Gi iy ote > aertecenane rt ey ow pes Les ose ose ¥ re cote ANALES DE TWMISTORIA NATURAL bd as Aes, uf ie uy Hath DE LA SOCIEDAD ESPANOLA DE HISTORIA NATURAL. SERIE II TOMO SEPTIMO CDSN A) >< — MADRID: DON I. BOLIVAR, TESORERO PASEO DE RECOLETOS, 20, BAJO.—PALACIO DE BIBLIOTECAS ¥ MUSEOS NACIONALES AS ONS Articulo 27 del Reglamento. Las opiniones Nd, eee las Memorias putea ‘ das en los ANALES son de ia exclusiva responsabilidad de sus autores. ae MEMORIAS DE mel SI Omi Ae AT aed: DATOS GRANIOMELRICOS OBTENIDOS DEL ESTUDIO DE LOS EJEMPLARES EXISTENTES EN LA ESCUELA PROVINCIAL DE MEDICINA DE SEVILLA, POR D. MANUEL MEDINA Y D, FRANCISCO DE LAS BARRAS. (Sesion del 6 de Octubre de 1897.) A la iniciativa del digno Director de la Escuela de Medicina de Sevilla, D. José Moreno Fernandez, se debe en primer tér- mino la creacién del Museo antropoldgico de este Estableci- miento, en el que se han ido reuniendo materiales que habran de constituir, en dia no lejano, un rico arsenal de donde el aficionado a este género de estudios podra sacar conclusiones para el conocimiento de la Antropologia de la regién anda— luza, datos muy preciosos para la del resto de la Peninsula, y acaso también de nuestras posesiones ultramarinas. Constituye el Museo antes indicado una coleccién de mode- los en escayola, reproduciendo tipos de antropoideos y razas exdticas, algunos craneos de estas iltimas, de que nos hemos ocupado en otra ocasién (1), varios esqueletos montados y mis (1) Notas antropologicas. (ANALES DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., tomo xxv, Ac- tas, pag. 43.) 6 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) de 70 craneos sueltos, la mayor parte de ellos con su mandi- bula inferior correspondiente. De estos Ultimos craneos, asi como de los que forman parte de los esqueletos, hemos formado una hoja antropoldgica, te- niendo a la vista la adoptada por el Sr. Anton en su laborato- rio, asi como la que figura en la obra del Sr. Hoyos (1), intro- duciendo, sin embargo, en ella alguna ligera modificacion. El total de los craneos que hemos estudiado, realizando las medidas necesarias para obtener los indices que figuran en los cuadros de este pequefio trabajo, asciende a 81, y todos: ellos son procedentes del departamento anatédmico anejo a dicha Escuela de Medicina. No desconocemos que para esta clase de trabajos es de rigor que los craneos vayan acompanados de su historia correspon- diente; es decir, que sean craneos de origen conocido, sin cuya condicién son absolutamente inutiles en Antropologia, como asegura el Sr. Hoyos (2). No obstante, si bien es cierto desco- nocemos. en detalle la procedencia de tales craneos, no lo es menos que, obteniéndose estos ejemplares de individuos falle- cidos en el Hospital Central de Sevilla, y sabiendo, por otra parte, que la inmensa mayoria de los enfermos que a él con- curren son naturales de nuestras provincias andaluzas, hemos creido que no debian desdenarse estos elementos de estudio, y que su publicacién pudiera tener alguna utilidad cientifica; de hoy en adelante se iran coleccionando craneos con su his- toria completa, como ya se viene haciendo, y asi podremos algun dia dar una serie que pueda servir de niicleo a estudios mas extensos é importantes acerca de la Antropologia anda- luza, y muy especialmente de Sevilla. En el presente trabajo nos hemos limitado a establecer en series los principales indices y curvas, asi como la capacidad de todos ellos; ademas hemos agrupado los craneos tomando por fundamento el indice cefalico 6 transverso-longitudinal, segun la clasificacidn de Topinard, en verdaderos dolicocéfa— los, subdolicocéfalos, mesaticéfalos, subbraquicéfalos y verda- deros braquicéfalos. En cada uno de estos grupos hemos for— 1. Técnica antropologica. Madrid, 1893. <2) Idem, pag. 14. i) Medina y Barras.— DATOS CRANIOMHTRICOS. 7 mado series y hallado las medias de los indices mas impor- tantes. Desde luego podemos decir, como se vera por los cuadros, que dominan entre los craneos estudiados los mesaticéfalos, cuyo ntimero se eleva por encima del de los demas reunidos; siguen a éstos en cantidad los subdolicocéfalos; vienen luego los subbraquicéfalos, y, por ultimo, los dolicocéfalos y braqui- céfalos, de cada uno de los cuales sdélo existe un ejemplar. De estos datos, asi como de los suministrados por los demas indi- ces, pudiéramos establecer algunas conclusiones; pero no lo hacemos en atencion a las razones expuestas al principio, limi- tandonos a consignar aqui el resultado inmediato de nuestras investigaciones, que no queremos queden ignoradas, no por un deseo de exhibicién, sino por la idea que siempre nos ani- ma de reunir la mayor copia posible de materiales para llegar al completo conocimiento de la Historia natural de Andalucia y en particular de Sevilla. No debemos terminar este ligero preambulo sin consignar nuestro profundo agradecimiento al celoso Director de la Es- cuela de Medicina, Sr. Moreno, por las facilidades que siempre nos ha dado para llevar a término este trabajo, por su cons- tancia y buen deseo en enriquecer el Museo antropolégico de la Escuela, asi como por su buena voluntad, demostrada en atender cuantas indicaciones le hemos hecho, proporcionan- donos todos los instrumentos que posee el Hstablecimiento; animale ademas propdsito firme de ir adquiriendo, segtin lo permitan los fondos del mismo, nuevos aparatos é instrumen- tos, asi como craneos de nuestras colonias con que ir avaloran- do la seccidn antropologica de nuestros Museos anatémicos. ANALES DE HISTORIA NATURAL. Indice cefalico 6 transverso-longitudinal. (!) D. trans. X 100 D. longit. O80 TL ie os) TE Ae TOL? Wi (819) Br Sow eo Lee PS ea ae Ven CGR Suh aS reas Gx GON Sete Te Aaron amen) 85 86. Total. 1 1 8] RESUMEN DEL CUADRO ANTERIOR. (TOPINARD.) Verdaderos dolicoGEtalos. occ ccs set vom e bs } Subd olieocefalos. acu; cee gees me ceueoo lees 28 MESA tICETAlLOS <. fastSor oie were acta tons terest Sonate 42 Sulbbraguicefalos sean « ria h ieee orci “ Vierdaderos DraquicetalOs scr cial. oe vomtenes ] TROTAU uiicctee ccieire secon wie ene 8] Indice vértico-longitudinal. D. vertical X 100 D. longit. O45 67" 26905 TORT Tee Beas Odo: 21 1 OPS 79 ASOLO ] Hae Ader 8 8 Ses ashe La Oe S20 eS.) ake Pee 82. 85 86 Total. ee | 81 Indice vértico-transversal. D. vertical K 100 eas transys, S182 ese GOR Ol 92 OS Obe 196) O98) 2997 s100 2 Or ] i ] 3 Pd Vas 3 ] Pe Wt 6 14 6 LOZ 103 204 10d e 210655107; 2109 111 e125 fetotal: 3 4 1 4 3 4 1 ] 1 sl Indice fronto-transversal maximo. D. frontal minimo x< ]00 D. transv. maximo. 59.61 624°63:.2 64 652.669 67_.682"69) 770 te are. 73 re | Kets? Ame ies Ms ici WO Peers eee ph) a Ae 9 ai Aves CGT a CR S| (Seeotals ] 81 (1) Los nimeros de la segunda fila indican el nimero de cradneos que han presen— tado el indice senalado por el niimero que va encima. Medina y Barras. — DATOS CRANIOMETRICOS. Indice del orificio occipital. Latitud X 100 68 Longitud. WS 16 Tt TS) 80k Sl: 8283" 284.085 86) 87. 88... 89 Vet ea ee wa ae lanes S Ore pee: TO NEO Minh des! bees 90 91 92 93 94 96 JI00 Total. De cha Lane ey eal 81 Indice facial total de Broca. ()) Bizigomatica X 100 Sinfisio-ofriaca. SOgeca, 642 585 86... 87 788.2 89 1:90) 91.92 93.94 95> 96 eee car eect ier, VON Oe SO hohner t, “LOL Arg dot ted Vi GO aL go LOOm LOLs PO2 10S- 106. 4167. 108: ~ Tetalt rele ane 6 1 2 2 11 1 ] 79 Indice facial de Virchow. ()) Nasio-sinfisia < 100 Bimalar inferior. MO a OOS. Pie Ss ia oe 6: Ti 2118 4119) 120 it 72 1 ] ] 2 3 1 ] 5 2 2 Vole ol Soe ee el oe WoO eee Leo. malar) 13174132 6 133 fl 3 4 4 i 3 6 5 3 1 %e 2 134 135 136 137 138 139 140 141 148 144 Total. ] 7 3 1 2 1 2 1 1 2 79 Indice orbitario. Altura X 100 Latitud maxima. fms C10. OUr Slacse «Sa -84.° 85 86° 87, 89\ 90. 91), 92 NS See ei EO er Ora oe = a Dee. eer eor | 94 100 102 rt 103 Total. 9 2 ] 1 81 (1) En este cuadro no figuran mds que 79 crdneos en vez de 81 , porque « dos de ellos falta la mandibula inferior. 10 ANALES DE HISTORIA. NATURAL. (6) Indice nasal. Latitud & 100 ~ Longitud. BDLLoO AOU eeO. (oo 40) 4A aS AAs 4 AG oa eet ee 1 2 il eae DEMS meat wrin Ow full) ego) O28 eS 1 DO, col aoe 4 OO Oo AO meet onal 3 1 ] i Dae: il ] 8! Indice palatino. Latitud maxima x 100 Longitud. 495502759" 055 Onn 6668.) VOMIT” T2er 73. 7/4 aon ao Malate Uitte eek Sabi a Sip a! ODED, yet Be” wh SS Cee han aye 18, HI -OO Ol V82, 184. 8a SO" 87 tSSatoo me 200 See Slew HOLY PORE ees Teor Wh Sy autora seek tele) Cee ne ae eal 96 Total. Indice mandibular. (1) Latitud minima rama X 100 Longitud. 25 oe 3040. Ad C42 AB As 45 46 AS 4950] ror 1 ] i Deeg oh os Wa PL RA, Ce ane yee it a yan ame 52 Soto Oe DOU TD. HOG. OOO HOS: a Lotal. bt as ae eel AD cal 1 ] ] I 79 462 468 471 474 478 480 48] 482 483 488 490 493 1 1 i 1 2 2 zz 1 2 1 1 1 495 497 498 499 500 502 5 Dy) 5 : : 53 2 Pe 1 2 533 534 535 540 545 547 550 564 566 Total. i! ] if 1 1 1 ] i 1 81 ‘l) En este cuadro sélo izuran 79 mandibulas, por faltarles 4 dos de la serie estu- diada. <7) Medina y Barras. —DATOS CRANIOMETRICOS. il Curva transversa total. 390, BOR) 400) HAs 4A 418s 4214 415 AL 418 420) 142. 1 2 il se etl | i} 1 1 ii ] 3 ] DT ABR TAs) MAS 432) A433 ° 434°) 435 4 423 424 425 426 4 I 2 3 3 3 2 Pe 1 ] 1 1 438 440 441 442 443 444 445 446 448 450 451 452 2 4 1 1 i 1 4 1 ] 5) i 1 453 455 457 458 460 462 463 464 467 468 472 475 1 1 1 2 2 ] -t it 1 ih 1 1 480 492 Total. 1 ] 8] Curva vertical nasio-opistica. 333 335 339 342 344 345 348 350 35: 1 (iS) ow vw Ot a (Se) 5) it 1 1 2 1 ] 2 308 360 362 363 364 365 366 367 3 7 7 5 1 2 1 3 i 3 2 3 1 ] 7 378 379 380 382. 383 384 °385 387 2 1 1 ] ] ] 1 1 388 392 393 400 404 405 407 415 Total. 2 4 1 1 1 iL 1 ] sl Capacidad craneal. (|' Gon et SOM Gy Tbe W180 1185 21195 T2051 a 1215 ] 1 lh 1 2 ] 22 ome oOr Node 1260" 1270-1295) 1300) 1305). 1310" 1315 5) — — — wo — 1 ] 1 1 M 1320 sls30 340) 1350) 1355: .71360 13865 1370 1375 1395 if 1 1 1 Ih ] 1 il 1 1 1400 1405 1410 1415 1445 1460 1470 1475 1490 1495 4 1 3 1 1 1 1 IL 3 1 zi lolewoco wi lns0), Looe. 1545 41555 -1560)- 1 (1) En este cuadro sélo figuran 6% crdueos; los 13 restantes pertenecen A los esque- letos montados, se hallan agujereados y no ha sido posible medir su capacidad. ANALES DIE HISTORIA NATURAL. VERDADEROS DOLICOCEFALOS. Numero de craneos: 1. Indice transverso-longitudinal.......... 68,62 = syertico-longitudimale” i. % os ae cs 85,78 ==. VErbiCO-tranSVersal heck. woe carectt oe 125,00 — fronto-transversal maximo....... 74,14 — i del/as mjeroroceipitall ies. s noes 80,48 ——) § tacialitotal ides Brocans scsi crc areise 88,88 1) facial, decViiTteh OW kep.s os.9 es0.80 orclec 109,56 Sat WOT DU LATO ne sion ts lacs ic fei evend ote herein she tats 80,48 ee) VAS Mvise i haters tie eters meee netemete 96,00 SS OIG H DOS Smt ae Ans emote ma Se oe 42,85 >) SMANGT DOULA. «ome fees visio stele ste os 48,75 SUPE DOLITGOCEH EAL © Ss. Indice transverso-longitudinal. Numero de craneos: 28. ~ ~ ~) 7 oh Indice IO} TT 2 TBs TAS ae Oe Toe Sa shia MON YSN Indice vértico longitudinal. Numero de craneos: 28. Indice vértico-transversal. Niuimero de craneos: 28. 90 97 98 99 100 101 102 103 104 105, 106 10% hen ei Od cease 4 1 2 1 1 3 3 Indice Jeg medio. Drona (9) Medina y Barras.— DATOS CRANIOMETRICOS. 13 Indice fronto-transversal maximo. Ntimero de craneos: 28. 63 64 67 68 69 70 71 72 77 Indice medio. Dir eins te aera bea gy ok (OOs60 Indice del orificio. occipital. Numero de craneos: 28. oad 082. 83. 85 8687 88.90 91 92° 98 194. 100, Indice ero mem imam ore aon be. ae Be ghee a Loe Indice facial total de Broca. ) Numero de craneos: 27. Slee Some O4 Ooi 8o0- 90791 (92°93 994 =. 95". 96.97) 98) 4.99 eens cea le eleee lenin 2s Weed pe Sie ete ea Sirk el oi | ~ LOl1022 106.107, 2108 Indice medio. 1 ] 1 ] 1 94,37 Indice facial de Virchow. Numero de craneos: 27. M2mel hie eta Me SOTO C 20 ede 23. 1245126 il ] 1 2 i 5 1 i 2 1 il 3 198 120; 1300195. 2136 lay gestice medio. 2 ] 1 1 1 Lee lh 3s Indice orbitario. Numero de craneos: 28. 76 78 79 81 82 83 84. 85 86 87 89 90 91 92 94 Indice Degen ier roee ie Que Swede om Dae eee oy 85,82 (1) Este indice no ha podido tomarse mas que en 27 crdneos, porque 4 uno le falta Ja mandibula inferior. (2) Por faltar en un craneo la mandibula inferior, solo figuran 27 en esta serie. 14 ANALES DE HISTORIA, NATURAL. (0) Indice nasal. Niimero de craneos: 28. 36 40 41 42°43 44 45 46 47 48 49) 50 52 63 Indice Hy AC OE AT Se Beko 8 pe a Indice palatino. Nitimero de craneos: 28. 7-18 80> ST 82-84 86787 De et as Tt DE A Daal eae 89° +90) - 98 Indice medio. Le Ae elt, OMS BON TOA ee. ie OO TOs 2 Indice mandibular. (!) Numero de craneos: 27. 35 30 Pas aa AT 48) Age Oho G4. 55 56.57 Ole ee, eae Lines Ohi GO cae OO Oey On Sawa) ele) aera MESATICEFALOS. Indice transverso-longitudinal. Numero de craneos: 42. ae he RQ HQ. Indice 15 GOS aT SIS V9 medio. » 46,66 Indice vértico-longitudinal. Numero de craneos: 42. Q8078 FA? 516 a7 wae: 79, 80% Sliswe ues (rie ees Ee yee allre eomie a7 ae Jee MMI var eared !0/5 07/3) (1) Falta la mandibula inferior en uno de los crineos de esta serie. (11) Medina y Barras.—DATOS CRANIOMETRICOS. Indice vértico-transversal. Numero de craneos: 42. BOG SOT 9293 96N Oia On 99m 100s LObeAY2. 103 105 Die ala? Pina ee OR oes na LO 2 m 2 3 107 109 Indice medio. ] I 98.85 Indice fronto-transversal maximo. Niimero de craneos: 42. 61 62 63 64 65 66 67 68 469 "70 71 Ha KE ~~ Indice ie 13 40 medio Ree eee ee be vooN RO LO 25 she ee ae ee eae Vs Qo» Indice del orificio occipital. Numero de craneos: 42. 8 6) 482: 83, 84 (85' 86° 87: 88 89 90 9} AMM inom Steere sot tar Son eld oh Ss ‘ C Indice 93 96 medio. 3 2) 84-80). Indice facial total de Broca. Numero de craneos: 42. SoCo ACO Od OO, Cann IO ea lO eet wl Oe 8 ~ 91 92 93 (94 95 96 99 [epee Ooteese Kins Oyo Fal ‘ Indie KOO MOB ee eaice Asis Ae 92°02 Indice facial de Virchow. Numero de craneos: 42. dl 3 er LN ed OBL ea a ae 22 123: Aleta eel eS onl 29) viIshs W32 1 2 i 5) 3 2 3 Broil cay ae reg: 2 188 139 140 144 Reis 127,80 133 1384 185 136 137 2 I 1 Z i) 2 ] 1 1 46 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Indice orbitario. Numero de craneos: 42. 78.. 99> 80° Blo '82.483 8486) 87.89 Ol 92) S400 1 vas) Baetianth East Ke se ee Ot Ines te 8 Comers ning Deselect eee io 102 103 Indice medio. There) 89.09 Indice nasal. Numero de craneos: 42. 43 44 45 46 A PRL eas ye TG. g me eA” Tee ee ibm Wee eee Pr ia = Indice D5) 96 10 medio. 5) de’ a Yaa 3S Indice palatino. Numero de craneos: 42. ao bo, TOOKO9, 10s VW i2e oe 74 el ie) ROSE 07-4 erg cams ~ 1" 16 "8 79 80 81 1h gtk ide Otte een. 82 84 85 89 91 95 96 Indice medio. Ag, A Reset ek: ee A el ner AF GG Indice mandibular. Numero de craneos: 42. Se 4].. 49° 430 44-45 46 47 48° 49.750 515s ibafocscs WRN Rector ¥ lees hen bene aire one Noe ors a ARM yeti) 55 56 58 60. 62. Indice medio. ae ale al ele eat] (12) Medina y Barras.—DATOS CRANIOMETRICOS. SUBBRAQUICEFALOS. Indice transverso-longitudinal. Numero de ecraneos: 9. 80 82 83 8&4 85 Indice medio. 9 Be As Satna a Sone ~~~ Indice vértico-longitudinal. Numero de craneos: 9. TO PRP Te Ie nag Ui Seay Gu IaMeete eels Sec ine Ie 799 Indice vértico-transversal. Numero de craneos: 9. 81 82 88 91 92 93 95 97 100 Indice medio. eels, ene ee cl ore: ss ee OT OO Indice fronto-transversal maximo. Numero de craneos: 9. eM Nee Mone : 2~ pe po Indice oo 02. cop: 64 65" 66" ‘68 meats. Dy ope eae is dos 63,00 Indice del orificio occipital. Numero de craneos: 9. 82. 83 87 89 90 91 94 Indice medio. OD hlsa gy le tls. byte T8766 ANALES DE HIST. NAT.— XXVII. 1 18 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) Indice facial total de Broca '!) Numero de craneos: &. 93 96 97 100 102 103 Indice medio. |p the acai ea | 1 98337 Indice facial de Virchow '') Numero de craneos: &. 109 MV ITS 12031 140n 14 Seite ene medio. 1 ] 1 1 | ] ] L ARLES Indice orbitario. Numero de craneos: 9. 79 85 86 89 90 91 92 94. Indice medio. do eke e Ise scl te 2 i ely Vie eOkoe Indice nasal. Numero de craneos: 9. 36 41 43. 44 47 55 56 __ Indice medio. ie li elie oe sale opty 9° Indice palatino. Numero de craneos: 9. 66-72 77 81. 861 87. BS «96m aes medio. |i cocoans a op De sees Ee onl Maret] BV acto L519) (1) En esta serie hay 8 craneos en vez de 9, por faltarle 4 uno la mandibula infe- rior. (15) Medina y Barras.—pATOS CRANIOMETRICOS. 0 Indice mandibular. ()) Niimero de craneos: &. Se Ao SY SOM lng! alee ee eM, aI. 48.00 \ BRAQUICEFALOS. | Nimero de craneos: 1. Indice transverso-longitudinal...... aes me COLOO =—— VErtico-longitudinal? si. }. «0s. 80,00 a HAMELtICU-LFANSVeELSA lis cuclen's ase cceo LOO;00 — fronto-transversal maximo....... 67,23 = elon CLOfOCCIpltale oc kv.'. 6 -.)e ure 85,29 == each aOtal de. BLOC is aus. 4. = a 91,79 — ae ME NAL CHOW 1 r28 oetecte bs kialeet =. Leo, 91 MOT OTT Os aaper tees tlets ocao Seo tiaie awe OO Ay LA rice nasal ec eee ere eeee ore ee see eo ee ew eo 54,16 aro, palatino oe © @ ee ecee eet se esos ee se eee 65,45 — mandibular......... atts ais stlecatsten goto; oe) (1) A uno de los crdneos de esta serie le falta la mandibula inferior, por lo que solo hay 8 en esta serie. Barer Peer as d PS er 4 nee FLORULA GADITANA SEU recensio celer omnium plantarum in provincia gaditana hucusque notarum AUCTORE JOSEPHO M. PEREZ LARA. PARS QUINTA,“ ( Conclusion.) (Sesion del 7 de Noviembre de 1894.) ORDO GCRUCIFLORARUM. Fam. Gapparidez Juss. Capparis ZL. 1.623.—C. spinosa J. Sp. pl., p. 720.—Cav., Prel., p. 488.—Brot., Flor. Lus. u, p. 256.—Reich., Ic. Flor. Germ. ut, t. 19, f. 4487!— Boiss., Flor. or. 1, p. 420.—Wk. et Lge., 1. c. 1, p. 747.—C. spinosa, Fructu minore, folio rotundo Quer., Flor. Esp. ut, p. 399, t. 78! —Vulg. Alcaparro, Alcaparras. Hab. in argillosis caleareisque incultis, ad vinearum agro- rumque margines, et in collibus aridis regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Maria (Gutierr.); c. Sanlicar (Clem.); pr. Villamartin, in vicinitatibus Jerez, et alibi.—h. May-Jul. (v. Vv.) 8. canescens Coss., Pl. crit. 1, p. 28.--Wk. et Lge., 1. c.—C. ova- ta Guss., Flor. Sic. Pr. 1, p. 4 non Desf. (1) Véase para la parte primera el tomo xv, pag. 349 de los ANALES; para la segun- da,el tomo xv1, pig. 273; para la ¢ercera, el tomo xviil, pig. 35; para la cuarta, el tomo xx, pdg. 23 y tomo xx1, pdg. 191; y para la gwinta, el tomo xxiv, pag. 279 y tomo xxv, pag. 173, 22 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 612) Hab. in eisdem locis, sed multo frequentior: in ditionis Jerez locis Puerto de Buenavista (Bourg.), Cerros de Torrox, de Bal- haina, de Macharnudo, del Carrascal, et alibi; c. Trebujena; in vicinitatibus Aspera, et in aliis locis.—(v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio omnis mediterranea. Fam. CGrucifere JZ. TRIB. RAPHANEAS Benth. et Hook. Raphanus /. 1.624.—R. Raphanistrum ZL. Sp. pl., p. 935.—Cav., Prel., p. 425.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 574.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 749.— Raphanistrum segetum Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 3, f. 4172!—R. arvense flore albo Tourn., Inst., p. 280.—Vulg. Rabanillo. Variat floribus purpurascentibus.—Rapistrum flore purpureo Weinm., Phyt., t. 862, f. d. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosisque cul- tis, inter segetes et in pascuis huc illuc abundanter provenit: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr.); in Sanlucar, et Algeciras (Clem.); c. Cadiz (Chape!); c. Chiclana (Bourg.); San Roque, Gibraltar (Dautez); pr. Trebujena, Arcos, Bornos; in vicinitati- bus Jerez, et alibi.—©. Jan.-Majo. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Europa fere tota, Asia et Africa mediterranee, Canariz, Madera, Azorice. 1.625.—R. maritimus Sw. Engl. bot., t. 1643.—DC., Syst. 11, p. 668.—Reich., Ic. l. c.. f. 4174!—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 750. Hab. in arenosis incultis a mare non dissitis: in pascuis ad Puerto Real Willk.—4. Febr.-Setp. (n. v.) Ar. geogr.— Anglia, Batavia, Gallia occidentalis, Hispania Cantabrica. (613) F Perez Lara.—FLORUL’‘ GADITANA. 23 TRIB. CAKILINEA Benth. et Hook. Rapistrum vs. 1.626.—R. rugosum 4//. Flor. Ped. 1, p. 257, t. 78!—Cav., Prel., p. 416.—Reich., Ic. le., t. 2, f. 4168! —Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 752.— Myagruin rugosum L., Sp. pl., p. 893.—d/. venosum Pers., Syn. 1, p. 1&3. —Rapistrum scabrum et R. glabrum Host., Flor. Austr. 1, p. 220. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis, argillosis calca— reisque incultis, arvis, ruderatis, et ad vias frequentissimeé provenit, formis variis ludens preecipuéquoad staturam, folio- rum figuram magnitudinemque, et silicularum glabritatem v. villi copiam: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr.); in Sau- lucav (Clem.); Gibraltar (Pourr., Boiss.); ad Alcala de los Ga- cules; c. Algar; pr. Arcos; in vicinitatibus /erez ubi abundat, et alibi.—©. Apr.-—Jun. (v. v.) 3. Linneanum Coss., Comp. Fl. Atl. u, p. 313.—R. Linneanwm Boiss. et Reut., Diagn., p. 95.—Boiss., Flor. or. 1, p. 403.— Wk. et Lge., 1. c.—Myagrum Hispanicum L., Sp. pl., p. 893. Brot.,.F lor-: Lus.-1, p. 963. Hab. in eisdem locis: Sanlicar, Conil (Clem.); Arcos, Jerez. et alibi.—(v. v.) Note diagnostice quibus 2. Linneanum a R. rugoso distin- gvuitur, ut jam monuit memor. Cosson, variabiles et forme intermedi seepe occurrunt. Ar. geogr.—Spec. in Europa media et australi, Asia occi- dentali, Africa boreali, Canariis, Madera, Azoricis; var. £. in Lusitania, Hispania, Gallia australi, Balearibus, Corsica, Sar- dinia, Grecia, Africa boreali. Cakile Journ. 1.627.—C. maritima Scop. Flor. Carn. m1, p. 35.—Reich., Ic. l. c., t. 1, f. 4158!—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 703.—C. Serapionis Cav., Preel., p. 419.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 561.—Bunias Cakile L., Sp. pl., p. 936. 24 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (614) Hab. in arenosis ad oram maris: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr., Clem., Bourg.!, Lange) in loco La Puntilla; c. Conil (Clem.); c. Cadiz (Colm.) ad Barrio de San José; inter Gibral- tar et La Linea, et ad Algeciras (Dautez); ad Castillo del Espi- vitusanto pr. Sanlicar, ad Cabo de Trafalgar pr. Vejer, et alibi. —@. Apr.-Sept. (v. v. et s.) Ar. geogr.—Littora maritima totius Kurope, Syrie, Pales- tine, et Africe borealis. Crambe Journ. 1.628.—C. filiformis /acq. Coll. Suppl., p. 120, et Ic. rar. m1, t. 504.—Webb, It. Hisp.. p-. 71.—Boiss., Voy. bot. 1, p. 43.—C. filiformis Granatensis Amo, Flor. Iber. v1, p. 642.—C. reniformis &. hispanica Lange, Pug., p. 275.—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 754. Hab. in pascuis calcareis arenosisque montosis, dumetis et rupestribus regionis inferioris et montane: in Benaocaz!, Ce- vo de San Cristobal ad Grazalema, et Sierra del Pinar supra Benamahoma (Clem.); in monte Picacho de Alcala de los Gazu- les (Bourg.!); c. San Rogue (Dautez); in Sierra del Calvario su- pra Ubrique; in Sierra de Libar pr. Villaluenga; et in vicinita- tibus Grazalema ubi abundat.—4. Maj.-Aug. (v. v. et s.) Are. geogr.—Spec. in Hispania australi, Imp. Maroccano, Algeria. TRIB. THLASPIDEZs Benth. et Hook. Biscutella Z. 1.629.—B. auriculata Z. Sp. pl., p. 911.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 73.—Cav., Prel., p- 410.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 573.—Boiss., Voy. bot. 1, p. 55. —Reich., Ic. u, t. 8, f. 4207!—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 760. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosisque cul- tis, inter segetes, huc illuc frequenter occurrit: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr., Bourg.!); ¢. Sanlicar (Clem., Colm., Lange); c. Avcos; inter Villamartin et Prado del Rey; in vici- nitatibus Jerez ubi frequens, et in aliis locis.— ©. Mart.-Jun. (Vv. Vv. ets.) (615) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 25 8. erigerifolia Amo, Flor. Iber. v1, p. 597.—Wk. et Lge., 1. ¢.— B. erigerifolia DC., Syst. 1, p. 408.—B. Orcelitana Lag. ex DC. A precedente non differt nisi siliculis glabris levibus et sicut ea equaliter variat caule plus minusve elato in parte inferiore tantum aut a basi ad apicem setoso-hispido (B. eri- gerifolia 8. hispidissima Per. Lar. in Flor. Gad. exs.); foliis basilaribus nunc subintegris, nunc dentato-serratis v. lyrato- pinnatifidis; silicularum membranula marginali angusta aut latiuscula in stylum plus minusve decurrente. Hab. in regione inferiore et montana, ubi in cultis, rudera- tis, et rupestribus equaliter frequens: pr. Grazalema; c. Arcos; ad Cortijo del Chorradero c. Paterna; in vicinitatibus Jerez, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia australis, Baleares, Italia, Algeria, Mauritania Tingitana, Canarie. 1.630.—B. Apula Z. Mant., p. 254.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 75.—DC., Syst. u, p. 412. —Ball, Spic., p. 332.— Jondraba Apula, Alyssoides, spicata Bare b lant) 162 250s all! Hab. in collibus arenosis rupestribusque dumosis et sylva- ticis regionis inferioris et montane: in monte Picacho de Al- cala de los Gazules (Cabrera!); in Sierra del Aljibe ditionis /e- rez.—G). Febr.-Maj. (v. v. et s.) 8. microcarpa Bois., Voy. bot. 11, p. 56.—Ball, Spic. 1. c.—B. mz- crocarpa DC., Syst. u, p. 411.—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 762. Hab. in graminosis et collibus apricis regionis inferioris: in monte Pejon de Gibraltar (Brouss., Kel., Dautez): c. San Rogue (Brouss., Webb); pr. Algeciras (Willk., Reverch.); pr. Medi- na (Willk., Bourg.!); in Dehesa de la Almoraima: c. Caste- liar (Reverch.); inter A7cos et Hl Bosque: in Dehesa de las Cue- vas, et in Llanos de Caulina ditionis Jerez, et in aliis locis. — (VVer ets.) y. megacarped Boiss., Voy. bot. 1, p. 59.— B. betica Boiss. et Reut. in Boiss., Diagn. pl. or., ser. 11, n. 1, p. 42.—Wk. et Een tc..3 pe, ole Hab. in eisdem locis cum precedente mixta, sed minus fre- 26 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (616) quens: pr. Algeciras (Nilsson, Reverch.); ad JJolino de la Ca- lera c. Arcos; in Dehesa de las Cuevas, et ad las Canteras del Pino ditionis Jerez.—(v. v.) Arg. geogr.—Spec. in regione mediterranea feré omni occur- rit formis variis ludens. 1.631.—B. scutulata Boiss. e¢ Reut. Boiss), Diagn. plor..ser: 11m 1, pi 4l-- Wk. et Loe, Wc: ii, p. 761.— B. lyrata var. taraxacifolia Kunze, Chior. Aus- tro-Hisp. Differt a precedente stature minore, caulibus a basi ramo- sis, ramis divaricatis, foliis inferioribus lyrato-pinnatisectis, lobo terminali oblongo lobato, siliculis minimis (2 mm.), val- vis nervo prominente juxta marginem cinctis, denique staml- num filamentis presertim longiorum a basi ad medium mem- branula alba late alatis, nec ut in formis omnibus B&B. Apu/e, filiformibus exappendiculatisque. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis incultis, collibus siccis, et pascuis sylvaticis huc illuc occurrit: in vicinitatibus Cadiz (Fauché); pr. Puerto Real (Willk.); pr. Medina (Bourg.! in herb. Chape cum B. microcarpa intermixta); in montibus supra A/geciras (Boiss., Reut., Winkler); in pinetis pr. Chicla- na.— ©. Febr.-Apr. (v. v. et s.) Ar. geogr. — Hucusque in provincia Gaditana tantum de- tecta. 1.632.—B. frutescens Coss. Pleerit.'p. 27) 6t. Comp. Mls Ath. 11," p..280) en tllustr 5p. (a; t. 51! —B. suffrutescens Wk. et Lge., |. c. m1, p. 762. Variat preecipue foliis inferioribus obovato-oblongis sinuatc- dentatis aut pinnatifidis vel lyrato-pinnatipartitis lobo termi- nali maximo, ramis inflorescentize pedunculisque nune g'la- bris, nunc plus minusve Villosis hispidisve. Hab. in rupestribus calcareis, glareosis rupiumque fissuris regionis montane: ad Grazalema \Reut., Reverch.) versus Campo-buche; prope Benaocaz; in loco dicto La Manga de Villa- /uenga.—%b. Apr.-Jun. (Vv. Vv.) Ar. geogr.—Hispania australis, Algeria. 1.633.—B. levigata Z. Mant., p. 225.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 573.—Webb, It. hisp., 617) Perez Lara.—rLORULA GADITANA. 27 p. 77.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 598.— B. levigata «. integrata Wk. et Lge., l.c. m, p. 764 ex p.— B. savatilis x. foliis inte- gris DC., Syst. mu, p. 415. Hab. in glareosis calcareis arenosisque et rupestribus apri- cis regionis inferioris et montane: pr. Graza/ema (Reverch.); in Sterra de Lijar supra Algodonales; in Sierra de Libar inter Villaluenga et Cortes.— 4. Apr.-Jun. (v. v.) 3. elatior.— B. saxitilis v. elatior Boiss., Voy. bot. 1, p. 56.— B. megacarped et B. variegata Boiss. et Reut. in Boiss., Diagn., pl. or., ser. 11, n. 1, p. 44.—B. levigata g. den- tata Wk. et Lee., |. e. ex p. Hab. in argillosis arenosisque incultis, @lareosis et sylvati- cis regionis inferioris: in Sierra de Albarracin inter Bl Bosque et Benamahoma (Boiss.); ¢. Chiclana (Colm.): pr. Grazalema (Reverch.): in Dehesa de Atrera urbis Arcos: in Dehesa de la Alcaria ditionis Jerez, et alibi.—(v. v.) v. tomentosa Amo, Flor. Iber., 1. c.—B. montana Cav., Ic. 1, Prod, te hil Wie et Lee: lc. px 1638. B. tomentosa bass in DC., Syst. u, p. 416.—B. perennis 6. tomentosa Spach, Histyver: Vi post: Hab. in rupestribus calcareis regionis inferioris et montane: in monte Gibraltar (Boiss., Willk., Kel., Bilimek, Reverch., Dautez); in montibus supra Grazalema (Vv. V.) 5. ambigua Wk. et Lge., |. c—B. intermedia Gou., Ill., p. 42. B. coronopifolia All., Flor. Pecl. 1, p. 247.—B. ambigua DC., Syst. u, p. 415.— B. Lusitanica Jord., Diag. 1, p. 315. Hab. in sterilibus apricis et rupestribus regionis inferioris et montane; inter Chiclana et Medina (Chape!, Bourg.); in Sierra del Calvario supra Ubrique; in Pendn de Langarin supra El Gastor; in Cerro Purgon ad Zahara: inter Benamahoma et Benaocaz. (v. v. ets.) s. angustifolia.—B. sempervirens L., Mant., p. 255.—B. saxati- lis v. angustifolia Boiss., Voy. bot. u, p. 57 syn. excl.— B. laca Boiss. et Reut. in Boiss., Diagn. pl. or., ser. m, n. 1, p. 43.—Wk. et Lge., |. c. 11, p. 763.—Zhlaspi biscutellatum, lutewm. Anchuse folio Barr., Plant. ic. 841! 28 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (618) Hab. in rupestribus regionis montane et subalpine: pr. G7a- zalema (Boiss., Reut.); in Szerra del Caos supra Benaocaz; in Sierra de Libar inter Villaluenga et Cortes.—(v. Vv.) Ar. geogr.—Spec. in Lusitania, Hispania, Gallia, Europa media, Italia, Dalmatia, Croatia. Iberis /. 1.634.—I. Gibraltarica Z. Sp. pl., p. 905.—DC., Syst. 1, p. 395.—Boiss., Voy. bot. u, p. 55.—Kel., Flor. Calp., p. 80.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 610.—- Wk. et Lee., 1. c. 1m, p. '766.—Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p. 256, et Illustr., p. 78, t. 53!—Zhlaspidium Hispanicum ampliore flore Solio crasso dentato Dill., Elth., p. 382, t. 287, f. 371! Hab. in rupestribus calcareis regionis inferioris: in declivi- tate orientali montis Gibraltar! (Dill., Clem., Webb, Boiss., kel., Willk., Dasoi!, Dautez).—4. Mart.-Maj.—(v. v. et s.) Ar. geogr.— Hispania australis, Mauritania Tingitana. 1.635.—I. contracta Pe7's. Syn. 1, p. 186.—DC., Syst. 1, p. 405.— Boiss., Voy. bot. 1, p. 719.—Amo, Flor. Iber., 1. c., p. 608.—Wk. et Lge., 1. c. 1, p. 767.—/. Lusitanica Jord., Diagn. 1, p. 275. Variat caulibus mediocribus elatioribusque, glabrescenti- bus, puberulis aut pruinoso-papillosis; foliis sepe glabris, in- tegris paucidentatisve, lineari-lanceolatis aut anguste linea- ribus, interdum 30-35 mm. long.; corymbis plus minusve ra- diantibus 20-38 mm. diam.; siliculis 4-8 mm., lobis emargina- ture triangularibus aut ovatis, sinu acuto sepe angusto se- paratis. Hab. in arenosis, glareosis, cultis incultisque, collibus cal- careis et g@ypsaceis regionis inferioris et montane: inter Coni/ et Chiclana (Cabrera!); pr. Grazalema; in Dehesa Monte del Me- dio c. Vejer; in pinetis pr. Chiclana, et alibi.— @. 4. Apr.-Jun. (v. v. et S.) Mem. Cosson (Comp. FI. Atl. 1, p. 255) hanc speciem, /. Zau- ricam, I. Tenoreanam, aliasque nil nisi /. ciliate All. varieta- tes esse censet, et simul sub nomine var. contracte, I. Wel- qitschianam (Welw. Exs. Lus., n, 83 et cont, n, 23,—Boiss., (619) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 29 Diagn. pl..or., ser. 2, n. 1, p. 39) cum J. contracta Pers. per- miscet. Revera characteres quibus he dicts species inter se distinguuntur omnes variabiles mihi videntur, et specimina nonnulla lecta a me e /. Welwitschiana, ex descriptione, non nisi floribus lilacinis et siliculis majoribus differunt. Planta c. Sanlucar a Colmeiro et pr. Chiclana a Lange lecta, et sub nomine J. /inifoli@ indicata, sine dubio ad /. contractam referenda. Ar. geogr.—Lusitania australis, Hispania centralis et aus- tralis. 1.636.—I. pectinata Boiss. Diagn. pl. or.1, n. 1, p. 75, et Voy. bot. suppl., p. 720.— Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 768.—JZ. odorata Boiss., Voy. bot., p. 55 non L.—/. Bourge@i Boiss., Diagn. pl. or. u, n. 1, p. 39.—Wk. eb Lee. Toc: Stirps valde polymorpha. Variat promiscué statura 5-30 em.: indumento albo-setuloso crispato plus minusve denso; foliis angustis latiusculisve, linearibus, lineari-lanceolatis, lineari- spathulatisve, nunc subintegris, nunc pectinato-dentatis, pec- tinato-lobatis v. pinnatifidis, plerumque basi integris longe- que attenuatis; sepalis albo- v. violaceo-marginatis; siliculis 5-7 mm. long. latisque modo glabris, modo setuloso-hirtulis v. papilloso-vesiculosis (7. Bourg@i), lobis alarum triangulari- bus acutis obtusiusculisve, sinu acuto aut obtusiusculo sepa- ratis, stylo lobis nunc multo breviore, nunc eos equante v. longe superante. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis, argillosis calca- reisque incultis, pascuis dumosis et collibus aridis glareosis— que hue illuc provenit: in vicinitatibus Cadiz (Fauché); in pi- netis c. Chiclana (Bourg.!); pr. Arcos (Bourg.) ad JZolino de la Calera; in Sierra de Palma dit. Los Barrios, et in declivibus merid. oppiduli Sax Roque (Dautez); pr. Grazalema (Reverch.); ad Convento de la Piedad c. Puerto de Santa Maria; in Dehesa Monte del Medio pr. Vejer, et alibi.—©. Apr.-Jun. (v. v. ets.) I. Bourgei notis omnibus instabilibus indistincte cum iis 1. pectinate intermixtis, in speciminibus perpaucis sine dubio fundata fuit, et ut opinor, nec pro varietate habenda. I. odorata ex descriptione (Boiss., Flor. or. 1, p. 335) et icone (Coss., Illustr. Flor. Atl., t. 52!) a 7. pectinate speciminibus 30 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (620) Gaditanis nonnullis non differt nisi pilis pauld brevioribus et petalis exterioribus minus radiantibus. Hee note incomitate, tamen Boissieriana et Cossoniana sententia cara adversaque, non graves mihi videntur; quare an J. pectinata revera proprié distincta, an tantum /. odorate var. occidentalis sit, res mihi adhuc valde dubia est. Planta in Chiclana et pr. Puerto de Santa Maria a Gutiérrez lecta, et a cl. Colmeiro sub nomine /. pinnate enumerata (Enum. pl. Hisp. et Lus. 1. p. 179) sine dubio ad 7. pectinatam pertinet. Ar. eeogr.—Lusitania, Hispania centralis et australis. 1.637.—I. umbellata Z. Sp. pl., p. 906.—Cav. Preel., p. 123.—Bertol., Flor. Ital. v1, p- 559.—Wk. et Lge., 1. c. m, p. 769.—Vule. Carraspique, Za- rapicd. Hab. in collibus aridis glareosisque regionis inferioris: in Sierra de Palma oppiduli Los Barrios (Reverch.) Tantum vidi in hortis ubi frequenter colitur.—©. Apr.-Jun. Ar. geogr.—Hispania media et australis, Italia. Teesdalia r. 4”. 1.638.—T. Lepidium DC. Syst. 1, p. 392.—Guss., Pl. rar., p. 264, t. 46, f. 1!—Reich., Ic. Flor. Germ. 1, t. 6, f. 4188!—Amo, Flor. Iber. v1, p. 612.— Wk. et Lge., l. c. m1, p. 773.—Lepidium nudicaule L., Sp. pl., p- 898.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 566.— Zhlaspi nudicaule Dest.. Mor. Atl? a4. 67. Hab. in arenosis regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Ma- ria (Gutierr. ex Colm.)—©. Febr.-Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Europa occidentalis et australis. Asia minor, Algeria, Madera. Hutchinsia 2. Py. 1.639.—H. petrea R. Br. Hort. Kew. ed. 2, Iv, p. 82.—Wk. et Lee., l. c. m1, p. 774.— Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 258.—Lepidium petreum L., Sp. pl.. (621) Perez Lara.— FLORULA GADITANA. 3] p. 899.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 566.— Zeesdalia petrea Reich., Ic. 1. c., t. 6, f..4190! Hab. in rupestribus calcareis et arenosis elareosis umbrosis- que regionis montane et subalpine: in monte Picacho de Al- calé de los Gazules (Webb); in Cerro de San Cristobal pr. Gra- zalema; in cacumine Sierra del Caos supra Benaocaz; in Sierra de Libar c. Villaluenga, et alibi.i—@©. Febr.-Majo. (v. v.) Specimina lectaa me cum Gallicis Germanisque conformia. Ar. geogr.—Europa feré omnis, Asia minor, Africa borealis. Thlaspi /. 1.640.—T. perfoliatum Z. Sp. pl, p- 902.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 568.— Reich., Ie. ly c., t. 5, f. 4183!—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 776.—Coss., Comp. Flor Atl. 1, p. 250.—Z. Granatense Boiss. et Reut. in Boiss., Diagn. pl. or., ser. 1, n. 1, p. 40.—Z. cordatum, minus, flore albo, in- sipidum Barr., Plant. ic. 815! _ Planta quoad staturam, foliorum figuram ac magnitudinem, et omnium partium silicularum formationem dimensionesque valde variabilis, sed varietates certee non distingui possunt. Hab. in arenosis, argillosis calcareisque incultis, collibus e@lareosis, et pascuis dumosis regionis inferioris et montane: ad Convento de la Piedad c. Puerto de Santa Maria (Gutierr.!): in collibus pr. Algar; in monte Peton de Langarin supra H/ Gastor; ad Castillo de Tempul ditionis Jerez. el alibi.—©. Febr.- Apr. (v. v. et's.) Planta a Webb sub nomine 7’. montani in Picacho de Alcala de los Gazules \lecta, probabilissime ad 7. perfoliatum pertinere debet. Ar. geogr. — Europa fere tota, Asia occidentalis, Sibiria, Africa borealis. 1.641.—T. Prolongi Boiss. Voy. bot. u, p. 53, t. 14 A!—Amo, Flor. Iber. v1, p. 617.— Wie étliae. le fm ip.-7 76: Hab. in rupestribus calcareis locisque glareosis regionis montane et subalpine: in Sierra del Caos supra Benaocaz; in montibus ad Grazalema; in Sierra del Pinar supra Benamaho- Hise ANALES DE HISTORIA NATURAL. (622) ma; in Sierra Blanquilla pr. Ubrique, et alibi.—©. Apr.-Jun. (Vv. Vv.) Ar. geogr.—Hispania centralis et australis. TRIB, LEPIDINEZ Benth. et Hook. Capsella Vent. 1.642.—C. Bursa-pastoris J/wnch. Meth., p. 271.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 11, f. 4229!— Wk. et Lee., 1. c. m1, p. 779.—C. polymorpha Cav., Preel., p. 411. —Thlaspi Bursa-pastoris L., Sp. pl., p. 903.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 568.—Guss., Flor. Sic. Pr. 1, p. 214.—Puastoria bursa Dod., Pempt., p. 103, f. 1! Planta quoad staturam, villi copiam, foliorum figuram, sili- *cularum formam dimensionesque valde polymorpha. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- - sisque cultis, pascuis, ruderatis, et ad vias huc illuc abundan- ter provenit: c. Alcala de los Gazules (Cabrera!); in Gibraltar (Kel., Dautez); in vineis c. Grazalema; pr. Algar; pr. Arcos; in vicinitatibus Jerez ubi abundat, et in aliis locis.—©. Flor. anno feré toto. (v. v. et Ss.) Ar. geogr.—Orbis temperatus fere omnis. 1.643.—C. procumbens /7’es. Nov. Fl. Suec. mant. 1, p. 14.—Reich., Ic. |. c., t. 11, f. 4221! Wk. et Lee., 1. c. ut, p. 779.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 260. —Lepidium procumbens L., Sp. pl., p. 898.—Cav., Preel., p. 407. —Hutchinsia procumbens Desv., Journ. bot. m1, p. 168. Hab. in arenosis, ruderatis locisque salsuginosis et ad muros regionis inferioris: pr. Chiclana (Chape!); in vicinitatibus Cad- diz (Webb, Winkler); ad muros Gaditanos (Willk.); c. Puerto Real.— ©. Jan.-Apr. (v. v. et s.) Ar. geogr.— Europa australis, Asia occidentalis, Africa bo- realis. Lepidium ZL. 1.644.—L. humifusum /e¢. Ann.-sc. nat., ser. 1, v, p. 385.—Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, (623) Perez Lara.—FrLORULA GADITANA. 33 p- 152.—Coss., Illustr. Flor. Atl. 1, p. 66, t. 45!, et Comp. u, p. 267.—L. heterophylium Boiss., Voy. bot. 11, p. 51 ex p. non Benth.—Z. calycotrichum Kunze, Chior. Austr.-Hisp., n. 833.— Wk. et Lge., l.c. m1, p. 784.— Willk., Ilustr. Flor. Hisp. 1, p. 144, t. 86 AlI—Z. Villarsii Gr. et Godr., 1. c., p. 150.—Z. Gra- natense Coss., Pl. crit., p. 27 et 148.— ZL. Nebrodense var. A tlan- ticum Ball., Spic., p. 331.— Zhlaspi hirtum Vill., Dauph. 1, p. 299 non L. Hab. in glareosis calcareis rupiuinque fissuris regionis mon- tanee et subalpine: in Cerro de San Cristobal ad Grazalema (Reut., Bourg.); in Sierra del Pinar supra Benamahoma.— 4. Apr.-Jun. (Vv. v.) Confer de hac specie variabili Cosson, Comp. FI. Atl. 1. ¢. Ar. geogr.— Hispania, Gallia australis, Corsica, Algeria, Imp. Maroccanum. 1.645.—L. Latifolium L. Sp. pl., p. 899.—Cav., Prel., p. 407.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 967.—Reich., Ic. 11, t: 10, f. 4219!—Wk. et Lge. , 1. ¢. m1, p- 786.—Coss., Comp. Flor. Atl. nu, p. 266.— Z. Plinii Dod., Pempt., p. 704, f. 1! Hab. in humidis umbrosis et ad rivulos regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Maria (Gutierr.); c. Sanlicar (Clem.); ad Chiclana (Cabrera!); juxta Bornos; in loco la Canaleja ditionis Jerez, et alibi.— 4. Maj.-Jul. (v. v. et s.) Ar. geogr.— Europa feré omnis, Asia media et occidentalis, Africa borealis. 1.646.—L. subulatum Z. Sp. pl., p. 899.—Asso, Syn., p. 83, t. 6, f. 3!—Amo, Flor. Iber. vi, p. 630.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 786.—Coss., Comp. Flor. Atl. m1, p. 266, et Illustr. p. 98, t. 64!—ZAlaspi subulatum Cav., Prel., p. 414. Hab. in collibus gypsaceis regionis inferioris: inter Chiclana et Conil (Cabrera! in herb. Chape).— 4. Apr.-Jun. (v. 8.) Ar. geogr.— Hispania centralis et mediterranea, Algeria, Imp. Maroccanum. 1.647.—L. Draba Z. Sp. pl., ed. 1, p. 645.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 567.—Amo, l.c¢., ANALUS DE HIST. NAT.— XXVII. 3 34 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (624) p- 635.—Wk. et Lee., l. c. in, p. 788.—Cochlearia Draba L., Sp. pl.. ed. 2, p. 904.—Cardaria Draba Desv., Journ. bot. m1, p. 163.—Reich., Ic. m1, t. 9, f. 4211!—Draba I, vulgaris Clus.; Rar. pl- hist: 11, p. 124, 1f. 2) Hab. in argillosis et argilloso-margaceis cultis incultisque, ruderatis, et ad vias regionis inferioris: ce. San/iucar (Colm.); ad Puerto de Santa Maria (Bourge.); in Gibrallar (Dautez); pr. Avcos; in ditionis Jerez locis ad Vitas de Claveria, c. Cau- lina, et alibi.—y. Mart.-Jun. (v. v.) 8. chalepensoides.— Differt a preecedente pedicellis fructiferis mult® longioribus, et siliculis pyriformibus ideoque lon- gioribus quam latioribus. Ad Z. Chalepense L. spectare videtur. Hab. in humidis regionis inferioris: ad Huertas de la Alcu- billa pr. Jerez.—(v. Vv.) Ar. geogr.—EKuropa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis. Senebiera Pes. 1.648.—S. Coronopus Po77. Dict. vu, p. 76.—Cav., Prel., p. 409.—Rech., Ic. 11, t. 9, f. 4210!—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 788.—Cochlearia Coronopus L., Sp. pl., p. 904.—Coronopus Rueliii All., Flor. Ped. 1, p. 256.— Brot., Flor. Lus. 1, p. 565.—Cornu cervi alterum repens Dod., Pempt., p. 110 ic.! Hab. in arenosis calcareisque incultis, ruderatis, et ad vias regionis inferioris: in Jerez (Clem.); in Gibraltar, et inter Gi- braltar et la Linea (Dautez); pr. Algeciras.— ©. Apr.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.— Europa feré tota, Asia et Africa mediterranee, Madera, Canarie. 1.649.—S§. didyma Pers. Syn. u, p. 185.—Wk. et Lee., 1. c. 1, p. 788.— Lepidiwm di- dymum L., Mant., p. 92.—Senebiera pinnatifida DC., Mem. Soc. H. N., p. 144.—Cav., Prel., p. 408.— Reich., Ic. l. c., t. 9, f. 4209!—Coronopus didyma Sm., Flor. Brit. 1, p. 691.—Kel., Flor. Calp., p. 80. Hab. in arenosis maritimis, ruderatis, ad vias et in plateis (625) Perez Lara.—¥FrLORULA GADITANA. 35 regionis inferioris: in Cadiz (Sanchez ex Cay., Clem., Bourg.!, Lange, Colm.); Puerto de Santa Maria (Gutierr., Colm.); @- braltar (Kel., Dautez); Sanlucar, Chiclana (Colm.); in ruderatis juxta Jerez.— ©. Apr.-Jun. (Vv. v. ets.) Ar. geogr.—Ex America dicitur oriunda; hodie per orbem fere totum spontanea facta. TRIB. SISYMBRIEZ Benth. et Hook. Malcolmia R. br. 1.650.—M, parviflora DC. Syst. 1, p. 442.—Moris, Flor. Sard. 1, p. 160.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 792.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 133.— Hesperis parviflora DC., Flor. Fr. 1v, p. 654.—H. ramosissima Loiss., Flor. Gall. u, p. 77, t. 11! non Desf. ex Coss. Hab. in arenosis regionis inferioris ubi hucusque non nisi prope Jerez (Salv.); ad ripas fluvii Guadalete eam die 9 Maji florentem fructiferamque legi.— ©. Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia australis, Corsica, Sardinia, Sicilia, Italia media et Australis, Algeria. 1.651.—M. littorea 2. Br. Hort. Kew. ed. 2, 1v, p. 121.—DC., Syst. 1, p. 443.—Reich., Ic. 11, t. 56, f. 4373!—Boiss., Voy. bot. 11, p. 23.—-Wk. et Lge., l. c. m1, p. 792.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 131.—Cheiran- thus littoreus L., Sp. pl., p. 925.— Hesperis littorea Lam., Dict. Il, p. 322.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 577.— Leucoium marinum minus Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 298, f. 2!—Z. minus fruticans purpur. Alyssi foliis Barr., Plant. ic. 804! Variat promiscué caulibus 10-40 cm.; foliis oblongis, oblon- eo-linearibus lineari-spathulatisve, nunc angustioribus con- fertioribusque (JZ. /ittorea v. alyssoides Bois., 1. c.), nune latio- ribus sinuatis sinuato-pinnatifidisve (1/7. /ittorea v. Broussone- tii Bois., |. c. syn. excl.); racemis pauci- v. multifloris, pedi- cellis calyce vix aut duplo triplo quadruplove brevioribus; siliquis nihil aut apicem versus plus minusve torulosis 47 cm. long., stylo glabro v. basi puberulo. Hab. in sabulosis a mare non dissitis: c. Puerto de Santa Maria (Leefi., Gutierr.!, Willk., Bourg.!) locis e7 Coto, 7a Pun- 36 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (626) Hilla, etc.: in Sanlicar (Clem., Willk.) ad Castillo del Espiritu- santo: c. San Fernando (Clem., Winkler); inter Gibraltar et San Roque (Boiss.!, Kel., Ball, Dene pr. Cadiz (Willk.!, Lan- ge, Colm.); c. Algeciras (Winkler); pr. Chipiona; in Dehesa Monte del Medio c. Vejer, et alibi.—4. v. 5. Febr.-Jun. (v. v. ets.) Specimina Boissieriana quee sub nomine J/. Broussoneti in herb. Prolongi vidi cum speciminibus meis forme sinuale omnino congruunt, sed a planta Broussonetiana—WM. Brousso- netii DC., Syst. u, p.445—in agro Mogadiorensi crescente satis aimenune Heec in imp. Maroceano hucusque tantum detecta a Mf. lacera magis proxima et forsan, prout opinatus cl. Ball, nil nisi ejusdem varietas. Confer Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 132 el Ball, Spic., p. 323. Ar. eeogr.— Littora Gallie, Hispanize, Lusitanie, Africe boreali-occidentalis. 1.652.—M. lacera DC. Syst.ar1, p. 445 excl. syn. Desf. ex Coss..—Wk. et Lge., Iie. u, p. 793.—Cheiranthus larerus L., Sp. pl., p. 926.— Hesperis erosa Lag’., Gen. et sp., p. 20. Hab. in arenosis incultis a mare non dissitis: c. Puerto de Santa Maria (Osbeck, Gutierr., Willk.); pr. Cadiz (Duf., Boiss., Lange); in Sierra de San Cristobal! inter Jerez et Puerto de Santa Maria (Pourr., Willk.); in Gibraltar, San Fernando et Conil (Willk.); Dione Real, Sanlicar (Willk., Colm.); c. Chi- clana (Willk., Bourg.!, Colm., Lange), et alibi.—©. v. sepe induratione 4. Febr.-Jun. (v. v. ets.) 8. subintegra Per. Lar. in Flor. Gad. exc.—M. patula DC. 1. ¢., p. 444.—Wk. et Lge., 1. c.—Hesperis arenaria Lag., Gen. et sp., p. 20 non Desf.—Stellato-tomentosa, canescens, foliis linearibus, canaliculatis, subintegris: pedicellis in- crassatis calyce brevioribus; dissepimento subdiafano; radice annua v. perennante. Variat ut anterior caulibus pumilis ac oracilibus vel firmio- ribus elatioribusque 30 cm. long. Hab. in arenosis incultis, pascuis et collibus aridis regionis inferioris: in loco e2 Alcornocal inter Arcos et Prado del Rey; in arenosis c. Chiclana; in Pinar de la Piedad pr. Puerto de Santa Maria, et alibi.—(v. v.) / (627) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 37 y. divisa Per. Lar. in Flor. Gad. exs.—Stellato-tomentosa, ca-_ nescens, foliis obovatis oblongisve pinnatipartitis, lobis obtusis interdum profundeé dentatis; pedicellis fructiferis crasissimis plus minusve elongatis: dissepimento sub- opaco; radice plerumque perennante. Planta sepissime robusta. Hab. in eisdem locis cum precedentibus: pr. Ubrigue; in Pinar de Villanueva c. Puerto Real; ad Molino de la Calera pr. A7cos, et alibi.—(v. v.) Omnes he varietates formis intermediis connexe. Ar. geogr.—Hispania, Lusitania, g4Imp. Maroccanum? Hesperis /. 1.653.—H. laciniata A //. Flor. Ped. 1, p. 271, t. 82, f. I!—DC., Syst. 11, p. 448.—Reich.. Ic. Flor. Germ. 1, f. 4375!—Bertol., Flor. Ital. vir, p. 113.— Wk. et Lee., 1. c. m1, p. 794.—Cheiranthus laciniatus Poir., Suppl. 1, p. 780. Hab. in rupestribus calcareis regionis montane: juxta Gra- zalema; in Sierra del Pinar supra Benamahoma.—2. Apr.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania centralis et australis, Gallia australis, Italia, Dalmatia. Sisymbrium /. 1.654.—S. officinale Scop. Flor. Carn., ed. 2, 1, p. 26.— DC., Syst. 1, p. 459.—Reich., Ic. l. c., t. 72, f. 4401!—Amo, Flor. Iber. vr, p. 519.—Wk. et Lee., l. c. m1, p. 797.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 147.— Erysimum officinale L., Sp. pl., p. 922.—Cav., Prel., p. 429.— Brot., Flor. Lus. 1, p. 575.— /rio sive Hrysimum Dod., Pempt., p. 702, ic! Hab. in regione inferiore ubi in arenosis calcareisque incul- tis, pascuis, ruderatis et ad vias satis frequens: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr.); c. Chiclana (Cabrera!); c. Sanlicar (Colm.); ¢ Arcos; c. Algar; pr. Alcala de los Gazules; in quer- 38 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (628) cetis pr. Castellar; in Sierra de Retin pr. Vejer; in vicinitatibus Jerez, et alibi.—o. Apr.-Jun. (v. v. ets.) 8. letocarpum DC., Syst. 1. ¢. Hab. in sylvaticis, in Garganta del Astillero et in Dehesa del Quejigal ditionis Jerez.—(v. Vv.) Ar. geogr.— Europa fere omnis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canariw, Madera, Azorice. 1.655.—S. Irio Z. Sp: pl., p. 921.—Cav., Prel., p. 435.--Brot., Flor. Lus. 1, p- 588.—Reich., Ic. l. c., t. 75, f. 4408! —Amo, Flor. Iber. v1, p. 523.—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 801.—Coss., Comp. Flor. Atl. u, p. 143. Hab. in arenosis argillosisque cultis, inter segetes, rudera- tis, collibus margaceis calcareisque, et ad vias regionis infe- rioris: ad Puerto de Santa Maria (Osbeck): in Chiclana (Chape!): c. Sanlucar (Colm.); in Gibraltar (Ball, Dautez): pr. Jimena; in vicinitatibus Jerez, et alibi.—©. Febr.-Jun. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Europa fere omnis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canariew, Azorice. Erysimum /. 1.656.—E. australe /. Gay. Erysim., p. 6.—Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, p. 88.—Willk , Suppl. Flor. Hisp., p. 300. Hab. in rupestribus calcareis regionis montane et subalpi- ne: in Cerro de San Cristobal c. Grazalema; in loco dicto Cueva de la Gotera supra Benamahoma; in Sierra del Endrinal pr. Be- naocaz.— 2,. Maj.-Jul. (v. v.) Specimina lecta a me cum caulibus erectis simplicibus 20-40 cm. alt., foliis virescentibus planis, basilaribus confertis in petiolum attenuatis lanceolato-oblongis lanceolato-lineari— busve (50-110 mm. long. et 3-6 lat.) dentibus minimis remotis, ceteris sparsis angustioribus integerrimis, racemis primum confertis demum laxis, floribus majusculis luteis v. aureis, et siliquis erecto-patentibus subincanis stylo longiusculo ad BE. grandiflorum Desf. valde accedunt. Hoe veré, ut jam cel. (629) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 39° Ball et Cosson monuerunt, nihil nisi ejusdem #. australis sub- varietas est. Ar. geogr.—Hispania, Gallia australis, Italia, Sicilia, Africa boreali-occidentalis. TRIB. ARABIDEA Benth. et Hook, Matthiola 2. Zr. 1.657.—M. sinuata FR. Br. Hort. Kew. tv, p. 120.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, f. 43850!— Amo, Flor. Iber. v1, p. 502.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 810.— Cheiranthus sinuatus L., Sp. pl., p. 926.—Leucoiwm marinum majus Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 298, f. 1! Hab. in arenosis maritimis: inter Gibraltar et San Roque (Dautez, Debeaux).—@. Maj.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Europa mediterranea et oceanica austro-occi- dentalis. 1.658.—M. varia DC. Syst. 0, p. 171.—Boiss., Voy. bot. 11, p. 22.—Reich., Ic. 1. ¢., f. 4349!—Wk. et Lge., 1. c. 1, p. 811.—Willk., Suppl., p. 301. Hab. in saxosis regionis montane: in montibus pr. Graza- lema (Reverch. ex Pau).— 4. Maj.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania, Sabaudia, Italia septentrionalis. 1.659.—M. tristis RP. B7. Hort. Kew. 1v, p. 120.—Boiss., Voy. bot. 1, p. 22.—Reich., Ic. l. c., t. 46, p. 4848!—Wk. et Lee., 1. c. mr, p. 811.—Cheiran- thus tristis L., Sp. pl., p. 925.— Hesperis angustifolia Cav., Preel., p. 433.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 577.—Leucoium minus La- vandule folio obsoleto fore Barr., Plant. ic. 803! Hab. in rupestribus calcareis: pr. Grazalema (Reverch. ex Willk.) —3. Apr.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio fereé omnis mediterranea. 1.660.—M. tricuspidata R. Br. Hort. Kew. Iv, p. 120.—DC., Syst. 1, p. 175.—Wk. et Lee., l. c. m1, p. 812.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 22.—Cheiranthus tri-, cuspidatus L., Sp. pl., p. 926.— Hesperis tricuspidata Lam., Dict. m1, p. 323. 40 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (630) Hab. in arenosis a mare non dissitis: inter Gzbrallar et la Linea! (Brouss., Kel., Colm., Dautez); ad San Roque (Dautez). —o©. Apr.-Jun. (Vv. v.) Ar. geogr.—Regio omnis mediterranea. Nasturtium &. 47. 1.661.—N. Boissieri Coss. Pl. crit., p. 26.—Wk. et Lge., l. c. m, p. 814.—Willk., Illustr. Flor. Hisp. 1, p. 134, t. 169 A!—V. asperum Boiss., Voy. bot. 1, p. 28 excl. syn. Hab. in arenosis calcareisque humidis, herbidis, sylvaticis et ad rivulos regionis inferioris et montane: in Serra del Caos supra Benaocaz; in Dehesa de la Alcaria ditionis Jerez sed lon- gissime ab urbe; in loco dicto /a Manga pr. Villaluenga; in monte Peidn de Merino pr. Ubrique.—©. v. induratione 4. (Wie BVia) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania australis. 1.662.—N. officinale R. Br. Hort. Kew. tv, p. 110.—DC., Syst. 1, p. 188.—Reich., Ic. Flor. Germ. 1, t. 50, f. 48359!—Wk. et Lee., |. c. m1, p. 814.—Sisym- brium Nasturtium L., Sp. pl., p. 916.—Cav., Prel., p. 438.— Brot., Flor. Lus. 1, p. 587.—Nasturtium aquaticum Dod., Pempt., p- 581 ic.!—Vulg. Berro. Hab. in regione inferiore et montana ubi in fossis, rivulis, locis uliginosis et aquis stagnantibus hue illuc frequenter occurrit: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr.); pr. Coni/ et c. Sanlicar (Clem.); c. Chiclana (Cabrera!); pr. Ubrique; in Huer- tas de Benamahoma; juxta Bornos; in Dehesa del Contador ditio- nis Puerto Real; in vicinitatibus Jerez, et alibi. —4. Mart-Jun. (VeVi. Gb:8:) 8. stifolium Steud., Nomencel. 1, p. 185.—Wk. et Lge., |. ¢.— N. stifolium Reich., Ic. l. c., f. 4361! Hab. in eisdem locis: ¢. Bornos; in Arroyo del Albaladejo et ad Huertas dela Alcubilla ditionis Jerez, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.—Europa, Asia, Africa borealis et australis, Ame- rica septentrionalis et australis, Nova Zelandia. (631) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 4] Arabis /. 1.663.—A. sagittata DC. 8. glastifolia.—A. glastifolia Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 43, f. 4343 c.!—Willk., Suppl. Pr. Flor. Hisp., p. 302. Hab. in nemoribus rupestribus regionis montane: pr. G7a- zalema (Reverch.)—2. Maj.-Aug. (n. v.) Ar. geogr.— Spec. in Europa fere tota, Asia occidentali, Algeria. 1.664.—A. auriculata Zam. Dict. 1, p. 219.—Reich., Ic. 1. c., t. 39, f. 4334!—Wk. et Lee., ie. pele. =-Coss., Comp.Klor: Ath 1, p..121. Hab. in rupestribus calcareis regionis subalpine: in Cervo de San Cristobal supra Grazalema.—©. Apr-Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Kuropa media et montes regionis mediterranez. 1.665.—A. parvula Des/. DC., Syst. 1, p. 228.—Boiss., Voy. bot. ir, p. 25, t. 13, f. d.!— Coss., Pl. crit., p. 142.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 548.—Wk. et Lge., l. c. ut, p. 819.-—— Coss., Comp. Flor. Atl. nm, p. 124.— A. brachypoda Boiss., Elench. n. 8. Hab. in arenosis calcareisque incultis regionis montane: pr. Grazalema (Reverch.)—©. Apr.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania, Algeria. 1.666.—A. verna FR. Br. Hort. Kew. tv, p. 105 non Desf.—DC., Syst. 11, p. 215.—Reich., Ic. l. c., t. 33, f. 4821 @’—Amo, Flor. Iber. vi, p. 538.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 821.—Coss., Comp. Flor. Atl. u, p. 120.— Hesperia verna L., Sp. pl., p. 928.—Desf., Flor. Atl. u, p. 90.— Leucoium purpureum, Bellidis folio, et L. minus rotundifolium flore purpureo Barr., ic. 875 et 876! Hab. in rupestribus calcareis locisque saxosis sylvaticis re- gionis montane et subalpine: pr. Grazalema (Reverch.) in Cerro de San Cristobal; in Sierra del Pinar supra Benamahoma; in Sierra Blanquilla c. Villaluenga.—©. Apr.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.— Regio fere omnis mediterranea, 42 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (632) Cardamine /. 1.667.—C. hirsuta Z. Sp. pl., p. 915.—Cav., Prel., p. 434.— Brot., Flor. Lus. 1, p. 983.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 26, f. 4804!—Amo, Flor. Iber. vi, p. 554.—Wk. et Lge., 1. c. ur, p. 825.—C. sylvestris, minor italica Barr., Plant. ic. 455! Hab. in arenosis humidis, sepibus umbrosis, pascuis locis- que sylvaticis regionis inferioris et montane: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr.); pr. Sanlicar (Colm.); ad Chiclana; in Dehesa dela Breia c. Zahara; in Sierra de Jota ditionis Alcala de los Gazules; in Abiertas de Caulina pr. Jerez, et alibi.— @. Flor. a Jan. ad Majum. (v. v.) Ar. geogr.— Europa, Asia occidentalis, Africa borealis, Ca- nariz, Madera, Azorice. TRIB. ALYSSINEZ Benth. et Hook. Alyssum /. 1.668.—A. montanum /. Sp. pl., p. 907.—DC., Syst. 1, p. 309.— Reich., Ic. Flor. Germ. U1, t. 19, f. 4274!—Amo, Flor. Iber. vr, p. 562.—Wk. et Lge., l. c. 1, p. 832.—Stellato-tomentosum, canescens, cauli- bus subherbaceis adscendentibus diffusisve, foliis inferioribus obovatis, superioribus oblongis, siliculis pedicello gracili sub- duplo brevioribus orbiculatis, stylo silicula seepe breviore. Hab. in rupestribus calcareis regionis montane et subalpi- ne: in Monte Prieto pr. Zahara; ad Pozos de la nieve montis Cerro de San Cristobal supra Grazalema.— 4. Maj.-Jul. (v. v.) 8. diffusum Boiss., Voy. bot. u, p. 44.—A. difusum Ten., App. Hort. Neap., 1815, p. 58.—DC., Syst. l. c., p. 310.—Wk. et Lee., |. c.—Stellato-tomentosum, canescens, caulibus sub- herbaceis diffusis v. adscendentibus, foliis inferioribus obovatis, superioribus lineari-lanceolatis utrinque atte- nuatis, siliculis pedicello gracili apice plus minusve de- (633) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 43 flexo duplo et ultra brevioribus subovatis, stylo silicule lon- gitudinem superante. Hab. in glareosis rupestribusque calcareis regionis subal- pine: in monte Sverra del Pinar juxta Cueva de la Gotera su- pra Benamahoma ad 1.600 m. alt.—(v. v.) 7. Allanticum Boiss., 1. c., p. 44.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 71, t. 149!—DC., l. c., p. 305.—Boiss., 1. c. suppl., p. 717.— Wk. et Lee., 1. c., p. 831.—Stellato-tomentosum, sublepi- dotum, argenteum, caulibus basi suffruticosis adscenden- tibus erectisve, foliis inferioribus spathulato-lanceolatis, superioribus lanceolatis basi attenuatis, siliculis pedicello _crasso paulo brevioribus orbiculatis, stylo siliculam sube- quante. Hab. in rupestribus calcareis regionis montane: in Szerra del Endrinal supra Grazalema; in Sierra del Relox inter Benao- caz et Villaluenga.—(v. Vv.) S.—var. a/pinum, canescens v. argenteum, caulibus 6-10 cm. ramisque sterilibus foliosis abbreviatis cesspitem densum formantibus, siliculis brevius stylatis.— 4A. A ¢lanticum 8. alpinum Wk. et Lge., 1. c., p. 832. Hab. in rupestribus calcareis regionis subalpine: in Sierra del Pinar supra Benamahoma.—\v. V.) Note diagnostice quibus A. diffusum et A. Atlanticum a A. montano distinguuntur omnes instabiles et fallaces. Conf. Ball., Spic., p. 320, et Cosson, Comp. Flor. Atl. m1, p. 282. Ar. geogr.—Spec. in Europa media et regione omni medi- terranea; 8. in Hispania et Italia australibus; y. in montibus Hispaniz australis et Africe: borealis. 1.669.—A. campestre ZL. Sp. pl., p. 909.—Cav., Prel., p. 402 ex p.—DC., Syst. n, p- 314.—Reich., Ic. 1. c., t. 18, f. 4270!—Amo, 1. c., p. 561.— Wk. et Lge., l.c. 1m, p. 8383.—A. montanum Brot., Flor. Lus. 1, p. 559.—A. nanui Pomel, Mat. Flor. Atl., p. 232. Variat statura 10-20 cm. aut pumila 4-7 cm.— A. campestre 8. pusillum Per. Lar. in Flor. Gad. exs. Hab. in arenosis incultis et rupestribus calcareis réegionis montane et subalpine: in Sierra Loma de la Novia ditionis 41 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (634) Jerez; in Cerro de San Cristobal supra Grazalema.— ©. Mart.- Jun. (Vv. Vv.) Ar. geogr.—Europa media, regio omnis mediterranea. 1.670.—A. calycinum JZ. Sp. pl., p. 908.—DC., Syst. 11, p. 315.—Reich., Ic. l. c., f. 4269! Amo, l. c., p.560.—Wk. et Lge., Ll. c. m1, p. 833.—A. campestre Cav., Preel., p. 402 ex p. Hab. in arenosis, @lareosis et rupestribus calcareis regionis montane et subalpine: in Cervo de San Cristobal supra Graza- lema; in Sierra de Libar pr. Villaluenga.—©. Apr.-Jun. (Vv. v-) Ar. geogr.— Europa media et australis, Asia mediterranea. 1.671.—A. spinosum JZ. Sp. pl., p. 907.—Cav., Preel., p. 402.—DC., Syst. u, p. 320.— Amo, l. ¢., p. 568.—Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p. 238.— Ptilo- trichum spinosum Boiss., Voy. bot. u, p. 46.—Wk. et Lege., l. c. mt, p. 8385.— Thlaspi spinosum Hispanicum Barr., Plant. ic. 808! Hab. in glareosis rupiumque calcarearum fissuris regionis montane et subalpine: in Cerro de San Cristobal! pr. Graza- lema (Clem.!); in Sderra del Pinar supra Benamahoma ; in Sie- ria del Bndrinal inter Grazalema et Benaocaz. —b. Maj.-Jul. (V.''vi. eS.) Ar. geogr.—Hispania et Gallia mediterranee, Algeria, Imp. Maroccanum. Koniga Addis. 1.672.—K. maritima 2. Br. Obs. Oudn., p. 9.—Reich., Ic. Flor. Germ. m1, t. 18, f. 4266!— Clipeola maritima L., Mant., p. 426.—A lyssum maritimum Cav., Preel., p. 403.—Brot., Flor. Lus. 1, p.558.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 566.— Lobularia maritima Desy., Journ. bot. 11, p. 162.— Wk. et Lee., 1. c. in, p. 836.—Canescens, caudice ceespitoso ramis subherbaceis gracilibus adscendentibus diffusisve, foliis linearibus v. lineari-oblongis acutis, petalis albis, siliculis Jonge laxéque racemosis ovatis v. orbicularibus, stylo brevi, loculis monospermis. Variat ramis plus minusve elongatis, foliis latioribus interdum virescentibus; pedicellis silicula du- (635) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 45 plo triplo v. subquadruplo longioribus, nonnunquam confer- tis.—Lobularia maritima gs. densiflora Lange—siliculis 2-3 mm. pubescentibus glabrisve; seminibus nunc apteris, nunc latere uno aut circumcirca angustissimeé membranaceo-alatis. Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis incultis maritimis preesertim, rupestribus calcareis collibusque apricis hue illuc abundat: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr.!) ad Castillo de Dona Blanca; in Conil et Tarifa (Clem.); pr. Sanlucar (Clem., Willk., Colm., Lange); in monte Gibra//ar! (Kel., Winkler, Dautez) forma pedicellis longioribus et siliculis amplusculis; in vicinitatibus Cadiz! (Lange); forma densiflora; c. San Roque et ad Algeciras (Dautez); in Sverva del Santiscal inter Arcos et Prado del Rey; in Cerro de los Martires c. San Fernando, forma siliculis ampliusculis; in vicinitatibus /evez ubi abundat, et alibi.— 4. Flor. a Octob. ad Apr. (v. v. et 8.) 3. strigulosa Rouy, Exc. bot. Esp. u, p. 58.—Ptilotrichum stri- gulosum Kunze, Chlor. Austr. Hisp.—Willk., Pug., p. 128. — Koniga strigulosa Nym., Sill., p. 200.—Alyssum strigu- /osum Amo, 1. ¢., p. 571.—Lobularia stirigulosa Wk. et Lge., i..¢., p. 8o7:—= Willk., Illustr. Flor. Hisp. 1, p. 84, t. 56, f. A!—Canescens, caudice sepe crasso crespitoso ramis bre- vibus herbaceis erectis adscendentibusve, sterilibus laxe foliosis, foliis oblongo-spathulatis v. lanceolato-oblongis obtusiusculis, petalis albis basi violaceis (nec purpureis ut in icone Willkommiana), siliculis laxé racemosis pedi- cello subduplo brevioribus seepe suborbicularibus pilosu- lis, stylo brevi, seminibus angusté membranaceo-alatis. Hab. in regione montana et subalpina ubi in fissuris rupium calcarearum hue illuc provenit: in Cerro de San Cristobal pr. Gracalema! (Reverch.); in Sierra del Pinar supra Benamahoma: in Sierra de Libar c. Villaluenga, et alibi.—(v. v.) y. Jruticosa.— Koniga fruticosa Per. Lar. in Flor. Gad. exe.— Incana, caule crasso erecto brevi ramisque tortuosis erecto- patulis valde lignosis cortice rugoso testaceo tectis, ramu- lis sterilibus dense foliosis, foliis lanceolato-linearibus crassiusculis canaliculatis, petalis albis, siliculis racemo- sis pedicello duplo brevioribus szepe ellipticis utrinque plus minusve attenuatis pilosulis, stylo brevi, loculis mo- 46 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (635) nospermis, Seminibus angustissime membranaceo-alatis. Fructex nanus, 10-15 cm. alt., ramis ramulisque cymam subfastigiatam formantibus; foliis 10-18 mm. long. et 1-2 lat. Hab. in argilloso-arenosis incultis et dumosis regionis infe- rioris: in Dehesa de Gigonza et in Dehesa de la Dorada ditionis Jerez.—t. (v. Vv.) A forma vulgari var. s¢vigulosa et preesertim var. /ruticosa aspectu valde diverse, sed vix notis stabilibus distincte. Cras- sities et infirmitas induratiove caulium, ramorum pedicello— -rumque longitudo, et foliorum ac silicularum forma indumen- tumque, in A. maritima pro locorum natura valde variabiles sunt. Ar. geogr.—Spec. in Europe et Africe borealis regione me- diterranea, Lusitania, Azoricis, Madera, Canariis. 1.673.—K. Libyca 2. B7. Obs. Oudn., p. 8.—Boiss., Flor. or. 1, p. 289.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 242.—Zunaria Libyca Viv., Pl. Lib., p. 34, t. 16, f. 1.—Lobularia Libyca Coss., Pl. crit., p. 145.—Wk. et Lee., [oC MIILMp 6317. Hab. in arenosis cultis incultisque et ad margines agrorum regionis inferioris: c. Puerto de Santa Maria (Bourg.! ); pr. Ca- diz (Lange); inter Arcos et Prado del Rey in preedio dicto #7 Lugo; in vicinitatibus Jerez (Winkler) ad vias arenosas et in vineis ubi frequens.—©. Flor. a Nov. ad Jun. (v. v. ets.) A Koniga maritima radice annua, sepalis subpersistentibus, siliculis majoribus planiusculis, loculis 4-5 spermis, stylo bre- vissimo, seminibus late membranaceo-alatis, bene distincta mihi videtur. Specimina lecta a me variant caulibus prostra- tis, adscendentibus erectisve, racemis a basi ad medium et ultra bracteatis plus minusve elongatis, pedicellis siliculam vix excedentibus vel ea paulo brevioribus, et siliculis 4-6 mm. long. Statura 15-40 cm., interdum nana (6-10 cm.) e tum A. Zz- byca var. pumila Per. Lar. in Flor. Gad. exs. quee a forma vul- garis racemis brevibus laxissimis et foliis floralibus multé lon- gioribus insuper differt. (637) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 47 Draba 7. 1.674.—D. Hispanica Boiss. Elench., n. 18 et Voy. bot. 1, p. 48, t. 13, f. a! —Amo, Flor. Iber. vi, p. 577.—Ball., Spic., p. 322.—Wk. et Lge., 1. c. 1m, p. 8389.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 243.—D. aizoides Cav., Prel., p. 421 et Webb, Iter., p. 7 non L.—D. Atlantica Pomel, Mat. Flor. Atl., p. 232.—D. Hispanica 8. brachycarpa Willk. in Oesterr. bot. Zeitschr., an. 1891. Hab. in fissuris rupium calcarearum regionis subalpine: in Cerro de San Cristobal pr. Grazalema (Reverch.); in Sierra del Pinar supra Benamahoma; in Sierra del Moro inter Grazalema et Benaocaz.— 4. Apr.-Jun. (Vv. Vv.) Ar. geogr.— Hispania austro-orientalis et australis, Algeria, Imp. Maroccanum. Erophila DC. 1.675.—E. verna JVi//h. Wk. et Lge., 1. c. mi, p. 841.—Draba verna L., Sp. pl. p. 896. —Cav., Prel., p. 422.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 559.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 581.—Hrophila vulgaris DC., Syst. 11, p. 356.—Paro- nychia vulgaris Dod., Pempt., p. 112, f. 2! Hab. in petrosis muscosis rupiumque fissuris regionis mon- tan et subalpine: in Cerro de San Cristobal supra Grazalema: in Monte Prieto pr. Zahara; in Peion de Langarin ad El Gastor, et alibi.—©. Jan.-Apr. (Vv. v.) Ar. geogr.—Europa feré omnis, Asia occidentalis, Africa borealis. TRIB. BRASSICEA Benth. et Hook. Carrichtera DC. 1.676.—C. Velle DC. Syst. 11, p. 642.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 595.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 847.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 278.—Vella an- nua L., Sp. pl., p. 895.—Cav., Preel., p. 411.— Nasturtium syl- vestre Valentinwm Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 130, f. 1! 48 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (638) Hab. in arenosis, ruderatis et ad vias regionis inferioris, sed rare occurrit: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr.); pr. Sanlicar (Clem.!, Colm.); ad Chiclana (Chape!).—@©. Febr.-Jun. (v. s.) Ar. geogr. — Hispania mediterranea, Baleares, Sardinia, Sicilia, Grecia, Syria, Mesopotamia, Persia, Africa borealis, Canarie. Succowia JMedik. 1.677.—S. Balearica Medih. Ust. ann. 1, p. 41.—DC., Syst. 1, p. 643.—Guss., Flor. Sic. Pr. 1, p. 220.—Moris, Flor. Sard. 1, p. 184.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 596.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 848.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p-. 279.— Bunias Balearica L., Mant., p. 429.—Gouan, Illustr., p. 45, t. 20! Hab. in rupibus umbrosis maritimis: in monte Gibraltar (Boiss., Willk., Kel., Dautez); ad San Roque (Dautez).— ©. Mart.-Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania mediterranea, Baleares, Corsica, Sar- dinia, Etruria, Sicilia, Algeria, Imp. Maroccanum, Canarie. Eruca DC. 1.678.—E. sativa Lam. Flor. Fr. 1, p. 496.— Reich., Ic. Flor. Germ. 1, t. 84, f. 4421! —Amo, Flor. Iber. v1, p. 474.—Wk. et Lge., 1. c. 1m, p. 848.— Brassica Eruca L., Sp. pl., p. 932.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 581. —Eruca grandiflora Cay., Prel., p. 426 ex p.—H#ruca sativa Dod., Pempt., p. 696, f. 1! Hab. in ruderatis et ad vias regionis inferioris et montane. c. Zahara; pr. Benaocaz; inter Grazalema et Villaluenga.—O. ®. Febr.-Jun. (v. V.) 8. longirostris.—E. longirostris Uechtr. in Oesterr. bot. Zeitschr. (1874), p. 1386.—Wk. et Lge., 1. c., p. 849.—Willk., Illustr. Flor. Hisp. 1, p. 92, t. 59!—Hruca grandifiora Cav., Prel., LEON Ss. Oy Hab. in arenosis argillosis calcareisque cultis, ad margines agrorum, in ruderatis et pascuis apricis regionis inferioris: (639) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 49 pr. Puerto de Santa Maria (Bourg.); ¢. Algar; inter Arcos et Prado del Rey; in ditionis Jerez locis Isleta de Cartuja, Con- vento del Valle, et alibi.—(v. v.) FHruca sativa, ut jam cel. auct. monuerunt, valde variabilis est, et inter specimina lecta a me nonnulla ambigua inter var. 6. et formam vulgarem. Ar. geogr.—Europa australis, Asia occidentalis, Africa borea- lis, Canarie, Madera. Var. s. adhuc in Hispania mediterranea. Sardinia, Sicilia, Italia australi, Grecia, Africa boreali. Sinapis J. 1.679.—S. alba Z. Sp. pl., p. 933.—Cav., Prel., p. 427.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 585.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 85, f. 4424!—Moris, Flor. Sard. 1, p. 180.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 471.—Wk. et Lee., l, c. m1, p. 851.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 205.—Vuleg. Mostacd. Hab. in arenosis umbrosis, ruderatis et ad vias regionis in— ferioris: c. Sanlucar (Clem.); ad Gibraltar (Kel.); pr. Jimena; inter Zahara et Algodonales ; ad Molino de Cartuja urbis Jerez, et alibi.— ©. Mart.-Maj. (v. v.) S. hispida Schousb. Mauritanie Tingitane Beeticeeque Onu- bensis incola et in provincia Gaditana adhuc non visa, sine dubio ulterius invenienda. Ar. geogr.— Europa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canarie. 1.680.—S. arvensis ZL. Sp. pl., p. 933.—Brot., Flor. Lus.1, p. 584.—DC., Syst. 1, p. 615.—Reich., Ic. 1. c., t. 86, f. 4425!— Moris, Flor. Sard. 1, p. 176.—Amo, l.c., p. 466.—Wk. et Lge., l. c. ur, p. 851.— Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 204.—S. Orientalis L., Ameen. Iv. p. 280 et Sp., p. 933.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 584.—DC., Syst. 11, p. 616.— Brassica Sinapistrum Boiss., Voy. bot. 1, p. 39.— Ra- pistrum Dod., Pempt., p. 664, f. 1! Variat promiscue plus minusve setoso-hispida, foliis inw- qualiter inciso-dentatis aut lyrato-pinnatifidis, sepalis inter- dum pilis raris preeditis, siliquis glabris aut plus minusve re- trorso-hispidis. ANALES DE HIST. NAT —XXVII. 4 50 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (640) Hab. in argillosis, arenosis calcareisque cultis, in ruderatis et ad vias regionis inferioris et montane: c. Algeciras (Clem.); ad Chiclana (Chape!); Gibraltar (Kel., Dautez); ¢. Algar; in vineis urbis Arcos; pr. Trebujena; pr. Puerto de Santa Maria; in vineis cultisque urbis Jerez, et alibi.—©. Flor. a Novembre ad Junium. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Europa feré tota, Asia occidentalis, Africa borea- lis, Canariw, Madera. Brassica J. (ex p.) 1.681.—B. oxyrrhina Coss. Pl. crit., p. 26.—Wk. et Lee., l.c. m, p. 854.—B. sabularia Kunze, Chlor., n. 442 non Brot.—Sinapis oryrrhina Amo, Flor. Iber. vi, p. 469. A B. sabularia differt petalorum venis atro-fuscis, glandulis hypogynis placentariis oblongis, siliquarum rostro seepius val- vis longiore, valvis 3-5-nerviis nervis lateralibus rectiusculis, seminibus validius et laxius foveolatis. Conf. Coss. 1. ¢. Hab. in sabulosis maritimis: pr. Sanlducar (Willk., Bourg.!). — ©. Jan.-Apr. (v. 8.) Ar. geogr.— Hispania austro-occidentalis et Lusitania aus-— tralis. 1.682.—B. sabularia Brot. Flor. Lus. 1, p. 582 et Phyt. Lus.1, p. 97, t. 43!—DC., Syst. 11, p- 605.—Amo, l. c., p. 483.—Wk. et Lge., ]. c. m1, p. 855.—Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p. 1938.—Sisymbrium Parra L., Mant., p. 255 excl. loc: nat: Hab. in sabulosis maritimis: pr. Sanlucar (Clem., Colm.) juxta Bonanza (Willk.); in vicinitatibus Cadiz (Cabrera); inter Sanlicar et Chipiona.—©. Febr.-Majo. (v. v.) 6. papillaris Boiss., Voy. bot. 1, p. 36, t. 7/—Wk. et Lge., l. c. —Debeaux, Flor. Gibr., p. 23. Hab. in sabulosis maritimis, ad Gibraltar (Boiss., Kel., Dau- tez, Reverch.)—(n. v.) Ar. geogr.—Lusitania et Hispania australes. 1.683.—B. Tournefortii Gowan. Illustr., p. 44, t. 20, f. A!—DC., Syst. 11, p. 602.—Boiss., Voy. (GEL) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 51 bot. 1, p. 36.—Amo, Flor. Iber. yr, p. 480.—Wk. et Lee., l. ¢. ui, p. 855.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 23.— A#ruca erecta Lag.. Genet. Spi p. 20: Hab. in sabulosis maritimis et arenosis incultis regionis in- ferioris: ad Muerte de San Felipe circa La Linea, et pr. San Ro- que (Dautez).—©. Febr.-Mart. (n. v.) Ar. geogr.— Hispania australis, Corsica, Sardinia, Sicilia, Italia australis, Grecia, Creta, Caucasii, Asia occidentalis, Aegyptus, Tunetia, Algeria, et Lusitania australis ex Mach. 1.684.—B. fruticulosa Cy7. Pl. rar. 1, p. 7, t. 1.—DC., Syst. 1, p. 604.—Amo, Flor. Iber. VI, p. 482.—Wk. et Lee., 1. c. 11, p. 859.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 238.—Sinapis radicata Sibth. et Sm., Pr. Flor. Greece. u, p. 32 non Desf. Hab. in arenosis et rupestribus calcareis regionis inferioris. ad San Rogue et in monte Gibraltar (Dautez, Debeaux). — ©.4. Mart.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Hispania mediterranea, Gallia australis, Sicilia, Italia australis, Grecia, Algeria, Imp. Maroccanum. 1.685.—B. nigra Koch. Deutschl. Fl. rv, p. 713.— Amo, Flor. Iber. v1, p. 479.—Wk. et Lee., l.c. m1, p. 860.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 180.— Sinapis nigra L., Sp. pl., p. 933.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 585.— Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 88, f. 4427.—Vulg. Mostazo. Hab. in regione inferiore ubi in argillosis cultis, inter sege- tes, ad vias agrorumque margines frequenter provenit huc illuc abundans: c. Sanlucar (Clem., Bourg.); pr. /erez (Clem.!) ubi inter segetes abundat; ad Cortijo de Géedula pr. Arcos; in- ter Villamartin et Prado del Rey; in Cortijo de Charco-dulce c. Medina; in loco Hl Hspadanal pr. Jimena; in pago Fascinas di- tionis Zarifa, et alibii—©. Apr.-Jun. (Vv. v. et s.) Ar. geogr.—EKuropa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canariz, Madera, Azorice. Erucastrum Pyves/. 1.686.—E. incanum Xoch. Syn. Flor. Germ., ed 1, p. 56.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 861. 52 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (642) —Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 172.—Sinapis tncana L., Sp. pl., p. 934.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 585 et Phyt. 1, p. 205, t. 172!— Reich., Ic. Flor. Germ. u, t. 85, f. 4423!—Hirsch/feldia adpressa Meench, Meth., p. 264.— Amo, Flor. Iber. v1, p. 484.— Brassica adpressa Boiss., Voy. bot. u, p. 38.—Hrucastrum heterophyllum Wketle@e. 21 ic: Species quam maxime polymorpha. Variat promiscue caule plus minus scabro-hirto seepius a basi ramoso 4-10 dce.; foliis inferioribus virentibus cinerascentibusve, lyrato-pinnatifidis s. lyrato-pinnatisectis, lobo terminali nunc obovato aut sub- rotundo, nune oblongo aut oblongo-lanceolato plus minusve acuto; sepalis glabris aut pilosiusculis; siliquis glabris, pube- scentibus aut dense hirtis (Sinzapis heterophylla Lag.!), cras- siusculis s. gracilibus, loculis 3-6-spermis, valvis interdum torulosis 4-10 mm. long., rostro brevi aut longiusculo, ovato lanceolatove, basi nihil aut plus minusve constricto, 1-2-sper- mo interdum aspermo. 5 Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis, argil- losis calcareisque incultis, ruderatis, pascuis apricis, et ad vias abundanter provenit: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr.!, Colm.); Gibraltar (Pourr., Kel., Dautez); pr. Sanlucar (Clem., Bourg.); pr. Cadiz (Colm.); ad San Rogue (Dautez); in Alcala de los Gazules; Algar; Arcos; Ubrique: Jimena; Medina; in vici- nitatibus Jerez, et alibi.— @. @. Apr.—Jun. (v. v. et s.) Ar. geogr.— Europa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canarie. ,1.687.—E. obtusangulum /eich. Flor.,Germ. exc., p. 693 et Ic. 1.-c., f. 4429!—Amo, Flor. Iber. vi, p. 493.—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 862.— Brassica Hru- castrum L., Sp. pl., p. 9382.—Sisymobrium obtusangulum Lois., PloreGaliennr..p. 80: Hab. in arenosis incultis regionis inferioris, c. Puerto de Santa Maria (Gutierr. ex Colm.) —4. Apr.-Jun. (n. Vv.) Specimina perpauca a me, pr. Benaocaz in Sierra del Caos, lecta valde incompleta sunt ut discernere possim, num ad L. obtusangulum an ad aliam speciem pertineant. Ar. geogr.— Hispania, Gallia, Germania occid., Helvetia, Italia. (643) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 53 Diplotaxis DC. 1.688.—D. saxatilis DC. Syst. 1, p. 636.—Sisymbrium saratilis Lam., Flor. Fr. 0, De old: Var. Lagasce Willk., Suppl. Pr. Fl. Hisp., p. 308.— Stnapis nudicaulis Lag., Gen. et sp., p. 20.—Brassica humilis Boiss., Voy. bot. 11, p. 35 ex p.— Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 858 ex p.— Diplotaris brassicoides 8. Lagasce Willk., Illustr. Flor. Hisp. 1 p. 141, t. 85, f. B! Hab. in rupestribus calcareis regionis montane: in Cervo de San Cristobal supra Grazalema (Reverch.)—4. Apr.-Jun. (n. Vv.) Ar. geogr.— Spec. in Gallia australi, Hispania orientali et australi, Aleeria, Imp. Maroccano. 1.689.—D_ viminea DC. Syst. u, p. 635.—Sisymbrium vimineum L., Sp. pl., p. 919. Var. integrifolia Lange, Pug., p. 273.—Wk. et Lge., |. c. 1m, p. 865.—D. Prolongi Boiss., Elench. n. 15.— Brassica Prolong? Boiss., Voy. bot. 11, p. 33. Hab. in graminosis regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Maria (Lange:.—.. Febr.-Jun. (n. v.) Var. precoz Lange, l. c.—Wk. et Lge., 1. ¢. Hab. in incultis regionis inferioris: c. Puerto de Santa Maria (Lange).—(n. v.) Ar. geogr.—Spec. in Europa media et australi, Asia occiden- tali, Africa boreali. 1.690.—D. erucoides DC. Syst. 1, p. 631.—Reich., Ic. Flor. Germ. m1, t. 84, f. 4422! Amo, Flor. Iber. v1, p. 485.—Wk. et Lge., |. c. m1, p. 866.— Debeaux, Flor. Gibr., p. 24.—Sinapis erucoides L., Sp. pl., p. 934.—Sisymbrium erucoides Desf., Flor. Atl. m, p. 88.—Bras- sica erucoides Boiss., Voy. bot. 11, p. 33.—Hruca sylvestris florve albo italica Barr., Plant. ic. 132! Hab. in arenosis, ruderatis locisque cultis regionis inferio- ris: pr. Chiclana? (Chape!); in vicinitatibus Cadiz (Colm.); A /- geciras, San Roque, Gibraltay (Dautez).—©. Jan.-Jun. (v. s.) 5h ANALES DE HISTORIA NATURAL. (644) Ar. geogr.—EKuropa feré tota australis, Asia mediterranea, - Africa borealis. 1.691.—D. virgata DC. Syst. um, p. 631.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 486.—Wk. et Lge., l. c. ur, p. 866.—Coss., Comp. Flor. Atl. u, p. 164.—Sinapis vir- gata Cav., Prel., p. 428.— Brassica virgata Boiss., Voy. bot. 11, p. 35.—Vulg. Jaramago v. Aramago. Species valde polymorpha. Variat promiscueé caule erecto aut adscendente, plus minusve ramoso hirtoque, 20-90 cm. alt.; foliis inferioribus pinnatifidis, pinnatipartitis pinnatisectisve 5-10 em. long., interdum 20 cm. usque (forma macrophylla Per. Lar., Flor. Gad. exs.), segmentis oblongis lanceolatisve, terminali ceteris nunc paulo majore, nunc interdum longis- simo; pedicellis 7-20 mm. long. sepalisque glabris aut hispi- dulis; siliquis pedicello modo subeequilongis, modo duplo aut subtriplo longioribus, linearibus lineari-oblongisve, rostro lineari aut ovato-lanceolato, plus minus compresso, 1-6 mm. long., aspermo aut mono-dispermo., . Hab. in regione inferiore, ubi in arenosis, argillosis, calca— reis et gypsaceis cultis incultisque, in pascuis, ruderatis, ad muros et in tectis, per omnem feré provinciam vulgatissima: Sanlicar, Conil, Algeciras (Clem.); Cadiz (Willk., Chape!, Bourg.!); San Roque (Ball); Chiclana, San Fernando, Medina, Arcos, Trebujena, Jerez, et alibi.—-©. Flor. a Nov. ad Junium. (iy Et'S.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Africa borealis. 1.692.—D. siifolia Awnze. Chlor. Austr.-Hisp., n. 443.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 490.— Wk. et Lee., l. c. m, p. 866!—Willk., Illustr. Flor. Hisp. 1, p. 136, t. 83!—Coss., Flor. Atl. 1, p. 162.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 24.—Brassica torulosa Dur. ap. Duchartre, Rev. bot. 11, p. 434. Variat caule erecto vy. caulibus adscendentibus plus minusve hirtis, 20-90 cm. alt.; foliis inferioribus seepe pinnatisectis, seementis approximatis aut remotis, ovatis oblongisve, inciso- dentatis s. pinnatifidis, nunc sessilibus nune petiolulatis; ra- cemis fructiferis laxis interdum confertis, pedicellis 5-18 mm. lone. sepalisque glabris aut hirtulis; siliquis pedicello modo subeequilongis, modo duplo aut subtriplo longioribus, rostro (645) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 55 lineari v. lineari-subulato, compresso, 3-8 mm. long., aspermo aut mono-dispermo. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis cultis incultisque, ruderatis, pratis maritimis et collibus aridis hue illuc occurrit: pr. Sanlicar! (Willk., Bourg.); c. Chipiona, et inter San Fer- nando et Cadiz! (Willk.); pr. Chiclana (Colm.); in Gibraltar et ad San Roque (Winkl.); ad Convento de la Piedad pr. Puerto de Santa Maria; ad Puerto de Buena-vista ditionis Jerez, et alibi. —©,. Jan.-Majo. (Vv. v. et s.) 8. bipinnatifida Coss., Ilustr. Atl. 1, p. 40, t. 28! et Comp. Flor. Atl. 1, p. 163. Hab. in collibus arenosis regionis inferioris: in lapicidinis inter Jerez et Puerto de Santa Maria; in Dehesa de la Zarza inter Jerez et Puerto Real.