te a da ..t ia RA e os Es Pas Ide OA At 5 4 Da NI . - > e de dl A e Y lc] ANALES DEL y id MUSEO PUBLICO. DE BUENOS AIRES, PARA DAR A CONOCE Lós OBJETOS DE HISTORIA MATUZAL NUEVOS O POCO CONOCIDOS CONSERVADOS EN ÉSTE arnromento, GERMAN BURMEISTER, Med. Dr. Phil. Dr. Director del Museo Público de Buenos A jres. Antes catedrático de historia natural en la Universidad Real Prusiana de Halle. Socio de la Academia Cesárea Alemana Leop. Carolina, Corresp. de la Acad. Real de Berlin, de la Imper. Russa de San Petersburgo, de la Real Italiana de Turin, de la Nacional de Washington, de la Univers. de Santiago de Chile; Socio de la Soc. Real Geográfica de Inglat., de la Sociedad Lineana de Lóndres, de la Sociedad Filosofica Americana de Filadelfia, de la Sociedad Zoológica y de la Antropológica de Lóndres, de la Sociedad Zoologico-Botánica de Viena, de la Socied. geolog. Belga de Lovaina; como de las sociedades de historia natural de Altenburg, Berlin, Blankenburg, Cherbourg, Halle, Hamburg, Hanau, Mainz, Regensburg, Stuttgart; y de las Sociedades Entomológicas de Lóndres, Paris, Berlin, Bruselas, Estettin y S. Petersburgo. Soc. honorar. de las Soc, Argent, Rural y Farmacéutica de Buenos Aires, TOMO SEGUNDO. BUENOS AIRES. SS Imprenta de “La Tribuna” calle de la Victoria núm. 31 1 S'70-1S5'7a4, Paris. Halle a. $. F. Savx En. ANTON Xu Comision. 190934 ae A” e S j - $ ON di 4 e A AA = _ o > cl E A Ñ EN 17 de | ¿ : 1 y. A e 143 EA de A se Y "e Air ' po e AA A N Pa a dis ; k ay * ne Ñ E ie PO E sr * . : ' úl ns E y a beber , A AOSTA COMITE ooráa: 7 MALA Ñ eraianár ip ina » E y EUA RA ca A | 13 E NUIOMES 0097, 0 UI A A aora 20M + > ET e Te E A OIVAoS, 41 BOSA TATAADO Ñ Ñ a «| É a y Ú - to E j . a . TY ” . rr i y ¿ ” - xT q ss « he meus pS CE ET Mira” EASTER MEA SAA > E + . E b aotiA Son sr ab solta JT css ao rojos wicT Ñ E s De et e «alto aid Je BL O dx" bs dra altotaid AO AURA o agas Y ind A E ON A E % 6 ob .msrinD eb aobpaiden YT sí dro 0 al ab ¿nie ale rarisifIco A sl sl pgrelemtod na? oh Y ME al obs poibaol ob scenic Dbeiov2 al E A Gif 208 el ojo aid O sb oi? E als ¿BDbo0 19h coicologoriad clab comdloon dlebaioE al 2 cibbsifE eb coso má aodesoll beboiso. 7 eo ely eabnbojsos esiob omo ¡nuisrock ob osp ly tt OS boto d sab nat Í 0h cgis ouizolaoN bn bolso 2 carudenogoT , emiólM neusil, modo sed ada diia a bol auudaoliSod leriina eltójeul j e A 6 -0gudaslaT.2 2 pablajal at sand ¿o id ao ab A sobobslyu2 sel yb y aia E -. , : e aii 20m NU sh soya y isml ICOB Há 90% 200 SR UGOR 0 . 2. y . E : j ET 07/33 OMT E poa ON LS e A pp LARA 20MHUa yF E sb eliso "nsadicR 21? 3D adam > Ñ ' ¿ALO a , TE más gueto -_— - «LR. pila la Ñ AUR g E Ford au ; rad L mn xy Aro ltomoy a Ñ 7] 4 Le O EM +10) Con cesta duodécima entrega do los Anales, que publico ahora, se concluye el tomo segundo y la Monografía de los Giyptodontes, contenida en él. Siento mucho, que la publicacion de esta obra ha durado cuatro años, de 1870 1874; pero la culpa no es mia, sino de las circunstancias insuperables y principal- mente de la necesidad de mandar los dibujos para las láminas á Europa, para dejar- las ejecutar con exactitud y elegancia. Es verdad, no faltan en Buenos Aires talleres litográficos, que trabajen bastante bien; pero los artístas de estos estableci- mientos no están acostumbrados á obras científicas, y por esta razon no salen las pruebas con la perfeccion necesaria. Pero, mandando los dibujos á Europa, se pierde no solamente mucho tiempo, á lo ménos un medio año para los de cada entrega, sino tambien el artísta estrangero carece de la inspeccion del autor; muchas veces el no entiende bien los dibujos, por falta de conocimiento del objeto, y tambien en algunas veces por el capricho del artísta trabajar segun sus propias ideas, y no exactamente segun los originalesde mano agena. Así ha sucedido, que me he visto obligado á corregir algunas láminas, y misnio en la última entrega hay errores bastante graves, de esta clase, en ellas. y La Para superar todos estos impedimentos y otros aún, que no quiero mencionar, se necesita no solamente un carácter duro y perseverante, sino tambien una salud completa, que pueda sostener el trabajo perpétuo, molesto é incompatible con la verdadera ocupacion científica del sábio, que no tiene otros intereses que perfec- cionar sus obras; principalmente si la edad del individuo ya se acerca á los años, en donde principia la senectud y la robustez javenil se pierdo. Tocándome con estos años no me conviene, trabajar mas en este modo, siendo al mismo tiempo escultor, para restaurar los objetos fósiles de nuestra coleccion; al otro dia pintor, para dibujar mis propias obras confeccionadas, y mandar las figuras á Europa; al tin autor para describirlas y vigilar la impresion no ménos dificil, que la ejecucion de las láminas pintadas de otra mano que la mia. Por todas estas circunstancias me veo obligado, desistir de la continuacion de estos Anales en el modo principiado. Oreo, poder decir, que he trabajado suficientemante, para de3- cansar al fin sobre mis obras. Buenos Aires, 18 de Noviembre de 1874. DR GERMAN BURMKEISTER. E y E INDICE Página Monografía de los Glyptodontes en el TERCERA PARTE Museo Público de Buenos Aires....... 1 Descripcion comparativa de los géneros Glyptodon y Sehistopleurum....... de ln Yypiodon y Nehaistopteurum ; TÉ Descripcion del género Panoc hthus | Bel esqueleto nooo | cias I. AO A DEIA AO SAO ARAN 5 | B. De los sesos ..oooconorocono oo Explicacion de las láminas L-XIT...... 104 O. Diferencias específicas de los crá- MESS SO RO Oo a IL Explicacion de las lám. XXIIL-XXVIII. Descrípcion dela Coraza...o..oo.oooo.oo.. LOS HACI o E ds ul D. Dellhueso hioides.. e. sas 06 E Del espinazos conca o) degdaooa Diferencias especifiCaS......oo.oooo ..... 139 | Dto E 1. Panochthus giganteus........ 140 CAD earemdadiatenon 2. tuberculatus..... « 147 H. De la extremidad posterior...... 3 — duUllifel .ooocooo.. Explicacion delas láminas XIIL-XVLI.. SEGUNDA PARTE Descripcion del género Hoplophorus Dejlaicoraza ooo dorso eje. Delos cio o ll: 1008 Diferencias especificas....osm..ooo.oo.... Tabla siuóptica de los grupos.......... Explicacion de las láminas XA V 1L-XXIT. 149 | Explicacion de las lám. XXIX-XXXV. 156 IL. DEL Cie TIT. 159 ClasificacionkS adas sleleeo lisa sole sale al Especies del subgénero (Flyptodon...... 1. Glyptodon clavipes...oo.o.ooo.. 174 2. rebiculatus ..o.omo» Especies del subzénero Sehistopleurum. . 1. Glyptodon ( Schistopleurum ) 218 OSMA LI ls 223 | 2. elongabus. iuooooo.. 225 3. — LaeviB..... 66 to Lo SJ NN yw ¡SNS o [or] pue 357 E Explicacion de las láminas XXXVI-XLO SUPLEMENTOS Pígina | Púgina | E 108 a ; : dl Me A La , Descripcion del género Doedicurus... . . 393 | Adiciones á la descripcion del cráreo de Docdicurus gigantens | Panochthus tuberculaluS...oooooooos 496 | Tabla sinóptica de los grupos y de las CBPCCiOB cameo raro o 36 MONOCRAFIA DE LOS RES ENIOD ON TES EN EL MUSEO PUBLICO 'DE ¡BUENOS AIRES En el primer tomo de nuestros Anales hemos dado (pág. 182 sig.) una descripcion general de estos animales gigantescos, parecidos á los Armadillos actuales, dividiéndolos en tres grupos y ocho especies diferentes, todas conser- vadas en el Museo Público de Buenos Aires. Como esta publicacion prelimi- nar no ha tenido la intencion, de describir los objetos detalladamente, lo que ya hemos dicho en la nota al principio de la lista de los Mamiferos diluvianos de nuestro suelo (pág. 121), sino solamente dar una idea de la diferente organi- zacion en esta época, conservando la descripcion de cada animal particular para lo futuro, entraremos ahora en esta descripcion detallada con los mas maravillosos entre nuestros Mamiferos diluvianos, que son sin duda los Glyp to dontes y trataremos primeramente de una especie si no completa- mente nueva, á lo menos no bien conocida hasta hoy en la ciencia. Es esta el Glyptodon tuberculatus de Owex, actualmente el tipo de un género particu- lar, que hemos llamado Panochthus (pág. 190.) Cuando compusimos la publicacion anterior, no hemos conocido mas de este animal, que algunas partes de su coraza y el tubo terminal de la cola; hoy te- nemos en el Museo Público un individuo casi completo, que prueba evidente- mente, que la secion llamada entonces Panochthus es mucho mas diferente de las otras dos, que estas entre sí, y que la clasificacion natural de los Glipto- 101 L =— Y dontes debe aceptar este grupo como género aparte, porque su organizacion desvia tan gravemente de la delos otros Gliptodontes, que no es posible unir- le con ellos en el mismo género. Dividimos entonces actualmente el grupo de los Effodientia biloricata (véa- se tomo 1 pág. 183) en dos géneros: Panochthus y Glyptodon, separando el úl- timo, segun la figura de la cola, en otras dos secciones subordinadas. Probar esta clasificacion por un exámen de todos los órganos del cuerpo y explicarla por dibujos claros y exactos, ese es el tema de nuestra publicacion ac- tual. PRIMERA PARTE, DESCRIPCION DEL GENERO PANOCHTHUS. I OSTEOLOCEILA 2 Principiaremos nuestra descripcion con la del esqueleto de Panohthus tuber- enlatus, porque el esqueleto es el fundamento dela figura externa de cada animal vertebrado y en este caso la parte completamente desconocida de nues- tro objeto. Partes de la coraza y de la cola ya han sido observadas por auto- res anteriores y en ellas se ha fundado la diferencia especifica del animal, El primer autor, que da noticia y mismo una figura de tales pedazos, es el célebre mineralogista C. S. Werss, que en su descripcion de las muestras de piedras y petrefactos, recogidos por el viajero Prusiano F. SeLLow enla Re- pública Oriental del Uruguay, publicada en las Actas de la Academia Real de ciencias de Berlin (1830, pág. 217 seg.) figuraba una parte de la punta poste- rior del tubo de la cola (lám. 1V), sin dar una descripcion detallada del peda- zo 6 denominacion del animal, al cual haya pertenecido. Ningun autor poste- rior se ha fijado en esta figura tan clara y significante, á la cual he llamado 30 ya la atencion en mi viaje por las Repúblicas del Rio de la Plata (Tom. 1 pág. S0.) y así ha sucedido, que el animal no hasido nombrado y conocido antes de que Ric. Owex dió una corta descripcion de los pedazos de la coraza en su lista de la colecion de fósiles en el Colegio Real Quirúrgico de Lóndres (1845. No. 558, 559), nombrando entonces el animal: Glypiodon tuberculatus, por la superficie de las placas de la coraza, cubierta igualmente con tuberculos peque- ños punteados, separados entre ellos por surcos angostos y diferentes mas ó menos en figura y tamaño. El autor frances L. Novor ha repetido esta descrip- cion de OwEN en su obra sobre los Gliptodontes, llamados por él Schistopleurum | Description d'un nouveau genre d' Edenté fossile ete. Dijon 1856. 8 avec atlas en 4to. pág. 81. ], d:ndo algunas buenas figuras de placas de diferentes partes de la coraza como de la cola en el atlas, lámina 8. fig. 3, 4, 5, y lámina ga uniendo entonces este animal bajo el título de Sehistopleurum tuberculatum con su Sehistopleurum typus, que es idéntico con nuestro (Glyptodon asper, en el mismo género. Al fin nosotros hemos dado una corta noticia sobre el animal en el primer tomo de estos anales [pág. 192.), fundando en él con una otra especie, dela cual trataremos despues, la seccion particular de los Gliptodontes, que se llama Panochthus. Estos son, segun mis conocimientos, todas las noticias originales, fundadas en un exámen propio de las partes de nuestro animal, hasta hoy publicadas. 3 El individuo, al cual se refiere nuestra descripcion del esqueleto, se ha en- contrado completo al principio del año 1867, cercade la Villa deMerce- des, en el terreno del molino de D. SiLvesrre Laroque, algunas varas dis- tante de la costa del rio, en una profundidad de 16 pies, como el dicho pro- pietario del molino hacia escavar una nueva acequia para su establecimiento. El animal no ha sido puesto, como generalmente los Gliytodontes con cáscara completa, en posicion inversa, la barriga arriba el lomo abajo, (lo que prueba que estos individuos han sido muertos antes de su inhumacion en el suelo) si- no en posicion natural, la barriga con la avertura ventral de la coraza abajo, la cola estendida poco mas elevada y la cabeza mas por debajo, como:-si el animal ha sido asentado sobre un llano inclinado y en esta situacion repenti- namente sufocado por las materias, que incluyeron su cuerpo. Por esta re- pentina muerte todas las partes del cuerpo han sido completamente bien con- servadas, no fáltandole al esqueleto ningun hueso, con escepcion de algunas cos- E tillas y huesos esternocostales, que se rompieron durante la exhumacion del cuerpo colosal, ejecutado por los mozos del molinero sin asistencia de personas péritas en este género de trabajo. Así ha sucedido, que la coraza desnudada de la tierra á los dos lados se rompió en mas de mil pedazos, de los cuales mu- chos se han perdido no tanto por negligencia de los obreros, que por la curio- sidad inepta de la mucha gente ignorante, que ha venido del pueblo y de la vecindad, para ver el mónstruo desconocido recien descubierto y agarrar de él un recuerdo de su organizacion particular. Pero esta falta de muchos pedazos no ha dado un gran detrimento á la fi- oura verdadera de la coraza siendo posible reconstruirla casi perfecta, com- pletando los defectos con yeso; obra ejecutada por mí mismo, con asistencia del preparador del Museo Público D. Luis Fontana, y concluida por casi un año de trabajo perpétuo (*). No ha sido raro este animal en la época de su existencia, como lo prueban los muchos restos de su coraza, recogidos en diferentes lugares de este pais. (*) Personas, que nunca se han ocupado con tales obras, no tienen una idea de las difi- cultades inmensas que deben ser superadas por paciencia y perseverancia, para concluir la restauracion de la coraza rota de un semejante animal. La primera dificultad es la cons- truccion del tablado, sobre cual se debe trabajar. En este caso he construido primeramen- te el esqueleto del animal, y segun sus dimensiones hacia trabajar un tablado de arcos de hierro, uniéndolos despues por listas de leña transversalmente puestas, para sostener los pedazos ya compuestos de las placas sueltas por apoyos pequeños perpendiculares fijados en ellas. Pero hay en este modo de trabajar la otra dificultad, colocar bien los primeros pedazos y para no hacer errores graves es preciso, buscar primeramente los centrales so- brela eruz sacral de la pelvis, que se pronuncian por los tuberculos al lado interno de la coraza, que los unen con el esqueleto. Son bien colocados estos pedazos centrales, deben unirse con ellos sucesivamente las placas vecinas, que se conozcan por la identidad de su estructura superficial, y en este modo, buscando continuamente las placas mas semejantes debe continuarse hasta la orilla de la coraza. Pero en buscar estas placas se pierde mucho tiempo, si el número de todas se levanta hasta 2000 y mas, y al fin cansa el hombre, si no ha encontrado entre tantas pronto la placa necesaria única, que puede entrar bien en el va- cio abierto, antes de quese debe colocar un otro pedazo. Asíhemos trabajado muchos me- ses, para concluir nuestra obra, buscando repetidas veces mas que una hora entera á la pla- ca, que faltaba para la contiuuacion. Son cuatro las corazas de diferentes especies de los Gliptodontes, reconstruidas en el mismo modo, que tenemos en nuestro Museo Público. . 0 Ya largo tiempo se halla en nuestro Museo, como regalo del Dr. D. Domino Marueou, socio fundador de nuestra Sociedad Poleontológica, el tubo completo terminal de la cola con la mitad del anillo precedente y el medio del arco ter- minal de la coraza, que se han encontrado en el rio de Lujan, en 1851, por el Comandante ALorNos. Parece segun el informe del dicho señor, que el indivi- duo ha sido tan completo, como el de Mercedes, pero la falta de personas inte- ligentes para su exhumacion ha impedido su conservacion, restando nada mas de él, que las partes arriba mencionadas, que hoy se ven enel Museo Pú- blico. Otros restos se preservan en la coleccion de D. ManueL Ecura. Son la parte principal del tubo de la cola y algunas placas laterales de la coraza, recogidas por el mismo en los contornos de San Antonio de Areco de la provincia de Buenos Aires. Tenemos en el Museo Público pedazos de la coraza de otros individuos del interior de la República, que se distinguen por algunos carácteres casi insigni- ficantes de los de la Provincia de Buenos Aires. Las placas son menos gruesas y las verrugas superficiales de figura poco diferente. El uno pedazo ha rega- lado D. Pompeo Moneta, recogido en la Provincia de Santa Fé, cerca del Rosa- rio; el otro hamandado D. Fenerico ScHIckENDANZ de la provincia de Catamar- ca, endonde un individuo completo se ha encontrado en el valle de Belen, cerca de la estancia Granadillos, enuna altura de mas que 5000" sobre el ni- vel del mar. Debo al Sr. ScHickenpaNz muchos restos de este individuo y en- tre ellos algunos, que prueban, que las diferencias indicadas son mas impor- tantes, que me ha parecido antes, y que el animal no es de la misma especie con el P. tuberculatus, sino diferente por elcarácter particular, que las últi- mas ocho filas de las placas antes de la orilla de la coraza tienen una verruga mas grande oval ó circular en el centro de cada placa. He visto últimamente durante mi presencia en Córdoba en el mes de Abril del año corriente [1869], la mitad posterior de una coraza con la cola de esta misma especie, que mos- traron la diferencia específica aun mas pronunciada y tambien en la figura ge- neral del animal; su coraza es menos esférica, poco mas prolongada y su cola mucho mas angosta y delgada, igualmente con verruga grande central elipti- ea en cada placa de la superficie dorsal del tubo, que faltan al mismo tubo del P. tuberculatus. Todas estas diferencias prueban una especie particular, que propongo llamar Panochihus bullifer, y que describiré detalladamente con las ON otras ya conocidas de nuestro género Panochthus, despues de la descripcion de P. tuberculatus, como la única hasta hoy completamente conocida. El individuo, que he visto en Córdova, se ha encontrado al lado occidental de la Sierra Alta, en una altura de mas que 2000” sobre el nivel del mar, cerca del lugar llamado: Mina Clavero, y es propiedad de D. A. RamaLto, que lo - > » Z A] NS . 2 piensa regalar al Museo de la Universidad de San Cárlos. ” -» La figura general del animal ya ha sido bastante particular, como lo prue- ba su esqueleto entero (lám. [.) si lo comparamos conel de Eyplodon asper, figurado en eltomo 1. 9 de los Anales, lámina VI. Son principalmente el tama- ño mucho mas grande de la cabeza, la pequeñez relativa del torax, la esten- sion de la parte lumbar de la columna vertebral, y la cola mucho mas larga que producen esta diferencia notable dela figura general de los dos animales, En este modo se forma casi una antitesis entre ellos, siendo la parte anterior, del esqueleto de Panochthus la mas abreviada y en el Glypiodon la parte pos- terior. La superioridad de la parte posterior del esqueleto de Panochthus sobre su parte anterior, del cuello hasta el fin del torax, influye tambien enla figura de la parte anterior de la coraza, que es mas angosta y mas corta que en los verdaderos Glyptodontes. Pero la cabeza no es en acuerdo con esta diferencia al contrario,el cráneo tiene un tamaño sorprendente y corresponde por sus diámetros á mas que dos terceras partes del torax, durante que el cráneo de los (lyptodon apenas supera por su contorno la cuarta parte del torax. Com- parando nuestra figura lám. 19, con la del Glyptodon asper se vé claramente la diferencia total de las relaciones de estas partes del cuerpo entre sí en los dos animales. Participan ála dicha diferencia tambien los miembros de los dos grupos. Los del Panochthus son relativamente mas largos y esta prolongación toca principalmente á la tercera porcion, el pié en particular. Este órgano es mucho mas prolongado y mas gracil, principalmente en sus dedos, que tienen falanges ¡muy mas delgadas y uñas relativamente mas finas. Es digno de notar, que las dos porciones superiores de cada miembro no participan tanto á la prolonga- cion, como e! pié en particular; pero que tambien el humero y el femur son re- SiN UB lativamente mayores, que el antebrazo y la pierna, en comparacion con los mismos huesos de (lyptodon. Con todas estas diferencias de las relaciones se unen otras mas grandes de la figura particular, lo que probaremos por la descripcion detallada de caúa hue- so, principiando nuestro exámen con el cráneo, como el mas anterior, y'con- oy a llano horizontal un ángulo de 25 grados mas ó menos y ascendiendo á los dos lados en una protuberancia aspera, gruesa, oblonga (véase lám. IT, fig. 2), por la cual se une el hueso con el hueso temporal en una sutura clara y persistente. La parte media del llano occipital superior es poco cónvexa en direccion lon- vitudinal y los dos lados son sensiblemente cóncavos, levantándose poce á poco mas por las protuberancias laterales, que los terminan. El contorno posterior es poco arqueado hácia abajo y termina conuna márgen aguda, que forma el contérno superior del gran aguiero occipital. Este agujero es de figu- ra cuadrangular transversal en la márgen externa, pero óval al interior, como dos pulgadasde ancho y 13 de alto, terminado á los dos lados por los cóndilos occipitales, que son 1 4 pulgadas de anchos y de altos. El lado interno de estos condilos tiene una excision profunda, que da á cada uno la figura casi de media luna; son poco inclinados hácia adelante al abajo y acá terminados por línea casi recta. Á los lados externos de los condilos el llano occipital se estiende en un lóbulo perpendicular de figura semi-circular bastante ancho, que termina acá el hueso occipital, uniéndose por sutura con la parte petrosa del hueso temporal; pero en el medio, bajo el agujero occipital, el hueso se hace pronto mas angosto, descendiendo hácia abajo con direccion oblicua corvada hasta la perpendicular, terminado acá á cada lado por una márgen cóncava aguda, que forma actualmente el contorno interno de un gran vacio en la pared del cráneo, pero ha sido cerrado probablemente por la porcion timpánica del hueso temporal, que falta á nuestro cráneo, dejando libre entre ella y los huesos vecinos no mas, que el agujero rasgado (foramen lacerum). Inmediatamente bajo el gran agujero occipital la parte basilar está excavada, pero sin la gran fosa lateral, que tienen acá los verdaderos Glyptodontes, en cuya fosa se abre el agujero condiloides; despues la superficie del basilar cambia su altura con- siderablemente, para unirse con la porcion correspondiente del hueso esfé- noides. Una tuberosidad gruesa bipartida, muy aspera, se levanta sobre esta union completa, producida por los musculos rectos del cuello, que se atan á ella y prueban porla altura de la tuberosidad, que han sido muy fuertes. 3 A cada lado de esta tuberosidad se vé el vacio, que ha sido cerrado antes por la porcion timpanica del temporal y en el medio de este vacio se presenta un pequeño cono descendiente, que pertenece á la porcion petrosa del temporal, incluyendo el caracol del órgano del oido. No hay otro carácter particular en esta porcion basilar del hueso occipital, AO que la situacion de los agujeros condiloides al principio de ella, inmediata- mente antes de los condilos en la misma márgen del hueso. Son pequeños y perforan el hueso en direccion oblicua ascendente al interior, para abrirse con dos orificios separados cada uno en el lado lateral del gran agujero occipital (*). Respecto á las protuberancias laterales superiores, por las cuales se termina el hueso occipital en esta direccion, tocandose acá con el hueso temporal, debemos advertir al lector, que son formadas en el mismo modo, como las inferiores en la porcion basilar del hueso, por los musculos oblicuos muy fuertes del cuello, y que el tamaño gigantesco del cráneo ha causado esta fuerte musculatura para su movimiento seguro. Participan las superficies vecinas del hueso temporal á esta asperosidad por la misma razon, como vere- mos en la descripcion de este hueso. $ La parte del cráneo á cada lado posterior, antes del llano occipital, se forma porelhuesotempora l, que se une tambien por el hueso zigomático con el hueso frontal y maxilar superior hácia adelante, incluyendo en su interior el órgano del oido y llevando por su superficie exterior la cara articular con la mandibula inferior. Se divide este hueso complicado general- mente en cuatro porciones, que son: la porcion externa anterior y superior con la articulacion para la mandibula inferior, llamandose porcion escamosa; la porcion externa posterior, que se llama porcion mastoides y sirve al apoyo de musculos del cuello; la porcion interna llamada petrosa, que incluye los órganos del oido; la porcion timpanica, generalmente la mas pequeña, que ineluye la piel del tambor y termina la entrada exterior al oido. En nuestro animal no hemos encontrado mas que d o s porciones separadas, es decir la porcion petrosa y la porcion escamosa, pero no hay duda que ha sido presento tambien una porcion separada tercera, la timpanica, que se ha (*) Por este carácter el Panochthus se distingue completamente de (Glyptodon, que tiene un agujero condiloides muy grande á cada lado antes del condilo occipital, en la porcion basilar del hueso, que agujero se abre al interior por una apertura menos grande, pero aun muy considerable. Parece, que el nervio hipogloso, que pasa por este agujero, ha sido bastante delegado en el Panochthus y muy grueso en el (yptodon. 1 E perdida por ser unida con las porciones vecinas por súturas bastante laxas y por consiguiente fáciles para abrirse durante la putrefaccion del animal con las sustancias blandas descompuestas. La porcion mastoidea no falta, sino está unida con la porcion petrosa en una sola pieza, como en el hombre y los Mamiféros generalmente, Para estudiar mas fácil este hueso difícil, describiremoslo primeramente en general y despues sus porciones detalladamente. Hemos dado una vista de él y de sus diferentes porciones constituyentes, en tamaño natural, en la lámina XIL (*) á la cual referimos al lector, para conocer claramente las cualidades zenerales y particulares acá verbalmente explicadas. La figura 1 de la dicha lámina muestra el hueso temporal en su parte superior, separado de los huesos vecinos y hácia abajo unido con los cuales acá él setoca. La línea, que el hueso termina arriba, es el contorno de la sutura escamosa, que lo une hasta la punta prominente encima (a) con el hueso parietal, y despues (de a hasta Bb) con el hueso occipital, significando la elevacion atrás de za la continuacion de la cresta gruesa occipital sobre la sutura lamdoidea, que separa el llano vertical del llano occipital y se continúa sobre el hueso temporal, para unirse con la márgen superior aguda de la apofisis zigomática (e) del dicho hueso. Esta apofisis es muy gruesa, pero principia delgada, con una gran escavacion hácia atrás, antes de la cual la apofisis desciende casi perpendicularmente, para formar á su fin la cara articularia de la mandibula inferior (g). Esta cara articular ocupa la márgen inferior transversal de la apofisis en toda su estension, es poco mas de dos puleadas de ancha y de figura transversal eliptica, con una angostura pequeña en el medio, que dáá la cara la figura casi de uno. Inmediatamente bajo la cara articularia principia el hueso zigomático (48), separado de la apofisis por una sutura clara, pero muy aspera, que asciende en direccion oblicua hácia adelante, para terminarse en el medio del arco zigomático. Así sucede que la parte posterior de la márgen superior de este arco está ocupada por la apofisis zigomática del hueso temporal, pero toda la márgen inferior del arco sola- (*) Esta lámina es dibujada por mí mismo en la piedra litográfica y por consiguiente no tan elegante, como las otras; pero gana en exactitud, lo que pierde en elegancia, para dar una vista completamente fiel al natural de las partes, que la representa. Por mas claridad en las figuras las he dibujado solamente en contornos, remitiendo al lector á la lámina II y 1, que dan las mismas partes en modo completamente artistico. a AP mente por el hueso zigomático mismo. Imita ésta configuracion del arco zizomático completamente á la del mismo arco de Dasypus, y ante todos del PD. villosus, que tiene tambien un arco zigomático muy alto y fuerte, en comparacion con el tamaño del animal. En la escavacion profunda atrás de la apofisis, que lleva la cara articularia para la mandibula inferior, hay un agujero bastante grande (Ba), que perfora la pared del hueso, para entrar en la cavidad interna del cráneo, dando probablemente pasage á vasos sanguíneos, para la superficie externa de los sesos. Tal agujero, y aun dos, hay en el mismo lugar en todoslos Glyptodontes, que he examinado. Atrás de la cavidad descripta el hueso temporal se engruesa considerable- mente y forma á cada lado del cráneo una protuberancia notable, á la cual participa por detrás la parte vecina del hueso occipital. Esta protuberancia se compone en su parte inferior mas sobresaliente, como lo muestra la fig. 2. en union con el hueso occipital (Ha), por la porcion-petrosa mastoides (K), separándose de la porcion escamosa (e) y del hueso occipital (+) por dos suturas claras y perpetuamente persistentes. La sutura anterior (fig. 1) que separa la porcion petroso-mastoides de la porcion escamosa, termina hácia abajo en una escotadura semi-circular (8), que es la pared superior del conducto auditivo externo; la sutura posterior (fig. 2) termina en la misma direccion en un agujero bastante grande (b), que pertenece á un conducto particular, del cual hablaremos mas tarde. Por estas suturas y la que separa la porcion escamosa del hueso occipital, se divide la dicha protuberancia rugosa y aspera en tres secciones sobrepues- tas una á la otra: la inferior mas sobresaliente y gruesa, que pertenece á la porcion petroso-mastoides (Kx), la media mas baja y mas angosta (€) que pertenece á la porcion escamosa deltemporal y la superior (Ba), que pertenece al occipital. Entre ésta protuberancia superior y la inferior del petroso- mastoides la porcion escamosa entra con una prolongacion hácia detrás, uniendose acá con el hueso occipital, que tiene en este lugar su anchura mas pequeña [véase fig. 2], pero se estiende hácia abajo mas á los lados externos, para formar acá una pequeña protuberancia particular, que se vé en el lugar correspondiente, pero menos pronunciada, tambien en los Dasypus actuales. La superficie de las protuberancias descriptas es aspera, como ya hé dicho an- tes en $ 7, causada por el agarro de los musculos oblicuos del cuello, que A han tomado en estas protuberancias su apoyo. No las describiremos mas detalladamente, porque son variables, segun la regla general, en cada individuo. Pero un otro carácter de ellas debe ocuparnos mas: la presencia de muchos grandes agujeros entre las protuberancias y á sus lados. Estos agujeros son sin duda emisarios de vasos sanguíneos, porque forman las entradas de conductos anchos, que entran los unos en una cavidad grande en el interior de la porcion escamosa |*|, que comunica con la cavidad timpánica del órgano del oido; los otros en la cavidad de los sesos, para conducir la sangre á las túnicas particulares, que cubren la dicha cavidad del interior y los sesos del exterior. Describiremos estos agujeros porsu posicion y sus conductos mas detalladamente. El mas grande de estos agujeros se encuentra entre la porcion petroso-mas- toides y la prolongacion lateral posterior del occipital (véase fig. 1 y 2. b). Tiene un diámetro de 4 líneas y su conducto, que asciende en direccion perpendicular por la parte mas posterior dela porcion petroso-mastoides, es apenas mas angosto. Con esta direccion continúa el conducto hasta su entrada en la parte mas posterior de la cavidad de los sesos, dando tambien un ramo á la cavidad en el interior de la porcion escamosa del temporal [**]. Un otro agujero poco mas pequeño se vé en la esquina de la sutura, que forman los tres huesos: el occipital, el petroso-mastoides y el escamoso entre sí, al lado superior del condilo occipital. Este agujero [véase fig. 2] entra en el canal, que sale del agujero grande inferior y comunica con él como su segunda bocadura. Pero los agujeros mas numerosos se ven en la parte posterior de la porcion escamosa | véase fig. 1], al lado anterior dela protuberancia, que forma el hueso acá, perforándole para entrar en la grande cavidad del interior del hueso. Otro agujero hay tambien mas bajo, entre la misma porcion y la petroso-mastoides, enla sutura que separa las dos porciones, y este agujero (*) Hay una tal cavidad accesoria al órgano del oido tambien en los Dasypus actuales, sobre la cual el lector puede consultar la obra excelente de HyrmL, Vergl. anat. Untersuch. úber das innere GFehororgan. Prag. 1845. pág. 31. (*%) Los Dasypus tienen un agujero correspondiente con su conducto, que sale de él, pero no está situada la entrada tan baja, sino muy arriba, entre la porcion petroso-mastoides y la escamosa del hueso temporal hácia atrás. Segun HyrtL (UChlamyph, trune, exam, anatomio. pág. 16) la arteria occipital entra por este conducto á la cavidad del cráneo yen las cavidades vecinas, á las cuales los ramos de la dicha arteria se estienden, E conduce por su conducto á la cavidad de los sesos, en donde élse abre á la base superior de la porcion petrosa. De todos estos agujeros y sus conductos hay correspondientes en los Dasypus actuales, como el dicho Peludo (£/. villosus). Despues de haber descripto en este modo el hueso temporal de su figura externa, continuaremos la descripcion con su lado interno. En estelado su superficie se divide en dos porciones, la anterior con direccion antero-posterior longitudinal y la posterior con direccion transversal; aquella pertenece á la porcion escamosa y esta á la porcion petroso-mastoides. En la primera no hay un carácter particular, es una pared fina poco undulosa, que cubre del lado interno la grande cavidad en el interior del hueso, de la cual ya hemos hablado repetidas veces, y forma la pared externa de la cavidad de los sesos en estaregion del cráneo. No hemos dado por consiguiente una figura de esta parte. La porcion posterior transversal muestra una superficie angosta, aun mas undulosa, que termina con un gran agujero redondo, la apertura del conducto auditivo interno, y pertenece á la porcion petroso-mastoides del hueso temporal. Para conocer mejor la configuracion complicada de esta porcion, hemos figuradola separadamente, vista de sus lados diferentes y mostrando las caras superficiales de cada lado con exactitud. Como lo significan las fig. 4 y 5, que presentan el hueso de adelante (4) y de atrás (5), su forma general es poco corvada y de la fig. 3, que le presenta de abajo, veremos, que el hueso es bastante comprimido, es decir menos ancho que alto. La porcion externa (lk), que entra enel vacio entre la porcion escamosa del temporal y el hueso occipital, es la mas gruesa, y de acá se disminuye el hueso en grosor poco á poco, hasta su superficie interior, que se vé figurada en fig. 6. La superficie anterior (fig. 4.), que se une con la porcion escamosa del temporal, es muy aspera, con muchas elevaciones agudas y surcos profundos entre ellas, que entran en concavidades correspondientes á la superficie sutural del dicho hueso, dejando libre solamente la porcion interna mas angosta, en la cual se presentan dos protuberancias: la una (xr) mas arriba, de figura de giba redondeada, la otra (5) de esquina triangular aguda compri- mida. Aquella incluye los canales semi-circulares, y esta el caracol. O Al otro lado la superficie posterior (fig. 5) es menos áspera, pero tampoco no lisa, uniéndose en el mismo modo con la superficie sutural correspondiente del hueso occipital. No hay nada de particular en esta superficie. La superficie interna (fig. 6) es la mas pequeña, de figura romboides prolongada y bastante desigual. Una esquina aguda sobresaliente (4) la separa en dos partes: la superior, que es reclinada hácia arriba, y la inferior recli- nada hácia abajo; en aquella se vé la apertura del conducto auditivo interno (o) y á su lado la giba, que contiene los canales semicirculares; la otra incluye el caracol. La cuarta superficie, que es la inferior (fig. 3), es la mas notable por los diferentes órganos en ella. Termina al interior con la esquina aguda sobre- saliente 6, que separa la superficie interna en sus dos divisiones y tiene al otro fin externo la superficie externa Kk, que se presenta libre al exterior entre la porcion escamosa y el hueso occipital. A un lado de esta superficie se vé la apertura del gran conducto vascular lb, del cual hemos hablado ya antes, y al otto lado, que es en la posicion natural'el anterior, la apertura del conducto auditivo externo ¿. Este conducto es actualmente abierto hácia abajo, por falta de la porcion timpánica, que lo concluye del lado inferior, formán- dose atrás de la apertura la cavidad timpánica, de la cual se vé la superficie superior, Ó la bóveda, enla figura de la porcion petroso-mas- toides, que tenemos actualmente á la vista. Una cresta pequeña en el medio de la bóveda dá la direccion al cono del caracol, que se levanta en la region posterior de esta superficie inferior como una pirámide triangular poco comprimida. Enla base de esta pirámide hay la ventana oval (y) y atrás de ella, mas al interior, la ventana redonda (x); pero abajo de las dos corre el surco profundo (vw), que pertenece al conducto de Fallopio, (canalis s. aquaeductus Fallopi¿) conduciendo el nervio fácial, que entra con el nervio acústico en la apertura del conducto auditivo interno. En el fondo de este conducto comun principia el conducto de Fallopio, separándose de él al lado anterior del dicho conducto, perforando despues el hueso petroso, y entrando por acá (w) al interior de la cavidad del tambor ó del timpáno, por la cual el conducto pasa en direccion transversal oblícua hasta z, para salir hácia atrás de la pared externa del petroso-mastoides por el agujero estilo- mastoides (2). Para mostrar mejor la configuracion particular de esta region notable del hueso petroso-mastoides, hemos dado una figura separada de doble tamaño II 3 — 18 — del natural (fe. 7), representando el cono del caracol visto del lado de la cavidad del tambor, en la cual s significa la punta del caracol, £ la punta interna sobresaliente del hueso petroso-mastoides, *la giba redondeada que incluye el canal semi-circular superior, y el conducto de Pallopio, x la ventana redonda y y la ventana oval. El conducto de Fallopio corre en un surco particular antes de las dos ventanas por la bóveda de la cavidad del tambor, y pasa al lado de la esquina sobresaliente en nuestra figura por la pequeña escotadura zí, doblando hácia atrás y quitando acá la cavidad del tambor. El conducto semi-cilíndrico á es el conducto auditivo externo, y entre las dos esquinas opuestas, que terminan este conducto al interior, ha sido suspendida la membrana del tambor (membrana tympani), que separa el conducto externo de la cavidad interna del oido, llamada en lengua vulgar la caja del tambor. Así creo haber explicado claramente la configuracion de este hueso compli cado, que se ha conservado completamente ileso en nuestro animal, a ». Elhueso zigomático, queune elhueso temporal con el hueso frontal y maxilar superior, es en muestro animal el mas fuerte y mas grueso hueso del cráneo, con la única excepcion de la mandíbula inferior. Ocupa los lados mas sobresalientes del cráneo atrás de la cavidad del ojo y se prolonga abajo de la dicha cavidad en una apofisis larga descendiente, que cubre los músculos de los carrillos, que mueven la mandíbula inferior. Por detrás principia el hueso zigomático bastante delgado, separándose dela apofisis zisomática del hueso temporal por la sutura ya antes descripta, que toma su orígen poco antes de la cara articularia de la dicha apofisis para la mandibula inferior, y asciende en direccion oblícua hasta el medio de la márgen superior del arco zigomático. Como esta sutura no ha sidomuy clara hasta su fin superior, el artista, que trabajaba la figura de la lámina II, ha olvidado, indicarla en esta direccion, pero en la fig. 1 de la lám. XIL. la se presenta muy bien. Al otro fin anterior la extension del hueso zigomático hácia ade- lante es mas dudosa, por falta completa de suturas, que lo separaron de los huesos vecinos; pero por la analogia de los Dasypus actuales se debe presumir, que toda la parte huesosa del cráneo, que ocupa el contorno posterior de la cavidad del ojo con la apofisis descendiente hácia abajo, O y de acá hasta los contornos del agujero sub-orbital, pertenecia al hueso zigomático. Con esta su extension el hueso es relativamente mas grande, que en todos los Mamíferos; y mas grande tambien, que en los otros Glyp- todontes, ofreciendo por su figura particular algunos caractéres mas im- portantes para la separacion de los géneros de Panochthus y de Glyptodon. El primero deestos caractéres diferenciantes es la aumentacion del hueso en tamaño de atrás hácia adelante, formándose siempre mas ancho al contorno de la cavidad del ojo, durante que el hueso zigomático de Glyptodon se hace menos ancho en la misma direccion. Poresta diferencia el hueso zigomático de Panochíhus tiene su anchura mas grande atrás del ojo, en donde el de Glyptodon es el mas angosto. Pero un segundo carácter distintivo es aun mas importante. Enel Panochthus une la esquina triangular ascendiente, que sale acá de la márgen superior del hueso zigomático, este hueso directamente con la apofisis orbital posterior, durante que el Glyptodon tiene la cavidad del ojo abierta hácia atrás, como los Dasypus actuales. No puede dudarse, que animales con diferencias tan grandes en su configuracion pertenecian á diferentes géneros. Sigue de las diferencias indicadas un carácter tercero distintivo: la apertura de la cavidad del ojo es eliptica en el Panochthus, con su diámetro mas largo en posicion perpendicular, pero casi circular en el (Myptodon, con el diámetro horizontal poco mas largo, sitomamos la medida del orificio del conducto lagrimal hasta la punta del hueso zigomático, que corresponde á la esquina sobresaliente del Panochthus, que seune con la apofisis orbital posterior. Esta apofisis falta al (/yptodon, siendo la márgen de su órbita verdaderamente circular. En armonia con las dichas diferencias el hueso zigomático de Panochthus es mncho mas ancho en la orilla posterior de la cavidad del ojo y su superficie externa muy áspera (véase lám. IL.) La orilla de la cavidad misma es engrosada y reclinada al exterior en todo su contorno, y la apofisis descen- diente del hueso zigomático en el principio mucho mas gruesa y ancha. Desciende con curva inclinada hácia atrás á la punta, á los dos lados del cráneo, hasta la region mas gruesa del ramo horizental dela mandibula inferior, formándose siempre mas angosta, como lo muestran mejor nuestros dibujos, que una descripcion detallada. Al fin hay una diferencia notable en el grandor y la posicion del conducto suborbitario, que es mas angosto y mucho mas distante de la cavidad del ojo = 2 = en Panochthus que en Glyptodon. Pero como este conducto pertenece al hueso maxilar superior, y no al hueso zigomático, hablamos de él acá no mas, avisando al lector, que por falta de las suturas, que separaron el hueso zivomático del hueso maxilar superior, la frontera entre los dos huesos'es du- dosa. Sin embargo, la analogia delos Dasypus hace creer, que la porcion basal de la márgen anterior de la apofisis descendiente del hueso zigomático, con el conducto suborbitario, pertenece al hueso maxilar superior. 10 La cavidad del ojo, que ya hemos descripto por su contorno externo, se presenta como un círculo huesoso, sin indicacion alguna de huesos diferentes, que la componen; pero por la analogia sabemos, quesu márgen superior pertenece al hueso frontal, su anterior al lagrimal, su inferior y posterior al zigomático y su fondo basal al maxilar superior. No hay ninguna indicación de suturas en la órbita, para conocer los límites de estos diferentes huesos entre sí, y por consiguiente no hablaremos de su composicion, sino solamente de su figura. La márgen anterior es bastante gruesa, con una tuberosidad semioval sobresaliente en su parte superior, que tiene nna superficie algo áspera al lado externo, (véase lám. III. fig. 1). Esta tuberosidad se separa de la parte inferior de la márgen anterior por una escotadura pequeña, y en esta se vé la apertura del conducto lagrimal (lám. 11.) como un agujero bastante pequeño y no tan ancho que el de (/yptodon. La márgen superior superciliar, que principia de la tuberosidad descripta, no es aguda, sino redondeada, continuándose hácia atrás hasta la union con la esquina sobresaliente del hueso zigomático, que forma acá un puente huesoso cilíndrico de medio pulgar de diámetro. Al ladoizquierdo del cráneo hay en este puente, que repre- senta la apofisis llamada: espina orbitaria posterior, una escotadura pequeña (lám. ID), que corresponde al agujero orbitario; al otro lado el puente ha sido roto, pero sus restos prueban, que la apofisis ha sido mas gruesa y en el lugar de la escotadura probablemente perforada por un verdadero conducto orbitario. Dela union descripta del hueso frontal con el hueso zigomático en el puente este hueso mismo forma hácia abajo el contorno orbital, hasta la esquina anterior inferior, en donde el zigomático se ha unido con el lagrimal. Esta parte dela márgen orbital es poco mas aguda, y se levanta al lado AE externo en una cresta pequeña, que acompaña la márgen en todo su contorno; bajo la cresta la superficie del hueso es excavada, y la parte posterior mas prominente de esta superficie es muy áspera por rugosidades pequeñas, que la cubren. Una cresta pronunciada sale de estas rugosidades hácia abajo, y desciende sobre la cara externa de la grande apofisis perpendicular, con la cual se prolonga el hueso zigomático en esta direccion. Comparando esta apofisis con la de Glyptodon la veremos al principio mas ancha y mas gruesa, pero despues mas delsada. Tambien la direccion es muy diferente en los dos géneros, completamente perpendicular con la punta corvada hácia el interior en Panochthus, y poco inclinado hácia el exterior, con la punta mas ancha y mas comprimida en G/yptodon. En elfondo de la cavidad ocular hay un carácter particular, que debe ahora ocuparnos; es decir: la presencia de una cresta alta y aguda, que principia del puente entre la órbita y el hueso zigomático, descendiendo en direccion oblícua hácia atrás, hasta la pared alta lateral externa del cráneo, que pertenece al hueso maxilar superior y terminándose acá con una esquina aguda, muy sobresaliente. En la figura de la lámina II. se vé el princípio de dicha cresta bajo el puente orbital, y en la fig. 2 de la lám. III. su fin inferior al lado interno del ramo condiloides de la mandíbula inferior. La cresta es bastante fuerte en su substancia y su esquina inferior aun mas fuerte, con una márgen engrosada; se separa del hueso, al cual pertenece, por un surco profundo de medio pulgar de ancho, que incluye en su escavacion un agujero bastante pequeño, por el cual el nervio optico sale de la cavidad encefálica, para entrar en el bulbo del ojo. Sigue de esta observacion, que la cresta perteneceá la porcion orbitaria del hueso frontal y que tiene la obligacion, conducir seguramente los nervios, que entran por el surco atrás de la cresta en la cavidad del ojo. La parte de la pared externa del cráneo bajo la cresta descripta debe pertenecer, segun la configuracion del cráneo de Dasypus (*), (*) Los Dasypus no tienen tal cresta enla cavidad del ojo, y en tanto yo sé, tampoco un otro Mamífero. Se encuentra en el mismo modo tambien en los Glyptodontes tipicos, terminándose hácia arriba por continuacion en el arco superciliar dela órbita. El fondo de la cavidad del ojo se compone en los Dasypus arriba por el hueso frontal, abajo por el hueso maxilar superior y hacia detrás por la grande ala esfénoides. — 22 — al hueso maxilar superior, y la excavasion de esta pared al fin de la cresta, de la cual hablaremos pronto, á las alas erandes esfénoides, que incluyen en su base los agujeros, por los cuales salen los nervios principales para la cavidad del ojo. Saliendo del surco profundo atrás de la cresta descripta, se encuentra en la continuacion del surco, á la pared externa del cráneo, un otro surco aun mas profundo, que imita porsu figura prolongada á una excavasion eliptica delegada y puede llamarse por esta razon una fosa (lám. XII. fig. 1.4). En el fondo de esta fosa, que es rodeada por una márgen aguda, se encuentran dos agujeros, el uno mas grande en el medio hácia arriba y el otro hácia detrás en el fin posterior. Por el agujero primero, que perfora la pared huesosa de la fosa en direccion ascendiente, para entrar en la cavidad encefálica, debe salir el nervio trigemino, porque este agujero corresponde por su posicion de todo al agujero oval. No hay, como tampoco en Dasypus villosus, ninguna separacion entre este agujero oval y elagujero redondo, por el cual sale el ramo segundo del nervio trigemino; los dos agujeros son unidos en un solo conducto, que entra en la fosa profunda al lado externo del cráneo y conduce sin duda el nervio trigemino entero á esta fosa, en la cual probablemente se ha dividido el tronco del nervio en sus tres ramos regulares. El ramo primero oftalmico debe tomar su direccion hácia adelante, saliendo de la esquina anterior de la fosa; el ramo segundo, que pertenece á la mandíbula superior, debe salir de la parte media de la fosa y el ramo tercero para la mandíbula in- ferior, que es generalmente el mas grueso, de la esquina posterior, para tomar su direccion al conducto alveolar, cuya apertura hay al lado interno del ramo ascendente de la mandíbula inferior, poco mas bajo que la situacion de la fosa de la cual tratamos. En la esquina posterior de esta fosa hay un agujero pequeño, que entra en el conducto palatino, para abrirse en el agujero palati- no posterior (véaselám. IV. fig. 1). Nobay ninguna duda, que por este conducto pasa el nervio palatino, que es ramo particular del ramo segundo del nervio trigemino. Así se prueba por su posicion, como por los agujeros y conductos, que comunican con la fosa en la pared externa del cráneo atrás de la cavidad del ojo, que esta fosa con sus contornos huesosos pertenece al hueso esfénoides, y que su posicion indica el lugar, á donde la grande ala esfénoides sale del cuerpo del dicho hueso. Por esta razon propongo llamar esta fosa: la fosa esfénoidal, y el Surco largo mas arriba en el fondo de la cavidad del ojo: el surco ocular. Al fin hay otro agujero redondo bastante grande en la pared lateral del cráneo encima de la fosa esfénoidal (fig. 1. m.), que perfora la pared huesosa en direccion oblícua-ascendente hácia atrás, abriéndose en la cavidad encefí— lica inmediatamente antes dela escotadura, que corresponde al agujero rasgado (foramen lacerum, e). Corresponde este agujero por su posicion atrás de la fosa esfénoidal (*), que representa el agujero oval del hombre, al agujero espinoso ó redondo pequeño, por el cual pasan la Arterfa y Vena meningea media para entrar en la cavidad encefálica. El tamaño considerable de este agujero es en completa armonia con el mismo de Dasypus y su anchura depende de la gran evolucion del sistema vascular de estos animales (**), indicando, que los Glyptodontes han sido tambien animales de mucha sangre en su cuerpo 11 De todos los huesos del cráneo el hueso maxilar superior es el mas grande y mas fuerte, principalmente su porcion inferior, que forma el paladar y incluye los dientes. Sin embargo, no conocemos exactamente sus contornos, por falta de suturas entre él y los huesos vecinos, pero no hay duda, que los lados del cráneo bajo la cavidad del ojo con los lados del orificio de la nariz y el paladar huesoso, pertenecian al hueso maxilar superior. Principiando nuestra descripcion del hueso así terminado con los contornos del orificio nasal, ya sabemos, que la pared superior de esta apertura ancha (+) Hemos estudiado la dicha fosa esfénoidal conigual suceso tambien en el cráneo del Glyptodon asper, del cual daremos en la tercera entrega del tomo segundo de nuestros Anales la descripcion detallada, ilustrandola con figuras mas claras, que las que hoy pre- sentamos. La configuracion general de los dos animales vecinos en esta region del cráneo es casi la misma. En el cráneo de Glyptodon elongatus he visto, que de la esquina anterior de la fosa esfénoidal sale un conducto particular, quese abre en el surco ocular y corres- ponde, por consiguiente, al conducto del agujero redondo, que termina en el cráneo del hombre en la hendidura orbital superior. Poresta observacion se prueba, que el surco ocular delos Glyptodontes corresponde á la dicha hendidura orbital superior ó es- fénoidal. (+) El sistema arterioso de Dasypus ha examinado Hyrri enun tratado particular, publica- do enlas Actas de la Academia Imperial de Viena, clas. matem. fis. Tom. VII, al cual remitimos al lector. A de figura casi triangular se forma por una lámina triangular oblícua-descen- diente, que pertenece á los huesos nasales propios. A cada lado de esta lámina hay una esquina sobresaliente de la márgen superior de la apertura nasal, que se vé figurada lám. II. y UL. fig. 1. Sale de esta esquina al interior de la cavidad de la nariz una cresta sobresaliente, que se extiende en direccion horizontal hasta el fondo de la cavidad, y prueba por su márgen rota, que falta algo de su orilla. Creo, que esta cresta indica el resto de la concha nasal superior y que con ella termina el hueso maxilar superior al lado interno de la cavidad de la nariz. Entonces indica la esquina sobresaliente el límite externo del hueso maxilar hácia arriba, y toda la superficie externa del eráneo de acá hasta la órbita y la apofisis descendiente del hueso zigomático, perie- nece á este hueso, que incluye tambien en sus contornos el gran agujero suborbital con el conducto quelo perfora acá en direccion horizontal. En este modo el hueso maxilar superior ha entrado directamente en las orillas de la apertura de la nariz, formando los lados externos de ella, como en los Perezosos (Bradypus y Choloepus) actuales, porque la diferencia total de esta region del cráneo prueba, que no hay similitud en su construccion con la de los Dasypus (*). La superficie externa del hueso maxilar es áspera en esta region, cubierta con rugosidades, que se aumentan hácia arriba, úniéndose con las rugosidades antes de la órbita ya descriptas, en los contornos del orificio del conducto lagrimal. Acá el hueso maxilar se ha tocado con el hueso lagrimal y formado, abajo de este hueso, la orilla inferior de la órbita hasta su union con el hueso zigomático, que probablemente ha tenido lugar poco antes del medio de la dicha orilla inferior orbital. Hácia abajo se pierden las rugosidades y acá tiene la márgen libre del hueso una escotadura (*) La figura general de la region nasal y la apertura de la cavidad de la nariz son tan diferentes del tipo de los Dasypus, que para mí no hay duda, que támbien la composicion de esta region del eráneo de los G1yptodontes ha sido diferente de la de los Vasypus. En estos animales la region de la nariz es prolongada hácia adelante en un cono mas ó menos punteagudo, cuya pared se compone por los huesos nasales arriba y por los huesos inter- maxilares á los lados y por abajo. Los Glyptodontes al contrario tienen una region nasal muy corta, con apertura triangular muy ancha, que se acerca mas al tipo de los Perezosos. En estos animales los lados de la apertura nasal son formados por los huesos maxilares supe- riores, y no porlos intermaxilares, como en los Dasypus;, siendo el intermaxilar un hneso muy pequeño, reducido ¿la punta anterior del paladar. Presumo por esta razon, que los Glyptodontes, y tambien nuestro Panochthus, han tenido mas similitud en esta region de su cráneo con los Perezosos, que con los Dasypus. e atrás de la esquina sobresaliente, que concluye la márgen superior de la apertura nasal, descendiendo el hueso maxilar con direccion oblícua hácia adelante, y acercándose de los dos lados poco á poco mas, para participar á la base angosta de la apertura de la nariz, que se forma por los huesos intermaxilares. Acáhasido rotonuestro cráneo y por consiguiente su configuracion no muy Clara; pero entre los escombros bien conservados he encontrado restos, que prueban por su figura y la falta de una otra colocacion segura, que son las puntas sobresalientes anteriores del paladar huesoso, fáciles para conocer á mí por la similitud con los mismos de Glyptodon. Con estos restos he reconstruido la porcion anterior del paladar, como se muestra en mis figuras. Segun esta restauracion y analogia de Glyptodon la porcion anterior del paladar (lám. IV.) termina con dos esquinas redondeadas sobre- salientes separadas entre sí por un surco, longitudinal, y hácia detrás de la otra superficie del paladar por un otro surco arqueado transversal, incluyendo en los ángulos laterales de este surco transversal dos agujeros, que son los foramina palatina anteriora s. incisiva. Hasta acá se ha estendido el hueso intermaxilar; elsurco transversal indica su límite posterior y el surco longitu- dinal la sutura antigua, que ha unido los dos huesos simetricos en una sola pieza. De cual modo esta pieza se ha unido á los lados externos con los huesos maxilares, no se sabe con exactitud, porque faltan vestigios de suturas en esta region del cráneo; si la analogia de los Perezosos es bien fundada, no hay extension del hueso intermaxilar hácia arriba á los lados de la apertura nasal y su límite ha sido muy probablemente la excavacion, que he indicado en la figura del cráneo lám. II. entre la punta y la primera muela su- perior. De las márgenes laterales de la apertura nasal el hueso maxilar continúa hácia atrás con una pared casi perpendicular, inclinado poco al interior hácia abajo, uniéndose hácia arriba con la apofisis perpendicular del hueso zigomático y hácia atrás con el hueso del paladar propio ó esta porcion del dicho hueso, que se llama el hueso térigoides, y rodea la apertura posterior del conducto nasal. Toda esta pared del maxilar es lisa, formada por un tejido huesoso delgado, con algunas excavaciones perpendiculares débiles, que indican los intérvalos entre los alveolos para los dientes, que salen de la márgen inferior lateral del hueso. No hay otro carácter en esta pared, que su altura notable y la larga extension hácia atrás, en cuyas cualidades el maxilar superior de los Glyptodontes supera al hueso análogo de todos los Mamí- feros. II 4 — 26 — La union con la apofisis zigomática principia en una distancia de 2 pulga- das sobre la márgen dental, formándose acá una apofisis ancha del hueso maxilar superior, que se inclina por un arco regular (lám. III. fig. 1.) hácia el exterior y desciende al lado interno de la apofisis zigomática considerable- mente. No se conoce tampoco su verdadero límite, por falta de sutura en la apofisis, pero la parte basal de la apofisis, que es perforado por el conducto suborbitario ancho, debe pertenecer al hueso maxilar superior y por consi- suiente casi la mitad anterior de la apofisis tambien á este hueso. El conducto suborbitario se abre al lado anterior de la apofisis muy hácia abajo, inmediatamente sobre el areo, con el cual sale la apofisis, separándose del llano perpendicular del maxilar (lám. III. fig. 1.); al otro lado iuterno (fig. 2.) la apertura es poco mas hácia arriba, al lado interno dela apofisis condiloidal dela mandíbula inferior, y de esta posicion de la apertura sigue, que el conducto tiene una direcciot poco oblícua descendiente de atrás hácia adelante. Las dos aperturas del conducto son ovales, perpendiculariter colocadas y la posterior mas alta, que la anterior; aquella de 1%, esta de 1. pulgar; el conducto mismo es menosancho, de pulg. La base dela apofisis corresponde por su anchura á los tres primeros dientes, pero se disminuye pronto al exterior, para acercarse intimamente á la apofisis zigomática. La parte principal del hueso maxilar superior es el paladar, y por esta razon hemos dado una figura completa de él en tamaño natural (lám. 1V.). Felizmente se ha conservado el paladar bien de nuestro cráneo, con excepcion de las puntas, que han sido rotas y reconstruidas con los restos, que se han encontrado entre los escombros del cráneo, recogidos con exactitud. Tiene la figura general del paladar de los Glyptodontes; es decir, su direccion antero- posterior es bastante larga, pero su diametro transversal notablemente, angosto. Como todo el cráneo tambien el paladar de Panochthus supera las dimensiones del mismo de Glyptodon considerablemente, siendo su longitud de 10 pulg. y su anchura en el medio, entre el par cuarto de las muelas, no mas que 3 + pulg. con los alveolos y 2 pulg, sin ellas, en el fondo de la bóveda del paladar. Los alveolos constituyen á cada lado de la bóveda una pared alta y guesa, que desciende como medio pulgar hasta tres cuartas partes de él, sobre el llano medio del paladar. El centro de este llano es horizontal) pero las dos extremidades hácia adelante y hácia atrás se inclinan, la anterior hácia abajo y la posterior hácia arribr, principiando de ascender desde la quinta muela. La porcíon anterior desciende notablemente desde la segunda muela, y forma hasta la punta una elevacion longitudinal convexa, que termina con Ae iS una márgen aguda arqueada sobresaliente, con esquina casi perpendicular en el medio. Acá se une el paladar del hueso maxilar con el intermaxilar, como lo hemos descripto ya antes; formando en las esquinas de esta union los agujeros incisivos. Otros agujeros hay en toda la extension del paladar, hasta su fin posterior, al lado externo, en donde la bóveda se une con la pared de los alveolos, y entre estos agujeros se presenta principalmente uno á cada fin, como el mas grande. De cada agujero sale un surco en direccion anterior, que indica, que estos agujeros son emisarios de nervios y vasos sanguíneos. Todos perforan la bóveda del paladar y comunican con conductos, que salen al principio de la cavidad encefálica; el mas grande es el último, que representa el foramen palatinuwmn posterius y comunica por el conducto, que se abre en él, con la fosa esfénoidal. En la estension central del paladar no hay ningun vestigio de sutura, aun falta una impresion longitudinal, que la representa; al contrario, la línea media del paladar se levanta al principio como al fin en una cresta longitu- dinal aguda, que indica la union primitiva de los dos huesos maxilares entre sí. La cresta posterior es mas alta y mas pronunciada, que la anterior y termina con una escotadura triangular profunda, que tienen tambien los Dasypus, aun menos profunda. Los lados de esta escotadura, como la parte del paladar antes de ella, pertenecen, segun la analogia de los Dasypus, no mas al hueso maxilar superior, sino al hueso propio palatino, que se ha unido con el supra-maxilar de su lado intimamente. Así sucede, que elagujero palatino posterior no pertenece al hueso maxilar superior, sino al hueso palatino propio, como tambien el conducto, quese abre en este agujero; ocupando la lámina horizontal del hueso palatino á lo menos el espacio entre los dos últimos pares de muelas, sino mas del paladar, como en el Peludo (Dasypus villosus), que tiene un hueso palatino propio bastante largo, extendiéndose hácia adelante hasta el cuarto par de las muelas posteriores. La extension presumida dei hueso palatino hácia adelante hasta el cuarto par de las muelas posteriores se indica tambien en este modo, que esta porcion del paladar huesoso es muy mas delgada en su pared, que la porcion anterior hasta el hueso intermaxilar. Tiene esta porcion anterior, que forma la base de la cavidad de la nariz, un grosor muy fuerte, que se aumenta hácia atrás sucesivamente, hasta el quinto par de las muelas de adelante. Esta porcion del hueso maxilar superior se forma por un tejido huesoso muy esponjoso, que tiene en su medio un grosor casi de dos pulgadas, terminán- dose contra la cavidad de la nariz con una capa superior huesosa mas dura, BS pero fina, con lacual se une la base ancha del hueso vomer, como hemos ya antes descripto ($. 6). Este hueso termina hácia detrás al fin del cuarto par de las muelas con una márgen aguda bastante delgada y inmediatamente atrás de élel fondo del conducto nasal comun desciende rápidamente, formando desde acá una bóveda palatina mucho mas delgada de media pulgada gruesa. En este modo se pronuncia muy claramente una diferencia notable entre la porcion anterior y posterior de la bóveda del paladar, que es fundada sin duda enla diferencia de los huesos, quela componen, siendo la porcion anterior parte del hueso maxilar superior, y la porcion posterior la lámina horizontal del hueso palatino propio. Hablaremos al fin de los alvéolos, que tienen su colocacion en las paredes laterales del hueso maxilar superior. Como ya hemos dicho antes, estos alvéo- los descienden bastante bajo la bóveda del paladar, encerrado en paredes huesosas propias, que rodean los dientes y formanla fila alvéolar. Cada alvéolo se divide por dos crestas ácada lado, que entran en la cavidad alvéolar, en tres cámeras, una para cada porcion romboides de la muela, y los alvéolos enteros son separados entre sí, uno del otro, por tabiques huesosos completos de línea entera del grosor en el medio. En este modo ascienden los alvéolos, con direccion inclinada hácia adelante, y poco corvados al exterior con su fondo, en la subtancia esponjosa del hueso maxilar hasta una profun- didad de cuatro pulgadas y aun poco mas para las muelas medias mas largas. Las orillas externas de las bocas de los alvéolos unidos describen tambien una curva, como la bóveda del paladar, pero menos pronunciada, descendiendo poco las anteriores y subiendo las posteriores, pero como la pared libre de cada alvéolo es mas baja en la parte anterior de la fila queen la posterior, en donde la se levanta hasta una pulgada de altura, la curva sube mucho menos hácia atrás, que la corva del paladar. No hablaremos acá de las muelas y su construccion, para describirlas despues separadamente con las de la mandíbula inferior. El único hueso del cráneo, que falta para examinar, es el hueso téri- goides, que une el llano del hueso palatino propio con el cuerpo del hueso esfénoides. Como no hay mas suturas abiertas en nuestro cráneo, los Y límites de este hueso no son menos dudosos, que los de los otros, ya antes descriptos; pero la analogía de los Dasypus prueba, que la pared lateral de la apertura posterior del conducto nasal debe ser formada por el hueso térigoides. En este modo colocado el hueso térigoides debe tocarse hácia abajo con el hueso palatino propio, hácia adelante con el maxilar superior y hácia arriba con el esfénoides. En nuestro animal hay en el lugar así deter- minado en continuacion de la pared externa del hueso maxilar superior, una pared tan alta, como la pared del maxilar mismo, que es fina y delrada en su principio, en donde se toca con el maxilar, y se engrosa bastante hácia su márgen libre posterior, que rodea la apertura nasal posterior, descendiendo perpendicularmente del cuerpo esfénoidal hasta el llano del paladar posterior, constituido por el hueso palatino propio, y formando a! lado externo del último diente una esquina aguda sobresaliente (lám. III fig. 2.), que se une con la superficie externa del alvéolo último. Dicha pared es muy aguda á la orilla de su porcion posterior, pero se engrosa bastante en la direccion hácia adelante, separándose de la pared externa del hueso maxilar superior por una esquina fuerte, perpendiculariter descendente, que me parece indicar la fron- tera entre el hueso maxilar y el térizoides. Si es así, este hueso se ha unido tan íntimamente á, su lado inferior con el hueso palatino, que no hay ninguna diferencia visible entre los dos, para indicar la separacion de ellos entre sí. En las actas dela Academia Real Dinamarquesa (tom. XII. lám. LI. 1844. cienc. físic. y matem.) el Dr. Luxn ha dado la figura de la parte anterior de un cráneo, bajo el título de Hoplophorus euphractus que cuadra tanto con nuestro cráneo del Panochthus, acá descripto, que no hay ninguna duda para mí, que el dicho cráneo habia pertenecido á una especie del mismo género Panochthus, la figura del arco zigomático, que tiene la esquina sobresaliente para unirse por la apofisis orbital posterior con el arco orbitario, cuya apofisis ha sido rota en el cráneo figurado por Lunb, como tambien la frente convexa con direccion descendiente á la nariz, no permiten ninguna duda respecto á la afinidad de los dos animales. Lo mismo vale de la figura del pié (1.1. lám. LIT.), como veremos despues por la descripcion del dicho órgano de nuestro Panochthus; pero esta figura del pié prueba simultáneamente, que no han sido idénticos estos dos animales, sino específicamente diferentes. Sin embargo, no me ha parecido conveniente, aceptar el título de Hoplophorus como mas anterior, en lugar de Panochthus, porque el Dr. Lux ha figurado antes un pedazo de la coraza de su Hoplophorus euphractus (1. 1. Tom. VIII lám. XI. 1841.), que pertenecia de ningun modo al mismo animal, cuyo cráneo el autor figura despues con el mismo apelativo, sino 4 una especie verdadera del género (lyptodon y por consiguiente no á nuestro género Panochthus. Sospe:ho, que porno haber á su disposicion partes cor- respondientes de las diferentes especies de los Glyptodontes, sino fragmentos sueltos cono- cidos por él solamente, el Dr. Lux ha unido todas en un género: ¿oplophorus, que por =30.= consiguiente incluye los tipos diferentes de nuestros dos géneros: Panochthus y Glyptodon. Tambien cuadran las figuras del hueso mediocervical y de los dientes, que el Dr. Lunp ha publicado en otro lugar (1.1, Tom. IX. lám. XX XV. 1842.) desu Hoplophorus euphractus, mucho mas con el tipo de Glyptodon, que con las partes correspondientes de nuestro Panochthus. Por esta razon hemos conservado nuestro apelativo, identificando el Hoplophorus de Luxo con el Glyptodon típico. 13 La mandíbula inferior seha conservado completa, con excep- cion de la punta anterior, que habia sido rota en el mismo modo, como la de la mandíbula superior, por negligencia de las personas, que sacaron el animal de su sepulcro. Hemos reconstruido la punta de yeso, segun la analogia de los completos cráneos de Glyptodon en nuestro Museo. Con esta punta el ramo horizontal de la mandíbula es 14 pulg. de largo, y el ramo perpendilar 10 pulg. de alto en línea recta, desde la excotadura posterior basal, que le separa del ramo horizontal, hasta el condilo, que le une con el hueso temporal. Los dos ramos horizontales corren casi paralelos y se unen á la márgen inferior por una simfisis de la barba muy fuerte, 9 pulga. de larga. Deacá hasta la frontera posterior los ramos son libres y mas gruesos en su substancia, que en la parte anterior al lado de la dicha sutura. El lado externo de cada ramo horizontal es convexo, con inclinacion de la márgen superior dental al interior; el lado interno, al principio sobre la simfisis, cóncavo, semi-cilíndrico y des- pues llano, descendiendo casi perpendicularmente de la misma márgen. Faltabala punta hasta la apertura del conducto dentario en los agujeros barbados (foramina mentalia), que son exactamente bajo el primer diente, uno á cada lado, cerca de la simfisis, como aperturas grandes con márgen pos- terior aguda y surco anterior prolongado por la substancia superficial del hueso. De acá hasta el fin de la simfisis barbada el ramo horizontal se hace siempre mas alto, teniendo su altura maxima bajo el quinto diente, en donde se levanta el hueso hasta 4 + pulg.; despues su márgen posterior redondeada asciende con curva regular hácia arriba, mostrando algunas tuberosidades débiles, que indican los fines de los alvéolos en su interior. En esta region principia del medio de la superficie exterior el ramo perpendicular, inclinándose con su llano pronto al exterior y despues ascendiendo casi perpendicularmente hasta la superficie articular dela apofisis zigomática del hueso temporal (véase lám. 111, fig. 2). Este ramo es o BN e en el principio inferior 6 pulg. de ancho y al fin superior antes del condilo 4 4 pulg.; su superficie externa es poco convexa, con rugosidades irregulares, principalmente á la márgen posterior y en el medio, que indican, las impresiones de los músculos, que se habian atado á esta parte de la mandíbula. La superficie interior es concava y menos áspera, perforada á la base, inmediatamente atrás del último diente, por la grande apertura del conducto dentario, á la cual corre de arriba un surco profundo, para dar la direccion á los nervios y vasos sanguíneos, que entran en este conducto. La márgen anterior del ramo perpendicular es bastante aguda y inclinada hácia adelante bajo un ángulo de 602,que se forma con la direccion línear del ramo horizontal; la márgen posterior es gruesa, aun mas inclinada hácia adelante y separada del ramo horizontal por una excotadura notable, sobre la cual selevanta el ramo perpendicular al principio con direccion oblícua hácia detrás. Su parte superior se divide en dos lobulos divergentes, de los cuales el posterior forma el condilo, el anterior la apofisis coronoides. El condilo tiene en la base gruesa una figura casi cilíndrica, que poco á poco se cambia en transversal eliptica, estendiendose siempre mas á los dos lados, con direccion reclinada hácia detras, hasta una anchura transversal de 21 pulg. con la cual termina la superficie articular del condilo, que se toca con la del hueso temporal, Al lado interno del condilo soporta esta superficie articular una cresta alta aguda, que se separa del cuello del condilo inmediatamente sobre el principio de la separacion de su lobulo, (véasela figura 2. lám. TIT). La superficie articular es oblongo eliptica, bastante angosta y reclinada hácia adelante con su direccion general. La apofisis coronoides tiene al principio 2 3 pulg. de ancha, y 2 pulg. de alta: su superficie externa es poco convexa y su esquina superior recorvada hácia detras, como en casi todos los Mamíferos. La fila de los alvéolos tiene la misma construccion general, como la de la mandíbula superior; los alvéolos son separados completamente por tabiques huesosos y cada alvéolo dividido en tres cámeras por dos crestas sobre- salientes alinterior. Su direccion general es inclinado hácia atrás y tanto mas, cuanto mas posterior es el alvéolo; su profundidad poco menor, que la de los alvéolos de la mandíbula superior, de 3 hasta 3 4 pulgadas. Toda la fila tiene una longitud de 9 4 pulg., ocultándose el sexto alvéolo con su mitad posterior atrás del ramo ascendente de la mandíbula y el último distando no mas que 23 pulg. de la márgen posterior de este ramo en el lugar, en donde él principia 4 separarse del ramo horizontal. Damos al fin de nuestra descripcion del cráneo las medidas de sus princi- pales dimensiones en pulgadas Inglesas. Longitud del cráneo, de la punta anterior del paladar hasta los condilos occipitales........o.oooooooo...o 106% Longitud del paladar huesos0......o.ooooo.mooom... 12 — Longitud de la fila de los dientes superiores......... Ll. — Altura del cráneo de la cresta lamdoidea hasta el llano del paladar..... le E 96 Anchura entre los arcos zigomáticosS.......... NE ra Anchura de la frente entre las tuberosidades antes dela rorbitarócular cicioniti Jen lid ua. ... 10 — Anchura de las apofisis zigomáticas descendientes entre sus puntas mas sobresalientes........ooo.o... 13 — Longitud de la misma apofisis desde la márgen inferior de la orbita ocular................. ra rdd 1 6 Anchura entre las puntas externas de las superficies articulares para la mandíbula inferior............ 11. — Anchura superior de la apertura nasal....... ADE edo O Longitud del ramo horizontal de la mandíbula inferior 14 Altura en el medio del mismo raM0.......oo.o..... A Longitud de la siméisis de: la barbán curaidoco sala E Anchura de los dos ramos horizontales unidos con sus superficies exterDas...ooooooocoommo.o». ENE aa Altura del ramo perpendicular de la mandíbula o rior, desde la escotadura que le separa del ramo horizontal, hasta el fin de la apofisis coronoides.... 11 a Distancia de los dos ramos al principio basal con sus superficies exterdaS....ooooconocrrsccraar ooo II Distancia de las puntas internas de los condilos maxilares .entre Siirdalscaa ió Jal en Sar le 20 6.6 Altura de la parte occipital del cráneo, de la cresta lamdoidea hasta la base del esfénoides............ EAS 15 Tenemos que ocuparnos ahora conlos dientes de Panochthus. Corres- PO > AI ponden completamente con el tipo de los de Glyptodon, y se diferencian por ningun carácter particular de estos ya bien descriptos por Owen, Lunp, HuxLeY y otros autores. Hay oc h o dientes en cada lado en cada mandí- bula. Todos son formados por el mismo modelo, pero ninguno de ellos es completamente igual á cualquier otro; cada uno tiene sus pequeñas diferencias particulares. Hablando de los dientes primeramente en general se vé por nuestras figuras (lám. IV.), que cada diente se divide por dos surcos laterales en tres porciones, que imitan cada una mas ó menos la figura de un prisma romboides, sin ser iguales entre sí completamente, siendo la media lamas conforme en todos los dientes y la anterior (arriba) ó posterior (abajo) mas delgada y mas ancha que la del otro fin de cada diente. Sacando el diente de su alvéolo él muestra la misma figura y anchura hasta su parte interior, sin diferencia ninguna de la corona y de la raiz, pero su direccíon perpendicular no es recta, sino poco corvada (fis. 3). La direccion de la curva es en todos los dientes doble hácia atrás ó hácia adelante al exterior, pero no igual; para los de la mandíbula superior el alvéolo y el diente asciende corvado hácia adelante, y para los de la inferior desciende hácia detrás, y en las dos mandí- bulas los dientes posteriores son mas corvados, quelos anteriores, poniendo- se el arco en este modo, que el lado cónvexo de los de la mandíbula superior se dirige al interior y el mismo lado de los de la mandíbula inferior al exterior. Examinando el diente por su construccion interna se observa pronto, que la parte basal ó interior es á su principio no sólida, sino vacia; terminando cada diente con una orilla muy fina, que no supera el grosor de un papel regular, y que de acá hasta su parte opuesta con la superficie masticaria entra en el interior una cavidad de la misma figura del diente en general, que sube hasta la mitad de laaltura del diente, disminuyéndose poco á poco en tamaño y perdiendose al fin completamente. La fig. 4. muestra esta cavidad del primerlobulo del diente abierta, hasta su fin superior. Sigue de la presencia de la cavidad en el interior de cada diente, que su subtancia dura vá á aumentarse en grosor del fin interno hasta la mitad de la altura del diente, y que despues la substancia es sólida, llenando de todo el interior del diente. La substancia dura, que forma el diente, se compone de tres matérias diferentes. En la fig. 6. hemos dado una vista de una parte del lóbulo medio del diente, transversalmente cortado y cinco veces aumentado en tamaño, para mostrar mas claramente la relacion de las tres materias constituyentes entre sí y la configuracion particular de cada una. Esta figura no es una 10 5 LN eovia exacta de la naturaleza, sino mas un modelo teórico de las tres materias con sus carácteres particulares. La materia interna (c) se forma de una multitud de tubulos calares pequeños abiertos, que ascienden en direccion oblícua de la cavidad interior pulpal, que habia incluido la matriz ael diente durante la vida del animal, contra la superficie externa, sin llegar hasta ella, sino terminandose antes por circunvoluciones retrogradas. Esta materia vasculosa se levanta en la superficie masticaria del diente (fig. 5.) sobre las otras, mostrando claramente por puntos finos en su tejido lostubulos gastados angostos, que la componen. La segunda materia (fig. 6. b. b) incluye la primera eu todo su contorno, formando la substancia principal del diente y compo- viendose por una multitud de tubulos mucho mas finos, tambien calares, horizontalmente colocados, uno sobre el otro, y por consiguiente mas fáciles para gastar. Por estarazon la segunda materia forma en la superficie masticaria del diente excavaciones, sobre las cuales se levantan las otras materias mas duras. La tercera materia (fig. 6. a. a.)es la mas fina, de textura casi homogenea, mas clara, poco transparente y tambien mas dura, que lasegunda; formando los contornos externos agudos y elevados de la superficie masticaria de cada diente (*). En la superficie externa del diente (fig. 4.) completamente negra, tiene esta materia líneas finas transversales, que se levantan en intervalos regulares poco mas gruesas; cuyas líneas me parecen indicar la produccion repetida de la dicha materia externa, durante el creci- miento del diente. Sabemos por las observaciones sobre la formacion de los dientes de los Mamíferos, que cada uno se forma incluido en un bolsillo de tejido blando, que produce á su lado interno la capa exterior del diente, durante que las capas interiores son formadas por la matriz vascular en el centro del bolsillo y poco á poco aumentadas en grosor. Esta matriz vascular entra en los tubulos descriptos de la materia central del diente, y por estos tubulos aumenta la dicha materia su grosor. Al fin el color negro de la superficie externa no es calidad primordial del diente, sino producto de la adherencia de una substancia agena, que se ha unido intimamente con la superficie del diente, entrando tambien en los intervalos capilares entre los (*) La descripcion dada acá del diente de Panochthus, fandada en observaciones miscropi- cas minuciosas, cuadra tambien en los dientes de (/4yptodon, simultáneamente examinados por mí con la misma arte, y prueba, que estos dientes tienen las mismas materias consti- yentes que los del Megatherivm, como los describe Owen en su obra sobre este animal pág. 36. La capa a. de nuestra descripcion llama OwEN cementum, la capa 0. dentina y la capa c. vasi-dentina. Pero las relaciones de las tres materias entre sí son otras y certifican la particularidad de la organizacion de los Glyptodontes. A moléculos de las materias constituyentes, como lo prueban las seciones trams- versales y longitudinales, que hemos hecho de uno y otro diente. En el principio todas las materias del diente han sido blancas y el color negro es producido por substancias colorantes, solvidas en el agua, que ha penetrado el terreno del depósito del objeto fósil actual. Sospecho que son oxidaciones del mangano, que dan el color negro á los dientes, por que hay manchas de igual color tambien en todos los otros huesos del esqueleto. 16 Así es la estructura general de los dientes, como los hemos descriptos en el paragrafo precedente. Pero la figura particular de cada uno ofrece carác- teres no menos notables para la distincion de nuestro animal. Ya hemos dicho, que ningun diente es exactamente igual á cualquier otro, sino que cada uno cambia el tipo general en un modo particular. Vamosá explicar estas dife- rencias particulares. El carácter primero de importancia es, que en cada fila de cada mandíbula los dientes anteriores son mas angostos, que los medios, y que los posteriores se disminuyen en anchura hácia atrás en un modo correspondiente. Así sucede, que los dientes medios de cada fila son los mas grandes de todos. Con este carácter se une un otro no menos notable, que lostres lobulos de cada diente no sou de igual anchura, sino de diferente, y que esta diferencia es en oposicion entre sí en las dos mandíbulas, siendo el primer lobulo de cada diente de la mandibula superior el mas ancho, y el tercero ó último de los dientes de la mandíbula inferior él que supera al primero y medio en anchura. Remitimos al lector á las figuras 1 y 2. de nuestra lámina IV. que muestran: la primera las dos filas de la mandibula superior, la segunda la fila del lado derecho de la mandíbula inferior; para comprender bien las dichas diferencias, no describiéndolas mas detalladamente, porque las figuras muy claras y exactas explicánlas suficientemente. Se comprende de esta diferencia, que los dientes de la mandíbula superior y de la inferior son en completa oposicion de su estructura como de su direccion: los superiores descienden oblícuamente de adelante hácia atrás y los inferiores ascienden de atrás hácia adelante en sus alvéolos; los superiores son mas anchos al lado anterior, los inferiores mas anchos al lado posterior; y los superiores son corvados al exterior, los inferiores corvados al interior, cada unoá lo menos con la parte basal, que corresponde á la raiz de los otros — 36 — dientes. Tambien la fila entera de los dientes de cada mandíbula imita lo mismo: describiendo la superior con las superficies masticarias seguidas un arco convexo, y la inferior un arco cóncavo hasta la punta anterior, en donde las dos filas son casi paralelas. Pero todos estos carácteres no son particulares para nuestros animales fosiles, se repiten en un modo parecido entre algunos Mamíferos actuales del erupo de los Roedores, (p. ex. Oavia, Lagostomus, Myopotomus, etc.) que tienen mas ó menos iguales diferencias entre las muelas de arriba y de abajo. Contemplando al fin cada diente por sí mismo separadamente, veremos, que el primero de la mandíbula superior es poco corvado al exterior en la superficie masticaria, y que sustres lobulos son muy poco separados, á lo menos al lado interno del diente. El mismo diente de la mandíbula inferior es aun mas angosto, mas corvado al exterior y sin alguna indicacion de los tres lobulos al lado interno. En el segundo diente de la mandíbula superior el lobulo anterior es mucho mas ancho, que el medio y posterior, durante que enel mismo diente de la mandíbula inferior la diferencia de la anchura entre los tres lobulos es apenas pronunciada. El tercer diente de las dos mandíbulas tiene la figura normal de los dientes, y se distingue de ningun otro carácter, que porsu tamaño mayor y su construccion mas robusta. El cuarto diente de la mandibula superior imita completamente al tercer diente de la misma mandíbula, superándole poquito por todas sus dimensio- nes. Pero en la mandíbula inferior el mismo diente no imita al tercero, sino al quinto, por la extension mas ancha del lobulo anterior al lado interno, y la division de la lámina interna de la dentina central vasculosa en dos ramulos correspondientes á las esquinas del mismo lado interno del primer lobulo del diente. El quinto, sexto y septimo diente de la mandíbula superior tienen el mismo carácter, pero no en el anterior, sino en el lobulo tercero ó posterior, siendo este lobulo engrosado al lado interno y su lámina central de la dentina dividida al mismo lado en dos ramulos divergentes. En la mandíbula inferior todos los dientes atrás del tercero son de igual configuracion entre sí, es decir el lobulo anterior esengrosado al lado interno, y su lámina de la dentina central vasculosa dividida en dos ramitos divergentes. Estos cinco dientss se diferencian tambien poco en la figura particular de cada uno; qué figura se reconoce mas fácil por nuestros dibujos, que por una larga descripcion detallada. Ea E Al fin el último (octavo) diente de cada mandíbula tiene el carácter parti- cular ya antes mencionado, que su lobulo último es mas angosto que el correspondiente de los dientes anteriores. En la mandíbula superior esta diferencia es mas pronunciada, que en la mandíbula inferior, y por esta razon falta al lado interno del dicho lobulo la subdivision de la lámina central vasculosa de la dentina, que tienen los dientes precedentes. Siendo en el mismo diente de la mandíbula inferior el lobulo primero no mas angosto, que el mismo lobulo del diente septimo, sino al contrario aun poco mas ancho, la subdivision de la lámina de la dentina vasculosa se ha conservado tambien en el diente octavo, que desvia del septimo solamente por la anchura menos notable de su lobulo posterior. 17 La buena conservacion del esqueleto, del cual tratamos, ha permitido, exáminar tambien el hueso hioides, encontrándose este hueso completo entre los ramos horizontales de la mandíbula inferior, como lo exige su posicion natural durante la vida del animal. Hemos dado una figura delas diferentes partes, que constituyen el aparato hioides, en medio tamaño del natural (lám. I. ig. 4.) á la cual referimos nuestra descripcion. Se compone el dicho aparato de tres huesos finos, un medio de figura angular (4. B. C.) y dos estiliformes, poco engrosados en el medio (0. b.), que se unen con el medio angular por articulacion. El hueso medio angular esá cada lado 4“ 2“ de largo y 3“9'“ distante al detrás, formando un triangulo isoscelis sin base, que incluye entre sus dos ramos un ángulo de 60 2 mas ó menos. Los dos ramos no son completamente derechos, sino poquito corvados hácia el exterior; cada uno tiene tres superficies angostas planas, unidas por esquinas bastante agudas, y se engrosa poco hácia la punta, en donde los dos unen en el angulo. Esta porcion del hueso es muy gruesa, estendiéndose al fin en una punta aguda sobresaliente (a) bastante mas alta que ancha. En la parte ancha, entre los dosramos y la punta anterior sobresaliente, hay tres tuberancias notables: dos poco mas al lado posterior de esta porcion, que sou aplanadas y de figura eliptica (véase 4) y una cuadrangular trapezoides al lado anterior opuesto de la parte gruesa (véase B.), que tiene una superficie cóncava áspera y celulosa. No hay ninguna duda, que el hueso descripto impar de figura de un angulo es el cuerpo del hioides, unido con las astus mayores, y que al fin posterior AS E estas astas (c. c.) se habian unido con la laringe y especialmente con las astas mayores del cartilago tiroides. La superficie con la tuberosidad impar (£.) de figura trapezoides es la inferior, y á esta tuberosidad se habia atado probablemente un huesecillo ó cartilago, que la unia con la laringe. La superfi- cie con las dos tuberosidades ovales (4.) es la superior y estas tuberancias son las superficies articulares, con las cuales se habian unido las astas menores ú estiloides, que son atadas con su otro fin á las esquinas laterales sobresalientes del hueso occipital, atrás de la parte mastoídes del hueso temporal. Los dos huesos finos de figura estiloides (0. b.), de los cuales ya hemos dado noticia, son estas astas menores. Cada uno es 7“ de largo, con direccion poco corvada y una parte engrosada de figura de huso en el medio. Sus dos puntas son tambien poco ensanchadas: la una es redondeada, con una superficie articular eliptica al lado; la otra obtusa y áspera, para la union con un cartilago, que habia unido este fin con el hueso occipital, durante que el otro fin con la superficie articular eliptica se unió con las tuberas articulares descriptas del cuerpo hioides. En este modo hemos reconstruido el aparato, mostrandole por la fig. €” del lado externo en vista perspectiva (*). Para certificarme sobre la exactitud de mi descripcion del aparato hioides, he examinado este aparato de dos especies vivientes de los Lffodientia, es decir del Dasypus villosus y del Praopus longicaudus. La configuracion general es completamente la misma. Ll cuerpo hioides es unido con las astas mayores en un hueso indiviso angular ó semicircular, que se une hácia detras con las astas del cartilago tiroides. En el medio de su curva tiene la márgen superior de este hueso dos tuberancias articulares, con las cuales se unen las astas menores, que son compuestas de tres huesecillos separados, pero unidos por articula- ciones. El primero que se ata á las caras articulares del cuerpo hioides, es muy pequeño; los dos otros son mas largos y mas anchos, principalmente en el medio de su curso, en donde articulan entre sí. Esta configuracion general se diferencia poco. segun los dos géneros Dasypus y Praopus. Los Dasypus tienen un cuerpo hicides angosto de figura semicircular, los Praopus un cuerpo hioides enlarguecido, de figura de un escudo trian- gular semicóncavo. Hemos dado en la fig. 5. una vista del aparato hioides de Praopus longicaudus, que figura está colocada en este modo, que la parte anterior se dirige al lado derecho, y la parte, que es en su posicion natural la posterior, al lado izquierdo. 4. da la vista perspectiva lateral del aparato completo, B. la vista del cuerpo hioides con las astas mayores visto del lado interno, que. se toca con la laringe. Felizmente el individuo examinado ha sido muy jóven y por esta razon las partes, que componen el escudo central (*) Desgraciadamente el artista, que litografiaba nuestros dibujos, ha colocado esta figura con falsa posicion inversa; porque las astas estiloides (5. b.) son en la posicion natural la superiores, y las astas mayores (c. c.) las inferiores. NO, pus. entre sus esquinas laterales mas sobresalientes, pero su diametro longitudinal no supera un solo pulgar. Su base, que crresponde al cuerpo vértebral, es muy fina, una lámina delgada, poco corvada al interior, que se une intimamente con la misma de la vértebra que sigue. Sobre esta lámina se abre el conducto vértebral con una apertura triangular, quees 12 pule. de ancha abajo, y casi de la misma altura en el medio. A cada lado de esta apertura hay tres caras articulares, que unen el hueso postcervical con la séxta vértebra cervical: dos pequeñas son puestas hácia «abajo al lado de la base de la apertura, la otra mas grande poco hácia arriba, en donde se terminan los lados laterales del arco vértebral, uniendose con la base y la apofisis transversa. Esta apofisis ocupa la parte mas externa al lado de la apertura central, imitando una lámina obtusa poco corvada y reclinada, en la cual se ven dos caras articulares hácia adelante, y una mas grande hácia atrás. Con aquellas se tocan las caras correspondientes de la vértebra cervical séxta, con esta la cara anterior de la primera costilla. Una excota- dura profunda separa la apofisis transversa de la misma dela vértebra que sigue, y en esta escotadura entra la cabeza de la primera costilla. A la continuacion de esta excotadura se véen la superficie del hueso postcervical un agujero, quelo perfora, para entrar en el conducto vértebral, dando salida LOS Y JE á los nervios cervicales, y en continuacion de este agujero principia el surco, que separa el arco vértebral de la primera vértebra de él de la segunda, ter- minandose enla parte superior del arco en uua excavacion con tres esquinas sobresalientes, de las cuales la media mas alta, mas libre y mas gruesa corresponde á la apofisis espinosa de la dicha vértebra. A cada lado de ella la excavacion es perforada por un agujero, que entra en el conducto vértebral, separando en este modo el arco vértebral de la vértebra cervical completa- mente del mismo de la primera vértebra dorsal. Al fin hay otro agujero en la escotadura pequeña entre la apofisis transversa y la base de la vértebra al lado opuesto, que es en posicion natural el inferior, y este agujero dá principio á un conducto pequeño, que entra en direccion ascendiente hácia el interior en el conducto comun vértebral, dando conducion á la arteria vértebral, que pasa por él al interior del dicho conducto, corriendo de acá en el interior á los dos lados mas angostos del conducto y acompañando la medula espinal. Tambien salen por estos conductos laterales los ramos anteriores ó inferiores del último (octavo) par de los nervios cervicales. La vértebra siguiente, que es la primera dorsal, se distingue por su alta apofisis espinosa, ascendiente hácia atrás y terminada arriba por un tuberculo bastante grueso redondeado. Porlo demas su configuracion es bastante parecida ála de la vértebra precedente, con la cual esta se ha unido :ntimamente. Una escotadura ancha pero al interior muy angosta la separa á los dos lados de la siguiente, y en esta escotadura entra la cabeza de la segunda costilla. Al lado interno de la escotadura se vé el agujero, del cual sale el ramo posterior ó superior del nervio dorsal, y otro agujero en la superficie inferior de la base de la vértebra, ácada lado de la apofisis transversa, dá salida al ramo opuesto anterior ó inferior del mismo nervio. Toda la vértebra escasi igual ancha á la precedente de 7 4 pulg., pero mas ancha que la siguiente, que no hay mas que 7 pulg. de anchura entre sus esquinas mas sobresalientes. La base fina es de 13 pulg. de largo, como la de la segunda vértebra dorsal de 1% pulg., siendo esta base de las tres vértebras unidas 3 4 pulg. de larga. La tercera vértebra del hueso postcervical, la segunda dorsal, es la mas eruesa de las tres, y imita por su configuracion mucho á la segunda, separan- dose de ella por escotaduras laterales mas anchas, pero parecidas á las ya descriptas, con un agujero antes de ellas en cada superficie, la externa como la interna, para los nervios dorsales, y levantandose tambien en una apofisis espinosa menos alta, pero mas ancha, que es unida intimamente con la precedente, aun contornada muy bien por un surco en la superficie comun. A == A la márgen posterior de esta apofisishay dos protuberancias convexas. una á cada lado, que tienen al lado interno una cara articularia cóncava circular, quese une con la igual correspondiente en el principio del arco del tubo dorsal. Otra cara articularia hay mas abajo, al lado externo de la base fina de la vértebra, que se toca con una cara correspondiente del tubo dorsal mismo bajo el arco, y por estas cuatro caras articulares, dos ácada lado, se forma una articulación muy flexible, que permite una movibilidad grande del hueso postcervical contra el tubo dorsal en direccion de adelante hácia atrás, á la cual deben participar los tres pares de costillas, que son atados á este hueso postcervical. Respecto á la union de las costillas con el hueso ya hemos dicho, que cada una entra en la escotadura entre dos vértebras siguientes, teniendola cabeza de la costilla dos caras articulares, una á cada lado, que se tocan con caras correspondientes en los dos lados de cada escotadura. Por estas caras se formañ articulaciones, que dan á las costillas un movimiento libre lateral del interior hácia el exterior yen direccion opuesta, que movimiento es en tanto mas fuerte, en cuanto mas se estiende la costilla hácia abajo, permitiendo una amplificacion y un encogimiento del torax durante la respiracion, que es de todo igual al mismo movimiento de los otros Mamíferos. El movimiento del hueso postcervical de adelante hácia atrás no tiene nada de hacer con este movimiento respiratorio del torax; su funcion es adelantar y retraer la cabeza, para cerrar la entrada de la coraza, cuando la cabeza retirada entra con su coraza vertical en esta apertura, como lo vemos en los Armadillos actuales, que hacen completamente el mismo movi- miento, La opinion acá explicada, que el movimiento del hueso postcervical efectua principalmente el movimiento de la cabeza de adelante hácia atrás, para retirarse en la entrada de la coraza y cerrarla, ha sido combatido por los Sres. Serres (1), Huxzey (2) y Povoner (3), asegurandolos, que mi exposicion auterioren la Revista Farmacéutica de Buenos Aires (Tom. III. pág. 271. 