquel ú dentro de límites menos amplios. »Mis discípulos y yo hemos observado en nuestros ejempla- res que el mimetismo cromático del camaleón se hace más acentuado y rápido bajo la influencia de la luz, que en la penumbra y en la obscuridad, y además que se pueden provo- car dos coloraciones independientes en las dos mitades del cuerpo, derecha é izquierda, las cuales parecen distribuirse homogéneamente en cada una de estas dos mitades, lo que indica que se halla regida principalmente esta propiedad por el sistema nervioso central. »La gamma de los colores oscila entre una serie de matices infinita desde el blanco hasta un verde tan intenso que parece negro, y la serie intermedia consiste en tonos verdosos ama- rillentos y azulados. Me parece que para la producción de ciertos matices brillantes el animal aprovecha también su propiedad de poder hincharse 6, por el contrario, adelgazarse, 22 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA dando asi diferente tensión á las células de su piel. Al morir toman un color negruzco primero y luego blanquecino, nunca los verdes y azulados, al mismo tiempo que se contraen y arrugan. »Las recientes investigaciones de M. Dutartre sobre la colo= ración de la piel en la rana, de que ha dado cuenta en el Congreso de la Asociación francesa de Besancon, explican muchas de las mencionadas particularidades, como voy á in- dicar; pero debo hacer antes una indicación previa para la mejor comprensión de estas investigaciones. »Hace bastante tiempo que los anatómicos habían explicado los cambios notables de coloración de la piel de los cefalópo— dos, y particularmente de la sepia en la que el fenómeno es magnifico, por modificaciones de forma de las células pigmen- tarias, á causa de la contracción 6 relajamiento de fibras musculares sometidas á la voluntad del animal. Esas células pigmentarias son esféricas, están situadas en la piel á diferen- tes profundidades y llenas de granulacioues de pigmento, llevando el nombre distintivo de cromatoforos. Se cree que en la periferia de estas células se insertan fibras musculares, que al entrar en contracción, provocan un ensanchamiento del contenido pigmentario de dicha células, lo cual se traduce al exterior por manchas de forma estrellada y que producen diversos efectos en el juego alternativo de las diferentes capas de cromatóforos. »Mas tarde estos descubrimientos se han aplicado al estudio de la adaptación cromática de algunos animales superiores y de vida aérea mencionados, encontrándose que en ellos los. cromatóforos experimentan movimientos ameboideos, los. cuales producen su deformación. M. Dutartre ha comprobado que en la rana estos movimientos se hallan regidos por el sistema nervioso central y el simpático, sirviendo los ganglios de éste de centros secundarios, y que son influidos por la acción directa de la luz, el calor y las corrientes eléctricas. La luz blanca y los rayos menos refrangibles provocan la con- centración y por consiguiente el aclaramiento del cuerpo; la obscuridad y los rayos menos refrangibles, producen, por el contrario, la dilatación de los cromatóforos. Los lóbulos ópticos son los centros de los reflejos que permiten al animal adoptar la coloración del medio, por lo cual las ranas ciegas no presen- DE HISTORIA NATURAL. 23 tan este fenómeno de mimetismo. Por eso, aprovechando la notable independencia de los dos ojos del camaleón, le coloca- mos entre dos planos uno blanco y otro negro, y pudimos comprobar la imitación de ambos colores con independencia en cada una de las caras repectivas. »M. Dutartre ha encontrado además que masas de glóbulos rojos pueden ser digeridos localmente por células linfáticas y presentar todas las formas de los cromatóforos; así se producen haciendo llegar un haz de luz intenso á la piel completamente incolora del vientre. Muchas veces, como cuando se impide poner á la hembra y hay reabsorción de los huevos, pueden originarse manchas que no presentan la organización de los cromatóforos. »Por lo que se refiere al camaleón, yo creo que el fenómeno de su mimetismo cromático es más complejo que en la rana. De una parte la piel es en él rugosa y susceptible de dilatarse y contraerse ampliamente en casi todo el cuerpo, cuya facul- tad aprovecha para producir tonos de coloración de que no son capaces los anfibios. De otra, la serie de capas cromatófo- ras es en el camaleón muy complicada y afecta una estratifi- cación, en la que parece haber cierta diferenciación zonar, que está en harmonía con la actividad notable de la piel de estos reptiles. »Examinando en conjunto el fenómeno de la adaptación cromática cambiante, llama la atención el hecho de presen- tarse aislado en formas correspondientes á grupos muy diver— sos del reino animal, como he indicado, lo que hace sospechar tenga alguna representación, siquiera leve, en otras muchas en que hasta ahora ha pasado inadvertido, y que sea quizás el punto de partida de esa adaptación cromática permanente, por cuya virtud los insectos y otros artrópodos, adquieren definitivamente y con tan rara perfección el color del medio en que habitualmente viven. Así entre los anfibios. vemos el cromatismo cambiante en el género Rana y el permanente en el yla, y entre los reptiles el primero en el camaleón y el segundo en los lagartos, tan conocido y notable en Andalucía, que la gente del campo distingue inmediatamente los lagartos de drbol, de pared y de tierra.» —El mismo Sr. Calderón dijo lo siguiente: «El día 1.* del presente mes á eso de las nueve de la noche, 21 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA las pocas personas que transitaban en Sevilla á la orilla del río vieron descender rápidamente un cuerpo luminoso trazando en el espacio un dilatado y brillante reguero de fuego, caer y sumergirse con gran ruido en el cauce del río, más allá de la Torre del Oro, levantando una ola circular bastante extensa. Tales son las noticias que sobre este fenómeno dan algunos periódicos locales con referencia á la narración de testigos personales; noticias que convendría ampliar, sobre todo si se confirmara la caída de un meteorito, aunque en tales circuns- tancias seguramente sería perdido para la ciencia, merced al sitio en que se ha sepultado. »También me han participado que este verano último, en un día que aún no han podido precisar, se vió en la Dehesa de Benjumea, término de la Puebla de Cazalla, á las once de la mañana, aparecer súbitamente una ráfaga luminosa intensa y de colores irisados, como de un cuerpo brillante que se pre— cipitara, perdiéndose tras de unos olivos. »En este, como en el reciente caso de Sevilla, no se percibió explosión, ni está confirmada la caída de cuerpo pétreo alguno, lo que hace suponer que en ambos se trata de fenó- menos de la misma indole que el del 8 de Junio del pasado año de que dí cuenta en esta Sociedad; es decir, de partículas cósmicas aglomeradas que arden en la atmósfera, resolvién- dose después en substancias pulverulentas. »Esta interpretación pudiera, sin embargo, ser rectificada por ulteriores averiguaciones que se proponía continuar sobre los dos fenómenos meteorológicos referidos.» —Se dió lectura á un artículo de M. Decaux sobre la destrue- ción de los insectos nocivos al arbolado, inserto en el núm. 161 de Ze Vaturaliste, lo que motivó algunas observaciones de varios socios sobre la posible aplicación en España de los parásitos en el exterminio de dichas plagas. Sesión del 5 de Enero de 18094, PRESIDENCIA DE D. SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Cañal (D. Carlos) leyó la siguiente nota: DE HISTORIA NATURAL. 25 Excursión d Cazalla de la Sierra y San Nicolás del Puerto. «Con objeto de estudiar los restos prehistóricos que pudie- ran existir en la parte N. de la provincia de Sevilla, emprendí hace breves días una excursión por tales sitios; pero fijando principalmente como base de mis investigaciones los pueblos de Cazalla de la Sierra y San Nicolás del Puerto, en cuyos tér- minos tenía noticias de haberse descubierto algunos objetos de dichas edades. »Decidí hacer desde luego una visita á la Cueva de Santiago, distante 30 km. del primero de los mencionados puntos. En- cuéntrase la caverna en el cerro que lleva su nombre, que se halla por uno de sus lados casi cortado á pico, como vulgar— mente se dice, pues su inclinación es muy pronunciada. A los pies del mismo, y en la cañada que forman el cerro de San- tiago y el de las Vacas, corre la ribera de Benalija, cuyas agi- tadas aguas, á causa del choque con los grandes cantos de rocas eruptivas (1) que pretenden oponerse á su paso, produ— cen fuerte ruido, á la vez que la lozana vegetación de la Sie— rra, semejante á la de regiones más septentrionales, da á aquel casi inaccesible sitio un aspecto eminentemente salvaje. Una vez recorrida la distancia que existe entre Cazalla y la Cueva han de ofrecerse algunas dificultades antes de entrar en ella, pues en primer término se hace bastante difícil la su— bida al sitio donde está la boca de la misma, y en segundo, teniendo tres entradas, es de todo punto necesario hacerla por la que se halla al E. de las dos restantes, que es la que verda- deramente conduce al interior de la caverna, pues las otras son el punto de partida de una larga serie de galerías y corre- dores en todas direcciones, internándose en los cuales se hace luego peligrosa la salida si al efecto no se ha ido echando paja ú otra señal indicativa de que aquella galería fué por la que se pasó. »Penétrase en la Cueva por una especie de abrigo, en el fondo del cual se abre un pequeño agujero que da acceso á una espaciosa sala que á su vez tiene comunicación con otra (1) Véase CALDERÓN Y DEL Río: Epidiorita de Cazalla de la Sierra. (ANALES DE LA Soc. EsP. DE HIST. NAT., tomo xIX, páginas 42i-431 ) 26 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA por una estrecha abertura; pasada esta tercera estancia, en— cuéntrase en el suelo del corredor una especie de brocal de pozo, de 2 m. de diámetro, por donde hay necesidad de des— cender, con el auxilio de cuerdas ó escala, hasta una profun- didad de 46 5 m.: desde este punto comienza á recorrerse una galería muy pendiente y resbaladiza á causa del légamo, pro- ducto de las aguas que cuando, llueve, por allí corren, termi- nada la cual se penetra en una sala de considerables dimen— siones, de techo elevado, conservando en algunos puntos una ligera capa de estalagtita, é indudablemente la que más im— portancia ofrece de cuantas se compone la Cueva: ésta no continúa después, al menos en la parte que he podido visitar,. en la misma dirección hasta aquí señalada, sino que el último departamento mencionado tiene lateralmente otros dos más pequeños; el de la izquierda está completamente lleno de agua y al intentar penetrar en él por donde había menos (en el centro de la estancia hay más de 1 m.) tuvimos que retroceder, tanto mi guía como yo, al momento, pues el aire está muy impuro y la respiración se hace con mucha dificul— tad; el de la derecha es bastante reducido, sirviendo de paso a Otro también lleno de agua. La presencia de ésta en el fondo de la caverna se explica fácilmente, pues corriendo inmedia— tas las riberas de Benalija y de las Barandillas y estando aquel más bajo que el cauce de los regajos, filtranse las aguas que estos llevan hasta el interior de la Cueva. »Tratamos de explorar, con las pocas herramientas y uten— silios que llevábamos el suelo de la gran habitación antes mencionada. Consistiría el primitivo en la capa de estalag— mita que hoy se conserva á 0,75 m. de profundidad, pues las aguas han ido formando sedimento que alcanza bastante espesor: hácese indispensable, una vez puesta al descubierto, romper la estalagmita y debajo de esta encontraránse casi seguramente buen número de objetos prehistóricos. Digo esto, porque aparte de dos que recogí de dudosa autenticidad (1), (1) En el Catálogo de la sección de Prehistoria general y del país, del Gabinete de- Historia Natural de esta Universidad, se hallan marcados con los números 76 y 119, un fragmento de cuchillo y una astilla, ambos de silex, procedentes, según las pape- letas correspondientes, de la Cueva de Santiago. El Sr. Calderón no ha podido darme más noticias acerca de estos instrumentos por encontrarse en el Museo cuando él se encargó de su dirección Creo más bien, pues en Cazalla me asegura- DE HISTORIA NATURAL. 27 creo plenamente que la Cueva ha sido habitada en aquellos remotos tiempos, fundándome no sólo en las buenas condicio- nes que para ello ofrece, sino también en el siguiente curioso dato que no deja lugar 4 duda: terminada nuestra visita á la caverna, y cuando nos disponíamos á salir de ella, observa— mos que para subir á la especie de agujero 6 brocal de pozo que existe en uno de los corredores, como antes dije, no eran necesarias las cuerdas, pues en la roca granítica existen per fectamente labrados siete ú ocho pequeños huecos á modo de escalones que facilitan en gran modo la ascensión, y que supongo obra del hombre primitivo, pues á la verdad nadie iba hoy día á hacer tales cosas por el solo placer de hacerlas. »También visité á 1 km. de San Nicolás del Puerto la Cuerva del Fragante, la cual nunca debe haber sido morada del hom-— bre por las malas condiciones que para ello ofrece. »Cercano á este último pueblo, en el sitio llamado J/o/ino de los Nogales, próximo al cual corre la ribera del Huerna, tuve la fortuna de encontrar, sin que acerca de él se me hu- biera hecho la menor indicación, un hermoso dolmen. Difi- cultades ajenas por completo á mi propósito impidieron que explorase dicho monumento, cosa que he de verificar tan pronto como me sea posible. Daré, sin embargo, algunas noti- cias acerca del mismo. Compónese de grandes piedras en dos series, una encima de la otra, que forman sus paredes, estando el techo constituido por tres de aquellas; mide exterior— mente 9,50 m. de longitud por 8 de latitud; calculando las dimensiones de la cavidad interior, dado el considerable erosor de las piedras, en 5 m. por 4. Según pude observar por los intersticios que dejan las rocas el dolmen ha ido rellenán— dose de tierra, efecto sin duda de las aguas, siendo, no obs- tante, muy fácil la extracción de la misma á causa de lo poco compacta que se halla, como procedente de las filtraciones, productoras estas últimas, al mismo tiempo, de una ligera capa de estalagtita, que da al interior del monumento un bello aspecto, en la parte que me fué posible examinar. »Merced á haberlas dejado tal como se encontraron, hacia ron que nadie había explorado la Cueva, que dichos objetos hayan sido extraídos de: la de San Francisco (Guadalcanal), en la cual hizo el Sr. Machado algunas exca- vaciones. 28 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA los años de 1868 á 1869, para que el visitante pueda recono- cerlas y estudiarlas, me fué dable ver un grupo de sepulturas de la edad del cobre existentes en la jurisdicción de Cazalla, en un cerro elevado que limita un valle estrecho, llamado de la Paloma, cerca de la finca denominada de Berlanga, y acerca de las Cuales escribieron los Sres. Machado (1) y Macpher- son (2). »En el Cerro del Hierro, donde hay escorias pertenecientes a las explotaciones que allí hicieron los romanos, recogl varios fragmentos de oligisto con destino al Gabinete de His- toria Natural de esta Universidad. »Un hacha de doble bisel muy desgastada y un raspador de fibrolita, la primera encontrada por mí y el segundo proce- dente de San Nicolás traje también de la excursión, para la cual me dieron facilidades en grado sumo los Sres. D. José Alonso y D. José Neguillo, registrador de la propiedad y mé- dico respectivamente de Cazalla de la Sierra.» —Se dió lectura á la comunicación siguiente del Sr. Gonzá- lez y Garcia de Meneses: «El reciente é interesante trabajo de nuestro Presidente D. Salvador Calderón sobre el Origen de los filones metalife— ros (3), me ha sugerido la idea de comunicar á la Sociedad aleunas observaciones sobre la estructura de ciertas minas de pirita de la provincia de Huelva, la cual me parece aporta su contingente á las cuestiones tan importantes como difíciles « que se refiere el mencionado trabajo. »Yo estoy en un todo de acuerdo con el Sr. Calderón en que los filones y masas metalíferas se han formado mediante la concentración por vía acuosa y superficial de los materiales tenuemente interpuestos en las rocas vecinas; asimismo que este trabajo ha comenzado depositando las reducciones en las fracturas preexistentes del terreno, pero creo que, al menos en los casos que voy á citar, no se trata de meros rellenos de grietas, sino que el mismo filón se ha ido fraguando la cavi- dad en que yace, dilatándola á modo de cuña. (1) Congreso internacional de arqueología prehistórica. Revista de Filosofía, Lilera- tura y Ciencias de Sevilla. Sevilla, 1869, vol. 1, pág. 283. (2) Los habi'antes primitivos de España. Madrid, 1876, pág. 34. (3) Lorigine des filons métalliferes. (Feuille des Jeunes Naturalistes; 1893.) DE HISTORIA NATURAL. 29 »El adjunto esquema representa la estructura general de los filones de pirita de la Cueva de la Mora, los Confesonarios y otras de la misma región, que no cito para atenerme sólo á lo observado por mí. »El macizo rocoso del N. consiste en una roca feldespática, cristalina, su— mamente descompuesta, llamada po0r- fido en el país; después viene una capa ó serie de ellas de pizarra extremada- 1. Roca cristalina descompues- B ta.—?2. Pizarra carbonosa del mente carbonosa:. a larquerse debe €l* cum 23: Prartasl diversas principal trabajo de reducción del sul- pita-—5' Coronamiento de le fato aportado por las aguas desde la "e roca cristalina antes mencionada. En cierta ocasión, dirigiendo los trabajos de explotación de una de estas minas, vinieron á avisarme alarmados de que en las proximidades de la pizarra carbonosa se había sentido de repente una extremada fetidez que se propagaba por las galerías. Se trataba de un despren- dimiento de hidrógeno sulfurado, que prueba bien la abun- dancia de la materia orgánica en la roca que ejerce el papel reductor. Viene después el filón de pirita con su coronamiento de limonita, habitual en toda esta clase de minas. El muro opuesto se halla constituído por una serie de capas de piza= rras arqueadas en torno del filón y adelgazadas en la parte más ancha de éste, las cuales van recobrando su espesor nor- mal por encima y por debajo de la masa de pirita. Los mine- ros conocen bien esta circunstancia y saben que al nivel de la línea a a los estratos de pizarra si se cortan en esta parte delgada, se precipitan como cuñas de punta, descendiendo por los planos de estratificación ó lisos, como ellos dicen. »Semejante disposición revela claramente todo el proceso de formación de estos filones y su gradual acrecentamiento, al modo como crece un cristal en el seno de: una disolución de composición igual á la suya, poniendo además de manifiesto el trabajo mecánico que se ha ido operando al fraguarse la cavidad en que yace el mineral, la cual. como he dicho, creo es el producto del engruesamiento del filón y no una caverna preexistente.» «El Sr. Calderón encareció la importancia de la nota que acababa de leerse, manifestándose en general de acuerdo con 30 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA la interpretación del Sr. González Meneses en sus observacio— nes, que podrían quizas aplicarse á muchos casos análogos. Sin embargo, añadió, se exageraría demasiado si quisiera sacarse de ahí una ley general para la formación de las cavi- dades en que se hallan los yacimientos metalíferos, pues para que las cosas hayan podido realizarse en Huelva del indicado modo, ha sido preciso el concurso de dos circunstancias que no siempre se presentan: la elevación y casi verticalidad de los estratos en que encaja el filón y la flexibilidad de estos, la cual les ha permitido ceder al esfuerzo de compresión. »Conviene, además, tener en cuenta que otras causas ante- riores U simultáneas á la precipitación del metal pudieran haber producido el mismo resultado mecánico descrito. Pre- cisamente hace pocos años, M. Stuart Menteath se ha ocupado en la Sociedad geológica de Francia (1) de fenómenos de esta índole en la provincia de Huelva. Las pizarras del Sur del eran cielo abierto de Río Tinto van sufriendo un movimiento de rotación á causa de la excavación practicada por la extrac- ción del mineral, en cuya virtud en vez de buzar al N., como lo hacian antes, hoy se inclinan en la opuesta dirección. A pocos kilómetros al N., en el camino de Campo Frío, el mismo geólogo ha notado otro ejemplo análogo de volteo de las mismas pizarras, sólo que aquí la falta de equilibrio que ha producido el doblez, es la obra de una garganta profunda excavada al pie de los estratos por un arroyo que adquiere fuerza considerable durante las crecidas. »El arqueamiento de las capas levantadas cuando las pre— siones actúan en las fallas dejando un vacio en forma de bóveda por debajo, es un hecho conocido de muchos parajes. La famosa gruta del Hecme (Ariége) debe su origen á un fenómeno de este género. También es muy frecuente obser varle en las capas alzadas de margas ricas en yeso, que el agua va disolviendo, sobre todo por debajo, y entonces, faltas de cimiento y adelgazadas, se hunden encorvándose de diversa manera. »Todos los datos precedentes prueban que el fenómeno del arqueamiento de las capas alzadas puede proceder de muy (1) Sur certains relations entre la géo!ogie et l'art des mines. (Bull. de la Soc. geol. de France, 3.e série, t. xvI1, 1890.) DE HISTORIA NATURAL. 31 dliversas causas, sin excluir la indicada por el Sr. González de Meneses. No queda demostrado, por tanto, ni aun en el caso que indica el esquema precedente, que el filón se ha fraguado la bóveda, mientras no se pruebe que antes de formarse éste la cavidad tenía sus paredes paralelas, lo cual le parecía muy difícil al Sr. Calderón.» —El Sr. Calderón dió lectura á la siguiente nota biblio- gráfica: Uniomides de Espagne. «Con este título acaba de publicar el reputado malacólogo M. Henry Drouet un interesantísimo trabajo inserto en las Memorias de la Academia de Dijon (4.* serie, t. 1v, años 1893 y 1894), cuya tirada aparte forma un elegante tomo de 88 pá- gsinas y dos magníficas laminas dobles. La importancia del asunto y la competencia excepcional con que está tratado, me han parecido motivos suficientes para dar cuenta del conte- nido de dicho estudio en esta Sociedad. »La parte general se compone de una Introducción en la que el autor expone brevemente la historia de los escasos estudios realizados hasta ahora en la Península sobre la familia de las náyades y de una descripción en bosquejo de los rasgos salien- tes de las cuencas de la Península y de su hidrografía en rela- ción con el asunto especial de su trabajo. Esta descripción, con ser deficiente, merece verdadero elogio, tanto por lo difí- cil de la empresa, dada la falta de datos de que aún se dispo- ne, como por servir de punto de partida para ulteriores inves— tigaciones encaminadas á esclarecer tan importantes cuestio— nes geográfico-zoológicas. Después de expresar su gratitud á los naturalistas españoles y extranjeros que le han comuni- cado materiales para su obra, pasa el autor á mencionar los uniónidos españoles, que comprenden 48 especies, y de ellas 17 nuevas, distribuidas en la siguiente forma: Margaritana margaritifera L.—Galicia. Dnio sinuatus Lmk.—Ebro (Salvaña). — littoralis Cuv.—Duero, Tajo; frecuente en Galicia y Por— tugal. — Bigorrensis Mil.—Galicia. 32 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Unio Circinatus sp. n.—Júcar y Turia, abundante (Boscá). aumbonatus Rossm.—Segura (Boscá); Guadaira (Calderón); Genil (Sainz), etc. Hispalensis Kob. — var. Calderoni Kob.- Guadalquivir (Calderón). — var. Salvadori West. —Guadaira (Calderón). rhysopygus sp. n.—Almenara, Castellón (Bosca). Gandiensis Drouet.—Júcar (Salvañá). subreniformis Bourg.—Gerona (Martorell, Hidalgo, Sal- vañá). Courquiniamus Bourg.—Albufera de Valencia (Debeaux). mucidus Mor.—Galicia y Zamora (Macho). cameratus sp. n. —Galicia (Macho), y Duero, en Soria (Juniez). limosellus sp. n.—Duero, Madrid (Macho); Jarama (Hi- dalgo). decurtatus sp. n.—Duero (Macho); Tajo (Morelet); (Ciu— dad-Real (Boscá). gravatus sp. n.—España (Dautzenberg). dactylus Mor. —Ciudad-Real (Boscá); Villanueva de la Serena (Zaragoza). Penchinatianus Bourg.—Provincia de Gerona. Moguinianus Dupuy.—Galicia (Macho); Gerona (de Chía, Salvaña). Hispanus Moq.-Tand. — var. Sevillensis Kob.—Guadalquivir (Calderón). — var. sphenoides West. — Guadaira y otros ríos de Andalucía. Valentinus Rossm. —Valencia y Castellón (Boscá é Hi- dalgo). Turtoni Payr.—Fluviá (Salvañá, de Chía y Serradell). Requieni Mich.—Gerona (Salvañá, de Chía). atharsus Bourg.—Valencia (Hidalgo). Aleroni Comp. et Massot.—Gerona y Barcelona (Salvaná, de Chía, etc.). Graellsianus Bourg.—Albufera de Valencia (Bourguignat). Almenarensis sp. n.—Almenara, en Castellón de la Plana (Boscá). Beticus Kob.—Guadaira (Calderón). callipygus sp. n.—Ciudad-Real (Bosca). DE HISTORIA NATURAL. 33 Unio turdetanus sp. n.—Morón (Calderón). Anodonta littoralis Drouet.—Gerona (de Chía, Salvañá). latirostris sp. n.—Gerona (Salvañá). mollis sp. n.—Valencia (Salvañá); Gerona (Debeaux). Betica Kob.—Guadaira (Calderón). Calderoni Kob.—Guadaira, abundante cerca de Se— villa (Calderón). melinia Bourg.—Albufera de Valencia (Boscá, Sal- vañá, Hidalgo). adusta sp. n.—Albufera de Valencia (Bosca). Castroi Boure.—Valencia, abundante. regularis Mor.—Galicia. glaucina sp. n.—Galicia (Macho); Gerona (Salvaña). prasina sp. n.—Galicia (Dautzenberg, Macho). nobilis sp. n.—Albufera de Valencia (Bosca). bicolor sp. n.—Albufera de Valencia (Boscá). Martorellí Bourg.— Albufera de Valencia (Salvañá, Boscá, Martorell). submacilenta Serv.—Albufera de Valencia (Servain. viriata Serv.—Albufera de Valencia (Boscá, Hidalgo). Valentina sp. n. —Laguna de Almenara, Castellón (Boscá). emaurata sp. n.—Albufera de Valencia (Bosca) (1). Todas las especies inéditas descritas en la Memoria del se— nor Drouet están representadas en dos magníficas láminas dobles dibujadas por el conocido artista Arnoul, de París, acrecentando notablemente el mérito de tan importante tra— bajo, por el cual merece su autor los plácemes más sinceros de los malacólogos, y muy señaladamente de cuantos natura— listas se interesan por el conocimiento de la fauna española. (1) En esta lista sólo hemos mencionado las localidades en extracto. En la obra de que se trata se dan más detalles geográficos y morfológicos, además de la descripción en latín y francés de casi todas las especies, y más extensamente de las nuevas. ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXIII. 3 31 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sesión del 14 de Febrero de 1894. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. DANIEL DE CORTÁZAR. —Asiste el Sr. Medina (D. Manuel), de Sevilla. —Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —El Sr. Secretario dió cuenta del fallecimiento del socio Sr. Cámara y Cámara (D. José María), de San Clemente (Cuen- ca), y el Sr. Presidente, haciéndose intérprete de la Sociedad, manifestó el sentimiento con que ésta había oido la noticia. —Fueron admitidos como socios numerarios los señores Palacios (D. Pedro), de Madrid, propuesto en la sesión anterior por el Sr. Cortázar, y Esplugues y Armengol (D. Julio), de Valencia, propuesto en la sesión anterior por el Sr. Bolivar en nombre del Sr. Boscá. —Se hicieron siete nuevas propuestas de socios numerarios. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas acor- dando la Sociedad se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Martinez y Saez da cuenta de un trabajo del socio P. Capelle, de Uclés, que forma la parte primera del estudio de los descubrimientos prehistóricos hechos por su autor en una caverna de Segobriga (Cuenca), Memoria que por acuerdo de la Sociedad pasó á la Comisión de publicación. —El Sr. Bolivar leyó la siguiente noticia necrológica que le había sido remitida por el Sr. D. Edmundo Bordage del Museo de París. Noticia necrologica del Doctor Fischer. «El Museo de Historia Natural de París acaba de sufrir (el 29 de Noviembre de 1893) una pérdida dolorosa en la persona del Dr. Paul Henry Fischer. »Nacido en París el 7 de Julio de 1835, Paul Henry Fischer empezó sus estudios clásicos y de medicina en Burdeos. Fué Interne des Hópitauz de Paris en 1859, y doctor en la misma Facultad en 1863. Sus estudios de medicina no le impidieron DE HISTORIA NATURAL. 25 entregarse con entusiasmo á las ciencias naturales, y en 1861 entraba con el título de Preparador en el Laboratorio de Pa- leontologia del Museo de París dirigido en aquella época por el Sr. d'Archiac. Las investigaciones de Fischer se dirigieron especialmente á los moluscos actuales y fósiles. Desde 1876 «lirigía el .Jowmnal de Conchyliologie, con la colaboración del Sr. Crosse. Del grado de Preparador pasó al de 4ide-naturaliste «lel Museo (titulo cambiado hoy por el de Assistant). Estudió con mucho éxito los animales marinos del litoral de Francia, «lando á conocer la distribución geográfica y batimétrica de esos animales, y las profundidades en que se encuentran mu- ,5; Jem: post36"20s ¿2b. post. 3”"; met. 27”; ovipos. 1,5. Habitat. Villaviciosa de Odón, Martínez Escalera; Valladolid.. Rioja. Esta especie es, sin duda, la misma que se encuentra en los. alrededores de Madrid, y que no he logrado recoger por mí mismo, á pesar de haberlo intentado varias veces. La colora-- ción pálida del insecto y sus costumbres crepusculares son un obstáculo casi insuperable para su captura. Sólo con duda re-— fiero á esta especie los ejemplares de Valladolid recogidos por el Sr. Rioja, por ser todos ellos machos y necesitarse de am- bos sexos para determinar con seguridad las especies de este: género. Ocupa un lugar intermedio entre el (7. pipiens Duf. d mejor el Fr. Panteli Caz. y el littoreus Bol., conservando la forma de aquellos y la coloración de éste, juntamente con la brevedad extraordinaria de los élitros y del oviscapto de la Q que carac- terizan esta última especie. La dedico á D. Manuel Martínez de la Escalera, entusiasta entomólogo que ha puesto una vez más á prueba su habilidad y pericia en la caza de los insectos, DE HISTORIA NATURAL. 57 al capturar los ejemplares que me ha regalado, y por los que he hecho la descripción que antecede. Gryllodes littoreus Bol. Stramineus. Caput incrassatum, supra fuscorufescens, pallide 4 vittatum. Pronotum y antrorsum angustatum vel ampliatumn, dorso parce fuscomaculatum, lobis deflexis impictis vel breviter fuscoumifasciatis. Femora postica oblique fusco-strigata, brevia, tiviis haud duplo longiora, subtus breviter infuscata, supra extus intusque dspinosa; calcar supero-intermum, intermedio longius,me- tatarso dimidiam longitudinem distincte superans; calcaribus duo- bus superioribus externis subequalibus vizx longioribus quam spi- nam quartam marginis externi; metatarsum angustum supra 6-6 vel 6-5 dentatum. Abdomen dorso fusco-vAriUM. o. Blytra perfecte explicata, abdomen totum obtegentia, apice late rotundata, apicem versus infumata, subpellucida; campo la= terali pellucido, venis 4 subrectis tantum prope apicem sinuosts, atque altera basali abbreviata; vena radiali indivisa tantum jueta apicem venis duabus sinuatis parvis emittens; harpa venis 3 majo- ridus valde sinuatis quarum prima subangulata, atque duabus minautis; speculo parum transverso; area apicali angusta irregu— lariter reticulata. 9. Elytra valde aboreviata, a latera visa longitudinem pronotl haud vel viz superantia, margine interno obligue rotundato-trun- cato, venis subparallelis indivisis; campo laterali 4 venoso. Ovipo- sitor tibiis distincte brevior, rectus, dilute castanens. OLOR. comp. 127% pron.10*S8; Lelgbr. 8; em. post"4"; (OAPOS EIA P a met. 20 de O. Long. corp. 13""; pron. 1%,8-20*3 elgtr. 19,52"; fempost. iso post. 477,2: met. 23,2: 0000. 3" DAP; Gryllodes littoreus Bol. Le Naturaliste, 7* année, núm. 22, 15 Nov. 1885.—£sp. n. de ortóp., ÁN. DE LA Soc. Esp. DE H1sT. NAT., tomo XVI, p. 109. Habitat. Talavera de la Reina (Toledo). No hay ninguna especie que tenga la coloración tan clara, ni las patas posteriores con las proporciones que resultan de las medidas apuntadas, sobre todo la longitud de las espinas del borde externo, de las que la última llega casi á igualar al calcáneo superior, así como la del calcáneo supero-interno, que no sólo es mayor que el intermedio, sino que pasa de la mitad 53 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA del metatarso; éste es también más delgado que en las otras especies. Por la brevedad de los élitros y del oviscapto de la Q puede compararse con el Fr. Escalere, aun cuando no llega dicho carácter al grado que en aquella especie. Las especies europeas y circa europeas de este género resul- tan del anterior estudio dispuestas de este modo: GEN. Gryllodes Sauss. Sub genus GRYLLODERES Bol. 1. Gr. Brunneri Zgy. Sicilia. Sub genus GRYLLODES P. (. 1.* Sección. Especies europeas. . lateralis Feb. Estepas del Caspio, Turquestán, Aschabad. 3. Gr. macropterus Fuente. Ciudad-Real. . Kerkennensis PFino!. Argelia, Túnez. Y ep) 3 > 2 2.2 Sección. Especies exclusivamente españolas. >. Gr. ibericus Brunn. Castroceniza (Burgos). 6. Gr. pipiens Z. Duf. Cuenca, Aragón, Cataluña. var. castellanus Bol. Oña (Burgos). var. lusitanus Bol. Sierra de Estrella (Portugal). var. valentinus 501. Valencia. 7. Gr. Panteli Cazurro. Uclés (Cuenca). . Escalere Bol. Villaviciosa (Madrid). 9. Gr. littoreus Bo/. Talavera de la Reina. $ Q = Species mili ignote el incerte sedis. 10. Gr. hebreeus Sauss. O Palestina. 11. Gr. terrestris Sauss. Y Turquestán. Species incerte. 12. Gr. sp. (Gryllodes lateralis O Sauss.). Turquestán. Quedan aún dos especies de Egipto que no cito, por consi derarlas ya como extrañas á la fauna circa europea. DE HISTORIA NATURAL. 59 —El Sr. Secretario leyó el acta de la Sección de Sevilla que va á continuación. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 2 de Febrero de 1894, PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se dió lectura á un trabajo de D. Salvador Calderón titu— lado: Votas iineralogicas. Nuevos hallazgos en la provincia de Sevilla. —Se acordó pasara á la comisión de publicación. —El Sr. Calderón dió lectura á la nota siguiente: Recientes trabajos sobre el origen y formación de los depósitos de mercurio. «El Sr. G. F. Becker, en su Monografía xm de la Revista geológica, de los Estados-Unidos, y recientemente en una Memoria consagrada á los ingenieros de minas, viene ocupán- dose con un interés especial en todo lo referente á los yaci- mientos de mercurio (1). A estos trabajos y al interesantísimo del profesor Schrauf (2), con ocasión de los modernos descu— brimientos en Idria, se refiere la presente nota, cuyo asunto he creído de interés en nuestra Sociedad, por ser España la nación que posee el más importante depósito del mundo de tan útil metal. »El número de yacimientos de mercurio conocidos es consi- derable, pero pocos alcanzan verdadera riqueza industrial, pudiéndose citar sólo en tal concepto el nuestro de Almadén; Idria, al S. de Austria; Huancavelica, en el Perú; California y (1) Quicksilver ore Deposits with statistical tables. Min. Resourc. of the U.S. Was- hington, 1893. (2) Ueber Metacinnaberit von Idria und dessen Paragenesis. rJahrb. der K, K. geol. Reichsanstalt, 1891.) :C0 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA la provincia de Kwei-Chau, en China. Considerado en conjunto la distribución geográfica de los yacimientos grandes y peque- ños se verifica a lo largo de la gran cadena montañosa de la Eurasia, en la cintura volcánica de la costa oriental del Asia y al O. de las cordilleras de ambas Américas, es decir, que sigue las líneas de mayor perturbación geológica. »Como es sabido, el cinabrio ú vermellón constituye el mineral por excelencia de mercurio; pero desde 1848 ha dejado de ser el único en este respecto, pues se ha descubierto en Baviera y luego en otros sitios, particularmente en la famosa mina de Idria, un sulfuro negro explotable. También existe en Utah la tiedmanita (Hg Se) en cantidad suficiente para constituir una pequeña industria durante aleún tiempo. La tetraedrita mercurial de Hungría ha dado mercurio como productu asociado. En cuanto al metal nativo sólo se conoce en estado de globulitos asociado al cinabrio; las lagunas de mercurio del Rif, de que nos hablaba 27 Imparcial de hace un par de meses, y que tanto llamaron la atención de algunos lectores, son una pura fantasia. »Casi siempre aparecen los minerales de mercurio en la proximidad de rocas eruptivas; pero esto es probablemente una mera coincidencia sin relación de causalidad, que se explica porque unos y otras están en regiones trastornadas por las fuerzas orogénicas. Por lo demás, dichas rocas son unas veces básicas (como las diabasas en Almadén y Baviera. y el basalto en Persia y California) y otras, por el contrario, ácidas (como el pórfido cuarcifero en los depósitos de Vallalta. y las riolitas en Idria). Tampoco hay regla constante en punto á la edad de los yacimientos, pues al paso que unos son tan viejos como el de Almadén, otros de América y Nueva Zelanda están asociados á lavas terciarias y hasta contemporáneas. Entre los depósitos mejicanos, unos arman en estratos arcáicos y paleozóicos, otros secundarios y terciarios sin mostrar prefe- rencia por ninguna roca determinada como acompañante habitual. »Entre los minerales asociados al de mercurio figuran como principales las gangas cuarzosas Ú calizas y ambas á la vez en algunos casos; las de hierro espático, baritina y sólo por excepción las de fluorita (Guadalcázar y Huitzuco, en Méjico) y yeso (California), aunque éste puede ser de origen secunda— DE HISTORIA NATURAL. 61 rio. También se dice haberse hallado el cinabrio con el borax en América, hecho que importaría confirmar dado el origen volcánico que se atribuye siempre á este último mineral. La pirita y la marcasita son dos especies que rara vez faltan en los depósitos que me ocupan, sin excluir el de Almadén, como erróneamente se ha dicho. En Mieres, Asturias, pero sobre todo en Huancavelica, acompañan al mercurio el mispiquel y el rejalgar; la antimonita en gran cantidad en California; el oro lo hace con mucha frecuencia, aunque en corta proporción, en América, y huellas de minerales de cobre son habituales, señaladamente de calcopirita, que en pequeñas cantidades aparece en Almadén, en New-Almadén y en otras minas de Méjico y Perú. Menos frecuentes son las platas y plomos mer— curiferos ú los cinabrios argentíiferos y plumbiferos, aunque de todo esto se conozcan ejemplos, entre ellos alguna bolsada de cinabrio en las minas de zinc y plomo de la provincia de Santander; en fin, entre los hallazgos excepcionales se cita el del niquel (millerita) en venas mercuriales en Sierra Nevada y, en la de Avala, en Servia, y al estado microcristalino en otros sitios. »Nuestro ilustre compatriota D. Casiano de Prado, que tanto ha contribuido al esclarecimiento de la historia de los minera- les, del metal objeto de esta reseña, decía con mucho acierto: «Si el mercurio muestra alguna afinidad, 6 sea alguna prefe— rencia, hacia alguna substancia, es por la materia carbonosa 4 bituminosa.» Esta importante afirmación ha recibido nuevas confirmaciones después de la' muerte del inolvidable inge- niero, y particularmente en California, donde los betunes existen en enorme cantidad junto al cinabrio. Con este hecho debe- relacionarse el no menos significativo de hallarse el azufre libre en muchas minas de mercurio, al modo como se deposita por la descomposición del hidrógeno sulfurado. »Comparando las asociaciones minerales de las minas impor- tantes de mercurio, se reconocen grandes analogías en todas ellas, pues invariablemente la ganga es silicea, caliza 6 ambas cosas a la vez, y los acompañantes habituales son el betún y con mucha frecuencia la antimonita, de donde deduce el Sr. Becker que la historia geológica de estas tres substan— cias tiene mucho de común. | »Tratándose de un mineral tan importante y de antiguo 62 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA conocido como el de mercurio, es natural que los geológos y mineros se hayan preocupado de las transcendentales cuestio- nes referentes á su origen, emitiendo varias hipótesis en ar— monía con el estado de la ciencia en la época en que se idea— ron. La primera teoría expuesta para explicar el origen de los filones de cinabrio fué la del transporte, y se fundaba, como es natural, en la volatilidad del mercurio y de su sulfuro. El eminente profesor Schrauf, de Viena, ha vuelto á desenvol- verla actualmente con ocasión de los depósitos de Idria, los cuales divide en primarios y secundarios; aquellos de origen neumatogénico é hidatogénicos estos; es decir, las impregna- ciones é incrustaciones de cinabrio que no van acompañadas de cuarzo, cuarcita ú otras gangas semejantes, son obra de vapores calientes, al paso que el cinabrio que se encuentra con estas gangas d con pirita ha sido precipitado de una disolu- ción. Esta segunda vía es la única probable en concepto del Sr. Becker, en prueba de lo cual aduce algunas razones impor- atantes. Reconoce que indudablemente el cinabrio se presenta en ocasiones como inscrustación libre 6 casi completamente libre de la ganga 6 de los sulfuros que le acompañan; pero no encuentra en esta circunstancia motivo suficiente para inferir que el mineral se ha depositado merced á la acción subli- mante. Sobre todo, la producción evidentemente simultánea en muchos casos del mineral y la ganga no pueden explicarse más que por vía de disolución; de todo lo cual se deduce que no hay razón especial para que el cinabrio se haya formado de un modo distinto que los demás sulfuros metálicos. Algo dice también en favor de esta asimilación la frecuente proxi- midad de los manantiales termales cargados de sulfuros alcalinos á los depósitos de mercurio (1). A su juicio es evi- dente que muchos de estos han sido precipitados al estado de metacinnabarita (Hg* S? según Schrauf), y ulteriormente con vertidos en sulfuro rojo ú cinabrio (Hg $). »Siendo las sulfosales de mercurio y sodio los compuestos solubles más importantes del metal de que tratamos, interesa (1) Es sabido que los sulfuros potásico y sódico disuelven en variable proporción los sulfuros metálicos; el de bario forma sulfosales solubles con el de mercurio, y puede, como el de cadmio, en opinión del profesor Roth, tomar parte en la formación de los depósitos de mercurio. DE HISTORIA NATURAL. 63 conocer la acción que sobre ellos ejercen las materias bitumi— nosas que acompañan con tanta frecuencia, como queda dicho, a los depósitos de cinabrio. Con este propósito el Sr. Becker preparó soluciones de sulfuro mercúrico en sulfuro sódico, alcalinizándolas á favor del hidrato sódico é hirviendo por- ciones separadas con parafina, benzol, naftalina y antraceno. Todas dieron precipitado negro de sulfuro de mercurio. »El Sr. Prado opinaba que una parte, por lo menos, del cinabrio de Almadén había sido depositado por sustitución del cuarzo. Esta teoría fué acogida por otros geólogos, los cuales creyeron comprobar en ciertos yacimientos sustituciones análogas por eliminación de diferentes substancias minerales y orgánicas. No es de esta opinión el Sr. Becker, el cual encuentra natural que el cinabrio se mezclara con las rocas que halló en sus cercanías al tiempo de su formación. pero no ve en esto una prueba de sustitución, y mucho menos en los casos en que la disolución mercurial carece por completo de acción sobre la roca asociada. En California ha creído compro- bar que cuando una disolución silicea ó caliza activa se mezcló con otra mercurial y pudieron aquellas empapar las rocas compactas, las soluciones indiferentes de mercurio se queda— ron en las grietas preexistentes, como si hubieran sido sepa- radas por filtración. »Estas consideraciones conducen al geólogo norte-americano á aplicar a la formación de los depósitos de mercurio la hipó— tesis osmótica, según la cual la concentración de este mineral puede en gran parte ser debida á la acción producida entre sus disoluciones y los muros de roca, y la descomposición de las rocas de la comarca, frecuentemente más avanzada cerca de las venas, resultaría de la absorción de disoluciones de gangas minerales por los muros limitantes. Se trata, pues, de una especie de concentración por diálisis. »En todas estas hipótesis, como se habrá notado, se pres- cinde del origen primitivo del mineral y sólo se trata de explicar su concentración secundaria; bien es verdad que otro tanto ocurre con las cuestiones análogas que suscita la proce— dencia de casi todos los metales filonianos. No entraré aquí á tratar esta materia y me bastará recordar que los geólogos se separan en ella en dos escuelas principales: los actualistas, 6 partidarios de la teoría de la concentración á expensas de los 61 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA materiales dispersos en las rocas cercanas, y los vulcanistas, Ú sea los que creen que los filones metaliferos se deben á emisiones del interior del globo. En otro trabajo he dado las razones que militan en favor de la primera escuela y que creo decisivas. »Los depósitos de mercurio se presentan bajo formas varia= das: en venas agrietadas ú reticulares, constituyendo cuerpos irregulares (stocks), impregnaciones y placeres. Nuestro depó- sito de Almadén, que como he dicho, es el mayor del mundo, consta de dos amplios filones que cortan en parte la estrati- ficación y en parte la siguen. Disposición semejante presentan aleunas de las más importantes minas de mercurio, y algunas que como stocks suelen considerarse, no son en rigor más que venas que se dilatan á trechos. Tal sucede en el depósito de New-Almadén, al decir del Sr. Becker, el cual propone para esta clase de disposición el nombre de chambered veins. »El mencionado geólogo termina la parte teórica de su última memoria citada con una observación importante; á saber, que las impregnaciones de cinabrio se presentan usual- mente donde esta substancia yace en contacto con la arenisca, y rara vez en otras circunstancias. La permeabilidad de esta roca, debida al tamaño relativamente voluminoso de sus poros 0 intersticios, hace también imposible 4 su través la acción osmótica. »La industria del valioso metal objeto de esta nota ha adquirido modernos desarrollos de mucha transcendencia, que han sido asunto de interesantes trabajos estadísticos por parte del Sr. Randol; pero su exposición saldría del cuadro de las cuestiones doctrinales bosquejadas que he creído merecían por su transcendencia la imperfecta reseña con que quizás he molestado más de lo justo vuestra atención. »Para terminar daré lectura á una comunicación particular que ha tenido la bondad de hacerme nuestro consocio de Madrid, el Sr. Fernández Navarro, el cual se ha querido en- cargar de estudiar microscópicamente las rocas cinnabaríferas de Almadén, aprovechando los ricos materiales del Museo de Madrid, y formando un juicio muy fundado sobre la validez de las consecuencias sacadas por el Sr. Becker para el problema del origen del citado yacimiento y de sus análogos. »La comunicación del Sr. Fernández Navarro dice así: DE HISTORIA NATURAL. 65 »La afirmación del geólogo Becker sobre el yacimiento de Almadén, fundada en la estructura de las rocas cinnabarife- ras, es, á mi juicio, de sobrada importancia para merecer una comprobación detenida y en vista de varios ejemplares distin- tos, como he tenido ocasión de hacerlo y voy á comunicar a usted. »El punto concreto de mis observaciones al citado estudio se refiere á las razones expuestas en él para combatir la teoría de la sustitución: «La teoría de Prado de la sustitución en Almaden, dice el Sr. Becker, se funda principalmente en la hipótesis de que la riqueza de las impregnaciones de arenisca silícea solamente puede explicarse así. Con otro motivo me he ocupado de que una arenisca cuarzosa sin matriz, compuesta de granos esfé— ricos de tamaño uniforme, grandes 0 pequeños, apiñados todo lo más estrechamente posible, como balas de cañón, dejan un espacio intersticial representado por 1—7/3 y2=0.26 apro- ximadamente. Si este espacio se rellenara de cinabrio, daría una roca que contuviera 48 por 100 de mercurio. La impreg— nación más rica que yo he hallado en Almadén sólo contiene un 33 por 100 de metal. Además, muchas secciones que yo he hecho de rocas de Almadén muestran que el cinabrio ha cris- talizado simultaneamente con el cuarzo en los intersticios de la arenisca siliícea. Las observaciones macroscópicas revelan también que en Almadén el cinabrio ha cristalizado simultá- neamente con el cuarzo en cordoncillos (1). »Voy á prescindir del argumento por extremo sutil del volu- men de los intersticios de una pila de balas y de lo arriesgado de la conclusión que de él saca el autor sobre la riqueza del metal que asigna á una roca que tuviera tal estructura, con una regularidad en los granos y en el relleno, que no existe en Almadén, para tratar sólo del segundo argumento, que es de carácter menos hipotético: el del orden relativo de forma- ción de la roca y el mineral. »Los ejemplares que he tallado se pueden referir á dos tipos: areniscas pizarrosas bituminiferas y verdaderas cuarcitas. »Entre las areniscas hay unas que aparecen como un agre— gado finamente granulítico de cuarzo, con mucha pirita (1) BEckKER: Of. cit.; pág. 19. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXIIJ. 5 66 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA exaédrica, pero sin cemento alguno que los trabe. En ellas el cinabrio está formando venas en las líneas de fracturas trans- versales 6 entre las hojas. sin más forma que la dada por los huecos que ha rellenado. Otras areniscas, que por descompo- sición de su abundante pirita se fraementan con gran facili— dad, están constituidas por cuarzo granulítico cementado por una substancia silicea que recuerda mucho la calcedonia, sin acabar de tener toda su estructura. Contienen estas rocas también piritas, micas blanca y negra y algunas ortosas, estando en ellas el cinabrio como sembrado entre los granos de cuarzo, dentro de los cuales penetra por las roturas y á los que rodea á veces Casi por completo. »Este modo de presentarse el cinabrio se repite en las cuar- citas formadas de granos de cuarzo cementados por verdadera calcedonia, tan abundante por lo menos como aquel. En la riqueza en cinabrio de estas rocas se puede notar una verda- dera gradación: la calcedonia va desapareciendo á medida que el sulfuro de mercurio aumenta, como si fuera sustituida por éste, que juega en los minerales más ricos el mismo papel que aquella en los más pobres, es decir, el de cemento que traba los granos de cuarzo. Sometiendo á una elevada temperatura un trozo de la roca hasta que todo el cinabrio se volatilice, la cuarcita se vuelve incoherente en términos de desmoronarse entre los dedos á la menor presión. »Insisto en que no he observado un solo caso en las quince ó veinte preparaciones estudiadas, de un grano de cinabrio que tenga forma propia. Todos absolutamente afectan la que les dejan tomar los intersticios del cuarzo. »Respecto á los caracteres macroscópicos que ofrecen los numerosos ejemplares del Museo de Madrid, no hallo nada en ellos tampoco que autorice á pensar que el cinabrio haya cris- talizado á la vez que el cuarzo, pues aunque se presentan en aleunos cristales de ambas substancias, nunca los de cinabrio ofrecen la impresión de los de cuarzo y en cambio se suele observar, aunque rara vez, que los prismas de éste van en parte recubiertos de cinabrio. De otra parte, no entiendo que de la cristalización simultánea de los dos minerales en algunos puntos, pueda deducirse que son coetáneos, mucho más teniendo en cuenta la rareza de los ejemplares con cuarzo c “stalizado. DE HISTORIA NATURAL. 67 »En definitiva, el cálculo fundado en el volumen de los intersticios de los granos de las rocas cinnabariferas, me pa- rece discutible por lo menos, y los caracteres macro y micros- cópicos de estas, no sólo no comprueban la teoría del señor Becker, sino que inducen á conclusiones precisamente con= trarias á ella.» Sesión del 7 de Marzo de 1894. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. DANIEL DE CORTÁZAR. —Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —(Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Álvarez de Toledo y Acuña (D. Fernando), Conde de Cal- tabellota, de Nápoles. presentado por el Sr. Bolívar en nombre de D. Felipe Rodríguez; Soldevilla y Cantó (D. Juan) y Miguel é Irizar (D. Manuel), ambos de Valencia, presentados por el Sr. Bolivar en nombre del señor Bosca; Vera (D. Francisco de Asis), de Cádiz, y García y Garcia (D. Antonio), de Huelva, presentados por el Sr. Bolívar; Olive y Prieto (D. Federico de), de Madrid, presentado por el Sr. Janer; Guerra y Salcedo (D. Félix), de Ávila, presentado por el Sr. Quiroga. —Se hizo una propuesta de socio agregado. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor= dando la Sociedad se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Presidente dió cuenta á la Sociedad del fallecimiento 68 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de los dos socios Sres. Sainz Gutiérrez, Catedrático de Orsano- crafía y Fisiología vegetal en la Facultad de Ciencias, Presi-- dente que ha sido de la Sociedad; y Calderón y Arana (D. Lau-- reano), Catedrático en la Facultad de Farmacia, acaecido el de ambos el día 4 del mes actual, consagrando sentidas frases á enumerar los servicios científicos de los dos ilustres Profeso— res, y proponiendo á la Sociedad que no sólo constase en el acta correspondiente el sentimiento con que ésta había oído tan tristes nuevas, sino que se publicasen en las Actas no- ticias necrológicas de ambos con sus retratos, que podrían encomendarse: la del Sr. Sainz Gutiérrez, al Sr. Lázaro por su competencia en la especialidad que profesó aquel distinguido Catedrático, y la del Sr. Calderón al Secretario, proposiciones que la Sociedad aprobó por unanimidad. —El Sr. Secretario leyó la nota siguiente del Sr. Pau, de Segorbe: Sobre el trabajo del Sr. Freyn «Neue Pflanzenarten der Pyrenaischen Halbinsel.» »Su autor, el respetable Sr. Freyn, publicó en el vol. 1, nú- mero 10 del Bulletin de l'Hervier Boissier la descripción de diez plantas pertenecientes á variedades ó especies nuevas. Gracias á la atención del autor, que tuvo la amabilidad de mandarme un ejemplar, puedo apuntar estas ligeras consideraciones que me sugiere su lectura. Suplico ante todo dispense el Sr. Freyn mi atrevimiento y ligereza, pues no poca se necesita para oponer reparos a tan notabilismo naturalista. »1.* Arabis Reverchoni Freyn in litt. 1892, 1. c., pág. 542. Willk. Supl. pr. fi. hisp., pag. 302. »La muestra que vi no fué colectada en la Sierra de Espa— dán, ni mucho menos puede existir en el Pico: es planta aragonesa de las sierras de Torrijas (Javalambre) y Sacañet. Si existe en Valencia hay que buscarla desde El Toro á Andilla. por los límites. »Esto es secundario, lo importante es descubrir si en efecto: pertenece á especie nueva, que no lo creo, pues paréceme que pertenece esta planta á la 4. verna R. Br. ya citada y descu— bierta en Andalucía. »Existen algunas formas que no parecen iguales á la valen- — BEBE DE HISTORIA NATURAL. 69 ciana (??). por ejemplo la publicada en el Herbdarium normale de F. Schulh, nov. ser., cent. 5, núm. 425. »No presenta el hábito tan idéntico á la 4. alpina L. como dice el Sr. Freyn, pues el tallo sólo lleva una hoja. La forma de las hojas sí parece igual. 2. 2y5.2 Genista anglica L., s pilosa Freyn, et Oicia lusita—- mica Freyn. »No las conozco por ser plantas de Portugal. 332 Trifolium Hervieri Freyn in schedis, 1892. »Esta misma forma fué colectada ya años por mi buen amigo D. Bernardo Zapater y la tenía en mi herbario bajo T. Zapaterii. Parece ser el 7. stellatum Asso. »4.? Astragalus arragonensis Freyn. A. herolensis. »6.* Valerianella Willkommii Freyn. V. Martini Loscos. »1.* Seabiosa tomentosa Cav. p cinerea Freyn. »Según las muestras que el Sr. Reverchon me regaló, esta forma pertenece á mi Sc. Turolensis verdadera. »8.* Leontodon Reverchom Freyn in Schedis 1892. Esta misma forma que el año 1887 colecté en Javalambre fué publi- cada bajo £. carpetanus Lg., comparáandole con el dibujo que nos da su autor en su obra Descriptio iconibus illustrata etc., y lám. xxviI, fig. 1.? No proseyendo muestra clásica es inútil repetir lo que pueda facilmente leerse en el sitio indicado. »El Sr. Freyn, por otra parte, tampoco nos da las diferen— cias que separan su £. Reverchoni del L. carpetanus, ni deja tampoco entender si posee muestra auténtica; por lo tanto, permitame siga creyendo que los Z. Reverchoni y L. carpeta- mus son una misma cosa. »9.* Linaria supina Desf. var. glaberrima Freyn. No la poseo ni la he visto. »10.* Thymus Porte Freyn in schedis 1891. »Véase de esta especie lo que tengo dicho en la Sesión del 6 de Julio de 1892 y pág. 112. —El Sr. Hernández (D. Carlos) leyó la siguiente nota que le había sido enviada por D. Emilio Sánchez Navarro: «En una de mis excursiones entomológicas, verificada el 20 de Marzo del corriente año, en el sitio llamado «Puntales», término de Cádiz, después de recoger gran número de ejem- plares de Prodius tibialis L., Tentyria levis Sol., Zophosis minu- la y Pimelia fornicata Herbst, en tal cantidad, sobre todo esta 70 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA última especie, cual nunca esperaba, pude notar un hecho que me extrañó, dada las costumbres de los tenebriónidos. »Se trata de una Pimelia que, con una gran brecha en su élitro izquierdo, y la mayor parte de sus vísceras devoradas, corría, con más velocidad que la acostumbrada, perseguida por otra de su misma especie que, Cual el buitre de la fábula, se cebaba en sus entrañas. »Raro parece este hecho dada la alimentación habitual de: los tenebriónidos, y tanto más, cuanto que el ejemplar de que me ocupo no presenta diferencia alguna en lo que se refiere á . la dureza y coloración de sus élitros con los del más desarro— llado y adulto que pueda encontrarse, y á más, teniendo en cuenta la constitución anatómica del aparato masticador de todos ellos, no puede creerse que la brecha á través de la cual una devoraba á la otra, fuera producida por sus mandíbulas, y si más bien por haberle caído algún objeto duro y pesado encima, cosa fácil de explicar dadas las costumbres de estos tenebriónidos, que suelen refugiarse entre las piedras, y que con gran frecuencia presentan en sus élitros abolladuras, clara señal de estos traumatismos.» —El Sr. Hernández (D. Carlos) presentó, en nombre del Sr. Bolívar, la siguiente nota titulada: Ortopteros recogidos en las Azores por el Sr. Afonso Chaves. «El Sr. Barón de Guerne tuvo la atención de adicionar mi nota sobre los ortópteros de las islas Azores (Orthoptéres prove— nant des voyages de S. A. le Prince de Monaco dans les Archipels de Madere et des Acores), publicada por la Sociedad zoológica de Francia en el año 1891, con las especies citadas por Drouet en sus Bléments de la faune acoréenne, Troyes 1861, obra que yo no habia tenido ocasión de proporcionarme, completando de esta manera la corta enumeración de las especies recogidas por S. A. en Madera, y por el mismo Barón de Guerne y el Sr. Richard durante la cuarta campaña del yacht 1'Zirondelle en las Azores. De las cinco especies citadas por Drouet, dos figuraban entre las enumeradas por mí y son el GFryllus bima- culatus L. y el Pachytylus danicus L., pues á esta especie se refiere sin duda la Edipoda migratoria L., que, según Drouet, recibe en las Azores el nombre de Gafanhoto, si es que DE HISTORIA NATURAL. mil con el mismo nombre no se confundieron dos especies y se aludió también á la Sehistocerca peregrina Ol., como pudiera hacerlo sospechar la indicación de que es insecto muy cono- cido por sus estragos, así como los informes que pudo recoger Drouet respecto á que este insecto venía de las costas de África, en tan gran número, que á veces el mar quedaba cubierto de ellos. Estos hechos no se refieren sin duda alguna al Pachy- tylus danicus L., especie que no es devastadora, ni mucho menos al Pachytylus migratorius L., cuya área de emigra- ción no alcanza á estas islas. En mi opinión nace esta confu— sión de que Drouet atribuyó al Pachytylus danicus L., espe=. cie común en las Azores, y que él confundía con el Pachytylus migratorius L. los hechos arriba expresados y de los que sólo habla por referencia, los cuales no pueden aplicarse á otra especie que ala Sehistocerca peregrina Ol., que habrá de adm:- tirse entre las especies de las Azores, faltando dilucidar si esta especie vive de ordinario en el archipiélago ó si sólo llega á ¿l ú a alguna de sus islas en determinadas ocasiones. »Las otras especies citadas por Drouet son la Periplaneta Americana L., especie cosmopolita, que los barcos han espar- cido por todo el mundo, y que bien podrá ser común en los campos y jardines de estas islas, cuando en Madrid la tene- mos hasta en el jardín botánico con otras especies exóticas, y, por último, los Ziogryllus campestris y Gryllus domesti- cus L. »Con posterioridad á estas publicaciones, el Sr. D. Francisco Affonso Chaves, Director de la parte zoológica del Museo de Ponta Delgada en la isla de San Miguel, del grupo de las Azores, llevado del interés científico de completar el conoci- miento de la fauna de aquel Archipiélago, que tantos descu— brimientos le debe en otros grupos zoológicos, sometió á mi examen las especies que recogió en la isla de San Miguel, entre las que no solamente he encontrado aleunas no com- prendidas en mi primera enumeración, sino que una de ellas es nueva y otra constituye una variedad también nueva y pertenece á la familia de los fásmidos que hasta ahora no tenía representantes ni en estas islas ni tampoco en las Cana- rias, y aún más recientemente, el mismo señor me ha hecho un nuevo envío de especies procedentes de la isla Santa María, correspondiente al mismo archipiélago. 7 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Las especies enviadas por el Sr. Affonso Chaves son las siguientes: Amisolabis anmulipes Luc., ejemplares de bastante tamaño, jóvenes y adultos.— San Miguel. Forficula awricularia L., las mismas variedades europeas.— San Miguel. Leucophea surinamensis L., jóvenes y adultos. Especie cosmo- polita.—San Miguel. Holocompsa Charvesi, sp. nov., macho, hembra y jóvenes.— San Miguel. Bacillus gallicus Charp., var. occidentalis nov.; hembras adul- tas y huevos.—San Miguel. Edipoda fusco-cincta Lucas; ejemplares adultos de ambos sexos.—San Miguel. Pachytylus danicus L.; jóvenes y adultos.—San Miguel, Santa María. Platycleis laticauda Brunn.; jóvenes y adultos.—San Miguel, Santa Marla. Decticus albifrons Fabr.—Santa María. Liogryllus bimaculatus De Geer.—Santa María. »Esta lista aumenta en seis especies las citadas en la enu— meración á que me refiero al principio, pero es seguro que el Sr. Affonso Chaves ha de descubrir aún mayor número de ellas por lo que dejo para más adelante hacer el resumen de la fauna ortopterológica del archipiélago de las Azores y paso á la descripción de las nuevas formas. Holocompsa Chavesi 5). 20%. Y. FPusca, supra griseovillosa. Vertez fascia transversa awran- tiacea. Pronotum marginibus anguste ferrugineis. Elytra aleque abdomen longitudine superantes. Elytra omnino fusca pars basal griseo-pilosa, pone medium macula subtransversa postice sinuata Jerruginea. Aleimfumate, margine antico, medio, stigma albido- venoso instructe. Tibie ferruginee. Abdomen fuscum, disco palli- do. Lamina subgenitatis ampla, apice membranacea, emarginata. O. Pusco ferruginea, supra griseo-villosa, caput ferrugineo testaceum, frons fusca. Pronotum postice macula ferruginea. Elytra abbreviata, fascia transversa formantia, medium meta— noti haud attingentia, postice truncata , subarcuatim sinuata. DE HISTORIA NATURAL. 73 Pedes testaceo-ferrugineis. Abdomen mimutissime et confertim impresso punctatum, linea media ferruginea, glabra. Lamina supraanalis magna, transversa, postice late rotundata; lamina subgenitalis apice compressiuscula. LONG CORDOVA QIGE = pronoti 172 1,5 - elytrorum 4,5 1 San Miguel. »La especie es afine á la 17. Simonyi Krauss., de las Islas Canarias de la que solo el $ es conocido, por lo que la compa- ración debe limitarse á este sexo. Todo el pronoto está margi— nado de color rojizo mientras que en aquella especie sólo se extiende este color por la margen anterior, el escudete es de igual coloración que el pronoto y los élitros, y no negro como en la 7. Simonyi Krauss., los élitros carecen del tono violáceo tan frecuente en las especies de este género; y las alas final— mente tienen una mancha á modo de estigma formada por una red de pequeñas venas de color blanco de marfil. La Q que atribuyo á esta especie es notabilísima por la forma de los éli- tros, es la primera de las especies conocidas que los tenga cortos y truncados posteriormente. Dedico la especie al señor D. Francisco Affonso Chaves su descubridor. Bacillus gallicus, 74”. occidentalis. Q. Flava vel fusca. Antenne brevissime, mesonoto tertia parte breviores, 12 articulate, articulis 1, 3 et articulo apicali longio- ribus quam latioribus, articulis reliquis transversis. Pronotum, angulis anticis rotundatis, lateribus late sinuatis, disco inequali, granoso vel subtuberculato, antice medio canaliculato, margimi— dus antico et postico medio subluberculatis, impressione transver- sa fere medio sita. Mesothorace cum metathorace valde granoso subtuberculati, supra medio carinulati, carinula abdomen, seg- mentis primo atque penultimo exceptis percurrente. Mesonoti mar- gine antico medio subtuberculato. Femora antica mutica; femora intermedia et postica apice subtus utrinque 1 dentata, illa meso— noto longitudine equalia, ista dimidium segmenti 5 attingentia. Segmenta abdominis dorsalia 7, 8, 9, 10 simul sumpta mesonoto longitudine parum breviora. Segmentis ultimis dorsalibus, longi— tudinaliter subcostatis, segmento penultimo supra medio longitu— dinaliter sulcato; segmentum ultimun, segmento 9 parum sed. 7 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA distincte longius, subcompresso-carinatum postice viz emargina— tum, lobis suboblique truncatis, subtus rotundatis, valvula supra- anali, medio compresso carinata in emarginatura exerta. Cerci segmento dorsali Y fere dimidio breviori, conici vel triangulares, subtus longitudinaliterunicarinatiintus prope basim subangulati. Segmentum ventrale abdominis 7% nec umbilicatum nec playia— tum. Operculum genitale tectiforme lanceolatum apicem se gmenti dorsalis 9% parum superans. Long. corporis O “Qum — antenn. 4 — mesonoti 13,5 — fem.ant. 20 — — ínter. 12 —= .— post. . 16 Las medidas están tomadas sobre ejemplares conservados en alcohol. El estudio hecho por nuestro sabio consocio el R. P. Pantel sobre los Bacillus de Europa, publicado en estos mismos ÁNa1- LES, tomo XIx, páginas 371 y siguientes, es tan perfecto y re- sume por tan completa manera cuanto se ha dicho y obser— vado acerca de la zoografía de estos animales, que con su es- tudio se está al corriente de todas las cuestiones que entraña tan difícil materia, y en posibilidad de publicar los nuevos datos que se obtengan sin temor de contribuir á complicar más esta cuestión. Esta consideración me ha decidido á hacer la descripción de este Bacillus, que de no existir el estudio del P. Pantel me hu- biera limitado á presentar como especie dudosa. Con el mismo deseo ya expresado de asimilar estos nuevos materiales al tra- bajo en cuestion, he adoptado la misma plantilla descriptiva que emplea el R. P. Pantel para la descripción de las especies que estudia; con lo que, no solamente he seguido un modelo perfecto, sino que resaltan mejor las diferencias que con las especies afines presenta esta variedad. Incluyo la forma que describo en la especie 2. gallicus Charp. mejor que en el 5. algericus Finot, porque debo confesar que también á mí me asalta la duda de si esta última forma no será más que otra variedad de la misma especie europea á que me refiero. Resulta de la descripción que antecede, comparada con la DE HISTORIA NATURAL. na de la 9 del B. gallicus 1. c., pág. 393, que la nueva forma di- fiere por tener las antenas aún más cortas, puesto que apenas alcanzan á la tercera parte de la longitud del mesonoto, y me- nor el número de sus artejos, no teniendo ningún artejo medio más largo que ancho, sino que todos los intermedios son deci- didamente transversos, si bien el sexto y el séptimo, y princi- palmente aquel, son algo más largos que los otros, pero sin llegar siquiera á ser cuadrados; por estos caracteres se apro- xima más la nueva forma al B. gallicus que al alyericus:; y si bien los caracteres tomados de las antenas no tienen una gran importancia en este género, no deja de ser notable que la for- ma de las Azores se aproxime más á la europea que á la del Norte de África. El pronoto granuloso, como todo el cuerpo, tiene muy acusadas las sinuosidades de sus lados, muy mar- cado también el surco medio, que se extiende desde el borde anterior hasta la impresión media, la que está situada próxi- mamente á igual distancia del borde anterior que del poste- rior, é indicadas las granulaciones en el medio de ambos bor— des que representan los tubérculos que en el «/yericus alcan- zan mayor desarrollo. Los fémures son cortos; los intermedios y posteriores sólo tienen una espina en cada una de las quillas inferiores, cerca del ápice, y estas espinas son dentiformes y bastante robustas; los fémures anteriores tienen casi igual longitud que el mesonoto, debiendo advertir que en las medi- das que hemos dado más arriba sólo hemos medido el fémur con su trocanter, pero no la-coxa; los fémures posteriores diri- gidos hacia atrás llegan á la mitad del segmento 5.” del abdo- men, esto es, son un poco más largos que en el yallicus y más cortos que en el «a/yericus. Todos los segmentos del abdomen están aquillados, excepto el primero (segmento mediario) y el noveno; el primero de estos dos esconvexo y enteramente liso, y el noveno, en vez de quilla media, tiene un surco, Ú si se quiere dos quillas aproximadas que dejan entre sí un estrecho espacio. El segmento 7.” ventral del abdomen no presenta ni fositas ni placas laterales lisas; no ofrece, en suma, carácter alguno digno de mención. Señala también el P. Pantel como distintivo muy constante entre el gallicus y el algericus la intensidad de la granulación de los tegumentos, si bien hace la salvedad de que este carác- ter es en extremo variable. Con igual salvedad haré constar 76 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA que la nueva especie se aproxima más por este carácter al algericus, porque sus tegumentos son muy granulosos, perci- biéndose los granos hasta en los anillos inferiores del abdo- men y mereciendo verdaderamente el nombre de tubérculos en los segmentos dorsales de todo el cuerpo; este caracter ad— quiere más intensidad en los individuos de coloración obscura porque en ellos los tuberculitos se acusan más por el tinte pardo obscuro que toman. Finalmente los huevos corresponden con bastante exactitud á la forma dada á conocer por el P. Pan- tel para los del B. yallicus Charp. en estos mismos ANALES. Viniendo ahora á la comparación de los ejemplares de las Azores con los que existen en mi colección, ya que las anterio- res observaciones están hechas sobre las descripciones del P. Pantel, resulta que el aspecto y forma general es, en efecto, la del B. gallicus, que yo mismo he recogido en Villa Rutis (Coruña), y que tengo también de Cestona y de Vergara (Gui- púzcoa), encontrados estos últimos por mis amigos Sres. Sanz de Diego y Larrinúa, y que las únicas diferencias apreciables radican en el número de artejos de las antenas, en lo acci- dentado de la superficie del pronoto, en la carencia completa de quilla en el segmento mediario, que en los españoles está indicada cerca del borde posterior, en la existencia de un surco sobre el segmento noveno del abdomen que reemplaza la quilla que existe en los demás segmentos, y en el desarro- llo de los tubérculos que cubren todo el cuerpo mucho más gruesos que en la Q del algericus. Debo advertir que en el ejemplar de Cestona puede apreciarse en el noveno segmento cierta tendencia á convertirse en surco la quilla media, y que además tengo otra hembra de Tánger regalada por el señor Olcese, que concuerda enteramente con los ejemplares de las Azores. Estas consideraciones me inclinan á considerar por ahora este insecto como una simple variedad del B. gallicus Charp. Sesión del 4 de Abril de 1894. PRESIDENCIA DE DON PRIMITIVO ARTIGAS. —El Sr. Secretario lee una tarjeta del Sr. Presidente excu- sando su asistencia por ocupaciones. DE HISTORIA NATURAL. 77 —Se lee y aprueba el acta de la sesión anterior. —Queda admitido como socio agregado el señor Torres Castellanos (D. Miguel), de Madrid, propuesto en la sesión anterior por el Sr. Angulo y Tamayo. —Se hicieron tres nuevas propuestas de socios numerarios. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Presidente dió cuenta del fallecimiento del socio D. Manuel Janer y Ferrán, Bibliotecario de la Sociedad, acae- cido el 21 del pasado Marzo, añadiendo que como recuerdo que la Sociedad consagra á su primer bibliotecario, joven en quien la Historia natural patria tenía fundadas esperanzas por su laboriosidad, inteligencia y modestia, leería un señor socio el artículo necrológico que acerca del Sr. Janer había escrito. —El Sr. Fernández Navarro leyó la siguiente noticia necro—- lógica: El Dr. D. Manuel Janer y Perrán. «Si sensible es la pérdida de aquellos hombres que con su talento han podido dar días de gloria á la ciencia patria, no menos deplorable y tal vez más desconsoladora es la de los que, dotados de clara inteligencia, laboriosidad infatigable y amor al estudio, bajan al sepulcro sin dejar el consuelo de los frutos obtenidos con tan envidiables condiciones. A estos últi- mos pertenecía el Dr. Janer y Ferrán, que á los 25 años de edad, cuando podía afirmar que le pertenecía el porvenir y empezaba á ver satisfechas sus modestas aspiraciones, ha falle- cido, víctima de rápida enfermedad, el día 21 del pasado mes de Marzo. »Su vida, corta por desgracia, puede condensarse en la pala- bra laboriosidad; laboriosidad tan grande que le ha costado la vida. Hizo sus estudios de segunda enseñanza en el colegio de Religiosos Agustinos del Escorial, donde, lo mismo que en la Universidad central al seguir más tarde la Facultad de cien- cias, fué modelo de alumnos, no sólo por su inteligencia y aplicación de que dan testimonio las brillantes notas obtenidas A 78 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA en todas las asignaturas, sino también por sus excelentes con- diciones como compañero, de que podemos hablar sus amigos, que éramos tantos cuantos tuvimos la suerte de conocerle. »Encontróse á los 22 años con el título de Doctor en Ciencias naturales y una historia académica inmejorable; pero lejos de envanecerse con ellas, fueron estas condiciones nuevos acica- tes que desarrollaron más y más en Janer la pasión del estu- dio, como lo demuestran las múltiples ocupaciones en que la muerte le ha sorprendido. Era actualmente Ayudante, por opo- sición, de zoología, en el Museo de Historia natural, donde lle- vaba muy adelantado el arreglo de las colecciones de animales inferiores que corrían á su cargo; desempeñaba también una ayudantía en la Escuela de Artes y Oficios y asistía á su clase sintiendo ya los síntomas de su última enfermedad; había sido nombrado recientemente Bibliotecario de la Sociedad Española de Historia natural y como si con todos estos cargos no tuviera bastante para llenar su tiempo, aún se ocupaba en explicar en diferentes colegios, compartir la dirección de uno de ellos y dar numerosas clases particulares. »Y aunque parezca mentira después de la enumeración de tantos cargos, todos ellos los desempeñaba cumplidamente y en todos correspondía á su buen nombre. La Sociedad Espa- ñola de Historia natural puede dar fe de ello con sólo mirar el estado en que hoy se encuentra su biblioteca. Formada ésta en su mayoría de las publicaciones periódicas recibidas á cambio de los AxaLks durante los veintidos años que lleva de existen- cia, y sin vocal bibliotecario en todo este tiempo, sólo la acti= vidad y paciencia de Janer podían en unos cuantos meses ordenar tantos y tan variados materiales. Ocupábase en la actualidad de ir reclamando los números que de las diferentes publicaciones faltaban, para una vez completas todas ellas publicar el catálogo; y en esta tarea ha sido sorprendido por la enfermedad que le ha robado al cariño de su familia y amigos. »Maestro, compañero 6 discípulo Janer de casi todos los que me escucháais, no tengo que encareceros el entusiasmo que sentía por las Ciencias naturales. Dotado de un carácter atrac- tivo como pocos, sabía comunicar á sus discípulos ese mismo entusiasmo, debiéndose á él el que muchos de ellos sean hoy nuestros consocios. Por esto he ereido que interpretaría vues= tros deseos al leer esta nota, para que su inserción en los Ana- DE HISTORIA NATURAL. 79 LES sea considerada como la expresión del sentimiento de nuestra Sociedad por la pérdida de su primer Bibliotecario, que en los dos meses de ejercer su cargo había logrado pres- tarla ya un servicio de la mayor importancia, puesto que por él será posible consultar nuestra Biblioteca, más interesante por la índole de las publicaciones que la constituyen que por el ya considerable número de volúmenes con que cuenta.» El Sr. Presidente propuso que la Sociedad, aceptando la bien escrita noticia biográfica que acababa de leer el Sr. Fer- nández Navarro, la publicase en las Actas de la sesión pre- sente como testimonio del sentimiento con que había sabido esta triste nueva, y confiriese el cargo de Bibliotecario al mis- mo Sr. Fernández Navarro que acaba de dar muestras de cono- cer perfectamente el estado en que el Sr. Janer llevaba el arreglo de la Biblioteca. La Sociedad aprobó en todas sus par— tes lo propuesto por el Sr. Presidente. —El Sr. Secretario leyó la siguiente noticia necrológica que le había sido encomendada por la Sociedad en la sesión anterior: El profesor D. Laureano Calderón. «Este sabio cristalógrafo y químico, investigador tan hábil é inteligente — cualidad rarísima en nuestro pais — como pro- fesor claro y brillante, acaba de morir, el día 4 del pasado Marzo, á las seis de su tarde, á los 46 años de edad. Hijo de un antiguo y distinguido periodista y hermano de nuestro consocio y bien conocido geólogo D. Salvador Calderón, Cate— drático en la Universidad de Sevilla, y del publicista no menos notable D. Alfredo, nació en Madrid, en cuya Universidad cursó las Facultades de Farmacia y Ciencias físico-químicas, entrando muy joven, apenas concluida su carrera, de ayudante de Análisis químico, por oposición, en la primera de dichas Facultades, cargo que desempeñó hasta que en 1874 fué nom- brado Catedrático numerario de Química orgánica en la Fa- cultad de Farmacia de Santiago de Galicia, también en virtud de brillante oposición. Depuesto en 1876 por el Gobierno cuan- do la célebre cuestión universitaria., y libre, por tanto, de su obligación oficial, se dirigió primero á París, donde se consa= gró al estudio de la química en el laboratorio del ilustre pro- fesor Berthelot, en el Colegio de Francia, y más tarde á Estras- 50) ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA burgo, en cuyo laboratorio de Cristalografía, dirigido por en- tonces, así como la cátedra correspondiente, por el no menos ilustre profesor Groth, hizo su completa y rápida iniciación en esta ciencia, pasando muy pronto de alumno á ayudante de la cátedra y director de trabajos prácticos en dicho labora- DON LAUREANO CALDERÓN. torio, á propuesta del Catedrático ya mencionado. Vuelto á España, y reintegrado en sus derechos de Catedrático, adqui- rió el laboratorio químico particular que en la calle de Carre- tas poseían los Sres. Sáez, Utor y Soler, y se consagró con ardor é inteligencia á la resolución de los problemas indus- triales y analíticos que se le presentaban, sin descuidar por DE HISTORIA NATURAL. Sl eso las investigaciones puramente científicas, hasta que le fueron dadas las cátedras de Química biológica é Historia crí- tica de la Farmacia en esta Facultad de la Universidad Central, que ha venido desempeñando de un modo brillante hasta su muerte. »Dentro de la Química era Laureano Calderón el represen- tante más ilustre, si no el único, de la novísima dirección de esta ciencia que se conoce con el nombre de la Fisico-química, como demuestran sus numerosas investigaciones termo-qui- micas, su notabilísimo discurso inaugural de la Universidad Central en el curso de 1892-93, reproducido en la Revista de cursos cientificos, de Paris, y juzgado por el profesor Ostwald, de la Universidad de Leipzig, uno de los jefes de la Dirección antes indicada en Quínfica, como una brillante y clara exposi- ción sucinta de los problemas que hoy comprende la Química general moderna, y, por último, sus trabajos inéditos, uno ya terminado, acerca de las materias explosivas, y otro, que des— egraciadamente ha quedado en fragmentos, que hubiera cons- tituído un Tratado de Química general. »Como cristalógrafo, su nombre va unido al estauroscopio mas delicado y exacto que hoy se conoce, que figura en todos los microscopios polarizantes modernos, y ha sido añadido por Fuess, constructor en Berlín, á su microscopio mineralógico- petrográfico. Conocida de todos los que estudian minerales y rocas es la dificultad que ofrece el reconocimiento de la posi- ción exacta de las direcciones de vibración en los cristales y secciones cristalinas, y la inseguridad con que se lleva á cabo tal reconocimiento por el método de las extinciones ú los pro— cedimientos de Kobell ó Brezina. Laureano Calderón resolvió este problema de un modo ingenioso sustituyendo el objetivo del ortoscopio por una placa cortada en una macla artificial de calcita, cuyas dos mitades se iluminan con diversa intensi- dad desde el momento en que ninguno de los ejes de elastici- dad del cristal ó sección cristalina que se estudia coincide con las direcciones de vibración de los nicoles. El procedimiento es tan exacto, trabajando, claro es, en luz monocromática, que el error con que se llega á conocer las direcciones de vibración de los cristales no pasa de seis á siete minutos. Muchos estu— dios cristalográficos hizo L. Calderón sobre cristales de pro- ductos orgánicos, entre ellos del azúcar de caña, cuyos índices ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIII. 6 82 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de refracción, según los tres ejes de elasticidad y ángulos yer- daderos correspondientes de los ejes ópticos, determinó para las luces del litio, sodio y talio: pero el que tiene mayor interés mineralógico, € la vez que español, es el de los índices de re- fracción de la blenda de Picos de Europa, que efectuó en Es- trasburgo sobre 14 6 16 bellísimos prismas tallados sobre ejem- plares que en parte le remití yo, del que resulta que dichas constantes ópticas varían en este mineral con la cantidad de pigmento que exista en el prisma que se estudia. »Además de investigador hábil y concienzudo, era Laureano- Calderón profesor eminente, que exponía las cuestiones más difíciles y abstractas con tanta claridad y brillantez que nadie dejaba de entenderle por ajeno que fuese al asunto explicado, ni de recordar las brillantes imágenes de que se había servido para cautivar la fantasía de sus oyentes. »Un trabajo tenía ¿1 mente destinado á esta Sociedad, que, no obstante hablarle yo de él cada vez que nos veíamos, ani- mándole á que le diese forma y terminara, apenas ha llegado á pasar, desgraciadamente, del estado de proyecto. Debía ser una exposición breve, sencilla, práctica y clara, como todo lo- que él hacía, de los procedimientos de investigación cristalo— eráfica, tanto goniométrica como óptica. Entre sus notas y papeles deben existir unos dibujos de goniómetros y aparatos de polarización que destinaba á dicho trabajo. »La muerte del profesor D. Laureano Calderón ha sido una pérdida irreparable para la ciencia española por las condicio- nes que le adornaban, y mucho más lamentable en el atraso científico en que nos hallamos.» —El Sr. Secretario presentó y dió cuenta á la Sociedad de un trabajo titulado Zasectos de Mallorca, hecho por el Sr. Mora- gues y de Manzanos, que por acuerdo de la Sociedad pasó á la Comisión de publicación. A continuación presentó á la Socie- dad las siguientes notas de D. I. Bolívar: DE HISTORIA NATURAL. 83 AD COGNITIONEM ORTHOPTERORUM EUROPA ET CONFINIUM. 1M1.—L£Kspecies nuevas Y criticas. Aphlebia Janeri s). 200. Nigro-picea vel nigrorufescens, nitida. Caput inter oculos linea transversa pallida ornatum. Pronotum postice subarcuato-trun— catum, antice lateridusque farvoalbido limbatum. Elytra lateralia, abbreviata, lobiformia, marginem posticum mesonoti parum supe— rantia, intus oblique rotundata, pallida. Pedes pallidi. Abdomen dorso fusco-punctatum, segmentorum margine postica obscure pallida, segmento sexto postice retrorsum declivi, postice emargi—- nato; abdomen subtus fusco, marginibus ñavomaculatis. Lamina supra-analis $ obtuse triangularis, OQ amgustissime Iranstersa, rotundata. Cerca pone medium annulo pallido. Lamina subgeni— lis $ inter cercos obtuse producta, Q magna, postice late-rotun— data, integra. Long. corporis y Q 6mm,5-8mm, Corresponde al grupo de las 44. subaptera Ramb. y carpe— tana Bol. Los élitros son estrechos y un poco más largos que el mesonoto y el sexto segmento dorsal del abdomen del $ ofrece caracteres excepcionales que permiten distinguir esta especie de sus congéneres y que quedan expresados en la diagnosis. Habitat. Tánger, Olcese! Me ha sido remitida de la localidad in- dicada por mi corresponsal y amigo se- nor Olcese, á quien soy deudor de nume- rosos materiales para el estudio de la fau- na de Marruecos, de los que ya he publi- cado algunos en estos mismos ANALES. Dedico esta especie al malogrado natu- ralista D. Manuel Janer y Ferrán, ayudante que ha sido, por oposición , del Museo de Ciencias de Madrid y Bibliotecario de esta Sociedad, cuya pérdida lamentamos cuantos conocíamos su excelente carácter, su laboriosidad y el entusiasmo que sen- tía por las Ciencias naturales que con tanto provecho cultivaba. Aphlebia Janeri Bol. Abdomen muy aumentado. 81 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Aphlebia algerica Bol. ANALES DE LA S0C. Esp. DE HisT. NAT., ft. x, 1881, 499, tan— tum O. : S.A Jemina difert, abdomine retrorsum angustatum, seg- mento 6.2 postice subsinuato, segmento $.” postice rotundato, mo- dice producto. Lamina supra-analis transversa,rotundata; lamina subgenitalis elongata, apice subangulatorotundata, inter cercos producta. Long. corporis y 8"; pron, 209.2; elytr. 19m, Habitat. Argelia, Tánger. He recibido los dos sexos en un envío que me ha hecho desde Tánger el Sr. Olcese, y he podido convencerme de que el ¿y de esta especie es el que ahora describo, rectificando en cuanto á éste se refiere la diagnosis que publiqué en estos ANALES en el lugar citado. Loboptera maroccana s). 107. Nigro-picea, nitida. Thoraz lateribus rufotestacecoomarginalus, margine inmo angustissime fusco. Elytra lobiformia, retrorsum angustata, maxima parte rufo testacea, mesonotum viz longiora. Pedes concolori vel fusco-ferruginei. Abdomen unicolor, segmen— torum margine postica minutissime atque subindistincte plicata, et pilosa. Segmento 6.2 arcuato producto, medio distincte sinuato, segmento 7" in medio transverse producto in lobum rotundalum. Lamina supraanalis triangulariter producta, apice in O distincle sinuata. Cerci 7 recti, erassiusculi Q distincte sinuatoingiert. Long. corporis ¿7 1000; pronoti 39%; lat. maz. pron. 44,5. - - SI A =D Se distingue de la £Z. decipiens Germ. por su mayor tamaño y por la coloración. La faja rojiza lateral no se extiende poste- riormente más allá del metatórax; los élitros quedan incluídos en ella casi por completo y sobre el protórax se estrecha, con- tinuándose á lo largo de todo el borde anterior. El abdomen es de color negro-piceo uniforme y brillante, y los segmentos245 tienen el borde posterior recto con una franja de pelos dirigi- DE HISTORIA NATURAL. 8) dos hacia atrás: estos pelos se implantan en fositas que hacen aparecer el borde como ligeramente plegado. Los últimos anillos del abdomen presentan grandes di- ferencias comparados con los correspondientes de la £. deci- piens Germ.: el 6.” es más lar- go que los anteriores y su bor- de posterior en vez de ser rec- to como en aquellos y como lo es también en la especie cita- da, es sinuoso y está escotado + en el centro; el 7.” ofrece en Loboptera maroccana Bol. el medio un lóbulo redondea- . 4dlomen del 7 y de la Q muy do, más saliente que los án- eee gulos laterales del mismo segmento. En la £. decipiens Germ., este borde es recto, ú casi recto, y es menos saliente que los angulos laterales. Por último, la placa supra-anal es trianeu— lar y en la Y está ligeramente escotada en el medio. Los cer- cos también presentan diferencias sexuales que ya quedan in- dicadas en la diagnosis y que pueden apreciarse en la figura adjunta. No conozco la £. Fortunate Krauss, de Canarias, que debe sermuy afine á esta especie aunque de mayor tamaño. Su des- cripción es tan breve que no permite establecer la distinción. Procede esta especie de Marruecos y poseía de largo tiempo atrás los ejemplares de ella que recogí en las inmediaciones de Tetuán, pero la circunstancia de pertenecer los dos al mismo sexo me ha hecho demorar su descripción, esperando poder confirmar con mayor número de ejemplares las diferencias que presenta con la £. decipiens Germ., como hoy puedo hacerlo gracias al Sr. Olcese, de Tánger, que me ha envíado reciente— mente numerosos ejemplares de uno y otro sexo. Probable- mente reemplaza esta especie en Marruecos á la £. deci- piens Germ.; es posible se refieran á ella las citas de los autores. y Loboptera minor sp. 207. A. L. maroccana difert; statura multo minore; segmentorumn abdominis punctis piligeris subindistinctis, segmentis ultimis postice auulto minus curvatis. 86 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Long. corporis y Y 67%, S Habitat. Tánger (Olcese!). Difiere de la anterior principalmente por el tamaño, sin que existan ejemplares que establezcan el tránsito de aquella á ésta, á pesar de haber examinado gran número de ellos. La comparación detenida que he hecho de una y otra no me ha permitido encontrar otra diferencia que la menor acentuación de las curvas del borde posterior de los segmentos genitales, y el ser casi imperceptibles los puntos pilígeros que hay á lo largo de los segmentos basilares del abdomen. Pyrgomorpha agarena s). 207. Viridis vel griseo.fusca. Capite pone oculos fascia albida per marginem lateralem pronoti continuata. FPronte suaviter bisinua- ta, oculis oblongis, oblique positis, parum exsertis, fastigio eque longo ac lato. Occipite carinato. Antennis brevibus, marginem posticum pronoti haud attingentibus, angustis sed usque ad api—- cem depressis. Pronoto sulco typico pone medium sito, punctato- impresso, vugulato sed haud granoso, lobis lateralibus postice sinuatis, margine externa flexuosa, angulo postico rotundato. Ely- tris apicem abdominis haud vel parum superantibus, longitadi—- naliter pluwristrigatis. Alis abbreviatis. Spina apical externa tibiarum posticarum nulla S Y. Long. corporis y” 13""; antenn. 47"; pron. 2"",5; elytr. 6""; fem. post. 115. Long. corporis Q 20”; antenm. 5%,5; pron. 4%,5; elytr. 13"; Jem. post. 11%”. Habitat. Larache (Olcese). Como se ve por las dimensiones, esta especie se distingue ante todo de la 2y7gomorpha grylloides Latr. por su menor tamaño; la brevedad de las antenas y de los élitros constitu—- yen otras dos diferencias de fácil apreciación y, por último, hay otras particularidades de detalle que contribuyen á distin- guir ambas especies, como son la menor longitud del proceso en que termina la cabeza por delante de los ojos, formado por el vertex y las sienes que le rodean, y que en la nueva especie es próximamente tan largo como ancho, considerado en su totalidad, mientras que en la especie común es distintamente DE HISTORIA NATURAL. 87 más largo que ancho; sus bordes son al principio paralelos, lo que no ocurre en aquella especie. Los élitros en el y” llegan sólo á la mitad de los fémures posteriores. y en la 2 alcanzan hasta cerca del ápice de los mismos, de modo que en aquel la extremidad del abdomen queda á descubierto; la estructura de estos órganos es también diferente, pues carecen, sobre todo en el 7, de las areolas rectangulares dispuestas en serles entre las venas longitudinales, y que aqui sólo se distinguen en los élitros de la Q y hacia el ápice, estando todo el resto de la superficie cubierto de venas longitudinales muy aproxima- das unas a otras. Resulta de los caracteres expuestos que, siendo como es á primera vista muy afine esta especie á la ?. grylloides Latr., difiere considerablemente de ella, y por tanto de todas las de- más especies conocidas. El género P2yrgomorpha se ha aumentado desde la publica— ción de mi monografía (1) con dos especies descritas por el Dr. Karsch (2) (2. picturata Karsch, Kuako-Kimpoko y expli- cata Karsch, Nueva Guinea meridional oriental), otras dos que yo he publicado (3) (P. linea-alba Bol., Caconda y Angolen- sis Bol., de Angola), y finalmente, otra que acaba de dar á conocer M. A. Finot (4) (2. debilis Finot, Ain-Sefra, Argelia): en cambio ha disminuído en una especie, la P. drericeps Bol., dle Angola, que en vista de mejores ejemplares que el que me sirvió para su descripción, he creído deber llevarla al género inmediato Ochrophlebia Stál. Ctenodecticus Masferreri s). 207. Testaceus, supra cinereus, vitta fusca laterali ornatus. Pro— notum lobis deflexis fusco-punctatis, postice albido marginatis, vitta albida supra striga fusca circumscripta. Elytra in $ haud (1) Monografía de los Pirgomor.inos. Madrid, 1881. Tirada aparte de los ANALES DE LA Soc. EsP. DE HIST. NAT., tomo xt, 1884. (2) Beitráge zu Ignacio Bolivar's Monografia de los Pirgomorfinos Madrid, 1881, en Entomologische Nachrichten, Jahrgang xiv. Berlin, 1883. (3) Ortópteros de África del Museo de Lisboa. (Jornal de Sciencias mathematicas, phy- sicas enaturaes. 2.1 serie. Lisboa, 1889.) (4) Bulletin des séances de la Société entomo?ogique de France, 1891. 88 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA obtecta, O ligulata. lateralia, marginem posticum pronoti haud superantia. Pemora postica extus vitta nigra atque macula basali nigra ornata. Titie postice subtus spinis terminalibus duabus internis nullis. Abdomen segmentorum margine postica subpli- cata. Seygmentum anale S triangulariter productum., subsulcatum apice sinuatum, lobis obtusis. Cerci, segmentum anale vir supe= ranti. Lamina subgenttalis apice obtusangulariter excisa; styli minutissimi. Ovipositor subrectus, dinvidio basali distincte infla— tus. Lamina subgenitalis Q trigona, bifossulata, apice anguste excisa. Long. corporis y 9% Qi = pronoti 3 3,2 == FOMAIDOST. PAZO 8,5 - ovipositor. 7 Habitat. Monserrat, Masferrer! Esta especie ha sido recogida por D. Mariano Masferrer, en— tomólogo barcelonés que ha logrado aumentar con numerosas especies la lista ya larga de los ortópteros españoles. Es de tamaño intermedio entre el (7. pupulus Bol. y el Boli- varit Targ. Toz., y tiene más analogía por su colorido con la segunda que no con la primera de estas especies; pero la ca— rencia de espinas internas en la extremidad inferior de las ti- bias posteriores la aproxima á la primera. Los élitros están al descubierto en el macho, y en la hembra sólo se distinguen en forma de pequeños lóbulos á uno y otro lado del protórax. El segmento anal del macho se parece al del (7. Bolivarii Targ. Toz., sólo que sus lóbulos no se prolongan formando dos espi- nas como en aquella especie. IV.— Nuevos datos para la fauna española. Las siguientes especies recogidas en Panticosa por D. Ma— nuel Martínez Escalera á fines de Julio del año pasado vienen a determinar el límite extremo del área geográfica de algunas especies de la Península y á aumentar el número de las espa— nolas con alguna del Sur de Francia que aún no había sido descubierta en nuestro suelo: — MITA DE HISTORIA NATURAL. *9 Forficula auricularia L. Panticosa. Anechura bipunctata Vabr. Es la primera vez que se cita este c'énero de la Península. Ha sido recogido en Torta. Chelidura sinuata Germ. Panticosa. Stenobothrus nieromaculatus Z7. Sch. Bujaruelo. - stiematicus 0. Bujaruelo. — morio abr. Bujaruelo, Panticosa. = vagans /Meb. Panticosa. — parallelus 7e1f. Bujaruelo, Panticosa. Gomphocerus maculatus 7/20. Bujaruelo. — sibiricus Z. Bujaruelo, Panticosa. Arcyptera fusca Pa1/. Bujaruelo. Psophus stridulus Z. Bujaruelo, Panticosa. (Edipoda ccerulescens Z. Bujaruelo, Panticosa. Caloptenus italicus Z. Panticosa. Pezotettix pedestris £. Panticosa. — Pyreneus Fisch. Panticosa. Antaxius hispanicus 507. Panticosa. Platycleis grisea /Mbr. Panticosa. Decticus verrucivorus Z. Bujaruelo. Gryllomorphus Dalmatinus 0cs%. —Ei Sr. Secretario leyó el acta siguiente: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 10 de Marzo de 418094. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se repartió el cuaderno 3.” del tomo xxt1 de los ANALES. —A propuesta del Sr. Medina se acordó consignar en acta el sentimiento con que la Sección había sabido el fallecimiento del Sr. D. Laureano Calderón y Arana, hermano de nuestro dignisimo Presidente, miembro de esta Sociedad y eminente químico, cuya muerte ha privado á la ciencia patria de uno de sus más sabios y ardientes cultivadores. —Se leyó la siguiente comunicación del Sr. Chaves: 90 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Un trabajo reciente sobre el origen de los fosfatos naturales. «Bajo el epígrafe Sur quelques phosphates minérauz nouveaux ov tres rares el sur la genese des phosphates naturels, y suscrito por M. Armand Gautier, ha publicado el Boletín de la Socie- dad química de Paris, con reciente fecha (5 Diciembre de 1893, 3.* serie, tomos IX y x, núm. 23, pág. 884), un trabajo tanto más interesante cuanto que á minerales de un origen tan obs- curo como los fosfatos se refiere. Después de recordar las di- versas teorías propuestas por los mineralogistas en punto al origen de los fosfatos naturales, el autor comienza á exponer sus investigaciones con la descripción de la gruta Minerve Ú de la Coguille, al S. del Hérault, acompañando esta descrip- ción, y la de los fosfatos que en ella yacen, de analisis por él practicados, entre los cuales merece mención el de la roca que se encuentra á 3 0 4 m. bajo el suelo de dicha gruta. Esta roca, de tipo muy diferente al de las fosforitas ordinarias, está esencialmente formada de fluofosfatos de cal y de alúmina, asociados á algo de arcilla. M. Gautier coteja los resultados obtenidos en sus análisis con los de buenos análisis de fosfo— ritas ejecutados por M. Lasne, y de la comparación deduce que en los fosfatos de Minerve la mitad 6 más del ácido fosfó- rico está unido á la alúmina, y que la cal es insuficiente para constituir fosfato tribásico ú bibásico. Trátase, pues, de un nuevo tipo de fosforita que, aunque de naturaleza semejante, no puede, sin embargo, identificarse con la cirrolita, la her derita y la tavistochkita, especies raras que se encuentran en ciertos filones cuarzosos de terrenos antiguos. Al lado de esta roca existe la brushita cristalizada y el fosfato de alúmina (Ph 0,), Al,, 7H, O en un estado de pureza casi absoluta, no descrito hasta ahora, y para el cual propone M. Gautier el nombre de minervita. Este fosfato se halla en polvo blanco, constituido por granos cristalinos pertenecientes, según nos parece desprenderse de las observaciones del autor, al sistema hexagonal. Después describe la brushita encontrada en las hendiduras de ciertas galerías de Minerve, y cuyo descubri- miento en esta localidad ofrece bastante interés, puesto que hasta hoy se había citado solamente de los guanos rocosos de las islas Avas y Sombrero. DE HISTORIA NATURAL. 