—\(v. Vv.) Ar. geogr.— Hispania australis, Algeria, Imp. Maroccanum. 1.693.—D. catholica DC. Syst. 11, p. 632.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 486.—Wk. et Lge., l. ec. m1, p. 867.—Sisymbrium catholicum L., Mant., p. 93.— Brot.; FlorLus.1, p. 087 et, Phyt: Lus. u, p. 202, t.. 1'71!—Vule. Saramago. Hab. in arenosis cultis incultisque, ruderatis et collibus sic- cis regionis inferioris: inter Gibraltar et San Roque (Pourr. ex Colm.); pr. Ubrigue (Bourg.!); in vineis pr. A7vcos; in A diertas de Caulina ditionis Jerez, et alibi.—@©. Dec.-Majo (v. v. et s.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, ,Baleares et Mauritania Tingitana? Moricandia DC. 1.694.—M. arvensis DC. Syst. 11, p. 626.— Amo, Flor. Iber. v1, p. 494.—Wk. et Lge., l. c. ur, p. 869.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 157.— Brassica arvensis L., Mant., p. 95.—B. Moricandia Boiss., Voy. bot. 11, p. 34.— Hesperis arvensis Cav., Preel., p. 431. Hab. in arenosis, argillosis calcareisque cultis regionis in- ferioris: inter segetes pr. Grazalema (Reverch.)— ®. 4. Apr.- Jun. (n. v.) Ar. geogr.— Europa fere tota mediterranea, Africa borealis. 56 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (646) 1.695.—M. Ramburei JV’edd. It. Hisp., p. 73.—Coss., Pl. crit., p. 143.—Wk. et Lge., 1. c. 11, p. 869.—M. arvensis 8. Ramburei Amo, Flor. Iber. vr, p. 494.— Brassica Moricandioides Boiss., Elench. n. 12 et Voy. bot. 11, p. 34, t. 8! Hab. in arenosis argillosisque incultis, locis g@lareosis et collibus calcareis gypsaceisve regionis inferioris: inter Wdr/- que et Ll Bosque; in Dehesa de la Sierrezuela, et in arenis fluvii Guadalete ad la Cartuja ditionis Jerez, et alibi.—4. Apr.-Jun. Wie) Ar. geogr.—Hispania centralis et australis. Fam. Papaveracee /uss. Papaver JL. 1.696.—P. rupifragum Boiss. et Reut. Pug., p.6.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 648.—Wk. et Lge., |. c. 11, Dios: Hab. in rupium calcarearum fissuris glareosisque regionis montane et subalpine: pr. Grazalema in Cerro de San Cristo- bal (Clem.!, Reverch.) et in Sierra del Lndrinal (Boiss., Reut.): in Sierra del Pinar supra Benamahoma.—4. Maj.-Jul. (v. v..et s.) P. Atlanticum in Imp. Maroccano meridionali crescens, ex descriptione.— Ball, Spic., p. 313—et icone —Coss., Illustr. Flor. Atl., t. 6—a P. rupifrago proprie distinctum mihi vi- detur. Ar. geogr.—In montibus provincize Gaditane hucusque tan- tum detectum. 1.697.—P. hybridum Z. Sp. pl., p. 725.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 253.—Reich., Ic. Flor. Germ, m1, t. 14, f. 4476!—Wk. et Lge., l. c. i, p. 871.—Vule. Amapola. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque cultis, inter segetes et ad vias huc illuc abundanter occurrit: inter Gibraltar et San Roque (Cav., Kel.); c. Puerto de Santa Maria (Gutierr., Bourg.); in vicinitatibus Jerez (Win- kler) ubi abundat; inter Rola et Puerto de Santa Maria; c. Ar- (617) Perez Lera —rLORULA GADITANA. 57 cos: ad Bornos: ¢. Grazalema: pr. Medina, et alibi.—.). Apr.- Majo. (v. v.) P. Argemone in ditione Gibraltar a WKelaart indicatum fuit. sed quum in territorio nostro numquam visum nec ibidem a botanicis recentioribus repertum sit, dubius Flore Gaditanze civis mihi videtur. Ar. geogr.—P. hybridum in Europa media et australi, Asia occidentali, Africa boreali, Canariis. 1.698.—P. dubium J. Sp. pl., p. 726.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 253.—Reich., Ic. l.c., t. 15, f. 4477!—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 872. Hab. in arenosis et argillosis cultis incultisque. inter sege— tes, in collibus et ad vias regionis inferioris et montane: c¢. Sanlicar et pr. Jerez (Clem.); c. Vejer (Willk.); in Gibraltar {Kel.); pr. Grazalema; in collibus c. Alcala de los Gazules, et alibi.— ©. Mart.-Jun. (Vv. v.) Ar. geogr.—Europa fere tota, Caucasus, Africa borealis, Ca- nariz, Madera. 1.699.—P. Rheas Z. Sp. pl., p. 726.—Cav., Prel., p. 482.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 203.— Reich., Ic. |. c., t. 15, f. 4470! —Wk. et Lge., I. c. m1, p. 872.—P. erraticum Dod., Pempt., p. 444 ic.!—Vulg. A mapola. Species quoad staturam, villi copiam, foliorum figuram. petalorum colorem dimensionesque, capsularum formam ac magnitudinem, et numerum stigmatum valde variabilis. In- ter specimina permulta lecta a me, alia pedunculis radicali- bus et capsulis obovato-oblongis basi attenuatis, alia follis pinnatisectis sezemento terminali lineari-lanceolato laterali- bus quadruplo quintuplove longiore (P. caudatifolium Tim).) a forma typica satis differunt. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque cultis, inter segetes, in vervactis, ruderatis, pascuis et ad margines agrorum per omnem fere provinciam abundan- ter occurrit: ad Puerto de Santa Maria (Osbeck., Willk.): Chi- clana (Chape!); Vejer (Willk.); Gibraltar (Kel.); Jimena, Alcali. Ubrique, Grazalema, Villamartin, Arcos, Medina, Jerez, et alibi. — ©. Apr.-Jun. (Vv. v. et s.) Ar. geogr.—Europa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canarize, Madera. rc 3 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (618) 1.700.—P. somniferum Z. Sp. pl., p. 726.—Coss. et Germ., Flor. Par., p- 93. Var. setigerum Webb et Berth., Can.1, p. 58.—Boiss., Flor. or. 1, p. 116.—Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p. 62.—P. setigerum DC., Syst. 1, p. 81.—Wk. et Lge., 1. c. mm, p. 873.— Debeaux, Flor. Gibr., p. 19.—P. somniferwm Reich., Ic. 1, t. 17, f. 4481! —Vule. A dormidera. Hab. in arenosis, argillosis et calcareis cultis incultisque, in ruderatis et collibus regionis inferioris, sed rare: pr. Ubri- que (Clem.); in Picacho de Alcala de los Gazules (Bourg.); in Gibraltar (Dautez); inter Benaocaz et Hl Bosque.—O. Mart.- Majo. (v. v.) Var. officinale Coss. et Germ., |. c.—P. oficinale Gmel., FI. Bad. Als. 1, p. 479.—Reich., Ic. 1. ¢., t. 17, f. 4482!—P. somni- Serum Brot., Flor. Lus. u, p. 254.—P. somnif. g. album DC., Syst. 1, p. 82.—P. sativum tertium Dod., Pempt., p. 442, f. 2! Colitur in hortis et huc illuc subspontaneum ec. habitationes frequenter occurrit.—(V. Vv.) Arg. geogr.— Kuropa australis, Africa borealis, Canarie, Madera. Remeria Medik. 1.701.—R. hybrida DC. Syst. mu, p. 92.—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 874.— Chelidonium hybridum ., Sp. pl., p. 724.—Cav., Preel., p. 484.— Papaver corniculatum violaceo flore Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 92, f. 2! Hab. in arenosis et calcareis cultis incultisque regionis in- ferioris: c. Sanlucar et pr. Jerez (Clem. ex Colm.)—©. Apr.- Jaa (Ve) Ar. geogr.— Hispania centralis et mediterranea, Gallia, Ba- leares, Greecia, Turcia, Asia occidentalis, Africa borealis. Glaucium Journ. 1.702.—G. flavum Craniz. Stirp) austr., fase.2;°p- 133' (1763).— DC., Syst, ph 94:—— Chelidonium Glaucium L., Sp. pl., p. 724.--Cav., Preel., p. 483. —Brot., Flor. Lus. 11, p. 255.—@laucium luteum Scop... Flor. (649) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 59 Carn. 1, p. 369 (1772).—Reich., Ic. Flor. Germ. m1, t. 11, f. 4468! —Wk. et Lge., l. c. m1, p. 874.— Papaver corniculatum flavo lore Clus., Rar. pl. hist. u, p. 91, f. 1!—Vulg. Amapola de mar. Variat promiscué foliis plus minusve pilosis, interdum, gla- bris, nunc pinnatifidis, nunc pinnatipartitis, segmentis latio- ribus angustioribusve, dentatis aut sinuato-lobatis, siliquis tuberculato-scabriusculis aut fere leevibus. Hab. in arenosis a mare non dissitis: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr!): in loco 7a Puntilla; pr. Cadiz (Clem.!, Lange) ad San Jose; c. Sanlicar (Clem., Rodrig., Colm.); in Gibraltar! (Brouss., Boiss., Kel., Dautez); inter Gibraltar et San Roque (Kel., Dautez); pr. Chipiona; inter San Fernando et Cadiz, et alibi.—@. 4. Apr.-Jul. (v. v. et s.) Ar. geogr.— Europa fere tota, Asia occidentalis, Africa bo- realis, Canariw, America borealis. 1.703.—G. corniculatum Curt. Flor. Lond., fasc. vi, t. 32.—Reich., Ic. l. c., t. 12, f. 4471!— Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 874.—Chelidonium corniculatam L.. Sp. pl., p. 724.—Cav. Prel., p. 484.— Papaver cornutum phen- ceo jiore Clus., Rar: pl. hist. m1, p. 91, f. 2! Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: c. Cadiz (Clem. ex Colm.)—©. Apr.-Jul. (n. v.) Ar. geogr.—Europa media et Australis, Asia occidentalis, Africa borealis, Canarize , Madera. Chelidonium Journ. 1.704.—Ch. majus Z. Sp. pl., p. 723.—Cav., Prel., p. 483.—Brot., Flor. Lus. mn, p. 295.—Reich., Ic. Flor. Germ. 111, t. 10, f. 4466!—Wk. et Lge.. I. c. 1, p. 875.—Ch. majus vulgare Clus., Rar. pl. hist. u, p. 203. f. 1!—Quer, Flor. Esp. 1v, p. 211, t. 34!—Vulg. Celidonia. Hab. in regione inferiore et montana ubi in ruderatis et sepibus umbrosis rarissimeé occurrit: ad Benaocaz; in vicinita- tibus Jerez.— 4. Mart.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Europa fere tota, Asia temperata, Algeria, Imp- Maroccanum, Canariw, Madera, Azorice. 60 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (650) Fam. Hypecoeze Du Mort. Hypecoum 7Journ. 1.705.—H. equilobum J7v. Flor. Lib., p. 7, t. 3, f. 3! (1824).— A. grandifiorum Benth.. Cat. pl. Pyr.,) p.-91- (1826).—Wk. et Lee., 1. ¢. 1; p./876 A. procumbens y. grandiflorum Coss. , Comp. Flor: Ath. 1157: 23. Hab. in arenosis et calcareis cultis incultisque regionis in- ferioris, sed rarissimé occurrit: pr. Sanlicar, ad Puerto de Santa Maria, et in vicinitatibus Cadiz (Colm.); circa O/vera.— ©. Mart.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Hispania centralis et mediterranea, Gallia aus— tralis, Italia, Greecia, Asia mediterranea. - Fam. Fumariacese DC. Fumaria /. 1.706.—F. Africana Zam. Kneyel. u, p. 569.—Coss. et Dur. in Bull. Soc. Bot. 11, p. 305. —Wk. et Lge., l. c. m1, p. 878.—Coss., Comp. Flor. Alt. 1, p. 80 et Illustr., t. 9, f. 12-20!—/. corymbosa Desf, Act. Soc. Hist. Nat. 1, p. 26, t.6, ef Flor. Atl. 1, p. 124.—DC., Syst. 1, p. 132. —Boiss., Voy. ie i Oe IS Hab. in rupestribus calcareis regionis submontane: pr. Grd- zalema (Reverch.)— 4%. Apr.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.— Hispania australis, Algeria, Mauritania Tin- gitana. 1.707.—-F. capreolata Z. Sp. pl., p. 985.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 591.—Boiss., Voy. bot. 11, p. 20.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 4, f. 4456!—Wk. et Lee. , 1. c. 10, p: 878.— 7. pallidijiora.Jord. in Bill... Arch:, p. 305.—F. speciosa Jord., Cat. Jard. Gren. (1849), p. 15. Variat magnopere quoad staturam, crescendi modum, par- tium foliorum dimensiones, densitatem ac longitudinem race- morum, et florum colorem magnitudinemque, sed varietates (651) Perez Lara.—FrLORULA GADITANA. 6 certe vix distingui possunt. Forme pallidifiora et speciosa communes sunt. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque cultis, in sepibus, dumetosis et ad agrorum margines hue illuc frequenter occurrit: in Gibraltar! (Brouss., Willk., Kel.); Sanlucar (Coln.); San Roque, Algeciras (Dautez); Medi- na, Algar, Ubrique, Bornos, Jerez, et alibi.—©. Febr.-Jun. (Vv. Vv.) Ar. geogr.—Europa media et australis, Asia mediterranea, Africa borealis. .1.708.—F. Thureti Boiss. Diagn. pl. or. ser. 2, n. 1, p. 15.— Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 879- Hab. in arenosis incultis: prope Cadiz (Lange).— ©. Febr.- Majo. (n. v.) A precedente ex descriptione, non proprie distincta mihi videtur. Ar. geogr.—Secundum auctores in Hungaria, Turcia, Gre- cia, Cypro, Asia minore. 1.709.—F. macrosepala Boiss. Elench. n. 7et Voy. bot. u, p. 19, t. 4!—Hammar Mon. Fun., p. 36, t. 3!—Ball, Spic., p. 315.—Wk. et. Lge., 1. c. 11, p. 880. —F. capreolata var. macrosepala Coss., Comp. Flor. Atl. m1, p. 88. Hab. in rupestribus umbrosis et in sepibus regionis inferio- ris et montane: pr. Grazalema (Reverch.); c. Benaocaz, et in sepibus ad Ubrique.—©. Mart.-Jun. (v. v.) 8. Malacitana.— F. Malacitana Hausskn. et Fritze in Flora (1873), p. 548.—Wk. et Lge., l. c., p. 881. Hab. in eisdem locis: in Gibraltar (Dasoi); pr. Grazalema (Reverch.); in vicinitatibus Ubrique, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.— Hispania australis, Mauritania Tingitana, Al- geria. 1.710.—F. muralis Sond. Koch., Syn. Flor. Germ:, ed: 2; p.-1017. Species polymorpha in plurimas pseudo-species notis diag- nosticis parvi momenti definitas ab auctoribus nonnullis dila- niata. Forme principales sue ad Sequentes apud nos refferri possunt. 62 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (652) 4. genuind.— Ff. media var. muralis Hammar, Monogr. Fum., p. 29.—Wk. et Lge., J. c. 11, p. 882. Hab. in umbrosis, inter frutices, ad sepes et muros regionis inferioris et montane: in Gibraltar (Schott); ad Benaocaz; su- pra Benamahoma; in vicinitatibus Zahara, et alibi.—©. Febr.- Jun. (v. v.) S.-var. sepium.—F. sepium Boiss. et Reut. in Bois., Diagn. pl. or., ser. 2, n. 1, p. 16.—Hammar, Mon. Fum., p. 27.—Wk. et Lee., l. c. ur, p. 879.—F. Gaditana Hausskn. in Flora (1873), p. 547.—Wk. et Lge., l. ¢. Note diagnostice quibus /. Gaditana a F. sepiwm separata fuit leves fallacesque; in eadem planta fructus in parte infe- riore alii angustati, alii dilatato-truncati sunt. Hab. in eisdem locis ubi preecedens, sed multd frequentior: ad Algeciras (Boiss., Reut., Winkl.); @bra/tar, Grazalema (Boiss.): Medina (Willk.); ¢. Benaocaz; ad Algodonales; juxta Bornos, et alibi.—(v. v.) 8. Bastardi.—F. media Bast., Ess. Fl. Main.—Loir., Suppl., p. 33 non Lois.— #. Bastardi Bor. ap. Duch., Rev. bot. 1, p. 399.— F. muralis Bor., Flor. Centr. , p. 28 non Sond.— F. Gussoni Boiss.; Diagn. pl. or., ser..1, n. 8; p. 13.— F.. Borei Jord., Cat. Gren. (1849), p. 15.—/. Jordant Guss., Pl. Inar, p. 12, t. 2, f. l!—#. media v. typica Hamm., Mon. Fum., p. 28.—/f. media a. etc. Wk. et Lge., |. c. 1, p. 882. Hab. in regione inferiore et montana ubi in locis umbrosis, ad vias et muros, in ruderatis, in sepibus et dumetosis huc illuc frequenter provenit: pr. Grazalema (Boiss., Reverch.); in Gibraltar (Boiss., Dautez); c. Chiclana (Fritze); ad San Rogue (Dautez); pr. Ubrique; juxta Arcos; in A biertas de Caulina pr. Jerez, et alibi.—(v. v.) S.-var. confusa.—F. serotina Guss. in Parl., Giorn. bot. 1, p. 150 et Pl. Inar., p. 13, t. 3!—F. confusa Jord., Cat. Dijon (1848), p. 18.—/F. media v. confusa Hamm., Mon. Fum., p. 28. Hab. in sepibus herbidisque cum precedente mixta: in /ver- tas de Benamahoma; pr. Ubrique; intee Zahara et Grazalema; ad Convento de la Piedad pr. Puerto de Santa Maria, et alibi. (v. Vv.) 4653) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 63 Ar. geogr.—Huropa media et australis, Africa borealis, Ca- narize, Madera. 1.711!—F. agraria Lag.! Gen. et sp., p. 21.—Boiss., Voy. bot. 11, p. 20.—Hamm. l. ¢., p. 38, t. 4.—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 881. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis, argillo- sis calcareisque incultis, in ruderatis, inter segetes, et ad agro- rum margines huc illuc abundanter provenit: ad Puerto de Santa Maria, pr. Medina (Willk.); c. Sanlicar (Colm.); ¢. Alge- ciras (Winkl.); pr. Grazalema (Reverch.); Jerez, Arcos, Bornos, et alibi. Forma foliorum segmentis duplo triplove majoribus (F. agraria b. macrophylla Per. Lar. in Flor. Gad. exs.) in ma- ritimis semper occurrit: ad San José c. Cadiz, in vicinitatibus San Fernando, ad La Puntilla juxta Puerto de Santa Maria. et alibi. —©. Jan.-Maj. (v. v.) g. rupestris Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p. 90.—/’. rupestris Boiss. et Reut., Pug., p. 4.—Hamm., Mon. Fum., p. 40, t. 6. Hab. in fissuris rupium umbrosis regionis inferioris: supra Algeciras (Coss.)—(n. v.) Ar. geogr.—Spec. in Lusitania et regione fere omni medi- terranea; var. §. in Hispania australi (Boiss., Reut., Coss.). Imp. Maroccanum, Algeria. 1.712.—F. officinalis Z. Sp. pl., p. 984.—Boiss., Voy. bot. m1, p. 21.—Hamm. I. ¢., p. 9. —Wk. et Lge., l. c. mr, p. 883. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque cultis, in hortis, vineis, olivetis et ruderatis huc illuc frequens: pr. Chiclana (Chape!); c. San Roque et ad Algeciras (Kel.); pr. Sanlucar (Colm.); c. Zahara, pr. Arcos, in vicinitati- bus Jerez, et alibi.—©. Febr.-Jun. (v. v. et s.) 8. scandens Hamm. |. c.—Wk. et Lge., l. c. Hab. in cultis herbidis et in dumetosis: pr. Grazalema (Re- verchon); c A/godonales.—(v. v.) vy. floribunda Hamm. |. c.—Wk. et Lge., 1. e.—F. densiflora DC., Cat. Monsp., p. 113 ex p. Hab. in regione inferiore ubi in arvis, vineis, hortis et ad vias huc illuc abundat: pr. Puerto de Santa Maria (Bourg.); in 64 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (G54) Alcala, Medina, Arcos, Trebujena, et presertim in vicinitatibus Jerez ubi in vineis herbidisque vulgatissima.—(v. v.) Are. geog@r.— Europa feré omnis, Asia septentrionalis et occidentalis, Africa borealis. Dubius Canariarum Civis. 1.713.—F. micrantha Lag.! Gen. et sp., p. 21.—Hamm. Mon. Fum., p. 21.—-Boiss., Flor. or. 1, p. 136.—F. densiflora DC., Cat. Mons., p. 113 ex p.—Boiss., Voy. bot. 11, p. 21 in adnot.—Wk. et Lge., 1. c. 1m, p. 883.— F. officinalis y. densiflora Moris, Flor. Sard. 1, p. 90, t. 6! non Parl. Hab. in arenosis argillosis calcareisque cultis, in hortis, ar- vis, vineis et ruderatis regionis inferioris: pr. Sanlducar (Colm.); in Arcos, Trebujena, et precipué in vineis urbis Jerez. — ©. Febr.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.—Europa media et meridionalis, Asia occidenta- lis, Africa borealis. 1.714.—F. parviflora Lam. Eneycel. 1, p. 567.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 592.—Lag., Gen. et sp., p»21.—Boiss., Voy. bot. 1, p. 21.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 1, f. 4451!—Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 884. Variat caulibus abbreviatis erectis, floribus roseis (7. par. 5. erecta Hausskn.) et caulibus elongatis subscandentibus, flo- ribus albis lutescentibusve (/’. parv. y. umbrosa Hausskn.) Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis, argillo- sis calcareisque cultis, in vineis, inter segetes, in ruderatis et ad vias huc illuc abundat: pr. Chiclana (Chape!); in Gibraltar (Boiss., Kel.); pr. Puerto de Santa Maria (Bourg.); c. Sanlicar (Colm.); ¢. Medina, ad Bornos, pr. Trebujena, in vicinitatibus Jerez ubi vulgatissima, et alibi.—©. Febr.-Jun. (v. v. et s.) 6. macrocarpa Per. Lar. in Flor. Gad. exs.—Erecta divaricato ramosa, floribus roseis apice atropurpureis, fructibus du- plo triplove majoribus. Hab. in eisdem locis cum precedente: c. Bornos: in vineis urbis Jerez, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.— Europa media et australis, Asia occidentalis. Africa borealis, Canarie, Madera. (655) Perez Lara.— FLORULA GADITANA. 65 Platycapnos Bernh. 1.715.—P. spicatus Bernh. Linnea 8, p. 471.—Boiss., Voy. bot. 11, p. 19.—Wk. et Lee., l. c. m1, p. 885.—Fumaria spicata L., Sp. pl., p. 985.—Cav., Preel., p. 524.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 591.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 1, f. 4450!—Capnos tenuifolia Clus., Rar. pl. hist. 11, p. 208, f. 2!—Fumaria tenuifolia, erecta, purpurea, hispanica Barr. Plant-ic. 4]! Forma floribus ex albo et luteo variegatis apice purpureis apud nos communior. Hab. in agris solo arenoso v. argilloso calcareo, in vineis, inter segetes, et in ruderatis regionis inferioris: ad Puerto de Santa Maria (Gutierr., Willk., Colm., Bourg.); c. Chiclana (Ca- brera!); pr. Sanliicar (Colm.); c. Arcos; pr. Trebujena; in vici- nitatibus Jerez, et alibi.—©. Febr.-Majo. (v. v. et s.) 6. capillifolius Per. Lar. in Flor. Gad. exs.—A typo differt as- pectu diverso caule elato 35-55 cm. foliorum laciniis ca- pillaribus paucioribus dissitioribusque elongatis divarica- tis, fructibus utrinque attenuatis. A P. ¢enuilobo Pomel, Mat. Fl. Atl., p. 240, quoque differt caule erecto nec de- cumbente, racemis brevibus densioribusque, floribus mi- noribus, et fructibus rugulosis nec leevibus. Hab. in arenosis, in Dehesa de las Cuevas et ad Canteras del Pino ditionis Jerez.—(v. Vv.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania, Gallia australiore, Sicilia, Italia meridionalis, Regn. Tunetanum, Algeria, Imp. Maroc- canum, Canariw, Madera. Fam. Resedacee DC. TRIB. RESEDEZE J. Miill. Reseda Jl. 1.716.—R. alba Z. Sp. pl., p. 645.— Boiss., Voy. bot. 11, p. 75.—Reich., Ic. Flor. ANALES DE HIST. NAT.—XXVII. 5 66 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (656) Germ. 11, t. 101, f. 4447!— Miill. in DC., Prodr. xvi, 2, p. 557.— Wk. et Lee:, 1..c. m1, p. 891. Hab. in arenosis cultis incultisque et ad vias regionis infe- rioris: in Gibraltar! (Webb, Willk., Kel., Dautez); pr. A /geci- 7vas.—@. Apr.-Jun. (Vv. v.) Ar. geogr.—Anglia meridionalis, Gallia occidentalis, Lusi- tania, regio omnis mediterranea. 1.717.—R. propingua FP. Br. Obs. Oudn., p. 22.—Boiss., Flor. or. 1, p. 425.—Ball, Spic., p. 337.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 33.—Willk., Suppl. Fl. Hisp., p. 312.— R. eremophila Boiss., Diagn. pl. or., ser. 1, n. &, p. 88. Hab. in arenosis maritimis, inter Gibr altar et San Roque (Dautez).—©. Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Africa borealis, Arabia, Syria. 1.718.—R. Betica /. Gay. Herb. Boiss. —Wk. et Lge., 1. c. nm, p. 891.—R. wadata Boiss., Voy. bot. 1, p. 75, t. 20!—R. bipinnata 8. Betica Miull., Are. Mon. Resed., p. 109.—R. Barreliert Mill. in DC., Prodr. 1. ¢., p- 507. Hab. in rupestribus arenosis calcareisque, collibus saxosis aridis regionis montane et subalpine: in Cerro de San Cristo- bal supra Grazalema (Reverch.); in montibus inter Benaocaz et Benamahoma.— @. Maj.-Aug.. (v. Vv.) Ar. geogr.—Hispania australis et austro-orientalis. 1.719.—R. Gayana Boiss. Voy. bot. u, p. 76, t. 21!—Mull., Arg. Mon,, p. 111.—Wk:. et Lege., l. c. ut, p. 892.—R. wndata Mill. in DC., Prodr. 1. ¢., p. 998. Hab. in arenosis argillosisque cultis, in saxosis et rupestri- bus calcareis regionis inferioris et montane: pr. Grazalema! (Reverch.) ubi frequens; c. Villaluenga; ad El Gastor, et alibi. —©®. Apr.-Jun. (v. v. Nomen R. wadate L. ab auctoribus gravioribus varie inter- pretatum, pro confusione preetermitendum. Ipse Linneeus, ut jam clar. Ball et Lange monuerunt, speciem male cognovit et quoad fructum descriptio (Sp. pl., ed. 2, p. 644) plane erronea. Ar. geogr.—Hispania centralis et mediterranea. (657 Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 67 1.720.—R. lutea Z. Sp. pl., p. 645.-— Brot., Flor. Lus. m, p. 305.—Boiss., Voy. bot., p. 75.— Reich., Ic. l. c., t. 100, f. 4446!—Wk. et Lge., l. c. m1, p. 893.— R. lutea a. vulgaris Miill., Arg. Mon., p. 185. Variat foliorum laciniis angustioribus magisque crispatis. —R. lutea var. b. Guss., Pl. Inar., p. 27. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque cultis, inter segetes, ad vias, in ruderatis et rupestri- bus provenit huc illuc abundans: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr., Bourg.); pr. Sanlicar (Colm.); c. Arcos; pr. Grazale- ma; pr. Medina; c. Chiclana; ad Cortijo del Chorradero ¢. Pa- terna; in-ditione Jerez ubi abundat, et alibi.—@. Mart.-Jun. ve.) gs. minor Mill., Are. Mon. Resed., p. 188.—Wk. et Lge., 1. c. —Debeaux, Flor. Gibr., p. 34. ; Hab. in collibus arenosis v. calcareis et in agris regionis inferioris: pr. Chiclana (Chape!); infra San Rogue (Kel. , Dau- tez).—(V. Ss.) vy. maritima Mill., Arg. 1. c.—Wk. et Lge., l. c. Hab. in arenosis calcareisque incultis et in collibus apricis regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Maria; inter Jerez et Arcos; ad Cerro de Gibaicon pr. Jerez, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.— Europa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis. 1.721._R. Phyteuma Z. Sp. pl., p. 645.—Cav., Prel., p. 500.—Brot., Flor. Lus. n, p- 306 ex p.—Reich., Ic. Flor. Germ. ny, t. 99, f. 4443!—Wk. et tere set C. Tir. pcos. Hab. in agris regionis inferioris: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr. ex Colm.); pr. Sanlicar (Colm.)— Mart.-Jun. (n. v.) Specimina Gaditana adhuce non vidi; forsan plantaa cl. Col- meiro sub nomine &. Phyleumatis indicata non nisi ad speciei aliquam formam sequentis pertineat. Ar. geogr.— Europa media et australis, Asia minor, Africa borealis. 1.722.—R. media Lag. Gen. et sp., p. 17.—Miull. in DC., Prodr. xvi, 2, p. 563.— 68 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (653) Wk. et Lge., 1. c. 1, p. 895.—Ball, Spic., p. 339 (pro subspec. Rk. Phyteumatis).— R. macrosperma Reich. in Flor., 1830, 1, p- 180.—Miill., Arg. Mon., p. 183.—R. Phyteuma Brot., Flor. Lus. 11, p. 306 ex p.—R. Phyteuma 8. hirsuta Boiss., Voy. bot. Ile Aewdite Stirps valde polymorpha. Variat plus minusve papilloso-sca- brida v. papilloso-hirta, caulibus erectis, adscendentibus aut diffusis 15-70 cm.; foliis inferioribus integris superioribusque trisectis Vv. pinnatisectis, aut omnibus integris margine planis. undulatisve; pedicellis fructiferis brevibus, interdum elonga- tis, 10-15 mm. husque,—R. media var. longipes Per. Lar., Flor. Gad. exs.;—calycis laciniis sub fructu nunc vix accrescentibus, nune duplo majoribus, 6-7 mm. long.; petalis calycem subse- quantibus aut longe superantibus; filamentis modo subulatis, modo supra medium manifesté latioribus; capsulis ad angulos leevibus papillosisve, erectis aut pendulis in eadem planta, seminibus 2-2 }y mm. plus minus profundeé undulato-rugosis. Inter specimina lecta a me nonnulla ejusdem nature, ex descriptione, R. orientalis Boiss. sunt, et ad R. Phyteuma spec- tare videntur, etsi calycis laciniis sub fructu minus amplis subacutisque nec obtusissimis, et lacinulis petalorum non linearibus sed obovato-oblongis adhuc recedunt. Attamen, ut opinatus est cl. Ball, l. c., forsan R. media a R. Phyteumate non proprie distincta. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis incultis, rupestri- bus, ericetis et collibus dumosis hue illue frequenter occurrit: pr. Alcala de los Gazules et in vicinitatibus Cadiz (Webb); in- ter Chiclana et Conil (Willk.); pr. Algeciras (Willk., Wink1.); in Gibraltar (Amo, Dautez); in Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Reverch.); pr. Ubrique; in Dehesa de Atrera urbis Ar- cos; in ditionis Jerez locis Sierra del Aljibe, Dehesa de Garciso- baco, Llanos de Caulina, et alibi.—©. @. Mart.-Jun. (Vv. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania boreali-occidentalis et me- ridionalis, Africa borealis, g Palestina? 1.723.—R. odorata Z. Sp. pl., p. 646.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 8376.—Reich., Ic. Flor. Germ. 11, t. 99, f. 4444!— Miill., Arg. Mon., p. 128.-Wk. et Lee., |. c. mm, p. 895.—Vule. Reseda. Hab. in hortis culta atque ex hortis aufuga huc illue sub- (639) Perez Lara.—rLORULA GADITANA. 69 spontanea in tectis et ad muros vetustos frequenter provenit: in Jerez, Arcos, et alibi.—@. @. Febr.-Jun. (v. v.) Ar. geogr— Ubique culta, sed patria ignota. Probabiliter, ut jam cl. Lange opinatus est, R. medi@ varietas cultura orta. R. odorate vis odoris inconstans et pro locorum natura inter- -dum deficit. 1.724.—R. Luteola Z. Sp. pl. p. 643.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 305.—Reich., Ic. l. ¢., t. 99, f. 4442!—Wk. et Lge., 1. c. m, p. 897.—R. Luleola ¢. vul- garis Mull. in DC., Prodr. xvi, 2, p. 583.—Luteola tinctoria Webb et Berth., Phyt. Canar., p. 106.— Lutum herba Dod., Pempt., p. 80 ic.!—Vulg. Gualda. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque incultis raré occurrit: pr. Puerto de Santa Maria (Gu- tierrez) et c. Sanlucar (Clem. ex Colm.); in Sierra del Lspartal et in Monte Casis ditionis Grazalema.—O. ®. Apr.-Jun. (v. Vv.) 8. crispata Mull. in DC., 1. c.—R. erispata Link, En. pl. H. Ber. (1822), pas. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis, argillosis calca- reisque cultis, in ruderatis, verbactis et agris derelictis huc illuc:frequenter occurrit: pr. Chiclana (Vinkl.); pr. Arcos, c. Medina, ad Facinas ditionis Zarifa, in vicinitatibus Jerez et alibi. (v. v.) y. australis Mill. in DC., 1. c.—Luteola tinctoria var. australis Webb et Berth., 1. ¢. Hab. in eisdem locis cum precedente mixta et pariter fre- -quens: Jerez, Arcos, et alibi.—(v. Vv.) §. Gussonii Miill. in DC., 1. c.—R. crispata Guss., Flor. Sic. Pr. 1, p. 5387 non Link.— R. Gussonii Boiss. et Reut. in Boiss., Diagn. pl. or., ser. u, n. 1, p. 49.—&. Ludeola v. ro- busta Debeaux, Flor. Gibr., p. 34 ex descript. Hab. in argillosis, calcareis arenosisque cultis, in agris, Vi- neis et herbosis incultis regionis inferioris: in vicinitatibus Jerez (Willk.) ubi frequens; ad San Rogue (Nilsson, Dautez); in Cortijo de Pozo-Dulce c. Medina; in loco el Lspadaial pr. Ji- mend, et alibi.—(v. v.) 70 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (660) Characteres quibus he varietates distinguuntur ex statura, foliorum forma, longitudine crassitieque pedicellorum , peta- lorum forma amplitudineque, et capsularum longitudine cus- pidum desumpti maxime variabiles et seepe intermixti inordi- natim occurrunt. Ar. geogr.—Spec. in Europa media et australi, Asia occiden- tali, Africa boreali, Canariis, Madera, Azoricis. TRIB. ASTROCARPEA J. Miill. Astrocarpus Weck. 1.725.—A. Clusii /. Gay. Schultz, Archiv. (1842), p. 33.—Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, p. 190.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 326.—Wk. et Lge., 1. c. 1m, p. 899.— Reseda purpurascens L., Sp. pl., p. 644.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 307.—Sesamoides parvum Salmanticum Clus., Rar. pl.whist. 1 ps-29o, f.2! Hab. in arenosis incultis, collibus, rupestribus, pascuis, pinetis ericetisque regionis inferioris et montane: c. A/geci— ras (Brouss.); pr. Puerto de Santa Maria (Gutierr., Clem.); pr. Gibraltar (Willk.); ¢. Puerto Real (Bourg) in Pinar de Villa- nueva; pr. Sanlucar (Colm.); inter Algeciras et San smoque (Winkl.); infra San Rogue (Dautez); in Dehesa de Muleras pr. Ubrique; in Dehesa dela Almoraima ditionis Castellar; in Pinar de la Dehesilla ad Chiclana, et alibi.— 2. Mart.-Jun. (v. v.) S.-var. scaber.—A. Clusii y. scaber J. Gay in Schultz, Arch. |. c. Hab. in pascuis arenosis: in Llanos de Caulina pr. Jerez.— (v. Vv.) 3. spathulefolius Gr. et Godr., 1. c., p. 191.—Wk. et Lge., 1. c. —R. sesamoides 8. spathulata Moris, Flor. Sard. 1, p. 193. Hab. in arenosis incultis regionis inferioris: inter Gibraltar et la Almoraima (Willk.); ad pagum Palmones (Reverch.); in Llanos de Caulina pr. Jerez.—(v. Vv.) Inter specimina lecta a me nonnulla caulibus follisque infe- rioribus purpurascentibus nomen Linneanum justificant. Ar. geogr.—Gallia occidentalis et australis, Lusitania, His- pania, Corsica, Sardinia, Italia occidentalis, Africa boreali- occidentalis. (661) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 71 ORDO BERBERIDU™. Fam. Berberidee Vent. Berberis Z. - if 1.726.—B. Hispanica Boiss. e¢ Reut. Pug., p. 3.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 750.—Wk. et Lge., |. ¢c. ur, p. 901.—Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 56.— Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 424.—B. Cretica Webb, It., p. 78 non L.—B. vul- garis var. australis Boiss., Voy. bot. 1, p. 15 syn. excl. Hab. in rupestribus calcareis, dumosis sylvaticisque regio- nis montane et subalpine: in montibus pr. A/cald et supra Ubrique (Clem.); in Sierra del Pinar supra Benemahoma, et in Sierra del Hinojal pr. Zahara.—}h. Flor. Apr.-Jun. Fruct. Aug. Sept. (v. v.) 6 Ar. geogr.—Hispania australis, Algeria, Imp. Maroccanum: ORDO POLYCARPICARUM. Fam. Ranunculaceez Juss. TRIB. RANUNCULEZ DC, Ranunculus LZ. 1.727.—R. hederaceus Z. Sp. pl., p. 781.—Cav. Prel., p. 506.—Reich., Ic. 1v, t. 2, f. 4573!—Amo, Flor. Iber. v1, p. 700.—Wk. et Lee., l. c. m1, p. 906. Hab. in fontibus locisque inundatis regionis inferioris: in vicinitatibus Cddiz (Webb); pr. Sanlicar (Colm.)—4. Febr.- Jun. (n. v.) Ar. geogr.—EKuropa occidentalis. 1.728.—R. tripartitus DC. Ic. pl. Gall., p. 15, t. 49, et Syst. 1, p. 234—Gr. et Godr., - Flor. Fr. 1, p. 20.—Wk. et Lge., 1. c. m, p. 907. 22 ANALES DE HISTORIA NATURAL. \662) Hab. in fontibus limpidis regionis inferioris: in Dehesa.de la Almoraima inter Castellar et San Rogue (Willk.)—4. Mart.- Apr. (n. Vv.) Ar. geogr.—Anglia, Belgium, Gallia, Lusitania. 1.729.—R. aquatilis Z. Sp. pl., p. 781 ex parte.—Koch, Flor. Germ., ed. 3, p. 10.— Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p. 16. Stirps quam maximé variabilis in species plurimas notis diagnosticis instabilibus definitas ab auctoribus nonnullis di- laniata. Forme in ditione Gaditana provenientes mihi cogni- te, ratione sequente disponende videntur. a. heterophyllus Coss., Comp. Flor. Atl. 1. c.—R. helerophyllus Willd., Flor. Berol., n. 590.—Brot., Flor. Lus. 11, p. 374.— Folio sepius biformia, submersa multisecta, natantia re- niformia 3-5-loba, pedunculi longiusculi v. longissimi, flores majusculi, stamina numerosa, receptaculum sepis- simé subglobosum plus minusve hirsutum. S.-var. 1 peltatus.—R. peltatus Schrank Baier. Flora 1, p. 103. —R. aquatilis Dod., Pempt., p. 576, f. 2!—R. aqguatilis albus luteo et feniculi folio Italicus Barr. ic. 565!— Folia sub- mersa laciniis divaricatis, natantia cordato-subrotunda subpeltata trifida laciniis lateralibus 2-5-lobis. S.-var. 2 ¢runcatus.—R. aquatilis 8. truncatus Woch., |. ¢.— Reich., Ic. 1v, t. 3, f. 4576 B!— R. peliatus 8. truncatus Freyn in Wk. et Lge., l. c. m1, p. 908.—Folia natantia basi truncata non cordata. S.-var. 3 radiatus.—R. aquatilis var. radiatus Boreau, FI. centr. Fr., ed. 3, p. 11.—R. aqguatilis var. tripartitus Godr., Monogr., p. 19, f. 59.—R. peltatus s. radiatus Freyn in Wk. et Lge., 1. c.— Folia submersa laciniis longioribus subparallelis, natantia flabellata laciniis angustis radiatis cuneiformibus. S.-var. 4 guinguelobus. —R. aquatilis y. quinguelobus Koch., l. c.—R. peltatus 4. elongatus Freyn in Wk. et Lge., 1. ¢.— Folia natantia quinqueloba lobis subintegris, petioli pe- dunculisque longiores 5-10 cm. long. (663) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. a9 S.-var. 5 submersus.— R. aquatilis 3. submersus Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, p. 23.—R. peltatus 6. submersus Freyn in Wk. et Lee., 1. c.-—Folia omnia submersa laciniis filiformibus divaricatis. S.-var. 6 pseudofluitans.— R. peliatus +. pseudofuitans Freyn in Wk. et Lge., 1. c.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 15.—Folia omnia submersa laciniis subparallelis. S.-var. 7 succulentus.—R. aquatilis 6. succulentus WKoch, |. ¢.— R. peltatus «. succulentus Freyn in Wk. et Lee., 1. c.— Terrestris caule brevi dense folioso, foliis omnibus multi- sectis laciniis filiformibus rigidis succulentis. Hab. in paludosis et aquis stagnantibus regionis inferioris: S.-v. 1 huc illuc abundanter occurrit, in Zaguna de la Norieta pr. Villamartin; in Laguna del Taraje c. Puerto Real; in Laguna de Campano pr. Chiclana; in ditionis Jerez locis Arroyo del Al- baladejo, Laguna de Tollén, Canos de Aduza, et alibi.—S8.-v. 2 in inundatis, pr. Puerto de Santa Maria et ad Mesas de Bola- ios, urbis Jerez.—S.-v. 3 pr. Algeciras (Wink1.), ad Casas- Vie- Jas ditionis Medina, in Arroyo de Guadajabaque et in Laguna de Torrox urbis Jerez, et alibi.—S.-v. 4 in Laguna de Torror pr. Jerez.—S8.-v. 5 ad San Fernando, c. Chicana, inter Puerto Real et Puerto de Santa Maria, in Arroyo del Albaladejo ditio- nis Jerez et alibi.—S.-v. 6 pr. Algeciras (Winkl.), in Arroyo de Guadajabaque pr. Jerez.—S8.-v. 7 inter Sanlucar et Trebujena, pr. Puerto de Santa Maria, c. San Fernando, et alibi.—4. Febr.- Majo. (v. v.) B. trichophyllus Coss., Comp. Flor. Atl. 1. c., p. 17.—R. tricho- phyllus Chaix in Vill., Dauph. 1, p. 335.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 703.—R. panthotriz Brot., Flor. Lus. 11, p. 375 ex p. Folia seepius uniformia submersa multisecta, pedunculi breviusculi, flores parvi, stamina pauca 5-15, receptacu- lum seepe ovato-conicum plus minusve hirsutum. S.-var. 1 genuinus.— R. trichophyllus Freyn in Wk. et Lee., l. c. m1, p. 911.—Submersus foliis omnibus multisectis laciniis rigidis divergentibus, staminibus 10-15. $.-var. 2 lerrestris.— R. trichophyllus 8. terrestris Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, p. 24.—Freyn in Wk. et Lge., 1. c.— Ceespito- 4 7A ANALES DE HISTORIA NATURAL. (664). sus, dense foliosus foliis multifidis laciniis succulentis, floribus minimis, staminibus 5-10. Hab. in aquis stagnantibus et rivulis regionis inferioris et montane: S.-var. 1 in Dehesa de la Brena inter Zahara et Be- namahoma, in Laguna de Rajamancera ditionis Jerez.—8.-var. 2 pr. Puerto de Santa Maria (Bourg. ex Colm.) — Febr.-Jun. (v. Vv. S.-var. 1). y. Baudotii Coss., Comp. Flor. Atl., 1.c.—&. Baudotii Godr., Monogr., p. 14, f. 4.—Koch, Flor. Germ., p. 11. — Folia sepius biformia, submersa brevissime petiolata multisec- ta, natantia reniformia plus minus profunde 3-5 loba, pe- dunculi elongati superne sensim attenuati, flores parvuli majusculive, stamina seepius numerosa, receptaculum sparse ciliatum plerumque ovato-conicum rarius subg lo- bosui. S.-var. 1 genuinus.—R. Baudotii Freyn in Wk. et Lge., |. c. 1, p. 910.— Folia submersa flaccida laciniis setaceis, natan— tia varie lobata v. partita, pedunculi longissimi foliis sub- duplo longiores, stamina numerosa, carpella permulta obovata obtusissima apiculata, receptaculum ovato-coni- cum parce ciliatum. S.-var. 2 confusus.—R. confusus Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, p. 22. Freyn in Wk. et Lge., 1. c.— Folia pedunculisque ut in anteriore, stamina numerosa parum longiora, carpella permulta oblongo-obovata apice attenuata apiculata, re- ceptaculum ovato-conicum parce pilosum. S.-var. 3 dubius.—R. dubius Freyn in Wk. et Lge., 1. c., p. 909. —R.confusus Torrepando exs. non Godr.—Folia submersa rigida parum divisa laciniis filiformibus, natantia varié lobata v. partita, pedunculi foliis subduplo longiores, sta- mina haud numerosa longiuscula, carpella pauca obovata vix apiculata, receptaculum subglobosum sparse ciliatum. S.-var. 4 Leontinensis.— R. Leontinensis Freyn in Wk. et Lge., l. c., p. 910.—Willk., Illustr. Flor. Hisp. 11, p. 50, t. 120 B! R. aquatilis 8. truncatus Willk., pl. Hisp. exs. non Koch. (665) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. > —Folia submersa rigida laciniis filiformibus ultimis apice divaricato-bifidis, natantia varié lobata, pedunculi foliis subequilongi, stamina numerosa longiuscula, carpella multa obovata apiculata, receptaculum ovatum pilosulum. He variationes pro locorum natura extra aquam aut in aquis dulcibus v. salsis plus minusve profundis, formas diversas ut var. anteriores quoque ostendunt. Hab. in aquis stagnantibus dulcibus v. salsis regionis infe— rioris: S.-v. ] in aquis subsalsis ad la Algaida urbis Sanlucar. —S§.-v.2ad Puerto de Santa Maria (Lange), et inter Jerez et Puerto Real.—S8.-v. 3 in aquis ad pagum Palmones pr. Algeci- ras (Reverch.) et in loco dicto /a Madre-vieja pr. Jerez.—S.-v. 4 c. San Fernando (Willk.), in vicinitatibus Chic/ana, et inter Jerez et Puerto Real.—Jan.-Maj. (v. v.) Ar. geogr.—Var. a. in regione temperata et frigida hemi- spherii borealis; var. 6. in Europa, Asia occidentali, Africa boreali, America septentrionali et australi; var. y. in Hiber- nia, Britannia, Scandinavia, Batavia, Germania, Gallia, Lusi- tania, Hispania, Balearibus, Istria, Sicilia, Greecia, Palestina, Africa boreali. 1.730.—R. fucoides Preyn. Wk. et Lge., |. c. im, p. 912.— Willk., Illustr. Flor. Hisp. 11, p. 49, t. 120 A!—R. circinnatus Winkler, pl. Hisp. exs. non Sibth.—Batrachium circinnatum 8. fucifolium Uechtr. in Fritze pl. Hisp. exs. Hab. in aquis salsis stagnantibus regionis inferioris: pr- Puerto de Santa Maria (Winkl., Fritze).—Apr.-Majo. (n. v.) Ar. geogr.—Adhuc in loco indicato tantum visus. 1.731.—R. gramineus JZ. Var. lduzulefolius Boiss., Klench. n. 4, et Voy. bot. 1, p. 7.— Freyn in Wk. et Lge., |. c. in, p. 917.—R. gramineus Cutanda, Flor. Madr., p. 102.—R. luzule@folius Amo, Flor. Iber. v1, p. 714. —R. gramineus v. Beticus Per. Lar. in Flor. Gad. exs.—Caulis erectus, furcato-ramosus, pauci- v. pluri-florus, a basi ad api- cem aut in basi tantum indumento laxo, lanato v. lanato-to- mentoso, niveo; folia anguste v. angustissimé lanceolata, sub- tus seepe plus minusve lanata, marginibus in superiore longa parte involutis; petala 5-7 laté obovato-cuneata; carpella nu- ZO ANALES DE HISTORIA NATURAL. (666) merosa in capitulum subglobosum v. ovato-oblongum aggre- gata, subovata, valide nervoso-reticulata et longiuscule api- culata. Hab. in glareosis arenosisque incultis, locis graminosis, pascuis et sylvaticis regionis inferioris et montane: in Dehesa de Martelilla inter Jerez et Medina (Gutierr.); ad Grazalema (Reverch.); in Pinar de Hierro pr. Chiclana; in Llanos de Cau- lina ditionis Jerez, et alibi.— 3. Mart.-Jun. (v. v.) Planta Gaditana a typo Boissieriano, ex descriptione quo- niam exemplaria authentica non vidi, aliquantum recedit; secundum opinionem tamen cl. Freyn qui specimina mea exa- minavit, nihil nisi varietatis /uzule@/olii R. graminei forma angustifolia spica oblonga est. Planta ab auctoribus Gallicis in monte A/avic in les Corbie- res lecta, et sub nominve R. luzule@/oliia cl. G. Gautier designa- ta (Flor. de Narb., des Corb., et des Pyr. exc.) cujus exempla- ria ante oculos habeo, ad aliam 2. graminei formam pertinet, quoniam a speciminibus meis caulibus glabris, foliis inferio- ribus glabris aut subtus nonnullis ad basim pilis longis seri- ceis, Limbo utrinqgue multd minus attenuato, multinervo, ner- vis 10-12 subeequeé validis (nervi 7-9 in Gaditanorum specimi— num foliis latitudine equali tantum apparent), carpellis haud numerosis, majoribus, regulosis substriatisque et breviter apiculatis differunt. Ar. geogr.—Spec. in Lusitania, Hispania, Gallia, Helvetia, Sardinia, Italia, Algeria, Imp. Maroccano; var. uzu/@/folius in Lusitania, Hispania centrali et australi, et 4Algeria? 1.732.—R. bullatus Z. Sp. pl., p. 774.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 365.—Boiss., Voy. bot. 1, p.7.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 704.—Freyn in Wk. et Lge., l. c. m1, p. 918.—Coss., Comp. Flor. Atl. n, p. 21-—A. gru- mosa radice Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 238 ic. 1 et 2!—(Pedunculo glabro ac petalis nimis acutis ic. prima et foliis acute dentatis nec ineequaliter crenatis secunda peccant.) Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosis calca- reisque incultis, in fruticetis, pascuis montosis, et collibus apricis huc illuc copiosé provenit: in vicinitatibus Cadiz (Nee, Duf., Elizalde); c. Sanliécar et ad Puerto de Santa Maria (Clem.!); in Gibraltar (Boiss., Kel.); pr. Chiclana (Colm., Lange); in Sée- (667) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. i rra Carbonera et ad San Roque (Dautez); pr. Avcos; in loco Jos Jardales pr. Medina; in Dehesa de la Zarza cc. Puerto Real; in ditionis Jerez locis Dehesa de Melgarejo, Gigonza, Cerros de las Pachecas, et alibi.-—23. Flor. a Sept. ad Januar. (v. v. ets.) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania occid. et australis, Corsica, Sardinia, Sicilia, Italia australis, Creta, Algeria, Imp. Maroc- canum. 1.733.—R. blepharicarpos Boiss. Elench. n. 1, et Voy. bot. u, p. 8, t. 1 a!—Freyn in Wk. et bee... le. 1+ ps 980:— Debeaux,. Flor. Gibr., p. 15: Hab. in collibus herbidis et rupestribus umbrosis regionis inferioris: in monte Gibraltar (Lemann, Kel., Dautez); in Sie- rra Carbonera pr. San Roque (Dautez).—4%. Apr. Maj. (n. v.) R. blepharicarpos Boiss. a R. spicato Desf. secundum cl. Coss. (Comp. Flor. Atl. 1, p. 23) non proprie distinctus, eta Dasoi botanophilo Gibraltarico, cl. Gandoger teste, R. spi- catus in vicinitatibus San Roque jam lectus fuit. Ar. geogr.— Lusitania, Hispania australis, Algeria, Imp. Maroccanum. 1.734.—R. Winkleri Preyn. Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 922.—Debeaux, Flor. Gibr., p. 17. Hab. in dumetosis regionis inferioris: in monte Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Reverch.).—4. Majo. (n. v.) Ar. geogr. — Species v. forsan sequentis tantum varietas adhuc non nisi in Hispania australi visa. 1.735.—-R. flabellatus Des/. Flor. Atl. 1, p. 438, t. 114!—R. cherophyllos y. flabellatus DC., Syst. 1, p. 255.—R. flabellatus «. genuinus Freyn in Wk. et Lge.» 1. c. 1, p. 923.— Debeaux, Flor. Gibr., p. 16: Hab. in arenosis, collibus dumosis humidiusculis rupium- que fissuris regionis inferioris: pr. 4 /geciras (Willk., Hackel); in Sierra de Palma (Willk.) et in Sierra de Luna (Winkler) di- tionis Los Barrios; c. San Rogue (Winkler); inter Castellar et Jimena, et alibi. —2. Mart.-Jun. (Vv. Vv.) fal £. acinactlobus Freyn in Wk. et Lge., 1. c.—Debeaux, |. ¢. Hab. in eisdem locis: in S¢erra de Palma et in Sierra de Luna supra Algeciras (Winkler).—(n. v.) 78 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (668) y. flavescens Freyn in Wk. et Lge., 1. c.—Debeaux, Flor. Gibr. l. c.—R. rufulus Brot., Flor. Lus. 11, p. 367. Hab. in pascuis et collibus dumosis regionis inferioris: pr. Chiclana et in Sierra de Palma ait. Los Barrios (Wink1., Rever- chon); in loco Cabezas de Avnao pr. Alcala de los Gazules; in Dehesa de Garcisobaco, Dehesa de las Cuevas, et Llanos de Cau- lina ditionis Jerez, et alibi.—(v. v.) 6. gregarius. —Freyn in Wk. et Lge., 1. c.—Debeaux, Flor. Gibr. l. c.— R. gregarius Brot., Flor. Lus. u, p. 369.— R. cherophyllos g. gregarius DC., Syst. 1, p. 255. Hab. in arenosis incultis et collibus dumosis: pr. Gibraltar (Dasoi); in Sterra de Palma pr. Los Barrios (Reverch.)—(n. v.) s. confertus Freyn in Wk. et Lge., 1. c.—Debeaux, Flor. Gibr. l.c. Hab. in pratis humidis regionis inferioris: pr. Sau Roque (Willk., Winkl.); ¢. Algeciras (Winkl.)—(n. v.) ¢. acutilobus Freyn, 1. e.—Debeaux, |. c.—R. dimorphorrhizus Brots Phyt. Lus. i, p227, t. 180! Hab. in arenosis incultis, pascuis, pinetis collibusque dumo- sis regionis inferioris: inter Chiclana et Conil (Willk.); ¢. Chi- clana (Wink1.) in Pinar de la Dehesilla; in Sierra de Palma pr. Los Barrios (¥ritze); inter Gibraltar et San Roque (Kel., Dautez); in Pinar de Lagunaseca c. Puerto Real, et alibi.— VEIN.) mollis Freyn, |. c.—R. Cherophyllos «. vulgaris DC., Syst. 1, p. 204 ex p. Hab. in collibus arenosis, dumetis ericetisque regionis mon- tanee: in montibus supra A /geciras (Dieck.); in Peon de Lan- garin ad Hl Gastor.—\v. v.) Ar. geogr.—Lusitania, Gallia occidentalis, centralis et aus- tralis, regio fere omnis mediterranea. - 1.736.—R. ophioglossifolius )7//. Dauph. tv, p. 732, t. 49!—DC., Syst. 1, p. 248.—Reich., Ic. rv, t. 21, f. 4613!— Amo, Flor. Iber. vi, p. '725.—Wk. et:Lge., 1. c- HORA OS Parl Hab. in pratis et pascuis paludosis regionis inferioris: pr. « (669) Perez Lara.—rLORULA GADITANA. 79 San Roque (Willk.) ad Sterra Carbonera (Dautez); in Sierra de Palma ditionis Los Barrios (Winkl.)—@. 4. Apr.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Europa occidentalis, regio omnis mediterranea, Canarie. 1.737.—R. palustris Z. Herb. et mss. ex Smith in Rees Cycl., n. 52.—Boiss., Flor. or. 1, p. 37.—R. palustris «. orientalis DC., Syst. 1, p. 294.— Caudice abbreviato fibris radicalibus crassiusculis fasciculatis: caulibus di-trichotomis inferne petiolisque densé hirsutis pilis patentibus v. retroflexis; foliis adpresse villosis, radicalibus ovatis trifidis tripartitisve, sinubus obtusis, segmentis subcon- formibus ineequaliter inciso-crenatis; pedunculis villosis, sul- catis; calyce citd reflexo; carpellis ovatis levibus rostro trian- gulari recto brevissimo. Hab. in humidis regionis inferioris: ad Laguna del Taraje c. Puerto Real; in Dehesa del Pedroso ditionis Medina; ad Avro- yo del Albaladejo pr. Jerez, et alibi.—y. Apr.-Jun. (v. v.) S.-var. adscendens.— R. adscendens Brot., Flor. Lus. 11, p. 370. —Freyn in Wk. et L¢e., |. c. 10, p. 930.—A. palustris Lange exs. ex Freyn.—Caulibus petiolisque glabris subelabrisve; foliis radicalibus interdum subcalloso-marginatis, seepe trisectis, partitionibus bi-tripartitis, segmentis incisis cre- natis dentatisve; carpelloruim rostro recto v. recurvo bre- vissimo. Hab. in paludosis, herbidis humidis et ad rivulos regionis inferioris: inter promontorium 77a/algar et opid. Vejer (Willk.); pr. Sanlicar (Colm.); ¢. Puerto de Santa Maria et pr. Chiclana (Winkl.) ad Pinar de la Dehesilla; ad Laguna de Montanez dit. Puerto Real; ad Arroyo del Albaladejo pr. Jerez, et alibi.—(v. v.) S.-var. Broterit.— R. adscendens Brot., Phyt. Lus. 1, p. 229, t. 181!—R. Brotert Freyn in Wk. et Lee., 1. ec —Caulibus petiolisque hirsutis pilis patentibus v. retroflexis persepe flavicantibus; foliis radicalibus plerumque maenis tri- partitis trisectisve, partitionibus contiguis v. intermedia seepissimé majore plus minusve petiolulata, omnibus in- cisis interdum subtrifidis, lobis ineequaliter crenatis den- tatisve; pedunculis plus minus sulcatis; carpellorum ros- tro recto v. apice incurvo duplo majore. 80 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (670) Hab. in regione inferiore et submontana ubi in paludosis, humidis sylvaticis, ad fossas ef rivulos hue illue frequenter provenit: pr. Vejer (Willk.); c. Alyeciras (Winkl., Hackel, Dautez, Reverch.) in loco Garganta del Capitan!; pr. Puerto de Santa Maria et in Sierra de Palma dit. Los Barrios (Winkl.); ad Sierra Carbonera c. San Roque (Dautez); in Dehesa de Atrera urbis A7cos; supra Benamahoma; in ditionis Jerez locis Dehesa dela Jarda, Dehesa del Chareo, Arroyo de! Albaladejo, et alibi. EVN.) &. macrophyllus Ball, Spic., p. 306.— R. macrophyllus Desf., Flor. Atl. 1, p. 437.—Freyn in Wk. et Lge., l.-c., p. 935.— Willtk., Illustr. Flor. Hisp. 1, p. 47, t. 119!—Caulibus ro- bustis petiolisque dense hirsutis; foliis magnis, radicali- bus longissime petiolatis cordato-subrotundis trifidis tri- partitisve, segmentis latissimis plerumque sese tegenti— bus, bi- trifidis v. inciso-lobulatis et ineequaliter crenatis: pedunculs crassiusculis vix sulcatis; calyce demum pa- tente v. plus minus reflexo; carpellis majoribus, rostro ut in anteriore. Hab. in pascuis herbidisque humidis et ad fossas regionis inferioris: in Sierra de Palma pr. Los Barrios (Hegelm.); ad radicem montis Sverva Carbonera pr. San Roque (Dautez); in loco HT Hspadainal c. Jimena; in Llanos de Caulina pr. Jerez, et alibi.—(v. v.) Note diagnosticere quibus A. adscendens, R. Broteri, et R. ma- crophylius a R. palustri distinguuntur certé variabiles sunt. Ar. geogr.—Spec. in Lusitania et regione mediterranea aus- traliore fere omnis. 1.738.—R. bulbosus Z. Var. Ale@ Burnat, Fl. Alp. Marit. 1, p. 33.—R. Ale@ Willk., Pug. pl. nov. in Linneea 30 (1859), p. 84.—Amo, Flor. Iber. v1, p. 718.—Wk. et Lge., 1. c. mr, p. 9381.—Willk., Illustr. Flor. Hisp. 1, p. 101, t. 638 B. et 64!—R. bulbosus var. Neapolitanus Coss.,'Pl. erit:.1, p. 3, et Comp. Flor. Atl.1, p. 27. Hab. in herbidis pascuisque humidis regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Maria (Osbeck ex Colm.); c. Puerto Real (Bourg.)— 4. Apr.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.— Lusitania, Hispania, Gallia australis, Istria, Baleares, Algeria, Imp. Maroccanum. (671) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 8} 1.739.—R. Steveni dndrz. Bess. Cat. pl. Volhyn., p. 22.—Reich., Ic. Flor. Germ. iv. t. 17, f. 4605!—Wk. et Lge., l. c. nt, p. 938.— R. acris Jord., Obs. fragm. 6, p. 15 non L.—#. Granatensis Boiss., Diagn. Or.. Sera, Ne lisp. Or Hab. in herbidis humidis regionis inferioris: pr. Puerto de Santa Maria (Gutierr. ex Colm.)—4. Apr.-Jun. (n. v.) 8. multifidus Amo, Flor. Iber. v1, p. 719.—Wk. et Lge., 1. ¢.— Debeaux, Flor, Gibr., p. 18. Hab. in pratis uliginosis pr. fluv. Guadarranque inter Sau Roque et Algeciras (Dautez).—(n. v.) Ar. geogr.—Kuropa feré tota, Sibiria, Imp. Maroccanum. 1.740.—R. Sardous Crantz. Stirp. Austr. 1, p. 84.—2&. Philonotis Retz, Obs. vr, p. 31.— R. Sardous 6. tuberculatus Freyn in Wk. et Lge., l. c. m1, p. 940. Debeaux, Flor. Gibr., p. 18. Hab. in arenosis hieme inundatis et in uliginosis regionis inferioris: inter Gibraltar et San Roque, et adyradices montis Sierra Carbonera pr. San Roque (Dautez).—©. Mart.-Majo. (n. v.) 8. trilobus.—R. trilobus Desf., Flor. Atl. 1, p. 437, t. 113!—Amo, Flor. Iber. vi, p. 724.—Freyn in WK. et Lge., 1. c., p. 939 ex p.—f. Sardous Brot., Flor. Lus. u, p. 371.—R. Philone- tis y. trilobus Coss., Comp. Flor. Atl. 1, p. 34. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosisque hu- midis, pascuis lacunosis et ad fossas hue illuc frequenter occurrit: inter Caste/lar et fluvium Guadiaro (Willk.); Sanli- car, San Fernando (Colm.); pr. Medina (Bourg.); pr. Algeciras et ad pagum Pa/imones (Winkl., Hackel.); ¢. Chiclana, in Sie- rra de Luna et in Sierra de Palina dit Los Barrios, in vicinita— tibus Jerez (Winkl.); inter Gibraltar et San Roque (Dautez); in la Pinaleta pr. Puerto Real, et in aliis locis.—(v. v.) S.-var. rheadifolius.— R. rheadifolius DC., Syst. 1, p. 284.— R. trilobus Freyn in Wk. et Lge., 1. c. ex p. Hab. in eisdem locis sed multO frequentior: c. Arcos; pr. Puerto de Santa Maria; in Sierra de Retin pr. Vejer: in Llanos de Caulina pr. Jerez. et alibi.—(v. v.) ANALES DE HIST. NAT.—NXVII. 6 82 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (672) Ar. geogr.—R. Sardous in Europa fere tota, Asia minore, Syria, Algeria; var. 8. in Lusitania, regione fereé omni medi- terranea, Canariis, Madera, Azoricis; s.-var. in Lusitania, His- pania australi, Gallia australi, Algeria, Imp. Maroccano, Ca- nariis. 1.741.—R parviflorus Z. Sp. pl., p. 780.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 371.—Reich., Ic. Flor. Germ. tv, t. 22, f. 4616!—Amo, Flor. Iber. v1, p. 724.—Freyn in Wk. et Lge., 1. c. 1, p. 940. Hab in arenosis argillosisque humidis incultis, in dumosis et secus sepes regionis inferioris et montane: pr. Puerto de Santa Maria (Gutierr.); ¢. Coni7 (Clem.); pr. Aleald de los Ga- zules (Bourg.); c. Chiclana (Winkl.); c. Algeciras et in Graza- Zema (Reverch.); pr. Castellav, et alibi.—©. Mart.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.— Europa occidentalis et australis, Algeria, Imp. Maroccanum, Canariewe, Madera, Azoricee, America borealis. 1.742.—R. muricatus LZ. Sp. pl, -p. 780.—Brot.,. Flor. Lus. m, p. 373.—Reich., Ie: lve. iv, t. 22, f. 4615!—Amo, Flor. Iber. vi, p. 727.—Freyn in Wk. et Lge:, l.c., p. 941. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis argillo- sisque humidis incultis, in ruderatis, inter segetes et in de- pressis hieme inundatis huc illuc frequenter occurrit: pr. Puer- to Real (Osbeck); ad Puerto de Santa Maria (Gutierr.!, Bourg.); c. Sanlicar (Colm.); inter Sau Fernando et Cadiz (Wink1.); pr. Algeciras (Winkl., Hackel); c. Gibraltar et infra San Roque (Dautez); c. Arcos, pr. Algar, in Sierra de Retin pr. Vejer, in Llanos de Caulina ait. Jerez, et alibi.—O©. Mart.-Jun. (v. v. et s.) Ar, geogr.— Europa australis, Asia occidentalis, Africa bo- realis, Canarize, Madera, Azorice, America borealis et aus— tralis. 1.743.—R. arvensis ZL. Sp. pl., p. 780.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 373.—Reich., Ic. 1. c¢. Iv, t. 21, f. 4614!—Amo, Flor. Iber. v1, p. 726.—Freyn in Wk. et Lge., 1. c. m1, p. 942.—R. sylvestris ut, Dod. Pempt., p. 424 1c.! Hab. in arenosis argillosisque incultis, in ruderatis, inter segetes, in vervactis et arvis regionis inferioris et montane: 4673) Perez Lara.—FrLORULA GADITANA. 83 pr. Sanlicar (Colm.); ad Grazalema; c. Villamartin; in vicini- tatibus Jerez, et alibi.— ©. Mart.-Jun. (v. v.) Ar. geogr.— Kuropa media et australis, Asia media et occi— dentalis, Africa borealis. Ficaria 77//. 1.744.—F. Ranunculoides Mich. Meth =p. 25. Amo, Flor: lber. vi, p. 728.—Freyn in Wk. et Lge., l.c. m1, p. 943.— Ranunculus Ficaria L., Sp. pl.,,p. 774. —Brot., Flor, lus. 11, p.364.—Reich., ic. Flor. Germ. 1, ¢:1, f. 4572! —Chelidonium minus Dod. Pempt., p. 49 ic.! Hab. in pratis humidis regionis inferioris: in vicinitatibus Gibraltar (Amo).— 4. Jan.-Apr. (n. v.) 8. grandifora.—F. grandifora Robert., Cat. Toulon, p. 57 et 112.—Lange, Pug. p. 254.— Freyn in Wk. et Lee., 1. c.— F. calthefolia Gr. et Godr., Flor. Fr. 1, p. 39.—Amo, l. ¢., p. 729.—Ranunculus ficarieformis F. Schultz, Arch. de FL, 1855, p: 123: Hab. in pascuis arenosis argillosisque humidis, sepibus um- brosis locisque sylvaticis regionis inferioris: pr. Puerto de San- ta Maria (Gutierr.); c. Sanlicar et ad Algeciras (Clem.); ad La- guna de Montanez inter Puerto Real et Medina; ad Arroyo del Albaladejo pr. Jerez, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.—Var. a. in Europa feré tota; var. 8. in regione feré omni mediterranea. TRIB. ANEMONEZE DC. Adonis /. 1.745.—A. autumnalis 7. Sp. pl. ps 771 Reich. , Ic. Flor. Germ.1v, t..24,:f. 4621 1—— Amo, Flory Iber. vi, ‘p. 695.—Wk. et Lge., |. c, m1, p. 944.— Flos Adonis vulgo Cluss., Rar. pl. hist. 1, p. 336, f. 1!—Vule. frota de Sangre. Hab. in arenosis argillosisque cultis, inter segetes regionis s4 ANALES DE HISTORIA NATURAL: (67 dpe inferioris et montane: in vicinitatibus Jerez, pr. Benaocaz, et alibi.—©. Mart.-Jun. (v. v.) 8. Betica.—A. Betica Coss., Pl. crit., p. 25.—Amo, Flor. Iber. ]. c., p. 698.—Wk. et Lge., l. c. Hab. in cultis et vervactis, preesertim inter segetes regionis inferioris et montane: pr. Puerto de Santa Maria (Bourg.!, Colm.); ad Sanlicar (Colm.); c. Grazalema (Reverch.); in vici- nitatibus Jerez, et alibi.—(v. v. ets.) Ar. geogr.—Spec. in Kuropa media et regione omni medi— terranea; var. §. in Lusitania et Hispania australibus. 1.746.—A. estivalis Z. Sp. pl., p. 772.—Reich., Ic. 1. c., t. 24, f. 4619!—Amo, I. ¢., p. 696.—A. estivalis «. miniata Wk. et Lge., l. c. 1, p. 945. Hab. inter segetes regionis inferioris: in vicinitatibus Jerez (Willk.)—©. Mart.-Jun. (n. v.) Ar. geogr.—Europa media et australis, Asia occidentalis, Africa borealis. 1.747.—A. microcarpa DC. Syst. 1, p. 223.—Boiss., Voy. bot. 11, p.5.—Amo, l.c¢., p. 697. —A. annua Brot., Flor. Lus. 11, p. 376 ex p.—A. intermedia Webb et Berth., Phyt. Can. 1, p. 12. Petala in specim. nostris plerumque coccinea. Hab. in regione inferiore ubi in arenosis argillosisque cul— tis, inter segetes, in agris et vervactis huc illuc abundanter occurrit: in vicinitatibus Jerez (Willk., Colm., Fritze); c. Puev- to de Santa Maria (Bourg., Colm.); pr. Sanlicar (Colm.); pr. Avcos; c. Medina, et alibi.— ©. Febr.-Majo. (v. v.) 3. dentata Coss. et Kral. in Bull. Soc. bot. Fr. 1v, p. 55.—Coss., Comp. Flor. Atl. 11, p.13.—A. dentata Del., Fl. Hg., p. 17.— Boiss., Flor. or. 1, p. 18.—Wk. et Lge., 1. c. m, p. 945 ex p- Hab. in arenosis, argillosis calcareisque cultis, inter sege— tes, in pascuis et campestribus regionis inferioris et submon- tane: pr. Grazalema (Reverch.); ad dlcald de los Gazules: c. Medina: in Cortijo de las Pachecas dit. Jerez, et alibi. —(v. v.}> Ar. geogr.—Var. «. in Lusitania australi, Hispania medi—- terranea, Balearibus, Sicilia, Grecia, Asia occidentali, Africa boreali, Canariis; var. 8. in Hispania australi, Rossia austra— liore, Cypro, Syria, Palestina, Africa boreali. 4875) Perez Lara.—FLORULA GADITANA. 85 Anemone /. 1.748.—A. palmata Z. Sp. pl., p. 758.—Desf., Flor. Atl. 1, p. 432.—Brot., Flor. Lus. i, p. 361.—Amo, Flor. Iber. vi, p. 694.—Wk. et Lge., |. c. 1, p. 950.—A. hortensis latifolia simplici favo flore Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 248, f. 2!—A. latifolia flava Barr., Plant., ic. 792! Hab. in regione inferiore et montana ubi in pascuis, colli- bus dumosis locisque petrosis presertim calcareis, frequentis- simé provenit: c. Puerto de Santa Maria (Gutierr.!); in vicini- tatibus Cadiz (Duf.); ad San Roque et pr. Tarifa (Webb): Puerto Real, Medina, Arcos (Willk.); c. Alcala de los Gazules (Willk., Bourg.); ad Chiclana (Colm., Lange, Winkl.); in 7a Algaida pr. Sanlicar (Colm.); inter San Roque et Algeciras (Winkl., Reverch.); c. Ubriqgue; in ditionis Jerez locis Parpalana, Dehesa de los Garciagos, Dehesa de Chipipe, et alibiim—4. Jan.-Majo. (VseVs 61,5) Ar. geogr.—Lusitania, Hispania centralis et australis, Gallia mediterranea, Sardinia, Sicilia, Algeria, Imp. Maroccanum. 1.749.—A. coronaria Z. 8. micrantha Deb. et Daut., Flor. Gibr., p. 19.—Willk., Suppl. Pr. Fl. Hisp., p. 318.—4. cyanea Risso f. parviflora Rouy in Bull. Soc. bot. Fr. (1888), p. 434. Hab. in arenosis incultis locisque sylvaticis regionis infe- rioris: in Dehesa de la Almoraima dit. Castellar (Dautez); in Sierra Carbonera pr. San Roque (Reverch.)—4. Mart. (n. v.) Ar. geogr.—Spec. in Balearibus, Gallia australi, Corsica, Sardinia, Italia, Dalmatia, Grecia, Creta, Asia mediterranea, Mgypto, Algeria. TRIB. CLEMATIDEZ DC. Clematis J. 1.750.—C. cirrhosa Z. Sp. pl., p. 766.— Desf., Flor Atl. 1, p. 432.—Amo, Flor. Iber. wi, p. 679.—Wk. et Lee., 1. c. m1, p. 952.—Laguna, Flor. for. 85 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (676) - esp. II, p. 426.—C. semitriloba Lag., Gen. et sp., p. 17.—C. al- tera Betica Clus., Rar. pl. hist. 1, p. 123, f. 1! Variat magnopere quoad foliorum figuram et florum mag— nitudinem. Hab. in regione inferiore et montana ubi in sepibus, dume- tosis et sylvaticis solo arenoso argillosoque hue illue abun— danter occurrit: inter Medina et Gibraltar (Clus.); pr. Alcala de los Gazules (Salv., Lange); c. Algeciras (Née); pr. Puerto de Santa Maria (Gutierr., Willk., Colm., Lange); in loco /@ Al- guida pr. Sanlicar (Clem.!); in Gibraltar (Boiss., Willk.); inter El Gastor et Algodonales (Willk.); ¢. Chiclana, pr. Jimena, et in opp. Vejer locis Sierra de Granada et Monte de la Breia (La- guna); in montibus inter Udbrigue et Alcala ubi abundat; in Dehesa del Palomar, Mesas de Bolaiios et alibi ditionis Jerez, et in aliis locis.—b. Oct.-Mart. (v. v. et s.) 8. Dauteci Debeaux, Flor. Gibr., p. 13, «floribus magnis, sepa- lis omnind purpureis, intus nigro-maculatis.» Hab. in rupestribus, in monte Gibraltar (Dautez).—(n. Vv.) Ar. geogr.—Spec. in Lusitania et Hispania australibus, Ba— learibus, Corsica, Sardinia, Sicilia, Italia australi, Grecia, Byzantio, Asia mediterranea, Africa boreali. 1.751.—C€. Flammula JZ. Sp. pl., p. 766.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 358.—Reich., Ic. Flor. Germ. Iv, t. 63, f. 4666!—Amo, Flor. Iber. v1, p. 676.—Wk. et Lge., l. c. 11, p. 953.—Laguna, Flor. for. esp. 1, p. 427.—Plam- mula Dod., Pempt., p. 400, f. 1!—Vule. IWuermera. Hab. in regione inferiore et montana ubi in arenosis incul— tis, rupestribus, dumetosis locisque sylvaticis et ad sepes huc illuc frequenter occurrit: inter 4/geciras et Jimena, c. Graza- lema et in Monte de la Brena pr. Vejer (Laguna); pr. Avcos; in- ter Sanlucar et Chipiona; in Dehesa de Gigonza ditionis Jerez, et alibi.— }. Maj-Jul. (v. v.) S.-var. fragrans.—C. fragrans Ten., Fl. Neap. 1, p. 308, t. 48.— C. Flammula «. rotundifolia DC., Syst. 1, p. 134. Hab. in eisdem locis cum preecedente mixta, sed minus fre- quens: in vicinitatibus Udrique et in Dehesa de Cardela pr. Be- naOCaZ.—(V. V.) (677) Perez Lara.—FrLORULA GADITANA. 8&7 S.-var. maritima.—C. maritima Lam., Dict. 1, p. 42.—Reich., Ic. l. c., f. 4665!—C. Flammula y. maritima DC., Syst. 1. c. Debeaux, Flor. Gibr., p. 13. Hab. in arenosis maritimis preesertim: pr. Sanldicar (Bourg’.); inter Gibraltar et San Roque (Dautez); in loco dicto e/ Coto pr. Puerto de Santa Maria, et alibi.—(v. v.) Ar. geogr.—Lusitania et regio omnis mediterranea. 1.752.—C. Vitalba Z. Sp. pl., p. 766.—Brot., Flor. Lus. 1, p. 358.—Reich., Ic. l.¢., f. 4667!—Amo, l. c., p. 677.—Wk. et Lge., |. c. m1, p. 953.— Laguna, Flor. for. esp. 11, p. 428.—) haber influido mucho sobre las formas progenitoras de que derivan las actuales, y sus transformaciones respectivas. Ter- minaré con el catalogo de las especies designadas del archi- piélago, acompanando 4 cada una de las indicaciones pre- cisas que he podido reunir sobre su distribucién g@eografica, y finalmente daré una clave que patentice de un solo golpe de vista todas las particularidades de esa distribucién. \ Le CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LOS MAMIFEROS DES gE PEN ATS: Aun contando con todos los elementos de que se puede dis- poner en Manila (1), no me habria sido posible hacer un cata- logo descriptivo de los pocos mamiferos que habitan este ar- chipiélago; porque ni estan representadas en las colecciones de los museos todas las especies, ni existen en ellas indivi- duos en niimero suficiente para apreciar las variaciones que en las distintas localidades afectan a cada forma, ni ejempla- res que, convenientemente identificados, sirviesen como tipos de comparacidn, ni obras descriptivas, generales 6 especiales, ni ninguno, en fin, de los medios indispensables para inten- tar estudios comparativos de cualquier clase que sean. Y, sin embargo, semejante catalogo seria, sin duda alguna, la base fundamental 6 punto de partida del trabajo que acabo de plantear; porque sdélo asi se pondrian de manifiesto, no sola- mente los caracteres propios de cada especie, sino también el mayor ntimero posible de detalles relacionados con los dife- rentes modos de variacion que las del archipiélago presentan, comparadas con las formas consideradas como tipos; porque por ese medio podrian apreciarse 4 la vez y de manera mas perfecta las analogias y diferencias de unas respecto de las otras, y el sentido en que se hayan establecido las desviacio- (1) Me complazco en manifestar mi gratitud, tanto hacia los PP. de la Orden Do- minicana, como 4 los de la Compafiia de Jesis, que han puesto 4 mi disposicion el material de todas clases existente en sus respectivos museos, que cuentan con muy valiosas colecziones. (7) Sanchez.—Los MAMIFEROS DE FILIPINAS. 99 nes de las primitivas formas para llegar a constituir las pecu- liares de estas islas. El conocimiento exacto de esas variaciones seria importan- tisimo; porque todo induce a creer que los escasos mamiferos filipinos no son mas que restos de una gran fauna, empobre- cida aqui tal vez por la accién de profundas perturbaciones de que estas tierras han sido asiento durante los ultimos tiem- pos geoldgicos, conservada mas completa, 6 casi integra en paises no lejanos cuyas relaciones de continuidad con el nues- tro no seria dificil demostrar. Por consiguiente, la direccién, extensidn y valor relativo de esas variaciones son otros tan- tos factores que conducirian 4 la determinacidn, no sdlo de las formas primitivas de que nuestras. especies derivan, sino de la época aproximada en que, con la separacién y aisla- miento de los individuos, se iniciaron las diferencias produ- cidas por una primera adaptacion. De mucho tiempo aca se ha notado la pobreza de mamife- ros, que forma uno de los caracteres mas facilmente recono- cibles de la fauna filipina; pobreza que contrasta notable- mente con la profusion de los otros grupos organicos, y 4 cuyo caracter no parece haberse atribuido hasta ahora la ver- dadera importancia que tiene, sin duda por haberlo creido unicamente debido a la condicion insular de las tierras y a su pequena extensiOn superficial. Al mismo tiempo, se ob- serva con no menos facilidad la gran semejanza de sus ma- miferos con los que habitan las extensas islas de la Sonda y hasta una parte importante del continente asiatico, si bien en estas regiones, los mamiferos, como los otros grupos z00- ldgicos, son sumamente numerosos, hasta el punto de cons- tituir una fauna propia, quiza la mas rica del mundo. g@Como interpretar ese contraste, esa especie de anomalia que repre- senta el que solamente la clase superior de los animales sea pobre en las Filipinas, y que esa pobreza no se extienda, en apariencia al menos, a los paises proximos tan semejantes a ellas en casi todos los demas caracteres? Indudablemente deben haber existido otras causas distintas de la condicién insular, capaces de producir la pobreza de nuestra fauna mastoldgica y que, si han influido sobre las tierras que rodean a este archipiélago, han debido hacerlo con mucha menos intensidad, 100 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) A la Paleontologia es 4 la que mas directamente corresponde la solucién de esos problemas: el conocimiento de las formas extinguidas y sus relaciones con las actuales indicarian mas claramente los lazos de continuidad 6 discontinuidad que hayan existido entre unas y otras tierras, asi como la época y tal vez las causas de la extincidn. ; Desde este punto de vista considerados los animales, ningtin grupo es tan interesante como el de los mamiferos. De organi- zacion mas compleja, su vida exige mayor numero y diversi- dad de necesidades: el equilibrio se rompe con facilidad cuando cambian las condiciones en que viven, y de aqui el que para ellos sean insoportables 6 muy transcendentales cambios de condiciones en el medio ambiente que para la mayor parte de los otros seres quiza pasan inadvertidos 6 no representan mas que ligeros accidentes sin importancia. Privados en general de otros medios de traslacién que la locomocion terrestre, y pro- fundamente afectados por los cambios climatoldgicos, sus emi- e@raciones son siempre dificiles por los obstaculos que tienen que vencer y peligrosas por la lucha que han de sostener con- tra las variaciones del medio, viéndose casi siempre obliga— dos a soportar todas las perturbaciones, sin otro recurso que la adaptacién mas 6 menos rapida y completa a las nuevas con- diciones, 6 la extincién total si la lucha resulta insostenible. Asi es que cualquier cambio sobrevenido en la localidad en que habitan influye sobre ellos con poderosa energia, y frecuen- temente sucede que las formas desaparecen con las genera- ciones, unas veces por extincidn, y mas comunmente por desviacion 6 diferenciacién mas 6 menos radical de los primi- tivos tipos. El inmortal G. Cuvier, al fundar la ciencia de los seres extin- cwuidos, reconoce esa superioridad de los mamiferos sobre todos los otros seres, y en el prdlogo de su obra monumental, en el Discurso sobre las revoluciones de la superficie del Globo (1), demuestra esa preponderancia que supera mucho aun 4 los moluscos, cuyos restos tienen, sin embargo, un valor grandi- simo en el estudio de la sucesién de las faunas en los diversos periodos de la vida animal. Los gedlogos y paleontdlogos estan (1) GrorGeEs Cuvier: Discours sur les révolutions de la surface du Giobe et sur les changements gu’elles ont produits dans le regne animal, 8° éd. Paris, 1840. (9) Sanchez.—LoS MAMIFEROS DE FILIPINAS. 101 perfectamente de acuerdo respecto a ese importante asunto: | basteme, para ser breve, citar Unicamente el testimonio del célebre gedlogo Lyell, que con una claridad y concisién envi- diables, confirma ese mismo modo de ver... «El estudio de estas »asociaciones de fdsiles — dice el sabio gedlogo — demuestra »que, cuando nos remontamos 4 la sucesién de los tiempos, la »fauna mastologica diverge mas rapidamente que la fauna »testacea...» (1). Desgraciadamente, en lo que a las Filipinas se refiere, ni aun esa inagotable fuente de conocimientos histérico-natura- les puede prestarnos, por ahora al menos, su valioso auxilio: la Paleontologia no ha nacido ni nacera quiza en mucho tiem- po para este pais en que todo parece conjurarse contra el pro- ereso y adelanto cientifico. Hé aqui por qué aun cuando en este trabajo he de tratar de grandes perturbaciones del suelo, de antiguas y modernas relaciones de estas islas con otras porciones de tierra de que hoy estan completamente separadas, me veré precisado a comparar tan sdlo especies vivientes, tanto de nuestras islas, como de los paises que las rodean. Mas, por fortuna, las revo- luciones de que estas tierras han sido asiento y que mas direc- tamente han debido influir sobre la fauna actual, parecen haberse cumplido en época bastante moderna para que las formas que pudieran haber desaparecido del archipiélago se conserven, mas 6 menos puras, en esas otras tierras con que parece haber estado en comunicacidn directa é inmediata en un periodo durante el cual debieron desarrollarse los tipos que, mas 6 menos modificados, constituyen las formas vivien- tes de una y otra region. Cualquiera que fuese el punto de vista desde el que hubie- sen de considerarse las especies, importaba, ante todo, re- unirlas en un catalogo, aunque no fuese mas que nominativo, lo mas completo posible. Mas como ha de haber necesidad de conocer la relacién cuantitativa y hasta cualitativa, si cabe la expresién, de las que habitan las distintas islas 6 grupos de islas de nuestro archipiélago, y las que éste guarda con los paises que le rodean, se hace preciso que a cada especie (1) LYELL: Man. de Geol. élém , tomo 1, 6." edicidn, 1863, pag. 269. 102 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) acompane el mayor numero de indicaciones posible sobre su distribucion particular. Kn lo que al catalogo se refiere, abrigo la esperanza de haber podido reunir todas 6 casi todas las especies hasta ahora designadas como habitando las Filipinas; y aun cuando es casi seguro que faltan algunas por descubrir, particularmente en las islas del Sur, en Mindoro y otras poco exploradas todavia, no cabe duda de que su numero ha de ser muy reducido en comparacion de las conocidas, y, por tanto, la lista de estas es suficiente para dar idea muy aproximada, si no exacta, del conjunto, y, sobre todo, para poder fijar los rasgos caracteris—- ticos del grupo. En lo que hace relacién a la distribucién geografica de las distintas formas, los datos consignados en las obras de que me he auxiliado son escasisimos, sobre todo, en lo que concierne al archipiélago. Si se exceptiian los estudios mas 6 menos completos sobre las diversas razas humanas que le habitan, en algunos de los cuales se ha procurado fijar los limites del territorio en que cada una vive, datos que no nos reportan utilidad alguna, puesto que del hombre no hemos de ocupar- nos ahora, en la mayor parte de los demas trabajos sobre los mamiferos, muy pocas veces se han fijado las localidades de donde proceden los diversos ejemplares que han servido para determinar las especies. Por regla general los datos de /ocali- dad que acompanan a las especies de mamiferos filipinos en las obras en que se consignan, se reducen a indicar su pre- sencia en el archipiélago, y solo en algunas de la mas moder- nas se fija la isla 6 islas de que proceden los individuos. Esta lamentable falta de precisidn en datos tan importantes para los estudios comparativos de Historia Natural, ha depen- dido en gran manera, a mi modo de ver, por una parte, de la creencia, uy generalizada por cierto, en una distribucion mas regular y uniforme de las especies por todo el archipié- lago de lo que en realidad sucede; y, en segundo término, de la escasez de las formas que representan cada tipo, circuns- tancia esta ultima que bien puede haber conducido @ aquella creencia, porque parece logico suponer que, siendo tan esca- sos los representantes de la clase y tan reducido el territorio, estuvieran uniforme 6 casi uniformemente esparcido en él. Pero cuando se exploran con algun cuidado los distintos gru- (11) Sanchez.— LOS MAMIFEROS DE FILIPINAS. 1038 pos de islas que forman el archipiélago, 6 se comparan las especies que proceden de cada uno de ellos, se descubre una serie de fenoOmenos a cual mas interesantes, que revelan @ran- des diferencias entre los representantes de cada una de esas agrupaciones. Desde luego llama la atencién que algunas especies vivan confinadas en un pequeno grupo de islas cercanas, mas alla de las cuales no se extienden en el archipié¢lago: otras se pre- sentan solamente en dos islas mas 6 menos distantes entre si, 6 en un pequeno grupo y alguna isla lejana sin hacerlo en las intermedias; algunas, en fin, viven como recluidas en una sola isla, a veces muy pequena y sumamente proxima a otras mucho mas extensas, a las que, sin embargo, la especie no se extiende. Estos hechos son tan conocidos que con fre- cuencia toman las especies, hasta por el vulgo, el sobrenombre de la isla 6 islas en que habitan. Asi sucede con el famarao de Mindoro, el pilandoc de Balabac, el ¢ato (Manis) de las Cala- mianes, el puerco-espin, el manturon (Arctictis), el pantot (My- daus), la ardilla voladora de la Paragua, el gato-tigie de la Paragua 6 de Negros, el caguang (Galeopithecus) de Bohol y Samar y otros analogos cuya enumeracion seria larga. Es verdad que algunas veces las especies se extienden mas de lo que esos nombres 6 frases indican; pero siempre resulta que sus areas son comparativamente reducidas en el archi- piélago. | Esos fendmenos son, sin embargo, de indole distinta y me- recen fijar la atencidn de muy diversas maneras: el Mydaus (pantot), por ejemplo, no vive mas que en las Calamianes, Pa- ragua y Balabac; pero es especie peculiar del archipi¢lago, y por tanto, aunque esa limitacién sea notabilisima desde el punto de vista de la extensién comparada de las areas de dis- persion de las especies, de que constituye un minimum, puede incluirse muy bien en la categoria de lo que se llama especia- lizacion de las faunas locales, fendmeno bien conocido y de que constantemente se saca partido para caracterizar cada re- gidn; si bien la especie & que aludo no puede considerarse como caracterizando todo el territorio filipino, sino una peque- ha porcidn de él, y en este sentido su importancia aumenta considerablemente. Otras varias especies se encuentran en andlogas condiciones, 104 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Mas no es sélo en las especies peculiares donde se observa tan interesante como curiosa limitacién, si bien el fendmeno tiene significacién y valor muy diferente. El Manis javanica, por ejemplo, ocupa en este archipi¢lago las mismas localida- des que el M/ydaus de que acabo de hacer mencién (Calamia- nes, Paragua y Balabac); pero aquella especie se extiende por un area sumamente extensa que abraza, no sdlo las islas de la Sonda, sino una gran porcién del continente asiatico. Y mas notable quiza es lo que se observa en el pi/andoc (Tragu- lus), cuya distribucién en nuestras islas se reduce exclusi- vamente a la pequena isla de Balabac, sin que se extienda ni aun ala Paragua, a pesar de la insignificancia aparente del canal que las separa: y sin embargo, la especie se esparce hasta Borneo, si no es que también se halla en sus vecinas de la Sonda. Aunque no con areas tan excesivamente reducidas como en el pilandoc, obsérvanse fendmenos andlogos en otras varias especies, entre las que pueden citarse como no menos intere- santes el Arctictis binturong, el Felis minuta, etc. Y no es solamente en lo que hace referencia 4 la distribucion geografica y amplitud relativa de las areas donde se observan esas tan notables particularidades; fendmenos de naturaleza muy distinta, pero igualmente dignos de particular conside- racion, sorprenden al naturalista cuando revisa diferentes ca- talogos de mamiferos filipinos. 4No es verdaderamente extrano que en Manders y sdlo en Mindoro habite una especie, de gran tamano por cierto, que se ha considerado idéntica al Anoa depressicornis de Célebes? 2No lo es también que en Jolé se encuentre un ciervo que se ha identificado con el A wis maculatus de la India? zNo llama la atencion sobremanera el que al pretender fijar las localidades en que habita, dentro del archipiélago, el Cynopithecus niger, tantas veces citado como habitando en él, se susciten siempre dudas y dificultades insuperables hasta el punto de no poder indicarle con seguridad ni de una sola de nuestras islas? Hechos como estos no pueden pasar inadvertidos 4 quien se haya ocupado, siquiera haya sido muy 4 la ligera, en el estu- dio de las especies filipinas, y demuestran por si solos hasta que punto es necesario estudiar con detenimiento, no sdlo los mamiferos, sino los demas grupos organicos, para rectificar (13) Sanchez.—tOS MAMIFEROS DE FILIPINAS. 105 muchas veces y ampliar otras los actuales conocimientos. 2Como no ha de sorprender ver citadas repetidas veces como de Filipinas esas especies, cuando ni el Anod, ni el Avis, ni el Cynopithecus habitan el archipiélago? Por lo menos se puede afirmar con seguridad que el ¢a@marao de Mindoro no es Anod y que los ciervos de Jolé no son Axis maculatus. Kn cuanto al Cynopithecus niger, ciertamente no me cabe duda de que a esa especie pertenecen los ejemplares que en Filipinas se han cla- sificado asi; pero lo que si me permito dudar es que semejante especie habite naturalmente nuestro archipiélago. A mijuicio, todos los individuos han sido y son importados en cautividad. Mas sobre este importante punto he de insistir mas adelante. Senalaré, por ultimo, otro fendmeno que seguramente tiene tanta importancia como el que mas de los que dejo enumera-— dos. En nuestras islas del Sudoeste (Paragua y Balabac) no existen los ciervos, hecho tanto mas digno de notar cuanto que éste es seguramente el grupo mas general y uiformemente esparcido por todo el archipiélago, sin que desde este punto de vista le aventajen mas que los Macacus y los Suidos. Esta circunstancia, que puede constituir por si sola una especializa- cidn suficiente de esa regién, parece, sin embargo, poco co- nocida, si bien no es de extranar que asi suceda, porque los caracteres negativos, particularmente los de la indole del que senalamos, son a veces dificiles de apreciar. Aun cuando en otro lugar he de ocuparme en esta cuestion, séame permitido adelantar aqui la idea de que éste es uno de los problemas, 4 mi modo de ver, sin solucién satisfactoria en el estado actual de nuestros conocimientos. Si los hechos que acabo de consignar, 4 los que podria agre- gar otros muchos de naturaleza muy diversa, se refiriesen a un grupo rico y numeroso, quiza parecerian menos impor- tantes; pero tratandose de una fauna en que la escasez de formas ha sido y es, a no dudarlo, uno de los caracteres que mas han llamado con justo motivo la atencién, esos fendme- nos se hacen verdaderamente sorprendentes, porque de una ui otra manera afectan a todas 6 casi todas las especies. Mas que una sola fauna, la mastoldgica filipina, parece como formada de un nimero considerable de faunulas extre- madamente pequenas, pero independientes, 6 de fragmentos de una gran fauna que hubiese sido dividida y subdividida, 106 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) desapareciendo muchos de sus elementos y conservandose los otros separados en las diversas islas 6 grupos de islas que_ constituyen el archipiélago Parece como que, a consecuen- cia de un gran cataclismo 6 de larga serie de trastornos que dieran por resultado un fraccionamiento general de las tie- rras, la fauna mastol6gica, en otro tiempo variada y mas uniformemente distribuida que ahora, hubiese sido quebran- tada y casi destruida, quedando tinicamente, como elementos esparcidos y aislados, escasos restos de su pasada opulencia. Cierto que la lista de los mamiferos que habitan el archi- piélago se encuentra considerablemente aumentada en com - paracién de las que hasta hace poco tiempo se conocian; cierto que probablemente habra de enriquecerse algo mas a expen- sas de especies que falten por descubrir; cierto igualmente que quiza algunas de las hoy consideradas como peculiares de determinadas islas 6 de ciertas regiones se encuentren en otras mas 6 menos cercanas; pero a pesar de todo, el caracter de pobreza que le es propio, no desaparecera, ni desaparecera tampoco la importancia de esos tan notables fenomenos que se observan en su distribucién geografica; porque desde luego podemos suponer que las especies que se descubran en lo su- cesivo, sobre ser pocas en numero no han de ser en manera alguna de indole tal que puedan hacer cambiar los caracteres generales del conjunto, ni sus rasgos caracteristicos. Por otra parte, las Filipinas son recorridas hoy en todas direcciones por naturalistas, colectores y aficionados, y las relaciones que existen entre las diversas islas son tan frecuentes, que segu- ramente han de ser pocas las formas de mamiferos, sobre todo de algtin tamano, que falten por conocer. Las especies hasta ahora indicadas como habitando este ar- chipiélago, 6 mejor dicho, las de que poseo noticias y datos mas seguros, que forman el catalogo adjunto, constituyen un total de 85 01 86. Entre ellas no figuran las que han sido introducidas y viven en domesticidad 6 cautividad; y las he excluido, porque sobre no ofrecer, en mi concepto, ningtin interés para el principal objeto de este trabajo, quizd originasen alguna confusion. Figura, sin embargo, el bifalo comtin, porque, si bien soy de parecer que es especie introducida en domesticidad, no faltan autoridades, muy respetables por cierto, que se inclinan a (15) Sanchez —LOS MAMIFEROS DE FILIPINAS. 