»Éb Libraro of the KMuseum OF | COMPARATIVE ZOOLOGY, AT HARVARD COLLEGE, CAMBRIDGE, MASS, de Hate Vat No. $498 | ls oh, al a A a AO 7 Ma a ANALES HISTORIA NATURAL. ATI A ALO TAN LINA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. SE RALES TOMO CUARTO: (ZST) MADRID: DON BOBÉÍVAR, TESORERO. CAE DEAD AA E A “4895. 7 ENTRE ERATEVIENMI TN E ; HON ae di E 3 E de LÍA » Ñ 1. p! po » ' das en los ANALES son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. e pa + - nos mn” AR ¿LLE Lx 0 ie A y F + j A - ) + > ) a+ 1245 ej? MEMORIAS DE HISTORIA NATURAL. AA AS PARA EL ESTUDIO DEL BULBO RAQUÍDEO, CEREBELO ORÍGEN DE LOS NERVIOS ENCEFÁLICOS, POR DON SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL. (Sesión del 6 de Febrero de 1895.) SIIIIIIIDILSLILS LLL L ORÍGENES DEL TRIGÉMINO. Posee el nervio trigémino una raíz sensitiva y otra motora, las cuales se comportan substancialmente como las de igual nombre de la médula espinal, según han demostrado las investigaciones de His, Kólliker, Van-Gehuchten, Held y las nuestras. Raiz sensitiva. Nace del ganglio de Gaserio, cuyas células, como ya indicamos en nuestra nota de 1891 (1), son monopo- lares, dividiéndose su expansión única en dos ramas: una gruesa dirigida hacia la periferia; otra relativamente delgada que penetra en la protuberancia. El conjunto de las ramas delgadas ú internas constituye la raíz sensitiva de este nervio. La raíz sensitiva del trigémino no se exceptúa de la ley que rige la morfología de las raíces posteriores: al abordar el puente de Varolio, sus fibras se bifurcan, engendrando una rama ascendente y otra descendente. (1) S. RAMÓN CAJAL: Sobre la existencia de bifurcaciones y colaterales en los nerrios sensitivos craneales y substancia blanca del cerebro. Gac. sanitaria de Barcelona, 10 de Abril de 1891. 6 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) Semejante bifurcación fué primeramente señalada por nos- otros en la nota sucinta más atrás citada, la cual, por lo poco extendido del periódico en que se publicó, ha pasado total- mente desapercibida de los neurólogos. «En los fetos de ratón de término—deciamos—la parte lateral de la protuberancia, en la región correspondiente al origen del trigémino, presenta un haz grueso, longitudinal, y tan somero que forma relieve al exterior. Este haz está constituido por el conjunto de las ramas ascendente y descendente en que se bifurca cada fibra sensitiva llegada del ganglio de Gaserio. La bifurcación tiene lugar en ángulo obtuso, como en las raíces sensitivas de la médula, y de cada rama ascendente y descendente parten finas colaterales, cortas, terminadas por una arborización varicosa. La raíz motriz no presenta bifurcaciones» (1). Poco después observaron dichas bifurcaciones Kólliker (2) y Held (3) en los mamiferos y Van Gehuchten en los embriones de pollo. Este último autor añade á nuestra descripción un dato posi- tivo, 4 saber: que, á veces, la bifurcación de las fibras de la raíz sensitiva es desigual, siendo la ascendente más fina que la descendente; dice además que la primera marcha en direc- ción horizontal para formar quizás la vía central sensitiva cerebelosa de Edínger; mientras que la segunda es rigurosa mente descendente y engendra la llamada raiz ascendente de los autores. En su reciente libro (4) Van Gehuchten parece profesar la opinión de que dichas ramas de bifurcación ascendentes ú transversales ingresan en el ramo descendente del nervio mas- ticador, subiendo con éste hasta la región del tubérculo cuadri- gémino posterior, para situarse á los lados de la substancia gris del acueducto de Silvio. Esta aserción de Van Gehuchten no aparece suficientemente fundada, pues de nuestras obser— vaciones, enteramente concordantes con las de Kólliker y Lugaro, resulta con entera evidencia que la raíz descendente del nervio masticador consta exclusivamente de fibras mo- trices. (1) Zoc. citat. pág. 282. (2) KÓLLIKER: Die feinere Bau des verlangerten Markes. Anat. Anzeiger, números lt y 15. (3 de Agosto de 1891.) (3) H. HrLD: 4rch. f. Anat. u. Physiol. Anat. Abtheil. 1892. (4) Van GEHUCHTEN: Le systóme nerveuz de l'homme. 1894. (2) Cajal. —ORIGENES DEL TRIGÉMINO. 7 Tampoco Kólliker parece haber visto con entera claridad la bifurcación de la raíz sensitiva. Afirma este sabio (1) que no todas las fibras sensitivas se bifurcan, y que cuando hay divi- sión las dos ramas marchan hacia abajo para engendrar la raíz ascendente de los autores. No habría, pues, verdadera rama sensitiva ascendente. Luego veremos que dicha rama existe; pero que, á consecuencia de dificultades de impregnación, ha escapado quizás á la sagacidad del histólogo de Wiirzburgo. También Held (2) ha hablado de la bifurcación de las fibras del trigémino en los mamiferos. Su descripción no puede ser más sumaria. Dice este autor: «las fibras radiculares de la raiz sensitiva pártense en dos ramas, de las cuales la descendente pasa á la llamada raiz ascendente del trigémino, mientras la otra con sus ramificaciones finales acaba en el núcleo sensi- tivo.» Pero del examen de la figura aneja á su trabajo no apa- rece claro que dicho autor haya visto la bifurcación, antes bien se diría que ha tomado por rama ascendente una simple cola- teral del ramo descendente. Al menos en dicha figura no se ve el tallo nervioso inicial, ni se descubre la porción ascendente de la raíz, que forma, antes de penetrar en la substancia gris, un plano superficial de fibras nerviosas. Las nuevas observaciones que hemos hecho en el ratón y conejo recién nacidos, confirman las que hace cuatro años pu- blicamos sobre el mismo tema, y nos permiten añadir algunos detalles. Como puede verse en la fig. 1, 4, que representa un corte longitudinal del bulbo raquídeo de un feto de ratón, la bi- furcación de las fibras sensitivas es un hecho positivo. De las dos ramas, la ascendente es fina, sube por la corteza de la pro- tuberancia durante cierto trecho, y acaba á favor de arboriza— ciones libres extendidas en el espesor de la substancia gelati— nosa (4). La bifurcación presenta en general la forma de y. cambiando en ambas ramas la dirección del tallo de origen: no obstante, existen fibras en que la rama descendente se pro- longa en la dirección del tallo progenitor, representando la ramita ascendente una mera colateral del mismo. En cuanto (1) KOLLIKER: Loc. cit.y Handbuch der Gewebelehre des Menschen. 6 Aufl.2 Band. 1893. (2) H. HeLD: Die Endigunsweise der sensiblen Nerven im Gehirn. Archi f. Anat. 4. Physiol. Anat. Abtheilung. 1892. 8 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) a la rama descendente, es gruesa, y forma, como es bien sabi- do, el largo y robusto cordón sensitivo que baja hasta más allá del entrecruzamiento de las pirámides (0). Después de un trayecto variable, la rama ascendente se Mea /, d Corte sagital y lateral de la protuberancia y cerebelo de un feto de ratón. A, raíz sensitiva del trigémino, dividida en ramas ascendentes /4) y ramas descen- dentes (2); c, arborización final de las ramas ascendentes; Z, fibras radiculares que bajan por un plano profundo; e, parte posterior de la porción descendente de la raíz sensitiva; B, bifurcación del nervio vestibular, cuyas ramas ascendentes, y, van al cerebelo, y cuyas ramas descendentes, f, van al bulbo; C, pedúnculo cerebeloso superior; D, manojo cerebeloso descendente; 4, pedúnculo cerebeloso inferior; /", lemnisco externo; 4, cuerpo trapezoide; O, oliva cerebelosa. inclina hacia adentro, traza una curva de concavidad profun- da, é ingresa en el cabo superior de la substancia gelatinosa, donde se resuelve en una rica arborización terminal entre- mezclada á las formadas por las colaterales. A veces, esta TATI ZRAR , NI FENG A (5) Cajal. —orÍGENES DEL TRIGÉEMINO. 9 ramificación terminal se repliega hacia abajo, en el plano profundo de la substancia gelatinosa, y sus últimas ramitas son más ú menos verticales. (Fig. 1, c.) A pesar de su delgadez, las ramas ascendentes emiten cola- terales que nacen en ángulo recto. Las más finas de aquellas suministran una ó dos; las más robustas dan tres Ó cuatro. Todas estas colaterales se arborizan entre las células de la substancia gelatinosa, constituyendo plexos tupidos iguales á los formados por las colaterales de la rama descendente. Algu- nas de estas colaterales traspasan reunidas en hacecillos, los límites de la substancia gelatinosa y se ramifican en el núcleo masticador. ¿Existen fibras sensitivas exentas de bifurcación y conti- nuadas simplemente con la raíz sensitiva descendente? Así lo hace presumir la evidente desproporción de volumen entre la raíz ascendente y la descendente. Esto, no obstante, el hecho es difícil de observar. Nosotros sólo podemos afirmar que la inmensa mayoría de las fibras sensitivas se bifurcan real- mente, explicáandose el menor grosor de la raíz ascendente sin más que considerar la extrema delgadez de las ramas que la forman. Tocante á las propiedades de la rama descendente, poco hemos de decir, pues en este punto apenas hemos hecho más que confirmar la excelente descripción dada por Kúlliker re— cientemente. Es sabido que en el bulbo, la raiz descendente del trigémino forma un cordón semilunar que en los roedo- res alcanza un desarrollo relativo considerable. En este cordón se distinguen dos planos: superficial, constituido por fibras cruesas dispuestas en capa continua, y profundo, formado por hacecillos verticales separados por células nerviosas y mano— jitos de colaterales. Tanto el plano profundo, como el superficial parecen forma- dos por las ramas descendentes de la raíz sensitiva, como puede advertirse examinando en el ratón cortes sagitales del foco sensitivo del trigémino. (Fig. 1, 4.) En estos cortes se reconoce que algunas fibras sensitivas, en vez de adosarse á la zona superficial, ingresan en plena subs- tancia gelatinosa, trazando un arco de concavidad inferior y haciéndose verticales, pero situándose á cierta distancia del plano fibrilar principal. Es muy probable que los fascículos 10 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) profundos de la raiz sensitiva, representen sencillanente la continuación de estas fibras dislocadas. En todo caso emiten tales fibras profundas, lo mismo que las superficiales, nume- rosas colaterales distribuidas entre las células de la substan- cia gelatinosa. Las colaterales pueden distinguirse, por la región en que se distribuyen, en varias clases. 1." Colaterales interfasciculares Ó sean aquellas que forman sus arborizaciones libres en torno de las células nerviosas residentes por debajo del plano fibrilar superficial y entre los fascículos del plano profundo: 2.”, colaterales marginales que, marchando ya hacia adelante ya hacia atrás, y bordeando los haces del plano profundo, se arborizan en torno de las células fusiformes marginales; 3.2, colaterales meridianas 0 internas que, reunidas en hacecillos y pasando por entre los fascículos del plano profundo, constituyen en la substancia gelatinosa dos Ó tres pisos superpuestos de arborizaciones terminales sumamente tupidas. Muchas de estas colaterales, particular mente las nacidas de la parte más posterior de la raíz descen= dente, se terminan en el espesor de ciertos islotes celulares bastante bien limitados yacentes en la porción dorsal de la substancia gelatinosa. Las colaterales que acabamos de exponer, pertenecen todas á la variedad corta, es decir, á la clase de las solamente rami- ficadas en la substancia gelatinosa. ¿Existen también colate= rales largas ó reflejo-motrices? Kólliker las supone, y afirma la existencia de conexiones entre las mismas y los núcleos del hipogloso, facial y masticador. Exceptuando las colaterales de la rama ascendente, distribuidas en el núcleo masticador, nosotros no hemos logrado teñir jamás tales colaterales largas, á pesar de haber obtenido, en cientos de cortes admirablemente impregnados, los plexos nerviosos de la substancia gelatinosa y los de los núcleos motores del bulbo y protuberancia. Si ellas existen deben ser rarísimas, y no creemos puedan constituir la vía ordinaria de los reflejos, la cual está representada vero- símilmente por colaterales nacidas de expansiones nerviosas de células sensitivas de segundo orden. Células de la substancia gelatinosa del trigémino y vía central de este nervio. Estas células han sido vistas por muchos autores, pero no han merecido, que sepamos, un estudio minu- (1) Cajal.—ORÍGENES DEL TRIGEMINO. 11 cioso. Kólliker, que las menciona en su reciente libro, afirma que las células de la substancia gelatinosa son de dos clases, eruesas y pequeñas; y que las expansiones nerviosas despro— vistas de colaterales van probablemente (pues confiesa no haberlas podido seguir suficientemente para poder certificar su curso) hacia adentro, trazan arcos como las fibras del lemnisco, pasan el rafe y, después de hacerse longitudinales, contribuyen á formar la vía sensitiva central. En su curso longitudinal por el lemnisco interno, emitirían colaterales pro- bablemente ramificadas en torno de las células de la substan— cia reticular gris y blanca. Esta opinión de Kólliker basada sobre todo en el examen de preparaciones teñidas por el método de Weigert-Pal, ha sido substancialmente confirmada por nosotros, de visuv, en excelen- tes preparaciones del bulbo del feto de ratón donde es facilí— simo perseguir todo el itinerario de los cilindros-ejes emana— dos de las células de la substancia gelatinosa. Las células del núcleo sensitivo del trigémino están dis- puestas en tres pisos 6 zonas, que de dentro afuera son: 1.”, las células intersticiales; 2.%, las células marginales 0 limitantes; 3.”, las células profundas ú internas. Las células intersticiales son triangulares ú estrelladas, 4 veces fusiformes, y residen ya entre los haces del plano radi- cular profundo, ya entre estos y el plano superficial; sus ex— pansiones protoplásmicas corren unas hacia adelante otras ha- cia atrás, y algunas hacia adentro, pasando por entre los cita— dos fascículos. El cilindro-eje, marcha á menudo en sentido antero-posterior é ingresa en los hacecillos inmediatos; otras veces penetra en la substancia gelatinosa y se continúa con una fibra de la vía sensitiva central. Casi todas estas células son de talla media, pero algunas de ellas alcanzan proporcio- nes gigantes. (Fig. 2, a.) Las celulas marginales constituyen un delgado estrato por debajo de los haces del plano fibrilar profundo. Muchas de ellas afectan forma de huso, dirigiendo sus expansiones pola- res en sentido antero-posterior; otras presentan forma mitral y aun piriforme, brotando sus prolongaciones protoplásmi- cas, que marchan en su mayor parte en sentido antero-poste- rior, también del lado interno del cuerpo celular. El cilindro- eje, en dos 6 tres casos, caminaba hacia adelante, suminis- 12 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) traba una colateral para la substancia gelatinosa y se conti- nuaba con una fibra vertical del plano fibrilar profundo. En Fig. 2. AA AY E RITZ GE O 4 Y | GS) LA Corte transversal de la raiz sensitiva descendente del trigémino del conejo recién nacido. A, parte anterior de la raíz; a, células intersticiales; c, células marginales; d, islotes celulares de la substancia gelatinosa; e, células pequeñas de estos islotes; f, cé- lulas grandes, estrelladas, no dispuestas en islotes; y, células intercoloniales: h, una célula marginal, cuyo cilindro-eje parecía ir hacia la substancia blanca ó región de la raíz. (9) Cajal. —ORÍGENES DEL TRIGÚMINO. 13 otros casos, iba hacia adentro, para formar la vía sensitiva central. Las celulas profundas 6 de la substancia gelatinosa, son numerosiísimas, afectan comunmente figura triangular ó estrellada y se distinguen por su talla, en dos tipos: gigante y pequeño. Las células pequeñas son muy numerosas y, aun cuando aleunas de ellas viven esparcidas sin orden en la substancia ceelatinosa, las más aparecen apiñadas Ú asociadas en islotes no siempre bien limitados. Semejantes islotes no faltan nunca en la región dorsal de la substancia gelatinosa, y constan de tres factores: expansiones protoplásmicas sumamente ramifi- cadas, varicosas y espinosas, nacidas de células fusiformes 6 triangulares, residentes en los intersticios 6 espacios intercolo- niales; expansiones sumamente complicadas procedentes de diminutos corpúsculos, yacentes dentro de los mismos islotes 6 colonias; y finalmente, un número extraordinario de arbori- zaciones nerviosas tupidisimas, llegadas de la rama descen— dente del trigémino. (Fig. 2, d.) Las células situadas en la periferia de cada islote poseen á menudo forma mitral 6 de pera, y sus expansiones proto— plásmicas, que brotan solamente del lado interno del cuerpo, se descomponen, en el espesor del islote, en penachos de ramitos varicosos que recuerdan los de las células mitrales del bulbo olfativo. El cilindro-eje de las células pequeñas es finísimo, suministra varias colaterales ramificadas en la substancia de Rolando, y su curso es tan irregular, que rara vez puede seguirse mas allá de dicha substancia. Alguna vez. sin embargo, lo hemos visto alcanzar la substancia reticular eris, por donde quizás iba á la vía sensitiva central. El 7ipo gigante y medianó no se dispone en focos, sino que está irregularmente esparcido por toda la substancia gelati- nosa. En estas células es donde hemos logrado seguir con toda certidumbre la expansión funcional. Nace ésta, por lo común, del arranque de una gruesa expansión protoplásmica, dirígese hacia adentro y atrás, trazando un arco de concavidad interna, suministra una, dos 6 más colaterales, unas arborizadas en la substancia gelatinosa, otras distribuidas en la substantia reticularis grisea, y finalmente, después de cruzar el rafe á distintas alturas, preferentemente por su porción posterior, se 14 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) continúa con una fibra longitudinal ascendente del lemnisco interno del otro lado. De ordinario esta continuación no repre- Fig. 3. 2 ” y ra] E le ALVA VA on. ==>: Y £ Corte frontal de la protuberancia de un feto de ratón casi de término. A, núcleo masticador; B, raíz motriz del trigémino; , porción inferior de la columna celular de la llamada raíz descendente; D, porción superior de ésta colocada por cima del ventrículo del cerebelo; Y, ventriculo; 7”, raíz sensitiva del trigémino; (7, pedúnculo cerebeloso superior; 17, fascículo descendente de este pedúnculo; J, pedúnculo cerebeloso inferior; a, célula del núcleo masticador; 5, colaterales sensitivas para la substancia gelatinosa del trigémino; c, fibra sensitiva de se- gundo orden; d, colaterales sensitivas que parecen penetrar en el ganglio mas- ticador; f, finas colaterales de las fibras del foco accesorio; /, célula francamente piriforme; J, célula todavia provista de expansiones protoplásmicas; e, gruesas ramas de bifurcación de las fibras de la raíz descendente, las cuales se arborizan en el interior del núcleo masticador. 415) Cajal. —ORÍGENES DEL TRIGÉMINO. 19 dos ramas próximamente iguales: una destinada á este foco, en el cual se ramifica prolijamente; otra que se hace exterior con la raíz motriz. En ningún caso, las citadas colaterales y ramas de bifurca ción abandonan el territorio del núcleo masticador, ni menos se dirigen ul rafe para engendrar la decusación motriz de que han hablado ciertos autores. A nuestro juicio, esta interesante disposición de las colate— rales motrices, casi única en su género, pues en las radicula— res del facial, hipogloso, motor ocular común, no la hemos visto nunca y en las raíces anteriores de la médula es rarísi- ma; tiene una grande importancia para el esclarecimiento del papel desempeñado por las colaterales en la conducción nervio- sa. La perfecta simultaneidad de los movimientos de los cua- tro músculos masticadores ¿no podría explicarse suponiendo que la excitación voluntaria inicial recibida por el núcleo des- cendente se transmite fatalmente, merced á las citadas cola- terales, tanto á los corpúsculos de éste como á los del núcleo principal? Este y otros ejemplos inducen á pensar que las ra- millas colaterales de las radiculares motrices y quizás las de todo cilindro-eje, tienen por misión difundir la excitación reci- bida por una sola célula 6 por un corto número de estas, á to— dos los corpúsculos de un mismo núcleo, ó á un grupo consi- derable de elementos de igual naturaleza residentes en regio— nes distantes de la substancia gris. A consecuencia de ello el movimiento nervioso celulífugo, débil al principio, crecería en avalancha al compás del número de neuronas que intervinie- ron en él, alcanzando su máximo de difusión en el arranque ú emergencia de las raíces motrices. Cuando el estímulo volun— tario debe comunicarse exclusivamente á un músculo ú á un erupo de fascículos musculares, las colaterales de las radicula- res motrices 6 son escasas 6 faltan por completo. Tal acontece en los núcleos del hipogloso y motores oculares. En tales casos, el número de células asociadas al impulso motriz, dependerá de la cuantía de las fibras de la vía piramidal recibidas por el foco motor, 6 quizás también de la extensión de las arborizacio- nes terminales de estas últimas. Núcleo masticador principal. Hemos teñido muchas veces sus Células en el ratón recién nacido y en el feto de conejo y de ratón, habiéndosenos presentado siempre como las dibuja 20 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Lugaro, es decir, con una forma estrellada y provistas de ex- pansiones protoplásmicas largas, espinosas, y varias veces di- cotomizadas. Los cilindros-ejes marchan hacia abajo casi en línea recta, júntanse con los de la raíz motriz descendente, y salen de la protuberancia cerca de la raíz sensitiva. En su ca- mino, y á diferencia de los cilindros-ejes del núcleo accesorio 6 raíz descendente motriz, no emiten ninguna colateral. (Figu- ra 5, B, C-) Añadamos para terminar, que todos nuestros esfuerzos para demostrar una unión entre la vía piramidal con el núcleo masticador, han resultado vanos; en cambio, hemos notado que en éste penetran colaterales de la vía central sensitiva del trigémino, así como de cilindros-ejes de paso, nacidos en cé- lulas de la substancia gelatinosa, y los cuales iban al rafe para ingresar en la vía sensitiva del lado opuesto. (Fig. 5, y.) Entrecruzamiento entre las raíces motrices no hemos visto jamás, á pesar de haberlo buscado con gran atención en pre- paraciones afortunadas, en donde casi todas las fibras de dichos focos motores se mostraban limpiamente impregnadas. y Tí. SOBRE UN FASCÍCULO BULBAR NACIDO DEL PEDÚNCULO CEREBELOSO SUPERIOR. Es creencia general que el pedúnculo cerebeloso superior nace en la oliva del cerebelo, y que dirigiéndose primero hacia adelante y luego hacia adentro, se entrecruza con el del otro lado por detrás de los tubérculos cuadrigéminos, para acabar, por lo menos en parte, en el núcleo rojo de Stilling. Ciertos autores, tales como Forel (1), Gudden (2), Veyas (3) y reciente- (1) Fort: Zinige hirnanatomische Untersuchungen. (Tageblatt d. 54 Versammlung deutsch. Naturfors. u. Aertz. in Salzburg, v. xvi bis. 24 Septembre, 1881.) (2) GubbeN: Ueber die Verbindungsbahnen des kleines Gehirns. / Versammiung deutsch. Naturfors. in Bisenach, 1882. Tageblatt.) 1882. (3) PericLeES VeYas: Experimentelle Beitráge sur Kenntniss der Verdindungsbahnen des Kleinhirns, etc. (Arch. f. Psychiat. Bd. xv1, 1885.) (17) Cajal.——rASCÍCULO BULBAR. 21 mente Mahaim (1), admiten también, fundándose en el método de las atrofias secundarias, que una parte al menos de las fibras de dicho pedúnculo tendría su origen en el núcleo rojo; y, finalmente, Marchi ha establecido (2), á virtud de su proce- dimiento de coloración, la existencia de una tercera corriente de fibras originadas en la corteza cerebelosa. Esta última fuente ha sido confirmada por nosotros en un trabajo reciente ejecutado con el método de este sabio (3), trabajo en el cual hemos creido probar que dichas fibras corticales no son otra cosa que cilindros—-ejes de células de Purkinje. No es nuestro ánimo exponer y discutir aquí todas las opi- niones que, basadas en diferentes métodos de estudio, dividen á los neurólogos modernos; nuestro propósito se reduce á indi- car de un modo sumario aquellos hechos que, por la constancia y claridad con que se nos han presentado en nuestros recien tes estudios, podemos estimar definitiva y absolutamente establecidos. Uno de ellos es la procedencia olivar de una parte de las fibras pedunculares superiores (4). En fetos de ratón y ratones recién nacidos, este hecho ha sido observado por nosotros de un modo que no deja lugar á dudas. Como se ve en la fig. 5, G, las células de la oliva son gruesas, triangulares ú estrelladas y aparecen provistas de largas y ásperas expansiones proto— plásmicas. De una de estas Ú del cuerpo celular brota un espeso cilindro-eje, el cual, después de emitir una ó dos cola- terales prolijamente ramificadas dentro de la oliva, ingresa resueltamente en el pedúnculo cerebeloso superior. En algu- nos casos hemos tenido la suerte de seguir dicha expansión nerviosa, en fetos de ratón, hasta fuera del cerebelo, ya en cortes longitudinales ya en los transversales. No todas las (1) Manalm: Recherches sur la structure anatomique du noyau rouge, etc. Bruxe- lles. 1891. (2) Marcu1: Sul? origine e decorso di pedunculi ceredellari e sui loro rapporti cogli altri centri nervosi. (Publ. a. reale Instituto di Studi superiori in Firenze, 1891.) (3) CAJAL: Algunas contribuciones al conocimiento de los ganglios del encéfalo.— VI. Conexiones distantes de las células de Purkinje. (ANALES DE HisT. NAT., 2.? serie, t. 111, 1894.) (4) Held supone también esta procedencia del pedúnculo cerebeloso superior, pero no da detalles y fisuras por donde podamos colegir que ha demostrado positivamente un tal origen. Véase: Beitráge zur feineren Anatomie des Kleinhirns und des Hirnstam- mes. (Arch. f. Anat. u. Physiol. Anat. Abtheil. 1893.) 22 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) fibras del pedúnculo provienen de la oliva; algunas reconocen otros orígenes, acaso la corteza cerebelosa como antes dijimos; Fig. 5. STA ? 0 PAUTA vé My Y y) Ss .1 Corte frontal del cerebelo y protuberancia de un feto de ratón de término. A, raíz sensitiva del trizémino; B, raíz motriz; C, núcleo masticador; D, conjunto de las ramas ascendentes de la raíz sensitiva; Z, manojo cerebeloso descendente lateral; FP, pedúnculo cerebeloso superior; (7, oliva cerebelosa; z, bifurcación de: las fibras sensitivas del trigémino; 5, terminación de las ramillas sensitivas as- cendentes; ce, células colocadas en el espesor de dicho fascículo cerebeloso des- cendente; e, célula del núcleo masticador; y, fibras de la vía sensitiva central lateral del trigémino y glosofaríngeo que suministran colaterales al núcleo mas- ticador. (19) Cajal. — FASCÍCULO BULBAR. 23 de todos modos puede asegurarse que las fibras espesas que lleva dicho manojo proceden casi en su totalidad de la oliva de su mismo lado. El segundo hecho sobre el cual queremos llamar la aten- ción aparece clarísimamente en los cortes sagitales y latera- les del encéfalo. En el momento en que las fibras peduncula- res emergen del cerebelo, y cuando apenas han abordado el plano superior y lateral de la región de la protuberancia, muchas de ellas emiten casi á un mismo nivel y en ángulo recto una gruesa colateral descendente. A menudo se trata de una bifurcación en ramas iguales, ascendente la una y des- cendente la otra; y hasta se dan casos en que la rama ascen- dente es la más delgada, representando la inferior la conti- nuación del tallo de origen. En fin, en alguna ocasión la fibra llegada del cerebelo deja de bifurcarse ó de emitir una robusta colateral, y marcha, después de un recodo, hacia adelante á constituir el pedúnculo cerebeloso superior. (Fig. 1, D, y figu- ra 5, 4.) Por virtud de estas divisiones, queda el pedúnculo dividido en dos manojos: uno ascendente y robusto, que representa el pedúnculo cerebeloso superior de los autores; y otro inferior, descendente y algo más delgado, que llamaremos desde ahora vía cerebvelosa descendente y manojo cerebeloso descendente lateral, para diferenciarlo del pedúnculo inferior que forma una vía descendente posterior. El manojo cerebeloso descendente está constituido de varios hacecillos, algo apartados y dispuestos como en plexo, sin duda porque están separados por algunas células. En los cor tes laterales y sagitales del bulbo, estos haces descienden á lo largo y por debajo de la raíz sensitiva descendente del trigé- mino, y se advierte que en su camino emiten colaterales dis- tribuídas en las regiones limítrofes. En los cortes transversa= les seriados se observa mucho mejor la posición ulterior de dicho manojo, reconociéndose que, al principio, corre hacia adelante y abajo por fuera del núcleo masticador, y por dentro de la parte superior de la substancia gelatinosa: luego, y des- pués de haber descendido por debajo del núcleo masticador, se hace definitivamente vertical, constituyendo un grueso paquete de fibras longitudinales situado en plena substancia reticular gris, inmediatamente por dentro de la substancia 24 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) gelatinosa del trigémino (fig. 5, £). En su trayecto oblicuo, cuando pasa por fuera del núcleo masticador, emite algunas colaterales que se ramifican entre las células de éste, y, ulte- riormente, convertido ya en vía longitudinal del bulbo, envía colaterales al núcleo del facial, á los elementos de la substan= cia reticular gris, y quizás también al núcleo ambiguo y foco del motor ocular externo. No hemos podido seguir el fascículo que estudiamos más abajo de la oliva bulbar, no porque sus fibras mostrasen tendencia á diseminarse y terminar, sino porque las series de cortes en las cuales dicha vía cerebelosa se mostraba particularmente impregnada, no iban más allá. ¿A cuál de las vías cerebelosas descritas en el bulbo y mé- dula espinal por los autores corresponde este manojo cerebe- loso? Nosotros nos inclinamos á identificarlo con la vía cere— belosa descendente indicada por Marchi y residente en el cor- dón antero-lateral. Creemos, sin embargo, que, por lo menos, una parte de las fibras del haz en cuestión, ha sido equivoca= damente descrita, ya como raíz cerebelosa del trigémino (Bechterew), ya como vía directa sensitiva para el cerebelo de este mismo nervio (Edinger). Cramer, en un trabajo reciente (1) basado en el proceder de Weigert, menciona un haz que iría desde la substancia gelatinosa al pedúnculo cerebeloso supe- rior, para terminarse en el vermis después de cruzar la línea media. Esta vía, que por su situación corresponde en parte á nuestro manojo cerebeloso descendente, provendría, según este autor, de células yacentes en el núcleo sensitivo del trigé- mino; representaría, por tanto, una vía sensitiva central de segundo orden. Por lo expuesto se ve qué equivocaciones más graves pueden cometerse con el método de Weigert-Pal, y cuán necesario es contrastar sus revelaciones con las valiosísimas del método embrionario, aliado con el de Golgi. (1D) CRAMER: Beitrige zur feineren Anatomie der Medulla oblongata und der Bric- he, etc. Jena, 1894. (21) Cajal —CORTEZA DEL CEREBELO. 2 IT. CORTEZA DEL CEREBELO. A mis trabajos anteriores sobre la corteza cerebelosa embrio- naria debo añadir dos hechos, á saber: 1.*, la existencia de ciertas asas nerviosas en la capa molecular; 2.*”, y la presencia de corpúsculos estrellados residentes en la zona de los granos y cuya expansión nerviosa ingresa en la substancia blanca. Asas nerviosas.—En los fetos de ratón, así como en el ratón recién nacido y de pocos días, hemos teñido varias veces unas fibras finas llegadas de la substancia blanca, y las cuales, des- pués de subir á la zona de los granos superficiales y trazar en el espesor de ésta un arco de extensión variable, descienden á la substancia blanca de que partieron. Carecen estos arcos pe- riféricos de orientación constante y no suministran colateral aleuna. Ienoramos cuál sea la naturaleza de semejantes fibras, aunque, atendiendo á su aspecto, pueden estimarse como cilindros-ejes de paso, cuyo origen y terminación son enigmá- ticos. De todos modos, debemos hacer constar que dichas fibras no se impregnan nunca en el cerebelo adulto. Células estrelladas de la zona de los granos.— Además de los corpúsculos de Golgi que en el ratón de pocos días aparecen poco desarrollados, contiene esta zona, alguno que otro ele- mento fusiforme, triangular ó estrellado, de talla mayor que las células de Purkinje, y provisto de expansiones protoplásmicas robustas, divergentes, algunas de las cuales se ramifican en la zona molecular. El cilindro-eje es espeso, desciende por la substancia blanca, sin suministrar, por lo común, ninguna colateral, hasta que, llegado encima de la oliva, ó sobre el ganglio del techo, según sea el paraje donde resida la célula de origen, se bifurca en angulo agudo, perdiéndose las ramas en la masa de fibras nerviosas yacentes encima de dichos ganglios. ¿Qué significan estos corpúsculos? ¿Son células especiales de la capa de los granos que han escapado hasta hoy á la impreg- nación en el cerebelo adulto? ¿Se trata quizás de células de Purkinje dislocadas, es decir, situadas en plano más inferior 26 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) que sus compañeras y provistas, por excepción, de apéndices protoplásmicos descendentes bastante robustos? No es posible satisfacer estas dudas mientras nuevos ensa— yos de impregnación no revelen dichos elementos en el adul- to, U al menos en el cerebelo próximo á su total desarrollo (1). Lo que no cabe duda es que estas células son raras, pues hasta ahora, á pesar de haber estudiado cortes seriados de muchos cerebelos, solo hemos podido hallar cuatro 6 cinco bien evi- dentes. Alguna de ellas residía en el eje de una laminilla, casi en plena substancia blanca; otras yacian en la zona de los granos. : TUBÉRCULO CUADRIGÉMINO ANTERIOR. No es nuestro ánimo describir detalladamente la corteza de este ganglio; lo haremos en un trabajo ulterior que daremos á luz cuando hayamos recogido los datos necesarios para for- marnos idea de la estructura fundamental de dichos tubércu— los. Por otra parte, hasta hoy nuestras indagaciones, recaídas en gran número de mamiferos (ratón, gato, perro, conejo, rata, etc.), apenas nos han permitido más que confirmar las minuciosas y exactas descripciones publicadas por Tartufe- ri (2) mi hermano (3) y Held (4). En tanto terminamos nuestras indagaciones sobre este tema, expondremos aquí sucintamente algunos detalles nuevos que se refieren ya á la terminación de las fibras ópticas, ya á la existencia de algunas células especiales en la primera capa cortical. Fibras ópticas. Además de las fibras del estrato superficial ó submeningeo bien descritas por mi hermano, es sabido que (1) Recientemente las hemos visto también en algunas preparaciones del cerebelo del gato de algunos días, ejecutadas en nuestro laboratorio por C. Calleja. (2) TarTUFERI: 'Su1PAnatonia minuta delle eminenze bigemine anteriori dell? uomo, Milano. 1885. (3) P. RAMÓN: Investigaciones sobre los centros ópticos de los vertebrados. Tesis del doctorado, 1820, € Investigaciones micrográjicas en el encéfalo de los batracios y reptiles, cuerpos geniculados y tubérculos cuadrigéminos de los mamiferos, Zaragoza. 1891, (4) HuLD: Die centrale Gehórleitung (Arch f. Anat. u Physiol. Anat. Abtheil, 1893.) (23) Cajal. —TUBÉRCULO CUADRIGEMINO ANTERIOR. 21 existe en el tubérculo cuadrigémino anterior una zona cons- tituída por tubos medulares antero-posteriores llegados de la cinta óptica. Esta zona, llamada por Tartuferi strato bianco cinereo superficiale, yace debajo de la corteza gris periférica y por encima de la capa de fibras transversales; cerca del rafe, se engruesa singularmente, y hacia la parte externa se adel- gaza continuándose con la capa de fibras ópticas que cubre el cuerpo geniculado interno. (Fig. 6, 4.) En su camino hacia atrás, las fibras de la capa que estudia— mos suministran colaterales ora ascendentes, destinadas al estrato gris superpuesto (strato cinereo de Tartuferi), ora des- cendentes ramificadas en la substancia gris central. La mayor parte de estas últimas ramillas procede del grueso haz de fibras ópticas que yace vecino al rafe (1). No podemos asegurar que todas estas colaterales procedan de fibras llegadas de la retina, atendido á que en el estrato blanco-cinereo superficial residen también cilindros-ejes de otros orígenes. En cuanto á la arborización terminal de las fibras ópticas nada más fácil que observarla en los cortes antero—posteriores de tuber. cuadr. anterior del conejo de ocho á diez días, previa impregnación por el método doble. Semejante ramificación recuerda completamente la del lóbulo óptico de las aves. La fibra terminal asciende, trazando flexuosidades y á menudo grandes revueltas, se bifurca á veces en su camino, y llegada que es al tercio medio de la corteza gris, se resuelve en una magnífica arborización ascendente (fig. 6, c) de ramas flexuosas extendidas hasta cerca de la zona fibrilar superficial. Las últi- mas ramitas nacen de ordinario en angulo recto y acaban por varicosidades libres. En el tupido plexo pericelular que cada ramificación óptica engendra en el espesor de la corteza gris (1) Después de presentado el actual trabajo hemos tenido ocasión de impregnar mucho mejor, tanto en el ratón como en el conejo y gato, estas colaterales descen- dentes, las cuales son largas, numerosísimas, proceden de toda la extensión de la capa de fibras ópticas, y bajando á las zonas profundas, particularmente á la llamada por Tartuferi strato bianco cinereo profundo, se resuelven en extensas arborizaciones que llevan la excitación visual á los robustos elementos de esta zona. Y como algunos de estos, particularmente los de las regiones laterales, envían sus cilindros-ejes al bulbo (fasciculo descendente del tubérculo cuadrigémino anterior), mediante dichas colaterales podrían provocarse reflejos óptico-musculares, en los cuales, como más adelante veremos, no intervendría para nada el fascículo longitudinal posterior. También en la substancia gris central terminan muchas colaterales descendentes. 23 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) 0 cappa cinerea de Tartuferi, albérganse 20 6 más corpúsculos nerviosos, sin contar los ramos protoplásmicos periféricos per- tenecientes á células yacentes en las capas blanco-cinerea superficial y profunda, los cuales establecen asimismo rela- ción de contacto con las arborizaciones visuales. En el gato de pocos días hemos reconocido que estas arborizaciones ópticas forman varios pisos, aunque menos regulares que los que nos- Fig. 6. Corte antero-posterior del tubérculo cuadrigémino anterior del gato de pocos dias. A, capa de las fibras ópticas; B, capa gris ó celular superficial; a, fibras ópticas arbo- rizadas en el plano más profundo de la capa gris, en parte sobre la zona óptica; d, fibras ramificadas más afuera; c, fibras extensamente arborizadas, cuyas ra- - mitas llegan casi á la superficie del tubérculo. otros descubrimos en las aves. El piso superior ofrece las más extensas arborizaciones, que se albergan en más de la mitad externa del estrato cinéreo (fig. 6, c); el piso medio es poco distinto y exhibe ramificaciones menos extensas (0); el piso inferior parece corresponder al mismo espesor de la zona da las fibras ópticas, y en él yacen algunas arborizaciones termi- nales irregulares, menos complicadas que las anteriores (4). (25) Cajal —TUBRCULO CUADRIGÉMINO ANTERIOR. 29 ' Después de haberlas estudiado atentamente en diversos ma- miferos, creemos que dichas arborizacionesrepresentan la prin- cipal terminación de las fibras ópticas. Las ramificaciones de las fibras del estrato zonal (Abre periferiche de Tartuferi) indi- cadas por mi hermano y Held, no están probablemente en con- tinuación con fibras ópticas, pues cuando por el método de Marchi, se colora el tubérculo cuadrigémino anterior, previa extirpación del globo ocular, dichas fibras superficiales no degeneran. Quizás representan, como las fibras nerviosas de la zona molecular del cerebro, arborizaciones terminales de cilindros-ejes nacidos en la misma corteza del tubérculo cua- drigémino. Para algunas fibras, al menos, creemos que no puede negarse un tal origen. También en el tubérculo cuadrigémino posterior existen arborizaciones libres engendradas por fibras ascendentes. Estas ramificaciones son, sin embargo, menos extensas, y las ramas que las forman se muestran más finas y menos varicosas que los de las fibras ópticas. No hemos logrado fijar el origen de las fibras ascendentes arborizadas del tub. cuadr. posterior; el tallo de las mismas llegaba á veces hasta la zona de fibras transversales. ¿Se trata acaso de tubos ascendentes del lemnisco lateral, es decir, de fibras acústicas de segundo orden? Imposible por ahora disipar estas dudas. Células de la zona gris cortical ó cappa cinerea de Tartuferi. Además de los corpúsculos pequeños, cónicos, estrellados 6 fusiformes que Tartuferi y mi hermano han descrito en este estrato, hemos hallado algunos otros tipos que probablemen- te han pasado desapercibidos. Estos son: a Células marginales.—Se trata de células pequeñas, de cuer- po ovoideo, mitral 6 triangular, que yace en plena capa fibri- lar superficial 4 inmediatamente por debajo. De la cara supe- rior no nace expansión ninguna; pero de la inferior, y á veces de un corto tallo común, dimanan varios apéndices ásperos, dentellados que divergen, marchando de un modo oblicuo ó paralelo al fibrilar superficial. (Fig. 7, 4.) El cilindro-eje es fino y nos ha parecido descender, pero su curso es tan complicado que no hemos podido cerciorarnos de su paradero. 30 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) b. Celulas horizontales fusiformes.—Por debajo de las células “4 anteriores y en planos distintos del tercio externo de la capa | cinerea, se hallan ciertos elementos fusiformes, á veces trian— gulares, de talla mediana, tendidos concéntricamente á la su—- Fig. 7. Corte transversal del tubérculo cuadrigémino anterior del conejo de ocho días. A, superficie junto á la línea media; B, capa gris superficial /cappa cinerea de Tartu- feri); C, capa de fibras ópticas; D, capa de fibras transversales ó blanco cinérea profunda de Tartuferi; «, células marginales; /, células fusiformes horizontales; c, célula de esta especie que mostraba bien el cilindro-eje; 2, células pequeñas de penacho complicado; e, células fusiformes verticales; f, y, h,, diferentes tipos celulares de la capa gris; 7, /%, tipos celulares fusiformes de la capa óptica; M, £, células de la capa de fibras transversales; m, colateral descendente que iba á la substancia gris central; , arborización terminal óptica. (27) Cajal.— TUBÉRCULO CUADRIGÉMINO ANTERIOR. 31 perficie del órgano. Las expansiones polares, en número de dos ó tres, rara vez más, corren horizontalmente, se dicotomi- zan una ó dos veces y acaban por ramificaciones libres, áspe- ras ú dentelladas. (Fig. 7, 0.) El cilindro-eje suele brotar de una prolongación protoplás— mica, marcha también horizontalmente y se descompone, 4 poco trecho, en una porción de ramillas que se distribuyen por el espesor de la zona primera. Atendido el comportamiento de la expansión nerviosa, parecen corresponder estas células . al tipo sensitivo de Golgi. Como variedad de la especie anterior, deben quizás conside- rarse otros elementos fusiformes algo más grandes y provistos de más largas y lisas expansiones horizontales; tan largas son algunas de estas que no pueden mostrarse por entero en un corte del tubérculo. Estas ramas, después de dicotomizarse varias veces, acaban por ramificaciones libres, lisas, de aspec- to casi nervioso. No hemos visto todavía el cilindro-eje de tales corpúsculos, lo cual nos obliga á permanecer reservados acer- ca de su significación. a. Células pequeñas de expansiones externas empenachadas.— Son corpúsculos de forma triangular, estrellada ú ovoidea, algo alargados en el sentido radial del tubérculo, y los cua- les emiten, por su parte superior, una, dos, tres U más expan- siones protoplásmicas que, ramificándose repetidamente, cons- tituyen un bosque enmarañadísimo de ramitas terminales del- gadas, flexuosas y notablemente próximas. A un examen superficial, tomaríanse estas arborizaciones protoplásmicas como ramificaciones nerviosas, á causa de la delgadez y tersu- ra de contorno de las ramitas que las forman. Los apéndices protoplásmicos descendentes son cortos, escasos y poco ramifi- cados. El cilindro-eje es sumamente fino, y desciende hasta la zona de fibras antero-posteriores ú ópticas. (Fig. 7, d.) Las células de que hablamos no constituyen un estrato re— gular; parecen concentrarse, sin embargo, en el segundo ter- cio de la zona gris superficial. Fibras nerviosas paralelas.—Por debajo de la zona limitante y entremezcladas á los corpúsculos fusiformes horizontales se ven larguísimas fibras nerviosas, gruesas, ondulantes, que emiten de trecho en trecho colaterales ramificadas. La notable longitud de estas fibras no nos ha consentido re— 32 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) conocer su origen; sin embargo; juzgamos probable se trate de cilindros-ejes de algún grueso corpúsculo de la substancia eris superficial. De los demás elementos de la corteza del tubérculo cuadri= coémino anterior no hablamos, pues nuestros estudios no han arrojado más datos que los ya descritos por Tartuferi y mi her- mano. No obstante, en la fig. 7 reproducimos los diversos tipos celulares de los estratos gris 6 superficial, medio ú óptico, y blanco cinéreo profundo. ya GANGLIO INTERPEDUNCULAR DE LOS MAMÍFEROS. El ganglio interpeduncular es una masa gris descubierta por Gudden y detalladamente descrita por Forel, quien demos- tró, por el método de las degeneraciones, que en dicho foco se termina, previa decusación, el fascículo de Meinert. Todos los anatómicos que posteriormente han estudiado el ganglio in- terpeduncular han confirmado las aserciones de Forel, añadien- do solamente aleunos pocos detalles de textura. No habiéndose aplicado aún, que sepamos, los modernos métodos de estudio al esclarecimiento de la trama del ganglio interpeduncular de los mamíferos, lo que sabemos de ella se reduce á las escasas revelaciones suministradas por las colora- ciones del carmín ó del ácido ósmico. Así, por ejemplo, Forel (1) considera dicho ganglio construi- do, aparte las fibras terminales del fascículo retro-reflejo, por la reunión de células fusiformes y diminutas, entremezcladas con ciertos islotes granulosos, pequeños, semejantes á los glo= mérulos del bulbo olfatorio. Ganser (2), que ha examinado el c'anglio interpeduncular del topo, señala la existencia de dos tipos celulares: uno grande, estrellado, rico en protoplasma, y otro pequeño, vesicular exento de expansiones y guarne- cido de un cuerpo protoplásmico escasísimo. (1) ForEL: Beitráge zu Kewtniss des Thalamus opticus. Sitzungsber. d. Wiener. Acad. Bd. 66, 111 Abtheil. 18.2. J (2) GANSER: Vergleichend-anatomische Studien ber das Gehirn des Maulivurs. Mor- phologisches Jahrbuch. 1. Band. 4 Heft. 1882. (29) Cajal.—GANGLIO INTERPEDUNCULAR DE LOS MAMÍFEROS. — 33 El método de Golgi, tan fértil en enseñanzas, sólo ha sido ensayado por Edinger (1) en los reptiles, y por Van Gehuch- ten (2) y nosotros (3), en los teleósteos. Estos ensayos de colo- ración negra, con ser todavía incompletos, han enseñado ya que las fibrillas del fascículo de Meinert se terminan entre las células del ganglio interpeduncular, ya por pinceles (en los reptiles, según Edinger), ya por arborizaciones libres de direc- ción transversal, entrecruzadas con las procedentes del lado opuesto (en los teleósteos, según Van Gehuchten). El presente estudio, todavía incompleto, tiene por fin expo- ner lo que hasta ahora hemos obtenido en nuestras tentati- vas de coloración negra del ganglio interpeduncular de los mamiferos, con especialidad en el conejo de diez y de ocho días, así como en el ratón y rata recién nacidos. Los cortes frontales de la región del tubérculo cuadrigémino anterior y los que pasan por más adelante interesando la ha- bénula, nos permiten formar clara idea de la marcha del fas— cículo de Meinert. Trátase de un manojo de fibras rectas, exen- tas de colaterales que, comenzando debajo de la habénula, á favor de un ensanchamiento triangular, baja compacto hasta el ganglio interpeduncular. Este haz contiene fibras gruesas emanadas del foco externo de la habénula y fibras finas brota- das de los pequeños elementos del núcleo interno de ésta. Respecto del ganglio interpeduncular, un corte antero-pos- terior de la protuberancia nos lo presenta como una masa gris semi-lunar, situada debajo del entrecruzamiento ventral de la calota y limitando el labio posterior del fondo del surco mamilo- protuberancial. Un avance de las fibras de dicha decusación, estrecha algo la región central de este ganglio, os en dos lóbulos superior é inferior. Aunque la estructura del ganglio interpeduncular nos ha parecido esencialmente igual en todas sus partes, ciertas dife— rencias morfológicas que se advierten en las células según las localidades en que residen, autorizan una distinción en dos (1) EDINGER: Vorlesungen úber den Bau der nervósen Centralorgane des Menschen und der Thiere. 4 Aufi. 1893. (2) VAN GEHUCHTEN: Contribution a Vétude du systeme nerveuz des Teléostéens. La cellule: t. x, 2 fasc. 1893. (3) S. R. Casan: Votas preventivas sobre la estructura del encéfalo de los teleósteos. ANAL. DE LA SocIED. Esp. DE HisT. NAT. 2.* serie, t. 111, 1894. ANALES DE HIST. NAT.—XXIV. 3 34 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (30) planos ú zonas: 20n4 superficial y anterior, y zoña profunda 6 posterior. La región superficial es la más próxima á la cisura protube- rancio-mamilar, y por consiguiente la parte más anterior del ganglio. En ella se advierten hileras irregulares de unos ele- mentos de gran talla y cuya morfología es bastante singular. La mayor parte de las células posee el cuerpo liso, ovoideo, fusiforme ó triangular; sus expansiones protoplásmicas suma- mente robustas, son en número de dos, tres ú cuatro, de las cuales una Ó dos marchan casi siempre á la periferia, trazan- do á veces grandes curvas y revueltas. (Fig. 8, 6.) Después de un curso bastante prolongado, durante el cual dichos apéndices se muestran erizados de algunas espinas gruesas, cortas y á veces ramificadas (asemejandose á las astas de ciervo), resuélvense, ya en un penacho de ramúsculos espi- nosos y enredados, ya en dos ó tres ramitas terminales. Aña- damos aún que las células más próximas á la superficie libre corren más ó menos paralelamente á ésta, y afectan con fre- cuencia la figura de husos retorcidos en $. (Fig. 8, 4.) En cuanto al cilindro-eje, es sumamente robusto, nace por lo común de un tallo protoplasmico y algunas veces de una rama que, dirigida en su arranque hacia dentro, recurre luego á la periferia; su marcha es flexuosa y, después de dar una co- lateral robusta que se dobla para ramificarse en el plano su- perficial del ganglio, sube hasta la substancia blanca de la calota. En el conejo es difícil seguir el curso total de la ex- pansión funcional; no así en el ratón donde, tanto en los cor- tes sagitales como en los frontales, puede verse que dicho cilindro-eje aborda la comisura 6 decusación ventral de la ca— lota donde se hace transversal. La región profunda ó posterior del ganglio contiene células más pequeñas y en su mayor parte estrelladas, con apéndices protoplásmicos que divergen en todas direcciones. Por la talla y el comportamiento del cilindro-eje cabe distinguir dos tipos celulares: Tipo grueso. — Corresponde indudablemente á la misma especie que hemos señalado en la región superficial, dis- crepando de ella solamente en que sus apéndices, mucho más cortos y vellosos, acaban, tras un curso muy irregular, á be- neficio de penachos espesos y notablemente complicados 48y Cajal.—GANGLIO INTERPEDUNCULAR DE LOS MAMÍFEROS. 35 (fig. 8, c). La expansión nerviosa se pierde asimismo en la substancia blanca inmediata, previa emisión de alguna cola» teral arborizada entre los elementos inmediatos. Tipo pequeño.—A él pertenecen unos corpúsculos diminutos, generalmente estrellados, cuyos apéndices protoplásmicos di- Fig. 8. e UN" rá EN Corte sagital del ganglio interpeduncular del conejo de ocho dias. ! 42, células horizontales superficiales; 5, células alargadas; c, células estrelladas de la región profunda; 4, corpúsculo de Golgi; f, arborización terminal de una fibra llegada de la protuberancia; y, entrada en el ganglio del fascículo de Meinert. 26 OIT ANALES: DE HISTORIA NATURAL. É (83) vergentes afectan gran finura, son algo varicosos y carecen de espinas y penachos terminales. En algunos de ellos hemos logrado teñir el cilindro-eje, que se comportaba como en las células de Golgi, es decir, que se dividía y se subvidía entre los elementos del ganglio, engendrando una arborización ter- minal delicada, varicosa y sumamente extensa. (Fig. 8, d.) La comparación del aspeeto que las células grandes y de talla mediana presentan en los cortes transversales con el que exhiben en los sagitales, permite reconocer que semejantes corpúsculos son algo aplanados transversalmente, aun cuando el aplanamiento no es aquí tan correcto y riguroso como en los elementos de Purkinje del cerebelo. Fibras nerviosas. —El fascículo de Meinert penetra en el ganglio por encima y adelante; sus fibras, sagitales en la por- ción superior de éste, no tardan en hacerse horizontales, en- trecruzándose con las del otro lado, y engendrando en todo el espesor de dicho núcleo un sistema de fibrillas paralelas, algo curvilíneas, que dan á la substancia gris un aspecto algo semejante al de la zona molecular de las laminillas cerebe— losas seccionadas á lo largo. Examinando atentamente el curso de cada fibra, se reconoce que no acaba arborizándose en el opuesto lado, sino que, después de cruzar más ó menos hori- zontalmente el ganglio, traza una asa de concavidad interna, volviendo al punto de partida, pero según un plano mucho más posterior. Estas vueltas y revueltas en arcos transversales se muestran claramente en los cortes horizontales del ganglio interpeduncular. Por lo demás, semejante disposición ha sido ya señalada por Gudden en el conejo (1) y por Ganser (2) en el topo, quienes han descrito en las fibras terminales del fas— cículo de Meinert, revueltas en 8 de guarismo. (Fig. 9, c.) Durante la primera parte de su curso intraganglionar, las fibras nerviosas no dan sino raras colaterales: mas en las vueltas siguientes, las colaterales abundan, naciendo, por lo común, en ángulo recto, y marchando ya hacia arriba ya hacia abajo, para ramificarse sobriamente entre las células; finalmente, los tallus de origen adquieren por cada vez aspecto (1) GUDDEN: Mittheilung uder Ganglion interpedunculare. (Arch. f. Psyschr. u. Ner= venkran). Bd.x1,p. 414. (2) GANSER: Loc. cit. 83) Cajal.—GANGLIO INTERPEDUNCULAR DE LOS!.MAMÍFEROS. 37 más varicoso, y sin perder su horizontalidad; se resuelven en una arborización pobre, compuesta de dos ó tres ramitas tam-= bién horizontales 6 casi horizontales. En ocasiones, apenas existe arborización terminal, acabando la fibra del haz retro- reflejo (como de ello se ven muchos ejemplos en el ratón) por mera intumescencia libre, después de suministrar tal cual Cort= frontal un poco oblicuo de atrás á adelante. Ratón de cuatro días. El ganglio interpeduncular aparece entero seccionado según el plano'de arboriza- ción de las fibras del fascículo de Meinert. A, terminación del fascículo de Meinert; 3, célula del ganglio interpeduncular vista de perfil: C, arborización final de una fibra del fascículo retro-reflejo; a, bifurca - ción de una de estas fibras; b, colateral de las mismas; c, vueltas onduladas de cada fibra en el lado opuesto; D, decusación ventral de la calota. 38 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (89 ramúsculo corto y varicoso. La reunión de colaterales y termi-- nales produce, entre los corpúsculos del ganglio, un plexo- complicado de fibras finas, varicosas y flexuosas (1). En general, la individualidad de la fibra inicial se conserva en todo su itinerario; sin embargo, existen muchos ejemplos, sobre todo en el conejo, de fibras que, á su entrada en el gan- glio, se bifurcan marchando ambas ramas en igual dirección, pero por planos frontales distintos, para distribuirse en regio— nes bastante apartadas entre sl. (Fig. 9, a.) A Todo el trayecto intra-ganglionar de las fibras del fascículo de Meinert debe reputarse como una arborización terminal, que se pone en contacto con las células situadas en el camino ondulado de aquellas. El aspecto varicoso de dichas fibras, su delgadez extrema y la circunstancia, ya señalada por Gudden, de estar durante todo su curso intraganglionar exentas de mielina, deponen en pro de esta opinión. A la manera de lo que sucede en la capa molecular del cerebelo, la conexión nervioso-protoplásmica debe de preferencia establecerse entre las fibras horizontales que dejamos descritas, y el contorno espinoso de los grandes corpúsculos del ganglio. En el núcleo interpeduncular vienen también á terminarse otras fibras más gruesas y más escasas que las del fascículo de Meinert. Semejantes cilindros-ejes, cuya procedencia no hemos podido establecer, descienden más ó menos vertical- mente desde la capa contigua de substancia blanca, y se resuelven en una extensa y complicada arborización terminal, cuyas ramillas secundarias, sumamente varicosas, nacen á menudo en ángulo recto. Cada arborización terminal (que carece de orientación marcada) parece ponerse en relación con un grupo considerable de corpúsculos nerviosos. (Fig. 9, f.) El ganglio interpeduncular posee, según Ganser, un manojo de fibras nerviosas que, naciendo en este foco gris, ingresa lateralmente en la substancia blanca contigua. Es probable que las fibras de este fasciculo (Haubenbaln des Fanglion inter- pedunculare de Ganser) no sean otra cosa que los cilindros-ejes. de las células voluminosas más atrás estudiadas. (1) Estas colaterales y terminales aparecen poco desarrolladas en el ratón de pocos días, del cual se ha tomado la fig. 9. En el conejo y gato de ocho días, dichas arbori- zaciones son mucho más extensas y complicadas. (85) -— Cajal.—oOLIVA BULBAR. 39 VAR OLIVA BULBAR. La estructura de las olivas es uno de los puntos más difíciles de la anatomía del bulbo. En un trabajo reciente expusimos los resultados que con los métodos de Marchi y Golgi, había- mos obtenido en los mamiferos recién nacidos, resultados que confirmaban las descripciones de Marchi, Vincenzi, Kólliker y Van Gehuchten; pero nada pudimos añadir, verdaderamen- te positivo, á lo consignado por estos sabios, á pesar de nues- tros porfiados y pacientes estudios. Hoy hemos vuelto á la tarea, fijandonos en la oliva del feto de ratón ó de ratones recién nacidos, donde esperábamos obte- ner impregnaciones suficientemente correctas para aclarar un tanto tan obscuro problema. El éxito no ha coronado, sino en parte, nuestros esfuerzos. Hé aquí los hechos que creemos seguros, algunos de los cuales no representan otra cosa que la confirmación de visu de opiniones ya clásicas en la ciencia, pero cuya demostración no había sido dada todavía. Colaterales de las pirámides. Laoliva del ratón está cubierta anteriormente por la vía piramidal, que, después de costear su cara anterior, se dirige hacia atrás, para engeadrar el entrecruzamiento. De la parte posterior de las fibras de la vía piramidal parten colaterales antero-posteriores, que se arborizan entre las célu- las de la oliva, complicando el plexo nervioso que las envuel- ve. Estas colaterales proceden muy especialmente del lado ex- terno de la vía piramidal al nivel del ángulo olivar lateral. Colaterales de la substancia blanca inmediata. Constituyen la inmensa mayoría de las fibras de esta clase ramificadas en- tre las células de la oliva. Existen tres corrientes: 1.*, antero- externa, que penetra en la oliva por el ángulo antero-externo, y se dispone en haces antero-posteriores, que se arborizan en toda 6 casi toda la oliva (figuras 10 y 13); proceden estas fibras de la substancia blanca situada por fuera de las pirámides (fig. 10, £), y probablemente continuada en el resto del cordón lateral de la médula; 2.*, corriente lateral, también muy im- 40 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (36) M portante, que nace en la substancia blanca situada por fuera de la oliva, y se comporta como la anterior (fig. 10, J); y 3.*, ¡ corriente posterior, menos copiosa, originada de la substancia del lemnisco interno (0). Añadamos aún la existencia de cola- terales intersticiales provenientes de los haces de fibras del cordón lateral, que cruzan verticalmente el espesor de la oliva. (Fig. 10, 4.) WES. > NG hen Ma ly MN I0]é ñ So . z ed Mis Al EN ES 0/1. h y la deL ud ln We: PU qt á E KA AN: 3 mu LAO CN a ad MM ) MR A Ñí E > u E q0 o AE No. dea ad IA NO IE Corte transversal de la oliva bulbar del ratón recién nacido. A, pirámides; B, células de la oliva, cuyos cilindros-ejes cruzan el rafe; €, colateral de uno de estos cilindros-ejes; Z, manajos de fibras intersticiales que se conti- núan con el cordón lateral; 7, célula grande intersticial, cuya expansión ner- viosa va á la substancia blanca; (7, célula nerviosa grande marginal, cuyo cilin- dro-eje se hace vertical en la substancia reticular; /, colaterales de la substan- cia blanca lateral; Z, colaterales de la substancia blanca anterior. Fibras transversales de las olivas. Son de dos especies: fibras de paso, ú sensitivas centrales; y cilindros-ejes de célu- las olivares. Fibras de paso.—Se hallan en casi todo el espesor de la oliva, pero abundan sobre todo en su mitad profunda. Las más pos— 87) Cajal. —OLIVA BULBAR. 5 YN teriores representan cilindros-ejes del entrecruzamiento del lemnisco interno, los cuales, una vez que han cruzado el rafe y marchado más ó menos transversalmente al través de las olivas, ingresan en la substancia blanca situada por fuera de estas, constituyendo una vía longitudinal. (Fig. 13, C.) Las fibras de paso más anteriores, provienen de la parte anterior de la substancia gelatinosa del trigémino, y repre- sentan verosímilmente una parte de la vía central sensitiva trigémina que se haría longitudinal por fuera de la oliva. Cilindros-ejes de las olivas. —Los elementos de la oliva, son pequeños y están provistos de expansiones varicosas, muy ramificadas y enmarañadas; su cilindro-eje, de gran finura, camina primeramente en dirección irregular, ya vertical, ya antero—posterior, ya oblicua, hasta que se hace transversal y toma uno de dos caminos: 6 cruza la línea media—y este €es el caso más común—para atravesar horizontalmente la oliva del lado opuesto, é ingresar en la substancia blanca; ú corre también transversalmente hacia afuera emergiendo de la oliva y perdiéndose entre las fibras arciformes anteriores. En su curso inicial y flexuoso dicho cilindro-eje emite casi siempre una ú dos colaterales ramificadas éntre las células vecinas, pero una vez hecho horizontal, y sobre todo cuando circula por la oliva del lado opuesto, no suministra sino muy rara vez colaterales. (Fig. 10, C.) ¿Dónde va en definitiva la expansión nerviosa de las células olivares? A decir verdad no hemos podido seguirla, en los casos más afortunados, más allá de la substancia blanca vecina ú exterior al ganglio olivar; pero si se tiene en cuenta que dicha expansión parecía incorporarse á las fibras arciformes de igual curso y finura que llegaban del cerebelo, pasando por delante de la raíz sensitiva del trigémino; si se considera que en los casos en que los cilindros-ejes de las células oliva res se impregnan, también se tiñen las fibras arciformes cere- belosas anteriores; si se atiende, en fin, á la circunstancia de no haber logrado sorprender jamás la continuación de una expansión nerviosa de procedencia olivar con un tubo longi- tudinal de la substancia blanca, ni con las fibras del resto del cordón lateral, manojo estimado por Kólliker como el paradero de los cilindros-ejes en cuestión, se comprenderá que nos inclinemos á admitir la hipótesis anatómica corriente, que 42 ANALES DE HISTORIA: NATURAL, (83) considera las células de la oliva bulbar como punto de partida de una parte de los tubos del pedúnculo cerebeloso inferior. Existirían, pues, como se ha dicho por muchos, dos vías cere— beloso-olivares en cada lado, una directa y otra cruzada. No negamos por esto la existencia de otra especie de fibras relacionadas con la oliva; antes bien, creemos con Kólliker (y esto hemos podido acreditarlo en preparaciones de oliva de conejo y gato recién nacidos), que aquellas fibras grue— sas prolijamente arborizadas en el espesor del ganglio oli- var, representan quizás cilindros-ejes de las células de Pur kinje. Además de la célula olivar típica de expansiones múltiples: enmarañadas y replegadas sobre sí mismas, existen unos ele— mentos más gruesos, de forma triangular, en huso ó estrellada y provistos de escasas y largas expansiones. Estas células son particularmente abundantes en el contorno externo de la oliva; algunas de sus expansiones protoplásmicas alcanzan tal longi- tud que pueden cruzar el rafe y engendrar una verdadera comisura protoplásmica. En cuanto al cilindro-eje, es bastante espeso y se dirige hacia atrás 6 hacia los lados, continuándose en ángulo recto con una fibra de la substancia blanca inme- diata y de su lado. NAEA ORIGEN DE LOS NERVIOS VAGO Y GLOSOFARÍNGEO. Poseen los nervios vago y glosofaríneeo, como es sabido, dos raíces: una motora nacida en las células del núcleo ambi- guo, y otra sensitiva común á ambos nervios, en sentir de His, Kólliker y Edinger. Los núcleos de origen de dichos nervios han sido objeto de muchas investigaciones, entre las cuales merecen citarse, por lo importantes, las de Bechterew (1), Dees (2), Obersteiner (3), (1) BeEcHTEREW: Leitungsbahnen im Gehirn und Rúckenmark. Leipzig, 1894. (2) O, DeEEs: Zur Anatomie und Physiologie des N. Vagus. (Arch. f. Psych. Bd. 20.) (3) OBERSTEINER: Anleitung beim Studium des Baues de nervósen Centralorgane, etc., 2 Aufl. 1892, (39) Cajal.—NERVICS VAGO Y GLOSOFARÍNGEO. 43 Edinger (1), Kólliker (2), Held (3) y Cramer (4). Las observacio- nes de Held y Kólliker, han sido hechas con el método de Golgi y han servido de punto de partida de las nuestras. Raiz sensitiva. Nacida en las células monopolares de los ganglios de Andersch, yugular y plexiforme, acaban, según resulta de las investigaciones de Bechterew, Obersteiner, Kólliker, etc., en dos focos grises: el múcleo sensitivo superior 6 externo, emplazado junto al del hipogloso, al nivel del remate del trayecto horizontal de las raíces; y el amúcleo vertical, que acompaña al fascículo solitario, prolongándose á lo largo del bulbo, hasta más allá del cruzamiento de las pirámides. En el foco sensitivo superior se terminaría, según Kólliker y Held, mediante arborizaciones libres, una parte de las fibras sensi- tivas radiculares; del mismo modo, los tubos del fascículo solitario terminaríanse á favor de colaterales y terminales en la columna gris de que es acompañado. A la entrada en la médula de los haces sensitivos no habría bifurcación; pero esta existiría en el trayecto profundo de los mismos cerca de su terminación, marchando las ramas en igual ó parecido sentido. La descripción de Kólliker, que acabamos de resumir, es exacta en el fondo, y hemos podido confirmarla en el conejo y ratón recién nacido. En este último animal, las raíces sensiti- vas de los nervios glosofaríngeo y vago, atraviesan primero la raíz descendente del trigémino, penetran casi transversal mente en la substancia gris del suelo del cuarto ventrículo, y, torciendo después hacia adentro y abajo, engendran el fas- cículo solitario. No existen, pues, en el ratón, dos focos sensi- tivos de terminación ni dos porciones sensitivas distintas en cada nervio: la misma raíz común á ambos nervios, se conti- núa, sin pérdida de fibras, con el fascículo solitario, de modo que, entre el llamado núcleo superior ó principal y el inferior ó descendente, no hay más diferencia que la de la posición; el primero recibe las colaterales del trayecto radicular más alto, (1) EDINGER: Vervóse Centralorgane. 4 Aufl. 1893. (2) KóLLIKER: Handbuch der Gewebelehre. 6 Auflage, 1 Band, 1893. (3) HeELD: Die Endigungsweise der sensiblen Nerven im Gehirn. ¡Arch. f. Anat. u. Physiol. Anat. Abtheil. 1892.) (1) CRAMER: Beitráge zur feineren Anatomie der Medulla oblongata und der Brucke, etc., Jena, 1891. 41 ANALES DE HISTORIA : NATURAL. +3) (40) mientras que el segundo las obtiene de la porción más: bajá 06 fascículo descendente. Verdaderas bifurcaciones tampoco hemos visto; y nos inclinamos á pensar que las raíces sensiti2 vas de dichos nervios escapan á la ley de la dicotomía «que rige para todas las raices aferentes de la médula. En nuestro sentir, las raíces del vago y glosofaringeo, carecen de: rama ascendente de bifurcación; la ramificación final, rara vez de forma dicotómica, que las fibras de los nervios mencionados forman en los focos orises del bulbo, no puede estimarse como disposición homóloga de la bifurcación clásica de las raíces sensitivas, ya que dicha división ni reside en la substancia blanca, ni origina dos ramas de curso contrario. Por rara que aparezca esta disposición no deja de tener aleún precedente en las raíces medulares. Nosotros hemos logrado ver, en la médula cervical del embrión de pollo, al lado de fibras bifurcadas típicas, alguna que otra que, sin dividirse en el cordón posterior, se hacía ascendente 6 des- cendente en el espesor de éste. La prolongación de la raíz común de los nervios vago y glosofaringeo constituye, como hemos dicho, el fascículo soli- tario. Este manojo va acompañado hacia adentro y atrás, de una columna gris, á la cual, según ha descubierto Kólliker, emite infinidad de colaterales finamente ramificadas, que no suelen llegar nunca, al menos en el ratón y conejo de pocos días, ni al foco del hipogloso, ni á la substancia gelatinosa del trigémino. Cerca del cierre del ependimo, los fascículos solita- rios con sus masas grises terminales, se acercan al rafe, y estas acaban por fundirse en un ganglio central y medio que llamaremos amúcleo comisuwral. En este ganglio acaban entrecruzándose las tres cuartas partes del fascículo solitario. Por debajo de este ganglio sub- siste, sin embargo, un pequeño hacecillo prolongado más allá del entrecruzamiento de las pirámides, y que reside, primero, en una masa gris situada por delante del núcleo del cordón de Burdach, y ulteriormente, cuando este foco ha desaparecido, en la porción interna de la base del asta posterior de la mé- dula cervical. En este trayecto intracervical, dicho manojo emite escasas colaterales que se ramifican hacia adentro en un pequeño foco gris mal limitado y próximo á la comisura posterior. (11) Cajal. —NERVIOS: VAGO Y GLOSOFARÍNGEO. 45 Volviendo al ganglio comisural, trátase de un grueso foco ovoi- deo algo encorvado y tendido, á manera de puente, por detrás del epéndimo y encima de las últimas fibras de la comisura Fig. 11. 11m e e. A pl IWAL 7% SN 5 Y, LD DEN ¿S o ESO) - 20 YO SN RRA DASEHAAR ENTRA RE > s " nu! IAS Mo An 0) 1 ? : A CA ES IAS 5 DN E dE ida IA eN A a es A » A ed ¿ió Y 0 <. Corte frontal del bulbo á la altura del núcleo del facial. Ratón de pocos días A, raíz sensitiva común del vago y glosofaríngeo; B, corte transversal de la raíz sen- sitiva descendente del trigémino; C, núcleo del facial; D, núcleo terminal supe- rior del vago y glosofaríngeo; E, célula gigante de la substancia gelatinosa det trigémino; a, colaterales para el facial del resto del cordón lateral; b, haces in— tersticiales de este mismo cordón con colaterales; d, colaterales para el facial, procedentes de fibras sensitivas de 2. orden; /, colaterales de las fibras radicu— lares del vago y glosofaringeo; e, plexo de la substancia gelatinosa. 46 - ANALES DE HISTORIA NATURAL. | (42) gris cervical. En los extremos laterales del ganglio, yacen las fibras del fascículo solitario, las cuales irradian hacia adentro, cruzan la línea media, trazando flexuosidades, y se ramifican de preferencia en la mitad ganglionar del lado opuesto. A ve- Corte transversal del bulbo del ratón al nivel del ganglio comisural. A, ganglio comisural; 3, núcleo del hipogloso; C, entrecruzamiento del lemnisco in- terno; D, corte transversal del fascículo solitario; 4, célula del ganglio comisu- ral; 2,c, fibras terminales del vago y glosofaríngeo; d, comisura de colaterales de los núcleos del hipogloso; 7, f, colaterales de fibras sensitivas de 2. orden para el núcleo del hipogloso. ces cada fibra terminal emite, al doblarse para ir á la comisura, una Ú varias ramitas que se consumen en la mitad ganglionar de su lado. Las arborizaciones terminales son de extraordina- ria riqueza, y engendran entre los corpúsculos del ganglio (43) Cajal. — NERVIOS VAGO Y GLOSOFARÍNGEO. 47 qÉ SUI Ze 77 Corte transversal del bulbo de ratón de cuatro dias. A, núcleo del hipogloso; B. ganglio comisural; C, oliva bulbar; D, raíz descendente sensitiva del trigémino; /, raíces motrices del vago y glosofaríngeo; F, núcleo ambiguo; G, porción terminal del ganglio vestibular descendente; 4, corte transversal del fascículo solitario; £, fibras que van á la oliva; 2, pirámides: 5h, co- laterales de la substancia blanca situada por fuera de las pirámides y de las pi- rámides mismas; Z, colaterales del resto del cordón lateral; e, colaterales sensi- tivas para el núcleo ambiguo; /, fibras recurrentes de la raíz motora que iban á la raíz del trigémino;7, radiculares motrices cruzadas del vago y glosofaríngeo; h, colaterales de la raíz sensitiva de estos nervios para el núcleo que acompaña al fascículo solitario. 38 “ANALES DE HISTORIA NATURAL. 114) comisural un plexo de los más tupidos que pueden verse en los centros nerviosos. Las células del ganglio comisural son pequeñas, fusiformes, ovoideas Ú triangulares; sus expansiones protoplásmicas son delgadas y casi lisas, marchando en gran parte transversales y cruzando algunas el rafe; sus cilindros-ejes son sumamente delicados y constituyen hacecillos que, dirigiéndose hacia afuera y adelante, parecen ir al lemnisco y entrecruzarse en parte con los del otro lado. Con todo, algunas fibras no pueden seguirse más allá de la porción posterior de la substancia reti- cular gris, precisamente hasta una región que corresponde á la vía sensitiva central del trigémino. Así que juzgamos vero- símil que en dicho paraje formen las finas fibras del ganglio comisural una vía central, que sería contigua á la de la por- ción sensitiva del 5.” par. En resumen, la raíz sensitiva común del vago y glosofarín— geo termina en dos focos grises distintos: mediante ramillas colaterales en los núcleos superior y descendente, que en rea— lidad no forman más que uno solo; y mediante arborizaciones terminales en el ganglio comisural. Estas arborizaciones ter- minales cruzan en gran parte la línea media, y engendran, por tanto, una verdadera decusación de las mencionadas raí— ces sensitivas. Raíz motriz. La raíz motora de los nervios vago y glosofa— ríngeo procede de las células multipolares del núcleo ambiguo, como han probado las investigaciones de Bechterew, Oberstei- ner, Edinger, Kólliker, etc. En nuestras preparaciones del bulbo de ratón, los cilindros-ejes de estas células marchan pri- meramente hacia atrás y reúnense en hacecillos curvilíneos, los cuales, una vez arribados á la proximidad del foco termi- nal de la raíz sensitiva, tuercen hacia afuera para reunirse á ésta en distintos planos de su trayecto inicial (fig. 13, 41). En su camino emiten alguna colateral arborizada entre las cé- lulas del foco de origen. La raíz motriz que estamos estudiando no procede solamente en el ratón del núcleo ambiguo; originan también fibras mo- trices ciertos corpúsculos situados mucho más atrás, hasta cerca de la altura del foco del hipogloso y por dentro del fas— cículo cerebeloso descendente de la substancia reticular gris. Algunas de nuestras preparaciones revelan con toda claridad (45) Cajal. —NERVIOS VAGO Y GLOSOFARÍNGEO. 49 el entrecruzamiento de una parte de las fibras motrices, en harmonía con las opiniones de Bechterew, Obersteiner, Cra— mer, etc. Las fibras decusadas marchan primeramente hacia atrás, y, á la altura de la vía central del trigémino, dóblanse hacia adentro, cruzando el rafe por detrás del fascículo longi- tudinal posterior. (Fig. 13, 7.) En algunos pocos cortes de médula oblongada nos ha sor- prendido un detalle, sobre cuya constancia y significación no estamos todavía seguros. Del lado de la raíz motora, no sabe- mos si de la del vago ó de la del glosofaríngeo, se desprenden, ya á la altura de la raíz sensitiva del trigémino, ya en plena substancia gelatinosa, algunas fibras, las cuales, después de trazar arcos de concavidad externa, ingresan en la porción más posterior de la rama descendente del 5-par; en ciertas fibras de esta especie hasta hemos creído notar una bifurca- ción en rama ascendente y descendente. Semejantes tubos vie- nen del exterior y parecen formar una vía sensitiva vertical detrás de la radicular del trigémino. (Fig. 13, /.) De todos modos antes de pronunciarnos sobre este punto, requiérense nuevas investigaciones que acrediten la constan— cia del hecho y nos pongan al abrigo de toda falsa interpre— tación. VALL, NÚCLEO DE LOS CORDONES DE GOLL Y DE BURDACH. En el ratón y conejo recién nacidos ú de pocos días, hemos alcanzado á colorar las células y fibras de estos núcleos, con= firmando plenamente las opiniones corrientes sobre el parti- cular, á saber: que las fibras del cordón posterior se termi- nan en los focos grises mencionados á beneficio de arboriza- ciones libres, y que las células con las cuales tales ramifi- caciones se ponen en contacto dan origen á la vía sensitiva central. Núcleo del cordón de Goll. Comienza en medio del cordón, disgregando sus fibras y torciendo su curso, que se hace obli- cuo de atrás á delante y de fuera á dentro. Las células nervio- sas afectan figura triangular ó estrellada, alcanzan una talla ANALES DE HIST. NAT.—XXIV. 4 50 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (46) mediana Ú pequeña y diseminan sus expansiones protoplás- micas por todo el espesor del foco gris; sus prolongaciones fun- cionales son finas, dirígense primeramente hacia afuera, luego hacia adelante é ingresan en la vía sensitiva central cruzada 0 lemnisco interno. En cuanto á las fibras del cordón de Goll, á punto ya de ter- minar, siguen un curso tortuoso y suministran un gran nú- mero de colaterales arborizadas entre los corpúsculos del núcleo; finalmente dichos tallos de origen se descomponen en una ramificación complicada, varicosa, que, en unión con las. ramitas colaterales mencionadas, constituyen un plexo ner- vioso de extraordinaria riqueza. Algunas fibras terminales y colaterales cruzan la línea me- dia para arborizarse en el núcleo del cordón de Goll del lado opuesto, estableciendo así un entrecruzamiento terminal de la vía sensitiva medular. Núcleo del cordón de Burdach.— Este núcleo se prolonga sobre un trayecto vertical mayor que el precedente, y rebasa hacia adelante por su tamaño la línea de éste. Sus células son asimismo pequeñas, triangulares, fusiformes ó estrelladas, notáandose que sus cuerpos y expansiones tienen tendencia á orientarse de atrás adelante y adentro. Sus prolongaciones funcionales dirígense hacia adelante, constituyendo la princi- pal corriente del lemnisco interno. Entre las células acaban, á favor de arborizaciones libres muy complicadas, los tubos ner- viosos del cordón de Burdach. Via sensitiva central. Hemos perseguido esta vía sensitiva desde su origen en los núcleos de Goll y Burdach hasta des- pués del entrecruzamiento, detrás de las olivas, y hemos com- probado que muchas de sus fibras, después de cruzar el rafe, se dividen en rama ascendente y descendente. En su camino vertical emiten estas muchas colaterales arborizadas en la substancia reticular blanca y gris. Decusación de las pirámides. Nada más fácil que obser varla en los cortes transversales del bulbo de ratón recién nacido; hay cortes en que se presenta por entero, extendién— dose desde el cabo inferior de las olivas hasta el cordón de Burdach, en cuyo plano antero-interno las fibras piramidales adquirirán dirección longitudinal. Durante su trayecto, los manojos piramidales no emiten colaterales ni pierden nin- (47) Cajal. —FASCÍCULO LONGITUDINAL POSTERIOR. 5Í guna fibra; solamente en el momento de hacerse antero— posteriores, es decir, por debajo de la oliva, suministran 'á esta algunas ramitas colaterales. IX. FASCÍCULO LONGITUDINAL POSTERIOR. La significación fisiológica de este haz, así como el origen y terminación de sus fibras, constituyen uno de los asuntos más «controvertidos de la neurología. Edinger (1), por ejemplo, considera el fascículo longitudinal como un sistema de fibras destinado á unir los centros moto= res del aparato visual (núcleos del motor ocular común, 'patéti- co y motor ocular externo), con los demás núcleos de igual naturaleza del bulbo raquídeo. Por arriba, las fibras de este manojo comienzan, según este autor, en el arranque del acueducto de Silvio, en un foco gris especial llamado múcleo del fasciculo longitudinal posterior; por abajo irían á terminarse en el bulbo de un modo desconocido. Dicho núcleo fué primeramente mencionado por Darks- -Chewitsch (2), quien creyó que en él desaparecía, en gran par- te, el fascículo que estudiamos, así como la porción ventral de la comisura posterior. Spitza (3) atribuyó al cordón referido la misión de unir la esfera visual con los núcleos de origen de los nervios motores del ojo, así como con los de los músculos de la cabeza y cuello. Pero como, según Gudden (4), dicho haz hállase bien desarro= llado en el topo, animal que carece de nervios musculo-ocula- res, el dictamen de aquel sabio no parece legítimo. (1) EDINGER. loc cif. (2) DARKSCHEWITSCH: Kinige Bemerkungen úber den Faserverlauf in hinteren Com- missur des Gehirns. Neurol. Centralbl. 1886. (3) SPITZA: The: oculomotor-centres-and their coordinators. (Adress delivered before the Phyladelphia Neurological Society. 1889.) (4) GUDDEN: Gesammelte Abhandlungen. Wiesbaden. 1889. 32 o 1 «ANALES DE HISTORIA. NATURAL. (48) Para Jakowenko (1) que ha estudiado este punto con el mé— todo de las degeneraciones, el fascículo longitudinal conten— dría vías cortas destinadas á unir pisos distintos de substancia. gris, así como vías largas, ascendentes, quizás de naturaleza sensitiva. Obersteiner (2) acepta que el fascículo longitudinal contiene: vías cortas, mediante las cuales se juntarían, desde la médula al cerebro, todos los núcleos motores. Acaso encerraría tam- bién este cordón cilindros-ejes motores directos, por ejemplo, aleunos nacidos en los focos del patético y motor ocular co-— mún, los cuales, después de un curso longitudinal, se incorpo- rarían á las raices motrices. Held (3) acepta en principio la idea de que el referido ma- nojo representa una vía refleja establecida entre los centros: ópticos y acústicos por una parte, y los núcleos motores del ojo, por otra. Según este autor el fascículo longitudinal poste-- rior contendría cilindros-ejes descendentes y ascendentes: los descendentes parten de células residentes en el tubérculo cua— drigémino anterior, cerca de la comisura posterior; estas ex—- pansiones nerviosas son directas y cruzadas, y una vez en el espesor del fascículo, suministran colaterales para los núcleos. motores del ojo y para el ganglio de Deiters, continuandose en definitiva, con el cordón antero-lateral de la médula. Las: fibras ascendentes no sabe Held de dónde dimanan. Kólliker (4) estima dicho fascículo como la continuación del antero-lateral de la médula y le concede la significación de una vía sensitiva cruzada, destinada á poner en relación los focos sensitivos espinales con los núcleos motores supe— riores. Finalmente Cramer (5) afirma que la mayor parte de las fibras del fascículo longitudinal posterior es de curso ascen— dente y tiene su terminación en el foco señalado por Darks— chewitsch. De este foco partirían fibras de segundo orden que: (1) JAKOWENKO: Zur Frage úúber den Bau des hinteren Lángsbundeln, etc. Ref. im Neurol. Centralbl. 1888. (2) OBERSTEINER: Vervósen Central-organe, etc. 2 Aufl. 1892, (3) H. HELD: Die centrale Gehórleitung. Arch. f. Anat u. Pysiol. Anat. Abtheil. 1893. (4) KOLLIKER: Anatomischer Anzeiger, Bd. 6, 1891. J. IZandbuch. der Gewebelehre.. 2 Auf. 2 Band. p. 300. (5, CRAMER: loc. cit. p. 76. «49) Cajal. —rAsCÍCULO LONGITUDINAL POSTERIOR. 53 Fig. 14, ol dl AN 00 E : Corte sagital, al nivel del fasciculo longitudinal posterior, del encéfalo de feto de ratón de término. A, fascículo longitudinal al nivel de la protuberancia; B, colaterales de éste para el núcleo del patético; C, colaterales para el núcleo del motor ocular común; D, ar- borizaciones terminales del fascículo longitudinal posterior para el núcleo de dicho fascículo; F, continuación de éste, que cruza el haz de Meinert é ingresa en el tálamo óptico; 4, fascículo retro-reflejo; GF, núcleo rojo; 4, ganglio interpe- duncular; 7, entrada posterior de! acueducto de Silvio; Z, fondo de la cisura mamilo-protuberancial; 4, célula del ganglio interpeduncular; b, fibras de la decusación dorsal de la calota; 4, células radiculares del motor ocular común; J, células de la substancia gris central, cuyos cilindros-ejes son ascendentes. 34 9 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (50 - ingresarían en la comisura posterior. Por abajo, dicho haz se continuaría como indica Kólliker y Held, con el cordón ante— ro-lateral de la médula. Sin pretender resolver definitivamente esta ardua cuestión, nosotros expondremos aquí sumariamente el resultado de nuestras investigaciones, que han recaído, sobre todo, en cor—- tes sagitales seriados de embriones de ratón, en los cuales se mostraba casi exclusivamente impregnado el fascículo longi- tudinal posterior. La comparación de los cortes sagitales, con buenas secciones transversales de la misma región, colorea— das, ya por el método de Golgi, ya por el de Veigert-Pal, nos ha sido igualmente provechosa. Extremo superior del fasciculo longitudinal posterior.—Desde luego, debemos declarar que no nos ha sido dable confirmar la opinión de Held sobre el origen de dicho manojo. Las fibras de éste, y precisamente aquellas que suministran colaterales para el núcleo del motor ocular común y patético, se adelga- zan extraordinariamente al llegar encima del último grupo de células motrices y se terminan á favor de arborizaciones libres, ya en el núcleo del manojo longitudinal posterior de Edinger, ya mucho más allá en pleno tálamo óptico. No hemos logrado precisar la terminación de estas fibras más largas, que después de cruzar el fascículo de Meinert, se doblan hacia adelante y abajo; pero su extrema delgadez que contrasta con la notable robustez de las mismas antes de emitir las colaterales destina- das á los núcleos óculo-motores, nos obliga á estimarlas como ramitas terminales, y no como cilindros-ejes nacidos en el ce- rebro intermedio. (Fig. 14, 77.) Cuando las fibras del fascículo longitudinal pasan por deba- jo de los núcleos motores del globo-ocular, suministran á estos un gran número de colaterales, que han sido bien descritas por Kólliker, Held y Van Gehuchten. Este hecho aparece clarísi- mamente en los cortes sagitales, donde se advierte además que algunos tallos de origen envían su arborización final á dichos focos, y que otros, después de suministrar una robusta rama ampliamente arborizada entre las células del núcleo del motor ocular común, quedan reducidos á débil filamento, verdadera colateral por el diámetro, que prosigue su camino hacia el tálamo óptico. (Fig. 14, B, C.) Las colaterales destinadas al núcleo del motor ocular exter— (51) Cajal. —FASCÍCULO LONGITUDINAL POSTERIOR. 55 no, proceden, como asegura Held, del paraje del fascículo lon- gitudinal posterior situado enfrente de la rodilla del facial. Como se ve en la fig. 15, M, estas ramillas son finas, dirígense 5% 1 E) Corte transversal del bulbo del ratón al nivel del ganglio de Deiters y cuerpo trapezoide. En Z figuramos las células gigantes de la substancia gelatinosa del trigémino y la marcha de sus cilindros-ejes; se ve que muchos de ellos forman una vía vertical en P, pero que otros cruzan el rafe; 4, fascículo longitudinal posterior; B, rodilla del facial; C, raíz sensitiva descendente del trigémino; F, cuerpo trapezoide; J, ganglio de Deiters; 7, pirámides. hacia afuera y, una vez llegadas al foco motor, se resuelven en numerosos ramúsculos terminales, que constituyen un plexo pericelular bastante tupido. Semejantes arborizaciones no tras- 56 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (52) 0) do ñ y Ja J) Ns, a j E A : say VENA VAN ca o MOR PS LON 15; Mojo EA A MACIAS 3. e Corte transversal del bulbo de ratón recién nacido. La sección comprende el núcleo del facial y muestra muchas células de la substan- cia reticular blanca y gris. ¿ A, núcleo del facial; B, pirámide; C, resto del cordón lateral; D, sección de la raíz des- cendente del trigémino; /, substancia gelatinosa de ésta; F, raíz sensitiva de los nervios vago y glosofaríngeo; 4f, foco superior terminal de ésta; 7, vía lateral central del vestibular, del trigémino y del vago y glosofaríngeo; G, raíz descen- dente del vestibular; O, pedúnculo cerebeloso inferior; Z, Y, células gigantes cuyos cilindros-ejes van al fascículo longitudinal posterior; M, células cuyo cilindro-eje iba al resto del cordón lateral; P, célula cuya expansión funcional iba á la substancia reticular gris. (53) Cajal. —rASCÍCULO LONGITUDINAL POSTERIOR. 51 pasan nunca la región de dicho núcleo; al menos, en nuestras preparaciones no aparecen esas colaterales que dibuja Held en uno de sus esquemas, las cuales, después de suministrar ra— músculos al foco del motor ocular externo, penetrarían en ple- no núcleo dorsal del vestibular. Origen del fasciculo longitudinal. Como hemos dicho ya, las fibras de este fascículo representan tubos ascendentes sensiti- vos de segundo orden, según ha sospechado Kólliker, sin que con esto pretendamos excluir la participación en dicho haz de fibras descendentes. Aparte la existencia de tubos sensitivos descendentes, hemos visto recientemente que en dicho fascícu- lo ingresan algunos gruesos cilindros-ejes emanados de la parte más anterior del núcleo rojo, en donde residirían sus cé- lulas de origen. (Fig. 27, e.) Las corrientes sensitivas y sensoriales constitutivas del fas— cículo longitudinal posterior, son: Corriente del mícleo de Deiters.—Como tendremos ocasión de indicar más adelante, grandes células de este núcleo envían sus cilindros-ejes hacia adentro; pasan estos ya por detrás pero más comunmente por delante y fuera del codo del facial, cru- zan después el rafe, y una vez arribados al fascículo longitudi- nal posterior, se dividen en el espesor de éste en rama espesa ascendente y rama por lo común más delgada descendente. A veces no hay bifurcación, acodándose la fibra y continuán- dose un tubo ascendente. (Fig. 15, /, Y.) Corriente sensitiva del trigémino.—Ha sido mencionada por Held, bien que sin detallar ni puntualizar su origen y direc— ción. Nosotros hemos podido cerciorarnos de su existencia en distintos niveles del bulbo, pero más particularmente á la al- tura del hipogloso. Como se muestra en la fig. 16, /, ciertos cilindros-ejes gruesos, nacidos de células robustas yacentes en la porción más posterior de la substancia gelatinosa del trigé— mino marchan primeramente hacia atrás, tuercen luego hacia adentro, pasando por entre el núcleo del hipogloso y el borde posterior de la substancia reticular gris (vía sensitiva lateral central), suministran á dicho núcleo motor una ó varias robus- tas colaterales, y una vez cruzado el rafe se dividen, en el te- rritorio del manojo longitudinal posterior ó si se quiere en el resto del cordón antero-lateral, en rama ascendente y descen— dente. Es de creer que esta rama ascendente, á veces más ro— 58 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (54)- busta que la otra, suba con las demás fibras constitutivas del fascículo longitudinal. Corriente llegada de las células de la substancia reticular blanca.—En algunos cortes del bulbo correspondientes á un plano subyacente á la pierna inferior del facial, la substancia reticular blanca (mitad anterior) alberga ciertas células mul- tipolares, estrelladas, generalmente voluminosas, cuyo cilin- dro-eje se bifurca en la región del fascículo longitudinal pos— terior. En las células V, £, fig. 16, la expansión nerviosa su— mamente robusta marchaba horizontalmente hacia atrás, y después de cruzar el rafe se dividía en rama ascendente y descendente; en otros corpúsculos, la prolongación funcional se continuaba solamente con una fibra descendente del lado opuesto; en fin, en algún caso, al nivel de la inflexión termi- nal, la expansión nerviosa emitía una larga colateral ramifi- cada en la substancia reticular blanca. Los apéndices proto— plásmicos de tales corpúsculos son largos, varias veces bifur— cados y á menudo, después de cruzar la línea media, se rami- fican en lado opuesto. ¿Qué significación tienen estas células de la substancia reti- cular? Kólliker supone que todos los elementos de las substan- cias reticulares, tanto blanca como gris, representan neuro- nas sensitivas de tercer orden, es decir, un sistema de vías cortas destinado á poner en relación los focos de terminación de los cilindros-ejes sensitivos de segundo orden (células de los cordones en la médula) con otros focos quizás motrices del bulbo. Nosotros hallamos tanto más justa esta opinión, cuanto que hasta ahora jamás hemos hallado en los intersticios donde yacen las células de la substancia reticular arborizaciones pro- cedentes de colaterales sensitivas directas. En cambio, en di- chos intersticios se hallan colaterales y aun verdaderas ramas de bifurcación de cilindros-ejes arciformes, procedentes de cé— lulas voluminosas de la substancia gelatinosa del trigémino ú de la que rodea la raíz común del vago y glosofaríngeo, así como colaterales nacidas de las fibras longitudinales de dichas: substancias reticulares, fibras que, en su mayor parte quizás, representan el trayecto vertical de tubos sensitivos de segundo orden. De todas las corrientes que acabamos de mencionar la más importante sin disputa es la llegada del ganglio de Deiters. 455) Cajal.—ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. 59 De este ganglio parten sobre todo aquellas fibras gruesas ascendentes que suministran numerosas colaterales para los núcleos motores del ojo. La existencia de fibras vestibulares de segundo orden en el fascículo longitudinal posterior, da cuenta de un fenómeno bien conocido de los fisiólogos, á saber: la producción de mo— vimientos compensadores y asociados de los ojos, en cuanto la cabeza ú el cuerpo cambian su posición de equilibrio. Estos movimientos compensadores, que tienden á conservar la posi- ción inicial de los ojos, á pesar de las dislocaciones de la cabeza, cesan, como es sabido, cuando se secciona el suelo del cuarto ventrículo 6 el acueducto de Silvio al nivel de los tubérculos cuadrigéminos anteriores 6, en fin, los nervios acústicos, secciones de las que se sigue forzosamente ó inte— rrupción de la raíz vestibular ó ruptura del fascículo longitu— dinal posterior. X. ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. > Como es sabido, sobre todo después de las investigaciones de His (1), Retzius (2) y von Lenhossek (3), el nervio vestibular representa el conjunto de las expansiones internas de las célu- las bipolares del ganglio de Scarpa. Camina hacia el bulbo por delante del nervio coclear, y penetrando entre el borde posterior de la raíz sensitiva descendente del trigémino y el cuerpo restiforme, se termina por ramificaciones libres en tres ganglios continuos entre si, y llamados núcleo dorsal 6 principal, múcleo de Deiters y múcleo de Bechterew. El núcleo dorsal se prolonga hacia abajo en larga expansión sucesiva- mente adelgazada, que alcanza hasta muy cerca del núcleo (1) His: Zur Geschichte des Gehirns sowie der centralen und peripherischen Nerven= vahnen. x1v, Band. /Abhandlung. d. math-physichs. Class. d. Kónigl. Sachsis. Gesells- chaft. d. Wissenschaft. 1888.) ? (2) ReETz1IUS: Die Endigungsweise der Gehórnerven. (Biologische Untersuchungen. Neue Folge, 1. Stockholm, 1892.) (3) LENHOSSEK: Die Nervenendigungen in der. Macule und Criste acustice. Nach einen am 23 Mai 1893, in der siebenten Versammlung der Anatomischen Gesellschaft. in Góottingen gehaltenen Vortrag. 60 ANALES DE HISTORIA NATURAL. A (56) del cordón de Burdach: esta expansión se designa múcleo de la rama descendente, Y simplemente múcleo descendente. Estos orígenes del nervio vestibular han sido fijados por las investigaciones, concordantes en lo substancial, de Bechte- rew (1), Onufrowicz (2), Forel (3), Flechsig (4), Roller (5), Bumm (6), Obersteiner (7), Cramer (8), etc., investigaciones ejecutadas ora con el proceder de Flechsig ora con el de las degeneraciones y atrofias secundarias. Mas no pudiendo estos recursos analíticos revelarnos los detalles de la terminación de las fibras vestibulares, en estos últimos años. L. Sala, Kólli- ker, Held y Martín, han recurrido al valiosísimo método de Golgi, con el cual han alcanzado resultados que, si por una parte han esclarecido muchos puntos antes obscuros, han con- tribuido por otra á prestar más solidez á algunas ideas que sólo cabía estimar como hipótesis anatómicas. Uno de los hechos más importantes revelados por el método de impregnación negra es la bifurcación de las fibras vestibu- lares. Detrás de la rama descendente sensitiva del trigémino, dice Kólliker (9), las fibras vestibulares se dividen en horqui- lla, engendrando una rama descendente, quizás destinada á constituir la llamada raíz ascendente de los autores, y otra ascendente particularmente consagrada al núcleo dorsal 6 principal. Ambas ramas emiten colaterales distribuídas en los núcleos terminales de la raíz vestibular. (1) BECHTEREW: Ueber die innere Abtheilung des Strickkorpers und den achten Hirn- nerven. Neurol. Centralbl. 1885 y Zur Frage ber den Ursprung des Hórnerven. (Neurol. Centralbl. 1887.) (2) Onurrowicz: Experimenteller Beitrag zur Kenntniss des Urprungs des Nervus acusticus, etc. ¡Arch f. Psychatr. B. 16.) (3) ForEL: Vorlúuage Mittheilung úber den Ursprung des Nervus acusticus (Neurol. Centralbl. 1889.) Ñ (4) FLeEcusia: Weitere Mitheilungen úber die Beziehungen des unteren Vierhúgel 2um Hórnerven (Neurol. Centralbl. 189.) (5) ROLLER: Die cerebralen und cerebellaren Verbindungen des 5-12 Hirnmervenpaa- res, etc. (Allgem. Zeitschr. f. Psych. Bd. 38.) (6) Bumm: Experimenteller Beitrag zur Kenntniss des Hórnervenursprungs beim Ka- ninchen. ¡Allgem. Zeitschr. f. Psych. Bd. 49.) (7) OBERSTEINER: Anleitung beim Studium der Baues des nervósen Centralorga- ne etc. 1893, ¿ (8) CRAMER: Beitrage zur feineren Anatomie der Medulla oblongata und der Brú- cke, etc. 1891. (9) KÓLLIKER: Die feinere Bau des verlingerten- Markes. Anat. Amzeiger. 1891, y Handbuch des Gewebelehre des Menschen. 6 Aufl. 2 Band.-1 Hálfe, 1893.) Cajal, ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. Fig. 17, (57) EN y o FE ió , A PASS HR ] E 17) 75) MN== => ES , ¡0 W ANS e TER SA o E FS AGA ESAS es N Ñ VÁ E====> , E :Z IDAS ANOS OS Sa a INS ( Corte sagital lateral del bulbo de feto de ratón. a muy espeso, mostraba perfectamente la bifurcac no EQ% 62 - ANALES DE HISTORIA NATURAL.' (58) H. Held describe (1) la bifurcación casi en los mismos tér— minos. Las fibras del vestibular se dividirían en: rama des- cendente, que constituiría la 7412 ascendente de Roller, y rama ascendente que marcharía á la substancia gris del suelo y pared lateral del cuarto ventrículo, donde se ramificaría repe— tidamente. La rama descendente suministra muchas colatera- les ramificadas. Nuestras investigaciones en el ratón, rata y conejo de pocos días confirman estas sucintas descripciones de Kólliker y Held. Como puede verse en las figuras 17, a, y 1.?, B, cada fibra del vestibular emite dos ramas que divergen como los dos brazos de una Y; pero estas ramas pocas veces son iguales; por lo común, la ascendente es delgada y se dirige rápidamente hacia arriba y atrás; mientras la descendente es espesa, recti- línea y marcha casi verticalmente, hasta que, después de haber alcanzado la porción inferior del ganglio 4 núcleo des- cendente, forma la arborización terminal. (Fig. 17, c.) La rama ascendente tiene un curso flexuoso y muy irregular, alcanza el núcleo de Bechterew, y se lanza en el manojo cerebeloso-acústico (fig. 18, 4). En su camino emite numerosas colaterales que se esparcen por lo alto del núcleo de Deiters y sobre todo por el espesor del de Bechterew, donde probable- mente acaban también aleunas ramas ascendentes. La rama descendente se asocia con otras para constituir ma- nojos, que corren hacia abajo y un poco adentro y atras; en su camino, como puede verse en las figuras 17 y 19, emiten en ángulo recto ó casi recto infinidad de robustas colaterales, las cuales marchan, hacia adentro, dirigiendo á la substancia gris del suelo del ventrículo cuarto una arborización extensa de ramitas varicosas y libres. Estas colaterales, que llenan con sus giros y ramitas todo el núcleo descendente, así como una buena parte del foco de Deiters, suministran también en la primera parte de su trayecto, es decir, cuando aún no han abandonado el territorio de la raíz descendente, finas ramitas destinadas á relacionarse con las células situadas entre los paquetes de esta raíz. Las innumerables colaterales de la raiz descendente consti- (1) H. HeLD: Die Endigungsweise der sensiblen Nerven im Gehirn. [Arch. f. Anat.u. Physiol. Anat. Abtheil. 1892.) (59) Cajal.—ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. 63 tuyen, sin disputa, la principal terminación del nervio vesti— bular. En los animales recién nacidos y aun mejor en los fetos de ratón, es facilísimo seguir estas colaterales, como puede juzgarse por las figuras 19 y 20; pero en el conejo de algu- nos días el curso de dichas fibras es tan flexuoso é intrincado, y tan grande el número de filamentos secundarios, que es im- posible sorprender todo el trayecto de aquellas. En algunos cortes del bulbo del ratón hemos visto partir del nervio vestibular un manojo apretado de fibras, que dirigién— «dose hacia adentro por detrás de la rama descendente del tri- _gémino, pasaba delante del codo del facial ingresando en el rafe. Este haz parece constar, no de radiculares directas, sino de colaterales de fibras vestibulares y quizás esté destinado á ramificarse en los focos vestibulares del lado opuesto. De todos modos, el origen y terminación de estas fibras exige todavía nuevas investigaciones. La penetración de las ramas ascendentes del vestibular en el manojo cerebeloso-acústico se ve con entera claridad en los cortes del bulbo y cerebelo, paralelos al pedúnculo cerebeloso inferior (fig. 18, 2). Estas fibras corresponden indudablemente á las que varios autores, Forel, Sala y Kólliker, etc., han des- crito en el borde interno de dicho pedúnculo porción lateral del vestibular según Kólliker) y las cuales, según L. Sala, pro- vendrían del vestibular y se terminarían en el cerebelo. Kúlli- ker se inclina á hacerlas terminar en pleno núcleo de Deiters, así como en el dorsal. Un anális atento de estas fibras vestibulares en el ratón recién nacido, nos ha permitido reconocer con entera eviden- cia que no se trata de tallos radiculares directos como parece haber sospechado L. Sala, sino de ramas ascendentes de bifur- cación de todo el nervio vestibular. Tales ramas, generalmente más delgadas que las descendentes, á veces iguales que estas, dirígense hacia atrás y arriba, trazando grandes flexuosidades y marchando en planos diversos del núcleo de Bechterew. A menudo, antes de ingresar en este foco, emiten una gruesa colateral para el cabo superior del núcleo de Deiters (fig. 18, 5); y ya ingresadas en el de Bechterew suministran en ángulo recto ú obtuso varias colaterales ricamente arborizadas entre los corpúsculos multipolares que lo habitan. Algunas fibras parecen agotarse en este núcleo, pero las más prosiguen toda- 64 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (60) Fig. 18. 4) ÍN AIM, 6 ó QA AAA Ki < INIA Corte frontal de la protuberancia que comprende el pedúnculo cerebeloso inferior, núcleos de Deiters y de Bechterew y vermís del cerebelo. Ratón recién nacido. A, pedúnculo cerebeloso inferior cortado á lo largo; B, raíz del vestibular; C, trigé- mino; D, ganglio del techo; £, núcleo de Bechterew; F, núcleo de Deiters en su extremo superior; (G, oliva cerebelosa; a, rama ascendente del vestibular; 5, cola- teral de la rama ascendente para el núcleo de Deiters; c, colateral del pedúnculo cerebeloso inferior; e, ramas descendentes del vestibular; d, cilindros-ejes del foco de Bechterew; f, colaterales del pedúnculo cerebeloso para el hemisferio cerebeloso; y, fibras del pedúnculo que parecen ramificarse en la corteza cerebe- losa; », colaterales del pedúnculo para lo alto del vermis; /, células del ganglio del techo cuyos cilindros-ejes entran en el vermis; /, arborización libre para el gangliv del techo. (61) Cajal. —ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. 65 vía su Curso, penetran en el manojo cerebeloso-acústico, á cuyas células remiten nuevas colaterales (múcleo cerebeloso- acústico de Cajal) y finalmente, muy disminuidas en diámetro, alcanzan el núcleo del techo más allá del cual es difícil seguir- las. Un grupo de fibras tuerce por delante del pedúnculo cere- beloso inferior, ingresa en la oliva y parece dirigirse en parte al lóbulo lateral cerebeloso y al flóculo. En resumen: mediante la rama ascendente, el nervio vesti- bular lleva su influencia á la porción superior del núcleo de Deiters, á todo el núcleo de Bechterew, á las células nerviosas multipolares yacentes en el espesor del manojo cerebeloso— acústico, y finalmente al núcleo del techo y acaso á la oliva y corteza cerebelosa. No podemos decir cuántas ramas ascendentes del nervio ves- tibular penetran en el cerebelo; á juzgar, por lo que se obser va en los cortes sagitales del encéfalo del feto de ratón, nos inclinamos á admitir que toman esta dirección casi todas las ramas ascendentes. En muchas de estas, las colaterales emi- tidas para los ganglios de Deiters y Bechterew, adeleazan tanto el ramito destinado al cerebelo que éste semeja simple colateral. Hay casos, sin embargo, en que la rama ascendente sufre pocas pérdidas en su camino y se extiende hasta más allá del ganglio del techo. Ganglio de Bechterew. En el ratón aparece como un núcleo triangular de base anterior continuada con el foco de Deiters, y de lados limitados, hacia afuera, por el pedúnculo cerebeloso inferior, y hacia adentro, por la substancia gris central 6 peri- ventricular. Contiene este foco numerosas células multipolares de talla mediana y separadas por hacecillos de hebras antero - posteriores. Los cilindros ejes de estas células emiten, á veces, alguna colateral para el mismo foco, dirígense hacia adelante y penetran en el núcleo de Deiters, donde quizás se juntan á las expansiones nerviosas nacidas en éste para correr la mis- ma suerte. El espesor del manojo cerebeloso-acústico contiene también numerosas células que forman un rastro extendido hasta cerca del mismo ganglio del techo. La expansión nerviosa de estos corpúsculos sigue igual dirección que la de las células del gan- glio de Bechterew. Ganglio de Deiters. Este ganglio forma en el ratón una ANALES DE HIST. NAT. — XXIV. 5 66 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ; (62) masa semilunar convexa por detrás y rodeada posteriormente por capilares dispuestos en arco. Las células más gruesas del foco de Deiters residen por delante no lejos del borde adel- gazado y dirigido hacia adentro de la raíz sensitiva descen- dente del trigémino; los corpúsculos más pequeños yacen hacia atrás y afuera. (Fig. 19, 4.) Como han descrito muchos autores, particularmente L. Sala y Kólliker, los corpúsculos del núcleo de Deiters son estrella dos, multipolares y provistos de largas expansiones espinosas, varias veces dicotomizadas; en algunas células estos apéndices pueden traspasar las fronteras del ganglio, invadiendo ya el núcleo dorsal, ya el paquete de cilindros-ejes de la vía central. El cilindro-eje es robusto, procede á menudo de una rama protoplásmica, carece de colaterales y dirígese hacia adelante para engendrar las vías vestibulares centrales. El dictamen de los sabios no concuerda exactamente en lo que atañe al curso de estas prolongaciones funcionales. Según Sala (1), semejan- tes cilindros-ejes adoptan diversidad de direcciones; no obs-= tante en la mayor parte de los casos parecen caminar adelante como hacia la oliva y núcleo del cordón lateral: ciertas fibras irían hacia el rafe; pero en ningún caso ha logrado Sala per seguir un cilindro-eje desde su origen hasta su entrada en la substancia blanca, lo que se comprende bien, recordando que este autor ha trabajado de preferencia en gatos y conejos don- de los ganglios vestibulares alcanzan ya dimensiones notables. En sentir de Kólliker (2), del ganglio de Deiters, así como de los de Bechterew, dorsal y vestibular descendente, saldrían los siguientes cilindros-ejes: 1.”, fibras nerviosas para el fascículo cerebeloso-acústico; 2.*, fibras que, después de cruzar el rafe ya por delante, ya por detrás del fascículo longitudinal posterior, marcharían á formar una vía longitudinal detrás de la oliva superior; 3.”, cilindros-ejes que, como ya advirtieron Bruce, Held y Obersteiner, se dirigen hacia adelante, corren por den- tro de la primera porción horizontal del facial, exteriormente al núcleo del motor ocular externo, y se hacen ascendentes en el lemnisco interno; 4.”, finalmente fibras nerviosas que naci- (1) L. Sata: Sull origine del nervo acustico. (Not. preven. Monitore zool. italiano), núm. 11 y /4rch. f. mikros. Anat.) Bd. 37. 1893. (2) KOLLIKER: Loc. cif., p. 249 y siguientes. (63) Cajal.—ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. 67 das del núcleo de Deiters y foco de la raíz descendente, irían á terminar al núcleo del motor ocular externo. Held (1) coincide con Kólliker en admitir que una buena Fig. 19. S IN EN 2 LS A 000 JN | IN y AUN Corte transversal del ganglio de Deiters del bulbo de ratón de pocos días. A. ganglio de Deiters; B, núcleo principal ó dorsal; C, trigémino; D, pedúnculo cere- beloso inferior; F, fibras radiculares del vestibular; 6, substancia gris central; B, facial; a, célula de la substancia gelatinosa del trigémino; /, vía vestibular lateral: 2, vía vestibular que gana el rafe; e, rodilla del facial; f, fibras vestibu- lares que parecen ir al rafe; y, colaterales de algunos([cilindros-ejes; /, bifurca- ción de una expansión nerviosa llegada del núcleo de Deiters, y origen de una colateral que marchaba hacia adelante. La letra c marca los cilindros-ejes. parte de los cilindros-ejes del núcleo de Deiters dirígese hacia adelante, cruzando por fuera del núcleo del motor ocular ex— (1) HeLD: Veder cine directe acustiche Rindenbahn una den Ursprung des Vorde res- tenstrangen beim Menschen. (Arch. Anat. u. Physiol. Anat. Abtheil. 1892.) 68 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (64) terno y engendrando en plena substancia reticular gris una vía vertical; pero difiere de aquel sabio en que supone dicho haz d vía longitudinal continuada con el resto del cordón late—- ral de la médula. Cree también Held que el cabo alto ó resto del cordón antero- lateral de la médula, encierra fibras nacidas de los territorios terminales de los nervios vestibular y trigémino. No sabe este: autor si se trata de cilindros-ejes originados en dichos focos, ó- de fibras (acaso colaterales) cuyas células de origen residen más abajo, en plena asta anterior de la médula. De todos mo- dos, este resto del cordón antero-lateral se prolongaría con el fascículo longitudinal posterior, el cual suministraría, al pasar enfrente de la rodilla del facial, colaterales para el núcleo del nervio motor-ocular externo y para los focos terminales del vestibular. En otro trabajo posterior precisa mejor Held estas relaciones, afirmando que las fibras que de los focos vestibu- lares van al resto del cordón antero-lateral, tienen su origen en el múcleo principal 0 dorsal del nervio vestibular (1). Para llegar á estas conclusiones, Held se basa principalmen- te en los resultados conseguidos por el método de Flechsig y en las preparaciones obtenidas por el de Golgi. No obstante, del examen de las figuras, casi todas esquemáticas, que dicho autor da de los orígenes y curso de las vías vestibulares cen— trales, no se infiere bien claramente que haya logrado perse- guir individualmente el curso de ningún cilindro-eje. Al me- nos en el gato y rata, animales preferentemente utilizados por Held, nosotros jamás pudimos sorprender el paradero de dichas expansiones, á pesar de mostrarse perfectamente te- ñidas. Por nuestra parte y á fin de resolver este punto, hemos pro- curado colocarnos en las condiciones más favorables, utilizan- do ya fetos de ratón impregnados por el método doble, ya ra- tones recién nacidos. Nuestras pesquisas han tenido algún éxito, pues nos han permitido reconocer, sin ningún género de duda, que los cilindros-ejes de las células de los focos de Deiters y Bechterew constituyen dos corrientes ó vías vestibu- lares de segundo orden: 1.*, una ya descrita por Held, que en- (1) HeLD: Beitráge zum feineren Anatomie des Kleimhirns und des Hirnstammes. (Arch. f. Anat. u. Physiol.) 1893. 465) Cajal.—ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. 69 sendra efectivamente una vía longitudinal delante y fuera del núcleo del motor ocular externo y que llamaremos 0/4 externa ó directa; otra vía cruzada y ascendente que constituye una porción muy principal del fascículo longitudinal posterior del otro lado y designaremos vía interna 6 cruzada. En cuanto á las corrientes destinadas al manojo cerebeloso- acústico, al fascículo post-olivar y al foco de origen del motor ocular externo, todas ellas señaladas por Kólliker, nuestras preparaciones no permiten por ahora formular un dictamen decisivo. Vía lateral.—Fórmase de cilindros-ejes de células esparcidas por todo el foco de Deiters, así como de los corpúsculos del nú- cleo dorsal; estas expansiones nerviosas van hacia adelante y afuera, cruzan la rodilla del facial, y en una zona extendida por fuera y delante del foco del nervio motor ocular externo hácense longitudinales (fig. 19, 0). La mayor parte de estas fibras se acodan al llegar á la substancia blanca, para descen- der hacia la médula; otras se bifurcan en rama ascendente y descendente; finalmente, algunas, antes de hacerse ya descen- dentes ya ascendentes, emiten una rama que se dirige al rafe tras del cual acaso vayan á la vía vestibular lateral del lado opuesto. En dos ó tres casos, una de las ramas de bifurcación, antes de resultar longitudinal, emitía una colateral horizon- tal vuelta hacia adelante y que se perdía entre las células de la substancia reticular gris (fis. 18, /). Quizás son estas fibras las que Kólliker describe como lazo de unión entre el núcleo de Deiters y la oliva superior. Via interna.—Los cilindros-ejes de algunas células del nú- Cleo de Deiters, acaso las más robustas de todas, caminan ha- cia adentro, rodean por delante la rodilla del facial, pasan ya por detrás, ya por el espesor mismo del núcleo del motor ocu- lar externo, y en cuanto han cruzado el rafe se dividen, en pleno fascículo longitudinal posterior, en rama ascendente y descendente. La bifurcación es en Y y á menudo la rama as- cendente es más robusta que la descendente; á veces, sin em- bargo, sucede lo contrario (fig. 3, V). Algunas pocas fibras ca- recen de bifurcación, haciéndose ascendentes, no siendo raro que en el momento de torcer emitan una colateral horizontal ramificada entre las células del núcleo de origen del motor ocular externo. 50 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (66) Ganglio dorsal ó principal. Este foco cuya forma es trian— eular, contiene dos factores de construcción, células y fibras vestibulares terminales. Las células, como puede verse en la fig. 19, B, son peque- ñas, triangulares, fusiformes ú estrelladas, y están sumergi— das en un plexo de arborizaciones nerviosas; sus expansiones protoplásmicas son finas y varicosas, alcanzando gran exten- sión y dicotomizándose varias veces; y finalmente sus prolon— gaciones funcionales delgadas y varicosas dirígense hacia adelante para ingresar en la substancia blanca. El paradero”de estos cilindros-ejes (fig. 20, e) nos ha parecido ser, en la mayor parte de los casos, la vía vestibular lateral donde se juntan á las fibras emanadas del núcleo de Deiters; pero una buena parte de aquellos cruza el rafe, ingresando quizás en la vía vestibular lateral del lado opuesto. En este foco se distribuyen, como ya dijimos más atrás, nu- merosas colaterales emanadas sobre todo de la rama descen- dente del nervio vestibular. Añadamos todavía que en dicho núcleo se terminan ciertas colaterales nacidas del trayecto in- tracanglionar de los cilindros-ejes de algunas pocas células del núcleo de Deiters. En cuanto á las colaterales del fascículo longitudinal posterior dibujadas por Held, nosotros no hemos podido hallarlas nunca. (Fig. 20, 7.) Ganglio vestibular descendente. Cuando se examinan cor— tes transversales que pasen por debajo del plano de flexión del facial, se ve que el núcleo de Deiters ha desaparecido y que los focos acústicos están representados por dos masas grises conti- nuas: una interna, simple prolongación del foco dorsal y que se extiende desde el suelo del cuarto ventrículo hasta la substan- cia gris terminal del vago-glosofaríngeo; otra externa coloca— da por detrás de la rama sensitiva descendente del trigémi- no, y caracterizada por ofrecer la sección más 6 menos oblicua de los hacecillos de la raíz descendente del vestibular. (Figu- ra 20, B.) Tanto las células de la porción externa como las de la inter- na exhiben los caracteres de los corpúsculos antes descritos en el núcleo principal, á saber: elementos pequeños, fusiformes 0 triangulares, provistos de largas y varicosas expansiones. No obstante, en la porción externa vénse todavía algunas células robustas, provistas de numerosas y muy ramificadas expansio- (67) Cajal. —ORIGEN DEL NERVIO VESTIBULAR. 71 nes protoplásmicas, que recuerdan algo los corpúsculos del núcleo de Deiters. En cuanto á las prolongaciones funcionales, en su mayor parte se comportan como las del núcleo principal; sin embar- go, ciertos elementos residentes en la porción externa (figu- ra 20, d) envían su expansión nerviosa hacia afuera y atrás, donde, después de alguna revuelta, se hace vertical entremez- Fig. 20. ESA | a 10 y NE MY AA MNNT A EA UN IÓ AMAN j dE : MN ; ll NOS Corte del bulbo por debajo de la rodilla del facial. Ratón de cuatro dias. A, substancia reticular gris, donde yace la vía central lateral del vestibular; B, por- ción externa del ganglio vestibular descendente; C, porción interna del mismo; T. raíz sensitiva del trigémino; P, pedúnculo cerebeloso inferior; 2, b, células cuyas expansiones nerviosas iban á la vía vestibular lateral; 4, células cuyo cilindro-eje iba hacia afuera; e, f, cilindros-ejes que se dirigían al rafe. La letra c quiere decir cilindro-eje. clándose á los paquetes de hebras de la rama descendente. ¿Se trata aquí de alguna vía descendente para el cordón posterior de la médula espinal, algo así de lo que pensaba Monakow cuando aceptaba una relación del núcleo de Deiters con el Jasciculus cuneatus? No podemos todavía pronunciarnos sobre este punto. 7 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (68) La raiz descendente del vestibular así como el foco gris que la acompaña, disminuyen notablemente en grosor al nivel del núcleo comisural del vago y glosofaríngeo, y terminan defini- tivamente encima del núcleo del cordón de Goll. Las ramas descendentes del vestibular llegadas cerca de su terminación, han disminuido mucho en diámetro; las colaterales que emi- ten son más finas, cortas y menos ramificadas, y por último, los tallos de origen de estas colaterales se inclinan hacia aden- tro y acaban entre las células del ganglio descendente, ya por simple división en dos ramitas varicosas, ya por una arboriza- ción algo más rica y siempre poco extensa. Tal es, al menos, la disposición en el ratón; acaso en los mamiferos de más talla esta ramificación final alcance mayor complicación. (Figu- ra 13, €, y 16.) Xl. NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. La terminación del nervio coclear ú raíz coclear del acústico ha sido objeto en estos últimos cuatro años de importantes in- vestiaciones debidas á L. Sala (1), H. Held (2), A. Kólliker (3) y Martín (4), autores que se han servido de preferencia del mé- todo de coloración negra. Y entre los sabios que en época an- terior aplicaron los antiguos métodos merecen citarse Mei- nert (5), Bechterew (6), Forel (7) y su discípulo Onufrowicz (8), (1) Saa: Sur Porigine du nerf acustique. (Arch. ital. de biol. Tom. 16 y Neurol. Cen- tralbl.) 1892. (2) H. HeLD: Die centralen Bahnen des Nervus acusticus bei den Katze. (Arch. f. Anat. uv. Physiol. Anat. Abth. 1891, y Die centrale Gehórleitung. Arch. f. (Anat. u. Physiol. Anat. Abtheil. 1893.) (3) KóLLIkER: ZHandbuch der Gewebelehre des Menschen. 6 Auf. 11 Band. 1893. (4) MARTIN: Handbuch der Anatomie des Hausthiere 3 Auf. 1891 á 1893 y Zur Endi- gung des Nervus acusticus im Gehirn der Katze (Anat. Anzeiger), núm. 5-6, 1893. (5) MEINERT: Stricker's Gewedelehre. Leipzig. 1870. . (6) BECHTEREW: Zur Frage úber den Ursprung des Hórnerven (Neurol. Centraldl.) 1887. (1) ForEL: Vorlúiufage Mittheilung ber den Ursprung des Nervus acusticus. (Neurol. Centralblat.) 1885. (8) ONUFROW1ICZ: Experimenteller Beitráig zur Kenntniss des Ursprungs des Nervus acusticus des Kaninchens. (Arch. f. Psych. ) Bd. xv1. (69) Cajal.—NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 73 Baginsky (1), Flechsig (2), Monakow (3), Bumm (4) y Kir- lizew (5), á los cuales debemos la demostración del enlace entre las fibras cocleares y los ganglios ventral y lateral, así como numerosos datos referentes al origen, curso y termina- ción del cuerpo trapezoide y demás vías acústicas centrales. Mas á pesar de los progresos realizados, el dictamen de los sabios, casi unánime en lo que atañe á los puntos importantes, se desvía mucho y hasta resulta contrapuesto en algunas cues- tiones secundarias; así que entendemos no será indiferente ni inútil un nuevo trabajo que, al par que apoye las opiniones ciertas pero todavía poco confirmadas, prescinda de algunas hipótesis anatómicas, las cuales, bajo la pluma de algunos autores, se presentan como verdades demostradas. Terminación del nervio coclear. Como han demostrado Held y Kólliker, las fibras del nervio coclear, á su entrada en el ganglio ventral ó anterior, se bifurcan, engendrando una rama ascendente y otra descendente, de las cuales proceden á su vez numerosas colaterales terminadas entre las células, me- diante arborizaciones libres. Segun Held, algunas ramillas de este género formarían, en torno de las células, verdaderas cestas terminales como las de los corpúsculos de Purkinje. Nosotros hemos estudiado cuidadosamente la bifurcación de las fibras cocleares en el ratón y conejo recién nacidos, prefi- riendo para ello los cortes sagitales y muy laterales del bulbo donde pueden seguirse facilmente las ramas resultantes de la división. Nótase desde luego que las fibras cocleares se bifur- can en planos algo separados dentro del ganglio ventral; y que las ramas ascendente y descendente alcanzan un diámetro próximamente idéntico; por excepción se advierten algunas ramas ascendentes más finas que las descendentes y al con- trario. (Fig. 21, 4.) (1) BAGINSKY: Veder den Ursprung und den centralen Verlauf des Nervus acusticus des Kaninchens. (Virch. Arch.) Bd. 109. H. 1. (2) FLrcHsiG: Weitere Mittheilungen úber die Beziehungen der unteren Vierhihels zum Hórnerven. (Neurol. Centralb1.) 1890. (3) Monakow: Ueber den Ursprung des N. acusticus. (Monatsschrift. f. Ohrenheil- kunde.) 1886 y Strie acustice u. untere Schleife. (Arch. f. Psychiatrie.) Bd. 22. (4) Bumm: Ezperimenteller Beitrag zur Kenntniss des Hóornervenursprungs beim Kaminchen. (Allgem. Zeitschr. f. Psychatr.) Bd. 45. (5) KIRLIZEW: Zur Lehre vom Ursprung und centralen Verlauf des Gehórnerven (Neurol. Centralbl.) 1892. TA ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) La rama ascendente es corta, dirígese hacia arriba y atrás, y se termina en lo alto del ganglio ventral, después de haber suministrado numerosas colaterales nacidas casi en ángulo recto. La rama descendente es mucho más larga, dirigese hacia abajo y atrás, y después de emitir muchas colaterales para el ganglio ventral, rodea el pedúnculo cerebeloso infe— Fig. 21. Y, /, TI y Y) yy, IN) GI) AS a y: AS e 4/ , A Y, Corte sagital muy lateral del bulbo de feto de ratón. A, nervio coclear; B, nervio vestibular; C, raíz sensitiva del trigémino; D, pedúnculo cerebeloso inferior; a, rama ascendente del coclear; 5, rama descendente; c, haz de ramas descendentes que penetra en la cola del ganglio ventral y tubérculo acústico; d, rama descendente de la raíz sensitiva del trigémino, seccionada tan - gencialmente. rior é ingresa en la cola 6 expansión posterior de dicho gan= glio y en el tubérculo acústico. En el ratón, todas estas fibras descendentes reunidas constituyen un haz curvilineo, apre tado, que se forma por la convergencia de hebras primitiva mente apartadas, y el cual puede seguirse hasta la parte más (TD Cajal. —NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 75 posterior del tubérculo acústico y ganglio ventral. La termi- nación de estas fibras descendentes tiene lugar también á beneficio de colaterales arborizadas, que van agotando el tallo de origen hasta reducirle á mera ramilla ramificada á su vez como una colateral. Algunas fibras cocleares emiten antes de su bifurcación una colateral, como ha visto Held; pero esta colateral no va al cuerpo trapezoide, sino que se ramifica en el ganglio ventral. Ganglio ventral del acústico. Es preciso distinguir dos re— ciones en este ganglio: región anterior 6 cabeza, región pos- terior ó cola. La región anterior contiene, á más de gruesos paquetes de fibras cocleares, unas células nerviosas gruesas, más 6 menos esféricas y cuya riqueza en expansiones protoplásmicas aumenta á medida que dichos corpúsculos ocupan un plano más posterior. Esta circunstancia ha sido notada por L. Sala, quien afirma además que las células más anteriores del núcleo ventral carecen de apéndices plotoplásmicos. En el conejo, gato y ratón estos apéndices no faltan nunca; sin embargo, preciso es reconocer que hay corpúsculos esféricos, dotados de una Ó dos expansiones protoplásmicas muy cortas, acabadas por excrecencias irregulares (fig. 22, 4). Más comunes son los elementos esféricos ú ovoídeos provistos de dos larguísimas expansiones protoplásmicas ú de un tallo, que se bifurca para engendrar apéndices distribuidos á larga distancia. En todo caso, estas expansiones sólo se arborizan en su terminación, semejando los brazos protoplásmicos desnudos de las células mitrales del bulbo olfatorio; la ramificación final es rica, com- plicada y las ramillas que la forman son flexuosas y como peniformes. El cilindro-eje de todas estas células marcha hacia adelante para constituir el cuerpo trapezoide; á veces, la expansión fun- cional procede de un ramo protoplásmico liso y á gran dis- tancia de la célula, lo que explicaría, como ha hecho notar acertadamente Martín, esa apariencia de división en "T” des- crita y dibujada por L. Sala. La región de la cola contiene células también muy volumi- nosas, pero más irregulares, y sobre todo provistas de nume-— rosas y robustas expansiones protoplásmicas, lo que les presta un aspecto estrellado. No faltan, sin embargo, células fusifor— 76 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) Fig. 22. SA HAGO IVA AS AR a EG e hb Ol Ganglios acústicos terminales del conejo de cuatro días. A, ganglio ventral; 3, cola de este ganglio; C, tubérculo acústico ó núcleo lateral; £, pedúnculo cerebeloso inferior; F, raíz sensitiva descendente del trigémino. (13) Cajal. — NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 77 mes y hasta piriformes en las cuales toda la ramificación pro- toplásmica deriva de una sola expansión. Estos apéndices son también lisos durante su extenso trayecto, y acaban mediante ramitos varicosos y peniformes que tienden á acumularse hacia la parte interna, junto al pedúnculo cerebeloso infe- rior. En aquellas células situadas entre ambas regiones del gan- glio ventral, es decir, enfrente del espacio que separa la rama descendente del trigémino y cuerpo restiforme, las expansio- nes protoplásmicas generalmente muy largas y robustas, marchan, á menudo, ya hacia atrás ya hacia adelante. El cilindro-eje de las células de la región de la cola va tam- bién al cuerpo trapezoide; pero conforme ha señalado Held, no marcha siempre directamente hacia adelante, sino que costea primero el borde externo del pedúnculo cerebeloso, abraza en asa la parte posterior de éste, revuelve hacia aden— tro y adelante, y ya por fuera ya por dentro de las fibras de la rama descendente del trigémino, ingresa en el cuerpo trape- zoide. En la fig. 3, c dibujamos algunas de estas fibras, tales como se mostraban en el ratón de pocos días; se advertirá que algunas de ellas emiten á su paso por el foco terminal del vestibular una ú dos colaterales ramificadas en el núcleo de Deiters. En un caso, la fibra se bifurcaba, al abordar el borde posterior de la raíz del trigémino, sin duda para engendrar dos fibrillas del cuerpo trapezoide. (Fig. 3.) Aparte las fibras cocleares, terminan también en el núcleo ventral, como han descrito Held y Kólliker, otras muchas lle- gadas del cuerpo trapezoide y acaso originadas en el núcleo anterior del otro lado. Semejantes fibras son muy numerosas, constituyen un plano profundo d interno del ganglio ventral, y acaban entre las células de éste por arborizaciones libres sumamente varicosas. Es interesante notar que en el primer tramo de su curso, es decir, mientras circulan entre los cor— púsculos esferoidales pobres en expansiones, dichas fibras no se dicotomizan, limitándose á emitir unas colaterales cortas á manera de espinas más Ú menos incurvadas, poco 6 nada ramificadas y acabadas por una gruesa varicosidad. Tal es al menos la disposición en el ratón recién nacido ó de pocos días, en el cual el conjunto de estas colaterales cortas engendra un plexito pericelular bastante rico, que va complicándose confor- 78 ANALES DE HISTORIA NATURAL. : (A) me nos aproximamos á la cola del núcleo anterior, donde yacen las ramificaciones de los tallitos de origen. Tubérculo acústico ó ganglio lateral. Nuestras observacio- nes sobre este foco concuerdan completamente con las debidas á L. Sala, Kólliker y Held. Como se advierte en la fig. 22, C, este núcleo está constituido por varios estratos de células alar- sedas, ovoídeas, fusiformes ó triangulares, orientadas de fuera adentro y provistas de dos tallos radiales, acabados mediante un penacho de expansiones varicosas enredadas y notable- mente espinosas. El cilindro-eje de las células del tubérculo acústico constitu- ye, en sentir de Held y Kólliker, dos vías acústicas centrales: una anterior destinada al cuerpo trapezoide, y otra posterior que corresponde á las llamadas estrias acústicas. Nada pode- mos añadir á la descripción de dichos sabios, con la cual esta- mos de acuerdo; solamente diremos que las fibras constituti— vas de las estrías acústicas, antes de emerger del cabo poste- rior del tubérculo acústico, suministran para éste varias colaterales ramificadas, algunas de las cuales siguen un tra- yecto recurrente. Oliva superior. Contiene en el ratón células pequeñas, es- trelladas, de expansiones divergentes y orladas de espinas y penachos peniformes. Esta disposición señalada por Held, se halla también en el conejo y gato. En el contorno posterior de la oliva se advierten tipos fusiformes encorvados y más sobria- mente ramificados. En general, las expansiones protoplásmi- cas se dirigen preferentemente ya hacia adelante, ya hacia atrás, y aparecen cruzadas, casi transversalmente, por las fibrillas nerviosas colaterales y terminales del cuerpo trape- zoide. (Figuras 3, 0, y 23, A.) El cilindro-eje es dificilísimo de seguir, por lo intrincado de su curso al través de la oliva. Aun en el ratón recién nacido, es raro encontrar células olivares cuya expansión funcional pueda perseguirse hasta fuera del ganglio. Según Held (que no figura ninguna fibra de estas en extensión suficiente), se- mejantes cilindros-ejes marcharían, ya al cuerpo trapezoide, pero en dirección del rafe, ya hacia el ganglio acústico ante— rior, ya en fin al mango de la oliva, para terminar en el nú- cleo de origen del motor ocular externo. En nuestras preparaciones de bulbo de ratón, los cilindros- (75) Cajal.—NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 7) ejes de las células olivares, cuya impregnación se obtuvo de un modo completo, mostraban tres direcciones principales: 1.?, ciertas expansiones nerviosas acaso las más numerosas, después de suministrar alguna colateral ramificada entre los corpúsculos olivares, dirigíanse hacia atrás, y llegadas á la substancia post-olivar tornábanse verticales, constituyendo, ora por acodamiento, ora por bifurcación, una vía bulbar acústica continuada con el lemnisco lateral; 2.*, otros cilindros- ejes trazaban dentro de la oliva una gran curva, y llegados á la parte antero-externa de la misma, ingresaban en el cuerpo trapezoide donde fueron seguidos hasta muy cerca del ganglio ventral acústico; 3.”, finalmente, en varios casos (fig. 23, J, /), dichas expansiones tras un curso complicado, dirigíanse hacia adelante y adentro y marchaban transversalmente por debajo 6 en el mismo espesor del núcleo gris pre-olivar, mezclándose á las fibras trapezoideas. Sólo en un caso hemos visto el cilin—- dro-eje (fig. 23, 1) dirigido, como afirma Held, hacia el núcleo del motor ocular externo, sin que lográramos no obstante, sor- prender su penetración entre las células de este foco motor. En otro ejemplo, el cilindro-eje se bifurcaba en plena oliva, engendrando una rama vertical que no pudo seguirse, y otra descendente y continuada con un tubo de la substancia blan- Ca post-olivar. Entre las células de la oliva existe un plexo tupidísimo cons- tituído: 1.” de colaterales de las expansiones nerviosas de las células olivares; 2.”, de colaterales de la substancia blanca in- mediata, y 3.”, y sobre todo de las infinitas ramas colaterales procedentes de las fibras del cuerpo trapezoide. La excelente descripción dada por Kólliker y Held acerca de estas últimas nos dispensa de insistir sobre el particular. Núcleo preolivar. Así designamos un acúmulo celular con- siderable emplazado por delante de la oliva superior y por fuera del núcleo del cuerpo trapezoide (fig. 23, B). Estas célu- las, englobadas por los autores entre los elementos del núcleo del cuerpo trapezoide, merecen por sus caracteres especiales, y por su relativa separación de los demás focos acústicos cen— trales, formar un grupo aparte. Semejantes células son, por punto general, mayores que las del núcleo del cuerpo trapezoide, de las que se separan tam- bién por exhibir figura triangular 6 en huso. Sus expansiones 80 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) protoplásmicas son gruesas, largas y varias veces dicotomi- zadas. El cilindro-eje es en muchos de tales corpúsculos, franca- mente descendente (fig. 23, e); cruza por entre las fibras del cuerpo trapezoide, no sin emitir alguna vez colaterales para Fig. 23. A A AÑ y > NO AOGIIA ETE Corte transversal de la región del cuerpo trapezoide en el ratón recién nacido. A, oliva superior; 3, núcleo preolivar; C, núcleo del cuerpo trapezoide; D, pirámide cortada de través; £, vía central acústica ú origen del lemnisco externo, donde las fibras trapezoideas se hacen verticales; a, célula del núcleo del cuerpo tra- pezoide, cuyo cilindro-eje daba colaterales para dicho núcleo y para el preoli- var; 0, otra fibra análoga que se bifurcaba; c, colateral de otra fibra semejante para el foco preolivar; 4, célula del foco preolivar, cuya expansión parecía ir ha- cia afuera; e, células cuya expansión iba á la substancia blanca á formar una via central ascendente (4, a, 4); f, m, j, células de la oliva; 2, facial. las células compañeras, é ingresa finalmente, en la substancia blanca subyacente, donde se continúa con una fibra longitudi- nal del lemnisco externo. La continuación tiene lugar, ora por acodamiento, resultando un tubo ascendente, ora por bifurca- ción, produciéndose una rama ascendente y otra descendente. E) Cajal.— NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 81 Habiendo seguido un gran número de veces dichos cilindros- ejes hasta la región de substancia blanca situada entre la oliva y el núcleo del cuerpo trapezoide, afirmamos resuelta- mente que esta parte de la substancia medular del puente re- presenta la vía central del ganglio preolivar. Esta vía se con- tinúa por encima de la oliva con la parte interna del lemnisco lateral. En la fig. 23, 4, 4, representamos algunos de estos cilindros-ejes tomados del ratón recién nacido, donde la perse- cución de los mismos es cosa llana. En el conejo recién nacido, el curso de las expansiones nerviosas del ganglio preolivar es mucho más complejo; pero también se comprueba que, tras de emitir algunas colaterales ramificadas en el ganglio, se diri- gen á la substancia blanca inmediata. Mencionemos también que algunas pocas células del núcleo preolivar envían sus cilindros-ejes hacia la parte externa, in- corporándose al cuerpo trapezoide y pasando por fuera de la oliva (fig. 23, ). Estas fibras acaso representen una vía de asociación entre el foco preolivar y los ganglios acústicos. En un caso, el cilindro-eje de una célula del foco que estu- diamos se bifurcaba antes de llegar á la substancia blanca; una de las ramas penetraba en la oliva donde parecía emitir una colateral; la otra más fina, ingresaba en la substancia blanca situada por bajo y dentro de la oliva. La vía central del ganglio que estudiamos no parece haber sido vista ni por Held, ni por Kólliker. El primer autor, sin embargo, reproduce una célula situada en la región corres pondiente á nuestro foco preolivar, y cuya expansión nerviosa desciende hasta el mango de la oliva, es decir, hasta el mano- jo que Held considera unido con el núcleo del motor ocular externo. Es, pues, muy probable que esta fibra corresponda á la vía central del núcleo preolivar, pero no habiendo Held lo- grado la persecución en un trayecto suficiente, no se ha dado cuenta de la verdadera terminación. Asimismo ha observado Held otro cilindro-eje de los que caminan hacia afuera, aun- qpe sin haber tenido tampoco la fortuna de precisar el para- dero. e El núcleo preolivar es atravesado por las fibras del cuerpo trapezoide, las cuales le abandonan infinidad de colaterales distribuidas entre sus células. Los corpúsculos situados más hacia adelante y los lados constituyen todavía en el conejo un ANALES DE HIST. NAT. —XXIV, 6 82 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) nódulo particular caracterizado por lo intrincado y apretado del plexo de colaterales llegadas del cuerpo trapezoide. Finalmente (y este es un carácter que separa completamen- te este foco del núcleo del cuerpo trapezoide), el núcleo preoli- var carece de las terminaciones en cáliz ó cesta características del núcleo del cuerpo trapezoide. Núcleo del cuerpo trapezoide. Ha sido bien estudiado por Fig. 21, Corte transversal del núcleo del cuerpo trapezoide y del preolivar del conejo de ocho días. A, núcleo del cuerpo trapezoide; B, núcleo preolivar; (, oliva superior en su foco oli- var interno; D. pirámide; a, cálices terminales vistos de frente; ), cálices vistos de perfil; c, colateral de una fibra terminal; e, células del núcleo del cuerpo tra- pezoide; /, cilindro-eje de estas; y, h, células del núcleo preolivar. Held y Kólliker, quienes han puesto de manifiesto la parte que las células de este foco toman en la formación del cuerpo trapezoide, así como el curso y terminación de las fibras de éste que le son destinadas. Nuestras observaciones hechas en el ratón, conejo, perro y gato jóvenes, concuerdan completamente con las publicadas por dichos histólogos. Hé aquílos hechos que nos parecen me- 419) Cajal.—NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 83 jor probados tocante á la estructura del núcleo del cuerpo tra- pezoide en el cual hay que considerar, las células y las fibras nerviosas terminales. (Fig. 24, A.) Células nerviosas.—En nuestras preparaciones de conejo recién nacido ú de pocos días, así como en el gato joven, estas células aparecen esféricas ú ovoídeas (y este detalle tiene su importancia como luego veremos), completamente lisas y pro- vistas de dos, tres 6 más expansiones protoplásmicas relativa- mente delgadas, lisas em la mayor parte de su trayecto y ter- minadas por penachos espinosos 4 mediante algunas pocas ra- millas vellosas, como penniformes y sumamente enredadas. Tales expansiones se arborizan dentro del ganglio y tienden á acumularse en los límites anterior y posterior del mismo. En el ratón recién nacido ó de pocos días, la forma esférica no se ha desenvuelto aún, dominando la figura en huso ó triangular y exhibiendo apéndices protoplásmicos más gruesos y ásperos. La prolongación funcional de estas células ingresa, conforme afirman Held y Kólliker, en el cuerpo trapezoide, en el cual marchan ya hacia la oliva ya hacia el rafe. De su trayecto emergerían colaterales distribuidas tanto entre los corpúsculos de este núcleo, como entre los de la oliva superior (Held). Nuestros estudios prometen desde luego confirmar esta con- tinuidad del cuerpo trapezoide con cilindros-ejes nacidos en el foco que estudiamos; pero en nuestras preparaciones (figu— ra 23, C) la inmensa mayoría de tales fibras iba hacia afuera, ingresaba entre los tubos profundos de aquel cuerpo, y una vez cruzada la cara anterior de la oliva, se incorporaba resuel- tamente al paquete fibrilar proveniente del ganglio ventral, para terminar quizás, como quiere Held, entre las células de este foco. Otros cilindros-ejes se dividían, en el plano posterior «dlel núcleo que estudiamos en dos ramas, de las que la interna generalmente más fina se dirigía al rafe, y la externa hacia la oliva. En un caso (fig. 23, )) el cilindro-eje se bifurcaba, pero ambas ramas parecían caminar hacia la oliva. En su curso de dentro afuera muchas de estas fibras emiten colaterales dis-- tribuídas y arborizadas tanto en la porción interna del núcleo del cuerpo trapezoide como en foco preolivar. En ningún caso hemos logrado sorprender en la oliva la terminación de seme- jantes cilindros-ejes; al contrario las fibras de este origen que más lejos pudieron seguirse (fig. 23, c) y que cruzaban ya por 84 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (80) el espesor ya por delante de la oliva, no mostraban la menor tendencia á arborizarse en ésta, y hacen verosímil la hipó- tesis de una terminación en el núcleo acústico ventral del mismo lado. Fibras terminadas en el múcleo del cuerpo trapezoide.—Son de tres especies: colaterales trapezoideas, terminales ramificadas,. y terminales en placa ó fibras de Held. a. Colaterales.—Las fibras del cuerpo trapezoide que pasan por debajo 6 encima de este núcleo, emiten una ó dos colate— rales, que se arborizan entre las células de dicho núcleo. b. Terminales ramificadas.—Del rafe llegan al núcleo del cuerpo trapezoide algunos tubos recios, que, bifurcándose en ángulo agudo, y subdividiéndose repetidamente. engendran entre las células de dicho cuerpo un plexo varicoso y suma- mente tupido. Las ramas de bifurcación son ya iguales ya desiguales, y nos ha parecido que la una ascendía y descendía la otra, para arborizarse siempre dentro del núcleo que estu- diamos. Estas gruesas fibras terminales hémoslas visto muy bien teñidas en el ratón de pocos días. c. Placas terminales ó cílices acústicos.—Estas fibras, extra- ordinariamente interesantes, han sido primeramente vistas: por Held, el cual las describe como tubos robustos que, viniendo del rafe, penetrarían en el núcleo del cuerpo trape-- zoide donde, después de emitir alguna colateral distribuida en este mismo foco, acabarían á favor de ciertas cestas terminales. pericelulares (Pasernkóorber). El aspecto homogéneo y macizo. que se advierte en el centro de tan singulares figuras termi-- nales, lo explica Held suponiendo, entre las fibrillas muy pró- ximas de que las cestas constan, un precipitado uniforme de cromato argéntico. En cuanto al tubo nervioso engendrador del citado aparato terminal tendría su origen, una vez salvado- el rafe, en el núcleo del cuerpo trapezoide del opuesto lado. También Kólliker ha visto y representado estas interesantes: placas terminales; pero sorprendido sin duda por lo extraño de su forma, se inclina á estimarlas como disposiciones artifi-- ciales, algo así como cuerpos de células nerviosas incompleta-- mente impregnados. En los dibujos anejos á su reciente libro de histología, parece indicar que los tubos constitutivos de dichas placas pertenecen, no á fibras terminales, sino á las. nacidas en corpúsculos de este foco. (81) Cajal.—NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 85 Nosotros hemos teñido estas cestas terminales en el gato, perro, conejo, ratón y rata blanca. Su aspecto es siempre el mismo: una robusta fibra llegada del rafe, y cuya marcha es transversal, penetra en el núcleo del cuerpo trapezoide, abor— dándolo ya por dentro, ya por encima, ya por debajo; una vez dentro del foco, gana en robustez y, después de un curso varia- ble, 4 menudo flexuoso, se dilata bruscamente en una placa delgada, amarilla, casi homogénea, provista de una foseta que se aplica íntimamente á la superficie esférica de las célu—- las del núcleo trapezoide. Del contorno de esta placa, siempre algo espesado y obscuro, parten ya filamentos cortos, diver gentes á manera de espinas radiadas, ya apéndices largos, varicosos, que se ramifican á distancia en el espesor mismo del ganglio. El pedículo de la placa ó la fibra que la sustenta, se inserta unas veces en el centro de la dilatación cupuliforme y la placa presenta el aspecto del cáliz de una flor; pero más á menudo la unión tiene lugar en el reborde espesado, resul tando una figura semejante en un todo á una cuchara. Puede también ocurrir que la placa sea gruesa, conoidea y que sus bordes irregulares se estiren en un haz ó penacho de filamen- tos enredados y divergentes. (Fig. 24, a, b, d.) En los casos típicos, la placa es homogénea en su centro; y esta homogeneidad no es resultado de impregnaciones irregu- lares ni oculta ramificaciones no teñidas; de ello hemos podido convencernos, no sólo por la absoluta identidad morfológica de esta terminación en cuantos animales la hemos tenido (gato, perro, rata, conejo, etc.), sino porque, cuanto más fina, rigurosa y exenta de depósitos irregulares se obtiene la im- pregnación, más clara y correctamente aparece la disposición en placa ó cúpula caracteristica. Poseemos cortes en que sólo se han teñido y en grande número, dichas placas con sus fibras de origen; otras en que las placas y células se han coloreado simultáneamente, y en donde es muy fácil notar la perfecta igualdad que, tocante á radio de corvadura, existe entre la superficie lisa y esférica de los cuerpos de estas y la concavi- dad de aquellas. Por todo lo cual, y después de madura reflexión, considera— mos nosotros las cestas terminales de Held, como una verda— dera placa nerviosa central, maciza y lisa por ambas caras, comparable á los meniscos tactiles de los corpúsculos de 86 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (82y Merkel del pato, ú á las llamadas terminaciones hederifor— mes de la piel (Ranvier). Insistimos sobre esto, porque, á nues- tro modo de ver, dichas placas acústicas constituyen uno de los más bellos ejemplos de relación por contacto ofrecidos por las células centrales, y uno de los argumentos más decisivos que pueden esgrimirse contra los pocos sabios que abrigan todavía dudas sobre la posibilidad del paso de las corrientes á través del cemento, entre fibras nerviosas y cuerpos celulares. Al abordar la fibra terminal al ganglio que estudiamos, suministra á menudo una ramilla que se aparta en ángulo recto para incorporarse á las fibras trapezoideas externas. Ignoramos dónde terminan semejantes colaterales, que según Held, se arborizarían en el mismo espesor del núcleo trape— zoide. (Fig. 24, c.) ¿De dónde provienen las fibras terminales de Held? Este sabio se inclina á admitir un origen en las células del núcleo del cuerpo trapezoide del lado opuesto, fundándose en que las expansiones funcionales de estos corpúsculos suministran alguna vez, para el foco mismo de donde nacen, colaterales terminadas en placa. Sin embargo, y aun sin contar con que las tales ramificaciones, procedentes de cilindros-ejes del núcleo del cuerpo trapezoide, no se parecen apenas á los men- cionados cálices acústicos, hablan en contra de esta interpre- tación tres observaciones: 1.*, la inmensa mayoría de los cilin- dros-ejes brotados del núcleo trapezoide, marchan hacia afuera y no hacia el rafe, como sería preciso si hubieran de acabar en el foco homólogo del lado opuesto; 2.*, estas expansiones son mucho más finas que las robustísimas que engendran la placa terminal; 3.% en nuestras preparaciones de bulbo de conejo recién nacido, las fibras gruesas terminadas en placa, pueden perseguirse, gracias á su espesor desmesurado, supe— rior al de todas las fibras trapezoideas, hasta más allá de las olivas superiores. Esta última circunstancia parece indicar que dichas fibras representan, 6 fibras acústicas directas (cosa poco probable) 6 expansiones funcionales de las robustas células del núcleo ventral. Exige, de todos modos, este punto nuevas y más profundas investigaciones. Cuerpo trapezoide propiamente dicho. Este cuerpo repre- senta, como es creencia general después de las investigaciones de Flechsig y de Bechterew, la vía central de los ganglios (83) Cajal.—NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 87 acústicos primarios, así como una comisura transversal esta- blecida entre las células de estos. En el ratón, donde hemos estudiado preferentemente este órgano, se muestra notable— mente desarrollado, extendiéndose en faja transversal desde el borde inferior de la protuberancia (con cuyas fibras inferio— res gruesas se confunde y entremezcla) hasta el límite superior del núcleo de origen del facial. Al pasar las fibras trapezoideas cerca del rafe, cruzan en su mayor parte por detrás de la vía piramidal; hay, sin embargo, algunos paquetes que se insi- núan también por entre los hacecillos de esta vía. (Fig. 3, /".) Como han reconocido muchos autores y singularmente Held y Kólliker, el cuerpo trapezoide encierra fibras de diversa sig- nificación. Ya hemos visto que entre ellas figuran: 1.*, cilin- dros-ejes de las células de los ganglios ventral y lateral de la raíz coclear; 2.*, cilindros-ejes nacidos en los corpúsculos del núcleo del cuerpo trapezoide; 3.”, fibras terminales de origen indeterminado y continuadas con los cálices de Held; 4.”, ex- pansiones nerviosas horizontales originadas en las células de la oliva y ganglio preolivar. De todas estas fibras, las más numerosas parecen ser las na- cidas en los ganglios terminales (ventral y lateral) del nervio coclear. Estos tubos cruzan el borde anterior de la raíz descen- dente del trigémino, se extienden en haces curvilíneos por la substancia blanca pretrigeminal, cruzan unas por delante, otras por en medio y algunas por detrás de la oliva superior, abandonan á esta infinidad de colaterales prolijamente rami- ficadas, continúan después hacia adentro por entre las células, y sobre todo por delante de los focos preolivar y núcleo del cuerpo trapezoide á los cuales envían asimismo muchas cola- terales, y finalmente, cruzan el rafe para continuarse, al nivel de la substancia blanca situada detrás del foco preolivar y oliva, con las fibras longitudinales del lemnisco lateral. Esta continuación adivinada por Bechterew, Monakow, Flech- sig, etc., que fundaron sus inducciones en los resultados, ora del método embrionario, ora del de las atrofias y degeneracio= nes consecutivas, ha sido plenamente demostrada por Held. En nuestras preparaciones son pocas las fibras que llegadas á la región blanca post-olivar, se continúan con una fibra ascen- dente; casi todas se bifurcan engendrando una fibra ascenden- te y otra descendente. A veces, al recodar la fibra para hacer— 88 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (84) se longitudinal, emite una robusta colateral ramificada en la oliva superior. (Fig. 3, R y 23, PB.) Juzegamos también probable que algunas de las fibras tra- pezoideas terminen completamente, como quiere Kólliker, entre las células de la oliva del lado opuesto. Por lo demás, los detalles relativos á la distribución de las colaterales y termi- nales del cuerpo trapezoide, han sido tan bien descritos por este sabio, que juzgamos supérfluo insistir sobre el particular. Lemnisco lateral y sus ganglios. Las fibras del cuerpo tra— pezoide en unión de muchos cilindro-ejes nacidos en la oliva y núcleo preolivar, constituyen detrás de estos dos focos una vía longitudinal que se continúa con el lemnisco lateral, en cuanto la substancia gris del puente viene á sustituir á dichos eanglios acústicos. Esta continuidad es facilísima de ver en los cortes transversales del puente de Varolio que comprendan el tubérculo cuadrigémino posterior (ratón y rata recién naci- dos). El lemnisco lateral consta de hacecillos flexiformes sepa- rados por islotes de células nerviosas, las cuales se acumulan en dos masas principales: una gruesa, bien desarrollada, si- tuada en la parte inferior del lemnisco y designada múcleo del lemnisco lateral; otra superior, formada por montones celula- res discontinuos que cabría llamar naúcleo superior del lem- misco lateral. En el ratón y conejo, estos dos focos están unidos por rastros celulares menos importantes, separados por hace— cillos. Ganglio imferior del lemnisco lateral.—Este foco es conside- rado por Roller y Held como mera continuación de la oliva su- perior, la cual, para formarle, se acodaría, haciéndose ascen- dente. No podemos participar de esta opinión, pues las células del núcleo que estudiamos no se parecen ni en forma ni en conexiones á los corpúsculos de la oliva: en vez de ser como estos, pequeños, y exhibir apéndices complicados y pennifor- mes, son, por el contrario, robustos, estrellados ó fusiformes, y sus expansiones protoplásmicas se presentan largas, desnu- das, varias veces ramificadas y á menudo orientadas de fuera adentro. La prolongación funcional no es ascendente como la dibuja Held; al menos, en nuestros preparados se dirigía siem- pre hacia adentro y parecía ir en dirección del rafe, sin que la hayamos seguido lo bastante para cerciorarnos de su paradero. Del curso de las fibras del lemnisco externo brotan, en án- (85) Cajal. —NERVIO COCLEAR Y GANGLIOS ACÚSTICOS. 89 gulo recto, infinidad de colaterales cortas, varicosas, repetida- mente ramificadas y constitutivas de un plexo tupidísimo que rodea las células del ganglio inferior ó núcleo del lemnisco. Estas colaterales han sido ya mencionadas por Held. Ganglio superior del lemnisco lateral.—Las células de este foco se presentan más diseminadas que las del inferior y se muestran generalmente fusiformes, y provistas de expansiones protoplásmicas polares extendidas transversalmente. El cilin— dro-eje marcha casi siempre hacia adentro y quizás cruza la línea media para constituir la decusación ventral de la calota en unión de otros elementos. De la parte alta del lemnisco á la altura del ganglio que estudiamos, parten colaterales rec - tas, larguísimas, las cuales no se ramifican entre las células de éste, sino que se prolongan hacia adentro, alcanzando quizás el rafe. No hemos podido ver los cilindros-ejes que según Held, saldrían de lo alto del lemnisco é ingresarían en el pedúnculo cerebeloso superior. Tampoco hemos logrado hallar células de los focos del lemnisco, cuya expansión funcional sea descen- dente. La parte del lemnisco que no se ramifica en el núcleo del tubérculo cuadrigémino posterior, ingresaría en el núcleo del lado opuesto, después de cruzar la línea media por cima del acueducto (Held). Hemos comprobado, en efecto, esta conti- nuación del lemnisco hacia arriba, pero jamás hemos alcanza- do á seguir una fibra hasta encima del acueducto. XII. ESTRUCTURA DEL TÁLAMO ÓPTICO. La anatomía del tálamo óptico es dificilísima; los trabajos magistrales de Forel (D, Ganser (2), Meinert (3), Monakow (4), (1) ForEL: Beitráige zur Kenntniss des Thalamus opticus, etc. (Aus dem LX VI Ban- de. der Sitzung. der K. Akad. d. Wisseusch. 11. Abtheil. 1872.) (2) GANSER: Vergleichend-anatomische Studien ber das Gehirn des Maulwurf. /¡Mor- pholog. Jahrbuch. 1982.) (3) MEINERT: Vom Gehirne der Saúgethiere. (Strickerrs Handbuch der Lehre von den Geweben.) 1872. (1) MONAKOW: Experimentelle und pathologisch-anatomische Untersuchungen úber die B:ziehungen der sogenannten Sehsphúre, etc. (Arch. f. Psychiatrie. vol. XIV, XVI, XX, XXII, XXIIL.) 99 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (86) etcétera, han aclarado muchos puntos relativos á las conexio- nes y estructura de este ganglio, pero han dejado también muchas lagunas. Bajo el aspecto microscópico, Marchi (1) nos ha hecho saber que las células de este foco pertenecen á las: dos categorías de Golgi, mas no ha logrado fijar el curso de los cilindros-ejes entrantes ó salientes del tálamo, ni averigua- do la textura de cada uno de los núcleos talámicos. A Tartu— feri (2) y P. Ramón (3), debemos algunos datos sobre la fina estructura del cuerpo geniculado externo, y á Honegger (4) y Edinger (5), no pocas nociones exactas sobre el origen y mar- cha de los fascículos que enlazan el tálamo con otros focos en- cefálicos. Nuestras investigaciones recaídas de preferencia en el ratón, rata blanca y conejo, no están todavía terminadas; así que el presente escrito no será otra cosa que una nota preventiva destinada á anticipar, interin acabamos nuestros estudios, al- gunos de los resultados obtenidos. En el ratón, rata y conejo, el tálamo óptico se presenta mu- cho más simplificado que en el hombre. El cuerpo geniculado externo conserva su importancia, pero el pulvinar está repre— sentado por una superficie insignificante que no constituye eminencia al exterior. Es difícil determinar en los cortes trans- versales del tálamo la posición de los núcleos que se descri- ben en igual centro del hombre y mamíferos de gran talla; por lo cual, á ejemplo de Ganser, describiremos los núcleos que aparecen en el tálamo del conejo y ratón, sin preocuparnos por ahora de su homología. Según Ganser, el tálamo de los pequeños mamiferos contie- ne dos porciones: anterior ú ventral, considerable; posterior ó dorsal mucho más pequeña. La porción anterior ó ventral, que corresponde en parte á la esfera visual, está separada de la (1), Marcmi: Sulla struttura dei Talami ottici. Rev. sperim. di frenatria. 1881-1885.) (2) TARTUFER1: Studio comparativo del tratto ottico e dei corpi genicolati nell uomo, nelle scimmie e nel mammiferi inferiori. Torino, 1881 (3) P. RAMÓN: /nvestigaciones de histología comparada en los centros de la visión de distintos vertebrados, 1890 y Investigaciones micrográjicas en el encéfalo de los batracios y reptiles, cuerpos geniculados y tubérculos cuadrigémanos de los mamiferos. Zaragoza, 1894. (4) HONEGGER: Vergleich. anat. Untersuchungen úber den Fornizx, etc. /Recueil 2001. Suisse.) 1890. 19) EDINGER: Vervose Centralorgane. 4 Aufl. 1873. (87) Cajal. —ESTRUCTURA DEL TÁLAMO ÓPTICO. 91 posterior por la lámina medular externa, y se subdivide en dos núcleos: interno ú superior, y lateral ó inferior. Estos dos focos aparecen separados por una tenue lámina medular cur— vilinea, que arranca en lo alto por cima del cuerpo geniculado externo, y desciende hacia la parte interna del tálamo, trazan- do una curva de concavidad superior. Delante de estos dos nú- cleos existe una masa gris, donde se termina el manojo de Vicq d'Azyr (múcleo anterior de Ganser). Nosotros no hemos logrado estudiar detalladamente todos estos focos, ni todas las fibras que de ellos parten Úú que á ellos van: nuestra atención ha sido atraída hasta ahora por la esfe - ra visual del tálamo, particularmente por la eminencia genicu— lada externa, el stratum zonale, el fasciculo de Vicg d*Azyr y los tubérculos mamilares. Cuerpo geniculado externo. Aparece bien desarrollado en el ratón y conejo, y contiene, como es bien sabido, dos estratos: 1.”, capa periférica de fibras ópticas; 2.”, capa gris central, donde alternan zonas grises con tractus de substancia blanca. La capa de fibras opticas es, como todos los autores han po- dido notar, simple continuación de la cinta óptica. En el conejo y ratón se ve claramente que esta capa rebasa por arriba el límite del cuerpo geniculado y constituye la mayor parte de las fibras del siratum zonale. (Fig. 25, A.) Las fibras ópticas pueden distinguirse por su posición en superficiales y profundas. Las superficiales constituyen un estrato apretadísimo en la superficie del cuerpo geniculado, y se continúan sin inflexión con las de la cinta óptica. En su itinerario emiten alguna colateral ramificada entre las células subyacentes, y el tallo inicial, después de un curso marginal variable, se acoda, penetra en la substancia gris inmediata y se descompone, como ha descubierto primeramente mi her- mano, en una magnífica y extensa arborización terminal de hilos varicosos y notablemente flexuosos. Cada arborización de estas se pone en relación con un grupo considerable de corpúsculos nerviosos. En el gato recién nacido, donde estas arborizaciones se coloran con facilidad, se observa que cons- tituyen pisos ú estratos irregulares, y que los ramos de cada una de ellas son gruesos, se ramifican complicadamente y dejan ocho ú diez huecos para alojar células nerviosas. Las fibras ópticas profundas constituyen una parte de las :92 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (83) estrías de substancia blanca que cruzan el cuerpo genicu- lado; dichas fibras penetran en la substancia gris al nivel del Fig. 20, Corte frontal de la habenula y tálamo óptico del ratón recién nacido. A, cinta óptica; B, vía óptica central; C, pedúnculo cerebral; D, haces que recogen la corriente talámica profunda; /, cuerpo geniculado externo; /, síratum z0nale; G, ganglio de la habenula; 7, comisura interhabenular; /, haz talámico interno; J, manojo de Vicq d'Azyr; M, pilares anteriores del trígono; a, cilindros-ejes del cuerpo geniculado externo destinados á la vía óptica central; 5, cilindros-ejes profundos. (89) Cajal —ESTRUCTURA DEL TÁLAMO ÓPTICO. 93 borde superior del manojo óptico d vía óptica central, marchan por entre las células y acaban también en diversos planos por arborizaciones terminales casi iguales que las anteriores. Una porción de estas fibras no se termina en el cuerpo geniculado, sino que prosigue, después de sufrir una inflexión al nivel de la lámina medular interna, hasta la substancia gris subya- cente al siratum zonale. Capa de las células nerviosas.—Es preciso distinguir una zona marginal 6 subóptica y una zona profunda ó principal. En la zona marginal y entre los paquetes más profundos de la capa superficial de fibras ópticas, se ve una hilera irregu- lar de células piriformes, triangulares ó estrelladas, cuyas ex- pansiones, á menudo partidas de un tallo único descendente, penetran en la substancia gris inmediata (fig. 25). El cilindro- eje dirígese hacia atrás y puede seguirse hasta la vía óptica central. La capa profunda corresponde á todo el espesor del cuerpo geniculado, y presenta numerosas células de gran talla, fusi- formes ó estrelladas, ricas en expansiones, las cuales se orien- tan por lo común de fuera á adentro. Estas expansiones son largas, ramificadas y cubiertas de asperezas. El cilindro-eje dirígese, á menudo, hacia adentro ó hacia afuera, y traza una curva para ingresar en una de las estrías medulares y alcan- zar la vía óptica central; en su camino suministra alguna colateral ramificada entre los elementos inmediatos. En el gato de pocos días, tales células son en su mayor parte estre— lladas, y sus expansiones, numerosas y complicadamente ra— mificadas, están cubiertas de espinas irregulares. Stratum zonale. Posee substancialmente la misma estruc— tura que el cuerpo geniculado, pues contiene una capa de fibras ópticas superficiales, una capa óptica profunda con ar— borizaciones terminales de estas fibras y células tangenciales. y profundas, todas las cuales envían el cilindro-eje hacia atrás y afuera para formar una fibra radial ú óptica central. Las células de este foco parecen más pequeñas que las del cuerpo. geniculado, y sus expansiones protoplásmicas son más nume- rosas y aparecen guarnecidas de un sinnúmero de espinas: colaterales. Las fibras del stratum zonale emiten también un gran número de colaterales distribuidas en la substancia gris. subyacente. 94 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (90) Núcleos del tálamo. Hemos estudiado en el ratón de pocos días la estructura de algunos de estos núcleos, y no hemos logrado hallar entre los mismos diferencia esencial. Todo núcleo, sea anterior, sea interno, sea externo, contiene un número considerable de células nerviosas multipolares, estrelladas, cuyas expansiones protoplásmicas divergen en todos sentidos y se presentan cubiertas de espinas. Los cilin- dros-ejes de estas células, después de «alguna inflexión y de emitir tal cual colateral, ingresan en los haces radiales y mar- chan, por tanto, al pedúnculo cerebral donde toman un curso ascendente. En algunos núcleos hemos visto también fibras terminales arborizadas. Así, en el anterior, acaba el haz de Vicq d'Azyr, cuyas fibras se separan divergiendo y ramificándose difusa- mente entre las células del foco. En el ratón recién nacido estas arborizaciones finales son sobrias, consistiendo en dos ú tres ramitas varicosas, ornadas de algún ramúsculo nacido en angulo recto y acabado por gruesas varicosidades; en el ratón de quince días, y en el conejo de ocho las arborizaciones son más finas, extensas y complicadas, engendrando un plexo pericelular muy rico. En el núcleo externo hemos hallado unas arborizaciones libres que abarcan grupos de 4 ú 6 elementos y las cuales se caracterizan por la robustez de sus fibras y por la circunstan- cia de exhibir en ciertos parajes flóculos 6 penachitos cortos de hebras varicosas que recuerdan las fibras musgosas del cerebelo. Estas fibras terminales parecen provenir de las regio- nes inferiores del tálamo, quizás del pedúnculo cerebral. Fibras radiales ó via central del tálamo. La cortedad de las distancias en el tálamo del ratón permite perseguir estas fibras con toda seguridad, siendo facilísimo observar todo el trayecto del cilindro-eje de una célula, tanto del cuerpo geni- culado como de los núcleos profundos. Esto nos ha permitido determinar en dicho órgano la existencia de tres corrientes radiales bien distintas; dos ópticas ú externas, y una central talámica probablemente ajena á las funciones visuales. Vias ópticas.—Distinguense en superficial y profunda. La superficial proviene de las zonas superficiales del cuerpo geni- culado externo y quizás de la región del stratum zonale. Esta corriente se adosa en parte á la misma continuación de la (91) Cajal. —ESTRUCTURA DEL TÁLAMO ÓPTICO. 05 cinta óptica, y, llegada al pedúnculo cerebral, dirígese hacia adentro para ingresar en la porción más alta de dicho pedún- culo, donde existe un robusto manojo triangular, á veces bien separado de las demás fibras pedunculares, y que llamaremos vía óptica central. La corriente profunda es mucho más importante; recoge los cilindros-ejes de las células hondas, tanto del tubérculo geni- culado como del stratum zonale, se dispone en arcos de conca— vidad externa suave, é ingresa en la vía óptica central, á la cual aborda por su lado interno. Un hecho interesante conviene hacer constar aquí tocante al modo de terminación de las radiaciones ópticas en la vía central. La continuación con las fibras pedunculares tiene lugar, á veces, por simple acodamiento, pero más á menudo por bifurcación, engendrándose una vía ascendente, que con el haz óptico central ingresa en el cuerpo estriado, y otra vía descendente que baja con el pedúnculo quizás á la región de la calota. No hemos podido seguir estas fibras descendentes lo bastante para formular una opinión; pero no nos parece im— probable la conjetura de que las tales representan alguna vía refleja, establecida entre los centros visuales y los focos moto- res del ojo y de la cabeza y cuello. (Fig. 25, B.) La corriente central talámica es muy robusta y no va al manojo óptico central, sino que ingresa en la región supra— peduncular, en un grupo de haces algo separados y situados encima de la vía piramidal (D). El origen de esta corriente es múltiple: por dentro, uno de sus principales afluentes es un manojo descendente, dispuesto en abanico (7), el cual comien- za en la substancia gris situada debajo y delante de la habe- nula, marcha después hacia atrás y abajo, y cuando ha lle— gado hacia la mitad de su curso cerca de la línea media, se extiende en ondas curvas algo divergentes dirigidas hacia afuera y abajo para ingresar en la corriente talámica; las fibras externas dimanan de las células de los núcleos interno y externo, y se disponen en haces curvilíneos, bastante sepa- rados entre sí, que descienden en arcos suaves de concavidad externa hasta la vía talámica central. (Fig. 25, c.) Lámina medular intermediaria.—Entre los núcleos interno y externo de la región talámica anterior de Ganser preséntase una laminilla de fibras meduladas, cuya persecución completa 96 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (92) es sumamente difícil aun en el ratón recién nacido. Las fibras de que consta son, en su mayor parte, cilindros-ejes nacidos en células juxtapuestas á la laminilla y especialmente con— centradas cerca del rafe, en plena comisura gris; estas fibras marchan hacia afuera, emiten algunas colaterales y constituyen un plano medular dirigido adelante y arriba, que asoma en la parte más anterior y superior del tálamo por debajo del asta de Ammon. En este sitio la lámina medular ingresa resuelta- mente en el cuerpo estriado y se junta á la corona radiante. Manojo ó vía óptica central. Ya hemos dicho que el haz que recoge las fibras ópticas centrales yace en lo alto del pedúnculo, presentando en el conejo y ratón una figura de prisma triangular y cierta independencia de las demás fibras pedunculares. En el ratón recién nacido, esta vía óptica cen— tral está muy bien limitada y puede seguirse perfectamente en todo su curso, desde su ingreso en el cuerpo estriado hasta su terminación en el lóbulo occipital; se ve que, á su paso por el cuerpo estriado, ocupa la parte más interna de las radiacío- nes pedunculares y que llegado á la substancia blanca corti- cal, todas sus fibras van á lo alto, ingresando en la substancia eris de aquella región cortical donde se muestra especialmente desarrollada la estría blanca de Gennari 6 de Vicq d'Azyr. Desgraciadamente, en los cortes transversales del cerebro del ratón en que tan claramente se mostraba la vía óptica central, no se habían impregnado las arborizaciones libres de ésta. Acaso dichas arborizaciones no están todavía desarrolladas en el ratón recién nacido, como sucede con otras muchas, por - ejemplo, las de la stría thalami en la habenula. Pilares anteriores del trigono.—Respecto de este asunto, no hemos hecho más que confirmar, en preparaciones irreprocha- bles como facilidad de persecución de fibras, las descripciones clásicas de Ganser, Edinger, Forel, Kólliker, Honegger, etc. Considéranse las fibras de los pilares del trigono, como conti— nuación de cilindros-ejes nacidos en el asta de Ammon, parti- cularmente en la región de las gruesas pirámides. En el ratón se ven muy bien marchar estas fibras hacia adelante, pasar por detrás de la comisura anterior, sufrir una inflexión é in- curvarse, para después de atravesar las regiones profundas del tálamo, terminar en la parte interior del tubérculo mami- lar interno. En el conejo hemos visto las arborizaciones termi- (93) Cajal. —ESTRUCTURA DEL TÁLAMO ÓPTICO. 97 nales de estas fibras que son finas, extensas, en forma de largos penachos que envuelven entre sus delicadas hebras los corpúsculos del cuerpo mamilar. En su largo curso hacia atrás, los pilares anteriores del trí- ono se adelgazan considerablemente, por lo cual juzgamos probable que una parte de sus fibras no lleguen al ganglio mamilar, terminándose quizás en el tube” cinereum. Acaso sea también cierto el aserto de Edinger y Honegger, quienes suponen que algunas de tales fibras se incorporan á la Zenia thalami terminándose en la habenula. En cambio, juzgamos que Ganser ha sufrido una equivoca= ción al describir en el topo un entrecruzamiento de los pilares situado por encima de las eminencias mamilares. Tenia thalami. Mis observaciones recientes me han con- vencido de que el manojo situado entre las dos habenulas se continúa en gran parte con fibras de la tenia, la cual por este medio pone en conexión ambos ganglios. De esta comisura interhabenular no hemos visto salir nunca fibras para la glán- dula pineal subyacente. En cuanto al origen, hemos logrado seguir la tenia en todo su curso, reconociendo que se dirige hacia adelante, costea la parte anterior del tálamo, y descendiendo hasta el plano del pedúnculo cerebral 6 haz principal de la cápsula interna, se divide en dos manojos que diseminan sus fibras en la subs- tancia gris situada por encima y delante del kiasma óptico. Tanto el manojo anterior como el posterior parecen provenir de cilindros—-ejes de células yacentes en la mitad anterior del tuber cinereum; no obstante debemos declarar que no hemos logrado establecer de visu la penetración de tales cilindros-ejes en los hacecillos de la tenia, ni confirmar tampoco la opinión de Edinger que asegura haber visto en el perro que este ma- nojo proviene de la región olfatoria del lóbulo frontal. Tubérculos mamilares. Como es sabido, cada tubérculo ma- milar consta de dos focos celulares: interno 6 grande y externo 6 diminuto. Hasta ahora nuestros estudios han recaído sobre el núcleo interno que aparece muy desarrollado en el ratón y conejo. El múcleo interno consta de células pequeñas, fusiformes, triangulares 6 asteriformes, provistas de expansiones que se ramifican repetidamente, y que prestan á estos corpúsculos ANALES DE HIST. NAT. — XXIV. 7 98 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 194) un aspecto algo parecido al que ofrecen las células de la ha- benula. En la zona cortical ú superficial los elementos envuel- tos por estratos de fibras nerviosas (fibras capsulares) afectan figura en huso y dirígense por lo común de delante atrás. Corte sagital del tubérculo mamilar interno del ratón recién nacido. A, núcleo interno del cuerpo mamilar; 2, manojo común de los haces de la calota y Vicq d'Azyr; D, manojo capsular; Y, comisura intermamilar; /”, región anterior del núcleo mamilar interno; €, fascículo de la calota; V, fascículo de Vicq d'Azyr; a, colateral del fascículo capsular; 5, célula fusiforme superficial; c, células cu- yos cilindros ejes parecían ingresar en el haz común de la calota y Vicqg d'Azyr. El cilindro-eje es fino, y á consecuencia de sus revueltas es dificilísimo de seguir; no obstante, alguna vez nos ha pare= cido reconocer que ingresaba en los manojitos convergentes constitutivos del manojo común de Vicq VAzyr y de la calota. El núcleo mamilar interno recibe, como ya hemos dicho (95) Cajal. —ESTRUCTURA DEL TÁLAMO ÓPTICO. 99 antes, el pilar anterior del trígono, al cual hay que añadir las fibras comisurales y la cápsula ó fascículo capsular. El manojo capsular es en parte superficial y consiste en una cinta de substancia blanca, que nacida quizás en el tuder cine- reum dirígese hacia atrás, cubre la parte inferior y externa del tubérculo mamilar interno y adeleazándose sucesivamente acaba cerca del ganglio interpeduncular. En su camino, las fibras que forman esta cinta emiten, en ángulo casi recto, infinidad de colaterales que se hacen profundas, arborizándose entre las células del foco interno. Muchas de estas colaterales son tan gruesas que en realidad representan la terminación de las fibras capsulares; la fibrilla que se prolonga hacia atrás en la dirección primitiva es fina, y debe considerarse como la verdadera colateral. Acaso algunas de las fibras de la cinta capsular tengan su origen en el foco mamilar interno. (Figu- ra 26, 4.) Del núcleo mamilar interno dimanan, como han demostrado Forel y Ganser, dos importantes fascículos: el de la calota que más adelante describiremos; y el Vicg d'Azyr, de cuyo modo de terminación ya hemos dicho algo más atrás. (Fig. 26, Y.) En general, suponen los autores que las fibras de ambos haces nacen individualmente en el tubérculo mamilar. Nada más erróneo: del ganglio dimana un robusto haz de cilindros ejes, los cuales, dirigiéndose hacia arriba y adelante, fuera del territorio mamilar, se dividen en dos ramas: una anterior, ordinariamente gruesa, que pasa al haz de Vicq d'Azyr; otra posterior, generalmente fina y que podría considerarse como colateral del tallo inicial, la cual se inclina hacia atrás para ingresar en el fascículo de la calota de Gudden. La división afecta la figura de una y, y tiene lugar en planos algo distintos para cada fibra. En/su camino, las ramas gruesas constitutivas del haz de Vicq d'Azyr suelen emitir alguna colateral robusta arborizada en las regiones vecinas del tálamo óptico. El tallo de origen procede de todas las regiones del tubérculo interno, y representa el cilindro-eje de sus células. (Fig. 26, B.) Tocante á las fibras comisurales y á los demás detalles de estructura de los tubérculos mamilares, nuestras observacio- nes no son todavía suficientes. 100 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (96) XIII. NÚCLEO ROJO Y REGIÓN DE LA CALOTA. El núcleo rojo se extiende en el conejo y ratón, como ha indi- cado Mahaim (1), desde el plano de la comisura anterior hasta la parte posterior de los tubérculos cuadrigéminos inferiores, sin penetrar apenas en la región del tálamo óptico. Delgado hacia atrás, en que se aproxima mucho á la línea media, se amplía y diverge hacia adelante, en que aparece compren- dido entre la terminación del fascículo de Meinert y el cabo terminal del haz longitudinal posterior. La mitad superior del núcleo rojo está cruzada sagitalmente por los haces del entre- cruzamiento dorsal de la calota /(fontaineartige Kreuzung de Meinert) y de atrás á adelante por los manojos radiculares del motor ocular común. Supongamos un corte transversal como el que ofrece la fio. 27, y el cual pasa por la mitad posterior del núcleo rojo: en él veremos más 6 menos relacionadas con el núcleo rojo tres clases de fibras nerviosas: las fibras descendentes de la calota; el haz de la calota de Gudden, y el pedúnculo cerebe- loso superior. El espesor del núcleo rojo presenta un acúmulo de gruesas células nerviosas y de arborizaciones terminales. Indicaremos con orden estas diversas partes. Haz descendente de la caluta. Ha sido bien descrito por Held que le hu estudiado por el método de Golgi; nosotros podemos confirmar casi todos los datos aportados por este sabio, pues hemos logrado seguir con entera evidencia dicho haz desde el tubérculo cuadrigémino anterior hasta más abajo de la protuberancia. Las fibras de este manojo son espesas y representan, en su mayoría, cilindros-ejes nacidos de unos corpúsculos robustos, estrellados ú triangulares, de largas expansiones y residentes en la porción lateral superficial de la corteza del tubérculo (1) Manalm: Recherches sur la structure anatomique du noyau rouge. Bruxelles, 1891, (97) Cajal. —NÚCLEO ROJO Y REGIÓN DE LA CALOTA. 101 cuadrieémino anterior. Algunas pocas fibras vienen de más adentro, marchando por el plano de fibras profundas del zales, y enlazando con células yacentes en el estrato profundo de ANA Mao, NBA AS Ll y Corte frontal del núcleo rojo. fascículo longitudinal posterior y foco del motor ocular común del feto de ratón. A, fascículo longitudinal posterior; B, fascículo de la calota de Gudden; C, decusa- ción dorsal de la calota; D, manojo descendente de la calota; Z, núcleo del motor ocular común con las colaterales llegadas del fascículo 'ongitudinal posterior; F, fibras longitndinales de la calota; (7, decusación ventral de la calota; 1, decu- sación media ó del haz de la calota de Gudden; $, epitelio del acueducto de Sil- vio; 4, colaterales para el núcleo rojo del haz descendente de la calota; 2, bifur- cación de las fibras de éste; e, fibras gruesas que incresan en el fascículo longi - tudinal posterior; p, cilindros-ejes de las células del núcleo rojo, los cuales se dirigen hacia atrás; /, gruesa colateral de las fibras del fascículo descendente de la calota para la substancia reticular. A los lados del foco del motor ocular co- mún se ven células cuyos cilindros-ejes, después de dar colaterales para la subs- tancia gris central, iban á hacerse longitudinales en la substancia reticular. 102 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (98) éste. Llegadas que son estas fibras enfrente del acueducto se hacen arciformes, dirígense hacia adentro por debajo del fas- cículo longitudinal posterior, cruzan la línea media, formando la decusación dorsal de la calota 6 /ontaineartige Kreuzung de Meinert, y se hacen verticales, descendiendo hacia la protu- berancia por el lado interno del lemnisco lateral. En todo este camino emiten numerosas colaterales. A la altura del acue- ducto de Silvio 6 algo más abajo, suministran una robusta colateral, que se distribuye por la substancia reticular de la calota; á veces una de las colaterales nacidas en este mismo punto, alcanza el núcleo del tubérculo cuadrigémino posterior y porción superior del lemnisco. (Fig. 27, D.) En su curso horizontal por lo alto del núcleo rojo envían á éste una ó dos colaterales profusamente ramificadas, y, final- mente, al hacerse verticales dentro de este mismo núcleo, no es raro ver que se bifurcan en rama ascendente fina y descen- dente gruesa, de las cuales proceden frecuentemente otras colaterales ramificadas en el mismo foco ganglionar (4). Cuando las fibras de que estamos tratando abandonan el núcleo rojo, bajan á la protuberancia, constituyendo haceci- llos verticales separados por algunas células nerviosas, y al llegar enfrente del núcleo inferior del lemnisco lateral, emi- ten largas colaterales internas, muchas de las cuales se apro- ximan hacia la línea media y quizás constituyen una parte de la decusación ventral de la calota. (Fig. 27, c.) Algunas de las fibras de este entrecruzamiento parecen pro- venir de células yacentes entre las fibras del manojo descen- dentes de la calota 6 también entre los hacecillos del lemnisco lateral. Fasciculo de la calota de Gudden. Por dentro de la vía ver- tical que acabamos de describir, y á los lados de la línea me- dia, yacen unos paquetes de hebras finas, las más finas quizás que se hallan en los centros nerviosos. Estos hacecillos nacen, según los autores, del tubérculo mamilar interno; pero ya de- jamos expuesto más atrás que este origen no es directo, sino indirecto, es decir, que cada una de estas fibras no es la conti- nuación de un cilindro-eje nacido en el tubérculo mamilar, sino la de una rama fina de bifurcación de un tallo de origen común á dichos fascículos y al de Vicq d'Azyr. La finura de dicha rama, que tiene á menudo el aspecto de una colateral, (99) Cajal. —NÚCLEO ROJO Y REGIÓN DE LA CALOTA. 103 explica la delgadez suma de las hebras constitutivas del fas- cículo de la calota, así como la pobreza de estas en colaterales. En su camino por dentro del núcleo rojo, las fibras del haz de la calota marchan paralelas, apretadas, y sólo emiten algu- nas delicadas colaterales que se esparcen por el lado interno de este foco; luego, el haz en cuestión, conforme avanza hacia el bulbo, disminuye progresivamente hasta que, á la altura del cuerpo trapezoide, sólo conserva algunas fibras que se colocan delante del fascículo longitudinal posterior. El fascículo de la calota de Gudden presenta también una especie de fontaineartige Kreuzung, es decir, una decusación situada en la parte anterior de la calota, cerca del plano en que tiene lugar la de los pedúnculos cerebelosos. Las fibras finísimas de esta decusación constituyen un plexo difuso deli- cadísimo, situado al nivel y algo por encima de la decusación ventral. En el espesor del fascículo de la calota, así como en el rafe, se ven muchas células fusiformes ó triangulares, cuyos cilin- dros-ejes marchan en diversidad de direcciones; algunos de ellos cruzan el rafe para ir quizás al haz descendente de la calota, del otro lado. En el rafe existe también una red finísi- ma de colaterales, cuya procedencia nos ha parecido ser, por lo menos en parte, el fascículo de Gudden. Pedúnculos cerebelosos superiores. Una vez que han cru- zado la línea media, ingresan en el núcleo rojo, marchando de atrás adelante y suministrando en su camino muchas colatera- les, como ha indicado primeramente Martín (1). El pedúnculo constituye hacecillos postero-anteriores, entremezclados á las células del núcleo rojo y de los cuales se desprenden, de tre- cho en trecho, fibras nerviosas que se dicotomizan varias ve- ces, acabando mediante una arborización extensa, difusa y complicada, que se pone en relación con un grupo considera- ble de células nerviosas de dicho foco. De suerte que, por lo menos, una parte de las fibras que lleva el pedúnculo cerebeloso superior, acaba en el núcleo rojo del lado opuesto, ya á beneficio de colaterales, ya de extensas arborizaciones terminales. Terminación de aquellas fibras en (1) Martin: Aandbuch der Anatomie der Housthieren von Franck. 3 Aufl. ergánzt von P. Martin, Sttutgart, 1892, 104 ANALES DE HISTORIA NATURAL. . (100) el núcleo rojo de su lado no hemos podido ver hasta ahora. Plezxo intercelular del múcleo rojo.—Es uno de los plexos ner— viosos más tupidos que se hallan en los centros nerviosos; á su riqueza se debe principalmente el apartamiento relativo en que yacen las células y el aspecto finamente granuloso que el núcleo rojo presenta en las preparaciones al carmín. Este plexo está formado por: 1.*, colaterales y terminales de los pedúncu- los cerebelosos superiores; 2.”, colaterales del fascículo descen- dente de la calota; 3.”, colaterales y terminales poco ramifica- das del fascículo de Gudden 6 vía calota del tubérculo mami- lar interno. Arborizaciones en cesta.—Además de este plexo difuso, las eruesas células estrelladas del núcleo rojo se muestran, tanto en su cuerpo como en sus gruesas expansiones, abrazados por un plexo especial, apretadísimo y comparable al que nosotros describimos en torno de los cuerpos de las células de Purkinje. Este plexo está construído de fibras finas, varicosas, Íntima- mente entretejidas, y tan estrechamente aplicadas á la superfi- cie celular, que diseñan perfectamente la forma del cuerpo protoplásmico y de sus principales expansiones. Es difícil decir cómo acaban las fibrillas nerviosas en este forro ú fieltro pericelular; no obstante, en algún sitio, particu- larmente á lo largo de los apéndices protoplásmicos, se advier- ten cabos libres, guarnecidos de una varicosidad como en las hebras terminales de los plexos trepadores de las células de Purkinje. Cuanto á las fibras de origen de estos plexos, no sa— bemos cuáles sean, ignorando si corresponden á la termina- ción de algunas fibras de los pedúnculos cerebelosos superio- res, Ú si representan el punto de llegada de otro sistema de tubos nerviosos. acaso venidos del tálamo óptico. Precisa este punto nuevas y más completas investigaciones. De todos mo- dos, parécenos indudable que cada cesta terminal no es pro- ducto de la ramificación de una fibra sino de dos 6 más, como sucede á menudo en los plexos trepadores del cerebelo. Células.—Se ven en el núcleo rojo, como ha hecho notar Ma- haim, células gruesas y células pequeñas. Las gruesas son multipolares y sus expansiones protoplásmicas sumamente largas, muchas veces divididas y ornadas de innumerables espinas, divergen en todos sentidos. El cuerpo celular es liso, lo que contrasta con la aspereza de sus apéndices. (101) Cajal.—NÚCLEO ROJO Y REGIÓN DE LA CALOTA. 105 El cilindro-eje es dificilísimo de seguir, y en la mayor parte de los casos dirígese hacia adelante, sin que hayamos podido perseguirlo de modo suficiente para cerciorarnos de su para- dero. Hay células que remiten dicha expansión hacia adentro y aun hacia atrás, pero son las menos. En su camino, suminis- tra el cilindro-eje una 6 dos colaterales ramificadas entre las células del mismo foco. En algún caso, el cilindro-eje se bifurca dando una rama dirigida hacia adelante y otra hacia atrás. Los corpúsculos pequeños no nos han parecido diferir en propiedades de las células grandes. En el gato, á más de las células ordinarias provistas de lar— gas y velludas expansiones, hemos hallado otras de talla di- minuta, de cuerpo muy irregular (fusiformes, arciformes, tri- angulares, etc.), y cuyas expansiones protoplásmicas se dis- tinguen por lo complicado de su curso y por la riqueza de colaterales que suministran. Algunas de estas expansiones se incurvan y se ramifican en torno de las células grandes seme- jando la construcción de nidos pericelulares. La prolongación nerviosa es fina, emite dos 6 más colaterales ramificadas entre las células grandes, y se pierde entre los haces del núcleo rojo sin que hayamos podido cerciorarnos de su paradero. Acaso se trate de cilindros-ejes cortos ramificados en el mismo espe- sor de dicho núcleo, AN: PEDÚNCULO CEREBELOSO INFERIOR. Estudiando cortes sagitales seriados del cerebelo del ratón. recién nacido, puede fácilmente observarse el curso del pe- dúnculo-cerebeloso inferior. Sus fibras son finas, lisas, parale- las, y constituyen un haz compacto, incurvado, que se extien- de desde el cuerpo restiforme al vermis. Por dentro de este pe- dúnculo, corren las fibras del fascículo cerebeloso acústico que se reconocen por su robustez, curso flexuoso y numerosas colaterales; estas últimas fibras son, en su mayor parte, conti- nuación, como ya hemos dicho en otro lugar, de la rama as- cendente del vestibular. Siguiendo en cortes ya sagitales, ya transversales, el pe- 106 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (102) dúnculo en su porción intracerebelosa, se advierte que la in— mensa mayoría de sus fibras se hacen transversales, ingresan- do en la substancia blanca del vermis y reconociéndose que casi todas ellas cruzan la línea media para diseminarse en la substancia blanca de la mitad opuesta del lóbulo medio y en el lóbulo lateral. Sin embargo, al nivel de la oliva cerebelosa, y sobre todo por encima de ésta, apártase constantemente un erupo de fibras pedunculares, las cuales, después de bifurcar se en la substancia blanca del lóbulo lateral, se ramifican re- petidamente en la zona de los granos. (Fig. 28, y.) No hemos podido determinar el origen 6 terminación corti- cal de las fibras pedunculares. Desgraciadamente, cuando estas fibras se impregnan bien, no suelen teñnirse las células del ce- rebelo, y además los fetos de ratón ó ratones de pocos días en donde el pedúnculo cerebeloso inferior puede seguirse perfec— tamente, no muestran todavía suficientemente desarrolladas, para ser reconocidas, las fibras musgosas y las arborizaciones trepadoras. Nos inclinamos, sin embargo, á admitir como verosímil, que una parte de las fibras pedunculares viene del bulbo, quizás de la oliva bulbar y que su terminación tiene lugar en la capa de los granos á favor de fibras musgosas. Las citadas ramifi- caciones del manojo lateral del pedúnculo en la capa de los eranos de la corteza del lóbulo lateral, ramificaciones que ocu- pan gran extensión, á la manera de las engendradas por las fibras musgosas, hablan en pró de esta conjetura. ¿Participan también las células de Purkinje en la formación del pedúnculo cerebeloso inferior? En dos ó tres casos hemos logrado seguir el cilindro-eje de dichas células desde su origen en la corteza de un hemisferio 6 lóbulo lateral, hasta más allá del plano medio del vermis, advirtiendo que, á más de las cola- terales que este cilindro-eje suministra cerca de su arranque, emite, durante su curso por la substancia blanca, otras desti- nadas á las zonas granulosas del vermis; pero de esta obser— vación no podemos sacar la conclusión de la participación peduncular de dichas fibras de Purkinje, porque precisamente cuando estas fibras se impregnan bien, el pedúnculo cerebe- loso inferior no se colora, y en todo caso no basta el trayecto en que las mismas han sido seguidas para determinar su pa- radero, (103) Cajal. —PEDÚNCULO CEREBELOSO INFERIOR. 107 | DN X NN WU j 1 mer % SN INNATA Corte frontal de la protuberancia que comprende el pedúnculo cerebeloso inferior, núcleos de Deiters y de Bechterew y vermís del cerebelo. Ratón recién"nacido. A, pedúnculo cerebeloso inferior cortado á lo largo; B, raíz del vestibular; C, trigé- mino; D, ganglio del techo; 2, núcleo de Bechterew; F, núcleo de Deiters en su extremo superior; 6, oliva cerebelosa; a, rama ascendente del vestibular; 5, cola- teral de la rama ascendente para el núcleo de Deiters; c, colateral del pedúnculo cerebeloso inferior; e, ramas descendentes del vestibular; 7, cilindros-ejes del foco de Bechterew;.f, colaterales del pedúnculo cerebeloso para el hemisferio cerebeloso; y, fibras del pedúnculo que parecen ramificarse en la corteza cerebe- losa; h, colaterales del pedúnculo para lo alto del vermis; /J, células del ganglio del techo cuyos cilindros-ejes entran en el vermis; 7, arborización libre para el ganglio del techo. 108 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ' (104) En su curso arciforme y transversal, las fibras intracerebe- losas del pedúnculo cerebeloso inferior suministran algunas colaterales: 1. Colaterales ya ascendentes, ya descendentes que penetran y se distribuyen en la corteza del vermis; 2.” Co- laterales más gruesas, á veces verdaderas ramas de bifurcación que proceden de dicho pedúnculo en el momento en que éste se inclina para dirigirse al bulbo entre el vermis y el lóbulo lateral; estas colaterales dirígense hacia afuera y arriba y se reparten en el hemisferio cerebeloso. Finalmente, 4 su paso por fuera del núcleo de Bechterew, envía ú éste aleunas rami- tas que se arborizan entre sus células. (Fig. 28, c.) Debajo del tubérculo acústico, el pedúnculo cerebeloso infe- rior se divide en dos haces: uno grueso, divergente, dirigido hacia adelante y que no es más que el conjunto de las fibras destinadas á la oliva bulbar; y otro delgado que conserva su dirección inicial, yuxtaponiéndose á la raíz descendente del trigémino. Las opiniones que exponemos aquí confirman el juicio de muchos autores; las nuestras tienen solamente el interés de basarse en el estudio de preparaciones de pequeños cerebelos donde la persecución de las fibras pudo hacerse con facilidad. En resumen; el pedúnculo cerebeloso inferior está consti- tuído en gran parte de fibras cruzadas al nivel del vermis; estas fibras no parecen tener relación directa ni con el ganglio del techo ni con la oliva cerebelosa. Nuestras recientes obser— vaciones en ratones recién nacidos y fetos enseñan, que tanto las fibras terminales de la oliva como las del ganglio del techo son espesas y parecen provenir de la corteza cerebelosa. To- cante á la oliva, podemos asegurar que casi todas las fibras que en ella se distribuyen provienen de las células de Pur— kinje del hemisferio de su lado. En el ganglio del techo hemos visto también penetrar muchas fibras de Purkinje, las cuales emiten 4 menudo una gruesa colateral para este foco, pero no podemos afirmar si tales fibras acaban definitivamente en el ganglio 4 si no hacen más que atravesarlo para ir á otros centros, (105) Cajal. —NÚCLEO DEL HIPOGLOSO. 109 AE NÚCLEO DEL HIPOGLOSO. Nuestros estudios sobre el origen del hipogloso confirman plenamente las descripciones de los autores, particularmente las de Bechterew, van Gehuchten, Kólliker y Cramer. En el ratón recién nacido, las células del núcleo del hipo- orloso son voluminosas, multipolares, y sus expansiones proto- plásmicas, ásperas y espinosas se ramifican exclusivamente en el espesor del núcleo; algunas de estas prolongaciones, como ha hecho notar van Gehuchten, cruzan el rafe y se dis- tribuyen en el foco del otro lado (comisura protoplásmica). Los cilindros-ejes carecen de colaterales y, después de trazar aleuna revuelta, dirígense hacia adelante, constituyendo dos ¿6 más hacecillos que abordan la superficie bulbar por fuera de la oliva, generalmente entre la oliva principal y un pequeño foco que corresponde quizás á la oliva accesoria interna (figu- ra 13). En el ratón y conejo las fibras radiculares del hipogloso se nos han mostrado exclusivamente nacidas del núcleo prin cipal. De acuerdo con Kólliker, dudamos mucho que el llamado núcleo de Roller y los múcleos accesorios de Duval, considerados por estos sabios y por Koch como focos de origen del hipo- olloso, tengan conexión alguna con este nervio. Entre los dos núcleos y al nivel del rafe existen, como han descrito muchos autores, fibras de unión, mal llamadas comi- surales, y las cuales aparecen también en las preparaciones de Weigert-Pal. Estas fibras deben distinguirse en: finas ú interfocales, y gruesas 6 prefocales. Las finas Ú interfocales se hallan en toda la línea separato— ria de los núcleos de ambos hipoglosos, y no son otra cosa que el trayecto de colaterales sensitivas en gran parte arbori- zadas en el foco del lado opuesto. El origen, curso y ramifica- ción de estas colaterales ramificadas en ambos núcleos puede verse en la fig. 29, d. Las fibras prenucleares ú gruesas descritas per Koch, Duval, 110 ANALES DE HISTORIA NATURAL. — (106) Kólliker, Edinger, etc., constituyen una especie de comisura por delante de los focos de origen del hipogloso y por detrás del fascículo longitudinal posterior. El origen de estas fibras no es siempre el mismo. Las más gruesas representan cilin- AS mm SS NJ . IAS AN SS SS ÓN ASA Corte transversal del bulbo del ratón al nivel del ganglio comisural. A, ganglio comisural; 3, núcleo del hipogloso; (', entrecruzamiento del lemnisco in- terno; D, corte transversal del fascículo solitario; 4, célula del ganglio comisu- ral; b,c, fibras terminales del vago y glosofaríngeo; q, comisura de colaterales de los núcleos del hipogloso; y, f, colaterales de fibras sensitivas de 2. orden para el núcleo del hipogloso. dros-ejes de células de la substancia reticular blanca, que des- pués de dirigirse hacia atrás (4 veces acompañando las fibras radiculares del hipogloso) cruzan la línea media é ingresan en el fascículo longitudinal posterior, donde á menudo se dividen (107) Cajal. —NÚGLEO DEL HIPOGLOSO. 111 en rama ascendente y descendente. Este entrecruzamiento ha sido tomado alguna vez por una decusación de las raíces del nervio que estudiamos. Las otras fibras, algo más delgadas, vistas también por Koch, Kólliker, Cramer, etc., vienen del rafe, cruzan la línea media y se ramifican en el espesor del núcleo. No hemos podido seguir suficientemente estas fibras, que acaso correspondan, como sospecha Kólliker, á la vía pira- midal. El núcleo del hipogloso recibe por fuera y delante un gran número de colaterales de naturaleza sensitiva, cuya existencia ha sido señalada por Kóúlliker. (Fig. 29, 2, y, 2.) En nuestras preparaciones de fetos y ratones recién nacidos es facilísimo ver que estas colaterales reconocen tres orígenes: unas provienen del trayecto horizontal de cilindros-ejes sensi- tivos de segundo orden, cuyas células de origen residen en los focos terminales del vago y gelosofaríngeo; otras parten del curso horizontal y arciforme de numerosas fibras sensitivas de segundo orden, cuyos elementos de origen yacen en la substancia gelatinosa del trigémino; y finalmente, otras mu- chas dimanan del trayecto vertical de la vía central común del trigémino, glosofaringeo y vago. Esta vía central corres- ponde en el ratón á una región de substancia blanca situada en la frontera posterior de la reticular gris, entre los tres focos terminales del trigémino, vago-glosofaríngeo y hipogloso (fig. 29, 4). Las colaterales emanadas de las fibras sensitivas horizontales de los núcleos del vago y glosofaríngeo, son á veces tan gruesas, que representan ramas de bifurcación; no es raro tampoco hallar fibras sensitivas que envían al foco del hipogloso dos colaterales. No hemos podido sorprender jamás la penetración, en el nú- cleo del hipogloso, de colaterales directas de las raíces de los nervios trigémino, vago y gloso-faríngeo. La distribución de estas colaterales aparece siempre confinada en el foco gris ter- minal (substancia gelatinosa del trigémino, foco descendente del vago, etc.). Tampoco hemos acertado á hallar las fibras que Kólliker supone llegadas de la oliva bulbar. 112 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (108; XVI. NÚCLEO DEL FACIAL. Nada esencial podemos añadir á las descripciones de Duval, Obersteiner, Bechterew, Edinger, Kólliker, etc. En el ratón y conejo recién nacidos, el núcleo del facial es relativamente voluminoso, bilobulado, superficial, y está an- teriormente cubierto por una delgada capa de substancia blan- ca correspondiente al resto del cordón lateral. Por arriba toca casi á la oliva superior, y por fuera yace á corta distancia de la substancia gelatinosa del trigémino. (Fig. 11, c y 16, 4.) Las células de dicho núcleo son multipolares, voluminosas y ofrecen largas y velludas expansiones protoplásmicas, las cuales tienen tendencia á dirigirse en sentido antero-poste- rior. El cilindro-eje no suministra ninguna colateral, traza á menudo alguna revuelta mientras circula por el foco, diríge- se después hacia atrás, gana el borde posterior de la substan- cia blanca bulbar, revuelve hacia arriba constituyendo la ro- dilla facial, y cuando ha llegado á la altura de la oliva supe- rior, marcha hacia adelante, saliendo del bulbo al nivel del cuerpo trapezoide, entre la oliva superior y la raíz descenden- te del trigémino. Un grupo de fibras se entrecruza en el rafe por ¡detrás del fascículo longitudinal posterior, como ya han indicado Stieda, Obersteiner y Cramer (1). Ninguna fibra del facial procede del núcleo del motor ocular externo contra el dictamen de Meinert, Clarke, Duval, Schwalbe, etc. Tampoco Kólliker acepta un origen semejante. (Fig. 30, D.) Tocante á las relaciones del núcleo del facial con los demás centros bulbares, Kólliker señala las siguientes: 1.”, unión con la vía piramidal á favor de fibras de ésta que, después de cru— (1) Al principio creíamos con Kólliker y otros, que dicho entrecruzamiento consti- tuía un error de interpretación, nacido principalmente de haber tomado por faciales fibras arciformes llegadas del ganglio de Deiters; pero recientemente, en una prepa- ración irreprochable, se nos han mostrado tan evidentes dichas fibras cruzadas, que no podemos negar su realidad. Estas fibras son escasas, finas, más delgadas que las arciformes que cruzan el codo del facial. (109) Cajal. —NÚCLEO DEL FACIAL. 113 zar el rafe, irían al núcleo facial del lado opuesto; 2.”, este núcleo recibiría colaterales directas de la raíz sensitiva des— cendente del trigémino; 3.”, mediante colaterales se pondría en relación con las fibras del resto del cordón lateral; 4.”, el cuerpo trapezoide y oliva superior enviarían fibras al facial. De todas las fibras señaladas por Kólliker, sólo las prove- nientes del resto del cordón lateral existen en nuestras prepa- raciones. Estas colaterales son muy numerosas y nacen unas Fig. 30. Corte del bulbo del ratón recién nacido al nivel de la rodilla del facial. A, facial; B, corte de la rodilla de este nervio; D, haz nacido del facial que cruza el rafe; E, fascículo longitudinal posterior que recibe fibras (F) del ganglio de Deiters; C, células del núcleo del motor ocular externo; €, ventrículo. del cordón de substancia blanca que costea anteriormente el núcleo facial; otras de fascículos verticales intersticiales; otras, en fin, de las fibras que limitan por fuera dicho núcleo (figu- ra 11, 0, c). Los fascículos intersticiales longitudinales repre— sentan también fibras del resto del cordón lateral separadas por las células nerviosas. Las colaterales sensitivas son numerosisimas, pero no par— ten de la raíz descendente del trigémino, sino de cilindros- ANALES DE HIST. NAT.—XXIV. 8 114 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ” (110) ejes transversales nacidos en células de la substancia gelati- nosa. Por lo común, estos corpúsculos residen en la parte an— terior de esta substancia, y no es raro ver que sus expansio- nes nerviosas envían dos robustas colaterales al núcleo: del facial. A nuestro modo de ver, las conexiones entre el trigé- mino y facial, como todas las sensitivo-motrices del bulbo, salvo algún ejemplo excepcional, tienen lugar exclusivamen- te por colaterales 6 terminales de fibras sensitivas de segundo orden; y en el caso particular del facial, haremos notar que, dada la proximidad entre la raíz sensitiva del trigémino y el foco del 7-par, si dichas colaterales directas existiesen, debe- rían observarse con toda facilidad en el ratón y conejo; tanto más, cuanto que la inmensa mayoría de nuestras preparacio—- nes de fetos de ratón y de ratones de pocos días, presentan admirable y completamente impregnadas las colaterales de la raíz descendente sensitiva del trigémino. (Fig. 11, 7.) No negamos las demás conexiones señaladas por Kólliker; haremos observar solamente que á pesar de las favorables con- diciones en que hemos trabajado, no hemos logrado hasta ahora cerciorarnos de su realidad. AV L: CÉLULAS DE LA SUBSTANTIA RETICULARIS DEL BULBO. Las células de la substantia reticularis grisea y alba, han sido estudiadas recientemente por Kólliker y H. Held. Nues- tras investigaciones concuerdan completamente con las de estos autores. Las fibras nerviosas de la substancia reticular (que repre- sentan en el bulbo las vías cortas del cordón antero-lateral de la médula), proceden de células, ya de los cordones, ya comi- surales, residentes entre los hacecillos de dicha substancia. Estas células, son, á menudo, de talla gigante, alcanzando 90 y más; su forma es estrellada y sus expansiones proto- plásmicas, espesas y varias veces dicotomizadas, divergen en todas direcciones y alcanzan grandísima longitud. El cilindro- eje es robusto y corre en variedad de direcciones, unas veces marcha hacia adentro, cruza el rafe y se continúa con una (111) Cajal. —CÉLULAS DEL BULBO. 15 fibra de la substancia reticular gris 6 blanca del otro lado; pero mucho más á menudo se dirige bien hacia atrás, bien hacia adelante ú afuera, y, después de un curso no muy largo, se hace longitudinal en la substancia reticular gris. En su cami- no, suministra varias colaterales ramificadas entre los haceci- llos de la citada substancia, y al continuarse con estos, unas veces lo hace por simple inflexión y otras mediante división en “T, engendrando un tubo ascendente y otro descendente. A menudo, como ha visto Held, dicha expansión se prolon- ga con tres ó más tubos de la substancia blanca situados en diferentes regiones de la misma, por ejemplo: el cilindro-eje emite primeramente una gruesa colateral que se hace longi— tudinal, continuándose con un tubo de la substancia reticular; luego el tallo inicial pasa el rafe y produce, por bifurcación, dos tubos de la substancia reticular del lado opuesto. La inmensa mayoría de los cilindros-ejes de las células de la substancia reticular, se continúan exclusivamente con las fibras nerviosas de la substancia reticular gris, pues, como es sabido, los tubos de la reticular blanca representan casi todos vías sensitivas de segundo orden. Mas como las células de la substancia reticular, según hemos dicho en otra parte, no reci- ben nunca colaterales sensitivas directas, sino de vías centri- petas de segundo orden, resulta que, en general, la substancia reticular gris está constituida por una vía sensitiva de tercer orden, cuyo destino es difundir, sobre una mayor extensión de los focos motores del bulbo y médula, las excitaciones sen-— sitivas aportadas por los nervios trigémino, vago y glosofa— ríngeo. Exceptuamos, naturalmente, de la composición de la substancia reticular gris la vía central lateral del trigémi- no, vago, glosofaríngeo y vestibular, que, como ya dijimos en otra parte, yace en la parte postero-externa de dicha substan- cia. Por lo demás, que las células de la substancia reticular, representan elementos sensitivos de tercer orden, es una idea que ha sido ya expuesta por Kólliker. En las figuras 16, M, £L, P y 3, NV representamos algunas células cuyas expansiones nerviosas ingresaban en la subs- tancia reticular. En 1, fig. 16, se ven dos células situadas no lejos del rafe y de la vía piramidal, y cuyas expansiones ner— viosas se dirigían á la substancia blanca que bordea por den— tro el núcleo del facial; el conjunto de estos cilindros-ejes, 116 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ” (112) algunos de los cuales vienen de células del otro lado, se dis- pone en hacecillos transversales situados detras de la vía pira- midal. En ?, y en la misma figura, reproducimos otra célula, cuyo cilindro-eje iba á la parte posterior de la substancia reti- cular gris. En la fig. 3, NV presentamos tres células gigantes y” dos medianas, todas las cuales remitían el cilindro-eje descen- dente á la substancia reticular gris, ya anterior, ya posterior. En el feto de ratón, ó ratón de pocos días, es muy común hallar células situadas en pleno rafe, particularmente en el lado ventral de éste. Tales células, lo mismo que las residentes en las inmediaciones de la línea media, entrecruzan sus ex- pansiones protoplásmicas en el rafe, engendrando una comi- sura protoplásmica comparable á la de la médula espinal. Con- tiene también el rafe una comisura de colaterales, nacidas en c'eneral de cilindros-ejes de la vía sensitiva central de segundo orden. (Fig. 16, Z.) XV: GLÁNDULA PINEAL. Nuestros ensayos de impregnación de este órgano no nos han permitido determinar la forma de los conductitos glandu- lares; pero en cambio, nos han dado á conocer los nervios que se distribuyen por los acini y algunas células intersticiales, cuya significación desconocemos aún. Los nervios son simpáticos y penetran en el órgano, acom- pañando á los gruesos vasos que le envuelven; una vez en el espesor de la glándula, los hacecillos perivasculares se diso- cian, y los cilindros-ejes independientes y apartados de los vasos, corren por entre los acini, ramificándose repetidas ve- ces, y engendrando en unión de otras fibras nerviosas, un plexo intersticial sumamente rico. Finalmente, cada rama de esta extensa ramificación, tras un curso complicado, se re- suelve en una arborización varicosa de ramas cortas termina- das por un granito 6 punta algo engruesada. (Fig. 31, 0.) Estas ramitas terminales yacen sobre la cara externa de las células glandulares, sin penetrar en el protoplasma, ni en los intersticios separatorios de dos células vecinas; de modo que la relación entre los nervios y el protoplasma secretor (113) Cajal. —GLÁNDULA PINEAL. 117 tiene lugar mediante contacto, como nuestras investigaciones, las de Fusari y Panasci, las de Retzius, Muller, etc., han de- mostrado también en otras glándulas. En algunos parajes de la glándula, y probablemente entre los acini (fig. 31, c, d), yacen unas células especiales que, á primera vista, semejan granos del cerebelo. Poseen un cuerpo pequeño, esferoidal ú irregular, y dos á cuatro expansiones más 6 menos largas, ya indivisas, ya bifurcadas, las cuales se 4 Corte transversal de la glándula pineal del conejo de ocho dias. a, haces de fibras nerviosas simpáticas; 5, arborizaciones terminales de estas; c, células estrelladas especiales. terminan, por lo común, mediante un grumo 0 masa proto- plásmica redondeada. Todas estas expansiones son cortas, semejando algo á las protoplásmicas de las células nerviosas. Cilindro-eje no hemos podido hallar. Ienoramos cuál sea la naturaleza de estas células que acaso sean homólogas de los corpúsculos nerviosos intersticiales de las glándulas (células simpáticas intersticiales de Cajal). 118 ANALES DE HISTORIA NATURAL. , (114) XIX. TERMINACIÓN EN LA CAPA MOLECULAR DEL CEREBRO DE FIBRAS DE ASOCIACIÓN. En las preparaciones de cerebro de ratón que nos han servi- do para el estudio del tálamo óptico, hemos notado una parti- cularidad que merece consignarse. Del haz de asociación an- tero-posterior, proceden, en parajes distintos de su curso, com- pactos hacecillos que, sin ramificarse ni diseminarse en la corteza, suben hasta la zona molecular, donde se hacen hori- zontales. Las fibras que los componen marchan por esta zona durante largos trayectos, emiten colaterales arborizadas entre los corpúsculos de la capa molecular, y acaso se terminan libre» mente en el espesor de ésta. Semejantes fibras de asociación destinadas á la capa molecular, se halla en grandísimo núme- ro en la corteza cerebral que limita la hendidura interhemis- férica, así como en la región visual de la corteza occipital (zona donde se halla la estría de Vicq d'Azyr). En cuanto á su procedencia, nos inclinamos á admitir que se trata de fibras de asociación nacidas en otros parajes de la corteza. Hasta ahora casi todas las que se nos han aparecido con entera cla- ridad provenían del manojo antero-posterior de asociación, ho- mólogo al fasciculo longitudinal inferior del cerebro humano según Ganser. Por lo demás, ninguna de dichas fibras se con— tinúa con tubos de proyección. INEM TES SUR QUELQUES DÉCOUVERTES PRÉMISTORIQUES AUTOUR DE SEGOBRIGA DANS LESPAGNE CENTRA LE, PAR BDOIMED.: CAP EBLEE - S:00.: (Sesión del 14 de Febrero de 1894.) CHAPITRE TROISIEME. 6 L'alimentation chez les troglodytes de Segobriga. r. UT ALIMENTS VEGETAUX.— L'AGRICULTURE A SEGOBRIGA. Sur tous les points du globe oú nos ancétres préhistoriques ont laissé des vestiges incontestés de leur passage, a cóté des ouvrages sortis de leurs mains, on a retrouvé les restes de leur nourriture. Les Kjoekkenmoeddings du Danema+k ne sont que des amoncellements de débris ou les résidus alimentaires en— trent pour la plus large part. Les tourbiéres, les palafittes et les cavernes ont livré aux curieuses investigations des anthro- pologistes le secret des repas dont ils ont été les témoins. S'1l n'est pas encore possible de reconstituer le menu d'un festin préhistorique, il est du moins aisé de connaítre les éléments qui pouvaient bien y entrer. Les premiers habitants de Segobriga, comme ceux de Wan- v'en et de Robenhausen, durent, sous l'impulsion de la faim, emprunter souvent aux arbres leurs fruits, aux buissons leurs baies, aux plantes sauvages les graines qw'elles produisaient spontanément. Nous sommes méme en mesure d'affirmer que (1) Véase el tomo Xx111, p. 117 de los ANALES. 120 ANALES DE HISTORIA NATURAL. . (60) déja ils avaient appris a ensemencer la terre et a lui deman- der le tribut annuel de ses moissons. Nous avons en effet trouvé dans la grotte un énorme silo d'orge et de blé, et les débris de plusieurs instruments agricoles. Ces deux espéces de céréales ont souvent été signalées dans les habitations préhistoriques. Si les cavernes á ossements en sont presque totalement dépour- vues, les cités lacustres en ont au contraire fourni des quan- tités considérables. Personne n'ignore que l'on a découvert a Wangen plus de cent mesures d'orge et de froment, a Roben- hausen et á Niederwyl trois especes de blé et deux espéces d'orge (1). Pendant toute la période quaternaire, "homme v'avait vécu, semble-t-il, que du produit de la péche ou de la chasse. Les Kjoekkenmoeddings eux-mémes ne renferment pas les débris caractéristiques des époques postérieures. Mais, presque a l'au- rore de l'áge néolithique, nous trouvons nos ancétres occupés a la domestication des troupeaux. Ils ne devaient pas tarder a apprendre a cultiver les champs (2): aussi rencontrerons-no0us presque toujours, dans les stations du néolithique moyen et des áges suivants, des vestiges d'une agriculture primitive: La récolte des céréales suppose en effet la culture du sol; mais a cette époque reculée ou la terre plus chaude et plus féconde devait, dans un pays naturellement fertile, rendre au centuple ce qu'on lui prétait, le matériel aratoire ne pouvait étre que des plus rudimentaires (3). (Fig. 12.) (1D) Cr. TrovoN: Habitations lacustres. 1860. (2) VERNEAU: Z'4ge de la pierre, p. 229. (3) Suivant Bérose, l'orge et le froment croissent a l'état sauvage dans le bassin de VEuphrate. C'est de lá peut-étre qu'ils furent importés en Occident avec les pre- miéres migrations des peuples asiatiques. Il ne faudrait pas en conclure que ces céréales sont exclusivement originaires de VAsie. «Les ancétres de beaucoup de nos végétaux cultivés, dit Oswald Heer, ont été anciennement indigénes chez nous.tLes grandes révolutions qui ont bouleversé leur patrie et l'ont transformée, les en ont chassés, et ce n'est que plus tard que leurs descendants ont fait leur rentrée sans s'étre modifiés. Ils semblent étre des étrangers parmi nous, et pourtant ce sont les descendents des vrais autochtones, qui témoi- gnent ainsi des profondes modifications que peut subir le tapis végétal.» Du reste parmi les 68 espéces de graminées fossiles découvertes jusqu'a ce jour, il en est qui se rapprochent beaucoup de l'orge et du blé, et une d'elles, le ¿riticum vulgare anti- quorum, ressemble beaucoup á notre froment, si méme on peut le considérer comme une espece différente. Le blé de Segobriga a été soigneusement étudié par M. Prunet, directeur de la station agronomique de Toulouse. Il est beaucoup plus petit que no- tre Triticum vulgare; on ne peut cependant le rapporter á une autre espece. (61) Capelle.—DbECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 121 Boucher de Perthes a dit le premier que des andouillers de cerf, des máchoires inférieures d'ours, des os d'animaux et des branches d'arbres avaient pu servir de pioche ou de pic aux hommes de láge de la pierre polie (fig. 12 et 13). Il leur suffi- sait d'égratigner la surface de leurs champs pour obtenir des moissons abondantes. A l'heure actuelle, les instruments agri- coles de la Nouvelle-Castille et de la Manche ne sont-ils pas bien primitifs? Je v'oublierai jamais quel fut notre étonne- ment lorsque nous vimes pour la premiére fois les socs de char- ru encore en usage dans le pays. Nous ne comprenions pas com- ment ces pointes de fer si cout- tes et si étroites pouvaient creu- ser un sillon capable de recevoir et de-conserver les semences (1) pócne ou pic en bois de cerf d'apres (fig. 13) Boucher de Berthes. Dessin de MANOT. E sn, us: Les troglodytes de Segobriga n'avaient donc pas beaucoup d'efforts a faire pour trouver des outils propres a Pagriculture. La plupart de ces outils ont dis- paru. J'ai recueilli cependant plusieurs piéces, souvent peu caractérisées, il est vrai, et qui trouvées ailleurs v'auraient point attiré l'attention, mais dans lesquelles on peut, je crois, sans étre taxé de témérité, reconnaítre des instruments agri- coles. Je signalerai tout d'abord un fragment d'os mesurant dix-sept centimétres et demi de longueur, tres dur et tres ré- sistant, qui peut avoir été employé comme hoyau. La partie supérieure de cet os offre une sorte de col profondément échan- cré et nettement poli: c'est, an'en pas douter, par la que s'em- manchait lP'outil (pl. vi, fig. 1 a). La partie inférieure / est taillée en pointe. L'os porte sur une de ses faces un sillon pro- (1) Cet étonnement toutefois ne fut pas aussi grand que celui des habitants de la région lorsqu” ils nous virent introduire nos charrues francaises, á soc plus large et plus long.«A quoi bon, disaient-ils, ces grandes machines? le blé pousse bien sans tout ce travail.» 122 ANALES DE HISTORIA NATURAL. > (62) fond incisé a Paide d'un éclat de pierre (pl. vi, fig. 1). Sur P'au- tre face (pl. vi, fig. 2) on remarque plusieurs échancrures fai- tes a coups de silex. Nous sommes certainement ici en pré- sence d'un instrument: quant á en préciser la Fig. 13. nature ou l'usage d'une facon indiscutable, cela 3 n'est nullement possible: si j'en ai fait mention ici plutót que dans le paragraphe consacré a Pé- tude des instruments en os, C'est qu'il m'a paru se rapprocher beaucoup des objets analogues signalés par Boucher de Perthes (1). J'en dirai autant des quatre autres outils que je vais signa- ler en passant. La figure 14 représente un os long de rumi- nant dont la diaphyse a été tranchée en biseau. I*apophyse supérieure a perdu sa substance spongieuse et offre des traces d'usure, comme si Pos avait été emmanché par la. Il est difcile de déterminer a quel usage cet objet pouvait bien etre affecté. Il ne serait pas étonnant qu'il eút servi aux travaux des champs. Était-ce une bé- che ou un pic rudimentaire? Faisait-il partie dune houe? Ces hypothéses et bien d'autres encore sont également plausibles. Peut-étre doit-on ranger de méme parmi les Pioche en corne . TIA . de cerf Vapres Mstruments destinés a la culture du sol un bel OA dePer-— andouiller de cerf dans lequel certains verront Dessin de Manor t0ut aussi bien un poincon ou tout autre outil, mais qui, fixé a un manche, rappelle mieux en- core le matériel primitif signalé par le savant abbevillois. Les deux encoches qui en entaillent la partie supérieure paraissent confirmer cette supposition (fig. 15). Je rattacherai enfin á la méme catégorie deux prolonge- ments frontaux de bauf, forts et massifs, dont l'extrémité in- férieure a été brisée; mais qui semblent avoir longtemps servi d'outils emmanchés (pl. vi, fig. 2 et 3). Ces divers instruments ne sont point perforés (on ne trouve du reste aucune arme, aucun outil perforé a Segobriga); mais (1) Cet instrument offre aussi une certaine analogie avec les pioches en bois de cerf récoltées á Spienne et dans les puits de Nointel. (53) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 123 plusieurs portent la trace des liens qui les assujettissaient a un manche. J'ai passé en revue tous les objets qui ont pu faire partie du matériel aratoire des tro- glodytes de Segobriga: il me reste á dire un mot des ins- truments en usage pour la moisson. Dans plusieurs stations préhistoriques, les couteaux de silex a lame dentelée ou unie, ont été longtemps, fau- te de mieux, affectés a cet office. Mais ces couteaux sont rares a Segobriga. Ils y étaient remplacés, avanta- ceusement sans doute, par des faucilles analogues a cel- les que M. Flinders Pétrie a retrouvées en Egypte. Les faucilles d'Egypte se compo- sent d'une série d'éclats de silex fixés dans un manche en bois, á Paide du bitume (fig. 16). Les éclats retrou- vésa Segobriga étaient épars dans les ruines et les débris: aucun manche v'a pu étre recueilli; mais l'identité de forme et de taille de ces si- Fig. 14. Instrument en os. Dessin de P. QUINTERO. lex avec ceux d'Egypte ne permet pas d'y voir autre chose que des éléments de faucilles. Les deux plus larges faces de ces éclats rappellent d'ordi—- naire par leur aspect la figure d'un trapeze. La base destinée a étre emmanchée est épaisse et massive, la lame amincie et dentée en forme de scie (fig. 17). Quelquefois le silex est trian- gulaire: il affecte alors la forme d'une dent de squale (fig. 18.) et presente un cóté plus épais par lequel il se fixait au bois et deux cótés tranchants (pl. vr, fig. 5, 6, 20, 21). Une des deux 124 ANALES DE HISTORIA NATURAL. +» (64) Instrument en bois de cerf. Dessin de P. DE BERNEBRUCH. faces planes est d'ordinaire pour- vue d'une fossette dont je Wai pu m'expliquer usage (pl. vu, fig. 20). Il n'est pas sans intérét de faire remarquer que des scies et tranchets minuscules de méme nature ont été rencontrés, par MM. Siret, au cours de leurs fouilles dans le S. E. Schliemann en avait retiré quelques spécimens des ruines de la premiére ville préhistorique de la colline d'His- sarlik (1). Plus tard il lui fut donné Ven faire une plus ample récolte. «A Hissarlik, dit-il, ces scies de silex ou de calcédoine a un ou deux tranchants sont si abondan- tes dans les quatre premiéres cités préhistoriques que j'al pu en re- cueillir pres d'un millier.» Le mé- me auteur signale la découverte dVinstruments analogues dans les cavernes de la Dordogne, dans les habitations lacustres de la Suisse, sous un abri de rocher a Bethsaur, pres de Bethléem, dans les tombes préhistoriques du Mecklembourg, en Danemark etjusque dans l'In- de. On m'en a remis plusieurs échantillons provenant d'une Ca- verne de la Gironde. Toutefois les scies de la Gironde et celles d'His- sarlik sont plus longues et plus étroites que celles de Segobriga (pl. 1x, fig. 1-10). (D Schliemann dit de méme que les scies «dont un seul cóté était armé de dents, étaient insérées dans des morceaux de bois ou de corne de cerf ou consolidées avec de la poix dont il reste encore des traces sur un ou deux échan- tillons». /7lios, p. 308.) (65) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 125 Nous observons á Segobriga, au point de vue de la taille. deux genres de scies bien distincts. Les unes présentent une Fig. 16. e Scie en silex (élé- Faucille Egyptienne, d'apres Flinders ment de faucille) Pétrie. de Segobriga. Dessin de A. NIEL. Dessin de A. NIEL. série de pointes aigués, sans retouche, dirigées quelquefois en biais (pl. vr, fig. 10) mais le plus souvent droites (pl. vir, fio”. 9). Les autres offrent une rangée de dents plus obtuses: les inters- tices qui en séparent les pointes sont arrondis comme les pointes elles-mémes, mais á rebours. Une ligne nettement accusée court le long des festons qui sont taillés comme á facettes (pl. vir, fig. 16). Ces derniers silex paraissent avoir été - surtout en usage pour la section de corps plus résistants tels que les tendons, les cuirs et les os (1); les premiers au con— traire pouvaient de préférence servir aux travaux de la mois- son. J'aurai du reste Poccasion de revenir plus longuement sur ces objets quand je parlerai des outils et instruments en pierre récoltés á Segobriga. Je ne saurais toutefois omettre de mentionner ici la présence dans la grotte de nombreux éclats de silex, en tout semblables a ceux que l'on emploie d'ordinaire pour armer la face infé- rieure des tribula. Le tribulum, en espagnol trilla, trilho en portugais, est une sorte de claie hérissée de dents aigués et destinée á écraser le blé. Il était fort en usage chez les Ro- mains. Varron le décrit en ces termes: «7d fit e tabula lapidi- bus aut ferro exasperata, que imposito awriga aut pondere grandi trahitwr jumentis junctis ut discutiat e spica grana.» La des- cription de Varron s'applique exactement aux 1rillas encore (1) C'est Vopinion de M. J. Miller, conservateur du Musée de Vew Brandenbury. 12 ANALES DE HISTORIA NATURAL. + (66) en usage dans la péninsule ibérique (pl. vin). C'est toujours la méme claie trainée par deux mules ou deux ánes et sur la- quelle siege le conducteur de Pattelage. Des pointes de fer remplacent parfois les silex. Le tribulum se retrouve encore chez plusieurs peuples, no- tamment chez quelques tribus arabes, ou il s'est conservé de- puis un temps immémorial, puisque nous le trouvons en Asie au moment oú Moise écrivait le Pentateuque. Comme toutes les céréales qui nous ont été conservées á travers une aussi longue série de siécles, le blé de Segobriga est car- bonisé. Les grains en sont mélés a la cendre et á la poussiére du sol ou agglutinés de facon a for- mer de petits amas de diverses erandeurs. M. Louis Siret a sou— vent rencontré des amas sembla- bles dans les stations du Sud-Est de PEspagne. La couleur de ces erains est généralement d'un noir tres brillant: mais réunis en mas- se, ils paraissent presque tou- Dent de squale. jours irisés. Ce phénoméne d'iri- Dessin de MANOT. Sl sation ne peut étre dú a la pré- sence d'un tégument, puisque les graminées v'en ont pas. Pourquoi le froment des: temps préhistoriques nous est-il parvenu dans un état de carbonisation? Je ne crois pas que ce soit á la suite d'un accident fortuit. Le professeur Heer donne comme probable que les grains «étaient préalablement egrillés, puis broyés et introduits dans un vase, humectés et enfin mangés.» Il observe de méme que ce mode de préparation se retrouve encore exactement dans les ¡les Canaries (1). Le blé v'entrait pas tel quel dans Palimentation des troglo- dytes. Nous avons rencontré ca et la, sur plusieurs points de la vvotte et spécialement aux abords de la piéce qui nous a tout d'abord servi de cuisine et dans laquelle nous avons trouvé une sorte de Kjoekkenmoedding, des pierres rondes á face (1) CF. ZABOROWSKI: Z'homme prehistorique, 5* édition, p. 131. (67) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 127 plane qui ont fait loffice de meules. On voit encore sur plu- sieurs d'entre elles des traces de charbon. La plupart cepen- dant ne sont pas noircies. Peut-étre pourrait-on inférer de la que les troglodytes des bords du Giguela ne faisaient pas toujours griller leur blé, mais uniquement lorsqu'ils y étaient contraints par les circonstances, quand par exemple le froment commencait a germer dans les couloirs humides et menacait de devenir impropre a l'alimentation. Les céréales étaient broyées a laide de ces pierres sur d'au— tres pierres plates, presque toujours en gres plus ou moins fin (pl. 1x, fig. 15 et 16). Ces derniéres offrent constamment une large surface plane sur laquelle était placée le grain: mais la base en est d'ordinaire arrondie, semi-sphérique, ou taillée en cóne ou pyramide renversée (fig. 19). L'une d'elles affecte ce— pendant une forme rectangulaire (pl. 1x, fig. 17). C'est une sorte de petite dalle mesurant environ 42 cm. de long sur 20 de large. Elle est en pierre calcaire et paralt avoir servi un Fig. 19. Meule avec son pilon. Dessin de P. DE BERNEBRUCH. certain temps, car elle est évidée á sa partie centrale. J'ai re- mafqué aussi á deux ou trois reprises dans les décombres des pierres plates de plus grande dimension, mais moins régulié— 128 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ” (68) res, offrant une surface entierement lisse et propre au méme usage. Le moulin a auge ne paraíit avoir été usité qu'exceptionnel- lement á Segobriga. Je n'en ai trouvé qu'un fragment nette- ment caractérisé. Il se rapproche beaucoup par son aspect du moulin signalé par Sir John Evans, dans ses Áges de la pier— re (fig. 20). Je posséde un pilon en silex, á peu pres sphérique. qui semble en étre le complément nécessaire, mais qui du reste peut tout aussi bien étre un accessoire des meules que . 5 > 4h) J3% Y ESE SUP / A E IN IN / AS AED Y y NA STA Ai MH AE > E E ls MA 4 E no A A ESPA y Y 4 Y EVA NN Ñ A LINA A OO: ” A AS hi A di y vil V | V ) OT NN «Ca €s Moulin á suge. Dessin de A. NIEL. Jai précédemment décrites (fig. 18). Il conserve encore les traces d'une poudre semblable au minium. Je ne sais si les arbres fruitiers furent lVobjet d'une culture spéciale a Segobriga, aux temps préhistoriques. Je v'ai eu la bonne fortune de rencontrer dans les Kjoekkenmoeddings que des amandes et des glands associés au froment et aux 0s dVanimaux. Les amandiers devaient abonder dans le pays et fournir a ses habitants une ample récolte de fruits. Ils existent encore en grand nombre sur plusieurs points de la région. C'est, avec Polivier, le seul arbre qui y soit cultivé sur une certaine échelle. Les environs immédiats de la grotte en sont, il est vrai, presque complétement dépourvus, mais ils croissent en (69) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 129 quantité considérable á moins d'une lieue de lá, autour d'un villase auquel ils ont valu le nom d'4 /mendros (1). Les glands enfin pouvaient facilement étre recueillis sur tou- tes les collines environnantes qui sont restées boisées jusqu'a une époque assez raprochée de nous (2), mais spécialement sur celles qui avoisinent la grotte et s'étendent depuis le cháteau d'Almenara jusqu'á celui de Castillejo. $ TI. DÉBRIS ANIMAUX. Ainsi donc, á Segobriga comme á Gourdan, au Mas d'Azil et dans beaucoup d'autres cavernes, les troglodytes se nourris- saient de fruits et de graines: les Kjoekkenmoeddings en offrent des preuves convaincantes. Toutefois les débris ani- maux sont incomparablement plus nombreux que les autres, et Pon peut affirmer que la viande entrait pour la part la plus considérable dans l'alimentation de ces peuplades (3). Les innombrables restes d'ossements extraits des divers foyers en témoignent. J'ai reconnu des os de cerf, de chevreuil, de chevre, de mouton, de sanglier, de cochon, de beeuf, d'áne, de cheval. Comme tous les peuples qui habitaient alors lEu- rope, nos troglodytes, soit par nécessité, soit par goút, semblent avoir fait de la chasse une de leurs occupations favorites. Les ossements de cerf, de chevreuil, de sanglier, abondent dans la caverne; mais plus nombreux encore apparaissent ceux de nos espéces domestiques. Il ne faut pas s'en étonner. La chévre se montre déjáa dans les cavernes de la pierre taillée. Plus commu- ne a Pépoque néolithique, elle était connue des Egyptiens des la plus haute antiquité. Le R. P. Zumoffen la retrouvée tout récemment encore associée aux ossements de homme quater- naire, dans la grotte d'Antélias, au Liban. Le mouton, plus (1) Le village d*Almendros est le plus rapproché de la grotte. On a retrouvé dans les champs qui l'entourent beaucoup d'instruments préhistoriques. (2) CF. MADOz: Diccionario geográJico, art. «Cabeza del Griego». (3) Il en a été ainsi des lPáge de la pierre chez tous les peuples primitifs. M. le Marquis de Nadaillac le constate dans son bel ouvrage: Meurs el monuments des peuples prehistoriques. ANALES DE HIST. NAT. — XXIV. 9 130 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ” (10) récent que la chevre ne figure point, comme elle, dans les pein- tures de la 1v eme dynastie Eeyptienne: il apparait tout d'abord dans quelques stations néolithiques et ne devient tres fréquent que dans les tourbiéres danoises de l'áge du bronze. Le cochon est représenté a Segobriga par deux ou trois races différentes. On peut encore y distinguer deux espéces de bosuf, peut-étre trois. J'aurai Poccasion de faire plus loin une étude détaillée de leurs ossements. L'áne, déja trouvé a létat fossile dans la grotte d'Aurignac, a laissé aussi quelques restes a Segobriga. Le cheval enfin qui fut si longtemps la nourriture préférée des tribus solutréennes (1), ne parait pas avoir été moins recherché des premiers habitants de la Celtibérie: il servait aussi bien et peut-étre mieux que le beuf et le cerf a la nour- riture des troglodytes du Giguela. Les molaires et les verte— bres d'équidés sont aussi nombreuses á Segobriga que celles des grand ruminants. En faut-4l conclure que le cheval était déja réduit en domesticité? M. Toussaint prétend trouver dans les squelette des chevaux de Solutré des caracteres dans les- quels il est impossible de ne pas voir un effet de la domestica- tion (2). J'avoue que je v'ai pas été tenté de faire une étude analogue sur les restes d'équidés de Segobriga, car je n'ai guere foi en de pareilles conclusions. Il est certain du moins quw'a l'époque romaine, on trouvait encore des bandes de che- vaux sauvages au-delá des Pyrénées. Strabon et Pline le natu- (1) Le nombre des chevaux de Solutré s'éleve á plus de cent mille. Si grand qu'il paraisse au premier abord, ce nombre v'a pourtant rien de bien étonnant: «En supposant, dit M. André Lanson, qu'il fallút en moyenne 600 grammes de viande pour la nourriture journaliére d'un habitant, et que le nombre des habitants fút de 100, c'est 50 kilogrammes qui eussent été consommés par jour, soit 18.250 kilogram- mes par an. Pour fournir ces 18,20 kilogrammes il faut 121 chevaux, á raison de 150 kilogrammes de viande comestible par cheval. A ce compte, 826 ans suffisent pour atteindre le 100.000 chevaux dont les débris existent á Solutré, d'apres M. Toussaint. Si vous doublez la population, vous diminuez de moitié le nombre des années.» On pourrait encore ajouter cette derniére remarque deux ou trois observations. 11 n'est pas certain, il est méme fort peu probable que les tribus solutréennes utilisássent toute la viande comestible des chevaux sans en rien laisser perdre, surtout si la chasse était fort abondante. De plus il n'est pas invraisemblable d'imaginer que les fauves et autres ródeurs de nuit devaient souvent prendre leur part du festin pen- dant l'absence ou le repos de homme. Les garde-mangers de lépoque néolithique devaient étre bien rudimentaires. Enfin, bon nombre de solutréens pouvaient bien ne pas se contenter de cette ration de 50 grammes par jour apres de longues chasses et des fatigues de toute sorte. (2) TOoussarnT: Ze cheval dans la station prehistorique de Solutre. £m) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 131 raliste en font mention. Qui ne connaít le fantastique récit oú ce dernier auteur nous raconte sérieusement que les cavales des bords du Tage, fécondées par le vent, donnent le jour á des coursiers d'une rapidité merveilleuse, mais qui ne vivent jamais au-delá de trois ans (1). Ces divers animaux, je parle des espéeces aujourd'hui domes- tiques, étaient-ils déja réduits en domesticité? Ne vivaient-ils pas encore a l'état sauvage? On considere généralement les peuples néolithiques comme des peuples pasteurs. Je ferai toutefois observer qu'a Segobriga les os des animaux adultes sont beaucoup plus rares que ceux des jeunes individus de la méme espece. J'ai fait bien des fois cette remarque: le veau se rencontre plus fréquemment que le boeuf, l'agneau que le mouton, le chevreau est plus abondant que la chévre, et ainsi des autres (2). Cela semblerait indiquer que les troglodytes éprouvaient une certaine difficulté á se procurer des adultes, et par suite qu'ils ne les avaient pas sous la main et n'en avaient point fait la domestication. Par ailleurs je puis signa- ler á Segobriga la présence d'ossements nombreux de deux animaux du genre chien, lun de haute taille, autre plus petit que le renard et le loup, aux dents plus aigués. Cette derniére espéce ou race serait-elle la méme que celle dont M. L. Lartet a retrouvé le squelette dans les grottes de la Vieille-Castille, spécialement á Cueva lobrega? il serait intéressant de la véri- fier (3). Toujours est-il que la présence des restes du chien dans une station préhistorique au milieu des ossements de chévre et de mouton a souvent été regardée comme l'indice de la domestication de ces derniers. Je dois dire cependant que les os des chiens portent quelquefois comme les autres la trace du feu, que leur cráne a été intentionnellement brisé et que leur viaude a dú par suite servir de nourriture aussi bien que celle des autres especes. Nos troglodytes, tout en préférant sans doute la chair des (LD) PINE: Aistoire naturelle. Liv. vir. (2) Ce fait a été observé en maints endrojts. L'homme s'attaquait de préférence aux jeunes individus qui offraient moins de résistance et lui fournissaient une plus suc- culente nourriture. Ainsi l'a-t-on remarqué au Mont-Dol et ailleurs. (Cf. De Nadail- lac, Meurs et monuments des peuples prehistoriques, p. 39.) (3) L. LArTET: Poteries primitives, instruments en os et silezx taillés des cavernes de la Vieille-Castille, p. 13. 132 ANALES DE HISTORIA NATURAL. + (14 mammiféres de grande ou de moyenne taille semblent du reste n'avoir pas dédaigné, a l'occassion, de faire main basse sur le petit gibier. Les os du lapin se chiffrent par milliers dans les différentes strates: il y est souvent associé au lievre que plusieurs auteurs avaient jusqu'ici, bien a tort, voulu exclure de la nourriture des premiers habitants de Europe (1). La souris, le rat, la fouine (2) avaient de méme leur place sur la table de nos troglodytes á cóté du renard et du blaireau, ainsi qu'il ressort des fouilles pratiquées jusqw'a ce jour (3). Les os d'oiseaux sont beaucoup plus rares que ceux des mammiféres; on les trouve cependant en assez grande quan- tité, mélés á des tessons de poterie et á des ossements de pro- venance diverse dans un recoin d'une salle supérieure od paraissent s'étre amoncelés pendant longtemps des débris de cuisine. La présence des os d'oiseaux dans les cavernes n'est du reste pas un fait nouveau. «La grotte de Gourdan, dit M. le Marquis de Nadaillac, a donné le coq de bruyere, la gelinotte, la perdrix, le canard sauvage et jusqu'a notre coq domestique: le trou du frontal des grives, des perdrix, des pigeons: d'autres cavernes l'oie, le cygmne, le tétras...» Plusieurs de ces espéces se retrouvent dans la grotte de Segobriga. J'y ai recueilli en outre ' (1) Ed. Lartet et avec lui plusieurs anthropologistes avaient remarqué Vabsence de tout débris de liévre chez les peuples de l'áge de la pierre. On crut d'abord devoir en conclure que les européens des premiers áges n'en mangeaient point la chair. César nous apprend dans ses Commentaires que les Gaulois avaient pour elle une aversion marquée: cette méme répugnance se retrouve encore chez les Lapons. Il faut croire que les Romains ne la partageaient pas: /nter quadrupedes gloria prima lepus, a dit quelque part Martial. Mais avant eux les troglodytes de Kesslerloch, en Suisse, lVavaient appréciée á sa valeur. On a réuni dans cette grotte les restes de plus de cinq cents liévres. Depuis Lartet, des os de ce méme animal ont été découverts dans plusieurs autres stations. On trouve aussi á Segobriga de nombreux débris de lapin. Le lapin a été réduit en domesticité dans la péninsule ibérique des les áges préhistoriques: il semble méme, au dire de Joly (Z' homme avant les metaux, p. 250) que ce soit en Espagne qu'ait eu tout d'abord lieu sa domestication. Il y pullulait á lépoque romaine. Strabon le nomme «un animal pernicieux» et Pline assure que de son temps, les insulaires des Baléares implorérent de Rome le secours de la force armée contre les lapins. Auxilium militare a divo Augusto petitum. N'avons-nous pas vu de nosjours l'Australie aux abois á la suite d'une invasion de ce genre? (2) Le méme fait a été signalé en France et en Belgique. (3) Le blaireau se retrouve fréquemment á Segobriga. Cet animal parait du reste avoir été recherché dans d'autres stations préhistoriques. M. de Baye cite un os de blaireau percé d'une fléeche á tranchant transversal qw'il a recueilli, si je ne me trompe, dans les grottes du Petit-Morin. (13) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 133 un cráne de rapace et un beau fémur d'outarde. L'outarde se voit encore dans le pays: il en passe fréquemment des bandes en automne. Cependant la plupart des ossements d'oiseaux qui ont été retirés de la grotte appartiennent á des espéces aquati- ques. Toute la contrée était alors coupée de lagunes qui pour la plupart ont aujourd'hui disparu, soit a la suite du déboi- sement général des collines, soit gráce aux travaux de desse- chement entrepris a plusieurs reprises par divers propriétaires de la région. Une des plus considérables était encore en 1851 la lagune d'4 /cantarilla, non loin de Valdejudios. Cette lagune, remarquable a bien des points de vue, était en maints endroits assez profonde. Les premiers habitants du pays y avaient báti des habitations lacustres dont j'ai retrouvé les ruines il y a quel- ques jours et sur lesquelles j'aurai a donner plus loin de plus amples détails. Dans la premiétre moitié de ce siécle, on y prenait encore beaucoup de poisson, comme me l'a assuré un de mes amis de Rozalen qui avait eu Poccasion d'y pécher lui-méme. Les vertebres et les arétes de poisson v'ont apparu qu'a de rares intervalles, deux ou trois fois peut-étre, dans les strates de la galerie centrale ou les recoins dans lesquels s'étaient amoncelés les débris de cuisine: mais j'y ai recueilli un hame- con droitá deux pointes (fig. 21), á peu pres identique á un des hamecons de Wangen (1). On peutdonc sans étre taxé de témé- rité, admettre sur ces indices que les troglodytes de la Celtibé- rie faisaient parfois entrer le poisson dans leur nourriture et que Part de la péche ne leur était pas inconnu. Les lagunes dontj'ai parlé plus haut, lagunes restées poissonneuses jusqu'a leur desséchement vers 1851, les riviéres dont le pays était coupé, assez rares aujourd'hui sans doute, mais plus fréquen— tes et plus copieuses, quand toutes les collines de la Nouvelle Castille étaient revétues de leur ample manteau de foréts, devaient offrir aux pécheurs bien des ressources. Du reste le temps n'est pas encore bien éloigné oú le Giguela était le rendez-vous des amateurs de la péche. Avec quel plaisir les étudiants d'Uclés n'allaient-ils pas, il y a quatre ou cinq ans á peine, se reposer pendant la belle saison, sous les ombrages (1) MARQUIS DE NADAILLAC: Meeurs et monuments des peuples prehistoriques, p. 50.3 134 ANALES DE HISTORIA NATURAL. + (14) frais de Castillejo du travail de la semaine et pécher lPécre— visse ou le poisson, qui aux balances, qui á la ligne, qui au filet: ils revenaient souvent chargés de butin. C'est méme á la suite de ces fructueuses expéditions que fut éveil- lée Pattention des paysans et que l'on dépeupla,. a Paide de la dynamite, les divers cours d'eau de la contrée. Je n'ai trouvé qu'un seul frasment de silex, deux tout au plus, dont la forme rappelle celle d'un hamecon, encore dois-je ajouter que je les ai recueillis, non dans la grotte méme, mais sur une des collines voisines. La tige en est assez forte et la pointe fait avec elle un angle aigu, comme dans Phamecon gravé par Klemm (1). Mais dans: ce dernier la taille est plus fine et la tige est en os. Je ne connais pas les autres hamecons de silex signalés par Sir John Evans, dans ses Áges de la pierre (2), et ne puis leur comparer celui de Sego- briga. Outre ces éclats, j'ai trouvé, mais cette fois dans: la caverne méme, deux pesons de filet l'un taillé dans une pierre calcaire, lautre fait a laide d'un : caillou de quartzite. Ce dernier affecte une forme Hamecon a Ovoide, légérement aplatie dans la sens de la lon- deux pointes. gueur. Il mesure 477,4 sur 36”m,8, Le sillon qui EOS “2 le divise en deux parties ne passe point par le milieu de lPobjet: la cause en est sans doute qu'u- ne des deux portions est sensiblement creusée: aussi a-t-il fallu lui donner plus d'extension qu'a la portion opposée pour que les deux se fissent contrepoids. L'une est de 22,3 envi- ron, Pautre de 25""w,1. Le sillon qui les sépare a 37,2 de Van Seur sur 29m de profondeur. L'autre peson se rapproche davantage de la forme sphérique sans toutefois Patteindre pleinement. Les deux parties en sont sensiblement égales. Voici les dimensions de la pierre: Longueur totale de Pobjet, 39"",9; largeur, 377"; largeur moyenne du sillon, 4””,5; profondeur, de 2 a 3"” (fig. 22). (1) Cultur.—Wiss., t. 1, p. 61. (2) J. Evans: Ages de la pierre, p. 188. (15) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 135 Le sillon parait creusé au silex. On peut voir d'apres les dimensions indiquées combien il est moins profond et moins évasé que ceux des pesons analogues tirés des stations lacus— tres de la Suisse. Il est meme plus étroit peut-étre que celui de Pobjet de gneiss retiré par Schliemann de la deuxieme ville préhistorique d'Hissarlik et figuré dans 7/0s sous le n* 686 Late. 12 et:13) (1). Ces pierres étaient-elles de pesons de filet ou de fuseau? De longues controverses se sont élevées sur l'usage de bon nom- bre ('objets semblables. En donnant á celles de Segobriga le noms de pesons de filet, je ne prétends nullement trancher la question. lci comme ailleurs (2) les mollusques entraient aussi bien que les poissons dans lalimentation des troglodytes. Il n'est pas rare de rencontrer les coquilles, souvent per- forées et transformées sans doute en ornement, de l'Unio des peintres, Unio pictorum L. J'ai retrouvé encore cá et lá quelques fragments d'//é/ix; mais nous sommes bien loin de cette couche a escargots qui, suivant M. Piette, for- me un excellent point de repére dans les Pyrénées centrales (3) et que j'ai rencontrée dans le département de PAude, en ouvrant, le 2 janvier der— nier, une premiére tranchée dans la erotte paléolithique de Saint André, pres de Fontfroide. Pour étre complet, je dois dire que le 2u/mus decollatus L., pullule Peson de filet ou de fuseau. Dessin de A. NIEL. (1) SCHLIEMANN: //ios, p. 090. (2) Je dois dire cependant que Jes coquilles de mollusques sont relativement rares dans la grotte de Sesobriga, si j'en compare les. restes aux autres débris de nour- riture. (3) A plus forte raison, n'y a-t-il aucune comparaison a établir au point de vue de Palimentation, entre les troglodytes de Segobriga et les aborigenes de la Floride qui ont laissé tout le long du fleuve Saint-Jone's des débris de coquillages si considéra- bles qw'ils y forment de véritables falaises. Dans ces falaises, lamoncellement des débris atteint quelquefois jusqu'á quinze métres de hauteur et recouvre en s'avan- cant dans Vintérieur des terres un espace de plusieurs centaines de metres de lon- gueur. Les Sambaguis du Brésil renferment aussi une multitude de débris de coquilles. 136 ANALES DE HISTORIA NATURAL. . (16) en maints endroits et tout particulierement dans les strates qui s'étagent a l'entrée de la caverne; mais malgré la multi- tude de débris qu'il y a laissés, je n'ose conclure qu'il ait pris rang dans les repas des troglodytes; pourtant les goúts de nos ancétres, comparés aux nótres, sont parfois si bizarres qu'il n'y aurait la rien d'invraisemblable. Tels sont les débris d'aliments que les fouilles de Segobriga ont mis au jour. Comme on a pu en juger les ossements des mammiféres y entrent pour la plus grande part. Ces os se chiffrent par milliers: par milliers aussi doivent se compter les animaux auxquels ils appartiennent. Jamais en effet, sauf dans une sépulture dont j'aurai plus tard á parler, aucun squelette d'animal n'a apparu tout entier aux yeux des explo- rateurs. Le troglodyte se contentait sans doute d'apporter dans sa demeure les meilleurs morseaux, peut-étre méme ceux qu'il n'avait pas eu le temps de dévorer sur place. Bon nombre d'ossements portent la trace du feu; d'autres semblent avoir été décharnés sans qu'on les eút préalablement soumis á la cuisson. Les os longs sont presque toujours fen- Fig. 2. dus dans le sens de la longueur, souvent mé- me divisés et cassés in- tentionnellement en un erand nombre de mor- ceaux, surtout les os de boeuf, de cheval et de cerf: toutefois les os des mammiféres de moindre taille, comme la chevre et le mouton et quelques os des egrands oiseaux, présententfréquemment le méme aspect. Le tro- elodyte rompait d'ordi- naire une des apophyses de Pos (fig. 23) et la reje- tait aprées avoir sucé le peu de moélle qui pou- vait y adhérer, puis a Fragment d'un humérus de bauf. ES h HR Dessin de P. DE BERNEBRUCH. lPaide d'un instrument (17) Capelle.—DÉCOUVERTES PREMISTORIQUES. 137 spécial, d'un caillou, d'un silex, il fendait longitudinalement la diaphyse (fig. 24) et retirait du corps de l'os toute la moélle dont il était si friand. Cette moélle, il semble v'avoir pas appris que les os plats n'en contiennent point, et plus (une fois, il m'est tombé sous la main des fragments d'omoplate et de bassin, cassés comme les os longs á l'aide d'un objet tran- chant. Lorsque l'apophyse des os longs présentait une face concave, comme cela peut se voir dans le tibia, il lui arri- vait en maintes circonstances dy percer un trou pour en ex- traire lPobjet de ses convoitis- se. Il se servait sans doute á cet effet d'une sorte de spatule dont l'extrémité large est lége- rement évidée, fort semblable du reste á celles qu'emploient les pharmaciens pour éten- dre leurs onguents (fig. 25). Ou utilisait pour fabriquer ces sortes d'instruments des péronés de cochon dont on arrondissait llapophyse supé- rieure. J'en posséde trois spé- cimens, et á vrai dire, je ne crois pas que ces objets puis- sent étre atffectés á un usage différent de celui que j'ai in- diqué. C'est lá du reste une pure hypothese: je vai pas cru cependant qu'il fút témé- raire de signaler cette inter- Extrémité inférieure d'un tibia de cerf. prétation , aprés Lartet et Dessin de P. DE BERNEBRUCH. Christy qui ont vu, dans un instrument analogue en bois de renne trouvé dans les cavernes du Périgord, une véritable cuiller á moélle (fig. 26). On sait que les carnassiers ont coutume de ronger les extré— mités des os: ils s'attaquant de préférence au tissu spongieux et mou de Papophyse et délaissent le tissu compact dont est Fig. 24. 133 ANALES DE HISTORIA NATURAL. * (18) formé le corps de Pos. A Segobriga, quelques apophyses ont été rongées. Le meme fait avait été sienalé dans d'autres stations préhistoriques, et on s'était háté d'en tirer la conclu- sion que le chien y était déja devenu le compagnon de l'hom- Cuiller a moélle de Segobriga. Dessin de P. QUINTERO. Cuiller á moélle du Périgord, d'apres Lartet et Christy. Dessin de P. QUINTERO. me et prenait part a tous ses repas. Je ne sais trop si cette conséquence s'impose. Ne pourrait-on pas, a Segobriga aussi bien qw'ailleurs, attribuer aux dents de quelque carnassier sauvage, venu de nuit á travers les nombreux méandres de la errotte, les faits exceptionnels que j'ai relatés: je dis exception- nels, car le cas est relativement rare, la plupart des apophyses sont intactes, au moins dans les os d'animaux (1). Les cránes sont d'ordinaire fracassés ou simplement ouverts. On voit que lusage d'en retirer la cervelle était fort répandu. Il est peu fréquent de trouver un cráne intact. J'ai énuméré les aliments que les troglodytes du Giguela empruntaient au regne animal. Avant de clore ce paragraphe, jJ'ajouterai un dernier mot. On a découvert dans les cités lacustres (2) et M. Lartet a (MD) Ilvest pas rare a Segobriga de rencontrer des ossements humains dont les apophyses ont été rongées. C'est aux souris qu'il faut souvent Vattribuer. En effet sur plusieurs os ainsi maltraités j'ai reconnu le long des saillies un peu proéminen- tes, de nombreuses traces laissées par les dents de ces petits animaux. (2). Cr. LE Hoxn: Z'homme fossile. ARES (19) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 139 extrait d'une caverne franchement néolithique de la Vieille- Castille (1) des débris de vases percés de trous. Dans ces vases on a voulu reconnaítre des récipients á fromage. «Dans plu- sieurs stations, dit M. Ver- neau (2) on a retrouvé des vases percés jusqu'au bas de trous qui ne leur permettaient pas de conserver les liquides; mais ils pouvaient laisser égoutter le petit-lait et rete- nir la partie caillée.» Cette interprétation a rallié de nom- breux adhérents. Si elle est Vase perforé d'Ilios, d'apres Schliemann. exacte, nous devrons recon- Dessin de A. NIEL. naitre que les peuplades néo- lithiques de Segobriga, non contentes de faire entrer le lait dans leur alimentation, savaient déja le convertir en fromage. J'ai recueilli en effet a lentrée de la grotte un fragment de poterie (fig. 29) analogue á ceux dontje viens de parler (3). (1) CF. LARTET: Op. et loc. cif. (2) CF. VERNEAU: Láge de la pierre, p. 230. (3) Schliemann a retrouvé des vases analogues, quoique d'une exécution plus parfaite dans les ruines de la quatriéme cité, sur lexemplacement de Troie. Voici ce que le célebre explorateur écritá ce sujet dans /lios: «Le n* 1.289, est un crible ou passoire de terre cuite en forme de bol. Un crible pareil, mais á deux anses, a été trouvé a Bouchow dans le district de Brandebours en Allemagne. Comme tous les vases du méme genre représentés du n% 1.29) au n* 1.2905, le crible n” 1.289 est d'une argile grossiétre et d'une fabrication toute primitive... Le Bristish Museum posséle une cruche et un tripode de terre cuite perforés en maniére de crible, et qui proviennent des tombeaux déconverts a Jalysus, dans l'ile de Rhodes. Un autre vase egalement fait en crible se voit dans la collection phénicienne du Louvre a Paris. On a trouvé encore des vases semblables á Szilahouc, en Hongrie et dans les habitations lacustres du lac de Bienne: le Dr. Gross suppose que ces vases ont pu servirá séparer le miel de la cire des rayons. Le professeur Helbig attribue le méme usage aux vases de terre cuite, avec fond perforé, trouvés dans les terramares d'Italie. Les vases perforés en maniére de crible étaient en usage á Mycénes, carj'en ai trouvé de nombreux tessons dans mes fouilles de l*Acropole, ainsi que dans le grand bátiment conique, pres de la porte des Lions;j'en ai trouvé aussi en fouillant avec M. Calvert dans le tumulus de Hanal Tepeh; les cavernes de Gibraltar et le Rinne- koln en Livonie, ainsi que la nécropole Urnenfeld, de Freesdorf, en Prusse, en ont aussi fourni. Ces débris sont abondants dans les terramares d'Italie; le Musée de Par- me et le Musée préhistorique du Collegio romano, á Rome en contiennent plusieurs. Des fragments de vases semblables trouvés parmi les antiquités de lPáge de pierre dans les grottes de Pragatto, del Rastellino et de Farmeto —province de Bologne,— sont dans la section des antiquités préhistoriques de cette dernitre ville. Le direc- 140 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ' (80) On voit clairement par tout ce qui précéde que l'homme de Segobriga demandait encore á la chasse et a la péche de lui fournir les aliments dont il avait besoin pour sa subsistance. Je parlerai dans un autre chapitre des armes qui lui servaient dans ses expé- ditions. Il est difficile en effet de dis= tinguer les armes de chasse des armes de guerre; c'est pourquoi j'ai cru pré- férable d'en grouper plus loin les des- - —Criptions, sans essayer de les classer. Vase porton ios) LABIOS De nombreux indices paraissent de Dessin de A. NreL.. Mméme nous autoriser a conclure, nous Pavons vu, qu'il était aussi pasteur. La présence des poteries percées de trous en serait un argu- ment inéluctable, s'il était bien démontré qu'elles servaient de vases á fromage. Cette explication fort vraisemblable du reste, n'a pourtant pas pour elle la cer- titude complete. Ce serait enfin le moment de parler ici des ossements humains qui sem- blent étre des restes de repas: mais étant donné Pimportance de cette ques- tion, J'ai cru devoir consacrer a lP'an- thropophagie chez les troglodytes de la Celtibérie un chapitre spécial. Je dois toutefois avant d'entreprendre cette étude parler d'une découverte intéressante, la découverte du sel dans Vase PAE z la station qui nous occupe et résumer Dessin de A. Nur. dans un dernier paragraphe quelques notes sur la maniére de préparer et de prendre les aliments chez les tribus néolithiques de Espagne centrale. teur de ce Musée, M. Edoardo Brigio croit que les vases perforés en forme de crible doivent avoir servi á faire des fromages , et le professeur Rudolf Wirchow pense de méme. S. M. le roi Georges de Gréce, qui m'a souvent fait honneur d'examiner ma collection troyenne, croit que ces vases servaient de pots á fleur pour les plan- tes rampantes qui sortaient par les trous et couvraient ainsi tout Vextérieur du vase..»/11i0s, pp. 711-719.) (81) Capelle.— DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 141 SDEL. LE SEL A SEGOBRIGA. «Il est probable pour ne pas dire certain, dit Joly, que usage du sel marin comme assaisonnement s'est répandu de tres bonne heure chez les peuples primitifs. Cet usage est d'ailleurs fondé sur une loi naturelle tellement impérieuse que les ani- maux eux-mémes ou du moins les ruminants domestiques ne sauraient en étre totalement privés sans de graves inconvé- nients. L'emploi du sel au contraire favorise leur croissance, rend la sécrétion lactée plus abondante, le lait plus nourrisant, la chair plus savoureuse et plus aisée á digérer, la laine des moutons plus fine et plus moélleuse. Le sel marin paraít étre aussi pour homme un aliment de premiere nécessité... L'homme primitif a donc pu se procurer ce condiment par voie d'échange...» (1). Le sel n'était pas, semble-t-il, inconnu a nos troglodytes, on peut du moins l'inférer d'une découverte intéressante faite par un propriétaire d'Almendros. Parmi les haches préhistori- ques recueillies á travers les champs qui bordent la grotte, il me remit une sorte d'instrument en sel gemme de méme provenance. D'oú venait ce sel? Il existe aux environs d'Uclés deux stations salines, la la- gune de Montalbo et les mines de Belinchon. La premiére est situéeau S. E. de Segobriga, entre les villages de Montalbo et de Hito: le terrain assez fortement déprimé se couvre en hiver, sur une superficie de plus de cinq hectares, dVune vaste nappe d'eau qu'il n'est pas rare de voir disparaitre á peu pres entierement, vers les premiers jours de Septembre, par les années tres chaudes. Le sol reste alors recouvert d'une couche saline. La composition de ce dépót est fort complexe, mais les sels sodiques paraissent y dominer. La deuxieme station est plus éloignée de Segobriga. A 22 km. (1) JoY: L'2homme avant les metaus, 142 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (52) environ au NO. de Pancienne capitale des Celtibéeres, au pied des collines gypseuses sur lesquelles est báti le petit bourg de Belinchon, coule dans un étroit ravin un mince ruisselet qui aprés mainte et mainte disparition, va se jeter dans le Tage. Saumátre en amont, salé en aval de la saline, son cours rec- tifié n'excéderait guére une vingtaine de kilometres. Il porte le nom de Rio Salado. Au dessous du village et presque sur les bords du ruisseau est percé un puits d'oú l'on retire les eaux- méres de la saline. Ces eaux sont tres fortement chargées de chlorure de sodium, elles marquent de 17” á 18” Baumé et peuvent passer directement dans les bassins d'évaporation, sans avoir été préalablement concentrées. Le Rio Salado coule dans un vallon fonciérement gypseux: les champs qui l'entourent sont peu fertiles. Aux abords mémes de Rianzarés on voit souvent a la surface du sol percer les sels sous forme d'efforescence. La végétation y revét les traits particuliers des régions maritimes (1). Tout autour de Belinchon les collines sont parsemées de rognons de silex, les uns entiers, les autres portant les traces de percussions nombreuses ou disséminés en éclats sur un large espace. Il está croire que les premiers habitants de la con- trée n'auront pas manqué de venir s'y approvisionner et y fabri- quer peut-étre leurs instruments. Peut-étre aussi avaient-ils commencé a exploiter les mines qui devaient plus tard fournir aux Romains la pierre spéculaire. Auront-ils alors rencontré sur leur chemin un de ces dépóts de sel gemme si communs en Espagne? Y avait-il en ce temps-la a fleur de terre un gise- ment analogue á celui de Cardona et qui depuis aurait disparu sous les couches multiples de terre meuble que des pluies (1) D'apres le R. P. Pantel, les plantes qui attirent le plus l'attention dans le voisinage du Rio Salado sont les suivantes: Au bord des eaux: Prankenia pulverulenta L. Salicornia herbacea L. Sonchus maritimus L. Sueda splendens Gr. et God. Salsola Soda L. Kochia prostrata Schrad., etc. Sur les escarpements environnants: Helianthemaum squammatum Pers. Lygeum Spartum L. FPrankenia Reuteri Boiss. Herniaria fruticosa L., etc. Statice divers. (R. P. PANTEL $S.J.: Catalogue des coléopteres carnassiers terrestres des environs a*Uclós. Madrid, 1858.) (83) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 143 abondantes entrainent continuellement avec elles dans un pays dénudé? La hache de sel gemme dont j'ai parlé aurait-elle au contraire été acquise par le commerce? Nous en sommes réduits á des conjectures. Il n'est pas moins intéressant de constater cette découverte á Segobriga. Ill est du reste fort pro- bable qu'en traversant des terrains imprégnés de sel á un tel degré, les troglodytes poussés par l'instinct ou invités par exemple des animaux domestiques auront voulu l'approcher de leurs lévres et en connaítre la saveur. $ IV. MANIERE DE PRENDRE ET DE PREPARER LES ALIMENTS. USAGE DU FEU.—LUMINAIRE. J'ai parlé de l'alimentation des habitants primitifs de la Celtibérie: il me reste á dire un mot de leur maniére de man- ger et de préparer leurs aliments. Il suffit de considérer un instant les maxillaires humains retirés de la grotte pour demeurer convaincu que la mastication des aliments chez les troglodytes de Segobriga ne s'effectuait pas comme chez nous. Cette observation ne m'est pas exclusivement personnelle: elle a été faite souvent avant moi sur des peuplades diverses: «La maniére de manger, dit Le Hon, chez les habitants du Danemark, a Váge de la pierre, différait de la nótre. Ils n'inci- saient pas la chair avec leurs dents antérieures. Toutes les dents sans exception, incisives et molaires, servaient a broyer, á triturer. La preuve en existe dans les máchoires d'individus ágés, de cette époque, qui présentent les dents incisives usées et plates á la partie supérieure de la couronne, au lieu d'étre tranchantes comme les nótres. Les deux máchoires étaient donc juxtaposées et superposées pendant lV'acte de la masti- cation; chez les modernes les máchoires se croisent. Cuvier rapporte que les incisives des momies égyptientes sont toutes tronquées et á couronne plate, et, de nos jours, les Groénlan— dais nous offrent encore cette singuliére particularité. Ils saisissent la chair avec leurs incisives et coupent le morceau avec un couteau a tranchant transversal comme le ciseau de menuisier. Ne dirait-on pas un dernier vestige de l'usage des 144 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (84) couteaux—-haches de l'áge de la pierre? (1).» La remarque de Le Hon me parait fondée. Pour ce qui concerne les troglodytes des bords du Giguela, on se sent porté, a la seule inspection de leurs máchoires, a déduire une conclusion analogue: je dois dire cependant que chez les individus plus jeunes, on observe beaucoup plus difficilement les traces d'usure. Beaucoup d'ossements paraissent n'avoir points été soumis a la cuisson: ce fait n'a rien d'étonnant. Un grand nombre de sauvages modernes dévorent encore la chair crue, etau dire des voyageurs «les Lapons se hátent des qu'un animal est abattu, de lui briser le cráne et de se repaítre de sa cervelle chaude et saignante (2).» Les troglodytes de Segobriga connaissaient cependant Pusage du feu. Les silex ne sont pas rares parmi les débris: il est probable que ces éclats sans forme caractéristique ont servi a allumer les foyers Ou a faire jaillir la lumiére dans les som- bres couloirs de la caverne (3). Il paraít de plus fort vraisem- blable qu'ils se procuraient la flamme par la percussion de deux silex Pun contre lautre. Certains auteurs paraissent regarder la pyrite de fer a défaut du fer lui-méme comme indispensable pour obtenir des étincelles a Paide du silex: cette opinion estcompletement erronée. Combien d'enfants ne s'amusent-ils pas encore de nos jours a produire des étincelles par le choc réciproque de deux cailloux? N'est-il méme pas vraisemblable de conjecturer que Gés la naissance des temps préhistoriques, les premiers habitants de la terre n'auront pu longtemps manier ces instruments de silex qui formaient tout leur outillage, sans qu'un jour ou Pautre un hasard providen- tiel n'ait fait briller la lumiére sous leur main. Quoiqu'il en soit, je n'ai pas trouvé la moindre trace de pyrite de fer á Seg'obriga: et cependant les éclats de silex y abondent, et il est WVailleurs certain que Vusage du feu s'y était établi. En effet la présence du blé carbonisé, Vaspect de la voúte revétue sur (1) LE Hon: Z'homme fossile, p. 106. (2) DE NADAILLAC: Op. Cil., p. 41. (3) D'apres Vabbé Bourgeois, l'homme préhistorique aurait connu le feu des Tépoque miocéne. Cette assertion est loin d'étre démontrée: il faudrait auparavant établir sur des preuves solides existence de l'homme tertiaire. 1l est du moins certain que homme quaternaire était réellement en possession de ce précieux au- xiliaire, des une époque fort reculée. (85) Capelle.— DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 145 une grande étendue d'une épaisse couche de fumée, la décou- verte de deux foyers, pour n'énumérer que les principaux indices, ne permettent pas á ce sujet le moindre doute. Quant á assigner une date a cette invention, c'est-áa-dire, quant á déterminer si les premiers habitants de la caverne qui fut certainement habitée des Páge de la pierre taillée étaient, des avant leur arrivée dans le pays, en possession de cet inapré- ciable secret, il n'est pas possible de hasarder á ce sujet la moindre hypothése. Ce qui semble vraiment probable, c'est que pour les usages domestiques, les précurseurs des Celtibe- res n'employaient pas toujours le feu de la méme maniére que nous. Parmi les innombrables poteries que j'ai sous la main et qui proviennent toutes des mémes fouilles, il en est peu, il n'en est méme presque pas qui semblent étre allées couramment sur le feu. Si quelques fragments sont. noircis , il est probable qu'ils auronttraimé longtemps aux environs des foyers. Je serais porté a croire que les troglodytes du Giguela se servaient pour leur cuisine de cailloux rougis. Beaucoup de cailloux portent en effet les traces du feu, les uns sont noircis sur une ou plusieurs de leurs faces, les autres brúlées et éclatés comme si apres les avoir fait rougir dans un brasier, on les avait ensuite brusquement plongés dans l'eau froide. Cet usage de chauffer les étuves avec des pierres brúlantes s'est d'ailleurs conservé longtemps dans la péninsule ibérique. Strabon le signale chez les Lusitans des bords du Duero, en plein áge du fer. Toutefois il n'était pas spécial aux Ibéres: personne n'ignore qu'il est encore en vigueur dans certaines tribus arabes et chez plu- sieurs peuplades du Nouveau-Monde et de la Polynésie. Taylor publia, il y a quelques années, une étude fort intéressante sur cette coutume dont il a constaté l'existence dans l'Amérique septentrionale, parmi les Ostyaks de Sibérie, les Finnois, les Australiens, etc..... Les Irlandais du xv siecle la pratiquaient encore. Il faut conclure de lá que l'invention de la poterie ne suffit point a lP'abolir (1). Non seulement l' homme de Segobriga connaissait le moyen de faire cuire ses aliments, mais il avaitencore appris, comme celui des palafittes du lac Fimon á dissiper par une flamme (1) TayLor: Researches on the early history of mankind, ch. 1x, p. 231. ANALES DE HIST. NAT.—XXIV. 10 146 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (86) brillante les ténebres de la nuit. J'ai rencontré dans un recoin de la caverne une sorte de torche de résine de la grosseur de Pindex et longue d'environ 25 centim. Elle n'avait pas de mé- che et la résine, roulée sans doute entre les mains, gardait encore l'empreinte des doigts. Nous la trouvámes au fond d'une petite chambre, réservée peut-étre pour une sépulture. bien avant dans la caverne; sur la voúte de cette chambrette, haute á peine d'un métre cinquante, on apercevait encore de petits ronds de fumée, dús sans doute á une substance fuligi— neuse, et probablement á des torches semblables á celle—ci. J'eus la curiosité d'y porter les doigts et je les retirai noircis par cette fumée tant de fois séculaire. Ce fait est fort remar- quable, etje dois faire observer que personne n'avait pénétré dans cet endroit depuis les temps préhistoriques. Le conduit qui y mene était en effet completement intercepté et sur les pierres qui en obstruaient louverture, au fond de la grande salle au blé, était étendu un squelette de cerf. Ce n'est donc ni a nos bougies niá un luminaire d'une époque postérieure á Vinvasion de la caverne qu'il convient d'en attribuer la cause. HALICTUS NOUVEAUX DE LA SCOTT TEO TEODN. MBR EA. J. VACHAL. 1.—Halictus cirrhozonius y n. sp. Primo aspectu Hal. rufocincto (Sichel) Nyl. similis. Difert: paulo brevior (6 mill.). capite latiore rotundato, apice retuso, ocellis imter se minus quam ab oculo remotis $ majus quam a verticis margine postico. Clypeo breviore, viz ultra oculorum apicem prolato, labro $ mandibulis migris, antennarum articulo 4” viz quam 2-3 simul sumptis longiore, ultimis infra vix inflatis, latitudine sua parum longioribus. Mesonoto creberrime punctato, opaculo, crebrius $ opacius quam in H. rufocincto; mesonoto el postscutello pilis densis, ru- fis, longis, hirsutis; metapleuwris veris fere horizontaliter stria- tis; seygmentis ventralibus glabris, quinto semicirculariter exciso, sezto apice anguste truncalto. Tibúiis extrema basi el apice testaceis. 1 y e Sevilla. 2.—Halictus strictifrons Y n. sp. Halicto angustifronti Vachal, simillimus. Difrert: gracilior, lucidior, magis tenue punctulatus, capite $ trunco prebe breviore testis; parte horizontali segmenti medialis postscutello sesqui longa (in H. angustifronte tantum equipar), parte basali angusta minus lata, parte postica truncata; macula 148 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) tomenti albi utrinque in seymenti 2* bast; nervis carpoque palli- dioribus; fagello subtus et genubus rufis; tarsis testaceo variegatis. Long. 5,5 mill. 10 €... 3.—Halictus immunitus Q n. sp. Niger, limbo apicali seymentorum dorsaliwm decolorato-testa— ceo, griseo hispidulus. Caput ovale, clypeo $ scuto nasali nudis, lucidis, illo crassius $ sparsius, hoc tenwissime punctato; ocellis paulo magis inter se guam ab oculo distantibus. Mesonotum $ scutellum punctis crebrissimis tenwissimis fere contiguas. Segmentum mediale supra vizx mesonoto crassius scabriusculo, parte postica et parte laterali foveolis parvis parum impressis sal sparsis; parte postica angulis solidis lateralibus vix acutis mar— gine immunitis. Pedes picet. Abdomen impunctatum satis nitidwm, segmentis 2-4 basi utrin- que tomento sparso griseo maculatis; rima anali testacea. Ale nervis sordide luteis, cellula cubitali 2* paulo breviore quam 3.2 Serra calcaris hyalina, brevis, densa, parum conspicua. Long. 9-10 mill. 1 0 e Sevilla. Differe de Hal. subhirtus Lep. par la téte bien moins large, proportionnellement plus longue, par son mesonotum bien plus finement pointillé, sa taille un peu plus grande, et aussi comme de tous les Halictes du groupe de Hal. cylindricus par la face anale du segment médiaire non bordée en haut. 4.—Halictus labrosus 9 n. sp. Niger, segmentorum apice late decolorato, funiculo apice sub— tus, $ tarsis sordide testaceis. Punctulis fere contiguis. Caput elongatum, clypeo plano, longo, fere rectangulari, fere toto ultra oculorum apicem prolato. Segmenti medialis area horizontali metanoto (postscutello) fere breviore, postice rotundata, basi scabriuscula, postice levi. Long. 4 mill. 19 e Sevilla. 5.—Halictus Medinai < n. sp. Brunneus, capite truncoque obscuwrioribus, funiculis articulis (3) Vachal.-—HALICTUS NOUVEAUX. 149 undecim ultimis, tegulis, nervis alarum testaceis, clypez limbo apicali flavo maculato. Compactus, lucidulus, griseo hispidulus. Caput guadratum, ocellis posticis inter se magis quam el verti- cis margine postico remotis; antenmis brevibus, articulo 4% viz duobus antecedentibus simul sumptis longiore, vix longiore quam latiore. Mesonotum $ scutellum punciulis parum densis. Segmenti medialis area horizontali postice arcta el rotundata, radiis sparsis viz ad marginem posticum prolatis, area postica imferne tantum marginata, margimibus infra convergentibus. Alarum cellula cubitala 2 stricta fere triangular?. Abdomen inconspicue punciulatissimum. Tibúis posticis basi pallidioribus. Long. 6-7 mill. 1 S e Sevilla. Cette espéce par la forme de la téte et du segment médiaire appartient au groupe de Hal. monstrificus Moravitz, de la Si- bérie Orientale et Hal. gutturosus Vachal des montagnes de Birmanie; ce groupe á face carrée différe du groupe de Halic- tus major Nyl. par la forme arrondie et la faible sculpture de son segment médiaire. Dans ce dernier groupe lespéce qui a la forme de téte la plus saillante est Halictus Fertoni Vachal (1). Je suis heureux de dédier cet Halictus á M. le Docteur Me- dina qui s'occupe avec zéle de faire connaítre la riche faune (1) Halictus Fertoni CS 2. sp. Alter, lucidus, griseo hispidulus; segmentis 2-4 basi tomento albicanti fasciatis; macula parva clypel, et calcaridus tibiarum extrema basi, prototarso 30 sordide albicantidus. Facies quadrata, clypeo apice rotundato, ejus angulis viz mandibularum basin supe- rantibus, mandibulis longis falcatis latitudinem clypei fere equantibus, temporibus retro valde conico-productis; antenne ab ocello impari minus quam ab apice clypei remotis, ar- ticulo 3% sesquilongiore quam 20, 4%, 2-3 equante, sequentibus fere equilongis, terdecimo longiusculo. Mesonotum antice sparsius quam in Hal. majore Nyl., punctatum, postice fere impunc- tatum, scutellum Jere impunctatum. Segmentum mediale ut in Hal. majore. Abdomen punctatum. Segmentum ventrale 6um triangulo piloso griseo ferent in Halictus leucozo- nio Ky. sed tuberculis carinulaque nullis. Alis sordide hyalinis venis nigris, cellula cubi- tali 22 minore quam 39, Long. 7,5 mill. 1 7 e Gallo provincia 7, 9, 92. Dédié au capitaine Fertoni dont les remarquables études sur les mceurs des Hymé- noptéres n'empéchent pas de concourir á un inventaire plus exact de la Faune Médi- terranéenne, et qui a bien voulu me gratifier de cet unique exemplaire et de bien WVautres raretés hyménoptériques. 150 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Hyménoptérique Andalouse, et auquel nous devons des tra- vaux estimés sur cette partie trop peu cultivée de l'Entomolo- cie. Je regrette seulement de n'avoir point la Q qui ne doit point tarder á tomber aux mains des dévoués chasseurs qui ont découvert ce mále. 6.—Halictus smaragdulus ¿y n. sp. Viridi-eneus, fumiculo, tegulis, nervis alarum, genubus tarsis, tibiisque luteis, tibiis quatuor posterioribus infuscatis; limbo apicali clypei, oreque favis. Ommnino punctulatissimas, albido Mispidulus, bast seymentorum 2-3 tomentosa. S Caput elongatum, clypeo angusto, producto, antennarum ar ticulo 4 viz longiore quam 2+3*; 3 longiore quam 2”. Ale hyaline, cellula cubitali 2* parva fere quadrata, nervum recurrentem post medium accipiente, cubitali 3* inferne longissi- ma, superne 2 longitudine equante. Long. 4,5 mill. 1 y e Sevilla. Plus petit et á face plus étroite que subauratus Lep. (an Rossi?). 7.—Halictus alcedo ¿y n. sp. Caput nigrum, limbo apicali favo, truncus $ abdomen eneo- viridia ad cyanewm vergentia; pedes nigri, linea antica et bast tibie antice, tarsis anticis totis, posteriorum articulis quatuor extimis tantum $ funiculo subtus testaceis. Caput $ truncus albido hispidula. Caput elongatum, deorsum strictissimum, clypeo angusto fere toto ultra oculorum apicem prolato, genis conspicnis. Antenme sat longe apicem versus incrassate, articulis ibi infra tumidulis, articulo 2-3 eguilongis, quarto longissimo, longiore quam 2+.3. Mesonotum seutellumque crebre punctulata; segmentum mediale postice truncatum, deorsum tantum marginatum, area horizon- tali lunmulata scabriuscula. Alesordide hyaline, nervis brunneis, cellula cubitali 3" magna superne viz wrcta. Abdomen nitidum, segmento 1” longo, lev?. Long. 5,5 mill. 1 G e Laguna (Insulis Canariensibus). I LOMBRICHL DEL MUSEO DI STORIA NATURALE DI MADRID, NOTA DEL Dr. DANIELE ROSA. (Sesión del 9 de Enero de 1895.) Il Sienor Professor Manuel Cazurro mi ha fatto 1 onore di inviarmi in esame i lombrichi conservati nel Museo di Storia Naturale di Madrid. Questi lombrichi sono poco numerosi ma molto interessanti poiché quattro fra essi appartengono a spe- cie nuove, due del gen. 4n1teus, una del gen. Megascolez e una del gen. Pericheta. Do qui la descrizione preliminare dei due nuovi Anteus; del nuovo Megascolex e della nuova Pericheta ho gia pubblicato la descrizione in altro lavoro (Rosa: Pe- richetini nuovi, in: «Atti R. Acad. Scienze di Torino», volu- me XxIx, 1894). Frm. Geoscolicidee. SUBFAM. GEOSCOLICINZ. Anteus crassus 1. sp. Hab. Coca (Ecuador). Un esempl. raccolto dal Sr. Prof. Mar- tinez nella spedizione spagnuola al Pacifico del 1860. (Questo lombrico enorme é lungo 63 cm. con un diametro medio di 22 mm., massimo di 27, non la cede dunque in lun- ghezza fra gli 4nteus che all” A. gigas Perrier ed all 4. Horstii Beddard (peró ha solo 135 segmenti) (1). Suoi principali carat- teri esterni sono i seguenti: il lobo cefalico é breve; i due pri- mi segmenti sono rudimentali e retratti per cui ¿/ 1” segmento (LD L” esemplare era diviso in due pezzi, pero mi sembra evidente che non manca un pezzo intermedio. 152 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) apparente e in realta il terzo. Le setole sono geminate in serie parallele per tutta la lunghezza del corpo, quelle normali sono S-formi, leggermente ornamentate, quelle copulatrici sono diritte, lunghe 5 m. ed ornate di serie di forti archi rilevati colla concavita in alto. Il clitello in forma di sella ha margini trasversali mal distinti e si estende sui segmenti 14,15-26,27, e porta ai lati due serie di tubercula pubertatis sui sette seg menti 20-26; su di essi, all intersegmento 20-21 si vedono le due piccole aperture maschili. Le aperture delle spermateche si trovano in serie colle setole dorsali per almeno cinque inter- segmenti cominciando dal 5-6, esse hanno questo di partico- lare che sono multiple, ciascuna essendo reppresentata da un eruppo irregolare di 2-6 pori. I nefridiopori si aprono sulla stessa linea; il 1* allo intersegmento 2-3 cioé internamente al margine della bocca il quale é formato dal 3” segmento. Fra i caratteri interni noteremo i seguenti: I primi 50 6 dis- sepimenti (dal 6-7 in poi) sono enormemente spessi e profon— damente imbutiformi per cui il ventriglio, (che appartiene al segmento 6%) é€ portato apparentemente molto piú indietro. Questo ventriglio é fatto a bulbo ed estremamente robusto; il tratto d'esofago che gli fa seguito porta in ciascuno dei seg- menti 7-14 un paio di ghiandole calcifere digitiformi, in tutto 8 paia. Vi sono tre paia di cuori laterali ai segmenti 7, 8, 9 e due paia di enormi cuori intestinali al segmenti 10 e 11. Le vescicole seminali sono in due paia nei segmenti 11 e 12. II 1” nefridio é straordinariamente sviluppato; esso ed i segmenti, almeno sino al 15” segmento, mancano di cieco. Anteus Iserni 1. sp. Hab. Rio Napo. Un es. raccolto dal Sr. Isern nella Spediz. al Pacifico. Questa specie é affíine alla precedente sebbene la sua mole quantunque ancora considerevole sia peró molto minore; esso ha solo una lunghezza di 35 cm. con un diametro medio di 10, pero ha 255 segmenti. Ill suo lobo cefalico é pure breve ma il solo 1” segmento é rudimentale e retratto per cui ¿/ primo seg mento apparente ¿in realta il secondo. Le setole sono pure gemi- nate e parallele, le normali leggermente ornamentate, le copu- (3) Daniele Rosa.—1I LOMBRICHI. 153 latrici diritte, lunghe 2 1/, mm. ed ornate di forti archi. II clitello a sella va dal segmento 14 o 15 a tutto il 27 col quale termina nettamente; esso porta ai lati dei tubercula pubertatis sui sei segmenti 20-25; in essi, all intersegmento 21-22 vi sono i piccoli pori maschili. Le aperture delle spermateche non erano visibili. Il 1? nefridioporo si apre allo interseg- mento 2-3. I caratteri interni sono simili a quelli della specie preceden- te, salvo che i dissepimenti ed il ventriglio sono meno robusti. Si ha pero una differenza importante nei nefridii i quali in questa specie sono, dal 5 paio in poi, provvisti di un lungo cieco. Fam. Megascolicidee. SUBFAM. PERICMETIN 4. Megascolex Mazarredoi Rosa, 1894. Hab. Marinduque (Filippine). Un esempl. raccolto dal si- gnor ingegnere Mazarredo. Questo grosso Megascolez (lungo 20 cm.) é molto affine al M. pictus Mich. di Borneo. E” descritto nel mio sopracitato la— voro sui Perichetini nuovi. Perichseta amazonica Rosa, 1894. HAB. Manaos (Brasile). Un esemplare raccolto dal Sr. Prof. Martinez nella Spedizione al Pacifico. Interessante perche pochissime sono le perichete americane. Sembra affine alla P. darbadensis Beddard ed alla ?P. pallida Michaelsen. Descritta nel mio sopracitato lavoro. Pericheta posthuma (Vaillant). Ha. Sibul (Filippine). Un es. raccolto dal Sr. ing. Maza- rredo. Specie comune nelle Indie orientali. 154 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Fam. Lumbricidee. SuBFam. LUMBRICIN/E. Allolobophora foetida (Sav.) Hab. Madrid. Un es. raccolto dal prof. M. Cazurro.—Puerta de Hierro (Madrid). Esemplari racc. dal prof. M. Cazurro. Allolobophora caliginosa (Sav.) Subsp. Trapezoides. Hab. Escorial. Un es. raccolto dal prof. Cazurro. Allolobophora complanata (Dugés). Hab. Madrid. Un es. raccolto dal Prof. Sr. Graells.—Madrid. Un esemplare raccolto dal Sr. Cazurro.—Ciudad-Real. Quattro es. raccolti dal Sr. Boscá. Allurus tetraedrus (Sav.) HAB. Buñol. Un es. raccolto dal Prof. Sr. Boscá. Tutte queste specie di /umbricide sono comuni in Europa. Mi é grato terminare ringraziando vivamente il signor pro- fessor Cazurro per la sua cortesia. Mi si permetta ancora di ricordare ai naturalisti che i lombrichi malgrado la loro unifor- mitá apparente sono un gruppo estremamente ricco di specie. Nelle colonie e nella stessa Spagna la scoperta di gran numero di specie nuove compenserebbe certamente il raccoglitore che volesse dare qualche attenzione a questi animali troppo spesso trascurati. Torino, R. Museo Zoologico, 21 Novembre, 1894. DATOS ALGOLÓGICOS POR D. TUAN J. RODRÍGUEZ Y FEMENÍAS. (Sesión del 3 de Abril de 1895.) IV. NUEVAS FLORIDEAS. Neurocaulon grandifolium sp. nova. Estipe perenne negruzco, cilíndrico, simple 6 ramoso. Ex- pansiones foliáceas escasas en número (generalmente 2-3), sentadas, alternas, reniformes, subacorazonadas, anchas de 3-6 cm., enteras, ligeramente onduladas. Tejido compuesto de dos estratos: el interno, formado por filamentos longitudinales muy espaciados, y por otros transversales que se terminan en células ovales, hialinas; el externo, constituido por una sola serie de células corticales, rosadas, angulosas (que vistas de plano recuerdan las de un ZRhodophyllis). Cistocarpios nume- rosos, desarrollados en una ancha faja marginal de las lámi- nas foliáceas, inmergidos y poco prominentes en la superficie de las mismas, ocupando casi todo su espesor. Células placen- tarias produciendo, después de fecundadas, numerosos fila- mentos dirigidos en todos sentidos, en forma de rosarios, que se ramifican bifurcándose; las células de estos filamentos se convierten más tarde en esporas subesféricas. Tetrasporas desconocidas. Habita entre 70 y 100 m. de profundidad en la costa de Menorca, habiéndolo recogido desde el E. de la Mola hasta frente á Calas-Covas.—Anteridios en Junio; cistocarpios en Septiembre, Octubre y Noviembre. dal 156 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Al publicar mi trabajo titulado 4 /gas de las Baleares, referí equivocadamente esta planta al Vewrocaulon reniforme (Cons- tantinea reniformis), del cual difiere por la estructura de su fronda y por sus láminas mucho mayores que nacen en la extremidad de las ramas del estipe. La fronda del Y. renifor- me se compone de tres estratos: el medular se halla formado por filamentos longitudinales, numerosos y densos: el mediano por un tejido espeso, cuyas células son mucho más pequeñas que las del V. grandifoliwm, y el cortical por filamentos hori- zontales, formados de pequeñas células oblongas. Las láminas foliáceas del V. grandifolium son sentadas, aunque a primera vista parezcan pecioladas, porque las ramas del estipe que las sostienen tienen el aspecto de peciolos; pero estas ramas tienen en su ápice, que sobrepuja ligeramente la base de la lámina, una yema que queda en estado rudimen- tario. Las láminas superiores son las que adquieren mayor desarrollo; la inferior es á menudo pequeña y estéril. Esta especie toma un color algo más obscuro al desecarse, pero no ennegrece como el 1. reniforme. Spherococcus Rhizophylloides sp. nova. Fronda poco ramosa, alada, irregularmente dicotoma, con ramas casi patentes, no ahorquilladas en el ápice. Tubo cen- tral de la fronda rodeado de filamentos longitudinales muy escasos; del tubo central parten filamentos paralelos y opues- tos, que se dirigen oblicuamente á los bordes de las alas. Estas presentan de trecho en trecho, y especialmente en la base de los segmentos de la fronda, constricciones ú estrecheces (pare- cidas á las del Delesseria lomentacea). Capa cortical formada de una sola serie de células angulosas. Cistocarpios brevemente pedicelados, naciendo en los bordes de las alas. Tetrasporas y anteridios desconocidos. Habita en las costas de Menorca, entre 75 y 130 m. de pro- fundidad.—Cistocarpios en Octubre. A la simple vista esta especie se distingue fácilmente del Sph. coronopifolius por sus alas muy desarrolladas, sus ramas menos numerosas y casi divaricadas, y sus cistocarpios breve- (17) Rodriguez —DATOS ALGOLÓGICOS. 157 mente pedicelados. Las constricciones de las alas en el punto de nacimiento de las ramas, dan á estas el aspecto de estar sostenidas por un corto pedúnculo. Los filamentos que, en forma de nervios paralelos, parten del tubo central de la fronda y se dirigen á los bordes de las alas, son perfectamente visibles al trasluz con un simple lente en las partes más jóvenes de los segmentos. La capa cortical no está formada, como en el Sph. coronopifolius, por filamentos de pequeñas células, sino por una simple serie de células mucho mayores, que vistas de plano tienen el aspecto del tejido cortical de un Rhodophyllis; así es que la capa intermedia parenquimatosa llena casi todo el espesor de las alas. El aspecto general de esta especie recuerda el Rhizophyllis Squamarie, por lo que la he designado con el nombre de Sph4. Rhizophylloides. Rodriguezella Sc/mitz in litt., n. gén. Fronda naciendo de un disco radical, con estipe caulescente y láminas foliáceas. Estipe perenne, cilíndrico, duro. Láminas anuales, planas, rosadas. Tejido celuloso, sin eje central, for mado por dos capas: la interna, compuesta de células redon— deadas y laxas; la externa ú cortical, formada de una sola serie de células poliédricas. Cistocarpios oval-esféricos, abriéndose por un carpostomio terminal. Tetrasporas divididas en trián- gulo, desarrolladas bajo la capa cortical de las láminas ú de apéndices fusiformes. Anteridios desconocidos. Este nuevo género debe colocarse, según el Sr. Schmitz, al lado del Zaurencia, del cual se distingue especialmente por su estipe caulescente y perenne, que produce anualmente espan- siones Ó láminas foliáceas, y por su crecimiento apical, siendo completamente rudimentarias las hojas tricoidales. El Sr. Schmitz, eminente algólogo de Greifswald, que una muerte prematura y reciente acaba de robar á la ciencia, en una carta que me dirigió en Junio de 1870 estableció este nuevo género, y tuvo la galantería de dedicármelo, para el alga que yo había atribuido al género Cladhymenia y publi- ' cado en estos ANALES con el nombre de C7. Bornetii. Indiqué ya entonces que quizá sería necesario establecer un nuevo 158 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) género, si el estudio detenido de la planta venía á demostrar que su tipo de crecimiento difería de las demás especies de Cladhymenia. Y en efecto, sometida al examen del Sr. Schmitz, se cercioró de que mi planta carecía de eje central y debía. por tanto, separarse de los Cladhymenia que poseen un eje, y cuyas tetrasporas se desarrollan en carpoclonios alrededor del mismo eje. Bajo la denominación de C/. Bornetii yo había comprendido dos especies diferentes, y ambas entran en el nuevo género Rodriguezella. Una de ellas dedicóla el Sr. Schmitz al Sr. Straf- forello, algólogo distinguido de Puerto-Mauricio, que la había recogido años hace en estado estéril en las costas de Liguria. Es possible que el Spherococcus Palmetta, var. pinnata Kg., tab. phyc. 18, tab. 100, sea una tercera especie de este género. Rodriguezeila Strafforellii Schmitz in litt.; Cladhymenia Bornetiíi Rodr., part. in ÁNALES DE HIST. NAT., tomoO XIX, lám. 11, fig. 1,2; Spherococcus Palmetta, var. subdivisa Kg.. tab. phyc, 18, tab. 98, fig. £. y Fronda de 4-8 cm. Estipe de 1-2 mm. de 2TUESO, Negruzco, generalmente ramoso. Láminas foliaceas, ordinariamente agrupadas en los extremos y en la parte superior de las ramas del estipe, atenuadas en la base, simples ú bi-tripinnatifidas, con segmentos oblongos 6 sublineares, obtusos, enteros Ó con pequeñas prolificaciones, largos de 2-4 cm., anchos de 3-6 mm. Cistocarpios ovoideos, naciendo en los bordes y en el disco de los ráquides de las láminas, las cuales, después de la fructifi- cación, siguen desarrollándose y producen sucesivamente los segmentos que las convierten más tarde en pinnatifidas; núcleo del cistocarpio formado por un haz de filamentos hiali- nos, no articulados, que sostienen en su ápice una grande espora oblonga. Tetrasporas numerosas infracorticales, espar— cidas en la parte superior de los ráquides de las láminas foliá- ceas. Anteridios desconocidos. Habita en las costas de Menorca, entre 70 y 120 m. de pro- fundidad, abundando á 5-6 km. al E. y al SE. del puerto de Mahón; Marsella, Giraudy! en herb. Lenormand; costas de Li- guria, Straforello!, y de Dalmacia Ky. Durante los meses de Marzo y Abril aparecen las nuevas (19) Rodriguez.