91 »Entra después el autor en la parte capital de su Memoria: en la explicación de la génesis de los fosfatos de cal naturales tal como se desprende de sus estudios, y de los de otros quí micos y mineralogistas que han tratado la cuestión del origen orgánico de estos minerales. Establece tres categorías de fos- fatos. En la primera coloca los que reconocen como origen la oxidación del fósforo del núcleo central del globo, y son el apatito, la triplita, la ambligonita, etc., que se encuentran constituyendo granos, inclusiones 6 cristales en ciertas rocas eruptivas y volcánicas, y en el granito, gneis y pegmatita. La segunda categoría comprende variedades de origen hidroter mal, resultantes de la acción de las aguas cargadas de sílice y de ácido carbónico sobre los fosfatos de procedencia ignea de la anterior categoría. Finalmente, agrupa los apatitos de los filones de los terrenos cristalinos, concomitantes con el cuarzo, fluorina y casiterita, con los apatitos compactos de los terrenos sedimentarios más antiguos, con la wavelita, la fis- cherita, la turquesa oriental de las brechas del pórfido, y con los fosfatos más recientes depositados en formas concreciona— das por las aguas termales en las fallas del jurásico, del cre— tácico y del terciario, según Daubrée. En la tercera categoría coloca M. Gautier las fosforitas, que contienen con frecuencia como impurezas caliza, sulfato de cal y materia orgánica ni- trogenada, y en las cuales se pueden distinguir á simple vista, Úó con ayuda del microscopio, restos de seres organizados. Ad— mite para estas fosforitas la teoría orgánica, y considera vanos los esfuerzos de aquellos geólogos que buscan su origen en la disolución y depósito ulterior por las aguas silíceo-carbónicas de los fosfatos de origen igneo 6 hidro-mineral diseminados en los antiguos terrenos, fosfatos que serían depositados en seguida y á medida que se desprendía el ácido carbónico con- tenido en el vehículo disolvente, alrededor de los restos ani- males y vegetales. «Admitir, dice, como M. Lasne, que los fos- fatos concrecionados 6 arenosos provienen de la disolución de los apatitos de los terrenos antiguos, porque, como ellos, con- tienen 748,5 por 100 de fluoruro de calcio, es desconocer la afinidad especial de este fluoruro por el fosfato tribásico de Cal, afinidad tal, que la parte mineral de los huesos de los animales, aun en el estado de vida, responde á la composición Ph, O), Ca; (Coz, Fl,, Cl,), que es la misma del apatito, en la 92 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cual una parte del fluor ha sido reemplazada. según las leyes or- dinarias de la equivalencia, por Cl, y CO,, bivalentes como Fl,.» »El autor atribuye la génesis de estos fosfatos á la fermen= tación bacteriana de restos animales depositados en las ribe= ras, los pantanos y las costas de los mares geológicos. En esta descomposición se origina amoniaco, amidas complejas que se destruyen con producción del mismo y de ácido láctico, hidrógeno sulfurado, hidrógeno y nitrógeno libres, materias fosforadas fijas y volátiles y otras substancias. Distingue en este proceso destructivo dos fases: la primera, ú de reducción, seguida de otra de oxidación, en la que, merced al aire y los fermentos aerobios, se transforma el nitrógeno en ácido nitri- co; el azufre y los sulfuros en ácido sulfúrico; y el fósforo, que se halla al estado de combinación orgánica, en ácido fosfórico. Asi, pues, los productos finales de la destrucción de las mate— rias organizadas son nitratos, sulfatos y fosfatos. Las fuentes de donde estos últimos derivan son tres, de las cuales consti— tuyen la primera los fosfatos preexistentes en el esqueleto y los ya preformados en todas las células animales 6 vegetales inalterables por la fermentación. La segunda fuente la consti- tuyen fosfatos que proceden de la descomposición del prota— gón, lecitina, nucleina y otras combinaciones que contienen el fósforo al estado de ácido fosfoglicérico, y que los microbios alteran con producción de fosfato amónico. Finalmente, cons— tituyen un manantial de ácido fosfórico los fosfatos que derivan del fósforo orgánico propiamente dicho, tales como se les en— cuentra formados en principios poco conocidos, como la plas— tina, jecorina, substancias extractivas pécticas, principios fos- forados pútridos, etc. Estos productos se oxidan en la segunda fase del fenómeno para dar ácido fosfórico nuevo. La oxidación del fósforo orgánico se debe, segun el autor, al fermento nitri- ficante, y lo demuestra con experiencias cuantitativas hechas sobre compuestos fosforados de procedencia orgánica. »Así producido el ácido fosfórico, actúa sobre el amoniaco resultante de la descomposición lenta de las combinaciones amidadas, con producción de fosfato biamoniacal, que arras— trado por las aguas subterráneas reacciona sobre la caliza que encuentra á su paso, formándose fosfato bi d tricálcico: (Ph O, (NH), H + CO, Ca = PhO, CaH + CO, (NH), DE HISTORIA NATURAL. 93 »El carbonato amónico se oxida mediante el fermento nítrico y actúa sobre el carbonato cálcico en exceso, formando nitrato de cal. El ataque del carbonato cálcico por las aguas amonia— cales fosfáticas se manifiesta claramente en las galerías de MiNerre. »M. Gautier aplica la misma teoría á la génesis de los fosfa- tos de alúmina, hierro, cobre, etc., y ha verificado experimen- talmente la síntesis del primero por la acción de los fosfatos amoniacales de origen animal sobre la arcilla. »Por último, termina el autor su trabajo con una nota sobre las nitrificaciones que acompañan á la fosfatización. La acción del fermento nítrico sobre el fosfato cálcico y el carbonato amónico determina la formación de nitrato de cal, que es arrastrado por las aguas gracias á su solubilidad. »Como nos lo muestra el excelente y concienzudo trabajo del Sr. Calderón, Los fosfatos de cal naturales (1), la teoría or cánica ha sido, entre las ideadas para explicar la génesis de los fosfatos naturales, la que menos pruebas experimentales ha presentado en su apoyo. Y aquí radica la importancia del estudio de M. Gautier; el cual, sin condenar las teorias del antiguo origen y del hidrotermalismo, que admite para sus dos primeras categorias de fosfatos, aduce hechos de impor- tancia en pro del origen orgánico de los minerales de una ter- cera categoría. La novedad de su trabajo estriba capitalmente en el estudio químico del proceso genético de aquellos fosfatos en cuya formación parece muy probable la intervención de las substancias orgánicas, no obstante de que sus observacio= nes y experiencias sean en último término comprobaciones no más de la opinión ya admitida tratándose de aleunos minera— les de un origen ligado íntimamente con los procesos biológi- cos 6 con la destrucción de los seres organizados. El estudio de las circunstancias en las que se realiza la formación de los minerales que revelan deber su génesis á semejantes proce sos abre siempre nuevos horizontes á la investigación cientí- fica en todas aquellas cuestiones que á la evolución mineral se refieren.» —El Sr. Calderón dió lectura á la nota siguiente: (1) Véanse los ANaLes de esta Sociedad, tomo x1x, 1890. 91 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Tratado de Paleontología por el profesor Zittel. «El último tomo hace tiempo deseado de esta obra, que for= mará seguramente época en los fastos de la ciencia, acaba de publicarse. Y tratandose de trabajo tan transcendental, he creido un deber consagrarle algunas líneas, encaminadas á difundir su conocimiento entre los que en España y en la América española se interesan por este orden de estudios, y en general por las ciencias naturales. »Se carecía en todas partes de un doctrinal de Paleontología que siguiera en esta ciencia los progresos de sus hermanas la Zoología y la Botánica, hasta el punto de que por primera vez se atiende en la que me ocupa a la estructura histológica de los fósiles; que siguiera los rumbos que la doctrina transfor— mista ha impreso á la Anatomía comparada, dando importan- cia capital á los lazos de parentesco de los distintos grupos, y que entresacara la substancia de infinidad de monografías publicadas en Memorias y Revistas de distintos países, y la presentara bajo un plan sistemático y razonado. Los manuales de Nicholson y Briart, por su carácter excesivamente elemen— tal, no podían tampoco suplir la indicada deficiencia, y mu- cho menos otros alemanes é ingleses traducidos al francés con el propósito de servir para la enseñanza superior de la Paleon- tología (1). »La empresa de escribir semejante obra pedía un hombre dotado de erudición y perseverancia asombrosas, y que re- uniera por igual conocimientos geológicos, zoológicos, anató—- micos y paleontológicos, necesarios para poder armonizar los datos de la fauna actual con la de las épocas anteriores. El profesor Zittel asume felizmente todas las difíciles y múltiples condiciones que exige la realización de empresa tan colosal en el estado presente de las ciencias naturales. (1) Esta laguna se proponen llenar, aunque en escala mucho más mcdesta que la obra de Zittel, los Dléments de Paléontologie de M. Felix Bernard, en via de publica - ción, y que formará un volumen de unas 90) páginas. Lo publicado hace esperar un libro bien meditado y discretamente escrito para uso de los estudiantes de enseñanza superior; mas en manera alguna puede reemplazar á la obra de que trato, igualmente necesaria á maestros y discípulos. DE HISTORIA NATURAL. 95 »El sentido en que se inspira la obra de Zittel es el de con— siderar los fósiles como seres naturales, antecesores ú estadios de los actuales, y hacer, por consiguiente, la zoología y la bo- tánica de ellos; no el describir formas y dar nombres á restos, aun desconociendo su organización, como han hecho muchos paleontólogos, y el grupo de los esponjiarios, entre otros, pro- porciona singular testimonio de ello. No se propone, por con= siguiente, el autor describir especies, pero sí dar en cada grupo todos los precedentes morfológicos para poder servirse con conocimientos suficientes de las obras modernas descriptivas: y esto es tan importante, que por la carencia de un tratado de esta indole los geólogos se limitaban generalmente á clasificar los moluscos y equinodermos que recogían en sus correrías, faltos de preliminares en los restantes grupos que les permi- tiesen saber apreciar los caracteres de las especies. »Profesa el profesor Zittel las doctrinas de los naturalistas modernos, pero declarando que se mantiene en el terreno de la imparcialidad más estricta, en los casos en que la Paleonto- logía no da pruebas favorables á la teoría de la evolución. »La obra se divide en dos partes independientes: Paleozoolo- gía y Paleobotánica; la primera redactada exclusivamente por el profesor Zittel, y la segunda comenzada por el famoso Schimper y terminada por Schenk, de Leipzig. Ambas se su- jetan al mismo plan, según el cual se exponen sucesivamente en todos los grupos los caracteres y la clasificación, bibliogra- fía de obras generales y trabajos especiales sobre las formas. fósiles y estudio particular de los sub-grupos y géneros, ter— minando con la distribución geológica y filogénica. Ya he di- cho que no se describen las especies, pero sí se da la diagno- sis de los géneros, fijandose particularmente en los que sólo comprenden formas extinguidas. »Hechas estas consideraciones generales, voy á intentar dar una idea del contenido de la obra, hasta donde esto es posible, tratándose de un trabajo ya conciso de suyo y que se presta, por consiguiente, muy poco á ser extractado. »El tomo 1 de la Paleozoología comienza con un capítulo en que se examinan varias cuestiones preliminares: el concepto de la Paleontología y del fósil; las relaciones de esta ciencia con la Morfología en general y con la Botánica, la Zoología, la Anatomía y la Embriología (ontogenia) en particular; y, en 96 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA fin. la importancia y objeto especial de la ciencia paleontoló- wica. Los dos capítulos siguientes se ocupan de los yacimien— tos y sucesión de los fósiles en las formaciones geológicas, terminando con una revista histórica de esta ciencia, sobria de detalles, á pesar de lo cual hemos echado de menos la men- ción justísima que merecían nuestros PP. Torrubia y Feijóo, como precursores insignes de la Paleontología actual. El capi- tulo rv se consagra a la clasificación, tratándose con este mo- tivo de las cuestiones transcendentales de la especie, perfec— ción y desarrollo. »Después de estos preliminares comienza el estudio de la Pa- leozoología, que inicia exponiendo la clasificación del reino animal, dividido en siete grupos, con arreglo á la del profesor Claus. »El resto del tomo 1 está dedicado á los protozóos, los celen— téreos (comprendiendo en ellos los esponjiarios), los equino— dermos, los gusanos y los briozóos, tunicados y braquiópodos. ¿Es por extremo notable y nueva la amplia parte dedicada al estudio de los foraminiferos (68 páginas en la traducción fran- cesa), en la que condensa los bellos trabajos de Brady, D'Or- bieny, Reuss, Terquem y otros sabios, así como la referente á los radiolarios (14 páginas), en cuyo grupo era ya conocido como profundo especialista el profesor Zittel, por su monogra- fía sobre los de la creta superior. Otro tanto puede decirse de la difícil clase de los esponjiarios, en la que se fija en la micro- estructura como único medio de determinar científicamente los grupos á que pertenecen. Asimismo en la clase de los co- raliarios 0 antozó0s (106 páginas), tan atrasada en la mayor parte de las obras clásicas, se nota la influencia de los moder— nos trabajos de Zoología marina. »Sigue el grupo de los equinodermos (255 páginas), parti- cularmente notable desde el punto de vista estratigráfico, por el eran número de formas caracteristicas que comprende, aun- que menos desde el filogénico por mostrar ya todas sus clases, excepto los holotúridos, completamente diferenciados desde el silúrico. El tipo de los gusanos, tan importante tratándose de la zoología viva, proporciona muy escasos datos paleontológi- cos, por el cuerpo blando y sin esqueleto que poseen estos ani- males. Solamente los provistos de secreciones exteriores cali- zas (Serpulas, Spirorbis):y los dotados de placas mandibulares DE HISTORIA NATURAL. 97 fuertes han dejado impresiones 6 piezas sueltas, muchas veces dudosas, en los antiguos depósitos. »En el tipo de los moluscos comprende la clasificación adop- tada los briozó0os, los tunicados y los braquiópodos, no sin pro- testar el autor de lo provisional de semejante aproximación. La parte referente a los briozoos (57 páginas) se halla expuesta según los adelantos de la Zoología moderna, y ofrece, por con- siguiente, mucha novedad, así como la consagrada á los bra- quiópodos, en los cuales la estructura de la concha, con los medios amplificantes, ha proporcionado preciosos é inespera— dos datos á los modernos investigadores. Es además por extre- mo interesante el cuadro de la distribución geológica de estos animales con que termina el tomo 1, al cual ilustran 560 figuras. »El tomo 1 (de 870 páginas, con 1.109 grabados en el texto) está consagrado á los moluscos verdaderos y á los artrópodos. Recopilar en un cuerpo de doctrina lo esencial y más aprove- chable de tanto como se ha escrito sobre los moluscos vivos y fósiles, representa una tarea colosal, aun para un sabio de la competencia excepcional de Zittel; así es que mediaron siete años entre la aparición de este tomo y el anterior. El autor hace notar la predilección de los geólogos por la Conquiliolo- gia y los errores á que este predominio expone. Es particular- mente notable el estudio de la concha de los cefalópodos, como todo lo referente al difícil é importante grupo de los Ammonites. »De los artrópodos se conocen representantes fósiles de todas las clases, desde la era paleozóica, aunque las condiciones de conservación fueron desfavorables casi siempre para las for— mas aéreas. En cambio los crustáceos, que por efecto de su vida acuática han podido legar numerosos y poco destruidos restos, ofrecen mucho mayor interés paleontológico que las restantes clases de los artrópodos. Entre estos últimos figuran en primer término los admirables insectos y arácnidos del ambar de Samland con algunas otras procedencias, limitadas hasta ahora á Europa y la América del Norte, y que, sin em- bargo de su escasez, proporcionan al autor base para trans- cendentales consideraciones sobre la distribución geológica y. filogenética de estos seres. »El tomo ur se ocupa de los vertebrados, con excepción de los mamíferos. La antigua clase de los peces motiva un estu- dio magistral de la piel y formaciones duras capaces en ellos ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIII. 2 93 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de fosilización, y otro del esqueleto interno. Sigue la clasifica- ción y parte descriptiva, que ocupa 330 paginas. La clase de los anfibios ha adquirido también una importancia imprevista con los modernos descubrimientos. En punto á la de los repti— les, la larga serie de trabajos fundamentales emprendida por R. Owen en 1839 había dado á conocer ya la mayor diversi- dad de formas fósiles que vivas en esta clase, y además el es— tudio morfológico concienzudo de esos organismos extingui- dos ha ampliado el estrecho cuadro á que los zoólogos clásicos la tenian reducida, dándola la extensión que muestran las cla- sificaciones de Huxley, Cope, Marsh, Bauer y Lydekker. El autor se fija luego especialmente en las consideraciones que motiva el conocimiento bastante amplio que hoy se posee de cada uno de los órdenes y familias de la clase, y muy parti- cularmente en punto á los notabilísimos grupos exclusiva= mente fósiles /Zehthyosawrus, Plesiosaurus, Pterosaurus y mu-= chos otros), de los que el famoso Museo que dirige posee tan únicas riquezas. Por último, la clase de las aves, pobre en restos fósiles, aunque entre ellos se encuentran formas por extremo singulares, como las mesozóicas provistas de dientes, cierra el tomo nr, que consta de 890 páginas, con 719 figuras en el texto. »El tomo tv, recién publicado, y cuya traducción francesa aparecerá en breve, se consagra á los mamíferos, y dicho se está, con sólo enunciar su asunto, el cúmulo de dificultades que ha tenido que vencer el autor para coordinar un material tan rico, pero tan heterogéneo y elaborado con tan diversos criterios como lo es el de los animales fósiles comprendidos en esta clase. Dando preferencia á los modernos trabajos de Flo- wer y Lydekker, la divide en dos subclases: aplacentados y placentados, comprendiendo la primera tres órdenes, mono- tremas, alotéridos (multituberculados) y marsupiales; y la se— eunda los diez órdenes siguientes: desdentados, cetáceos, si- renios, ungulados, tilodontos, roedores, insectivoros, quiróp- teros, carnívoros y primates. »Poco se conoce respecto á monotremas fósiles (el XLehidna Oweni Krefft), ni del grupo extinguido de los alotéridos, aun— que se halla representado desde el triásico hasta el terciario inferior; pero de los marsupiales, qúe en la actualidad están reducidos á escasas especies en América y Australia, la Pa- DE HISTORIA NATURAL. 99 leontología da á conocer una rica variedad de formas, no sólo procedentes de las mismas regiones que habitan los actuales, sino de otras muchas y apartadas del globo. Desde que el gran Cuvier demostró, con general admiración de los naturalistas, la existencia de marsupiales en Montmartre, los descubrimien- tos se han multiplicado, sobre todo modernamente, propor- cionando el conocimiento de su organización peregrina, tan maestramente presentado en la obra de Zittel. »Los desdentados fósiles, como los marsupiales, ofrecen una serie continuada de maravillas anatómicas y biológicas re- veladas principalmente por las exploraciones de la América meridional, desde el hallazgo de nuestro famoso megaterio hasta los últimos descubrimientos de Burmeister, Ameghino y Moreno. »En otro respecto es interesantísimo todo lo referente á los mamiferos marinos, tanto del orden de los cetáceos, cuyos restos, abundantes y difíciles de determinar, se hallan desde el eocénico, y corresponden á un número crecido de formas fósiles cuya sinonimia y afinidades han ofrecido las más veces eran confusión, como de los sirenios, en los cuales superan notablemente los extinguidos á los vivos. »El orden de los ungulados es de una importancia paleon- tológica extraordinaria; así es que su exposición ocupa cerca de la mitad del tomo Iv. Para hacerse cargo de los límites que el autor le asigna conviene indicar que le divide en los ocho subórdenes siguientes: condilartros (de una de cuyas familias es tipo el famoso Phenacodus de Cope), perisodactilos, artidáctilos, ambliópodos, proboscídeos, toxodóntidos, tipoté- ridos é hiracoideos. Los dos primeros ofrecen su primera re— presentación en el hemisferio Norte; los toxodontos y tipote— rios son exclusivamente sud-americanos y los hiracoideos afri- canos y asiáticos. No es posible, dentro de los límites de una ligera reseña, entrar en el sin número de cuestiones impor tantísimas que viene suscitando desde Cuvier el estudio del orden de los ungulados; bastará recordar que entre sus formas fósiles figuran los notables condilartros, antecesores de mu- chos ungulados actuales; el complicado suborden de los peri- sodáctilos con sus siete familias, entre las que se cuentan los tapires, los équidos, los rinocerontes y varias formas extingui- das cuya filiación discute el autor; los curiosos tapiridos y ri- 100 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA noceróntidos de espaciosa y rica distribución, desde el eoceno (entre ellos el sorprendente Dinoceras mirabile Marsh); los pro- boscidios que se inician con el Dinotherium y siguen con los mastodontes y elefantes, cuyos seres ofrecen tanta importan— cia en Geología y los últimos en Prehistoria, y, en fin, los sin- oculares toxodóntidos y tipotéridos americanos. »El orden de los roedores es abundante en formas fósiles, en las cuales se descubren interesantes transiciones entre sí y con otros grupos de mamiferos. En el de los insectivoros, más rico en representantes extinguidos que vivos, encuentra el autor el punto de partida de los placentados y el antecesor directo de los quirópteros, que Huxley había considerado como una rama especial de los insectivoros. »Sigue al de los quirópteros el estudio del importantísimo orden bajo el respecto paleontológico de los carniceros, que divide en tres subórdenes: creodontos, fisipedos y pinnípedos. Componen el primero, que subdivide en muchas familias, un eran número de formas extinguidas, las cuales acaban por establecer la transición al segundo, 6 sea el de los carnívoros propiamente dichos de los clásicos. En la familia de las cánidas todo es notable, incluso la cuestión insoluble del origen de las razas de perros domésticos. Lo mismo acontece en la de las úrsidas, tan afine á la anterior cuando se toman en cuenta las formas fósiles, que 0sos y perros han sido reunidos en la misma familia por Lydekker. Las mustélidas son también numero- sas en géneros extinguidos y ricas en especies, y más que ellas todavía las félidas. Termina el estudio de los numerosos car- nivoros fisípedos con una consideración general sobre su dis- tribución en el espacio y en el tiempo, del más alto interés. En cambio el conocimiento que aún se posee de los principales fósiles es demasiado escaso para llegar á consecuencias sinté- ticas. »El último orden, el de los primates, comprende en la obra que reseño los prosimios, los símidos y los bimanos. Los pro- simios forman un grupo dividido en cinco familias; algunas de ellas, desaparecidas, han dejado sus restos en el terciario inferior de Europa y Norte-América. Los símidos abarcan cua- tro familias (hapálidos, cébidos, cinopitecos y antropomorfos). de todas las cuales se conocen restos fósiles, si bien escasos é incompletos. Es de lamentar la escasez de datos paleontológi- DE HISTORIA NATURAL. 101 cos referentes á los antropomorfos, por más que se hayan rea- lizado algunos descubrimientos importantes, como el de un orangután terciario en la India. »Entrando ya en el estudio de nuestra especie, después de establecer sus caracteres generales, combate el orden de los bimanos de Cuvier, participando en un todo de las ideas de Huxley en punto á la semejanza física del hombre y los antro- pomorfos. Expone algunas consideraciones sobre la existencia de nuestra especie en el período diluvial, cuando era contem- poránea de animales extinguidos, como lo prueban irrefuta—- bles hallazgos paleontológicos y los de huesos con grabados que los representan. Los restos cuaternarios «auténticos del hombre son, sin embargo, escasos, hasta el punto de que no los cree suficientes para fundar én ellos caracteres de razas prehistóricas, ni menos para comprobar el paso del bimano al cuadrumano. Asimismo estima insuficientes las pruebas hasta ahora aducidas en favor de la existencia del hombre terciario, por más que en principio juzgue el hecho admisible, dada el área de dispersión enorme con que aparecen los testimonios de la industria cuaternaria. »Cierran el estudio de los mamiferos unas consideraciones por extremo transcendentales sobre su desarrollo, origen y distribución. Se sabe que se inician en el triásico, 6 al menos en él se han recogido sus primeros restos conocidos (dientes de Microlestes y Triglyphus, un cráneo de 7ritylodon, un es—- queleto de Zheriodesmus), hallazgos que hacen presumir una vasta extensión de los animales de esta clase predecesores de los de los demás tiempos mesozóicos. Estos últimos son insec- tívoros en las formaciones jurásicas; después viene el cretá- cico, tan infecundo hasta ahora en restos de mamiferos como lo es pródigo el terciario desde el eocénico inferior inclusive. Más adelante el acrecentamiento y pluralidad de la fauna mastológica sigue en auge, según lo testifican varios famosos yacimientos europeos, asiáticos y americanos (particularmente las formaciones de Patagonia y las Pampas), todo lo cual da ocasión al profesor Zittel para desenvolver consideraciones valiosísimas, en las que por desgracia no podemos seguirle, para no dar á esta bibliografía proporciones excesivas. Dire— mos sólo que la obscuridad más completa rodea aún la cues- tión del origen de los mamíferos y de su primitiva dispersión; 102 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA que en el período terciario los centros genéricos son tres: Aus- tralia, la América del Sur (Austro-Columbia) y la Arctogea, que comprende Europa, Asia, África y la América del Norte. En la época cuaternaria las faunas europea y norte-asiatica reciben los elementos que les prestan su fisonomía moderna, y quizás entre ellos el hombre, por más que su verdadera cuna sea todavía indeterminable con certeza. »La parte n está consagrada á la Paleofitología, como ya se ha dicho, y compone un volumen de 949 páginas con 432 figu- ras en el texto. La botánica fósil, aunque hace tiempo había sido asunto de valiosas y múltiples monografías, no mereció en general, por parte de los paleontólogos, el mismo aprecio que el estudio de los animales fósiles, hasta que el famoso Schimper escribió su Zratado de Paleontología vegetal. Las mismas obras, tan justamente reputadas en su tiempo, de Pic- tet, D'Orbieny, D'Archiac, Owen, Marcel de Serres, Unger, Quenstedt y otras, no hacen mérito de las plantas fósiles. El Tratado de Schimper venía á llenar esta laguna, aunque en la forma de un trabajo muy especial y costoso, excesivo para los que no buscasen en él un medio de clasificación; y por estas razones, el profesor Zittel encareció á Schimper, y á la muerte de éste al doctor Schenk, se encargase de escribir la parte de Paleofitología con arreglo al plan y dimensiones ge- nerales de la obra, cuyo cometido han sabido llenar en la alta medida que era de esperar de la competencia reconocida de estos dos profesores. »Tal es la obra colosal que pone digno coronamiento á la reconocida reputación del sabio profesor de Munich, y con la que ha prestado un inmenso servicio á la ciencia. Ningún es- tablecimiento en que ésta se cultive seriamente podrá dejar de poseerla, así como aquellos particulares que se consagren a cualquier ramo de la Historia natural, pues con todos se re- laciona el vasto cuadro de la Paleontología geológica y mor- fológica á la vez, tal como la presenta Zittel. Y no es que yo pretenda hacer el elogio de esta obra, porque éste está ya he- cho en los centros cientificos más importantes del mundo, y por hombres harto más reputados que el autor de esta ligera bibliografía. »Pecaría de injusto si antes de terminar no hiciera indica—- ción aleuna respecto al mérito excepcional de la traducción e AA DE HISTORIA NATURAL. 108 francesa, debida al doctor Ch. Barrois con la colaboración de MM. Duponchelle, Ch. Maurice y A. Six. No es un trabajo de lucro, ni una de esas traducciones que nuestro inmortal Cer—- vantes comparaba con los tapices flamencos vistos por el revés, sino de aquellas pocas en que se conserva la lisura y tez de la haz, y en las que á veces se introducen mejoras al primitivo original por el propio autor, como sucede en la que me ocupa en la parte referente á los protozoos. »Lo mismo en la edición alemana que en la francesa, for man la obra cinco gruesos tomos, con el mismo número de erabados é igual lujosa impresión, en excelente papel y con hermosos tipos. Los numerosos grabados intercalados en el texto se distinguen por su novedad y notable perfección, es- tando en su mayor parte reproducidos ex-profeso del natural, bajo la dirección del profesor Zittel y de los autores de la parte referente á Paleofitología.» —El Sr. Medina dijo que, según las recientes observaciones de M. P. Marchal, comunicadas á la Academia de Ciencias de París sobre la reproducción de las avispas, la reina no es la única que engendra en esta especie; pues las conocidas con el dictado de obreras 0 neutras ponen también. Los huevos de estas se desarrollan partenogenéticamente, sin ser fecundados por un macho, y los individuos que nacen de este origen son exclusivamente machos. Terminada la lectura del acta de Sevilla, D. Blas Lázaro pre- sentó la siguiente noticia necrológica acerca del Catedrático y Presidente que ha sido de esta corporación, D. Pedro Sáinz Gutiérrez: > «En breves palabras habré de dar cuenta á la Sociedad de algunas notas biográficas referentes á4 D. Pedro Sainz Gutié- rrez, Presidente que fué de esta Sociedad y maestro y cariñoso amigo mío, cuyo reciente fallecimiento ha causado dolorosa sensación en todos nosotros. »D. Pedro Sainz Gutiérrez nació en Ogarrio (Santander) en 1824, y cursó primeramente los estudios correspondientes á la Facultad de Farmacia, terminándolos brillantemente el 16 de Enero de 1848, pero su vocación resuelta por las ciencias de la Naturaleza y su deseo de ensanchar el campo de sus conoci- 104 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA mientos marcaron nuevos rumbos á su actividad. En 26 de Julio del mismo año el Ministro de Comercio, Instrucción y Obras públicas le nombró Regente de 2.* clase para la asigna- tura de Historia Natural en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes. »Existía en aquellos tiempos una numerosa comisión encar- cada de formar la carta geológica de Madrid y la general del reino y en ella tenía la Facultad de Ciencias brillante repre- sentación. El Sr. Sainz Gutiérrez fué nombrado en 1850, Auxi— liar de la mencionada comisión y en ella estuvo especialmente encargado de los trabajos de preparador-recolector de la sección zoológica á las órdenes del Vocal de dicha comisión D. Mariano de la Paz Graells. »Un año después, en 1851, recibió el grado de Doctor en Ciencias Naturales, y en 6 de Abril de 1852 tomaba posesión de la cátedra de Historia Natural de la Universidad de Granada, canada por oposición. En 6 de Septiembre del mismo año se le expidió por la Universidad Central el título de Bachiller en la Facultad de Filosofía. »Durante los primeros años de su estancia en Granada, aparte de los trabajos propios de su cátedra, cooperó eficazmente en los realizados por una sociedad exploradora de Sierra Nevada, recogiendo no pocas especies interesantes de la flora de dicha región, parte de las cuales se conservan en el Herba- rio español del Jardín Botánico de Madrid, al cual fueron donadas por dicho señor, parte en el de la Sociedad Linneana Matritense, parte deben conservarse, según creo, en la Univer— sidad de Granada, y algunas existen en mi colección particular por haberme sido entregadas para este fin cuando estudiaba bajo su dirección. »En 1862 presentó á la Sociedad Económica de Amigos del País de Granada, una Memoria sobre la utilidad de los montes y necesidad de atender d su conservación, la, cual fué premiada y publicada por dicha Sociedad, valiéndole el nombramiento de corresponsal de la que de igual nombre existe en Zaragoza. »También publicó en Granada, en 1863, una obra titulada Manual de Mineralogía y Nociones de Geologia, agotada hace muchos años. »Estos trabajos, la traducción de algunos otros de interés para la agricultura, hecha directamente del alemán en una época DE HISTORIA NATURAL. 105 en que el conocimiento de esta lengua era muy poco común | en España, varias comunicaciones científicas dirigidas á diver- sas asociaciones y algunas de las cuales han visto la luz pública en los AxaLEs de esta Sociedad, y diversas conferen— cias como la pronunciada en 1878 sobre la Utilización de las plantas criptógamas y que forma parte de las conferencias agrícolas verificadas en dicho año en el Ministerio de Fomento, son los escritos que de él nos quedan 6 al menos los que yo he podido recordar en esta ocasión. »Fuera de esto, tomó parte activa en diversas asociaciones profesionales y de cultura general, siendo Vocal de la Junta de Agricultura de Granada, Vicepresidente del Liceo Artístico y Literario de dicha población, Presidente de la Asamblea Farmacéutica reunida en Granada en 1865, socio numerario del Colegio de Farmacéuticos de Granada y corresponsal de los de Sevilla y Madrid, igualmente que de la Sociedad Histo— lógica de Madrid y de la Sociedad Mejicana de Historia Natural. »Pero donde el Sr. Sainz Gutiérrez empleó la mayor suma de su trabajo fué en la obra activa de la enseñanza, á la que puede decirse que consagró su vida. Cuarenta años de profe— sorado universitario, desde 1852 4 1877 en la cátedra de Gra- nada y desde esta fecha en la de Organografía y Fisiología vegetal de la Facultad de Ciencias de la Central. En Granada al par que la cátedra, de que era titular, desempeñó durante varios cursos alguna otra de la Facultad de Farmacia, y du— rante otros tuvo á su cargo enseñanzas de carácter científico en el Seminario Conciliar de dicha ciudad. En todas estas ense— ñanzas, igualmente que en la Universidad Central, ejerció su ministerio con verdadero amor y cuidando, hasta el último curso que explicó, de todos los detalles con el mismo interés que el primer día. »Preciso es reconocer que la enseñanza de una asignatura como la Organografía y Fisiología vegetal, tal como hoy es preciso desenvolverla en una Facultad de Ciencias, exige no pocos esfuerzos y penosos estudios, por su extensión actual y por los rápidos progresos que en su campo se llevan á cabo, pues el programa á que ajustó sus lecciones el Sr. Sáinz Gutiérrez hasta el último año, ciertamente no podría tacharse de atrasado ni aun por el naturalista más exigente. »En un país como el nuestro, donde los nombres de los que 106 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cultivan estas ciencias apenas trascienden fuera del corto número de especialistas á ellas consagrados, sino en el caso de haber intervenido en las contiendas políticas 6 ejercido fun- ciones públicas que puedan imponer su conocimiento á mu- chas gentes, no se puede pedir, ciertamente, que el nombre del Sr. Sáinz Gutiérrez sea conocido del pueblo; pero entre los naturalistas españoles del siglo xix merecerá siempre ser mencionado, y tanto los que de él fueron compañeros como los que debemos no poco á sus enseñanzas, pronunciaremos su nombre con encomio y yo especialmente con muy cariñoso respeto.» Sesión del 9 de Mayo de 1894. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. DANIEL DE CORTÁZAR. —Después de leída y aprobada el acta de la sesión anterior el Vicesecretario dió cuenta de haber recibido el mapa en 64 ho- jas de la Comisión del mapa geológico de España, acordándose dar las más expresivas gracias al Sr. Presidente de la Comisión. —(Quedaron admitidos como socios numerarios los señores: D. Aniceto Llorente y Arregui, Catedrático de Agricultura en el Instituto de 2.* enseñanza de Burgos, y D. José Sánchez Gómez, de Cartagena, propuestos por D. Ignacio Bolívar. D. Alfonso Vilanova y Pizcueta, Licenciado en Ciencias, de Valencia, propuesto por D. Francisco Quiroga. D. Rafael Alvarez Sereix, ingeniero de Montes, residente en Madrid, propuesto por D. Eugenio Guallart. D. Manuel Díez Solorzano, de Santander. propuesto por D. José Fusset y Tubia. —El Vicesecretario presentó una Memoria del Dr. Kriech- baumer acerca de varios himenópteros nuevos de Mallorca, DE HISTORIA NATURAL. 107 recogidos por nuestro consocio D. Fernando Moragues; y en nombre de su autor, D. Aurelio Vázquez, un Catálogo de Lepi- dópteros de los alrededores de Madrid. Ambas memorias pasa- ron á la Comisión de publicación. Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas acordando la Sociedad dar las gracias á los donantes de las regaladas. —Hl Vicesecretario dió lectura á la nota siguiente, enviada por nuestro consocio D. Carlos Pau, de Segorbe: Nota sobre la «Centawrea incana» Lag. (non Ten. nec auct. pl.) «Lagasca, en su Genera et species, pag. 32 y núm. 397, des- cribe ligeramente una planta, que á no citarla en el monte Urchillo, junto á Orihuela, sería imposible descubrir con cer— teza el tipo á que se refería, por indicarla vagamente en otras partes de Valencia, Murcia y Granada. Resuelta esta cuestión, no cabe duda alguna acerca del verdadero tipo lagascano. »Pero es el caso que Tenore dió cinco años antes este mismo nombre específico á otra planta diversa, y por lo tanto preci- saba cambiar el nombre como lo hizo Nyman al proponerla bajo C. Zagasce. »Debiera terminar aquí la cuestión, pero á mi modo de ver las cosas, Nyman no dió el nombre de (. Zagasce dá la verda—- dera C. incana, de Lagasca, sino á otra especie bien diferente y que fué tomada equivocadamente por tal. Dió Nyman bajo C. Lagasce, una especie que no se cita en el Sy!loge, Conspectus y Supplementum: dió ese nombre á la C. Spachii C. H. Schultz. »La demostración se hace evidente leyendo el núm. 110 de la pág. 426 del Conspectus Flore Europe, en el que, refiriéndose á Bourgeau, afirma (con admiración) que tiene delante, ó ve, la especie de Lagasca, no siendo así, pues la muestra que tiene delante, colectada por el autor dicho y determinada por Dufour, es otra especie, según los autores y según la muestra que poseo en mi herbario, procedente de las colecciones del mismo Bourgeau. »Convencido como estoy de cuanto llevo dicho, juzgo preciso proponer la planta de Lagasca con nombre diverso, y como se trata de un vegetal del reino valenciano, me gustaría que llevase el nombre de algún botánico de Valencia, y por esto 108 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA con gusto la dedico al Sr. Guillén, entusiasta por estos estu— dios y jardinero mayor del Jardín Botánico. »Ved aquí la sinonimia de las dos especies mencionadas: »Centaurea Lagasce Nym., Syll., 33.—C. imcana Nym., Wk. (sin Ten. nec Lag.) —C. Spachii C. H., Schultz, ? ¿imed. in. pl. hisp, exc. Tunkii Wk. in Wk. et Lge., Prodr. 1, 154. »Centaurea Guilleniana Pau.—C. incana Lag. 1. c. (non Ten. nec. aut. pl.)» —El mismo señor leyó la siguiente nota del Sr. Bolívar: «Como á nuestra Sociedad interesa cuanto se relaciona con la fauna española, creo conveniente reproducir en las actas las diagnosis de las especies nuevas de España que se publican en el extranjero. En este caso se encuentra un nuevo lepidóp- tero que ha sido descubierto por nuestro colega D. Gabriel Fernández Duro en Aranjuez, y cuya descripción ha publicado en el Bulletin de la Soc. Entomol. de France, pág. xcr, del presente año, el Sr. P. Thierry-Mieg, quien ha tenido la aten— ción de dedicarla á su descubridor: «LITHOSTEGE DUROATA, 2. $p.—O”. Enverg. 24 mill. —Anten— »nes veloutées, presque filiformes. Ailes tres aigiies, les supé- »rieures d'un gris picoté de noirátre, avec une bande droite, »mais oblique, jaune trés pále, large de 1 mill., partant du »bord interne, á 2 mill. de langle interne et venant aboutir a »la cóte (oú elle fait un crochet interne), á 3 mill. de Papex. »Un petit point cellulaire noir. Ailes inférieures d'un gris »picoté de noirátre, avec une large bande transverse jaune »tres pále, faisant suite á la bande des supérieures et se termi- »nant au milieu du bord abdominal. Frange des quatre ailes »Pun gris jaunátre. Palpes jaunátres, avec lextremité noire. »Abdomen blanc, tres court. Dessous des ailes supérieures »eris noir, avec la bande du dessus vaguement indiquée et »Papex jaunátre. Dessous des ailes inférieures blanc jaunátre, »uni. Frange des quatre ailes d'un gris jaunátre. Dessous de »Pabdomen blanc. Tibias antérieurs armés d'un ongle crochu »a Pextrémité.» »Seguramente no será esta la única especie cuyo descubri— miento se deba al Sr. Fernández Duro, á juzgar por el grande interés y entusiasmo con que nuestro colega ha emprendido el estudio de los lepidópteros de España.» —El Sr. Fernández Navarro leyó la siguiente E HISTORIA NATURAL. 109 Vota bibliográfica. «Entre los libros recibidos en la sesión anterior por la Socie- dad española de Historia Natural, figura la primera parte del Compendio de Mineralogía, de D. José María Latino Coelho, publicado por la Academia Real de Ciencias de Lisboa, de que el autor es Secretario general. Aunque la parte publicada (6 por lo menos la recibida por nosotros), no comprende más que la Morfología mineral, es lo suficiente para conocer que se trata de una obra de indudable importancia, mucho más para nosotros, que no poseyendo obra alguna original de Mineralogía, escrita según los adelantos modernos y con la extensión que ha de tener la del sabio profesor de la «Escuela Politécnica» de Lisboa, hemos de recurrir constantemente á las publicadas en idiomas que nunca nos son tan familiares como el portugués. Esta consideración, y la de tratarse de obra que no está á la venta, me han hecho creer que sería de alguna utilidad dar en nuestros ÁxaLeEs una ligera idea de ella, á la vez que la noticia de estar en nuestra biblioteca. »Empieza la obra con una introducción que ocupa unas 40 páginas. En ella parte de la división genéral del globo terrestre para aislar la porción sólida, dar idea de lo que se entiende por rocas y de aquí pasar á la definición de los minerales y fósiles. Al determinar el caracter fundamental de los minerales, se sirve de él para establecer sus analogías y diferencias con los cuerpos organizados, de cuyas diferencias y analogías deduce la individualidad en los minerales, y esto le lleva lógicamente á la definición del cristal, del mineral cristalino y del mineral amorfo. Termina esta parte con la exposición del cuadro general de la asignatura. »No es posible, dada la corta extensión que han de tener estas notas bibliográficas, hacer en ellas una crítica detenida de las obras que las motivan, ni yo me creo con autoridad bastante para ello en el presente caso; por esto me limitaré tan sólo á señalar aquello que me parezca más digno de fijar la atención. »En esta parte de la obra del Sr. Coelho, escrita de manera que desde luego denota una cultura general verdaderamente envidiable, hay dos puntos culminantes y que serán de verda- 110 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA dera dificultad para todo aquel que trate de escribir una Mineralogía. El primero de dichos puntos es la definición del mineral, el establecimiento de su individualidad y las relacio- nes de él con el animal y el vegetal. Afortunadísimo en estas últimas, al establecerlas según la materia (propiedades quí- micas), la forma (manera de limitar el espacio) y la energía (fuerzas, movimiento), no lo ha estado tanto, según mi modo de ver, en la definición del mineral, que considera como «un »cuerpo de origen exclusivamente inorgánico, producido por »las fuerzas naturales, sin participación de la industria huma- »na, y, cuando completamente puro, homogéneo ú siempre »dotado de las mismas propiedades físicas y químicas». Esta definición excluye del cuadro de la mineralogía cuerpos tan importantes como el trípoli, los carbones minerales, el succino y tantos otros que todo el mundo considera y seguirá conside- rando como minerales, á pesar de su origen indudablemente orgánico. Y no es salvar la dificultad el constituir con ellos un apéndice al estudio de los minerales, queriendo suponer que forman el tránsito de los cuerpos organizados á los inor- gánicos, cosa inadmisible en general y expediente muy pare- cido al de la formación del reino psicodiario en biología. Estos cuerpos son verdaderos minerales y deben entrar por lo tanto sin dudas ni distingos de ninguna especie en la defini—- ción que de ellos se dé. »Respecto al cuadro de la asignatura, la divide el Sr. Coelho en Mineralogía general Ú6 sintética y Mineralogía especial 6 analítica, añadiendo á ellas como partes complementarias la Minerogenia, Tópica, Paragénesis, Petrografía y Tecnología. A la vez la parte general queda subdividida en otras dos, Mi- neralogía general propiamente dicha 0 estudio de las propie- dades de los minerales y Sistemática; la primera con tres capí- tulos según se ocupe de las propiedades referibles á espacio (Morfología), á energía (Física mineral) 6 á materia (Química mineral). »Como he dicho anteriormente, lo que tengo á la vista de la obra del naturalista portugués no alcanza más que á la Morfo- logía, la cual comprende las divisiones: Morfología regular ó Cristalografía y Morfología irregular 6 estudio de los agrega- dos cristalinos y de las formas enteramente accidentales. »El primer capítulo, dedicado á los principios fundamentales sa da DE HISTORIA NATURAL. 111 de la Cristalografía, empieza por el estudio de los elementos geométricos del cristal y de las relaciones numéricas que los ligan entre sí, consideraciones sobre las diferentes clases de formas y establecimiento de los elementos de simetría. Sigue á esta parte la exposición de las leyes cristalográficas con todas las consecuencias que de ellas se deducen y la distinción y fija- ción de los elementos cristalográficos, necesarios para el estu— dio de las notaciones, que viene después. Continúa con la consideración de las zonas, y entra, por último, en el estudio detenido de la simetría de los cristales, clasificación de los mismos en sistemas y faltas de simetría. »Los seis capítulos siguientes están dedicados al estudio espe- cial de cada uno de los sistemas cristalinos, que designa con los nombres de teseral ó isométrico, tetragonal, rómbico, exagonal, monoclínico y triclínico, y que describe en el orden citado. Existe aquí, á mi modo de ver, una falta de lógica, pues admitiendo con Tschermak la división de los cristales en, de construcción sencilla, de construcción radial y de construc- ción perfectamente simétrica y regular, parece lo natural que fueran estudiados en el orden de su grado de simetría, bien de superior á inferior (isométrico, exagonal, tetragonal, rómbico, monoclínico y triclínico), bien de inferior á superior (orden inverso). También en los sistemas exagonal y tetragonal creo encontrar otra pequeña falta de lógica en el estudio de las for- mas exagonales y tetragonales antes de las diexagonales y ditetragonales, siendo estas las fundamentales de dichos sis- temas y las de símbolo más general, puesto que sus caras cor— tan á distancias desiguales á todos los ejes binarios. »Las alteraciones en la regularidad teórica de los cristales constituyen el objeto del capítulo que sigue, alteraciones per fectamente ordenadas según que correspondan á cada una de las seis condiciones teóricas siguientes: 1.%, formación con ma- teria abundante, espacio necesario y tiempo adecuado; 2.*, ca- ras lisas y sin solución de continuidad; 3.*, caras homólogas iguales en forma y extensión; 4.*, aristas homólogas exacta mente del mismo valor; 5.*, dimensión del cristal apropiada para su estudio; 6.*, continuidad y homogeneidad de la masa del cristal. Todas las excepciones que á estas seis condiciones se presentan en la naturaleza, son estudiadas con gran exten- sión y claridad. 