A 78 Ap y Ue MAA PAY ART 764 El" 1 EW MA AS an y F Y h INE) . SN NACI ' y Serie IL. Tomo IX. j 2 Ae FIS Aia D Ne ÁS (Con 8 láminas y 217 figuras en el texto) y ; q BUENOS AIRES. IMPRENTA DE Ju. N A. Arsiva, cae México, 1422. de RN INGE EN Ho AAA . e 3 1908, y - DIRECTOR DEL MUSEO NACIK 1 | DOCTOR FLORENTINO AMEGHINO - b UN SECRETARIO Y BIBLIOTECARIO AGUSTÍN J. PENDOLA ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Serie III. Tomo IX. (Con 8 láminas y 217 figuras en el texto) LIBRARY NEW YORRH BOT Al í ¿N. BUENOS AIRES. IMPRENTA DE JUAN A. ALSINA, CALLE México, 1422. 1908. DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DOCTOR FLORENTINO AMEGHINO SECRETARIO Y BIBLIOTECARIO AGUSTÍN J. PENDOLA PNTE. Brerumes, Juan, Himenópteros Sudamericanos.—(12 de Diciembre de 1906). AmBROSETTI, Juan B., El hacha de Huaycama.—(18 de Diciembre de 1906). SPEGAZZINI, CarOLO, Mycetes argentinenses. — (241 de Diciembre de 1906)... AMEGHINO, FLORENTINO, Sobre dos esqueletos de mamiferos fósiles armados recientemente en el Museo Nacional. — (1.2 de Marzo de 1907 )... BrerBes, Juan, Chlaniphora Culleni. Una nueva mariposa argentina, — A A A o A AA OA AMEGHINO, FLORENTINO, Les Toxodontes á cornes. —(23 de Abril de 1907 ). AnGeLIs D'Ossar, GHOACCHINO DE, Altri zoantari del terziario della Pata- gonia. Con la lámina 1. —(11 de Octubre de 1907 )............... AMEGHINO, FLORENTINO, Notas preliminares sobre el Tetraprothomo argen- tinus. Un precursor del hombre del mioceno superior de Monte Hermoso. — (28 de Septiembre de 1907)........ooooocomommm.».r.»... GALLARDO, ANGEL, Notable mimetismo de la oruga del esfingido Dilopho- nota Lassauxi (Boisduval) Berg. Con la lámina 2. —(5 de Mayo E e ae o A RS RA Oures, FéLix F., Arqueología de San Blas (Provincia de Buenos Aires). (224 MEA a IA A A A Bretues, Juan, Catálogo de los Dipteros de las Repúblicas del Plata. — Kids Novenbpre dente tae o co an catas dejala ThiBoN, FerNANDO, La región mastoidea de los cráneos calchaquies. (Es- tudio hecho sobre 100 cráneos). —(9 de Noviembre de 1907)..... Lame, FerNANDO, Nota sobre un Delfín. (Tursiops Gephyreus Lah.). Con las láminas 3 y 4. —(18 de Febrero de 1908)................ BretuEs, Juan, El género Urellia (Diptera) en el Plata. — (21 de Enero A A A Ad An Lanre, FervanDo, Notas sobre un Ballenato de 2.10 metros de largo. (Balaneoptera acuto-rostrata. Lac.). Con la lámina 5.— (12 de ARO PAN CLA O AN Lane, FerNAaNDO, Notas sobre los Zoárcidos argentinos. Con las lámi- nas io 16201 de Rebrerormde OS A o ojs cat aaa dee sable» LamteE, FernanD, Fiches Ichthyométriques. — (25 de Febrero de 1908)... MARTINOLI, CAYETANO, Algunas observaciones sobre las anomalías denta- rias del perro. Con la lámina 8. —(28 de Marzo de 1908)........ BreETHES, Juan, Una nueva Urellia de Patagonia. — (24 de Marzo de BkreTHEs, Juan, Sobre tres Exorista (Dipt.) parásitas de la « Palustra te- nus bBero SRA Dai de ODE odon a aaa AMEGHINO, FLORENTINO, Notes sur les Poissons du Patagonien. —- (18 de Mayo de 1908)...... IS A da Sa e dd ES AO Págs. 93 105 Nora. —Las fechas indican el día en que fueron puestas en circulación las publicaciones correspondientes, impresas aparte. LIBRARY HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS POR JUAN BRETHES. Después de publicados mis «Véspidos y Eumenididos sudamerica- nos (nuevo suplemento)», el infatigable Dr. J. D. Anisits me ha remitido una nueva pequeña colección que considero sin embargo muy interesante é importante por las observaciones que me ha proporcionado. | La principal se refiere á los géneros Zethus y Discoelius cuya se- paración no puede ya hacerse tomando en cuenta el número de ar- tejos en los palpos labiales. Creo en efecto que no hay Zethus de palpos labiales 3-articulados: me parece que estoy autorizado á afirmar- lo porque el Zethus mexicanus (L.) Sauss., tan parecido al Z. caeruleipen- mis, tipo del género, tiene sus partes bucales constituidas en la forma del Discoelius gigas (Spin.) Ducke que re- presento aquí (fig. 1). En sus American Wasps (1875), De Saussure dice: «Labial palpi composed of 3-4 not feathered articles», insi- nuando así una corrección á su obra clásica, la Monoyraphie des Guépes soli- taires, en donde dice, pág. 8: «Palpes poo ibaedies de courts, de trois articles». Discoelius gigas (Spin.) Ducke. He hecho muchas disecciones de las partes bucales de Zethinae y Discoelinae y siempre he encontrado los palpos labiales 4-articulados. Por su parte, Gribodo (Bull. Soc. Ent. Ital. xx, 1891, p. 260), y Fox (Proc. ac. Nat, Sc. Philad. 1899, p. 427) han también observado esos cuatro artículos en el Discoelius gigas (Spin.) Ducke y en el Zethus carinatus Spin. ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. DicriemBrE 15, 1906. 1 2 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. A mi parecer, el género Zethus se coloca en la familia de los Eu- menídidos del modo siguiente: [ Cellulae cubitales 2* 3” que nervulum recur- 1 | rentem singulum accipiunt.......o.ooooo.omo.. Subf. Raphidoglossinae | Cellula cubitalis 2% nervulos recurrentes 2 Lo sccaiar. soi POR OOO da boe pos 2 9 l Tibiae mediae calcaribus 2.......ooooooo..-... Subf. Discoelinae ( Tibiae mediae calcare l......ooomommorc 3 3 f Mandibulae breves.......... SERA O Subf. Zethinae ( Mandibulae longaeio (ose a Subf. Eumenidinae RAPHIDOGLOSSINAE. 1 | Mandibulae longae, subacutae......ooooo.oo... Gen. GAYELLA | Mandibulae breves, per clypeum absconditae 2 9 [ Abdomen pedunculatuM......oooooocoomooo..- Gen. RAPHIDOGLOSSA | ¿Noain ESO) oy odos eu unos a oooO oe geo Gen. PsILOGLOSSA DiscoELINAE. Il Palpi labiales utrinque longe plumosi....... Gen. OTENOCHILUS l Palpi labiales utrinque haud longe plumosi.. 2 9 | Penolun abdominis near Gen. ELimus | Petiolum abdominis haud lineare............ 3 3 [ Petiolum abdominis campanulato-cylindricum Gen. STROUDIA ¡ Petiolum abdominis plus minus ovatum..... Gen. DiscorELIUS l 1 ZETHINAE. 1 f Clypeus apice forte bidentatus.............- Gen. ZETHOIDES | Clypeus truncatus vel modice bidentatus.... 3 ( Petiolum abdominis lineare, apice paulum in- DEI CS ion ls pitido Gen. Lanus | Petiolum abdominis plus minus ovatum..... Gen. ZETHUS EUMENIDINAE. 1 [ Cellula cubitalis 2* haud pedunculata........ 2 | Cellula cubitalis 2* pedunculata.............. 17 ( Segmentum 1" abdominis petiolatum........ 3 2 / Segmentum 1" abdominis segmentum 2" ca- ( ¡MS SO Oe de anto O OE DO A OO OR A OOO 4 í Mandibulae 4-dentatae, dentibus plus minus a cn da banos dac a TOUS OOO Gen. EumeNes | ' Mandibulae 3-dentatae, dentibus acutis...... Gen. MICSREUMENES 10 mul 12 13 BRETHES: HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS. [ Palpi labiales utrinque longe plumosi....... | Palpi labiales utrinque haud longe plumosi. Nervulus transverso-cubitalis 3” plus minus | apicem cellulae radialis attingens.......... | Nervulus transverso-cubitalis 3" ad apicem | cellulae radialis remotus...ooooceresroctrsss es maxillares 6-articulati......oooommo..”: | =— 5 A a ad ade NS — 4 A O OSO [ postscutellum bi- | 3 | dentatum......- | y ic haud l | bidentatum.. | Palpi labiales 4- articulatl........e.«e.o.oooso. os 4 So l E == A PO OTERO CEA ERA í Clypeus transversus, longitudine sua latius.. | Clypeus aequelongus ac latus, vel latitudine a cr So eo DO UE OLA í Articuli maxillares 3 ultimi AOS J Articuli maxillares 3 ultimi normales, haud Lo evidenter DMOUb ooo rr ( Antennae 14 (3) vel 13 (9?) articulatae...... | Antennae 13 (7) vel 12 (9) articulatae....... | Antennae 12(2 9) articulatae..... AA [ Segmentum 1” abdominis haud perfecte in- ] fundibuliforme...... .ooccrrrrrrrrrrrrr rv j Segmentum 1*” abdominis perfecte infundibu- A O OS OOOO A [ Articulus maxillaris 1» sequentibus sumptis ] longior vel aequelongUS ...oooocorercrntos? ] Articulus maxillaris 1" sequentibus sumptis Ll. evidenter brevidT..oomommpernsorrame sarten” [ Segmentum primum abdominis transverse Ca- | aa ab 282 du To $ Oy DU OADDOS DI OCDE SO, ] Segmentum 1" abdominis haud transverse A f Mandibulae capite aequelongae vel longiores. 1 Mandibulae capite breviores....oooooomoo...- [ Postscutellum bidentatuM....ooooomommo mm.” | P Postscutellum haud bidentatuM.....o.o.oo... ' El Paravespa Komarowii Rad. es sin dud chium superbum Sauss. Gen. 5 Gen. Gen. 14 15 16 Gen. Gen. PTEROCHILUS PLAGIOLABRA . PARAGRIS . AÁNTAGRIS SYNAGRIS . LEPTOCHILUS . RHYNCHIUM”' . PACHODYNERUS . ODYNERUS . NORTONIA . ÁBISPA . MICRAGRIS MoNOBIELLA HYPAGRIS PsEUDAGRIS . HYPANCISTROCERUS a un Rhynchium, próximo á Rhyn- 4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 16 f Abdomen plus minus pedunculatum........-. Gen. MONTEZUMIA | Amado mentes cie da Gen. MoxoBra 17 [ AO ense ds mr elo Gen. ALASTOR | 'Apdaomentipeduncula tum. Gen. HYMENOSMITHIA La subfamilia Raphidoglossinae forma un grupo homogéneo, si se considera la inserción de los nérvulos recurrentes; y creo mejor subordinar á este carácter el de los espolones en las tibias inter- medias; tanto más cuanto que este último carácter no consta en las diferentes descripciones de Raphidoglossa y Psiloglossa; Gayella tiene los 2 espolones. Los géneros Ctenochilus y Discoelius entran evidentemente en la subfamilia Discoelinae por sus tibias intermedias biespinosas; en cuanto á Elimus y Stroudia, que Ashmead incluye también en ella, será necesario que se confirme lo de las dos espinas, pues los auto- res no dicen nada al respecto. La subfamilia Zethinae comprende tan sólo los géneros Zethus, Labus y Zethoides. La subfamilia Kumenidinae comprende la mayoría de los insec- tos de toda la familia con los géneros Eumenes y Odynerus. Para el primero de estos géneros, sigo las ideas de De Saussure, único au- tor que se ha ocupado seriamente del grupo; y ya que De Saussure renunció al género Pachymenes, por ejemplo, no veo por qué se restablecería sino se le encuentra algún carácter que no hubie- ra Observado ese autor. Partidario del número más que de la medida, por ser más fácil y no en riña con el método y la naturaleza, acepto como géneros las diferentes divisiones del primitivo Synagris: Paragris, Antagris, Micragris, Hypagris y Pseudagris. Por la misma razón, erigi á la categoría de géneros las divisiones Pachodynerus € Hypancistroce- rus desmembrados de Odynerus. En efecto, si Zethus y Discoelius se separaron por sus palpos labiales 3- ó 4-articulados respectiva- mente; si Montezumia es Odynerus con sólo cinco artículos en los palpos maxilares, etc., bien se ve que estos géneros son muy natu- rales; no así para Nortonia, género tan elástico que muchos Ody- nerus pueden pasar á Nortonia sin ninguna dificultad, aunque sí en detrimento de la claridad que sería de desear. Por mi parte, me adhiero completamente al parecer del muy entendido himenopte- rólogo, Ed. André, quien considera Nortonia como sinónimo de Odynerus (Sp. Hym. Europ., 11, p. 865). BRETHES: HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS. 1) Para no repetir la enumeración de mi trabajo anterior, consigno aquí las especies remitidas por el Dr. J. D. Anisits no señala- das entonces. Fam. VESPIDAE. APOICA PALLIDA y POLYBIA NIGRA. Asunción. Fam. EUMENIDIDAE. DIscoELIUS AURITULUS Brethes. —1 '. Trinidad; 3. 1v. 06, DiscoeLIUSs HILARIANUS (Sauss.) Brethes. —1 Q. Asunción; 1. Iv. 06. DISCOELIUS RUFIPES (Fox) Bréthes. —1 '. Asunción; 1. 1v. 06. DISCOELIUS SESSILIS (Fox) Bréthes. —1 Q. Asunción; 1. 1v. 06. DISCOELIUS STRIATIFRONS (Fox) Bréthes. —2 Q. Asunción; 20. 1. 06. DISCOELIUS GIGAS (Spin.) Ducke. — 4 Q. Asunción; 19. x11. 05. DiIscoELIUS LIGNICOLA Bréthes,n. sp. — dl. Niger, pernitidus, clypeo, scapo subtus, genis, mandibulis (basi apiceque nigris), femoribus et tarsis anticis, femoribus mediis apicem versus, ti- biis mediis litura ferrugineis, alis nigro - infumatis, violaceo- nitentibus. Long. corp. usque ad apicem segmenti 21: 16 mm. Alae: 14 mm. Paraguay: Villa Morra. D. gigante simillimus, sed multo minor. Caput thorace paulum: latius, transverse ellipticus, clypeo trapezoidali, paulum convexo, sparce punctato et fulvo-villoso, antice truncato, in medio emar- ginato, linea T -formante inter antennas subelevata, fronte sat den- se punctata, pone antennas minute punctulata, genis posticem versus impunctatis, ocellis triangulum sat minutum formantibus, antennis uncinatis, articulo 12 minuto, articulo 13” 12” duplo lon- giore sed angustiore. Thoraxw ovatus, antice cristato-marginatus, sparce punctatus, minute albido-villosus, pronoto utrinque cum propleuris rotundato-congruente, mesonoto aequelongo ac lato, li- neis anticis 2 proximis impressisque, lineis 4 posticis sat impressis, tegulis modice punctatis posticem versus acutis, scutello subqua- drato, impunctato, utrinque cristula e mesonoto emissa instructo, postscutello integro, paulum punctato, metanoto convexo, sulco 6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. medio sat impresso, utrinque a metapleuris sat acute separato, clunis convexis, supra nitidis postice transverse striatis. Abdomen supra modice villosum, subtus villosius, segmento 1* thorace aequelongo et quam segmentun 21m pau- lum longiore, basi filiformi, dilatatione subcylindrica, sat minute sparce punctata, apice transverse coarctata, subtus subplana, lineis 2 longitudina- libus paulum elevatis, apice ex- cavata, segmento 2” basi pau- lum petiolato, dein campanu- lato, sparce minute punctato, apice laminato, subtus apicem versus gradatim grossius et densius punctato, segmentis ce- teris sat regulariter punctatis, segmento 7” subtus paulum ecncavo. ÁAlae nigro-infuma- tae, precipue ad costam, stig- matem et venas violaceo-niten- JS 2 01819: de Discodius tiquinla PC eUbaN a era Bréthes, aumentado. radiali fere nullo. Partes geni- talia, fig. 2. El Dr. Anisits me informa que ha cazado este Discoelius en el mismo árbol y á la vez que el Discoelius gigas, por lo cual sospecha- ba que obtenía los dos sexos de este último. Pero ya Gribodo describió el macho en el Bulletino della Societa Entomologica Italiana (1891) xx, p. 259. El Discoelius lignicola se asemeja sobre manera al Zethus brasiliensis, pero de ninguna ma- nera sele puede aplicar lo de peciolo esférico ó elíptico. ZETHUS MEXICANUS (L.) Sauss. — Asunción; 1 y v. 1906. Hay algunos ejemplares que tienen el peciolo rojizo y otros que lo tienen negro. ZETHUS MEDIUS Breéthes, n. sp. — Q Niger, postscutello, me- tathorace, pedibusque ferrugineis, alis nigro-infumatis, viola- ceo-nitentibus. Long. corp. usque ad apicem segm. 21: 21 mm. Alae: 18 mm. Paraguay: Asunción. BRETHES: HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS. 7 Z. mexicano simillimus, sed segmento 1” abdominis minus sphae- roidali, magis ovato-elongato. Caput punctatum, pone oculos tumi- dum, clypeo transverso, rhomboidali, antice truncato, fronte inter antennas paulum elevata, ocellis in depressionibus sitis triangulum paulum transversum formantibus. Thorax punctatus, opacus vel paululum nitidus, metathorace impunctato, pronoto antice trun- cato et cristato, angulis acutis, utrinque cum propleuris rotundato- congruente, mesonoto aequelongo ac lato, linea antica triangulari paulum impressa, lineis 2 posticis mediis nullis, lineis parapsidali- bus paulum impressis, scutello subquadrato, paulum punctato, lon- gitudinaliter paulum impresso, carina utrinque e mesonoto emissa instructo, postscutello transverso, transverse subangulato, postice vix verticali, paulum villoso, metanoto vix verticali, sericeo-villoso, sulco medio impresso, utrinque supra a metapleuris cristato-sepa- rato, postice cum illis rotunda- to-congruente, clunis transverse E yd striatis, metapleuris minutissime pt e punctulatis. Abdomen segmento primo ovato-elongato, sat minute O O ó i de Zethus mexicanus; 2a, 2b, pecíolo punctato, postice 1mpresso, sub- de Zethus medius Bréthes. (Tam. na- tus laevigato, longitudinaliterim- tural). presso, segmento 2” breve petio- lato, supra subtusque basi laevigato, apicem versus gradatim densius, subtus magis grosse punctato et villoso, lamina apicali aucto, segmentis ceteris subaequaliter modice punctatis et villosis. Muy semejante con el Zethus mexicanus del cual difiere por el primer segmento del abdomen más alargado y no tan globoso; ver fig. 3. Una Qi 2706. 1 ZETHUS MISSIONUS Brethes. —1 Y. Asunción; 6. v. 06. EUMENES BIPARTITA Fox.—Varios ejemplares. Asunción; x1. 05. ODYNERUS SUFFUSUS Fox. — 1 . Asunción; 4. 1, 06. Fam. CHRYSIDIDAE. HoLoPYGA LAZULINA Dhlb.— 1 Q de la ¿Pampa Central (Ca- RIDE). — Mus. B. Aires. PLEUROCERA VIRIDIS Guér. — He tenido ocasión de revisar los 3 ejemplares que estudié en 1902 (An. Mus. Buenos Aires (3) 1, p. 268). Debo rectificar: no eran 1 y 2 Q, sino 3 Y. Ss MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. CHrysIs CARINA Brullé. — Buenos Aires, Jujuy, Misiones. — Col. Museo B. Aires. CuHrYsIs PROPINQUA Mocs. — Buenos Aires, Jujuy; Asunción (Paraguay). — Cols. Mus. B. Aires; Anisits. Curysis Disrincrissima Dhlb.(= C. imtricans Brethes, nec Spin.). —Parece que la €. intricans sería distinta de la C. distinctissima, según comunicación del Vizconde R. du Buysson á A. Ducke (ver Bull. Soc. Ent. Ital. xxxv1, 1904, p. 41).—Buenos Aires, Mendoza, San Juan; Asunción (Para- guay). — Cols, Mus. B. Aires; Anisits. CHRYSIS ARGENTINA Brethes, n. sp. — Q A suby. Tetrachrysis, Sect. 11, Mocs. pertinet. Chrysis viridis, postscutello convexo, segmento 3” sine linea impressa nec foveis. Long. corporis: S mí. Rep. Argentina. Caput thorace paululum latius, cavitate faciali subaeque longa ac lata, punctulato-rugulosa, superne haud distincte cristato-mat- ginata, fronte convexa, sine carinis, antennis sat brevibus, articulis 3 primis 4” que basi viridibus, 3” 4” que subaeque longis, quam 2um paulum longioribus. Thorax pronoto antice haud impresso, lateri- bus cum propleuris haud cristato- sed sat angulato-separatis, postscutello convexo, tegulis viridibus, sparce punctatis, meso- pleuris antice posticeque cristato-marginatis; metanoto spinis postico-lateralibus angulum rectum formantibus. Abdomen seg- mento primo antice trifossulato, fovea media lateralibus majore, angulis anticis rotundatis, angulis posticis subrectis, segmento 2” medio haud carinulato nec laevigato, angulis postico-lateralibus paulum obtusangulatis, segmento 3” longitudine sua latiore, a la- tere viso pone basin paulum inflexo, dein uniformiter arcuato, sine serie foveolarum nec sulco transverso, utrinque dimidio basali sat recto et sat anguste albido-pellucido, dimidio apicali usque ad den- tes laterales arcuato, dentibus 4 apicalibus conjunctim arcuatis, dentibus 2 intermediis quam laterales paulum majoribus et inter se paulum remotis, emarginatura media triangulari utrinque paulu- lum sinuata, emarginaturis lateralibus arcuatis. Alae hyalinae, ve- nis piceis. Segmentum 2um basi nigro-aeneum, supra viridi-cya- nescens. Tarsi apicem versus rufescenti. Punctatura capitis tho- racisque regulariter cribrosa, in illo minus crassa, in hoc posticem versus gradatim magis crassa, in segmento primo abdominis crassa BRETHES: HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS. 9 sed haud cribrosa, in segmentis 2” 3” que quam in segmento 1? sat minore et aequaliter densa. Pectus, pedes et segmentum 3um ab- dominis albido- pilosi. 1 Q de Misiones. — Mus. B. Aires. Esta Chrysis es bastante parecida á la C. paraensis Ducke. Curysis anisirsir Bréthes, n. sp. — Q 4 suby. Tetrachrysis, Sect. II, Mocs. etiam pertinet. C. laete viridis, vel viridi-cya- nea, nigro-violaceo-notata: vertice, pronoto fascia in medio interrupta, mesonoto antice et postice, scutello antice, segmen- tis abdominis 1 2 que antice et fascia plus minus in medio transversa, segmento 3” utrinque nigro-violaceis. Long. cor- poris: $ mm. Caput thorace aequelatum, transversum, cavitate faciali sab pro- funda, in medio laevigata, dimidio apicali paulum carinulata, utrinque punctulata et albido-villosa, supra carinata, hac carina in medio interrupta, utrinque ramu- lum arcuatum stemma anticum includentem emittente, genis nul- lis, antennis brevibus, articulis 20 40 aequalibus, 3” paulum longio- re. Thorax pronoto transverso, capite aequelongo, in medio haud longitudinaliter impresso, utrin- que cristato, tegulis nigris, lae- vigatis, postscutello transvers0, pig 4, Choysis Anisitsii Bróthes, paulum obliquo, paulum pone aumentada. metanotum producto, metanoto in medio bifoveolato, carina postscutellum versus etaltera a denti- bus postico -lateralibus emittentibus, dentibus acutis, angulum rec- tum formantibus, mesopleuris antice carinatis, postice tridentatis. Abdomen segmento primo antice trifossulato, angulis anticis rectis, paulum rotundatis, angulis posticis rectis, segmento 2% in medio haud longitudinaliter carinulato nec laevigato, angulis posticis val- de obtusangulatis, segmento 3” pone basin transverse sat impresso, dein transverse elevato ante lineam foveolarum, hac linea cum margine segmenti sat parallela, in medio per cristam levem lon- gitudinalem vix interrupta, foveolis circiter 20 paulum elongatis, pone foveam segmento irregulariter punctulato, dentibus 4 inter se aequalibus et aeque remotis, emarginaturis arcuatis, dentibus 10 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. externis a margine laterali remotis, margine laterali late arcuato- convexo, dimidio basali sat late albido- pellucido, 2-3 foveas inclu- dente, prope dentem externum arcuato-concavo. Alae hyalinae, venis piceis, cellula radiali apice sat aperta. Punctatura capitis tho- racisque regulariter cribrosa, in illo minora, in hoc posticem versus gradatim crassiora, in segmento 1” abdominis ut in mesonoto cras- sa eb paululum minus densa, in segmento 2% minus densa et sat minora, in segmento 3” sat minora et irregulariter adspersa. Varias Q de la Asunción; 1. 1906. — Col. Anisits. Semejante álas C. leucocheila Mocs. y leucochiloides Ducke, pero se distingue en seguida por el borde apical del 30 segmento abdo- minal, por los ángulos apicales del 2% segmento que son obtu- sos, etc. CHRYSIS ACUTA Brethes, n. sp. — A suby. Tetrachrysis Sect, IT, Mocs. pertinet. Chrysis cyuneo-viridis, abdomine cyaneo, post- scutello et metanoto convexis, pronoto utrinque antice paulum spinoso, segmento 3% ante seriem punctorum modice tumido, serie punctorum utrinque e circiter 7 punctis impressis rotun- datis et paulum confluentibus formata. Long. corp.: 7 mm. Buenos Aires. Caput thorace latius, cavitate faciali latitudine longiore, lon- glitudinaliter nitida, basi inter antennas tantum carinulata, utrin- que punctulata et sericeo-pilosa, superne haud distincte cristato- marginata sed in medio tantum tuberculata, antennis articulis 2% 4” que aequelongis, 3” paulum longiore, vertice pone ocellos pune- tis 2 elevatis et laevigatis instructo. Thorax pronoto capite bre- viore, transverso, longitudinaliter obsolete impresso, angulis an- ticis ad laterem e spinula acuta armatis, lateribus cum propleu- ris bifossulatis sat rotundato-congruente, postscutello convexo, mesopleuris antice posticeque angulatis sed haud cristatis, meta- noto haud mucronato sed sursum versus tantulum gibboso, spinis posticis angulum rectum formantibus. Abdomen capite thorace simul sumptis tantulum brevius, segmento 1%antice sat forte et late fossulato, angulis anticis modice rotundatis, segmento 2% medio tantum carinulato angulis posticis obtusangulatis, margine dimidio apicali anguste albido-pellucido, segmento 3 ad */¿ basalem etiam anguste albido-pellucido, transverse pone basin tantum im- presso, ante seriem punctorum modice tumido, serie punctorum BRETHES: HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS. 11 paulum impressa, in medio per cristam acutam divisa, punctis 2 mediis sat grossis, ceteris minoribus, dentibus 4 apicalibus lineam pene arcuatam conjunctim formantibus, dentibus 2 mediis inter se quam ab externis paulum remotis, emarginatura media triangula- ri utrinque tantum sinuata, emarginaturis externis arcuatis, denti- bus externis a margine laterali sat approximatis, margine utrinque vix recto. Capite modice vix crebre, thorace et segmento primo abdominis minus dense et magis grosse (inter punctos punctulis minutis), segmentis 2* 3 que abdominis etiam minus dense et sat regulariter haud grosse punctatis. Alae hyalinae, venis piceis. Cacé esta nueva Chrysis en San Martín, cerca de Buenos Aires, el 13. 11. 1903. — Col. Mus. B. Aires. Curysis FaBricn Mocs. — Asunción. — Col. Anisits. Fam. CHALCIDIDAE. EPISTENIA CUPREOVIRIDIS Brethes, n. sp. — Y. Laete viridis, vertice, pronoto maculis 2, mesonoto in medio et macula utrin- que, axillis et scutello cupreis, abdominis segmentis 1” basi late, apice anguste, 2% basi apiceque anguste, 3* basi sat late, apicein medio dilatate, 4” vix toto, ceteris totis nigro violaceis, pro- et mesopleuris paulum cyaneo-viridibus, coxis posticis subcyaneis, pedibus rufis, tarsis 4 posticis dimidio basali ni- gricantibus, tarsis apicem versus etiam nigricantibus, alis subhyalinis, anticis pi- ceo-bifasciatis. Long. corp.: 6 mm. Paraguay. Omnino albo-(vel fusco- in partibus cupreis) pilosula. Caput transversum, oculis prominulis et pilosulis, fronte profunde im- pressa, vertice regulariter dense punctata. 7horax capite angus- tior, regulariter crebre apicem versus grossius punctato, pronoto longitudinaliter laevigato, apicem versus gradatim dilatato et quam mesonotum paulum angustiore, scutello aequelongo ac lato, postice semicirculari et acuto, mesopleuris sursum versus laevigatis, deor- Fig. 5. Epistenia cupreoviridis Berthes, aumentada. 12 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. sum versus sat dense regulariter punctulatis. Abdomen partibus viridibus crebre punctatis, partibus nigricantibus laevigatis, sed segmento 4” supra nigro-violaceo et sat punctulato, femoribus anticis crassis apicem versus emarginatis. Esta Epistenia es muy parecida á Lycisca Westwoodi Guér., pero no tiene nada del color «fauve» en el abdomen; tiene por lo contrario dos manchas cobrizas en el pronoto en vez de una, etc. Un Y de la Asunción. — Col. Anisits. Fam. BRACONIDAE. IrmriauLax HuercGor Brethes, n. sp. — Ferrugineus, capite, antennis, prosterno, metathorace, abdomine apice, terebra, femoribus posticis, tarsis anticis apice, mediis maxima ex parte et posticis totis nigris, pedibus testaceis, alis flavis, fas- cia media subnigra et apice infumatis, stigmate flavo. Long. corp.: 14-16 mm. Terebra: 17 mm. Rep. Argentina. Q Antennae corpore vix aequelongae, scapo apicem versus sen- sim incrassato, nigro-villoso. Caput cubicum, nitidum, laevigatum, antice sat dense punctulatum, inter antennas foveato - sulcatum, ocellis in triangulum aequelatum dispositis, extus arcuate impres- so-circumdatis. Thorax laevigatus, nitidus, sparce pilosus, mesonoto impressionibus anticis modice notatis, scutello utrinque impresso vel longitudinaliter convexo, metanoto convexo, longe piloso, me- sopleuris sat convexis sursum versus oblique canaliculatis. Abdomen thorace vix sesquilatius, capite thoraceque simul sumptis paulum longius, segmento primo basi excavato, dein longitudinaliter in medio elevato, utrinque angulato, segmento 2” longitudinaliter elevato usque ad ?/¿ segmenti, elevatione parallela, utrinque mo- dice impresso, hac impressione basin et elevationem versus magis profunda, sutura postica laevigata, haud punctata, nec carinu- lata, segmento 3% utrinque puncto impresso, sine carina longitu- dinali. Alae flavae, fascia ante stigmatem subnigra, hac fascia in costa basin versus elongata, stigmate flavo, cellulis radiali (basi excepte), cubitalis 3* tota, 2* fere tota, discoidali 32 fere tota, pos- tica dimidio apicali forte infumatis. G A fem. differt: segmentis 3-4 longitudinaliter elevatis, im- pressionibus lateralibus precipue ad segmentum 3umn bene notatis, cellulis radiali (?/¿), cubitali 3% dimidio apicali et postica dimidio apicali infamatis, BRETHES: HIMENÓPTEROS SUDAMERICANOS. 13 Del grupo de 7. Pebasianus Szepl., trocantheratus Cam., Tornowii Brethes, pero bien distinto de todos ellos. El Sr. J. M. Huergo me ha remitido algunos ejemplares que ob- tuvo en Corrientes. El Sr. Huergo también ha remitido á este Museo los capullos de esta avispa. Son alrededor de 50 y forman un conjunto de unos 6 cm. de largo sobre 4 de ancho y 1,5 de espesor. Cada capullo es cilíndrico, un poco angostado hacia las extremidades, de unos 2 cm. de largo por 5-7 mm. de diámetro, de color blanco, oscureci- do en una extremidad por las deyecciones de la larva. El conjun- to de esos nidos hace pensar en que una enorme larva de Longi- cornio ó Taladro habrá sido sorprendida en su obra de destrucción de los árboles correntinos y muerta por la lancetada de esta útil avispa. EL HACHA DE HUAYCAMA. POR JUAN B. AMBROSETTI. (Dibujos de Eduardo A. Holmberg (h.). A la memoria de Adán Quiroga. Intrigado por el artículo que mi inolvidable amigo y colega pu- blicó bajo este mismo título*, pedí al mismo la pieza original para estudiarla, y poco antes de sn repentina muerte, al querer devol- vérsela, con su desprendimiento habitual, me la regaló, pidiéndome que rectificase alguna vez el error de interpretación de la figura que la adorna y que había cometido en un momento de entusiasmo. Corazón noble, abierto á todas las espansiones, espiritu de poeta pronto á vibrar ante cualquiera emoción, fué sorprendido por el 1n- teresante hallazgo, y observando mal desde el primer momento, sugestionado por la importancia de lo que creyó ver y por lo que. creyeron ver los otros que lo rodeaban, incapaz de dudas y des- confianzas y, por fin, apremiado por la redacción de la revista que le exigía el material prometido, dió rienda suelta á su fantasía, tan rica y variada siempre y lanzó su artículo con toda buena fe. Quien haya conocido al Dr. Quiroga encontrará exactas estas afirmaciones y le disculpará su error, tanto más cuanto que la re- dacción de estas líneas puede considerarse como ordenada por él. Nuestra arqueología mucho debe al Dr. Quiroga; sus trabajos, sus colecciones siempre generosamente puestas á la disposición de todos los estudiosos; sus grandes sacrificios pecuniarios en sostener viajeros que le reunieran objetos; sus viajes y expediciones costea- das por su propio peculio, le dan títulos más que suficientes para que su memoria sea siempre estimada y respetada por todos ¡os americanistas y en particular por nosotros los Argentinos. Por estas razones, y en nombre de la amistad que nos ha unido y como poseedor de esa pieza original, antes que la acritud ó la ma- levolencia puedan ensañarse con su memoria, cumplo con este deber ! Véase la revista «Estudios» tomo v, pág. 298 y sig. 16 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. de amigo y compañero, dando á conocer nuevamente el curioso ejemplar. EL HACHA. Esta pieza tiene la forma de una cuña alargada, ancha y compri- mida. Fig. 1. —El Hacha de Huaycama. Dibujo de Eduardo A. Holmberg (h.). Tamaño natural. AMBROSETTI: EL HACHA DE HUAYCAMA. 17 El material con que ha sido construida es basalto negro, serpen- tina dice Quiroga. A todas luces este objeto, "cuando se perdió o fué enterrado, no estaba terminado aún, de manera que su adorno principal sólo está esbozado, pudiendo considerarlo como suficientemente bocetado para que nos demos cuenta bastante de lo que quiso representar. El hacha fué hallada cerca de la puerta del cañón ó valle de Paclin, á tres metros de profundidad, al escavarse un estanque ó jagúel en los arrabales occidentales de la aldehuela de Huaycama, á 14 kilómetros de la ciudad de Catamarca. Mide catorce centímetros de largo por cinco y medio de ancho y uno y medio de espesor máximum. A ocho y medio centímetros del filo ó punta se halla una línea simplemente incisa transversal que, con otra paralela situada más Fig. 2. — El animal mítico que adorna el Hacha de Huaycama, visto del otro lado. arriba, servía para delimitar una zona de dos centimetros que más tarde quizá se ahondaría ó rebajaría un tanto para formar el surco transversal que permitiese fijarla 4 un mango. En la parte superior, y ocupándola toda se halla el boceto del animal que dió origen á la noticia de mi amigo. Estudiada la pieza con todo cuidado lo primero que se nota es el admirable conocimiento que el artista calchaqui tenía de la anato- mia externa de los seres que queria representar. El cuerpo del animal en cuestión es el de un felino: un tigre ó un puma, quizá el primero. Ko ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, Tr. 1x. DicieEmBRE 20, 1906. 18 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. A pesar de la dureza de la roca y delos pocos elementos que ten- dría el escultor para tallarla, los trazos del boceto son de una fir- meza y á la vez de una blandura admirables, á tal punto, que el jefe de los laboratorios del Museo Nacional, Sr. Santiago Pozzi, que es un eximio taxidermista, al mostrarle yo este objeto, no ti- tubeó en decir: «es un tigre que ha metido la cabeza en alguna parte». Efectivamente, así se presenta para el que no está en el detalle del simbolismo Calchaquí. Todo el cuerpo está bien bosquejado, visto de arriba se nota per- fectamente el anca ó cadera con su cola respectiva, vuelta en arco para arriba sobre el flanco izquierdo, con la punta á la altura del garrón del animal. De la cadera hacia adelante, siempre visto de arriba, el cuerpo se adelgaza con una leve curva para volver á subir en la región de los homoóplatos, los que están bien marcados y se levantan, separa- dos entre si, lo suficiente para reconocerlos. De este punto, adelante, se destaca la parte occipital del cráneo del animal donde se hallan seña- ladas las orejas. Esta cabeza merece una aten- ción especial. Como puede verse en el croquis adjunto, fig. 3, es casl triangular, con un estrechamiento en su ter- Fig. 3.—La cabeza del animal mítico Cl1O posterior que se levanta le- tal cual se presenta en el Hacha. vemente en curva y termina re- dondeada. En su interior, cerca de la base, tiene un triángulo excavado á cada lado en la misma posición. Este triángulo es bastante profun- do y se ve á cierta distancia de la superficie hacia el interior que se siguió perforando circularmente con la intención quizá de que ambos triángulos se comunicasen y la perforación fuese completa, lo que no pudo llevarse á cabo. Este triángulo representa la apertura de la boca vista de lado, es decir que estaba destinado á separar ambas mandíbulas superior é inferior (a y b) y esto se nota más si se tiene en cuenta la línea inclinada incisa, apenas marcada (c), que partiendo de un ángulo interno de la base del triángulo interior, corta diagonalmente la. faja que queda entre la base del triángulo interior y la del trián- gulo exterior. AMBROSETTI: EL HACHA DE HUAYCANA. 19 Con esta línea la mandíbula superior termina en forma de gan- cho angular es decir como si fuera un diente ó un pico encorvado. Abriendo la boca de esta figura y aplicándole un ojo que no tiene en el original nos daría este as- pecto (fig. 4) que podemos com- parar con el dibujo (fig. 5) donde = A ÁN ( WA Fig. 4. — La cabeza del animal mítico. Probable reconstrucción. veremos varias cabezas de anima- les fantásticos* con la boca idén- tica; boca que resulta con la apli- Fig. 5. — Grabado de la parte pos- : e Ñ a Sl terior de un vaso antropomorto de inclinado en la misma dirección Ambato. Colección Quiroga. que la que aparece incisa en el hacha de Huaycama. Pero no hay que olvidar que, tanto en las cabezas citadas como en la que nos ocupa, esa línea inclinada sirve también para indicar cación de una línea ó espacio los colmillos del animal; y esto puede verse mejor en la figura 6, que representa una cabeza de animal mítico esculpida en madera y que forma el adorno principal de una hermosa tableta de Fig. 6. — Cabeza de animal mitico de una ofrendas de Casabindo, Pu- tableta de ofrenda de madera. na de Jujuy, que poseo en mi colección particular. Estos animales fantásticos del grupo que he denominado Cate- quiles y que mi amigo Quiroga llamó Huayrapucas, con más ó ' Este dibujo de E. A. Holmberg, se halla grabado en la parte posterior de un cantarito antropomorfo de Ambato, publicado por Quiroga en su Huayrapuca 6 madre del viento en el Bol. Inst. Geogr. Arg. Tomo xx. pág. 428 fig. 17. 20 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. menos variantes, los hallaremos en la bella serie de los grabados en un vaso (fig. 7), de su colección. Vaso hallado en Ambato y desarrollo de su ornamentación Fig. mostrando los animales míticos del tipo del que adorna el Hacha de Huaycama. Colección Quiroga. AMBROSETTI: EL HACHA DE HUAYCAMA. 21 Entre los de esa serie, todos, con la cola levantada y terminada en cabezas de serpiente, vemos que tienden á tomar la forma de cuadrúpedos dentro del convencionalismo del grabado ó del ritual, pues varios de ellos, y en particular los de la segunda fila, mues- tran, vistos de lado como están representados, el miembro anterior y el posterior lo que nos daría la equivalencia de las cuatro patas del animal. Esta representación lateral de los cuadrúpedos la hallamos tam- bién en esos curiosos animalitos de las placas pectorales ó fronta- les de bronce que ya he descripto* y cuyos detalles reproduzco Fig. S. — Animales míticos que adornan las placas de bronce. a, de la placa de Chaquiago. Col. Lafone Quevedo. b, cabeza del anterior vista de lado para mostrar el hocico saliente y casi cuadrado. e, de la placa de Tolombon. Col. Museo Nacional, donación J. B. Ambrosetti. (fig. 8). Siendo, como he demostrado, ambas figuras equivalentes aun cuando se presenten en dos formas distintas, ellas nos ilustra- rán en este caso especial para cotejarlas con nuestro animal. En la fig. 8 a, de la hermosa placa de Andalgalá vemos la pro- longación en relieve del hocico ó mandíbulas hacia adelante y en la segunda, fig. 8 c, de la placa de Tolombon, que doné al Museo Nacional, encontramos el triángulo excavado, aunque en otra po- sición, pero con iguales funciones, cual es la de separar las mandi- bulas. Pero un caso de identidad aun mayor en la forma de la cabeza y mandíbulas con el animal de nuestra hacha, lo hallaremos graba- ' En estos mismos Anales: El Bronce en la Región Calchaqui, Tomo 1x. pág. 2/3. 299 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. do en el vientre de una preciosa alfarería de barro negro lustroso del Museo Nacional representando un animal mítico (fig. 9). Descomponiendo la figura del monstruo y eliminando los cuer- nos superiores, los dos garfios inferiores y la parte adherida al cue- llo, en una palabra dejando la cabeza libre tendremos: la fig. 9 a, que en cuanto á su construcción es igual á la cabeza del animal en cuestión como puede verse comparándola con la fig. 3. Ya el Dr. Quiroga presumió que esta parte del cuerpo, debía ser una cabeza, como resulta ahora, cuando hizo mención en su noticia de que, en lo que él tomó como parte trasera del animal: «allí es- UB Tadd proa A ¡ TES Fig. 9. — Tinaja de Andalgalá, negra con grabados. Col. Museo Nacional. (a) Cabeza simplificada del monstruo que aparece grabado en la tinaja. taba nuevamente insinuada la cabeza» y lo creyó un monstruo bi- céfalo. Esta sospecha de mi amigo atenúa en gran parte lo que se le pudiese reprochar en su noticia. Estos animales míticos, monstruos de gran cabeza con ó sin pa- tas, variables al infinito, son comunes en los grabados y aún en algunas pinturas sobre vasos calchaquíes especialmente de la región de la Cuenca de Londres?, y su estudio comparativo podrá prestar grandes servicios al conocimiento del simbolismo de este animal; ' Véase Lafone Quevedo: Viaje Arqueológico en la Región de Andalgalá, Re- vista del Museo de La Plata, Tomo xt. AMBROSETTI: EL HACHA DE HUAYCAMA. 23 pero el hacha de Huaycama es el primer caso en que se presenta esculpido en piedra, iconografiado en escultura, y debemos el poder estudiarlo á Quiroga, ese cultor fervoroso, sincero y entusiasta de la Arqueología. A su memoria, que deseo imperecedera entre los estudiosos, ofrez- co de nuevo esta hacha, estudiada con el mismo afán, que el indio artista empleó al labrarla, para que ella sirva de ex voto propicia- torio al muerto querido y al colega inolvidable. JUAN B. AÁMBROSETTI. Buenos Aires, 10 de Noviembre 1906. MYCETES ARGENTINENSES (Serie IV) AUCTORE CAROLO SPEGAZZINI. Habiendo en estos últimos años llevado á cabo excursiones á las apartadas regiones subtropicales de la República Argentina, he tenido la suerte de encontrar una infinidad de hongos de suma im- portancia; me apuro, pues, á publicar las especies de Licoperdaceas y Falaceas, limitándome á aquellas que considero nuevas Ó poco conocidas, acompañando el dibujo tomado sobre los ejemplares vi- vientes. Estoy seguro que este folleto despertará el mayor interés en las personas que se ocupan de Mycología y en modo particular en los especialistas de estos grupos tan maltratados en estos últimos años por los monógrafos, que con sus obras inconsultas aumentaron la confusión reinante en lugar de aclarar y facilitar el estudio. Cypellomyces Speg. (n. gen.). Char. Peridium duplex, exterius sessile minus volviforme, in- terius breviter pedicellatum majus caliciforme; gleba subpulve- rulenta e sporangiolis minutissimis efformata cavum peridit interioris implens, a parietibus plane discreta; capillitium te- muissimum ramosissimum racemose sporangioliferum, ramults ultimis apice subcapitatis basidia biseriata ostendentibus; spo- rae globosae simplices. Genus eximium natura Xylopodiis et Dyctiomycetibus cog- natum, fabrica tamen ylebae longissime recedens nec quidem comparandum. 191. Cypellomyces argentinensis Speg. (n. sp.). = Fig. 1, a-]. Diag. Peridium exterius album, interius avellaneum; gleba sublateritia, sporangiolis minimis et capillitio subhyalino ejfor- mata; sporae parvae minute laxeque papillosae, fulvellae. 26 ga MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Hab. In collinis praeandinis aridissimis saxosis subsalsis, loco Los Berros vocato, prope San Juan, Mrt. 1904, Obs. Peridium exterius primo obovatum ad tertium usque terra infossum, dein substellatim dehiscens (10-20 mm alt. et diam.), laciniis brevibus obtusis leniter involutis, glabrum, sordide album, coriaceo-fragile, duriusculum; peridium inte- rius initio obovatum exteriori inclusum, dein erumpens atque cito accrescens clavatum, postremo apice late dehiscens atque poculiforme (50-60 mm alt. = 40-50 mm diam.), ore integrum y. obsolete lobulatum fissumque, extus frustulis peridii exte- rioris adhaerentibus retrorse squarrosum, coriaceum, tenacel- lum, stipite volva persistente incluso breve terete (15-20 mm long. =7-10 mm diam.) sublignoso farcto suffultum; gleba lateritia suabpulverulenta minutissime granulosa, cavum peridii fere totum implens; capillitium oculo nudo imperspicuum, sub lente valida tenuissimum dense ramulosum, hyphis (3-5 y. crass.) chlorino-fulvellis, ramis ultimis capillitii e basi tenui sursum sensim incrassatulis (50-200 y long. = 5-10 . crass.) apice abrupte subcapitato-rotundatis, capite (15-20 y. diam.) dense minuteque papilloso; basidia primaria obovata (15 p- long. =10 ;. crass.) minute 3-4-papillata, basidia secundaria e papillis primariorum oriunda subglobosa (8-10 |. crass.) etiam 3-6-papillulata subhyalina. Sporae e papillis basidio- rum secundariorum catenulatim? exsurgentes, constipatae, sporangiola (30-50 y. diam.) efficientes, globosae (6-7 y. diam.) minute denseque papillulosae. Podaxon macrosporus Speg. (n. sp.). = Fig. 2, a, b, c. Diag. Peridium majusculum elliptico-cylindraceum albidum, stipite terete latissime fistuloso, ut peridio retrorse squamoso basi obsolete volvato, suffultum; gleba squamuloso-pulverulenta per aetatem atra; sporae majores ellipticae laeves olivaceo - fu- ligineae. Hab. In aridis saxosis collinis, Zonda vocatis, prope San Juan, Mrt. 1904, Obs. Peridium sursum obtusiusculum rotundatum, deorsum leniter attenuatum annulatim a stipite secedens (70-80 mm long. =25 mm diam. ) extus albidum laxe grosse retrorseque squamosum; stipes (120-140 mm long.) peridio concolor erec- tus rectus e basi subbulbosula (10 mm crass.) obsolete vol- vata sensim attenuatus atque apicem peridii (2 mm crass.) attingens, extus laxe grosseque squamosus, rigidulus tenacel- Fig. 1. Cypellomyces argentinensis Speg. a] Fungus integer; b/ Fungus dimidiatus fabricam internam ostendens; c/ Sporangiola aucta non compressa; e/ Rami ultimi capillitii sporangiola sustinentes; f/ Ramus ultimus capillitii sporangiolo orbatus; y/ Ramus ul- timus capillitii dispositionem basidiorum sporarumque proferrens; h/ Basi- dium primarium; ¿/ Basidium secundarium; // Sporae. 28 193. 194. 195. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. lus, intus vacuus. Gleba totum cavum peridii implens, primo flavido-viridis carnosula, dein olivascens squamuloso-pulve- rulenta, postremo pulverulenta atra. Sporae ex elliptico le- niter ovatae (14-18 y. long. = 7-12 y crass.) opacae. Species a ceteris argentinentibus stipite fistuloso sporisque ellipsoideis majoribus distinctissima, formis austro -africanis, sat ut videtur, accedens. Myriostoma coliforme (Dcks) Cda. Hab. Inter folia ramentaqua sylvarum prope Formosa, Dec. 1901 (E. Kermes), prope Orán, Jan. 1906 nec non in Parque La Plata, Sept. 1906. Scleroderma tuberoideum Speg. (n. sp.). Diag. Euscleroderma, subhypogeum, mediocre, fulvo-ferrugi- neum, laeve, gleba compacta carnosa ex atro-violascente nigra albo-marmorata, spuris sphaeroideis majusculis, dense terrucosis. Hab. Frequens intes radices Eucalypti globuli circa La Pla- ta, hyeme (A pril.-Oct.) 1906. Obs. Peridia solitaria v. saepius 3-7-gregaria ac constipata, primo terra 1-3 cm infossa, serius superne soli superficem attingentia semper parum exerta mycelio copioso funiculari tenui dense reticulato-intricato nodulosoque candido radicata, globosa v. ovata (20-60 mm diam. et alt.) saepeque e mutua pressione angulosa v. difformia ubique laevia v. inferne plica- tula, sessilia v. obsolete subpedicellata, fulvo-ferruginea, pri- mo clausa, serius parte exerta irregulariter frustulatim dis- rupta; cortex tenniusculus (0,35-0,50 mm crass.) intus ochro- leucus, primo cum gleba continuus molliusculus flexilis, dein discretus coriaceus rigidulus, basi sterili parum evoluta (5-10 mm crass.); gleba in juventute cortice adnata, carnosa atro- violacea dense pulchreque albo-reticulato-marmorata (Tuberi melanospori instar), per aetatem compacta rigida sicca fria bili atra, postremo grumoso-subpulverulenta sordide fusca; floc- ci ex hyphis hyalinis intestiniformibus dense constipatis intrl- catisque (5-6 y. crass.) crebre septulatis hinc hinde papillulosis efformati; sporae globosae (14-15 y. diam.) densissime conglo- batae confertissimeque verruculosae opacae. Species S. vulgari Hrn. affinis, vegetatione hypogea cortice tenuiori minusque rigido sporisque majoribus distincta. Arachnion? foetens Speg. (n. sp.). = Fig. 2, d, e, f. Diag. Subterraneum foetidum subglobosum albidum glabrum cixc radicatum; peridium molle tenacellum a gleva plane discre- SPEGAZZINI: MYCETES ARGENTINENSES. 29 Fig. 2. Podaxon macrosporus Speg. a/ Fungus integer; »/ Fungus dimidiatus fabricam internam ostendens; c/ Sporae. Arachnion? foctens Speg. a] Fungus integer; b/ Fungus dimidiatus; c/ Sporangiola coalescentia; y/ Sporase. 30 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. tum; gleba glauco-cinerea subcarnosula sporangiolis coalescenti- bus minutis efformata; sporae globosae asperulae fumosae. Hab. In humo ad radices Maclurae morae in sylva primae- va secus Río Pescado, Orán, Jujui, Mrt. 1905, Obs. Peridia saepius avellanae magnitudinis laxe pauci- gregaria, plus minusve profunde (1-5 cm) terra infossa, e glo- - boso obsolete obtuseque angulata v. colliculosa, inferne fu- 196. 197. niculo albo vix ramuloso radicata, extus glabra laevia albida, odorem intensissimum carnis bovinae nimis elixae pollentia, duriuscula; cortex tenuis (0,25-0,30 mm crass.) flexilis facilli- me secedens; gleba compacta primo carnosa serjus granuloso- friabilis e sporangiolis elliptico-difformibus (150-250 y. diam.) substantia flocculosa albida parcissima arcte connexis atque aegre secedentibus constituta; sporae e mutua pressione obso- lete angulosae (5-6 y. diam.) minute papillulosae, ecaudatae, grosse 1-guttulatae. Species vegetatione hypogea sporangiolisque non discretis a genere satis recedens et facile inter Sclerodermata recen- senda! Sphaerobolus stellatus Td. Hab. Abunde ad ramulos dejectos putrescentes in Parque Roca, Tucuman, A pr. 1906. Dictyophora Lilloi Speg. (n. sp.). = Fig. 3, a, b, c. Diag. Tota alba, subparva, pileo late conico grosse alveolato- reticulato, industo grosse laxeque reticulato ramis applanatis, gleba virescenti-olivacea diffluens foetida. Hab. In herbosis sylvularum «Parque Roca» prope Tucu- man, Apr. 1906. Obs. Species D. duplicatae (Bosc.) E. Fisch. valde affinis, sed a ceteris speciebus adhuc descriptis rite distincta, Totus fungus S0-100 mm alt. albus tenerrimus mox fatiscens. Volva parva candida primo clausa globosa (20-25 mm. diam.), dein laciniatim dehiscens, intus mucoso-subhyalina, extus basi mi- nute radicata; stipes erectus rectus e cylindraceo conoideus (15-95 mm long. = basi 15 mm diam. =apic. 5 mm diam.) late fistulosus, parietibus spongioso-papnulosis (2-3 mm crass.), e membranis 3 aegre perspicuis efformatis, apice osculo infun- dibuliformi latiusculo (7-8 mm. diam.) extus obtuse crassius- culeque marginato intus cortinato donatus; pilens campanula- to-conoideus (20 mm alt. =25 mm lat. bas. =7-8 mm lat. ap.) tenuis extus grosse reticulato-lacunosus albus, gleba mu- SPEGAZZINI: MYCETES ARGENTINENSES. 31 Fig. 3. Dictyophora Lilloi Speg. a/ Fungus integer: b/ Fungus dimidiatus: c/ Osculum. Phallus campanulatus Brk. d/ Fungus integer; b/ Fungus dimidiatus. Clathrus triscapus Turp. f/ Fungus integer; y/ Sectio rami. IA MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. cilaginosa virescente vestitus; indusium retiforme duobus ter- tiis stipitis tantum attingens campanulatum (50 mm alt, et lat. bas.), album, ramis vittaeformibus complanatis (1 mm lat, = 0,30 mm crass.), masculis polygonis (5-7 mm diam.). Sporae minutae elliptico-cylindraceae (45 y=1-1,5 y) vix fumoso-chlorinulae. 198. Phallus campanulatus Brk. = Fig. 3, d, e. Hab. Frequens ad margines viarum prope Ledesma, Jujui, Jan. 1906. Obs. Totus albus modice foetens (80-90 mm alt.), pileo sub- conoideo laevissimo gleba viscida olivacea vestito apice latis- sime truncato (20-25 mm lat. et alt.), areola callose marginata osculo hysterivideo lato perforata, stipite subcylindraceo (15- 18 mm diam.) parietibus crassis e tribus membranis clathrato- connexis efformatis, volva parva cupulata substellatim dehi- scente, Sporae ellipticae utrinque obtusiusculae (B-6 y. = 2,5-3 y) chlorinae laeves. Fig. 4. Mutinus argentinus Speg. a/ Peridia nonnulla aetate varia; // Peridium dimidiatum. SPEGAZZINI: MYCETES ARGENTINENSES. d0 199. Mutinus argentinus Speg. = Fig. 4, a, b. Hab. Inter folia dejecta putrescentia in sylvis prope Orán, Jujui, Jan. 1906. : Obs. Species pulchella gregaria nullo modo a M. Muelleri E. Fisch. (1888) recedens et nomen (1887) prioritatem gaudens. 200. Simblum sphaerocephalum Schlt. Hab. Vulgatum ad margines rivulorum viarumque in cultis territorii Orán, Juju1, Jan. et Feb. 1905 et 1906. Obs. Species pulchella tota plus minusve intense incarnata, rubra v. lateritia, foetidissima, a £. australi Speg. nec non S. Lorentzii Speg. certe distinctissima, 201. Clathrus triscapus Turp. = Fig. 3, f, g. Hab. Non rarus ad marginem camporum Sacchari officina- um prope Ledesma, Jujui, Jan. 1906. Obs. Species a Cl, E, Fischer cum Cl. australi Speg. (ramis fistulosis praedito!) inconsulte conjuncta, a Cl. cibario Tourn. etiam longissime recedens nec quidem comparanda. Ana. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 8”, T. IX. FEBRERO 28, 1907. 9 SOBRE DOS ESQUELETOS DE MAMÍFEROS FÓSILES ARMADOS RECIENTEMENTE EN EL MUSEO NACIONAL POR FLORENTINO AMEGHINO. Los dos esqueletos de que voy á ocuparme, hace ya muchos años que forman parte de las colecciones del Museo Nacional, pero es sólo ahora que se exhiben al público armados en una forma conveniente. Hippidion bonaérensis C. Aun, Uno de los dos esqueletos en cuestión pertenece á un género de la familia de los caballos que lleva el nombre de Hippidion. Fué descubierto el año 1873 por dos hermanos de nacionalidad fran- cesa y de apellido Bretón, quienes lo exhumaron de las orillas del Rio Luján, cerca del pueblo del mismo nombre. El esqueleto es- taba articulado, reconociéndose fácilmente que el animal se había metido en un pantano de donde no pudo salir, encontrando en él la muerte. El barro de ese pantano forma hoy parte de las arcillas verdosas del pampeano lacustre que constituyen el «piso luja- nense » que representa la parte más superior de la formación pam- peana. Este esqueleto fué descripto por Burmeister en 1875* con el nombre de Hippidium neogaeum, suponiendo que la especie era idéntica al Equus neogaeus fundada por Lund sobre una muela aislada, procedente de los depósitos fosiliferos de las cavernas de Lagoa Santa, en el Brasil, pero esta identificación parece injusti- ficada. ! BurmelsTER, Dr. GErMAN. Los caballos fósiles de la Pampa Argentina, con do- ble texto, español y alemán, y ocho láminas litografiadas, in folio de SS págs. Buenos Aires, 1875. ¿ , "SAI Y SOU9NF 9P PIOUT 9 (1o1edns seur jo ouvadured ) asugureín] Ostg “[emyea oYewe [op “!/, y oyarenbsa [ap *3stA “YySULY *) sisuaVamuo uorprdda py AAA «[e1myeu OUeuey op */, y oyopenbsa Top ISA "IT $N7PqO SsANDT 7 SH 38 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Según Carlos Ameghino, que en estos últimos años se ha ocn- pado mucho del estudio de los caballos fósiles de Sud-América, las muelas descriptas por Lund, con los nombres de Equus reo- gaeus y Equus principalis son seguramente de una misma especie; la diferencia de tamaño depende de la posición ó número de ot- den de las muelas, siendo la que ha servido de tipo para la funda- ción del E. neogaeus la última superior persistente (m 7), y la que sirvió de tipo para la fundación del E. principalis la última de reemplazamiento (m 4) que es siempre de mayor tamaño que las tres persistentes que la siguen. Resulta también que la última muela superior que sirvió de tipo para la fundación del E. neogyaeus es muy distinta de la última muela superior del caballo fósil de la Pampa Argentina descripta por Burmeister bajo el nombre de Hippidium neogaeum, identifi- cando erróneamente la especie con la de Lund. Luego, el esque- leto en cuestión es de una especie diferente, á la que da el nuevo nombre de Hippidion bonaérensis* mientras que la especie descrip- ta por Burmeister como Hippidium principale Lund, tendrá que tomar el nombre de Hippidion arcidens Ow. Burmeister acompañó la descripción del supuesto Hippidion neogaeus con dibujos de todos los huesos sueltos y además la vista del esqueleto completo. Sin embargo, como el esqueleto nunca fué armado, la restauración debe haberse hecho dibujando los huesos puestos en conexión probablemente sobre una capa de arena. Cuando en Abril de 1902 me hice cargo de la dirección del Mu- seo, este esqueleto, que tanto por su estado de perfecta conserva- ción como también por la existencia de casi todas las piezas, es seguramente único en su género, encontré que todavía estaba desarmado. Fué una de mis primeras preocupaciones ver el esque- leto en cuestión armado de verdad. Procedióse pues, á montarle; y es para mí un motivo de íntima satisfacción poder constatar que la restauración dada por Burmeis- ter sobre los huesos aislados, es esencialmente la misma de la res- tauración real según el esqueleto actualmente armado. Acompaño acá la vista fotográfica del esqueleto del caballo fósil, al lado de la del esqueleto de un caballo doméstico de las co- ! Hace tiempo anuncié que €. Ameghino tenía en preparación una revisión general de los equídeos sudamericanos con la descripción de algunos géneros y varias especies nuevas. Desgraciadamente una larga enfermedad le ha impedido concluir ese trabajo, el cual reanudará tan luego que su estado de salud se lo permita. AMEGHINO: DOS ESQUELETOS DE MAMÍFEROS FÓSILES. 39 lecciones del Museo, para que pueda juzgarse de sus proporciones relativas al primer golpe de vista. Como lo indican muy bien las fotografías, ambos esqueletos son más ó menos de igual tamaño, pero en las proporciones de las dis- tintas partes hay diferencias bastante notables. El Hippidion bo- naérensis es proporcionalmente un poco más bajo y mucho más robusto que el caballo doméstico. Las piernas son más cortas y más gruesas, notándose esta diferencia sobre todo en los metacar- pianos y metatarsianos que son notablemente más cortos y mucho más gruesos que los del caballo doméstico. El cuello es igualmente más corto y más robusto, como que estaba destinado á llevar una cabeza más voluminosa y con huesos nasales libres de un largo verdaderamente extraordinario. Este último es en efecto, el ca- rácter distintivo que más resalta en el conjunto. Smilodon bonaérensis (Muxiz). El segundo esqueleto fósil recientemente rearmado, es el de un felino aliado del Machaerodus que figura en las colecciones del Museo desde hacen unos 45 años. Fué descubierto por el Doctor Francisco Javier Muñiz, el año 1844, en las cercanías del pueblo de Luján, y descripto al año siguiente por el mismo descubridor, con el nombre de Muñifelis bonaérensis. En 1863, el Señor William Wheelwright, empresario del Ferro Carril Central Argentino, adquirió del Señor Muñiz la propiedad del esqueleto del felino fósil, donándulo en seguida al Museo de Buenos Aires. En 1865, Burmeister, entonces director del Museo, describió nuevamente el esqueleto con el nombre de Machaerodus neogaeus Lund!, repitiendo la misma descripción algo modificada y acompañada de una vista del esqueleto, en las publicaciones de la Sociedad de naturalistas de Halle?. El dibujo del esqueleto publicado por Burmeister*, ha sido re- producido por muchas revistas y ha servido de base para restau- raciones que ahora resultan ser erróneas. Este esqueleto estaba armado por un sistema rudimentario y anticuado en una posición poco natural y no muy estética. Ade- ' Anales del Museo Público de Buenos Aires, T. 1, p. 123, a. 1865. 2 Abhadlungen der Naturforschenden Gesellschaft zu Halle. Bd. x, a. 1867. 3 En este dibujo figuran las falsas costillas, que faltan todas, sin excepción, en el original. "SOILY SOUIMNF 9p PIQULACOIA e] op (iowedns seur yo oueodued) osusueín] OSIJ *[eI0qer OLeurey Top "/, e ogoponbsa [op eIstA “(ZTUNTA) sasuoaDuo U0POUS “E “SIA 4 “erpur «pengor eoodg pemyeu oueurey [op "/, e ogoponbsa [9p e9sIA “T $240Y 50,7 *p “SH -ANaL. Mus. Nac. Bs. As., SER. 3”, T. 1x. ABRIL 16, 1907. 49 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. más, en el montaje se habían cometido varios errores, particular- mente en la posición de los huesos del tarso y metatarso. Con el objeto de corregir esos errores hice desarmar el esqueleto, proce- diéndose en seguida á armarlo nuevamente en una posición más natural y en una forma más elegante. Algunos huesos de la mano y del pie que faltaban, se han reemplazado con moldes tomados de originales existentes en los Museos de La Plata y de Nueva York. La cola faltaba completamente y se ha tratado de restaurarla. Las seis primeras vértebras caudales son moldes que se han tomado de originales existentes en el Museo de La Plata. Las restantes se han hecho siguiendo el modelo de los grandes felinos existentes, pero ajustándose al tamaño que indican las seis conocidas. El esqueleto del gran felino extinguido asi restaurado se ha colo- cado en una vidriera al lado del esqueleto del gran tigre de Ben- gala. Los fotograbados adjuntos representan ambos esqueletos, de modo que la comparación es fácil y las profundas diferencias que los distinguen saltan inmediatamente á la vista. Como se verá por la leyenda, he adoptado para el tigre fósil de la Pampa Argen- tina, el nombre especifico que le dió Muñiz, porque un examen comparado detenido me ha demostrado que la especie es distinta del Smilodon neogaeus de las cavernas del Brasil, descripto por Lund, y que vivió también en la República Argentina. El Smilodon bonaerensis y el Felis tigris, tienen con corta dife- rencia la misma talla general, pero en las proporciones relativas aparecen diferencias tan profundas que causan una verdadera sorpresa. El tigre es de una conformación proporcionada en todas sus partes, de formas esbeltas y de un aspecto elegante. El Smilodon, es al contrario, de una conformación desproporcionada, de formas excesivamente robustas; pero, con la parte anterior mucho más robusta que la posterior. El tronco del Smilodon es considera- blemente más largo que el del tigre, pero éste tiene en cambio una cola mucho más gruesa y mucho más larga. En el Smilodon el tamaño de los caninos superiores es realmente enorme, pero la cola, es al contrario excesivamente pequeña, como si la hipertrofia de los caninos hubiera producido la atrofia de la cola. A propósito de esta última conformación, es justo recordar que, Burmeister en sus primeras noticias sobre este animal, por la conformación de la faceta articular posterior del sacro, dedujo que debía tener una cola muy pequeña. Las seis primeras vértebras caudales confirman esta deducción. En cuanto á la restauración del resto de la cola, AMEGHINO: DOS ESQUELETOS DE MAMÍFEROS FÓSILES. 43 debo observar que, de acuerdo con el tamaño de las seis vértebras conocidas se le ha dado el máximo de longitud posible, de modo que es probable haya sido todavia más corta, pero seguramente no más larga. Agregaré también que el Smilodon conservaba el dedo interno ó primero del pie, y que el astrágalo presenta una perforación astragaliana de diámetro relativamente considerable, que debía conservarse en estado funcional, Restame por decir, que los dos esqueletos fósiles que han dado motivo á estas líneas, han sido armados por el jefe de talleres del Museo, señor Santiago Pozzi, con su acostumbrada habilidad. Eo E los ] e t ] : p dl Ñ AN TAPA e EN AS ta 0, a mM: AS ne q ' CHLANIDOPHORA CULLENI UNA NUEVA MARIPOSA ARGENTINA POR JUAN BRETHES. El Dr. D. Joaquín Cullen ha tenido la amabilidad de traerme de Cacheuta (Prov. de Mendoza) algunos insectos, entre los cuales he encontrado una mariposa nueva para la ciencia, y que dedico gustoso á su descubridor. CHLANIDOPHORA CULLENI Bréthes, n. sp.—A C. patagiata Berg simillima sed tuberculo frontali majore et apice irregulariter vermiculato, fascia alba inter maculas apice cellulae discoi- dalis et margine nigro latiora, triangulis albis in margine nigro alarum anticarum distinctioribus, et margine nigro angustiore. Alae exp.: 37 mm. Por el tubérculo frontal, esta mariposa se colocaría casi en el género Caridarctia, cerca de la C. albicancellata (Burm. ), pero la nervación alar es distinta, por ejemplo, las venas 6 y 7 de las alas Fig. 1.—Alas de Chlanidophora Culleni n. sp.: + %. El punteado de las alas posteriores representa el carmesí; las rayas horizontales representan el negro probable. posteriores no salen de la célula discoidal, sino que se anastomo- san en su mitad basal. El género en que debe quedar es Chlanido- A6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. phora Berg, y si no hubieran sido algunos caracteres estructurales, las variaciones de color no habrían motivado por cierto separar esta mariposa de Chlanidophora patagiata Berg. Por arriba las alas anteriores son blancas y las posteriores carmesí; por debajo, las 4 alas son carmesí. Las manchas negras están dispuestas como en la especie de Berg; sin embargo, la faja apical negra es de 3 mm. más ó menos, mientras que en C. patagiata esa faja mide como 4 mm.; además los triángulos blancos que ostenta esa faja son más anchos y resaltan más que en la €. patagiata. La faja blanca que hay entre el negro apical y las manchas de la extremi- dad de la célula discoidal y vecinas es más ancha que en la especie de Berg. En C. patagiata y C. Culleni, las alas posteriores tienen la faja apical más ó menos igual y la anteapical es más pronuncia- da en la segunda. Por debajo, las alas son más ó menos semejantes en las dos es- pecies, si bien haré notar que los triángulos negros apicales de las anteriores situados entre las venas 2, 3, 4, 5 están sobre fondo blanco sin confundirse con la faja negra que avecinan. Todos estos caracteres no serían seguramente suficientes para crear una nueva especie, tanto más que modificaciones más impor- tantes en la coloración se han obtenido por educación directa. Las diferencias estructurales que he encontrado son: 1.* en C. Culleni el tubérculo frontal es más grueso, la truncatura pirifor- me y con algunas vermiculaciones irregulares; ese tubérculo forma una cresta aguda en su parte superior; en C. patagiata, ese tu- Fig. 2.—a, Chlanidophora Culleni Bréthes. b, Chlanmidophora patagiata Berg. ec, Caridarctia albicancellata ( Burm. ). bérculo es más pequeño con la truncatura elíptica vertical y un tanto ahuecada; en Caridarctia albicancellata (Burm.), el tubérculo frontal, si bien se asemeja con €. Culleni en cuanto á la vermicula- ción, no tiene la forma truncada de las otras dos especies; 2.” las venas 6 y Y de las alas posteriores de C. Culleni se anastomosan más % menos á la mitad de la distancia que hay entre la célula dis- coidal y el ápice del ala, mientras que en €. patagiata esas mismas BRETHES: CHLANIDOPHORA CULLENI. 47 venas se anastomosan mucho más cerca de la célula discoidal; 3. preparaciones microscópicas de escamas alares tomadas en la faja apical negra entre las venas 7 y 8 de las alas anteriores han pro- porcionado las formas A, B y C en C. Culleni, pareciendo dominar la C, mientras que en C, patagiata se han obtenido las formas Fig. 3.—a, b, c, escamas de Chlanidophora patagiata; A, B, OC, escamas de C. Cullenz. a, b, c, pareciéndose que a sea más abundante. De todos modos se echa de ver que en €. patagiata las escamas son cuneiformes, lo que no pasa para C. Culleni. Como el abdomen, las patas y las antenas no se encuentran in- tactos no puedo hacer mayores comparaciones, pero lo dicho sobra para reconocer esta nueva especie. LES TOXODONTES A CORNES PAR FLORENTINO AMEGHINO. Les ongulés sud-américains qui constituent l'ordre éteint des Toxodontia descendent des Hyracoidea primitifs des derniers temps de l'époque crétacique, et 1ls se sont développés sur ce conti- nent, en prenant des caracteres qui les éloignent considérablement de tous les ongulés des autres régions de la terre. On faisait remarquer dernierement qu'laucun représentant de ordre des Tuxodontia ne possédait des cornes céphaliques. C'est précisément au moment méme qu'on faisait cette remarque qu'on découvrait que plusieurs animaux de cet ordre avaient eu des cornes. Le fait est excessivement curieux et mérite une mention spé- clale. T'objet de cette note est de faire connaítre cette particularité, mais sans entrer dans la description détaillée des espéces ou gen- res qui la présentent. Trigodon AxcH. 1882. Trigodon, AmecHixo, Catálogo explicativo de las colecciones de antropología y paleontología de Florentino Ameghino, en 8.0, de 8 p., Anexo al Catálogo de la provincia de Buenos Aires en la Exposición continental sud-americana, p. 39, a. 1882. — Id. Apuntes preliminares sobre mamiferos extinguidos de Monte Hermoso, pág. 8, lám. 1, a. 1887.— Id. Observaciones generales sobre el orden de mamíferos extinguidos sud-amert- canos llamados Toxodontes, p. 46, a. 18587.— 1d. Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Ar- gentina, pp. 399 et 916, a. 1889. Eutrigonodon, AMEGHINO, Mamíferos y Aves fósiles argentinas. Especies nuevas, adiciones y correcciones, in Revista Argen- 50 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. tina de Historia Natural, t. 1, p. 240, a. 1891.—id. Crónica Científica, año xtv, p. 340, a. 1891.—Id. Sur les ongulés fossi- les de 1 Argentine, in Revista del Jardín Zoológico de Bue- nos Aires, t. 11, p. 220, a. 1894, et tirage á part, p. 28.—Idem, Sinopwis geológico-paleontolóyica, in Segundo Censo Nacio- nal, t. 1, p. 159, a. 1898. Z1irreL, Handbuch der Paleontologie, t. 1v, p. 489, a. 1893. Eutrigonodon (partim), Mercerar, Contributions a Vétude systématique des Toxodontia, in Anal. Mus. Nac. de Buenos Aires, t. 1v, pp. 260-265, a. 1895. Pachynodon (partim), BurmerstER, Anal. Mus. Nac. de Bue- nos Altres, t. 111, ent. xvi, pp. 432 et 435, a. 1892. Toxodontotherium, LYDEKkKER (non Ameghino), A study of the extinct Ungulates of Argentina, p. 17, a. 1894. Toxodontotherium, Roth (non Ameghino), Catálogo de los ma- múferos fósiles conservados en el Museo de La Plata. Grupo Ungulata. Orden Toxodontia, in Rev. Mus. de La Plata. t. vir, p. 100, fig. 64, a. 1898. Haplodontotherium (partim), Mercerar (non Ameghino), Étude comparée sur des molaires de Toxodon et d'autres re- présentants de la méme famille, in Anal. Mus. Nac. de Bue- nos Aires, t, 1v, pp. 208 et 211, fig. 5 et 9, a. 1895. Le genre fut établi sur des dents isolées provenant de Monte Hermoso. Le nom vient de la forme triangulaire de Pincisive in- férieure externe. Plus tard, croyant que le nom de Trigodon fai- salt double emploi avec Trigonodon Conr. 1852 et Trigonodus Newb. 1866, je 'ai remplacé par celui de Eutrigonodon. En réalité, Trigodon et Trigonodon sont deux noms différents; je reprends donc le nom ancien, avec d'autant plus de raison qu'il est plus simple et beaucoup plus court. C'est á tort qu'on a identifié le Trigodon avec Haplodontherium et Toxodontherium qui sont autant de genres distincts. Trigodon Gaudryi Aman. Trigodon (Graudryi, AuecHixo, Catálogo de la provincia de Buenos Aires en la Exposición continental sud-americana, p. 39, a. 1882. — Id. Apuntes preliminares sobre mamiferos extinguidos de Monte IHermoso, p. S, lám. 1, a. 1887.-— Id. Observaciones generales sobre el órden de mamiferos extin- AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. 51 guidos sudamericanos, llamados Toxodontes, p. 46, a. 1887. —Id. Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, pp. 400, 916 et 994, Pl. xvim, fig. 6, a. 1889. Morex0 Y. P., Breve reseña de los progresos del Museo de La Plata, p. 30, a. 1889, Eutrigonodon Gaudryi, AmecGuix0 F., Mamiferos y aves fósiles argentinas, in Revista Argentina de Historia Natural, t. 1, p. 240, a. 1891. — Id. in Crónica Científica, año xtv, p. 340, a. 1891. — Id. Répliques aux critiques du Dr. Bur- metister, in Boletin de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba, t. vi, p. 500, a. 1892, et tirage a part, pp. 13-14. — Id. Sur les ongulés fossiles de l' Argentine, in Revista del Jar- din Zoológico de Buenos Altres, t. 11, p. 220 a 224, a, 1894, et tirage a part, pp. 28 a 32. MerceraT, Contribution a Uétude systématique des Toxo- dontia, in Anal. Museo Nacional de Buenos Atres, t. Iv, p. 263, a. 1895. Pachynodon modicus (partim), BurmeisTER, Continuación á las adiciones de los mamiferos fósiles terciurios, in Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, t. 11, p. 435-436, a. 1892. Toxodontotherium compressum (partim), LYDEKKER (von Ame- ghino), A study of the extinct Ungulates of Argentina, in Anal. Museo de La Plata. Paleontologín Argentina, t. 11, p. 17pl.vi, fig.1,2; pl. vu, figs. 1,1a,10, pl. vin, figs. 1, La, a. 1894, Toxodonthérium compressum, ALBERT GAuDRY (non Ameghi- no), Fossiles de Patagonie. Dentition de quelques Mammife- res, 1n Mémoires de la Société Géoloyique de France, tome xn, fascicule 1, p. 17, fig. 23, a. 1904. Haplodontotherium Gaudryi, MERCERAT, Étude comparée sur des molaires de Toxodon et d'autres représentants de la méme famille, in Anales del Museo Nacional de Buenos Altres, t. tv, p. 213 et 215, fig. 9, a. 1895. —Id. Contrilu- tion a Uétude systématique des Toxodontia, ibidem, p. 270, a. 1896. Ce gigantesque animal est un des Mammifeéres les plus curieux que l'on connaisse, et quoiqu'on soit arrivé jusqu'a dire que comme genre il n'est pas séparable de Toxodon, il possede des caracteres si singuliers qu'il devra constituer le type d'une famille distincte. 592 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. J'ai établi lespece en 1882, sur des molaires et des incisives 1s0- lées provenant de Monte Hermoso. Au commencement de 1887, je découvrais dans le méme gisement la mandibule presque complete et avec toute la denture dont j'ai donné la description et la figure la méme année. Dans cette description, j'al appelé spécialement attention sur le fait que la mandibule en question ne possédait que cinq incisives au lieu de six, de sorte qu'il y avait une incisive impaire qui occupait précisément le milieu de la symphyse. Vue la disposition réguliére dans la forme des cinq incisives et dans la position symétrique des alvéoles correspondantes, Jen al tiré la conclusion que la présence de cinq incisives devait étre un carac- tere normal. La plupart des paléontologistes ont interprété cette formule dentaire comme une anormalité. Burmeister, en 1892, dit: «Ameghino ha figurado y descripto en su obra, p. 400, pl. 18, fig. 6, la mandíbula inferior de un Toxodonte con cinco (!) incisivos, que llama Trigonodon Gaudryi, creyéndole normal. A mi modo de ver, este objeto está en estado anómalo, y no merece la admiración que dicho autor le ofrece. Los molares prueban que el animal pertenece al género Pachynodon » ?. L'année d'aprés, feu le professeur Zittel, dans son traité de pa- léontologie, dit aussi que le nombre des incisives est anormal et que l'espéce doit rentrer dans le genre Toxodon. «Die Gattung Eutrigonodon Amegh. (antea Trigodon Amegh.) hat zwischen den zwei grossen J des Unterkiefers nur drei statt vier kleinere J. Das einzige beschriebene Exemplar von Bahía Blanca ist wharschein- lich pathologisch und dirfte za Toxodon gehóren »?. En 1894, M. Lydekker (1. c.) fait mention de l'existence dans les collections du Musée de La Plata, d'une deuxieme mandibule du méme genre laquelle, qnoique incomplete, montre aussi que la symphyse n'a que cinq incisives, ce qui conduit l'auteur á croire que ce nombre d'incisives représente bien la formule normale dans ce genre. «The third incisor is a large, obliquely-placed triangu- lar tooth, wearing to a sharp point, which is directed forwards and upwards; and is, therefore, unlike the corresponding tooth of. Tosxodon, which is flatter, more proclivous, and wears to an edge. On the rigth side of the figured jaw are two smaller triangular 1 Anal. Museo Nac. B. A., t. 111, p. 435. 2 ZrrreLn Kart A., Handbuch der Palaeontologie. Palaeozoologie. 1v Band. p. 489, Cay HSA > AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. 53 incisors, directed nearly forwards, and wearing obliquely; the inner one being smaller than the other, and placed close to the median line of the symphysis. On the left side there is but a single tooth, corresponding to the second incisor, in place of the two found on the opposite side. Had lI this specimen alone to deal with, I should have considered the absence of the second left incisor as an individual abnormality. A fragment of the symphysial extre- mity of another jaw from Monte-Hermoso preserved in the Mu- seum seems, however, to present the same peculiarity. In that specimen the bases of the three right incisors are preserved; while on the left side are the broken alveol of the two incisors which are not symmetrical to those of the opposite ramus, and appear to represent the second and third teeth?. If I am right in this inter- pretation, the absence of the second left lower incisor would 2 appear to be at least a common feature in Toxodontotherium » ?. A cette occasion, M. Lydekker a examiné et figuré de nouveau la méme mandibule que j'avais décrite et figurée; il dit que trois incisives sont placées sur le cóté droit de la synphyse, et deux sur le cóté gauche, d'ou il en tire la conséquence que la formule dentaire de ce genre est le résultat de la suppression de la pre- miére incisive Ou incisive interne du cóté ganche. L'observation de M. Lydekker est erronée. L'incisive impaire se trouve implantée exactement au milieu de la symphyse comme le montre la figure que j'al donnée du méme échantillon prise au moyen de la photographie quand la piéce était intacte; je reproduis ici (fig. 1) la partie de cette figure qui correspond a la partie antérieure de la symphyse. Dans la figure que M. Lydekker donne de la méme mandibule, on peut voir que l'incisive impaire se présente aussi comme implan- tée exactement au milieu de la symphyse, mais la partie de la dent qui est en dehors de l'alvéole est un peu déviée vers le cóté droit. Ce quiil y a est que la dent en question a été cassée au niveau du bord alvéolaire et qu'en la recollant, on ne la pas placée dans sa position exacte. Postérieurement, j'ai fait mention d'un troisieme exemplaire ! J'ai examiné au Musée de La Plata la piéce en question. C'est un morceau tellement mutilé qwon s'est trompé dans Porientation exacte de la symphyse et de lá Villusion que Vincisive impaire soit implantée sur le cóté droit, tandis qu'en réalité elle est implantée au milieu de la symphyse.—F. A. 2 LyDEkRKER, Loc. cit. p.20. D4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. qui, quoique tres imparfait, montre aussi le nombre de cinq inci- sives inférieures. Malgré cela, quelque temps apres, M. Mercerat affirmait encore que le nombre de cinq incisives n'était qu'une anomalie. «Cette piéce offre la particularité de présenter cinq incisives; c. á d. que ces dents sont en nombre impair. Il ne s'agit évidemment que d'une anomalie individuelle, opinion qui a été partagée aussi par Fig. 1. Trigodon Gaudryi Amgh. Symphyse mandibulaire, vue d'en haut, aux */s de la grandeur naturelle. le Dr. Burmeister. Le fait qu'il existe au Musée de La Plata un autre maxillaire inférieur de ce méme genre, dont la partie anté- rieure brisée laisse voir la base de trois incisives du cóté droit, et les alvéoles de deux autres incisives seulement du cóté gauche, qui correspondent a ¿3 et 23, le prouve avec plus d'évidence encore, et ne permet nullement de conclure a l'exemple de M. Lydekker (loc. cit., p. 20) que cet animal n'aurait présenté dans le regle que cinq incisives inférieures » !. Une nouvelle découverte excessivement importante, vient con- ! MeERrcERaAT, in Anal. Mus. Buenos Altres, t. 1v, p. 262, a. 1805. DN A A A AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. 5b firmer, sans qu'il puisse rester aucun doute, que chez Trigodon, le nombre de cinq incisives inférieures était constant, par consé- quent normal, et que cette formule est peut-étre caractéristique de toute une famille de l'ordre des Toxodontia. Au mois de Mai 1904, le naturaliste voyageur du Musée Natio- nal, M. Carlos Ameghino, découvrit á Monte Hermoso un cráne complet de Trigodon avec la mandibule correspondante presque intacte. Cette mandibule, comme les trois autres déja connues du méme animal, présente aussi seulement cinq incisives. La symphy- se mandibulaire est parfaite, mais elle ne présente en place que les deux incisives externes du cóté gauche, l'incisive 3 cassée, et l'in- cisive 3 parfaite. Des deux incisives correspondantes du cóté droit, il ne reste que les alvéoles vides. Placée parfaitement au milieu de la ligne longitudinale médiane, 1l y a Palvéole également vide de Pincisive impaire. Cette conformation est parfaitement visible en regardant le cráne de face (fig. 2). Il reste donc définitivement prouvé que la présence de cinq in- cisives inférieures est la formule normale et constante du genre Trigodon, et que l'incisive impaire se trouve placée parfaitement au milieu de la symphyse. Quelle est origine de cette conformation si singuliére ? Nous avons déja vu que M. Lydekker l'explique par la suppres- sicn de la premiere incisive du cóté gauche, J'ai déja dit aussi qu'il a été conduit a cette interprétation parce quil croyait que Pincisive impaire était placée sur le cóté droit, ce que nous avons vu étre une erreur. D'un autre cóté, la symétrie bilatérale parfaite non seulement de la symphyse et des incisives paires, mais aussi de l'incisive impaire, semble démontrer que ce n'est pas+la sup- pression d'une dent qui a pu donner origine a cette formule. Ce que je crois, c'est qu'il y a eu fusion des deux incisives inter- nes. Cette fusion, qui commenca sans doute par les germes den- talres, devint peu á4 peu plus complete de sorte qu'on n'observe plus aucun vestige de la fusion, ou des deux parties primitivement distinctes. Cette incisive impaire a pris une forme si caractéristique qu'elle permet de la reconnaítre immédiatement au milieu des incisives des animaux du méme groupe. On sait qu'a Paraná, il y a deux genres alliés de Trigodon, quí sont le Toxodontherium et 1 Haplodontherium. Or, dans le méme gisement, on trouve des incisives isolées ayant la méme forme de 56 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Fig. 2. Trigodon Gaudrii Amgh. Cráne, vu par devant et un peu obliquement du cóté droit, á un quart de la grandeur naturelle. 1, Pincisive médiane impaire; 2. la deuxiéme paire d'in- cisives; 3, la troixieme paire d'incisives ou incisives externes. Miocéne supérieur de Monte Hermoso (hermoséen ). AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. y Pincisive impaire inférieure de Trigodon*, de sorte que l'un ou Vautre de ces genres, ou peut-étre les deux, avaient aussi, pour les incisives, la méme formule dentaire ?. Revenant au cráne complet de Trigodon trouvé á Monte Her- moso, en outre de son importance dans la question de la formule dentaire des incisives, il montre une autre particularité inattendue. C'est une forte protubérance, large, assez haute, convexe et á surface trés rugueuse; elle a un contour elliptique, avec son grand axe en direction transversale et elle occupe presque toute la région frontale, en commencant deux ou trois centimétres en arriére du bord antérieur des frontanx; elle a un peu plus de 11 cms. dans son axe longitudinal et 16cms. dans son axe transversal, La partie la plus élevée de la protubérance se trouve á Y cms. au-dessus de la base qui est constituée par la partie la plus antérieure des frontaux. La suture fronto-uasale est transversale, et en ligne presque droite. Cette protubérance s'éleve graduellement du bout antérieur du plan sagittal vers l'avant, mais dans la partie antérienre elle des- cend brusquement, de sorte que la bosse entiére semble penchée en avant. La surface de cette protubérance est tres rugueuse, la par- tie se trouvant dans cette condition parfaitement délimitée de la partie lisse, de sorte qu'il ne peut rester aucun doute que cette bosse servalt a supporter une forte corne qui était inclinée en avant. C'est cette position de la protubérance frontale qu'in- diquent la fig. 3 qui montre le cráne vu de cóté et la fig. 4, vn d'en haut. Par sa position, par son développement et par sa direction, la protubérance frontale de Trigodon présente une certaine ressem- blance avec celle de l'Arsinoitherium, mais cette derniére présente un développement en hauteur beaucoup plus considérable, et en outre elle se divise en haut en deux branches qui divergent, for- mant une espece de fourche. ! La premiére dent isolée de-cette forme qui m'est tombée dans les mains, je Vai décrite sous le nom de Phanotherus marginatus (Contrib. con. mamif. fós. R. Arg., p. 900, pl. xxrr, fig. 3, a. 18589), supposant á tort que J'avais á faire á un représentant du groupe des Taentodonta. 2 Si dans la faune de Argentine, Trigodon et ses alliés montrent par leurs incisives inférieures une formule vraiment extraordinaire, il y a un autre genre, V Epipatriarchus, qui se distingue au contraire par une incisive inférieure de plus, sept au lieu de six. Dans ce cas il s'agit peut-étre (une incisive de la premiére dentition qui a persisté jusqu'á arriver á faire partie de la denture définitive d'une maniére normale. ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. ABrIL 18, 1907. 5 98 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ' La protubérance placée á moitié distance de la bosse nasale et d+ la grande bosse frontale que montre cette figure, n'est pas naturelle sinon le résultat d'une déformation produite pendant la fossilisation par la pression des couches superposées. Fig. 3. Trigodon GFaudryi Amgh. Cráne, vu de cóté, á un quart de la grandeur naturelle!, AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. 59 La ressemblance la plus grande est avec la bosse frontale de l'Elasmotherium; celle du T'rigodon s'en distingue parce qu'elle est plus courte, et á paroi antérieure verticale; en outre, celle de VElasmotherium a sa partie proéminante qui regarde vers le haut, tandis que celle du Trigodon regarde obliquement en avant. Il est évident que sur cette protubérance frontale du Trigodon, il devait se développer une corne formidable dirigée en avant, et de méme nature que celles des Rhinoceros et de l' Elasmotherium. Le Trigodon portait encore une deuxiéme corne plus petite pres du bout antérieur des nasaux. La suture qui sépare les deux na- saux est bien apparente, surtout en avant, oú les deux os sont sé- parés par une gouttiere profonde. L'extrémité antérieure libre de ces deux Os devient arrondie et graduellement plus épaisse jus- qu'a atteindre cinq centimetres d'épaisseur. Chaque nasal porte en avant une surface convexe trés rugueuse et bien délimitée, qui dans leur moitié postérieure se fusionne en une seule. Sur cette protubérance nasale se développait aussi une corne mais beau- coup moins forte que la frontale. La bosse nasale était séparée par une cloison osseuse destinée á renforcer les nasaux afin de donner un plus fort appui a la corne nasale. Cette cloison fendillée par la déformation du cráne, n'a pu étre conservée. Ce cráne étant en outre le premier et l'unique complet connu de ce genre, il est aussi précieux parce qu'il nous permet de connaítre sa conformation d'une maniére á peu pres parfaite. Mon but était seulement d'indiquer la présence des protubé- rances sus-mentionnées. Pourtant, en présence de cette piéce si étrange, je ne puis me soustraire a l'obligation de faire remarquer en quelques lignes les autres caracteres si particuliers qu'elle pré- sente et quí l'éloignent considérablement du genre Toxodon. Le cráne, quoique entier, est un peu déformé par pression, de sorte qu'il est comme un peu tordu latéralement. Nonobstant, on peut se faire une idée parfaite de sa forme générale. En le regardant de cóté (fig. 3), ce qui appelle de suite l'atten- tion est sa forme raccourcie en proportion de la hauteur et la grosse bosse qui s'éleve au-dessus du front et des orbites. En le regardant d'en haut (fig. 4), ce qui frappe l'ceil immédiate- ment est son contour triangulaire, a cótés presque égaux, soit en triangle équilatéral. En le regardant d'en bas (fig. 5), il montre au contraire le contour d'un triangle isoscele dont la base est cons- tituée par la ligne transverse occipitale. Cette conformation dé- 60 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Fig. 4. Trigodon Gaudryi Amgh. Cráne, vu Ven haut, réduit á un quart de la grandeur naturelle. 1 et 2 la prémiére et deuxiéme incisives; t, trou sous-orbitaire; o, orbite; a, apophyse post-orbitaire; nm, nasal; f, frontal; ps, plan sagittal; po, plan occipital; bn, bosse nasale; b, bosse frontale. AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. 61 Fig. 5. Trigodon Gaudryi Amgh. Cráne, vu d'en bas, á un quart de la grandeur naturelle. 12, 21 et 82, les trois incicives; c, canine, 2, 3, 4, 5, 6 et 7, les molaires 2 á 7. 62 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. pend du plan occipital qui est fortement couché vers llavant, Mais aussi bien la vue palatine que la frontale font voir que le cráne s'élargit graduellement et d'une maniére continue, depuis la partie antérieure jusqu'a l'extrémité postérieure. DI] résulte de cette conformation que la moitié postérieure est d'un volume considérablement plus grand que la postérieure. Quant aux dimensions on peut dire qu'il est presque aussi long et aussi large que haut. La longueur du cráne depuis les condyles oc- cipitaux jusqu'á la partie antérieure des incisives est de 68 cms., mais du centre de la créte occipitale aux incisives, la longueur n'est plus que de 48 cms. Dans la partie postérieure, le plus grand diamétre transverse est de presque 56 cms. La hauteur du bord inférieur de la mandibule au bord supérieur de la protubérance frontale est aussi de 56 cxms. La partie antérieure du cráne se rétrécit graduellement vers avant de sorte que la région intermaxillaire apparait comme com- primée latéralement. ll en est de méme de la mandibule dont la partie antérieure de la symphyse est aussi tres étroite et comme comprimée latéralement. En outre, toute le région symphysaire est fortement relevée vers le haut comme dans le genre Xotodon. L'étendue transversale de la partie postérieure du cráne est énorme. Le diamétre transverse entre les deux bords latéraux de la créte occipitale es de 51 cms. et entre les tympaniques, de 53 cms, ce qui surpasse la longueur du cráne mesurée de la partie médiane de la créte occipitale á la partie antérieure des incisives, que nous avons vu de 48 cms. seulement, conformation absolu- ment unique entre les mammifeéres, Cette différence de longueur entre les parties basale et cuspidale du cráne dépend de l'inclinai- son de l'occipital vers l'avant, qui est si considérable que la créte occipitale se trouve á vingt centimetres plus en avant que le bord postérieur des condyles occipitaux. Cette conformation se voit tres bien sur la figure 4. Le plan occipital (fig. 6) est plutót bas que haut, mais d'une largeur extraordinaire, et comme je viens de le dire, tres couché en avant, de sorte que les condyles occipitaux restent fortement rejetés en arriére. Au centre du plan occipital, il y a une grande dépression, assez profonde, et a surface excessivement rugueuse, oú s'inséraient des tendons cervicaux tres puissants, comme ]'exi- geait le grand poids de la téte. En regardant le cráne d'en haut, on remarque qu'il n'y a pas de créte sagittale, étant remplacée par une surface presque plate, O) ¡Ou AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. Fig. 6. Trigodon Gaudryi Amgh. Crane, vu par le plan occipital á un quart de la grandeur naturelle. 64 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. / de Y a8 cms. de longueur, présentant aussi a peu de chose pres la méme largeur. C'est ce plan sagittal qui en avant s'éléve graduel- lement jusqu'a se confondre avec la bosse frontale. Cette derniére, sur les cótés, descend vers le bas. Les apophyses post-orbitaires sont longues, gréles, a surface rugueuse et descendent aussi vers le bas, présentant une grande ressemblance avec celles de Xotodon. A partir des deux cótés du bord supérieur du plan sagittal, les pariétaux descendent verticalement, sans faire aucune expansion latérale, ce qui, uni á la direction en avant du plan occipital, ré- duit tellement l'espace destiné a la cavité céphalique, qu'en pro- portion de la taille le Trigodon est peut-étre, des mammiferes connus, celui quia eu un cerveau' plus petit. Cette exigúité de la masse encéphalique, chez Trigodon, n'est pas un caractére primitif sinon une condition acquise, ou le résultat de l'agrandissement de la taille tandis que le cerveau restait stationnaire. Ceratoxodon corniculatus n. g. n. sp. A linverse de Trigodon qui était connu depuis longtemps, mais qu'on ignorait cornu, le Ceratoxodon est un Toxodonte cornu dont jusqu'a maintenant on jgnorait l'existence. Ce type si intéressant n'est malheureusement connu que par un morceau de cráne provenant du pampéen moyen (bonaéréen) de la lagune de Chascomus, indiquant un animal plus gros qu'un Tapir. Dans ce morceau, quí est dans un trés mauvais état de con- servation, on y voit: le frontal gauche avec l'orbite incomplete; le pariétal gauche et une petite partie du droit avec le plan sagittal presque complet; une petite partie du temporal gauche, et un tout petit fragment du maxillaire du méme cóté avec la base de la derniere molaire. Par ce qui reste de la derniére molaire on voit que cette dent se distingue par sa table externe absolument plate, au lieu d'étre plus ou moins excavée ou ondulée comme c'est la regle dans tous les genres quí me sont connus de ce groupe. Il ne reste que la partie postérieure de la cavité de l'orbite (fig. 8,0); la partie antérieure avec le zygomatique manque comple- tement. En regardant le cráne d'en haut (fig. 1), on voit que la créte sagittale est devenue tellement large qu'elle constitue un plan sagittal large et plat comme chez Trigodon, mais proportionnelle- AMEGHINO: LES TOXODONTES A CORNES. NS " NN | AN E no. OS pg bd a E Dd AN ¡ed Es Ace q : IN dd mi O EN NN =S E A AE Y Ni e Y 5 e 07 vdd de A bj Aa És pics FET AROS ATI A Bl Wo de gi dr ; Ú y Fo LL nl ; ¿ $ h ALTRE ZOANTARÍ DEL TERZIARIO DELLA PATAGONIA. PER GIOACCHINO DE ANGELIS JD'OSSAT. Con una tavola e due figure nel testo. Il chiaro professore FLORENTINO ÁMEGHINO, direttore del Museo Nazionale di Buenos Aires, gentilmente si compiacque comunicar- mi in istudio 1 Coralli fossili della Patagonia, i quali fanno parte delle importanti collezioni di quel Museo e della collezione priva- ta del nominato paleontologo. Il materiale fu raccolto da C. AmeGHINO durante 1 viaggi esegui- ti in quella regione negli anni 1901 - 1904. Fra i Coralli ve ne ha alcuno che merita di essere specialmente illustrato. Quantunque poco si accresca l'elenco della fauna coral- lina della Patagonia; tuttavia essa diventa piú determinata e le specie allargano e stabiliscono sempre piú precisamente la distri- buzione orizzontale e verticale. Secondo 1 cartellini che accompagnano gli esemplari, cosi deb- bonsi cronologicamente distribuire le forme: IAMPEANO ¿Dos ara Oculina Singleyi, O. mississippiensis. INTRERIANO.: 0 me ego cos Oculina Singleyi, Flabellum cuneiforme var. Wailest. superiore.. Flabellum extensum (?). O E Flabelum Vaticani. | inferiore. . Flabellum cuneiforme var. Wailesi; Fl. extensum; Fl. sp. V'ha altresi un corallo raccolto nella formazione Guaraniana o delle arenarie rosse*; ma esso e indeterminabile per il pessimo stato di conservazione. Nel precedente lavoro *? gia esposi parecchie osservazioni intor- ' Ameghino E. /'áge des formations sédimentaires de Patagonie. Anales Soc. Cient. Argentina. Tom. L. Liv. Buenos Aires, 1903. 2 De Angelis d'Ossat G. Zoantar: del Terziario della Patagonia. Palaeontograph. Italica. Vol. 1x. Pisa, 1908. 94 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. no al generi ed alle specie coralline fossili; ora non rimane che ri- cordare il valore cronologico della nuova forma che entra a far parte dell'elenco cioé: il Flabellum Vaticani. Questo grande ed ele- gante flabello, in Italia, é conosciuto in formazioni mioceniche e plioceniche. Laonde il F. Vaticani, con le specie di Briozoi, illus- trate dal Canu?!, verrebbe a confermare le vedute del paleon- tologo francese; ma nulla puo affermarsi con un solo flabello; tanto piú quando questo, con tutta probabilitá, deve godere di una piú vasta distribuzione, cronologica e corologica, di quella che presentemente conosciamo. Generalmente il materiale che racchiude 1 fossili € sabbioso; va- ria peró spesso di grana. La sabbia é silicea quasi totalmente, invero l'acido cloridrico vi suscita poca effervescenza. Rari sono gli elementi eterogenei, come si riconosce facilmente al micros- copio. Nella sabbia che chiudeva la loggie di un Flabellum vi ho rinve- nute molte spicule di spugne evidentemente Tetractinellidae. Fra le spicule predominano le Oxie, gli Stili, le Tetraene, 1 Triodi e 1 Caltropi. Gli ultimi elementi peró sono frammentari. Rari pol sono 1 Desmi, di cui ne ho osservato uno monocrepido. Non mancano frustoli di Diatomee di specie sicuramente ma- rine. Gli esemplari corallini si conservano nel Museo Nazionale di Buenos Aires; alcuni peró sono di proprietá privata del Direttore F, Amreutixo; altri pochi infine, per gentile concessione, figurano nelle collezioni dell Istituto geologico della R. Universitá di Roma, 12 . 1 Canu F. Les Bryozoaires du Patagonien. Echelle des Bryozoatires pour les Tor- rains tertiaires. Mém. Soc. géol. de France. Paléont. Tom. xr, fase 11. Paris, 1904. ANGELIS D'OSSAT: ALTRI ZOANTARI. 95 Descrizione delle forme. Ordo. ZDANTHARIA. Sectio. MADREPORARIA APOROSA. Familia OCULINIDAE. Gen. OCULINA Lk. Riporto a questo genere pochi esemplari; intorno ad essi si pos- sono ripetere tutte le osservazioni che gia feci, parlando di questo genere, nel precedente lavoro (loc. cit., pag. 6 e 7). Oculina mississippiensis CoNrab. sp. var. n. palagonica. Tay Lib e 1903. Oculina mississippiensis de Angelis d'Ossat, loc. cit., pag. 7, tav. 1, fig. 2a, b. La sinonimia della specie trovasi anche nella seguente opera: Vaughan T. W. The Eocene and Lower Oligocene Corals Faunas of the United States with descriptions of a few Doubtfully Cretaceous species. Mon. U. S. Geol, Survey. Vol. xxxrx. Washington, 1900. Studiando gli esemplari di questa specie, raccolti al Sud di Colhue Huapi, rilevai tali differenze dalla specie tipica da permet- tere almeno l'istituzione di una nuova varietá, che allora non osal distinguere avendo in esame un solo esemplare. Presentemente, oltre ad un altro ben conservato esemplare, possiedo ottime figure di due altri polipai. Questi appartengono al Museo di Parigi e fu- rono recentemente raccolti dal Tourwovir nell'Isla Chica. Debbo tale ventura alla squisita gentilezza del Cawu. Frutto dello studic del nuovo materiale é la sicura esistenza di una ben distinta va- rieta, I caratteri anatomici che presentano gli esemplari assicurano indubbiamente il riferimento alla specie del CowraD; le differenze che vi si notano non sono tali da essere considerate come specifi- che. A questo avviso si é pur condotti dalla notevole polimorfia che si riscontra nell' O. mississippiensis. Nella nuova varietá, che chiamo patagonica dall'origine, si 0s- servano le seguenti differenze: 96 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. a) costantemente 1 calici sono molto meno rilevati sulla massa generale del polipaio; b) 1 calici sono piú vicini fra di loro; ma a distanze diverse; c) 1 calici sono di dimensioni svariate; ma sempre minori; d) nello stesso polipaio, qua i calici sono disposti a linee spirali e la confusamente; ecc., ecc. Anche nel polipaio in esame si puó riconoscere la disposizione che i polipieriti assumono internamente: ve ne sono nell'asse cen- trale di quelli che presentano una sezione poligonale ben distinta. Tanto in questa come nella seguente forma si colgono tutti gli stadi di sviluppo del cenenchima. TI calici nell'asse centrale sono aderenti e poligonali: subito dopo cominciano ad allontanarsi e sono riuniti dalle brevi coste confluenti che si sviluppano nell'eso- teca. Cresce sempre la distanza fra i polipieriti; ad un determinato momento compaiono le prime traverse esotecali. Il polipaio senza quest'ultime assumerebbe una soverchia fragilitá. Con la distanza fra 1 polipieriti cresce altresi lo sviluppo delle traverse e la depo- sizione secondaria che esternamente conferisce un aspetto speciale al cenenchima. Nella figura seguente sono rappresentati schematicamente quat- tro passagl del rapporto dei polipieriti e dei corrispondenti calici. (Vedasi: Fig. 1.?), a b C 1 e eS j z | E ENE 0 É ÉS ¡ + Tal E) ¿ e Fig. 1. I polipieriti soventi hanno le loggie vuote nell'interno del poli- palo; allora si distinguono chiaramente tutti gli elementi anato- mici: teca, setti, columella, traverse endotecali e tavolati incom- pleti. Piú frequentemente peró si rinviene un certo ispessimento della teca e della columella. ANGELIS D'OSSAT: ALTRI ZOANTARI. 97 La varietá e conosciuta al sud di Colhue Huapi nel Patagonico inferiore di F. AmeGHIx0. Le nuove localitáa sono: Isla Chica; Museo di Parigi, Collezione Tournouer: Puerto Militar (Bahia Blanca); Pampeano secondo F. Ameghino; Museo Nazionale di Buenos Aires (Numero di Collezione 4,578). Oculina Singleyi Vaucran. Tay Dido: 4: 1900. Vaughan. Eoc. low. Olig. Cor. U. S., pag. 120, tav. x, fig. 1-2a; tav. xt1, fig, 1-3a. 1903. De Angelis d'Ossat. loc. cit., pag. 8, tav. 1, fig. 3a, b. Anche questa forma non é nuova nel Terziario della Patagonia. Presentemente ad essa vanno riferiti alcuni esemplari con carat- teri specifici corrispondenti, per quanto lo stato di conservazione permette riscontrarli. Interessanti sono alcuni polipieriti fissi sopra la superficie esterna di una valva di un Pettine (Tav. 1, fig. 4), a causa del rapporti che intercedono fra gli stessi individui. Alcuni di questi sono del tutto isolati, altri, quantunque lontani, si uniscono con un sottile strato costato, stoloniforme. Infine vi hanno quelli che mostrano gradi diversi di aderenza. Fig. 2. Nella figura 2.2 sono rappresentati schematicamente 1 diversi gradi di rapporto fra 1 polipieriti. Non sono indicate le parti ana- tomiche interne per meglio fare risaltare 1 gradi di aderenza. 98 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. II fatto esposto fa nascere fondatamente 1 sospetti sul modo di riproduzione che pur si ritiene costante nella famiglia Oculinidae. Invero si crede che in essa la riproduzione avvenga sempre per gemmazione laterale e solo raramente per fissiparitáa. Le presenti osservazioni invece starebbero a dimostrare che anche in questa famiglia si possa avere la riproduzione per uova e che questo modo preceda quello per via agamica. Non devesi peró escludere la dipendenza dello sviluppo e della forma generale del polipaio intero dalla riproduzione per gemmazione esubordinatamente per fissiparita,. Lo sforzo con cui i diversi individui cercano fondersi e misurato dall'entitá e dalla distanza con cui si vedono gettare le sottilissime coste, quali raggi setto-costali, che, a guisa di stoloni, tentano il primo ravvicinamento. Le menzionate costicine sono in rapporto diretto con le coste e questi con i setti, per modo che morfologicamente e geneticamente possono e debbono essere con- siderate come autenticl raggl setto-costal1, Le figure, piú che una lunga digressione, chiariscono il fatto e ne rendono facili le induzioni. (Ved. Fig. 2.*). Moltissime sono le localitáa che per la specie cita il Vaughan; ma tutte, niuna esclusa, appartengono al Claiborniano (= Parisia- no europeo, secondo il Dal). lo citai la specie alla Rada Tilly nel Golfo di S. Jorge: Patagonico superiore. Ora poi 10, Singleyi viene a conoscersi nella nuova localita della specie precedente ed al Puerto Piramides nell'Entreriano (N.* Coll. 4206), nel Monte Triste (N.* Coll, 4628). In quest'ultima localita il polipaio fu tro- vato impaniato nello scheletro di una (cfr.) Idractinia. Fam. TURBINOLIDAE. Gen. FLABELLUM. Lesson (emend. DUNcaAN). I molti esemplari, che appartengono a questo genere, conferma- no quanto gia scrissi nella precedente nota intorno ai Coralli di Patagonia; ad essa adunque rimando per amore alla brevita. Fra tutti 1 coralli che fiorirono nelle formazioni terziarie pata- goniche quelli del gen. Flabellum sono, senza dubbio, piú comuni e per specie e per individui. Ció non reca meraviglia, perche ancora presentemente i flabelli godono di una larga diffusione orizzontale e verticale: sgraziatamente peró appunto per questo motivo non ser- vono a fissare un determinato circolo di esistenza. Greologicamente se ne ha la conferma dallo svariato materiale litologico che rac- le ANGELIS D'OSSAT: ALTRI ZOANTARI. 99 chiudeva gl'individui di questo genere; il quale attesta la presenza dei flabelli nelle piú diverse eteropicita. Riguardo al tempo e ri- saputo che il gen. Flabellum sale dal piú profondo Eocene per vivere ancora negli attuali mari. Flabellum Vaticani Ponzi. Tav. l, fig. 5. 1876. Flabellum Vaticani Ponzi 1 fossili del M. Vaticano. Atti P. Accad. Lincei. Ser. 2,”, Tom. 111, pag. 28, tav. 11, fig. 16 a-b. 1891. Flabellum ausonium (Canavarl in sch. Mus. Pisa.) Simo- nelli. Fauna del cosi detto Schlier nel Bolognese e nel l' Anco- nitano. Mem. Soc. Tosc. Sc. nat., pag. 32 (Figura nel testo). 1893. Flabellum Vaticani de Angelis d'Ossat. 