—DATOS ALGOLÓGICOS. 159 láminas que fructifican en Mayo y Junio; desde el mes de Julio desaparece todo resto de fructificación, y las láminas siguen desarrollándose hasta Septiembre ú Octubre. Siendo las láminas carnosas, aunque no gelatinosas, adhieren bien al papel con la desecación. Rodriguezella Bornetii Schmitz in litt.; Cladhymenia Bor- netii Rodr. part. in ANALES DE HisT. NAT. Tomo xIx, lámi- na 11, fig. 3, 4, 5, 6 y 7. Fronda de 7-15 cm. Estipe ramoso de 2-3 mm. de grueso. Láminas foliáceas generalmente agrupadas en la parte supe- rior de las ramas del estipe, cuneiformes en la base, bi-tripin- natifidas, con segmentos oblongos ó lineares, obtusos, denta— dos, largos de 2-10 cm., anchos de 7-12 mm. Tetrasporas gran- des, esparcidas sin orden aparente en apéndices fusiformes, y formando en su conjunto una zona transversal infra-apical en los apéndices; cada tetraspora ocupa una cavidad en el interior del apéndice que adquiere mayor espesor en su parte tetras—- porífera, á causa del desarrollo de las tetrasporas; dichos apén- dices, á menudo ramosos, con ramas divaricadas y fructíferas, nacen generalmente en los bordes de las láminas y de sus segmentos y raras veces en el disco. Cistocarpios y anteridios desconocidos. Habita en alta mar en las costas de Menorca, entre 65 y 120 m. de profundidad, siendo mucho menos común que la especie anterior. He encontrado ejemplares con tetrasporas desde Marzo hasta Octubre, de modo que la época de su fruc- tificación es mucho más dilatada que la del Rodr. Straforellii, habiendo observado asimismo que su vegetación se desarrolla de Marzo á Septiembre y empieza á declinar en Octubre.—La planta viva despide un olor desagradable. 160 Fig. 2) 6. YU ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) Explicación de las láminas. Lám. 5.—Spherococcus Rhizophylloides Rodr. Fronda con cistocarpios, de tamaño natural. Segmento con cistocarpios.—Aumento 3 diámetros. Células corticales, vistas de plano.—Aumento 300 diá- metros. Extremidad de un segmento joven, visto con lente sencilla.— Aumento 15 diámetros. Sección transversal de la fronda.—Aumento 45 diá- metros. Fracción de la misma sección.—Aumento 186 diá- metros. Lám. 6.— Veurocaulon grandifoliuwm Rodr. Fronda joven, de tamaño natural. Fronda adulta, de tamaño natural. Células corticales vistas de plano.— Aumento 186 diá- metros. Sección transversal de la fronda.—Aumento 100 diá- metros. Célula placentaria sostenida por filamentos que parten de las grandes células infracorticales, y fecundi- zada por un tubo conductor de materia plasmá- tica.—Aumento 200 diámetros. Sección de un cistocarpio.—Aumento 200 diámetros. Rodriguezella Straforellti Schmitz. Sección transversal de la fronda.—Aumento 150 diá- metros. Células corticales, vistas de plano. —Aumento 100 diámetros. Sección de la fronda con .tetrasporas. — Aumento 50 diámetros. Corte longitudinal del cistocarpio.—Aumento 45 diá- metros. Núcleo del cistocarpio.—Aumento 100 diámetros. D REGIONES BOTÁNICAS DE LA PENÍNSULA IBERICA, POR DESBITAS LAZARO HA bBBuZzZA: (Sesión del 3 de Abril de 1895.) La Península ibérica es el pais que en Europa ofrece más interés por la riqueza y diversidad de su flora, el que presenta también condiciones más variadas para los estudios de geo- erafía botánica y el que más difícilmente puede referirse á una flora determinada. Sus varias altitudes y exposiciones, la elevación de sus llanuras centrales, la complicada red de su relieve orográfico y su climatología tan variada hacen de la Península un vasto campamento botánico en el que tienen la representación todas las floras de Europa y del Norte de África, es decir, la mitad de las floras del antiguo mundo. Indicar las relaciones que estas floras tienen con la de nues- tro país, exponer los puntos de vista generales que sugiere la contemplación de la riqueza fitográfica de la Península ibérica y concretar hasta donde posible sea la división geográfico-bo- tánica de ésta que mejor se acomode al estado actual del co- nocimiento de su vegetación, indicando las especies que pue- den caracterizar cada región y cada estación notable, tal es el objeto de este modesto trabajo. Al estudiar los elementos característicos de una flora, ha de atenderse exclusivamente á la vegetación espontánea prescin- diendo de las modificaciones que el cultivo establece en el as- pecto de la vegetación de cada comarca, modificaciones que si bien son muy profundas y extensas, son relativamente mo- dernas y sólo pueden mantenerse artificialmente, y merced al constante esfuerzo del agricultor. Por esto, al tratar de los ca- ANALES DE HIST. NAT.— XXIV. 11 162 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2 racteres que distinguen á cada flora, habremos de prescindir de los campos cultivados, siquiera ocupen la mayor parte del área de cada región y considerar ésta como si la hallásemos en el mismo estado en que se hallaba antes de las roturacio- nes y en el que volvería á encontrarse en plazo relativamente corto si, suspendida la acción del trabajo humano, cediese otra vez el terreno conquistado á la vegetación natural. Tampoco deberá olvidarse que los límites de los distritos veográfico-botánicos no son nunca cortados y absolutos como los de la geografía política, pues nunca estas divisorias histó- rico-naturales pueden marcar un cambio repentino y total de la vegetación al atravesar una línea determinada. Esto obliga a considerar con cierta elasticidad cuantos datos se refieren á las especies características de una región, pues ninguna de ellas se extiende á toda la región y cesa de hallarse con abso- luta precisión al otro lado de sus fronteras, por lo que las lis- tas de cada región comprenden las especies queson exclusivas de ella 6 por lo menos aproximadamente, aun cuando la ma- yoría sólo habiten en una parte de la región. Más seguras son en su área las especies que distinguen las localidades especiales, como las montañas elevadas, pues estas se pueden considerar con más rigor exclusivas de la localidad, por lo menos mientras nuevas exploraciones no impongan al- guna rectificación. . FLORAS QUE ENTRAN EN LA COMPOSICIÓN DE LA NUESTRA. La flora de un país tan vario en sus accidentes geográficos y en sus climas como la Península ibérica, no puede cierta- mente reducirse á una sola flora natural como podría reducir se la de un país de área menor y de condiciones menos varia- das, como, por ejemplo, Bélgica 6 Irlanda, y para darnos en- tera cuenta de su población vegetal necesitaremos relacionar ésta con las grandes floras naturales que actualmente se admiten en la geografía botánica dentro de la parte no tropi- cal del antiguo mundo. Las floras que creemos relacionadas con la nuestra son cuatro: la mediterránea, la de los bosques 43) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 163 boreales, la ártica y la de las estepas boreales del antiguo con- tinente. Dos de estas floras tienen, en primer término, especial é íntima relación con la vegetación hispano-lusitana, y son la flora mediterránea y la de Europa y Asia medias, llamada también flora de los bosques boreales. Un clima relativamente suave y una especial distribución de las lluvias, causas que determinan abundante caída de aguas en la mitad más fría del año y escasa en la otra mitad, son las condiciones meteorológicas que caracterizan de un modo general el clima mediterráneo, y bajo su influencia se desenvuelve una vegetación que se distingue sobre todo por sus plantas leñosas, especialmente por sus árboles, arbus- tos y matas de hoja perenne. Los mirtos, el laurel, los Quercus de hojas no caedizas como el alcornoque, los brezos de gran talla, el madroñero, el aligustre, las P/yllirea, la abundancia de especies de cistáceas y dafnáceas, el lentisco, la cornica- bra, la adelfa, el Ozyr is, etc., son plantas espontáneas que imprimen especial carácter á la vegetación mediterránea. Entre sus especies arbóreas cultivadas, los naranjos, limone- ros, limeros, cidreros, el olivo, el granado, el algarrobo, el pistacho, el pimentero falso, la higuera, el moral y la morera contribuyen á marcar aun más este mismo carácter. También son características las numerosas especies de monocotiledó- neas, en gran parte bulbosas, como son los narcisos, azafranes, jacintos, escilas, gamones, tulipanes, fritilarias, lirios y mu- chas especies de 4//00m y de orquídeas que son también pri- vativas de la flora mediterránea, y á esto podría agregarse el predominio de las plantas anuales sobre las rizocárpicas entre las especies de gramíneas. La flora de los bosques boreales, dominante en toda la Euro- pa media, resulta de condiciones climatológicas distintas de las anteriores, como son una temperatura media menos ele- vada, un estío menos caluroso y una distribución más regular de las lluvias en las diversas estaciones del año. Caracterizase su flora por las especies arbóreas y arbustivas de hoja caediza como los sauces, chopos, hayas, robles, cas- taños, alisos, olmos, abedules, ojaranzos, arces, tilos, fresnos, avellanos, mostajos, alerces, etc. También hay en esta flora árboles de hoja perenne, pero son de las familias de las abie- 164 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4y taceas y taxáceas exclusivamente, como el tejo, el abeto co- mún, la Picea excelsa y algunas especies de Pimus. Sus arbustos más caracteristicos son ciertos abedules ena- nos, el acebo, los groselleros, los enebros de la sección Oxyce- drus, los agracejos, endrinos, majuelos, etc. Abundan las matas leñosas, sobre todo las pequeñas, como el Empetrum nigrum, los arándanos, los brezos de talla peque- ña, el escajo, la gayuba, el guillomo y el mirto de Brabante, entre otros, siendo otra de sus notas caracteristicas el predomi- nio de gramíneas rizocárpicas que determinan la formación de prados naturales permanentes y la abundancia de individuos, aunque pertenecientes á pocas especies, entre los helechos. Aun cuando estas dos floras sean las que entran como gran- des sumandos en la complicada mezcla de la vegetación ibé- rica, no son las únicas que con ella se relacionan, pues aun— que en menor escala, también encontramos representadas en nuestro suelo la flora ártica y la de las estepas boreales. La flora ártica se caracteriza mal por sus especies, pues aunque escasas en número, son, sin embargo, muy contadas las que de ellas resultan verdaderamente exclusivas de la re- gión ártica propiamente dicha, y la nota más especial que en su vegetación se observa es la poca altura de sus plantas y la casi total ausencia de especies leñosas. Las tallas más. elevadas que en las especies árticas se advierten se reducen á unos cuatro decimetros, siendo casi exclusivamente algunas gramíneas de rápido crecimiento las que alcanzan esta altura durante el corto plazo que en esta región corresponde á la es— tación favorable. Otro caracter de la vegetación ártica consiste en el aspecto de aplastadas que presenta la mayoría de sus especies, las cuales se ramifican aplicando sus ramas á la superficie del suelo, como puede notarse aun en las pocas matas leñosas que en ella existen. Casi todas las especies de esta flora son viva= ces y sus rizomas, muy desenvueltos relativamente al tamaño de las plantas, guardan durante los interminables inviernos los productos elaborados en los fugaces estíos. Dominan las criptógamas por el número de individuos, es- pecialmente de musgos y líquenes, y en las localidades más frias de esta región apenas existen otras especies que las de los grupos mencionados. Abundantes ciperáceas, algunas sa— 45) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 165 xifragáceas y pequeñísimas crucíferas y cariofíleas; sus esca sos arbustillos son principalmente el Saliz polaris y algunos Vaccinium y Rhododendron. Las condiciones climatológicas de la región de las estepas consisten, principalmente, en máximas y mínimas bastante distantes, á las que corresponden un estío muy acentuado, un invierno medianamente rigoroso y una sequedad muchas veces excesiva, para defenderse de la cual las plantas son con frecuencia pelosas ú crasas. Á esto se agrega un suelo de mediana composición mineral, con frecuencia margoso 6 yesoso y generalmente más ú menos salífero. Las estepas boreales presentan carácteres muy distintos, pero no menos propios que los de las floras antes citadas. Fal- tan en ellas los bosques, y su aspecto, aun en la buena esta- ción, es el de un campo desolado y casi desprovisto de vege- tación. Esto, sin embargo, es sólo aparente, y en realidad su flora es mucho más rica y variada que la de los bosques borea- les; pero la falta de vegetación arbórea, la talla generalmente no grande de sus especies y hasta el aspecto triste y la colora- ción verde grisácea ú blanquecina de muchas de sus plantas, contribuyen á dar este aspecto al paisaje. Sus plantas más características son las quenopodiáceas ar- borescentes propias de suelo salífero, condición muy precisa en esta región, las artemisias leñosas de aspecto de quenopo- diáceas y algunas plantas crasas, generalmente pequeñas en las estepas del antiguo mundo. También existen grami- neas, como los espartos, crucíferas, leguminosas y compuestas especiales mezcladas con gran diversidad de hierbas vivaces diversas. Las matas altas escasean y pueden casi exclusiva- mente reducirse á ciertas especies de Salsola y algunas otras de Ephedra. 104 FLORA DE LOS BOSQUES BOREALES EN LA PENÍNSULA. Existe indudablemente una divisoria tan natural como bien marcada en la Península y es la que separa la parte que, bajo el punto de vista fitográfico, podemos llamar mediterránea, de aquella otra que no lo es. Cuando del interior de España se 166 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) pasa á la provincia de Santander, á Asturias Ó á Vizcaya, se nota un cambio tan brusco de vegetación y de paisaje que ' recuerda los cambios de las decoraciones teatrales. Si analiza- mos las diferencias que determinan esta impresión del obser— vador, bien pronto veremos que ésta no es sólo resultado del contraste de un país llano con otro montañoso, sino de que la vegetación entera ha cambiado de aspecto, y refiriéndonos á los caracteres de cada flora antes indicados, podremos decir que hemos pasado de la vegetación mediterránea á la flora común a todos los países europeos no meridionales ni extremadamen- te septentrionales, es decir, a la flora de los bosques boreales. Esta última no tiene en la península representación perfecta sino en la banda septentrional d cantábrica, 6 sea la parte que, á reserva de definirla con precisión más adelante, pode- mos considerar comprendida entre los Pirineos cantábricos, prolongados para este efecto hasta el cabo de Corrubedo, y el mar Cantábrico. Esta estrecha banda y algunas zonas de “altitud de las mon- tañas situadas al S. y E. de ella, sustentan en la Península la flora de los bosques boreales, pero en las zonas de altitud esta vegetación aparece menos caracterizada y pura por hallarse asociada con elementos florales de índole diversa, y por esto la zona cantábrica representa en nuestro país el tipo genuino de dicha flora. Aunque el área normal de esta flora en España, sea la citada banda cantábrica, aislada de las floras colindantes de las re- giones central y occidental por una serie de zonas altas ocu- padas por la flora ártica, no carece de alguna representación en las vertientes meridionales de la cordillera divisoria, cuyos valles altos presentan también bosques en los que dominan las especies antes citadas, pero estas manchas de vegetación se hallan tan reducidas que sólo forman una especie de cordón paralelo á la divisoria. Puede, sin embargo, decirse que esta región se prolonga por ambas vertientes del Pirineo, cuyo gran macizo montaño- so puede considerarse incluído en el área de esta flora, pues se halla bordeado por ésta en todo su contorno excepto en su extremo oriental formado por los montes Alberes y la sierra de Rosas, solamente que mientras en la vertiente N. la flora de los bosques boreales se dilata ampliamente por las campi- (7) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 167 ñas francesas, en la meridional esta flora queda reducida á una estrecha zona de nivel interpuesta entre la vegetación de la región central y la gran formación floral ártica del Pirineo. Después de todo, esto mismo ocurre en donde quiera que existen alturas suficientes en el resto de la divisoria de las re- ciones cantábrica y central, en los Picos de Europa, por ejem- plo, los cuales presentan en sus dos vertientes la flora de los bosques boreales, con gran desarrollo en su ladera N. y redu— cidos á una especie de cordón litoral en la del Sur. Estas con- sideraciones me han decidido á prescindir de una de las regio- nes botánicas que con el nombre de Pirenáica había admitido en anteriores trabajos hechos en colaboración con mi malo- grado compañero Sr. Andrés y Tubilla, pareciéndome hoy más natural que la flora del Pirineo, por grande que sea su interés y la extensión del área que ocupe, se considere como una co- lonia floral ártica dentro de la flora de los bosques boreales, siquiera sea la más extensa de estas colonias en España. Si los Pirineos no existiesen 4 no formasen un macizo tan continuo y cerrado, la flora de Europa media ocuparía toda la banda N. de la península desde la Coruña hasta la proximi- dad de las costas mediterráneas del Rosellón y Gerona, y si en gran parte de la divisoria de esta flora y de la mediterránea aparecen interpuestas colonias de una vegetación más boreal, como sucede en toda la serie de los Pirineos cantábricos, esto mismo más acentuado y realizado en mayor escala es lo que podemos reconocer en el Pirineo propiamente dicho. Tales son las razones que nos llevan á colocar la flora pire- náica, como la de los Picos de Europa y demás zonas altas de la región septentrional, entre las colonias árticas enclavadas en el área de nuestra flora de los bosques boreales. Se puede valuar la parte comprendida entre la línea antes indicada y el Cantábrico, prolongada al E. por la banda pire- náica situada entre la frontera francesa y el límite NE. de la región central, en una décima parte algo escasa del área total de la Península, pero como la cuarta parte de la exten- sión de esta región septentrional no es adecuada por su gran altitud para sustentar la flora de los bosques boreales, puede calcularse que esta flora no dispone en realidad más que de un 7 por 100 del suelo de la Península ibérica, Ó sea de unos cuatro millones y medio de hectáreas. 168 ANALES DE HISTORIA. NATURAL. (8) 1008 FLORA MEDITERRÁNEA EN LA PENÍNSULA. Mayor extensión presenta, sin duda alguna, la flora medi- terránea, pues exceptuando la banda cantábrica, las zonas bas- tante elevadas sobre el nivel medio de la meseta central que presentan una flora más 6 menos ártica y las colonias espe- ciales de flora esteparia de que luego hablaremos, puede de- cirse que el resto de la Península se halla ocupado por la veg'e- tación propia de la flora mediterránea. Se dirá que el aspecto desolado de ambas Castillas, aun fuera de las porciones cubier- tas por la vegetación esteparia, no presenta en igual grado que el litoral de la Península el carácter mediterráneo, y evidente- mente es así, pero aparte de que la vegetación mediterránea no es exclusivamente la propia del litoral y de los grandes va- lles inferiores, sino que modificada subsiste aun en tierras rela- tivamente elevadas, no se olvide que gran parte del marcado contraste que Castilla ofrece con Valencia d Andalucía, es efec- to de los cultivos dominantes en cada una de estas regiones y de la sequedad de su ambiente por el alejamiento del mar. Nada importa que los ríos desagien en el Mediterráneo 6 en el Atlántico para el carácter de la vegetación, como se com- prueba por el hecho de que las tres cuartas partes de la super- ficie ocupada en nuestra Península por la vegetación medite— rránea vierten sus aguas en el Atlántico. Así puede afirmarse sin género alguno de duda que países tan exclusivamente atlánticos por su hidrografía, como Portugal 6 Extremadura son, sin duda alguna, más mediterráneos por su flora que el tercio superior del valle del Ebro, por ejemplo. Existen indudablemente matices y gradaciones diversas en la vegetación mediterránea de las distintas regiones que den- tro de su área se distinguen en nuestro país, y precisamente estas diferencias justifican la admisión de las varias regiones en que la consideramos dividida, pero si se examina bien po- drá notarse que los caracteres de la flora mediterránea apare- cen en la vegetación de toda la parte no septentrional de la Península. (9) Lázar0.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 169 Los bosques de cupulíferas de hoja perenne, aunque destro- zados con tan escasa previsión, son posibles en toda ella y así los encontramos aun en ambas Castillas y en Aragón, allí donde las condiciones de la propiedad han permitido su con— servación; las matas leñosas abundan, los jarales son frecuen- tes y á veces muy extensos, los romerales, tomillares, cantue- sares, chaparrales, etc., nombres todos que definen formaciones vegetales caracterizadas por el predominio de alguna planta leñosa, se encuentran aun en las provincias mas interiores. La extensión que sobre el suelo de la Península ocupa la flora natural mediterránea puede valuarse en el 80 por 100 del área total, pues del 93 por 100 que queda después de quitar el área de la flora de los bosques boreales hay que restar la parte ibérico-mediterránea ocupada por la vegetación esteparia 6 por colonias de la flora ártica, y este 80 por 100 que resta del área peninsular representa unos 46.500.000 hectáreas. LV. FLORA ÁRTICA EN LA PENÍNSULA. La flora ártica más distanciada de la Península que las dos anteriores, no carece, sin embargo, de representación allí donde las condiciones climatológicas lo consienten. Los picos elevados de las altas montañas, las laderas septentrionales en que la oblicuidad y la orientación no permiten que los rayos solares actúen directamente sino muy pocas horas al día, ciertas grietas de las rocas y ciertos desfiladeros en los que el sol no penetra y las nieves se acumulan y persisten casi todo el año, disfrutan de un clima que, si no es enteramente igual al de las latitudes extremas, se asimila á él por sus tempera- turas y por la corta duración de la estación estival. Estas condiciones determinan un caracter fitográfico espe- cial, que por los grupos de plantas que constituyen su flora, por la casi total desaparición de las plantas leñosas, por ulti- mar el desarrollo de sus especies llegando á florecer y fructi- ficar con una suma relativamente pequeña de grados calorifi- cos, recuerdan de un modo muy marcado la vegetación de las regiones árticas. 170 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) No debe sorprendernos que á un clima frío responda una vegetación especial propia de éste, desde que sabemos que la causa más importante de la diversidad de faunas y floras es la diversidad de climas; mas si preciso fuese, un medio grá- fico, muy sencillo nos indicaría cuáles deben ser los puntos en que la temperatura sea adecuada para permitir la exis- tencia de una flora ártica. Si hubiésemos de representar por medio de superficies iso- termas las formadas por los puntos que en el espacio ocupado por el aire tienen una misma temperatura media anual, estos puntos constituirían una superficie de elipsoide engendrado por una elipse que girase alrededor de su diámetro menor, es decir, un elipsoide de revolución parecido al que representa la forma total del planeta. Si estas superficies isotermas fuesen eeométricamente semejantes á la de la Tierra, una superficie isoterma cualquiera se hallaría á la misma altura sobre el nivel del mar en cualquier punto del planeta, fuese del Ecuador ó de las latitudes polares, pero sabido es que no sucede así. El nivel de las nieves perpetuas puede encontrarse al ascender en cual- quier punto de la Tierra, pero según su situación geográfica la altura á que debemos ascender es muy distinta, grande en nuestras latitudes, mucho mayor en los países tropicales, muy pequeña ó nula en las latitudes extremas. Si uniésemos todos los puntos que tienen una misma temperatura media anual cualquiera, 2” por ejemplo, formarían una superficie de elip- soide como la forman los límites inferiores de la zona de las nieves perpetuas, otra la de 4”, otra la de 6”, etc. Pero todas estas superficies isotermas están engendradas por elipses cuya distancia focal es relativamente mayor que la de la generatriz del elipsoide Tierra, y aunque sus ejes menores estén igual- mente orientados y sus centros coincidan con el de la Tierra, como son más comprimidas por sus polos, resulta que si para llegar á una determinada de ellas se necesita elevarse en el Ecuador á 3.000 m., por ejemplo, puede bastar en nuestras latitudes una elevación mucho menor y en un país más sep- tentrional podremos encontrar puntos que tengan igual tem-= peratura media al nivel mismo del mar. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el límite inferior de los glaciares, situados á grande altura en Suiza y tan bajos en el Spitzberg que vierten su helado caudal en el mar. (11) Lázar0.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. m Generalizando esta idea de las superficies isotermas, pode- mos considerar la atmósfera cortada por superficies correspon- dientes á las diversas temperaturas medias anuales, no siendo estas superficies semejantes á la terrestre, sino más aplana- das por sus polos y teniendo todas ellas su Ecuador en el mis- mo plano del Ecuador de la Tierra; cada una de las superficies isotermas que corresponda á un grado comprendido entre los que presentan los diversos climas terrestres cortará á la super- ficie del planeta en ambos hemisferios, produciendo sus dos líneas de intersección hacia paralelos de latitud tanto más alta cuanto más bajo sea el grado de la superficie isoterma que se considere. Se comprende que lo que suele trazarse en los globos y ma- pas con el nombre de líneas isotermas, no son otra cosa que las intersecciones de las superficies isotermas con la superficie terrestre. Considerada así la cuestión y presentada de esta manera la distribución en el espacio de los puntos isotermos Úú que gozan de igual temperatura media anual, se concibe que todas las porciones del relieve terrestre que por su altitud se eleven más que lo que una superficie isotérmica determinada se eleve sobre el mismo paralelo geográfico, presentará intersecciones con estas superficies isotermas y producirá en cada una y á cierta altitud una línea isoterma y con ella una zona de altura en la que la vegetación se encuentre en condiciones climato— lógicas análogas, por lo que á la temperatura se refiere, á las que tiene el nivel del mar allí donde se halle la línea isoterma del mismo grado. Por esto es por lo que cada montaña de regular elevación de nuestro país puede presentar caracteres climatológicos y fitográficos que la asimilen á las de otros países más septen— trionales; así una montaña si se halla situada en el área de los bosques boreales puede sustentar flora ártica en sus zonas altas, y si lo está en el área de la flora mediterránea puede presentar la de los bosques boreales y á mayor altura la de las regiones ocupadas por la flora ártica. Nada más natural que considerar estas montañas elevadas, que presentan una flora distinta de la de las llanuras que las rodean, como islas que en el Océano atmosférico sobresalen del nivel de una superficie isoterma dada, y cuya vegetación 172 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) se asimila no á la de las regiones más próximas en la superfi- cie del planeta, sino á la de aquellas tierras que presentan la misma línea isoterma y que son según la imagen aquí usada las verdaderas costas del mismo mar aéreo correspondiente. Pero así como aquellas islas de pequeña extensión y situa= das á escasa distancia de las grandes masas continentales tie- nen una flora en general análoga á la del continente próximo, pero siempre con algunas especies propias, las colonias árti- cas de las montañas y más estando tan lejos de las latitudes árticas, no tienen exactamente las mismas especies que la flora ártica propiamente dicha, sino que las reemplazan por otras del mismo género 6 de géneros equivalentes, existiendo la analogía en el conjunto, en el aspecto y condiciones de la vegetación y no en la identidad de sus especies. Téngase en cuenta también que la altitud no regula tan exactamente la flora que por medio de una fórmula nos con- sienta calcular desde qué altura puede comenzar en cada mon- taña la vegetación ártica, pues la altitud no es la única condi- ción que influye en la temperatura ni ésta la única influyente á su vez en el clima; el punto desde donde puede considerarse que comienza esta flora sólo puede determinarse sobre el te— rreno y en vista de las especies que la representan. El área ocupada por estas colonias florales árticas en la Pe- ninsula, podrá estimarse en un 6 por 100 escaso del área total, apreciándole con la mayor latitud, lo cual no llega á 3.500.000 hectáreas. Esta cifra expresa de un modo aproximado, en cuanto puede valuarse el área ocupada por esta flora, sumando para ello las diversas manchas enclavadas en distintas regiones y que el mapa señala como zonas de altitud cuya flora difiere sensi- blemente de la del país circundante, y cuya enumeración puede verse en la parte dedicada al estudio especial de cada región. Desde luego se comprende que cada una de estas manchas de flora ártica no es un pedazo de paisaje polar trasladado á la cumbre de una montaña, pues generalmente estas floras de montañas altas, ofreciendo indudable carácter ártico reempla- zan las especies y aun los géneros de las regiones árticas por otros afines, y las de las montañas meridionales ofrecen con frecuencia especies y aun géneros propios, endémicos de una (13) Lázaro0.— REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 173 cordillera 6 que más generalmente se extienden también á otras montañas próximas. Así debemos entender por colonias árticas en nuestra flora las que aparezcan en todas las montañas como marcadamente distintas de la flora de su región, y cuyas especies caracterís ticas pertenezcan á géneros propiamente árticos 6 á otros pro- pios de floras de altitud como las que usualmente se llaman alpina, pirenaica, etc. v: FLORA ESTEPARIA EN LA PENÍNSULA. Aunque en dirección distinta, también la flora esteparia tie- ne su natural asiento lejos de la Península. La patria por exce- lencia de las estepas en el antiguo mundo, es el Asia central y la Persia, y su representación es escasa en Europa pudiendo decirse que en toda la parte occidental de esta porción del mundo, sólo en la Península ibérica se presentan formaciones fitográficas de indudable carácter estepario. Las formaciones esteparias más próximas á España se hallan situadas en Hun- gría y son designadas con el nombre pusztas. Desde luego se observa que tanto las estepas como las colo- nias árticas de España están aisladas del área continua de sus floras correspondientes; pero merece notarse que la distancia más corta que separa las colonias árticas de su flora corres- pondiente, se mide en el sentido del meridiano mientras la que separa las estepas nuestras del gran distrito estepario bo- real del mundo antiguo, se habrá de medir en el sentido de los paralelos, no en el de los meridianos. La influencia de las temperaturas ofrece igualmente un con- traste no menos marcado entre el modo como influye en la dis- tribución de las colonias árticas y en la de las vegetaciones esteparias. En las primeras influyen sobre todo las temperaturas medias anuales, y en las segundas, más que ésta, importa que la diferencia entre la máxima y la mínima, tanto del año entero como de cada día, no sea pequeña, por más que no sean úni- camente las temperaturas, sino estas en unión de la sequedad del ambiente las que hacen posible la formación de las estepas. Las estepas de nuestro país no se encuentran localizadas en 174 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) una zona determinada, puesto que más ú menos se hallan re- presentadas en todas las regiones excepto en la septentrional y en la occidental, aun cuando es indudable que la región sudoriental es la que tiene proporcionalmente mayor parte de su área ocupada por la vegetación esteparia. Nuestras estepas se hallan situadas en suelos pobres y casi carentes de tierra vegetal, abundantemente provistos de sedi- mentos salinos, en terreno cuyo relieve lo forman colinas de escasa elevación. Como las condiciones climatológicas que de- terminan esta vegetación son la sequedad del ambiente, por lo menos durante la mayor parte del año y las oscilaciones termométricas diurnas bastante acentuadas, no es de extrañar que las mayores manchas de esta flora se hallen situadas en el interior. Muchas son las manchas de vegetación esteparia que exis- ten en España; pero como no es posible indicarlas todas, pres- cindiendo de las de menor área, sólo se han señalado las más importantes por su extensión. Como tampoco los límites se hallan tan precisos y claros como fuera de desear, las me- didas de sus áreas respectivas se resienten naturalmente de esta dificultad y sólo es posible indicar aproximadamente cuál es la suma de las áreas ocupadas por esta vegetación, y esta suma puede valuarse en un 7 por 100 del área total de la Pe- nínsula 6 sea poco más de 3.500.000 hectáreas. Las manchas de vegetación esteparia indicadas en el mapa, no puede consi- derarse cada una como una estepa continua, sino como indi- cación de un distrito en que abundan las formaciones este- parias. En la imposibilidad de señalar en un mapa de dimensiones tan pequeñas todas las manchas esteparias, sólo se han indi- cado las que tienen extensión bastante para acusarse en la es- cala empleada, que es la de 5.000.000 * Dentro de la parte consagrada en especial á cada región se indican las formaciones esteparias en ella enclavadas, si las hay con extensión suficiente para merecer esta mención; en ella se indicará de un modo aproximado su contorno. Aunque las manchas esteparias aparezcan continuas, por la necesidad de representarlas gráficamente de un modo claro, en realidad se hallan surcadas por ríos, arroyos 0 cañadas en que la ero— (15) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 175 sión ha dejado al descubierto los terrenos subyacentes, y en estos sitios aparece la flora propia de la región mezclada con la esteparia, mientras que la última se presenta con su mayor pureza en las mesetas y colinas que separan estas cañadas. vi. LÍMITES DE LAS REGIONES. De las consideraciones expuestas se deduce que la flora do- minante en la generalidad del suelo español, puede dividirse prescindiendo de las colonias árticas y esteparias en flora de los bosques boreales Úú sea la de la Europa media y flora medi- terránea, si bien ambas ofrezcan en nuestro país al lado de especies propias de estas floras algunas otras especies endé- micas. Pero como el área ocupada en la Península por cada una de estas floras es de extensión muy desproporcionada, resultaría que á la primera correspondería únicamente la angosta banda cantábrica, mientras que la casi totalidad de la Península ibé- rica ofrece los caracteres de la vegetación mediterránea, por lo que el estudio geográfico botánico quedaría tan solo esbozado si no se procurase distinguir en el resto del país las diversas regiones en que á su vez puede considerarse dividida el área ocupada por la vegetación mediterránea. Estas regiones son la central, la occidental, la meridional, la sudoriental y la oriental, cuya posición respectiva, contor— nos y límites puede verse en el mapa adjunto. La región septentrional cantábrica está limitada al N. por el Cantábrico y al O. por el mar Atlántico, al E. por la frontera francesa hasta el extremo S. del valle francés de los Aldui- des y desde este punto arranca su límite meridional que sepa- ra esta región de la central. Esta divisoria, que en conjunto es muy natural y que es también la que mejor marcada aparece por el carácter de la vegetación existente á cada uno de sus lados, continúa hacia Poniente por el monte Adi, sierras de Lohiluz, Betale, Aspiroz, Aralar, monte Araz, sierra de Arla— bán, Peñas de Gorbea, Orduña y Aro, límite $. del valle de Mena, puertos de los Tornos y de la Sía, monte Valnera, puerto 176 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) del Escudo, sierra de Isar, Peña Labra, Valdeprado, Peña Prie- ta, puertos de San Glorio, del Pontón, de Ventaniella, Picos de Manipodre, puertos de San Isidro y Vegarada, Huevo de Faro, Peña de Galazones, puertos de Pajares, de la Mesa, de Somie- llo, Peña Rubia, desde donde aproximándose á la dirección SO. sigue por los puertos de Leitariegos, de Traveto, de Cienfue- vos, de Miravalles, de Cuiña, sierra de Picos, puerto de Piedra- fita, monte Capeloso, sierra del Caurel, desde donde remon- tándose al NO. por las estribaciones meridionales de la sierra del Oribio, pasa al S. de Samos y de Sarria, por El Páramo, Palas del Rey, San Pedro de Mellid, luego al O. por Arzua, Santiago de Compostela, y por último, al SO. por Brion, San Mamed de Rois, monte de Barbanza y cabo de Corrubedo. Toda esta divisoria es muy natural y está marcada por acci- dentes orográficos y por divisorias hidrográficas, excepto al cruzar el valle del Miño desde la sierra del Oribio hasta Palas del Rey, y esta porción es sin duda la menos claramen- te delineada, pero que nos parece, á pesar de sus defectos, menos artificiosa que lo sería elevar esta parte del contorno por el N. hasta tocar en la sierra de la Carba, aun cuando toda la porción comprendida entre ésta y el límite trazado no tenga tan marcados los caracteres fitográficos de la región septentrional. ' La región occidental confina al O. con el Atlántico, al N. con la región septentrional, desde el cabo de Corrubedo hasta la sierra del Caurel y desde el vértice meridional de ésta confina al E. con la región central por un límite algo difícil de esta— blecer, pero que nos parece puede fijarse por una línea que vaya hacia el SE. por el puerto de Pía Pájaro, sierras de Mon- touto y del Eje hasta la Peña Trevinca, desde allí hacia el SO. por la Sierra de Segundera y monte Mugo, nuevamente al SK. penetra en Portugal y sigue por Braganza hasta Algoso, desde donde desviándose otra vez hacia el SO. se aproxima á la fron- tera, cruza el Duero por Saucelle dejando á la izquierda el rincón de Fregeneda y siguiendo luego al S. coincide próxi- mamente con la frontera de Beira Alta y Salamanca hasta el puerto de San Martín, desde donde rodeando el extremo occi- dental de la sierra de Gata pasa por entre ésta y la portuguesa de las Mesas, se interna en España por la provincia de Cáce- res, cruzándola por Perales, Moralera, Coria, Galisteo, Mirabel, (17) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. IA cruza el Tajo hacia Serradilla, baja por entre S. y SO. por Mon- roy á sierra de Fuentes, nuevamente al SE. hacia Don Benito, por donde cruza el Guadiana, desciende luego hacia el S. en- tre las sierras de Hornachos y del Pedroso, y al $. de esta últi- ma entre los pueblos de Cuenca y Granja, en el límite de las provincias de Badajoz y Córdoba, deja de confinar con la región central para hacerlo desde este punto por el S. con la meri- dional. La divisoria entre las regiones occidental y meridional arrancando desde el punto citado entre Granja y Cuenca, al NO. de Fuente Ovejuna sigue hacia el S. los límites de Cór- doba y Badajoz y luego al O. los de esta provincia y Sevilla hasta Real de la Jara, desde donde entre O. y NO. recorre todo el límite entre las provincias de Badajoz y Huelva y luego la frontera hispano-portuguesa desde el río Ardila, por los picos de Aroche hasta Pomarao, por donde penetra en Portugal, sigue el límite septentrional del Algarbe hasta la sierra de Monchique, por cuyo eje y el de la sierra de Espín se prolonga hasta morir en el mar en el cabo de San Vicente. El límite oriental y meridional de la zona occidental según acabamos de indicarle, supone una gran rectificación sobre lo que hasta hoy se venía indicando, puesto que la mayor parte de la provincia de Badajoz y toda la porción SO. de la provin- cia de Cáceres se restan de la zona central y se incorporan á la occidental. La región meridional confina al S. y O. con el Mediterráneo, al N. primeramente con la occidental desde el cabo de San Vicente hasta el punto antes indicado al NO. de Fuente Ove- juna, desde allí con la región central por medio de una diviso- ria que sigue casi exactamente la dirección del E. por los Pe- droches, sierras de Almadén, Madrona y Despeñaperros, límite N. de la provincia de Jaén hasta el extremo meridional de la sierra de Alcaraz. Esta parte de la divisoria es bastante natu— ral y al cruzarla se nota desde luego el cambio de vegetación. Desde el extremo $. de la sierra de Alcaraz, la región meri- dional confina al E. con la región sudoriental por medio de una línea que desde dicho punto baja hasta la confluencia de las provincias de Granada y Almería en el litoral mediterrá- neo. Este límite presenta realmente dificultades para su tra- zado y estas dificultades nacen, no de que su existencia sea ANALES DE HIST. NAT. —XxXIV, 12 178 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) cuestionable, pues no tenemos duda de que hay necesidad de admitir una región sudoriental distinta de la meridional, ni de que la provincia de Almería corresponde á la sudoriental, sino porque los detalles de este trazado no nos parece que pueden fijarse aún hoy de un modo definitivo. Tal como va indicado en el mapa, este límite parte desde los confines de las provincias de Jaén y Albacete, hacia Siles, se desvía un poco al SO., baja luego por la sierra de Segura, en— tra después en la provincia de Granada, entre las sierras de la Sagra y Jabaleón, hasta Cullar, baja luego por el meridiano hasta las estribaciones más occidentales de la sierra de las Estancias y sigue luego los confines de las provincias de Gra- nada y Almería hasta la sierra de Baza, penetrando después en Almería bordea la parte oriental del macizo de sierra Ne- vada y baja por la sierra de Gador hasta Adra, en la costa del Mediterraneo. Acaso este límite pudiera modificarse dirigiéndole desde el mismo punto de partida más al Oriente, comprendiendo en la región meridional la sierra de la Sagra y cruzando luego des- de la Puebla de D. Fadrique al SO. hasta Montejicar y volvien- do luego hacia el E. por el límite meridional de la estepa gráa— nadina, salvar las estribaciones más orientales de la sierra Nevada y volver de nuevo al SO. para concluir en el mismo punto de la costa en que concluye el trazado en el mapa. Re- comendaría esta modificación del trazado la conveniencia de incorporar á la región sudoriental la gran estepa granadina que tiene cierta comunidad de especies con la flora de dicha región. Sin embargo, como el límite así trazado resultaría con vueltas y circunvoluciones harto violentas, sobre todo en un mapa de escala tan pequeña, desde luego he creído que si bien tal alteración podía ser indicada como posible, debiera someterse á ulteriores investigaciones. La región sudoriental confina al Poniente con la meridio- nal, al S. y Oriente con el mar Mediterráneo y al N. con las regiones central y oriental. La línea que podemos señalar como divisoria entre las regiones central y sudoriental parte del vértice NE. de la región meridional como continuación lineal de la frontera septentrional de esta última región, y desde el extremo meridional de la sierra de Alcaraz pasa por la sierra de Calar del Mundo y siguiendo por la divisoria de (19) Lázaro.— REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 179 los ríos Mundo y Segura continúa por la sierra de las Cabras, sigue desde ésta por el límite de las provincias de Murcia y Albacete y cortando á esta última por el N. de Caudete, el rincón formado por el término de ésta sigue aproximadamente los límites de las provincias de Alicante y Valencia hasta ter— minar en el Mediterráneo en el cabo de San Antonio. La región oriental confina al S. con la anterior, al E. con el Mediterráneo y al O. y N. con la región central y con la zona «dle altitud del Pirineo. La frontera del Poniente y Norte de esta zona está constitul- da por una línea muy tortuosa, que partiendo de la confluen— cia de Albacete, Alicante y Valencia en Venta la Encina sigue al N. por la sierra de Enguera, pasa al E. de Ayora, cruza el Júcar en su confluencia con el Cabriel, remonta el curso de este último siguiendo el límite O. de la provincia de Valencia hasta Camporrobles, cambia desde este punto al NO. penetran- do en la provincia de Cuenca por Villora, Carboneras y la Ca- ñada al vértice meridional de la sierra de Valdemeca, sigue por el eje de ésta, penetra en la provincia de Teruel por los Montes Universales siguiendo la dirección NE., cruza el Guadalaviar entre Teruel y Gea, enfila en seguida al N. por la Peña Palo- mera y vuelve á la derecha por la sierra de San Just, y desde el vértice oriental de ésta vuelve al N. por Gargallo á Ester— Cuel y desde allí siguiendo el límite de la gran estepa arago- nesa, pasa por Alcorisa y Calanda, luego por el límite oriental de la misma estepa por Alcañiz, el Guadalope y los montes de la Fatarella á Mequinenza. Desde este punto deja la estepa y pasa al S. de Fraga y de Lérida por los llanos de Urgell, pasa por Tárrega y Cervera, se dirige al NE. por Castelfullit, Tora, Llanera y Solsona, y desde aquí entre E. y NE. por Navés, Berga, Ripoll, Olot y Figueras hasta el cabo de Creus. La región central queda limitada por la serie de fronteras que con ella tienen las otras regiones ya definidas por todo su contorno, excepto por la parte más oriental de su límite N. por el cual la cierra el macizo montañoso de los Pirineos. Ne- cesario es también fijar sus límites por esta parte, y aunque aparece muy sencillo hacerlo sirviéndose de una línea de ni- vel que recorriese todas las estribaciones de la vertiente meri- dional del Pirineo, es lo cierto que una división así señalada resulta arbitraria en un mapa en el que los límites deben ba- 180 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) sarse especialmente en caracteres fitográficos. Debiendo ser- virnos desde luego de este fundamento, habremos de conside- rar fuera de la región central todo aquel territorio en el que la vegetación presente como especialmente dominante el carác- ter de la flora pirenáica y esto no sucede rigurosamente por encima de una cota determinada, pues en la parte más mon-— tañosa é intrincada del Pirineo esta vegetación desciende más que en el resto de la cordillera. Como por otra parte, es difícil en un mapa de dimensiones tan reducidas fijar con toda cla- ridad la verdadera situación de este límite se impone la nece- sidad de dar algún detalle acerca del trazado de esta divisoria. Se puede considerar que esta línea parte de Aspiroz en la frontera de las regiones septentrional y central, sigue al SE. por Lecumberri, Olague, Larrasgaña , luego al S. por la mar- gen izquierda del valle de Erro, rodea después el macizo mon- tañoso existente entre Tafalla y los ríos Erro y Aragón, bajan- do hasta Abaiz y volviendo hacia el N. para salvar el valle de Irati por el N. de Lumbier y el del Aragón por el N. de San— giiesa y descendiendo de nuevo al S. para comprender las vertientes meridionales de la sierra de la Peña y de las Peñas de Santo Domingo y de Santiago, por la vertiente S. de la sierra de Guara y Monte Sevil, cruza el valle de Sobrarbe por San Benito, el del Cinca por Entremón, el del Esera por Santa Liestra, atraviesa los Morrones de Guell, cruza el río Isabena por Laguarres y el Noguera-Ribagorzana por el puente de Mon- tañana, sigue la vertiente S. del Monsench y de la sierra Gine- brosa, cruza el Segre al N. de Otiana y siguiendo la vertiente SE. de la sierra de Oden cruza los ríos Salada y Cardones por Castellar y Lladurs respectivamente y coincide al NE. de Sol- sona con el límite septentrional de la región oriental. Todo lo que queda al $. de la línea que acabamos de indicar - puede considerarse como región central, aunque es claro que las alturas próximas á ella reproducen muchos de los caracte— res de la flora pirenáica y no es una divisoria tan cortada como fuera de desear. Al N. de la mencionada línea queda el gran macizo de los Pirineos con su flora especial, pero en el fondo de algunos de sus valles y en la parte inferior de muchas de sus laderas bajo el influjo de la eran humedad de sus abundantes cursos de agua reaparece, donde la altitud no lo impide, la vegetación propia de los bosques boreales. 421) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 181 VIE REGIÓN SEPTENTRIONAL Ó CANTÁBRICA. La región septentrional comprendiendo dentro de ella toda la parte española del gran macizo pirenáico y la vertiente Norte de toda la cordillera de los Pirineos cantábricos es la mejor limitada por estar cercada casi toda ella de accidentes geográficos que determinan claramente su extensión y en ella se encuentra un carácter fitográfico que contrasta claramente con el de la vegetación mediterránea. Pero sus límites no tienen todos igual valor, y desde luego, su división con la región occidental es mucho más arbitraria y acaso sujeta á rectificaciones. Desde la sierra del Caurel al cabo de Corrubedo, la divisoria es más difícil de trazar, la ve- getación se modifica de un modo gradual y los accidentes geo- gráficos recorridos por esta parte de la divisoria son, sin duda, de mucho menor valor que los utilizados para la separación de las regiones septentrional y central. Especialmente cuando la divisoria cruza el valle del Miño, lugar donde es muy posible que haya necesidad de elevar esta frontera casi hasta los bor- des septentrionales de dicho valle; pero sería preciso, para resolverlo así, que un estudio detenido y completo de la flora de Lugo nos autorizase á ello, y no es por cierto esta parte de Galicia la mejor estudiada bajo el punto de vista botánico. La terminación de la divisoria en el cabo de Corrubedo sí nos parece bastante natural, y por las observaciones hechas sobre el terreno no nos repugna esta parte del trazado. El área total de esta región, incluyendo en ella el Pirineo es- pañol y todas las colonias árticas en ella enclavadas, represen- ta aproximadamente un 9 X por 100 del área total de la Penín- sula ó lo que es igual, poco más de 5.500.000 hectáreas. Dicha extensión está ocupada en sus tres cuartas partes por la flora de los bosques boreales y la otra cuarta parte por las colonias árticas, que, por la inclusión de ambos Pirineos, alcanzan en ella mayor extensión que en cualquiera otra de las regiones de la Península. La flora de los bosques boreales ocupa todas las tierras no 182 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) muy elevadas de la banda cantábrica y una estrecha banda de la base del Pirineo; la ártica ocupa todas las montañas de re— gular altura. Interesa, por tanto, para caracterizar botánicamente esta región, indicar cuáles son las especies características de ella, mencionadas en la primera de las listas que siguen y no será necesario advertir que para la formación de esta lista como de todas las demás que se contienen en este trabajo nos ha sido preciso someter á un examen crítico las observaciones y citas hechas por todos los botánicos, atendiendo muy especialmen- te á las de los modernos de mayor autoridad, y no hemos tenido en cuenta algunas de estas cuando no se hallan bien comprobadas ú las hemos creído poco probables, sin que haya- mos pretendido menoscabar por ello el crédito de nadie. De estas listas las observaciones posteriores deberán probable— mente restar algunas especies que por deficiencias de obser— vación no se hayan hallado aún fuera de una región y pue- dan, sin embargo, existir en otra, pero hemos tenido que ate- nernos al estado actual de este género de exploraciones, el cual dista mucho de haber llegado á su mayor perfección. Especies de la región septentrional. Polystichum Oreopteris DC. Sideritis ovata Cav. Lycopodium annotinum L£, Potamogeton obtusifolius Mert. Spartina alterniflora Lois. Avena Ludoviciana Dur. Narcissus cernuus Salisb, — trilobus L. Thymel:ea coridifolia Endl. Solidago macrorrhiza Lge. Leucanthemum crassifolium Lge. Centaurea nemoralis Jord. — Debeauxii Godr. Gr. Cirsium oleraceum L£, — Filipendulum Lge. Galium arenarium Lois. Litorella lacustris £. Armeria maritima W. Statice occidentalis Lloid. Scutellaria minor L. Linaria Tournefortii Lge., var gla- brescens. — faucicola Lev. Ler. Laserpitium prutenicum £: Seseli cantabricum L£Lge. Saxifraga conifera Coss. Rosa stylosa Desv., var. cantabrica.. Fragaria magna Thuall. Lathyrus maritimus Pr. Genista decipiens Spach. — leptoclada Gay. Ulex europeeus L. — Gallii Planch. Sarothamnus commutatus Wi. = cantabricus W. Polygala ciliata Zebel. (23) Lázar0.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 183 Polygala angustifolia Lge. Viola stagnina Kit. Tamarix anglica Webb. Cochlearia ofhicinalis L. Sagina nodosa Fenzl. = danica L. Petrocoptis Lagasce Wi. Sinapis Schkuriana Rchb, Silene Thorei L, Ranunculus Lenormandi /. Schultz. Dianthus gallicus Pers. — nigrescens Preyn. Aparte de estas especies muy generalizadas en la región septentrional merecen señalarse las que habitan en sus esta— ciones más importantes y en área mucho más restringida que las especies anteriores, y son las que corresponden á las colo— nias árticas, muy abundantes en las montañas de esta región. Especies de los Pirineos cantábricos. Woodvardia radicans Cav. Pimpinella siifolia Leresche. Sparganium affine Schniz:. Eryngium Duriaeanum Gay. Poa commutata R. et $. Angelica leevis J. Gay. Carex asturica Boiss. Myrrhis sulcata Lag. — brevicollis DC. Saxifraga canaliculata B. R. — ampullacea Good. Rubus sylvaticus Whe. et Nees. Crocus asturicus Herb. Onobrychis Reuteri Leresche. Alisma alpestre Coss. Galium subargenteum Lge. 'Pulipa Oculus-Solis St, Silene foetida Sk. Doronicum glaciale Nym. Iberis conferta Lag. Hieracium aurantiacum L. Nocceea Auerswaldii Wi. Campanula cantabrica Feer. Arabis cantabrica Ler. et Lev. - arvatica Lag. Draba cantabrica Wi. Armeria cantabrica Boiss. Ranunculus bulbosus L., var his- — castellana Ler. el Lev. panicus. Linaria filicaulis Boiss. | — pubescens Lag. Existen además muchas especies pirenáicas que se encuen— tran en ambos Pirineos y en otras montañas próximas. Especies del Pirineo propiamente dicho. Polypodium Dryopteris £, Cystopteris montana Lk. — Feegopteris L. Polystichum rigidum DC., var. ge- — Robertianum Hofm. nuinum. Woodsia hyperborea R. Br. Selaginella spinulosa A. Br. 184 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) I.ycopodium alpinum L. Sparganium minimum Fr. -Phleum alpinum L£., var. genuinum. — Gerardi All. Oreochloa disticha Lk. Calamagrostis arundinacea Roth. Agrostis rupestris All. Avena montana Vill. var. planifolia. — Scheuchzeri All. Poa minor Gaud. — cenisia L. — alpina L., var. involucrata. — sudetica Hke. Festuca violaca Gaud. — rhetica Suft. Elymus europeeus £. Carex Davalliana Sm. — decipiens Gay. — pyrenaica Vabl. — fotida Vill. — curyula Al/. — atrata L. — nigra All. Elyna spicata Schrad. Scirpus ceespitosus L. — supinus LL. Crocus vernus All. Galanthus nivalis L. Orchis pallens L. Juncus triglumis Z. — arcticus Willd, Luzula spadicea £. — Dexvauxii Kunth, — lutea DC, — pedemontana Boiss. Reut. — sgudetica DC. Tofieldia calyculata Vahl. Bulbocodium vernum L. Dioscorea pyrenaica Bub. et Bord. Hyacinthus ametbystinus L. Allium pyrenaicum Costa et Vayr. Gagea Liotardi R. et $. Ostrya carpinifolia Mich. Rumex domesticus Harm. — amplexicaulis Lap. Thesium pratense Ehrh., var. con- tractum. Daphne Philippi Gr. Godr. — alpina L. Thymeleea dioica All, Valeriana sambucifolia Miqu. Trichera longifolia Koch. Scabiosa pyrenaica All. Adenostyles alpina Fingh. — pyrenaica Lge. Petasites niveus Baumy. Homogyne alpina Cav. Erygeron uniflorus L. Aster pyreneeus DC. Buphthalmum salicifolium £L. Gnaphalium norwegicum Gemn. Antennaria carpatica Bluff. Leontopodium alpinum Cass. Artemisia Mutellina Vall. = spicata Wulf. Achillea cham«emelifolia Pourr. — pyrenaica Sibth, Leucanthemum coronopifolium Gr. Godr. Doronicum Clusii Tausch. Senecio Tournefortii Lap., var. py- renaicus. — leucophyllus DC. Carlina acanthifolia All. Rhaponticum cynaroides Less. Saussurea alpina DC. Cirsium glabrum DC. Carduus intrincatus Timb. Lagr. — petrophilus Timb. Lagr. Leontodon Villarsii Lois. Picris tuberosa Lap. Scorzonera aristata Ramd. Mulgedium alpinum Zes. Crepis grandiflora Tausch. Hieracium pumilum Lap. — vellereum Scheele. (25) Lázaro.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 185 Hieracium lamprophyllum Scheele. = bicolor Scheele. == olivaceum Gren. = porrectum Hr. — Scheelei Wi. — hirsutum Bernh. — albidum Vall. Phytheuma hemispheericum £. — pauciflorum L. — Halleri 411. Campanula Jaubertiana Timb. Lag. — lanceolata Lap. — ficarioides Timb. Lagr. — pusilla Hanke. — rhomboidalis Lap. — Scheuchzeri Vill. - Coste Whk. Asperula hirta Ram. Galium cometerrhizon Lap. — anisophyllum Vall. — cespitosum Ram. Lonicera nigra £. - — Ccrulea L. — alpigena L. Vaccinium Vitis ideea L. Actinocyclus secundus Klotz. Arctostaphylos alpina Spr. Loiseleuria procumbens Lois. Rhododendron ferrugineum L. Phyllodoce ccerulea Gr. Godr. Plantago montana Lam. Armeria majellensis Boiss. Galeopsis pyrenaica Bartl. Lithospermum ole:+efolium Lap. Myosotis pyrenaica Pourr. Serophularia pyrenaica Benth. — Hoppei Koch. Antirrhinum latifolium DC. Digitalis purpurascens Roth. Veronica bellioides L£. — nummularia Gov. — aphylla £Z. Tozzia alpina L. Pedicularis mixta (Gr. Bartsia alpina L. — spicata Ram. Eupbrasia alpina Lam. — hirtella Jord. - viridula Jord. — montana Jord. Pinguicula alpina L. Primula Thomasinii Gr. Godr. — latifolia Zap. — viscosa Vall. — integrifolia L. Androsace pubescens DC. — pyrenaica Lam. — carnea L. Soldanella alpina L. Swertia perennis L. Gentiana campestris £. — ciliata L. — verna L£., var. genuina. — pumila Jacqu. — pyrenaica L. — Burseri Zap. Vincetoxicum laxum Bartl. — pyrenaicum Timb. Lagr. Astrantia minor L. Endressia pyrenaica J. Gay. Xatardia scabra Meisn. Seseli nanum £. Duf. — anuuum L. Molopospermum peloponnesiacum Koch. Bupleurum gramineum Vall, Cheerophyllum aureum L. Myrrhis odorata Scop. Saxifraga pentadactylis Lap. — aizoides L. = aizoidoides Mieg. — longifolia Zap. =- media Gou. — cesia L. — Iratiana F. Schultz. 186 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Saxifraga mixta Lap. — obscura Gr. Godr. — moschata Jacqu. — muscoides All. = androsacea L. — sedoides L. — ajugeefolia L — geranioides L. = aquatica Lap. — ascendens Z. —- bryoides L£. Sempervivum montanum L. = arachnoideum L. Sedum alpestre Vil. — —Fabaria Koch. — purpurascens Koch. — Rhodiola DC. Scleranthus uncinatus Schur. Epilobium trigonum Schrantk. Circea alpina £. Sorbus Chameemespilus Crantz. Alchemilla pyrenaica Duf. Rosa rubrifolia Vill. — Reuteri Godet. — coriifolia Fr. Potentilla nivalis Lap. — minima Hall. — grandiflora Z. = aurea LL, — alpestris Hall. = pyrenaica Ramd. = fruticosa L. Onobrychis supina DC. ¿stragalus alpinus L. — australis Bunge. Oxytropis campestris DC. — Halleri Bunge. Vicia argentea Lap. Orobus luteus £. — pannonicus Jacqu. Trifolium badium Schreb. Ononis pyrenaica Wk et Costa. Empetrum nigrum L. Impatieus Noli-tangere L. Geranium cinereum Cav. — pheeum £. — nodosum L. Erodium Manescavi Bubani. Linum alpinum L£. Polygala alpestris Rchb.? Acer platanoides L. Hypericum quadrangulum L. Alsine Cherleri Fenzl. Moehringia polygonoides Mert. Koch. Cerastium pyrenaicum Gay. Viscaria alpina Fr. Silene acaulis L. — quadrifida L. Saponaria ceespitosa DC. Dianthus barbatus L. — neglectus Lois. — fallens 7imb. — benearnensis Loret. Viola lutea Huds. Drosera longifolia L. Biscutella cichoriifolia Lois. Iberis spathulata Berg. Thlaspi virgatum Gr. Godr. Barbarea pyrenaica Timb. Lagr. Arabis bellidifolia Jacq. — brassiceformis Wallr. — Coste Wk. Cardamine alpina Villd. Ptilotrichum pyrenaicum Wk. Petrocallis pyrenaica R. Br. Draba aizoides L. — nemorosa L. Kernera decipiens Wk. (26) et Erucastrum Pollichii Schimp. Spen. Corydalis solida Sm. Reseda glauca L. Astrocarpus sesamoides J. Gay. Ranunculus alpestris L. — pyreneeus L. — Thora L. (27) Lázaro0.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 1-7 Ranunculus Gouani Willd. Aquilegia aragonensis Wh. Adonis pyrenaica DC. Delphinium elatum L, Thalictrum alpinum L. Otras especies hay que habitan en ambos Pirineos, entre las cuales, prescindiendo de las que se hallan también en monta- ñas no pirenáicas, podemos citar, entre otras, las siguientes: Lycopodium Selago L. Leontodon pyrenaicum Gou. Agrostis alpina Scop. Dethawia tenuifolia Endl. Festuca rheetica Sut. Saxifraga retioides Lap. — Eskia Ramd. Sedum atratum L£. Carex sempervirens Vill. Rosa alpina L. — ornithopoda W. Potentilla alchemilloides Lap. — frigida All. Trifolium Thalii Wall. Nigritella angustifolia Rich. Hypericum nummularium L. Paradisia Liliastrum Bertol. Alsine Villarsii M. et K. Lilium pyrenaicum Gou. Arenaria purpurascens Ramd. Fritillaria pyrenaica L. Gypsophila muralis L. Thymel+xea Ruizii Losc. Pard. Aquilegia pyrenaica DC. Leucanthemum maximum DC. Aconitum Anthora L. Leontodon Taraxaci Lois. — paniculatum Lam. vull. REGIÓN CENTRAL. La región central se presenta más claramente caracterizada en la meseta central de la Península y limitada de la manera ya expuesta; los límites mejor marcados son los de su frontera septentrional y después de éste la parte en que confina con la región meridional por la Sierra Morena. En el resto de su con- torno los límites no separan tan cortadamente dos floras distin- tas, pues la transición es gradual, como sucede en todas las divisorias geográfico-naturales, aun tratándose de las grandes demarcaciones, sobre todo al cruzar las cuencas de los gran— des ríos. Sus confines con la región occidental se resienten de esta falta de divisoria orográfica, sobre todo en los valles del Tajo y Guadiana, pero después de la gran rectificación que sobre lo admitido en trabajos anteriores puede verse en el mapa adjunto y consiste en atribuir gran parte de Extrema- 188 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) dura á la región occidental, creemos haber disminuido en no pequeña parte los defectos que presentaba la anterior divisoria. En la frontera oriental de esta zona hay dos porciones que también nos parece que pueden ser acaso rectificadas. Refié— rese la una á la parte en que la divisoria con la región sud- oriental cruza el distrito estepario más importante del SE. de España, trayecto en el cual las necesidades de fijar gráfica- mente una divisoria nos han decidido á trazarle á través de dicha estepa en vista de que su parte NO. no presenta cierta- mente los caracteres y especies de la región sudoriental y de que aun menos podría optarse por atribuir toda esta estepa a la región central. La otra porción del límite que juzgamos podría ser cuestio— nable, es la parte próxima á la gran estepa aragonesa, trayec- to en el cual acaso fuese conveniente llevar dicho límite por el mismo borde oriental de dicha estepa y no á alguna distan- cia de él como está trazado, pero el macizo montañoso que obliga al Ebro á describir en dicha parte una curva tan vio- lenta, nos ha parecido de más valor como frontera natural que el borde de una estepa. Habremos de confesar, sin embargo, que si nos hemos decidido á esto no ha sido sin vacilación al examinar la distribución de algunas especies de dicha región, una de las mejor conocidas en su flora, gracias a los valiosos trabajos del Sr. Loscos. : En la región central existen bastantes montañas, cuya altu- ra alcanza suficiente elevación para ofrecer una flora distinta de la general de esta zona y representar más ó menos mani- fiesto carácter ártico, siendo entre ellos los dos más importan- tes los de Gredos y Guadarrama, en ellos se hallan acantona- das algunas especies curiosas y acaso no sea difícil que aún puedan hallarse algunas más. La región central por sus condiciones geológicas y climato- lógicas, esla que nos presenta estepas de mayor consideración. Entre ellas están las estepas aragonesas y la gran estepa cas— tellana. Entre las estepas aragonesas figura en primer término la gran estepa del Ebro, la cual se extiende desde Caparroso y Alfaro comprendiendo el vértice oriental de la provincia de Logroño, el S. de Navarra, gran parte de la provincia de Za- ragoza y algo del S. de la de Lérida y del N. de la de Te- ruel y su área puede valuarse en unos 9.000 kilómetros cua— (20) Lázar0.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 189 drados. Además de esta gran mancha esteparia que natural- mente no es tan completa y homogénea como las necesidades de la escala nos obligan á representarla, existen en Aragón otras manchas esteparias bien caracterizadas, como son las de la cuenca del Jalón, que llegan hasta cerca de Ateca, y la de la laguna de Gallocanta. La gran estepa castellana que comienza en el cerro Negro á las puertas de Madrid y se extiende hasta La Roda, comprende la parte sudoriental de la provincia de Madrid, la porción más oriental de la de Toledo, el extremo $. de la de Guadalajara, toda la parte occidental de la de Cuenca y aun algo de los bordes que con esta última lindan de las de Ciudad Real y de Albacete. Aunque ciertamente no es esta la única representa- ción esteparia en Castilla, es, sin duda, la única de considera- ble extensión que puede estimarse en unos 8.750 kilómetros cuadrados. En el adjunto mapa incluimos también en la región central la parte que de la estepa murciana corresponde á Albacete, ó sea la de Tobarra, Fuente Alamo, Montealegre hasta la Venta de la Encina. La extensión total que atribuimos á la región central, es algo más del 47 '4 por 100 de la Península, lo que supone más de 27.500.000 hectáreas, incluyendo en esta cifra sus colonias árticas y esteparias, estas últimas tan extensas que pueden valuarse en más del 3 x por 100 del suelo peninsular ó sea poco más de 2 millones de hectáreas. Especies de la región central. Anthoxanthum aristatum Bogtss. Thesium ramosum Hayne. Milium montanum Parl. Evax carpetana £Lge. Periballia hispanica Trin. Tanacetum Vahlii DC. Aira multiculmis Dum. Deschampsia refracta R. et $. Ventenata avenacea Keel. Holchus setiglumis B. KR. Kceleria crassipes Lge. — cristata P. Bromus inermis Leyss. Narcissus pallidulus Graells. Ornithogalum nutans Ll. Centanrea Cavanillesiana Graells, — Lagascana Graells. Carduns platypes Lge. Hispidella hispanica Lam. Hieracium castellanum B. R. Galium Aparinella Lge. Statice dichotoma Cav. Salvia verticillata L. Zizyphora hispanica £. 190 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (30) Nepeta nuda L. Genista Barnadesii Graells. Linaria nivea Boúss. — erioclada Spach. — Tournefortii Zge., var. in- | Lupinus leucospermus Boiss. quinans. Alsine dichotoma Fenzl. Digitalis Thapsi L. Dianthus toletanus B. R. Veronica digitata Vahl. - laricifolius B. R. Conopodium subcarneum Boiss. lberis Reynevalii Boiss. Saxifraga Wilkommiana Boiss. Thlaspi alliaceum L. — cuneata W. Lepidium perfoliatum L. Sedum gypsicolum Boiss. Malcolmia patula DC. — hispanicum Z. Sisymbrium supinum L. Mollugo Cerviana Ser. — corniculatum Cav. Potentilla recta L. Ranunculus abnormis Cut. et Wk. Onobrychis matritensis Boiss. — carpetanus B. R. Lathyrus erectus Lag. — lateriflorus DC. En el área de la región central abundan las formaciones flo- rales árticas situadas en sus montañas elevadas, si bien nin- guna es tan extensa é importante como la de los Pirineos en la región anterior. Parte de la cordillera de los Pirineos cantá- bricos se encuentran en esta región, pues estando trazada la divisoria por las cumbres toda la vertiente meridional perte— nece al territorio de la región central. En igual caso se en— cuentra la sierra del Caurel. Las series de montañas formadas por las sierras de Ayllón, Guadarrama, Gredos y Gata, en la divisoria de las cuencas del Duero y del Tajo, como la constituida por las sierras de la De- manda, Cebollera y Moncayo en la de las cuencas del Duero y del Ebro, presentan, en sus porciones altas, colonias árticas mezcladas con especies endémicas. Además de estas se incluyen en esta región la mitad occi- dental de los Montes universales, la sierra de Alcaraz, la ver- tiente septentrional de la de Calar del Mundo y la sierra de Guadalupe, las cuales ofrecen también flora de montaña con carácter diferente de la de los terrenos circundantes. Como lo más interesante citaremos las especies característi- cas de las floras de montaña más importantes de esta región, que son las de Guadarrama y Gredos. Las de la divisoria del Duero y Ebro están formadas casi exclusivamente por especies que existen también en ambos Pirineos y por algunas otras comunes en todas las montañas de la región central. (31) Lázaro.— REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 191 Especies de la Sierra de Guadarrama. Crocus carpetanus B. et R. Narcissus Graellsii Graells. Orchis masculo-laxiflora Lge. — coriophora £. var. carpetana. Geum sylvaticum L. var. carpeta - num. Senecio Tournefortii Lap. var. car- petanus. — Coincyi Rouy. Centaurea Janeri Graells. — carpetana B. KR. - amblensis Graells. Hieraciam myriadenum B. et R. Hieracium Torrepandoi WE. Galeopsis carpetana Wi. Ajuga rotundifolia Wi. et Cutanda. Antirhinum ambiguum l ge. Odontites virgata Lye. Saxifraga carpetana WE. Sedum pedicellatum B. et R. Epilobium carpetanum WE. Astragalus castellanus Bunge. Vicia Cassubica L. Trifolium Michelianum Savi. Arabis carpetana Wi. Ranunculus nodiflorus £L. La sierra de Gredos, menos estudiada que la de Guadarra- ma, además de muchas especies que habitan en ambas sierras, tiene otras que le son propias como son las siguientes: Isoétes Boryana Dur., var. Leres- chii. Santolina oblongifolia Boiss. Scrophularia Bourgeana Zge. Angelica Reuteri Boiss. — major Lag. Genista carpetana Leresche. Reseda gredensis Cut. En la región central tienen interés no escaso las formacio- nes esteparias, especialmente las de Aragón y Castilla la Nue- va, que van indicadas en el mapa y son las más extensas de la Península. El área esteparia incluída dentro de la zona central repre— senta próximamente el 62 por 100 del suelo estepario de la Pe- nínsula; pero aun siendo esta cantidad tan grande, la rela ción en que este suelo estepario se encuentra con el área total de la región central es varias veces menor que la que se ob- serva en la región sudoriental. Las estepas de la zona central son las aragonesas, la caste- llana y la parte más alta de la gran estepa de Valencia y Murcia. La gran estepa aragonesa comprende gran parte del curso del Ebro desde Milagro (Navarra) hasta Mequinenza (Zaragoza), 192 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (32) y está limitada por las cuatro líneas siguientes: una por el N. y NE. que desde Milagro (Navarra) pasa al S. de Caparroso, N. de Arguedas, O. y S. de las Bárdenas, sigue al E. de Tudela, cruza el Arba al N. de Tauste, bordea por el N. el Castellar, se acerca á Almudevar, desciende luego hasta Alfajarín y bor- dea los Monegros por el N. hasta cerca de Fraga y Mequinen- za; otra por el E., la cual desciende desde Mequinenza por Caspe y Alcañiz hasta Calanda; otra por el S., desde Calanda por Alcorisa hasta Estercuel, y por último, otra SO. desde Es- tercuel por el O. de Belchite hasta el SO. de Zaragoza, y luego por Epila, Malagón, Corella y Alfaro hasta Milagro. Además de esta gran estepa existen en Aragón otras menos importantes alineadas en las márgenes del Jalón sobre todo en la margen izquierda desde Terrer á Epila, que casi llegan á unirse con la estepa anterior y otras más pequeñas en los terrenos que circundan la laguna de Gallocanta. La estepa de Castilla la Nueva es casi tan grande como la aragonesa y comenzando al SO. de Madrid está circundada por una línea que sigue al E. por Loeches é llana hasta Hue- te, después al S.SE. desde Huete por Olivares y Sisante hasta La Roda, desde ésta al O. hasta Villarrobledo, sube luego al NO. por Pedro Muñoz, Quintanar de la Orden, Villatobas y Ocaña, vuelve á descender al S. hasta Villacañas y desde este punto vuelve al NO. hasta Vargas, de aquí sube al N. hasta enlazar con el punto primeramente indicado. De las estepas de Valencia y Murcia consideramos compren- didas dentro de la región central la parte de la gran estepa murcico-valenciana existente entre Almansa, Bonete, Pétrola y Tobarra y el límite de las regiones central y sudoriental así como la pequeña estepa de Ayora. IX: REGIÓN OCCIDENTAL. La región occidental no presenta tanta complicación ni di- versidad de elementos, siendo su flora toda mediterránea ex- cepto en las montañas que tampoco alcanzan alturas extraor- dinarias. No por esto carece de especies propias, pues su flora (63) Lázaro0.—REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 193 es bastante rica y se halla en condiciones muy distintas de las de todos los demás países de flora mediterránea por ser sus costas tan verdaderamente atlánticas. Por la parte N. presenta grandes afinidades con la flora de la región septentrional y por la S. con las de la meridional, pero sus límites con ésta son más naturales y los creemos más sólidamente establecidos que los que presenta con aquella. En algunos puntos en que sus montañas avanzan sobre el mar como en las sierras de Cintra y de Arrabida, existen algu- nas especies que pertenecen á floras lejanas como el 4sple- atm palmatum de Canarias, y aun más generalizada se en- cuentra en su litoral otro helecho de la misma flora, que es la Davallia canariensis, la cual llega por el N. hasta Ponteve- dra, si bien esta última invade también el litoral atlántico de la región meridional. El área de la región occidental, considerada tal como en este trabajo ha sido limitada, y con todas las formaciones en ella comprendidas equivale á un 16 por 100 del suelo peninsular ó sea bastante más de 9 millones de hectáreas. Especies de la región occidental. Davallia canariensis Sw. Pteris arguta Att. Aster fugax Brot. Pulicaria uliginosa Hoffm. Lk. — palustris Potr. — palustris Ho/fm. Lk. rufescens Nym. gracilis Nym. revoluta Nym. Santolina impressa Hoffm. Lk. Arrenatherum Thorei Desm. — Anthoxanthum amarum Brot. — Mibora verna Pal., var. Dexbauxii. SS Agrostis litigans Stend. Carex disticha Huds. — lris sambucina L. Crocus Clusianus Gay. Narcissus reflexus Brot. — minutiflorus W?. Juncus echinuloides Prot. Allium lusitanicum Lamk. — pruinatum £Lk. Scilla Vincentina Hoffm. Lk. Myrica Gale Z. Valerianella platyloba Duf. ANALES DE HIST. NAT. — XXIV. semidentata Ho/fm. Lk. Anthemis canescens Brot. Soliva lusitanica Less. Leucanthemum latifolium DC. var. lacustre. — sylvaticum Hoffm. Lk. Lepidophorum repandum DC. Senecio ceespitosus Brot, — grandiflorus Hoffm. Lk. Calendula lusitanica Boiss. 13 194 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (34) Centaurea uliginosa Brotf. — micrantha Hoffm. Lk. — strepens Hoffm. Lk. Leuzea longifolia Ho¿fm. Lk. Cirsium grumosum Hofm. Lk. Carduus meonanthos Ho¿fm. Lk. — ammophilus Hoffm. Lk. Cichorium glaucum Ho¿fm. Lk. Helminthia spinosa DC. Podospermum tenuifolium Ho¿fm. Scorzonera fistulosa Brot. Andryala dissecta Hom. Lk. — allochroa Ho/fm. Lk. — Ccoronopifolia Hoffm. Lk. Jasione lusitanica A. DC. Campanula primuleefolia Brot. Armeria arquata Welw. — Welwitschii Boiss. — Willkommii Henriques. Lavandula viridis 412. Thymus capitellatus Hoffm. Lk. — carnosus Boiss. — cespitius Hoffm. Lk. — villosus L. — lobatus Benth. Salvia sclareoides Brot. Teucrium lusitanicam Lam. Cuscuta obtusiflora H. B. K. Anarrhinum duriminum Brot. Linaria lusitanica Lk. — sublyrata Brot. Euphrasia (Bartsia) aspera Brot. Limnanthemum nymphoides Zh. Erythreea scilloides Chaub. Eryngium latifolium Hoffm. Lk. Thapsia transtagana Brof., Bupleurum filicaule Brof,. Spergularia rupestris Lebel., Potentilla montana Brot. Coronilla cretica L. Ononis cintrana Brol. — Broteriana DC. Melilotus segetalis Ler. Genista Broteri Potr. — ancistrocarpa Spach. Pterospartum Scolopendrium WE. Ulex densus Welw. Po Sarothamnus Welwitschii B. R. Euphorbia uliginosa Welw. — Welwitschii B. R. — transtagana Boiss. — androseemifolia Schousb. Malva Papaver Cav. Lavatera lusitanica L. Silene pendula L£. — melandrioides Lge. — acutifolia Lh. Viola lancifolia Thore. Arabis lusitanica Botss. Alyssum collinum Brot. Brassica Pseudo-Erucastrum Brof. Astrocarpus cochlearifolius Nym. En la región occidental la flora ártica más importante es la localizada en la sierra de la Estrella, que se continúa en la de Cousa. Alguna de las especies endémicas de estas localidades llegan hasta la sierra de la Peña ó de Cintra, aun cuando la altura de ésta no ofrezca condiciones para la existencia de una colonia floral ártica. Además existen en el Norte de esta región montañas que presentan en su porción alta una flora más ú menos ártica con especies pirenáicas, y esto sucede en las montañas llamadas sierra de San Mamed, Cabeza Manzaneda y vertiente meridio- nal de la sierra del Caurel. (35) Lázaro0.— REGIONES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 195 y REGIÓN MERIDIONAL. La región meridional es la que presenta en España una flora más rica y variada, tanto por el número y diversidad de sus especies cuanto por hallarse en ella representadas tres flo- ras distintas: la mediterránea más genuinamente considerada, la esteparia y la ártica. La vegetación esteparia está representada por tres manchas de alguna consideración, aparte de las pequeñas porciones que existen de diversos puntos de esta región. Su estepa más grande es la bética, situada entre Montilla, Lucena, Antequera y Osuna, cuya extensión se acerca á 1.500 kilómetros cuadra- «dos, comprendiendo en esta área partes casi iguales de las pro- vincias de Córdoba y Málaga y una pequeña porción de la de Sevilla. Sigue á ésta la estepa granadina que desde la falda N. de Mulhacen se extiende por Guadix hasta el Jabalcón, y des- ciende algo al S. en la parte oriental entre Baza y Pozo-Igle- sias, pudiendo estimarse su área entre 900 y 1.000 kilómetros = ¿8 249 11 hd: 0: O A Ñ La SS k - 5 SE mE E, k MITA vé AA or q hata 5 pisa; E dr A A y : pc E nsatbroto ra IN nue pa AN : ne Parma A IR | Fo ¿italia AA ] He . HN A Md ; E sk E. "E La rin 8 ¿ , : : LAA aia Md) Láirón! A in y y fi b VIANA A, A Lo ; de e 1, ptr: WA A > ya ¡a AA k a di M y As us E! el AA E y A A | PUT má pe AE (E A Ue YE É j - [La IE) teeth MA MN 4 48 JA Ma A Ae Ae 03 Ñ Ss ñ SI O TUE 5 IAN " A iraliv:s me. da 4 ! 1 rie o Me sal slo Ml . he 5 Sil DT AA Ent Hd 4 "Prado A ad 7 : d Ao Y al copias, z de AM An pá LiAN WET ee. z k PRAT : ' ) A A ya 2» 0 td o A pues cantinas ells: OO ad Anales de la Soc. Esp. de llist. Nal. S.Sebastian 7 Santander O O y » Mass E Y E cf fl y do Ha 2 a ri aa JU ao aa O lll PY Barcelona 1.—Pirineos, 2.—Sierra de Aralar. 3.—Peña Gorbea. 4.—Pirineos cantábricos, 5.—Sierra del Caurel. 6.—Picos de Europa 7.—Cabeza Manzaneda. 8.—Sierra de San Mamed, 9.—Sierra de la Demanda 10.—Sierra Cebollera. 11.—Moncayo. 12.—Monserrat. 13.—Monseny. 14.—Sierra de Gudar. 15.—Peñagolosa. 16.—Montes Universales. 17.—Sierra de Jabalambre. 18.—Sierra de Ayllón. .—Sierra de Gredos. 21 —Sierra de Gata. 22.—Sierra de la Estrella. 23.—Sierra de Cousa. 24.—Sierra de Guadalupe. 25.—Sierra de Alcaraz. 26.—Calar del Mundo. 27.—Moncabrer. 28.—La Sagra. 29.—Sierra Magina. 30. —Sierra de Filabres. 31.—Sierra Contra viesa 32 —Sierra de Alhama. 33.—Sierra de Grazalema, 34.—Sierra de Espuña. 35.—Serrania de Ronda 36.—Sierra Nevada, MAPA GEOGRÁFICO-BOTÁNICO DE LA > PENÍNSULA IBÉRICA AN OTTO Zonas de altitud. Estepas. A.—Estepas aragonesas. Din politica. B.—Estepa castellana. Id. de región botánica. C.—Estepas de Murcia y Valencia. Id. de subregión. D.—Estepas andaluzas. PAE 07 UADRER pe NAAA 5% pr E a bi NOTAS MINERALÓGICAS, CONTRIBUCIONES AL ESTUDIO DE LOS MINERALES DE MARO (PROVINCIA DE MÁLAGA), POR DON FEDERICO CHAVES. (Sección de Sevilla. — Sesión del 6 de Febrero de 1895.) Nuestras excursiones por los alrededores de Maro nos han permitido recoger una serie de minerales y rocas de la im- portante zona de metamorfismo en que dicha población se asienta, cuya Zona requiere aún mucho estudio para su cono- cimiento, iniciado por geólogos y petrógrafos tan eminentes como Michel-Lévy, Barrois y el malogrado é inolvidable pro- fesor Quiroga. Las exploraciones de estos sabios no han lle— gado á la costa, y aunque los caracteres generales de la región están trazados por ellos, nuestros hullazgos en Maro siempre servirán para confirmar los puntos de vista de dichos geólogos en unos extremos, y para ampliarlos y completarlos en otros. Así, pues, nos ha parecido oportuno presentar por de pronto y con carácter preliminar á la SocikDaD el resultado de nuestras últimas investigaciones sobre los minerales más importantes que hemos recogido en dicha localidad, en tanto que nos sea posible ofrecerla un trabajo de conjunto, tanto mineralógico como petrográfico y geológico. Desde luego domina un caracter metamórfico general en una parte de las especies que vamos á reseñar, como resultado de la intrusión de materias eruptivas en materiales preexisten- tes, y la consiguiente producción de nuevos minerales, que ANALES DE HIST. NAT. —XXIV 14- 210 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) naturalmente guardan afinidades de composición con los se- eundos. Diríase que Maro se halla en una aureola 6 borde de un antiguo y vasto centro de metamorfismo, cuyas obras se acentúan á medida que separándonos de dicha localidad as- cendemos por los escuetos accidentes de la Sierra de Nerja y Cásulas, y en el que los silicatos característicos de estas rocas en las grandes regiones análogas de diversos parajes del glo- bo, particularmente la quiastolita y la andalucita, son reem- plazados hacia el centro del manchón metamórfico por mica, granate, epidota y otros silicatos. Mas en la producción de es— tos minerales no es posible deslindar por ahora cuáles deban referirse al metamorfismo de contacto y cuáles al regional, pues de la misma andalucita se sabe se ha originado en oca- siones bajo la influencia de uno y otro (1). La sericita, que es otro producto metamórfico característico, parece, según la opi- nión del eminente Lehman (2), un resultado de la deformación mecánica, y en tanto, capaz de haberse engendrado donde quiera que los trabajos de contracción, locales 4 generales, de la Tierra, han actuado sobre materiales dotados de una com- posición abonada. Otro grupo, por lo que respecta al origen, puede hacerse con los minerales que vamos á examinar, debidos á la lenta, pero constante labor química que se opera diariamente bajo la in- fluencia de los agentes universales en el contacto de los mine- rales y rocas de diversa composición y capaces de actuar unos sobre otros; de este grupo forman parte la magnesita, la epi- dota en pequeños filoncillos, la tremolita, la pirita, la mala- quita y azurita, y algunas otras especies. Al mencionarlas ha- remos ligeras indicaciones sobre su génesis probable en la localidad cuando ofrezca algún interés. Estas rápidas indicaciones sólo tienen el valor de un breve cuestionario de los problemas que suscita el estudio de los mi- nerales de la región metamórfica de Maro, y cuyo plantea- miento más desarrollado exige una investigación perseverante que nos proponemos llevar á cabo si las circunstancias nos lo permiten. (1) J. Horne: Mineral. Mag., 1884. (2) Untersuchungen ber die Entstehung der altkrystallinischen Schiefergesteine, 1881. (3) Chaves.—NOTAS MINERALÓGICAS. 211 Pirita.—Los ejemplares recogidos en Maro de este sulfuro están constituidos siempre por cristales que en la generalidad de los casos manifiestan su alteración parcial d total en pro- ductos oxidados. Así, por ejemplo, los cristales que yacen for- mando pequeñas capitas en el gneis del Río de la Miel son cu- bitos, de caras lisas unas veces, y otras cubos triglifos profun- damente estriados, que sólo ofrecen oscilaciones poco desarro- lladas del piritoedro y que se hallan siempre cubiertos por una delgada capa de limonita compacta fácilmente separable con la punta de un cortaplumas. Sus dimensiones varían entre 2 y 15 mm., y se encuentran alojados entre las venillas cuarzo— sas de calcita y .epidota con anfibol del susodicho gneis. Una micacita del Barranco de Iglesias presenta excepcional - mente piritoedros de caras limpias y brillantes, cuyas dimen- siones están comprendidas entre las anteriormente dadas. La alteración en limonita alcanza con frecuencia al interior de la masa, llegando á ser total en los ejemplares de la Cuesta del Cielo, que se presentan en cubos ó piritoedros de bastante vo— lumen á veces. En la Cañada Honda hemos recogido cubos es- triados de 445 cm. de lado, que se alojan formando un pe- queño filón en la caliza dolomítica. Por último, encuéntranse también ejemplares totalmente alterados en limonita terrosa. Las hematites de la Sierra de Nerja se deben, sin duda, á un proceso pseudomórfico de la pirita. Cristales de cuarzo.—Los cristales de cuarzo de las geodas del gneis de Maro ofrecen como circunstancia notable curiosas de- formaciones. Los recogidos entre Maro y el Barranco de Maro son algo transparentes, á veces voluminosos (3 X 6 cm.) y en- cierran con frecuencia inclusiones de moscovita en laminillas Ú agrupaciones macroscópicas. Es de notar la corrosión de las superficies de estos cuarzos, en ciertos casos muy marcada, y que se manifiesta con más intensidad en las caras de la pirá- mide que en las demás. De estas últimas, las hemiédricas y tetartoédricas aparecen deslustradas uniformemente, mien- tras que las del prisma exagonal se conservan brillantes, no obstante su rugosidad. Muy frecuente es también el desigual desarrollo de las caras; tanto, que á no tener en cuenta los demás caracteres de la es- pecie, dudaríase á veces de si se trataba de individuos real- mente exagonales. Se ven á menudo cristales tabulares en- 212 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 4) corvados y prismas delgados torcidos, terminados de un modo más Y menos confuso por la pirámide exagonal. Entre estos cristales, de cuyas más salientes deformaciones dan idea las figuras adjuntas, hemos encontrado la variedad esfaloide. Por último, es interesante la deformación que se manifiesta por numerosas impresiones triángulo-esféricas citada por M. Des Cloizeaux en su Manuel de Minéralogie. Numerosas y repetidas medidas goniométricas nos han convencido de que las formas ' que ofrecen estos cristales no son otras que las ordinarias y más frecuentes de la especie. A la combinación del prisma con la pirámide exagonal se une con frecuencia un romboedro agudo cuyo ángulo polar es de 37” 49”, el cual no corresponde con exactitud á ninguna de las medidas que da M. Des Cloi- zeaux en su clásico libro ahora citado, ni á las caras hemié- dricas del escalenoedro y la pirámide trigonal, frecuentes en los cuarzos activos. Algunos cristales procedentes de la Torre de Calaturco presentan un desigual desarrollo entre las caras de la pirámide y las del prisma exagonales, de tal modo, que se adivina una combinación de dos prismas trigonales des- igualmente desarrollados, con sus dos correspondientes rom- boedros, directo é€ inverso. El ángulo que nos ha servido de base en el cálculo ha sido P(+R)né(o R)= 141” 48', (1) (1) Des Cloizeaux da pe? = 141% 47. (5) Chaves.—NOTAS MINERALÓGICAS. 213 Es frecuente encontrar geodas de cristales comprimidos y orientados en una dirección común. Las agrupaciones parale- las se manifiestan generalmente por la interrupción de las es- trías de e?; otras veces un cristal bien desarrollado presenta en el vértice de la pirámide exagonal escalonamientos que acu- san la combinación de dos 6 más cristales, cuyos ejes senarios son todos paralelos. La sección de uno de estos cuarzos paralela al eje senario ha mostrado numerosas inclusiones sólidas, de contorno más 6 menos poligonal, con acción sobre la luz polarizada, y en las cuales se aloja una burbuja fluida. Oligisto.—En un canto procedente de Río de la Miel, hemos observado la presencia del oligisto laminar alternando con capas de cuarzo y epidota. El ejemplar es tanto más digno de ser citado, cuanto que constituye el solo de este óxido recogido en la localidad. En el mismo sitio hemos hallado también otro canto que, presentando los mismos materiales igual- mente dispuestos en zonas, muestra la pseudomorfosis del oligisto en limonita. Magnetita.—Un filoncito de cuarzo que atraviesa el gneis en el Barranco de los Carriles, ofrece Ccapitas 6 lentejones de magnetita orientados paralelamente á la dirección general del filón. Manganeso ozidado.—En las porciones más carbonosas del eneis con quiastolita, yacen en ocasiones pequeñas masas de un gris acerado obscuro que contienen una notable proporción de manganeso. Estas masas guardan una cierta relación con la estructura general de la roca, de tal modo que á veces constituyen como lentejones, análogamente á los elementos del gneis. Esta circunstancia aboga en pro de una secreción de la substancia manganesífera en la masa del gneis que la contiene, debida á los agentes metamórficos, y excluye la idea de acciones ácueas secundarias sobre los materiales man- e'anesiferos que en débil cantidad impregnan*toda la roca (1). La confusa mezcla en que se hallan con la quiastolita, la mica y el cuarzo, estos óxidos de manganeso, no permite una (1) Un fragmento de este gneis pulverizado y hervido con ácido nítrico da un líquido que filtrado produce una coloración rosada si se hierve con minio. 214 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) determinación mineralógica que autorice á referirlos decidi- damente, ya á la pirolusita, ya al psilomelano. En las geodas cuarzosas del gneis de Cantarrijan hemos encontrado también pequeños depósitos pulverulentos de una substancia parda obscura ferruginosa, muy manganesífera, cuyo origen es seguramente ácueo. Magnesita.—Enm otro estudio precedente (1) hemos consig- nado los resultados de nuestro análisis de los ejemplares de este carbonato procedentes del Cortijo de Puertas. Con poste- rioridad hemos recogido nódulos que miden 20 cm. á 25 cm. en su mayor diámetro, los cuales forman venas ó filoncillos en una capa de más de 2 m. de espesor de arcilla plástica. A reserva de tratar más extensamente en su día la cuestión importante del origen de estos nódulos, distinto al parecer del de las magnesitas citadas de otras localidades extranjeras, nos limitaremos á indicar por ahora, que pudieran formu- larse dos hipótesis: la de una disolución de las dolomitas cer— canas por aguas carbónicas bajo presión, con depósito de car- bonato magmnésico al disminuir esta última, y la de una alte- ración producida por acciones hidrotermales sobre ciertas calizas dolomíticas con tremolita que se hallan inmediatas al yacimiento de la maenesita. En este segundo caso la tremolita sería la fuente del carbonato magnésico. Nos limitaremos por ahora á citar dos hechos que respecti- vamente apoyan una y otra hipótesis: 1.” La existencia en la arcilla en que yace la magnesita de concreciones pisolíticas cuyo análisis arroja los siguientes cuerpos: sílice (muy escasa), alúmina (indicios), cal, magnesia, óxidos ferroso y férrico (escasos) y acido carbónico. 2.” La sensible alteración que en determinados lugares, y especialmente en el Voladero, experi- menta la tremolita encerrada en las calizas dolomíticas, en la cual los agentes atmosféricos eliminan algo de magnesia é introducen ácido carbónico, descomponiendo el silicato en una materia terrcsa, que es una magnesita calcífera. Smitsonita.—NEste carbonato de zinc, hoy explotado por una Compañía belga, se encuentra en filones que abundan en (Dd Análisis de una magnesita del cortijo de Puertas, en Maro (Málaga).— ANALES DE LA Soc. Esp. DE HIST. NAT., t. xx1. Actas, p. 49. (7) Chaves.—NOTAS MINERALÓGICAS. 215 o la Sierra de Nerja acompañando á la galena. Dichos filones yacen en las calizas dolomíticas con tremolita y contienen geodas y costras cristalinas de smitsonita, cuyos cristales alcanzan apenas 2 6 3 mm. Son estos cristales incoloros ú ligeramente amarillentos. Sus caras son brillantes, aunque de ordinario curvas, escalonadas y muy estriadas. La exfolia—- ción es muy fácil. Una sola medida goniométrica posible rea—- lizada en los ejemplares de que hemos dispuesto, está de acuerdo con el valor de p A o conocido en los cristales de esta especie. Las formas observadas se hallan comprendidas, desde luego, en la combinación de dos romboedros con base; pero es posible que á ellos acompañen otras formas, las cuales, repetimos, no ha sido posible identificar en los ejemplares recogidos hasta ahora en la localidad. La disolución nítrica contiene hierro. Los cristales recubren con frecuencia pequeños y finos hacecillos de fibras de tre- molita. Dolomita cristalizada recubierta por aragonito.—En la caliza dolomítica hemos hallado un ejemplar consistente en una geoda de cristales romboédricos alabeados de dolomita trans- parente é incolora cubiertos por una capa de aragonito ama- rillento concrecionado. Procede del Barranco de Maro, algo más arriba de la fuente del Esparto, y fué extraído, como he- mos dicho, de la caliza dolomítica. Malaquita, azurita.—El citado filoncito cuarzoso del Barranco de los Carriles, contiene minerales cupriferos sulfurados y oxidados, cuyas alteraciones se muestran bajo la forma de carbonatos. Estos constituyen la mayor parte de las veces impregnaciones terrosas verdes y azules, y otras, las menos, pequeñas geodas de diminutos cristales más frecuentes en la malaquita que en la azurita. Entre estas impregnaciones ver- des y azules aparecen á veces porciones que ofrecen los tonos violáceos de la cuprita, bornita y calcosina, sin que su escasez permita, no obstante, una determinación inequívoca. A todos estos minerales acompaña la calcita espática ó cris- talizada, y en uno de los ejemplares de esta última hemos observado perfectamente su pseudomorfosis en limonita. Baritina.—En el gneis del Barranco de Maro hemos hallado aleuna que otra geoda de pequeñas láminas de baritina sin forma cristalina determinable y teñidas por óxido férrico, el 216 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) o. cual las envuelve bajo una capa pulverulenta rojiza. Sus ca- racteres pirognósticos permiten reconocer vestigios de es- troncio. Esta baritina es, sin duda alguna, de origen secundario. Andalucita.—Se encuentra con mucha abundancia este sili- cato en el gneis, y hemos recogido buenos ejemplares en la carretera de Nerja á Torrox, en las Torres Nuevas, en la Torre de Calaturco y en las proximidades del Barranco de Maro. Es de color rosado vinoso y se presenta de ordinario en los inters- ticios del cuarzo asociada á la mica negra, á laminillas de moscovita blanca dispuestas regularmente en formas esferoi- dales y á los cristales deformados de cuarzo que hemos des- crito poco há. No hemos podido descubrir en estas andalucitas formas determinables, lo cual hubiera sido interesante sin duda. Quiastolita.—Este silicato se halla engastado en el gneis muy micáceo que abunda en las Tierras Nuevas y por cima de la Torre de Calaturco, en el camino de Almuñecar. Con frecuencia se ven ejemplares sueltos, producto de la erosión y descomposición de las pizarras que en pequeñas masas encie- rran los cristales irregularmente agrupados de quiastolita. En lámina deleada presenta ésta un color gris azulado, ofre- ciendo un débil policroismo, las extinciones características del sistema rómbico y la figura de interferencia de un mine- ral biáxico. Las preparaciones descubren al microscopio sec- ciones de cuarzo y mica engastadas en una substancia carbo- nosa 0 pigmento negro, como inclusiones de este silicato. Epidota.—En el mismo gneis muy micáceo se presentan con frecuencia filoncillos cuarzosos en los cuales la epidota se halla asociada al anfibol, constituyendo masas cristalinas cuyas secciones delgadas no ofrecen nada de particular en cuanto á sus caracteres ópticos. Recientemente y en el citado filoncito del Barranco de los Carriles, hemos encontrado cris- tales implantados en la epidota en masa y asociados al anfibol en largas y finísimas agujas. Sus dimensiones, en general, son pequeñas. El mayor de los cristales recogidos medía unos 5 mm., pero desdichadamente sus caras se hallaban desprovistas del sufi- ciente brillo para ser medidas sin un error apreciable. Los más pequeños Cristales son, por el contrario, muy brillantes, (9) Chaves.—NOTAS MINERALÓGICAS. 217 de color verde obscuro y sumamente limpios. Su mayor des- arrollo se muestra en el sentido del eje c, según parece des- prenderse de las medidas que nos ha sido posible efectuar. Orientando provisionalmente un cristal de manera que su mayor longitud coincida con c, hemos hallado: MA 3 = 1440 40”. Des Cloizeaux da para dicho ángulo el valor hA 3 = 1440 30”. En la misma zona se presenta otra cara que forma con /! un ángulo de 1605”, no consignado por Des Cloizeaux, pues los valores más próximos que este autor cita corresponden á las caras siguientes: 160% 42 (Kochscharow) ) 160% 45' (Zepharowich) $ 160% 26” (calc. Des Cloizeaux) para 0 3/, es. 160% 38" (calc. Des Cloizeaux) para y! q. para e? el, La coincidencia del plano 2 de exfoliación y de la estriación de las caras nos conduce provisionalmente á identificar el valor obtenido 144" 40' al de /1 /3. Se presentan además otras caras piramidales cuya posición no hemos fijado aún, á re- serva de hacerlo si encontramos nuevos y mejores ejempla- res. En la zona /1* P aparecen infinidad de caritas muy peque- ñas que ofrecen contornos entrantes y que carecen de brillo. Esta epidota del Barranco de los Carriles, se muestra á veces cambiada en una substancia térrea gris verdosa, de aspecto arcilloso, que al microscopio aparece formada por frasmentos cristalinos de epidota y cuarzo cementados por un producto amorfo plástico. La masa se disuelve en caliente en el ácido nítrico, sin efervescencia marcada, dejando abundante residuo (cuarzo y epidota). Humedeciendo con agua este producto se- cundario se desprende olor de arcilla. Hemos hallado varias veces dicha materia secundaria verdo- sa llenando las geodas del cuarzo y las de epidota ú anfibol, y frecuentemente en las salbandas de los referidos filones, 218 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) Granate.—Se presenta este mineral en las micacitas quias- tolíticas que afloran en la playa del Río de la Miel, y aunque no nos hemos internado más al N., hacia donde debe sin duda continuar la masa de micacita, creemos podrían encon- trarse allí mejores ejemplares que los recogidos hasta ahora. Estas micacitas contienen abundantes granates de color vi- noso muy frescos á veces, pero de ordinario visiblemente alte- rados. Las secciones delgadas de la roca descubren en ella biotita muy abundante, granos de cuarzo, escaso feldespato y la mencionada quiastolita, que se halla en delgados prismas entrelazados y de contorno confuso. El granate es rosado vinoso en sección transparente, no tie- ne microestructura fibrosa, y se manifiesta anómalo en luz polarizada paralela. Ofrece múltiples grietas distribuidas irre- cularmente y llenas de un producto de reacción limonítico, pardo obscuro y opaco, que se extiende á veces fuera del con—- torno del cristal penetrando los elementos de la roca. Está pla— gado de inclusiones sólidas, que aunque no presentan con toda franqueza los caracteres morfológicos de la turmalina, revelan los ópticos de dicho mineral; así por ejemplo, las sec- ciones alargadas, y por consiguiente más ó menos paralelas al eje principal, ofrecen un color pardo, mientras que las sec— ciones de contorno redondeado, y por tanto más 6 menos not- males á las anteriores, son verde claras. Las primeras actúan sobre la luz polarizada, al paso que las segundas no lo hacen sensiblemente. Este granate presenta los caracteres químicos de la almandi- na. Después de calcinado se disuelve en los ácidos con resi- duo, y en la disolución puede reconocerse el hierro, el calcio y el manganeso, y notarse la ausencia del cromo. Como se ha indicado, la alteración de estos granates es bien notable á veces, y al parecer se trata del producto designado por el profesor Schrauff con el nombre de kelifita (1), y del que el Sr. Calderón se ha ocupado con ocasión del granate de la eclogiita del Pedroso (2). En efecto, los granates de la mica— cita de Maro están bordeados de un modo no continuo por una (1) VUeber Keliphit.—Neues Jahrb. 6, 1884, 11. (2) Eclogita del Pedroso.—ANALES DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., t. XvI1; Actas, p. 95 y siguientes. 111) Chaves.—NOTAS MINERALÓGICAS. 219 substancia más dura que la roca, aunque mucho menos que el granate, de color verde esmeralda, policroica, en la cual pueden reconocerse, en una vuelta completa de la platina las tintas verde esmeralda y amarillo limón. Dicho producto se extiende poco fuera del contorno de las secciones de los crista- les y siempre con desigualdad en los diversos sentidos, care— ciendo de estructura fibrosa. En este reborde se distingue la mezcla del producto limonítico pardo ya citado con la kelifita. Sericita.—Hemos recogido también algunos ejemplares de pizarra sericítica que yace con la epidota en los filoncillos ya mencionados de las micacitas. Dicha pizarra es blanca y se muestra á veces algo alterada. Tremolita.—Se halla este silicato en las calizas dolomíticas grises 6 de un blanco grisáceo que constituyen abundantes macizos en toda la Sierra de Nerja, y especialmente en la ju- risdicción de Maro. La tremolita ha sido ya citada de la Sierra Almijara por M. Barrois, y estudiada después por el Sr. Quiro- ga (1). La hemos encontrado en sitios distintos, presentando aspectos también diferentes. Uno de los ejemplares, proceden- te de la Fuente del Esparto, está constituído por un grupo aci- cular de fibras sedosas rojizas muy apretadas de este mineral. En la misma localidad hemos hallado un trozo análogo de tremolita blanca. En la Cuesta de Lomas Llanas, en una masa sacaroidea de dolomita blanca algo pizarrosa, un verdadero cipolino, se hallan diseminados pequeños grupos aciculares de tremolita blanca revueltos con prismitas incoloros y brillantes cuya base apenas pasa de 1 mm. de lado, y cuyos extremos aparecen rotos y desprovistos de forma alguna que pueda re- conocerse. Tratando esta dolomita por el ácido clorhídrico di- luído, queda como insoluble un depósito de pequeñísimas agujas sedosas y transparentes de tremolita. Las demás inclusiones que acompañan á este silicato en di- cho ejemplar son laminitas de mica blanca y escasos cristales microscópicos negros y brillantes, que apenas alcanzan 0,3 mm. á 0,5 mm. de pirita hematitizada. Otra roca con tremolita de la localidad es una caliza muy carbonosa y manganesífera, microcristalina, la cual contiene largas y finas agujas de este anfibol, que ofrece secciones (1) Una excursión 4 Marbella.—ANALES DE LA SOC, ESP. DE HIST. NAT., t. xx, Actas, 220 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) romboidales alargadas. Los cristales que se hallan en la su- perficie de la roca expuestos á las acciones atmosféricas están recubiertos de un producto carbonatado blanco, que pudiera considerarse como caliza magnesífera 6 como magnesita cal- cifera. Esto parece venir en apoyo de la hipótesis antes apun— tada sobre el origen tremolítico de la magnesita del Cortijo de Puertas. A los ejemplares ahora mencionados debemos agregar los de la mina Fria, constituidos por tremolita blanca sedosa, en hacecillos radiados, mezclada á productos limoníticos; los de la ganga caliza de los filones de smitsonita, tenidos á veces de verde por materiales cupriferos, y los del Barranco de Ca- zadores, formados de tremolita uniformemente teñida de rojizo por el sesquióxido de hierro. Finalmente, ofrecen interés los que hemos recogido en la Fuente del Esparto, los cuales mues- tran los hacecillos sedosos empastados por una masa amorfa de hematites. Esta especial manera de presentarse la tremo- lita aduce algo en favor del origen metamórfico de la hema- tites que la acompaña, y es contraria, en este caso al menos, á la hipótesis hidrotermal de las reacciones filonianas. Anfibolita.—La anfibolita, de un color verde muy obscuro, se encuentra por encima del sitio denominado Los Arenalejos. Es muy sonora, de notable compacidad, de fractura pizarrosa, y tallada en lámina delgada presenta secciones más Ó menos aciculares de cristales de anfibol verde hierba, de estructura fibrosa y de policroismo intenso. Una de las direcciones de ex- tinción forma con las estrías de los cristales ángulos de 66-68", mientras que las dos extinciones son normales entre sí. Entre las secciones de anfibol se distinguen granillos de cuarzo y lá- minas pardas de débil policroísmo, bastante refringentes y de estructura fibrosa, que parecen un producto de alteración del anfibol. En las fracturas naturales se encuentran cristalitos de cuarzo y laminitas superpuestas de mica, cuyo plano es nor— mal á la superficie que los contiene. Hemos añadido esta roca al estudio de los minerales de la localidad por considerarla, como hacen algunos petrógrafos modernos, como un resultado de metamorfismo de substancias anfibólicas eruptivas prexistentes, formando, por tanto, parte del cuadro de los testimonios del carácter metamórfico domi- nante en los productos de Maro. (13) Chaves.—NOTAS MINERALÓGICAS. 221 Peldespatos.—En un desmonte de la carretera de Almuñécar situado en las proximidades de la Torre de Calaturco, hállanse pequeños prismas blancos de albita, implantados directamente en las porciones más compactas del gneis, de tal modo, que forman geodas en sus grietas. Sus caracteres son los de la es- pecie: es fusible al soplete, y se ataca algo por el ácido clorhí- drico en caliente. La disolución diluída y filtrada está exenta de hierro y precipita copitos de alúmina por un exceso de amo- niaco. En el líquido quedan vestigios de cal. El ácido fluosilí- . cico da exclusivamente cristales de fluosiliciuro sódico. Las circunstancias especiales del yacimiento de esta albita denotan su evidente origen secundario, y lo corrobora la aso- ciación de ella con cristales de pirita totalmente hematitiza— dos, y por otra parte, la ausencia del silicato en cuestión en el gneis de Maro y sus alrededores. En efecto, el feldespato que hemos tenido ocasión de encon- trar repetidas veces en este gneis, es la ortosa en masas ama- rillentas, de exfoliación algo confusa, y nunca cristalizada. Preparaciones hechas de este mineral nos han revelado clara- mente la mezcla-del silicato potásico con el sódico, abundando el primero. Así, pues, nuestros cristales de albita merecen el interés que ofrece toda formación secundaria tratándose de in- vestigar los indecisos y tal vez complejos procesos químico- geológicos concurrentes en la zona metamórfica que ha moti- vado este breve estudio preliminar. CUADROS PARA LA DETERMINACIÓN DE LOS MINERALES PETROGRAFICOS EN SECCIÓN DELGADA, POR EL Dr. D. FRANCISCO QUIROGA Y RODRÍGUEZ, Catedrático que fué de la asignatura de Cristalografía en el Museo de Historia natural de Madrid. (Sesión del 6 de Febrero de 1895.) Entre los diferentes estudios que 4 su fallecimiento dejó iné- ditos el inolvidable profesor D. Francisco Quiroga, aunque en su mayoría incompletos, por desgracia, figuran los adjuntos cuadros de determinación, de utilidad indiscutible para los que empiezan los estudios de petrografía en nuestro país, donde no se ha publicado hasta ahora más trabajo de este ceénero que la traducción hecha por el Sr. solano de los cua— dros del profesor Doelter. Por esta razón, y por diferir bastante el trabajo presente del anteriormente citado, la Sociedad ha creido muy conveniente su publicación, á pesar de que no es— taba considerado aún como definitivo por su autor, el cual pensaba incluir varios minerales más, que desde luego se echarán de menos dada su importancia peirográfica. Lástima es que á estos no acompañen los cuadros que para determinar las rocas había empezado á formar el Sr. Quiroga; pero los trabajos hechos en este sentido, indudablemente muy incompletos todavía, no han aparecido entre los manuscritos del inolvidable profesor. El presente trabajo consta de un primer cuadro en que se hacen llamadas á las diferentes páginas en que figura cada uno de los cuadros parciales. 221 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) DISTRIBUCIÓN GENERAL. A. Minerales opacos (pág. 226). B. Minerales /ransparentes. a. Cada sección posee la misma orientación óptica en toda su extensión; es decir, que en luz polarizada pa- ralela se extingue toda ella á la vez, ú contiene porciones en que no se verifica así, hallándose estas limitadas por líneas rectas (constituyendo maclasii coo de .. Homogéneos. a. Todas las secciones de la misma substancia permane- cen extinguidas entre los nicoles-cruzados, en luz polarizada paralela, durante una revolución com- pleta de la preparación 6 de la platina, y ninguna muestra figuras de interferencia en luz polarizada convermentes suso. iia ratio «deb 2 lo ASOBTODOS: a. Secciones sin contornos regulares ni vestigios de exfoliación bill. iia Amorfos (226). '*. Secciones de perímetro irregular 6 por lo menos con líneas 0 hendiduras de exfoliación.............. O ar .. Sistema óqulán (227). 8. Sólo algunas secciones de la misma substancia perma- necen extinguidas entre los nicoles cruzados, en luz paralela, durante una revolución completa de la preparación ó de la platina, y la mayoría presen- tan colores de interferencia más 6 menos brillan- tes, con cuatro posiciones de extinción en estas condiciones. Las últimas presentan en luz polari- zada convergente y nicoles cruzados una cruz ne- era con ó sin círculos isocromáticos, según el es- pesor y birrefringencia del mineral, cuyos brazos se conservan paralelos á sí mismos al girar la seccióN.......oo........ Anisótropos uniáxicos. 6'. Las secciones que muestran figuras de interferencia uniáxica poseen contornos de tres, seis, nueve 6 (3) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. — 22% doce lados, y ofrecen tres sistemas de exfoliación que se cortan bajo ángulos de 60%............... A ..... Sistema exagonal (pág. 230). ''. Las secciones que muestran figuras de interferencia uniáxicas son cuadradas ú octógonas, ú ofrecen hendiduras de exfoliación que se cortan en ángulo O . Sistema tetragonal (234). y. Las secciones presentan en luz polarizada paralela y nicoles cruzados, colores de interferencia, y se extinguen cuatro veces bajo angulos de 90”; en estas condiciones algunas secciones se presentan obscurecidas, pero inclinando un poco la prepa- ración aparecen en ellas dichos colores. En luz polarizada convergente y nicoles cruzados pre- sentan las secciones las ramas de la hipérbola 6 parte dencllas. UI. el Anisotropos biáxicos. y'. Las secciones son simétricas en contorno y exfoliación con respecto á dos líneas normales entre sÍ y según las cuales se verifican las extinciones........... CT O up. ASiStEnaNrOmbico (236). y”. Las secciones de una misma substancia son: unas simétricas en contornos y exfoliaciones, con extin- ciones paralelas á estas líneas; Otras, aunque asi- métricas en sus contornos 0 exfoliaciones, se ex- tinguen paralela y normalmente á dos de sus la- dos opuestos, generalmente los mayores; otras carecen de simetría en contornos, exfoliaciones y extinciones...... Sistema monosimétrico (241). y” Todas las secciones de una misma substancia son asimétricas en contornos, exfoliaciones y extin- COMES 0, ..... Sistema asimétrico (245). 6. Secciones formadas por elementos de diversa orientación óptica, es decir, que cada uno de ellos se extingue en diferente momento, siempre que no estén su- perpuestos, en cuyo caso no hay extinción. Nin- euna sección se obscurece de una vez en una re- volución completa de la platina: las porciones de diversa orientación óptica en una misma sección están irregularmente limitadas.. .. Agregados. ANALES DE HIST. NAT.—XXIV. 15 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Minerales opacos. l. Granos irregulares, dendritas, secciones cuadradas, exago— 2. Secciones nales á menudo, alargadas 6 rómbicas; lustre me- tálico azulado por flexión; negros y rodeados con frecuencia de productos de oxidación rojo-pardos, solubles en H Cl; separables de los demás elemen- tos mediante la barra imantada ó por su peso (4,9 4 5,2), con líquido de Thoulet de densidad igual á la de la turmalina........ .. Magnetita. exagonales alargadas, en zig-zag ú esqueleti- formes, negras, pero frecuentemente rodeadas y á menudo invadidas de productos grises en luz refleja y casi siempre opacos (titanomorfita 6 ti- tanita); difícilmente solubles en H Cl concentrado, cuya disolución filtrada (6 hervida con Zn 6 Sn toma color violeta característico. Peso específico de 4,34 4,9, que permite separarlo de los demás con líquido Thoulet de densidad igual á la de la turmalina. Soluble en la sal de fósforo al fuego de oxidación en un vidrio transparente, amarillo en caliente, si hay mucha materia, incoloro en frío; en el fuego de reducción se pone amarillo en caliente y rojo pardo al enfriarse, volviéndose violeta cuando se le funde sobre el carbón con E A A llmenita. (Fe Ti 0,). 3. Granos, ya sueltos, ya agrupados, constituyendo masas irregulares, de color negro-mate en luz refleja; inatacables por los ácidos, desaparecen enroje- ciendo la sección sobre una lámina de platino. Abundan en ciertas pizarras, especialmente en la quiastolita............ Substancias carbonosas. Minerales amoríos. A. Solubles en KIO concentrada é hirviendo; se vuelven opacos por calcinación. Forman regueros y corrientes in- (5) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. 227 coloras Úú llenas de polvo de otros minerales (cris- talillos de cuarzo, partículas pardas de limonita ó negras de manganesa, laminillas de oligisto, minerales de color verde, etc.); 6 glóbulos homo- géneos, aislados 6 agrupados, que no ejercen ac- ción sobre la luz polarizada, ú constituidos dichos glóbulos por zonas concéntricas, presentando en— tonces, en luz paralela y nicoles cruzados, una cruz negra cuyos brazos están situados en los pla- nos de polarización, sin círculos isocromáticos (lo cual los diferencia de los cristales uniáxicos). Por último, pueden presentar glóbulos puramente ra- diados, constituyendo esferolitas, que no ejercen acción sobre la luz polarizada. Elemento secun- dario de las rocas ácidas................ OÓpalo. B. Insolubles en KH O. 1. Asociados ó sirviendo de base á las rocas ácidas (lipari- tas, dacitas, traquitas, etc.); vidrios de los pór- 1idOS................ Vidrios volcánicos ácidos. 2. Sirviendo de base á las rocas volcánicas básicas (basalto, andesita augítica).. Vidrios volcánicos básicos. Minerales regulares. A. Insolubles en HCl. 1. En la perla de sal de fósforo dejan esqueleto siliceo: peso específico de 3,4 á 4,3. Secciones cuadradas, exagonales ú octógonas, frecuentemente redon- deadas y aun dentadas; bordes muy marcados, relieve fuerte y superficie rugosa (que se observa mejor bajando el condensador). Dichas secciones no ofrecen líneas de cruceros, pero sí grietas irre- culares; zonas de crecimiento diversamente colo- readas y alteradas desigualmente; color rosa, más ó menos intenso y aun pardo (melanito); anóma- los con frecuencia, presentando la figura de inter- ferencia uniáxica, en cuyo caso se les ve, con los nicoles cruzados, formados de segmentos que no se extinguen á la vez. Inclusiones más ú menos 02) ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) abundantes y voluminosas, dispuestas aleunas veces en forma de dodecaedros romboidales. Su margen está transformada á veces en productos fibrosos (clorita, actinotita), 6 rodeada por zonas de la misma textura producidas por evolución de augita ú hornblenda (kelifita) ...... Granates. 2. En la perla de sal de fósforo no dejan esqueleto si- líceo: peso específico de 3,6 á 4,5. Secciones cua- dradas, rómbicas, exagonales U masas irregulares; agrupaciones de granillos también irregulares. Incoloras ó rosa (espinelas), en pizarras cristalinas y gneis; pardo-amarillento /picotita), en la lher- zolita y olivino de los basaltos; pardo-obscuro y á veces opaco (cromita), en las serpentinas y olivi- nos de algunos basaltos; verde obscuro (pleonasto), en las lherzolitas y sienitas eleolíticas, andesita, micacita y rocas piroxénicas arcáicas; opaco (mag- netitai, en la hercinita y pizarras cristalinas.. E As e rs 0 A Espinalesl B. Di icitmente atacables por E Cl: por completo sólo en calien- e, dejando sílice pulverulenta; infusible. Sec dos incoloras, cuadradas, octógonas, exago- nales y cuadriláteras, sin estrías de exfoliación, rodeadas de círculos completos de pequeños cris- tales de los demás elementos (centros de textura); ricas en inclusiones vítreas, líquidas y gaseosas, granillos de magnetita; microlitos de augita, haúyna, nefelina, feldespato y apatito con fre- cuencia dispuestos en círculos 6 en radios, y que en luz polarizada paralela y nicoles cruzados de- jan ver grupos de estrías finas, originadas por maclas polisintéticas laminares, que se hacen más sensibles interponiendo una lámina de yeso entre el polarizador y la preparación. Sus granos dan las reacciones del K con la llama ó los cubos de hidro-fluo-siliciuro potásico tratado por el Si H, Fl, y su solución clorhídrica las reacciones de Al y K. Es tetragonal, pero en secciones muy delgadas se porta como isótropa. Se encuentra en las rocas neo-volcánicas.... Leucita. 1, O, Al, O, 4 Si O,. (17 Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. 22% C. Atacables por H Cl, produciendo gelatina de sílice: dan la reacción del Na en la llama y con el Si H, Fl¿. No dan H; O enel tubo:cerrado......... Sodalitas. 1. Secciones cuadradas, exagonales, redondeadas 6 de con— tornos irregulares, atravesadas por hendiduras ondeadas, incoloras, azuladas Ú verdosas, ricas en inclusiones, particularmente gaseosas y de grandes dimensiones. El líquido ácido del ataque por N H O, produce, por evaporación, cubos de Na Cl: los granos dan directamente la reacción del Cl en la perla de sal de fósforo saturada de óxido cúprico; se halla en las sienitas eleolíticas y productos de proyección volcánica. (3 (Na, O, Al, SOS INEA IR Sodalita. 2. Secciones cuadradas 6 exagonales, de contorno recti- líneo Ú sinuoso, incoloras, azuladas (hatiyna), amarillentas /noseana). Colores que á veces son exclusivamente centrales ó periféricos, y con fre- cuencia ocupan superficies irregulares; corona exterior opaca, producida por alteración. Inclu- siones muy abundantes (ilmenita, magnetita. oli- visto), gaseosas Ó vítreas, dispuestas en los hor des de la sección, ó en el centro, 6 en dos series de filas, según dos en que se cortan, 0 constitu- yendo otras veces sectores (20seana); la solución deja, por evaporación espontánea, agujas de Ca SO, (haiiyna), Y bien precipita por el Ba Cl (no0- seama ). En las rocas neovolcánicas de leucita y ne- od pira Hatiyna y Noseana. Meal; EEmOrAS de compuesto 2 (Na, O, Al, Oz, S S102 + Na, SO, con 2 (Na, O, Al, Oz, 2 Si 02 + Ca SO, 3. Dan Hz 0 en el tubo. Secciones octógonas, á veces fibro— sas, constituidas por cristales positivos dichas fibras, frecuentemente hendidas. Á menudo isó- tropas (como pseudo-mórficas de otros minera- les, especialmente de la nefelina), y otras veces en algunas regiones de la sección solamente. En algunas lavas y basaltos, fonolitas y sienitas eleo- líticas, Analcima. Naz O, Al, 0,, 4 Si 0, + 2 Ag. ns ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Minerales exagonales. A. Coloreados. a. No policroicos. Micáceos, en láminas ú hojas exago- nales, rojas 6 pardas, con brillo metálico, rojizo por reflexión: densidad de 4,9 á 5,3. Fácilmente soluble en H Cl (cuando es titanifero se disuelve con más dificultad ).......... Oligisto micáceo. b. Policroicos. 1. Láminas exagonales 6 irregulares, ondeadas Ú co- rroidas, sin exfoliación ninguna, y que en luz polarizada paralela y nicoles cruzados muestran una figura de interferencia casi uniáxica Ó con una ligera dislocación de la cruz en dos hipérbo- las al hacer girar la preparación; mezcladas con otras láminas alargadas, estriadas paralelamente a su longitud (bajando el condensador), y trazas de la exfoliación básica sobre el plano de la sección. Fuertemente policroicas, ofreciendo el máximum de coloración y absorción de luz cuan- do su alargamiento 6 estrías coinciden con la diagonal menor del polarizador. Positivas según este alargamiento y con colores de polarización cromática, son pardos y análogos á los del poli- croismo ód con aguas rojas y verdes. Pardo-obscu- ras (lepidomelana y biotita); amarillas más ú me- nos obscuras (flos'opita); mas rara vez verdes 6 incoloras (meroxeno); inclusiones de microlitos alargados de rutilo 6 turmalina, á veces orienta- dos según los lados del exágono de la base, y de apatito, zircón y esfena, que determinan aureolas policroicas á su alrededor en las láminas básicas; muy frecuentemente granillos de magnetita acu- mulados en las estrías de exfoliación 6 en los bor- des de las hojuelas, y aun formando aureolas á su alrededor. Atraibles por el electro-imán; des- componibles por SH, 0, y aun también por Cl H hirviendo, quedando libres pajitas nacaradas de (0) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. — 21 sílice, siendo características en estas disoluciones el Fe, Al y Mg; este último se reconoce directa- mente con el Si H, Fl, y el Al después de atacar con NH, Fl y SH, 0,. Micas ferro-maguésicas (1). (Pseudo-uniáxicas.) 2. Láminas triangulares, exagonales 6 de contornos irregu- lares; verdes en secciones paralelas á la base; muestran en luz convergente y nicoles cruzados la figura de interferencia uniáxica Ó con una ligera descomposición de la cruz en dos hipér- bolas durante una vuelta completa de la prepa- ración, mezcladas con otras secciones de la misma substancia, también verdes, alargadas, más 6 menos fibrosas d estriadas, fuertemente policroi- cas, presentándose de un color amarillo pálido cuando las estrías y alargamiento coinciden con la diagonal corta del polarizador y verde perpen- dicularmente á esta dirección, ya (+) ya (—). Polarización cromática, por lo general no muy intensa, y más frecuentemente azulado-violácea; atacables por los ácidos, sobre todo las más ricas en hierro, que son también las más fusibles, re- conociéndose en estas disoluciones Fe, Al y Mo; descomponibles por SH, O, como las micas, de quien frecuentemente derivan, así como también de piroxeno y anfibol. En pizarras cristalinas, clo- rito-calcitas.... Cloritas (2). (Pseudo-uniáxicas.) 3. Prismas á menudo alargados y que se adelgazan hacia sus extremos, 0 con un apuntamiento muy obtuso: hendidos transversalmente y asociados 4 seccio- nes triangulares de vértices redondeados, exago- nales de tres lados dominantes ó de nueve lados con predominio también de tres de ellos: todos muestran figura de interferencia uniáxica: pardo- (1) Los trabajos del profesor Tschermak han conducido á considerar todas las mi- cas como monosimétricas; pero para su determinación práctica en las rocas es venta- joso incluir en el sistema exagonal las que tienen apariencia uniáxica, por ser en ellas muy pequeño el valor de 2 E. (2) Las cloritas en su mayoría se consideran monosimétricas como las micas, pero para el estudio petrográfico conviene incluirlas entre los exagonales, 232 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10 violáceos Ó rojizos y aún azules y á veces muchas secciones Zzonares. Los prismas son (—): fuerte pleocroismo y absorción de luz, ofreciendo los colores más intensos y OSCUTOS: Á Veces se pre- sentan casi extinguidos cuando el ev. es normal al plano de vibración del polarizador (lo mismo sucede en las micas negras): aureolas policroicas alrededor de los zircones incluídos: polarización cromática muy viva en pardo y rojo, muchas ve- ces en zonas concéntricas: peso específico de 3,02 á 3,24: difícilmente fusibles con ebullición. Fun dida la sustancia en polvo con Ca Fl, +SHKO, colora de verde la llama (Bo). En granitos de dos micas, pegmatita, micro-granitos y pizarras me- (AIMORCAS y. e do ae cres AUT EaS B. Incoloros. a. Solubles en NH Os. a. Con efervescencia. 1. Efervescencia viva: crucero romboédrico: polariza- ción cromática irisada, con colores grises, rosas y azules: con frecuencia polisintéticos. Los planos de crucero y los de combinación en las maclas aparecen reñidos con los colores de polariza- ción cromática empleando «sólo el polarizador. Efervescencia rápida, aún con los ácidos diluidos: con SH,0, da cristales de yeso: con Si H, Fl¿ no producen cristales de Si Mg Fl¿. Crucero de 105”. En filoncitos, d rellenando vacuolas en las rocas eruptivas. esa ica la cie lea 2. Efervescencia lenta. Con Si H, Fl, da cristales de Si Mg Fl; crucero de 106" 15'......... Dolomita. 8. Sin efervescencia. 1. Sin producción de sílice gelatinosa. Soluble en solu- ción nítrica de molibdato amónico dando cristales regulares (111) 6 (110) amarillos. Secciones exa— conales y las básicas exagonales regulares: rec- tangulares y á veces apuntadas en sus dos extre— mos las paralelas al eje c. Prismas y agujas largas que atraviesan los diferentes elementos, ya ente— ras, ya rotas en segmentos que unas veces tienen (11) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. 233 la misma dirección y otras se han separado de ella. Incoloras 6 muy ligeramente teñidas de azul ó de amarillo: sentido de alargamiento (—): pola- rización cromática débil que varía del blanco puro al blanco azulado: inclusiones granulosas 6 cilin- droideas, opacas, oscuras, acumuladas en el centro 6 dispuestas en zonas paralelas á los lados de la sección. En casi todas las rocas eruptivas y crista- lofílicas, aunque no en gran abundancia, siendo las más ricas en este mineral aquellas en que más abunda la mica negra y el anfibol..... Apatito. 2, Enturbiándose y fijando fuchsina, deja libre sílice gela- tinoso, que también fija la fuchsina, si se le trata por H Cl. Secciones exagonales siempre extin— guidas, que dan la figura de interferencia (sec- ciones básicas); otras rectangulares (secciones verticales), ópticamente (—). A veces el mineral constituye la base de la roca y parece moldear á los demás. Incolora y vítrea (nefelina), gris- verdosa ó rojiza de lustre graso (eleolita). Polari- zación cromática, débil en los grises y hasta los blancos de 1.* orden. Inclusiones de microlitos de augita (nefelina volcánica), de hornblenda (eleo- lita 6 nefelina eruptiva), también gaseosas y víitreas, frecuentemente ordenadas en zonas para- lelas á los lados de la sección, transformada en un agregado de agujas finas entrecruzadas (natro- lita); en un producto fibroso que encierra lamini- llas de hierro oligisto y partículas de calcita (canerinita) ó en cristales exagonales completa- mente transformados en productos micáceos (lie- benerita y gieseckita). Su solución clorhídrica produce abundantes cristales de Na Cl por evapo- ración; se reconoce el Na por la llama y con el Si H, Fl;¿. En algunas rocas volcánicas (fono- lita, nefelinita, tefrita, etc.) y eruptivas (sienitas elenliticas hist. as Mereliaa: b. Insolubles en NH Oy. 1. Secciones extensas de contornos irregulares, frecuente- mente articuladas entre sí, con penetraciones ANALES DE HISTORIA NATURAL. 012) de unas en otras que moldean todos los demás elementos; masas constituidas por granos yuxta- puestos más 4 menos redondeados (cuarzo granu- lítico); secciones exagonales 6 bipiramidales siem- pre algo redondeadas, por lo menos corroidas y penetradas por el magma, incluídas en los feldes- patos y magma de los pórfidos y rocas volcánicas acidas. Formas esferolíticas 6 globulares, fibroso- radiadas ú tabulares, que frecuentemente encie— rran como núcleo un grano de cuarzo bipirami- dado, redondeado y corroído; se extingue cada una de ellas en toda su superficie á la vez que el grano de cuarzo incluído; otras veces estas esferolitas no encierran granos de cuarzo y están constituidas por capas concéntricas de orientación óptica dis- tinta, dando entre los nicoles cruzados una cruz negra ópticamente positiva (calcedonia). Aparien- cia vítrea, sin relieve ni exfoliaciones; polarización cromática intensa si la sección es algo gruesa; aleunas muestran en luz polarizada convergente y nicoles cruzados, circulos isocromáticos y los extremos de los brazos de la cruz, faltando el cen- tro de ésta (polarización rotatoria); abundantes inclusiones líquidas formando regueros, flexuo- sos en ocasiones, y 4 veces inclusiones dobles de CO, líquido. Infusible, inatacable por los áci- dos y con mucha lentitud por F1H. En todas las POCAS Aci ea A + AN 2. Laminillas exagonales, imbricadas, incoloras, muy trans- parentes, sin relieve, de acción muy débil sobre la luz polarizada. Asociadas al ópalo en la mayor parte de las rocas volcánicas ácidas... Tridimita. Minerales tetragonales. . A. No flotan en liquido de Thoulet de densidad igual ú la de la turmalina (p >3). ]. Pequeños granos redondeados ó piramidales y prismáti- cos cortos, de alargamiento positivo según (110); (13) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. — 235 incoloros 6 ligeramente amarillentos, de fuerte relieve y polarización cromática intensa en los rojos y verdes; casi nunca maclados, sin pleo- croísmo en las secciones delgadas. También en eranos microscópicos con inclusiones gaseosas á veces muy grandes, inatacables por los ácidos y difícilmente por el Fl H; fundidos en la cuchara de platino con Na, CO, y lejiviado el producto con agua caliente deja ZrO,'en forma de agregados cristalinos rectangulares 6 laminillas exagonales transparentes, á veces apiladas como las de la mica, según la cantidad de fundente que em- pleemos y el tiempo que dure la fusión. Como inclusiones en los minerales de casi todas las rocas, desarrollando á su alrededor anchas zonas policroicas en las micas negras y en la cordierita. NT TOTS Ao. AMIGO 2. Prismas alargados, á veces aciculares, granos redondea— dos, maclas frecuentes geniculadas d en corazón; polisintéticas de una 6 cuatro series de estrías. Gran relieve, color amarillo pardo, casi sin pola- rización cromática. Infusible; tiñe de violeta la perla de sal de fósforo al fuego vivo, y si estando bien saturada y fría, se la somete á la acción de la punta de la llama, se enturbia cargándose de cristales microscópicos, romboédricos, de Ti, Na Ph, O;,,. En pizarras cristalinas y metamór- ficas y como inclusiones en las micas... Rutilo. B. Plotan en el liguido Thoulet de densidad igual d la turmalina negra (p<3). 1. Secciones cuadradas Ú rectangulares, rara vez octogona- les, 6 agregados cristalinos moldeados por los otros minerales de las mismas rocas; muchas secciones rectangulares llevan estrías finas, trans- versas á la longitud y que no atraviesan todo el cristal; secciones aplastadas, según (001), simu- lando un alargamiento positivo, incoloras ó lige- ramente gris-amarillentas, con relieve. Polariza—- ción cromática gris azulada pálida; con frecuencia pierden su estructura fibrosa y acción sobre la luz 236 ANALES DE HISTORIA NATURAL. : (14) polarizada y aún se vuelven opacas. Atacables por HCl, produciendo gelatina de sílice; se reco- noce el Mg con Si H, Fl¿. En ciertos basaltos y otras rocas volcánicas... 0.0 costas. Melba; 2. Secciones octógonas, cuadradas Ú alargadas, estriadas longitudinalmente, Ó granos yuxtapuestos muy semejantes á los del cuarzo granulítico. Sin color ni relieve; polarización cromática tan intensa como la del-cuarzo, pero sin los regueros de inclu- siones que caracterizan á éste. Unas son ataca- bles por HCl y otras no, pero no producen gela- tina ni dan indicios de Meg con Si H, Fl¿; á la llama da la coloración del Na. Cristales alargados y aislados en las calizas metamórficas y granos en las dioritas, diabasas, anfibolitas y granulitas piroxénICaS dns ia dos mantos, Wer nenita: Minerales rómbicos. A. Atacables por H Cl. 1. Disolviéndose con efervescencia. Grandes superficies de extinción uniforme, con exfoliaciones alargadas mucho más irregulares y menos marcadas que las de la calcita, extinguiéndose según ellas. Esfero—- litas agrupaciones bacilares ó fibroso-radiadas, con fibras de terminación rectangular que se extinguen según su longitud; apariencia esca- mosa a veces; polarización cromática en las tintas gris perla con irisaciones carminadas como la calcita; sentido del alargamiento (—). En las vacuolas de los melafidos y rocas volcánicas bási- cas como producto secundario...... . Aragonito. Dejando sílice gelatinosa y reconociéndose Mg en la disolución ó en el mineral con Si H, Fl¿. Secciones octógonas alargadas, simétricas, con apuntamien- tos agudos de más de 85” (sección (001) y en otras de 77” (sección (010), secciones á veces exá- conas y redondeadas, frecuentemente corroídas y penetradas por el magma de la roca; incoloras, (15) Quiroga.—CuUADROS DF LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. — 287 de eran relieve y superficie rugosa, sin exfolia— ciones, fracturas curvas frecuentemente, con ma- clas. Polarización cromática muy viva en los rojos y verdes; en luz polarizada convergente se ven en unas toda la figura de interferencia biáxica transversal al alargamiento; en otras sólo un eje, y por último, en algunas, sólo las hipérbolas. Inclusiones de gránulos de magnetita, picotita (pardas), gaseosas ( vitreas en regueros, líquidas de burbuja móvil de CO,. Transformado por sus contornos y fracturas en productos verdes agre- gados con granillos de magnetita (serpentina) y pardo-rojizos (ferruginosos) que invaden las sec- ciones formando una red en cuyas mallas quedan aleunos granitos del mineral sin transformar. En rocas paleo-volcánicas básicas, pero más abun- dante en las neo-volcánicas........... Olivino. 3. Dejan sílice gelatinosa y en la disolución se reconoce el Al y Na y este último también directamente á la llama en el mineral humedecido con H Cl; da agua en el tubo cerrado. Esferolitas y masas eranudas 6 palmeadas de alargamiento (+). Re- llenando cavidades en las rocas neo-volcánicas. . A A O B. Inatacables por HCl. a. Miciáceos. a. Aluminosos. Se reconoce el Al en el producto del trata- miento por NH, Fl + SH, 0;. 1. Secciones incoloras: unas exagonales 4 redondeadas (básicas ), que en luz polarizada convergente dan la figura de interferencia biáxica colocada nor- malmente á dos lados opuestos; alargadas y fibro- sas. Nada policroicas (normales á la base) que se extinguen según su longitud, y positivamente con polarización cromática viva en los rojos y verdes formando aguas. Inatacables por los ácidos y no atraibles por el electro-imán. Reacción de K, Na 6 Li mediante la llama ó el Si H, Fl¿. En algunos eranitos y gneis de dos micas, en las pegma- titas, etc.; generalmente derivadas de las micas ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) negras. Micas aluminico-potásicas ó blancas (1). 2. Secciones verdes con todos los demás caracteres de las cloritas pseudo-uniáxicas.......... Cloritas. ¿. No aluminosos: secciones con toda la facies y caracteres de las micas blancas de dos ejes, pero sin Al ni alcalis: hidratados. En las talcitas, y en otras rocas como productos secundarios de minerales magne- SÍAMOS: Le ate ciao ado lola A e b. No miciceos. 0. Descompomibles por H Fl 0 $1 H, Pl. 1. La base dominante es la cal, reconocible con el SH, O, en los productos de su ataque por los ácidos ante- riores. Secciones rombales de 116”, 30” (básicas), alargadas y hendidas longitudinal y algo trans versalmente, ya (+), ya (—), mostrando uno 6 dos ejes en luz convergente (verticales): agrupa- mientos fibrosos: constituyendo maclas de peque- ñas extinciones, según (110). Mineral secundario. En las anfibolitas, gabbros, dioritas y diabasas.... ovales (básicas); rectangulares, cuadradas ú octo- eonales redondeadas (verticales) 6 completamente irregulares: á veces polisintéticas, como las pla- gioclasas, 6 completamente irregulares. Fracturas estrelladas y sinuosas, llenas con frecuencia de una sustancia amarilla isótropa, que también las bordea en algunos casos. Incoloras, vitreas y sin relieve: alrededor de las inclusiones de zircón y apatito existen aureolas policroicas de amarillo pardo é incoloro: sin policroísmo en las secciones, pero intenso en los granos, gris-amarillento á azul violáceo: polarización cromática débil análoga á la de los feldespatos. Inclusiones características aciculares de silimanita y otras de granos verdes (1) Estas micas, como las ferro-magnésicas son monosimétricas, pero así como aquellas en la investigación petrográfica se comportan como exagonales, estas lo hacen como rómbicas por su carácter biáxico y extinción longitudinal de sus seccio- nes normales. (17) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. — 259 (espinelas verdes). En los granitos, gneiss y algu- nas rocas volcánicas (andesitas del Cabo de Gata y CAMA anos. COPBLETIta. 8. No descomponibles por H Fl 0 Si Ha Plis Secciones .incoloras Úú ligeramente amarillo-verdosas, muy vitreas, finamente fibrosas, extinguiéndose según estas fibras, con hendiduras transversas irregulares. Prismas de facies cuadradas ú seccio- nes octógonas de cuatro lados dominantes (pina- coides verticales), con estrías irregulares, de la exfoliación prismática, que se cortan según ángu- los de 92” aproximadamente ó alargadas, lobadas irregulares. 8'. Magnésicos (nada aluminosos). 1. Secciones incoloras 6 muy ligeramente amarillo-ver- dosas: sin pleocroísmo, con relieve. Prismas de facies cuadrada y fibrosas Ó secciones octógonas (básicas) de cuatro lados normales dominantes (pinacoides verticales); con estrías irregulares de la exfoliación prismática que se cortan según án- eulos de 92” 6 alargadas (verticales) y de fibras rectas y finas con hendiduras transversas / irre- oculares y lobadas: extinciones paralelas á los lados mayores en las secciones octógonas y á las fibras en las demás: bisectriz (N¿) (+). Maclas polisintéticas con dialaga (extinción oblicua con respecto al plano de composición en los individuos de dialaga y paralelamente á él en los de ensta- tita). Polarización cromática bastante viva, sobre todo en los rojos y verdes. Inclusiones de magne- tita 6 de laminillas pardas. En las peridotitas, lherzolitas y serpentinas......... Enstatitas (1). 2. Con policroísmo marcado verde según el eje verti- cal (Ny), sentido del alargamiento y de las fibras y pardo-amarillento (n,, ) ó pardo-rojizo (n ,) nor—- malmente; bisectriz (n,) (—). Estrelladas; ten- (1) La enstatita de la serpentina está hidratada y constituye láminas irregulares fibroso-onduladas, de lustre nacarado-metaloideo (bastita). 240 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) dencia á producir maclas. Los demás caracteres como la enstatita. En muchas andesitas......... 8". Alwminosos (nada magnésicos). 8, Sin pleocroismo en los eranos ni aun en las secciones gruesas; incoloro, agregados bacilares, filamen- tosos ú asbestoideos, de alargamiento (+). Pola- rización cromática viva y de colores muy trans- parentes. En los gneis y pizarras cristalinas y en la COTE AE o SUMA £3. Con policroismo. 1. Lo presentan en secciones delgadas 4 por lo menos en las gruesas y en los granos. Alargamiento (—). Secciones Casi rectangulares (91” básicas), que muestran en luz convergente la figura de inter— ferencia biáxica colocada diagonalmente; otras alargadas con estrías regulares, gruesas y separa- das (exfoliación prismática), nunca macladas; in- coloras, amarillentas Ú rosadas; policroísmo nulo ú más 6 menos visible, con frecuencia en manchas ú regiones aisladas amarillo-verdosas. Casi incoloro, según (N,) =4 (normalmente el alargamiento); verde aceituna, según (n,,) =b (normalmente al alargamiento), y color salmón, según (n,)= te (paralelamente al alargamiento). En muchos casos inclusiones de gránulos negros, irregulares, opa- cos y mates (carbón) agrupados de diversos modos, con frecuencia en cruz, simulando cristales com- ponentes (quiastolita). Polarización cromática in- tensa. En pizarras metamórficas.... Andalucita. 2. Alargamiento (+); amarillas hasta pardas; secciones exagonales (básicas) que muestran en luz conver- c'ente la figura biáxica, colocada normalmente á dos lados opuestos; rectangulares alargadas (ver ticales), á veces maclas rectangulares. Policroísmo siempre reconocible, amarillo de oro ó pardo- rojizo, según el alargamiento, y amarillo claro normalmente á él. En las pizarras metamórficas. Estaurótida. e... .-. 0. 1.0.1. 0000..... 0000000. 0000. (19) Quiroga.—CuUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. 241 Minerales monosimétricos. A. Gelatinizan con H Cl. En la disolución existe cal en abundancia: granos crista- linos 6 cristales fibrosos, incoloros, que se extin- guen según su longitud, con más frecuencia (+) que (—): maclas polisintéticas de bandas anchas y por lo general gran ángulo de extinción; pola- rización cromática viva. En las rocas metamórfi- cas y geodas de las volcánicas.... Wollastonita. B. No gelatinizan con H Cl. a. Secciones sin relieve e incoloras. 1. Pobre en Na (reconocimiento inmediato á la llama 6 me- diante el tratamiento previo con NH, Fl + SH, 0,). No vítrea en las rocas eruptivas antiguas y cris- talofílicas. Las secciones regulares de los cristales sencillos corresponden á tres tipos: 1.”, rectangu- lares 4 cuadradas, con dos series de estrias de exfoliación normales entre si, que se extinguen según los lados (paralelas á (100) y que muestran en luz convergente la figura de interferencia uniá- xica colocada oblicuamente con respecto á dos lados opuestos; 2.*”, exagonales alargadas, un poco asimétricas con estrías de exfoliación oblicuas al sentido del alargamiento y paralelas á dos lados cortos opuestos del exágono y extinciones á 21" del alargamiento y á 5” de las estrias, y (—) se- gún su alargamiento (secciones paralelas á (010); 3.”, exagonales simétricas con una sola serie de estrías de exfoliación paralelas á dos lados algo más desarrollados, y extinción según estas estrías (secciones paralelas á (001). Microlitos anchos y cortos, cuadrados ó rectangulares, de extinción según los lados; esferolitas (—). Secciones simé- tricas de maclas de dos tipos: 1.*, exagonales alar- gadas según el plano de composición (—), según este plano, y extinguiéndose paralelamente á él (macla de Carlsbad); 2.”, plano de composición ANALES DE HIST. NAT.— XXIV. 16 242 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) según una diagonal (—), también según él, y secciones cuadradas (macla de Babeno). Con más frecuencia secciones de contornos irregulares y eran extensión, que raras veces se extinguen de una vez sino sucesivamente siendo recorrida por la sombra. Polarización cromática débil hasta el amarillo de 1.* orden en las secciones bien pre- paradas, y viva é intensa en las gruesas. Con fre- cuencia turbias por caolinización; transformación en pistacita 6 productos micáceos, fibrilares, etc.: zonas por crecimiento ú alteración; inclusiones gaseosas y líquidas..... eo ao. 2. Rica en Na.—Vítrea, frecuentemente cristales de zonas concéntricas con diversa orientación óptica. Los demás caracteres como la anterior. En las rocas NeoVOlCánicas .-«teemiverns pastas vera DAME OAaao: d. Secciones con relieve y color más d menos intenso. 0'. Prismas, láminas 0 secciones fibrosas 0 por lo menos es- riadas. 0. Extinciones paralelas a los prismas 0 fibras y estrias de exfoliación.—Secciones alargadas según 5, estria- das á lo largo y hendidas transversalmente, de extinción longitudinal ya (+) ya (—),y con frecuencia reunidas en abanico; secciones rom- bales según (010) con extinción á 3” de la dia- gonal, que es el eje c; masas constituidas por granos irregulares de fuerte relieve. Incoloro, amarillento 6 verdoso, á veces policroico, siendo verdoso según (n ¿), parduzco según (np) y ama- rillo de limón según (n,) paralelamente al alar— gamiento y fibras de las bandas é incoloro nor- malmente; polarización cromática viva (rojo y verde). En las secciones rectangulares se ven en luz convergente uno ó los dos ejes ópticos con figura transversal á la longitud. Maclas según la diagonal del rombo y con extinción simétrica a 3” del plano de unión. Reconocimiento del Al, Fe y Ca en el residuo del tratamiento por NH, SO Or sore los ad, PISNAGUEA: B. La extinción hace un ángulo lo más de 22” con la longitud ES x21) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. — 243 de los prismas y fibras y las estrias de la mayorta de las secciones.—De estas las normales á c son exágonos ú octógono-rombales y sus cuatro lados mayores forman entre si ángulos de 124” 30” y atra- vesadas por dos series de estrías paralelas á dichos ladasper. 