107 considerarla como verdaderamente indigena. Mas adelante volveré sobre esta cuestidn, aunque por ahora no creo que pueda resolverse de manera satisfactoria. Los géneros en que se agrupan todas las especies arriba aludidas son 45 6 46, lo que da un término medio un poco me- nor de dos especies para cada género; pero la mayor parte de éstos (27 6 29) no cuentan mas que una; circunstancia bien digna de tenerse en cuenta. _ Los géneros pertenecen 4 24 familias diferentes, niimero bastante considerable, puesto que representa un poco mas de la mitad del de los géneros. De ellas, 15 6 16 cuentan una sola forma genérica, elevandose 4 la considerable cifra de 12 6 13 las que no poseen mas que una sola especie. Por ultimo, esas agrupaciones representan la mayor parte de los ordenes en que se considera dividida la clase, puesto que las familias indicadas se hallan distribuidas entre 1] de estos grandes grupos. Kl cuadrosiguiente permite ver el conjunto y distribucion de las diversas agrupaciones de que acabo de hacer mencion. 108 ANALES DE HISTORIA NATURAL, (16) Cuadro de los mamiferos de Filipinas. ORDENES. FAMILIAS GENEROS. | ESPECIES. Cuadrumanos.c..'.5 | SWMMdeer ea ea siare o's 2 tev 1 1 Sipaiop ce ( Lemuride. ............ 1 1 rosimios..... Rohe ; { Varsidee moti ae. te oh ceive 1 1 Pteropodide........... 4 9 Rhinolophide.......,... 2 10 Quirdopteros...... SEWN. CLEridcenucm crete cis ate 1 1 | Vespertilionide........ 6 15 Emballonuride......... 3 3 Galeopithecidee......... 1 1 Insectivoros........ Dupaid po. Sek 1 2 Sorieideetie. Sac sey : 1 1 Miuiridee st ocecn stack S.< 2 7u 8 Roedores........... \ Seinridee wis =. d ovacie bebe. 3 8 EVV SGRICIGR Si sole Mentarete 1 1 Felide..... sonata nates 1 1 VOVAS cis sie eigeselers teers \ Viverride..... Bsr 4 5 Mustelidse. 2 )%.54:0% 08% 2 2 PBOVIG EEE cet Pesca competes 1 6 2 Rumiantes......... \ Wervyides.< snes vs oes alee or OL: 465 ( Merde ulideerns c's «seers 1 1 Paquidermos.......| Suide.......... lie ine 1 3 Desdentados........| Manidide.............. 1 1 Simeniosa. «sti i she tell ELAN GOTIG eer Sales ects 1 1 Gotten Delphinidw2F hes. Genes 1 162 Baleenidge:eise ss wise 1 1 Aunque la idea parezca aventurada, creo que puede pre- verse, con cierta seguridad, 4 qué grupos habra de afectar probablemente y de un modo general el descubrimiento de nuevas especies, asi como también la importancia que éstas puedan tener desde el punto de vista de las relaciones zool6- gicas y geograficas del archipiélago. En este sentido, podemos considerar los mamiferos dividi- dos en dos grupos, de los que uno comprenda los esencial- mente terrestres y el otro los voladores (quiropteros) y los (17) Sanchez.— LOS MAMIFEROS DE FILIPINAS. 109 marinos (sirenios y cetaceos), agrupacién & que mas de una vez hemos de aludir en lo sucesivo. El ultimo de estos grupos, evidentemente de una importan- cia mucho menor que el primero en cuanto se refiere 4 las relaciones geograficas y a las causas de la distribucién actual de las especies, cuenta, 4 mi modo de ver, con mas probabili- dades de aumentar su niimero con nuevas especies, supuesto que los murciélagos, tan numerosos en el archipiélago, son todavia poco conocidos; y en cuanto 4 los mamiferos marinos, nada mas natural que pensar que aparezcan cerca de estas costas cualquiera de las especies, por cierto bastante numero- sas, que pueblan los mares proximos, hipdtesis tanto mas probable cuanto que hasta ahora son muy pocas las indicadas como de las Filipinas. De los esencialmente terrestres es posible que se descubran algunos Muridos, Sciuridos, Suidos y alguna otra familia de aquellas cuyas especies son algun tanto numerosas y ocupan areas extensas; pero creo que se puede asegurar, sin temor de equivocarse, que se encontraran muy pocas especies, si es que se descubre alguna mas, de Lemuridos y Tarsidos, de Histri- cidos y Manididos, de Félidas y Mustélidas, de Bévidos y Tra- gulidos, a cuyos grupos pertenecen las que presentan los mas interesantes fendmenos de distribucién y establecen las mas importantes relaciones entre la fauna de estas islas y la de las tierras vecinas. Tampoco se descubriran entre los actuales habitantes de las Filipinas los tapires, rinocerontes, elefantes, ni las grandes fieras, por mas que animales de todos esos gru- pos viven en las grandes islas Malayas, tan proximas y tan intimamente relacionadas con aquellas desde el punto de vista hist6rico-natural. En ultimo término, aun en el caso de que se descubriese alguna de esas especies, no cambiarian en nada, 6 sdlo de una manera insignificante, los caracteres de nuestra fauna: por eso no dejaria de ser pobre, de aparecer como fraccionada, de ofrecer grandes relaciones con las otras tierras situadas a Occidente, etc., etc. Siendo esto asi, no creo exagerar nada al pensar que cotl los datos conocidos pueden fijarse con bastante exactitud los ras@os y caracteres de nuestra fauna mastoldgica. Pero hay una circunstancia que si en realidad no hara va- riar mucho el nimero de especies, puede influir de manera 110 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) apreciable en las relaciones del conjunto. Ks posible que al- eunas de las especies filipinas ahora consideradas como idén- ticas 4 otras de los paises circunvecinos, cuando sean objeto de mas detenido estudio, se separen para formar especies propias; 6 que algunas formas que consideramos como varia- ciones poco importantes de otras, sean verdaderas especies. En cualquiera de ambos casos resultaria modificada la pro- porcién entre las formas peculiares y las comunes, aun cuando no influyera en las demas relaciones. Mas de todos modos debe suponerse que las especies sujetas 4 semejante cambio han de ser muy pocas, y por tanto las variaciones a que den lugar casi insignificantes. Finalmente, y para terminar estas indicaciones generales, he de manifestar que se han citado como del archipiélago al- gunas especies cuya existencia en él es muy dudosa; otras que seguramente no son filipinas; otras, en fin, cuya deter- minacion suscita diversidad de criterios 6 es decididamente errdnea; por cuyas razones, ya que no me sea posible hacer la descripcién particular de cada una de las que figuran en el catalogo, me parece de todo punto indispensable una breve resena de todas, a fin de fijar las ideas y manifestar el con- cepto que de ellas tengo formado, puesto que a él se han de subordinar las consideraciones que haya de hacer en lo su- Cesivo. CATALOGUE RAISONNE DES me | DOP Th Rao DES ENVIRONS DE BILBAO (VIZCAYA) DRESSE PAR Vevks Se B OED: (Sesion del 15 de Septiembre de 1897.) Convaincu que mes observations et mes chasses dans le Dis- trict de Bilbao et ses environs, auxquelles je me suis dédié de- puis vingt ans, peuvent donner maintenant une idée assez complete de la faune lépidoptérologique je me suis décidé a dresser le présent catalogue de la faune du District. Bien des especes dans les microlépidopteres sont encore a découvrir par Vélevage que je n’ai pas pu pratiquer avec assiduite. Que de jeunes forces tachent de combler les lacunes! Je ne veux pas manquer d’exprimer mes remerciements aux maitres de la science entomologique qui m’ont aidé par leurs conseils et surtout par la détermination d’especes difficiles notamment a M. le D'O. Staudinger, le D™ Wocke, M. E. Hering, M. le D" Re- bel, et un souvenir reconnaissant a ceux que la mort nous a enlevés M. le D® Rossler, M. Pierre Miliére et M. E. Ragonot! J’ai aussi a féliciter notre collegue Mr. Georges Schramm, jeu- ne et infatigable chasseur pour ses trouvailles et la gracieusite avec laquelle il m’a communiqué les especes nouvelles pour cette faune, recueillies surtout sur la rive gauche du Nervion. En général la faune lépidoptérologique est assez pauvre par suite du manque de foréts et du peu de richesse de la flore, 112 ANALES DE HiSTORIA NATURAL. (2) cependant elle ne manque pas d’un certain intérét, formant pour ainsi dire la transition de la faune septentrionale a la méridionale. RHOPALOCERA. Papilio Z. P. Podalirius var. feisthameli Dup.—Parait en deux généra- tions en Mai et fin Juillet. Les exemplaires sont moins grands que ceux du Portugal qui proviennent de che- nilles vivant sur Vamandier. J’ai trouvé la chenille ici sur des poiriers. Je suppose qu'elle vient aussi sur les es- peces du Prunus. La femelle se pose sur une feuille (au bord), recourbe l’abdomen et colle un ceuf sur le dessous de la feuille, jamais plus dun cuf a la fois comme j’ai pu l’observer a plusieurs reprises. Tres répandu mais en petit nombre. — var. Miegii Mieg.—Un exempl. en Juin bien caracteérisé. P. Machaon L.—N’est pas tres fréquent dans la vallée du Ner- vion. Cette espéce est répandue jusqu’a de tres grandes hauteurs. Je l’ai observé encore & 2.400 metres de hauteur dans les Pyrénées. Pieris Schrh. P. brassice L.—Commun et répandu. P. rape L.—De Mars a Novembre répandu et fréquent. A noter un o& de tres petite taille, 32™™ au lieu de 43™™ ce qui est la taille ordinaire. En Mars 1891 je prenais une @ de la méme taille a Barcelone. var. alba m.—Un o pris en Mai 1892 est completement blanc sans la moindre tache noire, les ailes antérieures moins arrondies que le type, les postérieures plus amples et plus arrondies au bord extérieur. Comme je viens de recevoir la méme variété de Madrid (de notre collegue Fernandez Duro), je dois supposer que mon exemplaire n’est pas un produit du hasard mais bien une variéte ou aberration qui se trouve en Espagne; aucun de mes amis 8) Seebold.—1LipipopTi:RES Di} BILBAO. 3 et collegues ne pouvait me renseigner au sujet de cette variéteé. P. Napi L.— Commun en printemps. — a. v. gen. Il Napaee Ksp.— Moins fréquent & la fin de Juillet. (Je possede aussi une paire d’exemplaires nains de cette espece du Midi de la France.) P. daplidice L.—En Juin et fin d’Octobre sur les sables pres de la mer, fréquent. Antocharis ~2. A. belia var. ausonia Hb.—En Mai (capturé par Mr. Schramm) sur le Serrantes. Je la prenais aussi en Avril & Barce- lone, elle ne peut donc pas étre le produit d’une 2° gen. A. cardanvines LL.—Parait seulement au printemps. Entre au- tres un exemplaire o de 47™™ de taille (388™™ étant la nor- male). Je possede une 2 méme taille de Lisbonne. Leucophasia Stph. L. sinapis L.—Typique; fréquent en Mai. — v. erysimi Bkh.—Capturé par Mr. Schramm. Colias /. C. hyale ..—Tres rare dans la plaine, mais fréquent sur le Serrantes. C. edusa F.—Peu fréquent en Mai, mais abondant en Aott et Septembre. Pendant les années seches 92 et 93 j’ai obtenu des exemplaires d'une taille extra-grande et de coloration enfumée. — var. helice Hb.—Parait généralement en automne, j’ai pu lobserver en 1893 (année extrémement séeche), volant en abondance de Mai a Octobre. C. aberr. Aubuissoni Caradja.—Iris 1893, page 171. (Aberra- tio ochracea alis posterioribus macula media permagna ochracea est forma intermedia intra edusam et helicem.)— Rare, ANALES DE HIST. NAT.— XXVIII. R 114 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Rhodocera ~. Rh. rhanwi L.—En deux générations, pas trés fréquent. Rh. cleopatra L.—Tres fréquent en Février, Mars et 2° gen. Juillet, Aodt (1). Thecla /. Th. ilicis Esp.—Localisé. Fin Juillet. Th. spini Schiff. — v. lynceus Hb. Th. quercus L.— Tres localisé, rive gauche capturé par Mr. Schramm. Th. rubi L.—Tres peu fréquent. Th. roboris Esp. —En Juillet pres de la riviere et dans les vallées de la rive gauche, pris aussi par Mr. Schramm. Capturés par Mr. Schramm. Polyommatus Lair. P. phleas L..—Peu fréquent. — var. e/eus F.—Peu fréquent; en Septembre. P. alciphron var. gordius Sulz.—Une 9 prise par Mr. Schramm; parait localisé, rive gauche. Lyceena FP. L. betica L.—Fréquent et répandu, parait en deux généra- tions. La premiére donnant généralement de grands exem- plaires jusqu’a 34™™ de taille, tandis que la 2° gen. en au- tomne ne donne que des exemplaires ne dépassant guére 22™m mais d’une coloration trés foncée. L. telicanus Hb.—Parait en Juillet et en Novembre, peu fré- quent et localisé. L. argiades Pall.—En été, 2° gen.; répandu et fréquent. (1) Jen’ai pas trouvé A Bilbao des exemplaires ayant le dessous des ailes inférieu- res d’un jaune prononcé comme c’est presque la regle pour les exemplaires prove - nant du Portugal. (5) Seebold.—LkEPIDOPTERES DE BILBAO. 115 L. argiades v. polysperchon Berg.— Comme le geénéralement en Mai, souvent abondant. — ab. coretas O.—Rare. L. argus L. — v. hypochonia Rbr.—Volant a la fin de Juillet sur les hau- teurs autour de Bilbao. L. argyrotorus Bestr. (egon SV.) — Comme le précédent; la plupart sans taches métalliques en dessous. — v. della HS.— Rare. L. icarus Rott (Alexis SV.) —Trés répandu et fréquent en plu- sieurs @énérations. — ab. icarinus Scriba.— Avec le type, mais rare ici, tandis qu'elle est tres fréquente a Albarracin. — ab. cerulea °.—Cette belle aberration est surtout fréquen- te en Avril et Mai. L. bellargus Rott (adonis Sv.\—En deux générations en Mai, Juin, Septembre et Octobre; fréquent sur les terrains sa- blonneux pres de la mer. — ab. ceronus Esp.—o” 9 (f supr. al. post. mac. margin. nigris); les 9 se distinguent par une coloration bleue trés intense. Surtout en 2° eénération tres abondant. — ab. cinnus Hb.—(Al. post. subt. non ocellatis) rare. L. Hylas Esp.—En Mai, localisé et assez rare. L. coridon Hb.—Rare dans la vallée, mais fréquent sur les hauteurs du Serrantes. Juillet, Aout. . argiolus L.—Trés fréquent en Mai et 2° gen. en Aont. . minima Fuessl.—Tres rare. . Semiargus (Rott) (acis Schiff).—Rare. . arion L..—Peu fréquent en Mai dans les vallées. Pica abe Limenitis 7’. Limen. sybilla L.— Rive gauche du Nervion capturé par Mr. Schramm. Vanessa F#. Toutes les especes mentionnées ci-dessous sont trés abon= dantes. 116 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) V.c. album Uw. V. polychloros L. V. urtice L. V. fo. V. antiopa L. V. atalanta i. V. cardwi wu. (De grande taille et d’une coloration trés vive.) Melitzea /. M. parthenie Bkh.—Rive gauche du Nervion, capturé o@ par Mr. Schramm. M. dejone H.—Parait rare. Un exemplaire pris par Mr. Schramm. M. athalia Rott.—Capturé par Mr. Schramm. Argynnis /. A. selene Schiff.—Fréquent en Mai et répandu. A. dia L.—Tres abondant en Avril et Mai. Deux générations. A. paphia L.—Je ne Vai observé que tres rarement. A. pandora Schiff.—Fin Juillet, Aotit, dans les hautes vallées de la rive gauche, fréquent a Galdames, dune couleur bien plus verdatre que les exemplaires de France. Capturé par Mr. Schramm. A. adippe L..—Trés localisé sur les hauteurs de la rive gauche. Capturé par Mr. Schramm. — v. cleodora 0.—Avec le type. A. lathonia 1..—De Juin a Septembre. Commun. Melanargia Mei. M. galathea L.—Trés fréquent dans la plaine de Juin a Sep= tembre. — var. procida Hbst.—Avec le type, assez rare. (7) Seebold.—LkPIDOPTERES DE BILBAO. 117 Satyrus /’. B. S. alcyone Schiff.—Abondant en Juillet sur les collines. Les exemplaires @’ici sont de grande taille (60 & 64™™), le des- sous des ailes avec peu de jaune, la teinte grise des pos- térieures domine. Les exemplaires des Pyrénées sont bien plus petits (48 a 55™™), ayant le dessous coloré plus vif en jaune et les postérieures bien moins gris. S. semele L.— Répandu et fréquent, de grande taille et les 99 surtout d’une coloration tres vive. S. arethusa Sv. var. dentata Ster.—Parait a la fin de Juillet en abondance mais trés localisé. S. dryas Sc.—En Juillet, sur les versants des collines et dans les vallées; les 29 surtout de tres grande taille (66™™) et des yeux tres grands avec des fonds bleu violacé brillant. S. statilinus Hufn.—Sur les versants du Serrantes. (Schramm). Pararge //). P. megera L.—Parait déja en Février, et je le capturais aussi en Décembre. Fréquent. — Aberr. transit ad 4 /berti Ent. Zeit. intern. July 95. 3 exem- plaires avec la deuxiéme ocelle plus ou moins développée. P. egeria L. (meone Esp.) —Fréquent pendant toute année. Une var. presque sans taches jaunes, autre 9Q ot les ta- ches jaunes passent au blanc. Epinephele ///. £. janira var. hispulla Hb.—Tres fréquent du 10 Juin a Sep- tembre. De grande taille, les 99 variant de coloration tres foncée au jaune plus clair. E. tithonus L.—Parait dans certaines années en nombre incal- culable. De plus grande taille que les exemplaires du Nord et de couleurs plus saturées. — var. Minki m. Berl. ent. Zeitsch. 1891, p. 467.—Cette in- téressante var. se distingue par la couleur jaune de naple des parties brun-rouge du type. J’ai vu aussi un exeni- 118 ANALES DE HISTORJA NATURAL. (8) plaire de cette var. dans la collection de M. Carvalho Mon- teiro a Lisbonne. FE. hyperanthus L.—Capturé par Mr. Schramm sur la rive gau- che, Parait tres localisé. Coenonympha //d. C. arcavia L.—En Juin et Juillet frequent mais seulement sur les hauteurs. : C. dorus Esp.—En Juillet comme la précédente. C. iphis var. iphioides Stgr.—Capturé par Mr. Schramm. Parait localisé sur la rive gauche. C. pamphilus L.—Partout, presque toute lannee, Spilothyrus Dup. Y RH . alcee Esp. (malvarum).—Fréequent en Juillet. S. althee var. beticus Rbr.—Cette intéressante var. n’est pas tres fréquente en Juillet et Aout. ms Syrichtus 2. §. malve L. (alveolus Hb.)—Fréquent. S. alveus Hb.—Rare. §. sao Hb.— Assez fréquent en Mai a Septembre. ~ > Nisionades //). N. tages L.— Commun en Avril et Mai. Hesperia 2. H. acteon Esp.—Fréquent Maia Aout; vers le soir les papillons se réunissent en société dans des touffes d’herbes a Jarges tiges. H. lineola O.—En Juillet, rare. H. sylvanus Esp.—Partout et fréquent. H. comma \..—Moins fréquent que le précédent. (9) Seebold.—LiPIDOPTERES DE BILBAO. 119 Cyclopides /. C. morpheus Pall.—Je n’ai capturé qu’un seul exemplaire de cette espéce.. HETEROCERA. Sphinges Z. Acherontia 0. A. atropos L.—N’est pas tres fréquent. Je posséde des exem- plaires pris sur mer entre Bilbao et Bordeaux. Sphinx 0. S. convolvuli L.—En Mai et Septembre, commun partout. S. ligustri L.—Les exemplaires espagnols sont en général dune teinte plus foncée que ceux du Nord. Deilephila 0. D. euphorbie L..—Les chenilles qui abondent sur le bord de la mer se transforment en Aout et Septembre, éclosant en Octobre et Mai suivants. — v. rubrescens.— clot avec le type mais en plus grand nombre. D. livornica Esp.—Selon les années, rare ou trés abondant. Mai et Septembre. D. elpenor L..—Sur la rive gauche, rare. D. celerio L.— En 1884 et 85 ce Sphing était tres abondant; la chenille en Aout sur la vigne et la vigne vierge donnait le papillon en Septembre. Depuis cette époque je ne lai plus revu. D. nervi L.—En Aotit 1885 je trouvais sur les arbustes d’Oléan- dre de mon jardin 5 chenilles qui donnaient des papillons de tres grande taille a la fin d’Octobre de la méme année. Plus revu depuis lors. 120 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) Smerinthus 0. S. tlie L.—Répandu et frequent. — v. ulmi.—D’un jaune brun tres prononce; avec le type. S. populi L.—N’est pas fréquent; parait en Mai et Septembre. Macrogilossa 0. M. stellatarum L.—Commun. M. fuciformis L.— Rare. Trochilium Sc. 7. apiformis Esp.—Fin Juin sur peupliers aux premieres heu- res de la matinée. Sesia /’. S. asiliformis Rott. S. culiciformis L. Toutes ces especes sont rares &@ moins S. ichneumoniformis T. den faire lélevage. S. chrysidiformis Esp. Zygeena Ff’ Z. filipendule F.—\in Juin fréquent pres Bilbao. — var. Ochsenheimeri Z.—Parait le 15 Juin, de belle taille. Z. trifolii Esp.— Type rive gauche. — v. dubia Stgr.—En Aout trés répandu. Z. lacandule Esp.—-Du 15 au 30 Mai sur le versant SO. du Ser- rantes (Schramm). Bombyces. Sarrothripa (7. S. undulana Hb.—Rare. (u) Seebold.—LiePIpOPTERES DE BILBAO, 12 Karias /7b. FL. clorana L.—En Juin fréquent. Hylophila Hd. H. bicolorana Fuess|.—Peu fréquent. H. prasinand L.—Peu fréquent. Nola Leach. N. chlamydulalis Hb.—Peu fréquent. N. centonalis Hb,—Peu fréquent. N. cuculatella L.— Peu fréquent. N. albula Hb.—De taille extraordinaire, en Juillet entre les Rubus. Nudaria Stph. N. murina Hb.—Fréquent et de grande taille. Caligenia Dup. C. miniata Forst.—Fréquent et répandu. Setina Schrk. S. ivrorella Cl._—En Juillet fréquent sur des endroits arides. Lithosia /’. L. caniola Hb.—Juillet et Aout commun. L. complana L.—Peu fréquent, localisé. L. sovorula Hufn.— Rare. Deiopeia Stph. D. pulchella L.—Capturé en nombre pour la premiere fois en Mai et Juin 1892 aux environs de las Arenas. Depuis disparu, 122 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Euchelia 2. E. jacobea ..—Tres commun en Juin. Nemeophila Stph. N. russula L.—Répandu, pas tres fréquent Calimorpha Latr. C. hera L. var. magna.—Tres fréquent et répandu en Juillet et Aout. Arctia Schrk A. caja L.—Pas tres fréquent. A. villica L.—Pas tres fréquent. A. fasciata Esp. (al. aut. fasciis meg. ane): —Plusieurs exem- plaires. Rive gauche. Euprepia HS. E. pudica Esp.—Fréquent. Aime a aller a la lumiere. Spilosoma Stph. S. fuliginosa L.—Répandu et commun. S. lubricipeta Esp.—Rare. S. menthastvi Esp.—Tres fréquent. Hepialus /. H. sylvinus L.—Deux exemplaires capturés par Mr. Schramm, rive gauche. Cossus /. C. ligniperda F.—Fréquent, (13) Seebold —LEPIDOPTERES DE BILBAO. 128 Zeuzera Lai. Z. pyrina L.— Parait autour de Bilbao, capturé aussi par Mr. Schramm. Psyche Scirk. P. unicolor Hfn.—Commun, le sae sur Rubus. P. constancella Brd.—Le sac en Avril sur #rica, sur les plus hautes collines, presque tous donnent des /chnewmonides. P. fulminella Mill.—Vole en Avril pres de Bilbao. P. pyrenella HS.—En Mai pres de Bilbao. Epichnopterix ZZ). F. pulla Esp.—Commun. Fumea /). F. intermediella Brd.—Fréquent. F. nudella O.— Fréquent. Orygia 0. O. gonostigma F.—Tres fréquent, la chenille en printemps sur Rubus. 0. antigua L.—Rare, j’ai seulement pu l’observer volant en Octobre; capturé par Mr. Schramm. Dasychira Stph. D. fascelina LL.— Pas tres fréquent. D. pudibunda L.— Pas trés frequent. Porthesia Siph. P. chrysorrhea L.—Peu fréquent. P, similis (aurifiua Sv.) —Commun. 124 Bw SoS S&S ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) Ocneria HS. . dispar L.—Commun, la chenille surtout sur le Pseudoacacia. Bombyx B. . cralegi \..—Localisé, pas tres fréquent. . neustvia L.—Commun comme partout. . vifolii Esp.—Commun et variant, s’approchant souvent de la var. ratame. . quercus L. var. roboris Schrk.—Tres répandu. . rubi L.— Typique et assez fréquent quoique je n’aie jamais rencontré la chenille. Lasiocampa alr. . potatoria L.—Pas fréquent. . pruvi ..—Rare. Un exemplaire seulement. . quercifolia ab. alnifolia O.—Pas tres abondant. Saturnia Scirk. . Pyri Schiff.— Fréquent en Mai. La chenille se trouve aussi sur Alnus. . Pavonia L.—Pas tres fréquent, la chenille souvent sur diffé- rents Hrica. Drepana Scirk. . curvatula Bkh.—Fréquent en Aott; dune coloration trés foncée. Aime a s’approcher de la lumiere. Cilix Leach. C. glaucata Sc.— Répandu et fréquent, (15) Seebold.—LiEPIDOPTERES DE BILBAO. 5 Harpyia 0. H. furcula L.—-Pas rare. H. vinula L.—Répandu et abondant. Stauropes Germ. S. fagi Usp.—Juillet, 1897. Hybocampa /. H. milhauseri ¥.—Je n'ai trouvé que les cocons vides entre lécorce de chénes sans avoir pu encore obtenir le papillon. Notodonta 0. N. tremula Cl.—En Aotit. Rare. N. dromedarius L.—Rare. Un exemplaire seulement. Pterostoma Germ. P. palpina ..—Fréquent en été. Cnethocampa S/p/. C. processionea L.— Mars & Juin fréquent, mais localisé aux chénes. C. pityocampa Schiff.—La chenille dévaste les pins, préferant le Pinus austriacus et sylvestris; peu abondant ici sur le Pinus maritimus. Phalera 0. Ph. bucephala L.—Tres commun sur chénes et A/nus. Pygeera 0. P. pigra Hufn.—Assez rare, 126 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Thyatira 0. Th. batis L.—Peu fréquent. Gonophora £#rd. G. derasa L.—Peu fréquent. Cymatophora 77. C. octogesima Hb.—Pas rare a Las Arenas, en Juin. Noctue. Acronycta 0. A. aceris L.—De Mai a Aoit, fréquent. A. megacephala F.—Juin, fréquent. A. rumicis L.—Tout V’été. Répandu et fréquent. A. psi L.—Ne parait pas étre fréquent. Bryophila 77. B. muralis Forst.—En Juillet contre des arbres, fréquent. — v. par Hb.—Rare ici tandis quelle est la plus fréquente dans la France méridionale. Moma /). M. orion Esp.—Rare comme dans tout le Midi. Agrotis 0. A. janthina Esp.—Juillet et Aofit fréquent dans les jardins. A. fimbria L.—Me parait assez rare. A. interjecta Hb.—En Juin et Juillet fréquent sur les rosiers surtout. (17). Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 127 _ A. pronuba L.— Avec — var. mnuba Tr.—Treés Sera ee volant souvent de jour sur les fleurs de tréfle. A. comes Hb. et ses variétés ad segua Tr. et pro sequa Tr.—Par- tout, Juin-Septembre. A. agathina Dup.—Je n’ai obtenu qu’un seul exemplaire de cette rare espéce. A. xanthographa F.— Kn Mai et Septembre des exemplaires formant passage a la v. cohesa. A. plecta var. unimacula Stgr.—Stt. F Z 1859. Je le prenais plusieurs fois a la miellée. A. putris L.— Rarement capturé. A. exclamationis L..—Tres fréquent, Septembre. A. ripe Hb.—Avec — v. desillii Pier.— Pres de la riviére. A. puta Hb.—Avec — ab. lignosa God.—Obtenu seulement en petit nombre. A. tritici L. — v. eruta Hb. Fréquents surtout dans les jardins. —v. aquilina Hb. A. conspicua Hb.—Parait peu fréquent. A. saucia Hb.—Trés fréquent et facile a élever. — ab. margaritosa Hb.—Avec le type. A. ypsilon Rott. (sufusa) Fr.)—Parait rare. A. segetum Schiff.—Fréquent et répandu. A. corticea Hb.—En Septembre. A. vestigialis Rott.—Paraissait en abondance pendant quel- ques années en Juillet et Aout. Mamestra 77. M. contigua Sv.—Parait en Juin. M. brassicae L.—Juin a Octobre. Fréquent. M. oleracea L.—Juillet et Aott. Fréquent. M. geniste Bork.—En été et automne fréquent. M. marmorosa v. microdon Gn.—Septembre, pas fréquent. M. trifolii Rott. (chenopodii ¥.)— Mai a Septembre. M. chrysozona Bkh.—Juin & Aott tres fréquent. M. serena Esp.— En été. Moins fréquent. 128 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) Dianthcecia 2. D. nana Rott. (conspersa Esp.)—Rare, Juin et Juillet. D. compta F.—Mai et Aott, assez fréquent. D. capsincola Hb.—Mai et Septembre. D. cucubali Sv.—Surtout en automne. Aporophila Gi. A. nigra Hw.—Juin a Novembre pas rare. Enunda Dup. E. lichenea Hb.—Cette espece parait @tre rare; cependant elle est trés répandue sur tout le littoral jusqu’en Angleterre. Polia 77. P. dubia Dup.—Parait rare. Un seul exemplaire. Miselia S/ph. M. oxyacanthe \..—Je v’ai jamais capturé le papillon qui doit vivre tres caché. La chenille fréquente sur le prunellier. Valeria Germ. V. jaspidea Vill.—Capturé par Schramm. Luperina 2. L. vitalba Frr.—En Aotit et Septembre. Se fait prendre a la lumiére. Localisé. Hadena 77. Hf. dydima Esp.—Trés frequent enéteé, —v. nictitans Esp.— Avec le type. (19) Seebold.—LiEPIDOPTERES DE BILBAO. 129 H. dydima v. leucostigma Ksp.—Avec le type. —v. moderata Kv.—Avec le type. H. strigilis Cl.— Paraissant pendant tout léteé. — ab. latruncula Hb.—Idem. H. fasciuncula Hw.—Idem. H. bicoloria Vill.—Idem. — ab. vinctuncula Hb.—Rare. Eriopus 77. KX. purpureofasciata Piller.—Trés localisé. Pas rare. Palyphenia B. P. sevicata Esp. (prospicua).— En plusieurs exemplaires. Trachea ///. T. atriplicis L.—Cette espece si commune dans le Nord, devient rare dans le Midi. Trigonophora //). T. flammea Esp.—J’ai obtenu plusieurs exemplaires par l’éle- vage en Novembre. Euplexia Stph. E. lucipara ¥. S.—Un exemplaire. & Brotolomia Zd. B. meticulosa L.—Répandu et commun. Mania 7’. M. maura L.—Trés fréquent en Aout et Septembre. Tapinostola //. 7. fuloa Hb.—Rare; j'ai obtenu seulement deux exemplaires. ANALLS DE HIST. NAT.— XXVII. 9 130 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20). Sesamia (vn. S. nonagrioides Lat.—En Juillet 97. Un exemplaire. Leucania 0. . pallens L.—Mai a Septembre. Fréquent. . scirpt Dup.—Juin a Septembre prés de la mer. . putrescens Hb.—Pas tres fréquent, parait sur tout le littoral jusqu’en Angleterre. L. extranea Gr.—Rare. Un exemplaire seulement en Aott. L. vitellina Hb.— Parait quelquefois en grand nombre. L. littoralis Curt.— Pas trés rare Aout et Septembre. L. album L..—Répandu et fréquent. L L Sinise bales . albipuncta F.—Assez rare, mais répandu. . lithargyria Esp.—Type. Frequent. —v. argyritis Rbr.—Fréquent. Caradrina 0. C. exigua Hb.—Mai-Aott, pas fréquent. C. 4-punctata F.—Aout et Septembre, trés fréquent. C. alsines Brahm.— Rare. Un exemplaire. C. ambigua ¥.—Juin a Septembre. Tres fréquent. C. hospes Frr.— Deux exemplaires. Rare. Acosmetia Stph. A. caliginosa Hb.—Rare. Deux exemplaires seulement. Teeniocampa (1. T. gothica L.—Partout fréquent. T. incerta ab. fuscata Hw.—En Mars, fréquent. Orthosia 0. O. lota Cl_—En Novembre. (21) AG: SED hy te te Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 13) Orrhodia 0d. . vaccinii v. mixta Esp.—Parait étre rare. Scoleopterix Germ. libatriz L.—Cette espéce universelle parait étre rare ici. Un exemplaire. Xylina 0. ornithopus Rott. (rhizolitha).— Plusieurs exemplaires ty- piques. Calocampa Sipi. exoleta Esp.—J’ai trouvé la chenille a plusieurs reprises sur Vail; le papillon trés caché. Xylocampa (i. areola Esp.—J’ai trouvé cette espece en Janvier contre des arbres. Colophasia Stph. . platyptera Esp.— Fin Aotit. La chenille sur la Mawrandia fin Juin. Cucullia Schrk. . umbratica L.—Tres fréquent. . scrophularia Esp.—Fréquent. . blattarie Esp.—Parait en Mai; la chenille sur Scrophularia canis. Plusia 0. . triplasia L.—En Mai. . tripartita Hfn.— Un exemplaire capturé par Mr. Schramm. chrysitis L.—Pas tres fréquent. Mai-Septembre. 132 ANALES. DE HISTORIA NATURAL. (22) P. gutta Gn.—15 Juillet. Un exemplaire seulement; plus fré- quent en 1897. : P. gamma L.—Quelquefois en nombre incalculable. P.ni Hb.—En Juillet, rare. P. chalcytes Esp.—Un seul exemplaire le 15 Aodt; nombreux exemplaires en Aotit 1897. Anophia Gn. A. leucomelas L. (ramburii Rbr.) — Juillet et Aott contre des arbres; a Barcelone, je trouvais le papillon déja en Mai. Anarta 7’. d. myrtilii L.—Reépandu peu fréquent. Heliothis 7’. H. peltiger Esp.—Abondant, volant en Juin et Juillet. fT. armiger Hb.—Idem. H. dipsaceus Esp.—Parait étre rare. Acontia 0. A. lucida Hin.—Tres peu fréquent. — var. albicollis F.—Plus fréquente que la précédente. A. luctuwosa Esp.—Partout en Aott et Septembre. Thalpochares Zd. Th. ostrina Hb.—En Juillet et Aout fréquent. — v. carthami HS.—Moins fréquent. Th. parva Hb.—Fréquent par intervalles. — y. rubefacta Mab.— Rare fin Juillet. Th. candidana var. cantabrica Roessl. (Stt. E. Z. 1877, p. 364.) En deux générations fréquent sur Guaphalium. Je fais suivre la description originale du Dr. Roessler.— Anfangss September. Genau die Zeichnung, aber kaltere Farbung als bei Dalmatiner Exemplaren. Grundton milchfarbig, bei dem 2 im Mittelfeld durch Lilagrau verdunkelt; die (23) Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 133 Querbinden zeigen nur eine Spur von Ockerroth. Stellen- weise hiufig. Die Stiicke aus Bilbao sind grésser als mei- ne vier italianischen, sie sind gleich den gréssten Hly- chryst Rbr. und Paula, und haben mit letzterer auch durch die Farbung grosse Aehnlichkeit, indem die dun- klen Querbinden nicht roth sondern dunkelgrau und auch die Unterfliigel lichtgrau sind. Es kénnte sich als beson— der Name fiir diese Form etwa Cantabrica empfehlen. Erastria 0. E. venustula H.—Dans certaines années en nombre dans les haies et buissons. E. fasciana L.—Tres fréquent et répandu. Prothymia //). P. viridaria C\.— Partout commun. Agrophila 2. A. trabealis Sc.—Commun en Juillet. Euclidia 0. LE. glyphica L.— Répandu et commun. Grammodes (v. G. algiva L.— En Juillet fréquent. ( Rubus.) Catephia 0. C. alchimysta Schiff.—Parait étre rare; un exemplaire pris a la miellée. Catocala Scihrh. C. elocata Esp.—Commun en Aout et Septembre. C. nupta L.—Moins fréquent. 134 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) C. optata God.—Plusieurs exemplaires en Sept. alas Arenas. C. electa Bkh.—Peu fréquent en Septembre. C. nymphea Esp.—Je Vai capture plusieurs fois en fin Juin et Juillet a las Arenas. Toxocampa (n. T. pastinum Tr.—Pas fréquent; j’ai capturé plusieurs exem- plaires a las Arenas. Zanclognatha Ld. Z. tarsiplumalis Hb.—Répandu en Juillet; pas rare. Z. grisealis Hb.—Fréquent en Juin. Z. tarsipennalis Tr.—Reéepandu et fréquent. Z. tarsicrinalis Kuch.—En Juin pas rare. Madopa Siph. M. salicalis Schiff.— En Mai, assez rare. Herminia 7’. H. crinalis Tr.—Fréquent en Juillet. H. derivalis Hb.— Rare en Juillet. Pechipogon //). P. barbalis Cl.—Rare. Hypena 77. H. lividalis Hb.—Se trouve tres rarement. H. proboscidalis L.—Tres fréquent en Juillet. H. obsitalis Hb.—Fréquent en hiver dans les habitations et dans les cavernes. Rivula Gi. R. sericealis 8c.—Fréquent en Juillet. (25) Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 135, Geometre. Pseudoterpna //S. P. pruniata Hfn.—En Juillet et Aout répandu. — var. agrestaria Dup.—En Juillet, pres de la mer. P. coronillaria Ab.—Fin de Juin, variant dans la coloration surtout vers le noir. On trouve cette espéce souvent vers le soir au bas des trones du Pinus sylvestris. Phorodesma 2. Ph. pustulata Hufn.—Un exemplaire pris par Mr. Schramm, rive gauche. Je ne l’ai jamais observé sur la rive droite du Nervion. Nemoria //d. N. viridata L.—Répandu sur les collines entre H7ica etc. N. porrinata Z.—Idem. N. strigata Muell. (estivaria Hb.) —En Juin et Juillet, assez fréquent. ¢ Thalera Hb. Th. fimbrialis Sc. (bupleuraria Schiff.) —En Juin et Juillet plus fréquent que le précédent. Jodis //d. J. lactearia L.—En Mai, pas tres fréquent. (Norbertaria Rossl. Stt. E. Z. 1877 n’a pas été retrouvé depuis et doit étre con- sidérée comme une variété locale ou accidentelle.) Acidalia 7’. A. vittavia Hb.—Fréquent vers le 15 Juin dans des endroits trés arides. Cependant j’ai trouvé encore cette espece en Juillet et Aout sur les collines de sable pres la mer. - 136 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) A. moniliata Sv.—Rare; j'ai capturé seulement quelques exem- plaires a de rares intervalles. A. manicaria HS.—En Juillet et Aout rare. Le Prof. Zeller a déterminé cette espéce sur laquelle planent encore des doutes. A. dimidiata Hufn.—Fin Juin et Juillet. Typique; fréquent. A. muricata Hufn. (auroraria Bkh.)-—Juillet et Aott sur les collines rive droite. A. miserata Steger. (Stt. E. Z. 1859, 217.) —Plus ou moins fré- quent par intervalles en Juillet dans les buissons de Rubus. . straminata Tr.—En Juillet pas fréquent. . subsericeata Hw.— En Juillet et Aout fréquent et répandu. . levigaria Hb.—En Mai; rare. Un exemplaire. . bisetata Hufn.—Commun pendant tout l’été. . trigemminata Hw.— Peu fréquent en Juillet. . politata Hb. var. ab. marginata.— Du 5 au 15 Juillet dans les buissons de Rudus. Je n’ai jamais rencontré le type de politata. Dans les Pyrénées orient. le type se trouve avec cette variété, laquelle préfere les bords de l'eau. A. rusticata SV.—Fin Juin et Juillet; fréquent surtout autour de Chévrefeuille. A. humiliata Hufn.—Commun, mais localisé en Juillet. A. dilutavria Hb.—Fin Juin et Juillet, avec politata tres fre- quent. A. degeneraria Hb.—Type rare, pris aussi par Mr. Schramm. — var. meridiaria Mill.— Commun en Mai et Juin. A. inornata Hw.—En Juillet; tres rare. A. aversata L.— Fréquent. — ab. spoliata Stgr.— Rare. (Un exemplaire). —latifasciaria H. (al. fascia media lata nigricante); fréquent en Juillet. A. emarginata L.—Peu répandu. Rare. A. rubiginata Hufn.—Commun en Juillet surtout sur les sables (las Arenas). A. consanguinaria Ld. A. rubellata Rb. A. marginepunctata Gize.— Cette espece commune dans les Pyrénées est rare ici. Un exempl. pris par Mr. Schramm. A. punctata Tr.—En Juillet fréquent. A. caricaria Reutti.—En Juin et Juillet fréquent. a a Une Q. Juillet. (27) Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 137 . immutata L.— Rare. . Strigilavia Hb.—Abondant en Juillet. . emutaria Hb.—Mai-Aott répandu et fréquent. . imitaria Hb.—Pas rare en Juillet. . eugeniata Mill. (Seeboldiata Rossl. Stt. e. Z. 1877.)— Parait en Mars et Juillet, assez rare, mais répandu. (ANALES DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., t. vil, pl. 1, fig: 5.) . ornata Sc.—Fréquent en Juillet. Exemplaires de trés @ran- de taille. A. decorata SV.—Rare; typique. Juillet. pe pS fe be fe ps Zonosoma Zid. Z. orbicularia Hb.—Juin-Aott, rare. Z. pupillaria Hb.— Avec ses variétés badiaria Stgr. et gyra- ta Hb. paraissant en Avril; la chenille d’un vert mat sur Cystus et Hrica. Le papillon se tient tres caché, quoique pas rare; on ne le trouve presque jamais. Z. porata ¥.—De Mars a Juillet fréquent. Z. punctaria L.—Commun en Juillet. — v. ruficillaria HS.—Moins fréquent. Z. linearia Hb.—Se trouve pres de Bilbao sur le chéne en une variété de couleur jaune pale avec la strie médiane tres large et tres foncée; les deux autres stries indiquées seu— lement par des points trés fins. Timandra Dup. T. amata Dup.—Répandu et commun. Pellonia Dup. P. calabraria Z.— Un seul exemplaire pris par Mr. Schramm, rive gauche. — var. tabidaria.—Idem. Abraxas Leach. A. grossulariata L.—Localisé, pas fréquent; je n’ai pas observé de variétés. 138 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) A. adustata Schiff.—Répandu et fréquent. A. marginata L. et — var. pollutaria Hb.—Fréquents en Juin et Juillet. Stegania Dup. St. trimaculata Vill.—En Juin et Juillet, rare. Cabera 7’. C. pusaria Li. et C. exanthemata Sc.—Commun en Juillet et Aotit sans produire des variétés. Metrocampa Zar. M. margaritaria L.—Un seul exemplaire dune taille extréme- ment petite. Selenia //d. S. bilunaria Hb. et — v. juliaria Hw.—En Aott et Septembre peu fréquents. Eurymene Dip. EL. dolobraria ..—Rare. (Las Arenas.) Angerona Dup. iS a . prunaria L.—Type, fréquent en Mai et Juin. Rumina Dip. R. Juteolata L.—Répandu et fréquent, de trés grande taille. Epione Dip. £. paralellaria Schiff.—Du 10 au 20 Juillet. E. advenaria Hb.—En Juillet. (29) Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 139 Macaria Curt. M. notata L.—Treés rare. M. alternaria Hb.-—Fréquent en Mai et Juin. M. estimaria Hb.—Tres fréquent; la chenille en abondance en Novembre sur Zamavriz. M. liturata Cl.—Rare en Juin. Biston Leach. B. hirtarius Cl.—En Mars et Avril pas tres fréquent contre les troncs d’arbres. Hemerophila Stph. H. abruptaria Thnb.—Assez fréquent; aime ase réfugier dans les maisons. La chenille en Novembre sur Cystus. Boarmia 77. B. gemmaria Brahm.—Commun en deux générations; la che- nille fréquente sur Cystus. B. consortaria F.—ULa chenille fréquente en Mai sur Zamariz, donnant des papillons tres pales. 3. repandata L.— Rare. Un exemplaire seulement. B. crepuscularia Hb.—Un exemplaire. B. punctularia Hb.—Peu abondant; se trouve quelquefois con- tre les troncs d’arbres. Pachycnemia Spi. P. hippocastanaria Ab.—Tres répandu et frequent en Mars et Juillet. La chenille sur Z7ica et Cystus. Gnophos 77. Gn. obscuraria Hb.—Répandu et fréquent. Gn. variegata Dup.—Localisé. 140 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (30) Gn. mucidaria Hb.—Mars et Septembre. La chenille sur tréfle et plantes basses; fréquent. Gn. asperaria Hb.— Avril-Juin peu nombreux entre rochers et carrieres; la chenille en Novembre sur Cystus. — var. pilyata Rbr. (unicolor nigricantibus).—Avec le type. Eurranthis //d. E. plumistaria Vill.—En Mai fréquent sur les versants du Ser- rantes, capturé par Mr. Schramm. Ematurga Ld. FE. atomaria L.—Commun et répandu Avril et Mai, variant beaucoup. Selidosema ///. S. ericetaria var. pyrenearia B.—Vole apres la Ortholitha bi- punctaria en Aout sur les falaises de Algorta et sur le Ser- rantes. La coloration de cette belle espéce varie entre le violet clair et obscur. Nombreux en 1894. Halia Dup. H. contaminaria Hb.—Rare en Mai. Un exemplaire. Phasiane Dup. Ph. petraria Ab.—Répandu sur les deux rives. Ph. clathrata L.cCommun en Mai partout. Aspilates 7’. A. gilvaria SV.—Répandu, peu abondant entre les rica. A. ochrearia Rossi (citraria Hb.)— Commun en deux généra- tions. Avril et Aout. — var. wricolorata m.—Dessus des ailes antérieures et posté-— rieures sans aucun dessin. Rare. (Arenas.) (31) Seebold.—LuPIDOPTERES DE BILBAO. 141 Ligia 2B. LI. opacaria Hb. et sa var. vwbra en automne obtenu de che- nilles sur l’églantier. Sterrha //). S. sacraria ..—De Juillet a Septembre. Jamais en nombre, entre Gnuaphalium pres du bord de la mer. Ortholitha Hp. O. plumbaria F.—Commun tout été. O. timitata Sc.—Moins fréquent, mais répandu. O. peribolata Hb.—Assez rare et localisé. O. bipunctaria Schiff.—Type mais d’un gris brun (enfumé) commun fin Juillet. — v. gachtaria Frr. —11 se trouvent des exemplaires avec la bande médiane presque noir, d’autres formant passage au suivant. — v. maritima Sbld. (ANALES DE LA Soc. ESP. DE HIST. NAT., 1879, p. 1, fig. 6).—A ailes antérieures brun noir faisant disparaitre tout dessin moins les deux points. Fréquent fin Juillet sur les falaises d’Algorta. Minoa B&B. M. murinata Sc.—Commun en Juin. Anaitis Dup. A. plagiata L.—Commun en Juillet et Aout. Triphosa Stph. 7. dubitata L.—Cette espece, géographiquement si répandue, se trouve également ici; capturé par Mr. Schramm. 142 E. C. Ce C. C. C. C. QO “S:496°6 6:5 BEQe SS ANALES DE HISTORIA NATURAL. (32) Eucosmia Siph. undulata L.—Capturé par Mr. Schramm. Cidaria 77. truncata Hufn.— Rare. Un exemplaire. multistrigaria var. olbiaria Mill. Pl. 68, fig. 5-7.— Deux exemplaires en Février. Jluctuata L.—Commun en Mars-Aott. ferrugata Cl.—De couleur tres vive; fréquent dans les jar- dins. unidentaria Hw.— Fin Mai. Rare. Jluwiata Hb. = gemmata Hb. 283 9.—Au printemps dans les carriéres abandonnées; espéce répandue dans tout le Midi. Je la posséde de Bilbao, de Lisbonne, de Ciudad-Real, et d’Egypte. Elle est difficile & capturer. . tophaceata Hb.—Un exemplaire pris par Mr. Schramm. . sociata Bkh.—Fréquent. rivata Hb.—Rare. Un exemplaire. . procellata F.—Localisé. Rare. . alchemillata L.—¥En Juillet, trés peu fréquent. .unifasciata var. aquilaria HS.—Fréquent dans les jardins volant avec ferrugata. . candidata Schiff.—Abondant en Mai entre les noisetiers. . bilineata L.— Commun tout lété, on trouve beaucoup d’exemplaires d’une coloration trés vive, d’autres forte- ment marqués de noire. . rubidata F.—Tres rare. . polygrammata Bkh.—Localisé et rare. . vittalbata Hb.— Rare. . tersata Hb.—F réquent en Septembre. (Portugalete.) Eupithecia Curt. oblongata Thunb.—En Juillet et Aouat, fréquent. coronata Hb.—-En Juillet sur les Chataigner fréquent. rectangulata L.—En Juin. (33) Seebold.—LEPIDOPTERES DE BILBAO. 143 EF. scopariata Rbr.—Pas rare sur Lrica. . nanata Hb. . innotata Hun. . tamariscata Frr. . ultimaria B.—Fréquent. La chenille sur Zamariz. . massiliata Mill. . isogrammaria HS. . euphrasiata HS. . castigata HS. . abbreviata Stph. E. pumilata Hb.—De Feévrier a Juillet fréquent. — v. pauzillaria B.—En automne. (2° gen. ?). Bee eee Notre. Comme je n’ai pas pu m’adonner a l’élevage de che- nilles de ce genre, il est tres difficile de se prononcer sur la fréquence des espéces, car il dépend tres souvent du hasard de rencontrer un ou plusieurs exemplaires de ces petites espe- ces. Il y a des entomologistes qui prétendent qu’il n’y a pas d’espéces «rares», sachant les chasser connaissant leurs habi- tudes; cependant il y a beaucoup despeéces que l’on ne trouve qu’en exemplaires isolés qu’en par ci par la, et la reproduction doit étre bien souvent compromise pour cette raison; ceci ex— plique aussi l’apparition sporadique d’espeéces que l’on ne ren- contre plus apres pendant des années. Ceci s’applique aussi aux autres genres et surtout aux Noctue. Bien des especes que je prenais en nombre il y a dix ans, me font défaut au- jourd’hui soit par l’extension de la culture, la destruction d’en- droits propices 4 leur vie, l’établissement d’éclairage éléctri— que surtout, etc. i aes is re RAEN a Omi (iek,? Saya Oty. Pa eT ee, \ ae s ep ey {a ee Pa se (35) Seebold.— MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO, Hb CATALOGUE RAISONNE DES MICROLEPIDOPTERES DS BIN VLRONS DE BILBAO Pyralidide. Cleodobia Dip. Cl. angustalis Schiff.— Cette espéce, trés répandue géografi- - quement, se trouve fréquemment dans des endroits ari- des. P. 7-8 (1). Aglossa Lair. Ag. pinguinalis L.—Tres répandu, surtout dans les habitations, est surtout variable en grandeur entre 26 et 36 mm. P. 5-8. Ag. cuprealis Hb.—Variant de 18 &30inm. d’envergure, abon- dant dans les habitations. P. 7-11. Asopia 7’. As. glaucinalis L.—Peu tréquent, ne differe pas des exemplai- res de France et d’Allemagne. As. farinalis L.—Fréquent dans les habitations de 20 432 mm. diexp. P. 6 a 9. Endotricha 7. EL. fammeatis Schitf.—Tres répandu. P. 7-8. (1) P. signifie Papillon; les chiffres indiquent les mois d’apparition du Papillon. ANALKES DE HIST. NAT.—XXVII. 10 146 SC. Se. H. ANALES DE HISTORIA NATURAL. (36) Scoparia Hw. . ambigualis Tr. P. 7-8.—Fréquemment sur les troncs des chataigniers. . celleri Wk. P. 7.—Peu fréquent. . dubitalis Hb. P. 6.—Parait localisé a certains endroits. . lineola Curt. P. 8.— Assez rare sur les vieux acacias. . resined Hw. P. 6-7.—D'un dessin brillant, sur les acacias, peu fréquent. . runcicolella Stt. P. 7.—Parait préférer les districts plantés de pins. Pas tres fréquent. crategella Hb. P. 6-7.—Tres répandu. frequentella Stt. P. 7.—Pas rare, beaucoup d’exemplaires ayant les ailes tellement enfumées qu’on ne peut distin- guer que les lignes claires formant le dessin des ailes an- térieures. . angustea Stph. P. 2 et 9, 10, 11.—Contre les trones de peu- plier, assez fréquent. , pallida Stph. P. 5-6.—Tres localisé, parait se plaire dans des endroits humides. Ce genre Scoparia est done repré- senté par 10 espéces jusqu’a présent. Heliothela Gin. atralis Hb. P. 5.—Quoique visitant les mémes endroits de- puis 1877 j'ai rencontré cette espece pour la premiere fois en Mai 1893. Threnodes (1. Th. pollinalis Schiff.—Répandu, quoique peu fréquent. P. 5-9. Odontia Dup. QO. dentalis Schiff. P. 8-9. —-Exemplaires typiques. Ht. Eurrhypara //b. urticata L. P. 5-7.—Ne parait pas trés fréquent dans ces (37) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 147 Botys 7’. B. cingulata L. P. 4 et 7-8.——Type commun sur les sables pres de la mer. B. aurata Sc. P. 4-7.—Le type répandu. v. meridionalis Stgr.—Rare, désigné par Zeller comme au- rata v. «hh». (Isis 1847) et identique avec Purpuralis v. meridionalis Ster. (Hor. 1880). B. purpuralis L. P. 4-7.—Type rare. v. chermesinalis Gn.— Cette forme méridionale du type est fréquent durant le printemps et été. B. sanguinalis L. P. 5 et 7-8.—Fréquent sur places arides entre Thymus serpyllum. var. hematidalis Hb.—Comme 2° g@éneération. B. cespitalis Schiff. P. 2-8.—Commun et répandu. B. polygonalis Ab. var. meridionalis Wk.—Deux formes de cette espece trés variable se trouvent autour de Bilbao; la meridionalis comme Mill. la figure, pl. 2, fig. 2, de colora- tion vive et claire, et la var. extinctalis Stgr. conforme a un exemplaire que je posséde de la Turquie. Le characté- ristique de cette var. est que la bande noire des ailes pos- térieures est réduite & former seulement une indication et ne se prolongeant pas au dessous du milieu de l’aile postérieure. (La var. diversalis du Portugal et du Midi de Espagne montre des couleurs tres vives; les ailes anté- rieures sont d’un brun presque noir et les ailes postérieu- res dun jaune éclatant et montrant une bande large et presque noire.) B. asinalis Hb. P. 6-8.—Cette belle espece se rencontre dans les haies entrelacées de R. peregrina, plante sur laquelle vive la chenille en Janvier-Mars. Assez fréquent. B. repandalis Schiff.—Pas tres frequent durant tout lete, la plante nouriciére, Verbascum, n’étant pas trés abondante. B. nubilalis Hb. P. 6-7.— Répandu, se trouvait avec fréquence dans les haies et arbustes. B. numeralis Hb. P. 5.—Pas trés rare sur les versants Sud des collines. B. fuscalis Schiff. P. 5-6.—Cette espéce si répandue dans toute 148 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (BR) la zone palaearctique se rencontre rarement dans les en- virons de Bilbao, B. crocealis Hb. P. 6.—Répandu et fréquent. B. stachydalis Zk. P. 6-7.—Rare. B. verbascalis Schiff. P. 6.—Exemplaires typiques mais peu fréquent. . rubiginalis Hb. P. 5-6.— En nombre. . ferrugalis Ab. P. 6-9.—Tres commun. . pandalis Hb. P. 5-6:—Rsre. .ruralis Sc. P. 6-9.—Tres commun; la 2° génération plus pe- tite de taille et d'une coloration pale jaunatre. badd Eurycreon Ld. L. sticticalis L. P. 6.—Parait rarement, un seul exemplaire, las Arenas. EL. paleatis Schiff.—Commun sur des places arides. Nomophila //). NV. noctuella Schiff. P. 6-9.—Tres commun et tres répandu. Pionea (i. P. forficalis LL. P. 5-8.—Répandu et commun. Perinephele ///. P. lancealis Schiff. P. 5-7.—Pas fréquent et limité a certains endroits. Margarodes (2. M. unionalis Hb.—Pris a plusieurs reprises et élevé des che- nilles sur une espéce de jasmin a large feuille. P. 8. Diasemia (7. D. litterata Se. P. 7.-—Commun et répandu. D. ramburialis Dup. P. 7.—Assez fréquent. (39) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 149 Antigastra Zd. A. catalaunalis P. 8-9.—Je nai pris.cette espece qu’a de rares intervalles. : Agrotera Schrk. A. nemoralis Sc.—Fréquent en Avril et Mai dans les planta- tions de noisetier et chataigniers. Chenille pas rare sur le Castanea vulgaris, Aout-Sept. Hydrocampa (7. . stagnata Don. P. 7.—Fréquent pres les petites riviéres, . rnympheata L. P, 7.—Idem id, yy Paraponyx //d. P. stratiotata L. P. 7.—Mémes endroits. 7 Crambide. Ancylolomia /é. A. tentaculella Hb. P. 8-9.—Parait dans des endroits tres ari - des et aprés une saison de sécheresse. La ©, ne volant pas le jour, est difficile a capturer. Crambus /’. Cr. alpinellus Hb. P. 7-8.—Commun a las Arenas. Cr. carectellus Z. P. 7.—Rare, je n’ai capturé que peu d’exem- plaires. Cr. cuneatellus Ret—Un exemplaire pris par Mr. Schramm. Cr. malacellus Dup. P. 5-8.—Aparaissait dans certains années en abondance dans les jones a las Arenas. Cr. uliginosellus Z. P. 6-8.—Répandu, pas rare. Cr. pascuellus LL. P. 6-7,.—Commun partout. 150 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (40) Cr. pratellus v. alfacarellus Stgr. P. 6.—Abondant, je mai pas rencontré le type pratellus. Cr. craterellus Sc. P. 7-8.—Répandu, commun. Cr. falsellus Schiff, P. 7.— Rare. Cr. pinellus LL. P. 7.—Parait de méme étre rare. Cr. latistrius Hw. P. 9.—Un seul exemplaire a las Arenas. /Ces especes communes partout ne paraissent qu’en nombre tres ré- duit; les chenilles entre et en des- sous de la mousse en Avril. Cr. perlellus Sc. P. 6.—En nombre, mais localisé. Cr. tristellus P. 7.— Localisé. Rive gauche (capture par Mr. Schramm). Cr. inquinatellus P. 9. Cr. geniculeus Hw. P. 8-9.. Cr. culmellus 1. P. 7-8. | Phycidez. Dyorictria Z. D. splendidella HS. 43 1v, p. 79.—Stt. E. Z. 1894, p. 394.— Ragt. Ent. M. Mag. 1885, p. 52. P. 7. Ch. 4-5.—Sur Pinus maritimus entre l’écorce et le bois. Fréquent las Arenas. Nephopterix 7. N. genistella Dup. P. 6.—Rare. Un exemplaire. N. sublineatelia Stgr. P. 6.—Pas fréquent. Chenille dans un long tube de soie accolée a une tige de Helychrysum an- gustifolium. N. argyrella F. P. 7.—Localisé, frequent. Etiella 7. E. zinckenella Tr. P. 6-8.—Je wai capturé que peu d’exemplaires. Pempelia //d. P. semirubella Sc. P. 7-8.—Répandu et commun. v. sanguinella Hb.— Peu fréquent. P. palumbella F. P. 6-7.—En certains endroits pas fréquent. (41) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 151 P. subornatella Dup. P. 7-8.—Commun sur Thymus serpyllum. Chenille sur Zhymus serpyllum. P. adornatella Tr.— Pas fréquent. Spermatophthora //. Sp. hornigii Ld. P. 7-8.—Se prend a la lumiere prés de la mer, Epischnia ///, EZ, ilotella Z. P,. 6-7.—Peu frequent. Brephia 1. B. compositella P. 6-7.—Un seul exemplaire. Acrobasis Z. A. porphyrella Dup. Mill. 67, 3-6. P. 7-8.—Répandu; la che- nille sur Hrica et Calluna. A. fallouella Ragt. P. 6.—J’ai capturé quelques exemplaires dans des haies autour de Bilbao. (Chenille sur le chéne a la naissance des jeunes pousses fin Mai, Juin. SE. de Fran- ce, 1885,) A. tumidella Z.= Zelleri Ragt.—En tres peu d’exemplaires typiques. A. rubrotibiella F. R.—Pas fréquent. Myelois Z. M. cribrum Schiff.— Fréquent partout ot il y a des chardons. Chenille pendant la floraison dans les calathides des gran- des Carduacées. Eccopisa 7. Ec. efractella P. 6-7.—Exemplaires typiques peu frequent. Nyctegretis Z. N. achatinella Rb.—Commun a las Arenas. 152 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) Ancylosis Z. A. cinamomella P. 4-9.—Fréquent et répandue. Euzophora 7. . bigella Z. = egeriella Mill.—Rare. . oblitella Z. P. 6-8.—Fréquent. . ephedrella HS. P. 6-8.—Rare (comme est indiqué dans les ouvrages de Millere, autour de las Arenas). yy ty Homeesoma Cur. fl. nebulella Hb. P. 5-6.—Fréquent las Arenas. EZ. nimbella Z. P. 6-7.-— Rare. H. binevella Hb. P. 7.—Abondant a las Arenas. A. sinuella F. P. 6-8.—Commun. Anerastia Hd. A. lotella Hb.—En Aout tres caché dans des touffes de plantes (las Arenas). Evhestia Gn. E. elutella Hb. P. 6-9.—Partout dans les habitations. E. interpunctella Hb. P. 4-8.—Idem. Galleria /. G@. melonella L. P. 5-9.—Partout dans les ruches d’abeilles. . Aphomia Zb. Aph. sociella L. P. 6-9.—Espece tres variable en grandeur et dessin, tres fréquent. Achreea “Hb. Ach. grisella F, P. 6-9.—Dans les ruches d’abeilles partout, (48) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 153 Tortricina. Teras 77. T. hastiana L. 8-4.—La chenille fréquent sur especes de Saliz; par l’élevage on obtient un nombre considérable de varié- tés comme radiand Hb., /eprosana Frl., aquilana, byringe- rand, apiciand Hb., centrovittana Stph., etc., ainsi qu'une var. dbistriana Hw. T. logiana Schiff.— Le type rare en automne. v. germarand Froel.—Fréquent en automne. 7. variegana Schiff.—Commun. P. 6-8. v. asperana F.— Avec le type. 7°/,. v, abildgaardanaa (?).— Ailes antérieures de la couleur de asperang avec indices seulement du bord fonce de la aspe- rana; en général cette espece varie beaucoup en dessin et coloration. T. ferrugana Tr. P. 2-3,—Fréquent sur le chéne. v. tiipunctana Hb.—Avec le type. T. holmiana L. P. 7-8.—Localisé et peu abondant. Tortrix 7’. . semialbana Gn, P. 6-8.—Fréquent. . heparana Schiff. P. 6-8.—Commun. . dumetana Tr. P.7.—En petit nombre. Chenille: Scrophularia aquatica, Mentha aquatica, Teucrium, le 12 Juin SE. de France, 1885. T. inopiana Hw. P. 7.—Rare. T. musculana Hb. P.6.—Je n’ai capturé qu'un seul exemplaire dun dessin plus prononcé. T. wnifausciana Dup. P. 6.—Fréquent et variable. T. politana Hw. P. 3-7.— Les exemplaires de Bilbao se distin- guent par une coloration brillante. . conmayanda F. P. 6. —Tres répandu. . leflingiana L. P. 6.—-Localisé et abondant. . viridana L. P. 6.—Localisé au bois de chéne. T. pronubana Hb. P. 3-9.—Tres fréquent. Chenille polyphage, elena lies es les EU 154 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (44) T. viburmana ¥. P. 7.—Rare. T. unicolorana Dup.—Cette espece commun parait en meme temps que les chenilles sur lasphodéle en Mars-Avril. var. Uhagoni Seebold.—Par élévage on obtient ici une va- riété d'une coloration rouge brun trés prononcée des ailes antérieures. J’attribue cette var. a des influences clima- tériques; la plante paraissant ici 15 jour plus tard que sur les bords de la Méditerranée. J’ai élevé des chenilles recues de Cannes qui toutes me donnaient le type. La var. rouge est signalée aussi de Bordeaux. Les chenilles de Cannes sont identiques aux notres. T. angustiorana Hw. P. 6.—Je Vai capture en nombre dans des haies de Cratequs. 7. reticulana Hb. P. 6.—Rare. 7. pilleriana Schiff. P. 6-7.—Partout abondant. T.grotiana ¥. P. 7.—Sur le versant des collines surtout le matin. gerningana Schiff. P. 7.—Exemplaires plus petits et d'une coloration plus vive que des types du Nord. T. Seeboldiana Roess. (1). P. 2-3.—Autour des Ulex surtout le matin, fin Février jusqu’au 18 Mars. Rarement le temps est assez favorable a cette époque pour trouver cette inté- ressante espece et quoique j’ai capturé un nombre consi- dérable je n’ai jamais pris une femelle. Le Dr Réssler a fait la description suivante de cette espece: <«Amphysa Seeboldiana n. sp.—-Viele oc, ein Q noch nicht ovefunden. Neben Prodromana H., deren Grisse aber die wenigsten Exemplare erreichen, ganz gleiche Bildung der Fiihler und sonstigen Kérper- und Gliedertheile, welche auch wie bei Prodr. gefiirbt sind. Die Oberfl. schmaler, fast von der Wurzel an gleichbreit. Vorderrand an den ersten ?/, ausge— bogen, das Drittel vor der Spitze eingebogen. Aussenrand schiefer, auch die Hinterfl. schmaler und spitzer als bei Pro- dromana. Der Hauptunterschied beruht in der Schuppenbil- dung. Die Oberfliigel haben als Grundirung eine glanzende, dunkel bleifarbige, unter der Lupe sich nich in Schuppen trennende Bedeckung. Aus dieser Unterlage wachsen langere ~ Li (t) Lam.1,t. vides ANAL. DE LA SOc. ESP. DE HIST. NAT. (45) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 155 lichte, rothgelbe, strohgelbe und bei einzelnen Stiicken auch noch weissliche grobe, haarihnliche Schuppen, deren Liin- gendurchmessér mit den Rippen parallel ist. Diese Schuppen bilden bei der Mehrzahl gar keine oder nur unbestimmte, unregelmiassige, wie Stickerei unter der Lupe sich darstel- lende Zeichnungen. Nur bei ganz wenigen, die nur lichtgraue grobe Schuppen haben, wird bei Einfall des Lichts unter einem gewissen Winkel eine wie bei Prodrom. geformte noch schiefere Mittelbinde sichtbar, die noch dunkler als die Grun- dirung und beiderseits mit groben weisslichen Schuppen ein- gefasst ist. Prodromana hat im Gegensatz nur gleichartige, glanzlose, wollige, graue Schuppen. Die Unterfltigel sind dunkler als bei Prodr.; Fransen etwas lichter mit weniger deutlicher Linie vor den Fransen. Die Unterseite ist im Wesentlichen wie bei Prodromana. Der Sch. um Ulex parvifiorus im Februar.» Sciaphila 7’. Sc. argentana Cl. P. 6.—Tres fréquent. Sc. wahlbomiana lL. P. 6-8 et v. communanda HS. P. 5-6.—Communs. Cheimatophila S¢ph. Ch. tortricella Hb. P. 2-3.—Commun sur le chéne. Conchylis 77. . : C. hamana LL. P. 6-8.—Tres répandu. v. diversana Hb.—Les @° de plus petite taille le dessin sur les ailes antérieures tres foncé et précis. C. zegana L. P. 7.—Assez rare. C. schreibersiana Froel. P. 6.—Tres rare. C. cruentana Froel. P. '7.— Rare. _ ambiguella Hb. P. 4-7.—Tres fréquent. C. straminea Hw.—Les exemplaires sont plus petits que le type et dun dessin plus prononcé. C. impurana Mn.—Je n’ai rencontré de cette espece que peu dexemplaires en Juin, ~ ~ Q 156 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (46) BS . 2ephirana Tr. P. 6-7.—Peu fréquent. v. margorotana Dup.— En Mars dans l’herbe volant avec diffi- culté. En outre j’ai capture plusieurs exemplaires dun jaune tres vif, probablement maritimana Gn. ? C. hartmanniana Cl.—Assez rare. C. aleella Schulze. P. 7.—Tres abondant. C. francillana ¥. P. 7—Abondant au bord de la mer sur Crith- mum maritimus. v. bilbensis Réssl.—Plus petite que le type; les bandes bru- nes, larges et de couleur tres vive. C. eryngiana Hd. P. 7,— Peu fréquent. C’. reversana Stgr. P. 5.—Peu rare dans des gousses de Gna- phalium. C. roseana Hw.—S’approche de la lumiere avec fréquence. C. rupicola Curt.— Rare. C. notulana Z. P. 6-7.—Fréquent. C. rubricana Peyrimh.— Cette belle espece est rare autour de Bilbao. C. ambiguana Froel. P, 6-7.—Frequent. C. hybridella Hb. P. 6-8.—Trés frequent, C. pallidana Z.— Rare, C. posterana Z.—¥réquent; avec cette espece se trouve aussi une belle var. appellée col/aterana par Mann i. |. pris a Brussa. C. carpophilana Stgr.—Espece tres rare. Retinia (i. R. Bouoliana var. thurificana La. - Cette variété de la Bouolia- na se trouve sur le Pinus maritimus. R. piniana AS.— Rare. (Un exemplaire.) Penthina 77’. P. profundana F. P. 7.—Sur le chéne et var. obscura. P. variegana Hb. P. 6-7.—Commun sur arbres fruitiers. P. pruniana Hb. P. 5.—Commun sur Prunus. P. ochroleucana Hb. P. 6-7.—Commun sur les rosiers, P. dimidiana Godof. P. 5-7.—Rare. P. oblongana Hw. P. 6-7.—Fréquent, (17) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 157 P. sellana Hb. P. 6-7.—Fréquent. P. nigricostana var. renyana HS.— Rare. Je n’ai que quelques exemplaires capturés en Juillet. P. fuligana Hb. P. 6-7.—De tres petite taille. P. striana Schiff. P. 7.—Assez répandu et fréquent. P. lacunana Dup. P. 5-7.—Tres commun. P. cespitana Hb. P. 6.—Idem. Aspis 7’. A. Uddmanniana L. P. 7.—Cette espece n'est pas tres fréquen- tency. Aphelia S¢p/. Aph. lanceolana Hb. P. 6-8.—Partout sur terrain marecageux. Chenille: sur Juncus effusus en Aott dans les tiges. Aph. venosana Z. P. 7-8.—Moins fréquent. Aph. furfurana Hw. P. 7.—Un exemplaire d’une taille extra- ordinairement grande. Lobesia G7. L. permiztana Hb. P. 6.—Peu répandu. Acroclita Zd. A. consequanda AS. P. 6.—J’ai obtenu cette espece sur des £u- phorbia comme Milliere Vindique. Les papillons obtenus sont identiques a ceux de Chiclana (jen posséde 42 exem- plaires) qui forment le passage entre la mulsantana Mill. et la /itorana Const. Chenille: 18 Juillet sur’ Luphorbia pa- ralias. SK. de F. 1885. Grapholitha 7’. Gr. excpallidana Hw. P. 7.— Tres fréquent. Gr. hohenwartiana Tr. v. jaceana HS. Gr. carduana Gn. Ces trois especes partout ott se trouvent des chardons. 158 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (48) Gr. decolorana Frr. P. 7.—Assez rare. (‘r. modestana HS., fig. 301. P. 6-7.—Cette intéressante espéece a été connue de Syracus et de Spalato, pris par Mann qui la répandait comme hepaticana var. senecionana Stgr.— Elle n’est pas trés fréquente en Juillet et Aott. Gr. nisella Cl. P. 6-7.—Quelques exemplaires d’un coloris tres pale. Gr. penkleriana Fr. P. 6-7.—Peu répandu. Gr. immundana FR. P. 8.—Commun sur A dnus glutinosa. Gr. thapsiana Z. P. 6-7.—Fréquent sur le Crithmum maritimum. Gr. incarnatana Hb.—Peu fréquent. Gr. suffusana Z. P. 6-7.—Répandu. Gr. tripunctana F. P. 6-7.—Commun. Gr. cynosbana F. P. 4—5.—Idem. Gr. cirsiana Z. P. 5-8.—Fréquent. Gr. sordicomana Stgr.—Tres rare. Gr. tenebrosana Dup. P. 5.—Typique, peu répandu. Gr. nebritana Tr. P. 5.—Rare (Portugalete). Gr. micaceana Const. P. 3-4 et 7-8.—Autour de U/er commun. Chenille: en Avril et Mai dans les gousses de Ulex europ. Gr. succedand Froel. P. 6.—Rare. Gr. servillana Dup. P. 6.—Peu fréquent. Gr. microgammana Gn. P. 7.—Peu abondant. Gr. cosmophorana Tr.— Rare. Gr. weberiana Schiff. P. 5.—Peu fréquent. Gr. compositella F, P. 6-8.—Commun. Gr. coronillana Z. P. 4-5.—Abondant. Gr. Seeboldi Roess. (1).—Fin de Mai sur les versants Sud des collines le soir apres le coucher du soleil. Cette nouvelle espece doit étre placé pres de Aemulana Schl. Etant peu connue je fais suivre la description faite parle Dr. Réssler dans la Stt. E. Z: 1877: «Seeboldi n. sp. Neben Aemulana Schl. Etwas kleiner als diese. Kopf und Thorax grau, Gesicht und Palpen weiss, letztere gross, vorstehend und reich beaart. Fiihler beim schwach gezihnt, beim 2 rund. Hinterleib grau mit starker- ockergelben Behaarung des letzten Ringes. Die Oberfliigel, (1) Bien représenté par fig. 1 et 1? de la lam.1, tome vir des ANALES DE LA Soc, ESP. DE Hist. NAT. (49) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 159 schmal, ohne Umschlag. Vorder- und Aussenrand fast gradli- nig’, letzterer in der Mitte ein wenig eingebogen. Spitze scharf mit dunklem von dem letzten Hakchenpaar meist dreieckig abgeschnittenem Fleck. Grundfarbe der Oberfl. weiss, mit fast nur dem bewaffneten Auge sichtbaren zahlreichen klei- nen blaugrauen senkrechten welligen Querstrichen bedeckt. Kine schiefe, dunkelgraue Querbinde beginnt vor dem letzten Drittel des Vorderrandes und zerfliesst vor dem Spiegel im Hinterrand. Ausserdem ist bei dunkleren, meist weiblichen Kxemplaren mehr oder weniger deutlich eine vom ersten Drittel des Vorderrandes parallel mit der Hauptbinde laufende Binde. In dem gleichseitigen Dreieck, das die grosse Quer- binde iibrig lisst, steht eine dritte, nicht immer sichtbare, dunkle Querbinde und der weissliche Spiegel mit 3 schwarzen Parallelstrichen, wihrend der iibrige Raum bald mehr einfar- big grau, bald ebenfalls mit den kleinen, dunklen Querstri- chen bedeckt ist, welche nur die gleichmiassig weit von einan- der entfernten weissen Doppelhikchen freilassen. Die Quer- binden haben einen etwas wiarmeren, @elbbraunen Farbenton als die kalten blaugrauen Querwellenstriche. Durch die Mitte des Fliigels zieht der Linge nach von der Wurzel bis zur letzten Querbinde ein weisslicher, die Haupt-Mittelbinde breit durchbrechender Liingsstreif, auch dem unbewaffneten Auge auffallend. Fransen lang, weiss mit dunkler End- und schwi- cherer Mittellinie. Unterfl. grau, beim 90 etwas dunkler: Fran- sen weisslich mit starker Mittel und Saumlinie. Unterseite der Oberfliigel und des Koérpers dunkel schwarzerau mit dunkel vesiumten Fransen; Unterfi. lichter. Fliegt Abends Ende Mai und Anfangs Juni zahlreich an trocknen Bergabhangen, wo Gras, Haide und Ulex durcheinander wachsen. » Carpocapsa 77. C. pomonella L. P. 5-7.—Trées répandu et faisant de grands dommages aux fruits. Coptoloma Zi. C. janthina P. 6.— Rare. 10 Juin sur, Cralegus. 160 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (a0) Tmetocera /d. Tm. ocellana F.—Pas commun autour des peuplers. Stechanoptycha //S. St. aceriana Dap. P. 7.—Commun autour de Acer. St. incarnana Hw. P. 6-8.—Fréquent autour de Populus trem. St. altheana Mn. P. 2-5.—J’ai pris cette espece aussi en Dée- cembre. St. minutana var. pediscana Stgr.—Cette var. meéridionale du type se trouve en abondance en Juin sur les peupliers. (Stt. E. Z. 1859.) Phoxopteryx 77. Ph. curvana Z.—Je n’ai rencontré qu’un seul exemplaire de cette jolie et rare espece le 4 Juin. Chenille: en Juin, Juillet, Octobre et Novembre, sur Malus et Pyrus commu- nis et Crategus oxyacantha entre deux feuilles collées a plat. Ph. diminutana P. 6-7.—Peu frequent. Ph. comptana Fro). P. 4-8.—Peu frequent. Ph, Lundana ¥. P. 5-8.—Commun. Ph. derasana Hb. P. 4-5.— Rare. Rhopobota Z/. Rh. nevana Hb. P. 7-8.—Frequent. Dichrorampha Gv. D. alpinana Tr. P. 5-8.—Assez répandu. D. saturnana Gn. P. 5-6.—Peu frequent. D. plumbana Sc. P. 7.— Ne parait pas rare. (51) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES Di BILBAO. 16) Tineina. Choreutis ///. Ch. Bjerkandrella v. pretiosana Dup.—Durant tout |’été sur les terrains sablonneux autour des plantes de Guaphalium. Simeethis Leach. A . Nemorana Hb. P. 7.—Abondant sur les figuiers. . oryacanthella L.. P. 6.—Commun sur les orties. A Taleporia ///. T. pseudobombycella Hb. P. 6-7.—Le fourreau abondant, atta- ché aux murs et rochers. 7. conspurcatella Z. P. 2-3.—Volant entre Ulex, les exemplai- res plus petits que ceux que je possede de Jersey. Xysmatodoma 7. JX. astvella HS. P. 7.—Tres rare. Un exemplaire seulement. Mr. Schiitze vient de découvrir la chenille, voir Stt. KE. Z. 1896, page 19. Blabophanes 7. Bl. imella Hb. P. 6.—Commun. Bl. fervuginella Hb. P. 6-7.—Repandu et commun, variant beaucoup de taille. Bl, monachella Hb. P. 7-8.—J’ai capturé cette belle espeéce souvent le soir a la lumieére. Tinea Z. ZT. tapetzella L.—Je wai rencontre cette espece si nuisible que peu de fois. T. arcella ¥. P. 7.—Pas frequent. ANALES DE HIST. NAT. — XXVII. ll 162 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (52) T. nigralbella Z. P. 6-7.—Rare. Un exempl. de Mr. Schramm. T. granella L. P, 48.—Commun. TY. cloacella Hw. P. 6-7.—Bien moins fréquent que l’espéce pré- cédente. T. albipunctella Hw.—Tres rare en Juillet. T. misella Z. P. 7-8.—Pas tres fréquent. T. fuscipunctella Hw. P. 6-10.—Répandu. T. pellionella L. P. 6-9.—Commun. T. murariella Stgr. P. 5.—J’ai capturé cette espéce souvant dans de vieilles maisons. T. lapelia Hb. P. 6-7.—Pas fréquent. 7. subtiiella Fuchs.—Je n’ai capturé qu'un exemplaire de cette espece microscopique. L. meniella Réssl.—Je nai trouvé cette nouvelle espéce que dans de vieilles maisons. Je fais suivre la diagnose du Dr. Rossler: «Moeniella n. sp. 7 2. Fast doppelte Grésse von Parietariella und Nigripunctella, denen sie zuniichst steht; réthliches Kopfhaar (doch ist unter der Lupe nur der Halskragen réthlich); lange dunkle Fiihler wie bei der letztern Art. Farbe ein warmes helles, glanzendes Graugelb; mehrere unregel- miassige, punctirte Querlinien der Oberfil. Diese Querlinien bestehen aus langen, schwirzlichen Schuppen und gehen bei dem 9 von 6 schwarzen, den Haikchen der Wickler zu ver- eleichenden, hervorstechenden Puncten des Vorder- und Hin- terrandes aus, und theilen die Flache, nach der Spitze zu einander naher riickend, in wellenférmige Streifen. Unterft. sehr spitz, dunkelgrau mit lichter Fransenlinie. Unterseite lichtgrau. Herr Dr. Wocke besitzt ein Exemplar dieser Art aus Florenz.» Tineola //S. T. biselliella Hummel. P. 6-9.—Cette plague des meubles et habitations répandue et commune. Mirmecozela 7. M. ochraceella Testr. P. 7.—Rare. (53) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 163 Incurvaria 7. I. pectinea Hw. P. 4.—Localisé. I. oehimanniella Tr.—Pas rare. Nemophora ///. N. panzerella Hb.— Pas fréquent. N. metaxella Hb.— Idem. Adela Zatr. A. degeerellia L. P. 6-7,—Fréquent. A. cresella Sc. P. 5-6.—Localisé sur Ligustvum. Ochsenheimeria ///. Och. bubalella Hb.—Un exemplaire capturé le 12 Juillet parmi les jones de las Arenas. Acrolepia Curt. A. fumociliella Mn.—Rare en Juin. A. vesperella Z. P. 5.—Fréquent. Hyponomeuta Z. I. egregiellus Dup. P.5.—Commun sur #7rica. H. vigintipunctellus Retz.—Fréquent sur Sedum, 2 générations, ff, padellus L. P. 6-7.—Commun. H. vorellus Hb.—Tres peu fréquent. H. mahalebellus Gn. P. 6.— Assez fréquent. H. plumbellus Schiff. P. 6-7.—Répandu. Swammerdamia /). Sw. heroldella Tr. P. 4-5.—Plusieurs exemplaires sur Prunus. Siv. spiniella Hb.—Idem. 164 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (54) Argyresthia H). A. mendica Hw. P. 5.—Fréquent. A. glaucinella P. 6.—Rare. A.retinella Z. P. 6.—Peu fréquent. Plutella Schr. P. cruciferarum 7. P. 5-8.—Tres répandu. Cerostoma a/v. C. radiatella Don. P. 7-2.—Fréquent sur chene: espece trés variable de couleur. Thersitis ZZ). Th. mucronella Sc. P. 3-5 1.—Assez fréquent. Dasistoma Cu7'/. D. salicella Hb. P. 2-4.—Pas rare. Chimabache Z. Ch. fagella F. P. 3-4.—Peu fréquent autour de Bilbao, ot les hétres sont tres peu nombreux. Psecadia Hd. Ps. bipunctella ¥. P. 5-7.—Coramun. Ps. funerella F. P. 4-5.—Fréquent. var. canuisella Mill.—Avec le type. rare. Ps. decemguttella Hb. P. 5.—Rare. Ps. chrysopyga Z.--Assez fréquent dans les vallées étroites. Ps. andalusica Stgr. P. 5.—Moins coloriés que ceux d’Aragon. Depressaria /H7. D. pallorella Z. P. 2.—Rare entre U/er. (55) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO, 165 D. subpropinquella SH. et var. rhodochrella HS. P. 6-7.—Fréquent sur des espéces de Carduus. En Avril sur les feuilles de Carduus Sancte Balme. D. ocellana ¥. P. 7.—-Localise. D. purpurea Hw. P. 6-12.—Fréquent et répandu. Chenille: en Juin sur Daucus carota. D. rotundella Del. P. 7-8.—Rare. D. cnicella Tr. P. 6.—Répandu et fréquent. D. depressella Hb. P. 6.—Fréquent sur Crithmum maritimum. D. badiella Hb. P.'7.—Rare. Chenille: Hieracium prostratum, Leontodon hispidum comencément de Juin. SE. de Fran- ce, 1885. D., nervosa Hw. P. 7.—Tres commun sur A pium sylvestris. Gelechia Z. (¢. vilella Z. P. 3.—Cette espece, capturée par Mann a Brussa, parait appartenir a la faune espagnole. Je possede des exemplaires de Albarracin et de Bilbao. Y. ericitella Hb. P. 5-6.—Commun. G. infernalis HS. P. 5-7.—Moins fréquent sur #rica. r. difinis Hw.— Rare. Bryotropha Hn. Br. terrelia Hb. P. 6-7.—Rare. | Br. desertella Del. P. 7.—Pris a Brussa par Mann est assez fré- quent a Bilbao. Br. afinis Del. P. 5.— Frequent a las Arenas. br. umbrosella Z. P. 6.—Idem. Br. domestica Hw. P. 6-8.—Idem. Lita 7’. L. artemisiella Tr. P. 8.—Répandu et fréquent. L. atvriplicella Tr. P. 7.—Commun. L. horticolella Roéssl. P. 6.—Rare. L. vasconiella Ross]. n. sp. P. 5,— Peu d’exemplaires. Je fais suivre la description de cette espece: 166 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (56) «Lita Vasconiella n. sp. co 9. Grosse und Farbe von Laverna fulvescens. Kopf, Palpen und Riicken licht sandgelb, beim etwas réthlicher. Letztes Glied der palpen an Wurzel und Spitze schwirzlich. Fiihler dunkel geringelt. Oberfl. licht sandgelb. Vorder- und Hinterrand, unregelmassige Fleck- chen der Flache sowie die Fransen grau. Alle diese grauen Theile schwirzlich besandelt. Der graue Vorderrand, im letzten Drittel von der Grundfarbe durchbrochen, hat vor der Spitze 2 dunkle Hikchen, die durch einen Lingsstrich in der Mitte der Fliigelbreite zu einer ovalen Zeichnung verbunden werden. Unterfliigel und deren Fransen grau mit lichter Saumlinie. Unterseite der Oberfi. gelb, schwarzlich bestaubt.» Teleia Hein. T. Wage Now. P. 6.— Rare. Un exemplaire. ~ 7. triparella Z. P. 5.—Idem. T. dodecella L. P. 6.—Idem. Recurvaria //S. R. leucatelia Cl. P. 6.—Frequent. Argyritis Hein. A. libertinella Z. P. 7.—Fréquent le soir a la lumiere. Sitotroga fn. S. cerealella Olivier. P. 6.—Surtout abondant et nuisible dans les magasins de mais. Ptochenusa Hn. Pt. subocellea Stph. P. 6-7.— Rare. Pt. inopella Z. P. 6.—Idem. Doryphora ein. D. nomadella Z. P. 6.—Un seul exemplaire. (57) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO, 167 Anacampis Curt. A. coronilella HS. P. 8.—Rare. A. ligulella Z. P. 8.—Fréquent. Brachycrossata Hein. Lr. cinerella Cl. P. 5.—Fréquent comme partout. Ceratophora Hein. C. trianulella HS. P. 7.—Rare. C. rufescens Hw. P. 6-8.—Fréquent. Cleodora Curt. SS Cl. striatella Hb. P. 7.—Peu répandu. Cl. Kefersteiniella Z. P. 7.— Idem. Ipsolophus /. Ip. schmidiellus Hd. P. 7.—Peu fréquent. Ip. marginellus F. P. '7.— Fréquent sur Juniperus. Nothris 7). XN. verbascella Hb. p, 7.—Fréquent. N. limbipunctella Stgr. P. 5.— Rare. N. bilbainella Rossi. P. 7. n. sp.—N’ayant plus rencontré cette espece je fais suivre la description du Dr. Réssler: « Nothris Bilbainella n. sp. ein gellogenes 9, das eine ganz vollstandige Beschreibung nicht erlaubt, aber Kigenthiimlich- keiten zeigt, welche die Art sehr kenntlich machen miissen. Grésse unter der der kleinsten Exemplare von Ips. Margi- nellus. Kopf, Palpen und Riicken weisslich grau. Hinterleib dunkelgrau mit gelblicher Spitze. Fiihler weiss und grau everingelt. Oberfl. schmal lancetformig zugespitzt. Lichtgrau in der vorderen Halfte, lings des Vorderrandes lichter. Das unbewaffnete Auge sieht nur dunkle Puncte am Vorderrand 168 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (58) und in der Mitte einen kurzen dunkleren Liangsstrich. Unter der Lupe erscheinen langs des Vorderund etwas schirfer am Aussenrand Zeichnungen mit wirmerer Farbe, die eine erhéhte, scheinbar aus kleinen Anschwellungen bestchende Einfassung vorstellen. Auch der kurze Querstrich in der Mitte erscheint als eine warmer gefarbte Erhéhung, die mit einzel- nen schwarzen Schuppen kenntlicher gemacht ist. Schwarze Schuppen begleiten auch die Falte und bilden in der Spitze des Fl. einen und daneben im Aussenrand einen 2'" Punct., Unterfl. dunkelgrau mit lichteren Fransen.» Sophronia 7). S. semicostella Hb. P. 6.—Je n’ai capturée cette espece qu’en un exemplaire, mais j’en possede en nombre d’Albarracin. Pleurota //. Pl. schlegeriella Z.—¥n Juillet localisé et pas tres frequent sur des terrains arides. Pl. aristella L..—'n Juillet localisé et paraissant rarement. Aplota Stph. A. palpella Hw. 22/,.—J’ai obtenu cette espece de chenilles vivant dans l’écorce de vieux acacias et de vieux chénes; se nourrit de brins de mousse. 15 au 30 Avril. SE. de Fran- ce, 18&5. Leithocera HN. L. var. pallicornella Stgr.—Variété fréquente dans toute la Péninsule. Carcina Hb). C. quercana F. P. 6-8.—Commun. Symocca Zo). S. signatella HS. P. 20/,.—Fréquent contre les troncs de vieux acacias. La chenille vit sous l’écorce de cet arbre. (59) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 169 Dasycera Hw. D. sulphurella F. P. 5.—Parait quelquefois en nombre autour de bois pourris. D. oliviella ¥. P. 15/, —Pas fréquent. Chenille: dans du bois pourri en Avril, Mai, dans un conduit de soie. GEcophora Z. Gc. unitella Hb. P. 6-8.—Pas rare. Ge. panzerella Stph. P. 7.—Pas fréquent (typique). ce. detrimentella Stgr. P. 6.—Espece espagnole qui parait étre répandue. Ge. filielle Stgr.—Idem; mais rare. ce. Seeboldiella Kreith. Kk. Z. B. Ges. Wien 4 Mai, 1881.— Nouvelle espece que je trouvais fréquemment dans des maisons d’ancienne construction. Je joins la description de Mr. Kreithner. «Hcophora Seeboldiella \reithner. Der Kopf ist braun; die Palpen wie bei pseudospretella Stt. aufgebogen; das Mittel- elied gelblich; das Endglied schswarzlich; die Fiihler mer- klich ktirzer als die Vorderfitigel. Die Hinterschienen nich/ behaart, Legestachel gelblich. Thorax und Vorderfltigel sind dunkel rothbraun, letztere mit mehr oder weniger dunklen Schuppen. Von den deutlich sichtbaren schwarzen Punkten liegen die beiden Vorderen hinter einem drittel der Fliigel- lange; der in der Fligelfalte deutlich weiter nach vorne; der Fleck am Queraste befindet sich hinter dreifiinftel der Flii- gellinge; die Franzen erreichen in der Nahe des Hinter- winkels zwei drittel der Breite der Vorderfitigel; Farbe grau. Die Hinterfliigel sind so breit als die Vorderfitigel; die Biegung’ in der Mitle des Saums ist sehr gering, die Fliigelspitze rund- lich; Farbe hellgrau; die Franzen sind zwei drittel so lang als die Hinterfiliigel breit und gegentiber dem Afterwinkel am langsten; die Farbe grau. Die nach ihrem Entdecker benannte Art stammt von dem verdienstvollen Sammler Herrn Theodor Seebold zu Bilbao in Spanien, welcher dieselbe in seinein Wohnzimmer Anfangs Juli widerholt gefangen und meinem 170 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (60) werthen freunde Herrn I. von Hornig einige Stiicke tiberlas- sen hatte. Diese, neue Art steht der @cophora pseudospretella Stt. am naichsten, und durfte die Raupe wohl ahnlich wie diese in evetrockneten Hiilsenfriichten leben. Von dieser in Nord Deutschland und wohl auch sonst vorkommenden, aber im- merhin seltenen @c. pseudospretedia Stt. unterscheidet sich die vorstchend beschreibene Art durch foleende Merkmale: Die Spannweite der Seeboldiella ist etwas weniger aber doch merklich kleiner; die Vorderfitigel sind etwas mehr spitz zulaufend; der Vorderrand ist sehr wenig gebogen. Bei pseu- dospretella ist die Grundfarbe braunlich, lehmgelb; die dun- klere Bestaubung tritt hier ebenfalls mehr oder weniger stark hervor, wodurch die Farbung bald lichter bald dunkler erscheint. Von den deutlich sichtbaren schwarzen Punkten liegen die beiden vorderen bei pseudospretella bei oder vor einem Drittel der Fliigellange; sie liegen gerade tibereinander, oder der in der Falte sehr wenig’ weiter nach hinten; der auffallendste Unterschied besteht aber darin, dass die Hinter- schienen bei Seedo/diella nicht behaart, wahrend diese bei pseudosprete/ia namenthih oberseits bei 9 und o& mit langen abstehenden Haaren dicht besetzt sind.» “ec. minutella L. P. 6-7.—Pas tres rare. “ce. formosella ¥. P. 6-7.—Sur les troncs de peupliers et acacias. ce. lunaris Hw. P. 5-7.—Fréquent. Idem. Ge. procerella Schiff. P. 7.—Rare (peupliers). Gégoconia Si/. “Ly. quadripunctata Hw. P. 5-9.—Tres abondant. Glyphipteryx //d. GI. fischerella Z. P. 5.—Treés fréquent. Gracilaria Z. Gr. alchimiella Sc. P. 5-6.—Sur Quercus. (61) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 171 Gr. stigmatella ¥. P. 1-5.—Sur Populus et Salix. Gr. populetorum Z. P, 5-9.—Sur Populus. Gr. elongella L. P. 7.—Sur Alnus. Gr. tringipennella Z. P. 5.— Rare. Gr. phasianipenelia var. auroguttella Stph.—Rare. Ornix 7. O. guttea Hw. P. 5-10.—Peu fréquent. 0. scoticella Stt.—Idem. Coleophora 7. C. viminetella Z.—¥En Juillet. . aleyonipennella Kollar. P. 5-7.—F réquent. . melitotella Scott. P. 6.—Rare. . deauratella Z. P. 8. . anatipennella Hb. P. 6.—Pas fréquent. . vulneraria Z. P. 6.—Rare. . albicosta Hw. P. 4-5.—Fréquent. Chenille dans les gousses de Ulex europeus. SE. de Fr., 1885. . pyrrhulipennella Z. P. 6.— Tres fréquent. . ditella Z. P. 6.—Peu d’exemplaires. . conspicuella Z. P. 7-8.—Répandu. . leucapennella Hb.—P. 5.—Fréquent. . onosmella Brhm. P. 5.—Tres fréquent. See KSC Se EIS) SSS ESS Chauliodus 7’. Ch. daucellus Peyer. P. 6.—En nombre. Laverna Curt. L. festivella Schiff. P. 6.—Rare. (Un exemplaire.) L. stephensi Stt. P. 6.—Idem. L. subbistrigella P. 5.—Fréquent. L. Seeboldiella Ret. P. 2-3.—(Las Arenas.) Voir description de M. Ragonot dans le Bulletin n° 6, 1882, Soc, Ent, de France, 172 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (62) Pyroderces Z. P. argyrogrammos Z. P. 5-6.—Peu fréquent (2 exemplaires) 2 générations: Juillet et Aout. Chenille dans les ca/athi- des de Carlina corymbosa, Centaurea aspera, Picnomon acarna, ete. Butalis Tr. B. grandipennis Hw. P. 5.—Localisé; tres fréquent dans le reste (Espagne. B. scipionella Steger. P. 6.—Tres fréquent sur U7/ez. B. variella Stph. P. 6.—Rare. B. biventrella Rossi. Fig. 8.", lam. 1, tome vu de la Soc. esp. d’Hist. nat. nov. sp. (?). L’exemplaire étant intéressant je fais suivre la description du Dr. Rossler: « Biventrella n. sp. ein Stiick, au Grosse und Gestalt der Variella am niachsten. Breite Spitze der Oberfl., dunkelgrau- braun, kaum griinlich, ausgezeichnet durch die Bildung des dunkelbleigrauen Hinterleibs, der von oben gesehen in der Mitte eingeschnitirt, am Ende breit und plétzlich scharf zuge- spitzt erscheint, mit einem Haarbusch am Ende. Von der Seite vesehen ergiebt sich, dass der Hinterleib, wenigstens schein- bar, von der Mitte an gespalten ist, oder wie ein Baum sich in 2 Aeste d. h. Enden theilt, von denen das obere, wie erwihnt, in einem Haarbusch endet, wihrend das untere sich allmihlig ohne Haarbusch zuspitzt und durch diese Form miinnlich erscheint. Beide Leibesenden zeigen die Theilung in Ringe. Von der Seite her ahnelt diese Bildung dem Kérpe- rende der mit einem Horn versehenen Raupen der Schwar- mer. Von oben gesehen ist sie, wie gesagt, nicht zu bemer- ken. Das untere Ende ist ein wenig heller als die einfarbige Unterseite aller Kérpertheile. Vielleicht ist diese Spaltung nur eine Missbildung durch Zwitterhaftigkeit veranlasst, was bei Auftindung weiterer Exemplare sich aufklaren wird.» B. ericivorella Ret.—Localisé; peu frequent. B. acanthella God. P. 6.— Tres répandu et fréquent sur les lichens des murailles. (Pour la description de la chenille voir fascicule v, pl. 7 de Milliere, 1879.) B. tergestinella 7Z.—En plusieurs exemplaires. (63) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. 173 Pancalia Cu77/. P. latreillella Curt. P. 5-6.—Fréquent dans mon jardin. Endrosis ///. FH. lacteelia Schiff. P. 7.—Trées commun surtout dans les habi- tations. Stathmopoda S//. St. pedelia \.. P. 6-7.—Fréquent. Cosmopteryx ///. C. ertmia HAw.—Rare. (Un exemplaire. ) Atachia JV/. A. bilbaeensis Rbl. n. sp.—Rare. Stt. Ent. Z, 1893, pag. 58. Elachista S//. > E. chrysodesmella Z. P. 5.—Frequent. HE. disertella HS. P. 4.—Idem. E. disemiella Z. P. 2-3.—Peu fréquent. FB. argentella Cl. P. 6.—Tres frequent (las Arenas). Ginophila Sip/. (.v. flavum Hw. P. 6.—Fréquent contre les troncs de vieux acacias. Lithocolietes 7. Lith. populifoliella Vr.—Tres fréquent. Lith. cerasicolella HS. De ce genre si nombreux en espéces (plus de 100) je n’ai observé presque rien ne pouvant pas faire ?éducation par les chenilles. 174 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (64) Tischeria Z. T. complanella Hb.—Rare. T. marginea Hw. P. 4-5.—Fréquent. Bucculatrix 7. B. crategi Z. P. 5-7.—Fréquent. Opostega 7. O. crepusculella Z.—P. 6-7. Micropteryx Hd. M. semipurpurella Stph. P. 2-3.—Commun autour de chénes. Agdistis “0. Ag. tamaricis Z. P. '7.—Tres frequent sur Zamariz. Amblyptilia 7. A. acanthodactyla Hb. P. 6.—Tres répandu. Oxyptilus 7. QO. distans Z. P. 6-7.—Fréquent sur terrain sablonneux. O. fetus Z. P. 7-8.—Idem. QO. piloselle Z. P. 7.—Fréquent a las Arenas. Mimeseoptilus Wally. M. zophodactylus Dup. P. 7.—Tres fréquent (Arenas). M. aridus Z. P. 7.—Rare. Gidematophorus Wa/llq7. @. lithodactylus Tr. P. 7-8.—Fréquent. (65) Seebold.—MICROLEPIDOPTERES DE BILBAO. Pterophorus Walig7. Pt. monodactylus L. P. 5-8.—Commun. NWN A Leioptilus Wa/lig’. . carphodactylus Hb.—Répandu et fréquent. . microdactylus Hb. P. 5-6.