112 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »El capítulo con que concluye el tomo se ocupa de la asocia- ción de los cristales (asociación paralela y no paralela) compo- sición estratiforme de muchos de ellos, crecimiento simultáneo regular de cristales de substancias diferentes, agregaciones de individuos minerales, pseudomórfosis y goniómetros. No es posible ir estudiando cada uno de los asuntos tratados bajo estos epigrafes sin alargar demasiado este trabajo. Dejo, pues, de verificarlo, limitándome á hacer constar que en él como en todos los anteriores, y salvo pequeñas diferencias de aprecia— ción, se muestra el Sr. Coelho como mineralogista empapado en todas las teorías modernas, y como hombre de cultura ex- tensisima del que debe estar orgulloso su país. »De esperar es que la obra comenzada llegue pronto al final de su publicación, prestando con ello un servicio señalado á la ciencia en la Península ibérica, pues por las razones que al principio decía, este libro será tan útil á los naturalistas espa- ñoles como á los portugueses.» —El Sr. Presidente, no habiendo otros asuntos de que tratar, hizo una brillante disertación acerca del país del petróleo, cautivando la atención del auditorio y motivando algunas 0b= servaciones del Sr. Botella. —El Vicesecretario leyó el acta de la sesión de Abril en la sección de Sevilla. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 416 de Abril de 1894. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterológica de España. «Me propongo por medio de estas notas ampliar y rectificar los datos que he venido comunicando á la Sección acerca de los himenópteros de España que poseo en mis colecciones. IL TEO DE HISTORIA NATURAL. 113 »Estos datos servirán en su día para formar el Catálogo de los himenópteros españoles; mientras esto no pueda llevarse á cabo, creo no será supérfluo ir consignando las listas de aque- llas familias de las que haya terminado su estudio, después de resueltas todas las dudas y de examinados los ejemplares por reputados especialistas extranjeros. »Hoy me limitaré á dar cuenta de los Tentredínidos y Crisi- didos, consultados aquellos con los Sres. Konow y Dusmet, y estos con el Sr. Buysson. »En estas listas sólo consignaré los datos que arroje el examen de mis colecciones: Tentredinidos. Abia sericea L.—y. Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real) (La Fuente!). Amasis jucunda Klug.—Z. Idem. Hylotoma pyrenaica André.—Q. Idem. — Rose Deg.—Q S. Huévar (Sevilla) (Paul!). Cladius pectimicornis Geoftr.—Q. Cazalla (Sevilla); Río! Fuente- Piedra (Málaga) (Calderón!) Nematus sp. nov.? pavidus Lep. afinis.—Coruña (Bolivar!). Emphytus viennensis Schr. O. Pozuelo de Calatrava (La Fuente!) — = var. Medine Konow.—Huévar (Paul!). »Hé aquí la descripción de esta nueva variedad publicada recientemente por el Sr. Konow (1): «B. viennensis Schrnk. var. Medine nov. var. Pronoti margine posteriore, tegulis, mesopleurarum maxima parte, trochanteribus, gemubus, tibiis, tarsis flavis; abdominis segmentis dorsalibus -ommaibus—secundo tertioque exceptis—late favo-marginatis.» Athalia spinarum F.—Q y. Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — ylabricollis Thom.—Q y. Sevilla! Huévar (Paúl!); Chi- clana (Cádiz) (López Cepero!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — annulata F.—Q. Sevilla! Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). (Y Wiener Entomologische Zeitung, x1u Jarhg., 11 Heft (31 Márz 1891). ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIIL. 8 114 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Athalia Rose L.—Q y. Pozuelo de Calatrava (La Fuente]); Islas Chafarinas (Iborra!). — — var. cordata Lep.—Q yd”. Sevilla!, Dos Hermanas (Sevilla!); Cazalla (Río!). - — var. liberta Klg.— . ) ] AS o * "e A Ñ — 8 > e % Sl DE HISTORIA NATURAL. 151 6 la amistad quien ha de deplorar con más honda amargura el irreparable quebranto. »Nada hacía prever el funesto suceso que ha malogrado tan á deshora aquella preciosa existencia. De constitución robusta, casi atlética, salud inalterable, ancho pecho y musculatura de hierro, parecía Quiroga destinado á alcanzar una desusada longevidad. Austero en sus costumbres, sobrio, activo, obligado por las mismas exigencias de su vocación á pasar buena parte de su tiempo en el inmediato contacto, sano y vivificante con la naturaleza, todo contribuía a fortificar esa esperanza. Su vida ordenada y metódica hallábase consagrada por entero al cultivo de la ciencia y á las dichas íntimas del hogar, lejos de las emociones que agotan, de las disipaciones que enervan y de los placeres que matan. En tales circunstancias nadie podía presagiar la catástrofe, que ha sido doblemente dolorosa por lo inesperada. »Ardua tarea es la de historiar la vida del modesto sabio y del amigo incomparable que acabamos de perder. Nada se en- cuentra en ella de lo que suele atraer la atención y las mira- das del vulgo; dramáticas peripecias, éxitos ostentosos y suce- sos de relumbrón. Es la historia humilde del héroe obscuro del trabajo, que al trabajo consagró toda su existencia. Es el poe- ma íntimo, recatado, grandioso sin apariencias, sublime sin ostentación del hombre puro y generoso que hace de su vida entera el holocausto de una vocación desinteresada. Es, cuan- do más, la crónica mejor adivinada que sentida de la lucha diaria, tenaz, incesante con los obstáculos de un medio in- grato. Lo que hay más relevante en la personalidad de Qui- roga, el talento clarísimo, el saber sólido y positivo, la modes- tia y la sencillez, la serenidad y la madurez del juicio, la firmeza de la voluntad, la ingenuidad y la pureza del alma, la consecuencia inquebrantable en la amistad, la generosa consagración y el amor desinteresado por los grandes ideales, y sobre todo la bondad, una bondad incomparable, inagotable, verdaderamente angélica, eso sólo los que gozaron de su inti- midad han podido conocer hasta dónde llegaba. La historia, por decirlo así, externa del profesor difunto, jamás dará de ello sino muy remota idea. »Hijo de otro profesor muy distinguido, catedrático que fué de la Escuela de Veterinaria de Madrid, nació Quiroga en Aran- 152 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA juez en el año 1853. Muy niño todavía, tuvo la desgracia de perder á su cariñoso padre, y no mucho después á su único hermano, quedando solo en el mundo hasta que constituyó nueva familia por su matrimonio celebrado en 1879. »Fué Quiroga doctor en Farmacia y en las secciones de Cien- cias físico-químicas y de Ciencias naturales. Hizo sus estudios con la suficiente preparación y siguiendo en ellos el orden na- tural: la Física, la Química, luego la Mineralogía y la Geolo- gía, para fijarse, en fin, especialmente en la Petrografía y la Cristalografía. Esta solidez de su preparación científica daba á Quiroga una gran superioridad respecto á la mayoría de los que han cultivado entre nosotros las ciencias geológicas. Asi no es mucho que todos le consultáramos á menudo sobre mil cuestiones relacionadas con la Física y la Química del globo. Poseía además una cultura general vastísima, que se revelaba en su conversación y en el corte general de su espíritu, esen- cialmente artista. »Y no es que Quiroga hubiese divagado en sus aficiones, cambiando de estudios siquiera temporalmente; antes hizo su cultura sin abandonar un punto su predilección por las Ciencias geológicas y químicas. La amistad y el trato íntimo y frecuente del padre de Quiroga con el sabio ingeniero Don Jasiano de Prado, aquel hombre eminente, cuyo carácter adusto y severo se convertía en el contacto con éste su amigo en expansivo y apacible, influyeron quizás de un modo defi- nitivo, por virtud del poder de las impresiones de la infancia, sobre la inquebrantable vocación de Francisco Quiroga. »Terminados sus estudios facultativos, Quiroga se consagró a trabajar privadamente en sus aficiones, emprendiendo en breve, con el entusiasmo que él ponía en todos sus empeños, el estudio entonces naciente de la Petrografía y Mineralogía microscópica, á cuyo efecto se asoció con el Sr. Macpherson, primer cultivador en España de la nueva ciencia. Exigía esta un material abundante y costoso del que nada había entre nos- otros; microscopios, preparaciones, libros; y aunque Quiroga no era rico, imponiéndose voluntarias privaciones, que suelen ser harto costosas para la juventud, logró reunir los necesarios elementos para sus investigaciones, iniciándose entonces el quebranto de su modesto patrimonio, que fué por él más tarde sacrificado integramente al culto de su vocación científica. TEN DE HISTORIA NATURAL. 153 Comenzó á tallar rocas; y muy en breve llegó á ser una verda- dera autoridad en cuestiones de geología microscópica. Asom-- bra el número de preparaciones que él mismo hizo y que cons- tituyen una colección importante y única en punto á secciones de minerales y rocas españolas. Todavía muy joven, publicó, en 1875, su primer trabajo en la materia, destinado á propagar en España la afición á estos interesantísimos estudios. »En 19 de Mayo de 1879 ganó por oposición una plaza de ayudante de Mineralogía en el Museo de Historia Natural. Desde entonces, se consagró con entusiasmo á la revisión de las importantes colecciones de este establecimiento y á la enseñanza, por la cual sentía una vocación particular. Atesti- eguan lo primero un sinnúmero de etiquetas suyas, dispersas en las cajas de las diversas colecciones que en dicho Museo se conservan, fruto de ensayos y trabajos prolijos, encaminados a resolver dificultades y depurar cada vez más la exactitud en las determinaciones. Dan prueba de lo segundo las prácticas de mineralogía, á las que dió nuevo impulso y han seguido dándose bajo su dirección hasta la fecha de su última enfer— medad. »De estos trabajos, el más transcendental sin duda, y el que dejará indeleble en el Museo el recuerdo de Quiroga, es la organización de la colección de minerales de España que le fué encargada por el Director del Museo. Para formarla co- menzó por reunir los ejemplares de localidad patria disper- sos por las numerosas colecciones de nuestro Museo y fué en— riqueciéndola después con las propias recolecciones y los do— nativos de todos sus amigos y corresponsales científicos. Se inició este trabajo precipitadamente, con objeto de que el Museo concurriese á la Exposición de Minería verificada en Madrid en 1882, pero sin que hubiera tiempo por entonces para estudiar con detenimiento los ejemplares, labor que venía persiguiendo sin tregua Quiroga, en los momentos dis- ponibles, y en la cual vino á cooperar últimamente su ayu— dante y predilecto discípulo, Sr. Fernández Navarro. Propo- níase escribir algún día la mineralogía española, á cuyo fin había reunido notas acerca de todo lo publicado en este par- ticular y varias de sus monografías y relatos de excursiones son trabajos preliminares para obra tan importante y de que tan necesitados estamos. 154 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »El suceso más saliente de la corta vida científica de Quiroga fué su atrevida excursión al África en 1886, la cual le dió una gran notoriedad y llamó durante algún tiempo poderosamente la atención. Conocida es de todos la alta función política é internacional que cumplen en la actualidad las Sociedades Geográficas. El hecho de que la Sociedad Española de Geogra- fía Comercial eligiera para misión tan delicada al sabio, pero joven y modesto ayudante del Museo, da claro testimonio de la estimación y respeto que había sabido granjearse. Tratá- base de explorar los oasis del Adrar-et-Tmarr y del Suttuf y zona comprendida entre estas regiones y la costa, y de enta- blar relaciones comerciales con sus habitantes. Formaban la comisión, además de Quiroga, D. Julio Cervera y Baviera, capitán entonces de ingenieros, inteligente y esforzado mili- tar, conocido por sus viajes á Marruecos y D. Felipe Rizzo, distinguido arabista y antiguo cónsul español en diversos puntos del África. Iban como agregados dos moros, soldados de la compañía de Tiradores del Riff, de uno de los cuales conservaba por cierto Quiroga muy buenos recuerdos. »La expedición se verificó en pleno verano, viéndose obligado Quiroga, al separarse de los suyos, á ocultar á su familia las dificultades y peligros de la empresa que iba 4 acometer. »El 10 de Abril salieron de Cádiz los viajeros con rumbo á Las Palmas de Gran Canaria, donde permanecieron hasta me- diados de Mayo, ocupados en los preparativos de la expedi- ción. Desde allí pasaron á Río de Oro, cuya península estudia- ron, entablando relaciones con los árabes. Proponíanse bajar luego al Adrar, pero no pudieron verificarlo por prohibición expresa del schij que lo gobernaba, el cual les acompañó durante una parte de su excursión. Recorrieron entonces 426 km. desde Río de Oro al E. del pozo Auisch, viaje muy fecundo en observaciones geológicas por permitir atravesar normalmente toda la serie de formaciones de aquella región. El 12 de Julio cambiaron de rumbo, marchando al O. hacia el pozo de Aussert, de donde no les fué posible por ningún medio adelantar en la dirección que deseaban, teniendo que dirigirse hacia NO. á la península de Río de Oro. El 15 de Agosto la goleta de guerra Ceres zarpó de Río de Oro llevando á bordo á los expedicionarios y el 18 anclaba delante de Santa Cruz de Tenerife, después de haber recorrido la costa hasta Cabo Boja- EE HISTORIA NATURAL. 155 dor. Ya en Santa Cruz aprovechó Quiroga la ocasión para visitar el magnífico valle de la Orotava, subir al Pico de Teide y llegar hasta Icod de los Vinos, regresando á Cádiz el 14 de Septiembre. »Semejante expedición realizada por tales regiones en lo más riguroso del estío, llevaba necesariamente consigo gran des penalidades y riesgos. Los expedicionarios sufrieron en las ardientes arenas africanas sofocante calor y sed angustiosa y se vieron secuestrados por los naturales con grave peliero de muerte. Con sencillez homérica, sin darles la menor impor- tancia y como la ccsa más natural, relataba Quiroga la histo— ria de aquellas aventuras, complaciéndose en mostrar á sus amigos los ejemplares recogidos á hurtadillas de los moros y con los cuales había cargado sus bolsillos durante muchas leguas mortales y gozándose en explicar la importancia de estas recolecciones para rectificar los datos inexactos y defi- cientes sobre la geología del Sáhara occidental. »No he podido resistir á la tentación de reproducir aquí algunos fragmentos de una carta que escribía el pobre (Qui- roga desde Río de Oro á D. Felipe Rizzo, hijo, y que ha sido publicada por éste recientemente en el Diario de Cadiz. Ellos dan muestra del carácter de aquella expedición memorable y del estilo sencillo, correcto y jovial de nuestro malogrado amigo. Dicen asl: «Todos los días me baño en el mar, que está delicioso, y pienso con horror en los dos 6 tres meses que me esperan por el interior, sin agua casi, ni aun para beber, 4 no ser que sea verdad lo del río Atar, en el Adrar-Tmarr, y me dejen bañar en él. —Yo ahora tengo un aspecto muy /ashionable. Un traje de dril—blusa y pantalón—que llevo hace un mes, sin camisa y solamente camiseta de lana y un casco inglés; cinturón con rewolver y brújula; frascos para insectos, pinzas para reptiles, azadilla para plantas y para rebuscar en los montones debajo de estas y en las arenas de las playas, y el inseparable mar- tillo. A esto se añade la carabina..... Sepa usted que tiro y hago mis blancos correspondientes..... Cuando estén ustedes comiendo un trozo de bien sazonado roastbeef y bebiendo un vaso de buena cerveza, acuérdense de los infelices compatrio— tas que estarán comiendo un arroz cocido en agua y sal, al que después se añade aceite crudo—único guiso que saben 156 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA hacer nuestros moros—ú unas alubias arregladas del mismo modo, 6 un trozo de carne grillée, no rotie, 6 buscándoles las vueltas á nuestros compañeros moros para tomar una rajilla de salchichón ú de jamón..... mientras dure... . CAOS NASA Una gacela nos han vendido los moros por media libra de pólvora de 7 1/, reales libra; un carnero muy hermoso por unas 7 ú 8 libras de gofio (harina de maíz tostado); tres carne- ros muy grandes por pieza y media (60 yardas) de madapolán del avestruz... Si en el interior hay riqueza para sostener aquí un comercio activo, es necesario á toda costa que vengan a establecerse compañías ricas, que puedan hacer competen— cia al Senegal, mercado bien surtido y que disfruta de gran nombre en toda esta parte de África. Al frente de esas casas comerciales deben venir personas muy competentes en estos negocios, con intérpretes que sepan el árabe y que sepan además distineuir á unos moros de otros—cosa de que ellos se pagan mucho:—el moro semi-comerciante semi-pordiosero del cherif, respetado en todas partes..... Gran suerte tenemos con nuestro Rizzo: á las pocas frases se encantan con él y empie- zan á sobarle la mano y á querer convertirle al islamismo.....» »La excursión fué fecunda en resultados tanto políticos como cientificos. En el primer respecto, produjo para España la adquisición del extenso territorio que media entre la costa africana desde Cabo Bojador á Cabo Blanco y el límite oriental del Adrar. La firma de Quiroga consta en los tratados que se concertaron con la región de Yyil, en virtud de los cuales estableció España su soberanía en aquel país, ensanchando el territorio nacional por el codiciado continente africano. »En el respecto científico permitió la excursión que nos ocupa estudiar una vasta región antes desconocida por los vedgrafos, rectificando muchos errores que corrían hasta entonces en las cartas. 1l mapa de Gotha ha sancionado con su autoridad indiscutible la valía de los datos recogidos por el malogrado compañero, haciéndolos figurar, así como la fecha de la expedición, en las ediciones publicadas desde 1888. Los resultados geológicos han visto la luz pública en los ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, en una Memo- ria de Quiroga, interesantísima aunque concisa, á la que acompañan los cortes geológicos de la península de Río de DE HISTORIA NATURAL. 157 Oro y costa africana vecina y el del Sahara occidental. No es este trabajo una mera enumeración de materiales aislados y observaciones, como suelen serlo los primeros intentos de descripción de regiones inexploradas, sino una investigación sistemática de transcendencia geológica general, en la que se prueba, contra la opinión antes admitida, que el Sáhara occi- dental es la parte más antigua y la primera emergida del África septentrional. »Trajo Quiroga muchos materiales de su excursión; mine- rales, rocas y fósiles, plantas y animales, todo lo cual se halla hoy incorporado á las colecciones del Museo de Historia Natu- ral y fué objeto, para los especialistas más competentes de nuestro país, de estudios detenidos, que figuran formando una segunda parte en la Memoria citada. Entre los objetos más notables, merece recordarse una profusión de maderas agati—- zadas y segmentos de troncos corpulentos de la zona de las areniscas terciarias de la costa occidental de África frente á la península de Río de Oro, en las que el sabio paleontólogo alemán Schenk reconoció una especie nueva, que dedicó á su descubridor con el nombre de Cesalpimiorylon Quirogoanumn. El Sr. Bolívar creó igualmente el género Quiroguesia para un ortóptero recogido por él en Canarias, y que luego ha sido ha- llado también en España, en la India Oriental y en la Arabia. »La Sociedad Geográfica de Madrid tributó grandes honores á los expedicionarios, y su excursión fué asunto de conferen— cias que llamaron extraordinariamente la atención pública. »El Gobierno quiso premiar los servicios prestados por Qui- roga en esta difícil y arriesgada misión, pero el sabio se negó á aceptar toda recompensa. Creóse más tarde en Madrid la cá- tedra de Cristalografía, ciencia que no. había constituído aún entre nosotros materia de un curso especial, y tan poco aten- dida antes que sólo cuando Quiroga fué Ayudante', y merced á su iniciativa, llegó á completar el Museo el material de go- niómetros de reflexión y de aparatos de polarización necesa rios para investigar. Anunciada á oposición la nueva cátedra, la ganó en Septiembre de 1888. Ardua empresa era la de ini- ciar una enseñanza completamente nueva en España ponién- dola al alcance de alumnos insuficientemente preparados y rompiendo con los prejuicios que respecto de ella existían. De cómo venció el joven profesor todas las dificultades, dan 158 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA testimonio sus seis años de enseñanza y los trabajos hechos por los alumnos en las prácticas que voluntariamente les daba él mismo. »Era Quiroga individuo de la Sociedad Española de Historia natural, desde su fundación en 1872, y fué luego Secretario de ella durante muchos años, hasta su muerte, habiendo sido uno de los miembros que más parte han tomado en esa labor penosa y desconocida del público que se realiza por las Juntas direc— tivas de semejantes sociedades, para que no se interrumpan sus tareas y publicaciones. »No obstante la proligidad y perseverancia en los trabajos de gabinete, sentía Quiroga una gran predilección por las ex- cursiones. El campo era su natural elemento; y hasta su vigo- rosa complexión hallábase en perfecta harmonía con esta ten- dencia natural de su espiritu observador. Tal como lo hemos presentado, animoso y jovial, recorriendo las interminables arenas del desierto, veíamosle caminar á pie, hollando la nieve en el rigor del invierno, cargado de piedras á través de la Sie- rra de Guadarrama, una de sus correrías predilectas. Ha pu- blicado la relación de un sin número de excursiones realizadas por él, asi en esta sierra como en la provincia de Guadalajara, en Marbella, en Galicia y en Santander. »El móvil de estas excursiones era principalmente la ense- ñanza, porque, lo repetimos, Quiroga fué sobre todo y antes que nada pedagogo. Enseñar era más que su oficio, era su pasión. Primero, en la Institución libre de Enseñanza y en la Escuela de Institutrices, luego en el Museo de Historia Natu- ral, siempre consagró lo mejor de su esfuerzo á la instrucción de la juventud, de la que sabía hacerse amar apasionadamente. Con frecuencia organizaba exprofeso las excursiones conforme a la edad y grado de cultura de sus alumnos; y, aunque ren- didos físicamente á veces, cuando no tenían la resistencia del maestro, volvían contentos los muchachos de estas correrías, llenos de entusiasmo y con el vehemente deseo de repetirlas. Todas las privaciones y fatigas que suelen ser á tales expedi- ciones inherentes, se convertían en motivo de regocijo al lado del cariñoso y querido profesor. »Daba Quiroga suma importancia al estudio y observación directos de la realidad y para adiestrar en ellos á sus alumnos del Museo, se imponía el penoso deber de dedicar á excursio- DE HISTORIA NATURAL. 159 "nes didácticas las fiestas que debieran constituir su legitimo descanso. El corto número de discípulos que se matriculan en estas clases hace que sea poco brillante el resultado con tanto esfuerzo obtenido; pero no era la ostentación el móvil de Qui- roga en éste como en ninguno de los actos de su vida ejem- plar. Comprendía que esos pocos alumnos son los futuros pro- fesores que, al frente de la enseñanza secundaria sobre todo, imprimen luego su huella en la juventud ilustrada de la nación entera, y ejercía sobre ellos su misión pedagógica como un verdadero apostolado. »Era Quiroga tan conocido en el extranjero como en España en el círculo de los hombres de ciencia, bien que en dos res— pectos completamente distintos: allí se lelan con marcado inte- rés sus trabajos, algunos de los cuales han sido objeto de gran- des elogios (1); aquí se le admiraba especialmente como uno de los pocos iniciadores del movimiento contemporáneo, que tiende á hacer prevalecer entre nosotros en el dominio de las Ciencias naturales el espíritu de observación y de investiga- ción, sobre el estudio de libros con mero carácter erudito que antes dominaba. A ese fin respondían las excursiones y traba- jos prácticos en que estudiaba y enseñaba á la par el malo- grado profesor; á él el entusiasmo con que en su último tiem- po cultivaba y propagaba la fotografía como medio de recoger realidades en el campo. Por eso Quiroga, que experimentaba y observaba sin dejar de leer, era un productor científico de ver- dad, genuino, vigoroso en todo el valor y alcance de la ex— presión. »De este maravilloso equilibrio en que la teoría y la prác— tica se harmonizaban en el luminoso cerebro de Quiroga, da testimonio su último escrito, modestísimo en la apariencia y de una profundidad grandiosa en realidad, en el cual se sinte- tiza en cuatro palabras toda una doctrina científica esparcida (D) Entre otros el estudio «Sobre el jade y las hachas que llevan este nombre en España» fué altamente celebrado por el difunto profesor Fischer, la mayor autoridad del mundo en la materia /Archives fir Añthropologie, t. xrv) así como el de la «Ofita de Pando», analizado por el profesor Rosembusch, el de las«Andesitas del Mar Menor», que lo fué por el Dr. Osann y otros varios, señaladamente los que se refieren á los escritos de Quiroga sobre sus observaciones geológicas en el Sáhara y Río de Oro, de- tallada y encomiásticamente analizados por el eminente Choffat en el Annuaire géolo- gYique universel. 160 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA en multitud de monografías: la noticia biográfica de Laureano Calderón. ¡Pobre Quiroga! ¡Quién hubiera podido imaginar que, á los pocos meses, el biógrafo había de ser biografiado! »Paladín esforzado del progreso, ha llenado por modo asom- broso su ¡breve carrera científica, tan rica en nobles esfuer— zos, en generosas empresas, en éxitos positivos y en sacrosan- tas abnegaciones. La ciencia patria ha perdido en él uno de sus más ilustres representantes y la enseñanza uno de sus más austeros sacerdotes. Su desaparición prematura marchita y desvanece todas las ilusiones que hizo concebir y tantas espe- ranzas como supo despertar. La pérdida irreparable que su muerte representa para la familia y la amistad no cabe en el encarecimiento. »Y ese hombre ilustre, ese obrero infatigable, ese ministro de la ciencia, ese apóstol de las ideas, ese mártir voluntario de la verdad, tras la ruda, incesante labor de una vida entera, tras haber sacrificado su patrimonio al fin desinteresado á que dedicó todo su esfuerzo, lega á su amante esposa y ásus cuatro pequeñuelos el desamparo y la indigencia. ¡Triste destino el del sabio, consagrado en esta sociedad escéptica, indiferente, metalizada, egoísta, € la generosa labor científica, en que es el trabajo de uno y el fruto de todos, y obteniendo, á cambio del bien que hace, la privación durante la vida y después de muerto, la miseria para los suyos! Más triste todavía la condi- ción moral de la sociedad en que tal sucede. Tanto más triste cuanto es peor hacer el mal que padecerlo y ser reo que vic- tima de la injusticia.» DE HISTORIA NATURAL. 161 E => 0 SA DE LOS TRABAJOS MINERALÓGICOS, PETROGRÁFICOS Y GEOLÓGICOS PUBLICADOS POR QUIROGA. 1.—Mineralogía. 1873.—La teruelita. (ANAL. DE La Soc. Esp. DE HIST. NAT., 11.) 1873.—Hausmannita de Asturias. (Ibid.) 1874.—Nota acerca de la existencia del hierro magnético en el Escorial, (Tbid., 111; Actas, 72.) 1877.—Sobre la reversión de la hornblenda al piroxeno. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, 1.) 1877.—Plata filamentosa obtenida artificialmente. (AxAL. DE La Soc. Esp. DE Hist. NAT., VI.) 1883.—Noticias acerca de algunos minerales españoles del Museo de Ciencias naturales de Madrid. (Ibid., x11; Actas, 16.) 1884.—Examen de varios ejemplares de burnonita del Perú. (Ibid., x1m; Actas, 14.) : 1884.—Curiosos minerales y fósiles regalados al Museo de Ciencias natu- rales de Madrid, por D. Federico de Botella. (Ibid., xni; Actas, 16.) 1885.—Más noticias acerca de algunos minerales españoles del Museo de Ciencias. (Ibid., xtv; Actas, 6.) 1890.—Berilo de Peguerinos (Ávila). (Ibid., xix; Actas, 11.) 1890.—Cuero de montaña del cerro de Almodóvar en Vallecas (Madrid). (Ibid., x1x; Actas, 84.) 1890.—Yeso pseudomórfico de Madrid. (Ibid., x1x; Actas, 100.) -1891.—Sobre un ejemplar de allanita (cerita) regalado por D. Federico de Botella al Museo de Historia natural. (Ibid., xx; Actas, 15.) 1892.—Anomalías ópticas de la blenda de Picos de Europa. (Ibid., xxi; Actas, 115.) 1893.—Sobre la existencia de la humita en algunas calizas arcáicas de la Sierra de Guadarrama. (Ibid., xx11; Actas, 102.) 1894.—Mineralogía (t. x11 de la HistorRta NATURAL editada por los señores Montaner y Simón); traducción, extracto y anotación con datos españoles de la Mineralogía del Dr. G. Tschermak. Inédito.—Los minerales del viaje al Pacífico. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXIII. 11 162 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA 11.—Petrogralia. 1875.—El microscopio en litología. (AwAL. DE La Soc. Esp. DE HIST. NAT., IV.) 1875.—Nota sobre el movimiento de ciertas burbujas gaseosas microscó- picas. (Ibid., 1v; Actas, 94.) 1875.—Particularidades de una creta de Oviedo. (Ibid., 1v; Actas, 96.) 1875.—Observaciones sobre algunas rocas del Escorial. (Ibid., 1v; Actas, 73.) 1876.—Ofita de Pando (Santander). (Ibid., v.) 1876.—Noticia de algunas rocas de Riaza (Segovia). (Ibid., v; Actas, 29.) 1876.—Nota sobre una ofita de Játiva. (Ibid., v; Actas, 74) 1877.—Ofitas de Portolín y Casares (Santander). (Boletín de la Institución libre de enseñanza, 1.) 1877.—(En colaboración con S. Calderón). Erupción ofítica de Molledo (Santander) (con una lámina). (AvaL. DE LA Soc. Esp. DE HisTo- RIA NAT., VI.) y 1879 y 1885.—Noticias petrográficas. (1bid., v111, XIV y xvI.) 1879.—Ortófidos sin cuarzo de Almadén. (Ibid., v111.) 1880.—El jade de las hachas neolíticas de España. / Boletín de la Institu- ción libre de Enseñanza, 11.) 1880. —Estudio petrográfico de algunos basaltos de Ciudad-Real (con una lámina). (ANAL. DE La Soc. EsP. DE HIST. NAT., IX.) 1881.—Sobre el jade y las hachas que llevan este nombre en España. (Ibid., x.) 1885.—Limburgita de Nuévalos (Zaragoza). (Ibid., x1v.) 1887.—Ofita cuarcifera de las Peñas Negras de Finestrat. (Ibid.,* xvi; Actas, 16.) 1889.—Sobre las rocas piroxénicas arcáicas en general y las españolas en particular. (1bid., xvi1; Actas, 96.) 1890.—Ofita micácea del cerro de San Julián en Segorbe (Ibid., x1x; Actas, 59.) 1890.—Sienita de Canarias. (Ibid., x1x; Actas, 71.) 1890.—Sobre unas ofitas de Alicante recogidas por el Sr. Vilanova. (Ibid., x1x; Actas 107.) 1891 y 1892.—Andesitas del Mar Menor y Cartagena (Ibid., xx; Actas, 58, y xx1; Actas, 78.) 1892.—Gneis y diabasa del valle de Miñor (Pontevedra). (Ibid. xxi; Actas, 98.) : 1892.—Gneis de glaucofán de Monte Galiñeiro (Pontevedra). (Ibid., xxi; Actas, 107.) DE HISTORIA NATURAL. . 163 1893.—(En coloboración con S. Calderón). Estudio petrográfico del meteo- rito de Guareña (Badajoz). (Con cuatro láminas). (Ibid., xx11.) 1893.—Sienita de San Blas, en el camino de Miraflores de la Sierra á Manzanares el Real (Madrid). (Ibid., xxn; Actas, 147.) Inédito. — Tablas para la clasificación de los minerales petrográficos en secciones delgadas. (Escrito para las prácticas de los alumnos de Ciencias naturales.) 111.—Geología y excursiones geológicas. 1879.—Algunos fósiles de la fosforita de Santa Eufemia. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE HisT. NAT., vi; Actas, 50.) 1881.—(En colaboración con S. Torres Campos.) La cueva de Altamira. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, 1v.) 1886.—Excursión á Torrelodones. (ANAL. DE La Soc. Est. DE HIST. NAT., XV.) 1886.—Apuntes de un viaje por el Sahara occidental. (Con una lámina.) (Tbid., xv.) 1886.—Excursiones geológicas en los alrededores de Madrid. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, 1x.) 1886.—Geología del Sahara occidental. [Revista de Geografía Comercial, números 25 á 30.) 1887.—La exploración del Sahara occidental. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, x.) 1887.—Excursión desde Torrejón de Ardoz á Arganda, por Loeches. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE HisT. NAT., xVi1; Actas, 11.) 1887.—Excursión á Sigúenza y Baides (Guadalajara). ¡Geología.) (Ibid., xv1; ] Actas, 12.) 1888,—Sociedad para el estudio del Guadarrama: excursiones á Torrelo- dones, Arganda y Sigiienza. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, Xx1.) 1888.—Excursión al cerro de Almodóvar y San Fernando. (Ibid., xr.) 1889.—Observaciones geológicas hechas en el Sahara occidental. (Con dos láminas.) (ANAL. DE La Soc, Esp. DE HIST. NAT., XVIII.) 1890.—Una expedición á Valdemorillo. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, XIV.) 1890.—Excursión desde las Rozas al Escorial, pasando por Valdemorillo (Geología.) (AvaL. DE La Soc. Esp. DE HisT. NAT., xIx; Actas, 120.) 1891.—Una excursión 4 Marbella. (Mineralogía y Geología.) (Ibid., xx; Actas, 28.) 1892.—Observaciones al mapa geológico del Sahara de M. Rolland. (Ibid., xx1; Actas, 29.) y 164 ' ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA 1892.—Excursión geológica á Sigúenza y sus alrededores. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, xv1.) 1893.—Excursión geológica á Robledo de Chavela. (Ibid., xv11.) IV.—Asuntos varios. 1877.—Los colores derivados del carbón de piedra. Conferencia dada en la Institución libre de enseñanza. 1877.—Resumen del programa de las lecciones de Química dadas en la Institución libre de enseñanza durante el curso de 1876-77. Madrid, 1877. 1883.—Noticia de un hacha de cobre hallada en Sahagún. (ANAL. DE LA Soc. Esp. De H1sT. NAT., xn; Actas, 62.) 1885.—La enseñanza de la Química. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, 1x.) 1890.—Elementos de Historia natural; Madrid, 1890. (En colaboración con I. Bolívar y S. Calderón.) 1891.—Apuntes biográficos del profesor D. Felipe Poey. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE Hist. NAT., Xx; Actas, 127.) 1892.—Los dragos de Tenerife. (Ibid., xxt; Actas, 77.) 1802.— Fabricación de los vinos y alcoholes. Lección dada en la Institu- ción libre de Enseñanza. / Boletín, xv1.) 1893.—El profesor D. Juan Vilanova y Piera. (AwaAL. DE La Soc. Esp. DE HisT. NAT., XXII; Actas, 132.) 1893.—La enseñanza de la Minería y de la Química en Portugal. (Boletín de la Institución libre de enseñanza, XVI.) 1894.—El profesor D. Laureano Calderón. (AxaL. DE La Soc. Esp. DE Hist. NAT., xxXIII; Actas, 79.) 1894.—Los trabajos científicos de D. Laureano Calderón. /Boletín de la Institución libre de enseñanza, xvHm1.) —El Sr. Vicesecretario leyó el acta de la sesión del mes de Julio de la sección de Sevilla. DE HISTORIA NATURAL. 165 SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 7 de Julio de 1894. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se repartió el cuaderno 1.” del tomo m (xxm) de los ANALES. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterológica de España. Véspidos. Vespa germanica Fabr.—% 0 ”.—Sevilla!, Cazalla (Río!); Hué- var (Paúl!); Morón (Calderón!); Osuna (Ariza!); Alcalá de Guadaira!, Chiclana (López Cepero!); Granada (Lara!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!); Coruña (Bolívar!); Madrid (Bolívar!); Canarias (Cabrera!). — rufa L.—Q.—Coruña (Bolívar!.). Polistes gallicus L.—% € .—Andalucia!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Euménidos. Eumenes arbustorum Panzer.—Q .—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — umguiculus Villiers.— 7 .—Madrid! — obscurus André.—Q.—Coruña (Bolívar! ). — Mediterraneus Kriech.—Sevilla!, Utrera!, Coria!, Al- calá de Guadaira !, Huévar (Paúl!); Cazalla (Rio!); Calañas (Calderón!); Chiclana (López Cepero!); Puerto-Real (Paúl!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — pomiformis Rossi.—Q S.—Sevilla!, Calañas (Calde- rón!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). 166 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA , Enmenes coarctatus L.—Q /.—Sevilla! Rhygehiam oculatum Fabr.—0Q y .—Sevilla!, Alcalá de Guadai- ra!, Huévar (Paúl:!). Odynerus ebusianas Licht.—Q.—Canarias (Cabrera!). — parietum L.—Q Yy.—Sevilla!, Huévar (Paúl!); Morón (Calderón!); Cazalla (Río!); Alcalá de Guadaira!., Puerto Real (Paúl!); Hornachuelos (García Núñez!); Chiclana (López Cepero!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — crenatus Lep.—Q y.—Sevilla!, Alcalá de Guadaira!,. Huévar (Paúl!); Cazalla (Río!); Puerto-Real (Paúl!),. Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — tripunctatus Fabr.—Q.—Chiclana (López Cepero!). — Buyssonmi Medina.—Q.—Cazalla (Río!). — — Blanchardianus Sauss.—Q Y/.—Sevilla!, Calañas (Cal- derón!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — regulus Sauss.—Q.—Puerto-Real (Paúl !). — Pauli Medina.—0 y.—Idem. — Dantici Rossi.—O SF .—Sevilla!, Calañas (Calderón!); Hornachuelos (García Núñez!); Pozuelo de Cala- trava (La Fuente!). «— parvulus Lep.—Q y .—Sevilla!, Cazalla (Río!); Puerto— Real (Paúl!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — timidus Sauss.—0Q0.—Alcalá de Guadaira !, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Helvetius Sauss.—0O y .—Utrera!, Alcalá de Guadai- ra!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — fAoricola Sauss.— y .—Sevilla! — Delphinalis Giraud. —Sevilla!, Coria!, Cazalla (Rio!). — remiformis Gmel.—g.—Sevilla! Pterocheilus hispanicus Medina. —Q. — Pozuelo de Calatrava (La Fuente!) Masáridos. Jugurthia oraniensis Lep.—Q.—Alcalá de Guadaira! Celonites abbreviatus Villiers.—Q. — Dos Hermanas! —El Sr. Calderón presentó una piña de Araucaria procedente de Málaga, que había sido donada recientemente á las colec— DE HISTORIA NATURAL. 167 ciones de la Universidad. En dicha provincia se dió este fruto por primera vez el pasado año, cosa que no ha sucedido toda- vía en Sevilla, según sus averiguaciones. Recordó con este motivo el Sr. Calderón la alta estimación que ha adquirido en Europa este género de gigantes de la vegetación como plantas de jardín ó de estufa en estos últimos cuarenta años. Sin embargo, nuestras araucarias apenas pueden dar idea de la magnificencia de ellas en su país natal, la América del Sur y la Australia, donde alcanzan hasta 65 m. y más todavía algunos individuos. La especie aquí más común, que se da sin ningún cuidado, es la 4. excelsa Ait., que procede de la isla de Norfolk y alcanza allí la formidable altura antes dicha. En un patio de esta Uni versidad de Sevilla existe un ejemplar hermosísimo de 6,50 m. de elevación, á la cual ha llegado en unos 30 años, en que se puso alli por orden del catedrático D. Antonio Machado. La extremidad superior se ha helado en uno de estos últimos inviernos más rigurosos; pero nuevamente ha brotado dupli- cada sin detener el crecimiento del árbol, ni perjudicar su belleza. Otros ejemplares, algunos casi de doble elevación, existen en los jardines de San Telmo. Aunque esta especie es, en efecto, la más frecuente aquí, no todos los ejemplares per— tenecen á ella, como se cree vulgarmente. También están representadas en Sevilla la 4. imbricata Pavón, de Chile y los Andes, hasta los 1.000 m. de altitud, alcanzando en su país los pies hembras hasta 65 m. de altura, y la A. brasiliensis Pavón, cuyas semillas se comen en el Brasil y que aquí, como en el Mediodía de Italia y Grecia, se da al aire libre. En otras partes se cultivan en estufa cuatro ú cinco especies más. Entre todas la que prospera mejor al aire libre en nuestros climas es la A. imbricata, pues resiste hasta temperaturas de —12”. El Dr. E. Hekecl se ha ocupado de ella en este respecto (Le Va- turaliste, núm. 84, 1890), aconsejando su cultivo en las regio— nes húmedas y más templadas de la Bretaña, y el Sr. Calde- rón dijo haber visto magníficos ejemplares en el jardín de Luxemburg, junto á Viena, que medían hasta 15 m. El fruto que presentaba á la Sociedad es un estróbilo grande, subgloboso, con escamas de vistoso aspecto, leñosas y densa— mente imbricadas. Su existencia prueba la posibilidad de aclimatar estas plantas con facilidad en nuestra costa medite— 163 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA rránea; y si no se han dado con más frecuencia granos fecun— dos y se dice que no se dan en la provincia de Sevilla, esto debe depender de que no haya pies machos cerca de los pies hembras, circunstancia que aquí no se tiene en cuenta. Ver— dad es que hasta ahora no se ha estudiado el cultivo de estos vegetales en Europa sino exclusivamente como adorno. El citado Dr. Hekecl se fija, sin embargo, en ellos desde el punto de vista de su utilidad, que estima considerable. La madera de araucaria es de favorables condiciones, ligera y susceptible de buen pulimento; además la 4. ¿mbricata podría dar en Francia palos de 30 m., capaces de rivalizar con los mejores árboles del Norte para la construcción de mástiles, postes, etc. Los frutos contienen granos dulces y agradables, que sirven de alimento á los indígenas de la América austral y se calcula que 18 árboles bien desarrollados bastan para alimentar á un «hombre durante todo un año. Se fija, sobre todo, el mencio- nado botánico en la goma de base de arabina que producen las araucarias (cosa excepcional entre las coníferas) y cuya mate— ria estudió él en colaboración con el Dr. Schlagdenhauffen. Cree que con el cultivo industrial de estos vegetales en la Bretaña, Normandía y Provenza se obtendría goma suficiente para el consumo de todo el país, el cual dejaría así de ser tri- butario de los negros del Sudán. Todas estas consideraciones son aplicables á nuestro pals, donde las araucarias se darían bien en muchos puntos; sin embargo, como entre nosotros el consumo de la goma no alcanza la importancia que en la vecina república, si la prin- cipal utilidad de estos árboles había de fundarse en la madera y en su venta como planta de adorno, entiende el Sr. Calde- rón que sería preferible fijarse en nuestro precioso y desaten— dido pinsapo, una de las formas más bellas del reino vegetal, de extraordinaria resistencia al frío y al calor y de cultivo fácil, á juzgar por la diversidad de localidades de distinto clima y suelo en que se ha extendido por los parques de Europa. is DE HISTORIA NATURAL. 169 Sesión del 5 de Septiembre de 1894. PRESIDENCIA DEL ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON MÁXIMO LAGUNA. —El Vicesecretario Sr. Hernández (D. Carlos), dió lectura al acta de la sesión anterior que fué aprobada. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dándose dar las gracias á los autores de las que son regaladas. —Se hicieron varias propuestas de socios que quedaron pen- dientes de admisión hasta la primera Junta. —El Vicesecretario leyó la siguiente nota remitida desde Santander por nuestros consocios los Sres. D. Augusto Gon- zález de Linares y D. José Rioja y Martín, Director y Secreta-- rio respectivamente de la Estación de Biología marítima de Santander. Un Cachalote hallado muerto en el Cantábrico. «La lancha bonitera de Santoña que arrastró su cadáver á Santander en 19 de Agosto último, parece que debió recogerlo á 20 leguas N.-S. del cabo de Quintres. »Venía ya en mal estado, con la cola comida á trechos por los peces y deshilachadas, por decirlo así, la lengua en sus bordes y la parte terminal del órgano generador. ->»Es un macho que debe suponerse casi adulto, si es exacta la indicación de M. Bennett (1) sobre las relaciones que guar— dan, en su sentir, con la edad de estos cetáceos, la longitud de su cuerpo y el grado de exteriorización de sus dientes, pues supone que permanecen estos invisibles mientras el animal no pasa de 28 pies ingleses, y que se destacan todos ya sobre la encía, cuando pasa de 36. »Tiene, en efecto, este ejemplar 9,10 m. de largo: á cada lado de su quijada hay 25 dientes más 6 menos descubiertos; en el lado izquierdo no es visible el primero, se ven los 17 in- mediatos, y están aún ocultos los 7 últimos; en el lado derecho ——— . (1) BENNETT: P. Z.S., 1836; Apua J. E. Gray; On British Cetacea, p. 40, P. Z. S.of London, May 24-1864. 170 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA están ocultos los 3 primeros, se ven los 17 siguientes y siguen ocultos los 5 últimos. »Hasta ahora sólo ha aparecido un diente en el borde in— terno del labio izquierdo superior. »En cuanto á las distancias relativas entre las diversas par— tes del cuerpo, pueden apreciarlas por ahora los señores socios, de una vez, en el esquema adjunto en que Rioja y Martín ha condensado todas las observadas por él con la ayuda, en oca— siones, del Sr. Fuset y Tubiá, alumno pensionado en la Es— tación (1). »No pudo conseguirse poner el animal sobre el vientre para fotografiarlo de perfil, á pesar de muchos esfuerzos.. »Las seis fotografías adjuntas, totales y parciales, del ani- mal, que estaba tendido sobre el lado derecho y el dorso, han sido hechas (excepto una, la núm. 3, que debe la Estación, con todas las del Ziphius cavirostris, al generoso interés científico del profesor D. Julián Fresnedo) por el alumno pensionado D. Rafael Blanco y Juste, que ayudó además, juntamente con el Sr. Fuset y Tubiá, al personal de la Estación en los trabajos de despedazamiento de las partes blandas del animal en los primeros días de esta tarea en que aún seguimos ocupados. »Ulteriormente diremos á la Sociedad lo que nos vaya pare— ciendo digno de su atención en nuestro estudio de este animal, que es el tercero de los grandes é interesantes cetáceos que la Estación de Biología Marítima ha tenido la suerte de recoger. Esta es también la tercera vez en que se cree obligada á sobre- llevar la penosa tarea de preparar esqueletos cuya magnitud y naturaleza peculiar exceden muchísimo á los medios, así personales como materiales, de que este centro dispone. »Del Orca gladiator Lacépede, varado en la segunda playa del Sardinero en 13 de Diciembre de 1890 (antes del regreso de Nápoles de uno de nosotros, Rioja y Martin), recibió la Socie— dad fotografías en 1.” de Julio de 1891 (tomo xx, cuaderno 2.*, páginas 99 y 100). »Del Ziphius cavirostris Cuvier, encontrado hace poco más de un año por una lancha vizcaina en paraje inmediato al en que apareció ahora el Cachalote, y cuyo esqueleto sigue exi- v , (1) El esquema y las fotografías á que se hace referencia en esta nota fueron exa- minados por los socios que asistieron á la sesión. DE HISTORIA NATURAL. 17 siendo todavía muchos cuidados diarios, no se dió conoci- miento á los señores socios por esperar libros y datos con qué poder hacerlo mejor. »A más de estas que pueden llamarse piezas principales, nuestra colección cetológica naciente cuenta con un esqueleto de Zursiops Tursio P. Gervais, el vaciado en yeso del animal entero (cuya fotografía se presentó también á la Sociedad en 1. de Julio de 1891) y su piel montada; tres cráneos del Del- phinus Delphis L., cuyas cabezas se recogieron, una por nos- otros en el pueblo de Isla, otra en el de Comillas por D. Álvaro Lanuza, y la tercera en el mercado de Santander; un ejemplar pequeño, conservado entero en alcohol, adquirido hace dos meses y cuya fotografía hicieron el Sr. Blanco y Juste, alumno pensionado de la Estación, y D. Álvaro Fernández Izquierdo, que se hallaba á la sazón utilizando en ella los micrótomos mecánicos para sus estudios personales de Histología; y, por fin, los esqueletos de una hembra y un macho del mismo del- fin, las vísceras de estos dos ejemplares, las abdominales de otros cuatro, los cerebros de otros dos y diez cabezas de otros tantos, en maceración ahora como los tres esqueletos dichos, para obtener sus calaveras, procediendo todos estos ejemplares de la pesca de 29 individuos, hecha en la bahía donde queda- ron casi varados el día 30 de Agosto último. » —El mismo leyó la siguiente nota del Sr. Pau, de Segorbe: Plantas de «La Murta» (A lcira). (10 de Abril de 1894.) Reseda sufruticosa Loefl.—Reseda minor incisis foliis Barre- lier, 587 (certissime). Orillas de los caminos á espaldas de La Murta. Obs. Las especies á que pertenecen las dos láminas, 188 y 189 de Barrelier, hasta el presente no se conocían; mas exis- tiendo dichas formas en los monasterios de Porta-Coeli y La Murta, sitios donde Barrelier pasó largos días, me autorizan a creer, después de consultar los dibujos con las muestras de ambas localidades, que, la estampa 587 pertenece á la R. sufruw” ticosa Loefl., y la 588 á la R. Fayana Boiss.; pero con seguridad absoluta la última. 172 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Phlomis purpuwrea L. Abunda en los pinares del valle y partes bajas de los montes. Phi. crinita Cav. Rendijas y grietas de las piedras en los montes, mirando al pueblo de Alcira. ROSMATINUS officinalis L. En Za Murta.—Es la forma R. laxiflorus De Noe. Thymelea Thomasíi Endl. a) latifolia Pau. Cerrillos próximos á Alcira. Thy. Thomasii Endl. £ angustifolia Pau. Pinares del valle de Za Murta. Obs. Es muy diferente de la 7/4. Zartonraira All. g angus—- tifolia D'Uro, que tengo de Creta y de la descripción de Barre- lier, Diagn. 1354, p. 123, lám. 222, angustifolia, glauca, glabra. Polygala rupestris Pourr. Rendijas de los peñascos junto al mismo monasterio. Ohenorrhinum crassifolium Lge. Rendijas de los peñascos junto al edificio. Satureja obovata Lag.—Marium hispanicum, parroso, oblongo, Obtuso, fol. Barr. Icon. 689. Junto al monasterio en las rendijas de los peñascos. Os. Es imposible de todo punto que la estampa 787 de Barrelier pertenezca á esta especie. Se trata de un dibujo malí- simo, del que jamás podrá decirse nada seguro, ni bueno. Selaginella denticulata Spring. Abundante en parajes frescos de los pinares. Centaurea pullata L. Orillas de los caminos y ribazos en los cerrillos próximos á Alcira. Vinca (media) obtusiflora Pau. Junto á las mismas ruinas de Za Murta en los ribazos de las huertas. Arenaria montana L., Bintricata Ser. (A. valentina Boiss.) Cumbres de los montes de Za Murta en las rendijas de los peñascos. Erica arborea L. Cumbres de Za Murta. Tulipa australis Lk., € montana Wk. Cumbres de Za Murta saliendo para Alcira. pil ros SATA OA ii Sd di O DE HISTORIA NATURAL. 