1863. traducido en las Ann á4 Magaz. Nat. Hist. 3. Ser. Tom. 1. pág. 81. 1864 y en el Archi fur Anátom. u. Physiol. ete. 1865. 371. sig.) ha sido exage- rada. Pero la exageracion no es á mi lado, sino al lado de los Sres, que no se han fijado en mis palabras, que este movimiento es igual á el de los Armadillos actuales, durante que el Señor Poucurr se aleja en tanto de mi comparacion, de contar, que he comparado este movimiento con el de las tortugas. Si hé dicho, que la cabeza se oculta bajo la COraza, del mismo modo, como en los Armadillos actuales, es claro para cada persona, que conoce (1) Comptes rendues hebdomadaires, etc. Tom. 61. pág. 457. seg. 1865. (2) Philosoph. Transactions. Tom. 155. pág. 31. 1865, (3) Journal Panatomie etc. de Ch. Robin. Arm. 1866, — 48 — f estos animales, que nose oculta mas de la cabeza, quelos lados, que entran en la apertura de la coraza hasta los ojos, cerrandose esta apertura por la coraza vertical y frontal del animal, cuando el reclina bastante la nariz nuda hácia abajo, sin retirar de todo lá cabeza enla coraza, lo que no es posible, y sin ocultarla atrás de los piés anteriores, como lo hacen las tortugas. La comparacion con las tortugas no es de mí, sino del Señor Povcurr, y por consiguiente él debe defenderla como su autor. Para no dejar ninguna duda, la cual ha sido mi verdadera opinion, quiero explicarla acá mas pro- lijamente. Segun las observaciones hechas en nuestro esqueleto de Panochthus y de GFlyptodon «asper el angulo, que el hueso posteervical puede formar por su movimiento de adelante hácia atrás y vuelto es de 3536 2. Las vértebras unidas del cuello, del principio del atlas hasta el fin de la séxta vértebra cervical, miden en el Panochthws no mas que 4 pulg. y en el Glyptodon asper 5 + pulg. La longitud del hueso postcervical en su posicion natural es de 43 en el primero y de 4 pulg. en el segundo. 'Lrazando con estas medidas el movimiento del hueso postcervical en líneas rectas sobre papel, se presenta claramente, que el regreso de la cabeza hácia atrásá lo menos es de tres pulgadas por el movimiento del hueso postcervical solo, y que sin duda el movimiento entre si de las tres piezas movibles del cuello (atlas, mediocervical y vértebra séxta), que son unidas por articulaciones elásticas, puedo prolongar y aumentar un poco esta extension del retraimiento. Pero esta distancia es completamente suficiente para ocultar los lados de la cabeza bajo las orillas anteriores sobresalientes de la coraza, y principalmente bajo las esquinas laterales mas prolongadas, enando la cabeza se reclina contemporaneamente hácia abajo, y el esternon con la parte anterior del pecho se retira en modo correspondiente al interior, para dar lugar á la mandíbula inferior muy alta de estos animales. Y efectuar este movimiento retrogrado del pecho es la segunda funcion del hueso postcervical, que obliga á los tres pares de costillas atadosá él reclinarse en el mismo modo y dar mas vacia hácia abajo la entrada de la coraza; principalmente si la parte anterior ancha y cóncava del esternon es fijada al primer par de las costillas sin movimiento particular. La excavacion del manubrio del esternon y su union intima con el primer par de las costillas apoyan mucho el regreso de la cabeza en la entrada de la coraza, y las dos cualidades prueban por que su presencia unida escepcional en estos animales, que tienen una intencion particular, que no puede ser otra, que aumentar el lugar para la cabeza en su posicion retirada. Sin embargo, el movimiento descripto del hueso postcervical y de sus apendices es solamente el uno de los dos medios, que efectuan la cerradura de la coraza por la cabeza; el segundo me- dio es la inclinacion de la cabeza con la nariz hácia atrás, que se efectua por el movimiento . de los condilos occipitales con el atlas. Por este movimiento reciben la frente y el vertice su posicion vertical, que se necesita, para defender la entrada por la coraza dura de la superficie vertical del cráneo, y por el mismo movimiento el animal oculta los carrillos hasta los ojos y se protege su nariz blanda, por su tamaño considerable bastante expuesta, hácia abajo y hácia el interior, preservandola contra los ataques de sus enemigos. Los movimientos de los Armadillos actuales para defenderse gon completamente ignales, si no pueden ocultarse pronto en sus cuevas subterraneas, que son los verdaderos alojamientos de estos animales menos capaces para resistir, que los Glyptodontes colosales con gu coraza dura y indivisa. o A) it Eltubo dorsal (pl. Le. pl. V.ig.7. C.) es una pieza muy particu- lar de figura de un tubo huesoso corvado, con tres crestas elevadas en su lado externo superior convexo, que tubo se disminuye en anchura de adelante hácia atrás, pero se levanta poco mas en altura en la misma direccion. En nuestro animal todo el tubo mide en línea recta, segun la cuerda de su arco, 17 ¿ pulg. pero el arco con la curva esde 19 pulg.; su altura con la cresta media es en el principio y al fin de 4 pulg., pero en el medio no mas que 3; anchura tiene al principio anterior 5 3 pulg. y al fin posterior no mas que 2 4 puls., toda la medida inglesa. Respecto á su configuracion particular el tubo se compone de substancia dura huesosa, pero muy fina, y por esta razon es generalmente roto. Tenemos en nuestro Museo cinco tales tubos de diferentes Glyptodontes, pero solamente dos, uno de este Panochthus el otro de Glyptodon asper, son completos, lo que permite una comparacion exacta del tipo de los dos animales diferentes, que prueba, que la configuracion general es la misma, con pequeñas diferencias especificas de figura y de las relaciones de las partes constituyentes entre sí. Al principio anterior el tubo es poco mas fino, su figura mas llana, y su superficie inferior poco convexa; pero inmediatamente despues esta superficie se levanta en una esquina bastante alta, pero obtusa, que dá al tubo la figura de un prisma triangular, con esquinas laterales sobresalientes. Esta esquina inferior continúa poco á poco mas alta y mas aguda hasta el 1medio del tubo, cambiandose acá en una superficie angosta, que se aumenta en anchura poco á poco hasta el fin posterior, en donde el tubo tiene por consiguiente una figura casi cuadrangular. La superficie externa superior del tubo (lám. V. fig. 5. C.) no es llana, sino cóncava, con dos crestas laterales y una media bastante alta. Esta cresta media corresponde á la apofisis espinosa de las vértebras dorsales unidas en el tubo y las dos crestas laterales representan las apofisis transversas; lo que prueba no solamente la figura masó menos ondulosa de las crestas, sino tambien la presencia de agujeros intervértebrales para la salida de los nervios dorsales. De estos agujeros hay nueve pares en la superficie superior del tubo, uno á cada lado de las crestas laterales, y diez en la superficie inferior del tubo, inmediatamente atrás de las escotaduras para las costillas, como lo muestra la figura 2. de la lámina I. De aquellos salen los nervios TI a dorsales posteriores, de estos los anteriores. La £gura 3. de la misma lámina dá la vista del tubo transversalmente cortado, mostrando en a. «. los agujeros intervertebrales posteriores, en b. b. los anteriores y en e. c. las excavaciones para las costillas; durante que la fig. 2 muestra el fin posterior del tubo, visto del lado, con los cinco últimos agujeros y vértebras unidas en el tubo. El número de las vértebras unidas en el tubo dorsal es en nuestro animal de diez, lo que dá con las dos anteriores del hueso postcervical un número seneral de doze vértebras dorsales. Estas vértebras indican su antigua separacion no solamente por los agujeros intervertebrales, sino tambien por los restos de las suturas entre ellas, que forman crestas trans- versales elevadas sobre la superficie inferior del tubo, y undulaciones bastante pronunciadas en las crestas elevadas superiores del tubo. Estas undulaciones indican en la cresta media, que corresponde á las apofisis espinosas de las vértebras, muy claramente diez espinas primitivamente separadas (véase lám. IL. fia. 1. e. 2-12.) y en las crestas laterales iguales intervalos, para la union con las costillas, que se tocan cada una, como lo sabemos, con dos vértebras, €s decir en este caso solamente con las apofisis transversas de ellas; pero como el número de las costillas es solamente de once pares, y no de doce, igual al de las vértebras dorsales, falta el intervalo en la cresta de la undecima y duodecima vértebra unida, lo que se vé en nuestra figura 2 de la lámina primera. Hemos dado, para explicar claramente todas estas cualidades mencionadas del tubo dorsal, esta figura separada de su fin posterior (lám. L fiz. 2.) en cuarta parte” del tamaño natural, á la cual remitimos al lector, avisandole, que las cinco últimas vértebras (8—12) muestran su antigua sepa- racion mas claramente, que las otras precedentes, por la curva particular de la superficie de cada una y por la altura de las antiguas suturas entre ellas. Al mismo tiempo prueba nuestra figura, que el último agujero intervertebral mas grande, que pertenece al intervalo entre la última vértebra dorsal y la primera lumbar se ha separado poquito desu verdadera posicion entre. las dichas vértebras, adelantandose hasta casi el medio de la última vértebra dorsal misma. Esta posicion está causada por la union intima entre las dos dichas vértebras en este lugar. La orilla posterior del tubo dorsal es por esta razon poco engrosada, formando una superficie terminal mas ancha y áspera, ála cual corresponde exactamente una igual al principic del tubo lumbar, y entre estas dos caras opuestas ha sido presente, durantela vida del animal, substancia cartilaginosa fibrosa, que permitia alguna flexibilidad de la columna dorsal eneste lugar. La presencia anterior de la dicha substancia elastica se prueba claramente por la cualidad de las orillas opuestas de los dos huesos, E QUA que tienen acá completamente la estructura irregular de las caras entre las epifisis y sus huesos propios. ' En las crestas laterales superiores del tubo dorsal, que corresponden á las apofisis transversas, hay ocho escotaduras triangulares, para el apoyo de las costillas, que entran en estas escotaduras. Antes de la primera escotadura, la esquina anterior de la cresta lateral es oblícua cortada, para formar con la esquina opuesta del hueso postcervical una novena escotadura, que recibe la cabeza del tercero par de las costillas, atada tambien al hueso postcervical, como al principio deltubo dorsal. Con esta escotadura y las dos del hueso posteervical el número de todas se aumenta hasta once, y este número es también el de los pares de las costillas, que son insertadas en ellas. Cada escotadura corresponde exactamente á la sutura, que junta dos vértebras vecinas (véase lám. L. fig. 2.) y tiene en sus dos lados opuestos caras articu- lares, una á cadalado, con las cuales se unen iguales de la cabeza de la costilla, que entra en ella. La figura citada muestra una costilla (la novena, 9.) en su posicion natural, y en las dos escotaduras, que siguen (1071.12); las dos caras articularias opuestas en cada una. Las escotaduras son poco mas pequeñas de adelante hácia atrás, y principalmente las esquinas sobresalientes entre ellas, que corresponden á las puntas de las apofisis transversas, poco mas obtusas en todo el tubo dorsal, en la misma direccion, y asi sucede, que este tubo, como lo muestra la fig. 5 de la lámina V., se disminuye en anchura de adelante hácia atrás, lo que ya hemos dicho antes, dando su anchura en el principio de 5 ¿pulg. y al fin entre las dos esquinas de las últimas escotaduras de 23 pulg.; que anchura se disminuye aun en la última vértebra dorsal, que no tiene ni escotadura, ni apenas una cresta lateral, hasta 2 pulgadas. Acá al finmismo de cada cresta lateral, se forma una pequeña cara articularia terminal, con la cual se une á cada lado una apofisis articular del tubo lumbax, de la cual hablaremos despues, cuando lo describiremos por extenso. Concluyo esta descripcion del tubo dorsal con la noticia, que en el mismo de Glyptodon asper hay once vértebras unidas, en lugar de las diez de nuestro Panochthus, y que el número de los pares de costillas del mismo Flyptodon es de trece, dos mas que el Panochthus, porque se vé tambien una escotadura, para recibir la costilla, en cada lado de la union del tubo dorsal con el tubo lumbar. Continuamos nuestra descripcion de la columna vértebral, antes de hablar mas de las costillas y del esternon, con la porcion, que sigue al tubo dorsal, es decir conel tubo lumbar. — A Este tubo es en su configuracion de todo diferente del tubo dorsal y prueba su particularidad, como porcion singular de la columna vértebral, claramente por sus caractéres propios. Separado del tubo dorsal por la sinartrodia descripta, que une estos dos tubos si no inmovibles, á lo menos bastante fijos, parano permitir una separacion libre del uno del otro, principia el tubo lumbar con una orilla bastante ancha poco engrosada, que tiene la misma cualidad de la opuesta del tubo dorsal, ser poco áspera y irregular en su superficie, por la presencia anterior de la substancia cartilaginoso—fibrosa entre ellas. Atrás de ella el tubo es poco mas angosto y continúa de acá en direccion casi horizontal, alargandose poquito con curva poco sensible hácia arriba, hasta el hueso sacro de la pelvis, con el cual se une el tubo lumbar sin alguna indicacion clara de su fin, Tiene por todo una longitud de 15 pulg. y se compone de o c h o vértebras intimamente unidas, sin indicar esta union de otro modo que por los ocho agujeros intervertebrales, que hay ácada lado del tubo, inmediatamente sobre la superficie inferior ó basal. Esta superficie poco cóncava, al principio angosta, 1 ¿ pulg. de ancha, y al fin mas ancha de l pulga. terminado á los dos lados por una cresta bastante aguda, que princi- pia muy débil en la segunda vértebra del tubo, levantandose poco á poco mas hácia atrás. Undulaciones pequeñas en la márgen de dicha cresta indican el número de las vértebras unidas enel tubo. A las escotaduras muy poto pronunciadas entre las undulaciones corresponden los agujeros intervertebrales á cada lado del tubo. eS 2 El primero par de estos agujeros es pequeño, de figura completamente circular y puesto mas arriba, á los lados del tubo, en una distancia muy pequeña de apenas 1 pulgada de la orilla anterior del tubo, lo que prueba, que la primera vértebra del tubo es muy corta. Los otros agujeros tienen su colocacion mas abajo y perforan el tubo inmediatamente sobre la lámina basal, entrando en el conducto interior del tubo con apertura mas ancha, que se disminuye poco hácia el interior, rodeado hácia arriba por una márgen aguda sobresaliente, que dá á cada agujero la figura de una boca transversal eliptica de 1—13 pulg. diametro, que boca se continúa hácia adelante y hácia abajo por un surco ancho hasta la superficie inferior externa del tubo, indicando por este surco la direccion de los nervios jumbares hácia adelante, (véase lám. I. fig. 1.f). Inmediatamente sobre las márgenes agudas superiores de los agujeros intervertebrales el tubo se encorva hácia arriba, levantandose poco á poco en una cresta longitudinal muy alta, que principia baja en la prime- ra vértebra como carina, y asciende prontoá la altura de 83—9 pulg., cambian- dose en su orilla superior, sobre la tercera vértebra del tubo, en una márgen Eo transversalmente engrosada, que se levanta siempre mas hácia atrás, cubriendose acá con escrecencias irregulares de figura de nudos, entre las cuales hay escavaciones profundas, para formar el apoyo seguro, en el cual se fija la coraza del animal. En la base de esta cresta, en donde se la separa del tubo, hay á cada lado otros ocho agujeros mucho mas pequeños y redondos, correspondientes por su posicion á los mas grandes inferiores, que perforan igualmente el tubo, para entrar en su conducto interior. Son tambien aguje- ros intervertebrales, por los cuales pasan los nervios lumbares posteriores, lo que prueban los surcos ramificados, que salen de estos agujeros hácia arriba, subiendo con sus ramos en la pared de la cresta casi hasta la márgen superior engrosada, pero perdiendo en profundidad en el mismo modo, como se ramifican mas y se alejan de su principio. De cada agujero salen dos troncos - de estos surcos con direccion divergente, de los cuales el uno, generalmente el posterior, se ramifica mas claramente, que el otro por largo curso sim- plice. Resta de hablar de un apendice particular á cada lado del principio de la cresta descripta, en la orilla superior del tubo mismo, es decir en el arco de la primera vértebra lumbar. Acá se levanta una prolongacion huesosa hácia adelante, una verdadera apofisis, que se engrosa pronto, aun de figura bastan- te comprimida, de los dos lados, terminandose con fin oblongo-eliptico obtuso, que lleva hácia abajo una cara articularia pequeña oval. Esta apofisis se toca por su direccion hácia adelante con la cresta á cada lado del tubo dorsal (véase lám. 1. figura 2.), que corresponde á las apofisis transversas de las vértebras dorsales, uniendose con el fin de la cresta por substancia elástica, sino por una verdadera articulacion á lo menos por sinartrodia cartilaginoso-fibrosa, participando á la flexibilidad de la columna vértebral en este punto y disminuyendo la posibilidad de dislocacion del tubo dorsal contra el tubo lumbar durante el movimiento. No hay duda, que esta apofisis del tubo lumbares en verdad la apofisis transversa de la primera vértebra lumbar, faltando una tal apofisis tan significativa á las vértebras lumbares, que siguen, si no las crestas pequeñas sobresalientes encima de los agujeros intervertebrales inferiores son las correspondientes de las apofisis transversas, lo que me parece muy probable, sea por su posicion, ó por su direccion oblícua hácia adelante, como lo prueba nuestra figura 1. lám. I. bajo f. La construccion del tubo lumbar es de todo parecida á él de los otros Glyptodontes, pero el número de las vértebras unidas no es igual en todos. Ya hemos dicho en el tom. 1. pág. 215, que de las tres especies del género tipico GC/yptodon la una (Gl. laevis) tiene seis, la a > otra (Glyptodon asper) siete, y la tercera (Glyptodon elongatus) ocho vértebras lumbares unidas en sutubo lumbar. El número de estas vértebras de Glyptodon clavipes no es bien conocido hasta hoy. 227 Pa Sigue al tubo lumbar el hueso sacro, que es tambien un tubo hue- soso, pero mas largo y mas corvado, unido intimamente con el precedente, sin dar otra indicacion de su separacion anterior, que por la presencia del hueso ilion á cada lado del principio del hueso sacro. En donde el dicho hueso se une con el hueso sacro, en el mismo lugar el segundo tiene su frontera anterior y de este punto principiaremos su descripcion. En la dicha porcion unida con el hueso iliaco el hueso sacro está perforado en su superficie inferior por dos agujeros bastante grandes á cada lado, que toman su direccion mas hácia atrás, no como los agujeros intervertebrales del tubo lumbar, hácia adelante, mostrando el primero de los dos esta direccion mas pronunciada que el segundo. En esta region el tubo sacral es muy ancho, para unirse con el grueso hueso iliaco de cada lado, y tiene su superficie inferior bastante cóncava, para traducir insensiblemente en el tubo lumbar, que es de la misma figura de la superficie inferior. Sus lados forman acá pequeñas alas laterales, con márgenes agudas anteriores y posteriores, que se unen con las mismas márgenes del ilion, y en estas alas, inmediatamente al lado del ilion, se ven los dos agujeros intervertebrales, que perforán acá el hueso comun, entrando en el conducto vertebral del hueso sacro, para dar salida á las raises del nervio ciatico, que se forma principal- mente por las dos raises, que salen de los dos primeros agujeros sacrales, y una raiz, que sale del último agujero intervertebral del tubo lumbar; lo que prueba la direccion de estos agujeros hácia atrás, durante que los otros agujeros intervertebrales del tubo lumbar tienen su direccion hácia adelante, á la cual participa tambien el último agujero lumbar con su porcion anterior, cambiándose hácia detrás en un surco ancho y profundo, que se cubre bajo la márgen sobresaliente del hueso sacro unido con el ilion, para entrar en la cavidad de la pelvis. Atrás del segundo agujero intervertebral sacral el hueso sacro se separa del ilion y cambia su figura en un tubo corvado mucho mas angosto, con superficie inferior convexa poco aplanada en el medio y superficie superior alta, ascediente pronto en una cresta muy alta, pero fina, que se levanta sobre todo el hueso sacro hasta su fin. En esta parte del tubo sacral hay á cada lado otros cinco agujeros ovales grandes, de los cuales el último es de tamaño considerable, siendo su dimension longitudinal de 2 4 pulg. y su perpendicu- lar de 2 (véase lám. I. fig. 1). Perforan estos agujeros tambien las paredes laterales del tubo, para entrar en el conducto vértebral, cada uno con direccion poco oblícua hácia atrás, lo que prueba el sureo poco pronunciado, que sale en esta direccion de cada agujero, Por estos cinco agujeros posteriores se aumenta el número con los dos anteriores en siete, probando, que el tubo sacral está compuesto tambien de oc ho vértebras, como el tubo lumbar. No hay otro vestigio de esta su composicion primitiva, á lo menos en la por- cion anterior y media de su curso, siendo evanecido completamente las suturas entre las vértebras anteriormente separadas, y probandose su número únicamente por los siete agujeros intervertebrales entre ellas. La parte posterior del tubo sacral dá algunos caractéres particulares. El tubo se engrosa poco á poco mas en esta direccion desde el medio de su arco, y su superficie inferior convexa se cambia en llana, enlargueciendo siempre mas hácia detras y formando un llano triangular bastante largo, que termina con una orilla engrosada en todo su contorno de figura eliptica transversal, que es la cara articularia, por la cual el tubo sacral se une con la primera vértebra caudal, ¡ón nuestro animal esta cara es muy grande, 4 pulg. de an- cha y 3 de alta; de configuracion regular de las caras intervertebrales, es decir reclinada á la orilla y excavada hasta un punto central en el medio, rodeado por surcos finos concentricos, que indican las capas de la substancia fibroso-cartilaginosa, que antes habia unido las caras opuestas de la columna vértebral. La porcion del tubo antes de ella forma una verdadera vértebra, imitando ensu figura la del cuerpo de la primera vértebra caudal y separan- dose de la precedente por una sutura poco abierta, que ha sido antes probablemente cerrada por substancia cartilaginosa. Esta sutura entra de cada lado en el gran agujero último intervertebral. Mismo entre los agujeros laterales penúltimos hay en la pared inferior del tudo el vestigio de una sutura parecida, pero la es cerrada completamente y su presencia anterior indicada solamente por la elevacion transversal poco pronunciada en esta region del tubo. En este modo indican su extension particular claramente las dos vértebras últimas de las ocho unidas sacrales, pero tienen aun otros caractéres, que praeban mas su separacion entre ellas. De cada lado del cuerpo de estas dos vértebras sale una apofisis transversa (véase lám VI.), que falta completamente á los precedentes. En la última (octava) vértebra esta apofisis es muy fuerte, al principio 2 pulg. de ancha y hasta su union con el hueso isquion 10 pulg. UA de larga, estendiendose acá hasta la anchura de 4 pulg. Sale en direccion horizontal á cada lado del cuerpo vértebral, corvaudose poco hácia adelante con su fin externo. Su márgen anterior es mas gruesa y mas redondeada, su posterior mas delgada y aguda; principalmente al principio y al fin, en donde esta márgen hace dos esquinas sobresalientes, que separan la porcion media menos ancha de las dos terminales. Al fin exterior se une esta apofisis intima- mente con la substancia huesosa del isquion, mostrando ningun vestigio de la sutura primordial, que ha unido los dos huesos en el estado juvenil del animal; el hueso sacro esatado acá tan intimamente al dicho hueso isquion, como su parte anterior unida con el hueso iliaco, aun no hay duda, que esta union se ha formado con los años progredientes del animal, y en la juventud las vértebras sacrales han sido separadas de los huesos innominados. La apofisis transversa de la vértebra penúltima sacral es mucho mas pe- queña y no unida con el isquion, sino atada á la apofisis transversa de la vértebra última. Sale de los lados de la dicha vértebra penúltima como una lámina huesosa angosta, 13 pulg. de ancha, con direccion oblícua descen- diente hácia atrás, disminuyendose pronto en anchura hasta 4 pulg. y uniendose con la apofisis de la vértebra siguiente en el medio de su márgen anterior, despues de una extension longitudinal de 5 pulg. y describiendo entre sí y la apofisis última una apertura oblonga oval de 4 pulg. de larga y de 1 pule. de ancha. Es digno de notar, que esta configuracion particular de las apotfisis transversas se encuentra tambien en los verdaderos Glyptodontes, con la única excepcion de Glyptodon clavipes, que no tiene la apofisis pequeña de la vértebra penúltima, sino una sola apofisis transversa del hueso sacro, con la cual se junta al fin la misma de la primera vértebra caudal intimamente, du- rante que en los otros Glyptodontes esta apofisis es siempre libre á su fin y no unida con el isquion (véase mi descripcion en el tom. 1. pág. 223. (*). (*) Por este carácter particular la dicha especie se separa mas de las otras en la configura- cion de su pelvis y se manifiesta facilmente entre todas. Que la union intima de la apofisis transversa de la primera vértebra caudal, en el estado adulto del animal, con el isquion y con la apofisis dela vértebra ultima sacral, ha sido producido por crecimiento succesivo, no prueba solamente la ley general de la generacion y consolidación de los huesos del esqueleto, sino tambien la descripcion de la separacion de estos huesos en el animal juvenil, que ha publicado el Sr. G. Poucuer bajo el título do Hoplophorus euphrac- tus de Lux» (Jouwrn. de l Anat. etc. Phys, d. Ch. Robin, Jul. 1866.), que es para mi modo de ver nada mas, que un individuo jóven de Glyptodon clavipes de Ówkn, que el celebre autor inglés ha descripto, segun algunas placas de su coraza, como especie particular bajo el titulo de (GL. ornatus (véase tom. L. pág. 205), opinion que ha tenido tambien el Sr. Serres, como lo diceel Sr. Povcner mismo. Antes he creido, fijandome mas en la opinion del segundo Sr., su Hoplophorus euphractus idéntico con mi Glyptodon pumilio (véase tom. I. pág. 205), pero despues me ha probado una comparacion mas exacta, que la opinion de SERRES €s la mas fundada y que el animal es el Glyptodon ornatus de OWEN, es decir el Glyptodon clavipes del mismo autor en su estado juvenil. Sobre la cara articularia terminal del hueso sacro, que se une por substan- cia blanda cartilaginoso-fibrosa con la primera vértebra de la cola, el arco vértebral de la última vértebra sacral se levanta con dos láminas huesosas bastante gruesas, que incluyen el fin del conducto vértebral como una apertura triangular isocelis (véase lám. VÍ. fig. 2). Mas arriba principia la cresta alta sacral, y corre de acá hacia adelante, uniendose con la cresta lumbar y con las altas láminas asciendientes del ilion, formando con ellas este apoyo sólido, sobre cual es puesto principalmente la coraza del animal. La cresta sacral participa á este apoyo no por toda su extension, sino en el mismo modo como la cresta lumbar consu porcion posterior, así la sacral con su porcion anterior, que es la mas alta y la mas gruesa, provista con una márgen engrosada y cubierta de excrecencias y excavaciones entre ellas, que han formado la union con la coraza poriguales excrecencias en su superficie interna. Esta porcion anterior mas alta de la. cresta sacral corresponde á las cinco primeras vértebras unidas del sacro, que son sucesivamente mas cortas hácia adelante; despues la cresta sacral se hace mas baja y continúa así con orilla libre fina hasta su márgen posterior, que es poco mas gruesa que la por cion media bastante fina. A la base de esta márgen posterior hay, inmedia- tamente sobre la apertura del conducto vértebral, dos apofisis pequeñas articulares oblícuas posticas, que se tocan con las correspondientes anteriores de la primera vértebra caudal. Concluimos esta descripcion del tubo sacral, dando las medidas princi- pales de él por sus diferentes porciones. Longitud del tubo sacral en línea recta del principio a ra cb Aa caco EP A YN O 18 pulg. Longitud del mismo en la curva de su arco........ 20 Altura deltubo con la cresta entre los huesos iliacos 10 Altura al fin de la cresta, sobre la última vértebra Er ne NAO AO A PU RM Altura mas baja en el medio de la eresta.....,..... 6 Longitud de la porcion anterior unida con los hue- ¿05 EA A Distancia media de los agujeros intervertebrales Panes e is LADA 0 SODIO O 18 Anchura de la base, entre los agujeros interverte- o a A A Anchura de la base en el medio, en donde principia enla PO a Dl LA 14 104 8 AS Anchura transversal de la cara articularia terminal 4 Altura del conducto vértebral al fin posterior....... 1 1) 1. Para la comparacion del tubo sacral de nuestro animal con el de las otras especies remitimos al lector á la descripcion de él en el tom. I. pág. 216. sig. Todos verdaderos Glyptodontes tienen mas vértebras sacrales en el tubo sacral, 4 lo menos nueve, como (7. clavipes, (21. elongatus y Gl. asper, pero (Al. levis tiene diez. Participa á estas diferencias numerales del tubo sacral el tubo lumbar, componiendose en las diferentes especies de seis, siete y de ocho vértebras lumbares, como hemos dicho al fin del paragrafo precedente, formando en dos especies (Gl. leevís y (HL. asper) con las del tubo sacral tambien diez y seis vértebras de todo, lo mismo como en muestro Panochthus. (Fl. elongatus tiene hna vértebra mas, es decir diez y siete, en estas dos porciones de la colina vértebral, y el número completo de (77. elavipes no es conocido hasta hoy. e 2. El sacro de los Dasypus actuales se compone generalmente de nueve vértebras, algunos teinen doce, como D. gigas y D. conurus, Chlamyphorus segun HyrrL diez y Praopus segun CUvIER ocho; pero este último número es escepcional, de los dos eo en nuestro Museo el uno tiene ocho, el otro nueve, y el mismo número conta Rapr. Y o Atras del tubo sacral de la columna vértebral principia la cola, unien- dose, como ya hemos visto, con el fin del tubo por articulacion movil. Se compone de una cantidad de vértebras, de las cuales las anteriores, que siguen al tubo sacral, son las mas erandes, á lo menos las mas gruesas. disminuyéndose en grandor de acá poco á poco hasta el fin, que concluye con una vértebra bastante pequeña punteaguda. En nuestro animal hay de todo veinte y una vértebras en la cola, pero solamente las siete anteriores son separadas y libre movibles entre sí; las catorce que siguen, son unidas en una pieza comun, sin moviblidad ninguna, tocandose la primera de ellas por articulacion con la séptima vértebra precedente y formando el eje grueso del tubo terminal de la cola, que se une intimamente con su coraza, como lo mues- tra nuestra figura 1. de la lámina 1. Cada una de las siete vértebras caudales movibles (véase lám. XI. fig. 1.) tiene un cuerpo grueso de figura cilíndrica, poco deprimida, con caras articulares elipticas á sus dos fines, que son de la misma configuracion cveneral, como la cara correspondiente del túbo sacral; es decir engrosadas á las orillas sobresalientes y excavadas en el medio, con surcos finos concentri- cos en la superficie. La primera vértebra de las siete es poco mas corta, que la segunda, y de acá las otras se prolongan poquito hasta la quinta, estando la séxta igual á la primera y la séptima poco mas corta. Estas dosson 32 pulz. de O largas, la segunda 33, y las tres, que siguen, 33 pule.; al fin la séptima 3 pule. Cada vértebra tiene un arco vértebral alto, que sale de los dos lados de la superficie superior del cuerpo, inmediatamente de la márgen de la cara arti- cularia anterior, dirigienaose como una lámina bastante gruesa y 2% pulg. de ancha en direccion oblícua ascendente hácia adelante, y tocandose las dos en la línea media sobre el conducto vértebral trianenlar, para levantarse en las altas apofisis, que salen de este conducto. Hay cuatro apofisis en cada arco vértebral, dos iguales simetricos á los lados, y dos desiguales en el medio, una atrás de la otra. Las dos laterales simetricas corresponden á las apofisis articulares oblícuas anteriores de las vértebras de otros Mamíferos y son las mas grandes. Salen en direccion oblícua ascendente, divergentes entre sí, de los dos lados del cima del arco como láminas comprimidas, bastante fuertes, diminuyéndose poco en anchura hácia arriba y terminando con una cara engrosada redonda, poco rugosa por impresiones irregulares. Hácia abajo, en donde las dos se unen entre sí sobre el arco, sobresaliendo poco hácia adelante con una márgen aguda redonda á cada lado, hay una ezcavacion bien pronunciada entre ellas, y en esta excavacion á cada lado una cara articularia cóncava eliptica, con la cual se une la apofisis posterior media de la vértebra precedente por iguales ca- ras articularias convexas. Atrás de dichas caras la excavacion sobre el arco vértebral es masfuerte, una verdadera fosa, y de acá se levanta, inmediata— mente dela márgen posterior de la fosa, la apofisis media anterior, que es la espinosa, formando una cresta triangular menos alta sobre la parte posterior delarcovértebral, que termina, comolas apofisis laterales oblícuas, con márgen engrosada áspera por impresiones irregulares. La base de esta apofisis espinosa se prolonga hácia detras en otra apofisis horizontal baja, que termina con una cara engrosada poco bipartida á su fin, que lleva á cada lado la cara articularia eliptica poco convexa, que se toca con la cara articularia cóncava al principio del arco de la vértebra que sigue. Esta apofisis es por consi- guiente la oblícua posterior articularia de los otros Mamíferos. Las cuatro apofisis de cada vértebra son en armonia con el tamaño del cuerpo de la vértebra, 4 la cual pertenecen, disminuyendose de adelante hácia atrás en altura y grosor pocoá poco, despues de la segunda vértebra, que tiene detodas las mas altas y las mas fuertes apofisis. En esta vértebra las apofisis oblícuas anteriores son 4 pulg. de largas, la espinosa es dos pulg. de alta y la oblícua posterior 24 pulg. de larga; pero en la séptima vértebra caudal las oblícuas anteriores no miden mas que 12 pulgs., la espinosal pulg. y la oblícua posterior 1% pulg. Todas estas diferencias se ven mejor que e O por largas descripciones, de nuestra fig. 1 de la lám. XI, que dá una vista del principio de la columna vértebral de la cola de su lado superior, que fisura representa las vértebras hasta la novena en su relacion natural entre sí. En esta misma figura se ven tambien otras apofisis laterales, que son las transversas. Cada vértebra tiene dos dichas apofisis, una á cada lado, que salen del medio del cuerpo vértebral en direccion casi horizontal, poquito inclinado hácia adelante y hácia abajo. Al principio la apofisis es gruesa y ancha, despues se disminuye en anchura y grosor, y termina al fin con una tuberosidad poco áspera con márgenes elevadas. La de la primera vértebra es la mas larga, de 10 pule., la de la segunda mide 8 pulg. la tercera 63, la cuarta 5, y así se disminuyen hasta la séptima vértebra, en donde la apofisis transversa es no mas que 1 pule. delarga. La primera termina con una cara articularia redonda en la esquina anterior del tuberculo terminal, y esta cara se toca con la misma apofisis transversa de la última vértebra sacral, atandose en este modo intimamente á ella y uniendose con la pelvis, aun conservando su movibilidad particular; las otras son libres al fin, separadas por largos intervalos la una de la otra. La misma primera apofisis transversal es de todas la mas delgada al fin y su tuberculo terminal casi llano, sin elevacion particular (véase lám. 1. fig. 1.); las otras, que siguen, son acá sucesivamente mas gruesas y mas altas, cambiandose en una cara terminal triangular rugosa, que se toca con los anillos de la corazade la cola, que tienen en estos tuberculos, como en los de las apofisis oblícuas anteriores, su apoyo. Para este apoyo sirven tambien las altas apofisis inferiores, que son atadas á las primeras ocho vértebras dela cola en el lugar, en donde estas vértebras se juntan entre sí. Acá tiene la orilla inferior mas sobresaliente de cada vértebraá cada lado una cara articularia, que forma con la misma de la vértebra siguiente la base ancha y segura, á la cualse ata una apofisis sepa- rada, que es suspendida perpendicularmente bajo el eje vértebral de la cola. Hay ocho de estas apofisis inferiores, que se llaman tambien las espinosas, pero las inferiores. La primera (lám. VI fig. 3)es una de las mas pequeñas, formandose por una lámina transversa oval, dela cual salen: hácia abajo con direccion hácia detras dos espinas agudas separadas paralelas, libre terminadas. Esta apofisis está atada al principio de la primera vértebra caudal, tocandose tambien con la última sacral y por consiguiente no se presenta visible en nuestra figura 1 lám. 1., que muestra la columna vértebral de la cola del lado. La segunda apofisis espinosa inferior (lám VI. fig. 4. A vista de adelante) es la mas alta, 10 pulg. de larga, principiando tambien con una cara oval transversal gruesa, de la cual salen hácia abajo dos ramos gruesos convergentes, que se unen despnes en la espina comun descendiente, rodeando una apertura media oval, casi 1 pulg. de alta, por la cual corren los troncos de los vasos sanguíneos de la cola. La dicha espina inferiores al principio 14 pulg. de ancha, al fin 1 pulg., comprimida en todo su largor, con márgenes bastante agudas y termina con una cara eliptica, poco cóncava y reclinada hácia atrás porsu direccion superficial. La tercera apofisis, que sigue á esta (fig. 5.) tiene, como las cuatro siguientes, la misma configuracion veneral al principio, pero la cara superior, que se toca con dos vértebras caudales, se hace poco á poco mas gruesa y la perforacion abajo de la cara mas pequeña. La espina descendiente se acorta en cada vértebra siguiente en este modo, que la tercera no tiene mas que 9, la cuarta 7, la quinta 5 y la sexta 33 pulg. de larga; pero en oposicion se aumenta su anchura, forman- dose en cada una, bajo la perforacion superior, una esquina aguda sobresa- liente hácia atrás, de la cual desciende una márgen aguda ancha hácia abajo hasta el fin de la apofisis (véase lám. I. fig. 1). Al fin mismo cada espina se estiende en dos esquinas transversalmente distantes, que son poco encorvadas hácia arriba, y dan los apoyos de los anillos de la coraza caudal hácia abajo. La septima espina inferior (fig. 9.) es poco mas diferente en su figura; tiene la misma cara superior transversa oval, con la cual la se ata al intervalo entre la sexta y septima vértebra caudal, pero el agujero bajo la cara es muy angosto y apenas perforado poquito en el medio. La espina desciende poco, pero termina tambien con dos esquinas laterales sobresalientes; teniendo toda la apofisis una altura de 2 pulg. á cada lado con la cara superior articularia. Al fin, la octava apofisis inferior (lám. XI fig. 2. y 3.) no tiene mas espina separada, sino solamente una cara oblonga-eliptica superior, que se ata mas á la octava vértebra caudal, la primera en el tubo de la coraza, que á la septima precedente, formando bajo la cara articularia superior una lámina gruesa de figura romboides, que está perforada al principio por agujero pequeño redondo (fig. 3). Esta lámina. se une intimamente con la superficie interna del tubo de la coraza, atada á él por capa fina de substancia óreganica durante la vida del animal. En el mismo modo han sido atadas las otras espinas inferiores á sus vértebras correspondientes, lo que pruebau las cualidades de las superficies irregulares, poco rugulosas de las caras, por las cuales se tocan con ellas, Hay una diferencia de opinion entre los sabios, si las espinas inferiores son atadas al A PA principio ó al fin de las vértebras, á las cuales pertenecen. Por la organizacion descripta de Panochthus, con lacual cuadra la de los otros Glyptodontes, como la de las especies de Mijlodon y Megatherium en nuestro Museo, se prueba que la apofisis espinosa inferior soata al principio de la vértebra, tocandose tambien con el finde la vértebra precedente sacral; porque si no aceptamos este modo de ver, sino el contrario, atando la apofisis al fin de su vértebra, la primera apotisis no pertenecia á la primera vértebra caudal, sino 4 la última sacral, lo que de todo seria en contra de la regla, queestas apofisis pertenecen 4 la cola y no á otras porciones del esqueleto. 24 ia porcion de la columna vértebral de la cola en el tubo terminal de la coraza se compone de catorce vértebras intimamente unidas entre sí y con el tubo mismo. He examinado estas vértebras, cortado longitudinal- mente el uno tubo mejor conservado de los dos, que tenemos en el Museo, y esta operacion me ha dado los datos para las figuras en las láminas IL. y XI. adjuntas. Se prueba por mi exámen, que cada vértebra del eje tubular “tiene las mismas apofisis, que las vértebras precedentes libres, con escepcion de las apofisis espinosas inferiores, que faltan, estando atadas las placas inferiores del tubo inmediatamente á las caras articulares pequeñas inferiores, que tienen estas vértebras tambien en el lugar, en donde se atan á las libres precedentes las apofisis inferiores (véase lám. XI. fig. 2. y fig. 4). Pero. estas apofisis del eje del tubo son muy cortas y cada una no mas que un tuberculo longitudinal pequeño con cara terminal engrosada, que entra en una excavación pequeña del lado interior del tubo, unida anteriormente con él por substancia blanda órganica, juntandose despues las dos substancias huesosas completamente. Así se forman entre estas apofisis, el cuerpo vértebral y las placas del tubo siete intervalos por toda la extension deltubo, que se ven claramente en las dos figuras 3. y 4. lám. XL, que muestran la segunda una seccion transversal en el medio del tubo, la primera la entrada en él con la primera vértebra, que tiene su cara articular media circular, para unirse con la septima libre precedente. Deestos siete intervalos los cuatro mas grandes son á cada lado de las apofisis transversas, que son tambien de todas las apofisis la mas grandes; un otro vacio hay entre las dos apofisis inferiores pequeñas y dos arriba, eutre las dos apofisis oblícuas y la apofisis espinosa. sta apofisis es de todas la mas pequeña. Abajo de ella el eje del tubo es perforado longitudinal- mente por unconducto angosto, que es la prolongacion del conducto vérte- bral para los nervios de la cola. En la primera y aun en la segunda vértebra del eje de la cola las apofisis son bastante grandes (véase fig. 1. lám. XI.) yen armonia completa con las > IA de las vértebras precedentes, aun mucho menores; pero en las siguientes vértebras pierden las apofisis mas su figura particular, cambiandose en tuberculos longitudinales comprimidos, que tienen casi la longitud del cuerpo dela vértebra, á la cual pertenecen (fig. 2. vista del tubo abierto de abajo). Por esta prolongacion de las apotisis los intervalos entre ellas son muy pequeños y no mas que vacios circulares de menor tamaño, que la mitad de las apofisis. : Respecto á la construccion del eje en el tubo, es digno de notar, que él se forma por substaucia buesosa muy esponjosa y por consiguiente bastante fragil, con una capa superior mas dura, pero muy fina, no mas gruesa que el papel de los naipes. Solamente la primera vértebra, y thun el principio de la segunda del eje, son mas duras y mas gruesas en su capa exterior y por esta razon generalmente mejor conservadas, faltando casi siempre en los tubos rotos el eje, por ser tan fícil para descomponerse, por la textura débil de la substancia que lo ha formado. Es entonces una escepcion rara y afortunada, encontrar este eje tan completo, como en el uno de nuestros dos tubos, que hemnos figurado en la fig. 4; del otro no se ha conservado mas del eje, que las dos primeras vértebras figuradas en la fig. 1. Las catorce vértebras del tubo de la cola son unidas intimamente entre sí, formando el eje central longitudinal, sin ninguna interrupcion, indicando su separacion anterior en vértebras solamente por las apofisis, que salen del eje. Por estas apotisis y principalmente por las laterales transversas se prueba tambien el tamaño de cada vértebra, que es casi igual en todo el tubo, con escepcion de las cuatro últimas vértebras, que son sucesivamente mucho mas pequeñas, como lo pide el tubo por su cambio en figura conica al fin. No hablaremos mas acá de la configuracion del tubo, conservando su des- cripcion con la de toda la coraza del animal. Habiendo concluido en este modo la descripcion de la columna vértebral de Panochihus parece conveniente, repetir acá"el número de las vértebras, que la contiene; son de todo cincuenta y seis (56), es decir 7 cervicales, 12 dorsales, $ lumbares, 8 sacrales y 21 de la cola. No conocemos hasta hoy el número completo de las vértebras de otras especies, que solamente el de Glyptodon asper, quees de cuarenta y siete (47), es decir 7 cervicales, 13 dorsales, 7 lumbares, 9 sacrales y 11 en la cola. Las dos otras especies de Glyptodon (Gl. levis y Gl. elongatus) no pueden diferenciar mucho; el primero ha tenido si no el mismo número, probablemente una vértebra menos, el segundo sin duda una Ódos mas. De (7. clavípes podemos sospechar, que el cuello y el lomo se hayan compuesto de los mismos números; del sacro sabemos, que el número de sus vértebras es de 9, pero de la cola no conocemos mas, que el eje del tubo terminal, que se compone de 10 ó probablemente de 11 vértebras. Si el número de las vértebras de la cola entre el sacro y el eje del tubo ha sido el mismo, con el de Panochthus, el animal ha tenido 7; OS es de presumir, que esta especie ha tenido mas vértebras sueltas en la dicha parte de la cola, como ya hemos sospechado antes (ton. I. pág. 226.), calculando á 20 el número completo pero como la primera vértebra de la cola de (2. clavípes se une intimamente con el suero de las vértebras de la cola, lo que daria el número general de todos tambien «, cincuenta y seis (56). De los Armadillos actuales Dasypus gigas, con el número mas alto de vértebras, tiene 62, y el mismo número encontré en /?ra0pus Lon gicanidus: pero la cola de aquel se compone de 25 vértebras y la de este de 29; las o especies de. Dasypus tienen menor número de vértebras, el mas pequeño 0). conurus, con 50 de todo y entre ellas 14 de la cola. e, . Continuamos la descripcion del esqueleto con la de los huesos, que consti- tuyen el torax del animal, es decir con las costillas y el esternon. Las costillas tienen una configuracion particular, siendo muy débiles en el principio y bastante fuertes al fin; que caractéres se presentan como | propios de todos los Glyptodontes. Cada costilla principia con una cabeza deprimida bastante ancha (véase lám. V. fig. 5.), que entra con su fin superior triangular en una de las escotaduras á los lados del hueso postcervical y tubo dorsal. Vista de abajo, como en la fig. 2. lám. 1., la cara terminal de la costilla lena completamente la escotadura, pero en verdad hay un intervalo pequeño entre la escotadura y la costilla, que permite á esta, moverse libremen teen dirección ascendente y descendiente en su escotadura. Este movimiento necesario para la respiracion se efectua por dos caras articulares, que tiene cada costilla álas dos esquinas de su orilla terminal, la una hácia adelante y la otra hácia atrás (lám. V.fig. 6. a y b) que son de figura eliptica, poco separadade la superficie vecina por un surco, que rodea cada cara en todo su contorno. Estas caras articulan con otras correspondientes en cada escotadura (lám. L fig. 2.) y por la union intima de las costillas entre sí por los musculos intercostales todas se mueven juntas sobre estas caras articulares durante la respiracion fácilmente. Bajo la cabeza terminal superior la costilla es muy delgada (véase lám. V. fio. 7), por ser deprimida, con superiicie poco convexa externa y poco cóncava interna. Despues forma cada costilla pronto un arco descendiente, y continuando en esta direccion hácia abajo, cambia su figura deprimida poco á poco en cilíndrica, aumentandose el grosor, pero disminuyendose la anchura de cada costilla hasta su fin inferior, en donde termina con una cara circular poco enlargada en todo su contorno, para unirse por esta cara con un hueso esterno-costal, que lo ata al esternon. == (00 = La descripcion dada no cuadra bien, ni al primero par, niá los dos últimos pares de costillas, y por esta razon hablaremos de estos separadamente. El par primero de las costillas (lám. V. fig. 5. 1.) es de todas el mas grueso, y sus costillas son las mas cortas. Atadas en la escotadura primera anterior del hueso postcervical con cabeza parecida á la de las otras costillas, se distingue de ellas por el grosor sorprendente de su porcion superior, que tiene una esquina anterior sobresaliente pero obtusa, que dá á esta costilla una solidez considerable. Mas abajo la esquina evanesca poco á poco, y en esta region la costilla de figura semilindríca se cambia en un llano ancho triangular, que termina con angulo inferior agudo y una márgen interior poco convexa. Con esta márgen la costilla seata ála márgen correspondiente externa de la primera porcion ancha del esternon, sin intervencion de hueso esterno-costal, como es la regla tambien en los Dasypus actuales; pero no se ha juntado con ella por union firme, como en los Glyptodontes verdaderos, sino por union flexible de substancia órganica cartilaginoso-fibrosa; lo que prueba la configuracion de las márgenes bastante anchas y oblícuas, en las cuales setocan los dos huesos en su juntura. Esta flexibilidad de la union de la primera costilla es un carácter-particular de Panochthus, que prueba, por mi modo de ver, la posibilidad de una retirada mayor del esternon al interior del torax, que en los otros Glyptodontes, cuando el animal retira su cabeza muy alta en la entrada de su coraza al modo antes explicado. Los pares de costillas, que siguen, son todos mas angostos y mas delsgados, .pero no completamente iguales entre sí; cada par anterior es un poquito mas ancho que el posterior, y el par segundo casi mas ancho que el primero. Se prolongan tambien sucesivamente hasta el par septimo, que es de todos el mas largo. Aun los pares de las costillas atrás del par tercero no son tan completos en nuestro individuo, como lo muestra la figura 5 de la lám. V., tenemos de ellos restos suficientes para probar, que la configuracion natural ha sido parecida á nuestra figura. Las costillas de los tres pares completos tienen una longitud linear: la primera de 9, la segunda de 11% y la tercera de 15 pulg., aumentandose la extension de la primera por la curva en 101, de la segunda en 13 y de la tercera en 19 puls., lo que permite, calcular, que los. pares, que siguen, han sido sucesivamente de 3—4 pulgadas mas largos, siendo la costilla del par septimo, que es de todas la mas larga, segun la analogía general, probablemente 28 pulg. delarga con la curva, y 26 sin la curva. De acá se abrevian las costillas de nuevo; la octava poco, la novena, decima y undecima considerablemente, lo que prueba la analogia de los Dasypus actuales. Tenemos entre los muchos escombros de las costillas ye 0 9 a tambien las puntas de las últimas, que manifiestan, que estas costillas han sido mucho mas punteagudas y delgadas á su fin, que las otras, y por consiguiente no se han unido por huesos esternocostales con los precedentes. Con este motivo se ha dibujado nuestra figura en la lámina [. En los Vasypus actuales hay tambien uno ó dos pares de las costillas últimas libres al fin. (*). Hemos calculado, segun las medidas serias de las persistentes y la analogia de los Dasypus actuales, la longitud de las once costillas de cada lado del torax en modo siguiente: Pulgadas Inglesas. En línea recta, línea corvada. IES so pea cabo Eolo: 9 103 es doo Jae 114 13 JUL Roo gore cons 10 19 A SIA 20 24 WE EROS Soo coa Rao 4 oe 22 26 o AS AOSS caca 23 27 o oso aa fea 24 28 AVILA esoo apenas aaa piola 23 27 Doo ao ae 22 26 A E O Nola So 19 22 DI O a JOE Salado 16 10 Los huesos esterno-costales participan á las diferencias de las costillas, sin imitarlas completamente. Todos son huesos bastante duros, pero de menor consistencia que las costillas, con substancia esponjosa central y capa externa dura, pero menos gruesa que la de las costillas. Por esta razon casi todos han sido rotos, y solamente los primeros mas cortos se han conservado completos. El hueso esterno-costal de la primera costilla falta, como ya hemos dicho antes, en completa armonia con los Dasypus actuales. El segundo se ha conservado bien completo al un lado, como un hueso (*) Las especies mas grandes de los verdaderos Dasypus tienen 13 pares de costillas, como (Glyptodon asper, y algunos (D. yymnurus s. 12 cinctus) 14. El Praopus longicaudus s. Y cinctus no tiene mas que 11 (once), como nuestro Panochthus, con los dos últimos pares libres; el mismo número se encuentra en las especies de Dasypus, que viven actualmente en este pais. —= (57 1= casi cilíndrico, con caras engrosadas á los dos lados, 32 pulg. de largo, que se une con la costilla por carapoco elevada circular, y con el esternon por cabeza oblongo-oval, que tiene tres caras articulares, la una al fin, las dos otras al lado superior y inferior de su porcioninchada terminal. Por estas dos se toca el hueso con el manubrio del esternon y con el hueso esternocostal tercero, que sigue á él; por la tercera terminal con la segundo vértebra del esternon. Para unirse con el manubrio del esternon, este hueso tiene dos caras articu- lares inferiores laterales, que se levantan mucho en el medio de la orilla posterior ácada lado, dejando libre entre las dos la cara transversal tercera, que se une con la segunda placa ó vértebra del esternon. El hueso esterno- costal segundo se prolonga, al lado externo de su cara articular, que se une con el manubrio del esternon, en una cresta alta anterior, que se aplica intimamente á la orilla del manubrio, y despues, separandose de él, el hueso esternocostal se cambia en figura cilíndrica, como lo muestra nuestra figura 5 dela lám. V. El tercero hueso esternocostal es completo de los dos lados y cada uno 7 pulg. de largo. Imita en su figura exactamente al segundo, con la excepcion, de que el fin externo es poco mas corvado hácia arriba, para unirse con la costilla tercera, y elfin interno con la porcion inchada es poco mas comprimida, y esta porcion no oval-cilíndrica, sino cuadrangular prismatica. Tiene este hueso esternocostal las mismas caras articulares en esta porcion interna, y ademas una cara articularia oblonga al lado posterior é inferior del otro fin externo, por la cual se habia unido con el cuarto hueso esternocostal (véase la figura citada.) De los otros huesos esternocostales no tenemos mas que escombros, porque todos han sido rotos y de ninguno se han conservado tantos pedazos, para componerlo completo. Pero como de algunos se ha conservado á lo menos la porcion media, sabemos, que la figura de cada uno ha sido mas ó menos parecida á la del tercero, con prolongacion mayor succesiva hácia atrás de cada uno. Tambien se prueba, que esta porcion media es de todos cuadrangular-prismatica, con dos superficies mas anchas, que son la externa y la interna, y dos otras mas angostas, que son la anterior y la posterior. Estas dos superficies tienen cada una caras articulares elevadas oblongo- elipticas de diferente número, es decir: tres, cuatro y aun cinco de diferente tamaño, de ¿—< pulg. y mismo de 1 pulg. de largas, que prueban, que las porciones medias de los huesos esternocostales han sido unidas intimamente por articulaciones ó sinartrodia flexible, como lo ha sucedido tambien en el A («Iyptodon asper, y mismo en los Dasypus actuales. Tambien sigue de los restos conservados, que los huesos esternocostales medios se han unido con el esternonen el mismo modo, como el segundo y el tercero, y que los últimos fueron atados á los precedentes por las caras articulares descriptas, sin tocarse con el esternon directamente. Alfin prueban owros restos, que la terminacion posterior de cada hueso esternoscostal ha sido corvada hácia ar- riba, para unirse en este modo facilmente con la cara terminal de la costilla, con la cual se juntaba la cara parecida terminal del hueso esternocostal por substancia órganica blanda y probablemente por cartilaginoso-fibrosa. Consi- derando todas estas cualidades de los restos examinados, hemos dibujado los huesos esternocostales en nuestra figura 5 de la lám. V., sin dar esta figura por completamente exacta, sino por una representacion mas ó menos parecida á la naturaleza. Probablemente la porcion media de cada hueso esternocostal, con las caras articulares, que los unen entre sí, ha sido mas larga, que en nuestra figura, porque tenemos tales porciones bien conservadas de 7—$ pulo. de largas. Segun la analogia es de presumir que cinco de los diez pares de costillas atrás del par primero se habian unido directamente por sus huesos esternocostales con el esternon, pero que de los otros cinco pares tres han sido atados por huesos esternocostales sucesivamente á las costillas preceden- tes, y los dos últimos completamente libres por su fin. En este sentido hemos dibujado nuestras figuras en la lám. Í. y V. 1. Como hemos visto en el tom. 1. pág. 214, son atados seis de los doce pares de costillas atrás del par primero del Glyptodon asper al esternon, y de los otros seis los cuatro ante- riores sucesivamente á los precedentes, restando los últimos tambien libres (véase lám. VIIL fig. 5. del tom. 1) Los Dasypus con trece pares de costillas, aomo D. gigas, muestran la misma configuracion con las especies de G1yptodon, pero los de once, como Das. villosus y Praopus longicaudus, siguen en su configuracion del torax mas 4 nuestro Panochthus, teniendo de los once pares de costillas, seis atados directamente al esternon, tres atados á las precedentes y los dos últimos si no completamente libres, á lo menos no tan intimamente unidos con los otros. Todos estos animales actuales tienen huesos esternocostales muy fuertes y costillas anchas, relativamente mas fuertes que los Glyptodontes extinctus, mostrando en sus huesos esternocostales las mismas caras articulares, que hemos descripto en el Panochthus, como en el (1. asper, á lo menos al fin posterior externo de cada hueso esternocostal. (Cont. Rare, anatom. Unters. der Edenta- ten, pag. 58.) 2. La longitud de los huesos esternocostales atras del tercero es dudosa, por falta de modelos completos. Pero si el segundo es de 33 pulg. y el tercero de 7 pulg., como hemos visto antes, debo presumir, que el cuarto ha sido de 9, el quinto de 11 y el sexto mas largo de 123 pulgadas. Con el séptimo principian los tres, que no se agarran mas al esternon, yque son por consiguiente mas cortos; pero comola diferencia entre ellos y los precedentes no es grande, debo calcular su longitud tambien de 10, 9 y 8 pulgadas. Ec «Ye PE El esternon de Panochihus se compone, como el de Glyptodon, por una pieza grande al principio, que corresponde al manubrium de los otros Mamíferos, y algunas pequeñas piezas atrás de la primera, que son en el (/. asper separadas entre sí, pero en el Panochthus unidas en una otra pieza comun, á lo menoslas últimas. La pieza grande, el manubrium (pl. V. fig. 5. A.), es de figura cuadrangular irregular, con una escotadura triangular al principio aúterior, acompañada por dos esquinas sobresalientes obtusas. Cada una de estas dos esquinas es poco prolongada, de figura conica, y termina no con punta aguda, sino con un tubérculo poco separado, que se levanta bastante sobre la esquina, con direccion oblícua hácia arriba y hácia el exterior. De estos tuberculos sale una lista poco pronunciada hácia atrás, con direccion corvada al interior, uniendose las dos en el medio de la márgen anterior y incluyendo la escotadura como un arco hácia atrás. En esta region el hueso tienesu grosor mas grande; de acá se cambia su substancia en placa delgada con «superficie cóncava externa, enlargueciendose poquito hácia atrás y terminado por un arco irregular, en el cual á cada lado se forma una cara articularia eliptica sobresaliente. Con estas caras se unen los huesos esternocostales del segundo par de las costillas. La márgen entre estas dos caras articulares es menos gruesa, redondeada y lisa, y las dos márgenes laterales del manubrium, encima de las caras articulares, son tambien lisas, con superficie oblícua y de figura corvada hácia el interior, formando las largas caras articulares angostas, con las cuales se une el primer par de las costillas. El manubríium es Y pulg. de ancho y de 63 pulg. de largo en el medio; y su placa huesosa no tiene mas que una línea de grosor en el medio, en donde el hueso es mas delgado por la escavacion de su superficie. La porcion del esternon, que sigue inmediatamente atras del manubrium falta, pero su figura no es dudosa por la presencia de los huesos esternocostales del segundo y tercero par de las costillas. Se deduce de la posicion natural de estos dos huesos, que la dicha porcion ha sido de figura casi triangular, con base mas larga anterior, que corresponde á la porcion de la márgen del manubrium entre las dos caras articulares para los huesos esternocostales del segundo par de las costillas, uniéndose con esta márgen por substancia organica blanda elastica y continuando hacia atras con dos caras pequeñas articulares á cada lado, para unirse en el mismo modo con los huesos esternocostales del segundo y tercero de los pares de costillas. Al fin posterior la porcion triangular pa A de la segunda pieza del esternon ha sido prolongada en una porcion mucho mas angosta, que se ha conservado completa entre los escombros del esternon. Esta porcion (D.) es de figura casi cuadrangular prismatica, con dos superficies poco mas largas, que son la externa convexa y la interna llana, y dos otras laterales, que presentan cada una tres caras articulares concavas de figura casi circular. Susdos puntas son rotas, lo que prueba que la porcion ha sido unida con la base triangular anterior no por sinartrodia, sino por union fija de substancia huesosa. La punta posterior es poco mas delvada y puntea- guda, y por este carácter presumimos la presencia de una prolongacion conica al fin del esternon, para llevar el apéndice xifoides, con el cual termina veneralmente el esternon de los Mamíferos. Hemos dibujado un tal apéndice en la lámina V. sin dar su figura por mas que puramente hipotetica. En los Dasypus actuales este apéndice es bastante grande y termina con la lámina circular cartilaginosa, que ha sido presente probablemente tambien en nuestro Parochthus. Concluida la descripcion del tronco del animal, pasamos á la de los miembros, de los cuales los anteriores daran principio. Los huesos, que los componen, son los regulares decada Mamífero, dividiendose en cuatro secciones de arriba hácia abajo, es decir: la espalda, el brazo, el antebrazo y el pié anterior ó la mano. La espalda se forma en los Mamíferos con sus elementos completos de tres huesos á cada lado, uno de arriba: el omoploto, y dos hácia abajo al lado ante- rior, que son la clavicula y el hueso coracoides, que generalmente se une inti- mamente con la esquina anterior de la cavidad glenoidea, faltando tambien á los, que no tienen clavicula, como los Ungulata. Nuestro Panochthus pertenece, como todos los Glyptodontes, á los Mamíferos con huesos completos de la espalda, lo que prueba no solamente la analogía de los Dasypus, sino tambien la presencia del coracoides, como apofisis bien separada y sobresaliente; pero la clavicula no es conocida hasta hoy de vingún Glyptodonte, por causa de haber sido muy larga y muy delgada, y por consiguiente generalmente rota ó completamente perdida. Del om oplato completo, sin ruptura ninguna, tengo á la vista sola- mente un espécimen. del lado izquierdo, perteneciendo probablemente al Glyptodon elongatus, que espécimen me ha dado los motivos para restablecer los de Gl. asper y de Panochthus tuberculatus de tal modo, como los se presentan en mis figuras. Del Panochthus se habia conservado tambien el omoplato izquierdo mejor, que el derecho, y casi completo por sus contornos, faltando no mas, que algunas porciones del medio, en la cual region este hueso es tan delgado, que no sobrepasa el grosor de papel de naipes. Tiene una figura bastante irregular (véase lám. I. fig. 1. £), que seacerca mas al circulo, con una prolongacion hácia atrás y una cresta media casi perpendicu- lar al lado externo. Este lado es de superficie convexa, el interno cóncavo. La márgen superior del omoplato es la mas circular y regular; tiene una longitud en línea recta de 18 pulg. y en línea corvada de 21 pulg. hasta la punta de la prolongacion posterior. La altura media del omoplato es de 14 pulg. El grosor de su tejido huesoso al lado de la márgen es considerable, casi de + pulg. en la porcion mas gruesa, que se forma por una otra márgen sobresaliente de la superficie externa, uniendose esta márgen interior con la cresta media y significando el fin de los musculos, que se ataná la superficie externa del omoplato. Por esta cresta, que se llama en lengua cientifica la espina del omoplato, su superficie externa se divide en dos porciones desiguales, la anterior menor y la posterior mayor. Aquella tiene una figura perpendicular eliptica prolongada; esta otra es de figura triangular, y hácia arriba mas ancha, hácia abajo mas angosta que la anterior. La cresta, que las separa, principia baja de la márgen superior interna, poco antes del medio, hácia adelante, y se levanta poco á poco mas, descen- diendo sobre la superficie en direccion perpendicular con curva pequeña hácia adelante. Su márgen libre externa se inclina en direccion opuesta hácia detras y forma en este modo una lámina delgada aguda, que es de figura triangular angosta hasta su medio, terminandose con un angulo obtuso hácia detras y cambiandose de nuevo en cresta mas angosta, que continúa con direccion hácia adelante en igual altura hasta la márgen anterior externa de la cavidad glenoidea. Acá forma la cresta, sobre la dicha cavidad, un arco que se incliza hácia abajo en direccion oblícua descendiente, y termina con una punta redondeada inferior, principiando arriba con esquina sobresaliente posterior. Este arco es el acromion, yásufinlibre anterior y inferior se habia atado la clavicnla. Toda la cresta con el acromion es 16 pulg. de larga, de las cuales tres (3) pertenecen al acromion, que es 2 pulg. de ancho y 1 pulg. ae alto al principío, pero la cresta no mas que ] pulg. en su porcion media mas ancha, y acá 2 pulg. de alta sobre la superficie media del omoplato. La márgen anterior del omoplato no es de igual contorno y figura, sino diferente en su porcicn superior de la inferior. Allí tiene la márgen una sa ON prolongacion media poco sobresaliente, con la cual termina la márgen elevada interior, que contornea la superficie muscular anterior del omoplato; cam- biándose acá en una lista fina aguda, que se une con la márgen externa misma. Allado de esta lista la superficie es muy onda, pero mas abajo la se levanta, formando una lámina convexa inclinada hácia el exterior, que ocupa la porcion inferior de la márgen anterior del omoplato y la misma porcion de su superficie correspondiente. La márgen libre de esta porcion continúa hácia abajo, hasta se une con la apofisis coracoldes. Esta apofisis es una lámina hácia abajo gruesa, poco á poco mas compri- mida, 1 pulg. de alta, que se levanta inmediatamente de la esquina anterior de lacavidad glenoidea, ocultándose atrás de! arco del acromion, y por esta razon no visible en nuestra figura. Su esquina termiñal es punteaguda y su direccion mas al interior, por posicion oblícua inclinada. Una escotadura oval separa la apofisis coracoides de la márgen del omoplato inmediatamente sobre ella. Atrás de la apofisis coracoides principia la cavidad glenoidea, que ocupa toda la márgen inferior del omoplato, que es la mas corta, pero tambien la mas ancha, por la presencia de Alicha cavidad. Tiene la figura regular oblongo-eliptica, con margenes aguda, sobresalientes y concavidad, media no muy onda. Su diamentro longitudinal es de3¿ pulg. y su transver- sal de 21, siendo su márgen interior mucho menos convexa que el exterior. Al fin la márgen posterior del omoplato principia de la esquina posterior de la cavidad glenoidea con un tuberculo sobresaliente oblongo, bastante grueso, continuando despues en línea recta hasta su fin superior, en donde la se corva rapidamente hácia atrás, para formar con la márgen superior la prolongacion posterior del omoplato. La porcionbasal de la márgen tiene á su lado una lista elevada, que dá á la dicha márgen un grosor considerable, y esta lista se separa poco á poco mas de la márgen externa, formando entonces una otra márgen interna, que termina la fosa muscular posterior del omoplato, uniendose con la misma márgen interna del contorno superior de la fosa. Acá tiene la dicha márgen superior dos esquinas sobresalientes hácia abajo, que indican las fronteras de los lobulos musculares, que han llenado la fosa posterior del omoplato. Por el eurso descripto de la márgen interior, la prolongacion posterior del omoplato se separa bien de su fosa, presentandose como porcion particular de figura triangular poco corvada, 43 pulg. de larga y 3 pulg. de ancha al principio, que termina con punta obtusa 1 pulg. de ancha, de la cual punta sale la esquina inferior como otra puntita aguda. La superficie interna del omoplato corresponde por su contorno á la ELE EA externa, pero no tiene ni listas ni crestas sobresalientes. Por una elevacion “perpendicular obtusa y bastante débil se separa toda la superficie en dos porciones, sino excavaciones separadas, de las cuales la anterior es mas onda que la posterior. En aquella la porcion mas anterior es separada de la porcion principal por otra elevacion perpendicular mas aguda, que corresponde á la excavacion de la superficie externa, que separa la porcion inferior convexa con márgen reclinada de la superior mas grande, y repeta en este modo la mis- ma separacion en dos porciones en la superficie interna. Comparando la descripcion dada con el omoplato de Glyptodon asper (tom. L pl. VIH. fig. 1. k.)se vé la grande similitud de los dos claramente; pero el omoplato de (Glyptodon es relativamente poco mas ancho, en correspondencia con su torax mas largo, y la prolon- gación posterior mas aguda. En nuestro esqueleto dela dicha especie el omoplato tiene un diametro longitudinal de 184 pulg. y un perpendicular de 123 pulg. Mucho mas grande es el acromion y su arco mas elevado, lo que indica una musculatura mas fuerte del humero de Glyptodon. Los Dasypus actuales imitan la figura del omoplato de los Glyptodontes porsu figura general, pero las dimensiones son diferentes; siendo el omoplato, en armonia con todo el miembro anterior, mas largo, bastante mas alto y su anchura por consiguiente relativamente mucho menor. Respecto al tamaño del acromion, que es de un grandor sorprendente en todos los Dasyprs, estos se acercan mas á Glyptodon, que al Panochthus, pero se diferencian de los dos por este, que el acromion de Dasypus no es deprimido de adelante hácia atrás, sino comprimido de los dos lados y por consiguiente una cresta per- pendicular, no una lámina transversal, como en los animales extinctos. Dela clavicula del Panochthus tuberculatus no puedo dar descrip- cion completa, por falta de un especimen; pero no hay duda, que este hueso ha sido presente, uniendo la márgen interna de la punta del acromion con la esquina obtusa sobresaliente de su lado en la márgen superior del manubrium del esternon. Segun la distancia de estas dos puntas la longitud de la clavicula ha sido de 9 hasta 9% pulg. y segun la analogia de los Dasypus, su figura delgada subcilíndrica, con direccion encorvada á las dos puntas engrosadas; la interna, que se une con el esternon, poco mas gruesa que la externa, que se ata al acromion. Tenemos entre los escombros traidos con el esqueleto de Panochthus un hueso fino, 3 pulse. de largo y roto á las dos extremidades, que por su figura triangular subcilindrica de apenas media pulgada de grosor me parece ser la parte media de una de las dos claviculas, porque no encuentro otro hueso en todo el esqueleto, con el cual pudiese compararlo con mas razon. Su figura cuadra bien con la parte media de la clavicula de los Dasypus, 10 10 A con excepcion de ser mucho mas grande, y esta similitud me obliga á tomar el dicho pedazo desconocido para la porcion media de la clavicula. 30 Elhumero, quese une por articulacion en la cavidad glenoidea con el omoplato, es un hueso mas ó menos cilindrico (véase lám. VII. fig. 1. y 2.) con dos extremidades engrosadas, que portan las caras articulares para la union con los huesos vecinos. Su longitud es 132 pulg. y su grosor arriba de adelante hácia atras 4 pulg., pero el diametro de abajo en direccion transversal 4£ pulg. Principia el hueso arriba con una cara articularia convexa circular, que ha sido durante la vida cubierta de cartilago, de 3 pulg. diametro, que se toca con la cavidad glenoidea del omoplato. Esta cara es terminada por un surco, que incluye en susemi-circulo posterior muchos agujeros pequeños para vasos sanguíneos y nervios, que entran en el tejido del hueso. Despues el hueso se, engrosa y forma dos tuberosidades considerables, la una al lado externo y poco mas hácia adelante de la cara articularia, la otra al lado interior. La externa ó grande tuberosidad (fig. 1. al lado derecho) es una cara sobresa- liente de figura de almendra, 53 pulg. de larga, que se separa del hueso por un callo grueso obtuso anterior y un otro mas agudo posterior, que callos se unen hácia abajo en un punto comun. Su porcion superior sobresale mucho, y se coloca bajo el arco del acromion, distante de el poco, como media pulga- da. La pequeña tuberosidad interna es un tuberculo irregular mucha mas pequeño, que corre con una lista obtusa debil hácia gbajo. Entre las dos tuberosidades la superficie anterior del hueso es bastante excavada, principal mente al lado de la tuberosidad pequeña, que excavacion incluye algunos agu- jeros para vasos y nervios (fig. 1.); la otra superficie posterior (fig. 2.) tiene igua- les gotieras al lado de la gran tuberosidad y entre las dos tres listas pequeñas convergentes, de las cuales la interna, que principia al lado de la tuberosidad pequeña, desciende en direccion oblícua sobre el cuerpo cilíndrico del hueso hasta su márgen externa, para formar al fin la tuberosidad externa inferior, el epicondilo. La porcion media del humero, que se llama su cuerpo, es la mas delgada y no completamente cilíndrica, sino poco mas alta, que gruesa; su diametro antero-posterior es de 2 pulg. y el transversal de 1% pulg. De acá el hueso se extiende de nuevo poco á poco, en direccion transversal, formando á cada lado una cresta sobresaliente sucesivamente mas alta hácia abajo, de las EAS cuales cada una termina con una tuberosidad lateral, concluyendo entre sí, á la estremidad inferior del hueso, la cara articularia para la union con el antebrazo. La tuberosidad externa, el epicondilo, es la mas pequeña y mas una cresta semilunar, que una verdadera tuberosidad; la interna, que se llama la epitroclea, es mucho mas gruesa y mas alta, una verdadera tuberosidad, con una perforacion particular al lado anterior (fig. 1.), que se forma por un puente huesoso, que pasa del medio de la superficie anterior del humero en direccion oblícua sobre la excavacion entre el cuerpo y el tuberculo del hueso, para unirse intimamente con este. No hay tal puente en los verdaderos Glyptodontes, pero si en los Dasypus actuales. La cara articularia terminal inferior es de figura oval, mas gruesa y mas alta allado externo, pero mas ancha al lado interno; y 3 pulg. de larga en direccion transversal. Su porcion externa, el condílo, es convexa de figura hemiesferica, la interna, quese llama la polea ó troclea, de figura de media roldana cóncava, con márgen elevada descendiente; en la superficie anterior del hueso aquella asciende mas hácia arriba, en la posterior esta. De las regiones vecinas del humero la cara articularia es bien separada por un surco en su contorno y una márgen elevada en ella misma; siendo las dos superficies del humero inmediatamente sobre la cara articularia muy excavadas, princi- palmente la posterior, y el hueso en esta porcion mas delgado que en cualquier otra. Hay algunas gotieras para vasos y nervios en estas excavaciones y en la posterior tambien una fosa circular, en la cual entra la protuberancia alta de la ulma, que termina la articulacion con el humero de atrás. Esla correspondiente de la fosa olecranoidea del hombre, que en muchos Mamíferos no es solamente una fosa, sino una verdadera perfora- cion. Tenemos en el Museo Público los humeros de tres especies de Glyptodon (Gl. elongatus, Gl. lewis y Gl. asper) que son todos mas robustos, distinguiendose por tuberosidades mucho mas altas y la falta del puente entre el cuerpo del humero y la epitroclea. Por este carácter es muy fácil, reconocer la diferencia generíca de Panochthus. Los Dasypus actuales se acercan por la altura de las crestas y tuberosidades de su humero, que son relativamente aun mayores, que las de los Glyptodontes, mas á estos, pero tienen todos el puente entreel cuerpo del humero y la epitroclea, lo que pone estos animales vivientes casi en el medio entre (F/yptodon y Panochthus. Tambien son las excavaciones del humero antes delas caras articulares inferiores mucho mas ondas en Glyptodon que en Panochthus, principalmente la anterior ó coronoides; pero una perforacion completa no he visto en ninguna de las especies 4 mi disposicion. El antebrazo de Panochthus se compone de los dos huesos, que se encuen- tran en todos los Mamíferos; es decir el radio y el cubito. En la figura 3. de la lámina séptima hemos dado una vista de estos dos huesos en su posicion natural de adelante, y la fig. 1. de la lám. 1. los muestra del lado, probando, que el radio (0.) es mucho mas corto que el cubito (p.), y que los dos son juntos intimamente por union elástica, pero en tal modo, que no se permita una flexibilidad ó articulacion entre los dos, que produce en el hombre y muchos Mamíferos, la movilidad de la mano, y principalmente las dos posiciones opuestas, que se se significan con la pronacion y la supinacion de este miembro. El radio ocupa la porcion anterior del antebrazo y articula hácia abajo con esta porcion del carpo, que corresponde á los tres dedos internos (el pul- var, el índice y el dedo medio) de la mano del hombre. En nuestro animal es un hueso mas de figura de una clava, que de figura cilíndrica, dirigiendo su porcion mas delgada hácia arriba y su porcion mas gruesa hácia abajo, y extendiendose de todo hácia 7 pulg. Principia el hueso arriba con una cara ar- ticularia transversal eliptica cóncava, 13 pulg. deancha, quese toca por su superficie mayor externa con el condílo hemiesferico del humero y con la márgen interna declinada con la troclea del mismo, uniéndose por toda su circunferencia posterior conla márgen anterior de la cara articularia del cubito. Bajo esta cara el hueso se hace pronto mas delgado y se cambia en cilindro de + pulg. diametro, que dista de la márgen opuesta del cubito, sin se tocar con ella, Despues, pasado el medio del radio, el hueso principia engrosarse y así continúa hasta su estremidad inferior, siempre levantandose mas alto. En esta porcion se forman en él cuatro superficies, separadas entre sí por crestas sobresalientes: una superior, dos laterales y una inferior. La superior es una cara triangular elongada y cóncava, que termina con dos esquinas descendientes y sobresalientes; las dos laterales son oblongo-cuadran- gulares y tambien cóncavas; la inferior es llana, pero áspera por tuberosidades, para unirse intimamente por substancia blanda cartilaginoso-fibrosa con el cubito. Entre estas cuatro superficies se forma á la estremidad del hueso una otra cara articularia cóncava mas ancha, de direccion transversal y figura del número 8 , que se une con dos huesecillos de la primera fila del carpo, es decir el escafóides (a) y el semi-lunar (6), y que por esta union con los dos se separa en el medio por una cresta baja en dos porciones casi iguales. El cubito es mucho mas largo y grueso que el radio y le supera con Ay AA una prolongacion considerable; su extension longitudinal es de 112 pulg. y su altura media de 2, subiendo con la dicha prolongacion de 4% pulg. sobre el radio hácia atrás. De esta porcion, que sube sobre el radio, es la parte principal una apofisis gruesa, comprimida, 32 pulg. de larga, que termina con una punta engrosada obtusa, y corresponde al olecranon del cubito del hombre. Hácia abajo esta apofisis termina en la cavidad articular sigmoidea, que se toca con el humero y forma la parte principal de la articula- cion con este hueso. Acá tiene el cubito en la orilla posterior de la dicha cavidad una esquina aguda sobresaliente, que se llama la apofisis coronoides, y esta esquina entra en la concavidad posterior del humero, que se llama tambien la fosa coronoides. La cavidad articular siemoidea antes de la dicha apofisis es 2% pulg. de ancha transversalmente, y 1+pulz. de larga en direccion longitudinal del hueso; la se divide por una cresta obtusa media en dos porciones desiguales (véase fig. 3. lám. VIL.), la externa circular, que se une con la mitad del condílo del humero y la interna semi-lunar, que se toca con la troclea; aquella es la gran cavidad sigmoidea y esta la pequeña. Hácia adelante terminan las dos unidas por una márgen cóncava, con la cual se une la márgen posterior de la cara articularia del radio. La porcion del cubito, que sigue hácia abajo á la cavidad sigmoidea, es tambien un hueso alto comprimido, que se engrosa mas al lado externo, formaudo acá una tuberosidad longitudinal media, que corre hasta la extremidad y hasta la esquina posterior de ella. La extremidad misma es oblícua cortada, con una cara articularia poco cóncava, que se toca con el tercero hueso del carpo, el cuneiforme (c), durante que la superficie anterior antes de la dicha cara articularia tiene una elevacion áspera, con cara prolongada triangular, quese une con la cara correspondiente del radio, dejando libre entre los dos huesos apenas un vacio oblongo, muy angosto, que ocupa menos que la mitad posterior de las superficies opuestas de ellos. Al tin la superficie interna del cubito es lisa, y poco excavada por toda su exten- sion, con márgen posterior bastante aguda, poco inclinada hácia el interior, que termina hácia abajo en una cresta aguda sobresaliente, que corresponde á la apofisis estiloides del cubito del hombre. La extremidad última de dicha, eresta ocupa una cara articularia pequeña para el hueso pisiforme. Los huesos del antebrazo de (1yptodon tienen la misma configuracion general, pero son de todo mas robustos y relativamente mas cortos. Corresponden tambien los huesos de Dasypus en su figura mucho á los de Panochthus, pero su grosor es relativamente menor y las esquinas son mas sobresalientes. El radio principalmente es mas fino en comparacion, con el cubito y este tiene un olecronon mucho mas largo relativamente, que los Glypto- dontes extinctos. A 32 El pié anterior de Panochthus no es un pié completo de cinco dedos, sino de cuatro, faltandole el primero dedo interno, que corresponde al pulgar del hombre. Con excepcion de este defecto los huesos, que componen el carpo y los dedos, son perfectos, pero con la diferencia, que de los dos huesos de la segunda fila del carpo, el trapecio y el trapezóides, falta el primero, en consecuencia de la absencia de este dedo mismo. Hay por consiguiente no mas que siete huesecillos en el carpo de Panochthus, es decir cuatro en la primera fila y tres en la segunda. En la figura del pié anterior izquierdo, que damos lám. Vi fig. 4. en vista de arriba y fig. 5. en la de abajo, se ven todos los huesos del pié en su posicion natural, sienificando los huesecillos del carpo con las leteras a—g, y los cuatro dedos conlos números 2—5, para indicar, que es el primero dedo, que falta, y que los presentes cuatro corresponden al segundo, tercero, cuarto y quinto. El huesecillo primero delcarpo esel escafóides (os naviculare, a), uno de los mas grandes, de figura irregular Cuadrangular, vista de arriba, con- una cara articular transversal eliptica en la porcion mas superior y anterior de su contorno, que una el hueso con el radio. Atras de la cara articular el huesecillo se prolonga en una tuberosidad gruesa (6g. 5.), que forma la base del pié en este lado; al otro lado hay una prolongacion angosta descendiente (fig. 4), qUe se toca con el os capitatum, y entre este y la orilla anterior in- terna se vé en la superficie inferior del hueso otra cara articularia triangular, con esquinas redondeadas, con la cual se une el hueso trapezóides. Al fin se encuentra una cuarta cara articular al lado interno del hueso, dividida en dos porciones separadas, que unen el escafóides con el semi-lunar. Este segundo huesecillo (os lunatum, b) del carpo es poco mas angosto, pero tambien poco mas grueso, que el primero, y imita en verdad una figura semi-lunar. Su lado superior externo está ocupado por una cara articularia muy convexa eliptica, que une el hueso tambien con el radio del ante- brazo. Atrás de esta cara el hueso se prolonga en una apofisis gruesa, con cara circular ancha terminal (fig. 5. 6.), que forma el fundamento central del carpo y se une con la correspondiente cara del escafóides. Hácia abajo una cara larga articularia se junta con el os capitatum, y al lado interno otra dividida en dos porciones separadas con el escafóides. Al fin hay al lado opuesto dos caras articulares, una mayor superior, que se une con el hueso triangular (os lriquetrum, c), y otra inferior muy angosta á la esquina del EAN 0 AN semi-lunar, que se toca conla esquina opuesta del huesecillo ganchoso (os hamatum, 9). El tercero hueso del cuerpo, el triangular (os triquetrum s. cuneifor- me, c)tiene en verdad una figura casi triangular, pero con esquinas arondeadas y principalmente con la esquina posterior prolongada en una apofisis gruesa, con la cual se une hácia atrás el cuarto huesecillo del carpo, el os pisiforme (y). El triangular es mucho mas delgado, que los dos precedentes huesecillos; de figura aplanada con márgen anterior corvada, márgen posterior recta y már- sen externasigmoidea. Toda su superficie superior ocupa una cara articularia triangular poco convexa en el medio y hácia adelante, pero cóncava en la porcion externa, que cara se une conla estremidad del cubito, y la superficie opuesta inferior es tambien una cara articularia mas cóncava, pero menos lar- va y casi circular, que se toca con el huesecillo ganchoso (y). Una tercera cara articularia muy pequeña circularse véen la esquina interna, tocandose con una cara igual opuesta del semi-lunar, y una cuarta angosta en la márgen posterior hasta el fin de la apofisis gruesa terminal, y esta cara se toca con el hueso pisiforme (y). Al tin hay en la apofisis gruesa externa posterior dos caras articularias,. una mas graide cuadrangular irregular á la extremidad de la apofisis, que lleva un huesecillo particular, y una otrg mas pequeña semi- circular á la esquina externa anterior de la apofisis, que se toca con el hueso del metacarpo del dedo quinto (5). El hueso pequeñó particular, que se junta con la cara articularia terminal, es 7 lín. de ancho y 9 de largo, de figura oval, con un lado aplanado, que tiene la cara articularia para unirse con el huesecillo triangular (*%). El huesecillo cuarto de la primera fila del carpo es elos písiforme (y., fi2. 6.), que se une con la márgen posterior del triangular. Es un huesecillo de figura de una concha de oreja, 2 pulg. de largo, con la una estremidad delegada angosta, y la otra ancha y de figura parabolica. De las dos superfi- cies la anterior es convexa, la posterior cóncava, principalmente á la porcion terminal; aquella tiene al principio hasta el medio una cresta pbtusa, y á cada lado de esta cresta una cara articularia. La inferior (fig. 6. a) es mas larga, y se toca con la márgen posterior del triangular; la superior (5) es bastante mas (*) Antes he creido, que un hueso de figura particular ganchosa (d) se habia atado á esta cara articularia terminal de la apofisis externa del huesecillo triangular, tomandole por el pisiforme, y en este sentido son dibujadas las figuras 4. y 5. de la lámina VII; pero hoy sé, que este hueso no pertenece al pié anterior, sino al posterior, y que el huesecillo, que ante he creido acesorio al pié atrás del pisiforme, es en verdad el pisiforme mismo. A corta, pero mas ancha, y se toca con el fin del cubito en su esquina pos- terior (*). Un la segunda fila del carpo hay tres huesecillos, que son el trapezóides (e), el arande(F). y el ganchoso (9). El trapezóides, (os multangulum, e), es un hueso de figura muy particular, que corresponde casiá una pirámide triangu” larcon base convexa. Esta base convexa muestra el huesecillo en vista de adelante (fig. 4. e), formando un triangulo con esquinas arondeadas y escotadura pequeña al lado interno, que indica la union del hueso de dos: el trapezio y trapezóides. Pero el trapezic se ha perdido separado, por falta del dedo primero, que corresponde al pulgar. Los tres lados de la pirámide son ocultados por los huesos vecinos; el superior es una cara articularia, que se une con el escafóides; el inferior mas grande es tambien una cara articularia, á la cual se fija el hueso del metacarpo del dedo segundo; y el tercero externo es la superficie mas angosta, con un centro cóncavo y tres caras pequeñas articularias á los tres angulos, que se tocan: la superior con la apofisis pequeña descendiente del escafóides, la inferior anterior con el huesecillo grande (f) y la posterior la mas grande con este mismo hueso, dejando entre los dos un va- cio, que ha sido llenado durante la vida del animal por substancia orgánica blanda.. ; : El huesecillo grande (f, os capitatum) no es el mas grande de todos, sino menor que el escafóides, el semi-lunar y el ganchoso. Tiene dos caras libres, una anterior (fig. 4.) de figura trapezóidal y la otra posterior (fig. 5.) de igual figura, pero mas alta. Sus otras cuatro caras son articularias, que se tocan con los huesos vecinos; la superiorcon el semi-lunar, la externa con el ganchoso, la interna con el trapezóides y la inferior mas ancha con el metacarpo del dedo medio ó tercero. Corresponden estas caras articularias por su figura particular á las correspondientes de los huesos vecinos. Al fin el último huesecillo del carpo, el ganchoso (oshamatum, y), es de figura triangular hácia adelante, y sucesivamente mas angosto hácia atrás. Tiene las mismas caras; dos libres, la anterior (fig. 4.) y la posterior (fig. 5.) y cuatro Caras articularias, de las cuales la mas grande superior se junta con el triangular, la inferior poco menos grande con el metacarpo del dedo cuarto, la mas pequeña externa con el metacarpo del dedo quinto y la interna, que es dividida anteriormente por una cresta pequeña aguda en dos porciones, (+) En nuestra figura 5. del pié anterior el hueso pisiforme (y) está colocado erroneamente mas abajo, que en verdad debeser; élse une con la orilla superior de la márgen del triangular, que se véen la dicha figura sobre el pisiforme, y no con la esquina inferior, como hemos creido antes. ro por la superior oblonga mas grande con el os capitatum, y por la inferior pequeña triangular con el metacarpo del dedo tercero. La descripcion y principalmente las figuras dadas prueban, que el carpo de Panochthus es muy parecido al mismo de (/yptodon, pero se distingue de él por dos caractéres positiva- mente. El uno carácter es el tamaño mayor del trapezóides de (Lyptodon, con prolongacion interna mas sobresaliente, que lleva la cara articularia para el hueso de metacarpo del dedo primero (pulgar) presente en este animal; el otro la pequeñez del ganchoso, por falta del dedo quinto en los verdaderos Glyptodontes. Por este motivo el huesecillo triangular se toca con el metacarpo del dedo cuarto, durante que en Panochthus el ganchoso sobrepasa el metacarpo del dedo cuarto, para dar lugar ála union con el imetacarpo del dedo quinto, que se junta con él y conel triangular. Entre los Armadillos actuales el género Praopus, que tiene cuatro dedos, faltandole el quinto, se acerca mas á Glyptodon, pero como su pulgar presente es relativamente mucho mas grande, que el de GZyptodon, el huesecillo trapezio se ha separado completamente del trapezóides, que es un huesecillo bastante grande y mas grande que el os capitatum. Otra diferencia se presenta en el tamaño grande del ganchoso, que se toca al fin con el resto presente del hueso de metacarpo del dedo quinto, llevando 4su fin un otro huesecillo acesorio, que corresponde á el de Panochthus, que leva el triangular. Mas diferente es el carpo de los Dasypus, que tienen cinco dedos completos, y principalmente en esto, que el os capitatum es el mas pequeño de todos, y el ganchoso tan retirado al interior, que el metacarpo del dedo quinto se une menos con él, que con el triangular (*). El huesecillo pequeño acesorio es tambien pre- sente, pero tocandose solamente con el triangular grande, y no con el ganchoso. 