—Moins fréquent. . osteodactylus Z. P. 6.—Rare. Aciptilia /7). . baliodactylus Z. P. 6-7.—Tres répandu. . baptodactylus Z. P. 5.—Fréquent. A. pentadactyla L. P. 6-7.—Commun. Alucita 7. . desmodactyla Z. P. 6-7.—Peu fréquent. . hexadactyla L.—Tres fréquent. 1% EXISTENCIA DEL INFRALIASICO EN ESPANA Y GHOLOGIA PISIOGRAPICA DE LA MESETA DE MOLINA DE ARAGON, POR D. SALVADOR CALDERON. (Sesion del 7 de Abril de 1897.) oe CONSTITUCION FISICA DE LA MESETA DE MOLINA DE ARAGON. 1. Los investigadores de la region.—2. Topografia.—3. Consideraciones sobre el re- lieve molinés.—-4. Clima.—5. La ciudad de Molina de Aragon. 1. La regién asunto del presente bosquejo es una de las que desde.mas antiguo han llamado la atencion de los natu- ralistas espanoles. Iniciado su estudio en el siglo pasado por el célebre P. Torrubia, y continuado mas tarde por el no me- nos famoso naturalista Bowles, a ambos sugirié consideracio- nes geologicas transcendentalisimas y de una novedad tal para su tiempo, que bien merecen figurar entre los precurso- res mas profundos y geniales de la ciencia del globo. Poco después, en los ANALES de Historia Natural del Museo, apare- cen también noticias interesantes sobre el territorio de Moli- na. Acrecenté la fama de éste el servir 4 Werner para dar nombre al aragonito, esa importantisima especie mineral que describid, en vista de ejemplares que de ella le fueron remiti- dos, y que luego se han hallado en muchas otras regiones bajo diversas formas. En los tiempos modernos, después de constituida la ciencia geoldgica, de Verneuil y Collomb, entre los extranjeros, Aran- zazu, Castel, Quiroga y otros varios espanoles, se han ocupado de la region, ora en descripciones generales de la Peninsula 6 de la provincia, ora con motivo de excursiones en el término ANALES DE HIST. NAT.—XXVII. 12 178 ANALES DE HiSTORIA NATURAL. (2) de Molina de Aragén 6 cerca de él. Citaremos 4 continuacién los titulos de todos los trabajos publicados 4 él referentes de que tenemos noticia, y mas adelante se hara alusién 4 varios de ellos, por mas que nuestro propdsito no es recopilar lo dicho sobre la geologia de la localidad, sino considerar la me- seta molinesa como un miembro integrante del gran horst en que se apoyan las cuencas de Aragon y Castilla en la zona de sus mutuos confines. 2. El partido de Molina de Aragén, el mayor de la provin- cia de Guadalajara, se asienta en la regién de ella llamada Serrania, que comprende ademas casi todos los partidos de Sigiienza, Atienza, Tamajon, Sacedén y Cifuentes, y que es un conjunto de crestas, cerros y paramos. Por lo que a Molina respecta, constituye su término una meseta denudada, la de las famosas parameras del mismo nombre y la de Setiles, levantada unos 1.800'm. por término medio sobre el nivel del mar, y cuyas partes mas eminentes, que simulan cadenas, son los restos del antiguo nivel. Como lo ha indicado el eminente Willkomm, las mesetas de Sigiitenza, Molina, Setiles y Pozondén forman un sistema que es la parte prominente de la planicie que se alza entre Castilla y Aragon y constituye una prolongaciOn meridional de la me- seta de Soria (1). Las cimas de las dos mesetas primeramente mencionadas llegan en sus mayores alturas a 3.500 y 4.000 m. (1) «Las altas mesetas de Sigiienza, Molina y otras menores, tienen casi el mismo caradcter que las parameras de Soria, de las cuales pueden considerarse como conti- nuacion. Pocas comarcas de la peninsula de los Pirineos se han representado con mds confusion é inexactitud en las obras geograficas que el borde oriental de las mesetas de Castilla la Nueva. La sierra ondulada que presenta el mapa entre Molina, Setiles y Pozondon, no existe. No me admiré menos en mi viaje de Molina 4 Teruel de ver que tampoco hay montana alguna aislada de cierta consideracion, siendo asi que yo habia creido en vista de los mapas, tener que atravesar altas sierras y cruzar pasos peligrosos. Entre Molina y la planicie llana de Pozondén hay solo mesetas en bove- das denudadas 4 las que cruzan de trecho en trecho barrancos secos y rocosos. Las sierras que senalan los mapas con sus nombres existen, si, pero no son sino las coli- nas mis enhiestas que se alzan alineadamente 4 ambos lados del camino y 4 mayor 6 menor distancia. Tal es, por ejemplo, la denominada sierra de Molina, mal conside- rada como una alta sierra abrupta, pues su cima no forma cresta con rocas escarpa- das. Todas aquellas sierras alcanzan una altura absoluta de 4.000 4 4.500 m. y mas, pero la enorme elevacidn de la meseta en que reposan, hace que no destaquen como sierras. No deben, por consiguiente, figurar como tales en los mapas.» Dr. MoRITZ WiLLKkomm: Die Halbinsel der Pyrenden; Leizig, 1855, pag. 18. (3) Calder6n.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 179 sobre el nivel del mar. Esta gran divisoria de las dos cuencas del Ebro y del Tajo sigue después una linea que se va incli- nando hacia el Mediodia, entre los pueblos de Odén y Campillo de Duenas, hasta alcanzar la sierra del Pedregal y correr des- pués al E. de Setiles en forma de serrezuela. Es, en realidad, una porcion de la cordillera Ibérica, que bajo diferentes nom— bres, constituye el relieve mas alto y principal del interior de la Peninsula. La meseta molinesa forma en aquella parte la divisoria de las dos cuencas, castellana y aragonesa, y aunque sus aguas vierten en su mayoria a la primera, una parte lo hace al Mesa y al Piedra, que uniéndose al Jalon y éste al Ebro, van a parar al Mediterraneo. Hay en toda ella numerosos barrancos de cauce pedregoso, con escarpes de erosién, que se califican alli de sierras, bien que muy impropiamente, entre ellos la misma sierra de Molina, la Muela de Utiel y otras. Las unicas elevaciones del terreno, que aunque del mismo origen que las ahora indicadas, por su disposicién pueden calificarse de serre- zuelas, son ciertas series de relieves que parten a modo de derivaciones de la cadena Ibérica. Nos imitaremos a mencio— nar, entre ellas, la llamada de Aragoncillo, lade Pardos, a dos leguas de Molina, la del Aguila 6 de los Castillos de Zafra, casi recta y que marca, en unidn con las anteriores, la divisoria de las dos cuencas, la de Setiles, con varios cerros eminentes que se distinguen con nombres locales, la de Alustante -y Orea, y ya en la provincia de Teruel, las del Tremedal y Alba- rracin. 3. Dominan, pues, en el relieve del pais y constituyen su rasg@o caracteristico, las mesetas dilatadas, aisladas por barran- cos 6 valles verdes en las mismas planicies 6 encajados entre muros rocosos, siendo marcadamente ondulada la superficie de todas estas mesetas, exceptuando la parte mas elevada de Pozond6én, al decir de Willkomm. Considerado en conjunto el macizo molinés se nota, desde luego, que sus vertientes meridionales son mucho mas rapi- das que sus opuestas, por lo cual las llanuras que se extienden a su pie por la cuenca septentrional aleanzan mas elevacion que las del lado del Tajo. De aqui también que este rio, a pesar de correr por una cuenca tan elevada, excave y haya socava- do profundamente su lecho como es sabido. De las vertientes 180 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) meridionales del macizo se van desligando estribos que cons- tituyen las cuencas secundarias de algunos de los afluentes de la derecha, como puede verse en los mapas y que no enume- ramos aqui por brevedad. 4. Por lo que respecta al clima, la regiédn molinesa perte- nece al grupo de las frias, si bien no llega a serlo tanto como la sierra de Alto-Rey, préxima a los 1.500 m., en el N. de la misma provincia de Guadalajara, donde la nieve dura nueve © diez meses. También en Molina hiela y cae mucha nieve durante el invierno, y aunque ésta no se mantiene tanto tiem- po como en la mencionada sierra, todavia la temperatura es baja en la regiédn durante nueve meses. En verano se forman frecuentes tronadas, que engrosando rapidamente el caudal de los arroyos y rios, los convierten en agentes poderosos de denudacidn y transporte. La abundancia de aguas de la regidn que resulta de las cir- cunstancias meteorologicos apuntadas, origina una particula- ridad qne transciende a la fisonomia de la cuenca entera del Tajo: la de que el rio principal toma su nacimiento muy cerca de la cresta divisoria, viniendo caudaloso y animado de gran velocidad desde su origen mismo, 4 lo que coopera la disposi- cidn de las pendientes de que antes se hizo mérito, por todo lo cual no es mucho que se encajone tan profundamente como es sabido lo hace en una buena parte de su trayecto. 5. La poblacién mas importante de la regién asunto del presente estudio es, naturalmente, Molina de Aragon, cabeza del partido, antigua y grande ciudad que se extiende entre el pie del cerro en que se asienta su histdrico castillo y un pro- fundo y ancho valle que cruza en esta parte el rio Gallo, en fértil vega. Aunque la poblacién se compone en su mayortia de viejas casas ennegrecidas agrupadas, dejando para el paso sombrias callejuelas, sus vetustas murallas, sus restos de puertas y torreones y sus conventos, que ostentan no pocos detalles artisticos, prestan mucho caracter a la histérica ciu- dad. Se asienta ésta sobre una especie de graderia, aleanzando la parte mas céntrica una elevacién de 1.055 m. (50 m. mas que la altura media de Sigiienza); siendo estrecha y prolon- gada, descansa sobre formaciones diversas, del triasico, del infraliasico y de las tobas modernas. El Gallo, que corre a su pie, forma alli una corriente bastante caudalosa, que marcha (5) Calderé6n.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 181 con escasa inclinacién, sirviendo para mover algunas fabricas y molinos, a lo que se debe el desarrollo industrial de esta poblacion desde los tiempos antiguos. Il. CONSTITUCION GEOLOGICA DE LA MESETA DE MOLINA DE ARAGON. Tienen representacién en el macizo molinés, considerado en conjunto y en sus vertientes, terrenos diversos, paleozoicos, secundarios, terciarios y post-terciarios, aunque con extensién muy diversa. Es notable que una tan compleja serie de capas se halle representada en un espacio tan reducido relativa- mente, y no es mucho que haya esto hecho pensar en que la regidn hubiera sido teatro de grandes perturbaciones y vicisi- tudes orogénicas en el transcurso de los tiempos, a observado- res que no poseian atin las luces de la actual Geologia. Nosotros no vamos a presentar aqui una descripcién geold- gica de la region, por ser éste un trabajo muy extenso, en el que habria que repetir multitud de noticias consignadas en otros escritos y que distraeria de los asuntos preferentes y nuevos & que este ensayo se concreta; a saber: el estudio del terreno infraliasico y la fisiografia y geogenia de la meseta de Molina de Aragon. Para que el lector pueda hacerse cargo de la distribucion en ella de los terrenos que la constituyen, basta el examen del mapa que acompanamos (1) (Lam. 1), y para mayores ampliaciones y noticias descriptivas remitimos a’ quien tenga interés en ellas, ala bibliografia que inserta-— mos 4 continuacion. En conjunto la regién objeto de nuestra investigacién, esta (1) Se ha tomado para él por base la parte correspondiente del general publicado por la Comisién del Mapa Geoldgico, anadiendo los manchones infralidsicos é intro- duciendo algunas variaciones en la distribucion de otros que hemos visitado. Nues- tro proposito no es presentar un mapa mis exacto que los conocidos, tarea facil y susceptible de infinita perfeccién, bien que muchas veces las enmiendas obedecen mas bien 4 diverso criterio de apreciaciOn que 4 nuevas observaciones importantes. De otra parte, en tanto que se carezca de planos exactos, nuestros trazados geologi- cos solo pueden tener un valor.provisional, y servir, como el aqui presentado, de esquemas explicativos. 182 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) constituida por una gran isla triasica bordeada por vastas bandas de capas liasicas y jurasicas, de las cuales se halla separada a trechos aquella por el N. y Oriente por sierras y crestones siluricos interrumpidos. Toda la serie de terrenos secundarios que se desarrolla en torno de Molina, que son parte de los que atraviesan esta zona castellana, constituyen un sistema de grandes fajas encorvadas cuya concavidad mira al W., amoldandose a las depresiones que la cordillera herci- niana trazd previamente y en las cuales penetraron sucesiva— mente aquellos mares. La pluralidad de formaciones y terrenos representados en el mapa, no implica, como parece a primera vista, que esta reg@idn haya sufrido una larga serie de levantamientos y hun- dimientos, supuesto que pugna con el caracter de horizontali- dad dominante en sus capas, a lo mas plegadas bajo el es- fuerzo de presiones superficiales. Muchas de estas formacio- nes, que aparecen en forma de manchones limitados, son re- llenos sub-aéreos en las hondonadas y receptéculos sin des- agiie, verificados en épocas diversas, desde la carbonica hasta la mas moderna, los cuales ahora constituyen isleos 6 se en- cuentran separados 6 recortados, originando mesetas que do- minan a valles de denudacion. Asi las sucesivas formaciones objeto de este ensayo y regiones vecinas pueden sintetizarse, por lo que 4 su origen se refiere, del modo siguiente: Mar siltirico. Pantanos carbonicos. — del bunter. Mar somero del muschelkalk. — del keuper. Lago infraliasico. Mar profundo liasico y jurasico. Mar somero y pantanos cretacicos. Pantanos terciarios. -— post-pliocenos. (7) Calder6én.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 183 Trabajos que contienen datos referentes 4 la constitucion de la region molinesa. ARANZAZU.—Apuntes para una descripcién fisico-geolédgica de las provincias de Burgos, Logrono, Soria y Guadala- jara. (Bol. Com. Mapa geol., t. 1v, 1877.) Bowtrs.—Introduccién a la Historia Natural y a la Geografia fisica de Espana, 1789. CALDERON.— Resena geoldgica de la provincia de Guadala- jara, 1874. — Una huella de Chirotherium de Molina de Aragon. (ANA- LES SOC. ESP. t. XXvI, Actas, p. 27, 1897.) — KExistencia del terreno carbénico en Molina de Aragon. (ANAL. SOC. ESP., t. xxvil, Actas, p. 147, 1898.) Catvo.—Geologia de los alrededores de Albarracin. (Bol. Com. Mapa geol., t. xx1, 1896.) CaSTEL.—Una conifera del trias. (ANAL. Soc. Esp., t. vi, 1878.) — Descripcion fisica, geogndstica, agricola y forestal de la provincia de Guadalajara. (Bol. Com. Mapa geol., t. vill, 1881.) CorTAZAR.—Bosquejo fisico-geologico y minero de la provin- cia de Teruel. (Bol. Com. Mapa geol., t. x11, 1885.) Donayre.—Datos geolédgico-mineros recogidos en la provincia de Guadalajara. (Bol. Com. Mapa geol., t. 11, 1876.) Ezqurrra.—Ensayo de una descripcidn general de la estruc- tura geoldgica del terreno de Espana. (Mem. de la R. Acad. de Ciencias de Madrid, 1854 a 1857.) FiRNANDEZ Navarro.—Excursion geoldgica por el partido de Sigiienza (Guadalajara). (ANAL. Soc. ESP., t. XXI, Actas, 1892.) HerGUETA.—Resena fisica y natural de Molina de Aragon, 1860. (Folleto en 8.° de 16 pags.) MALLADA.—Sinopsis de las especies fosiles que se han encon- trado en Espana. (Bol. Com. Mapa geol., tomos 11 a xvi, 1875 a 1891.) — Catalogo general de las especies fésiles encontradas en Espana. (Bol. Com. Mapa geol., t. xvii, 1892.) PALACcIos.—Resena fisica y geoldgica de la parte NO. de la 184 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (& provincia de Guadalajara. (Bol. Com. Mapa geol., t. vt, 1879.) (uTROGA.—Excursién a Sigtienza y Baides. (ANAL. Soc. ESpP.,. t. xv1, Actas, 1887.) TorruBIA.—Aparato para la Historia Natural espanola, 1754. VERNEUIL ET CoLLomMB.—Coup d’ceil sur la constitution @éolo- gwique de quelques provinces de i’ Espagne. (Bull. Soc. Deol. Pri i02° Seha ts ux, LS53s) — KExplication sommaire de la carte esologique de V’Es— pagne, 1869. VILANOVA. —Ensayo de descripcién geognostica de la provin— cia de Teruel, 1863. WitLkomMM.—Die Halbinsel der Pyrenien, Leipzig, 1855. Tales TERRENO INFRALIASICO. 1. Generalidades.—2. Distribucién en Molina.—3. Litologia.—4. Estratigrafia.— 5. Restos fosiles: su cardcter lacustre.—6. Aspecto orografico del terreno.—7. Man- choncillos de Prados Redondos, Piqueras y Tordellego.—8. Conclusiones. 1. Coronando en forma de meseta,-y 4 veces de picos, al terreno triasico, se encuentra con frecuencia en la regién que nos ocupa y en las confinantes, sobre todo en la cordillera Ibérica y sus estribaciones, una serie de capas calizas y dolo- miticas, no bien conocida en su distribucién y sobre cuya edad y origen no se ha dicho la ultima palabra. Hace tiempo observaron de Verneuil y Collomb que era caracteristico del terreno triasico espanol el estar cubierto por bancos de calizas magnesianas que adquieren caracter caver— noso por la accién de la intemperie. Después los trabajos de Vilanova y Cortazar sobre la provincia de Teruel, los de Ma— llada sobre las de Tarragona y Huesca, los de Maureta y Thos sobre la de Barcelona, los de Palacios sobre las de Soria, Gua- dalajara y Zaragoza, los de Cortazar sobre Cuenca y Vilanova sobre Castellon, han senalado la existencia de las capas a que hacemos referencia en varios sitios de todas estas provincias, aunque sin cuidarse de precisar de un modo detallado su dis— (9) Calder6n.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 185 tribucion, por no concederles mas importancia que la de me- ros accidentes del terreno triasico. 2. En Molina de Aragon constituyen las formaciones a que nos referimos una gran meseta que se inclina de S. a N. y de W. a E., desde las alturas del cerro en que se asienta el Castillo 6 Torre de Molina hasta perderse en el valle de Castil- nuovo. Como prolongaciones de esta meseta interrumpidas por valles de @rosiédn, se ve de SE. 4 NW. una cresta que de Molina va a Herreria y que bajo forma de manchoncillos sigue por las cumbres de Aragoncillo y Selas y, por Ultimo, constituye una meseta importante en las alturas de Mazarete. Kn la opuesta direccién componen las planicies de Hombra- dos y las pequenas mesetas de Prados Redondos, Tordellego y Piqueras. El mapa que acompana a este bosquejo da idea de la distribucién ahora indicada, si bien su escala no ha permi- tido indicar la posicidn de muchos pequenos bancos. La manera de presentarse dichas capas en las cumbres y en mesetas, que se enlazarian de un modo natural en la prolon- gacion, prueba gue han constituido un todo continuo el cual cubria uniformemente al triasico; éste domina en los valies y depresiones, apareciendo hoy a la superficie merced a grandes erosiones, que dejaron aisladas las formaciones que ahora nos ocupan. Sdlo en la parte representada en nuestro mapa se extendian unos 50 km. de NW. a SE. desde Mazarete a Torde- llego, y de E. a W., en la porcién mas ancha, desde Cuevas- minadas a la Sierra de las Meneras, 30 km.; pero positiva- mente la extensién de este manchon era inmensamente mayor, pues conocemos su reaparicion en Sigtienza, por una parte, y en la Sierra de Albarracin, por otra. Vamos a limitarnos en este capitulo 4 describir el terreno tal como lo hemos estudiado en los partidos de Sigiienza y Molina, si bien por indicaciones de gedlogos que lo han visto en otras localidades, inferimos que conserva sus caracteres g@enerales en toda la cordillera Ibérica y demas regiones en que existe. 3. Componen el terreno dos miembros principales: uno inferior, de calizas magnesianas cavernosas, y otro superior, de calizas siliciosas compactas. Las calizas magnesianas del miembro inferior, carniolas, como algunos las han llamado (adoptando este término italia- 186 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) no ya clasico) se dan a conocer desde luego, por estar plaga- das de cavidades de contorno poliédrico, separadas unas de otras frecuentemente por tabiques delgados. El color de estas rocas suele ser blanco, 6 al menos claro; pero las superficies expuestas 4 la intemperie aparecen rojizas por sobreoxidacion del hierro que contienen; circunstancia que permite recono- cerlas desde lejos. Por alteracién total suelen producir una tierra carminosa que arrastran las aguas, las cuales disuelven también el pigmento y van tinendo cuantas rocas encuentran a’ Su paso, con manchas que es facil confundir, vistas a dis- tancia, con las formaciones del keuper. Hacia la base de la formacién pasan a verdaderas dolomias sacaroideas, tanto blancas como rosadas, de agradable aspecto. El Sr. Cortazar asigna a este miembro un espesor que no baja de 100 m. en la provincia de Teruel, lo cual conviene también con lo calculado por nosotros entre Molina y Castil- nuovo. Analogo espesor y considerable extensidn adquiere desde Mazarete hasta mas alla de Maranchon, a unos 1.300 m. sobre el nivel del mar, en la alta, vasta y desolada meseta que se extiende hasta Alcolea del Pinar, y en las cercanias de Sigtienza. Aunque de un modo inconstante, suelen verse en la base de este terreno 6 en filones que atraviesan las carniolas, unas formaciones de brechas que consisten en fragmentos de cali- zas triasicas, de diversos colores y tamanos, empastados 6 me- ramente aglutinados por presidn. Es particular la notable heterogeneidad de dichos fragmentos, unos enormes, otros medianos y otros pequenos, y sobre todo, de estos ultimos los hay rellenando los filones de las carniolas, al paso que en las grandes penas aisladas dominan los voluminosos. Kstas brechas presentan menos cavidades que la carniola, pero de tamano mucho mas considerable. La roca pasa a veces a un marmol brechiforme y vistoso en algunos sitios, sobre todo donde alternan trozos de caliza azulada del muschelkalk con otros de dolomia sonrosada, y se dice que se ha labrado y uti- lizado en algunas canteras del sitio llamado Penas de Santa Librada, 4 la salida de Molina; pero los mas son inservibles por las grandes cavidades 6 cogueras que ofrecen de trecho en trecho. Penones semejantes hay 4 ambos lados del Gallo yendo a Castilnuovo, en Sigiienza y en otros sitios, siendo fre- (11) Calder6n.— GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 187 cuente que el hielo cuartee en grandes trozos los que estan en las alturas precipitandose estos por las laderas. ; El miembro superior del terreno infraliasico esta constituido por calizas compactas, siliciosas, de color azulado ceniciento 6 algo amarillentas, que desde lejos parecen de una blancura nivea, mate, por el gran numero de liquenes de este color que las cubren, originando las llamadas peas blancas en el pais. Preséntanse en capas delgadas y con estratificacidn bien ma- nifiesta, de un modo analogo a como suele hacerlo la caliza del muschelkalk, a la cual se asemejan también por la manera de fragmentarse en trozos angulosos. En ocasiones se hace margosa, Menos agria y toma color blanco, ofreciendo la par- ticularidad de que es muy facilmente nitrificable, corroyén— dose rapidamente al contacto del aire, y siendo por esto mala como piedra de construccién, aunque se emplea para ello en el pais. Otras veces se vuelve obscura, merced a la materia organica que la penetra, lo que se revela por la fetidez que produce al golpearla 6 romperla con el martillo. fn el espesor de las calizas siliciosas se hallan muchas veces capas de una toba consistente, que adquiere espesor de varios metros al SE. de Molina. Son verdaderas tobas, y asi las aman en la localidad, comparandolas con las de origen moderno que cruza el Gallo; pero en ella saben bien distin-. guir unas de otras por la mayor compacidad y dureza de las infraliasicas. Consisten en una aglomeracion porosa de tubos 6 en agregados de algas calcificadas al parecer, y constituyen un excelente material para fabricar piedras de molino, de las cuales hay muchas canteras, teniendo fama las de Santiuste, cuya explotacién data nada menos que del siglo xu, pues se conocen decretos de este tiempo autorizando la extraccidn de dicho material. La misma caliza siliciosa con aspecto completamente macizo se transforma, por efecto de la alteraciOn superficial, en toba, es decir, que la descomposicién va dejando descarnados tubos y conductos que-fueron rellenos posteriormente a su incrus- tacién, y hemos visto un mismo estrato de roca maciza en unos sitios, cambiarse en su prolongacidn horizontal en una caliza completamente tobacea. Con bastante frecuencia suelen presentarse en la base de la serie de las calizas siliciosas y pasando insensiblemente a 188 ANALES DE HAISTORIA NATURAL. (2) ellas, unos bancos de pudingas en capas delgadas. Los cantos son unas veces de caliza dolomitica, otras cuarzosos 6 mezcla de ambos, con escaso cemento calizo 6 margoso, cambiandose entonces en gonfolitas. Estos bancos son inconstantes en su espesor y distribucién, pero rara vez faltan en los bordes de la meseta infraliasica del Mediodia de Molina. No conocemos todo el espesor que alcanza este miembro del terreno que nos ocupa, si bien sabemos excede seguramente de 70 m. en las mesetas representadas en los cortes figuras 1 y 3 de la lam. 1. 4. Las formaciones indicadas parecen siempre concordan- tes y por ello las consideramos como miembros de un mis— mo terreno. Preséntanse en capas rara vez trastornadas, ni muy separadas de la horizontal, como lo indican los cortes referidos. Donde se observan muy levantadas y hasta vertica- les en pintorescas tablas alzadas, es entre Sigiienza y Baides, cerca de los tuneles, en contacto con las calizas cretacicas; pero estos y otros accidentes son puramente locales y circuns- critos a las partes periféricas.de las mesetas infraliasicas. Este terreno descansa sobre el triasico, al menos hasta ahora no se le ha visto en Espana reposar sobre otro, y casi siempre sobre el horizonte superior del mismo, por lo cual ha -venido considerandose generalmente como un accidente del mismo. El corte que representa la fig. 2.* de la lam. 1 da idea de la disposicién mas general que ofrece el contacto de estos terrenos. Partiendo de Valsalobre atraviesa un macizo rocoso que ha puesto barrera de gran resistencia al Gallo, el cual did alli una gran vuelta para atacar rocas mucho menos duras, las arcillas tridsicas, tomando nueva direccién para dirigirse 4 Molina. Pero, como se ve en los otros cortes de la misma lamina, el infraliasico descansa otras veces sobre el muschelkalk, pasando en transgresién desde el keuper frente a la fabrica de la luz eléctrica, 4 la salida de Molina, y en Ma- zarete, donde cubren a éste las brechas antes descritas 6 sobre las areniscas rojas, como lo representa la figura 3.* de la mis- ma lamina. La siguiente seccién, que es una ampliacién a mayor escala de una parte de dicho corte, para poder representar detalles que no caben en la escala de aquél, da idea de la disposicién de las capas, tal como aparece entre la falda del cerro de la (13) Calder6n.—GkrOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 189 Torre 6 castillo de Molina y frente 4 la referida fabrica de luz eléctrica, a orillas del Gallo. Muestra en primer lugar la dis- cordancia entre el horizonte de las calizas siliciosas y las del muschelkalk con Chondrites y después la transgresion de las Figura 1.2 1. Calizas pizarrosas del muschelkalk —2. Arcillas irisadas con yesos. 3. Carniolas y dolomias.—4. Calizas siliciosas. primeras sobre las segundas y el keuper, cuyos lechos de arcillas 6 margas se adelgazan extraordinariamente en los sitios en que las presiones han obrado enérgicamente sobre ellas. El Sr. Calvo (1) sospeché también la discordancia del horizonte de las carniolas con el muschelkalk, pasado Molina en direccién al molino de Cancana. Por lo que se refiere 4 los contactos del infraliasico con el liasico, solo hemos podido verlos en nuestras excursiones cerca de Maranchon, y el Ingeniero D. Pedro Palacios nos comunica haberlos observado en la cuesta de Barahona, en la carretera de Soria a Sigiienza, y en ninguno de ambos casos se percibe discordancia entre los dos terrenos. Es natural que asi sea dado el escaso trastorno que presentan, el cual se reduce a un movimiento poco importante de bascula post-jurasico y que afectd, por consiguiente, a ambas series. Sin embargo, el Sr. Castel representa en su Memoria sobre la provincia de Guadalajara (2), un corte de las inmediaciones de Pinilla en el que las calizas jurasicas (quizas del liasico medio) descansan en estratificacidn discordante sobre las infraliasicas, y el Sr. Calvo (1) varios semejantes en Albarracin. Ha hallado (1) (Ceologia de los alrededores de Albarracin. (Lol. de la Com. del Map., t. xxi, 1896.) (2) Descrip. fis., geogn., agric. y forestal de la provincia de Guadalajara. (Bol. de la Com. del Map., t. vil, 1¢8!.) 190 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) asimismo el Sr. Mallada bajo el manchon liasico de la sierra Tivisa, en Tarragona, las calizas dolomiticas y brechas rojizas sobre el keuper con yesos, si bien no determina si de un modo concordante 6 en qué relacidn de contacto (1). En Anquela (fig. 3.*, lam. 1) las calizas del lidsico inferior reposan sobre el keuper y sobre el muschelkalk directa- mente, como acontece también entre Royuela y Albarracin, entre Bezas y Rubiales y en otros parajes de la provincia de heruel Las carniolas infraliasicas de Sigtienza se ocultan bajo el cretacico de la banda que atraviesa el Henares entre Moratilla y Baides, y, 4 veces, como ocurre entre dicha ciudad y Mo- ratilla, falta el infraliasico, y las calizas cretacicas reposan sobre el keuper sin el intermedio de éste. 5. Ignoramos que ninguno de los gedlogos que han men- cionado las formaciones que nos ocupan, haya encontrado restos fdsiles en ellas. Nosotros algo hemos hallado, aunque no ejemplares bien determinables que puedan decidir de un modo terminante la verdadera edad de las capas en que ya- cen. Como indudables mencionaremos impresiones de Ce7i- thium y Cypris en una caliza margosa interestratificada en las siliciosas al Mediodia de Molina, en el sitio Wamado KE] Rin- concillo, y en estas Ultimas en la meseta del cerro que alli se levanta, representado en la fig. 2.* de la lam. 1, una huella de un gran Planorbis? Las tobas interestratificadas contienen otras de gastrépodos, grandes, de individuos de una misma es- pecie, pero indeterminables, y sobre todo, innumerables tubos de distintos tamanos y en variadas posiciones, en los que se reconoce la huella de tallos vegetales. La misma caliza silicea mas compacta, debe, sin duda, el caracter cavernoso y como escoriaceo que presenta, seg@tin queda dicho, a impresiones organicas y no a desprendimientos de gases durante un periodo en que la roca estaba aun blanda, como alguien ha supuesto. En todo esto se revela claramente el caracter lacus— tre, 6 al menos salobre, pero continental, de las formaciones que tales vestigios organicos encierran. (1) Reconocimiento geograf. y geolog. dela provincia de Tarragona. (Bol. de la Com. del Map., t. xvi, pag. 75.) (15) Calderon.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 19t 6. El aspecto orografico del terreno infraliasico, aunque muy diverso en cada una de las rocas de los dos miembros indicados, difiere en ambos notablemente del que ofrecen las triasicas. Las carniolas, y sobre todo las brechas, constituyen penas agrestes, resquebrajadas y en ocasiones serrijones que suelen coronar valles hondos de las arcillas keuperienses, y en ellos se precipitan en pefones que yacen dispersos de trecho en trecho por las faldas, 4 modo de cantos erraticos. Opera este trabajo de demolicién el frio riguroso de los invier- nos en aquella regién, aunque las grandes destrucciones y transportes se remontan, 4 nuestro juicio, a la época cuater- naria. En cambio las cimas del horizonte de las calizas siliciosas se distinguen por componer mesetas niveladas, casi siempre en las alturas, de bordes recortados y desprovistas de tierra vegetal. Estas rocas, cuando la erosién mina su soporte, se vuelcan y deslizan por las laderas en lastrones de 1 a 2m. y mayores, constituyendo las lWamadas peias blancas en el pats; lastrones que luego la descomposicion aérea va desmenuzando, y van a parar como piedras sueltas al fondo de los valles. Con este aspecto se presentan en la zona de Molina y en la pro- vincia de Teruel en innumerables sitios. En toda la disposicién general de estas penas y mesetas se revela claramente, como se dijo al principio, que son restos denudados profundamente de poderosas y extensas capas continuas en su origen, cuyos restos roe y transporta a las partes bajas la continua labor de los agentes geoldgicos ex- ternos. 7. Mencidn especial merecen unos manchoncillos 6 peque- flas mesetas situados al SE. de Molina y en la cuenca del Gallo que se asientan sobre el triasico del valle, no porque constituyan miembro importante en la constituciOn del pais, sino por haber sido referidos al terciario castellano y figurar como de éste en el Mapa de la Comision, cuando en realidad no son, a nuestro juicio, mas que restos de la antigua meseta infraliasica cuya gran extensidn antigua comprueban. De dichos manchoncillos el mas proximo a Molina, en el que se alza el pueblecillo de Prados Redondos, dista de ella 12 km., y consiste en un cerro de denudacién, asentado sobre el keuper y coronado por tres mesetitas calizas; otro se halla 192 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) cerca y al W. de Tordellego y uno y otro apenas llegana 2 km. en su mayor longitud. Entre Piqueras y Tordesilos existe un tercer manchén mucho mas extenso, que los ahora mencio- nados, el cual no tuvimos ocasidn de visitar; pero por las noti- cias que adquirimos de su composicion, parece no diferir de la de los anteriores. Estan constituidos estos manchones por capas de tierra arci- llosa con arena, y entre ellas se interponen otros bancos de un conglomerado cuarzoso grueso. En el de Piqueras, estos bancos, con un espesor de 70 m., se componen, segtin el senor Castel, de cantos calizos redondeados con un cemento arcilloso- ferruginoso. El coronamiento en todos lo forman unas capas de caliza tenaz, cavernosa, de color gris obscuro, pardo 6 rojizo, por alteracién del hierro que contienen. Kn Prados Re- dondos, y suponemos que en los demas manchones que no hemos visitado, esta plagada de cavidades, grandes, alarga- das, de paredes lisas y de contorno ondulante, con el aspecto escoriaceo descrito al tratar de la caliza siliciosa. Alli se utili- zan como un buen material de construccidn, por ser suscepti bles de dar trozos del tamano que se desee y por la compaci- dad de la piedra, sin ser muy pesada, a causa de sus cavida- des, las cuales facilitan que en sus superficies agarre muy bien el mortero. Semejantes formaciones han sido consideradas como mioce- nas sin otra razon que su caracter lacustre: pero notando el Sr. Castel su poca analogia con el terciario de la Alcarria, inducia que serian depdsitos locales que no comunicaron con los grandes lagos del Tajo ni del Ebro, es decir, sedimentos en lagunillas, como las actuales de Gallocanta y de Taravilla. Nosotros hemos recogido las calizas siliciosas y los conglome- rados de Prados Redondos y hemos comprobado su identidad con las rocas correspondientes de la gran meseta infraliasica del S. de Molina, de las cuales son continuacién hoy interrum- pida por las grandes denudaciones que esta region ha experi- mentado. Otro tanto creemos podra decirse de los demas man- chones indicados (1). (1) La representacién de los pantanos terciarios existe probablemente, 4 nuestro juicio, en el valle de Molina, en la gran formacién de toba, la cual parece ofrecer dos miembros: uno inferior, mas compacto, con Unio, al descubierto en los ¢odares de (17) Calder6én.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 193 8. Aungue varios gedlogos, particularmente los que se han ocupado del NE. de la Peninsula, no han dejado de hacer mencidn de las formaciones de que tratamos, la escasez de fosiles, nunca hallados por ellos, y la dificultad de reconocer su estratigrafia, por aparecer las mas veces en retazos denu- dados en las cumbres y reposando sobre las arcillas triasicas de estratificacidn confusa, han sido causa de que no se hayan estudiado suficientemente. Y por lo mismo que se conocen mal, se han emitido varias opiniones respecto a su edad, ori- gen é importancia. Vézian (1) admitié que el triasico de Cataluna se componia de cuatro pisos, de los cuales el dltimo, el de la caliza supra- tridsica, segtin su denominacion, que pasa a menudo a dolomia, descansa sobre el keuper y le compara a las calizas de Saint Cassian, en el Tirol. La opinion de Vézian ha sido seguida por Cortazar, ocupandose de las provincias de Cuenca (2) y Te- ruel (3). De Verneuil y Collomb (4) consideran dichas forma- ciones como facies locales del triasico, sin admitir que sean la representacion de un miembro especial; manera de ver seguida por Castel describiendo la provincia de Guadalajara (5), y, en fin, Carez (6) no acepta tampoco el cuarto piso de Vézian, y considera aquellas formaciones como del liasico; idea que emitimos antes que aquel como hipotética ocupandonos de la provincia de Guadalajara (7), y que hemos rectificado. Las razones que tenemos para no participar de ninguna de la vega dela Torrecilla que atraviesa la carretera de Madrid, y otro superior, des- provisto de bivalvos, con Limnea palustris, Bythinia y Planorbis umbilicatus. Uno y otro horizonte est:in separados por bancos de arcillas carbonosas, aluviones y arenas carbonosas de formacion moderna, pero este segundo, cubre y no deja ver el anterior, que creemos de edad terciaria, mis que en lcs bordes de la cuenca del antiguo pantano. En Albarracin el Sr. Calvo pensaba encontrar también representacion del terreno terciario en unas débiles capas de calizas tob.iceas, entre las cuales vid una vez can- tos rodados, en lechos paralelos y alternando con otros de arena. (1) Du terrain post-pyrénéen des environs de Barcelone 1856. (2) Descrip. fis., geol. y agrol. de la provincia de Cuenca 1875 (8) Bosquejo fis., geal. y min. de lw provincia de Teruel. (Bol. de la Com. del Mapa, t. x11, 1895 ) (4) Bull. Soc. géol. de Fr.; 2me sér., t x, 18°3. (5) Descrip. fis., geol., agron. y forestal dela provincia de Guadalajara. (Bol. de la Com. del Mapa, t. v111, 1881. ) (6) Etudes des terrains crétac et tertiar. du Nord de v Espagne. 1881. (7) CALDERON: Resefa geol. de la provincia de Guadalajara. 187A. ANALLS DE HIST. NAT.— XXVII. 13 194 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) las tres opiniones ahora expuestas y para emitir la consignada en este ensayo, se desprenden claramente de lo dicho sobre la composicién, fauna y estratigrafia de estas formaciones. El estudio completo del terreno en sus dos miembros, que se puede reconocer bien en la provincia de Guadalajara, es el que nos ha permitido formar respecto de él un juicio mas com- pleto que el de los observadores que solo han examinado reta- zos del miembro inferior. Asi, por de pronto, hemos podido confirmar que el conjunto del terreno alcanza espesores de 200 a 250 m. en varios sitios; cifra demasiado considerable para tratarse de meros accidentes 6 facies locales, y después hemos llegado a la persuasion de que no consisten en depdsi- tos aislados, sino en restos denudados de capas continuas en su origen. El estudio de las relaciones del terreno de que se trata con el triasico nos ha mostrado, como queda dicho, que las car- hiolas y brechas reposan tan pronto sobre una como sobre otra de las tres divisiones del tridsico, pasando transgresiva- mente en Molina sobre todas ellas, y asimismo hemos indicado la existencia de discordancias indudables entre aquellas capas y las del muschelkalk. Cuando reposan sobre el keuper, como es lo general, la dificultad de apreciar bien la estratificacion de éste que las mas veces se ofrece, no permite afirmar dicha discordancia, por mas que algunas veces la hayamos sospe- chado. Parece indudable que medid considerable espacio de tiempo entre la sedimentacién de las capas triasicas y las infraliasicas, y que aquellas estaban ya bastante denudadas en ciertos sitios cuando las cubrieron las aguas que dejaron las segundas. A veces falta el infralidsico y las calizas liasicas reposan directamente sobre el keuper. Con respecto 4 que pudieran referirse tales formaciones al terreno liasico, indica bien claramente lo contrario la discor- dancia observada por Castel en Pinilla, y por Calvo en Alba- rracin, y el hecho de vérselas muy rara vez en contacto con él. Al contrario, en su distribucion general se apartan mucho las formaciones infralidsicas de la del liasico de la region. Por otra parte el origen continental del infraliasico molinés contrasta con el evidentemente marino del triasico superior y del lias con quienes esta en contacto. Es verdaderamente nota- (19) CalderOn.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 195 ble el desarrollo de esa formacién de tobas de fecha tan anti- g@ua que se presenta al Mediodia de Molina y en otros sitios en las mesetas poco inclinadas, que fueron un tiempo el fondo de lagos 6 pantanos entre sierras paleozoicas plegadas y alzadas con anterioridad. Nos parece también asunto de reflexidn el del origen de las formaciones brechosas descritas oportunamente, las cuales re- cuerdan extremadamente otros depdsitos semejantes del hu- llero de la Francia central, 4 los que Elie de Beaumont atribuia un origen torrencial, que Griiner considerd como acumula- ciones en un lago por efecto de derrumbamientos, y Julien, en un trabajo reciente (1), cree reconocen mas bien un origen e@laciar. Todos los caracteres que este ultimo gedlogo consigna en apoyo de dicha explicacién, tienen aplicacion a4 las brechas de Molina: la forma angulosa de los cantos, su volumen a veces enorme, la falta de clasificacién, y puede decirse que de estratificacidn de los mismos, y su modo de amontonarse en todos sentidos, convienen exactamente aqui; y si estas sena- les son suficientes para calificar aquellas formaciones de mo- rrenas de la época carbénica, creemos habria que reconocer en las de Molina formaciones semejantes de fecha infraliasica. Admitiendo, como parece inferirse de todas las considera- ciones que preceden, que las formaciones descritas en este capitulo representan el infralidsico 6 rético, desaparece la supuesta anomalia del triasico espanol, al menos el del cua- drante NE. de la Peninsula, todo él de tipo vosgzuiense, y entra en el orden de lo observado en los Alpes, en Ingila- terra y en multitud de localidades francesas y alemanas, en todas las cuales entre el coronamiento del keuper y la base del sistema jurasico se encuentra una serie de estratos que no pueden referirse rigurosamente @ ninguno de dichos dos sis— temas. El terreno 4 que corresponden (que ha recibido dife- rentes nombres) es sumamente variable en su composicidén, espesor y origen de unas a otras localidades: le hay en Euro- pa, tanto lacustre como marino, y dentro de cada uno de estos con tal diversidad é6 inconstancia de fauna, que sin salir de (1) Sur Vorigine glac. des breches des dépots huill. dela France centrale. (Compt. rend., Juillet, 1893.) 196 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) los Alpes, ha establecido Suess (1) una rica serie de facies a la vez litologica y paleontoldgica. Si algun cardcter general puede asignarse 4 este terreno es el de parecerse por sus ma- teriales al triasico y por su fauna al jurasico, como lo ha pro- bado una vez mis Pellat estudiando la regién clasica en este respecto de la Borgona (2). fin Espana no ha sido citada la existencia del terreno infra- liasico (3); pero en Portugal, al N. del Tajo, hacia la parte superior del macizo triasico que alli se alza, las areniscas se vuelven mas finas y alternan con capas de margas y calizas dolomiticas, encerrando restos organicos de caracter mas bien liasico que triasico, como lo indicé hace anos el insigne Heer, siendo por tanto dicha formacién referida al infraliasico (4). Si nuestro punto de vista mereciera la consideracidn de los g@edlogos y se conviniera en la conveniencia de que el terreno infralidsico figurase en el futuro mapa geoldgico de la Penin- sula, habria que recorrer con este designio toda la vasta regién triasica que parte de los Pirineos aragoneses y catalanes, des- ciende por estas provincias y varias de Castilla y alcanza la costa mediterranea. Hs de esperar que esta exploracién pro- porcionaria abundantes pruebas estratigraficas y paleontold— ewicas de nuestro aserto, al mismo tiempo que contribuiria eficazmente al esclarecimiento de transcendentales cuestiones referentes 4 las vicisitudes orogénicas por que ha atravesado nuestro suelo; pero es empresa superior a los medios con que nosotros contamos, y nos dariamos por satisfechos con haber llamado la atencién de quien los posea hacia una cuestidn interesante de lu geologia patria. (1) Die Entstehung der Alpen, 1875. (2) Bull. Soc. géol. de Fr., 3.° série, t. tv, pag. 740 (3) Como supuesto hipotético referimos hace anos 4 este terreno una formacidén de calizas de relaciones estratigrdficas dudosas que aflora en la provincia de Santander, valle de Cabezén junto < las areniscas tridsicas de la cordillera del Escudo de Cabuér- niga; pero no tenia ningtn valor esta conjetura referente 4 un pequeno afloramiento y huérfana de pruebas paleontologicas y estratigraficas. (4) Cuorrat: Coup d'wil sur les mers mésozoig. de Portugal. (Vierteljahrsch. der Naturforsch. Gesells. in Zurich, 1896.) (21) Calder6n.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 197 LVe FISIOGRAFIA DE LA MESETA DE MOLINA DE ARAGON. 1. Cardcter general de los relieves molineses.—2. Horizontalidad de los terrenos se- cundarios.—3. Los dobleces y torsiones que ofrecen son superficiales.—4. La de- nudacioén como agente del relieve: causas que la han favorecido.- 5. Persistencia del régimen lacustre en la meseta molinesa.—6. El horts de la cordillera Ibérica. —7. Conclusiones. . 1. El territorio llamado Sierra de Molina consiste en su mayoria en una vasta meseta jurasica de mondétona compusi- cién. Sdlo en la parte representada en el mapa que acompa- amos afloran en un espacio relativamente reducido, plurali- dad de rocas de diversa edad, que sembradas de mesetas y picos y surcadas de valles y barrancos, han aparecido a obser- vadores poco versados en los procesos geoldgicos como testi- monios de la energia con que las fuerzas internas del globo obraron sobre esta region. Basta, sin embargo, fijarse, para reconocer en todo este relieve la accién preponderante de las aguas superficiales, en que sus llamadas cadenas de montes no son mas que mesetas, las cuales enlazadas idealmente darian planicies, y en que la misma divisoria de las dos cuencas aragonesa y castellana es tan indecisa, que en muchas cafiadas no es posible decidir sin atento examen a cual de las dos cuencas vierten, acumulan- dose a veces las aguas en pantanos, lo cual sucediéd en mayor escala en épocas anteriores, cuando era menos hondo el cauce de las corrientes. No se escapé a la sagacidad del insigne Bowles, verdadero precursor de los modernos actualistas, la indole de este proceso, pues tratando del relieve molinés se burlaba de los que, frente a las obras de la lenta pero conti- nuada denudacidn, creen descubrir en seguida la intervencién de agentes extraordinarios: volcanes, terremotos, derrumba- mientos, grandes retiradas del mar 6 el diluvio universal. 2. Cuando en 1874 describiamos la provincia de Guadala- jara, desprovistos entonces de las grandes luces que han sumi- nistrado los orogenistas actuales, consignabamos, no sin sor- presa, el hecho de la horizontalidad que muestran los deposi- tos secundarios en esta elevada regién de la Serrania, cuyas 198 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) mesetas aisladas constituyen las principales alturas y ponen de manifiesto el antiguo nivel del terreno. También de Ver- neuil habia dado como caracter del triasico de esta parte de Hspana su horizontalidad; circunstancia que, tratandose de formaciones que se asientan a tales alturas, pugnaba con las ideas sobre los levantamientos, tal como entonces los enten- diamos. 3. Noes, sin embargo, absoluta y constante la horizontali- dad de los depdésitos secundarios del partido de Molina, pues como se ve en los cortes que figuran en la lamina que acompana a este escrito, los estratos infraliasicos y triasicos afectan buza- mientos marcados generalmente al WSW., & menudo con ondulaciones U originando plegues caprichosos, como acon- tece en la canada que se ha fraguado el Gallo en la caliza del muschelkalk, mas arriba de Castilnuovo. Alli hay ocasién de contemplar dobleces por extremo pintorescos por lo retorcidos y lo rapidos, algunos de los cuales han quedado aislados, cons- tituyendo sus cimas a/bardas, como dicen en la localidad, que son los crochons de los gedlogos franceses, esto es, vértices de pliegues bruscamente doblados. La caliza fuertemente com- primida en estos sitios se hace pizarrosa y se cuartea en forma de rombos. En general, en los plegamientos de la regidn, que afectan a todas las capas secundarias, domina la direccidn NW. a SE., que es la de la falla del Ebro. Las torsiones han determinado en las calizas compactas de diversas edades series de grietas, que rellenas después por secreciones de la misma roca y generalmente cristalizadas, constituyen sistemas de filoncillos en miniatura. Otras veces la misma causa ha dado lugar a especies de cavernas achata- das entre dos estratos sucesivos, de superficie alabeada, que algunos han atribuido errdneamente a4 la accién de despren- dimientos g@aseosos. - No es raro ver todas estas capas, y seflaladamente las triasi- cas, bastante levantadas en algunos sitios, como sucede, entre otros, en la Riva de Saelices y Rueda, y el Sr. Castel representa en su citada Memoria un corte observado entre Sigiienza y Bujarrabal en el que aparece esta disposicion muy manifiesta. Otras veces se ven alternar en reducido espacio pliegues 6 arrollamientos anchos y de mucho desarrollo con (23) Calderon.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 199 otros sumamente cortos, como acontece junto a Molina a Poniente del barranco del Val, donde lacompresién de la arci- lla aprisionada en los segundos entre planos calizos resisten- tes la transform6 en pizarra y hasta en un verdadero jaspe. En la proximidad de las canteras de yeso es frecuente ver accidentes bruscos y repentinos, como ocurre a Poniente de Molina, donde las capas estan verticales; perturbaciones cono- cidas en semejantes sitios en muchas localidades de la Penin- sula y del extranjero, y que se sabe resultan del hundimiento de las capas por faltarles el apoyo, merced a la disolucién y arrastre del yeso sobre que reposaban. Todos los accidentes mencionados, incluso los plegamientos tan pintorescos de la canada de Castilnuovo y otros semejan- tes, solo tienen un caracter superficial; asi es que las capas inas arrolladas recobran pronto la posicién general del siste- ma, tendiéndose levemente para marchar, en fin, casi hori- zontales en grandes extensiones. Comprueba también esta afirmacién del origen somero de las perturbaciones de la regiédn que examinamos, la escasez de fallas, siendo éstas asimismo meramente superficiales. La mas importante que conocemos va por el pie meridional del cerro en que se asienta el castillo de Molina 4 la Hoz de Nuestra Senora, es decir, de NE. 4 SW., ocasionando el contacto anor- mal de las calizas infraliasicas con las del muschelkalk, que representa el corte de la fig. 3.*, lam.1; después aparecen subitamente las brechas a la derecha de la carretera de Ma- drid, y en la prolongacidn son cortadas las pizarras siltiricas del manchon de Corduente junto a la Hoz de Nuestra Senora, por la que penetra el Gallo, el cual ha aprovechado en ella y en su curso desde Molina, la citada falla. 4, A poco que se fije el observador desprovisto de prejui- cios en el caracter dominante en los relieves de la cordillera Ibérica y sus anejos, tiene que reconocer que lo saliente en ellos son las mesetas de diferente extensidn separadas por valles, los cerros mas 6 menos conicos y hoces, 6 sea canadas por donde corren encajados rios 6 arroyos, para salir a los valles y los barrancos, ora amplios y profundos, como los que descienden en Molina de la meseta infraliasica, ora angostos y hondos, muchos de los cuales dificultan las comunicaciones, en la zona arcillosa sobre todo. 200 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) Se asocian varias causas para que la obra de la denudacioén | alcance una importancia considerable en la regién que estu- diamos. Unas son meteorolégicas, dependientes de la falta de abrigo y del clima destemplado, en invierno con hielos persis- tentes, que cuartean y hienden las rocas calizas de las alturas, y nieves y Iluvias copiosas, y en verano con tronadas que pro- ducen crecidas enormes de las corrientes Hquidas, aunque poco duraderas. Una segunda causa concomitante para favorecer la erosion radica en las condiciones de las rocas dominantes en la regién: en las alturas, calizas que se trituran, pudingas y mantos de diluvium con cantos rodados, los cuales proporcionan los me- dios de desgaste, y en los valles, areniscas, arcillas y margas tridsicas, facilmente atacables por los agentes mecanicos. De esta suerte la aspereza de las pendientes va acentuandose cada vez mas, se deseastan sin tregua las laderas, y apenas llueve, bajan por los barrancos y ramblas los torrentes cargados de detritus 6 intensamente tefiidos de rojo y gris, comunicados por el deshecho de las rocas mencionadas. La tercera circunstancia, eficacisima para dar realce al tra— bajo erosivo en ésta y otras regiones que se hallan en su caso, depende de no haber experimentado cambio de nivel desde remotos tiempos, y en virtud de la ley de la permanencia de las lineas de desagiie, las corrientes vienen actuando sin inte- rrupcién sobre los mismos sitios, y asi los que eran en su ori- gen ligeros surcos se cambiaron en valles, y ensanchandose y ahondandose éstos, las porciones que las separaban fueron convertidas en cadenas y hasta en montes aislados. La erosion persistente empuja la ladera en que la pendiente es mas brusca y la cuenca entera retrocede hacia el interior de la montana. El siguiente perfil da idea de la serie continua de erosiones que el Gallo ha venido fraguando en El Rinconcillo, cerca de Molina, donde la resistencia de las rocas infraliasicas ha per- mitido quede indeleble la huella de estos trabajos. La meseta mas alta, sefialada con el num. 1, esta constituida por caliza siliciosa infraliasica, que alcanza alli 41.070 m., viene des- pués una segunda meseta, 2, cubierta de diluvium cuarcitoso, debido a la descomposicion iz sifu de las capas nim. 3, de las que proceden los mantos diluviales que coronan extensas superficies elevadas en el partido de Molina. Las carniolas, (25) Calderén.—GroLoGiA DE MOLINA DE ARAGON. 201 num. 4, con enorme desarrollo, sirven de asiento a otra serie de mesetas, y por Ultimo, en el cauce actual del rio se ve la formacién moderna, nim. 5, de turbas, arenas y tobas, denu- dada también por el mismo, a 920 m. Figura 2.4 En este, como en todos los demas accidentes que presenta el curso de los rios y arroyos y aun las canadas habitualmente secas, se reconoce el concurso de los dos factores menciona-— dos: la distinta estructura y resistencia de las rocas 4 la erosién y la permanencia de las lineas de desagiie. Asi se ve a las corrientes precipitarse unas veces por cahadas que atraviesan los montes, constituyendo las hoces, y otras marchar lenta y perezosamente por terreno nivelado por las mismas. El fra— guado de las hoces es un fendmeno complejo, en cuyo estudio conviene no olvidar que corresponden a puntos singulares, donde se ha acumulado y atin sigue acumulandose, durante las crecidas, una gran suma de energia. Las cuencas cerradas en otro tiempo y que en comunicacién hoy forman la del Gallo, deberian precipitar torrentes impetuosos en lo que es Hoz de Nuestra Sefiora, sobre todo, si como nosotros creemos, toda esta parte del pais estuvo cubierta en la época cuaterna- ria por espeso manto de hielo, como nos proponemos demos- trar en un ligero trabajo que aparecera en breve. Las aparentes anomalias que con tanta frecuencia presen- tan en su distribucién los barrancos transversales, depen- den asimismo casi siempre de la distinta resistencia a la accién erosiva de los macizos de rocas que estan en contacto, sobre todo cuando el indice de la denudabilidad es tan diverso como en las arcillas y las pizarras 6 las calizas compactas. La ovran vuelta que da el Gallo entre Castilnuovo y Canizares 202 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) pasando por Molina, para salvar el macizo infraliasico repre- sentado en el corte precedente y seguir las arcillas irisadas, es un buen ejemplo de esta circunstancia. Antes y después del macizo el rio corre lenta y perezosamente en terreno nivelado por él mismo, que se transform6 en pantanos dilatados cubier- tos de vegetacién, los cuales dejaron vastos depdsitos de tobas de los m4s curiosos que tenemos en la Peninsula por su exten- sidn y rica fauna, alternando con capas de turba. La magnitud de los trabajos de erosidn puede aparecer mu- cho mas ostensible en unas regiones que en otras, segun que existan 6 no testimonios visibles de ellos, como sucede en la que es objeto de las presentes consideraciones, en la cual las cimas que guardan el antiguo nivel del terreno, los cerros y torreones aislados, como los célebres Huso y La Rueca (mejor La Tinaja), en la Hoz de Nuestra Senora, Los Milagros, entre La Riva de Saelices y La Rata y algunos otros mojones colosa- les de arenisca triasica, ponen a la vista la vasta eliminacion de masa rocosa que las aguas han operado. Considerada en conjunto la obra de denudacidn que estamos examinando, se advierte que responde a la disposicién que afectan las capas de los terrenos dominantes; asi es que los valles principales de la meseta corresponden a las mayores ondulaciones que ofrecen los estratos. De esta relaciOn entre el relieve externo y la tecténica, resulta que los valles princi- pales son amplios y se hallan limitados por capas sinclinales, al paso que las comunicaciones transversales de unos con otros son gargantas estrechas y profundas, donde se presentan las anomalias antes dichas. Kl trayecto del Gallo ofrece buen ejemplo de la disposicidn general que indicamos. 5. Hemos dicho en el primer capitulo de este ensayo, que la abundante recogida de aguas en la meseta molinesa es causa de una particularidad que transciende a la fisonomia de la cuenca entera del Tajo; la de que su rio principal toma nacimiento muy cerca de la cresta divisoria, viniendo cauda- loso y animado de mucha velocidad desde su origen mismo, por lo cual se encajona profundamente en una buena parte de su trayecto. Semejante disposicién es muy antigua, revelandose la persis- tencia del régimen pantanoso de dicha meseta 4 través de los tiempos en la naturaleza lacustre y continental de muchos de (27) CalderOn.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 2038 sus depdsitos de diferente edad, 4 que hicimos alusién en el segundo capitulo. En efecto, es testimonio de ello durante la época carbdnica la cuenca diminuta que se asienta entre Rillo y Pardos, al NW. de Molina, probablemente muy denudada; después las formaciones del bunter nos han proporcionado restos animales (1) y vegetales (2) de vida aérea; las grandes formaciones infraliasicas estan constituidas, como hemos dicho, por calizas lacustres, tobas y brechas, quizas acumula- das estas ultimas por los hielos; las capitas de lignito cretacico de Taravilla y cauce del Uceseca hallanse formadas por lenos de plantas dicotiledéneas, segun el Sr. Castel (3); en fin, en las épocas terciaria, cuaternaria y moderna, las aguas origi- nan en los mismos sitios 6 en su proximidad; grandes panta- nos, tanto permanentes como transitorios durante la estacién lluviosa. Es verdaderamente sorprendente ver al lado de la formacion carbonica citada un depdsito moderno de turbas y capas de arena y gravas bajo el cerro en que se asienta la casa de la mina alli establecida, asi como en el valle de Castilnuovo el contacto de las tobas modernas del Gallo con las infraliasi- cas, aunque discordantes. 6. El prejuicio que mas ha retrasado, a4 nuestro entender, el verdadero concepto de la estructura estratigrafica y de la orogenia del centro de la Peninsula, ha sido el de que éste habia experimentado un movimiento de entumescencia en época moderna, geoldgicamente hablando. Bajo esta idea se tenia por hecho extraordinario y excepcional la existencia de mesetas secundarias en la regién niveladas 6 casi horizonta- les alzadas en tal posicidn, y los pliegues superficiales que ofrecen en sus bordes se reputaban como las manifestaciones normales del quebrantamiento en que todo el pais debiéd que- dar después del supuesto trabajo de elevacién. Nosotros ima- ginamos, bajo la misma sugestidn, que la regién de Molina, continuada en la provincia de Teruel, representaba una bove- (1) CaLpDERON: Una huella de «Chirotherium». (ANALES DELA SOC. ESP. DE HIS. NAT., tomo xxv1, Actas, pag. 27.) (2) CASTEL: Una conifera del trias.(ANALES DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT., tomo VII? pag. 277). Nosotros hemos hallado otros muchos restos vegetales en las areniscas rojas del bunter de junto 4 Molina, en el sitio llamado Los Barrancos. (3) Deserip. fis., geogn. y agrol. de Ja provincia de Guadalajara, pag. 126. 204 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) da rota por la parte superior, a lo cual nos inducia la repeti- cién & ambos lados de aquella ciudad de las mismas forma- ciones y el notar que los niveles de los contactos no se corres- ponden siempre exactamente en los lados opuestos, como si dicha béveda estuviera caida del lado meridional. La meseta molinesa nos parecia realizar la estructura que los gedlogos americanos llaman un pliegue uinta, esto es, un doblez verti- cal aplanado por arriba, desde cuya cima descienden los estra- tos en declive 6 verticalmente 4 las partes bajas, recobrando en ellas su horizontalidad. Hoy, después de haber examinado mas intimamente la estructura de la regidn y considerando con mas generalidad que antes el fendmeno de que ésta es un mero detalle, creemos que el macizo molinés y la cordillera Ibérica en conjunto, son simplemente el Aorts que quedé en alto con sus capas proxi- mamente horizontales después del gran descenso postmioceno. Las diferencias que ofrecen las alturas en los sitios de contacto del jurasico é infraliasico con el triasico, dependen de que este ultimo estaba ya en muchas partes denudado desigual- mente antes de que penetraran sobre él los mares que dejaron los sedimentos referidos. y lo prueban bien las transgresiones del infraliasico de que hicimos oportuno mérito. En cuanto a que las capas mas antiguas de la regién apa- rezcan en la veguada del Gallo y que vengan simétricamente & uno y otro lado de ella las demas en orden de antigiiedad, es un puro efecto de la regularidad con que éstas se extienden y de haber sido puestas 4 descubierto por poderosa denuda- cidén fluviatil en el espesor comprendido alli entre los 1.048 m. & que el rio corre por Molina, hasta los 2.300 que alcanza en la meseta jurasica mas proxima. Los pliegues que hemos dicho presentan en muchos sitios las capas secundarias, son superficiales Unicamente, hijos de presiones locales, los cuales nada tienen que ver con la histo- ria general del macizo; consisten simplemente en estrujamien- tos de los bordes de las mesetas por el descenso de otras par- tes adyacentes que los comprimieron en su caida, siendo los agentes de empujes laterales mas 6 menos considerables. El profesor Suess ha citado numerosos ejemplos analogos y expli- cado tan satisfactoriamente su mecanismo, que bastara decir que la meseta molinesa no es sino una regién mas que anadir Anal.de la Soc. Espan.de Hist. Nat Tomo XXVIL Lam 1. MAPA Y CORTES DEL TERRENO INFRALIASICO DE MOLINA DE ARAGON. orduertte ferro de las Yeserias Castillo de Molina (I8Om) POMS Se a nan em ati aoe = SS: =: CELLS dt i 5 Fig? 1? Valsalobre Rie Calle Puente Morisca Us % ' ! ' ‘ ‘ ! ' & 6 alate ne 8 So 56 ee we | Lit: Palacios drenal 27 Madrid aes) infraliasico _ balizas dolomiticas y brechas 1055 Castille de Molina Castilnove Prados redondos dnquela é : : ae) Triastco eee — aleza siliivsa : sage Areniscas Tejas ae Liastte esx) TR ET ae — lalixas del las medi Ee — Kaper 7 al Getactco inferior (2)) Calder6n.—GEOLOGIA DE MOLINA DE ARAGON. 205 a las dadas a conocer en dicho respecto por tan preclaro sabio. 7. Las principales conclusiones que creemos pueden sacarse del estudio que hemos realizado en el macizo molinés, son las siguientes: Los plegamientos que esbozan el relieve primordial, prece- dieron sin duda al depésito de la formacién hullera; pero los empujes hercinianos trastornaron nuevamente las capas pa- leozoicas haciendo entonces bascular también las de dicha formacién. El macizo permanecié largo tiempo emergido y sélo se hundiéd levemente bajo el mar, en parte, durante la época tridsica, alternando durante mucho tiempo formaciones costeras 6 de mar somero con otras sub-aéreas, hasta que en la época liasica se sumerge bajo un mar profundo con excepcidn de ciertas partes eminentes del centro. Tras este hundimiento viene una elevacién definitiva de toda la zona liasica y jura- sica que cine a dicha parte central, donde no lega siquiera el mar cretacico en la época de sus grandes transgresiones. Hacia el final del terciario queda en alto el Horst de la cor- dillera Ibérica con sus capas secundarias casi horizontales, actual resto y representacién en la Peninsula de la cordillera Herciniana. Entonces alcanzan todo su relieve las dos caidas atlantica y mediterranea, esta segunda descendiendo en esca- lones casi horizontales hasta el mar, desde lo alto de la cordi- llera Ibérica. Ninguna sefial hay de que el replegamiento alpi- no influyera en ella, sino, al contrario, todo indica que tenia la misma disposicidn que en la actualidad, aparte de que el mar terciario no penetrd nunca en el interior de la Peninsula. Los trabajos de denudacidén se sucedieron en todas las épo- cas, aunque en grados de intensidad diversos: asi las arenis- cas y conglomerados triasicos son la obra de acumulacidn de grandes acarreos de materiales siluricos en el centro de la cuenca; las formaciones infraliasicas reposan sobre las triasi- cas con frecuencia bastante denudadas y con posterioridad se fraguan los valles que surcan éstas y las demas extensiones de terrenos secundarios. De esta continuada serie de erosiones result6 de una parte el acarreo al mar de una porcidn considerable de rocas, de cuya eliminacion son testimonio los valles anchos, prolonga- dos y profundos que surcan el macizo, y de otra la sucesiva formacién en las depresiones del mismo de depdsitos sub- 206 ANALES DE HISTORIA NATUR/LL. (30) aéreos 6 continentales, hulleros, bunterienses, infralidsicos, terciarios y post-terciarios. Sdélo anadiremos para terminar que, aunque por la escasez de nuestros medios y la falta de tiempo, este ligero estudio se ha concretado al macizo molinés, las conclusiones en él apun- tadas son en un todo aplicables 4 una parte considerable del partido de Sigiienza y aun de otros sitios de la Serrania de Guadalajara y de la cordillera Ibérica en general, en todos los cuales continua igual relieve y estructura. Creeriamos haber cumplido nuestro propdsito si las conside- raciones apuntadas sirvieran de motivo de reflexién, y mas si sugirieran ulteriores reconocimientos en la zona interesante del partido de Molina y los a él cercanos, los cuales, no obs- tante haber sido asunto de estudio desde hace tiempo por parte de varios y eminentes gedlogos, atin reservan mucho contingente para las investigaciones del porvenir, sobre todo desde los luminosos puntos de vista de la orogenia moderna. MARCOS JIMENEZ DE LA ESPADA De. wD. = fk 4, NOTA BIOGRAFICA D. MARCOS JIMENEZ DE LA ESPADA, POR D. FRANCISCO DE PAULA MARTINEZ Y SAEZ. (Sesio6n del 6 de Diciembre de 1898.) Oe eee En 3 de Octubre del presente afio murié en esta capital el Catedratico de Anatomia comparada de la Facultad de Cien- cias, D. Marcos Jiménez de la Espada, que nacié en 5 de Marzo de 1831, en Cartagena. Aunque lo veiamos hace tiempo muy quebrantado en su salud, como sucede con frecuencia cuando se trata de personas generalmente apreciadas y que retinen las cualidades cientificas y personales del finado, se recibid por todos la noticia con sorpresa, cual si no quisiéramos con- formarnos con tan sensible pérdida, que alcanza, no sdlo 4 la cultura patria, sino a sus amigos y companeros de esta Socie— dad, de la cual era socio fundador; y bien puede decirse que. entre otras causas, por no haber entonces publicacion espanola periddica en que dar a conocer sus observaciones como natu- ralista en América, nacido la idea de la constitucién de esta Corporacién y de sus ANALES. Después de hacer sus estudios elementales en Barcelona, Valladolid, Sevilla y en esta capital, curso también en ella las asignaturas de la Facultad de Ciencias en laseccidn de Fisicas y Naturales. Por oposicidn y propuesto en primer lugar, fué nombrado Ayudante de Historia Natural de la Universidad Central en 11 de Agosto de 1853, y por tramites reglamentarios de la Catedra de Mineralogia y Geologia del Museo de Ciencias Naturales en 8 de Abril de 1857, y en 18 de Noviembre del mismo ano Profesor Auxiliar de la Facultad de Ciencias. Con arreglo 208 ANALES DE HiSTORIA NATURAL. (2) a Reglamento ascendid & Ayudante primero del citado Museo en 10 de Agosto de 1859, y por exceso de trabajo en este cargo y en el Jardin Botanico, se le concedid en 24 de Noviembre la gratificacidn anual de 500 pesetas. Seria prolijc enumerar los muchos y variados servicios que presto como Ayudante, pero debe consignarse que explicé cur- sos completos de Mineralogia, Anatomia comparada y Zoologia general, ya por sustituir 4 los Catedraticos numerarios, ya por efecto de divisién de las Catedras, en razon de asistir 4 ellas un numero crecido de alumnos, sin que por estos servicios ni los extraordinarios 4 su cargo haya recibido generalmente recom— pensa, ni le fueran de valor para ascender en la carrera; y sdlo conociendo su modestia y la rarisima cualidad de desear y anteponer a los suyos propios los derechos y los medros de los demas, de lo que nos ha dado gallarda muestra hasta en los ultimos meses de su vida, es como se comprende que no haya alcanzado antes el puesto en la ensenanza que obtuvo poco antes de su muerte. Ejemplo bien digno de imitarse y hace- mos presente a los jovenes en esta época en que todo parece que llega tarde por pronto que se conquiste mas que se me- rezca. Cuando como verdadero estadista el Excmo. Sr. Marqués de la Vega de Armijo, siendo Ministro de Fomento, pensdé en la conveniencia de mandar una numerosa Comision cientifica en la expedicidn maritima al Pacifico, que por falta de espacio disponible en las dos fragatas que la constituyeron y escasez de recursos, hubo de limitarse 4 una de naturalistas, el senor Kspada se apresuro a pedir puesto en ella, que por cierto no era muy solicitado, y le fué concedido en 11 de Junio de 1862. En 11 de Agosto partié para América en la fragata de guerra Triunfo, y hasta Diciembre de 1855 verificd cuantas expedi- ciones fué posible por Tenerife, el Brasil, Uruguay, La Plata, Patagonia, Estrecho de Magallanes, que paso en la goleta Co- vadonga, de estacion entonces en el Pacifico, Chile, Peru, Nueva Granada, Ecuador, Centro América, etc., etc. En estas excur- siones, sin dejar de estudiar y recoger cuantas producciones se le presentaban 4 su entusiasta consideracién, hizo a grandes alturas ascensiones peligrosas como las del Chimborazo (15.800 pies) 6 activos volecanes como el Izalco y Cotopaxi (19.500 pies) 6 descendidé a otros, alin no extinguidos, como el Pichincha (3) Martinez y Saez.—NOTA BIOGRAFICA. 209 (15.500 pies), y en su inmenso crater el deseo de investigar le puso en peligro de perder la vida, porque al extraviarse en aquellos lugares, nada menos que tres dias se tardé en encon- trarle, lo cual consiguid un indio, algo conocedor de tales pre- cipicios, que pudo calcular la direccién que tomara en ellos y en sus nieves, resquebrajaduras y azufrosas humaredas, sién- dole necesario para reponerse del quebranto el descansar en Quito, capital tan admirable por su suave temperatura, en ra— zon de estar 4 9.350 pies de altura, cerca de la linea ecuatorial, como por ser el centro de admirables expediciones que pueden hacerse 4 nevados de primer orden que estan mas 6 menos lejos de su llanura. Tales son las del Huahua Pichincha (15.600 pies), Cayambe (15.000), Illinisa (14.000), Cotocachi (13.500), Chuqui- poquio (13.300), Altar (12.500), Antisanilla (11.000), Machachi (10.000), Guachala (9.217), etc., etc. Recorrié regiones tan extensas del modo posible con arreglo a las circunstancias, que nunca fueron buenas y siempre sin medios suficientes, y, sin embargo, cuanto se ofrecia 4 su con- sideracién era estudiado con esmero, utilizando no sdélo sus raras cualidades para estas exploraciones, sino otras de cultura y trato, que le ganaron amistades de las personas aficionadas al estudio de la naturaleza, y que fueron tan numerosas que es muy dificil enumerarlas, pero al menos se debe decir que traté a Lacerda y Wucherer, en Bahia de los Santos; Nadeaus, Martin, Kreisler, en Rio Janeiro; Monteiro, Fritz Miiller, en Destierro; Alves dos Santos, en Rio Grande; Gibert, Panizzi, Giralt, Besnes, en Montevideo; Philippi, Domeyko, Paulsen, Leybold, de Santiago de Chile; Raimondi, de Lima; Villavi- cencio, Garcia Moreno, en Quito, etc., ete. Pero de todas las expediciones la mas interesante es la que se hizo en Diciembre de 1864 desde Quito por Pintac, Pinantu- ra, hacienda del Lisco (13.300 pies), Tambo de Antisana (14.000 pies), Tumbaco, Guamani, Cuznitambo (humotambo), Papa- acta, Huila, Quixospunta, Curcupata, Sandiapamba, Pachac- mama, Calluajayacu Churuurcu, Chontacruz, Guerajaurcu, Rosariourcu hasta subir a Baeza, cuyo trayecto en su mayor parte hay que recorrer a pie descalzo y casi desnudos por la fatiga de andar en bosques espesos, casi inundados, con ciéna- @as, vadeando rios caudalosos 6 pasandolos por puentes de troncos de arboles recién cortados y por pendientes muy gran- ANALES DE HIST. NAT.—XXVII. 14 210 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) des, recreado ciertamente el animo con las bellezas de la vege- tacién, pero sin otros alimentos que los que pueden llevar a costillas los indios, pues es raro encontrar plantaciones 6 huertas (chacras) de maiz, habas, judias y platanos, y haciendo descansos en chozas 6 tambos improvisados con ramas y hojas de arboles. De modo analogo se saliéd de Baeza, pasando por Chiniyacu, cordillera de Guacamayos, Urcusiqui, Hacapa, Ni- nacaspi, Pangayacu, Tornayacu llegando a Archidona. En este punto hay mas recursos; iglesia, gobernador (apu) y caci- ques (curacas), no faltando gallinas, platanos, yucas y chichas 6 bebidas fermentadas de maiz, yuca y palmera-chonta. Sus habitantes indios tienen por traje un calzén corto (valén) yun ponchito (cusma). Siguiendo el viaje se pasa por los zamays 6 descansos de Ayasanana, Rumisamana, Lagartoyacu, Pindo- yacu, Pugroyacu, Yaguatisyacu, y en los rios que se atraviesan navegan las canoas hechas de un tronco excavado, dirigidas por indios desnudos, provistos de remos cortos y largos palos de los cuales usan seguin sea mucha 6 poca el agua de los rios, y en ella remontandolos, y entre otros el Tena, se Hega al pueblo de su nombre. En estos pueblos (llactas) abundan las bellezas de la flora y fauna y los grendiosos accidentes, revueltas y ca- taratas de los rios, pero faltan tanto los recursos y alimentos, que cuando el apu, cuyo gobierno es ambulante, pasa de un punto a otro, avisa porun indio-correo (simi) para que le traigan los indios lo que sea dable, y éstos en cuanto sale del pueblo el cura 6 el gobernador abandonan todo y se marchan con su familia a sus tambos. Llegados al Napo, que era punto de des- tierro por entonces, sorprende el majestuoso rio de este nom- bre, y en sus orillas suelen estar los indios pintados de negro, lo cual hacen con el jugo de un fruto (huito) y hacen rayas, como los de otras partes, en su rostro, después de lavarse, con pintura roja (de achiote). Hay huertas en que algunos blancos cultivan la cafia de azucar, el arroz y la vainilla, mas aprecia- da que la de macitos que dan los indios, abierta previamente y secada al humo. Estos blancos tienen mal aspecto por pade- cer mucho de calenturas 6 frios, comunes también entre los indios. Alli las crecidas de los rios son grandes y répidas y se espera ocasion favorable para salvar los peligrosos pasos de Cotos, Serafines, etc., y llegar 4 la boca del Misagualli, que con otros rios que vienen a él aumentan bastante el caudal del 5) Martinez y Saez.—NOTA BIOGRAFICA. 2iL Napo. Sus islas, revueltas y torrentes mezclados de terrenos, piedras y bosques, que al derrumbarse por las crecidas produ- cen grandes ruidos, dan a los indios muchos trabajos para des- lizar las canoas 6 librarlas de que zozobren con riesgo de las personas y cosas que van en ellas. El pueblo de Aguano tiene enfrente la desembocadura del Arajuno y desde sus tambos, en toda su hermosura sorprenden las masas de esa vegetacion tan espesa de las tierras calientes, como alli se dice. Era preciso ya navegar en balsas y esperar la construcci6n de ellas en Santa Rosa, y se empledé el tiempo en hacer excur- siones, subiendo por el rio Sumino y explorando las cercanias de Guacamayos. Por fin, Hegados 4 ladesembocadura del Suno (Sunopungo), estaban alli ya preparadas dcs balsas, cuatro canoas grandes y tres chicas. Las balsas estan formadas de ocho 6 diez troncos del palo de balsa, unidos por bejucos, que tienen encima canas bravas formando pisos de alguna eleva- cidn para impedir el acceso del agua a los objetos y personas. Construyese encima un tambo de proporcionadas dimensiones, y sobre él hay un techo de hojas de palma que no deja pasar las aguas de las lluvias, 6 mas bien generalmente grandes aguaceros. Asi se partid de San Antonio de la Coca, dirigiendo las balsas los indios, que las dejaban descender siguiendo la corriente 6 bogando para separarlas de los peligros de tropezar con arboles caidos 6 fijos en el fondo del rio, 6 estrellarse en las islas U orillas, y por la noche las amarran a arboles con cables. Arribando a Tibino, ascendidse en canoa el Aguarico y pudieron hacer grandes cazas los indios con dardos envene- nados con ticunas, preparandose las pieles casi siempre en las balsas por temor a las extraordinarias crecidas. Por Tarapoto, desembocadura del Curaray, y Mazan, se vino 4 Destacamento 6 confluencia del Napo con el Maranon, siguiendo 4 Tabatinga, desde donde los indios regresaron y 4 cuyo punto legan va- pores desde Manaos; y alli mas que en otras partes hay mos- quitos, calor sofocante y lluvias abundantes. Los vapores pa- san a San Pablo de Omaguas, Teffé y Manaos, situado en la ori- lla del rio Negro y capital de la provincia de Amazonas, donde llaman al rio Soliman. Con escalas que hacen los vapores para tomar lena en Serpa, Villabella, Obidos, Santarem, se llega al Gran-Para. Ademas de las privaciones de que da idea el precedente y 212 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) brevisimo relato de una de las expediciones y de la falta de recursos, que lleg@é en ocasiones hasta la pobreza, pudo el se- hor Jiménez de la Espada traer 88 especies y 249 ejemplares de mamiferos; 1.117 y 3.478 de aves; 249 huevos de 84 especies de éstas; 150 especies y 687 ejemplares de reptiles, 49 huevos de 12 especies de éstos, y 786 ejemplares de 139 especies de anfibios ; pero también hizo investigaciones geoldgicas en los volcanes americanos, cuyas erupciones son tan interesantes, como lo demostré publicando las reflexiones que le ocurrieron al visitar los restos eruptivos que se encuentran en la falda del nevado de Antisana, Ilamados Yana-volcan, Volcan de la Hacienda y Volcan de Ansango, y también no desprecié nunca el estudio y recoleccién de objetos zooldgicos de otras seccio- nes de que no estaba encargado, y menos el de los etnografi- cos y el trato de los indios americanos, asi como de sus habi- tos; y es posible que esto fuera el origen de haber llegado des- pués a ser, si no el primero, ciertamente uno de los mas repu- tados americanistas de los presentes tiempos. Bien demuestran esto las obras que sobre las antiguallas americanas publico, y aun mas las consultas que sobre puntos controvertibles en estas disquisiciones le dirigieron los sabios tanto del Nuevo como del Antiguo Mundo. Viene 4 mi memo- ria una prueba de que atin en los Ultimos dias de su vida se ocupaba de estos estudios, porque haciéndome una visita en el pasado verano en El Escorial, la cual en él supuso un terri- ble esfuerzo, me llevé entregas del Boletin de la Sociedad para el conocimiento de la Geografia, de Kerlin, a fin de que se las tradujera. Asi lo hice, teniendo el gusto de ver que en el exa- men de unos vasos peruanos de tierra cocida que representan indios con mutilaciones en la boca, nariz 6 piernas, en los cuales unos sabios vieron figuras de delincuentes castigados, otros mendigos y algunos leprosos, nuestro amigo, con datos y reflexiones atinadas, convencid a todos de que aquellos alfa- reros, con la fidelidad y el gusto que siempre en sus obras se muestran, modelaron indios deformados por los efectos de una enfermedad (uta) que se desarrolla en ciertas regiones calien- tes y humedas de América. Ademas de las dificultades siempre inherentes a la recolec- cién, preparacién y conservacion de los restos de los animales, hay en las tierras calientes la imposibilidad de sustraerlos a (7) Martinez y Saez.—NoTA BIOGRAFICA. 213 los terribles efectos de un aire himedo y templado que con rapidez los destruye, y son muy perniciosas para ellos las in- vasiones de las hormigas de todos tamanos que penetran en las cajas en que principalmente se guardan las pieles, que por otra parte han de estar expuestas largo tiempo al aire libre, pues si no, dificilmente se secarian. Es comun el oir en aque- llos sitios que cuando las hormigas invaden en legiones nu- merosas un tambo 6 choza, hay que abandonarla. Los terri- bles destrozos de los ratones y de las ratas no son sélo de te- mer en las costas, sino en el interior y hasta en los sitios ele- vados, porque ademas de las especies importadas que viven en el litoral, las hay propias de éste y otras exclusivas de las variadas regiones y de los climas diferentes de tan vasto con- tinente. De suerte que no hay mas remedio que suponer que para haber llegado el Sr. Espada a reunir en ésta los objetos que forman las colecciones indicadas, ha debido recoger mu- chisimo mayor numero de ellos, contando los irremediable- mente perdidos. Por otra parte, sdlo un disecador, y no muy activo y poco habil, fué asignado 4 la Comisién de naturalistas del Pacifico, y se quedé en Chile para regresar después a Espana, y si bien es cierto que en Santiago, por los conocimientos del Sr. Phi- lippi y la proteccién del Gobierno, habia en el Museo de aque- lla capital elementos que pudo aprovechar el finado, faltaban ala Comisién entonces, como siempre, abundantes recursos para comprar colecciones 6 tener 4 su servicio preparadores, pues sélo habia uno en aquel establecimiento que ensend a desollar los animales 4 dos mozos, los tnicos que 4 sueldo acompafiaron en sus viajes 4 los comisionados, hasta que He-, g@aron al Para, desde cuyo punto, como se habia convenido, hubo que pagarles el regreso a su tierra. Véase, por consiguiente, si no hay gran mérito en haber traido las colecciones que en ésta fueron expuestas y después estudiadas por el Sr. Espada; lo cual no es frecuente, pues eweneralmente los colectores y viajeros no son hombres de ciencia. No se escapé a su claro entendimiento que, si bien todos los grupos de animales son interesantes y el estudio de algunos lo puede ser grandemente para resolver problemas de mucha transcendencia en anatomia, embriologia, fisiologta, etc., etc., 214 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (& en conjunto, los que mas interesan al zodlogo, y sobre todo a la generalidad de las personas, en razon de servir a las necesi- dades de su vida, corresponden a los vertebrados. Tampoco es dudoso que entre éstos, los mas complicados y dignos de estu- dio son los mamiferos, y a quién no Ilaman su atencidén los cuadrumanos 6 monos, por la semejanza, siquiera sea en ca- ricatura 6 grotesca, que tienen con el hombre; y es lo mas curioso que los que le son mas parecidos por sus drganos, lo son menos que otros mas inferiores en su aspecto, y sobre todo en el caracter, en términos, y es comtin a todos ellos, que ast como el hombre con la edad aumenta en moderacidn de sus actos, los monos, como casi todos los animales, no son suscep- tibles de educacion sino en su edad temprana, y es comtin en- contrar repugnancia en verse parecidos a los monos grandes y viejos, de horrible rostro, que ya demuestran preparados lo que seran vivos 6 irritados, cuando con sus ojos abiertos, su crin en erecciOn, rechinando sus dientes y rugiendo, se arro- jan con furor contra los que tienen delante, de lo cual es ejem- plo acabado el gorila, segtin Du Chaillu, indomable por com- pleto. Segtin E. L. Trouessart (Catalozus Mammalium tam viven- tium quam fossilium, Berolini, 1897), existen conocidas 255 especies, distribuidas en 37 géneros, pertenecientes 16 de las primeras a4 los Simidos, 4 fdsiles; 137 a los Cercopitécidos, 15 fésiles; 74 4 los Cébidos, 5 fésiles, y 28 a los Hapalidos. Las ocho primeras especies en los simidos son de gran talla: pero no asi las ocho del género Hy/obates, Illig., pero la tienen casi siempre mayor, asi como los cercopitécidos, que los cébi- dos, y son menores los hapalidos. Aun temiendo abusar de vuestra paciencia, no resisto al de- seo de dar breve noticia de las mas notables especies que exis- ten en la coleccién formada principalmente por nuestro con- socio. Alouata Lacép. seniculus l..