1 Zoantari fossili dei dintorni di Roma. Boll. Soc. geol. ital., Vol. x1r, pag. 10 e 27 (Figura nel testo). 1893. Flabellum repandum (Michelotti ¿n sch., Museo Roma) de Angelis d'Ossat. ibid. pag. 12. 1894. Flabellum Vaticani de Angelis d'Ossat. Coralli terreni terziari Italia Settentrionale, pag. 104. 1894. Flabellum repandum de Angelis d'Ossat. ibid. pag. 104. 1896, Flabellum Vaticani Simonelli. Antozoi neogenici del Mu- seo parmense. Palaeont. italica. Vol. 11, pag. 186. 1897. Flabellum Vaticani de Angelis d'Ossat e Neviani. Coral- lari e Briozoi neogenici di Sardegna. Boll. Soc. geol. ital., Vol, xv, pag. 579. Un giovine individuo, che presenta una superficie esterna late- rale perfettamente conservata, deve essere ascritto a questa specie. Non sarebbe difficile riscontrare nel campione della Patogonia alcune differenze individuali, anche notevoli; ma queste non sono sufficienti a mettere in dubbio la determinazione riscontrandosene delle uguali negli individui dello stesso giacimento. Il polipierite ha forma cuneata; ma molto aperta. Una faccia pianeggiante, pochissimo convessa; l'altra invece $ concava nel centro e convessa verso 1 bordi laterali. Il margine calicinale descrive una curva che occupa quasi una circonferenza, rimanendo di questa libera appena un settore che ne rappresenta un sesto. 100 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Il calice e allungato di molto e non trovasi in un piano; ma segue il bordo calicinale: esso é angoloso alle estremitá dell'asse maggiore. TI setti sono numerosi; certamente sono presenti molti ordini del VI? ciclo. Fra due grandi subeguali, corrispondenti alla superficie pianeggiante, ve ne ha nel mezzo fra loro uno di poco piú tenue e piú corto; fra quest'ultimo e gli altri ve ne sono tre minori, il cui mediano é piú grande dei due laterali molto piú piccoli, I primi menzionati sono quelli che corrispondono alle coste esterne. Le superficie dei setti sono ornate. Le coste esterne sono poco appariscenti al lati, invece si ricono- scono bene nella regione che sovrasta il pedicillo. Quivi se ne scorgono 9 ben chiare, di cui alcune si mostrano nodose. Tali sono evidentemente quelle che corrispondono all'angolosita del calice. T'epiteca sottile ricopre la superficie, lasciando dei solchi pro- fondi che ne indicano le fasi di sviluppo; di piú mostra le strie ondulate, a festoni, e paralleli gli uni e le altre al margine su- periore. Il pedicillo e acuto e sottile. Dimensioni: Larghezza A mm 47 Altezza:complessivat. ie » 40 Altezza dal pedicillo Ju ds n » 34 Apertura del ventaglio = 2002 Corologia e Cronologia. M. Vaticano, Roma: Argille (Ponz1). Colline di Bologna, di Pergola: Schlier (Simonelli). Tortona, Tor- toniano (Michelotti, de Angelis d'Ossat). Torre di Traversetolo; Miocene medio (Simonelli). Fangario; argille sabbiose del Miocene medio (de Angelis d'Ossat ). Cabo Tres Puntas; Golfo San Jorge; Patagonico medio. Legit C. Ameghino, 1901. Flabellum cuneiforme LoNsDaLE. var. VVailesi CoNRrAD. a en el 1903. De Angelis d'Ossat. loc. cit., pag. 11, tav. 1, fig. 5 a-b, 6-9, 10a-b. (Con sinonimia). dl ANGELIS D'OSSAT: ALTRI ZOANTARI. 101 Le nuove localita sono: Puerto Pirámides, Entreriano (N.* Coll. 4256 ); Golfo San Jorge; Patagonico inferiore (N.* Coll. 4289). Flabellum extensum Mich. May ties 0: 1903. de Angelis d'Ossat, loc. cit., pag. 13, tav. 1, fig. 11 a-c, Za, b. Golfo San Jorge; Patagonico inferiore (N.* Coll. 4289). Flabellum sp. Tav. 1, fig. 11. E un frammento che appartiene sicuramente a questo genere e somiglia molto alla precedente specie, quantunque sembri meno schiacciato. Esso peró e frammentario e non permette quindi ulte- riore specificazione. Golfo San Jorge; Patagonico inferiore. (N.” Coll, 4289). Ho anche figurato (Tav. 1, fig. 12, 13, 14) due esemplari che, per l'aspetto esterno e per i caratteri anatomici visibili, li ritengo- no subito per Idractinie. La cattiva conservazione pero fa nascere qualche esitazione che non si potra totalmente derimere se non quando si troveranno migliori esemplari. Si potrebbero ritenere 1 due campioni come scheletri di Briozoi; ma tutto ció che si scorge persuade della collocazione proposta. Tale parere é pur convali- dato dall'autorita indiscussa dell'amico Neviani in questa elegante branca della paleontología. Non trovo riscontri di sorta fra gli esemplari da me figurati e le specie fossili di Briozo1; neppure con quelli ultimamente e magi- stralmente descritti dal Canu come fossili in Patagonia. Sono invece evidenti le rassomiglianze della figura 12 con la massa scheletrica della ben nota specie: Cyclactinia incrustans Groldf. sp. e massime con la var. concentrica Mich. sp. (Vinassa DE ReGNY P. E. Studio sulle Idractinie fossili, pag. 39, tav. 1, fig. 18; tav. 11, fig. 1, 6; tav. 11, fig. 3, 4, 5, 7,8). Non meno chiare sono le relazioni dell'altro 109 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. esemplare (fig. 13, 14) con le specie del gen. Hydracini con scheletro calcareo e con difensori. E Mi auguro che nuovi esemplari, in migliore stato di conservar Í zione, vengano a confermare la segnalazione - — che per primo fac- cio —, di questa importante famiglia nei terreni della Patagonia. Roma, 21 Dicembre, 1905. SS PSA AA AÑ E AS AA. AE E a A TR A SPIEGAZIONE DELLA TAVOLA. Fig. 1. OCULINA MISSISSIPPIENSIS Conrad. var. n. PATAGONICA. Puerto Militar (Bahía Blanca). Museo Nazionale di Buenos Ai- rea Tandozzr abaratar ales Fig. 2. OcuLINA MISSISSIPPIENSIS Conrad. var. n. PATAGONICA. Isla Chica. Museo di Parigi. Grandezza doppia................ Fig. 3. OCULINA MISSISSIPPIENSIS Conrad. var. n. PATAGONICA. Isla Chica. Museo di Parigi. Grandezza doppia ................ Fig. 4. OcuLina SincGLeEYI Vaughan. Puerto Pirámides. Museo Nazionale di Buenos Aires. Grandez- A a MA LU o RR A e Fig. 5. FraBeLLum Varicanr Ponzi. Cabo Tres Puntas; Golfo San Jorge. Museo Nazionale di Bue- sos ¿Aires Grandeza naturales mis te pista cria Fig. 6,7,8,9. FLABELLUM CUNEIFORME Lonsdale. var. WarLesr Conrad. Puerto Pirámides; Golfo San Jorge. Museo Nazionale di Buenos A A A A Fig. 10. FLaBELLUM EXTENSUM Mich. Golfo San Jorge. Museo Nazionale di Buenos Aires. Grandezza AA A NON A ICI HERAS NT a Fig. 11. FLABELLUM sp. Golfo San Jorge. Museo Nazionale di Buenos Aires. Grandez- A A Fig. 12. Hypracrinia sp. (?). Monte Triste. Museo Nazionale di Buenos Aires. Grandezza A A O NS A O SiO E Fig. 13,14. HybracrinIa sp. (?). Territ. Chubut. e Mazaredo; Patagonico. Museo Nazionale di Buenos! Altres; Grandezza naturale....ommorcinsass no rorcads 97 99 100 101 101 101 NOTAS PRELIMINARES SOBRE EL PETRAPROTHOMO ARGENTINUS UN PRECURSOR DEL HOMBRE DEL MIOCENO SUPERIOR DE MONTE HERMOSO. POR FLORENTINO AMEGHINO. ANTECEDENTES. El yacimiento fosilifero de Monte Hermoso del que se han ex- traido los restos de tantas especies de mamiferos extinguidos, está situado á unos sesenta kilómetros al N. E. de Bahía Blanca. En una visita de exploración al mencionado yacimiento que realicé en los últimos días de Febrero y primeros de Marzo de 1887, tuve la buena suerte de encontrar vestigios que demostraban la existencia de un ser inteligente contemporáneo de la mencionada fauna. Esos vestigios consistian en fragmentos de tierra cocida, fogones, algunos de estos vitrificados y con la apariencia de esco- ria, huesos partidos y quemados y pedernales tallados. El descubri- miento me causó tanta sorpresa y me pareció tan importante que sobre el mismo terreno redacté mis impresiones que envié al diario La Nación, que las publicó en el número del 10 de Marzo de 1887, apareciendo luego en folleto separado*. Esos vestigios remontaban á época tan lejana que no me atreví á considerarlos como prueba de la existencia del hombre, sino como dejados por «un ser más ó menos parecido al hombre actual, pero antecesor directo de la humanidad existente » ”. Dos años después, me ocupé de esos mismos restos más detalla- damente, y por consideraciones paleontológicas llegué á la con- clusión de que tales vestigios no podian ser obra de un ser de la misma especie ni del mismo género que el hombre actual, sino de ! AMEGHINO F., Monte Hermoso, en 8.” de 10 páginas. Buenos Aires, a. 1887. 2 AMEGHINO, l. c. pág. 10. ANAL. Mus. Nac. Bs. As., SER. 3%, T. 1x. SEPTIEMBRE 11, 1907. 8 106 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. un ser de otra especie y de otro género, de «un precursor del hombre »?, Posteriormente, otras personas, coleccionistas, geólogos, etc., observaron, ya en la misma localidad de Monte Hermoso, ya en otros puntos de la costa Atlántica al sur del Cabo Corrientes, ob- jetos parecidos, Entre esas personas merece una mención especial el ilustrado profesor y célebre geólogo Dr. Gustavo Steinmann, quien, en viaje de estudio por la América del Sur, estuvo en nuestro pals el año 1903 y visitó las barrancas de la costa atlántica en las cer- canias del Cabo Corrientes, acompañado por los doctores señores. Santiago Roth y Roberto Lehmann-Nitsche. Estos caballeros mos- tráronle embutidos en las barrancas trozos de tierra quemada é incompletamente vitrificada, informándole que eran muestras pa- recidas ó idénticas del yacimiento de Monte Hermoso que yo habia. atribuido á la acción del hombre y presentado como prueba de su existencia en aquella lejana época. En una nota que á mediados del año pasado presentó el doctor Steinmann á la Sociedad Geológica de Berlín, dice que esos pre- tendidos vestigios del Homo americanus son un producto natural que solo la fantasia del inmigrado (eingewanderten) Homo euro- paeus ha podido tomar por un producto artificial. Según el doctor: Steinmann se trata de trozos de lavas volcánicas que pueden ha- ber llegado allí por el aire ó más probablemente arrastrados por corrientes de agua!? Fantástica cuanto se quiera, tal opinión no es tampoco una no- vedad*; hacen 18 años hice mención de ella, considerándola como. no merecedora de una discusión!. El Dr. Steinmann, al calificar de lava volcánica esos vestiglos ha procedido con demasiada precipitación. Lo que ha tomado por lavas volcánicas es un producto que ha resultado de quemazones in situ, del incendio intencional de pajonales?. De ese precursor 1 Amecuixo EF. Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la Repú- blica Argentina, p. 87, a. 1889. ? SrErnmanÑ G., Uber Diluvium in Súd-America, en Monatsberichten der Deu- tschen Geologischen Gesellschaft, Jahrg. 1906, Nr. 7. 3 Heusser et CLaraz, LEssaris pour servir á une description physique et géognosti- que de la province de Buénos Aires, p. 27, a. 1866. Moreno Francisco P., Informe preliminar de los progresos del Museo de La Pla- ta, durante el primer semestre de 1888 p.7, a. 1888. * Ameguino F. Contribucion, ete. p. 900, a. 1889. $ Los pajonales, constituidos según las regiones por diferentes especies de cor- taderas, pero sobre todo los que están formados por la hermosa especie cono- cida vulgarmente con el nombre de Penacho Blanco, Gynerium (Cortaderia) ar- AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 107 del hombre que incendiaba los pajonales, hacía lumbre en fogo- nes, tallaba pedernales, quemaba y partía los huesos de los ani- males á que daba caza, hoy conocemos algunos de sus restos óseos. En mi obra que trata de las formaciones sedimentarias del cre- táceo superior y del terciario de Patagonia, publicada á fines del año pasado, anuncié que el precursor del hombre del yacimiento mioceno de Monte Hermoso era conocido por una vértebra cervical de dimensiones reducidas. «En dehors des grossiers débris d'une industrie tres rudimentaire, mais qui témoigne de la présence d'un étre inteligent, l'homme du miocéene de Monte Hermoso n'est con- nu que par une vertebre cervicale de dimensions tres réduites; homme de cette époque devait différer de ' homme actuel encore plus que celui du pliocéne. Cette différence devalt étre si consi- dérable qu'il ne devait pas encore étre un homme dans le sens générique de ce nom, sinon un precurseur comme je l'ávais déja énoncé de 1889 » !, A esa vértebra se agrega ahora un fémur casi completo, de ta- maño igualmente muy reducido. De esos restos se deduce claramente que no se trata del género Homo, sino de un género extinguido, de un precursor que forma parte de la línea directa que de los Homunculidae conduce al hombre actual, y que ese precursor se acerca del género Ho- genteum Nees, sirven de refugio á un sinnúmero de pequeños mamiferos, espe- cialmente roedores. Con el objeto de hacerlos salir y darles caza, los indios acostumbran incendiar los pajonales. Cuando la cortadera se encuentra en te- rrenos bastante arenosos y relativamente secos, la parte superior se quema rá- pidamente, pero la parte inferior que penetra en el suelo y constituye las raíces, continúa ardiendo lentamente, durante dos ó tres días y á veces aun más. Durante esta combustión lenta, los huecos que dejan las raíces se transforman en un crisol natural. El calor bastante intenso que se desarrolla dentro del suelo en el crisol así formado produce la fusión de una parte del material arenoso, favorecida por la cantidad de sustancias alcalinas que contienen las raíces, dando por resultado la formación de una especie de escoria muy porosa y muy liviana, que á primera vista presenta un aspecto parecido al de lava volcánica, y es idéntica á la que se encuentra en las capas miocenas de Monte Hermoso, ya en fragmentos pe- queños y rodados, como los ha observado Steinmann, ya en grandes masas n situ, que pasan gradualmente al terreno normal. En el interior de trozos de esa escoria de Monte Hermoso considerada por Steinmann como lava, he encontrado pequeños fragmentos de paja no quemada ó que lo está de un modo incompleto, y granos de arena silícea que la materia en fusión los envolvió sin alcanzar á fun- dirlos. De esto se desprende que ya en esa lejana época el precursor del hombre incendiaba los pajonales para dar caza á los Pachyrucos, Tremacyllus, Palaeoca- via, Dicoelophorus, Pithanothomys, etc., que en ellos se albergaban. ! AMEGHINO F., Les formations sédimentaires du crétacé supérieur et du tertiaire de Patagonte, en Anal. Mus. Nac. de Buenos Aires, ser. 3.*, T. VIII, p. 450, a. 1906. 108 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. mo mucho más que ninguno de los monos antropomorfos cono- cidos. Doy áese género extinguido el nombre de Tetraprothomo ar- gentinus, n. g. n.sp. El nombre genérico de Tetraprothomo ya lo he empleado desde el año 1884* para designar un antecesor del hombre teóricamente reconstruido. En el trabajo más completo que publicaré más tarde expondré las razones que me inducen á emplear este mismo nombre para el precursor del hombre del mio- ceno de Monte Hermoso. En este trabajo, no doy medidas, ó sólo por excepción, pues todas las figuras referentes al Tetraprothomo son de tamaño na- tural. Además, no voy á realizar este examen bajo el punto de vista restringido é intensivo del criterio antropológico que acu- mula cifras, que las más de las veces nada pueden decirnos sobre las relaciones filogenéticas y zoológicas del hombre, sino que lo emprendo bajo el punto de vista general y extensivo del criterio paleontológico, que no se pierde en esos nimios detalles que gene- ralmente obstaculizan las vistas de conjunto. FEMUR DEL TETRAPROTHOMO. Este hueso fué encontrado por Carlos Ameghino en su último viaje á Monte Hermoso. Es un fémur del lado izquierdo al que le falta la extremidad superior que comprende el gran trocánter y la cabeza con el cuello. El resto del hueso está intacto. La parte existente tiene 16 cm. de largo, pero entero debía tener unos 19 cm. Por la textura del hueso y la desaparición completa de todo vestigio que permita reconocer el límite de la diáfisis y de la parte epifisaria se conoce que estamos en presencia de un indivi- duo, nosólo adulto, sino ya muy viejo. La concordancia de conformación entre este hueso y el corres- pondiente del hombre es casi perfecta, aunque este gran parecido no salta inmediatamente á la vista á causa de la enorme diferencia de tamaño. La semejanza con el fémur humano aparece evidente en las diferentes curvas del hueso, en la torsión femoral, en el desarro- t AmecuiNo F., Filogenia. Principios de clasificación transformista basados sobre leyes y proporciones matemáticas, pp. 337 á 887, año 1884.—Id. Contribución al conoc. de los mamif. fós. R. Argentina, pp. 87 á 99, año 1889. AAA AAA ESAS Ena o 2 CE A Hd AU MAS MEAN Un SN 1 CAM NN Vi | ar (00 HA cE y ME + , TLC BRO OY MER, QQ LL A pr CN POSE [E LT id LRP EZA dd 777 IT 1d 15 PAR W ñ Ni > ON Ai Fig. 2. Homo sapiens L. Fémur IN izquierdo, visto de atrás, reducido á NN Pp un tercio del tamaño natural, gt, NS E gran trocánter; yí, rama superior O: L lateral interna de la línea áspera. ERAN Las demás letras como en la figura precedente. Fig. 1. Tetraprothomo argentinus Amgh. Fémur izquierdo, visto de atrás, en tamaño natural. Mioce- no superior de Monte Hermoso. (Colecciones del Museo Nacional de Buenos Aires). d, fosa digital; 99, gotera digital; t, trocánter menor; o, cresta intertrocanteriana; yl, rama superior externa de la li- nea áspera; u. tubérculo terminal de la parte superior de la rama mediana superior de la línea áspera; tt, trocanter tercero; 1, línea áspera; a, agujero nutricio; re, rama externa inferior de la línea áspera; 7?, rama interna inferior de la línea áspera; te, tubérculo supercondilar externo; ti, tubérculo super- condilar interno; p, plano popliteo; s, foseta del ligamento sesamo-femoral; ¿, impresión del gemelo interno; ce, cóndilo externo; cz, cóndilo interno. 110 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. llo de la línea áspera y en su bifurcación inferior, en la sección subtriangular de la parte media del cuerpo del hueso, en el enan- chamiento de la extremidad inferior y su aplastamiento antero- posterior, en la inversión hacia adentro del cóndilo interno y el mayor largo del mismo, etc., etc. Eslo que va á demostrar un examen más detenido. La cabeza articular falta completamente, y del cuello sólo queda una pequeñísima parte de la base, arriba del trocánter menor que presenta una curva oblicua hacia arriba y hacia adentro apa- rentemente semejante á la del fémur humano; de este parecido es dado suponer que el cuello y la cabeza estaban dispuestos como en el género Homo y formaban con el cuerpo del hueso un ángulo obtuso más ó menos del mismo valor. Esta deducción la veremos confirmada más adelante, al exami- nar las curvas del cuerpo del hueso. Del gran trocánter se conserva sólo una parte muy pequeña que forma un alto relieve ó tuberosidad encima del cuerpo del hueso y corresponde al borde inferior externo próximo á la rama superior externa (gl, fig. 1) de la linea áspera. Esta protuberan- cia indicada en las figuras 5 y 13, con las letras tr, es de super- ficie aplanada y su borde anterior limita una depresión ó gotera oblícua f colocada sobre la cara externa del hueso y que desciende de la cara anterior por la cara lateral externa hacia atrás en donde termina en la línea áspera. Es esta una conformación bastante parecida á la que muestra el fémur de Homunculúus (tr, fig. 3), pero en éste la parte tr del gran trocánter en forma de tuberosidad co- rrespondiente á la que se conserva en el fémur del Tetraprothomo está colocada mucho más arriba. De esto se deduce que en Tetraprothomo el gran trocánter no tenía la forma cuadrada caracteristica del fémur humano, sino que presentaba su costado externo mucho más angosto, conformación parecida á la del Homunculus, Este enangostamiento de la parte externa del gran trocánter estaría de acuerdo con la forma de la cara externa del cuerpo del hueso en este punto, la cual en vez de ser ancha y plana como en el fémur de Homo, es muy ligeramente convexa en dirección trans- versal y en declive oblícuo muy acentuado de adelante hacia atrás en donde termina en la línea áspera, tomando el borde externo casi la forma de una arista. Es esta una conformación muy primitiva que se ha conservado en algunas especies extinguidas del género Homo (Neanderthal, Ovejero, etc.) AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 111 La depresión ó gotera oblicua f, figs. 5 y 13, más arriba mencio- nada, bastante ancha y de fondo un poco cóncavo transversalmente, Fig. 3. Homunculus patagonicus Amgh. Fémur derecho visto de atrás, en tamaño natural. Eoceno superior de Santa Cruz (santacru- cense). y, gotera Ó canal intertro- canteriano; s, impresión del geme- lo externo. Las demás letras como en las figuras precedentes. Fig. 4. Cercopithecus sabaeus L. Fémur izquierdo, visto de atrás, en tamaño natural. h,h, ranura para la inserción del vasto interno. e, €, apó- fisis supercondilares, en relación con el desarrollo de los ligamentos para las fabelas. a MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. está limitada hacia adelante y hacia abajo por una línea de rugo- sidades (g, fig. 13) que corre en dirección oblicua paralela á la de la fosa, para terminar en la línea áspera, en un punto en que ésta forma un pequeño engrosamiento tt, algo más rugoso, que re- presenta lo que en el fémur humano se ha dado en llamar trocánter tercero, pero en este caso muy poco desarrollado. De esta relación se deduce que el canal ó gotera oblicua mencionada corresponde á la inserción superior del vasto externo, el cual tenía forzosamente que tomar esta posición, visto que el gran trocánter, en vez de ter- minar en la cara externa en un borde rugoso más ó menos horizon- tal ó formando una ligera curva convexa hacia arriba como en el fémnor humano, en Tetraprothomo termina en una línea que cruza oblícuamente la cara externa del cuerpo del hueso de arriba y ade- lante, hacia abajo y hacia atrás, hasta unirse á la línea áspera, en la cual el vasto externo continuaba su inserción en toda la mitad superior del labio externo. La línea de rugosidades (y, fig. 13) que corre paralelamente á la depresión f, indica el límite hacia abajo y hacia adelante, de la inserción de los hacecillos antero-externo inferiores de la parte superior del vasto externo. En el fémur humano, estas condiciones se han modificado en razón del cambio de forma de la cara exter- na que se ha vuelto más ancha, perdiendo su oblicuidad, al mismo tiempo que el borde inferior externo del trocánter cambió también su posición oblícua en horizontal. La impresión del vasto externo se encuentra así colocada en su totalidad sobre la cara ancha y plana del lado externo del cuerpo del hueso, pero la línea oblicua de inserción antero-inferior, no ha desaparecido, pues pueden se- guirse sus vestigios en la dirección de la línea g, y, (fig. 14.) La mitad superior y de esta línea, constituye una verdadera cresta que parte del ángulo anterior externo del gran trocánter y desciende oblícuamente hacia abajo perdiéndose sobre la cara externa del cuerpo del hueso (aunque no completamente), para volver á rea- parecer un poco más abajo sobre el borde posterior de la cara externa en donde termina en la parte engrosada de la línea áspera que constituye el tercer trocánter, esto es, sobre el labio externo de la línea. El fémur humano que en este punto presenta un mayor parecido con el del Tetraprothomo es el del Hombre de Spy. En éste la parte superior de la cara externa debajo del trocánter, no es an- cha y plana como en el fémur de Homo sapiens, sino angosta y oblicua ó en declive de adelante hacia atrás. Según el molde que Fig. 6. Homo sapiens L. Fémur izquierdo, visto de adelante, redu- cido á un tercio del tamaño natu- ral. pl, región platimérica. Las demás letras como en la figura 5. Fig. 5. Tetraprothomo argentínus Amgh. Fémur izquierdo. visto de adelante, en tamaño natu- ral. 2, línea oblicua del fémur; y, línea de inserción antero-inferior del vasto externo; f, im- presión del vasto externo; tr, tuberosidad antero-externa inferior del gran trocánter. t, trocánter menor; fs, foseta suprarotular; r, troclea rotular. 114 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. tengo á la vista?!, existiría en este fémur la misma línea de inser- ciones y del fémur del Tetraprothomo, con un vestigio de la impre- sión f del vasto externo. Esta línea g, en la parte superior que baja del ángulo antero-externo del gran trocánter es menos pro- nunciada que en el fémur del hombre actual, mientras que la parte inferior es al contrario más pronunciada. Por estos caracteres el Hombre de Spy ocupa una posición intermedia entre Tetraprotho- mo y el Homo sapiens. En la extremidad más superior de la parte rota del fémur de Tetraprothomo queda un pequeño trecho con la superficie del hue- so no destruida (d, fig. 1) y corresponde á la parte más profunda é inferior de la cavidad digital en donde toma inserción el músculo obturador externo; esta superficie tiene las mismas perforaciones vasculares que en el fémur humano, y como en éste, se prolonga hacia atrás en forma de un canal ó gotera gg bastante extendida y de fondo cóncavo en dirección transversal, En el fémur humano el trocánter menor (t, fig. 2) es de tamaño considerable y tiene la forma de un gran tubérculo muy elevado y de contorno elíptico, colocado más ó menos en el medio de la cara posterior del cuerpo del hueso, constituyendo una especie de apófisis saliente dirigida hacia atrás y un poco oblícuamente hacia adentro; entre esta prominencia y el borde interno del cuerpo del hueso hay una gran depresión alargada de arriba hacia abajo y cóncava en dirección transversal; esta depresión (ft, fig. 10), es la fosa entotrocanteriana. En Tetraprothomo el trocánter menor (t, figs. 1,5 y 9) es igual- mente de gran tamaño, pero muy diferente en su forma y posición; en vez de estar colocado en el medio de la cara posterior del cuerpo del hueso, se encuentra sobre el borde interno de la misma, y constituye una apófisis saliente que en vez de dirigirse hacia atrás mira lateralmente hacia adentro. La depresión entotrocanteriana ft entre el segundo trocánter y el borde interno del cuerpo del hueso existe, pero es de tamaño mucho menor y poco profunda, constituida solamente por la go- tera que resulta del ángulo que el trocánter menor forma con la cara interna del hueso. t No conozco la descripción original de Fraipont y Max Lohest. Todas las comparaciones con el fémur del Hombre de Spy que se encontrarán en este tra. bajo las he hecho sirviéndome de un molde en yeso que me ha facilitado mi dis- tinguido colega y antiguo amigo el profesor Juan B. Ambrosetti. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 115 En el fémur del Hombre de Spy esta foseta proporcionalmente 3 ñ 0 Ú 5 Ú ' Ú ñ 1 “u Ú Ze alo -... ¡ 1 ¡ : d " r Fig. 7. Homunculus patagonicus Fig. 8. CUercopithecus sabaeus L. Fé- Amgh. Fémur derecho, visto de ade- mur izquierdo, visto de adelante, en lante, en tamaño natural. tamaño natural. no es mayor que en el Tetraprothomo. En el fémur del Hombre fó- sil de Ovejero* falta completamente (fig. 64), diferenciándose asi ! Ovejero, localidad de la provincia de Santiago del Estero, sobre el Rio Dulce, á unos 30 kms. de la estación Gramilla. El naturalista viajero del Museo Nacio- nal señor Enrique de Carles, ha encontrado en las capas más superiores de la 116 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. en este punto de la conformación caracteristica del hombre, más que el Tetroprothomo. En el fémur del Homunculus estas diferencias son todavia más acentuadas. El trocánter menor (t, figs. 3 y 11) es acá tan alar- gado de arriba hacia abajo que tiene la forma de una lámina ósea que se levanta en el medio, colocada sobre el borde interno del cuerpo del hueso dirigida lateralmente hacia adentro sin que pre- sente vestigios de la depresión entotrocanteriana entre el trocánter menor y el borde interno del hueso; esto último naturalmente que sólo es exacto no tomando en cuenta la depresión poco acentuada que forzosamente tiene que resultar del ángulo que forma la cara interna del hueso con el trocánter, cuya base se encuentra sobre la cara posterior. En este punto referente á la posición del trocánter menor y de la foseta lateral que lo acompaña, el Tetraprothomo constituye una transición perfecta entre Homunculus y Homo. Es cierto que los antropomorfos y todos los demás monos del Viejo Mundo (t, fig. 4) tienen el trocánter segundo más ó menos de la misma forma que en el hombre y colocado del mismo modo, es decir con la base que arranca del medio ó cerca del medio de la cara externa, pero eso no quiere decir que estén más próximos del hombre que el Tetraprothomo. Una conformación á menudo absolutamente igual, otras veces muy parecida, se encuentra en muchos otroz mamiferos, particu- larmente carniceros (fig.32) y roedores. Como se trata de animales que no tienen ningun parentesco con el hombre y los monos, y que además son cuadrúpedos perfectos, es claro que el carácter arriba mencionado no tiene ninguna relación con la posición erecta, y que tanto el hombre como los monos antropomorfos, los catarri- nianos y los demás mamiferos que lo presentan, lo han adquirido independientemente, partiendo de formas que presentaban en este punto la misma disposición que el Homunculus. A partir de este es- tadio, el trocanter segundo ó menor ha efectuado una rotación formación pampeana de esta localidad, una serie de restos humanos (cráneos, huesos largos, etc.) pertenecientes aparentemente á dos razas distintas, una de ellas enana. He confiado el examen de estos restos, al distinguido antropólogo Dr. Roberto Lehmann-Nitsche, quien en breve publicará el resultado de sus es- tudios en estos Anales. Pero, entretanto, habiendo encontrado que el fémur de la raza mayor conserva algunos caracteres primitivos muy notables, me he permitido utilizarlo para algunas observaciones comparativas, que no carecerán de importancia para la interpretación de varias de las particularidades morfoló- gicas del fémur del Tetraprothomo. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 117 EEE ES taa Es ANOS STAR RS EAS VS CI a AAA Fig. 10. Homo sapiens L. Fémur iz- quierdo, visto por el lado interno, reducido á un tercio del tamaño natu- ral. gt, gran trocánter; d, fosa, digital; 99, gotera digitaliana; o, cresta inter- trocanteriana; f, trocánter menor; FP fosa entotrocanteriana; go, rama me- diana superior de la. línea áspera; l, línea áspera; ti, tubérculo supercondi- lar interno; ¿, impresión del gemelo interno; x, impresión de inserción del ligamento lateral interno de la rodilla. Fig. 9. Tetraprothomo argentinus Amgh. Fémur izquierdo, visto por el lado in- terno, en tamaño natural. í, trocánter menor; ft, depresión que corresponde á la fosa entotrocanteriana; ¿, impresión del gemelo interno; » impresión de inserción del ligamento lateral interno de la rodilla. 118 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. eradual que ha cambiado su dirección lateral en otra más ó menos antero-posterior y ha llevado su base del borde interno de la cara posterior hacia el medio de la misma cara, cambio que se ha efec- tuado independientemente en distintos grupos de mamiferos. En el fémur humano (fig. 2) el trocánter menor t está unido al gran trocánter gt por una cresta oblicua o muy ancha y muy ele- vada que lleva el nombre de cresta intertrocanteriana posterior. Esta cresta es el resultado del desplazamiento del trocánter menor de su posición primitiva sobre el borde interno del hueso hacia el lado externo. En el Homunculus (fig. 3) en el cual el trocánter menor t ocupa su posición primitiva sobre el borde interno del hueso, no hay ves- tigios de la cresta intertrocanteriana; los dos trocánteres quedan separados por una depresión intertrocanteriana longitudinal y muy acentuada. En Tetraprothomo (fig. 1) la disposición es intermediaria entre la de Homunculus y de Homo. El trocánter menor t habiendo avanza- do un poco más hacia afuera que en Homunculus empezaba á for- marse una cresta intertrocanteriana o que es ya bien aparente, en forma de una línea rugosa bastante ancha que parte del borde in- ferior del trocánter menor, cruza una parte de la cara posterior del hueso trazando una línea curva en arco de circulo cóncavo hacia arriba y asciende luego oblicuamente hasta alcanzar el trocánter mayor. En la posición y dirección del trocánter menor el fémur del Hombre de Spy, muestra una conformación intermediaria entre Homo y Tetraprothomo. En el fémur del Hombre fósil de Ovejero, esta parte es incompleta, pero por lo que de ella queda parece coincidir exactamente con la correspondiente de Tetraprothomo. La extremidad inferior del fémur de Tetraprothomo se conserva absolutamente intacta, de manera que pueden reconocerse con precisión todos sus caracteres. El cuerpo del hueso en su tercio inferior aumenta gradualmente de volumen hacia abajo y se enancha del mismo modo en sentido transversal, mientras que se vuelve más deprimido en sentido antero-posterior; este aplastamiento es sobre todo notable en la cara posterior, en el espacio limitado por la bifurcación de la línea áspe- ra que llava el nombre de superficie poplitea (p, fig. 1), aunque no es tan acentuado como en el fémur humano. La parte inferior de la superficie poplítea se distingue de la del hombre, en que se encorva bruscamente hacia atrás de donde resulta que ambos cón- AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 119 dilos se extienden en la misma dirección más que en el fémur de Homo. Los cóndilos presentan una disposición muy parecida á la que tienen en el fémur humano, siendo digna de particular mención la rela- ción de forma y posición del cóndilo interno comparado con el externo. En el fémur de Homo, el cóndilo interno (ci, fig. 2), es fuertemente in- "A == = as > sy SS PS AR AS SS o AS === A o A RAE AS a - YA SA Fig. 11. Homunculus patagonicus Fig. 12. Cercopihecus sabaeus L. Fé- Amgh. Fémur derecho, visto por el mur izquierdo, visto por el lado in- lado interno en tamaño natural. terno en tamaño natural. vertido hacia adentro, por cuya causa se aleja considerablemente del eje longitudinal del cuerpo del hueso; además es más prominente hacia atrás que el externo, y colocando el cuerpo del hueso en 120 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. posición vertical se extiende también un poco más abajo que este último. Es cosa bien conocida, que en la posición erecta el fémur huma- no no se encuentra en posición vertical, sino oblicua de arriba y afuera hacia abajo y adentro, de donde resulta que ambos fémures en vez de tener una posición paralela convergen hacia la región de las rodillas. Ahora bien: en esta posición oblicua, la diferencia aparente en la longitud de ambos cóndilos desaparece, pues el borde inferior de ellos viene á quedar en el mismo plano horizontal. Esta disposi- ción es sumamente importante porque está correlacionada y es una consecuencia de la posición erecta. En el fémur del Tetraprothomo (fig. 1), la disposición del cón- dilo interno ci, con relación al externo ce, es absolutamente como en el fémur de Homo (fig. 2): presenta el mismo grado de inversión hacia adentro, el prolongamiento ó proyección hacia atrás es qui- zás todavía mayor, y colocado el hueso con el cuerpo en posición vertical el cóndilo interno también desciende un poco más abajo que el externo. De esto se deduce que en Tetraprothomo ambos fémures eran convergentes hacia abajo y hacia adentro como en el hombre y que por consiguiente era de posición erecta perfecta. En los monos que más se parecen al hombre, como el Chimpancé, Gorila, etc., ambos fémures son completamente paralelos, y en otros monos son más bien divergentes. Sobre la superficie lateral interna del cóndilo interno del fémur del Tetraprothomo, se ve una gran impresión de contorno subcitr- cular y de fondo cóncavo (x, fig. 9), limitada adelante por una cresta que es la parte culminante de la tuberosidad interna del cóndilo; adelante de esta cresta la superficie de la tuberosidad des- ciende en declive hasta la cresta rotular interna y presenta nume- rosas perforaciones vasculares. La impresión cóncava x colocada detrás de la cresta de la tuberosidad es la que sirve de inserción al ligamento lateral interno de la rodilla, En el fémur humano, la impresión para el ligamento interno («, fig. 10) es superficial y las más de las veces se encuentra en la parte levantada y en declive hacia atrás de la tuberosidad interna, aunque se presentan casos en que la inserción del ligamento se efectúa en una impresión cón- cava parecida á la del fémur del Tetraprothomo. De cualquier modo, del tamaño de la impresión y de la cresta que la limita se deduce que el ligamento lateral interno de la rodilla era conside- rablemente más fuerte en Tetraprothomo que en Homo. En cuanto SA 3 6 Ñ AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 191 á la tuberosidad que en el fémur humano se levanta formando una fuerte convexidad de superficie muy rugosa, en Tetraprothomo es más deprimida y la parte más saliente está constituida por la cres- ta en arco de circulo que limita adelante la impresión ligamentaria; esta impresión del fémur del Tetraprothomo, tanto por su posición, como por su tamaño y profundidad, es casi completamente idén- tica á la del fémur del Homunculus (x, fig. 11). En la mayor parte de los monos del antiguo continente la misma impresión ligamen- taria es un poco cóncava (x, fig. 12), constituyendo una especie de transición entre la conformación propia del Homunculus y del Tetraprothomo de un lado, y la de Homo del otro. En Tetraprothomo la gran extensión de esta impresión, su nd cóncavo, y las fuertes rugosidades que presenta, indican un liga- mento de un desarrollo enorme. No conozco ningún mamifero que en proporción del tamaño tenga ó haya tenido un ligamento inter- no de la rodilla tan fuerte como el del Tetraprothomo; este gran desarrollo del mencionado ligamento estaba sin duda en relación con la posición erecta, entonces de adquisición reciente, y en co- rrelación con el mayor desarrollo del cóndilo interno, su inversión hacia adentro y sobre todo con la oblicuidad inferior del fémur hacia adentro, posición que en su origen sólo podía conservarse merced á un poderoso ligamento interno que impidiera la desvia- ción Ó luxación hacia afuera de la rodilla. En Tetraprothomo, inmediatamente encima de esta impresión ligamentaria y separada de ella por una cresta ósea, hay otra im- presión cóncava (¿, figs. 1 y 9), alargada de arriba hacia abajo, colocada sobre el mismo borde interno posterior del hueso, vuelta hacia atrás y limitada hacia adelante por una fuerte cresta en arco de círculo; en esta impresión y en la cresta correspondiente toma- ba impresión el gemelo interno. En el fémur humano (i, figs. 2 y 10), esta impresión es más superficial, poco acentuada, colocada casi encima del cóndilo y completamente vuelta hacia atrás sin la fuerte cresta que la limita en el género extinguido. De esta confor- mación se deduce que proporcionalmente el gemelo interno era considerablemente más fuerte en Tetraprothomo que en Homo. En Homunculus la impresión para el gemelo interno (¿, fig. 3), tiene una forma alargada como en Tetraprothomo, pero es menos pro- funda, colocada más sobre la cara posterior y con la cresta en arco de circulo que la limita hacia adelante menos acentuada. En la mayor parte de los monos esta superficie de impresión muscular no forma concavidad, reduciéndose á una área rugosa, d veces muy AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. SEPTIEMBRE 11, 1907. 9 122 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. poco definida, como que todos, sin excepción tienen un gemelo in- terno menos desarrollado que en el hombre y en el Tetraprothomo. La fuerte cresta rugosa que en el fémur del Tetraprothomo li- mita hacia adelante la impresión del gemelo interno está en rela- ción con el desarrollo de un sesamoideo (fabela interna) en el tendón del mencionado músculo, hueso que alcanzaba un desarro- llo considerable; esto se deduce no sólo de lo elevado de la cresta y delas fuertes rugosidades que la acompañan, sino también por la superficie de apoyo plana y de extensión considerable que el mencionado hueso ha dejado en la parte superior del cóndilo in- terno. Este sesamoideo suele también encontrarse en el fémur humano, pero más pequeño y generalmente no deja sobre el hueso vestigios de su existencia. Sin embargo, hay casos, en que deja sobre el cóndilo una impresión más ó menos plana. Se deduce de esto, que en el hombre la fabela interna está en vía de desapari- ción, pues en los primatos su existencia es muy común. En Ho- munculus era muy desarrollada y determinó la formación de una cresta parecida ó casl idéntica á la de Tetraprothomo. Algo más arriba de la impresión del gemelo interno y colocados sobre la rama interna de la bifurcación de la línea áspera, hay dos pequeños tubérculos de los cuales, el que se encuentra más arriba (ti, fig. 1) es de tamaño mucho mayor; corresponden al tubérculo único del fémur humano (ti, fig. 2), que se encuentra en la misma posición, algo más extendido pero proporcionalmente más bajo, y sirve de inserción al músculo tercer aductor. Este tubérculo no existe en el Homunculus nien la mayor parte de los monos del antiguo continente. En el fémur del Tetraprothomo, en relación á la línea longitu- dinal mediana del cuerpo del hueso, el cóndilo externo no está colozado tan hacia afuera como en el hombre. La tuberosidad externa tampoco es tan prominente, pero es igualmente muy ru- gosa y seguida hacia adelante de numerosas perforaciones vas- culares. Por su desarrollo y elevación, la tuberosidad externa es intermediaria entre la del hombre y la de los monos. Lo que es notable, es la disposición absolutamente idéntica de las impresiones ligamentarias y tendinosas de la cara externa del cóndilo externo en el Tetraprothomo, en Homunculus y en Homo, como lo demuestran las figuras 13,14 y 15. En Tetraprothomo, la impresión inferior destinada al ligamento poplíteo (o, fig. 13), empieza en el borde inferior por una impresión cóncava irregular- mente elíptica que se prolonga oblicuamente hacia arriba y hacia al ao 9 Rel Fig. 14. Homo sapiens L. Fémur iz- quierdo, visto por el lado externo, reducido á un tercio del tamaño natu- ral, yt, gran trocánter; t, trocánter me- nor. Las demás letras como en la figura precedente. Fig. 13. Tetraprothomo argentinus Amgh. Fémur izquierdo visto por el lado externo, en ta- maño natural. tr, tuberosidad inferior externa del gran trocánter; f, impresión de la parte su- perior del vasto externo; y, línea antero-inferior de inserciones del vasto externo; t/, trocánter tercero; re, rama inferior externa de la linea aspera; te, tubérculo: supercondilar externo; s, fosa del ligamento sesamo-femoral; «a, impresión para una parte del gemelo externo; e, impre- sión del ligamento lateral externo de la rodilla; o, impresión del ligamento poplíteo. 1924 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. atrás constituyendo una gotera profunda absolutamente igual á la que se observa en Homunculus (o, fig. 15), mientras que en el hombre es más ó menos plana (o, fig. 14), aunque hay muchos ca- sos en que también es cóncava y profunda. La posición es idén- tica en los tres géneros. En la mayor parte de los monos del anti- guo continente, la posición se conserva idéntica, pero la superficie de inserción es un poco cóncava aunque no tanto como en Tetra- prothomo y Homunculus. En el fémur del Tetraprothomo, la impresión que se ve inmedia- tamente más arriba (e, fig. 13) de contorno subcircular ó elíptico y de fondo cóncavo, es la destinada á la inserción del ligamento lateral externo de la rodilla, y se conoce era menos desarrollado que el interno. La posición de esta impresión es la misma que en Homunculus (e, fig. 15) y en la generalidad de los monos. En el hombre (e, fi- gura 14), la impresión en cuestión está colocada en la parte más convexa de la tuberosidad y es superficial, sin formar concavidad; sin embargo, es frecuente el caso en que también en el fémur hu- mano tenga un contorno subcircular y una superficie cóncava, como el ejemplar que representa la figura 14; esta conformación en el fémur humano es pues una reversión atávica hacia el Tetra- prothomo. La tercera impresión de la tuberosidad externa del fémur del Tetraprothomo (a, fig. 13) colocada encima de la del ligamento lateral y que avanza un poco más hacia atrás que esta última, es la destinada á la inserción del ligamento del músculo gemelo ex- terno, y-ocupa la misma posición absoluta y relativa que en el fé- mur humano (a, fig. 14) teniendo también la misma forma subcir- cular y la superficie igualmente cóncava. En el Homunculus se encuentra colocada un poco más arriba (a, fig. 15) en el mismo ángulo que forma el borde externo - posterior del cuerpo del hueso con la parte superior externa del cóndilo; además es de mayor profundidad y presenta en su borde posterior una especie de pro- minencia ó apófisis que está en relación con un pequeño hueso sesamoideo (fabela externa) que se desarrolla en el ligamento del gemelo externo, pero á veces en el plantar delgado; este sesa- moideo era muy fuerte y se apoyaba sobre la parte superior del cóndilo en el que ha dejado una impresión de superficie plana muy fácil de reconocer. La presencia de este sesamoideo parece constante en todos los primatos. Ha existido igualmente en el Te- traprothomo y muy desarrollado, pues en la parte superior del AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 125 cóndilo ha dejado una superficie de apoyo plana y de extensión relativamente considerable. La presencia de este sesamoideo es también casi constante en el fémur de Homo, pero es de tamaño relativamente más pequeño y no se encuentra tan en contacto con el hueso, de manera que generalmente no deja sobre el cóndilo ó en la región que le sigue hacia arriba trazas visibles de su exis- tencia. Parece que en el hombre este hueso se encuentra en vía de reducción progresiva, de modo que concluirá por desaparecer, como ha ya casi desaparecido el del lado interno, á lo menos como carácter constante; la prueba de que esta es la tendencia evolu- tiva la tenemos en el hecho de que 4 menudo no hay vestigios del sesamoideo externo en cuestión. En el hombre, las fabelas son pues restos atávicos de una disposición propia de sus antecesores (Tetraprothomo, etc.,), que no teniendo ya rol alguno que desem- peñar han entrado en la vía regresiva de la desaparición. En algunos primatos, el mayor desarrollo de estos sesamoideos ha dado lugar á la formación de un pequeño ligamento que los unía á la parte superior del cóndilo correspondiente, provocando la formación de una pequeña apófisis ósea supercondilar, como las que se ven en ambos cóndilos del fémur de Cercopithecus represen- tado en la figura 4, en donde están indicadas con la letra e. Ya he mencionado la existencia de una apófisis parecida sobre el cóndilo externo del fémur del Homunculus, y suele á veces presentarse en el fémur del hombre, generalmente sobre el cóndilo externo, y raramente sobre el interno. Esta apófisis supercondilar se en- cuentra excesivamente desarrollada sobre el cóndilo externo del fémur del Pithecanthropus, habiendo llamado la atención de varios anatomistas que no han atinado con su significado; prueba única- mente un gran desarrollo del gemelo externo y la presencia de una fabela externa de gran tamaño, unida á la parte superior del cón- dilo por un fuerte ligamento. Una de las grandes particularidades de esta région del fémur del Tetraprothomo es la gran excavación semilunar, profunda y excesivamente rugosa (s, figs. 1 y 13) que presenta adelante de la parte superior del cóndilo externo en el ángulo que forma con el borde posterior de la cara externa del hueso. Esta cavidad liga- mentaria como carácter constante no se encuentra en ninguno de los primatos que me son conocidos, pero la he observado en dis- tintos mamiferos de otros órdenes, particularmente roedores y carniceros, y es un carácter constante de todos los representantes de la familia de los Felidae, en los que generalmente adquiere un LAS MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. tamaño considerable. Esta cavidad es producida por la formación de un gran hueso sesamoideo (sesamoideo lateral de la rodilla) que se desarrolla en el tendón del músculo popliteo, sirviendo de in- serción en su superficie póstero-externa á fibras carnosas del músculo popliteo, mientras que por el lado opuesto sirve de in- serción á un fuerte ligamento sesamo-femoral que se inserta en el fémur en el fondo rugoso de la cavidad en cuestión. A pesar de todos los caracteres humanos que muestra el fémur del Tetraprothomo, la presencia de este gran sesamoideo lateral hubiera sido causa suficiente para dudar de que perteneciera á un primato, si no fuera la circunstancia de que suele á veces obser- varse en los antropomorfos, especialmente en el orangután, y sobre todo, que, si bien muy raramente, se encuentra á veces tam- bién en el hombre. Con el descubrimiento del Tetraprothomo se explica ahora la aparición de este hueso en el hombre y en los an- tropomorfos; se trata de la reaparición atávica de un carácter que era propio de los antecesores más inmediatos. De esta conformación no hay vestigios en el Homunculus; es pues un carácter aparecido en sus sucesores, que adquirió su ma- yor desarrollo en Tetraprothomo y sus más próximos aliados que todavía permanecen desconocidos, para desaparecer luego gra- dualmente en sus sucesores, reapareciendo raramente en el hom- bre y en los antropomorfos como regresión atávica. En Tetraprothomo, el borde anterior de la cavidad para el liga- mento sesamo-femoral se prolonga hacia arriba en forma de una cresta rugosa que termina en un tubérculo supercondilar de un desarrollo extraordinario (te, fig. 1). En el hombre, este tubérculo ó es muy pequeño, ó está reemplazado por una simple rugosidad, pero hay casos en que adquiere un desarrollo tan considerable como en Tetraprothomo; se trata pues, como en el caso precedente de una regresión atávica. En este tubérculo toma inserción el tendón medio superior del gemelo externo: ahora, el gran desa- rrollo de este tubérculo y las rugosidades que lo acompañan hasta la impresión ligamentaria correspondiente de la tuberosidad ex- terna (a, fig. 13), indican un gran desarrollo del mencionado músculo. Ya se ha visto más adelante, que el gemelo interno era igualmente muy desarrollado, Este gran desarrollo de los gemelos ó gastrocnémicos es suma- mente importante, pues en la marcha bípeda, desempeñan un rol preponderante, y es por eso que presentan un mayor desarrollo en el hombre que en cualquier otro mamifero, sin excluir los an- AMEGHINO: SOBRE El. TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 127 tropomorfos. Es el gran desarrollo de¿¿los gemelos y del sóleo que producen ese engrosamiento de la¿pierna que se designa con 1 md ¡PN » Ú HL Mn Y L] A PO a y A AS A e AA 1 A Fig. 15. Homunculus patagonicus Fig. 16. Cercopithecus sabaeus L. Amgh. Fémur derecho, visto por el Fémur izquierdo, visto por el lado lado externo en tamaño natural. externo, en tamaño natural. yl, rama superior externa de la linea áspera. el nombre de pantorrillas, y que bajo esta forma, en la naturaleza actual son exclusivas del hombre. Puesto que el Tetraprothomo poseía los músculos gemelos tan desarrollados como en el hombre, 128 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. debía poseer «verdaderas pantorrillas» y por consiguiente una marcha bípeda y posición erecta. En el Tetraprothomo, el gran desarrollo del sesamoideo y de las fabelas, está en relación con el gran desarrollo de todas las inser- ciones musculares y tendinosas de esta región del fémur, las que á su vez están en correlación con la mayor corpulencia relativa y también con el mayor esfuerzo que en tales condiciones exigía la marcha bipeda. En el hombre, la desaparición de los sesamoi- deos, todavía no completa en lo que se refiere á las fabelas, y el menor desarrollo de las inserciones de los músculus gemelos, del ligamento popliteo y del ligamento lateral interno de la rodilla, están en relación con un cuerpo menos pesado y más esbelto, y en correlación con un mayor desarrollo de la línea áspera y de los músculos que en ella se insertan que alivian álos inferiores de una parte del trabajo que antes soportaban. Pasando á la cara inferior de la extremidad distal del fémur del Tetraprothomo, nos encontramos con la fosa intercondiloidea que no parece presentar diferencias con la del fémur humano, ni en el tamaño relativo nien la disposición, ó son insignificantes y sin importancia si se toman en cuenta las diferencias que presenta en el hombre, según las razas Ó las variedades individuales. En la cara inferior de la extremidad distal del fémur del Tetraprothomo (fig. 17) las superficies rotular r y condilares ce ci, forman un campo que se enangosta de atrás hacia adelante en una forma considerablemente más acentuada que en el fémur humano (fig. 18). Esta diferencia se debe á que en Tetraprothomo la superficie rotular r es más angosta y los cóndilos se extienden considerable- mente más hacia atrás, de donde resulta que el campo rótulo-con- dilar es de mayor diámetro ántero-posterior que transverso, mien- tras que en el fémur humano el mencionado campo es de mayor diámetro transverso que ántero-posterior. En el fémur humano (fig. 18), la superficie rotular », se encuen- tra separada de las superficies condilares por dos depresiones transversales re, 12, bastante anchas pero poco profundas; son las «ranuras transversales» que sin embargo no interrumpen la conti- nuación de las aristas que limitan lateralmente la troclea rotular, pues se transforman gradualmente sin solución de continuidad, la arista rotular interna en la arista que constituye el borde lateral é inferior del cóndilo interno, y la arista rotular externa en la arista que constituye el borde lateral é inferior externo del cóndilo ex- terno. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 129 Las ranuras transversales no las he observado en ninguno de los mamiferos que he tenido la oportunidad de examinar, ni aun entre Fig. 17. Tetraprothomo argentinus Amgh. Vista de la cara inferior de la extremidad distal del fémur, en tama- ño natural. ce, cóndilo externo; cz, cóndilo interno; r, troclea rotular; 77, Fig. 18. Homo sapiens L. Vista de la cara inferior de la extremidad dis- tal del fémur, reducida áuna mitad del tamaño natural. Mismas letras que en la figura precedente. ranura transversal interna; re, ranura transversal externa; u,faceta de apoyo sobre la eminencia intercondilar de la tibia. los primatos, con excepción de los antropomorfos y es indudable que están relacionadas con la posición bipeda y más ó menos erecta, Es, pues, importante la existencia de las ranuras transversales re, ri en el fémur de Tetraprothomo (fig. 17), en el cual no sólo separan el campo rotular de los campos condilares sino que inte- Fig. 19. Homunculus patagonicus Amgh. Vista de la cara inferior de la extremidad distal del fémur, en Fig. 20. Cercopithecus sabaeus L. Vista de la cara inferior de la extre- midad distal, en tamaño natural. tamaño natural. rrumpen también las aristas que limitan lateralmente la superficie rotular, de las que más abajo y más adelante limitan el campo del cóndilo interno hacia adentro, y del cóndilo externo hacia afuera, — otra prueba de que el Tetraprothomo era bípedo. En Homunculus (fig. 19) como en los monos recientes (fig. 20), no sólo no hay vestigios de las ranuras transversales, sino que 130 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. tampoco hay interrupción entre las aristas que limitan lateralmen- te la superficie rotular, las cuales se continúan hacia abajo y hacia atrás con las que limitan los cóndilos, de donde resulta que no se puede distinguir una línea de demarcación entre el campo rotular y los campos condilares. Entre Homo y Tetraprothomo hay sin embargo, algunas diferen- cias notables. En el fémur de Tetraprothomo, los campos de los cóndilos son bastante convexos y se enangostan notablemente hacia atrás, mientras que en el de Homo son casi planos y de ancho casi igual adelante y atrás, lo que da á la cara inferior del hueso un aspecto aparentemente muy distinto. Es claro que, el mayor aplastamiento del campo inferior de los cóndilos y su enanchamiento posterior, en el fémur de Homo son el resultado de la posición erecta; pero es también evidente que el hombre no ha adquirido esos caracteres de un modo repentino, sino paulatinamente como el resultado de una causa que ha estado ac- tuando en la misma dirección durante un largo espacio de tiempo, y es natural suponer que este aplastamiento y enanchamiento de los campos condilares siguen todavía en aumento en la actualidad. Puede decirse que en Tetraprothomo esos caracteres están en el principio de su formación. Esto se demuestra por la considerable extensión de los campos condilares en dirección antero-posterior, como también por la pequeñez relativa de las ranuras transversa- les y la interrupción brusca de las aristas que limitan lateralmente la troclea rotular. A estos caracteres se agrega la existencia en el campo condilar del cóndilo interno en la región que limita la fosa intercondiloidea, de una superficie ancha y plana u (fig. 17), muy distinta, algo en declive hacia abajo y hacia adentro, que es el resultado de la presión del fémur sobre la eminencia intercondiloi- dea de la tibia debido á la adquisición de la posición erecta. Esa superficie representa el principio del aplastamiento de los campos condilares del fémur humano. Esta región, en el fémur del Hombre de Spy es sumamente interesante. El aplastamiento de los campos condilares es poco acentuado, de las ranuras transversales hay vestigios poco visibles, y los cóndilos se enangostan hacia atrás en un grado casi tan acen- tuado como en Tetraprothomo. Es evidentemente una forma ó más bien dicho un estadio intermediario entre el de Homo sapiens y el de Tetraprothomo, pero todavía más cerca de éste que de aquél. La troclea rotular es la parte en la cual quizás el fémur del Te- traprothomo se aleja más del mismo hueso del hombre. Se diferen- ES 0 PS E AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 131 cia en que es más extendida de arriba hacia abajo, más arqueada en la misma dirección y de forma más simétrica. Las crestas late- rales que limitan la troclea son más prominentes y más agudas, carácter que las distingue de las mismas crestas del fémur de Homo. En éste las crestas son mucho más obtusas de modo que su espacio troclear describe una pequeña curva convexa en dirección trans- versal, siendo además la cresta externa más saliente que la interna y más prolongada hacia arriba. En conjunto, la troclea rotular del fémur del Tetraprothomo se extiende más de arriba hacia abajo que transversalmente, es decir que es más alta que ancha, inversamente de lo que sucede en el hombre en el cual es notablemente más ancha que alta, al mismo tiempo que la cresta externa es mayor y más prominente que la interna, y que el borde superior de la troclea describe una línea oblícua que va del lado externo hacia el lado interno descendiendo gradualmente hacia abajo. Como consecuencia de esta conforma- ción, la troclea rotular del fémur humano es en su lado interno considerablemente más baja que en el externo, de donde resulta que el campo rotular aparece como colocado en dirección oblí- ena al eje longitudinal del cuerpo del hueso. Esta es quizás la mayor diferencia aparente entre el fémur de Homo y el de Tetra- prothomo. No debe sin embargo atribuirse á la mencionada diferencia más que un valor relativo. Esta oblicuidad de la troclea rotular es debi- da á la oblicuidad de los fémures del hombre que de arriba hacia abajo se inclinan y convergen hacia adentro de manera que el ten- dón extensor del muslo se mueve en la misma dirección; como la rótula se halla envuelta en el mencionado tendón, en vez de mo- verse en dirección perfectamente vertical, tiene que moverse en dirección algo oblícua, y es este movimiento oblícuo continuado en la misma dirección durante un largo espacio de tiempo que ha producido el enanchamiento transversal de la troclea rotular y su oblicuidad hacia adentro. Es este un carácter exclusivamente hu- mano, que ha resultado de la marcha bípeda en posición erecta, Hay otros mamiferos en los cuales la troclea rotular es igual- mente baja y muy ancha, como por ejemplo, los osos; en algunos es considerablemente más ancha que alta, como por ejemplo el Phascolomys, y en ambos casos oblicua. Pero, en estos casos, la oblicuidad es en dirección inversa á la que se observa en el fémur humano, es decir de adentro hacia afuera, y corresponde á una po- sición igualmente inversa de los fémures, los cuales en vez de con- ¡ajo MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. verger en su parte inferior hacia la línea media del cuerpo como en el hombre, divergen hacia afuera. En estos, el enanchamiento y oblicuidad de la troclea rotular se ha producido por un movi- miento del tendón extensor del muslo y de la rótula en dirección oblicua inversa á la del hombre. En los mamíferos cuyos fémures están en posición más ó menos paralela, el tendón extensor del muslo y la rótula se mueven de arriba hacia abajo y vice-versa, sin desviarse ni hacia afuera, ni hacia adentro, de donde resulta que presentan una troclea rotular alta, relativamente angosta, no oblicua, y cuyo eje longitudinal coincide con el del cuerpo del hueso. Es á este último tipo al que más se parece la troclea rotular del Tetraprothomo, pero esto no quiere decir que tuviera los fémures paralelos, puesto que ya he- mos visto que varios caracteres prueban que eran oblícuos y con- vergentes hacia adentro. Lo que hay es que en Tetraprothomo la posición bipeda y erecta era un carácter de adquisición bastante reciente, que aun no había actuado durante un tiempo suficientemente largo para poder mo- dificar la forma de ésta región femoral; sin embargo, puede cons- tatarse que esta transformación ya había empezado. La troclea rotular es ya más baja, más ancha y menos profunda que en los mamiferos que tienen los fémures paralelos, y la cresta externa de la troclea es bastante más larga y un poco más prominente que la interna constituyendo así el principio de la oblicuidad caracteristi- ca de la troclea rotular del fémur humano. En el fémur del Tetraprothomo, á un centímetro arriba de la tro- clea rotular hay una foseta suprarotular bastante grande (fs, fig. 21), de contorno irregularmente circular, de fondo cóncavo y poco profunda, que da á esta región del cuerpo del hueso un aspecto muy particular. Igual foseta se ve en el fémur del Homunculus (fs, fig. 22), pero colocada proporcionalmente un poco más arriba, siendo además de tamaño más reducido y más profunda. Sobre otro fémur del eoceno superior de Patagonia que atribuyo al género Anthropops, existe igual foseta pero de tamaño mayor y colocada algo más abajo; constituye una especie de transición entre la conformación propia del Homunculus y la del Tetraprothomo, de manera que se conoce que este último ha heredado esa conformacion de sus anti- guos antecesores del eoceno superior. La foseta suprarotular se presenta igualmente en muchos monos del antigno continente (fs, fig. 23), pero colocada no sólo más aba- +0 AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 13: il SS ON 1 l | 1 | Ú Ú 110 ¡AÑ NA " 1 tam ”la “nm 1] t $” ME nn ABN 028 q + E) | En Al 1 PE ja (568 E Al q118 ¡A 1959 1 AT 15) 1198 1] ANA p ATA Hi 25118 y MEA Fig. 22. Homunculus patagonicus Amgh. Fémur derecho, visto de ade- lante, en tamaño natural. EARL TA HA a a AZ Fig. 21. Tetraprothomo argentinus Amgh. Fémur izquierdo, visto de adelant2 en tamaño natural. 134 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. jo que en los monos del eoceno superior, sino también más abajo que en el Tetraprothomo. En el fémur de Homo, la foseta suprarotular (fs, fig. 24), ha des- cendido todavía más abajo, hasta colocarse inmediatamente encima del borde superior de la troclea, pero ha aumentado en extensión, y disminuido en profundidad; además ha perdido el contorno sub- circular ó elíptico que tenía en las antiguas formas, para tomar un contorno triangular. Sin embargo, en el fémur del Hombre de Spy, es más profunda y de un contorno triangular menos definido. En el fémur humano, la superficie de la foseta suprarotular lle- va varias perforaciones vasculares irregularmente distribuidas y algunas de tamaño considerable. Estas perforaciones no existen en la superficie de la foseta suprarotular del Homunculus. En los monos del antiguo contineñte provistos de foseta suprarotular, las perforaciones vasculares existen pero son de tamaño excesivamen- te reducido. En la superficie de la foseta suprarotular del fémur del Tetraprothomo, no sólo existen las perforaciones vasculares sl- no que en proporción del tamaño del hueso son casi tan grandes como en el fémur humano. En la conformación de esta región, el Tetraprothomo ocupa evidentemente una posición intermedia entre el hombre y los monos. Es además fácil de apercibirse que en Te- traprothomo esta región estaba en via de transformarse en una dirección hacia la conformación caracteristica del hombre. Las dos crestas que limitan lateralmente la troclea rotular, aunque en una forma muy atenuada, se prolongan hacia arriba hasta perderse en los bordes laterales de la foseta; el espacio comprendido entre esas dos líneas constituye un plano deprimido con numerosas per- foraciones vasculares que se extiende desde el borde inferior de la foseta hasta el borde superior de la troclea rotular. Las dos líneas que constituyen el prolongamiento de las crestas laterales de la troclea, muestran una pequeña convergencia hacia arriba, que, acentuándose un poco más, ha hecho que en el fémur humano se pongan en contacto dando asi á la foseta el contorno triangular. Hasta ahora, sólo me he ocupado de las extremidades; fáltame por examinar el cuerpo del hueso, en el cual se ven numerosos caracteres que demuestran de un modo evidente que se trata de un primato de posición erecta, En el fémur humano, el cuerpo del hueso se distingue por un conjunto de curvas que le dan un aspecto muy característico. La primera es la curva antero-posterior que da al fémur una forma arqueada con la convexidad hacia adelante y la concavidad AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 135 hacia atrás. La curva cóncava de la cara posterior va sin ninguna desviación del borde superior de los cóndilos hasta el trocánter menor. La curva convexa de la cara anterior se extiende desde el A E OS LS Ñ l Fig. 24. Homo sapiens L. Fémur izquierdo, visto de adelante, reduci- do á un tercio del tamaño natural. Fig. 23. (.copithecus sabaeus L. Fé- mur izquierdo, visto de adelante, en tamaño natural. borde superior de la troclea rotular hasta la altura de la parte inferior del trocánter menor, pero acá se vuelve un poco cóncava 136 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. volviendo á levantarse en la región del gran trocánter, de donde resulta que en el tercio superior del hueso la línea curva se vuelve un poco sigmoide. Esta curva sigmoide de la cara anterior apa- rece muy claramente mirando el hueso por el lado externo tal como está dibujado en la figura 10. La segunda, es la curva lateral con la concavidad al lado ex- terno y la convexidad sobre el interno. La curva cóncava de la cara interna es generalmente muy pronunciada en los dos tercios inferiores, pero en el tercio superior se invierte tomando igual- mente una dirección algo sigmoide. La convexidad interna es generalmente poco pronunciada y sólo aparente en la parte me- dia; en el tercio inferior la expansión del cóndilo interno hacia adentro determina la formación de una línea cóncava poco pro- nunciada, mientras que en el tercio superior, la pequeña inflexión del borde interno hacia adentro para unirse con el cuello, deter- mina igualmente la formación de una línea sigmoide poco acen- tuada. Estas distintas inflexiones de los bordes y caras laterales del fémur humano están muy bien indicadas en el dibujo adjunto copiado de las obras del célebre anatomista Hartmann (fig. 25), y en el cual he indicado las líneas convexas con una c, y las cónca- vas con una u. Las diferentes curvas indicadas pueden encontrarse separada- mente en el fémur de distintos grupos de mamiferos, pero reuni- das, formando el conjunto que constituyen en el fémur humano, es ó era hasta ahora un carácter propio y exclusivo del fémur del género Homo. Esas distintas inflexiones de los bordes y caras del hueso, pueden presentar diferentes grados de desarrollo según las razas y las variaciones individuales, pero un fémur que presente reunidas el conjunto de curvas mencionadas puede asegurarse que procede de un primato de posición erecta, En este caso se encuentra el fémur del Tetraprothomo, pues presenta reunidas todas las distin- tas curvas que he mencionado en el fémur humano; esto se ve muy bien comparando el contorno del fémur de Tetraprothomo represen- tado en la figura 26, con el de Homo sapiens de la figura 25. Lo que es sobre todo sorprendente y digno de reflexión, es que también en este caso, los caracteres humanos mencionados, son considerable- mente más acentuados en el fémur del Tetraprothomo que en el de Homo. Dejando áun lado los primatos, los mamiferos que presentan un fémur más parecido al del hombre, son algunos carniceros. Muchos años hace ya que Owen había llamado la atención sobre AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 137 el parecido superficial del fémur del oso con el fémur humano. Otro tanto puede decirse del fémur de los felinos del que acompa- Za SS 2 A, ( A sisi AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 143 bre todo muy frecuente en las razas que poblaban Europa en la época de la piedra pulida. Mucho se ha discutido sobre la causa que ha dado origen á la formación de la línea áspera y luego ásu elevación en forma de pilastra. Unos la han atribuido exclusivamente á la acción del crural, negando toda acción en este sentido á los otros músculos del cuadriceps femoral; otros quieren que sea la acción de los músculos vasto interno y vasto externo del mismo cuadriceps fe- moral, con exclusión del crural; los hay que pretenden que la elevación de la línea áspera es el resultado de la acción de los aductores y del biceps sobre la parte libre ó intersticial de ésta; mientras que otros niegan en absoluto que los mencionados músculos intervengan ú favorezcan la formación de la cresta ósea en cuestión. La causa de estas divergencias es que los que se han ocupado de esta cuestión no han tomado suficientemente en cuenta la dis- posición de esta parte del fémur y de los músculos correspondien- tes en los demás mamiferos, si bien todos están concordes en admitir que la línea áspera es exclusiva del hombre y en correla- ción con la posición erecta. En los mamiferos cuadrúpedos, el cuerpo del fémur es de sec- ción elíptica con su eje mayor en dirección transversal, de donde resulta que es como aplastado en dirección de adelante hacia atrás, En otros casos, el cuerpo del fémur es cilíndrico debido 4 una modificación producida por el trocánter menor y el psoas-ilíaco, de la que me ocuparé más adelante. En el fémur de sección elíptica con su eje mayor en dirección transversal *, la cara posterior es más ó menos deprimida y ocu- pada en casi toda su extensión por el triceps femoral, del cual, el vasto externo que responde al labio externo de la línea áspera, ocupa másó menos la misma posición que en el fémur humano, es decir, el borde externo del hueso, mientras el vasto interno que responde al labio interno de la misma línea, no se encuentra con- tiguo al precedente, sino más alejado, más próximo al borde in- terno; el recorrido de ambos vastos está indicado por una línea de rugosidades poco notables, de las cuales las del vasto externo 1 Entre los ungulados, hay géneros cuyo fémur presenta en la mitad de su largo una sección elíptica ú ovoide con su eje mayor en dirección antero-poste- rior, pero el resto de la conformación del fémur de estos animales es tan suma- mente diferente de lo que se ve en el hombre y en los demás primatos, que hay que prescindir de ellos en absoluto. 144 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. . a == Ni l Pez S q AAA en H dl a a a e Fig. 32. Felis pardus L. Fé- mur izquierdo, visto por la ca- ra posterior, reducido á tres cuartos del tamaño natural. siempre más desarrolladas forman una linea sin solución de continuidad. A veces esta línea toma la forma de una arista que se prolonga hacia arriba con la del glúteo mayor, pero se encuentra colocada invariablemente sobre el cos- tado externo y vuelta hacia afuera, sin que en ningún caso, mirando el hueso de atrás deje visible la más minima parte de la cara externa. Los otros músculos de esta región no dejan sobre el hueso vestigios de inserciones, ó son poco aparentes. Como ejemplo de esta conformación, acompaño el dibujo del fémur de un felino (fig. 32)), visto por la cara posterior. En los mamiferos en los cuales el cuerpo del hueso es de sección circular ó sub-circular, las dos líneas se aproxi- man algo más, pero debe tenerse pre- sente que en la mayoría de los casos, las rugosidades de la línea de inserción del vasto interno, lejos de constituir una arista, forman al contrario una lí- nea en hueco, esto es una ranura ó gotera; tal es el caso del fémur de Cer- copithecus sabaeus representado en la figura 4, el cual á juzgar por el dibujo podría creerse que presenta un princi- pio de línea áspera; en realidad, no hay nada de parecido, pues la línea h, h que correspondería al labio interno, lejos de ser una arista, es una gotera angos- ta y profunda. Solo en Homo, en Pithecanthropus y en Tetraprothomo existe una verdadera línea áspera que da al fémur una sec- ción triangular, correspondiendo la cúspide del triángulo á la cresta en cuestión. Es claro que esta cresta tie- ne que haberse formado por las líneas AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 145 de inserción del vasto interno y del vasto externo que han tomado la forma de líneas en relieve, y se han aproximado hasta fusio- narse y tomar el aspecto de una arista. Esta aproximación de las aristas óseas indica una aproximación de los músculos correspon- dientes para desarrollar mayor fuerza sobre un punto ó linea de- terminada, provocando un mayor desarrollo de la cresta. En efecto, en la parte de la línea áspera comprendida entre la trifur- cación superior y la bifurcación inferior, se han concentrado no menos de ocho músculos distintos que todos tienen en ella inser- ciones más ó menos extendidas: el crural en su parte posterior externa, el vasto interno, el vasto externo, los tres aductores, pri- mero, segundo y tercero, el biceps, y el glúteo mayor en la parte más superior. Es claro, pues, que es la acción conjunta de las in- serciones de todos estos músculos que ha provocado el desarrollo de la línea áspera. El vasto externo ha dado origen al labio externo, mientras que la parte del crural con que se halla en contacto lo ha empujado ha- cia adentro, provocando su mayor elevación y determinando la formación de la gran curva cóncava que de su parte media avanza hacia el lado interno; á su vez el glúteo mayor ha contribuido al desarrollo de la parte superior del mismo labio. El vasto interno ha producido el desarrollo del labio interno. Los aductores y el biceps, actuando sobre la parte intersticial han provocado, ó por lo menos favorecido el levantamiento de la cresta hacia atrás, mientras que la rama interna de la bifurcación inferior debe su formación y desarrollo á las inserciones del gran aductor. Esta concentración muscular que ha dado origen á la línea ás- pera es propia del hombre, y caracteristica y exclusiva de la posi- ción erecta; el factor principal de esta modificación es el triceps femoral, y particularmente el crural, que es más desarrollado en el hombre que en cualquier otro mamifero, como lo es también en conjunto todo el cuadriceps femoral. He dicho que la línea áspera del fémur del Tetraprothomo sal- vo detalles insignificantes es idéntica á la del fémur del hombre. Siendo así, como los mismos órganos deben desempeñar las mismas funciones, la linea áspera del fémur de Tetraprothomo desempeña- ba las mismas funciones que la línea áspera del fémur humano; por consiguiente, el Tetraprothomo era un bípedo de posición erecta perfecta. Las pequeñas diferencias distintivas que presenta esta parte del fémur del Zetraprothomo, no se refieren á la línea áspera en sí mis- ma sino á sus ramificaciones superiores é inferiores. 146 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. La rama externa (re, figs. 13 y 31) de la bifurcación inferior describe una línea curva poco acentuada, con la convexidad hacia adelante que da ¿esta región un aspecto muy particular; sin em- bargo, esta misma conformación suele encontrarse con bastante frecuencia en el fémur humano, y eneste caso, la parte más inferior sirve de inserción al plantar delgado. La rama externa gl de la trifurcación superior es bien desarro- llada y no presenta nada de particular con excepción del engrosa- miento ti (figs. 1, 13,31) que corresponde al llamado trocánter ter- cero del fémur humano (tt, fig. 14). Como ya más arriba me he ocupado de esta particularidad, no tengo por qué insistir sobre lo que ya he dicho. Debo sin embargo agregar que el hombre es el mamifero que presenta el glúteo mayor más desarrollado, confor- mación que, como la del desarrollo de los gemelos, está en relación con la posición erecta. Como la rama superior externa gl de la línera áspera del fémur del Tetraprothomo tiene por lo menos un desarrollo igual á la que presenta en el fémur humano, es claro que el mencionado músculo debía también alcanzar igual desarro- llo y desempeñar idénticas funciones. La rama mediana go (fig. 31) que recibe la inserción del múscu- lo pectineo está bien desarrollada, pero su parte inferior se inte- rrumpe en un corto trecho antes de alcanzar la línea áspera, mien- tras que en su parte superior, constituye un engrosamiento notable, u, casi en forma de tubérculo, que permanece separado del trocánter menor por una gotera transversal; de este punto se dirige á la cara interna bajo la forma de una cresta delgada y alta que se pierde adelante del trocánter menor en la depresión ó gotera ft (fig. 28). La rama interna es muy poco desarrollada, permaneciendo con- fundida con la mediana hasta adelante del trocánter menor, pero no se puede seguir su curso superior porque falta al hueso la región correspondiente; sinembargo, es claro que debía presentar la for- ma normal, pues en este punto la conformación es casi idéntica en todos los primatos. La fusión de la parte inferior de la rama externa con la media- na, y ambas en parte con el trocánter menor, es un resultado de ia posición lateral de este último. En ests punto, el Tetraprothomo se parece bastante al Hombre de Spy, en el cual la rama interna tam- bién está en parte confundida con la extensión inferior é interna del trocánter menor. El desarrollo ulterior de la línea áspera en las diferentes razas humanas hasta tomar la forma de pilastra ó columna es un carácter AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 147 de evolución más avanzada, pero hay desacuerdo sobre las causas que le dan origen. Unos, observando que la pilastra coincidía con el gran arqueamiento del cuerpo del fémur hacia adelante, han supuesto que el arqueamiento era el resultado de la divergencia entre el eje mecánico vertical del fémur que va de la cabeza articu- lar á los cóndilos, y el eje longitudinal del cuerpo del hueso que se encuentra colocado más adelante del anterior. Bajo la presión del peso del cuerpo que actúa de la cabeza articular sobre los cóndi- los, el cuerpo del hueso tiene necesariamente que encorvarse hacia atrás. Los músculos extensores en su esfuerzo para resistir el en- corvamiento habrían dado origen á la pilastra que en su máximo desarrollo opone una resistencia infranqueable ¿la continuación del encorvamiento. Por otra parte, el arqueamiento tampoco sería siempre el simple resultado directo del peso del cuerpo, sino en parte también de la relajación muscular producida por la marcha continuada; pero, tanto en uno como en otro caso, el avance del encorvamiento fué detenido por la formación de la pilastra; es pues natural suponer que los fémures muy arqueados y provistos de pilastra pertenecen árazas ó individuos que son ó eran grandes caminadores. Esta explicación del arqueamiento del fémur y la formación de la pilastra me parece tan natural y sencilla que nunca la puse en duda.! Sin embargo, se ha tratado de explicar el gran encorvamiento del cuerpo del fémur por la acción del músculo crural que envuelve toda la parte anterior y externa del cuerpo del hueso, alegando que la explicación más antigua es insuficiente para aclarar casos como el del Hombre de Spy, el cual, aunque posee un fémur de cuerpo excesivamente arqueado, no sólo no tiene pilastra sino que hasta la misma línea áspera es en él rudimentaria. Pero, los que así razonan, no han tenido en cuenta que 4 menudo la naturaleza obtiene el mismo resultado por vías muy distintas. El fémur de la raza de Neanderthal no es de un largo mayor que el de las razas actuales de mediana estatura, ni el cuerpo del hueso es de mayor grueso. En cambio, sus extremidades, esto es, la cabeza articular y los cóndilos son en proporción de un tamaño verdade- ramente extraordinario. Quiere decir, que la falta de pilastra ha sido compensada por el enorme desarrollo de las extremidades ar- ticulares. De esto deducimos que el Hombre de Spy era sumamente corpulento y pesado, de marcha lenta y de miembros inferiores muy gruesos. Son los músculos que de la cadera y de la extremi- 148 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. dad superior del fémur van á la rodilla, los que en él tenian un desarrollo enorme envolviendo el débil cuerpo del hueso de tal modo y con una masa muscular suficientemente considerable para sostenerlo é impedir el avance del arqueamiento, Para terminar con la parte media y superior de la línea áspera, me queda todavía por examinar el agujero nutricio. La posición y dirección de esta pequeña perforación varia mucho en los distintos grupos de mamíferos. En la mayor parte de los monos se encuen- tra colocado en el tercio superior del hueso y se dirige directamente hacia arriba como lo muestra el fémur de Cercopithecus sabaeus representado en la figura 4, en la cual el agujero en cuestión está indicado con la letra a. En el fémur humano se encuentra colocado un poco más abajo de la mitad de su largo (a, fig. 30) al lado interno de la línea ás- pera, sobre el mismo labio interno ó al lado de éste, aunque á veces suele también encontrarse en el intersticio. Su dirección es siem- pre en línea recta hacia arriba. En Tetraprothomo el mismo agujero (a, fig. 31) se encuentra apenas un poco más arriba que en Homo, se dirige también directa- mente hacia arriba, y está situado igualmente al lado interno de la linea áspera sobre el mismo labio interno. Antes de dejar el examen de la cara posterior del hueso voy á dedicar también algunas líneas á la región triangular comprendida en la bifurcación inferior de la línea áspera, que lleva el nombre de superficie poplitea. En el fémur humano la bifurcación empieza algo más abajo del agujero nytricio, dirigiéndose la rama externa á la parte superior externa del cóndilo externo, y la rama interna á la parte corres- pondiente del cóndilo interno. La región así circunscripta repre- senta un triangulo isósceles, cuya cúspide es el punto de bifurca- ción de la cresta, y la base la constituye la línea transversal que va de la parte superior de un cóndilo á la correspondiente del otro. A partir de la cúspide hacia la base, la superficie poplitea se vuelve de más en más deprimida hasta que en la parte basal inme- diatamente encima de los cóndilos, es muy deprimida, raras veces plana, generalmente excavada y con numerosas perforaciones vas- culares de tamaños muy distintos; también hay casos, aunque su- mamente raros, en que esta región es abovedada ó sea algo con- vexa en dirección transversal, Este cambio en la superficie poplítea va acompañado de otros en los diámetros respectivos del cuerpo del hueso. En el punto en AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 149 que empieza la bifurcación, los dos diámetros, antero-posterior y transverso son más ó menos iguales, pero más abajo el diámetro transverso se vuelve mayor que el antero-posterior; esta diferencia entre ambos diámetros va en aumento desde la cúspide del trián- gulo hasta la base, y es producida, no por una disminución del diámetro antero-posterior, sino por un aumento progresivo del diámetro transverso, debido al enanchamiento gradual del cuerpo del hueso á partir de la bifurcación hasta los cóndilos. Esta región del cuerpo del fémur presenta también la particula- ridad de ser asimétrica; el mayor diámetro ántero-posterior no cae sobre la línea media longitudinal, sino sobre el borde externo del hueso, de tal manera que éste es considerablemente más grueso que el borde interno. Esto es debido al prolongamiento de la línea áspera cuya parte más elevada al descender hacia abajo se dirige hacia el lado externo. De esto resulta que la sección transversal del hueso en la parte inferior de la región poplíitea es subtriangular, representando el borde interno la cúspide del triángulo y el ex- terno la base. Además, inmediatamente encima de los cóndilos, la superficie de la región poplitea cambia de dirección describiendo una curva que la invierte notablemente hacia atrás. En el fémur de Tetraprothomo, la región poplitea presenta la misma conformación general que acabo de describir sucintamente en el fémur humano, pero con varias diferencias de detalle. La más notable de estas diferencias consiste en que la superficie poplítea en vez de ser ya plana, ya deprimida ó excavada como es el caso más general en el fémur humano, es acá un poco abovedada, esto es, un poco convexa endirección transversal, pero sin que el cuerpo del hueso deje por eso de presentar un diámetro transverso considerablemente mayor que el diámetro antero-posterior, y el borde externo considerablemente más grueso que el interno. El fémur del Pithecanthropus presenta también la región poplitea con- vexa en dirección transversal en una forma todavía más acentuada, pero en este caso el cuerpo del hueso es casi cilíndrico, con el diá- metro transverso casl igual al diámetro ántero-posterior, coinci- diendo la parte más elevada de la bóveda más ó menos con la línea longitudinal mediana. Esta última conformación aunque muy rara se Observa también en el fémur del hombre, pero suele presentar con más frecuencia la característica del Tetraprothomo. En este abovedamiento transversal de la región poplitea del fémur de Te- traprothomo, lo que es digno de fijar la atención es que en la base y sobre la línea mediana longitudinal, aparece en el medio de la con- 150 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. vexidad una pequeña depresión alargada de arriba hacia abajo, de superficie rugosa y con algunas pequeñas perforaciones vascula- res; esta depresión representa el principio del proceso de forma.- ción de la depresión mucho más considerable que caracteriza el fémur humano. Además, la parte más inferior de la superficie po- plitea que precede inmediatamente los cóndilos presenta una inversión hacia atrás considerablemente más pronunciada que en el fémur humano. Sobre el lado externo, encima del tubérculo supercondilar te, y al lado interno de la rama externa de la bifurcación de la línea áspera, hay una especie de faceta ó región deprimida y alargada, que se enancha hacia abajo y se extiende hacia adentro casi hasta la línea media longitudinal del hueso: en el dibujo (figs. 1 y 31) está indicada por la parte sombreada que se extiende á la derecha de la línea re; en esta superficie tomaban inserción las fibras car- nosas del vasto interno, que descendía sobre el mismo hueso más abajo que en el fémur humano, mientras que el crural, quedaba al contrario limitado más hacia adelante y más arriba. Sobre el lado interno é igualmente arriba del tubérculo super- condilar opuesto ti, hay otra depresión todavía más acentuada, colocada al lado interno de la línea +, producida en parte por in- serciones del semimembranoso, y quizás también en parte del gran aductor; esta misma depresión y con un aspecto absolutamente igual aunque menos pronunciada se encuentra también á veces sobre el fémur humano. Al empezar el examen de la línea áspera, dije que era ésta la que daba al cuerpo del hueso en la parte media desu longitud una sección transversal con su eje mayor en dirección antero-posterior, mientras que en los demás mamiferos la sección enla misma región es de eje mayor siempre transversal ?. Creo pues de interés dar algunas secciones transversales del fémur del Tetraprothomo, al lado de otras del fémur del hombre actual, del fémur del Hombre fósil de Ovejero, y del de un Cerco- pithecus. Del Hombre fósil de Ovejero hay varios fémures pero todos sin extremidades, no quedando de ellos nada más que las diáfisis; de éstas he escogido la más completa, pero como es del lado derecho, 1 Ya más arriba (pág. 143) he mencionado la excepción que presentan algunos ungulados, y el ningún valor que tiene en esta cuestión. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 151 he invertido los cortes para que puedan compararse con los del fémur del Tetraprothomo que es del lado izquierdo. Para esta comparación he practica- do en un fémur humano seis secciones, que se encuentran indicadas en orden numérico de arriba hacia abajo en el fémur representado en la figura 33. El corte número 1 es arriba del trocánter 7 NS , menor; el número 2 pasa encima del : mismo trocánter menor; el número 3 debajo del trocánter menor; el número 4 es hacia la mitad del largo del cuer- po del hueso; el número 5, un poco abajo de donde empieza la bifurcación de la línea áspera; el número 6 á un centímetro arriba de los cóndilos casi en la parte inferior de la superficie poplíitea. En los demás fémures los cor- tes se han hecho en los mismos puntos correspondientes y llevan los mismos números. En cada corte, el lado que lleva el número y colocado arriba co- rresponde á la cara anterior del hueso; el lado derecho es el costado interno y el izquierdo que lleva la letra e co- rresponde al lado externo. Las seccic- nes son todas en tamaño natural. Sección N.” 1. — Del corte ó sección N.* 1, sólo acompaño la del fémur del hombre actual (fig. 34) y la del fémur del Tetraprothomo (fig. 35); esta última no es completamente exacta, pues la parte correspondiente está muy des- truida, habiéndose trazado tal como se presenta la rotura del hueso en este punto, pero las modificaciones de con- Fig. 33. Homo sapiens L. Fé- torno que pueda presentar el objeto "ur tn el que las líneas indi- F can los puntos en que se han completo sólo pueden afectar los dos practicado los cortes. costados, externo é interno, pues las paredes de las caras anterior y posterior están casi perfectas. En el fémur del Hombre fósil de Ovejero esta parte falta casi comple- tamente. 159 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. A esta altura, el fémur del hombre actual (fig. 34) muestra la cara anterior ancha y deprimida, y la posterior así como la exter- na, muy convexas; el grueso y la convexidad del lado externo son el resultado del gran desarrollo del gran trocánter. La gran con- vexidad de la cara posterior es producida por el gran desarrollo de la cresta intertrocanteriana que al ir á unirse al trocánter menor aumenta considerablemente el espesor del hueso en este punto, de donde resulta que el mayor diámetro antero-posterior tampoco coincide con el medio del hueso sino que se encuentra colocado 4 € € Fig. 34. Homo sapiens L, Sección 1 Fig. 35. Tetraprothomo argentinus del fémur tomada arriba del trocán- Amgh. Sección 1 del fémur tomada ter menor. arriba del trocánter menor. algo más al lado externo. Apesar de este engrosamiento de la cara posterior producido por la cresta intertrocanteriana, el diá- metro transverso es mayor que el antero-posterior; este mayor diámetro transverso se debe al aplastamiento ó platimería de la cara anterior, que, al mismo tiempo que ha disminuido el diámetro antero-posterior ha enanchado el hueso considerablemente sobre su costado interno por medio de la formación de la cresta susten- tacular del cuello c. c., fig. 61. En Tetraprothomo (fig. 35), la cara anterior es bastante convexa en su mitad externa, y deprimida ó casi excavada en la mitad interna; la pequeña depresión de esta región representa el princi- plo de la platimeria del fémur humano, mientras que la convexidad de la mitad externa está en relación con el desarrollo de la rama trocanteriana s, e, de la línea sagital de mayor convexidad transver- sal de la cara anterior (fig. 60). Como en Tetraprothomo la cresta intertrocanteriana o (figs. 1, 31) es rudimentaria, la cara posterior es relativamente muy deprimida, de donde resulta que el diáme- tro ántero-posterior es considerablemente mayor que el diámetro transverso. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 153 Sección N.” 2.—En el fémur del hombre actual (fig. 36), la cara anterior se conserva todavía plana (en algunos casos excavada) debido á la misma causa que en la sección núm. 1, es decir la pla- E = Fig. 36. Homo sapiens L. Sección 2 Fig. 37. Tetraprothomo argentinus. del fémur, tomada pasando sobre el Amgh. Sección 2 del fémur, tomada trocánter menor. pasando sobre el trocánter menor. timería, En este punto lo que sobre todo distingue el fémur hu- mano es la enorme protuberancia del costado ó ángulo posterior- interno, constituida por el trocánter menor y la gran escotadura que la separa del borde ó ángulo antero-interno, que corresponde á e; ' e y A ba , ñ , A p si Fig. 38. Hombre fósil de Ovejero. Fig. 39. Cercopithecus sabaeus L. Sección 2 del fémur, tomada pasando Sección 2 del fémur, tomada pasando sobre el trocánter menor. sobre el trocánter menor. á la fosa entotrocanteriana ft, fig. 10. No tomando en considera- ción la protuberancia del trocánter menor, el diámetro transverso se conserva todavía bastante mayor que el antero-posterior. La fo- sa entotrocanteriana es el resultado del desarrollo de la cresta sus- tentacular del cuello c, c, fig. 61. En el fémur del Hombre fósil de Ovejero (fig. 38), aunque se conserva incompleta, se ve que era ANaL. Mus. Nac. Bs. As., SER. 3”, T. IX. SEPTIEMBRE 18, 1907. 11 154 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. muy convexa y sobre el borde interno no existe la escotadura co- rrespondiente á la foseta entotrocanteriana ft, del fémur del hombre actual, que separa el trocánter menor del borde interno del cuerpo del hueso; éste se halla demasiado destruido para determinar la rela- ción de los dos diámetros, pero dado el gran ancho de la cara inter- na es probable que fueron más ó menos iguales. En Tetraprothomo (fig. 37) la cara anterior es muy convexa; la posterior es deprimida á causa del muy escaso desarrollo de la cresta intertrocanteriana y de la posición lateral del trocánter menor de donde resulta que el diámetro transverso es considerablemente mayor que el diámetro antero-posterior. Esta relación de los dos diámetres, y la posición lateral del trocánter menor son indisputablemente caracteres muy primitivos. Tampoco existe la fosa entotrocanteriana, debido á la posición lateral del trocánter menor, y también á que no se había formado la cresta sustentacular del cuello. En la ausencia de la foseta entotrocanteriana, la ausencia de la cresta sustentacular del cuello, y en la gran convexidad de la cara anterior, el fémur de Tetraprothomo coincide exactamente con el del Hombre fósil de Ovejero. En Cercopithecus (fig. 39) la cara anterior del fémur es también muy convexa, pero el trocánter menor tiene un desarro- llo tan considerable que constituye una gran protuberancia que se prolonga hacia atrás, y hacia adentro. No hay verdadera foseta en- totrocanteriana ni el más mínimo vestigio de cresta sustentacular del cuello. Sección N.” 3.—En el fémur humano (fig. 40), la cara anterior es apenas un poco convexa, pero la posterior lo es un poco más, como también la del lado externo; la cara anterior es notablemente más ancha que la posterior á causa de su mayor prolongamiento hacia el lado interno, de modo que su diámetro transverso se con- serva todavía mayor que el antero-posterior. La poca convexidad de la cara anterior depende de la platimería que á menudo pro- longa su acción hasta esta altura, mientras que el mayor prolon- gamiento hacia adentro de la cara anterior sobre la posterior, es todavía el resultado de la formación de la cresta sustentacular del cuello. El fémur del Tetraprothomo (fig. 41) y el del Hombre fósil de Ovejero (fig. 42) que todavía no tienen el menor vestigio de esta cresta, representan la forma más primitiva, y tienen en este punto una sección transversal casi absolutamente igual; en ambos, la cara anterior es muy convexa y la sección de contorno ovoide, con el lado más ancho hacia adelante, y el más angosto que corres- ponde á la línea áspera hacia atrás; el diámetro antero-posterior AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 155 es considerablemente mayor que el diámetro transverso. En Cer- copithecus (fig. 43) la sección es casi completamente circular, dis- posición que resulta del gran tamaño del trocánter menor y de su y e € Fig. 40. Homo sapiens L. Sección 3 Fig. 41. Tetraprothomo argentinus del fémur, tomada debajo del tro- Amgh. Sección 3 del fémur, tomada cánter menor. debajo del trocánter menor. rotación hacia afuera producida por la acción del psoas-iliaco. Esta forma circular del cuerpo del fémur es propia de todos los mamí- feros cuadrúpedos en los cuales el trocánter menor ha perdido su 3 e a S e Fig. 42. Hombre fósil de Ovejero. Fig. 43. Cercopitheus sabaeus L. Sec- Sección 3 del fémur, tomada debajo ción 3 del fémur, tomada debajo del del trocánter menor. trocánter menor. posición lateral y que al mismo tiempo ha adquirido un tamaño considerable. Sección N.” 4, — Esta sección tomada en la mitad del largo del fémur es la más importante, pues es acá que la línea áspera, tan ca- racterística del fémur humano adquiere su mayor desarrollo y da á la sección un contorno ovoide ó subtriangular con su eje mayor en dirección antero-posterior, que es exclusivo del hombre y de sus aliados ó precursores, La sección del fémur humano en este 156 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. punto (fig. 44) muestra las tres caras, anterior, interna y externa redondeadas, mientras que la cara posterior termina en una parte enangostada que se prolonga hacia atrás y corresponde á la línea 4 e e Fig. 44. Homo sapiens L. Sección 4 Fig. 45. Tetraprothomo argentinus del fémur, tomada hacia la mitad del Amgh. Sección 4 del fémur, tomada largo del hueso. hacia la mitad del largo del hueso. áspera; el diámetro antero-posterior que pasa por la cúspide de la línea áspera es notablemente mayor que el diámetro transverso. Tanto el fémur del Tetraprotomo (fig. 45) como el del Hombre é Q e) Fig. 46. Hombre fósil de Ovejero. Fig. 47. Cercopithecus sabaeus L. Sección 4 del fémur, tomada hacia la Sección 4 del fémur tomada hacia la mitad del largo del hueso. mitad del largo del hueso. fósil de Ovejero (fig. 46), presentan en este punto absolutamente la misma conformación que muestra el hombre actual, con la úni- ca diferencia que en aquéllos se extiende por un trecho más largo pues ya hemos visto que en la sección n.” 3 presentan el mismo contorno en todos sus detalles esenciales. La sección del fémur de Cercopithecus (fig. 47), conserva igualmente la misma forma subcircular que le hemos visto en la sección n.” 3. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 157 Sección N.” 5.—Tomada un poco abajo de la bifurcación de la lí- nea áspera. En este punto el cuerpo del hueso se ha enanchado transversalmente y ha disminuido de diámetro antero-posterior en los cuatro tipos que examino. En el hombre actual (fig. 48) la 5 e 6 Fig. 48. Homo sapiens L. Sección 5 Fig. 49. Tetraprothomo argentinus del fémur, tomada un poco abajo de Amegh, Sección 5 del fémur, tomada la bifurcación de la línea áspera. un poco abajo de la bifurcación de la línea áspera. cara posterior ha perdido la cresta y presenta apenas una pequeña curva convexa; en relación á la cara anterior, la posterior aparece como muy deprimida. El diámetro transverso es un poco mayor que el antero-posterior, En el fémur del Hombre fósil de Ovejero (fig. 50), el cambio es un poco menor; el contorno se ha vuelto un poco menos ovoide y la cara posterior aparece como deprimida 5 : 5 Fig. 50. Hombre fósil de Ovejero. Fig. 51. Cercopitecus sabaeus L. Sec— Sección 5 del fémur, tomada un poco ción 5 del fémur, tomada á la altura abajo de la bifurcación de la línea ás- correspondiente de los tres anteriores. pera. aunque no tanto como en el fémur del hombre actual; la promi- nencia de la línea áspera representada por la rama externa de la bifurcación se prolonga sobre el borde interno; ambos diámetros, antero-posterior y transverso, son sensiblemente iguales. En Te- 158 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. traprothomo (fig. 49), el contorno ovoide ó subtriangular se ha transformado en subelíptico, con el diámetro mayor en dirección transversal, y las dos caras anterior y posterior un poco convexas. En Cercopithecus (fig. 51) se ha transformado en un contorno elíp- tico perfecto con su mayor diámetro en sentido transversal. Sección N.” 6.—Tomada en la parte inferior de la superficie po- plítea, un poco arriba de los cóndilos. En el hombre actual (fig. 52) 6 Ó e Es Fig. 52. Homo sapiens L. Sección 6 Fig. 53. Tetraprothomo argentiínus del fémur, tomada en la parte infe- Amagh. Sección 6 del fémur, tomada rior de la superficie poplítea. en la parte inferior de la superficie poplítea. la sección se ha enanchado de un modo considerable, siendo de diá- metro transverso mucho mayor que el diámetro antero- posterior. La cara del lado externo es regularmente convexa; la cara anterior Fig. 54. Hombre fósil de Ovejero. Fig. 55. Cercopithecus sabaeus L. Sección 6 del fémur, tomada en la par- Sección 6 del fémur, tomada en la te inferior de la superficie poplitea. parte inferior dela superficie poplítea. es un poco deprimida en el medio, correspondiendo esta depresión á la parte superior de la foseta suprarotular; la parte posterior es fuertemente deprimida; el lado externo es mucho más grueso que AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 159 el interno y la superficie anterior describe una línea oblícua que va á encontrarse con la de la cara posterior en donde terminan en un borde relativamente delgado. En el Hombre fósil de Ovejero (fig. 54) esta parte es incompleta pero parece que la forma ha sido muy parecida á la del hombre actual. En Tetraprothomo (fig. 53) el enanchamiento transversal es un poco menor y la forma es más maciza, menos aplastada en sentido antero-posterior. El contorno representa una cara anterior angosta y un poco cóncava en el me- dio, y una cara posterior mucho más ancha y algo convexa, reuni- das ambas por dos caras laterales planas y oblicuas ó en declive de adelante hacia atrás. La sección del fémur de Cercopithecus (fig. 55), representa un contorno casi igual al del Tetraprothomo con la única diferencia que la cara posterior es un poco menos convexa. En la exposición que precede, el hecho de mayor importancia es el gran parecido del fémur de Tetraprothomo con el del Hombre fósil de Ovejero en varios de los caracteres fundamentales. Para que pueda apreciarse aun más el valor de estos datos, acom- paño la sección correspondiente al número 4, es decir, á la mitad del largo del fémur, tomada en el Hombre de Spy, en el Orangu- tán, en el Gorila y en el Gibon. En el Hombre de Spy (fig. 56), la sección es casi circular, pero presenta un angosto y corto prolongamiento posterior correspon- diente á la línea áspera de modo que su diámetro antero-posterior es siempre un poco mayor que el diámetro transverso. En este punto el Tetraprothomo se aproxima más al hombre actual que el de Spy. El cuerpo del hueso relativamente delgado y cilíndrico, asi como el pequeñísimo desarrollo de la línea áspera, comprueba lo que he dicho más arriba: que este hueso estaba envuelto en grandes masas musculares con pocas inserciones sobre la parte diafisaria, indicando que el hombre de Spy era muy corpulento, y de miembros inferiores muy gruesos, pero que no era un gran caminador. En el Orangután (fig. 57), la sección es elíptica con su diámetro transverso notablemente mayor que el antero-posterior, y con las dos caras anterior y posterior de convexidad casi igual. En el Gro- rila (fig. 58), la sección tiene igualmente un contorno elíptico con su eje mayor en dirección transversal en una forma más prolon- gada que el Orangután, y con las caras anterior y posterior más de- primidas. En el Gibon (fig. 59), la sección del fémur es circular como en Cercopithecus y por las mismas causas expuestas al ocu- parme de este último. 