22d. 100 ds: Antiboles; 1. Prismas y agujas sin terminaciones claras, incoloras, muy alargadas (+), con extinción máxima á 15”. Polarización cromática intensa...... Tremolita. 2. Prismas y agujas muy alargadas, sin terminaciones distintas (+), de un verde claro; polarización - cromática intensa. En las pizarras cristalinas óÚ formando coronas de concreción alrededor del peridoto de las lherzolitas y gabbros.. Actinota. 3. Secciones laminares, fibrosas, estalactitiformes ú exa- conales, alargadas, simétricas (paralelas á (100), de terminaciones obtusas (148”) y extinciones paralelas y normales á los lados mayores; exago- nales asimétricas (paralelas á (010) ó rombales y extinción máxima de 15% a 22” con respecto á su alargamiento y estrías (+), y en luz convergente > se percibe la imagen de un eje en las básicas y la de otro y el centro de la figura de interferencia en las secciones exagonales simétricas; color verde, verde-amarillento 6 azulado en luz natu— ral. Policroismo intenso, siendo verde-obscuro azulado según (n y), verde según (ny), y de verde pálido á verde amarillento según (n,); colores obscuros, según las estrías y alargamiento, y cla- ros normalmente á estos. Secciones rombales ma- cladas según la diagonal mayor. Polarización cromática intensa en los verdes y azules y fre- cuentemente en zonas concéntricas paralelas á los lados de la sección. En las anfibolitas y la mayoría de las rocas eruptivas antiguas......... cosronorcocorcc or o... Hornblenda común. 4. Secciones de la misma forma y caracteres que la ante- rior: prismas frecuentemente terminados, zonares, rodeados de microlitos de augita y magnetita: de alargamiento (+) y extinción máxima de 10". ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) Color pardo-rojizo en luz natural y policroísmo en tonos del mismo color. En las rocas volcánicas y en las porfiritas.......... Hornblenda ferrifera. y. La extinción hace un ángulo máximo superior d 22 con la longitud de los prismas y fibras y las estrias de la mayoria de las secciones. Las secciones básicas son exagonales ú octogonales, dominando general- mente cuatro lados simétricos: se extinguen según sus lados mayores y tienen dos series de líneas de exfoliación que se cortan bajo angulos de 87”, En las demás secciones las trazas de las exfoliaciones: no son rectilíneas y constan de porciones finas y gruesas alternadamente: en muchas rocas estos minerales son alotromorfos, pero presentan sus exfoliaciones características. Sin policroismo, ó apenas sensible en las variedades muy coloreadas. Polarización cromática intensa...... Piroxenos. 1. Idiomorfa; color verde mar claro: granos y secciones: no muy alargados: las exagonales simétricas con apuntamientos de 120” y extinción paralela á los lados mayores y según las estrías de exfoliación y las asimétricas con extinción máxima de 38”. En luz convergente las secciones básicas y las simé- tricas (según (100) muestran uno de los ejes pero colocado oblicuamente. Reconocimiento de Ca, Mg y falta de Al en el residuo del tratamiento por NH, Fl +8 H, 0,. En las rocas arcáicas. Diopsido. 2. Alotromorfa: color gris verdoso-claro: exfoliaciones prismáticas á veces poco marcadas, pero en cam-— bio posee cierta estructura hojosa muy distinta Ó fibrosidad rectilínea fina y apretada según una de las diagonales de la exfoliación (100) parale- lamente á la cual encierra laminillas de reflejo metálico. Extinción como el diopsido. Tenden- cia á uralitizarse: epigenia en anfibol: asociación con enstatita. Reconocimiento de Ca, Mg y Fl é indicios de Al en el producto del tratamiento con NH, Fl +8 H, 0,. En rocas paleo-volcánicas (gab- bros, diabasas)........... Id. DIEPAOA 3. Idiomorfa y en algunas rocas alotriomorfa: gris ver— (23) Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. 245 dosa ó6 rosada ú violácea, frecuentemente zonar: extinción máxima de las secciones asimétricas paralela á (010) de 45”; alargamiento (+): exfo- liación prismática marcada pero sin la (100) de la dialaga: macla frecuente según (100) formada de dos individuos principales separados de otras por finas laminillas: paso insensible á la dialaga por desarrollo gradual de la exfoliación (100) así como á la clorita. Al y Mg predominantes en el producto del tratamiento por NH, Fl + SH, O,. Inclusiones de magnetita ú vítreas. En las rocas eruptivas antiguas y modernas......... Augita. b" Gránulos y secciones nada fibrosas ni estriadas: rombales ú exágono-rombales muy agudas que se extinguen según sus diagonales: trigonales, redondeadas, elipsoidales ó irregulares: todas de fuerte relieve y contornos gruesos y obscuros. Maclas frecuentes según su diagonal larga: incoloras, amarillas 6 pardo-amarillentas: policroiísmo sensible de color rojizo 6 amarillo según la diagonal corta de la sección rómbica é incolora perpendicularmente: polarización cromática débil: las secciones rómbi- cas en luz convergente dan la figura de interfe- rencia con gran número de lemniscatas. Descom- ponibles por SH, 0,; en la perla de sal de fósforo dan la reacción del titano como el rutilo y esque- leto silíceo. En las rocas eruptivas ácidas y en las pizarras cristalinas........... la +: Titanita. Minerales del sistema asimétrico. A. Con relieve, al modo de la augita; cristales sencillos, ó cuando más, maclas de dos individuos; incoloros, agregados, finamente fibrosos, curvilíneos en oca- siones; secciones rectangulares alargadas, atra- vesadas normalmente á sus lados mayores por grupos interrumpidos ó aislados de estrías finas, rectas y apretadas, que rara vez atraviesan todo el cristal; extinción á 30” de las fibras y secciones 246 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) rectangulares alargadas (+); en algunas de las secciones rectangulares se ve en luz convergente un eje óptico colocado oblicuamente; secciones. rombales con los ángulos truncados y atravesadas. por dos series de estrías, poco más 6 menos para— lelas á los lados que se extinguen casi paralela y perpendicularmente. Polarización cromática in— tensa. En las micacitas y en otras pizarras crista— linas.. E LA AOS e. 5:00 .. DISTOna. B. Sin relieve; EActalés Ponsa según la ley de la albita,. pocas veces de dos individuos y rara vez sen- cillos.. IEEE tuna idio Plagiocilasas (. A por 7 Ol lacados en la disolución b. No atacables por HCl. 1. Cristales de facies ortósica en las rocas graníticas y existe cal. Cristales porfíricos constituidos por láminas anchas, y de igual anchura las de la serie par é impar; en las maclas hay extinciones simétricas á 45” de la traza del plano de combina- ción; ángulo de extinción máxima entre dos indi- viduos próximos de 90”; una macla, también poli- sintética, pero normal á la de la albita (macla de la periclina), se presenta en determinados indivi- duos. Un eje óptico es visible oblicuamente en algunas secciones (según (010); microlitos raros. En gabbros, noritas y algunos basaltos. Anortita. enéisicas, sencillos 4 maclados según las leyes de Karlsbad 6 Babeno simultáneamente y constitui— dos además por un fondo de ortosa más 6 menos abundante, que contiene á la microclina maclada según la ley mixta (albita-periclina), muy bien definida, produciendo una cuadrícula fina, más visible en unos puntos de la sección que en otros; atravesada diagonalmente por bandas dicótomas y espaciadas de albita, en muchas de las cuales se perciben estrías finas de macla polisintética normales á la longitud de la banda. Microclina. 2. Reacción de Adirectamente por el procedimiento Szabó ó después de fundidos con SH, O, + NH, Fl; ma- clas de Karlsbad 6 Babeno que encierra la de la (25, Quiroga.—CUADROS DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS. 247 albita-periclina de una extrema finura y separa- ciones borrosas; maclas simétricas (—). Recono- cimiento de K y Va. En las rocas volcánicas, sie- nitas, eleolíticas y augíticas, porfiroideas, etc.... PARED A Anortosa. 3. Cristales sencillos pero con más frecuencia maclados, polisintéticos, constituidos por laminillas finas y espaciadas de extinción máxima á 20” del sentido “de su alargamiento que es (—) y plano de unión en las maclas simétricas: el ángulo máximo entre las extinciones de dos laminillas contiguas es de 36”; microlitos alargados, filiformes, rara vez maclados. Reacción del Va por el procedimiento Szabó Ú6 después de atacar con NH, Fl+-5H),0,. No muy frecuente: en geodas de algunos granitos de dos micas, en algunas calizas magnésicas y al estado de microlitos en ciertas andesitas y porfi- PÚA e A 4. Maclas polisintéticas según la ley de la albita, siendo con frecuencia extremadamente fino uno de los siste— mas de láminas: microlitos muchas veces sencillos, alargados, filiformes y fibrosos: extensión máxima de las secciones simétricas de las maclas á 5” del plano de unión según el cual son también (—): el ángulo máximo entre las extinciones de dos láminas contiguas es de 24”. Reacción de Na y Ca en el residuo del tratamiento por NH, Fl+- SH, 0,. En todos los granitos, gneis, y diversas rocas básicas antiguas y muchas neo-volcánicas....-.. E A O o Nooo Oligoclasa. 5. Maclas polisintéticas según la albita: microlitos maclados: extinción máxima á 0” del plano de unión: sentido de alargamiento (—) en las secciones simétricas de las maclas: ángulo máximo entre las extin- ciones de dos láminas contiguas de 42”. Recono— cimiento de Na y Ca. En rocas neo-volcánicas ácidas y Sgraniticasds dais ... Andesina. 6. Maclas polisintéticas según la ley de la albita formadas por láminas de anchura muy desigual y clara— mente limitadas por líneas rectas: microlitos muy ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) maclados: extinción máxima á 32” de la línea de unión en las secciones simétricas de las maclas: angulo máximo entre las extinciones de dos lámi- nas contiguas de una macla de 64”. Reacción de Na y Ca: en las rocas paleo-volcánicas básicas y en las neo-volcánicas........... Labrador (1). (1) La ortosa, la oligoclasa y el labrador son los feldespatos más frecuentes en la constitución de las rocas, tanto en estado de microlitos, como en el de individuos porfídicos. ÍNDICE ALFABÉTICO DE LOS MINERALES PETROGRÁFICOS CONTENIDOS EN ESTOS CUADROS, Págs o A 243 AS rr tos 247 o A A 229 AAA certo slarolos a 240 AA AA 247 'SMADOlOS 0... cioieiojo A 243 OR LICeaaje cerda ietecto eee lino 246 A A IS 247 A A 233 ATISODIO oir ee 236 NR ASA 245 A A 232 Carbonosa (sustancia) ...... . 226 A 8 A 239 CUA ads rai 234 IR a lata 244 A 244 DA 246 Dolonutad. ..oosntoso. Ata 282 EOS aa iaa a e 239 ESPriacla e. acota 228 Estaurótida...... AE 240 o A 228 DeRES Hiperstena......... SosVoc 2 d0 Hornblenda común ......... 243 Hornblenda ferrífera........ 244 nenita. aras a 1220, LADEALOL Aca ds 248 SUD ooo cosno dao SoDenos 228 Magneltasis ae eteasidioetelo 226 Melilita....... a q 296 Micas alumínico-potásicas ... 238 Micas ferro-magnésicas...... 231 NMICrOCHn diosas e ateos alero 246 Natrolta a ateos os 237 Neta les 233 Noseana a to iia 11229 Oligisto MICÁCOO e 00920 io zas 230 Oliroclas ae leia 247 Oia) opor bscovooonocodJOc 237 EDO sobbsóndoccasoVo and 227 A AS 242 PITOXCNOS arta elaiaa to tafo ill 244 RISLaCI toas CNO 242 Plaploclas Woo cacao 246 Rulo. stas e OO SAID nata SI Silimanitaro. eos 250 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) PABas Sodaltar tad 229 MATEO. ef RlRe 238 Mitad ia 245 Tremolta. tias 243 Velo blroauococosoconosace 234 Tumams aia 232 Págs. Vidrios volcánicos ácidos.... 227 Vidrios volcánicos básicos... 227 Wiernerita. si... eta totes 236 Wollastonita...... TO oe 241 ALCÓN asia to e 235 IPS SUR QUELQUES DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES AUTOUR DE SEGOBRIGA DANS LESPAGNE CENTRA LE, PAR EDOUARD CAPRELME (31: (Sesión del 14 de Febrero de 1894.) CHAPITRE QUATRIEME.0 Anthropophagie. $ L ÉTAT DE LA QUESTION. Le doute qui plane encore dans certains esprits sur l'exis- tence de lanthropophagie á lépoque néolitique, Pabsence de documents vraiment décisifs sur le cannibalisme en Espagne et la nature des arguments que les fouilles de Segobriga sem- blent devoir apporter á Pappui de cette these w'invitent a trai- ter dans un chapitre spécial une question a divers titres si intéressante. Les premiers habitants de la péninsule ibérique: furent-ils anthropophages? Présenté sous cet aspect général, le probléeme v'est point facile á résoudre. Des hommes émi- nents Pont abordé tour á tour et tour á tour ils en ont donné des solutions contraires. Je ne me hasarderai pas a en entre— prendre aujourd'hui la discussion. Je me contenterai de me poser linterrogation suivante: L'homme préhistorique de Se- eobriga fut-il anthropophage? Je suis loin de me dissimuler qwil sera peut-étre fort malaisé d'y répondre de maniére a lever toutes les difficultés, du moins de faire partager a tout (1) Véase el tomo Xx111, p. 117, y pág. 119 de este tomo. 252 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (88) le monde les conclusions qui sembleront peut-étre découler naturellement de létude des pieces. Ces piéces, ces preuves matérielles qui militent pour l'afirmative, je devrai me bor- ner á les mettre sous les yeux du lecteur et á lui laisser entre- voir ce que je crois étre la vérité. Nous ne pouvons prétendre assurément á faire sur ce point la lumiére complete ni arriver une certitude métaphysique: mais la certitude morale n'en est pas moins une certitude: á défaut d'autres, on peut légitime- ment s'en contenter. Peut-étre l'étude attentive et sans parti-pris des ossements humains de Segobriga fera-t-elle faire un pas á l'ensemble de cette intéressante question de l'anthropophagie dans les temps préhistoriques. Je m'efforcerai d'en poursuivre Pexamen avec la plus scrupuleuse exactitude. Toutefois avant de Pentamer, il ne sera peut-étre pas inutile de jeter un coup d'eeil sur les arguments apportés jusqu'ici pour ou contre cette these et d'en esquisser un résumé rapide. Sil est un fait incontestable, c'est l'existence du cannibalis- me, de nos jours encore, dans Afrique centrale, en Amérique, notamment au Brésil et sur les rives du Napo, dans plusieurs Mes de Varchipel Polynésien. Nos marins et nos missionnaires sont Vaccord pour nous faire le récit d'horribles repas qw'ils ont vus de leurs yeux. Les voyageurs corroborent ces récits de leurs affirmations (1). Si nous remontons le cours de P'histoire, nous retrouvons á chaque pas des assertions de méme nature. Ouvrons les Lettres édifiantes et curieuses publiées au siécle der- nier par les Péres de la Compagnie de Jésus, lisons les rela— tions des premiers explorateurs de la Louisiane (2), du Cana- da (3), du Mexique (4) et de PEquateur (5), nous y trouverons (1) Je ne m'attarderai pas á accumuler les témoignages. La question de l'anthro- pophagie moderne a été traitée souvent et par plusieurs auteurs de renom. Je citerai notamment le marquis de Nadaillac dans Z*4mérique prehistorique et Les meurs et monuments des peuples prehistoriques. (2) P. HENNEPIN: Description de la Louisiane. Paris, 1668. (3) P. DE BRÉBEUE: Voyages dans la Nouvelle France occidentale. (4) Au jour consacré a Xuihtecutli, le dieu du feu, les captifs étaient portés en triomphe sur les épaules des prétres... puis précipités dans un foyer ardent. La foule accourue de toutes parts se repaissait avec transports de Pagonie de ces malheureux: et des danses, des réjouissances oú la viande humaine était le mets le plus recherché, terminaient la journée. Les morceaux les p!us délicats étaient réservés aux prótres. Une partie du cadavre (89) Capelle.—DECOUVERTES PREHISTORIQUES. 253 la description de scénes identiques. Plusieurs de ceux qui les ont racontées sont tombés plus tard victimes de la férocité qw'ils nous dénoncaient (6): les uns se sont vus dévorés vivants piéce á piece, d'autres ont été assommés, rótis, puis mangés. Mais le cannibalisme n'était pas exclusivement cantonné hors de Europe. Adam de Bréme le signale au xi siécle chez les Danois (7), St Jéróme chez les Attacotes, sur les bords de la Clyde (8), Strabon en Irlande (9), Hérodote chez les peuples de la Russie centrale (10). Et je suis loin de donner la nomenclature compléte des té- moignages recueillis chez les anciens et chez les modernes, témoienages qu'il est téméraire de révoquer en doute et dont la multiplicité suffit a engendrer la certitude (11). On peut donc inférer de lá, sans outrepasser les limites d'une légitime ré- serve que si lanthropophagie a existé dans les temps histori- ques, si elle existe encore aujourd'hui, nous ne devons pas nous étonner d'en retrouver des traces parmi les ruines des premiéres civilisations dont l'histoire n'est point arrivée jus- qu'a nous. Mais en fait, ces vestiges se rencontrent-ils vraiment parmi les peuples préhistoriques? Nous sommes ici en présence de devait étre rendue á celui qui avait offert le malheureux. Sahagun nous apprend que cette viande était accommodée avec du mais. (Marquis de Nadaillac, Z'Amérique prehistorique.) (5) La coutume de l'anthropophagie persiste encore parmi les tribus insoumises de PÉquateur. Mor Tovia S. J., préfet apostolique du Napo, me racontait qu'il Vavait lui-méme rencontrée. Il s'est vu méme une fois táté par un indigéne qui le considé - rait avec convoitise, et il n'a échappé que providentiellement au festin dont il devait faire les frais. (6) LeP. Jean de Brébeuf fut á son tour tué el mangé. Le méme malheur est arrivé de nos jours á Léon de Poumayrac, le sympathique lieutenant de M. de Brazza, (1) Schweden's Urgeschichte, p. 341. (8) «Quid loquar de ceteris nationibus, quum ipse adolescentulus in Gallia vide- rim Attacotos, gentem Britannicam, humanis vesci carnibus et quum per silvas por- corum greses et armentorum pecudumque reperiunt, puerorum nates et feminarum papillas solere abscindere et has solas ciborum delicias arbitrari.» Hier. Opera, t.11, p. 335. Coll. Migne, t. XXI. (9) Geogr., liv. 11. (10) L. IV, C. XVII, XXVI. (11) I n'est pas croyable en effet que des auteurs différents d'origine et de patrie, vivant á des intervalles fort éloignés et par ailleurs bien informés d'ordinaire, se soient tous trompés ou aient tous voulu nous tromper sur une coutume que, somme toute, ¡ls n'avaient qu'un mince intérét á signaler lá oú elle n'existait pas. 254 ANALES DE' HISTORIA NATURAL. (90) deux écoles. L'une, avec le marquis de Nadaillac, admet le cannibalisme, méme a láge de la pierre, et prétend en avoir plus Pune fois constaté parmi les découvertes de ce siécle des sienes non équivoques. L'autre, aprés Édouard Lartet, le nie résolument et afirme que «la plupart des piéces sur lesquelles on s'est basé pour soutenir lP'opinion contraire, ne méritent pas qu'on s'y arréte»; et qu'«un certain nombre de faits invo- qués s'expliquent tout autrement et bien mieux » (1). L'argeument principal mis en avant par les premiers est celui-ci: On est d'accord pour reconnaitre au mode de fracture des os d'animaux, notamment des os longs, s'ils ont été brisés intentionnellement, et l'on admet alors qu'on les a éclatés pour en extraire la moélle. Or on a retrouvé dans les samba- quis (2) du Brésil, les Kjoekkenmoeddings de la Floride, les cavernes néolithiques de l'Europe, au milieu de débris divers, souvent sur llemplacement méme d'anciens foyers et parmi des résidus de cuisine, des ossements humains fracturés de la méme maniére que les os d'animaux avec lesquelles ils gi- saient confondus. Les uns et les autres portaient les traces du feu. On est done autorisé a conclure que les uns et les autres sont des restes de repas. Formulé ainsi, le raisonnement me parait fort logique: il faut remarquer qu'il est encore étayé par les temoignages que nous avons reproduits plus haut. Aux relations des auteurs anciens M. Cartailhac répond par une fin de non-recevoir. Apres avoir cité Strabon, St Jéróme et les autres, il ajoute: «On ne saurait s'en rapporter au récit Wécrivains qui parlaient par oui-dire et avaient tout intérét a noircir les étrangers, les barbares, les ennemis. Un historien n'a-t-il pas accusé Annibal de faire manger de la chair hu- maine á ses soldats pour les rendre plus féroces?...» M. Verneau reproduit les lignes suivantes d'Édouard Lartet et trouve qwil n'y a rien a changer a ses conclusions: «On sait d'ailleurs que de semblables accusations ont été renouvelées á diverses épo- ques; elles ne furent pas méme épargnées aux premiers chré- tiens réfugiés dans les catacombes de Rome. Pour ma part, tout ce que j'ai pu observer d'anciennes stations rapportables (1) VERNEAU: Z'áge de la pierre, p. 232. (2) Les suambaquis du Brésil sont comme les Kjoekkenmoeddings des monceaux de débris provenant de l'alimentation des peuplades qui habitaient cette région. (91) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 255 á la Gaule primitive, je n'al pas reconnu le moindre indice d'anthropophagie.» M. Cartailhac a rendu de si éminents services á lanthropo- logie que son opinion fait autorité. On peut cependant lui ob- jecter que S' Jéróme ne parle pas par oui-dire, mais qu'il affir- me avoir vu et que son témoignage mérite d'étre accepté. Qu'Anmnibal eút fait manger de la chair humaine á ses soldats, cela n'aurait rien d'étonnant. Ce que nous savons des anciens sacrifices des Phéniciens et des repas qui les suivaient nous permettrait de ne point juger cette assertion comme dénuée de tout fondement. Du reste pourquoi trouver étrange de ren- contrer a Carthage ce que nous allons tout-a-l'heure consta- ter a Rome? On peut aussi répondre a Ed. Lartet qw'il y a loin des peu— ples néolithiques aux premiers chrétiens réfugiés dans les ca- tacombes, que ces derniers étaient accusés sans preuves par leurs ennemis et que leur vie du reste a été purgée par Phis- toire elle-méme de toute accusation de cette nature; les autres au contraire n'ont parmi les partisans de l'anthropophagie aucun ennemi á redouter, on ne les accuse que preuves en main et leur histoire est encore a faire. Les preuves dont je parle, Ed. Lartet ne les a point rencontrées. D'autres ont eu cette bonne fortune: faut-il le considérer comme étrange ou impossible? (1). On peut étre un anthropologiste éminent sans avoir jamais reconnu le moindre indice d'anthropophagie, dans les stations qu'on a visitées: mais ces indices peuvent exister ailleurs. M. Verneau oppose encore un autre argument á la these du cannibalisme en Europe: «On voit, dit-il, limportance qu'ont eue, pour l'homme de la pierre polie, la domestication des animaux et la culture de quelques plantes. Son existence était assurée, et il n'avait plus besvin de courir apres le gibier: il pouvait devenir sédentaire, certain de fournir á sa famille une alimentation non seulement suffisante, mais variée. Peut-on admettre que, dans de semblables conditions, il ait été anthro- pophage?» (2). () Cf. MArqUIS DE NADAILLAC: Meurs et monuments des peuples prehistoriques, pages 11-41. -(2) VERNEAU: O). Cif., p. 232. 256 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (92) Cette raison n'en est pas une: nous savons en effet qw'il y a vingt ou trente ans á peine les peuplades de la Nouvelle-Calé- donie mettaient la chair humaine bien au-dessus de tout autre aliment: il en est de méme des troglodytes anthropophages de lAfrique australe. S'il faut en croire le récit publié en avril 1869, dans la Revue anthropologigue de Londres par Bowker, Bleek et Beddoe, les cavernes qui servaient de demeure á ces tribus étaient jonchées d'énormes quantités d'ossements hu- mains. Ces ossements provenaient principalement d'enfants et de jeunes gens dévorés dans de monstrueux repas. La région est cependant d'une remarquable fertilité. Le gibier y abonde. Peut-on alléguerici la pénurie des vivres? Il est donc possible de rencontrer des anthropophages dans de semblables conditions. Cela n'a pas lieu de nous étonner, puisqu'en pleine civilisa— tion romaine, nous trouvons dans la capitale du monde un cannibale couronné. Au dire de Galien, la cour de Commode aimait á faire figurer dans ses festins des plats de chair hu- maine, et Juvénal nous laisse supposer que ce mets était des plus recherchés: . Sed qui mordere cadaver Sustinuit, nihil unquam hac carne libentius edit» (1). En présence de pareilles afirmations, que deviennent les répugnances de M. Verneau? (2). Mais jetons un coup d'oeil sur les faits eux-mémes ou plutót sur les piéces qui ont été (1) JUVENAL: Sat. xv, v. 21. (2) M. Abel Hovelacque distingue plusieurs circonstances oú l'anthropophagie est pratiquée chez un grand nombre de peuplades: a) Anthropophagie par besoin.— L'Australien, dit-il, ne mange son semblable que si la dernitre nécessité 1'y contraint... En cas de disette absolue, il étouffe ou assom- me une vieille femme, ou, au dire de Salvado, se repaít de quelque individu décédé de sa belle mort: seul le besoin extráme le rend cannibale. Il en est de méme de lP'in- digéne de la terre de Feu. Chez les Mombowttous, on tue les captifs au moment ou le besoin d'alimentation se fait sentir. hb) Anthropophagie par goñt.— Aux iles Viti elle a été en tres grand usage, et les insulaires ne s'en sont jamais cachés: aux chefs sont naturellement réservés les plus fins morceaux... Parfois on a constaté chez les Zoulous des cas V'anthropophagie par gourmandise (Gardine)... En Afrique encore, les Viamnians sont cannibales par goút. lls consomment les ennemis capturés, mangent méme les malheureux morts de mi- sere et d'inanition... Aux 1les Marquises, avant Varrivée des Européens, la victime était étouffée, le cosur DEC 2 1206 (93) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 257 présentées. MM. de Ferry, Garrigou et Costa de Beauregard furent des premiers en France á signaler dans les stations préhistoriques des vestiges d'anthropophagie: mais les pieces mises d'abord en avant ne sont pas absolument convaincan- tes. Plus tard M. Garrigou devait communiquer á l'Académie des Sciences une étude remarquable sur les ossements décon- verts par M. Félix Régnault, dans la grotte de Montesquieu- Avantés. Je cite le passage le plus important de ce travail: «Les objets provenant des foyers de la surface consistent en ossements de ruminants et en ossements humains, tous cassés exactement de la méme maniére, portant chacun les traces d'un instrument contondant, et des stries fines produites par un instrument tranchant: quelques-uns sont a moitié carbo- nisés. Les ossements humains consistent en fragments de crá- nes, de fémurs, de tibias, d'humérus, de radius, etc... Le canal médullaire est agrandi comme si l'on avait voulu en extraire la moélle. Les ossements de ruminants sont en cela sembla- bles aux ossements humains » (1). Quelque temps auparavant, M. Issel avait extrait d'une caverne, pres de Finale, des ossements humains calcinés et couverts d'entailles. L'abri de Bruniquel, les grottes du Gourdan et de Lourdes mangé cru; les yeux revenaient aux guerriers: le reste du corps était cuit sur des galets rougis au feu et consommé en plusieurs jours... c) Anthropophagie guerriére.—Chez les Bantous, on mange par esprit de vengeance la chair d'un ennemi abattu. On consomme telles ou telles parties de son corps pour bénéficier des qualités qui leur sont attribuées... Chez les Koukis , il est de coutume que lesjeunes guerriers mangent un morceau de foie du premier ennemi qu'ils ont tué... Chez les Peauz-Rouges non encore civilisés, le vainqueur se repalt de la chair de Vennemi abattu. d) Anthropophagie familiale —Chezles Battaks on a pratiqué l'anthropophagie par piété filiale: les vieux parents étaient cérémonieusement consommés. e) Anthropophagie religieuse.—Le cannibalisme religieux a été usité en Amérique et en Nouvelle-Zélande. f) Anthropophagie judiciaire. — Chez certains /ndonésiens, par exemple chez les Battas (qui occupent la partie supérieure de Sumatra, sauf la pointe nord des Atchi- nois), on est juridiquement mangé pour tels et tels méfaits soigneusement détermi- nés. (Précis d'Anthropologie, passim,) On le voit argument de M. Verneau n'a pas grande valeur. (1) Comptes-rendus de 'Academie des Sciences, 24 Janvier 1870. M. Félix Régnault a eu la bonté de mettre sous mes yeux les ossements de Mon- tesquieu-Avantes. Tout porte á croire en effet qu'ils ne sont que les débris d'un fes- tin de cannibales. ANALES DE HIST. NAT. —X IV, 17 259 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (94) en France, de Kent's Hole en Angleterre, de Cesareda en Por- tugal ont livré aux explorateurs des débris semblables. Les résultats de ces fouilles ont été soumis a lVattention des divers congrés anthropologiques qui se sont succédé en France etá Pétranger depuis 1868: mais jamais la question de l'an- thropophagie n'a été définitivement résolue: elle est cepen— dant, je le crois, de celles qu'il est possible de résoudre, et quelque répugnance qu'éprouvent a admettre le cannibalisme chez nos ancétres les partisans de l'école opposée, ils ne tarde- ront pas, semble-t-il, a rendre les armes, tant sont nombreu- ses ¡es découvertes que de nouvelles fouilles mettent tous les jours sous nos yeux. Quoiqu'il en soit, c'est uniquement la vé- rité que nous cherchons a établir. Puisse lexamen des piéces de Segobriga apporter sa petite pierre a Pédifice. Sn LES OS LONGS. Je commencerai tout d'abord par avouer que je ne puis tirer aucun areument décisif de la position des ossements que nous avons rencontrés. Sans doute le monceau de débris de cuisine dont j'ai déja parlé renfermait des fragments de squelettes humains: sans doute il est fréquent de trouver á Segobriga des restes de ce genre confondus avec les restes d'animaux; mais la déclivité de la grotte est telle, et le bouleversement qwelle a subi a été si total qw'il serait téméraire d'affirmer sans autres preuves que cette juxtaposition n'est pas l'effet du hasard ou la suite des remaniements auxquels la caverne a ¿té sujette, le jour ou on l'a comblée. En plusieurs endroits il est vrai, on voit clairement que ces os ont été jetés la quand la caverne était encore habitée, si par exemple on les trouve mélés á d'autres ossements dans un foyer qui parait intact, mais recouvert seulement par les éboulis: pourtant cette ex- ception est rare, et méme alors on peut objecter que ces restes ont pu rouler fortuitement dans les cendres, sans que la chair dont ils étaient revétus ait pour cela servi d'aliment. Aussi me bornerai-je a examen des ossements eux-mémes. Toute- fuis ici encore faut-il procéder avec circonspection. (95) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 259 Tout le monde sait en effet, etje l'ai rappelé plus haut, que Pon prétend reconnaítre au mode de fracture des os longs s'ils ont été brisés intentionnellement. C'est lá, á mon avis, une in- terprétation fort légitime, mais qui, si Pon v'y prend garde, peut étre sujette á bien des erreurs. Elle a été mise á la mode par les partisans á outrance du cannibalisme préhistorique et j'avoue qu'a premiére vue, fút-elle erronnée, elle ne laisse pas de fournir des arguments spécieux. Il est facile de se persua— der que des os brisés en longues esquilles ou cassés en bec de fiúte n'ont pu étre réduits en cet état que par la main de Phomme, surtout lorsque le canal médullaire a été agrandi, vidé, semble-t-il, artificiellement. Or, méme dans ce cas, il est imprudent de se prononcer sans un múr examen. Il m'est arri- vé en effet de voir des os longs de fémur et de tibia se briser dans mes mains en semblables esquilles, quand je les retirais du sol. C'est ce que fait remarquer avec justesse M. Cartailhac, au sujet des ossements de Casa da Moura en Portugal, et il afirme que dans presque tous nos dolmens préhistoriques et nos vieilles sépultures les débris humains se trouvent dans des conditions d'identité absolue. L'observation du savant an- thropologiste a sa raison d'étre: mais elle perd de sa valeur si sur les os ainsi brisés on remarque des traces d'un instrument qui n'a pu étre manié que par la main de l' homme, surtout si péle-méle avec ces ossements s'en rencontrent d'autres, des os du cráne par exemple, qui présentent des signes non équi- voques d'une fracture intentionnelle. Tout fait corps en effet en pareille occurrence, et des piéces qui eussent paru d'une authenticité douteuse, si elles avaient été trouvées isolées, viennent renforcer encore les areuments tirés de celles dont lPexamen ne laisse dans l'esprit aucun doute. C'est précisé— ment le cas au gisement de Segobriga. Je ne ferai point entrer en ligne de compte plusieurs os longs, notamment deux fémurs, un péroné, deux tibias, deux cubitus dont les apophyses ont perdu toute leur substance spongieuse ou du moins n'en conservent plus qu'une minime partie. Plusieurs de ces os portent encore l'empreinte des dents - (un carnassier. La diaphyse tres dure et ce qui subsiste des apophyses ne présentent aucune trace d'effritement. Ces osse- ments bien mieux conservés que ne le sont d'ordinaire ceux que Pon retire des sépultures paraissent avoir durci á Pair et 260 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 196) n'avoir jamais été attaqués par la décomposition des tissus. Ils ne présenteraient pas un autre aspect si aprés un repas Fig. 30. Débris de radius. de cannibales, ils avaient été jetés aux chiens ou abandonnés avec d'autres dé- bris aux fauves qui habitaient aussi la caverne et ne manquaient pas sans doute de róder la nuit autour des foyers éteints. J'avais aussi cru remarquer sur un pé- roné et un fémur des traces nombreuses d'incisions au silex, spécialement le long des lignes saillantes, mais un examen á la loupe m'a démontré qu'il fallait attri- buer ces incisions a l'action d'un rongeur de petite taille, probablement d'une sou- ris. Il est donc inutile de nous en occu- per ici. Mais je m'étendrai plus longue- ment sur quelques os longs que nos der- niéres fouilles dans la grotte ont mis au jour, aux environs du foyer le plus rap- proché de l'entrée. I. Radius.—Le premier de ces os est un débris considérable de radius. Il me- sure 20 cr, 6um, La téte de l'os est brisée au ras du col, le col est lui-méme un pen échancré du cóté opposé a la tubérosité bicipitale: celle-ci demeure parfaitement intacte. Mais l'extrémité carpienne du ra- dius a été éclatée vers le tiers inférieur de Pos, apres avoir passé par le feu, ainsi qu'en témoigne une large plaque roussá- tre craquelée qui occupe un espace de em et demi de long et présente á une de ses extrémités une tache noire due a la carbonisation (fig. 30). Si lon en juge par les procédés actuellement encore en usa- ce chez bon nombre de tribus sauvages en ce qui concerne les os d'animaux, il est probable que cet os a été cuit au feu, puis brisé et qu'on en a aspiré la moélle encore chaude. 1 fémur.—Le fragement de fémur qui nous occupe ap- (97) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 261 partenait a la partie droite du corps (fig. 31). La description mi- nutieuse que je vais en faire démon- trera suffisamment que la cassure en est bien intentionnelle. Long de 24cm, mm, il comprend la partie postérieure de los depuis la naissance du col jus- qu'a langle formé par les deux bran- ches qui résultent de la bifidité de son tiers inférieur et se terminent aux con- dyles. La portion conservée du col ne comprend guére qu'un arc de 25m; du grand trochanter il ne reste rien; le petit trochanter a subi lui-méme une profonde échancrure: des trois lignes qui partent de sa base une seule sub- siste á demi: c'est celle qui descend vers la ligne ápre et sur laquelle s'in- sere le muscle pectiné. Encore sa moi- tié inférieure a-t-elle disparu a la sui- te de la fracture qui descendant du col du fémur a décapité le petit trochan- ter. Cette fracture vient couper le bord postérieur a la naissance de la bran- che supérieure ou s'attache le muscle grand fessier, sepoursuit obliquement le long de la face externe, de telle sorte qu'apres un parcours de 9m, elle se trouve déja a une distance de 20m du bord postérieur. Lá, elle dévie brus- quement, revient vers le bord posté- rieur qu'elle rejoint au bout de 42mm, en donnant au fragment de la face in- terne qw'elle limite la forme d'un fer de lance. C'est alors, qu'elle rencon- tre, un peu au-dessus du point de dé- part des deux branches qui embrassent le creux poplité la ligne de fracture ve- nue du cóté opposé, rencontre qui a déterminé la section du fragment. La deuxieme ligne de fracture remonte Fig, 31, pa. Fr»+ement de fémur. 262 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (98) obliquement en s'écartant de plus en plus de la ligne ápre sur une longueur de 12m; la elle forme un angle aigu, dont le sommet est en de- hors; puis elle suit une direction á peu pres paralléle au bord postérieur, se'n éloigne au niveau du sommet du petit trochanter et revient en se brisant plu- sieurs fois vers le bord interne: elle se réunit a lautre fracture un peu au-des- sus de la partie médiane du col. C'est surtout sur la deuxiéme ligne de frac- ture que se remarquent en maints en— droits des traces de coups violents: mais le coup le plus remarquable est situé a 74um de la pointe inférieure du frag- ment, sur la face interne de l'os: 12m» le séparent de la ligne ápre: 11", 5un de la base du petit trochanter. L'écaille osseuse soulevée, mais encore adhéren- te, mesure 4” de large sur 7”" de long. Un peu au-dessous apparait une autre échancrure provenant d'un deuxieme coup. Á ma connaissance le conchoide de percussion n'a jamais été observé sur un Os humain retrouvé dans une sta- tion préhistorique (fig. 32). J'ai cru qu'il ne serait pas sans intérét de le signa- ler. Cetos ainsi brisé intentionnellement n'a jamais servi comme outil ou instru- ment: il ne présente en effet aucune tra- ce d'usure. On peut donc conjecturer sans s'exposer á étre taxé d'invraisem- blance ni de témérité que c'est un reste de repas. TI. 2we fé2mur.—Le second fragment de fémur mesure environ 26" de long (fig. 33). Une de ses extrémités présente deux cassures en bec de flúte, chacune , sur une face différente de los. Elles Para sont réunies d'un cóté par une partie Fig. 32. - (99) Capelle.—DECOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 263 du creux poplité mesurant de 25" a 30m. Vers le tiers supérieur du creux poplité, Pos parait avoir été scié par un instrument de silex: la cassure en effet n'est pas aigué: toutes les arétes en sont émoussées et polies. L'extré- mité supérieure est cassée au-dessous du petit trochanter: elle porte l'em- preinte de nombreux coups de dents. Le canal médullaire est agrandi et poli en certains endroits. L'os enfin porte sur plusieurs points de nombreuses ra- yures faites au silex. Il est moins bien conservé que le précédent, car il tou- chait á une galerie fort humide. 5 mA. LES CRANES. Les cránes auxquels ont appartenu les fragments que je vais décrire sont au nombre de quatre. Je ne veux pas en faire ici l'étude morphologique ni déterminer la race a laquelle leurs ca- racteres permettent de rattacher les in- dividus dont ils proviennent: c'est seu- lement au point de vue de l'lanthropo- phagie queje les étudierai. Si toutefois ils présentent des blessures qui, bien que ne nous fournissant aucune preu- ve directe pour la these que nous dis— cutons, sont cependant intéressantes á examiner, je ne croirai pas devoir en remettre la description á un paragra- phe spécial et je les passerai en revue au fur eta mesure que nous les ren- contrerons. Fig. 33. Fragment de fémur 204 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (100 Cráne no 4. Le premier de ces fragments est un frontal d'adulte brisé, mais presque complet (fig. 34). Il est fort remarquable au point de vue anthropologique ainsi que nous le verrons ailleurs. La partie inférieure de los está peu pres intacte: l'épine nasale légerement endommagée subsiste encore dans sa partie infé- rieure et permet de constater la direction des os nasaux. Les Fig. 34. Os frontal du cráne n? 1. apophyses orbitaires externes quoique violemment séparées des os malaires sont suffisamment conservées: les voútes or- bitaires sont presque entiéres et les arcades n'ont pas souffert. Les parties moyenne et latérales du bord supérieur ont dis- paru, et toute la périphérie offre des cassures á arétes vives. Lu fosse temporale droite n'existe plus: la gauche demeure encore a moitié. (101) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 205 La face antérieure porte au milieu de la bosse frontale gau-— che la trace d'une blessure profonde et de six coups moins vio- lents. La premiére est ronde: elle a donc probablement été _Causée par une pierre de fronde, un marteau-hache ou un instrument analogue. Cette plaie mesure 2 de diamétre. Elle a partiellement fracturé et défoncé les parois de la voúte crá- nienne. La victime n'est cependant pas morte sur le coup: on remarque en effet en cet endroit un commencement d'exostose. L'inflammation avait dú provoquer une suppuration abondan- te, et celle-ci avait entrainé une perte considérable de subs- tance dans le tissu compact de la table antérieure. Cette perte de substance s'étend depuis la bosse frontale jusqu'au des- sous de Parcade sourciliére. La table postérieure a cédé sur deux points et laisse a nu le diploé. On ne saurait trop s'é— tonner qu'un coup pareil v'ait point été suivi de mort immé- diate. On remarque encore á l'extérieur, mais du cóté opposé, au— dessus de l'arcade sourciliére droite deux dépressions rugueu- ses mesurant l'une 207 de long sur 4mn de large, Pautre 1%” sur 9gmm, Elles sont probablement dues á d'anciennes blessures qu'un travail subséquent de réparation a cicatrisées. Entre les deux bosses frontales l'os a été entamé sur quatre points. Les plaies sont longues de 3, 6, 8 et 12mm, Elles ont été produites sur le vivant par une lame tranchante peu affilée. Il semble qu'elles aient subi sur ces bords un léger travail Vexostose. Je dirai de méme d'une cinquieme blessure analo- gue, située entre l'arcade sourciliére et Parcade orbitaire gau- che et mesurant 91 et demi. Le sixieme coup enfin a été porté á la naissance de la fosse temporale, du méme cóté. Outre ces blessures qui ont précédé la mort de l'individu, on remarque sur le frontal au moins 21 stries fines produites par un instrument effilé, mais selon toute apparence, apres enle— vement du cuir chevelu. Ces incisions qu'il n'est pas possible Vattribuer á une autre cause qu'á une arme maniée par l'hom- me, ne me permettent pas si je les rapproche du mode de frac- ture de los, de douter que nous soyons ici en présence d'une scene de cannibalisme. 266 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (102 Cráne n? 2. Sur ur deuxieme frontal (fig. 35) le nombre des stries dé- passe 50. Cet os appartient a un enfant de sept á dix ans envi- ron. Un coup formidable frappé sur le cóté droit du cráne a emporté á la fois l'orbite, Varcade sourciliére, la fosse tempo- rale et une partie de la bosse frontale. L'échancrure nasale Fig. $5. Os frontal du cráne n?* 2, face antérieure. subsiste, mais lépine a disparu. Un deuxiéme coup a défoncé la partie gauche du cráne jusqu'au tiers de l'larcade orbitaire. L'os est aussi entamé sur trois autres points autour des bosses frontales. La face postérieure de ce frontal conserve encore en maints endroits une légére couche de carbonate de chaux, collée aux parois. Elle est si tenue qu'elle parait s'étre formée au lieu et place de la méninge et au fur etá mesure de la décomposition de cette membrane. Cette couche de carbonate est d'une teinte légéerement ocreuse. Ios laisse voir sur ses deux faces un grand nombre de taches (103, Capelle.—DCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 267 de coúleur de rouille tirant quelquefois sur le brun (fig. 36). Trois ou quatre de ces taches particulierement foncées offrent Fig. 36. Os frontal du cráne n* 2 vu par sa face antérieure. Paspect que prend le sang vieilli sur le linge blanc: elles paraissent provenir d'une exposition de Pos au feu (1). Enfin la suture du bord supérieur présente des traces de carbonisation, dans sa partie moyenne. Cráne n? 3. On pourrait, ce me semble, tirer déja de lexamen de ces deux frontaux des arguments probants en faveur de la thése du cannibalisme en Espagne. Et pourtant ce n'est pas tout (1) Lorsqu'on fait rótir au feu un osrevétu d'une mince couche de chair on obtient aux endroits qui reposent sur les charbons des taches analogues dues sans doute a une infiltration plus profonde de graisse brúlante. 208 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (101) encore. Je possede deux cránes dont l'étude ne le cede en rien comme intéret á celle des précédents. Le premier est un cráne d'adulte dans la force de láge (fig. 37). On peut voir sur toute sa périphérie les traces de Fig. 37, Cráne d'adulte. nombreuses blessures, les unes légéres et déjá réparées, les autres graves, profondes et ayant été suivies de la mort. Ces derniéres sont au nombre de quatre. Deux d'entre elles sont situées sur le pariétal droit, deux autres sur le frontal.. (105) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 269 Toutes ont été portées par derriére, á laide d'une arme sem- blable á un ciseau. Je vais les passer successivement en revue. Une des blessures, frappée un peu en avant de la bosse pa- riétale, a gardé Pempreinte bien nette de l'instrument qui Pa produite. C'est un sillon fortement accusé, aux bords tres francs, pénétrant jusqu'au diploé. Il est long de 1%" et demi, large á peine de 2mm, Au premier tiers de sa longueur, il a entrainé avec lui une partie de la table externe sous forme de dépression ovoide. La deuxiéme blessure est piriforme. Le coup a été plus vio- lent: il a enlevé une esquille triangulaire de 9mn de cóté, fra—- cassé los sur un espace dont les deux plus grands diamétres sont 11 et 17” et produit une fente de 1 et demi, allant de la plaie á la suture du frontal. L'os défoncé en cet endroit va pu garder l'empreinte de Pinstrument qu'au seul point ou, gráce á son épaisseur, il n'a pas cédé, c'est a dire sur la ligne courbe qui limite la fosse temporale. La troisieme blessure est plus considérable: elle présente la figure d'un quadrilatere et mesure au moins 2m carrés. Elle est située au bord supérieur du frontal, vers le milieu de la suture de cet os avec le pariétal droit. Cette fois l'arme a non seulement marqué son empreinte, mais déprimé sur toute Pétendue de son tranchant un fragment d'os qui s'est placé perpendiculairement au reste de la voúte cránienne. A la suite de ce choc toute la partie osseuse comprise entre la plaie et la suture précédemment mentionnée a subi un affaissement de 4mm et demi de profondeur. La quatrieme enfin est placée parallelement a la troisieme, sur le cóté gauche du frontal. Elle est un peu moins étendue que la précédente et parait avoir causé un moindre dommage á la table externe de llos qui n'est pas aussi déprimée, quoique beaucoup plus meurtrie: néanmoins le coup a été d un extréme violence, car la table interne a été divisée en quatre morceaux, et le pariétal gauche fendu sur une longueur de 2 environ. Il v'en fallait certainement pas davantage pour causer la mort de la victime. Celle-ci surprise par derriére ne paraíit pas avoir eu le temps de se défendre. Je doute qu'elle ait pu con— server un reste de vie, apres une attaque de ce genre. Cette remarque n'est pas sans importance, on va le voir. En effet si nous admettons que les autres dommages que le cráne a eus 250 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (106) A subir ont été postérieurs á la mort, mais antérieurs á la dé- composition du cadavre, ce sera déjá un argument en faveur du cannibalisme. Or il semble bien difficile d'admettre toute autre hypothése. Le cráne, en parfait état de conservation, présente au cóté droit une ouverture béante qui ne peut avoir été produite qwaprés Penlévement des chairs. Comment en effet concevoir quan instrument quelconque, surtout un instrument non tranchant ait enlevé á la fois la face presque tout entiére, un bon quart du frontal, un temporal et une partie de Poccipital. Il est des os, Pethmoide par exemple, qu'on ne peut guére atteindre, á plus forte raison arracher, si la téte wa pas été auparavant séparée du tronc; j'en dirai autant de Poccipital, du moins quant á sa face postéro-inférieure. Étudions maitenant piéce á piéce le sujet qui nous occupe. La blessure du frontal part de la fosse temporale droite, re— monte le long de la ligne courbe qui limite cette partie, passe par la bosse frontale, fait ensuite un angle rentrant légére- ment obtus, dont les cótés mesurent 1% et 1%" 1/,, continue en arc de cercle jusqu'au milieu de Parcade orbitaire gauche, se poursuit a travers la voúte orbitaire et va aboutir au sphénoide dont elle brise la créte verticale et meta nu les sinus. Les deux apophyses ptérygoides ont disparu: la grande aile droite du sphénoide a subi le méme sort (fig. 38). Du temporal et de la portion de loccipital qui fait suite á cet os il ne reste plus la moindre trace. Il manque encore á Poccipital le condyle droit et les apophyses basilaire et jugu—- laires: le trou occipital en est par suite fort agrandi. Ce cráne á donc perdu une portion tres-considérable de sa partie droite: or cette portion n'a pu étre enlevée par des blessures faites comme les précédentes sur le vivant. Les os ont été cassés, apres la décapitation, par une massue ou une pierre, comme il ressort de létude des fentes produites par le choc: une de ces fentes, la plus considérable, a envahi de bas en haut les cinq sixiemes de Poccipital: elle a été causée a la suite de Pagrandissement du trou médullaire: trois autres sil- lonnent le frontal, deux les pariétaux. Il parait donc fortement probable que le cráne a été brisé pour en extraire la masse encéphalique dont les cannibales d'autrefois devaient, comme ceux d'aujourd'hui, se montrer tout particuliérement friands. (107) Capelle.—DpÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 251 L'hypothéese, il faut du moins lP'avouer, est loin d'étre invrai- semblable. Elle est du reste corroborée par plusieurs incisions faltes au silex, selon toute apparence lors de Penlevement des Eig. 38 . Cráne d'adulte vu de coté. muscles et du cuir chevelu, sur les os qui subsistent. Plusieurs de ces entailles, notamment celles de Parcade sourcilliére gau- che, sont contigués. Cráne no 4. Le cráne dont je viens de parler avait été ouvert de telle sorte qu'a moins de le briser en plusieurs morceaux, il était 272 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (108) difficile de mieux s'y prendre pour en extraire le contenu. Mais la découverte des deux frontaux précédemment étudiés nous montre qu'on ne prenait pas d'ordinaire autant de pré- cautions. Un autre exemple vient au besoin a Pappui de cette assertion. Je posséde une quatriéme piece, ou les traces du cannibalisme sont aussi visibles que sur les précédentes. C'est le cráne d'un adolescent qui paraít n'avoir pas dépassé sa sei- zieme année. Ce cráne a été divisé en plusieurs fragments. J'ai pu en retrouver quatre des plus considérables: ils étaient épars dans la caverne á une assez grande distance les uns des autres et séparés par des débris nombreux. Je dois cependant faire remarquer qwils se trouyaientau méme niveau et autour du méme foyer, a l'entrée de P'habitation. Le frontal á peu pres entier n'a perdu qw'un fragment de son bord supérieur vers la partie médiane: il conserve autour des bosses frontales des traces de carbonisation et porte l'em- preinte de nombreuses rayures de silex: on observe des rayu- res identiques sur les autres os du cráne. Le pariétal gauche a été fracassé: (fig. 39) il présente deux larges fractures dont la premiétre va de la suture frontale jusquw'au dela de la bosse pariétale. La seconde a disjoint le bord inférieur et s'avance vers le sommet du cráne. Le parié- tal droit a été défoncé et diminué de moitié (fig. 40): je nai pas retrouvé la partie antérieure qui s'articule avec le frontal. Les temporaux ont disparn. Il ne reste de occipital que la partie supérieure, et encore est-elle fracturée et divisée en deux parties. La partie supérieure de la face a été aussi retrouvée, mais presque entiére. Les maxillaires supérieurs sont privés de toutes leurs dents: seule la seconde grande molaire droite a laissé sa racine brisée dans la máchoire. On voit cependant apparaítre les deux dents de sagesse, á travers la paroi frac- turée de leur enveloppe. Si maintenant nous voulons examiner quel a été le mode de fracture, il sera facile de le conjecturer d'apres les indices que nous offrent les fragments eux-mémes. Pour détacher la face comme elle a été détachée, il suffit d'appliquer le pouce sur la voúte palatine, de plonger lPindex dans Vorbite droit contre le nasal, le médius et Pannulaire dans Porbite gauche, le petit doigt enfin dans la fosse temporale contigué, en tirant , (109) Capelle.—DÉCOUVERTES PREHISTORIQUES. 273 sur l'apophyse zygomatique. On saisit alors de l'autre main la voúte cránienne, et la face se trouve séparée du cráne suivant les sutures. On remarquera que Pos malaire droit reste adhé- rent au cráne, le gauche a la face, et qu'il ne peut en étre Morceau du cráne d'un adolescent. autrement. C'est ce qui est arrivé pour la piece qui nous occu- pe. Quant á attribuer au hasard une fracture de ce genre, cela me paraíit déraisonnable. ANALES DE HIST. NAT.— XXIV. 18 274 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (110) Mais poursuivons nos observations. La face une fois enlevée, le cannibale n'a plus eu dans ses mains que la boíte cránienne. Son mouvement le plus naturel était de briser le frontal ou Poccipital: qwil ait commencé par l'un ou par Pautre, peu importe, mais il lui était nécessaire de les casser tous les deux pour retirer en entier lencéphale. Supposons que le cerveau plus volumineux ait d'abord excité sa convoitise, ce qui du reste semble plus probable, si je considere les fragments du cráne. Il nous est facile de comprendre comment il a procédé. Fig. 40. - Morceau du cráne d'un adolescent. Il suffit en effet de passer le pouce gauche dans le trou occipi- tal et de soutenir avec le reste de la main la partie postérieure de la téte, puis d'enfoncer dans les orbites Pindex, le medius et Pannulaire de la main droite en appuyant le bas de la main sur les pariétaux, et le frontal ne peut manquer de se déta- cher, aux sutures mémes; et s'il arrive qu'au lieu de prendre uniquement son point d'appui sur les pariétaux, la main droite le prend sur le bord postérieur du frontal, ce bord restera in- 111) Capelle.—DicouvERTES PREHISTORIQUES. 275 failliblement échancré, lors de la séparation de Pos. Le cas s'est présenté sur le cráne que nous étudions; la partie média- ne du bord supérieur présente une échancrure de 45m, Ce v'est pas tout encore. Si le cannibale veut arracher le cerveau sans se préoccuper de l'avoir entier, il pourra le retirer morceau par morceau et ne pas pousser plus loin son «ceuvre de destruction: mais s'il veut l'enlever tout d'une piéce, s'il veut surtout s'emparer aussi du cervelet, il devra pousser plus avant. D'un geste instinctif, il saisira les pariétaux en appu- yant le cráne sur sa poitrine ou en joignant les paumes de ses mains et cherchera á les diviser. Qu'arrivera-t-il alors? Puisqwil s'agit d'un cráne d'enfant, les deux os se sépareront tres probablement sans que l'engrenage soit notablement en- dommagé, et la suture se disjoindra, jusqu'á la naissance de Poccipital: mais ce dernier ne saurait évidemment demeurer intact: angle supérieur de cet os engrené dans les pariétaux ne pourra s'en détacher, car la résultante des forces engen- drées par la pression des mains, si elle a commencé á étre diri- gée suivant la suture pariétale s'exercera suivant une droite menée du sommet de Pangle supérieur de l'occipital á la pro- tubérance externe du méme os. Si les forces des deux mains sont égales, la résultante coincidera avec la bissectrice de Vangle: si elles sont inégales, la résultante tombera du cóté de la bissectrice opposé á la force la plus grande. Or cette ré- sultante n'est autre qu'une des lignes de fracture. La deuxié- me ligne de fracture passera par le pied de la premiére: sa position sera déterminée par le plus ou moins de résistance qw'opposera la face inférieure de loccipital. Il suffit de considérer un instant le cráne n” 4 pour se con- vaincre qwici les choses n'ont pu se passer autrement. Les deux mains ont été appliquées au bord supérieur des parié- taux, et comme ces os sont concaves et fragiles, le bord supé- rieur du pariétal droit a cédé et je W'ai pu le retrouver, celui du pariétal gauche a résisté, mais l'os a été fendu sur une bonne moitié de sa longueur: pendant ce temps les deux os se désunissaient par lengrenage, entrainant chacun une por- tion triangulaire de Poccipital. La base du cráne v'a pas été retrouvée. Je pourrais encore livrer á l'étude plusieurs pieces intéres— santes, par exemple un fragment de máchoire tronché au silex 216 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (112) (fig. 41); mais á quoi bon? J'ai fait connaítre les plus impor- tantes. Sommes-nous en présence du cannibalisme? J'ai raconté les faits, je crois avoir posé les prémisses. Il ne reste qw'a tirer la conclusion. Avant d'abandonner la question, je crois devoir placer ici le récit “une découverte qui m'a toujours paru mystérieuse. En face de Pentrée par laquelle nous nous laissions glisser tout d'abord dans la caverne, j'avais remarqué plusieurs pier- res plates liées entre elles á Paide d'une argile grisátre dessé- chée. Je les fis enlever. Elles formaient une sorte de tumulus, recouvrant une fente de rocher, de laquelle on retira le ma- xillaire inférieur, la colonne vertébrale presque entiere et Fig. 41. Maxillaire inférieur. les cótes d'un individu assez fort, mais jeune encore, puisque ses dents de sagesse n'avaient point percé. Il n'y avait dans la sépulture aucun vestige du cráne ni des os des membres, et pourtant aucun remaniement ne les avait dispersés. Faut-il voir ici encore une trace d'anthropophagie? Les parties absen- tes formant une nourriture plus exquise ou plus abondante auraient-elles été détachées du cadavre, avant qu'on ne l'en- sevelit? On sait que dans beaucoup de grottes préhistoriques, le thorax et les vertébres qui ont servi á la nourriture de lPhomme font complétement défaut. «Le troglodyte, dit le mar- quis de Nadaillac, apres avoir dépecé sa victime. n'avait porté (113) Capelle.—DÉCOUVERTES PRÉHISTORIQUES. 4 dans sa retraite que les morceaux les plus succulents.» Se- rions-nous ici en présence d'un cas semblable? Une telle in- terprétation de ce fait étrange présente bien des difficultés. Pourquoi en effet le tronc tout entier aurait-il échappé á la voracité des anthropophages? Pourquoi le maxillaire inférieur n'a-t-il pas eu le sort du reste du cráne? Pourquoi enfin se serait-on préoccupé d'enfouir sous un tumulus soigneusement maconné á Pargile des restes dédaignés pour un repas? Le fait méme de lensevelissement de ces restes demeure inexplicable. Aussi je ne crois par devoir tirer de cette découverte un argu- ment positif en faveur de la thése du cannibalisme á Sego- briga. Cette these est toutefois étayée sur des fondements assez solides pour mériter la discussion. L'ensemble des preuves précédemment apportées constitue tout au moins une proba- bilité sérieuse. Je n'ose dire qu'il entraíne la certitude. D'émi- nents auteurs en partant chacun des mémes faits ont abouti a des conclusions diamétralement opposées: «Cette croyance a lanthropophagie qui ne repose absolument sur aucune don- née, dit M. Cartailhac, s'est manifestée souvent en France et en Belgique au début des recherches préhistoriques; il est curieux de la rencontrer souvent dans la péninsule ibérique oú ces études, on peut le dire, sont a leur aurore. Certes, il n'y a rien d'impossible á trouver le cannibalisme répandu parmi les hommes de l'áge de pierre dans l'Europe occiden- tale: mais cette coutume v'est pas un attribut inséparable de leur civilisation primitive (1).» Par contre M. le marquis de Nadaillac voit dans le mode de fracture des ossements de Cesareda, en Portugal, un signe dVanthropophagie (2). Plusieurs savants sérieux et autorisés ont, aprés un múr examen, tiré de faits bien et dúment cons- tatés en France, en Italie, en Angleterre, en Danemark et ailleurs, des conclusions du méme genre (3). Je ne crois donc (l) E. CARTAILHAC. (2) DE NaDariLAC: Meurs et monuments des peuples prehistoriques, loc. cit. (3) Je citerai seulement M. Piette: «Il est incontestable, dit-il, qu'a Gourdan, sur- tout vers la fin de l'4ge du renne, des tétes humaines ont été dépouillées de leur chair et de leur cuir chevelu avec des silex, que le cráne et les máchoires ont été brisées á coups de cailloux et que leurs débris ont été jetés dans les rejets de cuisine et dans les foyers. On ne voit pas que l'on ait fait subir le méme traitement au reste du corps et on n'en voit pas les ossements, J'en infére que ces tétes ne devaient pas útre celles 718 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (114) pas téméraire V'affirmer que cette these, pour ce qui concerne lVEspagne, est appuyée sur de sérieuses probabilités (1). de personnes mortes dans la grotte, qu'elles étaient. probablement celles d'ennemis: surpris et tués dans les cantonnements de la tribu. Elles étaient rapportées comme trophées dans la caverne. En mangeait-on la cervelle? C'est vraisemblable, puisqu'on. brisait les cránes et que les fragments gisent dans les rejets de cuisine. Ce u'est: pourtant pas complétement prouvé. Peut-étre les habitants des cavernes obéissaient- ils a quelque idée superstitieuse. 11 ne parait pas qu'il y aiteu rien de semblable a Lorthel, á Arudy niá Lourdes. I faut donc considérer ce fait comme exceptionnel » (Piette: Notions nouvelles sur l'áge du renne.) (1) M. Cartailhac qui est restéjusqu'á ce jour un des plus résolus adversaires de la thése du cannibalisme préhistorique a bien voulu convenir avec moi que l'ensem- ble des pieces de Segobriga et notamment le 1: fémur apportait en faveur de cette opinion le plus fort argument qui ait encore été proposé. FLORULA GADITANA SEU recensio celer omnium plantarum in provincia gaditana hucusque notarum AUCTORE JOSEPHO M. PEREZ LARA. PARS QUINTA, Y (Sesión del 7 de Noviembre de 1894.) ORDO TEREBINTHINEARUM. Fam. Terebinthaceze Juss. Rhus Z. 1.404.—R. Coriaria Z. Sp. pl., p. 379.—Gr. et Godr., Flor. fr. 1, p. 340.—Wk. et Lge., 1. c. m, p. 474.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 348.—Rhus obsoniorum et Coriariorum Clus. Rar. pl. hist. 1, p. 17, ic.!— Vulg. Zumaque. Hab. in rupestribus, dumosis et collibus siccis regionis infe- rioris et submontanee: prope Puerto de Santa Maria (Gutié- rrez); circa Chiclana (Cabrera!); circa Sanlúcar (Colm.); prope Vejer (Laguna!); in Sierra del Espartal ad Grazalema; in ditio- nis Jerez locis Lomas de Torrox, Cerros del Amarguillo, Olivar de Parpalana et alibi.—+. Maio, Jun. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Europa australis, Asia occidentalis, Africa bo= realis, Canarisee, Madera. (1) Véase para la parte primera el tomo xv, pág. 349 de los ANALES; para la segun- da, el tomo xvi, pág. 273; para la tercera, el tomo xvi, pág. 35; para la cuarta, el tomo XxX, pág. 23 y tomo Xx1, pág. 191. 280 "ANALES DE HISTORIA NATURAL. (502, Pistacia /. 1.405.—P. Lentiscus Z. Sp. pl., p. 1455.—Desf., Flor. atl. 11, p. 365.—Wk. et Lge., l. e. 11, p. 475.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 349.— Lentiscus Clus. Rar. pl. hist. 1, p. 14, ic.! —Vulg. Lentisco. Hab. in arenosis argilloso-calcareisque dumosis et collibus siccis, ubi a maritimis ad 1.000 m. alt. usque per omnem provinciam vulgatissima.—5. Mart., Apr. (v. v. et. s.) Ar. geogr.—Regio omnis mediterranea, Lusitania, Canariz. 1.406.—P. Terebinthus L. Sp. pl., p. 1455.—Gr. et Godr., Flor. fr. 1, p. 339. — Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 475.—Laguna, l. c. p. 390.—Zerebinthus Clus.. l. c. p. 15, ic.!—Vulg. Cornicabra. Hab. in dumetis et collibus siccis regionis inferioris et mon- tane: prope Ubrique! et in Sierra del Valle! ditionis Jerez (Clem.); in monte Gibraltar (Kel., Dautez); prope Sanhícar (Colm.); ad San Roque (Dautez); inter Ubrique et Benaocaz, et precipué in vicinitatibus Zahara ubi abundanter provenit.— +. Apr,. Maio. (v. v.) Ar. geogr.—Europa australis, Asia minor, Africa borealis. ORDO RHAMNOIDEARUM. Fam. Ilicinezse 570291. Jlex /. 1.407.—I. Perado 41/. Hort. Kew. 1, p. 169.—DC. Prodr. 1, p. 14.—Rouy Plant. Gibr. in Bull. Soc. bot. Fr. xxxIv, p. 442.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 52.—/. Aquifolium B. Balearica Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 478 quoad pl. Gad.—Arbuscula ramosissima, foliis ovato- lanceolatis ellipticisve, 50-100 mm. long. et 25-45 lat., coria- ceis, nitidis, plus minusve undulatis, seepe acutis, integris et inermibus vel remoté irregulariterque dentato-spinosis; flori- (503) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 281 bus 6-20, axillaribus, subumbellatis, pedicellis flore duplo longioribus, calyce parvo, quadrilobo, lobis late ovatis; drupis subovatis coccineis. Note diagnostice quibus 7. Perado et 1. Balearica a I. Aqui- Folio distinguuntur mihi videntur nimis leves, et ulterius observandum esse censeo, num hee plante revera specifice distincta sint an potius variationes s. typos diversos unius ejusdemque speciei constituant. Hab. in humidis silvaticis regionis submontane inter 500- 800 m. alt.: in Picacho de Alcalá et in ditione Jerez in monte Sierra del Algibe (Clem.) in declivitate boreali-occidentali; in Sierra de Tarifa et in Sierra de Luna circa Algeciras (Laguna); in Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Reverch.).—? Apr., Maio. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Azorice, Madera, Canariz. Fam. Rhamnaceze X. 5». TRIB. RHAMNEZ Benth. et Hook. Rhamnus /. 1.408.—R. Alaternus Z. Sp. pl., p. 281.—Desf., Flor. alt. 1, p. 198.—Laguna, Res. Flor. for. esp. 11, lam. 10 et 11 a! et Atl. 1. 52, f. 1!—Wk. et Lge., 1. Cc. 111, p. 482.—A laternus 1 et 1, Clus. Rar. pl. hist. 1, p. 50 ic.!.—Vulg. Sanguino. Planta quoad staturam, foliorum figuram magnitudinem- que valde variabilis. Hab. in regione inferiore et submontana, ubi in sepibus, dumetis nemoribusque per omnem feré provinciam satis fre- quens.—5. Febr., Mart. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio omnis mediterranea. 1.409.—R. myrtifolia W:i¿//%. Enum. pl. nov. n.* 44.—WKk. et Lge., 1. c. 111, p. 482.—Willk. Tllustr., Flor. Hisp. 11, p. 45, t. 1171—R. Alaternus var. pros- trata Boiss. Voy. bot. 11, p. 128.—R. Infectoria var. Kunze in Flor. (1846), p. 650. Hab. in regione montana et subalpina, ubi in fissuris ru- 282 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (201) pium calcarearum crescit: in monte Sierra del Pinar supra Grazalema; in Sierra de Libar prope Ubrique.—5. Apr. (y. y.) Ar. geogr.—Hispania australis. 1.410.—R. oleoides Z. Sp. pl., p. 279.—Moris, Flor. Sard. 1, p. 384, t. 26! —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 482.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 365 et Atl. lam. 52, f. 2I—Vulg. Espino prieto. Planta quoad foliorum figuram magnitudinemque valde ya- riabilis. Distinguende forme due, quas proposuit cl. Lange: a. latifolia Lange, Pug. p. 318.—Wk. et Lge., 1. c., foliis obo- vatis, ellipticis, obovato-oblongis v. obovato-cuneatis, cum petiolo 15-42 mm. long. et 5-18 laf., et g. angustifolia Lange, 1. e., foliis obovato-linearibus, lanceola- tis lineari-lanceolatisve, cum petiolo 12-30 mm. long. et 2-6 lat. Hab. in regione inferiore et submontana, ubi in dumetis, sylvestribus et collibus apricis per omnem feré provinciam satis frequens: var. a. ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez, Bourg., Colm., Winkler) in loco el Coto!; prope Sanlúcar (Clem., Colm.) in Dehesa de la Algaida!; circa Chiclana (Chape!); in Sierra de Granada etin Monte de la Breña prope Vejer, et ad pagum Palmones (Laguna); in ditionis Jerez locis Dehesa de los Garciagos! (Laguna) et in Mesas de Bolaños, Dehesa de la Sie- rrezuela, Gigonza et alibi; inter Arcos et 4 1gar; prope Chipiona ad Convento de Regla ubi formam foliis amplissimis legi, et in aliis locis; var. 2. inter Gibraltar et San Rogue (Willk., Kel.); in Sierra Carbonera prope San Roque (Dautez); in montibus circa Benaocaz; in Dehesa de Calvario et Fuente Bermeja ditio- nis Jerez et alibi.—+. Flor. a Jan. ad Martium. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania et Gallia australes, Sardi- nia, Sicilia, Grecia, Algeria, Imperium Maroccanum. 1.411.—R. lycioides Z. Sp. pl., p. 279.—Cav. Ic. 11, p. 66, t. 182! —Wk. et Lge., 1. e 11, p. 483.—Laguna, Flor. for. esp. 1, p. 365 et Atl. lam. 51 f. 1.1—Rhamnmus 1 forte niger Theophrasti Clus. Rar. pl. hist. 1, p. 110, f. 3!—Vulg. Espino negro. Hab. in collibus dumosis rupestribusque regionis inferioris (205) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 283 et submontan«e, sed rare ocurrit: ad Puerto del Moro inter Grazalema et Zahara (Laguna); circa Conil et prope Tarifa a Clemente notata, sed he probabiliter plante precedentis ad formam angustifoliam pertinere debent.—+. Mart.-Apr. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania, Baleares, Africa boreali-occidentalis. 1.412,—R. Prangula Z. Sp. pl., p. 280.—Parl., Flor. ital. v, p. 468.—Wk. et Lge., l. c. 111, p. 486.—Laguna, l. C., p. 370 ex parte.—Vulg. Avella- nillo.—Frutex v. arbuscula 2-7 m. alt., foliis ovalibus v. oyvato- ellipticis, absque petiolo 30-70 mm. long. et 15-35 laft., obtu= sissimis v. breviter acuminatis, basi subcuneatis rotundatisve; calycis laciniis lanceolatis v. ovato-lanceolatis, petalis calyce brevioribus aut hunc excedentibus; drupis subglobosis 4-7mm., pyrenis 3-5 mm. long., ovatis, lutescentibus. Hab. in regione montana, ubi in locis silvaticis humidis, ad rivos ferrugineos crescit, sed raré occurrit: in monte Sierra del Algibe ditionis Jerez eam die 27 Julii 1876 florentem fruc= tiferamque legi.—Flor. Apr., Jun. (v. v.) Var. £. longifolia Rouy in Journ. le Natur. ann. 1887, n* 17, p. 199.—Debeaux, Flor. Gibr. p. 52.—R. betica Rev. et Willk. in Oesterr. bot. Zeitschr., 1891, n.* 1 et in Illustr., Flor. Hisp. 11, p. 125, t. 163! —Vulg. 4Avellanillo.— Arbor humilis v. mediocris 6-20 m. usque alt., foliis elliptico- oblongis, obtusis y. breviter acuminatis, basi attenuatis, 512 cm. long. et 2-6 cm. lat.; calycis laciniis subtriangu- laribus v. ovatis acutis, petalis calyce brevioribus; drupis obovato-globosis 6-10 mm., pyrenis 5-7 mm. long., late ovatis nigris. Hab. in regione inferiore et submontana ubi in locis silva- ticis ad rivos ferrugineos erescit: in montibus Sierra de A lge- ciras et Sierra de Tarifa (Laguna) in Canutos del Rayo; in Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Reverch.)—(v. v.) Ar. geogr.—R. Frangula in Europa fere tota et Sibiria. No creo que la var. longifolia pueda distinguirse especifica- mente de la forma común. La elevación de la planta y el tamaño de sus hojas varía según las distintas condiciones de los lugares en que se encuentra, lo cual se advierte en la misma Sierra de Palma, en las sierras de Tarifa, y aún mejor 281 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (506) en la Sierra del Algibe, la más elevada de todas, donde se hallan además formas verdaderamente intermedias. La forma de las divisiones del cáliz y el tamaño de los péta- los y el del fruto, varían también notablemente en el R. FPran- gula. He visto ejemplares de Francia con los sépalos lanceola— dos, ejemplares de Italia con los sépalos aovado-lanceolados y los pétalos más cortos que estos, y ejemplares de la parte inferior de Austria, recolectados en Julio de 1886 y á mí remi- tidos por el Dr. E. de Halacsy, con los sépalos aovado-triangu- lares, los pétalos también más cortos que los sépalos, y los frutos mayores que los que presentan algunos de los recolec= tados por mí en la Sierra del Aljibe. Comparados estos últimos con los de Austria, sólo difieren por las hojas un poco más grandes, siendo el mayor número de ellas absolutamente obtusas, mientras que en los de Austria son casi todas más ó menos acuminadas, por los frutos más pequeños en los ejem- plares míos de la Sierra del Aljibe, y porque la planta de Austria es un arbusto (frutex) y la de Jeréz es un arbolillo (arbuscula). Por último, la existencia del R. Frangula en la Sierra del Aljibe y en la Sierra del Viso de la cordillera Mariánica, prueba que los límites de su área no se hallan en España en la cordi- llera que separa á las dos Castillas, según se consigna en Willkomm /llustr. Flor. Hisp. 1, p. 126, sino que aquella avanza al Mediodía, llegando á la región gaditana, donde en las gargantas húmedas y selváticas de los montes y por la influencia de un clima más cálido, la planta se presenta con formas más ó menos desarrolladas, según la altitud y demás condiciones de los lugares en que vive. ORDO TRICOCCARUM. Fam. Euphorbiaceze £%. br. TRIB. TITHYMALEA Reich. Euphorbia L. 1.413.—E. Peplis Z. Sp. pl., p. 652.—Boiss. in DC. Prodr. xv, 2, p. 27.—Reich., lc. (507) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 285 Flor. Germ. v, tab. 131, f. 4753! —Wk. et Lge., l. c. 11, p. 489. —Peplis Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 187 ic.! Hab. in arenosis ad littora maris: prope Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); circa Sanlúcar (Clem.); inter Gibraltar et San Roque (Brouss., Duf., Kel.); ad Pagum Palmones (Dautez). —O0. Maj., Sept. (n. v.) Ar. geogr.—In littoribus fere omnibus coa occidentalis et regionis Mediterraneze. 1.414.—E. Chamesyce L. Sp. pl., p. 652.—Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 34.—Reich., Ic. l. c., t. 131, f. 4750! —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 489.—Chamesyce Clus., 1.0.5 ¡Pu :187,:1cs) Hab. in arenosis cultis incultisque regionis inferioris: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez, Bourg.); circa Sanlúcar (Clem., Colm.); in vicinitatibus Jerez.—O. Maj., Sept. (v. v.) 8. canescens Boiss. in DC., 1. c.—£. canescens L., 1. c.—Reich., le: li csi 131, £,147511 Hab. in arenosis, inter in Gibraltar et San Roque (Kel., Dautez). (nm. v.) Ar. geogr.—Lusitania, regio omnis mediterranea, Persia. 1.415.—E. Lathyris Z. Sp. pl., p. 665.—Boiss. in DC., 1. C., p. 99.—WKk. et Lge., 1.0. (111; Ps de —Reich., Ic. 1. c., t. 143, f. 4783! —Vulg. Zúr- tago.. Hab. in umbrosis ad sepes hortorum, ubi probabiliter olim culta et hodie subspontanea facta: prope Jerez (Clem.); 1 Huertas de la Piedad circa Puerto de Santa Maria.—0. sd 2% Jul. (v. v.) Ar. geogr.—Europa media, meridiem versus rarescens. In Asiam et Americam introducta. 1.416.—E. Lagasce Spreng. Syst. veg. 111, p. 796.—Boiss., Voy. bot. 1, p. 576 et in DC., l. c., p. 117.—Wk. et Lge., l. c. m, p. 491.—£. Terracina Lag., Flor. hort Matr., p. 7 (ann. 1816). —Reich., Ic.1. c. t. 141, f. 4775! non L. Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: in loco dicto 286 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (508) Isleta del Molino de Cartuja prope Jerez.—0O. Apr., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania centralis et meridionalis, Sardinia, Canarize. 1.417.—E. akenocarpa Guss. Cat. H. R. Bocc., an. 1821, p. 75, et Prodr., Flor. sic. 1, p. 550. —Boiss. in DC., 1. c., p. 78.—Wk. et Lge., 1. c. m, p. 492.— Debeaux, Flor. Gibr., p. 186.—£Z. spheroccoca Salz., Pl. exsicc. ex. Tang. Hab. in arvis argillosis arenosisque humidiusculis regionis inferioris: prope Sanlúcar et ad Puerto de Santa Maria (Bourg); circa Algeciras (Reverch.)—0O. Apr., Maj. (nm. v.) Ar. geogr.—Calabria, Sicilia, Mauritania Tingitana. 1.418.—E verrucosa L0. Dict. 1. p. 431.—Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 129. —Wk. et Lge., l. c. 11, p. 493.—£Z. dulcis L., herb. ex par.—Reich., Tc: LJc.; €. 47631 Hab. in silvaticis dumosisque humidis regionis inferioris: ad Chiclana, circa Conil et in ditione Jerez (Willk); circa San Roque (Fritze).—24. Apr., Junio. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia, Germania australis, Italia, Ulyria. 1.419.—E. Clementei B0%ss. Voy. bot. 11, p. 564, t. 159! et in DC., Prodr. 1. c., p. 130.— Wk. et Lge., l. c. 111, p. 494. Á Differt a Y. verrucosa ex speciminibus Aragonensibus quee ante oculos habeo, foliis omninó glabris, floralibus ovato— orbiculatis suborbicularibusve nec obovatis, basi plus minusve attenuatis; umbelle radiis multóo longioribus; stylis elongatis medium diametrum capsule subequantibus; capsula globosa, duplo majore, profundée trisulcata, parce verrucosa, verrucis brevibus hemispheerico-depressis, in sicco subplanis nec cylin- dricis, seminibus majoribus ovalibus, subcompressis, levissi- mis, testaceis. Hab. in dumosis regionis inferioris: in predio dicto Dehesa de Calvario ditionis Jerez; pr. Grazalema (Reverch.)—2%. Apr., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania et Lusitania australes. (599, Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 287 1.420.—E. rupicola Boiss. Voy. bot. 11, p. 566, t. 161! et in DC., Prodr. 1. c., p. 131.— Wk. et Lge., l. c. 111, p. 494.—£Z. difusa L. Duf., in Bull., Soc. Bot. Fr., an. 1860, p. 445. Hab. in rupibus regionis inferioris: in monte Gibraltar (Pavón, Kel., Ball, Debeaux).—'. Majo, Junio. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania et Hispania australes, Africa boreali- occidentalis. 1.421.—E. Gaditana Coss. Not. pl. nouv. 1, p. 46.—Boiss. in DC., Prodr. 1.c., p.:134.— Wk. et Lge., 1. C. 111, p. 495. Hab. in arvis regionis inferioris: ad Sanlúcar (Bourg); prope Cádiz (Colm.)—09. Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Hucusque in locis notatis tantum detecta. 1,422.—E. pubescens Va2!/. Symb. 11, p. 55.—Desf., Flor. atl. 1, p. 386.—Boiss. in DOC., Prodr. 1. c., p. 134.—Reich.,Ic. v, t. 138, f. 4769! —Wk. et Lge., l. c. 111, p. 496.—£. pilosa Brot., Flor. Lus. 11, p. 315 non L. Hab. in humidis et ad rivulos regionis inferioris: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez, Clem., Bourg.); circa Conil (Clem.); prope Algeciras (Clem., Reverch.); in Dehesa de la Algaida circa Sanlúcar (Colm.); ad Arroyo de Nájara ditionis Vejer; prope Chipiona (forma semine sublevi); ad Huertas de la Mesa inter Jerez et Trebujena; ad Albaladejo et in Dehesa de GFigonza urbis Jerez et alibi.—%. Maj., Aug. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, regio omnis mediterranea. Canarie. : 1.423.—E. pterococca Brof. Flor. Lus. 11, p. 312 et Phyt. Lus. 1, t. 76! —Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 136.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 496. Hab. in arenosis herbidis, pascuis regionis inferioris: prope San Roque (Willk., Dautez); ad Algeciras (Fritze); in Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Reverch.)—0. Apr., Maj. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Canarise et regio mediterranea cali- dior imprimis occidentalis; orientem versus rarescens. 1.424. —E. Helioscopia Z. Sp. pl., p. 658.—Reich., Ic. 1. C.,t. 132, f. 4754! —Boiss. in DC., 288 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 510) Prodr. 1. c., p. 136.—WKk. et Lge., 1. c. 111, p. 496.—Tithymalus Helioscopius Dod., Pempt., p. 367 ic.!—Vulg. Lechetrezna, Lecheinterna. Hab. in regione inferiore et montana, ubi per omnem feré provinciam frequentissimée provenit, formis variis ludens quoad staturam foliorumque dimensiones.—O. Flor. Jan. ad Majum. (v. v.) Ar. geogr.—Europa omnis, Asia septentrionalis et media fere tota, Japonia, Africa borealis, Canarie. 1.425.—E. exigua . Sp. pl., p. 654.—Reich., Ic. 1. C., t. 141, f. 47771—Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 139. —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 497. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arvis, pascuis et collibus siccis frequenter provenit: ad Puerto de Santa Maria (Osbeck, Gutiérrez!, Bourg.); inter Gibraltar et San Roque (Brouss., Dautez); circa Benaocaz (Clem.); ad Chiclana (Cabrera); in Dehesa de la Almoraima ditionis Castellar (W101k.); in Dehesa de las Pachecas et in Mesas de Bolaños urbis Jerez et alibi.—O. Mart., Majo. (v. v. ets.) g. retusa Roth. Tent. 1, p. 526.—Wk. et Lge. 1. c.—£Z. retusa Cav. Ic.:1, p. 21; 1.34, £.:31 Hab. in eisdem locis: inter Gibraltar et San Roque (Brouss.); ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez, Bourg.): circa Cádiz et ad Sanlúcar (Colm.); in ditionis Jerez (Willk.) locis Viñas del Carrascal, Dehesa del Alcornocalejo et alibi; in Dehesa de la Zarza ditionis Puerto Real, et in aliis locis (v. v.) y. tricuspidata Koch, Syn. Flor. Germ. 11, p. 550.— Reich. 1. c. f. 41ISIZWEk. et Lge. 1. c. Hab. inter Gibraltar et San Roque (Dautez); in vicinitatibus Castellar; in Dehesa la Javalinera ditionis Jimena, et in aliis locis (v. v.) Ar. geogr.—Europa tota media et australis, Asia occidenta— lis, Africa borealis, Canariee, Azoricee. 1.426.—E. Peplus Z. Sp. pl., p. 658.—Reich., Ic. 1. C., t. 140, f. 4773!—Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 141.—Wk. etLge., 1. c. 1, p. 498.—Peplus Dod. Pempt., p. 371 ic.! (511) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 289 Hab. in cultis herbidisque regionis inferioris: ad Puerto de Santa Marta (Osbeck, Gutiérrez!); in Gibraltar (Brouss., Dau- tez); circa Conil (Clem.); ad Sanlúcar (Colm.): ad San Rogue et in Algeciras (Dautez); circa Casas Viejas ditionis Medina; in cultis prope Jerez, et alibi.—O. Mart., Majo. (v. v. et s.) Ar. geogr.—Europa feré omnis, Asia occidentalis, Africa bo- realis, Canarize, Madera. 1.427.—E. peploides Fovan. Flor. Monsp., p. 174.—Reich., Ic.1.c., t. 140, f. 4774! —Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 141.—Wk. et Lge., 1. c. nr, p. 498.— E. rotundifolía Lois., Flor. Gall. 1, p. 338, t. 29! Hab. in cultis herbidisque aridis regionis inferioris: in vici- nitatibus Cádiz (Fauché); in vineis ad Jerez (Willk.); ad Gí- - braltar et prope Algeciras (Ball.); circa San Roque (Dautez).— O. Mart., Apr. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio mediterranea feré omnis. 1.428.—E. falcata L. Sp. pl., p. 654.—Reich., Ic. l. c., f. 4776.—Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 140.—Wk. et Lge., l. c. 1, p. 498.— Pithyusa angustis acutisque Esule foltis annua Barr. Plant. Ic. 752! Hab. in incultis regionis inferioris: ad Puerto de Santa Ma- ria (Osbeck ex Colm.)—0O. Apr., Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Europa centralis et australis, Asia occidentalis, Africa borealis. 1.429. —E. medicaginea Botss.! Voy. bot. 11, p. 569, t. 162! etin DC., Prodr. l. c., p. 144.— Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 499. Hab. in Arenónia, arifilodis estad cultis regionis in- ferioris, ubi per omnem feré provinciam valde frequens. In ditione Jerez frequentissime.—oO. Febr., Apr. (v. v. ets.) 8. ramosissima Per. Lar. in Flor. Gad. exs.—Differt umbella amplissima caulem subeequante interdumque eo longiore, radiis 4-5 quater et ultra dichotomis, floribus in ramulos dichotomiarum extremos longé spicatis. Variat ut anterior caule erecto v. adscendente persepe ramoso 15-55 cm. alt., et foliis caulinis modicis aut majusculis, nunc obovatis v. ANALES DE HIST. NAT. —XXIV. 19 290 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (512) ovato-rhombeis, nunc obovato-cuneatis oblongo-cunea- tisve obtusis, truncatis aut laté emarginatis, nunc lanceo- lato-cuneatis seu lanceolato-oblongis linearibusve trun- catis, obtusis acutisve. Hab. in argillosis calcareisque cultis regionis inferioris: in Viñas de Torrox prope Jerez. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et Hispania australes, Baleares. Africa horeali-occidentalis. 1.430.—E. segetalis /. Sp. pl., p. 657.—Reich., Ic. 1. c., f. 4780! —Wk. et Lge., 1. c. Tr, p. 499. Hab. in cultis regionis inferioris: circa Puerto de Santa Ma- ría (Gutiérrez); ad Sanlúcar (Clem.!, Colm.); prope Conil (Clem.) —(O. Apr. (v. s.) Ar. geogr.— Lusitania, Hispania, Gallia australis, Italia, Germania australis, regio Danubialis, Madera, Canariee. 1.431.—E. pinea Z. Syst., p. 376.—Moris, Flor. Sard. 11, p. 468.—Z. ragusana Reich., Ic. 1. C., t. 143, f. 4782 b!—L. segetalis g. pinea Wk. et Lge., l. Cc. 111, p. 499.—Tithymalus Limifolio major Italicus Barr., Plant. ic. 821! Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: in Pinar de La- guna-seca ditionis Puerto-Real.—24%. Apr., Junio. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio fere omnis mediterranea. 1.432,—E. Portlandica Z. Sp. pl., p. 656.—Boiss. in DC., Prodr. l. c., p. 145.—Reich., Ic. 1. c., f. 4787!-—Debeaux, Flor. Gibr., p. 188.—L. segetalis y. littoralis Wk. et Lge., 1. C. 111, p. 499. Hab. in arenosis maritimis locisque incultis regionis infe- rioris: prope Alcalá de los Gazules (Bourg.); inter Gibraltar et San Roque (Dautez).—4%. Maj.. Jun. (n. v.) Var.? acuminatifolia, radice elongata lignosa, caulibus pros- tratis v. decumbentibus, inferné induratis, dense foliosis, 15-35 cm.; foliis linearibus, acutis acuminatisve, uniner- vis, integris, crassiusculis, mox reflexis, 10-20 mm. long. et 1-2 lat., umbellaribus oblongis v. oblongo-rhomboideis, 313) Perez Lara.—rLORULA GADITANA. 291 floralibus obovatis v. obovato-oblongis obliqué mucro— nulatis; umbelle radiis seepe 5 repetito—bifidis; involucri campanulati glandulis bicornutis, cornubus subulatis; capsula trigono-ovata, laté trisulcata, coccis dorso sub- sulcatis, subtilissime granulato-rugosis; seminibus albi- dis, ovatis, obsolete irregulariterque foveolatis, dorso sub- carinatis. Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: in Pinar de Villanueva et in Pinar de Laguna-seca ditiomis Puento—Real. (v. v.) Ar. geogr.—£E. Portlandica in Anglia, Hibernia, Gallia ocei- dentali, Hispania boreali-occidentali, Lusitania. 1.433.—E. Betica Boiss. Cent. Euph., p. 36 et in DC., Prodr. l. c., p. 150.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 501.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 189.—/. Car- molica Brot., Flor. Lus. 11, p. 317 non Jacq.—£. trinervia Boiss., Voy. bot. 11, p. 750, t. 163! non Schum. Hab. in arenosis dumosis, pinetis, et ad vias regionis infe- rioris: prope Cádiz (Schousb., Bourg.); inter Gibraltar et San Roque (Boiss., Kel., Dautez); prope Puerto-Real (Bourg); circa Arcos (Reut.); in Los Espartales circa Alcalá de los Fazules; in Dehesa Monte del Medio prope Vejer ; in pinetis ad Chiclana, et alibi.—2%. Maj., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et Hispania australes. 1.434.—E. serrata /. Sp. pl., p. 658.—Reich., Ic. l. c., t. 144, f. 4784! — Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 111.—WKk. et Lge., 1. c. 1, p. 501.—7' ithy- malus myrtites valentinus Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 189 ic.! Hab. in regione inferiore ubi in arenosis collibusque incul- tis frequenter provenit: ad Puerto-Real (Osbeck); prope Puerto de Santa María (Gutiérrez, Colmeiro); circa Sanlúcar (Clem.): in Cerro de Santa Ana prope Chiclana (Willk.); in Sierra Car- bonera circa San Roque, et in Sierra de Palma ditiomis Los Ba- 11 ios (Dautez); in Sierra de Cámara circa Castellar: in collibus prope Algar; in Mesas de Bolaños et Dehesa de Martelúlla urbis Jerez, et alibi.— 2. Mart., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia australis, Baleares, Sardinia, Italia, Africa boreali-occidentalis, Canarie. 292 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (514) 1.435.—E. Terracina L. Sp. pl., 654.—E. Terracina 3. retusa Wk. et Lge., 1. c. m, p. 502.—Z. obtusifolia Lam., Encycl. 11, p. 430.—Tithymalus marinas, folio retuso, Terracina Barr., Plant. ic. 833!—Glabra foliis caulinis inferioribus obcordatis v. spathulato- cuneifor= mibus emarginatis, superioribus lineari-oblongis linearibusve obtusis aut truncatis retuso-emarginatisve; seminibus leevibus, cinereis, ovatis, dorso carinatis, apice obliqué truncatis, caruncula heemispheerica, postice elongata rostrata. Hab. in arenosis maritimis: prope Cádiz in loco La Corta- dura (Lange) et in Barrio de San José et ad Castillo de Punta— les; inter Gibraltar et San Roque (Dautez); circa Puerto de Santa María in loco La Puntilla; inter Chipiona et Rota, et alibi.—4%. Febr., Majo. (v. v.) S-var. Valentina.—KE. Valentina Ortega Dec., p. 127.—K. hete— rophylla Desf., Flor. Atl. 1, p. 385, t. 102!, foliis caulinis inferioribus cuneiformibus truncatis emarginatisve, supe- rioribus seepe elongatis, anguste lanceolatis linearibusve obtusis vel acutiusculis; seminibus preced. Hab. in arenosis et ad vias regionis inferioris: ad Puerto de Santa Maria; inter Chiclana et Conil; ad Convento de Regla circa Chipiona; in Dehesa de las Yeguas ditionis Puerto-Real; in vicinitatibus Jerez, et alibi. (v. v.) S-var. provincialis.—E. provincialis WidMd., Sp. pl. 11, p. 914.— E. seticornes Poir., Encycl. suppl. 1, p. 617.—£. provincia- lis var. latifolia Boiss., Voy. bot. u, p. 568, foliis caulinis inferioribus obovatis v. oblongis, superioribus lanceolatis oblongisve; seminibus preeced. Hab. in arenosis, pascuis et herbosis apricis regionis infe—' rioris: prope Cádiz (Willk.); inter Gibraltar et San Roque, et ad Algeciras (Dautez); in Dehesa de Granada prope Vejer; in Los Jardales de Medina; in vicinitatibus Jerez, et alibi. (v. v.) Var. g. obliguata.—E. obliquata Forsk., Flor. 4. Arab., p. 93. - —E. Alezandrina Del., Flor. Ag., p. 90, t. 30, f. 2— “E. Portlandica Smith., Flor. Greec. prodr. 1, p. 327 non L., caulibus pumilis prostratis densé foliatis, foliis minutis spathulato-linearibus v. obovatis apice truncatis retusisve: seminibus seepe ecarunculatis. (515) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 293 Hab. in arenosis maritimis: in loco 4/7 Coto prope Puerto de Santa Marta; in pinetis inter Sanlúcar et Chipiona. (v. v.) Characteres quibus he forme distinguuntur maximoperé variabiles sunt, itaque semper connexe intermediis aliis pro= miscué omnes occurrunt. Ar. geogr.—Regio omnis mediterranea, Lusitania, Azorice, Madera, Canariee. 1.436.—E. Niceensis 4//. Flor. Ped. 1, p. 285, t. 69, f. 1! —Boiss., Voy. bot. 11, p. 567.— Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 503.—Z. Myrsinites Brot., Flor. Lus. un, p. 347 non L. Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: inter Chiclana et Conil (Chape!); prope Puerto-Real (Bourg., Colmeiro); in vicinitatibus Cádiz, et ad Sanlúcar (Colm.)—2%. Majo, Junio. AS.) 8. coarctata Boiss., 1. C., p. 568.—Wk. et Lge., 1. c. Hab. in collibus arenosis locisque incultis regionis inferio- ris: in Pinar de Villanueva et in Pinar de Laguna-seca ditionis Puerto-Real; in Dehesa de la Naveta urbis Medina (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia australis, Italia, Dalmatia, Africa borealis. 1.437.—E, Paralias /. Sp. pl., p. 657.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 145, f. 4789! — Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 167. —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 504. —Tithymalus Paralius Dod., Pempt., p. 366 ic.!—7. Paralius rubentibus el compressioribus foliis Barr., Plant. ic. 886! Hab. in arenosis mobilibus ad oram maris, ubi a Sanlúcar et Chipiona ad Algeciras et Gibraltar frequenter occurrit. — +. Maj., Aug. (v. v.) Ar. geogr.—In littoribus maritimis totius regionis medite- rranee et Europ* occidentalis ab Anglia et Hibernia usque Lusitaniam. Occurrit etiam in Madera et Canariis. 1.438.—E. Characias /. Sp. pl., p. 662.—Cav., Preel., p. 498.—Reich., Ic. 1. c., t. 150, f. 4800! —Boiss. in DC., Prodr. 1. c., p. 172.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 504.— Tithymalus Characias Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 188, f. 1! 294 ANALÉS DE HISTORIA NATURAL. (516) Hab. in arenosis et rupestribus dumosis sylvaticisque regio- nis inferioris et montan: prope San Rogue (Willk., Dautez); in Dehesa de la Almoraima circa Castellar: im loco dicto La Manga ad Villaluenga; in Sierra del Pinar supra Benamahoma; in Sierra de la Silla circa Benaocaz, et alibi.—+t. Mart., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia mediterranea, Ba- leares, Sardinia, Sicilia, Italia, Creta, Imp. Maroccanum. TRIB. PHYLLANTHEE Múll. Securinega /. Miil!. 1.439.—S. buxifolia /. Múll. In DC., Prodr. xv, 2, p. 452.—Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 506.— Laguna, Flor. for. Esp. 11, p. 372 et Atl., lam. 77! —Colmeiroa buxifolia Reut., Bibl. univ. Genev., p. 241 c. ic. Hab. in regione inferiore, prope A leala de los Gazules (Clem.) —)). Mart., Apr. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania centralis et austro-occiden- talis, Numidia. TRIB. ACALYPHEA /J. Múll. Crozophora Vech. 1,440.—C. tinctoria A d7. Juss. Tent. Euphorb., p. 28,4. 7, f. 25, —Reich., lc. 1. c., t. 152, f. 4805/—Wk. et Lge., 1. C. 11, p. 507.—C. tinctoria y. genuina Mill. in DC., Prodr. 1. c., p. 749.—Croton tinctorium L., Sp. pl., p. 1425. —Heliotropium minus Tricoccum Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 47 ic.!—Vulg. Tornasol. Hab. in regione inferiore ubi in cultis in solo precipué argilloso huc illuc abundanter occurrit: prope Sanlúcar et ad Conil (Clem.); circa Puerto de Santa Maria (Clem., Gutiérrez, Bourg"); in ditione Jerez (Clem., Bourg.!) ad Viñas del Carras- cal, Cortijo de la Graderuela, Matacardillos «.; ad Cortijo de GFedula prope Arcos; inter Villamartin et Algodonales, et alibi. —(. Jun., Aug. (v. v. et s.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, regio omnis mediterranea. (517) Perez Lara.—PFrORULA GADITANA. 205 Mercurialis 7o0urn. 1.441.—M. tomentosa L. Sp. pl., p. 1465.—Miúll. in DC., Prodr. 1. c., p. 794.—WKk. et Lge., 1. e. 111, p. 508.— Phyllum marificum et Phyllum femini- ficum Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 48, ic.! Variat precipue foliis lanceolatis, obovatis v. late ovatis, obtusis acutiusculisve, nunc integerrimis v. parce denticula- tis, nunc a medio ad apicem serratis, 10-40 mm. long. et 5-15 lat.; floribus femineis solitariis v. paucis fasciculatis, pedicel- latis, pedicellis 3-10 mm. long.; seminibus late ovatis 2-3 mm. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis calca— reisque incultis locisque rupestribus dumosis huc illuc fre- quens: prope Puerto-Real (Osbeck); circa Puerto de Santa Ma- ria (Gutiérrez!, Rodríguez, Bourg.); prope Grazalema! et ad Ubrique (Clem.); circa Chiclana (Rodríguez, Cabrera!, Colm.); in vicinitatibus Jerez (Winkler); prope Arcos; in Sierra del Pinar supra Benamahoma et in aliis locis. —+. Mart., Apr. (v. v. ets.) Ar. geogr. — Lusitania, Hispania, Gallia australis, Ba- leares. 1.442.—M. elliptica L4m. Encyel. 1v, p. 119. — Miill. in DC., Prodr. 1. c., p. 195.— Wk.. et Lee.; 1. C. 15, p. 508. Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: ad Puerto de Santa Marta (Rodríguez); prope Chiclana (Clem.!, Webb, Willk., Lange) in Pinar de la Dehesilla; prope Arcos (Bourg.); circa San Roque (Boiss., Reut.)—?. Mart., Majo. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Lusitania australis, Hispania austro-occidenta— lis. Africe dubia civis. 1.443.—M. Reverchoni Rowy. In Journ. Le Naturaliste (1887), p. 199 et in Bull. Soc. Bot. Franc. xxxIv, p. 441.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 185. Hab. in rupestribus regionis inferioris, in monte Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Reverch.)—5. Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Hucusque in loco dicto tantum detecta. 296 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (518) 1.444.—M. annua Z. Sp. pl., p. 1465.—Reich., Ic. 1. c., t. 151, f. 4801! —M. anmua «. genuina J. Múlll. in DC., Prodr. 1. c., p. 797.—Wk. et Lge., l. c. 111, p. 509.— Mercurialis mar et Mer. femina Dod., Pempt., p. 647 ic.! Hab. in regione inferiore ubi in cultis incultisque, rudera- tis et ad sepes frequenter occurrit: ad Puerto de Santa Maria (Osbeck, Gutiérrez); in vicinitatibus Cádiz (Cabrera); prope Chiclana (Chape!); circa Jerez! (Willk.); in Gibraltar (Kel.); prope Bornos; in Cerro de los Mártires ad San Fernando, et alibi. —0. Flor. anno fere toto. (v. v. et s.) $. ambigua Duby, Bot. gall. 1, p. 417. —Wk. et Lge., l. c.— M. ambigua L., 1. c.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 52.—Reich., Tc. JC. L. 4802) Hab. in eisdem locis: ad Chiclana, Conil, Medina (Clem., Ca- brera); circa Jerez! (Willk.); in Gibraltar (Kel., Dautez); prope Sanlúcar (Colm.); ad San Fernando (Lange); in vicinitatibus Arcos, et alibi (v. v.) Ar. geogr.—HEuropa media et australis, Asia minor, Africa borealis, Canarise, Madera. TRIB. RICINEJE Bartl. Ricinus 70471. 1.445.—R. communis Z. Sp. pl., ed. 1, p. 1007. —Wk. et Lge., l. c. 111, p. 510.—R. com- munis e. genuinus Mill. in DC., Prodr. 1. c., p. 1019.— Ricinus Dod., Pempt., p. 363 ic.! —Vulg. Higuera infernal. Hab. in regione inferiore ubi huc illuc in hortis culta, et in arenosis maritimis et ad sepes subspontanea: circa Puerto— “Real et ad Puerto de Santa Maria! (Osbeck, Gutiérrez); in Co- mil, Medina, Sanlúcar et in vicinitatibus Jerez ! (Clem.); prope Cádiz! (Picard); in Gibraltar (Kel., Dautez); circa 47cos (Reu- ter); prope Algeciras (Winkler).—?. Maj., Jul. (v. v.) Ar. geogr.—Secundum auctores ex regione tropica Asi, Africee et Americe oriunda. (519, Perez Lara.—rLORULA GADITANA. 297 Fam. Empetracez Zindl. Corema JD. Don. 1.446.—C. album D. Don. In Edinb. phil. Jour. (1826), p. 63.—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 512.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 377 et Atl., lam. 47!— Empetrum album L., Sp. pl., p. 1450.—£Lrica Coris folio x, Clus., Rar. pl. hist., p. 45 ic.!—Vulg. Camarinas. Hab. in arenosis a mare non dissitis: circa Conil etin El Ca- mariñal ad Tarifa (Clem.); in vicinitatibus C4diz (Boiss., Reut.); in Dehesa de la Algaida prope Sanlúcar de Barrameda et in Coto de Doña Ana ubi abundanter occurrit.—+. Apr., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania boreali-occidentalis, Lusitania, Azo— rice. ORDO RUTARIEARUM. Fam. Coriarieze DC. Coriaria NVissol. 1.447. —C. myrtifolia L. Sp. pl., p. 1467.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, f. 4820! —Wk. et Lge., 1. Cc. nr, p. 513.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 3/8.— Coriaria 1, Quer, Flor. Esp. 1v, p. 431, t. 63! —Vulg. Garapalo. Hab. in rupestribus dumosis et sylvaticis regionis inferioris: prope Algeciras (Clem., Reverch.); circa San Rogue (Willk.); prope Zahara (Laguna!); inter Grazalema et Benahojan. — t. Mart., Apr. (v. v. ets.) Ar. geogr. — Lusitania, Hispania et Gallia mediterranez, Italia, Africa boreali-occidentalis. 298 ANADTES DE HISTORIA NATURAL. (520) Fim. Rutaceze Juss. Haplophyllum A. Juss. 1.448.—H. Hispanicum Spach. j Ann. sc. nat., ser. 3, x1, p. 1714.—WKk. et Lge., 1. c. 11, p. 5H. Ruta linifolia L., Sp. pl., p. 549.— Aplophyllum pubescens Boiss., Voy. bot. 11, p. 125.— Ruta sylvestris linifolia hispanica Barr., Plant. ic. 1186! Hab. in gypsaceis argillosisque incultis et collibus siccis regionis inferioris ubi haud frequens: ad Puerto de Santa Ma- ria (Gutiérrez, Clem.); circa Chiclana (Cabrera, Webb, Colm.); in pinetis ad Puerto- Real (Bourg.); prope Sanlúcar (Colm.)— h. Maj., Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania centralis et mediterranea et ¿Africa borealis? Ruta /. 1.449.—R. montana V4l/. Pl. du Dauph. ur, p. 582.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 154, f. 4811! —Wk. et Lge., 1. ce. m1, p. 515.—R. tenvifolia Desf., Flor. Atl. 1, p. 336.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 16.—R. montana Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 136 ic.!—Vulg. Ruda fina. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arenosis, ru- pestribus, collibus aridis et dumosis apricis huc illuc prove- nit: prope Puerto de Santa Marta (Clem.); ad Peñón de Merino circa Ubrique; im loco dicto Las Posadas ditionis Arcos; in La Dehesilla oppiduli 4 /gar; in Dehesa de Garcisobaco, Dehesa de la Dorada, Castillo de Gigonza et Cerro del Hinojal ad Torrox ditionis Jerez, et alibi.—5. Jun., Jul. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio omnis mediterranea. 1.450.—R. angustifolia Pers. Syn. 1, p. 464.—Reich., Ic. 1. c., f. 4813! —Gr. et Godr., Flor. Franc. 1, p. 328.—Parl. Flor. Ital. v, p. 353.—R. chalepensis a. angustifolia Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 516.—Vulg. Ruda bra- vwía.—Fetida, caule basi lignoso, ramoso, ramis superne s:eepe (521) Perez Lara.—rFLORULA GADITANA. 299 nudiusculis, foliis alternis bipinnatipartitis, laciniis inequa- libus lineari-oblongis obovato-linearibusve; floribus in cymam latam subcorymbosam dispositis, bracteis bracteolisque parvis ovato-acuminatis v. lanceolatis, petalis profunde fimbriatis: capsula 4-raró 5-loba, matura lobis sensim longeque attenua- tis conniventibus ideoque ambitu ejus subpyriformis, semini— bus curvulis acuté angulatis, facie dorsali presertim rugis brevibus v. tuberculis minutis plus minusve disjunctis. Hab. in regione inferiore et submontana, ubi in arenosis dumosis, rupestribus et collibus aridis huc illuc frequenter occurrit: ad Puerto de Santa María (Gutiérrez!) in loco E7 Coto: ad San Rogue et prope Algeciras (Dautez); in Dehesa de Cardela prope Benaocaz; ad Peña Arpada circa Alcalá; in La Dehesilla oppiduli 4/gar; in collibus ad E! Alcornocalejo ditionis Jerez, et alibi.—5. Mart., Apr. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Italia, Sardinia, Corsica, Gallia mediterranea, Baleares, Hispania, Lusitania, Africa boreali-occidentalis. 1.451.—R. bracteosa DC. Prodr. 1, p. 710.—Reich., Ic. l. c., t. 157, f. 4815! —Gr. et Godr.,1l. c. 1, p. 328.—Parl., 1. c. v, p. 355.—Reverch., Plant. Sard. exs. (1881) n.” 326! —R. Chalepensis f. bracteosa Boiss., Voy. bot. 11, p. 125.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 516. Primo intuitu heec precedentis similis, sed plurimis notis precipué fructus maturi nonnullis gravibus, ut opinor, valde distincta. Differt ramis usque ad apicem foliatis; foliorum laci- niis parum inseequalibus sepe latioribus; bracteis magnis, late subcordato-ovatis; floribus majoribus in cymam densam dis positis, petalis fimbriatis, fimbriis brevioribus latioribusque; et denique preesertim capsula plerumque 4-loba, matura lobis brevioribus abrupté parcissimeque attenuatis, erecto-patulis nec conniventibus, ideoque ambitu subgloboso, seminibus curvulis obtusé angulatis, undique spississimé minutissime- que rugoso-scrobiculatis. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis dumosis mariti— mis presertim et in collibus aridis huc illuc frequens: prope Chiclana (Cabrera, Lange, Colm.); in Gibraltar (Boiss., Kel., Dautez); prope Medina! et ad Puerto de Santa Maria (WiUk., Colm.); circa Rota (Willk., Bourg.!); in vicinitatibus Vejer! (Willk.); in ditione Jerez (Willk., Colm.) ad cenobium Za Car- 300 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (522) luja; prope Sanlúcar (Colm.); ad San Roque et Algeciras (Dau- tez) et in aliis locis.—%. Mart., Majo. (v. v. et s.) | Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, regio omnis mediterranea, Canarie. Fam. Zygophylleze 2. br. Peganum /. 1.452.—P. Harmala /. Sp. pl., p. 638.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 371.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, f. 4818! —Wk. et Lge., l. c. m, p. 517.— Harmala Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 136 ic.! Hab. in ruderatis et salsuginosis regionis inferioris: in di- tione Jerez (Clem.) ad Mesas de Bolaños.—24%. Jun., Jul. (v. v.) Ar. geogr.— Hispania centralis et mediterranea, Italia aus— tralis, Hungaria, Rossia australis, Oriens, Arabia, Africa bo- realis. Fagonia /. 1.453.—F. Gretica L. Sp. pl., p. 553.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 238.— Wk. et Lge., l. c. 11, p. 519.—Zrifolium spinosum Creticum Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 242 ic.! Hab. in arenosis regionis inferioribus: in vicinitatibus C4diz (Cabrera).—2%. Apr., Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania et Hispania australes, Sicilia, Creta, Cyprus, Africa borealis, Canarie. Tribulus /. 1.454,—T. terrestris /. Sp. pl., p. 554.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 339. —Brot., Flor. Lus. 1, p. 70.—Reich., Ic. 1. c., t. 161, f. 4821! —Wk. et Lge., 1. c. m, p. 519.—Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 141, ic.!—7. terrestris minor incamus hispanicus Barr., Plant. ic. 558! —Vulg. 40rojos. Variat presertim foliis virentibus aut feré incanis, et fruc—- tuum coccis adpresse hirtis y. glabris. (528) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 301 Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis maritimis preeci- pue, cultis et collibus aridis huc illuc frequens: ad Puerto de Santa María (Gutiérrez!, Bourg.!) in loco dicto Za Puntilla et in Sierra de San Cristobal; circa Sanlúcar (Clem.); inter Gibral- tar et San Roque (Kel., Dautez); juxta Palmones (Reverch.):; prope Chipiona; ad Barbate circa Vejer; in ditione Jerez, locis Canteras del Pino, Abiertas de Caulina et alibi.—O. Maj., Jul. (v. v. ets.) E Ar. geogr.—Europa australis, Asia occidentalis, Africa bo- realis. Occurrit etiam in America et ad Prom. B. Spei sed for- san introductus. ORDO GRUINALIUM. Fam. Oxalideze DC. Oxalis /. 1.455.—0. corniculata Z. Sp. pl., p. 623.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 223.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 199, f. 4896! —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 520.—Oxys faro fore Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 249 ic.! Variat preecipué pedunculis folio brevioribus longioribusve 1-5-floris. Hab. in cultis incultisque, ad muros et vias regionis inferio- ris et montanee: al Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); in San- lúcar (Clem.); circa San Roque (Dautez); in hortis in Grazalema: in muris urbis Jerez, et alibi.—GO. Flor. anno fere toto. (v. v.) Ar. geogr.—Europa media et australis, Asia occidentalis, India orientalis, Africa borealis, Canarise. America calidior, Nova-Hollandia «. 1.456.—0. cernua ZT/hunb. Diss. de Oxal., n. 12, t. 2.—DC., Prodr. 1, p. 696.—Parl., Flor. Ital. v, p. 264.—WKk. et Lge., l. c. nr, p. 521.—Vulg. Dor- milones. : Variat flore pleno. Hab. in arenosis et argillosis cultis incultisque ad sepes et 302 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (5%) margines viarum regionis inferioris, ubi hucilluc abundan- ter occurrithodie spontanea facta: in Gibraltar (Rambur., Kel., Dautez); ad Cadiz (Lange) in Barrio de San José; in vicinitati- bus San Fernando copiose; cirea Puerto-Real, juxta Puerto de Santa Maria, et circa Jerez in locis variis ubique; ad Viñas de Torrox im sepibus var. flore pleno preterea legi.—2. Febr., Matt. (v. v.) Ar. geogr.—Ex Prom. B. Spei oriunda; hodie per regionem feré totam mediterraneam, Lusitaniam, Maderam et Canarias diffusa et spontanea facta. Fam. Geraniaceze DC. Geranium /'Herit. 1.457.—G. molle Z. Sp. pl., p. 955.—Cuv., Dissert., p. 203, t. 83, f. 3I—Desf., Flor. Atl. 11, p. 102.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 72.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 191, f. 4879! —Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 528. Hab. in regione inferiore et montana ubi in ruderatis, her— bidis, ad vias et margines agrorum per omnem feré provin- ciam frequenter occurrit: ad Puerto de Santa Maria (Osbeck., Gutiérrez); circa Chiclana (Cabrera, Chape!, Colm.); in Gibral- tar (Kel., Debeaux); ad Sanlúcar (Colm.); prope Ubrigue; in vicinitatibus 4A7cos; in ditione Jerez ubi abundat, et in aliis locis.—0O. Febr., Apr. (v. v. et s.) ¿. grandiflorum Wk. et Lge., l. c. Hab. in arenosis, in isthmo Gaditano (Willk.)—(n. v.) Ar. geogr.—Europa feré tota, Asia occidentalis, Africa bo- realis, Canariz. 1.458.—G. dissectum /. Sp. pl., p. 956.—Cav., 1. c., p. 199, t. 78, f. 2! —Desf. , Elor. Atl. 11, p. 102.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 73.—Reich., 1. c., t. 189, f. 48761 —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 529. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arenosis argillo- sisque cultis, herbidis et ad sepes huc illuc frequens: ad Puerlo (525) Perez Lara.—rFLORULA GADITANA., 303 de Santa Maria (Gutiérrez); circa Chiclana (Chape!, Colm.); prope San Rogue (Willk.); in Gibraltar (Kel., Dautez); ad San- lúcar (Colm.); ad Villamartin; prope Ubrigue; in vicinitatibus Jerez, et alibi.—0O. Febr., Apr. (v. v. ets.) , Ar. geogr. —Europa feré tota, Sibiria, Asia occidentalis, Africa borealis, Canariz. 1.459.—G. rotundifolium L. Sp. pl., p. 957.—Cav., 1. c., p. 214, t. 93, f. 2! —Desf., Flor. Atl. m1, p. 101.—Broft., Flor. Lus. 11, p. 72. —Reieh., Ic. 1. c., t. 190, f. 4878! —Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 529. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis, rupes- tribus, herbosis, ad muros sepesque huc illuc frequens: in Sierra del Pinar supra Benamakoma (Clem.); in ditione Jerez (Clem.) locis Zsleta del Molino de Cartuja, Callejones de Lebri- ja «; in Gibraltar (Willk., Dautez); ad Algeciras (Winkler); in monte Sierra de la Silla prope Ubrigue; ad Convento de la Piedad circa Puerto de Santa Maria, et alibi.—O.Mart., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Europa feré omnis, Sibiria, Asia occidentalis, Africa borealis, Canarise. 1.460.—G. pusillum Z. Sp. pl., p. 957.—Cav., l. c., p. 202, t. 83, f. 1! —Reich., Ie. l. e., f. 4877!—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 530. Hab. in incultis ad Santúcar de Barrameda ex Colmeiro.— O, Maj., Jul. (nm. v.) Ar. geogr.—Europa media, Hispania centralis et mediterra- nea, Gallia, Italia, Dalmatia, Taurica, Caucasus, Cyprus, Syria. 1.461.—G. lucidum Z. Sp. pl., p. 955.—Cav., l. C., p. 214, t. 80, f. 21 —Desf., Flor. Atl. 11, p. 104.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 72.—Reich., Ic. 1. c., t. 187, f. 48721 —Wk. et Lge., 1. c. 1, p. 530. Hab. in rupestribus umbrosis regionis montan et subal- pinxw: in monte Sierra del Pinar inter Grazalema et Benama— homa (Clem.); in Sierra del Caos supra Benaocaz.—O. Maj., Jun. (v. v,) Ar. geogr.—Europa media et australis, Sibiria, Asia occi- dentalis, Africa borealis. 301 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (526) 1.462.—G. Robertianum Z. Sp. pl., p. 955.—Cav., 1. c., p. 215, t. 86, f. 1! —Desf., Elor. Atl. 1, p. 104.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 71. —Reich., lc. 1. e., t. 187, f. 4871! —Wk. et Lge., l. c. 11, p. 531.—Dod., Pempt., p. 62, ic.! Hab. in regione inferiore et montana, ubi in dumetis silva- ticis, rupibus irrigatis et ad sepes umbrosas huc illuc frequens: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); prope Sanlúcar, circa Ubrique, et inter Conil et Tarifa (Clem.); prope Alcala (Cabre- ra); in Dehesa del Juncoso urbis Arcos; ad Benamahoma; in di- tione Jerez locis Manantial de Tempul, Dehesa del Corchadillo et alibi.—O. Mart., Majo. (v. v.) 8. parviflorum Viv., Flor. Lyb., p. 39.—WKk. et Lge., 1. c. Hab. in eisdem locis: in Gibraltar (Dautez); ad Abiertas de Caulina urbis Jerez, et alibi. (v. v.) Variat ut anterior valvulis glabris v. pubescentibus. Ar. geogr.—HEuropa media et australis, Asia occidentalis, Sibiria Altaica, Africa borealis, Canarise, Madera. Erodium /7'Herit. 1.463.—E. romanum /'Heril. In Ait. H. Kew. 1, p. 414.—Willd., Sp. pl. 111, p. 630.—Wk. et Lge., 1. C. 1, p. 5335.—GFeraniuúm Romanum L., Sp. pl., p. 951. —Cav., Diss. 1v, p. 225, t. 94, f. 2— (F. Myrrhinum tenvwifolimm amplo fore purpureo Barr., Plant. ic. 1245! Hab. in aridis regionis inferioris, ad Chiclana et ad Sanlú— car ex Colm.—2%. Mart., Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio feré omnis mediterranea. 1:464,—E. cicutarium /'/Heril. In Ait., Hort. Kew. 11, p. 414.—Reich., Ic. 1. c. v, f. 4864! — Wk. et Lge., 1. c. u1, p. 5336.—GFeranium cicutarium L., Sp. pl., p. 951.—Albopilosum, caulibus diffusis v. erectiusculis; foliis pinnatisectis, sesmentis non decurrentibus, sessilibus, pinna- tifidis, lobis integris seu inciso-dentatis obtusis acutisve; sti- pulis scariosis, late ovatis v. ovato-lanceolatis, acutis, ciliatis: pedunculis folio longioribus 3-8-floris; bracteis seepe plus mi- (527) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 305 nusve connatis ovato-acutis; calyce villoso, sepalis lineari- oblongis 3-5—nerviis, albo-marginatis, ciliatis, mucronatis, mucrone apice seepe setula alba: petalis obovatis, inseequali- bus, calyce longioribus, ad unguem pilosis, roseis, 2 superio- ribus basin versus seepe macula pallida nigello-punctulata notatis; filamentis fertilibus lanceolato-subulatis sterilibus brevioribus lineari-lanceolatis, acutis; carpidiis obovato-linea- ribus, parviusculis, rufis, pilis ad latera vergentibus, utrinque foveola subrotunda, subtus plica concentrica notatis. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arenosis cultis incultisque, ad vias et margines agrorum per omnem feré provinciam satis frequens: ad Puerto de Santa Maria (Gutié- rrez, Willk.); juxta Conil et in vicinitatibus Jerez (Clem.); ad Gibraltar (Kel., Dautez); prope Santúcar (Willk., Colm.); circa San Roque (Dautez); ad Algeciras (Reverch.); ad Benaocaz, circa Arcos, et in aliis locis.—O. Febr., Majo. (v. v.) 3. primulaccum.—E. primulaceum Lange, Ind. sem. Hort. Haun. p. 24 et Pug., pl. 1v, p. 328.—Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 536! Differt a precedente, cui persimilis, foliorum segmentis in- ferioribus seepe remotis; stipulis albis; bracteis ovatis persepe reflexis; umbella 5-8-fiora interdumque 9-flora; sepalis basi densé albo-pilosis, apice glabriusculis, latius albo-margina- tis; petalis calyce duplo triplove longioribus. Hee notee omnes tamen summopere variabiles et forme ambigue obvise sunt. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arenosis argillo- sisque herbosis, ad margines agrorum frequenter occurrit: circa Algeciras (Willk., Winkl.); ad Puerto de Santa Maria (Willk., Lange); juxta San Rogue (Dautez); inter Villamartin et Algodonales; ad Cerro de Muleras prope Ubrique; in pago Casas- Viejas oppidi Medina; in ditione Jerez, locis A biertas de Caulina, Montealegre et alibi. (v. v.) +. bipinnatum DC., Prodr. 1, p. 647.—Moris, Flor. Sard. 1, p. 342. —Ball. Spic. Flor. Mar., p. 385.—Z. Jacguinianmum $. bipin- natum Parl., Flor. Ital. v, p. 206.— Geranium bipinnatum Cav., Diss. v, p. 273, t. 126, f. 31—(G. numidicum Poir., Voy. 11, p. 201.—Glabriusculum, caulibus diffusis, foliis pinnatisectis, segmentis pinnatipartitis, lobis angustis, lanceolatis s. linearibus, seepe subinciso-dentatis, obtu- ANALES DE HIST. NAT.— XXIV. 20 306 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (528) sis acutisve; pedunculis paucifloris; petalis ineequalibus calyce longioribus; carpidiorum foveolis subtus aut plica parca aut sine plica. Variat statura humili aut altiore, caulibus foliisque glabris aut villi albi plus minusve co- pia, pedunculis, e planta preecipué in maritimis aridisve nata, persepe bifloris, et interdum, e planta presertim in pinguibus locis, 3-7 floris. Hab. in herbidis, collibus aridis, pascuis maritimis et ad vias regionis inferioris: in Gibraltar (Brouss.); in Sierra de la Plata prope Tarifa; ad Cabo de Trafalgar prope Vejer; inter Chipiona et Rota; in herbidis juxta Bornos; in ditione Jerez, locis Abiertas de Caulina, Callejón del A ldaladejo et alibi. (v. v.) 3. Jacquinianum.—Pro subsp. in Ball., 1. c., p. 386.—.4. Jac- guiniamim Fisch. et Mey., Ind. 1x H. Petrop. Suppl., p. 11. —Boiss. et Reut., Pus., p. 25.—Parl., Flor. Ital. v, p. 206. Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 537.—£. hirtum Jacq., Eclog. 1, p. 85, t. 58, et Boiss., Voy. bot. 11, p. 122 non Willd.— E. cicutarium y. hirtum Moris, l. Cc. —Z. Jacquintanum p. subacanle Boiss. et Reut., 1. c.—Pallide virens v. subci- nereum, caulibus interdum subnullis sepeque 10-45 cm. lone., procumbentibus aut erectiusculis, pubescenti-hir- tis, superne presertim pilis apice glanduliferis; foliis den- se breviterque albo-villosis nonnunquam viscidulis, pin- natisectis, segmentis pinnatipartitis, lobis minimis lan- ceolatis lanceolato-linearibusve obtusiusculis, persepe inciso-dentatis; pedunculis folio longioribus, glanduloso- hirtis, 2-6 fioris; sepalis glanduloso-villosis, brevissimée mucronatis; petalis subequalibus 5-6 mm. long., purpu- reis, immaculatis, calyce longioribus; carpidiorum foveolis plerumque sine plica externa.— Characteres quibus hoc ab Z. cicutario et formis afínibus distinguitur, ut jam mo- nuerunt clar. Moris et Ball, certé instabiles et specimina ambigua interdum occurrunt. Hab. in pascuis maritimis et collibus arenosis regionis infe- rioris: prope Chiclana (Colm., Winkler) in loco Pinar de la De- hesilla; ad Gibraltar (Dautez); in Sierra de San Cristobal circa Puerto de Santa Maria; ad Sierra de Retin prope Vejer; ad viñas de Montealegre prope Jerez et alibi. (v. v.) Ar. geogr.—Var. x. in Europa media et meridionali, Sibiria, (529) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 307 Asia occidentali, Africa boreali, Canariis; £. in Lusitania, His- pania centrali et meridionali, Africa boreali; ». in calidioribus regionis mediterranez occidentalis; 3. in Hispania media et australi, Corsica, Sardinia, Asia minore, Persia, Africa boreali- occidentali. 1.465.—E. Salzmanni De/. Ind. sem. H. Monsp., p. 6.—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 537! — E. cherophyllum Coss., Pl. critiq. 1, p. 32 nec Feranium chero- phyllum Cav.—£E. tenuisectum Lange Pug., p. 327, non Godr. et Gr.—£. viscosum Salzm. exs.—Robustum, caulibus decumben- tibus, atro-purpureis, puberulis v. pubescenti-hirtis, sepe a summo usque deorsum pilis glandulosis interdumque in parte inferiore subglabris; foliis pubescentibus hirtisve plerumque glanduloso-viscidulis, pinnatisectis, segmentis in lobos 2-5- fidos pinnatipartitos, lobulis seepissime angustée lanceolatis linearibusve acutis seu acutiusculis; stipulis scariosis, late ovatis v. ovato-lanceolatis, acutis, superioribus saltem dorso pubescenti-viscidis; pedunculis folio longioribus, validis, 5-10- floris, cum pedicellis in fructu declinatis dense glanduloso- hirtis; bracteis villoso-glandulosis; sepalis oblongo-lanceola- tis, dense hirtis, glanduloso-viscidis, confusé albo-margina- tis, nerviis 3-5 validis, palam ramosis, mucrone seepe crasso; petalis «equalibus calyce vix longioribus, roseo-violaceis, im- maculatis, basi 5—-nerviis; filamentis fertilibus e basi lata et in parte superiore perseepe insequaliter truncata abrupte subu- lato-filiformibus, sterilibus brevioribus, oblongo linearibus, apice truncatis aut bidentatis; carpidiis fuscis, pilis ad latera vergentibus, utrinque foveola subrotunda, laté albido-margi- nata, subtus plica parca aut obsoleta. Cl. Ball (Spic. Fl. Mar., p. 385) hoc cum CFeranio cherophyllo Cav. immeritó pro synonymo conjunctum, ad 4. cicutarit va- rietatem reduxit. Revera ambo proximee sunt, sed in senten- tiam ejus convenire nequeo. Primo intuitu Z. Salemanni plu- rimis notis non levibus ullis a 4. cicutario satis differt et spe- cimina intermedia preeterea nunquam vidi. Hab. in arenosis argillosisque incultis, herbidis maritimis, ad vias et in collibus dumosis regionis inferioris: proximée Cá- diz locis La Cortadura (Willk., Fritze, Winkler) in Barrio de San José (Lange) et ad Castillo de Puntales; circa Puerto de 308 ANALES DE HISTORIA NATURAL. ó (530) Santa Maria (Bourg.!); prope Sanlúcar (Bourg., Colm.); juxta Chiclana (Colm.); inter Gibraltar et San Rogue (Dautez); in di- tione Jerez, locis Callejón del Albaladejo, Dehesa de Calvario et alibi.— O. Febr., Majo. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania boreali-occidentalis et me- ridionalis, Imper. Maroccanum, Algeria. 1.466.—E. moschatum /'/7eril. In Ait. Hort. Kew. 11, p. 414. —Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 184, f. 48671 —Wk. et Lge., l. c. 11, p. 538.— Geranium mos chatum L., Sp. pl., p. 951.—Cav., Diss. tv, p. 227, t. 94, f. 1! — Brot., Flor. Lus. 11, p. 74. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis argillosisque cul- tis incultisve, in ruderatis, herbidis, et ad margines agrorum huc illuc satis frequens.—O. Febr., Apr. (v. v. ets.) 8. scissifolium Per. Lar. in Flor. Gad. exs.—Caulibus erectius— culis altioribus, segmentis foliorum pinnatifidis v. pinna- tipartis, lobis profundée insequaliterque incisso-dentatis, stipulis pellucidis, niveis-an %. moschatum v. dissectum. Ball.? Hab. in ruderatis, prope Jerez. (v. v.) Ar. geogr.— Europa occidentalis, Lusitania, regio omnis mediterranea, Canarisve, Madera, Azoricee. 1.467.—E malacoides W¿1/d. Sp. pl. 111, p. 639.—Reich., Ic. 1. c., t. 185, f.:48681—Wk:set Lge., 1. c. 111, p. 538.—Geranium malacordes L., Sp. pl., p. 952. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosisque her- bidis ad vias agrorumque margines huc illuc satis frequens: ad Puerto de Santa Marta (Gutiérrez); circa Conil (Clem.); in Gibraltar (Lag., Kel., Dautez); prope Cádiz (Cabrera); ad San Fernando (Willk.); juxta Chiclana et ad Sanlúcar (Colm.); in vicinitatibus Jerez (Winkler); ad San Roque et in Algeciras (Dautez); prope Ubrique et in aliis locis.—0O. Febr., Apr. (v. v.) 3. abbreviatum, villosum, pilis omnibus apice eglandulosis, autem foliis calycibusque preecipue glandulis pellucidis, sessilibus, preeditis; caulibus 5-15 cm. decumbentibus; foliis ovato-oblongis, 10-18 mm. lat. et 20-30 mm. long. (531) Perez Lara.— FLORULA GADITANA. 309 (absque petiolo) serrato-dentatis, subtrilobis, basi corda- tis, sinu augusto clauso; stipulis scariosis, rufescentibus; sepalis breviter mucronatis; filamentis omnibus basi cilia- tis; carpidiorum foveolis subtus plica concentrica munitis. Hab. in arenosis maritimis, ad Castillo de Puntales prope Cadiz. (v. v.) 7. macrophyllum Lange, Pug., p. 329. —Wk. et Lge., 1. c.— E. althevides Jord., Pug., p. 41.— Geranium malacoides Cav., Diss. rv, p. 220, t. 91, f. 11 —Villosum, glandulis ses- silibus et in parte superiore plerumque pilis aliis apice elandulosis; caulibus erectis; foliis ovatis v. oblongo-reni- formibus, 15-40 mm. lat. et 25-55 mm. long. (absque pe- tiolo) lobatis crenatisque, basi cordatis, sinu angusto seepe aperto; sepalis mucronatis, mucrone 1,50 mm. Hab. in arenosis argillosisque herbosis: prope A/cald et in vicinitatibus Jerez. (v. v.) 3. subtrilobum Lange, Pug., l. c.—Wk. et Lge., l. c.—4. subiri- lobum Jord., Pug., p. 42. Hab. in arenosis herbidis et ad vias: inter San Fernando et Cádiz (Willk.); in Gibraltar et ad Algeciras (Dautez); in vici- nitatibus Jerez (v. v.) Specimina beetica feré omnia a me scrutata a gallicis máicro- phyllis et macrophyllis que ante oculos habeo, pedunculis pe- dicellisque minus glanduloso-hirtis et stipulis rufescentibus nec albis differunt. Ar. geogr.—Europa australis, Asia occidentalis, Africa bo- realis, Canarise, Madera, Azoricee. 1.468.—E. Chium Will. Sp. pl., p. 634.—Parl., Flor. Ital. v, p. 239. —Wk. et Lge., l. C. 111, p. 538.—EFeranium Chium L., Sp. pl., p. 951.—Cav., ISS. Tv, p:1221, 43:99,f. 1! Variat caulibus hirsutis, erectis 50 cm. usque alt., foliis mag- nis limbo 30-60 mm. lat. ac long., umbella 5-9 flora, aristis sepalorum mediam calycis partem subequantibus, filamentis omnibus ciliatis aut pariter glabris. — Y. Chium v. macro- Phyllum Per. Lara, Flor. Gad. exs. Hab. in regione inferiore ubi in herbidis arenosis, ruderatis 310 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 532) et ad vias non infrequens: ad Puerto de Santa Marta (Gutié- rrez); prope Cádiz (Cabrera, Lange); in vicinitatibus Jerez (Winkler) ubi satis frequens; circa Medina; ad Cortijo de Casa blanca prope Arcos et alibi.—O. Mart., Apr. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania australis, Hispania et Gallia mediter- ranexe, Baleares, Corsica, Sardinia, Sicilia, Italia australis, Grecia, Africa borealis. 1.469.—E. laciniatum JVi!1d. Sp: pL. LP: 030: Planta polymorpha in species plurimas notis diagnosticis instabilibus definitas ab auctoribus nonnullis scissa. Specimi- na omnia a me scrutata ut opinor ad typos sequentes formis intermediis conjuctos refferri possunt. a. geniinum, glabriusculum, caulibus prostratis, foliis cordato- ovatis profunde trifidis, superioribus subbipinnatiparti- tis, laciniis pene linearibus acutiusculis, bracteis 2-5 ova- tis, basi plus minusve connatis, petalis calyce pauló lon— gioribus, fovea carpidiorum sine plica externa.— Gera- nium laciniatum Cav., Diss. 1v, p. 228, t. 113, f. 3! Variat statura humili aut altiore, caulibus pedunculis petio- lisque sparsim denseve retrorsum hispidis (2. laciniatum Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 539. —£. hispidum Presl., Flor. sic. 1, p. 208), foliis puberulis s. hirsutis parvis aut magnis laciniis angustis latiusculisve, stipulis bracteisque obtusis subindeve nonnullis acutis, umbella 2-9-flora, rostro carpidiorum 4-7 cm. Hab. in arenosis et collibus siccis regionis inferioris: ad Puerto de Santa Marta (Gutiérrez, Bourg.); in San Fernando et prope Chiclana (Bourg.); inter Chipiona et Rota; in pinetis prope Puerto-Real; in ditione Jerez, locis Callejón del A lbala— dejo, Cortijo de Lomo-pardo et alibi.—O. Apr., Majo. (v. v.) B. intermedium, caulibus prostratis v. adscendentibus, foliis inferioribus cordato-ovatis inciso-crenatis trilobis, supe- rioribus sinuato-pinnatifidis, laciniis latiusculis inciso- dentatis crenatisve, bracteis 2-3 ovato-rotundatis basi plus minusve connatis, petalis calyce pauló subduplove lon- gioribus.—Prodium ajine Ten., Syll., p. 330. Variat ut anterior statura, caulibus pedunculis petiolisque (533) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 311 pilis reflexis aut glabris, foliis adpressé hirsutis s. glabriuscu- lis, bracteis parvis aut magnis (1. involucratum Kunze, Chlor., p. 740), umbella bi-multiflora. Hab. in eisdem locis: ad Puerto de Santa Maria (Rodríguez!); inter Gibraltar et San Roque (Willk.); in ditione Jerez (Win- kler), locis A diertas de Caulina, Hijuela de Montealegre et alibi; prope Puerto-Real; ad Barbate circa Vejer. (v. v. et s.) 7. subintegrifolium, caulibus decumbentibus v. erectiusculis, foliis inferioribus ovali-v. ovato-cordatis obtusissimis inee- qualiter crenulatis sepe sublovatis, superioribus nunc infer. similibus nunc lobatis vel inseequaliter laciniatis lobis lacinisve inciso-dentatis aut crenulatis, stipulis mag- nis sepe acutis, petalis calyce duplo plusve longioribus. Erodium soluntinum Todar. Ind. sem. H. Panorm. (1868), p. 36-pro subsp. in Battand., Flor. Alger., p. 126. Variat pariter ut anterior statura humili aut altiore, cauli- bus pedunculis petiolisque sparsim denseve hispidis aut gla- briusculis, foliis adpressé puberulis subglabrisve parvis (e planta in aridis nata limbo 15-20 mm. long.) aut magnis (in pinguibus limbo 40-70 mm. usque long.), umbella bi-multi- flora, rostro carpidiorum 8 cm. usque long. Hab. in arenosis, herbidis maritimis et collibus regionis in- ferioris: prope Benaocaz; ad radices orientales montis 51e77a de Plata circa Tarifa; ad Cabo de Trafalgar circa Vejer; in di- tione Jerez, Callejón del Albaladejo, Abiertas de Caulina, et alibi. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, regio feré omnis mediterranea, Ca- narie; var. . cum £. probabiliter commutata, hucusque tan- tum in Sicilia et Algeria. 1.470.—E. maritimum Z'Heril. in Ait. Hort. Kew. 1, p. 416.—Sm. Flor. brit. u, p. 728.— Geranium maritimum L., Sp. pl., p. 951.—Cav., Diss. 1v, p. 218, 1488211 Hab. in herbidis maritimis: inter Puerto de Santa Maria et Sanlúcar (Gutiérrez); in vicinitatibus Conil (Clem.)—0? Apr., Maj. (n. v.) Ar. geogr. —Anglia, Gallia occidentalis ,et mediterranea, Corsica, Sardinia, Italia occidentalis, Hispania mediterranea. 312 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 1534) 1.471.—E. hymenodes 7'/Teril. Geran., t. 4.—Battand., Flor. Alger., p. 125.— Geranium tri- folium Cav., Diss. 1v, p. 223, t. 97, £. 3! (sine caule).—G. yeifo- lium Desf., Flor. Atl. 11, p. 108. Hab. in provincia Gaditana (Duf.) —2%. Apr., Jun. (n. v.) Ar. geogr.— Algeria. 1.472.—E. ciconium Willd. Sp. pl. 111, p. 629. —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 540.— Geramum ciconium L., Sp. pl., p. 952.—Cav., Diss. 1v, p. 228, t. 95, f. 2! Hab. in arenosis herbidis et collibus aridis regionis inferio- ris et montan:e sed raro: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); in Sierra de Libar prope Villaluenga.—O. Apr., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Regio omnis mediterranea. 1.473.—E. Botrys Berto!. Amen. Ital., p. 35.—Parl., Flor. Ital. v, p. 228. —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 540!— Geranium Botrys Cav., Diss. 1v, p. 218, t. 90, f. 2I—Brot., Flor. Lus. 1, p. 74. Variat quoad staturam, indumentum, foliorum fissuras car- pidiorumque dimensionem, sed varietates certee vix distingui possunt. In speciminibus ullis a me scrutatis carpidiorum ros- trum 12 cm. long. usque. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis argillosisque her bidis, pascuis apricis, collibus siccis et ad agrorum margines huc illuc satis frequens: ad Puerto de Santa María (Gutiérrez, Bourg!) ; prope Santúcar (Clem., Colm.); in loco 41 4 cebuchal ad Algeciras (Clem., Willk.); juxta San Roque (Boiss., Winkl.); inter Chiclana et Conil (Willk., Colm.); in Gibraltar (Wilk., Dautez); in las Canteras ad Puerto-Real; in ditione Jerez, locis La Canaleja, Llanos de Caulina et alibi.—G. Mart., Majo. (y. v. els.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Baleares, Gallia mediter— ranea, Corsica, Sardinia, Sicilia, Italia, Turcia, Creta, Africa borealis, Canarise, Madera. (535) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 313 Fam. Lines DC. Radiola Gmel. 1.474.—R. linoides Gmel. Syst. veg. 1, p. 289. —Wk. et Lge., l. c. 111, p. 543.—R. Mille- graria Sm., Flor. brit. 1, p. 202.—Reich., Ic. Flor. Germ. vi, t. 325, f. 5152! —£Linum Radiola L., Sp. pl., p. 402.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 485.— Linocarpum Serpylli folio, multicaule el multi- forum Mich., Nov. pl. gen., p. 23, t. 21! Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arenosis humi- dis, rupestribus, dumosis et silvaticis huc illuc provenit: circa Ubrique (Clem.); in quercetis supra San Rogue (Boiss.); in S2e77a de Luna prope Los Barrios (Nilsson); ad Palmones (Reverch.):; in Dehesa del Corchadillo ditionis Jerez.—0O. Apr., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—HKEuropa ferée tota presertim occidentalis et aus— tralis, Algeria, Imper. Maroccanum, Madera. Linum /. 1.475.—L. Gallicum Z. Sp. pl., p. 401.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 483.—Reich., Ic. l. c., t. 326, f. 5168! —Wk. et Lge., l. C. 111, p. 544. Hab. in arenosis rupestribusque regionis inferioris: in G/- braltar (Lagas.)—0O. Apr., Jun. Ad hanc speciem mihi pertinere videtur planta a me in pi- netis prope Chiclana lecta, sed valde incompleta quapropter haud omnino certa. Ar. geogr.—Lusitania, regio omnis mediterranea, Madera. 1.476.—L. setaceum 5701. Flor. Lus. 1, p. 484 et Phyt. Lus. 1, p. 93, t. 41!—Boiss., Voy. bot. 1, p. 107.—Wk. et Lge., l. C. 111, p. 545.—L£. tenuifolium Schousb., Veg. Mar., p. 136 non L. Hab. in regione inferiore, ubi in rupestribus collibusque arenosis v. calcareis frutice coopertis huc illuc occurrit: ad 314 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (536) Puerto de Santa Maria (Bourg.); in monte Gibraltar (Boiss., Dantez); juxta San Roque (Boiss., Reut.); circa Algeciras (Reverch.); prope 4 /gar; in Dehesa de Calvario inter Jerez et Medina; ad Castillo de Tempul ditionis Jerez et alibi.—O. Maj., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania australis, Imper. Maroc- canum. 1.477.—L. strictum Z. Sp. pl., p. 400.—Cav., Preel., p. 394.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 484.—L. strictum B. cymosum Wk. et Lge., 1. C. 111, p. 545.— L. sessiliflorum a. Lam., Encycel. 11, p. 523.—Cathartolinum strictum Reich. Ic. 1. c., t. 327, f. 5170! Hab. in regione inferiore ubi in arenosis calcareisque dumo- sis et collibus aridis huc illuc provenit: prope Puerto-Real (Gutiérrez!); in Pinar de Villanueva; in ditione Jerez (Clem.); in monte Gibraltar! (Pourr., Kel., Dautez); circa Puerto de Santa Maria (Bourg'.!) in loco El Coto; ad Algeciras (Winkl., Reverch.)—0. Apr., Majo. (v. v. et s.) 8. spicatum Pers., Syn. 1, p. 336.—L£. inequale Presl., Delic. Prag., p. 58.—£. strict. y. axillare Wk. et Lge. 1. c. | Hab. in eisdem locis, sed rarius: in Gibraltar (Pourr.); in vicinitatibus Cadiz (Duf.) (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania, regio omnis mediterranea, Madera, Canarie, Abyssinia. 1.478.—L. tenue Desf. Flor. Atl. 1, p. 280, t. 81! —Boiss., Voy. bot. 1, p. 107.— Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 546.—L£. virgatum Schousb., Veg. Mar., p. 136.—L£. melitanthum Brot., Flor. Lus. 1, p. 484. Hab. in regione inferiore, ubi in argillosis arenosisque cul- tis, inter segetes, atque in incultis, collibus siccis et ad limites agrorum per omnem feré provinciam satis frequens: in vici- nitatibus Conil et prope Ubrique (Clem.); circa Sanlúcar (Clem., Bourg.); in declivitate occidentali montis Picacho de Alcald! (Clem.); ad San Roque (Boiss., Kel., Dautez); in ditione Jerez (Clem.) locis Cortijo del Pino, Rancho de Zarpa, Sierra de Dos Hermanas, Dehesa de Figonza et alibi; prope Algeciras (Reverch.); inter Villamartin et Algodonales; ad Puerto de los (537) Perez Lara.—FrLORULA GADITANA. 315 Cardos prope Prado del Rey; circa Torre de Estrella urbis Me- dina et in aliis locis.—O, O). Maj., Aug. (v. v.) Specimina lecta a me caulibus 40-80 cm. long. duris basi lienosiusculis, foliis evidenter trinerviis margine (sub lente) ad apicem tantum scabriusculis, sepalis trinerviis, corolla lutea calyce quadruplo v. subquintuplo longiori, stiematibus longis cylindricis stamina multó superantibus ad Z. Munby- anum Boiss. et Ren.—£. tenue Munby non Desf.—ex descrip- tione spectare videntur, etsi radice (ut dicunt) perenni et sepalis lanceolatis acutis, nec lanceolatis attenuato-acumina- tisque adhuc recedunt. Tamen quoad radicem, heec plus mi- nusve indurata in Linis feré omnibus hujus gregis, seepe biennis vel interdum perennans, sed raró veré perennis, et L. Munbyanum ex Ball Spic., p. 380 non perennis est, atque a cl. Battandier in Flor. Alger., p. 175, merito ut intelligo, pro subspec. £. tenis enumeratur. L. corymbiferum Desf., ex speciminibus algeriensibus quee ante oculos habeo, caulibus vere lignosis, foliis latioribus confertis, omninúd serratis (nec retrorsum asperis ut dicitur in Flor. Atl.) superioribus nonnullis subdentatis, sepalis latiori- bus abrupte longeque acuminatis « contra opinionem illustr. Ball mihi videtur specificé distinctum. Ar. geogr.—Lusitania et Hispania australes, Algeria, Imper. Maroccanum. 1.479.—L. maritimum Z. Sp. pl., p. 400.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 280.—Reich., Ic. 1. c., f. 51721 —Wk. et Lge., l. c. 11, p. 546.—£. sylvestre Dod., Pempt., p. 525 ic.! Hab. in humidis maritimis, in Gibraltar (Pourr., Kel., Dau- tez).—24. Jun., Jul. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania centralis et mediterranea, Baleares, Gallia mediterranea, Corsica, Sardinia, Italia, Dalmatia, Grecia, Algeria. 1.480.—L. suffruticosum Z. Sp. pl., p. 400.—Cav., Ic. 11, p. 5, t. 108! —Boiss. Voy. bot. 11. p. 108.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 547 excl. syn. Gr. et Godr.— L. fruticans angustis acutisque folíis Barr., Plant. ic., 1231! Hab. in collibus dumosis aridis regionis inferioris et monta- 316 ANALES DE HISTORIA -NATURAL. (538) ne: circa Puerto-Real (Gutiérrez, Bourg.); prope Alcala de los Gazules et ad Medina (Cabrera!); ad Chiclana (Cabrera, Colm.); in montibus ad Grazalema (Webb., Reverch.); in Sierra de la Potrica prope Jimena.—+. Maj., Julio. (v. v. et s.) Ar. geogr.—Hispania centralis et mediterranea, Mauritania Tingitana, Algeria. 1481.—L. angustifolium uds. Flor. Angl., p. 134.—Reich., Ic. 1. c.,t. 329, f. 51581 —Wk., et Lge., l. Cc. 11, p. 549.—£. Varbonmense Desf., Flor. Atl. 1, p. 279 non L.—£. agreste Brot., Flor. Lus. 1, p. 481. Variat caulibus erectis aut adscendentibus 20-80 cm. long, foliis plus minusve pellucido-punctatis abbreviatis angustis aut longioribus latioribusque, interdum uninerviis, sepissime tri-quinquenerviis, sepalis plerumque, in sicco, trinerviis, interioribus seepe minutissime eroso-subciliatis. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis herbidis, pratis, pascuis locisque silvaticis huc illuc valde frequens: in 6i0ral- tar (Willk., Dautez); ad Puerto de Santa Maria ubi a Gutiérrez! sub nomine Z. Varbonnensi lectum; circa Algeciras (Willk., Dautez, Reverch.); prope Puerto-Real (Bourg.) in Pinar de Villanueva; circa Santúcar (Colm.); ad San Rogue (Dautez); in pinetis prope Chiclana; in Dehesa de Atrera urbis Arcos; in ditione Jerez, locis Llanos de Caulina, Dehesa de Garcisobaco et alibi.—O. O. Mart., Majo. (v. v. ets.) Ar. geogr.—KEuropa occidentalis, Lusitania, Hispania, regio omnis mediterranea, Canarise, Madera. 1.482.—L. decumbens esf. Flor. Atl. 1, p. 278, t. “9!—Guss., Flor. sic. prodr. 1, p. 387.— Part., Flor. Ital. v, p. 307.—Battand., Flor. Alger. 1, p. 176.— Debeaux, Flor. Gibr., p. 45. Hab. in graminosis, in declivitate meridionali collis San Roque (Dautez, Debeaux).—0O. Apr., Maj. (n. v.) Ar. geogr.—Sicilia, Italia australis, Algeria. 1,482,—L. usitatissimum Z. | Sp. pl., p. 397.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 481.—Reich., lc. 1. C., t. 329, f. 5155! —Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 550.—L£. sativum Dod., Pempt., p. 524 ic.! (539) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 317 Colitur parce huc illuc, hincque subspontaneum interdum provenit.—O. Apr., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Patria ignota. E £. angustifolio param distat; forsan ejus varietas tantum e cultura nata. ORDO POLYGALINARUM. Fau. Polygalaceze Juss. Brachytropis W:i!ll£. 1.484.—B. microphylla JV+//%. Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 552 et Illustr., Flor. Hisp. 1, p. 34, t. 241 —Polygala microphylla L., Sp. pl., p. 989.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 30 et Phyt, Lus. 1, p. 214, t. 175!—Hoffm. et Link., Flor. Port. 1, p. 279, t. 56! —Webb, If. hisp., p. 66. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in arenosis, ru- pestribus, ericetis locisque dumosis frequenter provenit: circa Puerto de Santa María (Gutiérrez, Boiss.); supra Algeciras (Née, Willk., Boiss., Fritze); in monte Picacho de Alcalá de los Gazules (Schott, Webb, Bourg.); in montibus inter 4/cald et Algeciras (Schott, Webb); in Sierra de Luna ditionis Los Barrios (Winkl.) et in Sierra de Palma (Reverch.): in Sierra de Camara prope Jimena; in Dehesa del Quejigal, et ad Puerto de Ortela montis Sierra del Algibe ditionis Jerez et alibi.— 4. Mart.. Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania occidentalis. Polygala Z. 1.485.—P. rupestris Pou?7. Act. Toul. nr, p. 325.—Wk. et Lge., l. Cc. 1, p. 554.— P. saxatilis Desf., Flor. Atl. 11, p. 128, t. 175! —Webb, It. hisp., p. 66.—P. juniperina Cav., Anal. cienc. Iv, p. 53. Hab. in fissuris rupium glareosisque precipue calcareis regionis inferioris et montanee: in monte Gibraltar (Brouss., Kel., Dautez); circa Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); ad Chi- 318 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 510) clana (Bourg.); in monte Sierra de Libar prope Villaluenga.— + ADr., JUDY.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania et Gallia mediterranez, Baleares, Algeria, Imper. Maroccanum. 1.486.—P. Monspeliaca Z. Sp. pl., p. 987.—Degf., Flor. Atl. 1, p. 129.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 29 et Phyt. Lus. 1, p. 216, t. 176!-—Hoffm. et Link., Flor. Port. 1, p. 278, t. 55! —WKk. et Lge., l. c. 11, p. 599.— P. straminea Presl., Flor. sic. 1, p. 537. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis dumo- sis, argillosis calcareisque incultis et collibus aridis huc illuc frequens: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); prope Puerto- Real (Bourg.!) in Pinar de Villanueva; ad Chiclana et circa Sanlúcar (Colm.); prope Algeciras (Reverch.); in Monte del Medio prope Vejer; in Dehesa del Quejigal circa Grazalema; in loco El A lcornocalejo et montibus Dehesa de la Jardilla ditionis Jerez et alibi.—O. Apr., Majo. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, regio omnis mediterranea. 1.487.—P. Betica Will%. Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 559. —Willk., Tllustr. Flor. Hisp. 1, p. 32, t. 22! —Debeaux, Flor. Gibr., p. 33.—2. Viceensis Willk., pl. Hisp: exs. (1845) n. 562 et ¿Welwitsch Un. it. (1847) n. 64 non Risso? Variat foliis lanceolatis aut anguste lanceolato-linearibus, alisque calycinis late ovalibus aut angustioribus. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosisque dumo- sis et collibus sylvaticis huc illuc provenit: in Dehesa de la Almoraima ditionis Castellar (Willk., Dautez); in utroque latere montis Sierra de Palma (W11k., Winkl., Reverch.) et in Sierra de Luna (Winkl., Fritze) oppiduli Zos Barrios; inter Conil et Chiclana (Wilk.); in vicinitatibus C4diz (Winkl.); in Sierra del Saladillo prope Algeciras; in montibus Dehesa del Torongil ditionis Jerez et alibi.—2. Apr., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania boreali-occidentalis, ¿Lusitania? El Sr. Colmeiro en su Enum. plant. Hisp. Lusit., p. 362, cita la Polygala vulgaris L. como recogida en la provincia de Cádiz por Gutiérrez, cerca del Puerto de Santa María, y por Clemente. en las inmediaciones de Conil; pero es de creer que tanto la (541) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 319 planta del Puerto como la de Conil corresponden á la Polygala Betica, porque en uno y otro punto ha sido hallada ésta y no aquella por Winkler y Willkomm, respectivamente, y porque además la P. vulgaris, que habita con preferencia la parte media y boreal de la Europa, no se ha encontrado en la pro- vincia de Cádiz por ninguno de los exploradores recientes, ni se ha visto hasta ahora en toda la Andalucía sino escasamente y sólo en las regiones montana y alpina. Cita también el Sr. Colmeiro la P. 7rosea Desf. como hallada por Willkomm en la provincia de Cádiz entre Chiclana y Conil y en las inme- diaciones de San Roque; pero de esta planta el mismo señor Willkomm ha manifestado claramente en el Prodr. Flor. Hisp. que es su P. Betica confundida por él antes con la 2. 7+0se4. ORDO ACEROIDEARUM. Fim. Acerineze DC. Acer L/. 1.488.—A. campestre Z. Sp. pl., p. 1497.—Cav., Preel., p. 461.—Wk. et Lge., l. c. 111, p. 561.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 385 et Atl., 1. 45, f. 1! Hab. in monte Sierra del Pinar supra Benamahoma (Clem.) —+5. Apr., Majo. (n. v.) Ad formam sequentem probabiliter referendum: £. microphyllum, fruticosum foliis cordatis v. cordato-orbicu- laribus 3-5-lobis insequalibus utrinque glabris, limbo 15-40 mm. lat. Hab. in rupestribus regionis montane et subalpine: in Sierra del Pinar supra Benamahoma. (v. v.) Ar. geogr.—Europa fere omnis, Persia, Alseria. 1.489.—A. Monspessulanum Z. Sp. pl., p. 1497.—Brotr., Flor. Lus. 11, p. 39.—Wk. et Lge., l. Cc. Tm, p. 562.—Laguna, Flor. for. esp. 1, p. 384 et Atl., 180,4. 320 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (542) Hab. in rupestribus regionis montane et sub-alpine: in Sierra del Pinar prope Benamahoma (Clem.); in Cerro de San Cristobal supra Grazalema et in Sierra del Caos supra Benaocaz. — +. Apr. Majo. (v. v. et s.) Ar. geogr.—Europa media et meridionalis, Asia occidenta- lis, Africa borealis. Fam. Fraxinese Bartl. Fraxinus /. 1.490.—F. angustifolia Va/!. Enum. pl. 1, p. 52.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 389, et Atl., 1. 48, f.1.—F. angustifolia. a. obtusa Wk. etLge.,1.C. 111, p. 564, —Vulg. Fresno. Hab. in regione inferiore ubi ad ripas fluminum et rivulorum in vallibus atque in faucibus montium frequens: in loco Z7 Presnillo prope Alcalá de los Gazules! (Clem., Cabrera); in Dehesa de Ojen dit. Los Barrios; in Dehesa de Muleras prope Ubrique; ad ripas fluvii Majaceite ad Garcisobaco ditionis Jerez et presertim in montibus oppiduli Castellar.—5. Jan., Mart. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia australis, Africa boreali-occidentalis. ORDO SARMENTACEARUM. Fam. Ampelideze Znudl. Vitis Z. 1.491.—V. vinifera Z. Sp. pl., p. 293.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 300.—Clem., Ens. var. vid.—WKk. et Lge., 1. c. 111, p. 567.—Laguna, Flor. for esp. 11, p. 392.—Vulg. Vid, Vid comun (planta culta), Parron (pl. sil- vestris). (543, Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 321 Plurime varietates per omnem feré provinciam a maritimis (in Chipiona et Rota) usque ad regionem montanam inferio- rem (in declivitate orientali montis Sierra del Espartal ad Grazalema circa 1.000 metr.) coluntur. Spontanea veré aut facta in humidis silvaticis, in faucibus montium cum arboribus connexa in ditione oppid. Ubrique, Arcos, Jimena et Jerez presertim frequentissimé provenit.—5. Apr., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Ex regione Caucasica dicitur oriunda; hodie in temperatis orbis feré totius culta et in regione mediterranea precipué ubi in calidioribus ejus veré spontanea videtur. ORDO COLUMNIFERARUM. Firm. Malvaceze AX. Br. TRIB. MALVEA Bth. et Hook. Malope ZL. 1.492.—M. malacoides £. Sp. pl., p. 974.—Cav., Diss. 11, p. 84, t. 27, f. 1! (glabritate et sepalis nimis acutis peccat).—Gr. et Godr., Flor. Franc. 1, p. 288.—Parl., Flor. Ital. v, p. 33.—4/cea Betonice folio, fore -purpureo-violaceo Barr. Plant. ic. 1189! —Hirtula, rhizomate crasso, caulibus erectis v. adscendentibus; foliis oblongis ova- tisve, obtusis, insequaliter crenatis, inferioribus longé petio- latis; stipulis ovato-lanceolatis lanceolatisve latitudinem suam triplo plusve superantibus, acutis; pedunculis axillaribus, solitariis, unifloris, folio longioribus; bracteolis calycinis late cordato-ovatis, acutis, calyce suddimidio brevioribus, laciniis calycis lanceolato-acuminatis, corolla purpurea calyce triplo longiore, petalis cuneiformibus, apice nunc subrotundis, nunc feré truncatis, erosulis, sepeque cum acumine brevi; carpidiis laté obovatis, compressiusculis, acute ¡profundeque plicato-sulcatis. Hab. in collibus argillosis incultisque regionis inferioris, sed rare: in ditione Jerez, locis Mesas de Bolaños, Dehesa de Fuentebermeja, et Dehesa de Chipipe.—%. Apr., Majo. (v. v.) ANALES DE HIST. NAT. —XXIV, 21 322 ANALES DE HISTORIA NATURAL. y (54) £. stipulacea Parl., 1. c., p. 34.—Ball. Spic., Flor. Mar., p. 375. M. stipulacea Cav., Anal. cienc. nat. m, p. 74.