—Coto, guariba.—Rio Napo, Alto Amazonas. ursinad Humb. et Bompl.—Provincia de Bahia (Brasil). Ateles E. Geoffr. variegatus Wagner.—Chuva, coaita.—Peruaté en el Alto Amazonas. (9) Martinez y Saez.— NOTA BIOGRAFICA. 2Q15 marginatus EH. Geoffr.—Chuva.—Tarapoto en el rio Napo. Lagothriz %. Geoftr. infumatus Spix.—Araguato (por los indios zaparos y de- mas habitantes).—Coca en el rio Napo. lagotricha Humb.—Yurac-araguato.—Rio Napo. Cebus Erxleb. Acareé Rengger.—Macaco.— Pernambuco. Pithecia i. Geoftr. monachus Hamb.—Parahuaco.—Destacamento en el rio Napo. Brachyurus Spix. rubicundus Is. Geoffr. et Dev.—Acari, vacari, acari ver- melho, macaco inglés.—Alto Amazonas, San Paulo (Brasil). Callithriz E. Geoffr. cuprea Spix.—Tzocallo.—Rio Napo. Chrysothriz Kaup. sciurea L.—Barizo en el Rio Napo, frailecillo en el Pert, boca preta y macaco de cheio en el Brasil, sai-miri en lengua tupy. Nyctipithecus Spix. trivirgatus Humb.--Tuta-kcusillo en lengua quichua.— Rio Napo. Midas i. Geoffr. edipus L.—Chichico.—Rio Napo. lagonotus Jiménez de la Espada.—Alto Amazonas. Graellsi Jiménez de la Espada.—Alto Amazonas. Aun hoy sélo se conocen trece especies en el subgénero Mi- das, p. d., y ya en 1870 describié el Sr. Espada las dos bonitas especies Ultimamente designadas. Tienen los monos americanos un aspecto que, siempre sim- patico y nunca repugnante, como es tan frecuente en los del mundo oriental, se presta mucho alestudio, porque estan como repartidos en ellos diferentes caracteres. Timidos, pero sensi- bles al buen trato, son los cotos, y eso que su cabeza pirami-— dal y barba abundante los da extrano aspecto, y mas cuando en las selvas producen aullidos de tono desagradable y alto, cual si estuvieran roncos. De mirada suave, pero que aparece extrana por ser algo saliente su hocico, y por el raro arreglo 216 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) y color de los pelos de la cabeza, se hacen por fin muy simpa- ticos los coaitas 6 chuvas. Aunque de mejor forma de cabeza y de mas vientre cuando viejos, y tanto que los llaman barri- ’ gudos, resultan como tristes y pesados los araguatos. En las 19 especies del género Cebus 6 machines se conserva la cabeza re- dondeada, cara proporcionada, y una agilidad y astucia que los hace los tiranos en las jaulas; pues siendo los de los tres e@éneros que antes de ellos he nombrado mucho mas grandes y robustos, suelen quedarse sin comer al repartir a todos el, alimento, y no estan quietos nunca, ni toman aficién a sus duenos. El arreglo del pelo de la frente y de la barba dan como aspecto de viejos 4 los parahuacos, y suelen estar tranquilos, sin tratar de hacer dafio, y sobre todo los acaris tienen aun mas extrafio aspecto, que justifica el parecido con los ingleses, que no se ha escapado a la sagacidad de los indios. Solo vién- dolo puede uno formarse idea de la extremosa agilidad de los barizos, que estan siempre buscando y cazando insectos, y es muy gracioso el ver cOmo manejan para esto sus cabecitas y manitas. Duermen por el dia los tutakcusillos, pero son muy activos durante la noche en los tambos de los indios, que los llaman en su lengua monos de ella y los prefieren a otros para conservarlos en domesticidad. Pequenitos, y aun minimos, son los titis 6 chichicos, tan dominados siempre de la ira y el es- panto, que les hace huir hasta de las personas que los cuidan 6 proporcionan alimentos. Cuando, al cazarlos con dardos untados de ticunas, se ven privados prontamente de movimientos, antes de quedar sin vida, es penoso mirar cdmo los monos americanos manifiestan sus sufrimientos. Por ser de climas calientes y himedos, en Europa no pode- mos admirar en domesticidad a los monos americanos, y sola- mente los machines (Cedus) son los que mas resisten a la muer- te en los paises templados; pero cuan interesante no seria el estudiar sus curiosas costumbres en establecimientos de acli- matacién, pues en éstos pudieran estar vivos y es bien dife- rente verlos disecados en colecciones 6 pintados en libros. Uno de los propésitos de nuestro consocio era escribir sobre la fisonomia de los monos, y es lastima que su muerte nos haya privado de admirar sobre este punto sus pensamientos, escritos en estilo correcto; y en este ultimo concepto, ya vels (11) Martinez y Saez.—NOTA BIOGRAFICA. 217 la diferencia que hay al presente entre los pocos que hablan bien y los muchos que nos expresamos mal, lo cual hace pen- Sar si estaremos ya proximos al fin del camino de perder tam- bién el castellano, gracias 4 la frivola lectura de folletos, folle- tines y periddicos, que hoy tanto priva desgraciadamente. Sin embargo de haber sido el género 7hyroptera y su espe- cie ¢ricolor, descrita en 1823 por Spix, no era tan conocida que no fuera feliz el hallazgo de ella, porque causa sorpresa el ver- la subir por superficies lisas verticales con la ayuda de un dis- co orbicular 6 ventosa colocado en el pulgar de las extremida- des anteriores, y otro menor en el metatarso de las posteriores, lo cual justifica el formar con ellas seccién en los vespertilio- nidos, y no hay otro ejemplo de este medio de locomocidn ni en los murciélagos, ni en los mamiferos. Por observaciones propias, el Sr. Espada se inclind & creer que es mas general de lo que se supone la notable costumbre que tienen algunos quirdpteros americanos de chupar la sangre, al través de su piel, a los vertebrados. Hasta estos Ultimos tiempos los anfibios eran poco estudia- dos, y sin duda por ser escasos los viajeros que fijaran la aten- cidn en ellos, si es que no les eran repulsivos tanto 6 mas que los reptiles. Cuando volviéd a ésta nuestro companero, trajo buena coleccion, y algunos bien extrafos por la forma. Com- prendié que no habia razon para no tomar interés por anima- les tiles, inofensiyos, y que hasta animan, principalmente en las soledades de la noche, las orillas de las aguas y los bos- ques tropicales; y los viajeros que oyen en ellos producir rui- dos muy diferentes y raros, no pueden menos de interesarse por ver los seres que con su saco bucal son causa de ellos. Se dividen generalmente los anfibios 6 batracios en saltado- res 6 anuros, andadores 6 urodelos y apodos. En 1858 habia publicado Giinther el catalogo de los batra- cios saltadores del Museo Britanico, en el cual describe 283 es- pecies, progreso notable, pues Dumeril y Bibron en 1854 lo hi- cieron sdélo de 164, Tschudi en 1838 conocid 110, y Shaw en 1802 solamente 51 especies. Se dividen en aglosos, opistoglosos y proteroglosos. Los aglosos comprenden tres familias. Los opistoglosos pueden ser oxidactilos 6 platidactilos. Los oxidac- tilos tienen doce familias, y los platidactilos nueve. Los aglo- sos sdlo una. 218 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Siguiendo los principios de la clasificacién de Giinther, for- mo el Sr. Espada la familia dendrofriniscidos del grupo de los platidactilos con el género nuevo Dendrophryniscus, y la espe- cie nueva brevipollicatus, del Brasil. En 1882 se publicé por Boulenger la segunda edicién del «Catalogo de los batracios saltadores del Museo Britanico», en el cual se describen 800 especies. Se dividen en faneroglosos y aglosos. Los faneroglosos tienen dos series: fimisternos, con cuatro familias, y arciferos, con ocho. En los aglosos sélo hay dos. Se han confirmado casi todos los descubrimientos publica- dos por el Sr. Espada, supuesto que figuran en dicho «Catalo- go» los géneros y las especies siguientes: FANEROGLOSOS FIMISTERNOS. Hilyzalus Espada. bocaget Espada.—Ecuador. fuliginosus Espada.—Ecuador. Hasta la fecha no habia mas conocidas en el género. Phyllodromus Espada. pulchellus Espada.—Ecuador. Unico del género. FANEROGLOSOS ARCIFEROS. Centrolene Wspada. gechoideum Espada.—Ecuador. Unico del género. Hylodes Fitz. galdii Kspada.—Ecuador. cornutus EKspada.—EKcuador, Colombia. verrucosus Espada. philippi Espada. diadematus Espada. rubicundus Espada. lacrimosus Espada. Ceratophrys Boie. leyboldii Hspada.—Norte de Chile. Edalorhina Espada. peresti Espada.—Ecuador. Una de las tres especies del género. (13) Martinez y Saez.—NOTA BIOGRAFICA. 219 Leptodactylus Fitz. labrosus Wspada.—Ecuador. Borborocoetes Bell. hidalgoi Hspada.—Chile. quizensis Espada.—Kcuador. Dendrophryniscus Espada. brevipollicatus Espada.—Rio Janeiro. Unico del género. Hiugystomops Espada. stentor Kspada.—Centro América, Colombia, Ecuador. petersii Kspada.—Este del Ecuador. Dos de las tres especies del género. Ayla Laur. reticulata Espada.—Kcuador. Nototrema Sthr. testudineum Espada,—Ecuador, Pert. Una de las cinco de su género. Ceratohyla Espada. proboscidea Kspada.—Ecuador. bubalus Espada.—Ecuador. palmarum Espada.—Ecuador. braconniert Espada.—Ecuador. Cuatro de las cinco del género. No menos que los descubrimientos de nuevas especies son de interés los relativos a las costumbres de los batracios, y principalmente las referentes a4 los cambios 6 metamorfosis que experimentan hasta llegar a adultos, una vez fuera del huevo, pues no es sino accidental y acaso debido a influencias del calor 6 del estado eléctrico del aire saturado de humedad que generalmente reina en los bosques tropicales, el que al salir de sus huevos aparezcan en su forma adulta y de tamano microscopico, y casi todos a un tiempo, como se confirmdé en el Hylodes martinicensis Tschudi. Pero lo que indudablemente reviste una importancia excep- cional es el descubrimiento del Sr. Espada en la reproduccién del Rhinoderma Darnvini, D. et B. de Valdivia (Chile), que le permitiéd deshacer la incalificable ligereza con que Gay, en su Historia de Chile, supuso que las hembras de esta especie son 220 ANALES DE HISTORIA NATURAMN. (14) enteramente viviparas, lo cual ha descaminado el exacto co- nocimiento de sus funciones reproductoras y de sus analogias fisioldgicas, que no son, con los urodelos y apodos, érdenes de su clase, sino con la de los peces. En la reproduccién del RA. Darwini quedaron sentados por el Sr. Espada como hechos exclusivisimos, singularisimos has- ta hoy en los vertebrados, la manera de encargarse los machos de la prole y de cumplir con el encareo, convirtiéndose su saco bucal aéreo en receptaculos proliferos 6 incubadores, como la membrana branquiostega y cavidad branquial de los peces del género Geophagus Heckel. Comunicé estos descubrimientos 4 esta Sociedad en 1872 (ANALES, tomo 1, p. 139), y también hablo de ellos extensamen- te en 1875 (Viaje al Pacifico, Batracios), haciendo descripcién de los ejemplares sometidos a su examen. Bien puede asegurarse que las descripciones minuciosas de las especies publicadas por el autor son modelos acabados de método y dan la medida de la perfecciodn a que en estos estu- dios puede llegarse, y no solo en lo referente al exterior, sino en lo relativo al esqueleto, que siempre de importancia en los vertebrados, tiene en los batracios curiosidades que llaman la atencién y han servido mucho para la distincidn de las fami- lias, tan dificiles de formar y caracterizar en un grupo de for- mas variadas, al mismo tiempo que era posible referir todas ellas en examen ligero, cuando se conocian pocas especies, a tres 6 cuatro tipos principales, cual sucedidé en las clasificacio- nes anteriores 4 los trabajos antes mencionados. Tiene el Sr. Espada presentado a esta Sociedad el manuscri- to «Examen descriptivo del grupo de los Hemiphractus», en el cual se hacen consideraciones muy atinadas y se dan descrip- ciones de cinco de las ocho especies de los hemifractidos, fa- milia correspondiente 4 los batracios saltadores. En la segunda edicién del catalogo de batracios del Museo Britanico, marchadores 6 urodelos y apodos, publicada en 1882, Boulenger describe 101 especies de los primeros, cuyo numero es mucho mayor que el de 63 inscriptas por Gray en la primera edicién en 1850 y las 58 por Dumeril y Bibron en 1854. En el mismo catalogo estan descritos 32 Apodos. Se admite como buena la especie Urotropis platensis, Espada (Anales de la So- ciedad Espanola de Historia Natural, t. wv., pag. 70), pero esta (15) Martinez y Saez.—NOTA BIOGRAFICA. 22 colocada en el género Plethodon, Tschudi, que comprende otras seis formas, todas de Norte América, cuya circunstancia hace notable este descubrimiento. Encargado de dirigir, como ayudante del Museo de Ciencias Naturales, la conservacién de las colecciones vivas de anima-— les existentes en el Jardin Botanico, y que mas que suprimir- las de repente hubieran debido mejorarse, por ser el tinico en- sayo bien dirigido de Jardin de aclimatacién en esta capital, adquirié el Sr. Jiménez de la Espada aficién 4 tan interesante aplicacién de la Zoologia y no la olvidé en América; pero como reclama grandes recursos, hubo de limitarse particularmente a un ensayo relativo a las especies de los paises templados sud-americanos, de clima tan semejante al nuestro, que, da- das las circunstancias, quedé reducido 4 la introduccién en Espana del huanaco, carnero y oveja de Chile, liebre de las Pampas, tatuejo, cisne de cuello negro, etc., puesto que la de otras especies de climas calidos no dieron el resultado apete- cido, y casi todas murieron antes de llegar 4 Europa 6 a Es— pana. Por Real orden de 26 de Junio de 1866, se habia dispuesto fuese nombrado Catedratico supernumerario de la Facultad de Ciencias, y al suprimir por reforma este puesto, se le conservé el derecho de aspirar a las ventajas inherentes a él por Real orden de 25 de Febrero de 1867, manteniéndole siempre la consideracién de Ayudante del Museo de Ciencias Naturales. En atencién a sus conocimientos, y sin que mnediara preten— sién por su parte, se le nombré Juez de oposiciones 4 catedras de Historia Natural, Entomologia, Antropologia, a plazas de archiveros, etc., etc. Muchas son las comisiones que desempeno, unas oficiales y otras de Corporaciones cientificas; asi es que fué individuo de la encargada de redactar las memorias del Viaje al Pacifico en 1866, de la propuesta para mejorar el Gabinete de Historia Natural y Jardin Botanico en 1873, dela formada para utilizar documentos histéricos existentes en el Ministerio de Ultramar en 1876, Auxiliar de la redaccién de una Coleccién diploma-— tica espanola en 1883, Vocal de la Comision de limites entre las Reptiblicas de Venezuela y Colombia en 1887, Delegzado oficial del Gobierno, de la Real Academia de la Historia y de la Sociedad Geografica en los Congresos de americanistas de 422 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Bruselas en 1879, de Madrid en 1881, de Turin, de Berlin en 1888 y Paris en 1890, y en el mismo de su Comisién de or- ganizacién, Vocal de la Comisién nombrada por la Sociedad Geografica para informar sobre la carta de Chao en 1882, Auxiliar Delegado técnico en la Exposicién histérico-ameri- cana de 1892 verificada en ésta. En 1872 fué fundador de la Sociedad espanola de Historia Natural, y su Presidente en 1895. Nombrado Académico corresponsal de la de Ciencias Natu- rales y Artes de Barcelona en 1873, Socio fundador de la So- ciedad Geografica de Madrid en 1876, y honorario en 1882, miembro de la Asociacién espanola para la Exploracién del Africa. en 1877, de la Sociedad americana de anticuarios en 1882, electo de numero de la Real Academia de la Historia en el mismo ano, miembro honorario del Ateneo y Correspon- diente de la Sociedad Geografica de Lima, de la Sociedad ber- linesa de Antropologia, Etnologia y Prehistoria en 1891, electo numerario de la Real Academia de Ciencias exactas, fisicas y naturales en 1893, de la Sociedad de Americanistas de Paris en 1896, Correspondiente honorario de la Sociedad Real de Geografia de Londres en 1898, etc., etc. Tampoco desed ni menos pretendid honores y condecora- ciones; pero era Comendador ordinario de la Real Orden Ame- ricana de Isabel la Catdélica (1866), Jefe superior honorario de Administracién libre de gastos (1882), oficial de Instruccion publica de Francia; tenia medalla de honor expresamente acunhada en oro, personal y extraordinaria del Gobierno del Peru, en recompensa a sus trabajos histéricos de aquella re publica por decreto de 5 de Diciembre de 1892, en el cual se dispone la entrega al interesado por el enviado extraordina- rio y Ministro plenipotenciario de la Republica en Madrid. No es posible, hoy mas que nunca, el adelanto de las cien- cias naturales sin muchos recursos, y entre nosotros son exi- guos para ello los oficiales, ni hay aficidn 4 ellas por los par- ticulares, ni donaciones de los pudientes 6 magnates, como sucedié cuando en otros siglos fundaron nuestros Colegios y Universidades, y por el contrario el mal ejemplo dado al apo- derarse el Estado hace pocos anos de sus propiedades no es, ciertamente, estimulo para incitar 4 los que pudieran ser do- nantes. En otras naciones, y principalmente en una de cuyo (17) Martinez y Saez.—NOTA BIOGRAFICA. 223 nombre no debemos acordarnos, los muchos que sdlo piensan en los viles intereses redimen frecuentemente el mal de acu- mularlos sin reparar en medios, desprendiéndose a veces de considerables cantidades para favorecer en sus necesidades a sus semejantes, y lo que es mas notable, para favorecer el desarrollo de ciencias 6 conocimientos, en los que parece no deberian tener interés siendo a ellos extranos. Con sus estu- dios contribuyé no poco el Sr. Jiménez de la Espada a reme- diar este abandono en que hoy tenemos a las ciencias natu- rales. Nos ha de ser sensible la pérdida del que, por su cultura va- riada, cual corresponde a una inteligencia que no se acomoda al util aunque drido campo de las especialidades, contribuydé en varios conceptos al cultivo de muchos conocimientos, y principalmente de aquellos que demuestran no fuimos lo que hubo empeno en hacernos en falsas historias de los extranje- ros, ni en ciencias éramos tan atrasados, ni relativamente lo seriamos hoy si hubiéramos seguido disfrutando los medios donados para la enseflanza en pasados tiempos. Guardemos grata memoria de nuestro entusiasta consocio, buen amigo y carinoso companero. ESTUDIOS PUBLICADOS POR EL SENOR D. MARCOS JIMENEZ DE LA ESPADA. Algunos datos nuevos 6 curiosos acerca de la fauna del Alto Amazonas Madrid, 1870. En 8.°, 27 pags. Fauna neotropicalis, species quedam nondum cognite. Lisboa, 1870. (Jorn. de Scienc. Mathem., Phys. e Natur., n° 1x.) Datos para la historia del Jardin Botanico. Madrid, 1872. (Ay. pE La Soc. ESP. DE Hist. nat., tomo 1, Actas, pag. 7.) El volcan de Ansango, con wn mapa. Madrid, 1872, (An. DE LA Soc. ESP. DE Hist. nat., tomo 1, pag. 49.) Noticia de un trabajo inédito de Mutis sobre hormigas y comejenes ame- ricanos. Madrid, 1872. (An. pe LA Soc. Esp. DE Hist. nat., tomo 1, Actas, pag. 31.) Noticia sobre borradores originales de la Relacién del viaje al Pert y Chile, extractada de los Diarios de D. Hipolito Ruiz. Madrid, 1872. (AN. DE LA Sov. Esp. DE Hist. nav., tomo 1, Actas, pag. 8.) Nuevos batracios americanos. Madrid, 1872. (AN. pe La Soc. esp. DE Hist. NAT., tomo I, pag. 85.) Sobre la reproduccién del Rhinoderma Darwini. Madrid, 1872. (AN. DE LA Soc. esp. DE Hist. nat., tomo 1, pag. 1389.) Sobre el sentido que debe darse 4 la palabra zebra, que consta en antiguos libros y documentos; refiriéndose 4 un animal que vivia en Espafia. Madrid, 1872. (An. pe La Soc. esp. De Hist. Nat. tomo 1, Actas, pag. 9.) Un autégrafo del abate Spallanzani. Madrid, 1872. (AN. DE La Soc, Esp. DE Hist. nat. tomo 1, pag. 163.) Sobre una anomalia obseryada en el Cervus elaphus L. Madrid, 1873. (AN. DE La Soc. esp. DE Hist. nat., tomo ur, Actas, pag. 3.) Cartas sobre cartas. (Esto es, sobre los naipes de cuero usados por los indios patagones.) Madrid, 1873. (Ilustracion espafiola y americana, pa- ginas 491 y 510, con dibujos.) Observaciones sobre las costumbres de algunos murciélagos. Madrid, 1874. (AN. DE LA Soc. Ese. DE Hist. nat., tomo 1, Actas, pag. 98.) Andanzas 6 viajes de Pero Tafur por diversas partes del mundo ayido. (1435-1439). Madrid, 1874. (Col. de libros esp. raros 6 curiosos.) (19) Martinez y Sdez.—NoTa BIOGRAFICA. 225 Nota biogrdfica de D. Patricio Maria Paz y Membiela. Madrid, 1875. (An. pE LA Soc. Esp. DE Hist. nat., tomo iv, Actas, pag. 24.) Noticia sobre los Vertebrados del viaje al Pacifico. Madrid, 1875. (AN. pe LA Soc. Ese. DE Hisr. nat., tomo tv, Actas, pag. 70.) Noticia sobre un libro de entomologia, en parte autégrafo, de D. Tomas Villanueva. Madrid, 1875. (An. pe LA Soc. Esp. vE Hisr. nat., tomo Iv, Actas, pag. 48.) Observaciones 4 la nota del Sr. Rodriguez Ferrer sobre las avispas vege— tantes. Madrid, 1875. (An. pe xa Soc. ese. pE Hist. nat., tomo iv, Actas, pag. 53.) Urotropis platensis (con una lamina). Madrid, 1875. (AN. DE La Soc. ESP. DE Hist. nar., tomo iv, pag. 69.) ; Viaje al Pacifico verificado de 1862 4 65 por una Comision de naturalistas enviados por el Gobierno espafiol. Batracios. Madrid, 1875. 4.° mayor. Cuestidn bibliograéfica. Madrid, 1875. (Observaciones 4 la critica de M. Al- fred Morel-Fatio sobre el libro de las Andanzas de Pero Tafur.) Observaciones 4 la Noticia histérico-descriptiva del Museo Arqueoldgico Nacional, publicada siendo Director del mismo el Excmo. Sr. D. Antonio Garcia Gutiérrez. Madrid, 1876. (AN. pe wa Soc. esp. DE Hisv. nart., tomo v, Actas, pag. 42.) Fl libro del conocimiento de todos los reynos, tierras y sefiorios que son por el Mundo, que escribid un franciscano espafiol 4 mediados del siglo xiv y ahora se publica por primera vez con notas. (Boletin de la Sociedad Geografica de Madrid, tomo u1.) Cartas de Indias. Madrid, 1877, fol. (En colaboracién.) ‘Tercero libro de las Guerras civiles del Pert, el cual se Hama la Guerra de Quito, hecho por Pedro Cieza de Leon, cronista de las cosas de In- dias. Madrid, 1877. (Biblioteca Hispano-Ultramarina.) La Imprenta en México. Madrid, 1878. (Revista Europea.) Sobre los animales llamados roque y samarda en algunos libros antiguos. Madrid, 1879. (An. pe La Soc. esp. DE Hist. nat., tomo vit, Actas, pa— gina 49.) Tres relaciones de antigiiedades peruanas. Madrid, 1879. Principales estudios y trabajos presentados en el Congreso de America— nistas de Bruselas. Madrid, 1879. (Boletin de la Sociedad Geografica, tomo vill.) Segunda parte de la Crénica del Perti, que trata del sefiorio de los Incas Yupanquis y de sus grandes hechos y gobernacién; escrita por Pedro Cieza de Leén. Seguida de la Suma y narracién de los Incas que los indios HNamaron Capaccuna, por Juan de Betanzos. Madrid, 1880. 4.° ( Biblioteca Hispano-Ultramarina.) Las cuartanas del Principe de Eboli. Madrid, 1880. (Revista Contempo- ranea.) ANALES DE HIST. NAT. — XXVII. 15 226 ANALKS DE HISTORIA NATURAL. (20) Espafia en Berberia. Madrid, 1880. (Boletin de la Sociedad Geografica.) El Iza 6 Putumayu. Madrid, 1880. (Boletin de la Sociedad Geogrdafica, tomo vu.) Memoria acerca de Ja reproduccién del Rhinoderma Darwini. 1880. (Citada en el Boletin de la Sociedad Geografica, tomo 1x, pag. 340.) Una causa de Estado. (La del brigadier de la Armada D. Alejandro Ma- laspina.) Madrid, 1881. 8.0 (Revista Contempordnea, tomo xxxt.) Nota bibliografica sobre un folleto titulado Una causa de Estado, relacio- nado con ja expedicién de Malaspina. Madrid, 1881. (An. pe. La Soc. Esp. DE Hist. nat., tomo x, Actas, pag. 42.) Descripcién del palacio del Callo, en Quito. Madrid, 1881. (Actas del Con- greso de Americanistas de Madrid, tomo u, 1883.) Coleccién de Yaravies 6 melodias quitefias. Madrid, 1881. (Actas del Con- greso de Americanistas, tomo 11, 1883.) Sobre el libro Relaciones geograficas de Indias, Pert. Madrid, 1881. (AN. DE LA Soc. esp. DE Hist. nat., tomo x, Actas, pag. 66.) Indicaciones sobre la habilidad que demuestran algunos salvajes para la fabricacién de hachas y otros objetos. Madrid, 1882. (An. pe LA Soc. rsp. DE Hist. nat., tomo x1, Actas, pag. 42.) Memorias historiales y politicas del Peru, por el licenciado D. Fernando Montesinos, seguidas de Jas informaciones acerca del Sefiorfo de los Yneas, hechas por mandado de D. Francisco de Toledo, virrey del Pert. Madrid, 1882. 8.0 (Col. de libros esp. raros 6 curiosos, tomo XVI.) Descubrimientos de Juan Vazquez Coroncdo en Costa-Rica. Madrid, 1882. (Boletin de la Sociedad Geogrdafica, tomo xut.) Observaciones sobre los descubrimientos hechos en la cueva de Santillana (Santander). Madrid, 1882. (Ax. pE 1.4 Soc. esp. bE Hist. nat., tomo x1, Actas, pag. 56.) El Suceso, 6 novela de Don Juan de Peralta, caballero indiano, contado nor él mismo. Madrid, 1883. El suceso pasa de 1634 4 1649. (Revista Contempordnea.) Tres cartas familiares de Fr. Juan de Zumarraga, primer obispo y arzo- bispo de México, y contestacién 4 otra que le dirige Fr. Marcos de Niza. Madrid, 1885. (Boletin de la Real Academia de la Historia.) De un curioso percance que tuvo en Anveres el presbitero Lopez de Gomara. Madrid, 1887, 15 pags. Del hombre blanco y signo de la Cruz precolombianos en el Pert. Bru- selas, 1887. (Cong. intern. de Amer. de Bruselas. 1879.) Una ascension 4 El Pichincha en 1528. Madrid, 1887. (Boletin de la Socie dad Geogréfica, tomo xxtv.) No fué tea, fué barreno. Madrid, 1887. (A propésito de la destruccién de las naves de Hernan Cortés. (Bol. de la Real Academia de la Historia.) Viaje del Capitan Pedro Texeira aguas arriba del Rio de las Amazonas (21) Martinez y Sdez.—NOTA BIOGRATFICA. 227 (1637-1638). Madrid, 1889. (Boletin de la Sociedad Geogrdfica, t. x y x11.) Noticias auténticas del rio de las Amazonas. 1889. Anotadas 6 ilustradas. Los extensos capitulos segundo y tercero de la Priera parte tratan especialmente de Historia natural y Etnografia. Juan de Castellanos y su historia del Nuevo reino de Granada. Madrid, 1889. 8.0 (Revista Contempordnea.) Noticias viejas acerca del Canal de Nicaragua. Madrid, 1889. (Boletin de la Sociedad Geogrdfica, tomo xxtv.) Viaje de Quito 4 Lima de Carlos Montujar con el Barén Humboldt y don Alejandro Bompland. Se verificé el viaje en 1802. Madrid, 1889. 8.° ( Bo- letin de la Sociedad Geografica, tomo xxv.) El presbitero D. M. Toribio Gonzalez de la Rosa y Yo. Madrid, 1889. (Revista Contemporanea.) Observaciones 4 la nota del Sr. Lazaro: Vasos peruanos del Museo Arqueo- ldgico. Madrid, 1891. (AN. pe La Soc. esp. pe Hist. nat., tomo xx, Actas, paginas 159, 188.) Discusion sobre si Ja especie 6 especies de platano (Musa) existian en el Nuevo Mundo antes de la llegada de los espafioles. Madrid, 1891. (Ana- LES DE LA Soc. esp. DE Hisr. nat., tomo xx, Actas, paginas 159, 188.) El Codigo Ovandino. Madrid, 1891. (Revista Contemporanea.} Correspondencia del doctor Benito Arias Montano con el licenciado Juan de Ovando. Madrid, 1891. (Boletin de la Real Academia de la Historia, tomo XIX.) LLas Islas de los Galapagos y otras mas 4 Poniente. Madrid, 1892. (Boletin de la Sociedad Geografica, tomo xxx1.) Noticias auténticas del famoso rio Marafién y Misién apos.dlica de la Compafifa de Jesus, en la provincia de Quito. Escribialas por los afios de 1738 un misionero de la misma Compafita, y publicadas con notas y apéndices. Madrid, 1892. (Boletin de la Sociedad Geogréfica.) Apologética historia de las antiguas gentes del Pert, por el P. Fr. Barto- lomé de las Casas. Madrid, 1892. (Coleccién de libros espanioles raros y curiosos, fom0 XXI.) El] mapa del P. Samuel Fritz. Reproducciédn del Rio Marafidn 6 de las Amazonas, grabado en 1707. Madrid, 1892. (Revista general de Marina.) Una antigualla peruana. Madrid, 1892. 8.° (Revista Contempordnea.) Dis- curso inédito sobre la descendencia y gobierno de los Yneas. Menudencias historiales que iba apuntando en los ratos de siesta Fray Marcos de Cartagena, franciscano levantino, en su convento del Pina— tar. Madrid, 1892. 8.° (Revista Coniempordanea.) El Cumpi-Uncu hallado en Pachacamac, Madrid, 1892. Indumentaria pe- ruana. (H/ Centenario, revista ilustrada, tomo 1.) -Primeros descubrimientos del nats de la Canela. Madrid, 1892. (El Cente- nario, tomo It.) 228 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) La Guerra del Moro 4 fines del siglo xv. Madrid, 1894. (Boletin de la Real Academia de la Historia, tomo xxv.) : La traicién de un tuerto. Articulos relativos al descubrimiento del Rio de las Amazonas por el Capitan Francisco de Orellana. (Ilustracién espa—. hola y americana.) Viaje segundo de Orellana por el Rio de las Amazonas. Madrid, 1894. (Boletin de la Real Academia de la Historia, tomo xxv.) Peru. Traslado de una carta de Ricardo Haughines (Hawkins), escripta en el puerto de Perico en 6 de Agosto de 1594 para enviar 4 su padre- Jhoa Hauquines 4 Londres. Traducida de lengua inglesa en la nuestra e inviada del dicho puerto al Cardenal de Sevilla D. Rodrigo de Castro. Madrid, 1894. (Revista general de Marina, tomo xxxtvy.) Noticia acerca de objetos prehistéricos hallados en término de Ciempozue- los. (AN. De LA Soc. esp. DE Hist. nat., tomo xxtv, pag. 100.) Las armas del licenciado Pedro Gasca. Pacificador del Peru. Madrid, 1895. (Historia y Arte, revista ilustrada, tomo 1.) Idilio peruano. Madrid, 1895. (Historia y Arte, tomo 1.) Las Chacraincas. Madrid, 1895. (Historia y Arte, tomo 1.) La jornada del Capitan Alonso Mercadillo 4 los indios chupachos é iscai-— cingas. Madrid, 1895. 8.° (Boletin de la Sociedad Geogrdafica.) Historia del Nuevo Mundo, por el P. Bernabé Cobo. Anotada é ilustrada._ Sevilla, 1890-1895. (Sociedad de Biblidfilos andaluces.) (Los libros tercero 4 undécimo, copiosisimos, estén dedicados 4 la Historia natural.) Las Amazonas alfareras. Madrid, 1896. (Historia y Arte, tomo 1.) Piedra que arde. Madrid, 1896. (Historia y Arte, tomo 1.) La partesana 6 roncona de Gonzalo Pizarro. Madrid, 1896. (Historia y Arte, tomo 11.) La Huaca de Tantalluc. Madrid, 1896. (Historia y Arte, tomo 11.) Las imagenes hierdticas del Sol en el Pert. Madrid, 1896. (IZistoria y Arte, tomo II.) El «Libro de Interrogaciones» y el de los «Problemas» del doctor Lépez de Villalobos. Madrid, 1896. (Rev. crit. de Hist. y Liter., afio 1.) Primer siglo de la Universidad de Lima. Carpeta de documentos. Madrid, 1896. (Rev. crit. de Hist. y Liter., ano 1.) Relaciones geograficas de Indias. Publicalas e] Ministerio de Fomento. Madrid. 1881-1897. Cuatro tomos en 4.9 (Anotadas en la parte relativa 4 Historia natural.) Vocabulario de la lengua general de los indios del Putumayo y Caqueta, de autor andénimo. Impreso por primera vez con indagaciones prelimi— nares, Madrid, 1898. (Rev. de Arch., Bibliot. y Mus.) Examen descriptivo del grupo de los Hemiphractus. Madrid, 1898 (inédito). (Presentado en la sesién de Junio de 1898 de la Soc. esp. ps Hist. nat.) ESTUDIOS PRELIMINARES PARA LA FLORA DE LA PROVINCIA DE CACERES, POR Dy Mea EY GE LO; Rel V AS MACE, Os (Sesion del 9 de Abril de 1896.) (Continuacion) (1). TIPO FANEROGAMAS. SUBTIPO GIMNOSPERMAS, ORDEN CONIFERAS. FamMILIA Abietaceas. Pinus Pineda L.=Pino pinonero.—Abundante en toda la sie- rra de la Gibe, Garrovilla, San Vicente, Navas del Madronio, etc. Florece en primeros de Marzo. P. sylvestris L.=Pino albar, pino serrano.—Escaso en toda la provincia; encuéntrase, aunque disperso, salpicando la sierra de Gredos (Hermanitas 2.200 m.), Gata, Bazagona y Gibe (900 m.) Fl. Abril, Mayo. P. Laricio Poir.= Pino negrillo.—Existe alguno que otro ejemplar en Navas del Madrono, Bazagona, Gredos y Garrovi- llas. Fl. Mayo. P. Pinaster Sol.—Abundante en las Navas del Madrono, Ba- zagona, Gredos, Garrovillas,-etc. Fl. Mayo. (1) Véase el tomo xxvi, pagina 177 de estos ANALES. 230 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) Famitia Cupresaceas. Juniperus Oxrycedrus Sol.= Broja, Enebro.—Sblo hemos podi- do encontrar la var. Rufescens en la parte occidental de la pro- vincia y muy arrimada a Portugal, Trevejo, Casas de Don G6- mez y Valencia de Alcantara. Fl. Enero. J. communis ly. Hnebro.—Yncuéntrase repartido por toda la provincia, buscando con preferencia las faldas N. de las montanas de la regién central (Gredos, Piornal, Dios Pa- dre, etc.), en donde 4 causa de las nieves, aparece achaparra— do, rastrero; es también muy abundante en las cuencas del Tajo (Derriscadero, acefia de los Peregrinos, Alconeta, etc.) Florece en Abril. J. Sabina L.=Chaparra.— "sta especie salpica las cuencas del Tajo; aparece en la parte alta y llega hasta el término de Peraleda, donde desaparece; vuelve a verse en la desemboca- dura del rio La Vid (Torrején), donde separandose de la cuen- ca sube a la sierra de Zapata (Corchuelas), y forma parte, aun- que escasa, del matorral y soto del Lance de la Mora. Florece en Mayo, Junio. J. phenicia L.—Se encuentra salpicando los montes de Are= nal Gordo y Villar. Fl. Abril. Tanto esta especie como la ante- rior, es respetada por el vulgo, debido 4 que sus hojas macha- cadas y aplicadas sobre la piel, son, para ellos, un magnifico rubefaciente. Faminia Taxaceas. Taxus baccata L.=Sabina ancha, Tejero, Tejo.—De esta espe- cie, que es rarisima, sdlo hemos podido ver unos ejemplares en la cuenca 8. del Tajo, entre la acena de los Peregrinos y el Derriscadero. Fl. Marzo. Los pastores usan el polen para cicatrizar las heridas. ORDEN GNETIDAS. Famitia Gnetaceas. Ephedra distachya U.—Se encuentra en pequena cantidad en los arenales del Tajo. (Derriscadero.) Fl. Abril. (43) Rivas Mateos.—rLORA DE LA PROVINCIA DE CACERES. 231 EF. Clusii L.—Tanto esta especie como la anterior, son cono- cidas por el vulgo con el nombre de cabeza 6 botdn de fuego. Se encuentra entre los pizarrales de la cuenca de los rios Tajo, Ibor y Monte. Fl. Abril. SUBTIPO ANGIOSPERMAS. CLASE MONOCOTILEDONEAS. SupcLasE Apétalas. ORDEN GRAMINIDAS. FAMILIA Lemnaceas. Lemna minor L.—Especie muy comtin en los remansos de los arroyos del Valle de Plasencia, etc. Fl. Junio. L. trisulca L.—Aparece con mucha frecuencia en los char- cos de Plasencia (San Antdén). Fl. Julio. Es muy conveniente saber que esta especie sélo aparece sobre las aguas en la pre- cisa época de floracién, pasando el resto de su vida sumergida. L. gibba L.=Telmatophace gibba Schleid.—Especie muy co- mun en los charcos y arroyos de toda la provincia. Fl. Junio. L. polyrrhiza L.=Telmatophace polyrrhiza God.—Spirodela polyrrhiza Schieid.—Charcos de Serradilla. Fl. Mayo. L. arrhiza L.—Ya en publicaciones anteriores dijimos haber- la visto en una fuente proxima a Herreruela. FI. Junio. FAMILIA Graminaceas. Lygeum Spartum Loef.—EFsparto basto.—Especie muy comin en toda la Cordillera central de San Pablo, camino de la Baza- gona a Tejeda, dehesas de Mirabel, Herguijuela, Chiquero, campos de Caceres, Serradilla, etc. Fl. Mayo. Phalaris Canariensis L.==Alpiste—Muy comin en los alre- dedores de Coria, Virgen de la Montana y campos contiguos (Caceres), etc. Fl. Mayo, Junio. Ph. minor Rtz.— Fué indicada por Schousbe en las inme- 232 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (44) diaciones de Jaraicejo y Campanario. Nosotros hemos com- probado la existencia de dicha especie, a mas de los sitios in- dicados, en Plasencia, Caceres y Casas de Millan. Florece en Mayo y Junio. Ph. paradoza L.—El1 Sr. Rivas y Santos recogid esta especie en un prado préximo a Santa Catalina (Serradilla); nosotros la hemos visto en el pinar de la Bazagona. Fl. Junio. Ph. nodosa L.—Se encuentra en los alredédores de Serradi- lla, el Calerizo (Caceres), San Anton (Plasencia). Fl. Mayo, Agosto. Anthoxanthum odoratum L. (Grama de olor).— Forma entre otras gramineas los pastizales de la dehesa boyal de Serradi- lla, prados de la vega del estanque, Villar, Rodesnera, etc. Florece en Mayo. A. aristatum Boiss.—Sélo la hemos visto en la sierra de Gre- dos en la falda 8. y junto al puerto de Madrigal. Fl. Mayo. A. ovatum Lag.—Kspecie propia de la parte septentrional de la provincia, Bazagona, Tejada, Hervas, etc. Fl. Marzo. Crypsis aculeata Ait.—Frecuente en las vegas del Tajo y Tie- tar (acena de los Peregrinos, Bazagona). Fl. Julio. C. schoenoides Lamk.—Tan comiin 6 mas que la especie an- terior; arenales del Tietar, Jerte, Salor, riachuelos de Caceres (Marco). Fl. Julio. C. alopecuroides Schrael.—Especie indicada por Brotero en las margenes del Duero durante el trayecto portugués. Nos- otros la hemos visto en los arenales del riachuelo Guadiloba (Caceres), y en las vegas. de la Tahena (Tajo). Fl. Julio. Phleum pratense L.—La var. « genuwinum, que es la mas co- mun, se encuentra en toda la parte baja de la Cordillera cen- tral de San Pablo, Arroyo. La var. y abreviatum se encuentra aunque rara, en el Valle de Plasencia y Hervas. Fl. Junio. Ph. Boehmeri Wibel.—Habita en los alrededores de Plasen- cia (Estacién), Valle de Plasencia, Gredos y otros sitios. Flore- ce en Junio. Ph. tenue Schrad.—Muy comup en las regaderas de las huer- tas y demas sitios humedos; Caceres. Fl. Junio. Alopecurus pratensis L.—Vulgarisima en sitios himedos de la provincia, Trujillo, etc. Fl. Mayo, Julio. A. Castellanus Boiss et Reut.—Especie indicada por Schous-— be en Arroyo del Puerco. Es mas comin en el Valle de Pla- (45) Rivas Mateos.—FrLORA DE LA PROVINCIA DE CACERES. 2338 sencia y Vegas del Tietar, como asimismo en los prados de la sierra de Béjar. Fl. Mayo, Junio. A. agrestis L.—Comun en la parte septentrional de la pro- vincia (Gata, Bazagona), y su presencia va aminorando hasta Portugal, donde es escasa (Salvaterra do Extremo), pero no nula como asegura Amo y Mora. Fl. Mayo, Junio. A. geniculatus L.—Especie bastante escasa en la regién Occi- dental; con mayor representacion en la Central (Monroy). Florece en Junio. Echinaria capitata Desf.=Cabeza pinchona.—is facil verla en los barrancos de Plasencia, Granadilla, etc. Fl. Marzo, Junio. Mibora verna P. Beaw.—Muy comin en los arenales del Tie- tar, campos de Caceres, alrededores de Trujillo, etc. Fl. Enero, Mayo. M. Desvauzii Lee.=Agrostis minima Schons.—Especie indica- da como propia de sitios himedos en la region septentrional (Galicia). Considérese como especie 6 como forma de la WZ. ver- na, segun las investigaciones modernas, la cuestidn es que su area geografica llega hasta la region central (Dios Padre). Fl. Marzo. Setaria viridis P. de B.—Habita en los alrededores del casti- llo de Monfragiie (sierra de Zapata). Fl. Mayo, Junio. S. verticillata P. de B.—Comin en el Valle de Hervas, Ba- zagona, campos de Caceres, etc. Fl. Agosto. Panicum miliaceum L.=Trigo nillo.— "specie cultivada para formar los linderos en los melonares. Fl. Julio, Agosto. Echinochloa Crus-Galli P. de B=Zizana del trigo Spr. —Muy comun en los sembrados de cereales, como también en las cuencas del Tajo. Fl. Mayo, Junio. Digitaria sanguinalis Seop.— Planta comunisima en los te-- rrenos cultivados, dehesa La Voluntaria, Caceres, Plasen- cia, etc. Fl. Junio. D. glabra Roem.—Comun en las huertas y vinedos de Serra- dilla, Jerte, Hervas, Caceres, etc. Fl. Junio. Cynodon Dactylon Pers.—Frecuente en las praderas, arena- les, etc., de la provincia. Fl. Agosto. Andropagon hirtum L.=Tanto la forma a genwina, como la 8 longearistatum Willk, son comunisimas en la provincia. La primera z predomina mucho en los campos occidentales (Arro- Q34 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (46) yo, Canaveral, etc.), y la segunda, 2, en los campos centrales (Coria). Fl. Septiembre. Arundo Donar L.=Cana comin, cana de rio.—Muy abundan- tisima en las orillas del Tajo, Tietar, arroyo Barbaén y otros parajes humedos. Fl. Agosto, Octubre. Phragmites communis Trin.—Esta especie, Hamada vulgar- mente Caia menor, Carrizo, muy comtn en las cuencas del Tajo, sitios pantanosos del Tietar, etc. Fl. Septiembre. Agrostis nebulosa Boiss et Reut.—Sodlo hemos visto esta espe- cie en el Valle de Plasencia, y muy cerca del nacimiento del rie Vertes Julio. A. Reutervi Boiss.—Habita lo mismo en terrenos secos que humedos; Virgen de la Montana y Calerizos (Caceres), orillas del riachuelo La Vid, Garganta (Serradilla) y otros puntos. Florece en Julio. A. alba Schrad.—La var. « genuina, Unica que hemos visto, se encuentra en los montes y rodeando a los penascos de la Cordillera central de San Pablo. Fl. Julio. A. verticillata Will.=A. acudtica Pourr.—=A. alba Kze.—Vul- garisima en los alrededores de Aliseda, Coria, Trujillo, Cace- res, etc. Fl. Julio. A. vulgaris With.—Sélo hemos visto la var. genuina a. Abun- dantisima en toda clase de terrenos. Fl. Junio. A. Castellana Boiss et Reut.—Comiun en las praderas de la sierra de Gredos. Fl. Junio. A. canina L.—La var. « genuina God-Gren es frecuente en el Valle de Plasencia; las otras variedades $8 y no las hemos visto. Fl. Julio. A. truncatula Parlat._ —Nosotros la hemos recogido en Gredos (Hermanitas), y el Sr. Rivas y Santos la encontré en lo alto de la Cordillera central de San Pablo (Cruz del Cancho). Fl. Julio. A. pallida D. C.—En la subida a la Virgen de la Montana (Caceres), puerto Castano de San Pablo, Castillo de Mirabel, Cruz del Cancho. Fl. Abril, Mayo. Gastridium lendigerum Gand.—Abundante en los alrededo- res de la estacién del ferrocarril de Arroyo del Puerco. FI. Mayo. Polypogon Monspeliensis Desf.—Abundante en los alrededo- res de Coria, el Marco (Caceres), Isla de Plasencia, Valle, etc. Fl. Junio. (17) Rivas Mateos.—FLORA DE LA PROVINCIA DE CACERES. 235 P. maritimus Vild.—Comun en el Valle de Hervas, San An- ton, etc. Fl. Mayo. Lagurus ovatus L.—Frecuente en los barrancos de Caceres, Trujillo, etc. Fl. Mayo. Stipa tortilis Desf.—Frecuente enel Valle de Plasencia, San Vacente, etc: Fl. Mayo: S. gigantea Lag.—Muy comin en la sierra de San Pedro, Mon- tinchez, Guadalupe, dehesa boyal de Serradilla, etc. Fl. Mayo. S. Lagasce Roem.— Mas comin que la anterior; se encuen— tra de preferencia en la parte central de la provincia, Trujillo, Canaveral, etc. Fl. Junio. S. barbata Desf.—Frecuente en los barrancos y terrenos Ccal- careos de Caceres, Trujillo, etc. Fl. Mayo. S. pennata L.—Mas comtin que la anterior; Villarreal de San Carlos, Arroyo, etc. Fl. Mayo. Macrochloa arenaria Kth.—Esparto basto, esparto largo, espar- fo de avena, etc.—Muy comin en la sierra de Gredos, Gata, Ba- zagona, Tesos de Navalmoral de la Mata, etc. Fl. Junio. Corynephorus canescens P. de B.—. 39 y 40. Como en los numeros 38 y 4. 41. Tiene forma de C4 la que se hubiesen superpuesto por arriba y abajo dos pequehos cuadrilateros. 42 y 43 (nifio). Es muy corta, estrecha y mas abultada en la mitad su- perior que en la inferior. 44, Se compone de tres partes: una central en forma de S, que corres- ponde 4 tres quintos de su extensién, y otras dos partes extremas, trian- gular la inferior é irregularmente cuadrilatera la mas alta. 45. Es homotipo derecho del anterior, y se distingue de él por su pa- ralelismo morfoldégico con la cisura rolandica. 46. Presenta en la mitad superior forma de S, y en la inferior for- ma de 3. 47. Es homotipo derecho del anterior y tiene la forma y direccién de la cisura de Rolando. 294 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (38) 48. ‘Tiene las porciones siguientes: 1.2 6 superior, conformada como un arco de circulo muy extenso de cada uno de cuyos extremos arranca una prolongacién que es semilunar la de arriba y piramidal la de abajo; 2.* 6 central, conformada como C, y 3.’ 6 inferior, enlazada con la 2.8, con un surco longitudinal de tercer orden y adoptando en su conjunto una figura irregular. 49. Es homotipo izquierdo del 48, y ofrece también tres porciones, de las cuales la primera parece un 3, la segunda una S y la tercera una O. 50. Tiene tres porciones: la superior es triangular, ]a central sinuosa pero incompleta, y la inferior de forma exagonal, pero mas larga que an- cha, y con una pequefia depresién triangular en el centro. 51. Es homotipo izquierdo del 50 y ofrece también tres porciones, de las cuales la central y la inferior se diferencian de sus homélogas en que la una tiene la forma de S, pero invertida y algo caudiforme y la otra es romboidal. La superior es triangular, como en el 50. : : penta ears 7 Cara interna de un hemisferio en el que los surcos supra-orbitario y metopico de #1 son completamente independientes, anchos y profundos. En este caso solo existia el pliegue fronto-limbico anterior de los dos considerados como normales. 52. Tiene cuatro porciones que ofrecen la disposicién siguiente, consi- derandolas de arriba abajo: 1.*, triangular; 2.*, en forma de Z invertida, 3.2, ovoidea, ofreciendo en su extremidad superior, que es la menor, una prolongacién que se une con la Z anterior, y 4.*, otra de forma irregular, bifida y continua con la comisura roléndica inferior y con la raiz de oe Ofrece reunidos los origenes de #"' y F?, lo cual hace que tenga un surco longitudinal en su mitad superior que la hace aparecer como doble. 53. Es homotipo izquierdo del anterior y tiene una disposicién mas compleja que en éste; pero en ella caben admitir las mismas porciones indicadas en el num. 52. (39) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 295 54 y 55. También esta formada en estos dos hemisferios homotipicos de cuatro partes: la 1.2 6 superior, es triangular 6 trapezoidal; la 2.* esta compuesta de otras tres transversales, superpuestas y unidas por detras, asemejando un peine de tres puas; la 3.* es lobulillar, con un surco curvi- lineo en el centro, y la 4.2 es alargada de arriba abajo y trapezoide 6 trian- ’ gular. 56. Esta compuesta de dos porciones; Ja superior romboidea y la infe- rior trapezoidal. 57. Tiene una porcidn superior, triangular y lobulillar, y otra inferior mis larga que termina en un abultamiento para el pie de f°. 58. Tiene tres porciones, de las cuales la superior y la inferior son pi- ramidales, de base superior é inferior respectivamente, y ocupan cada una la cuaria parte de la total extensién de Fa. La porciédn intermedia tiene forma de 8. 59. Tiene dos porciones: Ja superior es sigmoidea y la inferior rom- boidea. 60. Como en los numeros 3 y 4. Deducciones. Las que surgen de los hechos expuestos sobre la disposicion morfolégica de la circunvolucién frontal ascendente, pueden sintetizarse en breves frases. En general, dicha disposicidn, refleja la de la cisura de Ro- lando en cuanto se refiere a la direccién, pues la de dicha ct- sura necesariamente ha de ser armdénica con lade Fa y Pa; pero considerando 4 cada una de éstas aisladamente y desde el doble punto de vista de la direccion y de la forma, se hacen notables algunas diferencias entre lo generatriz y lo derivado. Por lo demas, parece ofrecer cierta fijeza el tipo morfoldgico seflalado 4 Fa en las descripciones clasicas: estrecha en su pie, abultada en su cabeza y tortuosa en su cuerpo con cuatro inflexiones alternativas (dos codos anteriores y dos codos pos- teriores). Sin embargo, en cuanto a la direccidn el tipo clasico citado, verdaderamente no sdélo no es constante, sino que casi puede considerarse como ideal; pero las desviaciones de ese tipo observadas en las 60 circunvoluciones frontales ascendentes que hemos examinado, solo constituyen en su mayoria sim- ples variaciones que se reducen a exageracién 6 pequeniez de 296 ANALES DI HISTORIA NATURAL. (40) las inflexiones normales, y a ligero aumento 6 disminucién en el numero de las mismas. Por ultimo, en lo que se refiere a las alteraciones morfoldégi- cas puras, se observa que dependen de los accidentes sufridos en la direccioén, los cuales coinciden de ordinario con algunos . otros relativos 4 la anchura y espesor. Esto es precisamente lo que explica el que puedan admitirse sin reparo en muchas de Vista inferior de un cerebro en donde es apreciable una 7’* con dos raice3, una incisura limbica muy prolongada en ambos lados y una disimetria bastante acentuada entre los lobulos orbitarios. las circunvoluciones examinadas, las divisiones respectivas que quedan expuestas en dos, tres y cuatro porciones. Igual- mente se explica con los datos indicados, que la mayor fre- cuencia esté de parte de la divisidn en tres porciones, puesto que lo mas frecuentemente observado respecto de la direccion es la existencia de las cuatro inflexiones alternativas, que dan (At) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 297 de si los codos limitantes de dichas porciones, y solo queda sin explicacién verdaderamente satisfactoria lo caprichoso de las formas verdaderamente adquiridas por aquellos segmentos, que en tanto son triangulares, como cuadrilateros, exagona- les, arqueados, circulares 6 conformados con mas aparentes caprichos, asemejando letras (Y, #,C, S, 7) 6 cayendo dentro de lo casi indescriptible é incapaz de compararse con formas reconocidas. Yo bien sé, que si se quisiera filosofar sobre este punto, se encontrarian argucias retéricas suficientes para des- cifrar de un modo mas 6 menos hipotéticamente admisible estas variaciones y variedades morfolégicas; pero al cabo po- drian referirse 4 lo dependiente del mismo individuo, por lo que toca a cuanto se relaciona con su desenvolvimiento en el periodo ulterior al formativo primordial; yen lo que se refiere a este mismo periodo primario, cuyas disposiciones son real- mente generatrices en primer grado de las otras, y por el con- trario de éstas, reductibles quiza a una sola categoria, si tra- tisemos de interpretarlas encaminandonos por las nebulosida- des de la herencia, tropezariamos con escollos insuperables por el estado actual de los conocimientos humanos. Circunvolucion frontal primera. La considero, con arreglo a la nomenclatura de Broca, como el se2mento cdrtico-cerebral extendido desde la parte mas alta de Fa hasta el polo del ldbuio frontal; esta limitada, por tanto, por la cisura sub-frontal hacia adentro, /! hacia afuera y arri- ba, y/o hacia afuera y abajo; dedticese de aqui que son admi- sibles en ella las tres caras, externa, interna é inferior, y que el borde sagital del hemisferio no es mas que el Hmite separa- torio entre la cara interna y las otras dos. Sintesis de nuestras observaciones.—1. Tiene solo dos raices: una supero- interna muy gruesa, que resulta de la fusiédn de la interna y la sagital, y otra externa é inferior separada de la primera por un surco bastante no- table. Desde el punto en donde se fusionan ambas raices hasta la extre- midad del hemisferio, la cara externa ofrece tres inflexiones y las depre- siones siguientes: 1.*, un surco transversal y cOncavo hacia atras; 2.4, otro rectilineo y oblicuo hacia afuera, abajo y adelante; 3.2, dos depresiones, de las cuales una es postero-interna, tiene forma de hendidura y ocupa el 293 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) mismo borde superior del hemisferio, y otra es redondeada y viene 4 co- rresponder como 4 un codo minimo existente entre el segundo y el tercero de los ostensibles en el borde externo de esta circunvolucién, segin queda indicado; 4.*, un surco en forma de 7’, cuya rama transversal es posterior y corresponde al tercer codo; 5.4, otro ultimo surco transversal que parece servir de limite entre las regiones stpero externa é inferior del lobulo frontal. En la cara interna se ven las tres ramas ascendentes y oblicuas del tipo en triple Y, con arreglo al cual esta conformada la cisura sub- frontal. Ademas, entre las dos ramas anteriores hay otro surco en Y,y por delante de la rama anterior un surco transversal paralelo 4 ella, el deno- minado por Brissaud gran surco metdpico; el supra-orbitario, de Broca (ros= tral, de Kberstaller); la incisura arqueada y el callejon del hemisferio (Bro- ca) pliegue sub-calloso (Zuckerkandl) 6 pliegue fronto-limbico inferior de algunos anatémicos franceses contemporaneos (Charpy). En la cara infe- rior y de delante 4 atras ofrece: 1.0, un espacio rectangular limitado hacia fuera por surcos que se contintan en el espesor de /*; 2.0, dos anastomosis con F? por delante y por detras del surco olfatorio; 3.°, entre estas anas- tomosis la parte correspondiente al rostrum 6 pico etmoidai de esta circun- volucion, y 4.°, continuacién con F*® al nivel del polo del lébulo. 2. Empieza por dos raices: una que arranca del lobulillo paracentral y otra de la parte media de Fu. Ofrece luego en la cara externa una porcion rectangular con un surco de desdoblamiento; después otra porcién, pero fusiforme con un surco transversal en el centro, que aleanza 4 la cara in- terna, y en tercer término existe otra rectangular. Se anastomosa en tres sitios con F?, 3. Tiene tres raices, tendencia al desdoblamiento en la mitad posterior de la cara externa, surco supra-orbitario confundido y continuo con el gran surco metdépico, doble incisura arqueada, y por tanto, doble callejon. 4. Tiene dos raices, interna y supero-externa, que conservan su inde- pendencia en la cara externa hasta cuatro centimetros por delante de su origen; luego se fusionan, constituyendo un pequefio cuerpo de tres cen- timetros de ancho, y éste se desdobla de nuevo durante un corto trecho, hasta el punto en que recibe el primer pliegue anastomotico de I’*; vuelve de nueyo 4 desdoblarse, y aparece otra vez la fusién cuando se anastomosa por segunda vez con F°, y desde entonces pierde ya toda fisuracién lon- gitudinal. Al nivel de la punta del hemisferio tiene tres incisuras trans— versales y otras dos anastémosis con #, de las cuales la primera es pro- funda y la segunda superficial. 5. Ofrece un surco supra-orbitario tan extenso, que constituye una cisura poco menos larga que la sub-frontal y paralela 4 los dos tercios an- teriores de ella. Tiene sdlo dos raices, y en la cara externa tiene también tendencia al desdoblamiento, numerosas fisuras transversas y oblicuas y cuatro anastomosis con F?, (48) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 299 6. Tiene tres raices, esté desdoblada en el tercio posterior de la cara externa y en el anterior de la cara interna por el surco supra-orbitario, y se anastomosa tres veces con F?, Ademas ofrece surcos transversales y oblicuos multiples en la cara externa. 7. Tiene dos raices independientes en el tercio posterior de Ja cara externa, y ofrece cinco anastémosis con F’?. 8. Tiene dos raices, una inflexidn muy notable en su parte media y cuatro anastomosis con F?. 9. iene dos raices, interna y superior; tiene un gran surco metépico muy notable; carece de surco supra-orbitario y se anastomosa cinco veces con FF. 10. iene dos raices que se fusionan pronto, pero la circunvolucién se desdobla por completo en el tercio medio de la cara externa y tiene gran tendencia al desdoblamiento en el tercio anterior. 11. Tiene dos raices y es doble en la mitad posterior de la cara externa. 12 y 13. Su disposicién est4é comprendida en la considerada como nor- mal por las descripciones clasicas. 14. Es compleja; el gran surco metépico parece continuar el supra-or- bitario, del cual dista muy poco, de donde resulta que parece doble en casi toda la cara interna. Se anastomosa cuatro veces con F?, y sdlo tiene dos raices. 15. Como en el 12 y 13. 16. Ofrece hasta cuatro raices, de las cuales tres son extremas y nota— blemente independientes, sobre todo la inferior, que en un primer momento puede tomarse equivocadamente por #?. En la mitad anterior de la cara externa sigue siendo gruesa y se anastomosa tres veces con £?, y en la cara interna hay surcos metdépico y supra-orbitario. 17 y 18. Como en el num. 16, excepto en el numero de raices, que aqui solo son dos. 19. Es doble por dentro en casi toda su extensién, por fusidén de los surcos metdpico y supra-orbitario, tiene dos raices, y es doble también en el tercio posterior de la cara externa. 20. No tiene surco metépico. 21. iene dos raices, externa y stipero-interna, y siete anastomosis con F? en la cara externa. , 22. ‘Tiene dos raices y seis anastémosis con F* en la cara externa; de ellas dos son profundas. 23. Es muy gruesa, tiene dos raices, es casi doble en algunos puntos, y ofrece dos surcos supra orbitarios. 24. Su disposicién cae dentro de la considerada como normal en las descripciones clasicas. 25. Es estrecha y tiene dos raices y cuatro anastémosis con FF. 26. ‘Tiene dos raices y es doble en casi toda la cara externa; este des- 300 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (44) © deblamiento esta, sin embargo, interrumpido en dos puntos para la mitad posterior, y en los cuatro donde estan las incisuras transversales que exis- ten ordinariamente. : 27. Tiene dos surcos supra-orbitarios, dos incisuras arqueadas y otra porcién de surcos menores y mayores en la cara interna, y sobre todo en la cara externa, donde los hay longitudinales, curvilineos y de otras direc— ciones; pero no ofrece verdadera tendencia al desdoblamiento, y con F” sélo se anastomosa tres veces. 28. Es muy gruesa, con dos raices y gran tendencia al desdoblamiento en la cara externa. 29. Tiene dos raices: una en Fa y otra en F?; ofrece tendencia al des - doblamiento y aspecto lobulillar en toda su extension. 30. Tiene dos raices y es doble en la mayor parte de la cara externa. 31 y 32. Son homotipos y ofrece en ellos surcos transversales y longitu- dinales alternativos por la cara externa; es ancha, gruesa y tiene dos raices y dos surcos supra-orbitarios. Se anastomosa con F? cuatro veces, por pliegues mas profundos que superficiales. 33. ‘Tiene dos surcos supra-orbitarios, y en las tres caras una porcién de incisuras que revelan el aspecto complejo y lobuloide de esta circunvo- lucién. Se anastomosa con F” en cinco puntos. 34. Su disposicién esta comprendida en Ja considerada como tipica por los tratadistas clasicos. 35. Es rectilinea en toda su extensién y gruesa en la mitad posterior y en el tercio inferior; tiene dos surcos supra-orbitarios, dos raices bien dis- tintas y numerosas incisuras de diversas direcciones. 36. ‘Tiene dos surcos supra-orbitarios y dos raices. - 37, 38, 39 y 40. Su disposicién corresponde 4 las descripciones clasicas. 41. Es gruesa, con dos raices, lobulillar, y tiene anastomosis profundas cone. 42. Tiene dos raices y tendencia al desdoblamiento en toda la cara externa, y se anastomosa con /? en cuatro puntos. 43. Es homotipo del anterior, y en él se ofrece mas diferenciada. En la mitad anterior de la cara externa, lo que era en el 42 rama inferior de desdoblamiento, es en este hemisferio rama superior de bifurcacién de F°. 44, Tiene dos raices y notable tendencia al desdoblamiento. 45. Su disposicién corresponde 4 la de las descripciones clasicas. 46 y 47. Son homotipos, y en ellos tiene dos raices; es muy delgada en los dos tercios anteriores de la cara externa, y entre las anastOmosis que recibe de #?, la primera es tan gruesa que parece una tercera raiz. 48 y 49. Tienen dos raices y se anastomosan cuatro veces con Ff”, 50 y 51. Es doble en casi toda la cara externa, pero con seis anastomo- sis entre sus dos mitades. 52 y 53. Son homotipos y en ambos tiene dos raices, y es muy ancha (45) Pelaez Villegas.— cIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 301 en el cuarto posterior; la mitad anterior ofrece solamente una parte estre- cha muy corta, en Ja cual se une con dos ramas de F?. Debajo y delante de éstas, que van enlazadas 4 la izquierda é independientes 4 la derecha, se encuentra una porcidn que se une 4 varios pliegues transversos en relacién profunda con las partes altas de F. 54 y 55. Son homotipos, y en ambos es simple por toda la cara externa y mas ancha 4 la derecha; se anastomosa en cuatro puntos con f°. Tiene dos raices en el lado derecho. 56. Ofrece indicios de desdoblamiento en el cuarto posterior de la cara . externa y en el tercio inferior de la cara interna, donde hay dos surcos supra-orbitarios. En el resto tiene aspecto lobuloide. Tiene dos raices. 57. Su disposicién corresponde 4 las descripciones clasicas. 5 58. Es gruesa y lobulosa. Su raiz inferior es tan independiente y nace tan abajo, gue parece una circunvoluci6n supernumeraria que ocuparia la mitad posterior de la cara externa del lébulo frontal. Se anastomosa tres veces con F°, 59. Tiene dos raices, tendencia al desdoblamiento en el tercio poste- rior, dos surcos supra-orbitarios, aspecto lobuloide y cuatro anastémosis con! f=; 60. Tiene dos raices: una corresponde al borde superior del hemisfe- rio, otra viene de la parte media de Fa, y de ésta nace una rama descen- dente que se comporta, como F? normal, seguin nuestras observaciones. Deducciones.— Resulta, en primer lugar, que el tipo de tres raices considerado como normal segtin Broca y sus comenta- dores, no podemos nosotros admitirlo como tal. Es, por el con- trario, el tipo de dos raices el que hemos observado con mas frecuencia: estas dos raices persistentes pueden ser la paracen- tral 6 interna y la superior, 6 la superior y la externa; pero mas ordinariamente se ven confundidas las dos primeras. Se observa muchas veces, sin embargo, la existencia de tres rai- ces, y hasta en algunos casos cuatro; pero la disposieién con- siderada como normal por Eberstaller, que admite una raiz inferior constante que arranca de 72, en la forma descrita por este anatémico, sdlo la hemos observado un corto ntiimero de veces y nos inclinamos, de acuerdo en esto con los tratadistas franceses, a considerar dicha raiz como el pliegue anastomd- tico mas posterior de los varios que suelen existir constante— mete entre #1! yy 7. En cuanto al desdoblamiento, esta circunvolucién de que trato ofrece gran tendencia a él. Efectivamente, se observa de ordinario que #! empieza ancha y gruesa, se va adelgazando 302 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (46) & medida que se aproxima 4 la punta del hemisferio, y desde ésta engruesa de nuevo, si bien extendiéndose mucho mas por la cara interna que por la externa é inferior. Por lo general aumenta de anchura de atras adelante por la cara interna, y disminuye en el mismo sentido por las caras externa é in- ferior. Esto no obstante, se ven algunos casos (y esto puede apreciarse en alguna de las figuras de este trabajo) en los que F' conserva en la cara externa un grosor uniforme. Pero de SS Cara inferior de un cerebro en el que la complicacién morfologica llega al maéximo entre los que hemos observado. una ti otra manera son muy raros los casos en que no ofrece tendencia al desdoblamiento: unas veces es éste apreciable por la cara externa, otras por la cara interna y otras por am- bas regiones citadas; esto Ultimo es lo mas frecuente. La exis- tencia de dos raices en la mayoria de los casos y los surcos longitudinales, mas 6 menos extensos y numerosos, que sue- len existir en la primera porcidn de la cara externa, justifican para ésta el casi constante desdoblamiento, que en unos casos se reduce al tercio posterior y en otros alcanza una regidn muy (47) Pelaez Villegas.—cIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 203 proxima @ la punta del hemisferio. Algo analogo podemos decir de los mismos indicios de duplicatura existentes en la cara interna, a favor del surco supra-orbitario y de su fusién en muchos casos con el metdpico, aun cuando este ultimo se describa por Giacomini como mas posterior y proximo a la zona callosa de dicha cara; pues es lo cierto que cuando apa- rece muy largo el supra-orbitario, es corto 6 no existe el meté- pico, y algo inversamente analogo podriamos decir también de éste respecto de aquél. Alguna vez he pensado si el surco olfatorio podria estimarse como homologo de los longitudinales de la cara externa, sobre todo teniendo en cuenta que la parte cortico-cerebral situada por fuera de él y del gyrus recto por lo tanto, lo mismo puede estimarse como perteneciente a #! y separada de /? por una parte del surco del lobulillo orbitario, que perteneciente a 7? en la forma admitida por los clasicos. Volveré mas adelante a tratar de este asunto. Merece que nos detengamos un instante en las considera- clones que surgen de nuestras observaciones sobre las anasté- mosis de /! y #?. Lo mas frecuente es que haya cuatro, pero se ven tres solamente un cierto numero de veces, y, en cam-— bio, en otros casos menores en numero, se ven cinco, seis y hasta siete. Se dice de ordinario que debe entenderse por pie de Z'' el espacio extendido entre su origen y el punto en donde recibe el primer pliegue anastomotico que la une con /; pero, por lo general, esta union se hace en la proximidad de la parte media de la cara externa; de lo cual resulta que aceptando dichas ideas el pie de #'' seria casi constantemente muy largo. Por otro lado, se entiende por raiz la parte estrecha y corta, ordinariamente de dimensiones milimétricas, que puede apre- ciarse en el origen 6 en los origenes de toda circunvolucién. Atendiendo a esta definicidn, que es la mas generalmente admitida, a los hechos anteriormente expuestos y a la contra-— diccidn resultante entre las definiciones clasicas de raiz, de circunvolucién y pie de #', considero preferible admitir para F' tantos pies como raices, en tanto caminen éstas cierto tre- cho independientes, y considerar como cuerpo de esta circun- volucion todo lo existente por delante del punto donde se con- fundan dichas raices continuadas por los pies. Ademas, los pliegues anastomoticos entre 7! y F? estan dis- 304 ANALES DE HISTORIA. NATURAL. (48) puestos de tal modo que, 6 aparentan ramas de bifurcacién 6 colaterales de /7?, 6 verdaderas circunvoluciones transversales, concentradas por lo comin en la extremidad anterior del he- misferio. De todos modos, /' a lo sumo ocupa la mitad poste- rior de la cara externa. Por ultimo, he podido comprobar un, cierto numero de veces las observaciones de Giacomini sobre la existencia de una do- ble incisura arqueada y un surco supra-orbitario accesorio; la primera es menos frecuente que el segundo, pero de todos modos estas depresiones parecen indicar como la tendencia a repetirse en algunos casos y en la extremidad infero-anterior de #'!, la disposicion trirradicular 6 polirradicular de la extre- midad postero-superior inicial. Existen algunas otras variaciones de escaso interés que re— caen sobre el niimero y disposicién de las incisuras transver~ sales ti oblicuas y siempre cortas que se ven en /'; la mas frecuente y notable, que quiza llegue al grado de variedad, consiste en la existencia de tres, cuatro 6 mas incisuras trans- versales y paralelas, precisamente en la parte de #'! que co- rresponde a la punta del hemisferio. Fig. 12. Tipo de los cerebros mas sencillos que hemos observado (49) Pelaez Villegas—— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 305 Circunvolucion frontal segunda. He podido comprobar que esta circunvolucion constituye la regidn mas compleja del Idbulo frontal, y que las observacio- nes de Giacomini y Wernicke han hecho mucha luz en la ma- nera de considerar este territorio cértico-cerebral, pues las descripciones que del mismo se conocian antes de los estudios de los dos anatémicos citados, contienen tantas reticencias y ambigiiedades que conducijan coustantemente a la confusion y a la ignorancia de lu realidad. Sin embargo de lo dicho, por lo que respecta 4 los cerebros que he examinado, puedo decir que mis conclusiones se separan algtin tanto de las obtenidas por los observadores mencionados. Para la lectura € interpre- tacion de los datos que voy a exponer, no se olvide que se con- sidera como #? la porcién de corteza cerebral limitada por /! y fo! hacia adentro, y/? y fo® hacia fuera; /' y 7? en la cara externa, fo! y fo? en la cara inferior; el limite posterior, supe- rior 6 inicial en la cara externa, es Wa en su parte media, y el. limite de la cara inferior es el polo del 16bulo. Sintesis de nuestras observaciones.—1. Empieza por dos raices bien dis— tintas en la parte media de Fa; estas raices se fusionan poco después de un centimetro de su origen, dando lugar 4 un pliegue curvo convexo hacia arriba, que ofrece su mayor delgadez al nivel de Ja parte media, y dos pequefias depresiones superficiales en cada una de sus mitades anterior y posterior. Cuando llega al limite anterior del citado pliegue curvo, se bi- furca formando un codo conyexo hacia abajo. De esta bifurcacién la rama superior camina poco mas de un centimetro en direccién antero-posterior, v se divide 4 su vez en otras dos ramas que forman los dos primeres pliegues anastomoticos con F'; pero el segundo de éstos se une también 4 Ja rama inferior de la bifurcacién primera, y por el intermedio de ella parece con- tinuarse con F°. La rama inferior describe una curva semejante 4 la del cuerpo, pero con la convexidad dirigida hacia adelante, y termina enla- zandose mediante una extremidad piramidal muy ancha con F°. Asi llega F* hasta el swco fronto-marginal de Wernicke, impropiamente denominado orbitario externo por Benedikt y titulado rostral por otros autores segun Charpy, orbito frontal por Giacomini y surco del dngulo orbitario por Eberstaller. En el hemisferio de que trato este surco ocupaba los dos cuartos centraies de la linea curva y horizontal extendida desde la extre— ANALES DE HIST. NAT.— XXVII. 20 306 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (5) midad anterior de Ja rama corta horizontal de la cisura de Sylvio hasta el horde sagital del hemisferio; parece que tiene una figura parabdlica irregu- lar, y por dentro y delante de él pasa I"! y por fuera y detras J, como se deduce de la disposicién descrita. En Ja cara inferior Ja regidn de J? tiene Ja disposicién ordinaria, contribuyendo 4 formar el lobulillo orbitario y el surco en H. Existe, por tanto, swrco frontal medio 6 f* de Eberstaller, que no termina en el fronto-marginal, y otro surco frontal medio accesorio si- tuado entre las dos ramitas de bifurcacién de Ja rama superior. 2. Nace por una sola raiz, que en seguida se bifurca, en una rama in- ferior que se une a J’®, y otra rama superior mas larga, la cual se desdobla 4 su vez en otras dos; de éstas, la mas alta camina paralela 4 #! durante cierto trecho, y termina uniéndose 4 Ja mas baja y constituyendo el primer pliegue anastomético con /'; la mds baja camina paralela 4 Ja mas alta durante un cortisimo espacio, y en seguida se divide en dos rasaas, de las cuales la inferior se une 4 F® y la superior sé bifurea todavia otra vez uniéndose estas dos ultimas con #!. En suma: que en Ja cara externa se anastomosa tres veces con F! y dos veces con F°; que hay surco fronto- marginal bastante extenso, y que en vez de surco frontal medio hay dos surcos oblicuos algo semejantes al citado y destinados 4 separar los tres pliegues existentes entre /"' y F°, y otros dos muy cortos que separan las dos primeras ramas y las otras dos en que se bifurca la superior. Contri- ‘bnye 4 formar el surco del lobulillo orbitario que tiene la figura de K. 3. Se anastomosa dos veces con F", se bifurea y se anastomosan sus dos ramas con F', ofrece después un surco fronto marginal, y se recons- truye luego para terminar constituyendo el sureo del lobulillo orbitario con forma de K..E] surco frontal medio esté representado por uno interradicu- ‘ar y una parte del oblicuo inter-anastomotico. 4. Es doble en la mayor parte de su extensidn por la cara externa, pero Ja mitad superior es considerablemente mas desenyuelta que la inferior; ésta profundiza bastante, un poco por delante del surco pre-rolandico, donde parece desaparecer formando un surco paralelo con el citado; pero se dis- tingue en su fondo, y haciéndose después superficial se anastomosa con Ja mitad superior. Una vez constituida una J? tnica, iré4 al mismo nivel unarama4 F" y otra 4 F®; ofrece un surco transversal en forma de S, vuelve 4 dar otra rama para F' y otra para F*, aparentando una trifurcacién y la rama central de ésta, que es el mismo tronco de la F? que me ocupa; profundiza, constituyendo otro surco en Ja misma direccién al sinuoso citado, y anastomosdndose en esa regién profunda por tercera vez con F'; por ultimo, se bifurca para continuarse adentro y afuera respectivamente con I! y F°, formando.al mismo tiempo el Jabio superior del surco fronto- marginal, por debajo del cual! se reconstruye para terminar ofreciendo dos incisuras paralelas y contribuyendo 4 que tenga la forma en H el surco del lobulillo orbitario. El surco frontal medio esté representado, como se (51) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 207 deduce de lo dicho, por una porcidn longitudinal muy extensa y otras dos transversales cortas. Las ramas anastomoticas con / v F* en la cara ex- terna son oblicuas y se disponen de tal modo, que parece como si I” se bifurcase 6 trifurcase cierto numero de veces, La rama ultima de union con F° es muy gruesa, ; 5. Su disposicién es homdloga con la del num. 4, pero el nivel del labio superior del surco fronto-marginal, lejos de ser lo mas visible lo anasto- motico con J7*, lo es lo anastomético con F"', y en la cara orbitaria contri- buye 4 formar un surco en Y, cuya rama larga es 4ntero-externa y ofrece dos surcos paralelos 4 esta rama y 4 la porcién correspondiente de jo'. 6. iene una sola raiz, camina independiente hasta la mitad de la cara externa, donde se anastomosa con /’°, é inmediatamente por delante parece bifurcarse enviando dos ramas 4 #', y forma después una region irregular anastomotica con F! y F® y constituyente del labio superior del surco fronto-marginal; por debajo de este surco coutribuye 4la constitucién del de la regién orbitaria que tiene la forma de K. 7. Tiene dos raices, pero la superior es gruesa y superficial, y la infe- rior atrofica y profunda; no ofrece tendencia al desdoblamiento en ningtn punto de su trayecto, pero se anastomosa en cinco puntos con Fy en tres con F°. No hay, pues, surco frontal medio, el fronto-marginal es muy corto, y en la cara orbitaria termina ofreciendo una incisura Antero poste- rior paralela 4 las dos ramas largas de la H, que los surcos finales consti- tuyen. Esta incisura se prolonga en el desierto olfatorio por detras de la rama horizontal de la H, y se forma de este modo una especie de enrejado. 8. Tiene dos raices, pero una nace de F°; una vez reunidas se forma un cuerpo que bien prunto se bifurca para anastomosarse la rama inferior con F° y la superior (en la cara externa por supuesto), en cuatro puntos con /'!, El] surco frontal medio aboca al fronto-marginal, y por debajo de éste se comporta como de ordinario. 9. En el tercio medio de la cara externa es doble; se anastomosa cinco veces con /"' y tres con F*. De estas anastomosis una corresponde por debajo del surco fronto-marginal lo mismo para #! que para F°. 10. No tiene desdoblamiento ni surco frontal medio. En lo demas se comporta como de ordinario. 11. fn la mitad anterior de la cara externa es doble, pero no tiene surco fronto-marginal, y se continua sin interrupcidén con la porcién orbi- taria. 12. Es doble en la mitad anterior de la cara externa, y tiene surco fronto-marginal, aunque corto. 13. iene cinco anastomosis con F y tres con F*, y como resultado de esta disposicién existen tres surcos frontales transversos por encima del fronto-marginal. 14. Tiene una sola raiz, se hace muy curvilinea en su pie, formando 308 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (52) un codo hacia arriba, y anastomosdndose 4 su nivel con F", luego se bi- furca y une por cada una de sus ramas 4 F'! y F°; ofrece inmediatamente delante un surco anguloso, abierto hacia delante, que la segmenta por completo porque es bastante profundo, y por delante de él aparece re- construida, constituyendo una regién de dos circunvoluciones angulosas y transversas, separadas por un surco no muy profundo, aunque paralelo al descrito, y anastomoticas con F'! y #*; la mas anterior limita el surco fronto-marginal. 15. Su disposicién esta comprendida en la considerada como normal en las descripciones clasicas. 16 (nifio). Tiene dos pequefias raices, pero nacen en F'! y F°, Es es— trecha, simple y se une otras dos veces con # y una con F*, 17 y 18. Es doble en la mitad anterior de la cara externa, nace en F' y Fa, y en lo demas su disposicion es igual 4 la del num. 14. 19. Nace por una sola raiz, es doble en la mitad anterior de la cara ex- terna, y sus dos ramas se anastomosan respectivamente cuatro veces con F" y dos veces con F* por encima del surco fronto-marginal, disponién- dose de modo algo semejante al descrito en el num. 14. 20. Como en el num. 15. 21. Puede decirse que es triple, un poco por delante de su origen; em- pieza por una raiz en /a que inmediatamente después de nacer se bifurca,. y otra raiz en #*% que camina, durante cierto trecho, paralela 4 la rama inferior de la raiz que nace en Fa. Luego se fusionan estas dos ramas inferiores, pero poco después la rama mas alta, que ha ingresado en la fusién, se une con I, y lo propio ocurre con una rama resultante de la fusidn citada. Ahora bien; el resto de este tronco y las dos anastémosis normales de la cara externa (que en este hemisferio existen) entre F? y F*, constituyen un espacio de aspecto lobulillar, unido cuatro veces 4 fF", y separado de la regién orbitaria por un surco fronto-marginal con figura de K, ligeramente modificada. 22. Empieza por una sola raiz y es simple en todo su trayecto; pero tiene seis anastémosis con F"', las dos gruesas y constantes de la cara ex— terna con /*, el surco fronto-marginal y una disposicién semejante 4 la del ntim. 14 en la extremidad anterior del hemisferio. 23. Es doble en la mitad anterior de la cara externa, y en ésta ofrece tres anast6mosis con F" y dos con I’°. 24. Es doble en su mitad posterior, simple en el centro y bifida en la parte mds anterior de la cara externa, en donde se anastomosa cinco veces con Ff! y dos con I’, 25. Es estrecha y simple después de la fusién de sus dos raices: se anastomosa cuatro veces con /"! y tres con /’°. Por lo demas, como en. el num. 14. 26. Es pequefia y simple, en la mitad posterior de la cara externa; en (53) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 309 la porcién anterior est’ conformada como un pequefo lobulillo triangular y en forma muy parecida 4 la del num. 14. 27. Tiene una sola raiz que es bastante gruesa; y su tronco 6 cuerpo ofrece una sola anastémosis con F° y otra mis delgada con F'; luego se bifurea, y cada una de las ramas de esta bifurcaciédn, que constituye el labio superior del surco fronto-marginal, se anastomosa con I’! y F°. Por ultimo, contribuye 4 formar en la cara inferior un surco en forma de X. 28. Es doble por completo en todo su trayecto por la cara externa y en la extremidad anterior del hemisferio, se dispone como en el num. 14, 29. Tiene una sola raiz que se encorva hacia arriba enviando la super- numeraria de /"' y ofreciendo una anastomosis gruesa con F al nivel de la parte media de su cuerpo. Luego se bifurca y dispone como en el num. 14. El surco del lobulillo orbitario esté conformado en H. 30. Tiene aspecto lobulillar, sobre todo en su origen; en la extremidad anterior del hemisferio esta dispuesta como en el num. 14; el surco fronto- marginal es muy profundo y el del lobulillo orbitario tiene una rama pos- terior supernumeraria muy profunda y unida al surco olfatorio. 31. Se puede interpretar de dos modos: 6 con una sola raiz que nace en Fa y dando inmediatamente después de nacer una rama anastomotica con /°, 6 con la dicha raiz Fa y estimando como otra que viene de F°, la rama anastomotica citada. Luego es doble hacia adelante y se dispone de modo semejante al del num. 14. 32. Es homotipica del 31, se parece 4 ésta y se anastomosa con fF", tres veces bien visibles, en la cara externa. 33. Es unica en el arranque y en la parte media de la cara externa; bifida en el tercio anterior de ésta, donde se dispone como en el num. 14. 34. Su disposicién puede referirse 4 la considerada como normal en las descripciones clasicas, ligeramente modificada. 35. Tiene una primera porcién que es semejante en forma 4 la que mas frecuentemente ofrecen el pie y cuerpo de F°. En el resto se dispone como en el nim. 14, pero con la particularidad siguiente: que el surco fronto-marginal, se bifurca en el espesor de I! y que en él se abref?. De aqui resulta que esta completamente segmentada F”° al nivel del surco fronto-marginal y que éste es bastante extenso, contribuyendo 4 su for- macion en este caso, /’' y #®. En la regién orbitaria, tiene tres incisuras y contribuye 4 formar un surco en Ky, 36. Como en el 24. 37. iene una sola raiz y es de tipo ramificado, pero antes de ofrecer la ramificacién, presenta un cuerpo parabdolico con el codo hacia arriba. 38. Tiene una raiz en Fa y otra en I y se ramifica y anastomosa como en el nim. 14, pero el surco fronto-marginal no es muy notable. 39 y 40. Como en el 34. 41, Tiene una raiz en Fa y otra en F'; 4 juzgar por Ja direccion apa- 310 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 4) rece confundida con F#° poco después de su origen y se une 4 #' y F® como en el num. 14. 42 (nino). Nace por una sola raiz que se encorva hacia arriba; envia anastomosis 4 /'' y F°, y al llegar 4 la extremidad anterior del hemisfe- rio, termina bifurc4ndose como en los casos anteriores, pero esta bifurca— cion no es tan evidente. 43. Es homotipo del 42, y en él aparece doble por completo, en la cara externa; su rama inferior se une 4 F” poco después de nacer, y la supe- rior se bifurca disponiéndose de modo semejante al del nim. 14. 44, Es dobie en la cara externa y cada una de ellas termina respecti— vamente en /"! y F°; pero entre ambas y encima del surco fronto-margi-— nal, existen surcos anastomdticos entre /' y F#? como en el num. 14. 45. ks homotipica de la anterior, doble como en ésta, pero mas largas ambas ramas constituyentes de la duplicatura; la superior se une 4 /! y la inferior se bifurca, uniéndose 4 Fy 4 F', y disponiéndose como en el 44 por encima del surco fronto-margina]. El pie esté segmentado por un surco paralelo al pre-rolandico. 46 y 47. Son homotipos: 4 la derecha puede dividirse en tres circunyo- luciones secundarias: superior, media é inferior, y 4 la izquierda sdélo son bien distintas dos ramas; pero en uno y otro lado tiene el todo aspecto lobulillar, y en el seno de las dos ramas que llegan mds anteriormente en la cara externa, queda la disposicién descrita bajo la forma de circunyolu- ciones transversales y surco fronto—marvinal. 48 y 49. Son homotipicas: la derecha es doble y muy gruesa; la izquierda solo tiene como indicio de duplicatura, la existencia de dos raices. Por lo demas estan dispuestas como en el num. 14. 50 y 51. Son homotipicas y en uno y otro lado, aunque nacen por dos raices, forman un solo cuerpo que se bifurea y dispone como en el num. 14. 52 y 53. Son homotipicas y tienen tres raices que nacen de Fa: tienen también un solo cuerpo y tres ramas que se anastomosan; con /" la mas alta, con #* y dos veces la mas baja; y con la superior é inferior la cen- tral, que es la mds larga, bifida, con una rama anastomotica para /! y descendiendo la otra para bifurcarse de nuevo y contribuir 4 la constitu- cién del surco fronto-marginal. 54 y 55. Son homotinicas y dobles, pero la duplicatura esta mas acen- tuada en el lado izquierdo. Cada una de estas F? se bifurcan y reunen en el lado izquierdo; en el derecho adquieren forma lobulillar, y en ambos se disponen como el nim. 14, por encima del surco fronto-marginal. 