o i : PR a a MC REPUBLICA DEL ECUADOR + CANALES S:0L CASI 5" : DE LA > ó ) y , 2 PR Tomo xx1i w ES, SUMARIO - Ño 2 Al A as 2 Las diferentes fases en el desarrollo de la vida ó económica de las naciones, por el Profesor Sr. Dn. AL- Número 155. BERTO HALLIER. : , Lecciones de Medicina Legal para los alum- SEPTIEMBRE DE 1906 nos de Jurisprudencia, por el Profesor Sr. Dr. Dn. Ma- RIANO PEÑAHERRERA E. SL ñ Indice del Tomo XXIT.—Avisos. $ > SN q QUITO Ñ IMPRENTA DE LA UMVERSIDAD CENTRAL, POR J. SAEM R, 1906 ANALES UNIVERSIDAD CENTRAL HPCGUADOR QUITO Imprenta de la Universidad Central, por J. Sáenz R. 1906 REPUBLICA DEL ECUADOR TOMO XXIr( Año 23.—Septiembre de 1906 y Ne 155 ———> ANALES DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL LAS DIFERENTES FASES en el desarrolla de la vida económica de las naciones -— -— 7 Del mismo modo que cada país tiene su propia his- toria, así también la evolución de la vida económica pre- senta, en las diferentes naciones, muchas variedades, provenientes de la situación geográfica, de la formación y fertilidad del suelo, de su riqueza mineralógica, espe- cialmente en metales y carbón de piedra, de su desarro- llo comercial é industrial, y de su tráfico; factores todos, á los cuales se ha prestado en estos últimos tiempos al- go más de atención, dedicándoles un ramo especial de las ciencias: la geografía económica y comercial. Sin embargo, á pesar de todas estas variaciones, ex- 250 FASES tendiendo la observación sobre ciertas épocas, puede observarse, en el desarrollo de la vida económica de los diferentes países, una armonía tal que ha inducido á dis- tinguir fases determinadas, recorridas por toda nación civilizada, antes de llegar al estado de perfeccionamien- to en que actualmente se halla. Como punto de parti- da para tales construcciones se ha tomado la configura- ción típica de la producción de cada época, las formas y condiciones de relación entre las diversas entidades eco- nómicas, Ó la organización respectiva. Adoptando como principio de clasificación la confi- guración típica de la producción, puede establecerse seis fases diferentes en la vida económica: 12 El estado primitivo 6 de busca individual de alimen- tos, — Como ejemplares típicos de esta época puede tomarse en la actualidad á los bosjemanes del Africa del Sur y á los naturales de la lierra de Fuego, hom- bres de pequeña estatura y de cuzrpo poco desarrollado, en los cuales se ha creído ver por largo tiempo, si bien erróneamente, una degeneración del linaje humano, y no su tipo más primitivo. En grupos pequeños, iguales á manadas de venados, suelen vagar en busca de alimen- to, que consiste principalmente en vegetales, frutas, raí- ces y animales pequeños como babosas, gusanos, langos- tas y termitos. Tienen su lecho en cuevas y árboles. No hay, entre ellos, verdadera vida de familia; el lazo que une al hombre con la mujer es muy flojo; no existe más relación íntima que entre la madre y el hijo. La madre lleva siempre consigo al niño, asegurándole de cualquier modo sobre las espaldas. El niño es alimen- tado por la madre durante muchos años, hasta que pue- da por sí mismo buscar el alimento; lo que sucede á los ocho ó diez años de edad, época en la cual se sepzra de la sociedad doméstica. Esta gente no hace provisiones; solo piensa en la satisfacción momentánea de sus nece- sidades, conforme se presentan. No conocen el verda- dero trabajo, ni los principios más elementales de la eco- nomía; no tienen nociones del tiempo; comen cuando ECONOMICAS 251 Á A A — __ __—___ => ____»a A tienen hambre, y duermen cuando están cansados. No se usa todavía vajilla de barro. En un estado más ade- lantado se sirven de arcos y flechas, para acechar á los animales, al igual del leopardo ó el tigre. Pero esto nos lleva ya un paso más adelante, á 22 La época de los cazadores y pescadores, — Aquí tene- mos ya los principios de la división del trabajo: los hombres se dedican exclusivamente y con más sistema á la caza y pesca, cuyos productos forman la parte más importante de los alimentos; las mujeres, en cambio, se ocupan en la recolección de los alimentos vegetales. En- contramos también algo de capital en forma de armas y herramientas primitivas y de provisión de alimentos pa- ra el tiempo de carestía: puede, pues, hablarse de un principio de economía; pero el trabajo se parece mucho al juego, ya que no hay un tiempo fijo para él. En ma- teria de propiedad prevalece el carácter personal; á los - muertos se les rodea de todos sus útiles, para que les acompañen á la tumba. 32 La época de los ganaderos Ó nómadas. — Al prin- cipio, el hombre domestica ciertos animales tan sólo por diversión, sin sacar provecho alguno de ellos. Así, aun en la actualidad, los basutos del Africa del Sur man- tienen ganado vacuno, sin emplearlo en la agricultura ni utilizar la leche. Hay más aun: en un estado más ade- lantado, cuando el ganado forma la parte más importan - te de la propiedad, se mata á los animales sólo de un modo excepcional: la carne para el alimento se obtiene por medio de la caza, ó todo el sustento consiste en la leche y sus productos [galactófayos]. Pero aquí pode- -mos observar una forma más adelantada de la produc- ción: el nómada es el primer capitalista, que vive de sus intereses. Pero, si exceptuamos el rebaño y la tienda, todavía es pequeña la propiedad de los nómadas, á cau- sa, sin duda, de la vida inestable; lo cual produce tam- bién la falta de estímulo para el adelanto. En este esta- do pueden permanecer los hombres durante mucho tiem- 0 2 FASES hb ¡971 po, si es que una pérdida repentina de sus rebaños, por epidemias, ó delos pastos, por alguna invasión enemiga, ó también el aumento de la población, no les obliga á un cambio de vida. 42 Estado de la agricultura primitiva. — La agricul- tura es, al principio, obra de las mujeres, las cuales, tal vez al buscar tubérculos ó raíces, han observado que éstos, metidos en tierra, producen una planta. Después todos, con pocas excepciones, toman parte en la labor; teniendo un papel especial solamente los sacerdotes. Las herramientas consisten en un palo agudo; después ha- cen uso del azadón; el invento del arado y el empleo de las bestias de tiro se debe á un estado mucho más ade- lantado. Pero todavía se satisfacen las necesidades en la misma casa. La propiedad sobre el suelo y la vida más sedentaria se encuentran entre gentes más pacíficas. 52 Epoca agricola—industrial —— Algunos individuos han alcanzado en cierta ocupación, á la cual se dedican exclusivamente, una habilidad especial, que ponen, me- diante una remuneración, á disposición de los demás, quienes siguen entendiéndose en la agricultura, Ó ven- diendo directamente los productos de su trabajo. El pa- go en dinero no tiene todavía mucha importancia; pues se lo hace en especie. Casi es desconocido el capital efectivo, como fuente de renta, en forma de préstamos. El comercio no se ha desarrollado aún por falta de vías de comunicación: primeramente prevalece el comercio al por menor, ó el de los pequeños tenderos y buhoneros. Si hay comercio al por mayor es relativamente insigni- ficante. 62 Epoca agrícola—comercial—industrial.—Es la épo- ca en la cual vivimos actualmente. Inventos nuevos y reformas en las vías de comunicación han transforma- do por completo la vida económica. Existe una división internacional del trabajo; el comercio tiene mucha im- portancia, ya sea trasladando las mercancías, de los lu- th ¡957 98 ECONOMICAS gares donde abundan á los que están desprovistos de ellas; ya sea conservándolas en épocas de abundancia para lss tiempos de escasez, poniéndolas entonces á dis- posición de los consumidores. El industrial puede tra- bajar con más comodidad, dejando la elección de los lu- gares de consumo al comerciante, sin más cuidado que el de adaptarse á las necesidades del mercado». Por otra parte, el mercado se ha ensanchado inmensamente, ofreciendo la posibilidad de la fabricación por mayor en grandes establecim:entos, evolución que ha sido ayuda- da por el desarrollo que han tomado el gran capital y el crédito. Examinemos ahora la significación que para la his- toria del desarrollo económico tienen estas diferentes fa- ses que podemos distinguir en la vida de las naciones. Verdad es que conforme prevalezca en un país uno ú otro de los ramos de la producción variará todo el ca- rácter de la vida económica respectiva; pero sería un error el suponer que todos los pueblos tienen que reco- rrer, en la misma forma, esta serie de diferentes fases económicas. Puede admitirse que por la primera faz ha- yan pasado todas las naciones; que la última constituye el estado de mayor perfeccionamiento; pero no por esto se ha de sostener que todos los pueblos, deben de haber atravesado, por ejemplo, por la faz de los nómadas. Es- tos en algunos casos, representan una transformación re- giesiva de los agricultores; la ganadería se conserva ca- si siempre después, al lado de la agricultura, imprimien- do á ésta un carácter especial. En el transcurso del des- arrollo se cambian siempre todos los ramos de la pro- ducción; así por ejemplo, en un país comercial é indus- trial se practica la agricultura de otra manera que en un país meramente agrícola. Y en ciertos pueblos primiti- vos se halla muchas veces un ramo de la producción in- dustrial bastante desarrollado. SO - Ahora bien, si tomamos por. punto de partida, 254 FASES para clasificar la evolución gradual económica, las for- mas y condiciones de la relación entre las diferentes en- tidades económicas, entonces podemos admitir como ba- se para nuestras investigaciones la manera cómo se efec- túa el cambio. Y aquí también tenemos que suponer. 