3s3 Los cuatro dedos se componen cada uno de cuatro huesos, que son: un hueso de metacarpo, dos falanges y un hueso de uña. El interno dedo, que es en verdad el segundo, es el mas largo, midiendo 7 pule. de todo; el tercero mas grueso tiene 6 pulg., el cuarto 47 pulg. y el quinto no mas que 23 pulg. En todos el hueso de uña es el mas largo de los cuatro y despues sigue el metacarpo; de las dos falanges siempre la primera es poco mas larga, que la segunda, pero la diferencia es muy pequeña. El metacarpo del dedo interno ó segundo (2.) es 24 puls. de largo y al principio bastante delgado. Termina acá con una cara articularia casi triangular, que se une con el trapezóides, y tiene á su márgen externo superior dos otras caras articularias angostas, que unen el hueso la superior con el os capitatum, la inferior con el metacarpo del dedo tercero. De acá la (+) Este carácter particular, que es general á todos, ya ha llamado la atencion de Covigx (véase Ossem. fossil. V.1. pág. 127.) ¿8 11 E A superficie anterior es llana, pero la posterior undulosa, principiando con una tuberosidad gruesa hácia atrás, que dá el apoyo del metacarpo en contra de los huesos precedentes del carpo. Su porcion media posterior es cóncava, pero su lado libre interno tiene dos tuberancias pequeñas, la una al principio la otra en el medio de la márgen, que son separadas de la superficie superior por un surco profundo bastante ancho. Al fin inferior termina el metacarpo con una polea grande semi-circular excavada, que articula con la primera falanee del mismo dedo; separada por detras por una cresta pequeña longitu- dinal antes de la polea del cuerpo del metacarpo. El metacarpo del dedo tercero (3.) es 1 pulg. de largo y 13 pulg. de ancho. Su superficie anterior llana tiene una figura casi oblonga, pero la posterior es muy desigual, con tuberculo grueso al principio y cresta longitudinal fuerte al fin autes de la polea. Los dos lados son mas angostos y poco cóncavos. Su extremidad superior tiene cuatro caras articularias, una grande media de fisura cuadrangular, que se toca con el huesecillo grande del carpo; una muy pequeña angosta á la márgen interna, que se une con el metacarpo del dedo segundo, y dos á la márgen opuesta externa, cada una de figura oblonga angosta, de las cuales la superior se articula con el huesecillo ganchoso, y la inferior con el metacarpo cuarto. La extremidad inferior está ocupada por una polea semicilíndrica excavada, parecida á la del metacarpo segundo, pero bastante mas ancha. El metacarpo cuarto (+4.) tiene la figura de un cubo, visto de adelante, siendo 1 pue. de largo y un poquito mas ancho. Su superficie anterior es llana, pero la posterior se levanta en un tuberculo grueso medio mas alto, que es el correspondiente al principio del metacarpo segundo y tercero. La extremidad superior tiene tres caras articulares, una media triangular, que se toca con el ganchoso; una angosta interna, que junta el hueso con el metacarpo tercero; y una otra pequeña oval externa, que articula con el metacarpo quinto. La polea á la extremidad inferior tiene la misma figura como en el segundo y terceró metacarpo, pero la division media en dos caras opuestas es mas pronunciada, y al principio como al fin completa. El metacarpo quinto (5) es un huesecillo muy pequeño de figura y tamaño de una nuez avellana, que tiene cuatro caras articulares pequeñas, semicir- culares ó circulares. La una interna articula con el metacarpo cuarto, la segunda superior con el ganchoso, la tercera tambien superior, pero al lado externo de la otra, con el huesecillo triangular y la cuarta inferior con la primera falange del dedo. Esta no es de figura de polea, sino llana, como las otras. Lio La descrecencia sucesiva de los mesos del metacarpo de Panochihus, que se repeta del mismo modo en tr/yptodon con la diferencia, que él tiene huesos metacarpales mucho mas cortos, es un carácter, que distingue estos animales extinetos de los Armadillos actuales. En estosel metacarpo del dedo tercero es el mas largo, silos dedos son de igual figura entre sí, como en Praopus y Dasypus setosus, D. sercinctus, D. minutus etc., 6 si los dedos son muy desiguales, como en 0. gigas, D. gymnurus (s. 12 cinctus) y D. conurus, los meta- carpos deserecen, pero de un modo irregular y de todo diferente del tipo de los Glyp- todontes, 34 Las falanges de los cuatro dedos son huesos cortos de figura regular poco mas conica que cilíndrica, con dos caras articulares, la basal superior cóncava, la terminal inferior convexa, las dos de figura de media polea. Segun la longitud y la anchura las falanges se acomodan al carácter del hueso de metacarpo del dedo, al cual pertenecen; es decir, las del segundo dedo son las mas largas, de 1 pulg. mas ó menos; las del tercero dedo las mas gruesas, y las del cuarto dedo mas pequeños, que de los otros dos, siguiendo las mas pequeñas del dedo quinto al tipo del metacarpo, de no haber polea, sino caras articulares llanas para unirse entre sí. En cada dedo la primera falange se distingue de la segunda por la profundidad y altura mas grande de las poleas articulares, y á lomas por una prolongacion media de la márgen superior de la polea basal cóncava, que entra en el surco profundo, que separa los dos lados de la polea correspon- diente del metacarpo. Esta prolongacion es en armonia con la falange, á la cual pertenece; mas larga y mas aguda en el dedo segundo, mas gruesa en el dedo tercero y casi nula en el dedo cuarto. Antes de esta prolongacion, que se levanta tambien como un tuberculo hácia arriba, es en cada falange una fosa, que corresponde por su extension y profundidad al tuberculo precedente. La segunda falange de cada dedo es poco mas ancha al principio, pero poco mas delgada al fin, que la primera, y no tiene ni tuberculo ni fosa tan distinta en su superficie anterior. En la superficie posterior cada falange es cóncava en el medio, con dos tuberculos basales fuertes sobresalientes atrás de los dos lados de la polea, para la atadura de los tendones de los musculos, que mueven los dedos. Estos tuberculos son bastante mas altos, pero poco mas delgados, en la segunda falange de cada dedo, que en la primera. Elhuesodelauña es un cono comprimido poco corvado, con base cóncava aplanada hácia atrás y punta crenulada, áspera. La curva de cada uno se dirige con la punta hácia el exterior, y la base se levanta mas en la Pep superficie superior, que en la inferior. Acá tiene el hueso de la uña una márgen elevada, que se levanta mucho mas á los lados, que en el medio de la superficie externa, formando alii una protuberancia triangular, que es obtusa en el dedosegundo y cuarto, pero excavada en el dedo tercero. A esta protuberancia se habia atado el tendon del musculo extensor de los dedos, durante que á la elevacion de la base del lado posterior se ataba el tendon del musculo flexor de los dedos. Esta elevacion basal es un llano transversal eliptico (véase fig. 5.) con márgen crenulada áspera, que tiene á cada lado un agujero bastante erande, para la entrada de vasos sanguíneos y nervios en la substancia del hueso de la uña; ensu márgen crenulada áspera se ha apo- vado la uña córnea, que tapisa todo el hueso, y entre ella y el hueso se acumulaba la substancia blanda orgánica para la formacion de la uña, y para conservar tambien la substancia dura orgánica del hueso. De esta substancia orgánica se deducen sus asperosidades en la superficie del hueso y los muchos agujeros y surcos de vasos y nervios, que corren entre ellas y entran en su tejido. Principalmente la punta de cada hueso de uña ha sido envuelta en tal matriz órgánica, y parasostenerla mejor han sido útiles las espinas ásperas sobresalientes, que decoran la punta de cada hueso de nña. Al fin debemos advertir al lector, que cada hueso de uña tiene dos márge- nes laterales, de las cuales la una es bastante aguda y la otra mas obtusa. En el hueso de uña del segundo dedo la márgen interna es la aguda y la externa la obtusa; en los otros estas márgenes se dirigen la una mas hácia arriba, la otra mas hácia abajo, estando la superior la mas aguda. Las dos superficies de cada hueso de uña entre estas dos márgenes son tambien dife- rentes, la anterior Óó superior es mas llana, la posterior ó inferior mas convexa y casi dividida en dos porciones, por una esquina longitudinal media obtusa. Así imitan los huesos de uña mas la figura de pirámides, que del cono, y principalmente el último mas pequeño, que esen verdad una pirámide de tres lados con esquinas obtusas. Este hueso es 13 pulg. de largo, el cuarto 23, el tercero 3) y el segundo 3, en la superficie superior mas corvada. Las falanges y los huesos de uña de (4/yptodon son mas cortas y relativamente mas macizas; los huesos de uña tienen una figura mas deprimida y una punta mas ancha. Entre los Armadillos actuales tienen los /raopus dos falanges casi iguales, relativamente mas grandes en cada dedo y huesos de uña relativamente mas pequeños; pero los Dasypus con dedos iguales del pié anterior tienen dos falanges muy desiguales, á lo menos en los dedos 3, 4 y 5. Los con dedos desiguales imitan por la figura particular de loshuesos de uña en sus 3 dedos externos mas al tipo de Paunochthus, que al tipo de Glyptodon, pero se acercan mas al tipo de Glyptodon por la pequeñez y figura maciza de las falanges. Tambien la E, diferencia de tamaño es mucho mas grande entre estos dedos, que entre los de Panochthus y de Glyptodon. Así sucede, que ninguna de las especies actuales de los Armadillos tiene piés anteriores iguales al tip9 de los Glyptodontes extintos. Por la figura y la construcion de los dedos del pié anterior es de presumir, quelos Glyptodontes han sido tambien habi- les para rascar la tierra y hacer excavaciones; pero no en un grado tan progresivo como Jos Dasypus con grandes unas en los piés anteriores, y por esta razon no creo, que los Glyptodontes han vivido en cuevas subterraneas, sino solamente en excavaciones abiertas, defendiendose en estas por la dureza y el tamaño desu coraza expuesta al enemigo. Lu aptitud de rascar la tierra han utilizado probablemente mas para buscar alimentos en la tierra, que para excavar domicilios; asistiendo esta obra por la nariz gruesa, en modo de los puercos, que buscan tambien una parte de sus alimentos en el suelo mismo. Pero no ereo tampoco, que el alimento de los G1yptodontes ha sido exclusivamente subterraneo, sino su modo de alimentarse ha parecido mas ¿el de los Praopus y de los Dasypus con dedos iguales en los piés anteriores. Noes dudoso, que Panochthus ha sido menos hábil en rascar la tierra, que (7/yptodon; y que él es, que corresponde poco mas al tipo de los Dasypus con dedos desiguales en el pié anterior, durante que Panochthus corresponde mas al Praopus y los Dasypus con dedos iguales. Hay algunos huesos acesorios en la planta del pié, de los cuales hemos de hablar al fin de su descripcion. Son cinco en el pié de nuestro animal. El primero es un hueso bastante grande de figura particular, que ocupa el centro del carpo al lado de la planta, entre el escafóides, el semilunar y el pisiforme, tapando la base de los huesos del metacarpo de los tres dedos mas erandes y apoyandose principalmente en el semilanar. Hemos dado una figura de él (fig. 5. x:) que prueba, que el hueso es de figura irregular, mas erveso y mas ancho áun lado, y mas angosto al otro; pero su posicion no es la natural, sino adelantado hácia abajo, para mostrar mejor su apoyo en los huesos superiores del carpo. Su porcion gruesa es en la superficie externa longitudinalmente elevada, con tuberculo medio basal, que sobresale libre en el centro del carpo. En la otra superficie interna el huesecillo es poco conve- xo, con tres caras articulares: una media eliptica bastante larga, que se toca con el tuberculo grueso del semilunar; una otra pequeña circular al fin de la extremidad mas angosta del hueso, que se toca con el tuberculo del escafóides, y una tercera semilunar al otro fin, que se toca con el pisiforme. La porcion angosta del hueso se dirige hácia el lado interno del pié, la porcion mas ancha hácia el lado externo y la márgen corvada mas gruesa hácia abajo, dando origen á los tendones flexores de los dedos, que salen de este hueso, que es 1 io encerrado en el tendon general comun del musculo flexor profundo de los dedos (*). Los otros cuatro huesos acesorios son colocados uno en cada de los cuatro dedos, antes del hueso de la uña, entre él y la falange segunda (fig. 5. s.s. s.S.). Los tres primeros son de figura triangular, con la punta hácia arriba y dos caras articulares en la superficie superior, que se tocan con las extremidades posteriores de la cara articular inferior de la falange; el cuarto es un huesecillo muy pequeño de figura transversal eliptica, con una cara articular augosta, que se toca con la base del hueso de uña del último dedo. El primero interno de estos cuatro huesos acesorios es el mas grande, y de acá descrecen sucesivamente en tamaño hasta el último externo. Los mismos huesos acesorios hay tambien en el género (lyptodon, como ya hemos dicho antes en el tomo I. pág. 85, figurando el mas grande en la lámina VI. fig. 8. Los Dasypus actuales tienen huesecillos correspondientes en su pié anterior, entre los cuales el central del carpo es bastante grande y de figura diferente segun las diferencias especi- ficas. Cuvrer lo ha figurado de D. gigas (Ossem. foss. V. 1. pl. XI. fig. 12-13.) y de D. 6 cinctus s. setosus (fig. 15—16). Al fin de cada dedo hay el otro huesecillo acesorio tambien, y por lo mas dos muy pequeños sesamoides bajo las articulaciones de las dos falanges de cada dedo entre sí. No he visto correspondientes sesamoides, ni en Panochthnus ni en Glyptodon, y debo presumir, que han faltado, porque no veo espacio libre en las falanges para ellos, presumiendo, que las dos prolongaciones basales de cada falange hácia detras son las correspondientes de ellos. 36 Elmiembroposterior de Panochthus es mucho mas grande, que el anterior, y relativamente mas grande, que el de (Glyptodon, principal- mente las dos primeras porciones de él, la pelvis y el femur; estos dos huescs son los mas grandes y los mas robustos de todo el esqueleto; menos macizo y no mas grande, que el ae Glyptodon, es el hueso de la pierna, pero los huesos del pié propio son al contrario poco mas finos y mas prolongados, que los correspondientes del otro género. La pelvis (lam. Ty VI) se compone de dos huesos innominados, completamente separados y unidos entre sí porel hueso sacro ó tubo sacral, (*) Como ya hemos dicho, este hueso no es en su posicion natural en nuestra figura, sino puesto mas hácia abajo y vuelto, la porcion angosta al lado externo del pié y la porcion eruesa al lado interno. Se vé acá su superficie interna. dejando abierta la sinfisis del pubis y distantes sus márgenes libres por un vacio considerable. Sabemos por la analogia, que cada hueso innominado se forma por tres huesos primitivamente separados, que son: elilion, el isquion y el pubis. Actualmente no hay indicación ninguna de esta separacion; cada hueso innominado tiene, vista del lado (lám. 1.), una figura irregular, compo- niendose de dos porciones desiguales, unidas casi en el medio de su extension por la grande cavidad, que incluye la cara articularia del femur, y se llama el acetabulo. Esta cavidad es de figura semilunar; su porcion anterior mas ancha, que la posterior, y corvada transversalmente contra la direccion de la posterior, que desciende con su punta mas hácia abajo; las dos unidas son como 6 pulg. de largas y la anterior 4 pulg. de ancha. No hay ningun vestigio de una excavacion para el ligamentum teres en esta cavidad, aun un tal ligamento ha sido presente, uniendose con la márgen de la escota- dura profunda al lado interno del acetabulo, que junta las dos porciones de su concavidad entre sí. Sobre la porcion anterior del acetabulo se levanta el hueso como un cono erueso comprimido de adelante hácia atrás, subiendo con anchura aumentada en direcion casi perpendicular, con inclinacion débil hácia adelante, como una pared gruesa transversal hasta la superficie interior de la coraza, unién- dose por su fin áspero y enanchado intimamente con ella. Esta porcion del hueso innominado corresponde al hueso ilion, y ha sido separada de las otras dos en la juventud del animal por sutura en el medio del acetabulo, actualmente no mas visible. Su márgen externa es libre, de figura cóncava (véase lám. VI.) y al principio inferior prolongada en una esquina sobresa- liente,poco corvada hácia adelante. De acá se disminuye el grosor del hueso hácia arriba poco á poco considerablemente, principalmente en el medio de su llano perpendicular, que no es mas grueso que un carton regular; pero mas arriba se extiende el hueso de nuevo en grosor, para formar la márgen superior ancha arqueada, que es adornada con muchas excrescencias como nudos, con excavaciones profundas entre ellos. Esta márgen es en su porcion externa muy ancha y extendida en un llano inclinado hácia atrás de 4 pulg. de ancho, sobre el cual se forman los muchos nudos que unen la pelvis con la coraza; su porcion interna es angosta, 1% pulg. de ancha, y al fin interno intimamente unida con la cresta alta del hueso sacro y del tubo lumbar, formando con ellas una cruz regular áspera con muchas tuberosidades, que se unen todas con iguales y correspondientes á la superficie interna de la coraza. En esta parte del esqueleto, que hemos llamado la eruzsacral (tom. L pág. 217), se apoya principalmente la coraza del animal, tocandose Oo A los dos huesos opuestos (la pelvis y la coraza), con las tuberosidades fijas, y unidos entre sí por substancia elástica blanda, que se habia acumulado principalmente en las muchas concavidades entre los tuberos sobresalientes. Cada uno de estos tuberos es como +—+ pulg. de alto, de figura cilíndrica en su base y engrosado y aplanado al fin, imitando la figura de un cono inverso con base ancha, por la cual se tocan los tuberos opuestos. La márgen interna del ilion no es libre, sino unida intimamente con la cresta del tubo lumbar hácia adelante, y con la del tubo sacral hácia atrás, extendiéndose por curvatura de su substancia á los dos lados, para unirse mas comoda con la substancia huesosa de dichas crestas. Bajo esta union la márzen interna del ilion desciende poco, formando una esquina aguda sobre- saliente, que corre con direcion hácia el exterior hasta el cono del hueso sobre el acetabulo, en donde ella termina con angulo agudo. lista porcion de la márgen interior del ilion cubre el surco, que sale del último agujero intervertebral lumbar, y conduce la primera raiz del nervio ciatico; la escotadura pequeña, que se forma bajo el angulo terminal agudo descripto de la márgen interna, ha dado sin duda salida al tendon del musculo iliaco, que cubrió la superficie anterior del ilion durante la vida del animal. Las dos superíicies del ilion, la anterior y la posterior, son dos llanos de figu- ra mas ó menos triangular, cada uno hasta la márgen del acetabulo 14 pulg. de alta y 12. pulg. de ancha en su porcion superior mas ancha. La anterior es cóncava y sin rugosidades pronunciadas, con excepcion de una cresta perpendicular bastante fuerte, que desciende con direccion inclinada hácia el exterior, de la region mas ancha de la márgen superior hasta casi el medio de la márgen externa (véase lám. VI. fig. 1), La superficie posterior (fig, 2.) es masllana, pero inclinada hácia abajo, con algunas rugosidades irregulares lon- situdinales, que se han formado por el apoyo intimo de las capas de los musculos gluteos, que parecen de haber sido muy fuertes en nuestro animal. Al lado de la cresta sacral es separado de la superficie interna, por una eresta alta y aguda, una porcion oblongo-oval profunda, que concluye al fin inferior con un agujero, que es la apertura de un conducto perpendicular acesorio del conducto vértebral comun, dando salida á los nervios sacrales de esta region del hueso sacro, La region interna de la pelvis, antes del acetabulo, ocupa en todos los Mamíferos el hueso pubis, y así ha sido su posicion tambien en nuestro animal. Encontramos acá á la orilla del acetabulo una apofisis gruesa, inclinada hácia el exterior y descendiendo poquito con su punta hácia abajo (véase lám. V1.), que apofisis es una particularidad de los Glyptodontes, ALAS A faltándola á los Armadillos actuales y á todos los otros Mamíferos. Tiene de cada especie su figura particular y es bastante gruesa en la actual, como lo prueba la fig, 1. lám. VI. Presumo, que laes causada por el apoyo de musculos, y como en esta region de la pulvis se ata el tendon del musculo psoas pequeño y la base del musculo pectineo, me parece probable, que estos dos musculos son los quese atan á esta apofisis. Del lado interno de la dicha apofisis sale con direccion oblícua descendiente hácia el exterior un ramo casi recto, delgado, comprimido de los dos lados, 7 pulg. de largo y 1. pulg. de ancho en el medio, estendiéndose poco mas á sus dos fines, en donde él se une con las porciones vecinas de la pelvis. Este ramo es el-verdadero hueso pubis y su figura bastante variable segun las diferentes especies, como ya hemos lo descripto en el tomol. pág. 219. El carácter particular de muestro Panochihus es su compresion lateral y su anchura considerable, estando el mismo ramo muy delgado y cilíndrico en los Glyptodontes con cola corta gruesa, obconica; pero mucho mas corto y mas grueso en (/. clavipes, como en la pelvis de una otra especie de Panoch- thus, que ha descripto el Sr. SerreEs bajo el título de (lyptodon giganteus (Compt. rend. de 23 Oct. de 1865.) y que hemos antes creido perteneciente á nuestro Panochihus tuberculatus (*). Atrás de este ramo, que se une hácia abajo con el isquion, se forma un gran vacio oval, el agujero sub-puviano (foramen obturatorium), que tiene una figura oval oblonga, 6 pulg. de larga y 2 pulg. de ancha en el medio; el otro lado de este agujero pertenece al isquion. Esta porcion de los huesos innominados principia, como el pubis, en el acetabulo, y ocupa la porcion posterior angosta de la dicha cavidad. Acá. se levanta el hueso isq uion enunramo grueso Casi triangular poco corvado sobre el acetabulo, y continúa atrás de él con direccion descendiente como una lámina gruesa perpendicular, que se aumenta hácia abajo y hácia arriba poco á poco siempre mas, hasta la altura considerable de 19 pulgadas, formando (*) Esta pelvis, descripta detalladamente por el Sr. Poucner en el Journ. Panat. et phys. de Cu. Rosi. Mars 1866. 6. pertenece muy probablemente á la especie de Panochthus, que hemos llamado, segun la indicacion del Sr. Nopor (pág. 108—110 de su obra mencio- nada), (1. (Panochthus) clavicaudatus (An. tom. I. pag. 191). Todo que hemos dicho en el tom. 1. de los Anales de la pelvis del (1. (Panochthus) tuberculatus es fandado en la descripcion de esta pelvis de (7. giganteus, y no cuadra en verdad á la pelvis del Panochthus tuberculatus, que es bastante diferente en su configuracion de la del (Eypto- don giganteus. Hablaremos mas de esta diferencia al fin de nuestra descripcion actual de la pelvis de P. tuberculatus. II 12 O e un llano casi perpendicular sub-triangular, que se inclina con su porcion inferior hácia el interior, como con su porcion superior hasta el exterior. Hemos llamado esta porcion superior la ala ciatica, porque la ascien- de libre sobre el ramo del isquion, que sale del acetabulo, cambiandose al fin en una cresta alta con márgen superior engrosada, rugosa y reclinada hácia atrás, que se une á su base con la apofisis transversa de la última vértebra sacral, formando en este modo el segundo apoyo para la coraza, que se junta con la márgen áspera provista de tuberosidades en el mismo modo, como la se ha unido por la cruz sacral con el ilion y el sacro. La superficie externa de la ala ciatica es bastante cóncava en esta region, en donde se ata al otro lado la apofisis transversa de la última vértebra sacral, y cada esquina de la márgen superior engrosada poco prolongada en un angulo agudo sobresa- liente, de los cuales el inferior mas largo se continúa hácia el interior en la apofisis transversa, con la cual el dicho angulo forma una lámina horizontal sobresaliente al fin de la apofisis. La punta anterior de la ala ciatica se levanta 7 pulg. sobre el llano de la apofisis, y su márgensuperior oblítua descendiente es 11 pulg. de larga. La porcion media del isquion es una lámina bastante delgada, sin asperosidades fuertes y concavidades ondas, que desciende hácia abajo con direccion inclinada al interior. En esta direccion tambien se disminuye su anchura, cambiandose al fin en una apofisis casi triangular, con orilla terminal engrosada á los dos lados y poco corvada hácia atrás. Esta orilla es 3 pulg. de larga, y corresponde á la gran tuberosidad ciatica de la pelvis de otros Mamiferos. Antes de ella se levanta la márgen anterior de la lámina descen- diente del isquion en una cresta arqueadaaguda, á la cual probablemente ha sido atado un ligamento, uniendo las dos crestas transversalmente, porque su orilla poco áspera deja presumir semejante configuracion. Si un tal ligamento ha sido presente, durante la vida del animal, la cavidad cotyloidea ha sido cerrada en verdad por este; en otro caso ella ha sido abierta hácia abajo, como la se muestra actualmente en nuestras figuras lám. 1. y VI. La distancia entre las dos tuberosidades ciaticas es de 11 pulgadas, y la altura del isquion de acá hasta la apofisis transversa de la última vértebra sacral de 134 pulgadas . La cavidad cotyloidea, es decir el vacio entre los dos huesos inominados y el sacro, es de figura oblonso-eliptica perpendicular y su entrada mas angosta hácia arriba, que hácia abajo. El diametro perpendicular de esta entrada es de 23 pulg. y el diametro transversal mas largo, inmediatamente bajo el fin del pubis, de 12% pulg.; la cavidad misma tiene una extension Jocs y O horizontal de 22 pulg. desde el principio del pubis hasta el fin del sacro, y una anchura en el medio, entre las márgenes posteriores del isquion, de 20% puls.; su altura maxima bajo el medio del arco sacral hasta el fin delas tubero- sidades ciaticas es de 19 pulg. Ale 1) La descripcion dada dela pelvis de Panochthus y la comparacion de las figuras de ella con las de las pelvis de los Glyptodontes tipicos en el tomo I. de los Anales, prueba clara- mente, que la pelvis de Panochthus se acerca mucho mas al tipo de los Armadillos actuales, que la de (7/yptodon. Es digno de notar, que una especie de ellos, el Dasypus conurus (Mataco), tiene tambien la pelvis abierta hácia abajo, sin la sinfisis del pubis, que está cerrada en las otras especies. La figura mas prolongada de adelante hácia atrás es una de las similitudes de la pelvis de Panochthus con el tipo de los Armadillos, y no menos la altura relativamente menor de las alas ciaticas. Estas alas son mucho mas altas en los Glyptodontes tipicos, y.su posicion mas perpendicular; durante que las alas de Panochthus son bajas y inclinadas, como las de los Armadillos actuales. Mas diferencias muestran los huesos iliacos, por su posicion transversal; en la cual corresponden al tipo de los Glypto- dontes y no al tipo de las Armadillos, que tienen el ilion longitudinalmente colocado y mas separado del sacro. Conocemos por la descripcion detallada del Sr. Povcuer (véase la nota pág. 89.) la pelvis de una otra especie de Panochthus, que el Sr. Serres ha llamado (Glyptodon giganteus. Esta pelvis prueba por sus dimensiones mas grandes y su configuracion mas robusta, que habia pertenecido á un animal gigantesco y sin duda á esta especie, que hemos llamado anteriormente (7/. (Panochthus) clavicaudatus (tom. L. pág. 191). Hablaremos mas estendido sobre ella mas tarde, en la entrega signiente de los Anales, cuando trataremos de las diferentes especies del género Panochthus, y adjuntemos actualmente acá las medidas comparativas de las dos pelvis, para mostrar claramente sus diferencias notables. DISTANCIAS MENSURADAS. P. ciGaNTeEUS | P. TUBERCULATUS | Anchura de la pelvis entre las esquinas exter- | masiielos acotabWlos aso ro a psa 0,85. 0,55. Diametro transversal del acetabulo........... 0,19. 0,10. Distancia de las esquinas externas de los huesos o A ATASS. SOL LOL Ln | 0,80. 0,63. Distancia de las esquinas de lasalas ciáticas..... 1,05. 0,70. Diametro longitudinal de la cavidad cotyloidea 0,66. 0,53. Diametro transversal de la misma bajo las apo- ASIBTTANSVersas del SACIO ooo os ce ita oo 0,67. 0,61. Longitud del arco sacral con su CUrva......... 0,72. (5) 0,58. Estas medidas prueban, que la pelvis de Panochthus tuberculatus, aun en todas sus dimen- siones menor que la de P. góganteus, tiene algunas distancias relativamente mayores, que la otra, y que su porcion posterior supera relativamente mucho mas sobre la anterior, que es en la otra especie la mas robusta y lamas maciza. El fé mu r (lám. VIITL) es el hueso mas robusto del esqueleto y de figura particular, pero muy parecido al tipo general de los Glyptodontes. Este tipo se acerca mucho á el delos Armadillos actuales, pero se distingue de el no solamente por su robustez mayor, sino tambien positivamente por este carác- ter, que la apofisis intermuscúlar media externa, llamada el trocanter tercero, se une con el condilo externo inferior, colocándose no en el medio del fémur, sinoá su fin. Sigue de esta . colocacion del trocanter tercero, que el fémur de los Glyptodontes es relativamente mas corto, que el de los Armadillos; lo que vale del todo el pié de ellos, sea el anterior ó el posterior. Por esta colocacion particular del trocanter tercero, y el grandor del trocanter grande, el fémur de de los Glyptodontes toma las figura de dostriangulos casi isoceles opuestos, unidos con sus dos angulos agudos en el medio del fémur, en donde este hueso es bastante delgado. Ningun Mamífero tiene una figura parecida del fémur. En nuestro animal el fémur es 212 pulga. de largo y 104 de ancho arriba, entre los dos trocanteres, disminuyéndose hasta el medio á la anchura de 3% pulse. y extendiendose de nuevo antes del fin á 8 pulg. Su grosor no es tan grande, siendo todo el fémur no de figura cilíndrica, sino deprimido de 24 hasta 3 pulg. diametro perpendicular. Principia el fémur arriba con la cara articularia casi hemiesférica, que se llama la cabeza. Esta cara tiene un diametro transversal de 3 pulg. y á su lado interno poco hácia atrás una escotadura angosta (fig. 2.), que indica la insercion del ligamento redondo (ligamentum teres). Inmediatamente bajo esta excotadura se vé el trocanter menor, como un tuberculo pequeño redondo, y en oposicion con él sale al otro lado una prolongacion bastante larga y gruesa, que es el trocanter grande ó mayor. Este trocanter dista con su extremidad 8 pule. de la cabeza del femur, terminándose con una cara eliptica poco reclinada hácia abajo con su márgen posterior. Entre la cabeza y el gran trocanter la superficie anterior del fémur es cóncava, y la posterior casi llana, las dos con algunos grandes agujeros nutricios, que son emisarios de vasos sanguíneos. Bajo el gran trocanter el fémur se disminuye pronto en anchura hasta el medio, en donde tiene su extension minima, enlargue- ciendose al lado externo repentinamente en una esquina sobresaliente aguda, quetermina con cara longitudinal gruesa, descendiendo con direccion oblícua y grosor aumentado hasta el condilo externo. Esta esquina es el trocanter ter- cero entremuscular. Sus dos superficies son cóncavas, la superior lisa, la inferior áspera, y aquella tiene algunos agujeros mutricios al lado interno mas hácia abajo. Acá se unen con el trocanter tercero los dos condilos, con las dos tuberosidades sobresalientes bastante fuertes sobre ellos. El condilo interno (véase lám. IX. fig. 4, que muestra la extremidad inferior del fémur, vista de abajo) es mas grueso que el externo, de figura hemiesférica y separado del otro por una escotadura profunda. El externo es menos ancho, y su cara mas aguda. Entre los dos hay al fin del femur una excavacion profunda irregular y áspera, con muchos agujeros nutricios, y antes de ella una otra cara articularia transversal, que se une á cada lado con uno de los dos condilos. A esta cara se ata la rotula. La cara noes llana, sino muy cóncava, como una roldana, con dos esquinas sobresalientes, una á cada lado, de las cuales la externa es mucho mas alta que la interna. Todas estas caras articu- lavias tienen una superficie muy lisa, terminada por una orilla poco elevada, que indica el fin del cartilago, que habia cubierto estas caras durante la vida del animal y la inserción de la capsula articular blanda, que ha unido las márgenes de las caras articulares entre ellas. Inmediatamente sobre las caras articularias descriptas hay en la superficie anterior del fémur una excavacion triangular muy onda, con algunos agujeros nutricios en ella, para la recepcion de la extremidad superior de la rotula; la otra porcion de la superficie es lisa, pero la posterior en toda su extension bastante áspera ó rugosa, con algunas listas longitudinales fuertes y crenuladas, que indican: la exterior la insercion del musculo piriforme, las interiores la de los musculos aductores y del pectineo. Una otra lista mas aguda en el medio de la márgen interna del fémur indica el fin de los dichos musculos aductores hácia abajo y la frontera de su insercion al fémur. 1. Comparando el fémur de los Armadillos mas detalladamente con el de Panochthus se vé que aquellos animales tienen un fémur mas delgado, un trocanter pequeño relativamente mas grande, pero un trocanter grande relativamente mucho mas pequeño. De la separacion del trocanter tercero del condilo ya hemos hablado antes. De él de los Glyptodontes tipicos el femur de Panochthus se distingue por ningun carácter positivo, sino por algunas diferen- cias relativas, de las cuales el tamaño mayor del gran trocanter en aquellos y la posicion mas baja del trocanter tercero, por ser relativamente mas pequeño, son las mas pronunciadas. Tenemos en el Museo Público la porcion inferior de un fémur mucho mas grande, que el descripto de Panochthus tuberculatus, pero tan parecido por su configuracion, que no hay duda, que esta porcion es de una especie mas grande del mismo género, y probablemente 159) de aquella antes mencionada como (77. (Panochthus) clavicaudatus, (HL. giganteus de Ser- res. Esta porcion es 10 pulg. de ancha en lugar de 8 entre el troconter tercero y el eondilo interno, y la altura de este condilo con él para la rotula asciende hasta 9 pulg., durante que en el P. tuberculatus noes mas que 7% pulg. Siento mucho, que el estado deteriorado del pedazo no permita ni figurarlo, ni describirlo mas extendidamente. A pea 385 A la extremidad inferior del fémur se ata un hueso pequeño sub-cuadran- eular, la rotula (lám. IX. fig. 5—S.), que se une con él en la cara articu- laria media superior, entre los dos condilos terminales, por la cápsula sinovial, sostenido en su lugar por los musculos anteriores del fémur y participando al movimiento de ellos. Este hueso es 43 pulg. de largo, 34 pulg. de ancho, y 3 pulg. grueso en su porcion inferior mas gruesa. Su cara externa (fig. 5) es convexa y bastante rugosa; mas ancha hácia arriba que hácia abajo, y terminada por márgen aguda sobresaliente, dividida arriba en dos lobulos pequeños distantes. La cara opuesta interna (fig. 6.) es lisa, mas convexa en el medio por teda su longitud, y cóncava á los dos lados, principalmente al lado interno. Esta cara ha sido tapada con cartilago durante la vida del animal, formando la articulacion con el fémur. Vista del lado (fig. 7.) se presenta la cara articularia descripta interna por toda su extension, probando que el hueso esmas grueso hácia abajo y terminado con una tuberosidad sobresaliente en esta direccion. A esta tuberosidad se ata el ligamento, que une la rotula con la tibia, Al fin vista de arriba (fig. S.) veremos, que el hueso es mas grueso al lado externo, que es en la posicion de nuestra figura el inferior, y que la cara articularia interna imita por su superficie exacta- mente la figura de la superficie articular media del fémur, como la se presen- ta en la figura 4. sobre los dos condilos; uniéndose la porcion superior de la cara articularia de la rotula, que es en su porcion natural la interior, con la porcion mas alta de dicha cara articularia del fémur, y la otra porcion inferior, que es la exterior, con la porcion mas baja de la misma cara. Por esta colocacion y union con la dicha cara del fémur la rotula no puede moverse en otra direccion que de arriba hácia abajo y vice-versa. 39 Los dos huesos, que constituyen el esqueleto de la pierna, son unidos inti- mamente en un hueso sólido, perforado en el medio por un gran agujero oval, sin alguna indicacion de su separacion primordial en dos. La porcion mas fuerte interior corresponde á la tibia, y la porcion menos gruesa exterior al peron é (fibula). Principia este hueso unidocon una cara ancha de figura mas ó menos triangular, con esquinas obtusas, arondeadas (fig. 3.), que se divide por una tuberosidad media longitudinal alta en dos porciones desiguales. Las dos » A porciones son cóncavas, muy lisas, y han sido tapadas con cartilago durante la vida del animal, para formar con los condilos del fémur la articulacion de la rodilla. La porcion interior es la mas grande y la mas onda, principalmente á su lado posterior, para recibir el condilo mas grande interno del fémur; la otra externa es menor, y mas llana á la orilla; las dos ascienden en un cono muy elevado medio, que forma los dos lados de la tuberosidad longitudinal ancha, que separa las dos porciones entre sí (véase fig. 2). Antes de estas caras articulares para los condilos del fémur el hueso se engrosa poco á poco, descendiendo con una cara triangular oblícua (fig. 1.), que termina hácia el exterior mas arriba con un tuberculo alto sobresaliente, al cual se ata el liga- mento, que une la rotula con la tibia. Al lado externo de este tuberculo se une el peroné con la tibia, desciendo de acá en direccion casi derecha hácia abajo, durante que la tibia se inclina mas al lado interno, descendiendo con direccion oblícua y superficie torcida como un hueso muy comprimido y de mas que de doble tamaño del peroné. En este modo se forma entre los dos un vacio oval, que es mas ancho hácia abajo que hácia arriba, y mas abierto hácia atrás que hácia adelante. La tibia mas gruesa de figura comprimida tiene dos esquinas opuestas, la anterior mas obtusa (fig. 1.), y la posterior mas aguda (fig. 2.); el peroné mucho mas delgado tiene tres esquinas: una interna, una externa y una posterior, de las cuales la externa esla mas gruesa y la mas corvada. A la extremidad inferior los dos huesos se unen de nuevo en una substancia gruesa comun, con cara articularia en su fin, que cara articula con el astragalo, y imita exactamente la figura de media polea, que tiene este hueso en su cara superior (véase lám. X). La porcion mayor de esta cara articularia pertenece á la tibia, que es excavada ásus dos lados, el anterior y el posterior, inmediatamente á la márgen misma de la cara articularia, para facilitar el movimiento de la articulacion entre los dos huesos. El peroné no ocupa mas de la cara articularia con el astrogolo, que el lado externo, en donde ella desciende bastante hácia abajo con la prolongacion gruesa, que forma el ma- léolo externo, para sostener fijo elastrágalo en su lugar. El otro maléolo interno opuesto, que pertenece á la tibia, es mucho menor y desciende mas hácia atrás, que hácia el interior, en donde forma solamente una esquina pequeña sobresaliente. Los dos huesos unidos son con la tuberosidad alta entre los ceondilos articulares auperiores exactamente 12 pulg. de largos, 7 pulg. de anchos arriba, y 5 pulg. de anchos abajo; su altura de adelante hácia atrás es arriba EA de 44 pulg. y abajo de 3 pulgadas. El vacio oval entre ellas es 5 pulg. de alto, y 2 pulg, de ancho enel medio. La configuracion general del hueso descripto cuadra tambien al mismo hueso de los Glyp- todontes tipicos, y se distingue de él no mas que relativamente, estando el de los Glyptodontes mas corto, mas ancho, principalmente hácia abajo, y acá mas grueso. El vacio entre los dos huesos unidos es menor en los Glyptodontes tipicos, faltándole el angulo superior, que es ocupado por substancia huesosa, terminándose eom un arco hácia abajo. Al fin es el maléolo externo mucho mas corto y tambien el interno no tan bien indicado. Los Dasypus actuales muestran igualmente una analogia bastante pronun- ciada en su configuracion, aun sus huesos unidos son relativamente mucho mas largos y mas delgados. Se diferencian por los maléolos, de los cuales el interno es mayor que el externo, y este no prolongado hácia abajo, sino engrosado mas arriba al exterior. 410 E: pié de Panochthus se compone de siete huesos del tarso, de cuatro del metatarso y de cuatro dedos cada uno con tres falanges; lo que dan de todo 23 huesos. Pero hay otros huesecillos acesorios, que aumentan el número hasta 35. Los siete huesos del ta rs o de nuestro animal, son los mismos como los del hombre y de todos los Mamíferos con número completo de estos hue- sos, y corresponden á ellos por su porcion y su figura. 1. El calcáneo es el mas grande de todos, formando la protuberan- cia posterior del pié. que se llama el talon. Es un hueso de figura particular (lám. X. a.), compuesto de dos porciones intimamente unidas: la anterior transversal y la posterior longitudinal. Aquella (fig. 2.) es de figura triangu- lar transversa, 43 puls. de ancha con dos caras libres hácia adelante y una hácia atrás, con la cual se une la otra porcion longitudinal, que forma el talon. De las dos caras anteriores la superior se junta con el astrágalo, y la inferior con el cubóides. Aquella tiene dos superficies articularias, separadas por un surco profundo de las cuales la externa es mas separada del hueso, por ser colocada en una protuberancia particular á este lado del calcáneo, las dos llanas, de figura de riñon, y poco elevadas, para atarse intimamente al astrágalo. La otra cara del calcáneo es por la porcion mayor de su extension libre, y provista al lado externo con una sola superficie articularia mas pequeña, circular y cóncava, ála cual se ata el cubóides con superficie correspondiente. La porcion posterior del calcáneo es una prolongacion gruesa con superficie rugosa, 5 pulg. de larga y 3 de alta al principio, que asciende poco hácia arriba, engrosandose mas en la misma direccion, y terminando con una cara triangular áspera, que tiene un callo longitudinal y dos otros mas cortos, uno á cada lado, para la insercion del gran tendon de Aquiles. 2, Elastrágalo (0.) tiene la fisura de una media roldana, transver- salmente colocada, es 5 pulg. de largo y 3 de ancho, colocándose antes del calcáneo y uniéndose con él por las dos caras articularias de figura de riñon, que se encuentran en la superficie posterior del astrágalo. Hay ademas dos otras caras articularias en él, la tercera superior mas grande de figura de media roldana, que se une cón el fin de la tibia y del peroné, y la cuarta al lado externo de la superficie anterior, poco hácia abajo, de figura circular convexa, que se une con el escafóides. 3. El cubóides (d)es un hueso maspequeño de figura irregular, con tres lados desiguales y un apendice bastante grueso hácia atrás, que se coloca bajo el calcáneo, uniéndose al lado externo del pié con él por una cara articularia circular convexa en su superficie superior al lado interno. Hay ademas dos otras caras articularias en este hueso, una inferior opuesta á la superior y casi de la misma figura circular, pero llana, por la cual el cubóides se junta con el hueso de metatarso del dedo quinto; y una otra en la superficie interior, que es angosta y prolongada, para juntarse con la correspondiente del escafóides. El cubiódes es 33 pulg. de largo y -apenas 2 pulg. de ancho; su apendice posterior es una apofisis gruesa, cilíndrica, redondeada, que se coloca bajo el calcáneo, descendiendo libre hácia atrás, paralela á la parecida del escafóides. Esta apofisis se vé bienlám. X. fig. 2. d, que muestra el cubóides en su posicion natural en el medio del lado posterior del pié. 4. Elescafóides( c), quesigue allado interno del cubóides, es un hueso muy delvado de figura triangular con dos superficies grandes lisas, y una orilla angosta rugulosa, de la cual sale hácia atrás una apofisis comprimida bastante larga. La superficie lisa superior es cóncava, de figura circular y corresponde á la cara articularia inferior del astrágalo, con la cual la se junta por articulacion. La otra superficie inferior es ocupada por tres caras articularias desiguales, con las cuales se juntan los tres huesos de uña (cuneiformíia, e. f. y). Como estos tres huesos son muy desiguales en tamaño, vale lo mismo de las caras articularias de ellos; la externa es muy grande, de figura triangular, la media mas angcsta es oblonga y la tercera muy angosta casi linear. Esta es colocada en una porcion mas separada del escafóides, que forma hácia atrás un angulo sobresaliente. Al lado externo de este angulo sale del escafóides hácia atrás la apofisis comprimida posterior, que corre paralela á la corres- 101 13 AN pondiente del cubóides (véase fig. 2.); y al fin hay en el escafóides una quinta cara articularia muy angosta á la orilla externa del hueso, que se junta con la defigura igual descripta en el cubóldes. El diametro transversal del escafóides á la orilla anterior es de 3% pulg., el longitudinal con la apofisis de 5 pulg. y el perpendicular apenas 1 pulgada. Los tres huesos decuña (e. £. y.) son por su relacion entre sí en completa oposicion con los del hombre, siendo el primero (e) el mas pequeño, y el tercero (y) el mas grande. El primero (e) es un hueso angosto bastante largo, de 2 pulg. y de figura prismatica triangular, que se une por cara articularia larga al lado superior por toda su extension con el escafóides, separado del segundo por un vacio abierto (véase fig. 1. e). Hácia abajo el hueso tiene una esquina poco redon- deada al fin, que termina libre, sin tocarse con otros huesos. Si el animal hubiese tenido el primer dedo, el debiese atarse á este hueso. El segundo (F') es tambien un hueso angosto largo, de figura trapeziódes prismatica, pero relativamente mas ancho, y poco mas largo, de 2% pulgadas. Tiene dos caras articulares, la una mas angosta, oblícua colocada á la superficie superior, tocandose con la cara segunda oblonga del escafóides; la otra mas ancha y mas llana al lado inferior, tocandose con el hueso de metatarso del dedo segundo. El tercero (y) es un hueso muy grande figura triangular exacta, 3 pulg. de ancho en la orilla anterior corvada, y 2% de alto en direccion de adelante hácia atrás, con orilla callosa + de gruesa. Este hueso tiene dos caras articulares triangulares llanas, una á cada superficie; la superior, que se toca con el escafóldes, es poco mas pequeña, la inferior bastante mas grande, tocandose con el hueso de metatarso del dedo tercero y cuarto. Al lado externo este hueso se acerca mucho al cubóides, sin tocarse con él, separado de él por un vacio angosto, pero acercándose mucho, por ser con la cara articularia inferior del cubóides en el mismo nivel. El pié de los Glyptodontes tipicos, como el de los Dasypus actuales, tiene cinco dedos com- pletos, y por consiguiente una configuracion diferente. Limitando nuestra comparacion al pié delos Glyptodontes, que esrelativamente mucho mas corto, pero mas ancho, por la presencia del dedo primero, encontramos en él todos los huesos del tarso relativamente mas cortos y mas gruesos, pero cada uno de figura muy parecida y con las mismas caras articularias, aun estas relativamente poco mas grandes. La única diferencia positiva muestra el hueso primero de cuña, que es mas alto, mas grueso y provisto hácia abajo con una cara articularia oval, á la cual se ata el hueso de metatarso del dedo primero. == => Siguen á los huesos del tarso los del metatarso, formando una fila transversal en el medio del pié de cuatro huesos bastante gruesos, mas ó menos parecidos. El primero mas interno (2), que pertenece al dedo segundo, faltando el dedo primero completamente, es de todos el mas delgado y tambien casi el mas largo; su longitud es de 23 pulg. y su anchura mas grande de 11 pulg. Principia arriba con una cara articularia llana, que se junta con el hueso segundo de cuña por articulacion, y desciende de acá poco mas delgado, con figura comprimida, como un hueso 2 pulsa. de alto, que termina con una cara articularia mas gruesa de figura de media polea, á la cual se atan hácia abajo dos otras pequeñas caras articularias ovales, para los huesecillos, que incluyen el tendon del musculo flexor largo comun de los dedos, juntándose conla cara articularia inferior del hueso de metatarso (véase fig. 2. £, £. £). El segundo hueso de metatarso del tercer dedo (3) es mucho mas grueso, pero apenas mas largo, de 24 pulg., y imita bastante la figura del precedente. Su caraancha triangular llana se une al principio con la porcion mayor del hueso tercero de cuña. Al lado externo de esta cara hay una otra cara transversal triangular angosta, que junta el hueso conel metatarso del dedo cuarto, y al fin inferior una tercera cara articularia muy ancha de figura de media polea, á la cual se atan, hácia abajo, como en el hueso precedente, las dos caras articularias angostas, semiovales, para los huesecillos, entre los cuales corre el tendon del mismo musculo flexor comun. El tercero hueso de metatarso (4), que pertenece al dedo cuarto, es mucho mas corto, apenas 2 pulg. de largo, pero no mucho mas delgado, y tiene casi la misma figura. Principia arriba con una cara ancha articular, que le junta con la porcion externa menor del hueso tercero de cuña, y conuna porcion al lado interno del hueso cubóides. A cada lado de esta cara terminal hay otra cara articularia transversal, tocándose con las márgenes laterales de ella, que ¡un- tan el hueso con los dos huesos de metatarso vecinos. La interna mas grande es excavada, para la recepcion de la correspondiento del hueso de metatarso del tercer dedo. De acá el hueso de metatarso cuarto se hace poco mas angosto y termina hácia abajo con una cabeza engrosada, como los otros, que tiene la figura de media polea, á la cual se atan al lado inferior las dos pequeñas caras oblongas, paralelas, para los dos huesos acesorios, sobre los cuales pasa el tendon del musculo flexor largo comun. Al fin el último hueso de metatarso (5) es poco mas diferente delos otros; — 100 — mucho menor, no mas que 11 pulg. de largo y apenas 1 pulg. de ancho. Principia como los otros, con una cara articularia superior llana, que le junta con el eubóides, y tiene á la márgen interna de esta cara otra oblongo- triangular, que se toca con la correspondiente del hueso de metatarso del dedo cuarto. Esta porcion del hueso es poco engrosada hácia atrás; despues se disminuye poeo su anchura, y así el termina con otra cara articularia llana, bajo la cual se vé una cuarta transversal angosta, que lleva un solo huesecillo acesorio (véase fig. 2). Estos son los caratéres principales de los cuatro huesos de metatarso; siguen á ellos las fala n e es de los dedos, que son tres en cada dedo. En los tres de- dos mayores es la falange prima mucho mas grande, que la segunda, de 1—13 pulg. de larga y de figura particular, provista cada una al principio en su márgen superior con una prolongación triangular obtusa hácia arriba, que entra en el surco medio de la media polea, con la cual termina cada hueso de metatarso. Esta prolongacion se continúa hácia abajo y divida la cara articularia cóncava, que corresponde á la dicha polea, en dos porciones paralelas, para las dos elevaciones de la polea. Despues continúa la falange poco mas angosta hácia abajo y termina con otra cara articularia simplice transversa oval y poquito convexa. La segnuda falange de los mismos tres dedos es un hueso de figura oval transversal, muy angosto, apenas 4 pulg. de ancho, con dos caras articularias ovales en sus dos superficies terminales. Cada una de ellas es poco mas gruesa hácia abajo, que hácia arriba, y acá provista con una escotadura débil, que divide la márgen inferior en dos porciones, como la figura del número oo . Estas dos porciones tienen caras articularias, que se juntan con las correspondientes de un hueso acesorio transversal semi-cilíndrico (véase fig. 4 y 5.), que es situada entre esta falange y el hueso de uña, con el cual concluye cada dedo. Este hueso de uña es un hueso bastante grande, de figura transversal eliptica y márgen elevada en todo su contorno, que desciende mas hácia abajo, dividiéndose acá en algunas prolongaciones irregulares ásperas. Toda su superficie es muy rugosa, con surcos, fosas y crestas entre ellas, en las cuales se manifiestan muchos agujeros emisarios de vasos y nervios. Al lado interno tiene cada hueso de uña una cara articularia oval poco convexa, que le junta con la correspondiente de la falange segunda, y á cada lado de esta cara un ó dos grandes agujeros de conductos, que entran en el interior de su tejido (véase fig. 3). El hueso de uña del dedo tercero es simetrico, con dos lados iguales; los dos otros son mas prolongados y mas angostos al un lado, a — 101 — pero mas rectos y mas gruesos al otro; este lado es dirigido en cada uno en contra del dedo tercero, el otro lado prolongado disia de él. El dedo último (quinto) es de todo diferente de los otros tres y mucho mas pequeño; sus dos falanges son casi iguales en tamaño y figura y ¿ pulg. de grue- sas, pero el hueso de uña es un huesecillo oval, como una nuez avellana, + pulg. de alto y 4 pulg. de ancho, que se junta con la seguuda falange por una cara pequeña oval perpendicular. Hay hueso acesorio entre él y la falange pre- cedente. De los tres huesos de uña el interno es 2% pulg. de ancho y 2 pul«. de alto, el medio 3 pulg. de ancho y 2% pulg. de alto, el interno 2 pulg. de ancho y 21 pulg. de alto; todo el pié, del fin del talon hasta el fin del dedo medio, mide 14 pulg., de las cuales 6 pertenecen al dedo medio con su hueso de metatarso. | Resta de hablar de los huesecillos acesorios, de los cuales hay diez en nuestro pié de posicion segura, y dos maz, que no puedo colocar con cer- teza. De los diez fijos seis pertenecen á los tres huesos de metatarso grandes, y de los cuatro otros tres álas segundas falanges de los mismos dedos, el decimo al hueso de metatarso del quinto dedo. Los seis huesecillos acesorios de los huesos de metatarso se ven en su posicion natural lám. X. fig. 2. £. ?. f., como tres pares de huesos semi-lunares angostos, bastante altas, con cara articular anterior, por la cual los se atan al hueso de metatarso correspondiente, y prolongacion de figura de un garabato ó de una concha de oreja hácia atrás. La cara articularia anterior es convexa, de figura semioval y cuadra á la correspondiente cóncava del hueso de metatarso. Sigue á la cara articularia un cuello pequeño oblícuo descendiente hácia atrás, con direccion poco divergente del uno huesecillo de la direccion del otro, y despues cambia cada uno su figura y su direccion, doblando mucho hácia atrás y formándose en un lobulo comprimido, horizon- talmente colocado. Con este lobulo, que es á la márgen inferior poco engrosado y aplanado, han tocado los huesecillos el suelo, aun no directa- mente, sino por medio de los callos en la planta del pié bajo ellos, que este animal ha tenido durante la vida, como todos los Mamíferos unguiculatos; con las cabezas de adelante se acercan los dos de cada par intimamente y forman en este modo un conducto, como un puente, sobre el cual pasa el == 102 tendon del musculo flexor largo comun, sin tocar y incomodar la articulacion entre el hueso de metatarso y las falanges, que siguen á él. Los huesecillos descriptos no son de todo iguales de figura de los tres dedos, sino diferentes con carácteres particulares para cada uno, que no podemos describir exactamente sin muchas figuras; basta de decir, que los del dedo interno son los mas gruesos; los del dedo medio los mas largos, y los del dedo externo los mas altos. Cada uno del dedo medio es 2 pulg. de larzo, del dedo interno 13 pulg. y del dedo externo 1; pula.; pero este 13 pulg. de alto, y aquel apenas ¿ pulgada. El mas grueso es el último interno. El dedo pequeño tiene en lugar de los dos solamente un huesecillo bajo el hueso de metatarso, de figura oval, pero con cuello pequeño mas angosto (fis. 2. y fig, 1. 5. s.), que desciende bastanto abajo del dedo, para sostener tambien un callo particular, aun este dedo parece no haber. tocado jamás el suelo. Los huesos acesorios bajo las segundas falanges de los tres dedos grandes son huesos angostos, semi-cilíndricos, transversalmente colocados, uniéndose con las dichas falanges por articulacion. Ya hemos descripto el del dedo medio (fig. 4. 5. s.) que es el mas grande, 1¿ pulg. de largo; los dos otros son mas cortos, de 13 y 12 pulg. pero de figura igual. Han llevado estos hueseci- llos los callos á la punta de caúa dedo antes de la uña. Al fin hay cuatro huesecillos pequeños acesorios, que no puedo colocar con seguridad. Los cuatro son de dosá dos iguales de pares, pero los dos de cada par opuestos; el uno es el derecho, el otro el izquierdo. Los mas grandes (dám. XI. fig. 6. «a. b.) tienen la figura de un pequeño corazon, son bastante comprimidos y terminan arriba con cara articularia oblonga angosta (6). Los mas pequeños (fig. 5.) son mas cortos, pero mas engrosados hácia abajo, tambien con cara articularia angosta hácia arriba (0%) Como no ha sido posible, encontrar ni en el pié, ni en la mano, caras articularias correspon- dientes á las de estos huesecillos, no puedo hablar de su posicion, que muy probablemente ha tenido tambien el objeto, sostener callos, y aguardar tendones ó articulaciones en su vecindad. a Concluyendo en este modo nuestra descripcion del esqueleto de Panochthus, parece conveniente, recapitular acálas diferencias principales positivas entre su configuracion y la de Glyptodon, para dar una idea clara y segura del ' — 1083 — derecho, con el cual hemos separado estos dos grupos como géneros dis- tintos. Son las siguientes: 1. La elevacion alta convexa de la frente de Panochthus y la direccion de la apertura de la nariz hácia abajo. 2. La cerradura completa de la órbita hácia atrás por una apofisis del hueso zigomático, que se une con la espina orbitaria posterior. 3. La union elástica flexible del primero par de las costillas con el manu- brio del esternon, en lugar de la union fija de los Glyptodontes tipicos. 4. La presencia de un conducto particular al fin inferior del humero, bajo el puente que une la epitroclea con la parte central del hueso. La falta del dedo interno (pulgar) del pié de adelante y la presencia del dedo quinto en el mismo pié; durante que los Glyptodontes tipicos tienen pulgar, pero no el dedo quinto. La falta del mismo dedo tambien en el pié posterior, que dedo tienen los Glyptodontes por acá de tamaño regular. Sigue de esta diferencia el carácter principal diagnóstico externo, estando provisto Panochthus con cuatro dedos en cada pié, y Glyptodon solamente con cuatro dedos al pié de adelante, pero con cinco al pié de atrás. Qi (>) Como apendice importate á la descripcion del esqueleto del Panochthus tuberculatus debo advertir al lector, que hay entre las figuras del Dr. Luxp, dadas de los restos fosiles de los animales del Brasil, la de un pié (Acta de la Acad. Real Dinamarquesa. Cl. mat. fis. Tom. XII. pl. LIL) y de una canilla (ibid. pl. LVI. fig. 2.), que se acercan tanto á los mismos huesos acá descriptos, que no pudo dubitar, que son de una especie del mismo género Panochthus. El Dr. Lux ha creido, que el pié pertenecia á su Moplophorus eu- phractus y la canilla al Scelidothervum Bucklandit; pero no pertenecen ni al uno, ni al otro. El Moplophorus, que segun las figuras de las placas de la coraza (ibid. tom. VIIL pl. XI.) es idéntico con los Glyptodontes tipicos, debe haber un pié correspondiente al tipo de estos, es decir: mucho mas corto, robusto y provisto con cinco dedos; y la canilla de Sceladothervum es de todo diferente, cuadrando la figura de Lunp exactamente al objeto nuestro. Soy dispuesto, vindicar el cráneo (ibid. tom. XII. pl. LL), del cual he hablado antes pág. 29., el pié y la canilla á una especie del género Panochthus, que se diferenciaba de la especie acá descripta por el tamaño mucho mayor del dedo (quinto) externo, que ha tenido una relacion mas conveniente con la regla á los otros dedos, que en muestra especie. Es muy probable, que estas tres partes del esqueleto han pertenecido á la especie de Panochthus, significada por mí pág. 5. bajo el título de P. dullifer, porque ella ha vivido mas al norte, estendiendose facilmente hasta el Brasil interior; pero como no hay probabili- dad de certificar esta cuestion, propongo aceptar la especie de Luxn como separada, llamán- dola con el apelativo de su descubridor muy meritorio: Panochthus Lundiz. — 104 — 6 EXPLICACION DE LAS LAMINAS I-XIL. BER Fig. Jl en a. d. (es d. €. Pp 9 1 Esqueleto de Panochthus tuberculatus sexta parte del tamaño natural. (1) Atlas. (2-5) Hueso mediocervical. Sexta vértebra cervical, (1-2) Hueso postcervical. (3-12) Tubo dorsal unido de la vérte- bra tercera hasta la duodecima. La pelvis con el hueso sacro y las vértebras lumbares. 11. Las once pares de costillas. Omoplato. Humero. Radio. Cubito. Fin posterior del tubo dorsal, en la cuarta parte del tamaño natural, gl 10. 11. arriba, los lugares de las cos- tillas del mismo número. 3. m ] O. la A b. C. 4. 9. 10. 11. 12. abajo, las vértebras del ismo número unidas. - Seccion transversal del tubo dorsal, en cuarta parte del tamaño natural, a. Conductos de los nervios dorsales pos- teriores. b. Conductos de los nervios dorsales anteriores. c. Escotaduras para las cabezas de las costillas. Aparato hioides, mitad del tamaño del natural. A. Bb. Cuerpo hioidescon las astas mayores, visto de arriba. Cuerpo hioides con las astas mayores, visto de abajo. C.. El aparato completo, visto de lado. NB. Esta figura está mal colocada, la posicion debe ser envuelta, con las astas menores (b. b.) hácia arriba. a.a. a. La punta anterior sobresaliente del cuerpo hioides. b. b. Las astas menores. c. €. Las astas mayores. Fig. 5. Aparato hivides de Praopus longicau- dus, en tamaño natural. A. Visto del lado. a. Punta posterior descendiente del cuer- po hioides. 0. b. Las astas menores. c. C. Las astas mayores. d. dl. Ligamentos, que atan las astas meno- res al cranao. B. Cuerpo hioides, con las astas mayores (c. c.) y el apendice descendiente (a.), visto de arriba. ¡E Cráneo de Panochihus tuberculatus, visto del lado; en medio tamaño del natural. 1241 nz Fig. 1. Vista del eráneo de adelante. Fig. 2. La misma de atrás, las dos figuras en medio tamaño del natural. Bl Fig. 1. Paladarde Panochthus tuberculatus, en tamaño natural. Fila de los dientes de la mandibula inferior izquierda. Fig. 3. Muela cuarta inferior, vista del lado. fo La misma, vista de atrás. Fig. 5. La misma, vista de arriba, del doble tamaño natural. E a Lo E E pe Fig. 6. Seccion perpendicular de un lobulo da la muela, cinco veces aumentada en tamano” — 105 — €. __ _—_— __—_—_—_ __ ____ ->—_———————————— Fig. Fig. Fig. to) a. Capa externa superficial, comentum. Fig. b. Capa media, dentina. Fig. c. Capa central, vasi-dentina. SE Fig 1. El Atlas, visto del lado izquierdo, en| > tercera parte del tamaño natural. h 2. Atlas(4.) y hueso mediocervical (2), Fig. vistos de abajo; lo mismo. Fig. 3. El hueso mediocervical, visto de ade- lante; lo mismo. Fig 4. La vértebra séxta cervical, vista de Fig. adelante; lo mismo. 5. Esqueleto del torax, visto de ade- lante. A. Manubrio del esternon. LB. Hueso postcervical. OC. Tubo dorsal. D. Parte del esternon. 1—11. Los once pares de costillas, con los huesos esternocostales hácia abajo. 6. Cabeza de una costilla, la novena, vista de arriba, en tamaño natural. a. Cara articularia anterior. 0. La misma posterior. 7. Vista del grosor de la misma costilla al fin roto atrás de la cabeza; lo mismo. PlévE Fig. 1. La pelvis de Panochthus tuberculatus, vista de adelante; en cuarta parte del natural. 2. La misma, vista de atrás. 3. Primera espina caudal inferior, en tercera parte del tamaño natural, vista de adelante. 4. La segunda, lo mismo. 5. La tercera, lo mismo. Fig. 6. La cuarta, lo mismo. 7. La quinta, lo mismo. Fig. TI 8. La sexta, lo mismo. 9. La séptima, lo mismo. Pl; vu. El humero, visto de adelante; en me- dio tamaño de natural. 2. El mismo, visto de atrás. 3. El antebrazo, visto de adelante; lo mismo. 4. La mano, vista de arriba. 5. La misma, vista de abajo. II. TIT. IV. V. Los cuatro dedes, es de- cir; el segundo, tercero, cuarto y quinto. 2. 3. +. 5. Los huesos de metacarpo de los mismos dedos. a. Osnaviculare. - A d. Os lunatum. Cc. Os triqueirum. > Crumer dd. Un huesecillo mal colocado del pié, que ha sido erroneamente unido con la mano. e. Os cunciforme. F. Os capitatum. y. Os hamatum. Y. Os pisiforme. 2. El hueso del tendon en el medio de la mano. s. 8. 8. 8. Los cuatro huesos sesamoides . delos cuatro dedos. 6. El hueso pisiforme, separado de la mano, en tercera parte del tamaño natural. a. Cara articularia, que toca al i7íque- trum. », Cara articularia que toca al enbito. Pl. vu. 1. Vista del fémur de adelante, en dos quintas partes del natural, 2. La misma de atrás, lo mismo. 14 la Fio. 1. Vista de la tibia y del peroné de ade- lante; 1o mismo. Fis. 2. Los mismos de atrás; lo mismo. Fig. 3. Vista de las caras articularias supe- . riores de las mismas; lo mismo. Fis. 4. Vista de las caras articularias de los condilos inferiores del fémur; lo mismo. La rotula, vista de adelante. La misma de atrás. ie. 7. La misma del lado interno. La misma de la márgen inferior; todas figuras ¿ del natural. OS El pié, visto de adelante, en medio tamaño del natural. = . Calcáneo. Dd. Astrágalo. . Escafóides. d. Cubóides. e. f. y. Los tres huesos de cuña. . 8. 4 5. Los cuatro huesos de meta- tarso para los dedos: segundo, tercero, cuarto y quinto. II. III. IV. V. Estos cuatro dedos. Fig. 2. Vista del pié de atrás; lo mismo. Las letras y números indican las mismas par- bo tes. t. t. t. Los tres pares de huesecillos de las poleas, sobre los cuales pa- san los tendones del musculo fle- xor largo comun de los dedos. Fig. 3. Hueso de uña del dedo tercero, visto de atrás; en tamaño natural. Fig. 4. Segunda falange del dedo tercero, con el hueso acesorio (s.) de abajo, vista de adelante; tamaño natural. Fis. 5. La misma falange, vista de atrás; lo mismo. ¡RI Fig. 1 Las vértebras de la cola, vistas de ar- riba; cuarta parte del tamaño natural. Se A A Fig. 4. Bio: Fig. 5. Fig. 1. Los números 1—9. indicanlas vértebras sueltas. Fig. 2. El tubo terminal de la cola, abierto de abajo, con las vértebras endentro; lo mismo. Los números 8.—21. indican tambien las vér- tebras siguientes una á la otra. Fig. 3. Vista del tubo dela cola de adelante, lo mismo. Seccion transversal del tubo de la cola en el medio; lo mismo. Huesecillo, cuya posicion no es cono- cida; tamaño natural. a. Vista de lado. b. Vista de arriba, Un otro de igual condicion; lo mismo. a. Vista de lado. b. Vista de arriba. El Region temporal del cráneo vista de lado; tamaño natural. a. Cresta occipital superior, continuándo- se en el hueso temporal. b. Apertura inferior del conducto entre el hueso petroso (4) y el occipital (4). c. Apofisis zigomática del hueso tempo- ral. dl. Fin posterior del hueso zigomático. e. Ala del hueso esfénoides. f. Porcion del hueso terigóides. 9. Cara articularia para la mandibula in- ferior. h. Hueso occipital. 1. Agujero, que perfora el hueso tempo- ral, para entraren la cavidad de los sesos. 2. Contorno superior del conducto auditi- vo externo. %. Hueso petroso-mastoides. 1. La fosa esfénoidal (pág. 22.) n. Agujero espinoso (pág. 23.) o. Escotadura, correspondiente al aguje- ro rasgado (pág. 23). — 107 — e Fig. 2. Region lateral del hueso occipital, mismo hueso petroso-mastoides; tama- vista de atrás; lo mismo. : ño natural. Las letras indican las mismas partes. o. Apertura del conducto auditivo in- m. Agujero condiloides. terno. h.. Porcion áspera del hueso occipital. c. Porcion áspera del temporal. 7. Tuberosidad para el conducto semi- circular superior. c. 0. Condilo occipital. s. Cono del caracol. Fi 3 Viivael : Mes ide t. Punta interna mas sobresaliente del DIE ista del hueso petroso-mastoides « E ; ye hueso. abajo; lo mismo. A Td O, Fig. 7. Vista del cono del caracol, en doble Fig. 4. ista del mismo de adelante. Z En ES ; y tamaño del natural y colocado en po- Fis. 5. Vista del mismo de atrás. Las letras ca le / LS 4 sicion vuelta. indican las mismas partes como an- a ce ed ?. Conducto auditivo externo. tes son notadas. y E 7. Tuberosidad, que incluye el condue- . Tuberosidad, que incluye el conducto do : 0, NES to semi-circular superior. semi-circular superior. s. Cono del caracol. ¿. Punta interna del hueso. Punta del cono del caracol. Sh Punta terminal interna del petroso- mastoides. w. Conducto de Fallopio. z. Agujero redondo. y. Agujero oval. 2”. Escotadura por la cualel nervio fa- Fig. 6. Vista de la cara terminal interna del cial pasa al exterior. v. Conducto de Fallopio para el nervio facial. 2. y 2. Lugar de la salida para el mismo nervio. RR e 0 A AÁ — 108 — e DESCRIPCION DELACORAZA AA La coraza de los Glyptodontes puede dividirse, segun la descripcion gene- ral dada en el tomo LI. pág. 183. sig., en cuatro porciones completamente separadas, que son: la primera de la cabeza, que cubre la frente y el vertice; la segunda muy convexa del dorso, que envuelve todo el tronco del animal y es por consiguiente la mas grande; la tercera del pecho, que forma un escudo mucho menor, casi llano bajo de la segunda; y la cuarta de la cola, que principia con algunos anillos movibles en su base, y termina con un tubo sólido al fin, que está cerrado á la extremidad por figura de cono. Cada una de estas cuatro porciones se compone por una multitud de placas huesosas de diferente figura y tamaño, variables no solamente segun las porciones de la coraza, sino tambien en cada una de las cuatro porciones, pero prevalen- tes de figura hexagonal, que figura se cambia generalmente á los lados de cada porcion mas en pentagonales y cuadrangulares, disminuyendose en la misma direccion mas ó menos el tamaño de las placas. Cada una de las placas tiene una superficie externa particular, adornada con tuberculos y surcos entre ellos, y la variedad de esta estructura externa dá la diferencia fundamental y mas visible, para distinguir facilmente los géneros y las espe- cies de los Glyptodontes entre sí. El carácter particular del género de Panochthus es la homogenidad de muchos tuberculos pequeños redondos en cada placa de la coraza dorsal, que carácter se cambia en este modo, que los filos externos de la márgen de la coraza tienen un tuberculo central mayor, como una roseta, y que en los anillos de la cola cada placa de la fila terminal tiene iguales rosetas mas erandes, que se estienden tambien hasta el tubo terminal, formando acá dos filos laterales de figura particular y tamaño muy aumentado. Las placas del escudo del pecho, que no deben tener tales adornos, no son conocidas hasta hoy; parece que Panochthus no ha tenido un escudo úel pecho, porque faltan completamente restos de él en nuestro individuo, por todas sus otras partes tan bien conservado; pero las del escudo de la frente y del vértice son provis- tas cada una con una roseta central, Estos carácteres son los particulares, que distinguen la escultura de la — 109 — coraza de Panochthus del otro género de Glyptodon, que tiene en cada placa de su o tubérculo Sil poco convexo de figura hexágonal, y seis otros á los seis lados del hexágono, que se tocan cada uno con los opuestos de las placas vecinas. Debo revocar mi presuncion de la página precedente, que ha sido impresa ya hace cinco meses, que Zanochthus probablemente no ha tenido un escudo pectoral, por falta de sus placas en nuestro individuo; el escudo pectoral ha existido y muchas placas de el se han conservado, lo que no he sabido antes, pues el preparador avisado por mí para arreglar provisoriamente las placas segun sus particularidades, ha separado estas placas, fácilmente reconocibles por la falta de la escultura externa, de las otras, conservándolasen un cajon- cito escondido en un rincon del laboratorio, en donde las he encontrado casualmente des- pues de la ausencia del preparador de su empleo. Describiré entonces el escudo pectoral al tin de esta descripcion de la coraza. 45 Pasando ahora á la descripcion detallada de cada porcion principal de la coraza me parece conveniente, principiar esta descripcion con la estr uctura general de las placas, y describir despues las de cada porcion por sus particula- ridades de segundo órden. Las placas se forman de substancia huesosa muy dura y casi homogénea en la superficie exterior é interior, pero blanda y esponjosu en el espacio medio entre las dos superficies. Esta estructura esponjosa ya se muestra claramente en las suturas anchas, que unen las placas entre sí, manifestándose por las cavi- dades numerosas é irregulares de diferente tamaño, pero prevalecentes bastante pequeñas, que se ven entre la substancia huesosa fina y frágil, que es el tejido particular del interior de cada placa, y dando por esta construccion una continuidad completa de las placas entre sí, sostenida principalmente por la substancia orgánica medular, que ha llenado las concavidades del tejido esponjoso durante la vida del animal, por toda la coraza. En las dos superfi- cies duras no faltan estas concavidades completamente, sino estan en ellas tambien, pero de menor tamaño y número, disminuyéndose la textura espon- josa poco á poco mas hácia la superficie, que es casi homogénea, pero no completamente lisa y sólida, mostrando siempre algunas irregularidades en- .corvadas superficiales y algunos poros mas ó menos visibles. Siempre es la superficie externa mas homégena y mas gruesa, que la interna, ocupando aquella en las placas mas grandes de 1 —1 $ pulgadas diámetro un grosor de 2—3 líneas, durante quela interna capa no sobrepasa nunca ¿—+ línea de diámetro, siendo generalmente de menor grosor. Estas placas mas gruesas de L. 15. — 110 — 11—112 pulse. diámetro perpendicular son 21—23 pulg. de largas, y 13—2 pulg. de anchas, como las dorsales posteriores de la coraza principal, en la region sobre la pelvis; de aquí se disminuyen las placas en tamaño y grosor, hasta la region anterior, no conservando mas que $3 puls. de diámetro perpendicu- lar y 1 pulg. de longitud. Hay tambien aun mas pequeñas (véase lím. XIV. fig. 9.), que no sé colocar con exactitud, pero que son probablemente sino de la orilla anterior sobre las espaldas, de los piés ó de las mejillas. En relacion con esta diminucion del tamaño y del grosor se disminuye tambien el grosor de las capas mas duras superficiales, y por consiguiente la facultad de resistir á las fuerzas externas, lo que produce, que las porciones arteriores finas de las corazas de estos animales están casi siempre rotas y perdidas. Corazas completas no son conocidas hasta hoy, y las figuras anteriormente publicadas de Glyptodontes no dan mas que la parte central de la coraza; aun las figuras de Nopor no son exactas, faltándolas el número verdadero de las filas de las placas y la representacion fiel de la parte anterior de los lados. La superficie interna casi lisa de las placas muestra por las pequeñas desi- gualdades de su substancia una textura radial en el tejido huesoso, interrum- pido por agujeritos pequeños y algunos apenas visibles, sin asistencia de un aparato de aumento por medio de lentes ópticos. Estos agujeritos, entre los cuales hay algunos de tamaño mayor de 3 lín. diámentro, comunican con los vacios del interior esponjoso, dando camino á los vasos sanguíneos y los nervios, que entran en la substancia orgánica para su alimento y regeneracion. Generalmente hay en el centro interno poco excavado de cada placa uno ó dos agujeros bastante grandes, queforman la entrada principal de los dichos ramos nutrientes y sensitivos. La superficie externa nunca es lisa, sino áspera Ó verrugosa por elevaciones irregulares, mas ó menos altas, de 2—4 líneas diámetro, separadas entre sí por surcos angostos, generalmente bastante regulares de 4—-4 lín. auchura, que terminan las verrugas en todo su contorno. La figura de las verrugas es muy diferente: algunas son triangulares, otras cuadrangulares ó pentagonales, pero la mayoria de los tubérculos en las placas dorsales son hexaconales ó oc- tangulares, imitando en este caso mas la figura del circulo. £n igual modo se diferencia la superficie de las placas; las dorsales son finamente rugulosas y de igual altura, las laterales tienen verrugas mas convexas y mas ásperas, en las an- toriores las verrugas son menos pronunciadas y casi desvanecidas en las últimas placas de las filas. Tambien tienen agujeritos en su superficie, esparcidos en- tre las rugosidades finas, cuyos agujeritos conducen al interior esponjoso de la placa; pero otros generalmente mas grandes se encuentran en los surcos = A A *— 111 — entre los tubérculos de cada placa, principalmente en el luzar en donde los surcos se unen antes de los ángulos sobresalientes de los tubérculos. Estos agujeros grandes son tambien orificios de conductos de vasos sanguíneos y nervios, que salen del interior esponjoso, para alimentar los pequeños escudos córneos, que han cubierto cada verruga en su superficie durante la vida del animal, formando en esta época su verdadera superficie externa; exactamente como en los Armadillos actuales, entre los cuales el Mataco (Dasypus conurus) es el mas parecido á la estructura de Parochtlus. Como este animal actual no tiene pelos ó cerdas entre sus placas, que tienen las otras especies, por ejemplo el Peludo (DVasypus villosus) y el Pichy (Dasypus minutus), que son implantados entre las placas en las suturas y los ángulos, que las forman, no creo tampoco, que Panochihus ha tenido cerdas entre los escudos de su coraza, porque los agujeros descriptos entre las verrugas, aun grandes en comparacion con losde los tubérculos, no son suficientemente grandes, para recibir una raiz del pelo con la bolsa que la contiene. El número de las verrugas en cada placa es variable segun el tamaño de las placas y la figura de los tubérculos. Aleunas placas, como las de la coraza de la cabeza y de los anillos de la cola, tienen un tubérculo central grande de figura de roseta y en la circunferencia de ella una ó dos filas de tubérculos pequeños. Tambien las placas de la orilla de la coraza del tronco estan ador- nadas con una roseta mayor central, aunque menor, que tiene en su circunfe- rencia otros tubérculos pequeños. Pero son pocas estas placas adornadas con roseta central, en comparacion con los otros mucho mas numerosos, que tienen solamente tubérculos pequeños de figura igual entre sí. De estas placas las mas grandes del centro de la coraza del tronco tienen tambien los tubérculos mas grandes y mas regulares. Estos tuberculos son aplanados y aun poco cóncavos, regularmente angulares, finamente é irregularmente punteados, de 2—3 líneas diametro, y 60—70 en cada placa. El Sr. Nopor ha dado en su obra arriba (pág. 3.) mencionada una figura buena de tales placas centrales - (pl. 9 fig. 1.), mostrando un pedazo de la coraza sin algun vestigio de suturas, que faltan generalmente en la region mas central de la coraza dorsal de indi- viduos muy viejos. El mio, aunque no jóven, es diferente por la presencia de suturas visibles en toda la coraza, así como por sus tubérculos poco menores y menos cóncavos, pero mas rugulosos (véase lám. XIV. fig. 1.). Sospecho, que esta diferencia ha sido producida porla edad mayor del animal, teniendo probablemente los individuos mas viejos tubérculos mas lisos y mayores que los individuos de menor edad. Pasando del centro de la coraza dorsal hácia los lados, el número y la figura de los tubérculos se cambia poco á poco de este — 112 —" modo: el tamaño de cada tubérculo se disminuye y la altura se aumenta por la convexidad mas pronunciada del tubérculo. Como eltamaño de las placas se disminuye tambien hácia los lados y hácia adelante, el número de ¡os tu- bérculos de cada placa es menor en las mismas direcciones; pero del centro hácia atras las placas no se disminuyen, ó muy poco, y por esta razon estas placas tienen el número mas grande de tubérculos, porque ellos mismos son mas pequeños que los de las placas centrales. Asi sucede que en las placas dorsales de las últimas filas antes de la apertura posterior de la coraza, de donde sale la cola, el número de los tubérculos asciende de S0 placa, y que estos tubérculos son de figura mas angosta, casi eliptica y trans- versalmente puestos contra la direccion longitudinal de la placa. De acá hácia los lados el tamaño de cada placa se disminuye; las placas laterales al lado del lomo, en donde la coraza se inclina hácia abajo, son de figura casi regular exágona, apenas de 2 pulg. diámetro, y tienen tubérculos mas circulares; los mas inferiores de figura cuadrangular y 14 pulg. diámetro no tienen mas que 30—40, cada tubérculo mas convexo, mas áspero y menos regularmente cir- 90 en cada cunscripto; al fin las placas mas pequeñas de la parte anterior de los lados, que son tambien las mas delegadas, disminuyen la altura y el número de los tubércu- los hasta 8—10 (véase lám. XIV. fig. 10), cambiándose las placas de arriba hácia abajo en tamaño igualmente con el número de tubérculos en ellas, que en las mas superiores placas de esta region puede ascender hasta 20 en cada placa. Asi es muy orande la variedad entre los tubérculos y las placas de la coraza principal sobre el tronco del animal. Comparando la estructura superficial descripta delas placas de Panochthus con la delos Glyptodontes tipicos, se vé una grande diferencia entre estos dos géneros, que puede resu- mirse enlos dos caractéres siguientes, Primeramente tiene Panochthus una cantidad variable de tubérculos algo desiguales en sus diferentes placas, mientras que (Flyptodon tiene siempre siete tubérculos mas ó menos hexagonales en cada placa de toda la coraza, separadas por surcos ondos y rectilineos. En segundo lugar los tubérculos de cada placa del género Panochthus se terminan general- mente en la orilla de la placa, mientras que los tubérculos periféricos de las placas de Glyptodon se unen generalmente entresí de dos diferentes placas en un solo tubérculo, cubierto durante la vida del animal por un escudo córneo comun sobre la sutura entre las placas Es digno de notar, que los Armadillos actuales presentan una diferencia análoga en la con fi- guracion superficial de sucoraza. Los unos tienen sobre las placas huesosas de la coraza escudos córneos dela misma figura y del mismo tamaño, unidos por tejido blando, que corresponde álas suturas entre las placas; mientras que los otros tienen escudos córneos so- bre las placas huesosas de la coraza, de todo diferentes en figura y tamaño de las placas que estan bajo ellos. En este segundo caso cada placa huesosa lleva un escudo córneo central IS mayor hexagono, y seis periféricos mas pequeños, que cubren las suturas entre las: placas huesosas. He fundado en esta diferencia fundamental de la configuracion de la coraza, á la cual se unen otras no menos importantes del esqueleto y de la colocacion de los pelos ó cer- das implantadas en la coraza, como de los dedos de los piés, dos géneros principales, lla mando al de los primeros Dasypus y el de los otros Praopus, (véase mi libro: Systemaf. Ubersicht de Thiere Brasiliens. 