56 y 57. Tienen una sola raiz, y en lo demas como en el num. 14. 58,59 y 60. Su disposicidn puede referirse 4 la de las descripciones clasicas; pero en lo relativo 4 la regidn situada por encima del surco fronto-marginal y correspondiente 4 la extremidad anterior del hemiste- rio, estan conformadas como en el num. 14. (55) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 311 Deducciones.—Al analizar el resultado de mis observaciones sobre la circunvolucion frontal segunda, he de empezar por manifestar que no puedo estar conforme con el parecer de los clasicos, respecto de la interpretacién concedida 4 muchos de los detalles morfolégicos correspondientes a la region cértico- cerebral que la representa, y que, dentro de su variedad indi- vidual, he podido reconocer cierta fijeza para el corto numero de cerebros que he examinado. Fig. 13. Cara inferior de un cerebro en el cual falta en un lado la incisura limbica y existen en-el mismo dos 7’* y dos 7%, Raices.—Ordinariamente son dos, pero no puedo considerar como normal que una nazca de /’a y otra del pie de #?, como quieren el mayor numero de los tratadistas; yo sdlo he encon- trado esta disposicién dos 6 tres veces. Por lo comtn, siendo dos las raices, nacen ambas en /a: una superficialmente y de modo muy ostensible, y otra ligeramente oculta en el surco 312 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (56) pre-rolandico, pero viéndose que no es en éste donde empieza sino en “a. Alguna vez, sin embargo, una de las raices nacia en Fa y otra en F'!, y, en otro caso, arrancaban respectiva— mente de fly F°. No obstante el considerar como normal la existencia de dos raices para 72, he observado en trece casos que no habia mas que una, la cual constantemente nacia de a. Por ultimo, dos veces he visto que eran tres las raices de #? y que todas nacian en a. En suma, que este origen en a es el que considero mas constante y principal: que ordinariamente se hace en dos puntos, constituyendo una raiz superficial y otra profunda, y que por anomalia puede existir alguna raiz andmala proce- diendo de F' 6 de F. Cuerpo en la porcion dorsal, 0 sea en la cara externa del hemis- Jerio.—Ordinariamente va aumentando de extension transver- sal de atras adelante hasta llegar 4 la extremidad anterior del hemisferio, donde alcanza su maximum de anchura; sin em- bargo, en algunos casos, en su trayecto por la cara externa empieza ancha, se estrecha en el tercio medio de aquella y vuelve 4 ensanchar en el tercio anterior, y otras veces ofrece un grosor uniforme desde su origen hasta por encima del surco fronto-marginal. La existencia de las tres variedades citadas depende del nimero de anastdmosis que se establezcan entre esta circunvolucidn y las dos que le son paralelas, sobre todo de las existentes entre #? y /#', y del modo como éstas se verifiquen, y depende también de la existencia 6 ausencia de desdoblamiento para esta porcion dorsal de #?. Las dos raices que ordinariamente existen se prolongan independientes muchas veces durante un cierto trecho, y, como consecuencia de ésto, puede admitirse como doble /”? con inucha frecuencia en el tercio posterior de la cara externa; en otros casos este desdoblamiento inicial se continua por el tercio medio y mas rara vez se extiende hasta el tercio ante- rior. Alguna vez he visto que la duplicatura existia en el tercio posterior, que desaparecia en el tercio medio y que volvia a presentarse en el tercio anterior. Lo que considero mas fre- cuente, sin embargo, es que las raices estén separadas por una depresion irregular, por un surco interradicular muy corto 6 que simplemente, ya siendo una, ya siendo dos, separen en (57) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 318 dos mitades, superior é inferior, el surco pre-rolandico; des- pués existe ordinariamente un cuerpo tinico ocupando la mi- tad posterior de la cara externa, y, por ultimo, en la mitad anterior es donde mas 4 menudo se observa el desdoblamiento 6, mejor dicho, la bifurcacion de esta circunvolucién. Conviene notar, sin embargo, antes de pasar adelante, que en algunos casos (3 entre 60) era simple en toda su extensién la porcién dorsal de la circunvolucién que me ocupa, y que otras veces (2 entre 60) la he observado triplicada con completa evidencia. No obstante lo expuesto, diré que en la mitad anterior de la porcién dorsal #? adopta casi constantemente una disposicién poli-ramosa, que es lo que verdaderamente la caracteriza, la desfigura, la hace confundir al observador inexperto en mu- chas de sus regiones con F'! y en otras con F, y efectivamente constituye una zona, sobre todo en el tercio anterior, que yo he calificado de region ambigua, en el lenguaje familiar em- pleado en el laboratorio. Existen, en efecto, un gran numero de casos en que, observando la extremidad anterior del hemis- ferio cerebral, se duda cual es la parte que corresponde a cada una de las tres circunvoluciones frontales, y se termina de ordinario por aceptar una interpretaciOn convencional para cada caso. Esto es debido 4 que, segtin he cuidado hacer notar en la exposicion de los datos recogidos sobre este punto, la mayoria de los hemisferios ofrecen una disposicién semejante a la con- signada para el ejemplar del nim. 14. #2, apareciendo como que se bifurca, da, sin embargo, ramas colaterales que la unen con F! y #%; de ellas son constantemente mas numerosas las ascendentes que las descendentes (de ordinario cuatro para 7! y tres para /”3); pero las mas anteriores, dos 6 tres casi siem- pre, aunque dispuestas en forma angulosa, representan cir- cunvoluciones transversalmente extendidas entre #! y las ramas inferiores de /?, 6 entre /! y #%, como ocurre en algu- nos casos; y de aqui resulta que realmente /? esta sustituida en esta regidn por un cierto numero de pliegues anastomoticos de forma angulosa é irregular, abiertos hacia adelante y sepa- rados por surcos transversales 1 oblicuos de la misma figura y direccion. La disposicion descrita trae como consecuencia los hechos siguientes: 314 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (58) 1.°. Que el surco frontal medio de Kberstaller, 73 del mismo autor, solo se observa en un contado nimero de casos, sobre todo considerandole del modo senalado por el citado anato- mico, pues realmente cuando es perfectamente apreciable es porque se trata de hemisferios en los cuales 7? esta, en verdad, desdoblada en su tercio posterior, en éste y en el central 6 en toda la extensién de la porcién dorsal, a4 menos que no se quiera considerar representado por el espacio angular que queda entre la circunvolucién angular mas anterior de las citadas y el labio inferior del surco fronto-marginal, es decir, el seno del Angulo de dicha circunvolucién 6 pliegue anasto— mdtico, cuya cara 6 borde mas infero-anterior es también la regién que constituye el labio superior del mencionado surco- fronto-marginal. 2.° Desde este Ultimo punto de vista podemos asegurar que no ocurre casi nunca el que /! se abra en /*. Eberstaller dice que se trata de un surco de 10 4 15 mm. de profundidad, que aparece aisladamente en el embridn y se termina en Z’por sus dos extremidades; yo no le he hallado de este modo en nin- g@una de mis observaciones; pero Eberstaller anade a lo dicho que esta ordinariamente atravesado por pliegues anastomé- ticos profundos, que se hacen superficiales en ciertos casos, quedando en estos interrumpido 6 representado /* por incisu- ras transversales; es precisamente 4 esta ultima variedad a la que yo puedo referir casi todas mis observaciones. 3.° Como consecuencia de éstas, resulta también que/! y /3 estan constantemente interrumpidos en la mitad 6 tercio anterior del hemisferio por los pliegues anastomdticos citados y no se abren en el fronto-marginal mas que en un corto numero de casos. 4.° La explicacién dada por Eberstaller para la disposicion adoptada por #2 en la extremidad anterior del hemisferio, la considero de gran valor porque representa gran parte de la verdad. El tipo cuaternario 7', 2 F%, cuando existe, y F%, queda reducido al tipo binario en la indicada region, por la fusidn de #! + mitad superior de F%, la de mitad inferior de 72 + F; lo cual es perfectamente admisible para aquellos casos en que esté perfectamente desdoblada /?, por lo menos en el tercio anterior del hemisferio. En los demas, 6 hay que admitir la fusion de #!, F? y F, constituyendo un todo com- (59) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 315 plejo y lobuloide, 6 hay que admitir la sustitucion del #? por los phegues anastomoticos descritos. Surco fronto-marginal.—Giacomini ha semalado tres tipos para la disposicién morfolégica de este surco. El que considera mas frecuente (80 por 100 de los casos) es aquel en que aparece segmentado por lo menos en tres partes: una externa labrada por delante y debajo de la rama horizontal de la cisura de Sylvio en el principio de la porcién orbitaria de 7%; otra cen- tral, ordinariamente muy pequenha, segtin Giacomini, que ocupa la porcién marginal de /?, y otra interna que alcanza hasta /! y aun en ciertos casos puede incindir la parte corres- pondiente al borde sagital del hemisferio. El tipo que sigue a éste en frecuencia, que segun el mismo Giacomini y Zernow se observaria en 20 por 100 de los casos, seria aquel en el cual sdlo existiria una incisura mas interna que externa, mucho mas externa que la central del tipo anterior, pero represen- tante principalmente de ella, puesto que #! y #? pasan por dentro y por fuera de sus respectivas extremidades sin que estén interesadas por el surco que me ocupa. Por fin, en una tercera forma el surco fronto-marginal llegaria casi desde el borde sagital del pe hasta casi la rama anterior de la cisura de Sylvio; este tipo se observaria en 2 por 100 de los casos, y, en alguno, el surco es aun mas extenso y alcanza el borde sagital del hemisferio y cisura de Sylvio. Por lo que toca & nuestras observaciones, debo decir que el tipo mas frecuente en los cerebros que he examinado es el observado por Giacomini, sdlo en 20 por 100 de los casos, y que el tipo segmentado sdlo lo hemos visto dos 6 tres veces, y una sola aquel en que se ofrece completo 6 mas extenso, como dice el citado anatémico. Sin embargo, debo recordar que /', precisamente al nivel de la extremidad anterior del hemisfe: rio, ofrece casi constantemente dos, tres 6 mas incisuras trans- versales, de las cuales alguna corresponde de ordinario al mismo plano que el surco fronto-marginal y aun puede esti- marse como continuacién 6 representacion de él. En estos casos puedo admitir sin reparo que el surco fronto-marginal esta formado de dos segmentos: uno corto y mas superficial en el espesor de #'!, y otro en la regién intermedia a F'! y F°, de notable profundidad, de aspecto cisural y que he podido observarlo en la misma forma en el perro, gato y otros mami- 316 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (60) feros. Respecto a cual sea la interpretaciOn de este surco, no nos atrevemos 4 decir nada con valor verdaderamente anaté- mico, porque nos faltan datos embrioldgicos y de zoologia comparada capaces de resolver la cuestidn; pero sospechamos que el surco fronto-marginal tiene mas importancia morfold- gica de la que hasta hoy se le ha concedido; creemos que seg— menta por lo menos a F#?, y en muchos casos, segtun queda dicho, a gran parte de #! y #3, y si a esto se anade que la dis- posicién de las circunvoluciones frontales en la cara inferior del cerebro es completamente distinta de la que ofrecen en la cara dorsal 6 externa, consideramos que muy bien pudiera representar el surco que me ocupa el limite separatorio entre dos ldbulos y que en cierto modo pudiera ser comparado con la cisura perpendicular externa. Porcidn orbitaria.—-En lo que hemos observado ofrece poco de notable que no caiga dentro de lo consignado en las des— cripciones clasicas; constantemente empieza por ofrecer una anastémosis con /’! y otra con #3; luego se prolonga en sus tres porciones: la interna termina uniéndose a #* por dentro de la extremidad posterior del surco olfatorio y por delante del punto en donde #! se continia con F%; la externa alcanza también 4 #3 en el espacio que queda entre el desierto olfato- rio y la porcién inferior externa de F%, y la central termina formando el labio anterior de la rama transversa del surco en //; esta ultima porcién, mas corta constantemente que las otras, ofrece, de ordinario, una, dos 6 tres incisuras que se han considerado como la representacién inferior de /*. Por lo demas, considerando como admite la generalidad de anatémicos que fo! es representacién de /!, y que /o” es repre- sentacién de /2, el espacio que queda entre fo! y fo® ha de representar 7%; pero ésta, con la parte que toma en la consti- tucién del surco en H, hay que considerarla triplicada; ana— diré todavia que el surco en //, como tal H, esta muy lejos de ser constante, y que, fundandome en lo que tengo observado, entiendo que carece de la importancia que quiere concedér— sele. Volveré sobre este punto mas adelante. (61) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 317 Circunvolucion frontal tercera. Después de la importante monografia de Riidinger (1), que contiene 50 dibujos de la circunvolucién de Broca, y de la no menos interesante de Hervé (2), a las cuales pueden sumarse los datos mas modernamente aportados por Giacomini, Ebers— Cara inferior de un cerebro en la que se ve, al lado derecho del observador, descubierto el polo del lobulo insular, y 4 la derecha dos ramas ascendentes en la cisura de Sylvio. taller y otros sobre el mismo asunto, considero muy poco 6 nada nuevo lo que podré anadir alo ya conocido, pero no debo dejar de consignar los hechos que he recogido y las deduccio- nes que de ellos pueden obtenerse. (1) RtipINGER: Obra citada. (2) Herve: Za circunvolution de Broca. \&88. 318 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (62) Sintesis de nuestras observaciones.—1. Su raiz, que es gruesa, ofrece un surco vertical, inmediatamente por delante de su origen. El pie ofrece surco diagonal, es rectangular, y de su 4ngulo antero-superior arranca la primera anastomosis entre /° y F? que es la considerada por muchos tratadistas como raiz inferior constante de /’’. Nosotros no la considera- mos asi por las razones expuestas al tratar del origen de F*. El cabo, situado entre las dos ramas cortas de la cisura de Sylvio, como es de regla, ofrece su depresién Antero-superior con f° (surco que separ las dos ramas de #”) yen su unidn con la cabeza, ofrece otras dos anast6- mosis con #? (rama inferior y ramita inferior de la rama superior). Entre estas dos anastémosis y en pleno territorio de #”’, existe el surco estrellado de Eberstaller, que aqui ofrece tres radios. Pero antes de pasar 4 la cara orbitaria se continua hacia abajo y atras, por un puente muy estrecho, con un pliegue anastomédtico transverso, que la une directamente con /! y por una parte mas ancha y mds posterior, se contintia con la cabeza que nada ofrece de particular ni en su porcidn antero-posterior ni en la transversal. 2. Parece que tiene dos raices, de las cuales una seria la ordinaria, por cierto muy estrecha, oculta y casi inapreciable; y otra, gruesa y superficial, esta representada por la rama inferior de /°, que nace muy pronto y se le une en seguida, segun dije al tratar de este numero en FF”. 3. El pie es grande y la porcion situada por detras del surco diagonal, juntamente con la raiz es comparable 4 una Z. El cabo se anastomosa dos veces con F? por la parte media del borde supero-anterior: después de estas anastémosis y antes de llegar 4 la regién de la cabeza, parece que tiende 4 bifurcarse; se ensancha notablemente, ofrece dos surcos obli- cuos, se continua en su parte mas inferior-anterior, hacia abajo, con la cabeza y hacia adentro, con la tercera circunvolucién frontal transversa de la punta del hemisferio, la cual la une directamente 4 F"'. 4. La porcién posterior del pie tiene 3 mm. de anchura maxima. Il cabo tiene dos anastdémosis con F”, de las cuales una es superficial y otra profunda; la parte mas anterior de esta porcién ofrece una incisura que se contintia con el surco que separa la rama infero- externa de la central, en la aparente trifurcacién primera de /’?; después se une 4 dicha rama central y se continua con la cabeza. 5. Las anastémosis que tiene con /? son todas muy profundas. 6. Tiene cuatro anastOmosis con F*: las dos posteriores ocupan el sitio en que normalmente existen, y las dos anteriores enlazan 4 la parte mds anterior del cabo y de la cabeza con la region irregular descrita para I”. El surco diagonal llega por abajo 4 la cisura de Sylvio y simula una rama vertical de ésta, supernumeraria, y la existencia de dos cabos para la circunvolucion que me ocupa. 7. Es muy desenyuelto el pie y comparable 4 una W; el cabo 6 cuerpo esta confundido notablemente con £? y Ff’. (63) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 319 8. El pie y el cabo estén separados por arriba, mediante una continua- cidn del surco pre-rolandico. Por delante se anastomosa con I? y Ff, 9. Es muy pequefia, tiene las tres anastémosis constaates con F? y describe una M muy abierta en la que todo es chico. 10. Tiene el pie rectangular, el cabo 6 cuerpo en V y la cabeza muy gruesa. 11. Es muy compleja. El pie tiene la forma de U; el cabo la de V, y la cabeza es muy gruesa. 12. Como en el num. 9. 13. Ofrece un pie grande y en forma de Z; un cuerpo en V y una cabeza estrecha. 14y 15. “Su disposicién puede referirse 4 la de las descripciones clasicas.’ 16 (nifio). El pie es bastante desenvuelto: su surco diagonal se pro- longa mucho por abajo; y gracias 4 esta disposicion, el cabo parece doble: el verdadero cabo es complejo, lobuloide y continuo en tres puntos con /'?. 17 y 18. Es pequefia y conformada como de ordinario. 19. Ofrece un anastémosis radicular con #*. La primera porcidn del pie, es muy estrecha, casi lineal, y la segunda es también pequena, aunque no tanto como la primera. El cabo es muy grueso, y oculta por completo la isla juntamente con la segunda porcidn del pie que parece, aunque en pequefo, un cabo supernumerario. 20. Su disposicién puede referirse 4 la de las descripciones clasicas. 21. El pie es triangular, de base superior y sin surco diagonal. El cabo también es triangular, pero mucho mas extenso que el pie, y se engruesa considerablemente al reunirse con los pliegues anastomédticos extendidos entre f° y /!, El polo de la isla queda descubierto. 22. Ofrece una disposicién compleja y excepcional. Nace por dos raices: una en el lugar ordinario y otra 2 em. por encima, pero en la mis- ma Fa. Reunidas estas dos raices se forma un cuerpo pequefio en forma de U; luego se encorva en sentido inverso y va 4 terminar por una tercera inflexidn, convexa hacia atras, continudandose por la cara orbitaria. El pie es, por tanto, doble, y est’ comprendido en las dos raices. 23. Tiene un pie rectangular, grande y con surco diagonal. El cabo es también muy grande, complicado, con un surco y una gran inflexién. 24. 'Tiene dos raices: el pie es rectangular y grande; el cabo y la cabeza medianos, y es muy apreciable su separacion de /’°. 25. Es doble en la cara externa. Existen dos anastémosis entre I> superior y Ff? y otras dos anastémosis entre las dos #°*, Ademdas estas se fusionan al pasar 4 la cara orbitaria. 26. La raiz forma una U al unirse con la porcién posterior del pie; el surco diagonal se abre en la cisura de Sylvio: la mitad anterior del pie 320 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (64) figura un primer cabo, aunque pequeno, y el cabo verdadero se continua con la rama inferior de la bifurcacién de f°. 27. Tiene dos cabos triangulares, por la existencia de tres ramas cortas en la cisura de Sylvio. El pie resultante es estrecho y corto. 28. Su disposicién puede referirse 4 la admitida para las descripciones clasicas. - 29. Tiene un pie largo y estrecho, sin surco diagonal. El cabo es grueso, triangular y complejo, por delante: en este punto pueden admitirse tres porciones: una que parece una simple dependencia de lo principal y mas posterior del cabo; otra que se contintia con las anastémosis transversales de F? y F" y otra mas inferior que es la que se prolonga por la cara orbitaria. 30. El pie es triangular y sin surco diagonal. 31. Tiene un pie muy complejo, que se dispone en forma de U, al menos en su porcién inicial y que oculta la isla. (V. Cisura fronto-témporo- parietal, num. 31.) 32. Es homotipica de la anterior y esta dispuesta de un modo muy semejante 4 ella. 33. Tiene un pie estrecho y alto; 6 dos cabos en forma de V que corres- ponden 4 las tres ramas cortas de la cisura de Sylvio y una cabeza gruesa, 34, 35 y 36. Nada ofrecen de notable, distinto de lo ordinario. 37. Ratz y primera parte del pie, dispuestas en U; surco diagonal abo- cando 4 la cisura de Sylvio; segunda parte de pie conformada como el primer cabo. 38. £1 pie constituye un lobulillo elipsoideo, casi vertical y con surco diagonal, rectilineo y vertical. El cabo es doble y ocupa el espacio que queda entre las dos ramas cortas de la cisura de Sylvio, y entre las dos ramitas de la rama corta anterior. En el resto es muy sinuosa, (V. Cisura fronto-témporo-parietal, num. 38.) 39 y 40. Nada ofrecen de notable, distinto de lo ordinario. 41. Puede dividirse en tres partes. La posterior 6 pie, se confunde en una gran parte con Fa, pues aunque tiene un surco vertical que la limita por delante, representa por abajo la mitad posterior de lo que normal- mente constituye el pie, que en este caso aparece dividido por una pro- longacion del surco pre-rolandico unido 4 f°. La segunda porcion, esta 4 su vez partida en otras dos: es la porcién mas extensa y corresponde en su mitad posterior 4 la anterior del pie y 4 todo el cabo en su disposicion normal; y, en su mitad anterior, es la parte anastomdética con F? y F* en la extremidad anterior del hemisferio, parte que en este ejemplar se halla notablemente desenvuelta. Por fin, la tercera porcién también parece ligeramente diyidida en otras dos, por una parte del surco del lobulillo orbitario, pero se coufunde con F? y F'. Dedtcese de lo expuesto, que el surco diagonal se abre por arriba en el surco pre-rolandico. (65) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 321 42 (nifio). Es muy pequefia y representa un exiguo arco de circulo alrededor de las dos ramas cortas de la cisura de Sylvio. 43. Es homotipica de la 42, izquierda, y tiene un pie bastante desarro- lado; pero las demas partes aparecen empequefiecidas y con cardcter infantil. 44. No ofrece nada notable distinto de lo ordinario. 45. Es homotipica de la 44 y compleja. Las dos anastémosis del cabo econ F? son muy gruesas El cabo se halla separado del pie por un surco largo que no aboca 4 Ia cisura de Sylvio; el que le separa de la cabeza y otro supernumerario que divide 4 ésta, tampoco abocan 4 dicha cisura. (V. 45 de C. fronto-témporo-parietal.) 46 y 47. Son hemisferios homotipicos y tienen pie y parte posterior del cuerpo, mas pequefios 4 la derecha que 4 la izquierda: en cambio ocurre lo contrario con la parte anterior del cabo y anterior de la cabeza, que en el lado derecho forman una regidn mas extensa que en el izquier- do, con surco estelar de Eberstaller que tiene tres radios, y confundidas, en ambos lados, con las anastémosis transversas de F#'! y F?. Sin embargo, en el izquierdo hay un limite mas claro entre Y* y F?. 48 y 49. Son homotipicas y ofrecen: la derecha un pie tan estrecho que resulta oculto por el cuerpo que es muy grueso; la izquierda tiene e pie parabdlico y abierto hacia abajo, pues el surco diagonal se abre en la rama vertical de la cisura de Sylvio. El cuerpo 6 cabo de la izquierda es mucho menor que el de la derecha y las cabezas ofrecen dimensiones y formas andlogas en ambos lados. - 50y 51. Son homotipicas y ofrecen: la derecha un pie mayor que el de la izquierda; rectangular, unido 4 un pequefio mamelon triangular y eon el surco diagonal abierto en la cisura de Sylvio, formando para ésta una rama corta supernumeraria, razén por la cual el cabo parece doble. La izquierda tiene un pie reducido en su primera porcién 4 un pequeno segmento con la forma de mamelon triangular citada antes; el surco dia- gonal termina libremente por sus dos extremos y el cabo, en su porcién posterior-inferior, presenta la disposicién ordinaria. La parte antero-supe- rior del cabo, en ambos lados, parece trifida por la continuacién con los pliegues anastomoticos que sustituyen 4 #° en la regién adyacente y por su continuacién con la cabeza. Tanto la parte supero-anterior del cabo, como la inicial de la cabeza, ofrecen una porcién de incisuras que conflu- yen 4 la cisura de Sylvio. Este es un dato que unido 4 otros andlogos que también presenta este cerebro, permiten considerarle como perteneciente al tipo de cerebros con cisuras y surcos confluentes. (V. 50 y 51 de C. fronto-témporo- parietal.) 52 y 53. También son homotipicas, pero difieren morfolégicamente en un pequefisimo detalle, que consiste en que el pie es triangular en la izquierda y rectangular en la derecha sin surco diagonal en ambos. El cabo ANALES DE HIST. NAT. — XXVII. Q] 322 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (65) y la porcion inicial de la cabeza tienen, en ambos lados, algunas incisuras que se abren en la rama horizontal de la cisura de Sylvio. 54 y 55. En el lado derecho, la raiz y la parte posterior del pie, forman la disposicién en U citada para otros ejemplares, y el surco diagonal se abre en la cisura de Sylvio simulando una rama supernumeraria. En el lado izquierdo el pie es rectangular. El cabo es pequefio 4 la derecha y grande 4 la izquierda, y la cabeza es perfectamente homdloga en los dos. 56. En nada se separa de la disposicion ordinaria. 57. El pie es rectangular y bastante ancho; el cabo es triangular y no oculta el polo de la isla y la cabeza es sinuosa hasta terminar en la tube- rosidad olfativa. 58. El surco diagonal se abre en la cisura de Sylvio, produciendo las modificaciones consiguientes. 59. Nace por una sola raiz y tiene un solo pie; pero muy pronto se bifurca. La rama superior parece representar una porcién de F? porque contribuye 4 formar el surco fronto-marginal; y la rama inferior repre- senta la verdadera #* que se comporta como de ordinario. 60. Ofrece una disposicién homologa con la del numero anterior, pero el pie parece pertenecer mas 4 la rama superior que 4 la rama inferior. Aparece partido y esta particidn casi forma una tercera rama para la cisura de Sylvio. Cerebro en el que se ven las Cos ramas cortas de la cisura de Sylvio derecha, naciendo por un tronco comun. Deducciones.—Me acomodaré en ellas al examen de cada una de las partes que los clasicos admiten en 7%, pues habiéndose 467) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 323 desechado la nomenclatura ideada por Riidinger, y habiéndose aceptado casi universalmente la de Broca, con las ligeras adi- ciones de Eberstaller, Hervé y algvin otro anatémico, 4 estas ultimas denominaciones debo atenerme, tanto mas cuanto que, aun no estando conforme con esta manera de entender la cir- cunvolucion frontal 3.*, no se nos entenderia a@ nosotros si expu- siéramos el resultado de nuestras observaciones con arregilo a otra descripcidén distinta de la mas generalmente aceptada. Raiz.—Por lo general es tinica, pero en tres de los hemisfe- rios observados era doble, procediendo la raiz supernumeraria, en uno de estos casos, de #? y, en los dos restantes, de “a, uno 6 dos centimetros por encima del punto de implantacién de la raiz constante. Cuando es ‘nica, puede ser estrecha, profunda y casi inapre- ciable, 6 mas 6 menos superficial y gruesa. En el primer caso suele tener un surquito que continuaal pre-rolandico, y se abre en la cisura de Sylvio simulando una segunda rama vertical de dicha cisura. Por el contrario, cuando es gruesa, tiende i establecer relaciones con las partes proximas 6 adquiere mayor interés; en un caso la he visto ofrecer una anastOmosis con / y, en muchos otros, se contintia, sin linea de demarcacidn al- guna, con la mitad posterior del pie, notablemente desenvuel- ta entonces, y de este modo la parte inicial de F? figura una U. Pie.—Ks esta la parte que ha sido mas minuciosamente estu- diada por todos los investigadores y tratadistas que se han ocupado de la circunvolucidn de que trato. Desde que en 1861, descubrié el eminente Broca, que en esta regidn cdrtico-cere- bral estaba localizada la funcidn del lenguaje articulado, numerosos hombres de ciencia se han dedicado a observar por si mismos el interesante segmento opercular (como le aman los alemanes), de la frontal 3.*: los cadaveres de los sordo-mudos y los de los elocuentes oradores, han sido principalmente bus- cados con afan, no mas que para reconocer la indicada regidn de su cerebro. Y jcuantas decepciones han sufrido estos entu- siastas amantes del positivismo cientifico! jcuantos desencan- tos, cuantas obsesiones y a cuantas equivocas interpretaciones ha dado lugar esased febril, plausible en verdad, pero requerida de terapéutica, que jevite la ataxia 6 el marasmo! Fuera loco intento, por mi parte, trasladar aqui un juicio exacto y comple- 324 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (68)- to de todas.las observaciones llevadas a cabo sobre este asunto y de todas las interpretaciones publicamente emitidas; los limites que forzosamente debe tener esta publicacién me lo impiden, y me obligan a diferir aquel para otra ocasién, quiza no lejana; por hoy solo debo decir que mis impresiones sobre este asunto, me llevan 4 entender que sabemos muy poco de él y que seguramente no estan, desde luego, por entero en la Anatomia del cuerpo humano, ni en la Embriologia y Anato— mia comparadas, las fuentes de tan interesantisimo conocimien- to como supone el hermoso é inapreciable don de la palabra. En cuanto 4 la forma y dimensiones no hay nada mas varia— ble ni mas individual; sin embargo, podemos citar, como mas frecuentes, los siguientes tipos en orden de mayor a menor frecuencia: retangular, en U, elipsoideo, triangular, lobulillar, en Z,en W,en U invertida, 6 sea abierta hacia abajo, y en forma de S. En cuanto 4 la anchura, siempre menor que la al- tura, los he visto desde uno @ dos milimetros, hasta veinte y mas; pero dominan mas los tipos de gran volumen que los pequenos. El surco diagonal es bastante frecuente pero no constante: lo he visto faltar evidentemente en cuatro casos. Muchas veces resulta ligado 4 los surcos y cisuras proximas; en la cisura de Sylvio es donde con mas frecuencia se abre, (8 por 60), y en- tonces es cuando simula una rama supernumeraria de dicha cisura; en alguna ocasién se abre en /#? y por intermedio de éste, en el pre-rolandico; y una vez, en fin, lo he visto abierto por arriba y abajo en la cisura y surco citados: en este caso el pie estaba completamente partido. Ya Eberstaller atendiendo a estas variedades, ha interpretado, en mi concepto muy acer- tadamente, aleunas de las formas que ofrece esta parte de la frontal 3.°; pero es lo cierto, que quedan algunas, sin inter— pretacién posible, tales son la triangular de base superior, la lobuloide, la sinuosa, la ausencia de surco y las formas en Zy en JV. Por otra parte, la triplicidad formal de las ramas cortas en la cisura de Sylvio, aunque dependa, como dice Eberstaller, en muchos casos, de la prolongacién hacia abajo del surco diagonal, es mas real que aparente, pues yo la he visto profun- dizar notablemente, en todos los casos observados, bajo la for- ma de incisura que interesaba toda la corteza de la regién del pie hasta llegar 4 la misma rama larga 6 tronco de la de Sylvio. 69) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 325 Por fin, el pie es doble, en los casos en que la raiz lo es, y esto puede interpretarse como un indicio de desdoblamiento para toda la circunvolucién; en cuanto a la simetria de la re- gion que me ocupa, lo mismo que respecto de la morfologia de la mayor parte de la corteza cerebral, nada mas distante de la realidad, pudiendo aqui anadirse el contraste de que hay mu- chos casos en los cuales esta notablemente mas desarrollado en el lado derecho que en el izquierdo. Este hecho es un argu- mento poderoso en contra de los que suponen candidamente todavia que sdlo en el lado izquierdo es donde reside la funcién del lenguaje. Cabo.—Esta parte, denominada ¢riangular por Schwalbe, atendiendo a la constancia de su forma, y que nosotros llama- mos comunmente cverpo, ofrecia casi siempre dos partes bien distintas en los hemisferios que hemos examinado; una la ver- daderamente triangular, inferior y posterior, que constante- mente ofrece por su base 6 borde superior dos anastémosis, superficiales 6 profundas (mas frecuentemente superficiales y e@ruesas), con #?, y una depresion intermedia continua con /?; y otra porcién supero-anterior, mas ancha y lobuloide que la infero-posterior, y que es la que constantemente se anastomosa por uno 6 dos puntos (mas frecuentemente por uno), con #! 6 la parte superior de ¥? por el intermedio de los pliegues anas- tomdticos transversos Ui oblicuos y angulares descritos en F?. En el seno de la parte de estos phegues que corresponde a /, ha descrito Eberstaller un surco estelar; pero este surco, que como tal estrella y de tres radios sdlo lo he visto tres veces, es una parte de /? limitada por los pliegues anastomoticos di- chos, y completada por algunas incisuras oblicuas, que ofrecen las partes adyacentes de #2 y F. Cabeza.—Ks la parte mas fija y la que mas se acomoda, por lo mismo, a la disposicidn descrita por todos los tratadistas. Alguna vez, sin embargo, la he visto sinuosa, otras con inci- suras multiples que abocaban a la cisura de Sylvio, lo mismo que las que también existen frecuentemente en e/ cabo, hacién- dole verdaderamente doble en ciertos casos(v. num. 38), y corres- pondiendo en estos y en otros, a los detalles que caracterizan el tipo de cerebros que calificamos de confluentes en cisuras, por las numerosas y extensas comunicaciones que existen entre ellas. 326 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (70): Se dice, generalmente, que es la cabeza la parte mas desen- vuelta, la que primero se desarrolla y la que choca mas en el embrion, el feto y ciertos sujetos. Nosotros hemos comprobado en los cerebros de nino que hemos examinado, que eran mu- cho mas reducidos, relativamente, de tamano la cabeza y el cabo, que el pie. Igualmente son muy pocas las #$ pequenas que hemos en— contrado; califico asi las que no ocultaban laisla por completo, que no fueron mas que 5 entre las 60 examinadas; y de este modo veo comprobada la opinidn de la mayorta de anatémicos, sobre la frecuencia de las #* voluminosas, en los cadaveres que ingresan en las salas de diseccidén. Finalmente, he visto completamente desdoblada 4 #? en la cara externa, en tres casos; é iniciado este desdoblamiento por duplicidad de la raiz, en otros tres; mas realmente dada la dis- posicién de la circunvolucién supernumeraria, siempre he encontrado razones para asimilarla mas bien a #? que a FF, pues con esta no tenia de comtin mas que el origen. Ademas, en la cara inferior nunca la he visto doble; en cambio no hay que dejar de tener en cuenta que son perfectamente admisi- bles indicios de tres circunvoluciones en la regidn orbitaria dey: Surcos del lobulo frontal. Los destinados a separar, unas de otras, las circunvoluciones que me han ocupado hasta aqui, se han concebido idealmente, por los anatoémicos clasicos, de un modo muy distinto de como se ofrecen en realidad; se comprende, sin embargo, que tra- tandose de cerebros muy sencillos tengan una representacioén mas parecida a la que se considera como tipica. Caben entre estos surcos, el pre-rolandico, el central del lobulillo orbitario 6 surco en Z, el frontal primero, 6 /! + /o' y el frontal segun- do, 6 f+ /o?; todos son surcos compuestos de otros varios, y yo he de exponer sobre ellos la descripcidn que se deriva de mis observaciones, Surco pre-rolandico.—En la mayoria de los casos esta forma- do de tres porciones; se observa, con cierta frecuencia, partido en cuatro segmentos 6 solamente en dos, y por excepcidn es un surco unico y continuo costeando todo el Hmite anterior (71) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 327 de Fa, 6 esta compuesto de mas de cuatro porciones. Se com- prende bien que esté dispuesto del modo indicado, recordando lo que hemos dicho sobre el origen de #', #? y #3. Ordinaria- mente hay dos raices para #!, otras dos para #? y una para Ff; y es por esto por lo que cabe admitir compuesto el surco pre- rolandico de una primera porcidn entre las dos raices de F', otra entre #! y F#?, otra entre las dos raices de #? y otra entre fF? y F®, Mas la primera de las citadas porciones, corresponde casi al borde sagital del hemisferio; suele ser, aunque cons- tante, una depresién superficial, irregular y con forma algo dis- tinta de la del verdadero surco, y ningtin anatdmico la mencio- na como perteneciente al pre-rolandico, a pesar de que no es mas precoz que ella, ni mas profundo ni mas fijo, el denominado surco pre-roldndico superior, que corresponde a la segunda de las porciones citadas; aparece al séptimo mes intra-uterino, es cortical secundario en la clasificacidn de Pansch, y falta en los monos inferiores, segun Charpy. La tercera porcidn se confunde con la cuarta por todos los anatomicos, bajo la denominacidn de swrco pre-rolandico infe- rior, porque la raiz inferior de #? la-consideran nacida mas frecuentemente de #3 los: que la admiten como normal; pero ya dejamos dicho que hemos observado con mayor frecuencia su origen en Fa; lo que pasa es que dicha raiz inferior suele ser mas profunda que la superior, razon por la cual el surco inter-radicular de 7”? y el que hay entre #? y F8 resultan apa- rentemente continuos; son igualmente profundos y mas pre- coces que el superior, pues aparecen al sexto mes intra-uterino y existen, segun Charpy, en todos los monos. Son, pues, cor- ticales primarios en la clasificacién de Pansch. Kl hecho de dirigirse hacia arriba #? y #3 en la primera parte de su trayecto, el codo que suele formar #'! poco después de constituirse su cuerpo y las anastémosis que normalmente existen en esas primeras porciones entre #! y #2 y entre FF? y #3, aisla por completo en muchos casos todo el conjunto de surcos pre-rolandicos de /!, /? y /? cuando existen; otras veces /! se continua con los surcos pre-rolandicos superiores y /? con los inferiores (esto ultimo es mas frecuente); y en alguna ocasién, por ultimo, dichos surcos pre-rolandicos ter- minan por arriba en la cisura sub-frontal 6 unidos al surco pre- ovalar; y, por abajo, en la cisura de Sylvio, ya por existir el 828 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (72) surco que divide la raiz de #%, ya por haber adquirido mayor extensidn de la normal el surco diagonal. Surco central del lobulillo orbitario.—Doy este nombre al que comunmente se designa con el de surco en H, por haberse observado con esta forma en los dos tercios de los casos en el hombre adulto y, constantemente, en el feto y en los monos americanos, segiin Giacomini. Se considera como un surco fijo y de aparicién precoz (sexto mes, segtin His y Pansch, que le colocan entre los corticales primarios de su clasificacién) y le han denominado también cruci/orme, trirradiado, orbitario, etc. Puede considerarsele, hasta cierto punto, como paralelo 6 semejante al pre-rolandico; pues al cabo, aunque incompleta- mente, parece destinado 4 limitar, por lo menos, la mayor parte de la extremidad antero-inferior de F’?. Ofrece una porcién de formas; por mi parte puedo decir que es menos fija que las demas la considerada como normal por la mayoria de los tratadistas. La rama transversal que, segun Giacomini, falta en el macaco y muchas veces en los monos antropoides, la he visto también ausente en muchos de los cerebros que he examinado; en éstos y en otros el surco orbi- tario presentaba formas diversas y no susceptibles en su mayo- ria de reducir 4 tipos conocidos; existian, sin embargo, los tipos en A, en Y, en_X, etc. (Véanse las figuras de este trabajo que representan la cara inferior del cerebro.) Surco frontal primero.—-Se admite compuesto, seguin he dicho, por /! y /o'; pero este Ultimo, 6 surco olfatorio, es la parte mas fija del espacio que separa lo considerado como /'! de lo tenido por #?. Esto, no obstante, le hemos visto ofrecer en algunos casos las disposiciones tenidas por los anatémicos como sus variedades mas frecuentes: ser oblicuo hacia ade- lante y adentro hasta llegar al borde sagital 6 a un punto muy proximo y establecer continuacién por uno 6 varios puntos con la rama externa del surco central del lobulillo orbitario. La porecién dorsal 6 /! esta constantemente interrumpida, dos, tres 6 mas veces, y aun transformada en otros tantos sur- cos oblicuos, al nivel del tercio anterior de la cara externa, donde también le hemos visto alguna vez unirse a /%. Esta (dlisposicidn se explica perfectamente por la existencia cons— tante en la mencionada regidn de los pliegues anastomoticos que sustituyen 4 #? y que consienten en algun caso que /! se ‘ (73) Pelaez Villegas —CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 329 abra en el surco fronto-marginal, lo cual no he visto nunca para /o'; concuerdan, pues, en esto las observaciones de Gia- comini con las mias. Surco frontal segundo.—En su porcion titulada /? se dispone de modo muy analogo a /!, por igual razon que existia para éste. Por lo demas, gracias 4 su continuacién con la porcién inferior del pre-rolandico, a la disposicién de #? y #? en la primera parte de su trayecto y al surco que separa los dos pri- meros pliegues anastomoticos entre las citadas circunvolucio-— nes, /* y los surcos con quien se continua ofrecen en muchos casos una forma en // ya observada por numerosos anatémi- cos. A continuacién de esta 7 y sustituyéndola en parte cier- tas veces, he visto existir como verdadera porcidn de /? el surco estelar de Eberstaller referido por este autor a la parte antero-superior del cabo de F3. A fo* le pasa algo semejante 4 /o' en cuanto a fijeza y ex- tension. Nos faltan numerosas observaciones para poder establecer conclusiones definitivas sobre la interpretacién del tipo cua- ternario en las circunvoluciones del lobulo frontal y aun para la de todo lo relativo a la morfologia cortical de éste; de una parte, el tipo cuaternario tipico sdlo lo hemos observado un contado numero de veces, y por otro lado no se nos ocultan los reducidos Himites de la serie sobre que se funda este tra- bajo. Pero contando con esta aclaracidn previa y sin negar que nuestra opinion es contraria a la de Benedikt (1) y favora- ble un tanto a la de Giacomini (2) sobre el mismo asunto, consideramos verosimiles las hipotéticas ideas que vamos a exponer: Creemos con Giacomini que el lébulo frontal constituye un agregado de circunvoluciones cuya disposicién morfologica ofrece mas tendencia a variar en sentido progresivo que en sentido regresivo, y creemos también que el tipo.cuaternario se encuentra casi constantemente bosquejado por la muy fre- cuente existencia de /*. Pero ademas se nos ocurre que cada (1) Este autor ha supuesto que el tipo cuaternario de lias circunvoluciones fronta- les era caracteristico del cerebro de los criminales. (BENEDIKT: Anatomische Studien an Verbrecher-Gehirnen. Wien, 1879.) (2) V. Giacomini: Varieta delle Circonvoluzioni, 1882. 330 * ANALES DE HISTORIA NATUR/L. (74) una de las tres circunvoluciones antero-posteriores general— mente admitidas, y muy particularmente las dos primeras, representan a su vez cada una un pequeno grupo de circun— voluciones: la existencia de los surcos supra-orbitario y meté- pico, lade los longitudinales de la cara externa de #'!, la de Bae y sus derivados, las multiples ramas de #? y las tres lengiietas en que termina al formar el surco orbitario, autorizan para pensar en la constitucién binaria 6 ternaria de #! y en la misma ternaria ti otra superior para F’?. Por otra parte, se comprende bien la inmensa suma de varia- ciones y variedades individuales que sorprende nuestra aten- cidn al observar la corteza cerebral; que ademas desde el punto de vista fisioldgico estan mas justificadas atin para el lébulo frontal que para otros territorios: el tipo humano se halla seguramente en estado actual de variacion; asi lo demuestran al menos cuantas observaciones se efecthan sobre cualquiera de las numerosas regiones de su organismo; buscar una forma tipica y creer que alrededor de ella giraran todas las demas susceptibles de observarse, lo consideramos vano empeno; podra hallarse el tipo de la familia, de la profesién, de la cons- titucidn, del temperamento; de la localidad, del género de vida, etc., etc., pero el tipo morfolégico detallado y minucioso de la especie, ese sera siempre ideal 6 hijo de meros conven- cionalismos escolasticos. Por fin, volviendo sobre la constitucién del lébulo frontal y la disposicién de sus circunvoluciones, no debe olvidarse que si la corteza de cada hemisferio se extendiese, se encontraria seguramente una circunvolucién limitante 6 periférica que formaria realmente su limbo, y que el gyrus recto, el trigono olfativo, el desierto olfativo y toda la regién considerada como #%, formaria parte de ese limbo; no hay que olvidar tampoco que las circunvoluciones transversales al eje del hemisferio son justamente consideradas como signo de perfec- cionamiento; que el surco fronto-marginal es muy profundo y aparece continuo en algunos casos con la cisura de Sylvio; que el surco del lobulillo orbitario, el pre-rolandico inferior 7 y algun otro, son relativamente precoces, y, en fin, que dentro del l6bulo frontal pueden caber lobulillos secundarios. (75) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 331 Wie LOBULO PARIETAL. La nomenclatura de Broca ha venido en ésta, como en otras regiones de la corteza cerebral, a ordenar los conocimientos morfoldgicos que se poseian. Fig. 16. Extremidad frontal de un cerebro en el que es muy evidente la disposicion rostral por la cual resultan bastante oblicuos los surcos fronto-marginales. Circunvolucion parietal ascendente. Por iguales razones que la frontal ascendente ha sido deno- minada de modo analogo a ésta: post-roldndica, central poste- rior, parietal tercera, etc. Sintesis de nuestras observaciones.—1, 2 y 3. Aunque flexuosa, es mas rectilinea que Fa; tiene algunos surcos oblicuos y puntos estrechos y anchos, coincidiendo estos ultimos cor el origen de las otras circunvolu— ciones parietales. 4. No tiene mas que una inflexién cuya convexidad corresponde al surco interparietal: en sus extremidades se abulta hacia atras tomando en conjunto la forma de E. 5. Esta dividida en tres porciones por dos estrecheces situadas en la 3R ANALES DE HISTORIA NATURAL. (76) unién del tercio inferior con el medio y de éste con el superior. La inferior tiene forma de pirdmide triangular con la base hacia abajo. La central es prismatica con la cara externa rectangular. La superior vuelve 4 ser pira- midal, de base supero-interna. El punto intermedio 4 las porciones infe- rior y central, es muy estrecho, tiene 4 lo sumo '/, mm., y es también corto. El que une las porciones central y superior, ofrece doble extension y espesor. 6 al 15. Tienen cuatro inflexiones y nada ofrecen de notable, distinto de lo ordinario. 16. ‘iene dos puntos estrechos que permiten dividirla en tres segmen- tos: de estos el mas extenso corresponde 4 los dos cuartos centrales. 17 y 18. Nada ofrecen de notable, distinto de lo ordinario. 19. Es tan compleja que su descripcién detallada y exacta es dificil. Su figura, sin embargo, puede reducirse 4 la de la cisura de Rolando, con varios surcos de distintas direcciones. 20 y 21. Mucho mas estrecha y menos desenvuelta que Fa. 22 al 26. Nada ofrecen de notable, distinto de lo ordinario. 27. Se compone de tres partes: dos extremas triangulares y una cen- tral en forma de 3. ' 28. Nada ofrece de notable, distinto de lo ordinario. 29. Tiene la forma de doble 38. 30. Nada ofrece de notable, distinto de lo ordinario. 31. Ofrece un surco longitudinal que la parte en otras dos. Haciendo abstraccion de este surco post-rolandico, podria interpretarse como muy delgada y sinuosa, 32. (Homotipo del 31.) Es sinuosa y delgada. Esta partida en dos mi- tades continuas cada una con la circunvolucién parietal superior é infe- rior, respectivamente. 33. Tiene tres porciones: superior é inferior, triangulares y central semi-ovoidea. La inferior tiene en su centro un surco de tercer orden. 34. No ofrece nada notable, distinto de lo ordinario. 35. Tiene una porcién superior en forma de E; y otra que corresponde al tercio inferior de su extensién en forma de C. 36 y 37. Como el 34. 38. Es una doble S. 39. Como el 34. 40. Tiene la forma de # muy abierta. 41. Tiene la forma de EH ligeramente modificada. 42 y 43 (nifio). ‘Tiene la forma de S. 44. Es muy irregular. Empieza por una comisura rolandica inferior muy gruesa: tiene una porcién inferior romboidea, se abulta considerable- mente en sus dos cuartos centrales y termina por arriba en una porcién delgada. (77) Pelaez Villegas.—cIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 333 45. (Homotipo del 44.) Delgada con forma en E, igual 4 la de C, de Rolando. 46. Semejante 4 Fa. En la mitad superior tiene forma de S y en la inferior forma de 3. 47. (Homotipo del 46.) Puede dividirse en tres partes: la superior es comparable 4 un 2 invertido, la central 4 un 3 y la inferior 4 una C. 48. Ofrece cuatro porciones, que de arriba 4 abajo son: 1.*, cuneiforme y lobulillar; 2.*, en forma de C; 3.°, triangular muy estrecha, y 4.2, cunei- forme como la primera. 49. (Homotipo del 48.) Es algo semejante 4 la anterior, pero la porcién conformada 4 modo de C es mas extensa; la superior no es cuneiforme sino semicircular, y la inferior es muy delgada. 50 y 51. (Son homotipos.) Su forma es andloga, compleja y muy dificil de precisar detalladamente. 52, Esta conformada como una doble §. _ 53. (Homotipo del 52.) Muy flexuosa, pero diferente de la anterior. 54 y 55. Comparables 4 Fa. Mas delgada la derecha que la izquierda y diyisibles ambas en tres porciones: la superior y la inferior son lobulilla- res; la central es menos voluminosa. 56. No ofrece nada notable, distinto de lo ordinario. 57. iene tres porciones: la superior y la inferior son triangulares, la inferior es romboidea. 58. us irregular, delgada, con una porcién superior sinuosa y otras dos central é inferior piramidales. 59. Es mas delgada que Fa. Solo en el tercio inferior, iguala 4 ésta en anchura; en esta regién forma un lobulillo independiente con una faceta triangular en el centro. En el tercio medio constituye una porcién semi- lunar. En el tercio superior forma otra semiluna, algo modificada; unidas estas dos porciones superiores, forman una especie de FH. 60. Es muy semejante 4 la del nimero anterior aunque no es homoti- pica; hay lobulillo con faceta triangular en el tercio inferior. Deducciones.—Se ve por lo expuesto que la circunvolucién parietal ascendente tiene cierta semejanza con la frontal ascen- dente, y que de la morfologia y direccién de una y otra se de- rivan, como ya dije, todas las variaciones y variedades de la cisura de Rolando. En efecto, Fa y Pa, por su continuidad, por su disposicién paralela y por alguna otra razén, podrian estimarse, sin violencia, como un solo lobulillo separatorio del frontal y el parietal. No obstante lo dicho, de nuestras mismas observaciones de- ducense algunas peculiares de Pa. 1." Es constantemente flexuosa, pero sus flexuosidades se 334 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (78) disponen de varias maneras. En la mayoria de los casos hace inflexiones alternativas hacia adelante y atras en numero variable, cuatro en total por lo comtn, y recordando la dispo- sicidn considerada como normal para la cisura rolandica. En otros cerebros adopta formas especiales, susceptibles de redu- cir a ciertos tipos: la hemos visto cuatro veces en forma de £Z; cinco en forma de § simple 6 doble y una en forma de 3 doble. Por ultimo, algunas veces se dispone de un modo tan com- plejo, que es muy dificil describirla: en estos casos, de los cua- les nosotros hemos observado tres, la forma y direccién de Pa no pueden referirse 4 tipos conocidos. Fig. 17. Vista anterior superior de un cerebro en el que eran muy notables las anastomosis transversales de las circunvoluciones frontales. 2.*, Su grosor no es uniforme: se ofrece en unos casos muy ancha, mas frecuentemente muy estrecha, y por lo comun con estrecheces y ensanchamientos alternativos que la hacen sus- ceptible de dividirse unas veces en dos porciones (3 por 60) y en otros casos en tres porciones (12 por 60). Estas porciones ad- quieren formas determinadas: entre ellas domina la triangu- lar y se observan en ciertos ejemplares la ciatica, la sinuosa, la lobulillar y algunas otras mas excepcionales y susceptibles de comparar con una Z, un 3, un 2, un rombo, un rectangulo, etc. 3." En Pa se observan también con cierta frecuencia, sur- cos de tercer orden 6 incisuras que ya corresponden al borde (9) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 335 anterior, al posterior, 6, por el contrario, se ven en el espesor de algunas de sus porciones sin comunicacién con ninguno de los surcos préximos, y contribuyendo en estos casos a la dis— posicidn lobulillar que hemos indicado. 4.2. Mencionaremos como una variedad interesante el hecho de ser doble la circunvolucién que nos ocupa, por la presencia en su espesor de un surco longitudinal y paralelo al de Ro- lando. Calori la ha visto asi en dos sujetos, y nosotros conta- mos una observacidn de esta misma disposicion. Fig. 18. Vista pOstero-superior de un cerebro en el que los lébulos occipitales son sencillos en 02 y O® y notablemente complejos en O!. Circunvolucion parietal primera. Debe recordarse que tiene cierto paralelismo morfoldgico con F' por ser visible en las caras externa é interna del hemis- ferio, y constituir respectivamente los denominados /obu/il/o parietal superior y lobulillo cuadrilatero 6 precuia. Sintesis de nuestras observaciones.—1. Arranca por dos raices de Pa. La raiz superior corresponde exactamente al borde superior del hemisferio por delante de la terminacién de la cisura sub-frontal; la raiz inferior empieza 2 cm. por debajo de la superior. Una vez reunidas estas dos raices, queda formado en la cara externa un lobulillo piramidal, cuyo vértice viene corresponder al labio anterior de la incisura sagital existente en la cisura parieto-témporo-occipital. Por la cara interna, forma la precufia que con el surco-sub-parietal y los dos pliegues parieto-limbicos, da lugar 4 la 336 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (80) formacién de un surco en forma de H 6 K. El lobulillo parietal superior tiene dos surcos Antero-posteriores situados en la base de la piramide que figura. Existe ademas un surco transverso sobre el mismo borde superior del hemisferio, el cual aleanza 4 los lobulillos cuadrilatero y parietal superior. 2. iene tres raices: una nace en Pa; y ias otras dos parecen partir de la porcién inicial de P? y parte mas anterior del surco inter—parietal. 3. Tiene tres raices y se anastomosa cerca de su vértice con P?. 4, Es muy pequefia, nace por dos raices muy proximas, se anastomosa con P?, mediante dos pliegues, uno anterior, profundo y estrecho, y otro posterior grueso y superficial, y ambos situados en el surco inter- parietal. 5. Arranca por dos raices, interna y supero-externa, de la porci¢n superior de Pa. Tiene un cuerpo muy estrecho y se anastomosa tres veccs con P?, 6. Tiene dos raices y parece doble, continudndose cada una de las dos mitades con cada una de las dos que son admisibles casi constantemente en la precuna. E) lobulillo parietal superior tiene dos surcos longitudina- les y muy cortos en la parte media. 7y 8. Tienen dos anastémosis con P?, profunda la primera y super- ficial la segunda. En lo demas se comportan como de ordinario. Tienen un pie ancho. 9. Tiene dos raices y se continua con POe! y POe?. 10. Tiene un pie ancho, es piramidal y esta dispuesta como de ordinario. 11. Tiene un pie ancho, y en lo demas nada ofrece de notable que se separe de lo ordinario. 12. Es cuadrilatero el lobulillo parietal superior. 13. Como el num. 11. 14. Tiene una anastémosis con P* y un pie ancho. 15. Como el num. 11. 16 (nifio). Ofrece dos raices. La superior constituye el lobulillo paric- tal superior y la precufia que tiene en este caso tres porciones. La infe~ rior se une con el cuerpo del lobulillo parietal superior, pero tiende a la formacion de una circunyoluci6én parietal intermediaria. 17. Se continua con las dos POe, y tiene una sola raiz bastante gruesa. 18. Nada ofrece de notable distinto de lo ordinario. Tiene un pie ancho. 19. Se continua con las dos POe y tiende 4 la formacién de una P in- termediaria. Arranca por una sola raiz muy gruesa. 20. Como en el num. 18. 21. Tiene dos raices. La mas alta nace en la extremidad superior de Pa y en el borde sagital del hemisferio: la otra un poco por debajo y ambas se fusionan en dicho borde sagital y se contintian respectivamente (31) Pelaez Villegas.— cIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 337 con cada una de las mitades de precufia y con POe'. De la cara inferior de la raiz infero-externa, nace una prolongacién que se oculta al prin- cipio en el surco interparietal y se bifurca luego, para terminar continuan- dose con POe*, mediante la rama superior; mediante la inferior se une 4 la parte mas alta de 7! y forma una pequefia parte dela regién angu- Jar. (V. cisura parieto-témporo-occipital.) 22. Es doble y cada una de sus porciones se continua con un POe. 23. Esta también desdoblada. 24. Tiene la forma triangular perfecta, el lobulillo parietal superior, cuyo vértice corresponde al borde sagital. Tiene un pie grueso. 25. Es divisible en tres partes transversalmente colocadas, pero nace por una sola raiz. 26. Tiene dos raices que nacen en la parte mas alta de Pa y se conti- nua cada una de ellas con cada una de las dos porciones de la precufia, pero antes forman un solo cuerpo que se anastomosa con P? y envia una prolongacion 4 continuarse con POe'*. 27. Esta dividida en dos lobulillos: el mayor tiene dos raices en Pa y termina continuandose con la mitad anterior de la precuna que tiene dos estrechas porciones. E] menor empieza también por dos puntos, pero en el mayor se contintia con la mitad posterior de la precufia y con POe!. 28. Nada ofrece de notable distinto de lo ordinario. Tiene un pie ancho, 29. Es notablemente lobulillar: tiene dos raices, una anastémosis con P?, dos ramas internas constitutivas de la precufa y dos ramas externas que van 4 terminar cada una en un POe. 30. Como el num. 28. 31. iene dos raices que nacen en la Pa posterior de las dos que tiene este hemisferio. 32. Tiene dos raices, una precufa con tres partes y aspecto lobulillar. 33. Tiene dos raices y dos cuerpos conformados 4 modo de U y con- céntrico el uno al otro; el inferior se anastomosa con P?; la precufia tiene tres porciones y una incisura sagital en el centro. 34. Como el nim. 28. 35. Es lobulillar, tiene dos raices separadas por una depresion estelar: su cuerpo se divide en dos ramas que pasan 4 la cara interna del hemis- ferio continudndose con las dos ramas de la precufia; estas son aqui hori- zontales y separadas por una incisura que termina en la cisura perpendi- calar interna: la inferior se anastomosa en dos puntos con la cireunyolu- cidn limbieca, y de la superior nacen dos colas que se contintian con POe-y- POe?. 36. Como el nim. 28. 37. Tiene una precufia con tres ramas. Arranca por un solo pie. 38. iene dos raices y una precuia con cuatro ramas. ANALES DE HIST. NAT.— XXVII. 22 328 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (82). 39. Es un doble lobulillo cuadrilatero en la cara externa, Unica en el borde sagital y tiene tres ramas en precufa. 40. Es cuadrilatera, tiene tres raices, un surco en H en el centro de la porcién externa, una precufia indivisa y se continua con los dos POe. 41. Esta dividida en dos porciones por un surco que empieza en la parte media del surco sub-parietal, divide por completo en dos mitades la precufia, llega al borde sagital del hemisferio y se continua por la por— cién externa durante cierto trecho. La mitad anterior de la precufia esta dividida por una incisura, en otras dos. Existe, por ultimo, una pequena Lobulos occipitales de un cerebro en el que es difici] precisar con exactitud las correspondencias topograficas de las circunyoluciones por su extremada complicacion, circunvolucién parietal intermediaria que empieza en Pa y termina enh sy 42 y 43 (nifio). Es triangular, con dos raices y una precufia con dos ramas, 44 y 45. (Homotipos.) Tienen dos raices, n solo cuerpo y dos ramas precuneales. La del 45 es mucho mds flexuosa que la del 44. 46, 47, 48, 49, 50 y 51. No ofrecen nada notable distinto de lo ordina— rio. Tienen un pie ancho. 52 y 53. (Homotipos.) Es grande, triangular, tiene un solo pie y esta conformada, en ambos lados, como de ordinario; pero en el derecho ofrece una prolongacién susceptible de estimarse como circunvolucién parietal intermediaria. 54. iene dos raices, es pequena y triangular. 55. iene dos raices, un cuerpo con un surco antero-posterior en la (83) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 339 cara externa, una precufia de tres porciones y surco crucial, y anast6mo- sis profundas con P?. 56, 567, 58 y 59. Nada ofrecen de notable distinto de lo ordinario. Tienen un pie ancho. 60. Esta unida 4 P? por dos anastémosis superficiales y la precufa tiene tres porciones. Tiene una sola raiz. Deducciones.—Atendiendo a los anteriores datos P' nace, en la mayoria de los casos, por un pie indiviso que ordinaria— mente es ancho y no merece el nombre de raiz. Sin embargo, hemos observado la existencia de dos raices en 25 casos, y existian tres origenes distintos, en tres de los hemisferios exa- minados. Cuando eran dos las raices, lo mismo que cuando fueron tres, existia una constante, naciendo de Pa en el borde sagital del hemisferio; la otra, en el caso de ser doble, proce- dia unas veces de la parte interna, y otras de la externa de la misma Pa; y en el caso de ser triple, siempre las vi arrancar de la parte externa de la citada circunvolucion. La porcién externa 6 lobulillo parietal superior tiene bien justificado el nombre de lobulillo; por lo comun es simple, y con la forma de un triangulo isdésceles con el vértice corres- pondiente al borde sagital del hemisferio; en algunos casos es cuadrilatero, en otros, por hallarse partido a beneficio de sur- cos bastante profundos, resulta con la forma de un doble cua-— drilatero 6 con la de dos cuadrilateros y un triangulo y hemos observado uno en que tenia la forma de dos ues, encajadas la una dentro de la otra. Pero de un modo 6 de otro, siempre pre- senta esta porcién externa cierto numero de inflexiones y de surcos é incisuras que acentuan su aspecto lobulillar. Entre los surcos mas notables que suele presentar la porcién externa, deben mencionarse: 1.° el que en forma de incisura sagital se prolonga unas veces por la cara interna. y otras se limita 4 dicho borde y cierto trecho de la cara externa; 2.°, uno longitudinal, ya antero-posterior, ya ligeramente oblicuo, que parece servir de indicio de desdoblamiento para esta circun- volucién; 3.°, otros surcos de tercero y cuarto orden, estelares en forma de H, 6 longitudinales que se derivan de la forma lobulillar de ?! 6 contribuyen a ella. He observado desdoblada por completo la referida porcién externa en cuatro casos y presentaban indicios de desdobla- miento otros siete hemisferios. Ahora bien; verdadera circun— 340 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (84) volucién parietal intermediaria que terminaba por anasto- mosarse con P! y P%, solo he visto una. La precuna termina, por lo general, mediante los dos plie- cues parieto-limbicos, pero no dejan de observarse otras dis- posiciones: la mas frecuente variacidn (la he visto nueve veces) consiste en terminar por tres ramas, gracias 4 la divisién en dos segmentos del surco sub-parietal, cada uno de los cuales, lo mismo que en el caso de que aquel sea tinico, suele emitir una prolongacién superficial hacia arriba, destinada a servir de limite 4 las ramas 6 ramitas, susceptibles de admitirse por este motivo en la cara interna de P', Las otras variaciones que he observado han sido: disponerse las dos porciones de la pre- cuna en sentido horizontal (una vez), por la existencia de un surco que se abria en lacisura perpendicular interna; ser com- pletamente indivisa la citada precuna en otro solo caso, y ofre- cer cuatro ramas 6 porciones en otro hemisferio. Es digno de notarse el hecho de que a veces alcance la divi- sién de la precuna hasta el borde sagital del hemisferio, asi como también el no menos interesante de que cuando /! tiene dos raices 6 esta desdoblada en la mitad posterior de la cara externa, parezcan continuarse estas dos circunvoluciones se- cundarias, apenas bosquejadas, con el indicio que de la exis- tencia de las mismas puede admitirse en las dos ramas 6 por- ciones que constituyen la disposicidn mas frecuente de la precuna. Ademas de esta continuacion 6 enlace parietal interno, y por ende parieto-limbico, existe constantemente la continuacién de P* con uno 6 con los dos pliegues parieto-occipitales exter- nos de Gratiolet; lo mas frecuente es que sdlo se continue con Poe'; pero en ocho de mis observaciones se continuaba tam- bién con Poe?, y en una de estas Ultimas con 7"'. Por fin, existen con frecuencia anastémosis entre P' y P?; era una sola en cinco casos, dos en otros tres y tres en dos. Circunvolucion parietal segunda. Ks bastante semejante 4 P!, razén que explica el que se la conozca con el nombre de /obulillo parietal inferior; pero se diferencia también notablemente de la parietal superior. Lo que mas debe tenerse presente para lo que después digamos, (85) Pelaez Villegas.— cCIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 341 es que es de regla el que se continie con 7" y 7?, y que al rodear la terminacién de la rama larga y ascendente de la cisura de Sylvio, como al rodear la de la terminacién de 7’, forma una inflexién, mayor la anterior que la posterior, y co- nocidas desde Gratiolet con los nombres de /odulillos marginal y augular respectivamente; pero de ellos, el primero se ha de- nominado también /Jodulillo del pliegue curvo, y el segundo pliegue curvo simplemente, razén por la cual con frecuencia se confunden al designar cualquier detalle topografico que a ellos se refiera. Giacomini ha propuesto denominarlos aulerios y posterior, pero estas denominaciones, 4 pesar de su evidente bondad, no han prevalecido. Fig. 20. Cara externa de un hemisferio izquierdo, en el cual el piede #* es un rectangulo estrecho y carece de surco diagonal. 7? esta desdoblada, y la cisura rolandica tiene una forma algo irregular. Sintesis de mis observaciones.—1 y 2. Nace en ambos por dos raices que arrancan de Pa; constituye un lobulillo piramidal de base anterior y tiene cuatro surcos: dos en la base semilunares y de direccién opuesta; otro en el lobulilo marginal también semilunar y cénecavo hacia atras y otro mas pequeno en el lobulillo angular y cerca del vértice. Este vértice se conti- nua directamente POe?. 3. Ofrece dos raices. En lo demas se comporta como de ordinario. 4. Ofrece una sola raiz y se abulta considerablemente después de su origen. 5. Tiene dos raices que nacen vrofundamente de la porcidén inferior de las tres que en este caso tiene Pa. Se continua con J! en dos puntos con POe? haciéndose éste muy profundo y convexo hacia abajo y con 7? por el intermedio del lébulo occipital. 342 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (86) 6. Nace por una sola raiz y se continua con los dos POe? que en este caso existen. 7y 8. Tiene dos raices: el lobulillo marginal ocupa su parte media; entre éste y el angular hay un surco bastante profundo. 9. Tiene dos raices y tres ramas; de éstas, una se dirige hacia arriba y se bifurca para continuarse con P? y POe?; y de las otras dos, la anterior, bifida también, forma dos raices 4 7"! y la posterior es el origen de T?. 10. Es gruesa, con dos raices, de las cuales la superior parece una cir- cunvolucion parietal intermediarija. 11. Nada ofrece de notable distinto de lo ordinario. 12. Tiene el aspecto de un lobulillo cuadrilatero, con una sola raiz. 13. Como en el num, 10. 14. Es tan lobulillar que tiene un surco rectilineo y vertical en la base; otros dos andlogos 4 éste pero mds cortos en el lobulillo marginal; entre éste y el angular, otro en forma de K y, en el lobulillo angular, otro en forma de Y. 15, ‘iene la cisposicién ordinaria, 16 (nino). Tiene un surco estelar en el lobulillo marginal; y otro surco en Y en el lobulillo angular. 17 y 18. Tienen la disposicién ordinaria. 19. iene una sola raiz y una zona rectangular entre los lobulillos marginal y angular. 20. Como el num. 15. 21. Después de nacer por una sola rafz, se encorva en forma de U abierta hacia arriba: luego se bifurca y, una de sus ramas, asciende para continuarse por medio de un pliegue oculto, con P', la otra rama es descen- dente, curvilinea y continua con J!, T? y POec?. 22. Se continia solamente con 7. El lobulillo angular esta partido mediante un surco curvilineo. 23. Tiene en el lobulillo marginal un surco estelar, y en el angular otro arqueado. 24. iene dos ramas: la superior, que es muy estrecha, se hunde en el surco interparietal y se continta con POe?; la inferior forma el resto de la circunvolucion, pero parece partida en otras dos por la existencia de un sureo entre los lobulillos marginal y angular: en el primero de estos hay un surco estelar; en el segundo hay otro arqueado. 25 y 26. Es mds voluminosa que P' y tiene un surco, en V, en cada uno de los lobulillos marginal y angular. 27 al 32. Tienen lobulillos muy voluminosos, 33. Tiene un surco estelar en cada uno de los lobulillos: el angular esta separado de 7 por una incisura. 34, 35 y 36. Tienen la disposicién ordinaria. 37. Tiene dos ramas para J". (87) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 343 38. El lobulillo marginal es muy grueso. 39. El lobulillo marginal tiene un surco estelar, y el angular, arqueado. 40. Nada ofrece de notable. 41. Esta completamente dividida en dos segmentos por un surco que separa dos raices que hay para 7. La mitad anterior es el verdadero lobulillo marginal que tiene un surco arqueado y convexo hacia atras. La mitad posterior se continua con el lobulillo angular que tiene otro surco en forma de flecha dirigida hacia delante. 42, Ks triangular y se contintiia formando una U con POe?: tiene bien desenvueltos sus dos lobulillos, pero aparece como una circunyolucién estrecha apelotonada. 43. Nada ofrece de notable. 44. iene un surco estelar de tres radios en el lobulillo marginal y otro en forma de X en el angular. Ademas existe otro en la regidén inter- ‘media 4 ambos lobulillos. 45, Se continua en dos puntos cor 7"; entre los lobulillos marginal y aogular, parece bosquejado un tercer lobulillo; por detras del origen de 7? parece continuarse hasta el origen de T°. 46, Es triangular y de lobulillos surcados. 47 y 48. No forma verdaderos lobulillos, pues el origen de 7’? se hace muy 4 continuacién de el de 7" y el pliegue curvo de ambos, es muy poco sensible. -49 y 50. Parecen trifurcarse para establecer su continuacién con POe?, T' y T?; y lo mas notable que ofrecen es la existencia de numerosas inci- suras que se abren en la cisura de Sylvio, en el surco inter-parietal, en el paralelo sylviano y en los pre-occipitales representantes de la cisura per- pendicular externa. ; 51 y 52. En Ja regién del lobulillo angular, ofrece ciertas inflexiones que recuerdan la disposicién del pie y cabo de F°. 53 y 54. El lobulillo marginal es mucho mayor que el angular: éste ofrece un surco rectilineo y aquel otro en forma de S. Entre ambos hay una regién en U semejante al cabo de 7°. 55. El lobulillo marginal tiene un surco estelar de tres radios: el angu- lar tiene otro en forma de /7, y entre los dos lobulillos citados queda un espacio triangular con un surco rectilineo. 56. El lobulillo marginal esta partido porque 7! nace en este caso en dos puntos de P?, y el lobulillo angular es triangular y esta perfectamente limitado por dos surcos pre-occipitales. 57. El espacio inter-lobulillar es triangular, emite una prolongacién puntiaguda entre 7"! y T? y tiene un surco estelar. 58. El lobulillo marginal es cuadrildtero; el angular tiene la forma de un tridngulo isosceles. 59 y 60. Nada ofrecen de notable. 344 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (88) Deducciones.—La circunvolucién parietal inferior tiene en general un aspecto lobulillar, pero varia la figura de su con- junto; la mas frecuente es la triangular de vértice anterior, es decir, inversa 4 la de P!; pero también se observa la cuadrila- tera, la circular y la comparable 4 una 7. En un corto numero de casos se ve dividida en dos por un surco vertical, 6 por la existencia de una raiz supernumeraria, bosquejandose de este ultimo modo un desdoblamiento que es aqui mucho menos frecuente que en P!. Tanto éste como aquel han sido interpre- tados por los mas fervientes filogenistas como un recuerdo del tipo cuaternario peculiar de los mamiferos; pero aqui podria recordarse lo que decimos 4 propdsito del tipo cuaternario del l6bulo frontal. Ademas, Riidinger (1), que ha estudiado las variaciones que presenta el ldbulo parietal segtin los sexos y segun el desenvolvimiento intelectual, ha establecido como una de sus conclusiones que es notablemente mas ancho dicho l6bulo en sentido vertical en los cerebros que han pertenecido a hombres notables por su inteligencia; lo cual equivale a decir que, en los sujetos considerados como superiores, hay cierta tendencia, por lo menos al desdoblamiento de las cir- cunvoluciones parietales, puesto que al extenderse en anchura, es natural que aumenten en tortuosidad y se bifurquen. Ordinariamente P? nace por una sola raiz, pere no deja de ofrecerse con cierta frecuencia el nacimiento por dos raices: nosotros lo hemos observado nueve veces. Kl pie 6 parte inicial suele formar alguna inflexidn y ofrecer algunos surcos rectilineos 6 arqueados poco profundos, pero en general no ofrece nada de notable. Lo que es mas digno de Hamar la atencién es lo relativo a la morfologia de los lobulillos y regién inter-lobulillar. Por lo comun, lo mismo el lobulillo marginal que el angular ofrecen una 6 varias incisuras que se disponen de un modo particular: en el primer caso, puede tratarse de un surquito rectilineo, pero mas frecuentemente es arqueado; en el segundo caso, domina la forma en ¥ 6 la estelar de tres radios, por mas que en alguna ocasién hemos visto también la crucial 6 en_X, la en S, la en J’, la en Z, y hasta dos surquitos rectilineos para— (1) RUDINGER: Zur Anatomie der A fenspalte und der Interparietalfurehe, i889. (89) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 345 lelos y muy proximos. La forma arqueada de este surco para el lobulillo marginal y la particién de éste en otros dos, asi como el doble origen de 7, ha sido interpretada como el recuerdo de una disposicién andloga en los carnivoros; nos— otros nada diremos sobre ésto mas que hacer constar el hecho de que el surco arqueado lo mismo lo hemos visto en el lobu- lillo marginal que en el angular, y aun mas veces en este ultimo que en el primero (dos veces en el uno y tres en el otro), y que, independientemente de la existencia 6 ausencia de dicho surco, hemos visto nacer 4 7’! en dos puntos distintos de P? seis veces. En uno de los casos el lobulillo marginal estaba completamente dividido en otros dos por un surco profundo. Los lobulillos ofrecen notables variaciones de forma y volu- men. Ordinariamente son redondeados, pero tambien se obser- van cuadilateros, triangulares, semilunares, etc. Los hay muy voluminosos, de mas de 1 cm. de diadmetro mayor, sobre todo el marginal, que siempre es superior en volumen al angular; pero los hay también la mitad mas pequenos, y aun en algu-— nos casos parecen faltar, porque la continuacién de P? con 7! y 7? se hace por una simple inflexidn, sin ensanchamiento. En algtin caso la ausencia es evidente, pues existe un surco que separa el lobulillo angular del origen de 7’? y parece la continuacién de ¢!; en el Unico caso en que yo he observado esta disposicién se trataba de un surco muy superficial. Otras veces ofrecen, por el contrario, formas complejas: he visto un hemisferio en el cual el lobulillo angular era comparable con la disposicién ordinaria del pie y cabo de #%, si bien notable— mente menos extenso que éstos. El espacio inter-lobulillar se ofrece también con formas variadas y surcado 6 no; por lo comun es una regidn estrecha en la que solo cabe senalar idealmente una linea separatoria de los lobulillos marginal y angular; pero, en otros casos, es un espacio mas extenso, triangular, rectangular y aun con aspecto lobulillar y ofreciendo ya un surco rectilineo, ya otro encorvado 6 algunos mas complejos; he tenido ocasién de observar uno estelar y otro comparable a una K. Constantemente se aprecia bien la continuacién de P* con 7'!, 7’? y Poe, pero esta continuacion se establece, algu- nas veces, por verdadera trifurcacién de P*; lo cual, unido en a) ANALES DE HISTORIA NATURAL. (90) algtin caso a un segundo y muy superficial pliegue anasto- motico entre P! y P’, simula hasta una cuadrifurcacion y ensancha notablemente la mitad externa de P? que, en algun caso, por detras del lobulillo angular, se prolonga todavia hasta continuarse con 7’. Por ultimo, existen P? con numerosas incisuras por sus Caras y extremidad posterior, recordando esta disposicion la de los cerebros que hemos considerado como pertenecientes al grupo de los que ofrecen cisuras confluentes. La disposicién conside- ‘ada como. tipica por la mayoria de los tratadistas sdlo la he- mos encontrado doce veces. Cara externa de un hemisferio izquierdo en el que la cisura de Rolando ingresa en el pie de F°, y el surco diagonal de ésta es tan extenso que aboca por arriba 4 f? y por abajo casi llega 4 la cisura de Sylvio. Surcos del lobulo parietal. Hemos observado todas las variedades senaladas por Giaco- mini, Cunningham, Zernoff y otros anatodmicos. Se explica bien la dependencia de todas ellas de la disposicién morfolo- gica ofrecida por las tres circunvoluciones parietales y la de los pliegues anastomoticos existentes entre P! y P®. Hé aqui un brevisimo resumen de nuestras observaciones: 1. Tipo considerado como primitivo: mitad inferior del surco post-rolandico unida en arco con el inter-parietal; mitad superior del surco post-rolandico independiente. La frecuencia de esta ‘disposicion que, segtin Giacomini, se encuentra en (91) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 347 todos los monos y en el embridn humano del sexto mes, se explica recordando que son muchas las veces en que P! nace por dos raices, de las cuales una corresponde al tercio supe- rior 6 medio de Pa, quedando por tanto un espacio inter- radicular que es el estimado como parte superior 6 descen— dente del surco post-rolandico y como una formacién indepen- diente por el hecho de que su misién con el resto del surco interparietal se hace en una época ulterior y puede estimarse como adquirida. Nosotros entendemos, sin embargo de lo dicho, que la citada mitad superior del surco post-rolandico representa el espacio que debe quedar entre dos circunvolu- ciones que por lo general sdlo estan bosquejadas, pero que en algunos casos se ofrecen completamente diferenciadas 6 inde- pendientes. 2. Surco post-rolandico independiente del interparietal antero posterior. Hemos observado un solo caso, pues como tal puede considerarse el senalado como duplicatura de Pa; es debido a la existencia de un pliegue anastomotico, muy e@rueso y superficial entre P' y P?, situado en una regidn muy proxima al pie de estas circunvoluciones, cuyas raices no son visibles sino por detras de dicho pliegue. Cunningham (1) ha emitido la aventurada hipdétesis de que este tipo debe ser la forma del porvenir. Por nuestra parte diremos que sin negar ni aceptar la hipétesis de Cunningham, ya hemos hecho hin- capié en que las circunvoluciones transversalmente dispuestas al eje del hemisferio son universalmente reconocidas por todos los anatémicos como senales de perfeccionamiento; pero el hecho de no existir sefial alguna de pliegues radiculares 6 anastomoticos en el fondo de la cisura post-rolandica, nos hace dudar sobre la verdadera causa de su origen. 3. La parte vertical i oblicua del surco interparietal se abre en la cisura de Sylvio en los casos no muy frecuentes en que existen surcos verticales en el pie de P?, y se puede abrir en la cisura sub-frontal 6 abocar a la incisura de la precuna y hasta el surco sub-parietal 6 sub-precuneal, ya por la existen- cia (mas frecuente que la de la disposicién anterior) de incisu- ras en el pie 6 pies de P', ya por duplicatura de P! y prolon- (1) CUNNINGHaM: Obra citada. 348 ANALES DE HiSTORIA NATURAL. (92) eacién del surco’ interradicular de ésta, hasta unirse con el intermedio de la precuna. 4. Continuacién del surco interparietal en su porcién hori- zontal con ¢! por la existencia de un surco en el espacio inter- medio a los lobulillos marginal y angular. Ya hemos dicho que este surco lo hemos observado siete veces, pero de ellas sdlo en tres era lo bastante extenso y profundo para considerar establecida la indicada continuacion. 5. Divisidn en segmentos de las porciones horizontal 6 ver- tical, gracias 4 la existencia, ya de dobles raices para P! y P?, ya de los dos pliegues anastomoticos superficiales, citados como existentes entre dichas circunvoluciones. i { Cara externa de un hemisferio derecho, en el cual son notables, entre otras, las particularidades siguientes: la rama larga de la cisura de Sylvio tiene seis colaterales, y las dos cortas nacen por un tronco comin. El cabo de / es pequeno y el pie muy grande, en forma de Uy con el surco diagonal abierto en f°. IV. LOBULO TEMPORAL. Solo me ocuparé aqui de las cuatro primeras circunvolucio— nes y de los tres primeros surcos correspondientes al lo6bulo temporal, segtin las ideas de Broca. Procedo asi atendiendo a las razones expuestas 4 propdsito de la cisura limbica. Las partes citadas tienen una morfologia y topografia bastante fijas y por lo mismo trataré de ellas con brevedad. (93) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 319 Circunvolucion temporal primera. Resumen de las observaciones.—1. Empieza en la parte media de la cara inferior de P? se dirige hacia abajo y adelante describiendo tres inflexio- nes, se anastomosa con 7'* y termina en el polo del l6bulo continuandose con las otras circunvoluciones temporales. 3. Ofrece un surco en Y, en su origen; describe algunas inflexiones y aunque termina en el polo se une un poco antes 4 T?. 4. Tiene tres raices en P? y se prolonga mas alld de la terminacién de T? y aun de la de 7°. 5. Tiene tres rafces: la anterior es la ordinaria; la central nace en el espacio interlobulillar y parece continua con POe? y una rama de O°, y la posterior inferior viene de 7° y, por su intermedio, de O°. 6. Tiene dos raices que nacen en P? y en el pie de T? que paréce con- tinuo con POe?. En su trayecto se anastomosa dos veces con 7*. Termina como en el num. 4. 7. iene dos raices. 23. Tiene una anastomosis con J? hacia la parte media de su trayecto. 25. Tiene dos raices. 30. Es muy delgada. 31. Tiene dos anastémosis con T°. 42. Esté unida 4 T? por una ancha anastomosis situada en su tercio medio. 51. Estd4 unida 4 7? en dos puntos. 53. Esté unida 4 JT? en toda su mitad anterior. 54. Tiene dos raices. Las correspondientes 4 los numeros no citados, ofrecian una disposicién comprendida en ia que sirve de tipo para las descripciones clasicas: tenian una sola raiz, eran independientes por completo de T? y terminaban continudndose con las otras circunvoluciones temporales al nivel del polo del lébulo. Deducciones.