173 Oss. De dos pies, que consta el pliego que tengo delante, lleva uno hojas ensortijadas; el otro, rectas. Carez humilis Leyss. (forma?). Montañas de Za Murta en las vertientes. Sideritis incana 7) sericea Bodr., 11, 458. Sin flores ni frutos junto al monasterio en las laderas del monte. Sideritis angustifolia Lam. Colinas de Za Murta. Serophaularia sciaphila Wilk. Ser. lucida Pouxrr! lib. Salv. teste Costa, fl. cat. p. 182. (Vide Lange, in Wk. et Lge., prodr. 11, p. 554.) Rendijas de los peñascos junto al mismo monasterio encima de la balsa. Ops. Entre las Ser. sciaphila Wk. y Ser. Grenieri Reut. no encuentro diferencias: para mí son una misma cosa. Cistus crispus L. Entre Alcira y La Murta á orillas del camino. C. Salviefolius L. Con el anterior y más abundante. Helianthemum origanifolium P. e) genvinum. De Alcira á Za Murta en los ribazos de los caminos. Iberis Tenoreana DC. Pinares de Za Murta en la parte baja de las montañas. Biscutella stenophylla Duf. Rendijas de los peñascos junto al mismo monasterio. (Forma gylabrescens.) Erodium moschatum L'Herit. Orillas de los caminos en las cercanías de Alcira. Ranunculus muricatus L. Cercanías de Alcira; orillas de los caminos y huertas. Abun- dante. Oss. Planta nueva para la flora de Valencia. R. trilobus Desf. Huertas de las cercanías de Alcira, camino de Za Murta. Os. Planta nueva para la región valenciana. R. gramineus L. Pinares del valle con la variedad /uzulefolius Boiss. Linum Narbonense L. Montañas de La Murta. Yi ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Asplenium Petrarche DC. Sitios sombríos de los peñascos en La Murta. Os. Planta recogida con sumo descuido, pues la crei, al tomarla del suelo, 4. Zrichomanes L., en compañía del cual aparece en el pliego. La forma presentada es sumamente pare- cida al 4. viride Huds., y únicamente puede distinguirse por carecer de festones. También he visto otra forma del reino valenciano, afine de ésta, pero de otra sección que la creo híbrida entre el 4. Pe- trarche DC. y A. fontanum Brnh. y que la ereo no descrita ú para mí no conocida y por lo mismo la propongo bajo el nom- Dre der Asplenium valentinum sp. nov.?—A. Fontano x Petrarche Diagn. Frondes de la figura del 4. fontanum, bipinati-partidos; segmentos aovados, trasovados ú oblongos; lacinias trasovado- orbiculares. Plantita cubierta de la pubescencia glandulosa que lleva el 4. Petrarche DC. Se encuentra en Ondara. Arisarum vulgare Kth. A orillas del camino de Za Murta en los cerrillos próximos ¿ la ciudad de Alcira. Centaurea Seridis L. Rara, en el mismo camino junto á las ruinas, antes de llegar á la balsa. ] Euphorbia heterophylla Dest. (E. Terracina var.) Junto á La Murta en los ribazos del camino. E. segetatis L. Campos cultivados de Za Murta. Ophrys lutea Cav. Pinares de Za Murta al pie de los montes. O. fusca Lk. Pinares, en compañía del anterior. Obs. Planta nueva para la flora valenciana. Vaillantia hispida L. Sitios sombríos á la bajada del valle yendo á La Murta. Obs. Paréceme que en Valencia se confundieron esta espe- cie y la Y. muralis L. por algunos autores. En Sagunto se cita la Y. hispida L., y la especie recogida por mí en el monte del Castillo es Y. muralis L. También se indica por los autores la estampa de Barrelier, FAME IA EE HISTORIA NATURAL. 175 núm. 541, como perteneciente á esta especie, no siéndolo de ninguna manera, pues vense los frutos esféricos del género Galium, bien diferentes por cierto, de los cuernos que acompa- ñan al fruto en el Vaillantia. La estampa pertenece probablemente al Falium vernum Scop. —Se dió lectura al acta de Agosto de la Sección de Sevilla, que se inserta á continuación: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 5 de Agosto de 1894. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Chaves dió lectura á la siguiente Nota cristalográfica sobre la anglesita de Guadalcanal. «Cristales incoloros de la forma 'que representa la figura adjunta, transparentes, de unos 8 mm. de longitud, ofreciendo maclas que no han podido «determinar- se. Las medidas hechas con el gonióme- tro de Wollaston han dado los valores reales siguientes: 0 00. 148 20 O ALORO LS Oo AO ale mm 1 100.69.0] [100.69.0) = 69” 34" 220.100.68/ [0.100.68) = 111* 19' an (aproximada) = 108 12" 4.0 da solamente valores aproximados, á causa de la deforma- ción de las imágenes en 4, que está finamente estriada. Entre a y o hay oscilaciones del prisma con el domo que no han podido ser medidas, así como las que se presentan entre el prisma y el pinacóide (0.1.0), sumamente estrecho y no re- flejante. 176 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Estos cristales ofrecen de notable, además de su localidad, nueva para esta especie, las formas especiales que presentan, que no corresponden á las ordinariamente citadas en la angle- sita por los libros clásicos, ni a las observadas por algunos autores en este mineral y descritas en trabajos especiales (1).» —Se dió lectura á la siguiente nota remitida por el Sr. Re- limpio (D. Federico): Reconocimiento de la anglesita. «Con motivo de un estudio cristalográfico emprendido por mi amigo D. Federico Chaves de cristales de anglesita, que vino á ensayar primeramente en el laboratorio que está á mi cargo, se me ocurrió que no sería inútil recordar á los mine- ralogistas un medio de reconocimiento fácil y seguro de dicha substancia, que no se halla consignado, sin embargo, en los tratados. »En efecto, las obras de Mineralogía señalan como caracte- res químicos de la anglesita su escasa solubilidad en el ácido nitrico diluido y en frío, así como en el clorhídrico y en el sulfúrico concentrado y su solubilidad en las soluciones de potasa. Por la vía seca se nota que decrepita cuando se la calienta y se reduce en el interior de la llama, fundiéndose al soplete en una perla blanco-lechosa después de fría y dando al fuego de reducción un gránulo de plomo. »Como se ve, ninguno de estos caracteres químicos distingue de un modo general la anglesita de las otras especies minera—- les con quienes puede confundirse. No sucede esto valiéndose del tartrato amónico-amoniacal (2); método sencillo, rápido y que permite reconocer la anglesita aun en cantidades pequeñisimas, como puede ser un trocito de cristal despren- dido de la ganga. »Hé aquí cómo se opera: pulverizase el mineral lo más fina- mente posible y se pone en un tubo de ensayo en digestión con el tartrato amónico-amoniacal. Si el líquido queda turbio, se filtra ú se deja en reposo hasta que se deposite el sedimento. (1) KRENNER: UVeber Ungarn's Anglesit. (Zeitschrift fúr Krystallographie, 1, 1871.) (2) Para preparar el reactivo se pone en un tubo de ensayo disolución de ácido tár- trico al 10 por 100 y se le echa exceso de amoniaco. o AAA DE HISTORIA NATURAL. 177 El líquido claro obtenido así se divide en dos partes: á la una se añade disolución sulfídrica Y sulfuro-amónico, con lo cual se forma un precipitado negro (sulfuro de plomo); á la otra se la agrega poco á poco ácido nítrico, y entonces aparece al principio un precipitado blanco (en forma de nube cuando no se agita), que se desvanece por un exceso de ácido nítrico. Tratando ahora la disolución bien transparente por unas gotas de cloruro, 6 mejor, nitrato bárico, se forma un precipitado blanco de sulfato bárico, insoluble en los ácidos.» —El Sr. Calderón dió lectura á la nota siguiente: Moluscos marinos de Andalucia, existentes en el Museo de la Universidad de Sevilla. «Una de las series de productos naturales de la región que he procurado reunir con más interés en el Museo que está á mi cargo, es la de los moluscos; tanto por lo descuidado de su estudio en Andalucía, como por el interés que ofrecen como medio de relacionar la fauna actual con las de los periodos geológicos precedentes, de los que aquí casi exclusivamente conocemos restos conquiliológicos. Así es que desde mi llegada á Sevilla me ocupé en entresacar los pocos ejemplares del país existentes en la colección de conchas, bastante rica, relativa— mente, que aquí había ya (aunque, como de costumbre, pura- mente exótica), y comencé desde luego á pedir y encargar moluscos á todos los conocidos que los pudieran buscar por entretenimiento, 6 como objeto de adorno, 6 recoger en sus excursiones veraniegas. Por este medio, á falta de la ayuda de aficionados científicos en el ramo en cuestión, y por mis corre- rías, he podido reunir en poco tiempo un número no despre— ciable de ejemplares de procedencia auténtica. »Por lo que respecta a los moluscos terrestres y fluviatiles, el precedente trabajo del eminente Dr. Westerlund (1), da cumplida idea del carácter é importancia de nuestra colección malacológica local; pero respecto á lo marino, sólo se ha publicado el del Sr. Girard, referente á cefalópodos (2), y he (1) Faunula molluscorum hispalensis. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE HIST. NAT., to- MO XXI, 1892.) (2) Notice sur les céphalopodes des cótes de "Espagne. (ANAL. DE La Soc. Esp. DE HisT. NAT., t. xxr, 1892.) ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXIlI. 12 178 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA creído que como datos para la fauna española, y en previsión de que la colección de que se trata pueda algún día arrinco- narse 6 perderse, vale la pena de completar aquellas noticias con la lista de las conchas marinas que de ella forman parte. »Puedo responder de la exactitud de las determinaciones, por deberlas á la gran competencia y bondad de malacólogos tan reputados como D. Joaquín González Hidalgo, los señores Hugo de Cort, de Bruselas; el Dr. Kobelt, de Francfort; Roberto Zetschin, de Patschkau, y, sobre todo, el conocidísimo señor Marqués de Monterosato, de Palermo, el cual me ha prestado sus grandes luces con una diligencia y un celo tan continua— dos, que verdaderamente a él se debe más que á nadie la cla- sificación de la serie malacológica andaluza de la Universidad. »Son tantas las personas de la localidad que me han propor- cionado ejemplares mejores ú peores de conchas del país, que su enumeración sería interminable. Sólo citaré, por haberlo hecho con propósito científico y por la importancia de sus recolecciones, á nuestros consocios Sres. D. Manuel de Paul, á quien se debe todo lo existente de Chipiona y Puerto-Real, y D. Federico Chaves, que ha traido no poco de la provincia de Málaga, así como al ingeniero D. Alfonso Escobar, y en fin, al Dr. Macías, que recogió en Cádiz, y al Sr. Arigo, que lo hizo: en Almería. »En la lista que va á continuación sigo el orden y adopto los nombres del catálogo de los moluscos marinos de España del Sr. Hidalgo (1), indicando los no citados hasta ahora de Anda- dalucía 6 de la Península, con arreglo á las noticias conteni- das en dicho importante catálogo: Conchiferos. Pholas Dactylus L.—Sanlúcar de Barrameda. — candida L.—Idem. (Citada de Malaga.) Teredo.—Cádiz. (Maderas atacadas por esta polilla de mar.) Solen Vagina L.— Huelva (Común y comestible.) — Siliqua L.—Algeciras. (D) Catálogo de los moluscos marinos testáceos de las costas de España éislas Baleares. (Memorias de la Real Academia de Ciencias de Madrid, t. xv, 1890-91.) a y DE HISTORIA NATURAL. 179 Ceratisolen Legumen L.—Huelva. Solecurtus strigilatus L.—Idem. Panopea Glycymeris Born.—Málaga. (Un ejemplar completo y magnífico.) Corbula gibba Olivi.—Cádiz. Neera costellata Desh.—Málaga. Mactra stultorum L.—Idem. Lutraria elliptica Lmk.—Huelva. — rugosa Chemn. Psammobia vespertina Chemn.—Algeciras. — costulata Turt.—Málaga. Tellina incarnata L.—Idem. — mitida Poli.—Idem. (No citada de Andalucía.) — Cumana Costa.—Huelva. — temus Da Costa.—Torrox (Málaga). — —balaustina L.—Algeciras. — — donacina L.—Almería. — pulchella Lmk.—Málaga. Pragilia fragilis L.—Idem. Donaz Trunculus L.—Huelva. — semistriata Poli.—Idem. (Vulg. coguinas.) Serobicularia piperata Poir.—Cádiz. Syndosmya alba Wood.—Idem. Mesodesma cornea Poli.—Málaga y Algeciras. Venus verrucosa L.—Huelva y Málaga. (Común y comestible. Vulg. almeja.) — Gallina L.—Idem. (Id.) Dione Chione L.—Chipiona. Dosimia ezoleta L.—Huelva. Tapes decussata L.—Idem. (Común y comestible. Vulg. almeja.) — geographica Chemn.—Málaga. — aurea Gmel.—Cádiz. (No citada de Andalucía.) Venerupis Irus L.—Cádiz. — decussata Phil.—San Fernando. (No citada de Anda- lucía.) Cardiam aculeatum L.—Algeciras. — tuberculatum L. var.—Cádiz y Huelva. — edule L.—Puerto-Real, Huelva y Algeciras. Lucina leucoma Turt.—Málaga. — spimfera Mont.—Idem. 180 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Lucina pecten Lmk.—Algeciras. Ungulina oblonga Lmk.—San Fernando. Kellia corbuloides Phil.—Málaga y Cádiz. Mytilus edulis L.—Cádiz. (Común y comestible. Vulg. mejillón.) — hesperianus Lmk.—Málaga. (No citado de España.) — afer Gmel.—Málaga. Arca Nor L.—Idem. (No citada de Andalucia.) — tetragona Poli.—Málaga. — lactea L.—Idem. — barbata L.—Nerja. Pectunculus gaditanus Gmel.—Chipiona (Cádiz). Pecten maximus L.—Huelva. — Jacobeus L.— Málaga. — varius L.—Chipiona y Huelva. — flezuosus Poli.—Cádiz. Lima hians Gmel. var.—Algeciras. — ZLoscombi Leach.—Maálaga. Anomia Ephippium L.—Idem. — cepa L.— Cádiz. (No citada de España.) Ostrea angulata Lmk.—Cádiz. (Forma bancos que perjudican á las obras de madera del puerto.) — cristata Born.— Huelva. (No citada de Andalucía.) Cefalópodos. Argonauta Argo L.—Estrecho de Gibraltar. Octopus vulgaris Lmk.—Sanlúcar de Barrameda. Sepia PFilliouxii Lafont.—Idem. — elegans d'Orb.—Idem y Cádiz. Loligo vulgaris Lmk.—Idem, id. Theutis media L.—Sanlúcar de Barrameda. Todaropsis Veranyi Girard.—Idem. Spirula Peronti Lmk.—Málaga. (Una concha rodada.) Gastrópodos. Murex Brandaris L.—Huelva y Málaga. — PTrunculus L.—Máluaga. DE HISTORIA NATURAL. 181 Murezx Erinaceus L.—Sanlúcar de Barrameda. — —Edwardsi Payr.—Torrox (Málaga). — dinmermis Ph.—Chipiona. (No citado de España.) Pusus corneus L.—Chipiona.: Mangelia Vauquelini Payr.—Málaga. — costata Penn.—Chipiona. (No citada de Andalucia.) — attenuata Mont.—Malaga. Lachesis minima Mont.—Almerla. Triton nodiferum Lmk.—Chipiona. — —succinctum Lmk.—Idem. — cutaceum L.—Idem. Tritonium reticulatum Blainv.—Maálaga. (No citado de Anda- lucía.) Buccinum maculosum Lmk.—Chipiona. — Orbignyi Payr.—Cádiz. (No citado de Andalucía.) Nassa reticulata L.—Puerto-Real. — mutabilis L.—Malaga. — incrassata Múll.—Idem. — —Nudarensis Nam.—Almería. (No citada de España.) — Cuvieri Payr.—Malaga. — Pfeiferi Ph.—Puerto-Real. (No citada de España.) — corniculum Olivi.—Puerto-Real. = — var. solida.—Chipiona. — pygmer Lmk.—Tarifa y Málaga. — limata Chemn.—San Fernando. Cyclops Neriteum L.—Malaga. Purpura hemastoma L.—Idem. (No citada de Andalucía.) Cymbivm papillatum Schuam.—Málaga, Huelva. (Idem.) Mitra ebenus Lmk.—Tarifa. — Defrancii Payr.—Málaga. Marginella miliaria L.—Chipiona. — Philippi Mont.—Idem. (No citada de España.) Columbella rustica L.—Cádiz. — — var.—Tarifa. — scripta L.—Algeciras. Oassis undulata Gm1.—Chipiona. Cassidaria rugosa L.—Idem. (No citada de Andalucía.) Natica Sagraiana Orb.—Malaga. — intrincata Don.—Chipiona. Scalaria communis Lmk.—Idem. 182 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sealaria pseudoscalaris Brocchi.—Málaga. Ringicula awriculata Men.—Rábida (Huelva). Odostomia conoidea Brock.—Malaga. Eulima polita L.—Algeciras. Conus mediterraneus Brug.—Málaga, Puerto-Real. Chenopus Pes-pelecani L.—Cádiz y Málaga. Halia Priamus Meusch.—Chipiona. (Un ejemplar muy com- pleto de esta notable especie, donado por D. Manuel de Paul.) Cyprea Pyrum Gmel.—Idem. — europea Mont.—Cádiz. Ovula carnea Poyr.—Almería. (No citada de Andalucía.) — acuminata Brug.—Málaga. Cancellaria cancellata L.—Idem. Cerithium vulgatum Brug.—Puerto-Real. — reticulatum Da Costa.—Chipiona. =- adversum Mont.—Málaga. Littorina neritoides L.—Cádiz, Málaga y Almería. — — punctata Gml.—Cádiz. Rissoa monodonta Biv.—Málaga. — »variabilis Múblf—Málaga y Almería. — Cimezx L.—Almería. — Montagui Payr.—Cádiz. — spongicola Mte.—Málaga. (No citada de España.) Hydrobia acuta Lmk.— Puerto-Real. (Idem.) — ulve Penn.—Rábida (Huelva). (No citada de Anda- lucía.) Turritella ungulina L.—Cádiz. — triplicata Brocch.—Malaga. Mesalia varia Kiener.—Cádiz. Vermetus triquetter Biv.—Chipiona. Phasianella pulla L.—Tarifa. Turbo rugossus L.—Málaga. Trochus Ziziphinus L.—Cádiz. — exasperatus Penn.—Tarifa, Almería. — striatus L.—Chipiona. — varilineatus Mich.—Idem. — (Gibbula) Magus L.—Málaga. — — Richardi Payr.—Almería. — = divaricatus L.—Málaga. DE HISTORIA NATURAL. 183 Trochus (Gibbula) umbilicatus Mont.—Almería y Huelva. — + Adansoni Payr. — Almería. (No citado de Andalucía.) — —= villicus Phil.—Chipiona. (Idem.) — (Monodonta) articulatus Lmk.—Sanlúcar, Málaga. — (Clauculus) cruciatus L.— Malaga. Haliotis tuberculata L.—Chipiona. — siriata Lmk.—Idem. Pissurella gibberula Lmk.—Gibraltar. — Nubecula L.—Málaga. Dentalium Tarentinum Lmk.—Almerla. — Dentalis L.—Huelva. Patella vulgata L.—Cádiz. — — var.—Puerto-Real. — — var. elevata Jeff. —Málaga. — aspera Lmk.—Almería. (No citada de Andalucía.) — cerulea L.—Málaga. — — Lusitanica Gmel.—Chipiona. (No citada de Andalucía.) Chiton siculus Gray.—Algeciras. Tornatella fasciata Lmk.—Puerto-Real. Bulla striata Brug.—Idem. Philina catena Mont.—Málaga. Aplysia sp.—Sanlúcar de Barrameda. Umbrella mediterranea Lmk.—Almerla. Siphonaria Algesire Quoy et Gaim.—Cadiz. —Según noticia comunicada por el Sr. Paul la enfermedad que padecen los plátanos de Oriente de los paseos y alrededo- res de Sevilla, á la que se debe la caida prematura de sus hojas y el aspecto mucho más desguarnecido que de costumbre que ofrecen, es el ataque por el F/eosporium nerviseguivn (Pu- sarium Platanti). Este parásito, al parecer nuevo aquí, es muy común sobre los citados árboles en el Mediodía de Francia, y especialmente este año. 184 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sesión del 3 de Octubre de 1894. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. DANIEL DE CORTÁZAR. Leída el acta de la sesión anterior, fué aprobada. —(Quedaron. admitidos como socios numerarios los señores D. Juan Enciso y Mena, Licenciado en Derecho, de Car- tagena, propuesto por D. Daniel Jiménez de Cisneros; D. Álvaro Fernández Izquierdo, Licenciado en Medicina, de Burgos. propuesto por D. José Fuset; D. Cayetano del Toro y Quartillers, Doctor en Medicina, y D. José Rivas y García, Licenciado en Farmacia, de Cadiz, a propuestos por D. Francisco de A. Vera. —Se hicieron seis nuevas propuestas. —El Sr. Presidente dió cuenta del fallecimiento de D. Lau— reano Pérez Arcas, ocurrida en Requena, dedicando sentidas frases á la memoria del que fué por dos veces Presidente de la Sociedad y verdaderamente su fundador, y se acordó hacer constar en el acta el sentimiento con que la Sociedad había oido tan triste noticia, comisionando al Sr. Martínez y Sáez (D. Francisco de P.) para escribir la biografía del Sr. Pérez Arcas, que será leída en una sesión extraordinaria que cele— brará la Sociedad con este objeto, y publicada en los ANALES con el retrato del finado. Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acordán- dose dar las gracias á los autores de las regaladas. —El Sr. Vicesecretario presentó, en nombre de D. Carlos Pau, la siguiente nota: Seis Mentas hibridas de las cercanias de Segorbe. «Con el fin de sujetar á un tipo determinado las muestras que poseo, me determino á publicar las descripciones de cinco DE HISTORIA NATURAL. 185 formas que se encuentran en este país, y que con toda seguri- dad fueron producidas por cruzamiento. »El carácter más importante que nos indica la presencia del hibrido producido con la M4. aguatica consiste en perder la in— florescencia en cabezuela tomando aspecto espiciforme. »Otro carácter bien importante se refiere á la carencia de filamentos, siendo llevadas las anterás estériles en la entrada del tubo. Entre la M. sylvestris y M. rotundifolia esta carencia no tiene valor aleuno, pues vense numerosas flores con fila— mentos. | »La planta que presta el polen en los híbridos de la M4. aqua- tica se reconoce, teniendo presente que el polen de la especie esta nos dará muestras con las espigas abultadas en el ápice; si la M. aguatica es fecundada por la M. sylvestris 6 M. rotun— difolia, las espigas serán adelgazadas en su parte superior. »Respecto á la esterilidad, he de advertir que las combina- ciones de las M. sylvestris y M. rotundifolia dan bastantes núculas fértiles. La M. aquatica con las M. rotundifolia y M. sylvestris son casi estériles en absoluto. SE »1.? Mentha Tremolsiana Mihi hb.=M. sylvestris X hirsuta (non Wirtg.) »Planta de estatura elevada (mayor que las M. sylvestris y M. rotundifolia), cenicienta, de rizoma subterráneo rastrero, cubierta toda ella de pubescencia fina que recuerda su pre— sencia, tallos generalmente sencillos, ramosos en lo alto y asurcados en su parte baja; hojas pecioladas; peciolo corto, blanco-tomentoso; lámina de figura ovalada, aserrada hasta su ápice, aguda, acorazonada en la base; dientes agudos; en— vés punteado-impreso; flores en espiga laxa; cáliz tubuloso— acampanado; dientes setiformes, tres veces menores que el tubo; corola tan grande como las de la 1. hirsuta y de la mis- ma figura y disposición; estilo exerto. »La pubescencia de las hojas en el haz es parecida á la de la M4. velutina Sej. »Peciolos, 33 mm.; lámina, long. 40 mm.; anchura 35 mm.; long. del cáliz y corola, 5 mm. »Habita en la margen izquierda del río Palancia, antes de llegar á «La Barsella», una colonia de unos 50 individuos. Agosto y Septiembre, 1894. 186 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Dedico esta forma á mi respetable amigo D. Federico Tre- mols, de Barcelona. »2.? Mentha Cadevalliana Mihi, hb.=M. hirsuta XX rotundi- Jolía (var.? microphylla). »Planta enana, alampiñada, verde, de hojas que recuerdan aleo el sándalo, pero sus glomérulos le dan algún aspecto de M. Pulegivm. Rizoma rastrero; tallo cubierto, en los ángulos principalmente, de pelos cortos y reflejos; hojas con peciolo alargado, elípticas, con tres á seis dientes en cada lado, care- ciendo de ellos en el ápice y base, que ésta es algo decurrente; la punta redondeada, lampiña, con algún pelo en las costillas y nervios del envés; las hojas florales son agudas y enteras, lanceoladas 6 lineales. »Las flores son llevadas en espigas laxas, con ligero ensan— chamiento en su punta, pedunculadas; pedúnculos menores que el cáliz, llevados los glomérulos inferiores por un pie co— mún, en algunos pies bastante desarrollado. »Cáliz lampiño, longitudinalmente venoso, con los dientes triangular-aleznados, doble menores que el tubo ligeramente puberulento. »Corola de color rosado, pálido, de la misma figura que la M. aquatica, con el lóbulo superior bidentado, casi doble más ancho que los tres restantes; estilos largamente exertos. »Altura generalmente de 15 cm., pero se encuentran algu- nos pies muchísimo mayores. »Lámina de la hoja, 14-24 mm.; peciolo, 6 mm.; cáliz, 2 mm.: corola, 4 mm. »Abunda en las márgenes del «Río Chiquico», junto á la fuente del Zerrero. Agosto y Septiembre, 1894. »Dedico esta forma á mi estimado amigo y consocio D. Juan - Cadevall y Diars, de Tarrasa. 33. Mentha Zapateriana Pau, hb.=M. hirsuta Xx rotundi- Jfolia. »Planta de unos 8 dm. y más, cubierta de vestidura áspera: hojas elíptico-oblongas, aserradas menos en la base, que es cortada; el ápice consiste en un festón mucronado; peciolo corto; haz de color verde obscuro; flores en espiga; los glomé- rulos inferiores remotos, en su parte superior apretados. A AI DE HISTORIA NATURAL. 187 »Cálices cubiertos de pelos, acampanados; dientes alesna- dos, poco menores que el tubo; corola pequeña y de forma y estructura de M. aquatica. »El color, vestidura, tamaño, cálices pelosos y dientes a«par— tan esta forma de la anterior, de la cual es cercana. »Lugares húmedos y selvosos de los barrancos, junto al ce— menterio, en Segorbe, y más abajo de la fuente del Berro, en altura. 3 Septiembre, 1893. »Dedico esta forma á mi respetable amigo D. Bernardo Za- pater, de Albarracín. »4.* Mentha Viciosoana Pau, hb.=M. hirsuta Xx rotundifo— lia (var.? orviculata). »Planta parecida á la M. Pawi O. Deb.; mas sus espigas cor- tas y cabezudas, color vivo de sus flores y hojas más redon- deadas, la distinguen al momento. »Más afine es de la M. Cadevalliana, pero los caracteres di- chos pueden servir para diferenciarla. »Rarísima en la margen derecha del Palancia, antes de lle— gar al batán de 7ramuso. Septiembre, 1893. »La dedico á mi amigo y compañero D. Benito Vicioso, de Calatayud. »9... Mentha Paut O. Deb., Rev. de Bot., p. 697, 1892.= M. rotundifolia X aquatica Pau (non auct.) =M. rotundifolia X hirsuta. »Descrita esta forma por el Sr. O. Debaux en la «Revue de Botanique, y por el Sr. Willkomm en el «Supplementum Fl. Hisp.», nada debo añadir por mi parte. »Es abundante en toda la cuenca del Palancia, y presenta una variedad de hojas mayores, algo lanosas, y de flores pare- cidas á la M. sylvestris, que me indujo á tomarla por M. syl— vestris X hirsuta, según envío que hice al Sr. K. Keck. »6.* Mentha sylvestris X rotundifolia (non auct.) »Planta elevada, de aspecto parecido á la M. rotundifolia; hojas oblongo-lanceoladas, aserradas, lanuginosas y blanque- cinas en el envés; verde y lampiño el haz; espigas densas; cá- lices de la M. rotundifolia; corolas de la M. sylvestris; estam-— bres exertos. 188 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Abunda en los ribazos de las cercanías y presenta algunas variaciones. »NoTa. El Sr. Cadevall me remitió, creo que de Olot, un fragmento de menta que me parece ser M. velutina Sej. (M. nemorosa Xx macrostachya Wirtg. »OTRA. Sialguno desea cultivar las formas descritas, puede servirse comunicármelo, pues las cultivo en mi huerto.» —El Sr. Cazurro presentó la continuación de su fauna ma- tritense. ORDEN Il. Insectivoros. Dientes envueltos por el esmalte; incisivos en número varia- ble; caninos generalmente más pequeños que los incisivos y erizados de puntas cónicas, como asimismo los molares. Man- díbula inferior con cóndilos transversos. Cabeza generalmente puntiaguda. Las cuatro extremidades con uñas y conformadas las más de las veces para la progresión; con clavícula bien com- pleta; cúbito y radio separados entera 6 parcialmente; huesos metacarpianos y falanges medianamente desarrollados. Ma- mas generalmente abdominales. TI. Cuerpo no cubierto de espinas. Tamaño pequeño ó mediano. 1. Tamaño mediano; extremidades desemejantes; uno de los pares dispuesto para cavar ó para nadar. Con 41 dientes en total.............. Fam. 1. Tálpidos. a. Extremidades anteriores con la mano robusta y ensanchada, formando una especie derpalaipropia para cavar anar eo ota a O Talpa L a.a. Patas anteriores normales; las posteriores palmeadas y propias para la nata- ción; cola larga, con escamas y comprimida............... Myogale Cuy. 11. Tamaño pequeño; extremidades semejantes, homólogas entre sí, dispuestas ge- neralmente para la progresión; con 32 dientes cuando más. Fam. 2. Sorícidos. b. Dientes coloreados de rojo en la punta, en número de 32; patas y cola ordi- NAnIas; DO, CIADAS: o... rara a reo ola iO Sorez L. b.b. Dientes blancos unicoloros, en número de 28 á 30. cnCconi2s dientes: Gola delrada e aaa dates Crocidura Wagl. c.c. Con 30:dientes. Cola gruesa en la base................ Pachyura Sélys. 1.I. Cuerpo cubierto de espinas. Tamaño bastante grande... Fam. 3. Erinacéidos. No.comprende mas que-un solo género .comaessaa caos ms alain Bela a Erinaceus L. Faimimia 1. Tálpidos. : as El Dientes: C7 M 7: Calavera muy ancha por detrás é incli- nada hacia delante, sin apófisis postorbitaria ni cresta por de- A O a cb —AAS A A DE HISTORIA NATURAL. 189 lante de la órbita; agujero occipital muy grande, sin apófisis paroccipital ni mastoidea. Hocico en forma de trompa. Ojos y pabellones de las orejas apenas visibles. Esternón con quilla; omoplato largo y estrecho; cúbito y radio distintos. Manos en— sanchadas á veces; con cinco dedos. GÉNERO Talpa L. Cuerpo casi cilíndrico, alargado, con el cuello poco marcado y la cabeza aguda terminada por un hocico prominente, trun- cado y con las aberturas nasales en su extremo dirigidas hacia . E Sola 4 3 abajo y no visibles por encima. Dientes: I7; €; P+7;M>3* Patas anteriores anchas, con los dedos reunidos por la piel, dejando sólo al descubierto las uñas, conformadas para cavar; patas posteriores normales. Cola corta y peluda. T. europwa 7.— Esta especie es la única cuya existencia he podido comprobar en la región que estudiamos, aun cuando es probable que exista también otra especie muy afine, 7. ceca Savi. Se caracteriza por su pelaje suave, igual, negro ú par- duzco, con reflejos aterciopelados, y las patas casi desnudas, de color de carne. Los ojos visibles y con párpados movibles. Dimensiones: del cuerpo y cabeza, 0,150 m.: de la cola, 0,035; anchura del extremo del hocico, 0,008. Esta especie es sumamente común en casi toda la región, sobre todo en la parte montañosa ú cercana á las sierras. En la región $. y E. es algo más rara. Se la designa generalmente con el nombre de 7opo, aun cuando á veces con esta denomi- nación se la confunde con las arvicolas. Escorial! Collado Mediano (Conde! col. Museo reg. Cazurro). Región submontana (Graells). La otra especie europea de este género, Zalpa ceca Savi, es algo más pequeña, con los ojos cubiertos por la piel, el hocico algo más corto y los pelos de los labios y los pies blancos. Pa- rece más propia del Mediodía que la especie anterior, pero no he visto ningún ejemplar de este género procedente de la pro- vincia que pueda referirse á esta especie. 190 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA GÉNERO Myogale Cuv. Hocico alargado formando una especie de trompa deprimida, en cuyo extremo están colocadas las aberturas nasales. Cola larga escamosa y comprimida; patas anteriores terminadas por manos pequeñas y cubiertas de pelo; las posteriores por pies grandes, escamosos y palmeados, con las uñas bastante desarrolladas. Ojos pequeños. Orejas rudimentarias ocultas : a por los pelos. Dientes: 1. 5; C. y; P. q; M.3. M. pyrenaica (e9/.—Única especie que representa este gé- nero en nuestra Península, se caracteriza por su color pardo más claro en los costados y gris en el vientre. Las regiones laterales de la trompa con pelos blancos y en los labios cerdas rígidas. En la base de la cola una doble serie de folículos glandulares que segregan un producto almizclado. Dimensiones: del cuerpo y cabeza, 0,129 m.; de la cola, 0,140; del hocico, 0,25. Esta especie, una de las más curiosas de nuestra fauna, se encuentra únicamente en los ríos y arroyos de las regiones alpina y subalpina de la provincia, y generalmente, según los Sres. Graells y Pérez Arcas, se la conoce con el nombre de Almizclera. Buitrago y Guadarrama (col. Mus. reg. del Sr. Pé- rez Arcas!). Región montana. Graells. FamiLIa 2..—Sorícidos. Su 02 1 INTL 3 el IA la : M. a Calavera ensan- Dientes: I. 20 > O OO chada por detrás, cónica por delante; sin arco cigomático, apófisis orbitaria ni fosa terigoidea. Primer incisivo más grande que los demás y provisto de dos puntas; caninos más pequeños que el menor de los incisivos; molares superiores formados por dos prismas triangulares; incisivos inferiores muy prolongados. Forma semejante á la de los ratones. Ester- nón ancho y sin quilla; clavícula pequeña y delgada; radio y cúbito distintos; tibia y peroné soldados inferiormente; con cinco dedos en cada extremidad terminados por uñas. Muchas veces con una glándula odorifera en los costados. Con seis ú ocho mamas inguinales. DE HISTORIA NATURAL. 191 GÉNERO Sorex L. Dientes, en número de 32, de color rojo anaranjado en la punta; los dos grandes incisivos inferiores de en medio den— tados en su borde superior, y los de la mandíbula superior con el talón saliente, apareciendo de este modo como formando dos filas. Cola cubierta de pelos de una misma especie. Dedos casi desnudos; orejas pequeñas ocultas por el pelo. Dientes: 1 A 3 z 330.7; P. 7; M. 3. Se conocen con el nombre de musarañas. a. Cola más corta que el cuerpo, descontando la cabeza, y en proporción poco POS retiene doi alle S. vulgaris £. 0.0. Cola igual ó algo más larga que el tronco, bastante pelosa; tamaño algo mayor quejenta especie anterio iia ato ios S. alpinus Schinz. S. vulgaris Z.—Pelo gris aterciopelado. Cola aleo cuadrada mas corta que el cuerpo, pardo obscura por encima y gris por debajo. Pies casi desnudos. Con una glándula odorífera en los costados. Canino inferior con un solo tubérculo. Premolar con dos tubérculos. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,065; cola 0,042; pies posteriores, 0,015. Las costumbres salvajes de este mamífero le hacen difícil de capturar y observar; en España parece ser also frecuente, aun cuando los datos acerca de su existencia no sean muy abun- dantes. Madrid! (col. del Museo) Aranjuez! S. alpinus Schinz.—Pelo gris más claro en el vientre. Cola tan larga ó más que el cuerpo, cubierta de pelo abundante en toda su extensión. Bigotes largos, blanquecinos. Talón de los incisivos superiores poco marcado; canino inferior con dos tubérculos. De talla algo mayor que la especie precedente. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,070 m.; cola, 0,065; pies posteriores, 0,018. Esta especie habita sólo las cordilleras elevadas como los Alpes, los Pirineos, etc., y aun cuando con duda, creo poder referir á esta especie algunos ejemplares de las regiones más elevadas de la sierra de Guadarrama. 192 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA GÉNERO Crocidura Wagler. Dientes blancos en número de 28; los dos incisivos inferiores medios, grandes y no dentados, los superiores encorvados en anzuelo con el talón puntiagudo. Cola más corta que el cuerpo, redondeada, delgada y de igual grueso en toda su longitud. : q 24 IS Dientes: I. e da pi E: 75M. % >. aranea Sc/hreb.—Única especie que se encuentra de este género. Caracterizada por su color gris, su cola cilíndrica más larga que la mitad del cuerpo, con pelos cortos sembrados de otros más largos y fuertes. Orejas bien desarrolladas. Dimensiones: del cuerpo y cabeza, 0,060 m.; de la cola, 0,040. Es una de las especies más comunes de este grupo y la que más se acerca á las habitaciones y jardines, aun en el mismo Madrid. Generalmente se la desiena como á todos los soríci- dos, con el nombre de Musaraña y también con el de Musgaño, denominación poco precisa, pues se aplica también á otras alimañas, arañas, etc., bajo la cual parece ser objeto de creen- cias supersticiosas, pues se cree que produce mal de ojo. Ma- drid! (col. del Museo). Collado Mediano, Conde! (col. del Mu—- seo, reg. Cazurro). Castellarnau, La Granja! Jardines de Ma- drid, Graells. GÉNERO Pachyura Selys. Dientes blancos, en número de 30, con los incisivos inferio— res no dentados; el primer premolar muy pequeño fuera de la línea de los demás. Cola fuerte, cuadrada, disminuyendo insensiblemente en grosor hacia la punta, y tan larga como el 4 ER q 2 3 cuerpo sin la cabeza. Dientes: I. e E Es EE mi M. as P. etrusca Savi.—Es la única especie de este género y se distingue facilmente por su diminuta talla, color gris rojizo, más claro en el vientre, las patas y el hocico. Cabeza gruesa, ovejas grandes, redondeadas. Pies cubiertos de pelos blancos. Cola gruesa en la base, de sección subcuadrada. Sin glándu- las odoriferas en los lados del cuerpo. DE HISTORIA NATURAL. 193 Dimensiones: de la cabeza y del cuerpo, 0,035 m.; de la cola, 0,025. Esta especie parece bastante rara en la región central y más abundante en el SE. de la Península. No poseo más datos de su existencia en la provincia que unos ejemplares de Collado Mediano recogidos por el Sr. Conde, que regvalé á las Coleccio- nes del Museo de Madrid. FamiLia 3. —Erinacéidos. Dientes: I. S “0 : ¿0pa SS M. Si ú otras diversas para las es- pecies exóticas. Calavera ensanchada entre tas raices posterio- res de los arcos cigomáticos que son completos y delgados. Clavícula delgada. Omoplato con metacromion largo y pun- tiagudo. Cúbito completo y separado. Peroné unido interior mente con la tibia. Cinco dedos terminados en uñas. Cuerpo cubierto en el dorso de púas ó cerdas más 4 menos mezcladas con el pelo. GÉNERO Erinaceus L, Hocico corto y agudo. Cuerpo no muy largo cubierto de espinas y susceptible de arrollarse en bola. Cola corta y pelosa. Dientes: L 7; C. E; P. $ M.<. Er. europeus Z.—Única especie europea de este género. Tiene el dorso y los costados cubiertos de espinas de unos 25 mm. de longitud y el resto del cuerpo de pelos largos, gruesos y rígidos. La cola muy corta y pelosa. Las manos con cinco dedos terminados en uñas medianamente fuertes. Dimensiones: de la cabeza y el cuerpo, 0,200 m.; del ante- brazo, 0,50; del pie anterior, 0,027; del posterior, 0,040. El erizo común es una de las especies mejor conocidas del vulgo por su cubierta extraordinaria de espinas y por su abundancia y costumbres. Se le encuentra tanto en las sierras como en los llanos y no huye de las poblaciones y granjas en cuyas huertas y jardines penetra. Como animal que destruye muchos insectos y babosas, es útil á la agricultura, pero por comer su carne, por ignorancia y hasta por pasatiempo se le persigue y destruye. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXIII. 13 194 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Madrid! El Pardo! Escorial! Navalcarnero!, etc. Área matri— tense, Graells. ORDEN III. Roedores. . E * 1 2 Dientes envueltos por el esmalte, los incisivos (G rara vez 5) se reproducen continuamente por ser de bulbo persistente y - crecen en dirección circular; sin caninos; molares con super— ficies ásperas y transversas generalmente. Mandíbula inferior con los cóndilos longitudinales, que no se mueven en cavida— des glenóideas especiales, sino libremente de atrás á delante Ó viceversa en surcos longitudinales. Las cuatro extremidades dispuestas para la progresión y provistas generalmente de cinco dedos con uñas. I. Dos incisivos solamente en cada mandíbula. (SUBORDEN Simplicidentes.) 1 2 do 3d 116 - 1. Dientes: I. T— M. pl Ó 3 Ó 3 Ó 7 Ó 4 * molares con tubérculos transversos y con la edad pliegues de esmalte ó con láminas de éste y prismáticos. Peroné, en el adulto, confundido con la tibia, al menos en su tercio in- ferior. 3 E E: a. M. 3" Con intestino ciego. Cola normal, poco pelosa. Fam. 1. Múridos. a. Molares tuberculosos, con raíces. Hocico agudo. Cola larga, tanto ó más que el cuerpo, escamosa......o.ooooocoronmosooada Mus L. £. Molares lamelosos, sin raíces. Hocico obtuso. Cola más corta que el: cuerpo, cubierta de pelos. ose aos aan Arvicola Lacep. 4 z a.0o. M. e Sin intestino ciego. Cola en penacho ó muy pelosa.............. O AS AS OSOS SEO SOS Fam. 2. Mióxidos No está representada más que por un solo género.... Myozxus Schrb. 1 5 1.1. Dientes: I. y M. q molares con raíces. Tibia y peroné separados. Cola en penacho, con pelos dísticos, tan larga como el cuerpo. Fam. 3. Esciúridos. Unisolo 2eneroien la Teo as e alt eta lola asa Sciurus L. 1.1. Dos incisivos pequeños detrás de los dos Nod en la mandíbula superior. Cola corta, pelosa. (SUBORDEN Duplicidentes. Dirt ... Fam. 4. Lepóridos. Representada por un solo génerO ........oo.ooo.. SOS OO A PO A Pdo Lepus L. Fam. 1.— Múridos. Dientes: M. > molares con tubérculos transversos, que por el desgaste se transforman en pliegues de esmalte y con raíces ó con láminas de esmalte, prismáticos y sin raíces. Calavera estrecha generalmente; los frontales, algo angostos por delante, tienen frecuentemente una cresta supra-orbitaria; apófisis DE HISTORIA NATURAL. 195 cigomática del maxilar superior con dos raices; sin apófisis post-orbitaria; el agujero supra-orbitario, ensanchado por arriba y estrechado por abajo; apófisis coronóides y la del ángulo de la mandíbula inferior perfectamente marcadas. Clavículas desarrolladas. Las extremidades anteriores por lo común con cuatro dedos y un rudimento de pulgar; las poste- riores con uno. La tibia y el peroné unidos por debajo. Orejas medianas 6 muy cortas y ocultas por el pelo. Cola: variable, 0 larga y escamosa ó corta y pelosa. Cuerpo generalmente esbelto y prolongado; piel con pelos suaves y rara vez con cerdas. Tamaño generalmente pequeño, en algunos algo mediano. pa GÉNERO Mus L. Dientes incisivos lisos; molares tuberculosos, con raíces, que en los viejos, efecto del desgaste, forman pliegues de esmalte, los superiores algo dirigidos hacia atrás, en número de tres á cada lado, en ambas mandíbulas. Cuerpo corto, con las patas poco prolongadas, bajas; cabeza cónica; ojos grandes y promi- nentes; orejas de mediado tamaño, generalmente pelosa; na- riz prolongada y con cerdas formando bigotes. Cola delgada, escamosa, tan larga 6 más que el cuerpo. Pies sin pelo, con pulgar rudimentario y con uña plana en las extremidades anteriores; las demás uñas fuertes y encorvadas. I. Pliegues palatinos no divididos en el medio: tubérculos de los tarsos anteriores alargados; con diez ó doce mamas; cola con más de doscientos anillos. Talla mediana. (Ratas.) 1. Bóveda craneal prismática, con las crestas salientes; arco zigomático re- gularmente convexo en toda su extensión. Cola un poco más corta que el cuerpo con 210 anillos escamosos. Orejas apenas más largas que el tercio de la cabeza..... ODISEA Ol ee aba o M. decumanus Pall. 1.1. Bóveda craneal globulosa con crestas relativamente borradas; arco zigo- mático comprimido. Cola algo más larga que la longitud del cuerpo. Ore- jas casi tan largas como la cabeza. a. Color pardo amarillento, blanco en el vientre y amarillo en la gar- ganta. Hocico medianamente agudo............. M. tectorum Savi. a.4. Color gris muy obscuro, negruzco por encima. Hocico algo más agudo quelendarespeci ae a e M. rattus L. TI. Pliegues palatinos diyididos en el medio. Todos los tubérculos del pie redondea- dos; con 6 á 10 mamas; cola delgada, cuando más con 180 anillos. Talla menos que mediana ó pequeña. 2. Orejas más grandes que la mitad de la longitud de la cabeza, desunidas. (Mus. in str. sens. Ó Ratones). 196 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA a. Bóveda craneal ovoide; arco zigomático sólido y regularmente con- vexo en toda su extensión; frontales muy incluídos entre los parie- tales, que se prolongan lateralmente cada uno formando una rama delgada y aguda. Con 10 mamas. Cola de 180 anillos. Longitud del pie con las uñas menos de 20 MM......o0ooocooo.... M. musculus L. a.a. Bóveda craneal globulosa; arco zigomático delgado y comprimido;, frontales poco incluídos entre los parietales, cuyos ángulos antero- laterales son poco agudos. Con 6 mamas. Cola con 150 anillos. Lon- gitud del pie, con las uñas, más de 20 mm......... M. sy lvaticus L. 2.2. Orejas pequeñas, del tercio de la longitud de la cabeza cubiertas de pelos rasos: ¡Con /S/Mamas(MICIOMYS Jl ias M. minutus Pall. M. decumanus 21//.—Pelo pardo rojizo por encima con pelos más obscuros y gruesos, por la cara ventral de color más claro casi gris. Pies no pelosos. Cola algo más corta que el cuerpo con 210 anillos escamosos. Orejas bastante más cortas que la cabeza. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,312 m.; cola, 0.192; pie, 0,043. Especie procedente de Oriente, y que en tiempos no muy lejanos, invadió toda la Europa. Es muy común en toda la provincia. Madrid! Escorial! Pinto (Bolívar, col. Museo.) Area matritense, Graells! Se conoce generalmente con el nombre de Rata. El Sr. Graells, en su lista citada, la señala especial— mente como propia de las alcantarillas de Madrid. M. tectorum Savi.—Pelo de color pardo amarillento por encima, blanco casi en el vientre y en los pies; con una man— cha de amarillo en la garganta. El hocico medianamente agudo. Orejas casi tan largas como la cabeza. Cola algo más larga que el cuerpo, con unos 250 anillos próximamente. Dimensiones: de la cabeza y el cuerpo, 0,170 m.; de la cola, 0.205; pie posterior, 0,041. Esta especie es, en el sentir de algunos, una variedad de la rata negra común, distinta sólo por su color rojizo amarillento. M. de PIsle supone que esta variedad es una raza oriental de donde procede la rata común de Europa y que los individuos que de ella hoy se observan proceden de invasiones recientes. Generalmente se confunde con la especie que sigue. Madrid! El Sr. Boscá ha remitido ejemplares de esta especie á las colecciones del Museo, procedentes de Ciudad-Real y Valencia. DE HISTORIA NATURAL. 197 M. rattus Z.—Pelo gris muy obscuro, negruzco por encima y Casi ceniza por la cara ventral, pies negruzcos. Hocico más agudo que en las especies anteriores. Orejas grandes y desnu- das, de la mitad de la longitud de la cabeza. Cola más larga que el cuerpo, próximamente con unos 260 anillos. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,150 m.; de la cola, 0,200; pie posterior, 0,038. "Especie muy común en toda la Península, que constituye á veces casi una plaga. Como las especies anteriores se designa con el nombre de rata. Provincia de Madrid!, etc. M. musculus Z.—Pelaje gris en su conjunto más claro en la cara ventral. Cada pelo anillado alternativamente de gris, amarillo y pardo; pies grises. Orejas grandes, desnudas, grises. Mamas en número de 10. Cola tan larga como todo el cuerpo, delgada, con 180 anillos cuando más. Talla pequeña. Tarsos cortos sin mancha en el talón. Dimensiones: de la cabeza y del cuerpo, 0,090 m.; pie poste- rior, 0,020. Esta especie, que es el ratón doméstico, vive en gran abun- dancia en el interior de las casas viejas. Provincia de Madrid! M. sylvaticus Z.—Pelo pardo rojizo por encima, blanco en la cara ventral y en los pies, claramente limitados estos colores en los costados; con una mancha obscura parda, rojiza en el talón. Orejas grandes. Con 6 mamas. Cola vellosa, más obscura por encima, con 150 anillos. Tarsos largos. Dimensiones: del cuerpo y cabeza, 0,120 m.; de la cola, 0,110; pie posterior, 0,025. Como la especie anterior se designa con el nombre vulgar de ratón, y como el doméstico se encuentra á veces en los campos, se les confunde. Es bastante frecuente en gran parte de la provincia, desde el pie de la sierra hasta la Mancha, pues de Ciudad-Real existen en las colecciones del Museo ejemplares regalados por el Sr. Boscá. Madrid! Collado Mediano, Conde (col. Museo, reg. Cazurro). Area matritense, Graells, etc., etc. 198 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA M. minutus 24//.—Esta especie, de tamaño aún más pequeño que la anterior, de color amarillento y con las orejas cortas, redondeadas y pelosas, no ha sido hasta ahora observada, al menos que yo sepa, en esta región, pero abunda en casi toda Europa meridional y central y algunas personas me aseguran haber visto en los trigos nidos de estos ratones; así que es muy probable que exista también en la provincia. GÉNERO Arvicola K. et Bb. Dientes molares sin raices formados por prismas triangula— 12 res que dan á la corona la figura oa esta corona plana. Orejas cortas á veces no visibles fuera del pelo. Hocico grueso y redondeado. Extremidades posteriores algo más robustas en proporción que las anteriores, con las plantas anteriores des— nudas, con cinco ú seis tubérculos. Cola corta, dins en toda 0 es Pi su extensión. Fórmula dentaria: I. eS C. I. Primer molar con sólo siete senos en el esmalte; orejas que salen por encima de: los pelos de la cabeza, tan largas como el tercio de la longitud de ésta; cola más larga que la mitad del cuerpo. (Hemiotomys Sélys; Paludicola Blasius.) 1. Cinco tubérculos en el pie posterior. Forma y dimensiones semejantes á las de la rata común........ SAS O CE DO Ar. amphibius Mig. 1.1. Seis tubérculos en el pie posterior. Tamaño poco mayor que el del ratón... A A ed Ar. nivalis Martins. 1.1. Primer molar con más de siete senos de esmalte. Cola más corta que la mitad del cuerpo. 1. Arvicolas de formas rechonchas, algo semejantes á las del topo. Orejas muy cortas, ocultas por el pelo. Ojos pequeños. Cola más corta que la tercera parte de la longitud del cuerpo. Cuatro mamas. /Microtus Schp.; Terri- cola Fatio.) a. Color gris negruzco. Tercer molar superior con seis espacios y siete ángulos formados por los pliegues de esmalte.........ooooomommo... A A O OBS Ses Ar. subterraneus Sélys. 0.0. Color pardo amarillento. Tercer molar superior con sólo cinco espa- cios de esmalte Tamaño algo Mayor........... Ar. ibericus Sélys. 1.1. Orejas tan largas como el tercio de la cabeza, que apenas si asoman por encima de1os pelos. Cola algo más larga que la tercera parte del cuerpo. Ocho mamas. /Agricola Bl.; Arvicola Bl ) Una'sola especie en esta TegiON.. ce asco dae ate Ar. agrestis L. Ar. (Hemiotomys) amphibius Pa//.—Pelo obscuro pardo gris con reflejos rojizos. Tercer molar superior con cinco espacios y seis ángulos; primer molar inferior con siete espacios y nueve angulos, y el tercero con cinco espacios, cuatro de ellos DE HISTORIA NATURAL. 199 incompletamente separados, y seis ángulos. Orejas medianas de la tercera parte de la longitud de la cabeza. Con cinco tubérculos solamente en la planta de los pies posteriores. Cola de la mitad de la longitud del cuerpo. Talla y forma semejan- tes á la de la rata común. Dimensiones: del cuerpo y la cabeza, 0,172 m.; de la cola, 0,081; pie posterior, 0,032. Esta especie es bastante común en toda la región y aun en toda la Península, generalmente se la conoce con el nombre de rata de agua, pues se encuentra de ordinario en las orillas de los charcos y arroyos. Madrid! Arias (col. Museo), Collado Mediano!, Conde (col. Museo, reg. Cazurro). San Martín de la Vega, Arias (col. Museo). Area matritense, Graells. Ar. (Hemiotomys) nivalis l/artim5.