12 Un estado primitivo 6 sin cambio alguno.—Esta épo- ca corresponde, más ó menos, á la de la busca n= dividual de alimentos, según nuestra primera clasifica- ción. Las necesidades eran pocas, aún no existía una división de trabajo, faltaban por consiguiente las condi- ciones indispensables para un verdadero cambio. 22 La época del cambio directo Ó en servicios y produc- tos naturales. —Ya existen relaciones entre los individuos y las familias, en forma de la adquisición del traba- jo y de los productos ajenos, por cambio directo. Los servicios se pagan con productos del suelo, con usufructo del terreno, con productos ajenos, especialmente indus- triales y de técnica más adelantada, ó con productos pro- pios, como frutas, ganado, pieles. En este estado per- manecen los pueblos por largo tiempo; de modo que puede, en general, afirmarse que cuanto más adelantada es la civilización, tanto más ligero anda el progreso, y cuanto más atrasada, tanto más despacio. Siendo, en esta época, poco desarrollada la división del trabajo, hay pocas relaciones entre los individuos. Para adquirir un objeto necesario, es preciso que el dueño de ese objeto carezca del artículo que se le ofrece como precio: lo que hace muy difícil que se efectúe el cambio. Además, hay mucho temor de ser engañado; no hay precios fijos para los diferentes artículos; aquellos pueden resultar sola- mente de un cambio más frecuente, de la formación de un verdadero mercado en donde puedan compararse los productos de los diversos vendedores; en fin, de la exis- tencia de muchos competidores tanto del lado de la ofer- ta como del de la demanda. También falta una medida fija para el valor de los diferentes objetos; á saber, el di- ECONOMICAS 2 97] ¡87 nero, que se enci.entra solo en 32 La época de la moneda, como medio del cambio. — La moneda representa un medio legal de cambio; su valor intrínseco, garantizado por el Estado, la vuelve aceptable en todas partes; su división en especies gran- des y pequeñas facilita las compras y ventas, grandes é insignificantes; todo lo cual hace posible la verdadera divisizn del trabajo y una especialización más extensa de la producción, hasta su extremo límite, en cuanto se ha- lla en el mercado una venta segura del artículo respecti- vo; como sucede actualmente, pues con el dinero que se gana pueden adquirirse todos los objetos que se necesi- tan. Con esto pasamos definitivamente del tiempo en que la producción se invierte en el consumo propio, á aquel en que se produce principalmente para otros, para la venta. El dinero, que representa el valor de todos los objetos que se pueden comprar con él, conserva mejor el producto del trabajo. 42 La época del crédito, como medio de cambio. — La época de la moneda presenta un gran adelanto, pero supone que la siguen inmediatamente la prestación y su equivalente, la entrega de la mercancía y el pago respec- tivo. El desarrollo económico, bajo la protección de le- yes adecuadas, aspira á sustituír el pago inmediato con el pago dilatado, ó sea una promesa de pago en cual- quier forma, la venta á crédito. Tan luego como se han formado las instituciones respectivas, bancos, letras de cambio, billetes bancarios y otras obligaciones que re- presentan títulos de propiedad, etc.; se realizan la ima- yor parte de las transacciones de comercio por mayor, va no en forma de pago en direro efectivo, sino por in- termediación del crédito: la producción y la adquisición llegan á ser posibles sin dinero y sólo en virtud de una formación de obligaciones entre prestamista y adquiren- te. El crédito, por su calidad de facilitar las transaccio- nes, contribuye mucho al desarrollo del comercio y de la industria; gracias á él pueden utilizarse las pequeñas economías que quedaban hasta ahora estériles, se facili- ta la gran acumulación de capitales para empresas in- dustriales en forma de sociedades anónimas, etc., etc. Emprendamos ahora la crítica de esta clasificación. La introducción de la moneda como medio de cam- bio significa un grande adelanto, pues produce altera- ciones esenciales y características en los fenómenos eco- nómicos, como se observará comparando esta época con la anterior ó de cambio directo. Mas el tránsito de la época de la moneda como medio principal de cambio á la época del crédito tiene una importancia distinta. Con todo, el crédito encierra también prestaciones en dinero y, en algunos casos, en productos naturales, pues no puede prescindirse de esta base material. Haciendo uso del crédito, no se ha variado en verdad el medio de cambio; la alteración que ha tenido luyar es temporal: se ha es tablecido una separación entre el momente de la presta- ción originaria y el momento del payo, pero éste debe siempre verificarse, ya en dinero, ya en productos natu- rales. Sin querer decir que la introducción del crédito no signifique un gran progreso y produzca grandes al- teraciones, hay que convenir, sin embargo, en que esta clasificación carece de lógica, pues se ha cambiado el objeto de la comparación, que en la primera y segunda época consiste en el medzo, y enla última en el /empo del pago. Si hemos tratado con alguna prolijidad esta cuestión es tan sólo porque es defendida por muchos autores. TAL La mejor clasificación, la que consulta más la esen- cia misma del asunto es, según mi opinión, la esta- blecida por el sabio catedrático de Leipzig, Carlos Bue- cher, que toma por punto de partida la organización eco- nómica respectiva, fijándose en las transformaciones de la relación entre el productor y el consumidor, la longi- tud de camino que recorren los bienes del uno al pasar al otro. ECONOMICAS 2D Suponiendo también aquí un estado primitivo, en el cual mo se puede hablar de principios de verdadera eco- nomía, es fácil de establecerse, según este signo, tres épocas del desarrollo económico, por las cuales han pasa- do todos los pueblos de Europa y los países que, en su cultura, dependen de ellos; como son, por ejemplo, las naciones de la América del Sur, cuya civilización puede considerarse como una continuación de la europea, con la cual está todavía en íntima relación, á pesar de ofre- cer en algunos puntos cierto carácter especial y propio; pues la historia y desarrollo de un país no se parece en- teramente á los de otro: siempre hay diferencias, hasta entre naciones muy vecinas, producidas por el clima, por la calidad y formación del suelo, por el carácter de los habitantes, etc., etc. Distinguimos, pues, entre: 1? la época de la economía doméstica, de la produc- ción propia, sin cambio; 22 la época de la economía municipal, del cambio directo entre productor y consumidor; 32 la época de la economía política, de la produc- ción de mercancías, en la cual entre consumidor y pro- ductor se interponen algunos intermediarios. 