1. Th. S. 276 a. 295.) ao No entraremos ahora en detalles mas minuciosos sobre las diferencias entre las placas de la coraza, para no repetir las mismas cosas, cuando describa- mos cada porcion dela coraza, sinó principiaremos con esta descripcion, dan- do preferencia á la de la frente y del vértice. No se ha conservado esta porcion completa, por falta de la base huesosa, sobre la cual ha sido colocada durante la vida del animal; heencontrado entre las muchas placas sueltas solamente quince, que me parecen haber pertenecido al escudo vertical del animal, porque no hay otro lugar mas conveniente para colocarlas en todo el esqueleto del animal. Se distinguen muy bien estas quin- ce placas de todas las otras por caractéres particulares. Primeramenteson muy delgadas en comparacion con su erandor, lo que me parece indicar, que han sido colocadas sobre una base dura ya bien defendida por su propia estructura. Por esta razon las tomo como placas de sobre la frente y el vértice. Además son poco convexas al exterior y cóncavas al interior, lo que indica una colocacion sobre un fondo hemiésferico, como es la frente y el vértice. Este carácter se presenta mas claro, cuando las placas estan unidas por sus suturas en un escudo comun, pero no ha sido posible unir en este modo mas que seis; de las otras nueve se tocaron algunas de dos á dos, pero no con las otras, ni entre sí. Se prueba por esta circunstancia, que muchas placas iguales faltan entre estas quince, para unirse con ellas en un escudo comun. Una vez convencido, por las razones dadas, que estas placas pertenecian al escudo vertical, las he colocado sobre el cráneo del animal y pronto me ha sido posible distribuirlas en un modo tan satisfactorio sobre la cabeza restaurada, que no puede ser ya dudosa la figura general del escudo vertical yla coloca- cion de cada placa en él. Así he reconstruido este escudo, como está dibujado lám. XIII. fig. 3. en la cuarta parte del tamaño natural, colocando cada una de las quince placas en el lugar mas conveniente y dejando entre ellas los ya- cios que han sido antes completados por las placas, que faltan. Por cierto es esta figura no una copia exacta de la naturaleza, pero á lo menos una repre- — 114 — sentacion muy verosímil del escudo, que ha cubierto la frente y el vértice de Panochthus. En esta restauracion la coraza de la cabeza forma un escudo oblongo-elip- tico, 15 pulg. de largo y 12 pulg. de ancho en su mitad posterior mas ancha, sobre los arcos zigomáticos del cráneo; de aquí el escudo se disminuia repen- tinamente hácia adelante, para formar los arcos supra-orbitales, que han tapado por la parte superior el ojo, continuándose despues con curva para- bólica hasta la punta sobresaliente de los huesos de la nariz. Su superficie externa es poco cónvexa y muy áspera por las muchas pequeñas desigualdades que cubren cada placa; la interna lisa, para unirse bien á la superficie externa de la frente y del vértice, con la cual el escudo ha estado unido por un tejido elástiso blando, cubriendo tambien la superficie superior de los grandes músculos temporales, que han llenado el vacio de la fosa temporal. Proba- blemente descendia el escudo vertical á sus lados poco sobre la márgen del arco zigomático de abajo, terminándose aquí con placas pequeñas y mas finas, pero hácia atrás se extendia el escudo solo hasta la cresta transversal del hueso occipital, á la cual se habian unido las últimas placas posteriores con una márgen oblícuo descendente, lo que prueba una placa restante de esta region del escudo. Las márgenes vecinas de la circunferencia del escudo han sido formadas del mismo modo por placas bastante gruesas, pero mas hácia ade- lante el grosor de las placas del márgen disminuia poco á poco y las últimas de las ocho, que se han conservado, fueron muy delgadas. El número de las placas, que han formado este escudo, no es conocido; pero segun el tamaño de las existentes he calculado el número de las mayores hasta 70, como seven colocadas en mi figura, con algunas 20—30 placas pequeñas mas, que han formado la orilla de la circunferencia. Cada una de estas placas, aun las mas pequeñas, tienen una roseta central circular ó eliptica, que es separada de la otra superficie por un surco mas ó menos profundo (véase lám. XIIT. fig. 2., que representa las cuatro placas mas centrales en medio tamaño del natural). En las placas mas grandes la roseta ocupa casi toda la superficie externa, pero en las mas pequeñas se disminuye su grandor y enlas últimas de la orilla la roseta es mucho menor que la superficie de la placa, no ocupando mas que la region central de ella. La roseta se levanta poco con su superficie sobre el nivel de la placa y tiene una aspereza mas igual y mas fina, que la otra superficie de la placa, generalmente interrumpida por alennas concavidades irregulares, que se colocan al rededor del centro de la roseta poco mas elevado, En algunas placas estas concavidades son fosas radiales, pero nunca tan angostas y tan numerosas, como en las rosetas del tubo — 113 — y delas placas de los anillos de la cola. En el contorno de la roseta se mues- tran tubérculos pequeños irregulares, mas ó menos distintos, que tienen una aspereza mucho mas fuerte en su superficie, cambiándose hasta la orilla de la placa cada vez mas en verdaderos espinillos. Esta porcion de la placa se inclina poco hácia abajo y asi sucede, que cada placa forma una elevacion particular poco convexa, separada por surcos finos sobre las suturas de las otras placas. Las mas grandes y mas gruesas son las dos placas posteriores, colocadas sobre los tubérculos laterales de la cresta occipital transversal. La última es de figura transversal eliptica, 34 pulg. de largo y 2 pulg. deancho. Su márgen posterior es arqueada, sin vestigio de suturas, por las cuales la placa hubiese estado unida con otras; al contrario, se forma aquí una orilla muy áspera oblícua descendente, que prueba claramente por su estructura, que ella ha sido una parte de la márgen libre del escudo vertical. De aquí la placa se eleva poco á poco al grosor de ¿ puls., que es el mas fuerte entre todas las placas del vértice. Su superficie está ocupada por una roseta eliptica 2 pulj. de larga y 15 pulg. de ancha, que tiene al lado posterior8—10 fosas pequeñas radiales en su contorno; el centro de la roseta es poco convexo y su superficie muy finamente rugulosa, mas finamente que en cualquiera otra placa. La márgen anterior de la placa tiene una sutura alta, la que está dividida por án- eulos en cuatro secciones, de las cuales la mas grande setoca bien con un otro escudo de igual textura, pero aun poco mas grande, de 32 pule. diámetro longitudinal y 2 pulga. anchura. Esta placa es angosta hácia su lado externo y ancha hácia el interno, terminada en todo su contorno por sutura, que se divide por una línea quebrada en siete porciones, de las cuales lamas grande se toca con la placa precedente. A las otras seis porciones se han colocado otras seis placas, y entre estas la una ha sido tambien bastante grande, como lo prueba la extension de la porcion de la sutura, quese ha tocado con ella. La superficie de la segunda placa descripta es de igual configuracion con la de la primera, pero la roseta central mucho mas pequeña, de figura circular y 1% pulg. diámetro. No hay entre las quince placas grandes ninguna, que se toque con las dos descriptas inmediatamente, pero se encuentra un par de placas, que por su configuracion me parece probar, que es la mas vecina á las placas presentes, pero del otro lado del escudo, tecándose acá con la correspondiente segunda, primeramente descripta. De estas dos placas la una es bastante grande, de figura hexagonal prolongada y provista ála una márgen del hexagono con una orilla oblícua de la misma estructura, como la hemos descripto de la placa — 116 — primera. Por esta orilla se prueba, que la placa ha sido de la circunferencia del escudo, y como su grosor es considerable, no es dudoso que la hasido una mas bien posterior que anterior. Por estas indicaciones hemos dado á esta placa con su vecina la colocacion que la ocupa en nuestra figura 3. La placa mayor de las dos es 2; pulg. de larga y 2 pulg. de ancha, su roseta central circular es bastante grande, ocupando toda la parte media de la placa, y las asperezas en ella y en los tubérculos exteriores son de la misma conformacion que en las dos placas anteriormente descriptas. La placa menor es pentago- nal, 13 pulg. de larga y 13 pulg. de ancha, con roseta central circular de 13 pulg. diámetro, asemejándose por su estructura superior en todo á las placas ya descriptas. Despues hay seis placas, que se unen bien entre sí y me parecen haber for- mado el centro del escudo vertical; en este lugar las he colocado, dibujando cuatro de ellas en medio tamaño separadas (lám. XIII. fig. 2), para mostrar mejor su configuracion. La mas grande, que es en esta figura separada la superior, ha sido probablemente la placa central del escudo; es de figura hepta- gonal transversal, 34 pulg. de larga y 24 deancha con una roseta muy grande central eliptica, que tiene su superficie poco mas áspera que la de las placas poste- riores. En la circunferencia de la roseta se presentan 24 tubérculos pequeños y á su lado externo otros mas irregulares y mas ásperos, que terminan la placa en su contorno. Tres de los siete lados de la circunferencia son dirigidos hácia atrás, en contra del oecipital de la cabeza, y cuatro hácia adelante. Las placas, que se han tocado con aquellos tres lados faltan, pero la de los cuatro lados anteriores existen y tienen la misma estructura superficial que la placa cen- tral. Cada una de estas cuatro placas es de figura pentagonal, con roseta circular colocada poco mas hácia adelante, y orilla tuberculosa hácia atrás; el diámetro longitudinal es de 1% hasta 2 pulg. y el transversal medio como de la misma extension. Las cuatro se tocan perfectamente entre sí y con la placa central, formando un plano con superficie poco convexa. Hay además una sexta placa mayor que estas cuatro, que se toca con la externa del lado derecho, segun su colocacion en el animal. lsta placa es prolongada hepta- gonal, 3 pulg. de larga, 2 pulg. de ancha, con roseta eliptica de 2 pulg. diámetro longitudinal y tubérculos pequeños mas irregulares en su contorno. Se toca no solamente muy bien con la placa externa derecha de los cuatro anteriores de la placa central, sinó tambien con la esquina sobresaliente de esta misma placa por una escotadura en su esquina interna posterior muy particular y muy significativa para la colocacion segura de esta placa. Para mí no hay ninguna duda, que las seis han formado el centro del escudo vertical. — 117 — Mas dudosa es la colocacion de las otras cinco placas, que se han conserva- do de la coraza de la cabeza. La una bastante grande y gruesa indica por estos caractéres un lugar mas posterior, y como es muy parecida á la tercera descripta con la orilla libre, sin haber una orilla igual, me ha parecido con- veniente, colocarla allado de ella, pero mas al interior, y al otro lado de la coraza, porque no se toca esta placa con la tercera semejante y debe por consiguiente pertenecer al lado opuesto. Las otras cuatro son mas pequeñas y mas delgadas, y pertenecen por estos caractéres á la porcion anterior de la coraza. Dos de ellas se tocan entre sí y como la una es muy pequeña, con márgen externa libre, sin sutura, no hay duda que ha sido de la orilla misma. Así la he colocado, unida con la placa mayor, que se toca con ella por sutu- ra. Esta placa es de figura hexagonal prolongada, 24 pulg. de larga y 12 pulsa. de ancha; su roseta es circular de 14 pulz. diámetro. La roseta tiene una aspereza muy fina, pero las rugosidades de la circunferencia son bastante gruesas. En la placa terminal de la orilla, adyacente á ella, que tiene 11—14 pulg. diámetro, la roseta es pequeña y apenas ¿ pulg. de ancha, sin asperi- dad fina, con algunas concavidades redondas centrales y rugosidades parecida á las de la placa vecina en su contorno. De las últimas dos placas la una es semejante á la mayor de las dos unidas, y parece ser la correspondiente de ella del otro lado de la coraza; la otra es mas pequeña, con roseta muy pequeña central circular, y pertenece por estos caractéres á la porcion mas anterior de] escudo, sobre la nariz. Las ocho placas muy pequeñas y delgadas se parecen mucho á la igual con orilla libre; todas tienen al lado mas delgado tambien una orilla libre, sin vesti- vio de sutura, y al otro lado, que ha sido el interior, una sutura bien pronun- ciada, dividida en dos ó tres secciones por línea quebrada que indica, que estas placas se han tocado con igual número de las que estaban antes de ellas. Cada, una tiene una roseta central muy pequeña, poco pronunciada, de igual aspereza ¿on los contornos vecinos. No he indicado la colocacion de estas ocho placas pequeñas en mi restauracion, porque no estoy seguro de colocarlas bien en su verdadero lugar. Entre los Armadillos actuales tiene el Mataco (Zolypeutes conurus) el eseudo de la cabeza mas parecido ¿el de Panochthus por la. diferencia correspondiente entre las placas, que lo componen. Enel Mataco de nuestra coleccion el escudo vertical es oval prolongado, con márgen aguda hácia atrás y lados redondeados hácia adelante. Se compone de dos placas grandes centrales simótricas, una despues de la otra, en el vértice, ¿las cuales sigue hácia adelante ún par de placas simétricas entre los ojos y despues cuatro simétricas en una fila, hasta la nariz. En la circunferencia de este grupo central hay nueve placas á cada lado, de EL 16. las cuales las últimas cuatro occipitales tienen la márgen aguda sobresaliente. Además hay cinco placas muy pequeñas orbitales sobre cada ojo, y cuatro poco mas grandes á cada lado antes de los ojos hasta la nariz. En todo son 4£ placas en el escudo de la cabeza, que es 24 pulg. de largo y 14 pulg. de ancho en su porcion posterior. Todas las otras especies de Dasypus tienen un escudo vertical de composicion manos regular y no tan simétrica, como el Mataco, y no pueden compararse tan bien con el de Panochthus que se ha des- cripto. d La coraza principal del tronco del animal, que sigue á la de la cabeza, tiene Ja figura general de un huevo gigantesco bastante corto y grueso, que es troucado en las dos puntas, la anterior mas aguda y la posterior mas prolon- gada, y abierto en todo el lado inferior por escotadura longitudinal ancha Visto del lado se presenta bien, que la curva dorsal del lomo no es regular,. sinó interrumpida por una elevación separada poco mas alta, como una joroba, que corresponde á la parte del espinazo del tubo lumbar hasta la cruz sacra, y que es producida por la cresta alta de dicho tubo y por los lados altos del hueso iliaco, que se tocan en elinterior inmediatamente con esta region de la coraza (véase la lámina 1. de la segunda edicion, adjunta á esta entrega). Detrás de la elevacion se ve una pequeña depresion de la curva dorsal, y á cada lado de ella una concavidad poco pronunciada en la superficie de la coraza (véase la lámina XV. fig. 1.), que corresponde á la incisura ciática de la pelvis, producida en igual modo por las altas alas ciáticas del hueso isquion, que se unen atrás de la concavidad con la superficie interna de la coraza. De aquí los lados de la coraza descienden con curva regular hemiesférica hasta la apertura inferior ventral, formando por toda la coraza un círculo casi com- pleto, al cual falta no mas que la tercera parte de su circunferencia en el lado inferior. Este círculo es de diferente tamaño segun la extension de la coraza, siendo el mas pequeño el mas anterior, y el mas grande el medio,, disminu- yéndose desde aquí su diámetro hasta las dos extremidades de la coraza. La porcion mas anterior tiene en su superficie á cada lado del lomo igual conca- vidad ó depresion, como la posterior; despues las porciones laterales ante- riores se levantan mas con una curva particular, para formar un espacio mas extendido sobre los hombros, cuyo espacio facilita el movimiento de los piés anteriores bajo la coraza. Por esta elevacion de los lados anteriores las esqui- nas anteriores de Ja coraza, que son redondeadas en todo su contorno, se acercan mas entre sí y dan la entrada anterior de la coraza mas angosta hácia abajo, que hácia arriba. Continuándose la curva, que las termina, hácia atrás, — 119 — desciende la márgen inferior de la coraza cada vez mas hasta el diámetro medio, donde la coraza tiene su anchura mas grande, y de aquí sube la curva marginal de nuevo hácia atrás, para formar la otra porcion mas angosta poste- rior de la coraza atrás de los piés posteriores, entre ellos y el principio de la cola. Allí tiene la márgen de la coraza á cada lado una escotadura muy pronunciada, que separa precisamente la porcion de la coraza al lado de los piés posteriores de la porcion mas angosta, que incluye la mitad inferior de la pelvis, correspondiente á las tuberosidades ciáticas descendientes con los órganos blandos entre ellos y la base de la cola; es decir ála region anal y la de las partes genitales. La lámina XII. muestra por la vista perspectiva de la coraza muy claramente su figura general, y la edicion segunda de la lámina L. en la cual hemos dibujado la coraza sobre el esqueleto, explica aun mejor su relacion con las partes abajo de ella, como tambien su union firme con las alas del 1lion y del isquion. Para mostrar de un modo fácilmente inteligible esta relacion, hemos repetido la lámina 1.; no estando terminada por su recons- truccion la coraza, cuando hemos dibujado por primera vez el esque- leto. Falta para probar el tamaño colosal de toda la coraza la indicacion de las medidas principalesen sus diferentes direcciones. La extension longitudinal de la coraza entera, desde la márgen anterior hasta la posterior, es segun la curva del lomo de 62 piés (1,90), y la distancia longitudinal de las mismas dos puntas en línea recta de 5 piés 5 pulg. (1,64). La circunferencia transversal de la coraza mide en su porcion media mas ancha 9 piés 7 pulg. (2,90) y el diámetro transversal de la misma curva 4 piés 4 pulg. (1,32). La altura de la coraza en su porcion media mas alta corres- ponde á 34 piés (1,05), y la anchura de la apertura ventral en el medio de la barriga, entre los dos piés, es de 3 piés5 pulg. (1,03). La apertura anterior tiene 15 pulg. (0,38) y la posterior 2 piés 7 pulg. (0,77) de diámetro trans- versal. Las medidas dadas de la coraza prueban, que su diámetro longitudinal es casi igual al mismo del esqueleto, pero su diámetro transversal mucho mayor, para dar al movimiento de los miembros un espacio libre bajo la coraza. Sigue de esta diferencia del diámetro transversal, que los lados dela coraza no han estado unidos al cuerpo del animal, sinó libres y descen- dentes sobre su superíicie nuda. 153 La coraza se compone de adelante hácia atrás, en la línea media del lomo, de 35 filas transversales de placas, inclusas las particulares de lamárgen anterior y posterior, que adornan las dos aperturas de las mismas extremidades. O Hablando de estas placas particulares mas tarde, al fin de la descripcion gene- ral de la coraza, es preciso advertir primeramente al lector, que las placas de cada fila son diferentes entre sí segun la regla general ya antes explicada, disminuyéndose del medio el tamaño de ellas poco á poco hasta las márgenes laterales. Se sigue de esta configuracion, que la extension de la curva de las márgenes laterales de la coraza es menor que la de la curva dorsal, teniendo la dorsal, como hemos visto antes, 6% piés (1,90) extension, y la de las márge- nes solamente 53 piés (1,72). En igual modo se cambia la figura y el tamaño de las placas de las diferentes filas, siendo las de las filas anteriores ¿Mucho menores que las de las filas posteriores y tambien de diferente figura; aquellas casi regularmente hexagonales y estas hexagonales prolongadas; aquellas 13 pule. de largas y estos 2—3 pulgadas. La dicha figura prolongada hexagonal prevalece en las cuatro placas medias de las filas posteriores y asciende ásu máximo en aquella region de la coraza, en donde la joroba media se rebaja hácia atrás. Despues, á los lados de estas cuatro filas de placas centrales, la anchura de las placas se Aumenta y por consiguiente se cambia la figura de ellas mas en regular hexagonal. Poreste cambio la region de la coraza sobre las incisuras ciáticas de la pelvis incluye las placas mas grandes de todas; mas afuera, á los lados descendentes, se disminuyen las placas en tamaño, pero conservan algun tiempo su figura regular hexagonal casi hasta el medio de los lados descendentes de la coraza, cambiándose mas abajo poco á poco de nuevo en hexagonales prolongadas pero mucho mas pequeñas, y al fin inferior de las filas transversales en cuadrangulares. Con estas placas cuadrangulares termina la coraza en todo su contorno lateral hasta las placas particulares, que forman la última márgen de la coraza. Estas placas son de diferente figura y tienen además una roseta central, que cubre la mayor parte de su superficie. [gual roseta se vé tambien en las dos placas antes de las marginales, de las cuales la roseta de la placa superior es mucho mas pequeña que la de la infe- rior, como lo muestra nuestra figura 6 de la lám. XIV, que dá la vista de las tres últimas placas de la vigésima primera fila en tamaño natural, Esta figura nos hace conocer tambien que las placas particulares últimas son mas gruesas, que las otras, formando en cada fila una tuberosidad sobresaliente hácia abajo, con orilla obtusa redondeada, que se continúa hasta la superficie interna de la placa y produce principalmente su grosor. La figura 5 de la misma lámina muestra una placa terminal de la vigésima octava fila en tamaño natural, vista por toda su extension, mientras que en la figura 6 estas placas no muestran mas que la base, por su direccion inclinada hácia el interior de la coraza. Las placas de cada fila transversal se unen con las de las dos filas vecinas, — 121 — como entre sí, por suturas irregulares y crenuladas en este modo, que cada placa se toca con dos placas de la fila anterior y posterior, pero con una sola á cada lado de su propia fila. Las suturas de los lados, por las cuales se unen las placas en su propia fila, son generalmente las mas largas de la cireunfe- rencia y colocadas siempre en las placas prolongado-hexagonales, como en las cuadrangulares, con la direccion longitudinal de la coraza, paralela al eje ó diámetro longitudinal del animal. Entre las placas cuadrangulares la posicion alternativa de ellas es menos regular, que entre las hexagonales; muchas veces la placa corresponde hácia adelante como hácia atrás solamente á una placa vecina anterior ó posterior, y si hay alternacion en la posicion, setoca la placa mucho mas con la una de las dos anteriores ó posteriores, que con la otra. Todas estas diferencias se preseutan bien expresadas en nuestra figura general de la coraza (lám. XIII. fig. 1.), por la cual se manifiesta tambien, que las placas centrales -se tocan casi siempre con dos hácia adelante como hácia atrás, mientras que entre las placas laterales tanto mas prevalece la colocacion menos alternativa, en cuanto estas placas son mas inferiores. Las suturas entre las placas no son lisas, sinó dentadas, entrando una placa con tubérculos pequeños agudos sobresalientes en concavidades de igua figura de la otra. Una capa fina de tejido blando orgánico ha llenado la sutura durante la vida del animal, y con esta substancia las placas han sido unidas íntimamente. En la juventud del animal la capa blanda en las suturas ha sido mas ancha, y por esta razon las placas de individuos juveniles se deshacen fácilmente, con la edad progresiva las suturas se hacen mas angostas y las de la region central de la coraza en el lomo mas elevado desaparecen al fin com- plétamente. De aquí hasta los lados se han conservado las suturas mejor, y al fin último lateral están abiertas por toda la vida, cambiándose entre las filas anteriores de la sexta hasta la décimasexta fila las suturas terminales en hendiduras abiertas conlas márgenes de las placas sobrepuestas, pasando siempre las placas últimas de la fila anterior con su márgen gruesa posterior sobre la máreen anterior explanada y delgada;¡de las placas correspondientes de la fila siguiente. En esta estructura, que segun mis observaciones es general para todos los Glyptodontes, el Sr. Nopor ha fundado su género Sehistopleurum, que no es por consiguiente diferente sinó idéntico con el género mas antíguo de (1yptodon de Owen ó /oplophorus de Luxb. No hay razon para dividir los Glyptodontes en géneros diferentes segun las heudiduras late- rales de la parte anterior de la coraza, porque esta estructura es comun á todos y un carác- ter particular del grupo entero, no de alguna seccion subordinada. Parece que las dichas hendiduras permiten una pequeña movibilidad de los lados anteriores de la coraza del — 122 — exterior hácia el interior, movibilidad que pudiese hacer poco mas abierta Ó poco mas cer- rada la apertura inferior de ella; pero no pudo cambiar esta pequeña movibilidad de una porcion de la circunferencia inferior la figura total de la coraza en un modo importante, porque las numerosas placas centrales no participan de ningun modo á esta movibilidad de las últimas laterales. He dado la figura de las tres últimas placas de la fila décima (lám. XIV. fig. 7.) para explicar mejor la configuracion descripta de aquellas placas, que producen las hendiduras, que son en esta region de la coraza, entre las filas S—14, las mas abiertas y las mas completas, ascendiendo hasta la cuarta y quinta fila longitudinal en direccion de abajo hácia arriba. Por las hendiduras descriptas y por la anchura mayor de las suturas entre las placas inferiores de cada fila transversal tiene esta region de las corazas de los Glyptodontes, que se encuen- tran con tanta abundancia en el terreno de la República Argentina, y principalmente en el de la provincia de Buenos Aires, menor solidez que la porcion central sobre el lomo, y por esta razon las dichas corazas son generalmente defectuosas; faltándolas en todo su contorno las filas inferiores en mayor ó menor extension. Destruida la substancia. orgánica blanda que habia unido las placas en las suturas y las hendiduras, por putrefacion inmediatamente despues de la muerte del animal, las placas se deshicieron y fueron arrastradas por las aguas ó los vientos fuertes, que pasaron sobre el cadáver, que por el peso mas grande de la porcion dorsal casi siempre está colocado con el vientre abierto hácia arriba y con el lomo duro hácia abajo. Es muy raro, encontrar un individuo tan completo como el nuestro, que forma la base de esta descripcion. 19 Para conocer exactamente la diferencia entre las placas y las filas de toda la coraza es preciso examinar el número de ellas y. sus figuras en cada fila de las 35 transversales. Entramos ahora en este exámen, tomando cada una fila por sí misma, y describiendo las particularidades de las placas en ella. La primera fila anterior, que forma el contorno de la apertura, de donde sale la cabeza, no es completa, faltándola á cada lado la porcion inferior con las filas vecinas, que terminan la convexidad de la coraza sobre los hombros. La porcion conservada es un arco 22 pulg. de largo, con cuerda de 15 pule. de larga y 3 pulg. de alto sobre el medio de la cuerda, Veinte y dos placas pequeñas oblongas ó hexagonales le componen, de las cuales las medias son 3 pulg. de largas y ¿—1 pulgar de anchas, las laterales poco mas anchas pero mas cortas, y las que forman la porcion descendente del arco á cada lado mas pequeñas, Cada una de estas placas anteriores tiene una orilla reclinada al fin libre, exactamente de la misma configuracion que la orilla de las placas marginales del escudo de la cabeza, lo que prueba, que estas placas han sido colocadas cerca unas de otras. La porcion posterior de las placas es convexa poco áspera y adornada con una pequeña roseta no muy bien separada, que se acerca por su márgen anterior hasta la orilla oblicua. Es de presumir, por AS la analogia de los Armadillos actuales, que la porcion inferior de la márgen de la apertura anterior, que falta, ha sido dirijida poco mas al interior, formando una figura oval segun la figura general del cráneo, que ha entrado al retirarse en esta apertura, para cerrarla con su escudo duro vertical. Recordándose que la anchura de este escudo es de 12 pulg. y su longitud de 15, parece con- veuiente suponer, que la apertura anterior de la coraza, que es 15 pulg. de ancha, ha sido de 15—20 pulg. de alta, lo que corresponde muy bien con el tamaño general de la coraza y de la cabeza del animal. De la segunda fila se han conservado 23 placas, todas muy ásperas con tubérculos gruesos, de figura mas ó menos regular hexágona, pero sin roseta central, y generalmente poco mas anchas que largas, de 15 —13 pulg. diáme- tro. Las medias sobre el pescuezo son las mas ásperas, disminuyéndose la aspereza de los tubérculos poco á poco hasta los lados, en donde son casi lisas, 25—30 tubérculos en cada placa, muy regularmente arreglados en filas oblí- cuas sobre su superficie. La direccion de la fila entera no es perpendicular en su porcion lateral sinó algo oblícua, descendiendo de adelante hácia atrás y dejando libre antes de ella un espacio grande hasta la orilla anterior ae la coraza, cuyo espacio ha estado lleno por muchas placas pequeñas de filas nue- vas particulares, que forman principalmente esta porcion anterior convexa de los lados de la coraza. Por este fin las filas se aumentan en número, colocán- dose en el arco de la fila marginal, en donde él desciende hácia abajo, una nueva fila de placas y á ella sucesivamente otras nuevas, hasta la porcion convexa anterior sobresaliente de la coraza, que se ha formado por muchísi- mas placas sucesivamente mas pequeñas hácia abajo y hácia adelante. No ha sido posible reconstruir esta region de la coraza completamente, pero se han conservado de ella una cantidad muy considerable de placas, que prueban la disminucion constante en grosor y tamaño de ellas hasta el fin de la orilla. Hemos dibujado de esta region de la coraza algunas placas, que explican bien su configuracion; la fig. 9 muestra las placas mas pequeñas entre las conser- vadas que han sido de la orilla misma, y la fig. 10 tres placas de mayor ta- maño, que segun la diferencia entre ellas y las últimas de la fila segunda, han sido colocadas casi en el medio de esta porcion lateral sobresaliente de la coraza. Calculo, segun el tamaño de las placas y la extension de la dicha porcion de la coraza, que á lo menos 10—12 filas de placas secundarias han existido en ella. De la tercera fila transversal existen 42 placas, todas de la misma confisu- racion como enla fila segunda. Termina á los lados hácia abajo del mismo modo, que la segunda, formando dos nuevas filas de placas mas pequeñas, -- 124 — para aumentar el número de ellas en esta region inferior anterior, en donde se ven las placas mas puequeñas de toda la coraza. Lo mismo sucede con la cuarta fila; hay en ella tambien 42 placas conser- vadas y al fin inferior dos nuevas filas de placas menores, que no están com- pletas hasta la orilla. Con la quinta fila transversal parece haber principiado la primera fila de las no aumentadas al lado hasta la orilla inferior. Se han conservado de ella 48 placas, cada una poco mayor que las de la fila anterior, de 1% pulg. diámetro en la region dorsal y de 11 en la region lateral. Faltando á ella, segun la analogia de las filas siguientes, como 6 placas á cada lado, el número completo de las placas ha sido 60, de las cuales las cuatro ó cinco últimas de cada lado ya han sido movibles y configuradas del modo, que muestra la figura 7 de las tres últimas placas de la fila décima enla lámina XIV. Esta fila décima es la primera completa y dá una idea exacta de la cons- trucion de las otras precedentes. Hay 70 placas en ella (*), de una orilla lateral hasta la otra, de las cuales las contíguas á las centrales, en la region lateral del lomo, son las mas grandes, teniendo una figura casi regular hexa- sona de 2 pulg. diámetro. De aquí disminuye el tamaño á los lados hácia abajo, cambiándose la figura en hexágona prolongada, y al fin en cuadrangular, con 13 pulg. longitud y 1 pulg. anchura. Hasta la sexta placa antes de la última marginal las suturas entre las placas son bien cerradas, pero en la sexta se em- pieza á formar ya la hendidura de este modo, que la sutura anterior y posterior no son perpendiculares, sinó un poco inclinadas hácia adelante. Esta incli- nacion se aumenta en la placa quinta antes de la márgen, y se cambia en verdadera hendidura en la cuarta. De aquí principian las tres últimas placas con hendidura movible y márgenes sobrepuestas, como lo indica la figura citada. Estas tres tienen rosetas en su superficie, las otras no; y la última placa forma un tubérculo bastante grueso en su fin, tambien con roseta en su superficie. De aquí hasta la fila décima sexta la figura y el tamaño de las placas no se cambia considerablemente y no de otro modo que por un pequeño aumento de tamaño de las placas de cada fila posterior y del número de ellas en cada fila, continuando la márgen inferior de la coraza no horizontal, sinó del mismo modo descendente hácia atrás, como ha sido en las filas anteriores, desde la esquina anterior hasta el medio de la coraza, en donde la tiene su altura y su (*) Esta observacion permita presumir, que en las cuatro filas entra ella y la quinta han existido 62, 64, 66 y 68 placas; es decir: dos placas mas en cada fila siguiente. anchura mas grande. Por esta direccion descendente el número de las placas debe aumentarse en cada fila y así sucede, que la décima sexta fila tiene 76 placas de todas, lo que indica, que el número se ha aumentado en cada fila con u n a placa sola. No hay razon para describir las placas de cada fila mas detalladamente, todo el arreglo es el mismo, que en la fila décima. Las placas mas al medio son oblongo-hexagonas, y las de los lados superiores hexágonal- regulares; las dos con tuberculos muy regulares, menos altos y ásperos, pero poco deprimidos y punteados. En la mitad inferior de los lados principian las placas á hacerse mas ásperas, con tubérculos menos regulares, mas elevados y provistos con mas fuertes rugosidades; tambien las placas se cambian poco á poco en oblongo-hexagonas, pero mucho mas pequeñas, siendo el diámetro longitudinal de estas 1% puls., y de aquellas arriba 2% pulg. Al fin las últimas placas son cuadrangulares de 13 pulg. diámetro. En la sexta placa antes de la márgen principia la formacion de la hendidura, que es la última de todas, continuándose sobre las cinco placas siguientes en el mismo modo que en la fila décima. Las tres últimas placas tienen una roseta eliptica central de + pulg. diámetro en la primera de ellas, de 4 pulg. en la segunda y de 1 pulg. en la tercera. En esta el tubérculo se levanta mucho mas, cambiandose en una elevacion alta con llano superior horizontal finamente punteado y márgenes agudas ásperas en su contorno, mientras que la otra superficie de la placa es muy áspera y Casi espinosa. Los caractéres indicados de las diferentes placas continuan tambien en las siguientes filas y lo mismo el número de ias placas no se aumenta, porque la direccion de lamárgen inferior de la coraza principia á subir poco á poco, lo que disminuye el número de las placas en cada fila siguiente. En las filas cuatro atrás de la décima sexta hasta la vigésima siempre he contado 76 placas, todas de igual configuracion, pero poco mas grandes y las inferiores mas gruesas y mas ásperas, principalmente las últimas seis, que no forman ya hendidura entre sí; siendo menos honda y menos abierta la sutura entre ellas y la union de las placas en esta sutura firme, sin movimiento alguno. Estas últimas placas son mucho mas gruesas, que en las filas anteriores, y la última tiene un tubérculo bastante grande semiova!, con roseta circular mas central en su superficie externa. Del mismo modo continua la configuracion de la márgen de la coraza hasta la fila vigésima quinta, subiendo mucho por su direccion encorvada hácia arriba y disminuyendo, por consiguiente, el número de las placas en cada fila transversal. He dado para indicar mejor esta diferencia sucesiva de las filas en la márgen inferior, la figura de las tres últimas placas de la fila vigésima y IL. y — 126 — vigésima primera (lám. X1V. 8g. 6.), figura que prueba claramente el grosor y el tamaño mayor de estas placas en comparacion con las de la fila décima (fie. 7). En la fila vigésima primera he contado 72 placas y en la fila vigésima quinta no mas que 60, lo que prueba que el número de las placas en cada fila se disminuye hácia atrás bastante rapidamente, es decir de cuatro placas en cada fila poste.ior. Entre la fila vigésima quinta y la vigésima sexta está la grande escotadura del márgen inferior de la coraza, que separa las últimas diez filas transversales de las precedentes, diferenciandose la porcion posterior de aquí hasta la extremidad sobre la cola mas por su figura cilíndrico-conoides de la porcion anterior oval de la coraza, que cubre el medio del tronco del animal. Esta porcion cilíndrico-conoides corresponde á la pelvis del animal é incluye las puntas fijas, por las cuales el esqueleto se une con la coraza; estando la cruz sacra, que forman los arcos iliacos transversos con el fin del tubo lumbar y el principio del tubo sacro exactamente bajo las filas 23—25 de la coraza, y las crestas de las alas ciáticas, que se unen por atrás con la coraza, bajo las filas 31—34. La figura cilíndrico-conoides de esta region se produce principal- mente de este modo, que las últimas placas de las diez filas transversales posterio- res se inclinan mucho mas al interior, que las de las filas precedentes, y por esta razon la dicha porcion se hace mas angosta, vista del exterior, y su figura mas cilíndrica con apertura inferior menos aucha. Tambien se cambian un poco mas rapidamente el tamaño de las placas inferiores de cada fila y así sucede, que la márgen inferior de esta porcion de la coraza es mucho mas corta, que la de las diez filas precedentes, aún en la línea media dorsal de estas 20 filas las placas tienen mas ó menos la misma longitud. Pero no se altera considerablemente la figura de las últimas placas en cada fila transver- sal; cada una de las tres últimas placas tiene su roseta central, que es poco menor en la placa superior que en la inferior, y la última placa es un tubérculo erueso oval con roseta grande circular externa (véase fig. 3 y 5 de la lám. XIV): Respecto al número de las placas en cada fila transversal no continua al principio la disminucion de las filas siguientes del mismo modo; la fila vigésima sexta tiene 58 placas, la trigésima tambien 58, lo que prueba un igual número en las cinco filas anteriores de esta porcion. En la fila trigésima tercera son 54 placas, en la fila trigésima cuarta 52, y en la última fila terminal de los tubérculos marginales 51, dividiéndose esta fila en dos mitades desiguales, es decir con 25 placas en un lado y 26 en el otro, por eltamaño diferente de las placas inferiores, que son mas angostas. Se sigue de esta observacion que algu- e nas pequeñas irregularidades de número y de tamaño en las placas pueden encontrarse tambien en otras filas (*). La única particularidad de las placas, que forman la porcion cilíndrico-conoides, es una asperosidad poco aumentada en el medio de cada lado de.esta porcion, principalmente hácia atrás, en las filas posteriores. De estas placas aquellas, en cuyo lado interno se unen las alas ciáticas, son las mas ásperas de todas, y las unidas á dichas alas son tambien casi las mas gruesas. 50 Diferentes de las otras placas son las de las dos últimas filas por su estruc- tura particular, y por esta razon hemos de describirlas mas detalladamente; comparandolas con las placas marginales de toda la coraza. Ya hemos visto, que en las tres últimas placas antes de la márgen lateral hay una roseta central en cada placa; que las rosetas disminuyen en tamaño de arriba hácia abajo, cambiándose la roseta en la última placa, que es de figura particular como un tubérculo oval grueso, en una elevacior considera- ble circular ó oval, segun la posicion de la placa hácia atrás ó hácia adelante. No hay estas rosetas en las placas de la segunda y tercera fila detrás de la fila marginal anterior, álo menos en nuestro individuo, y tampoco en las placas de la primera fila marginal anterior; acá las rosetas son muy poco pronuncia- das, faltando en una y otra placa de esta fila completamente. En las dos filas últimas posteriores, pero no en la tercera de atrás, hay rosetas de diferente figura y tamaño (véase lám. XV, fig. 1). Las de la fila penúltima, cuyas placas son de figura completamente idéntica con las de la fila antepenúltima, con excepcion de ser poco mas ásperas y provistas con tubér- culos mas pequeños y mas oblongo-transversales, tienen una roseta circular en la mitad posterior de la superficie de la placa, inmediatamente antes de la orilla posterior, cuya roseta no es muy pronunciada en Jas placas de nuestro individuo, faltando en las placas de los dos lados de esta fila casi completa- mente. Hemos dado (lám. XIV. fig. 4)una figura de una placa del medio de dicha fila, que no es muy regular, siendo su roseta mas grande que lo general (**) Calculando el número de todas las placas existentes en nuestra coraza da por los números indicados de cada tila transversal la suma considerable de 2091 placas. Pero como en las esquinas anteriores el número de las filas se aumenta en relacion con la dismi- nucion del tamaño de las placas, de las cuales probablemente 200 han existido en cada lado de dicha porcion de la coraza, es muy probable que el número de todas las placas de la coraza del tronco haya llegado hasta 2,500. — 128 — y ocupando mas de la mitad de la superficie de la placa. Pero en Ja misma fila de otro individuo del mismo animal, que tenemos en el Museo, como obse- quio del Dr. D. Domxeo Marnru, que acaba de fallecer, estas rosetas son mucho mas pronunciadas y tan bien exprimidas, como casi en ninguna placa de nuestro individuo; lo que prueba que hay diferencias grandes indivi- duales entre las rosetas de las placas de diferentes individuos. En este otro individuo las rosetas tienen un diámetro de 14—-1% puls., son bien circuns- eriptas por un círculo profundo impreso, y un poco ahondado en el medio, con otro círculo de pequeñas concavidades en la periferia interna. No hay duda, que las rosetas han descendido con las placas laterales hasta la márgen inferior de la coraza, aún en nuestro individuo hay solamente una que otra placa de los dos lados, que presenta la roseta y casi siempre muy poco pro- nunciada, disminnyéndose la roseta poco á poco hácia abajo con el tamaño de la placa, ála cual la pertenece. Las placas de la última fila muestran diferencias mucho mas grandes, sea con las otras placas, sea entre sí; formando en el medio de la circunferencia última grandes tubérculos, que se disminuyen poco á poco á los lados hasta el fin inferior (véase lám. XV, fig. 1). Cada una de estas placas tiene tambien una roseta, que corresponde mas ó menos á la de la fila precedente por su tamaño, pero la roseta es siempre mucho mas elevada sobre la superficie general de la placa. En las catorce placas medias de la porcion superior dorsal de la orilla, que son las mas grandes, disminuyéndose bastante el tamaño de cada placa en donde el arco terminal desciende á los dos lados, la roseta de las placas se levanta tanto, que sobresale como un tubérculo separado al fin aplanado sobre la superficie de la placa. Estas placas, que son muy gruesas, son poco mas anchas que largas, y tienen una orilla posterior descendiente áspera, al fin aguda, completamente como las placas de la circunferencia de la apertura anterior de la coraza. Aun las márgenes laterales de ellas son poco oblí- cuas deprimidas, y las suturas entre las placas vecinas por consiguiente poco mas abiertas, formando de este modo las placas una corona de tubérculos bien pronunciados en la orilla de la coraza. El parmedio de estas catorce placas es poco mas pequeño, que las que siguen á sus dos lados, teniendo aquellas 13 pulg. diámetro transversal y entre estas las mas anchas como 21 pulgadas. Despues de la sexta de cada lado el tamaño principia disminuir hasta la esqui- na inferior, donde la orilla posterior se une con la inferior. Entre estas placas laterales las mas pequeñas son 13—1; pulg. de largas y 11 pulg. de anchas, cada una con una roseta oval menos pronunciada cóncava de + pulg. diámetro longitudinal, que ocupa la mitad anterior de la base de la placa, terminándose — 129 — la márgen posterior libre con una orilla oblícua áspera al fin bastante aguda, que imita por su construccion á la misma orilla de las placas mas grandes supe- riores (*). Alfin la placa última de la esquina, que se vé dibujada con las vecinas de la esquina inferior posterior de la coraza lám. XIV, fig. 3., es un tubérculo oval transversal, con gran roseta eliptica en su superficie, cuya roseta ocupa no solamente la superficie externa, sinó tambien se extiende sobre la már- gen poco ála superficie interna. Por estos caractéres dicha placa se distingue de todas las otras y se presenta como la mas particular entre las placas margina- les. La distancia de una á otra al lado opuesto de la coraza es de 214 pulg. cuya distancia significa tambien la anchura inferior de la apertura posterior de la coraza; la placa terminal misma de cada lado es 2 pulg. de larga y 14 pulg. de ancha. 51 La coraza de la cola, de la cual tenemos que ocuparnos ahora, se compone de dos porciones diferentes, es decir de la porcion de la base de los anillos movibles y de la porcion terminal del tubo cilíndrico. cerrado al estremo por punta cónica obtusa. Las dos porciones unidas son 4¿ piés (1,445 metr.) de largas, de las cuales los anillos ocupan 13 piés (0,532 metr.), dejando para el tubo terminal 3 piés (0,913 metr.). En la porcion de la base hay siete anillos, cuyo número corresponde exactamente al número de las vértebras libres movibles entre la pelvis y el eje del tubo terminal. Cada uno delos seis primeros anillos se compone de dos filas de placas separadas, unidas entre sí por suturas, como las placas de la coraza del tronco, pero libres en las dos márgenes del anillo anterior, y poste- rior. El séptimo anillo no está ya compuesto de placas movibles, sinó un anillo, sin indicacion de suturas, pero no hay duda que antes, en la juventud del animal, ha habido en él placas separadas diferentes. Lo mismo puede decirse del tubo terminal; aun él se forma de placas sueltas en la juventud del animal, (+) El Sr. Nopor ha figurado bien tres de estas placas posteriores terminales de la region inferior de la orilla pl. 9 fig. 4, 5, 9, 10, de su obra mencionada, tomándolas por placas de aquellaregion de la coraza, en donde se forman las hendiduras laterales. La comparacion de sus figuras con la fig. 3 de nuestra lámina XIV prueba, que las dichas placas son ¿le la orilla lateral posteriorde la apertura de la coraza, y no de la region lateral anterior. Antes he tomado yo mismo estas placas, dibujadas por Nobor, por partes de los anillos de la cola (véase: Anales Tom. L. pág. 192), porque me han sido traidas unidas con una porcion del tubo terminal de la cola; pero hoy sé, que no son de los anillos mismos, sino de la orilla posterior de la coraza, antes de los anillos. — 130 — como lo prueba un tubo terminal juvenil, que he visto en poder de un colec- cionista que rehusó venderle al Museo. Las dos filas de placas en cada anillo son diferentes entre sí como tambien las dos márgenes de cada anillo, que ocupan las dos filas diferentes. La fila anterior se forma de placas mas delgadas de figura triangular, cuadrangular ó. pentagonaLirregular, con márgen anterior mas ancha y punta posterior aguda. La márgen auterior es deprimida delgada, con orilla mas ó menos lisa y aguda, con la cual esta porcion de la placa entra en la apertura posterior del anillo precedente; despues la placa poco se engruesa formando con su porcion posterior un tubérculo punteado áspero, que entra en el vacio entre dos placas de la fila siguiente uniéndose con ellas por sutura, como todas las placas entre sí. Las placas posteriores scnmucho mas grandes, generalmente de 22% pulg. diámetro transversal, mientras que las de la fila anterior no tienen mas 11—13 pulg. diámetro de su márgen anterior y 1—1% longitud, extension que en las placas posteriores es de 2-3 pulgadas. La figura de estas placas es irregularmente triangular ó cuadrangular, con dosó tres márgenes cortas anteriores y una mas ancha posterior libre encorvada y gruesa, que cubre la porcion anterior del anillo que sigue. En esta porcion tiene cada placa de ,la segunda fila una roseta grande en su superficie, que corresponde por su confi- guracion especial á las grandes rosetas del tubo terminal, cada una cirecunscrip- ta por un surco circular ó elipuico y otros surcos mas anchos radiales en toda la superficie periferia, en el contorno de la region central un poco mas elevada. La otra porcion de la superficie externa de esta placa está cubierta con tubér- culos pequeños, regularmente colocados en filas oblícuas, con todos los carac- téres de los tubérculos de las placas posteriores de la coraza del tronco, como lo muestra la fig. 8 dela lám. XIV, y por esta razon no las describeremos mas detalladamente, basta decir, que la escultura superficial, que produce la asperosidad de la superficie regular, es mas fina y menos áspera que en las placas correspondientes de la coraza del tronco. Para unirse en anillos las placas grandes se tocan entre sí por una sutura peque- ña lateral en cada fin del diámetro transversal, diámetro que es generalmente el mas largo, y por dos ó tres suturas mas de igual textura denticulada y áspera con las placas de la fila precedente, uniéndose en el caso que hay dos márgenes avteriores de la placa posterior con dos de las placas de la fila anterior, ó sí existen tres márgenes anteriores con tres de estas placas, colocándose entre las dos laterales una tercera media mas pequeña de figura cuadrangular, mientras que las laterales placas son en este caso pentagonales. En algunas placas posteriores esta placa pequeña anterior media cuadrangular se une tan inti- — 131 — mamente con la grande posterior, que las dos forman una sola placa, sin véstigio ninguno de sutura entre ellas. Tal es la placa figurada lám. XIV, fig. 5, que tiene por consiguiente dos orillas libres, una anterior delgada, que entra en el anillo precedente, y una gruesa posterior, que cubre el principio del anillo siguiente, perteneciendo aquella á la placa pequeña y esta á la grande. S52 Con las calidades generales descriptas de los anillos se unen en cada anillo otras particulares, que producen una diferencia notable entre ellos. Una diferencia ya la hemos notado, y es la falta de suturas en la superficie del séptimo anillo y su continuacion entera por todo su contorno. Este anillo es tambien el único completamente cerrado, los otros tienen en el medio del lado inferior una apertura, que interrumpe la continuidad del anillo, dejando un espacio libre entre las dos puntas opuestas de la apertura, que ha sido cerrado durante la vida del animal por el cutis blando del lado inferior de todo el cuerpo del animal. Este espacio libre se aumenta de atrás hácia adelante poco con cada anillo, y se presenta en el anillo primero como la cuarta parte de su circunferencia, imitando los anillos de este modo la figura de la apertura posterior de la coraza. Aunque los anillos han sido rotos y ninguno de ellos me ha sido traido completo, no fué difícil de probar dicha estructura en pre- sencia de las placas últimas inferiores opuestas de cada anillo. Estas placas son mas delgadas y tienen una orilla libre al lado interno, sin vestigio de sutura; lo que prueba, que no se han tocado en el dicho lado con otra placa y por consiguiente han sido libresen esta márgen. La distancia de las márgenes libres he calculado por el número de las placas en cada anillo y así he com- prendido, que la apertura inferior de los anillos fué mas ancha en los anterio- res, y mas angosta en los posteriores, deduciendo fácilmente y con seguridad de la curva mas ó menos fuerte la colocacion mas anterior ó mas posterior de cada anillo enla dicha porcion de la cola. El primer anillo, que sigue inmediatamente atrás de la apertura posterior de la cola, es el mas particular de todos, principalmente por la figura diferente de sus placas posteriores. Tiene un diámetro transversal de 20 pulg, y secom- pone de 24 placas, de las cuales las dos últimas de cada lado son muy pequeñas, terminándose el anillo en la altura de la apofisis transversal de la segunda vértebra caudal, con la cual se habian unido sus dos extremidades inferiores, superando probablemente poco la punta aplanada de la apofisis hácia abajo. Esta union no es dudosa, porque la apofisis transversa de la pri- mera vértebra caudal se une tan intimamente con la misma apofisis de la última vértebra sacral, que no Imbiese sido posible, que el anillo primero de la cola pudiese unirse con ella; los anillos no son puestos exactamente sobre las vértebras, sinó sobre los intervalos entre las vértebras, apoyandose con su porcion media superior en las apotisis oblícuas anteriores muy altas de cada vértebra atrás de ellos. En estas apofisis de la segunda vértebra, que son las mas altas de todas, se habia apoyado el primer anillo con su porcion media, y en las puntas aplanadas de las apofisis transversales de la misma vértebra, que son dirijidas mucho mas hácia adelante, que el cuerpo de la vértebra, se apoyaron las extremidades descendentes del mismo anillo. De las 24 placas posteriores, que componen el anillo, las dos medias superiores son de 2 pulg. de anchas, con roseta bastante elevada, circular, pero no mucho mas alta que el diámetro perpendicular de las suturas, que las unen con las otras placas. Las tres placas, que signen á cada lado, son 2—3 lín. mas anchas y tienen rosetas de la misma figura, pero sucesivamente poco mas elevadas. Con la cuarta placa de cada lado la anchura de las placas se disminuye, pero la altura de las rosetas en ellas se aumenta, levantandose la roseta como un tuberculo aplanado sobre el nivel de la placa y sobre el diámetro perpendicular de la sutura, en correspondencia conla diminucion de su circunferencia, que es menor en cada placa mas exter- na. Así sucede que la penúltima placa de cada lado es 14 pulg. de ancha y su roseta 3 pulg. de alta, y la última existente no hay mas que 1 pulg. anchura y ¿pule. altura. Es posible, que esta placa no haya sido la última, faltandola una márgen lateral libre claramente señalada; pero tambien es posible, que en este anillo primero la orilla libre inferior terminal no ha sido tan perfecta por la altura de las rosetas en estas últimas placas. De todo modo la pequeñez de las últimas placas presentes prueba, que no ha faltado mas que probablemen- te una sola placa al último fin del anillo. Las placas de la áila anterior del mismo anillo no tienen estructura particular; son como las otras, con excepcion de las últimas inferiores de cada lado, que son muy pequeñas. del diámetro transversal del anillo primero descripto se deduce, que la circun- ferencia del anillo es mucho menor que el diámetro transversal de la apertura posterior de la coraza, lo que no es sorprendente, sinó en completa armonia con la configuracion de los Dasypus actuales, en los cuales el grande intérvalo de la:apertura de la coraza y del principio de la cola está cerrado por cutis blando elástico, para facilitar el movimiento libre del vrgano posterior del animal. Lo mismo ha sucedido con los animales extinguidos de organizacion semejante. El segundo anillo es mucho mas estendido hácia abajo, que el primero; siendo ES la anchura de la apertura inferior, segun mi restauracion, de 6 pulg. y el diámetro transversal como perpendicular del anillo de 18 pulgadas. Su fila posterior se compone de 27 placas, las mas grandes 2 pulg. de anchas, que anchura ninguna delas placas de todos los anillos parece superar. Las dos últimas inferiores no tienen mas que 1 pule. diámetro transversal. La estrue- tura de las placas no es particular, y las rosetas circulares se levantan mucho menos sobre el nivel de la otra superficie de las placas. Las laterales mas grandes se tocan con tres placas de la fila primera, las últimas inferiores y las medias solamente con dos. d Los anillos, que siguen al segundo, tienen la misma estructura y se distin guen de él principalmente por el número menor de las placas posteriores en cada anillo siguiente. Comparando eutre sí las placas sueltas con mas atencion se vé una pequeña diferencia del tamaño y del grosor, estando las placas correspondientes de cada anillo posterior un poquito mas largas y menos anchas, pero mas gruesas, y las rosetas mas bruscamente terminadas hácia atrás, hasta el anillo séptimo, que no tiene placas separadas y rosetas elevadas, sino excavadas. Todos los otros caractéres son los mismos y por esta razon hablaremos solamente del número de las placas en la fila posterior de cada anillo, y de la anchura del vacio inferior. El anillo tercero tiene, como el primero, 24 placas en la cireunferencia pos- terior y su vacio inferior es de 5 pulgadas. El anillo cuarto es de 21 placas en la márgen posterior y 4 pulg. de aper- tura en el lado inferior. El anillo quinto se compone de 19 placas con vacio de 3 pule. de ancho, y el anillo sexto de 16 placas con el vacio ancho de 2 pulg. Al fin, el anillo séptimo completamente cerrado es diferente por no tener mas suturas visibles entre sus placas, sinó solamente 12, ó probablemente 13 rosetas cóncavas bien pronunciadas en su superficie, dejando abajo un espacio libre sin rosetas en el medio del lado inferior poco aplanado. Su superficie entre las rosetas es cubierta con tubérculos pequeños, regularmente arreglados y laanchura del todo el anillo de 32 pulvadas. Las rosetas superiores son poco mas grandes que las del lado, y las dos últimas inferiores bastante peque- ñas (*). Faltando una pequeña porcion en el medio superior del anillo, no ha (*) Sr. Nonor ha figurado muy bien una roseta de este anillo con la porcion vecina antes de ella, en suobra ya repetidas veces mencionada, plancha 8 fig. 3., sin poder determinar su colocacion; es una de las rosetas laterales del anillo séptimo, ó del principio del tubo ter- minal de la cola. ¿E bal 8. sido posible saber exactamente, si existen 126 13 rosetas, pero prefiero contar 13 y calculo el diámetro de este anillo casi circular en 10 pulgadas. Del tubo terminal de la cola ya hemos dado una descripcion en el Tom. E de los Anales pág. 193, que repetimos acá con algunas adiciones, derivadas de la comparacion de dostubos enteros, que tenemos actualmente en el Museo, mientras que nuestra descripcion anterior ha sido tomada de un solo tubo, ya mencionado como regalo del finado Dr. D. Domixco Marnegv. El tubo de nuestro individuo completo es 3 piés Ingl. (0,91 metr.) de largo y por consiguiente un poco mas grande que el otro de 0,88 metr. longitud; su diámetro transversal es al principio de S pulg. (0,24 metr. el otro 0,18) y su perpendicular un poquito menor, de 73 pulg. (0,22). Principia el tubo entonces con una circunferencia casi circular, que se cambia pronto en aplanada, con periferia oval, separándose el principio como un bulbo de la otra porcion atrás de él, que es mas aplanada y casi llana por el lado inferior. La orilla anterior libre del bulbo es oblícua inclinada, formando una márgen delgada casi aguda sin escultura superficial, para entrar fácilmente en la apertura posterior del anillo séptimo precedente. Toda la otra superficie del tubo está cubierta con las mismas verrugas ó tubérculos pequeños irregulares y aplanados que se ven en las placas medias de la coraza del tronco, pero estas verrugas son general- mente poco mas grandes y mas prolongadas, correspondientes al eje de la cola porsu posicion. Entre ellas hay rosetas grandes elipticas y menores orbiculares, que tienen la misma estructura general, que las rosetas marginales de la coraza y delos anillos, aun las mas grandes son tambien mucho mas cóncavas. Cada roseta tiene un centro mas ó menos elevado, de figura cónica baja, y en su cireunferencia una superficie excavada, circunscripta por otra rlevacion eliptica ó circular, con surco angosto en su periferia, que se levanta poco sobre el nivel de las verrugas inmediatas. Toda la superficie de la roseta es áspera por surcos impresos y intérvalos mas angostos elevados, que corren principalmente por la superficie periferia excavada, imitando mas ó menos la direccion de radios del centro hasta la periferia. ln las rosetas grandes elip- ticas estos sureos y crestas radiales son muy fuertes, y principalmente el centro cónico es muy alto; las orbiculares son menos profundas y imitan mas las ro- setas de los anillos antes del tubo. : Las rosetas tienen una colocacion fija y se distribuyen sobre el tubo del modo siguiente. — 135 — Al principio, en donde se ha formado el bulbo del tubo, hay ocho rosetas orbiculares, que forman un círculo sobre toda la circunferencia del tubo, imi- tando por su posicion la figura del último anillo y dejando, como él, un espa- cio sin rosetas en el medio de la superficie inferior. Las dos rosetas medias superiores y las dos inferiores son poco mas pequeñas, pero las que estan inmediatamente sobre las inferiores poco mas grandes y de figura menos regular orbicular. Sigue á este círculo primero de ocho rosetas casi de igual tamaño otro círculo mas atrás de rosetas mas pequeñas, que no es continuo, sinó interrumpido por la fila de las grandes rosetas elipticas laterales del tubo. que principia inmediatamente detrás de la roseta penúltima del primer círculo. Hablando mas tarde de estas rosetas, fijándonos actualmente en el segundo círculo de las rosetas orbiculares, hay en él el mismo número de ocho rosetas: seis arriba en la superficie superior del tubo y dos abajo, al lado externo de la superficie inferior. De estas dos falta en un tubo la del lado derecho, lo que me ha inducido, contar antes en este círculo nueve rosetas, tomando las dos primeras elipticas de la fila lateral tambien por rosetas del círculo segundo, Pero que estas rosetas no pertenecen al círculo segundo, lo prueba su posicion mas anterior fuera del circulo de las otras rosetas, y la ausencia de ellas en el otro tubo mayor, que tiene solamente las seis superiores del segundo círculo completas, conservando de las dos inferiores pequeñas un vestigio poco in- dicado, Mas círculos de rosetas orbiculares no hay en la superficie del tubo, sinó la porcion central superior como infericr del tubo es solamente cubierta con verrugas, concentrándose las rosetas á los lados del tubo. Acá forman las rose- tas cuatro y aun cinco filas longitudinales, entre las cuales la segunda de arriba muestra las rosetas mas grandes elipticas. ¡Son cuatro las rosetas de esta fila, y con la primera mas pequeña, que falta al tubo mayor, cinco á cada lado, sucesivamente mas grandes, de4, 5, 6 y 52 pulg. diámetro longitudinal, de las cuales la última está colocada inmediatamente á la punta del tubo, levantándose el centro de ella y de la penúltima en un cono bastante alto y agudo. Alternan con ellas dos filas, una de arriba, la otra de abajo, de tres rosetas elipticas de tamaño diferente, pero iguales por pares de arriba y de abajo, de las cuales la primera entre la primera y segunda roseta principal es 2 pulg. de larga, la segunda entre la segunda y tercera principal 3 pule. y la tercera entre la tercera y cuarta principal en la fila superior tambien de 3, pulg., pero en la de abajo solamente de 2%. La cuarta fila longitudinal está arriba de la fila segunda, mas al lado interno de la superficie dorsal del tubo, y se forma de seis rosetas orbiculares, de las cuales la primera corresponde á la -- 136 — primera de las grandes elipticas, la segunda y tercera á la segunda de las mismas, la cuarta y quinta á la tercera erande eliptica, y la sexta á la cuarta eliptica terminal. Al fin la quinta fila longitudinal se ha colocada en los lados de la superficie inferior deltubo, formando una fila de diez rosetas alternantes pequeñas y grandes, que acompañan: las grandes tosetas elipticas á su lado interno inferior. Entre las últimas rosetas de estas filas hay una pequeña fila central de tres rosetas, gon la cual termina el adorno del tubo de la cola hácia abajo. Toda la otra superficie de la cola está cubierta con verrugas aplanadas irregulares, ménos al fin de la superficie superior, entre las dos grandes rosetas elipticas laterales, en donde se ven tres rosetas irregulares de 2 pulg. diámetro que forman entresí un triangulo isocelis, inmediatamente antes de la punta del tubo de la cola. Ya hay en las publicaciones anteriores figuras de pedazos del tubo terminal de la cola, y prin- cipalmente de su punta. La-fgura mas antigua entre ellas es la de Wrrss en su descripcion de las piedras de la República Oriental del Uruguay (véase nuestros Anal. tom. II pág. 2), tomando el autor el objeto por parte de la coraza del Megatherómn, mientras que Owen, que hace alusion á esta figura en su descripcion de los restos de Glyptodon, (Transact. of ihe Geolog. Soc. of London, Vol. VI. Sec. Ser. pág. 82.), vindica el pedazo representado con razon á la coraza de un animal desconocido del grupo de los Armadillos (Loricata I1.1,). Otras figuras muy pequeñas de dos pedazos análogos ha dado BLarviLLe ensu Ostéographie, que figuras son repetidas por Nonor en su obra sobre Sechistopleurum, lám. 8 fig. 4 y 5, sin que el autor clasificaba el animal, al cual pertenecian los objetos. Es evidente, que las figuras citadas representan la punta terminal del tubo de la cola de nuestro Panochthus de abajo (4), y un pedazo del mismo con la roseta elíptica lateral mas grande (5 y 5 bis.), como ya habia reconocido Nopor la colocacion, describiendo muy detalladamente (pág. 104 y 105) estas figuras bajo dos rubricas diferentes. Del escudo pectoral, el cual he sospechado antes sin razon (pág. 108), que no ha existido en el género Panochthus, se han conservado 125 placas de dife- rente tamaño y figura, pero no ha sido posible unirlas en un escudo entero, faltando probablemente muchas de ellas, lo que permite sospechar que el nú- mero completo de todas ha superado 300 placas á lo menos. Las 125 existen- tes son todas sin escultura externa, sinó lisas en las dos superficies y perforadas en el medio por dos, tres, cuatro hasta seis grandes agujeros (véase lám. XV. fig. 3-8), que forman conductos perpendiculares entre los espacios sobre y debajo de las placas; es decir entre el tejido celuloso arriba del escudo y el cutis debajo de él durante la vida del animal. Observando con mas exactitud las 0 e placas sueltas se vé que la una superficie, que es la interna (fig. 4, 6, 8.), lo que _pruebala curva del escudo al lado interno cóncavo y al lado externo convexo, es mas llana, que la otra externa (fig. 3, 5, 7.), poco cóncava por elevacion de la superficie hasta las márgenes, en todo el contorno de la placa. En esta superficie externa (fig. 3, 5, 7,) tambien el tejido huesoso superficial es mas duro y mas grueso, que en la otra superficie interna (fig. 4, 6, 5.), en completa armonia con la estructura de las placas de la coraza dorsal, llenandose el espacio medio entre las dos superficies del mismo modo por tejido esponjoso muy fragil. Otra diferencia de las dos superficies de cada placa se presenta en la posicion de los grandes agujeros perforantes, que son mas grandes mas centrales y generalmente mas cercanos entre sí en la superficie interna, que en la externa, y tambien menos numerosos en aquella; lo que prueba, que de los conductos, quesalen de los agujeros internos, algunos se ramifican en el inte- rior de la placa, y que todosperforan la placa no exactamente perpendiculares, sinó en direccion oblícua, como radios, que pasan del centro á la periferia. La comparacion de las dos águras 3 y 4 de lalámina XV muestra esta diferencia claramente (*) Respecto á la figura y al tamaño de las placas del escudo pectoral se repiten en ellas las mismas diferencias, que hemos notado de las placas del escudo dorsal. Las mas grandes son las de la direccion media longitudinal del escudo (fig. 3, 4), cada una de figura hexagonal-prolongada, 2 pulg. de larga y 12 pulg. de ancha. Estas placas tienen un grosor de casi 1 pulg. de diámetro perpendicular, pero hay algunas mas gruesas de 12 pule, diámetro, que han sido probablemente poco mas anteriores de la fila media, inmediatamente atrás del fin del esternon, en donde el escudo parece haber tenido su mas grande espesor, porque en esta region del cuerpo la barriga del animal des- ciende mas hácia abajo y se expone por consiguiente mucho á lastimarse. De acá hasta los lados se disminuye el grosor del escudo, y las últimas placas de la márgen, que se significan por su una orilla libre denticulada, sin sutura, no son mas gruesas que ¿—+ pulgada. Estas últimas placas son tambien mucho mas pequeñas; las unas de figura transversal (fig. 5, 6), las otras de figura longitudinal (fig. 7, 8), y las dos mas cuadrangulares que hexagonales. Supon- go que aquellas, que son las mas pequeñas, de apenas 1 pulg. diámetro transversal y + pulg. longitudinal (véase 63.5 y 6de la lám. XV), han sido las (**) Es una excepcion, que en la placa derecha de la figura 4 los agujeros de la superficie in- terna son tan distantes, como lo muestra esta figura; y para dar una idea de esta variabili- dad excepcional, hemos figurado intencionalmente la placa anómala. Generalmente son colocados los dichos agujeros como en la placa izquierda normal. — 138 — terminales anteriores, y estas poco mas grandes (fis.7 y 8), de figura longitu- dinal, 11£—1%4 pulg. de largas y 1 pulg. de anchas, las laterales y las posteriores. Hay tambien otras hexagonales-regulares de 1% pulg. diámetro y 1 pulg. grosor, que han sido, segun la analósia del escudo dorsal, las laterales del medio del escudo y las centrales anteriores, inmediatamente bajo el esternon y los huesos esternocostales. Con el auxilio de estas comparaciones, que me parecen bien fundadas, he dibujado una figura del escudo pectoral entero (lám. XV, fig. 2.) que no doy por exacta, sinó como imitacion hipotetica de la naturaleza, aunque muy probable, explicando la estructura de las placas sueltas por otras figuras sepa- radas de algunos en tamaño natural (*), cuyas figuras justificarán mejor y mas fácilmante, que una descripcion larga, la exactitud de mi restauracion y la configuracion de esta porcion de la coraza. La cuestion mas difícil para contestar es el tamaño general del escudo y su extension hácia adelante como hácia atrás. Las placas 125 conservadas forman superficialmente unidas un escudo de 13 pié de largo-y 1 pié deancho pero no es completo, faltando á lo menos la mitad de su contenido y probablemente mas. Supongo, que el escudo haya principiado bajo el medio del pecho, fijan- dose probablemente en los huesos esternocostales y el esternon atrás del manubrio, y se haya extendido á lo menos hácia la region del ombligo, per- diendo en esta direccion poco ápoco en grosor, pero aumentándose en anchura. Si su figura ha sido así, su contorno fué un oválo con la punta mas angosta hácia adelante y la extremidad mas ancha hácia atrás. Segun el cuerpo del animal podemos calcular, que el diámetro longitudinal haya sido de 2 piés mas ó menos y el transversal mas grande de 13 piés. Tenemos en el Museo Público restos de dos escudos pectorales de Glyptodontes tipicos, que se acercan por su configuracion mucho al escudo de Panochthus, con la diferencia general, que las placas del escudo de (4/yptodon son relativamente mas grandes. Uno de estos dos pedazos tiene una orilla libre, que es tambien muy delgada y denticulada al fin, pero sus placas son tampoco tan pequeñas, que las correspondientes de Panochthus. Describiré estos dos escudos mas detalladamente en la novena entrega de los Anales. (*) He figurado en las fig. 5 y 6 las dos placas mas pequeñas, fig. 5 del lado externo, fig. 6 del interno; las fig. 3 y ¿4 muestran dos de las grandes y las fig. 7 y 8 dos marginales late- rales. — 139 — dEl DIFERENCIAS ESPECIFICAS 55 Aun no es conocida completa mas que una sola especie del género Panoc)- thus, la que hemos descripto como P. tuberculatus en las páginas precedentes, sabemos por algunos restos ya largo tiempo publicados, que han existido mas especies diferentes de nuestro género en la época antediluviana.* Fundamos esta opinion principalmente en la similitud general de los restos con las partes correspondientes de PP. tuberculatus, y ante todo en la igualdad de la estructura superficial de la coraza y del tubo de la cola, como las únicas partes hasta hoy conocidas de estas otras especies. Primeramente hay figuradas en las obras de BLarnviLLE (Ostéogr. deser. Endentés. Glyptodon, pl. [.) y de Novor (Descript. l'un Edenté nouv. foss. pl. 8.) tres vistas dela punta de un tubo de la cola de tamaño gigantesco, que por la grande similitud con la misma porcion del tubo de la cola de P. tuber- culatus prueban la identidad generica del animal con nuestro Panochthus. Pero estos restos se distinguen de la porcion correspondiente dela cola de P. tuberculatus no solamente por el tamaño mucho mayor y un grosor sor- prendente de la textura, sinó tambien por el carácter particular, que la última punta del tubo no es apuntada, como en el P. tuberculatus y en todoslos otros Glyptodontes, sinó poco mas alargada, imitando la figura de majadero de mor- tero farmaceutico. Indica esta diferencia, unida con el tamaño gigantesco y el grosor de la coraza del tubo, una diferencia general del animal, al cual han pertenecido los restos, y por esta razon me parece conveniente, fundar para esta especie una seccion particular del género Panochthus, para indicar mejor su singularidad. Sigue á este grupo primero del género entonces, como grupo segundo, el P. tuberculatus, el representante tipico de la configuracion generica, con el cual se une en el mismo grupo la especie tercera ya antes (pag. 5,) indi- cada: el P. bullifer, por su cola igualmente apuntada al fin. Describiremos ahora estas tres especies detalladamente por sus diferencias, en cuanto son co- nocidas, segun los ejemplares conservados en el Museo Público, dando acá introductoriamente sus caractéres diagnósticos, para facilitar la distincion de ellas. I. Grupo. Especies con punta de la cola de figura de clava, como majadero. A 1. P. giganteus Srrres.— Glypt. elavicaudatus Nosts. Tom. L. pág. 191. Animal verdaderamente colosal, superando mismo el P. tuberculatus de do- ble tamaño. | II. Grupo. Especies con punta de la cola apuntada, cónica. 2. P. tuberculatus OweN.—El tubo de la cola no tiene rosetas ovales en el medio de su superficie dorsal, entre la granulacion general tubérculosa. 3. P. bullifer Nosis.—El tubo de la cola tiene rosetas ovales enla superficie dorsal, regularmente colocadas entre la granulacion general de tubérculos pequeños. 1. Panochthus giganteus. 36 Bajo el titulo de de Glyptodon giganteus ha descripto el Sr. D. Jorez Pou- cuen (*) la pelvis de una especie colosal, que el finado Prot. Serres de Paris ha nombrado así provisoriamente en la coleccion del Jardin de las Plantas, traida de Buenos Aires por el Sr. SecuI¡N, muy bien conocido entre nosotros como co- lector y negociante de huesos fosiles de nuestro suelo. No hay duda, que esta pelvis pertenecia á alguna especie del género Panochthus. Antes he creido, que la dicha pelvis haya sido parte del esqueleto de P. iuberculatus, y en este sentido habia identificado el Glyptodon giganteus de SerRES con la misma especie en el Tomo primero de los Anales pág. 194; pero despues, examinando el individuo completo de P. tuberculatus, he comprendido pronto, que la pelvis descripta por PoucHEr no es de este animal, sino de una especie mucho mas grande, queno puede ser otra que la primera de nuestra clasificacion en el Tomo primero de los Anales pág. 191, descripta bajo el título Elypiodon clavi- earudatus de OWEN. Aceptando este apelativo para la especie mas grande de los Glyptodontes me habia acomodado á la opinion de Nopor, que dice en suobra mencionada pág. 110, que las colas de figura de clava, descriptas por él, pueden identifi- carse probablemente con la cola de Glypiodon clavicaudatus de Owen, descrip- ta en el Report ofthe British Asociation for the advancement of. science in the year 1846. Tomo 11. Notices, 67.—No teniendo en aquel tiempo el libro citado en mi poder, ne pude verificar la opinion de Nopor y me acomodé á ella, para no aumentar sin razon suficiente los apelativos de las especies ya distintas. (*) Véase: Journal de Y Anatomie ctc. de On. Roñtx, 1 de Marzo de 1866. — 141 — Hoy en poder del libro, he examinado yo mismo la corta descripcion de Owen de su Glypiodon clavicaudatus, repetida por Nopor, y no encuentro en ella ninguna indicacion segura, que el dicho Glyptodon de OweN es identico con el animal, al cual ha pertenecido la punta gigantesca de la cola allí descripta; la calidad que Owen significa (1.1.), que algunas de las placas de la coraza de la cola tienen grandes tubérculos, me parece indicar mucho mas una de las especies de los Glyptodontes tipicos con cola corta cónica, provista con anillos de espinas, que la otra con cola prolongada, de la cual trataremos acá. Por esta razon he suprimido mi antiguo apelativo, nombrando actualmente esta especie: Panochihus giganteus; porque segun nuestros conocimientos actuales ella es en verdad la mas grande de todos los Glyptodontes. Nose conoce mas de la coraza del animal, que la punta de la cola, figurada primeramente por BLaNviLLE en su Ostéographie, 1V. Edeniés, Glyptoden pl. 1. fig. 4y 5, segun dos ejemplares poco diferentes, de los cuales el menor (fig. 5.) parece indicar la hembra y el mayor (fig. 4.) el macha, visto de abajo. Como el texto de estas figuras, publicado despues de la muerte del autor, no dá ningun apelativo al objeto, Nobort ha repetido las mismas figuras en su obra citada pl.8,fig. 6, 7, 8, publicando una descripcion detallada de ellas (pág. 106 seg.), tambien sin darlas apelativo ninguno. Pero este autor las distingue en dos especies, fundandose en las diferencias de tamaño y de la construcion superficial, para distinguirlas especificamente. Ya he dicho en el Tom. Í. pág. 192, que no puedo participar á este modo de ver; segun los tres ejemplares de iguales puntas de cola, que tengo á la vista (*), las diferencias individuales son muy grandes y las que significa Nopor, no son de mayor im- portancia; para mí pertenecen todas á la misma especie, porque si las diferen- cias visibles fueran especificas, cada una de mis tres puntas debia representar tambien una especie particular. Esplicaré mi argumentacion por la descripcion general de la cola, notando despues las variaciones individuales. Remito al lector á la descripcion en e] tomo primero de los Anales, pág. 191, tomada de un ejemplar grande, que corresponde por su configuracion general muy bien á la figura 4 de BLarviLzE y la figura 6 de Nopor. Estas dos figuras muestran el objeto en vista de abajo, es decir del lado inferior de la cola; la superficie superior ó dorsal se vé en la otra figura ó de BLatwvILLE y fig. 7 de (*) De estos tres ejemplares dos, iguales á la figura 4 de BrarwvInLE y 6 de Nonor, pertene- cen al Museo Público, el uno recogido por mi mismo en la costa del Rio Salado cerca de Ranchos, el otro por D. L. Fowrawa cerca de Lujan. El tercero tubo mas pequeño, pare- cido á la figura 5 de BLarnviLLE y 7, 8 de Nopor, es propiedad de D. M. Eaura. 11. 19. — 142 — Nopor, pero de un otro individuo mas pequeño. Mi ejemplar mas grande es 2 piés de largo, pero 7 pulg. de ancha al principio roto del tubo y 12 de ancha antes del fin, en donde tiene su anchura mas grande. El ejemplar grande, figurado por BLAINVILLE y Nopor, se ha conservado mejor; es 3 piés de largo y 123 pulg. ancho entre las puntas mas sobresalientes posteriores. Principia este ejemplar con un tubo grueso, poco deprimido de contorno eliptico, 64 pulg. de ancho, quese alarga poquito hácia atrás y concluye con dos grandes rosetas ovales laterales, á las cuales siguen cuatro terminales menores en cada superficie de la extremidad misma. Como el principio del tubo es roto, no sabemos nada de suestension verdadera. Nopor es dispuesto tomar el tubo por. completo al principio; pero por mi modo de ver faltaá él una porcion poco mas eruesa, que corresponde al bulbo del tubo de Panochihus tuberculatus y ha sido rota por casualidad, estimando toda la longitud del tuboá lo menos á 4.—43 piés. Solamente en este modo recibe el tubo de P. giganieus la similitud necesaria con el de P. tuberculatus, que debemos suponer por la igualdad típi- ca, que reina entre la otra porcion del tubo de estos dos animales. La pared del tubo es á los lados 2 pulg. de gruesa, pero arriba y abajo de grosor poco menor; su tejido es esponjoso, pero duro, con una capa superficial externa y interna de textura casi homogenea, perforada por poros mas ó menos numero- sos, que conducen al inter r. No se vén en ninguna parte restos de suturas, todo el tubo es recicla pero su vacio bastante abierto es al principio 3+ puls. de ancho y 37 pulg. de alto, dimii Tuyendo hácia el fin poco á poco en estension y aa con punta cónica. Así sucede, que la porcion terminal del tubo es la mas gruesa del tejido. En este vacio han sido presentes las últimas vértebras del esqueleto de la cola, que se no han conservado en nin- guno de los tubos; lo que indica una union menos íntima de ellas con el tubo, que en el P. tuberculatus. No se ven tampoco restos de las vertébras, pero muy claramente impresiones elipticas ásperas álos dos lados opuestos del interior del tubo, que indican la colocacion de las apofisis transversas de las vértebras antes presentes. La superficie externa del tubo es áspera por muchas rugosidades ovales, que forman entre sí una redecilla irregular, incluyendo en las mallas otros tuber- culos mas pequeños y poros entre ellos. Esta textura se cambia mas homoge- nea á los lados del tubo, devaneciendo las mallas, pero conservándose los tubér- culos bastante regulares, con los poros abiertos esparcidos entre ellos. De las dos superficies principales, la dorsal superior y la ventral inferior, se distingue aquella de esta porun llano poco mas ancho, á los lados mas declinado y en el medio completamente horizontal, durante que la inferior =- 143 — ventral es poco mas angosta y dividida por una línea media longitudinal im- presa, como un surco, que termina poco antes de la extremidad del tubo. Acá desciende eltubo mas hácia abajo, formando una elevacion, que falta á la superficie dorsal, producida principalmente por las márgenes sobresalientes de las dos grandes rosetas circulares, con las cuales termina la cola en este lado. Hay diferentes rosetas en la superficie, entre la escultura general, pero principalmente diez grandes á la extremidad del tubo, cinco á cada lado. De estas diez cuatro se colocan en la superficie dorsal, otras cuatro poco mayores en lasuperficie ventral, y dos las mas grandes á cada lado, antes de las otras. Estas rosetas son excavaciones elipticas ó circulares, terminadas por una már- gen mas ó menos elevada, y ásperas en el fondo por surcos radiales irregulares, que corren del centro mas hondo hasta la periferia elevada, evanesciendo antes de tocar la márgen misma, que es generalmente mas ó menos denticulada, ó rara vez lisa, como en la otra cola figurada por BLarwviLe (fig. 5) y Nopor (hs. 7). La roseta lateral mas grande es Y de larga y 5 de ancha, aunpoco mayor en los individuos mas grandes y en los mas pequeños igualmente menor, no exactamente colocada en el medio del lado, sinó dirigida poco mas á la super- ficie inferior; distando de 9—93 pulg. con su arco posterior de la punta de la cola, y formando por él las puntas mas sobresalientes de la anchura posterior. En los individuos mas pequeños se disminuye esta distancia hasta 7 pulz. en el mismo modo como se hacen las otras medidas mas cortas, y cuando tambien la figura de la roseta se modifica poco por la anchura de las márgenes menos elevadas, se cambia toda la punta de la cola en el modo, como lo muestran las figuras citadas de BLarvviLLE y Nopor. Hay por lo demas, antes de la rose- ta grande lateral, otra mucho menor de la misma figura, 3 de larga y 2% pulg. de ancha, que se acerca á ella próxima y laimita tambien en su colocacion. Atrás de esta roseta mas grande se presentan en cada snperficie del tubo cuatro mas pequeñas, delas cuales las de la superficie ventral son las mas yrandes. Sigue de esta diferencia, que la distancia entre ellos en la superficie dorsal es mas grande, que en la superficie ventral; allí de 5 pulg., acá de 34— pulgadas. Tambien se diferencia la relacion de las rosetas de cada superficie entre sí, porque en la superficie dorsal son las anteriores las mas grandes y en la superficie ventral la posterior. Las mas pequeñas son por consiguiente las dorsales posteriores, de 3 pulg. diámetro; las anteriores dorsales son casi igual á las anteriores ventrales, de 44% pulg. diámetro; pero las mas grandes son las ventrales posteriores de 55% diámetro, todas de figura casi circular y no 5% — E eliptica. Si parecen elipticas en las figuras de BLAINVILLE y Nopor es conse- cuencia del dibujo, porque las rosetas son dibujadas en vista perspectiva del lado, y no-por direccion perpendicular á ellas. Entre estas diez grandes rosetas hay otras pequeñas circulares de 1—-2 pulg. diámetro, que acompañan las grandes á sus lados. Generalmente son estas rosetas pequeñas mas pronunciadas y mas hondas en la superficie dorsa] del tubo, que en la superficie ventral; acá evanescen algunas veces, sea en un solo lado de la cola, sea en los dos. Entre las cuatro rosetas dorsales veo en dos de mis trestubos cuatro rosetas pequeñas, en el otro solamente dos, como en las figuras de BLarNviLLE (5) y Nonor (7); y en el caso de cuatro las anteriores son mas pequeñas que las posteriores, que por esta razon parecen Do faltar nunca. Á la superficie ventral faltan en las figuras de BLAINvILLE (4) y Nonor (6) iguales rosetas pequeñas entre las cuatro grandes terminales, pero dos de mis tubos tienen acá dos pequeñas rosetas muy hondas, bien pro- nunciadas. Otras se encuentran á los lados de las grandes rosetas elipticas laterales, ya tres ó aun cuatro, como en la figura de BLarwviLteE (5) y Nopor (7) al un lado izquierdo, ya solamente dos como en uno de mis tres tubos, de los cuales la posterior es la mas grande. En la superficie ventral pueden faltar estas rosetas pequeñas, ó si son presentes tambien, como generalmente, son menores en número y perfeccion, como lo prueban las figuras de BLAINVvILLE (4) y Nopor (6), que tienen rosetas inferiores solamente en un lado del tubo. Todas estas diferencias demuestran claramente las muchas variedades indivi- duales en la configuracion de los tubos, justificando mi opinion, que no son diferencias constantes especificas, sinó casualidades, iguales á las que se encuentran en todos los animales de tamaño grande y á lo mas en ellos de figura colosal. No me parece conveniente, describir mas detalladamente el tubo pequeño, que tengo á la vista, prestado á mí para examinarlo por D. ManueL Ecura de su propia coleccion. Este tubo es 13 de largo y 9 de ancho, pareciendo en tamaño altubo figurado por BLarwviLteE (5) y Nobor (7) como especie dife- rente; pero toda su configuracion es tan poco diferente, que no puedo confor- marme con la opinion de los autores franceses. No veo en este tubo otra cosa, que la diferencia del sexo femenino, que sexo probablemente en estos animales, como en los Armadillos actuales, se ha presentado mas pequeño mas debil y mas fina en toda su configuracion. Sin embargo, la diferencia de la márgen lisa de las rosetas, á la cual Nopor da mucha importancia, es nada mas que una variedad individual, porque el tubo pequeño de D. ManurL Ecuia no tiene estas márgenes anchas de las rosetas, sinó al contrario márgenes muy agudas — 143 — y sobresalientes, exteriormente separadas por un contorno impreso muy hondo, que no es tan bien pronunciado en ninguno de los otros tubos á mi vista. Generalmente las márgenes de las rosetas son bien denticuladas pero, no sobre- salientes, y el contorno de ellas es poco aplanado, con muchos poros y tubér- culos, pero no impreso y separado por surco, como en este tubo pequeño. Es esta diferencia para míun otro argumento, que han tenido lugar muchas variedades individuales en estos animales, pero no diferencias especificas. Respecto á las rosetas grandes y pequeñas, que adornan el tubo, remito al lector á mi suposicion ya pronunciada en el tomo primero de los ¿nales pág. 191., que en ellas han sido presentes probablemente placas separadas huesosas, como verrugas grandes ó mismo tubérculos, que han sido unidas con ellas por substancia blanda elástica y cubiertas al exterior por escudos corneos, como toda la superficie externa de la coraza del animal. Pero no insisto mas en la opinion, que esta estructura ha sido identica con la del Glyptodon clavicauda- tus de OwEN, porque Owen habla en su corto aviso de placas separadas con tubérculos en ellas, que no hay en la cola de nuestro. Panochihus giganteus. Del esqueleto de este animal se conoce hasta hoy la pelvis, segun la des- cripcion citada del Sr. G. Poucher, ála cual he tomado referencia en el tomo primero pág. 194 y 223, vindicandola erroneamente al P. tuberculatus. Ya he revocado mi error antes pág. 89 seg. de este tomo, comparando la dicha pel- vis eon la verdadera de 2. tuberculatus. Tenemos en nuestro Museo la mitad de los huesos inominados, bastante rota, que me ha servido para reconstruir la figura de esta pelvis, como se la presenta lám. VIIL fis. 1. del Tom. 1. Además hay en el Museo la parte inferior del hueso de la pierna, que creo tambien, por sutamaño colosal, perteneciente al P. giganteus. He avisado las pequeñas diferencias entre él y el femur de P. tuberculatus pág. 93 de este tomo y no las repito acá. Ultimamente he encontrado en la coleccion del finado D. Acusro BRAVARD, que el Superior Gobierno de la Nacion ha comprado para el Museo de la Uni- versidad de Cordova, un cráneo bastante roto y cinco vertébras del princi- pio de la cola, que por su tamaño superior parecen pertenecer á esta especie, y de las cuales puedo adjungir acá algunas noticias. El cráneo parece de será lo menos de la mitad mas grande, que el de Pa- nochthus tuderculatus, pero como toda la superficie superior y la punta ante- rior faltan, conservándose no mas que la mitad posterior del paladar y la region occipital, es bastante dificil de dar sus dimensiones exactas. La figura general de la porcion conservada es la misma de la otra especie y por esta razon no hay de hablar de ella. La porcion conservada del paladar es la me- » — 146 — dia, con cinco alveolos á cada lado, pero sin dientes en ellos; su figura no la diferencia de la misma porcion de P. tuberculatus, y su anchura es apenas poco mas grande, de 24 pulgadas. Mas grandes son los alveolos, cada uno es 1 34 pulg. de largo en lugar de 1—1 ¿ pulg. en Panochthus tuberculatus, sa anchura para el lóbulo medio del diente es 4 pulg. (3 pulg. en P. tuberculatus) y el ter- cero lóbulo es en el mismo modo diferente del primero como en la otra especie. Los cinco alveolos unidos miden 7 + pulg. y en Panochihus no mas que 5 4 pulg. Corresponden de estos cinco alveolos dos y medioá la base de la apofisis zigomatica del hueso maxilar superior, lo que prueba, que son los de los dien- tes 2—6 de cada lado. La figura del llano occipital es un poco diferente de la de Panochihus tuberculatus, es decir relativamente menos alto y el arco medio de la cresta superior mas ancho. Los condilos son poco mas distantos y colo- cados mas cerca á la esquina externa del hueso occipital, en donde se tocan casi con la porcion petroso-mastoides del hueso temporal. Esta porcion es bien cireunscripta por suturas y se ha conservado separada, como en la otra especie. Su figura es casi la misma, sinó poco mas baja, menos prolongada hácia arriba. Las vertébras de la cola, que segun las espinas inferiores bien conservadas corresponden á las cinco últimas movibles antes del tubo de la cola de Pa- nochthus tuberculatus, como son figuradas lám. I de este tomo, y parecen, como tambien las dichas espinas, por su figura completamente á las correspondien- tes de la dicha especie, pero son mas del doble mas grandes, lo que prueba, que toda la cola de Panochikus giganteus ha sido de dimensiones inmensas. La primera de las cinco vertébras conservadas tiene un cuerpo de 4 pulg. de largo y de 5 de ancho; su arco es hasta la apofisis oblícua posterior 3 pulg. de alto y la apofisis transversa al principio del cuerpo 2: pulg. de ancha. No se ha conservado ninguna apofisis completa, y por esta razon no puedo hablar de su figura y longitud. Lo mismo vale de las otras tres vertébras atrás de la primera conservada, que son poco menores en tamaño, pero iguales de figura. La quinta es perfecta y su figura exactamente la misma de la correspondiente de P. tuberculatus, su cuerpo es 3 pulg. de largo y su cara anterior 32 pulg. de ancha, pero la posterior no mas que 3 pulgadas. La apofisis transversa es 1 pulg. dealta, de figura elíptica al fin; las dos apofisis oblícuas anteriores son de 34 pulg. distantes y la apofisis espinosa superior no es mas que una cresta baja, perforada por el conducto vertebral para los nervios. Respecto á las apofisis espiñosas inferiores no hay de hablar de sus figuras, porque son iden- ticas á las mismas de P. tuberculatus. La primera es rota á la punta; las que siguen, son completas, la segunda es 7% pulg. de larga, la tercera 6 pulg. y la cuarta 44 pulgadas. Sigue de esta medida, que las espinas no son mucho mas == MI — largas que las correspondientes de P. tubercalatus, pero si mas anchas y mas robustas, segun la configuracion general del animal. La última espina infe- rior, antes del principio del tubo de la cola, es de la misma figura como la figurada de P. tuberculatus lám. XI fig. 3, pero mas robusta, 34 pulg. de larga, 24 pulg. de ancha y J, pulg. de alta. Su base es cerrada, pero perforada lon- gitudinalmente por elconducto para los vasos sanguineos. Estas son, segun mi conocimiento, todas las partes bien examinadas de Panochihus giganteus, no he visto hasta hoy porciones de la coraza, ni otros huesos de los miembros, que segun toda la probabilidad han sido bastante colosales y por consiguiente no difíciles para reconocer con seguridad. Al fin sea permitido de dar aleunas indicaciones del tamaño colosal del animal, comparándole con el individuo completo de la especie siguiente en nuestra coleccion. Tomando como fundamento de este calculo -el tubo de la cola, que es easi la cuarta parte de la longitud entera del animal, su estension longitudinal ha sido como 16 piés y su altura como 6—6% piés, dando una circunferencia media al cuerpo de 12 piés mas ó menos; sobrepasando por consiguiente las dimensiones de P. tuberculatus al doble. 2. Panochthus tuberculatus. Véase Analesete. Tom. I, pág. 77 y 182.—Tom. II. pág. 2. 57 La especie actual ya era conocida desde el año 1830 por un pedazo de la punta de la cola, figurado por Wriss enlas actas de la Academia Real de Berlin. Pero como elautor no habia clasificado este pedazo, el animal no ha sido nombrado antes del año 1845, en el cual Owen describió otros pedazos de la coraza bajo el titulo de (+yptodon tuberculatus, sinsaber, que la porcion de la cola ya publicado por Weiss, á la cual el aludió en una noticia del año 1839 (Transact. Geolog. Soc. 11. Ser. Tom. VI. pág. 82), pertenecia á la misma espe- cie. Otras nuevas observaciones debemosá Novor en su obra repetidas veces citada (Dijon 1856), dando el autor algunas buenas figuras de diferentes pla- cas de la coraza y de la cola del animal, que describió como Sehistopleurum tuberculatum. Me referí en mis noticias anteriores en estos Anales Tom. 1 pág. 192 y Tom. II, pág. 34 la descripcion de Nopor, y por esta razon no hay ne- cesidad de explicar mas su valor. Completo no ha sido conocido el animal antes del año 1867, en el cual nuestro Museo ha adquirido un individuo casi períecto, que es el modelo de nuestra descripcion detallada. — 148 — Respecto á las difereucias, que distinguen esta especie de las otras, no es dudosa, que el animal, aun bastante grande, ha sido de menor tamaño y de una construccion general mas fina y menos maciza que la especie precedente. Hemos dado sus dimenciones pág. 119 que prueban, que la longitud entera ha sido 11 piés, la altura del cuerpo de 4 piés y la circunferencia mas grande en el medio de la coraza de 92 piés. Pero su diferencia principal se deduce de la textura mas fina de la coraza y de su esculptura superficial mas regular y menos áspera; calidades que se presentan bien en el tubo de la cola, comot am- bien en la punta de este tubo, que no es enlargada de figura de majadero, sinó apunwiada de figura de cono prolongado. Las rosetas, que adornan el tubo, son de posicion y tamaño correspondiente, pero de figura y construccion poco diferente, como lo prueba la descripcion adjunta anterior, á la cual remi- timos nuestro lector. Mas difíciles apuntar la diferencia entre esta especie y la que sigue, á lo menos por los pedazos sueltos de la coraza, que son casi idénticos en las dos. Segun las muestras que tengo á la vista, la coraza de P. bullifer es menos gruesa, la esculptura superficial poco mas fina y álos lados de la coraza menos áspera. Pero estas diferencias son aun insignificantes y apenas visibles, sin compara- cion de muchos ó de grandes pedazos de la coraza; siempre será casi imposible distinguir facilmente las dos especies, sin la porcion lateral inferior de la co- raza, ó el tubo de la sola, que dan los caractéres especificos con facilidad, como probaré la descripcion siguiente de estas porciones de la coraza de la especie siguiente. Comparando la figura general de los dos me ha parecido, que P. tubercula- tus es mas esferico que P. bullifer; este tiene una figura mas oval, menos ancha y poco mas comprimida de los dos lados. El tubo de la cola es mas an- gosto, poco mas cilíndrico y tambien poco mas corto. Del todo se deduce un tamaño algo menor del animal y una configuracion general mas gracil de P. bullifer. Como carácter principal diagnostico debo repetir, que P. tuberculatus no tiene mas que tres filas de rosetas mayores elipticas en la orilla de la coraza, una roseta en el centro de cada placa de estas tres filas, de las cuales la supe- rior es menor que la media, y la última inferior en los tuberculos marginales la mas grande. Estas rosetas no son muy convexas, sinó llanas, poco elevadas y terminadas por un surco, que las separa de la otra granulacion menor de las placas. Muchas veces falta la roseta superior mas pequeña, y hay filas en donde tambien la roseta de la segunda fila no es bien exprimida; mismo la última roseta en los tuberculos de la márgen puede faltar en una y otra placa, — 149 — ó en algunas vecinas. Es una excepcion aun mas rara, si hay una cuarta ro- seta muy pequeña encima de las tres otras, y parece ser la regla, que no hay mas que tres filas de rosetas en el contorno de la coraza de P. tuberculatus. Segun nuestro individuo la roseta eliptica de la fila superior es generalmente de 7—3 lín. de diámetro horizontal, la roseta de la fila segunda de 9—10 lín. y la roseta de los tubérculos de la márgen de 12—13 lín. á loslados de la co- raza; las de la orilla anterior son mucho mas pequeñas, faltandole las supe- riores siempre; las de la orilla media posterior, sobre la apertura para la cola, tienen mayores dimensiones, las de la fila antes de los tubérculos terminales son generalmente 14—16 líneas de anchas y las de los tubérculos mismos no mas pequeñas, pero tampoco no mas grandes. La parte mas caracteristica de las dos especies es el tubo de la cola. Remi- timos al lector á su descripcion pág. 134 recordandole, que P. tuberculatus no tiene rosetas elípticas mas grandes en la superficie dorsal del tubo, entre la granulacion irregular de tubérculos pequeños aplanados, que forma la es- culptura externa. Estas rosetas se presentan en toda la superficie dorsal de P. bullifer, como lo describeremos despues detalladamente, explicando las diferencias de las dos especies por figuras de los tubos de la cola de ellas en la lámina XV1. 3. Panochthus bullifer NobBis. Véase: Anales etc. Tom. II. pág. 5 y 103. 5s En el año 1865 el Sr, D. Fenerico ScHickENDANTZ, Director del proceso de amalgamacion del Ingenio de Pilciao de la Provincia de Catamarca, me avisó, que algunas 20 leguas al nordoeste de su pueblito, en el valle del Rio Belen, cerca de la estancia de Granadillos, se haya encontrado el esqueleto con la coraza de un Glyptodon gigantesco, del cual él habia recibido algunos restos de los huesos y de las placas, mandandomelos atentivamente para mi infor- mación. Estos restos han sido muy parecidos á los otros de P. tuberculatus, ya conservados en el Museo Público, pero de una textura mas blanda ó mas fragil, las placas menos gruesas y la eseulptura superficial menos áspera. No pensando, que estas diferencias pequeñas pudiesen indicar una especie dife- rente de P. tuberculatus, he tomado los restos como pertenecientes á este animal, contentandome con la noticia de todo modo importante, que en una distancia tan larga de la pampa y en una altura tan considerable sobre el HI 20 — 150 — nivel del mar (*), se habia encontrado un esqueleto fosil entero con su coraza de un animal, que se encuentra tambien en los alrededores de Buenos Aires. Pero esta suposición no se ha probado como bien fundada por un otro indivi- duo, que he visto en el año pasado (1869) en poder de D. Arrr. RamaLLo de Córdova, sacado tambien de una altura considerable (2000”) sobre el nivel del mar, es decir de la falda ocidental de la Sierra Alta, en un lugar dicho Mina Clavero, en donde hay un manantial caliente, usitado por baño util en algunas enfermedades, que inducen de tiempo en tiempo enfermos de ir á esta localidad bastante escondida al pié de la Sierra. Examinando enton- ces los dichos restos he pronto comprendido, que pertenecian á una especie diferente y por verificar mejor mi observacion, el Sr. RamaLLo me ha presta- do generosamente su fosil para mi inspecion científica hasta Buenos Aires. Propongo llamar esta nueva especie Panochthus bullifer por causa de las numerosas rosetas de figura de ampolla elíptica, que adornan las orillas de su coraza. El individuo examinado no es tan completo, como el de P. tuberculatus de nuestra coleccion, pero bastante se ha conservado para reconocer, que su figura general ha sido diferente; es decir poco mas prolongada, menos ancha, mas oval en lugar de esferica, y mas fina y mas gracil en toda su construccion. La textura de la coraza y de los huesos es tambien mas debil; las placas no son tan gruesas, los huesos mas angostos, menos macizos, y la estructura su- perficial de las placas es poco mas baja y mas regular. Por desgracia no he visto completo mas de la coraza que la parte posterior con la gran apertura para la cola y el tubo de la cola; todos los otros restos han sido sueltos, como los huesos del esqueleto y entre ellos un pié anterior casi completo, que mues- wa claramente la figura poco mas gracil del animal por los huesos de uña mas angostos. Segun estos restos me ha parecido indudable, que la especie, á la cual les pertenecian, es poco menor en tamaño general y poco mas pro- longada en figura; la apertura pesterior de la coraza, de la cual he visto todo el contorno superior, es poco mas pequeña y el tubo de la cola mucho mas angosto que el de P. tuberculatus. Pero la diferencia mas pronunciada se ha presentado enla superficie externa dela coraza y de la cola, y esta diferencia prueba con evidencia dos especies diferentes. Hay en todo el contorno de la apertura posterior, y no solamenta en las últimas filas de la orilla, rosetas centrales elípticas en las placas de la coraza, (4) Segun el calculo del Sr. ScHICKENDANTZ la altura del lugar sobre el nivel del mar es de 5000 piés mas ó menos. Véase PeErerRMANs, geogr. HHittheil. 