160 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Resulta, que el Tetraprothomo es el único primato que en la parte media del fémur presenta una sección ovoide ó subtriangu- p ly 6 € Fig. 56. Homo primigenius (Hom- Fig. 57. Simia satyrus L. (Orangu- bre de Spy). Sección 4 del fémur, to- tán). Sección 4 del fémur, tomada mada hacia la mitad del largo del hacia la mitad del largo del hueso. hueso. lar con su mayor diámetro en sentido antero-posterior como en el hombre, de donde se deduce que era como éste, un bípedo de posi- ción erecta, e 4 € den Fig. 58. Gorilla gorilla Wyman. Fig. 59. Hylobates syndactylus Desm. Sección 4 del fémur, tomada hacia la (Gibon). Sección 4 del fémur, tomada mitad de su largo. hacia la mitad de su largo. Es evidente que, tanto en Homo como en Tetraprothomo, la for- ma subtriangular del cuerpo del fémur fué adquirida gradualmente con el pasaje de la posición oblicua á la posición erecta; los más antiguos antepasados, más allá del Tetraprothomo, debían tener un fémur de sección elíptica con su mayor diámetro en dirección transversal como en el Gorila ó en el Orangután, ó de sección más ó menos cilíndrica como en el Gibon ó en el Homunculus. Esto, es AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 161 tanto más evidente, que en el niño de 2 á 3 años, el fémur no pre- senta vestigios de torsión lateral, y el cuerpo del hueso hacia la mitad de su largo, es cas1 cilíndrico, ligeramente aplastado de ade- lante hacia atrás, y un poco elíptico hacia las extremidades. La línea áspera, recién empieza á diseñarse hacia los5 años y es á esta misma edad que empieza á modificarse el contorno del cuerpo del hueso, diseñándose «gradualmente la forma subtriangular que recién aparece perfecta en la adolescencia. Me queda todavía un carácter importante que examinar, refe- rente á la torsión del fémur. Conócese con el nombre de torsión femoral la desviación que presentan la cabeza articular y los cóndilos con relación al eje lon- gitudinal del hueso. Como no es mi objeto entrar en detalles 4 este respecto, me limitaré á indicar que, basta colocar un fémur humano en posición vertical y mirarlo de arriba para apercibirse que la cabeza y el cuello aparecen con relación á los cóndilos, como vuel- tos hacia adelante, y el cóndilo interno con relación al cuello y ca- beza, como vuelto hacia atrás, Si en esta posición suponemos ó tra- zamos en realidad una linea transversal en el medio del cuerpo del hueso en la mitad de su largo, nos apercibimos que la cabeza femo- ral se encuentra desviada hacia adelante de esta linea transversal, mientras que el cóndilo interno aparece como desviado hacia atrás de la misma linea. Es una conformación igual á la que resultaría, si suponiendo el hueso flexible, se hubiera tomado con las manos por sus dos extremidades (cabeza articular y cóndilo interno), tor- ciéndolas en sentido inverso, la cabeza femoral y el cuello hacia adelante y el cóndilo interno hacia atrás. Es esta torcedura á la que se ha dado el nombre de «torsión femoral» y se supone ha sido producida por el cambio de la marcha cuadrúpeda á la marcha bípeda y á la posición erecta, ó por lo menos que ese cambio de posición ha producido su mayor acentuación. En efecto, esta torsión, más ó menos acentuada se encuentra en todos los mamiferos, pero es en el fémur del hombre, y especial- mente en el de la raza negra, que la torsión femoral alcanza su más alto grado, siguiéndole después los antropomorfos y de entre éstos el Gorila que á este respecto es el que se acerca más al Hom- bre. Esta circunstancia parece confirmar la suposición de que el más alto grado de torsión resulta del pasaje de la marcha cuadrú- peda á la marcha bípeda. A este respecto sería pues interesante poder determinar el grado de torsión del fémur de nuestro Tetraprothomo. Desgraciadamente 162 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. faltan la cabeza femoral y el cuello, pero existe la base de este último, y nos da un punto de apoyo suficiente para poder afirmar que la torsión femoral era todavía mayor que en el hombre actual. La figura que presenta el mencionado fémur visto por el lado in- terno (figs. 9 y 28), nos muestra la parte superior del borde in- terno al nivel de la región entotrocanteriana ft, fuertemente en- corvado hacia adelante; la parte más superior de esta línea en donde el fémur está roto, corresponde á la base del cuello, que continuándolo según la curva de la parte existente, viene á re- sultar que estaba vuelto hacia adelante en un grado notablemente más acentuado que en el hombre actual. Esto se ve muy clara- mente comparando la mencionada curva del fémur del Tetrapro- thomo (fig. 9) con la que describe el fémur de Homo sapiens (figura 10) en la misma región. Luego, la torsión femoral era en Tetra- prothomo evidentemente mayor que en Homo, y si la mayor acen- tuación de este carácter es indicio de una marcha bipeda en posi- ción erecta, entonces indica que Tetraprothomo era de posición tan perfectamente erecta como Homo. Esta deducción encuentra una confirmación completa en la tor- sión lateral del cuerpo del hueso, ála cual parece que los anato- mistas no han prestado hasta ahora atención, y que sin embargo, bajo este punto de vista es todavía de mayor importancia que la torsión femoral determinada por el cambio de orientación en sen- tido inverso de las extremidades. Ya he dicho anteriormente que en el fémur de Tetraprothomo, la cara anterior del cuerpo del hueso desde el borde inferior del trocánter menor hasta la foseta suprarotular es redondeada ó con- vexa transversalmente, pero que la línea culminante ó sagital de la convexidad, no es una recta como en la generalidad de los ma- miferos, sino una ligera curva sigmoide. Esta conformación res- ponde á la serie de líneas curvas entrantes y salientes de que he hablado más arriba, curvas que dependen de la forma del cuerpo del hueso, el cual, en vez de ser recto está retorcido sobre sí mismo describiendo en torno de su eje longitudinal central una línea en espiral (ó helicoide); á primera vista, el cuerpo del hueso aparece torcido en la misma forma que una rama flexible que cogida por sus dos puntas se le imprimiera un movimiento lateral en sentido inverso. Partiendo de la linea transversal m (fig. 60), que correspon- de á la mitad del largo del hueso, se observa que la mitad superior aparece como torcida hacia afuera y hacia adelante, y la mitad infe- rior hacia adentro y hacia atrás. La orientación de las flechas en las figuras adjuntas (figs. 60 y 61) indica las direcciones según las y Mr as AS A. AA AS A AAA: A Fig. 60, Tetraprothomo argentinus Amgh. Fémur izquierdo, visto por la cara anterior. s, ss, línea sagital de la mayor convexidad transversal de la cara anterior; s, e, rama trocante- riana de la línea Sagital; s, o, rama cer- vical de la línea sagital; £, trocánter menor; m, eje medio transversal de la línea longitudinal de torsión; +, pla- no platimérico. La orientación de las flechas indica las direcciones en que ha actuado la presión que ha produ- cido la torsión. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 163 Fig. 61. Homo sapiens L. Fémur iz- quierdo, visto por la cara anterior. s,0, curso primitivo de la rama cervical desaparecida; e, c, cresta sustentacu- lar y su línea de mayor couvexidad, que ha substituido la línea cervical s, o, desaparecida. Los demás signos como en la figura precedente. 164 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. cuales ha actuado la presión que ha producido la torsión del cuer- po del hueso. En la mitad superior, el costado interno ha sido echado hacia afuera y hacia adelante según la dirección de la flecha 1, y el externo en sentido inverso, hacia adentro y hacia atrás según la dirección de la flecha 2. En la mitad inferior, el costado interno ha sido empujado hacia adentro y hacia atrás, se- gún la dirección de la flecha 3, y en el costado izquierdo, hacia afuera y hacia adelante en la dirección de la flecha 4. De esto re- sulta que la línea cuspidal ó sagital, correspondiente á la mayor convexidad transversal, o, s, ss, traza una curva sigmoide que partía del medio de la cabeza articular bajando hasta alcanzar en s, la línea media longitudinal del cuerpo del hueso, describiendo en este trayecto de o ás una gran curva convexa al lado externo y cóncava al interno; 4 partir del punto s, la línea sagital de mayor convexidad transversal, corre hacia abajo hasta terminar en ss, sobre la cresta externa de la troclea rotular, describiendo una gran curva en dirección opuesta á la precedente, esto es, cóncava hacia afuera y convexa hacia adentro. Ahora, examinando en con- junto el trayecto de esta curva sigmoide o, s, ss, se ve presenta las mismas inflexiones de los bordes interno y externo del hueso que he examinado más arriba (págs. 136-1837), de donde se despren- de que éstas tomaron origen en la torsión lateral del cuerpo del hueso. En la parte superior del hueso, en el punto s (fig. 60), en donde la línea sagital se desvia hacia adentro en dirección á la cabeza ar- ticular, se produce una bifurcación, desprendiéndose una rama externa s, e, corta y baja, que va á terminar en la parte inferior del ángulo ántero externo del gran trocánter. El espacio triangu- lar +- comprendido entre esta bifurcación, es la región platimérica subtrocanteriana, en este caso de extensión relativamente reducida y de superficie plana. Inútil sería buscar en los mamiferos cuadrúpedos algo de lejana- mente parecido á lo que acabo de describir en el fémur del Tetra- prothomo. En aquellos cuyo fémur presenta un mayor parecido con el del hombre, ya hemos visto que el cuerpo del hueso (fig. 27 y 32) es derecho, sin vestigio de torsión lateral, con sus dos bordes interno y externo sin trazas de curva sigmoide y, por consiguiente, rectos ó casi rectos. En este mismo caso se encuentran los fémures de monos, que representan las figuras Y y 8. En todos esos mamí- feros cuadrúpedos de posición más ó menos horizontal y con un fémur que presenta un lejano parecido con el del hombre, la línea AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 165 sagital s, ss, de la cara anterior de este hueso (fig. 62) es una recta que baja del borde superior del gran trocánter al centro del borde superior de la troclea rotular dividiendo el cuerpo del hueso lon- gitudinalmente en dos mitades iguales. La torsión lateral del cuer- po del hueso y demás caracteres que la acompañan sólo se en- cuentra en el fémur del hombre, aunque no tan acentuada como en el del Tetraprothomo, á causa de modificaciones que se han producido en época relativamen- te reciente. La línea sagital s, ss (fig. 61), es absolutamente igual como en el fémur de Tetrapro- thomo (fig. 60), describe la mis- ma curva cóncava hacia afue- ra y convexa hacia adentro, y también termina abajo en la cres- ta rotular externa. En la mitad inferior, la cara lateral interna se encuentra igualmente desviada hacia adentro y hacia atrás, y la lateral externa hacia afuera y ha- cia adentro. En donde aparecen algunas di- ferencias es en la parte superior, que son las de origen neogeno á que he hecho referencia más arri- ba. Acá, en el fémur del hombre, la región platimérica subtrocan- teriana + (fig. 61) es considera- blemente más ancha, más exten- A 04] a A el == 7 === Maa” a dida de arriba hacia abajo, más Fig. 62. Felis pardus L. Fémur iz- deprimida y á menudo excava- quierdo, visto de adelante, mostrando Nao consecaenela vdstieata la línea sagital de mayor convexidad ] a ; transversal s, s. excavación y alargamiento de la región platimérica, la rama exter- * na s, e de la línea sagital, se ha vuelto más larga, más angosta y más prominente, mientras que la rama interna s, o ha desapare- 166 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. cido completamente, pues la parte ó región que recorría ha sido invadida por la depresión de la región platimérica. En cambio ha aparecido una nueva línea en relieve, c, c (fig. 61), colocada más sobre el borde interno, y que, de la base del cuello va hacia abajo, limitando al lado interno la región platimérica sobre la cual forma relieve. Es claro que esta línea no tiene nada que ver con la. primi- tiva rama interna s, 0, ni tiene con ella ninguna relación, y la prue- ba la tenemos en que esta línea c, c se prolonga hacia abajo bas- tante más allá que la parte superior de la linea ss, s, corriendo paralelamente á ésta por un trecho relativamente largo. Esta línea en relieve c, c corresponde á una cresta lateral inter- na ó sustentacular del cuello, de formación relativamente reciente, y destinada á compensar el alargamiento del cuello dándole ma- yor resistencia. Es esta cresta de nueva formación que en esta parte oscurece un poco la torsión lateral del hueso; pero si se hace abstracción de esta cresta, y tenemos presente que la gotera que la separa de la región platimérica representa el antiguo borde interno del hueso y la línea de presión de la flecha 1, entonces la torsión lateral aparece á la vista de un modo casi tan acentuado como en Tetraprothomo. Puede decirse que la torsión lateral primitiva se encuentra acá oscurecida por una supertorsión más reciente en dirección de la flecha 5, producida por la torsión ó inversión hacia adelante de la cresta sustentacular del cuello c, c; esta inversión fué á su vez el resultado de una mayor inversión de la cabeza femoral hacia ade- lante, es decir de un aumento en el grado de torsión femoral ter- minal,. En el fémur del Homo sapiens la formación de la cresta suston- tacular del cuello c, c, ha modificado la conformación de la parte superior del hueso de una manera profunda. Esta parte, en pro- porción del mayor largo y del mayor adelgazamiento adquirido por el fémur humano, se ha ensanchado y la región de la cara anterior se ha vuelto muy deprimida, produciendo la llamada pla- timería antero-posterior ó subtrocanteriana, cuyo origen se ha querido buscar en la acción exclusiva de la inserción del crural; en cuanto á la llamada platimería transversal, es una conformación más primitiva, que no me parece tenga relación con la platimería subtrocanteriana que proviene exclusivamente de un aplasta- miento limitado á la cara anterior del hueso. El borde libre de la cresta sustentacular del cuello, avanzando ha- cia adentro ha formado un borde interno delgado, el cual mirando AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 167 el hueso de adelante oculta en gran parte y á veces completamente el trocánter menor; este avance de la cresta sobre el lado interno, ha determinado la formación entre la cresta y el trocánter menor, de la fosa cóncava entotrocanteriana ft (fig. 10) que falta en el Tetraprothomo en donde está reemplazada por la gotera que re- sulta del ángulo que forma la base del trocánter con la cara in- terna del hueso; ya hemos visto que esta fosa entotrocanteriana falta también en el fémur del Hombre de Spy y en el del Hombre fósil de Ovejero, La misma cresta sustentacular aumentando el ancho del cuello y su espesor en la base y hacia adelante, hace que éste forme con el cuerpo del hueso un ángulo aparentemente más abierto de lo que realmente sería si no existiera la mencionada cresta; de ahí también que la cabeza femoral aparezca formando con el cuerpo del hueso un ángulo aparentemente más abierto. ' La torsión femoral terminal y la torsión femoral lateral del cuerpo del hueso, la línea sigmoide sagital de la mayor conve- xidad transversal de la cara anterior, y las líneas sigmoides de la cara anterior y de los bordes laterales, reunidas en conjunto, son exclusivas del fémur adaptado á la marcha bipeda y á la posición erecta; sobre este punto hay una certitud casi absoluta. La aparición de todos estos caracteres en el fémur del Tetrapro- thomo y su mayor acentuación que en el fémur del hombre de las épocas más recientes, indica el pasaje de la posición oblícua ú se- mibipeda á la posición erecta perfecta. Este cambio de posición produjo la rotación de la cabeza femoral hacia adelante, y la in- versión del cóndilo interno hacia atrás y hacia adentro. A su vez, el cambio de posición de las partes terminales ó epifisarias, pro- dujo la torsión lateral del cuerpo del fémur, dándole una forma especial apta para soportar con mayor facilidad el peso del cuerpo, proporcionalmente mucho más grande en el Tetraprothomo que en el hombre actual. En la evolución sucesiva que conduce al Homo sapiens, el cuer- po volviéndose gradualmente más esbelto y más alto, ya no tuvo necesidad de un fémur tan corto ni tan grueso; este adelgaza- miento del cuerpo y la continuación de la marcha bípeda, alargó considerablemente el fémur que se volvió más delgado, atenuán- dose gradualmente la torsión lateral del cuerpo del hueso, y ocul- tándola casi por completo en su parte superior la aparición de la cresta sustentacular del cuello, Las deduciones precedentes están confirmadas por la confor- 168 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. mación del fémur en algunas de las especies Ó razas humanas fó- siles, que aparece como perfectamente intermediaria entre la de Homo sapiens típico y la del Tetraprothomo, acercándose en algu- nos casos más de este último que del primero. En el fémur del Hombre de Spy (Homo primigenius) la tor- sión lateral del cuerpo del hueso es mucho más aparente que en el fémur de Homo sapiens. Las curvas sigmoides laterales son más pronunciadas, como también la de la línea sagital de la mayor convexidad transversal de la cara anterior; el cuerpo del hueso es más redondeado, la cara externa de la parte superior inmediata- mente debajo del gran trocánter no es ancha y plana como en el hombre, sino oblicua de adelante hacia atrás y de adentro hacia afuera; la región -platimérica es relativamente reducida y poco deprimida; en la parte superior existe bien visible la rama interna s, o de la línea sagital anterior; el borde interno de la parte su- perior es grueso y redondeado, sin que aun se vea ningún vestigio de la cresta sustentacular del cuello, y por consiguiente, tanto éste como la cabeza, aparecen separados del cuerpo del hueso por un ángulo aparentemente menos abierto; la foseta entotrocanteriana todavía no ha aparecido ó existen de ella apenas los primeros ves- tigios. Todos estos caracteres que alejan el Hombre de Spy del Homo sapiens, lo acercan al contrario del Tetraprothomo. Se acerca también de este último en el enorme desarrollo de los cóndilos, en el cuerpo del fémur más redondeado, en el plano popliteo menos deprimido, en la foseta suprarotular menos triangular y más pro- funda, en el menor desarrollo de la línea áspera, en la curva fuer- temente cóncava del borde lateral externo, y algunos otros carac- teres de menor importancia, de los cuales he tenido ocasión de ocuparme en varias de las páginas que preceden. Un punto en que el Hombre de Spy, se aleja tanto de Homo sapiens como de Tetraprothomo, y aun más de este último que del primero, es la fuerte inversión del cóndilo externo hacia afuera, casi tan pronunciada como la del cóndilo interno hacia adentro, y que da á la parte inferior del fémur ese enanchamiento brusco que se ha designado con el nombre de «forma de corneta». No se trata ciertamente de un carácter primitivo, sino adquirido en relación con el gran peso del cuerpo y el gran desarrollo de los músculos que de la cadera y de la parte superior del fémur van á la extremi- dad inferior de éste, á la rodilla y á la parte superior de la tibia. Como el enanchamiento no podía producirse sobre el cóndilo in- terno ya muy invertido hacia adentro, se produjo sobre el cóndilo AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 169 externo invirtiéndolo hacia afuera. Este enanchamiento con igual desarrollo no se presenta en ninguna de las razas existentes, ni aun en las más robustas, lo que constituye una prueba más de que el Homo primigenius no es un antecesor del Homo sapiens sino una especie completamente extinguida. El fémur del Hombre fósil de Ovejero que remonta al pampeano más superior, presenta caracteres intermediarios de igual ó mayor importancia, Ya se ha visto más arriba que difiere del de Tetra- prothomo por el enorme desarrollo de la línea áspera que ha to- mado la forma de una gran pilastra excesivamente saliente, y por el gran arqueamiento del cuerpo del hueso hacia adelante; este último carácter lo acerca del hombre de Spy, mientras que la pi- lastra lo acerca de algunas razas más recientes y de algunas de las actuales. Todos los demás caracteres del Hombre fósil de Ove- jero son primitivos, iguales ó muy parecidos á los que distinguen el Tetraprothomo. Haciendo abstracción de la pilastra, el cuerpo del hueso es muy redondeado y sobre todo de cara anterior transversalmente más convexa que en Tetraprothomo. La parte superior de la cara ante- rior debajo del gran trocánter señalada con las letras pl (fig. 65) es la única plana y de extensión muy reducida, absolutamente igual á la región correspondiente en Tetraprothomo. A esta altura, sobre el lado interno el borde del hueso es grueso y redondeado, sin el me- nor vestigio de la cresta sustentacular del cuello é igualmente sin vestigios de la foseta entotrocanteriana, conformación en un todo idéntica á la del Tetraprothomo. Sobre el lado opuesto, esto es el externo, llama la atención una fuerte tuberosidad b (fig. 66) de contorno elíptico muy prolongado, con su eje mayor de arriba hacia abajo, colocada sobre el límite del borde posterior formando igualmente protuberancia hacia atrás (b, fig. 63), y limitada adelante por una gotera ó depresión oblicua que corre hacia abajo y da vuelta hacia atrás hasta confun- dirse con la gran depresión que limita hacia afuera la línea áspera y en la que se aloja la parte posterior externa del crural, Esta depresión no tiene absolutamente nada que ver con la fosa hipo- trocanteriana, colocada siempre inmediatamente al lado externo de la rama externa de la línea áspera, pero aqui no existe. Esta gran tuberosidad b, se encuentra al lado externo de la rama externa de la línea áspera, pero no hay que confundirla con el trocánter ter- cero pues éste cuando existe se desarrolla invariablemente sobre la misma rama externa y participa del mismo aspecto rugoso que ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1X. SEPTIEMBRE 21, 1907. 12 170 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. = Fig. 63. Fémur derecho del Hombre fósil de Ov visto por la cara ante- rior reduci: una mitad del tamaño natural. Cu mes del Museo Nacional de Bueno- SN S ANO e Y 1 o - S _ RR SA So er Fig. 64. El mismo fémur de la figura precedente visto por el lado interno á la misma escala. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENITINUS. 171 SS SS y) ; Y % > SISSS ES SS > SOS SS SS <= SOS po == X RS Fig. 65. Fémur derecho del Hom- Fig. 66. El mismo fémur de la fi- bre fósil de Ovejero, visto por la cara gura precedente visto por la cara ex- posterior reducido á la mitad del ta- terna á la misma escala. maño natural !. * En el dibujo no se puede reconocer el enorme desarrollo que tenía la línea áspera de este fémur, porque la parte libre saliente se encuentra destruida por haber sido hacheada con un instrumento cortante cuando el hueso estaba todavia fresco, sin duda con el objeto de destruir las inserciones musculares. IA MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ésta, La tuberosidad elíptica en cuestión es considerablemente más saliente que la rama externa de la línea áspera, y no es de superficie rugosa, de modo que no estaba destinada á inserciones tendinosas sino que estaba cubierta por un músculo carnoso, En toda la superficie de la tuberosidad y en la gotera ó depresión que la limita hacia adelante, se ven varias perforaciones vasculares de tamaño relativamente considerable. La mencionada tuberosidad aumenta considerablemente el diámetro antero-posterior del cuer- po del hueso en este punto, mientras que la gran gotera que la limita hacia adelante da á la cara externa del hueso una forma ancha y deprimida, Es un ejemplo de platimeriía transversal, que en este caso me parece es efectivamente el resultado de un enorme desarrollo del crural, desarrollo que también lo demuestra el gran ancho y la gran profundidad de la gotera del lado externo de la enorme pilastra que posee este fémur. La gotera que limita hacia adelante esta gran tuberosidad estaba ocupada por las inserciones del haz superior externo del crural, que era sin duda muy desarrollado, mientras que la fuerte rama externa superior de la línea áspera, indica una inserción del glúteo mayor igualmente muy fuerte, pero, como ya he dicho sin vesti- gios de fosa hipotrocanteriana. El haz externo del crural descen- día oblicuamente por la depresión que limita la tuberosidad y en la parte inferior de ésta cruzaba el hueso casi transversalmente para pasar á la parte posterior y extenderse en la gran gotara longitudinal contigua al lado externo de la línea áspera, Por un lado la tracción de la inserción del glúteo mayor hacia arriba y hacia atrás, y por el otro la presión del haz superior externo del crural, dieron lugar á un crecimiento ó expansión del hueso en la región intersticial entre ambos músculos que se levantó en forma de tuberosidad. En el fémur del hombre actual no existe esa tuberosidad como carácter constante, pero suele presentarse á veces en forma rudi- mentaria, y la he visto regularmente desarrollada en fémures prehistóricos de Patagonia procedentes de individuos muy robus- tos, conjuntamente con una fosa hipotrocanteriana fuertemente acentuada. En el fémur del Hombre de Spy, según el molde que tengo á la vista, la tuberosidad existe, en forma igualmente alargada, y seguida hacia adelante de la misma depresión ó gote- ra, pero es mucho menos desarrollada que en el fémur del Hom- bre fósil de Ovejero; además no presenta absolutamente la misma dirección sino que se encuentra sobre la cara externa, más sobre AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 173 el lado anterior que sobre el posterior, y está vuelta completa- mente hacia afuera. Como el fémur del Hombre de Spy tiene la linea áspera casi rudimentaria, quiere decir que la formación de la tuberosidad en cuestión no tiene ninguna correlación con la gran pilastra como podría hacerlo suponer el fémur del Hombre fósil de Ovejero. La explicación que he dado para el fémur de este último, se aplica igualmente á la del fémur del Hombre de Spy. Las curvas que describe el cuerpo del hueso del fémur del Hom- bre fósil de Ovejero, son las mismas que se observan en el fémur del hombre actual, pero más pronunciadas, algunas tanto ó más que en el Tetraprothomo. De estas curvas, merece una mención especial la de la cara an- terior, pues presenta una línea en curva sigmoide muy pronun- ciada; esta curva, muy visible en la figura 66, que muestra el hueso visto por el costado interno, es producida por la inversión hacia adelante de la parte de la cara anterior é interna que en su prolongamiento forma el cuello, inversión ó arqueamiento hacia adelante más pronunciado que en el fémur del hombre actual (fi- gura 10), pero absolutamente igual al del fémur del Tetraprothomo (figs, 9 y 28). De esto es permitido deducir que la cabeza femoral por lo que respecta al cuerpo del hueso, se encontraba colocada más hacia adelante que en el fémur del hombre actual, lo que in- dicaría no sólo una mayor torsión femoral terminal, sino también una mayor torsión lateral del cuerpo del hueso. En lo que se refiere 4 esta última torsión, este es realmente el caso. Mirando el hueso por la parte posterior y colocado de ma- nera que la superficie del plano popliteo mire directamente hacia atrás (fig. 63), tenemos que la pilastra aparece sumamente incli- nada hacia afuera tomando una posición lateral que deja visible una mayor extensión del costado interno, como sucede en el fémur de Tetraprothomo; á medida que la pilastra asciende hacia arriba toma con relación al plano popliíteo una posición todavia más la- teral, hasta que en la parte superior al lado de la tuberosidad b, su borde libre constituye una línea saliente al lado externo, que más ó menos coincide con la del plano poplíteo. Es un grado de torsión del cuerpo femoral comparable al que muestra el fémur del antecesor del hombre de Monte Hermoso. De las que me son cono- cidas, la raza fósil de Ovejero es la única que en este importantisi- mo carácter de la torsión lateral del cuerpo del fémur coincide casi exactamente con el Tetraprothomo. 174 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ATLAS DEL TETRAPROTHOMO. La vértebra cervical á que me he referido más arriba, es un atlas casi perfecto, que se conserva en las colecciones del Museo de La Plata, y fué traído de Monte Hermoso por el señor Santiago Pozzi cuando formaba parte del personal de ese establecimiento. El Dr. Francisco P. Moreno, según me lo ha manifestado per- sonalmente no hacen muchos dias, vió la vértebra todavía engas- tada en parte de la roca, lo que no impidió que reconociera inme- diatamente que tenía todo el aspecto de un atlas humano, pero ocupado en otros trabajos no tuvo oportunidad de examinarla con mayor detenimiento. Desde entonces, dicha vértebra permaneció olvidada durante largo tiempo, hasta que el Dr. Santiago Roth jefe de la sección de paleontología del Museo de La Plata, la en- contró un día en las colecciones de fósiles de Monte Hermoso, to- davía envuelta en la misma roca; procedió á desembarazarla de la ganga, y reconociendo que tenía todo el aspecto de un atlas hu- mano de dimensiones muy reducidas! lo pasó á las colecciones de antropología del mismo establecimiento. Con motivo del descu- brimiento del fémur que acabo de describir, se me ocurrió que la vértebra en cuestión podría proceder del mismo género, y pedi examinarla. El Dr. Roberto Lehmann-Nitsche, jefe de la sección antropológica de ese establecimiento, accediendo á mi deseo, me la facilitó por unos días, atención que agradezco debidamente, pues me ha proporcionado la oportunidad de estudiar una pieza intere- santísima, puesto que del examen que de ella he hecho resulta pertenece, no precisamente al hombre, sino á su precursor. Esta pieza, como se verá por los detalles que siguen, no es del género Homo, pero, por otra parte, se acerca tanto al atlas del hombre, que es indudable procede de un ser muy parecido, que fué su precursor, y éste no puede ser otro que el Tetraprothomo. A primera vista produce la impresión de pertenecer á un animal de mayor tamaño, pero de las comparaciones que he hecho con otros mamíferos no arboricolas que presentan un fémur más ó 1 Es sobre datos verbales que me había comunicado el Dr. Roth, que en mi último trabajo hice mención de esa pieza como una vértebra cervical muy pe- queña, pero que en vista de la gran antigúedad del yacimiento de donde pro- cedía, debía ser, no del hombre, sino del precursor del hombre (Amecuixo F., Les formations sedimentaires, etc. Anal. Mus. Nac. de Buenos Aires, ser. 3.*, t. vi, p. 450, a. 1906). AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 175 menos de las mismas dimensiones que el del Tetraprothomo, resulta que aquéllos tienen el atlas tan grande, ó aun más grande que éste. Hay también que recordar que el fémur del Tetraprothomo indica un cuerpo proporcionalmente más grueso que el del hombre, de manera que proporcionalmente también debía tener un atlas más grande. A esto debe agregarse, que el examen del hueso independiente- mente de las consideraciones anteriores, en alguno de sus detalles demuestra debía soportar un cráneo proporcionalmente de mayor volumen que el del hombre, de donde se infiere, que también el atlas debía ser de tamaño proporcionalmente mayor. Por otra parte, si se establece la relación de tamaño entre el atlas de un chimpancé joven de sólo 56 centímetros de alto del que doy el dibujo en la figura 69, el atlas que supongo del Tetraprothomo representado en la figura 67 y que según el fémur debía alcanzar 1m05 á 1m10 de alto, y el de la figura 68 que procede de un hom- bre de talla mediana, se ve muy bien que el atlas fósil de Monte Hermoso corresponde perfectamente á la talla y á la corpulencia del Tetraprothomo argentinus, Si juzgáramos la talla del individuo que poseía esa vértebra tomando por término de comparación al hombre, nos daría una estatura alrededor de 1140, pero como el fémur indica un cuerpo proporcionalmente más robusto que el del hombre, y á su vez la vértebra un cráneo proporcionalmente más voluminoso, se desprende que hay concordancia perfecta entre el tamaño de la vértebra y el del fémur. Seguramente, no puede desecharse en absoluto la posibilidad de que las dos piezas, el fémur y el atlas, procedieran de dos ani- males especificamente Ó aun genéricamente distintos, pero esto implicaría la existencia en Monte Hermoso de dos precursores del hombre, lo que por ahora me parece, no diré imposible, pero sí altamente improbable, y hasta prueba de lo contrario, me parece más lógico y prudente referirlas á uno solo. El atlas humano presenta un considerable número de variacio- nes individuales de las que voy á prescindir, tomando sólo en cuenta aquellos caracteres que no varian, Ó cuyas variaciones puedan relacionarse con caracteres propios del precursor. Antes de entrar en los detalles que caracterizan esta pleza, es necesario demostrar que realmente es de un primato del mismo grupo que el hombre y los antropomorfos. Excepción hecha de los primatos, en todos los demás mamiferos las apófisis trausversas del atlas constituyen dos láminas orienta- 176 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. das de adelante hacia atrás, esto es perpendiculares al plano trans- versal de las vértebras, y en la misma dirección del eje longitudinal de la columna vertebral; prolongadas ambas láminas hacia la línea mediana de modo que se unieran dividirían la vértebra y el agujero vertebral en dos mitades, una superior y la otra inferior, ó anterior y posterior en el hombre. En los primatos hay dos tipos distintos. Uno constituido por los monos arborícolas y cuadrúpedos, tiene las apófisis transversas del atlas, con la misma orientación que todos los demás mamiferos. El otro, constituido por los de posición semierecta y erecta, es decir por el hombre y los antropomorfos, tiene las apófisis trans- versas en forma de láminas en dirección transversal, esto es, para- lelas á las caras anterior y posterior (ó superior é inferior en la posición erecta) de la vértebra, ó sea en dirección transversal al eje vertical de la columna vertebral. Esta división es fundamental, pues separa el hombre y los antro- pomorfos, no sólo de todos los demás mamiferos, pero también de todos los demás primatos, aunque en varios de estos últimos se observa una conformación intermediaria entre la del hombre y los antropomorfos de un lado y los demás mamíferos del otro. El atlas del Tetraprothomo tiene las apófisis transversas en for- ma de láminas transversales paralelas á las caras superior é infe- rior de la vértebra ó sea en dirección transversal al eje vertical de la columna vertebral. Se trata pues de un primato que forma parte del mismo grupo que el hombre y los antropomorfos. A. esta conformación en la dirección de las apófisis transversas del atlas, va unida otra de igual importancia. En los mamiferos en general, provistos de una apófisis transversa en forma de lámi- na en dirección longitudinal, la pared ósea que encierra el agujero vertebral forma una especie de tubo elíptico ó subelíptico alargado en la misma dirección del eje longitudinal de la columna vertebral. En el atlas del hombre y de los antropomorfos este tubo es tan comprimido de adelante hacia atrás (ó de arriba hacia abajo en la posición vertical) que la pared ósea que encierra el agujero verte- bral se ha vuelto ó ha quedado tan corta y delgada que tiene el aspecto de un anillo, en el cual las dos caras articulares de cada lado constituyen dos masas óseas macizas en forma de pilares. Los monos en general presentan también á este respecto una conformación intermediaria entre la del hombre y de los antropo- morfos de un lado, y la de los demás mamiferos del otro. El atlas del Tetraprothomo es aplastado en dirección antero-pos- AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 177 terior (ó de arriba hacia abajo) y presenta la forma de anillo con dos pilares laterales, conformación característica del hombre y de los monos antropomorfos. Fig. 67. Tetraprothomo argentinus Amgh. Atlas, visto de arriba, en tamaño natural. Mioceno superior de Monte Hermoso. Colecciones del Museo de La Plata. a, arco anterior ó ventral, cuya elevación mediana representa el tubérculo anterior del arco; p, arco posterior ó dorsal; o, agujero vertebral; t, apófisis trans- versa; v, perforación vértebroarterial longitudinal; c, gotera vértebroarterial transversal; u, cavidad glenoides ó superficie articular superior; d, tubérculo para la inserción del ligamento atlodontoides; 2, depresión vascular; e, estribo de la masa del atlas. Tenemos pues la prueba absoluta de que el Tetraprothomo no sólo es un primato, sino que forma parte del mismo grupo consti- tuido por el hombre y los antropomorfos. Fig. 68. Homo sapiens L. Atlas, visto de arriba, en tamaño natural. Mismas letras que la figura precedente. 178 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Ahora, entrando al examen de los detalles que presenta este hueso, veremos que se trata de un representante de la familia de los Hominidae y no de los Antropomorphidae. Por lo pronto, voy á demostrar que este atlas, prueba por sí solo que no es de Momo, sino de un género distinto y extin- . guido. En la conformación del atlas del Tetraprothomo (fig. 67), lo que llama inmediatamente la atención es el contorno del agujero verte- bral determinado por la disposición de los dos arcos anterior ó ventral a y posterior ó dorsal p. Las curvas internas de los dos arcos son de radio casi igual, de modo que prolongándolas sin tomar en cuenta las masas, constituyen un agujero de figura elíp- tica cuyo eje mayor es en dirección transversal. Esta conformación es general á todos los mamiferos, incluso los primatos, sin excluir á los antropomorfos, con la sola excepción del Gorila (fig. 70) y del hombre (fig. 68) entre los primatos, y de los proboscideos entre los demás mamiferos. Este carácter separa al Tetraprothomo, tanto de Homo como de Gorilla, para acercarlo 4 los demás primatos y 4 los mamiferos en general, lo que demuestra que se trata de un ser genéricamente distinto del hombre y del (Gorila. En efecto, el atlas de Homo (fig. 68), presenta el contorno del agujero vertebral de una forma muy distinta; el arco anterior a describe una curva más abierta, esto es, de radio notablemente mayor que la curva que describe el arco posterior p; este último, en su línea media antero-posterior se prolonga más atrás. De esta diferencia en la curva de los dos arcos, resulta que encierran un agujero de figura elíptica con ten- dencia ovoidea, y con su eje mayor no en dirección transversal como en el atlas de Tetraprothomo, sino en dirección antero-pos- terior, es decir completamente opuesta, Este carácter es fundamental y separa netamente á Tetrapro- thomo del género Homo, para acercarlo á los demás primatos y especialmente de algunos antropomorfos. Bajo este punto de vista, el mayor parecido de Tetraprothomo parece ser con el Chimpancé, como puede juzgarse por la figura 69, que representa el atlas de un Chimpancé muy joven, de sólo 56 ctm. de alto; el contorno elíptico del agujero vertebral y la disposición transversal de su eje mayor, son todavía un poco más acentuados que en el de Te- traprothomo. En este último, el arco posterior p con relación al del Chimpancé, se ha extendido un poco más hacia atrás en su parte media, disminuyendo un poco el largo del radio de su curva, AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 179 evolución que alcanza su mayor desarrollo no precisamente en Homo sapiens, sino en el Gorila (fig. 70). Fig. 69. Atlas de Chimpancé (Anthro- Fig. 70. Atlas de Gorila (Gorilla popithecus niger Geotf.), visto de arri- Gorilla Wymann), visto de arriba en ba, en tamaño natural. Letras como tamaño natural, según Owen. en las figuras precedentes. (Individuo muy joven, de sólo 56 ctm. de alto). El agujero vertebral del atlas del Orangután (fig. 71) presenta una forma completamente intermedia entre la del Tetraprothomo Fig. 71. Atlas de Orangután (Simia satyrus L.), visto de arriba, en tamaño natural, según Owen. de un lado y la del hombre y del Chimpancé del otro; los dos arcos describen una curva de igual radio, de donde resulta que el diá- 180 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. metro antero-posterior es igual al diámetro transverso, y de con- siguiente el agujero tiene un contorno circular muy característico. En el Gorila (fig. 70), la inversión del diámetro mayor del agu- jero vertebral en dirección opuesta á la del Chimpancé y del Tetra- prothomo es todavía notablemente más acentuada que en el hom- bre; el diámetro antero-posterior es considerablemente mayor que el diámetro transverso y esta diferencia de largo entre los dos diá- metros es mayor que en el atlas humano. El fondo del arco pos- terior se ha extendido tanto hacia atrás, que sus costados trazan una curva parabólica. Este cambio en la dirección del eje mayor del agujero vertebral del atlas del Gorila y la mayor extensión hacia atrás del fondo del arco posterior, son el resultado del enorme desarrollo del ligamento cervical, el cual, fijo encima de las apófisis espinosas extremada- mente largas de las vértebras cervicales, efectúa sobre la parte posterior del cráneo una potente tracción hacia atrás y hacia arri- ba para poder contrarrestar el gran peso del rostro bestializado de esa grotesca caricatura humana. Fuera de los primatos, encontramos una disposición parecida, es decir, un agujero vertebral con su mayor diámetro en dirección antero-posterior, solamente en los proboscideos, pero en un grado todavía más acentuado que en el hombre y en el Gorila. Es claro que en los elefantes esta disposición del atlas depende como en el Gorila, del peso enorme del cráneo y del desarrollo extraordi- nario del ligamento cervical, Como el elefante levanta la cabeza encima de la región cervical, la tracción hacia atrás del ligamento cervical ha dado al agujero vertebral del atlas una forma parecida á la que presenta en el Gorila. El enorme peso del cráneo también ha dado origen á principios de estribos y ha hecho avanzar las facetas articulares atlo-occipitales un poco al interior del agujero vertebral. Si en vez del contorno del agujero vertebral examinamos la forma del contorno del anillo óseo, prescindiendo de las apófisis transversas, llegamos á idénticas conclusiones. El Tetraprothomo (fig. 67) presenta un anillo de contorno elíp- tico casi tan pronunciado como en el Chimpancé (fig. 69) y con su eje mayor en dirección transversal como en éste. El Orangután (fig. 71) que hemos visto se distingue de los dos anteriores por presentar un agujero vertebral de contorno circular, muestra al contrario un anillo igualmente de contorno elíptico con su eje mayor igualmente transversal; pero, como este contorno oblicuo es AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 181 un poco menos acentuado que en Tetraprothomo conserva siempre su posición intermedia entre éste y Homo. En el atlas de Homo (fig. 68), los dos diámetros del anillo, antero-posterior y trans- verso, son sensiblemente iguales, pero en este caso, hay que tener presente que el tubérculo a del arco anterior y el tubérculo p del arco posterior modifican completamente el contorno del anillo y la relación de los dos diámetros; no tomando en cuenta los men- cionados tubérculos, el anillo del atlas de Homo, aparece igual- mente de contorno elíptico, pero nunca en una forma tan acen-. tuada como en Tetraprothomo, sino en un grado comparable al del Orangután, El anillo del atlas de Gorila (fig. 70) haciendo abs- tracción de los dos tubérculos, anterior y posterior, aparece con Jos dos diámetros sensiblemente iguales, de donde resulta que pre- senta un contorno circular. Por fin, hasta en los mismos probos- cídeos, que son los mamiferos con el agujero vertebral del atlas, de mayor diámetro antero - posterior, el contorno del anillo es tam- bién elíptico con el diámetro mayor en dirección transversal, Por todos los caracteres examinados, el Tetraprothomo se aleja de Homo, más que el Orangután y que el Gorila. Luego es evidente que se trata de un género distinto, Ahora, voy ¿4 demostrar, que este género extinguido, se acerca más del hombre que de los an- tropomorfos, y que por consiguiente debe formar parte de la fa- milia de los Hominidae. En el atlas humano (figs. 68, 76 y 77), el agujero vertebral pre- senta una forma muy particular; puede considerarse dividido en dos partes; una anterior más pequeña, más angosta y de forma casi cuadrangular; y la otra posterior, más grande, más ancha y de contorno casi subtriangular. La parte anterior, angosta y casi cuadrangular, debe su forma á los estribos e de las masas que se han acercado á la línea mediana disminuyendo el ancho del agujero vertebral; en este punto, Te- traprothomo y Homo coinciden completamente, separándose de los antropomorfos y monos en general. La parte posterior del agujero vertebral del atlas humano debe su forma subtriangular á una gran expansión hacia atrás de la parte media del arco posterior ó dorsal p, mientras que la curva del arco anterior ó ventral ha quedado poco menos que inalterable; en este punto exceptuando al Gorila, el hombre se separa de todos los demás primatos, incluso los antropomorfos y el Tetraprothomo, aunque el arco posterior del atlas de este último deja ya ver una pequeña prolongación de su parte mediana hacia atrás, lo que lo acerca un poco más al hombre que á los antropormorfos, 182 ” "MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. La mayor extensión hacia atrás del arco posterior del atlas tiene en el Gorila un origen distinto que en el hombre; en éste es pro- ducida por la posición más hacia adelante del agujero occipital del cráneo y está por consiguiente en relación con la posición vertical de éste sobre la columna vertebral. Es claro que esta modificación se ha producido muy gradualmente y que en Tetraprothomo la posición vertical del cráneo no había aun actuado un espacio de tiempo suficientemente largo para que esta transformación del arco posterior hubiera podido adquirir la misma forma que en el hombre, pero prueba que la posición erecta ya la había adquirido puesto que el peso del cráneo actuaba sobre la columna vertebral en dirección vertical. Ya veremos que varios otros caracteres de este hueso conducen á la misma conclusión. El arco anterior, en su forma general no presenta diferencias con el del atlas del hombre, si se exceptúa el borde superior que en su parte media parece ser un poco más elevado. La faceta articu- lar de la cara posterior del arco sobre la cual se apoya la apófisis odontoides del axis, no se distingue de la correspondiente del atlas humano, si bien parece ser de un tamaño proporcionalmente ma- yor; pero, como á este respecto el atlas humano presenta notables variaciones individuales, la cuestión del tamaño de la faceta no tiene mayor importancia. Lo que es importante, es que orientando el hueso de modo que las cavidades glenoideas de las masas miren directamente hacia arriba, y se hace abstracción de la pequeña concavidad da la foseta atlo-odontoidea, la superficie de esta faceta forma un plano colocado en posición perfectamente vertical; esta conformación prueba que la apófisis odontoides del axis estaba ¡gualmente orientada en dirección vertical, lo que á su vez de- muestra que la posición del cuerpo era perfectamente erecta. Es absolutamente la misma conformación que en el hombre, mientras que en los monos y en la generalidad de los mamiferos, el plano de la mencionada faceta es más ó menos oblicuo. El tubérculo ante- rior presenta la misma forma y desarrollo que en el hombre; existe también en el Gorila, pero falta en el Orangután y en el Chim- pancé. El arco posterior en las dos extremidades que se unen con las masas, es proporcionalmente más angosto que en el hombre y de cara superior menos deprimida, siendo el borde anterior que limita el agujero vertebral notablemente más elevado que el opuesto; de esta conformación resulta que las superficies deprimidas ó en for- ma de gotera de las extremidades del arco indicadas en las figuras AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 183 con la letra c, forman un declive muy pronunciado hacia atrás y hacia abajo. Es por esta gotera c (gotera vértebroarterial trans- versal) que corre la arteria vertebral al salir del foramen de la apófisis transversa. En la mayor parte de los mamiferos y en todos los primatos actuales del viejo mundo, con excepción de los antropomorfos y del hombre, esta gotera se presenta cubierta por un puente óseo; en Tetraprothomo no existe el puente, en lo que concuerda con el hombre y los antropomortfos. Es claro que la ausencia de puente sobre la gotera es un carác- ter primitivo; y aunque hay casos de atlas humanos con la gotera de la arteria vertebral, totalmente ó parcialmente cubierta por un puente como la que se encuentra dibujada en la figura 77, éstos no prueban la existencia del mencionado puente en los precurso- res, sino el principio en el hombre de una tendencia á formarse el puente, ó sea un carácter precursor, La existencia del puente indica un grado avanzado de la evo- lución en el proceso hacia una mayor osificación, de donde se deduce que no existía en los antecesores. La prueba de esto la te- nemos en que en los monos americanos se presenta 4 menudo el caso inverso, esto es, que no existe el puente sobre la gotera de la arteria vertebral, ó permanece incompleto, constituyendo la falta de puente la reaparición en unos casos y la persistencia en otros de un carácter propio de los más antiguos antepasados. Este carácter es de una capital importancia en la cuestión de las relaciones de las distintas familias de primatos. Prueba, que el hombre y los antropomorfos constituyen un gran grupo ú orden (Anthropoidea), que no tiene relación inmediata ni con los lemuria- nos, ni con los catarrinos, ni con los platirrinos, y que ha perma- necido aislado, evolucionando independientemente, probablemente desde el eoceno superior. A veces, aunque mucho más raramente, se ve en el atlas de Homo una tercera perforación intermediaria entre las dos precedentes, formada por una lámina ósea que va del borde supero-posterior de la faceta glenoidal á la apófisis transversa. Este es un carácter constante en todos los monos del antiguo continente, pero su pre- sencia anormal en el hombre no es una reaparición atávica, sino un carácter profético, indicio de un avanzamiento en el proceso hacia la mayor osificación. La conformación del atlas en lo que concierne al curso de la ar- teria vertebral, nos ofrece datos tan precisos para separar el hom- bre y los antropomorfos de los demás primatos y para la clasifi_ 184 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES, cación de los monos en general, que juzgo indispensable extenderme en algunos detalles, Es claro que para sacar de la conformación del canal vértebroar- terial deducciones precisas sobre la posición del hombre con rela- ción á los demás grupos de los primatos es indispensable determi- nar con toda seguridad si las dos perforaciones supernumerarias que anormalmente aparecen en el atlas humano, son realmente caracteres proféticos, ó si por el contrario representan la reapari- ción de caracteres propios de algún antepasado. Planteo el problema en esta forma, porque la presencia cons- tante de esas perforaciones en los catarrinos, es decir en seres con- siderados como muy inferiores al hombre y á los antropomorfos, Fig. 72. Cercopithecus sabaeus L. Atlas, visto de arriba y un poco oblicua mente del lado derecho, para mostrar la conformación ósea del curso de la go- tera vértebroarterial, aumentada al doble del tamaño natural, Flecha 1; perfo- ración vértebroarterial longitudinal, y e, el puente correspondiente. Flecha 2; perforación vértebroarterial lateral, y o, el puente correspondiente. Flecha 3; perforación vértebroarterial transversal, y c, el puente correspondiente. predispone á considerar la aparición de esos caracteres en el atlas humano como una reversión atávica, y la conformación normal de esta parte ó sea la ausencia de las perforaciones como un carácter evolutivo, mientras que por el contrario es primitivo. Como ejemplo de la conformación normal del curso de la arteria vertebral en el atlas de los monos del antiguo continente con ex- cepción del hombre y de los antropomorfos, doy el dibujo de este hueso (fig. 12) tomado en el género Cercopithecus. En esta vértebra, vemos 3 perforaciones vértebroarteriales dis- tintas. Primera: la perforación indicada por la flecha 1, que perfora la apófisis transversa de atrás hacia adelante (ó de abajo hacia arriba en la posición erecta), cuya presencia es constante, tanto en AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 185 el hombre como en todos los primatos actuales y en la mayor parte de los demás mamiferos. Para distinguirla de las otras dos la desig- no con el nombre de «perforación vértebroarterial longitudinal. » Segunda: la perforación indicada por la flecha 2, que va de adelante hacia atrás por encima de la apófisis transversa, y Cu- bierta por un puente óseo, que va del borde lateral externo supe- rior de la faceta articular glenoidal á la rama posterior de la base de la apófisis transversa. En el atlas humano se presenta como una anomalía muy rara, Designo esta perforación con el nombre de «perforación vértebroarterial transversal ». Tercera: la perforación indicada por la flecha 3, que va de afuera hacia el interior del agujero vertebral pasando por encima de la base del arco posterior y cubierta por un puente óseo que va del borde súpero-posterior de la faceta articular glenoidal al borde superior del arco posterior. Se presenta en el hombre como carác- ter anormal con mayor frecuencia que la precedente. Designo esta perforación con el nombre de « perforación vértebroarterial trans- versal ». Veamos ahora el significado evolutivo de esas tres perforaciones. Prescindiendo ahora por completo de su presencia ó ausencia en determinados grupos, y guiándonos por el modo de evolución filo- genético de todas las partes óseas, es claro que la presencia de cualquiera de esas tres perforaciones en un género determinado, presupone la existencia de un género antecesor que no la posela, Una perforación cualquiera, para que exista, tiene que haberse formado. Toda arteria que en parte de su curso corre sobre un hueso, forma en éste una gotera con tendencia á volverse de más en más profunda y luego á cubrirse con un puente que la trans- forma en una perforación. Deducimos pues, que hubo una época sin duda sumamente remota, durante la cual los antecesores de los primatos actuales no poseían ninguua de las tres perforaciones mencionadas. Como en el atlas de los reptiles no existe nada de parecido, es claro que esas perforaciones tuvieron origen en los mamiferos, de donde deducimos igualmente que los representantes más antiguos de esta clase de vertebrados no tuvieron ninguna de las tres perforaciones. He examinado á este respecto los monotremos, considerados como los más inferiores de los mamiferos existentes, lo que es cierto por la generalidad de sus caracteres, pero por algunos, apa- recen al contrario como muy evolucionados. La apófisis transversa es muy poco desarrollada y sin trazas de la perforación vértebro- AwnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3”, T. 1X. SEPTIEMBRE 25, 1907. 13 186 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. arterial longitudinal en lo que aparecen como una forma muy primitiva, pero existe la perforación lateral con un puente muy fuer- te, y la transversal con un puente delgado y á veces interrumpido. Extendiendo la investigación á los marsupiales, encontramos que la ausencia de la perforación longitudinal es general, como también de la lateral, pero existe siempre la transversal aunque con un puente generalmente delgado. Los marsupiales en general son pues primitivos por la ausencia de la perforación vértebroarterial longitudinal, y bastante evolucionados por la presencia de la transversal, Pasando á los demás mamiferos: la presencia de la perforación vertebroarterial longitudinal es general; en algunos, como los hominideos y los antropoideos, faltan las otras dos; en otros, como la generalidad de los carnívoros, existe la perforación transversal y falta la lateral; los hay como algunos coendideos y otros, que poseen la perforación lateral y no tienen la transversal, pero este es el caso menos frecuente; por último, vienen los que tienen las tres perforaciones como el caso ya mencionado de Cercopithecus y de todos los demás monos del viejo continente, algunos del nuevo mundo, la generalidad de los roedores, los lemurianos y mamiferos de varics otros órdenes. Quiere decir que la evolución hacia una mayor osificación de la gotera vértebroarterial, se ha efectuado independientemente en los distintos grupos, pero no hay nada que pruebe ni que pueda hacer suponer que en algún caso haya podido efectuarse una evolución regresiva. Material paleontológico que pudiera darnos la comprobación de esta evolución, en lo que se refiere á los monos fósiles y á los ma- miferos fósiles más primitivos, no conocemos casl nada, pues en esas formas el atlas es un hueso tan delgado y tan frágil que difí- cilmente se ha conservado. Conócese sin embargo, el atlas muy imperfecto de un represen- tante de la antigua y extinguida familia de los Microbiotheriidae que parece no posela ninguna de las perforaciones en cuestión. Si esto se confirmara por ejemplares más perfectos sería un hecho de muchisima importancia, pues es de ese grupo que se han despren- dido directamente los primatos más primitivos de un lado y los Didelphyidae del otro. Los representantes actuales de esta familia que más se parecen á los extinguidos Microbiotheriidae y de los cuales son sin duda los descendientes directos, son las pequeñas especies de los géneros Micureus y Peramys; era pues presumible suponer que podian haber conservado en el atlas la forma primi- AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 187 tiva de los Microbiotheriidae. Con el objeto de ilustrarme sobre este punto he practicado la disección de un individuo muy viejo del género Peramys, y he tenido la buena suerte de encontrarme con un atlas de la forma primitiva que buscaba, Este atlas, representado en la figura 73, en relación al tamaño es un anillo tan delgado como en los hominideos y en los antropo- morfos, de donde es lógico deducir que estos últimos conservan esa forma desde sus más antiquiísimos antecesores los Microbio- theriidae. Otra particularidad de esta vértebra, consiste en la forma de su arco dorsal, el cual se enancha en su parte media, adelante y atrás, en una forma parecida á la que veremos un poco más adelante en Tetraprothomo, otro carácter de los Microbiotheriidae que se ha conservado hasta este último género, pero que ha desaparecido en el hombre. Fig. 73. Peramys Lesson. Atlas, visto lle arriba, aumentado cuatro veces el tamaño natural; t, apófisis transversa ó epapófisis; e, pleurapófisis; v, gotera vértebroarterial longitudinal completamente abierta; c, gotera vértebroarterial transversal. Sin embargo, la conformación más importante del atlas de Pera- mys, es la ausencia completa de las tres perforaciones vértebroar- teriales, la longitudinal, la lateral, y la transversal. Representa en los mamiferos el tipo de atlas más primitivo que se conoce, y en lo que se refiere á las perforaciones vértebroarteriales, nos permite seguir con plena seguridad su ulterior desarrollo en todas sus etapas. La perforación vértebroarterial longitudinal y las partes óseas que las delimitan empieza por la formación de la lámina t (fig. 73), la cual, en su parte proximal representa la rama dorsal de la base de la apófisis transversa, ó sea la epapófisis de las vértebras dorsales, y adquiere gradualmente mayor tamaño en longitud y elevación. La rama ventral ó anterior de la base de la apófisis transversá es la pleurapófisis y corresponde á la parte proximal de las costillas 188 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. que en la región dorsal se articula con las vértebras. En el atlas, la pleurapófisis empieza 4 manifestarse en forma de una pequeña punta e (fig. 73). En la gotera v formada por estas dos protuberan- cias óseas, corría la arteria vertebral. La pleurapófisis e, continuan- do su desarrollo por encima de la arteria llegó á ponerse en contacto con la epapófisis t, y soldándose con ésta formó el puente e (fig. 72), encerrando la arteria en un canal cerrado constituyéndose asi la perforación vértebroarterial longitudinal. La rama ventral de la perforación es más delgada que la dorsal, En muchos mamiferos la osificación de la rama ventral es incompleta ó queda muy del- gada. En el hombre se observa tanto el uno como el otro caso. En Tetraprothomo la rama anterior es sumamente delgada, y es posible que el anillo de la perforación quedara incompleto como conforma- ción normal. La arteria vertebral al salir del orificio superior de la perfora- ción vértebroarterial se dirige hacia arriba (hacia atrás en la posi- ción bípeda ó erecta), da vuelta alrededor de la mitad posterior de la masa pasando sobre la cara superior de la base del arco dorsal para penetrar en el interior del agujero vertebral. Como en todos los casos en que una arteria corre sobre un hueso, se ha formado una gotera con tendencia 4 volverse más profunda. En todos los mamiferos en los cuales esta gotera permanece abierta en toda su longitud, está en parte cubierta por fibras ligamentosas. En el lado externo de la parte posterior de la masa, fibras del interstransver- sal posterior toman inserción en el borde superior externo (en la posición erecta) de la faceta articular glenoidal, y pasando sobre la arteria vertebral van á insertarse en el borde superior de la rama posterior de la base de la apófisis transversa. La osificación de una parte de estas fibras del intertransversal han formado el puente óseo o dando así origen á la perforación vértebroarterial lateral indicada por la flecha 2 (fig. 72). La gotera vértebroarterial transversal c (figs. 67, 68, 76, 77, etc.), en todos aquellos mamiferos en los cuales permanece abierta, está cubierta por fibras ligamentosas del ligamento atloideo poste- rior que del borde antero-superior (ó supero-posterior en la posi- ción erecta) pasan sobre la arteria vertebral y van á insertarse en el borde anterior (superior en la posición erecta) del arco dorsal. La osificación de una parte de estas fibras constituye el puente c (fig. 12) que da origen y circunscribe la perforación vértebroarterial transversal indicada por la flecha 3. Estos distintos puentes, una vez formados, no hay ninguna razón AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 189 funcional ni mecánica para que desaparezcan. La ausencia de los puentes sobre la gotera vértebroarterial es un carácter primitivo, y su presencia un carácter de evolución avanzada. En los hominideos y en los antropomorfos la ausencia de las per- foraciones vertebroarteriales, lateral y transversal, es pues un carácter primitivo. La prueba de esto la tenemos también en el desarrollo ontogénico del atlas. En lo que concierne á la perforación vértebroarterial longitudi- nal pasa por las mismas etapas que he señalado en el desarrollo de los grupos zoológicos. De las apófisis transversas aparece primero la parte correspondiente á la lámina longitudinal ó epapófisis de las demás vértebras. En el momento del nacimiento todavía no hay vestigios de la rama anterior ó pleurapófisis. Durante los pri- meros años de la vida la perforación permanece abierta adelante. La rama anterior aparece más tarde, como un pequeño tubérculo del cuerpo de la masa que se alarga gradualmente hasta ponerse en contacto con la rama posterior circunscribiendo la perforación, lo que recién acontece 4 los ocho ó diez años de edad, pero que puede quedar más ó menos abierta hasta la vejez. En cuanto á las perforaciones vértebroarteriales lateral y transversal no se ve de ellas el más mínimo vestigio ni durante el desarrollo ontogénico, ni durante los primeros años de la vida. Es pues, evidente que los antepasados del hombre y de los antropomorfos, nunca tuvieron las mencionadas perforaciones, y el descubrimiento del Tetrapro- thomo que carece de ellas, es otra confirmación de todo lo que precede. Entonces, es pues igualmente evidente que la aparición en el hombre, ya de una, ya de la otra de esas dos perforaciones, es un simple avanzamiento individual en la evolución hacia la mayor. osificación, y un carácter profético en lo que se refiere al futuro prolongamiento de la serie. Esto lo demuestra igualmente la cir” cunstancia de que la presencia de una ó de las dos perforaciones mencionadas, sólo se observa en individuos adultos, pero nunca en la juventud. Lo demuestra también la forma de la gotera vértebro- arterial transversal, más profunda con relación á la de Tetrapro- thomo y por consiguiente con una mayor predisposición á la for- mación del puente. Esta mayor profundidad de la gotera vértebro- arterial transversal es el resultado: por una parte de la constricción hacia adelante, que sobre la pared posterior de la masa ejerce la arteria vertebral; y por la otra de la mayor extensión de la super- ficie articular superior del atlas. La parte superior de las masas A U PE * 190 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. que lleva las superficies glenoidales, á causa del peso del cráneo y de la mayor extensión de los cóndilo3, tuvo que aumentar de ex- tensión, y sólo pudo hacerlo prolongándose más hacia atrás avan- zando sobre la gotera vértebroarterial. Este prolongamiento hacia atrás del borde supero-posterior de las masas es muy notable en el atlas del hombre, pero en el de Tetraprothomo, es muy poco acentuado, lo que indica una conformación bastante más primitiva. Es claro que la mayor profundidad de la gotera y la mayor aproxi- mación de sus bordes, favorece la osificación de las fibras liga- mentarias que lo cubren y hacen de más en más frecuente la apa- rición de la perforación. Elavance hacia atras de las partes superiores de las masas y de las cavidades glenoidales, es también muy acentuado en el atlas del Chimpancé, por lo cual es de suponer que en los adultos la perforación vértebroarterial transversal debe encontrarse con bas- tante frecuencia. En la línea que conduce al hombre y álos antropomorfos, las perforaciones vértebroarteriales lateral y transversal no han co1- seguido formarse como un carácter constante y normal, debido principalmente á que el anillo del atlas conserva la forma delgada que tenía en los Microbiotheriidae y que hemos visto en el Peramys de la época actual. Esta persistencia de la gracilidad del anillo del atlas no tiene otra explicación que la acción del peso del cráneo en la posición oblícua y erecta, que ha impedido que las láminas que constituyen el anillo pudieran levantarse hacia arriba. En los mamiferos cuadrúpedos de posición más ó menos horizontal, las láminas del anillo del atlas se han extendido considerablemente hacia adelante, dando al agujero ' vertebral la forma de tubo de que ya he hablado más arriba, y es natural que este avance de la osificación hacia adelante, envolvió la arteria vertebral formando las perforaciones mencionadas. Todo esto prueba que los homini- deos y los antropomorfos constituyen un grupo independiente de los demás primatos desde época geológica antiquísima. En todos los monos del antiguo mundo que he tenido ocasión de examinar, he encontrado siempre las dos perforaciones vérte- broarteriales lateral y transversal que he señalado en el Cercopi- thecus, menos en los individuos jóvenes en los que todavía no se habian osificado los puentes. En estos monos, el caso de un indi- viduo adulto que no presente los puentes osificados sobre la gotera vértebroarterial es claro que no puede interpretarse de “otro modo que como una reversión atávica. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 191 En todos los lemurianos africanos y asiáticos que he tenido opor- tunidad de examinar, existen igualmente los dos puentes suple- mentarios, con un desarrollo todavía mayor que en los monos catarrinos. Este carácter separa de un modo absoluto á los hominideos y á los antropomorfos de los lemurianos y de los monos catarrinos del antiguo continente. La separación con los monos del nuevo mundo es mucho menos profunda. Las perforaciones y puentes en cuestión aparecen como constantes solamente en los arctopitecos (Hapalidae) que repre- sentan una rama divergente bastante especializada, y aun en ellos he visto con frecuencia ejemplares en los cuales los puentes no existian. | En los Cebidae que son los que más se aproximan de los antiguos Homunculidae, la regla más general es que las dos perforaciones lateral y transversal queden abiertas sin que se forme puente; el puente lateral es muy raro, pero el transversal se presenta con ma- yor frecuencia. El único género que presenta los tres puentes con un desarrollo igual al de los monos del antiguo continente es Aluata (Mycetes). Sin embargo, también en este género he observado casos en los cuales la perforación vértebroarterial transversal queda incom- pleta con el puente interrumpido en un trecho más ó menos largo. Es claro que en este caso, y en los parecidos de Cebus, etc., se tra- ta de una cesación en el proceso evolutivo hacia la mayor osifica- ción, que reproduce una de las faces por la cual pasaron los ante- cesores. La deducción lógica es que los Homunculidae carecian de ambas perforaciones, y que por consiguiente formaron parte del mismo grupo que los hominideos y los antropomorfos de los cuales deben ser los antecesores. La parte mediana del arco posterior ó dorsal del Tetraprothomo (fig. 74) es mucho más maciza que en el hombre, más ancha, ó más extendida de arriba hacia abajo, con su cara posterior muy convexa y rugosa pero sin formar tubérculo distinto. El borde su- perior s, de la parte mediana forma una curva convexa hacia arri- ba, y el borde inferior ¿, otra curva convexa hacia abajo todavía más acentuada que la superior. En el atlas humano (fig. 75) el borde inferior 1, forma siempre una curva cóncava hacia arriba, aunque hay casos en que el borde es derecho ó plano, pero la forma convexa caracteristica de Tetraprothomo es tan rara que entre los mm Y e AN 1) A a 2 e E W 199. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. numerosos atlas humanos que han pasado por mis manos, no la he visto hasta ahora más que en un sólo ejemplar y todavía no con igual desarrollo. Es claro pues, que se trata de la reaparición atá- Fig, 74. Tetraprothomo argentinus Amhg. Atlas, visto de atrás mostrando la conformación del arco posterior, en tamaño natural. vica de un carácter que remonta á los antiguos Microbiotheriidae y que se ha conservado en los diminutos didelfideos actuales que constituyen el género Peramys. ALI CATA SEÑAL] ÉS Y [] Fig. 75. Homo sapiens L. Atlas, visto de atrás mostrando la conformación del arco posterior, en tamaño natural. En el Tetraprothomo, la forma maciza del arco posterior en su parte media, el gran ancho del arco en esta región, y la gran exten- sión consiguiente de la superficie rugosa que da inserción á los músculos cervicales, indica que éstos eran considerablemente más fuertes que en el hombre, y que, por consiguiente, el cráneo con relación á la talla era de tamaño notablemente mayor. En efecto, esta región del arco posterior del atlas de Tetrapro- thomo, es tan diferente de la de Homo que es dado suponer desem- peñaba funciones que se han vuelto innecesarias. En el atlas de Homo, la parte media de la cara posterior del arco dorsal termina en un tubérculo 4 menudo bifido, que ocupa un espacio muy restringido destinado áinserciones ligamentarias, pero que se extiende siempre del borde superior al inferior. A cada lado de la línea media de este tubérculo, ó en cada una de sus crestas AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 198 cuando es bifido, viene á tomar inserción el «pequeño recto poste- rior» del cuello. A menudo, ambos músculos se encuentran sepa- rados por un hacesillo sumamente delgado del ligamento cervical. Es sabido que este último ligamento, atrofiado en el hombre, se presenta muy desarrollado en los mamiferos cuadrúpedos, y lo es tanto más cuanto más pesada es la cabeza que debe sostener. En el atlas de Tetraprothomo no hay verdadero tubérculo poste- rior, sino que la ancha superficie del arco se levanta en la región mediana formando una gran tuberosidad cuyas superficies de in- serción se extienden á cada lado de la línea media mucho más que en el atlas humano. Además, toda esta región está cruzada por una cresta transversal y horizontal que divide la superficie del arco en dos partes, una superior y la otra inferior. En la superficie ligamentaria situada arriba de la cresta trans- versal tomaban inserción los dos « pequeños rectos posteriores» del cuello, que por el ancho de la superficie que ocupaban se conoce eran más desarrollados que en el hombre, pero es evidente que la inserción de los mencionados músculos no pasaba abajo de la cres- ta transversal y horizontal arriba mencionada. Sin embargo, debajo de esa cresta se extiende una superficie li- gamentaria muy rugosa y mucho más extensa que la superior; esta superficie forma un ancho plano inclinado de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante que termina en el borde antero-inferior del arco, en donde se pueden reconocer los vestigios de la inserción del pequeño y delgado ligamento atlo-axoideo posterior. La super- ficie ligamentaria que se extiende adelante y arriba de este borde antero-inferior del arco posterior, se extiende en dirección trans- versal sobre los dos tercios del large del arco, y tiene un ancho de arriba hacia abajo y adelante, igual al ancho normal total del arco en el atlas humano. Es pues evidente que en esta superficie liga- mentaria y en la cresta transversal que la limita hacia arriba, toma- ba inserción un fuerte ligamento, del cual no se encuentran tra- zas en el atlas humano, á no ser por excepción y como reaparición atávica; es el ligamento cervical, que en Tetraprothomo debía ser muy poderoso, puesto que después de su inserción en el occipital, su primer haz más superior se había fijado en el atlas, hueso que generalmente queda debajo (ó adelante en la posición vertical) é independiente del ligamento cervical. Esto, á primera vista, parecería estar en contradicción con la po- sición erecta que atribuyo al Tetraprothomo, mas no es así. En efec- to: es evidente que en el hombre la atrofia del ligamento cervical 194 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. es debida á que ya no tiene funciones que desempeñar, puesto que el cráneo descansa sobre los cóndilos occipitales y las cavidades glenoidales correspondientes del atlas en equilibrio perfecto, sin que los músculos y ligamentos de la nuca intervengan ó hagan es- fuerzo notable para conservar dicha posición. Pero se incurriría en un grave error, si juzgando por analogía se llegara á la conclu- sión de que también en Tetraprothomo el ligamento cervical debía ser rudimentario. Es todo lo contrario, y es por otra parte evidente que en el pre- cursor del hombre el ligamento cervical debía ser muy fuerte, pues de otro modo no se puede concebir cómo haya podido alcan- zar la posición erecta. El pasaje de la posición oblicua á la posi- ción erecta sólo puede haberse efectuado con la ayuda de un po- tente ligamento cervical, cuya fuerte tracción hacia atrás levantó gradualmente la cabeza hasta conseguir que ésta se colocara enci- ma de la columna vertebral en posición vertical y en perfecto equi- librio. Alcanzada esta etapa, el ligamento cesó de trabajar en la men- cionada dirección, pero no pudo reducirse repentinamente, sino que disminuyó gradualmente de tamaño hasta presentar el estado de atrofia que tiene en el hombre y con tendencia á una mayor reduc- ción. El gran desarrollo del ligamento cervical en Tetraprothomo prueba que éste es realmente el verdadero precursor del hombre; demuestra también que la posición erecta era en Tetraprothomo de adquisición tan reciente, que el mencionado ligamento cervical aun no había entrado ó recién entraba en el camino de la evolución regresiva que ha seguido hasta alcanzar el grado de reducción que presenta en el hombre actual, en el cual la atrofia sigue sin duda todavía avanzando lenta pero gradualmente. De igual interés es el examen de las masas del atlas con sus arti- culaciones y apófisis. Consideradas en conjunto estas partes son esencialmente humanas, pero con desviaciones notables que ponen muy en evidencia la diferencia genérica. Desgraciadamente las apófisis transversas están rotas, que- dando de ellas tan sólo las ramas que circunscriben el foramen vertebroarterial longitudinal. En los dibujos (figs. 67 y 78) he res- taurado el contorno de los forámenes longitudinales de las apófisis transversas según las partes existentes de las bases de las ramas con una simple línea sin sombra; esta restauración, si no es abso- lutamente exacta no puede alejarse mucho de la verdad. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 195 Las apófisis transversas eran muy pequeñas, pero en toda su dis- posición absolutamente humanas. La rama anterior que cireunseri- Fig. 76. Homo sapiens L. Atlas de una momia egipcia, visto de arriba, en tamaño natural, be adelante el foramen vértebroarterial longitudinal era excesiva- mente delgada y casi cilíndrica; es éste un carácter muy primitivo. He encontrado una disposición absolutamente idéntica en atlas de Fig. 77. Homo sapiens L. Atlas, con la gotera vertebroarterial transversal C, ) o cubierta por una lámina ósea; visto de arriba en tamaño natural. momias egipcias (fig. 76). En los monos en general, no hay nada de parecido, pero en el Chimpancé (figs. 69 y 80) he encontrado una 196 MUSEO NACIONAL DE. BUENOS AIRES. disposición de las apófisis transversas que parece idéntica á la del Tetraprothomo y ¿la que suele encontrarse en los antiguos egipcios. De las dos facetas articulares superiores del atlas de Tetrapro- thomo la del lado izquierdo está en parte destruida sobre el lado externo, pero la del lado derecho se conserva perfecta, Las superficies articulares superiores ó cavidades glenoides del atlas del Tetraprothomo (u, fig. 67), son muy diferentes de las del atlas de Homo (u, figs. 68, 76 y 77). En este último género, la cavidad glenoides tiene un contorno algo reniforme, con dos esco- taduras opuestas, una al lado interno, y la otra al externo, que la enangostan considerablemente en el medio. Es muy prolongada en dirección antero-posterior, pero dispuesta muy oblicuamente con relación al eje mediano antero- posterior de la vértebra; el eje mayor se dirige de adelante y adentro hacia atrás y hacia afuera, en una forma muy acentuada. Esta superficie articular es muy excavada, de fondo muy cóncavo en dirección oblicua antero- posterior, pero menos cóncava en dirección transversal, y en de- clive muy acentuado hacia abajo y hacia adentro, de modo que la cara articular está vuelta hacia arriba y hacia adentro. En Tetraprothomo la conformación es muy distinta. La conca- vidad en dirección antero-posterior de la cavidad glenoides es poco acentuada; la superficie articular en conjunto, es más corta, más ancha, más plana, y colocada en posición menos oblicua, en una dirección, casi antero- posterior. El contorno no es reniforme y estrangulado en el medio, sino más regularmente elíptico; de donde resulta que en el medio es considerablemente más ancho que en el hombre, no sólo relativamente sino también en absoluto. El declive de la cavidad glenoides hacia abajo y hacia adentro es en el atlas de Tetraprothomo mucho menos acentuado que en el hom- bre, de manera que la superficie articular no sólo es más plana sino que está vuelta más directamente hacia arriba, lo queindica una posición erecta perfecta. En el atlas humano el enangostamiento mediano de la superficie articular superior, es el resultado de dos escotaduras opuestas, una interna mucho más pronunciada, y otra externa menos profunda que la precedente. En el Tetraprothomo sólo existe la escotadura externa, y ésta misma poco pronunciada, faltando completamente la interna; de esto resulta que el borde interno de la superficie ar- ticular que en Homo describe una línea cóncava, en Tetraprothomo forma una línea más bien convexa, apenas un poco deprimida en el medio. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 197 En el atlas humano, á causa de la gran oblicuidad de las super- ficies articulares superiores, éstas son muy convergentes hacia adelante, de manera que en el arco anterior el espacio que separa sus dos extremidades es considerablemente menor que en el Tetra- prothomo no sólo en relación al tamaño pero también en absoluto; esto se ve muy claramente comparando las figuras 67 de Tetrapro- thomo y 68 de Homo, en las que salta inmediatamente á la vista que ambas superficies articulares del Tetraprothomo, son casi para- lelas, muy poco convergentes hacia adelante. El contorno de las superficies articulares superiores del atlas del Tetraprothomo y su grado de oblicuidad con respecto á la línea media antero-posterior es como en los monos, especialmente los antropomorfos, y no como en el hombre. El mayor parecido, es con las del atlas del Chimpancé (fig. 69), aunque en éste son todavía más oblicuas que en el Tetra- prothomo, pero considerablemente más pequeñas, de contorno elíptico todavía más regular, sin vestigios de escotadura ni al lado interno, ni al externo, y separadas sobre el arco anterior por un espacio proporcionalmente mucho mayor que en Homo y Te- traprothomo. En el Gorila (fig. 70), las facetas glenoidales relativamente más pequeñas, son un poco más oblicuas que en Tetraprothomo y un poco menos que en Homo, pero en el contorno difieren de uno y otro; son anchas atrás, angostas adelante, como encorvadas hacia adelante y hacia adentro, convexas sobre el lado externo, y con el interno que describe una curva cóncava regular, pero sin formar escotadura en el medio. En el Orangután (fig. 71), la forma de las facetas glenoidales es la del Gorila, pero más exagerada; son más alargadas, más angostas atrás y más todavía adelante, en forma de una gran coma, con las dos curvas, la externa convexa y la interna cóncava, muy regula- res, sin el menor vestigio de las escotaduras interna y externa del atlas humano. Las dos facetas presentan la mitad anterior fuerte- mente encorvada hacia adentro, de modo que son notablemente más convergentes no sólo que en Tetraprothomo, sino también que en Homo. En el hombre suelen presentarse casos en que las cavidades gle- noidales del atlas son poco excavadas, de contorno menos reni- forme, poco inclinadas hacia adentro y vueltas casi hacia arriba. El Tetraprothomo nos da la explicación de esta anomalía; se trata de la reaparición de un carácter atávico. 198 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. De las superficies articulares inferiores para el axis (aa, fig. 78), la del lado derecho se conserva intacta; la del lado izquierdo es imperfecta con el borde externo destruido. Estas caras articulares presentan menor diferencia con las correspondientes del atlas hu- Fig. 78. Tetraprothomo argentinus Amgh. Atlas, visto de abajo, en tamano natural. mano que las superiores. La forma general, más ó menos oval, es con corta diferencia como en el hombre (aa, fig. 79); sin embargo, en este, el borde interno que avanza en el interior del agujero ver- IIA EZ Fig. 79. Homo sapiens L. Atlas, visto de abajo, en tamaño natural. tebral es fuertemente convexo, mientras que en Tetraprothomo se aproxima más á una línea recta. El declive de estas facetas es en dirección opuesta al de las superiores, es decir de abajo hacia arri- AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 199 ba y hacia adentro. Este declive es menos acentuado que en el hombre, de donde resulta que en Tetraprothomo las mencionadas facetas miran más directamente hacia abajo. Además, son más planas, y de tamaño considerablemente mayor, puesto que apesar del tamaño notablemente menor del atlas del Tetraprothomo, las superficies articulares inferiores tienen igual tamaño que en el del hombre. El gran tamaño de la faceta articular atlo-axiana, su me- nor oblicuidad y su forma más plana son caracteres correlacio- nados entre si y con el tamaño y la disposición del cráneo; prue- ban que este debía ser proporcionalmente de mayor tamaño que en el hombre, y perfectamente vertical sobre la columna vertebral, Concuerda pues, con lo que nos ha enseñado la cara articular su- perior, El examen, de la cara interna de las masas del atlas, presenta diferencias igualmente importantes. Fig. S0. Chimpancé (Anthropopithecus niger Geoff.) Atlas, visto de abajo, en tamaño natural. El tubérculo d (figura 67) para la inserción del ligamento trans- verso atlodontoideo, presenta más ó menos el mismo desarrollo que en el hombre, pero es un poco más convexo, y sobre todo se aleja menos del borde interno de la cavidad glenoides hacia el in- terior del agujero vertebral. En el atlas humano, detrás de este tubérculo hay una depresión ¿ (figs. 68, 76 y 77) á veces bastante profunda, en cuyo fondo se abren varias pequeñas perforaciones vasculares; esta depresión es la que da origen á la escotadura interna de la superficie articular atlo- condiloidea, que se ha visto faita en el atlas del Tetraprothomo como también en el de los antropomorfos. En el atlas de Homo, esta escotadura se prolonga 4 veces hasta la escotadura opuesta del lado externo dividiendo entonces la cavidad glenoides en dos partes; se trata evidentemente de un carácter de evolución avan- zada y profético del que no debe encontrarse vestigios en ninguno 200 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. de los antecesores. En Tetraprothomo, la depresión ¿ (fig. 67) que sigue detrás del tubérculo d para el ligamento atlodontoideo, es más reducida, pero más profunda, terminando en un agujero vascular de tamaño relativamente considerable, pero la depresión no pe- netra en la cara articular de modo que ésta carece de la escotadura interna ya mencionada, carácter morfológico que constituye una diferencia considerable con la forma que presenta en el género Homo. La masas del atlas de Homo constituyen dos especies de pilares macizos, de contorno elíptico irregular, elevados, derechos, pero con sus ejes verticales no paralelos sino inclinados de arriba y afuera hacia abajo y adentro. Mirando el atlas de arriba, se ve en el cos- tado interno de cada masa una gran expansión interna e que es la que lleva el tubérculo para el ligamento transverso, la depresión que le sigue hacia atrás y la parte posterior que sirve de base á las extremidades del arco posterior; designo esta expansión con el nombre de «estribos» de las masas ó pilares del atlas. Los estribos, se han formado por el peso del cráneo en la posi- ción bípeda, el cual, actuando sobre el atlas y éste sobre el axis ha dado por resultado que las articulaciones atlo-axiales se vuelvan más planas, tomando una posición más horizontal; al mismo tiem- po se volvían más extendidas en superficie para poder soportar con más facilidad el peso de la cabeza. Este aumento de la exten- sión de las facetas articulares inferiores del atlas se ha efectuado avanzando hacia adentro el borde inferior interno de cada una de las masas hasta constituir los estribos, disminuyendo asi el espacio de la mitad anterior del agujero vertebral, cuyo ancho queda no- tablemente reducido. Esta conformación de las masas del atlas que está en correlación con la posición bipeda, es exclusiva del hombre, no viéndose nada de parecido en toda la larga serie de los mamiferos, ni aun en los primatos, con excepción de los antropomorfos, en los cuales se ob- servan apenas los primeros vestigios del principio de su forma- ción. En el Gorila los estribos son tan sumamente pequeños (e, fig. 70) que aparecen como una ligera curva convexa que penetra en el agujero vertebral interrumpiendo apenas la regularidad de su con- torno. De los demás antropomorfos, el que presenta los estribos del atlas más desarrollados es el orangután (e, fig. 11), pero están muy lejos de alcanzar el gran tamaño que tienen en el atlas de Homo (e, fig. 68). AMEGHINO: SOBRE El TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 201 A primera vista, en el atlas de Tetraprothomo los estribos (e, fi- gura 67) parecen tener un menor desarrollo que en el hombre, pero es sólo una apariencia, pues en realidad son más fuertes. Esta ilusión depende de que mirando la vértebra de arriba, la parte visible de cada estribo que se extiende hacia adentro del borde in- terno de la cavidad glenoides es más reducida que en el atlas del hombre; pero esta reducción depende, no de un menor desarrollo de la parte interna de las masas, sino del borde interno de la cavi- dad glenoides que ha avanzado considerablemente hacia adentro. Este es uno de los caracteres de mayor importancia del atlas de Tetraprothomo puesto que lo separa casi 4 un mismo grado no sólo del Gorila y del Orangután, sino también del hombre. Una simple mirada sobre el atlas del Orangután (fig. 11) mues- tra que el borde interno de la cavidad glenoides coincide con el borde interno del arco del anillo vertebral, de modo que la faceta articular superior u reposa por completo sobre las partes laterales del anillo sin formar expansión hacia el interior del agujero ver- tebral. Las facetas articulares superiores del atlas del Gorila (fi- gura 70) y del hombre (figs. 68, 76 y 77) tienen en este punto ab- solutamente la misma disposición. En Tetraprothomo la disposición de las facetas glenoidades (u, fig. 67) con relación al arco del anillo es muy distinta, pues el borde interno de ellas en vez de coincidir con el borde interno del: arco del anillo, avanza considerablemente hacia el interior del agujero vertebral del cual ocupa un segmento considerable, cuya cuerda está constituida por la línea del borde interno de la cavidad gle- noides correspondiente. De esta disposición resulta que la faceta articular u en vez de reposar por completo sobre el arco del anillo como en Homo, en el orangután y en el gorila, tiene una parte in- terna relativamente considerable que descansa sobre la masa del atlas, la cual ha avanzado en el interior del agujero vertebral más que en el atlas del hombre. Si sobre el dibujo de la cavidad gle- noides se suprime ó hace abstracción de la parte de ella que avanza en el interior del anillo, entonces se ve claramente que el estribo e de la masa avanza más hacia adentro que en el atlas del hombre. El gran tamaño de los estribos; el mayor desarrollo de las masas en tamaño y espesor; su mayor expansión hacia el interior del agujero vertebral; el mayor ancho de las facetas articulares supe- riores y su avance sobre las masas, indican una conformación des- tinada á soportar en dirección vertical un cráneo más pesado y de consiguiente proporcionalmente más voluminoso que el del hombre ANaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1X. SEPTIEMBRE 27, 1907. 14 y, 2092 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. y en equilibrio natural perfecto sobre la columna vertebral en posi- ción erecta. Hay otros caracteres que corroboran las deduciones que preceden. Asi, por ejemplo, la cara interna de las masas es considerablemente más alta que en el hombre lo que hace que los pilares sean también proporcionalmente más macizos, indicando que debían soportar una cabeza proporcionalmente de mayor peso. Por otra parte, esta altura mayor de la cara interna de las masas está en relación con la menor oblicuidad de las dos superficies articulares, superior é inferior, que son menos convergentes hacia adentro; es decir, que son más paralelas entre sí y colocadas aun más horizontal- mente que en el hombre, de donde se desprende la misma conclu- sión: que la posición del Tetraprothomo era perfectamente erecta, y que el cráneo descansaba sobre el atlas en equilibrio perfecto, sin exigir esfuerzo del ligamento cervical, el cual después de haber alcanzado su máximo desarrollo había entrado en la vía de su re- ducción regresiva. Es claro que la mayor parte de los caracteres de esta vértebra pueden encontrarse aisladamente en atlas del hombre, pero eso no tiene otro significado que el de reapariciones atávicas aisladas. Es el conjunto de todos esos caracteres reunidos en el atlas de un mismo incividuo, que distingue genéricamente al Tetraprothomo de Homo. ESTATURA Y POSICIÓN. De la talla probable del Tetraprothomo sólo puede juzgarse por el fémur, pero con este sólo elemento no es posible llegar á un dato preciso, por cuanto no puede aplicarse el mismo método de reconstrucción que se emplea para determinar la talla de un esque- leto humano, pues las proporciones relativas de las diferentes partes del cuerpo debían ser muy distintas. De todos los mamiferos el hombre es el que en proporción de la talla tiene el tronco más corto y el fémur más largo; el gran largo de este hueso, es indudablemente un carácter evolutivo adquirido en época relativamente muy reciente y posterior á la adquisición de la posición erecta. En el hombre, la talla no alcanza á cuatro veces el largo del fémur. En los monos este hueso es un poco más corto; el largo, ó el alto del cuerpo medido en la misma forma que en el hombre, esto es, TA > AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 203 suponiéndolo en posición bipeda, es en general de cuatro veces y media el largo del fémur. Después del hombre, los monos son los _mamiferos de fémur proporcionalmente más largo. El alarga- miento del fémur, es también en ellos un carácter de adquisición reciente producido por la adaptación á la vida arboricola. En los mamiferos cuadrúpedos no arboriícolas (ungulados, carni- ceros, etc.), el fémur es proporcionalmente mucho más corto. La talla en relación al fémur, es de seis á siete veces mayor que el largo de éste, y ú veces aun más. En los mamiferos ésta es la con- formación primitiva. La línea que conduce directamente al hombre ha partido de mamiferos cuadrúpedos con fémur corto en relación á la talla, y que nunca se adaptaron á la vida arborícola con excepción de las ramas laterales que terminan en los antropomorfos. Los precur- sores del hombre fueron al principio cuadrúpedos caminadores plantigrados, que pasaron gradualmente al estadio de cuadrúpedos caminadores digitigrados ó semidigitigrados, que tomaron luego una posición oblicua que fué levantándose hasta que se transfor- maron en caminadores bipedos plantigrados ?. Esos primeros precursores de la humanidad que se encuentran en la base de la línea que conduce al género Homo, debian tener un fémur corto, próximamente de un séptimo de la talla, que se fué alargando un poco hasta los Homunculidae en los cuales posi- blemente podía representar un sexto del alto. Pero, el gran alar- gamiento del fémur, sólo pudo producirse en los precursores de posición erecta avanzando paralelamente con el aumento de la talla, con la mayor esbeltez del cuerpo y con la mayor aptitud para la marcha bípeda. Ya se ha visto que varios caracteres indican que en el Tetra- prothomo la posición erecta era de adquisición reciente, de modo que aun no había podido modificar las proporciones de las distin- tas partes del cuerpo sino en un grado muy reducido. Siendo asi, el largo del fémur debía ser todavía próximo á un sexto del largo del cuerpo. Por otra parte, como en Tetraprothomo el fémur es proporcio- nalmente más grueso que en el hombre, indica que el cuerpo con relación á la talla era también proporcionalmente más grueso; y es sabido que á un cuerpo más grueso corresponde siempre un ! AmequiNO0 F. Les formations sédimentaires, etc. p. 441.—Id. El origen del hom- bre, p. 31. 204 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. fémur proporcionalmente más corto. Además, el tronco del Tetra- prothomo tenía que ser proporcionalmente más largo que en el hombre; primero, porque poseía un mayor número de vértebras dorso-lumbares, por lo menos 18 que es el número que se encuen- tra en el Homo pliocenicus del pampeano superior; segundo, por- que los cuerpos de las vértebras eran más largos (ó más altos en la posición erecta), pues en el hombre se han ido acortando ó depri- miendo de arriba hacia abajo, como resultado del peso que actúa en dirección vertical sobre la columna vertebral en la posición erecta. El gran aumento de la talla en el hombre se ha producido principalmente por un aumento considerable en el largo del miem- bro inferior. De todo esto deduzco que la talla del Tetraprothomo no debía ser menor de cinco veces y media el largo del fémur, quizas un poco más que menos, es decir de 1 m05á 1 m10, como máximum. La posición del Tetraprothomo era perfectamente erecta. Aunque esto se desprende claramente de la descripción que precede, debo insistir sobre este punto para alejar toda duda al respecto. Sobre el fémur esa posición se comprueba, no sólo por su con- formación general parecida á la del hombre, sino también por va- rios caracteres que se consideraban hasta ahora exclusivos de este último y que están en relación con la posición erecta, á saber: la mayor longitud aparente del cóndilo interno sobre el externo y la convergencia consiguiente de los fémures hacia abajo (pág. 120); la gran inversión del cóndilo interno hacia adentro (pág. 120); el gran desarrollo del ligamento lateral interno de la rodilla (pág. 121); el gran desarrollo de ambos gemelos, pero particularmente del in- terno (págs. 121-122, 136 á 138); las ranuras transversales de la superficie articular inferior de la extremidad distal (págs. 129, 130); la disposición de las curvas longitudinales antero - posteriores y laterales (págs. 135 á 137); la presencia de una línea áspera, su grado de desarrollo y su conformación (págs. 141 á 145); el gran desarrollo de la línea de inserción del glúteo mayor (p. 146); el contorno subtriangular del medio del cuerpo del hueso y su mayor diámetro en dirección antero- posterior (p. 160); la gran desviación de la cabeza articular del fémur hacia adelante y la del cóndilo in- terno hacia atrás (p. 162); la torsión helicoide del cuerpo del fémur (pags. 164 y 167) y la forma sigmoide de la línea sagital de mayor convexidad transversal de la cara anterior (pags. 1683 y 164). Es posible que pueda observarse aisladamente uno que otro de esos caracteres en mamiferos cuadrúpedos de posición horizontal, AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 205 pero el conjunto arriba descripto en la naturaleza actual es exclu- sivo del hombre, y fuera de él sólo puede encontrarse en sus pre- cursores más inmediatos de la linea ascendente directa. En el atlas, la posición erecta se prueba. Por el mayor prolon- gamiento hacia atrás de la parte media del arco posterior (págs. 181 y 182); por el plano vertical que forma la faceta articular atlo- odontoide del arco anterior (p. 182); por la forma más plana y más horizontal de la faceta articular superior, su mayor extensión, su mayor ancho y su mayor avance sobre las masas (p. 196); por la poca oblicuidad hacia adentro de la faceta articular atlo-axoidea (p. 199); por la presencia de estribos en las masas del atlas y su gran desarrollo (p. 201); por el gran tamaño de las masas, su grande es- pesor y su fuerte expansión hacia el interior del agujero vertebral. El cráneo, era proporcionalmente á la talla de tamaño conside- rable, de acuerdo y en relación al grueso del cuerpo. Pero, la con- formación del atlas demuestra que, aun prescindiendo del tamaño del cuerpo, el cráneo debía ser de volumen y peso proporcionalmen- te mayores que en el hombre. La forma maciza del arco posterior en su parte media, el gran ancho del arco en esta región y la gran extensión consiguiente de la superficie rugosa que sirve de inser- ción á los músculos y ligamento cervical (págs. 193 y 194), partes todas proporcionalmente más desarrolladas que en el hombre, pa- recen indicar que el volumen del cráneo era también proporcional- mente mayor. Aun admitiendo que este mayor desarrollo de las superficies de inserciones ligamentarias sean en parte los vestigios del gran de- sarrollo que adquirieron esos ligamentos durante el paso de la po- sición oblicua á la erecta, quedan otros caracteres que no pueden interpretarse de otro modo que por un mayor volumen y un mayor peso del cráneo actuando sobre una columna vertebral en posición erecta. Tales son: el gran tamaño de la faceta atlo-axial y su poca oblicuidad hacia adentro (pág. 199); la forma más plana y el ma- yor ancho en sentido transversal de las superficies glenoidales (págs. 196 y 201); la disposición más horizontal y más paralela entre sí, de las dos superficies articulares atlo-occipital y atlo-axial (pág. 202); el gran tamaño de las masas del atlas, su mayor espesor al lado interno y su mayor elevación ó sea su mayor diámetro ver- tical en proporción del tamaño del hueso (págs. 201 y 202); el gran desarrollo de los estribos y el gran avance de las masas hacia adentro (pág. 201); y por fin el gran avance de la faceta articular atlo- occipital hacia el interior del agujero vertebral (pág. 201). 