12 La época de la economía doméstica. — Es la época en la cual cada familia aspira á satisfacer sus necesi- dades mediante el trabajo propio, en cuanto es posible, evitando enteramente el cambio. Se creía antiguamen- te, y así lo enseñó Adam Smith, que era innata en el hombre cierta propensión al cambio, pero esta doctrina ha sido completamente refutada por las modernas inves- tigaciones etno ysráficas. Como en el producto prevalece el factor personal del trabajo, como en él se representa, por consiguiente, algo del propio ser del productor, se lo ve con disgusto pasar á otras manos. Hay muchos pueblos que no conocen el cambio; la costumbre de re- galos recíprocos empieza después á formar el principio del cambio, pero todavía se le conserva aversión. Cada casa Ó familia es independiente y forma una entidad eco- 258 FASES nómica que se satisface por completo á sí misma. Esta forma depende, naturalmente, del suelo que estáá su disposición, sea que la producción principal consista en la caza y pesca, sea en agricultura primitiva. Con el ensanche de las familias fórmanse las paren- telas, y así se hace posible una división más amplia del trabajo, influida por el sexo y la edad, y una cooperación de muchos en un mismo trabajo, una combinación de fuerzas. De este modo, en cada casa se hace todo tra- bajo industrial necesario, se fabrican las herramientas in - dispensables, se transforman y Jabran las materias pri- mas, logrando cierta multiformidad relativamente gran- de en la satisfacción de las necesidades. Con el tiempo, merced al aumento de la población y á la mudanza de costumbres cede el estado de más ó menos instabilidad á uno de más firmeza: las familias se establecen en domicilios fijos, en t:ibus para cuya forma- ción son decisivos los lazos de consanguinidad. Los in- tereses de la familia ó tribu predominan sobre los del in- dividuo; solo el patriarca, jefe de la familia ó tribu, man- da y dispone. Para obras más dificultosas, por ejemplo, la cons- trucción de casas se reunen temporalmente las familias, ayudando la una á la otra. Para el ensanchamiento de las funciones y para la mejor satisfacción de las necesi- áades se aumenta la familia con la incorporación de per- sonas ajenas, no consanguíneas; los esclavos. Por la esclavitud y servidumbre corporal es posible mantener la forma de la economía doméstica é introducir un aumen- to y refinamiento de necesidades, asignando á ciertos es- clavos, como objeto de toda su vida ó profesión, diferen- tes trabajos técnicos é industriales. Al principio se considera á los esclavos como miem- bros de la familia. Sólo por el aumento de ellos llega á ser la servidumbre más dura, siguiendo al desarrollo eco- nómico necesario, y se principia á ver en los esclavos una clase inferior Toda la civilización de los griegos y romanos se funda en el sistema de esclavitud, y sólo por el aumento de los esclavos era posible el desarrollo eco- ECONOMICAS 259 nómico. Las grandes guerras de los romanos se hacían, en cierto sentido, indispensables, para cazar esclavos, que eran necesarios para ja labor de los grandes latifun- dios. La gran capacidad y productividad de hombres, como César, se explican también por la división bastan- te adelantada del trabajo, por el gran ejército de toda clase de esclavos, que tenían ásu disposición. En esta época, la esclavitud es un medio indispensable para el progreso, y permanece como necesario todo el tiempo que la casa satisface sus necesidades, en lo esencial, con la propia producción. Este sistema no permite una graduación tan varia- da entre las diferentes clases sociales, como hoy; no hay más distinción que entre libres y esclavos, ricos y pobres. De un lado vemos la grande aglomeración de los lati- fundios, de otro la disminución de la propiedad en ma- nos del pobre; y como resultado la diferenciación cre- ciente de las clases: lo mismo se observa en Atenas, lo mismo en Roma y en Cartago. La política principal de los gobiernos consistía en tener contentas á estas masas del proletariado, asignándoles varios terreros en propie- dad, ó alimentándoles á costa del Estado, distribuyendo, entre ellas, pan y trigo. La esclavitud antigua tiene bastante semejanza con el sistema actual; pues, en ocasiones, existía una divi- sión muy prolija del trabajo; en otras, una educación ex- clusiva para una sola obra, una especialización casi exa- gerada. En caso de necesidad se pedía prestado al ve- cino, ó el mismo producto, ó un esclavo para quelo fa- bricara, pagando un alquiler al prestador. Eran muy co- munes la venta y arriendo de esclavos preciosos, por ejemplo, peluqueros. Muchas veces se concedía á los esclavos, que eran muy perezosos, una parte en la ga- nancia ó se los ponía en libertad con la obligación de continuar prestando sus servicios. En Grecia ya reina- ba la costumbre de fabricar para la venta, en tiempo de esclavitud. La naturaleza del suelo era el único límite para la producción durante la época de la economía doméstica. 260 FASES Solo por eso hacíase necesario el cambiar los productos propios con los de otros países, á fin de llenar los vacíos de la propia producción. Con tal motivo se formaban los mercados; pero éstos no eran todavía á propósito pa- ra realizar ganancias, sino únicamente para cambiar los propios productos con otros, que se necesitaban. Poco á poco, hase introducido el uso de dinero. Con él se hi- zo posible el dar un valor determinado á los diferentes artículos. En tiempo de los emperadores romanos cambió pau- latinamente el carácter de este sistema. El comercio continuaba limitado ¡sólo á los artículos de que se care- cía, especialmente estaño y ámbar, que se traían de muy lejos. Pero con el transcurso del tiempo, los vacíos de la propia producción llegaron á ser tanto más numero- sos, cuanto más lo son las necesidades que se suscitan. Con la disolución de los latifundios, labrados por escla- vos, se introdujo un cambio más importante: los escla- vos se establecieron en calidad de colonos y se les dió terrenos para el cultivo, con la obligación de prestar sus servicios en los fundos del amo, ó de entregar una parte de sus productos; sistema parecido al del feudalismo en- tre los pueblos germanos. El cultivo de los grandes la- tifundios se fundaba, hasta la Edad Media, en el trabajo de los siervos; pero se llamaban también á otras perso- nas, dándoles terreno y domicilio, con la obligación de prestar servicios agrícolas ó industriales. Así, por ejem- plo, el ejercicio de la profesión de herrero estaba unido, por lo general, al usufructo de terrenos determinados mediante el préstamo de servicios al dueño. Aquí hay gérmenes para el desarrollo de la faz siguiente: 22 La época de la economía municipal. — Los sier- vos empiezan á prestar sus servicios, no ya exclusiva- mente á su dueño, sino también á otras personas, me- diante cierto pago. Comienzos de más independencia del individuo. Estamos en el período de la fundación de ciudades; para su formación han contribuído diferentes factcres. ECONOMICAS 261 ¡q_-I_ _ _—— — __—_——_— _JJJJ——- --- _—- x= | Las ciudades son, en primer lugar, fortalezas, asilos, etc.; en los cuales, en tiempo de peligro, buscan protección los circunvecinos. Luego después tienen la función del mercado, para el cambio de productos entre ciudadanos y campesinos. La población de las ciudades se dedica más y más á las industrias, y muy poco aún al comer- cio. Dos principios rigen todavía el cambio; éste se efec- túa públicamente, para evitar engaños; y de primera ma- no, esto es, de un modo directo entre el consumidor y el productor. Se aspira á fabricar todos los objetos en la misma ciudad. Si se necesita un objeto nuevo, se prefie- re llamar al artesano respectivo para que se establezca en la ciudad. Al principio, el artesano es mercenario, pues le falta el capital circulante necesario para comprar la ma- teria prima. Mas tarde lo consigue, y entonces vende su producto en el mercado. Y éste, primero se establece se- manalmente, después se convierte en permanente. El co- mercio intermedio es prohibido; el artesano, en la ciu- dad, tiene derecho exclusivo, sobre los compradores y el mercado; y ese derecho es dictado únicamente por el egoísmo de la ciudad: no se admiten, por lo general, co- merciantes extranjeros. Cada industria ocupa calles de- terminadas, para facilidad de los compradores. La profe- sión de artesano, en la Edad Media, tiene cierto carác- ter oficial; se le prescriben la cantidad, la calidad y el precio de la obra. A los mercenarios se les prescribe tam- bién el tiempo de trabajo, el número de obreros que ca- da uno puede emplear; con el fin de igualar, en el mer- cado, á los miembros de un gremio, y asegurar á los clientes contra todo engaño. Por último cuando se presentan comerciantes que im- portan y exportan mercancías no producidas por ellos mismos, se los considera como sospechosos; se interponen corredores, revendedores y medidores para evitar enga- ños. Todavía no se puede hablar de un comercio des- arrollado. Pero existe ya un comercio, por menor, de ar- tículos de poco precio. El comercio por mayor se ocupa principalmente en esp-cerías, frutos del mediodía, pesca- 262 FASES dos secados y salados, pieles, sal, vino y telas finas, que son casi los únicos artículos. La ciudad y el campo circunvecino forman una en- tidad económica independiente, con moneda, pesas y me- didas propias; su producción sirve para satisfacer sus ne- cesidades recíprocas. Al principio, esta relación tiene un carácter libre, pero se inviste poco á poco de cierto ri- gor legal, en forma de pagos, derechos de señoría, gabe- las, prohibición de introducir Óó de exportar ciertos artí- culos. En este período no hay necesidad de poseer terre- nos para poder existir. Se forma el estado de los ciuda- danos como clase especial; así como la profesión de ar- tesanos y comerciantes, y la clase de propietarios de ca- sas. Llega á ser más completa la satisfacción de las ne- cesidades; en la división del trabajo se establece notable diferencia entre el agrícola y el industrial; el valor de los bienes en el cambio principia á tener más importancia, á pesar de que el camino que recorren las riquezas en la circulación es todavía muy corto. Producción y consumo forman una entidad económica, pero han asomado dos partidos que se completan mútuamente: los campesinos y los ciudadanos. Los sirvientes han logrado una posi- ción más libre, la del mercenario. Pero el sistema es todavía hostil á la formación del capital; el crédito no puede desarrollarse aun mientras exista la prohibición del derecho canónico de tomar inte- reses; los préstamos se hace, por consiguiente, sólo en número restringido y en forma de contratos de compra ó de arriendo. 