1868. pág. 203. — 151 — y estas rosetas se estienden igualmente sobre los lados descendentes de la co- raza, dejando sin rosetas solamente la superficie superior dorsal de la.coraza, que es de esculptura homogenea de verrugas pequeñas irregulares. Segun mis observaciones hechas en Córdova son presentes á lo menos ocho filas de rosetas en las ocho últimas filas de las placas de-todo el contorno de la cora- za. De cstas rosetas las últimas á la orilla son casi iguales á las de las mismas dos filas de placas de P. tuberculatus: ocupan todo el centro de las placas y se levantan poco mas, como algunas ampollas elípticas bastante grandes, sobre el nivel general de las placas. Pero no hay estas ampollas en las placas de la márgen de la coraza sobre la apertura de la cola, sinó estas placas son ador- nadas con una verruga grande terminal áspera, que ocupa toda la mitad pos- tevior de la placa, á lo menos en el centro del arco terminal de la coraza y dí á estas placas un aspecto bastante diferente de los mismos de 2. tubercu- latus (lám. XVI fig. 5). En las otras placas las rosetas son mucho mas con- vexas imitando como hemos dicho la figura de ampollas, implantadas en las placas y levantándose con la parte centrai mucho sobre estas. En las placas inmediatamente antes de la orilla de la coraza las rosetas son bastante gran- des, como 1+ pulg. de largas y 3 pulg. de anchas, mas ó menos, ocupando en este modo toda la superficie media de la placa. La direccion de las rosetas es en todas placas la misma; siempre se coloca el eje largo de la roseta elíptica paralelo al contorno de la coraza del animal, formando una fila contigua longitudinal, interrumpida por la granulacion fina superficial de las placas en la circunferencia de la roseta. La misma colocacion domina en toda la cora- za, siempre es el eje largo de la elipsa horizontalmente colocado y eje corto perpendicularmente pero se disminuye tambien el tamaño de la roseta con el de la placa, como en la otra especie. Parece que en 2. bullifer las placas son menos largas, á lo menos las posteriores, que tienen casi el mismo diámetro transversal que longitudinal. Las rosetas, que siguen desde la orilla de la coraza hácia el centro cambian poco á poco con cada fila mas interna su tamaño considerablemente, pero no tanto su figura; todas son elípticas, pero siempre mas pequeñas de la márgen hácia el interior de la coraza. Sin embargo esta diminucion se efectúa muy sucesivamente, hasta que las rosetas de las últimas filas interiores evanescen entre la granulacion superficial comun, por no superar los otros granos mu- cho en tamaño y altura. Como estos granos son genaralmente de 2—21 lín. diámetro, las rosetas, que principian con un diámetro longitudinal de 15 lín. mas ó menos, pierden en cada de las ocho filas no mas que de dos (2) hasta una (1) línea, y esta diminucion se practica en las rosetas mas exteriores mas — 152 — rapidamente, es decir de 2 línea en ellas y en las mas interiores de 1 línea mas ó menos. Así he visto la configuracion de la coraza no solamente en la por- cion posterior sobre la apertura para la cola, sinó tambien en los dos lados de esta parte de la coraza, que se habian conservado en pedazos bastante erandes para verificar, que toda la circunferencia de la coraza haya tenido la misma estructura superficial. De la porcion mas anterior, con las muchísimas placas pequeñas, no he visto nada, y por esta razon no puedo hablar de su figura; pero me parece permitido de suponer, que no ha faltado tampoco en esta region de la coraza el carácter específico, que distingue la region poste- rior de P. dullifer tan claramente de la misma de 2. tuberculatus. De todas las partes de la coraza el tubo de la cola ofrece el argumento mas evidente para la diferencia específica entre los dos animales. He visto dos tubos de nuestro 2. bullifer, el uno completo del individuo viejo del Sr. Ramarto en Córdoba, el otro incompleto de un individuo juvenil en poder de D. Awr. Poza queno quiso venderme el objeto para un precio convenien- te, trahendole á Europa, para venderlo acá mejor. Este tubo juvenil me ha mostrado aun su composicion primitiva de placas sueltas, en el mismo modo como la coraza, y de estas placas sueltas cada una de las dorsales ha tenido una roseta elíptica longitudinal en el medio de la granulacion regular de su superficie. Las grandes rosetas laterales se formaban tambien de placas sepa- radas, iguales al tamaño de las rosetas y interpuestas entre las placas peque- ñas dorsales ó ventrales, correspondientes á dos hasta tres, ó aun cuatro de filas de estas placas. Ha faltado á este tubo la porcion basal de figura de bulbo, conservándose no mas que la porcion terminal de 13 piés de larga, con con las mismas vertébras en ella, de las cuales han sido presentes, segun mi recuerdo, como ocho. El tubo completo del Sr. Ramanto es 30 pulg. de largo, 6 pulg. de ancho al principio y allí tambien 6 pulg. de alto. Su figura general es parecida al mis- mo tubo de P. tuberculatus, pero poco mas gracil y de todo mas pequeño. Tiene como el otro, una parte basal mas alta de figura de bulbo, cambiandose despues en figura mas deprimida, con circunferencia elíptica en lugar de la circular, con la cual principia. Su superficie es cubierta con una granulacion fina casi regular de verrugas pequeñas llanas mas ó menos angulares, y entre estas verrugas se presentan en toda la superficie dorsal del tubo rosetas elíp- ticas como ¿—1 pulgar de largas y medio pulgar de anchas, que son coloca- das en filas transversales de 6—8 en cada fila, acomodandose paralelas al eje del tubo con el diámetro mas largo de la figura elíptica de su contorno. En estas filas las rosetas medias son tambien poco mas pequeñas; que las laterales — 153 — y algunas evanescan completamente en una y otra fila, como sucede lo mismo excepcionalmente en las filas de la coraza. Hay iguales rosetas tambien en la superficie inferior ventral de este tubo, entre la granulacion universal mas gruesa pero mas llana, que cubre toda la superficie sin otra alteracion, que las rosetas elípticas evanescan irregularmente en algunas filas, sinó casi en todas. Pero allado de estas rosetas pequeñas elípticas, que son casi lisas, sin surcos radiales en su superficie, como las mismas de la coraza, se presentan en el tubo otras rosetas elípticas ó circulares mas grandes ásperas, con superficie radialmente rayada ó rugulosa, que corresponden por su posicion y su figura completamente á las iguales en el tubo de 2. tuberculatus. La única diferencia se ofrece en el tamaño, estando las del tubo de P. bullifer poco menores. Al principio deltubo, en la porcion mas gruesa, que corresponde al bulbo, hay dos filas transversales de estas rosetas, cada fila de seis, que son menos elípti- cas y del lado hasta el medio de la superficie sucesivamente mas pequeñas. En la fila primera la roseta mas grande externa es 2 pulg. de larga y la media mas pequeña, 13 pulg.; en la fila segunda aquella mide 1% pulg. y esta 1 pul- vada. Lasrosetas de estas dos filas no tienen surcos radiales, sinó una granu- lacion muy áspera, con poros gruesos y elevaciones agudas en figura de una lima gruesa. Entre estas dos filas transversales principia al lado del tubo la fila longitudinal de las grandes rosetas de la márgen, que son de figura prolon- sado-elíptica. Hay cinco de estas rosetas en cada márgen del tubo, la primera 2 pule. de larga, la última de 5 pulg.; aquella 13 pulg. de ancha y esta 3 pul- wadas. Alternan con estas rosetas otras á cada lado, colocadas en los interva- los de aquellas, que son menores, pero las posteriores tambien mas grandes que las anteriores, de 24--13 pulg. de largas. Al fin terminan cuatro rosetas casi circulares de 12 pule. diámetro, el tubo en sus dos superficies, la dorsal y la ventral, y concluyen su adorno, colocándose antes de la punta terminal obtu_ sa, algo mas gruesa hácia abajo. En estos caractéres los dos tubos son con- tormes. (Véase las figuras 1—4 de la lám. XVI.) oso 5»9 Resta de hablar alennas palabras de los huesos del esqueleto, encontrados -con la coraza. Son los del pié anterior derecho, los de la porcion posterior de la pelvis y algunas vertebras del principio del eje en el tubo de la cola. He comparado estos restos cuidadosamente con los mismos huesos de nuestro esqueleto de PP. tuberculatus, y mo encuentro otra diferencia, que la relativa del tamaño y del grosor, siendo los huesos correspondientes de P. bullifer mas — 154 — delgados, un poco mas cortos y en su estructura menos macizos. Se prueba esta diferencia muy claramente en la configuracion de los dos huesos del an- tevrazo, quetengo á la vista, faltando el humero. El cubito, que mide de P. tuberculatus 11 pulg. no tiene mas que 103 pule. de P. bullifer y su anehu- ra es en aquel de 24 pero de 2) en este. Mas diferencia aun muestra el radio por su figura muy delgada, completamente cilíndrica en el medio, estando tambien muy mas corto, de 6 pulg. en P. bullifer y de Ten P. tuberculatus. Es particular y bastante significante para la diferencia especifica de los dos animales, que el pié mismo no se acorta en igual modo, sinó se presenta de joual longitud en ellos, siendo el dedo interno mas largo de 8 pulg. en 2. bullifer como en P. tuberculatus; pero no de igual anchura, sinó poco mas angosto en aquel, que en este. Tambien hay el igual número de cuatro dedos en las dos especies, y estos son de igual relacion entre sí á, lo menos los tres principales, faltando los huesecillos del cuarto dedo de P. bullifer, aun su presencia normal se manifiesta bien por la cara articularia á la base externa del hueso de metacarpo del dedo tercero, con la cual se une el mismo hueso del dedo cuarto. De la pelvis tenemos el arco sacral libre con las dos apofisis transversas de la última vertébra, que se unen con la ala ciática perpendicular. Toda esta porcion es muy mas pequeña y mas debil en su construccion, siendo la longi- tud del arco sacral entre los cinco agujeros intervetebrales posteriores en P. bullifer de 15 pulg. y en P. tubereulatus de 18 pulgadas Aun mas sorpren- dente es la distancia entre la última vertébra y la ala ciática, porque esta dis- tancia tiene en 2, tuberculatus 12 pulg. y en P. bullifer no mas que 8 pulga- das. Sigue de esta diferencia una figura general mucho mas angosta del ani- mal hácia atrás, y por consiguiente la forma mas oval de su coraza, compa- randola con la figura casi esferica de P. tuberculatus. Sin embargo, la apofisis transversa de la vertébra última tiene la misma configuracion en los dos ani- males, es como tres pulg. de ancha en el medio y acá unida con la apofisis de la vértebra penultima muy fina en el mismo modo como en 2. tuberculatus. Tambien se ha conservado la ala ciática de un lado, que prueba igualmente una estructura menos maciza, estando poco mas baja y menos larga en su orilla superior engruesada, provista con tuberculos irregulares. Pero la figu- ra general no es diversa y completamente parecida á la de P. tuberculatus. Del eje del tubo de la cola se han conservado las primeras cinco vertébras, pero las dos últimas solamente por escombros. Estas vértebras tienen la misma estructura fragil esponjosa, con una capa fina dura en la superficie, que capa se disminuye de adelante hácia atrás sensiblemente en grosor, hasta al fin no — 153 — es mas gruesa que una oja de papel escritorio. Comparando su figura con la de las mismas vertébras de P. tuberculatus se presentan estas de P. bullifer mas angostas y por consiguiente poco mas prolongadas; la primera vertébra es 4 pulg. de larga, la segunda 3% pulg. y la tercera 3 pulgadas. Cada una tiene una cresta superior, perforada longitudinalmente en la basa, que cresta representa la apofisis espinosa. Inmediatamente á cada lado de la base ante- rior de dicha cresta se levantan las dos apofisis oblícuas en figura de un tu- berculo longitudinal elíptico 14—1 pulg. de largo, y poco mas bajo del medio de cada vertébra se presentan las apofisis transversas en el mismo lugar ante- rior del cuerpo vertebral, tambien como tuberculos terminados por una cara ancha elíptica de figura de almendra, que es de 2j—-2 pulg. de larga y mas que 1 pulg. de ancha. Al fin al lado inferior de la vertébra, en oposicion con la cresta de la apofisis espinosa, se ata á las dos primeras vertébras una apofi- sis espinosa inferior, que tiene la figura de una cuña, perforada longitudinal- mente por el conducto de los vasos sanguíneos, que corren en este lado de la cola, La primera de estas dos apofisis es mas alta, que la segunda, y cada una 3 pulg. de larga, con superficie inferior ancha aplanada, que termina hácia adelante, en donde es mas ancha, con tres puntas sobresalientes. Al principio dela vertébra tercera se cambian estas cuñas libre atadas en dos crestas para- lelas separadas, que salen inmediatamente de la superficie inferior de la ver- tébra, dejando entre sí un espacio como un conducto, que incluye los dichos vasos sanguíneos. Parece que estas dos crestas han sido unidas por un puente al principio, en donde son tambien poco mas gruesas pero despues abiertas hácia abajo y completamente separadas, engruesandose cada vez un poquito bajo el principio de cada vertébra, á la cual pertenecian. La misma estructura muestra tambien el eje del tubo de la cola de P, tuberculatus, como lo mues- tra nuestra figura 2 lám. XI. Las cinco vertébras unidas ocupan por su estension de 15 palg. la mitad del tubo, dejando para las que siguen apenas un espacio de igual estension. He visto en el tubo juvenil las últimas vertébras del eje completas y he reconocido, que ellas no se disminuyen tanto, como las en el tubo de P. tuberculatus (véase lám. X1.fig.2.), calculando por esta observacion, que el número entero de las vertébras del eje del tubo ha sido menor y probablemente no ha superado ú:once ó doce. Siento mucho, que por falta de los huesos del pié posterior no puedo verificar mi opinion ya antes manifestada (pág. 103), que las figuras que el Dr. Lunb ha publicado en las Actas de la Academia Dinamarquesa, cl. fis. Tom. xi! tab. 51, 52 y 56, han sido tomadas de huesos de la misma especie de Panochthus acá descripta. La figura del cráneo (tab. 51), que es de tamaño natural, parece indicar un animal mas pequeño, durante que las de la canilla (tab. 56) y del pié (tab. 52), queson reducidas á menor tamaño, cuadran muy bien con las dimensiones de nuestra especie. -— 156 — EXPLICACION DE LAS LAMINAS Pl. 1. (segunda edicion.) . Hemos repetido esta lámina ya publicada con la entrega séptima, para mostrar la colocacion de la coraza encima del esqueleto, que coraza no haya sido reconstruida en el tiempo, cuando se ha dibujado la lámina primera anterior. Los números en la coraza signífican las filas de placas, que la componen de adelante hácia atrás y prueban claramente su construccion. Las otras figuras ya son explicadas en la entre- ga séptima pág. 104, que explicacion no debe re- petirse acá. Las diferentes vistas de la figura 4, antes mal colocadas, han recibido en esta repeticion su co- locacion natural. Ae! at 1. Vista perspectiva de la coraza de Panochthus tuberculatus, tomada en direccion oblícua de atrás, en octava parte del tamaño natural, Las cuatro placas centrales del es- endo de la frente y del vertice, en medio tamaño del natural. El escudo de la frente y del vértice, restaurado, con las quince placas Fig. 2. Fig. 3. conservadas en su posicion natural, dela cuarta parte del tamaño na- tural. PI XIV (Las figuras son de tamaño natural.) Fig. 1. Unaplaca dorsal central. Fig. 2. Una placa lateral posterior. Fig. 3. Esquina posterior izquierda de la COraza, Fig. 4. Una placa de la fila penúltima dor- sal. Fig. 5. Una placa terminal de la fila 28, Fig. 6. Las tres últimas placas de las filas 20: y 21. Fig. 7. Lastres ultimas placas de la fila décima (10). Fig- S. Unaplaca del anillo tercero de la cola, Fig. 9. Grupo de las placas mas pequeñas. Fig. 10. Fila de tres placas del medio de la parte lateral anterior de la coraza. PG Fig. 1. Vista de atras de la coraza de Pa- nochthus tuberculatus, en octava parte de tamaño natural. Fig. 2. Vista del escudo del pecho, en sex- ta parte del tamaño natural. Fig. 3. Dos placas centrales del mismo es- cudo, vistas de abajo. Fig. 4. Las mismas, vistas de arriba. Fig. 5. Dosplacas de las mas pequeñas del mismo escudo, vistas de abajo. Fig. 6. Las mismas, vistas de arriba e - Fig. 7. Dos placas de la orilla del mismo escudo, vistas de abajo. Fig. $8. Lasmismas, vistas de arriba. Els yr. Fotografias de los tubos de la cola de las dos es- pecies de Panoehthus, 4 del tamaño natural. Fig. - 1. y 2 P. tuberculatus del dorso y del lado. Fig. 3. y 4 las de P. bullafer. Fig. 5. Porcion de la coraza sobre la aper- tura posterior. — 157 — SEGUNDA PARTE DESCRIPCION DEL GENERO HOPLOPHORUS so En el año 1841, el Dr. D, Penro. GuiLL. Lun, sábio naturalista Dinamarques, que habia tomado su domicilio ,en el interior del Brasil, en el pueblito de Lagoa Santa de la provincia Minas Geraes, publicó en el Tomo VIII de las. Actas de la. Academia Real Dinamarquesa de Copenhague, seecion matemática-física pág. 70,, algunas noticias sobre un animal fósil del grupo de los Edentata loricata, llamándole Hoplophorus euphractus y figurando un pedazo de la coraza de él, en la lámina XI. del mismo tomo. A esta noticia preliminar, ya concebida en el año 1837, añadió el autor muy activo pronto nuevos documentos, publicando en el mismo tomo de las dichas actas pás. 282. algunos huesos del carpo, figurados en las láminas XV. y XVI, compa- rándolos con los,mismos de un animal parecido, entre tanto figurados y descriptos escrupulosamente por mi amigo finado Dr. D. Ebuarno D'Arrow en las Actas. de la Academia Real Prusiana de Berlin, sec. matem. física del año 1833, y llamando este animal /foplophorus Sellowii, porque D'ALroN no habia clasificado su objeto científicamente. Al fin el Dr, Luxo descubrió en el año 1839. una tercera especie, mas pequeña del mismo género, significándola en un suplemento pág. 290, del citado tomo como /Zoplophorus minor, sin dar otra noticia de sus diferencias que esta indicacion del tamaño, cuando antes el tamaño de la primera especie, del Hoplophorus euphractus, ha sido compa- rado con el de un buey. - Dos años despues el autor encontró los dientes y las vértebras medias del cuello, unidas en una sola pieza particular y publicó figuras de estos objetos en el Tomo 1X. lám, XXX V_ (de 1842.) de las mismas Actas, que la figura de los dientes señalaba una grande similitud con los del género fosil Gyptodon, establecido en el año 1838 por D, Ricardo Owen y fundado en objetos recojidos en “nuestro país por, D, CarLos Darwin y D. WoobbIne ParisH (conf. Anales, Tom. I. pág. 74.) Aun habia tenido en mi poder las publicaciones del Dr. Luwp y habia aludido á ellas ya. en mis primeras noticias sobre los Glyptodontes en los Anales, tom. I. pág. 74., no habia reconocido con certeza las tres especies EL 21 — 158 — mencionadas entre los muchos restos de animales parecidos, preservados en nuestro Museo Público. Aun mas tarde, cuando habia recibido la últi- ma publicacion del Dr. Lux» en el tomo XII de las Actas de la Academia de Copenhague del año 1845, en la cual se vé figurado el cráneo y el pié posterior del animal en las láminas LI y EH, noha sido comprobado mi juicio respecto á la identidad de los objetos figurados con los del Museo Público ; y esta incertidumbre me ha inducido á tomar las últimas figuras del Dr. Lux» como representando el cráneo y el pié posterior de una especie del género Panochtlvus, por causa de la grande similitud de las figuras con los mismos objetos de P. tuberculatus, (véase Anales etc., Tom. II. pág. 29., 103. y 155.) Tanto mas he sido sorprendido, cuando recibí la descripcion nueva de Hoplophorus euphractus, publicada por D. Gore Poucuer en el Journal de Panatomie et de la physiologie de Chr. Robin, Paris. Juliet, 1866, en donde el autor dá la figura de la coraza casi completa, traida de acá por el Sr. Seeuin y vendida al Museo del Jardin delas Plantas, identificándola con el Glyptodon ornatus de Owen y de Novor. Esta especie la conocí antes por un pedazo pequeño de la coraza, conservado en el Museo Público y encontrado en Buenos Aires mismo el 18 de Noviembre de 1856, en la barranca del fuerte antíguo español, en donde se edificó despues la Aduana Nueva. Este pedazo habia tomado por el tamaño menor de las placas, el tejido mas blando de su subs- tancia y el grosor mucho menor de ellas, no por parte de un animal perfecto sinó por uno jóven de medio tamaño, identificándole por los caractéres superficiales de la esculptura de las placas bastante parecidas al (7. clavipes, como la edad juvenil de esta especie, lo que ya he dicho antes en los Anales Tom. I. pág. 205. 8. Pero la forma general de la coraza, como la representa la figura del señor Povcner, no cuadraria de ningun modo con la de la coraza del Gl. clavipes, y esta diferencia muy notable aumentaba aun mi incertidum- bre, principalmente cuando reflexionaba, que un animal fosil traido de Buenos Aires á Paris no hubiese caido hasta ahora en mis manos, aun el número de las especies de Glyptodontes, conservadas en nuestro Museo, es mayor que el de ningun otro Museo del mundo. De esta incertidumbre he salido al fin por la coleccion de D. Acosto Bravarp, comprado por el Sup. Gobierno de la Nacion, para formar el fundamento del Museo Nacional en Córdoba, en cuya coleccion he encontrado restos de tres individuos de un Glyptodonte, hasta hoy desconocido por mí, cuyos restos cua- dran completamente con la figura y la descripcion del MHoplophorus euphrac- tus de D. Geor6GE PoucHErT, como tambien con el GZ ornatus de Owen. No quiero decir con la misma certeza, que esta especie es en verdad el — 159 — Hopl. euphractus del Dr. Luxn, pero de todos modos es un Hoplophorus, y por esta razon describiré el animal bajo este título, examinando al fin de mi descripcion sus caractéres particulares, para fijar su nombre específico. Sin embargo ninguno de los tres individuos se ha conservado entero, pero los restos de ellos se completan muy bien los unos con los otros, para dar una idea perfecta no solamente de la coraza, sinó tambien del esqueleto, poniéndome en el estado de dar una descripcion mas estensa del animal, que las publi- caciones anteriores mas ó menos aforísticas. Esta descripcion será el tema de la parte segunda de mi monografía de los Glyptodontes del suelo Argentino, principiándola con la relacion sobre la coraza y adjuntando despues la del esqueleto. DE LA CORAZA La figura general de la coraza completamente restaurada (véase lám. XVII fig. 1.) es oblongo-oval, es decir relativamente mas larga y mas baja, que en los otros Glyptodontes, imitando por su contorno mucho mas la figura de las Armadillos actuales, y principalmente la de las especies del género Praopus. Se diferencia por consiguiente, la coraza de Hoplophorus mucho de la figura alta, casi esférica del género Panochthus, como del género Glyptodon en parti- cular. El ejemplar completo de nuestro Museo es en línea recta, de lá márgen superior de la apertura anterior hasta la márgen superior de la apertura pos- terior, 4 piés 1 pulg. ingl. (1,24 metros) de largo, pero con la curva del lomo 4 piés 45 pulg. (1335. metr.) El diametro transversal en el medio es de 2 piés 5 pulg. (0,735 metr.) y el perímetro externo transversal de la misma al- tura de 4 piés 7 pulg. (1,40.); pero como la figura general de la coraza se dis- minuye hácia adelante y se estiende hácia atrás, tiene en estas dos porciones la coraza díametros y perímetros transversales menores y mayores. La dicha diferencia se prueba muy bien por las aperturas. La anterior, adonde sale la cabeza del animal, es 1. pié (0,505) ancha en la porcion superior mas ancha, y la posterior, que deja salir la cola, es 1 pié 8 pulg. (0,51.) de ancha, es de- cir en el medio de su altura general. Alfin hay una apertura inferior longi- tudinal de la coraza, de donde salen los piés del animal y entre ellos el pecho — 160 — y la barriga. Esta apertura tiene en el lugar mas angosto atrás de los piés anteriores 1. pié 4. pulz. (0,412) de anchura, y en el lngar mas ancho entre los piés posteriores una anchura de 1 pié 93 pulg. (0,551), curvándose su már- ven inferior libre eu toda su extension sensiblemente hácia el interior de la coraza. Con respecto á la figura general indicada, debemos advertir al lector, para sienificarla mejor, que el cuérpo del animal, que cubre la coraza, es mucho mas bajo hácia adelante que hácia atras (véase la figura, lám. XVII.) y esta diferencia es muy notable, cuando la coraza se vé colocada sobre una mesa grande. En esta colocacion su altura anterior es de 14 pulg. (0,36), la del lugar mas elevado sobre la cruz de la pelvis 22 pulg. (0, 56), y la posterior de la margen terminal de 13 pulg. (0, 33.) Sigue de estas medidas, que la aper- tura anterior es poco mas alta que la posterior, mientras que las medidas anteriormente dadas prueban, que la posterior es mas ancha que la anterior. Esta diferencia está en armonía con la figura de los dos órganos, que salen de las dos aperturas; siendo la cabeza mas larga que ancha, y la cola al princi- pio no de circunferencia circular, sinó de trausversal-oval, es decir, mas ancha que alta, Fijándose en las particularidades de la figura general se presentan algunos caracteres dignos de notarse mas estensivamente. Pertenecen á estas parti- eularidades la depresion del lomo en el medio, que es un caracter muy siomilicativo para el Moplophorus; siendo los otros Gliptodontes todos en este lugar mucho mas convexo y elevado, principalmente el género Panochthus, con el cual compararemos el /oplophorus principalmente. Esta depresion del lomo produce en todo el medio de la coraza un liano muy poco inclinado á los dos lados, como lo prueba la vista de la coraza de adelante y de atras (fig. 2. lám. XVIL) En la tercera parte de la estension longitudinal de la coraza tiene el lomo, como en toda la superficie de la coraza, una disminucion pequeña de la estension general, casi una estrechez débil circular, que es bastante pronunciada tambien en la márgen inferior, donde la apertura inferior tiene su diámetro mas pequeño (véase fig. 1.) Esta estrechez termina la porcion anterior del cuerpo con-los pies de adelante y con las espaldas, en contra de la otra posterior, indicando casi una separacion del torax con los pulmones, de la barriga con los órganos de digestion. Detrás de la estrechez la coraza se estiende poco á poco mas hácia atras, hasta el lugar de los, piés posteriores y la eruz de la pelvis, en donde, como ya hemos dicho ántes, la coraza tiene su altura mas elevada; ¡declinándose sensiblemente atras: de la — 161 — dicha cruz y curvándose á sus lados mas al interior, para formar la apertura posterior baja, pero ancha, ya ántes descripta. En esta porcion posterior la coraza es sorprendentemente ancha y gruesa, como en el otro fin anterior angosta, lo que dá á ella esta figura particular y diferente de la de los otros Glyptodontes. ec2 ] La coraza'se compone de uña cantidad bastante grande de placas huesosas de diferente figura y tamaño, todas adornadas “al lado externo eon rosetas, cireunscriptas por surcos finos poco ondos, que surcos forman una. area central mas ó menos circular, y ocho, nueve, hasta catorce arealitas angulares periféricas. En esta configuracion venéral cuadran las placas con las de los Gliptodontes tipicos, pero se diferencian de ellas no solamente por su tamaño y su grosor menor, sinó tambien por la figura particular de las areas y arcalitas, que son casi lisas, llanas y aun poco cóncavas, en lugar de las convexas y muy ásperas de los Gliptodontes tipicos. Tambien las periféricas son mas chicas en nuestro animal y muchas vezes mas numerosas. Hablando primeramente de la figura general y del tamaño de las placas, se muestran diferencias muy notables entre ellas. La figura prevalescente es la hexagonal, pero rara vez ella es completamente regular; generalmente se prolonga el hexagono mas ó menos con la direccion longitudinal del cuerpo, y se cambia en figura cuadrangular-oblonga al lomo de la coraza, mientras que á los lados se hace el hexagono mas corto, acercándose mas ó menos á la figura pentagonal ó cuadrada, y aun á la circular. Las placas mas erandes son las de la primera categoria en la parte del lomo sobre la pelvis, en donde las placas se estienden hasta 1% pulg. (0,045) de largas y 1% pulg. (0,038) de anchas; mas hácia adelante son mas angostas, de 11 pulg. (0,031) anchas, y 4 los lados tambien poco á poco mas cortas, de 1% pula. (0,034). Al fin cerca de la orilla el tamaño general es 1 pulg. (0,025) dé largo y 2 pulg. (0,018) de ancho. Pero hay aun mas pequeñas en la porcion anterior de los lados, en donde se forman las partes sobresalientes de la coraza, que incluyen la apertura anterior. Estos costados anteriores contienen las placas mas pequeñas y las mas irregulares, de ¿—3 pulg. (0,018—0,012) diametro y figura muy variable; hasta que en la orilla de esta porcion de la coraza ellas se pierden casi por su pequeñez y tenuidad. Con el tamaño y la figura de las placas está en armonía su espesor. Las mas grandes són $ pulg. (0,016) de gruesas, pero noson estas las mas espesas ; hay otras de $ pulg. (0,018) espesas en los lados posteriores, en donde las álas — 162 — ciáticas de la pelvis se unen con la coraza. Mas hácia adelante se disminuye el grosor, y desciende hasta 4—+4 pulg. (0,009—0,007), cuyo grosor mínimo es el de las placas mas pequeñas de los costados anteriores. No hablaremos mucho de la estructura interna de las placas, porque es la misma que en todos los Glyptodontes; dos capas mas duras huesosas cubren las superficies principales de cada placa, la externa y la interna, y entre ellas se extiende un tejido esponjoso mas blando. La superficie externa está finamente punteada, la interna mas lisa, y las orillas, adonde se forman las suturas por las cuales las placas se unen entre sí, son ásperas por dentecillos y excavacio- nes, que entran los unos en las otras, unidas intimamente por substancia viva del tejido elástico, que ha cerrado las suturas durante la vida del animal, entrando al interior esponjoso de las placas otra substancia semifluida, distri- buida por toda la coraza en la misma época. Poros pequeños mas ó menos visibles en las dos superficies de las placas han sido los conductos de los vasos sanguíneos y nervios, que acompañaban esta substancia medular, para ali- mentar las placas y sostener viva la substancia de ellas. Mas interés tiene la esculptura externa, con la cual son adornadas las placas de la coraza. Ya hemos dicho, que cada placa tiene una area media mas ó menos circular, formada por un surco angosto poco profundo, de cuyo surco salen hasta la orilla otros surcos rectos, que dividen la porcion períferi- ca de la placa en otras arealitas mas pequeñas angulares. El número de estos surcos radiales es diferente en diferentes porciones de la coraza, pero general- mente son ocho, aun hay tambien nueve ó diez en muchas placas, principal- mente en las mas grandes del medio de la coraza. Por estos surcos la area media circular cambia tambien poco su figura, acercándose á la de un poly- gono mas ómenos regular de ocho, nueve ó diez lados y ángulos, cuyos ángulos se forman por el origen de los surcos radiales periféricos. Hay en estos ángu- los del surco central, de donde salen los surcos periféricos, generalmente un poro poco mas grande (ig. 6), que comunica con el tejido esponjoso central, para conducir los vasos sanguíneos y nervios bajo las escamas corneas, que han cubierto las arealitas de las placas. Para mostrar mejor las diferencias indicadas de la superficie de las placas, hemos dado figuras de algunas de diferentes porciones de la coraza. La figura 6 de la lámina X VIT. representa cuatro placas de los lados de la coraza, en donde el número de los surcos radiales periféricos es generalmente de ocho, como en las dos placas superiores de las cuatro figuradas. Pero ya la una de las dos inferiores tiene nueve surcos radiales salientes del surco central circu- lar, y la otra tiene diez. Esta modificacion es una mera excepcion y la pre- 8 7.0 UN sencia de ocho surcos es la regla; pero hay siempre mezclada una placa con otro número de surcos entre las regulares, y para probar esta variabilidad hemos figurado las cuatro placas citadas, que pertenecen á la fila 32 y 33, colocadas casi en la altura media de los lados de la coraza. Es tambien digno de notarse, que por la regla los surcos de las placas vicinas terminan en el mismo punto de la sutura entre las placas; pero la placa inferior muestra tambien una ex- cepción de esta regla, terminandose el uno y otro surco de los radiales libre en la sutura de la placa, sin tocarse con un surco correspondiente de la ye- cina. La otra figura 5. muestra cuatro placas del medio dorso, pertenecientes á las dos filas 16 y 17 de la coraza. Estas placas son de figura casi cuadrangular, no hexagonal, y poco mas grandes, segun la regla general, que las placas superiores de cada fila sean siempre mas grandes que las inferiores; pero su esculptura externa no es mas grande, sinó mas apretada. Asila figura central circular es poco mas pequeña, que en las placas laterales y el número de los surcos radiales mas grande; de nueve hasta diez generalmente, y no con prefe- rencia de ocho. Pero mas aun diferenciánse estas placas por la division de muchos surcos á la márgen de la placa, antes de llegar á la sutura. Esta division en dos ramos es acá la regla, cuando los surcos opuestos de dos pla- cas no son correspondientes entre sí, sino alternantes, y así sucede, que algu- nas de las arealitas periféricas de la una placa se estienden hasta la otra vecina. Casi siempre se aplica esta alternacion en estos surcos, que se dirigen á las esquinas de las placas, formandose sobre las esquinas, en las cuales se tocan cuatro placas vecinas, una area particular hexagona, que falta entre las placas de los lados de la coraza. Con estas arealitas adicionales de las esquinas de las placas asciende el número de las arealitas periféricas entre los surcos radiales hasta doce, trece y catorce, segun el número de los surcos radiales de ocho, nveve ó diez, y este aumento de las areas periféricas es un carácter particular de las placas en el medio del dorso. No hay placas de esta clase con areas accesorias sobre las esquinas á los lados de la co- raza. La regla general que en las placas del dorso la area central es mas pequeña, que en las placas del lado de la coraza, continúa hasta la orilla, en donde esta area ocupa casi toda la superficie de la placa, dejando para las arealitas peri- féricas no mas que un limbo angosto, poco separado. Principalmente en los costados anteriores de la coraza, al lado de la aper- tura para la cabeza, la area central es muy grande, y no solamente en las placas inferiores, sino casi en todas. Acá tambien pierden su figura regular — 164 — las placas tanto mas, cuanto mas son anteriores, dando á esta region de la coraza un aspecto bastante diferente de la porcion central y principal; cuya diferencia se muestra principalmente en el contorno variable de las placas y la extension muy notable de la area central, siendo ella no mas un verdadero circulo ó hexagono regular, sino una figura poco irregular, igual mas ó menos al contorno de la placa, pero menor y acompañada con un limbo angosto pe- riférico, poco granulado por impresiones transversales. No hemos dado figuras de todas las diferencias entre las placas, sino solamente de algunas, remitiendo al lector á las de otros autores, ya antes publicadas. Hay una buena figura, ya largo tiempo publicada por el Dr. Luxp en las Actas dela Aca- demia Dinamarquesa, Sec. matem. física. Tom. VIIL. pl. XI. Estas placas, aun no com- pletamente igualescon las nuestras, corresponden segun la dicha figura, por sus caractéres, bastante 4 muestra figura 3 lám. XVII: Son de la primera categoria: de las hexagonales mas Ó menos regulares, tomadas. del medio:delos lados.de ¡la coraza. La misma clase de placas se - ¿vé figurada en las obras Inglesas: The Zoology of the Voyage of the Beagle, Tom, 1. pl. XXXII fig. 4, y the descr, Catal. of the collect. of coll. of Surg, L. no 554, re- petida por Nonor en su Atlas. pl. 11. fig. 6, sobre cuyas placas Owrn ha fundado su Glyptodon ornatus. En la primera delas dos obras mencionadas hay tambien otra fig. 5, que representa /aleunas placas anteriores del lomo, ; inmodiatamente atrás de-la:orilla:de la apertura anterior, correspondientes a una especie diferente, de la cual hablaremos mas tar- de, pero no dela cola de la misma especie del (72. ornatus, como hemos sospechado ante- riormente, Anales Tom. 1. pág. 205. 8. Una fig. del Dr. Luwb en las Actas arriba nombradas, Tóm. IX. pl. XXXV. fig. 5. de "placas, - que el “autor adscribe 4'su Ohlamydotherimn' Humboldéi, tiene tambien: mucha analogiaícon las placas al lado:de la apertura anterior, delas cuales las últimas mas anterio- res de nuestro individuo tienen, easila misma configuracion general, apesar de que la figura citada de y del tame wo natural prueba, que las placas del Cldamydother 7UUM SON mucho mas grandes y jes consiguiente diferentes de' des de nuestro animal, « 063: Hay en todo eb contorno externo de la coraza placas particulares, que tienen una diferente configuracion, segun su posicion en la orilla: anterior, ¡posterior y inferior. Las de la orilla anterior, en el contorno:de la apertura para la cabeza, son de dos categorias, correspondientes áda márgen súperior de ésta apertura, y. 4 las dos márgenes laterales, La márgen superior .de dicha apertura tiene la figura particular de: un arco sobresaliente al exterior, casi como un: capucho, que cubre el pescuezo del animal. Este arco se forma de lastres primeras «filas de las placas de la co- raza, entre las cuales '14 primera fila se inclina mas hácia abajo y al interior, — 165 — la segunda ocupa la parte mas sobresaliente del arco, y la tercera se inclina hácia atras, como el principio del lado superior dorsal de la coraza. Las pla- cas de la primera fila son las marginales, pero no se diferencian mucho de las siguientes, siendo todas las placas de a primeras filas dorsales de la cora- za hexagonales, poco mas anchas que largas, y adornadas eon rosetas reen- lares, poco pronunciadas por la sutileza y falta de profundidad de los Surcos que las separan. El carácter mas particular de las dichas placas se presenta en la presencia de hoyuelos pequeños redondos, bastante hondos en su super- ficie ,cuyos hoyuelos corresponden á los surcos radiales de la roseta y principal- mente al principio de estos surcos, en donde ellos se tocan con el circulo centra] dela roseta. La figura 4 de la lám. XVIL dála vista dela primera y de la segunda fila de las placas de esta region, mostrando la configuracion de la esqui- naizquierda de la apertura anterior de la eoraza, con las placas de figura par- ticular que la forman. Elno 1. indica la primera fila de la márgen con su continuacion hácia los lados de la coraza, y el no 2. la segunda fila. Se ven en todas las placas de esta region de la coraza los hoyuelos, que cubren las placas y que ocupan en algunas casi toda la superficie. Las placas inmedia- tamente en la esquina son irregulares de figura y de tamaño, pero las de las otras filas son mas regulares y tienen hoyuelos solamente en la mitad externa, correspondiente á las placas particulares de la esquina, mientras que la otra mitad ya muestra la estructura regular de surcos angostos radiales. Respecto al uso de los hoyuelos no hay duda, que han sido destinados para recibir en sus concavidades cerdas, que adornaban la circunferencia de la apertura anterior de la coraza durante la vida del animal. Son cerrados estos hoyuelos en el hondo, y no abiertos, como los poros que comunican con el tejido esponjoso interior de las placas; lo que prueba que son agenos á este tejido y una organizacion particular, destinada de recibir en su seno las raizes de las cerdas, que fueron implantadas en ellas. El número de las placas marginales del arco superior de la apertura ante- rior de la coraza es de d.oz e ennuestro ejemplar, de las cuales se ven figuradas en la lám. XVI fig. 2. A, la mitad izquierda, que figura muestra la mitad de la coraza, vista de adelante. La misma fieura prueba, como tambien la fig. 4, que loshoyuelos descienden del arco superior á las primeras placas marginales del lado de apertura, hasta la: séptima casi, y que no solamente estas placas en la márgen misma, sinó tambien la fila antes de ellas está ador- nada con los mismos hoyuelos al lado externo. Las placas de las orillas laterales de la apertura anterior son las mas irre- gulares de tamaño y de figura, y hay entre ellas las mas pequeñas de la coraza. 11 22 — 166 — La figura prevalescente es la pentagonal, con cuatro márgenes rectas al inte- rior y una poco corvada al exterior. Esta es muy delgada casi afilada, las otras cuatro son suturas poco mas gruesas, pero de todo modo son estas placas las mas delgadas de la coraza. Su superficie externa tiene una area mas ó menos circular, bastante grande, que se estiende casi hasta la orilla de la placa, y en el contorno de esta area hay un limbo de algunas granulaciones finas, que desaparecen completamente en la márgen externa, uniéndose allí la area circular casi con la márgen misma. En nuestro individuo hay casi 25 de estas placas marginales, desde el angulo, en donde se une la orilla lateral con la superior, hasta la curva, por la cual esta márgen lateral se une con la inferior. Aleunas de estas 25 placas son apenas + pulso. largas (0,006), otras casi + puls. (0,18), pero ninguna sobrepasa esta estension en su orilla libre. Las mas grandes son las del medio de la orilla, las mas pequeñas las superio- res, despues de las provistas con hoyuelos, de las cuales una se vé figurada al fin de nuestra fig. 4. Aquellas superiores son poco mas gruesas, que las últi- mas inferiores, que son de todas las mas delgadas. Continuando nuestra descripcion de la orilla con las placas de la márgen inferior de la coraza, no hay al principio diferencia ninguna entre ellas y las últimas de la orilla anterior lateral. Principia esta márgen con las mismas placas delgadas con orilla libre, casi afinada; pero pocoá poco las placas se engruesan, y con cada fila siguiente aparecen mas espesas. En el lugar á donde termina en esta márgen la continuacion de la primera fila de placas de la márgen anterior superior, la figura de las placas marginales inferiores se altera tambien bastante; cada placa de la orilla es de este punto hácia atrás de figura triangular, con dos márgenes rectas, que se unen por suturas con dos placas de las filas superiores, y una márgen corvada libre, que termina la coraza hácia abajo. Esta márgen no es afinada, sinó al contrario engruesada, adornada con una area semi-circular fuerte punteada, cuya area se estiende sobre la márgen hácia la superficie interna de la placa, formando de este modo una protube- rancia pequeña oval en la misma márgen inferior de la placa, correspondiente á los tubérculos en la orilla de la coraza de los otros Gliptodontes. Pero com- parando estas placas con las correspondientes de los otros Gliptodontes, ellas se diferencian mucho de las otras porsu tamaño menor y porla elevacion mucho menos alta de la area oval, que representa al tubérculo de los Gliptodontes típicos. Hay aun otra diferencia, que se manifiesta en la union fija de la placa con las de las filas vecinas; faltando al género /Zoploephorus la union flexible con la anterior, que es la regla en los Gliptodontes típicos en esta porcion de - 167 — su coraza. Hablaré de esta diferencia mas tarde, cuando explicaré las filas de la coraza segun su número y su figura, No hay otra clase de placas marginales en toda la márgen inferior de la coraza de Hoplophorus, que la descripta triangular, con protuberancia pe- queña oval á la orilla libre. Las placas de esta categoria continúan por toda la extension de la coraza, hasta la apertura posterior, sin mostrar otra dife- rencia que la del tamaño y del grosor, que se aumentan poco á poco con cada fila posterior. Sin embargo no son las últimas antes de la esquina posterior las mas grandes y mas gruesas, sinó las de algunas filas antes de la esquina; cambiandose casi con la fila trigesima cuarta la figura triangular de la placa terminal en figura mas oval, y perdiendose un poquito el grosor de la protu- berancia en ella. Estas últimas placas ya se acercan, por su contorno, á las de la márgen posterior, pero se distinguen de ellas por la protuberancia menor, mas oval, no circular; cuya figura tiene esta protuberancia en las placas de la márgen al rededor de la dicha apertura. Las placas terminantes de esta apertura son los mas grandes de todas de la orilla de la coraza, á lo menos las medias del contorno superior de dicha aper- tura. En esta orilla las placas tienen una figura casi cuadrangular, son poco mas anchas al lado anterior que á la márgen libre posterior, y terminan acá con un arco poco corvado en lugar de las suturas gruesas, que las unen adelante y á los lados con las placas vecinas. Las mas superiores son las mas grandes, 1 + pulgar de anchas como de largas, pero poco á poco las placas se disminuyen á los dos lados, y las últimas de la esquina inferior no tienen mas que ¿ pulg. extension de las mismas dos direcciones. Cada de estas placas es adornada, inmediatamente á la orilla libre, con una area circular elevada, como una protuberancia poco excavada en el medio, que ocupa casi toda la orilla libre y mas que la mitad de la superficie externa, extendiéndose hasta la márgen de la superficie interna hácia abajo. El resto de la superficie exter- na es dividida por surcos radiales muy finos en algunas arealitas de la misma figura, como en las otras placas de la coraza, y estas arealitas corresponden á las de las placas vecinas del mismo modo, que en toda la superficie de la coraza Hay 36 de estas placas en la orilla de la apertura, es decir 18 en cada lado desde la línea media dorsal. La décima sexta al lado de la línea media hácia la esquina externa es poco mas prolongada al interior, que las otras, tocándose con dos filas de placas antes de las marginales; todas las otras setocan con una sola fila de las placas antes de ellas. Mirando con exac- titud nuestras figuras 1. € 2. de la lám. XVII. el lector puede entender facil- mente los caractéres particulares de las placas, acá indicadas, — 168 — Ga Concluida la descripcion formal de las placas, que componen la coraza del troneo del animal, examinaremos ahora la disposicion de ellas en filas trans- versales y longitudinales, como prescribe la ley que arregla la conjuncion de las placas entre sí. Esta ley es la misma de todos los Gliptodontes; las placas se unen por suturas mas ó menos denticuladas de las márgenes mas largas inti- mamente en filas transversas, y en estas filas corresponde siempre una placa de la fila anterior á dos placas de la siguiente, tocanaose con sus dos márge- nes anteriores y posteriores á las márgenes correspondientes de dos placas de la fila precedente y siguiente. No hay razon de explicar mas este modo de wnirse, por que las figuras dadas en la lám. XV IL lo explican bastante y dan tambien una vista clara de las variaciones, que pueden concurrir en la union de las placas. Mas valor para el carácter particular de nuestro animal tiene el número de las filas de placas, que componen la coraza. El exámen es facil, cuando la co- raza está completa y entera, pero mas difícil, cuando el observador está obliga- do, á calcular el número por los pedazos sueltos de diferentes corazas. Por esta razon mi calculo es probablemente no exacto, pero grande no puede ser el error y creo tener razon en dar como casi seguras mis observaciones. En nuestra coraza, como está compuesta de dosindividuos, hay actualmente 42 filas transversales en el medio del lomo y 48 en la orilla inferior, hasta el arco sobresaliente de los costados, que incluyen la apertura anterior. Antes he calculado mas, fijandome en los pedazos sueltos de la coraza, y por esta razon el número de filas transversales del lomo habia dado 45 y el de los lados 52%); y creo que este calculo aun puede estar mas en concordancia con la natu- raleza, porque la porcion de la coraza, que forma los costados, pertenecia á un individuo poco mas pequeño que la porcion del lomo, en la cual faltaba un pedazo del pezcuezo. Es por consiguiente posible, que este pedazo ha sido poco mas grande, y el número de las filas dorsales en verdad no 42 sinó 45, como habia calculado al principio. De todo modo es seguro, que el número de las filas dorsales no sobrepasa á 45 y no es inferior que 42, y que probablemente una diferencia de una hasta dos filas pueda encontrarse en diferentes individuos. Ya sabemos por las comunicaciones anteriores, que las placas del medio dorso son poco mas grandes, á lo menos mas largas, que las de los costados. (*) En el periódico Aleman: Archiv fiv Anatom. Phys. u. wissench. Mediz. y Reicuert u. Du Bors Reymowp. Y4/1g. 1871. .8. : — 169 — Sigue de esta diferencia, que cada fila de placas es mas ancha en el lomo, que en su fin inferior, donde ella entra en la orilla de la coraza. Pero la diferencia de arriba y de abajo es pequeña en cada fila. Para probarlo mejor he medido la anchura de cinco á cinco filas en los dos lugares, que comunico acá al lector. Anchura de cinco á cinco filas de la coraza en pulgadas inglesas. En el lomo Números de las filas En la orilla 4, AO 4. 61. > SN) 47 A. 100 22 05 Tb e 16.— 20 6. Ti, Sl 2:95 6. En 26) == 30 DE: E IA O 47. 64 360620 40 4. Se deduce de este calculo, queno es igual la diferencia en las diferentes porciones de la coraza; que enlas primeras filas las placas de arriba y de abajo son iguales, que hay despues en el medio de la coraza un lugar en donde las placas del lomo son solamente poco mas largas, que las de la orilla, y que la mas grande diferencia de anchura de arriba y de abajo se presenta en el lugar mas ancho y mas alto de la coraza, 4 donde ella se une con la pel- vis del animal. Acá se encuentran las placas del lomo las mas grandes y las relativamente mas pequeñas de la orilla, pero antes y atrás de este lugar la decrescencia es casi la misma. Hay á los costados anteriores, al lado de la apertura para la cabeza, dos prolongaciones de la. coraza, como aletas, que no estan en union con el lomo de la coraza, sinó independentes de él y libres, uniéndose por detrás con lá con- tinnacion de la primera fila transversal á la orilla superior de la apertura anterior. Estas aletas se componen de una multitud de placas muy pequeñas, entrecuyas placas hay las mas pequeñas de toda la coraza. Son como once hasta doce filas perpendiculares de placas en ellas y tienen una anchura en el medio de su extension, á donde son las mas anchas de 7 pulgadas. El número de las pla- cas en estas aletas es por consiguiente muy grande; he contado en la última fila, perpendicular 24. placas, y en la primera S, lo que permite calcular el número entero de 150—152 placas á cada lado en esta porcion de la coraza, ó 300—304 en las dos aletas unidas, Las placas de las filas siguientes enteras he calculado tambien y he reco- nocido que la diferencia numerica es muy pequeña entre ellas, siendo casi igual el número de las placas en todas las filas de la coraza. Para probar mas evidentemente esta conclusion pongo acá el número de diez filas, distantes en- tre sí de cuatro filas, lo que da una idea clara de toda la composicion de la coraza. Estos números son los siguientes: La I. fila, con las 12 placas de la orilla superior de la apertura ante- rior tiene 60 placas. La V. fila tiene 62 placas. La X. fila tiene tambien 62 placas. La XV. fila me ha parecido de tener 64 placas. La XX. fila ha tenido 66 placas. La XXV. fila ha tenido tambien 66 placas. La XXX. fila no tiene mas que 62 placas. La XXXV. fila se compone de 54 placas. La XL. fila no tiene mas que 48 placas. Al fin la fila marginal de la apertura posterior se forma de 36 placas. Tomamos, inducidos por este calculo, elnúmero medio de cada fila de 60 placas, se componen las 42 filas de la coraza de 2520 placas, y adjuntando á este número la suma de las placas de las dos aletas anteriores, toda la coraza del tronco se compone de 2524 placas mas ó menos, cuyo número es bastante parecido á la suma de placas en la coraza de Panochthus tuberculatus, caleu- lado antes (pág. 127, nota) á 2500. Esta armonia muy aproximada me parece que dí un testimonio bueno para la exactitud de los dos calculos. Al fin debemos hablar de un carácter particular de la coraza de Hoplopho- rus, que hasta ahora no ha sido notado suficientemente, y que se presenta como una singularidad entre los Glyptodontes para nuestro género. Es esta la inclinacion hácia el interior de la orilla de la apertura anterior en el lugar, en donde la márgen superior se une con las dos márgenes laterales. Hay acá casi una pequeña excavación ó depresion á cada lado, que se presenta bien en nuestras figuras 1 4 2. A. de la lám. XVII. y que es presentada separada- mente en la figura 4 de la misma lámina. La excavacion se extiende sensible- mente mas debil sobre las cuatro hasta las cinco filas de placas, que rodean el ángulo entre la márgen superior y lateral dela apertura anterior é incluye todas las placas pequeñas con hoyuelos en su superficie, que hemos descripto antes de este lugar. Parece que en la excavacion han entrado las orejas del animal, cuando él retiraba su cabeza en la apertura anterior de la coraza, del mismo modo, que lo hacen actualmente los Armadillos, entre los cuales la — 111 — Mulita del pais (Praopus hybridus) tiene alguna similitud por su figura general de la coraza con nuestro animal, aunque es de dimensiones mucho menores. 65 Del escudo del pecho no he encontrado nada hasta ahora y estoy por consi- guiente dudoso, sobre si este escudo haya sido presente en nuestro animal, co- mo en los otros Gliptodontes, ó si haya faltado á él. Pero tengo en mi poder restos bastante númerosos de la coraza de la cola y del vértice, para dar de estas dos porciones de la coraza del animal una des- cripcion sino completa, á lo menos satisfactoria. Principiamos con el escudo del vértice, del cual tenemos en el Museo Pú- blico restos de dos individuos, que prueban, que no solamente el vértice, sinó tambien la frente y la base de la nariz han sido cubiertas con placas huesosas de figura particular. De este escudo he figurado lám. XVII. fis. 3 una porcion, que pertenecia al centro del escudo, como lo prueba la convexidad menor de su superficie y el tamaño de las placas. Se compone de catorce placas de diferen- te figura y tamaño, pero iguales en grosor y esculptura superficial. El grosor es de 43 lín. (0,009) y se disminuye en las placas mas pequeñas hasta 3 lín. (0,007); la esculptura externa se presenta por un círculo en la superficie bas- tante grande y concentrico con la circunferencia externa, en cuyo círculo hay muchos pequeños hoyuelos, iguales á los de las placas en el contorno superior de la apertura para la cabeza. No hay duda, que han sido presentes en estos hoyuelos tambien cerdas durante la vida del animal. Son estos hoyuelos no de igual tamaño y profundidad, sinó mas hondos y mas grandes al uno lado de las placas, faltándoles completamente en las mas pequeñas. Deduzco de esta dife- rencia, que las placas con los hoyuelos mas grandes han sido las mas posterio- res del escudo, y las sin hoyuelos las mas anteriores, y que probablemente la region del occipite y del medio vértice ha tenido cerdas en sus placas, pero no las regiones laterales y anteriores, sobre los ojos y la nariz. El limbo externo afuera de los círculos con los hoyuelos está un poco arrugado por pequeños pliegues, como en las anteriores placas de la coraza de igual configuracion. Respecto al tamaño de las catorce placas no hay concordancia entre ellas; la mas grande es casi 2 pulg. de ancha (0,048), la mas pequeña al lado de ella apenas + pulg. (0,012), pero el diámetro prevalescente es de 1 pulg. (0,024) mas ó menos. No dudo, que la placa mas grande haya sido una de las centrales posteriores del vértice y que las mas pequeñas se estendieron hasta los ojos y la base de la nariz del animal. Tomando las medidas del cráneo para la base de la: calculación del tamaño general detéscudo, su dimension longitudinal ha sido como de 10 pulg. (0.241), y su transversal sobre los ojos de Y pulg. (0,168.) Las últimas placas de la orilla, de las cuales hay un pedazo en el Museo, son muy pequeñas y mas delgadas, apenas 3 pulg. (0,012) de largas y menores que 1 pulg. (0,006) de gruesas. Tienen una orilla libre externa redondeada, sin sutu- ra con dentecillos y excavaciones entre ellas, que son, como en las placas de la coraza del tronco, los medios de unir.las placas en un escudo comun. Por la curva fuerte de la superficie de este pedazo, compuesto de 26 placas pequeñas, debe presumirse, que su colocacion hayasido sobre la base de la nariz. se Resta hablar de la coraza de la cola, que tenemos en nuestro Museo, reconstruida de pedazos del mismo individuo, al cual pertenecen las orillas de la coraza, entre las cuales la una está perfecta, desde su principio con las aletas al lado de la apertura anterior, hasta la esquina de la apertura posterior. Esta coraza de la cola forma un cono prolongado, poco deprimido de arriba hácia abajo, 27 pulz. de largo y 11 pulg. de ancho al principio, en donde ha sido unido con-la coraza del tronco. Se compone de un tubo terminal, 14 pulz. de largo, y de seis anillos, 2-24 pulg. de largo y sucesivamente mas anchos, para introducirse con su base el uno en el otro siguiente. El tubo no muestra una composicion de placas sueltas, pero de los anillos se compone cada uno de dos hasta tres filas de placas particulares, adornadas por surcos finos con una roseta central elíptica transversal y arealitas pequeñas en su contorno. El tubo, que termina la cola, es al principio 4% pulg. de ancho y 32 pulg. de alto. Tiene acá hácia arriba un engrandecimiento, como un bulbo, y se presenta, por consiguiente, mas corvado en la superficie superior, que en la mferior (véase fig. 1. lám. XVID. Su superficie está cubierta con fienras elíp- ticas, poco elevadas, que tienen entre sí una fila de areas pequeñas anenlares, todas separadas por surcos finos transversales, que se unen con los contornos hondos de las elipses, longitudinalmente colocadas en la superficie del tubo. Estas elipses son en el medio de las dos superficies del tubo casi de igual ta- tamaño, generalmente ¿—¿ pulg. de largas y ¿—3 pulg. de anchas, y forman filas transversales en la superficie, en las cuales una elipse poco mas grande alterna con otra mas pequeña de la misma fila, pero en oposicion con las de la fila vecina. Hay como 13 de estas filas en la superficie superior dorsal del tubo. En la punta del tubo hay dos grandes elipses mas elevadas, separadas = 173 — por un surco hondo, que ocupa la punta misma de la cola. Cada una de estas dos elipses es 25 pulg. de larga y 2 pulg. de ancha. De ellas sale hácia adelan- te en cada lado del tubo una fila de cinco elipses, sucesivamente mas peque- ñas, que interrumpen las otras elipses pequeñas y separan la superficie dorsal del tubo de la ventral. La primera de estas elipsas es 17 pulg. de larga, la segunda 12, la tercera 12, la cuarta 13 y la quinta 1 pulgada. Termina esta en la penúltima fila de las elipses dorsales y corresponde en la última fila á una elipse del tamaño regular de los otras dorsales y ventrales. De los seis anillos, que he reconstruido en nuestro individuo, no ha sido vinguno completo, pero de cada uno hay pedazos suficientes, para probar con exactitud su verdadera figura y construcion. No sé, por consiguiente, si el número de seis anillos es el de todos en la cola; pero como estas seis tienen unidos una longitud ya poco mas grande, que la del tubo, creo haber razon de sospechar, que no han estado mas anillos en la cola que estas seis. Cada anillo se compone de dos hasta tres filas de placas, de las cuales las de la primera fila tienen una grande roseta terminal, que ocupa tambien la márgen libre de la orilla de la placa. Antes de esta roseta hay una fila de areas pe- queñas angulares. Las placas de la segunda fila se unen con las de la primera fila alternantes, tocándose cada una placa con dos de la otra, y uniéndose con ellas firme por suturas denticuladas. En cada de estas placas de la segunda fila hay tambien una roseta central, de figura transversal elíptica, rodeada por un limbo de areas pequeñas angulares en todo su contorno. Si no hay mas que dos filas de placas, estas de la segunda fila se prolongan hácia arriba con márgen deprimida delgada, adornada con una ó dos filas de hoyuelos, para recibir cerdas en las concavidades de estos hoyuelos. Pero si hay tres filas de placas, las de las segunda fila terminan hácia arriba con dos otras suturas denticuladas, que daná la placa la figura de un hexagono transverso casi igual á los de la coraza del troneo. En este caso entra en estas suturas, alternantes con las placas de la segunda fila, una tercera fila de placas, com- pletamente configuradas como las de la segunda fila, pero poco mas cortas y adornadas con la márgen libre superior deprimida, que lleva los hoyuelos para las cerdas. No hay regla fija en la construcion de dos ó tres filas en cada anillo; en algunas se ven tres filas á un lado, y dos al otro; pero generalmente los anillos inferiores, antes del tubo, tienen tres filas en el medio de la super- ficie dorsal como ventral y dos en los lados, en donde las dos superficies se unen. Acá forman los anillos curvas mucho mas fuertes, y por esta razon la compos- tura de dos filas de placas es la mas conveniente; pero arriba y abajo, en don- decada anillo es menos corvado, porque su figura es elíptica y tanto mas, II 23 — 174 — cuanto mas el anillo es un superior, hay generalmente tres filas de placas. Sin embargo parece que los tres primeros anillos inmediatamente despues de la coraza no han tenido mas que dos filas de placas en todo su contorno, á lo menos no hay mas en los pedazos de estos anillos de nuestro individuo. De todo modo esta diferencia no influye mucho en la figura de cada anillo, estando las placas de la última fila hácia abajo, con su márgen libre engruesa- da, las principales de cada anillo. Parece, que hay un número fijo de estas placas en cada uno, pero como nuestro ejemplar de la coraza de la cola no ha sido completo, es difícil de dar el número exacto. En su reconstrucion, el ani- llo mas pequeño, inmediatamente antes del tubo de la cola, se forma de 17 placas en cada fila, de las cuales 3 de la primera fila y 6 de la segunda son naturales. El anillo, que sigue hácia arriba tiene 18 placas, y entre ellas 11 naturales del lado inferior. Yl tercero anillo de abajo tiene 19 placas, de los cuales las 10 del lado inferior son naturales. - El cuarto anillo de abajo tiene 23 placas, el quinto tiene 25 con 16 naturales y el sexto, el primero de arriba, 30. Pero como en este anillo hay solamente dos placas naturales, lo creo este número exagerado y mas conveniente de suponer, que el verdadero número no es mas 27—-28 placas en él. ¡BE DEL ESQUELETO Tenemos en el Museo Público casi todas las partes del esqueleto de la espe- cie principal, cuya coraza he descripto en las páginas precedentes, y entre estas partes se ven algunas repetidas veces; faltando nada mas que la pelvis, de la cual solamente pocos pedazos del hueso iléonse han conservado del lado izquier- do. Por esta razon, no ha sido posible de reconstruir un esqueleto entero, y por la misma razon no puedo dar una figura del esqueleto; pero la buena con- servacion de las muchas partes sueltas prueba, que la figura oeneral del esqueleto haya sido casi completamente idéntica con la de Panochthus tuber- culatus, y si hay una diferencia notable en la figura del esqueleto de los dos animales, es la misma ya pronunciada en la externa de la coraza, siendo el Hoplophorus mas prolongado, mas angosto y de todo modo un animal mas sutil y mas fino en su construcion, que el otro que es muy macizo y grueso. Esta suposicion se probará claramente por la comparacion de las partes suel- tas del esqueleto, de las cuales nos ocuparemos nosotres en las páginas si” guientes, principiando nuestra descripcion con la del cráneo, del cual tengo á mi disposicion tres ejemplares mas ó menos rotos, pero ninguno completo. . Gs La figura del cráneo se conocerá bastante con las dos vistas en las lá- minas adjuntas XVIII. € XIX, mostrando la primera el objeto del lado izquierdo y la segunda de arriba; las dos con los defectos, que haya tenido el cráneo mas completo de las tres, faltándole la nariz la frente y la porcion anterior del vértice, y mostrando la vista de arriba el cráneo abierto hasta el interior de la cavidad de la nariz y de los senos frontales. No puedo hablar por consiguiente, de la figura de la nariz y de la frente con seguridad; pero como estas partes se han conservado en el cráneo de /Zoplophorus, figurado por el Dr. Luxp en las Actas dela Academia Real Dinamarquesa (sec, mat. fí- sica, tom. XII. pl. LI.), me he permitido, indicar por un contorno linear la extension presumida de estas regiones tambien en las vistas mias, completando de este modo sus defectos hipoteticamente. La figura del Dr. Lunp es de tamaño natural, las mias son de % y de? del natural. Prueban estas figuras, que la configuracion general del cráneo, no conside- rando su tamaño menor, es mucho mas parecida á la del Panochihus, que á la del Glyptodon, principalmente por el contorno convexo de la frente y la di- reccion descendente de la nariz, aun esta inclinacion hácia abajo no es tan grande, como en el género Panochthus. Del cráneo de este se distingue el de Hoplophorus por el contorno de la cavidad del ojo, abierto hácia atrás, como en el Glyptodon; pero se distingue tambien bastante del otro género por la altura del arco zigomatico en la misma region atrás de la cavidad del ojo, acercándose este mucho por un ángulo sobresaliente hácia arriba á la esquina posterior de la órbita, que está bien pronunciada en el /HHoplophorus, pero bas- tante corta y casi redondeada en el Glyptodon. En esta region del cráneo se muestra mas claramente la particularidad del género /Zoplophorus, y su des- viacion típica de los otros géneros vecinos. Como no puedo hablar, por los defectos de los cráneos que tengo en mi poder, de la figura externa de la nariz y dela frente, debe limitar- me al examen de los pocos restos del hueso frontal, que se han conservado al uno lado del uno cráneo (Lám. XIX). Estos restos prueban, quela frente entre los ojos ha sido bastante ancha, como de 5 pulg. inglesas, con una es- quina aguda por detrás, 1 pulg. distante del ángulo sobresaliente del arco zigomatico. Detrás de esta esquina la orilla de la frente se retiraba mucho al interior, cambiándose en un contorno bien pronunciado, que corre en direc- cion oblícua sobre el vértice hasta la línea media de este y tocándose allí con la cresta baja longitudinal, que se une con la c:esta igual superior del hueso occipital en su medio. La porcion conservada del hueso frontal es lisa, poco convexa y sin otro carácter particular, que la perforacion detrás del arco orbital por un agujero pequeño, que debe haber conducido nervios y vasos sanguíneos de la cavidad interna del hueso á esta region de la frente. Rota la lámina externa del hueso frontal, se presentan de bajo de ella grandes concavidad >s en el interior de la frente, que en nuestro cráneo se habian lle- nado con substancia dura calcarea-arollosa (tosca), que forma actualmente un modelo exacto de la configuracion interior de esta porcion del cráneo. Tabi- ques finos transversales han dividido estas concavidades en vacios separados de diferente tamaño, pero mas ó menos simetricos de los dos lados del cráneo, y estos vacios han estado en comunicacion por agujeros en sus tabiques no solamente entre sí, sinó tambien con la cavidad de la nariz, lo que prueba la tosca, que ha entrado por la nariz hasta las últimas cámaras de estas grandes senos frontales en su estado primitivo blando y fluido, cambiandose despues poco á poco en substancia dura. He significado por las letras e, e, e, en la fi- gura 1. dela láím. XIX algunas de estas cámaras, que se han estendido no solamente bajo todo el vértice hasta el arco superior del hueso. occipital, sinó tambien por la porcion basal del hueso temporal y la lateral del hueso maxilar superior hasta la base de la apofisis zigomatica descendiente, que está com- pletamente vacia y ocupada por una grande cámara, con algunas pequeñas á sus lados. Todas estas cámaras han sido vacios durante la vida del animal, llenándose por la nariz con aire atmosférico, que por su presencia en estado caloroso ha hecho bastante liviano el cráneo, de otro modo por su tamaño considerable mas pesado para la fuerza motriz del animal. Que la entrada de] aire en estas cámaras ha sido por la nariz, es evidente por sí mismo; pero se prueba tambien por un grande residuo de tosca enel fondo dela cavidad de la nariz, que se vé figurada lám. XIX fig. 1 y significado con la letra F, Me- nando allí los lados de la dicha cavidad y comunicando con la tosca en las cámaras bajo la frente. G6»9 Siguen al hueso frontal hácia atrás los huesos parietales del vér- tice, que participan por su construcion interna á los vacios de la frente y se estienden hasta la cresta arcuada superior del hueso occipital. Las márgenes — 117 — a naturales de estos dos huesos parietales se presentan claramente por las sutu- ras preservadas en la superficie del vértice; hay una sutura transversal, que se llama la coronal, casi en el medio del vértice, entre las dos suturas angula- das, que separan el hueso temporal de cada lado del cráneo (véase lám. XIX fig. 1. m, que letera significa el hueso parietal izquierdo). De allí corre cada hueso parietal hácia el arco elevado del hueso occipital (0), acompañando este arco con una prolongacion particular bastante ancha, que se toca á su fin por una sutura aun mas ancha con el hueso petroso-mastoides (p). Esta prolonga- cion del hueso parietal á los lados posteriores del cráneo es significante para el género Hoplophorus, y no se encuentra en grado igual ni en el Panochthus, ni en G/yptodon (*). La superficie externa de los huesos parietales no es lisa, como la de los frontales, sinó muy áspera por surcos oblicuos y grandes agu- jeros en ellos, que perforan la lámina externa de los parietales, para dar co- municacion con los vacios internos en ellos. Estos agujeros son conductos de vasos sanguíneos, que han salido del interior de los vacios del vértice á los grandes musculos temporales, cuyas capas gruesas de carne pura se habian atado á los surcos y asperosidades de los huesos parietales, para mover con mas facilidad la mandíbula inferior muy grande y sorprendente por la altura sin comparaaion desu ramo perpendicular, como por la longitud y grosor de su ramo horizontal alveolar. Ningun otro Mamifero ha tenido una man- díbula inferior relativamente tan grande y por consiguiente tan pesada y maciza, que los Gliptodontes en general; el Hoplophorus no queda en este carácter detras de los otros géneros de su grupo, y por esta razon tiene un vértice muy áspero y perforado por muchos agujeros ó conductos de vasos sanguíneos, para la alimentacion de los grandes músculos, que han de mover la mandíbula igualmente grande. TO Respecto de la configuracion del hueso occipital, el MHoplophorus se acerca tambien mucho á la de Panochthus, por la inclinacion del llano occipi- tal hácia adelante y por la extension mayor de este llano, en comparacion con el mismo del género Glyptodon, pero me parece poco mas excavado en nues- tro género, que en los dos otros y por consiguiente la musculatura cervical poco mas fuerte. Por esta excavacion del occipite, que está dividida por una (*) Hay algunas veces en las esquinas mas externas de esta prolongacion porciones peque. ñas separadas del hueso, que se ven al lado izquierdo tambien en nuestra figura; pero no son regulares y siempre presentes. Son huesecillos Wormiamos, que se encuentran tam- bien en el cráneo del hombre. — 178 — cresta longitudinal media muy aguda en dos fosas paralelas, se distingue el Hoplophorus bastante del Panochthus como del Glyptodon, que no tienen ni cresta media occipital, ni aun tuberosidades occipitales laterales tan sobresa- lientes. Estas tuberosidades altas y muy ásperas son otro testimonio de la fuerte musculatura cervical de nuestro género; tienen en su superficie algunos aleujéros, que conducen vasos sanguíneos al interior y principalmente á una cavidad, que comunica con el órgano del oido, la cual he descripto antes (pág. 15) extendidamente del género Panochthus, como un vacio arriba de la cavi- dad timpanica, que se abre hácia abajo por un conducto muy grande (lám. XII fig. 1 8% 2. 0), presente tambien en nuestro sénero /oplophorus en el mis- mo lugar entre el hueso petroso-mastoides (p) y las asperosidades inferiores laterales del hueso occipital (0). Otros caracteres particulares no son reconocibles para mí; el agujero gran- de occipital tiene la figura regular transversal-eliptica, algunas veces con una pequeña prolongacion hácia arriba, es 1% pulg. (0,053) de ancho y 1 pulg. (0,024) de alto; los condilos á su lado no son muy altas y menos sobresalientes, que los de Panochthus y Glyptodon, y el agujero condiloides es muy pequeño, no abriéndose en la fosa inferior del occipital antes del condilo, cuya fosa es cerrada en su fondo y no perforada, como en el género (rlyptodon. Antes de esta fosa se vé á cada lado el gran vacio, que incluye la parte petrosa del hue- so temporal, y entre estos dos vacios el cuerpo muy angosto el hueso occipital, dirigiéndose con su porcion anterior hácia abajo, para unirse con el cuerpo del hueso esfénoides. En este lugar hay las tuberosidades, que estan ligadas por los músculos rectos cervicales; siendo aquellas seis listas agudas altas, tres de cada lado de dicho cuerpo occipital. Yi Entre los huesos del cráneo el temporal es generalmente el mas va- riado y tiene tambien en los Gliptodontes sus caracteres particulares. He descripto muy eserupulosamente este hueso del género Panochthus en el pre- sente tomo pás. 12 sig. y no quiero repetir acá igual descripcion detallada, porque el hueso temporal del Hoplophorus es idéntico al del Panochthus y apenas he encontrado un carácter particular para el uno y otro de los dos gé- neros. Por la figura 1 de la lámina XIX, como tambien por la de la lámina XVIII, el lector vé, que el hueso temporal es compuesto de dos porciones completamente separadas por suturas distintas. La porcion anterior (/) se une hácia adelante con el hueso de la frente y hácia abajo con las alas del hueso esfénoides, pero la sutura, que la distingue de estos huesos, no es visible en mis figuras; del otro lado se vé muy bien el contorno superior, que separa el hueso temporal del hueso parietal y frontal, como tambien la sutura posterior entre el temporal y el petroso-mastoides (p). Para conocer el límite entre el temporal y el esfénoides, necesitan craneos de individuos muy juveniles, y tengo uno de este edad en mi poder, pero mas roto que el figurado. En este cráneo se distingue bien una sutura, que sale de la márgen anterior del gran vacio, en el cual entra el hueso petroso con los órganos internos del oido, y corre de acá con grandes corvaduras hácia adelante, separando la porcion del hueso temporal, que se levanta al exterior, para formar la apofisis zigomati- ca, de la pared lateral inferior del cráneo, la cual es el ala del esfénoides misma. Continúa esta ala hácia adelante hasta la esquina sobresaliente en el fondo de la cavidad del ojo *), con la cual termina la cresta aguda sobre la Jissura orbitalis superior, incluyendo en el surco detrás de ella el nervio óptico, y forma dicha ala la porcion posterior de la mencionada esquina, que perte- nece por consiguiente por su mitad menor posterior al esfénoides y por su mitad mas grande anterior al hueso de la frente. He hablado muy detenida- mente de esta cresta particular en la cavidad del ojo de los Gliptodóntes ya antes, pág. 21, describiéndola del genero Panochthus, con el cual Hoplophorus corresponde por cualidades idénticas, con la escepcion, que esta cresta princi- pia de arriba en la esquina posterior de la órbita,'y no en un puente entre el arco superciliar y el hueso zigomatico; porque este puente es un carácter particular del género Panochthus, faltandole al género Hoplophorus, como ya antes he avisado al lector. En la region del hueso temporal, de donde sale la apofisis zigomatica, para unirse con el hueso zigomatico, hay, como en el hueso parietal vecino, alennos agujeros, que perforan la lámina externa del hueso y conducen en la cavidad interna. Esta cavidad es la indicada sobre el órgano del oido, y los agujeros son los conductos de los vasos sanguíneos, que entran ó salen de ella. Pero no llena la dicha concavidad todo el hueso; la porcion de donde sale la apo- fisis zigomatica, es de tejido muy grueso y su interior, llenado por substancia esponjosa, que dáá la apofisis zigomatica una dureza y una facultad de resis- tencia superior á la de los huesos vecinos del vértice. Lo mismo sucede en las tuberosidades laterales del hueso occipital; son tambien de tejido muy grueso, esponjoso en el interior y no completamente vacios, como los huesos del fren- (*) Esta esquina se vé figurada enla figura del cráneo del Dr. Lux pl. LI, atrás del arco zigomatico, pero no en la mia, siendo oculta por la mandíbula inferior, — 180 — te, y tienen por consiguiente una fuerza mayor de. resistencia, para el efecto delos músculos, que se atan á estas tuberosidades. El vacio en el interior de ellas no ocupa mas que el lado externo, inmediatamente bajo la sutura, que las une con el hueso petroso-mastoides, participando este hueso del vacio tambien con su porcion interna. La extension de la apofisis zigomatica del hueso temporal no está bien pronunciada en ninguno de mis tres cráneos; el uno solo del individuo mas jóven tiene la indicacion de una sutura en la misma direccion, que la dibujada en la lám. XH fig. 1 de Panochihus tuberculatus. Segun esta indicacion la sutura entre la apofisis zigomatica y el hueso zigomatico ha principiado de la esquina posterior inferior del arco zigomatico y corrido oblícuamente so- bre este arco hácia arriba y hácia adelante, terminándose probablemente en la esquina superior, que corresponde á la espina de la órbita. Para esta direc- cion oblícua sobre el arco testifica tambien la analogía de los Armadillos actuales, en los cuales la márgen superior del arco zigomatico, hasta la esqui- na que corresponde á la espina órbital del frontal, pertenece á la apofisis zigomatica. La segunda porcion úel hueso temporal es el hueso petroso-mastoides (p), que ocupa la mitad posterior del dicho hueso, tocándose hácia atrás con el hueso occipital y hácia arriba con el hueso parietal. Esta porcion es en todos idéntica con la correspondiente del Panochthus tuberculatus y no debe descri- birse aquí de nuevo, por haber sido antes (pág. 13 sis.) detenidamente des- cripta. No se vé mas de ella al exterior, quela gran tuberosidad de la esquina posterior externa del cráneo, al lado del hueso occipital, cuya tuberosidad corresponde á la porcion mastoides y sirve á la union de algunos músculos cervicales, La mitad interior, que corresponde al hueso petroso, ocupa el gran vacio entre el cuerpo del occipital y del esfénoides, incluyendo el aparato in- terno del oido. De esta porcion se vé en la lámina XVIII no mas, que la pirá- mide aguda descendente, en cuya base estan colocadas las dos aperturas para la entrada en el laberinto, la ventana oval y la ventana redonda. Hay estas ventanitas tambien de la misma posicion en nuestro género y de la misma forma, la una en la base anterior, la otra en la pase posterior de la pirámide; pero esta es poco mas alta y su punta aguda sobresaliente mas elevada, que en el género Panochthus. Toda la pirámide me ha parecido relativamente mas grande, y las ventanitas poco mas abiertas; lo que hace presumir, que el Hoplophorus, como es en todo un animal mas agil, á causa de ser mas sutil, haya sido tambien mas vivo y mas capaz, respecto á sus órganos sensitivos y su naturaleza en general, — 181 — 72 Se une, como ya hemos dicho, con el hueso temporalel hueso zigo- m ático hácia adelante, formando con este el gran arco zigomático bajo el ojo y sobre la fosa temporal. Este hueso se distingue bien del mismo del género Panochthus, aun la figura general acerca mucho mas los dos, que con él del género Glyptodon. Cuadra el arco zigomático con el de Panochthus por su anchura, pero se diferencia de él por la ausencia del puente, que le une atrás del ojo con el hueso frontal. Unido con la porcion zigomática del hueso tem- poral tiene el arco zigomático una longitud de 10 pulga. hasta el fin de la apo- fisis zigomática descendente, y su anchura media mas grande es de 2 pulgadas. Dista el arco 1% pulg. de la pared del eráneo en el medio de la fosa temporal, y se acerca á la espina posterior de la órbita hasta 2 pulgadas. En la porcion media es el arco una lámina delgada de apenas 2 lín. grosor, pero abajo de la cavidad del ojo el se engrosa mucho y tiene acá un grosor de 2 pulgadas. De acá desciende la apofisis zigomatica como una prolongacion sensiblemente mas angosta hácia abajo, y corvada mucho mas hácia atrás, que en el género Panochthus, terminando con una punta redondeada obtusa de £ hasta 1 pulg. anchura. Esta porcion corvada tiene tres superficies y tres can- tos, de las cuales la superficie anterior es la mas ancha y el canto externo el mas fuerte; las dos otras superficies son angostas, poco cóncavas y los cantos menos agudos, principalmente el posterior. La figura general de la apofisis zigomática cuadra mas con la de Panochthus que con la de Glyptodon, pero se distingue por su corvadura mas fuerte, casi igualá un ángulo recta en el medio, y por la mitad inferior mas delgada *). * En la base de la apofisis zigomática se muestra el conducto ancho suborbi- tario, que la perfora en direccion oblícua-descendente de atrás hácia adelante. Es media pulgada de ancho y su apertura anterior bastante retirada, inme- diatamente sobre la lámina inferior del arco, lo que no permitia indicarla en nuestra figura. Parece que la region de este conducto no pertenece al hueso zigomático, sinó al hueso maxilar superior, por la analogía de los Armadillos actuales, en las cuales el maxilar superior participa alarco zigomático con una porcion considerable, apenas perforada por el conducto suborbitario, que corre en estos animales mas acercado al centro, en la pared del cráneo mismo, y no tan distante de ella, como en los Gliptodontes. De todos modos no hay un límite seguro entre el hueso zigomático y el hueso maxilar superior en (*) En la figura arriba citada del Dr. Lun esta apofisis se presenta rota en el medio, fal- tando al objeto la. mitad inferiormas angosta y mas reclinada, TI 24 — 182 — nuestro animal, como tampoco en los otros Gliptodontes, faltando á los cráneos en mi poder todo vestigio de sutura, que separaba estos dos huesos, 73 La cavidad del ojo, que se forma sobre el hueso zigomático, entre él y el hueso frontal, tiene casi la misma configuracion con la del género Panochthus, como ya prueba la figura del Ds, Lun». Su contorno externo es casi circular, y su canto anterior poco elevado, con una tuberosidad en la porcion superior, que parece mucho, segun la figura de Lux, (faltando á todos mis cráneos es- ta porcion de la órbita), á la misma de Panochthus. Bajo esta tuberosidad ha sido perforada la pared dela cavidad por el conducto lacrimal, que falta tambien con la pared vecina en nuestros cráneos. Despues continúa el canto poco mas agudo, corvandose al fin inferior hácia atrás, para unirse con el con- torno superior del hueso zigomático. No hay duda, que acá ha estado presente en la juventud del animal un huesecillo separado, el lácrimal, que incluia el conducto del mismo nombre, pero no se vé ningun vestigio de su presencia anterior en nuestros cráneos. De abajo asciende el canto otra vez hácia atrás, inclinándose poco al interior, para terminar con una esquina aguda sobresa- liente, que se vé en el medio del arco zigomático en oposicion con la espina órbitaria posterior del hueso frontal. Dista de esta espina el arco ¿ pulg. y deja, por consiguiente, abierto hácia atrás el contorno de la cavidad, del ojo, como un carácter diferencial entre Panochthus y Hoplophorus. La espina posterior de la órbita, que pertenece al hueso frontal, es un canto muy agudo, perpendiculariter descendente, que se cambia hácia abajo en la cresta fina y aguda, que corre en direccion ublícua por la cavidad del ojo, terminan- dose con la esquina gruesa, ya antes descripta. Abajo de esta cresta corre el nervio óptico en un surco bastante profundo, que sale por el agujero óptico deliaterior de la cavidad de los sesos en el mismo modo, como hemos des- cripto antes (pág. 21) del género Panochthus. Segun los cráneos en mi poder la apertura de la cavidad del ojo tiene un diámetro de 2 pulg. y una profun- didad hasta la esquina de la cresta órbitaria posterior de 34 pulgadas. Toda esta cresta pertenece al hueso frontal y solamente la última punta de ella, há- cia abajo, al hueso esfénoides, como ya hemos dicho en el $ 71, pág. 180, 7 A La pared del cráneo abajo de la cavidad del ojo y del arco zigomático per- tenece al hueso maxilar superior, que incluye acá en su tejido los alveolos para los dientes, y forma atrás de ellos el paladar huesoso. Toda esta — 183 — porcion del cráneo de Hoplcephorus es tan parecida á la correspondiente del cráneo de Panochthus, que la descripcion dada antes de él ($ 11, pág. 23 sig.) cuadra tambien en nuestro género. Desgraciadamente no puedo hablar del principio de este hueso, que forma la pared inferior de la apertura de la nariz, porque faltaba esta region en todos nuestros cráneos; pero la analogía com- pleta con el hueso de Panochthus permite, presumir su figura tambien idéntica en este lugar. En la fig. 1 de la lámina XIX he dibujado esta porcion anterior en vista de arriba, superada por el contorno externo de la nariz (n.n.), que faltaba tambien, pero que la habia cubierto de arriba. La dicha figura muestra las puntas sobresalientes, que pertenecian al hueso intermaxilar, y detrás de ellas las terminaciones superiores de los alveolos para los tres dientes anterio- res (d* d* d*). En el medio corre entre ellos la lámina angosta del tabique de la nariz (hueso vomer), del cual se habia conservado la porcion anterior, y mas detrás se vé una porcion dela concha inferior de la nariz (c), unida con la pared interna al lado del tercer alveulo. Entre los restos de estas dos conchas se ven abiertas las grandes concavidades en el fondo de la nariz, que habian recibido antes las paredes finas de las conchas huesosas, actualmente rotas y completamente destruidas. Mas atrás incluye la cavidad de la nariz el hueso etmoides, del cual algunas restos de la lámina perpendicular y de los partes laterales celulosas se han conservado, mezclados con la substancia calcárea- arcillosa, que ha llenado todo el espacio superior de la cavidad de la nariz en el mismo modo, como la llenaba tambien los senos frontales. En uno de nuestros cráneos se ven aun los conductos, porlos cuales pasaba el aire de la nariz al interior de estos senos, saliendo de la bóveda de la cavidad de la nariz sobre la concha nasal, y dirigiéndose el uno hácia arriba, á los dichos senos, y el otro hácia atrás, para pasar al lado del etmoides á las alas del esfé- noides y aun á la base del cráneo. Pero no hay razon de describir menu- damente estos restos acá; mas tarde daré una descripcion completa de la misma region del cráneo de Glyptodon asper, explicándola por figuras ya di- bujadas de nuestro individuo bien conservado, Una region particular de la configutacion del cráneo de los Gliptodontes es la posterior de la pared lateral de la mandíbula superior, y por esta razon me parece conveniente hablar de ella poco, aun su configuracion es tan idéntica á la de Panochthus, como todo el cráneo. Hay en esta region del cráneo una fosa oblícua bastante honda, 3 pulgada de larga, cuya fosa se en- cuentra tambien en el Panochthus y ha sido descripta antes (pág. 22), bajo el título de la fosa esfénoidal. Esta fosa esta situada en la base del ala esfénoidal, y comunica por un conducto ascendente con la cavidad de los — 184 — sesos, cuyo conducto corresponde á los agujeros oval y redondo, que son uni- dos en una sola apertura en el fondo lateral del cráneo, pasando por el ala esfénoidal hácia la fosa indicada. No hay duda, que el nervio trigémino salió por este conducto afuera de la cavidad de los sesos, dividiéndose en la fosa misma en sus ramos diferentes, de cuyos ramos el primero (»amus ophthal- micus) corre hácia adelante por un conducto particular, que sale de la punta anterior de la fosa en direccion hórizontal, para ramiticarse en las cavidades del ojo y de la nariz, entrando en esta bajo las láminas celulosas del etmoides. He visto este conducto muy claramente en uno de los eráneos, introduciendo en él un alambrecito, que toma el curso indicado sin interrupcion. El segundo ramo, que corresponde en nuestro animal por su direccion al ramo tercero del hombre (ramus maxillaris inferior), sale directamente del medio de la fosa y entra en el conducto dentario (canalis alveolaris) de la mandíbula inferior, cuyo conducto se abre atrás de la muela última inferior, poco mas aba- jo de la fosa esfénoidal, pero casi en. frente de ella. El tercer ramo, que segun el conducto, por el cual corre, ha sido el mas pequeño, se dirige al fin posterior de la fosa esfénoidal y entra acá en otro conducto, que descien- de perpendicularmente por el hueso, entre el maxilar superior y el hueso del paladar, para salir con diferentes ramitos por los agujeros en el paladar hue- soso y comunicar otros ramitos á las muelas superiores; es por consiguiente el ramas maxillaris superior, conel cual se une el ramus palatinus al principio. Poco hácia adelante de la fosa esfénoidal perfora la misma pared del cráneo el agujero óptico, que esta situado á la base de la esquina posterior de la cresta aguda en la cavidad de los ojos, y continúa como un surco atrás de esta cresta hácia adelante, tapado completamente por ella al lado externo. La porcion del hueso maxilar superior, que incluye los dientes, es la mas grande del hueso y forma un canto ancho sobresaliente hácia abajo, que ter- mina álos dos lados el paladar huesoso. Nada hay de particular en este canto, como tampoco en el paladar huesoso, y por esta razon no he dado fi- guras de esta region del cráneo; toda la configuracion es parecida á la misma region del cráneo de Panochtlus (láxa. IV), al cual remitimos al lector, dando acá solamente las medidas, que prueban su tamaño menor, como la única di- ferencia notable. El canto, que incluye los ocho dientes, es 74 pulg. de largo, superando poco la primera muela de cada lado con una esquina bastante aguda, que haya pertenecido probablemente al hueso intermaxilar. Enla fig. 1. de la lám. XIX. se ven estas esquinas sobresalientes de arriba, como las puntas an- teriores de la cavidad do la nariz, y atras de ellas las protuberancias internas de los tres primeros alveolos (d* d? d?) para las tres muelas anteriores. Estas muelas describiremos mas tarde con las de la mandíbula inferior, limitándo- nos acá en notar, que los alveolos son iguales á la figura de cada muela, es decir divididos en tres vacios prismaticos unidos, como tres pulgadas de hondo, ascendentes en direccion corvada hácia el exterior en la substancia del hueso maxilar, que tiene en la region posterior de su pared externa algu- nos surcos perpendiculares, que indican la direccion de los intérvalos entre los alveolos y entre los lóbulos prismáticos de las muelas. El paladar huesoso entre los cantos con los alveolos, como los cantos mis- mos, no es llano, sinó poco corvado, ascendiendo con su porcion posterior y descendiendo con la anterior. Acá termina con una protuberancia pequeña, indicada en nuestro dibujo lineal del cráneo, lám. XVII fig. 1, cuya protube- rancia está cercada hácia adelante por un surco transversal, que incluye los dos foramina incisiva, con los cuales principia el hueso intermaxilar. La super- ficie del paladar huesoso.es poco cóncava, 1% pulg deancho y á cada lado, inmediatamente antes del canto de los alveolos, perforada por muchos aguje- ros irregulares, quese continúan poco en la pared del paladar con surcos. Hay en la línea media longitudinal una pequeña elevacion, que indica la su- tura entre los dos huesos maxilares, cuya elevacion se levanta mas hácia atrás, como una cresta bien pronunciada. Al óltimo fin de esta cresta se abren los dos foramina palatina posteriora, como dos aperturas oblongo-ovales bastante grandes, una en cada lado cerca del canto alveolar, que es acá mucho mas alto que en su porcion anterior. Termina el paladar huesoso hácia atrás con el hueso propio del paladar (os palatinum), que asciende hácia arriba, uniéndose por el ala térigoides con el hueso esfénoides, y rodeando la apertura posterior de la nariz; pero como no hay ningun véstigio de suturas en esta region de mis cráneos, no puedo decir mas de este hueso, que porsu configuracion externa es completamente como en el género Panochthus. Hay tambien en la pared del cráneo, sobre el ramo ascendente del hueso paladar, el agujero espinoso, que hemos descripto del género Panochihus (pág. 23), cuyo agujero se. vé figurado de MHoplophorus en la lám. XVIIL atrás del ramo ascendente de la mandíbula inferior. El canto agudo abajo de este agujero pertenece al hueso térigoides, pero la pared enci_ ma del agujero al hueso esfénoidez, 75 Resta hablar de la mandíbula inferior, que se vé figurada de lado en la lám. XVIII Se distingue bastante de la misma del género Panochthus, por — 186 — ser.el ramo perpendicular relativamente mas corto y mas ancho hácia abajo. En línea recta se estiende este ramo al lado interno de 54 pulg, y al lado ex- terno hasta la esquina inferior posterior de 6 pulgadas. Acá tiene el ramo una anchura de 44 pulg y arriba entre las dos apofisis de 33 pulgadas. La apofi- sis articular es 14 pulg. de alta y su cara articularia transversal tambien 13 de ancho, pero bastante delgada, con la cara articularia no arriba, sinó al lado anterior en la sumidad de esta pared. La apofisis coronoides es 2 pulz. de alto y 21 pulg. de ancho á la base, muy delgada, poco reclinada y al fin mas en- grosada, corvándose poquito hácia atrás. La base del ramo perpendicular es muy aucha por una prolongacion de figura de ala, corvada al interior y acá muy cóncava, pero poco convexa al lado externo. Esta ala tiene dos esquinas sobresalientes, una arriba y la otra mas grande hácia abajo, cuyas esquinas son 3 pulg. distantes la una de la otra, y la márgen del ala tiene hácia el interior una fila de tubérculos bastante pronunciados, que han servido á la insercion de las capas del músculo, que ha llenado la cavidad basal del ramo con su tejido carnoso. Bajo esta excavacion el ramo se une intimamente con el otro ho- rizontal. Este ramo es 8 pulg. de largo hasta el último alveolo y 2% pulg. de alto en el medio de su region mas alta. Su pared externa es bastante convexa y la interna completamente llana, terminado hácia arriba pcr los cantos de los alveolos, que descienden en su interior. Este canto es 61 pulg. de largo, é in- cluye los ocho alveolos de la misma configuracion, como los superiores, pero bastante mas angostos y corvados poco alinterior con su direccion descen- dente. Los dos cantos son completamente paralelos, 14 pulz. distantes y poco cóncavos en su direccion longitudinal, opuestos á los de la mandíbula supe- rior. Inmediatamente atrás de este canto del alveolo último se vé, en el intér- vaio del ramo perpendicular y del ramo horizontal, la apertura del conducto alveolar, que corre casi por todo el ramo, abriéndose al fin con tres agujeros, de los cuales el mas anterior es el mas grande, antes de la punta del ramo horizontal en la superficie externa. Esta punta forma una prolongacion par- ticular poco descendente, 2 pulg. de largo, que principia con canto angosto hácia arriba, y se estiende poco á poco en canto obtuso reclinado al exterior, terminando con curva semi-circular poco sobresaliente. De la márgen de esta curva el ramo desciende en direccion oblícua hácia abajo, para formar la simfisis fuerte de la barba, que une los dos ramos intimamente. Esta simfisis es 43 pulg. de larga, terminándose en el lugar, en donde la cuarta muela tiene su ISbulo anterior. En el fin posterior de la simfisis de la barba el ramo horizon- tal de la mandíbula tiene su altura regular, y se prolonga de acá con curva E — 187 — boco elevada hácia la esquina inferior del ramo perpendicular, con cuya es- quina él se une intimamente. Acá son los dos ramos 23 pulg. distantes, pero en el medio de la má rgen inferior poco mas de 32 pulg. La anchura mas grande tiene la mandíbula inferior arriba, entre las apofi- sis articulares, que muestran una distancia de 6 pulg. con las esquinas exter- nas, disminuyéndose esta distancia de los ramos perpendiculares bastante hasta su principio inferior. TO Los dientes, que describiremos actualmente, concluyendo con esta descrip- cion la del cráneo, son iguales por su configuracion general á los de los otros Gliptodontes; es decir compuestos cada uno de tres lóbulos prismaticos de contorno rombóides, unidos en el medio entre sí por una comisura angosta. Tambien la construccion interior no muestra diferencia ninguna; hay una capa externa elevada en la márgen superior, que es el cementum (véase pág. 34); otra tambien elevada, pero mas obtusa, en el centro de cada lóbulo del diente, que es la vasi-dentina; y entre ella y la periferia la dentina menos dura, que se presenta como una excavacion de la superficie masticante de la muela. He dado descripciones de la estructura microscopica de las tres subs- tancias mas arriba (pág. 33), hablando de las muelas de Panochihus, y no debo repetirlas acá de nuevo. Poco mas particular es la relacion de las muelas entre sí y su contorno es- pecial, respecto á la comparacion con las de los otros Gliptodontes. En este punto hay caractéres particulares bastante pronunciados para nuestro animal. Cuadran primeramente las ocho muelas de Moplophorus con las de Panoch- thus por la ausencia de ramitos laterales muy cortos, pero numerosos, de la substancia central, cuyos ramitos entran poco en la substancia media ó dentina, Hay estos ramitos de la dentina en las muelas de los Gliptodontes típicos á lo menos en las especies con cola corta cónica espinosa, las únicas que he examinado hasta ahora personalmente. Pero al lado de esta similitud entre Panochthus y Hoplophorus se presenta la diferencia notable, que las tres muelas primeras de MHoplophorus son mucho mas pequeñas, que las corres- pondientes de Panochthus, Esta diferencia es mas visible en la figura parti- cular, que en la extension longitudinal de cada muela, como prueban las — 188 — figuras correspondientes de las líminas IV y XIX. En Panochthus la primera muela de la mandíbula superior es 8) líneas de largo, la: segunda 103 líneas y la tercera 113; pero en el Hoplophorus la primera mide no mas que 6 líneas, la segunda 8 y la-tercera:9; estando las otras, que siguen en Panochihus de 12—13 líneas y en Hoplophorus de 11—12. En la mandíbula inferior la dife- rencia es menos pronunciada; la primera muela de Panochthus tiene 9% líneas, la segunda 11 líneas y la tercera 12; pero en loplophorus la primera 6 líneas, la segunda 8 y la tercera 9; las otras que siguen, son tambien de 12 en Pa- nochthus, y de 9 en Hoplophorus. Ahora, comparando las figuras, se vé clara- mente, que la primera muela superior de Moplophorus es casi de encogimiento, faltándole el lóbulo anterior y posterior, cuyos lóbulos están bien pronunciados en Panochthis. Aun en la serunda muela no se presenta bien el lóbulo pos- terior, pero el anterior está indicado, y primeramente en la muela tercera los dos lóbulos terminales tienen igual tamaño. Vale lo mismo de la mandíbula infe- rior, que tiene muelas en todo mas angostas, pero de la misma configuracion relativa de sus lóbulos. Accede á esta diferencia la otra, que el lóbulo tercero de ninguna de las muelas superiores tiene la division de su vasidentina en dos ramitos, que distingue las tres muelas antes de la última de .Parnochihus de las precedentes; y que la última superior de Hoplophorus tiene un lóbulo tercero mas grande y grueso, con un ramito terminal accesorio, mientras que le. misma muela de Panochthus tiene este lóbulo mas chico que los dos otros de la misma muela. Esta diferencia es muy notable y distingue el Hoplophorus como animal particular tambien por la dentadura. Se aumenta aun su particularidad por las muelas de la mandíbula inferior, que tienen todas, despues de la tercera, un ramito anterior acesorio de la vasidentina, en igual modo y aun poco-mas pronunciado que las correspondientes de Panochthus. Así sale por la comparacion de los dientes del mismo modo, como por la configuracion general, la diferencia genérica de Zoplophorus. Las dos muelas figuradas por el Dr. Luno lám. XXXV. fig. 3 y 4 corresponden bien 4 las mias, aun no son completament iguales. Fig. 3 representa una muela superior y muy pro- bablemente la quinta del lado izquierdo; pero hay en esta figura un carácter, que no se vé en ninguna de las muelas en mi poder. En el lóbulo tercero está figurada una esquina de la capa externa del cimiento, sobresaliente al lado internu del lóbulo, que no se vé en las muelas de nuestros cráneos. Pero como dicha figura «indica roturas de la muela en el mismo lugar, esta configuracion es probablemente casual y no regular, La otra mue” la fio. 4 cuadra bien con la tercera muela inferior del lado izquierdo, pero hay tambien en ella diferencias, que me parecen indicar una especio diferente de la mia, acá doscripta. — 189 — drá Añado á la descripcion del cráneo las medidas principales de él en pulga- das Inglesas, para compararlas con las mismas de Panochthus pág. 32. Longitud del cráneo de la punta anterior del paladar hasta los con- AN dota NI O KEN UN IAE O | Longitud de la fila de los dontdn: superiores é inferiores. ars Eo O Altura del cráneo desde la cresta sagital, hasta el llano del cri 66 Anchura de la frente entre las espinas posteriores de la órbita...... 