—Pelo por encima pardo eris bastante claro, amarillento en los costados, cola gris clara á veces blanca y casi blanca en la cara ventral. Tercer molar superior con seis espacios y seis ángulos, y el primero inferior con ocho espacios y nueve ángulos. Orejas de la tercera parte de la longitud de la cabeza. Pies posteriores con seis tubércu— los redondeados. Cola gruesa de la mitad de la longitud del cuerpo. Tamaño bastante menor que el de la especie pre- cedente. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,120 m.; de la cola, 0,060; del pie posterior, 0,012. Esta especie habita siempre en las montañas en las regiones más elevadas. Es común en los Alpes y los Pirineos. El señor Castellarnau, en su Catalogo de aves de San Ildefonso, cree poder referir á esta especie las galerías y toperas que se observan en bastante abundancia en gran parte de la vecina - sierra. Por mi parte, en Peña Lara y en otros puntos de la misma sierra he observado estas galerías que el vulgo atribuye á los topos, y he visto vivos, sin poderlos capturar, algunos ejemplares que por su talla y color sólo podían referirse á esta especie. Ar. (Microtus) subterraneus Se/ys.—Pelo gris negruzco, ce- niciento en la cara ventral. Primer molar inferior con nueve espacios y once ángulos. Tercer molar superior con seis espa— cios de esmalte y siete ángulos. Orejas casi desnudas que 200 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA apenas asoman entre el pelo. Ojos pequeños. Cuatro mamas. Cola más corta que el tercio de la longitud del cuerpo. Dimensiones: de la cabeza y del cuerpo, 0,090 m.; de la cola, 0,030; del pie posterior, 0,018. Esta especie es uno de los arvicolas más abundantes en toda Europa y en la región que estudiamos. Generalmente por su habitat subterráneo el vulgo la confunde con el topo. Mu- chos autores la han dividido en diversas especies que, sin em- bargo, según la opinión de Winge, de Elliot, de Trouessart y de la mayoría de los zoólogos que han estudiado reciente— mente este género, creen que pueden reducirse á una sola, siquiera se aprecien las demás como variedades. En nuestra región las variedades más frecuentes parecen ser la 4. ¿incertus Sélys y la A. pyrenaicus Sélys, en la región montana. Madrid! Arias (col. Museo); Villa del Prado, Arias (col. Mu- seo). Debe también existir por toda la provincia, pues se hallan en las colecciones del Museo ejemplares procedentes de Ciudad- Real, regalados por el Sr. Boscá. Ar. (Microtus) ibericus Se/ys.—Color pardo algo amarillento, especialmente en la cara ventral. Tercer molar superior más pequeño con sólo cinco espacios de esmalte. Orejas muy peque- ñas, apenas visibles entre el pelo. Cola corta, bastante peluda. De tamaño algo mayor que la especie anterior. Dimensiones: de la cabeza y del cuerpo, 0,100 m.; de la cola, 0,030; del pie posterior, 0,020. Esta especie parece ser bastante frecuente en todo el centro de España; en nuestra región se extiende de preferencia en su porción más meridional, hasta la Mancha, pues en las coleccio- nes del Museo existen ejemplares de Ciudad-Real recogidos por el Sr. Boscá, y otros recogidos por mí en Navalcarnero! Ar. (Agricola) agrestis Z.—Pelo gris, amarillento, blanque- cino en la cara ventral y los pies, y más amarillento en los costados. Tercer molar superior con seis intervalos y siete angulos, el primero inferior con nueve intervalos y nueve angulos, y el tercero inferior con cinco ángulos. Orejas de la tercera parte 6 poco más de la longitud de la cabeza, que aso- man algo entre el pelo. Ojos grandes y prominentes. Cola algo más larga que la cuarta parte de la longitud del cuer- DE HISTORIA NATURAL. 201 po. Planta de los pies posterior con seis tubérculos. Ocho mamas. Dimensiones: de la cabeza y del cuerpo, 0,100 m.; de la cola, 0,35; del pie posterior, 0,020. Este arvicola es la más común en la provincia, sobre todo en las tierras algo húmedas y en los campos. Los labradores conocen los estragos que causa, pero la confunden general- mente con el topo y la dan este nombre. Comprende esta especie algunas variedades que muchos autores han considerado como especies distintas; la más común en la región parece ser la 4. var. arvalis Pall. Madrid! (colec— ción del Museo). Area matritense, Graells. FamtinIa 2. Mióxidos. : 4 Dientes: M. -, con crestas transversas de esmalte estrechas y aproximadas en la corona. Calavera estrecha en los frontales, sin apófisis post-orbitaria, agujero infra-orbitario mediano, prolongado y situado en la base de la apófisis cigomática; alvéolos de los incisivos muy grandes; las vejigas óseas de los huesos timpánicos muy desarrolladas. Con clavícula. Un rudimento de pulgar con uña plana en las extremidades ante- riores y cinco en las posteriores; uñas pequeñas y comprimi— das. Cola de la longitud del cuerpo, terminada en penacho 6 muy pelosa. GÉNERO Myoxus Schreb. Con dos incisivos en cada mandíbula, generalmente algo tenidos de pardo, y los molares blancos. Cabeza bastante erande con el hocico poco alargado, las orejas medianas ó grandes y los ojos grandes. Cuerpo poco alargado con la cola larga y pelosa, y aun á veces dística como en las ardillas. Patas medianas con cuatro dedos y un pulgar rudimentario las anteriores y con cinco dedos las posteriores. Fórmula den— , 1 0 1 3 taria: l. 130. os 75M. 3 0. Molares superiores con sólo tres pliegues de esmalte, de los cuales los dos mayores están situados en el borde externo. Tubérculo metatársico interno muy estrecho, lineal, empezando al nivel del borde posterior del tubérculo metatársico externo. Cola cubierta de pelos cortos en la base y dística en el extremo. (Subgénero Eliomys Wagn.)....oooooommoomom..o.. M. nitela Schreb. 202: ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA a.a. Cinco repliegues de esmalte en cada molar, casi iguales y situados en el borde externo. Tubérculo metatársico interno oval, comenzando al nivel del medio del tubérculo metatársico externo. Cola dística y muy pelosa en toda su lon- gitud. (Subgénero Myozus Schreb.).......o.oooooocoo E e M. glis L. M. (Eliomys) nitela Sc/reb.—Parte superior del cuerpo de color pardo rojizo con un tinte ligeramente violáceo; una mancha negra alargada parte del hocico, rodea el ojo, se bifurca al nivel de la oreja y termina en el cuello; una man- cha blanca delante de la oreja y otra detrás. Cola negra en su parte posterior y blanca en el extremo. Regiones inferiores blancas ód ligeramente grises. , Dimensiones: cabeza y cuerpo, 0,12 m.; cola, 0,10. Esta especie es común en la región montañosa de nuestra provincia, sobre todo en los bosques de encina; y el vulgo la designa con el nombre de /irón, y conociendo el sueño inver- nal de estos animales aplica este nombre á las personas de sueño pesado. El Pardo! Montes de la cordillera de Guadarrama! Graells! Cercedilla! M. glis Z.—Color gris apenas mezclado de rojo, con la parte inferior de la cabeza y del cuerpo blanco muy puro. Orejas ovales de la longitud de la tercera parte de la cabeza, cubiertas de pelos cortos. Cola un poco más corta que el cuerpo, dística y muy pelosa en toda su extensión. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,14 m.; de la cola, 0,12. Esta especie parece no ser tan frecuente como la anterior, pero en cambio quizás está aleo más esparcida. Madrid! (colec- ción del Museo). Collado Mediano, Conde! Además de las especies citadas se incluye también en esta familia otro género y especie común en otros puntos y que quizás pudiera existir en la región que estudiamos, el Muscar- dinus avellanarius L., bastante más pequeño que los anteriores y con la cola cilíndrica y poco pelosa, apenas dística. FamiLIa 3.2 Esciúridos. E 5 7 Dientes molares 7, con raices. Calavera ancha por delante; 4? los frontales con una apófisis post-orbitaria; agujero infra- orbitario grande, dirigido hacia delante y con un borde infe- DE HISTORIA NATURAL. 203 rior grueso; el pómulo, grande, llega hasta la cavidad arti- cular de la mandíbula inferior; ángulo de esta casi cuadran— gular y saliente en todo su borde inferior. Labio superior hendido. Con clavícula. Tibia y peroné separados. El cuarto dedo de las manos más largo que los restantes. Uñas corvas y comprimidas. Cola distica. GÉNERO Sciurus L. Cabeza redondeada; hocico corto; orejas de mediano tamaño, cubiertas en invierno de pelos cortos. Ojos grandes. Dos inci- sivos en cada mandíbula, ligeramente parduzcos; molares blancos. Cuerpo alargado; cola larga, cubierta de pelos largos, dística. Patas de mediano tamaño terminadas por dedos alar- gados, provistos de uñas curvas y comprimidas; el pulgar de las patas anteriores muy pequeño. 0 . 0? 2 PF MM. Fórmula dentaria: I. y; € e S. vulgaris Z.—Pelo rojo, de tono parduzco, casi negro 6 muy encarnado; más obscuros los pelos largos de las orejas y de la cola. Garganta, pecho y abdomen blancos. Cola tan larga como el cuerpo, dística por debajo y formando un hermoso plumero. En verano tienen estos animales todo el pelo del cuerpo más corto y carecen de los pinceles que llevan en las orejas. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,25 m.; de la cola, 0,23. Esta especie, conocida con el nombre vulgar de ardilla, es muy frecuente en nuestra región, en los bosques, sobre todo en los de coníferas, en los que á veces ocasiona bastante daño destruyendo las piñas y comiendo las yemas. Escorial!, Peguerinos!, Puerto de Navacerrada!, La Granja! (Castellarnau), Pinares de la Cordillera (Graells). FamiLIaA 4.” Lepóridos. Dientes: M. a sin raíces, el último superior muy pequeño y sencillo. La parte craneal de la calavera estrecha, con los agujeros ópticos unidos en el medio; la apófisis zigomática con una sola raíz y el agujero infra-orbitario pequeño; la superficie 204 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA anterior del maxilar superior con numerosas aberturas muy pequeñas; el paladar óseo, corto y estrecho y los alvéolos de los incisivos grandes y acorazonados. Orejas grandes y pro— longadas. Clavículas rudimentarias. Tibia y peroné anquilo— sados en su parte inferior. Extremidades posteriores más largas y robustas que las anteriores. Cola corta encorvada y pelosa. GÉNERO Lepus L. Doce molares y cuatro incisivos en la mandíbula superior: los dos incisivos más pequeños detrás de los dos mayores; diez molares y dos incisivos en la mandíbula inferior. Cabeza bas- tante gruesa; orejas muy largas; ojos grandes; hocico corto cubierto de vello. Cuerpo alargado. Cola muy corta, pelosa y encorvada hacia arriba. Miembros anteriores de tamaño me- diano, con cinco dedos; los posteriores mucho más largos pro- pios para la carrera y con sólo cuatro dedos. 0 3 3 54 P. 73 M. 3. ; E 2 Fórmula dentaria: I. 7; C. a. Patas posteriores muy largas. Punta de la oreja negra. Hendidura post-pala- tina ocupando casi los tres cuartos del espacio comprendido entre las filas de molares y estrechada por detrás. (Subgénero Zepus L.)........ L. tímidus L. a.a. Patas posteriores poco más largas que las anteriores. Orejas gruesas ó parduz- cas en la punta. Hendidura post-palatina ocupando casi la mitad del espacio comprendido entre las filas de molares y estrechada por detrás (Subgénero Oryctotagus IAE)... os roads caita oo IN L. cuniculus L. L. timidus Z.—Pelaje gris rojizo, compuesto de pelos negros y pelos rojizos bajo los cuales se encuentra una capa de otro pelo más fino de color gris blanquecino; lados amarillentos ó rojizos con pelos sueltos, unos blancos y otros negros; pecho y vientre blancos. Orejas negras en el extremo. Cola negra por encima y blanca por debajo. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,60 m.; patas posterio— res, 0,29; cola, 0,08. Esta especie es muy común en toda la península, al contra- rio de lo que sucede con su afin, Zepus variabilis Pall., ó liebre de montaña, que parece hallarse solamente en el Ampurdán. Se conoce vulgarmente con el nombre de /iebre, y su colora— ción es bastante variable. Pa O DE HISTORIA NATURAL. 205 Es común en toda la provincia y su caza constituye una diversión muy generalizada. Madrid!, Escorial, Navalcarnero!, Arganda!, etc. Área matritense (Graells.) L. cuniculus Z.—Pardo negruzco por encima, pardo grís en los lados; extremo del hocico pardo negruzco; garganta de color blanco agrisado; porción inferior del cuello y superior del pecho gris parduzca, y la inferior del pecho y el vientre blancos, como asimismo la cara interna de los miembros. Cola peluda, corta, negra por encima y blanca por debajo. Orejas más cortas que la cabeza con la punta gris. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 0,40 m.; patas posteriores, 0,09; cola, 0,06. Como la anterior, es esta especie muy común en España, sobre todo en el centro, y se designa con el nombre vulgar de conejo. Las variedades blancas, negras y rubias no son raras y lo serían menos si las alimañas no las destruyeran más facil- mente por ser más visibles que los tipos. En domesticidad se cría también y se conocen multitud de razas. Es muy común en toda la provincia. ORDEN IV. Fieras. Calavera medianamente comprimida entre las órbitas, con el hueso lacrimal distinto, perforado por un canal lacrimal más 4 menos saliente fuera de la órbita y formando, en unión con el pómulo, el borde anterior de ésta. Dientes con esmalte, bien 3 1 desarrollados y de tres clases: IL. <; C. 7 muy grandes y fuer— ar. v o : tes; Pm. >, el último de ellos cortante y conocido con el - a pis AS Var. nombre de molar carnicero ú laniario; M. var tuberculosos; dentición de leche bien desarrollada. Las cuatro extremidades con las articulaciones próximas al cuerpo más ó menos incluí- das en los tesumentos; clavíiculas rudimentarias; huesos navi- cular y semilunar unidos; dedos en número generalmente de cinco, á veces de cuatro, por atrofia del pulgar, y terminados por uñas fuertes y ganchudas frecuentemente retráctiles. 206 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA I. Con cinco dedos en cada pata. A. Con sólo cinco molares en cada lado de la mandíbula superior, única- mente uno de ellos tuberculoso; cráneo ensanchado. Cola más corta que la mitad del cuerpo. Pies que apoyan parte de la planta en la progre- a o A TRIAS Av Fam. 1. Mustélidas. a. Planta de los pies sin pelos. Molar tuberculoso no estrechado en su mitad. b. Dedos libres; pies alargados; molar tuberculoso muy grande en relación con el carnicero; con 38 dientes en total. Cola apenas más larga que la Cabezal. o. ooo salvan a oir Meles Briss. b.b. Dedos palmeados; pies cortos. Molar tuberculoso poco mayor que el carnicero; con sólo 36 dientes............. Lutra Storr. a.0. Planta de los pies vellosa por debajo, no palmeada. Molar tuberculoso estrechado en el medio. c. Con 31 dientes, tres de ellos tuberculosos, á cada lado; cola más corta que la mitad del cuerpo........... Mustela L. c.c. Con 38 dientes, cuatro de ellos tuberculosos; cola casi tan larga como la mitad del cuerpo............. Marta Ray. A.A. Con seis molares en cada lado de la mandíbula superior, dos de ellos tu- berculosos. Cráneo alargado. Cola casi tan larga como el cuerpo. Digití- Prado a ds isis esas Fam. 2. Vivérridas. d. Uñas retráctiles. Dedos de los pies unidos en la base. Con una bolsa glandulosa entre los órganos genitales y las glándulas analesS.........o..oo....o... Viverra L. d.d. Unas no retráctiles, algo redondeadas. Sin glándula olorosa. Dedos de los piés no unidos en la base ....... ea A ra ad Herpestes Mlig. I.I. Con cinco dedos en las patas de delante y cuatro en las de detrás. B. Uñas retráctiles. Cráneo deprimido y ensanchado; un solo molar tuberculoso á cada lado de la mandíbula superior; 30 dientes en A A IS O AS SES DOE Fam. 3. Félidas. e. Extremidades cortas. Cola tan larga como el cuerpo. Orejag:sin pinceles: mece «nens Felis L. e.e. Extremidades largas. Cola corta. Con pinceles de pelo'endagiorora sola ta Lyno Rafin. B.B. Uñas sencillas. Cráneo alargado. Molares tuberculosos en ambas mandíbulas; 42 dientes en total.................. Fam. 4. Cánidas. No comprende en España más que un sólo género.......... Canis L. FamiLIA 1. Mustélidas. Un solo molar verdadero en la mandíbula superior y dos en la inferior á cada lado; el último premolar de la superior no comprimido. Calavera con la apófisis paroccipital no aplicada inmediatamente á la vesícula auditiva; la apófisis mastóidea prominente y saliendo hacia afuera ó abajo detrás del con- ducto auditivo externo. Cinco molares cuando más á cada lado de la mandíbula superior, y de ellos solamente uno tubercu— loso. Cráneo ensanchado. Cola más corta que la cabeza. DE HISTORIA NATURAL. 207 GENERO Meles Brisson. Cabeza de mediano tamaño con el hocico bastante alargado; ojos pequeños; orejas pequeñas, redondeadas; cuerpo alarga- do; patas cortas, armadas de uñas fuertes y largas; marcha casi plantigrada; cola corta. 1 1 3, 1 55M. 7. Fórmula dentaria: I. 5; 0. Pp. M. taxus Schreb.—Pelo largo y basto, de color en general gris parduzco por encima; cada uno de los pelos anillado de estos dos colores y por debajo casi negro. Cabeza blanca con una ancha banda negra á cada lado. Orejas negras bordeadas de blanco en su borde interno. Pelos de la cola más claros que en el resto del cuerpo. Una bolsa colocada debajo de la cola esparce un olor sumamente desagradable. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,76 m.; de la cola, 0,17. Los ¿ejones, nombre vulgar con que se designa esta especie, son bastante frecuentes en casi toda España central y meri- dional y especialmente en la región que estudiamos, en los terrenos accidentados ú cubiertos de viñedo. Común en el área matritense, Graells. El Pardo!, Torrelodo- nes! Villamanta!, Arganda! GÉNERO Lutra Bbrisson. Cabeza ancha; orejas muy pequeñas y redondeadas; ojos pequeños; hocico corto y ancho; cuerpo alargado; patas cortas con los pies palmeados y las uñas poco encorvadas; cola fuerte y cónica. A ; 3 1 1 Fórmula dentaria: 1: 3360. > M.+- 3 3 Jue e Pm. +; Carn. L. vulgaris 7x/eb0.—Dorso y cola pardos; garganta, mejillas y hocico grises; pecho y vientre gris parduzco. Los individuos jóvenes, casi del todo grises. Plantas desnudas entre las callo- sidades. Punta del hocico con una estría sin pelo en forma de cinta, en la parte superior, entre las aberturas nasales. Uñas cortantes. 208 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,80 m.: de la cola, 0,40. Se designa esta especie con el nombre vulgar de nutria, y aun cuando no muy frecuente, no es tampoco rara en los ríos y arroyos caudalosos de la provincia, sobre todo en los reman- sos y presas de los molinos. El Sr. Graells la cita de las orillas del Jarama, Tajo, Henares, Alberche, etc. Torrelodones, en el Guadarrama, Pérez Maeso! San Martín de Valdeiglesias! [Museo de Madrid.] Villamanta! Manzanares el Real! GÉXNERO Mustela L. Cuerpo alargado y vermiforme, cabeza y cola poco alarga— das; orejas cortas y redondeadas; ojos medianos. Patas cortas con los pies igualmente cortos, vellosos, y no apoyando en la marcha más que los dedos que están unidos entre sí por un rudimento de membrana. 1 1 ; É 3 2 1 Fórmula dentaria: I. 330 5; E. as Carn. 7; M. En I. Estrechamiento frontal en la porción anterior del cráneo; vesículas auditivas oblongas; pelaje claro por encima y blanco en el vientre. Cola enteramente rojiza, del color del dorso. Longitud del cuerpo, 0,17 m.; de la cola, 0,01....... A A OO: M. vulgaris Brisson. 1.1. Estrechamiento frontal en el medio del cráneo; vesículas auditivas casi en for- ma de pirámide triangular................ SurGÉN. Foetorius Keys. et Blas. a. Cara algo ancha manchada de blanco ó amarillento; pelo pardo; hocico poco prolongado. Longitud del cuerpo, 0,38 m...... M putorius Schreb. a.4. Pelo amarillento ó casi blanco; ojos de color de rosa, cabeza más estrecha y hocico algo prolongado. Longitud del cuerpo, 0,30 m...... M. furo L. M. vulgaris 57/ss.——Cuerpo alargado, casi vermiforme; patas cortas. Cabeza puntiaguda con grandes bigotes en el hocico. Color pardo rojizo, con la garganta, el pecho, el vientre y la cara interna de las patas anteriores blancas. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 0,17 m.; cola, 0,04. Esta especie se designa comunmente con el nombre de comadreja, y es de las más frecuentes de este grupo. De ordi— nario vive en los bosques, en las orillas de los ríos, en las casas viejas, etc., y es animal dañino, pues ataca á las aves de corral. Area matritense, Graells. Madrid! Collado Mediano!, Conde (col. Museo). Navalcarnero!, Escorial!, etc. DE HISTORIA NATURAL. 209 M. putorius Sc/reb.—Cuerpo menos alargado que en la espe- cie anterior; patas gruesas; hocico poco prolongado; orejas medianas. Pelaje formado por pelos largos, negros, que dejan percibir debajo de ellos otros más finos y cortos de color ama- rillento; orejas bordeadas de blanco; una mancha blancuzca entre el ojo y la oreja, y una banda blanca que rodea los labios y se ensancha en la nariz y la barbilla. Con glándulas anales que esparcen un olor desagradable. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,40 m.; de la cola, 0,17; pie posterior, 0,06. El vulgo designa esta especie con el nombre de turón, y es bastante frecuente en los montes de casi toda España. Area matritense, Graells. Madrid, Casa de Campo!, El Pardo!, Villamanta!, etc. M. furo Z.—Más pequeño que la especie anterior, con la cabeza más estrecha y el hocico más largo y agudo. De color amarillo rojizo ó á veces completamente blanco con los ojos sonrosados. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,30 m.; de la cola, 0,11. Esta especie se designa con el nombre vulgar de 4urón, y en opinión de muchos autores no es sino una variedad de la anterior. Dícese que procede de África, pero en esta región no se encuentra en estado salvaje. En España, dice Estrabón, que se Cría desde los tiempos más remotos, importado del Norte de África, pero generalmente sólo se encuentra en domesticidad, y los casos que se pueden citar de haberle visto en estado salvaje, se deben referir á individuos cimarrones. Area matritense (aclimatado en ella y procedente de África), Graells. Galapagar (en libertad)! GÉNERO Marta Ray». , Cabeza bastante ancha, hocico de mediana longitud; ojos no muy grandes; orejas cortas y redondeadas, cuerpo alargado vermiforme, cola larga; patas más bien cortas, armadas de uñas agudas y encorvadas; marcha semi-plantígrada, dedos libres 6 reunidos solamente en la base. ; A 3 1 3 1 1 Fórmula dentaria: I. 7; C. 7; P. q; Carn. y; M.7- ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXITI. 14 210 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA M. foina Gmel.—Cabeza y cuello pardos, con las patas un poco más obscuras; garganta, región inferior del cuello y parte anterior del pecho de color blanco purísimo; cola con pelos largos de color pardo muy obscuro. Su piel está cubierta de dos especies de pelos, unos largos y finos de color pardo, bajo los cuales se encuentran otros muchos más finos y más apre— tados de color más claro. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 0,48 m.; cola, 0,25. En castellano se designa esta especie con los nombres de garduña, papialbillo y patialbillo, y es bien conocido por los estragos que hace en los animales domésticos. Es común en toda la provincia. Area matritense, Graells. El Milanillo!, Villamanta! FamiLIa 2.* Vivérridas. Dientes: P. E M.5 Ó =. los incisivos aproximados, los cani- nos robustos y los molares verdaderos de la mandíbula supe- rior y el último de la inferior tuberculosos. Calavera regu- larmente deprimida por detrás, con la apófisis paroccipital aplicada sobre la vesícula auditiva y la mastoidea poco mar- cada; conducto auditivo externo muy corto. Hocico mediano, deprimido. Extremidades cortas. Glándula prostática saliente; elándulas de Cowper bastante desarrolladas entre el ano y los órganos genitales; elándulas odoríferas. GÉNERO Viverra L. Cabeza fina, delgada, con las orejas bastante largas y un poco redondeadas; ojos de tamaño mediano; hocicó regular— mente prolongado. Cuerpo alargado. Patas no muy cortas, como en los mustélidos, terminadas por cinco dedos, todos ellos, armados de uñas semi-retráctiles agudas y encorvadas; marcha degitíigrada. Cola muy larga. 1 1 2 P.—= Cara ;M.z. , : 3 Fórmula dentaria: I. 27 C. SY nl V. genetta Z.—Pelaje gris rojizo, con manchas negras bas- tante numerosas, salvo en la garganta, el pecho y el vientre; DE HISTORIA NATURAL. 211 una raya negra en el dorso. Cola anillada de negro, sin man- Ccha por encima; hocico negro y á cada lado de la nariz una mancha gris. Cerca del ano existe una especie de saco formado por dos glándulas voluminosas que segregan una substancia de olor muy almizclado. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,47 m.; de la cola, 0,41; altura hasta la cruz, 0,19. Se conoce esta especie con el nombre vulgar de gineta, y según dice el Sr. Graells en su citada lista, es común en los montes de la provincia. Castellarnau. San Ildefonso, Villa- manta! El Pardo! GÉNERO Herpestes Illig. Patas cortas con cinco dedos semipalmeados, provistos de uñas algo retráctiles; lengua áspera con papilas córneas; ore— jas pequeñas, redondeadas. Hocico agudo, nariz saliente con un canal central por debajo. Una bolsa voluminosa sencilla cerca: del ano representa la glándula odorífera, pero no pro- duce substancia ninguna olorosa. Pelo largo, rígido, anillado, de color claro y obscuro alternativamente. Cola larga. 1 4 ] 1 e Es e Carn. 0 M. e Fórmula dentaria: 1. - : E: Herp. ichneumon Z., var. Widdringtonii (G74y. — Cuerpo oblongo, cabeza pequeña con el hocico saliente; orejas cortas, afiladas; ojos medianos, brillantes, patas cortas, palmeadas; cola larga, gruesa y cónica, terminada por un pincel. Pelo medianamente largo, algo más prolongado en el lomo y escaso en el cuello y vientre, de color gris obscuro con el hocico y la punta de la cola negros. En el lomo los pelos son casi negros, con tres anillos claros y la punta parda; los de la cara son muy cortos y los de las orejas suaves y rizosos. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,75 m.; de la cola, 0,40. Muchos autores opinan que el ZTerpestes de España debe constituir una especie aparte, 1. Widdringtonii Gray, pero recientemente la mayoría de los zoólogos, siguiendo el criterio establecido por Trouessart en su catálogo de mamiferos, con sidera á la mayoría de las especies de este género como varie- dades del tipo 2. ichneumon L. En España se conoce esta especie con el nombre de meloncillo, y es más frecuente en 212 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Andalucía que en nuestra región, en la cual no poseo más: datos acerca de su existencia que la cita que de él hace en su mencionada lista el Sr. Graells, aun cuando advierte que es bastante raro. ; FamiLia 3." Félidas. Dientes: P. - Ó = M. , (e z 0 a Carn. E M. 5): molar ver- dadero de la mandíbula superior pequeño y tuberculoso y el de la inferior comprimido. Calavera con la apófisis paroccipi- tal inmediatamente aplicada á la vesícula auditiva, y la mas— toidea pequeña 6 poco marcada; el conducto auditivo externo muy corto; sin canal alisfenoides; la vesícula auditiva divi- dida interiormente en dos cámaras, anterior y posterior, que se comunican entre sí. Hocico muy corto. Lengua con papilas muy fuertes y córneas dirigidas hacia atrás. Las extremidades digitieradas con las palmas y plantas pelosas; todas con cinco. dedos, pero el pulgar de las posteriores parece que falta, pues es muy corto. GÉNERO Felis L. Cabeza ancha; ojos grandes; hocico corto; orejas de mediana. longitud, puntiagudas, sin pinceles; cuerpo bastante alarga- do; patas de mediana longitud; uñas agudas muy encorvadas, retráctiles; marcha digitiígrada. Cola variable pero siempre más larea que la mitad del cuerpo. Pupila vertical. Lengua áspera. , ; 3 al 2 ] Fórmula dentaria: I. 2 CES Carn. +; M. 1? ir li a. Cabeza grande, aplanada. Cola cilíndrica terminada por una' gran brocha de- pelos negros. Garganta con mancha blanCa............oooo.oooo.... F. catus L. a.a. Cabeza menos aplanada. Cola adelgazada en el extremo, sin pincel de pelos ne- gros. Garganta sin mancha blanca.................o.o.o...o F. domestica Briss.. F. catus Z.—Pelaje grueso, bastante largo, de color rojizo con bandas negras; una raya negra en el lomo; hocico rojo, blanquecino á cada lado de la nariz; barbilla blanquecina; carganta con una mancha blanca; cuatro fajas paralelas sobre: la cabeza y el cuello y tres 6 cuatro en las patas. Cola cilín= drica de igual grueso, con seis ú ocho fajas obscuras y termi- nada por un pincel de pelos de este color. DE HISTORIA NATURAL. 213 Dimenstones: de la cabeza y cuerpo, 0,70 m.; altura hasta la cruz, 0,39; cola, 0,33. Esta especie se conoce con el nombre de gato salvaje 6 mon— tés, y no es raro en nuestra región en los bosques en que abunda la caza; en los montes de la Mancha es aún más frecuente. Area matritense, Graells. El Pardo! Villamanta! F. doméstica 5P7iss., var. hispanicus.— Color sumamente va- riable, pero en los ejemplares típicos amarillento-rojizos ú gris por encima, un poco más rojo en la parte posterior de la cabeza y la línea media de la espalda, más claro en los costa dos y casi blanco en el vientre. Tronco con fajas transversas estrechas más obscuras y algo difuminadas, también marca- das en las patas. En el lomo y la nuca se distinguen ocho de estas fajas. Cola más delgada en la punta, con tres 6 más líneas obscuras, de color rojizo por encima y algo blanquecina por debajo. Garganta con una mancha blanquecina. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,54 m.; cola, 0,24. El 7. doméstica Briss. 4 gato en lenguaje vulgar, es una es- pecie sumamente frecuente en domesticidad y que se cree que procede de hibridaciones de varias especies salvajes (P. manul, de Asia; P. maniculatus, de África, y F. catus, de Europa), así que presenta numerosisimas variedades, pero de todas ellas la más común es la descrita con el nombre de F. hispanicus, que se Opina, por su semejanza, que procede del 7. maniculatus Ruppel, que era el gato de los antiguos egipcios que aún vive salvaje en el Norte de África. A ella tienden casi todos los gatos que en los campos viven en estado de libertad 6 en una domesticidad relativa. Además de esta variedad existen otras cuyo origen es debido, según Fitzinger, á diversos cruces. Asi el F. domesticus striatus, 6 gato rayado, seria el resultado de cruces sucesivos entre el Y. maniculatus y el F. catus, el F. an- yorensis 6 gato de Angora, del cruce entre el F. maniculatus y el F. manul y el F. ceruleus d gato maltés d ceniciento del de Angora, y el F. hispanicus. Esta especie en domesticidad es comunísima en la región que estudiamos, y aun cuando con menos frecuencia, se encuentra alguna vez en estado salvaje procedente de indivi- duos escapados. 214 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA GÉNERO Lynx Rafin. Orejas con pinceles de pelos bien desarrollados. Primer pre- molar superior atrofiado ó nulo. Patas bastante más largas que en el género anterior. Cola corta de la cuarta parte de la longitud del cuerpo cuando más. Tamaño bastante consi- derable. Fórmula dentaria: I. E 3? C. 5 ES L, pardina Oken.—Color rojo vivo con manchas negras pro- longadas; los pelos de los lados de la cabeza más largos, rojos: y negros por arriba y casi blancos por debajo; las orejas y los pinceles que las terminan negros con grandes manchas; el cuello con fajas longitudinales; el vientre blanco y la cola rojiza obscura, con la punta negra y más corta que la cuarta parte del cuerpo. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,80 m.; de la cola, 0,15. Se designa esta especie con los nombres de lince, lobo cerval y gato clavo, y reemplaza en la Europa meridional al Zynz vulgaris auct. 0 Lynz cervaria Temminck, que es de mayor tamaño y con la cola algo más larga. Esta especie se va haciendo bastante rara en esta región, pues poco á poco, por los daños que causa en la caza, se la persigue y destruye. Es frecuente en Sierra Nevada, Extremadura, Sierra Morena, Montes de Toledo, Sierras de Gredos y Guadarrama y sus ramificaciones con la Alcarria y Cuenca y hasta cerca de Madrid. En las Navas y en el Quejigal, cerca de Robledo de Chavela, era muy frecuente, y mi padre, que mató varios allí y en Cercedilla, vió cazar cinco en un día. En el Pardo, aun cuando muy raro, parece haber existido, y el Sr. Graells la cita de los pinares de San Martín de Valdeiglesias y de los bosques cercanos á Extremadura. Famtinia 4. Cánidas. Ñ 3 1 3 1 2 e Dientes: I. E C. — Pa ar Carn. mi M. y los incisivos con el borde festoneado. La calavera con la apófisis paroccipital inmediatamente aplicada á la vesícula auditiva; la apófisis DE HISTORIA NATURAL. 215 mastóidea pequeña; el conducto auditivo externo muy corto; agujero glenóideo manifiesto. Marcha digitígrada; las uñas romas y no retráctiles. Sin glándulas anales. Lengua lisa. GÉNERO Canis L. Cabeza larga; hocico alargado; ojos bastante grandes; orejas de mediana longitud, terminadas en punta; cuerpo poco alar— gado; cola larga y generalmente pelosa; patas bastante largas de ordinario, las posteriores á veces con el pulgar rudimenta— rio; uñas no muy largas, romas y no retráctiles. : 3 1 3 1 2 Fórmula dentaria: 1. y; C. y; P. 7; Carn. o a. Cola poco pelosa, poco más larga que la tercera parte del cuerpo. Patas largas; pupila redonda esoo lee oe ole ala leales oie ae a acto SUBGÉNERO Canis. b. Color y tamaño sumamente variable; cola en general poco pelosa, levan- tada, encorvada hacia arriba y de ordinario hacia la izquierda,.......... o Sai ianO alejo eLo A oa Ia. dad C. familiaris L. b.b. Color parduzco, rojizo, tamaño considerable (1,20 m.), cola bastante pelosa, caída y péndula. Una raya negra en las patas anteriores, por delante; formas más esbeltas en general que en la especie precedente. C. lupus L. a.0. Cola más larga que la mitad del cuerpo, muy pelosa. Patas cortas, pupila verti- cal. Tamaño pequeño (0,615 m.) — SUBGENERO Vulpes........... . ¡Cvxiwes Li: C. familiaris Z.—Incisivos escotados y agudos, caninos erandes aleo encorvados y salientes; primer premolar de la mandíbula superior mayor que los demás y con el lóbulo interno dirigido hacia dentro. Pupila redondeada. Patas poste- riores con el pulgar rudimentario. Cola mediana, pelosa, generalmente más corta que las patas. Especie sumamente variable en cuanto á su tamaño y color, pues presenta multi- tud de variedades. Esta especie, denominada vulgarmente perro, es ciertamente la más común y de todo el mundo conocida para que sea pre- ciso añadir dato ninguno acerca de ella. C. lupus Z.—Lomo eris rojizo con pelos rojos y negros; regio- nes laterales más claras y la ventral rojiza clara; garganta blanca; patas parduzco-rojizas, las anteriores con una raya negra por delante; cola con pelos largos, sobre todo por debajo, más obscura por encima, caída y péndula; hocico negruzco: 216 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA orejas rectas y puntiagudas; de mayor tamaño que la especie precedente y de formas en general más esbeltas. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 1,15 m.; cola, 0,35; alzada, 0,60. Demasiado común en otro tiempo en esta región, esta espe— cie, conocida con el nombre de lobo, es hoy más escasa feliz- mente, pues los pastores y ganaderos le persiguen tenazmente. Esta especie es muy afin al perro común, á cuya formación probablemente ha contribuido, si, como muchos opinan, pro— cede de hibridaciones de diversas especies salvajes; de todos modos, su cruce es fecundo y no raro; mi padre pudo observar en Villamanta el de un lobo y una perra que, llegada á tér- mino, parió cinco cachorros. El lobo se encuentra general- mente en los sitios más ásperos de las sierras, y sólo acosado por la necesidad baja al llano. Area matritense, Graells. Escorial!, Villamanta!, Cercedilla y puertos altos de la sierra!, etc., etc. C. vulpes L.—Pelaje leonado por encima y mezclado á veces con pelos blancos ú negros y por debajo gris blancuzco; orejas blancas por delante y negras por detrás; patas de color más obscuro, casi negras en el extremo; cola más larga que la mitad de la longitud del cuerpo, toda ella muy pelosa, formando un hermoso penacho, de color obscuro y terminada por pelos blancos. Hocico muy puntiagudo; orejas grandes y agudas. Pupila oblonga. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 0,70 m.; de la cola, 0,52; alzada, 0,32. | Esta especie se designa en castellano con el nombre de 20774 y es frecuente en toda la región, sobre todo en los montes. La variedad casi negra Canis (Vulpes ) alopez L. no es muy rara. ORDEN Y. Artidáctilos. Dientes de tres clases generalmente y con esmalte; los inci- sivos, cuando existen, divergentes hacia sus raíces y en número más reducido 6 nulos en la mandíbula superior. Molares con dos ó tres raíces y coronas trituradoras. Extremi- dades con las articulaciones próximas al cuerpo algo envuel- DE HISTORIA NATURAL. 217 tas por los tegumentos; los dedos en número par, cuando más cuatro desarrollados, terminados por pezuñas; huesos del carpo en dos filas; sin clavículas. Estómago más Ú menos dividido ó compuesto; ciego relativamente, pequeño y sencillo. Placenta no decidua. A. Con dos dedos en cada pie. Estómago dispuesto para la rumiación. Molares sin tubérculos, con pliegues de esmalte. Caninos poco ó nada desarrollados. Sin incisivos en la mandíbula Superiol.....o.oooo..... SUBORDEN Rumiantes. 2. Cuernos con clavija ósea, no caducos y no ramificados; extremidades con las articulaciones próximas al cuerpo incluídas en los tegumentos..... TA II RONDAS La USO oo PE . Fam. l. Bóvidos. 0. "Tamaño grande. Extremidades cortas y robustas muy incluídas en los tegumentos. Cuello corto. Lomo abultado. Sin fosas lacrimales; niglándulas¡en las pez aria Bos L. 0.0. Tamaño mediano. Extremidades más largas y esbeltas. Cuello largo. Generalmente con fosas lacrimales y glándulas en las pezuñas. C. Cuernos dirigidos hacia arriba, arqueados hacia atrás. Muce- rola cóncava. Mentón con barba. Cola corta....... Capra L. c.C. Cuernos de los machos gruesos en la base, prismáticos, dirigi- dos hacia atrás y formando una espiral. Las hembras sin cuernos. Mucerola convexa. Mentón sin barba. Cola larga.... NO Cold DORADO A O AA OOOO CONO Ovis L. 4.0. Cuernos sin clavija ósea, ramificados, caducos todos los años, extremida- des esbeltas con lás articulaciones no incluídas en los tegumentos; las posteriores bastante más largas que las anteriores. Fam. 2. Cérvidos. d. Cuernos con los candiles de la punta reunidos formando Unaespecio de pala ira Dama Ham. d.1. Cuernos con todos los ganchos ó candiles libres. e. Un gancho ócandil de la base dirigido hacia delante. Cola tan larga próximamente como la mitad de la NA ooo aa OOOO ASAcua Cervus L. e.e. Sin candil dirigido hacia delante. Cola casi nula.... A AROS PA Capreolus Gray. A.A. Cuatro dedos en cada pie. Estómago sencillo. Molares con tubérculos. Caninos muy desarrollados. Con incisivos en la mandíbula superior...... OS A a E a e SUBORDEN Porcinos Ó paquidermos. Unasolatamilia ten testa reel iio Fam. 3.2 Suidos. WANNA oda od TAO Sus L. Fam. 1.2 Bóvidos. Dientes incisivos persistentes tan solo en la mandíbula infe- rior y no separados en la sínfisis. Calavera con la vesícula auditiva saliente y declive, aplicada por detrás á la apófisis paroccipital; huesos nasales largos, estrechos, inclinados hacia delante y unidos á los lacrimales y supramaxilares. Cuernos en ambos sexos persistentes y con clavija ósea, á la ME ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cual rodea por completo el estuche córneo. Vértebras cervica= les en número variable de 3 á 7. Extremidades posteriores algo más largas que las anteriores. Estómago con cuatro cavi- dades. GÉNERO Bos L. Cuernos cilindro-cónicos, casi circulares en la base, curvos hacia arriba y afuera, bastante separados en la base y coloca- dos sobre los lados de la parte superior y más elevada del extremo posterior del plano occipital. Porción facial de la calavera igual á la frontal. Cabeza declinada. Cuello corto. Lomo saliente. Extremidades robustas. Huesos metatársicos poco más largos que los dedos con las pezuñas. 0 3 3 55 Poo M7 => , 0 Fórmula dentaria: I. q; C. B. taurus Z.—Cuerpo grueso, fornido, con los miembros cortos y robustos. Cabeza relativamente no muy grande, con la frente plana más larga que ancha y el hocico grueso y ancho. Cuernos en ambos sexos redondos, cónicos, lisos, encor- vados hacia arriba y hacia afuera, de tamaño muy variable. El cuello corto con un gran repliegue blando y colgante de la piel formando la papada. Color bastante variable, general- mente pardo rojizo, á veces con grandes manchas blancas, más obscuros por el dorso y más claros por el vientre. Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 2 m.; cola, 0,90. Esta especie es de las más conocidas de todo el mundo y se designa con el nombre de toro al macho, vaca á la hembra y buey al macho castrado. En la provincia se crían multitud de razas en domesticidad, según el objeto á que se destinan, como las razas destinadas á dar leche, á la lidia, á carne, etc. GÉNERO Capra L. Cuernos largos, grandes relativamente, encorvados en semi- círculo, prismáticos y anillados en el macho y más pequeños en la hembra; en el mentón un mechón de pelos formando una especie de barba. Hocico velloso no abultado alrededor de las narices; cola corta, recta, levantada y pelosa por encima. DE HISTORIA NATURAL. 219 a. Cuernos no muy grandes, comprimidos; barba abundante. Dorso algo aquilla- do. Formas poco esbeltas. Pelo lis0........ OSO BSO E7O C. hircus L, 4.4. Cuernos grandes, nudosos, de sección triquetra ó casi cuadrangular; barba del macho muy escasa. Formas esbeltas. Pelo crespo...... C. híspanica Schimp. C. hircus Z.—Cuerpo alargado; lomo algo aquillado; cuello poco alargado; cabeza corta con el hocico obtuso; la frente ancha; la base de la nariz poco convexa. Los cuernos del macho primero encorvados hacia detrás, luego aleo dirigidos horizontalmente hacia afuera y algo hacia delante, de modo que presentan indicios de línea espiral; la superficie de estos cuernos es anillada y en su sección casi transversos; las hem- bras, «un cuando más pequeños, llevan también cuernos generalmente. Las patas son largas y fuertes y la cola corta y con pelos fuertes. Su color varía considerablemente en las razas domésticas. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 1,60 m.; cola, 0,22; cuernos del macho, 0,64. Esta especie, conocida con el nombre de cabra, es muy común en domesticidad y formando grandes rebaños que se crían en estado casi salvaje en los montes y sierras. C. hispanica Sc/1mp.—Pelaje espeso, encrespado y largo, de color ceniciento ó rojizo, más claro en verano que en invierno, con las patas por la parte anterior y una faja dorsal que corre hasta por encima de la cola, muy obscura, casi negra; vientre mucho más claro, casi blanco. Occipucio y lomo con el pelo muy crespo y mucho más abundante, formando una especie de crin. Barba del macho corta y muy poco marcada. Cuernos del macho grandes, puntiagudos, de sección casi romboidal, aproximados en la base, con tres inflexiones: la primera desde la base hacia arriba y hacia adentro; la segunda algo hacia afuera al nivel del primer tercio, y por último, la tercera cerca de la punta en que se dirigen otra vez hacia adentro. Los de la hembra pequeños y semejantes á los de la cabra común. Orejas muy pelosas. Dimensiones: largo del cuerpo, 1,55 m.; alzada, 0,75; cola, 0,12; longitud de los cuernos, 0,76; diámetro de los mismos en la base, 0,10. En la hembra, 0,15 de longitud. La Capra hispanica Schimp. 0 cabra montés es muy seme- jante á la C. ¿bez L., tanto, que muchos zoólog'os, como 220 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Trouessart, la consideran, lo mismo que á la €. pyrenaica Schimp., únicamente como una variedad de la anterior, de la cual sólo se distingue por la forma y disposición de los cuer— nos, que en la C. hispanica Schimp. forman en cierto modo una especie de lira, por la coloración más intensa de su piel y por la especie de crin que forma el pelo en el occipucio y lomo. Esta especie Ó6 variedad, según quiera considerarse, vive únicamente en el centro y Sur de España, á diferencia de la C. pyrencica Schimp., que sólo se encuentra en el Norte. El Sr. Graells la incluye en la fauna del área matritense y dice que vive en la región más elevada de la cordillera, y Brehm la cita también de la Sierra de Guadarrama, pero en realidad no parece que, al menos hoy, exista en los límites de lo que constituye verdaderamente la fauna matritense, pues los sitios más próximos en que se encuentra son la Sierra de Gredos y Sierra Morena. GÉNERO Ovis L. Cuernos encorvados hacia afuera y adelante, algo en espiral, rugosos, con una línea saliente que marca una especie de quilla en su contorno. Frente convexa. Hocico muy marcado. El macho sin barba. La hembra sin cuernos. Cola caída, gene- ralmente de bastante longitud. Cuerpo cubierto de lana. UA is E MS 7 A Dee Fórmula dentaria: I. E C. Ov. aries Z.—Formas cortas y pesadas. Cabeza voluminosa; hocico obtuso, abultado; nariz convexa; frente plana; ojos pequeños, lacrimales grandes; orejas medianas, redondeadas en la punta. El macho con los cuernos grandes, en espiral, cseneralmente formando casi dos espiras. La hembra sin cuer- nos. Cuello corto y grueso con la piel muy arrugada y formando una papada en la garganta. Cuerpo corto, recogido, de escasa alzada. Piernas cortas pero fuertes. Cuerpo cubierto de lana abundante de calidad variable en las diversas razas. Cola larga y Cubierta de lana. 7 Dimensiones: de la cabeza y cuerpo, 1,13 m.; alzada, 0,67. Esta especie es la conocida con el nombre de oveja la hem- bra y carnero el macho, y es muy abundante en toda Es- paña y en toda la región que estudiamos, formando rebaños. DE HISTORIA NATURAL. 221 La raza merina es originaria de España y forma la variedad Ovis aries hispanica. Famiia 2.2 Cérvidos. Dientes: incisivos persistentes sólo en la mandíbula inferior y no separados unos de otros en la sínfisis; los caninos de la misma semejantes y paralelos con los incisivos. Calavera con la vesícula auditiva poco saliente, declive y aplicada tan solo á la superficie interna de la apófisis paroccipital; apófisis estilóides dirigida declivemente, interpuesta entre la vesícula y la apófisis paroccipital y no incluida en una prolongación oblicua de la vesícula auditiva; eje palatino casi paralelo con el occipito-esfenóides. Cuernos caedizos, que los mudan todos los años, macizos y en su origen cubiertos por la piel ó corren. Vértebras cervicales (3-7) normales: las dorso-lumbares más largas y más altas hacia atrás. Las extremidades posteriores, considerablemente más largas que las anteriores, tienen las articulaciones próximas al cuerpo incluídas en el tegumento común; con pezuñas accesorias. Estómago de cuatro cavida- des. Placenta policotiledonar. GÉNERO Cervus L. Cabeza del macho provista de cuernos grandes, ramificados, no palmeados y con dos de sus ganchos ú candiles colocados en la base y dirigidos hacia delante. Caninos superiores des- arrollados en el macho; hocico alargado, algo abultado. Ojos medianos con grandes lacrimales. Cuello largo. Patas del- gadas. Fórmula dentaria: I. , O OS 0s,*1 ias 57 0% > C. elaphus Z.—Pelo de color pardo-obscuro por encima, más claro en verano; una raya negra en el cuello y parte del lomo; cola rojiza; nalgas casi blancas, bordeadas de negro; regiones ventrales grises 6 blanquecinas. En el macho los pelos del cuello son más largos y forman una especie de crin y las for— mas son más macizas que en la hembra. Cola corta. Dimensiones: longitud total, 2 á 2,40 m.; alzada, 1,30; cola, 0,14. 222 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Esta especie es la conocida con los nombres de ciervo y venado; era en otro tiempo más común en los montes de la pro- vincia; aún hoy quedan bastantes en el Pardo, Viñuelas y en los montes de la parte baja de la vecina sierra. GÉNERO Dama Ham. Smith. Cuernos redondeados por abajo, ensanchados por arriba formando una especie de pala palmeada, con fina punta en la base y lisos. Senos lacrimales medianos. Cuello más corto que en el género anterior. Pezuñas estrechas triangulares compri- midas cubiertas de pelos gruesos. 0 3 3 EA Fórmula dentaria: I. E C. D. vulgaris 5r00/.—Pelaje rojizo con manchas blanquecinas más Ud menos marcadas en el dorso, los lados y las nalgas; los lados con una faja del mismo color y otra vertical en el muslo. Regiones ventrales blancas. Cola negra por encima y blan- quecina por debajo. Cuernos grandes, con un solo gancho en la base, lisos y palmeados en la punta. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 1,40 m.; alzada, 0,85; cola, 0,20. Esta especie es la llamada gamo Úd paleto y es frecuente en los montes de la provincia en su parte Norte, sobre todo en el Pardo, Viñuelas y algunos otros, constituyendo rebaños, á veces algo numerosos, formados por el macho, las hembras y los pequeños. GÉNERO Capreolus Gray. Cuernos pequeños, rugosos, tuberculosos y sin puntas en la base. Senos lacrimales muy pequeños ó nulos. Cuello largo. Patas largas y delgadas. Sin cola. Pezuñas estrechas y trian- gulares. Tamaño pequeño. 0 AO ES e M gr. 3 Fórmula dentaria: I. e C. +; P. C. europeus 5ro00f.—Pelaje rojizo parduzco muy obscuro en invierno y más claro en el verano; la parte inferior del pecho, el vientre y las patas, más claras; extremo del hocico, negro; la garganta con una mancha blanquecina grande y otra se- mejante en medio del cuello. Las nalgas blanquecinas. Cuer— DE HISTORIA NATURAL. 