32 Epoca de economía política.—a) Período absolutista, hasta la revolución francesa.—Desde el siglo XV, más ó menos, principia, en los países de la Europa Cen- tral y Occidental, una grande transformación política. Hasta ese tiempo existía una tendencia á la centraliza- ción; pero desde entonces aspiran las potencias pequeñas á sustraerse de la influencia de los grandes centros. En esta lucha se aumenta el poder de los príncipes, la mone- ECONOMICAS 203 la territorial reemplaza á la de las ciudades, se dan leyes generales para todo el país, acerca de la mayor igualdad del derecho. La necesidad de tener grandes ejércitos per- manentes y la formación de la burocracia producen ma- yores gastos al Estado; hay que buscar nuevos recursos para cubrirlos; con este objeto se otorian concesiones y privilegios y se introducen impuestos generales. Con el descubrimiento de América se efectúa una gran revolución económica; la ingente masa de metales preciosos, que afluye de repente de allá, produce un au- mento súbito de sueldos y precios. Bajo cl dominio del mercaniilismo se procura aumentar el capital en el país de cualquier modo, ora atrayendo capitales ajenos, ora también por medios contraproducentes, como el deterio- ro de la moneda. Reina la alquimia, se buscan la piedra de los sabios y el dorado, el soñado país del oro. Se dan leyes contra la usura, para desempeñar las rentas, para impedir el pauperismo y para facilitar la circulación de los capitales. El Comercio y la grande industria ya se desarrollan más; las ferias reciben más importancia; se fundan los primeros bancos de crédito, el consumi- dor compra de segunda mano, se forman instituciones in- dependientes para el transporte, el emperador Maximilia- no establece un servicio regular de estafetas, se publican los primeros periódicos, y se instalan las primeras com- pañías de seguros. Aparecen la burguesía, con el funda- mento de grandes capitales, adquiridos en el comercio ó la grande industria; y de otro lado la clase obrera, sin propiedad. El trabajo de los artesanos es de poca signi- ficación; se halla como estancado bajo la restricción de leyes gremiales. En el campo se hace sentir el sistema de la servidumbre, si bien al principio era más duro; se explota más á los ds cuyos productos adquieren más valor. El Estado favorece y acelera estas transformaciones bajo el sistema dominante del Absolutismo y Mercan- tilismo. Se aspira á centralizar todos los poderes é inte- reses particulares en una sola mano y á formar un só- lo interés económico. La agricultura debe producir los A medios para la satisfacción de las necesidades del país; se prohibe la exportación de materias primas; se estable- cen estancos de diferentes artículos, para regular su ven- ta, en interés del país, y para impedir la dilapidación de ciertos productos; así es como se monopolizan por el Es- tado la caza, la pesca, la explotación de los bosques y minas, etc. Se fomentan el comercio y ciertas industrias, otorgando privilegios, monopolios, lib=ración de impues- tos, etc.; Ó dando el dinero necesario. Todas estas medidas aspiran á aumentar los capita- les en el país; y la misma política se observa también respecto á las colonias, que son tenidas en cuenta sólo para el objeto de la exportación, para conseguir materias primas y para servir de mercado á la metrópoli; con el mismo objeto foméntase también la navegación. Poco á poco quedan abolidos los pontazgos y gabelas, para fa- cilitar el tráfico en el interior del país. En reemplazo se introducen los derechos de aduana, que deben servir co- mo una muralla económica para proteger los intereses del país, facilitando, por su medio, la importación de ma- terias primas y la importación de objetos de fabricación nacional; ó dificultando la exportación de materias pri- mas y la importación de objetos ajenos ya fabricados. Todas estas medidas, perfeccionadas especialmente por Colbert en Francia, eran muy adecuadas y justas p 1- ra su tiempo; todos los grandes estadistas desde Carlos V hasta Federico 11 de Prusia, eran partidarios de este sistema, que tendía, más y más, á variar y abolir los re- glamentos y restricciones de la época de la economía municipal; obra acelerada posteriormente por la Revolu- ción francesa, que enalteció á la burguesía. 6) Período del liberalismo; desde la Revolución fran- cesa hasta el tiempo moderno.—Con la introducción de la libertad del trabajo y de la propiedad, que permitía al individuo establecer su domicilio en donde quiera y ele- gir cualquier profesión, sin responder de estos actos á na- die más que á sí mismo; con la abolición de los reyla- mentos y restricciones, que impedían el desarrollo del crédito y de la industria, sentóse la base para el principio ECONOMICAS 205 de una nueva era, para los progresos que hemus presen- ciado en el siglo XIX. Si antes el Estado era todo y el individuo, nada; entramos ahora en un período de indivi- dlualismo exagerado, proclamado. por la escuela de Man- chester. El desafecto que se tiene á toda tutela del indi- viduo por parte del Estado, degenera hasta en odio con- tra el mismo Estado y contra toda restricción impuesta sobre el individuo; teorías, que en todo su rigorismo, son sostenidas, en la actualidad, casi exclusivamente por León Tolstoy, el sabio filósofo ruso, defensor del indivi- dualismo extremo y de los derechos del hombre; ideas que, puestas en práctica, conducirían finalmente á la anarquía. En este período del cual tratamos, la liberación de ciertos obstáculos, que ha opuesto todavía el absolutismo al desarrollo económico, ofrece en general consecuencias saludables, si se prescinden de ciertos males pasajeros, que resultan inevitablemente en cada transformación re- pentina. El cambio en las ideas políticas fué acompañado de grandes adelantos en las ciencias y en la técnica; muchos son los inventos de este tiempo. En 1767 Hargreaves inventó su máquina de hilar; en 1769 Arkwright, la suya, movida por la fuerza del agua; y en 1775 Crompton per- feccionó los dos inventos, uniéndolos en una sóla máqui- na, llamada mule. En 1769 James Wat descubrió la pri- mera máquina de vapor, con la cual llegaba á ser posible el poner en movimiento 50.000 husos, “de una vez. Un progreso igualmente rápido puede observarse en todas las demás industrias: así, por ejemplo, son de consecuen - cias inmensas la utilización del vapor como fuerza mo- triz, y la introducción de la electricidad. En la agriícultu- ra también se pudo llevar á cabo, bajo el amparo de una nueva legislación, reformas de bastante alcance, aplican- do nuevos métodos de cultivo, atrayendo al suclo nuevas sustancias, usando máquinas para casi todos los trabajos, introduciendo nuevas semillas, procurando mejor clase de ganado, pasando, en fin, de una explotación extensiva á lo más intensiva posible. — A Ga 266 FASES El siglo XIX es también de acumi lación de gran- des capitales, de una manera hasta entor ces desconocida; las grandes empresas se aumentan más y más; las peque. ñas pierden su importartcia. Crece la masa de los obre- ros, de los proletarios, que faltos de propiedad, dependen exclusivamente del capital. Con la mejora de los caminos, con los nuevos medios de transporte, con los ferrocarriles y buques á vapor se hace posible acarrear mercancías de grandes distancias y puede ensancharse el mercado para los propios productos. Los telégrafos y teléfonos, las mejoras en el servicio de correos ponen á los hombres en estado de hallarse al corriente de los sucesos más lejanos. La primera consecuencia de tanto progreso es el des- arrollo eminente del comercio por mayor; pero también el comercio por menor cambia de aspecto y podemos obser - var una concentración may>»r y una tendencia á hacer trabajar grandes masas de capitales, para obtener una realización más ligera del trabajo á menor precio. En la agricultura también se emplea más capital; se introducen ciertas industrias para sacar mayor provecho de los pro- ductos propios, dándoles una forma más adecuada para la venta en los mercados. A esta importancia creciente, que llega á adquirir el capital, corresponde también una