5 Anchura entreplosvarcos ZISOMATICOS e cmo ae oo a ej ojo o ao ¿OO Longitud de la apofisis zigomática, desde la márgen de la órbita.... 6 Anchura de las esquinas sobresalientes de los condilos de la mandíbula ÁREA INR ARAN PL Longitud del ramo horizotal de la misma......... sb ls o Longitud de la simfisis de la barba.......... A A Anchura de los ramos horizontales unidos en el medio de su extension. 3—6 Altura del ramo perpendicular................ E os alla Altura del cráneo de la base del hueso esfénoides, hasta la cresta PA SE ES EIA AR AIN e) Altura del llano occipital hasta la márgen superior del agujero occi- ir NA NA DEAN O . 26 78 No teniendo nada del aparato huesoso del hyoides en mi poder, conti- núo la descripcion del esqueleto con la de la columna vertebral, cuya primera porcion es la del cuello. Esta porcion se compone, como en todos los Gliptodontes, de tres piezas separadas, que son el atlas, el hueso mediocervical y el postcervical, que ya in- cluye algunas de las vértebras dorsales. Generalmente hay entre el medio- cervical y el postcervical una vértebra libre, y así hasucedido tambien en nuestro animal, como es de regla; pero algunas veces esta vértebra se une con el hueso postcervical, como veremos mas tarde por la descripcion detallada de dicho hueso. El Atlas (lám. XIX, fig. 4) se parece mucho al mismo hueso del Panoch- thus, y se distingue de él solamente por el tamaño menor y algunos caractéres secundarios. Tengo este hueso cuadruplicado, dos casi completos, 4lo menos de un lado. El mas grande es de 4 pulg. de ancho entre las alas laterales, y 2% pulg. de alto en el medio de los arcos, Se distingue del mismo hueso de Pa- TI 25 — 190 — nochthus por la apófisis en el medio del arco superior mucho mas baja, por la extension menor de las alas en su porcion superior, y por la prolongación me- nor dela cara articular del arco inferior, que se toca con la apofisis odontoi- des del hueso mediocervical. La porcion mas particular es el ala, que es muy corta, con márgen posterior casi recta, perpendicular, muy engrosada, y pro- longacion hácia arriba, que sobrepasa aún el agujero superior, por el cual pasa el nervio cervical primero. Esta escotadura es muy grande, pero simple, no dividida en dos aperturas externas, como en el Panochthus. Mas abajo, en el medio del arco lateral, ántes del ala, se abre el conducto de la arteria vertebral, que perfora la base del ala en direccion oblícua, abriéndose hácia atrás inmediatamente sobre las caras articulares laterales para la union del atlas con el mediocervical. Estas caras son de figura irregular oval, 1 pulg. de alto y ¿ pulg. de ancho; la tercera inferior para la apófisis odontoides es menor, 10 lín. de largo y 8 lín. de ancho, y regular oval. Las dos caras articulares anteriores para los condilos del occipite son las mas grandes, muy hondas y de figura oblongo-oval, 14 lín. de largo y 11 lín. de ancho. Inme- diatamente sobre ellas se abre, al principio del arco superior, el conducto del primer nervio cervical, El hueso mediocervical se compone de cuatro vértebras íntima- mente unidas y tiene los mismos caractéres generales, como en todos los Glyptodontes. Pero él es mas parecido al mismo hueso del Panochthus, que al de los Glyptodontes típicos, por la altura de la apófisis espinosa; aun esta apófisis no es tan alta y tan gruesa como en el género Panochthus. Los Glyptodontes típicos tienen esta apófisis muy baja, y solamente al fin posterior del arco mas elevada; pero en el ZZoplophorus la apófisis se estiende sobre todo el arco (véase lám. XIX. fig. 6.), y principia muy alta inmediatamente sobre la apertura anterior del conducto vertebral. Sin embargo es delgada y comprimida delos dos lados, no gruesa y casi de figura de columna, como en el Panochthus. May además tres crestas sobresalientes al fin superior, la una perpendicular en el medio, las dos otras horizontales al lado de la primera, las cuales crestas corresponden á las tres espinas posteriores de la misma apófisis del género (Glyptodon *). Bajo la apófisis descripta principia el arco vertebral con dos láminas divergentes, cada una tan ancha como la apófisis, es decir 13—13 pulg., dejando entre sí un conducto casi cilíndrico, poco mas (*) Desgraciadamente ha faltado esta apófisis al hueso mediocervical, figurado por el Dr. Lux, (1.1. pl. XX XV. fig. 1.), lo que me impide decir con certeza, si pertenecia á la misma especie que la mia, ó á otra; pero de todos modos prueba la figura por la pequeñez del objeto, que pertenece al género ¿Zoplophorus, — 191 — bajo que ancho, de 10—12 líneas diámetro. Este conducto es cerrado hácia abajo por una lámina gruesa horizontal, que corresponde al cuerpo de las cuatro vértebras unidas. En donde esta lámina basal se une con las láminas del arco, estas son perforadas por tres conductos á cada lado, que habian dado pasage á los nervios cervicales; indicando claramente por su número, que el de las vértebras unidas es de cuatro. Estos tres conductos se dividen hácia el exterior cada uno en dos ramos, de los cuales el uno sale hácia arriba (*), y el otro hácia abajo de la apófisis vertebral, que se estiende casi horizontal- mente de cada lado de la lámina basal. Esta apófisis es gruesa, casi cilíndrica 8 líneas de alto y ancho, y de 2 pulg. de largo, declinando con su punta obtusa hácia abajo y formando un apéndice particular, que falta generalmente por estar roto y perdido. Además hay en la lámina basal hácia adelante tres caras articulares sobresalientes, que se unen con las tres posteriores del atlas. Las dos laterales son irregular-ovales, con márgen alta y aguda; la tercera media es casi circular y colocada hácia abajo en una pequeña apófisis gruesa horizontal, que representa la apófisis odontoides de la segunda vértebra. Atrás de las dos caras laterales se abre el conducto para la arteria vertebral. Al fin hay en la márgen posterior de la lámina basal una superficie terminal bien separada y elevada, con tres caras articulares pequeñas, y dos otras mas grandes al fin del arco vertebral, cuyas caras se tocan todas con la vértebra que sigue al hueso mediocervical. Esta vértebra (lám. XIX. fig. 5), la sexta del cuello, no se encuentra siempre separada del hueso postcervical, sinó algunas veces unida con este en la misma pieza. El señor D. Jorae Poucner ha descripto este hueso portcervical en el periódico arriba (pág. 158) citado, y ha dado la union de la vértebra sexta con él como si fuese la regla; pero los tres huesos postcervicales, que tengo á la vista, prueban, que no es la regla sinó la excepcion; porque dos de los tres tienen una vértebra sexta separada, y solamente uno muestra la misma union observada por Povener. Describiré entonces primeramente la sexta vértebra suelta y despues la union de ella con el hueso postcervical. La figura 5. de la lám. XIX. muestra esta vértebra de adelante y prueba, comparándola con la fig. 4 de la lám. V, que es casi igual á la correspondiente del Panochthus. La diferencia principal, no fijándose en el tamaño, es que la vértebra del //oplophorus es poco mas fuerte en su configuracion, teniendo (*) Debo notar, como una excepcion no muy rara en nuestro animal, que el ramo super'or del tercer conducto se abre en algunos casos no hácia arriba, sinó hácia atrás, saliendo por afuera en la base de la apófisis transversal, — 192 —= una lámina basal mas gruesa, un arco mas ancho, y una apófisis transversal mucho mas alta, casi circular. En la superficie anterior de esta apófisis se ven dos caras articulares ovales de diferente extension y en la superficie posterior una sola (*), que ocupa toda la apófisis; tocándose estas caras con las apófisis correspondientes de la vértc- bra, que sigue á la sexta, y con las de la que precede á ella. Pero hay otras caras articulares mas para esta union. Primeramente una á cada lado del arco, hácia adelante y hácia atrás, de las cuales las dos anteriores se dirigen hácia arriba y las dos posteriores hácia abajo, para unirse con las opuestas de las vértebras vecinas. Estas caras corresponden á las apófisis oblícuas de las vértebras sueltas del cuello y del lomo de los otros Mamíferos. Al fin hay caras articulares en la lámina basal de la vértebra, tres á cada lado; las tres anteriores en una prolongacion cóncava de esta lámina hácia adelante, que se vé en nuestra figura con las tres caras en ella, y las posteriores en una prolon- vación convexa de igual tamaño, que entra con sus tres caras articulares en la prolongación cóncava anterior de otra vértebra, que sigue á esta sexta. La vértebra es con las apófisis transversales 44 pulg. de ancho, y en el medio 1% pulg. de alto, con la espina superior bien pronunciada. El conducto vertebral es de contorno triangular, 1 pulg. de ancho y 10 líneas de alto, y el arco tiene en su base una anchura de 23 pulgadas. En el caso, que la vértebra sexta del cuello está unida con el hueso post- cervical, como lo muestra la fis. 2 de la lámina XX, se vé el contorno de esta vértebra muy claramente en la porcion anterior del hueso postcervical, con la única excepcion, que la apófisis transversal no está separada por ningun vestigio de la separacion anterior de la vértebra septima, atrás de ellas, sinó unida con esta en una sola pieza. Esta union completa de las apófisis trans- versales de las dos vértebras es tanto mas sorprendente, por cuanto todo el arco de la vértebra sexta está bien separado en su contorno y aun la espina superior libre, como lo muestra mas claramente la vista del hueso de lado, (fis, 1. C,6). Pero no están separadas las láminas basales de las dos vértebras, sinó unidas tambien íntimamente; aun se indica algo la separacion anterior primitiva por una línea transversal fina, impresa en la superficie externa de la lámina basal del hueso unido. Abierto hay tambien á cada lado un conducto entre las dos apófisis unidas de la vértebra sexta y séptima, por cuyo conducto, (*) La separacion de la cara articular anterior en dos no €s la regla, sinó una escepcion ; estando en los otros ejemplares de esta vértebra una sola cara, tanto hácia adelante, como , . , de E hácia atrás. P— A —_———— A ASA A — 193 — con su escotadura, hácia arriba como hácia abajo, ha salido el quinto nervio cervical. Se ven las escotaduras superiores fig. 2. lám. XX., muy bien indi- cadas atrás de la apófisis de la vértebra sexta (€. 6.) 729 El hueso postcervical del Hoplophorus tiene, por consiguiente, dos variaciones: en el primer caso está compuesto de cuatro vértebras, y en el otro de tres. En la figura, que doy de este hueso lím. XX fig. 1 y 2, he tomado por original el primer caso, porque él es el mas anormal, y la segunda variacion de todo parecida á la figurada, si la primera vértebra está separada del hueso. Igual al delos otros Gliptodontes el hueso postcervical es una lámina huesosa bastante gruesa, perforada en el medio longitudinalmente por el conducto vértebral, y elevada hácia arriba en un cono grueso ascendente hácia atrás, que termina con un agrandamiento al fin en forma de majadero de mortero, mas ó menos aguúo hácia adelante. Los lados de este hueso son casi llanos, igualmente anchos y divididos por dos excavaciones en la márgen gruesa en tres lóbulos, sucesivamente poco mas anchos, pero no mas cortos, como en el género Panochthus; los cuales lóbulos corresponden á las apofisis transversales de las tres vértebras unidas en este hueso, estando en el caso de cuatro vértebras la primera tan intimamente unida con la segunda, que no se vé allí ningun vestigio de la antigna separacion entre las dos en la márgen del hueso. Las dos excavaciones existentes tienen una configuracion algo diferen- te entre sí, como lo muestra la figura 1. A. de la lám. XX; la primera es bas- taute corta, no mas de 9 pulg. de ancho, pero 13 pulg. de alto, incluyendo en sus dos lados dos caras articulares para la primera costilla, que entra con su cabeza en esta excavacion. La cara articular del lado anterior pertenece á la última (séptima) vértebra del cuello, y es una área excavada oblongo-oval, poco encorvada, que tiene en la márgen posterior generalmente una excision profunda, que indica una separacion de la cara en dos. En la cara articular del lado posterior de la excavacion esta separacion en dos caras ya está hecha, hay allí una cara articular superior mas ancha de figura oval y una inferior de figura oblongo-angosta, las dos separadas por un intérvalo entre sí. Pero laan- chura de este intérvalo es variable, y algunas veces tan pequeña, que las dos ca- ras parecen unidas. Pertenece esta cara del lado posterior á la primera vértebra del lomo. La segunda excavacion lateral del hueso postcervical significa el intérvalo entre las apofisis transversales de la primera y de la segunda vérte- bra dorsal, y se diferencia de la primera excavacion por ser mas prolongada, — 194 — mas oblicuamente colocada, pero menos ancha. Hay en ella las mismas caras articulares para la segunda costilla, y las dos de figura correspondiente, pero de tamaño poco menor. La anterior está colocada mas hácia abajc y la post -- rior dividida en dos caritas mas prolongadas, estando las caritas mas bien se- paradas, la superior oval y la inferior oblongo angosta. La separacion del hueso postcervical en diferentes vértebras, que es indica- da por las excavaciones en los dos lados, se pronuncia tambien por la configuracion de la superficie externa superior (fig. 2). Acá se ven diferentes surcos, bien pronunciados, que corren de los lados hasta la línea media del hueso, tomando su direccion hácia atrás y uniéndose con el cono alto, que se levanta allí en la superficie posterior del hueso. Primeramente hay un surco profundo de figura de 2 , que sale de una escotadura en el medio del lóbulo primero lateral y que se une con su correspondiente en la base anterior del cono alto, separando acá completamente de la superficie del hueso la espina angosta cónica, que representa la apofisis espinosa del arco vértebral. La por- cion del hueso anterior á este surco pertenece á la sexta vértebra cervical (C 6), y falta al hueso postcervical en el caso, que esta vértebra se haya conservada separada durante toda la vida del animal. Hay á cada lado del arco verte- bral, perteneciente á esta vértebra, una cara articular de figura cas! triangu- lar, que la une con la vértebra precedente, y otra muy angosta prolongada en la márgen anterior de la lámina inferior de la vértebra, correspondiente al cuerpo vertebral. El segundo surco sale atrás de una escotadura igual á la primera, que cor- responde por su posicion al medio de la excavacion lateral primera, y se dirige mas oblicuamente hácia atrás, subiendo cerca de la márgen anterior del cono elevado hasta la mitad de este, en donde el surco se une con el cor- respondiente del otro lado. Este surco indica el límite de la última (séptima ('7) vértebra cervical, que se levanta mucho mas con su arco vértebral trian- gular hácia el medio del cono grueso del hueso postcervical, y tiene en su principio, en el arco como en la lámina inferior, las mismas caras articulares anteriormente descriptas de la vértebra sexta, cuando esta vértebra está se- parada de la séptima y por su mismo móbil, á causa dela union flexible con ella. El tercer surco toma su principio de una escotadura mas grande, que cor- responde á la excavacion lateral segunda, cuya escotadura se ha dividido generalmente en dos agujeros separados, saliendo el surco del segundo aguje- ro mas pequeño y mas central. De acá el surco se dirige primeramente al interior, y despues, corvandose hácia atrás, corre al lado del cono grueso hasta — 195 — la punta de él, terminando por una márgen elevada áspera al lado superior del cono. Se deduce del curso de este surco, que separa la vértebra primera dorsal (D. 1) de la segunda (D. 2), que la porcion principal del cono erueso en la superficie posterior del hueso postcervical pertenece á esta vértebra primera dorsal, y que dicho cono corresponde á la apofisis espinosa de la mis- ma vértebra, dejando para la apofisis correspondiente de la segunda vértebr: dorsal la porcion posterior de este cono, poco mas baja, atrás del canto lateral áspero del cono, significada por la protuberancia terminal posterior, que se vé bien indicada en nuestras figuras. Tiene esta porcion del cono, que perte- nece á la segunda vértebra dorsal, en su base dos láminas pequeñas sobresa- hientes hácia atrás (fig. 2), que terminan hácia abajo con una cara articular cóncava; cuyas láminas corresponden por su figura, como porsu uso, á las apofisis oblicuas posteriores de la misma vértebra segunda dorsal, siendo des- tinadas para la union flexible con la vértebra dorsal tercera, que sigue al hueso postcervical en el principio del tubo dorsal, como describiremos en el parágra- fo siguiente. Las escotaduras mencionadas en los lados de la superficie del hueso medio- cervical son las aperturas de conductos, que salen del gran conducto vertebra!, y dejan salir las ramas superiores (ó posteriores) de la mé dula espinal. Resta hablar de la superficie inferior del hueso postceervical, que es un llano bastante cóncavo, tambien dividido por las excavaciones laterales en tres es quinas sobresalientes á cada lado. Como estas excavaciones son mas abiertas hácia abajo, que hácia arriba, la superficie inferior del hueso posteervical es poco mas angosta, que la superior, y tambien diferente de ella por la ausencia de rugosidades, crestas ó surcos musculares, quese ven muy bien pronunciados en las partes laterales de la superficie superior. Hasta los vestivios de la anti- gua separacion del hueso en diferentes vértebras se han perdido; apénas se vé una impresion transversal liviana entre las excavaciones, como el resto de una division anterior. El único testimonio seguro de esta separacion son tres, ó aun cuatro, agujeros bastante grandes á cada lado de la superficie, inmedia- tamente antes de las excavaciones, cuyos agujeros significan las aperturas de los conductos para los ramos inferiores ó anteriores de los nervios cervicales últimas y primeras dorsales. En el caso, en que cuatro vértebras estan unidas en el hueso postcervical, hay tambien cuatro de estos agujeros; dos muy cerca eluno al otro bajo la esquina sobresaliente lateral anterior, que se forma por las apofisis transversales unidas de las dos primeras vértebras, y los dos otros mas hácia atrás en la misma superficie inferior del hueso. Si falta la primera vértebra, no hay mas que un agujero inmediatamente bajo la márgen ante- — 196 — rior de dicha apofisis, perteneciente á la vértebra cervical séptima. En este caso el segundo, en el otro caso el tercer agujero es el mas grande, y está colo- cado bajo la esquina de la apofisis segunda lateral, inmediatamente al princi- pio de la superficie inferior. En igual posicion se encuentra tambien el último (tercero ó cuarto) agujero, pero poco mas hácia adelante y hácia el interior de la superficie inferior, perforandola poco antes de la cara articular, con la cual concluye esta superficie hácia atrás Esta cara se vé á los dos lados de la márgen posterior de la superficie, inmediatamente en la boca del conducto vertebral, en oposicion á la superior, correspondeientes á la apofisis oblícua, atrás de la base del cono ascendente. Se tocan estas dos caras articulares con las cor- respondientes al principio del tubo dorsal y dirigen el movimiento del hueso postcervical. Termina al fin la lámina inferior de este hueso, entre las dos caras articulares, con una márgen muy aguda, poco encorvada hácia adelante, que ha estado unida probablemente con un ligamento elástico durante la vida del animal, para facilitar el movimiento del hueso postcervical y cerrar el conducto vertebral, en otro caso abierto en este lugar. La articulacion de estas dos vértebras dorsales (la segunda y tercera) entre sí, y la union de ellas en su parte basal muy fina, correspondiente al cuerpo grueso de las mismas vértebras en otros Mamíferos, por un ligamento fino, es un carácter muy sin- gular de los Gliptodontes y la única excepcion de la ley general, que las vértebras dorsales de los Mamíferos estan unidas á lo largo por una substancia cartilaginoso-fibrosa entre sus gruesos Cuerpos. Respecto al uso de este movimiento particular del hueso postcervical remito al lector á la explicacion dada arriba pág. 47, para no repetir acá cosas sufi. cientemente disertadas. Faltan hasta ahora las medidas, para explicar el tamaño natural del hueso postcervical de nuestro animal. Anchura del hueso entre las puntas mas sobresalientes de los dosilados;. 4.2020. ai ciao aicad v0al BL .ocoté pulayi9. Hna: Longitud del mismo, en el caso de cuatro vértebras unidas 3 6 La misma en el caso de tres vértebras unidas............... 3 2 Anchura del fondo del conducto vertebral................ 1 ==> Altura ¿del mismo. 0d SIA 050 58 de alocado. 8E 1 = Longitud anterior del cono ascendente, sin el arco de la vér- tebra: «sexta» cermeade lnicial atrasados salupia sd Ads Longitud del mismo de la márgen posteri0T....oo.mo..... 2 Anchura transversal del agrandamiento terminal.......... 1 Longitud delimismo.. plot. lolo O aa. As ] — 19 — so La porción de la columna vertebral atrás del hueso postcervical es en todos los Gliptodontes un tubo huesoso poco corvado, con tres crestas altas al lado superior convexo, que por esta configuracion he llamado eltubo dorsal. Se forma este tubo en el mismo modo de la union fija de las vértebras dorsa- les, anteriormente en la juventud del animal separadas, como el hueso postcer- vical y el hueso mediocervical; pero el número de las vértebras unidas es diferente, segun las diferencias genéricas y específicas de los diferentes Glip- todontes. En Pano chithus tuberculatus el tubo dorsal está formado de diez vértebras, y en el Glyptodon asper de once (cf pág. 50); mas tubos dorsales com- pletos no son conocidos hasta hoy delas doce especies diferentes de Gliptodon- tes, que puedo distinguir actualmente por los restos preservados en nuestro Museo Público. Del tubo dorsal del Moplophorus tengo dos ejemplares á mi disposicion, pero los dos son defectuosos, el uno no tiene mas que tres vértebras unidas, y el otro siete. Este tubo se vé figurado lám. XX fis. 1 B. en union natural con el hueso postcervical, y dá la vista del lado del tubo; la fig. 3 de la misma lámina mues tra el fin anterior del tubo con la apertura del conducto vertebral, que perfora el tubo por toda su extension. Principalmente de esta figura se comprende, que el tubo es un conducto bastante angosto, 1 pulg. de alto y 9—10 líneas de ancho, formado por una pared huesosa dura, 1—2 líneas gruesa, que se estiende á los dos lados en dos láminas casi horizontales, poco mas gruesos al principio, y en una tercera lámina perpendicular superior, Estas tres láminas ó crestas acompañan todo el tubo, desde el principio hasta el fin, pero disminu- yen poco á poco de altura, mientras la pared inferior del tubo se engrosa y se cambia de la fignra semicilíndrica en la de una cresta curta obtusa, pare- cida á la carena de un bote ó buque. Asi sucede, que el fin posterior del tubo dorsal tiene una circunferencia triangular, con la punta del triángulo hácia abajo y la base hácia arriba. La cresta media superior corresponde álas apofisis espinosas unidas de las vértebras unidas; es al principio muy inclinada hácia atrás y acá 14 lín. de alto en nuestro animal, bajándose poco á: poco hasta 9 líneas al fin posterior roto del tubo. No hay nada de notable en esta cresta sinó laterminacion undosa del canto superior poco engrosado de ella, que indica las apofisis espinosas anteriormente separadas. Surcos angostos impresos, que salen de agujeros pequeños en los hondenages al lado de la cresta, corren en las dos paredes de II 26 — 198 — la cresta, hasta su fin superior, é indican el curso de los ramos de los nervios dorsales superiores y algunos tambien el de vasos sanguíneos. Las dos crestas laterales corresponden á las apófisis de las vértebras unida tienen en su lado superior la misma superficie plana, poco cóncava de las cresta media, uniéndose con ella por una curva descendente, que forma con la cresta media un surco longitudinal muy hondo, á cada lado de la cresta me día, por toda la longitud del tubo dorsal. En el fondo de cada uno de estos surcos longitudinales hay tantos agujeros abiertos, cuantas vértebras estan unidas en el tubo; cada uno correspondiente al intérvalo de dos vértebras. Estos agujeros son las aperturas de conductos angostos, que perforau la pared superior del tubo, y entran en el conducto vertebral longitudinal, dando salida á los nervios dorsales superiores, y á los vasos sanguíneos, que corren con di- ferentes ramos inmediatamente sobre la superficie del tubo y de las crestas, imprimiéndose en ellas como surcos finos semicilíndricos. Al fin superior termina cada cresta lateral con un canto engrosado, que tiene una márgen aguda sobresaliente hácia el interior y rugosa en su super- ficie. Al lado externo de la cresta falta esta márgen aguda, pero se presentan allí, inmediatamente bajo la orilla de la cresta, una série de grandes excava- ciones en la superficie de la cresta, que se ven figuradas en nuestra figura 1. Estan estas excavaciones destinadas para recibir las cabezas de las costillas, que se habian atado al tubo dorsal. Cada excavación es como 1 pulg. de ancho, y pulg. de alto, y separada de su vecina por un canto bien pronunciado, que se levanta hácia atrás en una esquina triangular sobresaliente. En estas esquinas hay dos caras articulares, una al lado anterior, la otra al lado posterior, con las cuales se han unido las costillas. La anterior es de figura mas ó menos triangular y dividida á la márgen superior por una incision en dos lóbulos desiguales (0. b. 0. «); la pos- terior es elíptica mas angosta y mas perpendicularmente colocada (a. a. a). Como cada esquina con sus dos caras articulares corresponde á la apófisis transversal de una vértebra de las unidas en el tubo dorsal, las dos caras arti- culares de cada excavacion pertenecen á dos vértebras diferentes; la anterior es de la vértebra precedente, y la posterior de la vértebra siguiente á la ex- cavacion. Sigue tambien de este arreglo, que la anterior de la primera exca- vacion ya no se encuentra en el tubo dorsal, sinó en el hueso postcervical, en donde ella (fig. 1 A, a) ocupa la superficie posterior de la tercera protube_ rancia lateral. Hay ademas una tercera cara articular en cada excavacion (c. e. e. de), allado inferior de la posterior, que es la mas pequeña, de figura casi circu- — 199 — lar, correspondiente á la misma cara posterior segunda de figura prolongada en las dos excavaciones del hueso postcervical. Por su posicion mas ba- ja en el medio de la márgen inferior de la excavacion se separa esta cara mas de las otras, y se acerca mas al tubo que á las esquinas entre las exca- vaciones. Entre estas caras articulares tiene cada excavacion dos fosas muy hondas, separadas entre sí por un canto sobresaliente. Estas fosas han recibido pro- bablemente los ligamentos entre las vértebras y las costillas, destinadas al movimiento seguro de estas para apretarlas intimamente á sus caras ar- ticulares. Como en las excavaciones laterales descriptas entran las cabezas de las cos- tillas, no hay duda, que ellas representan los intérvalos entre las vértebras vecinas y que la esquina sobresaliente con las dos caras articulares, una á cada lado, es la verdadera apófisis transversal de cada vértebra dorsal, sien- do la tercera cara inferior (c) la del cuerpo vertebral. Esta suposicion se prueba ademas por un agujero bastante abierto bajo la tercera cara articular, en la pared del tubo mismo. Perfora el agujero la pared del tubo y entra en el conducto vertebral, para dejar salir los nervios dorsales inferiores, y cor- responde por consiguiente este agujero á la apertura intervertebral de dos vértebras, é indica el verdadero límite de ellas. Un surco profundo, que sale de dicho agujero hácia arriba y hácia abajo, parece indicar la antígua separa- cion de las vértebras entre sí y el resto de la substancia intervertebral blan- da que habia unido las vértebras al principio. Se deduce de estos surcos, poco corvados hácia atrás, con seguridad la extension de cada vértebra, probando por la distancia entre los surcos, que la primera vértebra del tubo es la mas corta, y que desde ella hácia atrás cada una es poco mas larga. Desgraciadamente falta el fin del tubo, y con él la indicacion segura del número de las vértebras unidas. Segun la figura general mas prolongada del Hoplophorus, en comparacion con la de los otros Gliptodontes, debe presumir- se tambien un número mas grande de vértebras en la columna vertebral, su- poniendo por consiguiente con razon, que el número de las vértebras unidas en el tubo, que es de diez en el Panochthus y de once en el 1yptodon, haya sido de doce hasta trece en el Moplophorus *). En este caso el número com- (*) El señor D. JoraGrE Poucner describe (1. 1.) el tubo dorsal como compuesto de doce vér- tebras, pero él dice que el tubo en su poder haya estado en mala conservacion en su fin posterior. La opinion, que este tubo haya estado unido con el tubo lumbar por articula- cion, no es justificada por mis observaciones en los otros Gliptodontes con columna verte- bral completa, como lo prueban las descripciones anteriores; el verdadero modo de la union ha sido una sincondrosis, — 200 — pleto de las vértebras dorsales, con las dos del hueso posteervical, puede haber subido hasta catorce ó quince, y 4:igual altura probablemente el de los pares de costillas. Al fin debo advertir al lector, que el tubo dorsal tiene al principio cuatro caras articulares bastante grandes para la union con el hueso postcervical. Se encuentran estas cuatro caras articulares en el contorno de la apertura anterior del conducto vertebral; dos poco mas anchas y mas cortas encima de la apertura, al principio de las fosas longitudinales hondas entre las tres eres- tas superiores, y las dos otras mas largas y mas angostas á los lados externos de la apertura, en el principio de la lámina lateral, que es en este lugar mucho mas gruesa q ue en toda su porcion atrás de dichas caras (véase fis. 3). si Sigue al tubo dorsal en todos los Gliptodontes bien conocidos otro tubo huesoso, compuesto de vértebras intimamente unidas entre sí, cuyo tubo se ha formado de las vértebras lumbares y sacrales, llevando: estas últimas los dos huesos innominados, con los cuales el tubo sacral forma las dos econcavidades de la pelvis. De todo este aparato huesoso, por su contorno el mas grande del esqueleto, no hay en nuestro Museo mas que una porcion del hueso innominado derecho y el fin del arco sacro-coxigeo; pero D. Jor6eE Porcuer ha deseripto el mismo aparato casi completo en su folleto anteriormente citado (pág. 158). Segun las observaciones de dicho caballero el aparato de la pelvis del Hoplephorus se distinsue del de los otros Gliptodontes, hasta hoy bien conocidos, por un ca- rácter muy particular, es decir por la union flexible de las últimas dos vérte- bras sacro-coxigeas entre sí y con los. dos huesos del isquion. En las ocho. pel- vis (*) de Gliptodontes, que tenemos en nuestro Museo Público, esta union se forma por la conciliacion íntima tanto de las vértebras cuanto de sus apofisis entre sí con el hueso isquion, teniendo la última vértebra sacro-coxigea una apofisis transversal muy fuerte, que se estiende al. fin sensiblemente en anchu- ra y altura, para unirse en este modo. mas firme con el hueso isquion en el lugar, en donde el ala ciática se separa de la lámina central del hueso. Una union flexible en este lugar no tiene ninguna utilidad para el movimiento del animal; al contrario, esta flexibilidad debe debilitar su movimiento seguro por la menor solidez del aparato, que lleva la coraza, y por esta razon estoy muy (+) Estas ocho pelvis pertenecen á las especies siguientes y estan 4 lo menos completas de un lado, sin restablecimiento artificial: 1 Panochthus giganteus, 2. P.. tuberculatus, 3 P. bullifer, 4 Glyptodon clavipes, 5 Gl. elongatus, 6 Gl. asper, Ty 8 Gl. laevis. — 201 — dispuesto á suponer, que la union flexible, efectuada por la substancia elástica interpuesta entre las márgenes separadas de los huesos, sinó es el estado juve- nil del animal, es del todo anómala, causada por una enfermedad del animal durante su vida. Respecto á los dos pedazos de la pelvis, que tenemos en el Museo Público, se presentan en ellas algunos caractéres particulares, que me obligan á descri birlos detalladamente. El pedazo del hueso innominado derecho contiene la region del acetábulo, con el principio de los tres huesos quese unen en esta cavidad articular. El acetábu lo, llamado de otromodo la cavidad coty- ledóidea, es 2” 11” de largo y 1” de hondo; una excision de la márgen lateral en el medio á cada lado divide la circunferencia en dos porciones bastante diferentes, siendo la anterior 2” 5” de ancho y la posterior 1” 9”. La excision interna es la mas honda, para recibir el lizamento redondo (1/4. teres). Los tres huesos, que salen de la circunferencia de esta cavidad, son de di- ferente tamaño. La porcion anterior mas grande es del ile on, que se levanta con extension siempre aumentada hácia los lados sobre el acetábulo hácia arriba, para sostener con su máreen superior, llena de tubérculos sobre- salientes, la coraza del animal. Tiene al lado externo del acetábulo una esqui- na obtusa sobresaliente, bastante corvada hácia abajo, que se parece mucho á la misma del género Panochthus, pero es relativamente poco mayor y mas corvada, superando con su curva inferior la márgen del acetábulo hácia abajo. La superficie anterior del ileon es mucho mas excavada sobre el acetábulo hácia arriba, que la correspondiente del Panochthus, y forma acá una fosa trian- eular bien cireunscripta, que no se vé tan claramente en el Panochihus. Parece que tambien la márgen externa del ileon del /Zoplophorus haya sido mas gruesa y relativamente mas robusta que la del Panochthus. La porcion conservada delileon es 6 pulz. de alto, desde la. márgen' anterior del acetá- bulo, y 53 pulse. de ancho hácia arriba, adonde el hueso está roto, faltando probablemente la mitad de su' extension perpendicular regular. Del hueso del pub is se ha conservado la porcion al lado interno del acetábulo, con la protuberancia particular, que caracteriza este hueso de los xliptodontes. Tiene el Moplophorus tambien: acá una protuberancia fuerte, bastante alta, pero no es corvada consu punta hácia abajo, como la del Panochthus (véase lám. VI, fig. 1), sinó corvada hácia adelante, formando en el ángulo superior sobresaliente un tubérculo grueso, del todo diferente del tubérculo correspondiente descendente del' Panochthus. La porcion estiloides del pubis, que sale de estetubéreulo hácia abajo, es mas angosta, que la misma del Panochthus, y de circunferencia triangular, con tres cantos sobresalientes, — 202 — de los cuales el anterior es el mas alto y mas grueso. El agujero obturador, que se forma entre esta porcion estiloides del pubis y la márgen anterior cor- vada del isquion, no es completo, pero segun los restos se puede calcular, que haya sido 4—43 pulg. de largo y 2 pulg. de ancho en el medio. El hueso isquion ocupala porcion posterior mas angosta del acetá- bulo, y sale de acá como un hueso fuerte bastante comprimido hácia abajo y hácia atrás, extendiéndose poco á poco en una lámina ancha perpendicular poco inclinada, la cual se levanta hácia arriba en el ala ciática, y hácia abajo como la tuberosidad grande ciática. No se ha conservado mas de este hueso que el principio, atrás del acetábulo, que es de la union con el pubis 6 pulg. de lorz0, y al fin roto 3% pulg. de ancho, teniendo la porcion mas angosta so- bre el agujero obturador 1% pulg. de anchura y 1 pulg. de grosor. El otro pedazo de la pelvis en mi poder es la porcion posterior del tubo sa- cral, incluyendo las tres últimas vértebras sacro-coxigeas. Nose ha conser- vado de estas tres vértebras mas quela lámina inferior bajo el conducto vertebral, y de la última tambien el arco con la espina superior completa. Las tres vértebras unidas son 5% pulg. de largo, la anterior es al principio 10 lín. de ancho, y la última:2 pulg. al in Tiene acá una cara terminal transverso- oval, para la union con la primera vértebra de la cola, de enya cara sale á cada lado la apofisis transversal rota, pero segun el vestigio en el cuerpo de la vértebra como 13 pulg. de ancho. El arco vertebral tiene con la espina completa 23 pulg. de alto, y el conducto vertebral en élá la base + pulg. de ancho. Inmediatamente sobre el conducto la espina es pulg. de grueso y mas hácia arriba, casi enla mitad de su altura, ella seestiende en dos caras ar- ticulares distantes, que representan las apófisis posteriores oblícuas para la articulacion con la primera vértebra de la cola. Sobre estas dos apófisis arti- culares la espina es muy delgada, pero aun 1 pulg. de alto, terminando con un arco poco corvado natural hácia arriba. Lamárgen anterior de la espina está rota y prueba, como la misma ruptura del arco, que en esta direccion la espina haya estado unida íntimamente con las de las otras vértebras en una cresta sacral, como es la regla general en la configuracion de esta region de la p elvis de todos los Gliptodontes. Tambien los cuerpos de las dos últimas vér- tebras estan unidas tan íntimamente como lus de las otras, sin algun vestigio de flexibilidad entre ellos. De la vértebra penúltima sale igualmente una apófisis transversal, pero de anchura menor, El resto conservado de los dos lados prueba, que esta apófisis haya sido 9” de ancho al principio, y separada de la última por un intérvalo de 6”. Principia con direccion mas inclinada hácia atrás, y prueba por esta diree- — 203 — cion, que ella haya estado unida con la Última casi en el medio de la márgen anterior de esta, como es tambien la regla de los Gliptodontes, con la única excepcion de (G/. clavipes. Además la vértebra antepenúltima tiene la indicacion de una apófisis transversal por la esquina sobresaliente á cada lado de su ángu” lo posterior, pero esta apófisis no ha sido mas que un tubérculo y no una ver- dadera apófisis libre saliente. De la porcion anterior del tubo sacral no tengo ningun resto para mi inspeccion, pero dice Povcuer, que el número de todas las vértebras en su ejemplar, desde la union de los huesos iliacos hasta el fin del sacro, haya sido de doce, la primera vértebra unida con el ileon no comprendida en este cálculo. Al fin del hueso sacro describe el dicho señor otra vértebra libre, unida con la última sacral y con el hueso isquion por articulacion ó ¿juntura flexible. Esta vértebra corresponde, por toda su configuracion indicada, á la primera de la cola, generalmente unida con la última sacral del mismo modo flexible casi en todos los Glyptodontes. Solamente el (7. clavipes muestra una excepcion de esta regla, como lo hé descripto ya en el Tom. I. pág. 223.; porque en esta especie se une la primera vértebra caudal con la última sacral íntimamente por substancia huesosa con los años progresivos del animal, y participa entonces tambien á la union con la pelvis en el hueso isquion. Es posible, que tal union tambien se forma sucesivamente en el /Hoplophorus ; pero como el señor Povcuer, dice: que el individuo examinado por él haya sido indudablemente un aduito, es mas probable, que la union de la vértebra primera caudal del Moplophorus con la última sacral Ó sacro-coxigea nunca será mas íntima que en casi todos los otros Glyptodontes. La union flexible de la última vértebra sacral con la penúltima, que el autor citado describe tambien, no se confirma de ningun modo en el tubo sacral, examinado por mí mismo, y es por consiguiente una mera excepcion individual del ejemplar conservado en el Museo de Paris. se De la columna vertebral, atrás de la pelvis, correspondiente al eje de la cola tenemos en el Museo Público dos vertebras casi completas de la porcion antes del tubo de la cola, y cuatro de las espinas inferiores atadas á las vértebras. Las des vértebras pertenecen á los dos anillos antes del último, que estan en mi restauracion el cuarto y quinto, de cuyos anillos todo el arco inferior se ha conservado con las vértebras adentro. Son por consiguiente, si el número de las vértebras sueltas entre el tubo sacro-coxigeo y el eje del tubo terminal de la cola haya sido el mismo, como el del Panochthus, la quinta y la sexta — 204 — vértebra; lo que indica tambien la: grande similitud de las apófisis inferiores espinosas, atadas á estas vértebras. Corresponden estas cuatro apófisis mucho por su figura, á la.cuarta, quinta, sexta y séptima del Panochthus, y parecen pro- bar mi suposicion, que la configuracion general de la porcion de la columna vertebral de la cola antes del tubo terminal haya sido en los dos animales casi la misma. Doy una figura de la segunda y menor de estas dos vértebras lím. XX fig. 4 del lado y fig. 5 de adelante, cuyas figuras prueban, que la vértebra es mucho mas fina y delgada, que la correspondiente del Panochthus, pero de figwra general parecida. El cuerpo de la vértebra tiene la forma cilíndrica, con encogimiento fuerte en el medio, de donde salen las. apófisis. Su longitud es de 2 pulg. 3 lín. y la de la otra vértebra poco mayor de 2 pulg. 5 líneas; las dos caras terminales son casi circulares, pero poco. mas altas que anchas, de 1i—14 pulg., y la posterior bastante mas grande que la anterior. Sus superfi- ciesson concentríco-estriadas y el medio poco mas excavado, como casi en todas las vértebras de los Mamíferos. Las apófisis laterales transversales: ocupan la porcion anterior de los lados de la vértebra, y se acercan con su márgen ante_ rior hasta la márgen de la cara terminal anterior. Son llanas en la superficie superior, pero convexas en la inferior, y corren horizontalmente con direccion poco mas hácia adelante, terminando con un gancho fuerte descendente, que tiene en toda su orilla una márgen elevada aguda. Enla vértebra mayor dicha apófisis es 93 pulg. de largo, 4 lín. de ancho al principio, y el gancho 2: pulg. de largo; enla menor la apófisis, tiene 2 pulg. de largo, es 1 pulg. de ancho y el gancho, 14 pulg . de largo; y en esta: vértebra la, apófisis se dirige poco mas hácia adelante, que en la otra. Las dos vértebras tienen otra apófisis, en la superficie superior, que es la espinosa, perforada longitudinalmente en su, base por el conducto vertebral, cuyo conducto es bastante angosto, de 2 lín. de alto y 3 lín. de ancho. Salen del arco grueso encima del conducto otras cuatro apófisis, que estan desgra- ciadamente rotas en las dos vértebras, pero parecen haber sido de la misma figura de las del Panochthus, segun las superficies de las rupturas. Las dos anteriores ó articulares oblícuas son de figura igual y simétrica, levantándose con direccion divergente en dos. prolongaciones bastante altas á lo menos de 1—1% pulg., Nevando en la base al interior cada una su cara articular oval. Nolas he dibujado, por no estar presentes en las vértebras. Entre ellas selevanta una cresta fina, reclinada, igualmente alta, que corresponde á la espina superior, y esta crestase prolonga hácia abajo en una apófisis mas gruesa horizontal, que termina con dos caras articulares gruesas, poco distantes, que corresponden á — 205 — las apófisis oblicuas posteriores. Estas caras articulares faltaron tambien á las dos vértebras. Resta hablar de las apófisis espinosas inferiores. Estás apófisis estan separadas delas vértebras, yse atan cada una ádos vértebras vecinas, como lo muestra nuestra figura del Panochthus lám. 1. A esta conjuncion cada vértebra de la cola tiene atrás de la márgen inferior de la cara terminal dos pequeñas protu- berancias triangulares poco distantes, de las cuales las posteriores son un poco mas grandes que las anteriores. A estos tubérculos se atan las apófisis con su base superior, dividida generalmente en dos ramos, ó si hay una sola cara para la union, perforada por un conducto bajo la cara. Enlas cuatro apófisis, que tengo á la vista, no hay mas que una sola cara basal articular, pero de figura del número oo, estrechada en el medio. Esta cara tiene en la apófisis primera mas grande de las cuatro una' anchura de 13 pulsa. y en la cuarta mas pequeña de 1 pulgada. El conducto de aquella es 7 lín. de alto y 5 lín. de ancho, el de esta mas pequeña 5 lín. de alto y 3 lín de ancho. Bajo el conducto tiene cada apófisis una lámina descendente, que imita por su figura completamente la misma de las apófisis correspondientes del Panochthus. Esta lámina mide 3 pulg. en la apófisis primera mas grande, 2 de la segunda, 15 de la tercera, + de la cuarta; pero la anchura es de relacion contraria, siendo la de la primera 1% pulg., de la segunda 13 pula., de la tercera 1% pulg., y de la cuarta de 2 de pulgada. Termina la lámina al fin inferior con una márgen engrosada, que se levanta á cada lado en una esquina sobresaliente. La dis- tancia de estas dos esquinas se aumenta con las vértebras hácia atrás, siendo la de la primera vértebra 4 pulg., de la segunda ¿puls., de la tercera 14 pulg. y de la cuarta tambien 14 pulgada. Pero como en esta vértebra las dos esquí nas sobresalientes, que parecen por su longitud y grosor á verdaderas apófisis, son de desigual extension, hay de presumir, que la distancia de estas esquinas puede ser aun mayor en la cuarta que en la tercera vértebra. Sin embargo las cuatro apófisis inferiores espinosas, aun en su figura general muy parecidas á las correspondientes (4, 5, 6, 7) del Panochthus, son del todo mas finas, mas delgadas y casi mas elegantes en su construcion. ss Concluida la descripcion de la columna vertebral, continuamos nuestro exá- men del esqueleto con el de los huesos del torax, es decir con las costillas, el esternon y los huesos esterno-costales. e Conservamos en el Museo Público muchos restos de estas tres categorias de huesos, pero no ha sido posible componer ninguno por completo; las muchas II 27 — 206 — costillas estan rotas en pedazos bastante pequeños, de los huesos esterno-cos- tales no tenemos mas que algunas caras articulares, y del esternon el manu- brium con otra vértebra de las pequeñas entre los huesos esterno-costales. En todos estos huesos se muestra una grande similitud con los correspon- dientes del Panochthus, pero el tamaño es considerablemeute menor y la con- figuracion de los huesos mas fina y mas delgada. No es por consiguiente posible, describir estos huesos detalladamente; el único pedazo, que permita una descripcion poco mas estendida es el manubrium del esternon, de cuyo hueso se ha conservado la mitad derecha completa. Es relativamente mucho mas corto, que el mismo del Panochthus, y menos ancho hácia abajo, pero tiene la misma figura general; principiando hácia arriba con dos esquinas gruesas sobresalientes, separadas entre sí por una escotadura profunda semi- circular, que tiene una márgen bastante gruesa, redondeada. Se puede decir, que la anchura anterior entre los lados externos de las dos esquinas haya sido 4 pulg. y la longitud media 2 pulgadas. La superficie externa ó inferior es cóncava, la interna superior poco convexa, y de las tres otras márgenes las laterales son casi rectas y paralelas, pero la posterior angulada, con la porcion media poco mas avanzada hácia atrás. En estas tres márgenes hay cuatro caras articulares angostas pero largas, para la union con los primeros dos pares de costillas. Dos de estas cuatro caras estan en las márgenes externas, una en cada márgen, para el primer par de costillas. y las dos otras en la márgen posterior, una á cada lado de la parte avanzada media, para los hue- sos esternocostales del segnndo par de costillas. Con esta porcion media avanzada se habia unido el segundo huesecillo del esternon tambien con dos caras articulares muy pequeñas. El huesecillo separado del esternon es el que sigue inmediatamente atrás del manubrium; es | pulg. de largo y 4 pulg. de ancho, de figura oblonga con dos caras articulares á cada márgen, que son bastante grandes y hondas á los dos lados, pero pequeñas á cada fin, adaptandose las del fin anterior muy bien á las dos pequeñas de la porcion media avanzada de la márgen posterior del manubrium. Al fin posterior es este huesecillo mucho mas grueso, que al principio anterior, lo que obliga á suponer, que los otros huesecillos del ester- non han sido mucho mas gruesos, que el manubrium y á lo menos de doble grosor. Como no ha sido posible reconstruir completa ninguna de las costillas y ninenno de los huesos esterno-costales, no puedo decir nada de la extension longitudinal de estos huesos, pero los restos conservados prueban, que las costillas han sido bastante delgadas, principalmente al principio, atrás de la — 207 — cabeza, y los huesos esterno-costales mas gruesos y mas fuertes tambien en su tejido. St Procediendo á la descripcion de los miembros debo hablar primeramente de las anteriores, cuyos huesos tenemos completos en el Museo Público, con excepcion del omoplato, del cual falta toda la porcion superior, desde el cuello sobre la cavidad glenoidea, hasta la márgen libre de la circunferencia. La cavidad glenoidea es 2 pulg de largo y 14 pulg. de ancho en su porcion posterior mas ancha, que ocupa dos terceras partes de la longitud, siendo la porcion anterior una prolongacion angosta, + pulg. de largo y ancho, con pun- ta redondeada obtusa. Un poco sobre la márgen de esta punta sale la apófisis coracoides, como una protuberancia 4 pulg. de alta, con base comprimida y márgen terminal aguda amplificada descendente. Retírase esta márgen un poco hácia arriba, cambiandose en canto agudo, que se une por un ángulo bien pronunciado con la márgen anterior del plano del omoplato, que falta desde esta juncion hácia arriba. Del otro fin posterior dela cavidad glenvidea se levanta otro tubérculo comprimido, agudo al fin, que asciende en diree- cion hácia atrás, para unirse pronto con la márgen posterior del plano del omoplato, que falta tambien de acá hácia arriba. Al lado externo de la cavidad glenoidea se levanta, poco sobre la márgen aguda sobresaliente de esta cara, la espina del omoplato, de cuya espina se ha conservado la porcion libre sobresaliente, que termina con el acromion. Esta porcion sale del cuello del omoplato con una curva regular hácia abajo, como 2 pulg. de alto, quese estiende pronto en un plano transversal prolongado con figura de gancho y márgenes agudas poco denticuladas, cuyo gancho se pone hácia adelante, antes de la articulacion del omoplato con el humero, pro- tegiendo esta articulacion del lado externo. La figura de este gancho es completamente la misma que en el género Panochthus, pero es poco mas an- sosto, y sus márgenes agudas son mas ásperas por pequeñas elevaciones mus- culares. La parte libre del gancho, desde el cuello del omoplato, es 3 pulg. de largo, y la superficie externa en el medio mas ancho 13 pulg. de ancho. Del omoplato no se ha conservado mas, pero la grande similitud de las porciones descriptas con las correspondientes del Panochihus prueba, que su figura general haya sido tambien muy parecida, siendo probablemente el omoplato del Zoplophorus de la tercera parte menor que el del Panochthus. No habiendo encontrado nada de la clavícula, este hueso generalmente muy delgado, que une el acromion del omoplato con la punta sobresaliente anterior ó superior del manubrium, procedemos al húmero (lám. XXI. fig. 1.), el cual por su figura general es mas parecido al correspondiente hueso de Giyptodon, que al mismo de Panochthus, principalmente por la altura grande de la area oval sobresaliente, que sale de la tuberosidad superior externa; pero se acerca del otro lado mucho al húmero de Panochthus, por la presencia del puente al fin inferior interno sobre la epitroclea, cuyo puente falta en los Gliptodontes típicos. Su longitud es en nuestro animal de 10 pulg., su anchura arriba de 23 y abajo de 32. Principia el hueso arriba con la cabeza ó la cara articular casi hemiesférica de 2 pulg. diámetro, que se prolonga hácia adelante entre las dos tuberosida- des de este lado. La tuberosidad menor interna es casi de igual figura y altura, como la del Panochthus, pero la externa es mayor, mas alta y prolon- gada hácia abajo en un llano poco cóncavo, circunseripto por crestas mucho mas altas, que se unen poco antes del medio del humero- en otra eminencia longitudinal oblícua, que se levanta mucho con cresta aguda poco reclinada al exterior. Separa esta cresta alta el músculo biceps del músculo braquial interno, que es por su posicion natural en verdad un externo, y sirva tambien á la insercion del músculo deltoideo y otros músculos del húmero. Entre las dos tuberosidades se ve la excavacion profunda de la gotiera del músculo biceps, y mas abajo al lado interno otra eminencia pequeña pero muy aguda, que se prolonga poco en un canto agudo, separando de este modo la superficie anterior del hueso de la posterior. Abajo de estas dos eminencias el hueso se cambia en figura prismatico- triangular, y tiene acá su diámetro mas pequeño de 12—14 líneas; pero pron- to él se estiende de nuevo, para formar la extremidad inferior transversal con la cara articular inferior. Esta extremidad es mas ancha, pero menos gruesa, que la superior, y se extiende principalmente “al lado interno, para formar la gran eminencia de la epitroclea, sobre la cual pasa un arco libre huesoso bas- tante elevado, que sale de la porcion media del hueso, y descendiendo en direccion oblícua hácia abajo se une con la márgen gruesa sobre la epitroclea | La cara articular terminal tiene la figura general, y se divide en las dos porciones del condilo externo y de la troclea ó polea interna, que se separa por un canto muy alto. de la epitroclea, muy excavada al principio y bajo el puente descripto. La cara articular es 1 pulg. de ancho y separada hácia arriba: de — 209 — la superficie del hueso á cada lado por una fosa bastante honda, la anterior es la coronoides, la posterior la olecranina, las dos destinadas para recibir las márgenes correspondientes delos huesos del antebrazo. Al lado externo del cóndilo se levanta la cresta del epicondilo, que es menos alta al principio, que la correspondiente del Panochthus, pero se continúa mas hácia arriba, para formar la alta cresta externa, que se prolonga hasta el medio del hueso, ter- minando acá en su superficie posterior. se Los dos huesos del antebrazo (lám. XXI, fig. 3) son bastante delgados y relativamente menos fuertes, que el humero; se les distingue de los correspon- dientes del Panochthus poco en su figura y por ningun carácter positivo, y por esta similitud no hay razon, de describirlos detalladamente, mostrando la figura dada de ellos suficientemente su configuracion. El rádio es 51 pulg. de largo, 14 pulg. de ancho al principio superior, y 1 de ancho al inferior. Su porcion media es muy delgada y poco mas corvada que la misma del Panochthus, tocándose con el cúbito solamente á las dos puntas inmediatamente ántes de las caras articulares. La extremidad inferior es relativamente poco mas ancha, que la del Panochthus, y dividida mas hon- da en dos lóbulos mas distantes, que no tienen las eminencias superiores bien pronunciadas, que significan el mismo hueso del Panochthus. El cúbito es72 puls. delargo y 13 pulg. de ancho en el medio; la apó- fisis del olecranon sube 24 pulg. atrás de la cara articular, y la porcion antes de esta cara es 4 pulg. de largo. La superficie externa es convexa, la interna cóncava, y aquella elevada en una cresta bastante alta triangular en la extre_ midad inferior, que separa la mitad superior de la inferior longitudinalmente. Termina, como el rádio, con una cara articular, que es convexa, en lugar de la cóncava del rádio, cuyas dos caras se tocan con la fila primera de los hue- secillos del carpo; la del radio con los huesos escafóides y semilunar, y la del cúbito con el hueso triangular. Otra cara pequeña en la esquina inferior, atrás de la grande, se une con el huesecillo pisiforme, que es el último de la primera fila de los huesos del carpo. S7 El pié de:adelante (lám: XX1I fig. 1 y 2) tambien se diferencia poco del mismo del Panochthus y principalmente. por un solo carácter positivo, lo que me dispensa de dar una descripcion detallada, mostrando: las figuras: citadas — 210 — suficientemente su poca diferencia relativa. Esta diferencia general consiste en esto, que todo el pié aun de. menor tamaño es relativamente un poco mas largo y. mas angosto, acomodándose por estos caractéres bien á la figura general del Hoplophorus. Su longitud es de 5) pulg. con el dedo primero mas largo, y su anchura 2% pulg. en el medio de los huesos del metacarpo. Hay en el pié los mismos cuatro dedos como en el del Panochthus, correspondientes al dedo segundo, tercero, cuarto y quinto del hombre. Entre estos cuatro de- dos el primero es de 43 pulg., tomando su origen al principio del hueso del metacarpo; el seenndo tiene 4 pulg., el tercero 3 pulg. y el cuarto 15 pulg. ocupando de esta extension el hueso de la uña en el primer dedo 2, enel se- gundo 21, en el tercero 1%, y en el cuarto ¿ pulgadas. El carpo se forma por siete huesecillos, de los cuales los de la primera fila (navicular «,semilunar 65, triangular ó cuneiforme c, y pisiforme d) son completos, pero los tres de la segunda fila incompletos, siendo unido el trapecio con el trapezoides en un solo hueso (e), al cual sigue el grande (f) y el ganchoso (y). Este último hueso el el único, que se diferencia un poco del mismo del Panochthus, lo que me obliga á hablar mas detenidamente de su configuracion. Sabemos por la, descripcion del Panochthus, dada pág. S0, que el ganchoso de este animal tiene en la punta externa de su circunferencia triangular una cara pequeña articular, que se une con una correspondiente del metacarpo del dedo último mas pequeño, y que al mismo metacarpo articula tambien el hueso triangular con una cara articular igualmente pequeña, quese une eon él sobre la cara del metacarpo para el ganchoso (véase pág. 79). Sobre esta pequeña cara ar- ticular del hueso triangular hay otra un poco mas grande, con la cual se une un huesecillo particular de figura y tamaño de nuez avellana, que forma la punta mas sobresaliente del carpo del Panochthus hácia abajo, llevando probablemente durante la vida del animal un callo particular de la suela, sinó haya estado unido eon el gran callo basal del carpo atrás de los callos de los dedos. En nuestro Moplophorus se ha modificado la configuracion de este modo, que el hueso ganchoso no participa á la articulacion con el metacarpo del dedo último, sinó que este hueso se articula solamente con el hueso triangular de la primera fila del carpo, y que el huesecillo accesorio del triangular entra tam- bien en esta árticulacion, tocándose tanto con el metacarpo del dedo último, cuanto con el triangular mismo. (Véase láím. XXII fig. 2, en donde la letra £ indica este huesecillo accesorio, entre el metacarpo último y el triangular). Por esta modificacion el pié del MZoplophorus es mas angosto al principio, que el del Panochthus, porque el huesecillo accesorio es dirigido en el Moplophorus — 211 — solamente hácia abaja, para participar al callo basal de la suela, pero en el Panochthus se dirige este huesecillo mas al lado externo del pié, aumentando poco su anchura en la misma direccion hácia afuera. Se diferencia, á consecuencia de esta variacion particular del carpo externo, tambien la figura del hueso pisiforme. Este hueso, que he figurado del Pa- nochthus separadamente lám. VII fig, 6, es en el Moplophorus un poco mas corto y relativamente mucho mas ancho (lám. XXII fig. 1 y 2, d); él se dirige mas hácia abajo en este género, pero mas hácia atrás en el otro. Termina en el Panochthus con una punta de figura parabólica, pero en el Hoplophorus es su contorno casi circular, y aumenta por su direccion hácia abajo, como por su figura mas ancha, mucho la solidez del carpo del Hoplophorus al lado externo. Respecto á los otros huesecillos accesorios del pié me parece suficiente la noticia, que son iguales álos del género Panochthus; es decir uno en cada dedo, entre el hueso de la uña y la falange segunda (s. s.), tapando la articu- lacion de los dos huesos de abajo, y otro quinto mas grande bajo el carpo, en el medio del principio del pié. Los cuatro pequeños no se diferencian de los correspondientes del Panochthus, pero el otro quinto tiene su figura particular, y por esta razon hablaré de él separadamente. He figurado este hueso de dos lados (lám. XXII fig 6 y 7) en tamaño natural, mostrando por mis figuras, que es un huesecillo de 1 pulg. de largo y 4 pulg. de ancho, con dos esquinas poco sobresalientes de un lado, y con una mas gruesa y mas alta al otro lado. Con aquella márgen es dirigida hácia arriba y con esta hácia abajo. Tiene en la superficie superior una cara articular oval, que se toca con la eminencia gruesa del hueso semilunar hácia abajo, y con la márgen interna tambien con la eminencia correspondiente del escafóides, para proteger las articulaciones muy flexibles de los huesecillos del carpo hácia abajo, y soportar el gran callo basal de la suela, que se apoya mucho en este hueso. Está tambien destinado á la union con los tendones del músculo flexor grande de los dedos, dirigiendo por esta union con mas seguridad el movimiento de los dedos, que por sus uñas largas y fuertes prueban, haber sido destinados á rascar la tierra y hacer excavaciones en la superficie, sinó verdaderas cuevas para ocultar el animal; cuyo modo de vivir es probable por la solidez menor de su coraza, teniendo el animal mas necesidad de este modo de defensa, que los otros Gliptodontes múcho mas grandes y mejor de- fendidos por su coraza gruesa, y por consiguiente de mas grande resistencia contra los ataques de animales feroces. Corresponde el huesecillo descripto en el centro del carpo al parecido del — 212 — Panochthus amtes descripto pág. 85 $35 y figurado lám VII fig. 5 z. Teual hueso tienen todos los Gliptodontes, como tambien los Armadillos actuales. ==] El miembro posterior es, segun la regla general, mucho mas grande y mas fuerte que el anterior, y se ha conservado igualmente completo como el ante- rior, de uno de los tres individuos en mi poder. He hablado ya antes (pág. 201) de la pelvis, con la cual se une el pié poste- vior en la cavidad cotyloidea, entrando en ella con la cabeza del fémur. Desgraciadamente falta á los tres huesos del fémur, que tenemos en el Museo Público, esta cabeza con la porcion vecina, y no puedo dar por consiguiente una descripcion completa de él; pero los restos preservados prueban, que el fémur del /oplophorus es muy parecido al del Panochthus, y diferente de él por ningun carácter positivo. El ejemplar mas completo se vé figurado lám. XXI fig. 2, pero sin la porcion superior, que falta; he indicado solamente su contorno por líneas, tomando por modelo otro ejemplar, que ha tenido á lo menos el gran trocanter. De la punta úe esta tuberosidad hasta el fin del condilo externo el fémur es 14 pulg. de largo, y 4 pulg. deancho en su porcion inferior, pero probablemente poco mas ancho en la superior, entre el trocanter, y la cara articular. De acá se disminuye sensiblemente el hueso hasta el medio endonde su anchura es solo de 2 pule.; pero como el contorno de esta region no es circular, sinó oval, el diámetro transversal es menor y solo de 13 pulg. No hay necesidad de deseribir el fémur detalladamente, por su grande simi- litud con el del Panochthus; basta decir, cuales son las diferencias notables. Entre estas se presenta la elevacion mas fuerte del gran trocanter y su figura menos redonda, mas oval, levantándose la superficie anterior y posterior en una cresta aguda, que se vé indicada en nuestra figura con su porcion inferior. Además es visible otra diferencia en la prolongación externa inferior, que se llama el tercer trocanter, cuya prolongacion no es tan ancha en toda su ex- tension, sinó corvada al interior en el medio de la márgen externa, lo que la hace poco mas angosta. Al fin hay sobre el condilo interno inferior una pro- tuberancia bien pronunciada hácia arriba, que se encuentra tambien en el fémur del Panochthus (lám. VILLE fig. 2), pero no dirigida hácia arriba, como en el ZZoplophorus, sinó mas hácia atrás. Otras diferencias notables nó veo; aun los condilos inferiores son completa- mente iguales, y las tres caras articulares de esta extremidad del fémur unidas del mismo modo que se presenta en el Panochthus. Comparando nuestra figura 5 dela lám. XXI, con la fig. + de la lám. IX, el lector vé la análogia — 213 — mas completa de esta region del fémur de los dos géneros; concluyo entonces la descripcion con la noticia repetida, que la cara articular superior y anterior de esta region del fémur pertenece á la union con la rótula, las dos otras á la union con la canilla. La cara articular para la rótula es 24 pulg. de ancho, la cara para la tibia 17 pulg. y la cara para el peroné 13 pulgadas. so La rótula (lám. XXI fig. 6) tiene la misma figura, que la del Panoch- ¿hus, y no se distingue de ella sinó por el tamaño menor. Es 24 pulg. de largo y de ancho hácia arriba, pero 13 pulg. de grueso en el medio. Su superficie externa tiene rugosidades bastante fuertes y la interna la gran cara articular, convexa en el medio, pero cóncava álos dos lados, que une la rótula con el fémur. Mas diferencias muestran los huesos de la canilla, pero la configuracion general es la misma, formando los dos huesos, la tibia y el peroné, por su union fija á las dos extremidades un solo hueso fuerte, perforado en el medio por un gran vacio oval, cuyo vacio han llenado durante la vida del animal los músculos del pié. Este hueso unido es de 8 pulg. de largo y 32 pulg. de an. cho en el medio Principia hácia arriba con la gran cara articular, dividida en dos porciones mas ó menos semi-circulares, separadas entre sí por una eminencia fuerte, que se levanta al lado interno de cada una de las dos caras con canto bastante alto y agudo, pero casi igual á la del Panochthus, figurada lám. IX fig. 3. La tibia es muy ancha arriba en direccion de adelante há- cia atrás, de 33 pulgadas, pero bastante delyada, y sobresaliente hácia adelante con canto agudo poco corvado al exterior. El vacío, que la separa del peroné, es 4% pulg. de largo y 2 pulg. de ancho en el medio. El peron é es igualmente delgado, pero menos ancho, arriba de 2 pula, y en el medio de 17 pulgadas. Sulado externo es mucho menos corvado al interior, como el correspondiente del Panochthus, y sa extremidad inferior menos sobresaliente, pero de figura casi igual. Lo mismo sucede con la cara articular inferior, que es 23 pulg. de largo y 14 pulg. de ancho en el medio. Comparando entónces el hueso de la canilla con el correspondiente del Panochthus no se vé otra diferencia, que la de ser mas pequeño, relativamente mas angosto, y en toda su configuracion mas delgado, menos macizo; indican- do por estas calidades un animal no solamente de menor tamaño, sinó tam- bien de construccion mas fina y menos robusta. Jul 28 — 214 — La figura del hueso de la canilla, dada por el Dr. Lux 1. 1. en la lám. LVI fig. 2, de medio tamaño natural, que el autor adscribe al Scelidotherivn, indica por toda su configuracion la canilla de un Gliptodonte y probablemente no de MZoplophorus, sinó de un verdadero Glyptodon. Que el objeto no es de Hoplophorus, prueba ya el tamaño mayor, por ser segun la figura de medio tamaño mucho mas grande y aun mas robusto, quela canilla de este animal. Pero no sé si el autor indica con 3 la escala ó la superficie general. En el primer caso la longitud de la canilla seria de 12, y en el segundo de 9 pulgadas. Las canillas de Glyptodon en muestro Museo son Si—9 pulg. de largo, lo que permite saponer, que la figura de Lunp es de la mitad de la superficie. Se representa en ella la canilla de atrás y un poco reta en la extremidad superior, pero la grande extension de la lámina huesosa aba- jo del vacio medio ya prueba claramente, que el hueso es de (?yptodon, y no de Hoplopho- rus, ni de Panochthus; porque en estos dos géneros el dicho vacio es mucho mas prolonga- do hácia abajo, como lo muestran mis figuras lám. XXI fig.4 y lam. IX fig. 1 y 2. Tambien prueba lo mismo la figura del maléolo externo, que es corto y grueso en el (7/yp- todon,igual á la figura de Lunb, pero largo y delgado en el Hoplophorus y en el Panoch- thus. Pertenece por consiguiente el original de la figura del Dr. Luxo á un verdadero Glyptodon, pero de ningun modo al Scelidotherium. so El pié posterior de /loplophorus se vé figurado lám XXII, fig.3, cuya figura prueba, que él se distingue del mismo del Panochihus (lám. X fig. 1), por nineun otro carácter positivo, que por el tamaño mayor del dedo cuarto externo, cuyo dedo es en verdad el quinto, faltando á los dos animales el dedo primero interno. No hay razon, por consiguiente, para describir detallada” mente este pié de nuevo; es suficiente indicar las diferencias relativas, que no son otras que las del tamaño menor y de la sutileza mayor de su construccion. El tamaño se prueba mas facilmente por las medidas, queson las siguientes. La longitud general, desde la punta posterior del calcaneo, hasta el fin del dedo mas largo es de 9 pulg. y la anchura en el medio del tarso de 31 pulz.; el dedo primero interno es con el hueso del metatarso 4 pulg. de largo, el segundo 31 pulg., el tercero 3 pulg. y el cuarto de 2% pulgadas. La sutileza general no se pronuncia tanto en la porcion basal del pié, que se llama el tarso, cuanto en los dedos. El tarso se compone de los siete hue. sos, que regularmente existen en los Mamíferos con cinco dedos completos y aun en los con cuatro dedos. El primer hueso del tarso, el calcaneo, falta en los dos piés posteriores de nuestro ejemplar, pero se vé figurado por el Dr. Luxb lám. LIT de su obra repetidas veces citada. Esta figura representa el pié de la especie encontrada por el autor en el Brasil, y aun no cuadra completamente con mi figura, no hay duda, que es un pié posterior de /Zoplophorus. El a s- tragsgalo (b) que se une con el calcaneo por dos caras articulares en la superficie posterior, y con la canilla por otra mas grande de figura de media — 215 — polea en la anterior, es 2; pulg. de ancho y 13 pulg. de alto al lado interno, en donde élse une hácia abajo con el escafóides. El Dr. Luxp habia dado ya antes una figura separada del astragalo lám. XV fig. 1—4 de su obra, cuya figura muestra aleunas diferencias del objeto mio, principalmente por la ex- tension menor de la cara articular anterior para la canilla hácia los dos lados, tocándose en nuestro objeto esta cara con la cara pequeña en la esquina poste- rior interna y estendiéndose sobre toda la superficie externa del astragalo; mien- tras que en la fienra de Lun se retira esta cara bastante de los dos puntos. Pero no quiero decir, que estas diferencias son mas que individuales. Se une con el astragalo hácia abajo el escafóides (e) por una cara articular casi circular, convexa en el astragalo y cóncava en el escafóides. Este huese- ciillo es de figura completamente igual al mismo del Panochthus y tiene las mismas dos grandes protuberancias hácia atrás, que han servido al apoyo del callo basal de la suela. Tiene dos superficies principales, la superior unida con el astragalo, y la inferior mas grande, que tiene tres caras articulares en una fila transversal del interior hácia ellado exterior, que se unen con los tres huesos de cuña. La mas interna es angosta, pequeña y unida con la pri- mera cuña (e); la media es poco mas larga pero no mucho mas ancha, de figura del número so, y se une con la segunda cuña (F); la tercera es muy grande, de fisura triangular y unida con la tercera cuña muy grande y de la misma figura (9). Este hueso es igual por su figura ála porcion anterior del escafóides, pero poco mas grueso, 13 pulg. de largo y de ancho, y tiene á cada superficie una cara articular triangular de casi igual extension, mientras que la segunda cuña tiene dos caras articulares bastante desiguales, la superior llana la infe- rior cóncava; y la tercera cuña una sola cara articular para la union con el escafóides, siendo su superficie inferior no aplanada, sinó angosta, como ver- dadera cuña. Al lado externo del tercer hueso de la cuña, como tambien del escafóides, está colocado el cuboides (d), que es el hueso mas grande del tarso, despues del astrágalo. Es en nuestro animal mas de figura pirámidal, que de cúbica, por una prolongacion hácia atrás gruesa, parecida á la del escafóides, que se coloca al lado de ella y participa al apoyo del callo basal de la suela, sostenida porlas tres prolongaciones del escatóides y del cuboides, entre las cua- les corren los tendones de los músculos flexores de los dedos. Tiene el cuboides además tres caras articulares, que lo unen: la superior circular con el calcanec» la interna mas pequeña con el escafóides, y la inferior triangular con los dos huesos de metatarso de los dos dedos externos. Hay cuatro de estos huesos de metatarso para los cuatro dedos, todos muy — 216 — parecidos á los correspondientes del Punochihus, pero poco mas delgados. El primero, mas interno es 15 pulg. de largo, el segundo 1%, ei tercero 14 y el cuarto 2 puls., uniéndose el primero con dos huesos de la cuña, con el segundo hácia arriba y con el tercero al lado externo; el segundo metatarso se une con el tercero de la cuña, el tercer metatarso con este mismo y el cuboides, y el cuarto solamente con el cuboides Además se unen los cuatro huesos del metatarso entre sí por una cara pequeña articular á cada lado de la porcion basal, cuyas caras corresponden completamente por su configuracion á las mismas descriptas del Panochthus. Al fin inferior de cada metatarso hay tam- bien la cara articular de la polea, quese une con la primera falange de los dedos. Cada dedo tiene tres falanges, siendo la última el hueso de la uña. No se muestra nada de particular en estos huesos de los dedos, son completamente parecidos á los correspondientes del Panochthus, con excepcion de los de las uñas, que son no solamente mas pequeños, sinó tambien de figura poco dife- rente; porque el Panochthus tiene el cuarto hueso de uña, como tambien las dos falanges precedentes, relativamente mucho mas pequeñas y el hueso de la uña casi encogido, mientras que en el Moplophorus este hueso es de tamaño y figura regular, igual al de los otros dedos. Esta diferencia es la principal entre el pié posterior de los dos animales, y en verdad el único carácter particular y senérico entre ellos. La diferencia de los huesos de uña del /Zoplophorus no es solamente relati- va, sinó tambien positiva; en el Panochthus los tres huesos grandes de uña son iguales entre sí y únicamente poco diferentes por el tamaño relativo y la direccion opuesta de los dos externos, pero en el Moplophorus cada uno de los cuatro huesos de uña tiene su figura particular. El primero del dedo interno es casi triangular, con canto inferior arqueado y esquina superior externa bastante sobresaliente; tiene 13 pulg. de largo y 14 de ancho al principio basal. y El segundo hueso de uña es de figura casi circular, 13 pulg. de largo y de ancho, con esquina media externa obtusa poco sobresaliente. El tercer hueso de uña es el mas particular, 1% pulg. de ancho y solamente 12 pulg. de largo, de figura romboides transversal, con base aguda, márgen terminal redondeada y dos esquinas sobresalientes al lado de la base. El cuarto hueso de uña es parecido al primero, pero mas pequeño y con relacion inversa de las esquinas entre sí; es 1 pulg. de largo y de ancho. Cada uno de estos cuatro huesos tiene, | como los correspondientes del Panochthus, una cara grande articular redonda, poco convexa en la base de — 217 — la superficie interna, cercada por una márgen ancha sobresaliente, que termina hácia abajo con un canto agudo. A cada lado de esta cara articular, 6 4 lo * menos en el lado anterior, se vé uno ó dos agujeros bastante grandes, para introducir nervios v vasos sanguíneos al interior del hueso (véase fig, 48 5 lám. XXID. Resta hablar de los huesos accesorios del pié, que son los mismos que en el Panochthus. Cada uno de los tres dedos primeros tiene tres de estos huesos, de los cuales dos estan atados al fin del hueso del metatarso y uno á la segunda falange. Los dos primeramente nombrados (fig. 4 y 5 2. £.) son huesecillos de figura de media luna, mas ó menos, con una cara articular cóncava superior y canto convexo inferior, atandoseá dos largas caras articulares es del hueso del metatarso, de las cuales una se vé figurada fig. 3 tf, mientras en la otra se vé el huesecillo accesorio /. en su posicion natural de abajo (fis. 47, del lado). Estos dos huesecillos distan con su cara inferior poco entre sí, y dejan pasar en la fosa, que se forma por este modo de la union, el tendon del músculo fle- xor largo de los dedos. El tercer huesecillo accesorio (fig. 4 y 5 s) se coloca bajo la segunda falange de cada dedo, uniéndose con ella por una cara articular llana de figura del no. S. ó de dos bastante separadas ovales, y tocándose tambien con la base del hueso de la uña. Su figura es casi triangular, su base mas gruesa dirigida hácia adelante y su punta un poco prolongada hácia atrás. Se une con este huesecillo el tendon del mismo músculo flexor. El dedo cuarto no ha tenido mas huesecillos accesorios que dos, el uno en tre el hueso del metartaso y la primera falange y el otro entre la segunda falange y el hueso de uña, los dos de figura oval, y el superior poco mas gran- de que el inferior. Comparando la figura mia del pié posterior con la del Dr. Luxn (1.1. pl. LIT) el lector ob- servará algunas diferencias, que me parecen indicar una diferencia específica entre los dos animales. Primeramente parece el pié figurado por el Dr. Lun un poco mas grande, que el figurado por mí acá; pero esta diferencia pudiera serindividual y no importa mucho. En segundo lugar se presenta el dedo primero interno en el ejemplar de Luxn mas corto, y principalmente la primera falange de él diferente por su tamaño menor y su figura hete- ” rogenea, faltando á ella la prolongación basal superior, muy bien pronunciada en el objeto mio. Sucede lo mismo con la misma falange del dedo segundo y tercero; las dos no tienen esta pro- longacion tan pronunciada de la base superior, quese vé en igual modo tambien en las mismas falanges del Panochthus. Pero mas, que todas las diferencias notadas, vale para mila figura diferente de los huesos — 218 — de uña, que son relativamente mas pequeños en la figura de Lun, y ni el segundo tan cir- cular, ni el tercero tan romboides, como los mísmos del individuo mio. Este tercer hueso de uña es por su figura indicada como igual á la del último dedo completamente diferente . del mismo hueso de muestro individuo, y justifica la suposicion, que los dos objetos figura- dos hayan pertenecido á especies diferentes del mismo género Hoplophorus. Por esta razon prefiero, llamar la especie descripta por mí 27, ornatus, y la del Dr. Luwp H. euphractus. Hay ademas figuras separadas de cuatro huesos de los dos piés en la obra del Dr. Luxp, lám. XV fig. 5-11, que se acercan mucho á los mios, pero no dan mas averiguacion sobre la cuestion de la diferencia específica. Are LAS DIFERENTES ESPECIES DEL GENERO HOPLOPHORUS =xS.1 La diferencia específica indicada al fin del parágrafo anterior” no es la úni- ca, que se presenta entre las figuras mias y las dadas por el Dr. Luxn, y por esta razon me veo obligado á examinar mas, si nosotros dos no hemos descrip- to probablemente dos especies diferentes. Compararemos entónces las tres partes principales figuradas por Lun»: el pedazo de la coraza, el cráneo y el pié posterior mas detalladamente. La figura del Dr. Lux de una porcion de la eoraza (1.1. pl. XT.) no indica una diferencia notable entre el objeto suyo y mio, pero tampoco una identi_ dad completa. El tamaño menor de las placas prueba, que no son del lomo, sinó de los lados de la coraza, y probablemente de la mitad anterior, en la region de los piés de adelante. Si es así, se presenta al observador, aun el ta- maño general de las placas es idéntico, un tamaño menor del área media circular de cada placa, y principalmente una convexidad pequeña de cada área, que no existe en las placas correspondientes de nuestro animal. Se pre- senta junto con esta diferencia la otra, que las áreas tienen muchos poros bas- tante pronunciados, que no se ven tan claramente en las placas mias. Este carácter está en armonia con la estructura de la tercera especie, que nombro | Hoplophorus elegans y describiré mas tarde, pero como en esta especie los surcos, que rodean las áreas de cada placa, son mucho menos pronunciados, que en la figura del Dr. Luwn, no es tampoco permitido unirla con esta, espe- cie. Sigue de todas estas diferencias para mí, que el MHoplophorus euphractus de Lun» no es la misma especie descripta acá. l Esta suposicion se justifica mucho por algunos caractéres diferenciales indi- cados en la figura del Dr. Lun del cráneo lám. LI de su obra. Comparando esta figura con la mia lám. XVIII se presenta el arco zigomático del todo di- — 219 — ferente. En la figura de Lux no tiene este arco ninguna indicacion de una es- quina inferior bajo la órbita, endonde la mia muestra una elevacion hácia abajo, que dá á este arco una anchura muy grande, apesar que la escala de la figura del Dr. Lux es mas grande, quela de la mia. Lo mismo puede decirse del principio de la apófisis descendente, que es bastante mas angosta, que la figu- rada por mí. Estas diferencias no pueden ser individuales, porque son muy grandes, y por esta razon debo aceptarlas por específicas. De la comparacion de los piés posteriores de nuestros animales ha salido el mismo resultado, probando tambien la diferencia específica; lo que me obliga á aceptarla como bien fundada, nombrando por consiguiente la especie del Dr. Lux con el apelativo suyo Moplophorus euphractus y la mia acá descripta con el apelativo de Owen: /Zoplophorus ornatus. Adjunto acá la noticia, que la figura de las placas del Glyptodon gracilis de Novor (de su obra, pág. 97,-pl. 11 ig. 2 y 3), fundado en un pedazo de coraza, estraido de las cuevas fosilíferas del interior del Brasil y del mismo Ingar, endonde el Dr. Lux ha recogido su Hoplophorus euphractus, es decir: del valle del Rio de las Velhas, parecemucho á la por- cion anterior lateral de la coraza nuestra del 17, ornatus, y representa muy probablemente la porcion correspondiente de la coraza del Hoplophorus euphractus; á saber; un pedazo de las alas anteriores al lado de la apertura para la cabeza. s2 Pere hay aun mas especies de /oplophorus, que las dos acá diferenciadas. Tenemos en el Museo Público muchas placas bastante parecidas á las ante- riormente ($ 62) descriptas por su configuracion general, pero diferentes por la estructura superficial externa y tambien por el grosor poco menor. El ca- rácter principal se presenta en dos calidades: Primeramente: en la poca profundidad de los surcos entre las áreas de cada placa, y: En segundo lugar por la presencia de muchas rugosidades finas en cada área, que dan á la superficie externa de cada placa un aspecto muy diferente. Estos dos caractéres son tan bien pronunciados en todas las placas, que no puedo tomarlos por una variacion casual; me veo obligado á admitir en esta coraza una especie diferente, que nombraré, por la decoracion mayor de su superficie: Moplophorus elegans. He dado figuras de algunas placas de esta nueva especie lám. XX, fig. 6—8, que probaran con la descripcion adjunta esta diferencia específica, como lo ereo, claramente. = 1990 La figura 6 muestra el ángulo izquierdo de la entrada anterior de la coraza, correspondiente ála fig. 4 de la lámina XVII, del Hoplophorus ornatus. Este ángulo es poco menos corvado y no tan agudo en el 2H. elegans, como en el H. ornatus, y las placas son de figura diferente. Las de la primera fila (1) son relativamente mas pequeñas y mas corvadas con su márgen libre hácia el in- terior de la coraza, y acá irregulariter denticuladas. El diámetro transversal de ellas varia entre ¿—% pulgada, concentrandose las mas pequeñas en el medio del arco, y siendolas de la márgen superior de la entrada las mas grandes. Cada placa tiene una figura central mas ó menos circular, poco elevada, y en su contorno de ocho hasta diez hoyuelos de la misma configu- racion que en la otra especie, para recibir las raices de las cerdas, que han decorado esta parte dela coraza durante la vida del animal. En la segunda fila (2) las placas son un poco mas grandes y de figura mas regular hexagonal, adornadas del mismo modo en la superficie, como las de la primera fila, pero con la diferencia, que los hoyuelos evanescen en contorno del área central cir- cular hácia atrás, de igual modo que en la otra especie. Las placas, que siguen á estas dos filas anteriores, son de igual figura que las de la segunda fila, pero un poco mas grandes y sin hoyuelos en el contorno de la área central. En esta parte periférica de su superficie se ven prevale- cientes muchas rusosidades finas radiales, y entra ellas, en la orilla de la área central, aleunos agujeritos pequeños, que indican la direccion de los surcos radiales mas orandes, como en la otra especie, apesar que no hay en verdad estos surcos bien distinguidos en la especie actual, sinó apenas indicaciones débiles de ellos, Asi continúa la configuracion de las placas por toda la cora- za, con modificaciones de tamaño y de figura, correspondientes á las de la especie normal, aumentándose el tamaño un poco con cada fila posterior, y mudándose la figura hexagonal regular mas en hexagonal-prolongada, y_ al fin en cuadrangular, con el descenso de las placas á la márgen inferior de la coraza; disminuyéndose en la misma direccion tambien el tamaño de las placas sensiblemente, pero aumentandose la área central elevada, que se cambia poco á poco de circular en elíptica, sin que la escultura del limbo periférico de las placas diferentes altere su carácter. No tengo placas de la márgen inferior de la coraza de esta especie, y por consiguiente no puedo hablar de la figura de ellas; pero hay un pedazo gran- de del lado anterior de la coraza, que prueba bien la similitud general de ella con la de la otra especie, siendo el grosor de las placas de esta parte de la coraza poco menor en la actual, y apenas 2 pulg. de alto. Entre las placas de otras porciones de la coraza hay algunas del medio del — 221 — lomo, de las cuales la fig. 7 de la misma lámina dá una vista (*) Son hexago- nales poco prolongadas, con una fila entre ellas de figura particular, es decir: hexagonalirregular, mas ancha hácia adelante y mas angosta hácia atrás, de este lado con dos márgenes muy prolongadas y al otro con todas muy cortas. Sospecho por la analogia, que estas placas particulares son de la línea media del dorso, en la region anterior del lomo, sobre las espaldas. Su tamaño es considerable, 14 pulg. de largo y 11 de ancho. Pero estas placas, que son de las mas grandes que tengo ála vista, no son mas gruesas, que las otras, sinó de igual grosor de apenas $ pulg., lo que prueba que son de la por- cion anterior de.la coraza; tienen una escultura superficial menos bien clara, siendo la área central circular no tan elevada, como en las placas anteriores. Hay en el contorno de esta área como ocho agujeritos, que indican la salida de los surcos radiales del contorno de la área central, y estos mismos surcos estan debilmente pronunciados, pero mejor que en las placas anteriores. Hé visto tambien la division de algunos de estos surcos en dos ramos, antes de llegar á la orilla de la placa, y principalmente en los que se dirigen á las es- quinas anteriores y posteriores de cada placa; pero todos estos surcos son sumamente débiles y casi evanescidos entre las rugosidades irregulares, que cubren la parte periférica de las placas, mientras que en la área central se muestran muchos poros pequeños, algunos mas ó menos prolongados en rayas, Sigue una tercera figura 8 de un pedazo de un anillo de la cola. Tenemos en el Museo Público la mitad derecha de tres «anillos, que me parecen perte- necer al primero, segundo y tercero del principio de la cola, cuya suposicion se justifica por la curva de cada uno y la configuracion de todos, compuestos solamente de dos filas de placas. La porcion figurada es del lado externo del primer anillo, endonde él principia á inclinarse hácia abajo, y por esta razon se minuye considerablemente su anchura en esta direccion. No hay otra dife- rencia notable entre estos anillos y los del MHoplophorus ornatus, sinó una finura general mas grande de las placas, pero en particular se les distingue mucho por la presencia de agujeros ó fosas mucho mas grandes, para la recepcion de cerdas. Estas fosas forman en el tercer anillo solamente una fila transversal, en el segundo tres hasta cuatro y en el primero dos. Son bastante pequeños en el tercero, pero muy grandes en la primera fila del primer anillo, mientras que las de la segunda fila son bastante pequeñas. En el segundo anillo (*) Algunas placas bastante parecidas ha figurado Owen en the Voyage of H. M. S, Bea- gle ete. tom. 1 pl. XXXII fig. 5, ya antes mencionadas pág. 164 de esta obra. Creo, que estas placas son del 27. elegans, y probablemente del lomo de la coraza, inmediatamente atrás de la apertura anterior. 10 29 — 222 — son todos muy grandes, cubriendo casi toda la superficie de las placas de la primera fila, á lo menos en algunas. He figurado una porcion del primer anillo, porque me parece su configuracion la mas regular. Se vé por esta figura, que en la primera fila de las grandes fosas hay dos, tres, hasta cuatro fosas en cada placa, formándose una y otra fosa tambien de dos placas, inmediatamente en la sutura entre ellas. La segunda fila de fosas prueba, que ellas estan coloca- das alternadas con las de la primera fila, correspondientes á los ángulos de los surcos, que separan las áreas en la superficie de las placas, completa- mente como en las placas de la orilla de la apertura anterior de lx coraza. Hay en cada placa una área grande terminal de figura elíptica en las placas de la primera fila, y casi circular en las de la segunda. De esta área salen surcos finos radiales, que dividen la otra porcion de cada placa en las áreas pequeñas, llamadas por mí arealitas. En el caso de tres hasta cuatro filas de fosas en esta porcion superior de la placa, las arealitas se pierden completa- mente, por estar ocupada la superficie por las fosas; pero en el caso de una sola fila de fosas existen tambien una ó dos filas de arealitas antes de las fosas. No estoy completamente convencido, que estos anillos de la cola hayan pertenecido á la misma especie, con la coraza acá descripta de 41, elegans; pero como no son iguales á los anillos del 17. ornatus, he sospechado, que pueden serde la otra especie, Sin embargo noson del mismo individuo, al cual pertenecia la coraza, sinó de otro, cuya coraza no está en mi poder. De- bo conceder, que los surcos entre las áreas de las placas de los anillos estan mejor pronunciados que en las placas de la coraza del 1/7. elegans, lo que indica, por otra parte, mas afinidad con el 17. ornatus. Pudieran pertene- cer tambien á un individuo un poco anormal de esta especie, si no'son de 27. elegans. S3 Actualmente, habiendo estudiado tanto los caractéres del género /Hoplo- phorus, antes desconocido por mí, no dudo mas, que la especie mas pequeña de los Gliptodontes, que hasta hoy es conocido, el G/yptodon pumilio Nonts, determinado en el tomo I, pág. 77, 4 y pág. 204, 7, es tambien del género Hoplophorus; porque la única parte preservada del esqueleto: la mitad poste- rior de la mandíbula inferior, cuadra muy bien con los caractéres de las dos mandíbulas del /7. ornatus en mi poder. No quiero repetir acá la descripcion dada, sinó solamente mencionar, que las tres muelas presentes en esta mandí- bula, que son la tercera, cuarta y quinta, cuadran bien con las correspondien- tes del 17. ornatus, no teniendo del mismo modo la tercera ninguna division de la vasidentina del primer lóbulo en dos ramitos al lado anterior, pero sí la cuarta y la quinta, que por esta razon tienen un lóbulo anterior bastante mas grueso, apesar que el de la cuarta muela no es tan grueso, como el de la quinta, completamente en relacion con la configuracion de las muelas de /7. ornatus. Pero esta mandíbula no es de la misma especie, porque la simfisis de la barba es mucho mas corta, no extendiéndose mas hácia atrás que al primer lóbulo de la muela tercera, mientras que esta simfisis se extiende en el 17. ornatus hasta el fin del tercer lóbulo de la muela cuarta. Tambien la altura del ramo horizontal de la mandíbula es menor; en el 17. ornatus al lado de la quinta muela de 23 pulg. y en 17. pumilio de 2 pulzadas. Es posible que al 7. pumilio Nonrs se refiere el 17. minor de Lux; pero como sn autor no dice nada mas de esta especie, sinó ser de tamaño menor, no es posible clasificarla con una ú otra especie acá determinada. Sa Concluida la descripcion del género Moplophorus, adjuntamos al fin una cor- ta sinópsis de los resultados actualmente obtenidos en lengua científica latina, dando los caractéres distintivos del grupo y de los géneros hasta hoy ad- mitidos. EMS OSOS AEAS Mammalia Edentata effodientia biloricata. Mammalia unguiculata, dentibus molaribus octonis trilobis, utrinque bisul- catis; incisivis dl caninis nullis; lorica dura indivisa, absque zonis mediis mobi- libus, sed scuto altero pectorali duro; unguibus anterioribus falcatis, posteriori- bus unguliformibus. IL. Digiti quatuor in utroque pede anteriori et posteriori; digito interno primario nullo, 1. Genus PanocutTHus Nobis. Loricde erassae superficies aequaliter tuberculata, tuberculis minutis, área majori oval: media scutorum marginalium intermixta ; latera loricae anteriora infima subzonata. A. Cauda in apice clavata. 1. Spec. P. giganteus SerrEs. pág. 140. B. Ouuda in apice acuminata. 2. Spec. P. tuberculatus OWEN. pág 147. 3. — P. bullifer Nonts, pág. 149. 2. Genus HoPLOPHORUS LUN». Loricae tenuioris superficies inaequaliter areolata, scutis omnibus área media major? minoribusque 810 periphericis; latera loricae hand zonata. An seutum pectorale nullum? 1. Spec. H. euphractus Lunb. pág. 239. Glyptodon gracilis Nonor. 2. —= BH, orhatus ÑNoBis, pág. 219: Glyptodon ornatus OWEN. 4H. euphractus PoucHer. 3. — H. elegans NoBis, pág. 219. 4. — MH. pumilio Nobis, pág. 222. IL. Digiti quatuor pedum anteriorum, digito externo minimo nullo; posticorum quinque. Loricae crassae latera anteriora subzonala, su- perficie inaequaliter areolata. Genera duo: GLYPTODON Q ScHIsTOPLEURUM, ad exámen ulterius reser- vanda sunt, Respecto á los caractéres distinguíentes osteológicos del gzénero /Zoplo- phorus, se presentan sus calidades particulares de este modo: JE 2. La frente es convexa, pero menos elevada que la del género Panochthus. La órbita no está cercada hácia atrás, sinó abierta, pero elarco zigo- mático tiene mas la figura del género Paunochthus, que la del género (ilyptodon. : En la union flexible del primer par de costillas con el manubrium del esternon cuadra el /Zoplophorus con el Panochthus, como tambien en la presencia del puente, que une la epitroclea con la porcion central del húmero, Falta igualmente en los dos géneros el dedo primero interno, corres- pondiente al pulgar del hombre, Deigual modo corresponde toda la configuracion del esqueleto de los dos animales, La diferencia principal externa se presenta en la figura mas prolongada y menos convexa de la coraza, en el espesor mucho menor de sus placas y en su escultura externa, por la cual el Hoplophorus cuadra mas con el (Iyyptodon, por lapresencia de áreas fijas de número y de figura, parecidas en todas las placas de la coraza y repetidas mas ó menos iguales entre sí. o Fis, Fis, Figo. Fig, Figo, Fio, — 225 — EXPLICACION DE LAS LAMINAS Pl xvi 1. La coraza del Moplophorus ornatus en sexta parte del tamaño natural, vis- ta del lado. filas transversales. 