223 nos del macho redondeados, rugosos, cubiertos de protuberan- cias, con un gancho cerca de la base y luego otros dos en la punta. Las hembras viejas llevan á veces cuernos sencillos que mudan cada año. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 1,10 m.; alzada, 0,70; cola, 0,01. Esta especie es la conocida con el nombre de corzo, y sólo se encuentra en las regiones cubiertas de pinar, más elevadas, de la cordillera, como en los puertos altos de la Fonfría, Nava- cerrada, Paular, etc. FamiLIA 3.” Suidos. Dientes: I. 5; E; q E as M. 5. Caninos superiores de los machos torcidos hacia afuera y arriba y muy desarrollados. Molares con las coronas rugosas, tuberculosas. Calavera con los pómulos prolongados; el occipital con apófisis paroccipita— les largas, separadas y estiliformes; escamosos lejos de las ve- siculas auditivas y con las apófisis cigomáticas cubriendo los pómulos. Hocico grande y prolongado en forma de disco en el extremo. Cuatro dedos en cada pie dispuestos por pares; los dos mayores delante, representando los dedos medios, y con las pezuñas dispuestas para la progresión; los dos menores de- trás, casi atrofiados, y que no apoyan en el suelo, á no ser éste muy blando. No rumiantes. GÉNERO Sus L. Caninos grandes, encorvados y salientes. Cabeza gruesa, aguda, terminada por el hocico que es plano en su extremo y movible, formando una especie de trompa. Cuerpo corto y rechoncho. Patas cortas y relativamente delgadas. Cola del- gada, de mediano tamaño. 1 4 3 75 Ph; M5. Fórmula dentaria: I. o O; Sus scrofa Z.—Pelaje pardo negruzco ú gris; orejas, un círculo alrededor de los ojos, extremo del hocico, barbilla, patas y cola, negros. Debajo de las cerdas gruesas y fuertes existe otra capa de pelos parduzcos y rizosos. Piel muy gruesa, sobre todo en el cuello, las espaldas y el lomo, en los cuales 224 ACTAS DE'LA SOCIEDAD ESPAÑOLA las cerdas son más fuertes y abundantes. Orejas rectas muy cerdosas , más largas que el tercio de la cabeza. Cola delgada, susceptible de arrollarse y terminada por cerdas. Dimensiones: cabeza y cuerpo, 1,55; alzada, 0,90: cola, 0,38. La especie descrita es la designada con el nombre de jabalt. En libertad se encuentra en muchos de los montes de esta re— crión, en las partes bajas de la sierra y en los montes del Pardo, Viñuelas y algunos otros. El cerdo común es una variedad que deriva, al menos en gran parte, del jabali, cruzado con otras especies procedentes de Asia, que desde muy antiguo se cria— ban en domesticidad. Muchos opinan, sin embargo, que deriva únicamente del Sus vittatus de Asia y de otras especies afines. ORDEN VI. Perisodáctilos. Calavera con los huesos intermaxilares tectiformes por arri- ba y unidos hacia la sínfisis. Dientes de tres clases, por lo co- mún y con esmalte; los incisivos, cuando existen, implantados subverticalmente y casi paralelos en sus raíces; los molares ceneralmente con dos ú tres raices y coronas trituradoras. Vértebras dorso-lumbares, cuando menos 22 (d. 18-19 + 1. 3-6). Extremidades con las articulaciones próximas al cuerpo, in— cluídas en los tegumentos, adaptadas para la progresión; sin clavículas; los huesos del carpo en dos filas; los dedos impa- res ú desiguales, generalmente uno solo, con las articulacio= nes terminales encajadas en fuertes pezuñas; el tercero es el más desarrollado y generalmente más saliente. Estómago sen- cillo, ciego, relativamente ensanchado y con sacos. Placenta no decidua. FamiLIa Équidos. Dientes: molares superiores (P. y M., por lo menos estos últi- mos), con un profundo pliegue entrante desde la porción pos- terior del lado interno oblicuamente hacia adelante, en cone— xión con otro más ó menos profundo, entrante desde la por— ción interna del borde anterior 6 el ángulo, y más 6 menos aislado en el área ú lóbulo interno del esmalte; molares infe— riores (P. 2, M. 2) con dos pliegues entrantes, uno desde la DE HISTORIA NATURAL. 225 porción interna del lado anterior, y otro (terminado en ramas anterior y posterior) desde la porción posterior del lado inter- no. Calavera con los anillos orbitarios completos. Cúbito con el cuerpo atrofiado y sus extremidades anquilosadas y conso— lidadas con el radio. Peroné rudimentario y unido con la tibia. GÉNERO Equus L. Extremidades con cuerpos duros y córneos, colocados enci- ma de la muñeca en las anteriores, y cuando existen, debajo del talón en las posteriores. Cola con largos pelos formando crines. , : 3 1 6 Fórmula dentaria: I. an ts E M. a a. Orejas cortas. Crin larga. Cola con cerdas desde la base......... E. caballus L. aa. Orejas largas. Crin corta. Cola desnuda en la base.............. E. asinus L. E. caballus Z.—Formas esbeltas. Color variable, general- mente castaño. Pelos de la parte superior del cuello muy grue- sos y largos, formando verdadera crin. El cuello largo y esbel- to. Orejas cortas y poco pelosas. Cola con crines abundantes desde la base. Patas esbeltas, poco pelosas. Esta especie es conocida de todo el mundo con el nombre de caballo y yegua, y se cría en domesticidad aplicándole á los diversos usos de que es susceptible, ó en los campos formando yeguadas que se crían casi en libertad. Entre las castas más notables que se crían en esta región merecen mencionarse la de Aranjuez, la de Perales, la de Veragua, etc. E. asinus Z.—De tamaño menor que la anterior y de formas menos esbeltas, con el pelo basto, á veces casi lanoso, sin for mar apenas crin en el cuello, poco abundante en la cola y solo en su terminación. Orejas grandes y peludas; cuello más corto y menos esbelto. Se designa esta especie con los nombres de «asno, burro, pollino, etc., y se cría en domesticidad en gran abundancia. Como es sabido, el cruce entre el asno y la yegua y el caba- llo y la burra son perfectamente fecundos, dando como pro- ductos los mulos y los machos romos 6 burdéganos, productos ACTAS DE LA SCC, ESP.—XXIII. 15 226 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA híbridos que sólo por excepción son fecundos y que partici- pan de los caracteres de sus padres. —El Vicesecretario leyó la siguiente nota que el reputado geólogo americano Sr. Becker enviaba por conducto de nues- tro consocio Sr. Calderón para ser publicada en los ANALES. Sobre la teoría de la sustitución en Almadén. «Una reciente nota del profesor Calderón (1), referente á las teorías sobre el origen de los minerales de mercurio, ha evi- denciado que yo disentía de la teoría de la sustitución del cinabrio al cuarzo en Almadén, enunciada por el famoso geó— logo D. Casiano de Prado, al parecer sin fundamento sólido. Y en verdad yo mismo soy culpable de este cargo, por no ha- ber publicado con más detalle las razones en que fundo este disentimiento. »El Sr. Prado fué conducido á su teoría en presencia de la riqueza de ciertas partes de la mina; pero en su famosa Me- moria (2) no se consigna el tanto por ciento de los casos par- ticulares que él considera como impregnaciones. Los señores Bernáldez y Figueroa, que han adoptado la opinión de Prado, hacen las siguientes observaciones: «En el criadero de San Pedro y San Diego, dicen, la casi totalidad de la masa del mineral se compone de una arenisca sumamente dura, como lo es la que se halla estéril á conti- nuación de la misma. Este mineral 6 esta arenisca, calada de cinabrio, del cual sale la casi totalidad del azogue que de aquella procedencia entra en el comercio, contiene de 48 á 50 por 100 de azogue, 6, por mejor decir, 57,64 de cinabrio. ¿Puede admitirse que, necesitando este último para su ocupación en dicha roca la cuarta parte del espacio que ésta ocupa, pudiese esto tener lugar sin que una parte de la sílice que la forma haya desaparecido?» »Estas observaciones me parecieron indicar que los autores entendían que el contenido 20rmal de la roca cinnabarífera fuera 48 á 50 por 100 de mercurio; mas esto puede ser una mala (1) Recientes trabajos sobre el origen y formación de los depósitos de mercurio. (ANA- LES DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., t. xxI1, 1894.) (2) Bull. de la Soc. géol. de France, ?2.e série, t. x11, 1855. DE HISTORIA NATURAL. 227 interpretación, y en realidad limitarse la afirmación ahora consignada á los ejemplares excepcionales. La tabla que pre- "sentan en su Memoria detallando la riqueza de varios ejempla- res y encaminada á presentar las diferentes clases de mineral no deja duda alguna respecto á este particular. En realidad la riqueza en mercurio de los de San Pedro y San Diego es menor de 34 por 100, y todos los que contienen más de 20 por 100 son designados como de clase superior (metal). Las muestras más ricas de mineral de Almadén que he podido ver son las que recogí en las reservas del piso sexto de San Diego. Según los analisis contienen 32,8 por 100 de mercurio, y, calculando por 'su peso específico, 34,7 por 100. Los minerales medios en 1886 daban por reducción 9,5 por 100 de mercurio, y descontando las pérdidas de la operación, puede atribuírseles una riqueza no mayor de 10 por 100. »Es, por consiguiente, muy sencillo evaluar el espacio que el cinabrio puede ocupar en una cuarcita 6 en una arenisca cuarcifera, siendo conocida la proporción de metal que con- tiene (1). Así, en cuatro muestras cúbicas del mineral en cues- tión, respectivamente de 0,48, 0,34, 0,20 y 0,10, los espacios correspondientes ocupados por el cinabrio serán 0,27, 0,16, 0,082 y 0,037. »Procede compurar estos espacios con los que ofrecen las areniscas Ó las masas compactas de arena no cementada, para lo cual existe material abundante en las obras geológicas. El Dr. T. Sterry Hunt, que ha determinado el espacio intersti- «D. virgineus L. »Difiere del D. brachyanthus Boiss, por el desarrollo mayor de todos sus órganos, por ser más herbáceo, por las aristas del calicillo más largas y por los dientes calicinales redondeados en su ápice que no se cierran tan exageradamente como en el D. brachyanthus. »El D. brevistylus Timb. es forma diversa. »D. brachyanthus Boiss. »El Sr. Willkomm no puede admitir que sean especies para- lelas el ¿7rachyanthus y virgineus: no discutamos el paralelismo: concédame que el D. brachyanthus B. no es más que subes— pecie del D. virgineus L. (et auct. gall.) y me doy, por hoy, satisfecho. Nota. En la sierra de Vicort recogió D. Benito Vicioso cierta forma que tengo como indescrita y que ya publiqué, de aspecto que recuerda al D. brachyanthus 7 nivalis WiWIk. »No debe pertenecer al D. brachyanthus porque esta especie DE HISTORIA NATURAL. 241 no se encuentra en aquella región. En la provincia de Teruel es poco frecuente, y únicamente se encuentra en las mayores alturas la planta de Boissier y rara (Badal, Zapater, Pau). Hay dos variedades longicaulis y brevicaulis (tipo). D. hispanicus Asso. »A la especie de Asso pertenecieron probablemente cuatro especies diferentes. A saber: D. hispanicus Asso, D. catalauni—- cus var. brachyphyllus Wk., D. brachyanthus Boiss. y D. 4íM— biguus Pau. »El D. hispanicus Asso se encuentra en Pancrudo (Badal), Bronchales (Zapater), Calatayud (Vicioso), fuera de Aragón (Porta y Rigo, t. 111, 1891, núm. 211, p. p.), en Caparroso (Ruíz Casaviella).—La muestra navarra difiere (?) algo del tipo. »El D. ambiguus parece acercarse más al D. brachyanthus que al D. hispañicus. Del primero se aparta por sus hojas tenues y más largas; del D. hispanicus por su calicillo de esca- mas lanceoladas, lareamente puntiagudas, dientes del cáliz aleznados y cáliz aovado principalmente. »Exs. Reverchon, pl. de PAndal., 1889, núm. 413; Porta y Rigo, loc. cit. »SYN. D. hispanicus var. £) australis Wilk., prod. 11, p. 690. (non ÁAsso). »Entre las secciones brachylepides y macrolepides ambigua. La figura de las escamas le acercan á las formas españolas del grupo específico D. attenuatus Sm.» También dió lectura el Sr. Vicesecretario á la siguiente nota de D. Luís Aterido, Jardinero primero del Botánico de Madrid: Nuevos datos para la Plora de Madrid. «Hago mención en la presente nota de dos nuevas especies para la Flora de la provincia de Madrid, encontradas en sus alrededores durante la primavera del corriente año, en las ex- cursiones que hago cuando mis ocupaciones me lo permiten. Dedico el tiempo que el servicio del cargo que ejerzo en el Jardín Botánico de Madrid no me lo impide, recolectando por mi cuenta plantas espontáneas para mi herbario particular, y semillas con que enriquecer el catálogo de las que se publican anualmente por el Botánico para los cambios con los estable— cimientos similares del extranjero. ACTAS DE LA S()C. ESP.— XXIII. 16 212 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Una es la Hohenackeria polyodon Coss. et Dur., planta de la familia de las Umbeltferas, que es bastante notable y muy cu- riosa por tener las hojas indivisas, lo cual no ocurre con fre- cuencia en dicha familia siendo tan numerosa, y sólo dos céneros indígenas son los que se encuentran en este caso, el Bupleurum, que cuenta con algunas especies espontáneas en muchas partes de España, teniendo la HZohenackería sus um- belitas sentadas en las axilas de las hojas. »Si bien dicha especie ha sido encontrada hace pocos años por un viajero alemán cerca de Aranjuez, según la cita don Miguel Colmeiro en su Znumeración y revisión de las plantas de la Peninsula, y del Sr. Willkomm en el suplemento al Pro- dromo de la Flora hispánica, publicado últimamente, ha pasado desapercibida para muchos, teniéndola á las puertas de Madrid, en el Cerro de las Peñuelas, cerca de la línea de circunvala— ción, en unión de otras especies que también nacen espontá- neas en el Cerro Negro, y que pueden recogerse por los que tengan afición al estudio de las plantas en el citado Cerro de las Peñuelas. »La otra es el 77folium spumosum L., de la familia de las Leguminosas, citado en algunas provincias de España y encon- trado en flor y fruto por primera vez en el mes de Mayo, en el sitio llamado Pradolongo, cerca del canal del Manzanares, en una excursión que hice con mi amigo el Sr. D. Lúcas Fernán- dez Navarro, y que resultó muy provechosa por las muchas especies que se encontraron. Seguimos recorriendo aquellos sitios hasta el puente de la línea de Andalucía, que atravesa- mos para pasar al lado izquierdo de la Pradera del Canal y llegar á la Cueva de la Bruja, donde se encuentran especies propias de aquella localidad, entre ellas algunas interesantes. »Cerca de la cuarta esclusa volvimos á ver unos rodales del referido Zrifolium, que también se ha escapado á la vista de los que se dedicaron á recolectar plantas espontáneas y fre— cuentaron aquellos lugares, que merecen visitarse por encon- trarse no muy lejos de la población, y porque en ellos pueden recogerse bastantes especies del mismo género, por ser de los que en España están representados con mayor número de plan- tas, algunas de inflorescencia mucho más pequeña, y por lo tanto, muy facil de pasar desapercibidas para el colector. »El año anterior mencioné en los ANALES dos plantas que DE HISTORIA NATURAL. 243 recogí en la ribera del Manzanares en el mes de Septiembre, las cuales no estaban citadas en la Flora de la provincia. Pro- metí buscarlas y he recorrido los mismos sitios acompañado del ayudante de jardinería Sr. Pioz, dándome iguales resulta- dos la excursión de este año. Se recogieron algunos ejemplares de las dos especies, por lo que creo puedan considerarse como espontáneas en la provincia de Madrid, una vez que han sido halladas dos años seguidos en las mismas localidades. »El Amarantus spinosus L. siendo planta anual, pudieran sus semillas haber sido arrastradas durante el invierno por la co- rriente de las aguas y desaparecer de los sitios donde fué en— contrada el año anterior, lo cual no ha sucedido, demostrán- «lose con esto su existencia. La Pascalia glauca G. Orteg., como planta perenne, aunque las semillas hubieran desapare- cido por causas análogas, se podría propagar por sus raíces que son vivaces, y por consiguiente, vivir en terreno á propó- sito para su desarrollo. »Cuatro son, por tanto, las especies con que se puede au- mentar el número de las que contiene la Flora de la provincia de Madrid, habiendo destinado ejemplares de todas ellas al Herbario español, que existe en el Jardín Botánico, en el cual no figuraban dichas especies, como tampoco existía en el general la /Hohenackeria, siendo mis deseos que se aumen- ten las que contiene, tanto con nuevas localidades, como con las especies que no estén citadas en la Flora de la provincia y que vaya encontrando en mis diversas excursiones. De este modo quisiera poder contribuir con mis pequeños esfuerzos á su aumento, procurando investigar los puntos que recorro con el interés del que mira por el desarrollo de la Ciencia á la que le lleva su afición, guiado por el ejemplo que le dan sus jefes y las personas que se dedican al estudio de los diferentes ramos de la Historia Natural.» —El Sr. Becerra (D. Antonio) dió cuenta de una excursión a Montón de Trigo en los siguientes términos: «Montón de Trigo es uno de los picos más altos de la cordi- llera del Guadarrama, está situado á unas 4 leguas del Espinar (provincia de Segovia) y enlaza con los llamados Marichiva, Peña el Aguila y Peñota, muy característico este último por aparecer su cima como bifurcada, y por ser el primero á partir del Puerto de Guadarrama. El deseo de recorrer la garganta 244 ACTAS. DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA del Espinar, famosa por los extensos pinares que la cubren y que se extienden hasta la falda de la primera de las montañas. citadas, nos hizo organizar una expedición que realicé en compañía de nuestro consocio el Sr. Bolívar el 1.” de Septiem— bre último. »La hora convenida para salir del Espinar eran las siete de la mañana, pero una espesa niebla que cubría las monta— ñas que rodean al pueblo, acompañada de vez en cuando de menuda lluvia, nos hizo retardar la salida hasta las ocho, hora en que montamos a caballo y emprendimos el camino por el atajo del pueblo á la estación de la línea férrea, que dista una legua, y en cuyo trayecto tuvimos ocasión de recoger al- gunas especies interesantes que abundan en los alrededores del pueblo, entre otras, el Ctenodecticus pupulus Bol., Ameles Spallanzania Rossi, Leptinia attenuata Pantel, no citada hasta ahora de región tan al N., la Zphippigera areolaria Bol., y al- gunos ejemplares de 4/mana, Phytocoris y otros ortópteros y hemipteros interesantes, que con los lepidópteros casi son los únicos órdenes de insectos que en esta época suelen tener re— presentantes. A las nueve y media llegábamos por fin á la garganta, entrando por el molino del mismo nombre y des- pués de pasar el vado de Navalpajarejo y antes de llegar á la majada de los Guijos, hicimos un pequeño alto, recogiendo á orillas del río Moro algunos ejemplares del Carabus Guadarra- mus y de la Prostemma albimacula, especies siempre aprecia- das, así como de algunas otras que no enumero, porque aun- que notables, están ya citadas de esta región. A »Poco después reanudamos la marcha por entre espesos pi- nares, salvando multitud de pequeños regatos, cuyos nombres. son los de Arroyo Cardosillo, Retamalón, Horcajo, Puesto del Rey y otros que vierten sus aguas en el cáuce de río Moro, á lo largo de cuya orilla derecha va el camino río arriba hasta el nacimiento de aquél, en Ojos de río Moro, al pie de Montón de Trigo. »Serían las once 6 poco más cuando llegamos al sitio denomi- nado las Tabladillas, pequeño escampado donde se encuentra situada la caseta del ingeniero de montes encargado del Pinar. A partir de este sitio nos quedaba aún, según el guía, como una legua de camino, pero muy quebrado y de bastante pen- diente, recorriéndola en poco más de una hora por las dificul- DE HISTORIA NATURAL. 215 tades del terreno y llegando al pie de Montón de Trigo, donde hicimos alto para almorzar, antes de emprender la penosa su— bida á la cúspide de la montaña. Tardamos en subir unas dos horas, en parte por las dificultades del terreno, que sobre todo en la proximidad de su cima está cubierto de enormes cantos amontonados unos sobre otros, y entre los que crece en abun- dancia el Juniperus sabina, y en parte también, porque nos de- tuvimos bastante cazando las varias especies de insectos que habitan á estas alturas y que son características de ellas, tales como el Stenobothrus Uhagoni Bol., el Fomphocerus maculatus Thunb., y el Pezotettiz pedestris L., encontrándose además los Stenobothrus stigmaticus Ramb., Panteli Bol. y biguttulus L. y la Ephippigera Stali Bol., esta última de coloración mucho más obscura que la de los ejemplares recogidos más abajo. El día había despejado y la atmósfera libre de nubes, nos permitía contemplar el grandioso panorama que se distingue desde aquella altura. Delante de nosotros y de la parte de Madrid. slete picos, limitado a uno y otro lado por los puertos de Nava- cerrada y de la Fonfría y á lo lejos una inmensa llanura en la que con los anteojos distinguiamos numerosos pueblos, y, por último, Madrid, al N. la provincia entera de Segovia y en primer término San Ildefonso y Segovia. »Este panorama por sí solo basta para compensar de las mo- lestias del viaje. Pocas especies encontramos en el mismo pico, pero en cambio jamás he visto mayor número de ejemplares de la Coccinella septempunctata L., de la que había entre las peñas verdaderos montones, sin que pudiéramos explicarnos la causa de esta abundancia ni la presencia de este insecto afidifago en sitio en que tan pocos pulgones existen. »A nuestra bajada tuvimos aún ocasión de recoger á lo largo del río Moro y debajo de las piedras el Carabus ya citado y los Ghiliani y helluo, el Pezotettiz y otras especies apreciadas por los entomólogos.,, »Esta expedición, realizada en época más á propósito, creo que sería muy productiva por la calidad y la cantidad de las especies que podrían recogerse de Entomología y de Botánica, por lo que nos proponemos repetirla en el próximo mes de Julio, cuya primera quincena es quizás la más conveniente para los fines indicados.» —El Sr. Cortazar leyó lo siguiente: 246 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA «El geólogo americano G. F. Becker, en una nota que ha. presentado á la Sociedad Española de Historia Natural, trata de sostener que la teoría propuesta por el sabio geólogo é in= ceniero de minas español D. Casiano de Prado, para explicar la formación del criadero de cinabrio de Almadén no es satis- factoria, y para ello contesta á los Sres. Calderón y Fernández Navarro, que defendiendo las ideas del Sr. Prado, combatieron en la misma Sociedad las del Sr. Becker. »Dice éste para atacar como insuficiente la teoría de Prado, según la cual el cinabrio vino á formar parte de los criaderos. de Almadén, sustituyendo en cierta proporción el cuarzo de las capas de arenisca entre que se halla, que si bien es verdad que en algunos casos la cantidad de sulfuro de mercurio llega al 50 por 100 de la mena, es excepcionalmente, siendo lo más ceneral que la riqueza no pase del 15 por 100, pues así lo de- muestran los ejemplos consignados por los Sres. Bernaldez y Rúa Figueroa en su Memoria acerca de las minas de Almadén y Almadenejos, donde también se dice que las muestras más ricas de las reservas del criadero de San Pedro y San Diego no suelen pasar de un contenido en mercurio de 34 por 100. Todo lo que se confirma, observando que la ley media para todos los minerales no debió exceder gran cosa de 10 por 100 en el año de 1886, pues que con el beneficio sólo se obtuvo 9,50 por 100. , »Con estos datos trata el Sr. Becker de determinar el espacio correspondiente que el cinabrio ha de ocupar entre la cuarcita de la mina, y para ello señala la proporción de huecos, corres- pondientes á la porosidad, que existe en diferentes rocas, va= liéndose de los datos del Dr. T. Sterry Hunt y del señor E. W. Shaw, según los cuales, aun en las areniscas empleadas en la construcción, los espacios vacios entre los elementos constituyentes varian desde 0,0139 hasta 0,037, y es fácil cal- cular que si semejantes rocas se cargasen de cinabrio, darían minerales tan ricos como los de Almadén, sin que hubiese ne- cesidad de admitir ninguna sustitución de cuarzo por sulfuro de mercurio. »Contra este areumento basta observar que cuando se cal- cinan en Almadén cuarcitas impregnadas de cinabrio, queda un residuo tan poroso, que puede deshacerse fácilmente entre los dedos, hecho ya consignado por el Sr. Prado y que todos DE HISTORIA NATURAL. ; 247 los días puede comprobarse, viendo cómo salen los residuos de la destilación del mercurio en los hornos de Bustamante, y esto no sucedería, si tan sólo desapareciese por el beneficio la materia interpuesta en los poros ordinarios de la roca. El hecho es tan convincente, que el Sr. Becker tiene que tomarlo en cuenta, pero procura explicarlo, atribuyéndolo, más bien que á la separación del sulfuro de mercurio, á la descomposición de la pirita de hierro que acompaña al mineral. Semejante afirmación carece de fuerza, pues precisamente los minerales más ricos en cinabrio son los que ordinariamente menos pirita de hierro contienen, y además es insostenible la premisa de que el mineral de mercurio sólo haya venido á ocupar los poros de la arenisca, pues hubiese resultado así una roca com- pletamente compacta, lo que no sucede, ni puede suceder, en realidad, con ningún cuerpo de la naturaleza. »Por otra parte, no admitiendo sino la interposición del ci- nabrio entre los poros, sería imposible explicar los casos en que este mineral se halla en la mina casi completamente puro, y cuando la pirita no existiese, caso no extraño, los residuos de la calcinación tendrían el mismo aspecto que las cuarcitas no metaliferas del país, lo que todos cuantos han pasado por Almadén saben que no es cierto. »Los datos y consideraciones del Sr. Becker sólo sirven para confirmar que las rocas de todas partes tienen poros, y esto nadie lo niega, ni lo ha negado, cualquiera que sea la forma de los elementos, ya sean esferas, elipsoides, partículas irre- gulares 6 todo combinado. »Si es difícil explicar, siguiendo las ideas del Sr. Becker, aquellas circunstancias en que el cinabrio se halla puro en el criadero, aunque se suponga que éste se habia concen- trado en una cavidad preexistente, aun es más difícil com- prender los casos en que la cuarcita va mezclada con él en pequeña proporción, como se dan ejemplos, pues había que admitir que los poros de la roca representan un volumen mu- cho mayor que el del material existente. »La afirmación del Sr. Becker de que en un filón donde hay minerales y gangas mezclados, sea usual considerar ambas sustancias como depositadas simultáneamente, ni se ha admi- tido nunca desde el tiempo de Werner, ni pueden aceptarla los geólogos, fuera de contadísimos casos, como tampoco ad- 248 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA mitirán que la estructura en bandas para los filones sea con secuencia de cambios en la temperatura de la disolución que arrastraba el mineral y las gangas, y en cambio, á pesar de la negativa del mismo Sr. Becker, una sustitución de un cuerpo por otro puede verificarse en una roca, sin que sea indispensa- ble que los elementos primitivos queden con los ángulos re- dondeados y su superficie corroída, pues esto dependerá de las causas productoras de la sustitución. »Tampoco es aceptable la idea de que las sustituciones deben verificarse con seudomorfismo, pues para esto sería, no sólo indispensable la sustitución, sino la conservación de la forma cristalina primordial, y bien se comprende que una y otra cosa son independientes. »Menos justificada es la aserción de que únicamente en el caso en que el cinabrio se presenta en filoncillos cruzando los granos de cuarzo, es cuando la calcinación desagrega la pie- dra, pues semejante circunstancia sólo puede considerarse como una excepción, y no eran ciertamente ejemplares de estos ex- cepcionales los que calcinó Prado, ni los que se calcinan todos los días, dejando como residuo una cuarcita completamente desmenuzada. »Debemos, no obstante, hacer constar, que si bien la teoría de la sustitución del cuarzo por el cinabrio para explicar la formación de los criaderos de Almadén es preferible á la de sedimentación simultánea de ambos minerales de la disolución que los contenía, á nuestro modo de ver tampoco es cierta, y es mucho más aceptable la idea de considerar el origen de toda ' clase de filones, como resultado de la concentración de sus- tancias diseminadas primordialmente en la misma roca donde se encuentran los criaderos, es decir, por fenómenos de segre- gación ocasionados por las acciones moleculares, ciertas y constantes en todas partes, y que pueden atribuirse fundada— mente á fenómenos electro-telúricos, únicos capaces de justifi- car otra multitud de hechos, como la constitución de los nódu- los y fajas de pedernal existentes entre las margas y calizas cretáceas y terciarias; los granos de hierro oxidado que se ven entre las arcillas blancas jurásicas; los cristales de pirita de hierro bastante frecuentes entre las calizas liásicas; los riñones de fosfato de cal muy abundantes dentro de las margas de va- rias edades; las oolitas en general; las formas globosas de mu- DE HISTORIA NATURAL. 249 chas sustancias pétreas; las zonas diversamente coloridas de las ágatas; las arborizaciones de cobre, plata y oro nativos, entre el cuarzo de los filones; las bolsadas metaliferas; y otros muchos fenómenos geológicos, pura los cuales no puede pres- cindirse de las fuerzas moleculares, manifiestas en la repulsión eléctrica, la atracción entre sustancias analogas, la afinidad química, la fuerza cristalogénica, etc., etc., según ha demos- trado cumplidamente, hace largo tiempo, el sabio Inspector del Cuerpo de Minas de España D. Manuel Fernández de Cas- tro (1), teoría que cada vez se confirma más y halla nuevos adeptos, conforme ha indicado el Sr. Calderón en su trabajo Dorigine des filons metalliferes. »En resumen, la formación de los filones de Almadén puede explicarse mejor que con las ideas emitidas por el Sr. Becker, con el procedimiento de sustitución ideado muchos años hace por el Sr. Prado, pero es preferible á todo ello la teoría de la concentración de las moléculas metálicas por medio de fenó- menos electro-telúricos, que al mismo tiempo que reunían el sulfuro de mercurio diseminado entre las rocas sedimentarias de la comarca, y del que aún quedan restos bien perceptibles en muchos sitios, actuaban arrastrando el cuarzo excedente en las capas donde tenía lugar la concentración metalifera; es decir, que la disolución, por más que realmente existía, se verificaba en seco, sin auxilio de disolventes especiales difíci- les de encontrar y completamente innecesarios para el des- arrollo de corrientes eléctricas, capaces de ejecutar el trans porte de las sustancias y agrupación de las de la misma clase unas junto á otras. »La generalidad de la teoría de la segregación, que es pre— cisamente lo que la abona, se confirma en el criadero de Al- madén, y en el discurso antes citado, así como en la contesta- ción al mismo dada por el Sr. Echegaray pueden encontrarse cuantos detalles se necesiten respecto á este asunto.» —El Sr. Fernández Navarro (D. Lúcas) leyó la nota que sigue: (1) Discurso de recepción en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Na- turales.—Madrid, 2 de Junio de 1878. 250 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Más sobre la teoría de la sustitución en Almaden. «La nota del Sr. Becker, contestación á la de D. Salvador Calderón, inserta en el cuaderno 1.” del tomo xx1n de nuestros ANALES, en la cual el geólogo americano hace referencia á varias de las afirmaciones que contenía mi comunicación diri- gida al distinguido consocio de Sevilla, me obliga á molestar vuestra atención unos momentos, tanto para ampliar algunas de mis observaciones anteriores, como para oponer ciertos re- paros á las conclusiones que en dicha nota sienta el señor Becker. »El excelente trabajo que acaba de leer nuestro Presidente, eran autoridad en esta materia por el conocimiento que tiene de los criaderos de Almadén, me excusará de tratar algunos puntos que en él quedan, según mi opinión, más que suficien- temente contestados. Tal ocurre en primer lugar en lo que se refiere á la desintegración de la roca por la acción del calor, respecto á lo cual nada tengo que añadir, sino es el citar mis experimentos nuevamente llevados á cabo sobre ejemplares de tres tipos, procedentes de Almadén. Reducidos los tres á lámi- nas iguales, próximamente de un milímetro de espesor, y ca— lentados los tres á la vez sobre una placa metálica durante aleún tiempo, he observado que uno de ellos, arenisca muy cinnabarífera y nada piritifera ni carbonosa, se volvía suma- mente friable; otro muy piritifero y poco cinnabarífero, pre— sentaba después del experimento una mayor facilidad para su desagregación, pero en grado mucho menor que el anterior; por último, el tercer trozo, correspondiente á una arenisca cimentada por calcedonia y con sólo alguna que otra pinta de cinabrio, seguía después de sometida al calor, con el mismo grado de agregación que tenía antes. »Habiendo sido conducido Prado á su teoría de la sustitu- ción, en vista del efecto del calor sobre el mineral de cinabrio y por la riqueza cinnabarífera del mismo, á estos puntos dirige Becker principalmente sus razones, contestadas en cuanto á lo primero con lo dicho por el Sr. Cortázar en su nota anterior y por mis observaciones precedentes. »En cuanto á lo que se refiere al segundo punto, es de notar DE HISTORIA NATURAL. 251 que Becker sólo demuestra la posibilidad de que hubiera in— tersticios suficientes para ser rellenados por el cinabrio, para lo cual se vale de los datos suministrados por areniscas del Canadá, Ohío y Yorkshire, areniscas cuya estructura no da á conocer, pero que es casi seguro será distinta de la que pre— sentan las de nuestro Almadén. Estas últimas, como ya afir— maba en mi anterior comunicación, están constituidas por eranos de cuarzo cimentados por calcedonia, sin dejar entre estos materiales el más pequeño espacio; es decir, que no existen más que los poros físicos invisibles y que tenemos que admitir en todos los cuerpos para la explicación de ciertos fe— nómenos. Sentado esto, la presencia del cinabrio sólo puede explicarse por la sustitución de la calcedonia por dicho mine— ral, pues en el caso del relleno de los poros vendría á resultar, como dice muy bien el Sr. Cortázar, una roca completamente compacta. »Además, que en este caso debiera coexistir la calcedonia con el sulfuro de mercurio y no observarse la perfecta relación que existe entre las cantidades de ambas sustancias, de modo que como ya hice observar anteriormente, á medida que au— menta la riqueza en cinabrio, disminuye la calcedonia que trababa los granos de cuarzo. Este hecho queda perfectamente explicado con la teoría de la sustitución, sin que haya que re- currir á la suposición completamente gratuita é insuficiente de que «cuando se precipitaba el sulfuro con abundancia, se fraguaban pequeñas cámaras en el cuarzo ó la calcedonia.» »Y á la vez que vemos la dificultad de explicar estos hechos por la teoría de la impregnación ó relleno de cavidades pre— existentes que defiende el geólogo norte-americano, encontra- mos que -el examen macroscópico y microscópico de la roca viene á confirmar nuestra hipótesis de una sustitución. En efecto, observada una arenisca muy cargada de cinabrio y otra en que dicho mineral falte completamente, vemos exacta- mente igual disposición en el sulfuro de la primera que en la calcedonia de la segunda, y en ambos casos dichas sustancias ocupando los intersticios que dejan entre sí los granos de cuarzo (que no tienen, ni mucho menos, el aspecto de marca— damente rodados que les asigna Becker), haciendo el papel de cimento que los traba, como indica muy claramente la figura adjunta, hecha por una fotografía directa, de arenisca muy 252 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cinnabarífera vista al microscopio; en ella el cinabrio es el elemento que aparece con color más oscuro. »Conviene insistir mucho sobre esta disposición del cinabrio en las areniscas, tan distinta de la disposición en venas ú cor— dones que les asigna el distinguido geólogo. Tal vezen los ejemplaresque éste ha tenido á su dispo- sición dominaría dicha estructura; pero enton— ces puedo desde luego afirmar que se trata de ejemplares pobrísimos y excepcionales. La in- mensa mayoría de los ejemplares del Museo de Madrid (y seguramente pasan de trescientos los que hay repartidos en- tre todas sus colecciones), tienen el aspecto de los descritos por mí y sólo en alguno que otro ejemplar de los más pobres y muy piritíferos se observan oquedades longitudinales, indu- dablemente preexistentes y rellenadas por el sulfuro de mercu- rio. Si esta disposición no fuera excepcional, verdaderamente sería muy difícil explicar la concentración del cinabrio por otro procedimiento que la impregnación, pero verificándose tan sólo en contadísimos casos, nada se opone á suponer que dichas im pregnaciones hayan tenido lugar en algunos puntos y en pequeñísima escala, siendo el procedimiento general de formación la sustitución. »Para el estudio microscópico de la arenisca cinnabarífera, me remito á la comunicación dirigida por mí al Sr. Calde— rón (1). En ella explico con algún detalle, que no he de repetir aquí, cómo va desapareciendo la calcedonia al contacto del cinabrio que viene á disponerse exactamente igual que lo es— taba aquella, y cómo los contactos entre estos dos minerales, en aquellos puntos en que coexisten, no son limpios y bien (D) ANAL. Dr La Soc. Esp. DE HisT. NAT., t. xxI11, pag. 65 de las Actas. DE HISIORIA NATURAL. 233 marcados como correspondería á dos sustancias que no tuvie- ran entre sí relación alguna, sino que están como difumados, sin que pueda decirse dónde empieza el uno y concluye el otro: esta disposición que se puede apreciar en algún punto de la figura adjunta, no tiene explicación satisfactoria, dada su constancia, más que en la teoría de una sustitución. »Ahora bien: ¿cuál ha sido el procedimiento para dicha sus— titución? Punto es éste sobre el que no me atrevo á emitir una opinión definitiva, para formar la cual creo necesario hacer previamente un estudio detenido de las minas objeto del pre— sente trabajo. Cuando por mi parte haya podido hacer dicho estudio, tal vez publique algún trabajo con el resultado de mis observaciones; pero en la actualidad, lo que de dichas minas conozco y el estudio de los ejemplares del Museo, sólo me auto- rizan á afirmar que las areniscas en cuestión deben su estruc tura actual á la sustitución de su cemento calcedonioso (aún existente en algunos puntos) por el cinabrio, y que por lo tanto, el depósito del mineral se verificó posteriormente á la forma- ción de la roca.» —El Sr. Pérez Zúñiga presentó el siguiente estudio: Investigaciones sobre la contracción muscular del cangrejo de 10 (Astacus torrentium) (1). «Estudiando la contracción muscular en distintos animales, mediante la aplicación del método gráfico principalmente, he encontrado en la correspondiente á los músculos del cangrejo algunas particularidades que tal vez tengan algún interés y que enumeraré sumariamente. »Para obtener curvas de la contracción de los músculos del cangrejo, puede uno valerse, como otros autores han hecho, de los que sirven para los movimientos de las pinzas ó de otros músculos aislados, siendo este medio el que quizás proporcione resultados más exactos; mas, ensayando la inscripción de los movimientos del pleon producidos por la contracción de varios músculos, los resultados han sido idénticos á los obtenidos por (1) Estos trabajos los he realizado en el Laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina de Madrid, con la valiosa cooperación del ilustrado Catedrático D. Be- nito Hernando. 251 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA la simple contracción de un solo músculo, y en cambio resulta mucho más sencilla la práctica de la operación. »El aparato de que me he valido es el mi09rafo simple de Marey, inscribiendo los movimientos en el cilindro registrador con regulador Foucaul. Empleo con este fin, como en todos los casos en que hay que obtener curvas, el papel-tela, ahumado con el negro de humo producido por la combustión del alcan— for. Por este medio hay la ventaja de que, una vez fijo el tra- zado á beneficio de un barniz (goma laca disuelta en alcohol es lo que siempre uso) y bien seco, puede servir como negativa fotográfica y obtenerse de él reproducciones exactas en el papel sensibilizado (papel Marión ó al ferro-prusiato). »Colócase el cangrejo en posición dorsal sobre la placa de corcho del miógrafo, sujetandole fuertemente con un vendo- lete y alfileres y dejando libre la porción abdominal, que es la que ha de quedar más próxima al estilo inscriptor. Se atraviesa el telson en su parte central con un alfiler, que después se do- bla y sirve, á modo de ganchito, para reunirlo al estilo por medio de un hilo fuerte é inextensible. De esta manera se co- munica el movimiento que ha de ser registrado y que se pro— voca por excitación eléctrica. Nosotros hemos empleado los choques de inducción producidos por el aparato de Ranvier, ya aislados, ya repetidos con mucha frecuencia á beneficio del temblador anejo á la bobina, constituyendo la excitación tetánica. »Los reóforos excitadores se aplican sobre la parte ventral de los somites abdominales, bien transversalmente, bien en dirección longitudinal. »Todos los ejemplares de miogramas adjuntos han sido obte- nidos girando el cilindro registrador con la velocidad de seis vueltas por minuto. »Hé aquí los más interesantes resultados de estas investi- gaciones: 1. »Las contracciones son muy enérgicas; la altura de la curva es considerable, aun con excitaciones relativamente dé- biles (S= 125) fig. 1.* (1). Pero repitiendo estas excitaciones, no dejando tiempo para que los músculos puedan reponerse, de— (1) Con la letra S se indica la separación de las bobinas primaria y secundaria conforme á la escala que lleva el aparato Ranvier. DE HISTORIA NATURAL. 255 crece la intensidad de la contracción con mucha rapidez, las curvas disminuyen de altura (fatiga muscular) hasta desapa- recer por completo (figuras 2.*, 3.* y 4.”), aun cuando la inten- sidad del excitante vaya aumentando sucesivamente. 7 Sos Fig. 1.2 S=130 Fig.2.18=135 Fig.32S=145 Fig. 4.2 S=170 »Este efecto es mucho más marcado en el cangrejo que en otros animales (rana por ejemplo). »Dejándolos descansar el tiempo suficiente (diez minutos en nuestro caso), los músculos se reponen y vuelven á producirse contracciones con el máximum de energía (fig. 6.*) 2. »Cosa notable, á pesar de ser tan grande la excitabilidad muscular, sólo se producen las contracciones al interrumpir la corriente inductora aun con 5 = 170. Solamente se observan contracciones al comenzar la corriente, cuando se hace uso de la rueda dentada de Marey como interruptor; pero hay IN que tener presente que contra lo que pudiera creerse, no es una acción senci- Fig.5*P=0 S=120 lla de cerrarse el circuito ó empezar la corriente, lo que se obtiene por este medio, sino una serie de vibraciones (por rebote) inapreciables á simple vista origina- das al caer la palanca interruptora, con lo cual se multiplica extraordinariamente la potencia de la excitación. 3. »Hay una transición muy brusca desde la excitación pe- queña ($ = 120) (fig. 5.2), que apenas produce contracción á la siguiente, muy poco más intensa ($ = 130) que produce la ex- citación máxima (fig. 1.”) 4. »Respecto á la forma de la curva miográfica y dada la velocidad de la superficie registradora (seis vueltas por minu- to), se advierte que varía entre otros motivos: 4, según el grado 256 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de la excitación, 6, por la influencia del cansancio muscular, y c, por el peso que los músculos tengan que elevar al con—- traerse. »Con peso de 40 gr., y durante las primeras contracciones, la forma de la curva es la que muestra la fig. 1.*, ya conocida de todos los que han estudiado esta materia, á saber: línea de descenso que baja á un nivel inferior al de reposo y pequeña elevación secundaria. Pero colocando pesos más considerables (100 er. y 200 gr.) varían algo los caracteres, como puede verse en la fig. 6.*, en donde ya no existe ultradescenso, y sí la ele- vación secundaria que lleva en sí otras más pequeñas, tal vez debidas á causas no fisiológicas. PIB 10: Po 2008191 115 »De igual manera el citado ultradescenso va disminuyendo hasta desaparecer, á la par que la curva decrece en altura y se abre cada vez más por hacerse más lento el período de as— censo, y sobre todo el de descenso, efectos de la fatiga muscu- lar, completamente iguales á los que se observan en los ver— tebrados. La elevación secundaria disminuye también y des- aparece, como puede observarse en la serie que representa la 19110 5. »La excitación tetánica produce una primera elevación seguida de otra mayor muy ondulosa al principio como mues- tra la figura 7.* AMA A Hijo. 1,2 P::4059T; DE HISTORIA NATURAL. 251 6. »Finalmente; del mismo modo que sobre los músculos de otros animales (en la rana es donde principalmente lo he estudiado), la cocaína ejerce una acción paralizante, pronta y enérgica. Una inyección de disolución acuosa de 8 mgr. de clorhidrato de cocaína produjo á los tres minutos la completa inexcitabilidad, tanto para los choques aislados, como para la excitación tetánica con S =170. Esta acción es pasajera, reco- brando los músculos, al cabo de algún tiempo, su facultad contractil. »Como se ve por las anteriores indicaciones, los músculos de la cola del cangrejo son capaces de contracciones muy enérgicas, que pueden efectuar un trabajo mecánico conside- rable, pero muy pronto sobreviene el cansancio 6 fatiga, lo cual da á entender que á pocas contracciones los músculos agotan toda la energía disponible y necesitan un reposo más Y menos prolongado para reponer las pérdidas y volver á ha- cerse capaces de realizar una nueva contracción. En cuanto á las demás particularidades apuntadas, no podemos hoy por hoy ocuparnos en dar de ellas una cumplida explicación.» —El Sr. Secretario dió lectura á las actas de las sesiones celebradas en los meses de Octubre y Noviembre por la Sección de Sevilla. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 6 de Octubre de 18094. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Calderón leyó lo siguiente: Hausmannita de la provincia de Huelva. «El ingeniero D. Antonio González y G. de Meneses, nuestro distinguido consocio, ha donado á las colecciones del Museo de la Universidad de Sevilla, ejemplares de esta especie mine- ralógica, procedentes de dos localidades de la provincia de ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXIII. 17 258 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Huelva: una junto á la mina Cueva de la Mora y otra cerca de la de Monte Romero. »El mismo señor ha ensayado las citadas muestras, recono— ciendo en ellas un óxido manganoso-mangánico, y no la com- posición de la pirolusita, con la cual suele confundirse; como acompañantes tiene algo de óxido férrico, ligeros indicios de cobalto, alúmina y sílice. »Estos minerales ofrecen bien marcados los caracteres físicos de la hausmannita: color negro, lustre semi-metálico, tenaci- dad y una dureza próxima á la de la ortosa, fractura concoi- dea, etc. El ejemplar de la Cueva de la Mora es más negro y brillante que el de Monte Romero. »La hausmannita existe frecuentemente en estado de aso- ciación granuda con la braunnita y acerdesa en la variedad llamada en el país manganeso metal. También á la en masa la suelen aplicar esta denominación bárbara, con la que quieren indicar que se trata de un mineral utilizable en la siderurgia. »Los bolsones de hausmannita no son raros en la zona mi- nera de la provincia de Huelva, al decir del Sr. González de Meneses, que se ha ocupado mucho en ella de minerales de manganeso. Sin embargo, yo no sé que se haya citado en Es- paña este óxido de una manera terminante y bajo su verda- dero nombre científico, más que en el pequeño trabajo del malogrado profesor Quiroga sobre el de Asturias (1).» —El Sr. González y G. de Meneses dijo, confirmando las no- ticias del Sr. Calderón, que en la sierra de Arocha y en la de Andévalo hay muchas bolsadas, casi á cada kilómetro, y en casi todas existe la hausmannita asociada á la pirolusita. An- tes no tenían aplicación y se echaban á los vaciaderos, que ahora se remueven y utilizan. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: (1) QUIROGA: Hausmannita de Asturias (ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HisT. NAT. t. 1, pag. 397). , DE HISTORIA NATURAL. 259 Datos para el conocimiento de la fauna himenopterológica de España. Crisídidos. Ellampus Horwathi Mocs. Y .— Pozuelo de Calatrava (La Fuente!) — pusillus F.—Idem. Estégidos. Ammophila Hungarica Mocs. 9.— Hornachuelos (G. Nuñez!). = campestris Latr. var. .—Cazalla (Rio!). — modesta Mocs. Q.—Hornachuelos (G. Nuñez!). — Mocsaryi Friwaldsky 9.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Heydenii Dahlbom, var. /berica André 0.—Cazalla (Rio!) =— propinqua Taschen Q9.— Carmona! Pozuelo de Cala- trava (La Fuente!). - lutaria Fabr. y.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!) — hirsuta Scop. Q y.—Madrid (Bolívar!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Klugíi Lep. 9.—Sevilla!, Laguna, Canarias (Ca- brera!). — sp. nov.? 7.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Pelopenus spirifezr L. 9 .—Sevilla!, Morón (Calderón!), Huévar (Paul!), Puerto-Real (Paul!). — pensilis lliger O y.—Sevilla!, Cazalla (Río!), Horna- chuelos (G. Nuñez!), Calañas (Huelva) (Calde- rón!