206 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Después de los últimos descubrimientos sobre el origen probable del hombre, estos resultados eran de esperarse. Los primatos de cráneo proporcionalmente más voluminoso y de mayor cerebro, se encuentran entre los pequeños monos sudame- ricanos del grupo de los cebinos y el de los arctopitecos; ambos grupos descienden de los antiguos homunculídeos, los cuales, por los restos que de ellos poseemos tenian igualmente un cráneo y un cerebro muy voluminosos. Desde que el hombre no tiene relación de parentesco directo ó próximo con los monos del antiguo conti- nente (excepción hecha de los antropomorfos que ya he demostra- do son hominideos bestializados)*, sino que representa una rama desprendida de los antiguos homunculideos, es claro que todos los precursores del hombre que se encuentran ó toman lugar en la línea filogenética directa, debieron tener un cráneo y un cerebro proporcionalmente más voluminosos que el hombre actual. COLOCACIÓN ZOOLÓGICA. Por la posición oblicua, más ó menos bipeda; por la atrofia de la cola, y por las circunvoluciones cerebrales, hace tiempo ya, que los antropomorfos son considerados como los primatos que más se acercan del hombre. En mi última obra, arriba citada, he demos- trado que hay varias especies de parentesco de un significado muy distinto: el parentesco en linea ascendente directa, el parentesco en línea ascendente divergente y el parentesco en linea descendente divergente. Los antrcpomorfos son en efecto los parientes más próximos del hombre, pero sólo en la línea descendente divergente, de ningún modo en la linea ascendente directa. Esta distinción tiene una importancia capital, pues permite establecer los grandes agrupamientos zoológicos sobre las verda- deras afinidades naturales, que son las que proceden del paren- tesco filogenético. Puede establecerse como principio fundamental que, en todos los casos, los ascendientes directos, los descendientes directos y los descendientes divergentes, constituyen un grupo natural, y distinto de los ascendientes en línea divergente. Este criterio permite reunir los antropomorfos, los hominideos y sus ascendientes en línea directa, los homunculideos, en un grupo zoológico natural independiente de los demás primatos. ' AMEGHINO F., Les formations sédimentaires, etc., p. 443. —1Id. El Origen del Hombre, p. 33. y si” A a ARAS AS A E TTD SAN ATAN EDAD AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 207 Los antropólogos, al querer determinar las relaciones de paren- tesco del hombre y los antropomorfos con los demás primatos, proceden de una manera muy distinta. Levantan un inventario de las diferencias y semejanzas y hacen un balance juzgando como más próximos los que presentan mayor número de semejanzas y menor de diferencias. Á primera vista, este procedimiento parece muy lógico, pero por poco que se investigue el origen de las dife- rencias y de las semejanzas, pronto se adquiere el convencimiento de que es un criterio completamente equivocado, porque da un mismo valor á caracteres de un significado muy distinto cuando no completamente opuesto. Reunen, dándoles un mismo valor, las semejanzas ancestrales heredadas de un antecesor común y las que resultan del desarrollo independiente de los mismos órganos en una misma dirección, es decir, la evolución paralela; las diferen- cias que proceden por herencia de antecesores pertenecientes á líneas distintas y las que resultan de descendientes que han evolu- cionado en líneas divergentes. Es claro, pues, que las semejanzas que resultan de un paralelismo en el desarrollo de los mismos ór- ganos y las diferencias que proceden del desarrollo divergente, obscurecen completamente las afinidades debidas al verdadero pa- rentesco filogenético, conduciendo así á conclusiones falsas. Para establecer los grupos naturales, los caracteres de verdadera importancia son los que tienen un significado filogenético, los heredados de antecesores comunes, mientras que los heredados de líneas ó antecesores distintos sólo sirven para distinguir los mismos grupos de los que más se les aproximan. Los caracteres comunes heredados sin duda de un antiguo ascendiente, que hemos encontrado en el atlas, como la posición transversal ú oblícua de las apófisis transversas (p. 176) y la ausen- cia de un puente óseo sobre la gotera vértebro-arterial del arco posterior (p. 183), prueban como ya lo hemos dicho más arriba, que el hombre y los antropomorfos constituyen un grupo antiquí- simo, desprendido de antecesores que poselan esos mismos caracte- res, que se aisló evolucionando por separado desde el fin de la época eocena, Este grupo tiene un valor más ó menos igual al que forman los demás monos verdaderos del antiguo y nuevo mundo; es decir que constituyen un orden para el cual hace ya próxima- mente veinte años adopté el nombre de Anthropoidea, para sepa- rarlo de los Simioidea, orden este último en el que incluía los demás monos con excepción de los lemurianos, que separaba como otro grupo de igual valor, el orden de los Prosimia. 208 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. : He aquí la disposición sistemática que di entonces de esos grupos!: I. Pulgar del pie (anterior?) oponible. Orbitas | de arco cerrado. 1. Cavidades orbitarias sin comunicación con las fosas temporales. a, Posición vertical ú oblicua. Cola no APRTEnTO cha to cea Anthropoidea b, Posición horizontal. Cola generalmen- te larga y aparente.........200.- Simioidea 2, Cavidades orbitarias en comunicación con las fosas temporales............ Prosimia Dividía el orden de los Anthropoidea en dos familias que distin- gula en esta forma: a, Posición vertical, miembros anteriores cortos, cerebro sumamente grande.. Hominidae b, Posición oblicua, miembros anteriores largos, cerebro por lo menos una mi- tad MERO. 0D ED II O E Anthropomorphidae Esta clasificación queda todavia absolutamente incólume, con la única diferencia que el descubrimiento de varios representantes fósiles de ambas familias ha disminuido en parte el espacio que las separaba, y ha aumentado el número de las familias con una nueva, hoy extinguida, la de los Homunculidae, que constituye el tronco de origen de las dos todavía existentes. El orden de los Anthropoidea y sus familias pueden actualmente caracterizarse en esta forma: Anthropoidea. Posición semioblicua, oblicua ú erecta; cavidad craniana muy voluminosa; atlas en forma de anillo muy delgado, con grandes masas, sin perforación vertebroarterial transversal ni lateral; cola no aparente ó muy corta. a. Ocho muelas de reemplazamiento; posición erecta; miembros anteriores cortos; cerebro sumamente grande; cráneo redondo, sin crestas salientes y de 1 AMEGHINO, F. Contribución al conoc. mamif. fós. R. Argentina, p. 44, a. 1889. 2 Hubiera debido decir mano. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 209 rostro muy corto; caninos muy poco desarrollados; dedo interno del pie no oponible; hábito terres- AS Pa A e, PEA RA Hominidae. b, Ocho muelas de reemplazamiento; posición obli- cua; miembros anteriores largos; cerebro por lo menos una mitad menor; cráneo con fuertes cres- tas salientes y rostro prolongado; caninos muy fuertes; dedo interno del pie oponible; hábito ar- A A a de Ed Anthropomorphidae. c. Doce muelas de reemplazamiento; posición semi- oblicua; miembros anteriores de largo mediano; cerebro muy grande, proporcionalmente á la talla mayor que en el hombre; cráneo redondo, sin cres- tas salientes y de rostro muy corto; caninos muy pequeños, apenas un poco mayores que los ipcisi- vos; dedo interno del pie oponible; hábito terrestre, A A Homunculidae. El primer descubrimiento de un representante extinguido de valor genérico perteneciente á la familia de los Hominidae fué el del Pithecanthropus erectus. Como el fémur demuestra que la posi- ción era en efecto perfectamente erecta, es claro que forma parte de la familia de los Hominidae. Por el volumen del cerebro es un intermediario perfecto entre el hombre y los antropomorfos. El Tetraprothomo no puede ser considerado como un antropo- morfo. Hemos visto que tanto por el fémur como por el atlas, se parece al hombre mucho más que cualquiera de los antropomorfos conocidos. Lo que distingue al hombre como tipo de una familia, es el gran desarrollo del cerebro y la posición erecta. El Tetraprothomo, por su posición erecta, es pues, un tercer re- presentante del mismo grupo, un tercer género de la familia de los Hominidae. Por su tamaño muy pequeño, por la forma y posición del trocánter menor, por la forma de los arcos del atlas y la dispo- sición de sus caras articulares, se presenta como un tipo en evolu- ción hacia el género Homo, es decir como su verdadero precursor. 210 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. IMPORTANCIA DEL DESCUBRIMIENTO. El descubrimiento del Tetraprothomo es de una importancia ex- traordinaria bajo múltiples puntos de vista, de los cuales mencio- naré sólo unos pocos. Por lo pronto es una confirmación de la grandísima antigúedad del yacimiento de Monte Hermoso. En los terrenos de la época cuaternaria, sólo se encuentran res- tos pertenecientes al género Homo, sea del Homo sapiens actual- mente existente, sea de especies muy parecidas tanto por la talla como por la conformación (Homo primigenius), pero no de precur- sores genéricamente distintos. En la formación pampeana, que según las pruebas sucesivas que he presentado pertenece á la época pliocena, nos encontramos to- davía con especies extinguidas del género Homo, como el Homo pliocenicus Kobelt, del pampeano superior (piso bonaerense) y el Homo pampaeus Amgh. del pampeano inferior (piso ensenadense), las cuales, cuando sean mejor conocidas es posible resulten repre- sentar dos géneros distintos (Prothomo, Diprothomo ), pero todavía muy próximos del género Homo. El Tetraprothomo, tanto por la talla como por su conformación es tan alejado de Homo que debe remontar á una época sumamente más lejana que la del cuaternario inferior y todavía considerable- mente más antigua que la del pampeano inferior. Bajo el punto de vista morfológico y evolutivo, la distancia entre Tetraprothomo y Homo es tan considerable que presupone la posible existencia de tres géneros intermediarios, Prothomo, Diprothomo, Triprothomo, cuyos caracteres hace años los he restaurado teóricamente. Juzgando por la transformación de las faunas mamalógicas se- gún los datos que nos suministra la paleontología, el desarrollo y sucesión de esas formas desde Tetraprothomo á Homo, es absoluta- mente imposible que se haya efectuado en un espacio de tiempo más corto que el correspondiente á toda la época pliocena. Luego, el Tetraprothomo ha vivido en época anterior al plioceno, de donde se deduce que Monte Hermoso debe remontar á la época miocena, como por otra parte lo demuestran todos los demás datos geológi- cos y paleontológicos. Si la tierra cocida, y á veces también fundida y en parte vitrifi- cada que se encuentra en las capas fosiliferas de Monte Hermoso, se ha invocado como la prueba de la existencia en dicha época de un ser inteligente, de un precursor del hombre, ahora, los huesos AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 211 de ese precursor, hallados en las mismas capas, prueban á su vez que esos vestigios de tierra quemada y vitrificada, son el resultado de quemazones intencionales y de fogones encendidos por el ser cuya primera existencia revelaron. Más comentarios á este res- pecto serían supérfluos. Bajo el punto de vista de la región que dió origen á la forma- ción del hombre, el descubrimiento de Monte Hermoso es de una importancia igualmente capital. Las tradiciones que hemos recibido de Oriente están concordes en colocar la cuna del género humano en Asia, y entre los hombres de ciencia ha sido hasta ahora como un artículo de fe que el hom- bre debía ser necesariamente originario del viejo mundo, Hace veintisiete años me atreví á decir: «Hasta ahora la ciencia no puede determinar qué punto de la superficie del globo ha sido la cuna primitiva del género humano; por consiguiente, no hay ra- zón ninguna para hacer emigrar al hombre del antiguo al nuevo mundo, puesto que la emigración bien puede haberse verificado en sentido contrario »?. En 1891, al describir los restos de los primeros monos fósiles descubiertos en Patagonia, decia: «El punto de origen de los ver- daderos monos y del precursor del hombre que hasta ahora se creia debía encontrarse en algunas regiones del viejo mundo, se encuentra asi trasladado á Sud-América »?. Desde entonces, repetidas veces he manifestado la posibilidad de que, no ya el precursor, sino el hombre mismo fuera de origen sudamericano, y hace apenas un año, lo he establecido sobre ba- ses cientificas que desde ahora juzgo inconmovibles. Esta teoría y la base sobre que se funda la he expuesto con bastante extensión en un capitulo de mi libro, Les formations sédimentaires du crétacé supérieur et du tertiaire de Patagonie, páginas 421 á 452, año 1906*. El Tetraprothomo, fundado primero teóricamente sin indicación de punto de origen, determinada luego la región de origen también teóricamente, ha salido á la luz del día más pronto de lo que me era dado suponer, más ó menos con los mismos caracteres que le 1! AmecGuiN0 EF. La antiguedad del hombre en el Plata, t. 1, pág. 211, a. 1880. 2 AMEGHINO F. Los monos fósiles del eoceno de la República Argentina, en Re- vista Argentina de Historia Natural, t. 1, p. 396, a. 1891. 3 Un diario de La Plata, La Rerorma, propiedad del señor Angel R. Ferrando, ha vertido al español y publicado en folleto el capitulo que se refiere al hom- bre, con el título de: El Origen del Hombre. Ascendencia y parentesco; en 8.” de 41 páginas. La Plata, 1907. 212 AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. había asignado y en la misma región que suponía debía ser su cen- tro de origen. El descubrimiento de los restos óseos del precursor del hombre en el mioceno de Monte Hermoso, traslada definitivamente el centro de origen del hombre, del antiguo continente á Sud-América. Este descubrimiento está además en perfecta concordancia con lo que he demostrado en mis últimos trabajos: que los primatos, tanto los ¡prosimios Ó lemuroideos como los simios, son de origen sudamericano!?. Los verdaderos monos ó simioideos que aparecen en Patagonia en la base del eoceno, recién llegan á Europa hacia la mitad del mioceno acompañados por los antropoideos de la familia de los antropomorfos, pero no se conoce de allí ningún verdadero pre- cursor del hombre?. El Pithecanthropus, al que se había atribuido ese rol, no es un antecesor del hombre sino una rama divergente extinguida, que por la evolución de muchos de sus caracteres ya había aventajado al hombre, mientras que por otros había entrado en la vía regresiva de la bestialización. 1 Amecuino F., Paleontología Argentina, pp. “4-76, año 1904. — Id. Les forma- tions sédimentaires, etc., páginas 289 á 293 y 421 á 452, a. 1906. — Id. El Origen del hombre, pág. 13 y sig., a. 1997. ? En mi último trabajo ya varias veces mencionado (p. 452), digo que en el mioceno medio de Europa, además de los restos óseos de antropomorfos se en- cuentran también los restos de la industria de un supuesto precursor del hombre, el Homosimius Bourgeoisi. Me refería á los pedernales resquebrajeados tan cono- cidos y tan discutidos del yacimiento de Thenay, en Francia. En carta reciente, el distinguido antropólogo Dr. P. G. Mahoudeau, me escribe: «A la page 452 vous paraissez admettre la réalité d'un Homosimius Bouryeoist. Passant mes vacances pres de Thenay, j'ai largement exploré le terrain, fait des fouilles dans les mémes emplacements que labbé Bourgeois, et je n'ai jamais rien trouvé de nature a confirmer lexistence d'un Hominien industriel. Les silex craquelés sont nombreux, mais on en rencontre d'identiques dans l'argile á silex superficielle et récente des environs. Les autres silex sont des fragments informes absolument inutilisables. Il y a donc lieu de ne faire commencer les traces de Vindustrie prébistorique en France qu'avec les couches de Puy Courny». Es claro queno puedo teneruna opinión personal definitiva sobre objetos que no conozco de visu y que al mencionar ese supuesto precursor del hombre en Europa, me he guiado por lo que al respecto han publicado varios arqueólogos europeos y especialmente G. de Mortillet. Si entonces esos vestigios no son obra de un ser inteligente, y si en Europa los más antiguos objetos de piedra intencio- nalmente tallados son los de Puy Courny, los hechos se presentarían en concor- dancia todavía mucho más perfecta con mi teoría, pues los monos antropomortfos que ya aparecen en capas más antiguas se han desprendido de la linea que con- duce al hombre antes del Tetraprothomo, y el yacimiento de Puy Courny es un poco más reciente que el de Monte Hermoso. Agregaré que tampoco hay uni- formidad de ideas respecto á los pretendidos pedernales tallados del plioceno in- ferior de Puy Courny, pues muchos arqueólogos niegan que presenten vestigios de un tallado verdaderamente intencional. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 213 Los caracteres que demuestran que el Pithecanthropus no puede ser un antecesor del hombre son numerosos, pero haré sólo men- ción de tres que son fundamentales. 1.2 La talla. Es una ley filogenética ya por todos reconocida que la talla va y ha ido constantemente en aumento en las distintas Jíneas de mamiferos, Es el exceso de desarrollo que ha producido la extinción de numerosas especies, pues no han podido recorrer el mismo camino en sentido inverso. Toda especie que no puede conservar el mismo tamaño, decae y desaparece rápidamente. Se- gún este principio, el precursor del hombre debió ser de talla infe- rior á las razas humanas más pequeñas de la actualidad. Como el Pithecanthropus es de talla notablemente más considerable que va- rias de las razas humanas existentes, resulta que no puede ser el antecesor del hombre. 2.” La existencia de una cresta metópica que no existe en el hombre y demuestra que en el proceso evolutivo de la osificación craniana el Pithecanthropus había aventajado al género Homo y emprendido el camino que conduce á la conformación propia del Gorila y del Orangután ?!. 3.” La estrachez de la parte anterior de la frente, y el enorme desarrollo de los arcos superciliares, que prueban se trata de un hominideo que había entrado en la vía que conduce á la bestializa- ción propia de los antropomorfos?. El Pithecanthropus, lejos de ser un precursor del hombre, repre- senta una rama lateral divergente que ha desaparecido no por transformación sino por extinción?, El Tetraprothomo se encuentra en condiciones muy distintas: por su talla muy inferior á la de las razas humanas más pequeñas conocidas, y por los demás caracteres del fémur y del atlas, así 1 Aunque muy raramente, la cresta metópica en una forma muy poco desarro- llada suele observarse en algunos cráneos humanos, pero es claro que no se tra- ta de un carácter atávico, sino de casos individuales de un principio de evolución hacia la bestialización. 2 En Les formations sédimentaires, etc., págs. 441 y sig., he demostrado que esos caracteres y muchos otros llamados pitecoideos y propio de los antropomortos, no existieron en los antepasados del hombre y que en los antropomorfos repre- sentan una bestialización de origen relativamente reciente. 2 Es lo que también ha demostrado el Profesor Rodolfo Senet en su memoria Questions d' Anthropogenie. Este autor es el único que ha tratado la cuestión del Pithecanthropus de acuerdo con las leyes del desarrollo filogenético de los dis- tintos órganos y con los últimos progresos de la paleontología de los mamife- ros. Como prueba, transcribo á continuación algunas de sus conclusiones. «Aucun prédécesseur de homme n'a pu avoir de crétes ni d'arcades sourcilié- a EEES so ESPA CIS INS A AO O Pour ce qui est du Pithecanthropus erectus de Dubois — surtout pour la place APS 00 e y 214 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. como por su gran antigiiedad, se presenta como el verdadero pre- cursor del hombre en la línea ascendente directa. Hace 18 años, dije que los primatos primitivos que en su evolu- ción posterior habían dado origen al hombre no habían sido arbo- ricolas; que esos seres confinados en una llanura desprovista de árboles, pasaron gradualmente de la posición horizontal á la posi- ción oblicua y luego erecta. «Pero otros planungulados, por causas que no es ahora del caso averiguar, viéronse confinados en comarcas llanas y desprovistas de árboles como nuestras pampas; carecian allí de puntos de refu- gio y tenían que confiarlo todo á la vista y á la astucia. En la llanura, una de las condiciones esenciales á la seguridad individual, es la de poder divisar al enemigo desde lejos. Para observar á ma- yor distancia necesitaban apoyarse sobre sus miembros posteriores que eran plantígrados, irguiéndose sobre ellos lo posible para luego tender la vista y escudriñar el horizonte. En este ejercicio, los miembros posteriores adaptábanse de más en más á la sustenta- ción y á la marcha, y los anteriores á la prehensión, transformán- dose con la sucesión del tiempo la posición horizontal en vertical, La vista, dirigida horizontalmente hacia adelante, dominaba el espacio máximo que permitiale abarcar su mayor elevación. A su vez, el cráneo, en lugar de estar más ó menos suspendido como se encuentra en la posición horizontal, descansando desde entonces sobre una base vertical, permitióle un mayor ahorro de fuerza, acompañado de un mayor desarrollo cerebral, y un aumento en la qw'il occupe dans lParbre phylogénétique de l'homme et des anthropomorphes, je ne partage pas lPopinion ni de Morselli ni de Dubois. Je ne crois pas, en m'ap- puyant sur ce que je viens de citer, qw'il puisse se trouver dans la ligne des précurseurs directs de PhoOMMe.. conca cae. oo e E Je ne partage aucun de ces avis. Il 1.e semble qu'il n'est pas absolument né- céssaire que le Pithecanthropus soit un singe, ou un homme, ou une forme de passage. Je crois qu'aucune des trois opinions ne peut lui assigner une place précise dans larbre généalogique de homme et des anthropomorphes. En effet, le probleme a une autre solution. Si le Pithecanthropus west ni un homme, ni un singe, ni une forme de passage, il doit étre une branche collatérale issue d'une sQuehe COMmane cosa iy Mais en revanche, les arcades sourciliéres elevées et formant une visiére sai- llante de 31 mm. nous revélent qu'il n'a pu étre un ancétre de homme puisque celui-ci ne posséde pas actuellement ce caractére et ne le reproduit pas non plus á aucunes des étapes de son évolution ontogénique. C'est-la l'indice d'un procés- sus de lévolution vers Vossification supérieure, produit au détriment des lobes frontaux. De sorte que dans le Pithecanthropus des causes multiples ont detenu le développement du cerveau et permis celui des arcades sourciliéres. Cette évolu- tion au détriment de l'intelligence a dú entrainer la disparition de lPespéce.> Le AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 215 intensidad intelectual ó pensante en detrimento del instinto bruto heredado de sus antepasados. Ese fué el antecesor del hombre. » Hace apenas un año, por consideraciones anatómicas he de- mostrado que el hombre nunca había pasado por el estadio de ar- boricola?. Ahora, el descubrimiento del precursor del hombre en la vasta llanura pampeana desprovista de bosques y que nunca los tuvo, confirma en todos sus detalles el contenido del párrafo trans- cripto, quizás demasiado atrevido para esa época. El hallazgo de un precursor del hombre en esta región del con- tinente sudamericano, tiene también una muy grande importancia sobre el ahora tan debatido problema de las relaciones de las fau- nas mamalógicas sudamericanas con las de los otros continentes. En mis diferentes trabajos paleontológicos de estos últimos años he demostrado que las antiguas faunas extinguidas del territorio argentino son autóctonas, que no han venido de la América del Norte ni del antiguo mundo, sino que se han desarrollado sobre el mismo continente sudamericano. He demostrado también que son esas antiguas faunas sudamericanas, sobre todo aquellas que remontan á los últimos tiempos de la época cretácea, que han dado origen á todos los mamiferos que pueblan y han poblado todas las regiones de la tierra á partir del principio de la época terciaria. Un resumen de esta teoría y de los hechos en que se funda se encon- trará en mi último trabajo sobre la geología de Patagonia, al que ya he hecho numerosas referencias (Les formations sédimentaires, etc., páginas 280 á 452). Esta teoría ha encontrado en varios geólogos y paleontólogos de Europa y Norte América, una obstinada y prolongada oposición y en algunos casos hasta ha dado lugar á fuertes intemperancias de lenguaje, pero casi siempre, no discutiendo los hechos en si mismos, sino negándolos de una manera sistemática, por no poderlos encua- drar dentro de los prejuicios cientificos que les han enseñado y á los que se encuentran aferrados como si fueran artículos de fe. Esa oposición intemperante no me ha desviado de mi camino. He levantado cuantas objecciones se me han hecho, he continuado reuniendo materiales y acumulando nuevas pruebas. Poco á poco he presentado los precursores sudamericanos, sino de todos, de casi todos los grupos de mamiferos conocidos. No hace mucho di á conocer los precursores de los lemurianos ó prosi- 1 AmeGHINO EF. Una rápida ojeada á la evolución filogenética de los mamíferos, en Bol. Inst. Geogr. Argentino. T. X, p. 172, a. 1889, 2 AMEGHINO F., Les formations sédimentatres, etc. págs., 140-441, a. 1906. 216 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. mios y de los verdaderos monos. Ahora, entrego á la ciencia, en- -contrado igualmente en suelo argentino, al precursor del hombre. Este hallazgo es el complemento y el coronamiento de mis inves- tigaciones precedentes; cierra el círculo de los descubrimientos que sucesivamente he venido exponiendo. En lo sucesivo, ya no me queda otra tarea que la de ir llenando gradualmente los claros. Sospecho, que este nuevo descubrimiento y las deducciones que de él se desprenden van á levantar sobre mi una verdadera tempes- tad, dando quizás nuevamente lugar á más de una intemperancia de lenguaje, pero no me ocasiona la más minima preocupación. Tengo completa seguridad en la exactitud del conjunto de hechos que he venido exponiendo desde hace más de veinte años y que sirven de fundamento inconmovible á mis teorías. Quedo, pues, per- fectamente tranquilo y dispuesto á defender mis opiniones en el campo de la discusión cientifica y razonada. RELACIONES FILOGENÉTICAS. En Europa y Norte América, los prosimios, ó por lo menos ani- males que parecen más ó menos relacionados con los lemurianos actuales, aparecen en el eoceno y se extinguen en el oligoceno. Los verdaderos monos no han dejado restos fósiles en las capas terciarias de Norte América, y en Europa ya hemos dicho que apa- recen recién en el terciario medio. En Patagonia, los prosimios ó lemurianos aparecen en las capas superiores del cretáceo y se extinguen en el eoceno, Los verdade- ros monos aparecen en la base del eoceno en donde coexistieron con los lemurianos, y han continuado viviendo en Sud América sin interrupción hasta la época actual, pero desaparecieron de Pa- tagonia, probablemente desde mediados de la época terciaria. De Sud América emigraron al viejo mundo, probablemente al princi- pio del mioceno ó á fines del oligoceno. Las relaciones filogenéticas generales del hombre con relación á los antropomorfos y los demás primatos y de éstos con los sarco- boros y los ungulados las he expuesto en mi último trabajo sobre las relaciones de las faunas mamalógicas de la América del Sur con las del antiguo continente ?*. Los resultados generales de esa investigación se encuentran reasumidos en el cuadro adjunto. 1 AMEGHINO F., Les formations sédimentaires du crétacé supérieur et du tertiaire de Patagomie, en Anal. Mus. Nac. de Buenos Atres, ser. 3.*, T. vu, p. 282 y sig., a. 1906. : AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 217 , Homini- Simiidae Sarco- Ungu- Prosi- Arctopi- dae (Monos antro- Cerco- bora lata mia thecidae Cebidae (Homo) pomortfos) pithecidae Hominidae primitivos (Precursores) Cebidae Homunculidae NS Pitheculites ! Cercopithecidae primitivos (Homunculites) Protungulados ¿298 (Caroloameghinia) ó A A 2 ce” A Microbiotheriidae (Sarcoboros primitivos) Dividiendo los primatos en tres grupos ú órdenes, Anthropoidea, Simioidea y Prosimia, la disposición filogenética sería la siguiente: Anthropoidea Simioidea Prosimia / Simioidea primitiva Prosimia primitiva. Ana. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. IX. SEPTIEMBRE 28, 1907. 15 218 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Dejemos ahora á un lado los Prosimia y los Simioidea, para ocu- parnos de las relaciones filogenéticas de los representantes del or-. den de los Anthropoidea, en el que entran el hombre, el Tetrapro- thomo, los antropomorfos y los homunculideos. Por su talla pequeña, el mayor número de muelas, y la pequeñez de los caninos, los homunculideos constituyen el tronco de donde se desprendieron los hominídeos primitivos, igualmente muy pe- queños y de cráneo redondo, sin crestas salientes. De estos homi- nideos primitivos desciende el hombre, mientras que ramas latera- les divergentes y bestializadas dieron origen á los antropomorfos. Las relaciones filogenéticas de los distintos grupos del orden de los Anthropoidea pueden expresarse en esta forma: Hominidae Antropomorphidae AU Hominidae primitivos Homunculidae. Hace 23 años publiqué un cuadro filogenético del hombre y de los antropomorfos existentes, restaurando teóricamente las formas extinguidas, cuadro que creo conveniente colocar acá ante los ojos del lector en su forma original. Los fundamentos de esta reconstruc- ción se encontrarán en la obra en la que el cuadro fué publicado, pues son demasiado largos para darlos, ni aun en resumen!. De cada uno de los géneros teóricos allí establecidos, doy los princi- pales caracteres que he restaurado de acuerdo con los principios y procedimientos en dicha obra establecidos. ! AMEGHINO F., Filogenia. Principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas; pp. 336 á 388, a. 1884, e] ) AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 219 He aqui el mencionado cuadro: Gorilla Anthropomorphus 5 220 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. En mi trabajo del año último arriba mencionado, he establecido - sobre hechos positivos y muy fáciles de comprobar, que no es el hombre que desciende de los antropomorfos, sino que son estos úl- timos que descienden del hombre por vía de una bestialización gradual. La sintesis de mis investigaciones al respecto la encierran los dos párrafos que á continuación transcribo. « La principal caracteristica del hombre es el gran desarrollo del cerebro, y, consiguientemente, del cráneo, que toma una forma re- donda. En el estadio de mamifero, ningún antecesor directo del hombre ha tenido el cráneo con crestas salientes. Los microbio- terideos que se encuentran en la base del tronco mamálogico del hombre, tenian un cráneo liso, sin crestas. A partir de este anti- guo tronco y pasando por los prosimios del cretáceo superior y de la base del terciario, y después por los homunculídeos hasta el hombre, el cráneo se ha vuelto de más en más grande y de más en más redondo. Es el proceso evolutivo que llamaré « hacia la huma- nización. » « De esta rama ó linea directa que, de los clenialitídeos conduce á los homunculídeos y de éstos al hombre, sucesivamente y en épo- cas diferentes, se han ido separando líneas laterales. En estas lí- neas divergentes ha habido un proceso contínuo hacia una mayor osificación del cráneo, en correlación con un mayor desarrollo de los caninos y de los molares, lo que ha dado origen al alargamiento del rostro y á la formación de gruesas crestas temporales, de las crestas occipital y sagital, grandes rebordes sobreorbitarios, etc. En los primatos es este el proceso evolutivo que llamaré « hacia la bestialización. » «De acuerdo con estas nuevas observaciones y con los nuevos puntos de vista que ellas determinan, poniendo en paralelo al hombre con los simios del antiguo continente, No es el hombre que aparece como un mono perfeccionado, sino al contrario, son los mo- nos que aparecen como hombres bestializados. Esta conclusión es evidente, sobre todo para los antropomorfos. »? Si el lector examina ahora el cuadro filogenético del hombre y de los antropomorfos que he reproducido más arriba y que publi- qué por primera vez en 1884, verá que se encuentra absolutamente de acuerdo con las conclusiones á que me han conducido mis últi- mas investigaciones y los últimos descubrimientos. La línea que 1 AmieGuiNOo F. Les formations sédimentaires, etc., pp. 442-443, a. 1906. — Id. El Origen del Hombre, pp. 32-33, a. 1907. E y cs AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 221 del Anthiropomorphus conduce al hombre es la de los Hominidae, de la cual se han ido sucesivamente desprendiendo las ramas late- rales y divergentes que conducen á los distintos antropomorfos existentes. Con motivo del descubrimiento del Pithecanthropus erectus, Du- bois dió en 1896 un cuadro filogenético de los monos y del hom- bre, en el cual el Pithecanthropus aparece como antecesor del gé- nero Homo, lo que ya se ha visto, es absolutamente imposible; va- rios otros géneros encuéntranse en el mismo cuadro colocados en completa oposición á las leyes y procedimientos filogenéticos. El cuadro de Dubois fué en parte modificado por Morselli con el principal objeto de ponerlo en mayor concordancia con el mio; pero, como lo dice muy bien el profesor Senet, el cuadro de Du- bois es absolutamente inconciliable con el de Ameghino, pues los respectivos puntos de partida son completamente opuestos. El profesor Senet, en su memoria Questions d' Anthropogénie ya arriba citada, da 4 su vez un nuevo cuadro, en el cual los antro- pomorfos conservan la misma disposición que en el mio, pero en lo que se refiere al hombre y sus precursores y colaterales inme- diatos entra en mayores detalles, como que ha tomado en cuenta los trabajos más recientes. Doy ¿á continuación la parte de ese cuadro que se refiere á los Hominidae. TNA MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Caucásico Mongólico Americano Cro-Magnon-Fiziez, Australiano Negro etc. Engis Arrecifes Fontezuelas Miramar Prothomo Prothomo Monte Hermoso Prothomo neanderthalensis Prothomo LA Pithecanthropus Diprothomo Triprothomo Tetraprothomo Este cuadro presenta varias novedades dignas de fijar la atención. La primera, que salta inmediatamente á la vista es la disposición de las razas humanas en tres grupos que habrían tomado origen independientemente en el precursor inmediato del hombre, es de- cir en Prothomo. Esos grupos son: 1. las razas americanas, que habrían tomado origen en este mismo continente; 2.” los negros y australianos; 3.2 los mongoles y los cancásicos. Mas adelante, cuando me ocupe de la dispersión de los hominídeos se verá, que estas ramas concuerdan exactamente con los hechos, pues corres- ponden á dos emigraciores absolutamente distintas tanto por la diferencia de época en que se efectuaron, cuanto por el camino distinto y casi opuesto que recorrieron. de AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 223 En el mismo cuadro el Hombre de Neanderthal es considerado como una forma extinguida del precursor mas inmediato del hom- bre, el Prothomo. El Pithecanthropus es considerado como un género extinguido que se hubiera desprendido del precursor teórico Zriprothomo, y creo es la colocación que le corresponde. Por la talla es mucho más evolucionado que el Tetraprothomo, mientras que por la bes- tialización del cráneo debe ser muy anterior al Prothomo y Dipro- thomo. Tampoco puede identificarse con ninguno de los antecesores teóricos que he asignado al hombre. Es demasiado alejado de éste para que pueda identificarse con el Prothomo ni con el Diprothomo. De talla demasiado considerable para que pueda considerarse como un descendiente inmediato del Tetraprothomo, y demasiado bestia- lizado para desempeñar el rol de Triprothomo, no queda otro camino que considerarlo como una rama divergente extinguida desprendida de este último. Fundiendo el cuadro filogenético teórico que publiqué en 1884 con el del profesor Senet que responde á los mismos principios, y con los datos positivos obtenidos desde entonces, doy un nuevo cua- dro en el cual los claros son todavía numerosos, pero que constituye un gran paso hacia adelante en los conocimientos que á este res- pecto poseíamos no hace muchos años. En este nuevo cuadro, las líneas negras, son las formas que se co- nocen por restos óseos; las líneas puntuadas representan las formas restauradas teóricamente; y las lineas dobles son los hominideos teó- ricos, cuya existencia parece desprenderse del hallazgo de supuestos vestigios industriales, 994 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 28 Tía Do ES Sm O... la] la] > O E E S Sw 3a 97 9 E as. e = 38 E Hg 3 5 = E er] = eS “o pa] 5 pd =* p, 33 08 4 $ A = - A A [e) Pa a ED a hal Pa S 30 á ga] Q NE 2 3 =] 3.2 2D, o 2 DE 3 9) z qa D al 3 o O DES 7 = á g 30 Prothylo- Protosi- = 3 3 bates mia Es O o E OS 8 LO : : Homo q Palaeopithecus Protroglody- tes ? = H 1 = ijocenicus 2 z 2 00. Po = Neopithe- Diprotroglodytes o S cus = Prothomo ? 5 $ 2 : Dryopi- | E Paedopi- A : =] s Homo pampaeus : mW thex ; Diprothomo ? | | aptos simia ? CA . ; Triprothomo ..: : : Pliopithe- a 11 : cus SP A A 'A Tetraprothomo : Dryopitecus o : = S e Triproto- ES simia : Triprotro- Collensternum? | ; glodytes? Coristernum---...----------- O : de : a : E Anthropomorphus +... oo--- S : A E Anthropops > Proanthropomorphus ? o Pitheculus m3 E O 3 Homunculus a , É E pl 3 : Homunculites >35 Pitheculites (Simioidea) -, - MACIAS - A z 2 Clenialitidae (Prosimia) Cretá- ceo ! Microbiotheriidae AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 225 Las razas humanas actuales están distribuidas en dos grandes grupos, que se distinguen no sólo por sus caracteres físicos, sino también por las regiones en que habitan y su origen distinto. Jl primer grupo lo constituyen las razas caucásicas, mongolas y americanas; es sólo á éste que es aplicable el nombre de Homo sapiens, y desciende del Homo pliocenicus que habitó Sud América durante los últimos tiempos de la época terciaria. El segundo lo constituyen las razas negras, negroides y australoides de las regio- nes tropicales de Africa, Asia y Australasia, que se han aislado en una época muy anterior, separándose de un descendiente inmediato ó muy cercano del Tetraprothomo que debe ser el Triprothomo. Este origen distinto prueba que se trata de una especie diferente que puede designarse con el nombre de Homo ater. Al hombre de Neanderthal (Homo primigenius), le doy una colo- cación un poco más elevada que en el cuadro de Senet, pero, igual- mente como rama extinguida y divergente que había entrado en el camino de la bestialización. La línea que conduce al Pithecanthropus sale del Triprothomo confundida en la misma rama que conduce al Homo ater de la cual se desprende más ó menos hacia el principio de la época pliocena- El hipotético Homosimius del plioceno inferior de Francia y de Portugal cuya supuesta existencia está basada únicamente sobre supuestos vestigios industriales, lo ligo al Tetraprothomo, aunque su existencia aparece hasta ahora como muy problemática. De los antropomorfos encontrados fósiles en Europa, el Pliopi- thecus del mioceno medio es muy parecido al Gibon, pero por el tamaño reducido de los incisivos y el poco desarrollo de los cani- nos es evidentemente un tipo menos evolucionado y más próximo álos homunculideos de Patagonia. Es por eso que lo coloco en la base de la rama que conduce al género Hylobates, rama que debe haberse desprendido del antecesor inmediato del Tetraprothomo. El Paedopithex* toma evidentemente colocación más ó menos hacia la mitad de la misma rama.” De esta disposición se desprende cla- 1 Este género, fundado sobre un fémur, ha sido identificado con Dryopithecus, pero este último es un aliado del Gorilla y del Anthropopithecus, mientras que el fémur mencionado es casi idéntico al de Hylobates, razón por la cual creo debe conservarse el género Paedopithez. 2 Con esto no quiero decir que Pliopithecus antiquus Gerv. y Paedopithex rhena- nus Pohlig, sean los precursores directos del Gibon, pues es evidente que deben ser ramas laterales; los precursores son otras especies aun desconocidas de los mismos géneros que formaban parte de la línea directa. Pliopithecus y Paedopi- thex son precursores del Gibon como tipos genéricos. 226 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ramente que en la línea ascendente que saliendo de Hylobates va á entroncarse en la que conduce al hombre, representada en mi pri- mer cuadro filogenético por un solo precursor, el Prothylobates, ha comprendido varios. Hasta ahora no se ha hecho mención de ninguna forma extin- guida que forme parte de la línea que conduce al Orangután, pero por la forma de los repliegues del esmalte en la única muela hasta ahora conocida del género Neopithecus, creo que este es en realidad un precursor de Simia, que puede corresponder 4 Diprotosimia. El Dryopithecus presenta afinidades con el (Gorila y el Chim- pancé, y debe considerarse como uno de los antecesores pertene- cientes á esta línea. Es probable corresponda al Triprotroglodytes, pero en vista de su talla considerable y el fuerte desarrollo de la dentadura, especialmente de los caninos, para ligarlo al Anthropo- morphus hay que suponer la existencia de otros intermediarios, de manera que también en esta línea los eslabones genéricos desapa- recidos han sido más numerosos de lo que supuse. El antecesor inmediato de ambos géneros, Chimpancé y Gorila, parece ser el Palueopithecus del plioceno superior de la India, y corresponde probablemente al Protroglodytes. La distancia que lo separa del Dryopithecus (Triprotroglodytes ?) es la que corresponde al Dipro- troglodytes. En cuanto al género del mioceno superior de Europa descripto con el nombre de Gryphopithecus, no puedo darle colocación ni aun aproximada, pues está fundado sobre una sola muela superior, in- suficiente para determinar si se trata de un hominideo ó de un an- tropomorfo. Si el antiguo continente ha sido el centro de desarrollo de los Anthropomorphidae, es decir, de las ramas bestializadas que se des- prendieron de la línea que conduce al hombre, Sud América ha sido la región del antiguo desarrollo de los Hominidae. Pasando por alto los restos humanos de los terrenos postpam- peanos antiguos (platense) y del pampeano lacustre mas reciente (lujanense,) se han encontrado restos humanos en el pampeano su- perior (piso bonaerense), referidos por Kobelt á una especie distin- ta del Homo sapiens y extinguida, que designa con el nombre de Homo pliocenicus, caracterizada por una talla reducida, 18 vértebras dorsolumbares y otros caracteres osteológicos, que si nuevos descu- brimientos probaran que son constantes, tendrían hasta un valor genérico, y estaríamos en presencia del Prothomo pliocenicus. Es evidentemente el desarrollo del Prothomo que ha dado origen al AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 227 hombre americano. Es una rama de este mismo Prothomo que inva- dió Norte América á fines del plioceno ó quizás un poco antes, de donde pasó al continente asiático, y de allí 4 Europa, dando origen á las razas mongólicas y caucásicas. Una rama divergente de este mismo tronco, el hombre de Neanderthal (Homo primigenius) se ex- tinguió en la primera mitad de la época cuaternaria. El hombre del pampeano inferior (piso ensenadense) tiene un cráneo con una frente tan excesivamente deprimida que lo he refe- rido á otra especie extinguida distinta de la precedente, á la que he dado el nombre de Homo pampaeus y que bien pudiera ser corres- pondiera al Diprothomo. Es probablemente de la base del Diprotomo ó de la parte supe- rior del Triprothomo que se han desprendido las razas negras, ne- groides y australoides que constituyen la segunda especie del género Homo actualmente existente (Homo ater), de la que me ocuparé más circunstanciadamente al tratar de la dispersión de los antro- poideos. De esta misma rama que dió origen al Homo ater, se des- prendió el hominídeo aun desconocido cuya última etapa de desa- rrollo conduce al extinguido Pithecanthropus. En Sud América, después del Homo pampaeus (Diprothomo?), el más antiguo hominideo conocido es el Tetraprothomo descripto en esta memoria y perteneciente á la parte inferior (piso hermosense) del mioceno superior. Entre el horizonte hermosense (mioceno superior) y el ensena- dense (plioceno inferior) hay un horizonte intermediario, el puel- Chense, del cual bajo el punto de vista paleontológico por ahora conocemos muy poca cosa. Es durante la época de este horizonte correspondiente al mioceno más superior, que vivió el sucesor ú descendiente inmediato del Tetraprothomo, es decir, el Triprothomo. Más allá del Tetraprothomo, en las capas del horizonte arauca- nense, conocemos vestigios industriales de un ser inteligente que ya hacía uso del fuego, precursor del Tetraprothomo, y que en re- lación á este último debe corresponder al Collensternum. No conocemos absolutamente nada que pueda referirse á los dos estadios más antiguos, Coristernum y Anthropomorphus que perma- necen puramente teóricos, pero tienen que haberse desarrollado durante las capas de la época oligocena. . En la parte más superior del horizonte santacrucense que repre- senta el eoceno superior, se han encontrado los restos del género Anthropops, que por sus caracteres humanos bien puede correspon- der al Proamthropomorphus. En la parte media del mismo hori- 228 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. zonte de la localidad de Monte Observación se ha recogido el único fragmento hasta ahora conocido del género Pitheculus, que parece cercano del anterior. Por fin, en las capas más inferiores del mismo horizonte, 4 más de cien metros debajo de la que contiene el Pitheculus, se encuentran los restos del Homunculwus tipo de la familia de los Homunculidae, que constituye el tronco de origen del orden de los Anthropoidea. Más allá del Homunculus, á varios cientos de metros más abajo, en las capas de la base del eoceno (piso colpodonense), se encuen- tra el diminuto Pitheculites, que conjuntamente con su contempo- ráneo el Homunculites son los monos más antiguos que conocemos; descienden de una familia de prosimios del cretáceo superior y de la base del eoceno, los Clenialitidae, los cuales á su vez eran parien- tes cercanos y descendientes inmediatos de los Microbiotheriidae. DISPERSIÓN. La parte meridional de Sud América, ó la región del hoy desa- parecido continente subtropical austral (Archelenis) de que ella formaba parte, ha sido el centro de desarrollo de los mamíferos, de donde se han irradiado sobre toda la superficie de la tierra por medio de emigraciones efectuadas en distintas épocas y en dife- rentes direcciones, De estas emigraciones he reconocido cuatro principales, las que, en orden de antigúedad, empezando por la más remota, son: 1, Emigración cretácea hacia Australia, 2.” Emigración cretaceo- eocena hacia Africa. 3.2 Emigración oligo-miocena hacia Africa, 4. Emigración mioceno-plioceno-cuaternaria hacia la América del Norte. 1.2 Emigración cretácea hacia Australia.—Es esta la más antigua emigración de mamiferos sudamericanos que por ahora nos es dado reconocer, pues empezó hacia la mitad de la época cretácea, antes que se constituyera el gran grupo de los ungulados. Por ella recibió Australia los sarcoboros primitivos, los Microbiotheriidae que allí se transformaron en los carniceros marsupiales poliproto- dontes 6 Dasyura; y los paucituberculados más primitivos (Garzo- nidae) que se transformaron en los diprodontes ó canguros y demás familias afines. Esta emigración se efectuó por sobre tierras que de la Patagonia se extendían á través de las regiones polares dl EY 5 AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 229 hacia Australia, pero una conexión continua entre ambos continen- tes á partir del cretáceo hasta ahora nunca ha existido. Se trata de una especie de puente movedizo á través de las regiones polares an- tárticas, que 4 medida que avanzaba hacia Australia se hundía del lado de Patagonia; los mamiferos que emigraron de esta última región á principios ó ¿mediados de la época cretácea, quedaron lue- go aislados de la masa continental sudamericana y recién llegaron á Australia durante los tiempos terciarios*, Esta corriente emigra- toria fué exclusiva de Sud América á Australia, sin que ninguna es- pecie de esta última región emigrara en sentido contrario, esto es de Australia á Sud América, 2.” Emigración cretaceo-eocena hacia Africa.—Esta emigración se efectuó pasando sobre una vasta región continental, hoy desapa- recida, el Archelenis, que unía la región oriental de Sud América á la occidental de Africa. Sud América envió al continente afri- cano representantes de los principales órdenes de mamiferos: los prosimios, los protungulados, los condilartros, los hipoideos y pe- risodáctilos primitivos, los hiracoideos y los amblypodos, los pro- boscideos primitivos, los ancilopodos, los sarcoboros primitivos que se transformaron en creodontes y carniceros, los plagiaula- coideos, algunos roedores y algunos edentados primitivos que se transformaron en los mánidos y orycteropideos existentes. En Africa, esta fauna evolucionó desde entonces por separado de la que quedó aislada en Sud América; de Africa, invadió gra- dualmente Europa y Asia y de allí pasó á la América del Norte. Todas las faunas de mamiferos del terciario antiguo de Africa, Europa y Norte América, son formas evolucionadas de los repre- sentantes sudamericanos de esta antigua emigración. 1 «La circonstance que tous les types australiens sont tous relativement beau- coup plus récents que leurs ancétres de Patagonie, pourrait faire croire que ce pont n'a pas été continue, sinon que probablement á mesure qu'il avancait vers lAustralie il s*éffondrait du cóté de 1" Amérique, de sorte que les animaux qui émigrerent de ce dernier continent á une époque géologique tres ancienne, peu- vent v'étre arrivé en Australie qw'á une époque relativement récente. Dans tous les cas, la conexión de ce pont avec la Patagonie s'est interrompue vers l'époque tertiaire. Les faunes du Notostylops et du Pyrotheriun, correspondantes au cré- tacé supérieur, se distinguent par la grande prédominance des ongulés qu'a eux seuls constituaient les deux tiers de la faune. Parmi ces ongulés, il y en avait des tres petits et dont l'emigration était facile. Cependant, aucun des ongulés de Patagonie n'a passé au continent australien. La conexion s'est done interrompue avant la constitution du grand groupe des ongulés, c'est-á-dire vers le milieu de Vépoque crétacique.» (AmechiNO F. L'Age des formations sédimentaires de Patagontie, pp. 62-63, a. 1903.—Id. Anal. Soc. Cient. Arg. T. 41, pp. 17-18, a 1901). 230. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Por el mismo camino no hubo emigración de mamiferos en di- rección inversa, por la sencilla razón de que no los habia en el antiguo continente. Durante toda esa época, Sud América permaneció separada de la América del Norte por un ancho mar. 3.2 Emigración oligo-miocena hacia Africa.— Es una segunda emigración de formas sudamericanas hacia Africa, que tuvo lugar durante la mitad de la época terciaria, El Archelenis estaba ya en gran parte destruido, de modo que las comunicaciones eran más difíciles y sólo pudieron pasar de uno á otro continente formas re- lativamente pequeñas. Esta segunda emigración empezó proba- blemente hacia el principio del oligoceno y continuó hasta el mio- ceno superior. Esta corriente emigratoria de Sud América al Africa, fué acom- pañada de otra en sentido inverso, del antiguo continente 4 Sud América. En la corriente emigratoria de Sud América al antiguo conti- nente, sólo se ven formas que faltan en el cretáceo superior de la América del Sur en donde recién aparecen en el eoceno medio y superior, y en el antiguo mundo todavía un poco más tarde, en el oligoceno inferior hasta el mioceno superior. En la emigración en sentido contrario, es decir, del antiguo con- tinente 4 Sud América, se trata de grupos que en el viejo mundo se han constituido en el eoceno superior y en el oligoceno por el desarrollo de las faunas precedentes y que aparecen en la América Meridional en época un poco más reciente. En esta doble emigración pasaron al viejo mundo los didelfi- deos, los verdaderos monos, los subursideos y todos los roedores del suborden de los histricomorfos, mientras que del antiguo con- tinente pasaban á Sud América algunos creodontes, varios carni- ceros de las familias de los canídeos y de los ursideos, los listrio- dontes, y algunos otros artiodáctilos primitivos. Durante este periodo Sud América continuaba aislada de Norte América y también de la Antarctica. 4. Emigración mioceno-plioceno-cuaternaria hacia la América del Norte.—La gran emigración de mamiferos sudamericanos hacia la América del Norte, empezó en la segunda mitad de la época miocena con el surgimiento de una vasta superficie de tierra en lo que hoy es el Golfo de Panamá y el mar Caribe; las Antillas que- daron englobadas en esa tierra nuevamente emergida, y América bajo la forma de una gran masa continental rectangular extendíase AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 231 de uno á otro polo, mientras que Sud América quedaba completa- mente aislada de África. Las faunas terrestres limitadas antes por el mar interamericano, desaparecida esta barrera, pusiéronse en movimiento en sentido inverso, las del Norte hacia el Sur, y las del Sur hacia*el Norte, produciéndose un intercambio zoológico que dió por resultado la formación de faunas mixtas, cuyo origen fué hasta hace poco inexplicable. Por sobre esas tierras recién emergi- das pasaron de la América del Sur á la del Norte, los grandes eden- tados gravigrados y los gliptodontes, el corpulento Toxodon, los roedores histricomorfos, los didelfídeos y por último los monos, aunque éstos sólo llegaron hasta Méjico. Por el mismo puente, Sud América recibió de la América del Norte, los mastodontes, los ta- pires, las llamas y los ciervos, los equideos y la mayoría de los car- niceros placentarios. Para que pueda juzgarse de la relación de estas cuatro grandes emigraciones con el origen, disposición y distribución geológica y geográfica de los monos (Simioidea) y de los antropoideos (Anthro- poidea), doy á continuación un cuadro de sus representantes distri- buidos por continentes y por épocas geológicas. JOLL -9JU1 OUDIOH Pitheculites Homunculites 232 MUSEO NACIONAL DE BUENOS ATRES. 0 : He | | | E E oa ea E Europa | Africa | Asia | Australia * Homo (Ame- |* Homo (Ame- | * Homo(cau- | * Homo(negro | * Homo(cau-| * Homo ricano). ricano). | cásico). y negroide, cásico, (australoi- caucásico en| mongólico, | de). Aluata, Ate-| Aluata, Bra- la cuenca me- | negroide). E |les, Cebus. chyteles, Ate- diterránea). E dos les, Lagothrix, Macacus Gorill Simia, Hylo- $ A pta poa “| Cebus, Pithe- A SA . | bates, Semno- a ot TO- | cia, Brachyu- de dera pithecus, Cy- p |Pical). rus,Callithrix, » la 020” |" nopithecus, ES Saimiris, Nyce- 7 ercopi- | Macacus. 2 tipithecus ¿¿hecus, E 2) Miopithecus Hapale, Midas. e > ? Cercocebus, Macacus, Theropithe- cus, Papio. a “Homo. 5 * Homo. * Homo. * Homo. * Homo. = o | ES : * Homo. o Aluata, Calli- | *Homo primi- | Macacus. Semnopithe- - thrix, Hapale. | yentus. cus. => Protopithe- Mácaeus sees peon | Cynocepha- cus : j lus. * Pithecanthr * Homo. | Macacus, Do- E E a lichopithecus, | * Homo plioce- Semnopithe- | = micus (Protho- ES | == 2 ) JAY | 3 2 UE Mesopithecus, 9 | e : * Homo pam- | Neopithecus, k | 5 paeus (Dipro- | Dryopithecus. | 2). A | | o ' * Homosimius? | | Protopithe- | cus ? | z * Tetraprotho- (Eryphopithecus Ñ ' 9 Lai Dryopithecus 9 2 E Collensten> Pliopithecus | o num ? Oreopithecus | o y z > | | Q | E | S | q (e) 5 de S Anthropops ES Pitheculus 2.5 E go Homunculus E Homocentrus ? AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 233 Los representantes de la familia de los Antropomorphidae están en letra bastardilla, y los de la familia de los Hominidae en la misma letra pero precedidos de un asterisco. Por lo pronto, concuerda de una manera tan perfecta con el cuadro filogenético de la página 224 que ambos pueden subrepo- nerse el uno al otro. Este cuadro es sumamente instructivo. Un contraste que salta inmediatamente á la vista, es el que apa- rece entre Norte América y las demás grandes regiones continenta- les con excepción de Australia. La columna correspondiente á la América del Norte queda completamente en blanco hasta la época cuaternaria en la que aparece el hombre, y en la época actual algu- nos monos de tipo sudamericano que no pasan mas al Norte de Mé- jico. En Norte América no han vivido verdaderos monos en nin- guna de las subdivisiones de la época terciaria, y en vista de lo bien explorada que ha sido esa región bajo el punto de vista paleontoló- gico, este resultado puede considerarse como definitivo. De futuras exploraciones todo lo que puede esperarse es el posible hallazgo de algunos monos de tipo sudamericano en las capas cuaternarias de la región más meridional correspondiente á Méjico y la América Central. Por consiguiente, la América del Norte queda definitivamente eliminada de las regiones en las cuales el hombre, sus precursores y los monos pueden haber tomado su primer origen, El hombre sólo pudo penetrar en Norte América, ya viniendo de Asia por el Noroeste en una época en que no existía el estrecho de Behring, ya de la América del Sud, por la vía de Panamá. Como se verá más adelante, la invasión se produjo de la América del Sur á la del Norte, probablemente en la segunda mitad de la época pliocena. Igual contraste, pero todavía más acentuado, ofrece Australia, en donde el hombre es el único representante del orden de los pri- matos, tanto en la época actual como en la cuaternaria. Alli, no hay vestigios de monos fósiles; el conjunto de la fauna mamalógica está constituido por marsupiales, y los pocos placen- tarios que allí existen son tan extraños á esa fauna como lo es el hombre, el cual es evidente ha penetrado en esa región en época geológica muy reciente, que no remonta más allá de la cuaternaria. Como ya hemos visto más arriba (p. 229), Australia quedó aislada de Sud América desde la época cretácea, y el hombre y los pocos mamí- feros que lo acompañaron sólo pudieron penetrar en ella viniendo AwNaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3”, T. IX. SEPTIEMBRE 28, 1907. 16 9234 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. del Asia del Sudeste por sobre las Islas de la Sonda que á principios del cuaternario ó á fines del plioceno formaban sin duda una cade- na más continua. Quedan las demás grandes masas continentales, que bajo el punto de vista en cuestión pueden reducirse á dos: todo el viejo mundo, esto es, Europa, Asia y Africa de un lado, y Sud América del otro. El contraste entre estas dos regiones es igualmente sorprenden- te. En Sud América los monos aparecen en la base del eoceno y se prolongan hasta la época actual. En el antiguo mundo aparecen recién en el mioceno medio, de donde se deduce que los monos son de origen sudamericano. También este es un resultado definitivamente adquirido, que no han de modificar las investigaciones futuras, En efecto: Europa es la región de la tierra que bajo el punto de vista paleontológico ha sido mejor explorada, y es por eso que aparece con un número de géneros de monos terciarios relativamente considerable, pero varios de ellos sólo se conocen por muelas aisladas y algunos (Veo- pithecus, GEryphopithecus) están fundados sobre una sola muela. Apesar de lo intensivo de esas investigaciones, en Europa no se ha encontrado ningún vestigio de monos en terrenos anteriores al mioceno, y es de presumir que ya no se encontrarán. En Sud América, al contrario, las investigaciones paleontológi- cas en terrenos anteriores á la formación pampeana han sido hasta ahora muy poco intensivas. Apesar de eso, ya se conocen por lo menos cuatro géneros de monos extinguidos dei eoceno superior de Patagonia. Las capas inferiores del eoceno de la misma región reunidas bajo el nombre de piso colpodonense, que hasta ahora só- lo se han explorado de un modo muy superficial, ya han dado dos géneros de monos. Es pues, de prever que futuras investigaciones del terciario eoceno de la Argentina no sólo completarán el mate- rial de las formas conocidas, sino que darán por resultado el des- cubrimiento de nuevos géneros. La exploración de las capas más recientes que el eoceno nos re- serva igualmente grandes sorpresas; como lo muestra el cuadro que precede, basta recordar que hasta ahora no sabemos absoluta- mente nada de los precursores inmediatos de los numerosos géne- ros de monos actuales de Sud America, y que todavía no se ha en- contrado un solo representante de este grupo en los terrenos mio- cenos y oligocenos de este continente. Pero, lo gue se conoce basta para trazar el rumbo que siguieron en sus emigraciones. Puesto que los monos son abundantes en el AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 235 eoceno de Patagonia, tanto inferior como superior, es claro que tienen que haber pasado de Sud América al antiguo continente conjuntamente con los demás mamiferos que siguieron el mismo camino durante la misma época, y constituyen la tercera grande emigración de mamiferos sudamericanos, esto es, la emigración oligo-miocena hacia Africa de que he hablado más arriba. Restringiendo ahora estas observaciones al terciario neogeno y dejando á un lado los simioideos para ocuparnos únicamente de los antropoideos, observamos queenel antiguo mundose encuentran representadas las dos familas de los Hominidae y de los Anthropo- morphidae, mientras que en Sud América sólo seencuentra represen- tada la primera. Pero mientras en Sud América los Hominidae pue- den ya seguirse en el pasado hasta el mioceno, del viejo mundo no se conocen hasta ahora sino del cuaternario ó á lo sumo de las capas más superiores del plioceno (Pithecanthropus). Esto es una confir- mación de que los Hominidae han tomado origen en Sud América, de acuerdo con lo que nos han enseñado las investigaciones filoge- néticas; éstas nos conducen á considerar la línea de los Hominidae como una prolongación de la de los Homunculidae, que en este continente continuó su desarrollo hasta la época actual. Según lo he demostrado en trabajos anteriores y como nos lo enseña el cuadro filogenético que he dado más arriba, es de la base de esta línea que sucesivamente se han ido desprendiendo los antropomorfos. Es claro que los antropomorfos nunca fueron bipedos de posi- ción erecta perfecta; esto, reunido á otros caracteres de evolución poco avanzada, indica que se han desprendido de la línea que con- duce al hombre en una época anterior al Tetraprothomo. Pero co- mo no se le conoce representantes en Sud América, es claro que deben haberse constituido en el viejo mundo por la evolución in- dependiente de hominideos primitivos y muy pequeños de Sud América, En Europa, los antropomorfos tienen ya representantes en el mioceno medio, es decir, en capas apenas un poco más antiguas que las de Monte Hermoso. Para llegar allí, antes tuvieron que pasar por el continente africano, de modo que la emigración de Sud América al Africa tuvo que haberse efectuado en una época más antigua que el mioceno y más reciente que la del Anthropops (eoceno superior), esto es, en la época oligocena, precisamente aquella que en nuestro pais todavía no nos ha proporcionado res- tos de primatos. Son esos primatos aun desconocidos que se han sucedido del Anthropops al precursor inmediato del Tetraprothomo, 236 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. que pasaron al continente africano, transformándose en antropo- morfos, que invadieron después no sólo Europa sino también el continente asiático, extendiéndose hasta Java y Borneo. Es cierto que todavía no se conocen antropomorfos terciarios de Africa, pero es que bajo el punto de vista paleontológico y en lo que se refiere á los terrenos terciarios medios y superiores, el con- tinente africano es una región completamente inexplorada. Puede predecirse que se han de encontrar en Africa antropomorfos no sólo en las capas del plioceno y del mioceno, sino también en las de la mitad superior del oligoceno. Dejemos á su vez los Anthropomorphidae para ocuparnos de los Hominidae. El más antiguo precursor del hombre del cual se conocen restos óseos, es por ahora el Tetraprothomo del mioceno superior de Monte Hermoso, que hacía corto tiempo se había adaptado á la posición erecta perfecta. Por razones que ya he expuesto hace muchos años y que también las he mencionado más arriba, nuestros ante- pasados sólo pudieron adaptarse á la posición erecta, en una vasta llanura desprovista de árboles como la que habitaba el precursor del hombre del mioceno de Monte Hermoso. El Tetraprothomo se ha encontrado en condiciones excesivamente favorables para avan- zar rápidamente en su evolución. Hacía gran uso del fuego y los numerosos roedores y pequeños ungulados que por todas partes lo rodeaban, le ofrecian una caza fácil y abundante. Además, como me lo hacía observar hace unos días el profesor Ambrosetti, no tenía enemigos peligrosos que combatir. Los grandes carniceros (esparasodontes) del eoceno y del oligoceno habian desaparecido y los grandes felinos de la formación pampeana que vinieron de la América del Norte, en esa época todavia no habian penetrado en Sud América. El mayor carnivoro de la época era un Amphicyon de la talla de un perro mediano, el cual, seguramente no debía ser muy temible. También es posible que, favorecido por su talla pequeña ya aprovechara en esa época como guarida ó para el des- canso, las corazas de los grandes gliptodontes, como lo hacia el hombre de la formación pampeana, costumbre que este último había quizás heredado de su antiguo precursor. ¿Cómo pudo efectuarse la dispersión de los sucesores del Tetra- prothomo de manera que el hombre ya desde la época cuaternaria ocupara todos los continentes? Recuérdese lo que he dicho más arriba á propósito del Pithecan- thropus: que éste no podía ser el precursor del hombre á causa de AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 2837 su talla considerable, muy superior á la de varias razas humanas existentes, Los akas, bochismanos, hotentotes, etc., tienen de 1m 3041m 40; los negritos, de 1m46 41m 57, Esas razas deben descender de antecesores cuya talla debía ser necesariamente inferior á 11m 30, Obsérvese también que todas esas razas enanas, se encuentran distribuidas en la zona tropical de Africa y Asia, y son aliadas de todas las demás razas negras, negroides y australoides que se extienden por las mismas regiones hasta Australia, no pasando al Norte de la zona tórrida sino por excepción. Es evidente que ese conjunto de razas ó variedades negras, ne- groides y australoides constituyen un grupo muy inferior al de las razas cáucaso-mongolas, que habitan más al Norte, en la zona templada. Ese agrupamiento inferior (Homo ater) que no tiene ni ha tenido representantes en Europa?, ni en la región de la zona templada de Asia, ni en la América del Norte, se encuentra en el mismo caso que los simioideos y los antropomorfos. Ha ido á las regiones que habita desde Sud América, pasando por encima de los últimos res- tos entonces ya discontinuos, del antiguo puente que la unía con Africa. La distancia que en su evolución separa ese grupo del Tetra- prothomo es todavía demasiado grande para que pueda descender directamente de él; se ha desprendido de la línea en época más reciente, pero anterior á la del Homo pampaeus (Diprothomo ?) que ya había alcanzado una estatura algo mayor, y además corres- ponde á una época en que la comunicación entre ambos continen- tes estaba ya completamente interrumpida. Se deduce pues que esas razas descienden del sucesor todavía desconocido del Tetra- prothomo, es decir del Triprothomo que debió existir en los últimos tiempos de la época miocena. Son los descendientes del Tripro- thomo que pasaron al continente africano para constituir el agru- pamiento negro-negroide-australoide; con ellos termina la tercera grande emigración de los mamiferos sudamericanos, ó sea la se- gunda emigración hacia el Africa que había empezado en los primeros tiempos de la época oligocena, Es claro que si el supuesto Triprothomo dió origen á las razas negro-negroides de pequeña talla de la zona tropical africana y 1 Salvo pequeños avanzamientos aislados sin mayor importancia en la cuestión, como los esqueletos de Grimaldi, ó los negroides que se dice habitaban el Cáucaso. 238 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. asiática, debió también dar origen á razas pequeñas en Sud Amé- rica. El hombre de la formación pampeana era realmente de-talla poco elevada, alrededor de 1m 50, aunque superior á la de las razas arriba nombradas. Pero ha habido razas hoy extinguidas, de tamaño considerablemente más pequeño. Al hablar del Hom- bre fósil de Ovejero he dicho que lo acompañan los restos de una raza enana. Doy acá el dibujo en tamaño natural de la extre- in zi, a 2 | AD 20 y 4 ERE MU ao cp o 44 17 ==>, 2 Ln E AR ad [Ba y a cd ARO: UAT 1: At NS aria e NS ¡e ee h A Ns á Fig. S1. Raza enana fósil de Ove- Fig. 82. Hombre actual de raza jero. Extremidad distal del húmero, blanca y talla mediana. Extremidad vista de adelante, en tamaño natural. distal del húmero, vista de adelante, en tamaño natural. midad distal de un húmero de un individuo muy viejo de la raza enana fósil de Ovejero (fig. 81) al lado de la parte correspondiente del húmero de un hombre actual de talla mediana (fig. 82) para que pueda apreciarse la gran diferencia de tamaño que hay entre ambos; la talla de la raza enana de Ovejero, no podía ser superior á 1 m 301, ! Existe el cráneo incompleto del mismo individuo, de un tamaño igualmente muy pequeño, pero me abstengo de entrar en detalles al respecto, por la razón que he expresado en la nota que se encuentra al pie de las páginas 115-116. AMEGHINO: SOBRE EL TETRAPROTHOMO ARGENTINUS. 239 Queda por trazar el camino que han seguido las razas cáucaso- mongolas del Norte, es decir de Europa y de la zona templada de Asia. Que ellas tienen un origen común con los demás hominídeos es evidente, pero representan un tipo mucho más avanzado y segura- mente se han separado de la línea principal en una época geológi- ca más reciente que las razas negras y negroides; quizás todavia más exacto sería decir que constituyen el prolongamiento de la rama principal de la línea de los hominideos. Lo que tiene una importancia capital es reconocer que los cán- caso-mongoles ó sus precursores no pueden haber llegado al anti- guo continente por el mismo camino que los negro - negroides. Esto se prueba por el hecho de que son completamente extraños al continente africano, los mongoles de una manera absoluta, y en cuanto á los caucásicos no avanzaron más al sur de la cuenca mediterránea; el resto del continente africano quedó siempre com- pletamente libre de esta penetración del elemento blanco. Por consiguiente, los cáucaso-mongoles, en su dispersión siguieron ne- cesariamente otro camino. Salta inmediatamente á la vista queel conjunto cáucaso-mongol presenta un parecido muchísimo mayor con el grupo americano que no con el negro-negroide. Por muchos de sus caracteres los mongoles aparecen como intermediarios entre los caucásicos y los americanos. Por otra parte, el grupo americano se extiende sin in- terrupción de Norte á Sur casi de uno á otro polo. Constituido en Sud América por la evolución del Homo pampaeus y del Homo pliocenicus, pasó después á Norte América, que también tiene su hombre cuaternario, Norte América recibió sus primeros hombres de la América del Sur englobados en la cuarta y última emigración de la fauna ma- malógica sudamericana que he mencionado más arriba con el nombre de «emigración mioceno-plioceno-cuaternaria hacia la América del Norte». Ambas Américas pusiéronse en comunicación por el surgimiento de un vasto territorio del cual el actual istmo de Panamá no es más que una reliquia. Este gran acontecimiento geológico que abrió nuevos horizontes á la humanidad acaeció á mediados ó hacia el fin de la época miocena. Con el surgimiento de puente empezó el gran exodo de la última fauna sudamericana. Por él pasaron sucesivamente á Norte América los edentados gravigrados de la familia de los Megalonychidae (Megalonyx, Nothrotherium, Megalochnus) y de los Mylodontidae (Mylodon, 240 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Paramylodon) conjuntamente con los gigantescos Megatheriidae (Megatherium mirabile) y los pesados y acorazados gliptodontes (Glyptodon, Glyptotherium) de los que no quedaron representan- tes en ninguna de las dos Américas; los perezosos (Bradypus), los hormigueros (Myrmecophaga, Tamandua) y algunos arma- dillos (Chlamydotherium hoy extinguido, Cabassus); pesados on- gulados como el Toxodon completamente desaparecido tanto en el Norte como en el Sur; numerosos roedores grandes y peque- ños, como el Hydrochoerus hoy extinguido en Norte América, Erethizon, Coendu, Castoroides, Aguti, varios neotominos, etc.; cuatro ó cinco representantes del arcaico grupo de las comadre- jas ó Didelphys (D. marsupialis, virginiana, etc.); por último los monos sudamericanos como Cebus, Ateles, Aluata, y con ellos ó antes que ellos los descendientes del Homo pampaeus, el hombre americano, que tiene que haber penetrado en Norte América antes de la época cuaternaria, probablemente en la segunda mitad de la época pliocena. De Norte América, probablemente á fines de la misma época pasó al continente asiático en donde algunos grupos aisláronse siguiendo su evolución independiente hasta constituir en la región oriental de ese continente la raza mongólica; otros grupos avanzaron hacia el Oeste y el Sudoeste del mismo con- tinente, invadieron Europa y transformáronse gradualmente en el hombre caucásico, la raza blanca, la más perfecta, y 4 la que está reservado el dominio completo de nuestro globo. Es así cómo se efectuó la dispersión de los descendientes de nuestro antiquísimo abuelito el Tetraprothomo y cómo tomaron gradualmente posesión de toda la superficie de la tierra. Buenos Aires, Agosto 20 de 1907. POST -SCRIPTUM. Ce travail était deja complétement terminé et cette feuille préte á étre tirée, quand aujourd'hui, 23 Septembre, je recois de mon esti- mé collegue M. le Dr. Lehmann-Nitsche, une feuille de la Rev. Mus. La Plata, t. x1v, pp. 386-399, sans couverture, sans date, et qui porte le titre de L*'Atlas de Monte Hermoso. République Ar- gentine. Les savants trouveront donc incompréhensible la descrip- tion de cette piéce par deux auteurs, au méme moment et sous deux noms distincts. Afin d'éviter de mauvalses interprétations, je me vois donc obligé á expliquer ma position, J'ai dit plus haut (p. 174) que j'ai demandé a M, le Dr. Lehmann- Nitsche, la communication de cette piéce qu'on ne croyait pas dis- tincte de la correspondante de l' homme actuel. Aussitót que je l'ai vue, Pai reconnu qu'on était en présence du précurseur de l' homme de Monte Hermoso dont il y a déjáa vingtans j'avais prédit la décon- verte, etj'al méme eu de longues discussions verbales avec MM. Lehmann-Nitsche et S. Roth pour leur démontrer que l'atlas en question n'était pas égal a celui de homme. Voyant le peu de cas qu'on en faisait, je demandai la permission d'en parler dans mon travail sur le fémur, a ce que M. Lehmann-Nitsche accéda de suite, apparemment avec la meilleure bonne volonté. S'il m'avait mani- festé le désir de s'en occuper ou s'il m'avait fait la plus légere insi- nuation de vouloir s'en réserver la description, je n'en aurais pas dit un mot. Apres cela, je croyais donc qu'il aurait procédé de la méme maniére que selon mon habitudeje1l'ai fait au sujet du cráne de la race naine fossile d'Ovejero (voir plus haut les notes au bas des pages 115, 116 et 238), mais, puisquiil a cru devoir procéder autrement, je pense que son travail n'aurait rien perdu en impor- tance s'il y avait ajouté une ligne en disant á peu prés ce qui suit : “M. Ameghino qui a eu lPoccasion d'examiner atlas de Monte Hermoso a reconnu qu'il n'appartient pas a homme”. Je n'ai pas fait un mystere ni du travail que je preparais ni de mon opinion sur la piéce en question, carj'en ai fait part á plusieurs de mes col- légues, parmi lesquels je me rappelle de MM. les professeurs FF. 949 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Lahille, Senet, Herrero Ducloux, Spegazzini, Outes, Torres, More- no, Roth et plusieurs autres, M. Je professeur Juan. B. Ambrosetti en a méme parlé dans son cours d'Archéologie a l1'Université, et des exemplaires des feuilles de ce mémoire ont circulé aussitót im- primées!. Mais, tout cela n'a qu'une importance secondaire. Ce qui vralment est excessivement important, et dont je me trouve bien heureux d'étre d'accord avec M. le Dr. Lehmann-Nitsche, c'est qu'il recon- naít l'existence d'un précurseur de l' homme á Monte Hermoso et que Uáge du gisement est pour le moins pliocóne. L'áge tertiaire des couches de Monte Hermoso ayant tout derniérement été admis méme par M. Steinmann, l'existence de l'homme tertiaire dans l'Argentine devient un fait définitivement acquis. Or, ce fait doit donner a toutes les recherches sur origine et l'antiquité de l'homme une orientation tout a fait nouvelle, et c'est ce que Jal essayé de faire dans les derniers chapitres de ce mémoire. 1 Les premiéres feuilles portent la date du 11 Septembre. NOTABLE MIMETISMO DE LA ORUGA DEL ESFÍNGIDO DILOPHONOTA LASSAUXI (BorspuvaL) Brr6 POR ANGEL GALLARDO. Mi hijo mayor Angel León encontró en nuestra quinta de Bella Vista, B. A. P., el 21 de Enero de este año, una curiosa oruga que simula admirablemente un tallo de taso, Araujia sericifera Brot., planta sobre la cual vive. La forma, coloración general y diámetro del animal coinciden completamente con los de un tallo de dicha planta, pero lo que hace más maravilloso este mimetismo es la presencia en el tercer anillo de la oruga de dos tubérculos blanco-lechosos cuya forma, posición y color son exactamente los mismos de dos gotas de latex escapa- das de la inserción de dos peciolos de taso, recientemente cortados. Para aumentar aun la semejanza, se nota en la parte dorsal y á los costados, abajo de los estigmas, bandas de color corcho que imitan perfectamente las suberificaciones que se producen en los tallos de taso de cierta edad. En la lámina he tratado de dar idea del notable mimetismo de esta ornga que viene así á ser muy difícil de distinguir de su sopor” te habitual. Más tarde encontramos otro ejemplar, siéndome posible seguir el desarrollo completo de ambos. Las orugas son muy voraces. Antes de comer una hoja comien- zan siempre por morder la base del pecíolo, llegando á veces hasta cortarlo completamente, lo que da lugar á la salida del latex, tan abundante en estas Asclepiadáceas. Esta operación previa permite á la oruga comer cómodamente la hoja por los bordes sin ser molestada por el aflujo de latex. Una vez que la oruga alcanza la longitud de unos 12 centímetros se teje entre hojas un capullo ligero y transparente como un tul, de color amarillo castaño, donde se crisalida dos ó tres días después. 944 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. La salida del adulto tuvo lugar en un ejemplar Q 17 días des- pués de la ninfosis y en el otro gd á los 19 días. La mariposa fué descripta bajo el nombre de Anceryx Lassauxt por Boisduval, á quien se la envió de Buenos Aires un joven natu. ralista Lassaux, muerto prematuramente, el cual residió en esta ciudad durante algunos años 4 mediados del siglo pasado. Boisduval, al señalar la especie en 1859 en el Bulletin de la Société entomologique de France, indica correctamente como patria á Bue- nos Aires y así figura también en el catálogo de Kirby. Pero más tarde al describirla en su Species général des Lépidopteres hétéroceres incurre Boisduval en una confusión geográfica, pues da á esta mariposa como procedente del Brasil septentrional. Indica Boisduval en su descripción, que las alas inferiores son enteramente negras con un espacio ceniciento en el ángulo anal; insistiendo luego sobre esta coloración obscura, que le llama la atención, pues dice que es la única especie de Anceryx, por él cono- cida, cuyas alas inferiores no sean de color amarillo ocre ó ferrugi- nosas. Ante tal insistencia se comprende que, al encontrar más tarde Burmeister esta mariposa con las alas posteriores rojizas, la consi- derase como nueva especie y la describiera en la Description physi- que de la République Argentine bajo el nombre de Dilophonota Cercyon, colocándola en el género Dilophonota que había formado en 1855, Agrega, sin embargo, en nota, que la especie se parece mucho á Anceryx Lassauxi pero, como las alas posteriores no son negras, prefiere describirla como especie diferente, aun cuando probable- mente ambas sean variaciones de una misma especie. Así pudo comprobarlo el Dr. Berg, durante su visita en 1879 á la colección de Boisduval, en Rennes, colección que se hallaba enton- ces en poder de los señores Oberthuer. Vió allí, que el ejemplar típico de Boisduval tiene algo de color fusco hacia la base de las alas posteriores, aunque éstas son más obscuras en el tipo que en la generalidad de los casos. Habiendo comparado los dos ejemplares, uno masculino y otro femenino, que he criado de oruga, con el ejemplar del Museo Na- cional, tipo de Dilophonota Cercyon, y con otro, algo deteriorado, de la colección del Laboratorio de Historia Natural de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y teniendo además en vista las descripciones de Boisduval y de Burmeister, doy en seguida una descripción detallada de los tres estados de este interesante lepi- > de GALLARDO: NOTABLE MIMETISMO DE LA ORUGA. A5 dóptero, precedida de la diagnosis latina de Burmeister y de los caracteres del género del mismo autor. Género DILOPHONOTA BurmeIstEr. Systematische Uebersicht der Sphingidae Brasilien—A bhand- lungen der Naturforschenden Gesellschaft zu Halle. 11 (1855) 1856. 4 Sitzungberichte, p. 69, gen. 6. Description physique de la République Argentine, t. v. Lépi- dopteres, p. 329, 1878. Anceryx Boisduval, Walker. Erynnis Hiúbner, Grote. Las mariposas tienen las patas finas, los tarsos largos, las uñas cortas, separadas por una ancha plántula, sin parónicas visibles. — Sus antenas son cortas, finas, encorvadas en su extremidad. Cabe- za y Ojos muy grandes, aun mayores que en Sphinx. Como carácter notable debe señalarse la doble cresta longitudinal dorsal torácica. Las alas alargadas, de forma espatulada; el borde externo algo en- corvado y recortado con dientes obtusos de igual tamaño. Las orugas, con los tres primeros anillos más anchos que los res- tantes, pueden retraer los dos primeros bajo el tercero que es el más ancho de todos; éste tiene siempre en la articulación anterior una placa escamosa con una coloración vistosa. La superficie de las orugas es lisa y lampiña, la cabeza más bien grande, el cuerno muy pequeño en la juventud llega a ser sólo un tubérculo cónico en las últimas mudas. El color del fondo es verde, azulado, amari- llo ó castaño, sin cinturas. Las crisálidas no tienen la vaina de la espiritrompa separada, alargadas, muy lustrosas, el fondo amarillo castaño ó castaño claro, todos los órganos dibujados con estrias negras y los anillos del ab- domen con una cintura negra, acompañada de dos bandas de pun- tos negros. : Las especies son exclusivamente americanas. Dilophonota Lassauxi (BorisbuvaL) BERG. Ancerya Lassauxii BossbuvaL. Annales de la Société Ento- mologique de France, serie 3, t. vit, Bulletin, p. cuvi (1859), et Species général des Lépidopteres hétéroceres, t. 1, Sphin- gides, Sésiides, Castnides, p. 129,14, Paris (1874.) 946 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Dilophonota Cercyon BURMEISTER. Description physique de la République Argentine, t. v. Lépidopteres, p. 332,3 (1878.) Dilophonota Lassauxti (BorspbuvaL) BerG. Anales de la Socie- dad Cientifica Argentina, t. xtt1, p. 170 (1882.) Dilophonota Lassauxti (BorspbuvaL) KirBY, A synonymic Ca- talogue of Lepidoptera heterocera, vol. 1, p. 697. London (1892.) Dilophonota alis supra fusco-nigris; anticis macula elongato- trigona in apice vittaque ad marginem internum griseo-palli- dis; posticis nubecula basali ferruginea; abdomine fasciis lateralibus nigris, albo marginatis. Exp. alar. 10 cm. Las alas anteriores castaño obscuro, casi negro en la célula dis- coidal (más negras en el G), con débiles estrías negras acompañadas de gris claro, tanto en el borde anterior como en las nervaduras; una mancha triangular alargada gris amarillenta en el ángulo ter- minal, la cual presenta un grupo interno de manchitas claras en su parte terminal y una banda negruzca en el borde costal que se ensancha y acentúa al llegar al ángulo terminal. Una banda grisá- cea comienza en la primera mitad del borde interno y se continúa con cuatro líneas claras ondulosas alternadas con líneas negras en forma de ala de ave. Alas posteriores negras, con reflejo bronceado en el borde exte- rior, pasando á un color rojizo ferruginoso en la base (más rojo en el 9); borde anal blanco; una mancha cenicienta en el ángulo anal prolongada en dos estrias claras ondulosas. Las cuatro alas dentadas (por prolongación de las nervaduras marginales), en el borde externo, al que acompaña una estria rojiza, finamente bordeada al interior de gris, color que se acentúa frente á las nervaduras. Los dientes de las anteriores más marcados que en las posteriores; estas últimas débilmente dentadas en la Q, algo más en el Y. Parte ventral del cuerpo y las patas gris claro tirando á castaño; dos pares de puntos negros en el abdomen de la Q, y tres pares en el del S'. Las tibias de las patas anteriores del S' provistas de espe- sos cepillos de pelos grises blanquizcos. Coloración general de la cara inferior de las alas castaño ferrugi- noso con bandas paralelas al borde externo débilmente ondulosas, alternativamente claras y obscuras. Nervaduras gris claro. Célula discoidal de las anteriores ferruginosa; tres manchitas blancas alter- GALLARDO: NOTABLE MIMETISMO DE LA ORUGA. 247 nadas con tres negras en el tercio distal del borde costal. El borde interno de las posteriores blanco. Antenas blancas por arriba, grises por abajo, con gancho termi- nal negro. Expansión alar g' 85 milímetros, Q 92 milímetros, en los ejem- plares criados por mi, que están ahora en la colección del Museo Nacional. Oruca.—Coloración general verde vegetal con reflejo sedoso.— Una faja dorsal de color corcho igual al de las partes suberificadas del tallo de taso. A partir del sexto hacia atrás, cada anillo posee dorsalmente cuatro pequeños tubérculos dispuestos en trapecio.— Algo atrás del centro de gravedad de este trapecio una mancha obscura en la línea dorsal. A ambos lados dela faja dorsal sube- rosa y en la mitad de los campos verdes se nota una faja de color verde más claro, algo lechoso. A los costados, debajo de los estigmas suberosos, posee dos ban- das longitudinales suberosas onduladas; hacia la parte anterior de cada anillo se notan puntos blancos lechosos sobre estas bandas suberosas. El primer anillo-presenta dorsalmente cinco bandas longitudi- nales suberosas alternadas con cuatro verdes. El segundo anillo tiene una cresta suberosa con cinco tubérculos; cuatro manchas de _ verde vivo se destacan sobre fondo suberoso. El tercer anillo posee una cresta suberosa más marcada con un par de fuertes tubérculos cerca de la línea media y otros dos late- rales voluminosos de color blanco lechoso, exactamente iguales en forma y coloración á gotas de latex fresco que salen de la inserción de los pecíolos de taso recientemente cortados. Un pequeño cuerno en el undécimo anillo que casi desaparece en la última muda, La cabeza verde más claro, —Ocelos negros. —Mandibulas verde- claro sucio con el borde masticatorio negro. Patas verdaderas castaño claro verdoso. Falsas patas con un ar- tículo negro, luego dos de color castaño y el disco adhesivo verde claro. Las patas anales verde claro. La extremidad anal del cuerpo se adelgaza y concurre á la adherencia conjuntamente con las falsas patas. Longitud 12 centímetros. Crisánipa.—A largada con la extremidad anal cónica y terminada por una pua lanceolada triangular, finamente estriada longitudinal- mente; coloración amarillo castaño, con 7 estrias negras en cada ala 248 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. superior y además en las inferiores, antenas, patas y esplritrompa; ojos negros; una mancha pentagonal negra en el mesotórax, flan- queada de manchas triangulares. Los anillos del abdomen con cin- turas negras de contorno irregular y dorsalmente dos bandas de puntos y rayas negras alternadas á la manera de los signos del alfabeto Morse; sobre la línea dorsal de cada anillo dos puntos ó una raya negra en medio de las dos bandas mencionadas. Ventral- mente pares de puntos y rayas curvas negras. Cono y pua termi- nales negros. Toda la crisálida muy lustrosa. Longitud de 5 4 5,5 centimetros. Patria: Buenos Aires. — La oruga vive sobre la Asclepiadácea. Araujia sericifera Brot. (Physianthus albens G. Don.). Este esfingido parece ser poco común, á pesar de la abundancia de su planta nutritiva y del admirable mimetismo protector de su oruga, si se ha de juzgar por la escasez de ejemplares en las colec- ciones y las pocas veces que ha sido mencionado en la literatura cientifica. Bella Vista, B. A. P., Marzo de 1907. ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS (PROVINCIA DE BUENOS ATRES) POR FÉLIX F. OUTES CAPÍTULO 1 "ANTECEDENTES. En los partidos de Villarino y Patagones, situados en la región más meridional de la provincia de Buenos Aires, se hallan aún con frecuencia perfectamente conservadas, un sinnúmero de estacio- nes neolíticas permanentes ó temporarias, como también grandes cementerios y sepulturas aisladas que corresponden, quizá, á una cultura algo más avanzada en su evolución, que la mayormente difundida en las zonas central y septentrional de los llanos bonae- renses. Por desgracia, no se han hecho hasta la fecha en aquellos yaci- mientos estudios sistemáticos y, por tal motivo, considero de utili- dad describir el material recogido en las proximidades de San Blas por el explorador D. Carlos Ameghino, durante el mes de Noviem- bre del año 1903 ?. San Blas es un pequeño y seguro puerto situado sobre el litoral atlántico, al sudeste del partido de Patagones (fig. 1); está ro- deado por llanuras bajas y onduladas, formadas por légamo y arena cuaternarios y cubiertas en gran parte por capas de pedregullo fino, salitrales y médanos movedizos ó consolidados; notándose también 1! Número 4090, del inventario del Museo Nacional de Buenos Aires. ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1x. OcTUBRE 16, 1907. al 250 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. la presencia de depósitos recientes de moluscos (piso querandino de las clasificaciones estratigráficas del Dr. Y. Ameghino). REPUB* ARCENTINA. Lo) is : 4 o $ E Tucumani Rosi Le s A a a kh a A % L.A:: oCatamarca E E A e + «3 ¿Córdoba $ T Ernenniiaa SA Fe QA Santiago + A pu o ro o y Fig. 1. Las llanuras á que me refiero, se ven interrumpidas con frecuencia por breves cursos de agua, en su mayor parte riachuelos de marea, que penetran á lo sumo unos 10 kilómetros hacia el interior del te- rritorio. Limitando la depresión litoral y próximamente á 10 y 15 kiló- metros de la costa, se ven cordones de mesetas bajas de asperones OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 251 azulados, pertenecientes á la serie entrerriana (formación entrerria- na de las clasificaciones estratigráficas del Dr. F. Ameghino). En los lugares ocupados por los médanos instables ó consolidados á que me he referido, abunda mucho la Baccharis salicifolia Pers.; mientras los terrenos salitrosos están cubiertos por un matorral subespinoso, el Cyclolepsis genistoides Gill. € Don. Por lo demás, en los alrededores de San Blas y, como es natural, en los terrenos más consolidados, crecen con profusión Gouerlia decorticans, Hk. € Arn., Condalia lineata A. Gray, Prosopis striata Benth., y P. strom- bulifera. Por su situación geográfica y fácil acceso, San Blas ha sido visi- tado en diversas épocas por comisiones científicas de importancia. Sin embargo, nilos expedicionarios dela Beagle y de la Adventure, ni el mismo Alcides d'Orbigny que pasó una larga temporada en la localidad que me ocupa, reunieron piezas antropológicas ni objetos pertenecientes á los antiguos indigenas; recién en 1875 el viajero argentino Dr. Francisco P. Moreno, al visitar los médanos próxi- mosá punta Rubia, reunió las primeras colecciones de importan- cia, consistentes en cráneos humanos, puntas de flecha y restos de comida!, Por último, muchos años después, y con posterioridad al viaje del señor Ameghino, llegaron á San Blas los enviados de la Univerdad de Kansas, señores Adams y Martin, quienes visitaron rápidamente la estación próxima á la estancia del señor Buckland, recogiendo restos antropológicos, objetos de piedra, alfarerías etc. ? Los diversos objetos reunidos por el señor Ameghino, proceden de una estación situada á 5 kilómetros, aproximadamente, al sud- este del muelle de San Blas, cerca de punta Rubia y distante 5 ki- lómetros del mar; lo cual me hace suponer se trate del mismo yaci- miento explotado por los señores Moreno, Adams y Martin. Las piezas traidas por el señor Ameghino, se encontraban des- cubiertas al pie de médanos de arena suelta, sobre el mismo suelo salitroso en el cual descansan las dunas, 1 Francisco P. Morgxo, Viaje á la Patagonia septentrional, en Anales de la So- ciedad Científica Argentina, 1, 186. Buenos Aires, 1876. Las piezas antropológicas reunidas por el Dr. Moreno, forman parte en la actualidad de las colecciones del Museo de La Plata. 2 H. T. Marrix, Exploraciones patagónicas, en El Diario (Buenos Aires), 28 de Agosto de 1904, MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. CAPÍTULO IL INSTRUMENTOS Y ARMAS DE PIEDRA. S I — INSTRUMENTOS. a) Láminas. Los 13 ejemplares de láminas que tengo á la vista, pueden dis- tribuirse en los cuatro grupos formados por Evans'; externas, triangulares (ridged flakes), planas y poligonales. / 3 / / Y > AA. . 4090 4090 1 : 4090 1 El == - Vi E Fig. 4. DEN Consideradas en conjunto, su longitud varía entre 71 y 29 milí- metros, el ancho no pasa de 29 milímetros aunque no es menor de t J. Evans, The ancient stone implements, weapons and ornaments of Great Bri- tain, 275 y siguiente. London, 1897. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 253 10 milímetros, mientras que el espesor oscila entre 8 y 2 milíme- tros. El único ejemplar de lámina externa que forma parte de la sé- rie (4%), desprendido de un rodado de jaspe amarillo, muestra la superficie interna muy cóncava y convexa la externa. Tiene 53, 25 y 5 milímetros de longitud, ancho y espesor respectivamente!, En 9 ejemplares de láminas triangulares, la base se muestra por lo general estrecha con respecto al ancho medio del instrumento, más Ó menos rectilinea ó ligeramente puntiaguda; el ápice ancho ó aguzado; bordes irregulares; superficie interna poco cóncava y á veces del todo plana; en la superficie externa el dorso aparece indistintamente ya á la derecha ó ya á la izquierda, y en un ejem- plar (fig. 2) se conserva en una faceta la corteza natural de la roca empleada. En las láminas triangulares la longitud oscila en- tre 71 y 30 milímetros, el ancho entre 29 y 10 milímetros y el es- pesor entre 8 y 2 milímetros. El único ejemplar de lámina plana procedente de San Blas, se halla roto y sólo he podido verificar que su espesor es de 3 milí- metros (fig. 3). Las láminas poligonales, representadas por 2 ejemplares, ofre- cen detalles muy semejantes á las triangulares, aunque muestran sus caracteres mejor individualizados (fig. 4). Tienen 68 y 51 milí- metros de longitud, 20 y 18 milímetros de ancho y 5 y 4 milíme- tro de espesor respectivamente. 1 Téngase en cuenta que las medidas son siempre las máximas. 254 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. b) Raspadores. No obstante el pequeño número de raspadores reunidos por el señor Ameghino, que son tres tan sólo, corresponden á dos tipos bien definidos. Tipo 1.2 Una simple lámina externa, en forma de herradura alargada, tallada en bisel en el ápice solamente y á expensas de la superficie externa (fig. 5); por lo demás, es el único trabajo se- cundario que presenta. Tiene 34 milímetros de longitud, 29 milí- metros de ancho y 10 milímetros de espesor. Tipo 2.” Corresponden á este tipo dos ejemplares de la conocida forma musteriense (fig. 6)* y cuyas dimensiones son 30 y 24; 21 y 18; y 5 milímetros de longitud, ancho y espesor respectiva- mente. c) Escoplos. Un núcleo alargado, tallado con cuidado en una de sus superfi- cies, casi del todo plana, y en la otra, convexa, trabajado á grandes 1 G. Y A. e Mortinier, Le Préhistorique, 179 y siguiente, figuras 36 y 37. Pa- ris, 1900; G. y A. pe MortiLLEr, Musée préhistorique, plancha xt, figuras 9, 95, 97 y 98. Paris, 1903. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 255 golpes verticales, muestra el ápice en bisel y muy filoso; todo lo cual me hace suponer sea un escoplo y no una pieza inconclusa, pues conserva señales de haber sido usado (fig. 7). Las dimensiones son 52, 27 y 12 milímetros de longitud, ancho y espesor respec- tivamente. d) Cuchillos. Los cinco ejemplares de cuchillos que me han sido facilitados pueden distribuirse en dos tipos, cada uno con dos variedades. Tipo 1.2 Los caracteres genéricos del primer tipo corresponden, sin variante alguna, á los de las láminas de que me he ocupado en párrafos anteriores. La variedad a comprende dos ejemplares cuyos detalles son semejantes, en su morfología, á los de las conocidas puntas musterienses (fig. S); * en la variedad b he incluido un solo ejemplar constituido por una lámina poligonal, retocada menu- damente en los bordes y sin otro trabajo secundario (fig. 9), y que recuerda, por los mencionados caracteres, las grandes láminas del tipo Lavallois?. 1 MorrinLerT, Le Préhistorique, 168; MortiLLET, Musée, etc., planchas XI y XII. 2 Mortinuer, Le Préhistorique, 166, figuras 31 y 32; MortiLLET, Musée, etc., plan- cha xr, figuras 73 y 74. 256 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Los ejemplares de ambas variedades oscilan entre 65 y 57 mili- metros de longitud, 34 y 26 milímetros de ancho, 15 y 9 milíme- tros de espesor respectivamente. Tipo 2.? Comprende dos ejemplares de cuchillos asimétricos * que corresponden á dos variedades. a) De forma asimétrica alar- gada, cuya periferia ofrece los siguientes detalles: uno de los lados recto, mientras el otro describe una curva saliente que se pronuncia Mi EDEO E AT) 0 en el primer tercio de la altura para decrecer paulatinamente y terminar en el ápice; el trabajo se ha efectuado en ambas superficies á grandes golpes y el filo se halla sobre el lado curvilíneo (fig. 10), y las dimensiones de este subtipo acusan 71, 32 y 8 milímetros de longitud, ancho y espesor respectivamente. b) La base y un lado perfectamente rectos unidos por la línea curvilínea del filo; el trabajo es prolijo en ambas caras, y tiene 50, 31 y 7 milímetros de longitud, ancho y espesor respectivamente (fig. 11). 1 Fénix F. Oures, La edad de la piedra en Patagonia, en Anales del Museo Nacio- nal de Buenos Añres, x11, 399. Buenos Aires, 1905. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 257 e) Molinos. Según me lo ha manifestado el señor Ameghino, los molinos son sumamente abundantes en San Blas y otras estaciones de los alre- dedores de la localidad nombrada. Uno de los dos ejemplares que tengo á la vista es un fragmento irregular de asperón (fig. 12), que muestra en ambas caras dos de- 5 4090 1 Fig. 12. Es presiones, una más profunda que la otra, la más pronunciada bien pulimentada debido al contínuo rosar con la moleta, El diámetro mayor de este ejemplar acusa 161 milímetros, el menor 132 milímetros, la altura en los bordes es de 60 milímetros término medio, y el espesor en el centro de la depresión es de 38 milímetros. El otro ejemplar (fig. 13), también de asperón, es de forma elíptica, con una depresión notable, pues alcanza á 35 milímetros. 258 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Diámetro mayor 245 milímetros, menor 161 milímetros, altura | media en los bordes 70 milímetros y espesor en el centro 30 mili- metros. S IL.—ARMAS a) Puntas de flecha. Las pocas puntas de flecha traidas de la estación de San Blas por el señor Ameghino, corresponden á tipos y variedades ya incluidas en mi clasificación de los objetos similares procedentes de Patago- OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 259 nia; de modo, pues, que á aquélla me referiré,agregando tan sólo las medidas respectivas. * 1. GruPO.—Sin pedúnculo. Tipo 1.”— Amigdaloide; 3 ejem- plares todos tallados prolijamente en ambas superficies. La longi- tud, ancho y espesor máximos corresponden á 50, 38 y 19 milí- metros, y los minimos á 44, 35 y 8 milímetros (fig. 14). Tipo 4.”—En forma de trián- gulo isósceles; trabajados los seis ejemplares que tengo á la vista, con mucho cuidado en ambas ca- ras, especialmente en los bordes. Se hallan representadas cuatro de las variedades de mi clasifica- Fig. 15. 22% +. % El | ' : 4090 Fig. 16. 33, +. ción, en cuyo conjunto oscilan los espesores entre 12 y 6 milimetros. a) Bordes y base rectos; longitud máxima 58 milimetros, minima 1 Oures, La edad, etc., diagrama incluido en la página 509. 260 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 54 milímetros, base mayor 30 milímetros, menor 28 milímetros (fig. 15). c) Bordes rectos y base convexa; largo mayor 80 mili- metros, menor 40 milímetros, ancho máximo 35 milímetros y mi- nimo 22 milímetros (fig. 16)*. d) Bordes y base cóncavos; el único ejemplar de que dispongo tiene 73 milímetros de largo y 33 milímetros de ancho máximo (fig. 17). e) Bordes convexos y base a en Fig. 18. 020. +. 22 2 33 recta; un sólo ejemplar que acusa 62 milimetros de longitud y 22 milímetros de ancho (fig. 18). 2.”—arupPo.—Con pendúculo. 2.* cLase.—Sin aletas. Tipo 1.—Limbo triangular. Variedad a, pedúnculo no escota- do. Tres de los cuatro ejemplares de este subtipo están tallados con cuidado en ambas caras; no asi el último que sólo lo ha sido en la superficie externa mientras se nota en la otra el trabajo secun- dario cerca de los ángulos de la base del limbo y en la periferia del pedúnculo. Por lo demás, este último detalle morfológico es de conjunto rectangular, cuadrado ó trapezoidal. Longitud máxima y * En mi memoria La edad de la piedra en Patagonia, he considerado como puntas de jabalina á todas aquellas que pasaban de 70 milímetros, por las razones expuestas en la página 377, que no se presentan en el caso. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 261 mínima en los ejemplares enteros, 53 y 38 milimetros; ancho mayor y menor en la base del limbo 33 y 12 milímetros, oscilando los espe- sores entre 9 y 4 milímetros (fig. 19). b) Pedúnculo escotado. El Oe : 4090 1 NE 4090 1 Fig. 19. AE Fig. 20. 222 +. único ejemplar que forma parte de la serie, ha sido tallado en ambas caras; la escotadura más ó menos curvilínea y el pedúnculo de con- junto rectangular. Longitud 32 milímetros, ancho 25 milímetros y espesor 6 milímetros (fig. 20). e 4090 1 : NL LC E Fig. 21. a ES Fig. 22, E MEE Tipo 3." —Limbo escutiforme. Variedad a, pedúnculo no esco- tado. Un solo ejemplar tallado groseramente en ambas superficies 2692 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. y con el pedúnculo rectangular. Longitud 58 milímetros, ancho 37 milimetros y espesor 13 milímetros (fig. 21). 3.” CLASE.—Con aletas. Tipo 1. — Limbo triangular. Variedad b, pedúnculo escotado. Dos ejemplares, uno roto en la mitad superior; trabajados con proli- gidad; con pedúnculo de conjunto cuadrado y escotadura triangular ó curvilínea. Longitud (en el entero) 45 milímetros, ancho máximo y minimo 29 y 27 milímetros y espesor en ambos de 6 milímetros (fig. 22). E 090 094 4090 “1 Fig. 23. A, +. Fig. 24. al 3.er arupo. — Excepcionales. 1.* cLasE.—Formas excepcionales. Tipo 1. —Dentelladas. El único ejemplar que tengo á la vista, ha sido tallado con cuidado en ambas caras; los dientes ocupan toda la periferia del limbo que es sin aletas, con el pedúnculo sumamente corto, rectangular y escotadura curvilínea. Las dimensiones son 32 milímetros de longitud, 20 milímetros de ancho y 7 milímetros de espesor (fig. 23). Por último, debo fundar un 6. tipo que corresponde, también, 4 la 1.