—WKk. et Lge., 1. c. 111, p. 572.—Battand., Flor. Alger., p. 109, Differt a precedente cui persimilis foliis seepe ovatis, stipulis basi obliqua cordatis v. laté cordato-ovatis, acutis, latitudi- nem suam pauló superantibus, bracteolis calycinis amplis, cordatis v. cordato-subrotundis breviter acuminatis. Hab. in argillosis, calcareisque incultis et dumosis regionis inferioris: prope Chiclana (Clem.); in provincia Gaditana (Rodríguez!); circa Medina (Bourg.); in ditione Jerez (Sei- denstr.), locis Dehesa de Martelilla (Gutiérrez), Dehesa del Bollo ad la Boca de la Fox, et Mesas de Bolaños; ad radices montis Sierra de las Cabras prope Alcalá de los Fazules.—(v. v. et s.) Y. hispida.—M. hispida Boiss et Reut., Diagn., pl. or. 1, n. 1, p. 100. —M. stipulacea v. hispida Battand., 1. c., p. 110.— A M. stipulacea non differt nisi pilis pauló longioribus nonnullis reflexis, foliis amplioribus intermediis superio— ribusque acutis trilobis tripartitisve, bracteolis calycinis tertia calycis parte tantum brevioribus. Hab. in collibus dumosis, in Dehesa de Calvario ditionis Jerez.—(v. v.) Heec planta, ut opinor, potius lusus quam vera varietas. M. malacoides L. species summopere variabilis est, et note diagnostice ex indumento, foliorum, stipularum, bracteola- rum, petalorumque forma etdimensionibus desumpte, ut jam cel. Moris, Ball et Parlatore (Flor. Ital., 1. c.) preecipue monue- runt, instabiles et fallaces. Ar. geogr.—Species in Lusitania et regione feré omni medi- terranea; var. in calidioribus regionis mediterranesw occiden- talis. 1.493.—M. trifida Cav. Diss. 11, p. 85, t. 27, f. 21—DC., Prodr. 1, p. 429.—Uni aut plu- ricaulis, caulibus flexuosis, glabris, basi seepissimé ramosis, centrali erecto, lateralibus adscendentibus; foliis longiuscule petiolatis, tri-quinquenerviis, petiolo limboque modo omnino elabris, modo plus minusve pilosusculis, pilis brevibus sim- plicibus, geminatis aut stellatis (in planta eadem), preterea- que seepe pilis aliis setiformis, sparsis, limbo folior, inferio- 4345) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 323 rum ovato aut subrotundo, in«*equaliter dentato, basi seepe subcordato, reliquorum basi subattenuato, trilobo trifidove, raro quinquefido, partitionibus acutis v. acutiusculis; stipulis ovato-acuminatis, interdum lanceolato-linearibus,. acutis, setoso-ciliatis; pedunculis axillaribus, solitariis; bracteolis colycinis magnis media v. tertia calycis parte brevioribus, late cordatis aut cordato-subrotundis, acutis, plus minusve denticulatis ciliatisque, demum valde auctis, coriaceis et eximie reticulato-venosis, calycis fructiferi aucti reticulatique laciniis lanceolatis, ciliatis, setulis interdum in nervo medio dorsali; corolla calyce duplo plusve longiore 5-6 cm. long, petalis vivido-roseis purpureo-striatis, obovato-cuneatis, apice erosulis, seepe subtruncatis; carpidiis rotundato-obovatis, compresiusculis, obtusé leviterque plicato-sulcatis. Species pulcherrima a 4. Malacoides et var. ejus diversissima. Hab. in regione inferiore, ubi in argillosis argilloso-calca- reisque pinguibus cultis et ad margines agrorum provenit sed haud frequens: inter Puerto de Santa Maria et Rota (Gutiérrez); prope Trebujena (Bourg.); in Cortijo de Charco-dulce circa Medina; ad Cortijo del A lijar inter Jerez et Sanlúcar; in Rancho de Zarpa, Mesas de Bolaños et ad radices septentrionales mon- tis Sierra de Dos Hermanas ditionis Jerez et alibi.—G. Apr., Majo. (v. v.) Ar. geogr.—Mauritania Tingitana, Hispania Beetica. Indi- cata quoque in Hispania boreali-occidentali. a Malva L. 1,494.—M. Hispanica L. Sp. pl., p. 970.—Cav., Diss. 11, p. 62, t, 19, f. 3!—Desf., Flor. Atl. 11, p. 117, t. 170!—Brat., Flor. Lus. 11, p. 274.—Wk. et Lge., lc. 111, p. 573.—Laz. y Tub., Malv. esp., p. 22. -Variat stipulis linearibus lanceolatisve, calycis uni- bi- tri- bracteolati laciniis modo integris, modo ut stipulis bracteolis- que denticulatis. . Hab. in regione inferiore et.submontana, ubi in arenosis, argillosis calcareisque dumosis per omnem feré provinciam abundanter provenit.—O. Apr., Julio. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Imp. Maroccanum, Algeria. 324 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (5416) 1.495.—M. Altheoides Cav. Ie. 11, p. 30, t. 135! et Preel., p. 169.—Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 577.—M. cretica Clem., Ens., p. 291 et Webb Iter, p. 60 non Cav. Hab. in argillosis et arenosis cultis incultisque, et in collibus apricis regionis inferioris: in vicinitatibus Bornos (Clem.); prope Alcala de los Gazules (Bourg.); circa Sanlúcar (Colm.); in Dehesa de Muleras prope Ubrique; ad radices septentrionales montis Sierra de Dos Hermanas ditionis Jerez.—GO. Apr., Jun. (v. v.) y M. cretica valde affinis et forsan tantum variet. yrandifloram constituat. (Confer Gussone Flor. sic. pr. 1, p. 326, et senten— tiam adversam Boissier, Flor. or. 1, p. 818.) Ar. geogr.—Hispania orientalis et australis. 1.496.—M. sylvestris £. Sp. pl., p. 969.—Cav. Diss. 11, p. 78, t. 26, f. 2! —Brot., Flor. Lus. 11, p. 273.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 168, f. 4840!— Parl., Flor. Ital. v, p. 48.—WKk, et. Lge.. 1. C. 1, pu 518.5 Vulg. Malva. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in ruderatis, incultis, ad vias et sepes huc illuc frequens: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez); Cádiz (Cabrera); Sanlúcar (Clem., Colm.); in Gibraltar (Kel., Nilsson, Dautez); prope Ubrique; in vicinitatibus Benaocaz; prope Jerez et alibi.—0. OQ. Mart., JO: (V. V.) g8. Mawritiana Boiss., Flor. or. 1, p. 819. —Wk. et Lge., l. c.— M. Mawritiana L., Sp. pl., p. 970.—Cav., Diss. 1, p. 77, 1.251. 21 Hab. ad sepes, prope Puerto-Real (Osbeck); circa Chiclana (Chape!).—(v. s.) +. polymorpha Parl., 1. C., p. 49 syn. M. ambigua Guss., excl.— M. erecta Presl., Del. Prag., p. 30.—M. hirsuta Presl., Flor. sic., p. 175.—Guss., Flor. sic., pr. 1, p. 336.—M. Po- lymorpha Guss., l. C., p. 335.—M. sylvestris v. hirsuta Battand., Flor. Alger., p. 112.—Erecta, caule, petiolis, pedunculisque patule denseque hirsutis et foliis calyci- busque preeterea stellato-pubescentibus, carpidiis hirsutis v. tomentosis. (547) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 325 Hab. in ruderatis, cultis, et in montosis: prope A/cald; ad Molino de Fain circa Arcos; ad radices septentrionales montis Sierra del Valle ditionis Jerez.—(v. v.) 3. canescens Camb., Enum. pl. balear., p. 53.—Parl., 1. c.— M. tomentella Presl., Flor. sic. 1, p. 174.—Guss., 1. c., p. 337.—Prostrata persepeque exigua, tota pube minima stellata dense vestita preetereaque pilis simplicibus lon- giusculis sparsis; foliis limbo plerumque parvo; peduncu- lis seepissime solitariis petiolum subequantibus, carpidiis dorso leviter rugosis puberulis. — Hab. in ruderatis et ad vias: prope Puerto de Santa Maria; in vicinitatibus Jerez ad La Rosa-celeste.—(v. v.) Ar. geogr.—Spec. in Europa ferée omni, Sibiria, Asia occiden- tali, Africa boreali. 1.497.—M. Niceensis 4//. Flor. Ped. 11, p. 40.—Cav., Diss. 1, p. 79, t. 25, f. 1! —Guss., Flor. sic. pr. 11, p. 328.—Reich., Ic. 1. c., t. 168, f. 4838! —Wk. cule 16: UL Pp: 318. Hab. in incultis, ruderatis et ad vias regionis inferioris: in Gibraltar (Kel., Dautez); prope Jerez (Winkler); in Sierra de Retin ditionis Vejer et alibi.—O. Apr., Jun. (v. v.) Ar. geogr.— Lusitania, Hispania, regio omnis mediter- ranea. 1.498.—M. rotundifolia Z. Sp. pl., p. 696.—Cav., Diss. 11, p. 79, t. 26, £ 31—Parl., Flor. Ital. v, p. 55.—Debeaux, Flor. Gibr. p. 146.—M. vulgaris Fries Novit., Fl. Suec., p. 219.—WKk. et Lge., 1. c. 111, p. 579, Hab. in ruderatis et ad vias regionis inferioris ex auctoribus sequentibus: in Puerto de Santa Maria (Osbeck); in Jerez et ad Sanlúcar (Clem.); in Gibraltar (Kel., Dautez, Debeaux).— O. (n. v.) Dubito an heec planta zone temperate propria etin calidiore Europe Africeque tantum subalpinorum regionum incola, in provincie Gaditane regione inferiore imo littorali proveniat, et uta cl. Debeaux dicitur in Flor. Gibr. 1. c. communis sit. Note diagnostice quibus M. parviflora L. et M. microcarpa Desf. a M. rotundifolia L. distinguuntur ut jam monuit cl. 326 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (548) Ball variabiles sunt; forsan M. parviflora aut ulla ejus forma nomine M. rotundifolie determinata fuerit. Ar. geogr.—Europa media, Lusitania, regio mediterranea presertim orientalis in montanis. 1.499.—M, parviflora Z. Sp. pl., p. 960.—Boiss., Flor. or. 1, p. 820.—Wk. et Lge., 1.56; 11 1D-:0/9. Hab. in regione inferiore, ubi in ruderatis, arenosis argillo- sis et ad vias huc illuc frequens: prope Arcos; ad Cortijo del Chorradero circa Paterna; in vicinitatibus Jerez, et alibi.—o0. Apr., Jun. (v. v.) 8. microcarpa Loscos, Trat. pl. Arag'. 11, p. 203-205.—Battand, Flor. Alger. p. 113.—M. Microcarpa Desf., Cat. H. Par. ed 1, p. 144.—Wk. et Lge., l. c.—M. parviflora Cav., Diss. 1, p. 68, t. 26, f. 1 non L. ex Gr. et Godr.—M. parvifiora B.CFISTULA BOILSS.. 1: 10= P- 021. Hab. in ruderatis, arenosis locisque aridis regionis inferioris: in Santúcar et ad Puerto de Santa Maria (Clem.); prope Chi- clana (Chape!); circa 4 /gar; in vicinitatibus Jerez, et alibi.— (V.V- EL:82) Characteres quibus M. microcarpa a. M. parviflora separatur a cel. Gr. et Godr. in Flor. Franc. 1, p. 291 et a Parl. in Flor. Ital. v, p. 60 notati, omnes variabiles fallacesque (mihi certe e seminatione culturaque patefactum) et forme ambigue apud nos obvie sunt. Ar. geogr.—HEuropa australis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canariee, Madera, Azoricee. Lavatera /. 1.500.—L. arborea Z. Sp. pl., p. 972.—Cav., Diss. v, p. 282, t. 139, f. 21—Brot., (1) El género Zavatera no puede distinguirse fundadamente del género Malva, como ya lo han manifestado ilustres autores señalando varias especies verdadera- mente ambiguas entre uno y otro; sin embargo, admitido generalmente, como lo ha sido hasta ahora, heme inclinado á adoptarlo también en este Catálogo, que sólo tiene por objeto la enumeración y revisión de las plantas gaditanas, á fin de evitar la profusa alteración de nombres específicos que su supresión hubiera producido. (549) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 327 Flor. Lus. 1, p. 277.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 680.—Debeaux. Flor. Gibr., p. 46. Hab. in rupestribus ad littora maris: in Gibraltar (Kel., Dautez). In hortis quoque frequenter colitur.—5+. Mart., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Europe occidentalis et australis, Africa borealis, Canariee. 1.501.—L. Cretica L. Sp. pl., p. 9793.—Vulg. Malva. Planta quoad staturam, indumentum, colorem ac dimensio- nes foliorum corollarumque, segmentorum epicalycis figuram profunditatemque , et carpidiorum superficiem valde varia- bilis. Specimina omnia a me scrutata ut opinor ad typos sequentes formis intermediis conjunctos referri possunt. a. genuina, caule hispido-scabro, fasciculato-stellatis sparsis; foliis, involucris calycibusque pilis fasciculatis longius- culis; calycis laciniis in fructu exquisite nervosis, longé acuminatis; carpidiis dorso convexis, levibus aut rugulo- sis, glabris tomentosisve.—£. cretica DC., Prodr. 1, p. 439. Guss., Flor. Sic. pr. 11, p.346.—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 581 ex parte.—Amnthema scabra Presl., Flor. Sic. 1, p. 181. Hab. in regione inferiore, ubi in ruderatis, cultis, ad vias et sepes copiosé provenit: prope Sanlúcar in vineis (Clem.!); in vicinitatibus Bornos; in incultis prope Algar; juxta Trebujena; in ditione Jerez et alibi.—O. O. Mart., Jun. (v. v. ets.) 8. sylvestris, caule pilis brevibus stellatis; foliis, involucris calycibusque pube stellata seepe brevi adpressa tomen- toso-velutinis; calycis laciniis crassiusculis, in fructu obsoleté nervosis, acutiusculis; carpidiis var. ut in ante- riore.—£. sylvestris Brot., Flor. Lus. 1, p. 277 et Phyt. Lus. 11, p. 225, t. 179! —DO., Prodr. 1, p. 440.—-Guss., Flor. Sic. pr. l. C., p. 345.—Lowe Man., Flor. Mad. 1, p. 64.— L. cretica Cav. Diss. 11, p. 89, t. 32, f. 1! non L. teste Lowe. WKk. et Lge., l. c. ex parte.—4Anthema Tenoreana Presl., Flor. Sic. 1, p. 181.—Malva pseudo lavatera Webb et Berth., Phyt. Can. 1, p. 29. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis, ruderatis, cultis 328 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (590) incultisque, et ad vias frequens; prope Medina; ad Ermita del Mimbral prope Algar; juxta San José circa Cadiz; in ditione Jerez locis ad Convento de la Cartuja, Abiertas de Caulina, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr. —Species per regionem mediterraneam late diffusa; var. in Italia australi, Sicilia, Sardinia, Hispania aus- trali, Lusitania, Africa boreali-occidentali, Canariis, Madera, Azoricis. 1.502.—L. Olbia £. Sp. pl., p. 972.—Cav. Diss. 11, p. 86, t. 32, f. 2! —Brot., Flor. Lus. 11, p. 276.—£. Olbia a. genuina Gr. et Godr., Flor. Franc. 1, p. 293.—Wk. et Lge., 1. c, m1, p. 581. Hab. in humidis regionis inferioris: prope Gibraltar (Lagasca ex Colm.); in vicinitatibus Cadiz (Duf.); ad Puerto de Santa Maria (Bourg.)—5. Maj., Jun. (v. v.) 8. hispida Gr. et Godr. 1. c.—WKk. et Lge., 1. c.!—£. hispida Desf., Flor. Atl. 1, p. 118, t. 171! —0/bdia hispida Presl., Flor. Sic. 1, p. pde Hab. in regione inferiore, ubi in dumosis Haritdis, silvati- cis, et ad rivulos huc illuc provenit: in vicinitatibus Alcalá et prope Arcos (Bourg.!), in Dehesa de la Almoraima ditionis Cas- tellar (Laguna); ad Las Posadas inter Arcos et El Bosque; in loco el Espadañal prope Jimena; in Dehesa del Marrufo ditionis Jerez, in Ubrique et alibi.—(v. v. et s.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania et Gallia mediterranez, Baleares, Corsica, Sardinia, Italia, Sicilia, Algeria, Imp. Ma- roccanum. 1.503.—L. maritima (Fo. Mlustr., p. 46, t. 21, f. 2I—Cav., Diss. 11, p. 88, t. 32, f. 31— Moris, Flor. Sard. 1, p. 303.—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 582.— Althea frutez 1, Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 24 ic.!—A4. fruticans, tacana, minore folio, hispanica Barr., Plant. ic. 428! Hab. in dumosis rupestribusque calcareis regionis inferioris, sed haud frequens: in monte Gibraltar! (Kel., Dautez); in monte Sierra de Eibar prope Ubrique.—*. Apr., Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania et Gallia mediterraner, Baleares, Sardinia, Algeria, Imp. Maroccanum. (551) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 329 1.504.—L. triloba Z. Sp. pl., p. 972.—Cav., Diss. 11, p. 87, t. 31, f. 1! —Brof., Flor. Lus. n, p. 276.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 582.—Laz. y Tub., Malv. esp. p. 12.—Z. calycina Poir., Dict. Suppl. 11, p. 310.— L.moschata Mois, Stirp. sard. elench. 1, p. 9. Variat caule 90-180 cm. alt.; stipulis magnis nunc subserra- tis vel inseequaliter subinciso-dentatis, nunc subintegris, libe- ris v. supremis basi connatis; pedunculis 3-7, aggregatis, uni- floris v. bi-trifloris; epicalycis segmentis plus minusve pro- funde divisis calyce dimidio v. paulo brevioribus; corolla calyce duplo triplove longiore 35-55 mm. diam. lata; carpidiis 16-20 elabris aut pilosulis. Hab. ad sepes in margaceis argillosisque salsuginosis regio- nis inferioris: in Zijuela de Pozo-nuevo et ad Viñas de la Sali- milla ditionis Jerez.—*+. Maj., Jun. (v. v.) Ad hanc speciem probabiliter pertinere debent specimina a Winkler prope Algeciras lecta et sub nomine Z. micantis in Reiser Span. notata. £. micans L. species maxime dubia est. Conf. Laz. y Tub., Malv. esp. p. 15-17. Ar. geogr.—Lusitania, Hispania centralis et mediterranea, Baleares, Sardinia. 1.505.—L. trimestris L. Sp. pl. p. 974.—Cav., Dis. 11, p. 90, t. 31, f. 21 —Brot., Flor. Lus. 1, p. 27/8.—Reich., Ic. Flor. Germ. v, t. 176, f. 4852!1— Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 583.—Laz. y Tub., Malv. esp., p. 18.— L. grandiflora Mcench., Meth. p. 614.—/Zalva trimestris Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 23 ic.! Hab. in regione inferiore, ubi in argillosis cultis incultisque, et in collibus apricis herbosis valde frequens: prope Sanlúcar etad Alcalá de los Gazules (Clem.); circa Chiclana (Cabrera!); ad San Roque (Boiss., Kel., Dautez); prope Medina (Bourg.!); circa Algeciras (Winkl., Reverch.) prope Erazalema (Reverch.); ad pagum Facinas ditionis Tarifa; in vicinitatibus Villamar tin; in Dehesa de Calvario inter Jerez et Medina; in Cortijo de Santo Domingo, Rancho de Zarpa, ranchos de Fuente-Ymbro, Cerro del Hinojal et alibi ditionis Jerez, et in aliis locis.—0. Maj., Jun. (v. v. ets.) 8. brachypoda, tota pilis brevibus tantum stellatis, caule 330 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (552) flexuoso, internodiis brevibus; pedunculis abbreviatis pe- tiolo subdimidio brevioribus; corolla pallide rosea. Hab. in arvis regionis inferioris: in Cortijo del Pino urbis Jerez; in Cortijo del A lijar inter Jerez et Sanlúcar.—(v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio feré omnis mediterranea. Althzeea Z. 1.506.—A. officinalis L. Sp. pl., p. 966.—Cav., Diss. 1, p. 93, t. 30, f. 2! et Preel., . 173.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 280,—Reich., Ic. 1. c., t. 173, . 4849!--Parl., Flor. Ital. v, p. 90.—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 584.—Laz. y Tub., 1. c., p. 19. A forma typica specimina lecta a me differunt pedunculis petiolo longioribus interdum folium subeequantibus. Hab. in humidis salsuginosis umbrosisque regionis inferio- ris: circa A/geciras (Clem.); in Dehesa de la Algaida prope Santúcar.—2%. Jun., Jul. (v. v.) Ar. geogr.—Europa media et australis, Asia occidentalis, Sibiria Altaica, Argelia. uh Fam. Hypericineze DC. Hypericum Z. 1.507.—H. hircinum Z. Sp. pl., p. 1103.—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 589.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 47. Hab. in sepibus, in Gibraltar (Kel.)—5. Jun., Jul. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania borealis, Europa feré omnis medite- rranea, Asia minor. 1.508.—H. perfoliatum Z. Syst. nat., ed. 12, 11, p. 510.—Sm. Flor. grec. pr. 1, p. 116. —Parl., Flor. Ital. v, p. 536.—Ball. Spic., p. 375.— 1H. ciliatum Lam., Dict. 1v, p. 170.—Brot., Phyt. Lus. 1, p. 189, t. 71—Wk. et Lge., l. Cc. 1, p. 590.—4H. dentatum Lois., Flor. Gall. 11, p. 169, t..171 (553) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 331 Hab. in dumosis et silvaticis regionis inferioris: in prov. Gaditana (Duf.); in silvis quercinis supra San Roque (Boiss.); in Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Winkl., Reverch.); ad Peñón de Merino prope Ubrique; in Dehesa de Garcisobaco, De- hesa de la Gordilla et montes de la Alcaria ditionis Jerez, et alibi.—2%. Maj., Jun. (v. v.) H. ciliatum Lam. est omnino 47. perfoliatum in Herb. Linn. test Lowe et Ball. Ar. geogr.—Lusitania, regio feré omnis mediterranea, Ma— dera. : 1.509.—H. perforatum Z. 8. mutabile.—A forma typica ex speciminibus gallicis et ger— manicis que ante oculos habeo, differt precipuée foliis an- euste ovato-linearibus linearibusve, margine seepissime revolutis, obtusissimis vel truncatis, exsiccatione semper atropurpureis; sepalis lanceolato-linearibus, apice atte—- . nuatis, plerumque mucronato-cuspidatis. 4. perf. var. angustifolivm Gaud. = H. Veronense Schrank in Reich., Flor. Germ. vi, p. 68, quoad foliorum figuram parum dis- crepat, sed sepalis lanceolatis acutis, nec attenuatis, et colore ex sicco subviridi mihi distinctum videtur. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in collibus, pas- cuis apricis locisque incultis huc illuc frequenter provenit: prope Puerto de Santa Maria (Clem.!); ad Chiclana (Cabrera!); circa Á lcald de los Cazules; ad Puerto del Pinar inter Grazalema et Benamahoma; in Dehesa de Cardela c. Benaocaz; in Dehesa de la Almoraima oppiduli Castellar; in Dehesa de la Gordilla, Dehesa de Malduerme, Cerros de Lomo-Pardo, el Albaladejo, et alibi ditionis Jerez, et in aliis locis.—2%. Maj., Jul. (v. v. et s.) Ar. geogr.—HEuropa ferée omnis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canaris, Madera, Azoricee. 1.510.—H. tetrapterum /17es. Novit. Fl. Suec., p. 236.—Reich., Ic. Flor. Germ. vi, t. 344, f. 51791 —WKk. et Lge., 1. c. 11, p. 591. Hab. in humidis incultis regionis inferioris: prope Puerto de Santa Maria (Gutiérrez ex Colm.); circa Sanlúcar (Colm.)— 2- Jun. Tu. (mi Ar. geogr.—Europa ferée tota, Asia mediterranea, Algeria. 332 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (554) 1.511.—H. undulatum Sechousb. Willd., Enum., p. 811.—Lange, Pug., p. 314.—Ball., Spic. p. 373.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 591.—P. quadrangulum var. E. umdulatum Choisy in DC., Prodr. 1, p. 548.—4H. Beticum Boiss., Voy. bot. 1, p. 114, t. 34! Variat promiscuée caule acute quadrangulari v. angustissime alato, 40-110 cm. alt.; foliis ovalibus, ovatis v. ovato-lanceo- latis, obtusis, margine sepe plicato-undulatis denticulatisque, rarius omnino planis; ramis inflorescentise plus minusve elon- gatis; sepalis integris aut sparsim denticulatis, ovato-lanceo- latis lanceolatisque acutis v. acuminatis. 4. Beticum ut opinor pro varietate bene definita non distingui potest. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in pascuis, ad rivulos locisque humidis huc illuc provenit: prope Alcalá de los Gazules (Bourg.); ad Algeciras (Reverch.); circa Grazalema; prope Ubrique; in Dehesa de Gigonza ditionis Jerez, et alibi.— 4. Jun., Aug. (v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Imp. Maroccanum, Made- ra, Azoricee. 1.512.—H. tomentosum Z. Sp. pl. p. 1106.—Vulg. Pericón blanguillo. Stirps maximeé variabilis cujus forme principales aspectu diverso sed intermediis aliis promiscuée conjunctee, pro spe- ciebus diversis definite fuerunt. Specimina omnia a me scru- tata ita ut opinor, ordinari possunt. a. gemuinum, tomentoso-incanum , caulibus decumbentibus, bracteis sepalisque glanduloso-fimbriatis. Variat caulibus adscendentibus 10-30 em.; foliis ovalibus v. ovato-oblon- gis; calycibus 3-5 mm., sepalis ovato-lanceolatis lanceola- tisve in acumen filiforme glanduligerum seepissime desi- nentibus; petalis calyce duplo triplove longioribus. — H. tomentosum Moris, Flor. Sard. 1, p. 322, t, 21! —Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 592. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in incultis humi- dis et in aridis huc illuc provenit: circa Algeciras (Clem.); pro- pe San Roque (Kel., Dautez); ad Huertas de Benamahoma; in vicinitatibus Algodonales; in Dehesa de la Breña pr. Zahara, et alibi.—2%. Maj., Jul. (v. v.) (555) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 333 S.-var. elevatum.—Differt caulibus altioribus, 30-70 cm., ads- cendentibus v. erectis; foliis nunc minoribus, nunc majoribus, interdum magis remotis; inflorescentise ramosioris ramis seepe longioribus. — 11. tomentosum B. intermedium Coss.—Wk. et Lg8:,: htc. Hab. in incultis regionis inferioris et montan«e: circa Graza- lema in Dehesa de Malduerme ditionis Jerez; inter Arcos et Al- gar, etalibi. (v. v.) 8. ambiguum, subviride, lanato-villosum, caulibus adscenden- tibus; bracteis sepalisque nunc plus minusve glanduloso- denticulatis, nunc preterea glandulis nonnullis pedicella- tis. Variat insuper caulibus 10-60 cm., calycibus 4-6 mm., et sepalis petalisque pariter ut in anteriore. Hab. in incultis arenosis argillosisque et in humidis regio- nis inferioris: inter 47cos et Algar; prope Alcalá de los Gazu- les; in ditionis Jerez locis El A lcornocalejo, Dehesa de la Florida et Dehesa de Gigonza, et alibi. (v. v.) r. pubescens, caulibus erectis, bracteis calycibusque margine plus minusve glanduloso-punctatis. Variat caulibus ads- cendentibus 20-80 cm. foliisque lanato-villosis, calycibus 5-8 mm. et sepalis petalisque ut in anterioribus.— 4. pu- bescens Boiss., Voy. bot. 11, p. 115, t. 36! —Wk. et Lge., l. c.—4H. suberosum Salzm. exs.— 11. tomentosum subsp. pubescens Ball Spic., p. 374.—Battand., Flor. Alger., p. 183. Specimina nonnulla lecta a me caulis parte inferiore subsu- berina nomen Salzmannianum justificant. Hab. in humidis regionis inferioris: prope San Roque (Boiss., Kel.); ad Puerto de Santa Maria (Bourg.); inter Puerto de Santa Maria et Puerto-Real loco el Coto; in ditionis Jerez locis Fuente de la Vaquera, Dehesa de Frias, et alibi. (v. v.) 3. Lusitanicum, lanato-villosum, caulibus gracilibus, foliis mi- nimis (5-8 mm.) ellipticis ovatisve, bracteis calycibusque plus minusve glanduloso-denticulatis. Variat pariter ut anteriores quoad staturam, indumentum, sepalorum figu- ram, et corollee dimensionem.—4A. Lusitanicum Poir., Suppl. Dict. 11, p. 702.—DC., Prodr. 1, p. 553.—WKk. et Lge., 1. c.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 47. 331 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (556) Hab. in incultis arenosis et in humentibus regionis inferio- ris: ad Algeciras (Reverch.); in loco el Coto pr. Puerto de Santa Maria; ad sepes in via inter Jerez et Arcos, et alibi. (v. y.) Ar. geogr.—Spec. in Lusitania, Hispania, Balearibus, Gallia mediterranea, Sardinia, Sicilia, Italia, Algeria, Imp. Maroce., et ¿Oriente? /H. Sinaicum Hochst. non proprié distinctum vi- detur); g. et 7. in Lusitania, Hispania meridionali, Africa bo- reali-occidentali; $. in Lusitania. 1.513.—H. humifusum Z. Sp. pl., p. 1105.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 323.—Reich., Ic. 1. e., t. 342, f. 5176! —Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 595.—2H. supinum 1 minimum Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 181 ic.! Hab. in arenosis aridis, ericetis regionis inferioris et mon- tane: pr. Algeciras (Winkl.); in monte Sierra de Palma dit. Los Barrios (Reverch.; in monte Loma de la Novia dit. Jerez.— 2: Jun., Jul. (v. v.) Ar. geogr.—Europa fere tota. Fam. Tamariscinezee S1.-/71!. Tamarix Z. 1.514.—T. Gallica Z. Sp. pl., p. 387.—Cav., Preel., p. 390.—Parl., Flor. Ital. y, p. 558.—Wk. et Lge., 1. c. 111, p. 597.—Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 406, et Atl. 1. 73, f. 2—Myrica sylvestris 1. Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 40, ic.! —Vulg. Zaraje. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis humidis, salsugi- nosis, ad torrentium et fluviorum alveos huc illuc frequens: ad Puerto de Santa Maria (Gutiérrez!); c. Conil (Clem.); ad Gi- braltar (Kel., Dautez); ad Rio Arillo inter San Fernando et Cádiz; in Llanos de Caulina et in Molino de Cartuja ditionis Jerez, et alibi.—5. Maj., Jun. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Lusitania, regio mediterranea occidentalis, Ca- nariz. 1.515.—T. Africana Pojir. Voy. 11, p. 189.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 269.—Parl., 1. c., (597) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 335 p. 560.—Wk. et Lge., 1. c., p. 597.—Laguna, 1. c., p. 406, et Atl. 1. 73, f. 1! —Vulg. Taraje. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis humidis, ad rivu— los atque ad fluviorum ripas satis frequens: pr. Conil, Sierra de Palma oppid. Los Barrios, et ad Rio Guadalete inter Arcos et Jerez (Willk.); c. Puerto de Santa Maria (Bourg'.!); pr. San- lúcar (Colm.); ad Jimena, inter Vejer et Tarifa, et ad Rio Bar- date pr. Vejer (Laguna); in ditionis Jerez locis Dehesa de Mel- garejo, Garciagos, Molino de Cartuja, orillas del Guadalete ad la Graderuela, et alibi.—5. Mart., Apr. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Lusitania et regio mediterranea occidentalis. La Zlatine Hydropiper L. se ha indicado en el Puerto de Santa María, donde, según el Sr. Colmeiro, fué hallada por Gutiérrez en los prados húmedos marítimos; pero su existen- cia parece dudosa, pues los exploradores recientes no han en— contrado ni ésta ni ninguna otra elatinea. ORÍGEN DE LA SAL COMÚN Y DE LOS SULFATOS DE LOS TERRENOS TERCIARIOS LACUSTRES DE LA PENÍNSULA, POR TA HAN ANDO A OA NT DIANA (Sesión del 7 de Agosto de 1895.) Al volver después de mi larga residencia en Andalucía á la región de los antiguos lagos peninsulares, se han resucitado en mi mente algunos de los interesantes problemas que susci- tan y que en otro tiempo me preocuparon; problemas que todavía distan mucho de estar resueltos en su mayoría. Llama desde luego la atención del viajero el aspecto monótono de esas grandes extensiones, de color dominante grisáceo, des- provistas de vegetación arbórea y en las que á menudo crecen únicamente algunas matas de tomillo y escasos rodales de romero. Sólo interrumpen la monotonía de esta región mar- gosa, abundantes hojas de selenita dispersas en ella, que bri- llan como espejos cuando las baña el sol; mantos blancos, á veces simulando un sudario de nieve, y en ocasiones forma- ciones de sal común, todo lo cual sugiere la idea al expedicio- nario por estas tristes llanuras de estar recorriendo el fondo denudado de una antigua laguna desecada desde tiempos re- motos, y en la que aguas que se concentraron y evaporaron dejarían los depósitos selenitosos y salados. Semejante interpretación del origen de dichas formaciones en la región terciaria de Castilla y Aragón me parecía tan na- tural y evidente, que ni aun discusión merecía á mi juicio; ANALES DE HIST. NAT. —XXIV, 22 338 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) mas hube de quedar muy sorprendido cuando, repasando el memorable trabajo de Prado sobre la provincia de Madrid (1), que hacia tiempo no había vuelto á leer, encontré en él que seólogo tan eminente y de quien soy uno de los mayores admiradores, no veía las cosas del indicado modo y hallaba obscuros problemas en punto al origen de la sal gema, del yeso y otros sulfatos de Castilla, donde para mí había sólo hechos de muy facil interpretación, y creció mi sorpresa al conocer cómo aquel sabio apelaba á agentes y procesos múltiples é independientes para dar alguna explicación de la existencia allí de los citados cuerpos, que desde luego parece deben res- ponder á una sola causa común. Diré primero algunas palabras sobre las rocas y minerales de que se trata para la mejor comprensión del asunto. Es bien sabido que en las Castillas y Aragón existieron du— rante la mayoría de los tiempos terciarios tres grandes lagos: el del Ebro y los de las dos Castillas, á altura diferente. Estos comunicaban entre sí, haciéndolo con el de Aragón por Bur— sos, Briviesca y Haro. En el fondo de estos dilatados depósitos líquidos se fueron posando formaciones consecutivas, que componen tres divisiones: una inferior, en la que dominan conglomerados y areniscas; otra media de arcillas yesíferas, ricas en sal común y otras sales de sosa, con restos de mami- feros, y una superior, de calizas compactas, con abundantes impresiones de moluscos fiuviátiles. La composición y la suce- sión de estas formaciones se repite de idéntico modo en con- junto en las tres Cuencas. La división media, que es la más espesa con notable dife- rencia y la más importante para nuestro asunto presente, está constituida predominantemente por arcillas grises, casi siempre yesiferas y á menudo con algo de carbonato de cal y con interestratificaciones de otras rocas, pero tan variables en su distribución y localizadas, que no hay dos cortes en que se presenten con igual sucesión y espesor. En esta división son muy escasos los restos de invertebrados fósiles, y aun faltan por completo generalmente, encontrándose, en cambio, en ella huesos de herbívoros y otros mamíferos, casi siempre corpu— lentos, como los bien conocidos mastodontes, Machairodus, (Y Descripción física y geológica de la provincia de Madria, 1861, (3) Calderón.—ORIGEN DE LA SAL COMÚN. 339 Rhinoceros, Paleotherium, etc., de los alrededores de Madrid, los Hipparion de esta provincia, de la de Guadalajara y Cuenca, los ricos yacimientos de Concud y Alcoy, descritos por Vila- nova y P. Gervais, y numerosos hallazgos aislados en las tres cuencas, cuya enumeración no sería ahora pertinente. En dicha formación media, esencialmente arcillosa, es donde se presentan interpuestas las sales y el yeso que motivan la presente nota, y que localmente constituyen á veces depósitos de diverso espesor. El yeso, que es el más abundante de dichos cuerpos, apa- rece bajo diferentes formas: en masas tanto cristalinas como compactas, en venillas aisladas 0 entrecruzadas, en hojuelas dispersas en la arcilla, y de igual modo en grandes lajas de selenita 6 espejuelo, que se utilizan para ventanas de las casas, y en cristales sueltos diseminados en las margas. Tales son los aspectos que toma habitualmente el yeso en las pro- vincias de Madrid, Ciudad Real, Valladolid, Burgos, Logroño, y en general en las cuencas lacustres castellanas. El Sr. Cor- tázar (1) indica que al SO. de la provincia de Cuenca suele presentarse con otro carácter distinto del dominante en estas regiones, y es el de masas de colores variados y textura algo sacaroidea, que compone colinas de gran extensión. No faltan tampoco los cristales de yeso bien conformados en prismas de base cuadrada, y sobre todo las maclas en flecha. Hay varie- dades compactas y sacaroideas, como las que se utilizan para hacer baldosines en las provincias de Guadalajara y Segovia, y de otros aspectos y estructuras que son evidentemente se- cundarios. El Sr. Prado halló, además, este sulfato entre hue- sos de rinoceronte en el puente de Toledo, en Madrid. Notaré, por último, que el yeso no forma una capa continua ni única, sino que constituye depósitos á diferentes niveles, tanto entre las calizas superiores, aunque esto es raro, en la parte alta de la división media, y á otras alturas, como lo hace en gran ex- tensión sobre las pudingas del eocénico superior, y aun des- cansando directamente sobre el cretácico en la provincia de Burgos, según un reciente estudio de M. Larrazet (2). (1) Descripc. fís. y geol. de la prov. de Cuenca. (Mem. de la Com. del Mapa geol. de España, 1875.) (2) Notes strat. et. paléont. sur la prov. de Burgos. Bull. Soc. géol. de Fr., 3.* sér, tomo XxII.) 310 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) La sal común se presenta también en la región de las arci- llas, tanto originando manantiales y lagunillas salados, como en estado de sal gema, y esto último acontece en Ciempozue- los; Espartinas y Villarrubia, en la provincia de Toledo; Be- linchón, en la de Cuenca; Remolinos, en la cuenca del Ebro; Valtierra, en Navarra, y otros muchos que no enumero por brevedad, porque no constituye esto mi objeto al presente. Ci- taré sólo en particular como notables el depósito de Remoli- nos, en el que las capas adquieren mucho espesor, y el de Vi- llarrubia, en los que la sal forma masas compactas, blancas, cristalinas, y con frecuencia cristalizadas, alternando con le- chos de arcilla obscura penetrada de cloruro, los cuales se re- piten á intervalos separando bancos de diferente grueso hasta una profundidad desconocida, pero que pasa de 45 4 50 varas en un antiguo pozo, según noticias del profesor Vilanova (1). El espesor que allí adquiere la formación salífera y la riqueza de los grandes manantiales de Espartinas hacen suponer que en esta parte de la cuenca del Tajo y Jarama deben abundar á cierta profundidad los depósitos de sal. Los sulfatos de sosa existen asimismo entre las arcillas y yesos del terciario lacustre de la Península, constituyendo en conjunto el yacimiento más interesante de ellos que se conoce en el mundo. Aparecen bajo las dos formas en que lo hace la sal común, si bien con menos abundancia que ésta y acompa- ñandola á menudo. Tal sucede en las salinas de Villamanri- que y Espartinas, á dos leguas de Aranjuez, donde compone estrechas capas, en Ciempozuelos, Colmenar de Oreja y Chin- chón, ó en estado de lechos gruesos en varios parajes de las provincias de Madrid, Ciudad Real, Cuenca, Zaragoza y Lo- groño, y sobre todo en impregnaciones en las arcillas. En las escarpas del Ebro los criaderos de sulfato de sosa ocupan una longitud de 6 km., según el Sr. Sánchez Lozano. Son muchas las aguas de ambas Castillas que llevan sulfato sódico en diso- lución; tal ocurre en las de Beteta y en las cercanías de Belin- chón, donde refiere el Sr. Cortázar que además el río Salado que por allí corre deja en sus orillas, en la época de los hielos, un depósito de este cuerpo y de sal como un manto blanco (1) Salinas de Villarrubia de Santiago. (ANAL. Soc. ESPAÑ. DE HIST. NAT., €. 1v, 4 0 Actas, pág. 89.) (5) Calderón.—ORIGEN DE LA SAL COMÚN. 341 que llaman allí compasto. En las lagunas de Gómez Naharro y San Vicente del Palacio, en la provincia de Valladolid (1), existe sulfato de sosa que se utiliza como curtiente y carbo- nato empleado en la fabricación del jabón. Es sabido que la ¿henardita (sulfato sódico anhidro) consti- tuye una interesante especie que descubrió por vez primera D. Rafael de Rodas en las salinas de Espartinas, donde forma una capita cristalina, en la cual se distinguen los octaedros rómbicos de esta substancia. Analizada por el Sr. Casaseca, re- conoció su composición y describió el mineral, dedicándolo á su maestro M. Thénard. Más tarde se halló el mismo mineral en plaquitas y lentejuelas en otros sitios del terreno yesoso y salí- fero de los alrededores de Aranjuez, no lejos de aquellas salinas. La ezantalosa de Beudant (sulfato sódico hidratado) consti- tuye en nuestra Península los únicos criaderos verdaderos y abundantes que de esta especie mineralógica existen. Antes de su descubrimiento en ella, esta sal era una rareza, y no se conocía más que en estado de eflorescencias en las lavas del Vesubio y del Etna y en las traquitas alteradas de la solfatara de Nápoles. En la cuenca del Tajo y del alto Aragón se sabe hoy forma abundantes capas regulares, intercaladas en la de margas y arcillas yesosas del terciario lacustre y con espeso- res variables, desde 5 dm. hasta algunos metros, según se ase- gura. Ha sido objeto de explotación en Aranjuez, Ciempozue- los, Colmenar de Oreja, Chinchón y fuera de la cuenca del Tajo, en Calatayud, Alcanadre y Cerezo del Rio Tirón (Burgos) y en Andosilla (Navarra). A este efecto se abrían pozos y gale- rías, y el mineral era trasladado á tinas para su redisolución y cristalización, habiéndose llegado á montar fábricas de no es- casa importancia (2). Los Sres. Solano y Areitio (3) reconocie- ron en Ciempozuelos dos variedades curiosas de este mineral, entre ellas una acicular no conocida hasta entonces. (1) CORTÁZAR: Descrip fis. y geol. de la prov. de Valladolid. (Mem. Com. Map. geológ., 1577.) (2) Casi todos estos trabajos se hallan actualmente abandonados, y esta industria ha desaparecido por varias causas. Según la última estadistica minera, la de 1893, sólo queda como resto de más importante explotación, la de la provincía de Burgos, de donde se extrajeron en dicho año 100 toneladas de sulfato de sosa, que valieron 750 pesetas ú boca mina. (3) Nueva variedad bacilar de exantalosa. (ANAL. DE LA Soc. ESPAN. DE HIST. NAT., tomo 11, 1973.) 342 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) La glauberita (sulfato sódico cálcico), también célebre en la localidad castellana de Villarrubia de Santiago, por haber sido el primer yacimiento en que se conoció, descubierta por Du- meril y descrita por Brogniart, constituye allí un depósito con- siderabilísimo. Se halla este sulfato en cristales diseminados entre el yeso y mezclado con cloruro y sulfato sódicos 6 im- pregnando ciertas tierras, como acontece en el término de Colmenar, según análisis practicados por D. Amalio Maes- tre (1), donde origina eflorescencias. La acción del agua des- compone la glauberita, disolviendo este líquido el sulfato só- dico y acarreándolo y precipitando el cálcico algo mezclado con el otro, como lo hacen en Villarrubia varios arroyos y los ríos Salado y Calveche en la provincia de Cuenca, para deposi- tar en sus orillas esas costras de compasto, de que hemos ha- blado. También se encuentra la glauberita acompañando á la thenardita en bellos cristales diáfanos é incoloros, como los de Chinchón y Ciempozuelos, que figuran en todas las coleccio- nes mineralógicas, generalmente estriados Ó menos puros, amarillentos, y aprisionando arcilla, como los de Villarrubia de Santiago. : En la reciente y bien escrita Memoria sobre la provincia de Logroño del Sr. Sánchez Lozano se dan noticias interesantes sobre los espesos y dilatados criaderos de glauberita que ha cortado el Ebro, entre dicha provincia y la de Navarra, en una extensión de 6 km. (2). El mineral no está allí puro, sino que contiene yeso, arcilla y otras substancias, por lo que su con— tenido en sulfato de sosa se reduce al 35,60 por 100. La disposi- ción de las capas de glauberita entre los estratos miocénicos es la siguiente: Marga. / Yeso y glauberita. Glauberita. Yeso. Glauberita. 9,75 Mm. Yeso cristalino y nodular. Arcilla y yeso. (1) Revista minera, 1855. (2) Descripción fís., geol. y min. de la provincia de Logroño. (Mem. de la Com. del Mapa geol., Madrid, 1894.) «7) Calderón.—oORIGEN DE LA SAL COMÚN. 343 El Sr. Areitio (1) describió con el nombre de ciempozuelita un nuevo sulfato de cal y sosa que difiere de la glauberita, porque en esta última la cantidad de sosa es doble que la de cal, al paso que es triple en la nueva especie. Esta se presenta en eflorescencias constituidas por finísimas agujas blancas, de lustre vítreo en las hendiduras irregulares de la mina Consuelo, de Ciempozuelos, debiendo ser un producto actual debido á fenómenos capilares. Prescindiendo de ocuparme de otras materias salinas, como el nitro y la gailusita (2), que aunque existen en la región de los lagos terciarios, no tienen directa aplicación á mi asunto presente, me limitaré á mencionar la epsomita (sulfato de magnesia hidratado), que se llama en España vulgarmente sal de Calatayud, de Vacia-Madrid, de Tembleque y de la Hi- guera, aludiendo á los sitios más conocidos en que se halla. Constituye en ellos generalmente prismas aciculares Ó gran- des fibras de lustre sedoso, muy bellas, como sucede en la clá- sica localidad de Calatayud (3); pero como abunda, sobre todo, es en estado de disolución, originando manantiales amargos, como la fuente llamada de Capa Negra, frente al pueblo de Vacia-Madrid, en Paracuellos y tantos otros que sería prolijo enumerar, entre ellos casi todas las aguas de la Mancha, cuando no son muy superficiales. Estas la recogen indudable- mente del sulfato en cuestión interpuesto en las capas margo- yesosas y salíferas donde se encuentra, al modo como lo hace en las estepas de Siberia, y así como en éstas, se acusa al exte- rior por eflorescencias que se observan á menudo en la super- ficie del suelo. A veces existe la epsomita sola entre las mar- gas, pero lo general es que vaya asociada al sulfato sódico é interpuesta con él. (1) Ciempozuelita. (ANAL. Soc. ESPAÑ. DE HIST. NAT., t. 11, 1873.) (2) Este notable carbonato doble de sosa y de cal hidratadas fué encontrado en Espartinas por el Sr. Naranjo, constituyendo buenos cristales. (3) El Sr. Palacios ha recordado que el primero que mencionó este curioso yaci miento fué el célebre químico Proust (ANALES DE HISTORIA NATURAL, 1199, t. 1, pág. 145), quien refiere con admiración la sorpresa que le causó ver una montaña cubierta de tal modo por dicha sal, que bajó del coche en que viajaba para asegurarse de que no era nieve la materia que la emblanquecía. 344 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) bl, Indicados sumariamente los elementos salinos y selenitosos que yacen en la división media del terciario lacustre español,. expondré con igual brevedad las teorías propuestas hasta ahora para explicar su origen, como precedente necesario para motivar la que creo más aceptable y que someto á la consideración de los geólogos. Empezando por el yeso, de procedencia calificada unánime- mente de muy obscura, Prado examina varias hipótesis que pudieran ocurrirse: la de que provenga de manantiales que lo tuvieran en disolución; la de un origen eruptivo, ya di- recto (supuesto hoy inadmisible en todos los casos), ya indi- recto, por erupción de grandes cantidades de ácido sulfúrico que actuara sobre las calizas. Ninguna de estas suposiciones le satisface, como es natural, ni se compadece con el carácter sedimentario de la roca en cuestión en las capas dilatadas y espesas: y por lo que respecta á la transformación de calizas preexistentes, hace notar, además, lo reducido y local de las manifestaciones volcánicas en la región central de España para que pueda imputárselas influencias litogénicas ni meta= mórficas extensas (1). En vista de estas consideraciones y de la contradicción de que se depositaran tales bancos en el fondo de lagos de agua dulce, se limita el reputado geólogo á expo- ner sus dudas sin decidirse por ninguna solución. No son menores las dificultades que se ofrecen al Sr. Prado para darse razón de la presencia de la sal entre las rocas ter- ciarias del centro de la Península. Reconoce que este cuerpo debió ser marino en su origen, y añade que tratándose de las (1) Localmente pueden haberse producido yesos por pseudomorfosis de la caliza debidos á la acción del úcido sulfúrico, originado sin duda por oxidación del sulfhí- drico, de procedencia orgánica, como indicaré oportunamente, y de ello describió un curioso ejemplo el difunto profesor Quiroga. Estos son, sin embargo, casos excepciona- les, pues la disposición y caracteres de tales productos difieren esencialmente de las masas homogéneas y poderosas de yeso de las cuencas terciarias. Allí donde las for_ maciones de este sulfato son obra de la epigenesis de la caliza por emanaciones sul- furosas, como parece ocurrir en los yacimientos triásicos de la Lorena y en la región ofítica de Andalucía, se observan fenómenos de tumefacción é hinchamiento en bóve- das en la roca y en las arcillas que la rodean, que son muy característicos. (9) Calderón.—oRIGEN DE LA SAL COMÚN. 345 capas de él de cierto espesor, antes mencionadas, «se puede admitir se formaron en lagos de agua salada en comunicación con el mar» (1), en apoyo de lo cual recuerda que los lechos de sal de Remolinos, aunque algunos muy gruesos, presentan un aspecto semejante al de las capas que se ven en la laguna de Torrevieja, cuya formación tiene lugar con tal que el agua del mar entre en la laguna con ciertas intermitencias. Seme- jante hipótesis es inadmisible, como lo ha hecho notar con mucho acierto el Sr. Cortázar, el cual propone para el origen de la sal de los lagos castellanos otra teoría, que es, á mi jui- cio, la única razonable, como luego indicaré. ¿Por dónde co- municarían con el mar los lagos situados muy por encima del nivel de éste? A menos de admitir que alternativamente su- bieron y bajaron enorme distancia vertical, lo que, aparte de ser contrario á cuanto sabemos hoy sobre la historia orogénica de la Península, implicaría dificultades mucho mayores que la que trata de resolverse. Para el origen de los sulfatos de sosa y de sosa y cal, no apelaba Prado á la suposición de un origen marino, y se li- mita á comparar los yacimientos peninsulares de estas sales con otros observados por Darwin en la América del Sur, y que este naturalista consideró como producto de la transformación de los cloruros. Lecoq y el profesor Vilanova, aunque este último con cierta reserva, explicaron la asociación del yeso y de los sulfatos mencionados como el resultado de la acción de manantiales minerales surgidos del fondo de los grandes lagos miocéni- cos castellanos, los cuales variando localmente de composi- ción, depositaban ora el cloruro sódico, ora el sulfato de mag- nesia, el de sosa ú el yeso. Lo que no puede explicarse satis- factoriamente de este modo es la interposición de dichos cuer- pos en el sedimento mecánico en que están envueltos; además hay que apelar en dicha teoría á la intervención de grandes emanaciones sulfhídricas que actuaran sobre las calizas para dar cuenta de la disposición estratificada de las espesas for- maciones yesosas, lo cual ya se ha visto las dificultades con que tropieza. En la teoría de Delesse el yeso de los lagos castellanos sería (1) Oper. cif., pg. 111. 316 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) también resultado de la precipitación del que tuvieran di- suelto manantiales, que al correr al exterior, lo depositaran inmediatamente en formas redondeadas y en mamelones que alcanzarían su mayor espesor en los puntos de salida de tales manantiales. También admiten los hidrotermalistas que igual resultado se produciría al ponerse en contacto las aguas de fuentes cargadas de bicarbonato cálcico con otras que lo estu- vieran de sulfatos alcalinos, lo que originaría, de una parte yesos y de otra bases, que combinándose con la sílice de ciertos manantiales, darían nacimiento á arcillas. Aparte de lo inverosímil de que en toda la inmensa exten- sión de los lagos peninsulares se dieran tales procesos (sin análogo en la naturaleza actual, más que en pequeña escala en Casos circunscritos, y donde se reune un conjunto de cir- cunstancias especialísimo), queda sin explicación cómo esos cloruros y sulfatos que, según dicha hipótesis, se mezclarían uniformemente en las aguas de los lagos, aparecen ahora sólo acumuladas en determinados depósitos. Hay que apelar al in- fiujo de acciones é influencias secundarias posteriores á la consolidación, y, en suma, á tantos manantiales y de tan va- riada composición, á tantas reacciones y á tantos procesos ul- teriores, que desentrañar todo esto suscitaria mayores dificul- tades que la que trata de resolverse con semejantes teorlas. No quiero entrar á examinar las reacciones á que atribuían estos hidrotermalistas la formación de los sulfatos de sosa, pues son hoy de todo punto inadmisibles para los químicos. Las comprobadas como eficaces en los trabajos de reproduccio- nes artificiales de los minerales tampoco tienen aplicación á este Caso, por cuanto exigen temperaturas y disoluciones con- centradas que no se comprende pudieran haberse dado en las grandes extensiones de la región. En general, las teorías hidrotermales han perdido mucha de la importancia que se les atribuyó en cierto tiempo, porque pretendiendo resolver los problemas genéticos de los mine- rales y rocas, sólo logran, cuando más, aplazar las dificul- tades. Así, en el caso presente, supuesto que algunos de los cuerpos que examinamos se encontraran en los sitios en que lo hacen por un transporte acuoso desde zonas más profundas, se sigue preguntando: y ¿cómo se formaron los depósitos de estas que mineralizaron los manantiales ? (11) Calderón.—oRIGEN DE LA SAL COMÚM. 347 Como se ve por la reseña que acabo de hacer, las teorías propuestas para dar cuenta del origen del yeso, la sal y los sulfatos de sosa de los lagos terciarios de España, son múlti- ples y poco satisfactorias, ni aun para los mismos geólogos que las han emitido. Veamos si puede explicarse la génesis de estos cuerpos interpuestos entre el barro de nuestros antiguos lagos por un solo proceso común á todos ellos, y de un modo que resuelva las contradicciones en que incurren las explica= ciones hasta aquí dadas sobre cuestión tan transcendental. La importancia de dichos yacimientos, y, sobre todo, de los sulfatos de sosa, sin análogo estos últimos en ninguna parte por su espesor y variedad mineralógica, justifica suficiente—- mente, á mi juicio, el presente intento. EL. Para plantear cumplidamente el problema de que se trata entiendo que conviene, ante todo, detenerse un momento en los procesos que se descubren en los lagos contemporáneos. Quizás por no haberlo hecho así ha podido dudarse del cómo las cosas pasaron en los de épocas anteriores, y verse proble- mas nuevos donde sólo hay los conocidos y comprobables en la naturaleza presente. Los lagos se clasifican, por la composición del líquido que contienen, en salobres y de agua dulce. La de estos últimos nunca es químicamente pura, ni aun tratándose de los de ori- gen glaciar, y menos, naturalmente, la de los alimentados por corrientes y manantiales. Así es que si por cualquier circuns— tancia cesa el abastecimiento de dichos lagos, al mismo tiem- po que se van desecando se concentra su líquido, hasta con- vertirse en salobres. En la gran meseta del Asia Central, el Utah y territorios adyacentes de la América del Norte, hay vastos reservorios de esta clase, que indudablemente fueron dulces en otro tiempo, pues se encuentra en su fondo una rica fauna lacustre (1). Tal es el origen de la inmensa mayoría de los lagos que se llaman salobres, pues si bien existen algunos (D) T. M. CHATARD: Amer. Journ Scienc., Xxx vit, 1889 348 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) que consisten en porciones de mar que han quedado aisladas y cercadas por tierras, los ejemplos son muy poco numerosos. Dentro de la categoría de los lagos salobres, en unos predo- mina el cloruro sódico, al paso que en otros, los llamados amargos, lo hacen los carbonatos y sulfatos de la misma base, como ocurre en muchos de los pequeños de la gran cuenca de la América del Norte, que son intensamente amargos, y sus sales objeto de beneficio (1). Entre unos y otros de estos lagos no hay diferencia esencial, pues en realidad corresponden sólo á fases sucesivas ú estados de concentración de sus aguas. En general, los lagos, después de haber alcanzado su apo- geo en punto á caudal líquido, tienden á ir en disminución. Esto depende de varias causas, siendo la más universal el na— tural relleno y elevación de su fondo por los acarreos que re- cibe, los cuales acaban por formar islas, y aminorar consi- cguientemente la capacidad de la cuenca. Por su parte, los cambios de condiciones meteorológicas de la región, sensibles siempre, no ya sólo en el transcurso de los vastos períodos v'eológicos, sino aun en los históricos, determinan en la masa de los depósitos líquidos continentales aumentos y disminu- ciones, las más veces graduales, pero que resultan colosales con el tiempo. En el Mar Muerto, tan sagazmente estudiado por el eminente Bischof (2), se ha observado que cuando la evaporación es mayor que el ingreso de agua de lluvia, que- dan á descubierto extensiones del fondo, constituidas por un barro gris azulado, repleto de cristales de sal común y de yeso. Capas semejantes con bandas de este sulfato se alzan á lo largo de las laderas que cercan dicho mar á mucha elevación sobre el nivel actual del agua, y marcan la mayor extensión que en- tonces tuvo y las alturas que alcanzó. Con sólo que se equilibren aproximadamente el ingreso de agua dulce y la evaporación , como sucede en el gran Lago Salado de Utah y en los de la América Central, el líquido se va cargando progresivamente de sales. Predominando la eva- poración, como ha demostrado Gilbert ocurrió en ciertas épo- cas en dicha cuenca, merced á un grado de sequedad extremo del aire que aún reina en aquella región, las sales se deposi- (1) GILBERT: 9. Annual Report U.S. Geol. Survey, 1885. (2) Chem. Geol., tomo 1. (13) Calderón.—ORIGEN DE LA SAL COMÚN. 349 tan en orden inverso al de su solubilidad cuando llega el punto de saturación de su disolvente, y merced también al concurso de ciertas combinaciones químicas. El yeso empieza á posarse cuando se ha evaporado un 37 por 100 de líquido; le siguen la sal común, cuando llega ésta á un 93 por 100, y las otras sdles más solubles en los grados ulteriores de concentración. Así se forma primero un suelo de yeso, y luego otro de sal gema, or- den que se repite en todos los depósitos salíferos (1). En los trabajos realizados para la apertura del Istmo de Suez (2), ha habido ocasión de atravesar depósitos salinos y yesosos de ori- een moderno, operados por el indicado proceso á los lados de los lagos salobres. Una formación de yeso compacto y de arci- lla con venas de sal alcanzaba un espesor de 112 m., y 70 otras capas de yeso terroso casi puro. Algunos lagos cercanos á di- cho canal contienen á la par sal común y sal amarga, esta úl- tima en eran cantidad. Hoy se conocen también bastantes lagos sódicos, es decir, en cuyas aguas predominan los carbonatos y sulfatos de sosa, y depósitos producidos por ellos. Se mencionan como notables el de Van, en la Armenia occidental, y los de México y la Ne- vada, en la América del Norte, además de los de la del Sur, citados por Darwin, á que anteriormente me referí. Es sabido que en la llanura baja de Hungría se producen eflorescencias sódicas, mezcladas con cloruro de sodio, yeso y glauberita de igual procedencia (3). Ahora bien: ¿qué diferencia esencial hay entre los fenóme- nos que presentan las cuencas continentales de la actualidad mencionados con los de que dan testimono los depósitos de nuestros antiguos lagos terciarios? Todos los geólogos que de estos se han ocupado, parecen estar conformes en que su abastecimiento fué de origen pluvial (4). Si se admite, como es verosímil, que durante el inmenso período de la sedimenta- ción de sus espesas formaciones hubo épocas en que el caudal líquido venía á disminuir y otras en que crecía éste, y que, por tanto, las aguas se concentraban y volvían salobres en el (1) CALDERÓN: Za sal común y su papel en el organismo del globo. ¡ANaAL. Soc. Esp. DE HisT. NAT , tomo XVIII, 1888.) (2) LESSEPS: * ompt. rend. 1, XXVIN. (3) OCHSENIUS: Die Bildung des Steinsalzlager. Halle, 1877. (t) BotrELLA: España y sus antiguos mares. (Bol. de la Soc. Geograf., 1877.) 350 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14+ primer caso y se endulzaban y enriquecían su caudal en el segundo, tendremos una repetición de todo el mecanismo de los grandes lagos actuales y con la identidad de causas la de los efectos. Asi debió ser en realidad. Al relleno de las cuencas penin- sulares precedería un período de sequía, durante el cual se acumularían grandes cantidades de detritus de rocas duras, como calizas jurásicas y cuarcitas silúricas en las faldas de las montañas y laderas que cercaban los futuros lagos. A este periodo siguió otro de régimen lluvioso, en el que aguas torrenciales precipitaron al fondo de las depresiones los detri- tus gruesos y arenas que forman hoy los conglomerados y areniscas de la división inferior. Semejante régimen meteoro- lógico, debió perseverar no poco tiempo, y llenas las cuencas, se estuvo operando en su fondo una sedimentación más lenta y reposada, aunque todavía predominantemente mecánica, por cuya virtud el suelo se igualaría primero y se iría alzando después, sobre todo en las partes donde las corrientes dejaran mayor contingente de detritus. Este período de grandes pre- cipitaciones líquidas, que comprende toda la duración del miocénico, aunque uniforme en general, como lo han demos- trado los estudios memorables de la flora terciaria fósil del marqués de Saporta, no lo sería probablemente en grado tal que durante él disminuyesen las lluvias á intervalos, en los cuales aparecerían islas por encima del nivel general reba- jado de las aguas y separadas por lagunillas y canales, como ocurre en los lagos de la América del Norte. Las alternaciones de sedimento mecánico, fino unas veces y grueso otras, con capas de sedimento mixto 6 químico solamente, que se ven en todos los cortes del miocénico de los lagos castellanos, dan testimonio de las recrudescencias y empobrecimientos alter— nativos en el aflujo de aguas durante la formación de dichos depósitos. La comunicación entre las cuencas sólo se haría en los momentos de mayor caudal y se aislarían en el resto; hecho observado tratándose de ciertos manchones que rodean a las masas principales, por ejemplo la de Requena, Utiel y Villagordo, en Valencia (1) y en otras meridionales. Conti- (1) CORTÁZAR Y PATO: Descrip. fís., geol. y agrológ. de la prov. de Valencia. (Mem. de la Com. del Mapa geol. de España, 1882; pág. 267 ) (15) Calderón.—ORIGEN DE LA SAL COMÚN. 351 nuando el período de sequía, relativa al menos, cada una de las cuencas quedaría subdividida en otras secundarias sepa- radas por istmos y se formarían islas en medio de ellas, hasta que aumentando nuevamente el ingreso de líquido, volvieran á enlazarse unas con otras, lo cual pudo repetirse varias veces hasta la época del desecamiento definitivo. Confirma también esta suposición un hecho importante consignado varias veces por los exploradores de la región, y muy particularmente por el Sr. Palacios en las cuencas del Duero (1) y del Ebro (2) de que la sedimentación de los dife— rentes materiales de ellas no se verificó de una manera regu- lar y uniforme, como hubiera ocurrido tratándose de depósi- tos en el seno de grandes masas líquidas y de perseverante duración. Al contrario, aun en extensiones relativamente reducidas, se ve que en unos parajes se formaban rocas arci- llosas y margosas al mismo tiempo que en otros lo hacían gruesos sedimentos mecánicos 0, por el contrario, químicos, según la naturaleza de los materiales que venían á parar de las montañas vecinas á cada laguna. En las próximas á los macizos de calizas jurásicas, se formaban bancos de conglo- merados calizos, al paso que los elementos triásicos solubles, ó al menos más fácilmente transportables en suspensión, irían más lejos y se mantendrían más tiempo sin precipitarse en el líquido de las charcas. Al primer período de acarreo enérgico y cuyas rocas son por tanto detríticas y desprovistas de restos fósiles, siguió, como se ve, uno de aguas fangosas y de fauna muy pobre, desprovistas de circulación y en las que se alzaban islas en las épocas de sequía. En los estadios en que ésta era mayor, la concentración de las aguas en los canales que quedarían entre dichas islas, haría precipitarse primero el yeso y des- pués la sal; cada capa alternante de estos cuerpos indica un repetido incremento de líquido y cada zona de yeso marca el principio de una nueva serie de precipitados, del modo que queda indicado. Los depósitos de sal y de yeso de nuestros antiguos lagos son, desde este punto de vista, sedimentos químicos acumu- (1) Descrip. fís., geol. y agrológ. de la prov. de Soria, pág. 351. (2) Reseña geol. de la región meridional de la prov. de Zaragoza, pág. 98. 332 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) lados sobre rocas arcillosas en los canales y pequeñas depre- siones durante los períodos de mayor sequía que ocurrieron en el transcurso de los tiempos miocénicos. De aquí su modo de presentarse en lentejones y capas circunscritas que se adele'azan por sus extremos interpuestos entre sedimentos arcillosos. A veces faltan en grandes extensiones por comple- to. De aquí también que en todos los sitios en que hasta ahora se ha podido seguir la sucesión de tales formaciones, se encuentre yeso por debajo de la sal común y de los barros salíferos é impregnados de sales de sosa d en capitas que se intercalan entre estos (1). Entre el fin del depósito de los materiales de la división media y el comienzo de la superior hubo, sin duda, un pe- riodo de sequedad relativa al menos, para volver á llenarse después las cuencas cuando ya el fondo de los lagos se ha- llaba bastante elevado y las aguas tomaron una corriente marcada, aunque lenta, posándose entonces un sedimento esencialmente calizo y desprovisto de arcillas y de yeso y sales. Quizás también en ciertos parajes las corrientes que desde entonces alimentaban los depósitos tuvieran otra pro- cedencia que las que lo habían hecho anteriormente. Hay que advertir que aun en este período las aguas no debieron alcanzar nunca una eran profundidad, como lo indica el pre- dominio de los Helix y Planorbis y Lymneas de talla mediana. Explicadas así las cosas se esclarece la repetida y admirada paradoja de que se hayan verificado depósitos salobres en la- c'os que fueron de agua dulce, según lo indican los restos fó- siles de sus formaciones y el que semejantes restos, tan abun— dantes en la división de las calizas, no se presenten ó sean muy escasos en la de las arcillas, sobre todo cuando estas son yesiferas y salíferas. Lo mismo se observa en la sucesión de las capas análogas á las de nuestros antiguos lagos de otros actuales y del Mar Muerto: las que corresponden á los períodos de eran concentración y saturación, durante los cuales faltaban (1) También el origen de los yesos de los alrededores de París, ha dado origen á muchas hipótesis, habiéndose invocado el geiseriano, que estuvo algún tiempo en boga; pero se ha abandonado esta teoría por la más sencilla de las causas actuales, reconociendo en aquellas rocas el producto de una evaporación en lagos poco pro- fundos, siendo los bancos de margas que las separan, el acarreo por los ríos que ver- tían en dichos lagos. (17) Calderón.—ORIGEN DE LA SAL COMÚN. 258 condiciones de vida á los organismos, están desprovistas de ellos, mas vuelven á poblarse cuando el líquido se endulza nue- vamente. Esto último ocurrió en la Península al sedimentarse la división superior, 6 sea la de las calizas, que están plagadas de individuos de los géneros Heliz, Paludina, Bithynia, Pota- mides, Melanopsis, Planorbis, Lymnea, etc., cuya presencia da prueba del endulzamiento que habían experimentado ya en- tonces las aguas, merced al ingreso de otras de origen meteó- rico, y á haberse abierto vías de circulación á los depósitos antes estancados, hecho que pudo repetirse varias veces. En el reciente estudio de M. Larrazet (1), se mencionan muchos gé- neros y especies de una espesa formación miocénica (aquita— niense) en la provincia de Burgos, que yace entre el horizonte de los depósitos yesosos y la caliza lacustre miocénica (2). En la división media ó arcillo-margosa, tan pobre en restos de invertebrados, se encuentran, sin embargo, como queda dicho, yacimientos de huesos de mamíferos, en su mayoría corpulentos. No es fácil comprender como estos se reunieron en determinados puntos, ni cómo vinieron á parar á las partes centrales de los lagos, sino es que en las épocas de relativa desecación Ú esteparias, cuando se formaban las islitas de suelo encharcado á que antes me referí, vagaban por ellas di- chos animales, cuyos cadáveres quedaron así dispersos por las cuencas y en ocasiones enterrados en el barro blando á lo lar- go de las márgenes pantanosas, como se sabe se originaron las acumulaciones ó depósitos fosfatados lacustres de los Esta- dos-Unidos, á la orilla de las fuentes y lagunas saladas (3), y (INTZOC Cto: (2) Las aguas en que pululó la rica fauna lacustre de estas formaciones del miocé- nico superior no serían, sin embargo, completamente puras, como lo indica la canti- dad crecida de magnesia que contienen. Aunque falta en ellas el yeso casi siempre, esto se explica por la abundancia de los moluscos que entonces vivían en nuestros lagos, los cuales tienen el poder de transformarle en carbonato de cal, por el proceso demostrado experimentalmente por Murray é Irvine. Merced á estos y otros investi- gadores, se sabe que es principalmente al sulfato, y no al carbonato ó al bicarbonato de cal, á quien se debe la formación de los depósitos calizos marinos y lacustres por el intermedio de los tejidos vivos. En cuanto al cloruro sódico, su ausencia en la formación caliza, resulta de que es descompuesto en presencia de una disolución suficientemente rica en carbonato de cal, como he tenido ocasión de indicar en mi precedente ensayo citado sobre la sal común. (3) PENROSE: Bull. U.S. Geol. Survey. Núm. 46, 1888. ANALES DE HIST. NAT.— XXIV. 23 301 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) debió ocurrir asimismo en los yacimientos franceses de Tarn- et-Garonne y en los nuestros de Sierra Palacios (1). La abun- dancia de mamíferos corpulentos y la escasez de los pequeños en ciertos depósitos huesiferos considerables, como los de la India, el de Pikermi y el crag fosfatado de Norfolk, se han explicado del mismo modo por eminentes geólogos (2). LE Expuesto el proceso general de la formación del yeso y de- más sales de los depósitos terciarios castellanos, que no es otro, como queda dicho, que el que ofrecen los lagos actuales, falta esclarecer otros procesos accesorios á los que se deben facies locales y producciones especiales, sobre cuyo mecanismo nos queda aun bastante que saber, pero que, á mi juicio, en nada contradicen los principios que dejo sentados. Entre dichos procesos accesorios conviene distinguir unos simultáneos con la sedimentación, y otros posteriores a ella. La causa fundamental de los primeros estriba en los alter- nativos rellenos de líquido y concentraciones por pérdida de éste de las cuencas y lagunillas, ambas nunca muy profundas, como se ha dicho, en que se acumularon las formaciones que me ocupan. A menudo se observa en las estepas castellana y aragonesa, como en los fondos desecados de otros muchos la- gos de Europa, Asia y América, que sobre los lentejones de yeso no existe la sal, como parece debía suceder normalmente tratándose de charcas salobres desecadas; esto depende, sin duda, de que al líquido se agregó agua dulce antes de alcan- zar el punto de saturación para la sal común, y en ocasiones también de que, aunque ésta se depositara, fuera luego redi- suelta y acarreada. Si en vez de diluirse el líquido se concen— tra por evaporación, las energías químicas adquieren en su seno creciente desarrollo. Asf, es sabido que en los manantia- (1) CALDERÓN: Los fosfatos de cal naturales (ANAL. Soc. Esp. DE HisT. NAT. t. XIX, pág. 141 y 171.) (2) La disposición de los huesos en el notable depósito de Concud, según la des- cripción de todos los geólogos que lo han visitado, corrobora perfectamente esta ma- nera de ver, así como el aspecto mismo de la formación, que el Sr. D. Amalio Maestre, comparaba con una capa de lodo desecado. (19) Calderón.—oORIGEN DE LA SAL COMÚN. 355 les y lagos salados el cloruro de sodio viene mezclado constan- temente con sulfato de sosa y cloruros de calcio y de magne- sio. En tanto que el disolvente se halla en cantidad excesiva, estas diversas sales permanecen en el agua sin descomponerse mutuamente; mas luego que ésta llega á cierto grado de con- centración, reaccionan el sulfato sódico y el cloruro cálcico, produciendo el cloruro sódico, que queda disuelto, mientras que se posa todo el sulfato de cal. Este arrastra en su precipi- tación al sulfato de sosa restante, á pesar de su solubilidad, y se forma esa sal doble llamada glauberita de cuya existencia en la región me he ocupado anteriormente. Otros procesos accesorios, y sin duda sumamente variados, son debidos, indudablemente, á agentes que han obrado des- pués de la sedimentación y la consolidación de los materiales de las cuencas terciarias. A ellos responde la notable plurali- dad de facies con que los cloruros y sulfatos, y, sobre todo, el yeso, se presentan en la dilatada región de los lagos peninsu- lares, como obra de causas complejas posteriores al depósito de los mismos; de una parte de redisoluciones y precipitacio- nes repetidas durante la misma época terciaria en las fases de acrecentamiento, 6, por el contrario, de disminución de los lagos (1); de la acción de los manantiales transportando las materias solubles de las capas profundas á las superficiales, como lo indicó Lecoq, aunque dando exagerada extensión, á mi juicio, á la obra de este proceso, y, en fin, de las mismas aguas meteóricas contemporáneas, operando trabajos de diso— lución y transporte, como en el caso descrito por el profesor Quiroga (2), de una marga arenosa de los alrededores de Ma- drid, plagada de impresiones y moldes en hueco de cristales de yeso, que han sido eliminados de ella por la acción de aguas tranquilas. La disposición de los hilos y estrechas capas, llamadas cordoncillos en Aleas, está indicando que son rellenos de grietas, producidas al desecarse la arcilla en que yacen, puesta á la intemperie en otro tiempo en estado de barro. También son de formación secundaria, según observaba Pra- (1) Los yesos en flecha, tan frecuentes en la región terciaria, son una prueba de la evaporación del líquido en que iba disuelto el sulfato, pues es sabido que estas ma- clas se forman en el fondo de las lagunas selenitosas que se secan en verano. (2) AwaL. Soc. EsP. DE HisT. NAT., tomo XIV, Actas, pág. 100. 355 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) do, los morrones, 6 sea los riñones de alabastro yesoso envuel- tos en una arcilla roja, que se encuentran en la provincia de Guadalajara, las venas extensas y de unos 10 cm. de diámetro, que atraviesan los estratos en Teruel, mencionados por el se- ñor Cortázar (1), y en otros muchos sitios de ambas Castillas. Tampoco debe prescindirse de la influencia de la presión ejercida sobre las capas margosas yesíferas por el depósito de las calizas que sobre ellas reposan. Experiencias de que en breve daré cuenta me han permitido comprobar que el yeso en polvo interpuesto entre las arcillas se transforma en sele- nita por la sola virtud de la presión. La misma variedad se produce cuando un agente deshidra- tante obra sobre aguas que lleven en disolución sulfato de cal y que circulen capilarmente. Ambas experiencias, que serán asunto de un trabajo en preparación, arrojan mucha luz, á lo que creo, sobre la producción de las selenitas en el caso de que trato y en todos los demás en que aparece semejante variedad, si es que no se extiende á más gu trascendencia. Existe también un agente epigénico, y que indudablemente ha contribuido de un modo poderoso en la región á producir lentas modificaciones secundarias en las rocas de las cuencas lacustres, en que no se ha fijado aún la atención de los geólogos que de ellas han tratado: me refiero á la materia orgánica que en estado de lignito, de substancia térrea 6 de betún, aparece con tanta frecuencia entre las margas y calizas lacustres. La enumeración de las localidades en que se hallan dichas mate- rias orgánicas resultaría por extremo prolija, y sólo recordaré que algunas de estas formaciones han tratado de explotarse ó han sido objeto de extracción, y que las margas que acompa- ñan á los yesos desprenden con mucha frecuencia olor á hidró- eno sulfurado. Este cuerpo, resultante de la descomposición del yeso en presencia de la materia vegetal, se oxida y pasa á ácido sulfúrico, el cual, aunque se halle en un estado de dilu- ción suma, goza de una gran energía química, sobre todo obrando de un modo continuado. La presencia de la materia orgánica al lado del yeso y la sal explica perfectamente el origen de los lechos de sulfato de (1D) Descripc. geo!. de la provincia de Teruel. (Bol. Com del Mapa geológico de España, tomo x11 ) (21) Calderón.—oORIGEN DE LA SAL COMÚM. 351 sosa de las formaciones castellanas, por la acción del ácido sulfúrico sobre el cloruro sódico, y dicho ácido, á su vez, se comprende fácilmente que derive de la oxidación del sulfhí- drico, originado por la descomposición del yeso en presencia de la materia orgánica, transformándolo en sulfuro cálcico, el cual se descompone bajo la influencia del ácido clorhídrico, debido á la acción del sulfhídrico sobre la sal común. Así tie- nen explicación los depósitos locales de sulfato de sosa ante- riormente mencionados, sin negar por esto que el mismo cuerpo proceda también de transporte de rocas anteriores, particularmente el que se halla interpuesto en pequeña canti- dad entre las arcillas y los yesos. La alteración de la materia orgánica da cuen:a asimismo de transformaciones locales del carbonato en sulfato de cal, como la del importante yacimiento de Niñerola, en Valencia, el de la marga yesosa fosilífera de Teruel, citados por los Sres. Vila- nova, Cortázar y Pato, y en muchos otros, en los que la estruc- tura y disposición del sulfato, y en ocasiones el hecho de con- tener impresiones de moluscos, distinguen la formación yeso- sa de las que de este cuerpo se presentan ordinariamente en la región terciaria lacustre. Es probable que los cristales tra- pecianos sueltos de selenita que se ven á veces entre las arci- llas reconozcan análogo origen epigénico, é indudablemente á él se debe el yeso con forma romboédrica hallado en las ori- llas del canal de Manzanares, y descrito por el profesor Qui- roga (1). Cuando el ácido sulfúrico, en vez de actuar sobre calizas puras, lo hizo sobre otras magnesianas, como lo son tantas veces las de los horizontes medio y superior del miocénico de agua dulce, según he dicho, se originó el sulfato de cal y magnesia, mencionado también oportunamente de la región. Al mismo agente debe referirse la producción del alumbre, que impregna los yesos y los maciños de Calanda, en la pro- vincia de Teruel, y en otros muchos sitios. Mencionaré, para terminar, el notable yacimiento de azufre de Libros, en la región aragonesa, como prueba de la influen- cia de la fermentación de las materias orgánicas sulfuradas (1) AxaL. Soc. Esp. DE HisT. NAT., tomo x1x. Actas, pág. 100, 308 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) encerradas entre rocas arcillosas, cuando se reune un con- junto de circunstancias especiales, y de que me he ocupado con ocasión del volcanismo barroso de Morón de la Fron- tera (1). No reproduciré aquí las consideraciones expuestas en dicho trabajo, y me limitaré á indicar que el depósito de Libros no es más que una antigua macaluba, una formación en una charca cenagosa yacente sobre arcilla con yeso y des- pojos vegetales. En resumen : los procesos accesorios, simultáneos ó poste- riores á la sedimentación, han podido originar disposiciones y estructuras sumamente variadas, ó dar nacimiento á nuevos compuestos; pero estas particularidades, no sólo no contradi- cen el proceso general bosquejado en el anterior capítulo, sino que lo corroboran y esclarecen. Mu Sólo me resta para concluir el asunto del presente ligero ensayo abordar la última parte del problema que le motiva: la procedencia de la sal común y de los sulfatos precipitados por las aguas de los lagos peninsulares durante la época terciaria. Así como en los conglomerados de la base se reconocen los detritus de rocas duras pre-terciarias (cuarcitas silúricas, cali- zas jurásicas, etc.), basta considerar la naturaleza y la canti- dad relativa de los materiales de la división media del terreno miocénico lacustre español para notar su analogía con los del triásico, especialmente en el miembro del keuper. Esta analo- oía se conserva á veces hasta en el aspecto de las rocas, como lo ha notado el Sr. Cortázar en la provincia de Cuenca. «En la Rambla de Manuel, en el término de Parcuellos, dice, la for- mación miocena marina (quiere decir salobre), presenta una composición mineral tan semejante al sistema triásico de la provincia, que á primera vista pudiera confundirse con él» (2). Asimismo los Sres. Cortázar y Pato, describiendo la provincia de Valencia hacen la siguiente observación: «En el cemento arenoso de los conglomerados (de las márgenes del Turia), (1) Los volcanes fanyosos de Morón. (ANAL. Soc. Esp. DE HisT. NAT., tomo xx, 1891.) (2) Loc. cit., pág. 216. 4 (23) Calderón.—orIGEN DE LA SAL COMÚN. 359 suelen encontrarse algunos de esos cristales de cuarzo apun- tados y teñidos de rojo que tanto abundan en las margas triá- sicas, lo cual indica que á expensas de estas y de las demás rocas del mismo terreno se formaron, aunque no exclusiva- mente, los estratos miocenos lacustres» (1). En efecto, estos y los triásicos concuerdan siempre litológicamente en el predo- minio del elemento arcilloso, en la abundancia del yeso que contienen, en la presencia de la sal común y hasta en otras ma- terias subordinadas, como los mencionados jacintos de Com- postela, citados además de la provincia de Valencia, de la de Teruel, y sobre todo de la magnesia, que en cantidad muchas veces considerable encierran las margas y las calizas lacustres, según lo notó ya en Madrid el Sr. Prado y lo han comprobado en Cuenca, Teruel y Valencia los Sres. Vilanova, Cortázar y Pato. El Sr. Cortázar ha sido el primero que ha emitido la juiciosa idea de que la sal de los depósitos terciarios de la provincia de Cuenca podría proceder de la formación triásica vecina, ha- biendo sido arrastrada por las aguas y acumulada en ciertos pequeños lagos y cuencas. Tal es, sin duda, la única explica- ción aceptable de la procedencia de la sal de los depósitos la- custres españoles; sólo que no aparece comprensible si no se admite la formación de cuencas locales sobre suelo arcilloso en _momentos ó fases de parcial desecamiento del modo que an- tes he explicado. Yo creo que otros geólogos que se han ocu- pado del suelo de la región central de la Península hubieran llegado á esta conclusión si hubieran visto los grandes depó- sitos salinos del Keuper, cerca de los miocenos lacustres, como ocurre en la provincia de Cuenca; pero que han sido desorien- tados por no ofrecerse esta relación de un modo ostensible más que en casos circunscritos y por el prejuicio de que tales canteras habrían de ser obra de aguas sumamente saturadas. En realidad, sin alcanzar una gran concentración las corrien- tes que vertían en los lagos terciarios pudieron producir acumulaciones salinas de la importancia de las menciona- das oportunamente, pues ya he demostrado tratando de de- pósitos semejantes contemporáneos de la laguna de Fuente (D Descrip fís., geol. y agrol. de la prov. de Volencia. (Mem. de la Com. del Mapa geol. de España, 1882; pág. 261.) 360 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) Piedra (1), que arroyos que vierten en ella trayendo medio erado de concentración dejaban cada año en el fondo de dicha laguna una capa de sal de 20.000 m.* próximamente al evapo- rarse el líquido que la disolvía, lo que en el transcurso de un siglo representa 2.000.000 de m.*, d sea una capa de 0,14 m. de espesor en toda la superficie de la laguna. Igual proceso ha sido atribuido recientemente por M. Bleicher (2) á la formación del lago salado de Arzeu (Orán), considerado hasta aquí como un resto de mar pliocénico. Resulta, pues, que por lo que á la sal del terciario lacustre español se refiere, ninguna dificultad suscita la solución dada respecto á su origen keuperiense. Para mí no ofrece duda alguna que si se admite para la sal de las antiguas formaciones lacustres de nuestra Península el que procedan del transporte de la contenida en las rocas triá- sicas, igual explicación hay que aceptar para los demás cuer- pos directamente solubles que se hallan en ellas, como el yeso. El sulfato de sosa debe haberse producido localmente las más veces del modo que he indicado, pero en ocasiones puede haber sido también acarreado, pues este cuerpo es el acom-- pañante habitual de la sal común en el triásico, como en todos los terrenos en que esta última se encuentra. La inter- calación del yeso entre las capas del cloruro sódico con sul- fato de la misma base, es frecuente en los yacimientos caste- llanos. Juntas surgen también ambas sales en los pozos salobres de Castilla y se hallan en sus lagunas, como ocurre en las del término de Medina del Campo, en la provincia de Valladolid, y si á veces han quedado aisladas, es merced al distinto grado de solubilidad de cada una y á la acción pro- longada del agua. A primera vista parece que los arroyos y manantiales pro- cedentes del terreno triásico, no fueron agentes tan generales y poderosos como para suministrar el gran contingente de sal y sulfatos que poseen las cuencas terciarias lacustres en tan considerable extensión; pero basta para rectificar tal pre- juicio, examinar el Mapa geológico de España, señaladamente el mayor y detallado, hecho por la Comisión que lleva este (1) Za salima de Fuente Piedra. (ANAL. Soc. Esp. DE HisT. NAT., t. xvI1; 4Ácas, pág. 81.) (2) Le lac sale 'Arzeu, ¡Feville des Jeunes Naturalistes, 111 sér., 25 année, 1895.) (25) Calderón.—oORIGEN DE LA SAL COMÚN. 361 nombre. En él se ve que las cuencas lacustres están bordea- das como por una especie de cintas continuas ó por una serie de manchones triásicos que se hallan á un nivel más alto que el de las formaciones terciarias. La cuenca del Ebro está así ceñida desde el N. de Huesca hasta el Monserrat, por el E. la misma cresta va de Igualada al S. de Gandesa, y por el Me- diodía la zona keuperiense de la sierra de Moncayo y Cucalón con manchones que corren al SE. Del mismo modo bordean á la cuenca del Tajo el gran macizo triásico de Atienza y Molina de Aragón, que luego se ensancha en la provincia de Teruel y al E. por las de Cuenca y Valencia, y por el $. lo hace la eran formación de la sierra de Alcaraz y otras, en el encuen- tro de las provincias de Ciudad-Real y Albacete, que corren hasta la Carolina. Menos desarrollo alcanza el terreno triásico en torno de la cuenca del Duero, pero no falta tampoco allí su representación en forma de manchones que corren al N. por Reinosa, Cervera del Pisuerga, Poza de la Sal y otros; al E. la banda de la sierra de la Demanda y al $. los aflora- mientos keuperienses de la provincia de Soria y el de Fuenti- dueña, en la de Segovia. De semejante disposición del terreno triásico con respecto á las cuencas terciarias lacustres, cuyo detalle sólo puede cono- cerse y apreciarse á la vista del mapa, se deducen consecuen- cias generales de importancia capital para el asunto presen- te: 1.* Una banda triásica rica en sal, yeso y carbonatos de cal y de magnesia, bordea. ya de un modo continuo, ya con interrupciones, á las cuencas de los antiguos lagos, estando en inmediato contacto con ellas y separándolas de los demás terrenos. 2.* El nivel de la formación triásica es más elevado que el de los sedimentos lacustres, y el sistema de desagiie se dirige en general desde aquella hacia el interior de las cuen- cas terciarias. las cuales han tenido necesariamente que reci- bir sus corrientes líquidas y acarreos. 3.* Dicho terreno triá- sico está profundamente denudado, habiendo perdido por ello en grandes extensiones su continuidad los primitivos golfos, que ahora se presentan generalmente en manchones en torno de las cuencas ó como islotes que destacan en ellas, al modo que lo hace el de Alcázar y otros muchos menos considera- bles. Todos estos sedimentos denudados y transportados por las corrientes no pudieron menos de acumularse durante la 362 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) época terciaria en el fondo de los lagos desprovistos todavía de desagúe. Como última prueba de que la presencia del yeso y de las sales sódicas en los depósitos lacustres españoles se halla en relación con la procedencia de los materiales que á ellos fue- ron conducidos y que no depende de agentes internos, Citaré el hecho de que en las zonas en que el terciario marino está cerca del de los lagos, se distingue de este último por su ca- rencia de yeso y sales, lo cual se repite en los confines septen- trionales de la cuenca del Duero, en Valencia y al N. de An- dalucía. Si las mencionadas substancias hubieran venido de dentro afuera no habría razón para esta distribución, ni se comprende por qué los agentes hidrotermales habían de pre- ferir las rocas miocénicas lacustres á las de origen marino para atravesarlas, dejar sus disoluciones y acarreos 6 producir sus reacciones, cuando, además, se observa que no existe constancia alguna en la altitud á que dichas formaciones de sales sódicas y yesos se encuentran. Todo el conjunto de hechos y razones expuestos me parece militan en favor de la tesis sostenida en el presente desali- ñado escrito, según la cual los problemas calificados hasta aquí de obscuros, concernientes al origen de la sal común y de los sulfatos que se presentan en la región del terciario la- custre español, se explican sencilla y satisfactoriamente por el transporte fluviatil de estos cuerpos desde el triásico que cir cunda las cuencas al interior de las mismas, y la acumulación de dichas substancias en forma de depósitos, por alternativos aumentos y disminuciones en el caudal líquido de los lagos durante el largo transcurso de tiempo en que sus aguas 0cu- paron el centro de la Península Ibérica. ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. Sesión del 9 de Enero de 1895. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. MARCOS JIMÉNEZ DE LA ESPADA. —Leídas las actas de la sesión de Diciembre y de la extraor- dinaria celebrada en honor del difunto socio D. Laureano Pérez Arcas, fueron aprobadas. —Acto continuo el Sr. Presidente accidental, Excelentísimo Sr. D. Federico de Botella, invitó á los señores elegidos para formar la Junta directiva del corriente año á tomar posesión de sus puestos. —El Sr. Presidente, D. Marcos Jiménez de la Espada, dió las gracias á la Sociedad por el honor que le hacía al haberle ele- gido para este cargo y se congratuló de la próspera vida de la SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. —El Secretario dió lectura de una carta del Sr. Vicepresi- dente, D. José María Solano, Marqués del Socorro, dando las oracias á la Sociedad por el nombramiento con que ha sido honrado y excusando su asistencia por impedírselo recientes desgracias de familia. El Secretario dió asimismo las gracias á la Sociedad por la elección con que á pesar de sus escasos méritos le han honrado los señores socios. —( Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Kheil (Napoleón M.), de Praga (Bohemia), propuesto en la sesión anterior por D. Enrique Gómez Carrasco, y ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXIV. 1 2 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Huidobro y Hernández (D. José), de Madrid, Licenciado en Ciencias Naturales, propuesto por D. Carlos Hernández. —Se hicieron cuatro propuestas de socio. —Se leyó una comunicación de D. Adolfo Navarrete renun- ciando á formar parte de la Sociedad. —Puestas sobre la mesa las publicaciones recibidas por la Sociedad, como donativo y á cambio, se acordó se diesen las oracias á los señores donantes. —El Sr. Martinez y Fernández (D. Antonio), Secretario de la Comisión encargada de examinar las cuentas del año anterior presentadas por el Sr Tesorero, dió lectura al siguiente informe: «Los que suscriben, designados por la SocieDAD EsPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL en sesión de Diciembre último para el examen y comprobación de las cuentas presentadas por el Sr. Tesorero, D. Ignacio Bolívar, referentes al año próximo pasado, tienen la satisfacción de participar á sus consocios que están en un todo conformes con los justificantes correspon- dientes, y acusan un estado económico satisfactorio, según lo demuestra la liquidación total, puesto que la Sociedad cuenta, al comenzar este ejercicio, con un efectivo de 434,40 pesetas, y créditos á su favor por valor de 2.684,03 pesetas. »Inútil creemos, al proponer á la Sociedad la aprobación de dichas cuentas, pedir un voto de gracias por el celo y actividad de su digno Tesorero. »Madrid, 31 de Diciembre de 1894.—F. pe BOTELLA Y DE HoGRr- NOs.—E. PEREZ ZÚÑIGA.—A. MARTÍNEZ Y FERNÁNDEZ.» La Sociedad aprobó con satisfacción la lectura de este dic- tamen y acordó por unanimidad que se hiciera constar un voto de gracias para el Sr. Tesorero, D. Ignacio Bolívar. —El Sr. Navarro Newman (D. Emilio), de Cádiz, remitió la nota que sigue, en que se dan Voticias de un caso de polidactilia observado en un «Carcinus menas» L. y de una «Ostrea edulis» L., viviendo adosada sobre el pereion de uno de estos crustáceos. «Presenta el caso teratológico un macho, en el que la pata izquierda de su primer par está terminada en dos pinzas situa- DE HISTORIA NATURAL. 3 das casi perpendiculares entre sí, hallándose dirigidos hacia abajo los dedos de una de ellas y el movible de la otra en idéntica posición á la que tiene en los individuos que no presentan esta deformidad, y en éste de que nos ocupamos en la otra extremidad prensora; en la anormal ha variado la situación del dedo inmóvil, cuyo extremo se cruza con el del movible y tienen su origen los de la otra pinza en la cara ex- terna de la base del primero. Las dimensiones de este crus- táceo son las que ordinariamente tienen los individuos de esta especie, cuando han adquirido su completo desarrollo, no presentando en lo demás nada que merezca la pena de mencionarse; nos ha sido donado, en unión de otro ejem- plar de que á seguida nos ocuparemos, por nuestro ilustrado consocio presbítero Sr. Vera, y provienen ambos de' este litoral. »En este segundo ejemplar nos ha llamado la atención el gran tamaño que ha llegado á adquirir el molusco, pues en ninguno de los ejemplares de individuos de la misma especie que hemos tenido ocasión de ver en ese caso, cogidos en estas costas, de los cuales uno figura en la colección de crustáceos del Museo de Historia Natural, y varios en la del Sr. Vera, el molusco había llegado á adquirir tan gran tamaño: las dimen- siones de la ostra son 4,5 cm. de largo y 3,9 cm. de anchura, siendo tan sólo la longitud del pereion del cangrejo 3,9. Te- niendo en cuenta los estudios de Coste sobre el desarrollo de estos moluscos, la edad de éste pasa de un año, y siendo así, el crustáceo no ha mudado en ese tiempo sus tegumentos ex- ternos, cuando menos los de la parte de su pereion donde se halla implantada la ostra, lo que es raro, dada la manera como se verifica la muda que experimentan todos los años, que ya en la primera mitad del pasado siglo fué observada en el 4Asta- cus fuviatilis F. por Réaumur, quien escribió de ella una des- cripción detallada. Tuvimos ocasión de observarlo vivo y se movía casi con igual rapidez que si no llevase ningún peso, sin embargo del tan enorme, con relación al suyo de la ostra que tenía que arrastrar y de tener otras dos de */, cm. de lon- gitud próximamente adherida la una sobre uno de los ojos y la otra á uno de sus pereiópodos.» —El Sr. Calderón dijo lo siguiente: «En mi precedente memoria sobre los Movimientos pliocéni—- 4 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cos y postpliocénicos del valle del Guadalquivir (1) y en otras notas sobre los alrededores de Sevilla, he tenido ocasión de ocuparme de la formación margo-arenosa de esta parte de Andalucía, que corre hasta la costa y pertenece, como dije, al pliocénico inferior. Dicha formación consta de dos horizontes litológicos: uno margo-arenoso y otro arcilloso, constituido este último por un barro compacto, homogéneo, azulado, con carbonato de cal, y que comparé á la llamada boue 4 globige- rines del Mediterráneo. Pasan insensiblemente uno á otro estos dos horizontes, ambos muy fosilíferos, si bien las condiciones por extremo diferentes que ofrecen para la conservación de los restos animales hacen que en el seno de las arcillas existan multitud de conchas, de restos de equinodermos y de otros despojos que sólo muy imperfectamente se ven en estado de impresiones en la roca arenácea, con excepción de los forami- niferos, que por la exigiúidad de su tamaño, han podido esca— par mejor á la acción destructora de las aguas de infiltración y se encuentran en esta última roca casi lo mismo que en la primera. »No voy ú describir nuevamente las mencionadas rocas, y sólo me propongo decir cuatro palabras sobre ciertos hechos que he observado en el horizonte arcilloso y sobre su explica- ción, que me parecen de algún interés. »En primer lugar se nota que dichas arcillas, de un color eris azulado intenso y sumamente uniforme en las superficies frescas de las canteras abiertas en la Cuesta de Castilleja, junto á Sevilla, como en Carmona, para utilizarlas como ma- terial cerámico, cambian prontamente de tinte por la acción del aire, volviéndose amarillentas. Este cambio me llamó des- de luego la atención, porque no puede atribuirse en el caso presente ni á la hidratación del óxido de hierro, ni á la pér- dida del agua de cantera con precipitación de sus materias disueltas 6 solamente á su evaporación, ni á otras causas cono- cidas generalmente como productoras de semejantes transfor— maciones en la coloración de las rocas expuestas á las acciones atmosféricas. »Otra circunstancia notada en los paseos repetidos con mis discípulos á la mencionada cantera de los alrededores de Sevi- (l) ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, t. XXI. DE HISTORIA NATURAL. 5 lla y á los cerros que dominan á Itálica, es la de la existencia de filoncillos de yeso empotrados en las grietas superficiales Ú plesioclasas (siguiendo la nomenclatura de Daubrée) de la for- mación arcillosa. Constituye este sulfato venillas de estructura fibrosa, evidentemente secundarias y de relleno; hecho curioso si se atiende á que ni la roca en que yacen es yesífera, ni hay en toda la formación, ni en las cercanas, aguas selenitosas que pudieran precipitar dicho cuerpo al evaporarse. »La tercera y última observación referente al particular con- siste en la producción en la superficie libre de algunos de los fósiles extraidos de la arcilla (1) de una borra de eflorescencias blancas que acababan por cubrirlos totalmente. Limpié y sequé cuidadosamente los ejemplares referidos, que se encuen- tran en la colección local de la Universidad de Sevilla, y el mismo fenómeno se reprodujo en ellos varias veces. »Estos hechos, heterogéneos é inconexos á primera vista, me parecieron dependientes, sin embargo, de una causa común que debía buscarse, naturalmente, en la composición de la roca. Averigiié los resultados obtenidos en los ensayos practi- cados repetidamente en las fábricas de Za Cartuja y San Juan de Aznalfarache de este barro que en ellos se utiliza; pero sin duda por el carácter industrial de tales estudios, ninguna luz arrojaban para el caso presente, y se limitaban á dar la com- posición de una arcilla purísima con un 6 4 10 por 100 de car— bonato de cal. Tampoco descubrí nada de particular exami- nando al microscopio el polvo de la roca. En vista de esto, me decidí á ensayarla y encontré entonces la clave de las obser- vaciones que he apuntado brevemente, la cual reside en la existencia de partículas de pirita (marcasita) difundidas en un grado de tenuidad extrema por la masa de la arcilla y que son las que la comunican el color que ofrece en su estado fresco. »Fácilmente se comprende que la descomposición de los granos de pirita cause la decoloración de la roca expuesta al aire y el tono amarillento que adquiere, el cual sería rojo si los granos abundaran más. Al mismo tiempo queda, por efecto de la alteración del sulfuro, ácido sulfúrico libre, que cuando actúa sobre el carbonato de cal interpuesto en la arci- lla, origina el yeso que las aguas acarrean á las grietas ó (1) Vatica helicina, Venus multilamellata, Cytherea islandicoides, etc. 6 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA plesioclasas, y cuando lo hace sobre el 'silicato de alúmina, produce un alumbre, que es el que forma las eflorescencias de los fósiles antes referidas. »El origen de la pirita contenida en la arcilla constituye ya otro asunto de investigación distinto del aquí bosquejado, y que los geólogos han esclarecido tratándose de casos análogos al del valle del Guadalquivir. Me limitaré á recordar que se explica cumplidamente por la acción de la materia orgánica del fondo del mar sobre los sulfatos que el agua de éste con= tiene en disolución, los cuales son reducidos á sulfuros, y estos, obrando á su vez sobre la substancia ocrácea del fondo, la cambian en marcasita. Este sulfuro es, como se sabe, muy inestable, y en presencia del agua de lluvia y del oxígeno del aire libre y disuelto en ella, se cambia en óxido de hierro, formándose simultáneamente ácido sulfúrico libre y sulfato férrico (vitriolización), como ocurre en los ejemplares de las colecciones y en las galerías de las minas de pirita. —El Sr. Secretario presentó un trabajo del profesor Daniele Rosa, del Museo de Turín, acerca de los Zombricidos del Museo de Madrid, y la Sociedad acordó que pasase á la Comisión de publicaciones. —El Sr. Secretario dió lectura de la siguiente acta: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 24 de Diciembre de 1894. PRESIDENCIA DE D. ROMUALDO G. FRAGOSO. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se repartió el cuaderno 2.” del tomo xxm de los ANALES. —S$Se procedió á elegir la Junta directiva que ha de actuar en el próximo año, quedando constituida en la forma siguiente: Presidente: D. Salvador Calderón. Vicepresidente: D. Romualdo G. Fragoso. Tesorero: D. Manuel de Paúl. Secretario: D. Manuel Medina. Vicesecretario: D. Federico Chaves. DE HISTORIA NATURAL. 7 —Se leyó y aprobó el siguiente presupuesto para el año próximo: 500 citaciones. ss SO oa OLE ME 7,50 MOZO PLATA Re arias 2 90 Gastos de Tesorería y SecretarÍía............. a ¡OTAL PESEDAS: > socios ol E a ADO —(Quedó admitido como socio numerario el señor Candau y Pizarro (D. Feliciano), presentado por D. Manuel Medina. —El Sr. Chaves leyó la siguiente nota que había redactado en colaboración con el Sr. Relimpio: «Con motivo de ciertos reconocimientos microquímicos, he- mos tenido ocassión de observar la presencia del césio en unos berilos de Galicia. El ejemplar sometido al examen fué un cristal límpido de ligero color verde que ofrecía como única forma el prisma exagonal estriado paralelamente á c, frecuente en este silicato, y cuyas extremidades rotas no permitían dis- tinguir forma alguna piramidal. »Después de disgregar el silicato y transformar sus bases en cloruros, hemos empleado como reactivo el cloruro están- nico aconsejado por Behrens (1), operando, por supuesto, en disolución clorhídrica con objeto de disolver los clorostannatos de potasio y rubidio que pudieran formarse. De este modo hemos obtenido cristales octaédricos del sistema regular acom- pañados de láminas exagonales isótropas en las cuales se acusa una división en seis sectores triangulares.» —El Sr. Barras leyó la siguiente comunicación : Dipteros de Andalucia existentes en el Museo de Historia natural de la Universidad de Sevilla, clasificados por M. Gobert. Fam. Bibionidee. ' Bibio hortulanus L.—Sevilla (Río!), Marzo, Abril y Mayo; Al- calá de Guadaira (Medina!), Marzo y Agosto; Cazalla (Río!), (1) Enciclopedia de Fremy. T. 1v./An. qual. micr., par M. Th. H. Behrens, pági- na 24. 1893. 8 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Mayo; Hornachuelos (Garcia-Núñez!), Junio; Puerto-Real (Paúl!) Abril. Fam. Tipulidee. Limnobia quadrinotata Me.—Tomares (Medina!), Abril. Pachyrhina histrio F.—Tomares (Medina!), Abril. Tipula lutescens F.—Sevilla (Medina!), Mayo. — ygigantea Schrk.—Cazalla (Río!), Agosto. — oleracea L.—Sevilla (Medina!), Noviembre; Dos-herma- nas (Medina!), Febrero; Alcalá de Guadaira (Medina!), Marzo; Cazalla (Río!), Abril. Fam. Tabanidee. Hematopota pluvialis L.—Dos-Hermanas (Medina!), Marzo; Ca- zalla (Río!), Abril; Valverde (Calderón !), Abril; Fuente- Piedra (Calderón!), Julio; La Campana (Venegas! ), Marzo. Tabamus intermedius Esg.—Morón (Calderón!), Agosto; Caza- lla (Río!), Agosto. — bovinus Lw.—Sevilla (Río y Barras!), Junio y Julio. — rectus Lw.—Cazalla (Río!), Agosto. — — barbarus Ms.—Sevilla (Río!), Abril. — —autumnalis L.—Sevilla (Río!), Abril. — cordiger Wied.—Morón (Calderón!), Agosto; Cazalla (Río!), Agosto. — ater Me.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!), Junio. Chrysops marmoratus Rossi.—Morón (Cala!), Agosto; Fuente- Piedra (Calderón!), Julio. — cecutiens L.—Cazalla (Río!), Agosto. Fam. Bombylidee. Exoprosopa munda FY.—Cantillana (Río!), Julio. Lomatia Belzebul Y.—Alcalá de Guadaira (Medina!), Mayo. — Tygsiphone Lw.—Idem, id.; Sevilla (Río!), Junio.; Hor- nachuelos (Garcia Núñez!), Junio. Ploas virescens F.—Alcalá de Guadaira (Medina!), Mayo. DE HISTORIA NATURAL. 9 Usia florea F.—Tomares (Medina!), Enero; Dos-Hermanas (Río!), Febrero; Utrera (Quintero!), Mayo. Fam. Asilidee. Machinus chrysitis Mg.—Alcalá de Guadaira (Medina!), Mayo. Ttamus cyanurus Lw.—Constantina (Medina!), Julio. Asilus barbarus L.—Sevilla (Medina!), Octubre; Castilleja de la Cuesta (Barras!), Septiembre; San Juan de Aznalfarache (Río!), Septiembre; Cazalla (Río!), Septiembre. Fam. Empidee. Empis tessellata Y.—Tomares (Medina!), Abril; Utrera (Quinte- ro!), Mayo. Fam. Dolichopidee. Liancalus virens Scop.—Tomares (Río!), Marzo. Fam. Muscidee. Scatophaga stercoraria L.—Sevilla (Río!), Marzo; Cazalla (Río!), Abril. — merdaria F.—Sevilla (Rio!), Marzo; Dos-Hermanas (Río!), Febrero; Tomares (Medina!), Abril; Caza— lla (Río!), Agosto. Dacus oler F.—Huévar (Paúl!), Noviembre. Alterophora hispanica Brem.—Huévar (Paúl!), Octubre. Platystoma seminationis F.—Cazalla (Río!), Septiembre. Lucilia Cesar L.—Sevilla (Río!), Mayo y Junio; Castilleja de la Cuesta (Barras!), Septiembre; Tomares (Río!), No- viembre. — ruficeps Mg.—Sevilla (Río!), Septiembre á Noviembre. — cornicina F1l.—Sevilla (Río!), Marzo y Octubre; Camas (Medina!), Febrero; Dos-Hermanas (Rio!), Febrero; Cazalla (Río!), Agosto. — Ssplendida Mg.—Sevilla (Río! y Barras!), Noviembre. 10 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Calliphora erythrocephala Mg.—Sevilla (Río!), Enero, Marzo, Abril, Noviembre y Diciembre; Cazalla (Río!), Abril. Sarcophaga carnaria L.—Sevilla (Río!), Septiembre; Castilleja de la Cuesta (Barras!), Septiembre. — melanura Mg.—Sevilla (Río!), Septiembre. — rus Rond.—Sevilla (Río! ); Coria (Medina!), Octu— bre; Cazalla (Río!), Agosto; Huévar (Paúl!). Fam. Syrphidee. Xanthogramma ornata Mg.—Sevilla (Río!), Junio. Melithreptus scriptus L.—Sevilla (Río!), Agosto; Hornachuelos (Garcia-Núñez!), Junio; Cazalla (Río!), Septiem- bre; Camas (Medina!), Febrero; Constantina (Medina!), Julio. — strigatus Steg.—Cazalla (Rio!), Abril. — dispar Lw.—Sevilla (Rio!), Noviembre; Tomares (Medina!), Noviembre. — migricoxis Ztt.— Alcalá de Guadaira (Medina!), Mayo. Syrphus pyrastri L.—Sevilla (Río!), Marzo. — seleniticus Me.—Sevilla (Río!), Abril; San Juan de Az- nalfarache (Río!), Mayo; Hornachuelos (Garcia-Nú- ñez!), Junio. — corolle F.—Sevilla (Río!), Marzo y Diciembre. — ribesíi L.—Puerto-Real (Paúl!), Agosto. — «awricollis My.—Sevilla (Rio!), Abril. — decorus Myg,—Tomares (Río!), Noviembre. = balteatus Deg.—Sevilla (Río!), Octubre; Dos-Hermanas (Río!), Marzo y Abril; Gandul (Calderón!), Marzo. Melanostoma gracilis Mo'.—Sevilla (Río!); Alcalá de Guadaira (Medina!), Octubre; Tomares y Cazalla (Río!), Abril; Hor— nachuelos (Garcia-Núñez!), Junio. Volucella pellucens L.—Cazalla (Río!), Agosto y Septiembre. Bristalis tenar L.—Sevilla (Río!), Noviembre y Diciembre; To- mares (Río!), Marzo y Abril; Camas (Barras!), Fe- brero; Alcalá de Guadaira (Río!), Mayo; Salteras (Medina!), Mayo; Aracena (Sánchez-Dalp!), Sep- tiembre. DE HISTORIA NATURAL. 11 Bristalis arbustorum L.—Salteras (Medina!), Mayo; Hornachue- los (Garciía-Núñez!), Junio; Constantina (Medina!), Julio; Cazalla (Río!), Septiembre. — pratorum Mg.—Cazalla (Río!), Abril. Syritta pipiens L.—Sevilla (Río!), Mayo y Agosto; Cazalla (Río!), Abril. Eumerus lunulatus My.—Dos-Hermanas (Río!), Marzo. Chrysotozum intermedium Mg.— San Juan de Aznalfarache (Río!), Septiembre; Cazalla (Río !), Agosto. = elegans Lw.—Cazalla (Río!), Agosto y Septiembre. Fam. Hippoboscidee. Ornithomyia avicularia L.—Sevilla (Río!), Septiembre. Stenopteryz hirundinis L.—Cogido sobre un Cypsellus. Sevilla (Rio!). : Hippobosca equina L.—Sevilla (Río! y Barras!), Mayo, Junio y Septiembre; Cazalla (Río!), Agosto. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterologica de España. Icneumónidos. Pezomachus fasciatus Fab.—Coruña (Bolívar!). Hemiteles pulchellus Grav.—Idem. — sp.nov.—Sevilla! Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Bracónidos. Vipio desertor Fab. O +.—Cazalla (Río!); Hornachuelos (García- Núñez!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Bracon impostor Scop.—Alcalá de Guadaira!, Pozuelo de Cala- trava (La Fuente!). — castrator Fab.—Sevilla! — luteator Spin.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente! — pectoralis Wesm.—Idem. 12 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Bracon longicollis Wesm.—Coruña (Bolívar!). — Catricator Nees.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!); Po- zuelo de Calatrava (La Fuente!). — Oostmaélii Wesm.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — uwrinator Fab.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!). — oObscurator Nees.—Sevilla! Spathius pedestris Wesm.—Coruña (Bolívar!). Rhogas gasterator Jurine.—Sevilla!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente! ). Apauteles caie Bouché.—Coruña (Bolívar!). Agathis umbellatorum Nees.—Sevilla!, Chiclana (Cepero!); Po- zuelo de Calatrava (La Fuente!). — Mmalvacearum Latr., var.—Alcalá de Guadaira ! Disophrys cesus Klug.—Sevilla!, Hornachuelos (Garcia-Núñez!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Microdus tumidulus? Nees.—Coruña (Bolívar!). Macrocentrus collaris Spin.—Sevilla! Alysia manducator Panz.—Coruña (Bolívar!). — sp. nov.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Proctotripidos. Gonatopus pedestris Dalm.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Diapria verticillata Latr.—Coruña (Bolívar!). Sesión del 6 de Febrero de 1895. PRESIDENCIA DE DON SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL. Leída el acta de la sesión anterior, fué aprobada. —Fueron admitidos como socios numerarios los señores Cerezo (D. Germán), Catedrático de Farmacia de la Uni- versidad de Barcelona, propuesto por D. Manuel Cazurro; Vidal y Careta (D. Francisco), Catedrático de Paleontolo— gía de la Universidad Central, propuesto por D. Ignacio Bolívar; DE HISTORIA NATURAL. 13 Coll y Astrell (D. Joaquín), de Madrid, propuesto por D. Francisco de P. Martínez y Sáez; Leal (D. Oscar), Doctor en Medicina, de Lisboa, propuesto por D. Eduardo Hernández Pacheco. —El Sr. Secretario dió cuenta de dos comunicaciones, la una de D. Antonio de Gordón, de la Habana, remitiendo ejempla- res de un curioso trabajo titulado Za Medicina indigena en la isla de Cuba y su valor histórico, y la otra de D. Enrique Pérez Zúñiga, remitiendo un ejemplar de su notable libro titulado Técnica de Fisiología. La Sociedad acordó hacer constar su gra- titud á estos señores. — Puestas sobre la mesa las publicaciones remitidas como donativo y á cambio, la Sociedad acordó dar las gracias á los señores donantes. —El Sr. Secretario leyó la siguiente nota remitida por Don Carlos Pau: Plantas recogidas por Don Juan Benedicto, farmacéutico de Monreal del Campo, según muestras remitidas por el mismo. «Sin autorización de su colector, más aún, negándome el permiso, que es más grave, me determino á publicar los nom- bres de las especies vegetales á que pertenecen las formas re— cibidas. Perdone el amigo y cempañero no respete su modes- tia; paréceme que el trabajador no debe ocultarse á las miradas de las gentes, como si fuera un crimen el estudio. Si no hu- biera respetado los ruegos de D. Bernardo Zapater, el catálogo de la Sierra de Albarracín estaría publicado, y sus trabajos serían conocidos y alabados de los especialistas. Es una des- gracia que colector tan eminente pase casi ignorado; pues sin exageración afirmo que figura á la cabeza de los primeros herborizadores españoles. Es fácil que Loscos, Costa, Vayre- da, etc., no hayan recogido el número de formas que el señor Zapater. »Continuando, digo, que diferir la publicación de la presente lista sería perjudicial, tanto por la importancia de algunas muestras como por su novedad. Además, podíanseme extraviar las notas tomadas, pues en mi herbario no están representa- 14 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA das todas, y también el día de mañana, hasta sin querer, pu- diera usurpar alguna noticia 6 descubrimiento que en justicia pertenece al Sr. Benedicto. »Las plantas proceden de las provincias de Teruel y Guada- lajara. Las de Teruel fueron recogidas en Monreal del Campo, y Baños de Segura. Dividiremos en tres secciones la relación, por esta causa, comenzando por la que en menos cantidad existen. GUADALAJARA. Berberis hispanica B. R. Tudesilos, Alustante. Pyrethrum hispanicum Wk., v. versicolor. Pedregal. Campanula Rapunculus L. Pedregal. Carduus Reuterianus Bss. Setiles. Conopodivm subcarneum Bss. Setiles, Pedregal. Heleocharis multicaulis Dietr. Pedregal. Ranunculus nodiflorus L. Pedregal. Ealiun rigidum v. P. falcatum Lge. Pedregal. Ruta montana L. Pedregal. Bryonta dioica Jacq. Pedregal. Achillea Ageratum L. Pedregal. Lysimachia Ephemerum L. Pedregal. Campanula lusitanica L. Pedregal. Calamintha Clinopodium Bth. Periballia hispanica Trin. Anthericum intermedium Wk. Setiles, Pedregal, Ojosnegros. Halimium umbellatum Spach., var. viscosum Wk. Pedregal. Astrocarpus Clusti Gay. Cistus laurifolius L. Centaurea ornata W. macrocephala Wk. Sideritis spinosa Lamk. Thymus Mastichina L. Velezia rigida L. Rumezx Acetosella L. Arenaria montana L. Dianthus hispanicus Asso. — lusitanicus Brot. — Reguienii Timb. Lus. (D. catalaunicus Povar.) Trifolium celtibericum Pau. DE HISTORIA NATURAL. 15 Asplenium Trichomanes L. Orchis coriophora L., var. Carpetana Wk. Arenaria ciliaris Loscos. Geum sylvaticum Pourr. — arbamm L. Anthemis nobilis L. Setiles, El Pobo, Pedregal. Thapsia villosa L., var. latifoliía Boiss. Juncus supinus Mench. Rhamnus sazatilis L., forma linearifolia.. BAÑOS DE SEGURA. Brigeron acris L.—Crepis pulchra L. (frecuente en la huerta). —Lactuca tenerrima Pourr.—Crepis fetida L.—Cr. tarazacifo- lia Thuill. — Ruta Chalepensis L. — Hieracium jabalambrense - Pau.— Pyrethrum corymbosum W.— Delphiniuvm Loscosii Costa. — Linaria Blanca Pau.—Samolus Valerandi L.—Corydalis en neaphaylla DC.— Euphorbia serrata L.—A lyssum spinosum L.— Campanula Leflingiíi Brot. ¿.— mula montana L.—Pallenis spi- nosa Cass.— 4 thionema sazatite R. Br.—Plantago albicans L.— Sisymbrium oficinale L.—ZLonicera etrusca Santi.—Hepatica tri- loba Chaix.—Saliz incana Sch.— Marrubium supinum L.—(Ga- leopsis Ladanum L. g).—Centranthus ruber L.— Origanum vulga- re L.—Arenaria grandiflora AU.—Linaria minor Dest.—Antir—- rhinum Barrelieri Bor. —Campanula hispanica Wk.— Linaria crassifolia Kze.—Calamintha Clinopodivum Bth.—Thesium diva—- ricatum A. DC.— Gypsophila hispanica Wk. — Lavandula vera DC. — Hellevborus fetidus L. — Laserpitium gallicum Baub.— Stachis recta L.—Micromeria marifolia Bth.—Scabiosa columba- ria L.—Potentilla reptans L.—Coronilla scorpioides L.—C. mi mima L. g australis. —Anthyllis montana L.—Medicago lupuli- na L.— Linum sufruticosum L.—Torilis helvetica Gmel.— 4 thyllis vulneraria L., var. discolor Wk.— Melandrium praten- se Rt.—Silene nevadensis Boiss.—Clematis integrata DC.—Hely- chrysum serotinum Boiss.—Crupine vulgaris Cass. — Biscutella pyrenaica Wk.—Asplenium trichomanes L.— A. Haller? R. Br. —Andryala Ragusina L.—Sideritis spinosa Lam.— Ruscus acu—- leatus L.—Geuwm sylvaticum Pourr.—Prazinus angustifolia v. a). —Fr. ezxcelsior L.— Globdularia nana Lam.—Verbascum Chaizi 16 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Vahl.—Carduus tenuiflorus Cust.—Orchis incarnata L., var. ses- guipedalis.—Viola alba Bss.— Ononis minutissima L.—Asple- num Ruta mwaria L.—Hieracium amplericaule L. MONREAL DEL CAMPO. Mentha silvestris L.—Onopordon Acanthium L.—A pium gra= veolens L.—Lycopus europeus L.—Micropus erectus L.— Inula montana L.—Lathyrus Aphaca L.—Stipa barbata Desf.— Me- dicago lupulina L.—Convolvulus sepium L.— Kentrophyllum la- natum DC.—Spargantum ramosum Huds. — Trifolium praten- se L.—L£Lotus siliquosus L.—Lithospermum oficinale L.—Sonchus pauciflorus Echeandia.— Mentha aqguatica L., var. hirsuta.— Crepis pulechra L.— Rubus cesius L.—A lisma Plantago L., var. lanceolatum Grem.—Sedum amplezicaule DC.—Senecio Doria L. —Sideritis pungens Bth.— Helminthia echioides G.— Centaurea collina L.—Mercurialis tomentosa L.— Teucrium capitatum L.— Telephivm Imperati L.— Bupleurum rigidum L.—Satureja obo— vata Lag.—Rhamnus Alaternus L.—Plumbago ewropea L.— Linum sufruticosum L.—£. Narbonense L.—Asparagus acutifo- lius L.—Bupleurum fruticescens L.—Aphyllanthes Monspelien sis L.— Teucrium expassum Pau.— Lotus cornmiculatus L., forma pilosa.—Buphorbia pauciflora Duf.—Odontites longiflora Webb. —Sideritis hirsuta L.—Colutea arborescens L.—Galeopsis Lada- num L. g).—Veronica Anagallis L.— Rosa rubiginosa L.—Cir- sum odontolepis Boiss.—Solanum Dulcamara L.—Rosa myria- cantha DC., var. pyriformis. — Jasonia glutinosa DO.— Ononis Columne AU.—Ruta montana L.—Passerina tinctoria P. (Tierra baja).—Senecio celtibericus Pau.—Papaver Argemone L.—P. hy- bridum L.-— Euphorbia serrata L.— Serophaularia canina L.— Linaria hirta M.—Cynoglossum pictum Ait.—A splenium Halleri R. Br.— Rosa dumetorum Thuill. —Sideritis montana L. —Bu- pleurum rotundifolium L. — Marrubium supinum L. — Salvia Alhmiopis L.—S. lavandulefolia Vahl.—Hypecoum pendulum L. —Silene inflata Sm.— Malva trifida Cav.—Saponaria ocymoi- des L.—Specularia castellana Lee.—Gallium rigidum W .—Sca- biosa collina Reg .—A cer monspessulanum L.—Aristolochia Pis- tolochia L.— Melandrium pratense Roht.— Echium vulgare L.— Iberis amara L.—Alyssum serpyllifolium Desf. — Rhinanthus DE HISTORIA NATURAL. 17 major Ehrh.— Anthyllis vulneraria L., var. discolor Wk.— Vincetoxicum oficinale M. — Euphorbia helioscopia L. — Silene convidea L.—Crategus monogyna Jacq.— Stellaria media Vill. B major Koch.— Ranunculus arvensis L. —Cerastium perfolia- tum L.—Lithospermum arvense L.—Salvia verbenacea L.—Si- symbrium austriacum Jacq.—Sinapis arvensis L.—A lyssum his- pidum L. et P.—A. campestre L.—Cynaoglossum cheirifolium L. — Viola odorata L.—Microlonchus salmanticus DO.—Sisymbrium Columne Jacq .—Potamogeton densus C.—Geramium dissectum L. Poa pratensis L.—P. bulbosa L.— Avena bromoides Gou.— Ta- razacum tomentosum Lge.—A chillea micr ophylla W.—Centau- rea tenvifolia Duf.— C. cyanus L.—Onopordon acaule L.—Sene - cio Touwrneforti Lap.— Artemisia Assoana Wk.— Astragalus hamosus L.—A. incwrvous Desf.—A. austriacus L. —Centaurea variegata Lam.—C. melitensis L.—Agrostema Githago L.—Scir- pus Holoschenus L.—Potentilla reptans L.—Papaver Rheas L. —Sedum acre L.—Crucianella angustifolia L.—Spirea Filipen- dula L.—Queria hispanica Loefi.—Teucrium Botrys L.—Conium maculatum L.—Jasomia tuberosa DC.—Inula Helemioides DC.— Convolvulus lineatus L.—Samolus Valerandi L.—LEchium itali- cum L.—Anchusa italica Retz.—Centawea cephalariefolia Wk. —Twrgenia latifolia Hffg.—Anagallis arvensis L.—Diplotazis Erucastrum G. G.—Phlomis Herba-venti L. — Xeranthemum inapertum W.— Tarazacum obovatum DC.—Sisymbrium hirsu—- tum Lag.—Buplewrum opacum Lge.—Medicago minima 6) longi- secta DC.— Plantago lanceolata L.—Orobanche Muteli Sch.— Polygonum convolvulus L.—Caucalis leptophylla L.—Melica ne- brodensis Parl.— Vepeta Nepetella g) cordifolia Wk.—Pruwnella vulgaris L. —Urtica dioica L.— Dianthus prolifer L. —Carez glauca Scop. —Lepidium heterophyllum «) pyrenaicum G. G.— Plantago Lagopus L.—Stachys recta L.— Trinia vulgaris DC.— Thesium divaricatum A. DC.—Vaccaria grandiflora J. et Sp.— Ranunculus Ale Wk.— Anthericum intermedium Wk.-—Trago- pogon Badali Wk.—Linum austriacum L.—Reseda macrosta— chya Lge.—Myosotis collina Hftg.—Valerianella olitoria Pol.— Althea hirsuta L.— Ballota fetida L.— Euphorbia Nicensis L. —E. polygalefolia B. € R.—Uropetalum fulvum Nym.—Cen- tranthus Calcitrapa L.—Caucalis daucoides L.—Lepidium gra minifolium L.—A triplex rosea L.—Sisymbrium Irio L.—Pieno- mon Acarna Cass.—Carduncellus monspeliensium AM.— Polygo- ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIV. 2 18 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA num avieulare L., var. vegetum.— Digitaria sanguinalis Scop.— Viola sylvatica Fr.—Equisetum ramosum Schl.— Scirpus lacus— tris L.—Hypocheris radicale L.—Polygonum Bellardi AL.— Sonchus asper Vill.—S. oleraceus L.— Barbarea vulgaris R. Br. —Cephalanthera rubra Rich.—Teucrium Scordium L.—Brigeron acris L.—Holcus lanatus L.—Orchis bifolia L.—Carez distans L. —Juncus glaucus Ehrh.—A triplez patula L. ¿ muricata Ledeb. —Reseda lutea L.—Silene nutans L.—Linaria striata DC.—Pu- mana ericoides (Cav.) — Polygonum Persicaria L.— Delplinium peregrinum L.—Ononis Natriz L.—Crepis tarazacifolia Thuill. var. genuina, pectinata, ete., etc.—Iris Pseudoacorus L.—Podos- permum laciniatum DC.—Carduus Assoi Wk.— Leucanthemum pallens DC. — Hippocrepis glauca Ten. — Polygonum amphi- bum L. 8 terrestre Mnch.—Sium angustifolium L.— Enanthe peucedanifolia Poll.—Juncus obtusiflorus Ehrh.—Lemmna trisul- ca L.—Lathyrus tuberosus L.—Vicia onobrychioides L.—V. pe- regrina L.—V. Pannonica Jacq.—V. sativa L.—V. lutea L.— Torilis helvetica Gml.—A donis fammea Jacq.—A. dentata Del. —A. estivalis L.— Rammecnlus sceleratus L.— Amaranthus re- troflexus L.—A. Blitum L.—Chenopodium album L.—Ch. glau- cum L.—Ch. mwrale L. —Setaria viridis P. B.—Agrostis alba Schrad.— 4. alba g gigantea Meg .— Agropyrum glaucum R. $. — Bromus mollis L.— B. tectorum L.— Flyceria plicata Fr.— Rumex pulcher L.— R. conglomeratus Murr.— Senecio gallicus Chaix. (var. g et 7). —Senecio vulgaris L.— Anacyclus clavatus Pers. — Ceratophyllum demersum L. — Helianthemum pilosum Pers.— 4H. intermedium Thib.—Veronica arvensis L. — Statice aragonensis Deb.— Trigonella polycerata L.—Melilotus macror— rhiza Pers.—Ononis antiquorum L.—Linaria spuria L.—Trago- pogon pratensis L.— Medicago minima Lam., var. mollissima.— Malva vulgaris Fr.— Malva Cretica (L.)— Euphorbia retusa L.— Crepis hispanica Pau. — Podospermum subulatum DC. — Rosa canina L.— R. micrantha Sm.—Silene nocturna L.— Betomica oficinalis L. (Teruel). —47+meria allivides Boiss.—Lithospermum apulum Vahl. — Achillea millefolium L.—Calamintha Acinos Bth.— Ranunculus gramineus L.—R. repens L.—R. granatensis Boiss. (Teruel).— Vigella divaricata Beaupré.—Cucubalus bac- cifer L. (Teruel).—Dorycnium sufruticosum Vil.— Linum Nar- bonense L. (Teruel). —Hypericum perforatum L. 8 angustifolium (Teruel).— Crupina vulgaris Cass.—Polygonatum vulgare Desf. DE HISTORIA NATURAL. 19 —Crepis albvida W .—Erodium ciconium"W .—Anthemis Cotula L. —Calamintha alpina Bth.— Rosa rubiginosa L.—R. graveolens Gr.—A triplez verticillata Lag.— Erylhrea tuwrolensis Pau.— Heliotropium Euwropeum L.—Arenaria leptoclados Guss.— A Isi- ne tenvifolia Crtz. var. viscosa.—Medicago Gerardi Kit.—A stra- galus Narbonensis Gou.—Silene conoidea L.—S.. conica L.—Tri- chera collina Nym.—Salvia pratensis L.—Santolina Chamecy- parissus L. £ virens Wk.—Ruta Chalepensis L.— Helianthemum eriocaulon D.—Fypsophila hispanica Wk. (Teruel). —Scabiosa columbaria L.— Centaurea ornata W., var. microcephala Wk.— Plantago Cynops L.— Campanula glomerata L.— Thalictrum mi- nus L.— Achillea tomentosa L. —Scandiz Pecten Veneris L.— Silene nevadensis Boiss.—-Serophularia aquatica L.—Geum wba- num L. (Rubielos de la Cérida). —Dianthus Segwieri Chaix.— " Orodanche Eryngii Vauch.—Orobanche gracilis Sm.—Ligustrum vulgare L.—Bryonmia dioica Jacq.—Viburnum Lantana L.—Jas- minum fruticans L.—Thymus angustifolius P. —Vincetoricum nigrum M.—Sedum dasyphyllum L. £ glanduliferum.—Andropo- gon Ischenum L.—Linum maritimum L.—GFeranium pyrenai—- cum L.—G. Robertianum L.—G. lucidum L.—Arenaria ciliaris Losc. — Ranunculus confussus G. G., var. submersus Freyn.— R. nodiflorus L. (Ojosnegros). — Fumaria micrantha Lag.— F. cespitosa Loscos.—/'. oficinalis L.— Platycapnos Echeandie Pau (Teruel).— Herniaria fruticosa L.—H. cinerea DC.—Ge- nista Lobelíi DC.— Trifolium procumbens L.— Juncus supinus Mench.—Serratula albarracinensis Pau.— Sehismus margina— tus P. B.—Sazifraga carpetana B. et R.—Rhamnus pumila L.— Thypha latifolia L.—Sideritis montana L.— Galeopsis Lada- num L.—Quercus Tozza Bosc.—Seandizx australis L.—Pestuca indigesta Boiss., var. aragonensis Wk.— Myosotis gracillima Losc. et Pard.—XKeleria vallestaca Gaud.— Periballia hispa- nica Trin.—4Gthionema ovalifolium Boiss. OBSERVACIONES. Berberis hispanica B. et R.—El área de esta especie se va ensanchando más y más. Encontrada en las sierras de Mos- queruela y Javalambre faltaba descubrirla en la de Albarracín. No hay duda de que fué tomada por 3. vulgaris en la sierra de Molina y en la de Cuenca; sospecho que más al interior de 2 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Castilla la Nueva debe encontrarse, y es fácil comprobar ú no esta sospecha recorriendo los “sitios citados por nuestros natu- ralistas antiguos. En resumen. Es planta nueva para la flora de Castilla y ya encontrada por Dick en Cuenca. Sonchus aquatilis Pourr.—Existen dos formas en Aragón sumamente parecidas y de tipo específico diferente á nuestro entender. La una es el S. aguatilis indicado, que se encuentra en mi herbario de Castelserás, Albarracín, Calatayud y Mon- real del Campo; la otra forma pertenece á especie nueva para la flora de Aragón, y es el S. pauciflorus Echeandia, Sonchus, núm. 753 de Asso syn. = S. maritimus L., según muestra núm. 285 de las plantas remitidas por D. Benito Vicioso, de Calatayud, y según la muestra del Sr. Benedicto. La muestra del Sr. Vicioso, á pesar de reducirse á un frag- mento, no me cabe duda alguna de que realmente representa el S. maritimus L.; la de Monreal carece de flores y de frutos. (Quizás sea Calatayud la única localidad del interior que nos da el S. maritimus L., pues las innumerables indicaciones de los autores que lo citan al centro, con seguridad se refieren al S. aquatilis. Calatayud presenta en su flora una mancha mari- na, bien representada por las Plantago arenaria Waldst., Lava- tera maritima Gou. y Sonchus maritimus L. Echeandia mal pudo llamar £. pauciflorus al 8. aquatilis, cuando generalmente no lo es; el que es verdaderamente pau- cifloro es el S. maritimus. Asso parece que no distinguió el S. aguatilis, y si le conoció lo debió confundir con el S. ma- IIÚIMUS. Ranunculus nodiflorus L.—Esta forma, bastante rara en Es- paña, se encuentra en Aragón por los límites, y he visto otro pie, entre varias muestras de juncos recogidos en una balsa de Pedregal. Es planta perteneciente á especie nueva para la flora arag'o- nesa y no citada en la parte oriental de Castilla la Nueva. Rhamnus saxatilis L., forma linearifolia.—Sin localidad vino este espino que fuera de Asso no fué colectado en Aragón. El Sr. Zapater, que tantas formas pertenecientes á este género tiene recogidas, no debió colectarle cuando no lo poseo. El Sr. Willkomm, 2rod7. 1, pág. 484, duda de su existencia en nuestro país, diciendo: «Facile firi possit, stirpem Hispani- DE HISTORIA NATURAL. 21 cam nil nisi species sequentes formam esse.» (Así comienza la observación al núm. 4018.) Los autores que de la Flora europea se ocuparon, al menos, los que conozco, no indican esta planta en España. El Sr. Laguna parece indicarla en su Flora forestal, pues es obra que no conozco. El Sr. Willkomm la indica, bajo la autoridad del Sr. Lange, en la Serranía de Cuenca, colectada por Dick, y bajo dos formas. Otros autores españoles la citan como de España, refirién— dose á botánicos antiguos cuyas obras y herbarios me son des- conocidos, por lo que nada puedo asegurar; sin embargo, de todas las citas que he leído, fuera de la del Sr. Dick, única— mente merece ser tenida en cuenta la de Peñalén, del Sr. Lagu- na, por sospechar si la muestra que poseo no será de la provin- cia de Guadalajara, y por lo tanto igual forma que la nuestra. El R2.inmfectoria, que se presenta bajo dos formas, á primera vista muy diversas, según crezca en las selvas ó en las rendi- jas de los peñascos, es abundante en la provincia de Teruel, y fácil de separar de su afine, por no llevar la base de las hojas tan largamente adelgazadas Ú cuneiformes. Teueriwm Scordium L.—Los Sres. Willkomm y Lange parece que no admiten esta especie en la Península; las muestras que poseo me autorizan á darle representación en nuestra Flora. Existen muestras en mi colección procedentes de Mon- real del Campo, en donde debe abundar, bastante típicas para que puedan confundirse con el 7. scordioides Schreb. Poseo el mismo 7. Scordiwm, de Grazalema (Rev.) y Mérida (Smex), por lo que juzgo que no debe ser raro en España. Linaria Blanca Pau.—La muestra de los Baños de Segura no presenta con claridad los caracteres que sirven para diferen- ciar esta especie de la £. striata DC., su afine. La £. Blanca se aparta de la £. síriata por sus corolas doble menores, espolón casi nulo y cápsulas doble menores. La £. Blanca paréceme especie sustituyente de la Z. striata en los bajos; sin embargo, esto no pasa de ser una suposición por ahora. Trifolium celtibericum Pau.—Planta nueva para la Flora de Castilla. Esta especie nada tiene que ver con el 77. montanum L.; es 22 ACTAS DE LA SUCIEDAD ESPAÑOLA muy parecida al 7. Balbiriamum Scr., y por tal lo tomé en mis Vol. dot., fasc. 4.”, pág. 52; mas como es muy difícil que la especie de los Alpes marítimos llegue hasta Teruel, me parece que ha de diferir en algo y así resulta de la compara- ción de muestras. El Sr. Willkomm (Suppl., p. 244) sospecha que puede ser variedad del 77. montanum. Yo temo que si de alguna especie conocida ha de ser varie- dad, lo ha de ser únicamente del 77. Balbirianum Ser. Del 77. pretutianum Guss., que es afine del anterior, difiere en gran manera. Genista Lobeliíi DC.—Planta perteneciente á especie nueva para la Flora aragonesa y abundante en Monreal del Campo. Teucrium expassum Pau.—Los autores parece toman esta especie por variedad del 7”. aragonense. El Sr. Reverchon que la colectó, y ví muestras, ignoro bajo qué nombre la repartió. Por lo que el Sr. Willkomm dice (Suppl., pág. 161), creo que la dió bajo 7. aragonense var. latifoliwm Wk.; y el Sr. Debeaux («Pl. d'Aragon», Revue de Botamique, Enero, 1894, pág. 48) expone que le divulgó bajo 7. capitatum L., var. polioides Rouy. Debe tenerse presente que Wk. se refiere á la planta de las cercanías de Sacañet y Debeaux á la recogida en Valadoche. Centawrea variegata Lam.—Syn. C. seusana, Prodr. 11, pá- gina 159, non Chaix. La (. seusana Chaix!, O. variegata Lamk. y C. lingulata Lag.!, pertenecen al mismo tipo específico y, á mi corto entender, no difieren ni para crear variedades con ellas. La C. seusana, según muestras del monte Séuse, es igual á la C. variegata y únicamente difiere por la vestidura más blanquecina; la C. lingulata, más diversa, se aparta de las dos por ser forma /atifolia, y de la C. Seusana, además, por su ves- tidura virescente. En Peñagolosa y Javalambre existen formas que no pueden con certeza saberse á qué tipo pertenecen, si á la C. variegata ó ¿ala C. lingulata. Blthionema ovalifolium Boiss.—Esta planta, perteneciente á especie nueva para la flora aragonesa, abunda en las vegas de Monreal del Campo. Las muestras teruelanas difieren algo de las pirenáicas, más no creo pertenezcan á especie diferente. DE HISTORIA NATURAL. 23 Lepidium Reverchoni Debeaux.— Las muestras, Ó muestra recibida, mejor dicho, del Sr. Benedicto, me parece idéntica, aunque no las he comparado ambas, á la existente en el prado de Javalambre y que recientemente fué colectada por el señor Reverchón también, habiéndole sido dedicada como autor del descubrimiento. Creo que su sinonimia, por lo que se refiere á los autores del Prodromus, Pl. Hisp. es Lep. hetero- phyllum Bth. a) pyrenaicum Gr. Godr. Cuando reciba ejemplares en fruto procuraré estudiarlas. Centaurea cephalariefolia Wk.—He visto en Camarena flores con cuatro y cinco lacinios en una misma cabezuela. Chenopodium glaucum L.—Esta especie, nueva para la flora aragonesa, la colecté en Gea de Albarracín el año 1886 acom- pañada de otra afine que tengo en mi herbario bajo Ch. lepto- phyllum. La cultivo por ver si logro abundantes muestras para darla á conocer. Hieracium amplexicaule L.—Yo no encuentro diferencias específicas entre esta muestra y las suizas del 4. Barardia- num Arv. Touv. El 42. Barardianum no se incluye en algunas obras que de la flora europea se ocupan. Parece que algunos no ven más que un sinónimo. Ignoro el fundamento de unos y otros. Astragalus incurvus Desf.—Este vegetal se extiende desde los límites del Aragón austro-occidental hasta Calatayud (Za- pater, Vicioso, Benedicto, etc.) El primer botánico que la colectó en Aragón fué D. Bernardo Zapater, pero vino sin légumbres y se tomó por 4. incanus. El Sr. Debeaux admite dos variedades de esta especie funda- das principalmente en los frutos; mas como no poseo las mues- tras en ese estado, no puede indicar á cuál pertenecen, fuera de la de Monreal que pertenece al tipo. —El Sr. Gómez Carrasco (D. Enrique) dió lectura de la siguiente nota, en que se dan importantes noticias sobre es- pecies de coleópteros recolectados por el mismo señor en la provincia de Toledo. «Considerando de utilidad para llegar al completo conoci- miento de la fauna española dar cuenta de las especies reco- lectadas en las diferentes excursiones y habiendo sido muy pocas las realizadas en la provincia de Toledo, doy á continua- ción la lista de los coleópteros que (clasificados por nuestro 24 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA distinguido consocio y maestro D. Francisco de P. Martínez y Saez) he encontrado en el mes de Junio en el término de Lominchar de dicha provincia. Cicindela hybrida L. — flexuosa F. — maura L. — paludosa Dufr. Acinopus tenebrioides Duft. Ophonus columbinus Germ. Poecilus cupreus L. Calathus fuscus Y. Gymnopleurus Sturmi Mac Leay. Aphodius scybalarius F. — merdarius Y. Geotrupes puncticollis Luc. Rhizotrogus niger Waltl. Anoxia villosa F. Anomala vagans Er. Pyllognathus Silenus F. Drasterius bimaculatus Rossi. Tentyria Peyrolerii Sol. Scawrus punctatus Hbst, Pimelia castellana Per. Arc. Crypticus viaticus Frm. Micrositus montanus Muls, Heliopathes agrestis Muls. Opatrum v. meridionale Kiist., Cossyphus Hoffmannsegg1 Hbst. Tenebrio obscurus F. Mylabris 4-punctata L. — hieracii Graélls. Thylacites v. oblongus Graélls. Amisorhynchus hespericus Dbr. Larinus cynare E, — turbinatus Gyl. — flavescens Marsh. Sitones lineata L. Stromatium unicolor Ol. Epilachna angusticollis Reche.» Blaps mortisaga L. —El Sr. Secretario presentó á la Sociedad la continuación de la notable memoria del Rv. P. Edouard Capelle sobre las antigúedades prehistóricas de Segobriga, cuya primera parte ha sido ya publicada en los ANALES. —El Sr. Ramón y Cajal (D. Santiago), dió lectura de una interesante memoria titulada Apuntes para el estudio del bulbo raguideo y origen de los nervios cefálicos. —El Sr. Calderón (D. Salvador), presentó á la Sociedad un trabajo encontrado entre los papeles del malogrado profesor D. Francisco Quiroga, titulado Determinación de minerales petrográficos en secciones delgadas. Dicho trabajo ha sido exa- minado también por el Sr. Mac-Pherson, y tanto dicho señor como el que presenta el trabajo del Sr. Quiroga, consideran su publicación tan interesante que ruegan á la Sociedad le incluya en sus ANALES. —Según prescribe el reglamento, la Sociedad acordó que dichos originales pasasen á informe de la comisión de publi- cación. DE HISTORIA NATURAL. 25 SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 19 de Enero de 18095. PRESIDENCIA DE DON ROMUALDO G. FRAGOSO. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Medina dió lectura á la siguiente comunicación: Coleópteros de Andalucia existentes en el Museo de Historia Vatwral de la Universidad de Sevilla, clasificados por D. Fran cisco de P. Martinez y Sdez. Fam. Cicindelidee. Cicindela mawra L.—Sevilla (Calderón!) VI. (1). —Morón (Cal- derón!) VI.—Fuente-Piedra (Calderón!) VIT. — campestris L.—Gandul (Calderón!) Y. — — var. maroccana F.—Sevilla (Calderón!) 1. —Coria (Calderón!) V.— Dos Hermanas (Calde- rón!) IV.—Puerto Real (Paúl!) IV.—Chiclana (L. Ce- pero!).—Maro (Málaga) (Chaves!). — trisignata Dej.—Chiclana (L. Cepero!). — hispamica Gory.—Id. — littorea Forsk.—Id. = littoralis F.—Sevilla (Calderón!). — flezuosa F.—Sevilla (Calderón!) XI.—Algaba (Calde- rón!) XI.—Dos Hermanas (Calderón!) XT. — paludosa Duf.—Sevilla (Barras!) IX. Fam. Carabidee. Calosoma madere F.—Sevilla (Calderón!) VI.—Huévar (Paúl !). —Chiclana (L. Cepero!). Hadrocarabus latus Dej.—Constantina (Medina!) IV. (1) Los números romanos indican el mes en que se ha recogido el insecto. 26 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Megadontus melancholicus F.—Chiclana (L. Cepero!).—Córdoba (Coscollano!). Mesocarabus Dufowri Dej.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. —Chiclana (L. Cepero!). Carabus rugosus F. var. beticus Deyr.—Sevilla (Calderón!) XI. —Peñaflor (Calderón!) —Alcalá de Guadaira (Calderón!) X. —Constantina (Medina!) IV.—Chiclana (L. Cepero!).—Cór- doba (Coscollano!). Nebria complanata L.—Sanlúcar de Barrameda (Cabrera!).— Chiclana (L. Cepero!). — rubicunda Quens.—Jerez de la Frontera (L. Cepero!). — andalusiaca Ramb.—Sevilla (Calderón!). Votiophilus quadripunctatus Dej.—Cazalla (Río!) IX.—Benaca- zón (Centeno!). Tachypus pallipes Duf.—Sevilla (Calderón!) VI. — flavipes L.—Sevilla (Calderón!) IV. Cillenus lateralis Sam.—Jerez de la Frontera (L. Cepero!). Bembidiun letum Brll.—Córdoba (Coscollano!). =- varium Oliv.—Sevilla (Calderón!) V. — ambigwwm Dej.—Sevilla (Calderón!) XIT.— Utrera (Quintero!) V.—Benacazón (Centeno!). _ minimum F.—Sevilla (Calderón!) VIT. — tenellum Er.—Id. VI. — 4-pustulatum Serv.—lId., id. = callosum Kúst.—Córdoba (Coscollano!). == Jasciolatum Dft.—Id. — ripicola Dufour.—Sevilla (Calderón!) XII. — Andree F.—Sevilla (Calderón!) IV.—Puerto Real (Paúl!) IV. =— ustulatum L.—Sevilla (Calderón!) V.—Jerez (L. Ce- pero!). =— hispanicum Dej.—Sevilla (Calderón!) V. — vicinum Luc.—Sevilla (Calderón!) X. Tachys Lucasi Duval.—Sevilla (Calderón!) VI.—Puerto Real (Paul!) IV. — parvulus Dej.—Sevilla (Calderón!) II. — bistriatus Duft.—Jerez (L. Cepero!). — scutellaris Stph.—Chiclana (L. On Pogonus chalceus March.—Id. — smaragdinus Waltl.—Jerez (L. Cepero!). DE HISTORIA NATURAL. 27 Pogonus atrocyaneus Dieck.—Id. Scarites gigas F.—Sevilla (Calderón) 1N.—Maro (Málaga) (Cha- ves!) III. — Polyphemus Bon.—Sevilla (Calderón!) Y. — saxicola Bon.—Chiclana (L. Cepero!). Adialampus levigatus F.—Sevilla (Calderón!) V.—Chiclana (L. Cepero!). — planus Bon.—Sevilla (Calderón!) V.—Jerez (L. Ce- pero!). Siagona Jenissoni Dej.—Sevilla (Calderón!) VI. — Dejeami Ramb.—Jerez (L. Cepero!). Oodes hispanicus Dej.—Calañas (Huelva) (Calderón!) VII. Chlenius velutinus Duf.—Sevilla (Calderón!) VIL.—Llerena (Cal- derón!) VI.—Chiclana (L. Cepero!). — spoliatus Rossi.—Sevilla (Calderón!) VI.—Morón (Cal- derón!) III y VI. — agrorum Oliv.—Sevilla (Calderón!) VI y XI.—Córdoba (Coscolluno!) — vestitus Payk.—Sevilla (Calderón!) VI. — virens Ramb.—Jerez y Chiclana (L. Cepero!). — chrysocephalus Rossi. — Sevilla (Calderón!). — Aracena (Sánchez Dalp!). — azureus Dft.—Sevilla (Calderón!) VIL.—Morón (Calde- rón!) VIT. Licinus silphoides F.—Alcalá de Guadaira y Sevilla (Calde— Tón.) XM.—Morón (Calderón!) 1I.—Málaga (Gracián!).— Córdoba (Coscollano !). Amblystomus mawritamicus Dej.—Sevilla (Calderón!). e metallescens Dej.—Sevilla (Calderón!) XII y II. Ditomus clypeatus Rossi.—Sevilla (Calderón!) VI.—Carmona (Calderón!) V.—Huévar (Paúl!).—Córdoba (Cosco— llano!). — spherocephalus O1.—Chiclana (L. Cepero!).—Horna— chuelos (García Núñez!) VI.—Fuente-Piedra (Cal- derón!) VHI.—Córdoba'(Coscollano!). Sabienus cephalotes Dej.—Chiclana (L. Cepero!). — cordatus Dej.—Id. — deticus Ramb.—Jerez y Chiclana (L. Cepero!). — tricuspidatus F.—Sevilla (Calderón!) V y VI. — dama Rossi.—Sevilla (Calderón!) VI. 28 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sabienus fulvipes Latr.—Sevilla (Calderón!) VI.— Chiclana (L. Cepero!). — rotundicollis Ramb.—Sevilla y Camas (Calderón!) VIT. — gracilis Ramb.—Camas (Calderón!) VI.— Jerez (L. Ce- pero!).—Córdoba (Coscollano!). Hriotomus villosulus Reiche.—Sevilla (Calderón!) VIII, Apotomus rufus Rossi.—Jerez (L. Cepero!). Amisodactylus heros F.—Sevilla (Calderón!). = peciloides Stph.—Chiclana (L. Cepero!). Ophonus difinis Dej.—Sevilla (Calderón!). - — var. rotundicollis Frm.— Sevilla y Peñaflor (Calderón!) IX. =- — var. discicollis Waltl.—Sevilla (Calderón!) XI. — imcisus Dej.—Cazalla (Río!) VII. — meridionalis Dej.—Sevilla (Calderón!).—Morón (Cala!) VI.—Fuente-Piedra (Calderón!) VIL.— Chiclana (L. Cepero!). — rotundatus Dej.—Sevilla (Calderón!) IX. — brevicollis Serv.—Huévar (Paúl!). — planicollis Dej.—Sevilla (Calderón!) XI. Pseudophonus pubescens Miller. — Sevilla (Calderón!) (VI. — Huévar (Pauúl!). — yriseus Panz.—Sevilla (Calderón!) V y VI. Artabas punctatostriatus Dej. —Sevilla (Calderón!) IV. Harpalus honestus Dft.—Sevilla (Calderón !). — consentaneus Dej.—Chiclana (L. Cepero!). — Perez Vuill.—Jerez (L. Cepero!) — contemptus Dej.—Sevilla (Calderón!) V1.—Constan- tina (Medina!) IV. — distinguendus Dft.—Sevilla y Camas (Calderón!) III y V. — 'rubripes Dft.—Sevilla (Calderón!) V. — ltenebrosus Dej.—Fuente-Piedra (Calderón!) VII. — dimidiatus Rossi.—Sevilla (Calderón!) X. — servus Dft.—Id. Acimopus giganteus Dej.—Chiclana (L. Cepero!) — tenebrioides Dft. —Sevilla (Calderón!) V1.—Fuente- Piedra (Calderón!) VIT.—Chiclana (L. Cepero!). = megacephalus Rossi.—Sevilla y San Juan de Aznalfa- rache (Calderón!) VI. DE HISTORIA NATURAL. 29 Bradycellus obsoletus Dej.—Chiclana (L. Cepero!). - distinctus Dej.—Id. Stenolophus teutonus Schr.—Sevilla y Camas (Calderón!) I1V.— Calañas (Calderón!) VII. — discophorus Fisch.—Sevilla (Calderón!) IV. == prozimus Dej.—Jerez (L. Cepero!). — marginatus Dej.—Sevilla (Calderón!) VII. — brunmnipes Stm.—Córdoba (Coscollano!). — luridus Er.—Chiclana (L. Cepero!). Zabrus piger Dej. Sevilla (Calderón!) IX.—Peñaflor (Calde- rón!) IX.—Hornachuelos (García Núñez!) VII. Amara similata Gyll. —Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V. — drivialis Gyll.—Sevilla (Calderón!) 1. —Benacazón (Centeno!) IV.—Cazalla (Rio!) IX.—Chiclana (L. Ce- pero!). — consularis Dft.—Sevilla (Calderón!). — fulva Degeer.—Id. Percus politus Dej.—Sevilla (Calderón!) VI. Plerostichus nigerrimus Dej.—Sevilla (Calderón!) VII. = (Lyperus) tingitanus Luc.—Sevilla (Calderón!) II. —Chiclana (L. Cepero!). -- (Steropus) globosus Fabr. —Sevilla, Dos Herma- nas, Alcalá de Guadaira y Peñaflor (Calde- rón!) Ill y X.—Constantina (Medina!) 11.— Córdoba (Coscollano!). — (Orthomus) barbarus Dej.—Sevilla, Alcalá de Gua- daira y Peñaflor (Calderón!) V y X.—Benacazón (Centeno!) 1M.—Córdoba (Coscollano!). Adelosia picimana Duft.—Sevilla (Calderón!) XI. Pecilus dimidiatus Oliv.—Sevilla y Tomares (Calderón!) II y X.— Benacazón (Centeno!) 1.—Chi- " clana (L. Cepero!). - — var. enevs Dej.—Chiclana (L. Cepero!). — cupreus L.—Sevilla y Peñaflor (Calderón!) III y IX.— Huévar (Paúl').—Chiclana (L. Cepero!). — quadricollis Dej.—Sevilla y Camas (Calderón!) II, IV, : V, VI, y X.—Chiclana (L. Cepero!). — cremulatus Dej.—Benacazón (Centeno!) IV.—Jerez (L. Cepero!). 30 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Pecilus infuscatus Dej.—Sevilla (Calderón!) X.—Chiclana (L. Cepero!). Pedius crenatus Dej.—Chiclana (L. Cepero!). Sphodrus leucophthalmus L.—1Id. Lemosthenes complanatus Dej.—Sevilla (Calderón!) 1.—Chicla= na (L. Cepero!). — inequalis Panz. var. deticus Ramb.—Dos Herma- nas (Calderón!) IV.—Benacazón (Cen- teno!) IV. — — var. Reichenbachi Schauf.—Sevilla (Cal- derón!). | Calathus fuscus F.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) XIT.—Constantina (Medina!) IV. — micropterus Dft.—Benacazón (Centeno!) IV. — circumseptus Germ.—Sevilla (Calderón!) XI. Platymus albipes F.—Sevilla y Tomares (Calderón!) IV.—Cór— doba (Coscollano!). j Agonum marginatum L.—Sevilla (Calderón!) I. — — var. prasimm Letzn.—Sevilla y Tomares (Calderón!) II, VI y X.—Córdoba (Coscollano!). — — parumpunctatum Hb.—Sevilla (Calderón!) IT. — modestum Stm.—Chiclana (L. Cepero!). — atratum Dft.—Sevilla (Calderón!) XI. Olisthopus glabricollis Germ.—Id. Cymindis betica Ramb. var. scapularis Schm.—Sevilla (Calde- rón!) II. Demetrias atricapillus L.—Jerez (E. Cepero!). Dromius linearis Oliv.—Cantillana (Calderón!).—Cazalla (Río!) VIM.—Chiclana (L. Cepero!). — quadrimaculatus L.—Chiclana (L. Cepero!). Metabletus scapularis Dej.—Sevilla (Calderón!) IX. - truncatellus L.—Id. VI. — foveola Gy11.—Gandul (Calderón!) MI. -— Joveolatus Dej.—Calañas (Calderón!) VIL.—Chiclana (L. Cepero!). — glabratus Dft.—Sevilla, Dos Hermanas y Guadalca- nal (Calderón!) VIN.—Benacazón (Centeno!) IV. Drypta dentata Rossi.—Chiclana (L. Cepero!). Aptinus displosor Dufour.—Camas y Peñaflor (Calderón!) IX. —Córdoba (Coscollano!). DE HISTORIA NATURAL. 31 Pheropsophus hispanicus Dej.—Sevilla (Calderón!) II. Brachynus humeralis Ahr.—Jerez (L. Cepero!). SS exhalans Rossi.—Sevilla (Calderón!) UT.—Chiclana (L. Cepero!). = crepitans L. Sevilla (Calderón!) III y XI. — immaculicornis Dej.—Sevilla (Calderón!) XI. — explodens Duft. var. variventris Schfs. — Peñaflor (Calderón!) IX. = sclopeta F.—Sevilla (Calderón!) (II, V y X.—Huévar (Paúl!).—Chiclana (L. Cepero!). - beticus Ramb.—Morón (Calderón!) 1.—Constantina (Medina!) IV. — andalusiacus Ramb.—Jerez y Chiclana (L. Cepero!). Fam. Haliplidee. Peltodytes rotundatus Aubé.—Sevilla (Calderón!) XII. Fam. Dytiscidee. Laccophilus hyalinus Deg. var. testaceus Aubé. — Chiclana (L. Cepero!). =— obscuwrus Panz.—Sevilla (Calderón!) I. Bidessus Goudoti Laporte.—Sevilla (Calderón!) VI.—Huévar (Paúl). — amistriatus Stm.—Sevilla (Calderón!) VI. Hyphydrus variegatus Aubé.—Sevilla (Calderón!) VI.—Huévar (Paúl). ) Celambus confluens Fabr.—Sevilla y Camas (Calderón!) X. Hydroporus variíus Aub.—Sevilla (Calderón!) XII. — fñavipes Oliv.—Id. I y VI. — pubescens Gyll.—Sevilla (Calderón!).—Chiclana (L. Cepero!). — marginatus Dft.—Huévar (Paúl!). Agabus fontinalis Steph.—Cazalla (Río!) IX. — brunneus F.—Chiclana (L. Cepero!). — nebulosus Forster.—Sevilla y Camas (Calderón!) XI y T. —Chiclana (L. Cepero!). 32 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA | Agabus bipustulatus L.—Huévar (Paúl!).—Cazalla (Río!) IX.— Chiclana (L. Cepero!). Tlybius hispamicus Sharp. —Sevilla (Calderón!) 1.—Chiclana (L. Cepero!). Rhantus pulverosus Steph.—Sevilla (Calderón)). Colymbetes fuscus L.—Fuente-Piedra (Calderón!) VI1.—Chi- clana (L. Cepero!). Dytiscus punciulatus F.—Cazalla (Río!) IX. — pisamus Lap.—Córdoba (Coscollano!). — circumflerus F.—Sevilla (Calderón!) VI. Cybister tripunctatus Oliv.—Sevilla (Calderón!) I. — senegalensis Aub.—Maro (Málaga) (Chaves!) III. — Reseli F.—Sevilla (Calderón!) IT. Fam. Gyrinidee. GEyrimus wrinator Mg. Sevilla (Calderón!) IX. — eqneus Thoms.—Huévar (Paúl!) II. — Dejeami Brull.—Peñaflor y Fuente-Piedra (Calderón!) VI.—Huévar (Paúl!).—Cazalla (Río!) Maro (Cha- ves!) HI. Fam. Hydrophilidee. Hydrochus angustatus Germ.—Sevilla (Calderón!) X. — — var. foveostriatus Fairm.—Id. Helophorus rugosus Oliv.—Sevilla (Calderón!) X.—Chiclana (L. Cepero!). — glaciatis Villa.—Sevilla (Calderón!) X. Berosus ajfimis Brull.—Sevilla, Camas y Fuente-Piedra (Calde- derón!) I, VII y X.—Huévar (Paúl!). — — var. hispanicus Kiúst.—Sevilla (Calderón!) X. Hydrophilus pistaceus Lap.—Fuente-Piedra (Calderón!) VI.— Malaga (Gracián!).—Córdoba (Coscollano!) Hydrochares flavipes Stev.— Sevilla (Calderón!) VI.— Jerez (L. Cepero!). Hydrobius convezus Brull. —Sevilla (Calderón!) IV. == Fuscipes L. var. eneus Sol.