2. La misma, vista de adelante y de atrás. A. Mitad de la coraza de ade- Los números indican las lante; B. La misma de atrás. 3. Placas del escudo del vértice; ¿ del tamaño natural. 4. Las placas de la orilla de la apertu- ra anterior, donde la márgen superior se cambia en la márgen lateral; lo mismo. 5. Otras cuatro placas del medio del lomo; lo mismo. 6. Cuatro placas del lado de la por-ion posterior; lo mismo. Pl. .xv. El cráneo del Hoplophorus ornatus, visto del lado izquierdo; % del tamaño natural. Fig. land 1. El mismo cráneo, visto de arriba, con la porcion anterior rota; £ del ta- maño natural. c. Concha de la nariz. dl dR d3 los alveolos cerrados de las tres muelas anteriores. e. e. e. €. Concavidades'del frente y vér- tice (sínus frontales), entre la superfi- cieexterna y la interna, que forma la cavidad de los sesos. F. Substancia calcárea, entrada en la porcion superior de la cavidad de nariz. m. Hueso del vértice. n. Hueso de la nariz. o. Hueso occipital. Pp. Parte petrosa del hueso temporal. s. Hueso del frente. tf. Hueso temporal. 2. Apófisis zigomática. Fig. Fig. Fig. Fig, Fig. Fig. e Fig. 2. Fila de las muelas de la mandíbula superior; tamaño natural, 3. Las mismas de la mandíbula infe- rior. 4. Atlas, visto del lado; 3 del tamaño natural. 5. La vértebra sexta del cuello, sepa- rada; lo mismo. 6. Las unidas del cuello (os mediocervicale); lo mismo. cuatro vértebras 1 So 1. Principio de la columna vertebral dorsal, 4 del tamaño natural. A. Os postcervicale, compuesto de cuatro vértebras unidas. C, 6. Sexta vértebra del cuello. 7. Séptima vértebra del cuello. D, 1. Primera vértebra dorsal, 2. Segunda vértebra dorsal. B. Tubus dorsalís, compuesto de siete vértebras del dorso, a. Dd. c. Las caras articulares para las las costillas. 2. Hueso postcervical, visto de ade- lante; lo mismo. O, 6. Sexta vértebra cervical. 7. Séptima. D, 1. Prin.era vértebra dorsal. 2. Segunda. 3. Eltubo dorsal, visto de adelante, con las cuatro caras articulares, que lo unen con el hueso postcervical, 4. Quinta vértebra de la cola vista del lado. 5. La misma, vista de adelante. 6. Las placas de la orilla de la apertu- ra anterior dela coraza, del /Zoplopho- rus elegans. 1. Fila primera de las placas de la co- raza. 2. Fila segunda de la misma, 7. Las placas del dorso de la coraza, A ll Fig. Las figuras 1—5 son de dos terceras partes y las fig. 6—8 de F del natural. 8. Porcion de un anillo dela cola. Bla Todas las figuras son de medio tamaño del na- tural, Fig. Fig. Fig. Fi 1. Vista del húmero, de adelante. 2. La misma del fémur. 3. Los huesos del antebrazo, vistos del lado externo. 4. Los huesos de la canilla, vistos de adelante. 5. Vista de abajo de los condilos del fémur. 6. Vista de la rodilla de adelante. Pl. “Xxir: Todas las figuras son de ¿ de la escala na- Fig, tural. 1. Vista del pié anterior izquierdo de arriba. a. Hueso escafoides. db. ¡Semilunar. c. Triangular, d. Pisiforme. e. Trapecio. $. Grande. Y. Ganchoso. Huesos accesorios terminales. t. Accesorio basal, del dedo externo. 11..111. 1V.,V. Los cuatro dedos, correspondientes al segundo, tercero, cuarto y quinto del hombre. S. $. Fig. 2. Vista del mismo pié, del lado. Fig. 3. Vista del pié posterior, de arriba. a. Calcáneo. b. Astrágalo. c. Escafoides. d. Cuboides. e. f. 9. Los tres huesos de cuña. II. TIL. IV. V. Los dedos, significa- dos segun su correspondencia á los del hombre. Fig. 4. El dedo primero interno del pié de- recho, visto del lado, con la signifi- eacion de los huesos como fig. 5. Fig. 5. El mismo, visto de abajo. s. Hueso accesorio terminal. t. Un hueso accesorio de los dos ba- sales. tt. La cara articular para el otro. Fig. 6. El hueso accesorio basal del carpo, visto de arriba; tamaño natural. Fig. 7. El mismo, visto de abajo. 1 F a ll LaS ¡38 5 Ll 0 j 3 E > y 7 Rd: . . 5 $ AO 2.00 , y EN ] Ñ : E MÉS Ñ y 4 ' Mes 59 EN ye por, de a joa m A 4 DA hy A K Ñ de E . E: A o A A h ] ie ; .o y ] le per% q dt SS A iS EN On DA 108 A COORDINA ; ad Ala E E o a > + LL pe: Si WA toba Ets E 08 A le Ñ l j a e PEA 1%, A / . y y k y y > EN ATA E: ñ 5 / 0 a > HA ms A Dd a dy AE 5 0 ON o " A do lp A 0 A lo tii Api del pus: de PA NN y Mu ante AO bad Der pu, > So a A CIN el ed Z Jislarido 1 NA i Em 1 250 0100 Ús unnóne Dn É : ' Y dE EN ñ ño ¿e 1 SER el Adra me El. 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Uy 4 A 4 $ m 1 AS ' , PT / - An ES, - . ] ñ Ñ ñ Ñ A Í PUN pa ' í . 1 Ñ v o 3 Y n ” j 1 ] ' des V - . . Ñ A a . / ¡ Ús SS . > ' Ñ 14W > Ñ Ll po Í yá . iS 4 . ne a ni, As Mn == . > o a ' : : p Ñ - ] . - SI AO | A Es MELO A Y Im . y z ' 4 1 - o A qe 1 . a . - 15 Rh . PT A Mia: E PES Gigrzadal we Ms, , ñ , EA ha e : ' e : . 7 ds) E lo gps ve silepló=! E ES ñ - pa A AAA . A a e p j O 4 , Ag E LA O ! . Ñ EN A. 3 Y . DU bis d y O gen Wena! va A E A mc EN Ys ol | 2 | 39 e ba " o ñ 3 . ñ Ñ E a A p = FS ES y a o Ss ¿ES ' A : . . o JE ¿yl mal 0 pri arbos E En bl A du e e ES 207 — TERCERA PARTE DESCRIPCION COMPARATIVA DE. LOS GENEROS GLYPTODON Y SCHISTOPLEURUM 25 Segun los resultados sistemáticos del parágrafo precedente los Glyptodon- tes de la segunda seccion principal, con cuatro dedos de adelante y cinco dedos en cada pié de atrás, se distribuyen de nuevo en dos géneros ó subgéneros, que son el antiguo género Glyptodon de OweN y el género Sehistopleurum de Nopor. — La descripcion dada por los autores de estos dos grupos prueba, que la organizacion general de ellos es muy parecida y del todo mas idéntica, que la de los otros dos antes descritos bajo los títulos de Panochthus y Hoplopho- »us; y por esta razon me parece conveniente, tratarlos unidos bajo el mismo punto de vista, fijíndome al principio de esta-nLueva parte de mi obra, proviso- riamente, en los caractéres generales, sean comunes ó sean distintivos entre ellos y los otros grupos, ya bastante explicados. Son estos caractéres los siguientes: 1. La figura general y la construccion superficial de la coraza de (Glyp- todor y Schistopleurum es idéntica, siendo compuesta de placas con pocas áreas hexagonales ensu superficie, y dividida en los lados anteriores de su orilla por hendiduras cortas, muy poco movibles. Por la escultura externa se acercan los dos por consiguiente al Hoplophorus, y por las cortas hendiduras. laterales al Panochihus, imitando tambien la figura general de este por su coraza gruesa y alta, casi esférica. 2. Laúnica diferencia externa de la coraza de (Glyptodon y Schisto- pleurum se presenta en la de la cola, teniendo el Glyptodon una cola larga con anillos planos y punta prolongada casi cilíndrica, y el Sehistopleurum una cola corta con anillos espinoso-tubérculados, sin tubo prolongado en la punta. 3. La configuracion general del esqueleto es idéntica, y no hay ningun otro carácter particular, sinó la diferencia ya indicada del número de los dedos en el pié de adelante y de atrás, uniéndose con el otro carácter parti- enlar, que el dedo de los piés de adelante, que falta, es el quinto en el Glypto- don y Schistopleurum y el primero en el Panochthus y Hoplophorus. 4. Despues de esta diferencia principal se distinguen el Glyptodon y Sehis- II 30. — 228 — topleurum del Panochthus y Hoplophorus por su cráneo relativamente menor y muy aplanado en la superficie superior, formando la nariz con la frente y el vértice un plano comun horizontal en lugar de la superficie convexa de los otros dos; y por el arco zigomático mas fino, siempre separado de la esquina posterior de la órbita por un ancho intérvalo. 5. Además todos los huesos del esqueleto son en su figura particular mas ó menos diferentes entresí; perono se muestra en ellos un carácter mas pronunciado, que la falta del puente en el húmero del E/yptodon y Sehistopleu- rum entre la epitróclea y la superficie media anterior, cuyo puente lo tienen el Panochthus y Hoplophorus. 6. Finalmente se presenta una diferencia notable en la construccion del carpo, deducida de la falta del dedo quinto en el (Fyptodon y Schistopleurum; estando el hueso triangular en directo contacto con el hueso del metacarpo del dedo cuarto, sin interposicion del hueso ganchoso, que separa los dichos dos huesecillos del carpo en el Panochthus y Hoplophorus. No hay igual carácter diferencial en el tarso de los Glyptodontes, por que los tres huesos cuneiformes estan presentes en todos, aunque falta enlos piés de atrás del Pa- nochthus y Hoplophorus el dedo primero interno. No se pronuncian otras diferencias generales de tanta importancia, y por esta razon concluimos nuestra distincion preliminar de los dos grupos, ocu- páudonos primeramente, como antes, con la descripcion especial del esqueleto. DEL ESQUELETO oc Fijándose primeramenteen la figura general del esqueleto se vé claramente, comparando la lámina I. con la lám. XXUI, que el esqueleto del Glyptodon asper, dibujado en esta lámina, tiene relaciones bastante diferentes entre sus porciones principales. El cráneo es mucho menor y el pecho mas grande en el Glyptodon, que en el Panochthus; pero la porcion lumbar y la pelvis son un poco mas pequeñas, en relacion con la cola mas corta, que distingue esta sec- cion del género (“lyptodon, representada por el Gl asper. Mas grande, al contrario, es el omóplato y principalmente su acromion, que desciende mucho mas hácia abajo en el Glyptodon que en el Panochthus, y con esta extension se une un húmero un poco mas robusto y un olécranon mas grueso; caractó- — 229 — res que prueban, que el miembro anterior del Glyptodon haya sido mas fuerte que el mismo del Panochthus. Nose muestra la misma diferencia en el miembro posterior; por el contrario, este miembro del Panochthus es relativa- mente mas alto, pero no mas fuerte, principalmente la canilla, que se distin- gue mucho de la corta y mas robusta del (G/yptodor. En fin, los dos piés de adelante como de atrás son mucho mas pequeños en el (?/yptodon, que en Panochthus, pero este último género no tiene mas que cuatro dedos en el pié de atrás, y el Glyptodon cinco. Respecto al número de los huesos del esqueleto entero se presenta una variacion pequeña en las vértebras del espinazo, que son mas numerosas en la porcion dorsal del (/yptodon, pero de menor número en la porcion lumbar. Sigue de esta diferencia el mayor número de trece pares de costillas en el (Alyptodon, en contra de once en el Panochthus: pero como no conocemos el número fijo de todas las especies de Glyptodontes, no sabemos exactamente las verdaderas relaciones. Es muy. probable, que el Moplophorus haya tenido el mismo número de pares de costillas, ¿causa de su cuerpo mas prolongado, pero no se han contado mas que doce pares de articulaciones hasta hoy en su tubo dorsal (véase pág. 199.) MH DEL CRANEO 7 La figura general del cráneo del E/yptodon (lám. XXIV.) ya está indicada en el parágrafo 95; él se distingue mucho por el plano horizontal de su super- ficie vértical, unido con el de la frente y de la nariz en un plano comun, de la superficie convexa del Panochthus y del Hoplophorus. A consecuencia de esta diferencia la apertura anterior de la nariz del (Glyptodon es mas grande y su márgen superior no prolongada en un ángulo hácia abajo, sinó terminada por un arco regular horizontal, pero un'poco reclinado. Otra variacion de figura se presenta en la circunferencia de la cavidad del ojo, que es casi cir- cular en el Glyptodon y oval en el Panochthus, con un intérvalo abierto muy ancho hácia atrás, entre la esquina orbital posterior y el arco zigomático. Esta diferencia procede de la figura mas delgada de este arco, y principalmente de su porcion anterior, que no se levanta ni en una esquina, como la del Zoplo- phorus, vise une por un puente con la circunferencia superior de la órbita, como en el Panochthus. Todas las otras diferencias son mas relativas y de menor importancia. — 230 — Respecto á la composicion del cráneo, es decir de los diferentes huesos que lo ccnstruyen, no sehan conservado bien los límites de eada uno, por la desapari- cion delas suturas entre estos huesos en los cráneos examinados por mí; no he visto ningun vestigio de suturas en la porcion anterior de los cráneos, sino solamente algunas en la porcion posterior, entre los huesos parietales, tempo- rales y el occipital, que parecen estar persistentes, á lo menos las situadas entre el occipital. y los huesos temporales. Hablaremos de estas suburas mas tarde, cuando nos ocupemos de los huesos adjuntos, y describamos las otras porciones del cráneo, del modo como ellas se presentan en nuestros cráneos; principiando con la de la nariz. La apertura de la nariz tiene el contorno general de un triángulo casi equilátero (lám. XXV fig. 1.) conla base dirigida hácia arriba y la punta obtusa hácia abajo. Su base es en verdad un poco mayor que cada lado, es decir de 32 pulg. y los lados de 3 pulg., y su márgen libre bastante aguda, mientras que las márgenes de los dos lados son redondeadas y mas gruesas. No hay duda, que la márgen superior de la apertura de la nariz habia sido formada porlos dos huesosnasa les, que se prolongaban mas ó me- nos sobre la cavidad de la nariz hasta la frente, pero no hay ningun vestigio de su extension anterior. Los lados de esta apertura han pertenecido, segun mi modo de ver (ef. pág. 24), probablemente á los huesos maxilares superiores, y la punta inferior álos pequeños huesos incisivos; pero no se ven restos de las antiguas suturas entre estos huesos, y por esta razon debo dejar dudosa su verdadera extension Solamente en el medio entre los dos huesos nasales luxuer ha visto (*)el vestigio de una sutura longitudinal, 2, 2 pulg. de largo, como yo tambien en el Panochithus (pág. 7), y por esta sutura se puede supo- ner, que los huesos nasales han tenido la misma extension hácia atrás. La superficie externa delos huesos nasales ha sido bastante áspera, principalmente á los lados, en donde ellos se unen con los huesos maxilares superiores, for- mándose acá muchos pequeños tubérculos, bastante agudos, separados entre sí por fosas y Surcos, en cuyos surcos estan muchos agujeritos pequeños, para dar paso á vasos sanguíneos y nervios para el tejido del hueso. Donde estas rugosidades se desvanecen á los lados se vé indicado un surco pequeño débil, que termina en la márgen de la apertura. de la nariz con un nudo un poco sobresaliente (véaselám. XXIV.), y este surco me parece indicar la sutura an- *y Philosoph. Transact. Vol. 155, pt. I. pág. 44. El autor describe la apertura de la na- l I 14 riz como de figura de trapecio, lo que es tambien admisible por la extension lateral de la punta inferior sobre los huesecillos incisivos. — 231 — terior entre el hueso de la nariz y la porcion vecina del maxilar superior. Otros agujeritos, y aún algunos mas grandes, se ven tambien en la superficie externa de los huesos de la nariz, principalmente hácia atrás, en donde se for- ma una elevacion transversal al principio de la frente (véase lám. XXV. fis. 1), que me parece indicar el finde la extension de los huesos de la nariz y el principio de los de la frente. Creo, que toda la porcion áspera situada á los lados de esta elevacion transversal pertenece aúná los huesos de la nariz, como tambien el ángulo superior lateral de la apertura, pronunciándose debajo del ángulo una esquina pequeña sobresaliente de la márgen lateral de dicha aper- tura, que parece indicar el fin de los huesos de -la nariz en esta region de su contorno. La superficie interna de los huesos de la nariz es libre á los dos lados detrás de los ángulos superiores de la apertura externa, pero tapada en el medio por una lámina horizontal huesosa ancha, separada de ellos claramente por un surco transversal agudo bajo la márgen anterior de estos huesos (véase lám. XXV. fig. 1). Pertenece esta lámina á las conchas superiores de la nariz (lám. XXVIII fig. 1. 5) que corren en la bóvedad de la cavidad de la nariz hácia atrás, y se unen al fin con la porcion lateral interna del hueso etmoides. En la línea media, en donde las dos láminas horizontales de dichas conchas se unen entre sí, se toca con ellas la márgen superior del tabique, que separa toda la cavidad de la nariz en dos porcionesiguales, la derecha y la izquierda. Por estas concavidades estan suspendidas las conchas de la nariz. La substan- cia de los huesos nasales es bastante gruesa, pero blanda y esponjosa en el inte- rior, como lo prueba la seccion longitudinal del cráneo, figurada lám. XXVII fig. 1, al principio del contorno superior. pn8 Continuamos ahora el exámen de los huesos situados en el interior de la cavidad de la nariz, hablando mas tarde de las paredes laterales é inferiores de esta cavidad, que pertenecen á los huesos maxilares superiores y á los inter- maxilares, intimamente unidos con aquellos en nuestro animal. Son estos huesos internos de la cavidad de la nariz de dos clases, la una es el tabique entre las dos mitades de dicha cavidad, la otra son las conchas, suspendidas en ellas. El tabique (septum narium) es una pared perpendicular en el medio de la cavidad de la nariz, 2 pulg. de alto y +—3 pulg. de grueso, que se estiende por toda la cavidad con una longitud de 6 pulg., uniéndose hácia atrás con el — 232 — vomer y la lámina perpendicular media del etmoides, cuya pared es formada de un tejido esponjoso y tapada en la superficie con una capa dura bastante fina. En la fig. 1. de la lámina XXVIII se ven dos pedazos de la porcion an- terior del tabique (a y a) longitudinalmente disecado, para mostrar su tejido claramente, faltando la”porcion posterior, que se une con la lámina perpendi- cular, como esta misma. Su márgen anterior es bastante aguda y su substancia no de igual grosor, sino mucho mas gruesa hácia arriba que hácia abajo; pero la mas delgada es la porcion media, que falta por esta razon en nuestra seccion longitudinal del cráneo, por ser mucho mas fragil y apenas de ] línea de grue- so. La márgen anterior se inclina de arriba hácia abajo con direccion oblícua, terminando libre con un canto muy agudo, pero las tres otras márgenes de la lámina se unen con otros huesos por toda su extension: la superior con la concha superior de la nariz, la inferior con el paladar del hueso maxilar supe- rior, y la posterior con el hueso vómer. Nuetra figura 1. de la láím. XXVIN dá una idea clara de estas uniones; la línea fina que termina la substancia esponjosa del tabique hácia abajo, indica la sutura entre él y el paladar del hueso maxilar superior; al fin de esta línea se toca el tabique directamente con el vómer (f), y al lado superior del mismo modo, sin termino fijo, con la concha superior de la nariz (0). Esta concha se une, como ya hemos dicho, por una lámina ancha horizontal cón la superficie interna de los huesos nasales, mostrando nuestra figura citada el resto de la union por la línea fina, que corre sobre el tabique (4) y sobre la concha (5) debajo de la seccion longitudinal de los dichos huesos. La an- chura de la lámina se vé por la figura 1. de la lámina XX V, cuya figura tambien - prueba, que la lámina es bastante gruesa en el medio, pero muy delgada en las dos orillas externas. Aún cuando en la juventud del animal haya estado presente una sutura media longitudinal entre las dos porciones de la lámina horizontal, y otra entre ellas y la márgen superior del tabique, no se vé nin- gun resto de estas suturas en nuestros cráneos; pero en el cráneo del Glypto- don clavipes, figurado por Huxuex (Philos. Trans. 155, pl. VI fig. 1.), las suturas estan bien indicadas, probando por su presencia, que la márgen superior del tabique es mas ancha y muy estendida á los dos lados, para soportar mejor la lámina horizontal de las conchas superiores. Esta márgen superior ancha del tabique está indicada tambien en nuestra figura 1. de la lámina XXV. A cada lado de la union del tabique con la lámina horizontal se levanta en ella, cerca de la orilla fina externa, una cresta perpendicular descendente, que principia muy débil como un nudo triangular, indicado en nuestra figura 1 de la lám. XXV, y desciende poco á poco hasta la extension, que ella tiené lám. — 233 — XXVIII fig. 1 (0). Esta cresta es la porcion principal de la concha superior de la nariz. Al principio la cresta se inclina un poco al lado externo de la cavidad de la nariz, pero despues, cuando ella ha recibido la doble altura de su porcion anterior, se inclina con una curva bien indicada en nuestra figura 1 lám. XXVII! al lado interno dela cavidad y corre acá, acercándose á la superficie del tabique, hácia el fin de la cavidad de la nariz, para unirse, como lo muestra la misma figura, con la lámina lateral interna del hueso etmoides. Esta concha está por consiguiente por toda su extension libre, unida solamente con los huesos de la nariz por la descripta límina horizontal, pero distante de la superficie interna de la pared externa de la cavidad de la nariz por un intérvalo bastante abierto. Para mostrar mejor esta cavidad al lado de laconcha la hemos perforado en su porcion posterior, inmediatamente antes de de la union con el hueso etmoides, presentándose atrás de ella por el agujero artificial la superficie interna de la pared lateral de la nariz tambien perfora- da, para mostrar la cavidad grande (w) en la porcion del hueso frontal que corresponde al arco superciliar. Comunica con esta concavidad el vacio entre la concha inferior y la pared del maxilar superior. La otra concha inferior (c) es mas complicada por su figura y bastante di- fícil de describir. Se une esta concha con la superficie interna de la pared late- ral de la cavidad de la nariz, perteneciente al hueso maxilar superior, por dos crestas, una superior la otra inferior (véase fig. 1. lám. XXV.), que forman casi las raices de la concha. lla es tambien una lámina perpendicular bastante gruesa de tejido esponjoso, con capa fina mas dura en la superficie, pero no lisa como la del tabique, sino irregulariter fosada, igual á la de la otra concha. Esta lámina corre de adelante hácia atrás casi paralela á la dicha pared, y ter- mina en ella poco antes del fin de la concha superior, uniéndose con la pared por toda su circunferencia terminal, con escepcion de un conducto pequeño que perfora acá la dicha pared por una escotadura, que conduce á la gran cavidad de la frente bajo el arcosuperciliar (véase fig.1 lám. XXVIII). Así es esta concha separada de la pared externa de la cavidad de la nariz por un intérvalo angosto triangular, pero no completamente libre pendiente, como la concha superior. La otra superficie libre de la concha inferior no es llana, sino alternativamente cóncava y convexa, con una márgen engrosada superior. otra inferior y una tercera elevacion media longitudinal, cuyas tres elevacio- nes seunen hácia atrás para formar alfin este tumor oval, que se vé en nuestra figura de la lám. XXVIIL bien indicada. Así pues tiene la concha inferior al principio tres crestas horizontales, separadas por dos excavaciones, y al fin una sola elevacion de figura oval. La cresta inferior de la concha es — 234 — mas alta, que la superior, y su márgen libre envuelta, como la espira de un caracol, é igual márgen envuelta de menor extension tiene tambien la cresta superior. En esta cresta la márgen se continúa libre hácia atrás, pero en la inferior la orilla de la circunvolucion se ata despues dos veces á otras crestas pequeñas en la superficie de la pared externa, formando con ella tres conduc- tos angostos longitudinales entre la pared y la espira dela concha. Nuestra fis. 1 de la lám. XXV. muestra el principio de la espira de la cresta inferior y la cresta media, estando tapada la cresta superior por la márgen superior de la apertura de la nariz completamente, porque esta cresta adelanta mas con su punta libre, que la inferior. El espacio que separa la concha inferior de la pared externa de la cavidad de la nariz está tambien visible en la misma figu- ra. De este modo toda la cavidad de la narizse divide en diferentes conduc- tos, delos cuales la porcion inferior, inmediatamente sobre el paladar del hueso maxilar superior, es el mas grande y el único que corre directamente á las aperturas posteriores, llamadas choanes; los otros conductos no son todos abiertos hácia atrás, sino algunos cerrados completamente, otros angostados por las evoluciones y crestas de las conchas, entre las cuales toman su direc- cion mas ó menos ondulada, Segun la figura de la apertura de la cavidad dela nariz del Glyptodon clavipes, dada per Huxtvy, Philos. Trans. Tom. 155, pt. 1. pl. VI. la configuracion en el interior de la na— riz de esta especie es bastante parecida, pero un poco mas pronunciada por sus cualida- des particulares. Se vé en esta figura la concha superior, significada por la letra c, y la concha inferior significada con b; al fin el tabique con vo. La cresta pequeña que se levanta en el fondo dela apertura, significada con a, es apénas indicada en muestro erá- neo y tan pequeña, que no ha sido posible expresarla en nuestra figura 1. de la lám. XXV; y la evolucion de la espira de la márgen inferior de la concha parece mucho mas fuerte, como tambien la cresta pequeña de la pared, que se une con la espira, for- mando entre ella y la pared dos conductos pequeños longitudinales. De todos modos se prueba por esta figura, que el Glyptodon clavipes se separa bastante del Elyptodon asper, especialmente tambien por la forma de la apertura de la nariz, que parece relati- vamente menos alta y mas ancha hácia abajo. so La porcion del cráneo atrás de los huesos de la nariz pertenece á los huesosdelafrente, queincluyen la superficie del cráneo entre las cavidades del ojo y atrás de ellas, hasta el principio de la gran fosa temporal. Es esta region del cráneo, en nuestro animal, la mas ancha y la mas alta, ter- minada á cada lado por el arco superciliar, que es muy grueso y bastante áspero, peromenos que los lados de los huesos de la nariz, antes de la cavidad del ojo. Acá, entrelos dos arcos superciliares, corre sobre la frente una eleva- cion arqueada, que separa la porcion anterior, unida con los huesos nasales, de ia posterior, que se acerca al vértice y forma una depresion considerable en esta region posterior de la superficie dorsal del cráneo (véase lám. XXVI). Los límites exactos de los huesos de la frente son dudosos, porque ninguna sutura se ha conservado entre ellos y los huesos vecinos, pero segun la analo- gia de todos los cuadrúpedos entran estos huesos hácia atrás en la cavidad de los sesos, formando la porcion anterior superior de la bóveda de esta cavidad encima de la lámina cribosa del hueso etmoides. En la fig. 2 de la lámina XXVIII. se vé aquí una sutura arqueada, que corre transversalmente por la bóveda de dicha porcion de la cavidad de los sesos, é indica sin duda el límite de los huesos frontales, que se unen por esta sutura con el etmoides. Llegan porlo tanto los huesos dela frente hácia atrás hasta la superficie del cráneo entre el principio de las dos fosas temporales, tocándose con la porcion esca- mosa del temporal, y descienden á los lados sobre el arco superciliar en la cavidad del ojo hasta el fondo de esta cavidad cerca del agujero óptico, for- -mando en esta direccion la cresta aguda sobre el surco, que corresponde á la hendidura esfenoidal (fissura orbitalis superior) y termina con la esquina sobresaliente, significada con ten nuestras figuras. Esta cresta sale de la espina posterior del arco superciliar como una lista alta aguda, un poco en- corvada, que se vé figurada bien en la lámina XXIV. atrás de la cavidad del ojo; la esquina dela órbita posterior es casi de figura de un ángulo recto y muy bien reconocible en las dos figuras de la lámina XXVI. La una de estas figu- ras (la segunda) tiene en la punta mas sobresaliente una pequeña escotadura, que corresponde al agujero superciliar del hombre; en el eráneo dela otra especie esta perforacion no existe. Sale al fin de la esquina posterior de la órbita un arco bastante elevado, corriendo hácia el ¡interior sobre la super- ficie del cráneo y encorvándose al fin hácia atrás, para unirse con el del otro lado n una cresta media longitudinal. Este arco termina la fosa temporal hácia adelante y su continuacion media longitudinal corresponde á la sutura sagital entre los dos huesos parietales. El tejido de los huesos frontales es esponjoso, como el de los huesos, de la nariz, con una capa bastante dura en la superficie externa. Muchos pequeños agujeros perforan esta superficie y se dirigen al interior del tejido, que incluye cuatro grandes concavidades en cada hueso frontal, separadas entre sí en la línea media, bajo la sutura anterior frontal, por tabiques finos iguales al tabique sitnado enla cavidad de la nariz. La fio. 1 de lalám. XXVII muestra tres de estas concavidades del hueso derecho de la frente abiertas 1 31. — 236 — (e e), porque la seccion del cráneo corre inmediatamenteal lado del tabique mediano de estas concavidades, que corresponden á los senos frontales del hombre, abriéndose en la cavidad de la nariz por agujeros pequeños hácia abajo. Un fondo convexo de tejido esponjoso separa estas concavidades de dicha cavidad, como lo muestra nuestra figura citada; la media de las tres inmediatamente sobre el hueso etmoides es la mas pequeña, la anterior de tamaño de una nuez y la posterior del de un huevo de gallina. La cuarta con- cavidad aun mas grande atrás de la concha superior de la nariz (u) ya la hemos descripto ántes. Ella comunica tambien con la cavidad de la nariz por un agujero atrás de la concha inferior. 100 Continuaremos nuestra descripcion con el exámen del hueso etmoides, que tiene su posicion abajo de los huesos de la frente, tocándose hácia arriba con ellos, 4 los dos lados con los maxilares superiores y hácia abajo con el vómer y el esfénoides. Se divide este hueso en cuatro porciones principales, que son: (1) la superior con la lámina cribosa, que entra en los contornosde la cavidad delos sesos debajo de los frontales; (2 y 3) las dos porciones laterales, que entran con su superficie externa en las cavidades del ojo, y (4) la porcion media perpendicular, que se une con el vómer. La porcion superiorse vé figurada fig. 2. lám. XXVII. como la region an- terior é inferior de la cavidad de los sesos, incluyendo en el medio por un canto obtuso de figura de corazon de los naipes, con punta hácia arriba, una fosa bastante honda, perforada por muchos agujeros como una criba y terminando- se en la circunferencia de ella por una sutura fina denticulada, que la une con los huesos de la frente. Esuna capa fina de tejido huesoso convexa hácia adelante y cóncava hácia atrás, que forma por sí misma la fosa ó concavidad pequeña anterior de la cavidad de los sesos, cuya concavidad se vé disecada longitudinalmente en la fig. 1 de la misma lámina, incluyendo el bulbo grueso del nervio olfactorio durante la vida del animal. El fondo de esta fosa es dividida por una cresta longitudinal bastante gruesa y alta en dos porciones jonales, y cada porcion perforada por los muchos agujeros pequeños, que se dirijen á la cavidad de la nariz. Es esta superficie del hueso la lámina cribosa con sus agujeritos para los filetes del nervio olfactorio, y la cresta media lon- vitudinal corresponde á la crista galli del mismo hueso del hombre. En la circunferencia de esta fosa, destinada para el bulbo del nervio olfactorio, el etmoides se estiende hácia arriba como hácia abajo en una orilla ancha mas plana, terminada por la sutura ya antes significada. Esta sutura une el etmoi- — 2397 — des hácia arriba con los huesos frontales y hácia abajo con las alas esfenoida- les. Es digno de notar, que en esta orilla inferior estan colocados los agujeros ópticos (o 0) del mismo modo que en los Armadillos actuales, estendiéndose la orilla posterior del etmoides sobre la superficie interna de las alas esfenoi- dales hasta el cuerpo del esfénoides y hasta los agujeros redondos pp. Esta configuracion del etmoides es una particularidad muy singular, que une los dos grupos de los Armadillos y Glyptodontes intimamente por la igual presen- cia de ellos. De la superficie anterior dela lámina cribosa, que está dirigida contra la cavi- dad de la nariz, salen hácia abajo una multitud de láminas finas huesosas, muy delgadas y encorvadas á la manera de las conchas, con igual superficie fosada casi celulosa, que tienen su lado interno libre, como las conchas, pero su lado externo unido por una lámina aún mas fina con la pared lateral del hueso etmoides. Hé figurado estas láminas, que corresponden á los cornetes del mismo hueso del hombre, bajo la letra d fig. 1 dela lám. XXVIII, y no las describo mas detalladamente, avisando al lector, que cada lámina es un poco mas ancha hácia arriba, pero apuntada hácia abajo, y la segunda la mas larga de todas las siete, que he visto en la mitad derecha de la cavidad de la nariz. Atrás de ellas se forman, entre ellas y la pared lateral interna del etmoides, las células etmoidales posteriores: cavidades bastante grandes, que constituyen las porciones laterales del etmoides, y corren hácia arriba hasta los fondos de las grandes concavidades de los huesos frontales. Hay otra cavidad lateral mas externa á cada lado del etmoides, entre dicha pared inter- na, quese une con las láminas de los cornetes, yla externa, que toma parte de la cavidad del ojo, y esta cavidad angosta, pero larea, comunica con la porcion anterior de la cavidad de la nariz al lado de la concha inferior. Su entrada está bien indicada en nuestra figura 1 lám XXVIII bajo el agujero artificial u, y la pared, que la termina acá, esla márgen anterior libre de la pared interna lateral del etmoides, con la cual estan unidos los cornetes por sus láminas. La última porcion del etmoides es la lámina perpendicular media, que sale de la lámina cribosa hácia adelante como una pared muy delgada, correspon- diente á la crista galli del otro lado superior de la lámina cribosa. Esta lámi- na falta en nuestra figura, porque la seccion se habia dirigido al lado de ella, pero su direccion se comprende: facilmente por los restos del tabique de la nariz. Con este tabique se une dicha lámina hácia adelante de un modo tan íntimo, que no es posible separar los dos huesos por un límite natural. Pero por el tejido mucho mas fino de la lámina perpendicular, que no sobrepasa en — 238 — erosor un papel de escritorio, y por algunas ondulaciones de su superficie, que corresponden á los cornetes de la lámina cribosa, se vé, que ella no se estiende mas hácia adelante, sino hasta las puntas de dichos cornetes y la márgen de la pared lateral interna del etmoides. En esta region se une conla lámina perpendicular el tabique de la nariz, formando con ella una separacion com- pleta de las dos mitades de la cavidad de la nariz, desde la lámina cribosa hasta la orilla de la a pertura externa. He visto así: completa esta sepa- raeion por la lámina perpendicular y el tabique bien conservado en la mitad izquierda de nuestro cráneo disecado, pero como las dos láminas tapan todos los otros órganos internos de la nariz detrás de ellas, me ha parecido mejor dejar figurar la mitad sin lámina perpendicular y sin tabique. 101 Con la porcion inferior de la lámina perpendicular y la porcion posterior del tabique se une un hueso pequeño de igual fignra general, que es el vómer. Segun la regla general se apoya este hueso con su porcion basilar al cuerpo del esfénoides, y consu porcion mas avanzada en la superficie superior del paladar del hueso maxilar superior. No hay razon para presumir, que su colocacion no haya sido idéntica tambien en nuestro animal, y si es así, el hueso de figura particular conlas grandes células en el interior, debajo del etmoides (£), que se une hácia atrás por una lámina huesosa delgada, pero dura, con la punta sobresaliente del cuerpo del esfénoides, y hácia adelante con la porcion engrosada del paladar del maxilar superior debe ser el vómer de Glyptodon. Aceptamos esta interpretacion y adjuntamos á las cualidades ya indicadas del dicho hueso (f), que su porcion basilar se estiende en una cavidad bastante grande de figura de una clava irregular poco encorvada, que dirige su porcion ancha hácia adelante, y su base delgada hácia atrás. Esta clava irregular tiene una superficie inferior mas convexa, que forma la bóveda de la porcion posterior del conducto nasal, y una superficie superior mas plana y mas angosta, que se une con la lámina perpendicular del etmoides y con las paredes laterales internas del mismo hueso. Su interior es vacio y dividido por un tabique longitudinal muy fino en dos mitades iguales, y cada mitad por paredes finas transversales, un poco encorvadas, con 4—5 camare- tas, sensiblemente mas grandes de atrás hácia adelante, cuyas camaretas ó concavidades comunican por agujeros en su pared superior con las células etmoidales. De la punta anterior obtusa de la última camareta mas grande sale, como continuacion externa del tabique meaio longitudinal interno, una pared perpendicular media longitudinal delgada, que es al principio completa- — 239 — mente libre, pero pronto sé une hácia arriba con el tabique de la cavidad de la nariz, y hácia adelante con la porcion engrosada del paladar del hueso maxilar superior, sin otro vestigio ó indicacion de su separacion anterior de estos dos huesos, intimamente unidos con el vómer. 102 Volviendo á la superficie externa del cráneo exáminaremos acá primera- mente los otros huesos unidos con los de la frente y de la nariz. Se vé en la porcion anterior de la circunferencia de la cavidad del ojo un agujero consi- derable, que es la apertura de un conducto, que desciende casi perpen- dicularmente de dicho agujero por la substancia huesosa de los lados del canto ocular hasta la cavidad de la nariz, abriéndose bajo la concha inferior en esta cavidad La letra v de la fig. 1 de la lám. XXVIIL indica el lugar de esta apertura. El conducto descripto es el lacrimal, y la apertura externa en el canto de la órbita tiene el mismo nombre. Pertenece esta apertura, como la porcion superior del conducto, á un hueso pequeño separado, el lacrimal, que ocupa la porcion media de la circunferencia anterior de la órbita y se estiende mas ó menos, sea hácia adelante entre el hueso frontal y el maxilar superior, sea hácia atrás entre el frontal y el etmóides, tocándose hácia abajo con el hueso zigomático. Pero nosabemos exactamente la extension de este hueso pequeño en la órbita de nuestro animal, porque no se han conservado las suturas entre él y los huesos vecinos. De todos modos pertenece al lacri- mal la porcion áspera del canto de la órbita en la circunferencia del agujero lacrimal. En los Armadillos actuales muestra el hueso lacrimal grandes diferencias de tamaño, siendo pequeño en los Dasypus, pero bastante grande en los Praopus. El Dasypus gigas es entre aquellos la especie con lacrimal mas grande. Muy peqneño es este lmeso en los Perezosos, y mas en los Bradypus, que en los Oholoepus, perdiéndose ya sus sutn- ras en la edad juvenil de la vida del animal y por esta razon su extension verdadera en los cráneos viejos es invisible. 103 . El hueso principal de los lados anteriores del cráneo es el maxilar su - perior, ocupando este hueso en nuestro animal toda la pared lateral del eráneo, desde la apertura anterior de la nariz, hasta la posterior de los con- ductos nasales, uniéndose en esta region del eráneo con los huesos palatinos, eomo hácia arriba ácada lado con el hueso propio de la nariz, el lacrimal, — 0 — frontal, etmoidal y zizomático. Por esta extension larga se distinguen en este hueso dos porciones principales, queson segun la direccion de cada una: la perpendicular, que forma la pared externa del cráneo, y la horizontal que for- ma el paladar y el fondo de los conductos nasales, Principiando nuestra descripcion del hueso con la porcion perpendicular, salimos de la circunferencia lateral de la apertura nasal. Ya hemos explicado puestra opinion pág. 24, que los lados de esta apertura pertenecen al hueso maxilar superior, y que el hueso propio de la punta de dicha apertura, llama- do hueso intermaxilar, no se haya extendido álos lados de ella, como en los Armadillos actuales, sino que haya sido limitado á la punta inferior sola, como en los Perezosos actuales y los Gravigrados extinctos. Larazon para esta opinion la fundamos tanto en el tamaño considerable de la apertura de la nariz, que está en directa oposicion con la apertura pequeña de los Armadillos actuales, como en la pequeñez de la punta del paladar, que está mucho mas en armonia con el tipo de los Perezosos, que con el de los Armadillos. Sin embargo el Señor HuxueY ha indicado en la figura y la descripcion del cráneo del Elyptodon clavipes (Philos. Trans. 155, pt. L. pág. 47, pl. V. fig. 1, a) el vestivio de una sutura fina, casi paralela á la márgen anterior de la apertura de la nariz, un poco atrás de ella, que él cree ser el résto de la separación an- terior entre el maxilar é intermaxilar; pero no hay tal sutura en los cráneos en mi poder, sino solamente una línea poco impresa de igual direccion, que la de la figura de HuxLey, y en esta línea una serie de «gujeritos pequeños, que can paso á vasos sanguíneos, pero de ningun modo indicaciones de una sutura desvanecida. A mí me parece, que la línea poco impresa, paralela á la márgen de la apertura, indica el límite del cartílago de la nariz, que habia estado fija- do acá al hueso, y que los agujeros pequeños en esta línea, por las cuales sa- lieronlos vasos sanguíneos al tejido pericondro encima del cartilago, prueban mas claramente la verdadera naturaleza de dicha línea impresa. Por lo demás termina la línea hácia arriba en nuestro cráneo no en el lugar, en donde se vé su fin en la figura citada de HuxLeY, sino que corre con una continuacion un poco mas débil sobre los lados de la nariz, hasta las rugosidades, que cubren esta region, terminando un poco antes y encima de la apertura lacrimal; lo que prueba, que el hueso íntermaxilar debia estenderse hasta el mismo punto, si esta línea indicase su sutura con el hueso maxilar superior, Perotal esten- sion no estaria en relacion con el tipo de los Armadillos actuales, aunque en otros cuadrupedos los huesos intermaxilares se estienden hasta la frente, to- cándose con los frontales. La figura general de la porcion perpendicular de los huesos maxilares supe- — 211 — periores es igual á la de los otros Glyptodontes, ya bastante descripta pág, 23 $. 11. del Panochthus tuberculatus, y por esta razon no repetimos acá lo que ya hemos dicho en otro lugar Será suficiente, para conocer la particularidad del género actual (GMyptodon, fijarse en las diferencias que existen entre él y el otro género. En este sentido, comparando la lám. XXIV. con la lámina 1, se vé pronto, que la pared lateral de la apertura de la nariz, perteneciendo al hueso maxilar superior, es mucho mas ancho en nuestro género, que en el otro, por la direccion casi perpendicular de la márgen de dicha apertura en el género (Glyptodon, mientras que en el género Panochithus esta márgen se inclina mucho con su porcion superior hácia atrás y se acerca al agujero sub- órbital. Dista esta márgen en el género (G/yptodon una anchura de 2 pulgs. de dicho agujero, faltando en la márgen superior de la apertura el ángulo sobre- saliente bien pronunciado del género Panochthus, que indica probablemente la porcion del hueso de la nariz con la cual se habia unido abajo la concha nasal superior interna. Todas las otras cualidades del hueso maxilar superior son mas idénticas en los dos géneros, y apenasse encuentra una diferencia notable; pero cada género tiene algo de particular en su configuracion espe- cial. Una de estas particularidades es la colocacion del agujero anterior del conducto infraorbital, que dista mas de la órbita en el Panochthus, que en el €Elyptodon; otra de aquel género la colocacion de la muela superior segunda abajo de esta apertura, mientras que en el Glyptodon la tercera muela ocupa la posicion correspondiente. Sigue de esta diferencia, que el paladar de Glyptodon sobresale mas hácia adelante, que el de Panochthus. La porcion horizontal del hueso maxilar superior, que forma el paladar, no se desvia tampoco de la configuracion del género Panochthus, pero como la diseccion longitudinal dei cráneo de Glyptodon permite una inspeccion mucho mas clara de esta porcion del hueso, parece conveniente describirla mas ex- tensamente. Respecto á la figura externa del paladar de los dos géneros prueba la comparacion de las láminas IV. y XXVII. que la configuracion es la misma, y que no se encuentra otra diferencia que la relativa á la posicion de los aeujeros palatinos, el número y el tamaño de ellos, que no describiremos mas, porque la inspeccion de nuestras figuras la demuestra suficientemente. Parece que la porcion anterior del paladar, ocupada por el hueso pequeño intermaxilar, haya avanzado un poco mas en el Punochthus, que en el (+/ypto- don; pero como esta porcion del primer género no se habia conservado com. pleta, la comparacion exacta no puede hacerse con buen éxito. De todos modos prueba la porcion bien conservada del paladar con losagujeros incisivos, que esta region haya sido un poco mas avanzada en el Panochthus que en el 1 Glyptodon; estando estos agujeros en aquel género antes de las muelas primeras y en este entre las mismas muelas. El paladar es en el género (lyptodon como de 8 pulg. de largo y 14—1% pulg. de ancho, entre las dos filas de las muelas con sus alveolos muy elevados, pero de 3 hasta 3% pulg. con estos alveolos mismos. Su superfície no es un plano completamente horizontal, sino encorvada en fig. de S, descendiendo hácia adelante y ascendiendo mucho hácia atrás, como lo muestra la seccion longitudinal fig. 1. lám. XXVHI. A cada lado de este plano encorvado se ven algunos agujeros, perforando su superficie, entre los cuales los últimos hácia atrás son los mas grandes (véase fig. 1. y 2. lám. XXVII), mientras que los anteriores se prolongan en surcos en la superficie de la pared huesosa del paladar. Estos agujeros son los orificios de dos conductos, que perforan el hueso de arriba hácia abajo, y principian de la fosa lateral posterior de la pared del cráneo, en cuya fosa entra el nervio trigemino; el conducto anterior está indicado por la letra /en nuestras figuras, el posterior por la letra k. Por ellos salieron los nervios palatinos al paladar blando. El paladar huesoso se divide por su configuracion interior en dos porciones bastante diferentes, que se ven disecadas fig. 1. de lalám. XXVIII. La por- cion anterior es muy gruesa, de un tejido fino esponjoso y siempre mas gruesa de adelante hácia atrás, hasta la muela tercera, sobre la cual termina esta porcion gruesa del paladar, descendiendo rápidamente por un plano inclinado á la otra porcion muy delgada. La figura citada muestra bajo la porcion inferior a del tabique de la nariz una línea fina ascendente hácia atrás, cuya línea indica la sutura entre el paladar y el tabique, tocándose al fin posterior con la pared de la cavidad ancha del vómer. Bajo esta línea prineipia el pa- ladar con el hueso pequeño intermaxilar, que termina en los dos agujeros incisivos, de cuyos agujeros el uno (derecho, ¿) es disecado por la seccion del cráneo. De este agujero, al principio bastante ancho, sale un conducto angos- to, que corre paralelo á la sutura entre el paladar y el tabique hasta la porcion libre del vómer antes de sus concavidades, y se abre acá por un surco poco á poco desvaneciéndose en la superficie del vómer. En nuesira figura esta apertura es un poco mas prolongada hácia atrás, de lo que permite su verda- dera colocacion; debe ser como de 2 lín. mas curta y colocada tambien un poco mas alta, porque no perfora el conducto la porcion angosta del vómer, sino que corre en su superficie como un surco débil poco pronunciado. La porcion posterior delgada del paladar es una lámina huesosa dura y casi homogenea, que se vé disecada en dicha figura, interrumpida al fin, entre los dos agujeros palatinos posteriores (4), por un vacio redondo, que muestra — 243 — nuestra fig. 1. de la lám. XXVII, Este vacio no es constante en todas las especies, sino que falta en el (7. elongatus, como lo muestra la fis, 2. de la misma lámina. Sobre la porcion delgada del paladar se presenta la ancha porcion posterior del conducto nasal, que no es dividida por un tabique en dos mitades, sino simple; uniendo por detrás las dos cavidades paralelas de la nariz, separadas por el tabique, con las fauces del animal, ó la region posterior de la cavidad de la boca. Esta porcion del conducto nasal es terminada á los lados por la pared gruesa de la porcion perpendicular del hueso maxilar supe- rior, cuya pared incluye los alveolos para las muelas. Es curioso el ver por nuestra figs. 1. lám. XXVII, que cada una de las muelas posteriores perfora esta pared por una extension bastante larga con la márgen mas sobresaliente de su prisma primero. , Aunque en el paladar de todos los cráneos examinados por mí, no hay vestigio ninguno de cualquier sutura, no es dudoso, que en la línea media longi- tudinal haya existido una sutura durante la juventud del animal, que unió los dos huesos maxilares entre sí. Enel Panochthus una cresta pequeña indicaba probablemente esta antigua sutura longitudinal del paladar, pero en el Glyptodon no se vé nada igual á dicha cresta. Tampoco se pronuncia la sutura entre el intermaxilar y el paladar del maxilar, pero no hay duda, que ella ha existido anteriormente en el lugar entre los dos agujeros incisivos, antes de la pequeña elevación triangular, que separa estos agujeritos y termi- na la porcion del paladar perteneciente al hueso maxilar superior. Delmismo modo la porcion mas posterior del paladar ha estado separada anteriormente por una sutura transversal, que indicaba la union del maxilar con el hueso palatino, pero tampoco se ha conservado resto ninguno de esta sutura. Es casi seguro, que la porcion posterior del paladar, con los agujeros palatinos posteriores, haya pertenecido á este hueso palatino, anteriormente separado, pero no hay indicacion sobre su extension hácia adelante en el plano del pala- dar; porque los alveolos elevados de las últimas muelas no pertenecen al hueso palatino, sino al maxilar superior, como los de las otras muelas. Segun la regla general, los huesos palatinos forman las márgenes inferiores de la apertura posterior del conducto nasal, uniéndose hácia arriba por los terigoides con el hueso esfenoides, y-por esta regla debe presumirse, que la porcion del cráneo de figura particular, que incluye en la fis. 2. de la lám. XXV. esta apertura, representa los huesos palatinos de nuestro animal, unidos intimamente con los huesos terigoides. De los alveolos en el hueso maxilar superior y de los dientes hablaremos mas tarde en union con los de la mandíbula inferior. II 32 — 244 — 104 Sigue al lado del hueso maxilar superior el hueso zigomático como un arco huesoso, que une el lacrima!l y la porcion del maxilar superior debajo del lacrimal con el temporal hácia atrás. En los Glyptodontes es este hueso al principio anterior de un grosor sorprendente, principalmente por la eran apófisis perpendicular, que sale de él abajo de la órbita y desciende con direccion un poco inclinada al exterior sobre las dos mandíbulas al lado de la cavidad de la boca, correspondiente por su colocacioná la tercera muela de la porcion alveolar de estos huesos. Por la descripcion anterior (pág. 13) ya sabemos, que la porcion basilar de la apófisis zigomática, con el conducto sub- orbitario, pertenece segun la analogia al hueso maxilar superior, y lo mismo ha sucedido en nuestro animal, pero ningun vestigio de suturas indica los límites de los huesos acá unidos. No conocemos por lo tanto exaciamente los límites del hueso zigomático, y nos fijamos por lo demás en su figura externa, que es bastante particular en nuestro género actual (7yptodon, como ya hemos explicado antes pág. 19. Sus diferencias son de tres clases. Primeramente es el hueso zigomático del género Glyptodon mucho mas angosto hácia adelante, porque le falta. en segundo lugar la esquina sobresa- liente alta, que se acerca mucho en el género Moplophorus á la espina orbita- ria posterior, y se une con esta espina por un puente huesoso en el género Panochthus. A consecuencia de esta falta, la cireunferencia de la apertura de la cavidad del ojo se extiende, en tercer lugar, mas hácia atrás, y cambia la figura elíptica de los géneros Panochthus y Hoplophorus en circular en el actual género Glyptodon. Otra diferencia, deducida de la colocacion del conducto suborbitario, ya hemos notado anteriormente. Este conducto es mas ancho en el (G/yptodon y por consiguiente mas acercado á la margen de la órbita, su direccion es mas horizontal y su longitud poco mas corta. Deducimos de estas diferencias, que la nariz blanda de (/yptodon haya sido aun mas grande y mas robusta, que la del Panochthus y Hoplophorus, lo que prueba tambien la apertura mas grande de la cavidad huesosa de la nariz; porque por el conducto suborbitario salen los nervios y los principales vasos sanguíneos, que corren á la nariz exterior blanda. Cuanto mas grande es, tanto mas ancho es dicho conducto. La orilla de la cavidad del ojo, que pertenece por su porcion inferior al hueso zigomático, es relativamente un poco mayor en el G/yptodon que en el Panochthus, pero tiene casi las mismas cualidades subordinadas. Así ella prin- cipia abajo de la apertura lacrimal con un tubérculo pequeño, que se continua en un canto engrosado, acompañando el contorno interno de la apertura como una lista elevada externa hasta el fin de la apófisis zigomática, cuya apófisis es acá bastante excavada bajo el canto en su superficie externa Inmediatamente atrás del fin de este canto tiene el arco zigomático su anchura mínima, levan- tándose despues poco á poco siempre mas en oposicion con la figura del de Panochthus, que se disminuye en la misma direccion. Su márzgen superior es delgada, la inferior bastante gruesa, y la fosa temporal, que encierra este arco hácia afuera, tiene” una longitud de 4 pulg. desde la espina posterior de la órbita hasta la cresta posterior de la apófisis zigomática del hueso temporal, y una anchura en el medio de 24 pulgadas. El arco zigomático es de £ pulg, de alto al principio atrás de la órbita, y 14 pulg. en la extremidad posterior. Finalmente, la direccion de la apófisis zigomática del género Glyptodon es particular y diferente de la de los otros géneros, porque esta apófisis se encor- va mucho menos hácia atrás consu punta, y se dirige en nuestro género actual mucho mas hácia afuera, teniendo no una direccion general pura per- pendicular, sino mas bien una oblícua. Comparando nuestras fisuras de las láminas II y MI con XXIV y XXV se comprenden fácilmente estas diferencias, como tambien la otra, que la apófisis de Glyptodon es bastante mas ancha hácia abajo y aun un poco mas larga, que la del sénero Panochthus. Por lo demás esta apófisis es mas ancha hasta su punta, que la de Panochthus y Ho- plophorus, pero de igual modo mas gruesa al lado interno y mas delgada al externo. Susuperficie anterior se divide por una tuberosidad oblícua en dos porciones, la superior mas perpendicular y la inferior mas inclinada hácia atrás. En la superficie posterior se pronuncia igual tuberosidad prolongada aun mas larga y mas fuerte, y las dos porciones encima y debajo de la tuberosidad son bastante excavadas. Al fin la márgen terminal externa de la apófisis se incli- na hácia atrás y forma por esta direccion en la punta de la apófisis una tube- rosidad terminal. De la figura y de la direccion de esta apófisis depende la figura general del cráneo vista de adelante, cuya figura es perpendicularmente oval en el Pa- nochthus, y perpendicularmente oblonga en el Glyptodon, acercándose bastante al cuadrado. El cráneo de Panochthus tiene con la mandíbula inferior una altura de 15 pulg. y entre los arcos mas sobresalientes de las apófisis zigomá- ticas una anchura de 13 pulg.; pero las mismas dimensiones del Glyptodon son 12 pulg. de altura y 11 pulg. de anchura, lo que dá un sobrante de anchura en favcr del Glyptodon de $ pulg. Respecto á la configuracion interna del hueso zigomático, sabemos por los — 246 — restos de eráneos rotos, que en la base de la apófisis zigomática son dos gran- des concavidades, la una encima del conducto suborbitario, la otra abajo de él, la primera descendente en la porcion dela apófisis casi hasta su fin. La cavi- dad superior comunica con el conducto superior externo de la cavidad de la nariz, al lado de la concha superior; la cavidad inferior entra en comunicacion con la otra gran cavidad de la frente atrás de la concha inferior, significada con u en nuestra fig. 1. dela lám, XXVIL, por un conducto, que se halla inmediatamente abajo de la apertura posterior del vacio entre la concha inferior y la pared externa, á la cual se articula esta concha. . Corresponde esta cavidad inferior de la apófisis al antrum Highmori del cráneo del hombre, porque la base de la apófisis zigomática abajo del conducto suborbitario no pertenece al hueso zigomático, sino al hueso maxilar superior, 1035 La porcion del cráneo situada detrás de la frente se constituye por los dos huesosparietales; huesos generalmente delgados de figura mas ó menos oblonga, con superficie externa convexa é interna cóncava, formando acá la porcion principal de la bóveda de la cavidad de los sesos, y tocándose hácia atrás con el occipital y á los lados con el temporal. La figura 2 de la lám. XXVI, dá una vista bastante clara de la extension de los huesos parietales del género G/yptodon por la conservacion de las suturas, que terminan estos huesos á los lados y hácia atrás, faltando solamente la su- tura anterior ó coronaria, que une los huesos parietales con los frontales. Pero sabemos por la analogía, quelos huesos parietales han de principiar en la porcion media mas angosta del cráneo entre las dos fosas temporales. Los arcos de la superficie del cráneo, que corren transversalmente'acá sobre la por- cion posterior de la frente, terminando las fosas temporales hácia adelante, pertenecen aun á los huesos frontales, pero la línea elevada media, que se forma por la union de los dos:areos, es parte de los huesos parietales. Puede presumirse, que el principio del ángulo agudo en la union de los dos arcos significa tambien el principio de dichos huesos, y que la sutura coronaria, que une los huesos parietales con los frontales, haya principiado á cada lado del ángulo anterior de la sutura escamosa del hueso temporal. Son por consiguiente huesos planos, poco convexos, bastante largos, de 54— 5% pulg. que principian mas. anchos y mas convexos y se hacen mas planos y mas angostos hácia atrás. Su superficie externa es áspera por muchas rugo- sidades oblícuas, casi ondulantes, producidas por los diferentes lóbulos de los E — músculos temporales, y perforada por agujeros irregulariter colocados, que han introducido vasos sanguíneos en el tejido interior del diploé del hueso. La superficie interna, que forma parte de la cavidad del cráneo, es mas encor- vada, pero menos áspera; faltandole las impresiones de las cireunvoluciones del cérebro, lo que prueba que este órgano ha sido liso en su superficie. Se unen los dos huesos parietales entre sí, como con los huesos vecinos, por su- turas, delas cuales la anterior con los frontales, que es la coronaria, no se ha conservado. La media longitudinal sagital está mejor indicada, principal- mente por la cresta mas ó menos irregular. Por la sutura lateral escamosa se une cada parietal con el temporal, y por la posterior, que se llama lambdoi- dea, con el occipital. Estas dos suturas se han conservado completas en el cráneo del GL. elongatus (lám. XXVI. fig. 2) y algunos rastros de ellas tambien en el G/'asper (fig. 1). Principia la sutura escamosa en la fosa temporal, poco antes del origen de la apófisis zigomática del temporal, y asciende casi en línea recta hasta la porcion posterior del vértice, acercándose mucho á la sutura sagital, pero encorvándose despues mas hácia afuera. La otra sutura lambdoidea es arqueada en el medio y transversal á los dos lados, uniéndose acá por ángulo agudo con la escamosa. De este modo se forma, al fin poste- rior bastante angosto de cada parietal, un apéndice poco sobresaliente hácia el exterior, que se habia formado tambien en el parietal del oplophorus or- natus (lám. XIX), pero de un modo mucho mas pronunciado. 106 En continuacion del cráneo hácia atrás sigue á los parietales el hueso occipital. Este hueso tiene las mismas cualidades generales que el de Panochthus, pero se diferencia de él por ser relativamente mas ancho y menos alto. Ocupa, como siempre, la superficie posterior del cráneo, uniéndose hácia arriba con los parietales por la sutura lambdoidea, que es una cresta bastante pronunciada transversal en nuestro animal, con la porcion media un poco mas avanzada y engrosada á los lados en un tubérculo oval bien separado hácia atrás. Por su figura el occipital es un plano pequeño inclinado mas ó menos hácia adelante, y perforado hácia abajo por el gran agujero occipital, que es terminado á los dos lados por los dos cóndilos occipitales hemiesféricos. (lám. XXIV y XXV.co), Estos cóndilos distan un poco mas en el Glyptodon. que en el Panochthus, y por esta razon el agujero occipital es mas ancho, pero no mas alto, en el Glyptodon que en el Panochthus. Su figura circular se cambia por esta diferencia en cuadrangular transversal. Un carácter dife- — 248 — rencial de mucha importancia se presenta en el tamaño y la colocacion del agujero condiloides. Este agujero apénas visible en el Panochthus (pág. 12) se encuentra en el Glyptodon de un tamaño colosal, situado inmediatamente antes del cóndilo occipital en la superficie inferior del hueso en una excava- cion, que se continúa hácia el interior por un conducto, cuyo conducto se abre en el cuello del occipital antes del cóndilo de cada lado. Como por este agujero pasa el nervio hipogloso y algunos vasos sanguíneos, la extension ervande del agujero, en comparacion del mismo de Panochthus, indica una diferencia notable entre la organizacion de los dos géneros. Otra diferencia notable entre ellos se deduce de las porciones laterales del occipital, á los lados externos de los cóndilos. Esta porcion del hueso es de doble tamaño en el E/yptodon, comparándola con la misma de Panochthus; porque en este género la tuberosidad, que forma el occipital acá, es mucho menor que el cóndilo, pero en el Glyptodon, sino poco mayor, álo menos de igual tamaño (véase la fig. 2. de la lám. HI y XXV. p). Como en estas tube- rosidades se atan algunos de los músculos del cuello (probablemente el m. esterno-cleido-mastoideo) se deduce de la diferencia del tamaño de ellos tambien una diferencia notable de la musculatura del cuello hácia adelante. Se une con esta tuberosidad del occipital la correspondiente del hueso petroso (las mismas figuras, os p.) siendo ella tambien mucho mas grande que dicha tube- rosidad del género Panochthus, pero igual á ella en el género (Glyptodon; separada sin embargo en los dos géneros la una de la otra por el conducto ancho (fig. 5 y 6lám. XXVIITL. »2.), que deja pasar un ramo considerable de la carotis externa, es decir la arteria occipitalis, que corre á la porcion superior del occipital. Continúa este conducto al lado externo del occipital, corriendo sobre el hueso petroso, para entrar casi al fin superior de este hueso por otro eran agujero (» de la fig. 2. de la lám. XXV;p superior dela lám. XXIV.) en la cavidad, que se forma en el interior de la porcion escamosa del hueso tem- poral; de cuya cavidad hablaremos cuando describamos dicho hueso del cráneo. La porcion del hueso occipital situada debajo del gran agujero occipital es de la misma figura que en el género Panochthus. formando un puente de 13 pule. de ancho entre dicho gran agujero y el hueso esfenoidal, terminado á cada lado por un arco encorvado hácia el interior, que contornea el agujero rasgado (foramen lacerum) de este lado. Este puente tiene una direccion oblí- ena descendente hácia adelante, y se levanta á cada lado en una gran tubero- sidad áspera, á la cual han estado atados los músculos rectos del cuello. Antes de estas tuberosidades se vé actualmente un gran vacio en la pared del cráneo, que llena insuficientemente el hueso petroso del temporal, pero que habia sido tapado anteriormente sin duda por el hueso props del tambor, que quizá haya estado separado, como en los Armadillos actuales, de las otras porciones del temporal, tapando por abajo como una grande escama convexa la cavidad del oido, que se llama la del tambor, y sosteniendo en su superficie interior la membrana del tambor (tympanu»). De este hueso no se ha encontrado ningun ejemplar hasta ahora en los cráneos de los Glyptodontes, pero se ven los ves- tigios de su anterior presencia por los rastros de las suturas, que han unido el hueso del tambor con las otras porciones del temporal. Recorriendo la porcion superior escamosa del occipital adjuntamos á la descripcion anterior la noticia, que su porcion media es un poco mas inclinada que los dos lados, y que estos forman dos grandes tuberosidades, una á cada lado, á las cuales se han atado otros músculos del cuello, es decir los oblícuos. En estas tuberosidades se unen los tres huesos: el parietal, el temporal y el occipital (véase lím. XXVI.) y además la porcion superior del hueso petroso entra por abajo en ellas. Su superficie es bastante áspera por las impresiones de los lóbulos de los músculos atados, y hasta la superficie de la porcion esci- mosa del occipital muestra iguales rugosidades ondulantes, como las que se pronuncian por la misma razon en la superficie de los huesos parietales. 107 La porcion del cráneo entre el cuerpo del occipital y el etmoides, es decir la base de la cavidad delos sesos, está ocupada porel hueso esfenoi- des. Aunque su colocacion no es dudosa en nuestro animal, no sabemos nada con seguridad de los límites naturales de este hueso en el cráneo de los Glyp- todontes, porque faltan vestigios claros delas suturas, que lo unen con los huesos vecinos. . Pero por la analogía de los Armadillos y otros cuadrúpedos podemos asegurar, que la porcion basilar del cráneo entre el occipital y el etmoidal, como tambien los lados inferiores de la cavidad de los sesos, entre el frontal, etmoidal y temporal, hayan pertenecido al hueso esfenoidal. Conten- plando las figuras de esta porcion de nuestros cráneos, encontramos primera- mente en la fig. 2. de la lám. XXVIIL una sutura pequeña transversal á cada lado, que indica el límite anterior del esfenoidal. Las dos suturas corren de los agujeros p. y p. álos lados externos hácia arriba y terminan la superficie interna de las alás anteriores del esfenoides, que son perforadas en su base por los agujeros redondos; pero la porcion del hueso antes de dichos agujeros redondos, en cuya porcion se vén colocados los agujeros ópticos (o y 0), no pertenece ya al hueso esfenoides, sino al hueso etmoides, que sobrepasa acá — 250 — las alas esfenoidales del mismo modo que enlos Armadillos actuales. Los Glyptodontes son en este punto completamente idénticos á los Armadillos, como ya hemos dicho en el $. 100, y la diferencia notable del tipo general de los cuadrúpedos en este carácter particular aumenta la singularidad de los dos grupos, como la afinidad natural entre ellos. El etmoides es en los Armadillos mas grande, que generalmente, y su porcion posterior atrás de las grandes foveas, que han de recibir los bulbos olfactórios, se estiende sobre la porcion basilar anterior de la cavidad de los sesos, para dejar pasar acá por su subs- tancia los agujeros ópticos; lo mismo que en nuestra fig. 2, 00 de la lám. XXVIII, que representa claramente esta organizacion particular delos Glyp- todontes. Al lado externo de la misma porcion del cráneo del mismo animal ((Lypto- don elongatus), representado en la fig. 3 de la misma lámina, se muestra la continuacion dela sutura, que termina las alas del esfenoides hácia atrás. Corre acá una sutura encorvada bajo la porcion del cráneo significada por q enya porcion pertenece altemporal. La sutura que principia hácia adelante del modo, como lo muestra la fis. 2. debajo del vacio ren la porcion escamosa del temporal, se inclina inmediatamente mas al inferior, continuando por la porcion anterior de la sutura en la fig. 3. y ascendiendo despues otra vez hácia arriba, terminando en la orilla. libre del vacio entre el temporal, occipi- tal y esfenoidal. Se vé por el curso de esta sutura, que las alas del esfenoides son bastante pequeñas, pero idénticas á las de los Armadillos por su figura y su extension hácia arriba. La extension de las mismas alas del esfenoides hácia abajo no está bien circunscripta, faltando vestigios de suturas completamente en esta region de nuestro cráneo, pero como los grandes agujeros para el nervio trigémino, que perforan aquí la pared del cráneo, estan siempre colocados en la base de las alas del esfenoides, la extension del esfenoides se prueba por la colocacion de estos agujeros. Son dosá cada lado, significados en nuestras figuras el anterior con p, el posterior por a; aquel corresponde al agujero redondo, y este al agujero oval. El agujero redondo (p) es casi + pulg. de alto y un poco menos de ancho; tiene su apertura interna en el fondo mas abajo de la base dela cavidad de los sesos, un poco al lado externo y debajo del agujero óptico (0), y se continúa por un conducto de la misma figura, casi + puls. de larzo, hácia afuera en una fosa oblonga bien circumscripta /, que significa por su colocacion lá «porcion mas angosta de la base del cráneo. — Esta fosa es bastante abierta en el medio, pero angostada en las dos extremidades, continuándose 4 cada extremidad en un conducto, que perfora el hueso vecino: el anterior en direccion ascendente y el posterior en direccion descendente. Aquel conducto se abre en la órbita, detrás de la cresta sobre el surco, que corresponde á la fissura orbitalis supe- rior, y este por el conducto palatino en los agujeros del paladar, Son por consiguiente los dos conductos para los ramos del nervio trigémino, es decir del ramo primero (oftalmico) y del ramo segundo (de la mandíbula superior) de este nervio. El agujero oval (») tien e su colocacion mas hácia arriba y hácia atrás, en la porcion superior y posterior del ala esfenoidal, y es de poco menos tamaño, que el agujero redondo. Perfora el hueso por un conducto mucho mas corto y por esta razon se presenta á la apertura externa de su conducto mucho mas arriba en la superficie externa del ala esfenoidal. Pasa por este conducto el ramo tercero (mandibularis inferior) del nervio trigémino (*). La porcion del esfenoides en la base del cráneo entre las dos alas, es un hueso bastante grueso, con tejido esponjoso en su interior, como lo muestra la direccion del hueso en la fig. 1 y 2. Principia hácia atrás de las dos tube- rosidades ásperas, que terminan la porcion basilar del occipital, y corre en direccion poco descendente hácia adelante, para unirse con la base del vómer ($). En esta porcion anterior se engrosa el hueso poco á poco mas y se une acá con el vómer hácia abajo y con el etmoides hácia arriba. Acá se vé en la diseccion fig. 1. una pequeña cisura en la márgen superior de la porcion unida de los dos huesos, que indica el vestigio de la sutura, que habia unido anterior- mente los dos huesos, probando, que la porcion anterior mas gruesa de esta union pertenece al etmoides, la porcion posterior menos gruesa al esfenoides y la porcion inferior mas fina al vómer. Las protuberancias pequeñas en esta region de la márgen indican las orillas de los huesos, anteriormente separados, que actualmente estan intimamente unidos. 10Ss Existe enfin otra union del hueso esfenoidal con el hueso palatino por el huesoterigoides. Enlos Armadillos, 4 lo menos en los Wasypus, se (*) He comparado antes (pág. 23) el agujero oval (2) con el agujero espinoso del hombre, por su posicion correspondiente en la porcion posterior del ala esfenoidal; pero el estudio de la obra de Hyrru citada acá, nota **) me ha informado, que la Artería meningea me- día, que corre por este agujero, se une en su curso con el ramo tercero del nervio trigémi- no (1. 1. pág. 25. d.), entrando por el mismo agujero en la cavidad del eráneo, por el cual sale dicho ramo del nervio trigémino. Es por consiguiente este agujero el agujero oval, unido en los Glyptodontes, como en los Armadillos, con el agujero espinoso. II 33 encuentra una lámina huesosa pequeña perpendicular, unida'á la márgen pos- terior de la porción ascendente del hueso palatino, que une este hueso á cada lado con el cuerpo del esfenoides, formando la pared lateral de la apertura posterior de la nariz. A consecuencia de la eran similitud de la configuracion del cráneo de los Glyptodontes con el de los Armadillos, debe presumirse que la misma porcion de la apertura posterior de la nariz de estos animales haya sido formada por un huesecillo correspondiente, cuya separacion anterior se ha perdido por la desaparicion de las suturas, y si es así, probablemente la por- cion sobresaliente de dicha márgen representada en la fig. 3 dela lám. XXVII indica el hueso terigoides de los trlyptodontes. En la figura 2 de la misma lámina, como en la de la lámina XXV. se presenta esta márgen vista de atrás y las dos figuras dán una idea bastante clara de su configuracion particular, que no describiremos por esta razon mas estensamente. 109 Falta de los huesos del cráneo el temporal, que se halla en los dos lados del cráneo entre el parietal, occipital y esfenoidal, tocándose tambien por su orilla mas anterior con el frontal y por una apófisis particular con el zigomático. Ya hemos descripto este hueso extensamente en el género Pa- nochthus (pág. 12, $. 8), lo que permite acortar un poco la descripcion actual del género Glyptodon. Como en el otro género nombrado, se encuentran tambien en el Glypiodon dos porciones de este hueso, completamente separadas por suturas persistentes, faltando una tercera porcion ya antes nombrada, la del tímpano ó del tambor en todos los cráneos hasta hoy examinados, pero no hay duda que esta potr- cion haya existido en estos cráneos durante la vida del animal. Por consi- guiente se divide el hueso temporal de los Glyptodontes en tres porciones, que son: la escamosa, la petrosa y la timpánica. La porcion escamosa es la mas anterior y la mas externa, tocándose con el hueso zigomático, frontal, parietal y occipital por suturas fijas, general- mente no persistentes. Por esta razon faltan estas suturas en el cráneo del (+1. asper lám. XXVL. fig. 1.), que quizá haya pertenecido á un individuo mas viejo; pero en el cráneo de la otra especie, llamada Gl. elongatus (ibid. fig. 2.), las suturas se han conservado é indican claramente el contorno de dicha por- cion escamosa del temporal. Principia la sutura al lado interno de la fosa temporal y corre de acá un poco encorvada hácia el interior sobre la superficie del craneo hasta el occipite, tocándose por su extension principal con el hueso parietal, como lo hemos 'notado con la descripcion de este hueso, y despues — 253 — con el occipital. Parece segun la analogía de los Armadillos actuales, que la porcion mas anterior de dicha sutura hubiese unido el temporal con el frontal, pero como la extension de este hueso hácia atrás es dudosa, no se puede decir nada con exactitud sobre esta union, que de todos modos haya quizá sido bastante corta, limitándose en la porcion mas anterior del temporal. Mas hácia abajo se toca el temporal con el esfenoides, como lo prueba la sutara entre estos dos huesos, figurada lám. XXVIII. fig. 3. debajo de q, cuya letra significa el temporal, y despues hácia arriba y hácia atrás se une la porcion escamosa con la porcion petrosa (ibid. fis. 1. /.), quese encuentra entre ella y el occipital, como tambien ya lo hemos descripto anteriormente. La porcion “escamosa es una lámina huesosa bastante gruesa, con la superficie interna cóncava, formando con ella parte de la superficie de la cavidad de los sesos, y con la superficie externa convexa, levantándose esta superficie en el medio por la gran apófisis zigomática en un arco bastante alto, que se encorva hácia adelante, para unirse con el hueso zigomático Este arco es la porcion mas fuerte y mas gruesa del hueso temporal. El se levanta de la superficie exter- na en direccion oblícua, como lo muestran las dos figuras de la lám. XXVI, y forma hácia abajo con su porcion posterior, una fosa bastante grande antes de la apertura externa del conducto auditivo, (véase fig. 3. de la lám. XXVIITL,) cuyo conducto ha estado unido con la márgen la mas posterior del hueso temporal, en donde la porcion escamosa se une con la porcion petrosa. Esta parte de la apertura del conducto auditivo externo está bien indicada en nuestra figura de la lám. XXIV. y fig. 5.¿de la lám, XXVIIL Inmediata- mente antes de la fosa, la apófisis zigomática del temporal cambia su direccion horizontal oblícua en perpendicular descendente y forma aquí una pared eruesa libre pendiente, cuya márgen inferior lleva la cara articular transversal oblonga (%) parala mandíbula inferior. Esta cara tiene una colocacion particular á la esquina del arco zigomático, dirigiéndose mas hácia atrás que hácia abajo, como lo muestra la lám. XXIV, Desde acá la apófisis se encorva hácia ade- lante, formando una cresta perpendicular bastante alta, que se une con el hueso zigomático, sin dejar ningun vestigio de su separacion anterior. La porcion escamosa del temporal incluye en elinterior, entre sus dos su- perficies, la interna y la externa, una cavidad bastante grande, que se yé dise- cada transversalmente en la fio. 2. de la lám. XXVIII, sienificada con”. Esta cavidad se extiende hácia arriba hasta la oriila del hueso que se toca con el parietal, y hácia abajo por la porcion basilar de la apófisis temporal. Tiene una gran apertura posterior en la sutura entre la porcion escamosa y la por- cion petrosa (lám. XXIV. p arriba, lám. XXV. fig. 2. » 1), que comunica con un conducto entre la misma porcion petrosa y el occipital hácia abajo (lámina XXVIIL fig. 5 y 6. m. m), por cuyo conducto entra una gran arteria, la occi- pital, en esta concavidaa del temporal, saliendo de ella por diferentes ramos á las porciones vecinas externas é internas del cráneo. Todos los agujeros en la superficie externa, representados en nuestras figuras de las láminas XXIV, XXV y XXVI, dan paso á los ramos de esta arteria occipital. (*) La segunda porcion del temporal, el hueso petroso ó petroso-mas- toides, es de tamaño mucho menor que la porcion escamosa, pero de configu- cion bastante complicada, lo que nos obliga á describirlo minuciosamente. Ocupa este hueso pequeño de figura piramidal, significado en nuestras figuras con /, el vacio situado entre la porcion escamosa y el hueso occipital, tocán- dose con los dos hácia arriba por suturas persistentes, pero estando separado de ellos por intérvalos hácia abajo. Visto del lado interno, tiene el hueso petroso una superficie triangular poco cóncava, que forma una porcion peque- ña de la superficie de la cavidad de los sesos (fig. 1. /, lám. XXVIII), conti- nuándose hácia abajo en un cono muy agudo (fis. 5 y 6. ec. cc.), que sobresale libre enla cavidad del oido (véase lám. XXIV. cc. y lám. XXV. fig. 2). En e] medio de esta superficie interna se vé la apertura del conducto auditivo in- terno, que pasa al lado anterior de dicho cono agudo y entra en el interior del hueso petroso llamado el laberinto, y mas arriba enla márgen anterior del hueso petroso está la apertura interna de la cavidad en el interior de la por- cion escamosa, que comunica por esta apertura con el conducto carótico (**). Mirando el hueso petroso por debajo (fig. 6 de la lám. XXVIII.) se vé al principio del lado derecho de la figura el cono alto agudo (cc), que tiene en su base dos agujeros ovales, que conducen á su interior; el anterior («) es la ven- tana oval, y el posterior la ventana redonda (y), las dos en nuestro animal de figura oval y sin diferencia notable de tamaño. Al lado anterior de la base del cono con sus dos aperturas ó ventanas corre un conducto ancho, que sale de la (*) Esta concavidad se encuentra tambien en los Armadillos de un modo completamente idéntico. El curso de la Arteria occipitalis lo ha demostrado HyrtL en su obra antes citada, pá. 24. He visto en muestro cráneo disecado, que la concavidad en el temporal comunica por un conducto ancho tambien con el conducto carótico; lo que parece indicar, que por este conducto haya pasado de la Arteria occipitalis, que es un ramo de la carotis externa, un ramo comunicante á la carotis interna en nuestro animal. (+) En la figura 1. de la lámina XXIV se vén estas dos aperturas indicadas como manchas negras abajo y al lado de la letra h;la mancha superior y anteriores el conducto que comunita con el conducto carótico, la inferior debajo de la ¿la apertura del conducto au. ditivo interno. .. 255 — apertura (vw) del conducto auditivo interno, y atraviesa el modio de la cavidad timpánica, antes del cono, por un puente libre pendiente, encorvado, huesoso (p. t.), para salir por afuera en la márgen posterior del hueso, que corresponde al hueso mastoides, tocándose en su camino con el conducto auditivo externo ¿al lado de dicho puente. Este conducto que habia recibido el nervio facial, es por consiguiente el acueducto de Fallopio y su apertura externa atrás de % el agujero estilomastoides. De aquí corre la porcion petrosa hácia afuera, formando una gran tuberosidad / entre la márgen de la porcion escamosa (q) y la tuberosidad externa del hueso occipital (p), cuya tuberosidad del hueso petroso se vé fignrada del lado externo lám. XXIV. Corresponde esta tube- rosidad al hueso mastoides de otros cuadrúpedos, unida intimamente en nuestro animal con el hueso petroso. Js por esto quese llama la porcion petrosa, con mayor razon la porcion petroso-mastoides. En una de las mitades de nuestro cráneo disecado la porcion del hueso petroso situada bajo el puente ha sido rota, abriendose por esta ruptura el interior del hueso, como una cavidad irregular bastante extendida. Esta ca- vidad es sin duda el vestíbulo del laberinto, que comunica por la ventana oval con la caja del tambor, y abajo del cono cc han estado hácia adelante los canales semicirculares y hácia atrás el caracol, de cuyas partes no se vén restos bastante claros, para entrar en una descripcion de ellos: sospecho segun la analogía delos Armadillos, que el cono haya incluido el caracol. De la tercera porcion del hueso temporal, llamada la del tímpano, no se ha conservado nada mas en nuestro cráneo, que su contorno general, indicado por las suturas, que han unido esta porcion con las otras, Estas su turas se ven en la porcion ascendente de las alas esfenoidales, al lado del agujero oval (n) como dos crestas bastante pronunciadas, que ascienden con direccion divergente hácia arriba hasta la orilla de dicha ala. Si el hueso del tímpano se habia unido á estas dos crestas, como lo sospecho segun la analogía de los Armadillos, su figura ha sido cónica, ensanchándose hácia arriba y tocándose hácia atrás con la protuberancia del occipital y hácia adelante con la márgen de la porcion escamosa, formando acá con ella la apertura del conducto andi- tivo externo. HEnlos Armadillos es esta porcion del tímpano una escama convexa, delgada huesosa que se prolonga hácia afuera en un conducto semi- cilíndrico, que es el conducto auditivo externo. El interior de esta escama convexa muestra en su circunferencia la impresion de un arco casi circular, que habia sostenido la membrana del tambor, formando entre ella y la super- ficie inferior dela porcion petrosa la cavidad del tambor bastante ancha. En la punta mas avanzada de esta escama, cerca del cuerpo del esfenoides, se 1bre — 256 — el conducto carótico, que perfora acá la pared de la escama hácia adelante para continuarse al lado anterior de la porcion petrosa hasta que este conducto haya penetrado enla cavidad de los sesos, en euya cavidad él entra en el punto, endonde la porcion petrosa se une por sutura con la. porcion escamosa hácia adelante (véase fig. 1 de la lám. XXVIII). Masatrás del conducto caró- tico, entre la porcion del tambor y el cuerpo del esfenoides, se habia conservado abierto, al lado posterior de la porcion petrosa, el agujero rasgado para. las grandes venas del interior del cráneo. Para mí no hay duda, que la configu- racion de esta porcion del tímpano del Glyptodon haya sido en general la misma, porque la gran similitud de estos animales con los Armadillos en todos los caractéres particulares desu organizacion justifica completam 3nte mi conjetura. Para facilitar la comparacion de los dos géneros de los Glyptodontes, el Panochthus y el Glypto- don, he figurado otra vez la vista interna de la porcion petrosa del Panochthus en la fis. 6 de la lám. XX VIIL. al lado de la misma del (/yptodon fig. 5; pero aquella separadamente, sin las porciones adjuntas de los huesos vecinos. Las letras indican en las dos figuras los mismos objetos. El cono alto, antes (pág. 17) comparado con una pirámide, porque él tie- ne esta figura en el género ZPanochthus, que se presenta en la porcion posterior de estas dos fignras (00), es, como se vé, de diferente configuracion, delegado y comprimido en el Panochthus (fig. 6), pero grueso con base mas circular en el (/yptodon (fig. 5). A su base seabren las dos ventanas, la anterior oval (a) y la posterior (y) redonda. Debajo de la ventana oval del Lanochthus se vé una impresion oval mucho mas grande que la ventana, y esta impresion he creido que estuviera antes perforada, describiéndola como la ventana oval (ña. 7 lám. XII. y); hoy sé, por exámen repetido y por la comparacion con el género Glyptodon, que la impresion oval honda de la figura citada 7 y dela lám. XIT. no es per- forada, sino cerrada en el fondo; y que la ventana oval se encuentra encima de ella al otro lado anterior del cono (fig. 6 « de la lám. XX VIIL.), estando la ventana redonda al lado posterior del cono:ó de la pirámide, significado con la letra y. El sureo profundo. antes del cono, significado con », es el acueducto de Fallopio, que se toca hiácia adelante con el conducto auditivo externo 2, faltando en el género Panochthus el puente, que tiene el Glyptodon (fig. 5 p. t.) en el medio de la bóveda de la cavidad del tambor, bajo cuyo puen- te pasa el acuedneto de Fallopio hácia atrás. En lugar de este puente el Panochthus tiene dos esquinas sobresalientes al lado del acueducto, que son, significadas en la fig. 6 con la letra.z, La porcion externa del hueso petroso Ah, que corresponde al hueso mastoides, es mucho mas grueso en el Panochthus (fig. 6.) que en el Glyptodon (tig. 5), y el gran conducto m para la arteria occipital, situada en el mismo lugar detrás de esta porcion engrosada del hueso petrosó-mastoides. * Bor lo demás remito al lector 4 mi descripcion detallada del lnueso petroso-mastoides del género Panochthus, dada antes' pág. 13 sig. en el $. S. de este tomo. 110 Lamandíbula inferior (lám. XXIV, XXV y XXVL) se parece mucho por sus caractéres generales ála de Panochthus pero se distingue tam- bien por otros, particulares al género Glyptodon. Primeramente es su ramo horizontal mas fuerte, principalmente hácia adelante, y por esta razon la sin- fisis de la barba corre en línea encorvada, no en línea recta como en el otro género. Despues es la porcion posterior de este ramo, detrás de la sutura de la barba, mas baja en el género (GFyptodon, que en el género Panochthus, y el ramo perpendicular al principio mucho mas ancho en aquel género, que en este. Sigue de esta diferencia la otra, que la direccion de la mírgen posterior de este ramo es mucho mas inclinada, cuya diferencia hace que todo el ramo parezca menos perpendicular y mas inclinado, que el de Panochthus. Pero en este punto el (Hlyptodon se acerca mas al /oplophorus, aunque la figura particular del ramo perpendicular de este género es tambien bastante diferen- te de la del género Glyptodon Las diferencias indicadas se espresan principalmente en la vista de las man- díbulas de lado, como se presentan en las láminas IL, XV! y XXIV; y en las vistas de adelante y de atrás (lám. Il y XXV.) la superioridad relativa del Glyptodon contra la del Panochthus. El ramo horizontal de aquel género es mucho mas grueso y toda la mandíbula por consiguiente mas ancha, cuya diferencia se muestra muy claramente en las dos vistas de atrás, por la diree- cion del ramo perpendicular, que describe una curva hácia el exterior en el Glyptodon, y asciende en línea recta en el género Panochthus. Tambien la direccion de las muelas es diferente, en el Glyptodon mucho mas oblícua, las superiores acercándose bastante con la porcion de la raiz, los inferiores distando mucho mas entresí con la misma porcion. Con todas estas diferencias me parece el G/yptodon una representacion mas fuerte y mas maciza del mismo tipo general, que el Panochthus y el Hoplophorus. Por lo demás puedo repetir casi completamente la descripcion anterior, pág. 30 sig. dada de la mandíbula de Punochihus, aplicándola tambien al gé- nero Glyptodon. Los dos ramos horizontales corren completamente paralelos con sus márgenes alveolares, distantes entre sí poco menos de 2 pulg. (exacta- mente 1 pulg. 9 líneas), pero se inclinan mas hácia abajo sensiblemente, distan- tes en sus puntas mas avanzadas al exterior de 4 pulg. S líneas. La simphisis de la barba es de 53 pulg. de largo, y termina hácia atrás con el principio de la muela cuarta. El lado externo de cada ramo horizontal es muy convexo háciaabajo, el lado interno al principio sobre la simfisis cóncava, despues plano, pero no con direccion perpendicular, sino inclinado tambien al exterior hácia abajo. Así sucede, que las extremidades posteriores de este ramo distan 3 pulg. entre sí. La punta de la simfisis tiene la figura particular de un cántaro de agua, como se usan enlos lavatorios, pero su márgen libre es bastante engrosada, y abajo de esta márgen la simfisis perforada por un gran vacio redondo de 3 pulg. diámetro. Poco mas abajo estan colocados los agujeros de la barba, dos á cada lado, de los cuales el interior es mas grande y mas avanzado, que el exterior; aquel corresponde al principio de la primera muela y este al de lasegunda. La punta particular del ramo horizontal cambia poco su figura y su longitud, segun las diferentes especies, del cráneo de Panochthus y por esta razon hablaremos de ella mas tarde, explicando las diferencias especí- ficas. En el medio tiene cada ramo horizontal una altura de 33 pulg. sin las muelas, que sobrepasan la márgen alveolar por 4 pulgada. La direccion de esta márg en es al principio un poco convexa, despues un poco cóncava, levan- tándose al lado de las últimas muelas considerablemente, como se deduce de] curso de las muelas superiores lám. XXVIIL. fig. 1., que forman las mismas dos curvas, pero con direccion opuesta, cóncava al principio y convexa al fin. El ramo horizontal termina con una protuberancia bastante fuerte, bien sepa- rada del ramo perp endicular, cuya protuberancia está tambien indicada en el género Hoplophorus (lám. XVIII), pero falta al género Panochthus (lám: 1D. Sobre esta protuberancia principia el ramo perpendicular de la mandíbula, correspondiente por su extension hácia adelante á las tres últimas muelas. Este ramo se inclina un poco al exterior, y se estiende con su márgen libre posterior siempre mas hácia atrás, hasta una anchura de 5 pulz., siendo la márgen anterior al principio perpendicular. Pero despues de esta extension considerable, el ramo se hace poco á poco mas angosto, por la inclinacion de la márgen posterior hácia adelante, y concluye al finsuperior con una anchura de 33 pulg., dividiéndose acá en las dos apófisis del cóndilo y de la coronoides que, por una excision profunda de la márgen superior, solo distan 1 pulg. entre sí. La márgen anterior del ramo perpendicular de la mandíbula es menos inclinada y al principio completamente perpendicular; despues ella se inclina un poco hácia adelante, pero al fin, correspondiente á la apófisis coro- noides, la inclinacion es bastante fuerte y aun mas fuerte, que en los otros géneros Panochthus y Hoplophorus. Todo el ramo tiene una altura de 6% pulg. hasta la punta interior mas sobresaliente del cóndilo. Respecto á las superficies del ramo perpendicular se presenta la externa bastante plana, con poca inclinacion hácia el interior. En el medio de esta superficie se presenta un arco oblícuo, poco pronunciado y algunos agujeros pequeños para vasos sanguíneos. La márgen posterior de esta superficie es un poco engrosada é inclinada al exterior, principalmente en la mitad inferior — 259 — y tiene acá algunas rugosidades de las impresiones musculares. Lo mismo puede decirse de la porcion última de la superficie externa del ramo horizon- tal, que es bastante áspera, Mas particularidades tiene la superficie interna. Ella es muy cóncava en su porcion inferior, detrás del ramo horizontal, é igual- mente áspera por impresiones musculares. Inmediatamente ántes de esta excavacion, y atrás de la márgen alveolar de la última muela del ramo hori- zontal, perfora este ramo la gran apertura del conducto alveolar, que entra en el ramo horizontal, corriendo al lado externo de los alveolos para las muelas, y abriéndose al fin anterior de este ramo por los agujeros de la barba (fora- mina mentalia). En algunas mandíbulas rotas he examinado este conducto y he visto su curso claramente, como á 14 pulg. de alto sobre la márgen infe. rior del ramo horizontal, inclináadose mas hácia abajo en su porcion an. terior. Las dos apófisis delramo perpendicular son casi de la misma figura que en el género Panochihus. El cóndilo principia con una base bastante fuerte de 1 pulg. de ancho y ¿ pulg. de grueso; su márgen posterior se inclina un poco hácia adelante y la anterior bastante hácia atrás, estendiéndose las dos al lado interno en una lámina gruesa transversa, que es un poco cóncava hácia ade- lante, y un poco convexa hácia atrás. Termina esta lámina, que es de 12 pulga. de ancho y 13 de alto, en uva cara articular transversal oblonea angosta, un poco encorvada, colocada casi perpendicularmente, 1% pulg. de ancho y + pule. dealto, que se une bien con la cara igual á la esquina posterior é inferior de la apófisis zigomática del hueso temporal. La colocacion casi pe rpendicular de esta cara articular es un carácter particular de los Glyptodontes, que los obliga á mover su mandíbula inferior úvicamente en direccion ascendente y vice versa en contra de la superior, impidiendo el movimiento lateral de las muelas y dandoles solamente una fuerza compresiva, pero de ningun modo una accion de moler. - La apófisis coronóides-es menos alta, pero mas ancha, formando una lámina delgada un poco encorvada hácia atrás, que asciende con direccion inclinada hácia adelanteá la altura de 14 pulg., siendo en su base de 2 pulsa. de ancho. Se diferencia esta apófisis de la correspondiente del sénero Panochthus por su inclinacion hácia adelante y por su márgen anterior mas sobresaliente sobre la márgen del ramo perpendicular debajo de la apófisis. : A UB Tenemos que hablar finalmente de los dientes de las dos mandíbulas y de sus alveolos. Ya he dado una descripcion detallada de estos dos objetos al 34 — 260 — del género Panochthus (pág. 32. $. 