* clase del 3.er grupo, y que ya había mencionado en el Suple- mento á mi obra La edad de la piedra en Patagonia. * Se trata de 1 QurEs, La edad, etc., 496, figura 187. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 263 ejemplares muy escasos, de limbo triangular ó escutiforme, con ó sin aletas; y pedúnculo de periferia más ó menos curvilínea. El que ha traido de San Blas el señor Ameghino, tiene 65 milí- metros de longitud, 35 milímetros de ancho y 9 milímetros de espe- sor máximo (fig. 24). b) Proyectiles. Entre el material lítico que describo, figura un fragmento de los conocidos proyectiles llamados «bolas». A pesar de hallarse roto, parece hubiera sido más ó menos esférico, con un surco ecuatorial de 3 milimetros de ancho y 1 de profundidad. La superficie se conserva regularmente pulimentada, aunque se notan restos de las picaduras hechas al verificar el trabajo secun- dario. CAPÍTULO III. ALFARERÍAS. Todas las alfarerías reunidas en la estación neolítica que me ocu- pa, se hallan destrozadas en fragmentos de regular tamaño. Son 0 4090 1+ 4090 1- y 4090 1- 4090 1 Fig. 3. ) 79,5 M0 (0301 1 ES La mayor parte de los vasos ha sido fabricada con el material arenoso que cubre el suelo en los alrededores de San Blas, y es por 264 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ello que la pasta se nota cargada de innumerables partículas líti- cas, por lo general pequeñas. Excepcionalmente, la masa es homo- génea. RO da 46 Pb Sc 4090 1 Fig. 26. a A pesar de haberse verificado el modelado á mano, tanto la su- perficie interna como la externa se hallanregularmente pulimenta- das, en especial la primera que, en algunos ejemplares, conserva cierta pátina brillante. La cocción es siempre defectuosa ó casi del todo nula. Los vasos, cuya pasta se ha sometido á la acción del fuego, muestran un corte formado por dos ó tres zonas; en el primer caso, una roja ó bermeja ya hacia la superficie interna ó hacia la externa, según sea que e) foco de calor haya actuado por dentro ó fuera, mientras el resto se presenta negro; en el segundo, la parte sin cocer se encuentra en OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 265 hd el centro, comprendida entre las zonas apenas quemadas de los lados interno y externo. Pero, la mayor parte de los fragmentos corres- Fig. 98. (a) 401 ae (b) 409 0 Md 4090 1 Dad 22 A e: 0d, ponde á vasos sometidos, simplemente, á la acción de los rayos solares. El espesor de las paredes varía entre 10 y 5 milímetros, predo- minando el de 5 y 7 milímetros. Aunque no se ha encontrado pieza alguna entera, ó por lo menos reconstruible, los fragmentos de regular tamaño me permiten supo- ner que las formas más usuales fueron hemisféricas ó subglobosas. Reconstruyendo el diámetro de la boca, mediante los pocos frag- mentos de bordes utilizables, he obtenido como máximo 310 milí- metros, y 160 milímetros como mínimo. AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. OcruBRrE 18, 1907. 18 266 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Los bordes se muestran poco complicados. Las diversas varie- dades las he reunido en la figura 25; así podrá notarse que algu- nos aumentan de espesor al llegar á la periferia, otros se dirigen ha- : € 4090 1 Fig. 31. ás 92 cia el interior ó tienen un ligero pliegue hacia afuera, aunque terminan todos en superficie plana, curva ó en ángulo agudo. Era común proveer ála mayoria de los vasos de agujeros para la suspensión pero, la pequeñez de los fragmentos impide saber si - Dr AO90+ e Fig. 32. E T aquéllos se hacían aislados, uno por lado, ó siera lo usual perfo- ravlos de á pares; en un solo ejemplar se presenta el último caso, si- tuados á 30 milímetros uno de otro (fig. 26). Además, un fragmento aislado de la pared de un vaso, muestra cuatro agujeros, colocados. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 267 formando rectángulo (fig. 27). Por último, casi todas las per- foraciones se han hecho comenzando por el lado externo, son de sección cónica y muy rara vez cilíndrica, situadas desde 24 á 5 4 4090 g. 34. A Fig. 33. £2%, f. Fi aja milímetros del borde, oscilando su diámetro externo entre 14 y 5 milímetros y el interno desde 7 á 3 milímetros (fig. 28). Excepción hecha de las perforaciones á que me he referido, los caracteres generales enumerados, corresponden indistintamente á las alfarerías lisas ó álas adornadas con grabados. Fig. 35, 14090 ran 0 xs nj Los ornamentos de estas últimas ocupan una faja situada junto al lado externo de la periferia, y consisten en líneas quebradas, rectas que se entrecruzan, series ritmicas de pequeñas depresiones rectangulares, puntos alargados, impresiones curvilíneas hechas con la uña y verdaderas líneas curvas (figuras 29 á 36). En al- gunos casos, los mencionados adornos se han grabado profunda- mente hasta 2 milímetros, pero, por lo general, son más superfi- ciales, y se han hecho mediante una simple punta aguzada, ó ya 268 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. valiéndose de un fragmento cuadrado de madera con el cual se ha ejercido presión oblicuamente para formar los grabados de las figuras 31 y 32, por ejemplo. Por último, en ningún ejemplar he notado rastros de pintura ó marca alguna. CAPITULO IV. OBJETOS DIVERSOS. S L—PIEDRAS GRABADAS. Entre el material recogido por el señor Ameghino, figura un fragmento irregular de una pequeña placa grabada. Se trata de un rodado fluvial, achatado, de pizarra calcárea margosa, de color grisáceo y que muestra algunos ornamentos en una de las superficies (fig. 37). Los dibujos, hechos con un instru- mento de punta roma, consisten en una guarda lateral formada OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 9269 por una línea recta y otras quebradas mal terminadas. El resto de la superficie en la parte central libre, está ocupado por otra linea quebrada que sigue un trayecto sumamente sinuoso. El pequeño objeto descripto tiene 32 milímetros de largo y 30 milímetros de ancho máximo, y debo advertir que conserva ras- tros de haber sido seccionado exprofeso. S II. — OBJETOS DE USO INCIERTO. He creído conveniente describir por separado algunos objetos cuyo uso ó aplicación sería, hoy por hoy, aventurado suponer. En primer término figura un fragmento discoide de asperón, de 87 milímetros de diámetro y 55 milímetros de espesor, que mues- tra en una de sus superficies una pequeña depresión central de 22 milímetros de diámetro y 10 milímetros de profundidad (fig. 38). 0) La superficie opuesta es plana, y ¿ambos lados del hoyuelo á que me he referido, el asperón se halla muy pulimentado como resul- tante de un uso continuo. Además de aquella pieza, el señor Ameghino ha traído cinco fragmentos de una misma placa de asperón, de un espesor que oscila entre 20 y 14 milímetros y que va descendiendo hacia los bordes en la forma indicada en la viñeta 39, 270 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. $ III. — OBJETOS VARIOS. Se han recogido, también, en la estación de San Blas, algunos otros objetos de menor importancia que los anteriormente des- criptos. Figuran las siguientes piezas: dos fragmentos de piedra pómez; un rodado fluvial discoide de cal amorfa; un pequeño rodado esfé- rico de jaspe, y restos de comida, consistentes en su mayor parte en huesos fracturados de Canis (Cerdocyon) Azarae (Wied ), Felis (Felis) pajero Desm., F. (Oncoides) Geoffroyi (Orb.), Odocoileus (Blastocerus) campestris (Y. Cuv.), Zaédyus minutus (Desm.) Amgh. y Dasypus (Choetophractus) villosus (Desm.). CAPÍTULO V. OBSERVACIONES GENERALES. Un breve examen del material descripto en los capítulos ante- riores permite suponer, sin duda alguna, que todos los objetos per- tenecen á una misma época arqueológica, representan una indus- tria avanzada y son, además, contemporáneos. Se trata, en la ma- yoría de los casos, de piezas talladas por percusión directa, indirecta y presión, procedimientos con los cuales se ha obtenido ejemplares hermosos y primorosamente terminados. Además de los 53 objetos que he descripto en párrafos ante- riores, figuran otros 54 que corresponden á desechos, faces diver- sas de fabricación ó al estado intermedio que tan oportunamente llama Holmes cache forms. Son por lo general estos últimos, amig- daloides, lanceolados ú ovales, salvo aquellos casos en que eviden- temente pertenecen á diversos estados de fabricación de cuchillos y puntas de flecha, El material referido, me permite establecer que los primitivos habitantes de San Blas obtenían la materia prima en la misma localidad y no se valían de bloques matrices sacados de canteras. Han utilizado para ello las miriadas de rodados que tanto abun- dan en la playa atlántica, dando preferencia á los de pequeño ta- maño y forma elíptica; aunque puede muy bien formarse dos grupos en ellos, el primero constituido por ejemplares espesos, pues llegan á 22 milímetros, y el segundo, por los de menor espesor, que no pasan de 8 milímetros, En aquéllos se han esbozado objetos OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 2VY1 amigdaloides, ovales ó lanceolados, mientras se nota claramente que los últimos se destinaban á puntas de flecha, etc. El trabajo se ha comenzado casi siempre por una cara, desbas- tada á grandes golpes; luego se ha pasado á la periferia de la otra, para seguir las operación en toda la superficie. Unos 26 ejemplares de cuchillos inconclusos, pero pertenecien- tes á los tipos 1.” (variedad b) y 2.” (variedad a) corresponden á cache forms, tallados á grandes golpes en ambas superficies y listos para el retoque definitivo. También tengo á la vista una punta de flecha no terminada, en la cual se ha comenzado el trabajo por una superficie ya del todo desbastada, luego se ha pasado á la periferia de la otra, notándose igualmente esbozado el pedúnculo, que es de base rectilínea. Además de estas formas, fáciles de identificar, figuran otros 27 ejemplares absolutamente no especificados y que son amigda- loides, lanceolados y ovales; me parece, hoy por hoy, que sería aventurado suponer se destinaran á puntas de flecha, cuchillos, etcétera. / La materia prima utilizada para preparar los diversos objetos mencionados hasta ahora, se descompone en la forma indicada en el cuadro 1. CUADRO 1. E | ás E 3 o| 8al|.S ol2l El. Sle83 £|o5lsó a 2/l8|3 .p. Sr Al A (e) +> - vo (5) fa! < — [e) 3 H ES! Clasificación eS E =|£|38|% FE dE ” 21313 =. Ss] O loss + 1212 5% ¿38 85833 Jajels| = mn o v1oO A Material especificado: AMINO AS tae SISI E == == E SS (== Raspadores ......... A E E a MA al: == Escoplos............ EA A A A A EE e p — Cuentlos:. sos B3|=|=| 11 11|-|—= |—=|=|—=|—|—|—|-— IMISITOS Susie olla os A A E O NES US A ES SÓ == == Puntas de flecha....|10| 4| 2| 1|—=|—| 1|=|—|= | 1| —| —|— AS A A a E EA a E R Pardras erábadas 2. 1219 LR 122 MR 1211 A1= Objetos de uso in-| —|—|—| —|—| 2| =| —=| —=| = | -—| —|—|— CIOLbO arado dea S Material no especificado, desechos y núcleos ....| 421 20| 5| 7| 3| —| 2| 3] 3| 1|—|—|—| 1 Totales na CAPO ON a ola ad ol Ao): 1 Las cifras para el material especificado y no especificado, corres- ponden á una proporción centesimal como se expresa á continua- cion: 212 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. TEASpere si SAA 50.00 lo A O ta 19.40 >» MM 7.30 >» Brecha portirica ió A Aa EE lclad 6.70 >» A A Rd o 2.09 > INSPErON aa USE 2.09 >» Maderas cia A 2.03 >» CUATCIdA LE A A aa 2.03 >» RBortido curarcitero a at 2.03 >» Brecha esquistos. ote aloe elo 0.74 >» CA A O E 0.74 > Diabasaca a Ode DIA A e E 0.74 > Melide A IO eras 0.74 >» Se nota, desde luego, una preferencia marcada hacia las rocas silíceas y un empleo, también excepcional, de la fonolita. Examinado en detalle el material especificado descripto en los capitulos anteriores, se distribuye en la forma indicada en el cua- dro II. CUADRO II. | E Clasificación del material Ejemplares Láminas: OS AO SO OO OR Oo. oa on ROL sa. l A o A A O as 9 PENSA A O O e a lo. E poligonos nd A e ads O se 2 Raspadores: ES Y A A a o fas MES 1 LM A A O A A SN 2 plo: A O A OSOS Sa ORGA 1 Cuchillos: ME 1.9 a a a a ar 2 1 A A e AR 1 Tipo 2 variedad 0 O ROS 1 1 AS o E O PA 1 Molinos A RO 2 Puntas de flecha: ES O A A o e 3 > Tipos yanedadia) ET 2 > > > Di A e 2 > > > Di NS 1 A 1 ZN Grupo —2.* Clase — Tipo ae veredas e IIA ISS 4 E a ie al > — Tipo 8.*, O! E e is 1 3.* cias Tibo dl: 5 varoda dr) 2 3er Grupo o A A IR NE O e Bl > PO Cs rl iras ot Aa 1 proyectiles de E tt it NN Ti Piedrasferabadasit cdta lola q a aMecia DE: AAA 1 Objetos de uso incierto..... A as AS T AN 2 d 1 OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 273 No considero suficiente el material para establecer porcentajes de tipos y variedades, por cuyo motivo sólo haré notar que en las puntas de flechas el 1er grupo representa el 10.52 0/,, el 2.0 42.10 9, y el 3.0 47.36 %. Aunque dejando de lado las láminas, proyectiles y objetos de uso incierto, voy á mencionar brevemente 4 continuación las se- mejanzas más salientes que encuentro entre el instrumental y ar- mas reunidos en San Blas y el recogido en otras localidades más ó menos próximas, , El raspador en forma de herradura representado en la figura 5 de esta monografía, corresponde á formas sumamente abundantes y caracteristicas de las gobernaciones del Río Negro, Chubut y Santa Cruz! y que se suelen encontrar, aunque con menos fre- cuencia, hasta la laguna de Vitel en la provincia de Buenos Aires ?; en cambio, el ejemplar que me ha servido para fundar el tipo 2. es semejante en todos sus detalles á los raspadores de morfología musteriense encontrados en Hucal, localidad de la gobernación de la Pampa que también ha proporcionado escoplos como el de la viñeta 7 ?, Los diversos tipos de cuchillos descriptos en este estudio se han encontrado con suma abundancia en las tres gobernaciones patagó- nicas nombradas, especialmente los asimétricos, que bien pueden considerarse como propios delas mismas*, aunque también aqué- llos se han señalado en Hucal?, Los doctores Moreno, Del Lupo y Vernau, han descripto ejem- plares de molinos muy semejantes á los figurados en esta monogra- fía; fueron encontrados en los alrededores de Viedma (Mercedes y San Javier, gobernación del Río Negro) . En cuanto á las puntas de flecha, todas, sin excepción alguna, corresponden á tipos ó variedades patagónicos ”. 1 Oures, La edad, etc, 325 y siguiente, figuras 33 á 36. 2 Fénix F, Outes, Los Querandíes, 90, figura 2, Buenos Aires, 1897, 3 Fénix F. Oures, Arqueología de Hucal, en Anales del Museo Nacional de Bue- nos Altres, x, 7, figuras 8 y 9; y figura 6. Buenos Aires, 1904. í Outes, La edad, etc. 357, figuras 69 y 70; 359 y siguiente, figuras 74 á 76; 366 y siguientes con las notas pertinentes. 3 OurEs, Arqueología, etc. 3 y siguiente, figura 2. $ Francisco P. Moreno Cementerios y paraderos prehistóricos de la Patagonia, en Anales Cientificos Argentinos, 1, 8. Buenos Aires, 1874; MicneLe DeL Luro, Con- tributo agli studii di Antropologia dell” America, en Archivio per l'Antropologia e V Etnología, xxIx, 61, figura B 8. Firenza, 1899; Rene VerNaAuU, Les anciens Pata- gons, 286, plancha x1rr, figura 11. Monaco, 19083. 7 Outes, La edad, etc., 378 y 379, figuras 84,87, 89 4 91; 381 y 385, figuras 9 á 99; 387, figura 102; 388, figuras 105 y 106; 390, figura 110; 496 figura 187. 274 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Pasando á la alfarería, observo que existen muchos puntos de contacto entre los motivos ornamentales de los fragmentos reuni- dos en San Blas y los figurados hasta ahora de los procedentes de la cuenca del río Negro y de Hucal *; en cambio sólo noto un ligero aw de famille con los tiestos de barro recogidos en la gobernación de Santa Cruz y zona meridional de la del Rio Negro. Por último; las placas grabadas son objetos que hasta ahora se han encontrado en los territorios patagónicos y en la gobernación de la Pampa. La pequeña mitad hallada en San Blas, está orna- mentada con motivos que recuerdan los de piezas semejantes pro- cedentes de Victorica (gobernación de la Pampa)? Choelechoei y sus alrededores, y Castre (gobernación de Río Negro)? y aun mismo de Colhué-Huapi (gobernación del Chubut) y «paraderos» de las Sierras Coloradas (gobernación de Santa Cruz)!, Además de los diversos puntos de contacto enumerados, creo oportuno llamar la atención sobre la marcada similitud que existe entre las armas é instrumentos de la estación neolítica de San Blas y los recogidos en el manantial de Cochicó, situado en la zona me- ridional de la provincia de Mendoza, próximo al límite con la gobernación de la Pampa ?. Resulta, pues, de mis observaciones, que el material descripto brevemente en el curso de esta monografía, pertenece á una indus- tria que caracteriza hasta ahora á la cuenca del río Negro medio é inferior, ciertas localidades de la gobernación de la Pampa y los llanos mendocinos meridionales; industria que tiene infinitos pun- tos de contacto con la que se encuentra de continuo en la parte sur de la gobernación del Río Negro y en todos los territorios de las del Chubut y Santa Cruz. Igualmente puedo afirmar que los diversos objetos de San Blas difieren por completo de los procedentes de las * VerNau, lbid, plancha xIv, figuras 26 y 28; Outes, Arqueología, etc., 10 y si- guientes, figuras 18 á 20. ? Juan B. Aumroserri, Hachas votivas de piedra (Pillan-toki) y datos sobre rastros de la influencia araucana prehistórica en la Argentina, en Anales del Museo Nacio- nal de Buenos Ares, vi, 93 y siguientes, plancha 5. Buenos Aires, 1902. 3 J. B. AmroserrI, Un nuevo Pillan-toki, en Revista del Museo de La Plata, X, 266 y siguientes, y plancha respectiva. La Plata, 1902; Verwxau, lbid, 302 y si- guiente, plancha xv, figuras 1,2, 4 y 5. + Outes, La edad, etc., 469 y siguientes; figuras 174 y 175. $ Fénix F, Outes, Instrumentos y armas neolíticos de Cochicó, en Anales del Mu- seo Nacional de Buenos Aires, x111, 278, figura 2; 279, figura 5; 280 y siguientes, figuras 8, 11, 13, 14, 16 y 17. Buenos Aires, 1906. OUTES: ARQUEOLOGÍA DE SAN BLAS. 275 cuencas de los ríos Salado, San Borombón y Luján (provincia de Buenos Aires), y en general de la mayor parte de los instrumentos y armas reunidos hasta la fecha en la mitad oriental de la mencio- nada provincia. En el Museo de La Plata, el 26 de Junio de 1907. 0 e UN ya Jud ne ol Ir 5 ea Ea Ys TE o Pra MES A | dre gi po pl 7 E «ef eN ED - ze :1e poden ufo Mi rr AS Got 1d A e 108 e CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS DE LAS REPÚBLICAS DEL PLATA POR JUAN BRETHES. . A Habiéndoseme presentado varias veces la ocasión de determinar aisladamente uno que otro díptero, me he visto en la necesidad de tener presente los trabajos hechos hasta la fecha y de todos los con- tinentes, porque pocos son en realidad los órdenes de insectos que tengan tantos representantes de una distribución cosmopolita. De ese catálogo, he extractado lo que se refiere especialmente á las Repúblicas Argentina, Oriental del Uruguay y Paraguay; se verá que lo conocido de estas Repúblicas del Plata es relativa- mente minimo, pues el número de estos dipteros se aproxima sólo á 650 (más ó menos 635), mientras que lo conocido de Sud América alcanza á una cifra mucho mayor: así en los mosquitos, las Repúblicas del Plata tienen reconocidas 22 especies, alcanzando las sudamericanas á casi 200 especies. En general la misma propor- ción existe en las demás familias. A nadie escapará la importancia del estudio de los dípteros: unos son útiles al hombre, como los Taquinarios que viven generalmente como parásitos de insectos nocivos, y otros son dañinos, atacando más Ó menos directamente al hombre: ciertos mosquitos transmi- sores de la fiebre amarilla, del chucho, etc., los éstridos cuyas lar- vas (llamadas uras en el pais) viven en el cuero de los animales domésticos y no domésticos, y algunas veces también en el hombre mismo, etc. Al mencionar estos diípteros dañinos, no será de más recordar la Compsomyia macellaria (Fab.) E. Lch. Arr.*, conocida como la mayor causante de la myiasis en toda la América del Sur. 1 Nombrando aquí al Sr. D. Enrique Lynch Arribálzaga, quien me honra con su amistad, no puedo menos que expresar mi profundo pesar porque ocupacio- nes extrañas hayan alejado de la ciencia á ese hombre tan concienzudo, cuyo principio de catálogo dipterológico argentino apareeió en 1881. 278 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. La publicación del presente catálogo no tiene otro objeto sino dar á conocer las especies de dípteros ya reconocidos de las Repú- blicas del Plata, por lo cual me contento con señalar el primer tra- bajo en donde cada especie ha sido descripta, seguido de la loca- lidad en donde ha sido encontrada. Cuando no es el autor original que ha reconocido el diptero en las repúblicas del Plata, entonces coloco entre paréntesis al primero que lo ha señalado, á veces á dos autores. Señalo también algunos de los sinónimos que han sido estable- cidos por autores anteriores, marcando con un asterisco* aquéllos para los cuales me responsabilizo. Fam. CECIDOMYIDAE. Asphondylia Hieronymi Weyenb., An. Agric. Rep. Arg. Tp: 169, EL:(1STO) ((LASoOpteral ici noo: Córdoba Asphondylia sp., v. d. Wulp, Tijdsch. y. Ent., xx1x, 142... Rep. Argentina Fam. LIMNOBIDAE. Geranomyia canadensis Westw., An. Soc. Ent. Fr. 1835, p. 684. 2 (Lamnobiorhynchus).....conicooonocincacion >. R, Arg. (E. Lcn. A.) Limnobia antarctica WIk., Tr. L. S. Lond., xv11, p. 332. 4 CLSSTOACRACONONY A de seras aaa le RO Tod EN AT Patag. (W1x.); Bs. Aires (E. Lcn. A.) Limnobia lineicollis Blanch. Gay, Hist. fís. y pol. Chile, ZOOL: VE PODA a taa y C.de Hornos (BiGoT). Limnobia longicollis Big., Miss. Sc. Cap Horn. Zool. yr. 8, LOAD MASSA A ias ta Cabo de Hornos Trimicra hirsutipes Mq., Hist. Nat. Canaries. Dipt. 101. 8, (Lamnobia) ba E EN ao daa Montevideo (Wz1x.) ZLalusa falklandica Enderl., Zool. Anz. xx1x. 71 (1906).... Islas Malvinas Epiphragma solatrix O. S., Pr. Ac. Phil. 1859, p. 288..... B. Aires, Las Con- chas (E. Lcn. A.) Poecilostola flavicauda Big., Miss. Scient. Cap Horn. Zool. VO Le ASS) Dr ta a Cabo de Hornos Limnophila eutaeniata Big.,1l. c. yr. 9. 11.£.2. £.3 (1888)... Cabo de Hornos Ischnothrix aetherea Big., 1. c. vi. 7. 8. t. 2. f. 1 (1888).. Cabo de Hornos Amalopis pusilla Big.,l. c. vr. 10. 12 (1888) (Tricyphona)... Cabo de Hornos Nephrotoma varineura Big., 1. c. vi. 6. pl. 1. f. 4. (1888).. Cabo de Hornos Fam. TIPULIDAE. Ozodicera argentina v. d. Wulp, Tijdsch. v. Entom., xxIv. VAT LAO E (ASI A a ass date te Rep. Arg. Tipula flavoannulata Jacobs, An. Soc. Ent. Belg. xL1v. 106. Patagonia Tipula nudicornis Mq., Dipt. Ex. 1.1. 55. 5 (1838)......... Bs. Aires. BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 279 Tipula nubifera' v. d. Wulp. Tijdsch. v. Ent. xx1v. 151. 8. ID (188) a os qlo la laa de ble e Buenos Aires Tipula pictipennis WI1k., Tr. L. S. Lond. xvu. 7 (1897)..... Est. de Magallanes Tipula puncticornis Mq., Dipt. ex., Supp. 1v. 15. 22. t.1, f.. A A TT B. A. (E. Lon. A.) Tipula rufirostris Big., Miss. Sc. Cap Horn. Zool. vr. 5. 6, A E O OA Cabo de Hornos Pachyrrhina elegans Fab., Syst. Antl. 26. 10 (1805) (Típula). Arg. (WuLr) Pachyrrhina punctifrons Mq., Dipt. ex. 1.1. 49. 3(1838)... B.A. (E. Lcn. A.) Fam. SCIARIDAE. Sciara atomaria F. Lch. A., Bol. Ac. Córd. xu. 402. 2. (MEN A SO Rep. Arg. Sciara atra Mq., Dipt. ex., 1. 1.78. 2(1888)...... .......3... R.A. (E. Lcn. A.) Fam. MYCETOPHILIDAE. Ditomyia incerta Big., Miss. Sc. Cap Horn. Zool. vr. 16. 24 (LES a os ja loo Se ose Cabo de Hornos Macrocera testacea Phil., Verh. Zool.-bot. ges. Wien. xv. TS O O O O OE Patagonia Macrocera Thomsoni E. Lch. A., Bol. Ac.C. Córdoba, 1v.116. ddr olaaa sic aj Patagonia (THomsoN) = Macrocera fascipennis Thoms., Eug. Resa 448. 9 (1868). Platyura autumnalis F, Lech. A., Bol. Ac. Córd. x11. 433. 22, A A O O SO Rep. Arg.: Bs. Aires Platyura macilenta F. Lech. A., 1.c. p. 432. 21. 1 (1892).... Rep. Arg.: Chaco Sciophila antarctica WIk. Tr. L. S. Lond. xvir. 334.8(1837).. Patagonia Sciopkila chilensis Bl., Hist. fís. Chile, Zool. vir. 347.1(1852).. Pat. (F. Lcn. A.) Sciophila clavata F. Lch. A., Bol. Ac. Ciencias Córdoba ISI As rojas oa de io Rep. Arg. Sciophila formosensis F. Lch, A., Bol. Ac. Córd. xxx. 416. 10. SA ano rat a Slap at alsteja Formosa Sciophila infirma F. Lch. A., Bol. Ac. Córd. xrr. 420. 13. 4. O O RO Rep. Arg. Sciophila tristis Big., Miss. Sc. Cap Horn. Zool. vr. 13, 18. A o AN O IS Cabo de Hornos Neoempheria varipennis F.Lch. A., Bol. Ac. Córd. xtr. 423. 17.1 (Empheria) y 472 (Neoempheria) (1892)......... Rep. Arg. Lasiosoma paranensis F. Lch. A., Bol. Ac. Córd. xtr. 413. ES A eL Rep. Arg. Tetragoneura calopus Big., Miss. Sc. Cap Horn. Zool. vr, TAO ASES (OO ph ta) (SS) co to stes e Cabo de Hornos Boletina obscuriventris Big., Miss. Sc. Cap Horn. Zool. OO IO Cabo de Hornos Neoglaphyroptera antarctica Big., Miss. Sc. Cap Horn, Zool. vr. 12. 15. t.3. 1 (Boletina) (1888). ..oc.. ooo». Rep. Arg. Neoglaphyroptera bipartita F. Lch. A., Bol. Ac. Córd. xI1. 409. 6. 1.t. 11.19 (Glaphyroptera) (1892). .............. Rep. Arg. Neoglaphyroptera flavoscutellata F. Lch. A., Bol. Ac. Cór- Córd. x11. 410. 7. 2/Glaphyroptera) (1892)...... A Rep. Arg. 1 En mis e Rep. Arg. Pangonia morio v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xx1v. 156... Rep. Arg. Pangonia sorbens Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 93. 13 (1825). Montevideo Esenbeckia Esenbeckii! Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 623. LOCAS e O, A A dal A a A Rep. Arg. (Ror.) *—= Esenbeckia pangonina Rdi. Dipt. ex. 83 (1863). Ssilvius rufipes Mq., Dipt. ex.. Supp. 1v. 37. 1 (1850)..... Rep. Arg. Scepsis nivalis Wlk., Dipt. Saund. 71. pl. 2. f. 7 (1850). Montev. (E. Lcn. A.) Lepiselaga albitarsis Mq., Dipt. exot. Supp. rv. 386. 1(1850) Buenos Aires Lepiselaga crassipes Fab., Syst. Antl. 108. 4 (1805) (Hae- MOLOPOIN Ai EN ele Misiones (E. Lcn. A.) Lepiselaga parva Will., Kans. Univ. Quart. 11, 192....... Río Paraguay Stibasoma theotaenia Wied., Auss. zweifl. Ins. 1.136 (Ta- LOS RA AL, AI E MET O EAS a IS Montevideo Dichelacera flava Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 163 (Tabanus) Montevideo Dichelacera nubipennis Rdi., Dipt. aliq. 16. 37 (1868)..... Mendoza Dichelacera unifasciata Mq., Dipt. ex. 1. 1.115. 3 (1838). Bs. As. (E. Lcn. A.) Acanthocera exstincta Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 214. 2 CEArnato pola Ju. ute lidia salia aaa En Montevideo Diachlorus curvipes Fab., Syst. Antl. 107. 3 (Tabanus)... R. Paraguay (WiLL.) Diachlorus ochraceus Mq., Dipt. exot. Supp. 1v. 36. 4 (Dia 1 a Ad eS oe Corrientes Tabanus albipalpis Rdi., Dipt. aliq. 13. 38 (Agelanius) (1868). Santa Fe, Córdoba Tabanus albohirtus Wlk., Tr. L. S. Lond. xv. 338. 18 (1837) Cabo S. Gregorio Tabanus angustus Mq., Dipt. exot. 1. 1. 136. 29 pl. 17.f. 3. Montevideo Tabanus bonariensis Mq., Dipt. ex. 1. 1. 138. 33 (1838).... Buenos Aires — Ayelaníus acupunctatus Rdi., Dipt. aliq. 15. 26. Tabanus callosus Mq,, Dipt. exot. Supp. mr. 171.......... Río Negro (R. O. U.) Tabanus dorsiger Wied., Dipt. exot. 1. 83.38............. Montevideo Tabanus duplovittatus Rdi., Dipt. alig. 14 (Agelanius).. Bs. A., Bahía Blanca) Tabanus erythraeus Big., Mém. Soc. Zool. Fr. v. 687...... La Plata Tabanus flaviventris Mq., Dipt. exot.Supp. 111.171.p1. 1.f. 4. Río Negro (R. O. U. 1 El nombre dado por Wiedemann, Silvius Esenbeckiz, debe cambiarse en Esen- beckia Esenbeckit, si se adopta este último género, y no hay razón para emplear el adjetivo pangonina. BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 285 Tabanus hamatus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxIv. 159. Tabanus Hilarii Mq., Dipt. exot. 1. 2. 185 (1838) ........ +... Rep. Arg. Tabanus impressus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 126. 23.... Montevideo Tabanus inornatus Phil., Verh.zoo1.-bot. Gres. Wien.xv.718. Rep. Arg. (WuLr) Tabanus interpositus Rdi., Dipt. aliq. 15. 35 (Agelanius)..... Mendoza Tabanus lineola Fab., Ent. Syst. v. 369. 33 (1794)........... B. Aires (E. Lcn. A.) Tabanus magellanicus Phil., Verh. zool.-bot. Ges. Wien. A o SS OOO OS OooE Magallanes 'Tabanus minor Mq., Dipt. Exot. Supp. 1v. 33. 106 (1850).... Patagonia Tabanus missionum Mq., Dipt. Exot. 1. 2.186.............. Misiones Tabanus monochroma Wied., Auss. zweifl. Ins. 1.555. 27... Montevideo Tabanus nigrifrons Phil., Verh. zool. bot. Gres. Wien. xv. TENSO a OO > e Patagon. (E. Lon. A.) Tabanus psolopterus Wied., Auss. zweifl, Ins. 1. 181. 105 US A IO O TAS SOTO Montevideo Tabanus pungens Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 175. 97 (1828).. Montevideo Tabanus rubescens Mq., Dipt. exot 1. 139.34 (1838)....... Montevideo Tabanus rubricosus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxtv. 161. DIO recae e ote orante SRA Rep. Argentina Tabanus testaceomaculatus Mq. Dipt. exot. 1. 140.86..... Rep. Arg. (WuLr) Tabanus trigonophorus Mq., Dipt. exot. 1. 2.185.......... Misiones Tabanus tritus WIk., Tr. L. S. Lond. xv1r. 338.19 (1837).... Cabo San Gregorio Tabanus trivittatus Fab., Syst. Antl. 104 (1805)............ Rep. Arg. (WuLr) Tabanus unicinctus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xx1v. 159. Rep. Arg. Tabanus uruguayensis E. Lch. A., Bol. Ac. Córd. 1v. 136 SANS BO TRIO E AS OE Uruguay = Tabanus pictipennis Mq., Dipt. Exot. Supp. rv. 32.102. pl. 2. f. 8 (nec Mq., S. Buffon). Tabanus varipes WIk., Tr. L. S. Lond. xvu. 337.17 (1837).. Uruguay (WzLx.) Therioplectes limbatus Big., Mém. Soc. Zool. Fr. v. 642... Buenos Aires Fam. ACANTHOMERIDAE. Acanthomera teretruncum Fiebrig, Zeitsch. Insectenbiol. O O O O IE Paraguay Fam. NEMESTRINIDAE. Hirmoneura exotica Wied., Anal. Ent. 20.5.............. Montevideo (Wikb.) Bs. Aires (E. Lcn. A.) Hirmoneura lurida Rdi., Dipt. alig. 10. t. 4. f. 10 (1868).. Mendoza Hirmoneura Strobelii Rdi., Dipt. aliq. 11. t. 4. f. 11 (1868).. Córdoba, Santa Fe Fam. ACROCERIDAE. Panops aeneus Phil., Verh. zool.-bot. Ges. Wien. xv. 647.. Rep. Arg. (WuLr) Panops carbonarius Phil., Verh. zool.-bot. Ges. Wien. xv. SRA O ATA Rep. Arg. (WuLr) 286 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Fam. MYDASIDAE. Mydas apicalis Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 629.34 (1830)... Buenos Aires Mydas cingulatus Will., Kans. Ac. Sc. 29': ann. Meeting. IA A ls A ON Paraguay Mydas notospilus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1, 244,10 ( (1828)... Montevideo Mydas testaceiventris Ma. ., Dipt. exot. Supp. 1v. 61. t. 5 SESION as de o IA Ce Uruguay Fam. ASILIDAE. Dasypogon costalis E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. 1x. 29.. Rep. Arg. Dasypogon dorsalis Mq., Dipt. exot. Supp. 11. 180. 60. pl. 1. EA a a os CO Rio Negro: R. O. U. Leptogaster bicolor Mq., Dipt. exot. Supp. 111.191. 3. pl. ANA AS se Rio Negro: R. O. U. Leptogaster Tornowi Bréthes, An. Mus. Bs. Aires, x1.337,. Tucumán Plesiomma semiruía Wied., Auss. zweifl. Ins. 1.393,42 (1828) (Dip O Ena Rep. Arg. (WuLr) Dizonias tristis WIk., Dipt. Saund. 93 (1853) /Dasypogon).. Rep. Arg. (WuLr) Prolepsis lucifer Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 388.34 (1828) EDAD JO Hi O ON Uruguay Tolmerolestes fax E. Lch. A., An. S. Cient. Arg. xr. 30. 46 MN a OO Ao AO ie Buenos Aires Tolmerolestes Pluto E. Lch. A., An. S. Cient. Arg. xi. A ME O OOOO Aa oo ae Buenos Aires Tolmerolestes rubripes E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. xt. VAS ASS tra gates Rep. Arg., San Luis Cylicomera fraterna E. Lch. A., An. S. Cient. Arg. xt. AS SIN A A a E Buenos Aires Cylicomera rubrofasciata E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. xt. MIO (SM is ee ts llana ad Buenos Aires Myolestes Lynchii Bréthes, An. Mus. Buenos Aires, x1. 338 ANN tr NA Tucumán Dicranus Tucma E. Lech. A., An. $. Cient. Arg. 1x.26 (1880). Rep. Arg. Archilestris capnopterus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 376 (DAS pogo e e NT Montevideo Holopogon bullatus v. d. W ula Tijdsch. v. Ent. xxv. 100, Rep. Arg. Hypenetes asiliformis v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. 101. Rep. Arg. Holcocephala pullata Burm., Reise d. d. La Plata Staaten IE UA as io e SE ec Tucumán Holcocephala uruguayensis E. Lch. A., An.S. Cient. Arg. A LE O o O tl O O rs Uruguay Scylaticus distinguendus E. Lch. A., An. S. Cient. Arg. ES o a Buenos Aires Theromyia breviventris Mq., Dipt. exot. Supp. rr. 181 ¡A IA A IT IADA RA O Ode Rio Negro: R. O. U. Lastaurus ardens Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 391 (1828) (Da- O os IS to IO EE IRA O Rep. Arg.(E. Lcn. A.) Allopogon ferrugineus E, Tele A., An. Soc. Cient. Arg. ASA IO che letra ds Mendoza Allopogon Heydenii Jaenn., Neu. exotisch. Dipt. 481. pl. 2 EXA CDA a Corrientes BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. Allopogon infumatus E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. x. A AO a MS AE Allopogon tessellatus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 390 (1825) A A DS Allopogon vittatus Wied., Auss. zweifl. Ins. r. 389(Dasypogon) = Dasypogon longiungulatus Maq. = Dasypogon anmulitarsis Rdi. = Allopogon gracile Big. Neolaparus argentinus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. NW NA AS OS SS O EOS Deromyia placida v.d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. 9%.... Deromyia VWeyenberghii v d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. 93. Blepharepium coarctatum Perty, Del. anim. Bras. 181. pl. A A SS O Ae = Dasupogon bonariensis Mq. A OSI RO OTRO OCIO = Dasypogon subcontracius WIk. = Dasypogon secabilis Rdi. = Senobasis annulatus Big. Phonicocleptes Busiris E, Lch.A., An. $. Cient. Arg. xr. 21. A o e A od Megapoda Giintheri E. Lch. pe An, S. Cient. Arg. xr. 186 (STO) Id ote AS OS Atomosia Beckeri Jaenn. N. exot. Dipt. 51 (1867).......... Atomosia geniculata Wied., Auss.zweifl. Ins.1.528 (Laphria) Atomosia limbiventris Thoms.. Eug. Resa, 466 (1868)....... Atomosia modesta Phil., Verh. zool.-bot. Ges. Wien, xv. 685 Atomosia pilipes Thoms., Eug. Resa, 465 (1868)............ Atomosia venustula E. Lech. A., An.S.Cient. Arg. 1x.50(1880) Rhathithomyia nitidula E. aka e An. $. Cient. Arg, xIv. A A A e Ne Cerotainia rhopalocera E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. SS O ITA A ONO CI Cerotainia violaceithorax E. Lch. A., An.S. Cient. Arg. PS a a O SI O AO Laphria albitibia Mq ., Dipt. exot. Supp. 11. 185. t. 2 Asicya fasciata E. Lech. A., An. $. Cient. Arg. 1x. 227 (1880) Dasythrix leucophaea E. Lech. A., An. S. Cient. Arg.1x.55 Lycomyia Germaini Big., An. Soc. Ent. Fr. (1857) 290. OS Triclioscelis Burmeisteri Róder, Stett. Ent. Zeit. LXI. UR A o aa o Triclioscelis femorata Róder, Stett. Ent Zeit. LxrI. 339. Mallophora Bergii E. Lch A., An. $. Cient. Arg. 1x. 257 = ? Mallophora pica Mq. Mallophora Bigotii E. Lch. Ar., Bal. Ac. Cienc. Córd. 1v. A e cl volada = Mallophora soccata E. Lch. A. (nec Thoms.) Mallophora lugubris E. Lch. A., An. Soc. Cient. Arg. 1x. ANS IN O o CA OS Oe Mallophora minos Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 478 (Asilus). Maliophora nigriventris Jaenn. N. exot. Dipt. 53 (1867).. Mallophora Pluto Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 477 (Asilus). Mallophora scopifer Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 478 (Asilus). 287 Buenos Aires Montevideo Montevideo Rep. Arg. Rep. Arg.(E. Lcn. A.) Buenos Aires Buenos Aires B. Aires (E. Lcn. A.) Rep. Arg. (Wurr) Montevideo Rep. Arg. (WuLr) Buenos Aires Rep. Arg. Rep. Arg. Rep. Arg. Buenos Aires Río Negro: R.O. U. Buenos Aires Buenos Aires Rep. Arg.(E. Lcn. A.) Rep. Arg. Rep. Arg. Uruguay Buenos Aires Misiones Rep. Arg. (Wurr) Paraguay Rep. Arg. (Wurr) Buenos Aires 288 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Mallophora ruficauda Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 476 (Asilus) Montevideo = Mallophora soccata Thoms. Mallophora scutellaris E. Lech. A., An. S. Cient. Arg. E IN Saa aca dudosa Misiones Mallophora vegeta E. Lch. A., An. Soc. Cient. Arg. x1v. 140. Buenos Aires Proctophorus connexus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 497 (ASS o roo Montevideo Erax bilineatus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. 115...... Rep. Arg. Erax flavidus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 478 (1828)...... Uruguay (E. Len. A.) Erax longiterebratus Mq., Dipt. exot. Supp. 1v.83.t.8f.7. Rep.Arg.: Patagonia Erax mellinus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 465 (Asilus).... Montevideo Erax patagoniensis Mq., Dipt. exot. Supp. 1V.8B.......... Patagonia Erax platensis DM. a e Uruguay = Erax flavidus Mq., Dipt. exot. 1. 2. 114 (nec Wied.). Erax rufitibia Mq., Dipt. exot. Supp. 11.187. t. 2.f. 11.... Río Negro (R. O. Uruguay ?) Erax senilis Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 471 (Asilus)....... Montevideo Erax simplex Mq., Dipt. exot. Supp. 11. 187. pl. 2. f. 14.. Río Negro Erax singularis Mq., Dipt. exot.1. 2. 111. pl. 2. f. 18 .... Rep. Arg.(E. Len. A.) Erax striola Fab., Syst. antl. 172 (1805) (Dasypogon)...... Rep. Arg.(E. Len. A.) Proctacanthus brevipennis Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 431 MSLS) ARMAS A Rep. Arg. (WurLr) Proctacanthus brevistylatus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. NS A O OS OS a So SO Rep. Arg. Proctacanthus cruentus E. Lch. A. An. $. Cient. Arg. 1x. A O oo ISO Co TOS OE ae Misiones Proctacanthus leucopogon Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 430 (1SLSN AUS A Montevideo Proctacanthus macrotelus WIk., Tr. L, S. Lond. xvir. 340 (LSO NAS Sa Uruguay Proctacanthus rubriventris Mq., Dipt. exot. Supp. 1v. S7. MMS SS OO OO cio a SO Na O Ead E Rep.Arg.,Montevideo — Asilus ( Proctacanthus) xanthopogon Burm., Reise = Erazx speciosus Phil. Proctacanthus senectus v. d. Waulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. O A o CO ONES e Rep. Arg. Proctacanthus vetustus WIk., Tr. L. S. Lond. xv. 340 (Alas a Uruguay Proctacanthus vittatus E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. 1x. DIAN) lt Raras io INR Misiones Epitriptus albisetosus v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxv. 116. Rep. Arg. Heligmoneura rufipalpis Mq., Dipt. Exot. 1. 2. 146 (Asilus). Rep. Arg., Uruguay Leptoharpacticus mucius WIk., List. 11. 463 (1819) (Asilus). Montevideo Asilus cuyanus E. Lch. A., An. $. Cient. Arg. x. 175 (1880). Mendoza Asilus imitator E. Lech. A., An.S. Cient. Arg. xv. 79 (1883). Rep. Arg. Asilus mucidus WIk., Tr, L. S. Lond. xv. 340 (1837)...... Patagonia Fam. BOMBYLIIDAE. Exoprosopa albiventris Mq., Dip.exot.Supp.111.193.£.3.f.8. Río Negro Exoprosopa extensa v. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxx1. 367. A A a iaaanoo e Toa AS Aaa Rep. Arg. Exoprosopa maldonadensis Mq., Dip. exot. Suppl. 1v. 107. AI A A oe Maldonado ( Ma.), Rep. Arg. (WuLr) BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 289 Exoprosopa Sancti Pauli Mq.. Dipt. ex. rr. 1. 50. 37 (1840) Bahía Blanca (Rbr.) Exoprosopa uruguayi Mq., Dipt. ex. 11. 1.50. t.18.f. 8(1840) Uruguay, Misiones — Anthrax crepuscularis F. Lech. A. Anthrax amasia Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 317 (1828)...... Uruguay, Argentina = Anthrax vicina Maq. Anthrax ambigua F. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 268 (1878)... Buenos Aires Anthrax: barbiventris Rdi., Dipt. aliq. Strobel, 13 (1868).... Mendoza Anthrax costalis Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 299(1828).... Montevideo Anthrax ditaenia Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 283 (1828).. Montevideo (Wizb.) Bs. As.(F. Lcn. A.) Anthrax hypoxantha Mq., Dipt. ex. 11. 1. 65. t. 21. f. 8(1840) Rep. Arg. (Wurr) Anthrax leucocephala v. d. Wulp, Tijdsch v. Ent. xxv.S1. Rep. Arg. Anthrax melaleuca Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 299 (1828) Montevideo Anthrax minas Mgq., Dipt. ex. Supp. 111.193, t. 3. f. 10...... Rep. Arg. (WuLr) Anthrax minerva Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 295 (1828)... Montevideo (Wikp.) Rep. Arg. (F. Lcn. A.) Anthrax nigrita Fab., Syst. Ent. 757.7 (1775) (Bibio)...... B.A.(Burm.) Anthrax plumipes Phil, Stett. Ent. Zeit. xxxrv. 307. 8(18/3) Mendoza Anthrax pudica F. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 275 (1878)..... Buenos Aires =— Anthrax melaleuca Y. Lch. A. (nec Wied.) Anthrax stymphalis Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 252 (1828). Montevideo Antbrax subaequalis F. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 267 (19878). Buenos Aires Mulio? cinereus F. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 273 (1878)..... Buenos Aires Mulio lateralis Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 12.t. 4. f. 9 (1868) Mendoza Mulio marginalis Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 12 (1868)...... Bahía Blanca Argyramaeba imitans Sch., Reise Dipt. Novara. 122 (1868) Bs. As. (F. Lcn. A.) Argyramaeba Oedipus Fab., Syst. Antl. 123. 22 (1805).... B. A. (F. Lcn. A.) Bombylius abdominalis Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 346, 24 Montevideo Bombylius ochraceus Big., An. Soc. Ent. Fr. 1892, 3864... Montevideo Heterostylum bicolor y. d. Wulp, Tijds. v. Ent, xxxr. 366. (SS) COMES) dls eto le Rep. Argentina Phthiria picta Phil., Verh. z.-b. Gress. Wien, xv. 653. 3 (1865) Argentina (WuLr) Systropus conopoides Kiúnck. d'Herc., Bull. Sc. Fr. et Belg. SR DS) eta ica aleta la eepicaioo sols Buenos Aires *— Systropus macilentus Lahille (nec Wied.) Comptosia fascipennis Mq., Dipt. ex. 11. 1. 81. 1.14. f. 1. Montevideo Comptosia Landbecki Phil., Verh. z.-b. Wien. xv. 677. 4. Argentina (WuLr) Toxophora aurea Mq., Dipt. exot, Supp. 111.197. t. 3. f.14. Río Negro Dischistus amabilis y. d. Wulp, Tijdsch. v. Ent. xxIv. Ito OR (Si a die a et ae Argentina Dischistus transatlanticus Phil., Verh. z.-b. Wien. xv. 649. ISSO A O IR o Argentina (WuLr) Hyperalonia erythrocephala Fab., Syst. Antl. 118. 4 (1805) (ERA NI AS o IN Argent. (WuLr), Pa- tagonia (Ror.) Hyperalonia Proserpina Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 257. 6 ASIN ARAN A A Oe Argent. (F. Lcn. A.) Fam. THEREVIDAE. Psilocephala costata v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxxr. 368. Rep. Argentina Psilocephala rubida y. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxxr. 369. Rep. Argentina AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1Ix. OCTUBRE 29, 1907. 20 290 Fam. EMPIDIDAE. Tachydromia sanguinea F. Lch. A., El Nat. Arg. 1.294 (1878) Lemtopeza (nec Leptopeza) rivosa Big., Miss. Sc. Cap EHoraDIp ta (LS Nit la Hemerodromia analis Thoms., Eug. Resa, 474.47 (1868).... Chelipoda vittata F. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 294 (1878)..... Ocydromia elegans Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 21. t. 37D (ABS ati oi plas esa Empis antarctica WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xv. 841 (1887) Empis anthracina Big., Miss. Sc. Cap Horn. Dipt. 19 (1885) Empis coxalis Thoms., Eug. Resa., 471.41 (1868).......,... Empis fulva WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xv11. 341.27 (1887). Empis lobalis Thoms., Eug. Resa. 472.42 (1868)........... Empis macrura Big., An. Soc. Ent. Fr. 1889, 131........... Empis quadrivittata F, Lch. A., El Nat. Arg. 1. 292 (1878). Empis thermoph' la Wicd., Auss. zweifl. Ins. 11. 4 (1830).... Empis uruguayensis T'. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 293 (1878) Empis vicina F. Lch. A., El Nat. Arg. 1. 294 (1878)....... Sphicosa? bicolor Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 19 (1888)... Hilarempis brachyrrhyncha Thoms., Eug. Resa, 474.46 MESSI Ea Veis ls li ev Te Hilarempis holosericea Thoms., Eug. Resa. 473.45 (1868) PEA A stat: Hilarempis laticornis Big., Miss. Se. Cap Horn, Dipt. 20 ASES) LAR A E ASIS E Hilarempis magellanica Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 20 (ES Eire o io Silao Hilarempis ochracea Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 22, ro SS) elec dr dit Se Fam. DOLICHOPODIDAE. Psilopodinus equestris Fab., Syst. Ent. 782.50 (1775) (Musca) Psilopodinus smaragdulus Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 220. (1SSO)-((Enlopus te altera delle e Psilopodinus superbus Wied., Auss. zweifl. Ins. nm. 223 (SEO) (Estopus JR A a ATA Agonosoma cilitarsis v. d. W lp. Tijds. v. Ent. xxxr. 369 (1838) (Psuopus 1 tio Diaphorus exunguis Thoms., Eug. Resa, 506.103 (1868)... Chrysotus luctuosus Big2., Miss. Sc. Cap Horn. Dipt. 23.. Dolichopus adustus Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 231 (1830) Neurigona cinereicollis v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxxt. AMOLES MIS UCOPU ll ES Medeterus antarcticus WIk., Tr. Linn. S. Lond. xvir. 347. 44. E AN e RIA Fam. PHORIDAE. Phora paraguayae Brues, An. Mus. Hung. v. 400, t. $. EI E O ica OO RON. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Buenos Aires Cabo de Hornos Patagonia Buenos Aires Cabo de Hornos Estr. de Magallanes Cabo de Hornos Patagonia Est. de Magallanes Patagonia Buenos Aires Buenos Aires Montevideo Uruguay Buenos Aires Cabo de Hornos Patagonia Patagonia Cabo de Hornos Cabo de Hornos Cabo de Hornos Rep. Arg. (Wurr) Montevideo Montevideo Rep. Arg. Buenos Aires Cabo de Hornos Montevideo Rep. Arg. Estr. Paraguay d. Magallanes BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 291 Aphiochaeta meridionalis Brues, An. Mus. Hung. v. 402, TO A OE AE Paraguay Aphiochaeta pauxilla Brues, An. Mus. Hung. v. 403. t. 8. O O A A Tucumán Hieronymus pygmaeus Weyenb., Tijds. y. Ent. xxrx. 138. OLD SO at ST Sta lala ade Córdoba Termitomastus leptoproctus Silv., Bol. Mus. Tor. xvr. NS AD da es Os Misiones Fam. SYRPHIDAE. Microdon bidens Fab., Syst. Antl. 185.6 (1805) (Mulio).... Mendoza (Burm.), S. Luis (F. Lcn. A.) Microdon bonariensis F. Lch. A., An. $. Cient. Arg. xxxIt, IAS o a a fs Buenos Aires Microdon crassitarsis Mq., Dipt. exot. rol 111. 198, t. 4. LES A E a O O SOLDAR Río Negro: Uruguay Microdon histrio Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 83. 3 (1830).. Montevideo Microdon instabilis Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 83. 4 (1830). S. Luis (F. Lcn. A.) Microdon Macquarti F. Lch. A., An. S. Cient Arg. XXXI. A AOS A O OO OS? Uruguay (Ma.) = Microdon angustus Maq. Microdon rubriventris F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. A A Buenos Aires Microdon violaceus Mq., Dipt. exot. 11. 2 13, t. 1. f. 3 OEP Cao SO Pa aa aaa BOI S. Luis (F. Lcn. A.) Rhopalosyrphus Giintheri F. Lech. A., An.S. Cient. Arg. SOI Po mber gua) ale => Buenos Aires Argentinomyia grandis F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. IV SI A o la ellas Misiones Argentinomyia testaceipes F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. o MA o O OUEN ao O O OBS Buenos Aires Lepromyia ortalina v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxx. 374. MORE Ss)! (eprdomyra)a ais dana Córdoba Nausigaster bonariensis F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. O SA Se oo SO OOO O Buenos Aires Melanostoma fenestratum Mq., Dipt. ex. 11. 2. 103. t. 17. E AUS SUD osa po TOR Ca Rep. Arg. (Bicor) Melanostoma mellinum L., Fauna Sbcida, 1827 (1746) UA a RIOS Buenos Aires (Mq.) Melanostoma punctulatum v. d. Wulp, Tijds. v. Ent., xxxrI. IAS A aa apilar ate Córdoba (WuxLr), B Aires (F. Lcn. A.) Catabomba melanostoma Mq., Dipt. exot. 11. 2.87 (Syrphus) Rep.Arg.(F. Len. A.) Catabomba pyrastri L., Fauna Suecica, 1817 (1746) (Musca). Mendoza (Ro1.) Mesograpta anchorata Mq., Dipt. ex. 11. 2. 97. t. 16. f. S (STATS RP ao iaa Us Alte Misiones, B. Aires (F. Lcn. A.) Mesograpta basilaris Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 143. 48 ISA IS Aa A Rep. Arg. (WiLL.) Mesograpta duplicata Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 142. 47 (SISI A a a Montevideo = Syrphus tridentatus Rdi. 292 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Mesograpta exotica Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 136. 30 (ISSO) Byrphas) ..oocoosonar sica a la Mesograpta musica Fab., Syst. Antl. 253. 24 (1805) (Scaeva). Mesograpta tibicen Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 127, 19 (1830) (yr phus)... Jus 2 ia de alo Mesograpta Willistoni F. Lech. A., An.$. Cient. Arg. XXXII. A A e io lo AO O al EDO Allograpta hortensis Phil., Verh. z-b. Ges. Wien. xv. 746. 11. (1865). (Syrphs). 1 lt as ia Alograpta obliqua Say, Journ. Acad. Philad. 11. 89 /Scaeva) = Syrphus quadrigeminus Thoms. Ocyptamus dimidiatus Fab., Spec. Ins. 11. 434 (Syrphus)... Ocyptamus funebris Mq., Hist. Nat. Dipt. 1. 554 (1834) (Syr- ¡IM cede raton ocano soon opor doo anog o cora oDa ova Ocyptamus fuscicosta F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. xXxIt. HAS O Sia Ocyptamus trigonus Wied., Auss. zweifl. Ins. 1r. 126. 16 (IESO e E as o na lee le iaa OI ES Xantandrus bucephalus Wied., Auss. zweifl Ins. 11. 126. ASOMAN RN ENS Syrphus Macquarti Blanch., in Gay: Hist. fís. y pol. de Chile Zool ya A A E Syrphus octomaculatus WIk., Tr. Lin. Soc. Lond. xvir, 344. Syrphus patagonus F. Lch. A., An. Soc. C. Arg. xxxur. 115 Syrphus Ribesii L., Fauna Suecica, 1816 (1746) (Musca).... Syrphus Walkeri F. Lech. A., An. Soc. C. Arg. xXxIt, ASI a ire llei le cT ad PY = Syrphus unicolor WIk. (preoc.) Baccha adspersa Fab., Syst. Antl. 200. 5(1805).......... Baccha bonariensis Bréthes, An. Mus. Nac. Buenos 'ATES O NI OA lt Baccha clavata Fab., Ent. Syst. 1v. 298, 73 (1794) (Syrphus) Baccha Wulpiana F. Lch. A., An. Soc. Cient. Arg. xxx. A A NETA =Baccha tricincta v. d. Wulp (preoc.) Salpingogaster nigriventris Big., An. S. Ent. Fr. 1883. oa oda ao ocibilo *— Baccha mimetica Lahille. Volucella Ambrosettii F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. A ASI A A o o Volucella fulvonotata Big., An. Soc. Ent. Fr. 1874, 476. 7. Volucella missionera F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. ARI SAS iba E Volucella notata Big., An. Soc. Ent. Fr. 1874. 475. 6... Volucella obesa Fab., Syst. Ent. 763. ie (Syrphus).. Volucella obesoides Giglio-Tos, Ditt. mess. 1. 64..... c Volucella obscuripennis F. Lch. A., An. 3. Cient. E MAS SS O COR Volucella picturata F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. 31 ler 220 O odo o SO OS Volucella punctifera Big., An. Soc. Ent. Fr. 1874, 475. 5 Rep. Arg.(F. Len. A.) B. Aires. (F. Lcn. A). Montevideo (Mq.) Misiones (F Lcn. A.) Mendoza (WuLr) B. Aires (Thomson) Tucumán (BrETHES) Rep. Arg.(F. Lcn A.) Buenos Aires B. Aires (F. Len. A.) Rep. Arg. (F. Lcn. A.) Mendoza (F. Len. A.) Patagonia(F.Lcn.A.) Rio Gallegos (F. Lc. A.) Rep. Arg.(F. Lch. A.) Patagonia: Puerto Hambre (W1kK.) Misiones(F. Len. A.) Buenos Aires Rep. Arg.(F. Lcn. A.) Tucumán (WuLr) Montevideo (B1GoT), Buenos Aires (!) Misiones Montevideo Misiones Montevideo (BrGor), Arg. (WuLr) Rep.Arg.(F. Lcn. A.) Paraguay, Rep. Arg. Misiones Misiones Córdoba (F. Len. A.) BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. Volucella testacea Rdi., Essam. Ditt. Brasil. 67 (1848)..... Temnocera recta v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxv. 125. 6 (1882) Temnocera scutellata Mq.. Dipt. ex. 11. 2. 25. t. 6. f. 2 (1842) E A Temnocera spinigera Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. OEI OEM Sodi TO ISO DS UOSE Temnocera spinithorax F. Lch. A., An. Soc. Cient. Arg. EN E ia Phalacromyia albitarsis F. Lch. A., An. Soc. Cient. ÁTg. US A O O RS Phalacromyia muscaria Thons., Eug. Resa. 498. t. 9. f. 7 EA O = Phalacromyia argentina Big. Phalacromyia soror Big., An. Soc. Ent. Fr. 1874, 88....... Eristalis agrorum Fab., Ent. Syst. 1v. 285. 27 (1794) (Syr- A E E ost Eristalis albiventris Big., An. Soc. Ent. Fr. 1880. 228. 16.. Eristalis bogotensis Mq., Dipt. exot. 11.2. 52. 33 (1842).... = Eristalis Bellardii Jaenn. =— Eristalis rufoscutata Big. Eristalis congruus v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxxr, 371 (1888) Eristalis croceimaculata Jacobs, An. Soc. Ent. Belg. xLIv. LORA Eristalis distinguendus Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 191 (1830) Eristalis furcatus Wied , Zool. Mag. 111. 51.16 (1819)...... Eristalis lateralis WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xvi. 347.. Eristalis Meigeni Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 17.35. t. 10 b. SS A SE = Eristalis foveifrons Thoms. Eristalis obsoletus Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 175 (1880). Eristalis pusio Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 192 (1830)..... Eristalis pygolampus Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 161 (1880) o» .+..... o... o .ono.ooooposSsn»o.on....oo...o Eristalis quadraticornis Mq., Dipt. exot. 11. 2. 51. t. 10. f. 2. Eristalis taenia Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 174 (1830).... Eristalis tenax' L.,, Fauna Suecica, 1799 (1761) (Musca)... Eristalis vinetorum Fab., Ent. Syst. Supp. 562 (1798) (Syr- PRUSIA SAR da ld cin ee Promilesia nectarinoides F. Lch. A., An. S. Cient. Arg. E A Priomerus geniculatus Big., An. Soc. Ent. Fr. 1883. 343 A A NS AR Priomerus scutellaris Fab., Syst. Antl. 190 (1805) (Milesia) Pterallastes nubeculosus v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxxt. o AA NA O AA 293 Formosa (F. Lcn. A.) Rep. Arg. Rep. Arg.(F.Lcn. A.) Mont. (Wieb.), Rep. Arg. (WuLr, F. Lcn. A.) Chaco, Misiones Misiones Buenos Aires Buenos Aires Rep. Arg. (WurLr) Montevideo Rep. Arg. (WuLr) Rep. Arg. Patagonia Montevideo Montevideo Rep. Arg. (F. Lcn. A.) Uruguay (Wirb.) Chaco (F. Lcn. A.) Rep. Arg.(F. Lcn.A.) Formosa, Misiones (F. Lcu. A.) Rep. Arg.(F. Lcn. A.) Uruguay (1) Rep.Arg.(F. Lcn. A.) Misiones Chaco, Buenos Aires Misiones (F. Lcn. A.) Tucumán ' Cuando, en 1891-1892, Félix Lynch Arribálzaga publicaba su notable monogra- fia de los Syrphidae argentinos, aun no conocía el Eristalis tenax: no existía sin duda en la República Argentina. Empecé á notarlo hacia 1895, y hoy día es tan común como el Eristalis distinguendus, á lo menos en los alrededores de Buenos Aires. Lo he recibido también de Tucumán, del Sr. Eugenio Tornow. 294 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Tropidia insularis F. Lch. A., An. Soc. Cient. Arg. xxXXII. DIMAS a a AA IEA a. Rio taranma Helophilus chilensis WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xvir. 344 Patagonia (F. Lcm. A.) Tierra del Fue- a go (Bicor) Stilbosoma nigrinervis Phil., Verh. zool.-bot. Gres. Wien. AS a o Ii sae Tierra del Fuego (F. Lcn. A.) Sterphus autumnalis Phil., Verh. zool.-bot. Ges. Wien. xv. VEA TAO EL 0 as de oo da ra TOO OÍ: Tierra del Fuego (F. Lcn. A.) Spilomyia gratiosa v. d. Wulp, Tijds. v. Ent, xxx1. 372. 12. EAS a ER den oi Tucumán Ceria barbipes Lów, Neue Beitráge z. Kenntnis d. Dipte- Ten, E TIAS) ao o ass Montevideo (Lów) Rep. Arg. (WuLr) Ceria facialis Kertézz, An. Mus. Hung. 1. 439 (1909)..... Paraguay Fam. CONOPSIDAE. Conops costatus Fab., Syst. Antl. 175. 4 (1805)............ Rep. Arg. (WuLr) = Conops Segethi Rdi. Conops dimidiatipennis Sichel, An. Soc. Ent. Fr. 1862, 121, O A SS taa canada Montevideo Conops piciventris v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 12. CALORIAS o tada e Rep. Arg. Conops testaceus v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxv1.13(1853) Rep. Arg. Conops tricolor Big., An. Soc. Ent. Fr. 1887. 41. 12..... Montevideo Zodion americanum Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 242 (1830) Montevideo Fam. OESTRIDAE. Cuterebra apicalis Guér., Icon. Reg. An. 517 (1829-1835). Buenos Aires (parti- do de $. Fern.) (!) Cuterebra patagona Guér., Icon. Regn. An. 548 (1529-1838). Patagonia Oestrus ovis L., Syst. Nat. 11. 970. 5 (1767)...... E NE Rep. Arg.: Chubut(!), Pampa Central (!) Rogenhofera grandis Guér., Icon. Reg. An. 548 (1829-1838). Patagonia Hyadesimyia clausa Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 27. 40. E E AA A Cabo de Hornos Fam. PHASIIDAE. Trichopoda luteipennis Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 269. ASIN ao as e ao oe elas Ir E Buenos Aires (WuLr) = Trichopoda bicolor Big. Trichopoda nigripennis Big., An. Soc. Ent. Fr. 1876. 395. Buenos Aires Trichopoda obscura Big., An. Soc. Ent. Fr. 1876. 399...... Buenos Aires Trichopoda pennipes Fab., Ent. Syst. 1v. 348 (1794) (Musca) Bs. Aires (BRAUER) Alophora (Hyalomyia) latipennis (E. Lch. A., 2. lif£t. ?) Brauer, Sitzunb. Ak, Wien. cv1r.509 (1898)........ . Montevideo Alophora micans v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 14,t. 1, TADA te ole Tea delas a ia Rep. Arg. BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 295 Alophora (Hyalomyia) subcinerea (E. Lch. A., 2. litt. ?) Brauer, Sitzunb. Ak. Wien, cvir. 509 (1898).......... Alophora (Hyalomyia) violaceiventris (E. Lech. A., 2. /itt. ?) Brauer, Sitzunb. Ak. Wien, cvrr. 509 (1898).......... Fam. OCYPTERIDAE. Ocyptera nigrina v.d. Wulp, Tijds. y. Ent. xxvr. 15 (1883) Fam. TACHINIDAE. Dejeania armata Wied.,Auss. zweifl. Ins. 1. 287 . 11 (1830) (EC a ao oc ros a a Hystricia triangulifera Jacobs, An. Soc. Ent. Belg. xLrv. A A O o Oo EA Jurinia bicolor Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 282. 3 (1830) MEECAVILA Po e IA LR es = Echinomyia fuliginipennis Ma. Jurinia nigriventris v. d. Wulp, Not. Leyd. Mus. 1v. Sl. Epalpus rostratus Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 5. t. 4. ff. 1, 2. Belvosia rufipalpis Mq., Dipt. exot. 11. 3. 59. t. f. 1 (1868). Belvosia Weyenberghiana v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. NAO UA OO AO Gonistylum ruficorne Mq., Dipt. exot. Supp: Iv. 180. t. 16. ASI) A OS o o Atacta aurocaudata Big., An. Soc. Ent. Fr. 1888.90.1 (Ble- Pra ripesala ta be e di aid Gonia incerta Mq., Dipt. exot. Supp. rv. 179. 15 (1850).... Gonia pallens Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 346. 6 (1880)... = Gonta lineata Maq. Nemorea acridiorum Weyenb., Anal. Agr. Rep. Arg. 111. SI SO ta to sor Nemorea acridiorum Conil (nec Weyenb.) Periód. zool. 111. PAS E A oleo ve 00 Archytas nudigaena (Big. 2. /itt. ?) Brauer, Sitzunb. Ak. MAA ns IAS ae Echinomyia piliventris v.d. Wulp, Tijds. v. Ent.xxvr. 22.. Echinomyia robusta Wied, Auss. zweifl. Ins. 11. 290. 15 MES IRA O OO A Echinomyia vittata v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 21 (1883) Tachina aenea Wied., Auss.'zweifl. Ins. 11. 298. 30 (1830).. Tachina basalis WI1k., Tr. Lin. Soc. Lond. xv, 351 (1887). Tachina brevicornis Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 299. 33 API A A O Tachina inornata WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xv11, 349 (1837) Tachina lata Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 322. 75 (1830).... Tachina maura WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xvrr, 352 (1857). Tachina nervosa WIk., Tr. Linn. Soc. Lond. xv11, 349 (1837). Janthinomyia coerulea Big., Bull. Soc. Ent. Fr. 1885. 45 (ELECO a RA arar isió oe Sarothromyia soror Big., Bull. Soc. Ent. Fr. 1885. 46 (RUTA rn dase iio Montevideo Montevideo Rep. Arg. Montevideo (WuLr) Patagonia Montevideo (Ma.) Rep. Arg. Mendoza Rep. Arg. (Wunr) Rep. Arg. Corrientes Montevideo Corrientes Patagonia (Mao.) Córdoba Córdoba Montevideo (BrAuER) Rep. Arg. Montevideo Rep. Arg. Montevideo Est. de Magallanes Montevideo San Gregorio Montevideo Est. de Magallanes Est. de Magallanes Buenos Aires Buenos Aires 296 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Exorista chrysoprocta Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 309. SONES) Pacha RN RAR AS NN ARS A Degeeria antarctica Thoms., Eug. Resa, 527. 137 (1805) .. Phorocera xanthura? v. d. Wulp, Biol. Centr.-Am., Dipt. SA ASIO). Oia atea T Tena Bolbochaeta haustellata Big., Bull. Soc Ent. Fr. 1885. 45. Siphona anthomyformis (E. Lech. A., 2 litt. ?) Brauer, Sit- Zunlo ¿Ak Wien. CASI e Zelleria ? sarcophagidea Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 23: ((Hyadesinuyia). at e ei al aid Glossidionophora nigra Big., Bull. Soc. Ent. Fr. 1885. 0 Fam. SARCOPHAGIDAE. Sarcophaga Caridei Bréthes, An. Mus. B. Aires (3) vr. 299, Has AIN al a cio pere = Sarcophaga acridiorum Lahille (nec Weyenb.) =? Sarcophaga acridiorum y. obscurior Lahille. Sarcophaga chrysostoma Wied.. Auss. zweifl. Ins. 1. 356. AU e a dns Ta ob DOS Sarcophaga flavifrons Mq., Dipt. exot. Supp. r. 191. 24 (IB A o AS Sarcophaga lambens Wied., Auss. zweifl. Ins 365. 25 (AS O OO TS later dsd da a Sarcophaga margareti Lahille, Anales Minist. Agric. 11. DAA MONA) MONA PROLIES aii Sarcophaga minuta Lahille, l. c. 82.......... 00 Noah apra sa Sarcophaga nobilis Thoms., Eug. Resa, 536. 151 (1868)... Sarcophaga nurus Rdi., Att. Soc. It. Milano (1861)...... Sarcophaga occidua Fab., Ent. Syst. 1v. 315 /Musca)...... Sarcophaga parvula' Lahille (nec Wied.), An. Minist. Agr. a AS US SU ooo OO OE GOOD EDI DOLO OCIoICÓ Sarcophaga proerna WIk., List. Dipt. 1v.835 (1819)...... Sarcophaga quadrivittata Mq., Dipt. exot. 11. 3. 259. 12. t. 12. E ASA... Pt AS Sarcophaga rubriventris Mq., Dipt, exot. Supp. Iv. 235. O). A IIS Sarcophaga Stallengi Lahille, An. Min. Agr. 111. n.? 4.89, (MOMLAPROVE EA TS A RS Ii INS Sarcophaga Stallengi v. albicans Lah., l.c. 9l........... : Sarcophaga tessellata Wied.. Auss. zweifl. Ins. 11. 363. 19 IA a NA ON Sarcophaga truncata Schin., Reise Novara. Dipt. 314 (1865) Sarcophaga varia WIk., Trans. Lin. Soc. Lond. xv. 358 (MS a RS Nooo Sarconesia calogaster Big., An. Soc. Ent. Fr. 1877. 246 (Somomyta) TT iia e ri le ET Sarconesia chlorogaster Wied., Auss. zweifl. Ins. 11 359. ASI) MSF COPA AR a il Agria fuscipennis Mq., Dipt, ex. 11. 3. 266. 4 (1843) ....... Rep. Arg. (E. Lcn. A) Patagonia R. Arg. (ScHroTTKY) Buenos Aires Buenos Aires Cabo de Hornos Buenos Aires Córdo ba B. A. (E. Len. A.) Rep. Arg.(E. Lcn. A.) Rep. Arg.(E. Lcn.A.) Rep. Arg. Córdoba B. Aires, Montevideo Buenos Aires Rep. Arg. (Wurp) Catamarca Montevideo Rep. Arg. (WuLr) Corrientes Salta Rep. Arg. Montevideo (WIKk.) Rep. Arg.(E. Lon. A.) Est. de Magallanes La Plata La Plata, Montevideo C. de Hornos (B1GoT) 1 Si es bona species, se le deberá cambiar el nombre. Wiedemann describió ya una Sarcophaga parvula en 1830, en Auss. zweifl. Ins. 11. p. 368. de dé BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 297 Tripanurga termitophila Silv., Redia, 1, 185. 14 (1908)..... Misiones Ptilozeuxia ? termitoxena Silv., Redia, 1, 185. 15 (1903)... Misiones Fam. DEXIIDAE. Prosena longipalpis v. d. Wulp, Tijds. y. Ent., xxvr, 30. 2. ARAS UE) a anos se alla o ams PÓE O a Rep. Arg. Prosena sarcophagina v. d. Wulp, Tijds, v. Ent., xxvr. TA e O ko >) diia O MET ARO A Rep. Arg. Melanophora americana Mq., Dipt. exot. 11. 3. 229, 1. t. 8. Ss o DA NS SOS. AS e Tucumán (Bréthes) Buenos Aires (!) Dexia parvicornis y. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 38. 5. t. SA TA e CL 1 Rep. Arg. Dexia plumosa Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 370.4 (1830) Rio Negro (Ma.) Dexia tenuicornis v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 32.4. t. DE ICONOS) da do ta ia eo Rep. Arg. Thelaira spinipennis Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 303. 41 MESITA o o O O a ds R. Arg. (E. Lcn. A.) Ptilodexia ? argentina Big., An. Soc. Ent. Fr. 1888, 265. A O A Ad POE de LASER CEA Rep. Arg. Fam. MUSCIDAE. Cyrtoneura nudiseta y. d. Wuld, Tijds. v. Ent. xxvr. 42.12 ESE AP o a E A e Rep. Arg. Muscina stabulans Fall., K. Vetensk. Akad. Foórh. (1816). A II O Y Cabo de Hornos (FRAUENFELD) Synthesiomyia brasiliana B. B., Zweifl. Kais. Mus. vi. 96 AMS O e A O Rep. Arg. (Lamiuue, teste? CoquILLETT) Stomoxys nebulosa Fab., Syst. Antl. 282.16 (1805)........ Buenos Aires (Bera) Dasyphora spinifera v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxv1. 39.7 ME a e at di Rep. Arg. Musca domestica L.. Fauna Suecica, 325.1106 (1746)...... Buenos Aires (Ror1.) = Musca vicina Mq. = Musca consanguinea Rdi. Musca pampasiana Big., Bull. Soc. zool. Fr. x11. 607 ...... Buenos Aires Chrysomyia fulvobarbata Big., Bull. Soc. zool. Fr. x11. 598 AE AA NS A. A E Montevideo Chrysomyia macellaria Fab., Syst. Ent. 776.14 (1775) (Musca) Rep. Arg. (Ma.) Para la larga sinonimia de este múscido, véase: Anales Soc. Cient. Arg. x. p. 70-84, en donde mi distinguido maestro y amigo Don Enrique Lynch Arribál- zaga ha tratado el asunto con una rara inteligencia. Lucilia argentina Big., An. Soc. Ent. Fr. 1877, 254..36.... Buenos Aires Lucilia caesar L., Fauna Suecica, 324.1098 (1746) (Musca). Rep. Arg. (Ror.) = Lucilia parensis Mq. = Lucilia princeps Rdi. Lucilia eximia v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxv1. 39..... .. Rep. Arg. Lucilia gratiosa Big., An. Soc. Ent. Fr. 1877, 253.35....... Buenos Aires Calliphora calogaster Big., An. Soc. Ent. Fr. 1877, 246.24. La Plata Calliphora Clementi Iches, Bol. Minist, Agr, vi, n.* 5, AR OO A A Chaco ANaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1x. OCTUBRE 30, 1907. 21 298 Calliphora interrupta Conil, Periód. zool. 11. 230-297. t. 4. PROL SS e RO: de Calliphora magellanica Mq., Dipt. exot. 11. 3. 288 Es Somomyia montevidensis Big., An. Soc. Ent. Fr. 1877, 46.19 Fam. ANTHOMYIDAE. Spilogaster trispilus Big., An. Soc. Ent. Fr. 1884. 285.... Spilogaster sexpunctata v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 43. E A A A A a Aricia chlorogaster Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 427, 12 (1830) [AnthomiTtUl A = Limnophora chlorogaster Big. Limnophora fuscinervis Mq., Dipt. exot. Supp. 1v. 263. DoS) e is e o AS Limnophora Lyncehii v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxv1. 43 (1888) Limnophora marginata Stein, An. Mus. Hung. 11. 461 (1904) = Leucomelina pica Big. Homalomyia armata Big., Bull. Soc. Ent. Fr. (Dasyphymoa) = ? Homalomyia erythropsis Big. Homalomyia canicularis L., Syst. Nat. 11. 992. 80 (1767) 1882. 188. co... .................. <<... .<...........». (Musa nds a o Ns ON o a Homalomyia fusconotata Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 4. [Myantla IL E A e A ASA ds Sh Homalomyia platensis Bréthes, v. pag.303 .........o.oo... Ophyra chalybea Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 428. ISSO) (Atom RTS = Ophyra coerulea Ma. = Brachyyasterina violaceiventris Mq. Ophyra aenescens Wied., Auss. zweitfl. Ins. 11. 435. 29 (1880) (Anthomyia). = Ophyra argentina Big. Ophyra cutilia WIk., List. 1v. 954 (1849) (Anthomyia)...... Anthomyia anthracina WIk., Tr. Lin. Soc. Lond. xvir. 00 (LIT) sn e a ans la Anthomyia cyanea WIk., Tr. Lin. Soc. Lond. xvi. 396 (1D na e ATA Anthomyia diversa Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 436. 82(1830) Anthomyia felsina WIk., Tiát, DI ASA A Anthomyia immaculata WIk., Tr. Lin. Soc. Lond. xvi. SIMS) A A A OS O A e Anthomyia lanicrus Thoms.. Eug. Resa. 556. 197 (1868)..... Anthomyia ovativentris Mq., Dipt. exot. Supp. 1v. 257. t. 24. E A TO IAS Anthomyia prominula Thoms., Eug. Resa. 550. 184 (1868). . Coelomyia erythropsis Schnabl, Rev. russ. d'Ent. 11. 160. Chortophila albostriata v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 46. Chortophila lasiops Mq., Dip. exot. 11. 3. 326. t. 22. f.1.... Chortophila liturata Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 5. 14 (1868). Chortophila punctipennis Wied., Auss. zweifl. Ins. rr. A IAS MATADO Chortophila rubrifrons Big., An. Soc. Ent. Fr. 1884. 979. ...........s. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Córdoba Estr. de Magallanes Montevideo Buenos Aires Buenos Aires Rep. Arg. Buenos Aires Cab. de Hornos Buenos Aires (Mq.) Mendoza Buenos Aires Rep. arg. (Ro1.) Buenos Aires(BicoT) Montevideo Estr. de Magallanes Gorriti: R. O. U. Montevideo Montevideo Estr. de Magallanes Buenos Aires Montevideo Buenos Aires Cabo de Hornos Rep. Arg. Malvinas Buenos Aires Montevideo Buenos Aires e BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 299 Pegomyia fusciceps Zett., Dipt. Scand. 1v. 1552 (Aricia).. Montevideo (W1x.) = Chortophila cilicrura Rdi. = Anthomyia corelia Wlk. = Anthomyia rubifrons Big. Coenosia geniculata Big., An. Soc. Ent. Fr. 1884, 289/4n- VA O A A AS A AI TO Buenos Aires Schoenomyza fenestrata Big., Miss. Sc. Cap Horn. Dipt.30, Cabo de Hornos Schoenomyza guttipennis Stein, An. Mus. Hung. 11. 493 CA E A Buenos Aires Fam. SCATOPHAGIDAE. Scatophaga diadema Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 448. 4 (ASMA da sera dE tE la Montevideo Choetura rufipes Mq., Dipt. exot. Suppl. 1v. 272. t. 25. f.3. Maldonado: R. O. U. Fam. HELOMYZIDAE. Helomyza veneris Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 34. t. 4. E IA O O OO ICO Cabo de Hornos Leria rufifrons Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 35 (1888). Cabo de Hornos Heteromyza rufipes Mq., Dipt. exot. 11. 3. 420. 2 (1843).... Malvinas Orygma antarctica Thoms., Eug. Resa, 601. 296 (1868).... Patagonia Orygma trichosterna Thoms., Eug. Resa, 602. 297 (1868).. Patagonia Fam. BORBORIDAE. Limosina melanogaster Thoms., Eug. Resa, 603. 299 (1868) Buenos Aires Borborus alternatus Rdi., Dipt. aliq.S. 22 (1868) /Copromyza) Buenos Aires Borborus hirtipes Mq., Dipt. exot. 11. 3. 424. t.35.f.5(1843) Rep. Arg. (WuLrP) Borborus quinquemaculatus W1k,, List. Dipt. 1v.1130 (1949) Montevideo Borborus varipes Big., Miss. Se. Cap Horn, Dipt. 42. 55 ES AR ASE ds A Cabo de Hornos Pteremis nivalis Big, Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 43. t. 4. A (SS asias isos Cabo de Hornos Ceroptera hirta Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 41 (1885). Cabo de Hornos Ceroptera quadrinota Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 42 ESO e TN Cabo de Hornos Fam. SCIOMYZIDAE. Sciomyza armillata Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 5 (1868)...... Buenos Aires Sciomyza bicolor W1k., Tr. Linn. Soc. Lond. xvxr. 358 (1837) Estr. de Magallanes Sciomyza fulvipennis W1lk., Tr. Linn. Soc. Lond. xvrr. 359 EST e A A A A Estr. de Magallanes Sciomyza patagonensis Mq., Dipt. exot. Supp. 1v. 278. 10. REA A IN IO II Patagonia Actora cinerascens Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 37. e ES A O OCA Cabo de Hornos 300 Actora tlavipes Mq., Dipt. exot. 11. 3. 421. t, 33. f. 5 (1843)... Actora ? rufina Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 37 (1888)... Paractora fuegiana Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 39 (1888) Tetanocera angulifera WIk., List. Dipt. 1v. 1085 (1849)... Tetanocera bisetosa Thoms., Eug. Resa, 570. 235 (1868)... Tetanocera costalis WIk., Tr. Lin. Soc. Lond. xv. 359 Tetanocera gutturalis Wied., Auss. Soettl Ins. 11. 584 (1830) Tetanocera gutturalis var. ETA Eug. Resa, 572 (1868) Tetanocera patagonica Thoms., Eug. Resa, 571.236 (1868). Ectinocera ? occidentalis v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvr. 48d: DEN AB E o ros Fam. MICROPEZIDAE. Micropeza nigrina v. d. Wulp, Tijds. y. Ent. xxv1. 50 (1888) Calobata annulata Fab., Ent. Syst. 1v. 338. 111 (179) ELE AAA A OR Fam. ORTALIDAE. Melieria fasciata Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 460. 5 (Ortalis) Tetanops sanguiniceps Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 527 (1830) = Chromatomyia ? distincta W1k. Ortalis violacea Mq., Dipt. exot. Supp. 11. 222. t. 7. f. 3.. Rhinotora pluricellata Schin., Reise Novara, Dipt. 233. t. 3. e o A E E Euxesta argentina Brethes, An. Mus. Nac. Buenos Aires (Edo E E A A A Euphara coerulea Mq., Dipt. exot. Supp. 11. 222, t.7.f.6 (Corory Ne RA ER IA sd EA Amethysa intermedia E. Lch. A., Exp. Rio Negro, Zool. 90. Fam. TRYPETIDAE. Anastrepha fraterculus Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 594. 47 (1530) (¿Datcus) 0 EEE ARO AS se E NR Trypeta biocellata Thoms., Eug. Resa, 580.254 (1868)..... Trypeta bullans Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 506,46 (1830). = Trypeta tenera Lw. Trypeta duplicata Wied., Auss. zweifl. Ins. 1. 510.54 (1830) Trypeta meteorica Thoms., Eug. Resa, 552.257 (1868).... MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Malvinas Cabo de Hornos Cabo de Hornos Montevideo Montevideo Estr. de Magallanes Montevideo Buenos Aires Patagonia Rep. Arg. Rep. Arg. B. Aires (E. Lcn. A.) Montevideo (Wieb.) Mendoza (Ror1.) Montevideo (W1x.) R. Negro:R.O.Urug. Rep. Arg. (WuLr) Tucumán Río Negro Río Colorado Bs. Aires (BerG) Buenos Aires Montevideo (Wieb.), Europa! (Lów) Montevideo Buenos Aires 1 Es interesante este caso tle la Trypeta bullans que haya sido descripta pri- mero de Montevideo y y más tarde de Europa, lo que demuestra una vez más que para el estudio de los Dípteros es necesario tener á la mano la literatura de todo el globo. BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. Trypeta plagiata Thoms., Eug. Resa, 583.259 (1868)....... Plagiotoma obliqua Say, Journ. Ac. Phil. vr. 2.286 (1830) (Trypeta) Tephritis Daphne Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 508.51 (1830) IE e RA A O E OD Tephritis fucata Fab., Ent. Syst. 1v. 359.194 (1794) (Musca). Tephritis unicolor WIk., Tr. Lin. Soc. Lond. xvn. 398 (1837) Tephritis vittipes Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 7.19 (1868).... Eutreta Scudderi Weyenb., Verh. zool.-bot. Ges. Wien. XXX Ib g0O. Es 113 (1882) (LCONTO).. ooo poa Acidia rufa Mq., Dipt. exot. 11. 3. 385. t. 31. f. 9 (1848).. Strobelia baccharidis Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 6.17 (1868). Strobelia rubiginosa Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 7.18 (1868). coo oo pSosn.ooorocsor9s”.$< —$»ss.s$2..... rs)... ............ Fam. LONCHAEIDAE. Lonchaea chalybea Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 476.2 (1830) Lonchaea obscura WIKk., Tr. Linn. Soc. Lond.xv1r. 397 (1837) Fam. SAPROMYZIDAFE. Sapromyza plantaris Thoms., Eug. Resa, 566. 221 (1868)... Sapromyza remota Thoms., Eug. Resa, 566. 222 (1868)..... Physoclypeus flavus Wied.. Auss. zweifl. Ins. 11. 595. 4 CESTAS IESO TN AA NOR Fam. SEPSIDAE. Nemopoda fulviceps Big., An. Soc. Ent. Fr. 1886. 391. 6.. Nemopoda minuta Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 468. 4 (1830) AD A A A ANA Nemopoda xanthostoma Big., An. Soc. Ent. Fr. 1886, 391. 5. Piophila casei L., Fauna suecica, 326. 1109 (1746) /Musca). . Fam. EPHYDRIDAE. Notiphila exotica Wied., Auss. zweifl. Ins. 11. 590. 4 (1830). Ephydra caesia v. d. Wulp, Tijds. v. Ent. xxvi. 58 (1853). Ephydra ciligena Rdi., Dipt. aliq. Strobel. 9. 23 (1868).... Ephydra ochropus Thoms., Eug. Resa, 592. 278 (1868).... Ephydra prionoptera Thoms., Eug. Resa, 590. 275 (1868)... Scatella guttipennis Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 36. 00d io (1889) (Eolloplera linia aa ea sa Scatophila curtipennis Becker, An. Soc. Ent. Belg. xLIx. IA Fam. DROSOPHILIDAE. Drosophila gigantea Thoms., Eug. Resa, 596. 285 (1868)... Drosophila sphaerocera Thoms., Eug. Resa, 597. 287 (1868) 301 Buenos Aires Buenos Aires (BeErG) Montevideo (Wiep.) Mendoza (Rbpr.) Buenos Aires (Lów) Estr. de Magallanes Mendoza Córdoba Rep. Arg.(E. Lcn. A.) Buenos Aires Mendoza Rep. Arg. (E. Lcn. A.) Estr. de Magallanes Montevideo Buenos Aires Montevideo Buenos Aires Bs. As. (E. Lc. A.) Buenos Aires Buenos Aires (Ro1.) Montevideo Rep. Arg. Buenos Aires Montevideo Patagonia Cabo de Hornos Isla de los Estados Buenos Aires Patagonia 302 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Blaesochaetophora picticornis Big., Miss. Sc. Cap Horn, Mipb 39 (1888). (Lerra). ras diana do Cabo de Hornos. Fam. OSCINIDAE. Chlorops glabricollis Thoms., Eug. Resa, 604. 301 (1868).. Buenos Aires Chlorops tenacissimus Iches, Boletin Minist. Agr. vr. n*5. 269 (1906) 00... oca o as sd rio ras Chaco Fam. AGROMYZIDAE. Agromyza diademata Big., Miss. Sc. Cap Horn, Dipt. 40. A ess) coto gor o dos Ss no 0 Uno Sonda bpnojo Cabo de Hornos Phytomyza melanogaster Thoms., Eug. Resa, 610. 316 (1868) Patagonia Ochthiphila guttipennis Thoms., Eug. Resa, 600. 293 (1868) Buenos Aires Fam. HIPPOBOSCIDAE. Ornithoctona? synallaxidis E. Lech. A., Exp. Río Negro, Zool. 90 (1881) (Ormithomyia)....ooooomomcmormmmmmm.=..> Rep. Arg. Lynchia penelopes Weyenb., An. Soc. Cient. Arg. xr. 199 A A A LOS Tucumán Fam. NYCTERIBIDAE. Metelasmus pseudopterus Coq., Ent. News. xvii. 292. fig. MW sorna Ho ooo boda so debe aos Paraguay Nycteribia flava Weyenb., An. Soc. Cient. Arg. 1x. 194 (1881) Córdoba APÉNDICE. Homalomyia canicularis (L.) Scuix. Esta especie es común en Buenos Aires en todas las estaciones del año: tengo ejemplares cazados en Octubre y Enero, ótros en Ma- yo, Junio, Julio... Un ejemplar del Museo Nacional procede del Chaco (E. Lon. ARRIBÁLZAGA), otro de Tucumán (E. Torxow), y dos de Chile, de Valdivia y de Talcahuano respectivamente. Homalomyia platensis Brethes, n. sp. g' H. abdomine flavo-pellucido, vitta media et marginibus poste- rioribus segmentorum 1-4 nigris, thorace cinereo, vittis brun- neis 3-ornato, vitta media sat angusta, vittis lateralibus latio- ribus, ante et pone sulcum transversum usque ad scutellum per lineam cineream divisis, scutello dimidio basali brunneo vel plus minus distincte brunneo 3-maculato, dimidio apical: cinereo, pedibus nigris, tibiis basi distincte obscure ferrugi- neis, apicem versus gradatim obscurius ferrugineis vix nigris, pulvillis albis, tibiis intermediis tertio hasali angustato et vix haud pubescente deinde incrassatis et sat dense pubescenti- bus, femoribus posticis modice curvatis, apicem versus sublus incrassatis et longe fasciculatim pilosis, alis sat hyalinis, inter venas 1 et 3 tantum obscurioribus, squamis albidis, halteribus albido -flavis. Long. corp.: 5-6 mm. Buenos Aires. Del grupo de H. fasciculata Low, penicillaris Stein, Heydeni (Wied.), pero los ojos no son eng zusammenstossend, pues la frente negra tiene todavía, antes de llegar á la altura de las ocelas, la mi- tad del ancho que tiene encima de las antenas; las órbitas, de un blanco sedoso de plata, tienen su mayor ancho á la altura de las antenas y van gradualmente angostándose hasta desaparecer á la 304 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. altura del grupo ocelar. Las antenas llegan casi al nivel de las vi- brisas, y son de un color negro: el tercer artejo tiene ciertos visos de piceo debido á la pubescencia. La cerda antenar es también obscura; sólo con un buen aumento se le distingue una muy corta vellosidad. La cara es cenicienta. El borde de la boca es poco avan- zado; los palpos relativamente fuertes son negros. Entre las órbi- tas blancas y las vibrisas corre una línea negruzca cuyo mayor ancho se encuentra frente á las vibrisas. El tórax es ceniciento, con una línea mediana parduzca que corre entre las acrosticales; de cada lado de ésta, hay otra línea parduzca más ancha sobre todo después de la sutura transversal: esta faja se extiende hasta los lados del mesonoto, si bien está más ó menos bien dividida por una línea cenicienta y longitudinal. El escudete es ce- niciento con la mitad basal transversalmente parduzca ó con tres manchas más ó menos bien distintas que corresponden á las tres líneas del mesonoto. La macroqueta pra falta. Abdomen como en la generalidad de las Homalomyia; las man- chas amarillentas de los tres primeros segmentos bien visibles, una línea longitudinal negra y el borde posterior de los 1-3 segmentos es también negro, pero no llega hasta el borde lateral. El 4.” seg- mento es ceniciento con la línea mediana y dos manchas preapica- les negras. Las patas son negras, con las tibias de un ferrugíneo obscuro en la base y que va obscureciéndose gradualmente hasta la extremidad. Tibias anteriores con una cerda fuerte cerca de la ex- tremidad en su cara antero-interna y las apicales. Los fémures me- dianos tienen la hilera infero-anterior constituida por cerdas que vienen gradualmente un poco más largas hacia la extremidad, siendo un poco más gruesas en la mitad apical y no tan inclinadas; las cerdas infero-posteriores son más inclinadas, un tanto menos fuertes y las cuatro últimas son erizadas. Las tibias intermedias son delgadas en su tercio basal desde donde adquieren el grosor nor- mal. Por debajo la pubescencia del tercio basal es muy fina, y en lo demás la pubescencia es bien evidente sin ser muy larga. Hacia los dos tercios de la tibia hay una cerda supero-anterior bastante fuerte, y un tanto más arriba otra cerda supero-posterior no tan fuerte, como aquélla. Los fémures posteriores son un poco arqueados: el borde infe- rior se ensancha para angostarse de nuevo casi repentinamente en su extremidad. La hilera supero-lateral externa tiene las cer- das primero muy cortas, pero al llegar frente al engrosamiento, esa hilera se desvía hacia la cara superior del muslo en cuya BRETHES: CATÁLOGO DE LOS DÍPTEROS. 305 parte las cerdas (4-5) son fuertes; la hilera infero-lateral externa tiene también sus cerdas primero muy cortas pero que van aumen- tando en longitud hasta el mayor ancho del fémur después del cual una sola cerda es notable. Debajo del engrosamiento del fémur, hay un haz de cerdas perpendiculares y dirigidas un tanto hacia adentro de las cuales las anteriores son bastante cortas y finas, pero las posteriores llegan á tener una longitud doble del ancho del fémur: todas estas cerdas tienen su extremidad arqueada hacia, afuera. Las tibias posteriores son un tanto arqueadas y angosta- das en su extrema base, y llevan después de su mitad el par de cerdas superiores, una de ellas, la supero-externa un poco más fuerte pero más corta que la superior; del lado infero-lateral exter- no hay también una hilera de 4 cerdas más cortas, que empieza hacia la mitad de la tibia y termina antes de su extremidad. Las alas son hialinas, apenas ahumadas entre las 1.* y 3.* venas longitudinales; el nérvulo transverso interior tiene sus bordes un tanto obscurecidos, como si fuera el principio de la mancha que se observa en ese punto en varias Anthomyidae sudamericanas; la vena 4.” longitudinal se arquea un poco, demodo que su extremidad se aproxima insensiblemente hacia la 5.* que es recta. El nérvulo transversal exterior es apenas ondulado «aunque recto en su con- junto y un poco más largo que la parte de la 4.” longitudinal que lo separa del nérvulo transversal interior. Las escamas alares son blancas, sus bordes apenas amarillentos y la superior cubre más ú menos los */; de la inferior, los balancines son amarillentos. Desde Abril á Julio de este año, he cazado cinco ejemplares de esta interesante Homalomyia en los alrededores de Buenos Aires (General Urquiza), y he notado que vienen á posarse sobre la ropa, como lo suelen hacer de verano varios mosquitos. Incorporo dos ejemplares á las colecciones del Museo Nacional. zAÑ YA AE WTA ó A, A ES RIO AA Ue PRI Bs Y | A Ls AS EAN EA Mena tee dl > q É e Pe e SETENTA e > E j AP A LA REGIÓN MASTOLDEA DE LOS CRÁNEOS CALCIAQUÍES POR FERNANDO THIBON. INTRODUCCION. La región mastoidea merece una atención especial de los anato- mistas, cirujanos y antropólogos, bajo diferentes puntos de vista: 1. En anatomía comparada tiene un interés teórico, para su comparación en las distintas especies de animales; 2.” En cirugía un interés práctico, bajo el punto de vista opera- torio. 3.0 En antropología un interés teórico parasu comparación en las distintas razas humanas. Especialistas en estos ramos han hecho estudios de esta región, con sumos detalles, y en todos los tratados de anatomía encontra- mos datos suficientemente descriptivos. Citaremos como ejemplo la Anatomía del cráneo humano escrita por el conde de Spee, el libro del señor Le Double, sobre las variaciones de los huesos del cráneo, y para los cirujanos, tenemos el estudio hecho por el Dr. F. Pérez de Buenos Aires, sobre la oreja y el encéfalo, obra que reune al mismo tiempo un gran número de datos sobre las particularidades anatómicas de la región mastoidea. Estas tres obras citadas nos servirán de consulta en nuestro estu- dio de la región mastoidea de los cráneos calchaquies. E La apófisis mastoidea y la apófisis yugular, que forman parte de esa región, tienen una importancia en osteología comparada de los mamiferos, pues según la presencia ó falta de ambas, ó la falta de una de ellas, se puede dividir en cuatro grupos, como hace el doctor F. Pérez (1. c., p. 18): 308 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 1. Cráneos con apófisis yugular y sin apófisis mastoidea (solipe- dos, rumiantes, paquidermos, carnívoros.) 2. Cráneos con apófisis yugular y mastoidea (algunos roedores como Myocastor Coypus). 3.” Cráneos sin apófisis mastoidea y sin apófisis yugular (monos antropoides). 4. Cráneos con apófisis mastoidea y sin apófisis yugular (Homo sapiens). El Dr. Pérez supone que el desarrollo tan caracteristico de la apófisis mastoidea en el género humano, puede atribuirse al papel que en la fonación desempeña el músculo esterno-cleido-mas- toideo (1. c. p. 18). «Ne sait-on pas, en effet, que l'usage de la parole exige une expi- ration lente, tenuée Or, c'est en grande partie á ce muscle, innervé par la branche externe du spinal, qu'est dévolue cette action frena- trice sur les muscles expirateurs, Il y aurait matiére a une serie de considérations d'ordre téléologique sur lesquelles nous ne pouvons insister aujourd'hui.» Los solípedos (perisodactilidos), rumiantes (solenodontes) y car- nivoros poseen apófisis mastoidea, por lo tanto deben ser colocados en el 2. grupo y no en el primero, como lo hace el Dr. Pérez. Resulta de este cuadro comparativo, que la presencia de la apó- fisis mastoidea y la falta de la apófisis yugular, es sólo caracteris- tica del hombre. El estudio de la región mastoidea es de gran importancia en antropología física, permitiendo así su comparación en las distin- tas razas humanas. Estudios de esta región han sido hechos, pero en la raza blanca, faltando casi por completo los datos de esa región en la raza americana. Entre las observaciones «aisladas sobre la región mastoidea, en cráneos de raza americana, podemos citar los datos sobre el cráneo fósil de Arrecifes, procedente de la formación pampeana superior y conservado actualmente en el Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; sobre ese cráneo fósil, el Dr. R. Lehmann-Nitsche, que lo estudió, dice lo siguiente: «Las apófisis mastoideas mismas, más bien son pequeñas; las incisuras parecen como muescas hechas con un cuchillo afilado, y no como surcos cóncavos en los cráneos europeos; las crestas digás- tricas llamadas así por el Dr. F. Pérez, son enormes y representan una especie de peine grueso; el espacio entre ellas y la fisura occi- THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES 309 pito-mastoidea destinado á la arteria occipital también tiene la forma de una muesca, pero menos profunda y menos grande que la recién descripta. En cráneos americanos he encontrado con gran frecuencia la caracterizada forma de la incisura mastoidea ó digástrica, como también la cresta digástrica. Serían interesantes estudios comparativos. » Para ofrecer un material completo y homogéneo que pueda ser- vir de base para comparaciones posteriores, hemos hecho un estudio de la región mastoidea en los cráneos calchaquies, aprovechando todo el material que de esta tribu posee el Museo Nacional de Buenos Aires, siendo en número de 54 cráneos. Pero queriendo aumentar este número y elevarlo ála cifra redonda de cien, para dar así una mejor idea del valor relativo de una cantidad de ob- servaciones aisladas, y para completar la serie á cien cráneos, de los estudiados en el Museo Nacional de Buenos Aires, me dirigí al Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Létras donde continué mi estudio hasta llegar á esa cifra, aprovechando del ma- terial allí reunido por las últimas expediciones realizadas bajo la dirección de su director profesor Juan B. Ambrosetti. MÉTODO OPERATORIO. Los métodos que hemos seguido en nuestro estudio, son métri- cos y gráficos, y los explicaremos en el orden según el cual hemos confeccionado nuestros cuadros demostrativos, cráneo por cráneo. Número de orden. Como ya lo hemos explicado, hemos elegido exactamente 100 cráneos; únicamente, como podrá verse por los cuadros, del lado izquierdo figuran 98 cráneos, por causa de que dos de ellos no permitieron hacer un estudio completo, por tener éstos el lado iz- quierdo incompleto. Los cráneos los hemos enumerado 4 medida que los ibamos es- tudiando. 310 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Tribu. Todos los cráneos estudiados por nosotros, son atribuidos á los Calchaquies, la famosa nación que habitaba las regiones andinas, que son las provincias argentinas de Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy; desgraciadamente no se sabe con seguridad si esta tribu representaba un grupo lingúístico independiente, ó si pertenecía á otro gran grupo, por ejemplo al quichua. Tampoco está resuelto aún, la posición que los Calchaquíes ocu- paban bajo el punto de vista de su industria y civilización, pues mientras los unos los toman como zona de civilización indepen- diente, otros los ligan con la civilización quichua del antiguo Perú. Los trabajos iniciados en el país por los señores Adán Quiroga, Francisco P. Moreno, Samuel A. Lafone Quevedo, Herman ten Kate, Juan B. Ambrosetti, las expediciones del Museo de La Plata y las misiones científicas de Suecia y Francia (Erland Nordens- kjóld, Eric Boman, etc.), van á contribuir á llevar este problema á una solución satisfactoria, Con el tiempo se resolverá el problema calchaquí, que hemos trazado aquí en grandes rasgos, El material craneológico estudiado por nosotros, pertenece á una tribu homogénea bajo el punto de vista biológico. Vivía en el mismo ambiente andino, y del mismo modo, como la civilización de toda la región, presentaba rasgos generales de uniformidad en toda la longitud de la Cordillera. Los habitantes que la representaban parecían demostrar en su exterior una uniformidad relativa, quedando por lo tanto comple- tamente justificado, si rennimos como lo hemos hecho, los cráneos procedentes de regiones de un mismo ambiente en un solo cuadro bajo Ja denominación «Calchaquíi». Procedencia. Una tercera parte del material craneológico procede de Abra Pampa, provincia de Jujuy (33 cráneos); de La Poma, provincia de Salta, procede la otra tercera parte (33 cráneos); siendo los otros Ingares de procedencia los siguientes: Inca Huasi, provincia de Salta, con 8 cráneos; Amaicha, provincia de Salta, con 7 crá- neos; Hualfin, provincia de Salta, con 3 cráneos; Payogasta, pro- vincia de Salta, con 7 cráneos; Cachi, provincia de Salta, con 2 THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 31l cráneos; La Paya, provincia de Salta, con 1 cráneo; Fuerte Alto, provincia de Salta, con 6 cráneos. Todos los cráneos estudiados llevan una indicación exacta de su procedencia, por lo tanto no cabe duda sobre su autenticidad. Conservado. 54 de los cráneos estudiados se guardan en el Museo Nacional de Buenos Aires, y los 46 restantes que sirvieron para completar la serie, se encuentran, como hemos dicho, en el Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde existe un material mucho más numeroso, que podrá ser aprovechado en estudios ulteriores. Edad. La determinación de la edad de cada cráneo es aproximativa por ser algo difícil determinarla con exactitud. No queriendo dejar de lado ese dato de importancia, hemos to- mado para esa determinación, el estado de las suturas, la usura de los dientes y el grado del espesor de las paredes craneales, usando en la determinación de la edad, la nomenclatura usual en anatomía y antropología, que es la siguiente: inf. = infantilis; ad. = adul- tus; mt, = maturus; sen. = senilis. En el estudio hecho eliminamos, para no complicar la estadística, los cráneos infantiles. La nomenclatura propuesta por Riidinger no corresponde exac- tamente para la determinación de la edad en los cráneos ameri- canos, por cuanto está basada en el desgaste de la dentadura de los cráneos europeos; pero esto no corresponde á los cráneos ame- ricanos, por principiar en éstos el desgaste de la corona dentaria mucho más antes que en los cráneos europeos; este uso anticipado es debido probablemente á la diferencia de los alimentos que es- taban más ó menos mezclados con tierra y partículas de piedras procedentes de los molinos y morteros hechos de piedra, así como cenizas de plantas, ricas en sales de soda y potasa, como ser la llic- ta, que se usa en las provincias del norte para mascar coca, No obstante esto, nuestra determinación de la edad de los cráneos es- tudiados por nosotros, debe ser relativamente exacta. 319 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Transcribimos aquí la nomenclatura de Riidinger, que es la si- guiente: Inf. Desde el nacimiento hasta la salida de todos los molares definitivos. Juv. Desde la consolidación de la sutura esfeno-basilar hasta la salida de las muelas del juicio. Ad. El desarrollo de la dentadura es terminado y el gaste de la corona dentaria ha empezado, Mt. Continúa el gaste de la corona dentaria y la consolidación de las suturas. Sen. Atrofia completa del maxilar y de la mandíbula, especial- mente en los bordes alveolares, Sexo. La determinación del sexc era absolutamente imposible; un solo cráneo (N.* 5) llevaba en el catálogo la indicación del sexo mascu- lino. Siendo la determinación del sexo relativamente difícil y has- ta imposible en los cráneos tan estudiados y conocidos como son los europeos, cuánto más difícil será la determinación en las tribus americanas donde nos faltan por completo estudios referentes á ellos. Por lo tanto, preferimos llenar la columna destinada al sexo con un signo de interrogación, que no poner nuestra determinación personal. Deformación artificial. Es una práctica común en varias razas humanas, la deformación artificial del cráneo; no mencionamos aquí los distintos procedi- mientos empleados para efectuarla, ni los diferentes modos de de- formación, por no corresponder á este trabajo el hacerlo. Sólo mencionaremos las distintas formas de deformación y el número de cada una de ellas en los cien cráneos calchaquies que hemos estudiado. Una tercera parte (33 cráneos ) tienen deformados la frente y el occipucio que es la deformación fronto-occipital; ésta es la más común en los calchaquies, como en tantos otros pueblos andinos; dos de estos cráneos presentaban una plagiocefalia! iz- quierda (N.” 13, 14). La sola deformación frontal, que es, como 1 Abreviada en los cuadros con la letra p. THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 3LS siempre, muy rara, encontramos sólo en un caso el (N.” 5). También es rara la sola deformación occipital, que la hemos encontrado 3 veces (N.” 10, 24, 55) y entre éstos, uno (N.* 24), iba acompañado de plagiocefalia izquierda y otro de plagiocefalia derecha (N.* 55). La deformación circular la encontramos dos veces (N.* 26 y 28). Los restantes cráneos, ó sean 61, carecian de deformación artificial, ó á lo menos que no era visible para nosotros. Apófisis mastoidea. ALTURA EXTERNA, Para la determinación de la altura externa, colocamos la rama fija de la «glissiére» en la región de la espina supra meatun, de tal manera, que la rama estaba más ó menos paralela con el borde su- perior del arco zigomático; la rama movediza, la hicimos tocar con la punta de la apófisis mastoidea, representando así la altura, como la hemos tomado, una medida en proyección. ALTURA INTERNA. Es la distancia que media entre el fondo de la incisura digástrica y la extremidad de la apófisis mastoidea; esa distancia, la tomamos con el compás de espesor de la manera siguiente, colocando la ex- tremidad del brazo fijo en el fondo de la incisura y haciendo correr el brazo móvil de arriba abajo, hasta que se encontrase con la ex- tremidad de la apófisis. DIÁMETRO ANTERO-POSTERIOR. El diámetro antero-posterior lo tomamos con el compás de espe- sor, colocando la rama fija contra el borde anterior de la apófisis mastoidea, y el otro brazo lo haciamos correr, hasta la terminación de la incisura digástrica. DIÁMETRO TRANSVERSO. El diámetro transverso también lo tomamos con el compás de espesor colocando el brazo fijo contra la cara interna de la apófi- sis mastoidea y en la parte más baja, y en el brazo movedizo lo aplicamos contra la cara externa de la apófisis mastoidea de mo- do que los dos brazos estuviesen en el mismo plano, Ana. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1Ix. OcTUBRE 31, 1907. 22 314 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Las cifras minimas, medias y máximas de las cuatro citadas medi- das, las hemos reunido en el cuadro siguiente : 100 CRÁNEOS CALCHAQUÍES. DERECHO APÓFISIS MASTOIDEA Altura Altura Diámetro Diámetro externa interna ant. post. transverso Mi ati 18.5 (N.* 26) 2 (N.* 18) | 14.5 (N.* 95) 7 (N.. 49) Medio cds 25.7 9.3 22.9 11.6 MARIDO IS 33 ENZO) 6 NARDIN AA A OONSALO) IZQUIERDO Altura Altura Diámetro Diámetro externa interna ant. post. transverso MÍNIMO 1. 20 (N.* 89) 2.5 (N.* 6) 16.5 (N.* 89) 9) (N:289) MOTO a re 26.3 10 23.5 12.8 MEA e 34 (N.920) | 17 (NN. 74) | 31 (N.74) | 18 (N:%19) THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 315 Forma general. (No en el cuadro). Para dar mejor idea de la forma de las apófisis, hemos hecho di- bujos esquemas colocando el cráneo en la norma lateral derecha sobre la mesa, así es que la parte facial miraba hacia la izquierda, de modo que la apófisis derecha era vista por el costado interno y la izquierda por el costado externo. En los dibujos se representa la parte anterior por una A y la parte posterior por una P. La forma más general de las apófisis mastoideas es la de un trián- gulo en que el lado anterior es más ó menos perpendicular á la línea horizontal de Camper, siendo el lado posterior muy inclinado con relación á esa línea y por lo tanto mucho más largo que el lado anterior. La extremidad es en la mayoría de los casos redon- deada, presentando un radio de curvatura bastante grande con re- lación al tamaño de la apófisis. En algunos cráneos (muy pocos) la apófisis mastoidea termina en punta formando los lados anterior y posterior un ángulo agudo (fig. N.* 30 D, 36 D, 48 I, 88 D, 89 D, 95 D é 1). En la mayoría de los casos las apófisis mastoideas de ambos lados son muy semejantes, siendo la diferencia muy poca. En algunos cráneos son casi idénticos, presentando las mismas particularidades en el relieve de la superficie (fig. N.*” 79, 81, 100). Otras apófisis mastoideas tienen su extremidad muy redondeada, con un radio de curvatura sumamente grande (fig. N.” 10, 35, 39 D, 54 D, 61 D, 96, 100). Incisura digástrica. (No en el cuadro). La incisura digástrica también hemos dibujado en forma esque- mática; lo hicimos colocando el cráneo en la norma occipital. Es la incisura que se encuentra entre la apófisis mastoidea y la cresta Ó bula digástrica y que da inserción al músculo digástrico; este se dirige abajo y hacia adelante atravesando el músculo stylo hyoides, llegando asi á la parte superior del cuerpo del hyoides, donde se inserta por intermedio de un tendón que continúa por un segundo músculo que viene á ser el músculo digástrico anterior, siendo la otra parte el digástrico posterior. 316 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. El músculo digástrico anterior se dirige hacia adelante y arriba para insertarse en la cara interna de la mandibula y sirve para bajarla, cuando se contrae, tomando como punto de apoyo el hueso hyoides; el digástrico posterior que se inserta en la incisura del mismo nombre, sirve para elevar el hueso hyoides en los movi- mientos de la deglución. Las formas predominantes de la incisura digástrica en los crá- neos calchaquies estudiados por nosotros son las de una V ó una UÚ como podrá verse por los esquemas, y en la mayor parte de apertura estrecha! no permitiendo el alojamiento de un lápiz, habiendo excepciones, como por ej.: fig. N.” 4, 8, 13, 48 (F.1 D.) La incisura digástrica no siempre la encontramos en la base de la cara interna de la apófisis mastoidea, sino que la encontramos también situada en la extremidad de la apófisis (fig. N.” 49, 67, 84, 90). En algunos casos que hemos visto (fig. 54), la cresta digástrica estaba situada de manera tal, que á simple observación se podía confundir por incisura digástrica, á ésta juntamente con el surco de la arteria occipital, por ser la cresta digástrica muy poco pro- nunciada. También vimos en algunos cráneos, que el surco de la arteria occipital esté situado en la parte superior de la cresta digástrica (fig. 62). Cresta ó bula digástrica. En cuanto á esta particularidad, Le Double habla de la implan- tación en el labio interno de la incisura digástrica «d'une éminen- ce Osseuse en forme de demi amandea laquelle Zoja a donné le nom d'apophyse mastoide surnuméraire. Cette éminence qui modifie singuliéerement la forme de l'apophyse mastoide et que Zoja dit avoir rencontrée plusieurs fois, presente deux faces dont l'une re- garde en dehors, et autre en dedans, et un sommet plus ou moins dirigé en bas. Formée par une gaine de tissu osseus compact conte- nant des cellules agriennes communiquant avec celles de l'apo- physe mastoide ou avec l'antre petreux, elle mesure dans certains cas deux centimétres de longueur d'avant en arriére, 8 a 9 mm. de hauteur et 7 mm. de circonférence á sa base. » 1 «Como si fueran hechas con un cuchillo afilado». Dr. R. Lehmann-Nitsche, ep: á. THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 37 «Depuis 1864, époque ou Zoja a appelé l'attention sur cette ano- malie, Legge et Humphry ont vu, le premier l'apophyse mastoide divisée en deux, le second la levre interne du digastrique renflée et creusée d'une cavité communiquant avec les cellules mastoidiennes.» El conde de Spee cita un trabajo de Corner que también por su parte describe esa particularidad con el nombre de apófisis paramas- toidea. El doctor Pérez al fin dió al carácter osteológico en cuestión, el nombre de cresta ó bula digástrica según su forma. En algunos casos (N.” 28 I, 49 D, 67 D, 84 D, 90 D) la cresta ó bula es tan desarrollada que casi alcanza ó iguala á la apófisis mas- toidea; en los casos más exagerados (N.” 67 y 90 D) bien puede hablarse de una apófisis mastoidea supernumeraria. La cresta ó bula digástrica está situada detrás de la cara interna de la apófisis mastoidea, separada de ella por una incisura que es la digástrica; según que la forma sea la de una cresta ó una bula, siendo más común en los cráneos calchaquies la primera, se llama cresta ó bula digástrica. Por el lado interno de esta proeminencia encuéntrase otra incisura que sirve para alojar á la arteria occipital y que lleva el nombre de surco de la arteria occipital. Por el cuadro siguiente podrá verse, tanto en el lado derecho como en el izquierdo, la falta de esa proeminencia ó presencia de cresta ó bula: 100 CRÁNEOS CALCHAQUÍES. Derecho Izquierdo O A og da 72 69 BUS A sa Sie 24 25 A A e e 4 4 Mal aio 100 98 A a O 9 100 Se ve, por lo tanto, que las crestas son más comunes que las bulas en los cráneos calchaquies, siendo estas últimas en la proporción de 1: 3. 