alteración en las formas é instituciones del crédito, gran- des bancos, cajas de ahorros, etc. Se forma una clase es- pecial, compuesta de los rentistas que viven de los inte- reses de los préstamos, sin tomar parte de un modo di- recto en el trabajo productivo. Las sociedades anónimas se prestan de un modo especial para la colocación de las economías. Los Estados también necesitan más dinero; sus deudas se aumentan con rapidez; mas, los acreedores son satisfechos, ya nocon los ingresos del príncipe, sino con los impuestos; pues todo el Estado llega á ser responsa- ble, y es natural que, para la satisfacción de sus necesida- des, contribuyan todos los habitantes. Y así mismo es justo que les sea concedido el influír en la aplicación de estos recursos en el Parlamento; así se forman los Esta- dos constitucionales; las ciudades adquieren otro aspec- to; y pudiendo intervenir en los asuntos públicos, hay ECONOMICAS 267 más interés por ellas. La relación entre el individuo y la comunidad llega á cambiarse enteramente; la producción se separa más y más del consumo; se interponen entre ellos intermedia- rios más numerosos; la empresa y el capital reciben más preponderancia y acaban por dominar en el sistema eco- nómico. Con la acumulación de las riquezas en pocas manos, con la separación entre las clases directamente productivas y las que viven de sus capitales, desapare- cen cada vez más las antiguas clases privilegiadas, y otras toman su lugar. Fórmanse, como extremos, las clases de los grandes capitalistas y las de los obreros; con el tiem- po lleya á hacerse más difícil el ascender de la una á la otra. Por otro lado se establece una especie de nivelación en los vestidor, educación, etc. La lucha por la vida se hace má: dura; la evolución, demasiado repentina, aca- rrea huelgas, crisis cuinerciales é industriales, que traen, come consecuencia, momentos difíciles para los interesa- dos; pero cada tiempo tiene sus ventajas y desventajas; YES “de esperarse que estos inconvenientes, que trae consigo el paso demasia lo rápido de la civilización, de- saparezcan más y más, cuando ésta éntre en una corrien- te más tranquila. | Se ha creído que bajo el dominio del principio Lai- ssez Fraire, Laissez Aller, de la escuela de Manchester, esto es, de entera libertad, se prepara, en lugar del siste- ma de la economía política ó territorial, una nueva era de política internacional; de modo que bajo el réyimen de una verdadera división internacional, produciendo cada país solamente los artículos para los cuales ofrece mejo- res condiciones, se establezcan relaciones más y más es- trechas entre todas las naciones y continentes; pero, no hay esperanzas de que este id sobre el cual las hacen refluír en movimiento eterno y fe- ECONOMICAS 269 cundo. El crecimiento rápido de las ciudades ha acre- centado las exivencias de las Municipalidades; las que tienen que tomar precauciones por el saneamiento y el tráfico, por el agua potable, canalización y tranvías, por el aseo y mejor construcción de las calles. Se hace tam- bién indispensable una buena policía urbana, que obligue á los particulares á tomar las medidas necesarias en in- - terés propio y común. Hemos llegado con esto al término de nuestras in- vestigaciones, y, antes de volver á pasar nuevamente, nuestra vista sobre todo el desarrollo económico, afirma- remos una vez más que estas tres fases principales no se excluyen entre sí; que no negamos que existan fenóme- nos que no pueden incluirse en ellas: todavía, actualmente, hay casas, especialmente en el campo, que satisfacen la mayor parte de sus necesidad «s con su propia producción; en los países más adelantados, existen todavía relaciones más estrechas entre las ciudades y el campo circunvecino que con otras partes del mismo territorio; además hay muchas y multiformes relaciones entre diversos países, y no por eso el Estado moderno ha cesado de ser la prin- cipal entidad económica. Cada país satisface la mayor parte de sus necesidades con su propia producción; el co- mercio con el extranjero, por más importante que sea, sirve tan sólo para llenar ciertos vacíos de ella. Como ya hemos explicado más arriba, no puede hablars- todavía de un sistema de verdadera economía internacional, pa- ra cuya formación, sin embargo, es justo confesar que existen ciertos principios. Los medios para la satisfacción de las necesidades llegan á ser, con el transcurso del desarrollo económico, más y más ricos, pero también más complicados, hacien- do que unos individuos dependan más de otros. El cami- no entre la producción y el consumo se extiende más y más, se interponen nuevosintermediarios; el producto, pa- ra llegar al lugar de su destino, tiene que recorrer á me- nudo grandes distancias. En la primera época, se compra al trabajador mismo: en la segunda, se compra el produc- to del trabajador; en la tercera, por lo general, se hace 270 FASES ésto sirviéndose de un intermediario. En la primera, tene- mos una división del trabajo entre los miembros de una misma familia ó tribu; en la segunda, entre la ciudad y el campo circunvecino; en la tercera, la división es ya más general. En el primer período casi no existe capital; los bienes sirven para satisfacer directamente las necesidades. En el segundo tenemos capital productivo, pero casi úni- camente en forma de herramientas y mercancías. En el tercero aun el mismo capital llega á ser productivo; y to- do se convierte en capital. Muy parecido es el papel del dinero en las diferentes épocas. El comercio es, en la primera y segunda fase, meramente ambulante; su papel principal consiste en transportar los bienes. Por último, llega á hacerse indispensable un intermediario tal, y en- tonces distingirimos los grupos de productores,. empresa- sarios, comerciantes y consumidores. Por la división del trabajo llega á hacerse posible el que un individuo pueda adquirir, en el comercio, un objeto fabricado en el mis- mo lugar, y para cuya fabricación ha contribuído por su parte. Un desarrollo semejante puede observarse tam- bién en la legislación y organización militares, que cam- bian al mismo tiempo que os portadores de la vida eco- nómica. Se defienden las casas, después las ciudades, y finalmente los limites del país. A las gabelas del segundo período corresponden los derechos aduaneros del tercero. Tales comparaciones podrían extenderse todavía más, pero es imposible agotar aquí una materia que re- queriría libros enteros para ser tratada con detención. Tenemos que contentarnos con haber dado una idea del desarrollo económico, de la manera cómo se efectúa en sus diferentes fases. Esperamos que las imperfecciones de nuestro traba- jo serán disimuladas por los lectores, en atención á las dificultades con que se tropieza al querer tratar una ma- teria tan extensa en forma tan circunscrita, y á los emba- razos de un extranjero cuando escribe en un idioma que no es el propio. Albert HALLIER, LEOCIOAES DE MEDICINA LEGAL PARA LOS ALUMNOS DE JURISPRUDENCIA Señores: Terminado ya lo que pudiéramos llamar nuestro ta- pítulo preliminar, en las seis lecciones anteriores, voy á dar principios á las cuestiones médico-legales más impor- tantes, separándome completamente del orden con que se las presenta en las obras clásicas, para acomodarme en cuanto me sea posible al que nos ofrece nuestra Legis- lación. En los tratalos de Medicina Legal se divide la materia en varios capítulos, según la analogía que tienen entre sí las cuestiones estudiadas, y se ordenan estos capí- tulos según el juicio de cada autor. Nosotros vamos á se- guir otro camino: tomaremos primero el Código Civil, por ser esta la más fundamental, la más estable de todas nues- tras instituciones, éiremos estudiando sucesivamente todas . las cuestiones médico-legales que pudieran presentarse en la aplicación de sus artículos; y si, terminado este es- tudio, nos quedan otras cuestiones relacionadas con la' aplicación de las disposiciones contenidas en los otros Có- cligos, las estudiaremos después, siguiendo el mismo mé- todo que vamos á emplear para el Civil, Creo que procediendo de esta manera será más fá- cil. y provechoso el estudio de Medicina Legal para los alumnos de Jurisprudencia, pues seguirán un orden ya conocido y podrán apreciar perfectamente todos los casos en que son necesarias ó por lo menos útiles las enseñan- 272 LECCINNES ¡_-—c———— o a Y zas de esa ciencia para la aplicación de nuestras leyes, y las ventajas que se obtendría recurriendo al criterio peri- cial de los médicos en muchos casos en que se prescinde de ellos en nuestra práctica forense. El Código Civil tiene por objeto reglar los derechos civiles de los individuos, y se divide en cuatro “Libros:” el 1? trata delas personas; el 2? de las cosas, (de los bie- nes y su dominio, posesión, uso y goee); el 3? de la su- cesión por causa de