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — tubifer Latr. 9 <.—Sevilla!, Chiclana (López Cepero!). Sphez favipennis Fabr. Q S.—Sevilla!, Cazalla (Río!), Guillena (Calderón !), Chiclana (López Cepero!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Masxillosus Fabr. Q y.—Sevilla!, Cazalla (Río!), Chicla- na (López Cepero!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). 260 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sphezx subfuscatus Dahlbom O ¿/.—Sevilla!, Chiclana (López Cepero!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — pubescens Fabr. 2.— Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — albisectus Lep. et Serv. Q “.—Sevilla!, Pozuelo de Cala— trava (La Fuente!). Mimesa equestris Fabr. <.—Coruña (Bolivar!). Psen pallipes Panzer y.—Mallorca (Moragues!)). Cemonus unicolor Fabr. Q 7.—Sevilla!, Huévar (Paul!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Trypozxylon albipes Smith.— Sevilla! (Esta especie no ha sido descrita todavía.) — scutatum Chevr. OQ /.—Sevilla!, Alcalá de Guadai-— ra!, Cazalla (Río!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Jfigulus L. — Sevilla!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). —El Sr. Secretario dió lectura á la siguiente nota remitida por el Sr. Chaves: «La lectura de la descripción de la barita granuda en roca de Peñaflor que se encuentra en el reciente trabajo del señor Calderón sobre minerales de la provincia de Sevilla (1), me recordó que, por encargo de este profesor, practiqué en Madrid un ensayo de dicha substancia en el Laboratorio del tan emi- nente como malogrado químico D. Laureano Calderón, her— mano del anterior. En vista de que dicho análisis ofrece cierto interés, he creido útil remitirle á la Sociedad, como comple- mento de las noticias dadas en el mencionado escrito sobre roca tan curiosa. Los resultados de él son los siguientes: NL A A O 0,0320 SURLO DAÁLICO. s celaa dao oe Ea ROA . 80,6505 OXITO TÉLCO . LA AN 16,7752 Alúmina, manganeso y Cobre.......... + Indicios. No dosados: cal, álcalis y sílice, solubles en Cl H. »El hierro se ha calculado como Fe, O,, no obstante ser mag- netita el compuesto que le contiene en la roca. Carece ésta de (Dl) Votas mineralógicas. Nuevos hallazgos en la provincia de Sevilla. (ANAL. DE LA Soc. Es?. DE HIST. NAT., t. xx1I11, 1894.) DE HISTORIA NATURAL. 261 ácido fosfórico y de cloro. Es verdaderamente notable la can— tidad de baritina que descubre en ella el análisis y que con- cuerda con la densidad indicada por el Sr. Calderón (4.02). »Estos resultados se compaginan con los consignados en el trabajo referido concernientes al examen microscópico de la roca en secciones delgadas, que muestran está constituida por un agregado cristalino de láminas de baritina y abundantes diseminaciones de hierro opaco. Como accesorios citaba el Sr. Calderón: calcita en agregados granudos; productos de descomposición de la magnetita (leucoxeno y hierro titanado); fragmentitos de granate y partes cloríticas de origen micáceo, al parecer. Creo hay que agregar á esta lista escasos cristali- llos de feldespato, al menos en la sección que he examinado, y su presencia explica la de los álcalis, alúmina, cal y sílice en la disolución clorhídrica.» Sesión del 3 de Noviembre de 1894, PRESIDENCIA DE D. CASIMIRO VINSAC. —5Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —+$Se hizo una propuesta de socio. —Se dió lectura á la siguiente comunicación remitida por el Sr. D. José María Pérez Lara, de Jerez de la Frontera, referente á una nueva especie de la familia de las Escrofularíneas: Odontites foliosa Pér. Lar. in Flor. Gad. ezs. «0. purpurascens v. sordide virens, dense villoso-scabriuscu- la, radice dura, simplici v. parum ramosa, flexuosa; caule erec- to, firmo, a basi ad apicem ramosissimo, 20,50 cm. alt., ramis decussato-oppositis, infimis sepe mediam caulis partem sub- «equantibus superantibusve, adscendentibus, intermediis bre- vibus, patentibus, superioribus erecto-patulis patulisve lon— giusculis; foliis sessilibus, approximatis, decussatis, crassius— culis, linearibus v. angustée lanceolafis, integris, inferioribus cito deciduis, patulis 20,35 mm. long., intermediis falcato— recurvis, canaliculatis, superioribusque erectis subimbricatis, 5,15 mm.; racemis multifloris, terminalibus, quadrifariam imbricatis, mox subdistichis 2,4 cm. long., bracteis late lan— 262 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA ceolatis calyce subeequilongis: calycibus 3 mm. long., campa nulatis, breviter pedicellatis, ad quartum v. tertiam partem divisis, lobis triangularibus obtusiusculis; corolla glabra calyce duplo longiore, labio superiore purpureo, leviter incurvo, truncato, inferiore «equilongo, luteo, lobis subrotundis seepe emarginatis; antheris subexsertis, brevissimemucronatis, apice villo connexis; stylo violaceo a basi ad medium hispido; cap— sula calyce subduplo longiore, obovato-oblonga, subemargi- nata, apice hirtula; seminibus immaturis ovali-cylindricis, longitudinaliter costatis, utrinque appendiculatis. Planta quoad staturam et ramorum longitudinem valde variabilis; variat insuper corolle labio superiore roseo etinferiore albido. —0O. Flor., Sep., Oct. »Hab. in pinetis Laguna seca et Villanueva dictis ditionis Puerto Real, ubi eam die 15 Septembris 1893 fiorentem legi. »A 0. lutea, O. tenvuifolia, et 0. rigidifolia que magis pro— ximee sunt, notis indicatis proprie distincta mihi videtur.» —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterologica de España. ' Esfégidos. Cerceris luctuosa Costa ¿7.—Sevilla! — Ferreri Van der Linden .—Coria del Río!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — labiata Fabr. 9 S.—Huévar (Paul!). — tuberculata Villers y/.—Sevilla!, Puerto Real (Paul!). — quadricincta Panzer Q /.—Calañas (Huelva) (Calde—- rón!), Cazalla (Río!), Constantina! — comigera Dahlbom 0.—Sevilla! — arenaria L. ".—Calañas (Calderón!), Pozuelo de Cala— trava (La Fuente!). — a«renaria L. var. nov. /.—Chiclana (L. Cepero!). — Iumata Costa O. —Calañas (Calderón!). — Juliíi Fabre F.—Calañas (Calderón!), Hornachuelos (G. Nuñez!). — Rybiensis L. 9 4.—Chiclana (L. Cepero!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). DE HISTORIA NATURAL. 263 Cerceris emarginata Panzer S.—Sevilla!, Alcalá de Guadaira!, Cazalla (Río!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!), Madrid (Bolívar!). — — dupresticida Dufour Y y'.—Sevilla!, Pozuelo de Cala- trava (La Fuente!). — specularis Costa ”.—Sevilla! — — flaviventris Van der Linden Q.— Chiclana (L. Cepero!). — sp. no00.? Laguna (Canarias) (Cabrera!). Sesión del 12 de Diciembre de 1894. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. DANIEL DE CORTÁZAR. Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. Se hicieron dos nuevas propuestas de socio y se acordó dar las gracias á los donantes de los libros que estaban sobre la mesa. —El Sr. Pérez Zúñiga leyó la siguiente nota: Algunas observaciones acerca de la contracción del corazón del galdpago. «En una serie de experimentos he indagado la acción que el curare y la cocaina ejercen sobre el corazón del galápago. Las curvas adjuntas han sido obtenidas con la pinza cardiaca de Marey, en verdad no muy á propósito dada la forma y disposi- ción del centro circulatorio de dicho animal, pero que me ha servido lo bastante bien para darnos á conocer las variaciones que en el aspecto de la curva cardiográfica, en el ritmo de los latidos, etc., etc., experimenta bajo el influjo de esos dos agen- tes tan interesantes en la investigación fisiológica. La veloci- dad del cilindro registrador ha sido en todos los casos de una vuelta por minuto. »Según se observa en el cardiograma n.” 1, obtenido algún tiempo después de sometido el animal á la acción del curare y paralizados todos los músculos esqueléticos, el corazón conti- núa latiendo con regularidad perfecta, con bastante energía y con mayor frecuencia que en estado normal. A mayor abunda- 264 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA miento se colocó un trozo del curare en las mismas paredes del ventrículo, á fin de que la acción fuese más directa. »Otra cosa ocurre cuando se inyecta en el ventrículo una disolución de clorhidrato de cocaína. Este, ó bien produce una parálisis instantánea, como sucedió inyectando 2 mg. de clor— hidrato de cocaína, 6, con cantidades más pequeñas (1 mg.), se observan alteraciones muy notables, como puede verse en el cardiograma n.” 2 y en los siguientes, cuya exacta interpre- tación ofrece hoy por hoy grandes dificultades. Existe en pri- mer término una gran disminución en el número de las contracciones (relación de 4 á 1). Cada una está formada de ARA ANS otras varias (4 6 5), constituyendo períodos que se repiten con perfecta regularidad. Las tres últimas ondulaciones conteni- das en cada período parecen representar las propias de un tra- zado normal, y la primera Ú primeras más bien contracciones abortadas. Estas al cabo de algunos minutos (de doce á quince) desaparecen por completo y queda entonces la curva como muestra el cardiograma n.” 3, »A los veinte minutos se obtiene el trazado n.” 4 algo más parecido en su general aspecto al primitivo, y sucesivamente DE HISTORIA NATURAL. 265 (de diez en diez minutos) otros varios análogos, pero en los que se nota una disminución de la altura de las curvas hasta que casi desaparecen las pequeñas elevaciones y queda la ma- yor reducida á muy poca cosa (n.” 5). »Dejando pasar luego una hora vuelven las curvas obteni- das á mostrar los caracteres primitivos de normalidad, como PU A A A O o AI UN E E E O A en el cardiograma n.” 6, y más tarde (1 h. */,) se hacen más lentas pero más altas, y hay una tendencia á agruparse las contracciones de dos en dos, aunque no siempre, según se nota en el cardiograma n.% 7 y 8. »Últimamente las curvas se van achatando más y más, y concluyen por desaparecer completamente (n.” 9). »Examinando el galápago al siguiente día, encontramos todos sus músculos esqueléticos completamente paralizados. Apenas si se notan ligeras contracciones auriculares; y exci- tando por medio de la electricidad inducida las paredes ventri- culares, no daba resultado alguno cuando se empleaban cho- ques aislados, pero con la excitación tetánica se obtuvieron las curvas n.” 10.» —Leidos por el Sr. Vicesecretario, áindicación del Sr. Presi- dente, los artículos 12, 13, 16 y 21 del Reglamento, el Sr. Te- sorero leyó el adjunto estado de Tesorería: 266 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Estado de los ingresos y gastos de la Sociedad Española de Historia Natural, desde 1. de Diciembre de 1893 á 30 de Noviembre de 1894. INGRESOS. PESETAS. Saldoienti de Dicrembrede ld a os da laa cla sala ds OE 410,39 Cobrado.por cuotasatrasadaS...ci o oceneocconas AO O poDOL ve Soba oót SOLE 375 Id “por:cuotas' Corrientes cana sanar e besa aa as AS . 2.820 Td.. ¿por:cuotas adelantadas. conan abans ai oa 15 ld. por cuotas de socios agregados........o..... OO IDO ÓSO 25 ld. POr SUSCTIPCIONEOS: ono cera ea dese soon else jeta sora 1.055 Id. --por.zastos cobrados detiradas aparte. aces sacacasa ae 99,75 Id. por venta de ANALES....... RR OOO 223 DOTA D urnas 5.023,14 GE ASTOS. Abonado por papel para la impresión, cubiertas y láminas de los ANaLES. 1.300 Id. porsimpresiones y Tala corsa Tele ne 1.550, 12 Id. por láminas: y 2rabadoS:.. miso ajsiona esieio ajejo aleros ADOOS O E 712, 24 Asignación del dependiente de la Sociedad...o.rooooooooomorPooonPosorcono 480 Gastos de correo. y reparto de ANALES .0om..mmosnsconsia someta a ca dee sona ja 246, 53 Id. menores, portes de libros y presupuestos de las Secciones......... 239,85 LOTA ma melo A SS, . 4.588,74 RESUMEN. Suman lOs INgresoS co .mssosasoensans sodbtor Sa e... 5.023,14 Suman los gastos. ....... a elote A OO <. 4.588,74 Saldo á favor de la Sociedad en 1. de Diciembre de 1894, 434,40 Para cumplir con el art. 16 del Reglamento, el Sr. Presidente propuso á los Sres. Botella, Pérez Zúñiga y Martínez (D. Anto- nio) para formar la Comisión revisora de las cuentas presen- tadas por el Sr. Tesorero, propuesta que fué aprobada por la Sociedad. —El Vicesecretario, cumpliendo con lo prevenido en el ar— tículo 21 del Reglamento, leyó el siguiente resumen de los trabajos de la Sociedad durante el año corriente. El año 1894 ha sido, sin duda, el más fatal de los veintitres que lleva de vida nuestra Sociedad. Al fallecimiento de D. José María Cámara y Cámara, Licen— ciado en Ciencias naturales, hay que añadir otros, ocurridos DE HISTORIA NATURAL. 267 en tan corto espacio de tiempo, que no repuestos del dolor pro- ducido por uno, venía otro nuevo á aumentarlo. En el mes de Marzo, y en un mismo día, fallecieron D. Pedro Sáinz y Gutiérrez, Catedrático de Organografía y Fisiología vegetal en la Facultad de Ciencias de Madrid, ex-Presidente de nuestra Sociedad, y D. Laureano Calderón y Arana, que reunía, á sus profundos conocimientos en Química biológica, asignatura que explicaba en la Facultad de Farmacia, y que le conquistaron uno de los primeros puestos entre los hombres de saber, un dominio profundo de la Cristalografía y ciencias que con ella se relacionan. El Bibliotecario Sr. Janer y Ferrán dejó de existir el 21 del mismo mes, vístima de traidora y rápida enfermedad, cuando se ocupaba en terminar el arreglo de los volúmenes que for— man nuestra biblioteca. El día 31 de Mayo marca una fecha memorable para nosotros por lo fatídica: señala la muerte del Secretario de esta Socie— dad, Sr. Quiroga y Rodríguez, Catedrático de Cristalografía en el Museo de Ciencias naturales, geólogo profundo, investiga— dor incansable, cuyos trabajos se encuentran con gran pro- fusión en nuestros ANALEs; inolvidable maestro, en quien el amor con que nos enseñaba las verdades de la ciencia á los que tuvimos la dicha de ser sus discípulos, rivalizaba con el verdaderamente paternal que nos profesaba. D. Laureano Pérez Arcas, Catedrático y Decano de la Facul- tad de Ciencias, ex-Presidente y socio fundador, zoólogo emi- nente, que con sus conocimientos y entusiasmo, unidos á la bondad de su carácter, contribuyó á formar naturalistas espa— ñoles que figuran hoy entre los primeros, falleció en Requena en los primeros días de Octubre. El Sr. Pombo (D. Antonio), antiguo y celoso Catedrático en el Instituto de Vitoria, fué también víctima del rigor que este año ha tenido la suerte con nosotros. La Sociedad ha continuado, como siempre, su vida modesta, sostenida por nuestros consocios. Haciendo, como es costum-— bre, un ligero resumen de los trabajos presentados durante el año corriente, tenemos que mencionar, empezando por la Zoo- logía, que, como siempre, es la que mayor contingente pro- porciona, los Insectos de Mallorca, por el Sr. Moragues y de Manzanos, continuación de un trabajo del mismo autor publi— 268 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cado en el tomo xvur, y que comprende unas 800 especies de coleópteros y 220 de hemipteros; las Votes pour servir a U'his- toire des Malachides, en las que el sabio entomólogo M. Elzear Abeille de Perrin describe una nueva especie de dicha familia, el Cyrtosus Uhagoni; los Iehneumónidos de Baleares, por el doc- tor Kriechbaumer, y el Catálogo de los Lepidópteros de los alre- dedores de Madrid, del Sr. Vázquez Figueroa, son también tra- bajos dignos de mencionarse. Ad cognitionem orthopterorum Europe et confinium, par- tes 1 y m; Vuevos datos para la fauna española y otros muchos estudios del Sr. Bolívar, con las numerosas notas de los seño— res Lafuente y doctor Medina, contribuyen á aumentar el nú— mero de especies conocidas en la Península. Datos para la fauna de la provincia de Madrid, Mamiferos, por el Sr. Cazurro y Ruíz, es la primera parte de un estudio completo que se terminará muy pronto, y en la que, no sola— mente se enumeran las especies, sino que se hace posible su determinación, valiéndose de los cuadros sinópticos, ingenio— samente dispuestos, que en ella figuran, resultando una obra de gran utilidad, no sólo para naturalistas, sino también para los aficionados á nuestros estudios. A Antropología corresponden los trabajos siguientes: Obser— vaciones antropométricas en los cacereños, por el Sr. Hoyos y Sáinz; Facimientos prehistóricos de Carmona, del Sr. Cabrera (D. Anatael), y la primera parte de los Descubrimientos prehis- tóricos en Segóbriga, del R. P. D. Eduardo Capelle. Al sabio profesor de Histología de la Facultad de Medicina de Madrid, Dr. Ramón y Cajal, debemos sus Votas preventivas sobre la estructura del encéfalo en los Teleósteos y las memorias sobre la Estructura de la habenula en los mamiferos y Los gan- glios del encéfalo, que revelan tanta profundidad y transcen— dencia como todos los suyos; y al Sr. Pérez Zúñiga las obser- vaciones Sobre la contracción muscular en el cangrejo de rio y otras sobre las del corazón del galdpago. Con respecto á Botánica sólo contamos con varias notas de los Sres. Pau y Aterido, como datos para nuestra Flora, y con la continuación del Catálogo de las Periantiadas cubanas del Sr. Gómez de la Maza. A las memorias y notas referentes á Mineralogía y Geología han contribuido autores, tanto nacionales como extranjeros. DE HISTORIA NATURAL. 269 Entre aquellos hemos de citar al Sr. Calderón (D. Salvador), con sus Contribuciones al estudio de la Glauconita, en colabora- ción con el Sr. Chaves; sus Votas mineraldyicas, en que des- cribe especies poco conocidas, de la provincia de Sevilla; con una memoria sobre Feografía e Historia natural de las islas Chafarinas, y muchas más que no son de citar ahora, porque resultaría demasiado extenso nuestro resumen. El estudio sobre la formación del mercurio en Almadén que el geólogo americano Sr. Beker tuvo la atención de enviarnos para que lo publicáramos dió origen á una luminosa discu- sión, en la que han intervenido el Sr. Presidente y los señores Calderón y Fernández Navarro. La Peninsula ibérica seismica y sus colonias, por M. Montessus de Ballore, y la continuación del estudio de fenómenos de la misma naturaleza en Europa, es un trabajo que honra nues- tros ÁNALES. Para aclaración de lo publicado acompañan á cada uno de los artículos grabados intercalados en el texto, originales de los autores y juzgados por ellos suficientes para su mejor inte- ligencia. Las diez láminas que complementan los trabajos de los Sres. Cabrera y Capelle son fototipias de los Sres. Hauser y Menet. También publicamos los retratos de los señores socios falle— cidos, lamentando no haber podido hacer lo mismo con los de los Sres. Sáinz y Janer, á causa de no disponer de las fotogra— fías en tiempo oportuno. El movimiento de socios durante el año que termina se halla resumido en el siguiente Estado del personal de la Sociedad en 1894. Socios que la formaban en 1.9 de Diciembre de 189B......oo.coocmooocoooocosrsoso 296 A A O de peon Iento y 271 Por renuncia..... 20 269 == HAngresados. en el año 1 sino ls origen aa e aicasicicó 21 ( De Madrid...... 105 — existentes en 1. de Diciembre de 1894......... De provincias... 166 296 Del extranjero . 25 | De los cuales son: NUMeraniOS iniprasc IO DA RATE: SLOTS dd 28 296 ASEOS doi 7 ; 270 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA —El Sr. Fernández Navarro (D. Lucas) manifestó que, en— cargado de la biblioteca de esta Sociedad desde Abril del año corriente, había trabajado en su arreglo cuanto sus ocupacio- nes se lo han permitido, continuando la obra ya empezada y en gran parte llevada á cabo por su inolvidable antecesor se— nor Janer. Fruto de este trabajo era el poder adelantar la no- ticia de que en los primeros meses del año próximo pódría ver la luz el Catálogo de todo lo contenido en nuestra biblioteca. Añadió que para entonces dejaba el hacer las consideraciones oportunas, que ahora habían de ser incompletas por falta de datos, y que se limitaba á dar cuenta del movimiento habido en el año corriente hasta el día de hoy. En Diciembre de 1893, la Sociedad española de Historia na— tural cambiaba sus ANALES con 46 sociedades y publicaciones periódicas, de las cuales únicamente ha dejado de recibir du— rante este año la Crónica científica, de Barcelona, por haber cesado en su publicación. Autorizado por la Junta Directiva de la Sociedad para ampliar estos cambios, se han aumentado en la actualidad hasta el número de 54. A continuación va la lista detallada de todo lo recibido du- rante el año 1894, advirtiendo que dejan de figurar entre los cambios algunas publicaciones que han sido ofrecidas por este concepto, pero que aún no han llegado á nuestro poder. A cambio: Academia de ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana.— Anales. Entregas 348, 349, 351, 352, 354 á 357. Academia nacional de Ciencias en Córdoba (República Argentina).— Bole- tín. Tomo x11, entregas 1-4. Tomo xmn1, entregas 1-4. Académie des Sciences de Cracovie.— Bulletin international. Comptes ren- dus des Séances de l'année 1893, Novembre. 1894, Janvier-Juillet. Academy of science of St. Louis.—Transactions. Vol. vr, n. 1-8. Annuaire géologique universelle.— Paris. Tome 1x, 27*-4"* fasc. Tome x, 1” fascicule. Archives néerlandaises des Sciences exactes et naturelles. Haarlem.— Tome XXVI, 4”* et 5"* livr. Tome xxvurr, 11-4"* liyr. Australian Museum. Sydney.— Report, 1893. Comisión del Mapa geológico de España. Madrid.—Boletín. Tomo x1x (1892). Mapa de España en 64 hojas. Idem en una hoja. Entomologische Nachrichten. Berlin.—Jabrg. xx, D. ú-XXIH. DE HISTORIA NATURAL. 271 Essex Institute. Salem.—Bulletin. Vol. 23, n” 1-12. Vol. 24, n* 1-6. Vol. 25, n* 1-3. Faculté des Sciences de Marseille.— Annales. Tome 1. Tome 11, fasc. 1-11. Tome 111, fasc. Iv. Geological Survey (U. S.) Washington.—Bulletin. N* 82-86, 90-96.—Annual Report. 1889-90, part. 1, 11.—Mineral resources. 1891.— Monograpbs. Vol. xv11, xvir1, xx.—Atlas to accompany the monograph on the geo- logy of the Euretra District Nevada, by Arnold Hague. Il Naturalista siciliano. Palermo.—Anno xt. N. 1, 2. Jornal de sciencias mathematicas physicas e naturaes.—Núm. xLvmi (Agosto de 1888). Segunda serie. Tomo 1, núms. 1-14. Tomo 11, NÚMS. V-VJ1. Tomo 111, números 1x-xI. De la R. Academia de Ciencias de Lisboa. Musée Teyler. Haarlem.—Archives. Série 11. Vol. 1v. 2"* partie. 1894. Musei di Zoologia e Anatomia comparata della R. Universita di Genova.— Bolletino. Vol. vin, números 151-165. Vol. 1x, números 166-178. Museo civico di Storia naturale di Genova. — Annali. Serie 2.2, vol. xrH (xxxuD. Museum of Cumparative Zoology at Harward College. Cambridge. U. $. A. —Bulletin. Vol. xxv, números 2-10. National Museum (U. S.) Washington.— Proceedings. Vol. 14, 15, 16.— Report. 1890, 1891, 1892.—Bulletin. Números 33-46. Naturforschenden Gesellschaft zu Freiburg. Berichte. Band. vr, 1-4 heft. Band. vir, 1, 2 heft. Naturhistorischen Hofmuseums. Wien.—Annalen. Band. 1x. Nr. 1, 2. New-York State Museum.—Annual Report. 45 (1892), 46 (1893). Physikalisch medicinischen Gesellschaft zu Wurzburg.—Sitzung-Berichte. Jahrgang 1893, números 7-11. Jabrgang 1894, números 1-4. — Verhandlungen. xxvu Band, Nr. 5. xxvim Band, Nr. 1. Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.—Boletín. Tercera época. Año 1. Vol. 1, números 9 á 12. Revis.a de Sciencias naturaes e sociaes. (Orgáo da Sociedade «Carlos Ri- beiro »). Porto. Vol. 111, números 9 y 10. Revue de Botanique. Toulouse.—Tome 1x (1891), numéros 107, 108. Tome x (1892), numéros 109-120, Tome x1 (1893), numéros 121-128. Royal Microscopical Society. London and Edimburgh. — Journal. 1893, Part. 6. 1894, Parts. 1-5. Royal Physical Society. Edimbourgh.—Proceedings. Session 1892-93, 1893-94. Sociedad científica «Antonio Alzate». Méjico. —Memorias y revista. Tomo vir (1893-94), números 3, 4, 11 y 12. Sociedad cientifica argentina. Buenos-Aires.— Anales. Tomo xxxv, entre- ga 1v. Tomo xxxv1, entregas 1-vI. Tomo xxxvi1, entregas 1-v1. Sociedad Geográfica de Madrid. — Boletín. Tomo xxxv, números 4. 4 6.2 Tomo xxxvrI, números 1-10. zR ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sociedade broteriana. Coimbra.—Boletín. Tomo x, fasc. 2, 3, Tomo x1, fas- cículos 1, 4. Societa entomologica italiana. Firenze. — Bulletino. Anno xxv, trim. 3 y 4. Anno xxv1, trim. 1 y 2.—Statuto e elencos.— Resoconti di Adunanze, dos cuadernos. Societa italiana di Scienze naturali. Milano. — Atti. Vol. xxx1. Vol. xxxI1, fasc. 1.” Societa romana per gli studi zoologici.— Bolletino. Vol. 11 (1893), números v1r, vir. Vol. 111 (1894), números 1-1. Societá toscana di Scienze naturali. Pisa. — Processi verbali. Vol. 1x. Ad. 21/1/94 46/5/94. Memorie. Vol. x111. Société botanique de Copenhague.—Journal de Botanique. Tome 19, fascicu- les 1 et 2. Société botanique de France. Paris. —Bulletin. Tome x1 (hasta completarle). Tome xLI, séances de Janvier a Juillet. Société d' Histoire naturelle de Toulouse.—Bulletin. xxIv-xxv années. Société des Sciences naturelles de 1'Ouest de la France. Nantes. — Bulletin. Tome 11, numéros 2-4. Société entomologique de Belgique. Bruxelles.—Annales. Tome xxxvHt, nu- méros Iv, VI, VII €t x. Société entomologique de France. Paris. —Annales. Vol. xt (1894), 1% tri- mestre, 2"* fasc.; 27* et 3"* trimestres. Société entomologique suisse. Schaffhausen.—Bulletin. Vol. vrIx (1-3). Société géologique de France. Paris.— Bulletin. 3"* série. Tome xix (1891), numéros 11-13. Tome xx, numéros 1, 3-6. Tome xxIt, numéros 1, 8. Tome XxItI, numéros 2, 4 y 5. — Compte-rendu des séances, 1893, numéros 17, 18. 1894, numéros 1-13. Société impériale des Naturalistes de Moscou.— Bulletin. Année 1893, nu- méros 2-4. Année 1894. numéros 1 et 2. Société linnéenne de Bordeaux.—Catalogue de la Bibliotheque, 1” fasc. Société linnéenne de Normandie. Caen.—Bulletin. Année 1892, fasc. 1, 2. Société linnéenne du Nord de la France. Amiens.—Mémoires. Tome vmt.— Bulletin. Tome x. Tome xI, numéros 235-246. Société ouralienne d'amateurs des Sciences naturelles. Ekatherinemburg.— Bulletin. Tome xr, livr. 2 (1890-91). Tomo xm1, livr. 1. Société scientifique du Chili. Santiago. — Actes. Tome u (1892), 1v livr. Tome 11 (1893), 1-v livr. Tome 1v (1894), 1-11 livr. Société zoologique de France. Paris.— Bulletin. Tome xvut. The American Naturalist. Philadelphia. —Vol. xxvn (1893), núm. 324, Vol. xxvin (1894), números 325, 327-335. Zoologisch. botanischen Gesellschaft in Wien.—Verhandlungen. 1893, xLIm Band. 1v Quartal. 1894, xLiv Band., 1, 1 Quartal. Zoologischer Anzeiger. Leipzig.—Números 435-462. DE HISTORIA NATURAL. 213 Como donativos: ABEILTE DE PerriN (M. Elzéar).— Notes pour servir ú l'histoire des malachi- des. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE HisT. NAT. Dos ejemplares. ABELLA (D. Enrique), Vera (D. José de) y Rosario (D. Anacleto del).— Estudio descriptivo de algumos manantiales minerales de Filipinas. Manila, 1893. Dos ejemplares. Don. de los autores. Annaes de sciencias naturaes. Porto.—Anno 1, números 1, 2. ARANZADI (D. Telesforo de).— Observaciones antropométricas en los cacere- ños. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Ateneo tarraconense de la clase obrera.— Año xv, núm. 9. BarBoza pu Bocace (José Vicente). — Memorias zoológicas. Noticia acerca dos Arvicolas de Portugal. Lisboa, 1864. Don. de la Real Academia de Ciencias de Lisboa. BLANCHARD (Dr. Raphiel). —Sanguijuelas de la Península Ibérica. Tirada aparte de los ANALES DE 1A Suc. EsP. DE Hist. NAT. Dos ejemplares. — Contributions a U'étude des dipteres parasites. 2"* série. BoLívar (D. Ignacio).— Voyage de M. Ch. Alluaud dans le territoire d' Assi- nie (Afrique occidentale). Orthopteres. Extrait des Annales de la So- ciété entomologique de France. Don. del autor. — Ortópteros recogidos en las Azores por el Sr. Affonso Chaves. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. — Ad cognitionem orthopterum Europ et confinium. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. BomBARDAa (Prof. Miguel).— Contribuicdo para o estudo dos microcephalos. Trabalhos clinicos e de laboratorio do Hospital de Rilhafolles. Lis- boa, 1894. Don. del autor. B. 0.—Methodos usados na estacío zoologica de Napoles para a conserva- cúo dos animaes marinhos. Lisboa, 1893. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. BurDacÉE (Edmundo).— Noticia necrológica del Dr. Fischer. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Brito CarreLLO (Felix de).— Catalogo dos peixes de Portugal. Lisboa, 1890. Don. de la Real Academia de Ciencias de Lisboa. Cabrera Y Díaz (D. Anatiel).— Una excursión ú los yacimientos prehistóri- cos de Carmona. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE Hisr. NaT. Dos ejemplares. CaLDeróN (D. Salvador). — L' origine des filons métalliferes. Extrait de la Feuille des jeunes naturalistes. Don. del autor. — Notas mineralógicas. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE Hisr. NaT. Dos ejemplares. ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXI. 18 211 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA CaLDeróN (D. Salvador).—Recientes trabajos sobre el origen y formación de los depósitos de mercurio. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. — Observaciones sobre el mimetismo cromático cambiante. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. — Tratado de Paleontología del profesor Zittel. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. CaLDeróN (D. Salvador) y CHaves (D. Federico). — Contribuciones al estudio de la glauconita. Tirada aparte de los AxaLes DE La So0C. ESP. DE His. NAT. Dos ejemplares. Cantea (0.)—La región olfatoria del cerebro. Madrid, 1893. Don. del autor. Caña (D. Carlos). — Excursión á Cazalla de la Sierra y San Nicolás del Puerto. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Cuaves (D. Federico). —Un trabajo reciente sobre el origen de los fosfatos naturales. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Cuorrar (Paul). — Description de la faune jurassique du Portugal. Classe des céphalopodes. Premiere série: « Ammonites >» du lusitamen de la contrée de Torres Vedras. Direction des travaux géologiques du Por- tugal. Lisboa, 1893. Don. del autor. Core (E. D.)— On a collection of batrachia and reptilia from soutlawest Missouri. — Proceedings of the Academy of natural sciences of Phi- ladelphia. 1893. Don. del autor. — Second addition to the Knowledge of the batrachia and reptilia of Costa Rica.—American Philosophical Society. 1893. Don. del autor. Fervánbez Navarro (D. Lucas). — El Doctor D. Manuel Janer y Ferrán. - Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. — Minerales de España existentes en el Museo de Historia natural. Segunda nota. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. — Nota bibliográfica acerca del Compendio de Mineralogía del Sr. Latino Coelho. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Feville des jeunes naturalistes. Revue mensuelle. Paris. —111”* série, XXIV année, números 279-289. 1894. Don. del Sr. Dollfus. FuevwrtE (D. José María de la). — Notas para la entomología de la provincia de Murcia. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. García Da Orta.— Coloquios dos simples e drogas da India. Lisboa, 1891. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. Gómez ve La Maza.— Catálogo de las Periantiadas cubanas. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE HisT. NAT. Dos ejemplares. Gorróx Y pe Acosta (Dr. D. Antonio).— Los incendios, los bomberos y la higiene.—Habana, 1894. Don. del autor. GuxpLacH (D. Juan).— Apuntes para la fauna puerto-riqueña. Octava parte. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT. Harzé (M. Edouard).— Restes d'elan et de lion dans une station préhistori- DE HISTORIA NATURAL. 275 que de transition entre le quaternaire et les temps actuels, 4 Saint- Martory (Haute Garonmne). Extrait de «L'Anthropologie.» Paris, 1894. Don. del autor. Indian Museum. Calcuta.— A guide to the zoological colletions exhibited in the invertebrate gallery. 1894. Jardín botánico de la Universidad de Valencia.—Catálogo de semillas. 1894, Kansas Academy of science.—Transactions. Vol. x111 (1891-92). Larivo CogLHo (José María).— Compendio de Mineralogía. Morfología mi- neral. Lisboa, 1892. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. Lázaro (D. Blas). —Noticia necrológica acerca de D. Pedro Sáinz Gutiérrez. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Machabo (Virgilio) e Macnano (Achilles).—Chimica geral e analyse chimica. Vol. 1, metalloides. Vol. 11, metaes. Lisboa, 1892. Don. de la R. Aca- demia de Ciencias de Lisboa. Macno ve VeLano (D. Jerónimo).—/nsectos lepidópteros de Galicia. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE Hist. NAT. Dos ejemplares. Madras Government Museum. Madras.—Bulletin. Núm. 1. MeLLo pe Marros (J. M. de).— Laboratorio marítimo de Aveiro. Da « Re- vista de Sciencias naturaes e sociaes.» Porto, 1894. Don. del autor. Meriden scientific association. Meriden.—Transactions. Vol. y. MiLNE-EnwarbDs (A.) et Bouvier (E.-L.)— Orustacés décapodes provenant des campagnes du yacht «l' Hirondelle,+ 1" partie: Brachyures et Anomu- res. Mónaco, 1894. Don. del Príncipe de Mónaco. Moxtessus DÉ BaLLorE.— La France et l'Algérie seismiques. Paris, 1892, Don. del autor. — Le monde scandinave seismique. Stokholm, 1894. Don. del autor. — Étude critique des lois de répartition saisonmiere des séismes. Extrait des « Archives des Sciences physiques et naturelles.» Genéve, 1891. Don. del autor. — L' Europe central seismique. Extrait des «Archives des Sciences physi- ques et naturelles.» Geneve, 1894. Don. del autor. — La Suisse seismique. Extrait des « Archives des Sciences physiaues et naturelles.» Geneve, 1892. Don. del autor. — México seísmico. De las « Memorias de la Sociedad Alzate.» Méjico. Don. del autor. — Effets des tremblements de terre sur les constructions et moyens d'y remédier. Paris, 1894. Don. del autor. Moracues (D. Fernando). — Insectos de Mallorca. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE Hist. vaT. Dos ejemplares. Museo nacional de Montevideo.—Anales. 1894. 1. Nery Decano (J. Filippe). — Sobre a existencia do terreno siluriano no Baixo Alemtejo. Lisboa, 1876. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. 16 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Piymeiro Cmacas (Manuel). — Os descobrimentos portuguezes e os de Co-- lombo. Lisboa, 1892. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. Prodromus of a new system of the non-vcenomous snakes. Remprinted from the American Naturalist, May 1 st, 1893. QuiroGA.(D. Francisco).— El profesor D. Laureano Calderón. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Ramón Y Casar (D. Santiago).—Beitriige zur feineren anatomie des grossen - hirus. Separatabdruck aus «Zeitschrift fir wissensch. Zoologie.»- Leipzig, 1893. Don. del autor. — Notas preventivas sobre la estructura del encéfalo de los Teleósteos. Tirada aparte de los ANALES DE La SOC. ESP. DE HisT. NAT. Dos ejem- plares. — Neue darstellung von histologischen Band des Centralnervensystems. Se- parat-abzug. aus «Archiv. fir Anatomie und Physiologie anatomis- che.» Don. del autor. — Los ganglios y plexos nerviosos del intestino de los mamiferos y peque- ñas adiciones ú nuestros trabajos sobre la médula y gran simpático en general. Madrid, 1893. Don. del autor. — Algunas contribuciones al conocimiento de los ganglios del encéfalo.. Tirada aparte de los AvALeS DE LA SOC. ESP. DÉ His. NAT. Dos ejem- plares. — Estructura del ganglio de la habénula de los mamiferos. Tirada aparte de los ANALES DE LA SOC. ESP. DE HisT. NAT. Dos ejemplares. Revista farmacéutica de Filipinas. Manila.— Año 1 (1894). Núm. 2. RiBeIRO (José Silvestre).— Historia dos estabelecimentos scientificos, litera- rios e artisticos de Portugal. Tomos xvI, xvI1 y xvi (1889-93). Lisboa. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. BurLey (Frank).—On the origin of certain Novaculites and (QJuartzites. From the Quaterly Journal of the Geological Society. 1894. Donativo del autor. Saa Y Poxs (C1.)— La corteza cerebral de las aves. Madrid, 1893. Don. del autor. Sáwxcuez NAVARRO (D. Emilio).— Noticia de un caso de xifodimia. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat. Dos ejemplares. Seabra (Vizconde de).— A Colombiada, epopéa de Mme du Bocage. Lisboa, 1893. Don. de la R. Academia de Ciencias de Lisboa. SecaLL (D. José). —Diatomeas de San Lorenzo del Escorial. Primera parte. Madrid, 1894. Don. del autor. — Clave analítica para la determinación de las principales especies leñosas: españolas por medio de sus hojas. Madrid, 1893. Don. del autor. Semanario farmacéutico. Madrid. — Año xx1 (1893), números 49-51. Año xxu1 (1894), números 1-24, 26-35, 38, 40-45, 47-49, Don. de su Director D. Vicente M. de Argenta. DE HISTORIA NATURAL. 2171 «Sociedad guatemalteca de Ciencias. Guatemala. — Revista mensual. Tomo 11, números 1-9. Société académique franco-hispano-portugaise de Toulouse.—Bulletin. T. x1. Société des Sciences historiques € naturelles de Semur.—Bulletin. 2"* série, n* 7 (1892 « 93). Société l' Horticulture du Doubs. Besancon.—Bulletin. Numéros 36-47. Tufts college studies. Massachussets (U. S, A.) —N? 1, 2, 3, Unión industrial argentina. Buenos-Aires.—Boletín, números 294-296, WiLLsoN (Rev. Edmund B.)— Sermon preached at the north church. Salem, 1893. Don. del antor. Suspendida la sesión por breves momentos para proceder á la elección de la nueva Junta Directiva, y verificada la vota- Treviño Pato A A Arra Ponferrada / a Boltaña me «Rosa "Puente Sampayo Ña . La/Seo de Urgel «5 Juan del / ad y pd / 43 3 La seltera Ly Puebla de Sanabria 2 ALAN rtardona h . . Loxa ; Barbastro ¿GN roza / : É Térrega 0, eBraga-?- / EY f “Espluga Los2: / IS / q Tras=o0s- Montes / y h 7 ! 4 R ¿Folgosa -2- Torrt de Moncorvo [ Oporto-11- a ES Beira alta / AS PPuareos 7 > aVigem-2- / AS E y Tramacastilla Mongoalde / MADRID-17 Orihuela de Albarracin e ME S ; . 0 e e. *Teruel-2- e r Noquera de Tremedal-3- l Toledo -2- sigorde í ! Mora / e q Ea (aos e S /.Mallorca-23- y a 8 19 . Aviz A Wónga nún 7 | Cocentaina * colares-6s LISBOA-170- Mtro .Za Puebla de Alcocer Harerad. Alcoy c= Yue / / / da (Ci) Betubal YES , E / Viana / a 7 Cordoba-7- AS dal! cial5, == -4- pM Algarbes-4- a eJevi//a-4- h : a IS LA PENINSULA Antequera. plhama-10,0s Giga Y Las Algamitas . Ñ AE ONU lapitera. a buñuelas. ON L Grazalema A E laico Le Mg 98.4 ges , pi - ATAR ITA» cortes dela Frontera - 7 IB | RI CA seismica y Sus Gibrallar-19- unta de Tarifa Estrecho de (Ibra/ltar-2- Azores Regiones seísmicas de la Peninsula Ibérica AN COLONIAS canarias-Puerto Rico- Camarines Manta. Zlocos POR 15 Malaga -Mindanao-Tunor- Valencia y Muria - Listoa. ++1++111] “ua ortental - Luzon N-E- Archipiélago Filipino- Almeria, F. de Montessus de Ballore, E FT T]1] Cuda central - Cataluña Andalucia | 7 3H TI] tegiómode Dasessy (Parte rntertor)-Cuda occidental. El Comandante“de Artillería en Belle-1/e-en Mer. 1 1 A Ñ JU Galicia y Portugal- Navarra os 1894. —__y pr — 4H España central ENE al Región de Daussy [Parte exdertor) E leyenda de la Intensidad de las seismicidades RAE mier atiendo cas ed Nes pe... == UA Anales de la Sociedad española de Historia natural. Tomo XXIIl. Lám. XII y e e CS Villa da Praza-9- Q 5 Angra-+- san Jorge-246- LAS AZORES Macao-7- cal E EE Atapoepos-58- Parte Portuguesa, ixpang E > ; da a maras 6- H a EN a Las Canarias a, E Archipiélago S A Umala-134 Isla Guam (Marianas) Ithas da labo Verde . ira-E8- Funchal -2- Maderra. Regtónvolcanica de Daussy : A Nel y E las Carolinas 3 Africa Portuguesa del Este. Goreor-2- o Tsla Camigiint , Déatarm horaciosa-F- elánzarole-F3- E E Inhambane- 3 Arrecife-ó a o Fuerteventura E E 5% Helena-3- 2 Los Presidios. Las Palmas Canarial- | OCEANO AYIÁNTICO Trestargd Achnha-- Mayagiiez8" hamacas PUERTO- RICO. > 000 Wi E mo o o o - at Poy ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL SERIE ll. TOMO TERCERO. A EEN o MADRID , DON E; BOLIVAR, TESORERO ; e ALCALÁ, 11, TERCERO : 34 DE-MAYO DE 1894 : . E Er - Unaid.id., en ; piedra.. to: Presidente....... Vicepresidente. TesorerO...... Secretari0..... Vicesecretario. . Bibliotecario... Comisión de publicación y D. José Macpherson.—Calle de. la Exposición, num 4. D. Francisco de Paula Martínez y Saez. —Calle de. da o D. Blas Lázaro é Ibiza. lo de rado nún. 10% 50 ejemplares, impresos sin levantar el molde. de la da E correcciones que poner en vez de la sesión en que se As la Memor presada, pagarán con arreglo z la ato Sarita: A LR ca ejemplares. ejemplares. — ejemplares APAGO acecacacacotoseneanecececccas RI. O A EIA ENANA » 4 13 - M Los autores que quieran tiradas aparte de sus Men S dej An sola paginación y añadiendo sus títulos AAA del nombre, pagarán e Jorme á la tarifa toi E RES 4 ARA IS O a 16 es en ; En ambos. casos serán Arce los siguientes gastos: E 5 50 400 ' ejemplares, a e Una 14d rela! en acero é iluminada. Ryn. 64 198 Una id. id. id; ¡Sin ilumínar.. corencair 203 : Cubierta de color s ER 9 AT Portada aparte... : a e a Poner cierre en lo ¡20 E para ques sirva de cubierta: (00m. por eS Las láminas Pe rE que anteriormente se indica Sociedad. 0 ÍNDICE:- DE LO CONTENIDO EN EL CUADERNO 1: DEL TOMO XXIIL Págs. Calderón y Chaves.— Contribuciones al estudio de la Glauconita. 5 “Calderón.— Notas mineralógicas.— Nuevos hallazgos en la provincia A e A A 19. Gómez de la Maza.— Catálogo de las Periantiadas cubanas espon- Teno y cultivadas. ¿ains cerdo e ARS dE - Moragues y de Manzanos.—Insectos de Mallorca.......... e 73 _Abeille de Perrin.— Notes podr servir a l' histoire des Malachades.. 89 Ramón y Cajal.— Estructura del encéfalo de los Teleósteos........' 93 Cabrera y Díaz. — Una excursión á los yacimientos prehistóricos de Carmona: (Láminas 1 > A A o a 101 Actas de la Sociedad AER de Historia Natural, ( Enero, Febrero, Marzo y Abril. ) PUBLICACIONES qu SE HALLAN DE VENTA EN LA TESORERÍA DE LA SOCIEDAD. (LOs SOCIOS GOZAN DE LA REBAJA DEL 50 POR 100 SOBRE LOS PRECIOS Hop SEÑALADOS.) : : e Ptas. E uardos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno E : E de 246 páginas, tirada aparte de A E Fac-símile de una carta. ne Barón de Humboldt (publicada en el tomo 1 de log ANALES)....... AA A ai A cl e RESÓNO Le “Actas de la SocieDAaD Españora 1 DE Hisrorra NATURAL nos 1890 y 1891), Cada, UNO ice. ooooens da A ECO A A Índice de lo contenido en a veinte primeros tomos (primera serie) Y de los A e EN Pe ARAS o eS 2 AVISOS Á Los SOCIOS. Los Hon están obligados á hacer ME su ota (15 véR yaR por conducto seguro y sin descuento, al Tesorero, en la. época dae admisión y posteriormente en el mes de Eos de eS año E tículo 4.0 del pd E La AN se reune en sesión iditara $ bras bola no. festivo, de cada mes, á las ocho y media de la poghe, en E gras nete qe Historia Natural, Alcalá, a E : abierta los días no festivos de once á doce de la mañana. S (En la actualidad se está do el pta que se publicará. en breve en los ANALES.) La Primera” serie de los a (1812 á 1891) se compo ed 20 tomos, que se venden separadamente al precio de 15 pese | excepto el 1.2 , que está agotado, y el 5.* y el 11.*, cuyo precio Lie Y el público se ha fijado en 25 pesetas. do E Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos. de la PA ie á los. E cios prientes: ; ; A 8 Ad ES Tomos 2.9, 3.9, 42, 12, 13. 14.2 15,2 192 y Mé 8 pesetas A 5 y 1 A E E O A SN 15. Íe — 8%10,8%, 9.%,10.2108 177 y 18d ccoccano 18 by Los cuadernos sueltos, siempre que de: «Noé a ODIAN ¿0 descabalar. tomos, para los socios á 2 pesetas, pee el Pones: 5 -, ¡Ma colección completa de 1% pe serie (20 tomos) incluyendo ae E tomo 1.%, para los socios y por un solo proa sen al disponible un eo ero) 250 pesetas. - E ARAS Noel Por reciente atera de la Aaa 108 Sr deberán hacer las reclamaciones de los cuadernos que hu jado de recibir por. art dentro de los seis meses do indicar al tiempo de entregar el original el número de ejempla: a que deseen de la tirada. aparte de su trabajo y las condiciones á hayan de ajustarse con arreglo á la tarifa que se publica en 2.* página de la cubierta del cuaderno primero de todos los tomos advirtiéndoles que de no hacerlo así no recibirán m > los. 50 ados aran alguna que E e E ES RAN EA 1 0%, e AS ASNO ; E 4 é sl A Pd OA « : e ; EE ») de TS: e z y z - STAN ANS » OR 4 e ASAS S x pá EA Y , > 5 s g : z > : 2 A A A AA A A A A A A di es qxñéáAÁA4AAAÓAÓA<Á _KÁ AAA AAA AAA A A Ñ A A e k / k Ñ ES E a | e E e pS | ANALES 0d | pa LA SOCIEDAD ESPAÑOLA | [DE HISTORIA NATURAL | SERIE 11. TOMO TERCERO. - DECIS O ou : | MADRID DON I. BOLIVAR, TESORERO. ALCALÁ, 1 TERCERO 31 DE OCTUBRE DE 1894 ” -25 pesetas. Natural, Alcalá, 11. - por extravío dentro. de los seis meses siguientes á su UR caci A Los bolca Peión obligados £ hacer logar a su cuota (15; de dada mes, á las ocho y media de la OPE en el Gabinete 4 los días no festivos de once á do6b de la mañana. he (En la actualidad se está formando. el catálogo, que se E breve en los ANALES.) 3 » La primera serie de los ANALES (1872 á 1891) se « compone il 20: 'Om . s y que se venden separadamente al precio de 15 pesetas, excep sa ue está agotado, y el 5.2 y el 11.*, cuyo precio ode el ARS se ha fi j lo Tomos 2,9, 3, 4.9, 12,9, 13.2, 14.2, 16.9, 19.2 y 20.2... 8 NorrrA ES e de LE A, O VERE AR A — 69,1.9,8,, 92, 10.9 16. IN ONCE 250 pesetas. NoTAs. Por reciente ado de la SOCIEDAD, los Sres. ee este tiempo habrán de o pl precio aa y bes las conti Los lores de Menos con , destino á les As 18 se: servirá se des AO Y ea pe e ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL CUADERNO 2. DEL TOMO XXIIL Cabrera y Díaz. — Una excursión á los yacimientos prehistóricos de Carmona (conclasión o no o o ooo IS Capelle.—Notes sur quelques découvertes O autour de Se- gobriga dans l' Espagne Centrale. (Láminas vIÁ Xx). 0 o..0..... ns Montessus.—Za Península ibérica seísmica y sus colonias. (Los ma- pas correspondientes á esta Memoria se repartirán con el cuaderno siguiente). .. E COS e o e RS LES Ramón y Cajal. — Estructura del ganglio de la habenula de los mamáferos.. RN a Pi A SR o lo OIR oe Deal aa Ramón y Cajal.—Algunas contribuciones al conocimiento de los gan- _ghos Her encfalW.oo Daaaa m e O o da Págs. Actas de la Sociedad Española de Historia Natural. (Mayo (conclusión), _Jumio y Julio.) Es MADRID. — 1MP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29. CUOTA DE 1893. Breñosa, de San Ildefonso, Capdebou, de Palma. - González Linares, de Santander. E Muñoz Cobo, de Jaén. Etc Rioja, de Santander. | Ss CUOTA. DE 1894. |, Acosta, de la Umions Blanco del Valle, de Ciudad Real. | - Bolós, de Olot, . Breñosa, de San detona. Caballero, de Pontevedra. Ñ Calleja, de Talavera. Cánovas, de Murcia. Comerma, del Ferrol. Crespí, de Pontevedra. Dargent, de Málaga. - “Ochoa, EE pra ARE TA po Aroa, ne Guadalojara. E E o de Lladó. a de Oádiz. de ¿CUOTA DE 1895. Mercado, de Nava del Rey. ; E dec, e ip Boplvan. DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA SERIE 1). TOMO TERCERO. (EOS Eb) — MADRID DON 1. BOLIVAR, TESORERO ALCALÁ, 11, TERCERO .31 DE MARZO DE 1895 DE HISTORIA NATURAL E | | pa SOCIEDAD ESPAÑOLA DE: HISTORIA NATURAL . AVISOS Á A SOCIOS. Los Socios están obligados á hacer hogar su cuota (15 pesetas) los días no festivos de once á doce de la mañana, | (En la actualidad se está formando el catálogo, que se publicar E breve en los ANALES.) - , te La primera serie de los AxaLEs (1872 á 1891) se compone de 20 tomos, que se venden separadamente al precio de 15 pesetas, excepto el 1.*, que está agotado, y el 5.” y el 11.*, cuyo precio para el público se ha o 25 pesetas. Tomos 2.2 AA AO E E E E A a oe de 15 o 6.2, 7,0 , 817, 9 9.2 105 16.2 y 18 e. .oo...o.. E balar tomos, para los socios á 2 e Y para el público 5 pesetas. - a La colección completa de la 1" serie (20 tomos) incluyendo el tom: número) 250 pesetas. Noras. Por reciente poo de la SocIEDAD, los Sres. Socios ds : ecurpendes más arriba. e SOCIEDAD. ÍNDICE po y Caj al. —Algunas contribuciones al aia de los gan- _Kriechbaumer.— Himenópteros nuevos de Mallorca recogidos por D. Fernando MoPaqueS. an caoonaneo radar tere nero Vázquez Figueroa.—Catálogo de los lepidópteros recogidos en los al- rededores de Madrid y en San TIdefoMs0...oooooooomooooo omo... Gómez de la Maza.—Catálogo de las Periantiadas cubanas....... Calderón. —Las Chafarimas...... A RES Actas de la Sociedad Española. de Mido natural ( 90 Septiem- bre, Octubre, Noviembre y Diciembre)... A oa Lista de los se 'ñores socios de la Española de Historia natural.. ES Índice de lo conte nido en el tomo 111 de la serie 2.2 (XX1M).......... Índice alfabético de los géneros y especies descritos, ó acerca de cuya o raaS A RS VA RIOR vorloncds: A .glios del encéfalo LA O A Aeon - patria ó sinonimia Be dan noticias IMPEresantes. nooo coca enao dia 225 239 255 267 303 150 297 325 329: 351 CORRESPONDENCIA Y AVISOS Lista de los señores socios % provincias. que han id sus ; cuotas 5 deso | des Noviembre de 1893 431 de Mario de 1895. es CUOTA DE 41893. Corral y Lastra, de Santander. CUOTA DE 1894, Aguilar, de Calatayud. Benet, de Teruel. Cadevall, de Tarrasa. Capdebou, de Palma de Mallorca. Corral y Lastra, de Santander. Fernández de Castro (D. A.), de Cádiz. Ex “García Arenal, de Pontevedra. - Larrinúa, de San Sebastián. Ribas, de Cádiz. Rioja, de Santander. Rosa Abad, de Llano del Real. Ruíz Casaviella, de Caparroso. Vilanova, de Valencia. Vicioso, de Calatayud. CUOTA DE 1895. Boscá, de Valencia. “Cadevall, de Tarrasa. dorm. de Masa MEA E Comerma, del Ferrol. Cortijo, de Coruña. Fernández de Castro (D. A. Fernández Izquierdo, de Burgos. Flores, de Cangas de Tineo. Jiménez de Cisneros, de Gijón. Larrinúa, de San Egbastifa Madariaga, de Murcia. Ochoa, de Logroño. Pantel, de Uclés. Pau, de Segorbe. Ribas, de Cádiz. Ribera, de Valencia. Rodríguez Pemenías, de aia Sánchez Navarro (D. M =l 050 Cádi . | Soldevilla, de Valencia. Truán, de Gijón. Vera, de Cádiz. El Tesorero, 1, BoLÍvVAr. O 3 2044 106 286 602