318 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. La falta de esta proeminencia, sólo era en 4 cráneos (N.” 30, 48, 52, 100) para el lado derecho y (N.o 48, 52, 63, 66) para el lado izquierdo, de modo que los cráneos números 48 y 52 carecían de bula ó cresta de ambos lados. Los números 30 y 100 les falta la bula ó cresta del lado derecho y á los números 63 y 66 en el lado izquierdo. Espina supra meatun. Encuéntrase en la parte postero-superior de la entrada del canal auditivo. No en todos los casos existe, pues como podrá verse en los cuadros pag. 321, se nota la falta de ella en algunos cráneos. En los cráneos donde existe su presencia es más ó menos pronunciada, habiendo casos en que es apenas visible, ó en cambio está muy bien pronunciada. Hemos distinguido 4 categorías, que son: Falta, Poco, Bastante y Bien. El plano en que se encuentra la espina supra meatum, forma en la generalidad de los casos, un ángulo de 40 á 50% con el plano que pasa por la parte inferior del maxilar y del canal auditivo. Su longitud es también variable, estando com- prendido entre medio milímetro á seis milímetros su longitud. Cuando la espina está bien pronunciada, deja entre ella y el tempo- ral un espacio bastante grande. El borde de ella es algunas veces filoso y en algunos casos con ondulaciones, ó sino el borde es redondeado; también suele presentarse bajo forma de una pequeña proeminencia ó cresta. Detrás de ella encuéntrase la zona de Chipault, que pasaremos á describir. Zona de Chipault. Preséntase bajo forma de unos pequeños puntos cóncavos, abar- cando una extensión más ó menos grande. Su presencia puede faltar como podrá verse en los cuadros adjuntos (pág. 321). En los casos en que existe, su presencia puede ser más Ó menos pronun- ciada, según que sean los puntos poco ó bien marcados y abun- dantes. De ahí que hemos dividido en cuatro grupos, según que falte ó que esté pronunciado; esos grupos, como podrá verse en los cuadros, son los siguientes: Falta, Poco, Bastante y Bien. En dos cráneos hemos observado una particularidad que es la si- guiente: el cráneo N.” 97 presenta en la zona de Chipanlt izquierda un agujero de un milímetro de diámetro, y el N.” 100 presenta THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 319 también en la zona de Chipault izquierda un agujero, pero no tan grande como en el caso del N.” 97, siendo en ambos casos apenas pronunciada la zona de Chipault. Surco de la arteria occipital. El surco de la arteria occipital es una incisión larga y estrecha, pudiendo ser corta en algunos cráneos, que sirve para alojar á la arteria anteriormente nombrada. Encuéntrase en la parte interna del lado de la bula ó cresta. Ese surco puede faltar, como en los cráneos donde existe ser más ó menos pronunciado, por lo cual hemos dividido también en cuatro las categorías que son: Falta, Poco, Bastante, Bien. Foramen mastoideo. Son unos agujeros que se encuentran en el temporal y en el oc- cipital, que sirven para dar paso á la arteria occipital. Estos agu- jeros pueden faltar ó encontrarse en número de 1, 2, 3, etc., siendo su situación variable y pudiendo encontrarse todos en uno de los huesos anteriormente nombrados ó en ambos, ó también estar to- dos ó parte de ellos en la sutura de ambos huesos. En los cuadros podrá verse el número de ellos y su situación por los signos siguientes: en la región mastoidea por una m, en la región occipital por una o y en la sutura de ambos huesos por una m + o. El número de los forámenes mastoideos de los cráneos calcha- quies estudiados por nosotros es de 134 para el lado derecho y 133 para el lado izquierdo, repartido de la siguiente manera: 100 CRÁNEOS CALCHAQUÍES. | Derecho Izquierdo a AO AAA 12 7 O A a O 46 53 A RR 38 34 A y Ta al 4 4 100 98 320 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. En cuanto á su ubicación están repartidos de la manera si- guiente: Derecho | Izquierdo Eegión magboided occ. ems inidarha | 97 98 > occipital meo. TON 6 | 4 Sutura del occipital y temporal..... ... | 31 | 31 | 134 | 133 Por el número de los forámenes en ambos lados de un mismo cráneo, pueden éstos dividirse en los siguientes grupos: Falta ten ambos Mados tocan ro aa ra IO e 4 Rastersolo dado der lor aa 2 > > O LAO Eo A O O o rob. 5 > » 7 der LOS A e A An A 1 > > SAO el de > > der SO o io 0 > > e SOT o SS e ANA 1 A E os A O de O eE 29 > > O A ic les eS AA e E e 17 > ado der TEORIA RS 14 > > der Ion Za O OL e a 1 > E 0 po La 1 lo Ca e E ls e ds, 17 > FLO PELOTA der MOB e O ARA Aa 2 > Eder" 42 TORES 2 IS LORA A IA 2 > > 2q ¿2 Loro der O A as 2 98 Como se ve, es en la región mastoidea, donde están colocados la mayor parte de los forámenes, siguiendo en orden de importancia la región de la sutura. Como podrá verse también en el cuadro, la mayoría de los crá- neos presentan un solo foramen, siendo en número de 46 sobre 100 para el lado derecho y de 53 sobre 98 para el lado izquierdo. Son muy pocos los cráneos que poseen en la región mastoidea 3 forá- menes. Lo más común es de tener foramen en ambos lados; contamos 29 de ellos sobre 98, siguiéndole después en orden de importancia THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. TAN los que tienen 1 foramen de un lado y 2 de otro en número de 31 sobre 98 repartidos en la forma siguiente: ado:derecho,1. for. ladorizqk2 torio. sido ia 14 Hadorderecko2 for, lado: Iaduk LO... somero oe da ale yo 17 31 Después siguen los cráneos que tienen 2 forámenes en ambos lados, que son en número de 17. Para las demás combinaciones no hay más que ver el cuadro. Reasumimos los datos anteriores en el cuadro siguiente: 100 CRÁNEOS CALCHAQUÍES. DERECHO | IZQUIERDO : 3 | - | 3 Y] 5H ' ==] A qa | == E qa Wal ad 8 des | 283 | 3%8 | dos | Sus Ses 03% | SS 33 27 2 3. q | N Ls] 39 n= > Si pa > 3 E A, E == nZ9 ¡ES S ns la] | o o 2 S o oo Y | 3 n 3 A A A 14 | 16 18 17 DOGO ae > 33 39 A! 32 | 46 25 Bastante........ 31 | 2 ANA 29 20 45 | e O CO O a E O E | | | | A A O PT 100 | 98 98 98 - Podrá verse que la espina supra meatum está equilibrada en ambos lados en cada uno de los grupos, mientras que la zona de Chipault falta muchas más veces del lado.derecho que del lado izquierdo, y en cuanto al surco de la arteria occipital también está equilibrada en ambos lados, haciendo excepción el cuarto grupo en que hay del lado derecho más casos de estar bien pronunciada que del lado izquierdo, 322 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Fisura petro-escamosa externa. (No en el cuadro. ) Los casos en que hemos observado esta anomalía, son los si- guientes: Cráneo NN. ll io Restos lado derecho > A O Aaa > > izquierdo > SA AS > > derecho A O > » derecho é izquierdo > > TM A AS > » izquierdo > AIDA ASS: die > » derecho é izquierdo Son 6 casos repartidos asi: Baraiecltlado derecho 2 Para el lado izquierdo... oo... mac.» 2 Para ambos lados Los restos de la sutura se encontraron siempre en el medio de la apófisis mastoldea. COMPARACIONES. Para comparar las cifras medias obtenidas por nosotros en nues- tros cráneos calchaquies con las de otras razas, aprovechamos los datos que se hallan en los ya citados libros de Le Double y Pérez, que únicamente eran los que teníamos en nuestro poder. Trataremos nuestras comparaciones en el mismo orden observa- do en nuestro plan de estudios. Apófisis mastoidea. ALTURA EXTERNA, Derecha Izquierda Autores 25.17 25. 0 Bezold 25.76 23.57 Okada 25. Y 26. 3 Thibon Las cifras obtenidas en estas investigaciones independientes, son extraordinariamente iguales. Solamente observamos que en los e THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 3923 cráneos europeos estudiados por Bezold y Okada, el costado dere- cho es un poquito mayor que el izquierdo, mientras que en los Cal- chaquies, lo es el izquierdo y en grado más notable. ALTURA INTERNA. La distancia que nosotros llamamos altura interna, la hemos medido de la misma manera que Zoja su altura ó largura; éste es- tudió 100 cráneos y 66 cadáveres de europeos de 24 4 72 años, habiendo obtenido las cifras siguientes que al mismo tiempo com- paramos con las nuestras. Zoja Thibon (Europeos) (Calchaquíes) ¡Elo mbres iaa e 12.6 — Mujeres tos Ptas co 12.8 —- MD aos 13.5 9.3 ooo a SAO b, 11.0 10.0 Es por lo tanto el costado derecho el mayor en los cráneos euro- peos y de un grado notable con respecto al izquierdo (13.5 resp. 11.0) mientras que en los cráneos calchaquies, es el izquierdo el mayor, pero siendo su diferencia no tan pronunciada (9.3 resp. 10.0). DIÁMETRO ANTERO POSTERIOR, Los términos medios de los cráneos calchaquies, 22.9 para el cos- tado derecho y 23.5 para el costado izquierdo, no pueden ser com- parados con las cifras correspondientes de los cráneos europeos estudiados por Hartmann, Okada y Pérez, los que han tomado esta medida desde la espina supra meatum al borde posterior y que por consiguiente han obtenido valores mayores. NA. 26.7 mm DEA da A AE aa MESS 29.31 derecho izquierdo VA A A E td E qe 35 324 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Cresta ó bula digástrica. Las últimas cifras estadísticas con que podemos comparar los nuestros son las del Dr. Pérez; su cuadro es el siguiente, al cual agregamos el porcentaje: Pérez Thibon Cresta pequeña............ 20 en 120 = 16.7 lo) +43.4 11.5 Cresta saliente ............ 32 en 120 — 26.7 o) Bula pequeña ass 15 en 120 — 12.5 olo) r45.8 24.5 Wo Bula Sande anos boands 40 en 120 — 33.3 0%] Palta 13 en 120 — 10.8 %o 4 o Total ase 120 100 100 Se ve en este cuadro una diferencia bien notable, que tal vez pueda ser atribuido al modo de la determinación individual de la particularidad en cuestión, Según ese cuadro estadístico, se nota que la cresta es lo que pre- domina en los Calchaquies con un 71.5 %,, mientras que en los Europeos es la bula la que existe en mayor cantidad, siendo su excedente muy poco con respecto á la cresta (45.8 Y, y 43,40 9, respectivamente), pudiendo decirse que la cresta y la bula están casi en número iguales en los Europeos lo que no pasa en los crá- neos calchaquies, donde la cresta y la bula guardan una propor- ción de 3 á 1. Puede ser muy bien que esa mayoría de cresta sea un carácter de raza. Espina supra meatum. Los siguientes autores la encontraron sin distinguir su grado de desarrollo, en el siguiente número: Kieselbachuscindoa a. S2 veces en 100 cráneos SChulizen a ada 109 a > 120 > Okada y Lenoir...... 96 > > 100 > MIDI 83 > > 100 > ' THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 325 El primero que distinguió su grado de desarrollo es Pérez en la estadística siguiente: Bien aparente......... 24 veces en 120 cráneos Casi no aparente...... 21 » >» 120 > » Falta tores sti pilo 13 > » 120 > En forma de cresta... 6 > » 1920 > Si adoptamos nuestra estadistica ya comunicada en la página 321 á la del Dr. Pérez, y si calculamos en esta última el porcentaje, tendremos el siguiente cuadro: Pérez Thibon Bien aparente ............. | 61.7 % 50.52 lo Casi no aparente.......... | 22.5 o 32.82 lo PARA da ca 10.8 o 16.66 %o En forma de cresta....... ! 5.0 oo | | 100.00 % | 100.00 % En investigaciones de esta clase, donde las estadisticas son hechas según apreciaciones individuales, siempre se encontrarán diferencias más ó menos notables. La «forma de cresta», tomada por Pérez en su estadística, la hemos observado, pero no separado especialmente. Foramen mastoideo. Sperino y Le Double observaron que en número de 712 cráneos, el foramen mastoideo faltaba de la manera siguiente: Sperino y Le Double Thibon En ambos lados en 16 cráneos — 2.2 %lo 4.08 lo A la derecha en 9 > == 1:2 Wo 7.14 Olo A la izquierda en 21 > = 249 “9/0 3.06 o 46 6.4 oo 14.28 lo Por las citadas estadísticas á las cuales hemos agregado la de nuestros cráneos calchaquies, resulta que en estos últimos la falta 326 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. de los forámenes es un poco mayor que el doble de los estudiados por Sperino y Le Double, faltando más veces (7,14 Y, ) á la dere- cha solamente, mientras que en los Europeos es donde falta menos. La duplicidad del foramen es menos numerosa y la triplicidad rara; Le Double dice haberla encontrado 3 veces (2 veces de un solo lado y 1 de ambos lados) entre 200 cráneos. Nosotros la encontramos 8 veces entre 100 cráneos, todos de un solo lado, 4 veces para el lado derecho y 4 veces para el lado izquierdo. Sutura petro-escamosa externa. En los 6 casos (4 unilaterales y 2 bilaterales) la sutura era con- servada en la parte media de la apófisis mastoidea. Como nuestra estadistica calchaqui (6 %/,) es sumamente elevada, no sabemos si puede ser comparada con las de los otros autores que cita Le Double: 1 cráneo de adulto entre 760 según Legge 15 > > » 300 > Kirchner 3 > > » 200 > Le Double 19 1260 =1.5 “lo Por esta estadística se ve, que la sutura petro-escamosa externa es mucho más frecuente entre los Calchaquies que en los Europeos. Es curioso que en nuestro material calchaqui cuatro de los cerá- neos (N.* 55, 63, 71, 73) proceden de una serie relativamente peque- ña, y podría ser entonces que se tratara de un carácter local, OBSERVACIONES. Creemos conveniente citar todos los métodos que fueron adopta- dos por los investigadores anteriores en el estudio de la región mastoidea y que nosotros por diferentes causas no hemos seguido. Aunque de esta manera nosotros nos hemos privado de algunas cifras comparativas porno haber seguido el mismo método, lo jus- tificamos por cuanto los métodos que hemos elegido nos parecen mejores, porque los puntos de salida, en nuestras medidas, pueden ser encontrados más fácilmente por aquellas personas que desean continuar esta clase de investigaciones. Las medidas que difieren de las nuestras son las siguientes: - THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 327 Diámetro antero-posterior de la apófisis mastoidea. Desde la espi- na supra meatum hasta el borde posterior (Hartmann, Okada' Pérez). La espina supra meatum no nos parece ser un punto de salida que más bien permite determinaciones individuales; efectivamente, las cifras obtenidas por dichos autores, varían bastante entre si. Situación del foramen mastoideo. Relación del foramen mastoi- deo á una línea trazada de la comisura externa del ojo hasta la pro- tuberancia occipital externa (Okada). De interés quirúrgico, no hemos tomado en consideración este método. Ancho de la apófisis mastoidea. Dista esa desde la extremidad posterior de la incisura digástrica hasta la extremidad posterior de la espina timpanal de Poirier (Zoja). No lo hemos medido. Espesor de la apófisis mastoidea. Desde el medio de la línea ho- rizontal externa hasta la extremidad de la apófisis (Zoja). Tampoco la hemos medido. Altura aurículo-mastoidea, ó la altura entre la extremidad de la apófisis y el nivel de la raíz posterior del arco zigomático (Broca). No lo hicimos. CONCLUSIONES. De los estudios hechos por nosotros de la región mastoidea de los cráneos calchaquies y comparados con los cráneos estudiados por otros autores, deducimos lo siguiente: dls La apófisis mastoidea de los cráneos calchaquies es mayor del lado izquierdo; en los europeos lo es del lado derecho. PL. La altura interna de la apófisis mastoidea es menor en los cráneos calchaquies, y en cuanto á los costados, es más alto el izquierdo, mientras que en los europeos es el derecho. TIT. La cresta digástrica predomina en los cráneos calchaquies, mien- tras que en los europeos es la bula. qa Los forámenes mastoideos faltan en mayor cantidad en los crá- neos calchaquies; en cuanto al lugar que faltan más veces, es en el lado derecho para los calchaquies, mientras que en los europeos, es en ese lado donde faltan menos. v. La sutura petro -escamosa externa existe muchas más veces en los cráneos calchaquies. VI. Los cráneos calchaquies son bajo los citados puntos de estudio todo lo opuesto á los cráneos de los europeos. FERNANDO THIBON. ES BIBLIOGRAFÍA. Graf Spee, Handbuch der Anatomie des Menschen, herausgegeben von Karl von Bardeleben, Skeletlehre, zweite Abteilung: Kopf, von F. Graf von Spee. Jena, 1896, p. 165-175, 221-222, Le Double, Traité des variations des os du cráne de l'homme et de leur signification au point de vue de l'anthropologie zoologi- que. Paris 1903, p. 333-337, xv. Pérez, Oreille et encéphale. Etude d'anatomie chirurgicale. Buenos Aires, 1905. Lehmann-Nitsche, El cráneo fósil de Arrecifes, provincia de Buenos Aires, atribuido á la formación pampeana superior. Publica- ciones de la Sección Antropológica de la Facultad de Filoso- fia y Letras de la Universidad de Buenos Aires, N.* 11, 1907, p. 4-8. Rúdinger, Die anthropologischen Sammlungen Deutschlands, X, Múnchen, Braunschweig 1892, p. x. AwvaL. Mus. Nac. Bs. Ás., Ser. 3%, T. 1x. OcruBre 31, 1907, 23 APÓFISIS MASTOIDEA E INCISURA DIGÁSTRICA DERECHO. IZQUIERDO. EA MY SN MV 0 Y Ma ZN DIR LAS Mm —/ L e] 4 A AA ¡eS 03 9 Y 307 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DERECHO: IZQUIERDO, > a 3 Les 399 THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. IZQUIERDO. DERECHO. a q MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 334 IZQUIERDO. DERECHO he ¡NI 339 THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. DERECHO. IZQUIERDO) A: A p 336 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DERECHO. IZQUPERDO: 391 CRÁNEOS CALCHAQUÍES. THIBON: [ZQUIERDO. DERECHO. 338 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DERECHO. IZQUIERDO. Incisura digástrica cresta digástrica sur. art, occ. THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 339 DERECHO. IAQUIERDO: 4 Cresta Cresta INF, art. Occ. paa art, oce. Sad M M E incisura A E dr digástrica A A gastrica! 4 Yo AS M A M LAS haabd MA A ds v..Us A L De 3 va ed 340 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DERECHO: IZQUIERDO. THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. 341 DERECHO. IZQUIERDO. 67 % L A P A 7 ARTE SUYA ua 69 Ñ RS Mm| A E NO 342 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. y IZQUIERDO: 343 THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. DERECHO. IZQUIERDO. E 344 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DERECHO: [QUITERDO: <= E THIBON: CRÁNEOS CALCHAQUÍES. DERECHO. [ZQUIERDO. incisura digástrica arteria occipital 345 346 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DERECARO: IZQUIERDO 3 ea Apófisis mastoidea 3 = po E ES 3 2% E He a oslos oB de sa | sa SS Als 18: 138| $3 | $| 38| 3" 2 ETE EA Dn 27 | 10 | 25 112,5] Bula | falta | falta”| poco | 2 22 | 8 | 26 |15,5/¡Cresta| falta | falta | bien A! +0/25,5 12 [25,5 15,5) Bula | poco | poco | falta | 3 21 | 85 24 | 10 | Bula | falta | falta | bast 1 l-o | 29 | 10 |27,5| 15 [Cresta| bien | poca | bast. | 1 24 | 2,5 23 | 10 | Bula | poco | falta | poco | 1 24,51 10 |23,5| 13 ¡Cresta| poco | poco | bast 2 Ho [25,5 11,5 19 | 12 | Bula | poco | poco | falta | 1 Ho l|25|11 | 21 | 11 ¡Cresta| poco | poco | poco | 2 31,5 11 | 25 |16,5/¡Cresta| bast. | bien | bien ll 27,51 15 |25,5| 11,5/Cresta| bast. | bast. | falta | 2 26 | 11 | 23 | 12 [Cresta| bien | poco | bast. | 1 o| 24, 4|19,55| 11 | Bula | bien | bien | bast. | 2 32 | 14 | 24 | 14 Cresta| bast. | poco | poco | 2 Ho|81|10/|27,5 14,5 Bula | bien | bast. | bast. | 1 | 95 | 10 | 21 | 11 [Cresta| poco | falta | bast. | 1 | 28,51 12 |25,5| 13 [Cresta | bast. | poco | poco | 1 (965 11,5 26 | 15 Cresta| bast. | bien | bien | 1 | 33 |18|26 | 18 | Bula | bast. | bast. | bast. | 1 101 34 | 13 | 27 | 16 [Cresta| bien | bast. | poco | 2 Ho|24 | 9,5 23,5] 11 [Cresta] poco | poco | poco | 2 | 25,51 8 | 23 |10,5| Bula | falta | poco | poco | 1 25 | 6|26 | 11 'Cresta| bast. | bast. | bien 3 27,5) 15 | 28 | 9,5] Bula | bien | falta | falta | 1 31 | 14! 28 | 14 ¡Cresta| bien | bien | poco | 2 20,5, 7,5 21 | 10 | Bula | poco | poco | bast. | 0 22,51 7,5 21 |11,5[Cresta| falta | falta | bast. | 2 ll m.|28,5 11 [27,5 12 [Cresta] poco | poco | bast. | 2 25 | 8,5/26,51 11 | — - =- =— |— 24,51 11 | 19 | 11 [Crestal poco | poco | falta | 1 Lo [12251 8,5 21 | 12 | Bula | bast. | poco | poco | 1 | 24,5 10,5 20 | 12 | Bula | poco | falta | bast. | 2 | 27 | 10 | 22 | 13 [Cresta] falta | poco | bien 1 24 | 8| 22 | 14 [Cresta] poco | falta | poco | 1 91 | 6,5 20,5 11,5 Cresta] poco | poco | bast. | 1 1m.|32 | 14 | 29 | 14 [Cresta| bien | falta | bien 2 30 | 13 (97,5 11 [Cresta| bast. | poco | bien 1 23,5| 8,51 20 | 11 ¡Cresta| bien | bien | bast. | 1 28 [10,5 24 | 12 (Cresta| bast. | poco | bast. | 2 29 | 10 | 22 |12,5|Cresta| poco | poco | poco | 1 26,5) 11 | 25 | 12 [Cresta| bien | bien | bast. | 1 | 25 8 |21,5| 13 ¡Cresta| bast. | bast. | bast. 1 299 | 12 | 26 | 14 |[Cresta| bien | bién | bast. | 1 1m.|(215| 8|26 | 11 [Cresta| bast. | poco | bast. | 2 1m.|22 | 10 | 23 | 11 [Cresta| poco | poco | poco | 3 ) 294 | 9|97 | 13 ¡[Cresta| bast. | falta | bast. | 1 11lm.! R| R/|225| 10 ¡(Cresta| bien | bien | bien 2 198 115 | 24 110,5| falta | bast. | bast. | falta | 2 29 | 10 | 25 | 11 ¡Cresta| poco | bien | bast. | 2 27,51 10 |24,5| 11 [Cresta] bast. | bien | bien 3 Foramen mastoidea Situación 2m. +0 lm. +0 l1m. +0—2m. l m. Jm. 1 m. 2 m. lm.+0 lm.+0>—1m. 2 m. l1m.+0—1lm. Aa. 2m. +0—1m. 1-m; 2 m. O 2 m. 1m.+0-—1lm. 1 m. lm. +0 2 m. lm.+ 0 1 am, ae bm. +. == 1m. 1. m: 1m. +0 1m.+0—1m. LM: 1m-Ñ3-0 ka 0 1 mm: 1m.— 10 1m. +0—2m. 1m. +0 10— “1 m. 2 m. 2 m. 3 m. 3 DERECHO IZQUIERDO 3 E 3 = z o F Apófisis mastoidea | 2 =l ez 5 Foramen mastoidea Apófisis mastoidea a 8 E Foramen mastoidea 5 Tribu Procedencia Conservado Edad | % 3 le A Ba El EE Ele, E 3 Elo . E osleg| > E 123 | 22] A es A ON O 2 0 Ea a aa E E el [E aBlsalSE [55 3 | 5 [5 | 23 |8 E $ |EslSaleslós| $8 “Elo 158 18 Situación. [83 [858% 85 | $9 | “E |“ | 38 [8 Situación E | OCA A EL E E Z | ñ 2 | ñ -Huasi (Salta) | M. N. BA. N.* 60 | mt |? no 27 | 9,5| 25 |13,5/ Bula | falta | falta | poco | 1 1—o 27/10/25 |12,5| Bula | falta | falta“| poco | 2 2m.+0 a ena Lote > ( e » » 67 | mt |? | fr.occ.| 23 | 9| 24 | 15 [Cresta| poco | poco | bien 1 1 m. 22 | 8 | 26 [15,5|¡Cresta| falta | falta bien 1 lm. 8 o 3 » » » >» D7| mt ? | fr.oce. | 25 | 10 |24,55/14,5/Cresta| bast. | poco | falta | 2 |1m.—1m.+0/25,5| 12 [25,5 15,5) Bula | poco | poco | falta 3|1m.+o0—2m. 4 e » » » B9| sen |? |fr.occ.|25| 4|23,5| 12 | Bula | falta | falta | bast. | O o 21 | 3,5 24 | 10 | Bula | falta | falta | bast. 1 lm. 5 -, ss » » 2| ad | 11 29 | 8|27 | 14 [Cresta| bien | falta | bien 2 | 1m.—1m.+o| 29 | 10 |27,5| 15 [Cresta] bien | poca | bast. | 1 lm. 6 » » » >» 64 | sen |? no 27,5) 6,5|23,5| 10,5/¡Cresta| poco | falta | poco 1 1 m. 24 | 25 23 | 10 | Bula | poco | falta | poco 1 1 m. 7 » > » » 65 | mt |? | fr.oce. | 24 | 9|24 | 13 [Cresta] falta | poco | bast. | 2 2 m. 24,5] 10 [23,5 13 [Cresta| poco | poco | bast. | 2 2m. 8 > Amaicha (Salta) > » 73| ad |? | fr.oce. | 26 [10,5 19 | 12 | Bula | poco | bien | falta | 2 | 1m.—1m.+o [25,5 11,5/ 19 | 12 | Bula | poco | poco | falta | 1 1m.+0 9 » Inca-Huasi (Salta) » » 72 |mt-sen| ? no 26 | 12 | 22 | 12 [Cresta| poco | poco | poco | 2|1m.—1m.+po|25|11|21 | 11 ¡Crestal poco | poco | poco | 2|1m.+o—1m, 10 > Hualfin (Salta) » O E OCC. 30 | 12 | 27 |16,5/Cresta| bast. | bien | poco | 1 1 m. 31,5 11 | 25 |16,5/Cresta| bast. | bien | bien 1 1 om. 11 » Amaicha » » 7O| ad |? |fr.occ. [25,5 11 |25,5| 12,5¡Cresta| bast. | bien | falta | 2 2 m. 27,5| 15 | 25,5] 11,5/Cresta| bast. | bast. | falta | 2 2 m. 12 > Hualfin » » 74 |mt-sen! ? no 26 | 11 |22,5 10,5/Cresta| poco | poca | poco 1 1m. 26 | 11 | 23 | 12 [Cresta] bien | poco | bast. 1 1 m. 13 2 Cachi » » 78 ad 2 lfr.ocep.iz.| 21,5) 2 | 21 |10,5 Bula | bien | bien | bast. 2|1m.—1m.+o| 24 4 |19,5/ 11 | Bula | bien | bien | bast. 2 2m. 14 » Hualfin » » 76| mt 2 Ifr.oce.p.:iz.[ 30,5) 14 | 24 | 14 Cresta! bast. | poca | bast, 2 1m.—1lo 32 | 14 | 24 | 14 [Cresta| bast. | poco | poco 2|1m.+o0o—1m 15 » Amaicha » >» “7 | sen |? no 30 | 12 | 31 | 15 [Cresta| bien | poca | bast. | 3|1m.—2m.+o|31 | 10 27,5 14,5 Bula | bien | bast. | bast. | 1 1 m. 16 » » » » 79 | sen |? no 26 | 11 [23,5] 11 [Cresta| poco | falta | bast. | O o 25 |10| 21 | 11 [Cresta] poco | falta | bast. | 1 1 m. 17 > > » A a no 28 |110,5/ 26 | 13 ¡Cresta| poco | bast. | poco | 2 2 m. 28,51 12 |25,5| 13 [Cresta| bast. | poco | poco | 1 1 m. 18 >; E » » 85 | mt ? no 26 |10,5/25,5| 13 [Cresta| bast. | bien | bien 2 2 m. 26,51 11,5 26 | 15 [Cresta| bast. | bien | bien 1 1m.+>0 19 » > » » 83 | mt ?2 | fr.occ. | 38 | 183 |26,5| 16 | Bula | bien | bast. | poco 2 2 m. 33|13|26 | 18 | Bula | bast. | bast. | bast. 1 lam 20 > Poma » > 106 | mt ? no 33 |13|27 ¡ 16 [Cresta] bien | bast. | falta | 3 [Im.—1m.40—10| 34 | 13 | 27 | 16 [Cresta| bien | bast. | poco 2 2 m. 21 > Cachi » » 105 | mt de no 26 |10|21|13 | Bula | bast. | bast. | bast. 2|[1m.—1m.+0| 24 | 9,523,5| 11 ¡Cresta| poco | poco poco 2|1m.—1m.+o 22 » Abra Pampa (Jujuy) > » 52] ad ? no 22,5 9/23 | 11 | Bula | falta | poco | bast. | O o 25,5 8 |23 [10,5] Bula | falta | poco | poco 1 1 om. 28 » » » » 47 | mt |? no 27,51 5,5| 25 | 10 ¡Cresta| bast. | poco | bien | 0 o 25| 6/26 | 11 ¡Cresta| bast. | bast. | bien 3|2m.+0>—1m. 24 » » » » 49| ad |? Jfocc. p.iz.| 27,5 13 | 22,5] 10,5/ Bula | bast. | falta | falta | 1 1 m. 27,5) 15 | 28 | 9,5] Bula | bien | falta | falta 1 1 m. 25 » » » A a no 29 | 14 | 26 | 14 [Cresta] bien | bien | bast. | 1 los 31 | 14 | 28 | 14 ¡Cresta! bien | bien | poco | 2 2 m. 26 > > » >» 45 mt |? circ. [185 6 | 19| 9 | Bula | falta | poco | bast. | O o 20,5 7,5) 21 | 10 | Bula! poco | poco | bast. | 0 o 27 » » » » 54 | mt |? | fr.occ, | 22 | 6,5| 21 | 9,5 [Cresta] falta | falta | bast. | 1 1 m. 22,5| 7,5] 21 |11,5/Cresta| falta | falta | bast. | 2 2 m. » » » » 44 | mt |? circ. | 28 | 10 | 28 | 11 [Cresta| bast. | bast. | bien 2 [1m.3+0—1m.|28,5| 11 [27,5 12 [Cresta| poco | poco | bast. | 2|1m.+o0—1m. » > > » 46 | mt [2 no 25 | 11 | 28 [12,5/Cresta| bien | poco | bien 2 2 m. 25 | 8,5/26,5/ 11 | — = = == = » » » » 1| ad |? | fr.occ. |24,5/12,5| 22,5 10 | falta | poco | poco | falta | 2 2 m. 24,51 11 | 19 | 11 (Cresta! poco | poco | falta | 1 1 m. » » » > 2 | sen |? no 25,51 9/|21|12 | Bula | bast. | falta | bast.| 2 | 10-—1m. + o [22,5] 8,5 21 | 12 | Bula | bast. | poco | poco | 1 lm.+o » » » » 87 ad | no |26,5| 10 | 20 f11,5/ Bula | poco | falta | bast. | 1 1 m. 24,5 10,5| 20 | 12 | Bula | poco | falta | bast. | 2 2 m. » » > » 4 | sen |? no 26,5, 10 | 22 | 18 [Cresta| poco | poco | bien 1 1 m. 27 | 10 | 22 | 13 [Cresta| falta | poco | bien l 1m.+0 » » » » 5| mt |? no |21,5| 7| 21 | 15 ¡Cresta| bast. | falta | bast. | 1 1 om. 24 | 8 | 22 | 14 [Cresta| poco hata poco | 1 1 m. » » » A O no 23| 8|20,5| 11 [Cresta| poco | poco | bast. | 1 1m.+0 21 | 6,5 20,5 11,5¡Cresta| poco | poco | bast. | 1 1 om. 5 Aa » » > Toa E no — | — ¡295| 14 [Cresta] bien | poco | bien 2|1m.+o—1m.|32| 14 | 29 | 14 [Cresta| bien | falta | bien 2(1m.40—1m. » » » » 8| sen |? no 29 | 11 | 2 |11,5/Cresta| bien | bast. | bien | 2 2 m. 30 | 13 [27,5 11 ¡Cresta| bast. | poco | bien | 1 1 m. > » » » Nadir no 26,5, 9|20 | 11 | Bula ¡ bast. | bien | poco | 1 1 m. 23,51 8,5 20 | 11 [Cresta] bien | bien | bast. | 1 l1m.-+o » » » > O ad no 25 | 10 | 24 | 13 ¡Cresta! bast. | bast. | poco | 1 1 m. 28 [10,5] 24 | 12 (Cresta| bast. | poco | bast. | 2|1m.+o0—1m. > » » > 11| mt |? no 27 | 7,5| 24 |11,5Cresta| poco | bast. | bast. | 3 3 am. 29 | 10 | 22 [12,5/Cresta| poco | poco | poco | 1 1 om. » » » A es E no 26 | 12 | 24 | 12 [Cresta; bien | falta | bast. | 1 1m.+o0 26,5| 11 | 25 | 12 [Cresta] bien | bien | bast. | 1 l1m+-o0 » » > » 13| mt ? no 23 | 8/21 | 11 [Cresta] bast. | falta | bast. | 1 1 m. 25 8 |21,5| 13 ¡Cresta| bast. | bast. | bast. | 1 lm po » » » >» 14| mit |? no 28 11,5 25 |14,5 Cresta| bien | bien | poco | 1 1m. 29 | 12 | 26 | 14 [Cresta| bien | bien | bast. | 1 1 m. » » » » 156| mt |? no 23 | 10 | 26 | 15 [Cresta| bast. | poco | poco | 2|1m.+o0—1m,|21,5| 8 | 26 | 11 [Cresta] bast. | poco | bast. | 2 1m.— 10 » » » A a no 20 | 7|22,5| 12 [Cresta] poco | falta | poco | 2|1m.+o0—1m. 2211012 11 ¡Cresta| poco | poco | poco | 3[|1m.+0—2m > > » ma no |23,5| 9; 27 | 13 [Cresta] bast. | falta | bast. | 1 1m.+0 24 | 9| 27 | 13 [Cresta] bast. | falta | bast. | 1 1m. +0 > » » » 18| ad |? no — | — |22,5| 10 [Cresta] bien | bien | bien 2|1m.+o—1m.; R| R [225 10 ¡Cresta| bien | bien | bien 2 10—1m. > » » >» 191 ad |? no |23,5| 12 | 23 | 11 | falta | poco | bien | falta | 1| - 1m. 28 | 15 | 24 [10,5] falta | bast. | bast. | falta | 2 2 m. » > > » 20| mt ? no 25 8 |28 7 ¡Cresta! poco | bien | bast. | 3 3m. 29 | 10 | 25 | 11 [Crestal poco | bien | bast. 2 2 m. » > » > Mim]? no 26 | 10 | 24 | 14 [Cresta] bast. | bien | poco | 1 1 om. 27,5| 10 |24,5| 11 [Cresta] bast. | bien | bien | 3 3m. IZQUIERDO ] Apófisis mastoidea 3 Ss ES E AS | a3 33 aleal28|88 93 | 68 | $3 | SE ES BS[E2 32 256 | 5g | NÓ | 88 a lips ea [51 3] 2? E EA z a h 21| 5/20,5 11 | Bula | poco | poco | bast 23,5, 10,51 20 | 12 ¡ falta | bien | bast. | falta 28 [10,5 23 | 12 [Cresta| bast. | poco | bien 27 | 11 | 24 | 14 [Cresta| bien | poco | poco 26 | 8|235| 11 ¡Cresta| poco | bast. | bast. 27| 11 | 19| 9 | Bula | poco | falta ¡ bast 26 | 9,5| 23 | 10 ¡Cresta| falta | poco | poco 29 | 11 | 21 | 10 ¡Cresta| bast. | poco | poco 29,51 12 [24,5 11 ¡Cresta| bast. | bien | bast. 25 | 8 | 24 | 10 [Cresta! bien | poco | poco 25 | 8|21,5| 10 [Cresta] poco | poco | falta ) 215 7 121,5 9,5| falta | falta | poco | falta m 126,5 8 | 22 | 10 [Cresta| poco | poco | bast 25 | 9|211|9,55| Bula | poco | poco | bast 25 | 9|22 | 10 | falta | falta | poco | falta 25 | 10 | 24 | 12 ¡Cresta! bast. | bast. | falta 22 | 7 |21,5| 11 ¡Cresta| poco | poco | bast 24 | 11 | 24 | 10 | Bula |.poco | bien | bast l m. [28,5 11 | 25 | 11 [Cresta| bien | poco | bast 24 | 7|21 9 | Bula | poco | poco | poco 24,5 10 [20,5 9,5 Cresta| poco | falta | poco 26 | 8| 22 [10,5/ Bula | falta | poco | bast 33,9 17 | 31 | 15 [Cresta| falta | poco | bast 22 | “7 [17,5/10.5| Bula | poco ¡ bast. | bast o 24| 4/19|10| Bula | falta | bast. | bast 30 |95| 25 | 14 ¡Cresta| bast. | bast. | poco 32,51 13,51 26,5| 14 |[Cresta! bien | bast. | bast 25| 8|18 | 11 ¡Cresta| poco | poco | bast 26,51 10 | 22 | 14 ¡ Bula | bast. | bien | poco 26 | 10 [22,5 10,5 Cresta| falta ' poco | poco 25 |12 | 24 | 12 [Cresta] falta | bast. | poco | 29 | 12 | 4 11 [Cresta| bien | bien | falta ll m.| 32 | 13 | 27 | 15 ¡Cresta! bien | bast. | bast | 31,5 15,5 26 | 13 Cresta| bast. | bast. | bast 30 ¡|12| 27 | 12 | Bula | bast. | bien | bast l m.| 33 | 15 | 24 | 16 [Cresta bien | bien | bast 28,5, 11 [21,5] 12 ¡Cresta | bast. | bast. | bast 20 | 7|16,5 9 [Cresta| poco | bien | bast 32 |11,5| 25 | 12 [Cresta!| bien | bien | bien 24 | 95| 23 | 12 ¡Cresta! bast. | bast. | falta | 225 8[|20|10| Bula bast. | poco | falta 26 | 13 | 24 [145| Bula poco | poco | falta 22,5] 9,5|23,5| 11,5 Cresta| poco | poco | falta 27,5 10 | 17 | 11 ¡Cresta| poco | poco | bast 22 | 9|22 | 11 [Cresta| falta | poco | poco 24,5| 9 |20,5| 10 [Cresta| falta | poco | bast 23,51 10 | 18 | 9 |[Cresta| bast. | poco | falta 31 | 15 | 29 |15,5¡Cresta| bast. | bien | bast 1 m.|22,5| 10 | 24 |11,5/Cresta| poco | bast. | poco Foramen mastoidea I , Número HOHDADHHNDNNONDNADNONNANAAHAHADNNAHAONARARAORnNR]| -NRARORRARoOomnn. Situación BEBE? fu] o | hi = pl S lija it al BjPEBBEBBBEB.EBBBBBOS [ra p»BNNyNNAnAHAnnarA,, El DERECHO IZQUIERDO 5 E E E 3 5 o a Apófisis mastoidea 3 8 E 5 Foramen mastoidea Apófisis mastoidea a E mE Foramen mastoidea 'E Tribu Procedencia Conservado Edad | É ES EE B e EA 3 al | 5 al 3 O as | el .2 la 3 E y elas 2% Sh >3 38 53 AE E adi3a Pa 22 a E EE al 2 = ESIRE [SO | 2 a o El RE[REa|Z3o| 309 ga a 23 a E z Z3 22 É E E E 2 ES z A m y S E Situación E3 23 E 3 E E ES él ES Se 3 E El Situación z (7) 6 Y 1 51 | Calehaquí | Abra Pampa(Jujuy) | M. N. BA.-N.2 22 | sen ? no 291 | 8|23/|10,5| Bula | poco | falta | bast. | 1 lm. 2 | 51/2055 11 | Bula | poco | poco | bast 1 lo 52 5 e » O A no 23| 8|18,5| 10 | falta | poco | poco | falta | 2 2 m. 23,5| 10,5 20 | 12 ¡ falta | bien | bast. | falta | 2 2 m. 53 > > » 24 | mt ? no 255| 8 |20 | 10 [Cresta] bien | poco | bien 1 1m. 28 |10,5| 23 | 12 [Cresta| bast. | poco | bien 10) o 4 » » » » (201 mt ? no 24 | 5,5! 22 | 15 [Cresta| poco | poco | poco 1 1 m. 27 | 11 | 24 | 14 [Cresta| bien | poco | poco 1 1 m. DD » Poma-V. Calehaquí M. E. FFL. N.2406 | ad |? locc.p.de.| 26 | 9 | 25 | 10 [Cresta] poco | poco bien (0) o 26 | 8/23,5| 11 [Cresta] poco | bast. | bast. | 1 l1m. 56 > Payogasta » » 429 | mt ? no 26,5 11 | 17 | 10 | Bula | bast. | poco falta 1 1 m. 27 | UL | 19 9 | Bula | poco | falta ¡ bast. 1 1 om. 97 | » | » | > A no 26| 8/20 | 10 ¡Cresta| poco | poco | poco 1 1 m. 26 |95|23 | 10 [Cresta| falta | poco | poco | O o 58 » » » » 434 | mt |? no 927 | 10 | 23 | 10 [Cresta] bast. | poco | falta | 2 2 m. 29|11 | 21 | 10 [Cresta] bast. | poco | poco 1 1 m. DY » » » » 425 | mt |? | fr.occ. | — | — | 24 |10,5/Cresta| bast. | bast. | bien 2|1m.+0—1m.|295| 12 [24,5] 11 [Cresta] bast. | bien | bast. | 1 1 m.+0 60 > La Paya » » 417 2 | fr.oce. | 25 | 95/2451 11 [Cresta] bien | pocu | poco 1 lm+o %5| 8 | 2 | 10 ¡Cresta! bien | poco | poco | 2|1m.-+o—1m. 61 » Poma » » 450 | mt ? | fr.occ. | 26 8|22 9 ¡Cresta| falta | falta | poco 1 1 am. 25 8 |21,5| 10 ¡Cresta| poco | poco | falta 1 1 m. 62 » Fuerte Alto » » 423| mt |? no 26 | 10 | 28 | 11 ¡Cresta| bast. | falta | poco | O o == ==! = E EAS = 63 » » » » 444 | ad |? no 26 | 10 [21,5] 9 [Cresta| falta | poco | bast. | 1 lo 27,51 7 1|21,5| 9,5| falta | falta | poco | falta | 1 lm 64 > » » » 445 | mt |? no 27,5 9,5123,5| 10 [Cresta| poco | poco | bast. | 2 |1m.+o0—1m.|26,5 8|22 | 10 Cresta| poco | poco | bast. | 2 2 m. 65 » | Payogasta » » 426 | mt |? |fr.occ.[255 8|21 [10,55 Bula | poco | poco | bast. | 1 1m.+o 25 | 9]|211|95| Bula | poco | poco | bast. | 1 1 m. 66 » » » » 436 | mt |? no 1245 8 | 21 | 95| Bula | falta | poco | falta | O o 25 | 9|22|10| falta | falta | poco | falta | O o 67 > Poma » » 409 | mt |? | fr.occ.| 25 | 9|24 | 12 [Cresta] bast. | bast. | poco | 2 2 m. 25 | 10 | 24 | 12 ¡Cresta| bast. | bast. | falta | 1 lom, 68 » Fuerte Alto » » 443 | mt |? | fr.occ. | 21 | 7121 | 10 [Cresta] poco | bien | poco | 1 lm.+o0 22 | 7 |21,5| 11 [Cresta] poco | poco | bast. | 1 1m. +0 69 > » » » 424 | ad |? no 294 | 6/|22| 11 | Bula | bast. | bien | bien 1 1m. 24 | 11 ¡24 |10 | Bula | poco | bien | bast. | 1 1 m. 0) » Payogasta » » 440 | ad |? no 28,5) 11 ¡ 24 [11,5/Cresta¡ poco | poco | bien 2|1m.+o0—1m. |28,5| 11 | 25 | 11 [Cresta] bien | poco | bast. | 1 1 om. “ » Poma » » 407 | ad |? |fr.occ.|28| 7/195 9 | Bula | falta | poco | bast. | 1 lm. 24 | 7|21 9 | Bula | poco | poco | poco | 1 1 m. 72 » > » » 412 | mt |? | fr.occ.| 24 | 7 |21 | 10 [Cresta] falta | falta | poco | 2 2m->+0 24,5| 10 |20,5| 9,5 [Cresta] poco | falta | poco | 2 |1m.-+o—1m 73 » Fuerte Alto » » 447 | mt |? no 26 | 10 |20 | 12 [Cresta| falta | falta | bien | O o 26| 8|22|10,5| Bula | falta | poco | bast. | O o 74 » Poma » » 1496 | mt |? no 33 | 16 |30 | 15 [Cresta| poco | poco | bast. | 1 1 m. 33,5| 17 | 31 | 15 [Cresta| falta | poco | bast. | 1 lo 70 > » » » 1616 | ad |? no 22 |7,5| 18 | 10 | Bula | poco | falta | bast. | 2 2 m. 22 | 7|175/10.5/ Bula | poco | bast. | bast. | 1 1 m. 76 » » » » 1533 | mt |? | fr.oce. (23,51 8|17 | 10 | Bula | falta | poco | bast. | 2 1m.—1lo0 24| 4/19/10 | Bula | falta | bast. | bast. | 1 l om. a » > » » 1498 | mt |? no 30,5| 13,5 25 | 14,5/Cresta| bast. | bast. | poco | 2 2 m. 30 | 9,5| 25 | 14 [Cresta| bast. | bast. | poco | 2 2 m. 78 | » x » » 1494 | mt |? no |31,5/10,5| 26 | 15 |Cresta| bien | bast. | bast. | 1 1 m. 32,51 15,5| 26,5| 14 ¡Cresta! bien | bast. | bast. | 2 2 m. 79 | > » » 21535 | mt |? |fr.oce. | 26| 9|19 | 11 [Cresta] poco | poco | bast. | 1 1 m. 25| 8|18 | 11 [Cresta| poco | poco | bast. | 1 1 m. 80 > » » » 1499 | ad |? no 2 |10|22| 14 | Bula | bast. | bast. | bast. | 1 1 om. 26,5) 10 | 22 | 14 | Bula | bast. | bien | poco | 1 1 om. 81 » » » » 1514 | sen |? | fr.occ. [25,51 11 |23,51 11 [Cresta| poco | bast. | poco | 2 2 m. 26 | 10 |22,5| 10,5/Cresta| falta | poco | poco | 1 1 m. 82 » » » » 1506 | ad |? | fr.oce. | 25 |: 9 | 23 | 12 [Cresta] poco | bien | falta | 1 lm. 25 | 12 | 94 | 12 [Cresta] falta | bast. | poco | 2 2 m. 83 > » » » 1510 | mt |? | fr. occ. [(27,5| 10 | 24 [12,5 Cresta| bien | bien | falta | 0 o 29 | 12 | 24 | 11 [Cresta| bien | bien | falta | 1 1 m. $4 » » » > 1509 | mt |? no 30 | — | 29 | — [Cresta| bien | bien | bast.¡ 2[|1m.H+o—1m.|32| 13 | 27 | 15 ¡Cresta| bien | bast. | bast. | 2 2 m. $5 > » > » 1497 | mt |? no |132,5115,5/23,5| 13 [Cresta| poco | falta | bien | 1 1 m 31,5/15,5| 26 | 13 ¡Cresta! bast. | bast. | bast. | 2 2 m. 86 » » > » 1487 | ad |? no |28,5| 10 | 27 |11,5| Bula | bast. | bien | bast. | 2 2 m 30/12/27 | 12 ¡ Bula | bast. | bien | bast. | 2 2 m. 87 » » » » 1513 | mt |? no 30 | 13 | 24 |16,5/Cresta| bien | bien | bien | 2[|1m.4-0—1m.| 33 | 15 | 24 | 16 [Oresta bien | bien | bast. | 2 2 m. 88 > » » » 1488 | mt |? | fr.occ. [29,5| 11 | 25 | 12 [Cresta] bast. | bast. | bast. | 1 1 m. 28,51 11 |21,5| 12 [Cresta] bast. | bast. | bast. | 1 l1m.+0 Sy » » » » 1486 | mt |? | fr.oce. | 19 | 5|16 | 9 [Cresta| falta | bien | bast. | 1 1 m. 20 | 7|16,5/ 9 [Cresta] poco | bien | bast. | 2 2 m. YO! » » » » 1490 | it ? no 31 1101/98 | 12 [Cresta] bien | bast | bast.| 0 o 32 |11,5| 25 | 12 [Cresta] bien | bien bien 0) o EN » » » » 1519 | ad |? | fr.occ. (25,5) 10 | 22 [9,5 [Cresta| bast. ¡ bast. | bast. | 1 1 m.+o 94 | 95| 23 | 12 [Cresta| bast. | bast. | falta | 2 |1m.+o—%m 92 » » » 1503 | ad |? |fr.occ.| 22 | 9|23 | 11 | Bula | bast. | bast. | poco | 1 1 m. 225 8|20|10| Bula | bast. | poco | falta | 2 2 m. 93 » » » » 1531 mt |? | fr.occ. |25,512,5] 23 | 14 | Bula | bast. | poco | poco 1 lm. 26 | 13 | 24 [14,5| Bula | poco | poco | falta 1 1 m. Y4 » » » » 1502 ad ? no 22 | 8/5| 24 [9,5 [Cresta| poco bast. | bast. 1 lm +0 22,5| 9,5 | 23,5| 11,5 Cresta! poco | poco | falta 1 1m.+0 95 » » » 2 1527 | mt |? | fr.oce. [24,5 8 |14,5 9 [Cresta] falta | poco | poco | 1 lm. 27,5) 10 | 17 | 11 [Cresta| poco | poco | bast. | 2 2 m. 6 > » » » 1528 | mt |? | fr.occ. [22,5| 10 | 24 | 10 [Cresta| falta | poco | poco | 2- 2 m. 22 | 9|22 | 11 ¡Cresta| falta | poco | poco | 1 1m.+0 97 » > » >» 1524 | sen |? no 24 9 | 21 |11,5 Cresta| poco | poco bast. | 0 o 24,5| 9 |20,5| 10 [Cresta falta | poco | bast. 2(1m.+0—1m. 98 » » » 2 152% | mt |? | fr.oce. | 23 | 8| 20 | 11 [Cresta] bast. | poco | bast. | 1 1 m. 23,5) 10 | 18 | 9 [Cresta| bast. | poco | falta | 1 1m. 99 » » » >» 1526 | mt |? no 30 |12| 97 | 12 [Cresta! falta | bast. | bast. | 2 2 m. 31 | 15 | 29 |15,5/Cresta| bast. | bien | bast. | 0 o 100 > » » » 1518 | sen |? | fr.oce. 119 | 9 | 24 | 10 | falta | poco | poco | falta | 2 |1m +o0—1m.[22,5| 10 | 24 [11,5/Cresta| poco | bast. | poco | 1 1m, +o | NOTA SOBRE UN DELFÍN. CTURSIOPS GEPHYREUS LAH). POR FERNANDO LAHILLE. Entre los mamiferos actuales, los cetáceos constituyen un grupo de los más naturales y diré también de los más interesantes, no tanto á causa de su adaptación á un modo de vida tan especial, sino á causa de su origen filético, sin duda distinto del delos demás grupos de mamiferos. Pero hay que confesar, que á pesar de espléndidos trabajos (Blainville, Gray, Gervais, Van Beneden, Flower, True, etc.), existen aún grandes vacios en la descripción de muchas especies. Para algunos no se conoce el esqueleto y para otros, 4la inversa, es el animal lo que se ignora. Para todos, el material de estudio es en realidad muy escaso, y el estado en que se encuentra es bas- tante malo. El examen capital de las variaciones según los individuos, su edad, su sexo y las regiones en que viven, es pues, sumamente defi- ciente. Muchos cráneos de cetáceos conservados en establecimientos cientificos, fueron recogidos en las playas y llegaron á ellas en un estado de conservación poco satisfactorio. El rostro, cuya mediación es importante, tiene una punta frágil y su largo rara vez puede ser calculado con precisión en los ejem- plares rodados depositados por el mar. No hay que creer que sólo para las especies muy escasas se notan los vacios y las dificultades que señalo. Existen tambien para las especies comunes. Una de éstas, el Tursiops tursio (Fab.) Gerv., se encuentra repre- sentada en el gran Museo Nacional de Washington, por 45 ejem- plares y sin embargo, según True, quien los ha estudiado, no se conoce el sexo, sino en cuatro de ellas! AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3”, T. 1x. Enero 8, 1908. 24 348 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Los naturalistas viajeros no deben, pues, desperdiciar nunca la ocasión de apuntar con mucho cuidado, los contornos exteriores y las medidas de cualquier cetáceo que encuentren, y por común que les parezca, con el fin de suministrar el material más exacto y más abundante posible, á quienes más tarde estudiarán en este grupo, los problemas de las alteraciones genéticas, de las fluctuaciones individuales, de las modificaciones regionales, y de los saltos pro- gresivos (Mutaciones progresivas de De Vries)que propongollamar: Eupedesis (=nónsi< salto) y también de los saltos regresivos que lla- maré: Anapedesis. El Museo Nacional de Buenos Aires, acaba de conseguir un Del- fín, macho, muy adulto, —cazado por Nicolás Antieri en el Río de la Plata, en Punta Lara (Septiembre 7 de 1907), y como en Noviembre de 1904 el Museo había obtenido ya el esqueleto completo de una hembra muy vieja de la misma especie, cazada también en el Río de la Plata (Quilmes), es una ocasión sumamente ventajosa para comparar entre sí ambos esqueletos, que se encuentran en buenas condiciones. Insistiré principalmente sobre los cráneos; tanto más que sierdo su largo casi ignal, las únicas diferencias que se notan en ellos, corresponden á variaciones individuales ó sexuales, pero no á las variaciones de estado ó de edad. CARACTERES EXTERIORES. El macho que represento (Fig. 1) según una fotografía, tiene una forma más bien esbelta. El pico es marcado y la mandíbula sobre- pasa un poco el maxilar. La aleta dorsal y sobre todo, las manos, son apenas falciformes. Todo el cuerpo y las aletas son de un gris plomizo uniforme, apenas un poco más claro en la región ventral. Sobre los costados, al nivel mas ó menos del ano, se ven tres ó cuatro manchitas oce- ladas, es decir, al rededor del punto oscuro que las constituye, hay un circulo claro rodeado de un círculo oscuro. Pensé á primera vista, que podían resultar de algún pinchazo ó golpe, pero al exa- minar vi que estas manchas correspondían bien 4 una disposición natural del pigmento. Son tan escasas y tan pequeñas, que á la escala de reducción del dibujo serían muy poco visibles y no las he representado. Con el fin de facilitar la comparación del Delfín que estudio con el T.tursio del Atlántico Norte, reproduzco el dibujo dado por 949 , NOTA SOBRE UN DELFIN. LAHILLE (98 Al ( L ul 1 ) a) 7) *OYI9BIA — "AXOE) ("QBHT) 09847 sdOr8AN], —*Z “81 03) “OPA — Ye T suoliydob sdors an] — “Y SH áA A e! la Y PS AA ¿AE MA 2 E A AS 350 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Flower (On the external character of two species of British Dol- phins.—Trans. Zool. Soc. 1885) de un individuo también macho, no enteramente adulto, de 2 metros 85 de largo, capturado en Holy- head en Octubre 5 de 1868 y cuyo esqueleto se conserva en el Mu- seo de la Universidad de Oxford. Se notan en seguida no tanto las diferencias de coloración, pero las de la forma de la cabeza; el cuerpo macizo, la aleta dorsal y la mano más falciforme, etc. La hembra, capturada en el río de la Plata (Quilmes) era como el macho, de un color gris uniforme, pero más oscuro. Verdad es, que cuando se observó, se encontraba ya en un estado cercano á la putrefacción y no era el momento más propicio para discutir de simples matices. En el cuadro adjunto, indico los resultados de las medidas que efectué de los caracteres exteriores del macho. Las he calculado también, y como siempre se debería hacer, en centésimos del largo total del cuerpo. Como lo veremos luego, el cráneo de este individuo mide 57 cent. Esta parte del esqueleto corresponde pues casi á la quinta parte (4,54) del largo total del cuerpo del animal. MEDIDAS DEL DELFÍN EN ESTADO FRESCO Absolutas Centesima- (centimetros) les Largo del soma, desde el hocico hasta la escotadura o o NO O NA E 2176 100 Punta del hocico hasta el centro de la nariz........... A6 16.7 Centro de la nariz hasta el origen anterior de la dorsal. 12.5 26.83 Origen anterior de la dorsal hasta la punta superior de la misma (siguiendo el contorno).................. 46.5 16.8 Punta superior de la dorsal hasta la inserción posterior de lvanismar(enflinea TeCta)c.n an olas Di are: 26 9.4 Altura dela dor o io esa arcada lo ias 27 9.8 Inserción posterior de la dorsal hasta la escotadura cau- dal (Siemend ore Contorno) e dai et 135 4S.9 Largo total del animal en línea recta, ó largo máximo. 285 103 Largo longitudinal de la inserción de un lóbulo de la E A a ae 25 9 Diámetro horizontal máximo de la caudal (de punta á Punta as ao ot elsa (0 25.3 Escotadura caudal hasta la recta tangente á las dos PUMAS A aaa dl, sario RS 9 3.2 Punta del hocico hasta el ombligo ........c.oo.ooc.o.... 138 50 Ombligo hasta el centro del orificio genital............ 50 18.1 Centro del orificio genital al centro del ano............ 31 11.4. LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFÍN. 351 Centro del ano hasta la escotadura caudal............ 86 31.4 Angulo de la boca hasta el centro del OjO.............. 9 3.3 Centro del ojo al orificio auditivO.....oooooommmoroo.o... 10 3.6 Punta del hocico hasta la inserción anterior de la aleta : DECO Eres aaa av a ales ya de 66 23.9 Largo de la base de la aleta pectoral (inserción pectoral) 18 6.5 Inserción posterior de la pectoral hasta el ángulo su- POr tendiente o telel S 2.9 Largo del borde anterior de la pectoral (siguiendo el DADA AS SOS O O OS 50 18.1 Del ángulo supero-interno á la punta infero-externa.. 27 9.8 Origen anterior de la pectoral hasta el nivel de la pun- CIS ApOSLerior e iaa sal tala Pierde 13 46 16.7 Circunferencia del cuerpo entre las inserciones superio- resida eglas pectorales veo ate oie lo ls Rao 125 46.4 Gran envergadura (Distancia máxima entre las puntas de las dos pectorales extendidas)............oo...o.. 128 46.4 Altura del centro del ojo arriba de la hendidura de la (E a OO OOOO 2.2 0.8 Diámetro horizontal de la órbita ...... O E 2.5 0.9 Diametro vertical dela Orba dae oe a 155, 0.5 Maroc rro N o 14.5 5.2 Diámetro transverso máximo de la boca en su comisura. 22 8 Altura del pedúnculo caudal á la inserción de la cola.... 14.5 5.2 Diámetro horizontal del pedúnculo caudal............. 7.5 A Hargomdere hendidura an o a e a oe 45 1.6 Circunferencia de la cabeza al nivel de los ojos....... 1083 31.3 Circunferencia del cuerpo al nivel del ano............. 92 33.3 Circunferencia del cuerpo al origen anterior de la aleta MAA A O O IS 133 48.2 Id. id. id. id. de la aleta pectoral........... e oa 150 54.3 Desde la extremidad anterior de los huesos de la pelvis hasta la última vértebra (escotadura caudal)...... 100 36.2 Desde la punta del hocico hasta el borde antero-supe- mocidera esca pola ae. e cala le doo 33 22.8 ESO ER O o O 70 kilos ESQUELETO. El esqueleto de la hembra, armado en el Museo Nacional, mide 2 metros 80 de largo. Las vértebras son en número 58; C. 1; D. 13; L. 14; C. 24, (En Tursiops tursio son 64—C, 7; D. 13; L. 17; C. 27). Las dos primeras cervicales son unidas, las demás libres. Las siete primeras dorsales soportan costillas dorso-esternales, cuyas seis primeras ofrecen una doble cabeza. Las seis últimas dorsales soportan costillas simplemente dorsales ó libres. El esternón presenta tres segmentos. El primero está en relación con los tres primeros pares de costillas, Considero que el primer hueso en V corresponde al intervalo entre la primera vértebra caudal y la última lumbar. 3592 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Las catorce primeras caudales tienen un arco neural bien desarro- llado. Las dos siguientes ó vértebras caudales intermedias, son casl reducidas á los centros, redondeados y sin surco lateral. Las 8 últi- mas vértebras corresponden á la inserción de la aleta caudal y por eso las llamaré: pínicas. Sus centros tienen una forma de paraleli- pipedos rectangulares y presentan un surco lateral, Los huesos en V., son en número de 16. ? La fórmula de las falanges es: 1, 1; II, 7; III, 6; IV, 2; V, 1. El esqueleto del macho no está aún armado y por eso podré in- dicar en los cuadros siguientes, las dimensiones de los principales elementos de sus vértebras. Fig. 3. — Tursiops gephyreus Lah. Vértebras cervicales (1 á 7) vistas por su cara anterior. Reducción Cc. a. 5 ' 9U/) La columna vertebral está constituida por 58 vértebras reparti- das como en la hembra, y es de notar que no falta ninguna vértebra; existe hasta el nódulo que representa el centrum de la última. De las siete costillas dorso-esternales, 5 son de cabeza doble y 2 de cabeza simple. Dientes, son fuertes, cónicos, levemente encorvados y de corona lisa. La hembra los tiene muy gastados. En el macho al estado fres- , : 22 co no se velan sino 35 19-19, Pero en el esqueleto se pueden notar LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFÍN. 3583 93 - 28 22 — 29" fero-anteriores, son pequeños y quedaban escondidos dentro de las encías. Como los odontocetos son homodontes, las fórmulas dentarias no Los dos superiores y anteriores y los tres primeros pares in- hacen distinción entre los incisivos y las muelas, Pero como los incisivos se definen por su implantación en los intermaxilares y no por su forma, entiendo que se debería modificar esta costumbre; aunque para los dientes de la mandíbula de los cetáceos no sea po- sible precisar el número de incisivos. En el Delfín que estudio existen dos pares de incisivos superiores. 21-20 22 - 23 tes de los maxilares, se nota una superficie rugosa que corresponde sin duda ninguna, á un germen dentario atrofiado. Además, bien se sabe que en los Delfines, el número de dientes no es fijo. Tursiops tursio, especie típica del género, tiene en gene- ral 22 dientes, pero pueden existir hasta 26, y por otro lado dis- minuir hasta 20. La hembra presenta dientes; pero atrás de los últimos dien- DIMENSIONES DEL ATLAS Y AXIS. Atlas y axis A A O Ae E e E 124 mm Altura del agujero raquídeo en su medio (hacia adelante) 28 » Ancho máximo del agujero raquideo (hacia adelante)... 33 >» Diámetro horizontal entre los bordes más externos de Anos condo a ano lala Os 115 >» Dimensiones de las facetas condileas............oo.o.o.o.. 65 X40 » arso de latapotisiS bransversas.. nasa is aemejo a iaa a 29 > Distancia entre las extremidades de las apófisis trans- ESA A o AS RE 158 >» VÉRTEBRAS CERVICALES SIGUIENTES. | Número de la vértebra 3 4 5 6 7 | Altura total. tantas e cia ea A o SS NE Allure red 41 42 42 41 41 Ancho delcOontraM tato cosida: 64 1 58 51 59 Espesortuelcontrana oa ts 8,5 S 9 GOL Altura del agujero raquideo............. 30 30 30 99 38 Ancho máximo del agujero raquideo....| 32 31 31 35,5 40,5 Distancias entre las extremidades de las| APOLSISISUPerIOTeS: eres dara al 82 75 64,5 67 95 3D4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. MEDIDAS DE LAS VÉRTEBRAS DEL Dursiops gephyreus. NES L: D d N N.* L D | d N O A A 34 | «0 | 158 | 59 | 100 8 |is | so llos] li ls]! 19 | 28 | as | 48 | 7 365 | “0 | 159 | 59 | 90 110/0820) 49 odas (6087 30 ióiamol ise) + 60 087 12860 Harada e e9 (bss ra abril 6047 sas 13 | 39 121 45 s6 || 39 43 | 145 60 79 14 sao Sor cas E DO 0 a aa er A E A E A O 16 yaa da ae li106 Elle laa dar ol 80) 69 den 17 | 43 170 49 | 105 || 43 48 75 54 | 57 586Ja os) .joc. | es] os]. 1914, 201 29 me. 4 4, (060 ls 00 | ao | 28 | 52 | 191 IE A ao esa, 150 a 497 10 8 a 92 | sa |.25 | 58 | 182 AO IE, 0 1 UR E 8 os | 39 | 2380 | 52 | 180 rc OE JUN To IA 1 O O IR O A E A 25 | 89 226 51 | 130 || 51 91 50 E Es E O A 27 | 385 | 224 58 | 186 53 20 44 = | = os | ses | 212 | 55 | 180 A o9 | 885 | 28 | 54 | 12 A E AN DE ad a so | 8ss | 190 | 52 | 117 A A E E a EN E O CIO a A A E O | | 33 | 89 l|162 | 57 | 103 Abreviaturas: L, Largo del centrum. D, Distancia entre las extremidades de las apófisis transversas. d, Diámetro horizontal del centrum (6 diámetro minimo). N, Altura del arco neural; desde el borde superior del centrum hasta la extremidad de la neurapófisis. Nora. — La última vértebra que presenta una apófisis transversa es la 45*. LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFÍN. 355 Como siempre, es la cabeza la que ofrece los caracteres de ma- yor importancia. En el cuadro adjunto (pág. 362) va consignado el resultado de mis observaciones, pero tengo que hacer notar que no basta ¿n- dicar una medida; es indispensable precisar cómo se ha tomado. Muchas diferencias que se observan en los trabajos de naturalistas, quienes han estudiado sin embargo, las mismas especies, provienen de que presentaron bajo una misma designación medidas en realidad distintas. Muchas variaciones individuales ó sexuales, y quizás también una que otra especie no tienen otro fundamento. La ciencia debe propender á ser lo más impersonal posible; es decir, que cualquier persona pueda obtener siempre resultados idén- ticos, cuando sigue un mismo procedimiento de trabajo. He pensado pues que no era inútil indicar por una figura (Fig. 4) el modo que empleo para medir los cráneos de los delfines; asi como la notación que uso y que me parece la más sencilla, De todos modos, creo que convendría que los Cetólogos se pusle- ran de acuerdo — en el primer congreso internacional de zoología, por ejemplo — para usar indicaciones y notaciones idénticas, ofre- ciendo también siempre en sus trabajos, al lado de las medidas absolutas, las medidas calculadas en partes centesimales del largo total del cuerpo ó del cráneo del cetáceo; según se estudie el ani- mal entero, ó sólo su cabeza. X= AV NRZEILEZLA A Y == —==-——--3 Z l- 10 1 LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFIN. MA A O A IO 1 A O IA OA AAA AU! 8 aa ao Me] pea. ¿20 91023024039 5648 O A ide E - a A qe) «4.2 8 IS tl Ma! A A = 3 Y e eL TA a ES ; A a a a o A A A 5 NA E E A 34 3 Y *D 00 A HON >2y n Y 199) —- q e) [do] Do La! la! . [7 O | SY E 4 = 2 D a 2 Ss 20 DE ra d o O eS QQ la») [o] pa nn E 3 A O y [e] vu —_ 0 O gq 3 El E Aaa a q A SPROS os AS VA 5 poza E —= E ad : vn a ; SE S 90 + q ODA O AS 3 n iz A A a e o e A 3303/43 3 ld E Dn O Di o A a 8 Do 0 d A OR oAa3to Ho 0) = A 99 8 E 82 a a 0 e a A a A 3 PPD =23S a A e E 4 A NE RN 0 = 2 >32%25o 30 2393 109) (5) , (9) S 0 y DIO aa a [«D] no)». 0 ¿2 3 ES O 0 - M = -E AE A | £ 5 1.0 4: 7 n y H O uv Ds (E Y — (te) o ay A e A A A O AE A A 7 E E A OR A > j . CR a Y o ph AÁ2 3 : [sy 3 4-00 1 go O Ny o 10 a 73 o o DS de 5-0 DR DA SES e a ps ¡E E an A > (5D) py (o) ¡d) fOÍOooO OS QA v 823.500 > o 00584020050 DS AS AO AO DOS A A A A E O E *OIISOL [9P OTP9UL [9P [PATU [8 SAAB[IXBUULO)UT SOQUIB 9P OVUXPUL OMOUIPIP 22 ¿pe -Od uo] PYprAeo Y[ 9p SOLOLLOISOL SPUL SOPIOA SO] 91JUO BULUJUL BLO0UBISIP “47 “s9pvaodu1o) SOPYprAeo Se] op sopioq so[ op sotortodns sur soyund so[ 9aue 0X39urBIp “LL ¿peaodures pepraeo ep op ovuxgur osaer Y “pexodutoy pepraeo e] op peprpunjoad 1 “pezoduroy pepraeo e 9p euxpgu enga “y foougao pop aorodns eanqe “OS “IB]OqIputur sIstjurs el op o3Saw] 's ““o4ysox pop oSae] “y ¿sorótaozd $0] op sejund se] axyue epouezsip “dd isoxeprxeva Á soureped so[ ap sa[ttege[ SeInmqns se] 913u9o BIOUBISIp Qud “soure¡ed so[ op 1O119yUuv ou] e[ eysey oxysox pop eyund opsop 'd “opro3raeyd Top e9soJo e] ap peprualxa e] e9sey 0.9501 [op Pepruto.19xo t[ op ta tieyidinoo oxel -09% [9p OUUIXPUL [volea oxjourip ¿o “pegidioso oxofn de [9p OWIXPUL [BJUOZILOY OJFQUIPIP “O ¿ziaea e] op xoriedns Oto1pIdo [ep 1OLLoqUv 9p10( [9p 04JU9) [9 PISBY OIJSOL [9P PPPIULAIJX9 TP] 9psOp OSIP] 'N “OULIXPUL OJO UB IP XYIA (94U91p OWN [9P [OATU [8 epoqipueu el 9p vane “4 “aepoqipueur eurea ean 9p OULxgur 03181 “JA ¿O9UpIo [9p [8909 OUIXPUL OJAB| "] (SO9AB[IXBUUIAOSYUT SO] 9p SOUIOX9 SOPLO SO[ 91JU9 OWUIXPBUL OJLJAURIp * 7] tesprouoxoo sistjode e] £ JOLI9JUL opnSug 19 943u9 8ang18 AH “o3xe[ ns op orpaur pe ue (epnqrpueul e[ Us) ox13so0x pop vange y ¿09ugIo [9p BUUXPU vang[e y “[e91q10493UT OJJ9UIPIP “a ¿temqrpuew eanpezooso l9 (AP[IXBUI TANPRIOD -89 e Á equerp OuIpn [9 saque osae] “p “enqrpueur e] op Braequop eou[ e] op odue] “q 'Ie[Ixeu [op eLiequep *9U][ *[ op o31er “q “o[rpuo» [ep oxquao po Á aortejur opn3ug pe odyue vangpe “y “osugao [ep Ae[iseq eme *Og (SOAB[[XBUI SBANPLIODSO SP[ Op 9SP PP OLI -s0X [9p O1J9UIRIP “q “OSAR] NS Ap OTpau [o ua “oXÍSOX [9p OMAWRIP q *SOLB[BUL - O[IXPUL sSO[Q3up so[ aque 013501 [9p o9uIRIp “q "se¡1Buoy op opowr A a»prurydja(] SO[ 9p SO9URID SO] 9p seprIpaw soyediourad sel op vINFB/pQU9uON — *p "STA 3598 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. (altura máxima centesimal: g' 40,4; Q 38,8). El agujero occipital menor (diámetro vertical: Y 7,5; Q 8,5). 4.” -— El paladar es casi llano en el macho. Al contrario en la hembra, forma en su mitad anterior un diedro. 5. — Un carácter más notable entre los dos cráneos es el que presenta la mandíbula. A su desarrollo mayor en la hembra, corres- ponde en ésta, un desarrollo mayor de las masas musculares, y por lo tanto: 1. una distancia notablemente menor entre las líneas laterales de unión de los palatinos y maxilares (9,9 en la hembra; 12,2 en el macho). 6.2 Una altura mayor de la cavidad temporal (14,5 en la hembra; 12,8en el macho). No voy á asegurar desde ya que todas estas cinco diferencias apuntadas correspondan á caracteres sexuales. No conocemos pues hasta dónde pueden llegar en esta especie, las variaciones individuales. Es de suponer, sin embargo, que una que otra se mostrarán correlativas al sexo, cuando se disponga para los estudios de un material suficiente, ¿A QUÉ GÉNERO DEBEMOS REFERIR ESTOS DELFINES? Algunos Lagenorhynchus pueden llegar á tener sólo 20-23 dien- tes en cada mitad de cada maxilar (L. Floweri Moreno, 20 dientes; L. electra Gray, 23 dientes), pero en todos éstos, los dientes son pe- queños, no exceden un diámetro de 4 mm., y no son fuertes como en el caso presente. Además, en Lagenorhynchus, el pico es muy corto y poco distinto de la cabeza, y el número de vértebras oscila entre 73 y 92; es en general de 80-90. Los Lagenorhynchus presentan, en fin, deambos lados del cuerpo, dos areas de color claro separadas por una faja oblicua, irregular, de color oscuro. Los caracteres exteriores (pico y color), el número de vértebras asi como el tamaño de los dientes, nos permiten alejar desde ya nuestros delfines de Lagenorhynchus. Los dos géneros: Sotalia y Tursiops son los únicos en los cuales podrían ingresar. Sotalia está bien representado en la costa Atlán- tica de Sud América (S. guianensis; 5. fluviatilis y S. pallida del Amazonas); varias especies frecuentan los estuarios, y £. brasi- liensis abunda en la bahía de Rio de Janeiro. No sería extraño, pues, que alguna que otra especie visitara nuestras costas ó aun que existiera una forma especializada frente al río de la Plata. LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFÍN. 359 Según True, son en número de tres únicamente los caracteres que permiten distinguir Sotalia de Tursiops: 1. la separación de los pterigoideos (aislados y divergentes en Sotalia, en contacto en Tursiops); 2.” el número más limitado de vértebras caudales (22 en Sotalia; 27 en Tursiops); 3.” el número mayor de dientes (26 á4 35 en Sotalia, 22-26 en Tursiops). Pero sucede que los del- fines que estudio presentan justamente caracteres intermediarios. Como Sotalia, el macho tiene los pterigoideos muy divergentes, pero la divergencia disminuye en la hembra que se acerca así á los verdaderos Tursiops. El número de vértebras caudales (26 en el macho y en la hembra) es mayor que en Sotalia y menor que en Tursiops; su columna vertebral se compone de 58 vértebras (51 á 55 en Sotalia, 61 4 64 en Tursiops. Como son adultos, hasta se podría decir que su largo total es intermedio entre el largo máximo de Sotalia (244 cts.-274) y el de los Tursiops (300 cts.-366 ), siendo en la hembra de 280 centimetros y de 276 cts. en el macho. La verdad es que Sotalia es un género de Gray, es decir de un pulverizador de grupos. No hay de extrañar por lo tanto que sea un género quizás más convencional aún que otros. A propósito de Sotalia gadamu, True (l. c., p. 14), hace notar que esta especie «does not appear to be very closely related to the others species of the genus... The skull shows decided affinities to Tursiops, from some species of which, where the pterygoids united, it would be very difficult to distinguish it ». En realidad, el único carácter diferencial que podría ser conside- rado como importante para los que no se ocupan especialmente de los cetáceos, sería la separación de los pterygoideos en Sotalia y su unión en Zursiops. Pero éste carácter pierde de su valor si uno se fija que en el género Layenorhynchus, por ejemplo, estos huesos es- tán, en algunas especies, en contacto (L. acutus, L. obscurus, etc.), y en otras se encuentran aislados (£. obliquidens). Colocaré en el género Tursiops los delfines que nos ocupan. Su sinfisis mandibular mucho más corta que en los Sotalia típicos?; sus dientes menos numerosos y más fuertes; su rostro menos largo, menos estrecho y no achatado; la presencia de una falange más que en Sotalia, á cada uno de los tres primeros dedos, me inducen á Opiuar asi. Llamaré esta forma: Tursiops gephyreus (ys¿2v2n, puen- 1 En S. plumbea, S. lentiginosa, S. sinensis, el largo de la sínfisis iguala un ter- cio de la rama mandibular, un quinto en S. gadamu, un sexto en los delfines que estudiamos. 360 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. te) para indicar que es intermedia entre Tursiops y Sotalia. Es el más sotalino de los Tursiops, lo mismo como Sotalia gadamu (Owen) es el Tursiopino de los Sotalia. Convendría quizás limitar el género Sotalia á los delfines que presentan 30 dientes ó más, de corona lisa, y cuyos pterygoideos quedan siempre aislados, es decir, retirar de Sotalia: 5. gadamu y S. fluviatilis?. En realidad Tursiops gephyreus es una prueba más de lo artifi- cial de nuestros ensayos de sistemática. Entre tanto, son pocas las formas conocidas, uno puede llegar á distinguirlas con más ó menos facilidad; pero á medida que el número de los tipos estudia- das aumenta, las diferencias se atenúan, las formas intermedias se multiplican, la ley de continuidad se impone á nuestro espíritu, y por doquiera dirigimos nuestras investigaciones, nos encontramos con individuos que evolucionan fatalmente cada uno hacia su fin, diversificándose por gradaciones insensibles. COMPARACIÓN CON LAS DEMÁS ESPECIES. True admite cinco especies de Tursiops; Flower, dos solamente. T. Gilli del Pacifico norte fué creado por Dall (1873) sobre una mandíbula! Porque el diámetro del cóndilo estaba comprendido dos veces en la altura máxima de la zona mandibular en vez de 2,5 que es el caso de T. tursio. T. parvimanus Liitk. está basado sobre un sólo individuo joven del Adriático. (Verteb. 62 = 71, 13, 15, 17; falanges: 2, 6, 8, 3,1; dien- 25 24 largo que el segundo y con más falanges. Pero bien se sabe que el tes: 5,). Difiere principalmente de 7. tursio por el tercer dedo más número de las osificaciones de la mano es variable en los cetáceos, así es que este carácter no tiene gran importancia. T. abusulam (Riipp.) del Mar Rojo (Verteb. 61 =7, 12, 16, 26; dientes: 26), sería muy posiblemente según True, una simple varie- dad de T. catalania. Se distinguiría de él por el número de dientes y su vientre manchado y sobre todo por el color verde oscuro de su lomo. ' Aunque lo más lógico consistiría en suprimir Sotalia. La pequeña variaclón en el número de dientes (21 á 39) en los Sotalia y Tursiops produciéndose dejun modo gradual de una especie á otra. (22 Tursiops tursio y T. Gili—23 T. gephyreus — 24-25 T. parvimanus — 26 T. abusalam y Sotalia gadamu —28 S. flu- viatilis — 30-81 $. pallida —32 $. sinensis — 38-31 5. brasiliensis y S. lentiginosa — 34-34 S. plumbea). ; > LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFÍN. 361 En realidad, sólo dos especiesson hasta ahora relativamente bien definidas: . tursio (Fabr.) Gerv. del Atlántico (Vert. en general 64=C, 7; D, 13; L,17, C, 27; pero alguna vez 61, otra vez 12 D, en vez de 13;—dientes 22) y 7. catalania (Gray) de la costa Nord-Este de Australia (dientes 25). El esqueleto de este último animal no se conoce aún! Tursiops catalania se diferencia de 7. tursio por su tamaño más pequeño (2 mts.), por las manchas alargadas y plomizas sobre sus miembros anteriores y sus lados; por el rostro más largo y más estrecho, Los cráneos típicos son en número de 2 solamente; correspon- den á hembras adultas. Daré aquí (Pag. 364) sus medidas según True y las calcularé en centésimos del largo, para compararlas con las medidas de 7. gephyreus. : Como en 7. gephyreus, los intermaxilares presentan, en este tipo, cerca de su medio, una especie de elevación muy convexa ó bosse. Lo que es mucho más importante, en uno de los cráneos tipi- cos, los pterigoideos están también separados como en Sotalia. En realidad, para el género Tursiops, como para varios otros géneros de cetáceos, y animales marinos, nos encontramos con dos tipos: uno, del hemisferio norte, el otro del hemisferio sur, como si estas especies se hubiesen diferenciado desde un tronco común, en dos paises aislados, situadas cada una en un hemisferio y quizás paralelos á la dirección general que tuvieron los antiguos conti- nentes transversales de l'Angara y de (+ondwana! Pero no es el momento de examinar en qué queda actualmente la teoría de la bipolaridad de las especies marinas. Entretanto no se llegue á conocer el esqueleto de 7” catalania, consideraré T. gephyreus como especie distinta de ésta, sea por su tamaño, sea por su coloración, su rostro y sus intermaxilares mu- cho más anchos, su diámetro bi-temporal mucho mayor, etc. El cuadro siguiente (Pág. 363) indica las medidas centesimales de los dos cráneos típicos de 7. catalania, conservados en el British Museum; de los cráneos de los dos esqueletos de 7”. gephyreus del Museo Nacional de Buenos Aires; y en fin, de dos cráneos de 7. tursio; pero es de sentir que de estos últimos dos cráneos no se co- nozcan sino pocas medidas: 362 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. | Abre- 3 ? MEDIDAS DE LOS CRÁNEOS viatu- abso- | “ente- bso- | “ente- ras | lutas | SiMA- | lutas | Sima- les les Largo máximo total del cráneo!.......... L 57 *s| 100 58 “ts| 100 Marco rdel TOStro. a R 3319 | 58,7 | 34 58,6 Diámetro del rostro entre los ángulos ma- O a a ua B 142| 2,9]| 15,9 | 23,9 | Diámetro del rostro á la base de las esco- taduras maxilares. rd Ros bm 16,2 | 284 | 16,2 | 27,9 Diámetro del rostro en el medio de su largo. b TOA LS: 2 TO 17,2 Altura del rostro en el medio de su largo | (ina manita h 4,4 77 3,8 6,5 Diámetro máximo entre los bordes exter- nos de los intermaxilares? 0... 0.0.0... 1611 O A El 19 Diámetro máximo entre los bordes externos delos intermaxilares en el medio del rostro! 1i' 5,6 9,8 5,8 | 10 Largo de la línea dentaria del maxilar..... D, 28 49 27 46 Largo entre el último diente y la base de la escota dura malaria di 6.1 | 10,6 CIMAS De la extremidad del rostro hasta el centro del borde ant. del orificio super. de la nariz, N 40 10,21 41,05 57016 De la extremidad del rostro hasta la extre- midad de la cresta del pterigoide*.......... P 40 70,21. 4E5 [65 Diámetro máximo (bi-squamosal).......... Max. | 28,3 |. 496 | 28 48,3 Diám. inter-orbital (entre el centro del borde de las dos apófisis orbitarias del frontal)..| FF' | 265 | 46,4 | 26,2 | 45,1 Diámetro entre los puntos más superiores de los bordes de las cavidades temporales.| TT! | 225 | 398 | 21,9 | 37,7 Distancia mínima entre los bordes más pos-| | teriores de la cavidad temporal........... tt! 194 | 29 18 al Distancia entre las suturas laterales de los | palatinos y maxilares sao por, 201,022 5,8 qua Largo máximo de la cavidad temporal.... O [Mes lle 19,9 11.2 19,3 Profundidad de la cavidad temporal*...... T, S0 | 14,0 80 | 13,7 Altura máxima de la cavidad temporal....| T | 7,3| 1258 84 | 14,5 Diám. horiz. máximo del agujero occipital.| O | 43 ra) 3) 8,6 Diám. vertic. máximo del agujero occipital.| O! 3.9 il 4,5 0d Altura maxima deltcráneo o HE 129: ANA IA OS Altura superior del ecráneo...........o..... PISO SA a 25,9 Aura lbasilaridelleraneo a e BO 2,1 AT ER6 45 Distancia entre las puntas de los pterigios.| pp! | 6 OS AO ALE Largo máximo de una rama mandibular.. SA VE 48 | 84,1 | 495 89,3 Largo de la línea dentaria de la mandíbula. Ds» 26 ADO A 47,7 Largo de la sínfisis mandibular *.......... 5 Sa 8,1 | 140 Alt. de la mandib. al nivel del último diente.! m 4,2 TE A 8.9 BSCOtadura mandibular re 16.3 128/61 16/3205 Diám. máx. oblicuo del cóndilo mandibular. de 4,4 CUA AO 8,6 Diámetro horizontal del cóndilo........... he 2,8 49| 33 5,1 Altura entre el ángulo inferior y la apófi- | SISICOULOMO Ca. a a E HM 10,2 | 21- | 10,8 18,6 Altura entre el ángulo inferior y el centro! ¡ | delicóndilos.. oo IS el Le SA 9,5 Distan. entre los centros de ambos cóndilos.| CC! 218 | 382 | 224 | 38,6 Diám. del diente mayor (base de la corona).! d 1 LS TAI dul: 1 Dimensiones de los huesos de la pelvis..... — (/8,6x05/15x1| — — Pesordel rana. oo do — |3.270 81] 57,8 [2,885 8:| 49,7 Peso /deslatmaaAibula qna cl cai — 7125 | 12,7 | 820 14,1 Peso total del cráneo con la mandíbula... — [3.955 | 62,4 [3.705 63,8 Pesofdenlasiverntebras aa aos | — |4.900 == == Distancia entre dos planos verticales y paralelos, siendo horizontal el dela boca* Medida á tomar con compás de ramas paralelas. Al nivel del orificio nasal. Más desarrollado. Del punto más elevado del borde externo hasta el borde externo del surco óp- tico del frontal. ” Se tomará siempre el área rugosa, limitada con precisión, y no. la sínfisis propiamente dicha. - 7 Se nota una área rugosa sobre el maxilar como si hubiese habido otro diente abortado. Teniendo en cuenta esta deformación ósea, esta distancia viene á ser, como en el 7, igual á 6,1. >. pm ur *"WNISAJA IN SN € “uNasa] USPUg "“SOP SO[ AP OU A “IB[IXBULISUT UN Sp OYOUR [9p UQLBITPUL Y| UQIQUIL] Jos apaNG "El :951o9] vitoqop A eyuadur sp 1019 UN BpRhp Us so , e , NOTA SOBRE UN DELFIN. LAHILLE | | | ' E | + E | | ZT ¿T | vI 2 yO HI OZ'O | Sn + v6 | A El la a U6T ZLT 62 JE wn H Es E FS | z | ¿'2V | Y'cp ¿'9b Y'st e'6T vr MEX 3 A $ | E | VI | pl ¿PT Ger 14 99 s 6PS E 0'r | = | 308 | TES YOS Tos yicg v'LE IN + + a | 3 en vT T'sT | OT gl Z LL E a s'36 | vel | 61 661 LG | 0% 6 6 1 ES e e ñ 2,18 868 O UpT sil ¡LL o'9p vs Lv% 86 TCp vUp ob Tr 6T G'sT ¡Aa 7 | E = | => gT2 | 702 6'02 GOL e'67 308 ¡5 pe E e | 7 | 902 00 19 To LL ¿88 ON a ; >> | “ Or ls E DIOL pr sor 8'g Lib Is sor = so | E | gr 6p 9p 6p Sr sta ¡a! 3 a S | E 61 506 TT Tar TA vL ¡TT €'8 EN vr | wa | or 86 661 s'91 88 El pas Ter ¿91 0'8 26 | 721 G'sT ¿vt vI 9 19 a 888 A A A 89h | 6L6 v's6 CG 983 vor a0r a 049 896 | 683 | e y'S4 | 286 926 86 8s'£8 ved Y 100)! 00T 674 819 00r | 00T VOT DOT ST ver rL | sy9 O) e (70823) ¿(8 ee) [| (603 | (10) 2 ($) qT68ToN |((3) *T6STON |(5) 9 T6ET YN [(S) BTEBETUN | oy z AS SA[4W1IS93U99) SBPIPIA s830[0sqe SepipoaJA SaA[BuIs9JU99 STPIPITA S9[Y1UIIS9JUID) SVPIPIIN seyn[osqe sepipaTA 53 a O == = a = =s a *AX90) ( QBAHA) 02584M7 * ], “yen snauhñydob >, 901 (AtIL)) vrU0]D07p9 sdors.m J, ES Anat. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1x. Enero 16, 1905. 364 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. En las importantes colecciones cetológicas del Museo de La Plata existe un hermoso esqueleto de Tursiops tursio S' obtenido en Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires), y un cráneo de una hembra en perfecto estado de conservación y muy adulto. Existe, armado también, un esqueleto de un macho, así como dos cráneos de hembras, de la forma que llamo Tursiops gephyreus. Uno de estos cráneos proviene de la costa de Necochea. (Prov. de Buenos Aires). He examinado los unos y los otros y las diferencias entre los cráneos de T. tursiops y T. yephyreus, son tales, que me parecen superiores á los que se pueden considerar como representando simples variaciones dentro de una misma especie. Se distinguen uno de otro por los caracteres siguientes: 1.” Pterigoideos en contacto (7 tursio); aislados (T. gephyreus). 2.” Pterigoideos. Borde posterior de la apófisis casi perpendicular, al eje longitudinal (7. tursio); fuertemente oblicuo (T. ge- phyreus). 3." Pterigoideos. Su cresta es más larga que la cresta palatina (T. tursio); menos larga (T. gephyreus). 4. Pre-maxilar. Extremidad anterior, redondeada (T. tursio); aguda (T. gephyreus). 5.” Maxilar. Fondo de la escotadura cóncavo (17. tursio); convexo (T. gephyreus). 6. Maxilar. Agujeros de la cara superior muy irregulares, de ta- maño variable, 3 en general (7. tursio); cuatro, grandes y casl1 iguales (T. gephyreus). 1.” Dientes menos gruesos (7. tursio); más gruesos (7. yephyreus). Los delfines del Museo Nacional de Buenos Aires, que acabo de examinar, no se pueden confundir, pues, con 7. tursio; y aunque parezcan acercarse más á 7. catalanta presentan caracteres tan marcados que es indispensable darles un nombre distinto. Sólo cuando se obtenga un material suficiente para establecer los límites actuales de variación de T. catalania, se podrá decidir si los presentes delfines deben llamarse: 7. catalania var., gephy- reus ó simplemente T. gephyreus; no perdiendo de vista por otro lado que quien dice: especie, dice artificio, y que los nombres tri ó plurinominales, deben ser evitados. La diagnosis que puede darse de 7”. gephyreus es la siguiente: LAHILLE: NOTA SOBRE UN DELFÍN. 365 TURSIOPS GEPHYREUS Lah. Forma general, esbelta. Pico corto; la mandíbula sobrepasa un poco la maxila superior. Aleta dorsal y borde posterior de la mano poco falciformes, Color gris uniforme; un poco más claro en la región ventral, La hembra más oscura que el macho. Manchas oceladas pequeñas y escasas, de ambos lados del cuerpo á la altura del ano. Largo total, 2 mts. 80, Dientes.—<. a. a Vértebras: C. 7; D. 13; L, 14; C. 24 =58. Largo del rostro, superior á la mitad del largo del cráneo (58,6 en centésimos). : Pterigoideos, no en contacto; carenados en el macho; no en la hembra; sus bordes internos, paralelos en la hembra, divergentes en el macho. Halanses E ELL, €, BL 6: EV 72 Vs 1: EXPLICACIÓN DE LAS LAMINAS. Lámina 1m1.—Tursiops gephyreus Lah. — Cráneo del macho. Lámina 1v.—T. gephyreus Lah.—Cráneo de la hembra. La reducción para los cráneos vistos de perfil, de arriba y de abajo es de 5 del tamaño natural. Es menor para los vistos de atrás. AÑ pe ci ce | 0. Pr Ñ 2 A hos en Ao Wi dd Bi vanas ae y ¡y % Y de A as 00 Me ya Al ie LS ad BL GÉNERO URELLIA MIPTERA EN EL PLATA POR JUAN BRETHES. El Sr. D. Carlos Schrottky, habiéndome mandado una Urellia para su determinación, me ha dado motivo para revisar lo que tiene este Museo de los representantes de dicho género. La especie que por el momento me parece más abundante en los alrededores de Buenos Aires es la Urellia Daphne (Wied.), siéndole sinónimas la Trypeta duplicata Wied. y la Trypeta meteorica Thoms. Tengo ála vista más de 60 ejemplares y de su compara- ción es fácil darse cuenta que la faja oscura que une el estigma con la mancha apical del ala puede ser más ó menos desarrollada como lo demuestran los dibujos que acompaño (fig. 3). Las especies podrán reconocerse por el cuadro siguiente: A. Fascia inter stigmatem et maculam apicalem lata. a. Cellula discoidalis transverse unifasciata.......... U. plagiata (Thoms.) b. Cellula discoidalis transverse multifasciata. es Celliadiscodaliskbiasciatan solas ale lao aleteo U. argentina Bréthes. bi Celluladiscordalis triasclata. dea sleretole lo 0 a piaieio elsa U. bonariensis Bréthes. B. Fascia inter stigmatem et maculam apicalem an- gusta vel nulla. a. Vena longitudinalis 5% haud maculata ............ U. Daphne (Wied.) b. Vena longitudinalis 5% in medio maculata. a. Cellula discoidalis transverse 2-fasciata............ Ú. patagonica Bréthes. h. Cellula discoidalis transverse 1-fasciata............ U. platensis Bréthes. 1. Urellia plagiata (Tuoms.) Br£THES. Trypeta plagiata Thoms., Eug. Resa, Dipt. 583, n” 259 Q (1868). — Bréthes, Catál. Dipt. Plata, in: An. Mus, Nac. Buenos Aires, xvi (3.* Ser. 1x), p. 301 (1907). « Nigricans, glauco-pruinosa, capite cum antennis pedibusque flavis; alis albidis, macula magna posteriore nigra, ramum 368 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. apicalem bifurcatum, inferne ramulos 4 emittente, per pla- gam latam cum cellula postcostali conjuncta. Q Long. 3 mill. Patria: Buenos Aires. T. confluenti Wied. simillima, a precedentibus* alarum plaga obliqua multo latiore, determi- nata, nigra, macula posteriore guttulis 2 costalibus parvis, quarum 2% ante finem rami marginalis cubiti sita imstruc- ta, apice ramum bifurcatum, inferne ramos 4, 1umM breviorem emittente satis superque distincta. » Fig. 1. Urellia plagiata (Thowms.): 1 Un ejemplar bastante estropeado existente en las colecciones del Museo Nacional corresponde bien á esta especie. La mancha apical del ala emite una rama hacia el borde costal al cual toca más cerca de la primera longitudinal que de la segunda; pero antes emite una faja ancha en que está totalmente incluido el nérvulo transverso anterior yendo á parar en el estigma. La mancha apical contiene dos gotas blancas cerca del berde cos- tal, de las cuales la 2* (caso único entre las Ureltia que estudio) está situada antes del contacto de la 2* longitudinal con el borde costal. La mancha emite además dos ramas hacia el ápice del ala y cuatro hacia abajo, quedando una gota blanca en la primera célula posterior en frente del nérvulo transversal posterior. 2. Urellia argentina BrirueEs, n. sp. Q Cinerea, capite pedibusque flavis, oviducto nigro-nitido, alis macula anteapicali nigro-fusca radiata cum stigmate per fas- ciam latam connexa, cellula discoidali transverse bivittata, vena longitudinal 6? prope basin ferrugineo-maculata. Long. 4 mm. Patria: Buenos Aires. Vista de lado, la cabeza es casi cúbica, su borde anterior menor que el posterior. La frente es plana, en trapecio más angosto hacia ' Trypeta glauca, meteorica, femoralis. ¿O BRETHES: EL GÉNERO URELLIA (DIPTERA). - 369 adelante, con una hilera de cinco cerdas junto á cada ojo: la 2*, frente al grupo ocelar, está un poco más adentro. La cerda ante- nar es de un testáceo oscuro y con una muy fina pubescencia hasta la extremidad. La cara tiene una carena longitudinal que se ensan- cha hasta el borde oral, el cual es un poco más prominente. El tó- rax y el abdomen están cubiertos de pelos cortos blancos. Las ma- croquetas dc son 2 y en el escudete hay una de cada lado. Las alas son hialinas con la mancha anteapical estrellada que se une con el estigma por medio de una faja ancha, más ó menos como en la es- pecie anterior. La mancha anteapical emite una rama oblicua has- ta el borde costal, donde llega más cerca de la extremidad de la 1” longitudinal que de la 2”; hacia la punta del ala emite una hor- queta que corresponde más ó menos con la extremidad de las venas 3" y 4” longitudinales; hacia abajo emite cinco ramas, de las cua- les la 3? coincide.con el nérvulo transverso posterior, las 4* y 5* en la célula discoidal. Junto á la 6” vena longitudinal, en la base de la 3* célula posterior, hay una manchita ferrugínea. En la man- cha anteapical se encuentran dos gotas hialinas junto al borde cos- tal, otra gota en la 1* célula posterior en frente del nérvulo trans- verso posterior, y otras dos gotas semihialinas debajo de la 3” vena longitudinal, una de cada lado del nérvulo transverso ante- rior. Acabo de cazar esta Urellia en General Urquiza, cerca de Bue- nos Aires, el 30-x11-1907, razón por la cual no me es dable publi- car el dibujo del ala. Incorporo ese ejemplar a las colecciones del Museo Nacional. 3. Urellia bonariensis BRETHES, d. sp. Q Cinerea, pedibus flavis, oviducto nigro nitido, apice testaceo, alis macula anteapical: nigro-fusca radiata cum stigmate per fasciam latam connexa. Long. (ovid. exc.) 5,5 mm, Patria: Buenos Aires, Luján. Vista de lado, la cabeza es cúbica, los ojos situados más hacia la parte superior. La frente es cuadrada, con una hilera de 8 cer- das testáceas junto á cada ojo: las 2* y 3* (frente á las ocelas) un tanto al interior de la frente y las cuatro últimas (cerca de las an- tenas) más próximas entre si, El tercer artejo antenal casi toca el borde oral que es un tanto prominente. La seta antenar tiene una muy fina pubescencia hasta la extremidad. Palpos testáceos. 310 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Las macroquetas de son 2 después de la sutura transversal y en el escudete hay una de cada lado. El abdomen es ceniciento, asi como la cabeza y el tórax, y como éste, con muchos pelos cortos blancos. El oviducto es negro luciente, su extremidad testácea. Las patas son de un testáceo amarillento, las uñue- las negras. Las alas son hiali- nas con la mancha apical estre- llada: desprende hacia el borde costal una rama angosta que cae como á igual distancia entre las venas 1.* y 2.* longitudinales; hacia lá oxtremidad desprende dos ramas que coinciden en el borde alar con las extremidades de las venas 3” y 4”; hacia atrás desprende varias ramas: dos en la 2* célula posterior, una tercera que coincide con el nérvulo transverso posterior, una cuarta que atraviesa la célula discoidal y va á terminar en el borde alar posterior, una 5* y una sexta más ó menos bien distintas en la célula discoidal que luego se reunen en la 3* célula posterior para bifurcarse de nuevo cerca del borde del ala; un rastro de otra faja en la célula discoidal y de un punto hacia la base de la 3” célula posterior. La faja ancha une la mancha apical con el estigma, quedando incluido en ella el nérvulo transverso anterior. Hay dos gotas blancas en el borde costal, una gota en la primera célula posterior en frente del nérvulo transverso posterior, cuatro gotitas desvanecidas junto al nérvulo transverso anterior, y unas cuatro gotas más ó menos claras en la célula discoidal, El Museo posee un ejemplar seguramente cazado por F. Lynch Arribálzaga; tengo otro que cacé en Luján, el 9. 1. 1905. 4. Urellia Daphne (WizeD.) Britmes. Trypeta Daphne Wied., Auss. zweifl. Ins. 11, 508, n* 51 (1830). * Trypeta duplicata Wied., Auss., zwelfl. Ins. 11, 510, n054 Q (1830). — Lów, Zeitsch. f. Ent. v, 409, t. 2, f. 64 aa -— Brethes, 1. c. p. 300 (1907). Tephritis Daphne Rdi., Dipt. aliq. Strobel, 8. — Brethes, 1. c., p. 301 (1907). * Trypeta meteorica Thoms., Eug. Resa, Dipt. 582, n* 257 (1868). — Brethes, 1. c., p. 300 (1907). BRETHES: EL GÉNERO URELLIA (DIPTERA). 371 SF Q Thorace abdomineque cinereis, albo-pilosis, capite pedi- busque flavis, abdominis segmentis ultimis nigris, nitidis, alis macula preapicali radiata cum stigmate plus minus nigro- fusco per fasciam angustam vel nullam connexa. Long. 3-4 mm. Patria: Buenos Aires. Vista de lado la cabeza es casi cúbica, los ojos estando situados más hacia arriba. La frente es plana, un tanto más angosta bacia adelante que hacia atrás, con una hilera de cinco cerdas cerca de cada ojo, de las cuales la 2*, frente al grupo ocelar, está un poco más adentro. Las antenas tienen un tono testáceo, los dos prime- ros artejos con cortas cerdas negras y el 3% comprimido, subcua- drangular aunque no tan ancho hacia la extremidad; la seta ante- Fig. 3. Urellia Daphne (Wied.): Ls, nar tiene una muy fina pubescencia hasta la extremidad. La cara tiene una carena mediana longitudinal y el borde oral es ligera- mente prominente. Las macroquetas de son 2 después de la sutura transversal, y en el escudete hay una de cada lado. El abdomen como el tórax es de un ceniciento azulado con pelos blancos y el ovipositor es negro luciente. Los pies son de un amarillo testáceo. Las alas son perfectamente hialinas con una mancha en el estigma más ó menos oscura, y la mancha anteapical estrellada negro-fusca. Esa mancha emite una rama oblicua hasta el borde costal, luego una horqueta posterior que concluye más ó menos con las 3* y 4* longitudinales y cuatro ramas inferiores de las cua- les la tercera coincide con el nérvulo transverso posterior y la cuarta está situada oblicuamente en la célula discoidal á igual dis- tancia de los dos nérvulos transversales. En el borde costal están incluidas en la mancha negra dos gotas blancas, la 2* debajo de la 2" vena longitudinal; en la 1* célula posterior hay una gota blanca frente al nérvulo transversal posterior: esa gota puede estar reu- nida con una gotita cerca del nérvulo transverso anterior, ó sepa- 312 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. rarse de ella, En cuanto á la faja que une el estigma con la mancha apical, puede ser más ó menos desarrollada ó bien faltar por completo, de modo que las formas Daphne, duplicata y meteorica no representan sino variantes de una sola especie. 5. Urellia patagonica BriTHES, n. sp. Q Thorace abdomineque cinereis, capite pedibusque flavo-tes- taceis, oviducto nigro-nitido, alis macula anteapicali fusca ra- diata. Long. 4 mm. Patria: Patagonia (Carmen de Patagones). Vista de lado, la cabeza es un poco más larga que alta y el alto anterior es bastante menor que el postericr. La frente es más lar- ga que ancha un tanto más estrechada hacia adelante. Junto á los ojos una hilera de unas 5-6 cerdas bastante finas. Las antenas tie- nen el tercer artejo un tanto acuminado en el ángulo apical exte- rior y la cerda es muy finamente velluda en toda su extensión. El borde oral es un poco prominente y casi toca la extremidad de las antenas. Dos macroquetas de después de la sutura transversal y una de cada lado del escudete. El abdomen es ceniciento, como el tórax, y como él con pelos blancos, El ovipositor es negro luciente. Las patas son de un testáceo amarillento, las uñuelas negras. Las alas tienen el estigma más ó menos oscuro y la mancha fusca anteapical estrellada emite una rama oblicua hacia el borde costal un poco más cerca de la 1* vena longitudinal que de la 2”, dos ramas en la extremidad que coinci- den más ó menos con la extremidad de las venas longitudinales 3* y 4* Fig. 4. Urellia patagonica y cinco ramas inferiores, dos en la ST 2% célula posterior, la tercera que coincide con el nérvulo transverso posterior, la cuarta en la célula discoidal á igual distancia de los dos nérvulos transversos y la quinta en la célula discoidal, debajo del nérvulo transverso anterior: esta rama forma un codo en el medio de la célula tomando una dirección hacia la base del ala. Por fin una faja angosta reúne casi el estigma con la mancha apical; ade- más hay una mancha fusca en la 5” vena Jongitudinal hacia el BRETHES: EL GÉNERO URELLIA (DIPTERA). 313 medio de la célula discoidal. Dos gotas blancas en el borde costal y dos otras en la 1* célula posterior, una cerca del nérvulo trans- verso anterior y otra en frente del nérvulo transverso posterior. El Museo Nacional posee tres ejemplares cazados por Carlos Berg, en 1874, en la Patagonia (Carmen de Patagones). 6. Urellia platensis BrETHES, n. sp. Q Fronte, thorace abdomineque cinereis, oviducto nigro nítido, capite pedibusque flavo-testaceis, alis hyalinis, macula fusca anteapicali radiata. Long. 4 mm. Patria: Buenos Aires; Paraguay: Villa Encarnación. Vista de lado la cabeza es más alta que larga, más ó menos cú- bica y más prominente en la raiz de las antenas que en el borde oral. La frente es más larga que ancha, un tanto estrechada hacia adelante. Junto á los ojos hay una hilera de unas 4 cerdas finas y largas convergentes hacia adentro excepto las del vértice que son erectas. Las antenas tienen especialmente el 3” artejo de un testá- ceo oscuro; el ángulo apical inferior es redondeado y el exterior un tanto agudo; alcanza casi el borde oral. La cerda antenar es muy finamente velluda hasta su extremidad. Palpos testáceos. El tórax 14 Fig. 5. Urellia platensis Brethes: - ; como el abdomen es ceniciento con pelos blancos; las macroquetas dec son dos después de la sutura transversal y el escudo tiene una de cada lado. El oviducto es negro luciento. Las patas son testá- ceas, las uñuelas negras. Las alas son hialinas, con el estigma más ó menos oscuro y la mancha fusca anteapical es radiada: desprende una rama oblicua hacia el borde costal más cerca de la 1* vena longitudinal que de la 2*, dos ramas apicales que coinciden con la extremidad de las venas 3” y 4* longitudinales y cuatro ramas posteriores: dos en la 2” célula posterior, la 3? que coincide con el 374 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. nérvulo transversal posterior. Una mancha más ó menos pronun- ciada ante el nérvulo transverso anterior y otra en la 5% vena longitudinal hacia la mitad de la célula discoidal. Una faja poco Fig. 6. Larva de Urellia platensis Brethes. Al lado están aumentados una mandíbula, un pedazo de epider- mis y un grupo estigmático. ancha une el estigma con la man- - cha anteapical. Dos gotas hialinas en el borde costal, dos otras gotas en la 1* célula posterior, una cerca del nérvulo transversal anterior y otra en frente del transversal posterior. El señor Schrottky me ha tam- bién mandado algunas larvas y pupas de esta especie: las encon- tró en los capitulos de la Chapta- lia nutans (Compositae). La larva es del tipo general de la familia, de unos 5 mm. de lar- go y 1 3/, mm. de ancho mayor. La epidermis está sembrada de dientecitos triangulares microscópicos y los estigmas recuerdan muy bien un grupo de tres diatomáceas del género Vavicula. 5 La pupa es una reducción de la larva: 3 mm. de largo y 1,5 de ancho: se encuentra también en los capitulos de la Chaptalia. NOTAS SOBRE UN BALLENATO DE 2.10 METROS DE LARGO (BALAENOPTERA ACUTO-ROSTRATA LAO.) POR FERNANDO LAHILLE. « When the zoologist wishes to throw into the strongest relief the distinctive characters of diffe- rent species, he selects for comparison fully adult examples; When the anatomist wishes to trace their com- munity of structure and their resemblances, youn- ger specimens are better adapted for this purpose. » W. H. FuLower. En Septiembre 20 próximo pasado, un ballenato, muerto, vino á varar en las orillas del canal de entrada al puerto de Buenos Aires, en donde fué descubierto por el aventajado estudiante de ciencias naturales, señor Martín Doello Jurado, quien dió inme- diato aviso del hecho al Director del Museo Nacional. Desgracia- damente fué descubierto muy tarde, así es que, cuando los prepa- radores fueron á recoger el cetáceo, lo encontraron en plena putre- facción, y los curiosos y desocupados, quienes nunca faltan en un puerto, lo habían tajeado y mutilado de tal manera, que no se pudo reconocer el sexo. Sólo se notó que el lomo y las aletas del' animal estaban de color gris oscuro y que su vientre era blanco. En cuanto á las barbas, habian desaparecido. Se desprendieron sin duda del paladar y cayeron al agua, entretanto flotaba el ca- dáver en el río. El esqueleto es sumamente interesante por ser de un balenóptero recién nacido y por presentar caracteres cranianos muy especiales que corresponden á su estado juvenil. Lo refiero — por los motivos que indicaré al fin de la presente nota —al Little piked Whale del hemisferio Norte, es decir ála Ba- laenoptera acuto-rostrata Lacépede, ó á una de sus variedades. Las fotografías adjuntas (Lámina v), representan la cabeza del joven cetáceo vista de perfil, de arriba, de abajo y de atrás. 376 MUSEO NACIONAL DE BUENOS ATRES. Por curiosidad he pesado las varias partes del esqueleto, obte- niendo el resultado siguiente: Craneo it mr kilos 1,815 Mandala O > 0,880 Columna vertebral.......... > - 2,329 Costillas A as > 0,490 MIE bros A > 0,270 kilos 5,278 Como las vértebras estaban sumamente esponjosas y frágiles, el preparador del Museo tuvo que darles un baño de estearina; por lo tanto, se puede considerar el peso de 5 kilos, como siendo el peso total del esqueleto, cuyo largo total es de 2m10, CRÁNEO. A medida que uno baja en la simbólica escala de las formas de vertebrados pentadactilos, nota la existencia de un mayor número de huesos en los cráneos de los adultos; y los naturalistas (hoy cuán escasos!) que se ocupan de la osteología comparada tratan de indi- car las homologías de cada uno de estos huesos. Como al principio no se hacía distinción entre los que derivan de cartílagos y los que se forman directamente dentro del tejido con- juntivo del embrión, se llegó á resultados incorrectos. Pero los errores fueron aun mayores cuando se trató de reducir el cráneo á una serie de vértebras más ó menos numerosas con sus Correspon- dientes arcos neurales y costillas ! Si nadie trata hoy de descomponer los cráneos en vértebras, nadie, sin embargo, puede dudar que la cabeza como el tronco sea consti- tuida por segmentos. Para poder establecer con rigor las homologías que existen entre los huesos craneanos de dos tipos, sería preciso conocer bien el de- sarrollo de cada hueso, es decir, los puntos y los procesos de su osi- ficación, en los animales que se quiere comparar, teniendo cuidado de basarse sobre un número suficiente de observaciones para no considerar como regla una verdadera excepción. Numerosisimos trabajos de valor (citaré sobre todo los de Wil- cker y Virchow, de Luschka, de Renault y Rambault, Kólliker, LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. ICE Stieda, Albrecht) nos han dado á conocer en cuanto al hombre la historia fundamental de la osificación de su cráneo; pero grandes discusiones demuestran, sin embargo, que para algunas cuestiones no se ha llegado aún á resultados que satisfagan ¿todo el mundo. Los trabajos sobre osificación de esta parte del esqueleto en los demás vertebrados, y á pesar de los estudios de Parker, de Wieders- heim, Bettany, etc., son muy contados. Para ciertas órdenes, los cetáceos por ejemplo, se puede decir que ignoramos todo! Fetos de ballena, no se obtienen todos los días, y cuando un naturalista los recibe desea en general conservarlos más bien enteros, limitándose á describir los caracteres exteriores y la anatomía grosera, Por lo tanto, y hasta que sea posible practicar investigaciones embriológicas, lo único que se puede hacer consiste en la observa- ción directa de los esqueletos más jóvenes, y en la indicación de la existencia y relaciones de huesos que en ellos no se han coosificado aún con los demás. Desgraciadamente los huesos que ofrecen mayor interés en toda la serie de los vertebrados, los que se intercalan entre el segmento occipital y el segmento parietal, se unen entre sí muy temprano, asi que no es fácil poner en claro las relaciones pri- mitivas y las relaciones secundarias de estos elementos con los arcos cefálicos pre y post-bucales. Teniendo presentes estas consideracianes preliminares, podemos abordar el estudio del cráneo de B.acuto-rostrata, juvenis, y como los naturalistas más ilustrados son también los más indulgentes, creo que si no participan de mis convicciones, no me reprocharán ex- presarlas; soy el primero, pues, en considerar á algunas de ellas más bien como hipótesis de investigaciones ó interrogaciones, y no como resultados definitivamente adquiridos. FORMA GENERAL. B. acuto-rostrata es el más pequeño de todos los balenópteros actuales, y según una ley de la evolución, se aproxima por lo tanto más que ningún otro á las formas primitivas de este género. Por otra parte, como el presente esqueleto corresponde á un in- dividuo muy joven, los caracteres ancestrales, tienen que ser más marcados en éste que en los adultos. Las principales particularidades del cráneo que 4 primera vista llaman la atención son: 3718 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 1.2 El largo relativamente grande de los nasales. Mirándolos desde arriba, su borde anterior es casi recto y mirándolos hacia adelante, se nota que el borde de cada uno es en forma de bisel y el perfil de ambos forma un V invertido ó A. Cuyo ángulo agudo es dirigido hacia adelante. Revelan que al principio el orificio nasal estaba situado en los cetáceos más cerca de la punta del rostro, y que ha ido trasladán- dose hacia atrás hasta ocupar, en las formas más evolucionadas, el vértice de la cabeza, á fin de permitir á estos animales de respi- rar sin sacar enteramente el cráneo del agua ni interrumpir un instante sus prodigiosos banquetes. 2.” Lo que acerca más el cráneo de este ballenato á4los cráneos ti- picos de mamiferos y de reptiles, es la convexidad de los parietales. En los mystacocetos actuales y adultos, la cresta occipital ó lambdoidea, (que en ellos corresponde también en su parte ante- rior á la cresta sagital), donde se inserta el músculo temporal, proemina en la fosa temporal de tal modo, que la cara externa de los parietales es sumamente cóncava; dando así á los cráneos de estos animales el aspecto característico que tienen. Como lo demuestra el cráneo que examino, este carácter repre- senta una adquisición secundaria provocada por el aumento de peso de la mandíbula y el desarrollo concomitante de su principal músculo elevador. El alargamiento del rostro y de la mandíbula y el aumento de las distancias entre los cóndilos mandibulares son á su vez provo- cados por la tendencia del animal en aumentar las dimensiones de su aparato prehensor de alimentos. 3.” Una pequeña asimetría en el cráneo. La apófisis nasal ó as- cendiente del maxilar derecho es notablemente más desarrollada que la del maxilar izquierdo. No sería por acaso una indicación de un parentesco, mayor de lo que se cree entre los mystacocetos y los odontocetos. En estos últimos, como bien se sabe, los huesos de la cara en la región nasal son siempre asimétricos. Se nota otra asimetría en la parte infero-posterior derecha del cráneo del ballenato. El foramen condilar por donde pasa el hi- pogloso, existe sólo del lado izquierdo; del lado derecho no está aislado del foramen lacerum posterius. El nervio sale, pues, por este lado junto con los 9%; 10%, y 11*. ¿Acaso no sería un indicio de la existencia de una asimetría nerviosa? Una asimetría en los nervios vaso-motores por ejemplo, podría LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 319 producir una nutrición distinta de ambos lados del cráneo y por lo tanto un desarrollo desigual de órganos al principio simétricos. Pero, si esta causa de deformación unilateral pudiese invocarse en los cetáceos para explicar la disimetría craneana, quedaría siempre por averiguar sus factores, es decir, las necesidades que la determinan; ¡quien resolverá este problema! BP BO Fig. 1. Interior del cráneo de B. acuto-rostrata. (Como el cráneo ha sido re- presentado inclinado hacia adelante para ver mejor los segmentos internos, el rostro se ye en escorzo ). V, vómer. QJ, apófisis malar (quadrato-jugal) N, nasal. del temporal. Fa, frontal anterior. BF, basi- frontal. P, parietal. AF, alas frontales (orbito-esfenoideo ). Pt, pterigoideo. BE, basi -etmoideo. AP, alas parietales (alisfenoideo ). PF, pre-frontal. BP, basi- parietal. M, maxillar. BO, basi-occipital. PM, pre -maxillar. O, occipital (ex-occipital). Después de haber tomado todas las medidas del cráneo de B, acuto-rostrato que me parecieron importantes para establecer sus AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. Enero 17, 1908. 26 380 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. proporciones caracteristicas y poder compararlo con las de los demás balenópteros, le hice verdaderamente saltar la tapa de los sesos y me encontré en presencia de la caja craneana representada por la figura adjunta. (Fig. 1). Se ven los tres segmentos basilares posteriores cuyo conjunto artístico hace recordar escudos de armas imperiales ó pontificias! SEGMENTO OCCIPITAL. En el ballenato, el basi-occipital mide 64 mm. de largo, y mirán- dolo de perfil, uno observa que está constituido por dos huesos. En el hombre (según Rambault, Renault, Albrecht) el basi-occi- pital, sería constituido también por dos huesos, y al primero ó más posterior de ellos Albrecht (1883) ha dado el nombre de basiótico. El basi-occipital anterior del ballenate, presenta, por debajo, ver- ticalmente y de ambos lados, una cresta longitudinal (cresta perió- tica) y por arriba, una depresión transversal bastante profunda. El basi-occipital posterior, forma un tubérculo sobre el cual se ven los límites infero-internos de las caras condilianas. Representa, sin duda ninguna, el tercer condilo ó condilo basilar de las tortugas. Basta para convencerse, comparar con la fotografía de la lámina V un occipital de un Chelone mydas, por ejemplo. Es muy posible que bajo la designación de tercer cóndilo se confunde en el hombre dos formaciones distintas: 1. Puede ser que el basi-occipital guarde por «arrét de déve- loppement» su forma primitiva. En este caso los cóndilos laterales se encuentran, como en los peces y anfibios, formados por los ex- occipitales exclusivamente. El tercer cóndilo representa entonces, cuando aparece, el cóndi- Jo inferior de la tortuga y de los reptiles, y la parte mediana del cóndilo de los cocodrilos y de las aves. 2. La presencia de un tercer cóndilo correspondería, segín Lachi, á un pre-atlas (1895 Boll. R. Accad. med, di Genova ). Este autor da siempre á esta formación este significado. Es evidente, sin embargo, que el primer caso puede existir, qui- zá aun con mayor frecuencia que el segundo. Pero esta teoría del pre-atlas no me satisface, porque sería muy singular encontrar sólo en el hombre, —y de vez en cuando—un ele- mento rudimentario que no existiera al estado de desarrollo en LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 391 ningún otro animal, Por lo tanto, en este segundo caso, es decir, cuando las dos facetas articulares del basi-occipital se hayan ale- jado una de otra para unirse con las facetas condilianas ex-occipi- tales y formar con ellas los cóndilos laterales, creo con Kalenski (Konigsberg, 1893) que si aparece un tercer cóndilo, este entonces es simplemente la osificación del ligamento occipito-odontoidiano medio. De todos modos, para el ballenato, no hay duda posible, su tercer cóndilo con sus dos facetas laterales aun en contacto arriba y atrás, representa bien el tercer cóndilo de los reptiles, ó la parte que en los peces se articula directamente con el centrum de la pri- mera vértebra, En los peces, el cráneo no puede efectuar movimientos propios; es decir, independientes de los de la columna vertebral. Los cóndi- los ex-occipitales son pues destinados al principio á sostener el crá- neo y ligarlo más intimamente con la columna. En los anfibios conservan esta función, pero las nuevas necesidades de la vida al aire libre Ó sobre el suelo, hacen que estos cóndilos se disponen poco á poco de tal modo que llegan á permitir algún desplaza- miento y pequeños movimientos de rotación de la cabeza, Pero estos movimientos propios de la cabeza, no se efectuarán con amplitud y facilidad, sino en los tipos más elevados, cuando los cóndilos laterales se hayan aproximado mucho del centro del basi- occipital ó se hayan fusionado con él; ó en fin, que éste existe sólo. En la gran mayoría de los mamiferos, los movimientos propios de la cabeza, se hacen factibles por una serie de adaptaciones distin- tas. El nivel de rotación en vez de ser cráneo-vertebral, se encuen- tra para ellos entre las dos primeras vértebras: atlas y axis. De este modo el cóndilo impar, es decir, verdaderamente articular, desapa- rece, ó se divide en dos mitades que se unen á los cóndilos ex-occl- pitales, para reforzar el rol primitivo y esencial de éstos, un rol de sostén. Los ex occipitales del ballenato, están en contacto casi sola y exclusivamente con el basi-occipital posterior. Del lado externo se unen al hueso compuesto al cual se da el nombre de temporal y á una pequeña parte de los parietales. El supra-occipital, es en realidad, constituido por tres huesos (fig. 2, SO). El más posterior entra en relación únicamente con los ex-occipitales, lo llamaré: inter-occipital. Un otro hueso mucho más delgado, más blanco también, forma la parte anterior del supra- occipital. Es en relación con los parietales y representa en realidad 382 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. un verdadero inter-parietal. Sus límites laterales con el inter- occipital, se encuentran marcados por una escotadura; como en el hombre (fig. 3, 2). Fig. 2. Balaenoptera acuto-rostrata Lac. SO, supra-occipital del ballenato constituido por: IO. inter-occipital; IP, inter- parietal y IF, inter-frontal. Vi, Vi, Ve y Vo — vértebras cervicales. La 2*, 4* y 6*, vistas por su cara supe- rior. La 1* por la cara inferior. Debajo de la extremidad anterior del supra-occipital, se ve un último hueso (IF) que penetra como una cuña entre los frontales y f " MI ana Fig. 3. Homo sapiens L. 1. Desarrollo de la escama occipital en el hombre, según Stieda (1892); los elementos que la constituyen representan para mí un inter-occipital IO, inter - parietal, IP, inter -frontal IF. 2. Occipital de un recién nacido, según Gegenbaur. BO, basi- occipital; EO, ex- occipital; IO, inter-occipital aislado aun del inter-parietal por una hendidura en los costados. 