muerte; y el 4? ce las obligaciones y contratos. El “Libro 1%” comprende todo lo relativoal princi- pio y fin de la personalidad, álas relaciones de familia (esto es, paternidad y filiación, matrimonio y divorcio), alestado y capacidad de las personas, etc.; y en cada uno de estos puntos se presentan importantes cuestiones médico—le- gales. El Parágrafo 1?, del Título [I, trata del principio de la existencia de las personas; y los arts. 71 y 74 y di- cen así: “Art. 71 El nacimiento de una persona fija el principio de su existencia legal, siempre que viva veinti- cuatro horas á lo menos, después que fué completamente separada de su madre.” , “La criatura que muere en el vientre materno. ó que perece antes de estar completamente separada de su ma- dre, Ó que no haya sobrevivido á la separación veinti- cuatro horas á lo menos, se reputará no haber existido jamás.” “Art. 74. Los derechos que corresponderían á la criatura que está en el vientre materno, si hubiese naci- do y viviese, estarán suspensos hasta que el nacimiento se efectúe. Y siel macimiento constituye un principio de existencia, entrará el recién nacido en el yoce de di- chos derechos, como si hubiera existido al tiempo en que le correspondieron. En el caso del Art. 71, inciso 2?, pasarán estos derechos á otras personas, cO.no si la cria- tura no hubiera jamás existido.” Por tanto, si se hace una donación ú se deja un le- gado á un ser que está todavía en el vientre materno, DE MEDICINA LEGAL 273 susy éndese el derecho hasta el nacimiento: si el donata- rio Ó legatario nace y vive más de velaticuatro horas después de separado de la madre, la donación ú legado vale, como sí aquel hubiese existido legalmente desde antes de la donación % legado; pero si no nace vivo ó no vive las veinticuatro horas, supónese que no ha existido jamás, y la donación ó legado son nulos, y los bienes do- nados y legados siguen correspondiendo á la persona á quien corresponderían si jamás hubiera habido ta! legado ó donación. Por lo mismo, si la criatura muere en el vientra ma- terno ú no sobrevive veinticuatro horas á su separación de la madre, no puede tener herederos ni trasmitir cosa alguna, por cuanto jamás ha reposado en él ningún de- recho, Más si la ley no ha reconocido al feto como término activo ni pasivo de las relaciones civiles, quiere, por lo menos, facilitarle su advenimiento al mundo jurídico, di- relo así, á este centro de relaciones civiles; y por esto dice: “Art. 72. La ley protege la vida del que está por nacer. Eljuez, en consecuencia, tomará, á petición de cualquiera persona ó de oficio, todas las precauciones que le parezcan convenientes para protegerla existencia del no nacido, siempre que crea que de algún modo peligra.” “Todo castigo de la madre, por el cual pudiera peli- grar la vida ó la salud de la criatura que tiene en su se- no, deberá diferirse hasta después del nacimiento.' Las legislaciones antiguas, en especial la ror.a española, consagraban el axioma de que el feto nacido para todo lo que pueda favorecerle, y no ex para lo que le perjudica; y aun algunas modernas, la argentina, consideran existente á la persona d instante de la concepción; pero todas conviened: memente en que si la criatura muere en el vientre ó el nacimiento no constituye un principio de e legal, se reputa que jamás ha existido la persona de trasmitir derecho alguno. Hay, sin embrrgo, gran variedad y discordancia 274 LECCIONES — a o ¡A Az KA las reglas dadas para fijar el principio de la existencia le- gal. “Así, el eS Chileno y el Argentino no tienen la condición de las veinticuatro horas: basta que la criatura nazca viva, y separada de su madre viva un momento si- quiera. (Puga y Borne—Medicina Legal —1896, San- tiago de Chile). El Derecho Romano exigía lo mismo que el Chileno y el Argentino, añadiendo que tenga el recién nacido fi- gura humana y llore. ElPeruano exige que no sea na- cido antes de seis meses de gestación, viva veinticuatro ho- ras, tenga figura humana y no sea incapaz de vivir. Art, 604 y 634 del Código Civil. —(Fuentes, —Medicina-Le- gal—Lima—1869). El Francés y muchos otros europeos quieren que la criatura nazca viva y sea viable. (Brian:l $ Chaudé, Lutaud, etc.) Como se ve, tenemos cinco sistemas distintos, entre los cuales ocupa el nuestro un lugar intermedio, porque unos exigen más y otros menos condiciones. Entre la viabili- dad requerida por el sistema francés y peruano, sujeta á incertidumbres y á graves y dudosas cuestiones, y el ins- tante de vida extrauterina, talvez más obscuro y cuestio- nable, del sistema chileno y argentino, quiso nuestro le- gislador buscar una base más precisa é inequívoca, las veinticuatro horas; pero base que puede sacrificar en muchos casos, derechos evidentes y que es por completo arbitraria; ya que puede muy fácilmente ocurrir que, dentro de ese término, perezca por cualquier accidente una criatura que, habiendo nacido viva y con todas las condiciones de viabilidad, debió naturalmente entrar en posesión de sus derechos y ser Órgano de trasmisión de de ellos; ya por que no hay razón alguna para privar de todo derecho al niño qne vivió veintidós ó veintitrés ho- ras, por ejemplo, concediéndoselos al que llegó á las veinticuatro; ya porque, si bien la fijación del plazo ha hecho desaparecer muchas cuestiones difíciles y em- brolladas, como las relativas á la viabilidad, ha crea 1» otras, como las úe la fijación del momento preciso de la muerte y de la duración de la vida durante más Ó menos de veinticuatro horas. DE MEDICINA LEGAL 275 q€ _ __— G EA == _ —____—_ Pero dando ya por terminado este somero estudio de nuestras leyes relativas al principio de la personalidad, ocupémonos de las cuestiones propiamente médico-le- gales Del tenor de los artículos citados se deduce que en “toda controversia jurídica relacionada con la aquisisión Ó la trasmisión de los derechos civiles de un recién nacido, se deben resolver los dos puntos siguientes: 12 que haya nacido vivo; 2? que la vida haya durado veinticuatro ho- ras por lo menos, después de separado de la madre. La primera de estas dos cuestiones puede resolver el médico-legista de una manera precisa y evidente, tan- to que su información daría al juez conocimiento pleno de la verdad, sin necesidad de recurrir á otras pruebas; la segunda es más difícil y menos precisa, pues las declara- ciones médico-legyales respecto de la edad de una perso- na se fundan en las mcdificaciones que el curso de la vi- da imprime al organismo, y éstas son mínimas y bastante difíciles de apreciar en el corto tiempo de veinticuatro ho- ras, siquiera se trate de los primeros días de la existen- cla. Veamos, pues, ligeramente, en qué ha de fundarse el informe pericial para declarar que el niño nació vivo, y hasta donde puede aproximarse al decir si vivió ó no más de veinticuatro horas. Casper dice: “Vivires r-spirar; haber vivido es ha- ber TOO y, si bien se pudiera DES á esta Sul respirar, los médicos-leyistas la aceptan general por ser la respiración un fenó neno esencial para humana, y de fácil comprobación. El informe o pS deben ser doo dos en el as físico de todos los órganos del aparato respiratorio 276 LECCIONES duce unabovedamiento general del tórax, el enderezamien- to de las costillas y el levantamiento del esternón. El vo- lumen total del tórax aumenta, en consecuencia; pero estos cambios son de difícil apreciación y poco precisos en sí mismos, siendo por esto de importancia muy secundaria. La coloración y el aspecto de los pulmones dan exce- lentes signos. Los que no han respirado presentan la superficie lisa y apenas se perciben en ella las líneas que separan los lóbulos pulmonales, pero sin apariencia de vesículas distintas. El color es rojo pardo, semejante al del hígado, ó rojo de concho de vino. Esta coloración es uniforme en toda la superficie del órgano y sólo se ha- ce un poco más clara en los bordes. El color de los pulmones que han respirado es de un rosado vivo, ó rojo azulejo, ó rojo bermejo; pero no es nunca uniforme, sino que está matizado por manchas jas- peadas. La superficie del órgano se ve lobulada y re- partida en vesículas ó en celdillas poligonales, dilatadas por el aire y visibles á veces á la simple vista, pero fácil- mente apreciables con una lente de aumento. El pulmón que no ha respirado da al tacto, cuado se lo comprime en la mano, la sensación de un cuerpo compac- to, duro, carnoso. Elque ha respirado es blando, espon- joso y crepita al comprimirlo. Si la respiración no ha sido completa, al lado de un lóbulo dilatado, crepitante y esponjoso, que presenta el jaspeado capilar rojizo en la superficie, se halla otro car- noso y parduzco. Si se ha insuflado aire en un pulmón que no ha res- pirado, las células ó vesículas pulmonales se distindien, pero la inyección capilar no se efectúa, y de allí resulta una