—Como se ve, en la mayoria de los cerebros examinados 7! presentaba la disposicién considerada como normal, pues sdlo se separaba un tanto de ella en catorce casos. De éstos tenia dos raices en cuatro y tres en dos, se anastomosaba con 7? en ocho, y de estos ocho la anast6mosis era doble en uno. fT’ es, por tanto, una circunvolucion poco variable; se mues- tra, por lo comin, aislada de las adyacentes, formando parte de la cisura de Sylvio y del limbo del l6bulo temporal; es 350 ANALES DIE HISTORIA NATURAL. (94) estrecha unas veces, ancha en otros casos, algo flexuosa de ordinario, continua con P? y la extremidad anterior de las otras circunvoluciones temporales, y sus ligeras y escasas variedades quedan indicadas. Fig. 23. Cara externa de un hemisferio derecho en el que /’5 esté conformada en cuanto a su pie, como en el de la fig. 22, y el cabo ofrece una bifidez en su punta. Ademas esta bosquejada una segunda circunvolucion post-rolandica. Circunvoluciones temporales segunda y tercera. Puede exponerse a la vez lo relativo a estas circunvolucio— nes, porque aparte del origen, que es completamente distinto para cada una, en lo demas son muy semejantes; tienen entre si numerosos lazos y hasta constituyen, por lo comun una region lobulillar especial dentro del lobulo temporal. Resumen de las observaciones.—1. T* empieza en el lobulillo angular y en la rama superior de O°. 7° nace en una rama inferior de O* y en un pliegue profundo gue la une con O*. Se dirigen paralelas hacia el polo del ldbulo, haciendo inflexiones, y se anastomosan tres veces en su trayecto. 3. T° empieza en la regién angular de P? y se anastomosa con O? y O°. T*® nace en una rama supero-externa de O*. Se anastomosan cuatro veces. 4. Estan tan confundidas que realmente el conjunto de ambas forma una sola circunvolucién; ésta ofrece tres raices, una en el lobulillo angular» otra en POe? y O? ocultandose, por lo que se refiere 4 esta ultima parte y bajo la forma de pliegue anastomotico profundo, en el surco occipital segundo, y otra en O° que es bifida y se oculta para este origen en uno de los surcos pre-occipitales. Asi formada 7° -+ T°, ofrece en su mitad (95) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 351 posterior dos surcos transversales paralelos y ligeramente céncavos hacia atras y arriba. De la parte media del mas infero-anterior de estos surcos, parte otro longitudinal, poco profundo, algo flexuoso y que llega hasta cerca de la punta de 7° + 7°; este surco es muy superficial y por delante de él, 7° 4- T° se bifurca y continia por un puente estrecho con JT! y por otro puente ancho, que 4 su vez se bifurca también, con la extremidad anterior de la circunyolucién del hipocampo por detrds de la incisura limbica. Esto es debido 4 que 7% no alcanza al polo. 5. T? nace en el lobulillo angular y en la rama inferior que O* tenia en este caso. 7° arranca de T*, pues detras de este origen hay un surco pre-occipital en cuyo fondo no se aprecia pliegue anastomédtico alguno. Son independientes durante la mayor parte de su trayecto y sdlo se anas- tomosan una vez, antes de terminar. 6. Tienen un origen comin en el lobulilo angular y POe*; se anasto— mosan dos veces en su mitad posterior y terminan después de ser inde— pendientes en la anterior. 7. Estan confundidas casi por completo en todo su trayecto formando una sola circunvolucién que nace por tres raices en P?, POe? y O°*. 8. Son completamente independientes. 9. Son independientes en su origen y mitad anterior; en el centro de la posterior, tienen una anastomosis. 14. Constituyen un doble lobulillo, ofreciendo varios surquitos en Y y en doble 7. 16 (nifio). Constituyen un lobulillo en el cual hay tres surcos: uno posterior en forma de X, otro central en forma de Y y otro anterior cur— vilineo y concavos hacia abajo. 17 y 18. Ofrecen disposicién monolobulillar. 19. Sdlo tienen una anastémosis en la parte media. 21. Se anastomosan cuatro veces. 23. Se anastomosan tres veces. 24. Ofrecen en su conjunto aspecto bilobulillar; el lobulillo anterior esta separado del posterior por un surco vertical. 25. T? empieza bien ostensiblemente en P? y POe?. T° arranca de la rama superior de 0°. Se anastomosan tres veces y ofrecen en su conjunto aspecto bilobulillar, con un surco anterior longitudinal y dos posteriores curvilineos. 26. Se anastomosan solo una vez, en el tercio medio. 27. Se anastomosan dos veces. 29. Se anastomosan dos veces en la mitad posterior; en la anterior son completamente independientes. 31. Estan anastomosadas tres veces. 32. Tienen tres anastomosis y figuran un lobulillo segmentado en tres porciones, 352 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (96) 33. Estdu unidas en el tercio medio y son independientes en los tercios anterior y posterior. 35. Tiene tendencia Z'° al desdoblamiento. 37. Se anastomosan tres‘veces y forman un solo lobulillo. 38. Tienen cuatro anastémosis. 39. Estan unidas en su mitad posterior. 42. Se anastomosan tres veces y forman un solo lobulillo. 44. Kstdn unidas en su mitad posterior. 45. Tienen dos anastémosis en la mitad posterior y 7° nace por tres raices: dos proceden de O* y una de 0*. La misma 7° tiene tres surcos transversos y sinuosos en la mitad posterior y uno longitudinal y corto, en la mitad anterior. 46 y.47. Tienen aspecto bilobulillar. En el 46 se asemejan 4 un 8 y en el 47 4 una X. Ofrecen numerosas incisuras. 48 y 49. Ofrecen una anastémosis en su parte media. La mitad ante- rior de T* tiene por si sola aspecto lobulillar. 50 y 51. Estdn unidas por dos anastémosis y segmentadas por un surco vertical que ocupa el centro de su mitad posterior; este surco es comparable con un pre-occipital y también simula como el centro de un lobulillo independiente. 52 y 53. Son homotipos y notablemente asimétricos en lo relativo A [2 y T* que por tener dos anastémosis en un lado y cuatro en otro, ofrecen en ambos aspecto lobulillar. 54 y 55. Estan unidas dos veces formando un lobulillo en cuyo centro se destaca un surco flexuoso. 56. Estan unidas en tres puntos. 57. Tienen dos anastémosis. 59. Estdn unidas en su mitad posterior, y 7? lo esta 4 7'* en su mitad anterior. En los ntimeros no citados, P? y T* son por completo independientes; 2 nace de P? y POe?; T* de O* y ambas se reunen por delante, al nivel del polo, confundiéndose con T'! y con la circunyolucién del hipocampo. Deducciones.—1." En 18 casos 7’ y 7% eran completamente independientes y se comportaban en cuanto a su origen y ter- minaciOn como es de regia. 2.°. De ordinario 7’ tiene dos origenes 6 raices: una en el lobullillo angular que sdlo falta ante la ausencia de este lobu- lillo en los casos citados al tratar de P?, y otra cuyo origen es un poco mas variable; pero éste se halla siempre comprendido en algun punto de P0e*, que es el sitio mas fijo, 6 en algun otro de 02 y de O%; esto depende de que POc? se continua casi constantemente gon 02 y en algunos casos con O°, por ofrecer (97) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 358 esta ultima una bifurcacién. Z* nace casi constantemente de O°, yade su cuerpo, ya de su rama inferior 6 de la superior (mas rara vez) en loscasos en que se bifurca; arranca también en otros casos de partes inferiores de 0? 6 de superiores de O04, Fig. 24. = We Cara externa de un hemisferio derecho en el cual el pie de #5 es sumamente estrecho y carece de surco diagonal. /? es doble, y la rama larga de la cisura de Sylvio tiene tres colaterales ascendentes. y una vez la he visto nacer de 7“. Por ultimo, con cierta fre- cuencia se ven nacer reunidas 7’? y 7 por medio de tres rai- ces correspondientes a sus puntos de origen normales lobulillo angular POe* y O°. 3." Por lo general el conjunto de 7? y 7* tiene aspecto lobulillar, pero éste puede ofrecer diversas modalidades; ya es monolobulillar para la totalidad 6 sélo para una parte de las dos circunvoluciones reunidas 6 de una de ellas, ya es bilobu- lillar y aun, en algun caso, trilobulillar. 4.* Este aspecto lobulillar depende de las anastémosis que, con notable frecuencia, se establecen entre 7’? y 7%, asi como también de las inflexiones que trazan éstas en su trayecto. En 42 casos, de los 60 que hemos observado, existian anasté- mosis; habia una sola en 7 de ellos, dos en 12, tres en 9, cuatro en 3, y estaban confundidas en los 10 restantes de un modo irregular y simulando una ancha circunvoluciOn con numero- sas incisuras y pequenas depresiones esferoideas. En los casos en que habia una sola anastémosis, por lo general ocupaba el centro del espacio intermedio 4 las dos circunvoluciones que me ocupan; pero también existia, en otros casos, en el tercio ANALUS DE HIST. NAT.— XXVII. 23 354 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (98) anterior 6 en el posterior. En los casos en que eran dos, lo mas constante era que ocupasen el tercio posterior estando separa- das por un surco vertical, limitada la posterior por otro andlogo y viéndose también separadas por otro antero-posterior en el resto de su extensién. Al haber tres anastOmosis, dos ocupa- ban el tercio posterior y otra, ya el tercio medio, ya el tercio anterior; y en caso de existir cuatro bien distintas, estaban muy aproximadamente equidistantes. 5." Por fin ofrecen en su conjunto, 6 alguna de ellas, surcos é incisuras diversas y mas 6 menos numerosas, segtin los casos; adoptan formas en J, en doble 7’, en Y 6 simplemente las de lineas rectas, curvas 6 tortuosas; en un hemisferio ofre- cia 7° cierta tendencia a desdoblarse. En suma, el verdadero tipo morfoldgico de 7? y 7% es el anastomotico y lobulillar. Circunvolucion temporal cuarta. Resumen de las observaciones.—1. Empieza produciendo la fusién de las dos ramas de O* y se continua por la cara inferior del l6bulo temporal hasta acabar en punta antes de ilegar al verdadero polo de aquél. 3. Nace en Ja rama interna, que es la mds gruesa, de O04. 4. Esta separada por completo de O* 4 beneficio de una cisura, citada al tratar de la parieto-témporo- occipital. Se anastomosa, aunque profun- damente, en dos puntos con 7°, v es completamente fusiforme porque su extremidad inferior se afina para hundirse en la cisura que la separa de O*, 5. Empieza en 0° y O*y termina en T°, 6. Termina en T°. 8. Se bifurea hacia delante y termina anastomosdéndose con 7'*. 10. Nace per dos raices, de una rama interna de O% y de la totali- dad de O4, 17 y 18. Es fusiforme y bifida. 19. ‘Liene dos raices en 0° y O*; cs corta y ofrece un surco longitu: i- nal en su linea media. 23. Se anastomosa una vez con 7°, 25. Tiene tendencia al desdoblamiento. 26. Es gruesa, bifida y unida 4 T° y dla circunyolucion del hipocampo. 27. Su forma es rectangular. 29. Es fusiforme y por su extremidad anterior envia una anasté6mo- sist 5. 30. Es irregular, sinuosa y no fusiforme ni triangular. 31. Es doble. 32. Es fusiforme y con surcos transversales y en 7’. (99) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 355 38. Esta unida 4 7°. 46 y 47. Empieza por dos raices, bastante largas, continuas con lus dos ramas que ofrece en estos casos O+. 51. Es rectangular y esta unida 4 la circunvolucién del hipocampo por una anastémosis superficial situada cerca de su terminacion. En los nimeros no citados, no ofrecia nada de notable que se separase de la disposicién seguida en sus descripciones por los tratadistas clasicos. Deducciones.—Segiin las descripciones clasicas 7’! es ligera- mente convexa por su cara inferior; es continua por completo y sin divisién alguna con 0‘, de la que simplemente aparece separada por una huella debida al borde superior del penasco; su figura, como mitad anterior del lobulillo fusiforme de Huschke, es triangular; su extremidad anterior no alcanzaria al polo del lobulo temporal y terminaria siempre unida a 7” y circunvolucién del hipocampo, sin que en todo su trayecto ofreciera lazo alguno, como no fuese por rarisima excepcion, con las circunvoluciones adyacentes. Es ésta, en efecto, la dis- posicidn que hemos observado en 38 casos, y de ello puede deducirse que /‘ ofrece en su disposicién un grado de fijeza semejante al de #'!. En los restantes casos, hasta 60, hemos observado las siguien- tes variaciones: Origen simple por una sola raiz procedente de O', 1 vez. Idem doble por dos raices procedentes de 0+, 3 veces. Idem doble procediendo de 0? y 04, 3. Forma en huso, 6. Idem rectangular, 2. Idem sinuosa é irregular, 1. Bifidez y tendencia al desdoblamiento, 5. Existencia de surcos transversales y en 7, 1. Idem de una anastdmosis con 7%, antes de la terminacion, 3. Idem de 2 id., 1. Terminacién por anastdmosis exclusivas con 7, 4. Idem id. con la circunvolucion del hipocampo, 2. Surcos del lobulo temporal. Seguin nuestra apreciacidn, son solo tres, destinados a4 sepa- rar las cuatro circunvoluciones temporales que hemos admi- tido; pero con la descripceion de éstas casi queda hecha la de 356 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (1005 los surcos, pues ya he indicado en aquéllas el numero y dis- posicién de los pliegues anastomoticos que las unen; y de la existencia de éstos resulta perfectamente comprendida la direc- cién y segmentos admisibles para los surcos. Sdélo anadiré que el mas profundo de todos es ¢! 6 paralelo silviano, que Gratiolet elevé al rango de cisura por esta misma profundidad, por su relativa precocidad en la aparicién (sexto mes) y por haberlo observado en muchos monos, hasta en los casi lisencéfalos, seetin Charpi. Por excepcion, alguna vez se ve partido en dos segmentos. Kl surco intermediario de Jensen, destinado 4 separar, segun el mismo Charpi, la terminacién de ¢! de la terminacién de la rama larga de la cisura de Sylvio, no he tenido ocasién de observarlo ni una sola vez. Ademas ¢? esta casi siempre dividido en varios segmentos, de los cuales los posteriores (por lo comtin dos) son incisuras verticales; en alounos casos verdaderamente no existe. Por fin ¢° es mas largo que la parte longitudinal de ¢*, con— servada ordinariamente, y puede estar dividido en dos 6 tres seementos; mas frecuentemente, en dos. LOBULO OCCIPITAL. La disposicién y variedades que hemos observado solo con— sienten un estudio individual de las circunvoluciones y los surcos, después de conocidos los datos anatémicos referentes a todo el lébulo y cada una de sus partes. Resumen de las observaciones.—1. Como circunvoluciones postero-ante- riores, irradiando de la punta 6 polo de este lébulo, verdaderamente no existen mds que tres, que corresponden 4 la 3.8, 4.2 y 5.2 de la clasifica- cién de Broca. El resto del lébulo se halla dispuesto de un modo excep- cional y aparentemente caprichoso, que procuraré detallar. POe‘ se divide en dos ramas que se contintian con O!y O°. O' nacida de la rama externa, no bien ha nacido cuando se encorva hacia abajo formando un 4ngulo de 45° y, después de un trayecto corto y flexuoso, se continua con otra parte coriical 6 circunyolucién més ancha postero-anterior y continua. (101) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 357 directamente con POe?: esta parte ancha que pudiera interpretarse como O°, tiene dos surcos antero-posteriores semilunares: uno superior, menor, y otro inferior, mayor. O® nacida de la rama interna de POe', aparece estrecha y de forma distante de la triangular; se dirige hacia dentro casi verticalmente, y cuando llega 4 lo que puede interpretarse como angulo antero inferior de la cufia, se encorva hacia arriba y atras y camina formando el labio supe- rior de la cisura calcarina hasta terminar constituyendo la que puede interpretarse como parte mas posterior de la cua. En este punto se con- tinua, por un pliegue estrecho y anterior con lo que hemos dicho que representa la parte superior y horizontal de O'; y por un pliegue mas ancho y posterior con otra circunvolucién visible en la cara externa, y paralela, aunque flexuosa, 4 la parte vértico-transversal que continua la superior y antero-posterior de O'; pero en vez de rodear por completo dicha zona y ser luego paralela 4 la que, interpretable como O?, se conti- nua, segun queda dicho, con POe?, se dirige hacia atras, y después de algunas tortuosidades termina en el polo.—La cara interna de O° ofrece un surco en Y. O* parece arrancar de la parte en que la circunyolucién supra-yacente y posterior 4 la que une O' y O?, cambia de direccién de abajo 4 arriba y de delante 4 atras. Poco después de 1 cm. de trayecto se bifurca, y de sus ramas, la superior se continua con J”, y la inferior por un pliegue pro- fundo, con 7* y, por otro superficial, con O*. Dicho pliegue profundo ocupa el fondo de un surco crucial, senalado por los tratadistas y formado por ¢? y el pre-occipital de Meynert y Schwalbe, que nosotros hemos de- nominado témporo-occipital externo. O* es doble y arranca del mismo polo: la externa se continua con la circunvolucién existente por detras de lo que representa la unidn de O! y O?, y la interna procede de O°. Ambas caminan flexuosamente hacia delante por la cara inferior del l6bulo, separadas por un surco bastante profundo y, al llegar al limite témporo-occipital, se continian con 7’; antes de llegar 4 ésta, el surco que las separa se bifurca, y es en el fondo de esta bifurcacién donde se continuan con la citada 74, constituyéndose también de este modo un verdadero surco témporo-occipital inferior, ya mencionado en otro lugar. O*, tiene tres raices: la externa es la que la une con el origen de la O+ interna; la central es continuacién de la circunvolucién existente por detrds de lo que representa la unidn de O! y O?, y la interna de la parte inferior de O°, apareciendo como pliegue de paso en la cisura calcarina. Reunidas estas tres raices se forma un cuerpo, primero sinuoso y enlazado todavia por otra anastOmosis profunda con O*, y luego rectangular y con un surco antero-posterior, rectilineo y de 1 '/, cm. de extensidn. Esta ultima porcidn termina por una cola que se enlaza con el istmo del lobu- 3538 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (102): lillo Iimbico y mediante una estrechez, con la circunyolucién del hipo- campo, para formar el lobulillo lingual de Huschke. En cuanto 4 los surcos, pueden contarse los siguientes: 1.° Uno que con- tintia el inter-parietal, separa las dos circunvoluciones que hemos esti- mado como O' y 0? y se bifurea hacia atrds en forma de T. 2.° Otro de figura de S que separa la circunvolucién que une lo estimado como O' y O?, de aquella otra tantas veces citada, continua con O® hacia arriba y adentro, y con O°, O* y O° hacia abajo y atras; este surco empieza entre las dos ramas de PVe! y ocupa una pequefa parte del borde sagital del hemisferio, pero tiene un pequefio pliegue anastomotico entre O! y O°%, 3.° Otro antero-posterior, todavia en la cara externa que se continua hacia delante con ¢t! y termina hacia atras en el precedentemente descrito. 4.° Uno menos profundo que los anteriores y que separa O° de O°; em- pieza en el polo y termina en la anastomosis de la rama inferior de O° con la O*% externa. 5.° Otro que separa O* de O° empieza en el polo y termina en el pliegue occipito-limbico de O*. 6.° Por ultimo, la cisura calcarina, que ofrece un pliegue anastomotico ygcitado entre O° y O°, y se prolonga por la cara externa del lébulo, entre las dos partes admisibles por su dis- tinta direccién en la circunyolucién situada por detras de la que une Ory OS En suma, 0' y O? son mera continuacién respectivamente de POe! y POe?*; pero estin unidas por un pliegue anastomotico grueso y superfi— cial, y son muy cortas. 0°, O+ y O°, se continuan con O° hacia atras y con T?, T°, T* y circunvoluciones del hipocampo y limbica hacia delante. O* ofrece una disposicién excepcional: en la cara interna del hemisferio es muy pequefia, tiene dos anastémosis con O! y O° y empieza realmente en POe!; por la cara externa se prolonga desde un poco por delante del nivel que ocupa ordinariamente su extremidad posterior, constituyendo uno de los detalles mas notables é interesantes de este lébulo. En él abun- dan los pliegues transversales, siendo los mayores el que une 0! con O? y la porcién externa de O°. 2. Ofrece igual disposicidn que en el ntimero anterior, pero’ O° y O+ estin confundidas y tienen surcos transversales y uno antero-posterior muy largo. 3. O' se continia POe', y con la union de los dos POe que en este caso existe. Empieza en el polo, unida 4 O? y O°. O? se continia con POe*, con la unién de los dos PVe y mas atras y abajo se anastomosa con 7? y O°. Empieza en el polo unida 4 0 A Oe O* se continia con T? y se anastomosa con O?. Empieza en el polo. O* se continua con T* se anastomosa con O° y T® y empieza por tres raices en un surco transversal situado un poco por debajo del polo. O° tiene dos raices: una es muy pequefia, parte del polo y se anasto- (08) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 359 mosa con 0*; otra es muy ancha y nace muy proxima 4 O°, hasta el punto de parecer una parte de ésta; después de reunirse estas dos raices, se bifurca la circunvolucién resultante, y termina por los dos pliegues oceip.to-limbicos que ofrece de ordinario. O° es pequefia y tiene su pliegue ctineo-limbico continuo con los andé- logos de O°. 4. Ofrece en la cara externa un surco notable: es curvilineo, empieza 364mm. por debajo del borde sagital del hemisferio, interesa vertical- mente O? y O° y se contintia hacia abajo y adelante con O°, O' se continua por delante con POe' y por detras y arriba con O*% y se anastomosa con O?, O*? nace en el polo unida 4 O! y O°, camina hacia delante y en su tercio anterior se bifurca continudndose directamente la rama superior con POe? y la inferior con una anastémosis existente entre T? y T°. O* arranca en el polo unida 4 QO? y se contintia con 7%, después de anastomosarse con el punto en que O* se continua con 7, O* nace cn el polo, unida 4 O* y O°; ofrece un surco transversal cerca del limite anterior y se continua con 7". O* ofrece la misma disposicién que en el num. 1. O® tiene la disposicién considerada como normal. 5. O'naceen el polo unida 4 O? y O°; en su corto trayecto, queda completamente unida 4 O® y vuelve 4 unirse 4 O7; por delante se conti- nua directamente con POz! en ef fondo de la incisura sagital de la cisura parieto-témporo-occipital; con POe* en la superficie del hemisferio, y con O° hacia abajo. O*? puede considerarse representada de dos modos: 6 por una regién situada por detras y encima de O', arrancando del polo y dirigida hacia arriba y adentro hasta continuarse con la parte posterior de la cufa; 6 lo que es mas probable, por una rama de la O! descrita, continua con POe* y con O°, O° arranca del polo, se dirige hacia abajo y adelante, se anastomosa con O*y O' y termina bifurcdindose y uniéndose 4 T’ y 4 la fusién de Ty 1s: O* nace unida 4 O° y O° y ofrece luego una bifurcacion de la cual la rama externa se une 4 J'*, y la interna, mas ancha, parece formarla casi por completo hasta el punto en donde reunida con la externa, se continian ambas con 7". O* ofrece la disposicién ordinaria. O® arranca de O! y O? y termina formando dos pliegues ctineo- limbicos. En suma, que respecto de O', O°? y O® ofrecia este hemisferio, una disposiciédn semejante 4 ia que queda descrita para el num. 1. 6. O'se continua con O08 y POe’. 360 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (104) O* se continta en el polo con 0%, O' y O%, y por delante con el mas superior de los dos POe? que existen en este caso. O° empieza en el polo unida 4 0? y O04, se anastomosa por delante con la primera de las citadas, abraza la convexidad de la parte terminal de los dos POe* que existen en este caso y termina uniéndose con el mas inferior de estos, en la profundidad de una cisura que continua la incisura sagital de la parieto-occipital, interrumpida en este hemisferio solamente por los POe. O* es muy ancha, nace de O* y se la ve, por una regién muy estrecha, empezar en el polo, ofrecer una porcidn de inflexiones y continuarse con 2%. O° esta unida 4 O° por una anastémosis al nivel de la cisura calcarina. O® ofrece, aparte del hecho citado en 05, la disposicién ordinaria. 7. O' ofrece la disposicidén ordinaria. O* parece una rama de (0! continua con POe?. O* se anastomosa con O* y se continua con T°. O*, O°, O® ofrecen la disposicién ordinaria y en ellas solo es notable una anastomosis que existe en la cisura calcarina entre O® y O8. 8. O', O?, O° ofrecen la disposicién ordinaria. O* sdlo tiene de notable el ser bifida desde poco después de nacer y ofrecer una anastémosis entre sus dos ramas y en el tercio posterior de las mismas. O* y O® se anastomosan en el fondo de la cisura ecalearina. 9. O', O?, O*, O* y O8 ofrecen la disposicién ordinaria por su origen y terminacion. De O° puede decirse lo mismo en cuanto 4 su origen, pero por lo que respecta 4 su terminacién, se continua solamente con T°. O* y O® se anastomosan en la cisura calcarina. Los surcos 0% y O* se anastomosan hacia delante, seccionando la base de O* y contribuyendo a la formacion de la cisura témporo-occipital inferior. 10. O* ofrece la disposicién ordinaria. O* nace en el polo, se desdobla poco después, se extiende por casi toda la cara externa y toma aspecto lobulillar. O° nace en el polo y poco después se bifurca y contintia con una raiz de T° y con dos raices de 7. O*, O® y O° ofrecen la disposicién ordinaria. 11. Ofrece todo el lébulo la disposicién ordinaria. 12. Solo ofrece dos circunvoluciones externas, 0? y O° conformadas como de ordinario. 0! es pequefia y no llega al polo, y O° se prolonga un poco por la cara externa continudndose con 0? y 9* por detrds del limite posterior de O!, 13, Esta conformado como en el numero anterior, pero 0' es todavia mas pequefa y O° se continua con 7 y con la circunvolucion limbica. 14. O', O?, O4, O® y OF ofrecen la disposicién ordinaria. 0% es bifida (105) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 361 y continua por una de sus ramas con 7° y 7° y porotracon T*. Lacisura ealearina se ofrece en linea curva, convexa hacia abajo. 15. Ofrece la disposicién ordinaria. 16 (nino). O' y O8 ofrecen la disposicién ordinaria. La cisura calcarina divide el polo. O2 se une por una anastomosis vertical muy gruesa con 0%, formando asi el labio posterior del surco parieto-occipital existente en este caso; en el fondo de este surco se continia con POe?. O* nace en ambas mitades del polo por dos raices, superior é inferior: ambas confluyen adoptando el tipo lobulillar y después de anastomosarse con O* termina en la anastémosis citada para O?. O* es muy gruesa, forma con 7% el lobulillo fusiforme que en este caso resulta exagonal, y se anastomosa con O°. O* es muy gruesa y forma parte de las caras inferior é interna del hemisferio. 17 y 18. Tienen un polo en el que se observan bien distintamente dos surcos, el mas alto separa O' de 0% y el mas bajo corresponde 4 la cisura calearina que hiende por completo la regién polar. Ademas, es visible en la cara inferior otro surco oblicuo que separa dos raices que ofrece O*. Por fin, O', O? y O® forman un lobulillo en la cara externa. 19. Hay un surco longitudinal en el borde sagital del hemisferio, pero no alcanza hasta el polo: ninguno de los otros surcos del lébulo tampoco alcanzan al polo; la cisura calcarina tiene la forma de un angulo abierto hacia abajo. O! es pequefia y conformada de un modo semejante al indi- cado para los nimeros 12 y 13: ocupa el seno del Angulo diedro formado por O? y O® que estan dispuestas como de ordinario. O* se une al principio de T* y se anastomosa con O* formando el labio posterior del surco témporo-occipital externo que existe en este caso. O* es muy corta y ancha: se une 4 74 y O® y forma el labio posterior del surco témporo-occipital inferior que existe en este hemisferio. O° ofrece la disposicién ordinaria. 20. Ofrece la disposicién ordinaria. 21. O' es doble. Su parte stipero-anterior, se continua con POe! en el fondo de la incisura sagital y por encima y detras con O® y el pliegue sipero-interno de Gratiolet. Su porcién infero-posterior, se continua con POe? y la parte posterior de O°. O? es doble: su porcién superior se continua con PJe? en el fondo de la incisura sagital, que todavia alcanza 4 este nivel; y su porcidn inferior se anastomosa con O° y se continua con T°. O* se continiia con 7? y T°. O* se contintia con 7 y lébulo limbico, en la parte correspondiente 4 la circunvolucién del hipocampo. O° ofrece la disposicion ordinaria. 362 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (106) O* esta dividida en dos partes, anterior y posterior, que asemejan dos circunvoluciones distintas. En suma, que son dobles O0!, O? y O° y que pueden, por tanto, admi- tirse sin reparo, hasta nueve circunvoluciones occipitales. 22. Ofrece la disposiciéa ordinaria: sdlo es notable el que O° se conti- nua unicamente con JT? y el que hay una anastomosis entre Of y O°, 23. Ofrece caracteres simios muy acentuados y son en él muy inde- pendientes las seis circunvoluciones, exceptudndose la continuacién com— pleta de O! y O8. 24. La cisura calcarina hiende por completo el polo. Existen cuatro surcos transversales interesando solamente O4 y O°. O', O? y O® estan dispuestos como en los nimeros 12 y 13. O° nace por tres raices en la mitad inferior del polo y se continua con T? en su arranque del lobulillo angular. O* es ancha y continua con O*® y 7%. O°* ofrece la disposicién ordinaria. 25. O', 07, O°’ y O® ofrecen la disposicién ordinaria. O* se continua exclusivamente con T° y se anastomosa con O*, O* se anastomosa con O° y O°, formando con esta ultima el labio pos- terior del surco occipito-temporal inferior que existe en este caso. 26. Ofrece la disposicién ordinaria: solo 04 se continua con T° y T%. 27. Ofrece aspecto polilobulillar y es dificil, por lo mismo, precisar la correspondencia de cada una de sus regiones con las seis circunvoluciones de la disposicioén ordinaria. Tiene una porcidén de surcos, entre los cuales merecen mencionarse los siguientes: 1.0 uno en forma de S' que separa lo que parece representar O', y O? de lo que parece representar O°; 2.° otro entre lo que parece representar O* y lo que parece representar 0* y 0°; 3.° otro en el espesor de lo que parece Q°; 4.° la cisura calcarina; todos estos cuatro surcos alcanzan hasta el polo donde se reunen, dando 4 aquel el aspecto pentafido. Hay ademas un surco vértico-transversal que interesa 0', 0? y O*® y esta situado muy cerca del nivel correspondiente a la cisura parieto-occipital. La continuacién hacia delante de todas las circunvoluciones occipitales, se hace como de ordinario. 28. Es sencillo: la cisura calcarina alcanza al polo dividiéndolo por completo. O' es mds baja que de ordinario y esta separada de 90° por un surco que corre por lo mas alto de la cara externa. O* ofrece la disposicién ordinaria. O° y O* estan confundidas en la mayor parte de su trayecto, pero se separan en el seno de POe? que aparece como surco témporo-occipital externo prolongado por la cara inferior, y terminan en el fondo mismo de ese surco, continuandose respectivamente con 7°, T° y 74. O° se comporta como de ordinario, (07) Pelaez Villegas.—cIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 363 O° se extiende por la cara externa, segun queda indicado al hablar de 0'. 29. Ofrece la disposicién ordinaria excepto en los detalles siguientes: la cisura calcarina divide el polo; 0? y O° se anastomosan; 0° y 0* tam— bién se anastomosan y la cua es muy pequena. 30. Es homotipo del anterior. Tiene circunvoluciones mas extensas y el polo es trifido. La cisura calcarina ofrece un pliegue anastomdtico en su fondo. O' y O? estan confundidas en la mayor parte de su extensién separan- dose sdlo en el momento de continuarse con los POe. Entre 0' y 0° existe un surco que ocupa lo mas alto de la cara externa. O° se continua con T°. 0° se anastomosa con 0* y 0°. O° se extiende por la cara externa. 31. La cisura calcarina es una linea curva cdéncavya hacia abajo y alcanza hasta el polo haciéndole doble. El aspecto de todo el lobulo es lobulillar. O? se bifurca y ambas ramas se continuan con P0Oe?. O° esta confundida en parte con Q?, se bifurca como ésta y se continuan sus dog ramas con 7°, O* se bifurca también y se continua con T° y T+. O* esta unida 4 0°. O' y O° ofrecen la disposicién ordinaria. 32. Ofrece una disposicién sencilla pero algo diferente de la ordinaria. En é1 existen los siguientes surcos: 1.0 uno que continua al interparietal entre 0! y 0?, llega hasta el borde superior de la cufia y segmenta 4 esta en dos porciones; 2.° el que separa 0? de 0°, que se prolonga entre las _ramas de POQe?, que ofrece dos en este caso y se bifurca luego por detras y debajo del lobulillo angular formando surco témporo-occipital externo. 3.° otro semejante 4 un Angulo de 90° abierto hacia delante, el cual inte- resa 4 O* y 0%. En lo demas, este l6bulo ofrece la disposicién ordinaria, si se exceptua cierto indicio de duplicatura que tiene 0°, la continuacién de 0° con T? y T° y la terminacién aparente de 0* en un surco témporo-occipital inferior que existe en este caso. 33. El polo es doble por la prolongacién de la cisura calcarina. O' y O° ofrecen la disposicién ordinaria. OQ? se anastomosa con 0° y O!. O* tiene tendencia al desdoblamiento, se anastomosa con 0? y O* y se continua con 7°, O* casi no existe: empieza por una punta muy afilada en la mitad de la cara inferior del ldbulo y en el fondo de un surco que separa, por detras de ella, O° de O°. 0* es lobulillar. 364 ANALES DI HISTORIA NATURAL. (108) 34. Ofrece la disposicion ordinaria. 35. Tiene el polo por la prolongacidén de la cisura calcarina que es con- cava hacia abajo y sdélo ofrecen completa individualizacién O', O° y O°. 36. Ofrece la disposicién ordinaria. 37. Ofrece en la cara externa tres circunvoluciones casi verticalmente dispuestas. La cisura calcarina tiene forma de S. El polo resulta doble por un sureo que separa 04 y O°. Q* ocupa el borde superior del hemisferio y se continia con 0° y con: PQe! por el intermedio de la incisura 0°, pues esta se prolonga por delante de la verdadera O' y no solo se continua con el citado PO0e' sino con todo lo apreciable en la cara externa del Idbulo. 0? no es antero-posterior, sino concéntrica 4 0 y situada por detras de ella y verticalmente en la cara externa del lébulo. Q* se dispone de igual modo que 0? y esta situada por detras de ella. O* y O* ofrecen la disposicion ordinaria y 0° se prolonga por la cara externa, segun queda dicho. 38. Las tres primeras circunvoluciones son cortas y empiezan en una de las mitades del polo que esta seccionado por 0°; las otras tres son mas largas é independientes. La cisura calcarina es casi horizontal, ligera- mente curva y abierta hacia abajo. O* es pequena y confundida por completo con la cufia. Q? se bifurca: la rama superior se continta con 0' y 0° y la rama inte- rior con POe? como es de regla. 0°, O* y O° ofrecen la disposicién ordinaria. O° resulta formada por la prolongacién de POe', O' y O? y ofrece en la parte mas anterior é inferior, una superficie triangular independiente, aunque pequefa, y comparable con una cufa minuscula. 39. (Q'* forma parte de la cara interna del hemisferio y aparece confun- dida como de ordinario con 07 y P0e!. 0? describe dos flexuosidades y se continua también con P0e'. O° se continua con 0?, POe? y T°. 0* es doble. 0* figura un codo que corresponde 4 lo mas alto de la cisura calcarina y ocupa en totalidad la cara interna. O® ofrece la disposicion ordinaria. 40. La cisura calearina segmenta el polo y ofrece dos ramas verticales incluidas en el espesor de la cufa. Q' parece una parte rectangular de la cufia prolongada por la cara externa, pero esté separada de ella por un surco sinuoso y unida 4 ella por detras y delante del mismo. 0? se bifurca por delante y se continua con POe® y T°. O* y O* estan confundidas y se continuan con 7+. O° y O° ofrecen la disposicion ordinaria. (109) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 365 41. El polo es bifido porque la cisura calcarina. céncaya hacia abajo, se prolonga hasta él. : O?, OF, O* y O®, ofrecen la disposicién ordinaria, O* est&é ocupando el mismo borde superior del hemisferio: es, por tanto, muy estrecha. O° es cuadrilatera. 42 (nifo). La cisura calcarina se prolonga hasta el polo y es sinuosa. O' es pequefiisima y dispuesta como de ordinario. O? es pequefia, se contintia con la cufia por su extremo posterior, es algo oblicua por lo tanto, y se oculta por su extremo anterior en el surco parieto-occipital existente en este caso. O°* es gruesa, empieza en la punta inferior del polo; ocupa casi toda la cara externa del lébulo occipital, esté surcada, verticalmente, por una incisura paralela 4 ia perpendicular externa y se confunde en parte con O?, terminando como de ordinario. O+*, O*® y O°, ofrecen la disposicién ordinaria. 43. Ofrece la disposicién ordinaria. 44. No tiene de notable mas que la bifidez de su polo debida 4 la dis- posicion de la cisura calcarina y que sus circunvoluciones son todas tor- tuosas y muy surcadas. 45. (Homotipo del 44.) El polo es bifido pero no por la cisura calcarina sino por el surco existente entre O° y O+, 46 y 47. (Homotipos.) La cisura calcarina es angulosa, abierta hacia atras y prolongada hasta el polo produciendo la bifidez de éste. O* es doble en el lado izquierdo y termina por cada una de sus ramas en un F0Qe; en el lado derecho es una rama de una circunyolucién angular concéntrica 4 otra formada por la parte pdstero-externa de la cufia y O°. O* en el lado izquierdo se continua con T° y en el derecho es la rama inferior de la circunvolucién angular citada en O'. O* en ambos lados se continua con 7° formando un arco semejante alee: O* nace en O°. O* y O® ofrecen la disposicién ordinaria. 48 y 49. (Homotipos.) El polo es trifido por la prolongacion hasta él de la cisura calcarina que es sinuosa y por un surco intermedio 4 O° y O°, pues O* nace en 0°. O' es muy pequefia y nace en la mitad anterior del borde superior de la cua. O? nace también en Ja cufia(mitad posterior del borde superior) y se continua después de algunas inflexiones con O° y POe?. O* es decididamente antero-posterior, aunque mas en el lado izquierdo que en el derecho. En éste, forma un codo concéntrico 4 POe? y, en uno y otro lado se continua directamente con T?. 366 ANALES' DE HISTORIA NATURAL. (110) O* nace en O°; 4 la derecha forma parte del lobulillo fusiforme y 4 la izquierda se confande tan notablemente con T* que no puede distinguirse tal lobulillo. O° es sumamente ancha, con mucha tendencia al desdoblamiento y ofrece en su cola dos ramas bien distintas; al continuarse como de ordi- nario en el lobulillo Iimbico. O® ofrece la disposicién ordinaria. 50 y 51. (Homotipos.) Tiene el polo bifido por la prolongacién hasta él de la cisura calearina: ésta es angular y abierta hacia abajo. A Ja incisura sagital, confluyen una porcioén de incisuras labradas en la cara externa y borde superior del hemisferio, las cuales forman un todo comparable 4 una estrella de diez radios. Las circunvoluciones son flexuosas é indepen- dientes en su mitad posterior. O* es muy ancha y larga en el lado derecho, continudndose en los dos lados con T? y T+. O', O07, O8, O® y O8 ofrecen la disposicién ordinaria. 52 y 53. (Homotipos.) El polo es bifido por la prolongacién de la cisura ealcarina. Las circunvoluciones externas son bastante independientes y lobulillares. ©O' en el lado derecho nace en la mitad anterior del borde superior de O°. ©? en el lado derecho nace por detras de O* continudndose también con O°, O°, O04, O8 y O°, tienen la disposicién ordinaria. 54 y 55. (Homotipos.) El polo es trifido, por la prolongacién hasta él de la cisura calearina y por la de un surco que separa O* de O% a la derecha, y dos raices que tiene O*, 41a izquierda. La cisura calcarina es angulosa 4 la izquierda y rectilinea 4 la derecha. En ambos lados existe un ©! que tiene una porcion posterior, paralela 4 la cisura parieto-occipi- tal; O? es estrellado, y de esta doble disposicién resulta una porcién lobu- lillar al nivel de la punta del l6bulo y la independencia de las tres circun - voluciones externas por delante de aquella. 56. El polo es bifido por la prolongacién hasta él de la cisura calca- rina. O°, O!, O? y O® nacen de una de sus puntas; O* y O° de la otra, y O°, O* y O* son bifidas. 57. El polo’es trifido por la prolongacién hasta él de la cisura calearina y de un surco supernumerario. La cisura calcarina es casi rectilinea y se bifureca por detras y delante en forma de doble T. O* nace en la mitad anterior del borde superior de la cufia. O? nace en la mitad posterior del borde superior de la cufia; se anasto- mosa con 0° é interviene de este modo en la constitucién de un surco témporo-occipital externo que existe en este caso. Esta hendida por un surco vertical que existe detras de POe? y que en parte parece continua- cidn de el del seno de POe’. (111) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. £67 O* se anastomosa con O?., O* es sumamente gruesa y lobulillar en su origen. O* nace de la punta inferior del l6bulo. O* nace en la punta superior del ldbulo. 58. El polo es bifido porque O*se prolonga por detras de la extremidad posterior de O* y se continia con O'. Los dos tercios posteriores de la cara externa tienen aspecto bilobulillar con tres circunvoluciones cada uno, pues ademas de los surcos normales, existen otros dos vértico- transversos que dividen toda esta regién en dos porciones. La cisura calca- rina es céncava hacia abajo y no llega al polo. 59. Ofrece Ja disposicién ordinaria. 60. El polo es bifido por un surco supernumerario vertical; las circun- voluciones son todas independientes y la cisura calcarina es céncava hacia abajo. Cerebro visto por su lado derecho. .El pie de #5 esta confundido con la extremidad inferior de /a. El surco diagonal se abre en la rama corta ascendente de la cisura de Sylvio que 4 su vez se continva con el surco pre-rolandico. Deducciones.—Al ocuparnos de la cisura parieto-témporo- occipital, ya quedo indicado el verdadero limite anterior del lObulo occipital, pues, 4 nuestro juicio, no es tan dificil sena- larle como han pretendido los tratadistas. Las observaciones de Schwalbe que sobre este asunto hemos podido comprobar varias veces, autorizan para sefalar el limite externo 6 cisuras parieto-occipital externa y témporo-occipital externa; y en la cara inferior, la observacién de varios casos en que era evi- dente la cisura témporo-occipital inferior, permiten completar la extensa linea que sirve de limite entre los lobulos occipital, parietal, temporal y limbico. 363 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (Upesyi 2C Es un lébulo el occipital que en nuestro concepto no debe considerarsele con el caracter de tan accesorio y de tan reciente aparicién filogénica como es mirado por muchos tratadistas. De una parte, lo que hemos visto sobre el cerebro del hombre, permite asegurar que este Idbulo es bastante complejo en muchos casos, y que en ellos dista mucho de ofrecer la dispo- sicidn esquematica caracteristica del cerebro simio y de los cerebros humanos de tipo sencillo 6 de circunvoluciones inde- pendientes; y, en segundo lugar, nuestras observaciones ante- riormente publicadas (1), nos inclinan a la opinién de Bene- dikt sobre la filogenia del ldbulo occipital. Seguin el citado autor, el referido Idbulo no es patrimonio exclusivo de los antropoides y del hombre; existe, por el contrario, en casi todos los mamiferos con circunvoluciones cerebrales, y si en ellos se ha negado su existencia es por una errodnea asimila- cién de los detalles morfolégicos del cerebro de los cuadrupe- dos al cerebro de los cuadrumanos. Convienen con estas ideas filogénicas los datos ontogénicos que debemos a las minuciosas y valiosisimas investigaciones de K6lliker y His, segun las cuales, en los puntos mismos en que mas tarde apareceran las cisuras perpendicular interna y calcarina, se ven desde el segundo mes intrauterino cisuras primitivas que bosquejan aquella y permiten sostener que el Iébulo occipital es una parte fundamental del cerebro, de apa- ricién precoz y correspondiente al plan de organizacion pri- mordial que podemos suponer en el maravilloso segmento encefalico citado. Ademas, Cunninghan ha hecho notar que la direccién de la cisura de Sylvio varia segtin la existencia 6 ausencia del lébulo occipital, lo cual indica, en el concepto del citado autor, que la morfologia de toda la corteza cerebral esta interesada con el desenvolvimiento del citado lébulo. Por ultimo, hé aqui los datos que podemos aportar en apoyo de la relativa complexidad que el lébulo occipital ofrece en el cerebro del hombre adulto. La disposicién tipica de circunvoluciones independientes (1) P. L. PenArz: Observaciones sobre las circunvoluciones cerebrales del cerdo AN. DE La Soc. ESP. DE Hist. NaT., t xxv. 1896 —Las circunvoluciones cerebrales de la cabra. Actas de la id. Marzo 1897. (118) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 369 por completo, coincidiendo con la ausencia de todo detalle que revelase alguna complicacién, sdlo la hemos observado once veces, es decir, en menos de la cuarta parte de los casos. En cambio, hemos podido apreciar su aspecto monolobulillar, bilobulillar, trilobulillar y polilobulillar en casi todos los res- tantes cerebros examinados; pues hasta este punto es frecuente la existencia de surcos vértico-transversales, sobre todo en la cara externa, y mas atin, la de anastémosis entre unas y otras circunvoluciones. Algunas veces la complicacién depende de algun detalle de mayor importancia. El desdoblamiento de las circunvolucio- nes se observa con cierta frecuencia, llegando en un caso 4 tal grado que pudimos contar nueve completamente distintas. En otros cerebros hemos podido apreciar también la existencia de circunvoluciones transversales notablemente desenvueltas: ocupaban en todos los casos la cara externa y eran de ordina- rio dos las que podian considerarse como supernumerarias. Por ultimo, en este sentido, sdlo merece anadirse la frecuencia con que se observan en el lébulo occipital circunvoluciones e@ruesas, arqueadas, tortuosas y surcadas transversal 6 longi- tudinalmente en diversos puntos. Una variacién notable que afecta al conjunto del ldbulo es la division 6 la triple 6 multiple segmentacién de su polo. Apenas si hemos observado un ejemplar que no presentara esta notable particularidad; en la mayor parte de los casos era debida a la prolongacion de la cisura calcarina, en algunos la motivaban ya solamente 0%, yao‘, ya un surco supernumera- rio, ya con mas frecuencia la combinacion de varios de estos detalles y la continuacidn de dos 6 mas de estos surcos, los cuales seementaban en algtin caso de tal modo la extremidad del hemisferio, que podia considerarse éste como pentafido y con un surco estrellado y bastante profundo. Un ultimo dato debo hacer constar en estas consideraciones de conjunto: la existencia de un surco sagital longitudinal separando la cufa de la circunvolucidn occipital primera; la he observado en cuatro casos, y aunque este ntimero es muy corto, obliga a admitir cierta independencia entre O! y O°. No hemos hecho observaciones especiales sobre el volumen del l6bulo, su topografia y mites respecto de los del cerebelo y aletin detalle de conformacién, como la huella del seno lon- ANALES VE HIST. NAT.—XXVII. 2 370 ANALES DI HISTORIA NATURAL. (114) gitudinal superior, la de la protuberancia occipital externa y algunos otros que, como los citados, han sido estudiados mi- nuciosamente por Giacomini, Retius, etc. En cambio, las cir- cunvoluciones y los surcos han sido objeto preferente de nues- tra atencion. Circunvolucion occipital primera.— il origen es casi constan- temente polar en unidn de 0%, 0? y 03 que con ella suelen for- mar la punta superior en los casos de polo dividido. Esto, no obstante, por su cortedad, que también es frecuente, nace en algunos casos exclusivamente de 0°, de quien parece enton- ces una mera é insignificante dependencia; me refiero a dos 6 tres cerebros en los cuales la he visto reducida 4 una estrecha region, correspondiente sdlo 4 la mitad anterior de la cuna, con la que se continuaba por completo mediante el borde sagi- tal. Otras veces, aun no llegando al polo, nace de 0?, con la cual la he visto confundida en ciertos casos. 6 de una de las circunvoluciones transversales anteriormente citadas. Ki] cuerpo, ademas de haberle observado revistiendo su dis- posicién ordinaria, le hemos visto también corto y ancho, estrecho y largo, rectangular, situado en la cara externa, en el borde sagital y aun en la cara interna: doble dos veces y anastomosado once con Q?. En cuanto a la terminacién, hemos observado constante- mente lo normal; pues sien algtin caso se continuaba con PO??, no dejaba de hacerlo también con POe!. Circunvolucion occipital segunda.—Respecto del origen puede someterse a andlogas consideraciones que las expuestas para O!. Lo mas frecuente es que nazca en el polo, pero nace también de O', simulando en algtin caso una simple rama de ésta. Empieza otras veces en la cunha, con quien se contintia al nivel de la mitad posterior del borde superior, y se ve em- pezar en alguna ocasién en 0? 6 en circunvoluciones trans— versales. Aparece doble 6 simplemente bifida cinco veces por 60; es ordinariamente antero-posterior, pero también se presenta oblicua y aun casi vertical, confundida 6 anastomética con G! las veces citadas, por lo comtin flexuosa, a veces con surcos transversales 6 antero-posteriores y anastomdética con 0? siete veces de 60. La terminacién mas frecuente es continuandose con P0e?; (115) Pelaez Villegas.— CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 371 pero a veces este pliegue tiene dos ramas y puede continuarse con ambas 6 solo con alguna de ellas; y, en otros casos, conti- nuo 6 no con POe?, se continua también, ya con 7”, ya con 7’, 6, al anastomosarse con 02, forma el labio posterior de un surco parieto-occipital. Circunvolucion occipital tercera.—Por lo general comienza por una sola raiz, pero puede presentar dos y aun tres; de todos modos. este origen es comtin con 0? lo mas frecuente- mente, con 0‘ cierto numero de veces, y, en algtin caso, toda- via alcanza a alguna circunvolucién transversal. La hemos visto doble seis veces, confundida con (¢‘ en tres casos y arqueada y concéntrica a 0? en otros tres; estaba sim- plemente unida a 0‘ por pliegues anastomoticos ocho veces, y a O* en los casos ya citados; ofrecia un surco transversal en aleuno de ellos, y, por lo comun, es antero-posterior y ocupa 6 costea el borde inferior externo del hemisferio. Hacia delante termina igual numero de veces en 7? que en 73, y en muchos casos en 7” y T*, porque, bifurcandose y habida cuenta de la disposicion inicial de dichas circunvolu- nes temporales, se comprende bien la existencia de todas las disposiciones citadas. Aun en ciertos casos asciende, para ter- minar, hasta POe? y en otros, uniéndose a O04, contribuye a formar la incisura de Meynert 6 alguno de los surcos témpore- occipitales. Circunvolucion occipital cuarta.—Ofrece con frecuencia un origen bis 6 tri-radicular, en unidn de 0% que es lo mas fre- cuente, de 0? y O° en algunos casos y hasta de una circunvo- luciOn transversal muy excepcionalmente. In un caso la he visto arrancar por una punta muy afilada del fondo del surco occipital cuarto, sin alcanzar al polo. En unos casos es gruesa y ofrece el aspecto de un lobulillo, en otros es estrecha y con indicios de desdoblamiento, que se ve completo en alguno. Por lo comun es de figura triangular 6 trapezoidal para formar parte del lobulillo fusiforme; y aparte de las veces ya citadas en que se encuentra anastomosada 6 confundida con 03, se ve también unida a 0° (7 por 60) y aun a 0% y O*, como la he observado dos veces, 6 llegando por rarisima excepcidn a enviar una lengiieta a la circunvolucién limbica. Termina ordinariamente en 7", en el surco que la separa de 372 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (116): ésta 6 en 7 y 74, en algtin caso en 7" y circunvolucién del hipocampo, 6 uniéndose ya a O* ya a O* como queda expuesto. Circunvolucion occipital quinta.—Kl origen que mas frecuen- temente he observado para esta circunvolucién es el polo del Iébulo en su segmento inferior cuando esta partido y en unidn con O* 6 con O* en los casos en que O* no alcanza hasta el polo. Los tratadistas en general estiman mas frecuente el ori— gen de 0* unida a 0®, porque suponen a la cisura calcarina sin llegar a la punta, segtun diremos oportunamente. Pero, atendiendo nuestras observaciones, resulta que es mas fre- cuente la prolongacidn de dicha cisura hasta el polo que el no llegar hasta éste, y de ahi depende el juicio formulado. Hs ésta una circunvolucién que suele ser larga y estrecha, sinuosa, pocas veces doble, aunque la he observado asi en dos casos, mas comunmente con indicios de bifidez por su extre- midad anterior, porque constantemente termina en dos colas. que se unen @ dos puntos distintos del lobulillo Hmbico. Estas colas suelen ser muy estrechas y reducidas a simples plegues de paso. Se dispone en forma de codo abierto hacia abajo en muchos casos, pasa también con frecuencia a formar parte de la cara interna y ademas de las anastémosis citadas con O04, se anastomosa también con 0* mediante un pliegue estrecho situado en el fondo de la cisura calcarina, el cual lo he obser- vado dos veces. Circunvolucidiv occipital sexta.—Son pocas las veces en que esta circunvolucién se separa de su disposicién tipica, pues ella y la quinta son las que ofrecen mayor fijeza morfologice y topografica en todo el lébulo occipital. Hmpieza de ordinario en el polo juntamente con O!, con 0* 6 unida a ambas cuando la cisura calcarina no divide en dos partes la region polar, Hay casos, sin embargo, en que este origen cambia, por cor- tedad de 0! 6 por prolongarse 0° por la cara externa del hemis- ferio; entonces 6 nace de O! y 02, de O? solamente 6 de alguna de las circunvoluciones occipito-transversas que suelen existir en @SOS Casos. La forma de su cuerpo, aunque casi siempre es triangular, la hemos visto una vez cuadrilatera. Por lo demas, O° ofrece dimensiones variables y presenta en algunos casos surcos 6 incisuras, ya procedentes de la cara externa y borde sagital del hemisferio, ya emanados de la cisura calcarina; dos veces. (117) ~—- Pelaez Villegas.—CciRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 373 con tal motivo la hemos observado dividida por completo en dos porciones, y aun, en una ocasion, una de ellas constituia una cuna minuscula. En fin, ya hemos indicado sus anasté- mosis con O° y por delante termina constantemente en PdOe', que se bifurca para continuarse con ella y O', y en los otros plegues de paso: parieto-occipital interno y ctineo-limbico. Todos estos pliegues pueden ser dobles, segun tenemos ex- puesto en paginas anteriores. Surcos occipitales.—Pueden dividirse en dos grupos: antero- posteriores y transversales. Los surcos antero-posteriores son casi constantemente en numero de cinco o!, 0?, 03, 0%, 0°, y estan destinados, como es sabido, a separar las seis circunvoluciones occipitales de la descripcidn tipico-esquematica aceptada para la region que me ocupa. Pero dicho ntiimero es con frecuencia superior, ya por la existencia de un surco sagital que separa O! de 0° (4 por 60), ya por la de surcos supernumerarios que separan ramas 0 raices de las circunvoluciones 6 dividen 4 éstas por completo estableciendo su duplicatura. En algtin caso el numero, en vez de aumentar, disminuye, lo cual es debido, como se supondra, a la confusion, ya citada, para algunas circunvoluciones dis- puestas entonces a modo de lobulillos. Todos estos surcos son ordinariamente tortuosos, hay algu- nos dispuestos en forma de S’ y otros mas 6 menos angulares. En cuanto a los pliegues anastomoticos que los seementan en muchos casos, ya quedan indicados al tratar de las circunvo- luciones. De todus ellos el mas notable es el denominado cisura calca- rind, elevado a este rango por ser un surco total con arreglo a la clasificacién de His, puesto que produce el calcar 6 espolon de Morand en el interior del ventriculo y por su precocidad ontogénica y filogénica. Aparece, segun His, bajo la forma de surco precursor al segundo mes embrionario, desaparece luego y reaparece definitivamente del quinto al sexto mes. La forma inicial descrita para esta cisura por Ecker y Broca, constitu- yendo, en virtud de sus ramas ascendente y descendeutte, el libulo extremo 6 gyrus descendens del primero, denominado pliegue polar por el segundo, la hemos observado muy pocas veces, a pesar de considerarla como tipica casi todos los trata- distas. En cambio, su prolongacién hasta la extremidad del 374 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (118) lébulo occipital, constituyendo 6 no el sulcus extremus de Schwalbe, la hemos visto un ntimero de veces mucho mas considerable que el senalado por Giacomini. Este anatémico dice que la citada disposicidn se ofrece en 5 por 100 de los casos; nosotros la hemos visto 25 veces en los 60 hemisferios examinados. Por lo demas, la cisura calcarina ofrece formas variadisimas; por excepcion es rectilinea, lo mas frecuente es que sea curvi- linea y céncava hacia abajo, pero presenta también ya la forma angular, ya la flexuosa, en § 6 en T simple 6 doble y con 6 sin ramas colaterales, siendo esto ultimo lo que se observa el mayor numero de veces. En alguna ocasién la he visto muy oblicua, nunca vertical, y no he podido comprobar las observaciones de Giacomini respecto de las relaciones exis- tentes entre esta direccién, la formacién del espolén de Morand por la cisura perpendicular y la microcefalia. Por ultimo, de acuerdo con la opinién de Cunningham, su terminacion la hemos visto unas veces en la cisura perpendicular interna y otras siendo ella la que efectivamente se prolonga hasta la incisura que separa en la circunvolucién limbica el pliegue ctineo-limbico del occipito-imbico derivado de O°. Los surcos transversales del ldbulo occipital se observan con mucha frecuencia; apenas hay hemisferio que no presente aleuno, y en varios casos son mas de uno los existentes. Estos surcos se deben a modificaciones de los antero-posteriores 6 bien a la aparicidn de surcos nuevos que segmentan una determinada region del ldbulo. Entre las variedades que tene- mos registradas cuéntanse: La division en 7 de 0! 6 su disposicién angular, que tam— bién es frecuente. La continuacidn de 0? con ¢! formando su totalidad un surco curvilineo. La existencia de surcos sinuosos entre los antero-posteriores. La anastomosis en 7 de 0? y 04. La divisidn estelar de 0?. Los que separan las circunvoluciones transverso-occipitales cuando éstas existen que, 6 son sinuosos é independientes, 6 curvilineos y continuos con alguno de los antero-posteriores. 2 surcos que segmentaban 03 y 0+. 1 que dividia 02 y 0%. (119) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 35 1 que interesaba O°. 4 que interesaban O01 y O°, 1 que dividia O0', O7 y O%. 1 angular que interesaba 0° y O°. Varios oblicuos y confluyentes, ya a la incisura sagital de la cisura perpendicular, ya a algtin otro de los surcos que representan esta misina cisura en la cara externa. Por ultimo, algunos otros semejantes a uno 6 varios de los citados. VI. CONCLUSIONES GENERALES. 1.*. Conviene persistir en las observaciones relativas a la corteza cerebral del hombre, pues aunque en este capitulo de la morfologia encefalica se han hecho ya interesantes y exten- sus estudios, aun queda por senalar con exactitud el tipo de la disposicién actual, los tipos derivados que éste comprende y las conjeturas que pucdan deducirse de los mismos sobre el antepasado y el futuro. 2." Estas adquisiciones cientificas solo se obtendran cami- nando las investigaciones morfolégicas paralelas con las de histologia topografica y con la experimentacidn y observacion fisioldgicas y armonizando todos estos conocimientos con las perseverantes y extensas indagaciones de embriologia y ana- tomia comparadas. Dentro del tipo humano el estudio mera- mente antropoldgico de la corteza cerebral, el profesional, el sexual, el del g@énero de vida, el de los habitos organicos y el de los sociales, el familiar y el constitucional, diatésico, etc., pueden dar mucha luz para las interpretaciones anatodmicas del asunto. 3.°. Convendria introducir algunas ligeras reformas en la nomenclatura cértico-cerebral mas aceptada en la actualidad y acordar definitivamente entre los anatémicos las denomi- naciones que hayan de emplearse y las bases para los neolu— g@ismos que surjan de las nuevas indagaciones. 4.°. La cisura de Sylvio 6 fronto-témporo-parietal ofrece muchas veces tres ramas cortas: la supernumeraria obedece ‘asi siempre a alteraciones morfoldgicas de los surcos de la 376 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (120) proximidad (diagonal, pre-rolandico, rolandico, post-rolan- dico) 6 simplemente a la aparicién de un nuevo surco sobre una regidn proxima a la normalmente ocupada por la rama corta ascendente. La bifidez de todas las ramas 6 de cualquiera de ellas, asi como el nacimiento de las dos cortas por un tronco comun se observa también con mucha frecuencia. 5." La cisura de Rolando 6 fronto-parietal, asi como las dos circunvoluciones rolandicas, constituyen una de las regiones mas variables de la corteza cerebral. En cierto modo podrian estimarse como un lobulillo especial interpuesto al frontal y al parietal. 6." Kn el ldbulo frontal cabe admitir, por lo menos, una muy notable tendencia al aumento en el numero de las cir- cunvoluciones antero-posteriores. #? es la que ofrece mas constantes indicios de desdoblamiento, sigue después F#! y ocupa el tercer lugar #%. #’ y #? parecen casi constantemente constituidas por mas de dos circunvoluciones secundarias. La existencia de tres 6 mas circunvoluciones transversales U obli- cuas en la extremidad anterior del hemisferio es un hecho evidente. Kl surco fronto-marginal verosimilmente tiene el caracter de cisura interlobular. La regidn orbitaria quiza cons- tituye un nuevo lébulo cortico-cerebral. 7." Kn el lobulo parietal existe también una muy notable tendencia al aumento en el numero de las circunvoluciones admitidas. La existencia de las circunvoluciones parietales Supernumerarias puede recaer en tres puntos: en el territorio del denominado lobulillo parietal superior, comprendiendo la precuna; en el surco interparietal en sentido longitudinal, y en la parte mas anterior del mismo surco en el sentido trans— versal. Los lobulillos marginal y angular de P? deben ser denominados, con arreglo alas indicaciones de Giacomini, lémporo-parictales anterior y posterior. 8." La cisura parieto-témporo-occipital esta constantemente representada en todos los hemisferios cerebrales; sobre ella es donde exige reformas con mas premura la nomenclatura cér- tico-cerebral. Hay un surco parieto-occipital, otro témporo- occipital externo, una incisura vértico-marginal inferior homo- loga con la sagital y un surco témporo-occipital inferior. Constantemente existen, por lo menos, dos pliegues parieto- occipitales internos, otros dos parieto-occipitales externos, (121) Pelaez Villegas.—CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES. 377 otros dos témporo-occipitales externos, uno 06 dos témporo- occipitales inferiores y dos occipito-limbicos. Nos hemos per- mitido llamar P0et y POe’ a los pliegues parieto-occipitales externos, asimilando estas denominaciones esquematicas a las empleadas en la nomenclatura de Broca para las circunvolu- ciones. 9.* Del lé6bulo temporal disgregamos ‘la circunvolucién del hipocampo, por admitir en el hombre, como en los mamiferos, un lébulo limbico del cual forma parte dicha circunvolucion. 7? y T} forman casi constantemente una sola circunvolucidn, 6, mejor dicho, una regién lobulillar con pequenas circun- voluciones transversales separadas por surcos de la misma direccién. 7’! y 7 son, por el contrario, independientes de ordinario, y la ultima no suele llegar al polo. 10. En el lébulo occipital sdlo cabe admitir seis circunvo- luciones cuando existe surco sagital longitudinal, que es en un reducido numero de casos; por lo comtin la cuna forma parte de O' y muchas veces de 0! y O?. Estas se contintian de tal modo con los P0e, que a veces les representan en volumen y direccion; y unidos estos caracteres con la superficialidad de los mismos POe, constituyen partes completamente no inte- rrumpidas de extensas circunvoluciones parieto-occipitales. En estos casos, O! y O07 suelen estar anastomosadas por un pliegue superficial que forma una gruesa circunvolucion occi- pital transversa, y por detras de ésta existe de ordinario en dichos casos otra U otras dos circunvoluciones de la misma direccidn y aspecto. La cisura calcarina se prolonga ordina- riamente hasta el polo del lébulo, segmentandole. Esta seg- mentacién puede ser producida también por la prolongacién polar de otros surcos. 11. La cisura limbica, representada por la sub-frontal, surco sub-parietal, cisura colateral é incisura limbica, consti- tuye un limite evidente entre el ldbulo Hmbico y las otras partes corticales que le son adyacentes. En esta cisura existe, como en todas, pliegues de paso mas 6 menos superficiales y numerosos que disimulan su constitucién en el hombre. Con ella pasa, desde luego, lo que con las porciones externa é inferior de la cisura parieto-témporo-occipital. Entre todas las circunvoluciones longitudinales existen también pliegues anastomoticos mas 6 menos numerosos y superficiales, segun 378 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (122) los ldbulos y regiones. E] tipo de circunvoluciones indepen— dientes es muy raro. 12. « \issecieti sees Seeeers 104 — basio:alveolar.:. cscs ce cnc see ee ee 103 Indices cefalicos. Transverso-longitudinal. ........22eceeecee-s 74,19 Vérticolongitndinal.. 2... ...:54iiseite Sele ate) Meets 73,11 WEXTICO-LLANSVEYBAl .. <0. scic 0 ope si seis diate ates ere 98,55 Fronto-transversal maximo.................- 68,84 Delvorificio.occipital., ...\.\s/s<(nai. toys ale ereta Stouts 77,17 Bacialsiotalade Broca... «2. > sa uele seiceccictecic 106,06 panes OG. VATCHOW: «\« « ale stot isan caer 154,46 = weBUperlor GO Broca.. .s:cgeeeseqcssceste 59,28 IEIST Lo.3) ace epee Ry 56,25 HOM ess css >. soo she eh ce eemeeee ome 82,68 Mandibula. Dastancia bigoniaca..-)/. Cee Oe ae 91 — bicondileo-externa. .....2...5.6s6:. 119 Atunaide TaySinfisisy < ./ :/ clea stelsens eis Geet 28 Indice de la rama.. «cieipeaebersten ter gee (horas 70,58 Otras medidas del esqueleto. Humero-sloneitud maxima. .ssse. eee cence 340 COTO ei yesis ci sc + 3s ae eaten eee bore Saket 265 IRC OF ae ree ees Socks .bsr sys Sosasels eresehexsvere ctoloataels 250 Eénmurslongituditotal:, 0.2) sd. wisicie wee Satie 470 Libiaienmememeeeis os toe ee eee ee eras 370 Peroné saeco oot CS ieeeoree Hatelets ciate Oitetne 765 DE HISTORIA NATURAL. —Hl Sr. Seebold, de Paris, remite los siguientes Datos para el conocimiento de la fauna himenopterologica de Espana. Tentredinidos de los alrededores de Bilbao. Dolerus pratensis L. var. — niger lL. Pz. — etruscus Kig. — eneus Kig. Rhogogastera picta Wig. Tenthredopsis Coqueberti Kg. Macrophya duodecimpunctata L. — albicincta Schrk. — — var. decipiens Knw. _ blanda Fbv. — crassula Kig. — neglecta var. similis Spin. — punctum album L. Allantus viduus var. unifasciatus Dest. Tenthredo Coryli Panz (solitaria Scop). = — var. Seeboldi Knw. — lachlaniana Cam. Strongylogaster multifasciatus Kle. Selandria serva ¥. Athalia glabricollis Thoms. — rose lL. — — var. liberta Kle. — spinarum ¥. — lineolata Sp. — lugens Klg. Blennocampa assimilis Thoms. Tomostethus fuliginosus Kg. Nematus puncticeps Thoms. — varus Villt. Hemichroa rufa Pz. Cyphona Jurcata var. melanocephala Pz. Hylotoma melanochroa Gmel. — rosarun F. 29 *30 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA Cephus Antige °? — tabidus ¥. — Frugi kuw. —El Sr. Ramon y Cajal participo que el profesor Retzius, de Estocolmo, Suecia, le habia enviado una fotografia que repre- senta la ultima paloma mensajera del viaje de Andrée, expe- dicién al polo en globo, como es sabido, la cual se considera fracasada. Acompana ademas, el facsimile del parte de que dicha mensajera fué portadora. Se acord6é dar-en las Actas una figura de la paloma y una copia del facsimile referidos, como testimonio del interés que en todas las empresas cientificas, transcendentales y desinte- resadas como la de que se trata, toma nuestra SocrEDAD. —IKl Sr. Fernandez Navarro. presentéd una Memoria de que es autor, referente a «Observaciones @eolégicas en el valle del Lozoya.» Se acord6 pasara este trabajo a informe de la Comi- sidn de publicacion. ; —K1 Sr. Calderon did cuenta de una carta que habia reci- bido del eminente botanico francés M. de Coincy, referente 2 la Memoria del malogrado Cala, que acaba de aparecer en DE HISTORIA NATURAL. 3) estos ANALES sobre la geologia de Morén y su yacimiento dia- tomifero. Dicha carta es muy interesante, tanto por aportar noticias nuevas sobre formas contenidas en dicho depésito, cuanto por apoyar algunas de las conclusiones mas atrevidas del trabajo mencionado con la autoridad de una alta compe- tencia en el asunto en general, y en el caso de que se trata, por haber visitado detenidamente la localidad. bron Andrées Poltarexe till Aftonbladet, Stocaholn Traduccion del facsimile inserto en esta pagina: De la expedicién al Polo, de Andrée, segun el Diario de la tarde, de Estokolmo: «A 13 de Julio, 12,30 de la tarde, latituad 82° 2’, longitud 15°5’ Este. Buen viaje hacia Este, 10° Sur. Todos bien en el globo. Esta es la 3.4 paloma postal.—ANDREE.» «He leido con verdadero placer, dice, la obra péstuma del Dr. Cala, que ha arreglado usted con las notas dejadas por su querido discipulo. El asunto me interesa mucho, pues no puedo olvidar mi viaje 4 Morén, donde el Sr. Angulo me Llevé a varios sitios en que hice buena recoleccién de tierra diatomifera: parte de ella la puse en buenas manos, y otra me sirvié para estudios mios personales, cuyo resultado le hubiera comuni- cado, a saber que usted se ocupaba en la coordinacidén de la 32 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA Memoria referida; por supuesto, que este trabajo quedé en suspenso por absorberme completamente el tiempo disponible los estudios fanerogamicos que tengo emprendidos, y mis datos hubieran sido insignificantes al lado de los muchos re- unidos por Cala. Con todo, puedo anadir las especies siguien- tes que no figuran en la lista de las diatomeas de Mordn que se consignan en dicha Memoria. Gephyria gigantea Grev. — incurvata Grev. Fuodia Janischi Grun. Slictodiscus Grunowi Tr. et W. — Johnsonianus Vv. trigona Tr. et W. Cestodiscus pulchellus Grev. Livadiscus sp. Hyalodiscus subtilis Bail. — radiatus Arn. »Estoy conforme con sus ideas de usted, acogidas por Cala, sobre la edad del depdsito de moronita, que creo, en efecto, corresponde al eoceno medio 6 superior, pues la estratifica— cidn de la tormacién en que arma discordante con el mio- ceno me parece prueba suficiente. Por lo demas, la competen- cia de usted, harto superior 4 la mia en estas materias, me evita entrar en mayores detalles. »No me queda que decirle en punto a este trabajo otra cosa que felicitar 4 usted por haber consagrado tan piadoso re- cuerdo a@ la memoria de su querido discipulo.» DE HISTORIA NATURAL. 33 Sesion del 9 de Febrero de 1898. PRESIDENCIA DE DON PRIMITIVO ARTIGAS. —Se leyé y aprobo el acta de la sesién anterior. —Quedaron admitidos como socios numerarios los senores Blas y Manada (D. Macario), Farmacéutico en Madrid, propuesto por D. Santiago Ramon y Cajal; Colomina y Carolo (D. Alejandro), Catedratico en el Insti- tuto de Pontevedra, propuesto por D. Abelardo Bartolomé y del Cerro; Novoa y Alvarez (D. Francisco), Médico municipal de To- mino (Tuy), propuesto por el R. P. Baltasar Merino, y Eleicegui (D. Antonio), Doctor en Farmacia, de Madrid, propuesto por D. Gabriel Puig y Larraz. —Se hicieron cinco nuevas propuestas. —Kl Sr. Secretario ley6 una comunicacién de D. Segundo S. Ruiz de Arana dando gracias por su admision, y did cuenta de otras de varias Sociedades cientificas que daban las gracias por el envio del 2.° cuaderno del tomo xxvi de los ANALES. Con este motivo manifesto que el referido cuaderno, que ya se encontraba en poder de los socies, se habia repartido con algtin retraso por motivos ajenos 4 la voluntad de la Comisién de publicacién, relacionados con la tirada de las laminas, y especialmente con la del trabajo del Sr. Caballero, que, como acordada su publicacion a ultima hora, no habia podido aten- derse con tiempo a su ejecucién. Anadid que esta en prensa el cuaderno 3.° del mismo tomo, que espera podra repartirse en breve, —Dio lectura después de otra comunicacion de D. Carlos EK. Porter, de Valparaiso (Chile), en la que participa haber sido nombrado Director del Museo de Historia natural de dicha ciudad, y ofrece sus servicios cientificos 4 los individuos de esta Sociedad que quisieren utilizarlos. ACTAS DE LA SOC. ESP. DE H. N.— FEBRERO, 1898. 3 34 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA La Sociedad agradecié las ofertas del Sr. Porter, de cuyo reciente nombramiento puede esperar mucho la historia natu- ral de la region chilena. —Se did noticia después de dos importantes donativos hechos @ nuestra Biblioteca: uno por el Dr. Charles Bron- gniart, consistente en una coleccién de sus importantes y variados trabajos, que componen un total de 35 memorias, y otro del Sr. Archiduque Luis Salvador, que consiste en sus lujosas publicaciones sobre las islas Columbretes y las de Lipari, en total 9 hermosos volumenes. La Sociedad acordd se dieran expresivas gracias a los donantes por sus generosos y valiosos regalos. —Por ultimo, particip6 el Secretario el fallecimiento de don Guillermo Macpherson, ocurrido en Madrid el dia 2 del co- rriente mes, recordando que el finado, asi como su eminente hermano D. José, son consocios nuestros desde 1872. D. Gui- llermo, antes de dedicarse de Neno a los trabajos literarios en que tanta fama alcanzé, no obstante el mucho tiempo y aten- cidn que le absorbian los deberes de su alto cargo de consul de Inglaterra, que desempeno durante mucho tiempo, habia cultivado los estudios mineralégicos y formado valiosa colec- cidn, conservando siempre especial carino hacia las ciencias naturales. La Sociedad acordo se consignase en el acta el sentimiento con que habia sabido el fallecimiento de tan distinguido consocio. —El] Sr. Martinez y Fernandez (D. Antonio) remitié las si- e@uientes diagnosis de especies nuevas descritas en su Memo- ria presentada de largo tiempo 4 esta Sociedad para su publi- eacion: Nuevas especies del grupo «Calopteni». «Al estudiar unos ejemplares del grupo Calopteni, pertene- cientes al Museo de Ginebra, remitidos por M. H. de Saussure al Sr. Bolivar, encontré entre ellos dos del género Luryphymus, cuyos caracteres difieren bastante de las especies conocidas de este grupo, aunque concuerdan en los genéricos; en virtud de lo cual he creido puedan considerarse como distintas de las conocidas hasta la fecha. DE HISTORIA NATURAL. 35 »A dichos ejemplares acompanaban otros de las especies Luryphymus ferruginosus Stal y Caloptenus pedarius Stal, que no habia tenido ocasién de ver, y que sélo conocia por las des- cripciones de su autor; y al compararlas con las especies de ambos grupos he deducido lo siguiente: que en el Luryphy- mus ferruginosus Stal, el ¥ presenta los cercos con la forma tan caracteristica de los Huryphymus; pero el tener plano el dorso del pronoto, la carencia de quilla media y quillas laterales, 6 cuando mas estar éstas ligeramente manifiestas, la forma de sus fémures posteriores etc., etc., hacen que esta especie deba separarse de los Huryphymus y colocarse en grupo aparte, constituyendo un género distinto. Otro tanto sucede con el Caloptenus pedarius Stal, cuyos élitros, cortos y lobiformes, asi como la diferencia de longitud entre la prozona y metazona, lo separan del género Caloptenus, aproximandole al Paraca- loptenus, del que se diferencia, aparte de otros caracteres, por la forma del borde posterior del pronoto, de los lobulos mesos- ternales, de los fémures posteriores y por el numero de espi- nas de las tibias de estas mismas patas. »Las diagnosis de las especies y géneros que creo pueden considerarse como nuevas son las siguientes: »Euryphymus sinuosus sp. nov.— Pronoti dorso margine pos- tica recte angulata utringue sinuata: carinis lateralibus extror- sum leviter curvatis et retrorsum divergentibus. Blytra femori- bus posticis superantia, basi angustata. Ale disco interno intense roseo. Tibie postice sulphuree, o. »Lone. corp. 24mm.; pron. 6mm.; elytr. 23 mm.; fem. post. 15 mm. »Localidad, pais de los Namacois. Col. del Mus. de Ginebra. »Euryphymus tuberculatus sp. nov.—Costa frontalis apicem versus ampliata. Pronoti dorso tuberculis parvis sparsis, margine postica obtuse angulata, subrecta, carina media fere integra a sulcis transversis leviter interrupta, carinis lateralibus perfecte explicatis, medio ertrorsum curvatis. Elytra femoribus posticis haud vel vir superantia. Tibia postice sanguinee. »Long. corp. 23 mm.; pron. 6,5 mm.; elytr. 20 mm.; fem. post. 15,5 mm. »Localidad. Cabo de Buena Esperanza. Col. del Mus. de Gi- nebra. »Plegmapterus gen. nov. Pronotum dorso plano, carina me- 36 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA dia destituto, carinis lateralibus nullis vel subindistinctis, sulco typico valde ante medium sito. Elytra dense et irregulariter reti- culata, femoribus posticis superantia. Kemora postica valde com- pressa, carina inferna pone medium valde dilatata. Prosternt tuberculo compresso, apice rotundato-truncato. »A este género refiero el Calliplenus (Huryphymus) ferrugi- nosus Stal, Rec. Orthopt. 1, p. 72, 1873. »Peripolus gen. nov.— Pronotum ante medium haud coarcta— tum, postice obtuse angulatum supra mesonotum productum , me- dio carinatum; carinis lateralibus retrorsum parum divergenti- bus vel subparallelis; sulco typico valde pone medium sito. Hlytra lobiformia, lateralia, pronoto breviora. Ale abortive. Femora postica validissima, supra fortiter serrata. Tibie postice extus spinis octo armate. Tuberculum prosternale subcylindricum api- cem versus angustatum. Lobi mesosternales trapezoidales, lati- tudine sua parum breviores. Cerci < magni valde compressi in medio apicis anguste incisi, apice bilobi. »A este @énero refiero el Calliptenus pedarius Stal, System. Acridiod., p. 75. »Termino esta nota proponiendo un cambio de nombre es- pectfico para el Caloplenopsis calcaratus Bol. El Sr. Bolivar, al publicar esta especie en Ort. de Af. del Museo de Lisboa, 2." serie, n. 11, p. 172, 1889, con el nombre de Caloptenus calcara- /us, indudablemente no tuvo en cuenta que Stal, en sus Observ. orthopt. 1, p. 13, 1876, habia publicado una especie con el nombre de Calliplenus calcaratus, resultando de esto dos especies perfectamente distintas del mismo género y con igual nombre especifico. Para evitar la confusién que esto ori- ginaria es preciso cambiar el nombre a una de ellas, y como la especie de Stal es anterior, la del Sr. Bolivar debe sufrir esta variacién, y por esto propongo se designe en lo sucesivo con el nombre de Caloptenopsis macracanthus, que alude al eran desarrollo del calcaneo segundo interno de las tibias posteriores.» —tK1 Sr. Martinez Escalera presento las siguientes diagnosis de las especies nuevas que describe en la Memoria sobre los Bathyscie de Yspana, de que se did cuenta en la sesidn de Enero: DE HISTORIA NATURAL. 37 Diagnosis de especies nuevas del género « Bathyscia». «B. Sharpi sp. nov.—Breviter ovata, valde convera. Antennis modice elongatis, articulis octavo, nono nec non decimo latitudine sua vin duplo longioribus , septimo sexto haud longiore , octavo et nono eque longis, octavo precedente tertia parte breviore. Ely- tris haud transverse strigosis. Tarsis anterioribus < apice tibia- rum ejusdem paris latioribus, patena brevi, latiuscula formanti- bus, articulo primo articulis tribus sequentibus simul sumptis distincte breviore. »Long. corp. 1,8-2 mm. Su tamano constante y notablemente menor que el de la B. cantabrica Uhag., y la proporcién de los tarsos anteriores en los oo (en la B. cantabrica el primer artejo de los mis- mos es mas largo que los tres siguientes reunidos y la pala alargada), hacen que a primera vista se diferencie de dicha especie que es la mas proxima a ella entre las espanolas. »Sobre 300 ejemplares de las grutas de las Brujas (Ongayo), de las Brujas (Suances), Sima del Espino (Cudon), de la pro- vincia de Santander, en Agosto de 1895. »B. autumnalis sp. nov.—Zlongato-ovata, atque valde converd. Auntennis modice elongatis, articulis octavo, nono et decimo lati- tudine sua via duplo longioribus, septimo sexto tertia parte lon- giore, octavo septimo dimidio breviore, nono octavo tertia parte longiore, decimo nono tertia parte breviore , undecimo duplo lon- giore quam decimo. Elytris haud transverse strigosis. Tarsis an- terioribus ~ apice tibiarum ejusdem paris angustioribus, patena angusta elongata formantibus, articulo primo articulis duobus sequentibus unitis breviore. »Long. corp. 2,2 mm. »Su tamanho constante y notablemente mayor que el de la B. Perezii y \a proporcién de sus artejos antenares, muy dife- rente. hace que 4 primera vista se distinga de la especie indicada, que es con la que tiene mayor analogia entre las especies espanolas. »Sobre 34 ejemplares de las grutas de Penas Negras (Puente de Arce), del Castillo (Puente Viesgo), de la provincia de San- tander, en Septiembre de 1894 y Agosto de 1895. »B. fugitiva Rttr.— Hlongato-ovata, modice convera. Antennis 38 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA | longiusculis, articulis octavo, nono et decimo latitudine sua plus duplo longioribus, articulo quinto magno tertia parte longiore quam adjacentibus et latiore, medio distincte ampliato, articulis septimo, octavo et nono longitudine equalibus. Elytris transverse strigosis. Tarsis anterioribus ¢ apice tibiarum eque latis. »Long. corp. 2,7 mm. »Diferénciase de la B. A bei/lei Saulcy, a la cual dice Reitter que se parece, en que ésta tiene el artejo quinto de las antenas proximamente de la misma longitud que sus adyacentes y de su misma forma, siendo el octavo mas de un tercio mas corto que los 7.° y 9.°, teniendo el protorax su mayor anchura en la base, mientras que en la B&B. fugitiva el artejo quinto es un tercio mas largo que aquellos entre quienes esta, siendo el &.° tan largo como los 7.° y 9.°, vy el protérax tiene su mayor an- chura a mas de un tercio de la base: de las espanolas distin- guese a primera vista. »Un ejemplar (7 comunicado por el Dr. Heyden, y que sirvié ai Reitter para describir, aunque imperfectamente, la espe- cie, y proveniente de las cazas del Dr. Dieck en las grutas de Montserrat. »B. Bolivari sp. nov.— Hlongato-ovata, atque valde convera. Antennis tenuibus valde elongatis apicem versus leviter incras—- satis, articulis octavo, nono nec non decimo latitudine sua plus— quam duplo longioribus, articulo quinto adjacentibus haud dis- similis, septimo octavo tertia parte longiore, octavo et nono lon- gitudine equali. Klytris transverse strigosis. Tarsis anteriori- bus § apice tibiarum eque latis, patena elongata, articulo primo duobus sequentibus simul sumptis longiore. »Long’. corp. 3,4 mm. »Se distingue a primera vista por su tamano y demas carac- teres de todas las espanolas, y recuerda a las especies france- sas, B. Bonvouloiri Duv. y B. Piochardi Ab., por pasar sus an- tenas de la mitad del cuerpo, y tener como ellas los élitros con arrugas transversas y con la estria sutural borrada hacia el final; el cuerpo sensiblemente mas estrechado hacia atras que hacia delante, y las tibias posteriores rectas en los dos sexos; pero la B. Bonvouloiri tiene el artejo 7.° engruesado normal-— mente desde la base, los 5.° y 6.°, cilindricos y el 8.° poco mas de dos veces tan largo como ancho, y la B. Piochardi tiene el artejo 7.° también engruesado normalmente desde la base, DE HISTORIA NATURAL. 