— Dos Hermanas (Cal- derón!) IV. DE HISTORIA NATURAL. 33 Creniphilus globulus Payk.—Córdoba (Coscollano!) Philhydrus melanocephalus Oliv.—Sevila (Calderón!) VI. Helochares lividus Forster.—Id. VI. Laccobius sinuatus Motsch. — Castilleja de la Cuesta (Calde- rón!) V y XII. — minutus L.—Sevilla (Calderón!) XIT y 1.—Huévar (Paúl)). Fam. Spheerididee. Spheridium bipustulatum F.—Sevilla, Camas, San Juan de Aznalfarache y Peñaflor (Calderón!) IX y X. Celostoma orbiculare F.—Cazalla (Río!) VUL—Jerez (L. Cepero!). — * hispanicum Kúst.—Córdoba (Coscollano!). Dactylosternum abdominale F.—Sevilla y Morón (Calderón!) VIT. Fam. Dryopidee. Dryops lurida Er.—Cazalla (Río!) IX. —Córdoba (Coscollano!). Fam. Staphylinidee. Notothecta levicollis Reg.—Sevilla (Calderón!) X. Atemeles bifoveolatus Bris.—Constantina (Medina!) IV. Palagria obscura Grav.—Sevilla (Calderón!) V. Homalota nitidula Kr.—Id. XII. — emneicollis Sharp.—Algaba (Calderón!) XI. — melanaria Maunh.—Sevilla (Calderón!) VI. = orbata Er.—Id. XI. Tachinus marginellus F.—Id. XI. Tachyporus pusillus Grav.—Id. V. — brunneus F.—Id. VI. Quedius crassus Fairm.—Id. VI.—Cazalla (Rio!) IX. Emus masxillosus L.—Sevilla y Morón (Calderón!) VI y VII.— Aracena (Sánchez-Dalp!) IX. Staphylinus olens Múller.—Sevilla, Tomares y Alcalá de Gua- daira (Calderón!) IV, X y XI. — ophthalmicus Scop. —Hornachuelos (García Nú- ñez!) VL ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXIV. 3 34 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Staphylinus ethiops Waltl.—Sevilla (Calderón!) VI. — eneocephalus Deg.—Id. IX. Philonthus intermedius Lac.— Tomares (Calderón!) IX.—Cór- doba (Coscollano!). — sordidus Grav.—Sevilla (Calderón!) IV. — ebeninus Grav.—Sevilla, Algaba, Dos Hermanas, San Juan de Aznalfarache y Calañas (Calde- rón!) III, VII, X y XI.—Benacazón (Centeno!) MI. — varians Payk.—Sevilla, Camas y Tomares (Calde- 1001) UU AY y VID — migrita Grav.—Sevilla (Calderón!) VI. Othius punctipennis Lac.—Id. XI. Leptolinus nothus Er.—Hornachuelos (García Núñez!) VI. Lan TRO Vds glabratus Grav.—Sevilla (Calderón!) X y XI. — hesperius Er.—Sevilla y Castilleja de la Cuesta (Calderón!) V.—Benacazón (Centeno!) IV.—Chi- clana (L. Cepero!). - tricolor F.— AS y Fuente-Piedra (Calderón!) NTE: - linearis Oliv.—Sevilla y Tomares (Calderón!) X y XII.—Benacazón (Centeno!) IV. — Fulgidus F.—Sevilla (Calderón!) XII. Lathrobium multipunctatum Grav.—Id. Medon ruficollis Kr.—Sevilla (Calderón!) X. Stilicus afímis r.—Id. VI. Pederus gregarius Scop.—Sevilla y Algaba (Calderón!) VIT, IX, X y XI.—Córdoba (Coscollano!). — ruficollis F.—Sevilla (Calderón!) VI y XIT. Stenus longipes Heer.—Sevilla y Gelves (Calderón!) III y V. — guttula Múll.—Tomares (Calderón!) IT. — imtricatus? Er.—Sevilla (Calderón!) II. — impressus Germ.—Cazalla (Río!) IX. Platysthetus cornutus Gy11.—Sevilla y Tomares (Calderón!) XIT. — — var. alutaceus Thoms.—Sevilla (Calde- rón!) Ill y Y. — spinosus Er.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Cal- derón!) Y y XII. Ozxytelus piceus L.—Sevilla (Calderón!) VI y IX. — sculptus Grav.—Id. VI y IX. — imustus Grav.—Sevilla, Camas, Dos Hermanas y Alca- DE HISTORIA NATURAL. 35 lá de Guadaira (Calderón!) III y V.— Hornachuelos (García Núñez!) VI. Ozxytelus sculpturatus Grav.—Sevilla (Calderón!) X1.—Chicla—- na (L. Cepero!). — complanatus Er.—Sevilla (Calderón!) IT. — speculifrons Kr.—Id. XII. Trogophieus fuliginosus Grav.—Sevilla (Calderón!) IV. — mnitidus Baudi.—Id. IV. Fam. Pselaphidee. Bryaxis Lefeborei Aub.—Sevilla (Calderón!) XIT. Fam. Scydmaenidee. Bumicrus conspicuus Schaum.—Chiclana (L. Cepero!). Mastigus palpalis Latr.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) IV y V.—Puerto Real (Paúl!). Fam. Silphidee. Thanatophilus rugosus L.—Sevilla (Calderón!) HI. Silpha hispanica Kiúst.—Sevilla (Calderón!) VI.—Córdoba (Cos- collano!). Fam. Phalacridee. Phalacrus corruscus Payk.—Sevilla, Dos Hermanas y Calañas (Calderón!) III y XI. Tolyphus gramulatus Guér.—Sevilla (Calderón!) VII. Olibrus bimaculatus Kúst.—Dos Hermanas (Calderón!) M.— Constantina (Medina!) VII. — pygmens Sturm.—Córdoba (Coscollano!). — mitidus? Sturm. — Sevilla (Calderón!) VII. — Cazalla (Río!) VII. 36 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Latrididee. Corticaria serrata Payk.—Sevilla (Calderón!) V. Melanophthalma distinguenda Comolli.—Córdoba (Coscollano!). Fam. Tritomidee. Typhea fumata L.—Morón (Calderón!) VIII. — maculata Perris.—La Algaba (Calderón!) XI. Fam. Nitidulidee. Brachypterus cinereus Heer.—Dos Hermanas (Calderón!) IV. Nitidula fexuosa F.—Sevilla (Calderón!) IX. Pria dulcamare Scop.—Id. V. Meligethes rufipes Gy11.—Id. V. — enevs F.—Maro (Chaves!) II. — ater Bris.—Sevilla (Calderón!) II. — elongatus Rosenh.—Sevilla, Camas y Dos Hermanas (Calderón!) II. — rotundicollis Bris.—Camas (Calderón!) IT. — bidentatus Bris.—Sevilla (Calderón!) VIH. == Juscus Oliv.—Constantina (Medina!) VIL.—Calañas (Calderón!) VI. , Xenostrongylus Deyroller Duval.—Chiclana (L. Cepero!). Fam. Trogositidee. Tenebrioides mawritanicus L.—Sevilla (Calderón!) IV. Fam. Cucujidee. Lemophleus ferrugineus Steph.—Chiclana (L. Cepero!). Silvanus frumentarius F.—1Id. DE HISTORIA NATURAL. 37 Fam. Dermestidee. Dermestes sibiricus Er.—Cazalla (Río!) VIL!.—Chiclana (L. Ce- pero!). — sardous Kiúst.—Chiclana (L. Cepero!). — mustelinus Er.—Chiclana (L. Cepero!). Attagenus piceus 01.—Sevilla y Morón (Calderón!) VI y VIL.— Constantina (Medina!) VIT. — trifasciatus F.—Sevilla, Camas, Tomares y Calañas (Calderón!) II, 1V y VI.—Utrera (Quintero!) VL.— Córdoba (Coscollano!). — obtusus Gy1.—Alcalá de Guadaira (Cálderón !) V.— Córdoba (Coscollano!). Anthrenus pimpinelle F.—Sevilla y Calañas (Calderón!) V, VI y VIL.—Constantina (Medina!) VII.—Hornachue- los (Garcia-Núñez!) VI. . — Jestivus Rosenh.— Sevilla (Calderón!) IV.—Utrera Quintero! VI.—Constantina (Medina!) VII.—Hor- nachuelos (Garcia-Núñez!) VI. — verbasci L.—Sevilla, Gelves, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira (Calderón!) IV y V. Fam. Histerideoe. Hister major L.—Sevilla, Dos Hermanas y Carmona (Calde- rón!) IV. — quadrimaculatus L.—Sevilla (Calderón!) VI y VII. — distinctus Er.—Camas (Calderón !) II. — ignobilis Mars.—Sevilla (Calderón!) IV. — simuatus 111.—Sevilla (Barras!) VI. —Chiclana (L. Ce- pero!). — merens Er.—Idem. — funestus Er.—Chiclana (L. Cepero!). — 12-striatus Schrank.— Sevilla, Camas y Fuente-Piedra (Calderón!) UI, IV y VI.—Jerez (L. Cepero!). Carcinops corpuscula Mars.—Sevilla (Calderón!) V y XII. 38 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Tribalus scaphidiformis 111.— Sevilla (Calderón!) XII y VI. — Puerto-Real (Paúl!).—Chiclana (L. Cepero!). Saprinus detersus 111.—Camas (Calderón !) MI. — mtidulus Payk.—Sevilla (Calderón!) X.—Chiclana (L. Cepero!). — fuwrvus Er.—Jerez (L. Cepero!). — speculifer Latr.—Camas (Calderón!) TIT.—Chiclana (L Cepero). — chalcites 111.—Sevilla y San Juan de Aznalfarache (Calderón!) X y XI. A breus globulus Creutz.—Chiclana (L. Cepero!). Fam. Lucanidee. Lucanus cervus L.—Huévar (Paúl!). Dorcus parallelepipedus L.—Sevilla (Calderón!) VI. Fam. Scarabeeidee. Scarabeus sacer L.—Sevilla y Guadalcanal (Calderón!) VI y IX. — cicatricosus Lucas.—Chiclana (L. Cepero!). — laticollis L. — Peñaflor (Calderón!) IX. — Huévar (Paúl').—Constantina (Medina!) VIT. Gymnoplewrus Geofroyi Sulz.—Sevilla y Dos Hermanas (Calde- rón !) VI. — Stuwrmi Mac-Leay.—Sevilla y San Juan de Aznal- farache (Calderón!) VI.—Utrera (Quintero!) VI. —Huévar (Paúl !). = JAagellatus F.—Chiclana (L. Cepero!). Caccobius Schreberi L.—Sevilla y Camas (Calderón!) IM y IV.— Utrera (Quintero!) VI.— Huévar (Paúl!) VI.—Chi- clana (L. Cepero!).—Córdoba (Coscollano!). Copris hispanus L.—Sevilla, Tomares, Gelves y San Juan de Aznalfarache (Calderón!) V, X y XI.—Utrera (Quinte— ro!) VI.—Huévar (Paúl!).—Córdoba (Coscollano!). Bubas bison L.—Sevilla, Camas y Gelves (Calderón!) II, IM y XI. —Huévar (Paúl!).—Chiclana (L. Cepero!). — bubalus L.—Carratraca. (Se ignora el recolector.) DE HISTORIA NATURAL. 39 Onitis Olivieri 11.—Sevilla (Calderón!) VI.— Chiclana (L. Ce- pero!). — Jon Oliv.—Sevilla y Tomares (Calderón!) II. Cheironitis irroratus Rossi.—Peñaflor (Calderón !) IX.—Chicla- na (L. Cepero!). hungaricus Herbst. —Sevilla y San Juan de Aznal- farache (Calderón!) VII. Onthophagus Amyntas Oliv.—Sevilla (Calderón!) VIT. tawrus Schreb.—Sevilla, Dos Hermanas y Fuente- Piedra (Calderón !) IV, VI, VII, IX y X.—Utrera (Quintero!) VI.—Huévar (Paúl!) VI.—Chiclana (L. Cepero!).—Córdoba (Coscollano!).. vacca L.—Sevilla (Calderón!) VI.—Córdoba (Cos- collano!). Practicornis Preyssl.—Jerez (L. Cepero!). nuchicornis L.—Chiclana (L. Cepero!).—Córdoba (Coscollano!). hirtus 1.—Camas (Calderón!) HI.— Jerez (L. Ce- pero!). maki 111.—Chiclana (L. Cepero!). marginalis Gebl.—Jerez (L. Cepero!). Jfurcatus F.—Idem. punctatus 111.—Chiclana (L. Cepero!). Oniticellus flavipes F.—Sevilla y Camas (Calderón!) IV y IX. pallipes F.—Sevilla (Calderón!) IX. Aphodius erraticus L.—Sevilla (Calderón!) IV y V.—Chiclana (L. Cepero). scybalarius F.—Sevilla (Calderón!) IV y XI. fimetarius L.—Id. X. granarius L.—Sevilla, Camas y Dos Hermanas (Cal- derón!) I, IL, III y IV.—Carmona (Medina!).—Cór- doba (Coscollano!). hydrocheris F.—Jerez (L. Cepero). sordidus F.—Sevilla (Calderón!) IV. immundus Ortz.—Id. XI. melanostictus Schmdt.—Córdoba (Coscollano!). lineolatus 111.—Sevilla y Camas (Calderón!) TI, IV y XII parallelus Muls.—Jerez (L. Cepero!). tersus Er.—Jerez (L. Cepero!) —Córdoba (Coscollano!). de 40 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Aphodiusquadriguttatus Herbst.—Camas (Calderón!) HI. — guadrimaculatus L.—Chiclana (L. Cepero!). — umicolor Oliv.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) IX y X. o prodromus Brahm.—Sevilla y Peñaflor (Calderón!) IX y X. — consputus Crtz.—Sevilla, Tomares y Dos Hermanas (Calderón!) I, HL, III y X.—Benacazón (Centeno!) HT. — gagatinus Ménétr.—Jerez (L. Cepero!). — luridus Payk.—Camas (Calderón!) III. —- — var.—Gandul (Calderón!) IT. — satellitius Herbst.—Sevilla y Coria del Río (Calde- rón!) IV.—Jerez (L. Cepero!). Ammecius lusitanicus Er.—Morón (Calderón!) VII. Rhyssemus germanus L.—Sevilla (Calderón!) IV y V. —— GFodarti Muls.—Chiclana (L. Cepero!). Psammobius cesus Panz.—Sevilla (Calderón!) XM.—Puerto Real (Paúl!) IV.—Córdoba (Coscollano!). — sabulosus Muls.—Sevilla (Calderón!) IV. Hybalus grecus Sturm.—Chiclana (L. Cepero!). Hybosorus 1lligeri Reiche.—Sevilla y Morón (Calderón!) VI y WIL: Geotrupes Hofimannseggí Frm.- Chiclana (L. Cepero!). — Typhous L.—Sevilla (Calderón!) IV y X.—Huévar (Paúl!) TT. — Momus Oliv.—Sevilla (Calderón!) IX. —Chiclana (L. Cepero!). — levipenmis Muls.—Chiclana (L. Cepero!). — puncticollis Malin. (stercorarius Er.).—Sevilla y Ca- mas (Calderón!) VI, X y XI.—Huévar (Paúl!).— Córdoba (Coscollano!). — hyppocrita Serv. —Dos Hermanas (Calderón!) 1.— Chiclana (L. Cepero!). — levigatus F.—Sevilla y Tomares (Calderón! X y XI. — sericeus Jekel.—Chiclana (L. Cepero!). — hemisphericus Al.—Camas, Tomares y Peñaflor (Cal- derón!) IX y XI.—Huévar (Paúl!).—Córdoba (Cosco- llano!). Trox Fabricíi Reiche.—Sevilla (Calderón!) VI. Hoplia farinosa L.—Sevilla (Calderón!) V. DE HISTORIA NATURAL. 41 Hoplia aulica L.— Sevilla (Calderón!) V. — — L. var. dilineata F.—Sevilla (Calderón!) V.—Ara- cena (S. Dalp!)—Chiclana (L. Cepero!). — — var. chlorophana Er.—Sevilla, San Juan de Az- nalfarache, Gelves y Alcalá de Guadaira (Cal- derón!) V y VI.—Hornachuelos (García Nú- ñez!) VI. Hymenoplia fulvipennis Blanch. —Sanlúcar de Barrameda (L. Cepero!). Serica mutata GyU.—Cazalla (Río!) VIT.-Chiclana (L. Cepero!). Chasmatopterus pilosolus U1.—Chiclana (L. Cepero!). — villosulus Ul.—Valverde (Calderón!) IV.—Ca- zalla (Rio!) IV.— Hornachuelos (García Nú- ñez!) VI. Rhizotrogus mger Waltl.—Sevilla (Calderón!) VI. SS marginipes Muls.—Chiclana (L. Cepero!). Anoria villosa F.—Sevilla (Calderón!) VI. Polyphylla fullo L.—Málaga (Gracián!). Melolontha papposa Ul.—Sevilla (Calderón !) IV. — hybrida Charp.—Sevilla y Coria del Río (Calde- rón!) IV. Elaphocera Bedeavi Er.—Huévar (Paúl!). - — var. adusta Kr.—Puerto de Santa María y Chiclana (L. Cepero!). — malacensis Ramb.—Chiclana (L. Cepero!) — angusta Kr.—Chiclana (L. Cepero!). Anisoplia arvicola Ol. var.—Id. — foricola F.—Sevilla y San Juan de Aznalfarache (Calderón!) V y VI. Anomala profuga Er.—Sevilla (Calderón!) VI. — ausonia Er.—Id. VI. Pentodon algerinus Herbst.—Sevilla (Calderón!) VI.—Chiclana (L. Cepero!). — punctatus? Villers.—Sevilla (Calderón!) IX. Phyllognathus Silenus F.—Sevilla, Morón y Peñaflor (Calde- rón!) IX.—Huévar (Paúl!).—Constantina (Medina!) VII.— Chiclana (L. Cepero!).—Málaga (Gracián!). Oryctes grypus 11.—Pedroso y Constantina (Medina!) VIL.— Huévar (Paúl!).—Córdoba (Coscollano!). Ozxythyrea stictica L.—Sevilla, Alcalá de Guadaira y Calañas 42 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA (Calderón!) V y VH.—Huévar (Paúl!) VII. —Chiclana (L. Cepero!).—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI.-——Córdoba (Coscollano!).—Maro (Chaves!). Tropinota squalida L.—Sevilla, Alcalá de Guadaira y-Dos Her- manas (Calderón!) IV y V.—Utrera (Quintero!).— Cazalla (Río!) IV. — hirta Poda.—Sevilla y Dos Hermanas Calderón!) IV. —Cazalla (Río!) IV Cetonia oblonga Gory.—Sevilla y Carmona (Calderón!) VI.— Huévar (Paúl!). —Chiclana (L. Cepero!).—Horna- chuelos (García- Núñez!) VI.—Córdoba (Coscollano!). — morio F.—Sevilla (Calderón!) VI.—Chiclana (L. Cepe- ro!').—Córdoba (Coscollano!). — opaca F.—Sevilla (Calderón!) VI.—Jerez (L. Cepero!). — floricola Herbst.—Sevilla (Calderón!) VI.—Huévar (Paúl) .—Jerez (L. Cepero!). — awrata L.—Sevilla, Carmona y Morón (Calderón!) V.— Huévar (Paúl!).—Nerja (Chaves!).—Córdoba (Cosco= llano!).—Chiclana (L. Cepero!). Fam. Buprestidee. Julodis fidelissima Mars. —Sevilla (Calderón!) MECA (21. —Benacazón (Centeno!) IV. Chalcophora mariana L.—Sevilla (Calderón!).—Huévar (Paúl). Awrigena unicolor Oliv.—Chiclana (L. Cepero)). Capnodis tenebrionis L.—Morón (Calderón!) VII. Pecilonota conspersa Gy!1l.—Coria del Río (Calderón!) VIT. — rutilans F.—Sevilla (Calder 0n!). e Buprestris octoguttata L. var. magica Lap. — Cas (Paúl!) IX. Ewythyrea micans F.—Sevilla (Calderón!) VI. Anthaxia viminalis Lap.—Chiclana (L. Cepero!). — —umbellatarum F.—Sevilla (Calderón!) V.—Constan- tina (Medina!) VIT.—Chiclana (L. Cepero!). — saliceti U1.—Carmona (Medina!) V.—Huévar (Paúl!). —Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. — fumerula U1.—Chiclana (L. Cepero!). — morio F.—Sevilla (Calderón!).—Chiclana (L. Cepero!). DE HISTORIA NATURAL. 43 Anthaxia praticola Lafert.—Chiclana (L. Cepero!). Acmeodera pulchra F.—Huévar (Paúl!). — discoidea E. var. barbara Gory.—Chiclana (L. Ce- pero!). — lanuginosa Gy11.—Huévar (Paúl!).—Chiclana (L. Ce- pero!). Sphenoptera gemellata Mannh.— Huévar (Paúl!). —Carmona (Medina!) V. Aphanisticus emarginatus P.—Sevilla (Calderón!). Trachys pygmea F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V.— Utrera (Quintero!).—Córdoba (Coscollano!). — pumila 11. var. major Perris.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. Fam. Elateridee. Agrypnus notodonta Latr.—Dos Hermanas (Calderón!) VII. Adelocera carbonaria Schrank.—Huévar (Paúl!) IV. Bolus algerinus Luc.—Puerto-Real (Paúl !). Drasterius bimaculatus Rossi.—Sevilla y Tomares (Calderón!) X. —Utrera (Quintero!) VI. Cardiophorus bipunctatus F.—Gelves, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira (Calderón!) IM. — Puerto-Real (Paúl!) IV.—Benacazón (Centeno!) IV.—Hor- nachuelos (Garcia Núñez!) VI. — vestigialis Er. —Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) XII. - ruficruris Brull.—Sevilla (Calderón!) VI.—Utre- ra (Quintero!) VI. : — Graellsi Cand.—Utrera (Quintero!) VI.—Horna- chuelos (García Núñez!) VI. — melampus 11.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calderón!) V.—Utrera (Quintero!) VI. Melanotus dichrous Er.—Sevilla, Gelves, Alcalá de Guadaira, Morón y Constantina (Calderón!) VI y VIL.—Utrera (Quin- tero!) VI.—Huévar (Paúl!) VI.—Cazalla (Río!) IX.—Hor- nachuelos (Garcia-Núñez!) VI. Agriotes obscurus L.—Sevilla (Calderón!) VI. — sordidus 0U1.—Id. V, VI y VI.—Huévar (Paúl). Silesis rutilipennis 1M.—Córdoba (Coscollano!). 44 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Cebrionidee. Cebrio Fabric Leach.—Tomares (Calderón!) TV.—Huévar y Puerto-Real (Paúl!) IV. — personatus Chevr.—Chiclana (L. Cepero!). Fam. Dascillidae. Helodes marginatus F.—Cazalla (Río!) TV. Fam. Cantharidee. Lampyris Reichei Duv.—Sevilla y Morón (Calderón!) VIT. Cantharis pulicaria F.—Sevilla, Tomares y Camas (Calde- rón!) "I.—Benacazón (Centeno!) II. — livida L.—Granada (Lara!) VI.—Chiclana (L. Ce- pero!). — coronata Gyl1.—Huévar y Puerto-Real (Paúl!) IV. Rhagonycha melanwra Oliv.—Sevilla, Carmona, Alcalá de Gua- daira y Calañas (Calderón!) V.—Utrera (Quin- tero!) VI. — limbipennis Mars.—Chiclana (L. Cepero!). Malacogaster migripes Schauf.—Sevilla (Calderón !) VI. Cyrtosus favilabris Waltl.—Chiclana (L. Cepero!). Malachius marginellus F.—Sevilla (Calderón!) V. =— ceruleus Er.—Chiclana (L. Cepero!). A ttalus ulicis Er.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) MI y IV. — lusitamicus Er.—Sevilla (Calderón!) TV.—Puerto-Real (Paúl!) IV. Troglops nigripes Waltl.—Chiclana (L. Cepero!). Henicopus distinguendus Duv. — Hornachuelos (Garcia-Nú- ñez!) VI. — ¿vericus Duv.—Sevilla (Calderón!) V. — sener Rosenh.—Jerez (L. Cepero!). — praticola Waltl. — Hornachuelos (Garcia-Nú- ñez!) VI. DE HISTORIA NATURAL. 45 Dasytes hemorrhoidalis F.—Sevilla (Calderón!) VI.—Chiclana (L. Cepero!). — croceipes Kiesw.—Dos Hermanas y Carmona (Calde- derón!) II. — terminalis Duv.—Sevilla, Castilleja de la Cuesta, Coria del Río, Dos Hermanas y Carmona (Calderón!) IV VI: — migropunctatus Kiúst.—Sevilla (Calderón!) VI. Psilothrizx nobilis Mis.—Sevilla, Alcalá de Guadaira, Comas, Salteras, Dos Hermanas y Carmona (Calderón!) II á VII.—Utrera (Quintero!) V.—Benacazón (Cen- teño!) MIT. —Cazalla (Río!) IV.—Puerto-Real (Paúl!) IV.—Córdoba (Coscollano!). = illustris Woll.—Sevilla (Calderón!) IV. Lobonyz eneus F.—Chiclana (L. Cepero!). Haplocnemus consobrinus Rosenh.—Puerto-Real (Paúl!) IV.— Córdoba (Coscollano!). — andalusicus Rosenh.—Sevilla y Valverde (Calde- rón!) IV.—Cazalla (Río!) IV.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. Amauwroma eleygans Kiesw.—Cazalla (Río!) IV. Melyris granulata F.—Dos Hermanas (Calderón!) 1.—Chi- clana (L. Cepero!). — oblonga F.—Sevilla y Morón (Calderón!) VI. Fam. Cleridee. Tillus unifasciatus F.—Chiclana (L. Cepero!). Clerus octopunctatus F.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) VIT.—Huévar (Paúl!).—Utrera (Quintero!) VI.— Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. — leucopsideus 01. —Sevilla (Calderón!) VI.—Constantina (Medina!) VI..—Huévar (Paúl!). —Hornachuelos (Gar- cia-Núñez!) VI.—Córdoba (Coscollano!). — sipylus L. var. ammios F.—Sevilla (Calderón!) V.—Hor- nachuelos (Garcia-Núñez!) VI. Necrobia ruficollis F.-Sevilla (Calderón!) VII.—Huévar (Paúl!). — rufipes Degeer.—Sevilla y San Juan de Aznalfarache 46 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA (Calderón!) VIL.—Huévar (Paúl!) VIL.—Chiclana (L. Cepero!). Opetiopalpus defunctoram Waltl.—Chiclana (L. Cepero!). Fam. Bruchidee. Gibbium scotias F.—Sevilla y Camas (Calderón!) MI y VII. Mezium ajine Boield.—Sevilla y Coria del Río (Calderón!) IV. Bruchus (Ptinus) hirticollis Luc. —Sevilla (Calderón!) I.—Be- nacazón (Centeno!) I. Fam. Byrrhidee. Anobium hirtum 11.—Sevilla y Calañas (Calderón!) VI y VII. — paniceum L.—Sevilla y Castillejo de la Cuesta (Calde- róu!) V.—Córdoba (Coscollano!). Fam. Bostrychidee. Lyctus canaliculatus F.—Córdoba (Coscollano!). Trogozylon impressum Comolli.—Id. Sinozylon sexdentatum O1.—Chiclana (L. Cepero!). Bostrychus bimaculatus O1.—Puerto-Real (Paúl!) V. (Ataca la vid.) Fam. Cisidee. Rhopalodontus fronticornis Panz.—Sevilla (Calderón!) IX. (Ataca las colecciones.) Fam. Tenebrionidee. Zophosis minuta F.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calderón!) IV.—Benacazón (Centeno!) TIT. Zrodius tibialis L. — Sevilla (Calderón!) IV. — Puerto-Real (Paúl!) IV. DE HISTORIA NATURAL. 47 Erodius obtusus AM.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V.—Huévar (Paúl!). Pachychila hispanica Sol.—Sevilla, Tomares, San Juan de Aznalfarache y Peñaflor (Calderón!) IX. Tentyria elongata Waltl. var. arcuaria Kr.—Chiclana (L. Ce- pero!). = gaditana Sol.—Id. — Peyroleri Sol.—Sevilla y Alcalá Ade Guadaira (Calde- rón!) Y. y VII. — platyceps Stev.—Sevilla, Alcalá de Guadaira y Peña- flor (Calderón!) Y, IX y XI. —Córdoba (Coscollano!). =— - var. modesta Rosh.—Sevilla, Tomares, San Juan de Aznalfarache y Fuente-Piedra (Calderón!) VII y X. Adelostoma sulcatum Duponch.—Jerez (L. Cepero!).—Córdoba (Coscollano!). Stenosis hispanica.Sol.—Sevilla, Algaba y Fuente-Piedra (Cal- derón!) VIL, XI y XU.—Huévar (Paúl!). Helenophorus collaris L.—Sevilla (Calderón!) VII. Morica planata F.—Fuente-Piedra (Calderón!) VI.—Málaga (Gracián!) : Añkis acuminata F.—Sevilla, Gelves y Alcalá de ubica (Calderón!) V.—Córdoba (Coscollano!). Seaurus punctatus Hbst.—Sevilla, Alcalá de Guadaira, Melba Carmona y Peñaflor (Calderón!) V, VI, VII y IX.—Utrera (Quintero!) VI.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI.—Cór- doba (Coscollano!). Blaps hispanica Sol.—Constantina (Medina!) VIT!.—Hornachue- los (Garcia-Núñez!) VI.—Málaga (Gracián!). — yigas F.—Sevilla, Tomares y Guadalcanal (Calderón!) VIM.—Cazalla (Río!). — similis Latr.—Sevilla (Calderón !). Asida holosericea Germ,—Málaga (Gracián!). — Goudoti Sol.—Chiclana (L. Cepero!). Pimelia ruida Sol.—Sevilla (Calderón!) IX. — maura Sol.—Chiclana (L. Cepero!). — betica Sol.—Sevilla (Calderón!) X.—Benacazón (Cen- teno!). — costata Waltl.—Sevilla, Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas (Calderón) VII.—Benacazón (Centeno!). 48 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Pimelia fornicata Herbst.—Chiclana (L. Cepero). Sepidium bidentatum Sol.—Sevilla, Gandul, Alcalá de Gua- daira, Carmona y Castillo de las Guardas (Calderón!) HI y VI.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. Crypticus gibbulus (Quens.—Sevilla, Peñaflor y Fuente-Piedra (Calderón!) VII y X.—Cazalla (Río!) IX. Oochrotus unicolor Lucas.—Sevilla (Calderón!) V. Isocerus purpurascens Herbst.—Chiclana (L. Cepero!). Litoborus planicollis Waltl. —Sevilla, Camas, Tomares y San Juan de Aznalfarache (Calderón!) X.—Huévar (Paúl). Micrositus beticus Muls.—Huévar (Paúl!) —Fuente-Piedra (Cal- derón!) VII.—Chiclana (L. Cepero!). — longulus Muls.—Alcalá de Guadaira y Peñaflor (Cal- derón!) IX.—Constantina (Medina!) IV. Pandarinus elongatus Muls.—Peñaflor (Calderón!) IX. Scleron armatum Waltl. —Sevilla, Camas y Tomares (Calde- rón!) VI y IX.—Huévar (Paúl!).—Benacazón (Centeno!). Cnemeplatia A tropos Costa.—Chiclana (L. Cepero !). Opatrum sabulosum L.—Sevilla (Calderón !). — lugens Kiúst.—Huévar (Paúl!). — rusticum Oliv.—Sevilla y Tomares (Calderón!) VI y VHI.—Huévar (Paúl!).—Córdoba (Coscollano!). — pusillum E. var. migrum Kiúst.—Sevilla (Calderón') IX. —- — var. meridionale Kiúst.—Sevilla, Fuente-Pie- dra y Calañas (Calderón!) IV, VI y V11.—Córdoba (Coscollano!). Opatroides thoracicus Rosenh.—Sevilla y Tomares (Calde- rón!) II. Phaleria oblonga Kúst.—Chiclana (L. Cepero!). — cadaverina F.—Málaga (Gracián!). Tribolium ferrugineum F.—Chiclana (L. Cepero!). Cataphronetis crenata Germ.—Jerez (L. Cepero!). Cossyphus Hofimannseggíi Hbst. —Sevilla, Morón y Peñaflor (Calderón!) II, V, IX y X. Tenebrio obscurus F.—Sevilla (Calderón!) V y VI.—Constantina (Medina!) VIT.—Huévar (Paúl!). Calcar elongatum Herbs.—Sevilla, Camas y Coria del Río (Cal- derón!) I!I y IV.—Chiclana (L. Cepero!). Boromorphus tagenioides Lucas.—Chiclana (L. Cepero!). DE HISTORIA NATURAL. 49 Fam. Alleculidee. Omophlus ruficollis F.—Sevilla, San Juan de Aznalfarache y Alcalá de Guadaira (Calderón!) V y VI. rufiventris Waltl.—Chiclana (L. Cepero!). Fam. Lagriidee. Lagria hirta L.—Cazalla (Río!) IX. Grenieri Bris.—Peñaflor (Calderón!) IX. Fam. Anthicidee. Votozus cornutus F.—Sevilla (Calderón!) VII y X. hispanicus Mot.—Id. V. Formicomus pedestris Rossi.—Id. IV y VI.—Huévar (Paúl!). latro Laf.—San Juan de Aznalfarache (Calderón!) X.—Córdoba (Coscollano!). Anthicus Rodriguesi Latr.—Sevilla (Calderón!) X. humilis Germ.—Fuente—Piedra (Calderón!) VII. fioralis L.—Camas, Dos Hermanas y Morón (Calde- rón!) III y XI.—Utrera (Quintero!).—Jerez (L. Ce- pero!). imstabilis Laf. —Sevilla y Tomares (Calderón!) IX y XI.—Córdoba (Coscollano!). 4-guttatus Rossi.—Sevilla y prin (Calde- rón!) VII y XIT.—Huévar (Paúl!). antherinus L.—Sevilla (Calderón!) VI y VI. iristis Schm.— Sevilla (Calderón!) V.—Benacazón (Centeno!) IV. ochreatus Laf.—Sevilla (Calderón!) VI. insignis Lucas.—Dos Hermanas (Calderón!) IT. GEmiliami Laf.—Cazalla (Río!) IV. plumbeus Laf.—Camas, Dos Hermanas y Fuente-Pie- dra (Calderón!) III y VII. Ochthenomus tenwicollis Rossi.—Sevilla (Calderón !) IX. ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIV. 4 50 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Mordellidee. Mordella punctata Esch.—Constantina (Medina!) VIT. — — bipunctata Germ.—Sevilla (Calderón!) VIT. = fasciata F.—Cazalla (Río!) VIII. — aculeata L.—Constantina (Medina!) VII. Mordellistena micans Germ.—Fuente-Piedra y Calañas (Calde- rón!) VI.—Constantina (Medina!) VII. — pumila Gyl1.—Sevilla y Calañas (Calderón!) V y VII.—Constantina (Medina!) VIT. —Hornachue- los (García Núñez!) VI. Amnaspis Geofroyi Múll. var. 4-naculata Costa.—Valverde (Cal- derón!) IV. — Mulsanti Bris.—Sevilla (Calderón!) VI. Fam. Meloidee. Meloe autumnalis Oliv.—Sevilla y Tomares (Calderón!) IX. — majalis L.—Sevilla, Dos Hermanas y Carmona (Calde- rón!) V y VI.—La Campana (Venegas!) IV. —Cazalla (Río!) IV.— Hornachuelos (García Núñez!) VI. - — var. levigatus Oliv.— Dos Hermanas (Calde- rón !) III. — puwrpwrascens Grm.—Sevilla, Tomares, Algaba (Calde- rón!) X y XI.—Málaga (Gracian! ). — tuccius Rossi.— Sevilla, Camas, Tomares, Dos Hermanas y Gandul (Calderón!) II y II. — rugosus Marsh.—Chiclana (L. Cepero!). Cerocoma Scheferi L.—Utrera (Quintero!) VI.—Hornachuelos (García Núñez!) VI. Zonabris (Mylabris) 4-punctata L.—Sevilla (Calderón!) VI.—Ca- zalla (Río!) VUI.—Hornachuelos (García Núñez!) VI. —Granada (Lara!). — — 4punctata L. var. melanura Betaan.—Utrera (Quinte-- ro!) VI.—Constantina (Medina!) VII. — Amori Graélls.—La Rábida (Calderón!) VI. DE HISTORIA NATURAL. 51 Zonabris hieracii Graélls.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. — — var. suspiciosa Rosh.—Chiclana (L. Cepero!). — 12punctata Oliv.—Jerez (L. Cepero!). — — J0-punctata F.—Id. Coryna Billbergi GyUh.—Cantillana (Calderón!) IV.—Cazalla (Río!) IV.—Chiclana (L. Cepero?). GEnas afer L.—Sevilla (Calderón!) VI.—Constantina (Medi- na!) VII. Lytta (Lagorina) sericea Waltl. —Sevilla (Calderón!) V.—Chi- clana (L. Cepero!). Zomitis mutica Scriba.—Hornachuelos (García Núñez!) VI. Leptopalpus rostratus F.—Sevilla, Tomares y Camas (Calde- rón!) Jl y IV. Sitaris apicalis Lat.—Sevilla (Calderón). Fam. CEdemeridee. Nacerdes dispar Dufour.—Sevilla (Calderón!) VI. (Edemera simplez L.—Sevilla, Carmona y Calañas (Calderón!) V y VI.—Utrera (Quintero!) VI.—Huévar (Paúl!).— Hornachuelos (García Núñez!) VI. — umicolor Schmidt. —Hornachuelos (García Núñez!) VI.—Chiclana (L. Cepero!). — nobilis Scop.—Constantina (Medina!) VII.—Horna- chuelos (García Núñez!) VI.—Córdoba (Coscollano!) — barbara F.—Constantina (Medina!) VII.—Calañas (Calderón!) VI.—Hornachuelos (García Núñez!) VI. —Chiclana (L. Cepero!). = lurida Marsh.—Sevilla (Calderón!) V. Probosca conneza F.—Fuente-Piedra (Calderón!) VII. Fam. CGurculionidee. Otiorrhynchus afaber Boh.—Sevilla (Calderón!) XI. Polydrusus mollis Stroem.—Id. V. Brachyderes lusitanicus F.—Valverde (Calderón!) IV. — cribricollis Fairm.—Constantina (Medina!) IV. == Reitteri Stl.—Fuente-Piedra (Calderón!) VII. 52 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sitona gressorius F.—Sevilla (Calderón!) V.—Huévar (Paúl!). — subcostatus Allard.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) Y. — vestitus Waltl.—Sevilla (Calderón!) IT. — flavescens Marsh. — Tomares (Calderón!) X. — Cazalla (Río!) —Huévar (Paúl!) V. — sulcifrons Thunb.—Camas (Calderón!) 1M.— Cazalla (Río!) VII. — tibialis Herbst.—Sevilla (Calderón!) VIT. — crinitus Oliv.—Sevilla (Calderón!) XI.— Cazalla (Rio!) AGE — ocellatus Kúst.—Sevilla, Camas y Morón (Calderón!) HI y VII. — lineatus L.—Sevilla y Calañas (Calderón!) VIT. — Brucki Allard.—Carmona (Medina!) VI. — humeralis Steph. —Sevilla, Dos Hermanas y Carmona (Calderón!) III y V. = — var. discoideus Gyl1.—Sevilla (Calderón!) V. —Córdoba (Coscollano!). Cneorrhinus hispanicus Desbr.—Dos Hermanas (Calderón!) IV. Dactylorrhimus plagiatus Schall.—Córdoba (Coscollano!). Thylacites turbatus Gy1.—Sevilla (Calderón !) VIT. — chalcogrammus Boh.—Sevilla y Fuente-Piedra (Cal- derón!) VII y VIII. = latithorax Desbr.—Sevilla (Calderón!) VII. — fullo Er.—Id. IX. Brachycerus Pradieri Fairm.—Sevilla y Coria del Río (Calde- rón!) IX.—Huévar (Paúl!). — barbarus L.—Sevilla, San Juan de Aznalfarache y Dos Hermanas (Calderón!) I.—Huévar y Puerto Real (Paúl!) IV. Hypera punctata F.—Sevilla y Tomares (Calderón!) XI.—Hué- var (Pauúl!). — —murina F.—Algaba (Calderón!) XI. — —variabilis Herbst.—Sevilla (Calderón!) XI.—Córdoba (Coscollano!). Limobius dissimilis Herbst.—Cazalla (Río!) VUI. Rhytideres plicatus Oliv.—Sevilla, Dos Hermanas y Peñaflor (Calderón!) II, IX, X, XI y XII.—Huévar (Paúl!).—Córdoba (Coscollano!). Cleonus punctiventris Grm.—Sevilla (Calderón!) XI. DE HISTORIA NATURAL. 53 Cleonus altidus F.—Benacazón (Centeno!) IV. — obliguus FY.—Cazalla (Río!) IX. — excoriatus Gyl1l.—Sevilla (Calderón!) IX y X. Lixus castellanus Chevr.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. — acicularis Germ. var. acutus Boh.—Sevilla (Calde- rón!) VI. — Ascanii L.—Constantina (Medina!) IV. — algirus L.—Sevilla y Algaba (Calderón!) IL, V, VI, VI y IX.—Cazalla (Río!) IX.—Maro (Chaves!) 1.—Córdoba (Coscollano!). — cribricollis Boh.—Sevilla (Calderón!) VI. — rufitarsis Boh.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V. — cardwi Oliv.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) II y Y. Larinus cardui Rossi.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) IV y VI. — scolymi Oliv.—Huévar (Paúl!) VIL.—Córdoba (Cosco= llano!). — flavescens Germ.—Sevilla (Calderón!) V y VI. — brevis Gyll.—Id. V. — suborbicularis Cap.—Id. IV. Rhinocyllus conicus Froelich. var. antiodontalgicus Grb.— Sevi- lla y Algaba (Calderón!) IV y VI. Dorytomus voraz F.—Sevilla (Calderón!) IV. Barytychius squamosus Gyl.—Sevilla (Calderón!) IV y V.— Utrera (Quintero!) —Huévar (Paúl!). Sibyma primita Herbst.—Fuente-Piedra (Calderón!) VII. Cionus Olivieri Rosnh.—Huévar (Paúl!) VIT. — 1thapsus F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) VIII. Nanophyes Chevrieri Boh.—Cazalla (Río!) VIII. — tamaricis Gy11.—Sevilla (Calderón!) VI. Rhamphus rhamphoides Dav.—Guadalcanal (Calderón!) VII. Ceuthorrhynchidius pyrrhorhynchus Marsh.— Alcalá de Gua- daira (Calderón!) Y. Ceuthorrhynchus leucorrhamma Rosh.—Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas (Calderón!) V. — squamaulosus Bris.—Alcalá de Guadaira (Cal- derón!) V. — crucifer Oliv.—Tomares (Calderón!) XI; 54 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Ceuthorrhynchus quadridens Panz.—Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V.—Utrera (Quintero!) VI. — tivialis Boh. — Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V. — obesulus Weise.—Camas (Calderón!) TI. — erysimi F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) Y. —Cazalla (Río!) IV. Baris nitens F.—Sevilla (Calderón!) V.—Huévar (Paúl!).—Cór- doba (Coscollano!). — quadraticollis Boh.—Sevilla y Camas (Calderón!) Il y II. — cuprirostris F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V.—Ca- zalla (Río!) IV. — corulescens Scop.—Benacazón (Centeno!) I. Sphenophorus mutilatus Laich.—Sevilla (Calderón!) VI y IX. Calandra granaria L.—Sevilla (Calderón!) IV y V.—Benacazón (Centeno!) 1I.—Huévar (Paúl!). Fam. Apionidee. Apion pomone F.—Cazalla (Río!) VIM.—Constantina (Medi- na!) VII. — tubiferum Gy1.—Utrera (Quintero!) VI. — 'rugicolle Germ.—Dos Hermanas (Calderón!) 111.— Hué- var (Paúl!) II. — carduorum Kirb.—Sevilla (Calderón!) TI. — eneum F.—Cazalla (Río!) VIII. — rufirostre F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V.—-Cór— doba (Coscollano!). — levicolle Kirb.—Cazalla (Río!) VIT. — assimile Kirb.—Id. IV y IX. — trifolíi L.—Constantina (Medina!) VIT. — migritarse Kirb.—Id. IV. — pisi F.—Dos Hermanas (Calderón ') IT. — pavidum Germ.—Cazalla (Rio!) VII. — violaceum Kirb.—Calañas (Calderón!) VI. DE HISTORIA NATURAL. 53) Fam. Anthribidee. Urodon pyymens Gyl. —Gelves, Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas (Calderón!) IV y V. Fam. Mylabridee. Spermophagus cardui Boh.—Sevilla, Coria del Río y Dos Her- manas (Calderón!) X. — variolosopunctatus Gy1.—Dos Hermanas (Calde- rón!) HI.—Constantina (Medina!) VIT. Mylabris (Bruchus) obscuripes Gy1l.— Dos Hermanas (Calde- rón!) IV. — — biguttata Oliv.—Calañas (Calderón) VIT. == = picipes Germ.—Sevilla, Carmona y Fuente- Piedra (Calderón!) VIT. — — Martinezi Allard.— Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. — -- pusilla Germ.—Guadalcanal (Calderón!) EE — — Joveolata Gy11.— Dos Hermanas y Gandul (Calderón!) MM1.—Utrera (Quintero!) V. =. — anzia Fahrs. — Hornachuelos (García Nú- ñez!) VI. — — pisi L.—Fregenal (Sánchez-Arjona!). = == rufimanus Boh.—Sevilla y Algaba (Calde- rón!) MM, IV, X, XI y XIU.—Huévar (Paúl!) I.—Córdoba (Coscollano”). — — tristis Boh.—Carmona (Medina!) IX. e — pallidicornis Boh. var. inornatus Kúst.— Sevilla (Calderón!) VHI.—Córdoba (Cos- collano!). — — nubilus Boh.—Sevilla (Calderón!) X. — = longicornis Germ.—Id. X. = = 5-guttatus 01. —Utrera (Quintero!) VI.— Hornachuelos (García Núñez”) VI. 56 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Hylesinidee. Hylastes linearis Er.—sevilla (Calderón!) VII. Hylesinus frazini Y.—Id. IV. Phleotribus oler F.—Carmona (Puiggener!) III. Fam. Tomicidee. Tomicus (Bostrychus) bidens F.—Gandul (Calderón!) HI. Fam. Cerambycidee. Vesperus conicicollis? Frm.—Huévar (Paúl!) VIT. — Chiclana (L. Cepero!). Leptwra melanura L.—Constantina (Medina!) VIT.—Hornachue- los (García Núñez!) VI. Stenopterus rufus L.—Sevilla (Calderón !) V y VI. — preustus F.—Sevilla (Calderón!) V.— Hornachuelos (García Núnez!) VI. Cartallum ebulinum L.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) 1.—Cazalla (Río!) IV.—Hornachuelos (García Nú- ñez!) VI.—Córdoba (Coscollano!). Dilus fugaz Oliv.—Dos-Hermanas (Calderón!) IV.—Chiclana (L. Cepero!). Hesperophanes cinereus Villers.—Chiclana (L. Cepero!). Stromatium unicolor Oliv.—Sevilla y Morón (Calderón!) V.— Nerja C(haves!) IX.—Córdoba (Coscollano!). Criocephalus epibata Schioedte.— Peñaflor (Calderón!) IX.—Chi- piona (Paúl!).—Chiclana (L. Cepero!). Asemum striatum L.—Sevilla (Calderón !) IX. Hylotrupes bajulus L.—Sevilla, San Juan de Aznalfarache, Mo- rón y Calañas (Calderón!) VI, VI y VII.—Huévar (Paúl!). —Nerja (Chaves!) IX. Clytus rhamni Germ.—Chiclana (L. Cepero!). — trifasciatus F.—Constantina (Medina!) VIL.—Huévar (Paúl!). DE HISTORIA NATURAL. 57 Clytus ruficornis Olv.—Constantina (Medina!) VII. Cerambyz heros Scop.—Morón (Calderón!) VUT.—Constantina (Medina 1) VIT.—Cazalla (Río!) V11.—Chicla- na (L. Cepero!). = — var. Mirbecki Luc. — Fuente-Piedra (Calde- rón !) VII. Aromia moschata L. var. ambrosiaca Stev.—Sevilla (Calderón”) V y VI. Agapanthia irrorata F.—Sevilla (Calderón!) V. — asphodeli Latr.— Cazalla (Rio!) IV.— Chiclana (L. Cepero!). = anmularis Muls.—Sevilla y Coria del Río (Calde- rón!) IV. — cardui L.—Sevilla, Alcalá de Guadaira, Coria del Río y Carmona (Calderón!) IV, V y VI.—Huévar (Paúl!).— Benacazón (Centeno!).—Hornachuelos (García Núñez!) VI. Oderea oculata L.—Sevilla (Calderón !) VI. Phytecia erythrocnema Luc.—Id. V. — rufimana Schrank.—Dos Hermanas (Calderón!) IT. — virescens F.—Coria del Río y Alcalá de Guadaira (Cal- derón!) IV y V. Fam. Chrysomelidee. Crioceris merdigera L.—Sevilla (Calderón!) VIT.—Cazalla (Río!) VIT.—Córdoba (Coscollano!). — asparagi L.—Utrera (Quintero!) VI. Labidostomis taxicornis F.—Carmona (Medina!) IV.—Benaca— zón (Centeno!). e hordei F.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) V. —Jerez (L. Cepero!). e Lacordairei Reiche.—Sevilla y Calañas (Calderón!) VI y VII.—Utrera (Quintero!) VI. Titubea sermaculata F.—Sevilla (Calderón!) VI.—Benacazón (Centeno!) IV.—Huévar (Paúl!). — — var. parviceps Lac.—Chiclana (L. Ce- pero!). =- sexpunctata Oliv.—San Juan de Aznalfarache (Calde- rón!) VI. 58 ACTAS -DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Lacinea vicina Lac.—Sevilla (Calderón!) VI.—Utrera (Quin- tero!) VI.—Jerez (L. Cepero!). — tristigma Lac.—Alcalá de Guadaira, Dos Hermanas y Calañas (Calderón!) V y VIL.—Jerez (L. Cepero!). — hirta Y.—Valverde (Calderón!) IV.—Benacazón (Cen- teno!) IV.—Carmona (Medina!) V. —Huévar (Paúl!). —Maro (Chaves!) II. — — palmata Lac.—Sevilla (Calderón!) V y VI.—Córdoba (Coscollano!). — variolosa L.—Maro (Chaves!) IT. Coptocephala floralis Oliv.—Morón y Fuente-Piedra (Calderón!) VII.—Chiclana (L. Cepero!).—Córdoba (Coscollano!) Cryptocephalus pericollis Suftr.—Chiclana (L. Cepero!). — tristigma Charf.—Calañas (Calderón!) VH.— Chiclana (L. Cepero!). = rugicollis Oliv.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) ; V.—Chiclana (L. Cepero!).—Córdoba (Cosco- llano!). — cynare Suftr.—Chiclana (L. Cepero!). — Koyi Suftr.—Fuente-Piedra (Calderón !) VI. == Rossíi Suff. var. gaditanus Mars.—Chiclana (L. Cepero!). Pachnephorus cylindricus Luc.—Sevilla y Camas (Calderón!) III y V. Colaspidea globosa Kiúst.—Jerez (L. Cepero!). Colaspidema atrum 01.—Sevilla y Camas (Calderón!) III y VI. Entomoscelis adonidis Pall. —Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calderón!; XII. Timarcha parvicoltis Rosh.—Sevilla y Coria del Río (Calderón!) XI.—Aracena (S. Dalp!) IX.—Moro (Chaves!). — coarcticollis Fairm.-—Chiclana (L. Cepero!). — coriaria Laich.—Sevilla, Tomares, Coria del Río y Peñaflor (Calderón!) IX y XI. Chrysomela helopioides Suftr.—Sevilla y Tomares (Calderón!) X y XI.—Cazalla (Río!) IX. — Banksi F.—Sevilla, Camas, Tomares y Alcalá de Guadaira (Calderón!) MIL, Y y X.—Córdoba (Cos- collano!). — diluta Germ.—Sevilla (Calderón!) 1.—Chiclana (L. Cepero!). DE HISTORIA NATURAL. 59 Chrysomela sangwinolenta L.—Sevilla (Calderón!) X.—Carra- traca (! ?). — americana L.—Sevilla, Dos Hermanas, Castillo de las Guardas y Calañas (Calderón!) III y VI. — menthastri Suffr. —Sevilla, Tomares y Alcalá de Guadaira (Calderón!) 11 y V. — viridana Kúst.—Sevilla, Camas, Tomares y Alcalá de Guadaira (Calderón!) X y XI.—Hué- var (Paúl!). = — var. palustris Suffr.—Chiclana (L. Cepero!). == grossa F.—Tomares (Calderón!) XI.—Huévar (Paúl!). Phytodecta variabilis Oliv. var. spartit Ol. — Alcalá de Gua- daira (Calderón!) V. — — var. egrota F. —Sevilla y Dos Herma- nas (Calderón!) TH.—Cazalla del Río VIN.—Puerto-Real (Paúl!) IV.—Chi- clana (L. Cepero!). | Prasocuris litigiosa Rosh.—Cazalla (Río!) IV. Plagiodera armoracie F. Suffr.—Sevilla (Calderón!) VI y VII. Melasoma populi L.—Cazalla (Río!) IV.—Huévar (Paúl!). Malacosoma lusitanicum L.—Utrera (Quintero!) V y VI.—Hué- var (Paúl). —Hornachuelos (Garcia-Núñez') VI.—Chiclana (L. Cepero!). Monolepta erythrocephala 01.—Sevilla y Camas (Calderón!) HI. Podagrica malve Ul. —Sevilla (Calderón!) V y XI.— Córdoba (Coscollano!). — semirufa Kiúst.—Sevilla (Calderón!) V. — fuscicornis L.—Sevilla, Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas (Calderón!) IV y V.—Utrera (Quintero!) VI.—Puerto-Real (Paúl!) IV. Crepidodera smaragdina Foudr.—Cazalla (Río!) IX. = impressa F.—Sevilla y Tomares (Calderón!) XI. — transversa Marsh.—Sevilla (Calderón!) VII. = ventralis U.—Cazalla (Río!) VIII. Chaetocnema major Duv.—Id. Y. — chlorophana Duft.—Utrera (Quintero!) VI.—Caza— lla (Río!) VIT.—Calañas (Calderón!) VIT. Psylliodes herbacea Foudr.—Cazalla (Río!) IX.—Puerto-Real (Paúl!) IV. - ¿hlaspis Foudr.—Cazalla (Río!) VII. 60 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Psylliodes hyoscyami L.—Algaba (Calderón!) IX. Lithonoma andalusica Rosh.—Sevilla, Camas y Tomares (Cal- derón!) V.—Huévar (Paúl!).—Chiclana (L. Cepero!). Haltica ampelophaga Guér.—Castilleja de la Cuesta y San Juan de Aznalfarache (Calderón!) X.—Benacazón (Centeno!) IT. — hispana Allard.—Córdoba (Coscollano!). Hermeophaga ruficollis Alard.—Sevilla (Calderón!) X Phyllotreta parallela Boield.—Chiclana (L. Cepero!). — corrugata Reich.—Tomares (Calderón!) 11.—Caza- lla (Río!) IV. Longitarsus echii Koch.—Sevilla (Calderón!) IT. — tabidus F.—Guadalcanal (Calderón!) VIT. = — var.verbasci Panz.—Sevilla (Calderón!) VIT Spher od ma rubidum Graélls.—Cazalla (Río!) VIT. Hispa atra L.—Sevilla (Calderón!) IX. — testacea L.—Dos Hermanas (Calderón!) IV. — Huévar (Paúl!) IV. Cassida deflorata Suffr. — Sevilla (Calderón!) V. — Cazalla (Río!) IV. — —hiumeralis Kr.—Dos Hermanas (Calderón !) HI. — oblonga Ul.—Sevilla (Calderón!) III y IV. — meridionalis Boh.—Dos Hermanas (Calderón!) II. — migriceps Fairm.—Pedroso (Calderón!) VIT. Fam. Coccinellidee. Adonia mutabilis Scrib.—Sevilla y Camas (Calderón!) V.—Cór- doba (Coscollano!). Adalia bipunctata L.—Sevilla (Calderón!) V.—Utrera (Quin- tero!) VI! Coccinella 7-punctata L.—Sevilla, Camas y Tomares (Calderón!) V.—Utrera (Quintero!) VI.—Huévar (Paúl!).—Caza- lla (Río!) TV.—Constantina (Medina!) VI.— Hor- nachuelos (García Núñez!) VI.—Córdoba (Cos- collano!). — Granada (Lara!) VIM. — Chiclana (L. Cepero!). — labilis Muls.—Sevilla (Calderón!) V. DE HISTORIA NATURAL. 61 Coccinella ¿5-punctata L.—Sevilla y Fuente-Piedra (Calderón!) VI y VEL — 9-punctata L.—Chiclana (L. Cepero!). — variabilis F.—Sevilla (Calderón!) VI. Halyzia (Thea) faviventris Schauf.— Sevilla, Tomares y Cala- ñas (Calderón!) X y XI.—Cazalla (Río!) IV. Micraspis 12-punctata L.—Córdoba (Coscollano!). — phalerata Costa.—Sevilla (Calderón!) IX. Epilacha argus Fourcr.—Seyilla y Calañas (Calderón!) VU y XI. Subcoccinella 24-punctata L.—Peñafior (Calderón!) IX.—Cazalla (Río!) VIN.—Constantina (Medina!) IV.—Chiclana (L. Ce- pero!) Rhizobius litura F.—Sevilla y Calañas (Calderón!) VII. Chilocorus bipustulatus L.—Sevilla y Calañas (Calderón!) I y VII. —Huévar y Puerto Real (Paúl!) 1 y IV.—Córdoba (Cosco— llano!). Exochomus unicolor Schauf.—Sevilla (Calderón!) VIL.—Cazalla (Río!) VIT. — auritus Scrib.—Sevilla, Fuente-Piedra y Calañas (Calderón!) VI, VII y IX.—Benacazón (Centeno!) IV.—Cazalla (Río!) VII. —Constantina (Medi- na!) VII. ' Platynaspis luteorubra Goeze.—Sevilla y Fuente-Piedra (Calde- rón!) IV y VII. Hyperaspis Hofmannseggi Grav.—Puerto-Real (Paúl!) IV. Scymnus fasciatus Fourcr.—Sevilla (Calderón!) IV.—Utrera (Quintero!) VI. — discoideus 111.—Sevilla (Calderón!) V. — — frontalis F.—Sevilla, Peñaflor, Guadalcanal, Fuente- Piedra y Calañas (Calderón!) VIL, VI y IX.—Cons- tantina (Medina!) VII. = Apetzi Muls.—Córdoba (Coscollano!). — marginalis Rossi.—Sevilla y Guadalcanal (Calderón!) Il VELL: ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA a 10) Sesión del 6 de Marzo de 1895. PRESIDENCIA DE D. FRANCISCO DE PAULA MARTÍNEZ Y SAEZ. El Sr. Secretario dió lectura del acta de la sesión anterior, que fué aprobada. —Puestas sobre la mesa las publicaciones recibidas como donativo y á cambio, la Sociedad acordó hacer constar su gra- titud á los señores donantes. —Se dió cuenta de una comunicación del Sr. Cerezo (don Germán) dando las gracias á la Sociedad por haberle admitido en el número de sus miembros. —El Sr. Martínez y Sáez (D. Francisco de Paula) presentó, en nombre del Rvdo. P. Amador Ibáñez, una memoria titulada Estudio anatómico é histológico del ojo de los moluscos gasteró- podos terrestres y fluvidtiles de España. —El Sr. Calderón (D. Salvador), en nombre del Sr. Chaves (D. Federico) de Sevilla, presentó un estudio titulado Votas mineralógicas. Contribución al estudio de los minerales de Maro (Málaga). —El Sr. Dusmet (D. José María) dió cuenta á la Sociedad y presentó un trabajo titulado 4/gunos datos para el estudio de los tentredinidos de España, en el que se describen las especies españolas, hasta ahora conocidas de este grupo, algunas de ellas nuevas para la ciencia, añadiendo cuadros para su fácil determinación y dando interesantes noticias acerca de sus costumbres y distribución geográfica. La Sociedad acordó conforme á lo dispuesto que estas Me- morias pasasen á informe de la comisión de publicaciones. —El Sr. Hernández Pacheco (D. Eduardo) leyó la siguiente nota, titulada: Datos para la fauna de Extremadura Central. «Con el objeto de reunir ejemplares para el estudio de la fauna de la Extremadura Central, 6 sea de aquella porción de las provincias de Cáceres y Badajoz, limitadas al N. por el río DE HISTORIA NATURAL. 63 Tajo, al S. por el Guadiana, al E. por la provincia de Toledo y al O. por el reino de Portugal, hice en los meses de Agosto y Diciembre del año pasado, algunas excursiones por los alrede- dores de la pequeña villa de Alcuéscar, punto céntrico de esta región. Está situada Alcuéscar sobre una colina, estribación de la sierra del mismo nombre, que une la llamada sierra de San Pedro con la de Montanchez, continuación de la de Guadalupe (pertenecientes todas á la cordillera Oretana), que por el NE. se continúa en la sierra de Altamira y Montes de Toledo, y por el SO. con los portugueses de San Mamed. ] Sirve Alcuéscar de divisoria de las aguas, que hacia el N. buscan el curso del Tajo y hacia el S. el del Guadiana, asen- tándose en sus cercanías picos cuyas alturas pasan de 970 m. La sierra de Alcuéscar es de formación cámbrica. Sus capas tienen una dirección próximamente E.-O., con un buceamiento alrededor de 20% al N. estando constituidas por cuarcitas blan- cas, que pasan al rojo en las cercanías de los planos de juntura y de las grietas, indudablemente por efecto de la oxidación del hierro que la impregna; por gneis verdosos, de elementos muy finos; por pizarras micáceas rojizas y por capas de ocre pizarroso. Al NE. de esta formación se halla un manchón granítico, que en los contactos con la formación anterior y cerca de ellos se muestra surcado de filoncillos y venas de cuarcita blanca compacta y de turmalinita; es frecuente también que venas de granito se insinúen por entre las pizarras de que hemos hablado. Se observan en este manchón grandes moles de gra- nito, llamadas lanchas en el país, algunas de más de 80 m. de longitud por 20 de ancho, separadas por grietas cuya dirección es NNE. á SS0. la cual siguen también algunos filones metá- licos, otros de fosforita y uno de pegmatita con cristales de turmalina. Estos presentan la particularidad de que el prisma está terminado por los pinacoides únicamente, 6 por los pina- coides con caras pequeñitas de romboedro. La formación des- crita constituye la sierra de Montanchez. ALO. de la formación cámbrica, se extienden conglomerados silúricos, constituidos por trozos redondeados de cuarcita, cementados por oligisto. Entre estos conglomerados existe un filón de oligisto, y más hacia el N., también entre el cámbrico 61 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA y el silúrico, algunas capas de ocre amarillo de la más per= fecta pureza. La distancia entre el terreno silúrico y el granítico es de unos 4 km., ocupados por el cáambrico, de modo que este com- pone una faja entre los dos primeros, cuya dirección es de N. á S. aproximadamente. La vegetación de los alrededores de Alcuéscar es variada: la parte cámbrica llana, está ocupada por olivares, viñedos, encinas, alcornoques, castaños, naranjos y jarales; la porción eranítica por viñedos, tierras de labor y de pasto, y la silúrica por espesos jarales y dehesas de encinas y alcornoques. Además de las especies que á continuación se citan, he recogido un bellísimo ejemplar macho de lince Lynx par- dina Oken, un ejemplar hembra de javalí Sus scrofa L. y otro de zorra Vulpes vulgaris Wagn. Entre los insectos no incluyo en las listas unas veinte especies de Himenópteros y algunas de Neurópteros y Dipteros por no estar clasificadas por com- pleto. Hé aqui las listas de los ejemplares recogidos de otros grupos: REDES + Saurios. Lacerta ocellata L. nom. v. Lagarto. | Hemydactylus verruculatus Cuv. Tropidosaura algira L. nom. v. Salamanquesa. Seps chalcides L. nom. v. Corre-va- | Blanus cinereus Vandelli. nom. v. lles. Delabón. Ofidios. Tropidonotus natrix L. o viperinus Latr. nom. v. Culebra de agua. Rhinechis scalaris Schinz. ANFIBIOS. Ánuros. Rana esculenta L. nom. v. Rana. | Hyla arborea L. nom. v. Rana verde. DE HISTORIA NATURAL. 65 Urodelos. Salamandra maculosa Laur. Pleurodeles Waltlii Michh. (Salamandra.) Triton marmoratus Latr. INSECTOS. Ortópteros. Forficula auricularia L. Loboptera decipiens Germ. Mantis religiosa L. Empusa egena Charp. Leptinia Hispanica Bol. Tryxalis unguiculata Ramb. Paracinema tricolor Thunb. Stenobothrus vagans Fieb. = apicalis Herr-Schaéff. — jucundus Fisch. — pulvinatus Fisch. W. Stauronotus Maroccanus Thunb. Epacromia strepens Latr. (Edaleus nigrofasciatus De Geer. Pachytylus danicus L. (Edipoda fuscocincta Luc. — corulescens L. Sphingonotus corulans L. Acridium Agyptium L. Caloptenus Italicus L. Xiphidium fuscum Fabr. Locusta viridissima L. Platycleis intermedia Serv. — tessellata Charp. Decticus albifrons Fabr. Ephippigera Saussureana Bol. (Ecanthus pellucens Scop. Liogryllus campestris L. Gryllotalpa vulgaris Latr. Hemipteros. Odontotarsus caudatus Klus. Eurygaster Maura Fabr. Ancyrosoma albolineatum Fabr. Graphosoma lineatum L. Alia acuminata L. Neottiglossa inflexa Wolff. Eusarcoris cenens Scop. Carpocoris fuscispinus Boh. Peribalus vernalis Wolít. Nezara viridula L. Eurydema ornatum L. Centrocoris spiniger Fabr. Syromostes marginatus L. Verlusia sulcicornis Fabr. Strobilotoma typhcecornis Fabr. ACTAS DE LA S()C. ESP. — XXIV. Camptopus lateralis Germ. Corizus crassicornis L. Maccevethus errans Fabr. Lygweus militaris Fabr. Nabis ferus L. Naucoris maculatus Fabr. Nepa cinerea L. Ranatra linearis L. VNotonecta glauca L. Dictyophora multirreticulata Mis, et R. Lepyronia coleoptrata L. Ptyelus sp. Acocephalus striatus Fabr. 66 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Coleópteros. Carabus melancholichus F. Brachinus crepitans L. Chleentus velutinus Duftschm. Pocilus dimidiatus Oliv. — Cupreus L. Feronia globosa F. Amara trivialis Gyll. Lemosthenes complanatus Dej. Platynus sp. Eunectes sticticus L. Agabus bipustulatus Laub. Laccophilus minutus Gyll. Emus maxillosus L. Staphylinus olens Mull. e sp. Poderus caligatus Er. Stenus clavicornis Scop. Silpha tristis Ulg. Saprinus semipunctatus Fabr. Dermestes Frischi Kulg. Attagenus pellio L. Scarabwerus sacer L. Geotrupes hypocrita Ilg. Phyllognatus Silenus Fabr. Cetonia funebris Gory. Melyris oblonga Fabr. Tentyria Peyrolerú Sal. = platiceps Stev. — sinuaticollis Rosh. Alhis granulifera Sahlb. Scaurus punctatus Herbest. Pimelia castellana Pérez. Crypticus gibbulus Quens. Pandarus castilianus Brúl. — elongatus Muls. Micrositus longulus Muls. = ulyssiponensis Germ. Opatrum nigrum Kust. Tenebrio obscurus F. Misolampus gibbulus Hbst. — sp. Meloég murinus Brn. Mylabris sp. Lixus pollinosus Germ. Apion flavipes F. Stromatium unicolor Oliv. Coptocephala floralis Oliv. Chrysomela menthastris Sutr. — diluta Grn. Hispa atra L. Cassida viridis Fabr. — Sp. Lepidópteros. Antocharis Ausonia Esp. Polyommatus Phloas L. —El Sr. Calderón presentó la cuarta Memoria de las Contri- buciones d la paleontología del Sud-Este de España, que viene publicando el Dr. R. Nicklés, profesor encargado de la Facul- tad de Ciencias de Nancy (1). El mismo Sr. Calderón ha dado (1) R. NickLts: Contributions Y la paléontologie du Sud-Est de ' Espagne 1.—Néoco- Lycoena astrarche Begstr. Satyrus Circe Fabr. mien.—Ménm. de la Soc. géol. de France. Paléontologie. T. 1v. Fascicule 111, 1894. DE HISTORIA NATURAL. 67 cuenta en esta Sociedad de los anteriores trabajos de dicho distinguido geólogo sobre la región española que estudia con tanta diligencia. En la de que ahora se trata, se ocupa en describir cierto número de Ammonites recogidos entre los ma- teriales piritosos del rico yacimiento neocomiense de la Que- rola, nuevos en su mayoría 6 estudiados antes sólo en vista de ejemplares incompletos. Acompañan á la Memoria seis mag- níficas láminas de los fósiles enteros y de sus tabiques, hechas por los procedimientos más modernos y adecuados. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 6 de Febrero de 48095. PRESIDENCIA DE D. CASIMIRO VINSAC. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Medina dió lectura á la siguiente comunicación: Hemipteros de Andalucia existentes en el Museo de Historia na- tural de la Universidad de Sevilla, clasificados por D. Ignacio Bolivar. Fam. Pentatómidos. Odontotarsus grammicus L.—Peñaflor (Calderón !) IX (1). Psacasta cerinthe Y.—Cazalla (Río!) VII. — pedemontana F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. Ewvygaster hottentota H.-S.— Sevilla (Calderón!) V. — Cazalla (Río!) VIT. =— maroccana F.—Alcalá de Guadaira y Dos Herma- nas (Calderón!) III y IV. Graphosoma semipunctatum F.—Constantina (Medina!) VH.— Cazalla (Río!) Granada (Lara!) VII. (1) Los números romanos indican el mes en que se recogió el insecto. 68 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Graphosoma lineatum L.—Morón (Calderón!) VOI. —Constan= tina (Medina!) VIT.—Cazalla (Rio!) VIN.—Hor- nachuelos (Garcia-Núñez!) VI.—Maro (Málaga) (Chaves!).—Granada (Lara!). Macroscytus brunneus F. —Sevilla, Tomares y Dos Hermanas (Calderón!) VI, VII y X. Geotomus punctulatus Costa.—Sevilla (Calderón!) VIII y X. — elongatus H. S.—Morón (Calderón!) VIT. Brachypelta aterrima Foerst.—Sevilla (Calderón) V y VI. Sehirus dubius Scop.—Sevilla (Calderón!) XI. Alia acuminata L.—Huévar (Paúl!) VIT.—Coronil (Caudan!) VIT. — Germari Kúst.—La Campana (Venegas!) IV. — cribrosa Fieb.—Guadalcanal (Calderón!) VIT. Aliodes bifida Costa.—Id. VIT. — leporina H. S.—Cazalla (Rio!) VIII. Eysarcoris inconspicuus H. S.—Fuente-Piedra (Calderón!) VI. — perlatus F.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. Staria lunata Hahn.—Id. V. Peribalus vernalis Wolff. —Cazalla (Río!) VII. — distinctus Fieb. — Sevilla (Calderón!) VI. — Utrera (Quintero!) VI. Holcostethus sphacelatus F.—Id. VI. Carpocoris fuscispinus Boh.—Sevilla (Calderón!) IV, VI y IX. —La Campana (Venegas!) IV. —Huévar (Paúl!) VI.—Cazalla (Río!) VIT y IX.—Constantina (Me- dina!) VIL.— Granada (Lara!) VII. — migricornis E. var. tarsata M. R.—Sevilla (Calde- rón !) IX. — melanocerus M. et R.—Sevilla (Calderón!) VI. - lynx F.—Id. IX. — varius F.—Fuente-Piedra (Calderón!) VIT. — daccarum L.—Alcalá de Guadaira (Calderón!) V. —Maro (Chaves!) IT. Brachynema cinctum F.—Huévar (Paúl!) L. Vezara viridula L.—Sevilla (Calderón!) VI, VII y X.—Frege- nal (Sánchez-Arjona!). Piezodorus incarnatus Germ.—Algaba (Calderón!) XI. Rhaphigaster grisea F.—Sevilla y Algaba (Calderón!) V, VII y XI.—Constantina (Medina!) IV.—Cazalla (Río!) VII. ITolcogaster fibulata Germ.—Benacazón (Centeno!) MI. DE HISTORIA NATURAL. 69 Strachia ornata L.—Sevilla, Camas, Alcalá de Guadaira y Cala- ñas (Calderón!) III, IV, V y VI. — picta H. S.—Sevilla y Morón (Calderón!) VIT. —Cazalla (Río!) VII y IX. — — var.—Cazalla (Río!) VII. Picromerus bidens L.—Id. VII. Fam. CGoréidos. Prionotylus brevicornis M. et R.—Sevilla y Morón (Calderón!) y TEE AT. Phyllomorpha laciniata Wi¡il.—Fuente-Piedra (Calderón!) VII. Enoplops cornuta H. S.—Pedroso (Calderón!) VIT.—Maro (Cha- ves!) IIT. — bos Dohrn.—Sevilla (Calderón!) III y XII. Centrocoris spiniger F.—Sevilla, Alcalá de Guadaira y Fuente— Piedra (Calderón!) Y y VII. Syromastes marginatus L.—Cazalla (Río!) IX. Verlusia rhombea L.—Aracena (Sánchez-Dalp!) IX. — simuata Fieb.—Hornachuelos (García-Núnñez!) VI. — var. sulcicornis F.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Cal- derón!) IV y V. Gonocerus insidiator F. — Sevilla (Calderón!) X. — Huévar (Paúl!) I. Coreus pilicornis Burn.—Fuente-Piedra (Calderón!) VIT. Micrelytra fossularum Rossi.—Cazalla y Guadalcanal (Río!) VIH y IX. Camptopus lateralis Germ.—Sevilla, Dos Hermanas y Fuente- Piedra (Calderón!) 1, IV y VII. —Huévar (Paúl!) VI.— Benacazón (Centeno!) IV.—Cazalla (Río!) VIII.—Horna- chuelos (Garcia-Núñez!) VI. Stenocephalus agilis Scop.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) III y VI.—Benacazón (Centeno!) IV.—Maro (Chaves!) 1.— Malaga (Gracián!) VII. Therapha hyoscyami L.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V. Corizus crassicornis L.—Dos Hermanas (Calderón!) II. — hyalinus F.—Sevilla y Fuente-Piedra (Calderón!) VII y VIII. 70 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Corizus parumpunctatus Schill.—Fuente-Piedra (Calderón!) VIT. — ltigrinus Schill.—Sevilla y Fuente-Piedra (Calderón!) VI y VII. Maccevethus errans F.—Sevilla (Calderón!) VIT. Agraphopus Lethierryi Stál.—Sevilla (Calderón!) VI y VIT. Chorosoma Sehillingi Sehml.—Cazalla y Guadalcanal (Río!) VIT. Fam. Berítidos. Neides tipularius L.—Dos Hermanas (Calderón!) 11T.—Cazalla (Río!) VIIL. : Fam. Ligéidos. Lygeus equestris L.—Constantina (Medina!) IV. — militaris F.—Sevilla, Tomares, Peñaflor, Calañas y Jerez (Calderón!) IV, VI, VIT, IX y XII.—Constan- tina (Medina!) IV.—Cazalla (Ríio!).—VIIMI Benacazón (Centeno!) IV.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI.— Malaga (Gracián!) VIIT. —= sazatilis Scop.—Cazalla (Río!) IX.—Fuente-Piedra (Cal- derón !) VIT. — apuanas Rossi.—Sevilla (Calderón!) VI. — punctatoguttatus F.— Sevilla, Tomares, Alcalá de Gua- daira y Valverde (Calderón!) IV, VIII y X.—Constan- tina (Medina!) IV.—Cazalla (Río!) VII. — pedestris Stal.—Sevilla, Camas y Peñaflor (Calderón!) TIT y IX. Lygeosoma reticulatum H. S.—Sevilla y Dos Hermanas (Calde- rón!) III y XT. Nysius Senecionis Schill. —Sevilla y Guadalcanal (Calderón!) vITT. Henestaris Genei Spin.—Fuente-Piedra (Calderón!) VII. Feocoris siculus Fieb.—Dos Hermanas (Calderón!) IT. — pallidipenmis Cost.—Sevilla (Calderón!) XI. — Jlineola Ramb.—Id. VIT. Heterogaster Urtice F.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) V y VI. DE HISTORIA NATURAL. 71 Platyplaz Salvie Schill. —Algaba (Calderóu!) XI. — Cazalla (Río!) IV. Metopoplax ditomoides Costa.—Sevilla (Calderón!) X.—Cazalla (Río!) VIT. Proderus suberythropus Costa.—Sevilla (Calderón!) X. Peritrechus gracilicornis Put.—Benacazón (Centeno") I. Calyptonotus Rolandri L.—Sevilla y Dos Hermanas (Calderón!) VI y X.—Benacazón (Centeno!) TI. Aphanus saturnius Rossi. —Alcalá de Guadaira (Calderón!) V y Y. Beosus luscus F.—Sevilla y Fuente-Piedra (Calderón!) IV, VII y VIM.—Cazalla (Río!) VIM.—Constantina (Medina!) IV. Emblethis Verbasci F.—Sevilla y Coria del Río (Calderón!) Via Vik Pyrrhocoris apterus L.—Sevilla (Calderón) XT. = — var. alis completis.—1d. VIT. — egyptius L.—Sevilla, Tomares y San Juan de Aznalfarache (Calderón!) IV, V, VII y X.—Hué- var (Paúl!) VIT.—Cazalla (Río!) VIT. Fam. Tingítidos. Monanthia Kiesenweteri M. et R.—Sevilla (Calderón!) IT. — Wolfí Fieb.—Cazalla (Río!) VII. Fam. Fimátidos. Phymata monstrosa Y.—Dos Hermanas (Calderón!) IT. Fam. Cápsidos. Acetropis Gimmerthali Flor.—Sevilla (Calderón!) VI. Miris calcaratus Fall.—Cazalla (Rio!) IX. Lopus alvomarginatus Hahn.—Puerto-Real (Paúl!) IV. — sulcatus Fieb.—Sevilla (Calderón!) V. Miridius quadrivirgatus Costa.—Id. VI. 7 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Calocoris sezpunctatus F.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Cal- derón!) V y VI.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. — bipunctatus F.—Utrera (Quintero!) VI. — inmstabilis Fieb.—Sevilla (Calderón!) IV. — roseomaculatus de G.— Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) V.— Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. Brachycoleus bimaculatus Ramb.—Sevilla (Calderón!) VL Lygus pratensis Y.—Sevilla (Calderón!) VHI. — — var. gemellatus H. S.—Cazalla (Río!) VIII. Cyphodema instabilis Luc.—Sevilla (Calderón!) V y VI. Camplobrochis lutescens Schill.—Id. VII. Liocoris tripustulatus F.—Cazalla (Río!) IX. Capsus scutellaris F.—Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. — lamarius L.—Id. VI. Labops flavomarginatus Costa.—Sevilla (Calderón!) XII. Orthotylus favosparsus Sahlb.—Id. VI. Hypsitylus prasinus Fieb.—Sevilla (Calderón!) VI. Pachyzxyphus lineellus M. et R.—Benacazón (Centeno!) I. Conostethus roseus Fall. —Carmona (Medina!) IV. — venustus Fieb.—Dos Hermanas (Calderón!) IV. Auchenocrepis Foreli M. R.—Sevilla (Calderón!) V y VI. Psallus varians H. S.—Id. VI. Triphleps minuta L.—Sevilla (Calderón!) VIII. Cimezx lectularius L.—1Id. VI y VILL. Fam. Sáldidos. Salda pallipes E. var. arenicola Scholtz.—Sevilla (Calderón!) VI. Leptopus echinops Duf.—Constantina (Medina!) IV. Fam. Redúvidos. Nabis lativentris Boh.—Cazalla (Río!) VIII y IX. -— ferus L.—Sevilla (Calderón!) VI.—Utrera (Quintero!) VI. — viridulus Spin.—Sevilla (Calderón!) VII y XI. Coranus egyptius F.—1Id. XI. — griseus Hah.—Id. Harpactor iracundus Scop.—Hornachuelos (Garcia-Núnez!) VI. DE HISTORIA NATURAL. 13 Harpactor erythropus L.—Sevilla (Calderón!) VIT.—Hornachue- los (Garcia-Núñez!) VI. Pyrates hybridus Scop.—Sevilla (Calderón !) MI. — strepitans Ramb.—Id. VIII. Reduvius personatus L.—Sevilla y Morón (Calderón!) VI.—Hué- var (Paúl!) IV.—Nerja (Chaves!) IX. Oncocephalus squalidus Rossi.—Sevilla (Calderón!) IX. — notatus Ramb.—Id. X. Fam. Limnobátidos. Limnobates stagnorum L.—Sevilla, Camas y Coria del Río (Cal- derón!) II, MIL, IV y VI. Fam. Hidrométridos. Gerris najas de G.—Cazalla (Río!) VIT. —Aracena (Sánchez- Dalp!) IX. — thoracica Schml.—Sevilla y Camas (Calderón!) II y V. — ygibbifera? Schml.— Hornachuelos (Garcia-Núñez!) VI. — argentata Schum.—Sevilla (Calderón!) VI. — cinerea Put.—Id. VIII. Velia rivulorum F.—Cazalla (Río!) VIIN. —Peñaflor (Calde— rón !) IX. Fam. Naucóridos. Naucoris maculatus F.— Sevilla (Calderón!) XI. — Málaga (Gracián!). Fam. Népidos. Nepa cinerea L.—Sevilla y Peñaflor (Calderón!) 1, TIL, VI y IX. —Cazalla (Río!) IX. Ranatra linearis L.—Sevilla (Calderón!) VI. 11 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Notonéctidos. Votonecta glauca L.—Sevilla y Coria del Río (Calderón!) 1, VI, Xy XL. Anisops producta Fieb.—Sevilla (Calderón!) VI. Fam. Pléidos. Plea minutissima F.—Sevilla (Calderón!) I. Fam. Corísidos. Corisa atomaria Mlig.—Sevilla y Alcalá de Guadaira (Calde- rón!) XIT. — Mmieroglyphica Duf.—Sevilla (Calderón!) X. — scripta? Ramb.—Fuente-Piedra (Calderón!) VIT. Fam. Cicádidos. Tettigia Orni L.—Fregenal (Sáanchez-Arjona!) VITT. Cicadetta argentata 01.—Dos Hermanas (Calderón!) VII.— Huévar (Paúl!). — picta Ger.—Sevilla (Calderón!) Y. Fam. Pulgóridos. Hyalestes obsoletus Sign.—Cazalla (Río!) VIT. Almana longipes Duf.—Coria del Río (Calderón!) X. Dictyophora ewropea L.—Cazalla (Río!) VIT. Asiraca clavicornis F.—Cazalla (Río!) IX.—Hornachuelos (Gar- cia-Núñez!) VI. Tettigometra picta Fieb.—Sevilla (Calderón!) VIT. — costulata Fieb.—Sevilla y Fuente-Piedra (Calde- rón!) VII y X. — Baran? Sien.—Sevilla (Calderón!) VIT. DE HISTORIA NATURAL. 70 Fam. Cercópidos. Triecphora sanguinolenta L.—Cazalla (Río!) IV. Lepyronia coleoptrata L.—Cazalla (Río!) IX. Aphrophora Almi Fall.—Cazalla (Río!) VIT. Philenus lineatus L.—Guadalcanal (Río!) VII. — campestris Fall. —Coria del Río (Calderón!) IV. Fam. Membrácidos. Centrotus cornutus L.—Córdoba (?). Fam. Jássidos. Aglena ornata Friv.—Sevilla (Calderón!) V. Ohiasmus translucidus M. R.— Sevilla y Guadalcanal (Calde- rón!) VITT. Selenocephalus lusitanicus Sign.—Sevilla (Calderón!) VI. — obsoletus Germ.—Morón (Calderón!) VIII. Stegelytra Bolivari Sign.—Cazalla (Río!) VIII. Athysanus variegatus Kb.—Sevilla y Carmona (Calderón!) VIT. — stactogalus Amiot.—Sevilla (Calderón!) VI. —El Sr. Chaves dió lectura á la siguiente nota que había redactado en colaboración con el Sr. Relimpio: «Nota sobre la reacción microquímica del ferrocianuro potásico con las sales de didimio. »El Sr. Relimpio y yo hemos podido observar perfectamente, con motivo de ciertos reconocimientos microquímicos, las be- llas formas descritas y dibujadas por Behrens (1) del ferrocia— nuro didímico-potásico. Estas formas, que están constituidas por la combinación 0 P (0001), P «o (1010), ofrecen elementos (1) FrEMY: Encicl. chim.; Anal. qual. micros. 76 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA excesivamente curvos, pero que en todos casos obedecen á las leyes de simetría del sistema exagonal. Los cristales más nu- merosos que se observan en el campo del microscopio tienen la forma del primero de los dibujados en la lámina adjunta á esta nota, y á ellos siguen en abundancia las secciones exa- csonales. » Tres leyes de macla aparecen á primera vista entre estos curiosos cristales. Una de ellas, muy frecuente, se verifica se= eún 0 P, de manera que consiste sólo en una superposición de > Sl dos individuos igualmente orientados, pero que el crecimiento hace que su contorno aparezca bajo una forma especial que recuerda la sección de una polea, paralelamente al eje. Otra de las leyes de macla, probablemente no distinta de la ante- rior, está dada por la unión del protoprisma exagonal con el deutoprisma. Finalmente, es interesante la superposición de 0P 40 P representada en la última de nuestras figuras. »Los caracteres ópticos de estos cristales, que poseen una eran refringencia, se hallan perfectamente de acuerdo con los del sistema exagonal. »Como sucede en la casi totalidad de las preparaciones mi- croquímicas, todos estos caracteres deben ser estudiados inme- DE HISTORIA NATURAL. mM diatamente después de añadir el reactivo (ferrocianuro potá- sico), pues á medida que los cristales van creciendo en dimen- siones, crece, naturalmente, la concentración respecto á la sal extraña formada por la doble descomposición, y el desarrollo de los cristales de esta sal se verifica á expensas del compuesto de didimio. : »El didimio, que bajo la forma de nitrato nos ha servido en nuestros reconocimientos, procede de una separación efectuada sobre los metales de una cerita de Suecia, separación que he- mos conseguido casi por completo, puesto que rara vez se dejaban ver en las preparaciones los cristales que en idénticas circunstancias da el ferrocianuro de lantano y potasio.» —El Sr. Chaves presentó un trabajo titulado Votas minerald- gicas. Contribución al estudio de los minerales de Maro (provin- cia de Málaga). Sesión del 3 de Abril de 1895. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Leída el acta de la sesión anterior'fué aprobada. —El Sr. Secretario dió cuenta de una comunicación del Sr. Vidal y Careta (D. Francisco), dando gracias por su admi- sión como Socio y participando que en la sesión próxima ocu—- paría la atención de la Sociedad con unas noticias acerca de la geología de la isla de Cuba. —El mismo Secretario comunicó á la Sociedad el siguiente oficio, remitido por el Sr. Director del Museo de Ciencias natu- rales en respuesta á la comunicación dirigida por la Sociedad invitando al Museo á que gestionase la adquisición de la bi- blioteca de D. Laureano Pérez Arcas, que dice asi: «Tengo el honor de poner en conocimiento de V. S que la Junta de profesores del Museo de Ciencias naturales en sesión celebrada el 3) de Marzo próximo pasado, en vista de la comunicación que se ha servido V. $. dirigirla en demanda de que ges- tione la adquisición por el Estado de la valiosa Biblioteca del ilustre profesor, ya difunto, D. Laureano Pérez Arcas con el fin de que llegue á formar parte de la Biblio- teca de este Museo y no se pierda para los naturalistas españoles tan rica colección de obras cuyo examen y conocimiento es de importancia capital para el estudio de la Fauna española, aceptando con gusto lo propuesto por la Sociedad Española de His- toria natural, de que es V. $. dignísimo presidente, por participar de iguales deseos que los que animan á la expresada Sociedad respecto á la utilidad de conservar la 18" ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Biblioteca de D. Laureano Pérez Arcas, cuya memoria es tan querida por los profe- sores de este Museo y por obligarla á ello, además, la consideración de los grandes servicios que el profesor Sr. Pérez Arcas prestó al mismo con su activísima coopera- ción en el arreglo de la Biblioteca de este Centro en tiempos remotos, y con la gene- rosa cesión de su importante y muy valiosa colección entomológica en otros más recientes, ha acordado nombrar una Comisión que formen los profesores D. Francisco de Paula Martínez y Sáez y D. Ignacio Bolívar para que con la mayor actividad pro- ceda á redactar el Catálogo de la referida Biblioteca y á la tasación de la misma, pro- poniéndose, tan luego como este trabajo previo esté realizado, impetrar del Gobierno de S. M. su adquisición con destino á la Biblioteca de este Museo. »Dios guarde á V. S. muchos años.— Madrid, 3 de Abril de 1895.— £1 Director, Mi- GUEL MAISTERRA. »Sr. D. Marcos Jiménez de la Espada, Presidente de la Sociedad Española de His- toria natural.» —El Sr. Bolívar leyó la siguiente nota que le remite el señor Vázquez Figueroa (D. Aurelio), de Valladolid: e Chondrostega Vandalicia Mill. «Conforme ofrecí á la Sociedad al darle cuenta del resultado de la cría de estas orugas, tengo el honor de dar á continua— ción la descripción hecha por el Dr. O. Staudinger de este lepi- dóptero y publicada en el «Boletín de la Sociedad Entomoló- gica Tris de Dresde.» Como considero curioso é interesante el preámbulo que precede á la descripción, porque da una idea de las fases por que ha pasado el descubrimiento de este in- secto, lo traslado integro para conocimiento de la Sociedad. Dice así el Sr. Staudinger: «En Abril de 1862 encontré por primera vez cerca de San Idefonso (Castilla la Vieja) cuatro orugas de esta especie en diferentes plantas que crecían en una vertiente en parte cu- bierta de bosque. Como las orugas tenían algún parecido con las de la Saturnia Pavonia, creí haber encontrado la oruga de Saturnia Isabelle, que yo no conocía entonces, y cuyo descu— brimiento era uno de los principales objetos de mi viaje á San Ildefonso. Pero estas orugas no solamente se negaban á comer el Pinus silvestris, planta de que se alimenta la Saturnia Isa delle, sino que también rehusaban las numerosas especies de plantas que cubrían el suelo en el sitio en que las encontré, de modo que me ví obligado á sacrificar las orugas y á prepa- rarlas soplándolas. »Envié dos, las mejor preparadas, á mi amigo P. Milliére, DE HISTORIA NATURAL. 79 que dió una figura exacta de ellas en su magnífica /conografía (1, pl. 62, 6 y 7), y una descripción con el nombre de Bombyzx Vandalicia. Cuando en 1884 volvíá San Ildefonso con mi yerno Bang-Haas, encontramos estas mismas orugas en gran núme- ro, sobre todo en montañas no cubiertas de bosque. Se coloca- ban con preferencia en la punta de las hierbas, ó caminaban por el suelo, alimentándose de diferentes plantas herbáceas. Habiendo observado que algunas de las que habían llegado á su completo desarrollo trataban de penetrar en el suelo endu- recido por el sol, puse 10 centímetros de tierra en las cajas en que las tenía encerradas. De 300 orugas que encontramos, la mayor parte languideció cierto tiempo y acabó por perecer, como las 4 primeras encontradas en 1862. Algunas penetraron en la tierra y formaron con sus pelos capullos de color obscuro de paredes delgadas pero resistentes. A mi partida, que tuvo lugar á fin de Julio, no pude reunir más que unos 20. Abrí algunos y encontré las orugas todavía sin transformarse en cri- sálidas. Las sacudidas de un largo viaje han sido tal vez la - causa de que todas perecieran, porque los capu!los no conte- nían, cuando los abrí más tarde, mas que las orugas secas y encogidas. »Gracias á su celo infatigable, D. Aurelio Vázquez, cuyo co- nocimiento tuve el gusto de hacer en San Ildefonso en 1884, ha conseguido al fin el año último criar esta especie. Desde hace aleunos años este señor me enviaba regularmente para determinar las mariposas que le eran desconocidas. Entre es- tas últimas se encontraba también hace siete ú ocho años un pequeño Bombyz muy defectuoso que había sido cogido á la lámpara en el mes de Agosto cerca de San Ildefonso, y que yo consideré con certeza ser el * del B. Vandalicia, opinión que fué confirmada por la cría. »Que la cría de esta especie es tan incierta como difícil, lo prueba el hecho de que el mismo Sr. Vázquez no ha conse— cuido un buen resultado durante varios años consecutivos, y que el año pasado (1893) sólo ha logrado obtener (en Agosto) un pequeño número de Y Y y próximamente el doble de Q9 de una gran cantidad de orugas encontradas en Febrero cerca de Valladolid. Doy la descripción de esta especie en vista de los 3Y Y y 622 ex larva que poseo y del y” defectuoso ya mencionado. 80 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Los Y” tienen exactamente el aspecto de los del género Chondrostega, así como las antenas fuertemente dentadas la protuberancia frontal córnea y puntiaguda de aquellos. Las 2 0, que están desprovistas de alas, tiengn también dicha pro- tuberancia frontal; pero difieren esencialmente de las 99 de las otras especies del género Chondrostega por la ausencia com- pleta del largo mechón peludo (sedoso) amarillento 4 blan= cuzco del ano. »Los do” varían de 25 a 28 mm. de punta á punta de las alas; son por consiguiente un poco más pequeños que CA. Hyr- cana Led. Los 3 7 Y obtenidos ex larva tienen las alas supe- riores de un pardo obscuro ahumado que se hace más claro en el borde marginal exterior, á excepción del ángulo apical. No lejos del ápice, en el borde marginal superior, se encuen tra una estrecha banda transversal clara que se pierde en se- guida en la parte clara externa del ala. La parte inferior de las alas superiores es en general de un pardo gris ahumado claro; sólo el borde extremo marginal superior es de color pardo obscuro, y este borde se extiende desde la base de las alas hasta la banda clara transversal que es muy corta y rudi- mentaria: más allá de esta banda, la parte del ala que forma el ángulo apical es un poco más obscura todavía. Es muy no- table el aspecto peludo que presenta el borde marginal supe- rior, y se observa también en la base del borde interno una corta fila de largos pelos. »Las alas inferiores son de un pardo gris ahumado, pero más claro, con franjas más obscuras. La parte inferior de estas alas es pardo de humo más obscura, y se encuentra en ella una banda transversal muy aparente, estrecha, clara y fuerte- mente arqueada en su parte media. »La cabeza, el torax y el abdomen están cubiertos de pelos muy espesos y de color pardo; solamente los largos dientes de las antenas son de un color pardo claro. »Todas estas partes, incluso la nervadura de las alas, estín conformadas con el C/. Vandalicia (al menos en lo que he po- dido observar) de una manera semejante d idéntica á las de Ch. Pastrana; solamente el vello parece más espeso, porque los pelos son más largos, así como también en las patas. »El y defectuosó de que he hablado es mucho más claro, de un eris claro, amarillento sucio, casi como el CA. Pastrana. DE HISTORIA NATURAL. . 81 Toda la parte externa de la parte inferior de las alas inferio- res es claro y se destaca claramente de la parte basal que es más obscura. Es probable que todos los y Y de San Idefonso sean semejantes, es decir, más claros que los de Valladolid. »Las 9 9 que son apteras miden de la frente al ano de 17 á 21 mm., y el cuerpo tiene de grueso de 546 mm. Son pardas y tienen el tórax y el abdomen en parte cubiertos de pelos pardos y no muy espesos. El abdomen está lleno de huevos que se distinguen perfectamente á través de la piel, sobre todo en su parte superior. »Las 99 de las otras cuatro especies 6 variedades de Chon drostega tienen una conformación y un color semejantes, pero todas tienen en el ano un mechón de pelos largos, el cual es un poco más corto y más obscuro solamente en C%. Fasciana Stgr. La proeminencia córnea y obscura de la frente es en la mayor parte de las 99 de Vandalicia ancho en su base y es- trecho y redondeado en su extremidad. Sin embargo, en la Q más grande que poseo, solamente existe la punta de esta pro— eminencia y apenas resalta de los pelos de la frente. »Valladolid, 31 de Marzo de 1895.—AuURELIO VÁZQUEZ.» —El Sr. Calderón dió noticia de los dos siguientes trabajos geológicos relativos á nuestra Península, recientemente apa- recidos: Contribuciones al estudio de la fauna neogena de España por el Dr. Schrodt (1). En esta nota el autor continúa las prece- dentes sobre la fauna terciaria de Andalucía, representada en las colecciones del Museo de Sevilla, de que se dió cuenta en esta Sociedad oportunamente, completándolas con el corte del cerro de Carmona, trazado por el mencionado Sr. Calderón, en el que figura la sucesión de las capas miocénicas y pliocé- nicas del valle del Guadalquivir y la discordancia entre dichas dos series, hallada en la región por vez primera en el citado sitio. Se ocupa después el Dr. Schrodt en el mismo trabajo de los foraminiferos pliocénicos de Barcelona, valle del Llobregat y Ampurdán, remitidos por el infatigable geólogo D. Jaime Al- mera, dando una lista de ellos tan numerosa como interesante. (1) Beitrag zur Neogenfauna Spaniens.— Zeitsch. d. Deutsch. geol. Gesellschaft, 1894, ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXIV. 6 82 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Del carácter general de su /acies dice, como consecuencia final, que predominan las Polistomellas y las grandes Cristellarias en el sedimento margo-arenoso de Torrente, Llobregat y Am- purdán, lo que indica un mar caliente y somero; al paso que las margas de Gracia, desprovistas de dichas formas, corres- ponden á un depósito de mar profundo. Nota sobre los aluviones auriferos de Granada por Alex. J. Bourdariat (1). Este reputado ingeniero, consagrado especial- mente al estudio de las minas de oro, resume en la nota su- cinta en cuestión el resultado de sus excursiones al yacimiento eranadino, sito en las colinas de las riberas del Darro y del Genil. Describe la distribución de estos aluviones, de edad aún indeterminada y que él refiere al pliocénico superior, y se ocupa en su compleja composición, de la que forman parte detritus de pizarras cristalinas, anfibolitas, cuarcitas, calizas cristalinas, rocas básicas y serpentinas, procedentes todos del circo de hundimiento del Barranco de San Juan, en la Sierra Nevada, según opinión emitida anteriormente por Guillemin Tarayre. Muchas de estas rocas son auríferas, aunque en dife- rente proporción. También se observa diseminada irregular mente por la superficie de los aluviones una capa roja de arci- lla ferruginosa, como la del yacimiento aurifero de Peñaflor. El autor participa completamente de la opinión del Sr. Cal- derón (2), y así lo declara, en punto á la arcilla y su contenido aurifero de las tierras rojas de Peñaflor y Granada, conside- rándolas como el resultado de la alteración de rocas preceden- tes, y no de emisiones hidrotermales, como algunos han pre- tendido. En los aluviones auríferos de Granada el precióso metal se encuentra muy desigualmente repartido. Preséntase en pe- queñas hojuelas aplastadas, de un bello color amarillo intenso y con un titulo de 990 á 993 milésimas. Está aleado con canti- dades variables de plata y vestigios de rodio y de platino. Las hay más gruesas en la profundidad, y aun pepitas, como en el barranco de Doña Juana, y otras veces, por el contrario, se (1) Votes sur les alluvions auriferes de Grenade (Espagne). ¡Bulletin de la Société belge de Géologie, t. vir, 1891.) (2) Za Sierra de Peñaflor y sus yacimientos auriferos. (ANALES DE LA Soc ESs?. DE HisT. NAT., tomo xv, 1886.) DE HISTORIA NATURAL. 83 halla el metal en estado de polvo impalpable, que flota en el agua al lavar la roca que le contiene. Semejantes diferencias en el tamaño de los granos ú hojuelas, así como en su distri- bución, son debidos á efectos de denudación 6 concentración por las aguas en las bolsadas ú en los ¿2a/rey. Es antigua la explotación de algunos de estos yacimientos granadinos, llevada en gran escala en tiempo de los árabes por el procedimiento del lavado, respecto al cual y á los pues- tos más tarde en práctica, da el autor curiosos pormenores que omitía, sin embargo, el Sr. Calderón por la índole técnica de los mismos. Nustra el trabajo un corte interesante de la vertiente $. del Cerro del Sol, que muestra la disposición de las capas de este aluvión. —El Sr. Fernández Navarro (D. Lucas) leyó la siguiente nota: Minerales de España existentes en el Museo de Historia natural. (Tercera nota) (1). «Causas independientes de mi voluntad me han privado du- 'ante aleún tiempo de continuar el estudio, mejor catálogo,. de los minerales que forman la colección de España de nues- tro Museo; estudio que me propongo seguir con la mayor acti- vidad. En la presente nota concluyo la segunda clase de la clasificación de Groth, ú sean los compuestos del azufre, el selenio, el teluro, el arsénico y el bismuto, de los cuales he estudiado en la nota anterior los súlfidos de metaloides y parte de los llamados súlfidos de metales. De esta última sección están representadas las especies siguientes: »Pirita (Fe S,—Pirita amarilla, Fisenkies). De este conocido mineral, quizá el más extendido y abundante de la clase, po- seemos varios ejemplares de Guipúzcoa, unos de Monte Alzo (Tolosa) y otros de Mondragón. Los de la primera de estas dos localidades están casi siempre hepatizados al exterior y cons- tituídos en su mayoría por la macla llamada crucita / cruz de hierro. Se presentan sueltos los cristales 6 contenidos en una (1) Para la'segunda nota véase el tomo xx11i de estos ANALES, pág. 39 de las Actas. 84 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA marga muy caliza, fétida, atravesada por diminutos diques de espato calizo, sustancia que suele formar asimismo una espe- cie de envoltura á cada uno de los cristales. Hay también al- eún ejemplar en que la pirita, no incluida entre la marga, sino acompañada de espato calizo y siderita, se conserva sin más indicio de alteración que irisaciones superficiales. Merece citarse entre los ejemplares un cubo muy perfecto de unos 5 centímetros de arista. La pirita de Mondragón es sumamente notable por su estructura fibrosa, bastante rara en este mine- ral; en uno de los ejemplares en que las fibras son más grue- sas, pasando á la estructura bacilar, parece verse que dichas fibras son verdaderos piritoedros que se han alargado en el sentido de uno de los ejes. También es notable que esta pirita, en vez de transformarse en Limonita, como casi todas, lo haga en oligisto, que en forma de un polvo rojo se encueutra en las superficies de contacto de las fibras. »De la mina de hierro de Marbella (Málaga) hay en el Museo varios ejemplares en que la pirita, mezclada con magnetita, clorita, pirrotita, etc., constituye la curiosa roca ya descrita por mi inolvidable profesor Sr. Quiroga (1). Las formas de estos cristales no son facilmente determinables, pero desde luego se ve que en ellos dominan cubos alargados, con facetas del : octaedro. Otras localidades de que poseemos ejemplares de pirita son Egea y Arnedo, ambas en la provincia de Logroño. Los de Arnedo consisten en cubos sueltos, más 6 menos alar— sados, á veces formando maclas por penetración según las caras del octaedro, y constantemente limonitizados en la su- perficie. De Egea hay cristales sueltos y agrupaciones de cris- tales en que casi siempre la forma dominante es el piritoedro con las caras estriadas, cubiertos de oligisto 6 limonita, algu- no de los cuales alcanza hasta 4 cm. de arista. »Sumamente notables son las piritas procedentes de Villa del Cobre (Isla de Cuba), tanto por su riqueza en formas como por lo bien conservados que están sus cristales, muchos de los cuales pueden quizá competir por ambos conceptos con los renombrados de la Isla de Elba. Van asociados casi siempre estos cristales al Cuarzo y á veces á la Calcopirita, y las for— (1) ANALES DE LA S0c. ESP. DE Hist. NAT., tomo XX, Actas, p. 28. DE HISTORIA NATURAL. 85 mas generalmente dominantes son el piritoedro y el octaedro, que suelen ir acompañados del exaedro y uno ó varios diploe— dros. El carácter de mero catálogo que tienen estas notas y el tiempo tan escaso de que dispongo, no me han permitido el estudio detallado de estos ejemplares, en los que sería muy probable hallar algunas formas nuevas; pero me propongo volver sobre ellos si antes no lo ha hecho algún otro aficionado, que sería lo mejor. »Entre los ejemplares de minerales de Galicia regalados al Museo por el Sr. Vila y Nadal, figuran tres de esta especie, uno de Cabo Ortegal (Coruña) consistente en una masa de fractura especular y un cristal suelto, y otro muy curioso de Caldas de Orense constituido por un canto rodado de cuarcita recubierto del mineral en cuestión, y otro pequeño de Galiacho (Coruña), algo cuprifero. De la extensa zona minera de Huelva no tene- mos más que dos ejemplares, uno procedente de Río Tinto, en masa intimamente mezclada con Calcopirita y cubierta de Malaquita, y otro de la mina Zos Confesonarios, única de la zona que no es cuprifera, según nuestro distinguido consocio Sr. Calderón (1) al cual se debe dicho ejemplar. »Procedentes de Bailén y del Cerro de San Cristobal en La Guarda (ambas localidades en la provincia de Jaén) tenemos varios ejemplares. Los de la primera se presentan acompaña- dos de calcita, bien en masas mamelonadas de superficie iri- sante, bien en unas curiosas estalactitas con lentes de Calcita interpuestas; en todos los ejemplares que poseemos el mineral está confusamente cristalizado y en algunos en vías de sulfa— tización, lo que le hace muy frágil. Los de La Guarda son agrupaciones de cristales hepatizados, tan numerosos á veces que aparecen como esferas erizadas de pequeñas puntas. De Mancayan (Filipinas) sólo existe en el Museo un pequeño ejemplar en el que el mineral, que es cuprifero, está depo- sitado sobre un cobre gris. »También están representadas por un solo ejemplar las loca- lidades siguientes: Bayarque (Almería), de donde proceden fragmentos de grandes cristales completamente limonitizados. Mina Vena en Gúejar Sierra (Granada), en cuyo ejemplar la (1) Excursión por la provincia de Huelva. (ANALES DE LA Soc. ESP. DE HisT. NAT., tomo xIx, Actas, pág. 87.) 86 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA pirita está depositada sobre un cobre gris antimonial tetraé- drico y va acompañada de romboedros de siderita; los cristales aunque muy pequeños para su exacta determinación, parecen octaedros modificados por un piritoedro. Priego (Cuenca), de cuyo punto es una gran masa compuesta de cristales octaédri- cos con la cara del cubo. Caravaca (Murcia), de donde proce- den varios piritoedros muy perfectos, limonitizados y algunos de gran tamaño, donativo de D. Alfonso Caparrós. Orihuela (Alicante), ejemplar en masa, depositado sobre yeso. »Donativo de D. José Coscollano son dos ejemplares de Hino- josa del Duque y Torrecampo (Córdoba), que no ofrecen nada de particular. Por último, presentan gran variedad los ejem- plares de Almadén, muchos de los cuales tienen mercurio, que depositan en el tubo cerrado. Unas veces la pirita está en ellos en masas concrecionadas erizadas de mamelones; otras son pequeños exaedros muy brillantes y con las estrías de combi- nación del piritoedro, depositados sobre la arenisca cinnubarí- fera; también son frecuentes unos nódulos de esta sustancia recubiertos por Cinabrio y materia bituminosa; en otra mues- tra el mineral está formando una delgada costra sobre una arenisca bituminosa y muy piritífera; por último, hay algunos ejemplares procedentes de 47 Borracho, samamente notables por las impresiones que conservan de grandes cristales tabu- lares, probablemente de Baritina, que parece estaban cemen- tados por la Pirita. »Cabaltina. (Co As S.—Cobalto gris, Kobaltglanz.) De esta especie, isomorfa con la anterior y mucho menos abundante, sólo poseemos ejemplares de dos localidades y ninguno de ellos cristalizado. Una de dichas localidades es Guadalcanal (Sevilla), donde se presenta sobre espato calizo, acompañada de algo de pirargirita y calcopirita; como ocurre siempre en este mineral, es algo ferrífera. La otra localidad es Gistain, en los Pirineos de la provincia de Huesca. Aquí se presenta en masas mas 4 menos exfoliables, que á veces forman filoncitos unidos a otros de cuarzo, atravesando una cuarcita; lleva manchas de Anabergita y es bastante ferrífera y niquelífera. »Gersdorfita (Ni As S.—Disomosa, Arsennichelkies.) De esta especie poco frecuente, sólo tenemos representada una localidad española, y ésta gracias á D. Salvador Calderón, que ha regalado al Museo un ejemplar procedente de Peñaflor (Se— DE HISTORIA NATURAL. 87 villa). Se presenta en una masa espática, es ferrífera y cobal- tifera y va acompañada de anabergita y dialaga (1). »Mispiquel (Ke As S.—Pirita arsenical; Arsenkies.) Esta especie está representada en nuestra colección por nueve ejem- plares, de Barcelona, El Horcajo, Sierra Morena, Boimorto (Coruña), Cabeza de Vaca y Badajoz (Extremadura), Pedrezuela y Colmenar viejo (Madrid) y Cerro de San Gregorio, en Villa- luenga. El ejemplar del primero de dichos puntos consiste en una pizarra negra, incrustada de pequeños cristales casi aci- culares, de unos 5 mm. de longitud. El de El Horcajo está for— mado por una masa de cristales en que predominan el macro- pinacoide, el prisma y el braquidomo, van acompañados de cuarzo y entre ellos se destaca uno de 4 cm. en el sentido de su longitud. Una masa de Mispiquel entremezclado con Side- rita, de la que se destacan algunos cristales de la misma forma que los anteriores, constituye el ejemplar de Sierra Morena. El de Boimorto es una masa hojosa sin nada de notable. Tam- bién en masa está el de Cabeza de Vaca, depositado entre una cuarcita. El de Badajoz consiste en un agregado de cristales bastante deformados. Tanto el de Colmenar Viejo como el de Pedrezuela están sobre el cuarzo que forma filones en los gra- nitos y gneis de la Sierra de Guadarrama, llevando el del último punto algunos cristales bastante grandes, pero no sus— ceptibles de medirse por estar empotrados en la ganga. El ejemplar de la última localidad citada (Villaluenga), se pre- senta sobre una Cuarcita, acompañado de Calcopirita. »Domeiguita. (Cu, As.—Arsenkupfer.) La existencia del único representante de esta rara especie, casi exclusiva de Chile y Méjico, es debida á la generosidad de D. Miguel Maisterra, el cual no ha podido adquirir más datos acerca de su proceden— cia que el de ser de la provincia de Pontevedra. Nuestro ejem- plar consiste en un conglomerado cuarzoso en cuyo interior se encuentran nódulos del mineral con las superficies empa- ñadas, pero que al rayarlas toman el color blanco de estaño característico. »Galena. (Pb S.—Bleiglanz.) Bailén, Guarromán y La Caroli- na, son las tres localidades de la provincia de Jaén de que po- (1) CALDERÓN: Za Sierra de Peñajior (Sevillq). ANALES DE LA Soc. EsP. DE HIST. NAT., tomo xv. pág. 140.) . 88 ACTAS DE'LA SOCIEDAD ESPAÑOLA seemos ejemplares, todos ellos cristalizados y con la forma octaédrica como dominante: estos octaedros, casi siempre de caras muy rugosas, alcanzan un gran tamaño y suelen ir acompañados de otros de pirita (Bailén), modificados por las caras del cubo (Guarromán), 4 parcialmente sulfatizados. Aunque formados por cristales mucho más pequeños, no son menos notables los de Hiendelaencina, en que también domi nan las formas octaédricas, pero con las caras muy brillantes; suelen ir estos cristales acompañados de otros de Baritina, Cuarzo, Calcita, Siderita y Pirargirita ó de estos minerales en masa, y casi siempre son más ó menos antimoníferos y argen- tíferos. Es notable el ejemplar que lleva el número 441, cons— tituído por pilas formadas de una porción de laminillas exaé- dricas superpuestas, coronadas por medio octaedro. »En la provincia de Ciudad-Real hay “tres localidades que están representadas en nuestra colección. La más conocida de ellas es El Horcajo, cuyas galenas, casi siempre argentíferas y antimoníferas, suelen llevar plata nativa capilar ó en alambres; las formas más comunes son cubos 6 cubo-octaedros, á veces reunidos según los ejes cuaternarios, y superficialmente sulfa- tizados. Es bellísimo el único ejemplar de Villagutiérrez que poseemos, formado por octaedros microscópicos reunidos según los ejes cuaternarios, formando finos alambres que se entre- eruzan sobre cuarzo cristalizado. Por último, la Galena de Almodóvar del Campo en la misma provincia, se presenta en masa finamente granuda (galena acerada) y es muy argen- tífera. »De la provincia de Toledo no tenemos en la colección más localidad que Mazarambroz: la muestra de dicho punto, regalo de mi condiscípulo Sr. Rivera, consiste en una masa espática interestratificada con Blenda, Siderita y Pirita. »Procedente de Peñavieja (Santander) existe un ejemplar formado por cristales muy limpios octaedro-cúbicos acompa- ñados de Pirita y de algo de Siderita, depositados sobre cristal de roca. De la mina Golosa (Viesgo, en la misma provincia) tenemos un bellísimo ejemplar constituído por grandes cubo- octaedros que ofrecen la particularidad de presentar lisas las caras octaédricas y rugosas las exaédricas, al contrario de lo que en esta especie suele ocurrir; llevan las facetas del rombo- dodecaedro y van acompañados de hermosos cristales de Bari- DE HISTORIA NATURAL. €9 tina y algo de Pirita y Siderita. Otra localidad de la misma provincia, que es Andara, en los Picos de Europa, se halla representada por un ejemplar de estructura hojosa acompa- ñado de espato calizo, Blenda y Pirita. »La Esperanza (Almería) y Pulpí, de la misma provincia, son otras dos localidades representadas en nuestra colección: el ejemplar del primer punto está formado por octaedros peque- ños y muy perfectos depositados sobre una costra de Siderita lenticular y Cuarzo cristalizado; el de Za Esperanza es una masa de galena espática, muy alterada por algunos puntos. Grandes cubo-octaedros recubiertos de pirita, constituyen un ejemplar procedente de Belmut (Tarragona). En masa y par- cialmente sulfatizada se presenta la de la mina Casandra, en Ribas (Gerona), que es antimonifera y muy argentífera. La de Zarzacapilla (Badajoz) se encuentra en buenos cristales exaédricos con caras del octaedro, recubiertos de otros de Cuarzo. »Entre los ejemplares donados al Museo por el Sr. Vila y Nadal, procedentes de Galicia, figuran tres de Galena de Río- torto, Dorcos y Mondoñedo, todos de la provincia de Lugo. El primero es una masa espática, algo argentífera y antimo- nifera, el segundo otra de estructura granuda, con cuarzo y pirita, también argentífera y antimonifera; el tercero es exac- tamente igual al segundo. De Cartagena poseemos una muestra muy bonita, de la variedad finamente hojosa que ha recibido el nombre de palmeada. »Procede de Barambio (Álava) un notable ejemplar consti- tuido por octaedros que llevan las facetas del cubo y van acompañados de Baritina en bolas y de unos pequeños cubos muy perfectos de Fluorita. La de Monte Jugach es de estruc— tura lamelar y está entremezclada con Blenda y Siderita. Es también lamelar, y va acompañada de Cuarzo y Siderita, la de Ezcaray (Vizcaya). La de Sierra de Gador (Granada) se encuen- tra en cristales cubo-octaédricos empotrados en la masa, toda ella depositada sobre Cuarzo. De Manatí (isla de Cuba) tenemos además un ejemplar, laminoso y superficialmente alterado, algo ferrífero y antimonífero, dando también indicios de cobre. »A propósito he dejado para las últimas, por su gran impor— tancia, las galenas de Sierra Almagrera, de que poseemos nu- merosos ejemplares, ya sin más localidad que la indicada, ya 90 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA procedente de diversas minas y sitios, como son el Barranco Jaroso y las minas Buen Gusto, Ramo de Flores, Casta Diva, Recatada, Recompensa, Violeta, Carmen, San Gerónimo, Ásun= ción, Regla, Observación, Venus Amante, Paraiso, Georgiana, San Andrés, etc. Casi todas estas Galenas son más 6 menos argentíferas, ferríferas y antimoníiferas, yendo casi constante mente acompañadas de siderita, también con mucha frecuencia de Baritina, de Cerusita, de Limonita pseudomórfica de la Side” rita y cerusita, de anglesita, y menos frecuentemente de pirita y Calcita. Su estructura es casi siempre granuda muy fina y con menos frecuencia laminar. Como ejemplares notables pueden citarse dos grandes exaedros incompletos (de 6 y 7 cm. de arista) con facetas del octaedro, maclados según la cara de esta última forma; proceden de la mina Buen Gusto. Es también curioso un ejemplar sulfatizado según los planos de crucero, de modo que sólo han quedado dos series de finisimas láminas entre— cruzadas en ángulo recto. »Oalcosina. (Cu, S.—Cobre vítreo; Kupferglanz.) De seis loca- lidades poseemos este mineral, siendo la más abundante el distrito minero de la isla de Cuba, de donde tenemos ejempla- res de Mantua, Villa del Cobre y Manatí. El único cristalizado es el del primero de dichos puntos, consistente en una especie de costra formada por la agrupación de cristales pequeños y no muy perfectos, pero en los que se distingue bastante bien el sistema. En los demás casos el mineral está en masa, siendo el más puro el de Manatí, que se encuentra recubierto de unas masas fibroso-radiadas de Malaquita. Este mismo mineral suele encontrarse en todos los demás ejemplares, así como la Calcopirita y también el Cuarzo, aunque con menos frecuencia, no siendo raro que estas Calcosinas lleven algo de hierro. »Las localidades de la Península son: la mina Sotiel Coro- nada (Huelva), en donde se presenta acompañada de Calcopi- rita y algo de Malaquita (1). Análogo á éste es otro ejemplar procedente de Albuñol (Granada). Más pura, puesto que sólo (1) Ejemplares de esta misma localidad, remitidos por D. Salvador Calderón al profesor Arzruní, han parecido á dicho señor algo diferentes de la verdadera calco- sina, tal vez una especie nueva. Ya el ingeniero, nuestro consocio Sr. G. G. de Me- neses, lo supone un subsulfuro de cobre. Como el asunto está en estudio, yo los coloco provisionalmente en este lugar, reservándome para otra ocasión el hacer las aclara- ciones oportunas; este mineral es el negrillo de los mineros de Huelva. DE HISTORIA NATURAL. 91 la acompaña el Cuarzo, es la de Linares (Jaén). La de Pardos (Guadalajara) va mezclada con Calcopirita y es algo arsenical. Por último, la de Monterrubio (Burgos) ya acompañada de azu- rita, malaquita y cuarzo. »Discrasita (Ag, Sd (?).—Antimonsilber.) Esta especie está representada por un solo ejemplur procedente de Guadalcanal (Sevilla), única localidad española de donde se conoce, y ha sido ya citada por el Sr. Naranjo (1). Se presenta en una ganga de espato calizo y tiene el crucero bastante marcado. »Covelina. (Cu S.—Kupferindig.) Tampoco de esta especie poseemos más que una localidad, Mancayan (Isla de Luzón), ' por más que es muy fácil se halle en otras varias, dado su ca- rácter de producto secundario de la Calcosina y Calcopirita. Los ejemplares consisten en unas masas de Enargita, en las que se destacan cristales tabulares de Covelina, á veces cubier- tos de otros del citado cobre gris, con cristales de Cuarzo; otras veces son unas masas en que están mezcladas íntimamente la Enargita y la Covelina, ambas sin cristalizar, pero perfecta- mente distinguibles entre sí por sus colores característicos. »Cinabrio. (Hg S.—Cinabarita, Zinnober.) La importancia de la localidad clásica para esta especie, Almadén, hace que sean poco menos que desconocidas otras muchas que tenemos en nuestro país; verdad es que en ninguna de ellas se presenta el sulfuro de mercurio en cantidad suficiente para merecer ser explotado. Entre estas diversas localidades, las que puedo citar por estar representadas en nuestra colección, son las siguien— tes: La Creu (Valencia), donde se presenta térreo, sobre una especie de brecha formada por Cuarzo y Limonita; va acompa- ñado de Malaquita y Siderita, dando algo de hierro y cobre en el ensayo. También es térreo el de Collado de la Plata (Teruel), que generalmente se encuentra depositado sobre cuarcitas ferruginosas 6 conglomerados cuarzosos, yendo acompañado casi siempre de Malaquita acicular ó terrosa, Siderita y óxidos de hierro. La Rambla del Gergal, Bayarque y Sierra Alhami- lla, todas de la provincia de Almería, son también localidades representadas en la colección; el ejemplar del primero de di chos puntos es un canto rodado, casi exclusivamente formado (1) Elementos de Mineralogía. Madrid, 1862, 92 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA por el Cinabrio; los de los otros dos puntos consisten en bre- chas cuarciferas con Cinabrio pulverulento, á veces acompa- ñado de baritina y siderita. De Riomonte (Galicia) hay un solo ejemplar, en el cual el cinabrio en cristales romboédricos y acompañado de Estibina y Cuarzo cristalizado, se encuentra en geodas formadas por una cuarcita; es el único ejemplar cris- talizado de localidad distinta de Almadén. El yacimiento que entre todos los que voy citando parece ser más importante es el de Asturias (Mieres, Pola de Lena, etc.), del cual hay ejem- plares compactos muy puros, á la vez que algunos térreos, y otro muy curioso consistente en una geoda de Calcita relle- nada completamente por el Cinabrio; suele ir el de esta locali- dad acompañado de algo de Siderita, y muy frecuentemente de Rejalgar. De la provincia de Granada hay tres localidades: Dolar, donde se presenta compacto sobre Cuarcita ú brecha cuarzosa; Albuñol, en donde es térreo y está mezclado con Limonita; y Cástaras, localidad en que es compacto y va acom- pañado de Limonita en gran cantidad, 6 depositado sobre calcita. »El de Almadén y Almadenejos se presenta impregnando ge- neralmente una arenisca y menos frecuentemente una pizarra clorítica (1); su estrutura es compacta generalmente, pero tam- bién á veces hojosa, yen un ejemplar que he visto (no perte- neciente á la colección), fibrosa. Va frecuentemente acompa- ñado de cristal de roca en pequeños prismas, pirita, substan— cia bituminosa, Dolomía y Mercurio nativo. Los cristales son relativamente poco abundantes y de pequeño tamaño, domi- nando en ellos el romboedro que suele ir acompañado de otros romboedros menos desarrollados, del prisma y de la base. Los ejemplares más notables por su tamaño alcanzan hasta 2 cm. en su sentido máximo. Merecen especial mención dos ejem- plares: uno de ellos es una preciosa macla de dos cristales com- puestos cada uno de dos romboedros con la base, unidos se— gún ésta; el otro es un cristal implantado, compuesto de un solo romboedro, pero que ofrece la particularidad de tener re— dondeadas todas sus aristas, que no obstante se conservan bri- (1) Para más detalles sobre la disposición del cinabrio en Almadén , véanse las pá- ginas 59, 226 y 246 de las 4ctas de los ANALES DE LA Soc. ESP. DE HIST. NAT., €. XXI. DE HISTORIA NATURAL. 93 llantísimas, lo mismo que las caras. Son muy frecuentes unas costras 6 bolas sobre las areniscas, formadas por la agrupación de cristales pequeñísimos. »Con esta especie concluyen las de súlfidos de metales re- presentadas en nuestra colección; sigue á esta división en la obra de Groth la que llama de las sulfosales, con la cual ter— mina la segunda clase, y de la que poseemos las siguientes especies: »Bornita. (Fe S¿ Cu¿.—Erubescita; Filipsita; Cobre pavonado; Buntkupferez.) Los pocos ejemplares de esta especie que po- seemos proceden de Monte Romero y Sotiel Coronada, en Huel- va (el de esta última, donativo de D. Salvador Calderón), Pan- ticosa (Huesca) y Torres (Teruel). Ninguno de los ejemplares está cristalizado ni presenta particularidad alguna digna de mención. »Calcopirita. (Fe Cu S, —Pirita cobriza; Kupferkies.) Los ejemplares más notables son los de Villa del Cobre, en la isla de Cuba, entre los cuales hay algunos cristalizados, cosa no muy frecuente en esta especie. Los cristales van acompañados de otros de Cuarzo y á veces de pirita, consistiendo generalmente en dos esfenoedros maclados según la cara piramidal. En otros ejemplares se presenta en masa, siempre con Cuarzo y pirita, y á veces con irisaciones que dan un aspecto sumamente agra- dable á los ejemplares. También en masa sobre Cuarzo y más ó menos irisadas son las de Torrecampo (Córdoba), Citaguaro (Valladolid), Colmenar Viejo y Villalba (Madrid), Molina de Aragón (Guadalajara) y Ezcaray (Logroño). La de Loboso (Lugo) y un ejemplar procedente de la provincia de Teruel, van recubiertas de Malaquita. Las de Aralar (Guipúzcoa) están sobre caliza bituminosa, con espato calizo y pirita. De Maza— rrón (Murcia) hay un ejemplar en masa, con Cuarzo y Galena. »Giejarita. (Sb, S, Cu.) —Este mineral, propio de España, donde tampoco ha sido hallado fuera de la localidad que le ha dado nombre (Gúiejar, Capileira, Sierra Nevada), está constan- temente asociado á la siderita espática, con la que se mezclan los cristales alargados y á veces hasta aciculares del mineral de cobre; también suele ir mezclada con algo de pirita. Los cristales de tamaño variable rara vez son perfectos, y siempre están estriados paralelamente al eje vertical; entre los que poseemos nosotros hay uno que tiene 3 cm. de longitud, dis- 9 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA tinguiéndose en él bastante bien un prisma, braquipinacoide y braquidomo, pero sin que pueda hacerse medida alguna. » Wolfsdergita. (Sdy S, Cuy. —Calcostibita; Kupferantimon- elanz.) Tampoco esta especie se conoce más que de una loca- lidad española, que es Mancayan, en Filipinas. Los ejemplares consisten en masas compactas con geodas que van tapizadas de cristales pequeñisimos, 6 en cristales algo mayores, pero no susceptibles de medirse en el goniómetro, depositados como costra sobre una cuarcita, y en los cuales se perciben bien el prisma, un domo y la base. Es ligeramente arsenical y ferrí- fera; suelen acompañarla Cuarzo y pirita cristalizados y pre- senta irisaciones en algunos puntos. »Brogmiartita (Sd, S; [4g, PV?) —De tal he clasificado un ejemplar procedente de la Cueva de Plata (Sierra Nevada), de color negro parecido al de la argentita, lustre metálico y cru- cero poco marcado, que se presenta en una masa de Siderita cristalizada y limonita. En el ensayo dió abundante plata, plomo, cobre, hierro, azufre y antimonio, sin indicios siquiera de zinc ni mercurio. Si este mineral es realmente la especie que yo creo, tendrá alguna importancia su hallazgo por no conocérsela hasta hoy más que de Méjico, en cuya localidad la forma dominante es el octaedro con facetas del exaedro, mientras que en el ejemplar de que se trata está en exaedros sin faceta alguna de otra forma. »Preisledenita (S0, 51, [AY, PUJ— Plata estriada; Schilfgla— serz). Sólo en Hiendelaencina (Guadalajara) se ha encon- trado este mineral en España, siendo los mejores ejempla- res los de la mina Verdad de los Artistas. Se suele presentar en masas amorfas, á veces algo friables, en cristales destacados, y en otros que mezclados con cristalitos de roca, Baritina en grandes tablas, Siderita espática 6 en lentes apiladas, y á veces álgo de pirita, forman unas costras sobre el gneis de la locali- dad de que proceden. Los cristales, que llegan á alcanzar en alguno de nuestros ejemplares hasta cerca de 3 cm. en el sentido del eje vertical, presentan siempre su estriación carac— terística en las caras prismáticas y aunque sus formas no son exactamente determinables, se ve que dominan entre ellas los clinodomos, prismas verticales y el ortopinacoide. Algunos ejemplares dan indicios de hierro y cobre. : >Witiquenita (Bi S¿ [C4,]¿—Witiquita; Kupferwismuterz). ' DE HISTORIA NATURAL. 95 Especie poco frecuente y no citada en España según mis noti- cias, se presenta en masa, con Malaquita y algo de US rita, en San Esteban de los Patos (Avila). »Burnonita (S0, S¿ P0, C1,—Rádelerz, Cañutillo, Volquita). Las de Santo Domingo, Santa Eufemia (Almaden) y Dehesa de la Pared, localidades todas de la provincia de Ciudal-Real, se presentan en cristales bastante sencillos que se maclan según la cara del prisma, dando lugar á las maclas centradas, tan características de la especie de que me ocupo; van acom- pañados estos cristales de otros de cuarzo y también frecuen- temente de siderita y pirita, no obstante lo cual no son nada ferríferos. También está cristalizada, aunque muy confusa- mente, una Burnonita de Garlitos (Badajoz), regalo de D. Ma- nuel Cazurro. De Hiendelaencina hay un ejemplar no cristali- zado, con manchas de embolita y pirita, el cual es ferrífero y muy argentífero. Otra localidad para este mineral es la mina Verdad en Sierra Almagrera, donde se encuentra en masa y en cristales Do eri muy sencillos, mezclados con otros de baritina. »Pirargirita (Sb S¿ Ag¿—Argiritrosa; Plata roja oscura; An- timonsilberblende). Dos localidades poseemos de esta especie, que son Guadalcanal y Hiendelaencina; ambas poco citadas en las obras clásicas de Mineralogía, á pesar de que sobre todo en la segunda, es esta especie la más frecuente y de la que se extrae casi toda la plata. En el único ejemplar que posee- mos de Guadalcanal (mina Santa Victoria), la pirargirita se halla sobre espato calizo y mezclada con abundante arsé- nico nativo, que forma masas esferoidales. Los ejemplares de Hiendelaencina son mucho más numerosos y notables abundando entre ellos los cristales bien terminados, algunos hasta de mas de 2 cm. de diámetro, y formados principalmente por dos romboedros de signo contrario y el prisma. Dichos cris- tales van frecuentemente acompañados de otros de galena, Freislebenita, Baritina, Calcita, y Cuarzo, estando deposita— dos unas veces sobre el gneis, Cuarzo ó Baritina y otras sobre masas de Pirargirita 6 más comunmente de Freislebenita; también he visto un ejemplar cristalizado, con plata nativa en alambres. El ensayo de aleunos ejemplares ha dado, además de los elementos propios de la especie, hierro y plomo, ambos en cantidad muy pequeña ó sólo en indicios. Las principales 96 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA minas de que proceden estos ejemplares son: Verdad de los Artistas, Santa Cecilia, San Carlos, Santa Catalina, Nueva Santa Cecilia y otras. »Tetraedrita antimonial (Sb, S, [Cu, Ag, Fe Zn),—Panabasa, Fahlerz). La localidad española que ha suministrado mejores ejemplares de esta especie es Capileira, en Sierra Nevada. Las formas dominantes son triaquistetraedros, á veces muy per— fectos que suelen ir acompañados por facetas poco marcadas de un deltoedro. Constantemente se asocia á la tetraedrita de Capileira la siderita cristalizada y espática, y muy frecuente— mente también una pirita en masa que ofrece la particulari- dad de no ser nada cuprifera. La plata, hierro y zinc, que siem- pre sustituyen parcialmente al cobre en esta especie, son muy poco abundantes en los ejemplares de dicho yacimiento. »Otra localidad de Tetraedrita es Torrecampo (Córdoba); los cristales de este punto consisten en triaquistetraedros con facetas del tetraedro, recubiertos de Calcopirita y acompañados de algo de cuarzo y baritina. En Changoa (Navarra) se encuen- tra este mineral en masas erizadas de cristales en que se ve como forma dominante el tetraedro y como facetas modifica- doras las de un triaquistetraedo. Procedente de El Borracho (Ciudad-Real) poseemos un ejemplar, regalo de D. Manuel Cazurro, consistente en unos pequeños tetraedros depositados sobre cuarzo, recubiertos completamente de una envoltura bas- tante gruesa de calcopirita. Un ejemplar que tenemos de Bar— badillo de Herreros (Burgos) está formado por hermosos cris- tales tetraédricos, alguno hasta de 2 cm. con facetas del del- toedro y del triaquistetraedro; son muy ferríferos y están interpuestos entre una masa de baritina. La última localidad que puedo consignar para esta especie es la mina San José en Santiago de Cuba; el único y mediano ejemplar que de ella poseemos consiste en una masa, confusamente cristalizada en algunos puntos, acompañada de cuarzo y calcopirita. »Quiroguita. (LSP0]»3 [Sy 503]3.) Los ejemplares de esta nueva especie proceden de las minas San Andrés, Georgiana, Paraiso y otras; en todas se presenta constantemente acompañada de la anglesita en pequeñas agujas, á veces con siderita y pirita, y también recubierta de óxido férrico que envuelve completa- mente á sus cristales. Su color es un gris de plomo algo em- pañado, con tendencia al del zinc que ha estado algún tiempo DE HISTORIA NATURAL. 9 expuesto á la acción del aire, más brillante en las superficies de rotura d de crucero, aunque nunca tanto como en la galena. »Me han inducido á considerar este mineral como especie nueva, la forma cristalina y la composición química. La forma más general en estos cristales es la de un octaedro alargado, de base cuadrada, con los vértices ecuatoriales truncados (fig. 1.). La exacta determinación del sistema á que pertene- cen estos cristales la daría el carácter óp- tico sin género alguno de duda; pero por desgracia se trata de una especie comple- tamente opaca á todos los espesores. Sin embargo, la relativa perfección y abun- dancia de los cristales permiten determi- nar el sistema con bastante seguridad. Se trata, á mi modo de ver, de un mineral cua- drático, que ordinariamente lleva una pi- rámide y un prisma (proto y deuto). Ex- Fig. 11 cluye la idea del sistema rómbico el isogo- nismo de las aristas polares y el ir todas las modificaciones afectando á las cuatro extremidades de los ejes horizontales. »Consultado acerca de estos cristales el Dr. Schrauf, de Vie- na, ha tenido la amabilidad de emitir su opinión (aunque pro- testando de la poca perfección de las caras sobre que ha efec- tuado sus medidas), según la cual se trata de un triaquisoctae- dro (1), del que no se han desarrollado más que las caras que forman las aristas horizontales, al que van unidas facetas del exaedro. Mas esta opinión deja sin explicar la presencia de las cuatro caras exaédricas y falta de ellas en los extremos del eje vertical, así como la existencia de las caritas z de la fig. 2.* (muy exageradas de tamaño en el dibujo), que en el sistema cuadrático tienen la explicación sencillísima de una pirámide ditetragonal. Por último, en el cristal representado en la figu- ra 3.* se ve también que las caras d no aparecen más que en las aristas polares, y no pueden, por lo tanto, corresponder á un rombododecaedro, como ocurriría en el caso de un mineral (1) Las formas que el profesor Schrauf cree encontrar en los cristales que le fue- ron remitidos con dicho objeto son: (776), (887), (554), (111) y (221); esta última con hemiedría piramidad. Según las medidas de los Sres. Quiroga y D. Laureano Calde- rón, efectuadas hace mucho tiempo, el triaquisoctaedro sería (774). ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIV. hz 98 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA regular. En este cristal se ve que van las seis caras que en esta hipótesis pertenecerían al exaedro; pero aun aquí se de- muestra su distinta naturaleza por ser lisas las dos de las bases 1 E (supuesto cuadrático el mineral), y rugosas las otras cuatro. Por último, en las exfoliaciones también se muestra el carác- ter tetragonal de los cristales, pues poseen una facilísima se- eún la base y otras dos normales á ésta, menos fáciles, rec- tangulares é iguales. »Tal vez el profesor Schrauf, al emitir esta opinión, lo ha he- cho bajo la preocupación de que se trataba de un sulfuro de plomo, puesto que no ha verificado estudio químico del mine- ral, al cual compara con el representado en la fig. 14, tab. xxxv de su Atlas de formas (1). »He tratado de estudiar la conductibilidad térmica de estos cristales, y aunque los resultados parecen confirmar mi opi- nión, no me atrevo á consignarlos, por lo poco perfecto de los procedimientos empleados con dicho objeto. »Ahora bien; sentado por las anteriores razones que el mi- neral en cuestión es cuadrático, sus caracteres cristalográ- ficos son: R. A.=1: 1286 : Ángulos (2): 4 A a = 99 51; ae 1847 8" 0 AD == 1307263; M AC =125" 3000/00 134" 30% c:A d':=145% Formas: 4= (111); 0 =.((100); c=(U232 d = (706?); m = (001). o »En cuanto á composición química, un primer ensayo de- muestra la presencia en él de plomo, antimonio, hierro, azu- (1) Atlas der Krystall-formen der Mineralreiches. 1V Lieferung. Wien, 1873. (2) Los tres primeros están tomados con goniómetro de reflexión, y los otros tres con el de Haúy. DE HISTORIA NATURAL. 9 fre y plata, ésta en menor cantidad. No poseo medios para hacer un análisis cuantitativo de la substancia, ni conoci- mientos suficientes en la materia para fiarme de los resulta- dos por mi obtenidos, en vista de lo cual encargué este tra- bajo á mi distinguido amigo D. Filiberto Soria. Dicho señor, cuya competencia es reconocida, con una amabilidad que nunca le agradeceré bastante, se ha servido facilitarme los siguientes datos, resultado de su análisis: Sulfaro, plúmbica ty. dorsal E AI ICO ratones lalo 2059 Coor:100: AE A e > 9,90 > PATSÉNLICO. 2.0.0.0... oe elos) que corresponde á BlOM0O- a a a oie Pe 63,89 'ATLIMOMIOS al SE 08 9,69 LOTTO ido area e oi e a 6,30 ) por 100. IEQUITO o ta a la E o AOS a as IMBICIONS composición que se debe representar por la fórmula (SP (87 SB AS Fey. »Pero si se tiene en cuenta la presencia constante de hierro en cantidades muy variables en todos los análisis de sulfo- antimonitos de plomo que en su clásica obra cita Dana (1), (Zinkenita, Plagionita, Jamesonita, Boulangerita, Meneghi- nita y Geocronita) (2), y además se considera que los cristales, según observó el Sr. Soria y he podido yo confirmar después, tienen en su interior partículas perceptibles de pirita, encon= traremos perfectamente lógico prescindir del sulfuro ferroso, en cuyo caso la fórmula del mineral en cuestión es (S PH)% ($3 S0?)", cuerpo que contiene ¡SS Pb = 84,48 y 5? 86? = 15,54 por 100. (D) A system of Mineralogy. London, 1892. (2) La Jamesonita se cita de Huelva y Valencia de Alcántara, y la Geocronita de Mérida. 100 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Se trata, pues, de un sulfoantimonito plúmbico que res— ponde á la fórmula citada y que cristaliza en el sistema y con las formas indicadas. Difiere mucho, por lo tanto, de los demás sulfoantimonitos de plomo conocidos, tanto por su composi- ción cuantitativa como por su forma, puesto que todos los an= teriormente citados cristalizan en el sistema rómbico, excepto, la Plagionita, que es monosimétrica, y la Boulangerita, cuyo. sistema cristalino no es conocido. »Respecto á otros caracteres, sólo he podido determinar la densidad (7,22 a 13” centígrados) y la dureza que es casi igual a 3. Como se ve, por ambos caracteres difiere algo de la gale- na, sobre todo por la densidad , que en este mineral es de 7'4 a 7'6. En cuanto a los interesantes caracteres de yacimiento y asociación, nada he podido averiguar con certeza. »Dedico este mineral á la memoria de nuestro inolvidable Secretario D. Francisco Quiroga, de quien tan gratos recuer— dos conservamos todos los que alcanzamos la fortuna de ser sus discipulos, y muy especialmente el autor de esta nota, para quien su recuerdo será constante objeto de veneración y poderoso estímulo para el trabajo. »Estefanita (S50y, S¿ AJjy. —Psaturosa, Melanglanz, Spród— glaserz.) Esta especie, poco frecuente y muy apreciada tanto del mineralogista como del minero, sólo se ha encontrado hasta ahora en España en una localidad, que es Hiendelaen—- cina. El único ejemplar indudable que de ella existe en nues- tro Museo consiste en grandes cristales tabulares, procedentes. de la mina Verdad de los Artistas, acompañados de otros de Pirargirita y Freislebenita y también de Siderita en pequeñas. lentes. »Enargita (As S, Cuz). Los ejemplares que representan á esta especie en nuestra colección proceden de Mancayan (Fili- pinas), y en todos se encuentran cristales cuando más de $ mm. implantados en una masa de enargita palmeado-fibrosa, 6 en un agregado de Calcopirita y Cuarzo. Estos cristales no permi- ten determinar exactamente sus formas, pero se puede, sin embargo, ver que domina en ellos un prisma vertical (estria- do), y que llevan además las facetas de la base y de un domo. Ensayados estos ejemplares, no han dado ni indicios siquiera de hierro, antimonio, ni plata. »Cobres grises amorfos. (Fahlerz.) Bajo esta vaga denomina— DE HISTORIA NATURAL. 101 ción, que en realidad correspondería también á la Tetraedrita, Enargita y Wolfsbergita, cuando no están en ejemplares cris- talizados, comprendo todos los sulfoarsenitos y sulfoantimoni- tos de cobre (1) que, no presentándose cristalizados, no permi- ten su exacta determinación específica, á menos de hacer de ellos un análisis cuantitativo. »De estos cobres grises hay en la colección española del Mu- seo ejemplares procedentes de Teruel, de Canales (Burgos), Peñamellera (Asturias), Nogales (Lugo) y Calcena (Zaragoza). Todos son antimoniales: el de Teruel es muy ferrífero y da indicios de arsénico y zinc; el de Canales va asociado con Ba- ritina espática, siendo algo ferrífero y muy argentífero; tam- bién es argentífero, ferrífero y algo arsenical el de Calcena; al de Peñamellera acompañan Aznrita y Malaquita, conteniendo también algo de hierro y plata; por último, el de Nogales es solo ferrífero.» —El Sr. Lázaro (D. Blas), en nombre del Sr. Rodríguez Fe- menías (D. Juan J.), de Baleares, presentó una memoria, en la que se describen algunas algas nuevas de Baleares, acom- pañadas de los dibujos que las representan. —El mismo Sr. Lázaro ofreció á la Sociedad el cliché de un bien ejecutado mapa geográfico-botánico de España, en el que, á pesar de su pequeño tamaño, se limitan las principales re— giones botánicas de nuestra Península, y va acompañado de una breve memoria explicativa, en la cual se exponen los lími- tes y especies caracteristicas de cada región. —El Sr. Martínez y Saez (D. Francisco) dió cuenta y presentó una memoria, en la que se describen diversas especies nuevas del género Vesperus, de España, muy interesante por lo poco conocidas y raras que son las especies de este género en las colecciones entomológicas. —La Sociedad oyó con agrado la lectura de estas memorias, y á tenor de lo dispuesto por el Reglamento acordó que pasa- ran á la Comisión de publicación. —El Sr. Presidente de la Sociedad, D. Marcos Jiménez de la Espada, dió noticia á la Sociedad del hallazgo, en término de Ciempozuelos, de notables objetos prehistóricos, consistentes (1) Este metal puede estar parcialmente sustituído por 4g, Fe, Zn ó Hy, así como el As por 5) y recíprocamente. 102 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA en restos humanos, hachas de cobre y piedra pulimentada y objetos de cerámica. Muy notables estos últimos, á modo de urnas funerarias, muy bien modeladas y adornadas de elegan- tes dibujos, hechos como á buril, formando surcos luego relle- nos con una pasta blanca al parecer de yeso. Estos vasos pare- cen muy semejantes á otros encontrados en análogas condi— ciones en Carlsbaen en Bohemia, y también en Italia. Dichos objetos han sido entregados á la Academia de la Historia, que se ocupa de su estudio, habiendo remitido ésta los cráneos y restos humanos á nuestro consocio el Sr. Antón. —Se repartió el cuaderno 3.” del tomo xxu1 de los ANALES. Sesion del 1.2 de Mayo de 1895. PRESIDENCIA DE DON MARCOS JIMÉNEZ DE LA ESPADA. Leída el acta de la sesión anterior fué aprobada. —Puestas á disposición de los señores socios las publicacio— nes últimamente recibidas á cambio ó como donativo, la Socie- dad acordó un voto de gracias á los señores donantes. —El Secretario dió cuenta de la comunicación remitida por la Real Academia de Ciencias de Lisboa, participando el falle- cimiento del Excmo. Sr. D. Manuel Pinheiro Chagas, y la So— ciedad acordó hacer constar su sentimiento por la pérdida de tan ilustre sujeto. —Se hicieron cuatro propuestas de socio, que según lo dis- puesto en el reglamento, quedaron pendientes de informe para ser admitidos en la sesión siguiente. —El Secretario dió cuenta del acuerdo tomado por la Junta directiva de la Sociedad, de que en vista del excesivo gasto que originaban las tiradas aparte de las notas publicadas en las actas, en lo sucesivo, y repitiendo lo que hasta hace pocos. años se venía realizando, no se diera á los señores autores de dichas notas ejemplares aparte, de ellas, sino que quien lo de- seara tuviese que manifestarlo expresamente y abonar su im— porte con arreglo á la tarifa que la Sociedad adoptase. El Sr. Vidal y Careta presentó un ejemplar de una roca eruptiva recogida por él en Guanabacoa (isla de Cuba), dando interesantes noticias sobre su yacimiento. La roca parece ser DE HISTORIA NATURAL. 103 una diorita normal, de tipo macrocristalino, y yace formando un estrecho filoncillo en el contacto de capas cretáceas y eocenas en la indicada localidad, distante unas dos leguas de la Habana. Hizo notar el Sr. Vidal la rareza de hallarse seme- jante roca, reputada como de los terrenos antiguos, entre es- tratos tan modernos relativamente, insistiendo en que no se trataba de un material transportado de otro sitio sino de una erupción in situ. —El Sr. Calderón manifestó que eran, á su juicio, intere- santísimas las noticias recogidas por el Sr. Vidal y Careta y por lo mismo era de la mayor importancia hacer preparacio- nes de las rocas asunto de ellas, para saber con certeza su naturaleza y estructura petrográfica. En cuanto á la singula- ridad del yacimiento, es un hecho conocido ya en Santo Do- mingo, Jamaica y en varios puntos del continente norte-ame- ricano que las rocas eruptivas é ígneas más diversas arman entre estratos secundarios, y Mr. T. Hill se inclina por esto á referir las de la isla de Cuba á la época cretácica. —El Sr. Vidal y Careta amplió sus observaciones, contes- tando á las que acababan de hacérsele, prometiendo realizar el estudio petrográfico de la roca de Guanabacoa, que pudiera quizás, á su juicio, considerarse como una nueva especie lito- lógica, y aplazando para entonces el presentar una nota deta- llada sobre la cuestión. —Y no habiendo más asuntos de que tratar se levantó la sesión. Sesión del 5 de Junio de 1895. PRESIDENCIA DE DON SERAFÍN DE UHAGÓN. —El Secretario dió lectura del acta de la sesión anterior, que fué aprobada. —Puestas sobre la mesa las publicaciones recibidas por la Sociedad, como donativo y á cambio, se acordó dar las gracias á los señores donantes y muy especialmente á nuestro con= socio el Ilmo. Sr. D. Federico de Botella y de Hornos por la donación, de una colección de la Estadistica minera de Espa- ña, interesantísima publicación de gran importancia para la mineralogía y geología española. . 104 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA —(Quedaron admitidos como socios los señores propuestos en la sesión anterior: Sr. D. Casto Ibarlucea, catedrático auxiliar del Instituto de Palencia, presentado por D. Antonio Becerra. Sr. D. Luciano Lazera, ostricultor de Santoña, propuesto por D. Ignacio Bolivar en nombre de D. José Hernández. Sr. D. Antonio Pérez Arcas, abogado y miembro de diver— sas corporaciones científicas, propuesto por D. Enrique Gómez Carrasco, y el Sr. D. Carlos H. Porter, de la Escuela naval de Chile, presentado por D. Francisco de P. Martínez y Sáez. —Se hicieron cuatro propuestas de socios, que á tenor de lo dispuesto en el reglamento de la Sociedad, quedaron sobre la mesa, pendientes de informe hasta la sesión próxima. —Se dió cuenta del fallecimento del Excmo. Sr. D. Manuel Fernández de Castro, ex-presidente de la Sociedad Española de Historia natural, Inspector del Cuerpo de Ingenieros de Minas y Director de la Comisión del Mapa Geológico de Espa—- ña. La Sociedad acordó unánimemente que se hiciese constar el sentimiento con que había oído la noticia de tan sensible pérdida, y acordó también rogar á alguno de los señores socios, que se encargase de redactar una noticia biográfica del Sr. Fer- nández de Castro para poderla incluir en sus actas. —El Sr. Vidal y Careta (D. Francisco), leyó una interesante Memoria acerca de una variedad de cuarzo que presenta for— mas cúbicas, y á la cual, por encontrarse en Guanabacoa, denomina Guanabacoita; dió acerca de su yacimiento curiosas noticias y presentó á la Sociedad ejemplares de la misma. —El Sr. Fernandez Navarro (D. Lucas), hizo algunas obser- vaciones á lo expuesto por el Sr. Vidal, manifestando que en su opinión aun cuando aqugllos cristales tuviesen /acies de cristales cúbicos, por su estructura y caracteres ópticos no pertenecían á dicho sistema, sino que eran más bien formas límites de verdaderos romboedros y recordó lo publicado sobre este asunto en las 4 c/as de esta Sociedad (tomo xxI, pág. 120). DE HISTORIA NATURAL. 105 —Rectificó el Sr. Vidal y á propuesta del Sr. Calderón (D. Sal- vador), se acordó con el asentimiento de los Sres. Vidal y Na- varro, que se aplazase esta discusión hasta que dichos señores verificasen juntos las medidas y estudios necesarios para re- solver la cuestión de común acuerdo y que la Memoria presen- tada por el Sr. Vidal pasase á la Comisión de publicaciones, según dispone el artículo 24 de nuestro Reglamento. —El Sr. Calderón dió lectura á la siguiente noticia biblio- gráfica: Notas sobre la geología de la isla de Cuba, por Mr. 7. Hill (1). La literatura científica de la isla de Cuba se acaba de enri- quecer con el importante escrito cuyo título encabeza la pre- sente nota. Ya la topografía y la geología de dicha Antilla han sido asunto de trabajos memorables, y especialmente los de Humboldt, D. Ramón de la Sagra, Crosby, la descripción y mapa del Sr. Fernández de Castro, cuya reciente muerte de- plora la ciencia patria, la geología de la Habana de Salterain y las varias monografías de A. Agassiz. Todos estos estudios se hallan sabiamente resumidos y comentados en las clásicas obras de Elíseo Reclus y del profesor Suess. El trabajo de que doy cuenta no tiene por objeto exponer, recopilar ni discutir lo dicho sobre la geología de la isla de Cuba, y por el contrario, el autor recomienda á sus lectores consulten aquellos estudios, y en especial el del Sr. Fernán- dez de Castro, para leer el suyo con provecho: el propósito del Sr. T. Hill se limita á investigar la historia de la evolución topográfica de la isla en vista de los datos ya conocidos y de los observados por él, desde el punto de vista orogénico exclu- sivamente. Comprende el estudio en cuestión tres partes: la primera se consagra á la estructura geológica del país, enumerando bre- vemente lo poco que se sabe sobre sus rocas eruptivas, meta- mórficas y preterciarias (cretácicas); trata después de las ter- (1) Votes on Geology 0% the Island of Cuba, based upon a recconnoissance made for A. Agassiz. — Bulletin of the Museum of Comparative Zoólogy at Harvara College. Vol. xv1, núm, 15. (Geological Series, vol. 111; Cambridge, Mass. U. S. A.; 1895, 106 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA ciarias, que son las que componen casi la totalidad de la isla, y, por último las posterciarias, formadas por un grupo de cali- zas madrepóricas costeras, que llaman soborucos en el país. En lo referente á las importantes cuestiones sobre los actuales arrecifes costeros se remite el autor á los precedentes traba- jos de Agassiz. La historia geológica de Cuba en relación con su topografía es el asunto del segundo capitulo. Se examinan en él los ca- racteres del relieve del país, distinguiendo los de la región de la costa de los del interior de la isla, lo cual permite al autor entrar en disquisiciones transcendentales sin duda, pero en las que no es dado seguirle en una noticia tan breve como la presente. En la parte tercera y última resume el autor todos los datos consignados en las dos anteriores, y expone las conclusiones que le parece pueden formularse en vista del estado de los co- nocimientos sobre la geología cubana y la de las regiones ve- cinas. Extractaré estas conclusiones, que son lo más esencial del estudio del Sr. T. Hill. 1. En los tiempos preterciarios existía en la región una su- perficie de tierra casi tan extensa como la actual, y en ella tuvieron asiento activos fenómenos eruptivos de que dan tes— timonio rocas cristalinas y metamórficas. Según el Sr. Fernán- dez de Castro, este primer núcleo estaría constituido por rocas paleozoicas, triásicas, jurásicas y cretácicas; pero sobre esto se tienen noticias por extremo deficientes. 2. Durante la época terciaria dicho núcleo se sumergió bajo el mar y quedó cubierto por una serie de sedimentos calizos en un espesor de 1.000 pies, cuyos sedimentos son de proceden- cia oceánica y no detritus de la misma isla. 3. Las capas depositadas durante los tiempos terciarios fue- ron dislocadas y plegadas enérgicamente después, al mismo tiempo que se operaba el alzamiento de la tierra sobre el mar. Este movimiento es de naturaleza exclusivamente orogénica. 4. A continuación empieza un período de elevaciones re- gionales (epeirogénico) tan repetidas y generales en toda la isla, que impidió se realizaran acumulaciones costeras en su perímetro. 5. Aestos antiguos y considerables alzamientos postercia- rios, durante los cuales se elevó á 500 pies la planicie de Cu- DE HISTORIA NATURAL. 107 chilla, que era un antiguo fondo de mar, siguió un largo pe- riodo de erosión. 6. En tiempos recientes, posteriores á la época á que se re- monta el nivel de Cuchilla, se reproduce el movimiento de ascenso de la isla, y son alzados los últimos terraplenes, acan- tilados costeros, niveles bajos, arrecifes coralianos modernos y sabanas del Sur. Semejante movimiento, intermitente sin duda, no se remonta más allá del pliocénico, y es posible que continúe en la actualidad. Por lo que toca á las primitivas rocas eruptivas é ígneas, el autor, por analogía con lo observado en Santo Domingo, Ja- maica y otros puntos del continente Norte-americano, se incli- na á referirlas á la época cretácica. No es posible señalar hoy la extensión del área ocupada por la zona de depresión del cretácico superior ni del terciario; pero seguramente comprende todas las grandes Antillas y las costas atlánticas y del golfo de los continentes Norte y Sud- americano, y probablemente la región del Istmo, emergida sin duda durante el cretácico superior, y en conexión con el Golfo de Méjico. El alzamiento posterciario de las Antillas sigue una direc— ción aproximadamente de E. á O. Afirma el autor, en conclusión, que la evolución orogénica de Cuba, iniciada en un período desconocido, se completó al principio del pleistocénico, excavándose las tierras y produ- ciéndose los principales contornos actuales. Cuanto á los alza— mientos locales descritos en el trabajo que reseño, se refieren á tiempos relativamente recientes, pero cuya época sólo puede fijarse con aproximación. Los más antiguos, representados por el nivel de Yunque, siguieron sin duda al plegamiento expe- rimentado por las calizas terciarias después de su depósito. Este plegamiento es seguramente de fecha posterciaria y mar- ca el principio de la nueva emergencia de Cuba; los terraple- nes son todos más recientes. Antes de este periodo el área de la isla yacía 2.000 pies por bajo de su nivel actual. No es posi- ble imaginar—añade el autor—que semejante movimiento estuviera limitado á la isla de Cuba, ni á las grandes Antillas, ó que terminara bruscamente á lo largo de la línea que va de E. 4. 0.; de lo que se infiere que la zona de movimiento se ex- - tendió á la porción ístmica del continente meridional del gran 108 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA escarpe de la meseta mejicana y se comprueba que en ella se asentaba la antigua comunicación del Atlántico y el Pacífico, ya probada anteriormente por el estudio tanto de los restos paleontológicos como de las formas vivas. Nustran al trabajo nueve láminas, representando cortes geo- lógicos, planos de los arrecifes, panoramas de montañas y pre- ciosas vistas fototípicas que muestran el aspecto de algunas planicies de los diversos niveles. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 24 de Mayo de 1895. PRESIDENCIA DE DON ROMUALDO G. FRAGOSO. —Leída el acta de la anterior fué aprobada. —Se repartió el cuaderno 3.” del tomo xx de los ANALES. —El Sr. Medina leyó lo siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterologica de España. Ápidos (1). Nomada succinta Panzer. —Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real) (La Fuente!).. — errans Lep.—Coruña (Bolívar!). — sezfasciata Panzer.—Sevilla! — Frey-Gessneri Schmied., fulvicorns Lep.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — agrestis Fabr.—Sevilla! ] — pectoralis Mor. var.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — pastoralis Eversm.—Idem. — discrepans Schmied.—Sevilla! (1) Consultados con M. J. Pérez, de Bordeaux. DE HISTORIA NATURAL. 109 Nomada tripunctata Mor., fñavomaculata Luc.—Sevilla! — favoguttata Kirley. —Sevilla!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — — var.—Sevilla!. — altoguttata H. Sch. —Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — furva Panzer. var. nigricans Pérez.—Idem. — distinguenda Mor.—Sevilla!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Kohli Schmied.—Valverde (Calderón!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — similis Mor.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — femoralis Mor.—Idem. — erythrocephala Mor.—Sevilla!, Carmona!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Nauusicaa Schmied.—Hornachuelos (García Núñez!); Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — migroantennata Schmied. — Hornachuelos (García Núñez!). — celomaria Pérez, laevilabris? Sehm.—Pozuelo de Ca- latrava (La Fuente!). — germanica Panzer.—Idem. — Astarte Pérez.—Idem. — Kirbyi Lep.?—Sevilla! — discedens Pérez.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — Lepeletieri Pérez.—Gelves (Sevilla)!, Constantina! — pusilla Lep.—Sevilla y Gelves! Sesión del 3 de Julio de 1895. PRESIDENCIA DE D. SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL. —El Sr. Presidente declaró abierta la sesión, y leída el acta de la anterior, fué aprobada. —Puestas sobre la mesa las publicaciones recibidas como donativo y á cambio, la Sociedad acordó hacer constar su gra— titud á los señores donantes. —(Quedaron admitidos como socios los siguientes señores propuestos en la sesión anterior: 110 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sr. D. Vicente de Val y Julián, Licenciado en Farmacia, residente en Carcastillo (Navarra), propuesto por D. Ignacio Bolívar. Sr. D. Agustín Santo Domingo y López, Licenciado en Ciencias Naturales, residente en Avila, propuesto por D. Carlos Hernández. Sr. D. Pedro Ramón y Cajal, Catedrático de Histología de la Facultad de Medicina de Cádiz, propuesto por D. Santiago Ramón y Cajal. Sr. D. Abelardo Bartolomé del Cerro, propuesto por D. Lucas Fernández Navarro. —Se hicieron dos propuestas de socios. —El Sr. Puig y Larraz dió lectura á la siguiente Noticia biográfica del Excmo. é Ilmo. Sr. D. Manuel Fernández de Castro y Suero. «Nació el Excmo. Sr. D. Manuel Fernández de Castro y Suero en Madrid el 25 de Diciembre de 1825, de familia española ave- cindada en la mayor de las Antillas; en estas, como es natural, transcurrieron sus primeros años, volviendo á la Península á los 10 de su edad á verificar sus estudios en la Escuela Pía de San Antón. Con dispensa de edad (aunque por entonces rigu- rosamente prohibido) ingresó en la Escuela de Ingenieros de Minas, pues en 1844 se le dió el título correspondiente, desti- nándole al establecimiento minero de Almadén. »No nos toca aquí referir su vida desde los diferentes puntos de vista en que puede considerarse aquella, bien como Inge- niero de minas, bien como economista, 6 como hombre políti- co, sino que nos limitaremos á historiarla como naturalista, tarea nada fácil teniendo en cuenta sus diversas aptitudes, ya que fué, puede decirse, uno de los que más han contribuido al adelantamiento de las ciencias naturales en nuestro país desde que hace largos años se dedicó al estudio de todos los ramos en que aquellas pueden considerarse divididas, y aun de las auxiliares que las complementan. i Í h DE HISTORIA NATURAL. 111 »Alejado del servicio oficial, puede decirse que casi desde el principio de su carrera, por cuestiones de dignidad, tanto pro- pias como de profesión, dedicóse á la industria particular, y en los archivos de la Comisión del Mapa geológico se encuen- tran algunos trabajos suyos de este período esencialmente mi- neros, en los que se ve su predilección por las ciencias natu- rales, á las que por otra parte hubía dedicado especial atención en sus estudios de la Escuela de Minas, con marcada preferen— cia respecto á los de indole distinta. Poco tiempo después, cuando empezaba á crearse un nombre como Ingeniero y como publicista, un azar de fortuna hízole descender desde la opu- lencia á una modesta medianía, y encargarse de toda una fa- milia numerosa; pero esto, en lugar de anonadarle, infundióle nuevos bríos, y trabajando incesantemente continuó el camino que se había trazado. Entonces fué cuando ya en el elevado Somosierra dirigiendo las labores de una mina inmediata y viviendo en la pobre aldea del mismo nombre, ya en la Lié- bana dirigiendo las obras de la carretera que había de unir á Potes con la provincia de León, invirtió las largas horas del invierno en estudios y experiencias de sus ciencias favoritas y en comunicar sus observaciones al eminente sabio ya casi ol- vidado, D. Melitón Martín, y á otros hombres glorias de la pa- tria, describiendo en largas cartas sus esperanzas y sus descu- brimientos. Estos trabajos desgraciadamente han desapareci- do, pues las numerosas vicisitudes por que hubo de pasar du- rante su vida el Sr. Fernández de Castro ocasionaron la pér— dida de sus Diarios y de la mayor parte de sus escritos. Sin embargo, se salvó, si no en los detalles primeros, sí en el con- junto, el resultado de los estudios pacientes y continuados, consecuencia de la idea fija que entonces le dominaba y que más tarde había de constituir uno de los más gloriosos timbres de su vida de Ingeniero: la aplicación de la electricidad á evi- tar los desastres, tan frecuentes entonces como ahora, que oca- siona el servicio de los trenes en los caminos de hierro. A con- secuencia de sus viajes por el extranjero, singularmente por Francia é Inglaterra, se relacionó con los hombres más emi- nentes que en los diversos ramos de aplicación de las ciencias naturales y físico-químicas brillaban á la sazón, aumentando así en gran manera sus conocimientos, su caudal científico, y completando sus ideas acerca del ya indicado pensamiento de 112 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA señales eléctricas y dádole una forma práctica y perfectamente aplicable. »Cuando en 1853, habiendo desaparecido la causa que moti- vaba su alejamiento del servicio oficial, ineresó de nuevo en, el Cuerpo de Ingenieros de Minas, ofreció al Gobierno español dicho científico al par que humanitario proyecto en una Me- moria en que se especificaba claramente y de la manera más práctica posible los detalles todos del invento. Ensayado en nuestro país en la línea de Madrid á Alicante, única que en— tonces partía de la capital, mereció un laudatorio informe de la Comisión nombrada para estudiarlo y de la Junta Consul- tiva del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, á quien correspondía dictaminar, dada la índole especial del asunto. Asimismo recibió el Sr. Fernández de Castro la felici- tación de las Cortes, reunidas á la sazón, y la opinión uná- nime en favor del nuevo invento de todos los inteligentes en estas materias, como se consigna en el notable prólogo con. que D. Melitón Martín, Director de las obras del ferrocarril del Mediodía por aquel entonces, puso al libro publicado dos años más tarde de Real orden, obra en que Fernández de Castro exponla, no sólo su sistema y la comparación con los propues- tos por otros inventores de diversos países, sino que como ne- cesario prolegómeno hace en ella un curioso y erudito resu— men de todo lo conocido hasta entences acerca de la electrici- dad y sus aplicaciones, así como de los detalles de la marcha y modo de actuar de los diferentes mecanismos cuyo conjunto constituye un camino de hierro, obra ésta de un gran mérito y que colocó á Fernández de Castro entre los más distingui- dos cultivadores de las ciencias físico-químicas en España. Estos trabajos y estos estudios fueron premiados concedién= dole la cruz de Carlos MI, una recompensa particular muy apreciada y solicitada por él, y un empleo personal 6 ascenso especial en la carrera, siendo este el ejemplo único que existe en los cuerpos de Ingenieros civiles de España y que demues- tra la alta estima que en la consideración pública alcanzaron los trabajos del joven y modesto sabio español. »Poco después, es decir, en 1859, fué destinado á prestar sus servicios á la isla de Cuba; en ella, desde el puesto que des- empeñaba y desde las columnas del antiguo y acreditado Diario de la Marina de que fué director, contribuyó grande- DE HISTORIA NATURAL. 