coloración blanca ó blanquizca uniforme en la parte insuflada, en vez deljazpeado rojizo del pulmón que ha ES porque este jazpeado depende de la circulación de la sangre en los capilares del pulmón, á los que afluye en abundancia al dilatarse el pecho para introducir el aire. Al corte, la superficie de sección presenta en el pul- món que no ha respirado un tejido compacto, uniforme, A A E A DE MEDICINA LEGAL 277 apenas reticulado, constituído por lóbulos densos, car- nosos. Después de la respiración, la superficie del corte de- ja ver claramente las vesículas pulmonales y el aspecto esponjoso del órgano. El peso del pulmón aumenta considerablemente des- pués dela respiración, por el gran aflujo de sangre simul- táneo á la penetración del aire; pero ese aumento que pue- de dar al pulmón un peso doble del que tiene cuando no ha respirado, es difícil de apreciar en la práctica y varía mu- cho de un caso á otro. Mas la densidad, ó el peso espe- cífico, sufre un cambio notable y muy sensible en el pul- món que ha respirado; de manera que su apreciación es el mejor fundamento para deducir si el niño ha vivi- do ó no. El examen de este cambio de densidad se llama Do- cimacia pulmonar hidrostática, y se funda en el princi- pio de que, en el niño que no ha respirado, el tejido pul- monar es más denso que el agua, y, por consiguiente de- be precipitarse al fondo de este líquido, cuando se lo su- merge en él. Pero el aire introducido en las vesículas del pulmón aumenta mucho el volumen del órgano, sin que cambie el peso en la misma proporción, volviéndole así más ligero que el agua; por lo que el pulmón que h respirado flota en la superficie. Para practicar la doczmacia se separan simu mente todos los órganos contenidos en el pecho, d de ligar la traqueu (Ó conducto de la respiración arterias y venas gruesas, y se los coloca ¡Suavemente menos qe profundidad, y de Echura suficiente para le los Órganos no toquen en las paredes. Si así unidos ] pulmones al corazón y al timo flotan en la superficie, habido respiración completa. Sise hunden, se los ra de esos órganos, y si entonces flotan los Eo teros y cada uno Be los A entos os los dp 1d niño respiró. Si ye pulmones solos, pero enteros, mero, y después cada uno de los segmentos cu qu 278 LECCIONES los divida se van al fondo, se puede afirmar con evidencia que el niño no respiró. Silos pulmones se quedan á medio flotar, ó entre dos aguas, y si de los segmentos cortados unos flotan y otros no, ha habido penetración parcial de aire ó desarrollo de- gases en el tejido pulmonar; y se hace necesario resolver si lo primero es debido á una respiración incompleta ó á la insuflación artificial, y si el desarrollo de los gases es consecuencia de la putrefacción. Cuando ha habido insuflación, los fracmentos del pulmón que flotan están blanquizcos y no jaspeados, co- mo ya lo dije, y comprimidos bajo el agua dejan escapar burbujas gruesas y blancas ó sin sangre, y entonces, por regla general, se hunden. Los pedazos flotantes de pulmón que ha respirado incompletamente, son jaspea- dos, comprimidos bajo el agua producen burbujas finas y rojizas ó sanguinolentas, y siguen flotando después de la compresión. La putrefacción es muy tardía en los pulmones y no produce vesículas ó ampolletas sino en la superficie de estos Órganos, hasta mucho tiempo después de la muerte; de manera que picadas esas burbujas y expulsados los gases contenidos en ellas, el pulmón se sumerge en el agua. El color y el aspecto general de los pulmones que están en putrefacción avanzada son muy diversos de los que tiene el pulmón de un niño que ha respirado y cuya muerte sea reciente ó de poco tiempo. Mediante los procedimientos indicados, que han si- do los clásicos en la ciencia, se puede resolver en la ge- neralidad de los casos, si el niño nació vivo Óó muerto; pero existen varias causas capaces de volver algunas ve- ces inciertos los resultados por ellos obtenidos, y para que 2ún en estas condiciones sea eficaz la intervención del peri- to médico, han puesto en práctica, con muy feliz resultado, los Sres. Balthazard y Louis Lebrun (este último Licen- ciado en Derecho) un nuevo método de investigación, al que han dado el nombre de Docimacia Pulmonar Ú . d j DE MEDICINA. LEGAL 2709 Histológica, y que lo han publicado en los Anales de Hi- giene y Medicina Legal, en el N? correspondiente á Julio de 1906. Las lesiones pulmonares anteriores Ó posteriores al nacimiento, ya sean debidas á una enfermedad, como la “congestión, la hemorragia, la bron opneumonía; ya sean ocasionadas por el medio á que se ha apelado para quitar la vida al recién nacido, como la sofocación, la extrangu- lació::, la fractura del cráneo, aumentan la densidad de dichos órgunos y hacen posible la sumersión Ó precipi- tación de sus fracmentos al fondo del agua, con sólo comprimirlos ligeramente, aun en los niños que han res- pirado bien. Y por el contrario, la putrefacción avanza- da, desarrollando burbujas en el interior del pulmón, le vuelve menos denso, y es entonces fácil que lleguen á sobrenadar muchos pedazos, y hasta el pulmón entero, aún cuando pertenezca á un niño que nació muerto. En estos casos el examen del pulmón con la vista y el tacto y por medio la docímacia hidrostática puede ser ineficaz, ó por lo menos deja dudas en el ánimo de los peritos. Entonces es indispensable practicar la Zoczma- cia histológica, que desvanece toda incertidumbre, salvo el caso de que la putrefacción haya llegado á convertir los pulmones en una masa semilíquida, lo cual no sucede sino algunas semanas después de la muerte. Para los estudiantes de Jurisprudencia, desprovistos de todo conocimiento de Histología normal y patológ será muy difícil comprender la técnica y apreciar el y rito del nuevo método de investigación; pero puede se les útil tener algunas nociones al respecto, siquiera sea vagas y sucintas. [*] Consiste la docímacia histológica en el examen dimientos que se usan en el estudio de Hialiela (es de- cir, de la estructura íntima de los órganos y tejidos), pa- (*) Es imposible prescindir por completo de los términos téeni- eos en una lección como la presente; pero el pro“esor puede hacerlos comprender con facilidad al explicarla. * 280 LECCIONES ¡_<ÓÉÁÉÁA— o a A A ra notar los cambios que la penetración del aire ha pro- ducido en el pulmón del niño que ha respirado, y distin- guirlo por este medio del que no ha respirado, aún cuando existan las lesiones antes indicadas, congestión, hemorragia, broncopneumonía, etc.; y para apreciar las notables diferencias que presenta la putrefacción en el uno y el otro caso. Los cambios ocasionados por la respiración consis- ten en la modificación del epitelio Ó revestimiento inte- rior de los tubos bronquiales y los alveolos pulmonales, y en la dilatación ó desplegamiento de unos y otros; di- latación que deja apreciar perfectamente la cavidad in. terna de estos Órganos aún en los casos de congestión ó hemorragia anterior á la muerte, y ya sea esta de origen patológico ó accidental, y que falta por completo en los pulmones de niños que no respiraron. El epitelio de los tubos bronquiales de los niños que han nacido muertos está constituído por células altas, que aparecen en el corte del tubo formando una especie de collar sinuoso y festoneado, implantado por su periferia en la pared bronquial. La luz ó cavidad del bronquio está completamente obturada por la reunión de los polos ó extremidades internas de las céulas epiteliales, de mane- ra que no existe cavidad vacía sino en los gruesos bron- quios. Las vesículas ó alveolos pulmonales están tam- bién plegados y revestidos interiormente de epitelio de células cúbicas con pequeño núcle» redondeado. En el pulmón de un niño que haya respirado aly!