39 los 2.°, 3.° y 4.°, iguales, notablemente mas finos y cortos que los 1.° y 5.°, y los 5.° y 6.°, de otra forma, engruesados en su parte media. »Sobre 7 ejemplares de la gruta de la Pena (Fanlo), de la pro- vincia de Huesca, en Julio de 1893.» . —El Sr. Calderén dijo después que la biblioteca de nuestra Sociedad se habia enriquecido con un importante donativo: la Introduccién al estudio de la cristalografia optica, por nues- tro antiguo consocio el ingeniero de Montes D. Rafael Brenosa. Anadiéd que no se proponia hacer el elogio de dicha obra, suficientemente juzgada, puesto que habia sido premiada por la Escuela de Ingenieros de Minas y publicada por la misma por cuenta de! legado Gémez-Pamo, ni pretendia tampoco hacer un analisis critico de la misma, para lo cual no se juzgaba bastante competente; pero si entendia importaba consignar, para conocimiento de los que no hayan tenido ocasidn de examinar el trabajo, que éste es de mucho mas aleance y provecho como obra didactica de lo que su modesto titulo indica. En realidad consiste en una exposicion, aun- que breve, completa y tan clara en la forma como profunda en el fondo, del estado actual de los conocimientos sobre cristalografia éptica dispersos en monografias, 4 menudo difu- sas y obscuras para los no dedicados especialmente a este linaje de estudios. Necesaria, pero dificil, era la labor empren- dida por nuestro distinguido consocio, la cual solo podia rea— lizar persona ampliamente dotada de conocimientos varios, tanto sobre Optica, matematicas y mineralogia, como en punto ala lengua y la literatura cientifica alemanas. Son, ademas, notables por todo extremo las tres laminas de fotografia directa del mismo Sr. Brenosa que ilustran la obra, referentes a figuras de interferencia, dispersidn de los ejes, angulos de los ejes épticos y otras representaciones graficas conducentes al esclarecimiento del texto, ademas de las figuras en él intercaladas. Dichas fotografias de la Memoria en cues- tidn son una verdadera novedad, no obstante lo mucho que se ha hecho sobre este particular, y prueban un conocimiento ted- rico y técnico de la Optica cristalografica tan profundo, que bastarian para probar la competencia extraordinaria del senor Brenosa en la dificil materia objeto de sus estudios predilectos. —KHl Sr. Bolivar manifesté que, coincidiendo con el criterio 40 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA del Sr. Calderén de contribuir 4 que sean conocidas de los naturalistas espanoles las publicaciones cientificas de rele- vante mérito que ven la luz en nuestro idioma, llamaba la atencion de la Sociedad acerca de la dada a luz recientemente por nuestro consocio D. Blas Lazaro é Ibiza, titulada Botanica descriptiva.—Compendio de la Flora espanola y estudio especial de las plantas criptogamas y fanerogamas indigenas y exoticas que tienen aplicacion ala medicina, agricultura, industria y hor- ticultura; obra a su juicio interesantisima, y en cuyo examen y elogio no duda habran de ocuparse nuestros botanicos, por lo que se limitaba, en tanto que esto ocurre, a hacer la indi- cacion de las materias que en dicha obra se contienen, y que son las que a continuacién se expresan, segtin la exposicion que de ellas hace el autor en el prdlogo de la misma. Parte primera. Nociones preliminares. A) Taxonomia (Historia y teoria de la clasificacion de los vegetales). B) Bibliografia botanica. C) Glosologia (Signos, abreviaciones y voces mas usuales). Parte segunda. Claves para la determinacion de las familias. Parte tercera. Fitografia.—Descripcion de las familias, generos y especies y mencion de sus propiedades y aplicaciones. Parte cuarta. LIndicaciones de geografia botanica y en especial de Espana. —E] Sr. Bolivar presentéd un trabajo del Sr. Uhagon titulado Ensayo sobre los maliquidos de Espana. Indicd que pasan de ciento las especies descritas en esta importante monografia para cuya determinacién ha compuesto el autor un excelente cuadro sinéptico. Como este trabajo, notable como todos los del Sr. Uhagon, tardaré todavia mucho tiempo en aparecer en nuestros ANALES, indicé el Sr. Bolivar la conveniencia de que figurasen en las Actas las diagnosis de las especies nuevas, a fin de que no pudieran perder su fecha en tan largo periodo de tiempo. Asi se acorddé, y ademas que el expresado trabajo pasara 4 la Comisién de publicacioén. DE HISTORIA NATURAL. 41 Diagnosis de especies nuevas de malaquidos , por D. Serafin de Uhagon. Colotes hispanus sp. nov.— ¥¢ /lavo-lestaceus, paulo nitidus, vertice capitis, antennis apicem versus, elytris macula communi scutellari, alteraque pone medium minus determinata nigrican— libus. Palpi maxillari articulo quarto obscuro, oblongo, apice truncato. Antenne articulo primo duabus sequentibus paulo longiore. Prothoraz transversus, longitudine duplo latiore, angu- lis omnibus rotundatis. Elytra apicem versus modice ampliata, leviter convera, sat densius sed tenuiter punctata, punctis postice subtilioribus. Pedes flavo-testacei, femoribus quatuor posticis bast plus minusve infuscatis. Ab C. Uhagoni Ad. elytris maculatis: ab C. flavocincto Mars. ¢ palporum maxillarum articulo ultimo oblongo, apice truncato, nec securiforme, elytris tenuiter punctatis, differt. Long. 1,5 mil. Habitat. Sierra de Alfacar, Granada.—l <7 in col. René Oberthiir. Attalus atrocyaneus sp. nov.— » eNonloyebic ReGen aod 280 — — — bregmatica........-...: 135 — —_ —— PROLPIACA ss eis seins wees sls le 32 ——METATISVETSAIbOvAl asic’. slots si eotere ates - 453 — — superior..... Phos Clare See OO) Anchura biorbitaria externa....... Ads Re Sela. 112 — interorbitaria..... welt BURGE da tae 30? 44 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA Distancia nasio-basica...............--- ne 62003) nome Indice transverso-longitudinal............ fe Oe — vértico-longitudinal............. Siero ee OGYol — — transversal...... 2522305! wre 97,18 i — fronto-transversal md4ximo......... . 73,94 »Nota. Sin localidad ni dato aleuno, pero procedentes casi seguramente de Asturias, se encuentran también en el Gabine- te unos trozos bastante grandes de paradero (hjihkenmbdding ) formados por una masa de Zrochus y Patella (ésta en mas abundancia) con cemento calizo, y conteniendo ademas hue- sos de pequenhos y grandes mamiferos, pedazos de carbon, piedras, de las que algunas parecen talladas, y un trozo que, aunque recubierto por la caliza, parece ser de asta de ciervo.» —KHl Sr. Becerra (D. Antonio) presenté la adjunta nota sobre «Especies de ortépteros de la sierra de Segura. »Hn una corta expedicidn por la sierra de Segura, acompa- hado de mi buen amigo y consocio Sr. Zamora, pude recoger diferentes especies de insectos, entre las cuales hay algunas que ofrecen cierto interés por ser conocidas tan solo de otras localidades. Cuéntanse entre ellas el Pamphagus monticola Rb. y la Aphlebia Betica Bol. , conocidas sélo de Sierra Nevada, y la Leptynia Hispanica Bol., citada hasta ahora del Centro y Norte de Espana, por lo que el area geografica de esta especie se extiende considerablemente con este nuevo dato, asi como el de las anteriores adquiere también alguna mayor exten- sién. Las especies 4 que me refiero son las siguientes : Aphlebia Betica Bol. Ameles abjecta Cyr. Leptynia Hispanica Bol. Stenobothrus Bolivar’ Bruun. _— pulvinatus Fisch. W. — parallelus Zett. Stauronotus maroccanus Th. @dipoda fuscocincta Luc. (var. 7berica Bol.) Pachytylus Danicus L. Edaleus nigrofasciatus Latr. Pamphagus monticola Ramb. DE HISTORIA NATURAL. 15 Platyphyma Giorne Rossi. Caloptenus Italicus L., var. Wattenwyliana Pant. Odontura aspericauda Ramb. Platycleis intermedia Serv.» —KHl Sr. Lazaro presenté la segunda serie de sus notas criti- cas para las Contribuciones & la Flora de la Peninsula Tbévica, cuya primera serie yid la luz hace algunos anos en estos ANALES. Muchas de estas notas se refieren a rectificaciones, amplia- ciones 6 confirmaciones de las indicaciones vagas que res— pecto de varias especies figuran en los libros corrientes acerca de ciertas especies de la flora espanola y que interesa mucho esclarecer. No pocas se refieren 4 la ampliacién de las areas de ciertas especies cuya existencia hace notar el autor en regiones diferentes de aquellas, en las cuales se habian men- cionado hasta ahora. Otras vienen a aumentar el catalogo floral de Espana con la mencion por primera vez de especies que, aunque conocidas ya, no se habian encontrado antes en Espana. En este caso se hallan 9 especies de plantas criptégamas y 10 de fanerdga- mas que figuran en estas notas. Ademas contiene esta segunda serie la descripcidn de varias especies y variedades nuevas para las cuales el autor propone los nombres siguientes: : Thymelea elliptica Wndl., var. latifolia Laz. Senecio Gallicus Chaix., var. anacylifolia Laz. — vulgaris L., var. gracilis Laz. — erythrophyllus Laz. Onopordon Acanthium L., var. subintegrifolivm Laz. —_— nervosum Boiss., var. /anatum Laz. Cirsium flavispina Boiss., var. niveum Laz. Stachys Aragonensis Laz. Teucrium Polium L., var. latifolium Laz. — ygnaphalodes Vahl., var. erectum Laz. Antirrhinum pulverulentum Laz. os sempervirens Lap., var. Gredensis Laz. Anagallis longicaulis Laz. Se acordéd que pasara este trabajo & examen de la Comi- sidn de publicacidn. —KH]1 Sr. Calderén leyo la siguiente nota sobre algunas cue- 46 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA vas de Andalucia que le habia sido remitida por el Sr. Chaves. «Cediendo a instancias de uno de nuestros consocios, me per- muito molestar la atencién de la Sociedad para dar noticia de algunas cuevas y grutas que existen en término de Maro (Ma- laga), y que no han sido citadas en el reciente é importante trabajo del Sr. Puig, Cavidades naturales y minas primordiales de Espana, publicado en nuestros ANALES. Al propio tiempo daré cuenta de algunos hallazgos realizados en las cuevas de aquella localidad, cuya topografia conozco bien por ser actual- mente campo de mis excursiones mineralégicas. »La mas importante de las cavidades que me ocupan, es la llamada Cueva Pintada. Siendo conocida desde tiempo inme- morial, a ella concurren los marenos determinado dia del ano a celebrar una fiesta tradicional. Se aloja en las calizas arcai- cas dolomiticas del Barranco del Sauquino, y su entrada mira al NO. Es espaciosa y su interior, realmente fantastico, esta for- mado por estalactitas y estalagmitas calizas, que no brillan por hallarse ahumadas por las hogueras que en ellase encien- den. En esta cueva no se han practicado excavaciones, y es facil, aranando ligeramente el suelo, encontrar fragmentos de vasijas de barro, trozos de hierro, etc., que no pueden servir de datos histéricos, una vez conocida la costumbre de los ha- bitantes de Maro. Yo he encontrado una llave tosca, casi com- pletamente convertida en herrumbre, quiza no tanto por su antigiiedad como por las condiciones de humedad a que estu- vo sometida. Es creencia extendida en el pueblo de esta como de otras tantas de mil localidades, que la cueva citada no tiene jin; aas yo, que he penetrado porsus tltimos cahos, puedo asegurar que he visto el imite, como era de suponer. »En el mismo barranco, y mas al N., se halla otra cueva que mira al O., la Cueva del Sauquino. Consiste en una gran cavidad que estuvo indudablemente convertida en forta- leza, a juzgar por elmuro que lacierra, hoy en parte derruido, provisto de aspilleras y defensas; careciendo de datos histéri- cos sobre esta cueva y Su aprovechamiento como fuerte, me he de limitar tan sdélo 4 emitir modestamente la opinion, de que quiza las enormes piedras que se hallan en su interior, pudie- ran suministrar alos inteligentes, datos que atestiguen la existencia de un yacimiento prehistorico. Actualmente, la cue- va en cuestion sirve de aprisco. DE HISTORIA NATURAL. 47 »Las Grutlas de D. Hmilio, que se encuentran en el sitio deno- minado Fuente de la Doncella, eran ignoradas i olvidadas en la localidad. Practicando unos reconocimientos encaminados al alumbramiento de aguas de riego, las descubrid, en 1886, D. Emilio Pérez del Pulgar y Blake, y celoso por su conserva- cién, les hizo construir una entrada de obra y las cerré con una puerta de madera sobre Ja que colocé una lapida con el nombre de «Grutas de D. Emilio», que las daban en aquellos alrededores. Anos después, una fuerte tormenta destruyé com- pletamente la entrada, la cual, no obstante, ha quedado prac- ticable. Se aloja esta gruta en una especie de crag mioceno que forma un potente banco entre la Playa del Lobo Marino y el Barranco de Maro. »La Gruta del Pabellon se encuentra precisamente bajo el Pabellon de las Mercedes, y era, como la anterior, desconocida, hasta que en 1888 tuve ocasidn de descubrirla en una excur- sidn que, con mis hermanos D. Rafael, D. Joaquin y D. Fer- nando de Chaves, hice por el acantilado en donde se asienta, sitio entonces de peligroso acceso; la entrada daba paso con dificultad a una persona a gatas, y el suelo estaba convertido en un gran lodazal, porque las aguas corrian hacia dicha en- trada. Extrajose todo aquel barro y se modificé e] curso de las aguas, con cuya obra pudo entrarse de pie hasta terminar una pequena galeria curva, desde donde comienza a. ensanchar considerablemente. De esta gruta se extrajo gran cantidad de murcielaguina, que fué transportada en una lancha a la cer- cana Playa de Burriana y empleada después como abono. Ha- llamos en la gruta un diente de ciervo recubierto por cristali- tos de calcita, que estudid el Sr. Calderén, y que se con- serva en las colecciones del Museo de Historia Natural de esta Universidad, y algunos esqueletos de quirdpteros igualmente incrustados por dicho carbonato. Poseo uno de ellos comple- to y en perfecto estado de conservacion. »Proxima a esta gruta, y en el mismo acantilado, debidé exis- tir en otros tiempos una cueva 6 habitacién prehistdérica que los derrumbamientos habituales en aquellos lugares han des- truido casi completamente, dejando solo una entrada estrechi- sima en la que hay amontonados los detritus arenaceos de de- nudacion de la roca. En una pendiente proxima a esta cueva 6 grieta, se encontré mi hermano J). Rafael, una piedra plana 48 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA y delgada, de pizarra, de unos 50 cm. de largo por 20 de an- cho, rectangular, y bajo ella un fragmento de hacha 6 marti— llo pulimentado y de seccién eliptica, tallado en una anfibo- lita feldespatica de la localidad. No es dicho fragmento el solo objeto de interés descubierto en Maro, pues en el Tablazo de Las Mercedes se encontré también después otro fragmento, al parecer, de hacha, de distinta forma, casi plana por una de sus caras, tallada en un gneis transito 4 las micacitas de tex- tura pizarrosa y poco tenaz, abundante en la localidad. Es po- sible no sea en realidad mas que una piedra desgastada natu- ralmente, como opina nuestro consocio el Sr. Canal, é inclina a pensarlo asi el que hubiera elegido el hombre material de tan poca resistencia para la construccién de herramientas cuya principal condicidn era la solidez; eleccién injustificada, puesto que en aquella sierra se hallan rocas como la citada anfibolita, de condiciones en mucho superiores para el caso a las que ofrece el g@neis en cuestidn. »Termino recordando la existencia de una pequena cueva nombrada de #7 Pasero, proxima a la anterior y bafiada por las aguas del mar. Ofrece de notable un piso 6 divisién casi horizontal, que mas que a los trabajos del hombre, es facil que se deba a la débil resistencia de los materiales que constitu- yen el conglomerado en que esta practicada, los cuales fueron socavados sélo en parte por las acciones erosivas, quedando como tabique la porcidn estratiforme mas resistente.» —Kl Sr. Martinez Escalera dijo que, estandose ocupando de la revision de las especies espanolas del género Dorcadion, tan rico en formas indigenas, de las que posee algunas nue- vas de la regién central, desearia hacerlo saber 4 todos los consocios que:se interesan por los estudios entomoldgicos para suplicarles le facilitaran los datos que poseyeran sobre este asunto, a fin de poder hacer mas completo su trabajo, pues desgraciadamente son muchas las regiones de la Peninsula que estan atin por explorar. Indico el Sr. Bolivar que semejantes suplicas, como no consti- tuyen comunicaciones cientificas, tendrian cabida mejor en las cubiertas de las Acfas que en el texto de las mismas, pues de este modo llegaria mejor 4 conocimiento de los socios, acordan- dolo asi la Sociedad para lo sucesivo a fin de que sirviera de pre- cedente en los demas casos analogos que puedan presentarse. DE HISTORIA NATURAL. rm) —Kl Sr. Gomez Ocafia (D. José) leyo la siguiente nota: Valor vrelativo de las localizaciones del cerebro. «Danme ocasion y argumentos para tratar de este tema, dos historias de enfermos cuidados en las Clinicas de Medicina de esta Facultad y varios experimentos en los animales, hechos por mi en el laboratorio de Fisiologia de la misma. »Siempre he creido que aparte de las variaciones que en el plano fisioldgico del cerebro imponen las diversas especies, y aun los individuos, los lugares de este plano perdian en fijeza y limites lo que podian ganar en definicién y detalle. Asi, por ejemplo, las localizaciones motoras se demarcan mejor en conjunto que los centros para los movimientos del brazo 6 de la mano; el centro visual es mas extenso y esta peor limitado que el acustico; sigue a éste el olfatorio; es ain mas vag el tactil; y es casi desconocido el gustativo. »Se oponen al valor absoluto de las localizaciones cerebrales las razones siguientes: »1.“ Los pliegues del cerebro obedecen 4 motivos econdmi- cos de espacio, no a un plan fisioldgico de demarcacion de frontera, entre funcidn y funcidn. »2." En todas las regiones de la corteza del cerebro nacen fibras centrifugas y se terminan otras centripetas. »3." Las fibras de asociacién al relacionar muchas neuro- nas, unas con otras y algunas muy distantes, concluyen cierta solidaridad fisioldgica entre las diversas regiones del cerebro. »4." Los movimientos que se siguen 4 la excitacién de cier- tas regiones corticales nu autorizan a considerarlas motoras, pues la destruccién de las mismas no da lugar a paralisis. También muchos autores, alemanes en su mayoria, niegan el saracter motor a otras regiones que responden con movimien- tos a la excitacién y originan paralisis si se las lesiona. »5." El territorio correspondiente a cada funcién debe variar y varia con el grado de desarrollo de la misma en la especie propuesta. ;Quién dudara que los centros dpticos de las aves deben ser mas extensos que los de los anfibios y que los olfatorios han de importar mas que los 6pticos en los conejos! »n el supuesto de conceder un valor relativo a las locali- ACTAS DE LA SOC. ESP. DE H. N.— FEBRERO, 1898. 4 50 ACTAS DE.LA SOCIEDAD ESPANOLA zaciones cerebrales, nétanse las mayores diferencias al com— parar los cerebros cuasi lisos de los roedores con los plegados de los carniceros, y también varia mucho el plano, si del exa- men de estos se pasa 4 la hermosa fabrica de los hemisferios del hombre. Hemisferio cerebral izquierdo de conejo, mostrando las regiones que responden con movimientos a la excitaciOn eléctrica. LO, 6bulo olfatorio; ZF, l6bulo frontal; ZO, lobulo occipital; SS. cisura de Silvio; A, centro cuya excitacién determina movimientos de olfacion; B, idem id. de masti- cacion; C, idem id. en los miembros toracicos; D, idem id. de los abdominales y del rabo. La excitacion se hizo con la corriente inducida del aparato de Ranvier y sin anestesia. V, centro visual, demostrado por la ceguera que sigue su destruccién en 1o3 dos hemisferios. DE HISTORIA NATURAL. Syl »Los hechos a que voy 4 referirme permiten la comparacion de los cerebros de conejo, perro y humano, desde el doble punto de vista de las localizaciones motoras y visuales. Comen- zaré por las primeras, cuyo apellido de motoras acepto sin prejuzgar de la naturaleza de sus funciones. Mio ee ee Calavera de conejo en la que se marcan las relaciones con los centros cerebrales. Las letras que los senalan tienen el mismo valor que en la fig. 1.4, y las areas han sido marcadas, teniendo 4 la vista las preparaciones, por el alumno D, Eduardo (6- mez Gereda, 52 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA -»>Un examen de la fig. 1.* ensena que las regiones excita-— bles del cerebro del conejo se extienden de delante atras, desde el polo anterior del hemisferio hasta cerca del lébulo occipi- tal. De la regién A diré que me parece olfatoria, pues la exci- tacién produce movimientos muy expresivos de oler 6 ventear, y ademas, encuéntrase muy prdxima al lébulo olfatorio. Las demas localizaciones B, C y D, son analogas a las que en el perro se agrupan alrededor de la cisura crucial, solo que en los conejos, por demasia del territorio motor, por mengua del sensitivo 6 quiza por ser liso el cerebro, se extienden y escalo- nan en una ancha faja antero-posterior. La ordenacion de estos centros no puede ser mas sencilla, pues guardan la misma relacién que las partes a quienes mueven; delante los que rigen los movimientos de la mandibula, detras los de los miembros toracicos, y en Ultimo término, los de los miembros abdominales y del rabo. »En la cara interna del hemisferio del conejo los centros motores guardan analogo orden, a juzgar por los resultados de la excitacién eléctrica. »A diferencia del conejo, los centros motores en el cerebro del perro se agrupan en la cara externa alrededor de una pequena cisura, la crucial, equivalente 4 la de Rolando en el hombre. A esta equivalencia debe la cisura citada su importan- cia; mas es de advertir que varia mucho por su forma y exten- sidn en los diversos individuos y aun en uno mismo es distinta en los dos hemisferios. Es verdad que rara vez se observa en el perro un cerebro simétrico: yo no recuerdo de ninguno, y el que aparece en la fig. 3." dibujado del natural por mi dis— cipulo D/ Eduardo Gomez Gereda, tampoco lo es. Adviertase la singular agrupacién de los centros motores y que el orden varia algo en uno y otro hemisferio. Para no hacer confusa la figura, con tanta cifra, he limitado la comparacidn 4 los cen- tros 5, 5, que responden con iguales movimientos a la excita- cién, en los dos lados. Sin grande esfuerzo se comprende, que no siendo simétricos los hemisferios, tampoco lo seran las localizaciones. Lo tinico constante es la agrupacién sobre la cisura cruciforme; pero ni aun los limites del grupo es posible marcar. »La excitacién del cerebro se hizo en los perros como en los conejos, con la corriente inducida del aparato de Ranvier, y DE HISTORIA NATURAL. 53 con los animales semianestesiados 6 despiertos. Las dos cosas tienen sus inconvenientes; si anestesiados, los centros motores muéstranse poco 0 nada excitables; si despiertos, los perros acabados de salir de la anestesia, tiemblan, se agitan y defien- Fig. 3.4 Cerebro de perro visto por encima, y en el que se marcan las localizaciones motoras de la cara externa, 1, movimiento de avance del miembro tordcico; 2, idem de los musculos de las pa- redes del abdomen y de los flexores del muslo; 3, idem de masticacién y deglucion; 4, idem de torsién de la cabeza al lado opuesto; 5, idem de flexion de la pierna; 6, cierre de los parpados; 7, movimiento del rabo. ‘ den dificultando la maniobra y obscureciendo los resultados, pues muchas veces ocurre la duda de si los movimientos son espontaneos 6 hijos de la excitacidn eléctrica. »Si el lector compara las localizaciones motoras de la fig. 3.") al ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA con las que resultan de los experimentos de Ferrier (1) 6 de otros fisidlogos, encontraran diferencias. También las noto yo con relacidn 4 otros experimentos hechos y publicados en anos anteriores (2) y es, repito, que lo tinico fijo en las localizacio— nes motoras es su reunion cerca de la cisura crucial. Fig. 4.3 Calavera de perro mostrando en K la relaciOn con el area motora crucial y en V la de la localizacion visual. I.os huesos y las suturas estan marcados con la inicial de sus nombres. »En la fie. 4.* se representa una calavera de perro en la que se senalan los puntos en donde hay que trepanar cuando se quiere caer sobre la regién inotora 6 la éptica. Las calaveras varian en los perros mas atin que los cerebros; pero los luga-— res marcados corresponden con muy cortas diferencias a las localidades antedichas. »En el curso de 1894 4 95 tuve ocasién de explicar la afasia ‘i mis alumnos, sirviéndome de sujeto para la explicacién, un enfermo hemiplégico que la padecia. Dicho enfermo corres— pondia 4 la Clinica Médica, a la sazon dirigida por el Dr. San- chez Herrero, y después de haberse aliviado de su dolencia, murié de una fiebre tifoidea. La afasia de este enfermo no era absoluta, pues pronunciaba la palabra Zaragoza, lugar de su (1) Ferrier: Whe function of de brain. London, 1586. (2) Gomnz OcaNa: Fisiologia del cerebro. Madrid, 1894.—Fisiologia humana, Ma- drid, 1826. DE HISTORIA NATURAL. 55 nacimiento, y luego llegé a pronunciar algunas mas. Conser- vaba integridad de la inteligencia y tenia expeditos los sen- tidos. Hemisferio cerebral izquierdo de un hombre hemiplégico, en el que la lesion principal afecto las regiones motoras, Las lesiones se marcan por el estriado. R, cisura de Rolando; S, idem de Silvio; M/A, localizacién probable de los miem- bros superiores; Af 7, idem id. de los abdominales; A, centro de la afasia. Las cir- cunvoluciones van senaladas con la inicial y el nimero que las corresponden. »Las lesiones que ofreciO en la autopsia el cerebro de este hombre, son las que, marcadas por el Dr. Santiago Ramon y Cajal y dibujadas por mi discipulo D. Angel Pulido, aparecen en la fig. 5.° La 6.* representa una preparacién del bulbo del mismo sujeto hecha por mi también discipulo D. Isidoro de la Villa: en la dicha figura se ve degenerado y atréfico el manojo piramidal del lado izquierdo. »Ademas de la lesién extensa sobre las dos riberas de la cisura de Rolando (circunvoluciones frontal y parietal ascen- dentes) a la que son imputables la hemiplegia y la afasia, aparece en el citado cerebro otra pequena lesién sobre la segun- da temporal, en los limites del lébulo occipital. Esta segunda lesion no produjo sintomas apreciables. »A semejanza de lo que ocurre en el cerebro del perro apa- 56 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA recen agrupados los centros motores en el humano como lo ensenia la fig. 5.*; pero la agrupacién parece regular y orde- nada: en la cima del hemisferio, los movimientos de los miem- bros abdominales, mas abajo los de los toracicos y mas abaje Corte transversal del bulbo raquideo de un sujeto afasico y hemiplégico, dado un poco por bajo de la parte media de las olivas. (Método de Weigert-Pal y dibujo semi-esquematico.) P, fasciculo piramidal derecho; P’, idem izquierdo, degenerado y atr6fico; O, oliva bulbar; C, cabeza del asta posterior; B, restos del nicleo de Burdach; #, nucleo del hipogloso; #8, fasciculo solitario; @, nucleos sensitivos de los nervios mixtos y subs- tancia gris del suelo del cuarto ventriculo atin los de la cara, lengua y laringe. A pesar de este orden, es imposible marcar limites precisos 4 la regién y menos a los diversos centros, y sea porque se apinan en un corto territo-— rio, sea porque se relacionen intensamente, es lo cierto que una pequena lesidn puede determinar convulsiones en toda la mitad opuesta del cuerpo. / DE HISTORIA NATURAL. 57 »Por lo que respecta a las localizaciones Opticas, viene divi— dida la opinion de los fisidlogos. Ferrier y sus discipulos situan el centro de la visidn en el pliegue curvo. Munk y multitud de experimentadores de Alemania y de otros paises, se deciden por el lébulo occipital, y Hensden (1) por observaciones en el hombre, en la cisura calcarina, en la cara interna del mismo lobulo occipital. i i f (| it iT) ri RK Pt x itl RR ae FA ate Hemisferio cerebral derecho de un hombre que 4 consecuencia de una fractura del parietal derecho padecio de hemianopsia derecha. SR, cisura de Rolando; $'S, idem de Silvio; Sye, idem perpendicular externa; 7 Z, Jesiones que presento el cerebro en la autopsia. »Desde 1894 vengo sosteniendo con experimentos en perros, gatos y conejos la localizacioOn Optica parietal (2) y confieso que al verme casi solo en este empefio, yo que tengo mas apego a la verdad que 4 mis propias opiniones, llegué a temer el error y continué trabajando y persiguiendo la causa de mi (1) S. E. HENSDEN: Sur les centres optigues cerebrauz. (Memoria al Congreso Médi- co de Roma en 1$94.) (2) G6mMEzZ OcaNa: Comunicaciones sobre las localizaciones opticas al XI Congreso Internacional de Medicina y a la Real Academia de Medicina de Madrid en 1894 y 95. 38 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA probable equivocacion. Varios perros operados en los afios 95 y 96, y un conejo trepanado ultimamente, ciego por doble y simétrica lesidn, cuyo lugar esta senalado con la letra V en la fig. 1.", eran ejemplos para mantenerme en mis antiguas convicciones. »Faltabame una historia humana de hemiopia por lesién parietal y me la proporcioné el Dr. Ribera con un enfermo de su Clinica. Era un minero, que dieciocho meses antes de su postrer ingreso en el Hospital, sufrié una tremenda fractura con hundimiento de la béveda del craneo en la regién parie- tal; luché muchos dias entre la vida y la muerte, y alcabo me- joré 16 bastante para buscar por si mismo alivio a sus males, pues a los de la fractura, ya sufridos y mitigados, siguieron los que ocasiono la compresién del cerebro por el hueso nuevo formado bajo los fragmentos. »La hemianopsia de este sujeto fué sospechada por el alum- no historiador D. Enrique Suner Ordonez, el cual, siéndolo de mi catedra, tuvo ocasién de observar cierto perro llamado Tigre que presenté 4 la Real Academia de Medicina como ejemplo de hemiopia por lesién parietal. El] Sr. Suner hacia notar en su historia que el enfermo miraba como el perro Tigre. »EL Dr. Pérez Zuniga comprobd con el campimetro de Laudolt la hemianopsia derecha del enfermo, y a su muerte, ocurrida a consecuencia de una hemorragia en el encéfalo, pudo conocerse la lesidn parietal que motivé la hemiceguera. La fig. 7.* es copia fiel de la preparacién, dibujada por el Sr. Gomez Gereda. Es de advertir que la lesion pequena que aparece en el lébulo occipital, por detras de la cisura perpen- dicular externa, era simétrica en los dos lados, porque a entrambos hemisferios comprimia el hueso nuevo; sin em- bargo, no le es imputable el defecto visual que se hubiera ele- vado en ese caso a ceguera completa. Por el contrario, no se notaron lagunas en el campo visual aparte de la hemiopia ya mencionada. »De todo lo expuesto, concluyo: »L.° Que las localizaciones cerebrales sdlo tienen valor positivo cuando se declaran en conjunto 6 por regiones. »2.° Al ldbulo occipital considerado por los autores como loca- lizacion dptica, hay que anadir el parietal en una region extenst. DE. HISTORIA NATURAL. 59 que comprende el llamado ldbulo parietal superior y probablemente el pliegue curvo. Las lesiones de estas partes producen hemianop- sia del mismo lado, pues dejan ciegas las mitades homonimas de las dos retinas.» Es natural que al sentido que mas datos nos proporciona corresponda en el cerebro mayor extensidn de territorio.» SECCION DE SEVILLA. Sesi6én del 13 de Diciembre de 1897. PRESIDENCIA DE DON JULIO FERRAND. —Leida el acta de la anterior fué aprobada. —Se did lectura 4 la siguiente comunicacién remitida por el Sr. Barras: Datos para la Florula Sevillana. CRIPTOGAMAS. (CONCLUSION) (1). Liquenes, ©” Fam.—Caliciaceos. Lepraria sp.—Sobre la tierra. Sanlucar la Mayor. — sp.—Sobre cortezas. Sevilla. Fam. Lecanoraceos. Lecanora subfusca Ach.—Sobre cortezas de arboles. Morén.— Sobre castaho, Constantina.—Sobre arbol del Pa- raiso, Sevilla. (1) Véase el notable trabajo de D. Romualdo Gonzalez Fragoso Apuntes para la Flora de la provincia de Secilia, Criptégamas , inserto en el tomo xir de estos ANALES, 1883. (2) Véase, ademas del trabajo anterior, la lista que publiqué en el tomo xxv, Actas, pag. 53, 1°96. Los liquenes de la presente nota han sido consultados con el Dr. W. Nylander, de Paris. G0 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA Lecanora calcarea Ach.—Sobre caliza arcillosa. Dehesa de Gas- con, Marchena. — conferta Duby.—Sobre una teja. Sevilla. Squamaria lentigera Web.—Sobre la tierra. Dehesa de Gascon, Marchena. —- crassa Unds.—Sobre caliza. Dehesa de Gascén, Mar- chena; Morén; Sanlicar la Mayor. Urceolaria scruposa Ach.—Sobre la tierra. Dehesa de Gascon, Marchena. — ocellata DC.—Sobre caliza. Moron. Pertusaria sovediata Trier.—Sobre corteza. Mordn (Cala!). Placodium callopismum Ach.—Sobre caliza. Dehesa de Gascon, Marchena. — Julgens (Sus).—Dehesa de Gascon, Marchena. Lecidea decipiens (Ehrh.) Ach.—Sobre la tierra. Dehesa de Gas- con. Marchena. Fam. Ramalinaceos. Cetraria crassicornis ?—Alcala de Guadaira. Heernia Prunastri Ach.—Constantina (Calderén!). l’snea barbata Fr.—Sobre corteza. Constantina (Medina!) Fam. Cladionaceos. Cladonia endiviefolia ¥r.— Sobre la tierra. Dehesa de Gascon, Marchena. — alcicornis Flérk.—Sobre la tierra. Moron (Cala!). Fam. Parmeliaceos. Parimelia titiacea Ach.—Sobre corteza. Morén; Dehesa de Gas— con, Marchena. — proliza Ach.—Sobre pizarra y cuarcita. Constantina (Calderén!, Medina!). — compressa Ach.—Sobre pizarra. Moron (Cala!). Physcia stellaris Ach. var. aipolia Ach.—Sobre olivo y castano. Constantina (Calderén!), Medina!). DE HISTORIA NATURAL. 6) Physcia parietina L.—Sobre higuera chumba.—Sevilla; Alcala de Guadaira. —- . — L. var. castanea Ach.—Sobre caliza. Moron (Cala!). M. Endocarpaceos. Verrucaria rupestris DC. (Thallus cinereus.)—Sobre caliza. Al- cala de Guadaira. TIPO MUSCINEAS. CrasE Hepaticas. Fam. Marcanciaceas. Lunularia (cruciata Dum.) vulgaris Mich. —En un jardin de Sevilla. Marchantia polymorpha .—Dos Hermanas; Analeazar. Targionia hypophylla L.— En una azotea de Sevilla. CuasE Musgos. Fam. Briaceos. Funaria hygrometrica Hedw.—Canos de Carmona, Sevilla. Mnium wndulatum Hedw.—Dos Hermanas. Polytrichum commune \..—K1 Pedroso de la Sierra. Ceratodon purpureus Brid.—Guadalcanal (Calderon !}). Barbula muralis Hedw.—El Pedroso de la Sierra. — -— — var. obcordata Ich.—Sevilla. Licranum scoparium Hedw.—El Pedroso de la Sierra. Pottia minutula (Schw.) Br. et Sch.—Constantina (Medina!). TIPO CRIPTOGAMAS VASCULARES. CLasE Filicineas. Fam. Polipodiaceas. Adianthum Capillus Veneris L.—En los pozos, Sevilla: Alcala de Guadaira; Necropolis romana de Carmona. 62 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA Cheilanthes odora Sw.—Constantina (Calderén!, Medina!). Ceterach officinarum (Wk.) Bauh.— En los sitios sombrios. Ca- zalla; Constantina; Dehesa de Gascon, Marchena. Notochlena vellea Dew.—En las hendiduras de las rocas. Cerro del Castillo en Alcala de Guadaira. Pteris aquilina L.—El Pedroso de la Sierra. Asplenium Adianthum nigrum LL.—Constantina. — Ruta muraria L.—La Rinconada. : Scolopendrium officinale Smf.—En los sitios humedos y som— brios. Constantina. CuasE Equisetineas. Fam. Equisetaceas. Equisetwm ramosum Schi.—Orillas del Guadalquivir. — limosum L. var. geminum Grev.— Pantanos y arro- yos. Cazalla de la Sierra. — hiemale L.—Cazalla de la Sierra. orillas del Gua- dalquivir, Morén. —Se procedié 4 la eleccién de la Junta directiva que ha de actuar en el préximo ano, quedando constituida en la forma siguiente: Presidente: D. Manuel de Paul y Arozarena. Vicepresidente: D. Manuel Medina y Ramos. Tesorero: D. Carlos Canal y Migolla. Secretario: D. Federico Chaves y Pérez del Pulgar. Vicesecretario: D. Julio del Mazo y Franza. —Se leyé y aprobo el siguiente presupuesto para el ano pro- ximo: Mozoparaimepariin. cle a) nigricans.—N. nigricans DC. »8) violacea.—N. violacea DC.—N. vesicaria Willk.! »Teucrium pumilum L. »Ignoro quien fué el primer botanico que unio esta especie de Linneo con el 7. Libanotis Cay., no siendo asimilables en realidad. »T. pumilum L.—«Caule procumbente tomentoso. Habitat in Hispania, Loefi.» (Linneo.) »T. pumilum L.—«Caule procumbente tomentoso. Lo hallé en Aranjuez.» (Loefling.) «Polium montanum, pumilum, rubrum, viride, Stoechados folio, caule tomentoso.» (Barr., ic. 1092.) »T. pumilum Cav.! it., versién castellana de Asso, p. 103, nota 1. »T. floccosum Coincy eg. alt., t. 9, A. »La planta valenciana difiere de la castellana por los carac— teres expuestos por el Sr. de Coincy en el lugar citado, y co- rresponde al 7’. Libanotis Cav.—T. pumilum Coincy (non L.); porque segun lo expuesto, debe conservarse el nombre de T. pumilum L. para la planta de Aranjuez. 116 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA »El Sr. de Coincy no cita siquiera, ni mucho menos discute a Cavanilles al crear su especie. »Iberis Raynevalii B. R.—Jberis herbacea foliis integris, flore purpureo Loefling. »Reseda undata L. (non. auct. omn.)—R. maxima flore albo, tetragyna foliis pinnatio 3-4 pedalis, spica crassisima Loefling. —R. alba Cav.!—R. bipinnata W. »La rareza de esta planta, la carencia de ella en casi todos los herbarios, la tendencia de muchos botanicos en asimilar a las especies de Linneo las plantas que pudieran serle préxi- mas, fueran del pais 6 extranjeras, ha traido tal confusién, que la R. undata L., lo mismo que la R. /ruticulosa L., han desaparecido como si jamas hubieran existido ni los ejempla— res ni sus descripciones. En esta confusién los espanoles no hemos tenido parte, aunque se trata de dos plantas exclusiva- mente espanolas. »De la descripciédn de Linneo entresaco lo mas tipico para demostrar que la R. undala L. pertenece a la R. bipinnata W.; y que la R. fruticulosa L. no es igual a la R. undala L., sino que es la misma especie que se nos da bajo el nombre de R. Gayana Boiss. «Foliis... undulatis.» «Calycino dente supremo minimo.» «Caulis pedalis, striato-angulatus, strictus.» «Capsule hujus generis maxim.» «Habitat in Hispania.» »gQué planta existe en Espana «caulibus striato-angulatis capsulisque majoribus» que sea proxima de la R. alba L., como el mismo Linneo expresa? »No se puede dudar que Linneo debio recibirla de Loefling. El tamano de la planta nada indica; yo la vi en Aranjuez pa- sando con mucho la estatura humana, pero también di con pies raquiticos para el herbario. »Al terminar la descripcién de la R. fruticulosa L., dice tam- bién Linneo: «Quasi media inter undatam et albam.» Y con- tando con estas afinidades, y pretendiendo separarla de la R. undata L., especie espanola como ella, dice Linneo: «Caules plures... leves.» «Pinnis... levibus.» »Comparando las palabras que van entre comillas se ve que es imposible la union de la R. wndata y fruticulosa en una solo especie, como Willkomn pretendia (Supp/., pag. 313, numero 4.919).» DE HISTORIA NATURAL. ND es Una errata importante.—En la pagina 88 de las Actas, co- rrespondiente al mes de Abril, digo: «abundantisima en algu- nas praderas de La Moncloa». Debi escribir: «abundantisima en algunas praderas de La Mancha». —K1 Sr. de Uhagon (D. Serafin) presentd el estudio siguiente: «Adiciones & mi « Ensayo sobre las especies espanolas del grupo Cholevee.» »Los materiales recogidos y comunicados por nuestro dili- gente é infatigable consocio D. Manuel Martinez de la Escalera me han permitido estudiar de nuevo algunas especies del referido grupo, de las que sélo habia tenido muy corto nui mero de ejemplares 4 la vista. Hay también dos que resultan nuevas para nuestra fauna. Quizas sea de algun interés el pre_ sentar a la Sociedad espanola de Historia natural el resultado de mis observaciones: »Anemadus Vandalitie Heyd.—A la lista de las localidades donde ha sido encontrada esta especie conviene anadir: Pinar de Ullibarri, Zuazo (Alava), en los detritus; Villaviciosa de Odén, en pieles de conejo dispuestas como cebo; Alcala de Henares, bajo las capas de arcilla (Martinez Escalera)). »Anemadus clathratus Perris. —El Pardal, Sierra de Segura; Navalmoral de la Mata; El Paular; Zuazo (Alava), bajo las cortezas de roble, y Pinar de Ullibarri (Martinez Escalera!). »Anemadus angusticollis Kraatz. »Esta especie es mas variable de lo que pudiera creerse a primera vista. »El artejo 7.° de las antenas, descrito en mi ensayo como igual en longitud al 6.°, presenta importantes modificaciones. »En un ejemplar 9 del Escorial (Martinez y Saez!) y en otros cuatro oc’ 9, de Badajoz, la diferencia entre ambos artejos es imperceptible 6 casi imperceptible. »En un ejemplar 9 de Villarejo del Valle (Martinez y Saez!) yen un ¢ de Navacerrada, de mi coleccién, el 7.° artejo es muy ligeramente mas largo que el 6.°, y lo propio ocurre, en mayor 6 menor grado, con un ,/ y tres 9 remitidas de Pozuelo de Calatrava por el Sr. Lafuente. »Pero en una serie de catorce ejemplares 7 ¥ y7 Q, recogi- dos en Navalmoral de la Mata por el Sr. Martinez de la Escale- 118 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA ra, la diferencia de longitud entre los artejos 6.° y 7.° se acen- tua atin mas, siendo en casi todos ellos el 7.° una cuarta par- te mas largo, y en algunas 0 cerca de un tercio mas largo que! el%6.2 »En la mayor parte de los individuos ¢ la mayor anchura del protérax se encuentra al principio del ultimo tercio, en otros muy poco después del medio, pero siempre dicho seg- mento es un poco mas redondeado en los lados, mas estrecha- do hacia adelante en los ¥ que en las 9. »Los élitros son en ciertos ejemplares <7 tres veces y media mas largos que anchos; en otros, Q sobre todo, la longitud con relacién a la anchura es sdlo de tres veces y aun algo menos. »Dichos 6rganos, en la mayoria de las © de Navalmoral y en otra de Badajoz, no ofrecen caracter alguno sexual distin- tivo en el apice, como no sea que el Angulo sutural es un poco menos redondeado que en los g7; tinicamente en dos de ellas dicho angulo termina en una 4 modo de espina muy pequena, pero no obstante visible. En las tres 9 de Pozuelo de Calatrava hay del lado externo y junto al Angulo sutural, siempre espi- niforme, una ligera escotadura A la que sigue un pequeno diente obtuso, pero este caracter, como ya lo indiqué, es tam- bién variable, porque a veces el diente desaparece, convirtién- dose la escotadura en mera sinuosidad y & veces también es ésta mas apreciable en el uno que en el otro de los élitros. »Las tibias anteriores en los <7 ofrecen la disposicién si- guiente: En la cara interna, y casi desde la base, se observa una pequena arista longitudinal que la recorre dirigiéndose sinuosamente de dentro 4 afuera y tiende 4 desvanecerse ha- cia la mitad 6 poco mas de la longitud; 4 medida que desapa- rece la arista, la tibia se comprime, hallandose su parte mas estrecha hacia los dos tercios, y luego se ensancha de nuevo y gradualmente en el ultimo tercio, teniendo en la extremidad apenas 6 poco menos anchura que al principio. »Anemadus Escalere sp. nov. »Oblongo-elongatus, rufo castaneus vel rufo ferrugineus, capite prothoraceque nonnumquam obscuriori; antennis gracilibus, ar- ticulo sexto quinto paululum breviore, septimo sexto vix longiore apicem versus paululum crassiore, octavo latitudine duplo lon- giore, nono septimo paululum breviore, decimo nono viz breviore, DE HISTORIA NATURAL. 119 undecimo decimo circiter duplo longiore apice acuminato; protho- race via transverso (¥), subquadrato (2), modice convexro, apicem versus leviter attenuato, lateribus modice rotundatis (¥), subrec- tis (2), angulis posticis plus (-~) minusve (Q) obtusiusculis,; elytra oblongo-elongata, latitudine ter dimidiague longiora, protho- racis latitudine maxima evidenter latiora, modice convexa, lateri- bus modice rotundata, postice attenuata, striata, transversim strigosa, striis externis magis deletis. » J Tibiis anticis carina interiia, ad basim plus minusve si- nuata, versus medium denticulo obtuso formanti, pone hanc emarginatis. Tarsis anticis articulis tribus primis, intermediis duabus primis dilatatis. Abdominis segmento ultimo longitudi— naliter inciso. »2 Libiis anticis integris; tarsis anticis intermediisque nor- malis, elytrorum angulo suturale plus minusve spiniforme ad latera plus minusve emarginato. Abdominis segmento penulti- mo postice medio subtriangulariter inciso, segmento ultimo in- teg/o. . »Ab A. angusticolle Av. forma paulo magis elongata; anten- narum articulis primis paulo longioribus , prothorace minus transverso, lateribus minus rotundato, presertim in Q, tibiis anticis structura in , differt. »Oblongo-alargado, de color castano claro, a veces un poco tostado en los ejemplares bien desarrollados; amarillento 6 amarillento ferruginoso en los de transformacion mas reciente; a veces la cabeza y el protérax son algo mas obscuros; las partes de la boca, las antenas y los pies, unas veces del color del cuerpo, otras ligeramente mas claras; el borde anterior de la frente en general estrechamente mas obscuro; los ojos negros. Con pubescencia corta, fina, amarillenta, dirigida hacia atras. »Cabeza con puntuacion bastante fuerte y apretada, aunque superficial; finamente reticulada en el fondo. Antenas largas, delgadas, alcanzando proximamente, dirigidas hacia atras, al cuarto anterior de los élitros, ligeramente engrosadas hacia la extremidad: 1. artejo dos veces y media tan largo como ancho; 2.°, apenas 6 no mas largo, pero ligeramente mas es— trecho y mas regularmente cilindrico que el 1.°; 3.°, 4.° y 5.°, casi iguales entre si, tres veces y media por lo menos tan lar- gos como anchos, observandose en algunos casos en su longi- 120 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA tud respectiva cierta proporcién decreciente; 6.°, muy lge- ramente mas corto que el 5.°; 7.°, apenas mas largo que el 6.°, pero mas cOnico y un poco mas grueso hacia la extremidad; 8.°, de igual forma, el doble mas largo que ancho; 9.° y 10.° también subcénicos y tan anchos cuando menos como el 7.° en su extremidad; el 9.° muy poco mas corto que el 7.°; el 10.° a su vez muy ligeramente mas corto que el 9.°; el 11.° casi el doble mas largo que el anterior, tan ancho como éste y ter- minado en punta. »Protérax poco convexo, algo mas plano en su segunda mitad hacia los Angulos posteriores, 4 veces con vestigios de una ligera fosita ancha y poco profunda cerca de éstos; apenas 6no mas ancho que largo; lados mas 6 menos redondeados, mas 6 menos estrechados hacia adelante segtn los sexos; en su mayor anchura evidentemente mas estrecho que los élitros: angulos posteriores un poco obtusos; base ligera y anchamente escotada en el medio, ligeramente oblicua en los lados. Su- perficie muy finamente reticulada en el fondo; puntuacién bastante fuerte y apretada, analoga a la de la cabeza, de as- pecto granugiento. »Escudete triangular, con puntuacioén analoga, pero menos fuerte que la del protérax. »Elitros oblongo-alargados; poco convexos; tan anchos 6 apenas mas estrechos en la base como el protorax en su mayor anchura, pero hacia el medio evidentemente mas anchos que éste; tres veces y media proximamente tan largos como anchos; ensanchados gradualmente en linea poco curva hasta el tercio 6 algo mas de la longitud; desde alli hasta la mitad casi para- lelos y estrechados después, también gradualmente, hacia la extremidad; con estrias bastante senaladas, sobre todo las in- teriores; las exteriores mas borrosas; la sutural un poco mas profunda que la siguiente. Superficie con arrugas bien mar-— cadas en sentido transversal. »Patas largas y delgadas; espina terminal de las tibias pos— teriores mas corta que la mitad del primer artejo de los tarsos correspondientes. »Cuerpo por debajo finamente punteado, finamente pubes— cente. »o Forma general un poco mas prolongada, pero apenas mas esbelta. Protérax mas estrechado hacia adelante, mas DE HISTORIA NATURAL. 121 redondeado en los lados, mas estrechado hacia atras; su mayor anchura muy poco después del medio; sus Angulos posteriores mas obtusos. Klitros relativamente un poco mas paralelos en general en su tercio medio; angulos suturales redondeados. Tibias anteriores provistas interiormente, en su primera mitad,. de una arista en general sinuosa, que hacia el medio 6 muy poco después desaparece formando un diente obtuso, seguido de una escotadura bien mareada, volviendo la tibia a ensan— charse gradualmente hacia el apice. Tarsos anteriores con los tres primeros artejos moderadamente ensanchados, decrecien- do gradualmente en anchura y longitud; el primero tan ancho a lo sumo como la extremidad de la tibia. Tibias intermedias un poco encorvadas hacia adentro en su segunda mitad; sus tarsos con los dos primeros artejos también moderadamente ensanchados. Ultimo segmento del abdomen con una incisién profunda longitudinal. . »Q Forma general un poco mas ancha hacia el medio del cuerpo. Protérax relativamente mas estrecho, menos recogido hacia adelante, mucho mas recto en los lados, menos estre- chado hacia atras, su mayor anchura al principio del ultimo tercio; sus angulos posteriores casi rectos con el apice ligera- mente obtuso. Elitros apenas mas cortos, pero un poco mas redondeados en los lados; extremidad de cada uno mas 6 me- nos marcadamente escotada del lado externo del angulo sutu- ral; éste agudo y prolongado en general en forma de pequena espina. Tibias anteriores normales, las intermedias apenas menos encorvadas hacia adentro. Tarsos anteriores é interiie- dios sencillos. Ante-ultimo segmento abdominal con una pe- quena incision, mas 6 menos triangular, que no pasa del ter- cio de la longitud; los ldbulos que origina dicha incisidn, generalmente redondeados; el ultimo segmento sencillo. »Long. 3,25 a 3,50 mm. »Hspecie sumamente proxima del 4. augusticollis Kr., pero distinta a mi juicio por los caracteres siguivntes: La forma general es mas alargada y mas esbelta en ambos sexos. Los artejos de las antenas son ligeramente mas largos, y los de la base del 2.° al 6.° un poco mas regularmente cilindricos. El protorax en el ©” es relativamente un poco mas largo, menos transverso y menos redondeado en los lados, y esta diferencia se hace aun mas notable en las 9, pues en las del A. Hscalere 122 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA dicho segmento es casi cuadrado, con los lados muy poco re- dondeados, casi rectos, mientras que en las 9 del A. angus— licollis Kr. e| protorax es ligera pero marcadamente transver- so, con los lados mas en curva y los angulos posteriores mas obtusos. Los élitros son relativamente un poco mas largos y también las patas. Las tibias anteriores en los ~ presentan una quilla interna mucho mas saliente, que forma un poco después del medio un diente bien murcado seguido de una verdadera escotadura, mientras que en el A. angusticollis al desaparecer la arista sdlo se observa una compresion del 6r- gano por su parte interior. La disposicién de dichas tibias es, si se quiere, en ambas especies parecida, pero mucho mas exagerada en el 4. Hscalere. Los tarsos posteriores en el mis- mo sexo son también un poco mas alargados en el A. #sca- lere que en el A. angusticollis. »Patria:, Cuevas de la Zarza, del Seguret y del Encomat, cerca de Bocairente; descubierto por D. Manuel Martinez de la Escalera, a quien dedico la especie en prueba de buena amistad. »El cuadro de los Anemadus de Espana habra por lo tanto de reformarse como sigue: aa. Protorax en su mayor anchura evidentemente mas estre- cho que los élitros; estos estriados, con la extremidad de cada uno redondeada separadamente en los 9, en angulo agudo y aun espiniforme en las Q. d. Forma general un poco menos alargada y esbelta; ar- tejos de la base de las antenas un poco mas cortos, menos cilindricos. Protérax mas redondeado late- ralmente en ambos sexos. Elitros un poco menos ensanchados hacia el tercio de la longitud. Tibias anteriores provistas interiormente en los o% de una pequena arista que desaparece hacia el medio, hallandose alli comprimidos. A. angusticollis Kr. 4b. Forma general un poco mas alargada y mas esbelta; artejos de la base de las antenas un poco mas largos y mas regularmente cilindricos. Protorax menos redondeado lateralmente en ambos sexos. Klitros un poco mas ensanchados hacia el tercio de la longitud. Tibias anteriores provistas interior- DE HISTORIA NATURAL. 123 mente en los «7 de una arista mas marcada y sinuosa que forma hacia el medio un diente obtuso seguido de una escotadura...... ae ee A. Hscalere Uhag. Plomaphagus sericatus Chaud.: Zuazo, debajo de las piedras; Zumaya; Alcala de Henares, bajo las capas de arcilla; Villaviciosa de Odén, en las pieles de conejo (Marti- nez Escalera!). Catops pallidus Men.: Alcala de Henares, bajo las capas de arcilla, Junio (Martinez Escalera!). — nigricans Men.: Alcala de Henares; El Paular (Martinez Escalera!). — fuscus Panz.: Aleala de Henares; Villaviciosa de Odén, en las pieles de conejo (Martinez Escalera!). — coracinus Kelln.: Villaviciosa de Odoén, en las pieles de conejo; Rascafria (Martinez Escalera!). »La lista de las especies espanolas del subgénero Catops vie- ne a aumentarse con el C. afinis Steph, que ignoraba hubiese sido encontrado en nuestra Peninsula y que describo a conti- nuacion: Catops afinis Steph., I. Brit. Entom. m1, 1830, p. 10. — tristis Gyll., Ins. Suec. iv, p. 311.—Sturm., Deuts. Ins. MIVSW Se, laine Zoe ste. — morio Payk., Faun. Suec. 1, p. 344. — nigrita Er., Kaf. Mark. Brand., p. 239.—Heer., Faun. Helv., p. 381.—Redt., Faun. aust., ed. 1.*, p. 144; id., id., ed. 2.°, p. 281.—Kraatz, Stet. Zeit. xm, p. 432. — Fairm. et Laboul., Faun. Ent. Fran. 1, p. 301.— Murray., Monogr. of. the Gen. Catops., p. 34.—Mar- seul, L’Abeille, xxn, p. 91.—Thoms., Skand. Col. Iv, p. 620.—Seid]., Faun. Balt., 2.2 ed., p. 320. Ptomaphagus afinis Reitt., Bestimm. Tab. der europ. Coleop. XH, p. 96.—Id. Nat. Ins. Deut. 1, 2ab., 2 lief., p. 250. »Oblongo oval; moderadamente convexo; por encima lige- ramente deprimido; poco brillante; de color negro 6 negro- parduzco, las partes de la boca, las antenas y las patas rojizas, la maza de las antenas en general mas obscura, pero su ulti- mo artejo rojizo, por lo menos en su extremidad. Con pubes- cencia fina, sedosa, dirigida hacia atras, amarillenta en la 124 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA cabeza y el protérax, mas obscura en los élitros, estos a me nudo vestidos de una especie de eflorescencia de tono ceni— ciento azulado. »Cabeza fina y densamente punteada. Antenas moderada— mente largas, no pasando, dirigidas hacia atras, del borde posterior del protérax: 1.°" artejo dos veces y media tan largo como ancho; 2.°, cerca de un tercio mas corto y apenas mas delgado que el 1.°; 3.°, un poco mas largo que el 2.° y de igual robustez; 4.° y 5.°, casi iguales, poco mas cortos que el 3.°; 6.°, casi igual 6 ligeramente mas corto que cualquiera de los dos anteriores; 7.°, muy ligeramente mas largo que el 6.°, pero evidentemente mas grueso hacia su extremidad; &.°, tan largo como la mitad del 7.°, igeramente mas estrecho que éste, el doble tan ancho como largo; 9.°, apenas mas corto que el 7.°, pero de su anchura; 10.°, igual 6 casi igual al 9.°; 11.°, el doble 6 cerca del doble tan largo como el 10.°, de igual anchura y terminado en punta. Maza poco marcada. »Protdrax poco brillante, poco convexo, por encima algo plano; un tercio proximamente mas ancho que largo; lados redondeados y mas estrechados hacia adelante que hacia atras; su mayor anchura hacia el medio 6 muy poco después; angu- los anteriores, declives, relondeados; angulos posteriores mas 6 menos rectos, segtin sea mas 6 menos marcada la ligera si- nuosidad que junto a ellos existe en el borde lateral; base unas veces casi recta, otras anchamente redondeada en el medio y muy ligeramente sinuosa 4 los lados, y en tal caso los. angulos posteriores parecen un poco agudos. Puntuacién un poco mas fina que la de la cabeza, de aspecto menudamente granugiento. »Escudete triangular con puntuacién analoga a la del pro- torax. »Elitros oblongo ovales; moderadamente convexos; ligera- mente deprimidos por encima; en la base un poco mas anchos que la base del protérax; dos veces proximamente tan largos como anchos; ensanchados en curva muy gradual hasta el tercio 6 poco mas de la longitud y alli evidentemente aunque poco mas anchos que la mayor anchura de aquel; estrechados. después en la misma forma hacia la extremidad y en su con- junto obtusamente redondeados en ésta; angulos suturales. te. nbién obtusamente redondeados. Superficie con puntuacion DE HISTORIA NATURAL. 125 algo mas fuerte y menos densa que en el protdérax: con ligeri- simos vestigios de estrias; la sutural fina, poco visible en el primer tercio, mas profunda hacia atras. »Patas bastante largas; moderadamente robustas; tibias in- termedias ligeramente encorvadas hacia adentro; espina ter- minal de las posteriores muy poco mas larga que la mitad del primer artejo de los tarsos correspondientes. »Cuerpo por debajo finamente punteado y pubescente. | »o Tibias anteriores un poco mas gruesas. Tarsos del mis— mo par con los tres primeros artejos ensanchados, el primero ligeramente mas ancho que la extremidad de la tibia; tarsos intermedios con el primer artejo también ensanchado, algo mas estrecho que la tibia en su extremidad. »Q Tibias anteriores un poco mas delgadas. Tarsos sencillos. »Long. 3,50 a 4,25 mm. »Aleala de Henares (Martinez Escalera!). »Préximo al C. guadraticollis Aubé, del cual se distingue por su protérax un poco mas transverso, redondeado en los lados en ambos sexos y con su mayor anchura hacia el medio; por el ultimo artejo de las antenas rojizo y por las tibias anterio- res mas robustas en los & que en las 9, pero por lo demas sencillas, sin escotadura interior. »A consecuencia de este hallazgo, el cuadro de los Catops de Hspana habra de modificarse en la forma siguiente: 7. Protdrax transverso, redondeado en los lados y con su mayor anchura antes del medio en los ¢, casi recto lateralmente en las ©. Maza de las ante- nas obscura. Tibias anteriores en los ~, fuerte y anchamente escotadas en la base en su cara IMWETION ae. Wena moose C. CUCOTOLICOL See: 7. Protédrax mas transverso, redondeado en los lados en ambos sexos y con su mayor anchura en el medio 6 muy poco después. Ultimo artejo de las antenas rojizo por lo menos en su extremidad. Tibias anteriores mas gruesas en los <7 que en las 9, pero sencillas. ......... C. afinis Steph. Sciodrepa Watsoni Spence.: Zuazo, entre los detritus, Zumaya; Villaviciosa de Odén, en las pieles de conejo (Martinez Escalera!). 126 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA Nargus velox Spence. »Omiti involuntariamente en mi ensayo la lista de las loca— lidades espanolas donde ha sido encontrada esta especie, a saber: Madrid! (Martinez y Saez!; Cazurro!); Granada (Marti- nez y Saez!; Oberthtir!; Dieck! ex Kraatz). Tengo ahora que anadir: Villaviciosa de Od6én, en las pieles de conejo (Martinez Kscalera!). Nargus brunneus St.: Las Hurdes (Sanz de Diego!). Attumbra Josephinae Saulcy: Alcala de Henares, bajo las arci— llas, al lado del rio, Junio (Martinez Escalera!). Catopsimorphus Rougeti Saulcy.: Villaviciosa de Odén, bajo las arcillas, 4 aleuna profundidad y en cierto grado de hume- dad, Julio (Martinez Escalera!). Altiscurra Marqueti Fairm. En la misma localidad y en igua~ les condiciones que la especie anterior, Julio, muy abun— dante, pero muy localizada (Martinez Escalera!).» —Se did lectura a la comunicacién siguiente del Sr. Cal- deron. «Revision de las baritinas espanolas. »Habiendo tenido cuidado de reunir los datos que me ha permitido recoger el examen de muchos ejemplares de nues- tra Peninsula pertenecientes a esta interesante especie mine— ral, y asociados estos datos 4 los comunicados por varios na— turalistas 6 ingenieros, he creido seria wWtil presentarlos en conjunto metédico como un avante para un futuro estudio. monografico mas completo. En todo caso, semejante labor podra contribuir, siquiera en pequeno, 4 la tarea ya necesa— ria de un trabajo de conjunto sobre la Mineralogia espanola. »forma.— He visto cristales de las siguientes procedencias: Colmenar de Arroyo (en la provincia de Madrid); Congostrina (Guadalajara), un grupo de dos hermosos cristales tabulares blancos, de mas de 1 dm. de longitud cada uno, en el Museo de Historia natural de Madrid; Albarracin, cristales tenidos por 6xido férrico; Viesgo (Santander); Serrain (Vizcaya), cris- tales transparentes; Cartagena; Linares, en cristales limpios, en grupos confusos, otros lenticulares y en forma de crestas;. El Jaroso, Sierra Almagrera, tabulares, de los cuales hay un 6. DE HISTORIA NATURAL. 127 grupo muy bello en el antes citado Museo; Sierra de Gador, formas y agrupaciones varias; Falset (Tarragona), hermosos cristales tabulares, blancos; lamina Cruz, de Linares, los ofrece con un aspecto bastante singular y tefidos de azul claro, asi como la mina 47 Borracho, cerca de Almadén, los proporciona tabulares, blancos, cubiertos de pirita; pero los ejemplares no- tables de Almadén, que figuran en casi todas las colecciones nacionales y extranjeras son los diafanos, tabulares, con inclu- siones de cinabrio, de los cuales hay hermosas muestras en el Museo de Historia natural y en la Escuela de Minas de Madrid. »Dos ejemplares de Sierra de Gador que estudié en Sevilla ofrecen las combinaciones que se ven en las figuras 1." y 2.*: el primero presenta las caras (O11) (311) (110) (021) (100) (010) y el segundo las (110) (010) (100) (011) (120) (311) (411) G01) (201) (301), con otras mas dudosas. En cambio son sencillos unos bellos cristales transparentes adheridos a la baritina en masa de Almadén que existen en la Universidad de Sevilla, reducidos 4 la combinacién (010) (101) (120) que representa la figura 3." 4 2 & »La forma lenticular es muy frecuente. Citaré Linares, Car- .tagena, la mina de galena Asa/to (Colec. de la Univ. de Sevi- lla), Almadén, la Sierra Almagrera, Cuevas de Vera y varios filones de la regién pirenaica. »Como es sabido, la facies de los cristales de baritina esta sujeta 4 muchas variaciones y hay en ellos diversas caras que no es posible determinar sin un detenido estudio cristalogra- fico que esta atin por hacer, tratandose de los ejemplares es- panoles. »Se ha citado la baritina pseudomorfica de Garlitos, en Ciu- dad-Real, Abenojar y otros criaderos de Sierra Morena, pero no se han dado mayores detalles respecto a estos hallazgos. 128 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA »Lstructuras.—Mas frecuentes que los ejemplares cristaliza- dos son los de estructura cristalina y otras que indicaré a con- tinuacion, sobre todo la lamelar, de la cual se conocen mues— tras de Colmenar Viejo, Hiendelaencina, Cartagena, El Ga- rrobo, en la provincia de Sevilla, Canales, en la de Logrono, varios filones de los Pirineos catalanes, etc.; la hay bacilar en Velez-Malaga; radiado-tabular en Almadén y Rambla de He- rrera (Zaragoza); granudo-cristalina en Velez-Malaga y Pena- flor, en la Sierra Morena; en bolas con fluorita en Barambio (Alava), y terrosa en la Sierra de Gador, donde esta asociada también a la fluorita en los criaderos de galena y recibe por los mineros el nombre de sa/ de lobo, segun lo indicé el Sr. Na- ranjo (1). »Hay ejemplares incoloros y transparentes (Almadén; Cerro del Hierro, en Constantina; Serain (Vizcaya), y sobre todo blan- cos (Falset, Hiendelaencina, Cartagena, Linares, Ronqui- llo, etc.); rosados (Colmenar, Cartagena, Santa Elena, Canales de la provincia de Logrono, etc.); amarillos (Cartagena, Lina- res, Sierra Almagrera, etc.); verdosos y azulados merced a inclusiones de azurita y malaquita (Linares); grises (Dehesa de Almenara, en Penaflor de la provincia de Sevilla, etc.). »A sociaciones.—Los cristales de baritina estan a veces sal- picados de otras substancias, como el oropimente en algunos de El Jaroso y el cinabrio en Almadén, en forma de particu- las, tanto en la superficie en bellas chispitas cristalinas de color cochinilla, como dispersas por el mineral, al que colo- rean de rojo palido. La masa granuda en roca del filon de la mina Dehesa de Almenara reducida a seccion transparente, reveld contener algunos carbonatos en agregados granudos, magnetita con leucoxeno y hierro titanado, algunos fragmen- titos de granate, cristalillos de feldespato y hojuelas cloriticas de origen micaceo (2). »En los filones metaliferos es el acompanante de muchas menas, sobre todo de la galena, como en Viesgo0, y en los crestones del Dobra (provincia de Santander), en Barambio (Alava), en Linares, en la Sierra Almagrera, Fuencaliente y (1) Blementos de Mineralogia general. Madrid, 1862, pég. 204. (2) CALDERON: Notas mineralogicas. Nuevos hallazgos en la provincia de Sevilla 4ANAL.DE LA Soc. Esp. DE HIST. NAT., t. XX111, 1894). DE HISTORIA NATURAL. 129) Garlitos (Ciudad-Real); Anglés y varios puntos de la provin- cia de Lérida; de la bournonita en la Sierra Almagrera; de los minerales argentiferos en Cartagena, y particularmente la freislebenita en Hiendelaencina; de la calcosina y la mala- quita en Albunol; de la nicolita en Vimbodi (Tarragona); de las tetraedritas en Pardos, cerca de Molina de Aragén, Barba- dillo de Herreros y Canales (Burgos), y a la orilla derecha del rio Rin (Gerona); de la pirita en #7 Borracho y otras mu- chas minas; de las calcopiritas en el territorio de Albarra- cin, Aralar (Guiptizcoa) y en Canales (Logrono); mina Cruz, Linares, de la calamina en Liébana y en los Picos de Euro- pa; del arseniato de niquel en Cabrales (Asturias); de hema-— tites roja 6 parda en Albarracin; en la Rambla de Herrera (Zaragoza); Cerro del Hierro, Constantina (Sevilla), y otros sitios, y del cinabrio en Almadén y en la Sierra Alhamilla. Sirve de ganga a la baritina en muchisimas localidades el cuarzo, la siderita (orilla del Rin, por ejemplo) y a la fluorita, como en la sal de lobo de la Sierra de Gador antes citada, y en Barambio (Alava). »Interponiéndose en ciertos filones a las substancias meta- licas, perjudica la explotacién de éstas, como sucede en el magnifico yacimiento del Cerro del Hierro. » Yacimientos.—Casi toda la baritina espafiola es filoniana y sus formaciones se hallan de preferencia en los terrenos an- tiguos, como el gneis en Hiendelaencina, Cartagena, Sierra Almagrera, Sierra Nevada, la baritina en roca de la Dehesa de Almenara, en Penafior; el silurico en Almadén, Albarracin y Molina de Aragén, y el carbonifero en los crestones de la caliza de montana del Dobra, en la provincia de Santander. Por excepcion, la hay post-triasica (Ibiza) y en formaciones ter— ciarias. También se conocen filones baritiferos en los pérfidos de Alpedroches y Canamares, en la provincia de Guadalajara, y en el granito de la Sierra de Guadarrama, Pirineos catala- nes, distrito de Linares y La Carolina, etc. »Hay algunas indicaciones de baritinas sedimentarias, en areniscas; pero son tan vagas, que apenas merecen mencio- narse, y he visto un ejemplar de este sulfato compacto en capitas de procedencia desconocida, aunque seguramente espanola. »Localidades.—Ks demasiado abundante en la Peninsula la ACTAS DE LA SOC. ESP. DE H. N.—JUNIO, 1898. 9 130 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA baritina, aunque nunca forme grandes masas ni sea elemento esencial de ninguna roca compuesta, para que pueda inten- tarse una lista completa de las localidades en que se halla. Mencionaré, sin embargo, algunas de las mas importantes entre las conocidas, ya por la cantidad en que aparece el mi- neral, ya por ofrecer alguna circunstancia de interés. »En la provincia de Madrid existe el mineral en cuestidn en Navalagamella y Colmenar Viejo, en la Sierra de Guadarra- ma, constituyendo filones estériles y a veces de bello color rosado. El Sr. Prado (1) notaba que no escasea en forma de ganga maciza como en el Escorial, en Guadarrama y Colme- nar del Arroyo, pero que es muy rara bien cristalizada. Ha- llase también en filones estériles en Congostrina, Alpedro- ches y Caiiamares, al paso que los paralelo§ a estos de Hien- delaencina son los acompanantes de los sulfuros metalicos y particulermente la freislebenita de esta famosa localidad mi- nera. Otro tanto acontece en Almaden, sirviendo de ganga al cinabrio, en la mina #7 Borracho, en Fuencaliente y en Gar- litos, en la misma provincia de Ciudad-Real, en criaderos de plomo, explotado este ultimo a mediados de siglo, en el que dicen habia buenos ejemplares cristalizados, en Abenojar y otros criaderos de Sierra Morena. »Hice antes mérito de los ejemplares de Barbadillo de Herre- ros y Canales en la provincia de Burgos, de donde hay mues- tras en el Museo de Historia natural con tetraedrita. »En Teruel, la baritina es abundante y la llaman cerriche en el pais, segiin el Sr. Naranjo, y en el territorio de Albarra- cin acompana 4 los muchos filoncillos cupro-plomizos que arman en el siltirico. Una capa de 1,20 m. de espesor se en- cuentra entre las cuarcitas de la misma edad en la Rambla de Herrera (provincia de Zaragoza), que he mencionado, por su estructura radiado-tabular y por ir acompanada en el ya- cente de una zona, aunque estrecha, de oligisto. »Filones de baritina y algunos importantes, se conocen de antiguo en Cataluna, como ocurre en las Caldas de Mombuy, en Montseny y cerca de Poblet; Falset, en Tarragona, con hermosos cristales tabulares y un yacimiento explotado en el término de Vimbodi, de donde hay en el Museo de Historia (1) Descrip. fis. y geo. de ia prov. de Madrid, pag 103. 186+. DE HISTORIA NATURAL. 131 natural de Madrid una brecha de nicolita y baritina con plata nativa y anabergita; un fildn casi vertical cruza las pizarras siluricas en San Julian de Ramis y otros analogs existen en la misma provincia de Gerona. Se han senalado en la isla de Ibiza filones que encierran minerales plumbo-argentiferos con abundantes gangas de baritina y cortando el trias. »La regidn pirenaica ofrece ademas filones de baritina, a veces Gon cristales, en las provincias de Vizcaya, Santander, en Viesgo y en la caliza carbonifera del Dobra, donde se alzan -crestones con algo de galena, y en Asturias, sobre todo en las inmediaciones de Luanco y. Bracena, cerca de Villaviciosa y al S. de Avilés, en la mina Santa Amelia, en Cabrales, con arseniato de niquel. »En Cartagena abunda mucho la baritina en masa y crista- lizada, tanto sonrosada como blanca, en los filones plomizos y argentiferos. Otro tanto ocurre en las sierras Almagrera, Alhamilla y de Gador en infinidad de filones metaliferos, al paso que son estériles 6 con ligeros indicios de mineral de plata los de Mazarron, Las Herrerias y lil Sabinar de Gata. En Albunol se halla en masa con malaquita, y con cinabrio en la Sierra Alhamilla. »Linares ofrece un gran numero de filones en los que exis— ten ejemplares amorfos, en cristales y en grupos confusos, que se ven a menudo en las colecciones, entre ellos los de la mina Cruz ya citada. »Haré, por ultimo, nueva mencidn de la baritina de la Dehesa de Almenara, cerca de Pefiafior, en la provincia de Se- villa, por hallarse la substancia en masa uniforme compacta y en condiciones distintas de todos los demas yacimientos de ella conocidos hasta ahora de la Peninsula. Preséntase, en efecto, granudo-laminar, con el aspecto de una roca maciza, formando el hastial 8S. de una mina de cobre en el @neis mi- caceo. Su densidad es de 4,02. Como he dicho, en seccidn transparente ofrece también aspecto y estructura de roca cris- talina, estando constituida preponderantemente por g@ranos lamelares de baritina, 4 los que se agregan en granitos mi- croscépicos los otros minerales mencionados. Un andalisis de esta substancia practicado por el Sr. Chaves (1) en el labora- (1) ANAL DE La Soc. Esp. DE HIST. NAT., t xxi. Actas, pig. 260. 132 ACTAS DE LA SOCIEDAD FESPANOLA torio de mi malogrado hermano D. Laureano, le did los resul— tados siguientes: ABA p11 00 Cee Peaeretectiet saya sieiey Sale taira © onesies le 0,0320 Sulfato barico.eey stsetce cs os Bie spray a orton Falistev ate aaetes 80,6505 OxidoFGrricos pee coi. cake aco eee aes ele es 16,7752 Aiming sm aneaneso: yo cObresie\eraetermeiesstatie oes Indicios No dosados: cal, alealis y silice, solubles en Cl H. »Produccion y aplicaciones.—Figura la baritina en la ultima. estadistica como explotada solo en dos provincias: la de Ge— rona y la de Santander; la primera con unas 650 t. y la se— gunda con 700, toda esta ultima procedente de los crestones de la caliza carbonifera del Dobra, de donde la arrancan, tri- turdandola y lavandola después en una fabrica situada al Po— niente de la estacién de Caldas. »E1 filén de San Julian de Ramis y el de Montrés son los de la provincia de Gerona que dan el antes indicado contingen- te, habiendo llegado la produccién algunos anos a 6.500 quin- tales métricos. La baritina de alli extraida es bastante pura y exenta de 6xidos metalicos, siendo por esto muy apreciada para la mezcla con las harinas y para unirla a la pasta de papel de estraza 4 causa de su gran peso. También se usa bas~ tante para estucos, aprestos, etc. (1). »Antes se utilizaba en el término de Vimbodi, en la provin- cia de Tarragona, en una mina llamada Adrevida, aprove— chandola después de molida para las fabricas de albayalde. También figuraba Hiendelaencina y filoncillos cercanos de la provincia de Guadalajara con 80 t. en una de las Ultimas es— tadisticas. -»Por ultimo, mencionaré como una aplicacion local, el em—- pleo que en la costa de Asturias se hacia en algun tiempo de la baritina del pais en lugar de plomo en las redes de pesca. & causa de su gran pesantez.» —El Sr. Puig y Larraz did lectura a4 la primera parte de un extenso trabajo que anuncio iria presentando por partes 4 la Sociedad, titulado Datos inéditos para la historia de las ciencias- naturales en Espana, acordando pasara a la Comisién de publi- cacion. (1) Vina: Resena geoldgica y minera de la provincia de Gerona. (Bol. de la Com. deli Mapa geol., t. x1 ) DE HISTORIA NATURAL. 133 —] Sr. Fernandez Navarro dio lectura a la siguiente nota: Minerales de Espana existentes en el Museo de Historia natural. (Cuarta nota.) «La presente nota es complementaria de las que con el mis- mo titulo tengo presentadas en esta Sociedad (1), y su objeto completar aquellas, agregando los ejemplares correspondien- tes 4 los dos primeros grupos de la clasificacién de Groth nue- vamente adquiridos por nuestro Museo, y que anaden alguna localidad 6 alguna asociacién 4 las citadas por mi anterior- mente. Entre estos ejemplares hay dos que, aunque bastante medianos, tienen importancia para nuestra coleccién por per- tenecer 4 dos especies, oropimente y esmaltina, nuevas para ella. »Acufre.—Estan representadas dos localidades de la provin- cia de Teruel, Riodera y Libros, por dos ejemplares. El de la primera consiste en una marga fosilifera con una costra de azufre, confusamente cristalizado en algunos puntos. El de Libros, procedente como el anterior del Museo del Dr. Velas- co, esta constituido por moldes internos muy bien conserva- dos del Planorbis sulphureus de dicha localidad, depositados sobre marga. Muy anadlogo a éstos es el ejemplar de Fuente de Nava (Asturias), también sobre marga, regalado por D. Sal- vador Calderén. De Benamaurel (Granada), localidad que, aun- que muy conocida, no estaba representada en la coleccién, poseemos varios ejemplares en masa, recubierto alguno de ellos de una costra cristalina. Otra localidad es Palma de Ma- llorca, a la cual corresponde un ejemplar en masa compacta, completamente negro. Por ultimo, esta representada la pro- ‘vincia de Valencia por un azufre en masa, muy puro, recu- bierto de substancia bituminosa, y que procede de Planes. »Grafito.— Proceden los ejemplares nuevamente adquiridos de El Muyo (Segovia), Sierra de Alcaraz, Ronda? (Malaga) y de la provincia de Huelva. El de la primera localidad es de una gran pureza; parece ir sobre una pizarra antigua y le acompana amianto. También se hallan en masa los de las (1) Para las notas anteriores véanse estos ANALES, tomo xxnl, pag. 29 de las Actas; XXII, p. 39, Actas; xxiv, p. 83, Actas. 134 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA otras tres localidades, todos muy puros, especialmente el de la provincia de Huelva, que consiste en una masa rodada. »Plata nativa.—Un ejemplar procedente de la mina «Suerte», de Hiendelaencina (Guadalajara) y otro de Bolanos en la mis- ma provincia. El metal esta en ambos en delgados alambres retorcidos y entrecruzados, sobre un geneis con baritina el de la mina «Suerte», y sobre blenda el otro. »Cobre nativo.—De la mina «Observacién», del Barranco Ja- roso en Sierra Almagrera, es un ejemplar formado por plan-, chuelas interpuestas entre las grietas de una haloisita. Otro, también sobre una arcilla verdosa, procede de la mina «Pro- videncia», de Lorca (Murcia). Otro de Hiendelaencina esta confusamente cristalizado, con ganga de una baritina man- chada por los cloro-bromuros de plata. Uno de la mina «Unién» en Mantua (isla de Cuba), consiste en un grupo de cristales poco perfectos, formando una dendrita. Por Ultimo, de Rio- Tinto, aunque es localidad muy conocida y ya nombrada por nosotros entre las representadas en el Museo, merecen citarse dos curiosos ejemplares, consistentes en unas geodas con nu- cled movible, todo de cobre, iguales en la forma 4 las tan co- nocidas etites 6 piedras de Aguila que se forman de limonita. »Oropimente. {As, S,].—Un solo ejemplar en masa, sobre cuarzo, procedente de Asturias. »Hstibina.— Las localidades ultimamente adquiridas son: Valencia de Alcantara, Montes de Oca (Badajoz), Ancares, Lo- sacio (Zamora) y Riomonte (Galicia); estas dos ultimas muy conocidas, pero que no estaban representadas en la coleccién del Museo. La de Valencia de Alcantara yace sobre un cuarzo: leno de geodas recubiertas de pequenos cristales de la misma substancia, en las cuales ha cristalizado frecuentemente la antimonita. La de Montes de Oca esta en masa, muy parecida alas de Lugo. En masa palmeado-fibrosa, la de Ancares. La de Losacio en masa palmeado-radiada, oxidadaen gran parte. Por ultimo, la de Riomonte, muy parecida 4 la de Valencia de Alcantara, va también sobre una cuarcita acompafada de cuarzo amarillo cristalizado y asociada a cristalitos de cinabrio. »Blenda.—Tres ejemplares procedentes de Cartagena, Mar- bella y Colmenar del Arroyo. El primero esta confusamente cristalizado sobre un gneis; el de Marbella consiste en pe— quenos cristales amarillentos con otros de cuarzo hialino; el DE HISTORIA NATURAL. 135 ultimo es una masa lamelar de color negro intenso, sobre cuarzo. »Pirrotita.—Las nuevas adquisiciones de piritas magneéti- cas que tengo que citar son dos: una de Masanet, en la pro- vincia de Gerona, y otra de Rio Malo, en la de Caceres. Aqué- lla se presenta en masa, y en el ensayo da indicios de niquel y cobalto. La de Rio Malo, donativo de nuestro consocio D. Cé- sar Fereal, consiste en ejemplares, ya como el de Masanet, ya en otras masas que se fragmentan segtin caras planas, com- pletamente iguales al ejemplar que poseemos como procedente de la provincia de Salamanca; esta identidad y el estar Rio Malo muy cerca de esta provincia, me induce a pensar que tal vez se trata en ambos casos de un mismo yacimiento. »Pirita.—Un bonito ejemplar sin mas indicacidn de proce- dencia que Vizcaya, consistente en una cuarcita impregnada de cristales octaédricos de pirita, pequefisimos, pero muy bien conservados. De Baigorri (Navarra) son unos piritoedros muy perfectos, incluidos en una arcilla negruzca, algo margosa. Otro ejemplar procedente de La Carolina (Jaén), consiste en exaedros con las estrias de combinacion del piritoedro, que yacen sobre una micacita. Otro de Alcala la Real (Jaén) esta formado por pequenos cristales indeterminables inclui- dos en una marga. Son notables por su tamano y limpieza dos cubos limonitizados en la superficie, procedentes de Munilla (Soria); el mayor tiene 35 mm. de arista. Otra localidad es Bustarviejo (Madrid), donde se presenta en masa sobre cuarzo; no es cuprifera. La de Tapia (Asturias) es algo cuprifera y va asociada a siderita y burnonita. Proceden de Fombuena (Za- ragoza) unos pequenos cristales muy limpios que presen— tan la combinacidn del exaedro, el piritoedro y el diploedro. Por ultimo, a los ejemplares ya descritos como procedentes de Almadén, debo agregar uno consistente en dos exaedros de mas de 2 cm. de arista, maclados segun la cara del octaedro. y uniformemente cubiertos de una capa de cinabrio. »Cobaltina.— El nico ejemplar que agregamos de esta es- pecie vale muy poco; se presenta en masa y es niquelifera y ferrifera; su localidad es Albunuela (Granada). »Lsmaltina. {(Co, Ni, Ke) As,].—Asimismo es de escaso mé— rito el ejemplar unico de esta especie que la representa en nuestra coleccién; se encuentra en masa, sobre cuarzo. Res— 136 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPANOLA pecto a localidad, tampoco es muy precisa que digamos, puesto que sdélo se sabe que es de Aragon. »Mispiquel.—Un ejemplar, donativo de D. Manuel Morencos, que, aunque de localidad ya representada en la coleccién de nuestro Museo (Bustarviejo), merece citarse, porque se encuen- tra de modo distinto que los demas de la Sierra de Guadarra- ma que poseemos. Hsta en masa, mezclado con los elementos del gneis, y en algunos de sus puntos se destacan cristales bastante voluminosos, pero imposibles de medir por el modo de yacer. Le acompana un tubito con arsénico, segun se ob- tiene para la exportacion, de la subliimacién del mineral. »Galena.—Numerosos ejemplares de esta especie tengo que agregar a los ya citados. Entre ellos figura uno procedente de Fondon (Granada), consistente en una masa algo fibrosa, acom- panada de hermosos cristales de cerusita. Compacta y con ba- ritina, argentifera y antimonifera, es la procedente de la mina «Esperanza», en el barranco El Jaroso de Sierra Almagrera. De Cod, en el valle de Buelna (Santander), procede otra hojo- sa, con ganga de espato calizo. Un ejemplar de la variedad acerada, antimonifera, argentifera y ferrifera, procede del lu- gar de Bono, partido de La Espluga. Otro de Malaga es nota- ble por la estructura palmeada. Un ejemplar de la mina «Bilbaina» (Cartagena), recubierto de pirita, es también argentifero. De Caceres hay otro de estructura granuda, aso- ciado a calcopirita. Villanueva de los Arcos (Asturias), es otra localidad, representada en la coleccién por una masa espatica con pirrotita. La de Fuencaliente (Ciudad-Real) es hojosa y se asocia 4 baritina. Por ultimo, el Sr. Jiménez Vergara, de Guadix, ha regalado al Museo un trozo en masa, procedente de Charches (Granada). »Cinabrio.—Dos ejemplares debo citar de esta especie, uno de Almadén, notable por su estructura fibrosa, tan poco fre- cuente en esta especie, pero que no tengo la certeza de que sea natural. El otro procede de Langreo (Asturias), y ha sido regalado por D. Salvador Calderén; se presenta en masa. No quiero dejar de mencionar también la presencia del cinabrio sobre carbones de esta localidad, hecho que he comprobado en un ejemplar de hulla, donativo también del Sr. Calderon. »Freislebenita.—Cito por su belleza un ejemplar de esta es- pecie, aunque procede de su localidad clasica Hiendelaencina. DE HISTORIA NATURAL. 137 Consiste en grandes y limpios cristales entrecruzados, deposi- tados sobre cuarzo también cristalino, y a los que se asocian cristales de dolomia y lentes de siderita. »Como se ve por las asociaciones, algunos de estos ejempla- res permiten senalar ademas con seguridad la presencia de algunas especies en localidades no citadas, como son: la blen- da en Bolanos, la pirrotita en Villanueva de los Arcos, la pirita en Cartagena, la calcopirita en Caceres y la burnonita en Ta- pia. Probablemente estas localidades podrian proporcionar ejemplares de las citadas especies en que no aparecieran como minerales asociados, sino como especie principal.» —KHl Sr. Bolivar presenté las siguientes diagnosis de espe- cies nuevas de ortdpteros de Borneo y de Nueva Guinea, pro- cedentes de las expediciones del viajero Sr. Vraz y que perte- necen a la coleccién de nuestro consocio el Sr. D. Napoleon Kheil, de Praga. « Ortopteros nuevos de Borneo y de Nueva Guinea.» Homalopterix intermedia sp. nov. Colore fulvo-griseo, fusco vario. Caput fuloum inter antennas scutellum impressum transversim strigosum atque fusco-