113 mente á dar á conocer importantes aplicaciones de las cien- cias naturales en la vida de las poblaciones actuales y á des- truir añejas preocupaciones y perniciosas costumbres, que la ignorancia y el empirismo habían difundido en todas las clases sociales de la isla. Por la lista que de sus obras publica- das damos á continuación, más que por estos ligeros apuntes, se podrá formar juicio exacto de la forma eminentemente práctica que daba á todos sus trabajos, así como en todos ellos se nota la gran erudición que constituía, por decirlo así, el fondo de sus conocimientos, la cual era suministrada á manos llenas, sin que nunca llegara á agotarse manantial tan co- pioso y permanente, »Merecen citarse, sin embargo, y hacer especial mención respecto á algunos de los estudios llevados á cabo por el Sr. Fernández de Castro durante su estancia en las Antillas, tanto más cuanto que alguno de ellos no es muy conocido, aunque sí muy importante desde el punto de vista de nues- tra especialidad. Al verificarse las negociaciones que produ- jeron la reincorporación de la parte española de la isla de . Santo Domingo á la madre patria en 1860, y en cuyos traba- jos tuvo parte bien notoria D. Felipe D. Fernández de Castro, padre de D. Manuel, que vivía hacía algún tiempo en aquella Antilla y había llegado á desempeñar importantes cargos en el Gobierno de la República dominicana, el capitán general de la isla de Cuba D. Francisco Serrano y Domínguez, comi- sionó al Sr. D. Manuel Fernández de Castro para que, pasando á Santo Domingo, hiciese una descripción completa del terri- torio, dando á conocer su suelo, sus producciones, el estado de las industrias en él establecidas y todos los datos que cre- yese oportuno y conveniente para averiguar el verdadero valor del país y de sus recursos, tanto antes de la anexión como después de verificada ésta. Emprendió el viaje el joven Ingeniero con la precipitación con que generalmente exigen los que se hallan en el supremo poder el cumplimiento de sus deseos y órdenes, sin comprender que para un viaje de explo- ración y reconocimiento de un país, sea necesario otra cos: que emprender la caminata, y creyendo de buena fe que el viajero cientifico no necesita preparación alguna para sus investigaciones, ni aun muchas veces aparatos que le auxi- lien, ni personal subalterno que le ayude. Fernández de Cas- ACTAS DE LA SOC, ESP. —XXIV. 8 114 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA tro animado, sin embargo, tanto por los auxilios que su fami- lia le prometía, cuanto por el deseo de hacer una obra útil á su patria, emprendió la tarea, que los naturalistas que me escuchan comprenderán cuán penosa debió ser en un país desprovisto por completo de medios de comunicación, incle- mente de suyo, teniendo que abrir camino á medida que avanzaba por entre la frondosa vegetación de aquellas latitu- des las más de las veces, y no encontrando donde albergarse y reposar algún tanto de las fatigas de la expedición, durante días y semanas enteros, teniendo que sufrir las inclemencias del cielo y las incomodidades que la fauna de aquellos países ocasiona, contando por único recurso lo poco que puede trans- portarse en una caballería que al mismo tiempo conducía los útiles de acampar. Y esto durante seis meses de incesantes y rudos trabajos, sin interrupción alguna, teniendo que trans- portar aparatos, muestras recogidas, salvar altos montes, va- dear caudalosos ríos y precipitosos torrentes y poner á ruda prueba su inquebrantable firmeza y su vigorosa constitución física, hasta al fin llevar á cabo su empresa, á costa de una grave enfermedad que hubo de pasar sirviéndose él mismo de: médico y sin más auxilio que el de algunos negros que le acompañaban. »Resultado de tan penosa expedición fué un Informe 6 Me- moria en tres tomos de que damos cuenta detallada en la lista ya referida con el título: Xstudios geológicos y geográficos de la isla de Santo Domingo, con datos para su historia económico= industrial, vasto trabajo en que no sólo se trata de lo refe- rente á geología y geografía existente en dicha isla, sino que todos los ramos de la Historia natural se hallan tratados con relativa extensión, gran exactitud y copia de datos. Tan volu- minosa Memoria no llegó á ver la luz pública, aun cuando de Real orden se mandó, pues el expedienteo que constituye la plaga de la administración española entretuvo dicho trabajo unos cuantos años, pasando de unos centros administrativos á otros, para que cuando estuviese terminado el expediente oficial, ya se hubiese emancipado de nuevo la parte española de Santo Domingo. Hizo esto que el trabajo por fin se ence- rrase en el Archivo del Ministerio de Ultramar, donde perma- nece, no siendo conocido su contenido más que por alguna que otra noticia dada por su autor á las distintas Academias DE. HISTORIA NATURAL. 115 y sociedades de que formaba parte. De esta expedición queda también una numerosa colección de rocas, algunas suma- mente curiosas, que se hallan en los depósitos de la Comisión del Mapa Geológico de España, pendientes de un estudio que su colector pensaba hacer y que los cargos urgentes y peren- torios que le abrumaron impidieron llevar á cabo. »Prestó siempre el Sr. Fernández de Castro atención prefe- rente al estudio de la constitución geológica de la Isla de Cuba, al examen y aprovechamiento de sus riquezas naturales, y á difundir su conocimiento por todos los medios que á su alcance se hallaban en la prensa y los informes oficiales; observador inteligente y no dejándose llevar por opiniones preconcebidas, aun cuando se hallasen amparadas por nombres de alta consi- deración en la ciencia, trató en sus escritos de hacer desapa- recer la errónea idea, en aquellos tiempos bien extendida, de que las Antillas eran de origen volcánico, comprobando sus ase- veraciones las numerosas colecciones de rocas y fósiles re- cogidas por él, que en la Comisión del Mapa Geológico se en— cuentran y sustentó siempre la opinión de que el archipiélago á que aportaron por vez primera los españoles en 1492 había estado unido al continente americano en la época terciaria, como lo prueban los restos de grandes mamiferos fósiles halla— dos en la Isla de Cuba, puestos de manifiesto y dados á cono- cer al mundo científico por Fernando de Castro en la Memoria que leyó en 1864 ante la Real Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana, fundada en 1861 y de la que era uno de los primeros y más activos individuos; Memoria que amplió en 1872 con una segunda parte, rebatiendo las obje- ciones presentadas por Pomel y otros sabios extranjeros á los hechos expuestos por él en la primera. Es también digna de ser citada, porque puede considerarse como obra didactica en la materia, el erudito y concienzudo trabajo que hizo con motivo de los huracanes ocurridos en la Isla de Cuba durante el año 1870, que más bien que estudio, como modestamente lo titula, podría llamarse tratado acerca de estos curiosos me- teoros. »Cuestiones de carácter local unidas á las mal entendidas economías que desde hace largo tiempo obsesionan á nuestros políticos, hicieron se suprimiera el cargo que ocupaba Fernán= dez de Castro en la eran Antilla, pasando á la Península á 116 ACTAS DÉ LA SOCIEDAD ESPAÑOLA prestar sus servicios en la Junta superior facultativa de Mine- ría, como Inspector general de 2.* clase. »Llegado apenas á Madrid, ingresó en nuestra naciente SocIk- DAD llevado de su amor á las ciencias que cultivamos y á las que ofrecía ancho porvenir la unión de los naturalistas espa- ñoles en un centro y en condiciones de dar publicidad á traba- jos, que de otra manera se perderían, como ocurrió á los que el mismo Fernández de Castro hizo en su juventud por no exis- tir entonces facilidad de dar á luz los esfuerzos y estudios de los cultivadores de las ciencias naturales en nuestra patria. En los comienzos, pues, de esta SocIeDAaD EsPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL tomó parte muy activa el Sr. Castro, como lo prueban las varias notas que insertó en los ÁNALES y su constante asis- tencia á las sesiones; mas el cargo de Director de la Comisión del Mapa Geológico de España, que se le confirió en 1873 al reorganizarse este centro bajo las bases que hoy conserva y que llevan más de veintidos años de fructíferos resultados, dando nueva dirección á sus estudios, le separó algún tanto de la asidua asistencia á las sesiones de la corporación, aun cuando no dejó de prestar apoyo y auxilio á cuantos naturalis- tas quisieron cooperar, con los que formamos parte de la Comi- sión oficial, al adelantamiento de las ciencias geológicas en España, poniendo á disposición de todos las columnas del Bole— tin de la Comisión del Mapa CFeológico de España, que merced á los esfuerzos y decidido empeño de su Director se empezó á publicar en 1874 y en cuyos tomos figuran con notables traba- jos varios de nuestros consocios como los Sres. Macpherson, Calderón, Castel, Arévalo y Baca, Orueta y otros. Como muestra de consideración y aprecio por parte de nuestra SOCIEDAD fué elegido Presidente de la misma para el año 1883 y desempe- ñado las funciones de Vicepresidente en 1882, »Durante el tiempo que el Sr. Fernández de Castro ha dirigido la Comisión del Mapa Geológico practicó y publicó interesan- tes trabajos referentes, como es natural, principalmente al ramo á que se hallaba dedicado, los cuales enumeramos en la lista de sus obras que va al final de estos apuntes, y otras que no han visto la luz pública, bien por sus condiciones especiales, bien por no haber podido terminarlas. Entre las primeras me- rece citarse la erudita nota con que encabezó la publicación del mencionado Boletín de la Comisión del Mapa Geológico, - DE HISTORIA NATURAL. 117 resumen de todo lo que por entonces existía acerca de lo tra= bajado por españoles y extranjeros para el conocimiento de la constitución del suelo de la Península y de las posesiones espa- ñolas de Ultramar, estudio que completó dos años después con la Voticia de los trabajos del Mapa Geológico de España en 1.* de Julio de 1874. »Poco después salió á luz su discurso de recepción en la Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid, para el cual eligió por tema «la influencia de las fuerzas elec- tro telúricas en la formación tanto de los filones metalíferos como de otras diversas clases de rocas», obra de transcen- dental importancia científica y que amplió en la contestación al pronunciado por D. Daniel de Cortázar ante la misma Academia, que versaba sobre Jeteorología endógena Ú sea acerca de las teorías que tratan de explicar los fenómenos sis- mológicos, en cuya contestación apoyó resueltamente sus ideas acerca de la constitución interna del globo terrestre contrarias á la teoría francesa llamada del fuego central, opiniones que más adelante en 1890, desarrolló ante el Ateneo de Madrid sus- tentando que todos los fenómenos que se atribuyen por los plu- tonistas á el estado fiuido incandescente de la parte central de la tierra, se podían explicar clara y sencillamente por la acción de los agentes naturales el agua, el calor moderado y la elec- tricidad actuando sobre las rocas que forman la masa sólida total, es decir, considerando que el interior del globo no es otra cosa que un vasto laboratorio químico, y abogando porque los fenómenos que se observan en la superficie y en el interior que se suponían debidos á grandes y súbitos trastornos, no son más que el resultado de esas diversas acciones y fuerzas actuando continuada y constantemente por esfuerzos infinita- mente pequeños aplicados en tiempos infinitamente grandes. »Nombrado á principios de 1885 para presidir la Comisión de estudio de los terremotos que por aquel entonces asolaban una gran parte de las provincias de Granada y Málaga, pasó á aquella región en lo más fuerte de un riguroso invierno y tra- bajó con suma actividad para llevar á cabo satisfactoriamente la misión que se le había confiado, sin que el estado de su sa- lud, bastante quebrantada por un padecimiento crónico que le aquejaba, fuese motivo para detenerle y dejar de dar ejem- plo de constancia y celo para el cumplimiento del deber. De 118 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA este punto puede decirse parten una porción de estudios á que se dedicó y en los cuales tuvimos la honrosa tarea de auxiliar- le, los que no ha llegado á concluir, pues aun cuando la Co- misión nombrada dió á luz su informe, redactado sobre el te- rreno y en presencia de los hechos, después de tres meses de rudos trabajos de campo, redacción que en su mayor parte fué debida al Sr. Fernández de Castro, los estudios de gabinete propios para dar á conocer con todos los detalles el fenómeno ocurrido tuvo que asumirlos el presidente, pues el resto del personal de la citada Comisión se dedicó después de su vuelta 4 Madrid á otras tareas oficiales, y aun experimentó la sensi- ble pérdida del Sr. D. Juan Pablo Lasala, uno de los Ingenie- ros de minas más sabios y profundo maestro en las ciencias físico- matemáticas. »Otra de las grandes tareas que el Sr. Fernández de Castro se impuso y que logró llevar á cabo satisfactoriamente fué la publicación de un mapa geológico del territorio de España, en escala suficientemente grande para que pudiese servir como hase de estudios aplicados á la minería, á la agricultura, á las obras públicas y á la industria en general, para lo que eran ineficaces los que hasta entonces se habían publicado; el em- peño con que tomó asunto de semejante magnitud, creído por muchos imposible é impracticable, la constancia y la actividad desarrolladas por él para vencer las dificultades que tanto en la esfera oficial como en la de mera ejecución se presentaban á cada momento, bastarían á dar en otro país fama y conside- ración de benemérito de la ciencia al hombre que tal empresa acometía y siguió sin vacilaciones. Y no sólo consiguió el se- ñor Fernández de Castro poder dar al público la representa- ción exacta de todo lo estudiado en geología referente á la nación española en la Península, sino que merced á su cui- dado se consiguió, y en esto tuvimos una parte bien personal, poder señalar en el Mapa geológico hecho bajo su dirección los recientes estudios de los geólogos portugueses Delgado y Choffat, ofreciendo á los estudiosos la Península ibérica com- pleta con la adición de la región francesa adyacente á los Pi- rineos, estudiada por la Comisión de la Carta geológica deta- llada de la Francia. También se debe al Sr. Fernández de Cas- tro el que España figure debidamente representada en el Mapa c'eológico general de Europa, para lo que se ofrecían dificul- DE HISTORIA NATURAL. 119 tades de consideración y que fueron salvadas cuando llevando la alta representación de nuestro país acudió el sabio español al Congreso internacional que para el estudio del mejora- miento de la condición social y material de la clase obrera de las minas y fábricas reunió el emperador de Alemania en Ber- lín el año 1890, y en donde congregadas las eminencias de la minería de Europa el Sr. Fernández de Castro dió una gallarda muestra del estado de los conocimientos científicos en nuestro país, demostrando que no se hallaba en el estado de atraso que los publicistas extranjeros se complacian en señalar. »En el año 1891, por el mes de Diciembre, fué encargado por la Junta Superior Facultativa de Minería y la Comisión oficial encargada de organizar los trabajos para la celebración del cuarto Centenario del descubrimiento de América de hacer una bibliografía hispano-americana en que se consignaran las obras de españoles, peninsulares y americanos, que tratasen de la Minería y sus aplicaciones en lo que fué América española. Se emprendieron los trabajos inmediatamente, y en un principio creyó el Sr. Fernández de Castro que sólo con nuestra ayuda podría dar cima á la tarea en proyecto, tomando por base para ello la clasificación siguiente: Mineria en general.—Laboreo.— Beneficio.— Industrias mineralógicas.— Industrias metalúrgicas. Geologia.—Paleontologia.—Sismologia. — Economia politicomi- nera.— Administración.— Obras públicas y Biografías cientifi— cas; el Sr. Fernández de Castro se encargó de todas estas últi - mas y de revisar todos los libros que en su notable biblioteca minera se conservan, y yo de los que se hallasen en las biblio- tecas y archivos oficiales que se encuentran en Madrid. No habían transcurrido dos meses, cuando la gran cantidad de obras y documentos que habíamos descubierto nos demostró la imposibilidad de dar cima á la tarea de examinar y con- signar debidamente todo aquel tesoro de noticias en el tiempo que mediaba hasta el mes de Octubre de 1892, y tener dis- puesto el original para la imprenta como oficialmente se había mandado. En vista de todo, el Sr. Fernández de Castro acudió á la Junta de Minería reclamando se nombrasen auxiliares inteligentes para la empresa, siendo designados cuatro Ins- pectores generales, un Ingeniero jefe y dos Ingenieros subal-— ternos; mas los resultados no correspondieron á los propósitos, pues uno de los primeros y más entendidos en bibliografía, el 120 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sr. Maffei, murió al poco tiempo; otros por causas especiales no trabajaron, y la ayuda útil vino á quedar reducida á la cooperación de los Sres. Egozcue, Andrade y Buireo. Á pesar de todos estos contratiempos, el libro, bastante voluminoso, se hizo en tiempo oportuno; pero los auxilios oficiales que se ha- bían prometido para la impresión no se dieron, y tantas y tantas noticias interesantes, curiosas y útiles para el cono- cimiento de los esfuerzos que en pro de las ciencias naturales y de aplicación hicieron los españoles en el Nuevo Mundo han quedado olvidadas, y sabe Dios si perdidas. »No fueron sólo estos trabajos bibliográficos, de suyo bas- tante importantes, los que hizo y presentó en la Exposición Histórico-Americana celebrada en Madrid el año 1892, sino que también dirigió la instalación en que se ofrecieron al pú- blico examen las colecciones de rocas y fósiles de las Antillas; las de planos, dibujos y fotografías de las bellezas naturales del reino mineral de aquellas islas, las de las antiguas minas de Cuba y Puerto Rico y grandes mapas geográfico-históricos para que pudiera apreciarse debidamente por los visitantes á la Exposición, los derroteros seguidos por Colón y los españo- les en sus viajes de descubrimiento. Como hecho curioso, ya olvidado, consignaremos que con materiales, rocas y fósiles suministrados por Fernández de Castro y recogidos por él en los puertos de la isla de Santo Domingo y cayos adyacentes en que se sabe estuvo el Almirante, se formaron grandes bal- dosas, sobre las que, cubiertas de espléndido tapiz, apoyó sus pies S. M. la Reina Regente en el acto de la inauguración ofi- cial el referido Certamen histórico, quizá sobre las mismas ro— cas en que había sentado su planta Colón en nombre de los Reyes Católicos. Delegado Jefe del Cuerpo de Ingenieros de Minas el Sr. Fernández de Castro, representaba por decirlo así en la dicha Exposición Histórico-americana las ciencias natu- rales, cuyas aplicaciones tuvieron tanta influencia en el des- cubrimiento y colonización del Nuevo Mundo, ya que nuestro Museo de Ciencias no asistió por causas especiales, no concu- rriendo España más que con las Colecciones del Museo Arqueo- lógico Nacional y las de la Comisión del Mapa Geológico. Tam- bién bajo su celosa y activa dirección se organizó todo lo relati- vo á la historia del trabajo minero en España en la Exposición Histórico-natural y Etnográfica celebrada en Madrid el año 1893. DE HISTORIA NATURAL. 121 »El término de la vida del Sr. Fernández de Castro ha sido tal como él dijo muchas veces lo deseaba: una corta enfer= medad y una muerte inesperada; aquejado de una ligera ex= travasación de la orina, consecuencia del mal de piedra que padecía, se le produjo intensa fiebre; sin embargo, su extra- ordinaria energía le impulsó á abandonar el lecho y á salir á la calle, y el día 4 de Mayo del presente año, día de los más fríos de la pasada primavera, se presentó en las oficinas del Mapa Geológico de España, y creyéndose ya repuesto dió las disposiciones necesarias para que el personal emprendiese las exploraciones que habían de practicarse en los meses de Mayo y Junio; examinó los trabajos pendientes y aun nos anunció que el estudio biográfico que por su orden hacíamos del eminente y olvidado hombre científico del pasado siglo, D. Francisco Angulo, que desde profesor del Real Gabinete de Historia natural, donde tengo la honra de leer estos apuntes, llegó á los primeros puestos del Gobierno, habiendo sido un sabio Ingeniero de minas, quería examinarlo detenidamente y nos explicó el sentido en que él creía debia ser modificado el borrador que habíamos sometido á su juicio. Asimismo en este último día de su vida oficial nos habló de sus proyectos res- pecto á trabajos en el verano próximo, que consistían princi- palmente en el estudio que pensaba hacer y publicar acerca de unos equinodermos de la isla de Cuba y en el que, dando por terminados los estudios que en común habíamos practi- cado desde 1885 acerca de la sismología española, se había de redactar una Memoria resumen del asunto, en que se expu- siese todo lo principal que antiguos y modernos habían es- crito de tan interesante y poco conocido fenómeno, sus espe- ciales ideas acerca del mismo, y el estudio detallado de los principales terremotos que han conmovido la Península ibéri- ca, señalando no sólo todo aquello en relación con la sismo- grafía más notable, sino también lo que como preparación y resultado puede apreciarse entre los hechos meteorológicos anteriores y posteriores al fenómeno sísmico. A este trabajo habían de acompañar la representación gráfica de cada terre— moto, los cortes y detalles geológicos más importantes de la parte correspondiente á la zona más rudamente conmovida por el fenómeno, y un mapa de la Península en escala de 1,500,000 en el que se marcarían las curvas que limitan en 122 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cada caso las zonas de destrucción y de movimiento de todos los terremotos. Noticias que habíamos coleccionado y que abrazan un período cuyos límites son el siglo v antes de J. C., y la actualidad. »El día 5, sintiéndose muy molestado y á pesar de lo desapa- cible de la mañana, fué á visitar como tenía de costumbre to- dos los meses en tal día la tumba de la que fué su compañera en el último tercio de su vida y que había fallecido siete meses antes; por la tarde del mismo día cayó en el lecho con una violenta fiebre que tuvo fatal desenlace á las 4* 181 de la tarde del 7 de Mayo de 1895, muriendo de una manera Casi insensi- ble, rodeado de su familia y de algunos amigos, entre los que tuvimos el triste privilegio de contarnos. »Tal fué la vida como hombre de ciencia del que como par- ticular brilló por su tacto y su finura; deferente siempre con las opiniones sustentadas ante él, trataba de convencer expo- niendo hechos y sin herir la susceptibilidad del contrario; hombre de valor probado y de espíritu sereno, cumplía los de- beres de caballero y amigo hasta la exageración, y aun con los que no le unían lazos de ninguna clase nunca permitió, en lo que á él le fué dable, que sufrieran menoscabo ni en sus intereses ni en sus personas. Como jefe, puede decirse que no le hemos conocido, pues en los veintidos años que ha dirigido la Comisión del Mapa Geológico de España, á la que tenemos la honra de pertenecer desde 1874, solamente el amigo hemos encontrado en todas ocasiones, y los que como nosotros á él le debemos por la dirección inteligente y bondadosa que supo imprimir á nuestros estudios los conocimientos que se nos al- canzan, no sólo en las ciencias naturales y otras propias de la carrera del Ingeniero de minas, sino los de otros ramos bien distintos de los conocimientos humanos, siempre recordare- mos al par que al amigo querido y al benévolo jefe, al inolvi- dable sabio y maestro.» DE HISTORIA NATURAL. 2 123 AS TAS de las principales obras publicadas por el Exemo. Sr. D. Manuel Fernández de Castro, referentes á la Historia natural y á sus aplicaciones. 1860.—Desagiies de la Habana por medio de pozos absorbentes. Diario de la Marina. Habana. Días 2 y 19 de Agosto de 1860. 1860-62.—Empedrado y desagies de la Habana. Diario de la Marina. Habana. Días 19 de Septiembre de 1860; 21 y 27 de Junio, 3 y 17 de Julio, 1 y 24 de Agosto y de Sep- tiembre de 1861, y 19 de Junio de 1862. 1861.—Inundaciones y sequías (22 artículos). Diario de la Marina. Habana, 1861. 1862.—Estudios geológicos y geográficos de la Isla de Santo Domingo, con datos para su historia económico industrial. Ms. fechado en la Habana á 30 de Octubre de 1862. Original en el Archivo del Ministerio de Ultramar. Sumario: PRIMERA PARTE (520 páginas en folio). Cap. 7. Situación geográfica y extensión de la Isla de Santo Domingo. Litoral. Límites. Islas. Cayos. — Cap. II. Montañas. Valles y regiones marítimas. — Cap. TIT. Ríos. Lagunas. Ciénagas. Fuentes minerales y terma- les.—Cap. IV. Clima.—Cap. V. Historia natural.—Cap VI. División territorial. Descripción por orden alfabético de las ciudades, villas y pueblos.—Cap. VIT. Agricultura, industria y comercio.— Cap. VITI, Población. Colonización. — Cap. IX. Vías de comunica- ción. Telégrafos. Faros. APÉNDICE Á LA PRIMERA PARTE. Tabla de las posiciones geográfi- cas de algunos puntos notables de Santo Domingo.—Cuadro de las observaciones termométricas y barométricas, hechas en Santo Domingo de Julio 4 Diciembre de 1861, con las altitudes de los lugares en que se han verificado é indicaciones de la naturaleza del terreno.—Tabla de algunas medidas usadas en la Isla de Santo Domingo exclusivamente. SEGUNDA PARTE (370 páginas en folio). Datos para la historia eco- nómico industrial de Santo Domingo.-—Cap. 7. Descubrimiento. Gobiernos de Cristóbal Colón y de Bobadilla. — Cap. II. Gobierno del Comendador mayor D. Nicolás de Ovando.—Cap. 11I, Gobierno de D. Diego Colón. De los PP. de San Jerónimo. De D. Rodrigo de Figueroa.—Cap. IV. Segundo gobierno de D. Diego Colón. Influen- cia de las conquistas de Méjico y del Perú. Decadencia de la Espa- ñola.— Cap. V. Principios de la colonia francesa. Estado miserable de la Española.—Cap. VI Reinado de Felipe V. Cesión de una parte de la Española á los franceses. La colonia española comienza á regenerarse. — Cap. VIT. Cesión de toda la Isla de Santo Domingo á los franceses. Revolución é independencia de la parte francesa. 124 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Reconquista de la parte española. — Cap. V/1I. Independencia de Santo Domingo. Dominación Haitiana. República Dominicana. Segunda reincorporación á España. APÉNDICE Á LA SEGUNDA PARTE. Carta de Cristobal Colón á Doña Juana de Torres. — Lavado del oro en la Española. — Ceremonias para trabajar en las minas en tiempo de Colón. —Fragmento de una carta del Licenciado Alonso de Zuazo á M. de Chievres de 22 de Enero de 1518. — Real cédula de 20 de Abril de 1810 con varias concesiones 4 Santo Domingo. — Informe presentado por el oidor D. José Francisco Heredia al M. I. Ayuntamiento de Santo Do- mingo en 1812. — Concesión para explotar las minas de Santo Do- mingo, hecha por el gobierno dominicano en 15 de Octubre de 1858. TERCERA PARTE (330 páginas en folio). Itinerarios geológicos. In- troducción.— Cap. 7. Santo Domingo y sus alrededores. Costa SE, de la Isla.—Cap. T7. San Cristóbal. Distrito metalífero del cobre.— Cap. 11I. Márgenes del Nigua y parte de las del Jaina.— Cap. IV. Monteplata. Paso de la cordillera central por Boyá. Bayaguana. — Cap. V. Provincia de Seybo. Higuey. Extremo oriental de la cor- dillera central.—Cap. VI. Santa Rosa. Márgenes del Jaina. Buena- ventura. Paso de la cordillera central. Bonas.—Cap. VII. Maimón. Sus depósitos de hierro magnético y de cobre. El Yuna Cotuy. Sus tierras refractarias. — Cap. V/I1. El río Camó. San Francisco de Macoris. El Hoyo del Llabija. Lignito del Llaiba. Curso inferior del Yuna.—Cap. TX. Península de Samaná.—Cap. X. Bahía de San Lorenzo. Lignito de Yanigua. Ruta de Samaná á Santo Domingo. APÉNDICE Á LA TERCERA PARTE. Seis planos geológicos y topográ- ficos y un mapa general de la Isla. 1862.—Minas de Asturias. Diario de la Marina. Habana. Días 8 y 20 de Febrero de 1862, 1862.—Nota sobre la geología de Santo Domingo, leída en la Academia de ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana, el 10 de Agosto de 1862. Diario de la Marina. Habana. Días 29 de Agosto y siguientes de 1862. 1863.—Extracto del informe acerca de Santo Domingo, sus producciones, historia natural y especialmente de la mineralogía. Diario de la Marina. Habana. Día 13 de Febrero de 1863. 1863.—Del yeso y del hierro oxidado en Cuba. Diario de la Marina. Habana, 1863. 1863.— Fundición de cobre en Mantua. Diario de la Marina. Habana. Día 29 de Julio de 1863. 1863.—Medios de evitar la asfixia. Diario de la Marina, 1863. 1863.—Estudio geológico-químico de los manantiales de Vento. Informe que presenta al Excmo. Sr. Gobernador Capitán gene- ral de la Isla de Cuba, la Comisión nombrada para inspeccio- nar las obras del Canal de Isabel II, proyectado por D. Fran- cisco de Alvear, con objeto de conducir á la Habana las aguas DE HISTORIA NATURAL. 125 de los manantiales del Vento (componían la Comisión los Sres. Fernández de Castro, Valdés, Ruíz León, Aenlle y Sal- terain). Habana, 1863. Se reimprimió en Madrid, 1864. Impr. de la viuda de A. Yenes, en 4.%, 64 págs. y una lámina; y en la Rev. Minera, xv1, 1865. 1864. —Estudio sobre las minas de oro de la Isla de Cuba, y muy particu- larmente sobre la de San Blas de las Meloneras, en el partido de Guaracabuya, jurisdicción de Remedios. Habana, 1864. Impr. y libr. «El Iris», en 4.9, 104 págs. con gra- bados en el texto, una lámina. Fué reproducida en los Anales de la Real Academia de ciencias médicas, físicas y naturales, tomo 1, 1864, en la Gaceta de Madrid, días 20 á 29 de Sep- tiembre de 1865, y en extracto en la Rev. Minera, xv1-1865. 1864.—De la existencia de grandes mamíferos fósiles en la Isla de Cuba. (Memoria leída en la Academia de ciencias de la Habana el 10 de Julio de 1864.) Habana, 1865. Impr. y libr. «El Iris», en 4.*, 31 págs. y un atlas de 13 láminas. Reproducida en los Anales de la Real Academia de ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana, 1, 1864, y en la Revista Minera, Madrid, xv1, 1865. 1864.—Desgracias ocasionadas por los barrenos. Diario de la Marina, 1864. 1865.—Informe dado con motivo del reconocimiento del potrero Toledo, para el establecimiento de la Escuela de Agricultura, en 20 de Septiembre de 1860. Diario de la Marina. Habana. Días 6 de Mayo y 9 de Julio de 1865. 1865.—Sobre los terrenos de la Isla de Cuba en que se cultiva la caña de azúcar, considerados bajo el punto de vista geológico. Diario de la Marina. Habana. Días 2 y 4 de Marzo de 1865. 1865.—Algunas observaciones sobre los diferentes sistemas de empedra- dos y afirmados de calles (serie de 20 artículos). Diario de la Marina. Habana, 1865. 1865.—Informe dado con motivo del reconocimiento del potrero de Ferro para el establecimiento de la Escuela de Agricultura, en 30 de Noviembre de 1864. Diario de la Marina. Habana. Días 20 de Mayo y 9 de Julio de 1865. | 1865.—Desagiies de la Habana por medio de pozos absorbentes. Diario de la Marina. Habana. Día 26 de Julio de 1865. 1866.—Sobre abastecimiento de aguas á la villa de Cárdenas y estudio de log manantiales de las canteras de Teide. Diario de la Marina. Habana. Día 29 de Febrero de 1866, 196 ACTAS DE LA SOCIEDAD ¡ESPAÑOLA 1866.—Sobre las: propiedades de .la llamada cal. quemada del potrero Marañón. Diario de la Marina. Habana. Días 11 y 13 de Febrero de 1866. 1866.—Sobre abastecimiento de aguas á la población de Cienfuegos. Diario de la Marina. Habana. Día 24 de Mayo de 1866. 1870.—Descripción de las Antillas. — Reseña geológica. Crónica general de España. « Antillas.» Madrid, 1870, en folio. 1870,—El Myomorphus cubensis, nuevo subgénero del Megalonix. An. de la. R. Acad. de cienc. de la Habana, vu, 1870. Reprodu- cido en la Revista Minera, Madrid, xx11, 1871. 1871.— Sobre la formación de la tierra colorada que constituye gran parte de los terrenos de cultivo de la Isla de Cuba. Revista Forestal, 1v, Madrid, 1871, pág. 289. 1871.—Colmillos de hipopótamo en la Isla de Cuba. (Nota leída en la Aca- demia de ciencias de la Habana.) Revista Minera, Madrid, xx11, pág. 165. 1871.—Restos de Mastodon procedentes de Honduras. Revista Minera, Madrid, xxxn, 1871. 1871.- De la existencia de grandes mamiferos fósiles en la Isla de Cuba (2.* parte). Madrid, 1871. Impr. de J. M. Lapuente, en 4., 30 págs. 1871.—Estudio sobre los huracanes ocurridos en la Isla de Cuba durante el mes de Octubre de 1870. Precedido de algunas considera- ciones sobre la teoría, causas, época y frecuencia de estos meteoros. Sumario: Capítulo I. Idea general de los huracanes. Su teoría.—Cap. 17. Seña- les precursoras de los huracanes. Hipótesis sobre su origen.— Cap. III. Épocas en que suelen ocurrir los huracanes. Su frecuen- cia. Su pretendida periodicidad. Catálogo de los ocurridos en la Isla de Cuba.— Cap. 1V. Marcha del huracán que atravesó la Isla de Cuba en la noche del 7als de Octubre de 1870.—OCap. V. Marcha del huracán que cruzó la Isla de Cuba del 19 al 20 de Octubre de 1870. Otros huracanes ocurridos en 1870 en las Indias Occidenta- les. —Cap. VI. Desastres causados por los huracanes del mes de Octubre de 1870 al pasar por la Isla de Cuba. Madrid, 1871. Impr. de J. M. Lapuente, en 4.”, 488 págs. y 4 grandes láminas. Revista Minera, xx y xxm (1871 y 1872). 1872.—Diente de Placoide fósil de la Isla.de Cuba, que parece ser una especie nueva del género Aetobatis. (Nota leída en la Acade- mia de ciencias de la Habana el 28 de Abril de 1872.) Madrid, 1872. Impr. de J. M. Lapuente, en 4.%, 30 págs. y 2 lá. minas. Reproducido en la Revista Minera, Madrid, xx1n1, 18: 2, DE: HISTORla NATURAL. 127 1873.—Aetobatis Poeyii. Nueva especie tósil procedente de la Isla de Cuba, AN. DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., 11, pág. 193, 3 láminas (vI-v111). 1873.—Notas para un estudio bibliográfico sobre los orígenes y estado actual del Mapa Geológico de España. Boletin de la Com. del Map. Geol. de Esp., 1, 1874, pág. 17. 1874.—Sobre una mandíbula de Myomorphus cubensis, Pomel. AN. DE LA SOC. ESP. DE HisT. NAT., 111, Áctas, pág. 58. 1876.—Noticia del estado en que se hallan los trabajos del Mapa Geoló- gico de España en 1. de Julio de 1874 (contiene una biblio- grafía geológica de España ordenada por provincias). Boletín de la Com. del Map. Geol. de Esp., 11, pág. 1 y siguientes. 1874.—El Ilmo. Sr. D. Felipe Bauzá y sus escritos geológicos. Boletín de la Com. del Map. Geol. de Esp., 111, 1876, pág. 97. 1877. - Las emigraciones y la aclimatación en Polinesia. Boletín de la Soc. geogr. de Madrid, 11, 1877, pág. 440. 1878.—Discurso acerca de la influencia que ha podido ejercer en ciertos fenómenos geológicos, y muy particularmente en el metamor- fismo de las rocas y en la formación de los criaderos metalí- feros, el movimiento molecular debido á las acciones telúricas. Leído ante la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, en la sesión celebrada para la recepción del Excmo. Sr. D. Manuel Fernández de Castro, el 2 de Junio de 1878. Madrid. Impr. de la viuda é hijos de Aguado, 1878, en 4.”, 81 páginas. 1879. —Noticias geográficas de la Isla de Santo Domingo. Boletin de la Soc. geogr. de Madrid, vi, 1879, pág. 317. 1879.—Las cuarentenas: posibilidad de suprimir las de observación sin daños de la salud pública y con ventaja de la navegación y del comercio. Conferencia dada en el Ateneo científico y literari., de Madrid el 20 de Febrero de 1879. Anales de la Construcción y de la Industria, tomo 1v, 1879, pági- nas 67 y 86, folleto en 12.” de 56 págs. 1881. Pruebas paleontológicas de que la Isla de Cuba ha estado unida al continente americano y breve idea de su constitución geo- lógica. Discurso pronunciado en el Congreso internacional du Americanistas, celebrado en Madrid en Septiembre de 1881. Congreso internacional de Americanistas. Actas de la cuarta reunión, Madrid, 1881. Madrid. IÍmpr. de Fortanet, 1883, y, pág. 74; Boletín de la Com. del Map. Geol. de Esp., vin, 1881, pág. 357, una lámina (croquis geológico de la Isla de Cuba). 1883.—Descubrimiento de nafta en la Isla de Cuba. ÁN. DE LA SOC. ESP. DE HiSsT. NAaT., x11, Actas, pág. 10, 128 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA 1883.— Comisión del Mapa geológico de España. Su origen, vicisitudes y circunstancias actuales. Noticia y catálogo de los objetos pre- sentados en la Exposición de Minería, celebrada en Madrid el año 1883. Boletín de la Com. del Map. Geol. de Esp., x, 1883, pág. 93. 1885.—Terremotos de Andalucía. Informe de la Comisión nombrada para su estudio, dando cuenta del estado de los trabajos en 7 de Marzo de 1885. Componían la Comisión, además del Sr. Fer- nández de Castro, los ingenieros de minas Sres. D. Juan Pablo Lasala, presidente de la Comisión para el trazado de las me- ridianas, D. Daniel de Cortázar, de la Academia de Ciencias, y D. Joaquín Gonzalo y Tarín. Boletín de la Com. del Map. Geol. de Esp., x11, pág. 1, con 2 láminas, 1885, folleto en 4.” de vit, 105 págs. —El Sr. Ramón y Cajal (D. Santiago) leyó la siguiente nota preliminar: «Sobre unos corpúsculos especiales de la retina de las aves. »Recientes observaciones recaídas en la retina de las aves, nos han permitido hallar una especie de espongioblastos, que por su morfología y conexiones podrían clasificarse de espon—- gioblastos de asociación. »Trátase de corpúsculos voluminosos, piriformes, yacentes en la zona de los espongioblastos y por lo común en la parte más externa de ésta. Poseen una sola expansión robusta des- cendente, la cual, en cuanto aborda la zona subyacente, se des compone en un penachito de ramos cortos groseros y nota- blemente varicosos. Semejante penacho, que nunca rebasa el primer piso de la capa plexiforme interna, es, á veces, tan rudimentario, que se reduce á dos ó más excrecencias de la porción terminal del tallo. »Aparte de estas ramas, que pudieran estimarse como pro- longaciones protoplásmicas atróficas, dichos elementos poseen una larguísima y robusta prolongación, cuyas propiedades permiten asimilarla á un cilindro-eje. Dicha prolongación nerviosa brota de un lado del penacho protoplásmico, seme- jando, á veces, por su grosor, mera inflexión del tallo descen- dente; se dobla bruscamente para hacerse horizontal, y reco- rriendo el límite externo de la capa plexiforme externa ó el DE HISTORÍA NATURAL. 129 espesor del piso primero de esta capa, acaba resolviéndose en una rica y elegante arborización terminal, cuyos ramitos yacen tan próximos y afectan aspecto tan varicoso, que, á pri- mera vista, se tomarían por depósitos granulosos de cromato argéntico. Las vistas de plano con buenos aumentos revelan con entera evidencia la forma y dimensiones de la arboriza- ción, que abarca un espacio bastante extenso de la zona ple- xiforme y deja libres pequeños huecos donde se alojan los tallos descendentes de los espongioblastos 6 células amacri- nas comunes. Estos mismos cortes tangenciales ú horizonta- les prueban que dichas expansiones largas marchan en todos sentidos recorriendo enormes distancias, pero enviando siem- pre sus arborizaciones terminales al piso primero 4 más exter- no de la zona plexiforme. Tocante á la abundancia de dichas fibras, algunas preparaciones afortunadas permiten asegurar que son muy numerosas y de espesor variable (lo que quizás depende del distinto tamaño de las células de origen) y que sus ramificaciones terminales aplanadas engendran un plexo varicoso y continuo situado en el límite externo de dicha zona ó en el espesor del piso más periférico. No es raro notar cam- bios de dirección en dichas fibras, trazando un ángulo recto, ya cerca de su origen, ya antes de su arborización. »¿Qué significación tienen tan singulares elementos? Aten- didas su morfología y situación, habría motivos para identifi- carlos con los espongioblastos; pero la existencia de una expansión más larga, aunque tan robusta como las otras, expansión que se resuelve en una arborización varicosa espe- cial, así como la cortedad y aspecto rudimentario del penacho protoplásmico, prestan á semejantes elementos un sello parti- cular que obliga á formar con ellos una categoría especial de células retinianas. No cabe negar, sin embargo, que en lo referente á sus expansiones largas, semejantes elementos se aproximan á las células horizontales de la zona plexiforme externa, en las cuales nosotros hemos demostrado también (y han confirmado Kallius, Dogiel, etc.) la presencia de un largo cilindro-eje horizontal terminado por una arborización apla- nada. Por lo que hace á la significación funcional de dichos elementos, cabe conjeturar que sirven para asociar en una acción común espongioblastos situados á grandes distancias; de aquí el nombre de espongioblastos de asociación que les ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIV. 130 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA hemos dado. En favor de esta opinión habla el hecho de que las arborizaciones terminales de los cilindros-ejes de semejan- tes elementos se extienden exclusivamente por el límite ex- terno de la zona plexiforme interna, paraje en que forzosa- mente deben ponerse en contacto con los tallos descendentes de muchos espongioblastos, antes que estos engendren sus penachos terminales. S »Finalmente, debemos afirmar que las tales células no son patrimonio exclusivo de las aves, sino que se hallan también en otros vertebrados. Hace ya tiempo que pudimos notar en los reptiles y mamiferos ciertas arborizaciones aplanadas y eranulosas situadas en la parte externa de la capa molecular interna; pero no habiendo logrado teñir jamás las células de origen, habíamos tomado tales ramificaciones como modos de terminación del penacho protoplásmico de corpúsculos de la capa ganglionar.» —El Secretario dió lectura de la nota remitida por D. Carlos Pau, de Segorbe, titulada: Plantas de La Bética. «Les herborisations solitaires... ont toujours quelque chose de triste ou du moins de sérieux et de mélancolique; point d'ami á qui faire partager ses im- pressions...» SAINT-PIERRE /Dic£., p. 109). «Un viaje á escape no puede dar buen resultado: las explo- raciones de terrenos desconocidos para el viajero exigen, tra- táandose de estudios botánicos, multitud de trastos que única- mente puede hacerse con ellos el que goce de condiciones, que no puedo hacerme con ellas. Tampoco es dado establecer el centro de operaciones en capitales populosas como Sevilla, pues será muy difícil poseer local á propósito para secar los papeles, resultando de este inconveniente que las muestras se pudren y con dolor tiene el naturalista que desprenderse de plantas recogidas con grandes afanes y sudores. Las plan- tas de Puerto de Santa María y Puerto Real llegaron á mi poder después de tres semanas; las facturé por pequeña velo— cidad, las encajoné húmedas y encontré basura en donde dejé buenas muestras. DE HISTORIA NATURAL. 131 Yo diría algo del lamentable abandono en que tienen la tierra los naturales del país, tierras que ningún valenciano puede ver sin pena; mas temo se me vaya la lengua y ofenda los castos oídos de algún sensato. En Alcázar de San Juan, aproveché las horas que tarda en llegar el tren de Andalucía herborizando por los campos cer- canos, recogiendo poca cosa. Al otro día de mi llegada á Sevilla salí al azar por el puente de Triana; tomé por la mar- sen derecha del Guadalquivir hasta la Cartuja y torcí á la izquierda llegando hasta el pie de los cerrillos que recorre la vía férrea. ¡Así no hubiera hecho semejante exploración! Desilusionado, y con lodo y agua hasta la rodilla, salí de aquellas tierras encharcadas. El tiempo metido en lluvias contribuyó además á que dejara pasar los días sin hacer nada: por fin, el día 13 resolví hacer algo, sin hacer caso del tiempo, y partí para Cádiz. Aquella misma tarde exploré las cercanías del Puerto de Santa María; y al día siguiente marché á Puerto Real por el camino de hierro unas veces y por la carretera otras; apartándome más ó menos del camino cuando el terreno me llamaba la atención. El día 21, lo pasé desde Dos Hermanas á Sevilla, y el día 22, salí para casa. Como deseo volver este año que viene, no tenía intención de publicar nada; pero por si acaso se torciera la cosa, aquí van cuatro palabras de las pocas muestras traídas: A Alcázar de San Juan. (13 de Abril de 1895.) Astragalus Clusii B. et R.—A. hamosus L.—A. Glaux L.— Sazifraga tridactylites L.— Veronica triphyllos L.—Linaria hirta M.—L. micrantha (Cav.)—Androsace maxima L.—Hut- chinsia procumbens Desv.— Camelina microcarpa Andrz.—Cera- tocephalus incanus Stev. — Hypecoum glaucescens Guss. — An Hyp. pendulum L.—Hyp. procumbens L. (2) —Sisymbrium hirsu- tum Lag .—Nonnea micrantha B. et R.—Malineria minuta Parl. —Sisymbrium maultisiliquosum Wilk.— Brucastrum obtusangu- lum Echb.—Rumez tingitanus L.— Sisymbrium Irio L.—Sedum cespitosum DO. 132 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA SEVILLA. E Triana, La Cartuja y vía férrea. (15 Abril.) Sinapis alba L. Difiere del tipo por el margen foliar, decurrencia de sus lacinias y pico del fruto. Diplotazis catholica DO.—D. siifolia Kze.—Raphanus mariti—- mus Sm.—Centaurea pullata L.—Pumaria agraria Lag.—Rumez bucephalophorus L.—Stachys hirta L.—Asperugo procumbens L. —Vonnea nigricans DC.—Ranunculus muricatus L.—R. trilo- bus Desf. — FPicaria grandiflora Rob. — Ranmunculus peltatus Schrank., var...—Hojas dimorfas, receptáculo globoso, pétalos tres veces mayores que los sépalos, trasovado-orbiculares, blancos, con la uña amarilla, receptáculo casi desprovisto de pelos. »Por los caracteres escritos se observa que esta planta debe incluirse en la sección propuesta por el Sr. Freyn en la pági- na 909 del tomo ui del Prodr. Fl. Hisp., y en compañía de los R. triphyllos y R. dubius, de los cuales difiere, al parecer. La planta abunda en los campos encharcados que se encuentran á espaldas de La Cartuja y antes de llegar al puente del camino de hierro; como es planta terrestre, me parece que debe existir tipo conocido á la cual debemos referirla. Del R. peltatus Schrank (Batrachium peltatum Pr.) difiere por su receptáculo alampiñado; del 2%. triphyllos Wallr., por sus pedúnculos doble mayores que las hojas, lacinias foliares cortas, rígidas, lineales y ligeramente engruesadas baja de su ápice; del 2. dubius Freyn, por su carencia de vestidura pelosa; de los R. confusus G. et G., R. Baudotii Godr. y R. Leon- tinensis Freyn, por su receptáculo globoso.—Según la descrip- ción que conozco del R. tripartitus de los autores ingleses (B. intermedium Nym.), tampoco pertenece á esta especie. Yo creo que la planta sevillana pertenece al tipo 2%. pelta- tus Schrank, y á una variedad de receptáculos alampiñados (variedad que puede ser el 2. ¿riphyllos Wallr?), y á la varia- ción d forma que crece fuera del agua. DE HISTORIA NATURAL. 133 Es, por fin, planta no indicada hasta el día en La Bética. Fedia Cornucopiz Gaertn.— Pumaria officinalis L.—F. parvi- fora Lamk.—?". capreolata L., var... (angustisepala).—Lo mis- mo puede ser variedad del tipo citado que de la 7. fabellata Gasp. Si atendemos á los frutos, los vemos idénticos que en la F. oficinalis; si nos dirigimos á los sépalos los veremos tan estrechos como en la 7. flabellata. Difiere de la 7". capreolata L. por los segmentos de las hojas superiores, profundamente laciniados y lacinias mucho más largas, corolas menores y sépalos diptico-lanceolados; de la FP. flabellata Gasp., por sus frutos sin arrugas ni asperezas difiere. Althea hirsuta L.— Malva Niceensis AM.—M. Cretica (L.— Dianthus prolifer L.— Euphorbia exigua L.— Erodium cicuta—- rium Hérit.—E. moschatum Hérit.—E. primulaceum Lee.—Me- lilotus parvifiora Desf. —M. sulcata Desf. y) major Camb.— Medicago lappacea Lamk.—Coleostephus Myconis Cass.—Pinar- dia coronaria Less.—Echium plantagineum L.—Silene rubella L. —£$. colorata P. var. 8) lasiocalyz.—£8. Gallica L.—Spergularia salina Pr. (Sp. marina Wk.) — Cerastium viscosum L. — Vicia varia Host.—Periderea fuscata Webb.—Oxzalis corniculata L.— Oxalis cernua Th.— Bromus maximus Dest.— Br. tectorum L.— Lamarkia awrea Moench.—Hordeum maritimum With.—Lolium temulentum L.—Stachys arvensis L.—Senebviera Coronopus Poir. —Trifolium tomentosum L. var. levocolys. Esta forma, recogida con mucho descuido, difiere del tipo por sus cálices alampiñados. —Ignoro si puede pertenecer al Tr. resupinatum de los autores que lo indican en las cercanías de Sevilla. Carezx divisa Huds.—Corrigiola telephiifolia Pourr.—Lathyrus Ochrus DC. HT De Dos Hermanas á Sevilla. (21 Abril.) Carez glauca Scop. Esta planta, que siempre la ví crecer á orillas de arroyos, se encuentra, tanto en Dos Hermanas como en Puerto Real, en los collados. Parece ser que no es citada en el país. 131 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Triwago versicolor Grisb.—Bufragiía viscosa Benth. Son frecuentes estas dos plantas, tanto aquí, en Sevilla, como en la provincia de Cádiz, y viviendo en compañía.—No he visto la Trizago Apula Stev. con flores amarillas. Eynandriris Sisyrinchium Parl. Esta hierba se extiende desde Sevilla hasta Cádiz, siendo abundante en un collado que se encuentra antes de Puerto Real. Anemone palmata L. Frecuente parece ser en toda Bética, y en el pinar próximo á Puerto de Santa María fué donde más abundante le vi. Helianthemum ledifolium W. «) macrocarpum Reseda (Luteola var?) gracilis. Únicamente pude ver y recoger un solo pie sin fruto, de raíz vivaz, tallos indivisos, delgados, cilindráceos, hojas angosta- mente lineales, flores con pedúnculos bastante desarrollados, capsulas profundamente cortadas, dientes en garfio. Afine de la R. Fussonei Boiss., de la que difiere por sus tallos humildes y débiles, y hojas apenas onduladas en los bordes.—Habita en los collados y sitios incultos. Plantago Serraria L.—Astrocarpus Clusii J. Gay.—Ranuncu- lus muricatus L.—R. trilobus Desf.—R. parviflorus L.—Moehrin- gia pentandra Gay. Esta planta, que es nueva para la región, se encuentra igual- mente en los pinares de Puerto de Santa María. Eruca longirostris Vechtr.—Cynoglossum pictum Ait.—Helian- themum intermedium Thib.— Polygala Monspeliaca L. (abun- dantísima). Tolpis Betica Pau. (7. barbata 8) grandiflora J. Ball.; Willk., suppl. p. 107.—Crepis betica Mill.?) No puedo considerar de ninguna manera á esta planta como variedad de la 7. barbata Gaertn. No existe en Europa ningu- na planta que lleve sus cabezuelas tan grandes y que yo co- nozca. Las muestras todas que recogí carecen de aquenios, y únicamente la cabezuela central presenta flores; así que son muy jóvenes para describirla bien. Difiere de la 7. darbata Gaertn. por sus tallos más robustos y más cortos, por sus hojas más anchas y apenas adelgazadas en peciolo las de la base, las de los tallos sentadas; pedúnculo de la flor central notablemente mayor, brácteas más aguzadas DE HISTORIA NATURAL. 135 y más prolongado su ápice; lígulas espatuladas, más profun- damente dentadas y cabezuelas grandes. Gladiolus segetum Gawl.—Nigella Damascena L.—Serophula—- ria sambucifolia L.—Andryala integrifolia L.—Leucojum His- palense. Planta de 15 cm., bulbo aovado, hojas filiformes, menores que el escapo también filiforme, espata difila, perigonio de 13 mm. de longitud, blanco, lacinias de anchura y forma dife- rentes entre sí; las exteriores oblongo-puntiagudas, las inte- riores trasovadas, obtusas, y redondeado el ápice; ambas adel- gazadas en la base. | Muy afine del Z. trichophyllum Brot., del que difiere á pri- mera vista por la figura de las lacinias del perigonio, que no son como en Z. tricophyllum todas lineales y punti- agudas. Un solo pie al bajar el último cerrillo viniendo á Sevilla. Aunque los caracteres citados son importantes, como se trata de una sola muestra, es necesario observarla de nuevo para asegurarse de su fijeza. Linaria amethystea H. «€ L. g albiflora Boiss. Me parece que esta planta no puede reducirse á la especie indicada, según la muestra del Moncayo: es más cercana de las muestras portuguesas que poseo con los nombres de -L. Broussoneti Chav. y L. multipunctata Lk. « Híffg. Como de estas también difiere, aunque sea ligeramente, la doy con la determinación dicha á pesar de no tenerla por exacta. Plantago Psylliwm L.—Orobanche crenata Forsk. Lo mismo puede encontrarse esta planta en los campos que en la orilla de los caminos, fuera de los habares. O. minor Sult.—0. densiflora Salzm.— Spergularia diandra Heldr.—Salvia viridis L.—S. oblongata Vahl.—S. verbenacoides Brot.—£S. oblongata Vahl. var... Estas cuatro salvias crecen mezcladas y en abundancia: la última con seguridad pertenece á la £. oblongata, mas se apar- ta por la figura de las hojas y margen más cortado. Sospecho si pudiera ser resultado de una combinación entre las S. oblon- gata y $. verbenacoides. Pulicaria odora L. (var...?) Las muestras todas son muy jóvenes: ni una sola planta pude distinguir en flor. Debido á ello, no puedo asegurar ni 136 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA descubrir si las diferencias que noto, existen con las muestras sicilianas de mi herbario, son más profundas. Se necesita estudiarla en mejor estado. Jumcus spherocarpus N. ab E.—J. bufonius L. £ fasciculatus Jan.—J. capitatus Weig.—Trifolium angustifolium L.—T. a4- vense L.—T. tomentosum L.—Bowgea macrocephala Pau. (ad interim). Al salvar unos cerrillos descubrí esta forma que me pareció diferente á la planta de Puerto Real (B. humillis Coss.). Des- eraciadamente no existía un solo pie con flores; por curiosidad tomé el ápice del ramo que más adelantada presentaba su ca— bezuela, y las diferencias que me llamaron la atención sobre el terreno, al compararlas con las muestras de mi colección y con la muestra joven de Puerto Real, que también la recogl en el mismo estado, veo que no me engañó mi primera impre- sión y que tenemos una planta que, aunque muy joven, no puede pertenecer á la B. humilis, á mi corto parecer. Planta virescente (no cenicienta), cabezuelas doble mayo- res, 6-8 cm. de diámetro en su plano ecuatorial, escamas más dilatadas en su parte central que en la base, doble mayores y más robustas. De las hojas únicamente podemos decir que son menos divididas, pinatirectas, las cortaduras lineales enterí- simas, presentando en su base alguno que otro diente. Precisa estudiarla en buenas muestras. Astragalus Glaux L.—Genista hirsuta Vahl. var. glabrescens. Espinas más débiles, ramos jóvenes verdes, ligeramen- te pelosos, hojas con el envés alampiñado, alguno que otro pelo, etc. Lathyrus Cicera L.—L£. angulatus L.—Vicia atropurpurea Desf.—Umbilicus gaditanus Boiss. — Hypocheris radicata L.— Campanula Rapunculus L. — Briza minor L.— B. maxima L.— Orchis coriophora L. g Polliniana Rdb.— Ornithogalum beticum Boiss.—O. narbonnense L.— Bellevalia comosa Kth.—Bellis pap- pulosa Boiss.—Serapias occultata Gay. Parece ser frecuente esta forma desde Sevilla hasta Cádiz Ophrys bombyliflora Lk. Esta planta, hasta hoy poco conocida y menos citada por los autores españoles, no me parece rara en la región. Ononis biflora Desf. (var.? hispalensis). No conozco el tipo lagascano y, por lo mismo, no puedo decir DE HISTORIA NATURAL. 13 si difiere, 6 no, de la planta madrileña: de las muestras sicilia- nas sí que difieren las de Sevilla. De la O. geminiflora Lag. difiere por sus dientes foliares agu- dos (Cf. Nyman. consp., pág. 161), y de la O. di/lora por sus estípulas. No conozco la 0. Hackelli Lee. Stachys hirta L.— Lithospermum Apulum Vah1.—Stipa torti—- lis Desf.— Anthyllis tetraphylla L. — Molineria minuta Parl. 8 dbetica Willk. La planta única que traje, recogida entre los trigos, difiere del tipo por sus hojas de 25 á 35 mm. de longitud y estatura (32 cm.). Valerianella coronata DC.— Koeleria phleoides P.—Trisetum scabriusculum Coss.—Silene Eusitanica L.—£.. colorata Poir.— 8 lasiocalyx Soy. Will.—Scorpiwus sulcata L.—Anchusa Ita- lica Retz.—Poterium dioicum Pan. Cabezuelas del 2. Mauritanicum Boiss., hábito del P. muri- catum Spach. Difiere de todos sus afines por los festones de todas sus hojuelas menos profundamente cortados, y sobre todo por las flores masculinas y femeninas llevadas en pies diferentes. Las muestras traídas presentan los frutos poco desarrollados para describirlos. Puerto de Santa María y Puerto Real. (18 y 19 de Abril.) Krubera leptophylla Hftn.—Oenanthe globulosa L.— Orlaya maritima Koch.— Dancus muricatus L.— Thapsia decusata Lag. —Crepis Erythia Pau. (C. vesicaria var. Willkommii Pérez Lara?—C. scariosa Willk. prodr. 11, pág. 247.) No conozco la variedad propuesta por el Sr. Pérez Lara y, por lo mismo, ignoro si puede referirse 6 no á mis muestras del Puerto de Santa María que recogí en los arenales maríti- mos. Dudo de la identidad, porque mis plantas no tienen nada que ver (específicamente) con la €. vesicaria L., pues difiere por sus hojas, escamas interiores y exteriores de la cabezuela. Mis plantas (formas. humildes probablemente) presentan unos 15 cm. de altura, las hojas radicales son en algunos pies más largas que la inflorescencia, que es un corimbo de pocas 138 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA flores, las brácteas son lineo-lanceoladas, enteras, las escamas exteriores pegadas á las internas ó poco separadas, las inter nas alampiñadas en el ápice lanceolado-puntiagudo. Especie intermedia entre la C. vesicaria L. y C. tarazacifo- lia Thuill.; pero más afine de esta última, y sobre todo de su variedad Cr. recognita Hall. f. Picridium intermediamm Schultz a) robustum Wilk.—Cotula coronopifolia L. (dos formas: pumila y elata.)—A ctheorhiza bulbo- sa Cass.—Lrodium lacintatum Widld.—ZHrodium Salzmanni Del. Este geranio, de fiores blancas y pequeñas, presenta la membrana blanca que rodea los dos hoyuelos del carpelo y que no llevan las especies afines (2. cicutariuúm Hérit., HB. Jac- guiniamum Fisch. « Mey. y £. sabulicula Lge.). Periderea fuscata Webb.—Veronica racemigera P. Lara. — Geropogon glaber L.—Statice sinuata L.—Limomostrum articu- latum M.—Ruta Chalepensis L.—Ophris lutea Cav.—Retama mo- nosperma Boiss.—Phlomis purpwrea L.—Cerinthe major L. cum var. 8 purpurascenti Boiss. — Melandrium macrocarpum Wk.— Anagallis linifolia L.—L£Lithospermum apulum Vah1.— Juniperus turbinata Guss.—Malcolmia littorea R. Br. £ alyssoides Boiss.— Convolvulus italicus R. $. Esta planta, nueva para la flora de España, parece que pasó desapercibida para los botánicos que recorrieron este país. Se encuentra en las ribazadas del camino de hierro entre el puente y Puerto Real. q Mis muestras llegaron en tan mal estado, que hube de tirar- las casi todas, sin dejar más que dos fragmentos, los menos deteriorados y cubiertos de moho, que produjo la humedad de los papeles en la prensa, que son los que guardo. Helianthemum ertocauon Dun.—H. salicifolium P. var. (7- Jfoliatum Wk.—H. ledifoliwm W. var. macrocarpum Wk.— H. lasiocarpum Desf. var. leiocarpwm Pau. (vel. 4H. ledifo- liuúm W. var. angustifolium Pau.) El hábito y estructura son más bien del 7. lasiocarpum Desf. que del 7. ledifolium W.; del primero difiere por sus cápulas lampiñas; del segundo, por sus hojas lineales; de ambos, por sus flores blancas. Si admitimos la primera teoría, resulta que pertenece á subespecie nueva para la flora de España. Se encuentra en los prados de Puerto Real y no escaso. Mis ejemplares son todos jóvenes. DE HISTORIA NATURAL. 139 La estampa del Sr. Willkomm (ic. et descr.) CXx11 y nú- meros 1 y 2 representan muy bien nuestra planta, sin los pétalos amarillos y vestidura de la cápsula. Ranunculus fucoides Freyn. Junto á Puerto Real. Una de mis muestras lleva en el ápice del tallo su hoja reniforme lobado-festonada (var. hetero phyllus). R. peltatus Schrank. var... Este vegetal, de hojas dimorfas (var. heterophyllus Bor.?), abunda en el mismo sitio que el anterior. Silene tridentata Desf.—£. Nicensis All. var.! (S. pseudora- mosissima Pau lib.). En los arenales marítimos del Puerto de Santa María recogí esta forma curiosa, que para algunos autores representa la Sil. ramosissima Desf. Mis tres muestras son muy jóvenes para estudiar las cápsulas y semillas. Su aspecto es de verdadera £. ramosissima, pero los caracte- res son de $. Viceensis. Difiere de esta última por su mayor robustez, por sus hojas más cortas y gruesas, por sus cálices elanduloso-pubescentes, nervios no coloreados, lámina de los pétalos más larga y carpoforo más corto. Fuera de los cálices, que están bien preparados en mis muestras, lo restante no difiere en nada de la S. Viceensis A1.—Faltan ver semillas. Rhamnus oleoides L.— Myosotis collina Hín. (M. hispida Schlecht.) Esta misma forma es la repartida por el Sr. Reverchon, pl. de l"Andalusie, núm. 546, del año 1890, bajo M. gracillima Reverchon (non Loscos et Pardo!) y que el Sr. Willkomm la da en el Supp!., pág. 166, con el nombre de M. hispida Schlecht. Carduus pyenocephalus L.—C. beticus B. € R.—Carezx divisa Huds. var. Esta planta, sumamente curiosa, la recogí en sitios panta- nosos, junto á Puerto Real, y me parece que pertenece á espe- cie nueva para la flora de España. Es muy afine de la varie- dad C. chetophylla Stend., y difiere tanto de ésta como del tipo C. divisa Huds., por su aspecto de Heleocharis, robustez, tallos derechos, rígidos, largos, hojas notablemente cortas, erguidas. Las espiguillas de su espiga 6 cabezuela en algunos tallos remedan la forma del Scirpus maritimus L. £ compac- tus Rchb. 140 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Scirpus mucronatus L. Arenales marítimos junto 4 Puerto de Santa María.—Planta nueva para la región andaluza. Ophrys speculum Lk.—Phalaris bulbosa Cav. No pude ver más que una sola mata antes de llegar á Puerto Real, y ésta presenta la panoja oblonga y no cilín- drica. Lotus arenarius Brot.—Trifolium stellatum L.—Tr. resupina- tum L. 8 minus Boiss.—Tr. procumbens L.— Tr. spumosum L. Esta planta pertenece á una de las especies más raras para España y nueva en la región.—Se encuentra á orillas del camino de hierro y en Puerto Real. Centawrea polyacanta W.—Centranthus Calcitrapa L. cum variet. orbiculata DC.—Valerianella coronata DC.—Vicia sati- va L. £) minutifolia P. Lara.—Vicia lutea L. y) hirta Boiss.— Hippocrepis multisiligquosa L. Es interesante la representación de esta especie en Puerto Real, porque entre Puerto de Santa María y Cádiz únicamente se indica la 41. Saleamanm B. « R. Ahora recuerdo que vi la 7. Salzmanni B. € R. en los pina—- res del Puerto de Santa María; pero no la he traído ú ha sido tirada entre las plantas estropeadas. No es este el único ejemplo. Recogí abundantes pies de la rarisima Centaurea polyacantha W. y únicamente he podido guardar en mi herbario una miserable muestra. Apunto estas consideraciones, para que las tengan presen- tes mis amigos y me dispensen si no les puedo proporcionar la colección completa de este viaje. Scilla Peruviana L.—Sc. Rambwrei Boiss.—Anacyclus (radia- ¿us Lois var.?) macrocephalus. Arenales marítimos del Puerto de Santa María: 18 de Abril de 1895. No tengo duda ninguna de que mi planta pertenece á espe- cie nueva para la flora española. Poseo de la provincia misma de Cádiz el 4. radiatus Lois., y difiere de tal manera, que teniendo las dos plantas á la vista es imposible confundirlas en una misma especie. Dos especies conozco (por los autores) que á esta mi planta pueden hacer referencia y que no poseo ni he visto. Los A. purpurascens DC. y A. depressus J. Ball. DE HiSTORIA NATURAL. 141 Mi muestra (muy joven) se aparta del 4. radiatus Loiss. por sus cabezuelas umbilicadas, escamas lanosas en las pestañas y lígulas doble más largas que el involucro. Si puede ser ó no 4. purascens DC. ú A. depressus J. Ball., repito que lo ignoro; sin embargo, debo hacer constar, que las lígulas de la planta de Puerto de Santa María, son de color sulfúreo. Es afine del A. Freynii Porta et Rigo! por la estructura del involucro casi igual. Ranunculus Broteri Freyn. £ grandifolius Freyn.—R. flabe- llatus Desf., acutilobus Freyn. Rumez thyrsoides Desf. La planta que crece en los pinares del Puerto de Santa María presenta la panoja del %. ¿mtermedius DC. y las hojas son parecidas á las del R. Acetosa L.; pero obtusas y oblongw- subpanduriformes. Rumez Tingitanus L.—Puerto de Santa María, en los arenales marítimos. En la España Central la he visto crecer en las orillas de los caminos y ribazos de los campos: no hice ningún estudio com- parativo de las plantas que crecen en tan diferentes suelos, pero me extraña que tan diversas estaciones produzcan las mismas formas. Solanum sodomeum L. (Puerto de Santa María).—S. Bona- riense L. (Orillas de los caminos junto á Puerto Real y Cádiz.) Evaz pygmea P. B subvirescens. No parece diferir del tipo más que por el color virescente de las hojas en el haz. Abunda en los pinares de Puerto de Santa María. Syn. Zvaz Cavamillesii Reverchon, pl. exs!—X. pygmea P. Lara?—Pilago pygmea Cav.? Romulea Clusiana (Lge.) Nym.—Arenales marítimos junto al Puerto de Santa María, abundante. Sin flores. Ornithogaluwm beticum Boiss. (prados). —Zavandula Stechas L. (collados).—Ozalis cernua Thub. (prados de Puerto Real).— Nonnea nigricans DC. (vulgar).—Stachis hirta L.—Pumaria agraria Lag.—Centawrea pullata L.—Eufragia viscosa Benth.— Trizago versicolor Grsb.—Lagurus ovatus L.—Clematis cirrho- $4 L. — Ranunculus muricatus L.—Cistus salviefolius L.— Helianthemum halimifolium W.—Arenaria leptoclados Guss.— 142 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Hedypnois rhagadioloides W. forma squamis anthodii glabris.— Reseda lutea L.—Antirrhinum Orontium L. fAoribus albis.— Phelipea Muteli F. Sch.—Carez divisa Huds.—Silene nocturna L. —£$. colorata Poir. — Cynoglossum pictum Ait. — Geranium molle L.—Coris Monspeliensis L.» SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 19 de Junio de 18095. PRESIDENCIA DE DON BERNARDINO GARCÍA PARRA. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterológica de España. Ápidos (1). Osmia cornuta Latr.—Barcelona (Cabrera!). — tricornis Latr.—Alcalá de Guadaira (Sevilla!). — fulviventris Panz.—Sevilla!. Alcalá de Guadaira!, Hué- var (Paúl!), Pozuelo de Calatrava, Ciudad-Real (La Fuente!). — Latreillei Spin.—Sevilla y Alcalá de Guadaira. — cephalotes Mor. —Sevilla!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — submicans Mor.—Alcalá de Guadaira!, Cádiz (Sánchez Navarro!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — versicolor Latr.—Sevilla! — rufo-hirta Latr.—Idem. — mucida Dours.—Villanueva del Río (Calderón!). — tridentata Duf. et Perr. —Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). (1) Consultados con M. J Pérez. DE HISTORIA NATURAL. 143 Osmia awrulenta Panz.—Sevilla! — vidua Gerst.—Sevilla!, Utrera (Quintero!), Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — bidentata Mor.—Sevilla! — rufa L.—Sevilla!, Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). — cyanea Fab.—Pozuelo de Calatrava (La Fuente!). Tentredinidos (Adiciones). Dolerus triplicatus Klug.—Cádiz (Sánchez Navarro!). Athalia Rose L.—Idem. —El Sr. Paúl dió lectura á la nota que sigue: Cycloconium oleaginum y Cercospora cladosporivides. «En varios pueblos del término de Sanlúcar la Mayor, se notó en el mes de Mayo del año pasado, la caída casi total de las hojas de los olivos, lo cual llamó la atención de los olivi- cultores de la citada región, hasta el punto de que los traba- jadores decían que el mildew había invadido los olivos. »Hablando del particular con mi amigo el distinguido agri- cultor D. José Benjumea, le pedí me remitiera hojas de los arboles atacados, en las cuales pude comprobar la existencia de un parásito vegetal, causa principal, á mi entender, de los daños producidos en el arbolado. »En una de mis continuas visitas al pueblo de Huévar, pude ver que la enfermedad principiaba á desarrollarse en los olivares, si bien todavía no había alcanzado las proporciones á que después llegó. »El aspecto de los árboles era hermoso, la abundante trama cuajada de flores próximas á abrirse, prometía una gran cose- cha, notándose tan sólo como único daño la caída de un corto número de hojas, en las cuales á la simple vista sólo pude observar que en su parte superior tenían unas manchas redon- das, amarillentas. »Como objeto de estudio, recogí cantidad suficiente de hojas, tanto de las caídas, como de las que permaneciendo aún en el árbol presentaban las manchas características, 144 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Analizadas estas últimas al microscopio resultaron ser produ- cidas por el Cycloconium oleaginum Cast. »Muy poco es lo que hasta el día sabemos respecto al men- cionado parásito, cuya existencia hace años es conocida en Francia é Italia, no habiendo sido comprobada en esta última hasta el año 1889. »Los caractéres del Cycloconium son los siguientes: »Micelio formando zonas más ó menos transitorias, negras, en la parte superior de las hojas del olivo. »Esporas no pedunculadas, ovoideas, con una sola división, simples, no en rosario, de color verde amarillento. »Según el profesor Briosi, el Cyclocontum se encuentra gene- ralmente asociado á otro hongo, el Cercospora cladosporioides, que forma manchas grisáceas apenas perceptibles en la parte inferior de las hojas. »Los caractéres del Cercospora cladosporioides son: »Filamentos fructíferos bastante irregulares, simples ó ra- mosos, levantados ú pendientes, de color oliváceo, de los cua- les se forman esporas 3-5 partidos, truncados en su extremo, de 30 á 50 p. de largo y de color verde muy diluído. »Existiendo la enfermedad en el presente año en la región andaluza, he creído deber dar la voz de alarma, á fin de que otros con más conocimientos que yo, traten de proponer los medios que conceptúen más adecuados para combatir los mencionados parasitos.» —El Sr. Chaves leyó lo que á continuación se expresa: «Sobre una propiedad curiosa de la magnesita de Maro (Malaga). »Del análisis de esta magnesita, nueva para la localidad, dimos cuenta á la Sociedad hace ya algún tiempo (1), y acerca de su origen secundario hemos tratado recientemente (2) con motivo del estudio de aleunos minerales y rocas de aquella región metamórfica. »Recordaremos, sin embargo, que las proporciones en que el carbonato cálcico se encontraba con respecto al magnésico, (1) AN. DE LA Soc. EsP. DE HisT. NAT. 2.* serie. T. 1 (xx1). Actas. (2) Contrib. al estudio de los minerales y rocas de Maro. AN. DE LA Soc. ESP. DE HisT. NaT. 2.* serie. T. 1 (XXI). DE HISTORIA NATURAL. 145 estaban expresadas por la relación 1: 4,567, lo cual excluía el mineral en cuestión de las dolomitas y lo aproximaba á las magnesitas calciferas. Añadíamos que se encontraba en nódu- los blancos, compactos. Su densidad á 23” c. es 2,32. Al ácido clorhídrico la ataca muy lentamente. »Esta magnesita está dotada de una propiedad curiosisima, no consignada en las obras de Mineralogía al ocuparse de la especie, ni en las más extensas de Química al tratar de la dolomita y del carbonato magnésico natural. En efecto, si se expone á la temperatura del rojo un trozo de algunas onzas de peso, y se le mantiene en este estado durante media hora á tres cuartos de hora, sumergiéndole después rápidamente en agua fría, la porción periférica toma un aspecto decidida- mente alabastroideo. Roto por medio el fragmento, se observa que la modificación sólo alcanza á la corteza, y que desapa- rece gradualmente hasta llegar al centro, en cuyo lugar es nula. »Hemos obtenido resultados más decisivos empleando en lugar del agua fría el agua acidulada fuertemente con ácido clorhídrico, y en estas condiciones puede observarse muy bien la transformación en una substancia cristalina, de estructura radiada del centro á la periferia, y en la cual tienden á indivi- dualizarse cristales, cuyos extremos externos redondeados dan á la superficie un aspecto finamente rugoso. »Después de esta alteración, la densidad disminuye y se hace == 2,06 á 23” c. La dureza disminuye también un poco. El ataque por el ácido clorhídrico continúa siendo lento, con desprendimiento de ácido carbónico. »Hemos conseguido tallar dos láminas diversamente orien- tadas de esta substancia, que es muy frágil, y en ambas hemos comprobado su carácter isótropo. Con un aumento algo grande se distingue una masa incolora irregularmente frag- mentada y de estructura rugosa. »Esperamos que observaciones más detenidas nos permitan conjeturar sobre esta propiedad de la magnesita de Maro, que tal vez contribuya á ilustrar algo ciertas cuestiones de interés de los carbonatos térreos naturales.» ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXIV. 10 116 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sesión del 7 de Agosto de 1895. PRESIDENCIA DE D. SALVADOR CALDERÓN. —Se dió lectura del acta de la sesión anterior, y fué apre= bada. —Puestas sobre la mesa las publicaciones recibidas, á cam- bio y como donativo, la Sociedad acordó dar las gracias á los señores donantes. —(Quedaron admitidos como socios los señores: Jimeno (D. Aurelio), Licenciado en Ciencias, propuesto por D. Carlos Hernández; y López Peláez (D. Pedro), Catedrático de la Facultad de Me- dicina de Granada. propuesto por D. Santiago Ramón y Cajal. ' —El Sr. Puig y Larraz (D. Gabriel) presentó á la Sociedad, y dió lectura de algunos párrafos de un notable Catálogo geogrr- fico y geológico de las cavidades naturales y minas primordiales de España, en el cual se citan todas las cuevas conocidas y mencionadas en España, y se dan precisos datos sobre su si- tuación geográfica y geológica. La Sociedad oyó con verda- dera satisfacción la lectura de tan interesante Memoria, y, cumpliendo con lo dispuesto en el reglamento, se acordó que pasase á la Comisión de publicación. —El Sr. Calderón (D. Salvador), dió lectura también de una Memoria, titulada Ensayo sobre el origen de la sal común y de los sulfatos de los terrenos terciarios lacustres de la Península, que la Sociedad escuchó con interés, y se acordó pasase igual- mente á la Comisión de publicación. —El mismo Sr. Galderón dió lectura de la siguiente nota bi- bliográfica : DE HISTORIA NATURAL. 147 Un estudio sobre las bombas volcánicas de Canarias (1). «El Dr. Berwerth, conservador del Museo de Viena, ha dado á luz un interesante trabajo sobre las bombas volcánicas, to- mando por base la colección, relativamente considerable, re- cogida en diferentes puntos de las islas Canarias, por el profe- sor O. Simony, y que pertenece á aquel importante estableci- miento. Se trata de 43 ejemplares de verdaderas bombas, y no de cuerpos más 4 menos semejantes á ellas, que suelen ha- llarse en las colecciones, y que como tales se toman no pocas veces. »El primer capítulo de la memoria á que me refiero versa sobre la composición de dichas bombas, la cual corresponde á la de las lavas basálticas de feldespato plagioclasa. En punto al color y aspecto externo varían bastante los ejemplares, no- tandose sólo como carácter general el de ser más compactas en la periferia que en el interior, el cual reviste el aspeeto normal en las lavas. La estructura y composición microscópica corresponden á las de las rocas basálticas de. la región, y al estado porfídico se ven muchas veces á la simple vista augíta, olivino, hornblenda, plagioclasa y mica. Todos los ejemplares - estudiados se reducen á cuatro tipos, de los cuales el más fre- cuente, que comprende 17 bombas, es el de los basaltos nor- males, 7 corresponden al de los basaltos hornbléndicos, 5 4 los micáceos y 1 á los hornbléndico-micáceos. »Pasa el autor en el segundo capítulo del estudio en cues- tión á tratar del origen de las bombas volcánicas y á explicar los caracteres que ofrecen como consecuencia de su modo de formación. De las interesantes disquisiciones que el asunto motiva se deducen caracteres que permiten distinguir seme- jantes formaciones de otros cuerpos análogos 4: ellas por«su aspecto, asunto muy poco esclarecido hasta aquí. Nota:que dichos caracteres no dependen de la mayor ó menor violencia de la fuerza de proyección que lanzara las bombas, ni del és- tado de fluidez en que se hallaba la lava de que proceden. (1) Dr. Frirz BERWERTH: Ueber volcanische Bomben von der canarischen -Imseln nebst Betrachtungen úber deren Entstehung. (Ann. des K. K. Vaturnistorischen Hofimu- seums. Band. 1x; Wien 1894.) : 039 YA 148 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Cuanto á la forma de las bombas, es generalmente esférica, piriforme 0 amigdaloidea, y á veces de otras hechuras; pero lo que es característico de ellas es la existencia de una zona ecuatorial, que las ciñe, á modo de anillo, ya en estado de en- talladura, ya como un reborde cortante 6 redondeado, ya en forma de alas. Esta zona es la que proporciona el mejor testi- monio del modo de producirse semejantes bombas, y sólo de- ben considerarse como tales las provistas de alguna de dichas indicaciones en su zona ecuatorial, que les presta un cierto carácter de simetría. »Acompañan al trabajo del Dr. Berwerth dos magníficas lá- minas, que comprenden 15 figuras fotográficas de bombas de Canarias, y ofrecen conformaciones particulares ú notables en su zona ecuatorial ó en su superficie, como ampollas, etc.. y que sirven al autor como comprobación de las doctrinas sus- tentadas en su interesante estudio, harto someramente bos- quejado en la presente noticia.» —El Sr. Pau, de Segorbe, remitió la siguiente nota: Plantas de las cercanias de Teruel, recogidas por D. Juan Benedicto, farmacéutico de Monreal del Campo (1891-93.) «Son tan escasos los estudios que en España se publican - referentes á nuestra Flora, que sería una falta dejar sin dar á conocer datos tan importantes como los que proporcionan las interesantísimas recolecciones del Sr. Benedicto; y ya que por los consejos de mi buen amigo D. Bernardo Zapater he tenido la fortuna de que caigan en mis manos, me permito publicar= los, deseoso de que los trabajos, fatigas y desvelos del Sr. Be- nedicto no puedan caer en el olvido sin dejar huella en la his- toria de la Botánica patria. : »Pritillaria Hispanica B. «€ R.—Salvia Verbenacea L.—Hypc- coum pendulum L.—Symphytum tuberosum L.—Asperugo pri= cumbens L.—Glaucium corniculatum Curt.— Remeria hybrida DC. —Hypecoum grandiflorum Bth.—Ajuga Iva L.—Veronica hederefolia L.—Digitalis obscura L.—Sazifraga tridactylites Y. —Phelippea coerulea C. A. Mey.—Linaria supina Desf.—L. hirta Mench.—Orobanche amethystea Thuill.—0. gracilis Sm. 8 psi- lantha Bk.—Lavandula latifolia ViL.—Plantago Cynops L.— Heliotropium Europeum L. —Quenopodium Vulvaria L.—A lri- DE HISTORIA NATURAL. 149 plez hortensis L.—Plantago albicans L. cum var. latifolia Wk. —Calamintha alpina Bth.—A triplez rosea L.—J/ris Xiphium L. (Monreal; monte y vega).—Wangenheimia Lima Trin.—Carez humilis Leyss.—Aphyllanthes Monspeliensis L.—Orchis triden- tata Loscos! non auct.— Cephalanthera rubra Rich. —A llium moschatum L.—Aster aragonensis Asso.— Muscari comosum Mill. —GFagea arvensis Dmrt.— Juniperus Sabina L.—Thymelea the—- sioides E.—Lithospermum arvense L.—Huphorbia serrata L.— Crucianella patula L.—Galium verum L.—Asperula macrorhiza H. € L.—Doryenium sufruticosum Vill.—Sideritis hirsuta L.— S. pungens Bth.—S. spinosa Vall.—S. scordivides L. var. Cava- millesti Wk.— Papaver hybridum L.—Cynoglossum pictum Ait. —C. Cheirifolium L.— Teucrium expassum Pau.— Trichera subscaposa B. $ R.—Armeria allivides Boiss.— Senecio Doria L. —Ligustrum vulgare L.—Lysimachia vulgaris L.—Coris Mons- peliensis L.— Nonnea alba DC.—Scolymus hispanicus L.—An- dryala macrocephala DC.— Hieracium Pilosella L. —Crepis al- bida W.—Tarazacum tomentosum Lge.—Crepis virens L.—Son= Chus aquatilis Pourr.—£S. asper Vill.—S. oleraceus L.—Tarara—- cum obovatum DC.—Senecio gallicus Chaix 0) livescens Schultz. — Aster Willkommiúi Schultz. — Santolina Chamecyparissus L. (8 virens Wk.—Crepis fetida L.— Cr. tarazacifolia Thuill.— Scorzonera hirsuta L.—A tractylis humilis L.—Zollikoferia pu- mila DC.—Lchinops Ritro L.—Stehelina dubia L.—Scorzonera pinifolia Gou.—Xeranthemum inapertum DC.—Jurinea pinnata DC.—Centaurea ornata W. var. microcephala.—C. aspera L.— Cirsium lanceolatum Scop.—Teucrium aragonense L. « P. £ lep- tophyllum Pau.—Sideritis hirsuta L.—A lyssum spinosum L.— Teucrium gnaphalodes Vall. — Lithospermum oficinale L. — L. fruticosum L.— Buphorbia isatidifolia Lamk.— Prysimum kunzeanum B. « R.—Linaria aragonensis Loscos.— Veronica te- nuifolia Asso.—Artemisia gallica W.—Onopordon Ácanthium L. —Brigeron acris L.—Ceratocephalus incanus Stev.— Ephedra Nebrodensis Tin. —Cucubalus baccifer L.—Rapistrum rugosuwmn AlL:.—Polygonaum Convolvulus L.—Drata verna L.—A lliaria opi- cinalis Andr.— Hirschfeldia adpressa M.— Rubus cesius L.— R. discolor Whe.—Rosa micrantha Sm.— Poterium verrucosum Ehrb.— A melanchier vulgaris M.— Rosa spinosissima L. (fores dobles).—R. andegavensis Bast.—R. Lutetiana Lem.—R. dume- torum Thuil.—Pyrethrum corymbosumNW.—Trinia vulgaris DC. 150 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA —Sedum acre L.—-Ononis tridentata L. (f. intermedia).—Cornus Mas L.—Erodium Cicontum W.— Feranium Pyrenaicum L.— Althea hirsuta L.— Malva trifida Cav.— Artemisia yglutinosa Gay.—(FMlobularia cespitosa Ort.—Senecio erucefolius L.—Inula montana L.—Scabiosa monspeliensis Jacq.—'£8c. Turolensis Pau. — Centamrea aspera L. var. subinermis. — Microlonchus Clusúi Spach.—Heleocharis multiculmis Dietr.— Polygonum Persic4—- ria L.— Euphorbia polygalefolía B. € R.—Aristolochia Pistolo= chia L.—Nepeta Nepetella «) et 2).—Salvia lavandulefolia Vahl. — Hyssopus oficinalis L.—Satuwreja obovata Las.— Mentha syl- vestris L.—Androsace maxima L.—Chlora perfoliata L.—Cala= mintha Acinos Bth. (B. de Segura). —Saliz cinerea L.—S8. amyg- dalina L.--5S. purpurea L.—S. incana Schr.— Echinospermum darbatum Lehm. var. aragonense Rev. et Freyn.—Helianthe- mun lineare P.—H. dichotomum D.—Capsella Bursa—-pastoris Mench.—Clypeola Jonthlaspi L.—Biscutella auriculata L.—8i= symbrium Austriacum L.—Lepidium subulatum L.— Mathiola tristis R. Br.—Arabis auriculata Lam. g puberula Amo.— Me- miocus linifolius DC.—Sisymbrium crassifolium Cav.—LBrucas- trum obtusangulum Rehb.— Thlaspi perfoliatum L.— Diplotaxis Erucoides DC.—Bruca vesicaria Cav.— Brysimum wustrale Gay. —Helianthemum intermedium Thib.— Astragalus macrorhizus Cav.—Peganum Harmala L.— Prunus Mahaledb L.—Orobus ca nescens L. f. (angustifolius).—Lathyrus Aphaca L.—Haplophyl- lum Hispanicum Spach. (latifolia-pubescens f.)—Linaria robusta Loscos. — Dianthus hispanicus Asso. — Lepidium hirtum DC. 8 parviflorum Pau.—Camelina microcarpa Andrz.— Lepidivin campestre R. Br.—Malcomia Africana L.— Helianthemum glau- eum Boiss.—H. hirtum P.—Silene nocturna L.—Stellaria media Vil.—Dianthus catalaunicus Pourr.—Cerastium perfoliatum L. —(. oulgatum L.—GFypsophila Hispanica Wi0k.—Reseda sufru- ticosa Lofi. —Saponaria ocimoides L.—Dianthus prolifer L.— Astragalus hamosus L.— Asperula arvensis L.—Pastinaca sati- va L.—Seseli tortuosum L.—A pium graveolens L.—Scandiz pec- ten— Veneris L.—Bupleurum rigidum L.—Crupina vulgaris Cass. —Humulus Lupulus L.—Thalictrum tuberosum L.— Lotus sili= quosus L. —Trifolium pratense L.—Astragalus incurvus Desf.— Lathyrus pratensis L.— Hypocrepis comosa L.—Potentilla ver- na L.—Astragalus turolensis Pau.—A. sesamens L.—Argyrolo= bum Linneanum Walp.—Potentilla arenaria Borkh.—-A lyssum DE HISTORIA NATURAL. 151 calycinum L.—A llium longispathum Red.—Medicago lupulina L. —Anthyllis vulneraria L. var. discolor Wk.— Betonica oficina—- lis L.—Onobrychis saxatilis AMM. —Parietaria difusa M. K.— Lolium strictum Gaud.— Agropyrum pungens R. S.— 4yilops ovata L.—Poa bulbosa L.—P. pratensis L. ») € 5).—Dactylis ylomerata L.—Bromus tectorum L.—B. commutatus Schront.— B. mollis L.—B. rubens L.—B. sterilis L.—A lopecurus ayres= tis L.— A. Salvatoris Loscos.— Hehinaria capitata L.—Setaria viridis P. B.—Coronilla minima L. g australis Gr. et Godr.— Lotus corniculatus L.— Biscutella pyrenaica Wk. (suppl. non Huet).—Reseda lutea L.—R. aragonensis L. « P.—GFalium aci- Phyllum Costa.— Kentrophyllum lanatum DC.— Lalyrus tubero—- sus L.—Lepidium sufruticosum L.—Iberis amara L.—A lyssum serpyllifolium Desf.—A. Peyrousianum Gay.—Bellis perenmis L. —A mm Visnaga Lam.—Silene conica L.—S. conoidea L.—Carez divisa Huds.—C. riparia Curt.—Viola alba Bss. var...—V. odo rata L. CONSIDERACIONES. »Pritillaria Hispanica Boiss. € Reut. »La planta de Teruel es idéntica en todo á las muestras de la Sierra de Albarracín y Castilla la Nueva, pero no es igual á las muestras de Monserrat y Segorbe. La planta descrita por Costa bajo Fr. Boissieri difiere bastante de la Pr. hispanica, y si es igual 6 no á la Pr. lusitamica Wickstr., no puedo decirlo, pues mis muestras portuguesas, mal preparadas é incomple- tas, no pueden darme ninguna luz. »Teniendo por iguales las plantas de Monserrat y Segorbe, observando que la descripción de la Fr. Boissieri no es muy exacta, daré aquí otra de la forma segorbina, á fin de que pueda servirnos de guía en la distinción de estas especies. Los caracteres constantes en todos los pies son los siguientes: »Tallo cilíndrico, nada engrosado sobre la tierra, entera- mente igual en toda su longitud; hojas inferiores lanceolado- lineales, las centrales y superiores más estrechas, lineales ylamcas, arrolladas más ó menos en espiral; flor colgante, pie— zas exteriores poco más cortas que las internas, reflejo el api- ce, en la punta pubescente, perigonio wrceolado, lacinias exte- riores oblongas, 9 mm. de anchura, las interiores 15 mm. de anchura, trasovado-cuneiformes, con faja verde longitudinal, 152 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de anchura variable, interior del perigonio de color amarillo, excepto su parte media, 6 únicamente una ligera mancha amarilla en el ápice y uña, siendo rojo cuadriculado lo res- rante; anteras apiculadas: filamentos «papilosos.» Entre los caracteres variables figuran: »El bulbo, por su tamaño; la faja verde de las lacinias peri- goniales, por su anchura; el color interno del perigonio, ama- rillo 6 rojo; tallo subterráneo más delgado 0 igual en grosor al tallo aéreo. »Las muestras de San Jerónimo (Monserrat) presentan las lacinias externas casi doble más anchas que las interiores, y las anteras presentan cortísimo pico. Los segmentos perigo- niales tampoco son oblongo-lanceolados, sino iguales á las muestras valencianas: los externos oblongos, ligeramente adeleazados en la base, los internos, trasovados, cuneiformes en la base. »Orchis tridentata Loscos! hb. »(0. brevicornis Viv.) »Planta de 10-15 cm., tubérculos ovoideos, hojas lineo-lan- ceoladas, mucronadas, en tallos débiles; espiga flogísima, de 4-6 flores, brácteas rojizas, lanceolado-lineales, igualando en longitud al ovario; piezas exteriores del perigonio purpúreas, oblongas y subfalciformes, derechas; tablero pulverulento, con tres lóbulos, aovado, lóbulo central flabeliforme, emarginado, sub-2-lobo, los dos «laterales agudos» (Loscos), triangulares, mucho más cortos que el central; espolón cilíndrico, horizon= tal, poco más largo que la mitad del ovario. »La descripción está hecha sobre dos pies recogidos, por don Antonio Badal, en Las Parras de Martín, sobre la Hoya, y exis- tentes en el herbario del botánico aragonés, que adquirí á su fallecimiento. »Teucrium expassum Pau. »T. capitatum L. var. polivides Rouy. »T. aragonense var. latifolium Willk. (non L. € P.) > 7. capitatum Loscos! (pp. non L.) »T. polivides Rouy. »Nuestro estimado compañero, Sr. O. Debeaux, en la Revue de Botamique, número de Enero del año 1894 y pág. 48, trata de esta forma que fué recogida por el Sr. Reverchon en la Sierra de Javalambre, cerca de Valacloche, y dice: «Cette for— DE HISTORIA NATURAL. 153 me du 7. capitatum ne saurait étre confondue avec le 7. a7ra- gonense qui est tout différent...» »El difunto Loscos, en carta que me dirigió al remitirle varias formas de este grupo especifico, distinguió su 7. aragonense por los cálices verdes únicamente, y creo que tomaba mi T. expassum por 7. capitatum, de aquí que me atreviera á pu- blicarlo como especie nueva al compararlo con el 7. capita- tum L. de estas cercanías. »El 7. expassum solamente se encuentra en la región monta- na: el 7. capitatum en la región inferior. Son dos formas sus- tituyentes. >Jurinea pinnata DC. »Esta planta pertenece á especie nueva para la Flora arago- nesa, y ha sido también descubierta no lejos de esta misma localidad (Valacloche á Teruel), por el Sr. Reverchon en el año 1893. »Este es el inconveniente que trae la modestia; tener que dis- cutir la prioridad de un descubrimiento sin necesidad. »Echinospermum barbatum Schn. var. aragonense Rev. et Freyn. »E. patulum Schn. var...? (Pau, notas, bot. 11, 32); véase Wilikomm, suppl., 166. »El primer botánico que descubrió este vegetal en España, y que yo conozca, es D. Bernardo Zapater. »Helianthemum dichotomum D. »Esta subespecie del 27. origanifolium P., samamente exten- dida por el reino valenciano, es nueva para la flora de Aragón. »Helianthemum glaucum P. »Especie nueva para la flora de Aragón. Faltan corolas que probablemente son amarillas y que son necesarias para distin- guir las variedades. Probablemente 4. glaucum Boiss. b) fa- vum Wk. subvar. a) erectum Wk. = Cistus glaucus Cav. »Astragalus turolensis Pau. »De esta planta no se conocían las legumbres, que están cu- biertas de lana, de figura oblongo-romboidal, panzudas, de 10 mm. de longitud por 6 de anchura, apiculadas, con pocas semillas, estas de color ferruginoso, subtriangulares y depri- midas. »Se conoce que esta planta, abundante y frecuente en las sierras próximas á Teruel, desciende al llano. 154 ACTAS DE LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA »El orden de los autores que han recogido este vegetal, creo que es justo establecerlo de la manera siguiente: »Asso, Zapater!, Badal!, Benedicto! y Reverchon! »Potentilla arenaria (Borkh.?) Willk. »1l Sr. Willkomm asegura (suppl., p. 226) que la planta dada por P. subacaulis (Boissier, Loscos, Pau, etc.), pertenece á la. P. arenaria Borkh. »La P. arenaria la dan algunos autores como sinónimo de la. P. cinerea Chx., que si he de dar crédito á las muestras de mi colección, difieren así sea ligeramente. Pero que la planta es= pañola (P. velutina Schm.) sea P. arenaria Borkh., no me pa= rece posible de ninguna manera establecer tal identidad si mis muestras merecen fe (Dr. K. Richster, muestra austriaca de la P. arenaria recogida en Módline'; A. Callier, muestra de Sile= sia recogida en Breslau y. repartida en el núm. 2.709 por Ch. Magnier; W. Steinitz, muestra de Hungría colectada en Budapest; K. Richter, otra muestra de Austria herborizada en Pitten). »Bien es cierto que todas estas formas, inclusa la española, pertenecen al mismo tipo específico. Yo creo que debiera esta- blecerse la especie de primer grado, aceptando la P. cinerea Chx., haciendo variedad suya la P. arenaria B., que no parece debe existir en España. »Como subespecie, 6 especie de segundo grado, debiera resu=, citarse (en sentido lato) el nombre de subacaulis propuesto por Linneo, y admitir como variedades las 2. velutina Lehm., P. Tommasiniana T.Sch., P. Clementei Jord., etc. » También indica el Sr. Willkomm la forma híbrida (2. verna Xx subacaulis var. velutina), que la daba primeramente pd P. Clementei Jord., que no lo es, según T. Sch., herb. norm nov. ser.. cent. 1, núm. 32: y que hoy, conociendo la squinOz cación, cambio por el de Pot. Zapaterii, en recuerdo de su co- lector.—Véanse not. bot., fasc. 3, pag. 12. »Biscutella pyrendica. »Las formas innumerables de la 2. /evigata L., facilitan led creación de mil teorías que cada autor puede exponer, según . tome por base de su clasificación las hojas, y de estas el mar— cen 6 vestidura; los tallos hojosos Ú poco hojosos, humildes ó altos, tenues Ó gruesos; las silículas mayores 6 menores, en racimo ó corimbo, etc., etc. | DE HISTORIA NATURAL. 159 »La planta de Teruel me parece que puede incluirse en la B. stenophylla Duf. (especie probablemente idéntica á la B. la- za B. € R.) y afine de la B. pyrenaica (Wk., suppl., p- 295), de la cual difiere por la glabrescencia de sus hojas, tallos más largos y menos hojosos. » Viola alba Bess. forma incurva.—V. virescens Jord. (Pan., not. bot., fasc. 1v, pág. 19.) »Esta planta parece ser frecuente en Cataluña (Tremols!), Aragón (Vicioso!, Benedicto) y Valencia. Como se trata de una forma tan extendida como desatendida por los autores, doy su descripción hecha sobre las muestras de Segorbe y Calatayud (cultivadas; de las remitidas por D. Benito Vicioso). »Planta de unos 10 cm.; rizoma nudoso con numerosas ralces; hojas con estípulas lineales, las pertenecientes á hojas más bajas suelen ser más dilatadas, todas alesnadas, laciniadas, pestañosas, pestañas glandulosas hasta en las mismas lacinias, que son filiformes y de longitud muy variable; peciolos tres veces mayores que su lámina, acanalados en su cara superior; canal dividido en dos surcos por el nervio, todo el peciolo con vestidura formada de pelos cortos y reflejos; lámina horizontal, acorazonada, seno abierto, ú cerrado hasta tomar la hoja la figura de copa; margen festonado, algunas veces ondulado, pestañoso, el ápice subemarginado, de color verde obscuro el haz, verde claro el envés, con venas y venillas ligeramente moradas alguna vez, subtuberculosas—-pelosillas ambas caras; pedúnculos más largos que las hojas, lampiños, cuadrangula- res, con las dos brácteas colocadas en su parte media; sépalos oblongos, blanco-escamoso el margen, redondeados en el ápi- ce; pétalos violáceos, rara vez blanquecinos, pétalo inferior espatulado, ligeramente emarginado, más corto que los late— rales, que son barbudos ovales; espolón largo (5-6 mm.) en forma muy variable, rara vez sacciforme, como en la /. 0do— rata L., generalmente cónico, ya en garfio, ya encorvado lige- ramente; la única constancia es su longitud varia por sus co— rolas mayores 6 pequeñas. » Viola odorata L. »Hojas acorazonadas, casi lo mismo anchas que largas, alam- piñadas; estípulas aovado-lanceoladas, acuminadas; flores lle— vadas por pedúnculos más cortos que las hojas, inferiormente 2-bracteolados, cilíndricos, con dos surcos opuestos; espolón 156 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA apenas mayor que el cáliz, 2 mm. sacciforme, cilíndrico; péta- los superiores aovados-circulares. Estolones al primer año florígeros. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 24 de Julio de 180905. PRESIDENCIA DE DON ROMUALDO G. FRAGOSO. Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Secretario leyó un trabajo intitulado Halictus n0U— veanz de la collection Medina par J. Vachal. Se acordó pasara á la Comisión de publicación. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: Datos para el conocimiento de la fauna himenopterológica de España. Ápidos (1). Halictus unguwinosus Pérez. —Q y”. Sevilla y Dos-Hermanas! Huévar (Paúl!); Morón (Calderón'); Chiclana (L. Ce- pero!). — malachurus Kirby.—9 df. Sevilla y Constantina! — subauratus Lep.—. Sevilla. — gemmens Dours.—Q. Sevilla y Constantina! — morio Kirby.—9 y”. Sevilla! — leucozonius Kirby.—0 yg. Sevilla!; Huévar (Paúl!). — d-strigatus Latr.—Q y. Sevilla!; Cazalla (Rio!). — platycestus Dours.—2 yg”. Sevilla!; Morón (Calderón!); Chiclana (L. Cepero!). — villosulus Kirby.—9. Sevilla! — scabiose Rossi.—2 ”. Sevilla y Constantina!; Huévar (Paúl !); Morón (Calderón!); Chiclana (L. Cepero!). — interruptus Pz.—>. Sevilla! (1) Consultados con M. J. Vachal de Argentat (Correge). DE HISTORIA NATURAL. 157 Halictus celadonius? Fab.—9. Sevilla! — bifasciatus Pérez.—S. Constantina! — separandus Schmiedek.-—9. Dos-Hermanas! — vestitus Lep.—O9. Huévar (Paúl). o Marchali Vachal.—Q. Huévar (Paúl!); Hornachuelos (G. Núñez!). -— mucoreus? Ev.—Q. Cazalla (Río!). -— breviceps Saunders.—Hornachuelos (G. Núñez.!). = cephalicus? Mor.—Q. Cazalla (Ríio!). — Medina: Vachal n. sp. —¿<. Sevilla! — immunitus Vachal n. sp.—9. Dos-Hermanas! — strictifrons Vachal n. sp.—9. Huévar (Paúl !). — labrosus Vachal n. sp.—9. Morón (Calderón !). — cirrhozonicus Vachal n. sp.—c/. Cazalla (Río!). — smaragdulus Vachal n. sp.—«c”. Guadalcanal (Cal- derón!). — alcedo Vachal n. sp.—c”. Laguna (Canarias) (Cabrera!). Nomioides n. sp.?—7. Sevilla! —El Sr. Chaves leyó la siguiente comunicación : Contribuciones d la sintesis de los silicatos ferriferos por v'a húmeda. «Continuando investigaciones sintéticas emprendidas con motivo de un estudio sobre la glauconita, que en colaboración con el Sr. Calderón leimos á esta Sociedad (1), hemos hecho actuar durante veinte meses una disolución siruposa de sili- cato sódico sobre el sulfuro ferroso artificial en pequeños frag- mentos. La acción se llevó á cabo en vaso abierto y á la tem-— peratura ambiente, y se reemplazó convenientemente el agua evaporada, de modo que el líquido tuviese una concentración constante. En estas condiciones hemos observado los hechos siguientes: »1.” Formación de pequeños cristales de sulfato sódico, que se redisolvían al añadir nueva porción de agua para reapare— cer después de la evaporación. (1) CALDERÓN Y CHAVES: Contribuciones al estudio de la glauconita. (ANALES DR LA Soc. ESP. DE HIST. NAT., 2.2 serie, t, 111-XX111, 1894, 158 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »2. Depósito de pequeños granos redondeados é irregula- res, blancos, insolubles en exceso de agua, solubles en ácido nítrico, dejando un residuo blanco constituído por sílice pul- verulenta. La disolución contiene hierro. El ácido fluosilícico da cristales de fluosiliciuros de hierro, sodio y algunos de po- tasio (lo cual es debido á las impurezas del silicato sódico em- pleado). Dicho depósito es infusible al soplete, y no experi- menta alteración mediante él. 3.7 Formación de un precipitado gris verdoso, pulveru- lento, de aspecto cristalino «ul microscopio, que disuelto en ácido nítrico ofrece los mismos caracteres químicos que el an- terior. Es también infusible al soplete sin alteración. » Hemos juzgado oportuno comunicar los resultados de esta experiencia á la Sociedad, considerando interesante todo aquello que á la sintesis de los silicatos ferríferos por vía hú- meda se refiere, por ser esta cuestión tan interesante como obscura, según se dijo en el trabajo precedentemente citado.» Sesión del 4 de Septiembre de 1895. PRESIDENCIA DE DOÑ SALVADOR CALDERÓN. El Sr. Presidente declaró abierta la sesión, y el Secretario dió lectura al acta de la anterior, que fué aprobada. —Puestas sobre la mesa las publicaciones recibidas desde la sesión anterior como donativo y á cambio la Sociedad acordó hacer constar su gratitud a los señores donantes. —El Sr. Secretario dió cuenta del fallecimiento del Excelen- tísimo Sr. D. Manuel María José de Galdo, socio fundador y expresidente de nuestra Sociedad. —El Sr. Presidente, interpretando los sentimientos de la So- ciedad, propuso que se hiciera constar en el acta el profundo dolor con que la Sociedad se había enterado de pérdida tan verdaderamente sensible como la experimentada con el falle— cimiento de tan ilustre consocio. | El Sr. Galdo conservó siempre el entusiasmo y afán de pro= paganda por.las ciencias naturales. Discípulo de una genera- ción, en la que se.contaban como sus compañeros los señores Pérez Arcas, Vilanova y otros maestros de la mayoría de .1os «DE HISTORIA NATURAL. 159 naturalistas españoles, tuvo como ellos su entusiasmo por las ciencias naturales. Primero ayudante del Museo de Ciencias naturales, luego catedrático de Historia natural en el Insti- tuto del Cardenal Cisneros, siempre fué un verdadero propa- gandista de la idea de la ciencia. Dedicado más tarde á la po- lítica y llegando á desempeñar puestos tan importantes como la Alcaldía-presidencial de Madrid, jamás abandonó su afición á la ciencia, y su afán por propagarla, antes al contrario, con- tribuyó no poco á implantar sus principales adelantos, y jamás abandonó su cátedra de Historia natural que des- empeñaba con verdadero amor á la enseñanza. Tratóse en 1871 de constituir nuestra SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NA- TURAL, y el Sr. Galdo fué de los que desde luego prestaron su más entusiasta concurso, inscribiéndose como socio fundador y demostrando constantemente su interés por nuestra Socie- dad; así lo comprendió ésta, y haciendo justicia á sus méritos le eligió por unanimidad primero para el cargo de Vicepresi- dente en el año de 1887, y al siguiente para el de Presidente. El Sr. Galdo era, además, consejero de Instrucción pública, y había sido elegido académico numerario de la de Ciencias, director del Instituto, gran cruz, etc. Más que investigador, celoso propagandista, el Sr. Galdo comprendió la necesidad de exponer en un libro manual y compendiado los principales conocimientos de las ciencias na- turales, necesidad que en la época en que publicó su primera edición del Compendio de Historia natural se hacia sentir mucho más apremiante que hoy, así que dicho libro, uno de los primeros manuales originales que de esta ciencia se lian publicado, y ciertamente, en su época de los más aptos para la enseñanza elemental, fué acogido por todos con verdadero júbilo. Recientemente, postrado ya por una enfermedad que le impedía moverse, cuando ya no podía dedicarse á sus habi- tuales tareas y llevaba más de dos años de forzada inmovili- dad, preocupándose de su cátedra y de la enseñanza, que va no podía difundir con su clara palabra, publicó unos Cuadros de Historia natural para que sirvieran de texto á la asigna- tura que con este nombre fué creada en el plan de segunda «enseñanza del Sr. Groizard. Sensibilísima es, pues, tan irreparable pérdida, y nuestra Sociedad cumple con un verdadero deber'al hacerlo así cons- 160 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA tar. Un único consuelo se ofrece ante tamaña pérdida; su per- sona nos faltará, pero siempre quedará entre los numerosos amigos que supo conquistarse, el recuerdo de su buena amis- tad, el de su entusiasmo por la ciencia, y sus obras estudia— das por varias generaciones que han concurrido á las leccio- nes de tan querido maestro. —Puso el mismo Sr. Presidente en conocimiento de la So- ciedad el decreto, recientemente publicado, ordenando el tras- lado en plazo breve del Museo de ciencias, y manifestó la con- veniencia de que pensase la Sociedad, ante la eventualidad, de la falta de espacio en el nuevo local y las desfavorables condiciones de éste, si convendría practicar algunas gestiones destinadas á lograr que la traslación se hiciera en mejores condiciones que las que, según acreditados rumores, habrán de mediar, pues los intereses científicos de la Sociedad han ido siempre unidos á los del Museo de Ciencias naturales como las dos únicas corporaciones españolas consagradas al estudio de la Historia natural. —Alegunos de los señores socios hicieron atinadas observa— ciones sobre este punto, recordando que en análogas circuns- tancias la Sociedad había cooperado á evitar una traslación del Museo en circunstancias poco favorables. —El Sr. Gómez Carrasco, recordando lo sucedido, cuando se trató de la traslación del Museo al edificio conocido con el nombre de la Platería de Martínez, propuso que á semejanza de lo que entonces se hizo se gestionase en igual forma, nom- brando una comisión que visitara á los jefes del Gobierno y les hiciera presentes las necesidades de la ciencia y la conve- niencia de instalar el Museo de Historia natural, el primero creado en España por nuestro glorioso monarca Carlos III, al cual no le parecía sobrado dedicar á él edificio tan extenso como el que actualmente ocupa el Museo de Pinturas, un local más digno y de mejores condiciones que el que, según parece, se ha designado para su instalación. —El Sr. Sanz de Diego, abundando en las ideas expuestas por el Sr. Gómez Carrasco, propuso que en esta cuestión se diese un voto de confianza a la Junta directiva, para que ésta designase las personas que creyese convenientes para formar la comisión, é hiciese las gestiones oportunas. —El Sr. Presidente, después de algunas observaciones co- DE HISTORIA NATURAL. 161 rroborando lo expuesto por el Sr. Sanz, preguntó á la Socie— dad si así lo aprobaba, y vista la conformidad de todos los asistentes, así quedó aprobado. —El Sr. Calderón dió algunas noticias sobre un trabajo re- ciente y sumamente transcendental de M. H. Nolan, sobre la estructura del Archipiélago balear (1). Se trata de una investigación de carácter orogénico, y, por tanto, distinta de las precedentes llevadas á cabo en la región, principalmente por Bouvy, d'Hermite, Vidal, Molina y Loza- no, por más que, como es natural, se apoya en todo el conjun- to de observaciones de estos geólogos y en las suyas propias. El objetivo del estudio en cuestión es el de esclarecer si la es- tructura plegada de los terrenos secundarios que ciñen al Este y Mediodía la meseta central española continúa ó no a través del Archipiélago balear, y, en caso afirmativo, qué modifica- ciones sufran los arrugamientos continentales 4 medida que se extienden al Oriente. Examina el autor una por una la estructura de todas las is las Baleares, á cuya exposición acompañan planos y cortes su- mamente instructivos, llegando, como consecuencia final, á la de que la estructura plegada y fallada constituye un carácter general de la tectónica de las “Baleares. Pero los esfuerzos oro- génicos no han sido uniformes en todas ellas, sino que pare- cen haber alcanzado una intensidad mayor al N., produciendo allí, por consiguiente, rupturas más profundas. Además, los pliegues que siguen una dirección de N. á S. en la porción septentrional, se vuelven de NE. á SO. en Mallorca, y acaban por dirigirse casi de E. á O., más al S. todavía, en Ibiza. Esta variación progresiva en la dirección de los ejes de plegamien- to es explicada por M. Nolan como el resultado de un empuje hacia el NO., que partiera de una cadena axial situada a Oriente, y girando hacia el NO. Toda hipótesis sobre este pro- blema es indemostrable, por la ausencia de tierras que enla— cen la región con las masas continentales; pero el autor aduce muchos argumentos en pro de la verosimilitud de la suya, y, sobre todo, Apo 1indose en las analogías estructurales de los Alpes cercanos á la Provenza y en ésta misma. (1) Structure géologique Fensemble de Varchipel daléare. (Bull. de la Soc. géol de Frances; 2.e série, tomo xx111, 1805. ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXIV. 11 162 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Termina M. Nolan con estas palabras, que sintetizan perfec- tamente su trabajo: «Estas analoglas de historia y estructura de estas diferentes regiones (alude á los Alpes provenzales y á la Provenza) con— ducen involuntariamente á la idea de que las Baleares perte- necen al mismo orogenismo que estas, y que dichas islas re= presentan una porción de la zona externa sinuosa de una lar- ga cadena cristalina, actualmente hundida bajo las aguas del Mediterráneo occidental, cadena cuya parte meridional enla- zaría en otro tiempo la Sierra Nevada con el sistema sardo- córcego, único que permanece emergido.» SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión" del iS 1 derAgostonde MIS gor PRESIDENCIA DE D. ROMUALDO G. FRAGOSO. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Chaves (D. Federico), presentó un trabajo «Sobre las inclusiones de los cuarzos de la región epigénica de Anda- lucía». —Se acordó pasara este trabajo á la Comisión de publi- cación. —El Sr. Medina dió noticias sobre las recientes observacio- nes de M. Latter, referentes á la distinta abundancia con que se presentan cada año las avispas en una misma región, y la relación que hay entre este hecho y las condiciones meteoru- lógicas, añadiendo que también en Andalucía hay ocasión de comprobar lo notado por dicho naturalista, y lo fatal que sou para las avispas los veranos excesivamente húmedos. Sesión del 2 de Octubre de 1895. PRESIDENCIA DE D. SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL. —Abierta la sesión, el Secretario dió lectura del acta de la sesión anterior, y fué aprobada. —Enterada la Sociedad de las publicaciones últimamente DE HISTORIA NATURAL. 163 recibidas, á cambio 6 como donativo, acordó dar las gracias á los señores donantes. —El Sr. Secretario manifestó que, por la ausencia de casi todos los señores que forman la Junta directiva de la Socie- dad, no había podido llevarse á cabo el acuerdo tomado en la sesión anterior, respecto al nombramiento de una comisión que gestionase cerca de los poderes públicos el que la trasla- ción del Museo se verificase en buenas condiciones. Pero que, terminado el período de vacaciones, y estando ya de regreso todos los señores que la forman, podría desde luego procederse al nombramiento de dicha comisión. —El Sr. Bolivar (D. Ignacio), hizo presente 4 la Sociedad la urgencia de nombrar esta comisión, pues recientemente, con posterioridad á la última sesión de Septiembre, se había dic- tado otra Real orden, disponiendo que el traslado se hiciese en un plazo brevísimo y á un local aún peor que el designado en la primera disposición. —El Sr. Antón (D. Manuel), abundando en las ideas expues- tas por el Sr. Bolivar, manifestó la conveniencia de que la co- misión que se nombrase emprendiese sus gestiones desde luego, y que la Sociedad redactara una exposición respetuosa y razonada, en la que se hiciesen ver las necesidades actuales del Museo de Historia Natural, y la conveniencia de no veri- ficar una traslación precipitada á un local queno puede lle- narlas, y en el que las enseñanzas del Museo no se podrían desempeñar por falta de locales apropiados para ello. Mani- festó también el Sr. Antón que, tanto él como algunos de los Sres. Profesores del Museo, habían expuesto estas mismas opi- niones en la Junta de Profesores del mismo, y privadamente habían practicado también gestiones con este mismo fin. —El Sr. Presidente dijo que puesto que las circunstancias se presentaban tan apremiantes, debiera desde luego nom- brarse una comisión que se encargase de redactar la exposi- ción que indicaba el Sr. Antón y visitar á los jefes del Gobier- no, en la cual creía debieran contarse los señores que compo- nen la Junta directiva. —El Sr. Bolivar (D. Ignacio) apoyó las razones expuestas por el Sr. Presidente, y dijo que por su parte creía que debie- ran formar aquella comisión los Sres. Presidente, Vicepresi- dente y Secretario y las personas de más representación de la 164 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sociedad que tuvieran gusto en ello d sus ocupaciones no se lo impidiesen, y recordó que habiendo prestado su concurso en ocasión análoga el Excmo. Sr. D. Antonio María Fabié, miembro de la Sociedad y entusiasta por este género de estu— dios, por su posición política sería una de las personas más útiles en dicha comisión, como asimismo los demás señores de la Junta directiva y los Sres. Laguna, Botella, Ramón y Cajal, Antón, etc. —El Sr. Antón (D. Manuel) dijo que aun estando conforme con lo expuesto por el Sr. Bolívar, difería en creer que su concurso pudiera ser útil y oportuno, pues aun cuando él siempre está al servicio de la Sociedad, opinaba que en dicha comisión no debía figurar ninguno de los profesores del Museo, para que no pudiera creerse que ellos eran los que habían tomado la iniciativa en esta cuestión, tratando de sus- citar dificultades y desvirtuando así la gestión de la Socieda:l, que entonces no aparecería como movida por impulso propio y desinteresado. —El Secretario hizo presente al Sr. Antón, que por el con- trario, su concurso en las gestiones de la Sociedad tenía que ser muy valioso para el éxito de las mismas, y que opinaba, no obstante lo expuesto por dicho señor, que en la comisión debían figurar aleunos profesores del Museo, y que aun en la misma Junta directiva se contaban los Sres. Solano, Martínez y Saez y Bolivar, con objeto de que no pudiera tampoco creerse que la Sociedad Española de Historia Natural se inge- ria en los asuntos del Museo aun sin conocer su opinión en esta cuestión y como dispensándole una protección que no necesitaba. El Sr. Antón insistió en sus razones, pues opinaba que no debian mezclarse las gestiones de la Sociedad y del Museo, como resultaría de hacerlo en esta forma, y terminó diciendo que después de todo, como sus opiniones en el asunto que motiva las gestiones de la Sociedad son bien conocidas, y él está siempre á la disposición de la misma, no tenía inconve- niente en tomar parte en cuanto la Sociedad le encargase. —Después de varias observaciones de los Sres. Ramón y Cajal, Bolívar, Cazurro y otros, se acordó que los Sres. Antón, Bolívar y Cazurro, redactasen una exposición en la que la Sociedad expusiese las razones que existían para que la "DE HISTORIA NATURAL. 165 mudanza de las colecciones del Museo y su instalación, se veri- ficase con la calma precisa y á un local dotado de buenas con- diciones, en el que pudieran tener cabida no sólo las salas de exposición, sino también las cátedras, laboratorios y demás dependencias del Museo. Y se acordó también que se invitase a los Sres. Fabié, Laguna, Botella, Ramón y Cajal, Martínez y Saez y Antón para queen unión de la Junta directiva constitu- yesen la Comisión que entregase á los Sres. Ministro de Fomento y Director general de Instrucción pública la exposición de la Sociedad. Y, finalmente, también se otorgó un amplio voto de confianza á la Junta directiva con objeto de que pudiese dis- poner en este asunto cuanto creyera oportuno y conducente al mejor logro de las gestiones emprendidas y pudiese completa: la Comisión y reemplazar á las personas queno pudieran figu- rar en ella por las que creyese más oportuno. —El Sr. Hernández Pacheco (D. Eduardo), dió lectura de la siguiente nota: Una excursión por la Montaña y el Calerizo de Cáceres. «La excursión á que se refiere la presente nota la verifiqué á principios de Julio en compañía del distinguido ayudante y alumno del Dr. Lázaro D. Marcelo Rivas Mateos, el cual se proponía recoger algunas observaciones botánicas en la se— rrata inmediata á la capital llamada la Montaña y en el man- chón calizo situado al SO. de esta denominado el Calerizo. »Emprendida la marcha y pasado el arroyo llamado la Rive- ra, inmediato á Cáceres, ascendimos por el camino, que con dirección al SE. conduce al santuario, que á 500 m. de altitud y entre los afloramientos de enormes masas de cuarcita ocupa una de las cúspides de la serrata. »Cubren la parte más baja de la Montaña en este sitio depó- sitos de acarreo, que con espesores de unos 4 m. suelen ocupar los valles, pudiéndose distinguir perfectamente desde lejos por el tono rojizo que presentan. Las capas profundas de este terreno están constituidas por arcilla con algunos cantos interpuestos, procedentes de las cuarcitas silúricas de las cús- pides, arcilla que en la superficie es de un color rojizo, debido al hidróxido de hierro que la impregna. 166 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Estos depósitos diluviales estaban cubiertos por rastrojos, entre los que emitían su monótono sonido multitud de ortóp- teros, abundando especialmente el Stauronotus Maroccanus Thunb., Caloptenus Italicus L., cuyas variedades eran numero- sas, Decticus albifrons F., Platycleis intermedia Serv., Pla- tycleis tessellata Charp. Pasada esta reducida formación cami- namos entre cuarcitas hasta la ermita, situada á unos 150 m. sobre Cáceres. En este trayecto fué donde puede decirse que comenzó el Sr. Rivas á llenar sus carpetas de plantas y su cuaderno de nombres de especies; yo fuí menos afortunado en mis recolecciones; sin embargo, citaré entre ellas el Poeci— lus dimidiatus Oliv., único carábido que cacé; entre los escara- beidos el 4teuchus sacer L., Fymmnoplewrus flagellatus Fabr., Onthophagus taurus Schrb., Oniticellus favipes Fabr., Phyllog- natus Silenus Fabr., Cetonia morio Fabr., y C. stictica L. Más arriba cayeron en mi poder algunos tenebrionidos, como la Tentyria platyceps Stev., que abundaba sobremanera, lo mismo que el Scaurus punctatus junto con la 4sida granifera Hbst., y el Micrositus montanus Muls. Un cerambicido cogi sobre el tronco de una encina, el Cerambyx Mirbecki Luc., y un cur- culiónido, el Zarimus flavescens Germ. »De otros órdenes sólo pude hallar hasta llegar á la ermita varios ejemplares de Zurydema ornatum, L., en cópula con el Eurydema festivum, L., sobre la Centaurea ornata. No dejó de chocarme esta observación, que bien puede dar origen á un caso de hibridismo; por más que aunque la coloración de estos hemípteros es muy distinta, la disposición de las manchas y los demás caracteres son comunes. »Pasado el mencionado santuario nos internamos entre los afloramientos de cuarcita para alcanzar la cúspide de la mon- taña. Aquí se aumentaron los insectos del frasco con dos hime- nópteros, que sobre la Ruta montana Cluss. revoloteaban en gran cantidad, el Prioenemis annulatus Fab. y la Scolia 4-punc— tata Fab. Dos mántidos cayeron también en mi poder, Zmpusa egena Charp. é Iris oratoria L., y un cebriónido, el Cebrio an- dalusicus Duv. »El Sr. Rivas anotó la existencia de la extraña Zemna qa rhiza L., y en la cúspide del cerro vimos el único ejemplar de Hedichryson stechas DC. »El terreno sobre que nos hallábamos es silúrico, como ya DE HISTORIA NATURAL. 167 hemos dicho; constituye éste toda la montaña que se extiende de NO. á SE., formando dos series de cúspides paralelas entre las que queda un valle longitudinal, cuya extensión será de unos 8 km. al SE. de Cáceres, y 2al NO., y en total unos 10 km. de longitud, siendo su anchura de 1 km. por término medio. - »Está constituido este manchón silúrico casi exclusivamente por cuarcitas de color blanco, que pasa á rojizo, merced á su impregnación por el hidróxido de hierro. La inclinación de sus capas es de 70” NE. aproximadamente, si bien es difícil determinarla con precisión, lo mismo que su dirección, por la serie de planos de juntura que, unidos á los de estratifica— ción, dan á los trozos de cuarcita el aspecto de prismas rom- boidales. A veces se disponen estas en capas delgadas, entre las que se intercala arcilla rojiza 6 blanca, y es frecuente que pasen por términos insensibles á pizarras micáceas y á are- niscas arcilloso-cuarciferas. No se observan, sin embargo, estos tránsitos en todos los sitios, pues en aleunos, como su= cede en los cortes artificiales del llamado la Peña redonda, tiene la cuarcita el aspecto de un dique encajado entre las are- niscas de que hemos hecho mención. »En toda la formación, pero principalmente en el cerro de San Blas, se recogen hermosas drusas de cristales de cuarzo que tapizan las grietas existentes entre los filones de este mismo mineral que se insinúa entre las cuarcitas. Son estos cristales prismas exagonales apuntados por pirámides forma- das por la combinación de los dos romboedros, siendo levogi- ros, según indican la disposición de las caras tetartoédricas que presentan. »Descendiendo de la cúspide donde nos hallábamos en di- rección NE. á SE. y atravesando los olivares, en cuyas ramas cantaban las cigarras, se cruza otra vez la ribera por el sitio denominado el Marco. En sus huertas el Sr. Rivas hizo abun- dante recolección de plantas, y yo capturé algunos dipteros y y un coleóptero, Chrysomela viridana Kiúst. »Pasada la mencionada ribera se penetra en las calizas devó- nicas y sitio denominado el Calerizo, por las calizas que for- man este terreno, calificado de pseudo-estepa, atendiendo á la vegetación. Aquí aumenté mi caza con aleunos individuos de Myrmeleon, con varios ejemplares de Pachytylus cineras- cens Fab., Edipoda cerulescens L., Stenobothrus pulvinatus 168 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Fisch. W.; Ephippigera Saussureana Bol., Platystolus Martinezi Bol., con algunos hemipteros, como GFraphosona lineatum L., Peribalus vernalis Wolf., Enoplops cornuta H.S., Lyyeus eques- iris L., Lygeus saxatilis L., militaris F., más algunos meloideos, como el Mylabris 4-punctatus, y algunos crisomélidos que reco- gi sobre las retamas, tales como la C/rysomela hemoptera L., y la abundantísima GFonioctena egrota Fab. »El calerizo ha sido calificado de devónico por los Sres. Ma- llada y Egozque en su Memoria geológica, atendiendo á unas impresiones de crinoideos que encontraron; pero nosotros no tuvimos la suerte de hallar fósil alguno en nuestra excursión. »Está rodeado este pequeño manchón al O. por el granito; por el cámbrico al E., y por el silúrico al N. y S. La dirección de sus capas es O. unos 40” N., y el buzamiento N. 36” E. aproximadamente. La longitud del depósito es de unos 6 km., y su anchura de 500 m. por término medio. Las calizas que le constituyen son pizarrosas unas, impregnadas de cuarzo y sobre todo de arcilla. Algunas se presentan en masas muy corroídas en su superficie por el agua de lluvia, de tal modo que presentan huecos alternando con elevaciones ó salientes que tienen la forma de picos tetraédricos, ofreciendo un aspecto en un todo semejante al de las figuras de corrosión que un ácido produce sobre un cristal de espato calizo. Esta acción es debida principalmente á la distinta resistencia á la acción di- solvente de las aguas meteóricas que poseen los carbonatos de cal y de magnesia, pues la roca es algo dolomítica, y la de las partes espatizadas con respecto á las compactas de estructura normal. Ambos carbonatos son arrastrados á otros sitios y de- positados entre las grietas de las mismas calizas, ú sobre la superficie de ellas, formando brechas, en las cuales trozos irre- gulares de caliza están cementados por carbonato cálcico. El mismo origen deben reconocer las pequeñas masas aisladas, algunas hasta de 60 cm. de diámetro, impregnadas de areni- llas silíceas y rodeadas de tierra arcillosa, que con tanta fre- cuencia se observan en el sitio mencionado. Rellenando los huecos de que he hablado, existe una tierra arcillosa de color rojizo, análoga á la que constituye el pequeño depósito cua- ternario que encontramos en el comienzo de la excursión. »El mejor sitio para observar el fenómeno mencionado de las calizas de este terreno es á un lado y á otro de la carretera DE HISTORIA NATURAL. 169 de Mérida y de la vía del ferrocarril, en donde han excavado la tierra arcillosa para la construcción de estos caminos. La estructura de la roca es cavernosa, y su textura finamente granuda y en algunos sitios espática, aunque esto no es lo ge- neral; sus colores son el pardo, gris 4 azulado, pasando á veces al rojizo, debido á los compuestos de hierro que la tiñen con bastante frecuencia. »Se aprovecha dicha caliza para la fabricación de cal, de la que se surte gran parte de la provincia. En sus contactos con otros terrenos es donde existen las famosas minas de fosforita, cuyos trabajos de explotación se hallan paralizados, por la gran cantidad de agua que inundó los pozos y galerías. »La excursión se dió por terminada en la carretera de Mérida, que corta al cámbrico, junto al cerro de los Romanos, por la cual regresamos ya de noche á la ciudad. »A continuación sigue la lista de las especies vegetales reco- lectadas por el Sr. Rivas Mateos. Pinus Pinaster Sol. Bromus maximus Dest. Typha angustifolia L. Aegilops ovata L. Sparganium ramosum Huds. Juncus acutus L. Arisarum vulgare Rehl. Alisma Plantago L. Arum maculatum L. Allium guttatum Stev. Carex vulpina L. — ampeloprasum L. — distans L. Gagea minima Schult Syct. — paludosa Good. Asphodelus cerasiferus Gay. Scirpus Holoschoenus L. Iris spuria L. Lemna minor L. Gladiolus Illyricus. — arrhiza L. Spiranthes cestivalis Rich. Mibora verna Pal. Beav. Orchis coriophora var. fragans L, Alopecurus pratensis L. Salix viminalis L. Anthoxanthum odoratum L. Populus nigra L. Stipa pennata L. Ulmus campestris L. Polypogon monspeliensis Desf. Urtica urens L. Echinaria capitata Desf. Paronychia argentea L. Trisetum neglectum Roem. Daphne Gnidium L. Avena barbata Brot. Alnus glutinosa Gaertn. Poa bulbosa L. Castanea vulgaris Lam. — annmua L. Quercus Tozza Bosc. Catabrosa aquatica Pal. Beav. — — Lusitanica Lam. Bromus tectorum L. — coccifera L. 170 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Quercus sessiliflora Smitz. — ¡Mex L. — Suben L. Vitis vinifera L. Colmetroa buxifolia Reut. Croton tinctorium L. Mercurialis tomentosa L. — annua L, Euphorbia segetalis L. — Chammossyce L. Malva Sherardiana L. — sylvestris L. — Nicaensis Ael. Lavatera rotundata Láz. Hypericum perforatum L. — humifusum L. — Richeri Villars. Cistus ladaniferus L. — salviefolíus L. — Crispus L. — hirsutus Lam. — populifolius L. — Clusúi Oum. Helianthemum guttatum Mil. — marifoltum Gr. et Godr. — vulgare Gaertn var. asperum. Reseda suffruticulosa L. — ramosissima Pourr. Asterocarpus Clusii Gay. Cleome violacea L. Mathiola tristis R. Br. Sisymbrium Column Jacq. -- Sophia L. Lunaria biennis Moench. Camelina sativa Fries. Biscutella auriculata L. Papaver Rheas L. — — dubium L. Corydalis claviculata D. C. Fumaria Vailantii Lois. Umbilicus horizontalis Guss. Sedum altissimum Poir. — pedicellatum Boiss. Ruta montana Cluss. Agrimonia Eupatorium L. Rosa canina L. Crataegus monogyna Jacq. Pyrus communis var. Mariana. Prunus spinosa L. Scorpiurus sulcata L. Ornithopus perpusillus L. Hippocrepis comosa l. Cytisus albus Link. — argenteus L. Genista cinerea D. O. — tridentata L, Retama spherocarpa Boiss. Adenocarpus complicatus Gay. Sarothamnus eriocarpus Boiss. Ononis geminiflora Lag. — spinosa L. Anthyllis Vulneraria L. var. rubri- flora. Astragalus glycyphyllos L. Lotus pedunculatus Cav. — corniculatus L. M: dicago lupulina L. Melilotus gracilis D. GC. Trifolium resupinatum L. — pratense L. e angustifolium L. — suffocatum L. Pistacia Therebinthus L. Geranium divaricatum Ebvy. — sanguineum L. Dianthus Armería L. — Carthusianorum L. Saponaria officinalis L. Portulaca oleracea L. Acta spicata L. Delphinium peregrinum L. — consolida L. Nigella divaricata D. GC. Ranumculus nodiflorus. L. DE HISTORIA NATURAL. Vil Clematis Viticella L. Daucus Carota L. Torilis heterophylla Guss. Conium maculatum L. Hedera Helix L. Lythrum Salicaria L. — Thymifola L. Phyllirea angustifolia Vahl. Jasminum fruticans L. Convolvulus tricolor L. — arvensis L. Calystegia sepium R. Br. Verbascum phlomoides L. — virgatum With. Anarrhinum bellidifolium Desf. Antirrhinum Hispanicum Chavan. Linaria lanigera Desf. — Mmelanantha Boiss. — saxatilis Link, Digitalis purpurea L. — Thapsi L. Veronica scutellata L. Salvia officinalis L. — lavandulefolia Vahl. Origanum virens Hoffm. Brunella alba Pall. Thymus Mastichina L. Teucrium Pseudo-chamepitys L. Erythrea centaurium Pens. Syn. Ceratocalyx macrolepis Coss. Orobanche Rapum Thnill. Arbutus Unedo L. Erica umbellata 1. Wahlenbergia hederacea Reich. Campanula Rapunculus L. — patula L. Jasione montana L. Lobelia urens L. Bryomia dioica Jacq. Galium campestre Shousb. Lonicera Caprifolium L. — Hispanica Boiss. Dipsacus sylvestris Bod. — laciniatus L Micropus Bombycinus Lag. Filago Germanica L. Helichryson Stechas D. O. Pallenis spinosa Cass. Santolina Cham«wecyparissus L. Senecio Tournefortii Lapeyr. Solidago virga-aurea L. Carduus nutans L. Centaurea Castellana Boiss. = paniculata L. — ornata Willd. Microlonchus Salmanticus D. C. Thrincia hirta Roth. El Sr. Bolívar presentó la parte 1v y la v de las Votes orthop- terologiques del R. P. Pantel, y manifestó que en este trabajo tan interesante y notable como todos los de nuestro sabio colega, se contienen dos partes; en la primera, se trata de algunas particularidades de las patas posteriores y de las alas en el género Vemobius, curiosas porque prueban la influencia del sexo en órganos en los que hasta ahora no había sido notada en los ortópteros; en la segunda, que corresponde á la 5." del trabajo, se enumeran los ortópteros del Sitio, localidad de la Sierra de Cuenca que resulta muy rica y abundante en insectos de este orden. Las exploraciones de nuestro colega han sido, en parte, realizadas por el sitio conocido con el nombre 172 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de ciudad encantada, bien conocido de nuestros consocios, merced á la interesante descripción que de él hizo D. Federico de Botella y que fué publicado en el tomo 1v de los ANALES. Se describen por primera vez en este estudio, el género Geomantis con la especie €. larvoides; una variedad del Calop- tenus italicus L. á la que da el nombre de Wattenmwyliana la Ephippigera Ortega y por último el y del Antazxius Kraussi Bol. que no era conocido. El género Feomantis constituye uno de los hallazgos de mayor interés científico con que se ha enri- quecido nuestra fauna en estos últimos tiempos, elevándose con él á ocho el número de los géneros de la familia de los mántidos que viven en la Península. Contiene además esta Memoria, numerosas observaciones ucerca de otras muchas especies de ortópteros de la fauna central de España. Sesión del 6 de Noviembre de 1895. PRESIDENCIA DE D. SERAFÍN DE UHAGÓN. —Il Sr. Secretario dió lectura del acta de la sesión anterior, que fué aprobada. —Puestas á disposición de la Sociedad las publicaciones re- cibidas como donativo 4 cambio, se acordó que la Sociedad manifestase su gratitud á los señores donantes. —El Sr. Secretario dió lectura á la siguiente exposición, re— dactada por el Sr. Cazurro, en cumplimiento del encargo que la Comisión nombrada al efecto por la Sociedad en la sesión anterior le confiara. EXCELENTÍSIMO SEÑOR MINISTRO DE FOMENTO. EXCMO. SEÑOR: La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL que en veinti- cuatro años de laboriosa existencia, se ha ocupado siempre y desinteresadamente en fomentar por cuantos medios ha tenido á su alcance todo lo que se refiere al progreso en nuestra patria de los importantísimos estudios de las ciencias natura— DE HISTORIA NATURAL 173 les, como lo prueban los 24 volúmenes de sus ÁNALES que lleva publicados, en los que han aparecido la mayoría de los estudios de casi todos los naturalistas españoles contemporá- neos, á V. E. respetuosamente acude, con el propósito, no de poner reparos ni trabas de ningún género á los pensamientos y alas órdenes dictadas recientemente por el Gobierno de S. M. con referencia al Museo de Historia Natural, sino deseosa de hacer presente á V. E., cuyo elevado criterio es una garantía segura de que no han de ser desatendidas las súplicas de esta Sociedad, los inconvenientes que se originarían de llevar á cabo la traslación recientemente acordada de aquel estableci- miento científico en las condiciones poco favorables á su exis— tencia y desarrollo en que ahora se pretende hacer y que están muy lejos de ser las consignadas en la Real orden de 3 de Agosto último dictada por el Gobierno de S. M. con el plausible propósito de dotar al referido Museo de mejor y más amplio local que el que hoy ocupa. En la Real orden de referencia se ordenaba la traslación del Museo de Historia Natural al Palacio de Bibliotecas y Museos del Paseo de Recoletos donde en los varios sitios que se indi- caban, podría tener aquel establecimiento el local digno y ca- paz que por su importancia requería al ienal de los no menos importantes ya instalados en el referido edificio y se nom- braba una Junta compuesta principalmente de los Directores de los establecimientos allí reunidos, que aun cuando desis— nada con el nombre de Junta de traslación, no tenía sin duda otro objeto que el de convenir en el local que podría cederse al nuevo Museo que se trata de alberear en aquel palacio, puesto que el traslado de las colecciones del mismo no cabe creer que pudiera encomendarse á otras personas que 'á los Profesores del Museo. Pero con posterioridad á esta Real orden se ha publicado otra aprobando la distribución del local hecha por la Comisión nombrada al efecto y disponiendo que «apro- vechando los días que faltan» (dice textualmente) «para reanudar las clases» (la Real orden lleva fecha del 25 de Septiembre y se ha publicado en la Gaceta del 28 del mismo mes) «se verifique con toda la rapidez compatible con la segu- ridad de los objetos el traslado de los que existen en el Museo al Palacio de Recoletos» y si bien esta Real orden ha quedado incumplimentada como no podía menos de suceder por la im- 171 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA posibilidad absoluta de ejecutar en ese plazo la mudanza de las numerosas y ricas colecciones acumuladas con afán cons- tante, estudiadas y ordenadas con prolijo interés por los Profe- sores del establecimiento, difíciles de manejar sin grave riesgo para su conservación y que exigen condiciones de instalación imposibles de improvisar, queda, sin embargo, subsistente la orden de traslado con la precipitación que impone el texto de la Real orden citada, circunstancias que motivan el que esta Sociedad, conocedora de la gran ilustración de V. E., se crea en el deber de llamar su atención acerca de las necesidades de un Museo de Historia Natural y de las condiciones en que debe hacerse la mudanza á fin de que no tenga nuestra patria que lamentar pérdidas irreparables como seguramente ocurrirían de haberse cumplido aquel mandato, y en prueba de lo que bastará, para no multiplicar los ejemplos, recordar que el pre- cioso esqueleto del Megaterio, joya inestimable de nuestro Museo, exige grandes cuidados y mucha tranquilidad y des- treza para ser desmontado y trasladado, por la fragilidad de las piezas que le forman, condiciones incompatibles con la precipitación con que se ordena hacer el traslado. El género de estudios que se realizan en los establecimien- tos de esta indole, el estar aún más en nuestra patria desti- nado á la enseñanza de las ciencias naturales por ser anejo á la Facultad de Ciencias, requieren que un Museo de Historia Natural no conste solamente de una serie de salas en las que más 6 menos ordenada y estéticamente, con mayor ó menor espacio, se presenten al público los más curiosos objetos que la naturaleza produce, sino también de cátedras, y sobre todo, de numerosos laboratorios en los que los Profesores estudien las colecciones, realicen investigaciones destinadas al progreso de las ciencias y enseñen práctica y teóricamente á los alum- nos la vasta enciclopedia de las Ciencias Naturales. El Museo de Historia Natural consta, pues, de dos partes, las salas de exposición y las cátedras y laboratorios ú cuartos de trabajo, inseparables de aquellas y que no podrán instalarse en el nuevo local convenido por la Junta á menos de conce- derse por la Biblioteca algunos de los salones del piso princi- pal, puesto que la construcción en el patio de un pabellón no podría hacerse sin pérdida de luz, harto deficiente en la planta de sótanos del Palacio de Recoletos que es la que la Comisión DE HISTORIA NATURAL 175 propone ceder para Museo de Historia Natural y sin gastos de importancia que sería lastimoso emplear en una instala- ción deficiente y poco á propósito como la que se intenta, debiendo advertirse que la designación del local aprobada por la Junta se ha hecho contra la opinión del Director del Museo, única persona perita en aquella para conocer las necesidades del establecimiento puesto bajo su dirección. Y por lo que respecta á la premura con que se ordena hacer la mudanza, se limitará esta Sociedad á recordar á V. E. el plazo concedido á la Biblioteca y al Museo Arqueológico Nacio- nal para su traslado, bien distinto del en que quiere hacerse el del Gabinete de Historia Natural cuando el número de obje- tos de éste no es menor seguramente, ni su traslación exige menos cuidados que la de los que componen las colecciones de aquellos establecimientos. Por otra parte, si han de conservarse sin deterioro las colec— ciones, y si el público que acude á los Museos ha de sacar pro- vecho de su visita, es preciso que aquellas se exhiban en locales bien iluminados, secos, de fácil ventilación y en instalaciones que permitan su cómodo examen. Las colecciones de pequeñí- simos pájaros, de diminutos moluscos é insectos no podrán ser admiradas por el vulgo ni estudiadas por los naturalistas en locales de escasa luz, y la humedad por poca que fuese haría imposible la conservación de los ejemplares disecados y de muchísimos minerales. Nuestro glorioso monarca Carlos II consagró el edificio que actualmente ocupa el Museo de Historia Natural á las Ciencias y á las Nobles Artes, si bien lo hizo con la intención de alo- jar más tarde las colecciones de Zoología y Mineralogía en el grandioso palacio que para ellas mandó construir en el Prado y que actualmente ocupa el Museo de Pintura y Escultura habilitado posteriormente para dicho fin. Si deseraciadamente hoy no es factible que al Museo de Ciencias se le destine un edificio cual lo había imaginado el augusto restaurador y pro- tector de las ciencias en nuestra patria, nunca podrá orde- narse sin menoscabo de la honra y dignidad nacional que el único establecimiento oficial destinado en España á Museo de Historia Natural se convierta en confuso almacén como por muchos años había de serlo, si la traslación no se verificase con todo el tiempo que exige y por personas peritas. produciendo 176 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA así las más ¿justas censuras por parte de los naturalistas extranjeros y propios que visitan nuestras colecciones. La Socienan EsPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL reconoce que á pesar de las reformas é innovaciones que se vienen haciendo en el actual Gabinete de Historia Natural, no se halla á la altura de lo que debe ser un establecimiento de este género y de lo que son sus análogos en el extranjero; el primitivo local destinado interinamente por Carlos III para este fin, no ha sido ampliado nunca y en cambio las colecciones han ido aumentando constantemente; los adelantos de las ciencias, han creado muchas más exigencias á la enseñanza, produ- ciendo como resultado que gran parte de las colecciones se encuentren hoy mal instaladas, y los laboratorios faltos de espacio, colocados algunos en las bohardillas y poco provistos de las condiciones que requiere el género de trabajo que en ellos se ha de practicar. Todo esto demuestra palpablemente, en opinión de la Sociedad que tiene el honor de dirigirse res- petuosamente á V. E., la imperiosa necesidad de pensar en construir 6 habilitar un edificio dotado de especiales condi- ciones y con la suficiente capacidad que al presente exigen las necesidades del Museo de Historia Natural y sus indispen= sables laboratorios y cátedras y en el cual se pudieran facilitar los progresos de las ciencias naturales tan postergadas hoy por desgracia en nuestra patria. No debiera, pues, substituirse la actual interinidad por una instalación deficiente que constituiría otra interinidad en la que se expusieran á notable deterioro las colecciones con tanto trabajo reunidas y en las que existen preciosos ejemplares im- posibles de reemplazar. Así lo había estimado hasta ahora el Gobierno de S. M. en distintas épocas, no habiendo llegado á realizarse los múltiples proyectos concebidos y aun á veces incluídos en los Presupuestos generales del Estado, por des- eraciadas circunstancias harto conocidas. No es ésta, Excmo. Sr., la primera vez que esta Sociedad acude en análogas circunstancias al Gobierno de S. M. tra- tando de abogar por la buena instalación y conservación de las colecciones del Museo de Historia Natural; ya en el año de 1880, hizo iguales gestiones con idéntico fin, teniendo la alta honra de que fueran tomadas en cuenta sus razones. ¡Ojalá que ahora, Excmo. Sr., comprenda V. E. en su elevado DE HISTORIA NATURAL. 17 criterio y en su gran ilustración, el desinterés propio y el en- tusiasmo por las ciencias que guían á esta Sociedad á repre- sentar ante el Gobierno de $. M. las razones expuestas y como en aquella ocasión se sirva atenderlas, mereciendo así la eterna gratitud de cuantos en España se consagran al estudio de las ciencias naturales! —Madrid, 20 de Octubre de 1895. — Z7 Pre- sidente, MARCOS JIMÉNEZ DE LA EsPADA.—L/ Secretario, MANUEL CAZURRO. La Comisión: Presidente, ANTONIO María FABIB.—MÁxIMO LAGUNA. — FRANCISCO DE P. MARTÍNEZ Y SAEZ.— José MARÍA SOLANO. — SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL. — IGNACIO BOLÍVAR. — MANUEL ANTÓN Y FERRÁNDIZ.—BLAS LÁZARO E IBIZA. —El Sr. Antón (D. Manuel), invitado por el Sr. Presidente, tomó la palabra para exponer á la Sociedad el resultado de las gestiones practicadas por la comisión nombrada en la sesión anterior para visitar al Sr. Ministro de Fomento é interesarle en las cuestiones referentes á la traslación del Museo de His- toria natural y manera de verificarla. Manifestó el Sr. Antón que, habiendo el Sr. Ministro de Fo- mento tenido á bien designar el día 4 del presente mes para recibir la comisión de nuestra Sociedad, y habiéndose reunido los Sres. Jiménez de la Espada, Laguna, Martínez y Saez, Ar- tigas, Cazurro y él, pues algunos de los señores nombrados para la comisión no habían acudido, desgraciadamente por el mal estado de su salud, el Sr. Ministro les hizo el honor de recibirles acto continuo, otorgando á los representantes de la Sociedad, la más benévola y cariñosa acogida, haciendo digno elogio de ella y exponiendo el aprecio y consideración que le merecía. Al momento el Sr. Presidente de la Sociedad, D. Marcos Ji- ménez de la Espada, expuso en elocuentes y levantadas frases los deseos de la Sociedad, y el ruego que la comisión tenía el honor de trasmitir al Sr. Ministro, suplicándole de parte de la única Sociedad dedicada en España al cultivo de las ciencias naturales, que fijase su ilustrada atención en las cuestiones referentes al traslado del Museo de Ciencias naturales á un local que no parecía llenar las condiciones precisas que actual- mente requiere un establecimiento de esta índole, y en el que no podría ni realizar sus aspiraciones de poseer un edificio adecuado á este uso, ni desempeñar por falta de cátedras y la- ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIV. 12 178 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA boratorios sus primordiales fines de enseñanza é investiga- ción, objeto preferente del único establecimiento, consagrado en España á la enseñanza de la Historia natural, y tuvo tam- bién el honor de entregar al Sr. Ministro la Exposición en que se concretaban los fundamentos y razones en que la SocIEDAD EsPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL apoya su gestión. El Sr. Ministro de Fomento, respondiendo á lo expuesto por el Sr. Presidente de la Sociedad, hizo el honor á la comisión de expresarla su sentimiento porque acudiese quizás algo tarde en sus gestiones, relativas á la traslación del Museo de Historia natural, la cual sólo se había dispuesto á instancias del Sr. Ministro de Hacienda, que se encontraba en la preci- sión de ensanchar el local destinado á sus dependencias y dió la seguridad de que el Museo hallaría en el local que actualmente se le dedicaba las condiciones necesarias para realizar una instalación amplia y decorosa en la que pudieran realizarse sus aspiraciones, y que antes de ordenarla se había asesorado con el criterio de alguno de los señores profesores del Museo, especialmente con el de los Sres. Maisterra, Col- meiro y Graells; que esto no obstante, como su objeto princi- pal en esta cuestión era el progreso é€ interés del Museo de Ciencias, haría cuanto de su parte estuviese, para que de rea- lizarse dicha traslación fuese en las mejores condiciones posi- bles y en la forma mejor para que sus colecciones no pudieran sufrir ningún deterioro, y que de todos modos prometía á la Sociedad examinar el asunto con la atención que requería y girar una visita de inspección á los dos locales, el que actual- mente se destina á Museo y el que desde hace tanto tiempo viene ocupando. Respondiendo á lo expuesto por el Sr. Ministro, el mismo Sr. Antón, en nombre de la comisión, tuvo el honor de mani- festarle que como en la exposición se expresaba, la Sociedad llamaba respetuosamente la atención del Sr. Ministro, no sobre la Real orden dictada en 3 de Agosto último, por la cual se ordenaba la traslación del Museo de Historia natural á un local en el que podría tener amplia instalación en los varios departamentos que en la citada Real orden se indicaban, sino sobre la Real orden últimamente dictada en 28 de Septiem- bre, en la cual se disponía la traslación en brevísimo plazo 14 y á un local probablemente poco á propósito para ello, en el DE HISTORIA NATURAL. 179 que no podrían instalarse las cátedras y laboratorios tan in- dispensables para esta clase de estudios, y en el que las co- lecciones se habían de instalar en malas condiciones, y ha- ciendo gastos cuantiosos que no realizarían las exigencias que las necesidades de la enseñanza precisan en un Museo de His- toria natural. Contestando el Sr. Ministro de Fomento, reiteró las seguri- dades del interés que se tomaba en este asunto, y expresó el «leseo, que siempre había abrigado, de que el Museo y la Fa- .Ccultad de Ciencias pudieran tener un edificio independiente y construido con este fin, en el cual se reunieran los medios ne- cesarios para cumplir los fines de esta clase de establecimien- tos, proyecto que siempre había pensado ejecutar por creerse obligado á ello como doctor en ciencias, demostrando así su interés y entusiasmo por este género de estudios. Después la comisión pasó á saludar al Sr. Director general de Instrucción pública, quien ofreció asimismo interesarse vi- vamente en este asunto. Terminó el Sr. Antón manifestando la conveniencia de que la Sociedad prosiguiera sus gestiones, y que como también lo había aconsejado el Sr. Director de Instrucción pública, se wisitase al Sr. Presidente del Consejo de Ministros para inte- resarle en esta cuestión. —El Sr. Presidente, en nombre de la Sociedad, expresó el agrado y satisfacción con que había oído lo expuesto por el Sr. Antón acerca de la buena acogida dispensada por el señor ministro á las gestiones de la Sociedad y de los buenos deseos que había manifestado; rogó á la comisión que no cejase en sus propósitos y gestiones, y propuso que se la otorgase un cumplido voto de gracias por los trabajos realizados. Voto que la Sociedad acordó unánimemente. —Después de varias observaciones hechas por los Sres. Arti- gas, Uhagón y Antón, se acordó que la misma comisión solici- tase del Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros ser re- cibida en audiencia para tener el honor de entregarle un ejemplar de la exposición dirigida al Sr. Ministro de Fomento, é interesarle en el asunto á que se refiere. —Se repartió el cuaderno 1 del tomo xx1v de los Anas 180 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA SECCIÓN DE SEVILLA. _—— Sesión del 6 de Octubre de 1895. PRESIDENCIA DE D. ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Dióse lectura á continuación á una nota remitida por el Sr. Calderón, de Madrid, que dice así: Una noticia del terremoto sentido en Sevilla en el año 1755. He creído digno de comunicar á la Sección de Sevilla la noticia que sobre este notable fenómeno seísmico se consigna en el «Libro dedicado á María Santísima de la Sede, mandado publicar por auto capitular del Cabildo eclesiástico de 4 de Marzo de 1756», y que debo al celo de un diligente bibliófilo. A continuación transcribo la parte referente al terremoto con su propia ortografía: «En sábado día primero de Noviembre de el año de milk setecientos cinquenta y cinco á el punto de aver dado las diez de la mañana se sintió en nuestro Patriarcal Templo un Te- rremoto tan terrible que, no solo la memoria de los Nacidos no acuerda semejante aviendo oy vivos algunos que experi mentaron el de el año de mil secscientos y ochenta dia 9 de: Octubre pero ni los Anales de esta Ciudad lo refieren, segun los Estragos ocurridos. . . . 