- nos días ó siquiera algunas horas se encuentran cavida- des aéreas redondeadas ó polizonales, de ángulos obtu- sos, que son los alveolos desplegados por el aire. Estos alveolos tienen por revestimiento interior un epitelio de células aplastadas, semejante al de los adultos, con 2%- 'aleos ovulares que, apesar de estar también aplastados, forman eminencia en la cavidad del alveolo. Los bron- quios aparecen cubiertos interiormente por un epitelio menos alto que el de los niños que nacieren muertos, y este epitelio no tiene la forma de collar festoneado y si- nuoso, sino que aparece como una banda curv ilínea con DE MEDICINA LEGAL 281 A AAA AA A K—Áás ¡i AúAáAFó£Kóo muy ¡ocas sinuosidades. La putrefacción sigue un camino distinto según que haya ó no penetrado el aireen los pulmones. En el pri- mer caso, los gases se desarrollan en el interior de los alveolos á los que distienden hasta romper los tabiques que los separan, formando una gran cavidad común de muchos de ellos; cavidad sinuosa en cuyas paredes se ven salir como festones los restos de los tabiques rotos. Los microbios de la putrefacción aparecen en los tabiques de los alveolos y en las cavidades bronquiales. En los pulmones de los niños que no han respirado, los gases de la putrefacción no están en los alveolos, si- no que forman pequeñas burbujas redondeadas en el espesor del tejido conjuntivo que constituye el estroma ó armazón de los pulmones, separando los elemen- tos de este tejido y condenzando el parenquima alveolar. Los bronquios no son invadidos por los gases de la pu- trefacción sino posteriormente y entonces pierden su as- pecto tubular cilíndrico; pues, por no estar abiertos ó desplegados en toda su longitud, al desarrollarse los ga- ses forman también en ellos verdaderas burbujas que les dan un aspecto moniliforme ó de cuentas de rosario. El examen del contenido del estómago suministra también, según Tardieu, un dato muy importante, el niño que ha muerto sin haber respirado está constituíde pumoso y no IS Para la segunda cuestión, es decir para saber si niño vivió ó no más de veinticuatro horas, puede ser |] intervención del perito eficaz Ó poco provechosa, segú las condiciones en que intervenga. Sila muerte ha ocu rrido entre las veinte y las treinta horas posteriores al na- cimiento, por eje mplo, poco ó nada se sacará del informe | ct 282 LECCIONES pericial; pero si la vida se hubiere prolongado hasta el tercer día, ya el perito encontrará en el organismo del niño datos suficientes para asevurar que vivió más de veinticuatro horas. Los fundamentos para este informe ha de tomarlos el médico principalmente del estado del cordón umbilical, del aspecto y coloración de la piel, y del sitio en que s= encuentre y la composición que tenga el contenido delos intestinos. : Si el cordón está completamente flácido y desecado, datando la muerte de poco tiempo, de manera que el es- tado del cordón no pueda haberse producido después de la muerte, el niño vivió con seguridad más de veinticua- tro horas. Si en este mismo caso está desecado única- mente la extremidad cortada del cordón, pero estan!» este flácido en toda su longitud, se puede decir tambiér que el niño vivió más de veinticuatro horas. Sino hay vestigio de desecación, la muerte ocurrió pocas horas después del nacimiento. Para que el cordón se dese- que después de muerto el niño, es necesario que ha- ya transcurrido por lo menos un día entero desde la muerte y se halle expuesto al aire. La piel del recién nacido es de color rojo obs- curo el primer día; roja amarillenta el segundo, y amarilla blanquizca después. Está cubierta de unto cebáceo al nacer, y este no desaparece, en el niño que no ha sido bañado, sino después del segundo día; de mane- ra que, sino se ha bañado al niño y no está cubierto de esta materia grasa que lo barniza, vivió seguramente más de veinticuatro horas. La epidermis del niño se seca y descama en pelícu- las finas y pequeñas, ó en grandes láminas, desde el hn “del segundo ó principio del tercer día, cuando más pronto. Esta descamación principia por el abdomen y se extien- de hacia el pecho y las ingles: su presencia es signo evi- dente de que el niño vivió más de veinticuatro horas. En la generalidad de los casos se forma en la cabeza delos niños, al nacer, una bolsa Ó tumor serosanguino- lento. Si en el cadáver está intacto este tumor, el niño DE MEDICINA LEGAL 283 no vivió veinticuatro horas; porque disminuye mucho y aun suele desaparecer en el primer día de la vida. Si el estómago no contiene espuma ó saliva, es se- guro, como ya dijimos, que el niño vivió muy pocos mo- mentos; quizá nació muerto; pero si tiene leche comple- tamente digerida y ésta ha pasado hasta el fin de los in- testinos, la vida se prolongó probablemente más de veni- ticuatro horas. La presencia del meconio en los intestinos indica, por regla general, que la muerte vino poco tiempo des- pués del nacimiento, antes de veinticuatro horas. La desaparición completa del meconio que ha sido reempla- zado por mucosidades verdosas que tapizan el intestino, prueba que el niño vivió más de un día La densidad de la orina da también datos importan - tes: si no pasa de 1.003 pudo no haber durado la vida más de veinticuatro horas, porque esa es la densidad de la orina del recién nacido; pero si pasa de 1.005 vivió el recién nacido seguramente más de veinticuatro horas. Para esta última prueba se recoge con prolijidad la orina del contenido de la vejiga en el cadáver. Mariano Peñaherrera É. INDICE DEL TOMO XXIL DE LOS ANALES DE LA UMVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR Abril de 1906.—Número 150 Págs El Jurado, lección á los alumnos de Derecho Práctico.....-.-- 1 Cómo entienden la educación los americanos... ooo... ---- 53) Mayo de 1906.—Número 151 Estudio de: Derecho Civ O e 63 Compendio de las lecciones dadas á los alumnos de Patología (e- DEralo. 0 «dust e IN A 86 Análisis de las aguas minerales de Tesalia......--- ==. .==----- 9 Junio de 1906.—Númers 152 La propiedad en su aspecto sociológiCO.-..-. ==... ¿AO Fisiología, breves observaciones sobre el calórico animal. ...-.- 129 Julio de 1906.—Número 153 La Intervención Internacional! 43.235 e E e AS 145 Influencia de los elimas de las principales poblaciones interandi- mas de la República del Eienadorió;... es e 172 Análisis de las aguas minerales de Tesalia-.-....<<=<.<. <=... 187 Agosto de 1906.—Número 154 Programa de Derecho Práctico Civil: .... 202.0. 191 Septiembre de 1906.—Número 155 Las diferentes fases en el desarrollo de la vida económica de las DACIONOS' +... secos a 249 Lecciones de Medicina Legal para los alumnos de Jurisprudencia 271 BIBLIOTECA “PATRIA” DE OBRAS PREMIADAS IMADETD Publica novelas, cuentos, etc., premiados en concur- sos públicos y obras fuera de concurso debidas á los más distinguidos literatos españoles. La mejor recomendación de esta “Biblioteca” es decir que ha merecido alabanzas de literatos como los Sres. Pereda, Menéndez Pelayo, Palacio Valdés, Balart, Sánchez Moguel, Silvela, etc. Los tomos que publica, contienen preciosos grabados de los artistas españoles de más nombradía y cubiertas tiradas á seis colores con el retrato del autor de cada obra. PATRONATO PRINCIPAL Excmo. Sr. Marqués de Comillas. ás “* Conde de Bernar. vi “« Conde de Canilleros. Iltmo. — “ Barón de Vilagayá. Excmo. “ D. Joaquín Sánchez de Toca. OBRAS PUBLICADAS La Golondrina, (novela) por Menéndez Pelayo. La Tonta (id.) por Solano Polanco. Epistolario. (id.) por Santander y Ruiz-Giménez. - Almas de Acero, (id.) por Rogerio Sánchez. La hija del Usurero, (id.) por Maestre. La Cadena, (id.) por Amor Meilán. | Engracia, (tradición hispano-romana) por Pamplona cudero. Colección de cuentos premiados, de los señores Me dez Pelayo, Lafuente, Solano Polanco, Teodoro. S. Truyol y Plana. Pidanse en todas las librerías de la República. —— AVIS IMPORTANT L' Université de Quito, désirant accroítre ses Musées de zoologie, botanique, minéralogie et ethnologie, s' est proposée de se mettre en relation avec les divers Musées d' Europe qui vou- draient faire ses échanges de collections, etc. A ce propos, elle est toute disposée d' envoyer aux Musées, publics ou particuliers, qui se mettront en rapport avec elle, des exemplaires de la fau- ne, de la flore, etc. équatoriennes, en échange des exemplaires étrangers qu' on voudrait, bien lui envoyer. Les personnes qui, voulant accepter cette excellente maniére d' enrichir leurs Musées, desiréraient tel ou tel exemplaire, telle ou telle collection, par exemple, une collection ornithologique, , n' ont que s' adresser a “Mr. le Recteur de I' Université Centrale de 1 Equatenr. Quito” ou á “Mr. le Secrétaire de 1 Université Centrale de 1 Equatenr. Quito.” TRADUCCION AVISO IMPORTANTE La Universidad de Quito, con el objeto de fomentar sus Museos de zoología, botánica, mineralogía y etnografía, ha re- suelto establecer cambios con quienes lo soliciten; y á este fin, estará pronta á enviar á los Museos públicos ó privados, que se pusiesen en correspondencia con ella, ejemplares de fauna, flora, etc. ecuatorianos en vez de los extranjeros que se le remitiesen, Quien, aceptando esta excelente manera de enriquecer sus Museos, quisiese un determinado ejemplar ó una determinada colección, v. g.: una ornitológica, etc., diríjase al “Señor Rector de la Universidad Central del Ecuador. Quito” ó al “Señor Secretario de la Universidad Central del Ecuador. Onito.” ' FAN 4 ad 4, ; Pd E ae > > $ 1 e, | 86 canjean con teda cladk de - Anales, dirigirse al Sr. Dr. Maxt- 5 Anales de de fro ía Y ; pe ; publicaciones científicas y | lite- rarias: . También se canjean á colecciones de éstas, con [60- he lecciones de los. Anales. Para loe! lo CNC á 198% É miliano Valencia L., ¡Secretas rio de la Universidad. y: »% Dis VALOR DE LA SUSCRIPCIÓN Suscripción adelantada por un to ó sea, un. semestre... -. ¡PUTO 7 Número “suélto:..£--.-.+--=2+ MA e darcode side