3. Occipital de un hombre (in Stieda). IF, huesos llamados por Ficalbi, pre- interparietales, en algunos mamíferos (algunas veces coosificados) y encontrados también en fetos humanos por Wilcker y Wirchow. IP, inter- parietal; IO, inter- occipital. Según Stieda, pueden aún coosificarse con la escama. A notar la pequeña hendidura que existe sobre los costados entre el inter- occipital y el inter-parietal del ballenato fig. 2. LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 383 que se prolonga hacia atrás para concluir casi al nivel.de la protu- berancia occipital externa. Este hueso es un ¿inter-frontal y corresponde al hueso llamado frontal en los reptiles. De modo que los frontales de los cetáceos, y quizá de los demás mamiferos, corresponden álos frontales ante- riores de los reptiles. Dentro de un momento veremos dónde se encuentran los post- frontales. Al principio el inter-frontal estaba en relación con los nasales, pero la aproximación de los frontales anteriores uno á otro para cerrar hacia adelante la cavidad craneana, hizo retroceder el inter-frontal. La continuación de este mismo proceso en otros mamiferos, es decir, la aproximación de los parietales, causada esta vez por una diminución del ancho de la boca, hizo retroceder aun más el inter- frontal que se encuentra situado al fin, detrás de los parietales. La figura 3, representa la constitución del supra-occipital en el hombre y se ve, que cuando no falta ninguno de sus elementos, es formado también, como en los cetáceos, por tres huesos, que con- sidero como: inter-occipital (IO ), inter-parietal (IP) é inter-fron- tal (IF). Los inter-frontales llamados: pre-inter-parietales por Ficalbi, pueden ser únicos. Lo mismo los dos inter-parietales. Alguna vez los tres pares de huesos se encuentran aislados todos; otra vez todos unidos. Las variaciones de osificación del esternón, demuestra además que los huesos situados sobre la línea sagital del cuerpo, pueden proceder indistintamente de uno ó de dos puntos de osificación, El segundo caso, representa sin embargo, —y por lo menos para el esternón, — el modo más primitivo de desarrollo. SEGMENTO PARIETAL. El largo del basi-esfenoide, que propondré llamar más bien basi- parietal, es igual al largo del basi-occipital, pero sus apófisis ó alas laterales lo hacen aparecer como más voluminoso. Su ancho mínimo es de 55 mm. y sus alas, medidas por debajo, tienen un largo de 50 mm, Su cara interna es un poco cóncava y su borde anterior presenta una curva de forma elegante. Las alas del basi-parietal (Ali-esphenoide), presentan en su borde 384 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. posterior una escotadura que parece dividirlas en dos pares. Nacen las dos del borde lateral y superior del centro del basi-parietal; las alitas á un nivel un poco más inferior que las alas. Estas se continúan directamente y hacia arriba con los parietales, que apa- recen como la propia prolongación de aquéllas, Las alas parietales soportan por debajo los pterigoideos. Cada uno de estos huesos parece doble; existe por lo tanto un endo-pterigoideo y un ecto-pterigoideo. Este correspondería al traspalatino de los reptiles ó al meso-pterigoideo de los peces. En el hombre, al cual hay que referirse siempre, á causa de los numerosos estudios á que su embriología ha dado lugar, considero el basi-esfenoide como siendo también doble. La figura adjunta (fig. 4) representa este hueso en un feto de ocho meses y vemos que Fig. 4. Homo sapiens L. Osificación del esfenoideo de un feto de ocho meses. (Según Sappey). BF, basi-frontal (pre - esfenoide). AF, ala frontal (orbito-esfenoides). El ángulo antero-interno corresponde quizá al centrum de la mitad anterior del basi -frontal. BPa, basi-parietal anterior (parte anterior del basi-esfenoideo). APa, ala del basi-parietal anterior (ali -esfenoideo). BPp, y APp. basi-parietal posterior y su ala(= parte posterior del basi- esfenoideo ). Pti, Pte, endo y ecto-pterigoideo. encontramos los dos centros anteriores de osificación del basi-esfe- noide ya reunidos y de ambos lados notamos las grandes alas. Un poco más atrás se ven los dos centros posteriores aun aislados y fuera de ellos una zona de osificación que corresponde á las alitas parietales del ballenato. Las apófisis anteriores ú alas parietales anteriores soportan los ecto-pterigoides y las alas parietales pos- teriores soportan los endo-pterigoides. Los parietales en el ballenato son muy desarrollados y, como lo he dicho al principio, presentan esta particularidad notable. de ser ._n_—— í LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 39D fuertemente convexos hacia el exterior en vez de ser cóncavos como en los adultos. Mirando los parietales por su cara interna, se nota debajo de ellos en el ángulo antero-superior y en contacto con los frontales Fig. 5. Phoca de Weddell (Leptonychotes Weddellz). Cráneo visto de arriba. Reducción c. a: Se F, frontal (frontal anterior ). PF, frontal posterior. P, parietal. anteriores, un par de huesos casi fusionados con los parietales, que son para mi verdaderos post-frontales. En un cráneo que tengo de la foca de Weddell* y que figuro (fig. 5) se encuentran también estos mismos huesos. t A propósito de esta foca, no será quizá inútil indicar aquí los nombres sis- temáticos que deben llevar las demás focas antárticas. 386 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Hasta en el hombre, Semmring, Gruber, Tarin, etc., han descrito parietales divididos oblicuamente en parte superior y en parte in- ferior. La sutura es algunas veces paralela á la sutura sagital y la parte superior representa para mí un verdadero post-frontal. Qui- zá algunos huesos considerados como wormianos bregmáticos, no son en realidad sino los rudimentos de estos mismos elementos! Antes de poder afirmar que un hueso es wormiano verdadero, es decir, que proviene de un punto de osificación accesorio (añadido ú obtenido por división anormal de otro punto), sería menester co- Familia: PHOCIDAE. Sub-familia: LOBODONINAE (4 géneros). Foca blanca ó de los cangrejos Lobodon carcinophagus (Jacq. y Puch.) Gray. Foca de Ross ó de ojos grandes Ommatophoca Rossi Gray. Leopardo marino ó foca de los patos Hydrurga leptonyx (Blv.) Gistel. Falso leopardo marino ó foca de Weddell Leptonychotes Weddellí ( Less.) Gill. Sub-familia: CYSTOPHORINAE (2 géneros ). Elefante marino ó foca de aceite Mirounga leonina (L.) Allen. El segundo género de esta sub-familia, Cystophora, es monotipico como todos los géneros anteriores del hemisferio austral; comprende, pues, una sola especie: la foca crestuda, Cystophora cristata (Gmel.) Nilsson. Familia: OTARIIDAE (6 géneros). León marino ó lobo de un pelo Otaria leonina (Mol.) Péron nec L. Lobo de dos pelos (de Patagonia) Arctocephalus australis (Zimm.) Allen. Pudiendo encontrarse también en el Estrecho de Magallanes, Canal Beagle, Cabo de Hornos, etc., una especie de lobos de dos pelos (del Pacifico Sur) Arc- tocephalus Philippi (Pet.) Peters. No tengo conocimiento que el 4. antarcticus (Thunb.) All. de la costa Oeste de Sud Africa se haya aun encontrado en nuestros mares. La pura verdad es que el estudio biológico y faunistico de los Pinnipedos que viven en nuestras aguas no ha sido empezado aún, á pesar de su importancia industrial y comercial in- discutible. Eumetopias jubata (Schrebr.) Allen, ó león marino de Steller, representa en el hemisferio Norte á nuestro león marino de Pernetty, Otaria leonina; entretanto el género Callotaria representa en el Pacifico Norte nuestros lobos de dos pelos: Arctocephalus. J. A. Allen, quien se ha ocupado tan especialmente de los Pinnípedos, propone llamar nuestra otaria común: Otaria byrunia (Blv.), con el pretexto que el nombre especifico leonina se usa para otro género de la familia de las focas. Es una exageración no justificada. Bien se comprende que no se puede indicar en la nomenclatura dos géneros distintos con un solo nombre; pero no hay in- conveniente alguno en adoptar un mismo calificativo para especies de géneros distintos. Cuántas especies se llaman nigrescens ó nitidus, albicans, gigas, fascia- tus, etc., etc.; sin embargo creo que nunca jamás los naturalistas se atreverán á proponer que cada uno de estos calificativos sea usado para una sola y única especie ! LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 387 nocer perfectamente el desarrollo normal y la anatomía comparada, actualmente tan descuidada, no sólo por los que se ocupan del hom- bre, sino también por los naturalistas, cuya tendencia desgraciada es limitar de más en más el campo de sus observaciones. Olvidan que para tener una idea exacta de un edificio hay que recorrer todos sus pisos, muchas veces pues será la disposición de uno de ellos que explicará las particularidades extrañas presentadas por algún otro. Aunque haya que temer el confundir homologías con simples analogías producidas por la adaptación á un mismo modo de vida, creo que existen las mayores afinidades entre los cetáceos y los ictiosaurios, reptiles marinos, que desde el Trias al cretáceo se CL cm CL Fig. 6. B. acuto-rostrata Lac. Parte supero - posterior del cráneo. Mx, maxilar. IP, inter - parietal. N, nasal. QJ, apófisis malar del esquamosal. FA, frontal anterior. O, occipital. PF, post-frontal. IO, inter - occipital. IF, inter-frontal. CL, cóndilo lateral. P, parietal. CM, cóndilo medio. encuentran tanto en el Norte como en el Sur (Inglaterra, Francia, Antillas, Chile, Nueva Zelandia, Australia, etc.), y cuyo largo máxi- mo no pasaba de los 10 metros, dimensiones en relación con las de Balaena marginata y de B. acuto-rostrata, tipos de ballenas y de balenópteros actuales los menos alejados de las formas primitivas. 388 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Los ictiosaurios me parecen, sin embargo, demasiado especiali- zados para que sea posible considerarlos como el tronco de origen de los cetáceos; creo, que tanto para los unos como para los otros, hay que buscar el punto de derivación en el Trias inferior, en los anfibios stegocéfalos. Al lado del cráneo del ballenato (fig. 6) represento un cráneo del Capitosaurus nasutus V. Meyer (fig. 7), del Trias (Silesia, E9 so O Fig. 7. Capitosaurus nasutus v. Meyer. Pmx, pre-maxillar. PF, post-frontal. “E, Epi-otico Mx, maxillar. Po, post-orbitario. So, supra - occipital. N, nasal. psq, pre-squamosal. lo, inter- occipital. La, lacrimal. Sq, squamosal. Op, opistótico. Fa, frontal anterior. P, parietal. O, occipital. F, frontal. IP, inter- parietal. EO, ex-occipital. * IF, inter -frontal. ST, supra -temporal. BO, basi-occipital. J, jugal. QJ, quadrato-Jugal. Fp, frontal posterior. Q, quadrado. Wirtemberg). En la mitad izquierda doy la nomenclatura de los huesos según Zittel, y en la mitad derecha la que corresponde á mi interpretación. : Como en el ballenato, el vómer en estos animales interviene en gran parte en la constitución del paladar. LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 389 Entre los cetáceos y los ictiosaurios, y de un modo general en- tre los vertebrados, cuyo rostro se alarga en forma de pico por el desarrollo del pre-maxilar y maxilar, el orificio nasal queda hacia atrás y parece por lo tanto acercarse al ojo. Los ictiosaurios, como los demás reptiles, tenían una circulación incompleta y sus plástidos estaban acostumbrados á vivir así con una sangre incompletamente oxigenada. Sus necesidades respira- torias no eran tan grandes como para los mamiferos, asi es que los orificios nasales quedaron en la base y sobre los costados del rostro, separados de la cavidad orbitaria por el lacrimal y el prefrontal. Pero en los cetáceos, para facilitar la respiración los dos orificios nasales han ido poco á poco uno hacia el otro y de laterales se han hecho dorsales. Esta tendencia: 1. produjo la diminución progre- siva de los huesos nasales, 2.0 hizo subir al mismo tiempo los fron- tales anteriores que podían de ese modo clausurar por delante la cavidad craneana, lo que representa otra gran ventaja. Los cetáceos han conservado el doble cóndilo de los anfibios agregándole el central de los reptiles, SEGMENTO FRONTAL. El pre-esfenoideo del ballenato, ó mejor dicho el basi-frontal, mide 50 mm, de largo en su medio, por 84 de ancho máximo. Su contorno general es hexagonal y su cara superior convexa. Se ar- ticula por su lado antero-lateral con el frontal que no llega á tener relación con el basi-parietal ó sus alas. Las alas del basi-frontal nacen de la mitad anterior y superior del centrum, se dirigen casi horizontalmente hacia el borde antero- lateral de este centro, pero no pasan más allá y se unen con la parte superior y con la parte posterior á las apófisis orbitarias del frontal. Se unen atrás con la mitad posterior del centrum formando asi el puente por debajo del cual pasa el nervio óptico. La cara interna de los dos frontales es muy cóncava, y si en el ángulo postero-inferior los parietales se unen á estos huesos por todo su espesor, recubren solamente los frontales en el ángulo antero-superior, estando allí los frontales en continuación directa con los post-frontales, y sobre todo con el inter-frontal. Este com- pleta por arriba el segmento. 390 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. SEGMENTO ETMOIDAL. La parte posterior del mesetmoide, mejor dicho del basi-etmoidal, se encuentra ya soldada con el basi-frontal y, para el que mira des- de el interior de la cavidad craneana, aparece como una apófisis si- tuada entre las alas basi-frontales. Presenta dos alas laterales con las cuales el vómer se encuentra ya coosificado. Este último hueso se extiende hacia atrás hasta la mitad del basi-parietal. En el ballenato, los turbinales, ó etmoides laterales, no estaban sin duda muy osificados y el preparador los ha suprimido desgra- ciadamente. Los nasales parecen corresponder á huesos de membrana desti- nados al principio, á completar por arriba el presente segmento, Son verdaderos inter-turbinales. MANDÍBULA. En el primer tercio de la mandibula, en las inmediaciones de la apófisis, el surco dentario es muy profundo y dilatado en su fondo. Está situado más cerca de la cara externa de la mandíbula que de la cara interna. Pero toma una dirección oblicua y viene 4ocapar en el tercio medio, el borde interno del hueso. En fin, en el último tercio vuelve hacia la línea superior y mediana de la mandibula y concluye antes de llegar á la base de la apófisis coronoldea. Esta desviación me parece en relación con la posición en la cara supero-externa del tercio medio de la mandíbula de cinco orificios situados en hilera. Corresponden el foramen del mentón del hombre ú orificio del canal dentario inferior por donde sale el nervio dentario inferior y una arteriola. El Director del Museo Nacional, llamó hace tiempo mi atención sobre el carácter reptiliano de la presencia en la mandíbula de los cetáceos, de estos múltiples orificios. En todos los demás mamife- ros no existiría sino uno solo. El diagrama adjunto (fig. 8), inspirado por uno de Flover, re- presenta las principales relaciones inter-óseas de los elementos del cráneo y de la cara, tales como las concibo, y teniendo en cuenta las últimas observaciones que acabo de hacer sobre el ballenato y sobre la constitución del esquamosal. LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 391 La necesidad de aislar en el dibujo huesos normalmente super- puestos y de representar en un solo plan los tres planes del espacio, re-bucales y viscerales anteriores, en los vertebrados pentadáctilos. OO o ENE no permite hacer resaltar todas las relaciones á la vez. Para los seis huesos peri-orbitarios primitivos * se necesitaría otro esquema. Tal como es, se ven los cuatro macromeridos basilares, divididos O (mm ( á $. Diagrama de los somitos cranianos y de los arcos pre O Ss. ' Pre-frontal por arriba; jugal por abajo; supra-orbitario ú supra-ciliar y lacri- mal por delante; post-frontal y post-orbitario ó pre-squamosal por atrás. 399 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. cada uno en dos micromeridos. El basi-occipital (B O), el basi-pa- rietal (BP) ó basi-esfenoideo, el basi-frontal (BF) ó pre-esfenoideo, y el basi-etmoideo (BE) ó mesetmoide osificado y cartilaginoso. Los micromeridos anteriores del basi-parietal y basi-frontal pre- sentan un par de alas: alas parietales (A P) ó ali-esfenoideo, y alas frontales (A F) ú orbito-esfenoideo. Los macromeridos basilares son, por arriba y respectivamente, en relación con los occipitales (0) (= exoccipitales), los parietales (P), los frontales (F) (= pre-frontales), los etmoidales (E) (=etmo y maxilo turbinales). Junto al frontal (= pre-frontal) se puede observar un supra-or- bitario (5), y juntos al parietal: un post-frontal (PF) y un post- orbitario (PO). Cerrando la caja craneana por arriba, se encuentran los inter-occipitales (1-0) (=supra-occipital ó parte de él), los in- ter-parietales (IP), los inter-frontales (1 F') y los inter-etmoi- dales (I E) (— nasales). Alguna vez ambos huesos de un mismo segmento y de la zona sagital se unen entre sí ó más bien no se dividen. Por debajo: el basi-parietal está en relación directa con los endo y ecto-pterigoideos (Pti y Pte); el basi-etmoidal posterior ó el basi- frontal anterior lo es con los vómeres (V 0) que se unen en uno solo en las formas superiores. En el ballenato, el hueso que se llama squamosal, presenta tres fuertes apófisis, cuya más interna se divide á su vezen dos. La apó- fisis anterior representa el quadrato-jugal y entra en relación con el jugal (J) y el lacrimal (La). La apófisis posterior sirve para la ar- ticulación de la mandíbula (Md) y representa el cuadrado (Q)), unido en los peces, por el meta-pterygoideo, con el jugo-mandibular. La tercer apófisis bifida representa el simplectico (S y) y sirve, en el ballenato como en los peces, para la articulación del segundo arco visceral [ (arco-hyoidiano: stylo-hyal, S Y; epi-hyal E Y; ce- rato-hyal (C Y), basi-hyal, B Y; thyro-hyal, (T h y)] al mismo tiempo que entra en relación con la extremidad posterior del pteri- goideo que se continua hacia adelante por el palatino (P 1) el maxi- lar (M x) y el premaxilar (P mx). En cuanto á los huesos derivados de la cápsula auditiva primiti- va, podemos considerar la parte petrosa como representando á la, vez el epi, espheno y ptero-otico. Lo que se llama vulgarmente el caracol de bailena es el timpánico, en cuanto al opistótico y al proótico me parecen unidos con el squamosal, como lo muestra una división muy profunda que se nota aún en los balenópteros adultos y que es visible en la fosa temporal. LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 393 El martillo y el yunque, derivados del cartílago de Meckel, per- tenecen al primer arco visceral ó arco mandibular; el estribo deri- va del segundo arco visceral ó arco hyoideo. El cuadro siguiente indica algunas medidas absolutas y centesi- males del ballenato que examinamos, en relación con medidas cen- tesimales de una Balaenoptera acuto-rostrata, hembra joven, de 3 metros de largo, conservada en el Museo de la Universidad de Edinburgo, y estudiada por W. Turner. (The lesser Rorqual: Balaenoptera rostrata, in the Scottish seas, with observations on its anatomy. Proc. Roy. Soc. Edinburgh, Sess. 1891-92, pp. 36-75). Como la punta del rostro del ballenato estaba rota, he aumenta- do el largo de la cabeza de 20 mm. que representan lo que faltaba, más ó menos, á los premaxilares. MEDIDAS DEL CRÁNEO. Ballenato B. acuto- | Í y 1 anat | Nombres de las medidas | Abrevia- d medidas ES | : | turas medidas cen- medidas absolutas | tesimales | centesim. Largo del cráneo (Largo cóndilo- ets. premaxilar, línea recta)......... L 54,5 100 (S1 cts.) PargordeltostrO ado osas)! R 30 95,0 62,5 | Largo del maxilar (de la punta al| borde posterior apófisis nasal).. Mx 31 67,8 67,2 Largo del premaxilar.............| Ex 39,9 65,1 64,6 Desde el borde anterior del aguje- ro raquídeo (encima del vertex) hasta la extremidad del rostro! | (ENPANCA Lectb)e. 0. marta LSo + RSo 59,0 100,9 — Desde el borde anterigr del agujero | raquideo (encima del vertex) has- ta el borde superior del occipu- Cro (linea rectal, ses LSo 13,8 23,3 o Ancho máximo del cráneo........ Max 30,2 59,8 50,0 Ancho del rostro en su base...... B 18,9 34,1 31,3 Ancho del rostro en su medio..... b 10,9 20.0 27O Ancho por el medio de los bordes | orbitarios de los frontales....... ENE | 27,0 49,5 46,9 Ancho máximo de la apófisis na- sal del maxilar detrás de la base! dl TOS a A DMx (3007 25| 55-45 | 45,3 Ancho máximo entre los bordes ex-| ternos de ambos premaxilares.. DeX | 7,0 12,8 9,4 Ancho máximo entre los bordes in- ternos de ambos premaxilares.... DPxi 3,6 10,2 7,8 Altura máxima desde el yertex! hasta los pterygoideos.......... HC 18,2 39,3 — Largo de la mandíbula (en línea rectal. e aa trafeiea | Md 505; 92,6%] 93,8 Largo de la mandíbula siguiendo! | la Gira ext Me o 072 98,4 Altura de la mandíbula en el cón A E E E a | Me | 4,8 831. 109 Altura de la mandíbula en el co- | TOOL CO ia e HM | da 14,4 13,3 Altura de la mandíbula en la sin-| | | SI A a | Hs | 2, 49 AS, ' La apófisis nasal derecha es más ancha que la izquierda. 394 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. OTRAS MEDIDAS DEL CRÁNEO DEL BALLENATO. Dimensio- | Dimensio- Nombres de las medidas nes nes cente- absolutas | simales Del borde superior occipital hasta la punta del pre- IA or asa obs mae ouoo oa vOr 390 11.5 Distancia entre los bordes externos de los dos prema- xiaresjen elimedio del rostro | 93) Largo máximo de los nasales por arriba .............. 13 12.8 'Anecho máximo de los mas les 35 6.4 Largo del borde externo de las apófisis orbitarias del | frontal (línea LEC A a lago toas 110 20.1 Desde la punta del rostro hasta el borde posterior del VOM e Nal do NO: 450 82.5 Profundidad de la cavidad orbitaria (del medio del | borde de la apófisis orbitaria del frontal al borde su- | peor de pair Re: 92 17.0 Relación entre la base del rostro y la distancia inter- parietal (línea tangente al borde posterior de la apó- Ley 50 fisis nasal del A ONE Rs A Rostro, Altura en sumedió. eo ie ads pardos | 50 | Jl UE AMA CO o mí 13.2 > » Diámetro horizontal mínimo....... 46 8.4 > > Distancia mínima entre ambos...... 45 8.2 Agujero raquídeo. Diámetro horizontal máximo...... 58 05 » > Diámetro vertical máximo......... | 35 | 6.4 | Cavidad orbitaria. Diámetro horizontal máximo...... 86 | 14.6 > > Altura máxima (entre hueso malar y apotisistorbitar and elote O Ie | 58 10.6 Palatino A | 131 24.0 > Distancia mínima a los bordes latero- Superiores densa A EN OLEO Rad 96 res Extremidad del rostro hasta el borde anterior de los palatino rai ecad 280 51.3 Extremidad del rostro hasta la extremidad posterior de las a potlsisaptena od elle: 445 S1.6-- Apófisis pterigoideas. Distancia entre las puntas de | AD A a | 70 | 12.8 Temporales (Apófisis mandibulares). Distancia E | lostextremos dema et tattoo 235 46.7 Maxllar: Largo dela cara ameno | 360 | 65.9 > Distancia entre los bordes externos de sus | apófisis frontales al nivel del medio de los nasales... 88 | 16.1 Parietales: Margo lateral Mimo | 186 34.1 Basisoccaipitalilbaro porndeba oO | 64 | 11.6 Cráneo. Diámetro entre ambos ángulos formados por| | las apófisis (malar y pterigoidea) del temporal..... | 221 40.5 Cráneo. Distancia entre las extremidades de las apófi- | sistorbitarias del mal A 257 47.1 Cráneo. Diámetro al nivel del borde antero-superior deliSupra=ocelpitala aria aio ted Uri 135 24.7 Cráneo. Distancia entre los bordes externos de las apó- isis iparamastoldeas iaa lo lio Del ate Poe ataca 226 — COLUMNA VERTEBRAL. En B. acuto-rostrata, la composición de la columna vertebral se puede considerar como casl fija, Es la siguiente: C7;D 11; L 192; Ca 18=48. LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 395 Y Escrich, quien ha estudiado en Noruega una gran cantidad de individuos, dice: «In all the foetus of the Vaagehwal ts by me, I found 48 vertebrae». Pues bien, en el ballenato que estudio, la composición es idénti- ca. Las 18 caudales pueden dividirse: en caudales propiamente dichas que corresponden á los huesos en V y en vértebras pinicas, (de pinna, aleta) que no presentan ni arcos neurales, ni huesos en V y que corresponden á la aleta caudal. En el presente individuo éstas son en forma de segmentos esfé- ricos, con una canaleta que divide por el medio su cara externa. La fórmula vertebral del ballenato es, pues, la siguiente: CEDIDA O 6 E be = 48: El cuadro siguiente indica las principales dimensiones delas vér- tebras, pero hay que advertir, que en el largo de los centros, no van comprendidos los discos inter-vertebrales, En B. acuto-rostrata de Europa, el número de huesos en V es en general de 9 y alguna vez de 8. En el ballenato no he visto sino Y, pero puede ser muy bien que el último ó los dos últimos reducidos á nódulos aun poco osificados se hayan extraviado. Los arcos neurales á esta edad no están aun unidos con los cen- bros. Quien considera la columna vertebral, nota en seguida el gran tamaño que alcanzan las lumbares, principalmente las últimas, y comprende que sirven de punto de inserción á la masa muscular más importante del tronco, ó la que preside á la natación más ac- tiva. De las vértebras cervicales, sólo son osificados los centros (opis- tocélicos) y los arcos neurales. Los pedúnculos de éstos son muy achatados y dispuestos en el plano mismo del centro. Las láminas presentan al contrario una torsión de 90% sobre los pedúnculos. - (Fig. 2, pág. 382.) La inserción de la lámina sobre el centro es paralela ú éste en las primeras vértebras, luego oblicua, y en fin, á la 14.* vértebra, se pone perpendicular á éste. Los dos arcos neurales de cada vértebra, llegan al contacto sólo en la décima vértebra y naturalmente siguen del mismo modo en las siguientes. Ana. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3”, T. 1x. FEBRERO 19, 1908. 27 396 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. DIMENSIONES DE LAS VÉRTEBRAS. (Medidas absolutas). Centrum Pe e Distancia | | tura del | exterior de Nos pe blase arco neural la apófisis | Largo Diámetro Altura transversa 1 (E 15 66 | 16 50 = 2 ca 19 69 | 42 42 — 3 058 S 65 42 al — 4 C 4 6 66 43 31 — 5 C 5 9 66 46 29 — 6 C6 9 63 A7 30 — dl Oi 13 64 50 27 = S ¡DIAL S 64 50 38 -- 9 D 2 12 67 50 39 — | 10 D3 16 70 51 45 — | EE Da 19 70 51 46 — 12 DES 21 ¿Al 51 44 * -— 13 D6 24 71 51 ad * (5 14 107 26 13 52 47 * — ¡| 15 Ds 27 74 52 | 44 + — 16 DAS 26 74 52 40 + = 17 D10 30 15 57 46 — 18 DE 29 16 55 53 - [LOA] Al 29 76 33 373) 147 | 20 1 31 78 54 56 151 | 21 L 3 34 16 56 54 152 22 La 30 (6 59 53) 162 23 1 34 77 62 ay 166 | 24 L 6 35 78 63 571 164 25 1 36 (8 62 | 38 165 26 LS 39 78 65 Dí 167 ¡| 27 O 44 78 | 65 ay 157 | 28 L10 45 | 19 | 68 62 148 29 L11 46 s0 | 65 57 127 30 L12 46 s0 | El 52 122 31 Cal 47 76 74 45 114 | 32 Ca 2 46 (6 did 40 | 95 [TS AUGE 46 76 76 38 sí 34 Ca 4 43 70 712 30 sl 35 Ca 5 38 62 66 20 70 386 | Ca 6 34 58 ay 12 59 [ST URCAR 31 56 973) — 51 38 Ca 8 27 51 50 =-- = 39 Ca 9 22 40 40 -- — 40 | Cal0 18 30 50 =- — 41 ; Call 16 28 28 — — 42 ¡ Ca12 15 23 23 = = 2 Ca 8 13 20 20 A 44 Ca 14 10 15 15 — 45 | Cal5 10 12 12 + Es 46 Ca 16 8 10 10 — — 47 Ca L7 6 S 8 EN 48 | CalS | — -— = = * Cifras aproximadas. El arco neural está roto é incompleto. ** Las apófisis transversas de las vértebras dorsales son aun simplemente car- tilaginosas. En las cuatro últimas, se nota un núcleo huesoso que se unirá más tarde al centrum. LAHILLE: NOTAS SOBRE UN BALLENATO. 397 ÁLTURA DE LOS HUESOS EN V. Nos. de las Clase Posición y altura de los huesos Vértebras de Vértebras en V. 30 ma -- A eS E 9 mm 31 rl VA ta 2 32 | 02 | OE 31 >» 33 EA AL IO AA ere 31» 34 QUA A UE 30 >» 35 OS Vo soR ls AE 36 CAMO tl a As 20. >» 37 OA 38 AS DIMENSIONES DE LAS COSTILLAS. Nos. Le! La ? Dm? ¡| Nos. Le La Dm 1 232 186 19 MG 316 259 11 2 392 270 17 S 290 945 11 3 378 307 17 9 0265 226 19 4 394 312 14 10 246 LS 11 5 380 298 12 11 230 215 8 6 341 972 11 pa = pe E ESCÁPULA. Largo máximo: 165 (0/, del cráneo: 30.2). Altura (línea normal á la cavidad glenoidea) 110 (0/, del cráneo 20,1). Largo del acro- mión 40. Ancho del acromión á su base. 23. Dimensiones de la cavidad glenoidea 3, 8 2 7 NOTA SOBRE LOS Z0ARCIDOS ARGENTINOS POR FERNANDO LAHILLE. La familia de los Zoarcidos es una de las más interesantes entre todas las que derivan directamente de los Acantopterigios perci- formes ó típicos. Nos enseña cómo los peces litorales y nécticos se han adaptado poco á poco á la vida béntica ó sobre los fondos y á la vida abisal ó en aguas profundas. Las escamas ciclóideas disminuyen de dimensión, no alcanzan ya á recubrirse una á otra y desaparecen sobre la porción anterior de la cabeza primero (Caneolepis), luego en otras formas sobre toda la cabeza y el tronco (Lycodalepis); y finalmente en otras, sobre la región caudal también. Los radios de la dorsal, todos espinosos en los Blenniidae, se ponen blandos en los Zoarcidos en la región anterior de la dorsal primero (Zoarces) y después en toda su extensión en los demás géneros. La boca aumenta de tamaño á medida que los alimentos escasean. El cuerpo toma de más en más el aspecto de anguila y su extremi- dad posterior se termina en punta con una caudal de estructura homocerca y de forma gefirocerca. En Zoarces y en Lycodonus, aun se nota una pequeña diferencia- ción de la caudal, pero en todos los demás representantes de la familia, las aletas impares conservan la disposición típica primi- tiva y forman una sola aleta contínua. Las ventrales nunca filiformes, van atrofiándose progresiva- mente y en un grupo (Gymnoline) concluyen por desaparecer. Por efecto de la conservación ó de la reaparición de caracteres más primitivos, los Zoarcidos llegan á presentar formas tan pare- cidas 4 las de los Gádidos, que como lo hizo notar Boulenger, es difícil en algunos casos referir una especie á una ú otra de estas dos familias. AQ4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. El foramen del hipercoracoide ó escápula que parece constante en los zoárcidos y ausente en los gádidos, permite distinguirlos prácticamente. Por otro lado, casi todos los zoárcidos tienen una seudobranquia y este órgano no existe en los gádidos. En los primeros, los ciegos pilóricos son escasos ó nulos; en los segundos son bien desarrollados. En los primeros la aleta caudal es muy raras veces distinta de la dorsal y de la anal; en los segun- dos siemprese puede notar, haciendo excepción el género Murae- nolepis de la región Horniana que no tiene tampoco pteriglos ventrales! En un trabajo que publiqué en el Boletín del Centro Naval,* esta- blecí que el límite del territorio nacional pasa por la línea conti- nental (isobata: — 200 12) que divide las faunas de fondo ó bénticas en litorales y abisales. Por otro lado, las intersecciones de dos otras líneas (latitud 34” 40'2 y longitud 72” O. de Greenwich), con la línea continental, permiten definir la extensión de aguas marl- nas cuya fauna debe ser considerada como argentina. Incluiré, por lo tanto, en los catálogos de nuestra fauna territo- rial marítima, los animales que se encuentran dentro de estas líneas. La temperatura media anual de la superficie del mar nos permi- tirá establecer luego subdivisiones un poco naturales. Digo un poco, pues la palabra división, significa en realidad artificio. Por fauna antártica, consideramos únicamente la que se en- cuentra dentro del interior del Circulo polar, que pasa ahora por los 66” 30" de latitud Sud. La fauna sub-antártica será la comprendida entre el Circulo polar y la isoterma de superficie + 7”. La fauna patagónica corresponderá á la zona del mar continen- tal, limitadas por los isotermas + 7? y + 14”. En fin, entre las líneas 4-14” y +15%5 al norte de la cual empiezan las aguas templadas (costas marítimas de las Repúblicas del Uruguay y del Brasil), encontraremos la fauna marplatense. La repartición en familias de los peces del grupo de los zoar- cidos, es tan artificial que mientras Boulenger reune en una sola: Zoarces, Scytalina, Drepodichthys, Brotula, etc., losictiólogos nor- teamericanos hacen de cada uno de estos peces un tipo de familia distinta! Por razón de comodidad, es decir para facilitar los estudios, ad- 1 El dominio nacional de la pesca maritima, 1906. LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 405 mito para los zoarcidos los límites adoptados por Brown-Goode y Bean en su «Oceanic ichthyology >» (1895) y por Jordán y Ever- mann (Fishes of North and Middle America, p. 11, 1898). Así que esta familia se definirá del modo siguiente: ZOARCIDAE. Peces fisoclistos cuyo cuerpo alargado es más ó menos anguili- forme, desnudo ó cubierto con muy pequeñas escamas cicloideas encajadas en la piel; cabeza larga; boca grande con dientes cóni- cos en las máxilas y á veces en el vómer y los palatinos; huesos de la cabeza no armados. Membranas branquiales ampliamente unidas al istmo; orificio branquial reducido á una hendidura verti- cal, seudobranquia presente; cuatro branquias, una hendidura des- pués de la cuarta. Aletas dorsal y anal muy largas, sólo con radios blandos ó dorsal con algunas espinas en su porción posterior; aletas verticales casi siempre confiuentes alrededor de la cola; pectorales pequeñas; ventrales yugulares muy pequeñas ó ausentes; sl existen su inserción es atrás del ojo. Línea lateral obsoleta ó poco desarrollada, á veces unida por debajo detrás de las pectora- les, á veces enviando una rama sobre la línea mediana, por detrás. Branquias chicas; ciegos pilóricos rudimentarios; ano alejado de la cabeza. Cerca de 15 géneros y 50 especies. Peces de las profun- didades, principalmente de los mares árticos y antárticos; algunos de ellos por lo menos, son vivíparos y algunos bajan hasta consi- derable profundidad. El Dr. Gill ha indicado! los caracteres del esqueleto de los zoar- cidos; ó más bien dicho del esqueleto del Zoarces anguillaris que estudió (Proc. Ac. Nat, Sci. Phil., 1884); pero como la familia de los Zoarcidae comprende formas tan distintas, 4 mi parecer una generalización es prematura y arriesgada. Convendría estu- diar antes, y por lo menos, un tipo en cada subfamilia, 1 Porción órbito-rostral del cráneo contractada y más corta que la porción posterior; la cavidad craneana abierta por delante, pero limitada lateralmente por la expansión del parasfenoide, quese une con los frontales. Supra - occipital declive y tectiforme atrás; occipitales inclinados hacia adelante á lo largo de los lados del supraoccipital; cóndilos exoccipitales distantes; hipercoracoide agujereado cerca de su centro; hipocoracoide con un apófisis inferior hacia la post -escápula,. 406 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Los zoarcidos definidos dentro de los límites anteriores, se dividen en tres subfamilias. 3 fmu baja atrás.... Zoarcinae [ presentes. Aleta dorsal + Y ¿ : :d A pS Aletas ventrales . 1 no interrumpida... ycodinae ¡NRUSCOLOS ri no NE Gymnelinae La primera subfamilia contiene un sólo género (Zoarces) que no está representado en nuestros mares; la segunda contiene diez géneros y la tercera cuatro. Los géneros encontrados hasta la fecha en nuestro litoral son los siguientes: LYCODINAE. Al > ES dientes. Apéndices infra - bucales. sin escamas...... Platea Steind ls | 4 3 Tronco | con escamas.... Crossostomus Lah. E > í E , >, sin escamas...... Lycodalepis Bleek. - LajaMronco a , E z | dentados. e - | ESCAMOSO ....... E = | Dorsal | > > l | muy elevada. Tronco y cola escamosos. Caneolepis Lah. [ E menos largas que a los adultos. Velo bucal bulo r0-poco desarrollado ec Lycodes Reinh. * Y B - - Ventrales ¡6. Dientes mandibulares en | P | más largas que 77 | (Velo bucal bien | | | desarrollado.) | 268 series ROO LIO Phucocoetes Jen. A z ls. T Tubos porigeros........ Ilmocoetes Jen. ¡; Radios branquios- | | tegos GYMNELINAE. Maxilas con [ iguales, pequeños, dispuestos en varias hileras Maynea Cunn. dientes | desiguales, largos, en una sola hilera........ Melanostigma Gthr. LYCODINAE. Los géneros de esta sub-familia se pueden dividir según no ten- gan ó tengan dientes sobre el vómer. Todos los tipos del primer grupo (Aprodon, Lycodopsis, Embryx), y hasta el viaje de Plate, no se conocian sino en el Pacifico. Pero en las importantes coleccio- nes de este naturalista, Steindachner encontró una forma á que dió el nombre de Platea, y que representa en el Atlántico los Lycodinos desprovistos de dientes vomerinos. A la verdad, Platea fué reco- NAAA LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 407 gido á la entrada del estrecho de Magallanes, y bien puede prove- nir del Pacífico. Como Crossostomus, Embryx y Lycodopsis, Platea no presenta tampoco dientes palatinos, y por el alargamiento de su cuerpo, se intercala entre estos dos últimos géneros?, Por su habitat, se acerca más á Lycodopsis y no 4 Embryx ó á Aprodon, que viven en grandes profundidades. Los géneros que forman el segundo grupo de los Lycodinae ofre- cen una dentadura completa, es decir: tienen dientes sobre las má- xilas, los palatinos y el vómer, y hemos visto en la página 406 como podían distinguirse los que se encuentran en nuestros mares, —pero hay que avisar que con las palabras tronco y cola se debe entender las regiones del cuerpo situadas respectivamente, entre la cabeza y el origen de la aleta anal, y entre éste y la última vértebra. El género nuevo que voy á describir bajo el nombre de Caneole- pis difiere tanto de los demás Lycodinae por la gran altura de su dorsal, que se podría considerar quizás como formando el tipo de otra sub-familia distinta, Platea. Platea Steindachner, Die Fische der Sammlung Plate. Zool. Jarb. suppl. 1898, 323, Cuerpo en forma de anguila, Los intermaxilares forman exclu- sivamente el borde superior de la boca, hasta la comisura bucal, y presentan, como la máxila inferior, una sola hilera ancha de dien- tes incisivos fuertemente apretados, y cuyo borde libre es cortado transversalmente. Dientes vomerinos y palatinos ausentes. Aletas verticales unidas. Ventrales aproximadas una á otra, á radios cor- tos; su inserción como en £Lycodes, sobre la cara ventral adelante de las pectorales. Platea insignis STEIND. _ El único ejemplar encontrado en Tierra del Fuego por Plate, á la entrada del Estrecho de Magallanes (Cabo Espiritu Santo) y descrito por Steindachner, medía 26,5 centímetros de largo. Lo 1 L—(8-9) HU en £ycodopsis; L—10 HU en Platea; S— (12-16) HU en Embryz. 408 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. represento en la figura 1(3,3a, 3b), pág. 409, según el dibujo original del autor (1. c., tab, 20, fig. 12-120). La cola es más de dos veces tan larga como el resto del cuerpo. La cabeza es deprimida, chata por arriba y convexa sobre los cos- tados. Hocico redondo. La fenta branquial empieza cerca de la mitad de la altura de la base de la pectoral. Steindachner hace no- tar que las pequeñas escamillas engastadas en la piel, solo se en- cuentran en la segunda mitad de la cola. Asi Platea, respecto á este caracter, se acerca á Lycodalepis. Se acerca, por otro lado á Crossos- tomus fimbriatus por los pequeños apéndices en forma de tentácu- los cortos y ovalados que se encuentran debajo de la máxila infe- rior. Tiene también una hilera de estos mismos sobre los bordes laterales del hocico. Disca., 100 A car 90 Mis: Las principales proporciones indicadas por Steindachner, son las siguientes: Largo de la cabeza: 7,4; mayor altura del tronco 14,5; en el largo total. Diámetro del ojo ca. 6,4; largo del hocico, más de 3,66; diámetro de la frente ca. 5,25; diámetro máximo de la cabe- za ca. 1,5; altura de la cabeza ca, 2 veces; largo de la pectoral ca. 1,5; dela ventral, un poco más que 4 veces en el largo de la cabeza. Es sin duda ninguna al presente género y á la presente especie que se refieren las dos hembras de un largo de ca. 260mm. de la colección del Dr. A, Ohlín, y de los cuales el profesor F. A. Smitt, dice lo siguiente!: « Dents des máchoires tranchantes, unisérielles, mais avec le vomer et les os palatins toutá fait édentés. Les exem- plaires étaient si décomposés que je n'ai pu conserver que les sque- lettes incomplets, et l'ovaire á pen prés múr de l'un, avec des oeufs de 4mm. de diamétre. 1l est bien évident que ces exemplaires appartiennent a un genre nouveau de cette famille, mais les matériaux me semblent trop in- suffisants pour létablissement d'un tel genre ». Crossostomus Lan. Steindachner había colocado en /luocoetes fimbriatus, un pez de 25,2 centimetros de largo, encontrado en la costa atlántica de Tie- rra de Fuego (Cabo Espíritu Santo), en compañía de Platea, pre- sentando como éste tubos porigeros, y que estaba, como éste, en- teramente desprovisto de dientes en el vómer y los palatinos. 1 L, *cit., p. 46. 4 NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 409 LAHILLE *"sO1J9UIJU90 ¿9 :ae¡duralo [9p [e4ngeu ourBuIey "DIU zz 099 UIRIp :ez9qeo e] ep aoriedns agaed A mooq 'qg '»g **puroyg subas 090, T "8 —SO1J9U1IJUOO Ze :aepduralo 19p [e.1nyeu oueue) 690 OS 3 YY] (Uf 09 puloyS) 51702.4quyY $NUOJ08804/) "2 — *SOXJOUIJUOO PEZ “[YANJLU OVBULL) (*PUIOS 290] 7 $9Jw00MY JT *1 "SH Ye PALA la pe ES $ A Ep * SNS 410 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. En ictiología descriptiva, se conviene tácita y actualmente en dar á este carácter un valor genérico. Por eso propondré designar por el nombre de Crossostomus (ygossos flejo, srwp.a boca) el pez encontrado por Plate y descrito por Steindachner. Se distingue con facilidad de Pletea por la presencia de escamas en el tronco, Crossostomus fimbriatus (Steind. nec Jen.) Lan. Lycodes (Iluocoetes) fimbriatus Steind. Fische Samml. Plate, pág. 322, taf. 20, fig. 10-100. 1D 0 310) A. ca 60. Na: color marrón claro con marmoraciones más ó menos extensas de un marrón más oscuro sobre la cabeza asi como sobre el tronco. La fenta de la boca mucho más ancha que larga. El lado supe- rior es muy fuertemente desarrollado, espeso, y forma en su borde interno numerosos pliegues transversales que cubren el borde de la maxila inferior, cuando la boca está cerrada. El labio inferior es también grueso y forma sobre los costados de la mandíbula un colgajo libre. Rodean el hocico en una forma de corona sobre su borde lateral y de cada lado hay tres dilataciones tubulares de la piel en la ex- tremidad de las cuales se abre un poro. Se notan Y un poco más cortos sobre la mandíbula ó dentro del labio inferior, sobre la cara inferior de la cabeza... Las ventrales son muy cortas (ca. Y veces en el largo de las pec- torales;...-): Las principales proporciones indicadas por Steindachner son las siguientes: EW= == PATA NR 1 ME El hocico entra un poco más de 3 veces en la cabeza y el diáme- metro de ésta es cerca de 1,6 del largo. Su altura es menor que 1,5 de su largo. Lycodes. Lycodes Reinhardt, Kóngl. Dansk. Vidensk. Selsk. Naturv., vu, 1838, 153. Cuerpo moderadamente alargado, más ó menos anguiliforme, puntiagudo por atrás. Altura del cuerpo, de 6 á 10 veces en el A LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 411 largo; cabeza oblonga; boca casi horizontal; mandíbula inclusa; dientes cónicos en las maxilas, el vómer y los palatinos; los de las maxilas y de los palatinos generalmente en una sola hilera, Aleta dorsal empieza después de la base de la pectoral, sin espina; los radios son todos blandos y articulados; pectorales regulares, inser- tadas más bien alto, su contorno redondeado; aletas ventrales pe- queñas, de 3á 4 radios. Escamas chicas y engastadas, presentes en parte ó totalidad del cuerpo; el área escamosa es más extensa en el adulto que en el joven. Línea lateral débil, á veces apenas visible, normalmente sim ple por atrás, después de las pectorales y siguiendo el contorno de la ventral, algunas veces cop una rama accesoria que sigue el medio del costado; la rama mediana generalmente ausente. Sin vejiga natatoria, sin papila anal; 2 ó ningún ciego pilórico. En general, el macho tiene la cabeza y la boca más gran- des que las de la hembra, y los labios más espesos. (Jord. y Everm., 1. c., p. 24-61). Se podría agregar aqui: el velo intra-bucal es nulo ó muy poco desarrollado, y las ventrales son más grandes que la cuarta parte de las pectorales. Jordan y Evermann han establecido por Lycodes nebulosus Kró- yer y L. semi-nudus Reinh. el sub-género: Lycias, caracterizado por la Incalización de las escamas en la región caudal; pero reco- nocen ellos mismos que sería quizás conveniente colocar estas especies en el género: Lycodalepis. Es también mi opinión, y creo que en Lycodes deben entrar únicamente las especies cuyo tronco y cola son escamosos, y en Lycodalepis las que no presentan esca- mas, ó que las tienen localizadas únicamente en la región caudal. Claro es que entre Lycodalepis mucosus (Rich.) enteramente des- provisto de escamas tanto sobre el cuerpo como sobre las aletas y Lycodes Esmarki Collet, de aletas y cuerpo escamosos, tendremos formas de transición. Por ejemplo, en Lycodalepis polaris (Sab.) y Lycodes semi -nudus (Rein.) algunas escamas existirán en la región caudal, las aletas quedando sin embargo, sin escamas, Pero en L. nebulosus, la aleta dorsal presentará también algunas otras escamas, y la aleta anal será aún desnuda ó con muy pocas escamillas. ¿Qué demuestra todo esto? Para las personas que creen en la discontinuidad, y cuyas concepciones revistan, como dice Houssay, una forma estática (matemáticos), no siendo posible establecer entre Lycodalepis y Lycodes una Larrera de una precisión absoluta, el género de Bleeker (1834) tiene que ser reunido al género de Reinhardt (1838). AnNaL. Mus. Nac. Bs. As., SER. 3", T. IX. FEBRERO 20, 1908. 28 ALO MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Al contrario, las personas que ven la naturaleza toda en evolu- ción continua y cuya mentalidad reviste por lo tanto una forma dinámica (geómetras), encontrarán normal la existencia de formas de transición. Harán en las series continuas de formas, cortes ó sec- ciones que sabrán ser artificiales y les darán sin embargo nombres distintos para señalar los rumbos de la evolución y las modifica- ciones alcanzadas. Cuando se tienden rieles en el desierto, se des- lindan de distancia en distancia sobre la vía continua, estaciones cuyos nombres indican el valor numérico del trayecto que las se- para sea del punto de partida, sea de cualquier otro de las líneas que se cruzan y se entrecruzan. Por este motivo me gusta la creación de Lycodalepis. Reunirá pues los peces á estudiar, cuando se trate de averiguar las causas que transforman los peces escamosos en peces desnudos. Lycodes macrops GTHAR. Gúnther, Shore Fishes Exp. Challenger. Zoology, Vol. 1, Lám. xo. b. El único representante conocido hasta la fecha en nuestras aguas, del género Lycodes, fué encontrado por el Challenger en la estación 309, en el estrecho de Magallanes, y fué descrito así por el gran ictiólogo inglés: «El largo de la cabeza es un poco mayor que la del tronco y un poco menor que un quinto del largo total. Ojos grandes, ?/, del largo de la cabeza y más largos que el hocico. Este es ancho. La máxila superior recubre la inferior. Dientes en hileras de ancho PA S SS SS S QS A Fig. 2. Lycodes macrops Gthr., tamaño natural. mediano, casi iguales en tamaño; un pequeño islote de dientes en el vómer y unos pocos en la región anterior de los palatinos. Sur- co profundo á lo largo del infraorbital y mandíbula. Orificio res- piratorio de un ancho regular. Dorsal empieza arriba de la parte posterior de la pectoral. Cada ventral reducida á un filamento LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 413 corto y simple. Amarillento con 9 fajas anchas de un marrón oscuro, á través dela parte superior del pez, aisladas una de otra por un intervalo muy estrecho de color tierra. Las fajas más claras en su centro, sub-oceladas, se extienden en la dorsal. Una faja morena extendida desde el hocico, á través del ojo hasta el fin del opérculo. Cara inferior de la cabeza y abdomen negruzcos. Largo del individuo 5 pulgadas ?. Estación 309; profundidad 40-140 fathoms? ». Lycodalepis BLEeEkER, Lycodalepis Bleeker, Verl. Akad. Amst. Ed. 2. vn, 1874, p. 369. He indicado (pág. 411) los motivos que me inducen á conservar el presente género. Se caracterizará por la ausencia total de esca- mas, ó por lo menos por la ausencia de éstas en la cabeza y en el tronco, es decir, en toda la región pre-anal del pez. Las dos especies encontradas hasta la fecha en nuestras costas se pueden distinguir una de otra, del modo siguiente: + E | puntiagudo, oscuro. 6 == => = MOD 7... L. Moreno: Lah. 39 | — El e ¡ redondeado, blanco. a 2 =- =D al L. laticinctus (Berg). l JT Lycodalepis Morenoi Lan. n. sp. (Lám. vi). El 27 de Agosto próximo pasado, un vapor de pesca obtuvo frente al cabo San Antonio (36” 20' latitud sud), y en fondos de 15 á 20 metros, un representante de este género (Lycodalepis), señala- do solo hasta la fecha en el Océano ártico; estrecho de Behring (Lycodalepis polaris) y en las demás regiones árcticas de América (Lycodalepis mucosus) y Groenlandia (L. semi-nudus, L. nebulosus). Llamaré á la nueva especie: Lycodalepis Morenoi, en honor al fundador del Museo de La Plata, Dr. Francisco P. Moreno, quien 1 12 centimetros 5. 2 73, 15-156 mts. * Q =largo post-anal; pG — aA —aV — largo post-abdominal; e Y — distancia minima entre los ojos (frente); Y — diámetro horizontal del ojo. al , ” 1 VIRAY A14 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. primero en el país comprendió la importancia de un laboratorio marítimo y luchó para obtener su creación, El ZLycodalepis Morenoi, es un pez más bien grande. La dimen- sión máxima del que he estudiado es de 620mm. que se descompo- nen del modo siguiente: Cabeza 115; Tronco 160; Cola 335%; proyección de la porción caudal de la aleta 10 mm. En centésimos: T—18 U=26 Q =58. En relación al ojo: T=—12,7 Y y en relación al soma: 5,3 T=5S. Por otra parte: SE 100: pG=0:/620; LP =2/69L.V. oY,=.2,66 Y: El peso del pescado era de 1.050 gramos y su volúmen de 1.080 ems, El color general es marrón oscuro, y todo el cuerpo parece sal- picado de manchas blancas, de formas irregulares. Mirando al animal de perfil y de un poco lejos, se nota sobre el tronco y la cola la existencia de seis manchas blancas principales, es decir de mayor tamaño, que forman como fajas oblicuas, que se extienden hasta la línea mediana del cuerpo ó un poco más abajo. La faja principal corresponde á la extremidad posterior de las pectorales y la faja siguiente está situada un poco atrás del origen de la aleta anal. Lycodes Esmarki Coll. presenta una disposición semejante. Sobre la parte inferior del cuerpo correspondiendo á la aleta anal, se ven diez manchas blancas, dispuestas de un modo un poco más irregular. La cabeza, el tronco y todas las aletas, son enteramente des- nudos. Solo sobre la cola, existen algunas escamas aisladas, incrus- tadas en la piel. Son tanto más aproximadas, cuanto más cercana de la punta es la región que se considera. Se asemejan ú las de Caneolepis, pues tienen la forma de un vidrio de reloj; pero son más pequeñas (el diámetro medio de estas escamas es de (1m55) y las estrias circulares no están interrumpidas por líneas radiadas, como en Caneolepis. La aleta dorsal, empieza un poco atrás de la inserción de las pectorales. Su origen no se puede fijar con precisión, porque esta aleta está revestida de una piel espesa, debajo de la cual se encuentra un tejido gelatinoso muy abundante, que imposibilita contar también con exactitud el número de radios. La piel, como en Melanostigma gelatinosum, no adhiere al cuer- po en L. Morenoi. La dorsal se continúa directamente con la anal, describiendo á la extremidad posterior del pez, una semi-circunferencia. Su altu- LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 415 ra es de 30mm.; el largo de su base: 500mm. y sus radios son cerca de cien. La aleta anal, muestra radios más marcados, en número de 70. Su altura es de 15m. y su largo de 333mm. La extremidad de ca- da radio está indicada por un pequeño lobulo. Las pectorales son más bien grandes (70mm. de largo ), de con- torno elipsoidal; constan de 18 radios. Los seis ó siete radios infe- riores, son libres hacia su extremidad distal. La base de inserción de cada una es de 34mm. y la distancia entre sus inserciones ventra- les es de 42mm. Las ventrales, pequeñas, están formadas de tres radios, y el me- diano —el más largo — mide 26mm. Están separadas entre si, por una distancia de 7mm. Su inserción es un poco anterior, á la linea que pasa por el ángulo inferior de los orificios branquiales. Las medidas siguientes, indican los elementos necesarios para reconstruir gráficamente los perfiles de este pez. | * Distancia | Altura Anchura 1] desde la | correspon- correspon- | extremidad diente del diente del del hocico á:: | cuerpo cuerpo | (AA DA SS abso- | | abso- | abso- luta % S | luta | %S | luta | % S | mm mm min Orificio nasal (e N).....00coc...o. 1454 9:80 | Oil 48 | 7.0 Centrosdel ojo (CY 40 o E ds Ss: | Borde mas posterior del pre-opér- | | | ca o a da 90 | 13.9 | 50 | 8.2 77 |12.6 Borde más posterior del opérculo | 0 IS OA TES 115 |18.0 | 50 | 8.2 64 | 10.5 Altura máxima del cuerpo (H U)..| 220 |36 0 60 | 9.8 60 9.8 Raiz anterior de la pectoral (a P).| 116 | 19.0 55 | 9.0 60 9.8 Raiz anterior de la dorsal (a D)...| 133 | 22.1 193) 9.0 38 95 Raíz anterior de la ventral (a V ).. SAA ls 230 108.2 77 | 12.6 Centros del ano (Ci ooo 25 |45.0 62 | 10.2 "1054 8.8 Raiz anterior de la anal (aA)....| 29 | 48.3 59 SJAT d4 8.8 Cabeza. —Es fuertemente achatada. Su contorno general, en el plano frontal es elipsoidal: su cara anterior ó inferior es entera- mente blanca y su superficie superior ó posterior, atrás de los ojos, es de un color blanco sucio, con algunas manchas oscuras. 416 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Los ojos ovalados (diámetro horizontal ó mayor 9Ymm.) están aproximados (distancia inter -ocular: 22mm.), Los tubos nasales enteramente blancos son divergentes y miden Omm5 de largo. Los labios son muy carnosos, y arriba del superior, se notan en número de ocho, poros mucosos voluminosos, blancos, situados en el fondo de depresiones y dispuestos según una línea cóncava hácia arriba. La fenta respiratoria es pequeña (30mm.), enteramente lateral y concluye al nivel del segundo tercio de la base de la pectoral. Esta base mide 34mm. El borde superior del opérculo, forma una especie de prolon- gamiento redondeado, inmediatamente adelante de la inserción superior de la pectoral. Los labios en la cara interna que corresponde á los dientes, pre- sentan un pequeño flejo. El orificio bucal es un poco inferior, no terminal, Su altura má- xima es de 33m. y su ancho de 46mm. La:región cloacal es saliente y cilíndrica, de 15mm. de diámetro. La línea lateral es muy poco indicada, por una serie de puntos blancos, colocados á intérvalos de 4 4 6MM, uno de otro. Los dientes de este animal son cónicos, todos pequeños. Sobre los premaxilares, están dispuestos en dos ó tres hileras en la región delantera y luego atrás, en una sola. Sobre el dentario forman, siempre en la parte mediana, hasta cuatro hileras y una sola sobre los costados. Existen dientes en el vómer y en los palatinos. La placa de dientes vomerinos es circular y escotada un poco hacia atrás. Los dientes premaxilares, se extienden sobre un largo de 18mm. es decir, sólo sobre la mitad del borde bucal, pero los dientes del dentario se extienden hasta el ángulo de la boca. El diámetro de la placa de dientes del vómer es de 7mm. y el largo de la hilera de dientes palatinos es de 25 milímetros. Los dibujos de la lámina adjunta darán una idea más completa de la disposición de las manchas y de las particularidades exterio- res de este animal. Podría darse al presente pez el nombre vulgar de: pez limaza, para expresar su aspecto mucoso. El individuo que acabo de examinar, ha sido depositado en las colecciones ictiológicas del Museo Nacional de Buenos Aires. LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 417 Lycodalepis laticinetus (Bera) Lan. Lycodes laticinctus Berg. An. Mus. Nac. de Buenos Aires, t.1v, 1895, p. 71, lám. 1, fig. 2. En su « Enumeración de los peces marinos » el doctor Berg hizo conocer bajo el nombre de Lycodes laticinctus un ejemplar (15,5 cts de lar- go. Ancho de la cabeza 16mm.) de un pez reco- gido en la desembocadura del río Santa Cruz. He podido estudiarlo y cerciorarme que perte- nece al género Lycodalepis. Represento adjunto el ejemplar típico, porque la fig. 2, de la lám. 1, A B Fig. 3. — Inversión del punto de vista. Para el estático, A representa líneas blancas sobre fondo negro y B,líneas negras sobre fondo blanco; pero, para el dinamista, si B proviene de A, B representa siempre líneas blancas sobre fondo negro. El primer espíritu invierte su punto de vista; no lo in- vierte el segundo. del trabajo citado, no da una idea exacta del animal, | «Esta especie, dice el autor, se caracteriza principalmente por la coloración, por el número considerable de radios en las aletas dorsal y anal, que por otra parte son sumamente mem- branosas* y por las aletas ventrales un tercio del largo de las pectorales. » El color general del animal es castaño y las Fig. 4 — Lycodalepis laticinctus (Berg) Lah., tamaño natural, fajas incompletas que adornan el cuerpo y la aleta dorsal son ! Sin duda, el doctor Berg quizo decir que las aletas eran delgadas, ó que los radios eran muy poco marcados. 418 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. blanquecinas ó castaño muy claro. Berg dice lo inverso: «corpus albidum vel dilute isabellinum, fasciis sex latissimis luete castameis cinctum ». Sería muy conveniente que los especiógrafos se pusieran una vez de acuerdo respecto á lo que en sus descripciones debe ser considerado como fondo, es decir como campo de visión sobre el cual se destacan las particularidades del animal que estudian. La figura 3 ilustra gráficamente la cuestión. En taxonomía, los individuos se consideran aisladamente. Por eso deberíase llamar la fig. A rayas blancas sobre fondo negro, y la fig. B, rayas negras sobre fondo blanco; es decir, adoptar como fondo lo que corresponde á la superficie mayor. Por consiguiente, en £. laticinctus, será la superficie más oscura del cuerpo que lla- maremos fondo, Pero la conclusión podría resultar distinta si en vez de examl- nar una forma aislada, abarcásemos en nuestras observaciones la sucesión de formas anteriores, de B hasta A, y si éstas nos mos- trasen que al principio las fajas blancas de B eran simples rayitas en A que han ido ensanchándose. Entonces, bajo el punto de vista dinámico ó de la evolución, y en el ejemplo que he tomado, resul- taría que la superficie representando el fondo primitivo llegaría á ser menor que la superficie de los detalles, y tendría que atravesar un estado en que las líneas negras y blancas serían de un ancho igual; aunque en este mismo momento las líneas blancas aparece- rán ya más anchas que las negras por el efecto bien conocido de la irradiación. Cuando no es posible preparar el esqueleto de los Lycodidos, es muy difícil contar con exactitud el número de los radios de la dorsal y de la aleta anal. En el ejemplar de £. laticinctus he llegado al número indicado por Berg: Dica iO ARAS caso PES IN o: Pero, en estos valores no encuentro nada de característico y de particularmente elevado. Cuatro especies, por lo menos (£. zoar- chus, L. concolor, L. Vahli, L. Esmarki) tienen un número mayor de radios en la anal y la caudal (D. 110-118; C. 90-105). Además, para los radios como para cualquier órgano que se re- pite, tanto entre las plantas como entre los animales (Pétalos, estambres,... dedos, tetas...), la constancia del número parece grande en general sólo cuando se trata de un número reducido, y aun en este caso suelen aparecer excepciones. Lo que impide acordar un gran valor á las fórmulas de los radios iS td ai : a % p LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 419 da las aletas en los Lycodidos, es que sin duda existe en algunos de ellos, y como Smitt lo hace notar para Phucocoetes variegatus (forma: macropus) una formación secundaria y que el número de radios es asi susceptible de variaciones como la edad del animal. En cuanto ála dentición de £. laticinctus, no tengo nada que agregar á lo que dice el doctor Berg: «Los dientes maxilares, palatinos y vomerinos son bastante fuertes, cónicos y obtusos, dis- puestos en una serie, con excepción de los de la sinfisis que forman dos series y son algo encorvados hacia atrás, siendo por otra parte los dos intermedios más largos que los otros de la misma fila ». Fig.5 Lycodalepis laticinctus (Bera) Lah. — Cabeza vista de arriba y de abajo. — Tamaño natural Doy á continuación las proporciones y las principales medidas absolutas y centesimales del tipo de L£. laticinctus. 1=20 S= 1536 SIERO HU; Q =D U —38; io; S —5.6 T; LP—8LV; (=>88; pG — 144; METAS ¡Y vB A E AA + Distancia Altura | Anchura ¡desde la extemidad | correspondiente correspondiente | del hocico á | del cuerpo del cuerpo | absoluta | % S | absoluta % S | absoluta | Y S | ' | y ES ' ! | ala IS | mm | | Y RAS E 25 ri ES | IO a | | CNN | 8.0 5.1 O A O NA | AA | 27.0 Os (1728 (Je 1800: "| $ 10,87 | PU 50.0 32.2 pa A A 9.0 5.8 | PIAR | AS E E O A DE al A A e e ÓN EEK 1 UA] ! | | | AV | 21.0 | 145 | 120 | 7.8 15.0 | 7 | ' | E A o 40.6 13.0 8.3 AN | | | e A | A DON A 12.0 | 7.8 LC A 4920 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Como Melanostigma gelatinosum que encontré en el Canal Bea- gle, el presente pez tenía en su estómago una gran cantidad de crustáceos del género: Serolis. Phucocoetes. Phucocoetes Jenyns, Fishes (Zool. Voy. H. M. S. Beagle, 1842 p. 168). Los caracteres más salientes de la diagnosis dada por Jenyns; son los siguientes: Rostro corto, obtuso. Dientes agudos, sub-cónicos; en el maxl- lar superior en una sola serie, en el inferior, en dos ó tres series, dos caninos por arriba, más fuertes y anteriores, en el vómer hay dos ó tres dientes agudos, entre los cuales uno fuerte. Son en una serie en ambos palatinos. —Ojos pequeños. Orificio respiratorio sumamente estrecho. Seis radios branquiostegos. No existen tubos porígeros en los bordes de las maxilas, sino poros simples. Jenyns describe estos peces como desprovistos de escamas ; en realidad, las tienen, pero muy pequeñas y esparcidas en la piel del tronco y de la cola. Hasta la fecha no se conocen sino dos tipos ó especies de Phu- cocoetes al rededor de los cuales se agrupan algunas variedades. A [>087Q 2aA73S 08Q: E. latitans. pus (<0,52:Q aA < 0,75 Q P. variegatus. Phucocoetes difiere de Lycodes por sus aletas ventrales más largas ¡EJE ; : en los adultos que , , y por la presencia de un velo bucal bien desarrollado. Phucocoetes latitans JENNYs. (Grongi!). Jenyns, 1. c., p. 168, pl. 29, fig. 3 (1842). Giúnther, Cat. of the Fishes in the Brit. Mus., vol. 1v, p. 321 (1862), Lycodes latitans. Cunningham, Trans. Lin. Soc. 1. 1, vol. xxvr1, p. 471 Vaillant, Poissons, Mission au Cap Horn (1888). Smitt, Poissons de "Expedition Suédoise a la Terre de Feu, pb; pl: v, ig. :21299 (1898) Esta especie es bastante común en la región fueguina. Los pri- meros ejemplares (el más grande 18 cts.) provenían de las Islas 1 En Punta Arenas. LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 4921 Malvinas;más tarde Hooker (Viaje Erebus and Terror 1844-48) encontró la misma especie en el Cabo de Hornos; la expedición de Nassau, asi como la de la Gazelle (1876) la descubrieron en el estre- cho de Magallanes; la Misión del Cabo de Hornos (1888) la encon- tró en la Bahía Orange y en el New Year Sound (Ejemplares de 60 mm hasta 360 milímetros de largo). Plate la recogió también en la Tierra de Fuego (Seno del Almirantazgo, ejemplares de 136 á 368 mm); la expedición Sueca la obtuvo en la Isla Navarino (Puerto Toro), en la Isla Dawson, en Río Grande de Tierra del Fuego, etc, variando el largo de los ejemplares recogidos de 74mm ¿ 4/8mm. El señor L. H. Valette, naturalista de la Oficina de Zoología apli- cada del Ministerio de agricultura, obtuvo un ejemplar de esta es- pecie en Puerto Stanley (Malvinas ), y daré un poco más lejos las principales medidas absolutas y centesimales de este ejemplar. Esta especie se puede caracterizar por su color negro- moreno ó marrón, con el vientre más claro. Pueden existir algunas manchas blancas. Como lo nota Smitt, los jóvenes presentan en general man- chas blancas en la cabeza, en la región occipital, en el dorso á lo largo de la parte anterior de la dorsal, en la base de las pectorales, y en el borde de las aletas verticales; muchas veces también el bor- de de las pectorales es blanco. ra Fig. 6.—Phucocoetes latitans Jenyns. —Juvenis. Tamaño natural: 72 mm de largo total. Puerto Stanley (Malvinas) Expedición L. H. Valette á las Orcadas, 1903. Las proporciones específicas indicadas por Steindachner son los siguientes: Cabeza 5 á 5,6; altura máxima del cuerpo 8 á 9,6 en el soma. Diámetro del ojo 8 á 10 veces; intérvalo de los ojos 5, 45,9; hocico 3,5 veces ó un poco más, en la cabeza. La fenta branmquial se extiende solamente sobre la mitad de la base de la pectoral, y la altura de la dorsal en el orígen de la cola es igual á 0,5 ó 0,6 de la altura del cuerpo, al nivel del orificio anal. Inútil agregar que estas proporciones son susceptibles de varia- ciones un poco mayores que las apuntadas. Por ejemplo, si uno se fija en la fig. 1 lám. IM del trabajo de Vaillant, verá que en el 499 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIlRES. ejemplar allí representado, la altura máxima del tronco entra once veces en el largo del cuerpo; al contrario, en la figura de la mis- ma especie, dada por Smitt (lám. V fig. 39) la altura máxima del cuerpo, ó HU entra solo 7,5 veces en el largo del soma. En el ejemplar del laboratorio, esta misma proporción: qn = 8,87, vale decir 9. £mitt hace notar que la mayoría de los individuos, y entre estos los más grandes, se encuentran en la zona de marea, pero Que el más pequeño que consiguieron, se encontró á una profundidad de 30 á 60 mts. La fórmula de las aletas es la siguiente: 1)-100-106.. -A.19=16.'. Po 16-19, 1N. 0) MU. US MEDIDAS DEL EJEMPLAR DE PUERTO STANLEY. mI | Distancia Altura Anchura desde la correspon- correspon- extremidad diente del diente del del hocico á:: cuerpo cuerpo | q YH HH DS cente- |] »e cente- hal cente- | y S0- | sima- A 1 sima- | ms sima- Ut les pases was les mm mm mm Dntico ma | il 1.4 3) 4.2 4 5.6 Centro dellojo (Ml 4 5.6 5 7.0 5 7.0 Borde más posterior del preopércu-| 8.4 7 9.8 TO a ON A os O Ae 6 Borde más posterior del opérculo| | 9.8 7 9.8 (PO) =' cabeza paar e 13 15.3 7 Altura máxima del cuerpo (HU).. 2 EDES, S 11.2 5 7.0 Raíz anterior de la pectoral (a P). 13 | 18.3 7 9.8 7 9.8 Raiz anterior de la dorsal (a D).. 13 18.3 7 9.8 ñ 9.8 Raíz anterior de la ventral (a V).. LO LAN 6 Bud 7 9.8 | Centro delllano (el... ios 31 43.6 6 8.4 3:01 409 | Raíz anterior de la anal (a A)...| 33 | 46.4 6 8.4 3 4.2 LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 423 Otras medidas Absolutas | Centesimales | TA | HORA E dat rd a 18 | 18.8 ROUCO UI cojos osos 20 | 28.1 DATES ERA AAA | 38 | 58.1 AO (E 71 | 100.0 areo maximo (Li): .o..tdo 2... | 72 | Diámetro del ojo (Y dico.» 2 | 2.8 Distancia inter-nasal (eN ).. . 3 | 4.2 En este mismo ejemplar se notan siete manchas blancas en el borde libre de la dorsal y ocho en el borde de la anal. Alrededor del ano se observa una zona blanca. Una faja blanca existe arriba del maxilar. Los dientes de las máxilas son cortos, cónicos, embotados. El dentario presenta por delante tres hileras de dientes. Dos á tres de cada lado del medio y en la hilera anterior están más desarrolla- dos. Los pre-maxilares cortos presentan por delante 2 hileras de dientes y una sola sobre los costados. Smitt fué quien estableció las proporciones características de las especies de Phucocoetes, comparando el largo de la parte pre-anal del cuerpo (ó desde el hocico hasta el origen de la anal ) con el lar- go post-anal, es decir desde el origen de la anal hasta las puntas de los últimos radios; y con el largo abdominal, desde la base de los ventrales hasta el origen de la anal. En resumen son los valo- res que designo mucho más simplemente en mi nomenclatura: a A=largo pre-anal; S—aAx=largo post-anal=Q; aA—aV = largo post - abdominal = p G-. Las principales diferencias caracteristicas entre P. latitans y P. variegatus se reducirán á las siguientes: P. variegatus pG <062Q; aA—< 07BQ P. latitans p G > 0,57 Q; aA > 08 Q Smitt, como Steindachner y la mayoría de los ictiólogos indica las proporciones de los peces por expresiones fraccionarias, Ó por fracciones. ¡De modo que para comparar las descripciones es indispensable practicar primero un trabajo engoroso, de reducción á un mismo denominador! Porque no adoptar de una vez y exclu- sivamente las expresiones decimales que permiten comparaciones inmediatas y cuya percepción es por otro lado más rápida ? 494 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Phucocoetes variegatus (GrHr.) Smrrr. Lycodes variegatus Ginther, Cat. of fishes t. 1x, p. 322. — Vai- llant, Poissons Mission Cap Horn, p. 321. — Steindachner, Fische Samml., Plate, p. 321. Phucocoetes variegatus (Gthr.) Smitt, l. c., p. 43. El tipo estudiado por Griinther, provenía de las Malvinas; el más grande de los cinco individuos que observó medía 130mm, En mi viaje en Tierra de Fuego, obtuve esta especie (forma macropus) en Ushuaia, debajo las piedras, á marea baja (largo del ejemplar 151mm), El doctor Ohlin de la expedición Sueca la encontró en la parte Este de Tierra de Fuego (Río Grande ), así como er. Río Gallegos y aún en Puerto Madryn (43” de latitud). Plate la recogió también en Punta Arenas (largo del individuo 134mm), Estos peces viven solitarios ó de á dos entre las algas, en la re- gión de la marea, entre — 1 metro 50 y — 7 metros. El color general del pez, ó color del fondo, varía del moreno - amarillento claro al rubio rojizo, con marmoraciones de un ma- rrón oscuro más ó menos violáceo. Estas manchas grandes ó pequeñas se disponen en fajas oblicuas, que son algunas veces muy poco distintas. Considerando la dentición de P. variegatus, estableceré las dos variedades siguientes : [ cónicos, más Ó menos puntiagudos, var. - z , | fueginus. Dientes anteriores de las maxilas< .,, : EN cilíndricos, más ó menos obtusos, var. | patagonicus. La primera variedad ha sido encontrada en Río Grande de Tie- rra de Fuego (Exped. Sueca), en Ushuaia (Exped. Lahille 1897 ), en Malvinas (Exped. W. Wrigth), en Punta Arenas (Exped. Plate); la segunda, en Río Gallegos y en Puerto Madryn (Exped. Sueca). Cada una de ellas, se subdivide, en dos formas que Smith ha puesto en evidencia: [| AO 355.05 = f USUS ES PIEIRAnS j (057 10E forma.... effusus Ll Y 50,45 T; dB <Á<0461P = forma.... mAacropus var. patagonicus Faa > 0,70 Q; dB >0621P = forma.... elongatus 1 [ aa < 0,70 Q; dB >05 1P = forma.... micropus LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 495 Las fórmulas siguientes expresan las demás proporciones carac- terísticas de cada una de estas formas: forma macropus... dB<0,61 Y; dB <Á 060 ha P; 1V (= ca. KB) >0,40 (aV—r). forma elongatus... AB>>0,70 Y¡IP< 0,10 S; 1P < 023 aA; eT < 0588; a forma effusus...... haA < 09 S; 1V > 0,5 (pM—r);1V > 0,35 (aV—r). forma micropus.... haA >0/9 S;1V < 05(pM—r);1V <Ú 0,35 (aV—r). Las dos últimas formas tienen en común los caracteres siguientes: aA > 0,70 Q; IP >0,10 S; 1P > 0.2 aA; dB << 0,621P; eT > 0,9 S; Y <0,15 T. Las tres últimas formas presentan los demás caracteres si- guientes: dB > 0,55 1P; dB > 0,70 Y; Y < 0,45 T;1V < 0,40 (aV—r). DUDA ll Jl lin A pl DN LL MA Fig. 7. Phucocoetes variegatus (Gthr.) Smitt. di S forma effusus. Largo 123", 2 y 4. $ forma micropus. Largo 159”, 3 y 5. Y forma elongatus. Largo 174”, 6. 2 forma macropus. Largo 248=”, 496 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. A los que piensen que todo esto es muy complicado, les haré notar: 1. Que asíles parece por no estar acostumbrados á esta clase de estudios, concediendo, sin embargo, que Smitt hubiera podido simplificar mucho su modo de exposición, adoptando una sola unidad de medida: la centésima parte del largo total del cuerpo del pez. 2. Que la época de Linneo en la cual se podía caracterizar cual- quier género ó especie con cuatro ó cinco palabras, ha pasado. Es- tamos lejos de esta edad de oro de la especiografía, y lo importan- te 1o consiste más en describir especies, sino en mostrar como y porque todos los individuos que reunimos bajo un mismo nombre que llamamos: especifico, se transforman. 3.2 Que la naturaleza, es decir, la realidad, y las relaciones que presentan los seres entre si, son aún muchísimo más complicadas de de lo que podemos figurarnos, y no es extraño que quien necesita introducir discontinuidades artificiales en la continuidad y expre- sar las relaciones de unión ó parentezco de las formas entre sí, en el espacio y en el tiempo, tropiece con no pocas dificultades. Además, estas dificultades irán atenuándose cada una á medida que sea posible estudiar un material más abundante. Bastará, entonces, señalar los principales rumbos de evolución de los carac- teres de mayor importancia, de la forma más frecuente, indicando por un nombre las principales etapas alcanzadas en cada dirección. Para precisar un punto determinado en la superficie de los ocea- nos, se usan las intersecciones de dos lineas convencionales (latitud y longitud). Más tarde, cuando la noción de continuidad de la vida y de las especies se haya vulgarizado, cada punto de la masa vi- viente es decir cada ser viviente, se podrá indicar también por la intersección de líneas convencionales representando los factores que lo determinan y lo hacen tal como es, (tiempo, rumbo evolu- tivo, habitat, es decir, espacio, temperatura media que determina las reacciones químicas, ambiente orgánico, etc. ) Las fórmulas de los radios de P. variegatus indicadas por Smitt, son los siguientes: Formas | D A 1E- V C pe A = ¡AN o A A E E AO Dra a | SU | 67 16 E 11 IN SACRA | ES ro 16 3 10 ARCO UTN EN ERINE e | 115 | 83 15 4 11 LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 497 Como la colección del doctor A. Ohlin contenía un solo indivi- duo de la forma elongatus, no se preparó el esqueleto y no se puede, por lo tanto, indicar para ésta la fórmula de sus radios. Respecto ála forma: macropus, Smitt hizo notar también que en ella antes de la disección se veian, solo tres radios á las ven- trales. Gúnther indica para su L. variegatus,—- que Smitt refiere sin embargo con cierta hesitacion, á la forma effusus que es la menos diferenciada, — la fórmula radial siguiente: DUNAS Abby VA O. cai da Contar los radios de los Lycodidos sin previa disección, es contar al tanteo. Es además probable que en estos peces la variación del número de radios, de la dorsal y de la anal por lo menos, es bas- tante grande. Doy á continuación las principales medidas absolutas y centesi- males del ejemplar de P. variegatus, forma macropus que posee el laboratorio. Distancia Altura Anchura | desde la extremidad correspondiente | correspondiente | del hocico á: del cuerpo | del cuerpo AAN | => ÁÁ2=Rá2> 2 AA ORHRÉ2R A ¡absolutas oo absolutas | % [absolutas oo mm mm | mm e as | 2.5 1.6 600 1.| 4.1 8.0 5.8 io 0D 4.6 0 1009 a 00 5.9 0 | 16.0 10.0 100 le 66: ] 2060 7.2 A | 28.0 15.2 1020-66 Podo0 6.6 27 78.0 48.8 | 14.0 She 80 quen O 7 000 15.2 a AN 5.9 A do | 30.0 108 0: 400 | 6.6 S:00 41 5.3 E LERO PE pelo 107 o INE 1007 0001616 ss. 57.0 EE Mi 11008 e de 60 | 41 1 e AAA | 63.0 42.8 | 10.0 Ele RO SS AxaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. Febrero 21, 1908. 29 498 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Otras medidas | absolutas | centesimales ] AN ; | mm Cabeza LARA TA | 23 | 152 NS e | 40 | 96.5 Col O aos | SS | 58.2 Cuerpo (5). Ar 151 | 100.0 | Largo máximo (LD). e | 155 — Diámetro del ojo (Y)....... | 3 | 2.0 Distancia inter-nasale (N)...! 4 | 2.6 Phucocoetes Platei SteEIwD. Bajo el nombre de Lycodes (Phucocoetes) Platei, Steindachner dió á conocer otro pez recogido en Tierra de Fuego, frente al Cabo Espiritu Santo. El largo de este animal era de 23,4 centimetros; cuerpo muy estrecho y la dorsal más baja que la de P. latitans; el largo de la cabeza entra más que 5,6 veces; la altura máxima del tronco, más que 8; el largo de la cola 1,6 veces en el largo total. El diámetro del ojo 9 veces; el largo de la frente 5,6; el largo del hocico 3,6; el ancho máximo de la cabeza, cerca de 1,6; el largo de la pectoral, cerca de 1,6; el largo de la ventral cerca de 3,2 veces en el largo de la cabeza. Las ventrales son tan largas como el hocico; miden pues 10 mm y entran 2,5 en las pectorales, cada una se compone de 3 radios; las pectorales de 15 á 16. El número de radios de la dorsal es de ca. 100, Los dientes de las maxilas, del vómer y de los palatinos son como en P. latitans. Pero en realidad este pez pertenece al grupo de /?. variegatus como lo demuestra las dos relaciones pG+ = 0,44 Q y a A=0,67 Q y creo que cuando se obtenga un mayor material se comprobará que debe reunirse con la forma macropus, obtenida por Ohlin casi en la misma localidad. Represento, según Stein- dachner, este pez (fig. 1, pág. 409). Es de sentir que en su descrip- ción, el autor no indique nada respecto á las escamas. Hay que inferir por lo tanto que en este animal como en los demás Phuco- coetes éstas se encuentran esparcidas tanto sobre el tronco como sobre la región caudal, El pez que he descrito más adelante, bajo el nombre de £ycodale- LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 4929 pis Morenoi, se asemeja á primera vista á este Lycodido por su as- pecto general; sin embargo, comparando sus medidas centesimales —medidas que los naturalistas deberian siempre calcular, —se notan en seguida las diferencias, que los distinguen además de los carac- teres genéricos anteriormente expresados. | Nombre de las medidas | o en relación con: P. Platet | L. Moreno Diámetro del ojo........ | 20 CA 24,09 Ancho de la frente.. ... 13,30 | 9,03 Largo del hocico........ | 8,55 6,01 la cabeza | Ancho máx. de la cabeza. | 3,10 2,81 Largo de la pectoral..... | 3,10 pes 3,11 1 Largo de la ventral..... 7,40 | 8,30 A 17,10 18,84 ROMO ao 24,11 26,22 : el largo total | Col o tala: | 63,18 | 38,18 Altura máx. del cuerpo.. 9,64 | 9,01 Muocoetes. Iluocoetes Jenyns, Zoology Voy. H. M.S. Beagle, London, 1842 p: 166: Este género creado por Jenyns á propósito de un pez del Paci- fico (Archipielago de Chiloe) no será quizás mantenido cuando se tenga un nuevo material. Según Jenyus tiene cinco radios branquiostegos como el género Lycenchelys del hemisferio norte, y difiere por este caracter de Phucocoetes que posee seis radios branquiostegos, como todos los Lycodes. Según Jenyns, Phucocoetes difiere además de /luocoetes «in ha- ving the head and eyes smaller, the snout scarcely at all produced, the teeth in front of the lower jaw in two or three rows, and espe- cially in the contracted gill-opening, which is reduced to a small hole, relatively not much larger than in the eels....It wants also the tubal cutaneous appendages on the jaws and the cheeks, in place of which are rows of simple pores ». 430 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. La presencia de estos tubos cortos en la extremidad de los cuales se notan los poros mucosos parece á primera vista un buen carácter de Ilwocoetes, pero su importancia disminuye un poco después de la reflexión que hace Smitt, quien pensó ver más de una vez ejempla- res de Iluocetes cuando examinaba, sin lentes, ciertos Phucocoetes. Es que en los jóvenes se notan simples poros infra-orbitarios y maudibulares; pero los labios se hinchan con la edad, los poros se “esconden en depresiones cuyos bordes forman en los intervalos pliegues que toman la apariencia de tubos. Sería indispensable pues, obtener en Chiloe, nuevos ejemplares del pez observado por Jenyns, averiguar si presenta ó no verda- deros tubos mucosos, y comprobar al mismo tiempo que tiene solo cinco radios branquiostegos. He encargado á mi distinguido amigo y colega, el profesor Carlos Porter, hacerme recoger si le es posible, unos cuantos representantes de esta especie. Daré, entretanto, la diagnosis de Jenyns. Huocoetes fimbriatus Jen. Jenyns, Zool. Beagle, Fishes, p. 116 pl. 29, fig. 2. Giinther, Cat. of the Fishes, Brit. Mus. t. vr p. 323 (1862) Ly- codes fimbriatus. nec Steindachner, Fische Samml. Plate Lycodes (Iluocoetes) fim- briatus. Di ea. 80074 "caaaOr yl. ca 10-22 «Los bordes de ambos maxilares son adornados con una hilera de apéndices cutáneos y tubiformes. La altura del cuerpo es más bien más grande que la mitad del largo de la cabeza, la cual es un quinto del largo total. El maxilar superior recubre el inferior; el maxilar se extiende hasta debajo del borde posterior del ojo. Hocico tan grande como el ojo, cuyo diámetro es la cuarta parte del largo de la cabeza. Espacio inter-orbital estrecho. La dorsal empieza encima de la extremidad del opérculo. Distancia entre el ano y la base de la pectoral casi igual al largo de la cabeza. Ventral delgada, como un filamento corto, una tercera parte del largo de la pectoral, la cual es dos terceros avos de la de la cabeza. Color uniforme. Archi- piélago de Chiloe.» LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 431 Caneolepis nov. gen. Cuerpo alargado, comprimido sobretodo en la “región caudal. Boca grande, casi horizontal. Maxila inferior mucho más corta que la maxila superior. Dientes cónicos en las maxilas, vómer y palati- nos. Aletas sin ningún radio espinoso. Dorsal muy elevada, ente- ramente confluente con la anal. Pectorales elipsoidales. Ventrales jugulares; gruesas y cortas, sin radios visibles. Escamas sobre todo el cuerpo, menos en la parte anterior de la cabeza, aisladas y en- gastadas en pequeñas depresiones de la piel; existen también sobre las aletas. Una seudobranquia. Sin ciegos pilóricos. Una perfora- ción escapular. Cinco radios branquiostegos., Este género deriva, á no dudar, de los Blennoideos, y si lo he colocado á pesar de su aleta tan elevada y de su fenta branquial muy grande, entre los Zoarcidos es que por el conjunto de todos sus demás caracteres, es á ellos que se liga íntimamente. (ter: escama, xaveos Canasta). Caneolepis acropterus n. sp. (Viuda ) Lámina vir. fig. 1-10. A fines de Agosto próximo pasado, un vapor de una empresa de pesca recogió en fondos de 60 á 80 brazas, frente al Cabo San Antonio, cuatro ejemplares de un pez que considero como constitu- yente de un nuevo género y una nueva especie, á la cual daré el nombre de Caneolepis acropterus para indicar sus caracteres más salientes. Preparé el esqueleto de uno de estos peces y los tres restantes se encuentran depositados en el Museo Nacional de Buenos Aires. La cabeza, el tronco, la cola y las aletas son revestidos de una piel espesa y suelta que parece guufrée; es decir, que presenta numerosas depresiones circulares y pequeñas, en cada cual existe debajo de la epidermis delgada una escama cicloidea en forma de vidrio de reloj. Las figuras 3 y 4 de la lámina vu las representan. Las mayores miden 2mm5 de diámetro y su aspecto es tan parecido á una pequeña canasta de filigrana, que esta particularidad me ha sugerido el nombre del género. Algunas son ovaladas, pero en su mayoría son circulares. Estrías muy finas y concéntricas se cruzan con lineas radiales al rededor de un centro liso y forman en el bor- de libre de la escama así como pequeños festones. Son tan nume- rosas en la región inferior del pez como en la región dorsal. Existen A XA e” HE 439 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. en todas las aletas, disminuyendo, como es natural, hacia los bor- des libres de la dorsal y de las pectorales, La cabeza es relativamente grande, no es deprimida. En dos in- dividuos (Lám. vir, 2), la cabeza es arqueada al nivel de los ojos; en los otros dos (Lám. vit, 1), el perfil superior es horizontal. Su región anterior, hasta el nivel del borde posterior del ojo, es desnudo. Los labios son gruesos, carnosos, y en la parte en contacto con los dientes presentan una especie de flejo muy corto. La maxila superior pasa mucho la inferior; y el borde anterior de ésta, cuando el pez cierre la boca, viene á situarse atrás de los dientes premaxilares. El ángulo posterior de la comisura bucal llega hasta el nivel del borde anterior del ojo, y en otros hasta el nivel del centro de éste. De cada lado de la cabeza, una série de ocho poros circulares, mucosos, se extiende desde la región nasal hacia el ángulo del opérculo; una serie semejante de seis se extiende desde la siufisis, sobre la maxila inferior. El orificio nasal se encuentra en la extre- midad de un pequeño tubo. Los ojos son grandes y elipsoidales, entran de 6,5 á 7 veces en el largo de la cabeza, y ésta 4,5 en el largo del soma. Todos los dientes son cónicos. Los huesos premaxilares, que no alcanzan al ángulo de la boca, presentan adelante 2-3 hileras de dientes y una sola atrás (Fig. 6 Lám. v11); los más fuertes son los de la hilera anterior, y en ésta los dos centrales se pueden consi- derar como caninas. Los dientes del dentario son también en 2-3 hileras, los más fuertes se notan en la hilera posterior, y los más pequeños en la hilera mediana. En el vómer, los dientes forman un islote circular; los palatinos son dentados en una pequeña ex- tensión (dos hileras adelante y una atrás). La superficie de la lengua es lisa, color negruzco. Sobre el bor- de anterior del primer arco branquial se notan 13-14 branquies”- pinas cortas y blancas. Las fentas branquiales son grandes; las membranas unidas al istmo. La línea lateral, poco visible á causa del estampaje de la piel, se extiende sobre el medio de los costados, en toda la extensión del soma y está constituida por una série de pequeñas perforaciones blanquecinas esparcidas con regularidad. La dorsal es muy elevada, su alto es superior á la altura máxima del tronco; sus radios son poco visibles y la dirección general de ellos está indicada por la disposición en série de manchas blancas en forma de puntos ó de líneas. a ES LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 433 Smitt en su interesante trabajo sobre los peces de Tierra del Fue- go, hace notar (loc. cit. part. 11 p. 40), que en los zoarcidos, la dor- sal empieza al mismo nivel que el borde posterior del opérculo ó más adelante; al contrario en los Lycodes antárticos (06 Phucocoe- tes*) empieza arriba de la parte anterior de las pectorales recli- nadas, pero que en los Lycodes propiamente dichos, árticos y bo” reales, nace en general arriba de la parte posterior de estas aletas. Caneolepis (fig. 1 y 2), muestra que este caracter en algunos gé- neros es muy variable. El mismo Smitt lo reconoce cuando agrega: «Pourtant ce caractére, nous le verrons bientót, est aussi l'expres- sion d'une différence évolutionnelle aussi bien que sexuelle, les jeunes et les femelles, en général, ayaut la dite distance plus pe- tite respectivement que celle des adultes et des máles, surtout ré- lativement a la longueur de la partie préanale du corps. » Las pectorales son grandes; su contorno es elipsoidal. Sus radios inferiores (6-7) son revestidos, como los radios de la anal y de las ventrales, de un tejido conjuntivo más abundante que sobre los radios superiores y les comunica una apariencia carnosa. La anal es baja, su borde libre es de un negro violáceo, y festo- nado como la parte inferior de las pectorales. En su región poste- rior presenta 5-6 manchas blancas. Las puntas de algunos de los radios son blancas. Las ventrales, espesas, casl cilíndricas, están aisladas una de otra por un intervalo casi igual á su propio diámetro. Su inserción cor- responde al nivel del ángulo inferior de la fenta branquial. En el ejemplar 3, cuya disección he realizado, he encontrado la fórmula radial siguiente: D. 85; A. 66; C. 12; P. 18; V. 3, El color de estos peces es marrón muy oscuro, casl negro, con man- chas de un blanco puro, esparcidas sobre la parte superior y late- ral de la cabeza, los costados del cuerpo y las aletas. La parte infe- rior de la cabeza es enteramente blanca, ó con pequeños puntos escasos de color gris. El vientre, así como la parte ventral de la región anterior dela cola, es de un marrón gris claro. Cuando las escamas caen, la cúpula en la cual estaban asentadas resalta en blanco sobre el foudo oscuro de la superficie del cuerpo. El ejemplar N.* 3 era macho, pero no he podido averiguar el sexo de los otros tres, á causa de la maceración del contenido de la cavi- 1 En Phucocoetes aD (en Y de S) iguala á 17,5-22 entretanto es superior á 23 en los Lycodes propiamente dichos. 434 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. dad intestinal. Por lo tanto, no puedo aún decir si las dos varie- dades que voy á describir corresponden ó no á caracteres sexuales. En los Nos 1 y 4, la frente, arriba de los ojos, es arqueada, el borde opercular presenta numerosas manchas grises. La inserción de la aleta dorsal es anterior á la inserción de la pectoral. Sobre el cuerpo y la dorsal, las manchas blancas de contorno irregular predominan. (Forma: pantherinus). En los N.»s 2 y 3, 4 dimensiones iguales, el peso es mucho más considerable; la frente, arriba de los ojos no es arqueada; el borde libre del opérculo es enteramente blanco. La inserción de la dorsal es posterior á la inserción de la pectoral. Las manchas del cuerpo, redondas ó elípticas y menos numerosas que en la forma anterior son en mayoría de contorno regular. Sobre la dorsal, se notan ver- daderas rayas blancas que alcanzan hasta 40 mm, de largo. (For- ma: tiyrinus). El tubo digestivo del individuo N.* 3, media: 5,8 +77 cents. =82,3 centimetros, y por lo tanto su relación con ellargo delcuer- po es igual á 1,30, La fórmula vertebral es 22 + 68 — 90, Los radiales dorsales son paralelos y recostados sobre las neu- rapófisis; los radiales ventrales son oblícuos sobre las hema pófisis. Si examinamos la cintura torácica (Fig. 9 lám. vr), vemos que el coracoide (Hypocoracoide de los ictiólogos americanos) presenta un espolón dirigido hacia atrás. La escápula se encuentra en rela- ción con los dos pterigiales superiores; los dos inferiores corres- ponden ála parte superior del coracoide y al intervalo coraco- escapular. El post-clavicular es muy reducido, así como el post- temporal que no presenta bifurcación. La extremidad inferior del supra-clavicular llega al nivel de la perforación escapular. En la disección se constató que las aletas ventrales son formadas por 3 radios, de otro modo invisibles, Al arco hyoidiano corresponden 5 radios branquióstegos (fig. 8 lám. v11). El inter-hyal es un poco dilatado en su base, el epi-hyal tan alto como largo, soporta sobre su cara externa los dos branquióste- gos posteriores. Los tres anteriores están en relación con ei cerato- hyal que presenta en su borde superior pequeñas denticulaciones. La forma del hueso opercular (fig. 7 lám. vir) es la de un trián- gulo equilateral que presentaría una apófisis en su ángulo supe” rior. El pre-opercular, semi-circular, se encuentra soldado con el hyo-mandibular y el cuadrado. Presenta en su parte inferior dos LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 435 cavidades cónicas que llegan casi hasta el centro del hueso. El sim- plectico se encuentra muy reducido. Los cuadros siguientes indican las dimensiones absolutas y cen- tesimales de C. acropterus; y al mismo tiempo — por conformarse con las costumbres de los ictiólogos — las relaciones de las princi- pales partes del cuerpo entre si. DIMENSIONES DE LAS ALETAS. NE N."2 eo in! Nombres AA ENTA ETA ESE absolutas % S ¡absolutas % S [absolutas %% S É mm mm mm PEA A A 70 134.5 80 152 1 69 119.9 Dado 32 59.8 34 62.0 33 57.3 ETE AA 16 299 16 26.1 17 29.5 Noe 5 9.3 6 11.2 6 10.4 a a ai rán 132.6 79 148.4 92 159.9 AO 415 775.6 408 766.6 450 182.5 A 15 28.0 11 20.6 12 20.8 os loa se 300 560.7 301 | 565.5 327 568.6 L, largo del radio mayor. b, largo de la base. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. 436 *2+*+****y ap 101193U8 UQT919SUT *++**+***0U8 [9p 013UA() essseso ++. y ap JOLI9JUB UQIOLOSUT ceso **(9p 10119JUB UQIO9SUT ess **gop 10119IJU8 UQ IN A9SUT “== *+***=+opnoxgdo xora3sod apiog ES “o¡notedo 1OT19JUB IPLOFH “****:olo 013u9() OO O OOO CITO *****ZTIBU O1JUA) 698 lo'z6 (9924 | 08 | 6p | Tp [Pb £zT[9'631/P"TGT| TZ | 69 | <9 [6 63H 0 6Fb b'S8b| 2P3 | 09% | 963 6'98 l0'Z6 [992 | 08 | 6b | TF ¡6'931/2"28T/p"TeT| 82 | 99 | 49 207€ 9038 383 | <33 | “38 9'26 |6'SOT|T'3TT| ES | 8S | 09 [P'"EGT[O PET[P"TGT| TZ | 99 | “9 [80961 ¿"808 |2"806| STT | s0T | SOT c'60T|6 00T[6'00T| €9 | PS | PS ("TGS "SeTIp"TET| OL | 29 | <9 (66073 'P31 3 PGT| 6TT | 081 | 061 3 OTTT TGTI2 ZOT| Pg | 09 | <6 ¡S'FOT[O"P3T|2"2TT| 69 [| 29 | 89 [0-06 2" TeG 6 688 8oT | STT | SGL b'SGL 1 TEGTT ZIT| TZ | 09 [| 09 |2 TGT|¡8"S3T|P"T81| 02 | 29 | “9 (3006 9' 823 900% 26T | 61T | STT GQ 3PT|S ZET[TGTT| 38 | T9 | 09 [2 "PTI 0'121 O0"PTT| 99 | 99 | T9 la cor 92913" S9T 66 |<8 |06 0'3ST[8"231/0'235| 88 | 29 | 89 [0'POT[3 COT[P"3TT| 09 | 99 | 09 9'88 P'98 P'g6 | TG | 9p | 08 169 [0'92 [(P"'09 | P8 | TP | 28 [829 [899 | — | 66 | 08 STO O POLE VAGA eLo 16 ol ULT | UU | UU UU | UU | | UI UL | UU | UL v ó r v o T b G T v G E v fé Ji v 7 T su E = d) == LE —— Olo se3n7]osqe Olo seyn]osq e | Oo | seynposqe pa). _ __ _ :<úAX2—=—>= AAA A A AA odu1eno | odaeno [ep aquerpuodsaxtoo Josadsy [ep ajuorpuodsal1oo 1031 y *SHIVAIONIVA SOLNNd $01 NA SAVOSAASA A SVHUNALTIV 'SODUVI e9s ty o»roy pop ejund e[ epsap 05.erT A A A A A A A AA A A A LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 437 MEDIDAS ABSOLUTAS Y EN CENTÉSIMOS DEL CUERPO. NS 1 N.* 2 N.2 4 Largo bsolut o) bsolut o) b AZ o absolutas 0 absolutas 10 absolutas 0 mm mm mm Cabeza.......... MUS 220.5 119 923 6 127 239.9 TIOñCO......... 119 214.9 | 117 219.8 121 210.4 Cola. 995 564.4 | 296 552.0 | 327 584.3 CuerpO....o...... 532 1000.0 582 1000.0 | 575 1000.0 Largo máximo. . 592 == 501 o 598 o Diámetro ojo.. Í Sas: 39.5 | 18 31.9 1S 29.5 ¡EA lar 39.2 | 21 87.5 23 38.2 E e | 959 ar. | 1980 gr. | BS gr. CANEOLEPIS ACROPTERUS ( RELACIONES ).1 Nos. ST SUS? Is: aa | Ya 3) mar DeX y | + 3 1 4,50 7,82 7,60 | 8,18 6,50 3,0 1,96 | 5,61 4 452 | 750 | 883 | 8/09 7os | 862 | 181 | 552 AA ¡A E SEEN == 2 4,47 7,94 6,65 7,56 | 6,61 3,83 1,28 | 5,66 3 502 | 7,27 7,688 | 8,01 | 6,87 3,77 | 19% | 440 | Nos. TL. EN LESABRAMdaB bb .Q:pG Q5aA ED: HU ) e 154 | 1 1,68 | 4,38 1,59 1,87 9,37 1,28 | 1/04 MEA 1,85 4.06 1,27 1,63 9,47 1,32 1,24 | E . | 2 1,48 5,00 1,70 1,38 2,08 1,18 1,17 3 1,52 4,00 1,20 1,76 1,93 1,17 1,18 1 En la nota siguiente «Fiches ichthyométriques », el lector encontrará la ex- plicación de la notación que he adoptado. 438 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Gymnelinae. Los dos géneros que representan en nuestros mares esta sub- familia tienen dientes tanto sobre el vómer y los palatinos como sobre las maxilas. Poseen escamas aunque poco visibles. En Melanostigma el orificio respiratorio queda reducido casi á un poro. Las pectorales son muy pequeñas y el cuerpo delgado. Considero Bothrocara Bean (Proc. U. S. Nat. Mus, 1890) del Pa- cifico Norte, como sinónimo de Maynea; creo pues, que los géneros no pueden ser basados únicamente sobre la procedencia, y diferen- cias de más ó menos, (boca más grande, cráneo más cavernoso, dorsal más baja). Gymnelichthys Fischer (Deutsche-polar Exped.) es también un sinónimo de Maynea. Maynea. Maynea Cunningham. Trans. Linn. Soc. Lond. Vol. xxvx, 1871, p. 471 (patagónica). Maynea Giinhter. Proc. Zool. Soc. Lond. 1881, Tab. 9, Bothrocara Bean. Proc. U. S. Nat. Mus. 1890, 38. Gymnelichtliys Fischer. Deutsche-polar Expedition. 1885. Cuerpo alargado, comprimido. Piel con pequeñas escamas esfé- ricas engastadas en ella, con espacios entre ellas. Dorsal, caudal y anal unidas. Ventrales ausentes. Maxilas igualmente armadas en la parte auterior con pequeños dientes más bien alejados. Algunos pequeños dientes sobre el vómer así como sobre los palatinos, Una hilera de poros grandes á lo largo de las maxilas y unos pocos, más bien pequeños, en las mejillas. Seis radios branquiostegios; fenta branquial estrecha; sa membrana atada al itsmo; seudobranquias presentes. Ningún apéndice pilórico. Maynea patagonica CunN. Cunningham Trans. Linn. Soc. London, 1871, p. 471. Perugia A. Appunti sopra alcuni pesci Sud-Americani, 1891, pág. 24. Steindachner F. Fische der Sammlung Plate, 1898, p. 318, El tipo descripto por Cunningham fué encontrado por el «Nassau» en las regiones magallánicas, (canal de Smith ó Islas Otter). LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 439 Vinciguerra, zoólogo de la expedición italiana de Bove á los mares Australes, consiguió también la misma especie en la Isla de los Estados !. En su viaje, Plate encontró en Tierra del Fuego, (Seno del Al- mirantazgo) tres individuos de la misma especie. Steindachner los examinó. Medían respectivamente, 13,3 y 15 centimetros. El hocico es más largo que el diámetro del ojo y entra cerca de cuatro veces en el largo de la cabeza. Está, entre 6,6 6 7,3 en el Fig. 8. — Maynea patagonica Cunn. Según Ginther (1. c.). 4 Individuo adulto. B Individuo más joven. largo total y la altura del tronco cerca de diez veces en el mismo largo. Lo mismo que en el ejemplar obtenido por Vinciguerra, se notan 14-16 fajas transversas, más anchas que los intervalos que las separan. Melanostigma. Melanostigma, Giúnther. Proc. Zool. Soc. Lond. 1881, 521. Según su autor, este género se acerca de Gymnelis y de Maynea por la ausencia de las ventrales, y se distingue técnicamente de los dos por sus dientes mucho más alargados, dispuestos en una sola hilera en las máxilas, vómer y palatinos. Jordan y Evermann hacen notar además otro carácter muy im- portante, señalado por Giúinther en la descripción especifica, la reducción del orificio branquial casi á un simple poro. Si se agrega además que las pectorales son muy pequeñas, se habrá dicho todo lo necesario para caracterizar á estos peces. ' Ejemplar de 10 cts., estudiado por Perugia, quien opina con razón que las 14 fascias verticales de color marrón-oscuro que se ven, pueden ser un carácter juyenil. A4O MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Melanostigma gelatinosum GUNTHER. Ginther, Proc. Zool. Soc. London, 1881. Jordan y Evermann. Fishes of North and Midle America, 1898, 2479 N.o 2843. ano negros. Tilly) por 24 brazas. 9. Melanostigma yelalinosum Ghtr. Según Brown Goode y Bean. O jo. eris purpurino !, almost black.» Todo el cuerpo está envuelto como en Liparis, por una piel delgada y mo- vediza. Cabeza grande, alta y compri- mida; hocico obtuso, ojo grande, dos séptimos del largo de la cabeza, más largo que el hocico. Hendidura de la boca más bien oblicua, pero la maxila inferior no se prolonga adelante de la superior. Labios no son carnosos. Cos- tados de la boca, orificio respiratorio y Largo total del ejemplar 5,5 pulga- das. Se obtuvo el 15 de Enero de 1886 en el estrecho de Magallanes (Bahía En el primer viaje que efectué en 1897 á la Tierra del Fuego, encontré en el canal de Beagle, casi frente á La- pataia y en fondo de 32 brazas un indi- viduo de esta especie. Fué depositado á mi regreso en el Museo de La Plata, mide quince centimetros de largo total. El tipo encontrado por Coppinger en el estrecho de Magallanes durante la campaña del Alert presentaba sobre los costados algumas manchas de un El ejemplar recogido por mi, tiene 1 «Upper parts tinged with a purplish grey; sides marbled with the same colour, wich tow- ards the end of the tail becomes more intense, LAHILLE: NOTA SOBRE LOS ZOARCIDOS ARGENTINOS. 441 al contrario un color uniforme gris, muy oscuro, casi negro con visos violetas; el vientre es de un gris más claro. Como no difiere del tipo de la Bahía Tilly sino por el color, y por su dorsal que es de una altura casi igual en toda su ex- tensión, asiícomo lo representa Brown-Goode (Oceanic Ichthyo- logie, lám. 1xxxI1, N.* 284) y como por otra parte la piel de este pez es tan movediza, aún sobre las aletas, que no sería de extra- ñar que lo notado por Ginther fué debido sólo el estado de pre- paración del animal, no daré un nombre especial al ejemplar que encontré en Lapataia. : Contenía en su estómago restos de crustáceos; de Serolis entre Otros. Cuando se obtenga nuevo material llegará la oportunidad de dis- cutir si conviene crear ó no para él una nueva especie. EXPLICACIÓN DE LAS LAMINAS. LÁMINA VI Fig. 1. Lycodalepis Moreno: Lah. visto de perfil. Reducción: cuatro veces. Fig. 2 y 3. Cabeza vista de arriba y abajo. Reducción: dos veces. Fig. 4. Interior de la boca. Tamaño natural. 50 Fig. 5. Escama vista de perfil. Aumento: 7 - Fig, 6. Escama vista de abajo. Aumento: 20. LÁMINA VII. Fig. 1. Caneolepis acropterus Lah. macho. Visto de perfil. Largo total: 553"”. Fig. 2. Otro individuo más viejo (9?) visto de perfil. Largo total: 5757”, Fig. 3 y 4. Escama vista de perfil y por debajo. Aumento: 18. Fig. 5. Mandíbula. Tamaño natural. Fig. 6. Pre-maxilar izquierdo; tamaño natural. Fig. 7. Arco pterigo-palatino y huesos operculares. Reducción: ., Fig. 8. Arco hyoidiano. Tamaño natural. A ie. 9 Fig. 9. Cintura escapular. Fig. 10. Palatinos y vómer, tamaño natural, PICHES ICHTHYOMÉTRIQUES, PAR FERNAND LAHILLE. Tant que le nombre des especes connues a été peu considérable et tant qu'on a cru a leur réalité objective et á leur constance, quelques mots ou quelques mesures ont suffi pour les caractériser. Aujourd'hui, il ne saurait en étre de méme. L'espéece ne représente plus que la réunion d'individus auxquels nous donnons un méme nom; et ces noms se sont multipliés et se multiplieront a l'infini, car dans la continuité des formes vivantes, les caracteres isolés peuvent se grouper d'une maniére infiniment variée, et osciller entre des limites souvent fort grandes. -Actuellement, le naturaliste doit s'attacher surtout a l'étude des variations et a la recherche des conditions du milieu interne ou ex- terne qui les produisent, Ce n'est plus par conséquent d'un seul caractére qu'il faut tenir compte, mais de l'ensemble de tous, ou du moins du plus grand nombre, 1 faut donc se préocuper de met- tre en évidence leurs rapports et de les exprimer de la facon la plus méthodiqne et la plus simple, en táchant d'obtenir surtout des valeurs qui soient directement comparables entre elles. Les progrés des sciences d'observation sont singulierement aldés par les progres des notations qu'elles emploient et qui permettent d'abréger les phrases, de synthétiser et souvent de prévoir. Rien de plus simple que de représenter l'hydrogene et l'oxygéue par la lettre initiale de leur nom, et pourtant on a pu, gráce á cette pre- miéere convention représenter l'eau par sa composition, et arriver par ce méme systéme, aux formules atomiques de constitution et de stéréochimie qui permettent de découvrir tous les jours de nou- veaux procédes d'analyse ou de synthese, et qui mettent en évi- dence les propriétés caractéristiques de chaque corps qu'elles repré- sentent. Pourquoi ne rechercherait-on pas en Histoire naturelle a ex- primer aussi par des valeurs, des lettres ou des symboles les ca- AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. Ix. FeñrErRO 24, 1908. 