3 aL LSILAJE »A la hora expuesta, se cp a nit proa perci— biendo ruido de la parte de el Poniente; y se fue graduando hasta que los vayvenes de el Templo induxeron confusion y espamtororis111014, E É ¿ENE ADA AS »Sossegado el Pesremdids sin aire para yin tiempo fixo á su duracion; porque la universal conturbacion no lo permi= tió; bien, que no se debe disminuir de ocho á diez minutos. . »Aun no parece se daba por satisfecha la Justicia Divina porque se sentian algunos amagos en la Tierra; y el dia onze de Diciembre á las cinco de la mañana y á los quarenta del DE HISTORIA NATURAL. 131 gran Terremoto, se notó uno bastantemente violento, por lo - que se mandó decir en las Missas la bolecta para estos casos destinadas Lo blas y i197- 1009 —El Sr. Chaves (D. Medea AS un bara de que es autor, titulado Ensayo de fisiologia mineral. Estudio sobre las pseudomorfosis de proceso químico. En la imposibilidad de leerlo íntegro por su mucha extensión, el autor hizo un resumen de las principales cuestiones tratadas en su estudio, completán= dolo con varias aclaraciones que le fueron pedidas por los señores socios. Se acordó pasara dicho trabajo á la Comisión de publi- cación. Sesión del 4 de Diciembre de 1895. PRESIDENCIA DE D. CARLOS MAZARREDO. —Abierta la sesión, el Sr. Secretario dió lectura del acta de la sesión anterior, que fué aprobada. —Puestas á disposición de los señores socios las publicacio— nes recibidas como donativo 4 cambio, la Sociedad acordó ma- nifestar su gratitud á los señores donantes. —Se hizo una propuesta de socio, que según lo prevenido en el Reglamento, quedó para ser admitida en la sesión si- guiente. El Sr. Calderón dió algunas noticias sobre la interesante fauna que ha descubierto recientemente el reputado geólogo M. P. Choffat en la base de la formación tobácea de Condeixa, en Portugal (1). Las tobas de los estratos superiores de la for- mación, además de numerosos restos de vegetales, aunque en sa mayoría indeterminables, encierran muchos moluscos (Lymnea, Bylhinia, Rumina y sobre todo Helix) correspon- dientes á especies que viven actualmente en el país. Los estra— tos inferiores consisten en un horizonte de gruesos cantos de cuarcita y caliza pasando á un conglomerado el cual ha pro- porcionado un molar de Zlephas, probablemente E. antiquus; una toba pulverulenta con arenas y cantos, donde ha encon- (1) Vote sur les tufs de Condeizxa et la decouverte de 'hippopotame en Portugal. Commun. da Direc. dos Trabalh. geol.; t. 111, fasc. 1, Lisboa, 1895 ) 182 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA trado restos de Hippopotamus, al parecer H. amphibius major, y otras tobas en bancos espesos en el coronamiento que ofre- cen variables caracteres. La citada especie de elefante se ha recogido varias veces en España, como había ya tenido ocasión el Sr. Calderón de in— dicar en esta Sociedad; pero el hallazgo de hipopótamos fósiles sólo se ha realizado en ella una vez, en que lo mencionó de Tarrasa el Sr. Almera, aunque sin poder precisar las con diciones exactas del depósito. Desgraciadamente, faltan en el yacimiento portugués otros fósiles que determinaran de un modo más circunscrito la edad de aquel, y si bien los ma- míferos citados se reputan como de un clima más cálido que el actual del país, la coexistencia de estos con restos de la fauna malacológica viviente no confirma allí tal supuesto. El Sr. Choffat, en vista de estas y otras dificultades para precisar la edad de las tobas de Condeixa, opta por figurarlas en el mapa como cuaternarias, con lo que, además de indicarse su edad media más probable, quedan distinguidas de las arenas pliocénicas que tanto se extienden por la región. Los datos son aún deficientes, como se ve, para formular consecuencias sobre el hallazgo, que es, sin embargo, por sí bastante importante para estimular á nuevas exploraciones y sondeos. —El Sr. Bolivar (D. Ignacio) dió lectura de la siguiente nota: El Sr. Traizet participa á la Sociedad que en 1894, durante su estancia en Barcelona, hizo frecuentes excursiones por aque- llos alrededores en compañía de nuestros consocios los ento— mólogos Sres. Antiga, Cabrera, Masferrer y Pineda, teniendo la satisfacción de recoger especies de coleópteros que no cree se hubieran citado hasta ahora como de aquella región, por lo que considera útil publicar los nombres de las especies á que se refiere. La nota del Sr. Traizet es la siguiente: Anticidos. Debo á mi amigo M. Pic de Digoin la sabia de- terminación de las especies de este grupo que enumero á con- tinuación : Notoxus monoceros L. Leptaleus Rodriguei Latr. Formicomus pedestris Rossi. Cyclodinus coniceps Mars. Tomaderus compressicollis Mota. — leviceps Baudi. DE HISTORIA NATURAL. 183 Cyclodinus humilis Germ. Cyclodinus hispidus Rossi. = var. subconvexus Rey. — tristis Schl. - minutus Laft. — fenestratus Schl. — floralis L. Liparoderus Paykulli Gyll. = instabilis Scht: Eonius fuscipes Mars. — tenellus Laft. — velutinus Laft. — 4-guttatus Rossi. Ochthenomus tenvicollis Rossi. Hidrocántaros. Debo al distinguido entomólogo Dr. Régim- bart de Evreux la lista de las especies de este grupo recogidas en Casa Antunez (inmediaciones de Barcelona). Cybister Roseli Fabr. Ilybius fuliginosus Fabr. — Africanus Ol. — meridionalis Aubé. Dytiscus marginalis L. VNoterus crassicornis Fabr. Eunectes sticticus L. — levis Sturm. Hydaticus Leander Rossi. Hydroporus incequalis Fabr. Acilius canaliculatus Nicol. — geminus Fabr. Colymbetes fuscus L. — pumilus Aubé. — collaris Payk. — unistriatus Mlig. Agabus didymus Ol. — pictus Fabr. — brunneus Fabr. = tristis Payk. — guttatus Payk. = analis Aubé, — — bipustulatus L. — palustris L. Copelatus agilis Fabr. - var. vagepictus. Añade el Sr. Traizet una observación interesante á propó- sito de una de las especies anteriormente citadas; refiere que habiendo recogido en Rivas, cerca de Madrid, en una excur- sión que realizó en compañía de varios colegas, unos 50 ejem- plares del Meloe majalis L., con ánimo de distribuirlos entre sus consocios de París, los conservó en alcohol, y que, á su re- greso, después de lavarlos con agua y ácido acético, los dejó al sol en un plato durante una hora, para que se evaporase el alcohol que aún conservaban en el interior del abdomen; cuál no sería su asombro, cuando, volviendo al cabo de este tiem- po, los encontró totalmente cubiertos de Votoxus monoceros L., en tan gran cantidad, que recogió más de un cuarto de litro de este insecto. Los Meloe, sin embargo, no habían sufrido el menor desperfecto, como si los Votoxus se hubieran conten- tado con lamer el líquido acuoso que salía del abdomen de los Meloe. 184 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA A este propósito, el Sr. Bolivar manifestó que, precisa- mente, la observación del Sr. Traizet coincidía con otra comu- nicada á la Sociedad Entomológica de Francia por el Dr. A. Chobaut, en la sesión del 27 de Noviembre último, según la cual, este naturalista había encontrado el 1.” de Noviembre, con tiempo frío y lluvioso, cerca de Villeneuve-lés- Avignon (Gard), una Q de Meloe rugosus Marsh., adormecida por el frío, y con cuatro Anthicus Fairmairei Bris., colocados dos á dos á cada lado del abdomen. Según el referido doctor, las mandí- bulas de estos 4Anfthicus parecian implantadas en la membrana de unión de los segmentos abdominales del Meloe, y las patas estaban fijas con fuerza á los tegumentos. Estos 4m/hicus es- taban también adormecidos por el frío. El Dr. Chobaut cree sea la primera vez que se ha observado este hecho, y hace sobre él algunas consideraciones, suponiendo que los 4n1thi-- cus tratarían de alimentarse de la sangre del Meloe, 6, cuando menos, de la substancia que exudan sus tegumentos, y con- sidera el hecho, si no enteramente como un caso de parasi- tismo, por lo menos como rasgo de costumbres que merece ser notado. El hecho en cuestión no es nuevo, ni la observación del Dr. Chobaut es la primera que á él se refiere, pues ya en nuestros ANALES lo hizo constar el Sr. Sanz de Diego, con re- ferencia al Anthicus insignis Luc., que encontró en abundan- cia sobre el Melve corallifer Germ., en los alrededores de Ma- drid. (Actas de la Soc. Esp. DE Hist. NaT., ft. 1x, 1880, pág. 38). Según esta observación, el Anthicus se lanza sobre los Meloe cuando estos pasan junto á las hierbas en que aquellos están subidos, y trepan facilmente por los tegumentos del leloe, el cual soporta hasta dos y tres Anfhicus, sin que, al parecer, le molesten. El Sr. Sanz trató de conservar vivos unos y otros in- sectos, para observar el fin de estas maniobras de los 42thi- cus, sin que, por fin, lo lograra, porque los We/oe en cautividad se agitan vivamente para tratar de escapar, y los Anthicus se separan de ellos por esta causa. Por su parte, el Sr. Bolívar recuerda haber hallado alguna vez el 4Anthicus insignis Luc. sobre el Meloe citado. —El Sr. Presidente mandó dar lectura de los artículos 16, 12, 13 y 21 del Reglamento de la Sociedad, que se relacionan con los asuntos que se deben tratar en la última sesión del DE HISTORIA NATURAL. 185 año, respecto al estado del personal y fondos de la Sociedad y la renovación de cargos. —En cumplimiento de ellos, el Sr. Secretario dió lectura del siguiente cuadro: El movimiento de socios en el año de 1895 se halla expre- sado en el siguiente cuadro: Estado del personal de la Sociedad en 1895. Socios que la formaban en 1. de Diciembre de 189.......o.oooooooommmmor.o.»o. 010296 O AENA e ] 21 Por renuncia..... 19 “2 SS ineresados enteltanor1S0N aro. ca bh II als Ol eds ea oleadas ele 17 Existen; pues; en-l:“de'Diciembre de II taste e lea ala 289 De los cuales son: NIN A A a ia aos ao OO. y? 281 A A O SSA O SO O VS ae OOOO 5 289 DM ato oli sao a 97 DEP EoNiO ca as o le ica ollo 166 DEE O AR dada OA 26 289 —El Sr. Secretario en conformidad á lo dispuesto en el artículo 21 del Reglamento de la Sociedad, dió lectura del siguiente resumen del estado del personal y trabajos realiza— dos en cumplimiento de los fines de la Sociedad. En el año de 1895, el vigésimo cuarto de los que lleva de existencia la Sociedad Española de Historia Natural, ha tra- tado ésta de cumplir, con el entusiasmo de que siempre ha venido dando pruebas, los fines para que fué fundada. En este año como en todos los que le han precedido en la laboriosa vida de esta Sociedad, no ha decaído por un momento el afán constante con que ha venido dedicándose á sus tareas, publi- cando los trabajos y Memorias que los señores socios la han comunicado y algunos otros remitidos por naturalistas extran- jeros acerca de diversos puntos de gran interés para la histo- ria natural de nuestra patria. Pocos años han sido quizás tan fructuosos como el presente en punto á trabajos presentados á esta Sociedad, en tal nú- 186 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA mero que la Comisión de publicaciones se ve imposibilitada de poder disponer en el año corriente la publicación de todos ellos, á pesar del verdadero interés que ofrecen. Dificultades y retrasos debidos á la confección de las lámi- nas de algunas de las Memorias, especialmente á las pertene- cientes á la continuación de las notables investigaciones pre- históricas, realizadas en Segobriga por el Rdo. P. E. Capelle, que por su número é interés requerían especial esmero, como asimismo las referentes á las especies de algas descritas por el Sr. Rodríguez Femenías han retrasado desgraciadamente, y á pesar del empeño de la Comisión de publicación, la apa- rición del primer cuaderno de nuestros ANALES, que por fin se ha dado á luz con fecha de 30 de Septiembre. En dicho cuaderno se contienen los trabajos siguientes: Apuntes para el estudio del bulbo raquideo, cerebelo y ori- gen de los nervios encefálicos, por D. Santiago Ramón y Ca- jal; interesantísimo estudio en el que se exponen las nue- vas investigaciones realizadas merced á la aplicación de los métodos por él descubiertos, con los cuales se estudia perfec- tamente la estructura histológica tan delicada de estos órga- nos, demostrando el origen de los diversos nervios, la fina estructura del bulbo raquídeo y del cerebelo, el trayecto reco- rrido por las fibras nerviosas y cuantos detalles pueden cono- cerse acerca de la textura de estos órganos. Seguramente este trabajo, uno de los más importantes publicados por el Dr. Ra- món y Cajal, honra con su aparición las páginas de nuestros ANALES y ha de ser uno de los más notados en el progreso del estudio de estos órganos. El estudio indicado ocupa desde la página 1 á la 118 de este tomo y va acompañado de 31 gra- bados, perfectamente dibujados por el autor y ejecutados en fotozincografía por los Sres. Prats y Quintana. Sigue después del trabajo del Sr. Ramón y Cajal otro no menos importante, continuación de lo ya publicado en el tomo anterior por el Rdo. P. Edouard Capelle $. J., titulado Votes sur quelques decowvertes prehistoriques autowr de Segobriga dans "Espagne centrale, comprende lo publicado en este cuaderno el capítulo tercero referente á la alimentación de los troglodi- tas de Segobriga, agricultura, caza, pesca, etc.; se extiende desde las páginas 119 á la 146, y va ilustrado por las figuras desde el núm. 12 á la 19, y de seis láminas aparte. Tanto unos DE HISTORIA NATURAL. 187 como otras son regalo del autor, y han sido ejecutadas en Tou- louse bajo la dirección del Rdo. P. Capelle. A continuación de éste sigue un trabajo, más notable por su interés que por su extensión, del himenopterólogo francés M. Vachal, sobre los Halictus nouwveauz de la collection Medina, en el que se describen siete especies nuevas de este género de insectos. Viene después un estudio, también breve pero muy intere- sante, del Dr. Daniele Rosa, del Museo de Turín, sobre / Lom- brichi del Museo di Storia Naturale de Madrid, en el cual se describen especies nuevas de curiosos gusanos del grupo de los oligoquetos, algunos de ellos de tamaño verdaderamente gigantesco, cual el 4Anfteus crassus que mide 63 cm. de longi- tud, recogido en el Ecuador por nuestro consocio el profesor Sr. D. Francisco de P. Martínez, y el Megascoles Mazarredos, que mide más de 20 cm. y fué recogido en Filipinas por nues- tro consocio el Sr. Mazarredo. La Sociedad se ha honrado, pues, con la publicación de estos trabajos de dos insignes especialistas del extranjero, que han venido á estudiar puntos interesantes de la historia natural española, y muy gustosa consigna aquí su gratitud por la cooperación que la han prestado. La botánica está representada en dicho cuaderno por un notable trabajo del Sr. Rodríguez Femenías, titulado Datos algológicos, continuación de otros que ha venido publicando en tomos anteriores y en los que se dan curiosas noticias de las algas más notables de nuestras costas y se describen espe- cies nuevas descubiertas por el autor como sucede en el pre— sente trabajo. Las láminas v y vi correspondientes á este tra— bajo, no han podido estar terminadas á tiempo para incluirlas en el cuaderno de que nos ocupamos, y en la imposibilidad de esperarlas por más tiempo, ha sido preciso dejarlas para ser repartidas con el siguiente. Comprende, además, el cuaderno publicado las actas de Enero, Febrero y parte de la de Marzo, en las cuales se con— tienen notables comunicaciones: de los Sres. Sánchez Nava= rro sobre un caso de polidactilia del Carcinus menas L. y de una ostra adosada al peréion de otro crustáceo de la misma especie; del Sr. Calderón, sobre curiosos detalles geológicos y mineralógicos de los alredores de Sevilla; del Sr. Relimpio, 188 ACTAS. DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA sobre la existencia del cesio en berilos de Galicia, del Sr. Ba- rras, sobre dípteros de Andalucía de la colección de la Univer- sidad de Sevilla; del Sr. Medina, sobre especies de himenóp- teros de España, especialmente de las familias bracónidos icneumónidos, proctotrípidos, ápidos, véspidos, etc., del señor Pau sobre plantas recogidas por el Sr. Benedicto en Monreal del Campo, Guadalajara y Segura, en la que se citan nume- rosas especies y se hacen interesantes advertencias sobre la sinonimia y distribución de algunas; del Sr. Gómez Ca- rrasco, sobre coleópteros recogidos en Lominchar (Toledo); del Sr. Medina, que publica el catálogo de los coleópteros de An- dalucía existentes en la Universidad de Sevilla y determina- dos por D. Francisco de P. Martínez y Saez, y finalmente del Sr. Hernández Pacheco sobre especies observadas en la Extre= madura central. Además de estos trabajos ya publicados por la Sociedad en el primer cuaderno están á punto de terminarse los que han de ir comprendidos en el cuaderno segundo, que seguramen- te no ceden en número ni valor científico á los del primero; estos son: El Mapa geográfico botánico de España que, acompañado de una clara exposición del mismo publica el Sr. Lázaro; en dicho mapa, cuyo cliché, propiedad del Sr. Lázaro, ha sido puesto gratuitamente á disposición de la Sociedad, se limi- tan con toda claridad las distintas zonas y regiones de vege- tación de nuestra Península, y en la Memoria que acom- paña se marcan sus límites y caracteres y se expresan las principales especies propias y más características de cada zona. ll trabajo del Sr. Lázaro, muestra patente de su compe- tencia en los estudios botánicos de nuestra patria, viene á llenar un vacío en la geografía botánica y ha de resultar sumamente útil para los botánicos nacionales y extranjeros. Contendrá también dicho cuaderno la continuación de la Memoria del Rdo. P. Capelle, en que se da cuenta de sus ex- ploraciones prehistóricas realizadas en Segobriga, en parte publicadas en el cuaderno anterior, y que irá acompañada de numerosos grabados, que actualmente se están ejecutando por los Sres. Prats y Quintana. Se publicará, además, un notable trabajo del Sr. Chaves, sobre los minerales de Maro (Málaga), en el que se enumeran DE HISTORIA NATURAL. 189 las especies encontradas, dando curiosos datos acerca de su yacimiento y variedades que presentan. En el mismo cuaderno se incluye asimismo un trabajo pós- tumo del Sr. Quiroga, nuestro malogrado consocio, que se ti- tula Cuadros para la determinación de los minerales petrográfi- cos en secciones delgadas, estudio que ha de resultar sumamen- te útil para los que se dedican á estas investigaciones, y cuya publicación ha sido suplicada por cuantos conocían y habían manejado estos cuadros, en vida del malogrado profesor. Después de estas Memorias se publicarán en el segundo cua- derno las actas de Marzo, Abril, Mayo, Junio y parte de Julio, en las que se comprenden notas del Sr. Medina, sobre los in— sectos hemipteros é himenópteros de Andalucía; de los seño- res Chaves y Relimpio, sobre la reacción microquímica del fe- rrocianuro potásico con las sales de didimio; del Sr. Vázquez Figueroa, sobre la Chondrostega Vandalicia Mill; del Sr. Cal- derón, sobre los trabajos de los Sres. Schrodt y Bourdariat, re- ferentes á geología de España, y del Sr. Fernández Navarro, una extensa nota, continuación de las ya publicadas acerca de los Minerales de España existentes en el Museo de Historia Natural, en la cual se describe una nueva especie, la Quiro- guita ([SPb]», [S,¿Sb, |). Se incluyen, además, en dichas actas otras notas del señor Calderón, dando cuenta del trabajo de Mr. Hill acerca de la Geologia de la isla de Cuba; una extensa noticia biográfica del Sr. Fernández de Castro, redactada por el Sr. Puig y Larraz; otra nota del Dr. Ramón y Cajal, sobre unos corpúsculos espe- ciales de la retina de las aves; otra del Sr. Pau, sobre plantas de la Bética, y, finalmente, otra del Sr. Paul, acerca de dos hongos parasitos de los olivos, el Cycloconium oleaginum y la Cercospora cladosporioides. Aun publicados estos trabajos, quedan en cartera, y no podrán ser todos incluidos en el cuaderno tercero, los siguientes: Del P. D. Amador Ibáñez Puerta, Estudio anatómico é histo- lógico del ojo de los moluscos gasterópodos. De'D: José. M. Dusmet, sobre los Tentredinidos de España, importante trabajo en el cual se enumeran y describen las es— pecies españolas, algunas nuevas, y se dan cuadros para su facil clasificación, que ha de resultar muy útil para los ento— mólogos españoles. 190 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Del Sr. Puig y Larraz, sobre las cuevas y cavernas de Espa- ña, numeroso catálogo de las conocidas y citadas hasta hoy, precisando el punto en que están situadas. Del Sr. Calderón, sobre la formación de la sal común y de los sulfatos en los terrenos terciarios lacustres. 55 Del Rdo. P. Pantel, sobre especies y géneros nuevos de or- tópteros de España. De D. José Pérez Lara la continuación y terminación de su importante Florula GFaditana, ya publicado en parte en años anteriores. Del Sr. Chaves un extenso estudio sobre las pseudomorfosis de proceso químico, y una memoria sobre las inclusiones de los cristales de cuarzo, dispersos en las rocas epigénicas de Andalucía, notables trabajos que prueban una vez más la la- boriosidad y competencia de su autor. Además de estas memorias presentadas á la Sociedad en el año corriente es preciso citar, para darse una idea de sus tareas, las notas que han de ir comprendidas en las actas de Agosto, Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre. Entre ellas y para no alargar más esta relación, citaremos, entre otras, las del Sr. Calderón acerca de las bombas volcáni- cas de Canarias estudiadas por el Sr. Berwerth; del Sr. Pau acerca de las plantas recogidas en Teruel y sus cercanías por el Sr. Benedicto; de los Sres. Medina y Barras sobre la fauna entomológica de Andalucía; del Sr. Chaves sobre la síntesis de los silicatos ferríferos por vía húmeda; del Sr. Hernández Pacheco acerca de sus excursiones por la provincia de Cáce- reg, y de nuestro colega M. Traizet acerca de los antícidos re— cogidos en los alrededores de Barcelona por tan laborioso en- tomólogo. id Toda esta larga lísta de notas y Memorias presentadas á, la Sociedad en el curso del corriente año, prueban el interés que estos estudios inspiran en nuestra patria, y la manera con que nuestra Sociedad cumple los fines para que fué instituida. Sería injusto no mencionar como digno de todo: aprecio y ens comio el ejemplo que da la sección de Sevilla, ocupándose constantemente en el estudio de aquella región y contribus yendo con valiosísimos trabajos á las tareas de la Sociedad. . Entre los trabajos verificados por la Sociedad en el presente año, será preciso también mencionar las gestiones entabladas DE HISTORIA NATURAL. 191 con el objeto de evitar que se verificase la traslación del Museo de Ciencias á un local poco á propósito para ello, y en el que las colecciones sufrieran graves deterioros y la ense- ñanza de la Historia natural quedase perjudicada por falta de cátedras y laboratorios para ello. Nuestra SocIEDAD creyó de su deber dar una muestra del interés que, cumpliendo sus fines, se tomaba por el progreso de las ciencias naturales, y manifestar á los poderes públicos los inconvenientes de tal proyecto. Se nombró una comisión formada por la Junta direc- tiva de la Sociedad y los Sres. Fabié, Laguna, Antón y Artigas para que redactasen una exposición y la entregasen al señor Ministro de Fomento, éste recibió muy bien la comisión, la ma- nifestó lo que en estas actas consta; prometió que la mudanza se haría en las mejores condiciones, y que antes giraría una visita para cerciorarse de ello, y, sinembargo, la traslación se ha de llevar á cabo en la forma que se pensó y aun sin fondos ni presupuestos para ello. Creyó la Sociedad de su deber el in- tentar interesar en su apoyo al Sr. Presidente del Consejo de Ministros, se pidió que concediese audiencia á la comisión nombrada, y aún no ha hecho á la Sociedad el honor de res- ponder á su petición. ' Si el movimiento científico de la Sociedad se ha sostenido con todo el brío y entusiasmo de que siempre ha dado mues- tras en su laboriosa vida, el movimiento del personal no ha sido por desgracia tan satisfactorio; como todos los años, la muerte ha cobrado su cruel tributo, y en éste tenemos que la- mentar la pérdida de socios tan queridos, como los Sres. D. Ma- nuel María José de Galdo, uno de los fundadores de nuestra Sociedad y ex-presidente de la misma, de D. Manuel Fernán- dez de Castro, reputado geólogo, socio desde el año de 1872, de D. Emilio Ruiz de Salazar, catedrático arrebatado prematu- ramente á la ciencia española, persona de gran cultura y socio también desde 1872, de D. Antonio Rodríguez Cepeda, cate- drático de la Universidad de Valencia, y socio desde el año de 1873, y finalmente, de D. Lucio de Ochoa, catedrático de Agri- cultura de Logroño, socio desde 1886, y que ha sido arreba- tado por la muerte cuando sus jóvenes años aun le ofrecían brillantes esperanzas. Con verdadero dolor hemos de consig- nar la pérdida de consocios respetables por tantos conceptos que la muerte ha separado de entre nosotros, pero cuyo re- 192 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cuerdo quedará siempre entre los que hemos sido sus con- socios. A estos señores socios perdidos por tan triste causa, es preciso añadir los que han renunciado á formar parte de la Sociedad en número bastante crecido para ser bajas en un año única- mente, pero no tan extraordinario si se tiene en cuenta que muchos de ellos, aun cuando no habían formulado su deseo de ser dados de baja, hacía ya años que no colaboraban en la vida de la Sociedad. —El Sr. Bibliotecario (Sr. Fernández Navarro) dió lectura de la siguiente Memoria referente al estado de la biblioteca y cambios que la Sociedad mantiene con otras corporaciones científicas: Grande es la satisfacción con que en el presente año hiago el resumen del movimiento habido en nuestra biblioteca. El número de publicaciones recibidas, ya á cambio, ya por ge- nerosos donativos, ha excedido con mucho al de los años an- teriores, y demuestra que el aprecio de que tanto en España como en el extranjero goza, á pesar de su modestia, la SocikE- DAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, lejos de disminuir va en aumento, cual corresponde al entusiasmo siempre creciente de sus miembros. Han contribuido en gran parte al aumento de libros recibi- dos las numerosas Sociedades y publicaciones que, correspon- diendo á mis súplicas, han tenido á bien completarnos, del todo ó en parte, las series de sus publicaciones siempre inte- resantes. He aquí la lista de dichas Asociaciones: Academy of Science of St. Louis. Australian Museum. Sydney. Comisión del Mapa geológico de España. Madrid. Essex Institute. Salem. Faculté des Sciences de Marseille. Feville des jeunes naturalistes. Paris. Musei di Zoología ed Anatomia comparata della R. Universita di Torino. Museum of Comparative Zoology of Harward College. Cambridge. Smithsonian Institution. Washington. Sociedad científica argentina. Buenos Aires. Sociedad Geográfica de Madrid. Sociedad mexicana de Historia natural. México. Sociedade broteriana. Coimbra. DE HISTORIA. NATURAL. 193 Societá di naturalista in Napoli. Societa entomologica italiana. Firenze. Societá romana per gli studi zoologici. Roma. Société botanique de France. Paris. Société entomologique de Stockholm. Société entomologique de France. Paris. Société entomologique suisse. Schaffhausen. Société linnéenne de Bordeaux. Société ouralienne d'amateurs des sciences naturelles. Ekaterinemburg. The American Naturalist. Philadelphia. Vereins fir Naturwissenchaftliche Unterhaltung zu Hamburg. Zoologischer Anzeiger. Leipzig. A todas estas ilustres corporaciones debemos gratitud por su senerosidad, gratitud que yo me complazco en hacer aquí presente y que extiendo á todos aquellos que han honrado nuestra biblioteca con sus donativos. Y debo advertir que á los de la lista anterior habrá seguramente que añadir algunos nombres de sóciedades que aún no han podido contestar á mis comunicaciones y de otras que ya lo hicieron, pero cuyos envios no han llegado todavía á nuestro poder. A las 70 asociaciones con que en el curso anterior se cam- biaban nuestros ANALES, hemos tenido en el presente año el gusto de agregar los nombres del Missowri Botanical Garden (Report). Museum d' Histoire naturelle de Paris (Bulletin), Uni versité R. d'Upsala (Bulletin de l' Institution géologique), Musée d'Histoire natuwrelle de Genéve, (Revue swisse de Zoologie y Annales), Museo de La Plata (Revista y Anales) y Zoological Society of Tokyo (The Zoological Magazine). Desgraciadamente, también hemos tenido que suprimir el cambio por falta de reciprocidad con 11 naturalista siciliano, de Palermo, y la Zoological Society, de Londres. Resulta, pues, que el número de centros con que nuestra Sociedad mantiene actualmente relaciones de cambio, gracias á sus ÁNALES, son en número de 74, y tienden á aumentar dado el interés creciente con que dicho cambio es solicitado. La dificultad que actualmente tienen los socios para ente- rarse de los libros contenidos en nuestra biblioteca hace que sea muy limitado el número de los que la utilizan; pues esca- samente han sido 100 los volúmenes servidos. A evitar esta dificultad tiende la publicación del Catálogo que ya hubiera ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXIV. 13 194 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA podido darse á luz hace algún tiempo á no ser por el deseo de que vaya lo más completo posible. ? Este Catálogo, como la adjunta lista, alcanzan hasta 1.” de Diciembre. Como su publicación ha de ser simultánea con la del tercer cuaderno del tomo xx1v de los AxaALks, sólo debo adelantar aquí las advertencias siguientes: 1.? Este Catálogo comprende todas las obras existentes en la biblioteca en 1.” de Diciembre de 1895, 2,2 Están catalogadas juntas las publicaciones periódicas que pertenecen á una misma sociedad ó centro, sin expresar los trabajos que contienen, excepto en el caso en que esto no resulte demasiado largo. 3.* Todas estas publicaciones están catalogadas por rigu- roso orden alfabético, de autores si son publicaciones sueltas, del nombre de las asociaciones si son publicaciones periódi- cas de las mismas, y de sus títulos si se trata de publicaciones periódicas independientes. 4.* El número de volúmenes que comprende la biblioteca, imposible de determinar exactamente, puede apreciarse entre 2.500 y 3.000. El de folletos pasa de 2.000. 5. A este Catálogo se irán añadiendo en lo sucesivo suple- mentos anuales, hechos en la misma forma en que vienen haciéndose todos los años hasta que el número de estos acon- seje la formación de nuevo Catálogo. Hé aquí ahora la lista de publicaciones recibidas desde 1.2 de Diciembre de 1894 á igual fecha de 1895. Como donativos: ACADEMY Or SciENCES. Jowa.— Proceedings for 1893, vol. 1, part 1v. ALBERT DE MoNaco ($. A. le Prince).—Sur la faune des eaux profondes de la Méditerranée, au large de Monaco. Paris, 1895. Don. del autor. — Sur les premieres campagnes scientifiques sur la «Princesse Alice ». Pa- ris, 1995. Don. del autor. ARTIGUE (H.)— Étude de Uestuaire de la Garonne et la partie du littoral comprise entre la Ponte de la Coubre et la Pointe de la Négade. Bor- deaux, 1877. (Extr. des Act. de la Soc. linn. de Bordeaux.) Don. de la Soc. Barboza Du Bocace (J. V.) —Sur un batracien nouveau de Fernáo do Pó. Lisboa, 1895. Don. del autor. — Herpétologie d' Angola et du Congo. Lisbonne, 1895. Don. del autor. DE HISTORIA NATURAL. 195 BarBoza Du Bocack (J. V.) — A Doninha da ilha de S. Thomé. Lisboa, 1895. (Extr. du Jorn. de Scienc. math., phys. e nat.) Don. del autor. — Aves de Bengella da exploracíúo Anchieta. Lisboa, 1895. “Extr. do Jorn. de Scienc. math., phys. e nat.) Don. del autor. — Subsidios para a fauna da ilha de Fernúo do Pó. Lisboa. 1895. (Extr. do Jorn. de Scienc. math., phvs. e nat.) Don. del autor. Becker (M. G. F.)— Sobre la teoría de la sustitución en Almadén. Madrid, 1895. (Publicado en estos AwaLes.) Don. del autor. BourDarIar (Alex. J.) — Note sur les alluvions auriferes de Grenade (Es- pagne). Bruxelles, 1895. Don. del autor. Bririsf1 Museum (NATtURAL HisTORY) MINERAL DEPARTMENT.—Án introduc - tion to the study of rocks. London, 1895. Don. del Museo. CALDERÓN (D. Salvador). — Zas Chafarinas. Madrid, 1894. (Publicado en estos ANaLes.) Don. del autor. — El profesor D. Francisco (Juiroga y Rodríguez. Madrid, 1895. (Publi- cado en estos Axates ) Don. del autor. — Moluscos marinos de Andalucía existentes en el Museo de Sevilla. Ma- drid. 1895. (Publicado en estos AwaLts.) Don. del autor. — Influence de la domination arabe dans la faune de l' Andalousie. Don. del autor. CAMPS Y DE OLCINELLA (D. Carlos de).—En el reino vegetal no existen indi- viduos. (Discurso de entrada en la R. Acad. de Ciencias y Artes.) Bar- celona, 1895. Don. del autor. Cassixo (Samuel E.) —The scientists international directory. Boston, 1892. Don. del Sr. Bolívar. CAZURRO (D. Manuel).— Fauna matritense. Mamiferos. Madrid, 1895. (Pu- bilicado en estos AxaLes.) Don. del autor. Cuorrar (Paul).— Espagne et Portugal. Paris, 1893-94. (Extr. du t. 1x, de l'Ann. géolog. univ.) Don. del autor. — Promenade au Gerez. Souvenirs d'un géologue. Lisbonne, 1895. Don. del autor. l 'CoMISIÓN EJECUTIVA DE ESTADÍSTICA MINERA.— Datos estadísticos de 1887 á 88; idem de 1889 y 90; 1d. de 1890-91; id. de 1891-92; id. de 1892-93. Don. del Excmo. Sr. D. Federico de Botella. — Moncyrafía de las aguas minerales y termales de España. Don. del Excmo. Sr. D. Federico de Botella. (CONNECTICUT ACADEMY OF ÁRTS AND SciENCES. New-Haven.— Transactions. Vol. 1x, part. 2. CorTÁZzAR (Excmo. Sr. D. Daniel de). — Observaciones á la nota del señor Becker sobre el criadero de cinabrio de Almadén, Madrid, 1894. (Pu— blicado en estos Axalegs.) Don. del autor. FervNÁáNDEZ NAVARRO (D. Lucas). — Más sobre la teoría de la sustitución en Almadén. Madrid, 1894. (Publicado en estos AwaLes.) Don. del autor. 196 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA FEUILLE DES JEUNES NATURALISTES. PARIS.— Números 289-297, 299, Don. de su director M. A. Dollfus. FIELD COLUMBIAN MUSEUM CHicaGO.—Pub. 1, vol. 1, n. 1. GERMAIN (P.)— Apuntes sobre los insectos de Chile. Los Carabus chilenos. Santiago de Chile. Don. del autor. GaLLarDo (D. Angel).— Flores é insectos. Buenos Aires, 1895. Don. del autor. GÓMEZ DE LA Maza (D. Manuel).— Catálogo de las periantiadas cubanas, espontáneas y cultivadas. Madrid, 1894. (Publicado en estos ANALES.) Don. del autor. GORDÓN Y DE AcosTa (Dr. Antonio de).— Medicina indigena de Cuba. Ha- bana, 1894. Don. del autor. — Higiene colonial en Cuba. Habana, 1895. Don. del autor. — Discurso leído el día 19 de Mayo de 1895 en la sesión solemne conme- morativa de la fundación de la Real Academia de Ciencias médicas, fisicas y naturales de la Habana. Habana, 1895. Don. del autor. GOVERNMENT Museum. Manras.— Bulletin, n.* 3. GrIFFINI (Achille). — Zocustidi raccolti nella Valtravaglia. Torino, 1892. Don. del autor. — Sui generi « Anonconotus» Camerano e « Analota» Brunner. Torino, 1892. Don. del autor. Janer (Charles).— Transformation artificielle en gypse du calcaire friable des fossiles des sables de Bracheux. Paris, 1894. Don. del autor. — Sur les nids de la « Vespa crabro L.>», ordre d'apparition dgs alvéoles. Paris, 1894. Don. del autor. — Sur le systeme glandulaire des fouwrmis. Paris, 1894. Don. del autor. — Études sur les fourmis. 5* note. Beauvais, 1894. Don. del autor. -- Études Sur les fourmis. 7* note. Paris, 1894. Don. del autor. — Observations sur les frélons. Paris, 1895. Don. del autor. — Sur la « Vespa crabro L.» Ponte. Conservation de la chaleur dans le nid. Paris, 1895. Don. del autor. — Etnudes sur les fourmis, les guépes et les abeilles. Dixieme note sur « Vespa media», « V. silvestris> y « V.saxonica». Beauvais, 1895. Don. del autor. — Études sur les fourmis, les guépes ot les abeilles. Onzieme note sur « Ves- pa germanica > et « V, vulgaris ». Limoges, 1895. Don. del autor. Jouziy (Louis).— Resultats des campagnes scientifiques du yacht «1 Hiron— delle». Contribution ú lU'étude des céphalopodes de l' Atlantique Nord. Paris, 1895. Don. de $. A. le prince Albert de Monaco. JourDaN (E.) — Zoanthaires provenant des campagnes du yacht «l' Hiron— delle». Paris, 1895. Don. de $. A. le prince Albert de Monaco. KRrIECHBAUMER (Dr.) — Himenópteros nuevos de Mallorca recogidos por don Fernando Moragues. Madrid, 1894. (Publicado en estos ANALES.) Don. del autor. DE HISTORIA NATURAL. 197 Kontzg (Dr. Otto).— Geogenetischen Beitrage. Leipzig, 1895. Don. del autor. Lázaro É Im1zA (D. Blas).— Regiones botánicas de la Península ibérica. Ma- drid, 1895. (Publicado en estos AwaLes.) Don. del autor. LrEaz (D. Oscar).—O Amazonas. Lisboa, 1894. Don. del autor. — Viagem as terras goyanas. Lisboa, 1892. Don. del autor. López Seoane (D. Víctor). —Aves nuevas de Galicia. Coruña, 1870. Don. del autor. — Revisión del catálogo de las aves de Andalucía. Coruña, 1870. Don. del autor. — Examen crítico de las perdices de Europa, especialmente las de España, y descripción de dos nuevas formas de Galicia. Coruña, 1891. Don. del autor. — Sur deux nouvelles formes de Perdrix d' Espagne. Paris, 1894. (Extr. des Ménm. de la Soc. zool. de France.) Don. del autor. — La sangre , como prueba en las causas criminales. Coruña, 1895. Don. del autor. MarrtíNeZz Y Ságz (D. Francisco de P.) — Noticia necrológica del Sr. D. Lau- reano Pérez Arcas. Madrid, 1894. (Publicado en estos AxaLEs.) Don. del autor. MebINA (D. Manuel).— Datos para el conocimiento de la fauna himenopte- rológica de España. Madrid, 1894. (Publicado en estos ANALes.) Don. del autor. MeLLo De Marrtos.—Os trabalhos recentes acerca de piscicultura em Portu- gal. Porto, 1895. (Extr. da Rev. de Scienc, nat. e soc.) Don. del autor. MoxrEssus DE BALLORE (F. de).—LZLa Peninsula ibérica seismica y sus colo— nias. Madrid, 1894. (Publicado en estos AxaLes.) Don. del autor. Morer Y PRENDERGAST (Excmo. Sr. D. Segismundo). — Discurso leído en el Ateneo científico y literario de Madrid, con motivo de la apertura de sus cátedras, el día 9 de Noviembre de 1895. Madrid, 1895. Don. del Ateneo. MoukrGuEs (1. E.) —Sur les matieres colorantes du Maqui. Santiago de Chile, 1894. Don. del Sr. Porter. — Recherches chimiques et physiologiques sur quelques principes immédiats du Persil. Paris, 1891. Don. del Sr. Porter. Museo NACIONAL DE MoNTEVIDEO.—AMales, 11, TIL. Pau (D. Carlos).— Nota sobre la « Centaurea incana Lag.» (non Ten. nec auct. pl.) Madrid, 1894. (Publicado en estos Axan.Es.) Don. del autor. Prez Zúsica (D. Enrique). —Manual de técnica fisiológica general. Madrid, 1889. Don. del autor. — Investigaciones sobre la contracción muscular del cangrejo de rio (Asta- cus torrentium). Madrid, 1894. (Publicado en estos AxaLEs.) Don. del autor. Puic y Larraz (D. Gabriel.) — La tierra de Maside Provincia de Orense. 198 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Madrid, 1895. (Publicado en el Bol. de la Soc. Geogr. de Madrid.) Don. del autor. Ramón Y CaJaL (D. Santiago).—Coloration par le méthode de Golgi des ter— minaisons des trachées et des nerfs dans les muscles des ailes des in- sectes. (Publicado en «Zeitschrift fir Wissenschaftliche Mikrosko- pie und fúr Mikroskopische Technick>».) Don. del autor. — La fine structure des centres nerveux. 1894. (Extr. de los «Proceedings of the Royal Society». Vol. 55.) Don. del autor. — Corps strié. Paris, 1895. (Extr. de la «Bibliographie anatomique», n.* 2.) Don. del autor. — Le pont de Varole. Paris, 1894. Don. del autor. — Apuntes para el estudio del bulbo raquídeo, cerebelo y origen de los nervios encefálicos. Madrid, 1895. (Publicado en estos AnaLEs.) Don. del autor. — Algunas consideraciones sobre el mecanismo anatómico de la ideación, asociación y atención. Madrid, 1895. Don. del autor. Rosa (Dott. Daniele). —Pericheti nuovi ó meno noti. Torino, 1894. Don. del autor. — I lombrichi del Museo di Storia naturale di Madrid. Madrid, 1895. (Publicado en estos AwaLes.) Don. del autor. SALAZAR (A. E.) Y Newman (Q.)— Estudios ijiénicos del aire. Santiago de Chile, 1895. Don. del Sr. Porter. SecaLL (D. José). —Dimorfismo notable. Descripción de un caso teratológico. Madrid, 1895. Don. del autor. SEMANARIO FARMACÉUTICO. MaDrID.—Año xx, números 50-52. Suplemento al año xxt1, números 1-12 y 14-16. Don. de su director Sr. D. Vi- cente M. de Argenta. SOCIÉTÉ DES SCIENCES HISTORIQUES ET NATURELLES DE SÉMUR (CórE D'Or).— Bulletin. 2* série, n” 8 (1894). SocIÉTÉ D'HORTICULTURE DU Doubs (Besanqon). Sarnt-Vir.—Bulletin. Nou- velle série, numéros 48-50, 52-59. SOCIÉTÉ NATIONALE D'ACCLIMATATION DE France. Paris.—Eoxtraits des sta- tuts et réglements. Prix fondés par la Société. Tirages 4 part en vente. SrossicH (Michele). — 11 genere « Ankilostomum Dubini». Trieste, 1895. Don. del autor. — Notizie elmintologiche. Trieste, 1895. Don. del autor. — I distomi dei rettili, Trieste, 1895. Don. del autor. — Observazioni sul «Solenophorus megalocephalus». Trieste, 1895. Don. del autor. Vacuar (J.)— Halictus nouveaux de la collection Medina, Madrid, 1895. (Publicado en estos AwNaLEs.) Don. del autor. Vázquez Figueroa (D. Aurelio.) — Catálogo de los lepidópteros recogidos en los alrededores de Madrid y San Ildefonso. Madrid,:1894. (Publicado en estos ANaALgEs.) Don. del autor. DE HISTORIA NATURAL. 199 A cambio: ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (REPÚBLICA ARGENTINA ). — Boletín. Tomo x1v, entregas 1.* y 2.? AcabemIa R. DAS SCIENCIAS DE LisBoA.— Jornal das sciencias malhemati— cas, physicas e naturaes. Segunda serie, t. 111, N. XIL. — Historia da Universidade de Coimbra nas suas relacóes com a instruc— cúo publica portugueza, per Theophilo Braga. T. 11. Lisboa, 1895. ACADÉMIE DES SCIENCES DE CrAcoviE.— Comptes—rendus des séances. 1894: Novembre et Décembre. 1895: Janvier—Juillet. ACADEMY OF SCIENCE Or ST. Lovis.—Transactions. Vol. y1, n. 9-17. AMERICAN ASSOCIATION FOR THE ADVANCEMENT OF SCIENCE. SALEM. — Pro— ceedings. Vol. xL1t. ANNUAIRE GÉOLOGIQUE UNIVERSELLE.—Paris. Tome x, 2*-4* fasc. AUSTRALTAN MUSEUM. SYDNEY.— Records: vol. 1; vol. 11, n. 1-6. — Report: 1891-1894. ComISIÓN DEL Mapa GeoLÓGICO DE EspPaÑa. MabriD. — Boletín. Tomo xi, cuad. 1. Tomo x11, cuad. 2. Tomo xv. — Memorias: Provincia de Logroño, por D. Rafael Sánchez Lozano. Explicación del Mapa geológico. — 1. Rocas hipogénicas y Sistema estrato-cristalino, por D. Lucas Mallada. DIRECTION DES TRAVAUX GÉOLOGIQUES DU PorTUuGAL. LispoNNE.—Plore fossile du Portugal. Nouvelles contributions ú la flore mésozoique, par le Mar- quis de Suporta et M. Choffat. ENTOMOLOGISCHE NACHRICHTEN. BERLIN. — XX Jabrg., xx111, xx1v heft. xx1 Jabrg., 1-X111, XV, XVI, XIX-Xx11 heft. Essex Iwxstirure. SaLem.— Bulletin, Vol. 25, n. 4-12; vol. 26, n. 1-3, FACULTÉ DES SCIENCES DE MarsrEILLE.—Ánnales. Tome 11, fasc. 1v; tome 11, fasc. 1-1v et supplément. FonDATION DE P. Teyuer. HarLemM.— Archives du Musée. Série 11, vol. 1v, 3* et 4* parties. GrEo0LOGICAL SurveY (U. S.). WasumincroN.— Bulletin, N. 97-117. — Mineral resources of the U. S. 1892, 1893. — Annual report. 1890'91, part. 11; 1891'92, part. 1, 11, 111. — Monographs: XIX. The Penokee iron-bearing series of Michigan and Wisconsin, by R. D. Irving and Ch. R. Van Hise. XXI. Tertiary Rhynchophorous coleoptera of the United-States, by S. H. Scudder. XXIIL Manual of topographac methods, by H. Gannett. 200 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA GEOLOGICAL INSTITUTION OF THE UniversSITY or UrsaLa.— Bulletin. Vol. 1, n. 1-3. MISSOURI BOTANICAL GARDEN. ST. Lovis.— Fifth annual report. MussEI DI ZOOLOGIA ED ANATOMIA COMPARATA DELLA R. UNIVERSITA DI Tor1xo.—Bolletino. Ns. 24, 25, 28, 41, 563, 60, 63, 67-73, 179-209. Museo DE La Prata.— Revista. Tomos 1-v, vi (1.* parte). — Anales: — Materiales para la historia física y moral del continente sud- americano. 1890-91. — Sección de Historia general. 1. (Documentos históricos relativos al descubrimiento de la fotografía, por el Dr. Pedro N. Arata.) — Sección de Arqueología. 11, IM. (Las ruinas del pueblo de Wa- tungasta, por G. Lange; El pueblo de Batungasta, por Sa- muel A. Lafone; Las ruinas de la fortaleza del Pucara, por G. Lange.) — Sección Zoológica. I. («Geotria macrostoma Burm.>» y « Thalas- sophryne montevidensis Berg.» Dos peces particulares.) — Sección Geológica y Mineralógica. 1. / Provincia de Mendoza. Observaciones sobre el mapa del departamento de Las Heras, por G. Avé Lallemant.) — Paleontología argentina. 11, HI. Museum D'HISTOIRE NATURELLE. Paris.—Bulletin. Année 1895. N. 1-3. Museum Or (COMPARATIVE ZOOLOGY AT HARWARD COLLEGE. CAMBRIDGE, (U. S. A.) —Annual report of the Curator. 1853'94. — Bulletin. Vol. xv1, n. 15; vol. xxv, n. 12; vol. xv1, n. 1, 2; vol. xxvi, n. 1-5; vol. xxvi, n. 1. NATURAL HISTORY SOCIETY Or GLAsGow.— Transactioms. Vol. 1y, part. 1 (1892-94). PHYSIKALISCH—MEDICINISCHEN GESELLSCHAFT ZU WiúrzBurG.— Werhandlun—- gen. Band xxvit1, n. 2-7; Bd. x1x, n. 1. — Sitzung-Berichte. Jahrg. 1894, n. 5-10; Jahrg. 1895, n. 1, 2. ReaL ACADEMIA DE Ciencias Y Artes De BarceLoNa.— Historia de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, por D. José Balari y Jovani. Barcelona, 1895. — La casa Monistrol y la R. Academia de Ciencias y Artes. Barcelona, 1895. REVISTA DE SCIENCIAS NATURAES E SOCIAES. PorTo.—Vol 11, n. 12; vol. 1v, n. 13. REVUE SUISSE DE ZOOLOGIE. ET ÁNNALES DU MusÉk D'HISTOIRE NATURELLE DE GENEvVE.. Tome 111, fasc. 1-2. ROYAL MICROSCOPICAL sociEry. LowvooN.— Journal, 1894, part. 6; 1894, part. 1-5. SMITHSONIAN INSTITUTION. WASHINGTON.— Report. 1892-1893. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA. Buexos Arres.— Anales. Tomo vi, entregas DE HISTORIA NATURAL. 201 1 y 11; £. v1i1, entr. 1-y;46, 1x, entr. vi; t. x1, entr. v; t. xI1, entr. v; t. xn, entr. vi; t, x1y, entr. vi; t. xv, entr. 1 y 11; t, xxxi, entr. 11 y 1v; t. XXxVI111, entr. I-v1; t. xxxIx, entr. 1-VvI; t. XL, entr. -1V. SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MabriD.— Boletín. Tomo xv11, n. 1, 3-6; t. xxi, n. 1y2;t. xxxv1,n. 11 y 12; t. xxxvu, n. 1-6. SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. México.—La Naturaleza. Pri- mera serie, tomo v, entrega 12; t. vi, entr. 2, 3, 4, 9, 10. Segunda se- rie, t. 11, cuad. 3-9. SOCIEDADE BROTERIANA. CoIMBRA.—Boletim. Vol. v, págs. 177-208; Vol. x11, fasc. 1. SOCIETA DI NATURALISTI 1N NaPoLI.— Bolletino. Serie 1, vol. vit, fasc. 3; vol. vi; vol. 1x, fasc. 1. SOCIETA ENTOMOLOGICA ITALIANA. FIRENZE.—Bolletino. TY. xv, trim. 1; t. xxvr, trim. 111 € 1v; 6, XXVII, trim. 1 € 11. SOCIETA ROMANA PER GLI STUDI ZOOLOGICI.—Bolletino. Vol. 1, n. 11-V; vol. 111, N. V-VI; Vol. 1v, N. 1-1V. SOCIETA TOSCANA DI SCIENZE NATURALI. Pisa. — Processi verbali. Vol. 1x, páginas 133-241. SOCIÉTÉ BOTANIQUE DE COPENHAGUE. — Journal de Botanique. Tome xvii, livr. 1i=1v; t. x1x, livr. 11; 6. xx, fasc. 1. — Meddelelser. N. 6-9. Bd. 2, n. 3. : SOCIÉTÉ BOTANIQUE DE France. Paris.— Bulletin. T. xL, Session extraor- dinaire á Montpellier en Mai 1893 (3* et dernier partie); t. xLI, Ses— sion extraordinaire en Suisse, Aoút, 1894 (1* partie). Séances 8 y 9; t. xLIT, Séances 17. SociéTÉ D'HISTOIRE NATURELLE DE TouLouse.— Bulletin trimestriel, xxv1 année (1892); xxv11 année (1893), Janvier—Mars. SOCIÉTÉ ENTOMOLOGIQUE A SrockH0LM.—Journal entomologique. Tome x1v; t. xv; t. xvi (1-3). SOCIÉTÉ ENTOMOLOGIQUE DE BELGIQUE. BruxELLEs.— Annales. Tome XXXVII; t. XXXIX, I-VI. — Mémotres: 11. (Die Melolonthiden der Paleartischen und Orientalischen Region im Kóniglischen Naturhistorischen Museum zu Briissel, por E. Brenske.) SOCIÉTÉ EXTOMOLOGIQUE DE France. Paris. — Annales. Tome xL1; €. XLI; t. XLIH; t. xLIv, trim. 1 et 2. SOCIÉTÉ ENTOMOLOGIQUE SUISSE. SCHAFFHAUSEN.— Bulletin. Vol. 1x, n. 4-6. SOCIÉTÉ FRANCAISE DE BOTANIQUE. TouLousk. — Revue de Botanique. T. x1, n. 129-132; t. x11, n. 133-136. SocIÉTÉ GÉOLOGIQUE DE France. Paris.—Comptes-rendus des séances. Nu— méros 14-18. — Bulletin. Troisiéme série. Tome xx, n. 7 et8;t.xx1,n.2-5,7;6, xx11, n. 1,3, 6, 7-9; t. xxu1, n. 1-6. 202 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA SocIÉTÉ HOLLANDAISE DES SCIENCES A HarLEM.— Archives néerlandaises des sciences exactes et naturelles. Tome xx, livr. 4et 5; t. xxv, livr. 2; t. xxvin, livr. 5; t, xx1x, livr. 1-3. SOoCIÉTÉ IMPÉRIALE DES NATURALISTES DE Moscov.— Bulletin. Année 1854, n. 3 et 4; anuée 1895, n. 1 et 2. | SOoCIÉTÉ LINNÉENNE DE BorDEAUX.— Actes. Vol. XXXI, XXXV, XLVI, XLVII. SocIÉTÉ LINNÉENNE DE NorRMANDIE. CaEN.—Bulletin. Quatrieme série. Volu- me 7, fasc. 3 et 4; vol. 8; vol. 9, fasc. 1. SocIÉTÉ LINNÉENNE DU Norp DE La France. Amiens. — Bulletin mensuel. Numéros 247-258. SOCIÉTÉ OURALIENNE D'AMATEURS DES SCIENCES NATURELLES. EKATERINEMBURG. Bulletin. Tome v, livr. 3; t. vx, livr. 2; t. vaz, livr. 2; t. x, livr. 4; 6. x11, vr AR IVA DAR Ne SoCIÉTÉ SCIENTIFIQUE DU CHILI. SantIaco.— Actes. Tome 1v, livr. 4. SOCIÉTÉ ZOOLOGIQUE DE FRANCE. Paris.—Bulletin. Tome xix. THE AMERICAN NATURALIST. PHILADELPHIA, —N. 304, 319, 320, 326, 336-343, 345-347. VEREINS FÚR NATURWISSENSCHAFTLICHEN UNTERHALTUNG ZU HAMBURG.— Verhandlungen. Band 1v, vn. ZOOLOGICAL socieTy or Tox10.— The zoological magazine. Vol. vu, n. 75, 78-84. 7/0OLOGISCH—BOTANISCHEN GESELLSCHAFT. WieN.— Verhandlungen. Bd. xLIv. Quartal 11 und 1v; Bd. xLv, n. 1-3, 6-8. ZOOLOGISCHER ANZEIGER. LeiPz1G.— Jabrgang xvn, n. 463 und 464; Jabr. XVIII, n. 465-486. —El Sr. Bolivar, Tesorero de la Sociedad, presentó á ésta el siguiente Estado de los ingresos y gastos de la Sociedad Española de Historia Natural, desde 1.2 de Diciembre de 1894 á 30 de Noviembre de 1895. INGRESOS. PESETAS: Saldo sobrante en 1.9 de Diciembre de 1894. ..0n.0o.ia Ult dildo aaa ole 434,40 Cobrado por cuotas atrasadas... «61 ojojeje pralió dq at esla añ rr ae 420 TARO RGUOLAS CONSN ea alan aisla lili oios leds lisis 2.685 las poricuotas:adelantadasie eo tis lg ono lalo ita ate esos 30 Td porícuotas de SOCIOS ARTO cado ao o leer 15 Td. "por SUseripolones. A o sed daa e O aio EOI POIS NO 285 Id. “por gastos:cobrados de tiradas aparte da casan as ld» 115 Td... «¡por venta de: ANALES ¿cis reia de at irtle a 70 E e . 4.051,40 DE HISTORIA NATURAL, 203 GASTOS. Abonado por papel para la impresión, tiradas aparte y cubiertas de los ¡ANALES iaiojiaso a UA o pre A O AS Porro 929 Td. por impresiones y tiradas aparte de las Memorias y Actas....... 1.161,84 Id. porerabados yan il ale elvas 450, 83 Asignación del dependiente de la Sociedad..........oooooomorooomomssorm... 480 (GAsSLtos de correos y reparto de los ANALES: ovasis asas olaaa aaa ole lea 19792 Id. menores, portes de libros recibidos y presupuestos de las Secciones. 301,90 TOVAR ds dis ds debacle fol 3.021,54 RESUMEN. Tmportanmlos tino reso tio alvates aa Spoaaóo ASUS 4.051,40 Id. los gastoS....... dnobatdodespsecac obrado oda 3.521,01 Saldo sobrante á favor de la Sociedad en 1. de Diciembre dei aa os O TO 532,86 —El mismo Sr. Tesorero presentó los comprobantes de estas cuentas, y la Sociedad, para cumplir con lo prevenido en el Reglamento, acordó que una Comisión formada de los seño- res Sanz de Diego, López de Zuazo y Fuset, examinase estas cuentas y sus comprobantes y diera dictamen de ellas en la sesión próxima. —Después, en cumplimiento de lo prevenido en el art. 13 del Reglamento, se suspendió la sesión y se procedió á la elec- ción, por votación, de los señores que han de componer la Junta Directiva de la Sociedad, para el año de 1896, siendo elegidos los señores siguientes: Presidente: D. José María Solano y Eulate, Marqués del So COrro. | Vicepresidente: D. Santiago Ramón y Cajal. Tesorero: D. Ignacio Bolívar y Urrutia. Secretario: D. Manuel Cazurro y Ruiz. Vicesecretario: D. Carlos Hernández. Bibliotecario: D. Lucas Fernández Navarro. 204 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. Comisión de publicación. D. Francisco de Paula Martínez y Sáez. D. José Macpherson y Hemas. D. Blas Lázaro é Ibiza. —Proclamados dichos señores según los resultados de la votación, y no habiendo más asuntos de que tratar, se levantó la sesión. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 1879. 1892. 1894. 1872. 1894. - 1894. ÁBELA Y SÁINZ DE ANbINO0 (D. Eduardo), Ingeniero agró- nomo, Catedrático de Agricultura en el Instituto del Cardenal Cisneros.—Caballero de Gracia, 19 y 21, Ma- drid. Acosta (D. Juan), Director del Colegio de la Unión (Car- tagena). AGUILAR Y EsTEBAN (D. Cipriano Luís), Licenciado en Ciencias físico-químicas.—Plaza del Olivo, 7, Calatayud. AGUILERA (D. Manuel Antonio), Doctor en Medicina — C. de O'Reilly, 42, Habana. Árvarez be Tonebo Y Acuña (D. Fernando), Conde de Caltabellota.— Palazzo Bivona, Largo Fernandina, Ná- poles. ÁLvaREz Serex (D. Rafael), Ingeniero de Montes. — C. de las Huertas, 41, 3.” izq., Madrid. NOTAS.—].2 El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que in- dica el año de su admisión en la Sociedad; el de los socios fundadores de la abrevia- tura S. F. y el de los socios agregados de la S. A. 2,2 Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se indica entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su habitación, si el socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia Natural. 206 1872. 1886. 1893. 1875. 1894. 1885. 1887. 1873, 1889, 1873. 1872. 1872. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Awbués y MonTaLBO (D. Tomás), Catedrático en la Uni- versidad Central.—Calle de Argensola, 5, Madrid. ANGULO Y SuERO (D. Francisco), Farmacéutico militar.— Plaza de Bilbao, 9, pral., Madrid.—/Botánica.) AntiGA (D. Pedro de).—C. de Cortes, 313, Barcelona.— (Coleópteros € himenópteros.) Antón Y Ferránbiz (D. Manuel), Doctor en Ciencias, Catedrático de Antropología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central.—C. de Villalar, 5, 2.9, Ma- drid.—(Antropología.) AraGónN Y Escacena (D. Federico), Licenciado en Ciencias naturales.—C. de Silva, 10, 3.”, Madrid. Anranzabr y Unamuno (D. Telesforo), Doctor en Farmacia y en Ciencias naturales, Catedrático de Farmacia en la Universidad. —Granada. Artigas (D. Primitivo), Ingeniero Jefe de Montes. — C. del Reloj, 9, pral. izq.. Madrid.—/Silvicultura.) AscÁrATE (D. Casildo), Ingeniero Agrónomo y Catedrá- tico de Fisiografía en la Escuela de Agricultura.—C. de Goya, 25, Madrid. AuLer Y SOLER (D. Eugenio), Presbítero, Doctor en Gien- cias físico-químicas y Licenciado en naturales, Profesor auxiliar y Ayudante en la Facultad de Ciencias de la Universidad. — Barcelona, Ronda de San Pablo, 74, 3." derecha. ÁviLa (D. Pedro), Ingeniero de Montes.—Escorial. Baranpbica (D. Torcuato), Ingeniero de la Fábrica de Bo- lueta.—Bilbao. Bar5BO0za Du BocaceE (Excmo. Sr. D. José Vicente), Direc- 1891. 1895. 1889. 1894. 1885. 1890. 1882. 1872. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 207 tor del Museo de Historia natural.—Lisboa.— (Mamíife- ros, aves y reptiles.) Barras DE AraGÓóN (D. Francisco de las), Doctor en Cien- cias naturales.—C. de Reinoso, 8, Sevilla, —(Entomo- logía.) BARTOLOMÉ DEL CERRO (D. Abelardo). —C. de Daoiz, 5, Madrid. Becerra Y FerNáNDEZz (D. Antonio), Licenciado en Cien- cias naturales, Catedrático de Agricultura en el Insti- tuto de Baeza.—(Agricultura y dibujo cientifico.) BENEDICTO LATORRE (D. Juan), Farmacéutico.— Monreal del Campo (Teruel). —( Botánica y Moluscos terrestres.) BENET Y ANDREU (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático de Física en el Instituto.—Teruel. Branco DEL VaLLE (D. Eloy), Catedrático de Historia na- tural en el Instituto.— Ciudad-Real. BLanco Y JusTE (D. Rafael), Licenciado en Ciencias natu- rales.—C. de Sandoval, 4, pral., Madrid. BoLivar Y URRUTIA (D. Ignacio), Catedrático de Entomo- logía en la Facultad de Ciencias de la Universidad. — C. de Moreto, 7, 1.”, Madrid.—(Ortópteros, Hemipteros y Neurópteros.) BoLívar Y Urrutia (D. José María), Licenciado en Medi- cina.—C. del Carbón, 2, 2.?, Madrid. Bornós (D. Ramón), Farmacéutico, Naturalista.—C. de San Rafael, Olot (Gerona).—( Botánica.) Boscá y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medici- na, Catedrático de Historia natural en la Universidad, Director de paseos y arbolados.—Paseo del Grao, Va- lencia. —(Reptiles de Europa.) 1877. 1883. 1892, 1891. 1872. 1891. 1872, 1873. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN BotELLA Y DE Hornos (Excmo. Sr. D. Federico de), Ins- pector general del Cuerpo de Minas, de la Real Acade- mia de Ciencias.—C. de San Andrés, 34, Madrid. Breñosa (D. Rafael), Ingeniero de montes de la Real Casa.—San Ildefonso (Segovia). Buen y DeL Cos (D. Odón), Catedrático de Historia natu- ral en la Universidad de Barcelona.— (Botánica.) CABALLERO (D. Ernesto), Catedrático de Física en el Insti- tuto de 2.* enseñanza de Pontevedra.—(Diatomeas.) CABRERA Y Díaz (D. Anatael).—Guarto depósito de reserva de Ingenieros, Barcelona.—(Himenópteros.) CaDEvaALL Y Drars (D. Juan), Doctor en Ciencias natura- les, Licenciado en Ciencias exactas, Director del Real Colegio Tarrasense.—Tarrasa.—( Botánica.) Cana Y Sáncmez (D. Miguel), Doctor en Ciencias natura- les. —Morón (Sevilla). —(Diatomeas. ) CALANDRE Y Lizana (D. Luís). — Pasaje de Conesa, Car- tagena. CALDERÓN Y ARANA (D. Salvador), Catedrático en la Facul- tad de Ciencias de la Universidad Central. — Fuenca- rral, 130.—(Geología y Petrografía.) CALLEJA Y Ayuso (D. Francisco de la), Farmacéutico. — Talavera de la Reina. . Camino (D. Tadeo), Doctor en Farmacia.—Irún (Gui- púzcoa). Camps (Sr. Marqués de). —Barcelona. Canpau Y Pizarro [(D. Feliciano).—Sevilla. Cánovas (D. Francisco), Catedrático de Historia natural 1893. 1893. 1889. 1894. 1872. 1877, 1874. 1876. 1884. 1895. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 209 en el Instituto. — Murcia. — (Paleontología y Estudios prehistóricos.) | CaÑñan Y MicoLLa (D. Carlos). —C. de Albareda, 14, Se- villa. CAPELLE (R. P. D. Eduardo), S. J.—Colegio de Cousou, Toulouse.—( Prehistoria.) CAPDEBOU Y SINGALA (D. José), Profesor. — Palma de Mallorca. Carbó Y DomenecH (D. Manuel), Licenciado en Ciencias naturales.—Constitución, 17, Castellón. CARVAJAL Y RuEDA (D. Basilio), Catedrático en la Uni- versidad, Doctor en Ciencias y en Farmacia.—C. de la Reconquista, 155, Montevideo. CARVALHO MONTEIRO (Excmo. Sr. D. Antonio Augusto de), Bachiller en Derecho y en Ciencias naturales por la Universidad de Coimbra, y miembro de la Sociedad de Aclimatación de Río Janeiro. —72, Rua Garrell, 72, Lisboa.—(Lepidópteros.) CasteL (mo. Sr. D. Carlos), Ingeniero de Montes, de la Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. —C. del Desengaño, 1, pral. dra., Madrid. | CASTELLARNAU Y DE LLEOPART (D. Joaquín María de), In- geniero Jefe de Montes.—Segovia.—(Micrografía.) Cazurro Y Ruíz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en Ciencias naturales, Catedrático de Historia natural en el Instituto de Gerona.—C. de Felipe IV, 4, 2.* izquier- da, Madrid.—(Ortópteros y dipteros de Europa, Micro- grafía.) Cerezo (D. Germán), Catedrático de Zoología y Mineralo- gía aplicada á la Farmacia, en la Uiversidad de Bar- celona. ACTAS DE-LA SOC. ESP. —XXIV. 14 210 1872 1891. 1872. 1878. 1877. 1892. 1872. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN CERVERA (Excmo. é Ilmo, Sr. D. Rafael), de la Real Aca- demia de Medicina.—C. de Jacometrezo, 66, 2.” dere- cha, Madrid. CHAves Y PÉREZ DEL PuLGaAR (D. Federico). —Jesús, 17, Sevilla.—(Mineralogía. ) CobIna Y LancLIN (D. Ramón), Socio residente del Cole- gjo de Farmacéuticos de Barcelona, numerario de la Academia de Ciencias naturales y de Artes de la misma, de la Academia de Medicina y Cirugía, Doctor en Far- macia.—C. de San Pablo, 70, Barcelona. Conorwntu (D. Ricardo), Ingeniero de Montes.—Murcia. CoLL Y AstTrELL (D. Joaquín ).—C. de San Miguel, 21, Madrid. CoLmeiro (Excmo. Sr. D. Miguel), Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, de las Reales Acade- mias de Medicina y de Ciencias, Doctor en Ciencias y en Medicina, Catedrático de Botánica y. Director del Jardín Botánico. —C. del Barquillo, 8, 2.” izquierda, Madrid.—(Botánica.) ComerMa (D. Andrés A.), Ingeniero de la Armada. — Ferrol. CorraL Y Lastra (D. Rafael), Farmacéutico, Socio corres- ponsal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, Indivi- duo de la Academia Nacional de Agricultura, Industria y Comercio de París, de la Sociedad Linneana matri- tense y de la de Higiene. —C. de Daoiz y Velarde, 5, Santander. CorraLes HerNáNDEZ (D. Angel), Licenciado en Ciencias naturales. —Colegio, Obispo Quesada, 10, Daimiel (Ciu- dad-Real). Cortázar (Excmo. Sr. D. Daniel de), Ingeniero Jefe del 1893. 1886. 1887. 1872. 1889. 1893. S.A. 1890. 1894. 1890. 1890. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 211 Cuerpo de Minas, de la Real Academia de Ciencias.— C. de Velázquez, 32, hotel, Madrid. Cortiyo y ÁLvargz (D. Angel), Médico cirujano, Licen- ciado en Ciencias. —Plaza de Orense, 7, 2.?, Coruña. CoscoLLaN0 Y BuriLLO (D. José), Licenciado en Ciencias naturales, Auxiliar del Instituto.—C. de los Leones, 2, Córdoba. Couber (D. Gerardo), Ingeniero de Montes.—Á vila. CresPí (D. Antonio), Licenciado en Farmacia y en Cien- cias naturales, Catedrático de Agricultura en el Insti- tuto.—C. de Peregrina, 80, 2.”, Pontevedra. Cuesta (D. Segundo), Ingeniero de Montes.—C. de Santa Teresa, 14, entresuelo, Madrid. Cuni Y MarTORELL (D. Miguel), Individuo de la Real Academia de Ciencias naturales y Artes.—C. de Codols, 18, Barcelona.—(Botánica y Entomología.) DarGeNT (D. Florismundo), Ingeniero Jefe del servicio de vía, obras y construcciones de los Ferrocarriles An- daluces.—Alameda de Colón, 7, Málaga. DáviLa (D. Marino), Catedrático en el Instituto.—Badajoz. Díaz DeL ViLLaR (D. Manuel), Catedrático en la Escuela de Veterinaria.—C. de Osío, 6 duplicado, Córdoba. Díez SoLorzaNO (D. Manuel).—C. de Blanca, Santander. DoLLrus (D. Adriano), Director de la Feuille des Jeunes Naturalistes. —Rue Pierre Charron, 35, Paris. —(Isó- podos.) Dusmer y Azonso (D. José María), Doctor en Ciencias naturales.—Plaza de Santa Cruz, 7, entresuelo izquier- da, Madrid. 212 LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN 1888. ELizaLDE Y EsLava (D. Joaquín), Licenciado en Ciencias naturales, Ayudante por oposición en la Facultad de Ciencias. —Valladolid. 1894. Enciso Y Mena (D. Juan), Licenciado en Derecho. — Huercal-Overa (Almería). —(Entomología.) 1875. EsPreso (Excmo. Sr. D. Zoilo), Catedrático numerario de Ciencias naturales en el Instituto agrícola de Alfonso XII y Secretario general de la Asociación de Agricultores.— C. de Fuencarral, 97, principal, Madrid.—( Agricultura y Botánica.) 1875. EsPLUGA Y Sancho (D. Faustino), Licenciado en Ciencias naturales, Director del Colegio de primera y segunda enseñanza.—Quintanar de la Orden. 1894. EsPLUGUES Y ARMENGOL (D. Julio), Profesor auxiliar en el Instituto de segunda enseñanza.—Valencia. 1877. Fabté (Excmo. Sr. D. Antonio María), de la Real Acade- mia de la Historia, ex-Ministro de Ultramar, Presidente del Tribunal de lo Contencioso.—C. de la Reina, 43, 2. derecha, Madrid. a S.A. FERNÁNDEZ Y CavaDa LomMELINO (D. Pedro).—C. del Li- 1890. món,7, Santander. 1874. FERNÁNDEZ DE CasTRO (D. Angel), Ingeniero de Montes.— - Cádiz. s.F. FERNÁNDEZ DE Losapa (Excmo. Sr. D. Cesáreo), Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Gran cor- dón de la de Metjidié, Comendador de número de la de Carlos TI, condecorado con la Cruz de primera clase de Beneficencia y con otras de distinción por méritos cien- tificos y de guerra, Socio de varias corporaciones cientí- ficas nacionales y extranjeras, Inspector, Médico Mayor del Cuerpo de Sanidad militar, Doctor en Medicina.— C. de Valencia, 1, principal, Madrid. 1893. 1894. 1890. 1893. 1872. 1875. 1885. 1879. 1877, 1888. 1889. 1890. 1872. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 213 Fernánbez Duro (D. Gabriel), Coronel de Artillería. — Jaca (Huesca).—(Lepidópteros.) FervánDEz ÍzQquierDO (D. Alvaro), Médico.—C. de Avella- nos, 3, principal, Burgos. FERNÁNDEZ NAVARRO (D. Lucas), Doctor en Ciencias, Ayudante primero por oposición en el Museo de Cien- cias naturales. —C. de Santa Engracia, 29, 2.” derecha, Madrid.—(Mineralogía.) Fernánbez Prnena (D. Cayetano), Farmacéutico). —Puerta de Osario (Sevilla). FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ (D. Mariano), Doctor en Ciencias y en Medicina.—C. de Pontejos, almacén de papel, Madrid. FERRAND Y Couchoub (D. Julio), Ingeniero Jefe de la pri- mera sección de vía y obras de los Ferrocarriles Anda- luces.—C. de Infanzones, 5, Estación de San Bernardo, Sevilla, Ferrer (D. Carlos). —Ronda de la Universidad, 16, 1.”, Barcelona. Fiórez Y GowzáLez (D. Roberto). — Cangas de Tineo (Oviedo). —(Entomología. ) FortaneT (D. Ricardo). —C. de la Libertad, 29, Madrid. Fuente (D. José María de la), Presbítero. — Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real).— (Entomología, Coleópteros de Europa. Admite cambios de estos insectos.) Fumouze (Dr. A.) —78 Faubourg Saint-Denis, París. Fuser Y Tusrá (D. José), Licenciado en Ciencias natura- les.—Virgen, 11, Sueca (Valencia), ó Espoz y Mina, 12, Madrid. —( Gusanos y Dibujo científico.) García Y ARENAL (D. Fernando), Ingeniero del puerto de Vigo.—Pontevedra, 214 1887. 1894. 1877. 1888. 1892. 1888. 1884. 1887. 1878. 1890. 1886. 1889. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN García Y Baza (D. Regino), Ayudante de Montes.—Manila. García Y García (D. Antonio), Profesor auxiliar en el Instituto de segunda enseñanza.—Huelva. Garcia Mercer (D. Ricardo), Farmacéutico de Sanidad Militar.—Manila.— (Coleópteros y Dipteros de Europa.) Garcia Parra (D. Bernardino), Coronel retirado.—C. del Almirante Lobo, 14, principal, Sevilla. GarriDO BarrÓN (D. Joaquin), Catedrático de materia far- macéutica animal y mineral en la Universidad.—Manila. Gascó (D. Luís G.), Catedrático de análisis matemático en la Facultad de Ciencias de la Universidad.— Zaragoza. Gira Y FipaLcO (D. Félix), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático de Historia natural en la Universidad de Zaragoza.—(Botánica y Geología.) GIRONA Y VILANOVA (D. Ignacio).—Paseo de Gracia, 8, 1.”, Barcelona. GosertT (Dr. D. Emilio), Oficial de Academia, Comenda- dor de la Orden de Isabel la Católica, Miembro de las Sociedades Entomológicas de Francia, Bélgica é Italia, de la Zoológico-botánica de Viena y de otras corporacio- nes científicas. —Rue de la Préfecture, Mont-de-Marsan (Landes), Francia.—(Entomología general.) Gorría (D. Alejandro), Licenciado en Ciencias. —C. del Almirante, 8, Madrid. Gómez Carrasco (D. Enrique).—C. de Carretas, 45, Ma- drid.—(Coleópteros de Europa.) GómMEz DE La Maza (D. Manuel), Doctor en Medicina.— C. de la Amistad, 81, Habana.—( Botánica. ) 1894. 1886, S.A. 1881. 1887, 1872. 18953. 1881. 1882. 1887. 1894. 1890, 1893. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 215 Gómez OcaÑa (D. José), Catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina.—C. de Atocha, 127, Madrid. GowzáLez (R. P. D. Juan Crisóstomo), Profesor en las Escuelas Pías de San Antonio Abad.—C. de Hortaleza, Madrid. GonzáLez Fracoso (D. Romualdo), Licenciado en Medi- cina.—C. de San José, 17, Sevilla.—(Musgos.) GONZÁLEZ Y (GARCÍA DE MENESES (D. Antonio), Ingeniero Industrial. —C. de Martínez Montañés, 15, Sevilla. GonzáLeEz Linares (D. Augusto), Catedrático de Historia Natural en la Facultad de Ciencias y Director de la Es- tación de biología marina.—Santander. GonzáLez Pérez (D. Lino Victoriano), Farmacéutico. — Sisante La Roda (Cuenca). GorDónN (D. Antonio María), Catedrático de la Facultad de Medicina en la Universidad.—Habana. GREDILLA Y GAUNA (D. Apolinar Federico), Profesor auxi- liar en la Facultad de Ciencias de la Universidad, Ayu- dante por oposición en el Museo de Ciencias naturales. —C. de la Estrella, 7, bajo, Madrid.—(Geología y Bo- tánica.) GUALLART Y ELías (D. Eugenio), Ingeniero de Montes, Profesor de la Escuela.—Escorial, Guerras SaLceno (D. Félix), Licenciado en Ciencias físi- co-químicas, Profesor auxiliar en el Instituto de segun- da enseñanza.—Á vila. GUERRERO (D. León), Farmacéutico.—Manila.—(Botánica,) GuiLLÉN (D. Vicente), Médico-cirujano, Jardinero mayor del Botánico.—Valencia. 216 187%. 1895. 1874. 1890. 1890. 1893. 1875. 1888. 1895. 1893. 1895. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN GunbLacH (D. Juan), Doctor en Filosofía.—C. de Virtu- des, 109, Habana (Cuba). Hazeras (D. Luciano), Ostricultor en Santoña (Santander). Henr1QUES (Excmo. Sr. D. Julio Augusto), Director del Jardín Botánico de Coimbra, Socio del Instituto de la misma ciudad, Individuo de la Sociedad Económica Matritense.— Coimbra (Portugal). Herwvánbez Y ÁLvareEz (D. José), Licenciado en Ciencias naturales, Profesor en el Colegio de Santoña (Santan- der). —/Botánica.) Herwvánbez Y Martínez (D. Carlos), Licenciado en Cien- cias naturales, Ayudante por oposición del Museo de Ciencias naturales.—C. Mayor, Madrid. Hernánbez Pacheco Y EstepaNn (D. Eduardo), Licenciado en Ciencias naturales, Profesor auxiliar del Instituto de Cáceres.—Alcuéscar.—(Reptiles y miriápodos.) HkeypeEN (D. Lucas von), Mayor de reserva, Doctor en Filosofía, honoris causa, Individuo de las Sociedades Entomológicas de Alemania, Francia, San Petersburgo, Suiza, Italia, etc., Caballero de las Órdenes del Águila Roja prusiana, de la Cruz de Hierro y de San Juan.— (Frankfurt am Main), Schlosstrasse, 54, Bockenheim. Hoyos (D. Luís), Doctor en Ciencias naturales y en Dere- cho, Catedrático de Agricultura en el Instituto de Figue- sas.—C. del Barquillo, 36, Madrid.—( Antropología.) Huiporo Y HerNánNDEZz (D. José), Licenciado en Ciencias naturales.—C. de San Bernardo, 52. Isáñez Puerta (R. P. D. Amador!, Doctor en Ciencias naturales.—C. de la Pasión, 15, Madrid. InarLucea (D. Casto), Catedrático de Agricultura en el Instituto.—Cáceres. 1892. 1873. 1888. 1884. 1895. 1895. 1872. 1872. 1884. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 217 IBorrRA Y GaDEa (D. Miguel), Farmacéutico militar. — Parang-Parang Mindanao (Filipinas). IÑAaRRA Y Ecuevarría (D. Fermin), Profesor auxiliar, por oposición, de la sección de Ciencias físico-químicas y naturales en el Instituto del Cardenal Cisneros.—C. de Fuencarral, 53, 2.” derecha centro, Madrid. IrrBaRREN Y Enías (D. Ricardo), Catedrático de Historia natural en el Instituto.—C. de Pachecos, 2, Sevilla. JIMÉNEZ DE CISNEROS (D. Daniel), Catedrático en el Insti- tuto de segunda enseñanza de Jovellanos.—Gijón. JIMÉNEZ DE La EspADA (D. Marcos), de las Reales Acade— mias de la Historia y de Ciencias.—C. de Serrano, 39, 2.” izquierda, Madrid.—(Vertebrados.) Jiménez Rico (D. Antonio), Ingeniero de Montes. —Burgos. JIMENO (D. Aurelio). —Cortejana (Huelva). KnhernL (D. Napoleón N.), Profesor de la Escuela de Co- mercio, Socio del Club de Historia natural en Praga, de la Entomológica de Berlin, Stettin y Dresde. — Ferdi- nand Strase, 38, Praga (Bohemia). Kraatz (D. Jorge), Doctor en Filosofía, Presidente de la Sociedad Entomológica de Berlín. —Linkstrasse, 28, Berlín. Laguna (Excmo. Sr. D. Máximo), Ingeniero de Montes, de la Real Academia de Ciencias. — Travesía de la Ba- llesta, 8, 2.” izquierda, Madrid.—( Botánica.) Larrinúa Y Azcona (D. Angel), Doctor en Derecho.— Plaza de las Escuelas, 1, 2.”, San Sebastián (Guipúzcoa). —(Ornitología y Coleópteros.) Laurrer (D. Jorge), Miembro de la Sociedad de Historia natural de Aupsburgo.—C. de la Lealtad, 13, 2.” dere- cha, Madrid.—(Lepidópteros y Coleópteros.) 218 1880. 1895. 1872. 1891. 1889. 1891. 1887. 1890. 1895. 1872. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Lázaro É Ibiza (D. Blas), Doctor en Farmacia y en Cien=- cias, Catedrático en la Facultad de Farmacia. —C. de Carranza, 10, 3.”, Madrid.—/Botánica.) LrEaL (D. Oscar), Doctor en Medicina. —Correspondencia, 222, Correio Geral, Lisboa. Luca Y Díaz (D. José María), Cónsul de España en Bos- ton (Estados-Unidos de N. A.) —(Geografía.) Lo Branco (D. Salvador), Comendador.—Estación zo0oló= gica, Nápoles (Italia). Loner (D. Augusto), Farmacéutico.—C. de la Escolta, 25, Botica de Sartorius, Manila.—(Botánica.) Lórez y Fernánbegz (D. Luís), Doctor en Medicina, Bachi- ller en Ciencias, Médico director de Baños minerales.— C. de Jacometrezo, 68, Madrid.—/Estudios biológicos y paleontológicos.) Lórez CaÑizaREs Y Diez DE Tesana (D. Baldomaro), Cate- drático de Historia natural en el Instituto. — San Se=- bastián. Lórez DE LivnarES Y MENDIZÁBAL (D. Luís).—C. de Pela- yo, 6, Madrid. Lórez PeLágz (D. Pedro), Catedrático de la Facultad de Medicina en la Universidad.—Granada. LórPez SEo0ANE (Ilmo. Sr. D. Víctor), Abogado del Ilustre Colegio de la Coruña, Jefe superior honorario de Admi- nistración, Comisario Regio de Agricultura, Industria y Comercio, de la Real Academia de Ciencias de Madrid, del Congreso internacional de Antropología y Prehisto- ria, de las Sociedades Imp. y Real Zool.-bot. de Viena, Senkenb. de Francfort, Geolog. y Zoolog. de Francia, Entom. de Francia y Bélgica, Suiza, Berlín y Stettin, fundador de la de Alemania y otras.—Coruña.—(Verte- brados.) 1872. 1889. 1872. 1872. 1892. 1878. 1872. 1872, 1889. 1887. 1891. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 219 Lórez be SiLva (D. Esteban), Doctor en Medicina y en Ciencias naturales, Subdelegado de Sanidad del distrito de Palacio.—C. de Ferraz, 52, hotel, Madrid. López bg Zuazo (D. José), Doctor en Ciencias naturales. — C. de la Cruz, 12, Madrid, ó Cercas Bajas, 57, Vitoria. Machuano (D. Antonio), Doctor en Ciencias y en Medicina, Catedrático de Malacología y Actinología en la Facultad de Ciencias de la Universidad.—C. de Fuencarral, 96, principal, Madrid. Macho pe VeLabo (D. Jerónimo), Doctor en Ciencias, Ca- tedrático en la Facultad de Farmacia de la Universidad, Comendador ordinario de la Orden de Isabel la Católica. —C. de Hortaleza, 60, 2.” derecha, Madrid. Macías Y DEL ReaL (D. Antonio), Doctor en Farmacia, Farmacéutico de la Armada y de Sanidad militar, Indi- viduo de varias Sociedades cientificas extranjeras, autor de varias obras, etc.—C. de San Andrés, 1 duplicado, principal, Madrid. Mac-Leunnan (D. José), Ingeniero). —Portugalete (Bilbao). MacerHeErsoN (D. Guillermo), Cónsul de Inglaterra.—C. de Serrano, 90, 2.”, Madrid.—(Geología.) MacéPHERSON (D. José).—C. de la Exposición, 4, Barrio de Monasterio, Madrid.—(Mineralogía y Geología.) Mabarraca (D. Juan Angel de), Ingeniero de Montes.— Murcia. Mari MORENO (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Auxiliar en la Facultad de Ciencias.—C. de Atocha, 64, Madrid.—(Micrografía.) MarnGoT (D. F. J.)—Lower Prince Street, 19.—Port of Spain (Isla de la Trinidad). 220 1882. 1873. 1878. 1893. 1889. 1892. 1889. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN MaIsTERRA (D. Mignel), Catedrático de Ampliación de la Mineralogía en la Facultad de Ciencias, Director del Museo de Ciencias naturales.—C. de Alcalá, 102, 1.” iz- quierda, Madrid. Marín Y Sancho (D, Francisco), Licenciado en Farmacia. —C. de Silva, 49, 2.” derecha, Madrid. Martí Y LLieoPART (D. Francisco María de), Licenciado en Derecho civil y canónico.—C. de Santa Ana, 8, prin- cipal, Tarragona. MARTÍN DE ARGENTA (Excmo. Sr. D. Vicente), Individuo de número de la Real Academia de Medicina de Madrid, Doctor en Ciencias y en Farmacia, Socio del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, Catedrático de la Facultad de Ciencias.—Calle de San Lorenzo, 6, 2.”, Madrid. Martínez (R. P. D. Zacarías), Licenciado en Ciencias na- turales.—Real Colegio, Escorial. MarTíNEZ Y AncEL (D. Antonto), Doctor en Medicina.— C. de Goya, 8, Madrid. Martinez AÑipanro (D. José), Doctor en Ciencias, Miem- bro de las Sociedades Entomológicas de Francia y de Bélgica, correspondiente de la Española de Antropología y de las Económicas de León y Gerona, Presidente de la Comisión Antropológica de la provincia de Burgos.— Lain Calvo, 20, Burgos, ó Serrano, 4, bajo derecha, Madrid.—/(Mineralogía y Geología.) Martínez EscaLera (D. Manuel).— Infantas, 11, Madrid. —/Coleópteros de Europa.) MarTiNEz FerNáNDEZ (D. Antonio), Licenciado en Cien- cias naturales.—C. del Mediodía Chica, 14, principal. Madrid.—(Entomología, especialmente Ortópteros.) Martinez Pacheco (D. José), Doctor ea Farmacia.—C. de San Miguel, 21 duplicado, principal, Madrid. 1873. 1885. 1882. 1884. 1888. 1892. 1879. 1894. 1876. 1872. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 221 Martínez Y SÁáEz (D. Francisco de Paula), Catedrático de Zoografía de los vertebrados en la Facultad de Ciencias de la Universidad. —C. de San Quintín, 6, principal, Madrid .—(Coleópteros de Europa.) MarTíNEzZ ViciL (Ilmo. Sr. D. Ramón), Obispo de la dió- cesis, ex-Catedrático de Historia natural en la Universi- dad de Manila.—Oviedo. MANSFERRER Y RiEROLA (D. Mariano).—C. de Escudillers, 2, 3.*, 2.*, Barcelona. MazarreDO (D. Carlos), Ingeniero de Montes. —C. de Claudio Coello, 24, principal, Madrid.—(Neurópteros y Arácnidos.) Meberos Y Manzanos (D. Pedro), Licenciado en Ciencias naturales.—San Lorenzo (Gran Canaria). Mebixa Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Profesor clínico de la Escuela provincial.—C. de Luzara, 2, Sevi- lla. —(Himenópteros.) Menpoza (D. Antonio), Jefe del Laboratorio provincial en el hospital de San Juan de Dios.—Madrid. Mercabo Y GonzáLez (D. Matías), Licenciado en Medicina y Cirugía, Médico cirujano titular.—Nava del Rey (Va- lladolid).— (Entomología.) MIQUEL É Irizar (D. Manuel de), Comandante de Ingenie- ros.—C. Lauria, 39, Valencia. Mir Y Navarro (D. Manuel), Catedrático de Historia na- tural en el Instituto.—Paseo de Gracia, 43, 2.”, 1.*, Bar- celona. MIRALLES DE ImPErIaL (D. Clemente). — Rambla de Estu- dios, 1, 2.”, 1.2, Barcelona. MONSERRAT Y Arcs (D. Juan), Licenciado en Medicina, 1886. 1894. 1882. 1881. 1881. 1893. 1872. 1888. 1889. 1889. 1873. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Secretario general de la Sociedad Botánica Barcelonesa. C. del Hospital, 47, Barcelona. —(Botánica.) MONTES DE Oca (D. José), Gobernador de las Carolinas. — C. de Alcalá, 178, hotel, Madrid. Mora Y VizcayN0 (D. Manuel de), Licenciado en Ciencias naturales. —Valverde del Camino (Huelva). MoORAGUES É Ibarra (D. Ignacio). —C. de San Francisco, 18, Palma (Mallorca).—(Coleópteros y moluscos.) MorAGUES Y DE Manzanos (D. Fernando), Presbítero.— C. del General Barceló (Palma de Mallorca).—/Coleópte- ros, himenópteros, dipteros, hemíipteros y ortópteros de las Baleares y conchas de Europa y exóticas. Admite conchas á cambio de cualquiera orden de insectos de la isla.) MorraNa (Sr. Conde de).—C. de Fuencarral, 55, principal izquierda, Madrid, ó en Las Fraguas (Reinosa). MúLLeErR (D. Daniel).—Paseo de San Juan, 165, 4.?, Bar- celona.—/Coleópteros.) Muñoz Coño Y ArREDONDO (D. Luís), Licenciado en Cien- cias naturales v en Derecho, Director y Catedrático de Historia natural en el Instituto.—Jaén. Murca y Macmano (D. Leopoldo), Doctor en Medicina, Director del Laboratorio médico-legal.—(C. de Zarago- za, 9, Sevilla. Musso y MorEnNO0 (D. José), Ingeniero de Montes.—Jorge Juan, 7, Madrid. NacHEr Y ViLar (D. Pascual), Doctor en Ciencias natura- les. —Villarreal (Castellón). NIETO Y SERRANO (Excmo. é Ilmo. Sr. D. Matías), Mar- 1886. 1872. 1872. 1894. 1887. 1890. 1894. 1875. 1873. 1881. 1890. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 223 qués de Guadalerzas, Secretario perpetuo de la Real Academia de Medicina.—C. de Génova, 11, Madrid. Noreña Y Gutiérrez (D. Antonio), Licenciado en Cien- cias naturales.—C. de Alcalá, 80, Madrid. OBERTHUR (D. Carlos), de la Sociedad Entomológica de Francia. — Faubourg de Paris, 20, Rennes (Iles-et- Vilaine), Francia.—(Lepidópteros.) OBERTHÚUR (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de Francia. — Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et- Vilainej, Francia.—(Coleópteros.) OLiveE y Prieto (D. Federico de), Arco de Santa María 29, 2.” derecha, Madrid. Onis (D. Mauricio Carlos). —C. de Nuestra Señora, 17, Peñaranda (Salamanca). OrTEGA Y Mayor (D. Enrique).—C. de Carretas, 14, Labo- ratorio químico, Madrid. PaLacios (D. Pedro), Ingeniero Jefe del Cuerpo de Minas. —G. de Cedaceros, 8, Madrid. Paracios Y RobrícuEz (D. José de), Farmacéutico. —Plaza de Santa Ana, 11, Madrid. PaLou y FLores (Ilmo. Sr. D. Eduardo), Consejero de Instrucción pública, Decano y Catedrático de Derecho en la Universidad.—C. de los Reyes, 8, Madrid. PantEL (R. P. D. José), S. J.— Monasterio de Uclés, Ta- rancón-(Cuenca).—(Coleópteros, Ortópteros.) Pau (D. Carlos), Farmacéutico.—Segorbe (Castellón).— (Botánica.) 224 1882. 1875. 1895. 1873. 1881. 1873. 1894. 1886. 1889. 1895. 1887. 1872. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Pau Y AROZARENA (D. Manuel José de).—C. de Alfon- so XII, 27, Sevilla. PAuLiNO0 D'OLIVEIRA (Ilmo. Sr. D. Manuel), Profesor en la Facultad de Filosofía de la Universidad.— Coimbra (Portugal). Pérez Arcas (D. Antonio), Abogado.—Santa Teresa, 7, 3.”, Madrid. Pérez DE Arce (D. Facundo), Licenciado en Ciencias na- turales, Catedrático de Historia natural en el Instituto. —Guadalajara. Pérez Lara (D. José María), Jerez de la Frontera (Cádiz). (Botánica.) Pérez OrteGO (D. Enrique), Doctor en Ciencias.—C. de Atocha, 95, Madrid. Pérez Zúñica (D. Enrique), Profesor auxiliar en la Facul- tad de Medicina.—C. del Fúcar, 19 y 21, 2.* izquierda, Madrid. PreELTAIN y BarTOLI (D. José María), Abogado.—C. de Moteto, 1, principal, Madrid. Pino y Vivo (D. José), Farmacéutico.—Murcia. Porter (D. Carlos H.)— Escuela Naval, Casilla núm. 5, Valparaíso (Chile). Prano Y Sárnz (D. Salvador), Catedrático de Historia na- tural en el Instituto de 2.2 enseñanza de Vitoria.—Plaza de San Ildefonso, 6, Madrid.—( Mineralogía.) PREUDHOMME DE Borre (D. Alfredo), Individuo de varias Sociedades.—Villa la Fauvette, Petit Saconnex, Ginebra (Suiza). —(Entomología general, geografía entomológica, coleópteros y principalmente heterómeros é hidrocán- taros.) 1874. 1890. 1892. 1895. 1883. 1883. “1879: 1886, 1886. 1872. 1894. 1872. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 225 Puré Y Larraz (D. Gabriel), Ingeniero de Minas.—C. de Fomento, 1 duplicado, 1.” derecha, Madrid. QuaDRas (D. José Florencio).—Manila. —(Malacología.) Ramón Y Cajal (D. Santiago), Catedrático en la Facultad de Medicina.—Atocha, 64, 3.”, Madrid.—/Histología.) Ramón Y CayaL (D. Pedro), Catedrático de la Facultad de Medicina.—Cádiz. | Reyes y ProsPER (D. Eduardo), Doctor en Ciencias natu- rales, Ayudante por oposición de Dibujo en la Univer- sidad Central y de Botánica en el Museo de Ciencias, Auxiliar en la Universidad Central. —C. de la Palma Alta, 30, principal izquierda, Madrid.—/Dibujo cientí- fico, Cristalografía y Botánica.) dede Reyes Y ProspPER (D. Ventura), Doctor en Ciencias natu- rales, Catedrático de Historia natural en el Instituto de 2.* enseñanza de Cuenca.—(Ornitología y Malacología.) Rerxoso (D. Fernando J.), Director y Catedrático del Ins- tituto.—C. del Obispo, 37, principal, Habana. Rioja y Martin (D. José), Doctor en Ciencias, Ayudante de la Estación de biología marina.—Santander. Río (D. José), Ingeniero de Montes, Catedrático de la Escuela.—Escorial. Riva PaLacio (Excmo. Sr. D. Vicente de la), General del ejército mejicano, Ministro: plenipotenciario de Méjico. C. de Serrano, 3, Madrid. Rivas y Garcia (D, José), Licenciado en Farmacia. — Cádiz. Rivera (D. Emilio), Doctor en Ciencias naturales, Secre- tario y Catedrático de Historia natural en el Instituto. —Plaza de la Aduana, 13, Valencia. ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXIV. 1] 226 1872. 1890. 1888. 1890. 1884. 1872. 1880. 1880. 1890. 1893. 1872. 1878. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Rivera (Excmo. Sr. Marqués de la), ex-Consejero de Es- tado, Miembro de la Sociedad Geológica alemana. — Plaza del Conde de Miranda, 3, Madrid.—(Mineralogíia.) Rivera Y Ruíz (D. Miguel), Licenciado en Ciencias natu- rales.—C. de las Beatas, 10, principal, Madrid. Roca y Carchán (D. Ignacio).—Barcelona. RobrícuEz (D. Ulpiano), Farmacéutico.—Manila.—/Botá- nica.) F Robrícuez AcGuano (D. Enrique), Doctor en Ciencias y Medicina, Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias. —C. del Reloj, 1 y 3, principal, Madrid. RobrícuEz Y Femexías (D. Juan J.) —C. de la Libertad, 48, Mahón (Menorca) —/Botánica.) Roprícuez MoureLo (D. José). —C. de Serrano, 96, 3.*, Madrid.—(Mineralogía.) Robricuez Núñez (D. Eduardo), Licenciado en Medicina, Socio Corresponsal de la Linneana Matritense, Nume- rario del Gabinete Cientifico.—C. del Castillo, 32 y 34, Santa Cruz (Tenerife). Robrícuez Pérez (D. Felipe), Licenciado en Ciencias naturales.—Largo Fernandina.—Palazzo Bivona.—Ná.- poles (Italia). Rosa ABab (D. Ramón de la), Médico cirujano.— Llano del Real (Murcia). Runio Y GaLí (Excmo. é Tlmo. Sr. D. Federico), de la Real Academia de Medicina.—Paseo de Recoletos, 25, Madrid. Ruíz CasavieiLa (D. Juan), Licenciado en Farmacia.— Caparroso (Navarra). — (Botánica, en especial plantas navarras, Ornitología y Taxidermia.) 1883. 1888. 1873. 1890. 1893. 1894. 1891. 1889. 1885. 1885. 1895. 1879. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 227 Ruíz Chamorro (D Eusebio), Catedrático de Psicología en el Instituto del Cardenal Cisneros.-=C. de Serrano, 76, 3.", Madrid. Ruiz DÉ Luzurtaca (D. Vicente).—Habana. SaaveDRa (Excmo. Sr. D. Eduardo), Ingeniero de Cami- nos, Individuo de las Reales Academias de la Lengua, de Ciencias y de la Historia, Consejero de Instrucción pública. —C. de Fuencarral, 74 y 76, principal, Madrid. Sáenz Y López (D. Juan), Licenciado en Ciencias natura- les.—Zafra (Badajoz). SampeDrO (D. Antonio de Dios), Farmacéutico.—Alcolea (Almería). Sánchez Gómez (D. José). —C. del Duque, 8, Cartagena.— (Entomología.) SáNcHEz NAVARRO Y NEUMANN (D. Emilio), Doctor en CGien- cias naturales.—Baluarte, 10, Cádiz. —(Entomología.) SáncHez NAVARRO Y NEUMANN (D. Manuel), Doctor en Me- dicina, Miembro de la Sociedad española de Higiene.— Baluarte, 10, Cádiz. —(Paleontología y Antropología.) SÁNCHEZ Y SáNcHEZ (D. Domingo), Licenciado en Ciencias naturales, Ayudante de la Comisión de la Flora flores- tal.—Manila (Filipinas). San MarTíN (Ilmo. Sr. D. Basilio), de la Real Academia de Medicina.—C. de las Hileras, 4, principal, Madrid. San MiLLáN Y Anowso (D. Rafael), Médico cirujano. G. de San Lorenzo, 15, Madrid. Sanro Douinco Y Lórez (D. Agustín). —San Segundo, 16 y 18, Ávila. sha Sanz DE DieGO (D. Maximino), Naturalista.—C. de San 228 1886. 1874. 1890. 1889. 1894. 1872. 1894. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Bernardo, 94, 1.”, Madrid.—/Comerciunte en objetos y libros de Historia natural y en utensilios para la reco- lección, preparación y conservación de las colecciones, cambio y venta de las mismas en todos los ramos.) SeEBOLD (D. Teodoro), Ingeniero civil de la Sociedad de Ingenieros civiles de París, Comendador de la Orden de: Carlos III, Caballero de varias órdenes extranjeras.— Calle de Henao, 8, Bilbao.— (Lepidópteros. ) SéLys-Lon6cHamPs (Sr. Barón Edmundo de), Senador, Individuo de la Real Academia de Bélgica y de otras: Academias y Sociedades.— Boulevard de la Sauvennié- re, 34, Lieja (Bélgica). —(Neurópteros (principalmente odonatos) y lepidópteros de Europa.) SERRANO Y SeELLÉS (D. Emilio), Licenciado en Medicina y Cirugía. —C. de Ximénez Enciso, 14, Sevilla. SimaRRO (D. Luís), Doctor en Medicina.—C. del Arco de Santa María, 41, 1.” izquierda, Madrid.—/Histologia.) Simón (D. Eugenio). —Villa Said, 16, Paris. —(Arácnidos.) SireT (D. Luís), Ingeniero.— Águilas (Murcia).-—(Geolo- gía y Antropología.) SoLANO Y EuLaTE (D. José María), Marqués del Socorro,, Catedrático de Geología en la Facultad de Ciencias. — C. de Jacometrezo, 41, Madrid. —/Mineralogía y Geo- logía.) SoLDEvILLA Y CANTÓ (D. Juan).— Bajada de San Francis- co, 31, Valencia. Suárez (D. Sergio), Ingeniero, Inspector facultativo de: Hacienda.—C. de Cervantes, 19, Madrid.—(Botánica y Entomología.) Toro Y QUARTILLERS (Ilmo. Sr. D. Cayetano del), Doctor en Medicina y Cirugía.—Cádiz. 1882. :S. A. 1894. 1879. 1893. 1872. 1893. 1872. 1895. 1887. 1873. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 229 TORREPANDO (Sr. Conde de), Ingeniero de Montes.—C. de Ferraz, 48, hotel, Madrid. Torres CasTELLANOS (D. Miguel), Jacometrezo, 26 y 28, Madrid. Torres Y PeroNA (D. Tomás), Catedrático de Química orgánica en la Facultad de Farmacia y en el Real Co- legio de San José, Socio corresponsal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid.—Manila. TralzeT (D. Emilio). —42 rue Notre Dame de Nazareth, Paris.— (Coleópteros de Europa.) TremoLs Y BorrELL (D. Federico), Catedrático de Quí- mica inorgánica aplicada en la Facultad de Farmacia de la Universidad.—C. de la Princesa, 1, 3.”, Barcelona.— (Botánica.) Truán (D. Luís).—Gijón (Asturias).—/Coleópteros.) Unacón (D. Serafín de), Miembro de las Sociedades Ento- mológicas de Francia y Berlín.—C. de Velázquez, 30, 2.”, Madrid.—(Coleópteros de Europa.) VAIRrEDA Y VILA (D. Estanislao), Licenciado en Farmacia.— Lladó, Casa Olivas (Gerona). --(Ornitología y Botánica.) VaL Y SuLián (D. Vicente [de), Licenciado en Farmacia, Socio corresponsal de los ilustres Colegios de Farmacia de Madrid y Barcelona, de la Sociedad Española de Hi- giene, corresponsal de la Médico-Quirúrgica Española y de otras varias Corporaciones. Premiado en varias expo- siciones.—C. de San Félix, 4, 3.”, Zaragoza.—(Botánica.) Vázquez FiGueErRO0A Y CanaLes (D. Aurelio), Director Jefe de Telégrafos. —Valladolid.—(Lepidópteros de Europa.) VeLaz DE MEDRANO (D. Fernando), Ingeniero de Montes. —Soria. 230 1893. 1894. 1895. S.A. 1893. 1894, 1880. 1893. 1872. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN VERA (D. Francisco Asís de), Presbítero, Académico de: las Reales de la Historia y San Fernando y Anticuario- de Francia, Director del Museo Arqueológico provincial de Cádiz, Individuo de la Sociedad Geográfica de Lisboa,, Comendador de Número de la Americana de Tsabel la Católica, condecorado con las cruces de 1.* y 2.2 clase del Mérito Naval con distintivo blanco, Vocal Natura- lista de la Junta de Pesca del Departamento de San Fer- nando y Comandancia de Marina de la. provincia de- Cádiz, etc., etc. Vicioso Y TriGo0 (D. Benito), Licenciado en Farmacia.— Bodeguilla, 9, Calatayud.—( Botánica.) VinaL Y CarerTa (D. Francisco), Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central.—Leganitos, 47. Vina Y NapbaL (D. Antonio), Profesor auxiliar en la Uni- versidad.—Fagera de Afuera, 13, 2.”, Santiago (Galicia). VILANOVA Y PizCUETA (D. Alfonso), Licenciado en Cien- cias. —Borriol, 1, Valencia. ViLARÓ (D. Juan).—C. de la Reina, 40, Habana. WarENzOoWw (D. Pedro). —Aschabad, Rusia transcaspiana,. y en el invierno, Uzun-Ada.—(Coleópteros.) i YaÑez (Excmo. Sr. D. Teodoro), Catedrático de la Facul- tad de Medicina de la Universidad, de la Real Acade= mia de Medicina.—C. de la Magdalena, 19, principal,. Madrid. ZaPATER Y MARCONELL (D. Bernardo), Presbítero.—Alba- rracin (Teruel).—(Lepidópteros.) LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 231 Socios que han fallecido. 1872, FERNÁNDEZ DE CasTrO (Excmo. Sr. D. Manuel), de Madrid. S. F. GaLpo (Excmo. Sr. D. Manuel María José de), de Madrid. 1873. RoDrícuez DE CereDa (Excmo. Sr. D. Antonio), de Valencia. 1872. Ruíz De SALAZAR (Ilmo. Sr. D. Emilio), de Madrid. 1886. Ocmoa Y Ecuacúen (D. Lucio), de Logroño. Socios que han renunciado á formar parte de la Sociedad. 1891. ANGLADA Y Rava (D. Joaquin), de La Coruña. ari ANGULO Y Tamayo (D. Francisco), de Madrid. 1886. Borriwo (D. Luís C.), de Santiago de Cuba. 1875. Casas Y ABaD (D. Serafín), de Huesca. 1889. Desy (D. Julio), de Londres. 1886. (GAsPAR Y Loste (D. Francisco), de Madrid. 1889. GonzÁmez FernánDEz (D. Anselmo), de Madrid. 1893. HereDIA SANTA Cruz (D. Emilio), de Madrid. 1894. LuLorewTE (D. Aniceto), de Burgos. 1886. Lórez CererRO (D. Adolfo), de Jerez de la Frontera. 1895. NaAvaArreTE (D. Adolfo), de Valencia. 1889. OLea Y CórDoBa (D. Gregorio), de Manila. 1872. Roca y Vecino (D. Santos), de Madrid. 1888. Sáwcuez Robrícuez (D. Antonio), de Sevilla. 1889. Simwz De BaraAnDA (D. José), de El Escorial. iia Sáxcuez Hurváwnez (D. Abdón), de Madrid. 1891. SebiLLoT (D. Mauricio), de París. 1888. Viwsac (D. Casimiro), de Sevilla. 1883. Vizcaya y ConDeE (D. Atilano), de Madrid. secos do el - UR FO > wa. " " 40, 20 ¿QM us aaa Y ma sold 100 y AASA! ne ca, tul 4 j OS t AE bh É sonboofl sr. 91 p polo ps: 4 ART 1 bue Y RN Fa TALA ip hd É bro J ob oitul: 0) 1d 24 0) amv har AR adriana RT Sal Lo O dera, ¡e BOE dodoniA, SE vi ¿AO 4 ¿otobA .Ay omasaD. saról NOA L) MTIAFAJAY CU AMAS 109 Y Ama axwal Y of Sr lados AR 1 ab ao L A) Ll a A e dA q) vin rom alud ob (o load 198 0% ] 2d A (ob al 4) ca lab least. aanpo, ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL TOMO 1Y DE LA SERIE Il (XXIV). MEMORIAS. , Págs. Ramón Y CAJAL.—Apuntes para el estudio del bulbo raquídeo, cere- belo y origen de los nervios encefálicoS............ Le 5 CarreLLE.—Notes sur quelques découvertes préhistoriques autour de Segobriga dans 1 Espagne Centrale. (Láminas 1 4 y y un Mapa) e e obrabil dlrs 30) ras ado Pa» 119 VacHaL.— Halictus nouveaux de la collection Medina. ... ..... . 147 Rosa.—I Lombrichi del Museo di Storia naturale di Madrid........ 151 Robrícuez Femenías.—Datos algológicos. (Láminas vI y VH)..... ... 155 Lízaro.—Regiones botánicas de la Península Ibérica (con un mapa). 161 Chuaves.—Notas mineralógicas. Contribuciones al estudio de los mi- nerales de Maro..... casqadablas YABAAU 209 QuiroG4.—Cuadros para la determinación de los minerales petrográ- ficos en sección delgada.............- AAA E E 05:16 223 Prez Lara.—Florula gaditana seu recensio celer omnium plantarum in provincia gaditana hucusque notaruM.....o.oo.ooooo.o.... 279 CALDERÓN.—Origen de la sal común y de los sulfatos de los terrenos terciarios lacustres de la Península......... bl. ide. 3 ACTAS Sesión del 9 de Entero de 18d ima Di dr ae 1 SÁNCHEZ NAVARRO.—Noticias de un caso de A observado en un Carcinus monas L. y de una Ostrea edulis L. viviendo adosada sobre el pereion de uno de estos crustáceos. ..... 2 CALDERÓN.— Algunas observaciones sobre las arcillas del valle del Guadalquivirili de czadis rodk decida IA 3 Chuaves Y ReLimr10.—Sobre la presencia del cesio en algunos berilos dejGaalicialidas ada arios el adecrtrddo ido e 7 Barras.—Dípteros de Andalucía existentes en el Museo de Historia natural de la Universidad de Sevilla.................... P 234 ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL TOMO IV, SERIE 11 (XXIV). Mebiva.—Datos para el conocimiento de la fauna himenopterológica de ESPAÑA. 0ooas cla ess OOO dao a - Sesión del 6 de Febrero......... O iO S Ae Pav.—Plantas recogidas por D. Juan Benedicto, farmacéutico de Mon- real del Campo..... .. eo ls 7 O A Gómez Carrasco.—Coleópteros recolectados en la provincia de To- ledo .4+ él - de BLE YE RAP AS SIETE > MebDINA.—Coleópteros de Andalucía existentes en el Museo de His- toria natural de la Universidad de Sevilla............. : Seston del 6. de Marroc. il AN HerNánDez PacuHeco.—Datos para la fauna de Extremadura Pa: CALDERÓN.— Ligera noticia de la cuarta Memoria de las loraigonomiaA ara ab obiodret Wo 109 le A 00 nota Dad PRA EN ¿da prnA ASA ARAN DA 1 4 X AO IIA yaoi, baba pi quo pl ¡pde - Te e. SAS oli oo ordos watoM Mob afmnigor ojedand au abia x ¿06d 099 Di0ido1a Lob; 2301901 Us ' a y Mire dd o de ANS ' de dh €... £ y "8 Y hiat 1d 1004 dui 2 3D00DO JO TIME 14 ADS » YH o . ne ó A e ANUNTIS ME 15 24 101 114.010 452 ¿ si MICOR t Rivitoa E RES ..(imguirad) axiabao! > ab 07 AN ñ , MEN robabos tw ¿01-95 amitaidobiHA sobiblia a sil cis HORA «0 38 A ) tulialrds ISLA oli Y. width. col ruas Bparoión ise e boudós: ritivamsdO we 44 En AT IES PERIANA on SOLO Í AA TS png On sibrr de ) dos evtab 2 ¿Mos HUSOS ás 21 Es tol Rp 0d ab adizor atra ¿modo lo vue obia: Milos. a ab + 19,6h RBOUTIA 20 aogiroro bienio yA poso TINO sabi o! ió p. LR eh A undorólad ani visor as JNE E + citó Í : e ME % as ad e 13 ¿ns SE y SAA NE A y Cm . ! ' y p> ÍNDICE ALFABÉTICO DE LOS GÉNEROS Y ESPECIES DESCRITOS, Ó ACERCA DE CUYA PATRIA Ó SINONIMIA SE DAN NOTICIAS INTERESANTES EN ESTE TOMO. Achillea Ageratum, 14”. — microphylla, 17”. — Millefolium, 18”. — tomentosa, 19”. Acilius canaliculatus, 183”. Acinopus tenebrioides, 24'. Acocephalus striatus, 65”. Acridium Agyptium, 65. Adonis «estivalis, 18”. — dentata, 18”. — flammea, 18'. ZEgilops ovata, 151”. Flia acuminata, 65”, 68”. — Cribrosa, 68'. — Germari, 68'. Zliodes bifida, 68”. Zliodes leporina, 68”. ZEtheorbiza bulbosa, 138”. Zthionema ovalifolium, 19”, 22”. — saxatile, 15”. Agabus bipustulatus, 66”, 183”. — brunneus, 183”. — didymus, 183". — guttatus, 183”. Agathis malvacearum, 12”. — umbellatorum, 12”. Aglena ornata, 75”. Agraphopus Lethierryi, 70”. Agropyrum glaucunm, 18”. — pungens, 151". Agrostema Githago, 17”. Agrostis alba, 18”. NOTAS.-—1.* Los nombres vulgares van escritos con letra cursiva; los de géneros ó especies ya conocidos, pero descritos en este tomo, van precedidos de un asterisco, y de dos los que se dan á conocer como nuevos para la ciencia. 2,2 Los números que indican páginas de las Actas llevan después este signo”. 3.2 Nose incluyen en este índice los nombres de los géneros y especies que apare- cen agrupados formando catálogos ó listas en el cuerpo de los ANALES. Los catálogos excluidos de este indice en el presente tomo son los siguientes: Lázaro.—Regiones botánicas de la Península Ibérica. Quiroga.—Cuadros para la determinación de los minerales petrográficos. Pérez Lara.—Flórula gaditana. Barras de Aragón.—Lista de las especies de dípteros de Andalucía existentes en el Museo de Sevilla. Medina.—Lista de las especies de coleópteros de Andalucía existentes en el Museo de Sevilla. Hernández Pacheco.—Lista de las plantas recogidas por el Sr. Rivas Mateo en la montaña y calerizo de Cáceres. | 233 ÍNDICE ALFABÉTICO. Ajuga Iva, 148". Anomala vagans, 24”. Akis granulifera, 66'. Anoxia villosa, 24”. Alisma Plantago, 16'. Antaxius Krausi, 172", Alliaria officinalis, 149”. Anteus ** crassus, 151. Allium longispathum, 151". — gigas, 151. — moschatum, 149". — Horstii, 151. Allolobophora caliginosa, 154. — ** Iserni, 152. — complanata, 154. Anthemis Cotula, 19”. Allurus tetraedrus, 154. — nobilis, 15”. Almana longipes, 74”. Anthericum intermedium, 14”, 17”. Alopecurus agrestis, 151". Anthyllis montana, 15”, Alsine tenuifolia, 19". — tetraphylia, 137". Althea hirsuta, 17', 133”, 150”. — vulneraria, 15', 17”, 151”. Alysia manducator, 12”. Antirrhinum Barrelieri, 15". — ** sp. nov., 12”. — Orontium, 142”. A'yssum calycinum, 151'. Antocharis Ausonia, 66'. — campestre, 17”. Apauteles caice, 12”. — hispidum, 17”. Aphanus saturnius, 71'. — serpyllifolium, 16'. Aphodius merdarius, 24”, — spinosum, 15”, 149”. — scybalarius, 24. Amara trivialis, 66'. _ | Apbrophora Alni, 75”. Amaranthus Blitum, 18'. Aphyllanthes Monspeliensis, 16', — retroflexus, 18”. 149". Amelanchier vulgaris, 149”. Apion flavipes, 66. Ammi visnaga, 151”. Apium graveolens, 16”, 150". Anacyclus c!avatus, 18”. Arabis puberula, 150". — macrocephalus, 140”. Arenaria ciliaris, 19”. — radiatus, 140”. — grandifiora, 15”. Anagallis arvensis, 17'. — leptoclados, 19', 141". — linifolia, 138'. — montana, 14”. Anchenocrepis Foreli, 72”. Argyrolobium Linneanum, 150”. Anchusa Italica, 137”. Aristolochia Pistolochia, 16', 150". Ancyrosoma albolineatum, 65". Armeria allioides, 18”, 149”. Andalucita, 216. Artemisia Assoana, 17”. Andropogon Ischeemum, 19”. — gallica, 149. Androsace maxima, 131', 150”. — glutinosa, 150”. Andryala integrifolia, 135”. Asida granifera, 166”. — macrocephala, 149”. Asiraca clavicornis, 74'. — Ragusina, 15. Asparagus acutifolius, 16'. Anemone palmata, 134”. Asperugo procumbens, 132', 148”. Anfibolita, 220. | Asperula arvensis, 150". Anisops producta, 74”. — macrorhiza, 149”. Anisorhynchus hespericus, 24”. Asplenium Halleri, 15”, 16”. ÍNDICE ALFABÉTICO. Asplenium Ruta-muraria, 15. — Trichomanes, 15”. Astacus fluviatilis, 3”. Aster Aragonensis, 149". — Willcommi, 149”. Astragalus austriacus, 17”. — glaux, 131', 136”, — hamosus, 17', 131', 150". — incanus, 23”. — incurvus, 17”, 23”. — macrorhius, 150”. — Narbonensis, 19”. — sesameus, 150”. — Turolensis, 150”, 153”. Astrocarpus Clusii, 14, 134". Ateuchus sacer, 166', Athalia Rosz, 143”. Athysanus stactogalus, 75”. — variegatus, 76. Atractilis humilis, 149”. Atriplex hortensis, 149”. — patula, 18'. — rosea, 17', 149”. — verticillata, 19”, Attagenus pellio, 66/. Augita, 147". Avena bromoides, 17”. Avispas, 162'. Azurita, 215. Ballota foetida, 17”. Barbarea vulgaris, 18”. Baritina, 215. Bellevalia comosa, 136'. Bellis pappulosa, 136”, Bellis perennis, 151”. Beosus fuscus, 71'. Berberis hispanica, 14', 19”. — vulgaris, 19”. Betonica officinalis, 18', 151”, Biscutella auriculata, 150", — laevigata, 154”, — Pyrenaica, 19”, 151', 154”. — stencphylla, 155", Bithynia, 358. Blanus cinereus, 64”. Blaps mortisaga, 24”, Bombas volcánicas, 147”. Bombyx Vandalicia, 79”. Bornita, 93”. Bourgea macrocephala, 136", Brachinus crepitans, 66. Brachycoleus bimaculatus, 72. Brachynema cinctum, 68”. Brachypelta aterrima, 68'. Bracon castrator, 11'. — extricator, 12”. — impostor, 11”. — longicollis, 12. -— luteator, 11. — obscurator, 12”. — Oostmaélii, 12”. — pectoralis, 11', — urinator, 12”. Briza maxima, 136”. — minor, 136. Brogmartita, 94”. Bromus commutatus, 151”, — maximus, 133”. — molis, 18', 133'. — rubens, 133". — sterilis, 133”. — tectorum, 18', 133', 151'. Bryonia dioica, 14”, 19”. Bupleurum fruticescens, 16. — Opacunm, 17/. — rigidum, 16”, 150. — rotundifolium, 16. Burnonita, 95”. Calamintha Acinos, 18”, 150”. — alpina, 19”, 149”, — Clinopodium, 14”, 15”, Calathus fuscus, 24”. Calcopirita, 93”. Calcosina, 90”. Calerizo, 168". Calocoris bipunctatus, 72”. 239 240 ÍNDICE ALFABÉTICO. Colocoris instabilis, 72”. — roseomaculatus, TD — sexpunctatus, 72. Caloptenus Italicus, 65', 166”. Calyptonotus Rolandri, 71'. Camelina microcarpa, 131', 150”. Campanula glomerata, 19”. — Hispanica, 15”. / — Lóoeflimgi, 15'. — Lusitanica, 14'. — Rapunculus, 14', 136'. Camptobrochis litescens, 72”. Camptopus lateralis, 65', 69”. Cangrejo, 3”. Capsella Bursa-pastoris, 150”. Capsus laniarius, 72, — scutellaris, 72”. Carabus melancholichus, 66'. Carcinus meenas, 2”. Carduncellus Monspeliensium, 17”. Carduus Assoi, 18". — Beticus, 139”. — pycnocephalus, 139”. — Reuterianus, 14”. — tenuiflorus, 16'. Carex distans, 18”. — divisa, 133), 139”, 142", 151”. — glauca, 17”, 133'. — humilis, 149”. — riparia, 151”. Carpocoris baccarum, 68”. — fuscispinus, 65”, 68'. — lynx, 68'. — melanocerus, 68”. — nigricornis var. tanata, 68”. — varius, 68”. Cassida sp., 66'. — viridis, 66. Caucalis daucoides, 17”. — leptophylla, 17”. Cebrio andalusicus, 166”. Centaurea aspera, 149', 150”, — cephalarixfolia, 17”, 23". ' Centaurea collina, 16'. — Cyanus, 17". — lingulata, 22”. — Melitensis, 17”. — ornata, 14”, 19”, 149”, SS polyacantha, 140". — pullata, 132', 141”. — Seusana, 22”, — tenuifolia, 17', 22”, — variegata, 17', 22”. Centranthus Calcitrapa, 17”, 140". — ruber, 15. Centrocoris spiniger, 65”, 69”. Centrotus cornutus, 75”. Cephalanthera rubra, 18', 149". Cerambyx Mirbecki, 166”. Cerastium perfoliatum, 17”. — viscossum, 133). Ceratocephalus incanus, 131”, 149”. Ceratophyllum demersum, 18'. Cercospora cladosporioides, 143”. Cerinthe major, 138”. Cesio, 7”. Cetonia funebris, 66”. — morio, 166/. — stictica, 166. Chenopodium album, 18”. — glaucum, 18', 23”. — leptophyllum, 23”. — murale, 18”. — Vulvaria, 148". Chiasmus translucidus, 75. Chlcenius velutinus, 66. Chlora perfoliata, 150”. Chondrostega Vandalicia, 78". Chorosoma Schillingi, 70'. Chrysomela diluta, 66. — hxemoptera, 168”. — menthastri, 66. — viridana, 167”. Cicadetta argentata, 74”. — picta, 74”. Cicindela flexuosa, 24”. ÍNDICE ALFABÉTICO. Cicindela hybrida, 24”. — maura, 24”. — paludosa, 24”. Ciempozuelita, 343. Cimex lectularius, 72”. - Cinabrio, 91”. Cirsium lanceolatum, 149”. — Odontolepis, 16. Cistus laurifolius, 14'. — salviefolius, 141”. Cladhymenia Bornetii, 157, 158, 159. : Clematis integrata, 15”. — cirrhosa, 141”. Clypeola Jhontlaspi, 150". Cobaltina, 85”. Cobres grises amorfos, 100”. Coleostephus Myconis, 133”. Colutea arborescens, 16. Colymbetes collaris, 183”. — fuscus, 183”, Compasto, 341. Conium maculatum, 17. Conopodium subcarneum, 14”. Conostethus roseus, 72”. — venustus, 72. Constantinea reniformis, 156. Convolvulus italicus, 138”. — lineatus, 17”. — Sepium, 16. Copelatus agilis, 183”. Coptocephala floraiis, 66". Coranus «egyptius, 72”. — griseus, 72”. Cordoncillos, 355. Corens pilicornis, 69”. Coris Monspeliensis, 142”, 149”. Corisa atomaria, 74'. — hieroglyphica, 74”. — scripta, 74”. Corizus crassicornis, 65”, 69”. — hyalinus, 69". — parumpunctatus, 70”. ACTAS DE LA SOC. ESP — XXIV. | Covelina, 91”. Crategus monogyna, 17”, 241 Corizus tigrinus, 70”. Cornus Mas, 150”. Coronilla australis, 151. — minima, 15', 151”. — scorpioides, 15”, Corre-valles, 64". Corrigiola telephiifololia, 133”. Corydalis enneaphylla, 15”. Cossyphus Hoffimmanseggi, 24”. Cotula coronopifolia, 138”. Crepis albida, 19, 149”. Erythia, 137”. foetida, 15”, 149”. hispanica, 18”. pulchra, 15', 16. scariosa, 137". Taraxacifolia, 15', 18”, 149". virens, 149”. Crucianella augustifolia, 17/. — patula, 149". Crupina vulgaris, 15', 18', 150”. Crypticus gibbulus, 66. — viaticus, 24”. Cuarcitas, 63”. Cucubalus baccifer, 18', 149”. Culebra de agua, 64”. Cybister africanus, 183”, — Roeseli, 183”. Cycloconium oleaginum, 143”. Cyclodinus coniceps, 182”. — cuadri guttatus, 183”. floralis, 183”. humilis, 183". instabilis, 183/. leeviceps, 182". — minutus, 183”, — subconvexus, 183”. tenellus, 183”. Cynoglosum Cheirifolium, 17, 149”. — pictum, 16”, 134”, 142, 149”. | Cyphodema instabilis, 72”. 16 242 ÍNDICE ALFABÉTICO. Cytherea islandicoides, 5”. Dactylis glomerata, 151”. Daucus muricatus, 137'. Decticus albifrons, 65”, 166". Delabon, 64'. Delesseria tomentacea, 156. Delphinium Loscosii, 15”. — peregrinum, 18”. Dermestes Frischi, 66'. Dianthus Catalaunicus, 150”. — Hispanicus, 14', 150”. — Lusitanicus, 14”. — prolifer, 17”, 133”, 150". — Requieni, 14”. — Seguierii, 19”. — suffruticosum, 18”. Diaperia verticillata, 12”. Dictyophara europea, 74'. — multireticulata, 65”. Digitalis obscura, 148. Digitaria sanguinalis, 18”. Diplotaxis catholica, 132”. — Erucastrunm, 17”. — erucoides, 150". — siifolia, 132". Discrasita, 91'. Disophrys cwesus, 12”. Dolerus triplicatus, 143”. Dolomita, 215. Domeiquita, 87”. Dorycnium suffructicosum, 149". Draba verna, 149. Drasterius bimaculatus, 24”. Dytiscus marginalis, 183”. Echinaria capitata, 151”. Echinops Ritro, 149”. Echinospermum barbatum, 150”. — — yar. aragonense, 153”. — patulum, 153”. Echium Italicum, 17”. — plantagineum, 133'. — vulgare, 16”. Elephas antiquus, 181”. Emblethis Verbusci, 71". Empusa egena, 65”, 166”. Emus maxillosus, 66. Enargita, 100'. Enoplops bos, 69", — cornuta, 69”, 168”. Eonius fuscipes, 183”. — velutinus, 183”. Epacromia strepens, 65. Ephedra Nebrodensis, 149". Ephippigera Ortegai, 172". — Saussureana, 65”, 168. Epidota, 216. Epilachna angusticollis, 24'. Epsomita, 343. Equisetum ramosum, 18". Erigeron acris, 15/, 18”, 149”. Erodium Ciconium, 19”, 150". — cicutarium, 133”. — laciniatum, 138”. — moschatum, 133”. — primulaceum, 133". — Salzmanni, 138”. Eruca longirostris, 134”. — vesicaria, 150". Erucastrum obtusangulunm, 150”. Erysimun australe, 150. — Kunzeanunm, 149”. Erythreea, turolensis, 19”. Estefanita, 100". Eufragia viscosa, 134”, 141”. Eunectes sticticus, 66”, 193". Euphorbia exigua, 133. — helioscopia, 17”. — isatidifolia, 149. — Niceensis, 17”. — pauciflora, 16. — polygaleefolia, 17', 150". — retusa, 18”. — serrata, 15', 16', 149". Eurydema ornatum, 65', 166". — festivum, 166'. 131, ÍNDICE ALFABÉTICO. Eurygaster maura, 65. -— hottentota, 67/. — maroccana, 67. Exantalosa, 341. Eysarcoris «eneus, 65". — inconspicuus, 68”. — perlatus, 68”. Fedia Cornucopiz, 133”. Feldespatos, 221”. Feronia globosa, 66. Festuca indigesta, 19”. Ficaria grandiflora, 132”. Fluosiliciuro de hierro, 158”. Forficula auricularia, 65”. Formicomus pedestris, 182”. Fosforita, 63”. Fraxinus angustifolia, 15. — excelsior, 15”. Freislebenita, 94”. Fritillaria Boissieri, 151. — Hispanica, 148". — Lusitanica. Famaria agraria, 132, 141”. — capreolata, 133”. — cospitosa, 19”. — ericoides, 18". — micrantha, 19”. — officinalis, 133, 19. — parviflora, 133”. Gagea arvensis, 149”. Galena, 87”. Galeopsis Ladanum, 15”, 16', 19”. Galium aciphyllum, 151%. — rigidum, 14', 16". — verum, 149”. Genista hirsuta, 136/. — Lobellii, 19”, 22. Geocoris lineola, 60". — pallidipennis, 70”. — siculus, 70”. Geomantis larvoides, 172”. Geotomus punctatus, 68”. — elongatus, 68”. Geotrupes hipocrita, 66/. — puncticollis, 24”. Geranium dissectum, 17”. — lucidum, 19, — molle, 142”. — Pyrenaicum, 19”, 150”. — Robertianum, 19”. Geropogon glaber, 138". Gerris argentata, 73”. — Cinerea, 73 — gibbifera, 73”. — najas, 73'. — thoracica, 73”. Gersdorfita, 86”. Geum sylvaticum, 15. — urbanum, 15', 19”. Gladiolus segetum, 135”. Glauberita, 342. Glaucium corniculatum, 148”. Globularia ceespitosa, 150”. — nana, 15”. Glyceria plicata, 18”. Gneiss, 63". Gonatopus pedestris, 12”. Gonioctena «egrota, 168”. Gonocerus insidiator, 69”. Granate, 218. Granito, 63'. 213 Graphosona lineatum, 65”, 68”, 169”. — semipunctatum, 67”. Gryllotalpa vulgaris, 65". Guanabacoita, 104”. Guejarita, 93/. a) Gymnopleurus fiagellatus, 166. — Sturmi, 24”, Gynandriris Sisyrnichium, 134”. Gypsophila Hispanica, 15”, 19. Halictus ** alcedo, 150, 157”. — angustifrons, 147”. N — bifasciatus, 157/. — breviceps, 157. — celadonicus, 157”. — cephalicus, 157”. 214 ÍNDICE ALFABÉTICO. Heliopathes agrestis, 24”, Heliotropium europeeum, 19”, 148'.. Halictus ** cirrhozonius, 147, 157”. — cylindricus, 148. — ** Fertoni, 149. — gemmeus, 156. — gutturosus, 149. — ** inmunitus, 148, 157". — interruptus, 156. — *X*X labrosus, 148, 156'. — lemozonicus, 156. — major, 149. — malachurus, 156'. — ** Marchali, 157. — ** Medinai, 148, 157”. — monstrificus, 149. — morio, 156'. — mucoreus, 157”. — platycestus, 156. — 4-strigatus, 156". — scabios:e, 156". — ** separandus, 157”. — smaragdulus, 150, 157”. — ** strictifrons, 147, 157”. — subauratus, 150, 156", — subhirtus, 148. — vestitus, 157. — villosulus, 156”. Halimium umbellatum, 14”. Harpactor erythropterus, 73. — iracundus, 72”, Hedypnois rhagadioloides, 142”, Heleocharis multicaulis, 14”. — multiculmis, 150". Helianthemum dichotomum, 153". — eriocaulon, 19”, 138', — glaucum, 150*, 152”. — halimifolium, 141”. — intermedium, 18”, 134”, 150", — lanocaspum, 138. — ledifolium, 134”, 138, — lineare, 150”. — origanifolium, 153. — pillosum, 18”. — tritum, 150". Helix, 352, 363. Helleborus foctidus, 15. Helminthia echioides, 16. Helychrysum serotinum, 15. Henmiteles pulchellus, 11'. — ** sp. nov., 11”. Hemydactylus verruculatus, 64.” Henectaris Genei, 70”. Hepatica triloba, 15". Herniaria cinerea, LOS — fructicosa, 19”. Heterogaster Urtic:e, 10”. - Hieracium amplexicaule, 16', 23”. — Burardianunm, 23. — Gilosella, 149. — Javalambrense, 15”. Hierro, 63”. Hipparion, 339. Hippocrepis glauca, 15”. — moltisiliquosa, 140”. Hippopotamus amphibius-major,. 182”. Hirschfeldia adpresa, 149”. Hispa atra, 66”. Holcogaster fibulata, 68”. Holcostethus sphacelatus, 68”. Holcus lanatus, 18”. Hordeum maritimum, 133”. Hornblenda, 147”. Humulus Lupulus, 150", Hutchinsia procumbens, 131”. Hyalestes obsoletus, 74”. Hydaticus Leanderi, 183”. Hydroporus analis, 183”. — geminus, 183”. — ineequalis, 183”. — palustris, 183”. — pictus, 183”. — pumilus, 183”, — unistriatus, 183", — vagepictus 183, ÍNDICE ALFABÉTICO. Hyla arborea, 64/. Hypecoum glaucescens, 131”. — grandiflorum, 148". — pendulum, 16', 131”, 148, — procumbeus, 131'. Hypericum perforatum, 18, Hypocheeris radicale, 18”, — radicata, 136". Hypocrepis comosa, 150”. Hypsitylus prasinus, 72”. Hyssopus officinalis, 150”. Iberis amara, 16”, 151. Ilybius fuliginosus, 183”, | — meridionalis, 183”. Inula helenioides, 17”. — montana, 15', 16', 150”. Iris oratoria, 166'. — Pseudoacorus, 18. — Xiphidium, 149”. Jasminum fruticans, 19”. Jasonia glutinosa, 16”. — bufonica, 136/'. — capitata, 136”. — tuberosa, 17”. Juncus glaucus, 18”. — obtusiflorus, 18'. — spheerocarpus, 131”. — supinus, 15”, 19”. Juniperus Sabina, 149”. — turbinata, 138”. Jurinea pinnata, 149”, 153”. Kentrophyllum lanatum, 16', 151”, Koeleria phleoides, 137”. Krubere leptophylla, 137”. Labops flavomarginatus, 72”, Lacerta ocellata, 64”. Laccophilus minutus, 66'. Lactuca tenerrina, 15. Lieemosthenes complanatus, 66”. Lagarto, 64'. Lagurus ovatus, 141”, Lamarkia aurea, 133”. Larinus cynarz, 24”, Larinus flavescens, 24”, 166”. — turbinatus, 24”. Laserpitium gallicum, 15”. Lathyrus Aphaca, 16”, 150”. — angulatus, 136, — Cicera, 136. — Ochrus, 133”. — tuberosus, 18”, Laurencia, 157”. Lavandula latifolia, 158. — Stoechas, 141”. — vera, 15”. Lavas basálticas, 148". Lavatera maritima, 20”. Lemna trisulca, 18'. Lepidium campestre, 150”. — graminifolium, 17”. — heterophyllum, 17”, 23'. — hirtum, 159”. — Reverchoni, 23'. — subulatum, 150”. — suffructicosum, 151”. Leptaleus Rodriguei, 182”. Leptinia Hispanica, 65. Leptopus echinops, 72”. Lepyronia coleaptrata, 65”, 75”. Leucanthenun pallens, 18. Leucopum Hispalense, 135”, Ligastrum vulgare, 19”, 149”. Ligus pratensis, 12”. — — var gemellatus, 72”. Limnobates stagnorum, 73”. Limoniostrum articulatum, 138”. — amethystea, 135. Linaria Aragonensis, 149”, — Blanca, 15', 21". — crasifolia, 15”. — hirta, 16”, 148". — micrantha, 131”. — minor, 15". — robusta, 150”. — spuria, 18”. — striata, 18”, 21'. 215 246 ÍNDICE ALFABÉTICO. Linaria supina, 148”, Linum Austriacum, 17”. — maritimum, 19”. — Narbonense, 18”. — suffruticosum, 15”, 16/. Linx pardina, 64", Liocoris tripustulatus, 72”. Liogryllus campestris, 65”. Liparoderus Paykulli, 183”, Lithospermum apulum, 18', 137' 138”. — arvense, 17”, 149”. — iruticosum, 149”. — officinale, 16', 149”. Lixus pollinosus, 66. Loboptera decipiens, 65". Locusta viridissima, 65”. Lolium strictum, 151”. — temulentum, 133”. Lonicera Etrusca, 15”, Lopus albomarginatus, 71”. — sulcatus, 71. Lotus arenarius, 140”. — corniculatus, 16', 151”. — siliquosus, 16”, 150”. Lyceena astrarche, 66”. Lycopus europeeus, 16. Lyg+eosoma reticulatum, 70”. Lygeeus apuanus, 70”, — equestris, 70”, 168, — militaris, 65”, 70', 168. — pedestris, 70”. — punctatoguttatus, 70”. — saxatilis, 70', 168”. Lymneea, 352, 353. Lysimachia Ephemerun, 14”. — vulgaris, 149”. Maccevetbus errans, 65”, 70”. Machairodus, 338. Macrocentrus collaris, 12”. Macroscytus brunneus, 68'. Magnesita, 214, 144”. Magnetita, 213. , Malaquita, 215. Malcolmia africana, 150”. — littorea, 138". Malineria minuta, 131”. Malva Niceeensie, 133', — Cretica, 18', 133". — trífida, 16”, 150”. — vulgaris, 18”. Manganeso oxidado, 213. Mantis religiosa, 65”. Marrubium supinum, 15”, 16”. Matbhiola tristis, 150”. Medicago Gerardi, 19. — lappacea, 133". — lupulina, 15', 16, 151". — minima, 17', 18. Megascolex, 150, 153. — **%* Mazarredoi, 153. — ** pictus, 153. Melandrium macrocarpum, 138. — pratense, 15', 16'. Melanopsis, 353. Melica Nebrodensis, 17”. Melilotus macrórriza, 18', — major, 133”. — parviflora, 133”. — sulcata, 133”. Meloe corallifer, 184”. — majalis, 183”. — murinus, 66. — rugosus, 184”. Melyris oblonga, 66'. Meniocus linifolius, 150”, Mentha aquática, 16/. — sylvestris, 16', 150”. | Mercurialis tomentosa, 16'. Metopoplax ditomoides, 71'. Mica, 147”. Micrelytra fossularum, 69”. Microdus tumidulus?, 12”. Microlonchus Clusii, 150”. Micromeria mar'folia, 15'. Microntus longulus, 66, ÍNDICE ALFABÉTICO. 247 Microntus Salmanticus, 17”. — Ulyssiponensis, 66". Micropus erectus, 16”. Micrositus montanus, 24”, 166”. Miriduis quadrivirgatus, 71. Miris calcaratus, 71”. Misolampus gibbulus, 66”. — s8p., 66". Mispiquel, 87”. Moebhringia pentandra, 134”. Molineria minuta, 127”. Monanthia Kiesenweteri, 71”. — Wolfh, 71”. Morrones, 356. Muscari comosum, 149”. Mylabris hieracii, 24”. — 4-punctata, 24”, 168”. Myosotis collina, 17', 139”. — gracillima, 19”. Nabis ferus, 65", 72”. — lativentris, 72”. — viridulus, 72”. Natica helicina, 5”. Naucoris maculatus, 65, 73'. Neides tipularius, 70”. Neottiglossa inflexa, 65". Nepa cinerea, 65”, 73”. Nepeta Nepetella, 17', 150”. ** Neurocaulon grandifolium, 155, 156, 160. — reniforme, 156. Nezara viridula, 65”, 68”, Nigella Damascena, 135". — divaricata, 18”. Nomada agrestis, 108”. — alboguttata, 109”. — Astarte, 109”. — ccelamaria, 109". — discedens, 109”. — discrepans, 108”. — distinguenda, 109”. — €rrans, 108". — erythrocephala, 109”. Nomada femoralis, 109”. — flavoguttata, 109". — Frey-Gessneri, 108”. — furva, 109”. — germanica, 109”, — Kirbyi, 109”. — Kohli, 109”. — Lepelletieri, 109”. — Nausicaa, 109”. — nigroantennata, 109”. — pastoralis, 108. — pectoralis, 108". — pusilla, 109”. — sexfasciata, 108". — similis, 109”. — succinta, 108". — tripunctata, 109. Nonnea alba, 149”. — micrantha, 131”. — nigricans, 132', 141”. Noterus crassicornis, 183". — levis, 183". Notonecta glanca, 65”, 74'. Notoxus monoceros, 182”, 183”. Nysius Seneciomi, 70”. Ochtenomus tenuicollis, 183”. Ocre, 63”. Odontites longiflora, 16”. Odontotarsus caudatus, 65”. — grammicus, 67'. (Ecanthus pellucens, 65”. (Edaleus nigrofasciatus, 65”, (Edipoda ccerulescens, 65”, 166. — fuscocincta, 65". (Enanthe globulosa, 137”. — peucedanifolia, 18”. Oligisto, 213, 63". Olivino, 147”. Oncocepbalus nutatus, 73”. — squalidus, 73”. Oniticellus flavipes, 166”. Onobrychis saxatilis, 151”. Ononis antiquorum, 18. 248 ÍNDICE ALFABÉTICO. Ononis biflora, 136'. , — Columnex, 16'. — minutissima, 16'. — Natrix, 18'. — tridentata, 150”. Onopordon acaule, 17”. — Acanthium, 16', 149”- Onthophagus taurus, 166'. Opatrum nigrum, 66. — y. meridionale, 24”. Ophonus columbinus, 24”. Ophrys bombyliflora, 136”. — lutea, 138”. — Speculum, 140”. Orchis bifolia, 18”. — brevicornis, 152”. — coriophora, 15”, 130”. — incarnata, 16, — tridentata, 149, 152”, Origanum vulgare, 15”. Orlaya maritima, 137”. Ornithogalum B:eticum, 136', 141”. — Narbonnense, 136/. Orobanche amethystea, 148”. — crenata, 135”, — densiflora, 135”. — Eryngii, 19”. — gracilis, 148, 19”. — Muteli, 17”. — psilantha, 148”. Orobus canescens, 150”. Orthotylus flavosparsus, 72”. Osmia aurulenta, 143', — bidentata, 143”. — cephalotes, 142”. — cornuta, 142”, — Cyanea, 143". — fulviventris, 142”. — Latreillei, 142”. — mucida, 142”. — ruía, 143”. — rufo hirta, 142”. — submicans, 142”. Osmia tricornis, 142”. — tridentata, 142”. — vidua, 143'. — versicolor, 142.' Ostra, 3". Ostrea edulis, 2”. Oxalis corniculata, 133". — cernua, 133”, 141”. Pachytilus cinerascens, 167. — danicus, 65”. Pachyxyphus lineellus, 72”. Pxederus caligatus, 66”. Paleeotherium, 339". Paludina, 3593. Pallenis spinosa, 15”. Pandarus castilianus, 60”. — elongatus, 66'. Papaver Argemone, 16. — hybridum, 16”, 149”. — Rhexas, 17”. Paracinema tricolor, 65”. Parietaria diffusa, 151”. ¡ Passerina tinctoria, 16. Pastinaca sativa, 150*. Peganum Harmala, 150". Pegmatita, 63”. Periballia Hispanica, 14'. Peribalus distinctus, 68'. — vernalis, 68, 65”, 168”. Pericheeta amazonica, 153, — barbadensis, 153. — pallida, 153. — posthuma, 153. Perideroea fuscata, 133”, 138'. Peritrechus gracilicornis, 71. Pezomachus fasciatus, 11'. Phalaris bulbosa, 140". Phelippea ccerulea, 148". — Muteli, 142”. Philemus campestris, 75'. — lineatus, 75”. Phlomis Herba-venti, 17. — purpurea, 138. ÍNDICE ALFABÉTICO. Phyllognatus Sillenus, 24”, 66”, 166”. Phyllomorpha laciniata, 69". Phymata monstrosa, 71”. Picnomon Acarna, 17”. Picromerus bidens, 69”. Picridium intermedium, 138". Picroderus incarnatus, 68”. Pimelia castellana, 24', 66”. Pinardia Coronaria, 133”. Pinus silvestris, 78”. Pirargirita, 95". Pirita, 211, 83. Pizarras, 63'. Plagioclasa, 147”. Planorbis, 352, 353. Plantago albicans, 15', 143”. — arenaria, 20”. Cynops, 19”, 148". Lagopus, 17”. lanceolata, 17”. Psyllium, 135”. Serraria, 134”. Platycapnos Echeandize, 19”. Platycleis intermedia, 65”, 166. — tessellata, 65”, 166”. Platyplax Salvize, 75”. Platystolus Martinezi, 168'. Plea minutissima, 74”. Pleurodeles Waltlii, 65”. Plumbago europeea, 16”. Poa bulbosa, 17/, 151”. — pratensis, 17', 151". Pocilus cupreus, 24', 667. -— dimidiatus, 66”, 166'. Podospermun laciniatum, 18". — subulatum, 18”. Polygala Monspeliaca, 134”. Polygonatum vulgare, 18”. Polygonum amphibium, 18”. — aviculare, 17”. Bellardi, 18”. Convolvulus, 17', 149”. Persicaria, 18”, 150”. 249 Polyommatus Phleeas, 66”. Potamides, 353. ' Potamogeton densus, 17”. Potentilla arenaria, 150”, 154”. — Cinerea, 150”, 154”. Clementei, 150”, 154”. mm] reptans, 15', 17”. subacaule, 154”. Tommasimana, 154". — velutina, 154”. — verna, 150”. Zapateri, 154'. Poterium dioicum, 137”. 149”. Priócnemis annulatus, 166. — verrucosunn, Prionotylus brevicornis, 69”. Proderus suberythropus, 71'. Prunella vulgaris, 17”. Prunus Mahaleb, 150. Psacasta cerinthe, 67/. — pedemontana, 67”. Psallus varians, 712”. Ptyelus sp., 65”. Pulicaria odora, 135". Pyrates hybridus, 73”. — strepitans, 73”. Pyrethrum bispanicum, 14”. — corymbosum, 15”, 149. Pyrrhocoris eegyptiacus, 71”. — apterus, 71'. — var. alis completis, 71”. Quercus Tozza, 19”. Queria hispanica, 17. Quiastolita, 216. Quiroguita, 96”, Rana, 64'. Rana e:cculenta, 64. Rana verde, 64". Ranatra linearis, 65”, 73". Ranunculus acutilobus, 141”. A e PIAR — arvensis, 17”. — Broteri, 141/'. 250 ÍNDICE ALFABÉTICO. Ranunculus confusus, 19”. — flabellatus, 141. — fucoides, 139”. — gramineus, 18. — Granatensis, 18”. — muricatus, 132', 134', 141”. — nodiflorus, 14”, 19”, 20'. — parviflorus, 134". — peltatus, 132”, 139". — repens, 18'. — sceleratus, 18". — trilobus, 132”, 134. Raphanus maritimus, 132”. Rapistrum rugosum, 149”. Raton, 6. Reduvius personatus, 73. Reseda Aragonensis, 151". — lutea, 18', 142',.151/: — macrostachya, 17. Retama monosperma, 138”. Rhamnus Alaternus, 16. — infectoria, 21'. — Oleoides, 139". — pumila, 19”. — saxatilis, 15', 24”. Rhaphigaster grisea, 68”. Rbinanthus major, 16. Khinechis scalaris, 64”. Rhinoceros, 339". Rhizophyllis Squamari:e, 157. Rhizotrogus niger, 24”, Rhodophyllis, 155, 157. Rhogas gasterator, 12”, *%* Rodriguezella Borneti, 157, 158, 159. — Stratfforellii, 158, 159, 160. Roemeria hybrida, 148", Romalea Clusiana, 141”, Rosa Andegavensis, 141”. — canina, 18. — dumetorun, 16'. — graveolens, 19”. — Lutetiana, 149”. Rosa micrantha, 18”, 149”. — myriacantha, 16'. — rubiginosa, 16', 19'. — spinossisima, 149". Rubus ceesius, 16', 149”, — discolor, 149”. Rumex Acetosella, 14'. — conglomeratus, 18. — pulcher, 18'. — thyrsoides, 141”. — Tingitanus, 131', 141”. Ruscus aculeatus, 15”. Ruta Chalepensis, 19”, 138'. — montana, 14', 16. Salamandra maculosa, 65', Salamanquesa, 64”. Sal común, 337 y siguientes. Salda pallipes, 72”. Salix amygdalina, 150. — Cinerea, 150". — incana, 15”, 150". — purpurea, 150”. Salvia Atiopis, 16. -— lavandulefolia, 16”, 150”. — oblongata, 135. — pratensis, J9”. — verbenacea, 17', 148'. — verbenacoides, 135”. — viridis, 135”. Samolus Valerandi, 15”, 17. Santolina Chame:ecyparissus, 149, 19”. Saponaria ocymoides, 16/. Saprinus semipunctatus, 66. Satureja obovata, 16”, 150”, Saturnia Pavonia, 78. — Isabell:e, 78”. Satyrus Circe, 66/. Saxifraga Carpetana, 19'. — tridactylites, 131”, 148”. Scabiosa columbaria, 15”, 19. — collina, 16. — Monspeliensis, 150”. ÍNDICE Scabiosa Turolensis, 150”. Scandix australis, 19”. — Pecten Veneris, 19', 150”. Scarab:eus sacer, 66”. Scaurus punctatus, 24”, 66', 166. Schismus marginatus, 19”. Scilla Peruviana, 140”. — Ramburi, 140”, Scirpus Holoscheenus, 17”. — lacustris, 18”. — mucronatus, 140”. Scolia cuadri-punctata, 166”. Scolymus Hispanicus, 149”. Scorpiurus sulcata, 137. Scorzonera hirsuta, 149”. — pinifolia, 149”. Serophularia aquatica, 19. — canina, 16/. — sambucifolia, 135”. Sedum acre, 17”, 150, — amplexicaule, 16. — cwespitosum, 131”. — dasyphyllum, 19”. Sehirus dubius, 68”. Selenocephalus lusitanicus, 75”. — obsoletus, 75”. Senebiera Coronopus, 133”. Senecio Celtibericus, 16. — Doria, 16”, 149”. — eruceetolius, 150”. — Gallicus, 18", 149”. — 'Tourneforti, 17”. — vulgaris, 18". Seps chalcides, 64". Serapias occultata, 136. Sericita, 219. Serratula Albarracinersis, 19”. Seseli tortuosum, 150”. Setaria viridis, 18”, 151”. Sideritis hirsuta, 16”, 149”. — montana, 16', 19”. — pungens, 16', 149. — scordioides, 149”. ALFABÉTICO. Sideritis spinosa, 14”, 95”, 149", Silene colorata, 133), 137/, 142”, — cónica, 19', 151”. — conoidea, 17', 19', 151”. — Gallica, 133”. — inflata, 16'. — Lusitanica, 137”. — nevadensis, 15”, 19. — Nicseensis, 139”. — nocturna, 18”, 142', 150". — nutans, 18'. — rubella, 133". — tridentata, 139”. Silicato de sosa, 58' y 157. Silpha tristis, 66”. Sinapis alba, 132”. — arvensis, 17”. Sisymbrium Austriacum, 17', 150”. — Columnaze, 17”. — crassifolia, 150”. — hirsutum, 17', 131'. n= Tmo. 17, 187. — multisiliquosum, 131”. — officinale, 15". Sitones lineata, 24'. Sium angustifolium, 18”. Smibtsonita, 214. Solanum Dulcamara, 16”. — Bonariense, 141”. — sodomeeum, 141”. Sonchus, 20', 149”. — asper, 18”, 149”. — maritimus, 20”. — oleraceus, 18”, 149. — pauciflorus, 15, 20”. Sparganium ramosunm, 16. Spathius pedestris, 12”. Specularia Castellana, 16”. Spergularia diandra, 135”. — salina, 133'. Spirea Filipendula, 17”. Spheerococcus coronopifolius, 157. 252 ÍNDICE ALFABÉTICO. Spheerococcus Palmetta, 158. — ** Rhizophylloides, 156, 157, 160. Sphingonotus ccerulans, 65”. Stachys arvensis, 133”. — hirta, 132, 137', 141". Steechis recta, 17, 15”. Stehelina dubia, 149”. Staphylinus olens, 66/. Staria lunata, 65”. Statice Aragonensis, 18”. — sinuata, 133". Stauronotus Maroccanus, 65”, 166'. Stegelytra Bolivari, 75. Stellaria media, 17”, 150”. Stenobothrus apicalis, 65. — jucundus, 65”. — pulvinatus, 167, 65”. — vagans, 65”. Stenocephalus agilis, 69”. Stenus clavicornis, 66. Stipa barbata, 16. — tortilis, 137”. Strachia ornata, 69". — picta, 69”. Strobilotoma typheecornis, 65. Stromatium unicolor, 24”, 66/. Sulfato de sosa, 340". Sulfuro ferrico, 58',y 157”. Sus scrofa, 64”. Symphytum tuberosum, 148. Syrromastes marginatus, 65”, 69”. Taraxacum obovatum, 17', 149”. — tomentosum, 17”, 149". Tenebrio obscurus, 24”, 66. Tentyria Peyrolerri, 24', 66”. — platiceps, 66', 166”. — sinuaticollis, 66”. Tetraedrita antimonial, 96”. Tettigia Orni, 74”. Tettigometra Barani, 74”. — costulata, 74'. — picta, 74”. Teucrium Aragonense, 22”. E Botrys, Y 149% — Capitatum, 22', 16”. — expansum, 22', 16”, 149". — gnaphalodes, 149". — polioides, 152”, 153, — scordioides, 21', — scordium, 21', 18. Thalictrum minus, 19”. — tuberosum, 150”. Thapsia decusata, 137”. — villosa, 15”. Thelephium Imperati, 16'. Thenardita, 341. Therapha hyosciami, 69”. Thesium divaricatum, 15”, 17”. Thlaspi perfoliatum, 150”. Thylacites v. oblongus, 24”. Thymelea thesioides, 149”. Thymus angustifolius, 19”. — Mastichina, 14”. Thypha latifolia, 19”. Tolpis Beetica, 134”. -— grandiflora, 134”. Torilis helvetica, 15”, 18”. Tornaderus compresicollis, 182”. Tragopogon Badali, 17'. — pratensis, 18”. Tremolita, 219. Triecphora sanguinolenta, 75”. Trichera collina, 19”. — subscaposa, 149”, Trifolium angustifolium, 136. — arvense, 136. — Balbisianum, 22”. — Celtibericum, 14', 21”. — montanun, 21”. 22”. — pratense, 16”, 150”. — pretusianum, 22”. — procumbrens, 19”, 140”. — resupinatum, 140”. — spumosum, 140”. — stellatum, 140”. ÍNDICE Trifolium tomentosum, 140”. Trigonella polycerata, 18”. Trinia vulgaris, 17', 149”. Triphleps minuta, 72”. Trisetum scabriusculum, 137”. Triton marmoratus, 65. Trisago versicolor, 134”, 141”. Tropidonotus natrix, 64". — viperinus, 64”, Tropidosaura algira, 64”. Tryxalis unguiculata, 65. Turgenia latifolia, 17”. Turmalina, 63'. Turmalinita, 63”. Umbilicus Gaditanus, 136'. Uropetalum fulvum, 17”. Urtica dioica, 17/. Vaccaria grandiflora, 17”. Valerianella coronata, 137”, 140”. — olitoria, 17”. Velia rivulorum, 73”. Velezia rigida, 14”. Venus multilamellata, 5”. Verbascum Chaixi, 15”. Verlusia sulcicornis, 65”, 79”. — sinuata, 69”. — rhombea, 69". Veronica Anagallis, 16'. — arvensis, 18”. ALFABÉTICO. 25 Veronica hederzfolia, 148. — racemigera, 138", — tenuifolia, 149”. — triphyllos, 131'. Viburnum Lantana, 19”. Vicia atropurpurea, 136", — lutea, 18”, 140", — onobrychioides, 18”, — Pannonica, 18”. — peregrina, 18, — sativa, 18”, 140”. — varia, 133'. Vincetoxicum nigrum, 19”. — officinale, 17”. Viola alba, 16', 151. — incurva, 155”. — odorata, 17”. — sylvatica, 18”. — virescens, 155”, Vipio desertor, 11”. Vulpes vulgaris, 64”, Wangenheimia Lima, 149”. Witiquenita, 94”. Wolfsbergita, 94”. Xeranthemum inapertum, 17”, 149”. Xiphidium fuscum, 65”. Yeso, 338 y siguientes. Zollikoferia pumila, 149”. ONTARA TIA OTAN DAA PIO hdi LA ¡go darmrbsd ariota Ti . ” f e Mm EN a), AE? AIN UNOSATL — ' qAL. AE "Ori aloliuass - O OA Aa J - Adler! o ¿ , U cer anita diunicdiN 4 5 161 orto aa 1d AOUIUIO IR aio. e 10” e ceo llefaind pa E mi LA a a ci ly "onda A E Hb, ¿ebitasr esto od HL SADA | m h Me pe A LL AcirEDol ¿Lo caigo, avua ME ALBA ' 00, csolioiupdn al a 16L BURT — "1 Y y a 4 S ed y ) ' Ñ . »| Ñ l BL. ¿Org (00605 Y : OL dl a toiY ¡ : . 881 pr eadids Ñ DOLL AVIDAM AGAN Ja 54 ¿anio qu Len Ml Ainas lee 0 4 AR, N : A cel e EL 2011589D- OÍQUEV >! ; a, , AT io! ( / yr alg e! ' ¡de did a ' 10 Agro : as ) abona da EL SR adan A 2700 crios iaa pan oe ” E A 29 to ? 28 oí ¿e DO IMD . DL Alo arto dill A A autor 3 io A s » ADVERTENCIA. El tomo 1v, serie n (xx1v) de los AxaLES DE La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HisTORIA NATURAL se publicó dividido en tres cuadernos de la manera siguiente: Cuaderno 1.”, páginas 1-160 de las Memorias y 1-64 de las Actas, en 30 de Septiembre de 1895. Cuaderno ?.”, páginas 161-256 de las Memorias y 65- 144 de las Ac/as, en 31 de Diciembre de 1895. Cuaderno 3.”, páginas 257-362 de las Memorias y 145- 236 de las Actas, en 15 de Mayo de 1896. Acompañan á este tomo seis láminas, dos mapas y un retrato, y lleva además 76 grabados intercalados en el texto. AO MATadidR CIDO Ad pe Mi UAR sol ab Pi ñ as mb obibivib ivildag se, SAMIS A moral E :adasiuale prenser sl obrar ME y ensousM ao ob 0011 apuigtg e eun 6081 ab ordmbllqo2 sb 06 us «de 00 Y tros al ob 065-LoL asnigig R de 07%! 2081 9h sidmalsid sb 1819: UN AS Cel ss ael oh L08-TES esuigig y "4 otrval | ¿0081 ab ova Mc 9h GE ne AN 28 y abquía sob esniraól ios oros: alen $: 1 (15) sobolsyitoi gas de ar annmebs Aro vie ¿045119 A "Mi á ' 7 UTA A MAA >" AS TA Lita. Delor-Chabou, Toulouse Tomo XXIV lám. I INSTRUMENTS SENOS: MS AT Anales de la Soc. Esp. de Hist. nat. il Anales” de la Soc. Esp. de Hist nal. Tomo. XXIV lám II ñ ici, > 111 S Ita if pl Ñ _ÉLEMENTS DE. FAUCILLES, SCIES ET TRANCHANTS EN SILEX d'apres une photographie. Pi de Bernebruch del Lith Delor-Chabou, Toulouse | | ¡Anales de la Soc. Esp. de Hist. nat. Tomo XXIV lám II] e a IDÓNS NÓN l / ] / AN 1) Mi AN MISIN IS ] !/ "y 1 UN py AN ¡Ni AN ¡ ) ' y. ee %:! / IA AS 100 | he / le Él 1 ¿AD 7 dera LL 47 | hl IN al Ye il | 5 INS > Ale: Y e MN JM la GA [| AA 00 'N | 7 e PES al A b, | rra! NA spiodos [| RN dos A adas Js 4 LS O O MI! STEIN 3900000 y ASI | foros PY ISR Lou yua , | Il IS 609 Ñ | N | AN oe | INS SN , eo Ñ INS SÓN | ÍS Y Oo RUSSO AA UN y ' | IN 3 a IO S AA Mi : N S S in LN | SIINAN | A O SIN q y l Al: O Sal S 1 ISA IES pl : Ñ 37 | N PS Ñ | "Ml 1) S Ñ pl ¡ SW | 5) di) ES N ys | TRIBULUM 0U TRILLA | d apres John Evans. | Suau del. 4 Lith Delor-Cheboa, Toulouse Ñ AN Sr ¡Anales de la Soc Esp. de Hist nal. Tomo XXIV lám HERRERA E == e TE EA 'SCIES,PESONS ET MEULES DE L'ÁGE DE LA PIERRE POLIE f Suau del. Lith.Delor- Chabou, Toulouse ! , e lomo AV Lam. V. Anales de la Soc. esp. de Most. nal SR e EAS TENA cues 57 TES pa > EOS: 2 > / ; y A $ Sphaerococcis HFhuzoplyllordes Rod Se Zomo. AÑIWV. Lam. Vi. ALFOPODAIIIVA des E a í =L X D- ÓN nds: ea DLIDOS y Vea a AOS O DO aca eS [a Ped s AAA, 5 IS lo) E Bay E J Neolau ge Barcelona. 1 a 6. Neurocaulon grandifoliman. hear. 7 am, Rodriguerella Strafforellal. sem. Anales de la Soc. Esp. de Hist nat. Lu O Bourgs ou pelites villes, lo) Villages. mu Cháteaux 0u ruines. a + ++++ Limibes de la province de Cuenca. + EIA ALO A Routes carrossables. ño AER ER Chemévicinaux Q VINTAWAR e IR E Veredas. de la ORDEN a Ponts, 10009 5 Y O) Terrain tertiaire. Ss Terrain cretace. : XL Terrain d'alluvion. A Mota N.B. Les chiffres indiquent laltitude. CARTE GEOLOGIOUE DES ENVIRONS DE SEGOBRIGA d aprés les Travaux de M.M. Daniel de Cortazar el Frederic de Botella. Lita Delor- Chabou, Toulouse HA DEC 2 1896 ANALES 51198 DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA (DE HISTORIA NATURAL SERIE. TOMO CUARTO. (22 1570) MADRID DON I. BOLIVAR, TESORERO ALCALÁ, 11, TERCERO 30 DE SEPTIEMBRE DE 1895 SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Junta Directiva para el año 1895. Presidente..... D. Marcos Jiménez de la Espada. —C. de Ayala, 15 Vicepresidente. D. José María Solano.—C. de Jacometrezo, 41. : TFesorero...... D. Ignacio Bolívar.— Calle de Moreto, 7, 1.0 derecha Secretario..... D. Manuel Cazurro.—C. de Villalar, 6, 1. ; Vicesecretario.. D. Carlos Hernández.—Calle de Bodas núm. 5, 3. Bibliotecario... D. Lucas Fernández Navarro.—Divino Pastor, 14, pral Comisión de publicación. D. José Marca 2016 de la Exposición, num 4. D. Blas Lázaro é Ibiza.—Calle de Carranza, núm. 10. Por acuerdo de la Sociedad, en la sesión de 4 de Abril de 1877, ta 5 autores de las Memorias que se inserten en los ANALES, tienen derecho á 50 ejemplares, impresos sin levantar el molde de la máquina, ni más correcciones que poner en vez de la sesión en que se leyó la AN la indicación del año y tomo de los AvaLEs en que se publica ésta. JE Los autores que deseen mayor número de ejemplares en la forma ex- presada, pagarán con arreglo á la siguiente tarifa: 50 100 150 ejemplares. ejemplares. ejemplares. gunas. MO. OO Sa E 3,50 7 10,50 cds COS A Ras) Y 13 19 Bl 16 RS O a a O) 13 26 39 Los autores que quieran tiradas aparte de sus Memorias, dejando una sola paginación y añadiendo sus títulos después del nombre, pagarán con- forme á la tarifa siguiente: 50 100 150 Cada 10) ejemplares. ejemplares. ejemplares. ejemplares NEON A ad ase MEAR Ryn. 17,50 20 22:00 O AS a aa lie Le 23 28 33 1 16 A A DOI CO Po 34 44 54 En ambos casos serán iguales los siguientes gastos: 50 100 150 ejemplares. ejemplares. ejemplares. Una lám. grabada en acero é iluminada. Rvn. 64 128 192 Una id. id. id ,siniluminar ............ » 20 40 60 Una id. id., en piedTA....omompoooo.. A » 8 16 24 Cubierta de color sin IMPLIMI aos 0) 5 10 15 Portada aparte... ..ooocococoocoo oocorscoroscconocarorcc orcos corro rc 2 RN, 8 Poner cierre en la portada para que sirva de cubierta. ia RN ADVERTENCIA. SS Si la lámina iluminada contuviese más figuras de lo ordinario, aumen- tará su precio proporcionalmente al mayor trabajo que se hubiese de em- plear; y lo mismo si fuere de tamaño superior al de la caja de impresión (10 por: 189%: Las láminas cromolitografiadas, fotografiadas ó de índole distinta de las > que anteriormente se indican, se pagarán al precio que resulte para la Sociedad. ca Por las correcciones que mandaren hacer los autores en los moldes des abonarán 4 rs. por cada hora de trabajo. Aj ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL CUADERNO 1. DEL TOMO XXIV. Ramón y Cajal.— Apuntes para el estudio del bulbo raquídeo, cere- belo y origen de los nervios encefdlicOS.......oooooomomor.roo... Capelle.—Notes sur quelques découvertes préhistoriques autour de Se- Rodríguez y Femenías. — Datos algológicos. (Las láminas de esta memoria se repartirán con el cuaderno 2.).........ooooomo.o.... Actas de la Sociedad Española de Historia natural. (Enero, Febrero y Marzo.) MADRID. — IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29. Págs. 155 SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. | AVISOS Á LOS SOCIOS. A Los Socios están obligados á hacer llegar su cuota (15 pesetas) po conducto seguro y sin descuento, al Tesorero, en la época de admisión y posteriormente en el mes de Enero de cada año.— Artículo 4,0 del Reglamento. ts La SociEDAD se reune en sesión ordinaria el primer miércoles, no festivo, de cada mes, á las ocho y media de la noche, en el Gabinete de Historia Natural, Alcalá, 11. Ei e La Biblioteca de la Sociknab, instalada en el mismo local, está abierta los días no festivos de once á doce de la mañana. A (En la actualidad se está formando el catálogo, que se publicará en breve en los ANALES.) po La primera serie de los AwaLes (1872 á 1891) se compone de 20 tomos, que se venden separadamente al precio de 15 pesetas, excepto el 1., que está agotado, y el 5.” y el 11.%, cuyo precio para el público se ha fijado en 25 pesetas. : £ Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejem- plar de cada uno de los tomos de la primera serie, á los precios siguientes: 3 Tomos 2.%, 3.9, 4.9, 12,9, 13.9, 14.9, 15.%, 19. y 20..... 8pesetas, A e a BO, 70 8,99. 10 PACA TAPA po AS Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, para los socios á 2 pesetas, para el público 5 pesetas. La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. Noras. Por reciente acuerdo de la SocienaD, los Sres. Socios deberán hacer las reclamaciones de los cuadernos que hubieren dejado de recibir por extravío dentro de los seis meses siguientes á su publicación; pasado este tiempo habrán de adquirirlos al precio fijado y bajo las condiciones expresadas más arriba. : Los autores de Memorias con destino á los ANALES se servirán indicar al tiempo de entregar el original el número de ejemplares que deseen de la tirada aparte de su trabajo y las condiciones á que hayan de ajustarse con arreglo á la tarifa que se publica en la 2.* página de la cubierta del cuaderno primero de todos los tomos; advirtiéndoles que de no hacerlo así no recibirán más que los 50 ejemplares sin variación alguna que regala la 3 SOCIEDAD. ; S Por reciente acuerdo de la SociznaD, los autores de notas para las Actas que deseen tirada aparte de aquellas se servirán advertirlo al tiempo de remitir el manuscrito á la Secretaría. Los gastos que ocasionen estas tira= das serán de cuenta de los autores. ' e SERIE ll. TOMO CUARTO. ERC) g Hoi MADRID DON I. BOLIVAR, TESORERO ALCALÁ, 11, TERCERO 31 DE DICIEMBRE DE 1895 Reglamento. La SociEDAD se reune en sesión ordinaria el primer miércoles, no festivo, 7 de cada mes, á las ocho y media de la noche, en el Gabinete de Historia Natural, Alcalá, 11. La Biblioteca de la SocieDAD, instalada en el mismo local, está abierta los días no festivos de once á doce de la mañana. (En la actualidad está formado el catálogo, que se publicará en breve 5 en los ANALES.) JS La primera serie de los ANALES (1872 á 1891) se compone de 20 tomos, E que se venden separadamente al precio de 15 pesetas, excepto el 1., que está agotado, y el 5.* y el 11.*, cuyo precio para el público se ha fijado en 25 pesetas. Moro Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejem- O plar de cada uno de los tomos de la primera serie, á los precios siguientes: Tomos 2.2, 3.2, 4.%, 12.%, 13.9, 14.2, 15,9, 19. y 20..... 8 pesetas. A Mo O E E O A A O E A PO TO BO OE y 18 rc 1 Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- . balar tomos, para los socios á 2 pesetas, para el público 5 pesetas. La colección completa de la 1.*? serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, - para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo « número) 250 pesetas. Noras. Por reciente acuerdo de la SocienaD, los Sres. Socios deberán - hacer las reclamaciones de los cuadernos que hubieren dejado de recibir por extravío dentro de los seis meses siguientes á su publicación; pasado este tiempo habrán de adquirirlos al precio fijado y bajo las condiciones - expresadas más arriba. o A 4 E Rd Ena . q AS ea E4 ri - Los autores de Memorias con destino á los ANALES se servirán indicar 'al tiempo de entregar el original el número de ejemplares que deseen de la tirada aparte de su trabajo y las condiciones á que hayan de ajustarse. «con arreglo á la: tarifa que se publica en la 2.* página de la cubierta del “cuaderno primero de todos los tomos; advirtiéndoles que de no hacerlo así no recibirán más que los 50 ejemplares sin variación alguna que regala la SocievaD. Igual advertencia deberán hacer los que deseen tiradas aparte de las notas de las Actas, no haciéndose tirada de estas sino á petición de aquellos. Los gastos que ocasionen estas tiradas serán de cuenta de los E autores. : $ ; ARE A UA O O » / ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL CUADERNO 2.” DEL TOMO XXIV. Págs. Lázaro. —Regiones botánicas de la Peninsula Ibérica (con un mapa). 161 Chaves.—Notas mineralógicas. Contribuciones al estudio de los mine. A A A A IRA 209 Quiroga. —Cuadros para la determinación de los minerales petrográ- A EA AAA A A 223 Capelle.— Notes sur quelques découvertes préhistoriques autour de Se- gobriga dans l' Espagne Centrale. (Continuación)................ 251 Actas de la Sociedad Española de Historia natural. (Marzo (conclusión), Mayo, Junio y Julio.) MADRID. — 1MP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29. Junta Directiva para el año 1896. Presidente..... D. José Solano y Eulate.— C, de Jacometrezo, 41. ' Vicepresidente. D. Santiago Ramón y Cajal.— C. de Atocha, 64,3. dra. Tesorero...... D. Ignacio Bolívar.— Calle de Moreto, 7, 1.0 derecha. Secretario..... D. Manuel Cazurro.—C. de Villalar, 6, principal AOrichaA A Vicesecretario.. D. Carlos Hernández.—Calle Mayor, 18, 3.* dra, Bibliotecario... D. Lucas Fernández Navarro.—Santa ia 29, 2 Comisión de publicación. D. Francisco de Paula Martínez y Saez. —Calle de San Quintín, núm. 6. D. José Macpherson.— Calle de la Exposición, num 4... A D. Blas Lázaro é Ibiza.—Calle de Carranza, núm. 10. CORRESPONDENCIA Y AVISOS. Lista de los señores socios de provincias que han satisfecho sus cuotas desde 1.” de Abril 4 31 de Diciembre de 1895, Guallart, del Escorial. CUOTA DE 1895. Hernández Álvarez, de Santoña. Acosta, de la Unión. Hernández Pacheco, de Alcuescar. Blanco del Valle, de Ciudad-Real. Hacera, de Santoña. : ; de Benedicto, de Monreal. - Jiménez Rico, de Burgos. E Bolós, de San Rafael. López Peláez, de Granada. LAS Caballero, de Pontevedra. Martí y de Lleopart, de Tarragona. ze Corrales Hernández, de Daimiel. Moragues (D. F.), de Palma. 2 Coscollano, de Córdoba. ; Mora, de Valverde. Crespí, de Pontevedra. Río, de El Escorial. ; A Dávila, de Badajoz. - Santo Domingo, de Ávila. Espluga, de Quintanar. Fuente, de Pozuelo. Gascó, de Valencia. López Seoane, de Coruña. Gila, de San Sebastián. Mercado, de Nava del Rey. CUOTA DE 1896 El Tesorero, E a . Il. BoLÍvar. A AS : iS ES a 5 | EC 2 1896 ANALES $ SS DE LA SOCIEDAD £SPAÑOLA UDE HISTORIA NATURAL DSEAPTE bl: TOMO CUARTO. CAS ISE Y) ne ? MADRID DON I. BOLIVAR, TESORERO | PASEO DE RECOLETOS, 20, BAJO.—PALACIO DE BIBLIOTECAS Y MUSEOS NACIONALES 15 DE MAYO DE 1896 e e o AVISOS Á LOS SOCIOS. Los Socios están obligados á remitir su cuota (15 pesetas) por : ducto seguro y sin descuento, al Tesorero, en la época de admisic posteriormente en el mes de Enero de cada año.— Artículo 4.0 del glamento. está agotado, y el 5. y el 11.*, cuyo precio para el público se ha fijado 25 pesetas. E Tomos 2 AA A a OA 20. “<<. 8 pesetas, A EN ci E AN A O a o A Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desc: balar tomos, para los Socios á 2 pesetas, para el público 5 pesetas. , La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomalk pe para los Socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísim % número) 250 pesetas. con arreglo á cuaderno primero de todos los o Estel que de no Paca así no recibirán más que los 50 ejemplares sin variación alguna que e 7 t $ A de las Hotas de las Actas, no haciéndose tirada de estas sino á petición d aquellos. Los gastos que ocasionen estas tiradas serán de cuenta. de 1 autores. 1d La Ap O NO o ¡e E alderón.—Orígenes « de la sal com: y de dos sulfatos de los terrenos Actas dela Sociedad Española de Historia natural. (Septiembre, Octu- bre, Noviembre y A A IN AN A e - Lista de los señores socios de la pao de Historia natural..... : “Índice de lo contenido en el tomo 1v de la serie 11 (XXIV)....o.o..o.... ' natos alfabético de los ci Y especies descritos ó acerca de e MADRID. —1MP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29. Y y e : da A DO a o A . ES A 3 eo PU A en ys ed Srl E SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURA Junta Directiva para el año 1896. 0 Presidente..... D. José Solano y Eulate.—C. de Jacometrezo, 41. . Vicepresidente. D. Santiago Ramón y Cajal.—C. de Atocha, 64, 3.” d Tesorero...... D. Ignacio Bolívar.— Calle de Moreto, 7, 1.9 derecha. Secretario..... D. Manuel Cazurro.—C. de Felipe IV, 4, 2% izq... Vicesecretario.. D. Carlos Hernández.—Calle Mayor, 18, 3.2 dra. Bibliotecario... D. Lucas Fernández Navarro.—Santa Engracia, 29, Comisión de publicación. s tes. D. Francisco de Paula Martínez y Saez. — Calle de San Quintín, núm Pio D. José Macpherson.— Calle de la Exposición, núm. 4. MECA D. Blas Lázaro é Ibiza.—Calle de Carranza, núm. 10. CORRESPONDENCIA Y AVISOS CUOTA DE 1892. Elizalde, de Valladolid. CUOTA DE 18993. Elizalde, de Valladolid. Onís, de Peñaranda. Pino y Vivo, de Murcia, CUOTA DE 1894. Castellarnau, de Segovia. Onís, de Peñaranda. Pino y Vivo, de Murcia. CUOTA DE 1895 Aguilar, de Calatayud. Calleja, de Talavera. Cánovas, de Murcia, Capdebou, de Palma. Castellarnau, de Segovia. Couder, de Avila. Dargent, de Málaga. García y García, de Huelva. Onís, de Peñaranda. Pérez de Arce, de Guadalajara. Pérez Lara, de Jerez. Pino y Vivo, de Murcia. Seebold, de Bilbao. Siret, de Aguilas. Zapater, de Albarracín. Enero 4 30 de Abril de 1896. CUOTA DE 1896. pS Bolós, de San Rafael. Cadevall, de Tarrasa. Calleja, de Talavera. Capelle, de Uclés. Codorniú, de Murcia. Comerma, del Ferrol. Cortijo, de Coruña. Dargent, de Málaga. Dávila, de Badajoz. Enciso, de Huercal-Oyera. Espluga, de Quintanar. Flores, de Cangas de Tineo. Guillén, de Valencia. Hacera, de Santoña. Hernández (D. José), de Santoña. | : lIbarlucea, de E Jiménez de Cisneros, de Gijón. López Peláez, de Granada. | Madariaga, de Murcia. Pantel, de Uclés. 7 Pérez de Arce, de Guadalajara. : Pérez Lara, de Jerez. - Lea Pino y Vivo, de Murcia. : Rodríguez Femenías, de Palma. ES Sánchez Gómez, de Cartagena. | Seebold, de Bilbao. -_Siret, de Águilas. Truán, de Gijón. El Tesorero, E *BOLIVAR 0 OL9 983 901 vvOz € AN: DARIO