30 AJ4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ractéres essentiels des formes que l'on choisit comme types, com- parables, (comme je le disais dans un travail antérieur publié dans ces mémes Annales: Los Zoárcidos argentinos, p. 403), a des sta- tions que l'on construit de distance en distance sur les voies ferrées de pénétration, qu'on peut comparer aux lignes de l'évolution na- turelle de la vie. J'al adopté depuis longtemps dans l'étude des poissons un pro- cédé de mesure bien simple, qui a Plavantage de rendre compara- bles les especes entre elles, alnsi que les formes jeunes et ágées, eb qui, en outre, permet de reconstruire graphiquement et avec faci- lité les poissons mesurés. Le principe est bien connu; il est appli- qué depuis longtemps en anthropométrie. En ichthyométrie, F. A, Smitt, Andres et d'autres naturalistes s'en sont servis. Malheu- reusement, la plupart d'entre eux ont employé de nombreux termes de comparaison, c'est-a-dire qu'ils ont adopté en réalité diverses catégories d'unités. Tantót la hauteur du corps, tantót le diamétre de l'oeil, la longueur de la téte, ou de la pectorale ou du museau. En ontre, dans certaines descriptions, ils indiquent quelques me- sures qu'on ne retrouve plus dans les descriptions des espéces ou des genres voisins, eb par ce fait toute comparaison devient impossible. D'autres fois, dans la description de deux espeéces, les unités choisies sont différentes, et par suite on ne peut non plus les comparer aisément. Les spéciographes et les morphologistes auraient pourtant tout avantage á se mettre d'accord, pour décrire d'une facon tou- jours uniforme les animaux de chaque groupe, et rien ne facilite- rait plus leur travail qu'une série de formulaires rédigés par des spécialistes et qu'ils n'auraient ensuite qu'a remplir. Depuis 1898, j'emploie en ichthyométrie le procédé suivant que j'ai exposé dans une brochure' et une note? publiée dans le Boletin de Agricultura y Ganadería, Mayo 1901. Toutes les dimensions des individus étudiés sont indiquées d'abord en chiffres absolus, mais exprimées ensuite par les valeurs qu' elles prendraient si la longueur du corps du poisson, mesuré depuis l'extrémité du museau jusqu'a la derniére vertébre, deve- nait égale a un métre de long. Tous les individus examinés, a quelque groupe qu/ils appartien- nent, de quelque variété ou provenance qu'ils soient, étant ains . 5 ! Preparación de un Atlas Talasográfico para el fomento de la industria mari- tima, Bs. Aires 1901, in 8, avec figures et plans. 2 Estudio sistemático de los peces, 1. e. Y *'1orye3o0u ano] ya “expueld 4 so1nsow SoSIoAIp Sa] 'xneyuoaj syurod se] zoxjuow mod “enbrio9u4 uossiod un p [ey4L3es ue[d_a[ ms uorzoslorg *T "SIA A A46 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. rapportés á un métre de long, sont directement comparables, et rien n'est plus aisé que de tracer des courbes exprimant les variations de chaque caractére, suivant l'áge, le sexe, les localités, les modifi- cations naturelles ou artificielles du milien, les espéces, etc., etc. Lorsqu'on aura fait porter les observations sur un nombre suffi- samment grand d'individus pris dans des milieux soigueusement déterminés, on disposera d'une base commode pour aborder et résoudre les problémes de la morphologie. Il convient de prendre,—et le Dr. Andres le fait aussi,—toutes les mesures du corps du poisson sur la ligne frontale (FF”) ou inter- section de la surface de lP'auimal avec le plan frontal qui divise l'individu en portion dorsale et ventrale. Cette droite passera, par convention, par la pointe du museau et par le centre de la derniére vertebre. Pour représenter les diverses mesures, j'al choisi autant que possible comme abréviations, les initiales des noms des organes a mesurer; et, de méme qw'en Chimie, la nécessité d'éviter des répé- titions oblige á se servir de quelques lettres qui ne semblent pas se relier directement a la partie qu'elles représentent, Les majuscules: D, P, V, A, OC, expriment pour les ichthyologistes du monde entier les nageoires: dorsale, pectorale, ventrale, anale et caudale. C'est une premiére base de notation; et par une simple derivation: D1, Dz; Ar, Az, Az représenteront la dorsale antérieure et la postérieure, alnsi que la premiere, deuxiéme et troisieme anale. De méme; s et 1 signifieront toujours: supérieur et inférieur et par conséquent Cs et Ci seront les lobes supérieur et inférieur de la caudale; et au besoin, lorsqu'une pectorale se bifur- quera ou se divisera on pourra aussi exprimer ses lobes par: Ps, Es : Les lettres: a et p signifieront toujours: antérieur et postérieur. Comme la lettre C se trouve deja employée pour représenter la cau- dale, ¡'utilise pour désigner le corps du poisson, compté du bout du museau jusqu'á la derniére vertébre, la lettre S initiale du mot: Soma (swy.x, corps). Le soma se divise en téte (T); en tronc, (U, de truncus), car la lettre T est déja employée, et en queue (Q). On devra toujours considérer comme téte (T) la partie du corps comprise entre le bout du museau et le point le plus postérieur de lappareil operculaire, que ce soit une membrane ou une épine. Lorsque l'opercule n'est pas distinct on qu'il n'existe pas, on devra faire passer la limite postérieure de la téte par le bord postérieur du dernier orifice branchial, LAHILLE: FICHES ICHTHYOMÉTRIQUES. A4T7 La queue (Q) est la région du soma comprise entre la derniére vertébre et le plaw transversal qui passe par l'origine de la na- geoire anale (Téléostomes) ou par le bord postérieur du cloaque (Holccéphales et Sélaciens). Le tronc (U) est la partie comprise entre la téte et la queue; et si a la somme des longueurs de ces trois régions, ou longueur du scma, (qui est la longuenr totale des ichthyologistes anglais), on ajoute la longueur (R e C) du rayon central de la queue, on aura la longueur totale des poissons telle que la mesuraient Cuvier et Va- lenciennes; tandis que si on ajoute au soma la longueur de la pro- jection de toute la région caudale sur le plan frontal (= C), on obtiendra la longueur que Smitt appelle longueur totale et qu'il vaut bien mieuxnommer longueur maxima (L) pour éviter une confusion deplorable. Je représente les longueurs par 1, les hauteurs par h, les distances par d, les épaisseurs ou intervalles par e, et pour exprimer les valeurs maxima correspondantes de ces quantités, j'emploie sim- plement les majuscules de ces mémes lettres. Ainsi HU signifie: hauteur maxima du tronc, ET épaisseur ou largeur maxima de la téte, etc. La lettre B sert pour désigner la branchie et entre dans la com- position des abréviations: RB, rayons branchiosteges; dB, dis- tance entre les deux angles inférieur et supérieur de la fente bran- chiale. La bouche sera représentée par M (mouth, bouche, en anglais), B se trouvant déja occupé. Les abréviations composées signifient : HM, hauteur verticale maxima de la fente buccale; EM, sa largeur horizontale maxima; R M, épines du 1*r arc branchial; pM, point le plus postérieur de la bouche (bord postérieur du maxillaire). Par analogie, les barbillons seront désignés par y. s, (barbillons de la máchoire supérieure) pi, pi (barbillons de la máchoire in- férieure ). Les autres, et rares lettres grecques employées seront: w, extre- mité postérieure de l'occipital; 1, nombre d'écailles de la ligne la- térale; 2s, 21, partie supérieure et inférieure de la méme, lorsqu'elle se divise. e, écailles; «aD:i, écailles d'une rangée transverse au ni- veau de l'origine de la 1r* dorsale, jusqu'a la ligne latérale et en comprenant dans ce nombre l'écaille de la ligne latérale si elle existe, eten les comptant depuis l'intersection du plan sagittal avec la surface supérieure du poisson; +: aA, écailles d'une rangée transverse, au niveau de l'origine de l'anale, en les comptant depuis A48 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. lintersection du plan sagittal avec la surface du ventre (ligne sa- gittale inférieure) jusqu'á la ligne latérale. La lettre 5, représente la distance verticale de certaines points jusqu'a la ligne frontale. O représente l'opercule, et Y, les yeux. Pour les nageoires, il faut examiner la longueur de leur base (b) et leurs rayons (R) qui peuvent étre simples c'est-á-dire épineux Rs, ou articulés Ra, ou ramifiés Rr; N” représentera le rang du plus long, et LR sa longueur. J'indique ci-joint le modéle (recto et verso) des fiches ichthyomé- triques que jJ'emploie. POISSONS Nom: vue oe. | EA O AAN A A RAT [no ordre EN 5 Sexe | T | | EA | S E ] i Localité | Jl Potás 2. yr] 'ReC | 1 en AICA ¡Volume | | Q | Cie Cl. | [a a K RA PPORTES A e A EZ UE Oe A T:ET | | (U+Q):HU.. -ET:eY DENTErrEON Formule vertébrale : SS ci AA | LAHILLE: FICHES ICHTHYOMÉTRIQUES. 451 Dans la premiére partie on inscrit le N.* d'ordre du poisson, la localité et la profondeur oú on la recueilli, la date, le sexe, le poids, le volume et les longueurs des principales régions du corps: la téte T, le tronc U, la queue Q, le soma S, le rayon central de la caudale R cC, et la projection de la nageoire caudale z C. La seconde partie de la fiche sert a inscrire les principales don- nées stéréométriques du soma, La premiére colonne contient l'énu- mération des points caractéristiques ou points frontaux détermi- nés sur la ligne frontale par les plans transverses passant par les parties suivantes : 'Amele: posterigut, du maxillaire o ra aaa ale p M Ontecnia ara ta restos $ eN Centrejdelaspupllles. pta: cn os Be e CoN ¡Berdfanterieurae Popercule ss coto os le lola alos ole a O Extrémité postérieure du sur-occipital..............o.ooo.o.o.... Pp w Bord le plus postérieur de l'opercule...ooooomoo.oicoomsocionso. pO Nageoire pectorale (racine antérieure)........oooooooconooo.... a Partienla plus: habito” du COPPO. nrevvcdonosa dla ale pla a eta max 1r* nageoire dorsale (racine antérieure). ..00.ooocococcioccc cc. a D, > » > (TACMEIPOSTSTICUre eo da aptos p Di 2m* nageoire dorsale (racine antérieure).........o ..o.oooomoo.. a Da» > > > (race Nposterieure) atrasa e ata p Da Naseorre ventrale (tacine amtemeure) o. Doo so ie das dle se a V Entre de na O at ORAR el Nageolre/anale(racine ANLOTeure). aos la ao dela de delos a A > A (TEACINOAPOS LOTICULO) ts ao E bid tds beca pA Kartel moms batute du COTPS:: <=... crrcca natareas sebo ña ms min Nageoire caudale (racine SUpérieuTe)......ooooooococoncncnno ooo. a Us > > (ratine MOMÉmente). Co. qomo o a ale a a Ci Dans la seconde colonne, on inscrit les valeurs absolues et cen- tesimales des longueurs (1) entre le museau et chacun des points frontaux. La troisieme colonne est réservée aux distances des points fron- taux á la ligne sagittale supérieure (d ); la quatriéme aux distances de ces mémes points á la ligne sagittale inférieure (d”); la cinquié- me, aux hauteurs (h) et la sixieme aux épaisseurs (e). En réalité les hauteurs ou distances qui séparent les points co- rrespondants des lignes sagittales inférieure ou supérieure repré- sentent simplement la somme de d + d'; aussi peut-on calculer les valeurs qui se placeront dans cette colonne en additionnant les va- leurs correspondantes de d et d”. Pour simplifier la notation, on peut supprimer la lettre 1 devant les lettres des points frontaux, lorsqu'on veut parler des distances de ces points a l'extrémité antérieure du museau. Par exemple, a O 452 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. sera la méme chose que: laO et voudra dire: distance entre le point préoperculaire etla pointe du museau. Je ferai remarquer en pas- sant, que cette distance est celle que Smitt appelle; téte réduite (6). Bien entendu que les longueurs, les distances et les hauteurs, se prennent dans un plan paralléle au plan sagittal, c'est-á-dire en ne suivant pas les contours du corps, ce qui revient a considérer le poisson comme projeté sur le plan sagittal. La troisieme partie du formulaire sert a inscrire les valeurs qui se rapportent aux nageolres. Dans les colonnes Rs, Ra, Rr, on indiquera le nombre des rayons épineux (spinosi) Rs; des rayons artículés Ra; et des rayon rameux Rr. Dans la colonne suivante: (n.?”), on indiquera le rang du rayon le plus long; dans celle: LR, on inscrira la longueur de ce méme rayon enfin, dans la derniére colonne b, on portera 1”indication de la longueur de la base des nageoires. Le verso de la fiche est réservé á inscrire les diverses mesures suivantes: le nombre d'écailles de la liene laterales celos A » >» de la ligne latérale en sa portion supérieure...... AS > > de la ligne latérale en sa portion inférieure....... zi le nombre d'écailles au niveau de Vorigine de la 1'* dorsale... > » etde la hauteur maxima du tronc. S: HU > > >» etdela longueur post-abdominale.. S:pG Rapport de la téte et du diamétre horizontal de Poeil.. T: Y Rapport de la téte et du museal.....o.oooooococncooommo». Maa Rapport de la téte et de la hauteur maxima du tronc. T: HU Rapport de la téte et de la hauteur de la quene...... 10 Rapport de la longueur de la téte avec son épaisseur MAMA e ales qe de T> HT Rapport du tronc et de la queue avec la hauteur MARINA du ron O y ee e ela (U+Q): HU Rapport de Pépaiseur maxima de la téte et la distance minima entre les yeux...... aa alo o ET:eY Rapport entre la hauteur maxima du tronc etla lar- geur de la stola (chez les Athérinidés)............. Bm: Dans la troisieme partie du tableau on peut inscrire les caracte- res principaux de la dentition, et enfin, terminer la fiche par la série d'observations qu'il peut y avoir lieu de faire, 4 propos de Váge, létat général, lalimentation, l'abondance, le sexe, le déve- loppement des organes reproducteurs, etc,, ou toute autre parti- cularité de animal étudié. A54 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Pour mesurer les largeurs absolues des poissons je me suis servi quelque temps d'un ichthyométre de mon invention et qui me donnait a la fois, les distances des points frontaux au museau, Pépaisseur du corps en ces points et les distances de ces mémes points aux lignes sagittales supérieure et inférieure. Quoique l'appareil ne fut pas encombrant et qu'il pút méme se démonter il tenait encore pas mal de place et comme la question de volume est un gros probléme pour le naturaliste-voyageur, surtout dans certaines régions, Jal adopté de nouveau l'lancien systéme des fils. La figure ci-jointe représente l'appareil dont je me sers au labo- ratolre et qui est remplacé dans les voyages par une simple plan- La . AA E 0 Sd UU EA ZO SS | E y Y A =% Fig. 2. Ichthyométre simplifié. chette, qu'on peut mettre au fond de sa valise et dont une extrémi- té se replie sur l'antre á angle droit a l'aide d'une chaniere a arréft. Dans la planchette se trouvent encastrées deux regles millimé- triques dont les zéros correspondent au plan vertical du butoir. Le poisson est étendu sur le milieu de la tablette, le museau tout contre le butoir. Un fil qui passe dans celui-ci et que l'on tend sur le poisson depuis la pointe du museau á la dernier vertébre matérialise la ligne frontale. D'antres fils munis d'un petit anneau glissant dans une tringle LAHILLE: FICHES ICHTHYOMÉTRIQUES. A55 mobile placée d'un cóté de la planchette, et tendus par une petite bague de plomb attachée á lenr autre extrémité, sont disposés sur le poisson, á angle droit avec la ligne frontale et les régles gra- duées. On les fait passer par les points caractéristiques, et une lecture directe donne les distances des points frontaux au musean. Un compas a glissiere—a longue branche graduée -—donne ensuite les distances sagittales supérieure et inférieure de ces points, ainsi que l'épaisseur du corps a leur niveau. Pour éviter que les fils ne s'enchevétrent, je les fais passer dans de petits tubes de verre bordés a leurs extrémités et comme on le voit sur la figure. Les planchettes dont je me sers habituellement ont 70 cts, de long. Pour des poissons plus longs, on peut faire préparer des planchettes pliantes, d'une longueur double. Dans la pratique journaliére, et sauf pour certains groupes spé- ciaux (Siluriens, Anguilles, Symbranches), ou pour des individus tres grands, on n'a guére á mesurer d'exemplaires d'une longueur supérieure a 70 centimeétres, et, dans ce cas, 11 suffirait au besoin de fixer sur la table du laboratoire deux régles graduées et paral- léles. Pour calculer les valeurs centésimales des dimensions caracté- ristiques des poissons, il faut multiplier chaque valeur absolue par le rapport de 100 ou de mille, a la longueur du soma exprimée en millimeétres. Exemple: Supposons un poisson dont le soma mesure 425mm et la téte 61mm, Pour connaítre la longueur de la téte d'un autre indi- vidu dont la longuenr serait de 1000mm j] faut calculer la propor- x Gba as 7 1000 E z E tion suivante: 7 = 73, 04 bien x =61 X 33 On voit que pour un individu déterminé, il faudra pour obtenir les mesures centésimales en fonction du soma, multiplier toutes ses 1000 S Dans le tableau ci-joint j'al indiqué les valeurs de ces constan- tes, pour des somas variant de 1 a 709, C'est-a-dire, qu'il donne les quotients de 1000 pour la série des nombres de 1 a 709, dimensions par un facteur constant (K) égal á A: TS a A A E A A56 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. pue A 2 | 3 4 5 e |7 s|o Dizaines | 0000 | 100.0 500.0 |883.3|250.0|200 0|166.6 149.8 195.01111.1 100 0 | 9.90 [83.33 | 76.92 | 71.40 | 66.66 | 62 50 |58.80 |55.50|52 63 2 50.00 | 47.61 | 45.45 | 43.48 | 41.66 | 40 00! 38.46 187 04 135.71 | 34.49 3 33 33 | 32.26 |31.25/|30 30/|929.41|: 3.57 (27.77 27.03 |26.31 125.64 4 25 00 | 24.89 [23 81 [23.26 | 22.73 | 22 22| 21 74 | 21.28 | 20.84 | 20.41 5 20.00 | 19 61 |19.23 | 18.87 |18.52|18.19|17 85|17.55 117 24|16.95 6 16 67 | 16 39 |16.13 | 15.88 | 15.63 | 15.891 15 15|14.92 114 70114 49 7 14 28|14 08 |13. 88 | 13.69 |13.51|13 33113. 15 |12.98|192.82|12 65 8 12 50 | 12.84 | 12 19| 12.04 [11.90 /11.76| 11.62 |11.49|11.86 111.93 9 11.11 | 10 98/|10.86|10.75|10.62|10.52|10 41 |10.80110 201 10.10 10 10.001 9 900 | 9.823 | 9.737 |9.615|9.523|9.438 19.846 |9 259|9 183 11 9.090 | 9.000 |8.903|8 840|8 771|8.695|8 621 | 8 547 | 8.474 17.408 12 8.333 | 8.264 [8.196 | 8.130 | 8.064 | 8 000 |7.986 |7.874 |7.81217 751 13 7.692 |7.635|7 575|7.518|7.462|7.408| 7.852 |7.209|7.253 17.194 14 7.140 | 7.092 |7.183 | 6 993 | 7.944 | 6.896 | 6.819 | 6.802 |6.783 |6 711 15 6.668 | 6.622 |6 578 |6.535 | 6.493 | 6.451 | 6.410 | 6.349 | 6.829 | 6 259 16 6 250 |6.211/|6.172 16.184 | 6.097 |6.060|6 024 15.988|5 95215 911 17 5.882 | 5.847 |5.818|5.774 15.747 15.714 |6 081 |5.649 | 5.617 | 5.586 18 5 550 15.524 | 5.494 | 5.464 | 5.434 15.405 |5.37615.348 |5 31815 237 19 5 263 | 5.285 | 5.208 | 5.181 [5.154 |5.128|5 102 |5.076 |5 050 | 5.025 20 5 000 | 4 974 |4.950|4 925 |4 “01 | 4.877 | 4.858 | 4.830 | 4.807 | 4.784 91 4.761 |4 739|4.716 | 4.694 | 4.672 | 4.651 | 4 629 | 4.608 | 4 587 | 4 566 92 [4.545 |4 525 | 4.504 | 4.484 | 4. 162 | 4.444 | 4.494 | 4.405 | 4 385 | 4 366 23 4.347 |4.329|4 310 |4 291 |4.273|4.255|4 2937 |4.219|4.201|4 184 94 4 166 |4 149|4.132|4.115|4.098|4 081 | 4 065 |4.048|4 032|4 016 25 4.000 [3 984 | 3.968 |3 95213 937 | 8.921 |3 906 | 3.891 |3 876 |3.861 26 3 846 | 3.881 | 3.816 | 3.802 13.787 |3.77313.759183.745|3 73813.718 27 3.704 | 3.690 |3.676|3 663 | 3.612 | 3.686 | 3 623 |3.610 13 597 | 3.584 98 3 570/83 558 | 3.546 | 3.533 | 3 521 |3 508 | 3.496 | 3.484 |3 472 | 3.460 29 3.448 | 3.436 | 3.424 | 3.412 | 3.401 | 3.385 |3 375 | 8.567 |8.355 | 3.344 30 13.383 |8.322|8 311 |3 300/38 289|3 27813 267 | 3 257 |83 246 | 3.236 31 13.225 13.215 3.205 | 3.194 |3.184/83.17413 16418.154 13.144 |8.134 32 3.125/3.115/38 105 |8.095 | 3.086 | 83.076 | 3.067 | 3.058 | 3.048 | 3.089 33 3.030 ¡3.021 |3.012|3 003|2 994|2 985 |2 976 |9 967 |2.958|2. 949 34 2.911 ¡2.932 |2 923 | 2.915 |2.906 | 2 298 | 2 890 | 9 881 | 2.873 | 2.865 35 2.857 | 2.849 | 2 840 | 2.832 | 2 824|2 816!2 808 |9 801 |2.793 |9 785 36 2.117 |2 71019 762|2.754|92.747|2.789|2.732|92 72412 719|2 710 37 |2.703|2.695|2.688 2.680 | 2.673 |2 666 |2 659 |2 652 |2 645 | 2 688 38 2.631 |2.624 (2. 617 |2 610/12. 604/2597 |2.59)|9 58312 577 |2 570 39 2.564 12 557 12.551 | 2.544 [2.588 2.531 | 2.525 | 9.518 |2.512 | 2.506 | 4U 2 540 | 2.493 | 2.487 | 2.481 |2 47512 46912 46319 457|9.451 19.444 41 2.489 |2.433|2 4297 |2.421|2 415/2 409|2 403 |9 398 | 2 892 | 2.886 49 2.280 | 2 375 |2 869 | 2.366 |2. 858 |2 35212 347 |92 341 |9.836 |2.881 43 2 325|2.820!|2 814 2.309 | 2.304 | 2.208 |2.203 | 2 288 | 2 283 | 2 277 | 44 2 272 |2.267 [2 262 | 2.257 | 2.252 | 2.247 | 2.242 | 2.237 | 2 232 | 2.227 45 |2.222/2.217|2 912|2.207|2 202|2 197 |2 192/29. 188|2 183 !|2.178 46 2.173 | 2.169 | 2.164 |2.159 2.155 ¡2.150 | 2.146 | 9.141 |2 136 | 182 47 2.127 |2.193|2 119|2.114|2.109/2 105 |2 100 | 2.096 | 2.092 | 2.087 | AS 2.083 | 2.079 | 2.074 | 2.070 [2.066 | 2.061 | 2.057 | 2.053 |2 049/2 044 | 49 2.040 |2.036 | 2.032 /2.0298!2 021 |2 0202. 016/2 0122 008 | 2.004 50 2 040 | 1.996 | 1.992 | 1 988 |1.984 |1 980 | 1 976 |1.972| 1.968 | 1.964 51 11.960 |1.956|1 952/|1.949|1.945 | 1.911 | 1.937 | 1.934 | 1.980 | 1.926 52 | 1.923 | 1.919 |1.915|1.911 |1.908 | 1 904 | 1.901 | 1.897 | 1.893 | 1.890 53 1.886 | 1.883 | 1.879|1.876|1.872 | 1.869 |1 85 | 1.862 |1.858 |1 855 | 54 | 1.851 ¡1.848 | 1.845 | 1.841 | 1.838 | 1.834 | 1.831 | 1.893 | 1.824 | 1.821 | 55 1.818 | 1.814 | 1.811 | 1.808 | 1.805 | 1.801|1.798/1.795 | 1.792 |1.788 | 56 11.785 |1.782 11.779 1.776 1.773 1.769 1.766 | 1.763 | 1.760 | 1.757 | 57 1.754 11.751 |1.748|1.745/1.742|1.7389|1.736 11.738 | 1.730 11.727 58 1.724 [1.721 |1.718|1.715|1 7112/1.709|1.706|1.703 | 1.700 | 1 697 59 | 1.604 | 1.692 | 1.689 | 1.686 | 1.683 | 1.650 | 1.677 | 1.675 | 1.672 | 1.669 60 11.666 11.663 1.661 11.658 |1.655!| 1.652! 1.650 1.647 11.644 |1.642 | 61 1.639 | 1.636 | 1.633 | 1.631 | 1.628 |1.626|1.623|1.620|1 618/1615 | 62 |1612|1.610|1.607 | 1.605 | 1.602 | 1.600 | 1.597 | 1.594 | 1.592 | 1.589 63 1.587 |1 585 |1.582|1.579|1.577 11.574 |1 572 11.569 | 1.567 | 1.564 64 | 1.562 1.560 11.557 11.555 11.552 11.550 11.547 | 1.545 11.548 11.540 65 11.538 | 1 536 /1 583 | 1.531 | 1.529 /1.526|1.524|1.522/1 519 | 1.517 66 |1.515|1.512/1 510 [1.508 [1.506 1.503 | 1 501 | 1.498 1.496 | 1.494 67 ¡1 492 | 1.490 | 1.488 1.485 [1.483 ¡1.481 [1.479 |1 477 |1.474 |1 472 68 1 470 | 1.468 | 1.466 | 1.464 1.461 | 1.459 1.457 | 1.455 11.458 | 1.451 69 1.449 1.447 | 1.445 |1 443 | 1.440 | 1.438 | 1.436 | 1.434 | 1.432 | 1.430 70 |1.428| 1.426 |1.424/1.42211.420|1 418|1.416|1.414|1.412|1.410 EY que LAHILLE: FICHES ICHTHYOMÉTRIQUES. A57 Dans a ci-dessus, pour trouver la valeur de 1000 divisé par 425 ou n'a qu'a lire le nombre contenu dans le tableau au croi- sement de la ligne horizontale des 42 dizaines avec la ligne verti- cale des 5 unités et on obtient le résultat: 2,552. Le produit de cet- te quantité par 61 nous donne: 14,3 cts. pour la longueur de la téte d'un poisson géométriquement semblable au premier et quí aurait un metre de long. Si on considere qu'en un temps tres-court, on peut gráce aux fiches ichthyométriques établir et conserver le signalement exact des poissons que l'on étudie; si on considere également la grande facilité qu'elles offrent ensuite pour la comparaison des formes, je ne doute pas que leur usage ne se généralise a la plus entiere satis- faction des morphologistes et des spéciographes qui s'en serviront, MET ud a a 5 dh. del de ace Pé ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LAS ANOMALÍAS DENTARIAS DEL PERRO POR CAYETANO MARTINOLI, Profesor de Zootecnia en el Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria Las anomalías de número y de dirección de los dientes del perro doméstico son bastante frecuentes, y las de forma no son dema- siado raras. Estas anomalías se presentan casi siempre en los molares, pues los incisivos y los caninos son incomparablemente menos sujetos á varlación. Según la opinión de varios autores, la variabilidad de los órga- nos pasivos de la masticación del perro, es debida con frecuencia á anomalías de los maxilares que se han fijado por selección, y que después se han vuelto hereditarias. Asi Cornevin y Lesbre* nos hacen notar que el galgo tiene el hocico muy alargado, mientras que los dogos y los pequeños perri- tos de salón lo tienen muy corto. Los bull-dogs y los mops presentan un prognatismo acentuado de la mandíbula; al contrario de lo que pasa en los perros rato- neros, en los grifos y en los perros de pastor, que son prognatos en el maxilar á consecuencia del acortamiento de la mandíbula. Todas estas variaciones tendrian, entonces, su influencia sobre los dientes, que de esta manera se modificarían. Sin embargo, Cornevin y Lesbre admiten también la posibilidad de que en unos casos, la disminución ó el aumento en el número de los dientes no sea imputable al acortamiento ó al alargamiento del rostro. ! Cm. CorNEvIN y J. X. Lusmrk. Traité de Páge des animaux doméstiques. Paris. Bailliére et Fils. 1894. AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. ABrIL 21, 1908. 31 dd 3 A60 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Según estos sabios, el atavismo ejercería á veces su influencia, restableciendo la fórmula dentaria propia de ciertas formas fó- siles, ó que viven en estado salvaje, que podrían ser consideradas como antepasadas de algunos perros domésticos. La fórmula dentaria definitiva del perro se puede expresar así: INCisi 5 anos E )remolares a lar ze incisivos ¡7 Can 51 1 11 Molares ¡7 El primer premolar no es otra cosa que el primer molar de le- che que se ha quedado también en la segunda dentición. El cuarto premolar del maxilar y el primer molar de la mandíbula son com- primidos, cortantes y mucho más voluminosos que todos los de- más; ellos han recibido el nombre de dientes carniceros. Todos los otros dientes que les preceden, que son igualmente más ó menos puntiagudos y cortantes, y que progresivamente disminuyen en volumen, han sido llamados precarniceros. En fin, los que les siguen hacia atrás, se distinguen con el nom- bre de tuberculosos, á causa de su apariencia mamelonada. A consecuencia de lo que acabo de decir, la fórmula dentaria de los molares, se puede también expresar de la siguiente manera: recarniceros Bol carniceros a tuberculoso EE li qc PA Ahora bien, la forma fósil Lycorus de Bourguignat (hallada en las cavernas de Vence) no tenía más que tres premolares inferio- res; el Brachycyon de Filhol presenta esta fórmula: pe. 3-3 ES ad b. 29 el Cuon, esta otra: 3-8 1 ea a e O a E | y el Canis megalotis y los Amphicyon: dal 4 A E o Toussaint* ha demostrado que el acortamiento del rostro de al- gunos perros, y más especialmente de los dogos, determina la re- ducción numérica de los molares y los obliga á tomar una posición transversal. Este autor dice, que el primero de estos dientes que desaparece es el primer premolar, el cual se sabe no tiene más que una raíz y nace una sola vez. 1 Toussarnt. Comptes Rendus de l' Académie des Sciences, t. LXXXIL. dd MARTINOLI: LAS ANOMALÍAS DENTARIAS DEL PERRO. 461 Desaparecen sucesivamente el segundo tuberculoso, y el precar- nicero que se encuentra inmediatamente antes del carnicero (pm.* ó pm.*). Pero tanto Filhol* como Cornevin y Lesbre han constatado que este orden de desaparición indicado por Toussaint no es invaria- ble, pues á veces falta el último tuberculoso y todavía existe el primer precarnicero. Cornevin y Lesbre creen que la reducción numérica de los mola- res se efectúa siempre en las extremidades de la arcada dentaria, nunca en su parte central; de manera que, si faltan dos dientes, éstos son los extremos; si faltan tres, son los dos primeros y el último. : Apgregan ellos que en todo caso, la determinación de los molares que han desaparecido es bastante difícil; pues los que quedan tie- nen la tendencia á4 simplificarse y á tomar la forma de aquellos cuyo puesto ocupan. Asi, por ejemplo, cuando en una arcada dentaria existe un solo diente tuberculoso, éste con frecuencia se asemeja mucho más al segundo de estos dientes que al primero, y no obstante eso, no hay duda que es el segundo el que ha desaparecido. De igual manera, cuando no existe el primer precarnicero, pue- de suceder que el segundo, en lugar de tener dos raices, tenga una solamente. En el museo de Zootecnia del Instituto Superior de Veterinaria de Parma hay una notable colección de cráneos de perro, cada uno de los cuales lleva la indicación de la raza y de la edad del animal á que pertenecía. El año pasado, siendo profesor en dicho instituto, quise estudiar tan precioso material, para buscar algunas anomalías dentarias que comprobaran lo antedicho. Examiné poco menos de un centenar de cráneos de perros per- tenecientes á las siguientes razas: bulldog, mastín, de guerra, de pastor, de guardia, danés, español, Terranova, San Bernardo, galgo, perro de lanas, grifo, braco, pointer, setter, terrier, zorruno, pinch, king's Charles. Entre ellos encontré 28 que presentaban anomalías en los dien- tes molares; pero ninguno, presentaba irregularidades en los inci- sivos y en los caninos. 1 FinuoL. Sur les chiens actuels et les carnassiers fossiles sen approchant le plus, en Arch. du Mus. Hist. Nat. Lyon. t. 111. 462 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. A estos casos añadi 5 otros que constaté en cráneos de perros y de zorros existentes en el Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires. Cornevin y Lesbre hacen justamente notar que hay que examinar con mucho cuidado los casos relativos á la disminución numérica de los molares, pues con frecuencia el diente ó los dientes que faltan han caído ó fueron arrancados accidental- mente; y esto se verifica especialmente en los primeros premolares de la mandíbula. Por esta razón no he tenido en cuenta otros seis casos de dismi- nución numérica, porque el estado del hueso en el lugar donde habrían debido encontrarse los molares que faltaban, dejaba sos- pechar que los alvéolos correspondientes pudieran estar oblite- rados. Los casos que se describen y estudian en este trabajo son enton- ces solamente aquellos sobre los cuales no cabe duda ninguna con respecto á las anomalías que presentan. Los resultados de mis in- vestigaciones, contenidos en el cuadro final de esta publicación, demuestran que: a) Se han verificado deficiencias numéricas sólo en el maxilar, en.... Y cráneos b) Se han verificado deficiencias numéricas sólo en la mandibula, en 12 > c) Se han verificado deficiencias numéricas en los dos maxilares, en. 1 d) Se han verificado aumentaciones numéricas sólo en el maxilar,en. 2 » e) Se han verificado aumentaciones numéricas en la mandibula en. 3 f) Se han verificado anomalías sólo de dirección, OM.....ooooooooo... 6 y) Se han verificado anomalías de dirección y de número, €d........ 4 > ¿Cuáles son ahora las deducciones que se pueden sacar de las observaciones que se han hecho? En primer lugar, para poder juzgar el valor de la influencia ejercida por el acortamiento ó el alargamiento del rostro sobre la disminución ó la aumentación del número de los molares, es nece- sario establecer cuáles son los cráneos que deben considerarse de rostro largo y cuáles de rostro corto. Para hacer esto, sería necesario determinar la relación que existe entre el largo total del cráneo y el del rostro, porque asi sería po- sible conocer el porcentaje que correspondería á este último. Sin embargo, me ha parecido más conveniente determinar otro porcentaje, que en nuestro caso tiene la mayor importancia; es decir, el porcentaje relativo al largo del paladar (medido desde los choanes hasta la mitad de la arcada incisiva), con referencia al ancho total del cráneo. MARTINOLI: LAS ANOMALÍAS DENTARIAS DEL PERRO. 463 Los choanes en el perro se encuentran á poca distancia de la línea que une los dos últimos molares, y por esta razón el porcen- taje palatino nos da una idea bastante exacta del mayor ó menor largo relativo de las arcadas dentarias. En general, los perros de paladar corto tienen también el rostro corto, y viceversa, pero este hecho no es constante, y por consi- guiente el ya indicado porcentaje responde mejor á nuestro objeto. En el siguiente cuadro están contenidos los porcentajes palatinos de todos los cráneos estudiados, repartidos según la forma de las anomalías y según la raza á la cual pertenecen los perros. : *JOTIOJUL IB[IXBUL “1 '1019dOS IB|IXBUL *S 1 =|=|=| === [| =| =| =l = | =4 —= | — llétoel = | = | = | = | = | = florrrrss O3[83 X ODBIJ AE Ji =|=|=|=|=[|=|=|=|=|=|=]|-=-|-—litiel| = | =|= | —=]|— | —|[ ugseu XxX 3op-1mg S 1 A O A O E SE O A RE EA A A A SEDAN dOnE qourg (99) 1 E IT ES AR E pe, a $ g' 16 E pez, HE Hna En E Ea Aa 2 E SEA e TP OOOO OO O ODIO DN JOLLA Y, ES “LoS a T 13 A hy e En de 910 Po" Js EE En 33 A da pa A añ Er 236 alero roooonooaaoa.. O.5[eL) 5 T es. E as S o 307 O Te ES ye A AA cal 1 por A A a A eS: E Morro...» 193198 Z E z El E da a E A mé IA Ez A == 82? 1 eS == NS LE == ==, X= YU Y CI SAO O BAOUB IIA Y, >? E [aa] Z SS == or aos == | — E A A E E A A o AS: von a( és | S 'S A Z J Do 0 ; os pe y a =S == => ==> == E= SS — = = == — == == E UTISBIA 2 8 Y AR 2:6r 3 de an eee 0 08 E ER 5 $ E A == Cc 6P EE o ¿E a! A ADORO CO OPpABUL9H UB8 G 1 TS E e = re lA E A ES E A EA ES A E O E E 19UIOJ = mL 1 r E 8 SN ES oa ad ACE T EG a a, 7 6P E q pas Edo a 008 pas ER: A pa A OC ICA O NACO s9ue(I Ae 1 eS 7 P E > Li Er pea Pe 80€ 00€ S Sp a LP A = = == ¿== == == E == == NS O OounatoY (a) MS 's =T AS En S A a A o A a A ENS RR LASA iS AA e Da ao E US Sop- Mg a « 1 A A E 08 78 de T A E 3 e, E ca E mb - En a, uE ote Pate EA 7 6P a Pr, ds 20 E VA OA OOOO OA pnze OXIIO"Z A :8 T O O A ES e SS SS == ==] == == *uU0oLD0pied sue - US SsOSBO S9AB|OVI SOT SP < SO] 9p |[OLXaWNU [9 US UYISPIUIVAN Y || SALV[OVI SO] Sp OJSVINU [9 US UQIONULUISI UQIDIALIP AP SPLBUOUY eze y < OJ9UINN ? , MARTINOLI: LAS ANOMALÍAS DENTARIAS DEL PERRO. 465 Si se estudian detenidamente los datos contenidos en este cua- dro y en el final, se nota cómo efectivamente en unos casos, al bajo porcentaje palatino corresponden en los molares anomalías de dirección y de número. Asi por ejemplo, en los cráneos de los bull-dogs l, XXII, XXIV y XXI, varios molares superiores han debido tomar una posición oblicua ó absolutamente transversa, porque en caso contrario no habrían encontrado lugar para conservar su dirección normal, En el zorruno XXXII faltan los dos segundos tuberculosos su- periores, y esto á causa de que la arcada molar termina con los primeros de estos dientes, razón por la cual no habría espacio para los otros dos. Hay también casos inversos, es decir, en los cuales al gran largo del paladar corresponde un mayor número de molares, Es lo que pasa en el cráneo del mastín XIII, al cual corresponde el porcentaje palatino más alto (53, 1 %,), y que tiene un tercer tubercuioso inferior derecho, Lo mismo se verifica en el cráneo del otro mastin XV (50 9%), que presenta dos terceros tuberculosos supericres, y en el pointer III, que tiene un tercer tuberculoso inferior izquierdo. Sin embargo, hay muchos otros casos en los cuales no se veri- fica lo que se acaba de decir. Entre los bull-dogs citados, el Il y el XXI! presentan deficien- cias numéricas en las mandíbulas, á pesar de ser éstas notable- mente prognatas. Lo mismo ocurre con el bull-dog XXIII. En numerosos otros cráneos (por ejemplo XXVIII, 11, VII, XXX, XXIX), se observa que á las deficiencias numéricas corres- ponden porcentajes palatinos elevados (50, 51, 52 0/,), y que adon- de faltan los dientes, existen espacios libres, lisos y perfectamente normales que podrían muy bien contenerlos, De igual manera, al aumento en el número de los molares no corresponde siempre un elevado porcentaje palatino, y esto lo prueba el pointer XIV, que tiene el porcentaje 47.7 y presenta dos terceros tuberculosos inferiores. Por lo que se refiere al San Bernardo VI (véase lám. vin) este animal, á pesar de tener un tercer tuberculoso superior izquierdo, presenta en el mismo maxilar el segundo precarnicero izquierdo y los dos terceros precarniceros en posición trasversal (Lo mismo pasa con los segundos, terceros y cuartos precarniceros de la mandí- bula, la cual, sin embargo, presenta un acentuado braquignatismo). En todos estos casos no se puede entonces creer que las anoma- 466 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. lías numéricas verificadas hayan sido determinadas por el mayor ó menor largo del rostro, ó mejor dicho, del paladar. Será pues necesario admitir la acción de otras causas. Efectivamente; entre los cráneos estudiados, los hay que bajo este punto de vista presentan anomalías muy significativas. Los bull-dogs I y XXII y el Terranova XII presentan esta fór- mula dentaria: E Ahora bien; dicha fórmula es la del Lycorus y del Brachycyon, que tenían solamente tres precarniceros inferiores en cada lado. Además hay que notar que si en el cráneo l los dientes que fal- tan son los dos primeros precarniceros, en los otros dos son los cuartos; lo que quiere decir que se han quedado justamente los primeros tres premolares inferiores, En el pinch XXXIII encontramos la fórmula: que es la del Cuon ú Cyon. En fin, en los cráneos XV, VI, XIII, III y XIV existen tuber- culosos suplementarios en la maxila ó en la mandíbula, lo que tien- de á acercar sus fórmulas dentarias á la del Canis megalotis y del Amphicyon, que es la siguiente: 3-8 pe. 77 3 g- 3 ope 1-1 9- Pasando ahora á considerar cuáles son los dientes que desapa- recen los primeros, solamente tres casos confirman lo que dijo Tous- saint, es decir que los molares faltan siempre en este orden: pri- meros precarniceros, segundos tuberculosos, y precarniceros ante- puestos á los carniceros. Estos casos son los que se observan en los cráneos l, XVI y XXXI, en los cuales faltan los primeros precarniceros. En los cráneos XXXII, XXVII, XXXIII, XXTII y XXIV fal- tan, por el contrario, los segundos tuberculosos, sin que por esto falten los primeros precarniceros; y enlos XXX, IV, XII y XXII se nota solamente la ausencia de uno de los terceros precarniceros superiores ó cuartos inferiores. Por estos motivos tienen razón Filhol, Cornevin y Lesbre cuan- do dicen que la ley de Toussaint está lejos de ser invariable. MARTINOLI: LAS ANOMALÍAS DENTARIAS DEL PERRO. 467 Pero también Cornevin y Lesbre son demasiado absolutos, ase- gurando que la disminución numérica de los molares se verifica siempre en las extremidades de las respectivas arcadas. Basta estudiar un poco el cuadro final y mirar la fig, 2 para ver en cuántos casos se observa la falta de dientes intermedios, Es verdad que los citados autores dicen que no son los interme- dios los que faltan, sino los extremos, pues los dientes más internos se simplifican y toman sucesivamente la forma y el volumen de los que los preceden; pero yo no sabría comprender por qué razón en la fig. 2 los cuartos precarniceros deberían encontrarse en el lugar de los terceros; los terceros en el de los segundos, y éstos en el de los primeros... Y todo eso cuando los primeros, los segundos y los terceros son perfectamente normales y bien colocados, y cuando en el lugar adonde deberían encontrarse los cuartos, existe un ámplio espacio que podría muy bien contenerlos. Según lo que acabo de decir, parece entonces que la disminución numérica de los molares, pueda verificarse tanto en los precarni- ceros como en los tuberculosos, y esto en cualquiera de dichos dientes. La disminución de los carniceros debe ser muy rara, y la de los tuberculosos menos frecuente que la de los precarniceros (5 casos sobre 18). Por lo que se refiere á la variación de dirección de los molares, ya hemos visto que en los cráneos 1, XXIT, VI, X, XXI, XXIV y XXV, algunos molares han tomado una posición trasversal,. Estos molares son siempre segundos, terceros ó cuartos precar- niceros, y nunca primeros precarniceros, carniceros ó tuberculosos. Este hecho se comprende "perfectamente cuando se considera que los primeros precarniceros de leche de la maxila y de la man- díbula se quedan también en la segunda dentición, y que los dos tuberculosos superiores, el carnicero y los dos tuberculosos infe- riores son monofisarios, es decir, nacen una sola vez. Todos estos dientes tienen tiempo y manera de dirigirse normal- mente, mientras que los otros permanentes que nacen después solo encentran un espacio libre que no es proporcionado con su tamaño, y entonces han de tomar una posición forzosamente obli- cua Ó trasversal. Es verdad que el carnicero superior es también difisario; sin em- bargo, á consecuencia de su forma, posición y desarrollo, mucho más fácilmente se conserva normal. A A68 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Resulta claro que en todos los casos en los cuales el porcentaje palatino es muy bajo (cráneos 1, XXII, XXI, XXIV), los dientes han tenido que tomar una posición oblicua ó trasversal, no encon- trando en caso contrario espacio suficiente para conservarse nor- males, No se puede, sin embargo, decirse lo mismo de los otros casos que se refieren á cráneos con porcentaje palatino normal ó elevado. En el caso del cráneo del San Bernardo VI, hay que considerar que la mandíbula es bastante braquimorfa, y que en el maxilar los caninos se implantan más atrás de lo normal. En cuanto á los cráneos del danés X y del mestizo bull-dog- mastín XXV, que tienen respectivamente los porcentajes palati- nos 50 y 51.6, quizás se podría explicar la posición anormal de sus terceros precarniceros superiores invocando la siguiente ley for- mulada por Ameghino*: «A medida que disminuye la duración de la función de los mo- «lares caducos, disminuye también proporcionalmente el espacio «destinado á los molares de reemplazo; y á medida que se retarda «el desarrollo de los molares persistentes, aumenta en proporción «el espacio ocupado por los molares caducos y de reemplazo. » Bastaria entonces que los dichos animales hubieran cambiado con un cierto anticipo sus molares de leche, para quese hubiera po- dido verificar una disminución en el espacio destinado á contener los de reemplazo. La variación de forma de los molares debe considerarse una anomalía mucho menos frecuente de las otras que se han descripto, pues del cuadro final resulta que encontré sólo dos casos de tal naturaleza. Uno es el que se ha verificado en el cráneo XIX, en el cual los segundos precarniceros superiores son uniradiculados; y el otro existe en el cráneo V que tiene el tercer precarnicero superior de- recho que simula en reducido volumen el carnicero que sigue, pre- sentando también como éste en su cara interna un pilar bastante desarrollado. Una última observación tengo que hacer 4 propósito de la de- saparición de los molares, y es que si los dientes que faltan no son externamente visibles, podrían á veces encontrarse en estado rudimentario dentro del hueso. 1 F, Amecuino. Recherches de morphologie phylogénétique sur les molaires supé- rieures des ongulés. An. Mus. Nac., serie 3*,t. 11. Buenos Aires. J. A. Alsina, 1904. MARTINOLI: LAS ANOMALÍAS DENTARIAS DEL PERRO. 469 Con el fin de averiguar tal cosa, hice algunas secciones en dife- rentes cráneos, siendo el resultado negativo, pues no encontré ninguna traza de molares rudimentarios. El limitado número de secciones practicadas no me permite ates- tiguar si las cosas suceden siempre así. Pero, de todas maneras, aun en el caso que á veces existieran dientes rudimentarios, esto no tendría mayor importancia, pues el hecho de encontrarse atrofiados y encerrados en el hueso ya sería un signo evidente de su tendencia á desaparecer por completo; y entonces no alterarían las deducciones que preceden. Resumiendo ahora todo lo que se ha dicho en este trabajo, se pueden formular las siguientes conclusiones: 1.2 En algunos casos, la longitud relativamente mayor ó menor del rostro, ó mejor dicho, del paladar, puede determinar el aumen- to ó la disminución del número de los molares, 2.” En muchos otros casos esto no es admisible, y la causa de la variación puede buscarse en el atavismo. 3. La disminución numérica de los molares no se verifica siem- pre en el orden establecido por Toussaint. 4.0 Tal disminución, contrariamente á lo que aseguran Corne- vin y Lesbre, no se verifica constantemente en el extremo de las arcadas dentarias, siendo frecuentes los casos en que faltan dientes intermedios. 5.” Los molares que más fácilmente pueden tomar una posición anormal son los 2%, 3% ó 4% precarniceros. Esta posición anormal puede ser la consecuencia del acortamiento de la arcada dentaria, Ó quizás á veces, del anticipo en la caida de los molares de leche. 6.” Las anomalías de forma de los molares son bastante raras. 7.” Las anomalías de los incisivos y de los caninos, en relación con las de los otros dientes, son muy raras. OBSERVACIONES Les y 3% pc. normales. Entre ellos hay un espacio liso y suficiente para contener los dientes que faltan. Los 1” tub. terminan las arcadas; no habría lugar para los 2". 1% y 2% pe. normales. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal, Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. An. muy joven. Los 1% y 2% pc. más distantes que de costumbre. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. Los 1% y 2% pc. más distantes que de costumbre. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. Los 1” y 2 pc. más distantes. Los 1” y 2 pc. más distantes. El 3” pe. sup. der. simula un pequeño carnicero, y como este pre- senta en correspondencia de la cara interna, un pilar bien desarrollado. Los 1” y 2” pe. más distantes. Animal muy joven. Los 1” y 2 pe. más distantes. Amplio espacio para el diente que falta, con sup. perfectamente normal. Los 2% pe. sup. son oblicuos; los 3% son transversos. Los 1* y 2” pc. inf. hacinados. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. Los 3% pe. sup. oblicuos. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. Los 3 pe. sup. oblicuos. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. f Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. la- 5 - e ZE, 234 E Bol e EE 22 2% o% 92 3 El NS [38 E 8| Fórmula dentaria de De los molares superiores Delos molares inferiores | OBSERVACIONES ZÉ SÉ 2% 35 528583 los molares faltan: faltan: pS o Ñ El EE 53352 ERS 4 EC A2g3s [pde | | XXXI | Zorruno ... , - Los dos 2%* pe. los dos 2% tnb. 1 y 3% pc. normales, Entre ellos hay un espacio liso y suficiente para contener los dientes que | faltan. Los 1” tub, terminan las arcadas; no habría lugar para los 2. Danés. ..... m. 10 > [Los dos 3% pe. 1 y 2 pc. normales. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. Gala joven = Los dos 3% pe. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. g J ll £ An. muy joven. Canis cerdocyon... Los dos 30* pe. Los 1% y 2% pe. más distantes que de costumbre. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. 5 Deguerto. eos Los dos.3%* pc. ¡Los 1* y 2% pc. más distantes que de costumbre. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. 6 Sebteri....., El 1* pc. izq. Los 1” y 2* pe, más distantes. 0 ls [TE pS) e : P Ps E $ d 7 V De guerra......... n. dq im.15 50.5 A=4 =1 2-3 El 3 pc. izq. | = Los 1 y 2% pe, más distantes, El 3" pe, sup. der. simula un pequeño carnicero, y como este pre- 5 _: | 1 E » senta en correspondencia de la cara interna, un pilar bien desarrollado. 2-3 —1 2-2 y É ñ A 8 | XXXI | Zorruno .......... = I=| = 50.0 Es pa > INIESTA — | Los 1" y 2% pe, más distantes. Animal muy joven. | 9 [XXVIS Zorruno ........] DN. Q |m.21, 50.8 > | =Ñ El 2 pe, izq. = Los 1” y z pe. más distantes. Amplio espacio para el diente que falta, con sup. perfectamente | | zx = | normal. 110 I Bull-dog ... .....| p.3+ | | viejo 43.7 = E — Los «los 1% pe. Los 2% pe, sup, son oblicuos; los 3% son transversos. 11 XI | Terranova......... om gif a 2 47.5 > + SS Los dos 4% pe. Los 1% y 2* pe, inf. hacinados. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. | DANERS IBudoE ear pig | viejo | 44.3 == 4 = ¡Los dos 4” pe. Los '* pe. sup, oblicuos, Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. 13 = a ca SI == 47.5 + + - Los dos 2% pe. Los 3** pe. sup. oblicuos. Amplio espacio para los dientes que faltan; con superficie normal. | = = 14 | XXVII | Zorruno. . iO A Mn. = = AS,8 => + = Los dos 4v= pe. el 2 t. der. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. | $ = ; 15 VII o o n. gd a.3 31.0 z > > A = El 4% pe. der. Los otros dientes normales, Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. 16 e Canis cerdocyon...! —n. ii => 3 HE — El 1* pe. izq. | Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. : E | A 17 A Danbe do ae N. Q |m.18 49,2 e + = El 4% po. izq. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. 18 IX San Bernardo...... D. Q a. 1 30,0 Ea = 3 = Ll 4% pc. 12q. Los otros dientes normales, Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. 19 [XXXII Pinch.. Ad Sd |m.18| 50,0 == + q =— Los dos 2o= tub. Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. 20 | XXIT Ben .| pi | —| viejo 47.7 == y S EA -- El 2 tub. der. | Los otros dientes normales. Amplio espacio para los dientes que faltan, con superficie normal. = 9=y 21 =- Bull-dog........ | pil=| — 48.— E = = El 1? pc. der. los dos 2% tub. | Los 2* y 3* po. sup. oblicnos. g 1 sl El Ú' VEDGNE p 22 | XXIX | coo rv n; S | joven 51.6 AS == = + El 2” pc. der. Los dos 2os t, el 2 pc. der. | Los 2* y 3% po. sup. oblicuos. Amplio espacio para los dientes que faltan, con sup. normal, En los molares superiores En los molares inferiores hay ' hay exceso de: exceso de: | Fl y su E O E . | O A a A E A EGO] aaa a 2 DOS BS ohtub: = | = ge A ao E : | ind 24 | vi San Bernardo... -| P- 3 g ¡mn 15 49.5 = > Un 3» tub. 120. => El 2 pe. sup. izq. trasverso; los dos 3% pc. sup. trasversos; los 2%, 3%, 4% po. inf, trasversos. Tol e , y E = er . der, = 25 | A AA : n. f ja.2% | 58,1 a er Un 3er tub. der A tas 8-3 1-1 2-2 : Í Lor 6 ( pS = = 30" tub. izq- == A O O O ES A E IE => Un a L qe 20 33 1-1 2.2 a Dos 3% tub. o - PAGA e lA IAS A Mm. — | viejo 47.7 E | 5 28 XxX IA O S |m.18/ 50,0 [normal [normal [normal = — Los 3" pe. sup. oblicuos. PEZ 1 d n= normal 2 sd Eco E p A | 9. | XIV TX galgo. ...[| n g | viejo | 50.9 [normal [normal ¡normal os 2%* pe. sup. uniradienlados ona RUIO . 1] 30 XXI |Bull-dog......... | pi. |—/a.2% | 47.3 [normal [normal [normal - = Los 30 pe. sup. transversos. | p.i. = prognatismo inferior | == 31 | XXIV | Bull-dog..........| pi |=| —= 46.1 [normal ¡normal normal =o - Los 3: pe. sup. transversos, z 32 XXV | Bull-dog < mastín..| —n. g [2.4%] 51.6 [normal [normal [normal = - Los 3% pe. sup. transversos. 33 = Zorro azul ........| D. =| — 4.2 ¡normal ¡normal ¡normal — — Los 8 pc. sup. transversos. UNA NUEVA URELLIA DE PATAGONIA POR JUAN BRETHES. Urellia Ameghinoi Brrtues, n. sp. — Cinerea, pedibus fla- vis, oviducto nigro nitido, alis macula anteapicali nigro- fusca cum stigmate per fasciam latam connexa, BERG. POR JUAN BRETHES. Exorista palustrae BrÉTHES, N. Sp. VNigra, nitida, scutello plus minus toto obscure ferrugineo, seg- mentis abdominis 2-4 utrinque argenteo-(tantum aureo- secun- dum lucem) sericeis, facie albo-(vel griseo- secundum lucem) sericea, antennis nigris, palpis et ore apice testaceis. Long. corp: 7-8 mm. Buenos Aires. Q Caput hemisphaericum, fronte quam oculum vix aequilata, longitudinaliter nigra, pone ocellos grisea utrinque hanc lineam griseo- vel albo-sericea, sparce minute pilosa, setis verticalibus utrinque 2, interna multo majore, setis postverticalibus sat minntis, setis ocellaribus 2 proclinatis, setis frontalibus 7 (1,2 verticalibus, 3-7 introrsum versus reclinatis), inter hanc lineam et oculos setis 2 proclinatis, facie sat longe triangulari, albo- vel griseo-sericea, prope vibrissas linea brevi e pilis minutis ornata, antennis articulo 2% breve piloso, articulo 3” 2% quadruplo majore, rectangulari, marginem oris vix attingente, seta nuda, ore utrinque setosa, pro- boscis vix nigra, apice et palpis testaceis, nigro breve pilosis, ca- pite pone orem sat longe villoso, oculis villosis. Thorax supra niger, nitidus, tantum cyaneo-pellucidus, linea nigra angusta inter setas acrosticales et dorso centrales et altera inter setas dorso- centrales et intraalares, in medio interrupta, setis acrosticalibus robustis, pone saturam transversam 3, setis de 4, utrinque subtus- que griseo pruinosum, scutello ferrugineo basin versus plus mi- nus obscuriore, setis discalibus 2, lateralibus 8. Abdomen nigro 474 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. nitidum, ovatum, segmentis 2-4 utrinque argenteo-sericeis (vel tantulum aurichalceis, secundum lucem), segmentis omnibus setis apicalibus robustis. Zibiae mediae posticaeque postice bicarinatae, utrinque in medio et apice unisetosae, pulvillis flavis. Alae hya- linae, margine costali, et venas 1, 2, 4longitudinales versus (etiam- que nervulum transversalem posticum) tantum fusco-infumatae, squama superiora alba, inferiora alba, flavo - limbata. S A Q differt: Fronte tantum angustiora, linea orbitali e setis 10 instructa, sine setis 2 vicinis, unguibus et pulvillis majoribus. Parece el parásito más común de la Palustra tenuis Berg. Exorista Bergi BrirHes, n. sp. Griseo-pruinosa, fronte in medio nigra, thorace anguste bi-vit- tato et 4-maculato, abdomine segmentis 1% nigro, 2-3 di- midio apicali nigro, 4 apice ferrugineo, antennis articulis 1, 2 totis et 3” basi ferrugineis, palpis, proboscis, coxis, femori- bus et tibiis ettam ferrugineis. Long. corp.: 5-6 mm. Buenos Aires. Q Caput hemisphaericum, oculis paulum hirtis, fronte quam oculum aequilata, vitta media nigra usque ad triangulum ocella- rium tantulum dilatata, utrinque hane vittam albo- vel griseo-se- ricea, sursum versus gradatim aurata, setis verticalibus utrinque 2, interna majore, setis postverticalibus 2 sat minntis, setis ocella- ribus 2 prociinatis, linea orbitali e setis 8 (1,2 verticalibus, 3-8 introrsum versus reclinatis), inter hanc lineam et oculos setis 2 proclinatis, facie longe triangulari, in medio obscura, an- tennis articulis 1,2 nigro-pilosis, articulo 32 2% vix quadruplo longiore, compresso, quadrangulare, a basi ferrugineo, seta nuda, nigra; margine oris utrinque setosa, palpis proboscideque nigro- pilosis. Thorax cinereus, inter lineas acrosticalem et dorso -centra- lem anguste nigro lineatum, et prope lineam intraalarem (in medio interrupte) etiam vigro lineatum, setis de 3, utrinque et subtus gri- seo pubescens, scutello cinereo, a basi subnigro, setis discalibus 2, lateralibus 6. Abdomen segmentis 2,3 dimidio basali, 4 cinereis, apice setosis, segmento 4% apice ferrugineo. Pedes testacei, tarsis nigris, femoribus tibiisque apicem versus plus minus obscurioribus, pulvillis albidis. A/ae hyalinae, squamis albidis. , ia 0 BRETHES: SOBRE TRES EXORISTA (DIPT.). AYTO S A 0 differt: Fronte tantum angustiora, linea orbitali e setis 11 instructa, sine setis 2 vicinis, unguibus et pulvillis majoribus. Dedico la especie al descriptor de las Palustras argentinas, el inolvidable Dr. Carlos Berg. Exorista auratofrontalis Br£THES, n. sp. Fronte laete aurata, usque ad marginem oris gradatim albo- sericea, thorace nitido supra griseo, nigro bivittato, abdomine nigro nitido, segmentis 2,3 in medio et utrinque yriseis, seg- mento 4 cinereo vix flavicante, thorace abdomineque tantu- lum cyaneo - micantibus, proboscis palpisque testaceis. Long. corp.: 7-S mm, Buenos Aires. Q Caput hemisphaericum, oculis hirtis, fronte quam oculum ae- quilata, vitta media nigra et usque ad vibrissam continuata X- for- mante, vertice pone ocellos aurichalceo, inter vittam mediam et oculos laete aurata usque ad partem inferiorem capitis gradatim albo -sericea, pone oculos etiam aurichalceum, setis verticalibus utrinque 1, postverticalibus 2 minutis, ocellaribus 2 proclinatis, orbitalibus 6-7 (1,2 verticalibus, 3-7 introrsum versus reclinatis) et inter lineam orbitalem et oculos setis 2 proclinatis, facie lon- ge triangulari albo -sericea utrinque prope vibrissam linea brevi pilosula, antennis nigris, articulo 2% piiosulo, articulo 3% 2* qua- druplo longiore, vix epistomatem attingente, genis linea e 4-5 setis mediocribus instructis, pone orem albido villosis. T'horax griseus, nitidus, tantum cyaneo micans, nigro bivittatus, setis acrosticali- bus 3, de 4, utrinque et subtus griseo-pruinosus, scutello griseo, basin versus nigro, setis discalibus 2, lateralibus 8 (2 intermediis sat minutis). Adbomen nigro nitidum et tantum cyaneo - micans, segmentis 2-3 basi anguste, longitudinaliter in medio sat late et utrinque late griseo pruinosis, segmento 4% cinereo, utrinque apice tantum nigro, setis 2 discalibus in segmentis 2-3. Alae hyalinae, venas versus tantulum obsolete infumatae, squamis albidis, flaves- centi-marginatis. SA Q differt: Fronte tantum angustiora, sine setis 2 inter li- neam orbitalem et oculos, unguibus et pulvillis majoribus, ungui- bus utrinque breve villosis. ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1x. Mayo 14, 1908. (du) Kb A76 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Esta especie tiene alguna relación con la E. nobilis Will., y ofre- ce la particularidad de tener el tórax con dos líneas negras que, si se mira al animal bajo un cierto ángulo, se desdoblan cada una, apareciendo entonces 4 líneas. Todas estas moszas útiles, por ser parásitos de la Palustra tenuis Berg, me han sido proporcionadas por mi ayudante, D. Angel Zotta, y se incorporan á las colecciones del Museo Nacional de Buenos Aires. NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN PAR FLORENTINO AMEGHINO. I y a trois ans á peu pres que j'étals occupé a rédiger une mo- nographie sur les Poissons fossiles du Crétacé supérieur et du Ter- tiaire de Patagonie. J'al dú interrompre ce travail afin de pouvoir réfuter la critique de M. Wilckens sur l'áge des formations sédi- mentaires de Patagonie, question qui devenait pour moi plus urgente que la détermination des Poissons fossiles, Cette réfuta- tion résulta un gros volume qui porte le titre de Les Formations sédimentaires du Crétacé supérieur et du Tertiaire de Patagonie, 568 pages, 3 Pl. et 358 figures dans le texte, a. 1906 (An. Mus. Nac. de B. Aires, Série 111, T. vin). Aprés avoir terminé ce volume, d'au- tres travaux, également plus urgents, ne m'ont pas encore permis de continuer l'étude que j'avais entreprise sur les Poissons fossiles, mais je compte la reprendre aussitót que mes occupations me le permettront,. En attendant, je ne puis passer sous silence une petite note que le savant paléontologiste, M. Leriche, vient de consacrer aux Poissons fossiles du Patagonien !. Les grands et beaux travaux sur les Poissons fossiles que cet auteur a publiés pendant ces der- niéres années le placent au premier rang des paléontologistes qui s'ocenpent de l'étude des Poissons fossiles et donnent á son opinion une trés grande valeur. C'est une raison de plus pour examiner la valeur de ses observations sur les Poissons du Patagonien. Dans le volume sur Les Formations sédimentaires, etc. c1- dessus mentionné, Jai dédié un chapitre aux Poissons du Patagonien (pp. 176-188, et Pl. 1 et 11), pour prouver qu'au point de vue de la faune ichthyologique, cette formation rentre aussi dans l' Éocéne et 1 Lericne Maurice, Observations sur les Poissons du Patagonien récemment signa- lés par M. Fl. Ameghino, in Annales de la Société Géologique du Nord, T. xxxvx, p. 129, Séance du 6 Mars 1907. Lille. AYT8 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. non dans 1'Oligocéne ou dans le Miocéne, comme le supposent plu- sieurs paléontologistes. Sur deux planches,j'ai figuré une ou deux dents de chacune des especes du Patagonien que j'al cru pouvoir identifier avec des especes déja connues d'autres régions de la terre, précisément pour que les paléontologistes qui's'occupent de lPétude des Poissons fossiles puissent vérifier si mes déterminations sont exactes ou non. Dans la note susmentionnée, M. Leriche dit que son interpréta- tion de plusieurs de mes figures ne concorde pas avec mes déter- minations et l'améne, sur la question de l'áge du Patagonien, a des conclusions différentes de celles que j'al formuleées, Dans le fond, ce n'est pas la question de la détermination des espéeces qni est en cause, sinon la fatigante et interminable ques- tion de láge géologique de la formation patagonienne, et — chose bien curieuse —ce ne seralt pas dans l'identification des espéces reconnues comme d'áge néogéne queje me serals trompé, sinon exclusivement sur toutes les éogénes et crétacées. Bref: d'aprés ses observations, M. Leriche rapporte le Patago- nien au Miocene inférieur. Aprés avoir pris connaissance des observations de M. Leriche, je trouve que son jugement n'est pas suffisamment fondé et je reste plus convaincu qu'avant que le Patagonien est Éocéne. Dans sa révision critique, l'auteur distribue les especes en deux catégories: 1. Celles que, d'apres les figures, il croit pouvoir reconnaítre avec súreté; 2.” Celles qui, d'apres les figures, ne sont pas susceptibles pour lui d'une détermination précise. Je n'ai pas le temps d'entrer dans beaucoup de détails ni pour réexaminer le vaste matériel que je posséde et que je ne vois pas depuis trois ans. Je vais seulement prendre connaissance des ob- servations de M. Leriche pour les passer en revue dans le méme ordre qu'il les présente afin de juger de leur valeur d'apres mes souvenirs et le matériel que j'al publie. VOS 2 AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 479 ESPECES QUE M. LERICHE A PU RECONNAÍTRE D'APRES LES FIGURES. Odontaspis cuspidata Aa. * 4 . . , . 1 . . . . - a J'aurais bien déterminé cette espéce quí arrive depuis 1'Eocéne jusqu'au Miocene. Ñ Oxyrhina hastalis Ac. et Oxyrhina patagonica Aman. ? M. Leriche dit qu'il lui est impossible de séparer la dent que J'ai figurée sous le nom d'0. patagonica de 1'O. hastalis, espéce dont il a examiné des milliers de dents et qui avait deja été signalée dans le Patagonien par MM. A. Smith Woodward? et Priem*, Il y a déja pas mal d'années que mol aussi j'al non seule- ment signalé la présence d'O. hastalis dans le Patagonien?, sinon que j'y al encore ajouté que «c'est l'espece qui dans cette formation a laissé le plus de débris». Mais avec ceia l'auteur ne prouve pas que mes derniéres observations soient inexactes. A propos de ces deux formes j'ai dit: « Dernierement, je me suis apercu que les dents d' Oxyrhina has- talis de Paraná qui sont tout a falt typiques, n'étaient pas identi- ques a celles de la formation patagonienne désignées avec le méme nom. Les dents du Tertiaire de Paraná sont a couronne tres large vers la base, a face interne tres légerement convexe et par consé- quent assez minces, comme comprimees, et avec l'inversion de la pointe vers le dehors, peu accentuée. » « Les dents provenant du Patagonien et qu'on rapportait a O. hastalis ont la couronne plus étroite a la base et une forme un peu plus élancée; la face interne est tres convexe de sorte qu'elles sont a AMEGHINO, Les Formations sédimentaires, etc., p. 177, Pl. 1, fig. 9. LericueE, l. ec. p. 132. ? AMEGHINO, 1. c. pp. 179-180, Pl. 1, fig. 16 et 17. LerIcuE, l. ce. p. 182. 3 Surru WoobwarD A., A" on Señor Ameghino's « Notes on the GFeology and Palaeontology of A fentona >, in Geological Magazine, 1897, p. 22 ' In TourNouÉR A., Note sur la (Géologie et la Paléontoloyie de la Patagonte. Bull. Soc. Géol. de France, 4* série, t. 111, pp. 464, 467-470, a. 1908. 5 In Anales de la Sociedad Científica Argentina, T. Lt, p. 90, a. 1901, et AmeGHINO F., Page des formations sédimentaires de Patagonie, p. 109, a. 1900. 480 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. considérablement plus épaisses; en outre, leur pointe est invertie vers le dehors d'une maniére plus prononcée, » «Comme ces caracteres sont constants sur des centaines d'exem- plaires, il est évident qw'ils'agit d'une espéce distincte que je nom- me Oxyrhina patagontca. » «Dans le Patagonien, les dents du type d' 0. hastalis manquent completement. Par contre, les dents d'0O. patagonica se trouvent dans le tertiaire de Paraná, mélées á celles d'O. hastalis, mais en tres petit nombre. » «En examinant des dents du Miocéne et du Pliocéne d'Europe déterminées comme d'0. hastalis, al pu constater que sous ce nom se trouvent représentees les deux espéeces, O. hastalis et O. patago- nica, mais cette derniére est tres rare. Il est clair que dans ces conditions les deux espéces étaient difficiles á séparer, mais dans Argentine la distinction est possible puisqu'on les trouve dans des formations d'époques distinctes. » «Pour qu'on puisse bien saisir les différences qui séparent ces deux especes, je donne le dessin et la section á la base de la con- ronne d'une dent typique d' Oxyrhina hastalis de Paraná (pl. [Lám.] 1, fig. 16, 16a 16€, 162) a cóte du dessin et de la section ( Pl. [Lám.] 1, fig. 171, 17a, 17e,* 17) d'une dent correspondante d'Oxyrhina patagonica »?. Je mantiens la présence de ces différences qui sont tres faciles a constater avec les piéces en main, et je mantiens que dans le Pata- gonien on ne trouve pas la forme a base plus large, a couronne plus droite avec la pointe moins invertie vers le dehors et a face inter- ne moins convexe, plus aplatie, caractéristique du Tertiaire de Paraná, et qui se rapporte a la forme commune du Miocene d'Eu- rope qu'on désigne sous le nom d'0. hastalis. Avec cela je ne veux pas soutenir qu' Oxyrhina patagonica doit absolument étre une espéce nouvelle. Il est plus probable qu'elle alt deja été décrite depuis longtemps avec un autre nom, et quand je serai en état de pouvoir le reconnaítre je l'adopterai?, Ce que 1 Ce West que maintenant que je 'apercois que cette figure qui représente la dent vue de cóté a été figurée par le dessinateur avec la moitié inférieure de la couronne beaucoup plus comprimée qu'elle ne lVest en réalité. Mais les sections transversales sont exactes et montrent trés bien les différences d'épaisseur. 2 AmeGuino F. Les Formations sédamentatres, etc., pp. 179-180. 3 C'est peut-étre 1'Oxyrhina acuminata Davis, du Tertiaire de la Nouvelle Zé- lande. Davis, James W., On Fossilfish remains from the tertiary formations of New Zealand, in The Scientific Transactions of the Royal Dublin Society. Vol. 1v (Se- ries 11), p. 29, pl. v, fig. 21, a. 1888. id e AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 481 je mantiens, c'est que la forme que je désigne provisoirement avec le nom d'O. patagonica, dans "Argentine a apparu des le commen- cement du Tertiaire, c'est-a-dire á une époque géologique beaucoup plus ancienne qu'O. hastalis qui n'apparait pour la premiére fois que dans la formation entrerrienne (Tertiaire de Paraná). Oxyrhina Desori Aa.?. J'aurais bien déterminé cette espéce, mais la dent que Jal figurée dans le texte représenterait la forme ou variété typique qu'on trouve dans l'Oligocene et dans le Néogene. Dans PÉocéne d'Europe, l'espece serait représentée par une variété a dents plus trapues que M. Leriche vient de décrire tout derniérement sous le nom d'Oxyrhina Desori var. precursor?. Cette variété se trouve aussi dans le Patagonien, représentée par des dents égales a celles que figure M. Leriche, á cóté d'autres encore plus robustes et plus trapues?. Carcharodon auriculatus BrL.* et Carecharodon chubutensis Aman.? Carcharodon megalodon, var. chubutensis Aman. * Sous le nom de Carcharodon megalodon Ag. var. chubutensis Amgh., M. Leriche réunit les dents que j'ai figurées comme de Carcharodon auriculatus Bl., Carcharodon chubutensis Amgh. et Corax Rothi Amgh.”. 1 AMEGHINO E., 1. c., p. 180, fig. 47, et pl. 11, fig. 18. Ler1cmkE M., 1. c., p. 133. 2 Lericue M., Les Poissons éocenes de la Belgique, in Mém. Musée Roy. Hist. Nat: de Belgique, T. 111, p. 128, a. 1905. — 1d. Contribution a Uétude des Poissons fossiles du Nord de la France et des régions vuisines, in Mém. Soc. Géol. du Nord. T. y, p. 319, pl. xvr, figs. 8 a 12, a. 1906. 3 Dans une note de la page 133, M. Leriche dit: «La dent que M. Fl. Ameghino (loc. cit., p. 180, Pl. 11, fig. 19) figure sous le nom d'Oxyrhina crassa est peut-étre une dent antérieure d'0O. Desori». C'est une dent antérieure qui, par sa grandeur tres considérable et par l'épaisseur énorme de sa racine, est absolument impossi- ble de référer á O. Desors. + AmeGuixo F., Les Formations sédimentaires, etc., p. 181, fig. 48, et pl. 11, fig. 21» 21a, 21e. — Paleontología argentina, p. 11, a. 1904. 3 AMEGHINO F., Les Formations, etc., p. 181-183, fig. 49. — Id. L'Áge des form. séd. Pat. y. 102, a. 1900. -— Id. Paleontología argentina, p. 10, a. 1904. 6 Lericue M. Observations sur les Poissons du Patagonien, etc., p. 133. 7 AMEGHINO, F., Les Form. séd. etc., p. 182, pl. 2, fig. 23, 283a. 482 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Corax Rothi serait fondé sur une dent des coins de la gueule d'un Carcharodon. Soit: pour le moment je n'ai pas le temps de me livrerá des recherches et des comparaisons pour discuter le point; jele ferai dans ma monographie. Carcharodon auriculatus (Amgh. non Bl.) et Carcharodon chubu- tensis Amgh. seraient fondées sur des dents d'une variété de C. me- galodon Ag., avec commencement de denticules latéraux. L'auteur rappelle que M. A. Smith Woodward! a signalé dans le Patagonien du Chubut des dents de C. megalodon ou d'une forme tres voisine, et que M. Priem aurait reconnu la méme espéece dans les matériaux du Patagonien recueillis par M. A, Tournouér. J'ignore le travail ou M. Priem reconnaít la présence de C. me- galodon en Patagonie ainsi que le dit M, Leriche dans A. Gaudry, Fossiles de Patagonie etc., p. 14, En effet, dans le mémoire cité ?, M, Gandry dit que les dents de Poissons les plus communes sont celles de Carcharodon megalodon et Oxyrhina hastalis, mais comme cette observation vient a la suite d'une citation de la note de M. A, Smith Woodward (l. c., p. 22), je suppose que c'est dans celle-1lá qu'il a pris le renseignement, Or, 4 propos de cette note de A. Smith Woodward, il y a déja longtemps que j'ai expliqué qu'au Chubut il y a deux formaticns marines superposées, le Patagonien et 1'Entrerrien, et que c'est de cette derniere formation que proviennent les dents qu'on a reconnues comme de C. megalodon,* tandis que dans le Pa- tagonien on y trouve les formes que j'al déterminées comme C. auriculatus Bl. et C. chubutensis Amgh. que M. Leriche rapporte a une variété de C. megalodon. Les dents du Patagonien que jJ'al figurées avec les deux noms susmentionnés, d'apres M. Leriche, «sont intéressantes en ce sens qu'elles établissent un passage entre les dents avec denticules laté- raux de l'Oligocene (Carcharodon angustidens Ag.) et les dents de C. megalodon ». 1l dit que «Les Carcharodons fossiles du Crétacé supérieur jusqu'a l'Oligocene inclus, ont des dents pourvues de denticules latéraux. A l'époque Miocéne, avec Carcharodon mega- lodon, on voit ces denticules disparaítre.» Sur ces points, je suis en complete discordance avec M. Leriche, D'ailleurs J'ignore qu'on ait encore trouve des dents de véritable NC Pz 2? GauDrY ALBERT. Fossiles du Patagonien. Etude sur une portion du Monde An- tarctique in Annales de Paléontoloyie. T. 1. p. 114 des Annales, et 14 du mémoire, a. 1906. 3 AueauiN0 F. L'Áge des formations sédimentaires de Patagonte, p. 109, a. 1900. AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 483 Carcharodon dans le Crétacé supérieur, et je ne puis pas souscrire Paffirmation que les dents de Carcharodon fossiles du Crétacé su- périeur a l'Oligocene ont des dents pourvues de denticules latéraux, car, pour v'en citer qu'un exemple, le Carcharodon subserratus Ag.*, de PEocene inférieur d'Angleterre, est dépourvu de ces den- ticules. T'opinion que les dents des Carcharodon de PEocéne aient per- du graduellement leurs denticules latéraux pour devenir les dents de C. megalodon du Miocene est tellement contraire aux lois du développement graduel et phylogénétique, que je la considere presque paradoxale. Je concois que les dents a denticules latéraux se soient consti- tuées par une modification et une complication graduelle de dents plus simples dépourvues de denticules latéraux, mais non que les dents plus simples du type de C. megalodon puissent descendre de dents compliquées du type de celles de €. auriculatus. Il s'agit de deux lignes divergentes qui, dans leur prolongation, s'éloignent de plus en plus. Par conséquent, au point de vue phylo- génétique, il ne peut pas y avoir et on ne doit pas admettre qu'il puisse y avoir une transition entre C. auriculatus et C. megalodon. Les dents á denticules latéraux doivent provenir toujours d'especes distinctes de celles a dents simples dépourvues de denticules. Par conséquent, les dents a denticules latérauz provenant du Patago- nien ne peuventse rapporter a C. megalodon, méme en les sépa- rant comme une varlété. Elles sont certainement spécifiquemeat différentes. A tout cela, il faut encore ajouter que ce n'est pas encore bien súr que C. cngustidens soit une espece distincte; M. A. Smith Woodward, par exemple, le réunit a C. auriculatus?. Les dents provenant du Patagonien décrites et figurées sous le nom de C. chubutensis se distinguent, en plus du denticule latéral, par un deuxieme denticule pointu qui n'est pas constitué par la couronne comme c'est la regle générale, sinon par la racine. En outre, elles différent de celles rapportées a C. auriculatus par leur grande largeur en proportion de la hauteur et par la grande obli- quité ou le grand arquement versl'arriére du bord postérieur. 1 Acassiz L. Recherches sur les Poissons fossiles, Vol. 11, p. 260, pl. xxxv1, figu- res 14, 15, a. 1833-43. 2 SurrH WoobwarD, ArTHur. Catalogue of the Fossil Fisches in the British Museum. Part. 1. p. 411-412, a. 1889. A84 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Quant á la dent que j'ai figurée comme de C. auriculatus, une dent semblable mais un peu plus petite rapportée du Patagonien par M, Tournouér a été déterminée par M. Priem comme «une dent de Carcharodon sp. ayant le plus grand rapport avec (. auricula- tus Bl. »!. Il y a des exemplaires plus petits, avec les denticules latéraux beaucoup plus détachés que dans celui que j'ai figuré et séparés par une entaille a angle plus ouvert. Les exemplaires plus petits et plus ressemblants au type de Blainville viennent du Patagonien inférieur, tandis que ceux plus grands et surtout á couronne a base plus large viennent du Patagonien supérieur. Est-ce que ces derniers caracteres suffiralent pour en faire une espece distincte? Je ne le crois pas, et en outre, un nom nouveau ne signifie rien pour le fond de la question, car 1l s'agirait toujours d'une forme «ayant le plus grand rapport avec C. auriculatus Bl.» et sa valeur relativement a l'áge géologique resterait toujours la méme. Maintenant, que les grandes dents a denticules latéraux du Pa- tagonien supérieur puissent étre séparées comme une varlété, cela est probable, et on pourrait la designer avec le nom de €. auricu- latus Bl. var. patagonica; elle serait le descendant modifié, surtout en grandeur, de C. auriculatus typique du Patagonien inférieur. Dans le Patagonien inférieur, il y a encore une autre espéce de Carcharodon: celle que jjal nommée C. crassirhadix?. Si le grand ouvrage de M, Leriche* publié a peu pres vers la méme époque me fút arrivé á temps, jJaurals appellé cette espece C. Debrayi Leri- che,* espece de l'éocene du Nord de la France. Les dents du Pata- gonien sont comme dans cette espéce á racine excessivement ro- buste et avec la face externe de la couronne fortement bombée, presque aussi convexe que l'interne. Pour en terminer avec les Carcharodon, je dois encore rappeler que, dans l' Argentine, les especes a denticules latéraux n'arrivent pas jusqu'an Miocene. Toutes les dents de Carcharodon trouvées dans la formation entrerrienne (Tertiaire de Paraná) sont sans denticules latéraux, tres grandes et du type connu sous le nom de C. megalodon. 1 In Tourxnovér, 1. c., p. 466. 2 AmeGuiNO F., Les Formations sédimentaires, etc., p. 183. ¿ Lericue M., Contribution a Vétude des poissons du Nord de la France et des régions voisines, in 4. de 430 pages et xv pl. a. 1906. MlrPrican ME 1,162 p. 821: pl: xy tio: 7: AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 485 Galeocerdo latidens Ac. Aman. ?! et Galeocerdo aduneus Ac. LerIcHE?. M. Leriche rapporte a G. aduncus Ag. les dents que j'ai figurées sous le nom de G. latidens Ag., comme aussi celles que j'al déter- minées comme (G. contortus Gibbes?. Pour cette identification, il donne comme seul motif que, d'apres les figures, l'espece est tres reconnaissable. Pour moi, les dents que J'al figurées sous le nom de G. contortus se distinguent nettement aussi bien de celles de G. latidens que de celles de G. aduncus: 1. Par l'énorme épaisseur de la racine; 2.2 Par la pointe au-dessus de l'échancrure postérieure qui est fortement tournée en spirale?. Quant a G. latidens et a G. aduncus, il regne dans la littérature une confusion dans laquelle il devient presque impossible de s'orienter. Des dents qui ont les caracteres de (G. latidens ont été figurées et décrites comme de (GF. aduncus, et d'autres qui sont évidemment de cette derniéere espece ont été figurées comme de G.. latidens. Les caracteres distinctifs qu'on a donnés sont bien loin d'étre invariables. Méme le dernier, donné par M. Leriche, que le bord postérieur de la pointe au-dessus de l'échancrure n'est pas denticulé dans G. latidens?, et qui est denticulé dans G. aduncus n'a pas plus de valeur que les autres, car un bon nombre d'échan- tillons éocénes rapportés a G. latidens sont denticulés, tandis que d'autres miocénes rapportés et appartenant évidemment a G. adun- cus sont a bord postérieur lisse, sans denticules. En outre, on trouve d'un type a l'lautre toutes les transitions possibles, et je crois que le GQ. aduncus n'est que le E, latidens gra- duellement modifié, ce qui rendrait compte de toutes ces transitions et des difficultés qui en dérivent, Dans le Patagonien on trouve aussi de ces formes de transitions et c'est sur des dents présentant ces caracteres mixtes que j'avals fondé le Galeocerdo mixtus*, le séparant de G. latidens surtout par 1 AMEGHINO F., 1. c., p. 182, pl. 11, figs. 24, 25. 2 Lericue M., Observations, etc., p. 134. 3 AMEGHINO F., 1. c., p. 182, pl. 11, figs. 26, 27. + Cette contortion en spirale a pas été bien rendue par le dessinateur; elle n'est pas visible sur la figure 27e, et quoique visible sur la figure 26e, elle ne Vest pas dans une forme si accentuée que sur original. 5 LericuHE M., Contribution, etc., p. 226. 6 AMEGHINO F., L'Age des formations sédimentaires de Patagonie, p. 101, a. 1900. 486 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. ses bords plus finement dentelés. Mais apres, ayant vu des dents de G. latidens de Éocéne d'Europe et de 1'Amérique du Nord a dentelure aussi fine, j'ai cru que je devais abandonner ce nouveau nom de (G, mixtus et référer les dents en question a G. latidens. Il me paraít superflu d'entrer ici dans une discussion au sujet des caractéres servant a distinguer (G. latidens de GE. aduncus?. Je dis seulement que je m'en suis strictement tenu á la description qu'en donne Agassiz ainsi qu'aux figures de son Atlas qui repré- sentent les pieces types de ces deux espéces. Je reproduis ci-contre les figures des spécimens types et la des- eription correspondante qu'en donne Agassiz, A cóté de ces des- Galeocerdo latidens Ag. a, Dent type, vue par la face externe, d'apres Agassiz; e, dent du Patagonien référée a la méme espéce, vue par la face externe, et 2, vue par la face interne. Galeocerdo aduncus Ag. o, Dent type vue par le cóté externe, et u, vue par le cóté interne, d'apres Agassiz. sins, je donne ceux de la dent que j'ai figurée et référée a G. lati- dens, de sorte que chacun pourra se faire une opinion a ce sujet. Quant a moi, je trouve que la dent du Patagonien se rapproche infiniment plus au type de G. latidens qu'a celui de (+. aduncus et par conséquent je continuerai a la référer a la premiere de ces deux especes. ' Pour moi la différence la plus constante que je trouve réside dans le degré Vépaisseur de la racine. Les dents de G. aduncus ont la racine tres épaisse et fortement bombée sur le cóte interne. Les dents de (G. latidens, spécialement celles du Patagonien, ont la racine mince, peu bombée á la face interne, de sorte que les racines des dents de cette espéce apparaissent comme comprimées latéra- lement, ayant presque la forme de lames. a Pt AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 487. DESCRIPTION DE (G. Aduncus ET (G. Latidens, PAR L. AGASSIZ. «Galeocerdo aduncus. La forme sénérale des dents rappelle á bien des égards celles des dents du (F. arcticus des mers boréales. Ce sont les mémes proportions entre les différentes dimentions. La plupart des exem- plaires que je connais ont environ un demi-pouce de long et autant de haut. Le bord antérieur forme un arc régulier; le bord postérieur est fortement échancré, et la différence essentielle entre notre espéce et le G. arcticus consiste en ce que la partie qui est au-dessous de l'échan- crure et qui représente en quelque sorte la base de la dent, est plus forte dans Vespéce fossile que dans l'espéce vivante. Les dentelures sont sur- tout marquées sur cette partie basale au-dessous de l'échancrure; elles sont á peine visibles sur la branche du cóne, mais deviennent de nouveau plus fortes au bord antérieur. La base de l'émail est moins échancrée á la face externe qu'á la face interne, oú elle forme presque un angle droit, La racine est plus ou moins concave et médiocrement épaisse, comme dans tous les Galeocerdo ». «Galeocerdo latidens. Les dents de cette espéce sont bien moins mas- sives que celles du G. aduncus, et surtout tres-allongées, car elles mesu- rent trois quarts de pouce de longueur sur un demi-pouce de hauteur. 11 résulte de ces proportions que le bord antérieur, quoique long, est moins arqué que dans beaucoup d'autres espéces. Le cóne est gros, court et trés-pointu. L'échancrure postérieure forme un angle trés-aigu, au-des- sous duquel les crénelures sont trés prononcées, tandis qu'elles sont trés fines sur le tranchant de la pointe de la dent et méme á son bord antérieur. Cette derniére particularité (labsence de fortes dentelures á la base du bord antérieur) distingue particuliérement cette espéce de (7. arcticus. La base de la couronne est paralléle au contour de la racine sur la face externe; elle est sans donte plus fortement échancrée a la face interne» 1, ESPECES QUE M. LERICHE NE PEUT PAS RECONNATTRE D'APRES LES FIGURES. Scapanorhynchus subulatus Ac. ? et Seapanorhynchus lissus AuGnH.* Les deux dents que j'ai figurées sous ces deux noms, ont une tres grande analogie, d'apres M. Leriche avec celles d' Odontaspis 1 Acassiz Louis, Recherches sur les Poissons fossiles, 111, pp. 231-282. 2 Auequixo F., Les Formations sédimentarres, ete. p. 177, pl. 1. fig. 7, 7a. Luricme M., Observations, etc. p. 135. 3 AMEGHINO F., 1, c. p. 177, pl. 1. fig. S, Sa, Se. LericmE L., l. e. p. 1359. 488 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. acutissima Ag., de lOligocéene et du Néogene. Celle déterminée comme de Scap. subulatus répondrait a la forme de dent qui a regu de L. Agassiz le nom de Lamna (Odontaspis) acutissima, tandis que celle déterminée comme de Scapanorhynchus lissus est une dent analogue á celle que ce dernier auteur désignait sous le nom de Lamna (Odontaspis) contortidens. Je regrette d'étre aussi, sur ces points encore, en complet désa- cord avec M. Leriche. Dans n'importe quelle série un peu nom- breuse de dents de Scapanorhynchus subulatus du crétacé d'Euro- pe ou de l'Amérique du Nord, on peut voir des dents ayant la méme forme que celle du Patagonien que j'ai attribuée a cette espece. En outre, Sc. subulatus est une espéce tres abondante dans le Crétacé supérieur de Patagonie, oú j'ai signalé sa présence depuis 1893*, eb cette détermination a été confirmée par M. A. Smith Woodward?. Or, parmi les dents de S. subulatus du Crétace de Patagonie, il y en a qui sont absolument égales a l'échantillon du Patagonien que j'ai figuré. Je suis dans ce cas tres affirmatif, car je n'ai pas fait les comparaisons á laide de figures sinon d'originaux. En outre, pour démontrer l'impossibilité absolue du rapprochement indiqué par M. Leriche, je rappelerai que 1'Odontaspis acutissima de VOli- gocene d'Europe est une espéce avec des dents striées longitudi- nalement sur la face interne de la couronne, tandis que la dent du Patagonien v'est pas striée. L'analogie indiquée par l'auteur n'exis- te donc pas. Quant a Scapanorhynchus lissus, c'est le squale le plus commun du crétacé de Patagonie, et les dents provenant du Patagonien inférieur que je rapporte á la méme espece ne different en rien de celles qu'on trouve dans les couches crétacées. Comme le nom Vindique, c'est une espéce a couronne completement lisse sur les deux faces interne et externe, tandis qu'0O. contortidens est une espece avec les dents a face interne striée. En plus, les dents antérieures de £. lissus sont droites, tandis que celles d'0, contor- tidens ont une tres forte courbe sigmoide, caractere qui a précisé- ment été exprimé dans le nom spécifique de contortidens avec le- quel on Va designée. Je pourrais indiquer encore d'autres différen- ces, mais celles mentionnées suffisent pour affirmer qu'il n'y a ab- t Amecuino E. Sobre la presencia de vertebrados de aspecto mesozoico en la for- mación santacruceña de la Patagonia austral, in Rev. Jard. Zool. Buenos Aires, t. 1. p. 94. a. 1893. 2 Smrrm Woobwarb, A., Observations on Señor Ameyghino's, etc. p. 22. AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 489 solument aucun rapport entre ces deux especes. Odontaspis contor- tidens est le descendant miocóne d'Odontaspis elegans de V'Eocéne!. Dans le Patagonien, il n'y a pas d'Odontaspis avec des dents a face interne striée; dans 1'Argentine, ces especes n'apparaissent que dans la formation entrerrienne (Tertiaire de Paraná) qui est d'une époque geólogique beaucoup plus récente que le Patagonien. J'insiste donc sur l'exactitude de la détermination des deux dents du Patagonien que j'ai figurées sous les noms de Se. subula- tus et Sec. lissus. Odontaspis Rutoti WiwxxzeEr?. La dent du Patagonien que j'ai figurée et attribuée a cette espe- ce différe des dents correspondantes d'O, Rutoti, d'aprés M. Leri- che, «par sa racine plus large et par sa couronne plus étroite». La dent que j'ai figurée est tellement identique dans tous ces détails (moins celui de la largeur de la couronne) a celle d' O. Rutoti, figu- rée par M. Leriche dans Les Poissons paléocénes de la Belgique (pl. 1, fig. 39, 39 a) que pour moi il ne peut y avoir aucun doute sur Videntité spécifique. Quant a la largeur de la couronne, on volt qu'elle est tres variable sur les mémes échantillons figurés par M. Leriche, ce qui dépend de la position des dents. Sur la différence signalée par l'lauteur, je ne trouve pas qu'on puisse séparer le squale du Patagonien comme espece distincte, d'autant plus que d'autres dents ont la racine moins large et la couronne moins étroite. L'O. Rutoti, de VÉocéne d'Europe, ressemble beaucoup a O, Bronni, du Crétacé supérieur du méme continent, a tel point que, d'apres M. A, Smith Woodward?, les dents de ces deux especes sont pour la plupart presque égales. Or, O. Bronni se trouve aussl dans le Crétacé supérieur de Patagonje* et dans le Patagonien, elle est remplacée par O. Rutoti absolument comme en Europe. J'insis- te donc sur l'exactitude de ma determination. 1 Je dois rappeller que d'aprés M. Leriche, O. contortidens et O. acutissima de VOligocéne et du Miocene d'Europe, ne constitueai qu'une seule espéce qui doit prendre le dernier de ces deux noms. (LericuHe M., Note préliminaire sur les Pois- sons des Faluns néogénes de la Bretagne, de l' Anjou et de la Touraine, in Annales de la Société Géologique du Nord, T. xxxv, p. 296-297, a, 1906. 2 AMEGHINO F., Les Formations sédimentatres, etc., p. 177, pl. 1, fig. 10, 10a. Lericme M., Observations, etc. p. 135. 3 SurrH WoobwarD A., Catalogue, etc. 1, p. 361. * AMEGHINO F., l, c. pp. 71 et 185. A9O MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Maintenant je vais me placer dans le cas oú M. Leriche insiste- rait qu'il ne s'agit pas de la méme espece. Dans ce cas 1l faudrait constituer pour les dents du Patagonien une espece nouvelle. Or, cette prétendue nouvelle espéce serait trós ressemblante a O. Bronni, du Crétacé supérieur d'Europe et de Patagonie, eb extrémement res- semblante a O. Rutoti, de l'Eocéne inférieur d'Europe. Au point de vue géologique, la significaticn de cette nouvelle espece serait abso- lument la méme; elle indiquerait toujours un áge éocene, tandis qu'on aurait encombré la nomenclature avec un nom de plus, pour le moment absolument inutile. Odontaspis Abbatei Prrem !. Cette espece fut fondée par M. Priem? sur une dent isolée a couronne incompléte provenant de VE océne d'Egypte, et J'al figu- ré comme appartenant á la méme espéce une toute petite dent du Patagonien. D'apres M. Leriche, les caractéres spécifiques d'O. Abbatei sont invisibles dams la seule figure de cóté que M, Priem a donnée et «il est téméraire de rapporter á une espéce si peu connue une dent encore réduite a la couronne ». Effectivement, la figure donnée par M. Priem, sauf la grandeur et la courbe sigmoide de la couronne, ne montre presque aucun au- tre caractére. Cela est dú á la petitesse de l'original. Pour des dents aussi petites 11] faut en donner des figures agrandies afin que Pon puisse en reconnaítre les caractéres. Mais, dans ce cas, en plus de la figure, M. Priem a donné une description détaillée et précise qui permet de la recomnaítre. Quand M. Leriche dit qu'il est téméraire de rapporter á une es- péce si pen connue une dent encore réduite á la couronne, il se trompe, car la dent que j'ai figurée est pourvue de la racine et présente la couronne presque intacte et encore plus parfaite que Pexemplaire figuré par M. Priem. La dent du Patagonien coincide avec la description de M. Priem dans presque tous les caracteres, particuliérement dans la grandeur, dans la légére courbe sigmoide, dans la face interne bombée, dans les denticules latéraux et leur 1 AMEGHINO F,, 1. e., p. 178, Pl. 1 fig. 11, 11a, 11e, 112. Ler1cHE M., l. c., p. 135. 2 Prrem F., Sur des Poissons fossiles éocónes d' Egypte et de Roumanie et rectifica- tion relative a Pseudolates Heberti Gervais sp., in Bulletin de la Société Géologique de France, 3* Série, T. xxvur, p. 246, Pl. 11, fig. 26, a. 1899. AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 491 position (ils manquent sur un des cótés par ablation), dans la pe- tite dépression basale de la face externe, et dans le sillon tres pro- fond au milien de la racine. Elle n'en differe que par la face ex- terne un peu bombée et par la racine qui est plus saillante sur le cóté interne, en forme de selle. Mais ces caracteres sont précisé- ment ceux qui correspondent aux dents les plus antérieures, celle figurée par M. Priem venant d'une région plus en arriere. O. Abba- tez, tel qu'il est représenté par les deux seuls échantillons connus, celui d'Egypte et celui de Patagonie, est le plus petit Odontaspis connu. Qu'aurais-je dú faire avec cette dent qui coincide dans tous ses détails avec celle d'0. Abbatei, de Eocéne d'Egypte? Une espece nouvelle ? Mais tout ce que j'aurais pu en dire est qu'elle parait presque identique avec celle d'Egypte, car elle ne se rapproche a aucune autre, Sa signification au point de vue de l'áge géviogique resteralt toujours la méme. C'est la répétition du cas d'0O. Rutoti. Lamna appendiculata Ac.? Cette espece est tres abondante dans le Crétacé supérieur de l'Ar- gentine, et sa premiére determination estduea M. A. Smith Wood- ward ”. La dent du Patagonien que j'ai figurée sous ce nom, d'apres M. Leriche, « differe des dents correspondantes de Lamna appendi- culata Ag. par sa racine moins développée et par ses denticules latéraux moins divergents et relativement moins larges ». Parmi les dents de £. appendiculata du Crétacé supérieur de Pa- tagonie, on en trouve d'absolument semblables a celle du Patago- nien que j'al figurée. On en trouve aussi, ou du moins excessivement ressemblantes, dans tous les gisements crétacés d'Europe et de PAmérique du Nord qui ont fourni des dents de L. appendiculata en abondance. Les différences mentionnées ne sont pas suffisantes pour sépa- rer les dents du Patagonien comme une espece distincte. Tout au plus pourrait-on en faire une variété, mais, encore une fois, cela n'altérerait en rien la signification géologique, car cette variété ne serait toujours qu'un descendant de £. appendiculata typique, du Crétacé supérieur de la méme localité. 1 AMEGHINO E., 1. c., pp. 71 et 178, Pl. 1, fig. 12, 124. Ler1cume M., 1. c., p. 136. 2 SmirH WoopwarD A., 1. c., p. 22. AnaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1x. Mayo 15, 1908. 39 499 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Lamna obliqua Ac.? La dent du Patagonien que j'ai figurée comme de L. obliqua, d'apres M. Leriche, ne rappelle guére celles si caractéristiques d'Otodus obliquus Ag., et étant dépourvue de denticules latéraux, elle pourrait bien appartenir au genre Oxyrhina. Comme je n'en possede qu'un seul exemplaire et incomplet, je n'insisteral pas sur ma determination, mais certainement il ne s'agit pas d'une Oxyrhi- na sinon d'une Lamne qui, si elle n'est pas identique, doit étre tres rapprochée de £. obliqua, de l'Éocéne inférieur d'Europe. Lamna semiplicata Ac.? De cette espece, j'en ai figuré, comme provenant du Patagonien, une dent également incompléete qui a perdu les denticules latéraux. D'apres M. Leriche, «rien ne justifie l'attribution de cette dent a Pespece en question », mais il n'en donne pas les raisons. Je crois tout le contraire, c'est-a-dire que tout justifie Pattribu- tion de cette dent a l'espéce en question. D'abord la grardeur, apres le contour général, et enfin les sillons si caractéristiques de la base de la couronne sur les deux faces. La forme un peu diffé- rente de la racine n'est due qu'a la position de la dent qui est laté- rale postérieure, tandis que les molaires typiques du crétacé d'En- rope jusqu'ici figurées viennent de la partie latérale antérieure. Lamna Vincenti WixkLER?. La dent incomplete que jJ'al figurée sous ce nom, d'apres M. Le- riche, «n'a aucun rapport avec les dents de cette espece; c'est peut- étre une dent latérale d'Odontaspis cuspidata Ag.». Elle n'est cer- tainement pas l'Odontaspis cuspidata, mais comme il s'agit d'une dent trop incompléte et dont je n'en possede pas d'autres égales, laissons-la de cóté, et passons a 1 AMEGHINO F., 1. c., p. 178, pl. 11, fig. 13. LericmE M., 1. c., p. 136. 2 AMEGHINO F.,1l. c., p. 178, pl. 1, fig. 14, 14a. Lericue M., l.c., p. 136. 3 AMEGHINO F., 1. c., p.179, pl. 1, fig. 15, 15 a, 15 e. Ler1icHg M., 1. c., p. 136. AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 498 Oxyrhina angustidens Reuss?. La dent du Patagonien que j'al attribuée a cetbe espece, d'apres M. Leriche, est «une dent incomplete qui paraíit étre assez mal conservée et dont l'attribution au genre Oxyrhina n'est pas sans laisser quelque doute». La couronne de la dent est parfaite, de sorte que la référence au genre Oxyrhina est certaine. La racine est un peu usée, mais il n'y manque qu'un des coins. Tous les ca- ractéres, la grandeur incluse, sont ceux d' 0. angustidens. L'espéce est commune dans le Crétacé supérieur de Patagonie, et l'exem- plaire du Patagonien ne présente pas de différences avec ceux qui viennent des couches crétaciques. Mais, dans le Patagonien, on trouve encore les dents d'une autre espece d' Oxyrhina ancienne quí indique un áge éocene. C'est l' Oxyrhina nova WiwxkteR. Caractéristique de PÉEocéne de Belgique et que M. Leriche a dé- crite et si bien figurée dans ces derniéres années?. Je donne ici la figure d'une dent antérieure. Elle ne différe de celles figurées par M, Leriche que pour étre á peine un peu plus grande, mais c'est le plus grand exemplaire que je possede. Je l'ai choisi pour le figurer parce que c'est le plus parfait. Oxyrhina nova Winkler. Une dent antérieure vue: a, par le cóté interne; e, par le cóté externe. Patagonien du Chubut. Aprés ces observations, M, Leriche donne le résumé et conclusion de ses observations. Ce résumé étant tres court, je vais le transcrire intégralement. ! AMEGHINO F., 1. c., pp. 71 et 180, pl. 11, fig. 20, 2D a, 20e. Ler1icHeE M., 1. c., p. 136. 2 Lericue M., Les Poissons paléocenes de la Belgique, p. 34, Pl. 1, figs. 45-48. a. 1902. — Id. Les Poissons éocenes de la Belgique, p. 127, Pl. vir, figs. 1,3, 5-11, a. 1905. A94 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. RESUME ET CONCLUSION. «D'apres ce que l'on vient de voir, la faune ichthyoiogique du Patagonien ne semble pas comprendre les espéces crétacées (Sca- panorhynchus subulatus, Lamna appendiculata, L. semiplicata, Oxyrhina angustidens), paléocenes et éocenes (Odontaspis Rutoti, O. Albatei, Otodus obliquus, Lamna Vincenti, Carcharodon auricu- latus, Galeocerdo latidens) qu'y signale M. Fl. Ameghino. Elle ren- ferme par contre: «1.0 Des éléments (Odontaspis cuspidata, Oxyrhina Desori) qui caractérisent l'Oligocene et le Néogene». «2.” des espéces (Oxyrhina hastalis, Galeocerdo aduncus) qui sont cantonndes dans le Miocóne et dans le Pliocéne». <3.” enfin, un Carcharodon qui semble établir le passage entre C. angustidens de lOligocene et C. megalodon du Néogene, mais qui se rapproche cependant davantage de ce dernier que du premier ». «La conclusion qui se dégage de ces faits est que le Patagonien doit étre attribué au Miocéene inférieur »!. Ce quí attire immédiatement mon attention, c'est la súreté avec laquelle l'auteur attribue le Patagonien au Miocéne. Je ne me trompais donc pas quand en commencant je disais que ce quí est en litige, ce n'est pas la question de la détermination plus ou moins exacte de quelques dents de squales, sinon l'áge géologique du Patagonien. D'apres l'examen qui précéde des arguments de M, Leriche, et tout en laissant de cóté Corax Rothi, Lamna obliqua et Lamna Vincenti, je peux invertir son résumé et conclusion comme il suib: La faune ichthyologique du Patagonien comprend des espéeces crétacées comme Scapanorhynchus subulatus, Scapanorhynchus lis- sus, Lamna semiplicata et Oxyrhina angustidens: et des espéces éocenes comme Odontaspis Rutoti, Odontaspis Abbatei, Carcharodon auriculatus ou une variété extrémement voisine, Carcharodon auri- culatus typyque, Carcharodon Debrayi, Oxyrhina Desori var., pre- cursor, Oxyrhina nova et Galeocerdo latidens. En outre: 1. On y trouve des éléments, comme Odontaspis cuspidata et Oxyrhina Desori, qu'on rencontre depuis l'Eocéne jusqu'au Néo- géne. 1 LerricuHe M., 1. c. p. 137: A AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 495 2. Dans le Patagonien, il manque completement l' Oxyrhina has- talis typique, de la maniére qu'elle apparaít dans les dépóts beau- coup plus récents de la formation entrerrienne (Tertiaire de Para- ná). On y trouve par contre une espéce ou variété (cela m'est indifférent) nommée O. patagonica, caractérisée par ses dents dont la couronne a l'extrémité plus infléchie en dehors et la face in- terne considérablement plus bombée. 3.0 Dans le Patagonien, il manque completement le Carcharodon megalodon qu'on trouve en abondance dans les dépóts néogenes de Paraná. On y trouve par contre Carcharodon chubutensis qui est allié á C. auriculatus de Y Éocéne et de 'Oligocéne d'Europe, Car- charodon auriculatus typique, et Carcharodon Debrayi, ou une for- me extrémement voisine de la forme typique, qui est propre de PEocéne. La conclusion qui se dégage de ces faits est que le Patagonien doit étre attribué á 'Eocéne inférieur et á ' Eocéne moyen. Maintenant, je demande la permission de rappeler plusieurs oublis de M. Leriche. 1, Dans sa critique, il n'a pas pris en considération toutes les formes que j'al mentionnées, dont quelques-unes, comme par exem- - ple Pappichthys, sont évidemment éocenes, et d'autres, comme Ácro- dus, qu'on ne connaissait pas encore de dépóts plus récents que le secondaire supérieur. 2.2 Il n'a pas tenu compte du fait que le Patagonien contient plusieurs genres éteints (Priodontaspis, Carcharoides, Notopristis, Pseudacrodus, etc.), ce qui donne a la formation un cachet excessl- vement ancien, correspondant, au moins pour les couches infé- rieures, au Tertiaire le plus inférieur. 3.” Il v'a pas tenu compte de la présence dans le Patagonien de nombreux Cestraciontidae (Acrodus, Pseudacrodus), famille essen- tiellement mésozoique et des plus caractéristiques. La présence de nombreux représentants de cette famille donne au Patagonien un aspect ou cachet plus ancien que l'Eocéene des autres contrées de la terre. 4.” Il n'a pas prété l'attention que mérite le fait de l'absence presque absolue dans le Patagonien de débris de la famille des Car- chariidae avec la seule exception du genre GFaleocerdo quí est un 496 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. descendant á dents creuses du genre crétacique Corax á dents soli- des. Les Carchariidae constituent une famille essentiellement cé- nozoique qui n'a dans le Crétacé que de trés rares représentants et pour la plupart douteux. Dans les formations marines tertiaires de toutes les contrées, les dents de Carcharidés sont tres abondantes a partir de PÉocéne. L'absence presque complete de cette famille dans le Patagonien donne a cette formation un aspect excessive- ment ancien. 5.2 L'absence dans le Patagonien de toute espéce récente, ou de toute espece qui en dehors de la Patagonie soit d'un áge exclusi- vement plus récent que PEocóne. Pour les cas de Galeocerdo aduncus, Carcharodon megalodon et Oxyrhina hastalis, mis en avant par M. Leriche, nous avons déja vu ce qu'il en est, 6. L'apparition subite dans la formation entrerrienne de types septentrionaux caractéristiques de l'Oligocéene et du Miocéne qu'on ne trouve pas dans le Patagonien, comme Oxyrhina hastalis typi- que, Galeocerdo aduncus, Carcharodon megalodon, Odontaspis ele- gans, Odontaspis contortidens (ou acutissima ), Hemipristis serra, Sphirna prisca, et de nombreux représentants du genre Carcharias. I'apparition soudaine de cette faune septentrionale dans l'Atlan- tique méridional coincide avec le commencement de la destruction de l'Archelenis et de la solution de continuité entre l' Afrique et 1'Amérique du Sud. Pour la question de lexistence de cette ancienne liaison entre l'Afrique et 'Amérique du Sud, qui constitue la clef qui permet Vexpliquer la distribution géologique et géographique d'un nombre d'étres tres considérable aussi bien terrestres que marins, en plus de mon récent ouvrage sur Les formations sédimentaires de Patagonie, etc., je prie les lecteurs qui s'intéressent dans ce probleme de vouloir bien prendre connaissance du grand ouvrage que vient de publier mon éminent collégue et ami, M. le Dr. H. v- Ihering, sur les Mollusques fossiles de 1'Argentine!, ainsi que de son récent volume sur 1'Archelenis ?, Bref: pour en terminer, je n'al qu'a répéter ce que je dis a la fin du chapitre de mon livre consacré á l'examen des Poissons de la formation patagonienne: 1 IuerivG, H. von. Les Mollusques fossiles du Tertiaire et du Crétacé supérieur de Argentine, in.S.? de x111 et 611 pages, 18 planches et 16 figures dans le texte. a. 1907 (Anales del Museo Nacional de Buenos Ares, Serie 3.*, T. v11). 2 InerixG, H. von. Archhelenis und Archinotis. GFesammelte Beitráge zur Geschichte der Neotropischen Region, in 8. de 350 pages et 1 carte. a. 1907. Ed, á 0007 AMEGHINO: NOTES SUR LES POISSONS DU PATAGONIEN. 497 «L'examen des Poissons fossiles paraít indiquer de la maniére la plus évidente que le terrain patagonien est d'4ge éocéne. Sion n'ad- met pas cette conclusion, je crois qu'il vaudrait mieux renoncer a se servir des fossiles pour la détermination de l'áge des forma- tions.» Je ne saurals trop remercier M, Leriche pour m'avoir offert occasion de démontrer encore une fois par des faits tres précis et tres faciles a constater, que la formation patagonienne est d'áge éocene. "Tercera Seriz. T. IX. Lám. L 1 Musko NACIONAL DE Burnos ÁArrEs. S DE a 4 ANAL ANALES DEL Musgo NACIONAL DE Buenos ÁrRrEs. Tercera Serie. T. IX. Lám. IL A. GALLARDO Pinxit , Orugas de Dilophonota Lassauxi (Boisduval) Berg. ANALES D£L MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. Tercera SerIp, T. IX, Lám. TI. e NANI TURSIOPS GEPHYREUS J S ¿eb 7 A AA Es TURSIOPS GEPHYREUS 9 SerIk, T. IX, Lám. V. had ANALES DEL Museo NACIONAL DB BUENOS AIRES. TERCERA Serib, T. IX, Lám. Y. RCERA SERIE, T. IX Lám. VI. rn a En $ y . E TERCERA SerIB, T. IX Lám. VI. — ANALES DEL Musgo NACIONAL DE BUENOS AIRES. RCERA SERIE, T. IX, Lám. VII. O e pS dad La yl y! e) Si pe dy NN h : 4h ha, e ANALES DEL Musgo NACIONAL DE BUENOS AIRES, r eS ES Tercera Serip, T. IX. Lám. VIL IS . e BUS y 2% CERA SERIB, T. IX, Lám. VII. ¡ TERRANOVA NALES DEL MusgO NACIONAL DE BUENOS AIRES y 5 ANALES DEL Musgo NACIONAL DE BUENOS AIRES. TERCERA Sarib, T. IX, Lám. VII. CRÁNEO DE PERRO SAN BERNARDO CRÁNEO DE PERRO TERRANOVA Y mi JN 1500: ) AY 00 MAY Po a Garden O 3 5185 0027€