15), que permite fijarse actualmente en las diferencias entre los dos géneros, sin repetir acá los caractéres generales. Es suficiente decir, queen este punto de la configuracion general todos los Glyp- todontes son iguales. Los dientes del género (lyptodon tienen los mismos tres lóbulos romboides, como los de Panochthus y de Hoplophorus, y la relacion de los lóbulos es tambien idéntica, siendo en los dientes de la mandíbula supe- rior el primer lóbulo el mas ancho y el tercero el mas grueso, como tambien el mas angosto; pero en los de la mandíbula inferior se vuelve esta relacion, siendo el primer lóbulo el mas grueso y el último el mas ancho. Sigue de esta conformacion general, que los alveolos son deigual figura y direccion en todos los Glyptodontes, y que no hay razon para describirlos otra vez; el único motivo que debo agregar á la descripcion anterior (pág. 32) es, que la direc- cion particular de los alveolos en la porcion alveolar de las dos mandíbulas de Glyptodon es aún mas pronunciada que la de los géneros Hoplophorus y Panochthus, por la configuracion mas sólida de aquel género en comparacion con estos. En la mandíbula superior los alveolos ascienden en direccion un poco encorvada hácia adelante y al fin al exterior, pero en la mandíbula infe- rior la direccion de su curvatura vá hácia atrás y hácia el exterior, acomodán- dose en las dos mandíbulas ála direccion de la pared externa de cada una, euya direccion no es en tanto la razon, sino la consecuencia de la curvatura de las muelas. Cada muela tiene su alveolo completamente separado de los vecinos por un tabique esponjoso, y en cada alveolo se ven las tres divisiones indicadas por listas sobresalientes al interior, para los tres lóbulos de cada muela. Terminan estos alveolos en el interior de la porcion alveolar de cada mandíbula con una altura de 3—33 puls., tocando en la mandíbula inferior, que tiene sus alveolos un poco mas cortos, inmediatamente hasta la pared infe- rior huesosa de la mandíbula. Como el lóbulo anterior de cada muela supe- rior es el mas ancho, estas muelas perforan con este lóbulo la pared interna de la porcion alveolar (fig. 1. lám. XXVITD, pero en la mandíbula inferior, que tiene el lóbulo posterior de cada muela mas ancho, el alveolo se pronun- cia mas fuerte al fin de cada muela en la superficie externa de la mandíbula, como lo indica nuestra figura de la lám. XXIV. “La construccion interna de cada muela no se diferencia por ningun carác- ter general de la de los otros géneros. La muela tiene un cemento externo fino, pero duro, que se levanta poco en la circunferencia de la superficie mas- ticante del diente sobre las otras substancias constituyentes. Bajo esta capa superficial se encuentra la substancia principal menos dura, la dentina, y en el centro de ella, como un esqueleto de la figura del diente, la tercera mas dura, — 261 — la vasidentina, quese distribuye con sus ramos por el medio de cada lóbulo del diente, levatándose como un callo angosto un poco sobre la superficie honda de la dentina. Enla distribucion de esta capa central se muestra alguna par- ticularidad del género Glyptodon, por la ramificacion de la substancia en pequeños ramitos á lo menos á un lado del lóbulo, cuyos ramitos producen una dureza mas grande de la superficie masticante de la muela, entrando las muelas por este carácter en completa armonia con la configuracion general, mas robusta, del género Glyptodon, aunque las especies de este género son de menor tamaño que las del género Panochthus. En la configuracion particular de las muelas del género (C/lyptodon se repiten tambien los caractéres generales ya indicados en los otros géneros. Las dos primeras muelas de cada mandíbula son un poco menores, que las otras, principalmente mas angostas y sus lóbulos menos bien separados. Las muelas de la mandíbula superior tienen sus tres lóbulos dirigidos perpendicularmente contra la línea média del paladar; enla mandíbula inferior cada lóbulo se pone en direccion oblícua contra la línea media de la mandíbula, En fin, se presentan tambien en las diferentes especies del género Glyptodon, diferencias específicas en la figura particular de las muelas, que explicaremos mas tarde, cuando hablemos de las diferencias específicas en particular, concluyendo nuestra descripcion actual con la noticia, ya antes (pág. 35) dada, que ni los ocho dientes de cada especie, ni los dientes correspondientes de dos especies diferentes, son completamente iguales, sino que cada muela tienesu figura particular, y que existe solamente una relacion de similitud mas ó menos pro- nunciada entre las muelas correspondientes de las especies diferentes. AD MOSS SOS 112 Aunque la substancia de los sesos se ha perdido completamente por la pu- trefaccion de los órganos blandos del animal, los contornos de la cavidad de los sesos son perfectos, y permiten una descripcion general externa del órgano que ha llenado esta cavidad durante la vida del animal. Nuestra figura ]. de la lámina XXVIII muestra estos contornos en la seccion longitudinal del cráneo, y dá una idea bastante completa de la configuracion general de los seso. Dicha cavidad esde 43 pulg. de largo, desde la protuberancia mas anterior sobre la lámina cribosa, hasta el fin posterior del hueso occipital, y en su por- cion media la mas ancha2; pulg. de ancho. Se divide su contorno superior por — 262 — esquinas sobresalientes hácia el interior en cuatro porciones, que corresponden á la porcion olfactoria, al cérebro, al cerebelo y á la médula oblongata del animal. La porcion olfactoria ha sido la porcion mas anterior de los sesos, ocupando una cavidad particular sobre la lámina cribosa, cuya cavidad es de la figura del corazon de los naipes en nuestro animal (véase lám. XAXVIIL fig, 2), pero con la punta del corazon hácia arriba. Su altura es de 14 pulg. y su anchura en el medio de 1. pulgada. Se separa de la porcion media de la ca- vidad de los sesos por un canto engrosado obtuso, bien indicado en nuestra figura 1. de la misma lámina, y se divide por la lámina media longitudinal, la erista galli, en dos mitades iguales bien separadas por dicho tabique, que tie- ne la altura de 4 pulg., correspondiente á la profundidad de la cavidad entera. Los lados externos dela cavidad sontambien cóncavos y dilatan la porcion media de la cavidad bastante en la misma direccion. Sabemos por analogía que en las dos cavidades descriptas, separadas por el tabique de la crista gall, han estado colocados durante la vida del animal los lóbulos de los dos nervios olfactorios, y reconocemos por el tamaño considerable de estas concavidades en el Glyptodon, que los bulbos olfactorios hayan sido de un tam ño sorpren- dente, aunque en completa armonia con la configuracion de los Armadillos, cuyos animales tienen tambien dos lóbulos olfactorios muy grandes, sobresalientes há- cia adelante sobre el cérebro como áos masas ovales, bien separadas del cérebro hácia arriba, pero unidos con los dos hexmisferios del cóérebro hácia abajo (*). Pa- rece que la configuracion del cérebro del (*/yptodon haya sido completamente idéntica. La porcion segunda de la cavidad de los sesos, que corresponde al cérebro, es la mas grande y ocupa mas de la mitad de toda la masa encefálica. Tiene la figura general de un huevo corto esférico-oval, y se estiende desde la cresta obtusa, que separa la cavidad olfactoria hácia atrás, hasta la otra esquina superior obtusa un poco atrás del medio de la cavidad encefálica. Su con- torno superior es una bóveda bastante regular, y el inferior una fosa bien pro- nunciada en el medio de la misma superficie. Tiene esta porcion de la cavidad encefálica una longitud de 2. pulg., una altura de la misma dimension y una anchura media poco mayor, de 24 pulgadas. Todo este espacio ha llenado el cérebro del animal. Respecto á su figura externa, se indica bien por la super_ ficie interna de la cavidad descripta, que el cérebro de Glyptodon no haya tenido cireunvoluciones, sino que su superficie haya sido lisa, con excepcion de una impresion liviana eblícua en la porcion anterior lateral, que ha separado la parte, que se llama el lóbulo anterior, de la otra porcion principal (*) Tenemos figuras del cerebelo de los Armadillos en las obras de TIEDEMANN, Rare: Hyrtt Y Gervazs, á las cuales remitimos al lector. — 263 — llamada el lóbulo medio. Esta impresion existe tambien en la superficie del cérebro de los Armadillos, y prueba de nuevo la completa analogía de la configuracion de estos animales con nuestros Glyptodontes. Por lo demás, se comprende por la figura de la cavidad encefálica, que el cérebro haya sido un poco mas angosto hácia adelante, y mas ancho hácia atrás, y que prineipal- mente el lóbulo medio del cérebro se haya extendido bastante á los dos lados con su parte inferior, cuya extension considerable del lóbulo medio del cére- bro hácia abajo, está tambien en completa armonia con el tipo de los Armadi- llos actuales. Entre estos dos lóbulos la anchura mayor del cérebro ha sido de 2% pulgadas. Mas abajo se pronuncia, en el cuerpo del hueso esfenoides, la fosa bien separada ya antes mencionada. Esta fosa habia recibido el puente de Varolio, la porcion central del cérebro en la superficie inferior, euyo puente, por la extension de dicha fosa, no ha sido muy grande en nues- tro animal, sino de extension bastante pequeña. Enla pared anterior, sobre la fosa se ven las aperturas para los nervios ópticos (00), y el tamaño pequeño de estas aperturas, prueba que dichos nervios han sido bastante finos. Salen los nervios ópticos antes del puente de Varolio y abajo de los lóbulos medios del cérebro de su interior y entran, despues de haber formado el entrecruza- miento (chiasma nervorum opticorum), por los dichos agujeros en la cavidad _del ojo. Sorprende en verdad la pequeñez de los nervios ópticos de nuestro animal en comparacion con los nervios olfactorios tan fuertemente desar- rollados. Al lado externo de la fosa central, que habia recibido el puente de Varolio, se abren los agujeros redondos (p. p.) y los agujeros ovales (2.2). Estas dos clases de agujeros estan intimamente unidos en el interior de la cavidad ence- fálica por un canto agudo circular, que los rodea principalmente hácia ade- lante (véase fig. 1.lám. XX VILL.), y los encierra en una fosa un poco honda, bien separada por dicho canto de la otra cavidad de los sesos. Sigue de esta configuracion particular, quelos dos agujeros intimamente unidos de este modo son destinados al mismo uso, que no puede ser otro, que recibir el tronco del quinto par de los nervios cerebrales, el nervio trigémino. No hay duda, que los dos nervios trigéminos, que salen de los lados del puente de Varolio, hayan estado colocados en las dos fosas bien cireunscriptas al lado de la fosa media, menos bien separada de la base encefálica, y que por los dos agujeros han salido las porciones principales de cada nervio trizémino, formándose en la fosa encima de los agujeros probablemente un análogo del gánglio de Gaser del hombre. La extension sorprendente de los dos agujeros testifica tambien, que el nervio trigémino de los Glyptodontes haya sido muy grueso y el mas — 264 — voluminoso de'todos los nervios del cérebro, con la única excepcion del olfaec- torio. Como los ramos de este nervio estan destinados principalmente para las dos mandíbulas, á lo menos el ramo segundo y tercero, se explica bien el erosor del nervio por el tamaño considerable y casi excesivo de las dos man- díbulas de los Glyptodontes. El curso del nervio trigémino fuera de la cavi- dad encefalica ya lo hemos explicado antes, describiendo la tosa al lado externo del hueso esfenoides, en cuya fosa entran el primero y segundo ramo del nervio trigémino por el agujero redondo (p). El tercer ramo para la mandíbula in- ferior sale porel agujero oval (n) y se dirige hácia atrás, como los otros dos hácia adelante, para descender al lado interno del ramo perpendicular de la mandíbula inferior y entrar por el gran agujero detrás de la última muela en el conducto alveolar, pasandole por toda su longitud y saliendo al fin con sus últimos ramitos por los agujeros de la barba. Como los dos nervios trigéminos forman el quinto par de los vervios del cérebro, falta conocer entre ellos y los nervios olfactorios el par tercero (ner- vio oculomotor) y el cuarto (nervio patético), que entran los dos en la cavidad del ojo por la hendidura esfenoidal. No hay una apertura correspondiente á esta hendidura en el interior del cráneo de los Glyptodontes y por esta razon supongo, que los nervios del tercero y cuarto par han salido porel agujero redondo, situado en la cavidad del lado esterno del hueso esfenoides, para pa-- sar de acá á la cavidad del ojo porel surco particular que hay en esta cavidad, correspondiente á la fissura orbitalis superior ó sphenoidea. La tercera porcion principal del encéfalo es el cérebelo y su extension está bien indicada en nuestro animal por las dos esquinas sobresalientes á la cavi- dad de los sesos, debajo de la porcion escamosa del hueso occipital. La ante- rior de estas dos esquinas corresponde á la sutura lambdoidea entre los huesos parictales y el hueso occipital, la posterior al extremo inferior de la porcion escamosa del occipital, antes de los cóndilos [véase fig. 1. lám. XXVII]. La superficie interna de esta porcion de la cavidad encefálica es cóncava, como la anterior para el cérebro, y porsu diámetro lineal 12 pulg. de largo, dividida hácia arriba por dos elevaciones longitudinales bastante débiles en tres por- ciones, que indican los tres lóbulos del cerebelo de estos animales, en comple- ta armonia con el cerebelo delos Armadillos [véase la figura de Rarp en su obra citada, lám. VIIL fig. 3]. Las tres porciones del cerebelo, indicadas por las elevaciones descriptas, son de anchura casi igual, pero la porcion media ha sido mas larga, semicilíndrica, y las dos porciones laterales mas cortas, casi ovales; corresponde aquella porcion al guzano [vermis] del cere- belo del hombre y las dos laterales á los lóbulos del cerebelo. Se deduce — 265 — tambien de la colocacion de la porcion de la cavidad encefálica para el cere- belo, que este haya estado completamente libre atrás del cérebro, sin ser tapado por él en su parte anterior, y bastante erande en comparacion con el tamaño del cérebro, cuyos caractéres particulares estan tambien en completa armonia con el tipo de los 4irmadillos actuales. No he visto impresiones de las circun- voluciones del cerebelo en la superficie interior de su cavidad, pero como estas circunvoluciones de figura de láminas son bastante débiles tambien en los Ar- madillos, debo presumir que no han faltado en el cerebelo de los Glyptodon- tes, porque ellas son mucho mas generales entre los Mamíferos que las circun- voluciones del cérebro. La cuarta porcion del encéfalo,la médula oblongata, ha ocupado el espacio de la cavidad encefálica debajo del cerebelo, principiando hácia adelante atrás de la fosa para el puente de Varolio y estendiéndose hasta el gran agujero occipital, por cuyo agujero esta médula ha salido de la cavidad del cráneo, para continuar por el conducto vertebral, como médula espinal, hasta el fin de la columna vertebral. Segun la extension del lugar que ocupa la médula oblongata en el cráneo de nuestro animal, ella ha sido de 2 pulg. de largo y 14 de ancho al principio, inmediatamente atrás del puente de Varolio, imitaudo como siempre la figura de una clava poco deprimida, de contorno semi-elíptico, dividida por surcos longitudinales en cuatro porciones paralelas, que son las eminencias piramidales en el medio, y las eminencias oli- vares álos dos lados. Aunque no se sienifican estas porciones de la médula oblonga por elevaciones ó surcos en las paredes duras de la base de la cavidad cefálica, no hay duda, que han existido dichas porciones en la médula oblon- gata de nuestro animal, como en todos los Mamíferos. Salen de estas porcio- nes de la médula oblongata los otros nervios del encéfalo, primeramente el par sexto (nervio abdutor) de la region anterior media, inmediatamente atrás del extremo del puente de Varolio y casi entre él y el principio de las emi- nencias piramidales. Los nervios de este par son bastante delgados, y acom- pañan la carótide interna hácia adelante, para entrar en las cavidades de los ojos y muy probablemente tambien por el gran agujero redondo, faltando en nuestro-animal una hendidura esfenoidal particular en las paredes del cráneo. Un poco mas atrás salen de los lados de las eminencias olivares los nervios del par séptimo y par octavo, es decir el nervio facial y el nervio auditivo. El orígen de estos dos nervios de la médula oblongata se pronuncia bien por la colocacion de la apertura del conducto auditivo interno, en cuya apertura entran los dos nervios, y como esta apertura bastante grande se vé bien figu- rada lám. XXVIII fig. 1. en el hueso petroso (4), no hay duda sobre el origen — 266 — y el curso de dichos nervios de la médula oblongata. Debemos presumir, que los dos han nacido de la médula oblongata opuestosá la apertura del conducto auditivo interno. El nervio auditivo queda en el interior del hueso petroso; el nervio facial sale de este hueso por el conducto de Fallopio, y ha sido des- cripto, ya antes, por su curso hasta salir fuera de dicho hueso. Con menor seguridad se puede determinar el orígen y el curso de los otros nervios, situa- dos detrás del par octavo, y aunquese debe suponer, que ni el origen ni el curso de ellos se haya desviado mucha del modo regular en todos los Mamíferos, no tenemos razon para hablar de este curso, por ser únicamente hipotético. Es casi seguro, quelos nervios del par noveno (slossofaringeo) y del par décimo (vago) han tomado su origen un poco atrás del nervio acústico de las eminen- cias olivares, y han salido de la cavidad del cráneo por el agujero rasgado, detrás de la porcion del tambor del hueso temporal, al lado externo del cuer- po del occipital, mientras que los nervios del par duodécimo (hipogloso) han salido porlos agujeros condiloides, tomando su origen del surco entre las eminencias piramidales y olivares. Por el tamaño considerable del aguj 2ro condilóides del género Glyptodon, como este agujero se vé figurado en el medio de la porcion posterior de la cavidad del cráneo, antes del gran agujero occipital (fis, 1.lám. XXVIII), debemos suponer, que la organizacion del género Glyptodon haya sido bastante particular en comparacion con la de los otros géneros, porque ni el Panochthus ni el Hoplophorus tienen un agujero condilóides interno de igual extension, sino en lugar del graude interno del Glyptodon dos muy pequeños, separados por un intérvalo bastante considera- ble de ¿+—3 pulg. (véase pág. 12 y pág. 178). Deducimos de esta diferencia, que el nervio hipogloso, que se estiende con sus ramos por los músculos de la lengua, haya sido mucho mas grueso en el Glyptodon, que en los otros géneros, y por consiguiente la lengua de un modo semejante mas carnosa y mas volu- minosa que la de Panochthus y Hoplophorus. Para facilitar la comparacion de nuestra descripcion de los agujeros del cráneo, por los cua- les salen los nervios del encéfalo, con la anterior de los otros autores, que ya tratan de ellos, me parece conveniente adjuntar acá la determinacion mia, segun las figuras y las explicaciones dadas de ellos. ” La figura de Owen del cráneo de (Glyptodon. clavipes en: The descript. Catalog. of the fossils in the collect. of the Royal coll. of Surg. London 1845 4to), repetida por Nopor en su Atlas pl. 6, significa con letras los siguientes objetos y agujeros. a. a. Los condilos occipitales. b. El borde superior del agujero occipital. Cc. La apertura externa del conducto condilóides. — 2617 — d. La apertura del conducto para la arteria occipital, entre el hueso petroso-mastoides y la porcion lateral del occipital. e. Esta porcion lateral del occipital, llamada por ÓwEN paraoccipital. /. La cara externa del hueso petroso-mastoides. y. Elcuerpo del hueso occipital. h. El mismo del hueso esfenoides. ¡. Un agujero particular no constante, faltándole al Gl. asper, pero de ningun modo el foramen lacerum. %. El agujero redondo, que OwEN toma por el oval. l.. El asujero óptico, que OWEN toma por el redondo, m. La cara articular para la mandíbula inferior, 1. La apófisis descendente del hueso zigomático. o. El alveolo de la muela primera. ». La sutura lambdoidea entre el hueso parietal y occipital. r. El agujero suborbitario, erroneamente Hamado el lacrimal en el texto; el agujero lacrimal no se vé en las dos figuras. De las figuras dadas por HuxLeY enla lám. IV. V y VI. del tomo 155, pt. 1. de las Philo- soph. Transact. (London, 1865, 4to.) ninguna otra pide una declaracion particular que la 4to y 5to. de la lám. IV. En estas dos figuras se vé figurada la porcion basilar del hueso occipital (fig. 4.) y una porcion del hueso petroso-mastoides (fig. 5) con las porciones veci- cinas del temporal y occipital. Las letras de estas dos figuras indicanlos objetos siguientes: dl. El cóndilo occipital del lado izquierdo, con el agujero condilóides antes de él. e. La cara articular de la apófisis del hueso temporal para la mandíbula inferior, y esta apófisis rota en la fig. 5. f. Porcion superior de la apertura del conducto auditivo externo, faltando la porcion inferior mayor, que haya estado en la porcion del tambor perdida, y. La porcion externa del hueso petroso-mastoides, con razon llamada petromastoid bone por OwEN, pero no un resto de la porcion del tambor, como lo crée el Sr. HuxneyY pág. 55. de su obra. La porcion del tambor (pars tympaaica) falta completamente, como ha sospechado HuxteY de una parte de ella, estendiéndose probablemente hasta las tube- rosidades para la insercion de los músculos rectos capitis y la porcion mastoides, que está separada de la. porcion petrosa en los Armadillos (Euphractus), y unida intimamente con ella en los Glyptodontes. h. Porcion lateral del hueso occipital, significada en nuestra fig. 5. lám. XXVII con p, uniéndose intimamente por una pequeña «apófisis elevada con el petroso-mastoides. Pr. 0. El cono agudo descendente en la region posterior de la cavidad del tambor, en cuya base se hallan la ventana oval y la ventana redonda, que no estan claramente indicadas en estas figuras, Respecto á la descripcion anterior, dada pág. 55 y 56, rectificando la anterior de Owky en algunos puntos, debo probar la admonicion de Huxrexy, que los agujeros en la fosa, atrás de laapófisis zigomática, no entran en la cavidad encefálica, sino enla otra en el interior del hueso temporal, descripta por mí bajo el título de antrum temporale; que el agujero significado por OWEN como el foramen rotundum es el foramen opticum y el otro llamado foramen ovale en verdad el foramen rotumdum, unido con la fissura orbitalis superior se spheno-orbitalis en una apertura comun bastante grande, atrás de cuya apertura se ha colocado, un poco mas al lado externo, el foramen ovale. 0 | 35 [9 DIFERENCIAS ESPECIFICAS ENTRE LOS CRANEOS- 113 Tengo á mi disposicion para la terminacion de las diferencias específicas entre los cráneos de las diferentes especies del género Flyptodon tres cráneos, que pertenecen á las especies siguientes: 1. Glyptodon clavipes. De esta especie, la mas antigua, nose conserva en nuestro Museo Público nada mas que la mitad izquierda de la mandíbula inferior, faltándole solamente la cara masticatoria de las muelas posteriores. Pero se ven figurados dos cráneos, aunque bastante incompletos, de esta espe- cie.en:las obras de Owex y HuxLer, repetidas veces citadas. Dela de Owen no tengo á mi disposicion el original, sino la repeticion por Nonor en su obra: Descript. ete. págs: 70. pl. 6; la de Huxrey en el original de las Philos, Trans. Tom. 155 pt. 1 pl. IV y V. | 2. Glyptodon asper. El cráneo completo de nuestro Museo Público. 3. Glyptodon elongatus. Dos cráneos, el uno completo, el otro roto de la coleccion de D MawueL Ecura, y una mandíbula inferior del Museo Público. Comparando la figura de la superficie superior del cráneo de Glyptodon clavipes con las mias de (7. asper y Gl. elongatus (lám. XAXV1.) se vé al ins- tante una configuracion general completamente idéntica, y apénas otras dife- rencias específicas, que las relativas de las dimensiones de las diferentes porcio- nes del cráneo. . Por esto me parece la distancia y el tamaño de los cóndilos occipitales del (M1. clavipes menor, en comparacion con el otro cráneo, que la de las otras especies, pero el tamaño del cráneo entre las dos fosas temporales un poco mayor en aquella que en estas. Otra diferencia notable se presenta en la figura de Owen de la frente, que parece menos ancha hácia adelante, que hácia atrás, en oposicion con la de las otras especies (*). De todos modos la porcion de la nariz del (7. clavipes es mas extendida hácia adelante, y por consiguiente toda la nariz mas prolongada, pero no mas grande y mas volu- minosa en esta especie. Parece que el G. elavipes se habia. acercado un poco (*) Este carácter no se prueba exacto por la figura de Huxzgy (7. /. pl. IV. fig. 2), que dá, en correspondencia con las otras especies, la frente mas ancha bácia adelante que hácia atrás. — 269 — mas al tipo del Panochthus, que el G?. asper y el Gl. elongatus, porque el arco anterior desus huesos de la nariz es menos ancho y mas sobresaliente hácia ade- lante, que el de estas dos especies, y sila figura 1. de la lám. IV. de Huxter no es exagerada, la porcion inferior de la apertura de la nariz, correspondiente á los huesos intermaxilares, ha sobresalido mucho mas sobre la márgen superior de los huesos de la nariz en el G. clavipes, que en las otras dos especies. Es cu- rioso y digno de notar, que la punta pequeña del paladar, entre los dos aguje- ros incisivos, se pronuncia mucho menos, en oposicion con la tendencia sobre- saliente de la nariz, en'el (7. clavipes' que en el Gl. asper y el Gl. elongatus: siendo esta punta en aquella especie casi nula, y la márgen de la fosa atrás de los dos agujeros incisivos casi recta, pero en estas dicha márgen forma un ángu- lo: bastante agudo sobresaliente. Alfin parece la apófisis zigomática des- cendente del (1. elavipes mucho mas encorvada' con su punta hácia atrás, que la misma del 6. asper y GÍ. elongatus, y su extremidad menós gruesa, mas delgada en aquella especie, que en estas dos. Todas estas diferencias me parecen indicar un anmal relativamente un poco mas delgado, mas prolongado y menos macizo" que las otras especies, cuya diferencia general se pronuncia tambien por la cola mas larsa, caracte- rística para esta especie, justificando de algun modo su separacion de las otras en un subgénero aparte, que se habia acercado un poco mas á la fisura vene- ral y á los caractéres particulares de los géneros Panochthus y Hoplophorus. Los dos cráneos de Gl. asper y Gl. elongatus, figurados lám. XXVI, son mucho mas parecidos entre sí, y principalmente diferentes por el tamaño ge- neral poco mas grande de él de (GV. elongatus, aunque su anchura es relativa- mente la misma, y por consiguiente esta especie es poco mas delgada no sola- mente por la figura del cráneo, sino por toda su configuracion. Sin embargo la frente es un poco mas ancha, pero la porcion situada entre las tuberosidades posteriores, correspondientes á los mastoides, menos sobresaliente, mas angos- ta. Se aumenta esta diferencia por la apófisis zigomática, que es bastante mas ancha y mas encorvada hácia el lado interno; su direccion descendente es poco mas perpendicular y su punta menos encorvada hácia atrás que la de Gl. asper. Otra diferencia se pronuncia en la apertura externa de la nariz, que es bastante mas ancha en el (7/. elongatus que en el (7 asper; lo que está en buena armonia con la frente mas ancha de aquella especie. Tambien el arco zigomático tiene una altura mas grande en el (/. elongatus, que en el (G?. asper; en aquel es de 2 pulg. y en este de 1% pulgada. Lo mismo puede decirse de la cara articular para la mandíbula inferior, siendo ella mas larga y mas ancha en aquella que en esta especie, Pero la fosa temporal tiene la misma longitud en los dos cráneos, de 4 pulg., y mo es notablemente mas ancha en el (/. elongatus que en el (GA. asper, sino casi de la misma anchura, 24 pulg. en aquel y 214 en este. El paladar (lám. XXVII.) de las dos especies muestra otra diferencia en la figura de la extremidad posterior como anterior, y en la colocacion de los agujeros palatinos, que son mas grandes en el (7. elongatus que en el (. asper; la porcion anterior es un poco mas larga en aquella espe- cie y la colocacion de los agujeros incisivos mas avanzada. Todas estas diferencias prueban, que el (/ elongatus ha sido un animal mas prolongado que el G/. asper, lo que sigue tambien de la figura general de la coraza, siendo oblongo-oval en aquel y esférico-oval en este. Finalmente debo notar una diferencia notable entre las especies nombradas, por el tamaño de la apertura redonda, en la porcion anterior de la sínfisis de la barba. Esta apertura, quese vé figurada lám. XXV y lám. XXVIL., es constante, pero de diferente extension en las especies, siendo la mas pequeña de 3 pulg. de diámetro longitudinal la de (FH/. asper; poco mas grande, de 1 pulg., la de (1. elongatus, y la mas grande, casi de 14 pulg , segun la figura de Muxtey (L 1. lám. VI. fig. 4.) la de Gl. clavipes. Diferencias mas pronunciadas se ofrecen en la figura y la construccion de los dientes, de los cuales hablaremos al fin de esta comparacion de las diferen- cias específicas, dando primeramente las medidas de los cráneos en la lista ad- junta de la página siguiente: — M1 — *1OLl9JUT *parpue ul e.19s9nu 7 — 9 . o a S — 8 pun L — 9 Lt 8 == 0T (WA 9 ER Z == e — e == 9 e e 22 F Í= 8 > 8 == 9 E 8 Pa 9 == q 8 'Sod “vodso *¡dñ1) MA) a , 0 $] NOTA ANO AAN e NN SN FOOD so (0) ” 6 Er “ar ea 0 0 O, 8 146 9 == 4 8 = EG 9 EL 3) == 20 E O 8 ES 0 ES == a Sl S => DL pS 46 a ES A) S => 146 Y P = 58 == 3 => El S ES 3 A 9 NE 5 07 € ET E 9 > 0 0 Ls +? due ÑO: 8 “Sind alu 2 “Sind "snzobu0J9 19 («) sodramo df) 9P OJIXUE 109 “XIX 9P SPPIP9uL Se] ap ÁNIMO) 9p RINSY T| DP SRprors uOs arvadso e3sa ap sepipara ser] (4) q A: o A > "1OLI9JUL *[NQIPUBUL P] AP SO[IPUQI SO] OP BULAJXA PIO0UVISCT 9 e ES ER eponta ezumb e] ap Op*] [2 OvIStUL op RANA Cd RAS GS Tn Ls A q """SOPprUN S9[eqUOZIIOY SOVWITI SOP SO] IP TANYOUY Co e RA US ud o” a LO E A A S9PI0U0.0D sisgode *?]9p tInqouy 1 E db AO a = le ES e oripugo op sisyode e] ap tn y 9 oca Ss a eS E AA A “== “ojos aepnoipuadaad otuea [op tamy DC O E e o q === eq18Q T] 9P SISYUIS e 9p pnyiBuo”] VA A ad SC [SN UL SP] op sayue epengis uoroIod e] ap pop 3uor] SRT E A OUISIUL TOP SPJONUL St] AP PY Y] ap pny3uor] Pie eS “=== 1OLIQÍUTP]OqIpuBul e] ap [RJUOZLIOY OWIRI [9p pngi3uorT O des q das [BJUOZLIOY UOLODAMP US LOLIAJUL P[OQIPUBuL e] ap toque pn3i3uorT ES io

=== =ZLBU e] op 1ouojue e.m31ode e] ap tan3 y CR sayeyidro90 sO[Ipugo so eysey aepeyed pop xo1oyue ejund ey ap “oougao [op puyBuoT "seso¡dur sepe3¡nd ue “NOOLIA O op soradso SoJU9aJ!p Se] op sO0updo 0] op SepipaTT — 272 — 114 Las muelas de las tres especies de Glyptodon, que“tengo á mi disposicion, muestran diferencias específicas bastante claras y aún de mayor importancia, que los cráneos. No hablaré mas de la figura general de las muelas y delas relaciones que hay entre ellas, porque estos caractéres estan bien explicados ya en nuestra descrip- cion anterior. El ¡carácter mas pronunciado de las muelas del (GH. claripes es, segun las figuras de Owen y HuxueY, con cuyas figuras estan en. buena armonia las muelas de nuestra mandíbula inferior, que la substancia central de cada muela, es decir-la vasidentina,, no tiene estos. ramitos secundarios perpendiculares del ramo principial del eje de cada lóbulo, quese: presentan con tanta abundancia en las muelas de (1. asper y' Gl. elorngatus. Solamente se encuentra uno que otro ramito accesorio excepcionalmente en el primer lóbulo de las muelas anteriores, pero: de ningun: modo es esta ramificacion secundaria un carácter seguro y regular. Sinembargo, á mí:me parece esta diferencia: de:alguna: importancia, porque si ella fuese segúra y regular, casi oO se justificaria la separacion :del G%, :clavipes en. un:subgénero aparte, acercán- dose: este subgénero por la configuracion de las :muelás: mas á los géneros Hoplophorus y. Panochthus, y. separandose un poco por este carácter de los Glyptodontes del subgiénero Schistopleurum, Como no tengo á mi disposicion ninguna: muela de la mandíbula superior, debo: fijarme :para describirlas: en las- figuras de Owen 'y:HuxLeY. Prueban estas fgur as, que la primera muela (Philos. Trans. ll. lám.IV. fig. 4.) es bastante:mas ángosta que las :otras, y-de'la segunda tambien el lóbulo pri- mero ó anterior... Esta configuracion está en completa armonia con la de los otros Glyptodontes, y muestra bien:la igualdad del tipo general de estos ani- males. > La configuracion -especial dezla misma muela no! se reconoce clara- mente en las figuras; parece que: la vasidentina-de cada lóbulo haya sido indi- visa hasta su fin, sin ramos algunos, y. si es así, se presenta en este carácter un nuevo argumento para la separacion de la especie actual de los otros dos. La segunda muela superior no está tampoco suficientemente bien dibujada, para deducir de su configuracion un carácter particular; pero en la tercera se reconoce bien, que los ramos de la vasidentina del lóbulo primero y segundo han sido indivisos, y solamente el eje dellóbulo tereero se habia prolongado hácia atrás en un ramito pequeño terciario, bien separado de los dos laterales, el externo y el interno. Este carácter está en completa armonia con las muelas de las otras especies, probando que el tercer lóbulo de cada muela ha — 273 — sido un poco mas grueso y mas estendido hácia atrás, que el primero y el segundo, pero su grosor ha sido menor, que el del correspondiente lóbulo de las otras especies. Puede decirse lo mismo del lóbulo primero y segundo de cada muela; estos dos lóbulos son tambien un poco mas delgados, que los mismos de (H. asper y Gl. elongatus, y se muestra por esta diferencia el (22 clavipes tambien un animal mas - deleado y menos macizo que aquellas especies. En las otras. muelas posteriores á la tercera la misma configura- cion se conserva, y aúnque faltan en la figura citada las dos últimas, no hay duda, que estas han sido iguales á las otras, pero que probablemente un poco mas angostas hácia atrás, que las precedentes. De la mandíbula inferior tengo á mi disposicion las cuatro muelas anteriores completas y de las quesiguen, el tronco, estando rotas las superficies mastican- tes. ¡La primera muela es de 11 lín. de largo y 47 lín. de ancho en el medio del lóbulo segundo, 35 en el medio del primero, y 54 en el del tercero. El primer lóbulo es obtuso-triangular, con dos ramos divergentes de la vasi- dentina central, de los cuales el interior tiene unos 2—3 cortos ramitos laterales muy finos, apenas visibles. El segundo lóbulo es de fisura romboides irregular, y mas prolongado al lado externo, pero tambien con dos ramos cen- trales divergentes dela vasidentina, de euyos ramos el interior, mas corto, se divide al fin en dos ramitos secundarios. Yl tercer lóbulo. es mucho mas an- cho, pero tambien mas delgado que el sezundo, estendiéndose mucho al lado externo de la mandíbula, y teniendo dos ramos diversentes centrales de la. vasidentina, cada uno indiviso. La sesunda muela es una imitacion completa de la primera, pero con la diferencia, que cada lóbulo es un poco mas erande, siendo su extension longitudinal de 13 líneas. “El ramo interno de la vasidentina del primer lóbulo tiene tambien aleunos ramitos secundarios, y el mismo ramo del segundo ramulo á lo menos un ramito pequeño secundario. La tercera muela inferior se diferencia. de las dos precedentes no sola- mente por una anchura mas considerable, aunque la longitud es la misma, sino tambien por el grosor del lóbulo primero al lado interno. En este lóbulo la vasidentina central se divide al fin en dos ramitos secundarios, de los cuales el anterior tiene además otros dos ramitos basilares hácia adelante. Todas las otras muelas posteriores á la tercera son de igual configuracion que ella, y no se diferencian por ningun otro carácter, que por la falta de los pequeños rami- tos de la vasidentina del primer lóbulo, que si no faltan completamente se pronuncian menos, quedando sin embargo siempre la division de la punta en dos ramitos divergentes. Al fin la última muela se diferencia poco de las precedentes por la figura de su lóbulo tercero, que es mas angosto, que el — 274 — lóbulo medio, no de igual anchura que este, como en las otras muelas poste- riores, y tiene su pared posterior poco encorvada hácia adelante, imitando por, este carácter mas la figura general de la misma muela de (A, asper (lám. XXVIL fig. 3.) que la de (E. elongatus (ibid. fig. 4). Las muelas de las otras dos especies (lám. XXVIL) son cada una un poco más gruesas, pero de figura análoga, separándose de las del (71. etavipes por los muchos ramitos secundarios de la vasidentina central, cuyos ramitos dan á las muelas de estas dos especies una dureza mayor. Comparando estas es- pecies entre sí se vé por nuestras figuras, que los ramitos indicados son mas numerosos en las muelas del (%M. asper, que en las del (7. elongatus; probando por esta diferencia, que la presencia y el número de los ramitos es variable en las diferentes especies, y apénas un carácter suficientemente seguro, para sepa- rar las especies en dos géneros Glyptodon y Schistopleurum, no faltando tampoco estos ramitos completamente en las muelas del (/yptodon clavipes, como he- mos visto anteriormente. Así sucede, que las tres primeras muelas de la mandíbula inferior del (1. elongatus (fig. 4.) no tienen estos ramitos secunda- rios, pero si las mismas del (7. asper (fig. 3) ya tienen algunos en el lóbulo primero y tercero de cada muela, aunque no en el medio; y que este lóbulo del (71. elongatus no tiene ramitos secundarios en ninguna de las muelas, aun- que en el (4. asper el lóbulo medio de cada muela muestra tambien sus rami- tos pequeños, bastante numerosos. Nuestras figuras indican bien todas estas diferencias, para no describirlas mas detalladamente. Sigue de estas diferencias, que el (7. elongatus se acerca un poco mas, por la configuracion de sus muelas, al (H/. clavipes que el (Fl. asper, y por esta razon continuamos con la descripcion detallada de aquella especie. La fila de las muelas de la mandíbula superior se vé figurada unida con el paladar huesoso, en la fig. 2. La primera muela es de 11 lín. de largo y 5 lín. de ancho, en su lóbulo medio mas ancho; el primer lóbulo tiene una figura casi oblonga, colocado oblícuamente, el segundo es romboides y el tercero casi oval. La vasidentina central se divide al fin del ramo interno del primer lóbulo en dos ramitos, como el ramo externo del tercer lóbulo en tres; los ra- mos del lóbulo medio son simples, pero el externo tiene al lado un ramito pe- queño accesorio, que produce tambien un ángulo accesorio de la figuya exter- na de la muela al lado del segundo lóbulo. Este carácter es probablemente una cualidad casual y no regular de todos los individuos de la misma especie. La segunda muela no es mas larga, que la primera, pero sí poco mas ancha, de 6—634 lín.; su primero y segundo lóbulos tienen ramos sim ples de la vasiden- tina, pero el tercer lóbulo es mas grueso alle do externo y tiene ramos rami- — M0 — ficados en su superficie posterior. Con la tercera muela se aumenta la anchura considerablemente, hasta 8 lín. de este modo, que el primer lóbulo es el mas ancho y el medio casi igual al tercero menosancho; aquel es encorvado hácia adelante y el tercero engrosado hácia atrás; los dos tienen muchos ramitos secundarios del lado anterior en el primer lóbulo y del lado posterior en el tercero. Este carácter se conserva tambien en las muelas siguientes, pero la diferencia de la figura del lóbulo primero y lóbulo tercero se aumenta, siendo el primero siempre mas delgado en direccion de adelante hácia atrás y el tercero mas grueso; aquel el mas ancho y este el mas angosto, aunque la an- echura de 8—8¿ lín. no es superada por ninguna muela. Con la séptima la anchura disminuye un poco, principalmente la del tercer lóbulo, y esta dismi- nucion continúa en la muela octava, que tiene el lóbulo tercero solamente de 6 lín, de ancho. Todas estas muelas tienen largos ramitos secundarios de la vasidentina al lado posterior del tercer lóbulo, pero muy cortos «al lado ante- rior del primer lóbulo, faltando en la última muela estos ramitos aún casi completamente. El lóbulo medio de todos es siempre sin ramitos secundarios. En la mandíbula inferior (fig. 4) la graduacion de las muelas es la misma, pero su figura la contraria, siendo el lóbulo primero el mas angosto, aunque mas grueso, y el último el mas ancho pero tambien el mas delgado. La pri- mera muela es tambien de 11 lín. de largo, y 4 lín. de ancho al principio, pero 6 lín. al fin. Su primer lóbulo es casi cuadrado, con la vasidentina central de figura de una cruz, sin ramulos secundarios; el segundo lóbulo es romboides y su vasidentina dividida en dos ramitos al fin del ramo interno mas corto; el tercer lóbulo es una lámina comprimida, oblicuamente colocada, con el ramo interno de la vasidentina muy corto. Las dos muelas, que siguen á la prime- ra, son de igual configuracion entre sí; pero la tercera poco mas ancha, que la segunda, siendo el lóbulo primero siempre de 1 línea mas angosto que e] tercer lóbulo, Aquel lóbulo es una repeticion poco mas ancha del primer lóbulo de la primera muela, el segundo un romboides casi regular y el tercero una lámina transversal, poco mas larga al lado externo que al interno. Con la cuarta muela el tamaño general es completo é igual al de las otras cuatro situadas detrás de ella, pero la figura de los lóbulos no se cambia mucho; el único carácter nuevo es la presencia de algunes ramitos secundarios al lado anterior del ramo externo de la vasidentina. Este carácter se repite en las muelas siguientes, con la adicion de un ramo accesorio al lado anterior del ramo interno de la vasidentina del lóbulo segundo en la muela séptima y octa- va, cuyo ramo accesorio produce una figura angulada del lóbulo á este lado. En fin tiene la última muela una configuracion particular por la division del 1 36 — 216 — vamo externo de la vasidentina del último lóbulo en dos ramitos terminales, que dan á la esquina externa de este lóbulo una figura particular obtusa, que que no se encuentra en ninguna otra muela. Parece que esta configuracion no es casual, sino regular, porque la misma muela de 61. asper tiene el mismo 'arácter, y aúná los dos lados del último lóbulo. Tambien es este lóbulo de la última muela poco mas angosto que el correspondiente de las muelas prece- dentes; es decir no mas ancho que el primer lóbulo, como en estas otras muelas, sino al contrario un poco mas angosto; siendo el primer lóbulo de la última muela de 9 lín. de ancho y el tercero de 8 líneas, pero en las muelas prece- dentes el primer lóbulo es de 8 lín. de ancho y el tercero de 9 líneas. Las muelas de Gl. esper se parecen mucho á las de (G/. elongatus, pero sus lóbulos son un poquito mas gruesos cada uno, y los ramitos secundarios de la vasidentina de cada lóbulo mas numerosos. La única diferencia positiva se presenta en el carácter, que estos ramitos secundarios de la vasidentina se en- cuentran tambien en el lóbulo medio de cada muela, y no solamente en el lóbalo primero y tercero, como en el G/. elongatus. Sigue de esta diferencia, que las muelas de (1 asper hayan sido aún mas duras, que las de (77. elongatus. La primera muela de la mandíbula superior (fig. 1, lám. XXVII) parece poco mas gruesa y sus lóbulos menos angulados, sin esquinas agudas sobresalientes. Tiene una longitud de 10 lín. y una anchura de 43 lín. del lóbulo medio. La vasidentina del lóbulo primero y tercero tiene ramitos secundarios, y la punta del ramo externo del lobulo medio está dividida en dos ramitos, igual al in- terno del lóbulo primero y externo del lóbulo tercero. Pero este carácter no es seguro, faltando la misma division en la muela izquierda, y existienao sola- mente en la muela derecha. La segunda muela es de 11 lín. de largo y 6 lín. de ancho en el lóbulo primero, pero 74 en el lóbulo tercero. No solamente estos dos lóbulos tienen ramitos secundarios de la vasidentina, sino tambien el lóbulo medio algunos bastante finos. Ta tercera muela es de 1 pulg. de largo y T¿—S lín. deancho en cada lóbulo, y su lóbulo tercero el mas grueso, como ya en la segunda muela y todas las siguientes, provista de una esquina externa sobresaliente hácia atrás, que ya haya sido pronunciada en la primera muela y aún mejor enla segunda, perdiéndose una esquina correspondiente en las otras muelas siguientes. Todos sus ramos de la vasidentina tienen ra- mitos secundarios, de los cuales los del lado anterior del primer lóbulo y los del lado posterior del tercer lóbulo son los mas grandes y los mas numerosos. Si estos ramitos secundarios faltan en el lóbulo medio de la muela tercera, se ven en los de la muela derecha, lo que prueba que esta falta no esla regla, sino una excepcion casual. Las otras muelas detrás de la tercera son de igual = 2% = tamaño y tambien de igual construccion, con la única excepcion, que la es- quina posterior externa del lóbulo tercero falta en ellas; aumentándose el número de los ramitos secundarios poco á poco hasta la última muela, que es de un tamaño poco menor, pero no de tanto, como la correspondiente «del (7. elongatus, principalmente su lóbulo tercero, que tiene la misma anchura «que el medio y el primero. Esta diferencia aumenta la específica de los dos animales. Las muelas de la mandíbula inferior (fig. 3.) continúan con esta diferencia por nuevos caractéres. En primer lugar se presenta el lóbulo primero de cada muela de figura mas cilíndrica, sin la esquina aguda sobresaliente, que tienen las muelas de (1. elongatus hácia adelante en su primer lóbulo. Despues los ramitos secundarios de la vasidentina ya se encuentran en el lóbulo primero y tercero de las tres muelas anteriores, faltando estos ramitos solamente en el lóbulo segundo. Estos ramitos se ven tambien en el lóbulo segundo de la cuarta muela, aunque de número menor, y continúan por todas las muelas hasta la última sino de igual modo, á lo menos por algunos restos, faltando solamente en el lóbulo medio de la última muela, cuya calidad puede ser no una general de esta muela, sino una casual y excepcional. Mas valor para la diferencia específica de Gl. asper y Gl. elongatus tiene para mí la division de los dos ramos de la vasidentina en el tercer lóbulo de la última muela en dos ramitos terminales, que producen por su presencia una figura igual de este ló- bulo en sus dos esquinas. No ereo esta calidad un carácter casual, sino regu- lar, que me parece estar en armonia con la configuracion mas gruesa y mas dura de las muelas de (7. asper. De todos modos prueban las diferencias indicadas una diferencia específica completa entre los animales aquí des- criptos. Se aumenta esta diferencia por la figura de la porcion anterior, libre de dientes, de la mandíbula inferior de estas dos especies. La de (k/, asper (tig. 3.) es poco mas corta, pero su márgen externa mas encorvada y mas engrosa- da, principalmente hácia abajo, formando una tuberosidad bien pronunciada en el lugar, donde la márgen anterior se une conla del lado externo. En el (1. elongatus, con cuya especie el G1, clavipes se une bien por la figura igual de la punta de la mandíbula inferior, segun el ejemplar completo de la mitad izquierda que existe en nuestro Museo Público, es esta punta menos gruesa, aplanada hácia arriba, y no provisto con una tuberosidad hácia abajo, sino con una márgen aguda reclinada, que dá á esta punta una figura bastante di- ferente de la de nuestra figura de la lím. XXIV. Prueba esta diferencia de la punta de la mandíbula inferior lo mismo, que las diferencias indicadas de las muelas, como «le la configuracion general del cráneo, que el (7/. asper es un re- presentante un poco mas macizo del tipo genérico, que el €, elongatus y el (Gl. clavipes. EXPLICACION DE LAS LAMINAS XXI —XXVUL - e Pl. xxm. os. p. Pars petroso-mastoides. p. (inferior) Zuder laterale 0ssis OCcip itis. Esqueleto de G1yptodon (Schistopleurum) as per con la circunferencia de la coraza, en sexta parte del tamaño natural. Las letras, que indican los huesos, estan ya es- plicadas en la lámina 1. (pág. 104); los números al lado de la coraza, significan las filas de las placas, y los del lado de la cola loz anillos de esta. Algunas letras faltan y otras estan mal colo- cadas. Por esto falta » en el húmero, estando coloca- da en la rodilla de la extremidad posterior. Al cúbito le falta la letra p, y en lugar de ella el artista ha colocado q. y. Hueso sacro. h. Hueso isquion de la pelvis, con sus álas superiores. m.. Femur. q. La canilla. ¿. Seccion longitudinal del eseudo del pecho. Los números I— V. indican los dedos de las dos extremidades. PI xxIv. Vista lateral del cráneo del mismo animal, en dos terceras partes del tamaño natural. hb. Foramen lacerum. cc. Oonus cochleae. o. Condylus occipitalis. n. Fóramen ovale, p. (superior). Apertura superior antir temporales. PI. Vista de adelante (fig. 1.) y de atrás (fig. 2.) del mismo cráneo, de igual tamaño. Las letras indican los mismos objetos, +. Apes- tura superior antri temporalis. Paya: Vista de arriba de los cráneos de: iossdal Fig. 2, Glyptodon asper, y Glyptodon elongatus ,los dosen me- dio tamaño del natural. p. p. Pars petrosa ossis temporis. m.m. Tubera latoralia ossis occepitis. Pr Vista del paladar y de la fila delos dientes de la mandíbula inferior de tamaño natural. Fig. 1. Paladar de (/yptodon, asper. Fig. 2. Paladar de Glyptodon elongatus. Fig. 3. Mandíbula inferior del primero Fig. 4. La misma del segundo. Pl xxvm Vistas del interior del cráneo. Fig.: 1 Seccion longitudinal del eráneo de Glyptodon asper; dos terceras partes del tamaño natural. — M9 — A A NB. La seccion se ha por el medio del cráneo, sino un poco al lado derecho del tabique, bara conservarle completo en la otra mitad izquierda. dirigido no exactamente a. a. Restos del tabique de la nariz. b. Concha superior de la nariz. c. Concha inferior. d. La lámina ceribosa del etmoides con los cornetes, que salen de ella hácia abajo. e. €. Senos de la frente. F. Porcion ancha del vomer, con las concavidades en ella, Y. Cavidad de los sesos, con la porcion anterior para el bulbo olfactorio y la porcion posterior para el cerebelo. h. Porción petrosa del temporal con la apertura del conducto auditivo in- terno. 2. Foramen incisivum. k. Foramen palatinum posterius. 1. Conducto, que corre 4 los agujeros anteriores del paladar. Hueso parietal disecado. o. Agujero óptico. p. Agujero redondo. u. Apertura artificial de la pared de la cavidad de la nariz, atrás de la con- cha superior rota, para mostrar el gran seno orbital de la frente. v. Apertura interna del conducto la- crimal. Fig. 2. del cráneo de Glyptodon elongatus, en direccion de la línea 4. £. de la figura primera, lo mismo. Seccion transversal m. m. Huesos parietales. n. n. Los dos agujeros ovales para el ter- cer ramo del nervio trigémino. o. 0. Los dos agujeros ópticos. 7. p. Los dos agujeros redondos. 4. 9. Los huesos del temporal, disecados. 7.7. Las cavidades en el interior de la porcion escamosa de los temporales. s. s. Las aperturas posteriores de los con- ductos infraorbitales. t. £. Las esquinas inferiores de la cresta en las cavidades del ojo, que cubren la fisura orbitalis. Fig. 3. Porcion posterior de la pared lateral externa del cráneo de la misma espe- cie; lo mismo. k. Principio del conducto palatino en la esquina posterior de la fosa L, ¿. Unafosa, bien cireunscripta, en la pared externa del esfenoides, en cu- ya fosa entra la porcion anterior del nervio trigémino por el agujero re- dondo (p. de las figuras 1 y 2). n. Apertura externa del agujero oval, que deja salir el ramo tercero del nervio trigémino. q. Porción escamosa del temporal diri- gida hácia abajo. t. La esquina de la cresta ocular, de la figura anterior. z. Cara articular en la apófisis zigomá- tica del temporal para la mandíbula inferior. Fig. 4. Proyeccion teórica de los conductos, que salen del agujero óptico (0) y redondo (p). o. Conducto para el nervio óptico Pp. Agujuro redondo, con el conducto ancho, que entra en la fosa / (fig. 3) del esfenoides: de cuya fosa salen los nervios cerebrales del par 3 y 4 y los dos ramos anteriores del nervio tri- gémino. He indicado estos ramos hi- potéticamente del modo siguiente: o. 7. Ramo oftálmico interno. Ramo oftálmico externo ú lacri- mal. m.?. Ramo principal de la mandíbula MiS. superior. k. Ramo palatino posterior, que sale por el agujero % de la figura 1. l. Ramo palatino anterior, que corre por el conducto / de la misma figura. — 280 — Vista del interior del órgano del oído de Glyptodon elongatus; en tamaño natural. La figura muestra la pared superior dela ca- vidad del tambor, vista de abajo; es decir el hue- so petroso en su union con las porciones vecinas del Las letras indican los objetos si- guientes. c. C. Cono o promontorio del caracol. cráneo. c. 0. Cóndilo del hueso occipital. f.c. Agujero condiloides (foramen con- dyloideum). Apertura occipital (foramen may- nUM). %. Orilla dela apertura del conducto auditivo externo, y atrás de ella el extremo del puente, que termina acá con una apertura, que no he visto en Ma LOs el (71. asper, y que no puede ser otra cosa, que un conducto de vasos san- guíneos accesorios á la cavidad en- cefálica. 1. Apertura externa del gran conducto para la arteria occipital, que conduce á la cavidad del hueso temporal (Antrum temporale). n. Agujero oval unido con el espinoso. p. Porcion lateral del hueso temporal, p.t. Puente en la bóveda de la cavidad, porel cual pasa el nervio facial. q. Porcion del hueso temporal ántes del hueso petroso-mastoides, v. Conducto del nervio facial con su apertura interna. e. Fenestra ovalis. y. Fenestra rotunda. Fig. 6. La misma vista de Panochthus tuber- culatus; tamaño natural. Las letras indican los mismos objetos: z. Escotadura para el nervio facial, que pasa por acá, saliendo de su conduc- to v (acueducto de Fallopio). — 281 — ADICION Despues de la impresion de la entrega actual he recibido de Paris la obra del profesor D. PañLo Gervais, Zoologie et. Paléontoloyie générales, premiére série. Paris 1867—69. 4!o., yen esta obra he encontrado, pl. XXXVII, la figura de un cráneo juvenil de un Glyptodonte, con una corta noticia pág. 146 $. 6sobre él, cuya figura explica bien los contoruos de los diferentes huesos del cráneo en la juventud del animal. Agrego acá los datos necesarios dedu- cidos de esta figura, para completar mi descripcion anterior de los huesos, que componen la porcion anterior, ó la cara, del cráneo de estos animales, Primeramente se prueba por la sutura fina situada entre el hueso interma- xilar y maxilar superior (fig. 1 de dicha lámina), que el intermaxilar se levanta con una lámina perpendicular al lado interno del hueso maxilar superior bastante hácia arriba, rodeando de este modo la mitad inferior de la márgen lateral de la apertura anterior de la nariz, y que solamente la mitad superior de esta apertura pertenece, como lo habia sospechado de toda la márgen, al hueso maxilar superior. Los contornos del hueso lacrimal no estan tampoco bien indicados en este cráneo juvenil, lo que prueba que las suturas entre el lacrimal y los huesos vecinos desaparecen muy temprano, acercándose por esta cualidad los Glyp- todontes mas á los Perezosos que á los Armadillos. De mucha importancia para el conocimiento perfecto de la configuracion del hueso zigomático es la presencia de las suturas, que terminan este hueso. Se prueba por la sutura situada entre él y el hueso maxilar superior, que la apó- fisis descendente abajo de la órbita pertenece casi toda al hueso maxilar supe- rior, y solamente la porcion superior del lado posterior de esta apófisis es del hueso zigomático. Del mismo modo la mitad posterior superior del arco zigomático pertenece al hueso temporal, estendiéndose la apófisis del temporal, ' que une este hueso con el hueso zigomático, hasta la márgen inferior de la órbita. id Menos bien se indica la orilla posterior del hueso frontal, aunque la fig. 2 de la lámina XXXVII. muestra claramente, que este hueso se une con el pa- rietal por una sutura oblícua, casi escamosa, y que su extension es por esta razon menos larga hácia atrás en la superficie externa del cráneo, que en la superficie interna, es decir en la de la cavidad de los sesos. — 282 — Bien indicadas son las suturas entre las bases del hueso occipital, esfenoides y etmoides. Estas suturas prueban, que el occipital y el esfenoides se unen en el lugar de la base del cráneo, donde esta base tiene su grosor mas conside- rable, y que toda la porcion anterior mas alta de esta base pertenece hácia arriba al hueso etmoides y hácia abajo al hueso vómer. Este hueso último falta en la figura de la seccion longitudinal, publicada por Mr. Gervais, por que la direccion de la seccion ha sido mas al lado externo del cráneo, que la mia, figurada lám. XXVIII. fig. 1. En el interior de la cavidad de la nariz se ven bien, por la figura de Gervais, los contornos de las dos conchas nasales, y aún la sutura entre la concha infe- rior, el etmoides y el maxilar superior está bien indicada, probando, que la porcion lateral inferior de la pared de esta cavidad es del hueso maxilar superior. Las suturas en la porcion posterior externa del cráneo entre el esfenoides, el occipital y el temporal no se ven tan claramente, como en la porcion «nte- rior, y por esta razon no me atrevo á hablar de ellas. 1). Parto Gervals ha dado tambien en la misma lámina dos figuras (3, 3 4.) de los sesos, que explican bien mi descripcion dada en esta entrega; principal- menute en la vista del lado (3.) están bien indicadas las raices gruesas del par quinto (trigéminus) y del par séptimo con el octavo (facialis y acusticus) como dos prolongaciones agudas cónicas del lado inferior, ó del puente de Varolio. El gran tamaño del cerebelo en estas figuras es sorprendente, pero debe atri- buirse ála juventud del animal, probándose por estas figuras, comparándolas con la seccion mia del cráneo dada en esta entrega, que el cérebro se estiende mas con los años, que el cerebelo, lo que está en completa armonia con la ley seneral fisiológica de la evolucion de los animales. — 283 -— DEL HUESO HIOIDES 115 El aparato huesoso, que lleva la lengua, se ha conservado en dos especies del grupo actual de los Glyptodontes, y prueba por su configuracion una similitud general con el del género Panochthus (pag. 37, lám. I. fia. 4), pero con algunas modificaciones significativas para el grupo actual. Los dos hue- sos hioides se ven figurados lám. XXX fig. 3 y 4, en tercera parte de la escala natural; la fig. 3 es el del Glyptodon elongatus, la fig. 4 del Glyptodon asper. Se compone cada uno de tres huesecillos, uno medio de figura triangular (A. A.) y dos laterales (B. B.), que corresponden á las astas menores del hivides del hombre, mientras que el hueso medio triangular está formado por el cuerpo hivides unido con las dos astas mayores en una sola pieza. El cuerpo hioides, con las astas mayores del Glyptodon elongatus (fig. 3), es de 43 pulg. de largo, y sus dos astas distan con sus puntas 4 + pulg. entre sí, La punta anterior del cuerpo se prolonga 21 una lámina triangular aguda, un poco excavada hácia abajo y poco menos convexa hácia arriba. Atrás de esta punta particular de figura de lanceta, el cuerpo hioides se hace inmedia- tamente mas grueso y se levanta poco en su protuberancia central mas gruesa, de cuya protuberancia salen las dos astas mayores hácia atrás. En la super- ficie superior de esta protuberancia se pronuncian dos caras articulares redondas, poco mas elevadas, con las cuales se habian unido las astas menores: la otra superficie inferior lleva un solo tubérculo menor, mejor separado de sus contornos (*) terminando con una cara pequeña poco cóncava, que parece pro- bar que con ella haya estado unido otro objeto y probablemente un cartílago. La pequeñez de este tubérculo inferior distingue el hioides de (Glyptodon del mismo hueso de Panochihus, y esta diferencia se aumenta por la figura de la punta anterior sobresaliente del hioides, que está comprimida de los dos lados y es menos aguda en el Panochthus, pero deprimida, mas ancha y muy aguda en el Glyptodon. Las dos astas (B. B.), correspondientes á las menores del hombre, tienen una figura muy particular. Son de 64 pulg. de largo y principian hácia abajo con una cara pequeña articular de figura esférica, continuando de acá hácia arriba como un palito poco encorvado y comprimido de los dos lados, y termi. (*) Una descripcion comparativa de los huesos del hioides de los Armadillos actuales y los Glyptodontes extintos be dado en el 4rc/%v fúr Anat. Phys. aw. wissensch. Med cin de Rercuer1 y Durors Rexmonb, del año 1871 pag. 419 seq. II 31 — 284 — náudo hácia adelante con una punta encorvada bastante aguda. Antes de esta punta el palito tiene al lado posterior una escotadura casi semicircular bastante honda, que separa bien la punta cónica de la porcion media mas ancha y mas gruesa. Esta escotadura es particular al (1/yptodon elongatus y no se encuentra en la otra especie. Respecto á la colocacion natural de las astas descriptas, no a duda que ellas han estado unidas por el capítulo basilar articular con la tercera pieza media, fijándose en ella sobre las dos caritas articulares de la superficie su- perior de la porcion central del hioides. Pero la cuestion es, si esta union ha sido inmediata, ó por medio de un huesecillo separado, que se encuentra en los Armadillos actuales entre los capítulos de las astas y los dos tubérculos pequeños de la superficie superior del cuerpo del hioides. He dado de nuevo para la comparacion, una figura del aparato hioides del Dasypus (Huphractus) villosus (fig. 6), que muestra estos huesecillos en su posicion natural entre las astas (0. b.) y el cuerpo del hioides (a). Si embargo, el aparato hioides del (rliyptodon elongatus se habia encontrado ileso, con un cráneo completamente perfecto y aún en su colocacion natural, sin vestigio alguno de tal huesecillo intermedio entre el cuerpo hioides y las astas; lo que me parece probar, que no ha existido el huesecillo correspondiente en los (lyptodontes, porque es casi imposible que se haya perdido desu lugar, mientras que las astas y el cuerpo hioides se han conservado intactas en su posicion natural. Por esta razon he dibujado las astas en contacto inmediato con el cuerpo hioides, pero sin tomar la responsabilidad de probar, que ha faltado el huesecillo intermedio existente en los Armadillos actuales. La porcion del cuerpo del hioides situada atrás de las caritas articulares, con las cuales se unieron las astas superiores separadas, está dividida en dos “amos bastante fuertes, poco divergentes hácia atrás y muy poco encorvados hácia abajo, terminando cada ramo con una cara pequeña articular, dirigida hácia abajo (+ +). Esta cara ha unido, sin duda, dichos ramos con las es- quinas superiores del cartílago tiroides, en cuyas esquinas se apoyan las astas mayores del hioides del hombre. Corresponden, por consiguiente, los dos ramos del cuerpo central del hioides á estas mismas astas mayores. El aparato hioides del Glyptodon asper ya ha sido figurado antes, Tom. 1. pl. VIIL fig. 6., pero con falsa colocacion de las astas superiores al extremo posterior de los ramos del hueso medio, correspondientes á las astas mayores. En la figura actual se ven colocadas estas astas en su lugar verdadero, sobre las caritas articulares del hueso medio (4). Este hueso del (7/yptodon asper es un poco mas fuerte que el del (/yptodon elongatus, pero de la misma figura, — 285 — teniendo una punta anterior aguda de figura de lanceta y atrás de ella, en la superficie superior mas elevada del centro, las dos caritas articulares (4) con las cuales se unen las astas separadas superiores. Úpuestas á estas dos caritas se vé, en la superficie inferior, otro tubérculo excavado (*) que habia unido el cuerpo hioides con la laringe, si el tubérculo no ha llevado un cartílago particular destinado á esta union. Los dos ramos posteriores con- cluyen tambien con una cara articular para la union con las esquinas sobre- salientes posteriores del cartílago tiroides. Las astas libres superiores (6. 4.) son poco menores, apenas de 5 pulg. de largo, faltándoles la punta superior poco encorvada, que tienen las del (/yp- todon elongatus. En lugar de esta punta hay una cara terminal oval cóncava, con muchos agujeritos en su superficie, que parecen probar la presencia de un ligamento ó cartílago en esta cara durante la vida del animal, que habia unido las astas con el cráneo y especialmente con el hueso petroso-mastoides. Bajo esta excavacion de dicha cara el hueso disminuye poco á poco en srosor hasta el medio, endonde de pronto su figura se cambia de nuevo en una porcion ancha, irregularmente encorvada, con esquina superior bastante aguda y márgen inferior mas gruesa, poco áspera, bajo cuya márgen la asta disminuye otra vez encorvándose poco hácia arriba y terminando con una carita articular hemisférica, del mismo modo que la correspondiente del Glyptodon elongatus. No hay duda, que esta carita articular ha unido la asta con el cuerpo hioides sobre una de las dos caritas articulares que hay en él; pero quedamos en la misma incertidumbre sobre el modo de union, como con la otra especie, faltando tambien en el aparato del Glyptodon asper los huese- cillos particulares intermedios que se encuentran en los Armadillos actuales, Parece que la falta comun de estos huesecillos en los tres casos de aparatos hioides que conocemos actualmente de los Glyptodontes, es un argumento en favor de la opinion, que esta falta no es casual, sinó regular y el testimonio de una organizacion poco diferente respecto á dicho aparato en los dos grupos de los Glyptodontes y Armadillos, por lo demás bastante parecidos. DEL ESPINAZO 116 Ya se sabe por las descripciones anteriores (Tom. I. pag. 79 y 207. Tom. IL. pag. 39 etc.) que la columna vertebral de los Glyptodontes se compone de diferentes piezas particulares, formadas por la íntima union de algunas vér- tebras entre sí, dejando libre y móvil solamente una que otra vértebra ó — 286 — alguna articulacion entre las piezas separadas. Separada y móvil por sí misma es siempre la primera vértebra, el Atlas, y generalmente tambien la sexta vértebra del cuello, pero las cuatro situadas entre el Atlas y esta vértebra se unen en una pieza comun, el hueso mediocervical, con cuyo hueso puede unirse tambien la vértebra sexta libre. Sigue á esta vértebra otra pieza móvil, compuesta de tres vértebras, la séptima del cuello y las dos primeras del lomo, que forman unidas el hueso postcervical. Esta porcion del espinazo está unida con las otras solamente por articulacion y se presenta, por consiguiente, como la mas móvil de todas las piezas de la columna vertebral. «Le sigue la porcion del lomo (tubus dorsalis) compuesta de nueve hasta once vértebras, íntimamente unidas entre sí, pero separadas de las vértebras, que siguen, por una union flexible cartilaginosa (sincondrosis). Todas las vértebras situadas atrás del tubo dorsal y hasta el principio de la cola son igualmente unidas entre sí, sin dejar flexibilidad alguna, y forman tambien un tubo huesoso, que se compone de 16 hasta 17. vértebras soldadas. Fe divide este tubo en dos porciones bien separadas por la union con la pelvis. La porcion situada antes de esta union se llama el tubo lumbar, y se compone de 6—8 vértebras; la por cion unida con la pelvis es el tubo sacral, compuesto de 9— 11 vértebras soldadas. Detrás de esta porcion principia la cola, compuesta de 11—21 vértebras, de las cuales las anteriores 9—10 son libres, movibles y unidas por substancia cartilaginoso-fibrosa, pero las otras, encerradas en el tubo de la coraza, unidas en una porcion inflexible entre sí. De todas estas porciones del espinazo de los Glyptodontes ya hemos dado una descripcion general en el tomo I. de los Anales pag 207 seq., á la cual remitimos el lector, ocupándonos actualmente con las diferencias y particu- laridades de los dos grupos en cuestion, el Glyptodon verdadero y el Schistopleurum. 117 El Atlas (pl. XXIX. fig. 1-4 0.) se distingue considerablemente del de los dos grupos anteriores, el Panochthus y el Hoplophorus, y principal- mente por el tamaño mas grande de las álas laterales y por la falta de la espina superior, que se presenta en estos. Sigue de esta diferencia, que el Atlas de (rlyptodon y Schistopleurum es relativamente mas ancho, pero menos alto, que el de Ponochthus y Hoplophorus. Observándole mas detenidamente se vé, que la diferencia de altura no depende solamente de la falta de aquella espina gruesa superior, que se pronuncia tan marcada en el género Punochthus, cn YB — sinó tambien de la figura del arco superior del Atlas, que es menos elevada y por consiguiente la apertura del conducto vertebral abajo del arco menos alta, teniendo en el género Panochthus esta apertura una altura mas consi- derable que la anchura, y en el género Elyptodon la anchura mas grande que la altura; cuya diferencia se aumenta además por el accidente, que en el Panochthas los dos lados de la apertura sobresalen poco hácia el interior, dándole casi la figura del número 8, pero que falta esta estrechez de la porcion media de la apertura en el género Glyptodon. Este género tiene en lugar de la espina superior gruesa del Panochthus (pl. V. fig. 1) una cresta longitudinal bastante baja y apenas separada del arco de la vértebra, que se levanta muy poco hácia arriba, como lo prueban las fig. 1-4 2. de la lámina XXIX., indicándose mas como esquina longitudinal que como cresta elevada y separada del arco. La cresta se levanta poco mas hácia atrás sobre la márgen posterior del arco vertebral, formando acá una superficie terminal triangular y perpendicular, que corresponde á la parecida que se halla en el principio del arco del hueso mediocervical, habiéndose unido proba- blemente estas dos superficies iguales por substancias blandas durante la vida del animal. Otra diferencia del Atlas de G/yptodon se presenta en la figura de las caras articulares para los cóndilos occipitales del cráneo. Estas caras cóncavas son bastante mas grandes en el género Panochthus, y su figura menos ancha al lado inferior que al superior, con escotadura pequeña en el medio de la márgen lateral; mientras que en el género G/yptodon la porcion inferior de cada cara es bastante mas ancha que la superior, y sobresaliente en el mismo lugar de la márgen lateral, endonde las de Panochthus tienen unalescotadura. Unese con estas diferencias ya bien pronunciadas la figura completamente particular de las álas laterales del Atlas. Estas alas del género (E/yptodon son relativamente mas altas, mas anchas, y por consiguiente mas sobresalientes al exterior y con márgeu superior mas elevada que las del Panochihus y Iloplophorus (véase lám. V. fig. 1 y lám. XIX. fig. 4, comparando estas figuras con la lám. XXIX fig. 1-4, 5.). Sigue de esta diferencia, que la márgen externa de las álas del género (Glyptodon tienen una circunferencia mayor y no es ni tan gruesa ni tan áspera, como la del género Panochthus, que tiene en esta márgen tres espinas agudas acercadas entre sí, mientras que las álas del sénero Glyptodon muestran en lugar de estas espinas tres nódulos obtusos, menos bien pronunciados y muy distantes entre sí. Tambien la apertura del conducto para la Arteria vertebralis cambia considerablemente su colocacion, estando en el Panochthus colocado cerca del estremo inferior del ála, pero en — 288 — el Glyptodon mucho mas hácia arriba, en la mitad superior de la base del ála. No puede decirse lo mismo de los agujeros superiores que hay en el arco del Atlas, por los cuales salen los primeros nervios cervicales; estos agujeros con- servan su colocacion igual en los dos grupos, es decir, inmediatamente sobre la márgen superior de la base del ála lateral. En fin, el arco inferior del Atlas, que corresponde al cuerpo vertebral, es poco mas fuerte en el G/yptodon que en el Panochihus, y sus tres caras articulares, que unen el Atlas con el. hueso mediocervical, están mas próximas entre sí. Principalmente las dos caras laterales se inclinan con su márgen superior en el Panochthus: mas hácia el intevior del conducto vertebral, pero en el Glyptodon mas hácia su lado externo, y de esta diferencia sigue, que por la circunferencia dicho conducto es mas angosto en el Panochthus que en el G7yptodon. Además, las diferencias indicadas, que son las generales entre los dos grupos del Panochthus y del Glyptodon, se cambian considerablemente en las dife- rentes especies del segundo grupo y muestran, por consiguiente, buenas diferencias específicas. Hemos figurado, lám. XXIX fig. 1—4, 6. el Atlas de cuatro especies, de lado, mostrandose bien en esta posicion la figura de su ála izquierda, y en ella las diferencias particulares. Glyptodon clavipes (fig. 1.) tiene esta ála transversa poco mas alta, pero tambien mas corta. Su márgensuperior es menos gruesa y separada de la superficie anterior por una cresta transversal menos aguda de direccion casi horizontal. Abajo de esta cresta se pronuncian, en la superficie del ála, otras tres crestas horizontales, menos bien marcadas, que terminan en la márgen lateral con tres tubérculos poco pronunciados. En fin, la esquina inferior del ála desciende mas hácia abajo, que en las otras especies, porque el ála es mas alta y mas estendida en su direccion perpendicular. La distancia mas grande ue las márgenes laterales de las dos álas es de 5 plg. la altura de cada ála de 23 pulg. y la altura del Atlas en el medio de los arcos de 23 pulg. Los otros tres Atlas seacercan mucho mas por sus figuras entre sí y prueban, que el Glyptodon elavipes es mas diferente de las otras especies que estas entre sí. Forman estas el grupo Sehistopleurum. Las diferencias indicadas son: el ála es menos alta pero mas prolongada al exterior de su porcion superior; tiene en la márgen externa tres tubérculos mejor indicados, de los cuales el último hácia abajo es menos sobresaliente al exterior, que el correspondiente de Glyptodon clavipes. ' Glyptodon laevis (fig. 2.) se acerca de las tres especies poco mas al Glyptodon clavipes; la márgen superior de sus álas es mas encorvada, los tubérculos pequeños de la márgen externa bastante débiles, y la cresta — 289 — superior que hay debajo de la márgen es menos aguda. La anchura mayor del Atlas entre las dos álas es de 5% pulz., la altura de cada ála de 21 pulg. pero la del Atlas en el medio de los arcos 35 pulg. Glyptodon elongatus (fig. 3.) tiene un Atlas poco mas fuerte; las márgenes externas de las álas distan 6 pulg., las álas soí de 2% pulg. de alto, pero la altura general media del Atlas no es mas que de 3 pulg. La márgen superior del ála es bastante encorvada y la cresta situada abajo de la márgen mas pronunciada. Los tubérculos de la márgen externa son mas altos, y otras dos crestas transversales del ála, que se unen con estos tubérculos, están bien indicadas en la superficie del ála, Glyptodon asper (fig. 4.) es por la figura del ála de su Atlas la especie mas particular, aunque las dimensiones son casi las mismas; las márgenes externas de las álas distan 54 pulg., la altura de cada ála es de 24 pulg. y la altura media del Atlas de 3 pulg. Las álas son por consiguiente menos altas que las del Glyptodon elongatus, pero tienen una márgen superior mucho mas encorvada, que se separa por una cresta arqueada bastante alta y fuerte, abajo de la márgen, de la otra superficie del ála. Esta cresta se continúa aún sobre el arco del Atlas en direccion hácia el interior. De los dos tubérculos que hay en la márgen externa, el superior sobresale mucho, separándose del inferior por una escotadura mas fuerte de la márgen que en las otras especies. Debemos advertir al lector que el Atlas de Panochthacs, aunque de figura bastante diferente, no tiene dimensiones mas grandes que el de los Glyptodontes que son animales de tamaño bastante menor. Se deduce esta diferencia principalmente de las álas laterales menores del Panochthus. Es sorprendente la pequeñez de estas álas, en comparacion con el cráneo mucho mas grande de Panochthus que el cráveo de Elyptodon. Por esta razon las dos caras articulares del Atlas, quese unen con los cóndilos occipitales, deben ser tambien mas grandes en el Panochthus que en el Glyptodon. Pero considerando gue el tamaño mayor del cráneo de Punochthus depende principalmente de la grande extension de los senos frontales sobre todo el cráneo, hasta el occipital, y que en estos senos no hay otra substancia que el aire extendido por el calor del animal, se comprende fácilmente, que el cráneo mas grande del Panochthus es probablemente mas liviano que el cráneo menor, pero mas sólido, del G/yptodon, al cual faltan los grandes senog frontales. Se necesita por esta razon una musculatura mas fuerte para su movimiento , y por consiguiente una base mas extendida para esta musculatura, cuya base se presenta principalmente en las úlas mas grandes del Atlas, 115 El hueso mediocervical, quesigue al Atlas, ya es conocido por su configuracion general por la descripcion anterior, tom. l, pag. 207, y por la — (299 — detallada del género Panochtkus pag. 41 de este tomo. Se distingue “este hueso de los Glyptodontes típicos del mismo de Panochthus por caractéres correspondientes á la diferencia del Atlas en los dos grupos, es decir: por la pequeñez de la espina superior del arco vertebral en los Glyptodontes típicos y por el tamaño mayor de la apófisis odontóides de los mismos. Pero no se relacionan en este segundo punto todas las especies del grupo, teniendo el Iyptodon clavipes esta apófisis de menor tamaño, que las otras especies con cola corta cónica, que forman el género Sehistopleurum. En estas, la apófisis odontóides se separa completamente de la vértebra segunda por el resto dle una sutura visible entre las dos porciones nombradas del hueso medio- cervical, cuya sutura falta á todos los otros Glyptodontes. Por lo demás se presentan, como diferencias de segundo órden entre el Panochthus y el Glyptodon, respecto á la configuracion del hueso mediocer- vical, algunos otros caracteres particulares, y entre ellos la figura de la apófisis transversa, que es relativamente mas corta en el G/yptodon que en el Panochiltus, aunque la porcion media del hueso mediocervical, que corres- ponde al cuerpo de las vértebras unidas, es mas ancha. Despues se cambia la colocacion de la apertura anterior del conducto para la Arteria rerlebralis, que perfora la apófisis transversa en su base en direccion de adelante hácia atrás. Esta apertura se vé en el hueso mediocervical de Glyptodon mas hácia arriba, atrás de la márgen superior de los cóndilos laterales, que unen el hueso mediocervical con el Atlas, mientras que en el Panochthus la apertura anterior del mismo conducto se ha colocado al lado externo de las mismas caras, cerca de su márgen inferior. En fin, la espina superior del arco vertebral muy gruesa y alta en el Panochthus no es en el Glyptodon mas que una cresta elevada bastante alta solamente hácia atrás, pero muy baja hácia adelante, terminándose en este punto con una cara triangular pequeña, que une el hueso con la correspondiente del Atlas, mientras que en el extremo posterior la cresta se cambia en tubérculo mas grueso, dividido en tres puntas terminales obtusas mas ó menos distantes. Se forma esta espina superior principalmente por la espina de la vértebra segunda con la apófisis odon- tóides, como lo justifica una cresta aguda lateral, que corre en direccion oblí- cua sobre el arco vertebral, principiaudo del agujero primero intervertebral y terminándo en las puntas laterales de las tres superiores al fin de la espina comun. El género Panochthus no tiene en su espina gruesa ni estas tres pun- tas superiores distantes, ni al principio aquella cara triangular de Glyptodon, sinó en lugar de ella dos excavaciones alargadas oblícuas en el arco vertebral, en cuyas excavaciones el Atlas entra con dos caras correspondientes de su — 291 — arco. La comparacion de la figura 3 de la lámina V. con las figuras 1-4 c. dela lámina XXIX. muestra claramente las diferencias mencionadas (*). Tambien el grosor pequeño de la lámina inferior del conducto vertebral, correspondiente al cuerpo de las vértebras unidas, distingue el hueso medio- cervical del G/yptodon del mismo del Panochthus; esta pared delgada está en com- pleta armonía con el arco vertebral superior, que tiene el igual carácter de debilidad por la falta de la espina gruesa y alta del género Panochthus. Con respecto á las diferencias específicas, que se pronuncian en el hueso mediocervical, ya hemos dicho, que hay dos principales, que corresponden á los dos grupos ó géneros Glyptodon y Sehistopleurum, mani festando el primero una similitud mayor con los géneros Panochthus y Hoplophorus, por la falta de separacion de la apófisis odontóides por una sutura especial mas ó menos persistente de la vértebra segunda, cuya sepa- racion se pronuncia claramente en las especies de Sehistopleurum. Esta diferencia ya fué bien esplicada en el tomo 1. de los Anales, pag. 207, corrigiendo entonces el error mio, habiendo dado al hueso mediocervical de estas especies cinco vértebras unidas en él, en lugar de las cuatro verdaderamente existentes. Porque antes de conocer el hueso mediocervical de Glyptodon clavipes, de Panochthus y de Hoplophorus, habia presumido, que la apófisis odontóides bien separada en los Schistopleurum representa en verdad una vértebra particular. Las figuras dadas en el primer tomo, lám. VIT, 1-4, ya han esplicado bien esta diferencia fundamental del hueso mediocervical de dichas especies de Glyptodon, y están repetidas en la lám. XXIX del tomo actual, para la comparacion con la vista de lado del mismo hueso, cuya vista no habia dado antes por falta de espacio suficiente en la lámina. La particularidad mencionada del hueso mediocervical de los Glyptodontes con cola larga, prolongado-cónica, de cuyas especies el Glyptodon clavipes es el único representante hasta hoy bien conocido, no es la única de su confi- guracion; se agrega la otra no menos notable, que la vértebra suelta atrás del hueso mediocervical, que es la sexta del cuello, se une tambien con este hueso, (*) La observacion exacta de la espina superior del hueso mediocervical prueba, para todos los Glyptodontes, que esta espina pertenece principalmente á la vértebra segunda del cuello, que se extiende hácia atrás sobre las espinas menores de la vértebra tercera cuarta y quinta unidas, como sucede en todos los Mamíferos. Por esta razon se pronuncia, en cada lado de la espina comun, una cresta oblicua, que indica la extension de la espina de la vértebra segunda hácia atrás. En el Panochthus esta cresta no se pronuncia tan claramente como en los Glyptodontes típicos, y lo mismo puede decirse del Moplophorus, lo que me habia inducido á pasarla antes en silencio. 10 38 EOS e álo menos en la edad mas avanzada del indivíduo. En este caso, el hueso mediocervical está compuesto en verdad de cinco vértebras, aunque no tiene mas suturas indicadas en la superficie inferior que cuatro, como las otras especies con cola corta, tuberculado-cónica, por la falta del resto de la sutura entre la apófisis odontóides y la segunda vértebra. Sigue de esta diferencia, que la apófisis odontóides de Glyptodon clavipes es mucho mas corta, que la de las otras especies, y por esta razon su antígua separacion de la vértebra segunda no persistente y visible. La figura 1 a. dela lámina XXIX muestra el hueso mediocervical de (G1yptodon clavipes visto de abajo, unido con el Atlas, y la figura L ce. el mismo hueso visto del lado izquierdo; las tres figuras 2, 3 y 4 representan el hueso correspondiente en las mismas vistas de las tres especies de Sehistopleurum, es decir: del Glyptodon laevis, Glyptodon elongatus y Glyptodon asper. Se presentan en estas figuras a. hácia arriba las tres caras articulares, que le unen con el Atlas, y en las figuras e. estas tres caras libres, sin el Atlas unido con ellas. La cara media de estas se dirige hácia abajo, las dos laterales mas hácia arriba, y por esta razon el arco inferior del Atlas se prolonga poco en el medio hácia atrás, para formar la articulacion segura con la cara media de la apófisis odontóides. Un poco atrás de estas caras laterales principia la apófisis transversa, como cresta lateral horizontal que se prolonga al exterior, cambiándose en ramo bastante fuerte, y terminando con una lámina poco mas ancha oblícua descendente, que se estiende al fin en un arco sobresaliente háícia abajo. Entre estas dos apófisis transversas tiene la superficie inferior del hueso mediocervical cuatro surcos transversales poco impresos y encorvados, como restos de las separaciones anteriores de las cinco vértebras, dejando abierto en el medio del último (cuarto) de estos surcos un espacio pequeño, que prueba la antígua separacion mas claramente. Correspondientes á estos surcos hay al principio de cada apóñsis transversa cuatro agujeros, que se dirijen por conductos cortos al condueto vertebral medio para la médula espinal. Son estos agujeros los foramina intervertebralia inferiora, con los cuales corresponden otros cuatro en la base de la superficie superior de la misma apófisis (fx. e.), que son los superiora; cada uno de los dos agujeros entra por un conducto corto en el con- Aucto central, uniéndose inmediatamente estos dos conductos en uno, con dos ramos, el superior ascendente y el inferior descendente. Estos conductos son completamente separados entre sí, aunque el cuarto y último no está perfecto como los tres anteriores, entrando en él tambien el surco transversal cuarto por una continuacion fina en la superficie lateral del hueso. La vista pers- pectiva del hueso mediocervical del lado (fig. 1 c.) demuestra muy bien la — 293 — configuracion descripta; la apertura media grande es el conducto vertebral, de cuyo conducto salen al lado izquierdo los cuatro conductos intervertebrales, ab.iéndose hácia afuera cada uno con dos agujeros, los superiores visibles al lado derecho de la misma figura en la base de la apófisis transversa, y los inferiores en la fig. 1 a. de los dos lados del hueso. Comparando actualmente con la descripcion dada del hueso mediocervical del Glyptodon clavipes el mismo hueso de las otras especies, representado en las fig. 2—4 de la misma lámina, se reconoce bien una diferencia doble. —Pri- meramente no tienen estas tres especies mas que tres foramina interverte- bralia á cada lado en la base de la apófisis transversa, aunque se encuentran tambien cuatro surcos finos transversos en la superficie inferior externa de la porcion media del hueso, correspondiente al cuerpo de las vértebras unidas. Se prueba por estos cuatro surcos, que hay tambien cinco piezas unidas en cada uno de estos huesos mediocervicales, pero solo cuatro vértebras, porque falta un intérvalo entre la primera y la segunda pieza correspondiente al fo- ramen intervertebrale. Examinando entonces los esqueletos de los Dasypus actuales, conservados en nuestro Museo Público (*), he visto, que en estos animales se presenta una configuracion parecida del cuello, compuesta la se- eunda vértebra, llamada Axis s. Epistropheus, siempre de dos piezas bastante grandes, separadas á cada lado por un surco pequeño transverso. sta ob- servacion me habia probado al fin, que en los Glyptodontes del grupo ccn cola corta, tuberculada (Señistopleurum), se presenta una configuracion análoga, y que estas especies se diferencian notablemente de todas las otras del grupo, por la composicion del hueso mediocervical de cinco piezas anteriormente separadas, aunque entre estas cinco piezas no hay mas que cuatro vértebras, es decir, la segunda con su grande apófisis odontóides, la tercera, la cuarta y la quinta, Por esta observacion, el grupo Señistopleurum se separa de los otros grupos y justifica en algo su constitucion como género aparte. Como por este carácter notable, tambien se acercan mucho entre si, por toda su configuracion externa, los huesos mediocervicales de las especies de Sehistopleurum. Auuque compuesto igualmente de cinco piezas, como el mediocervical de Glyptodon clavipes, son estos de Sehistopleurum un poco mas cortos, pero la diferencia es bastante pequeña. El de Glyptodon clavipes mide en la línea media longitudinal 4+ pulga. y en las tres especies de Sehistopleurum la (*) Son estos esqueletos, sucesivamente arreglados, actualmente de Dasypus (Priodontes) gigas, de Das. (Euphractus) villosus, de Das. (Tolypeutes) conurus y de Praopus longicaudus. — 294 -- misma extension varía de 35 hasta 3% pulg. Eu relacion igual se ponen los dos tipos respecto á la anchura transversa entre las apófisis laterales; el del (Glyptodon clavipes mide en esta direccion 10 pulg. y los otros tres 9 + pulgadas, Se pronuncia en estas diferencias del tamaño una configuracion poco mas fina de los Sehistopleurum, cuya finura tambien está representada por el tamaño menor de la cara media articular anterior, que corresponde á la apófisis odontóides de los otros mamíferos. Observando nuestras cuatro figuras 1—4c. lám. XXIX, se vé claramente la finura mayor de los tres Schistopleurum, comparándose con el G/yplodon clavipes (fig. 1.), todo el hueso es poco mas macizo en comparacion con el mismo de los otros tres animales parecidos. El conducto medio vertebral es mas alto, pero apenas mas ancho; la cresta situada encima del arco es menos bien separada y por consiguiente sus caras terminales son menores; principalmente la apófisis transversa es mas gruesa, pero no mas larga, porque la extension mayor transversal del hueso no depende del tamaño de la apófisis, sinó de la anchura de la porcion media, correspondiente al cuerpo vertebral. En fin, la cara terminal de la apófisis transversa es bastante mas ancha, mas cóncava y su mirgen inferior mas gruesa, con indicaciones débiles de la antígua separacion en cuatro apófisis distintas. Comparando entre sí los huesos mediocervicales de las tres especies de Sehistopleurum, se presentan en ellos algunas diferencias ligeras, que son las siguientes: + El de Glyptodon luevis (tig. 2.) es el mas delgado, aunque la superficie inferior de los cuerpos vertebrales es la mas larga (de 3 pulg.), su conducto vertebral es el mas pequeño (14 pulg. de alto y 13 pulg. de ancho) y la cresta superior con las puntas terminales la mas baja, siendo la altura general del hueso con punta mas alta de 34 pulg. La anchura general, con las apófisis transversas, es de 9 pulg. y la cara terminal de esta apófisis poco mas pequeña que. en las otras dos especies, es decir 12 pulge. de ancho y 1 ¿ pulg. de alto. El hueso mediocervical de G/yptodon elongatus (fig. 3.) es poco mas corto en su base inferior, 14 pulg. de largo, y su porcion correspondiente á la apófisis odontóides poco mas delgada, pero la cresta que hay sobre el con- ducto vertebral es mas alta hácia atrás, siendo aquí la altura general de 32 pulg., aunque la cara anterior de esta cresta encima del conducto vertebral no es mas alta ni mas ancha, sinó al contrario un poco mas angosta. El conducto vertebral tiene 1 pulg. de alto y 13 pule. de ancho, él es por consiguiente mas alto que ancho, en oposicion al de (G/yptodon laevis, que es mas ancho que alto. Glyptodon asper (fig. 4.) se acerca por su figura á los dos, y se coloca casi — 295 — como intermedio entre ellos. La cresta del arco vertebral tiene hácia atrás la misma altura que la de Glyptodon elongatus, poro su porcion anterior es mucho mas baja, aunque la cara anterior triangular, que hay sobre el con- ducto vertebral, es bastante mas grande. Elconducto vertebral es igualmente alto y ancho (14 pulg.) y la apófisis transversa poco mas delgada, pero con cara terminal mas grande 14 pulg. de alto y 14 pulg. de ancho. La longitud de la lámina inferior es de 34 pulg. Los tres huesos mediocervicales tienen á cada lado, en la he de la apófisis transversa, tres foramina intervertebralia, tanto en la superficie superior cuanto en la inferior, cuyos dos foramina se unen por sus conductos cortos hácia el interior en un solo conducto para cada par. El conducto comun mas ancho entra en el condurto vertebral central. Salen por estos los nervios cer- yicales. Otro conducto longitudinal para la Arteria vertebralis perfora estos conductos en direccion de adelante hácia atrás, principiando atrás de las dos caras laterales articulares de la apófisis odontóides, y saliendo de la superficie posterior de la apófisis transversa, inmediatamente antes de la pequeña cara ar- ticular, que hay á cada lado en la márgen posterior de la lámina basilar. Estas dos caras articulares producen las dos esquinas sobresalientes posteriores del hueso mediocervical, bien representadas en nuestras figuras 1—4 «a. vistas de abajo, formando dos ángulos agudos sobresalientes en la márgen inferior de cada una de las cuatro figuras. eunecon estas caras articuiares la vértebra sexta separada del cuello, como tambien con otras dos caras superiores, en oposicion con las inferiores, en cada esquina posterior del arco vertebral ¡oualmente sobresaliente hácia atrás. Estas esquinas superiores están indi- cadas en nuestras flguras 1—4 e. atrás del tercer agujero intervertebral superior. De la analogía de la configuracion del enello de los Armadillos con la del cuello de los Glyptodontes ya he hablado en el tomo primero de los Anales, pag. 209. Tienen tam- bien estos animales una pieza particular en el cuello, formada de algunas vértebras íntimamente unidas, pero ni el número de estas vértebras unidas es tan igual, ni la figura general de la pieza, que se forma por “esta union, es tan particular como en los Glyptodontes. La separacion de la apófisis odontóides de la vértebra segunda y ej tamaño sorprendente de esta apófisis es comun á todos los Armadillos, y este tamaño aun mas considerable que en los Glyptodontes del grupo Sehistopleurum. 119 La separacion completa dela sexta vértebra cervical es el segundo carácter particular de los Glyptodontes con cola corta, tuberculado-cónica, que forman el gvupo Sehistopleurum; el Glyptodon clavipes no tiene esta sexta vér- tebra separada, sinó unida con el hueso mediocervical, como lo hemos expli- cado al principio del parágrafo precedente. La presencia de la sexta vértebra separada en union con la indicacion de la apófisis odontóides separada ante- riormente de la vértebra segunda del cuello, son las dos categorias particulares en la configuracion del esqueleto, que justifican la separacion del Schistopleu- rum del Glyptodon; los Panochthus y los Hoplophorus, que tienen tambien una sexta vértebra cervical libre, no tienen la indicacion de la apófisis odontóides anteriormente separada, y se acercan por este carácter mas al Glyptodon que al Sehistopleurum. Tengo á mi disposicion, para probar dicha diferencia, la vértebra sexta libre de dos especies, es decir del GMyptodon laevis (fig. 5.) y del Glyptodon asper (fig. 6.). En las dos esta vértebra se distingue de la correspondiente del Panoehthus (lám. V. fig. 4.) y del Hoplopkorus (lám. XIX, fig. 5.) por la anchura mucho menor de la porcion lateral del arco vertebral superior, en- donde él se une con las apófisis transversas ; por la falta completa de una es- pina superior media en este arco; y por la perforacion de la apófisis trausversa en su base mucho mas ancha por un agujero oval correspondiente al conducto del hueso mediocervical para la Arteria vertebralis. Niel Panochthus ni el Hoplophorus tienen esta perforacion, sinó en lugar de ella una escotadura honda, que dá la base de la apófisis transversa mas angosta que la porcion mas exterior considerablemente engrosada. Por lo demás, la configuracion ge- neral de esta vértebra es en todos los Glyptodontes idéntica, pero con diferencias subordinadas, mas ó menos visibles. Las dos figuras citadas (lám, XXIX.) dan una idea bastante clara de las diferencias mencionadas y no piden explicaciones mas detalladas. Compa- rándolas entre sí, se repiten en ellas algunos de los caractéres específicos de los huesos mediocervicales. Asi sucede, que la vértebra sexta del (/yptodon laeris es poco mas alta en el medio del arco superior que la del Elyptodon asper; aquella tiene 13 pulg. de altura y esta 14 pulg., aunque el arco de la segunda especie tiene una figura mas aguda con la indicacion de una espina pequeña media. La anchura total entre las puntas mas sobresalientes de las apófisis transversas de Glyptodon laevis es de 8% pulg.; la correspon- diente de Glyptodon asper ha sido probablemente poco mayor, de8¿ pulg.. pero faltando las dos epífisis de esta apófisis del Glyptodon asper, la medida no puede ser exacta. Estas epífisis no han sido unidas con la porcion prin- cipal de cada apófisis, aunque el individuo es muy viejo; parece que la separacion de la epífisis ha sido persistente. En la fig. 6, las epífisis están == — dibujadas hipotéticamente, segun la analogía de la otra vértebra. Mas pronunciada se presenta la diferencia específica en la anchura del conducto vertebral; él tiene 13 pulg. altura en el Glyptodon laevis y 2 pule. anchura: pero en el (yptodon asper la altura es de 15 pulg., y la anchura de 2! pulg. Por lo demás, la vértebra sexta del (yptodon asper es poco mas robusta en todas sus porciones que la mas fina del (G?%yptodon laevis. Cada uno de los dos tiene al lado anterior ocho caras articulares para la union con el hueso mediocervical, Primeramente dos, una á cada lado, en la base del arco -“super.or. Fstas dos son las mas grandes de todas. Abajo de ellas se pro- nuncian otras dos mas pequeñas en las esquinas descendentes al lado externo del arco vertebral inferior, correspondiente al cuerpo vertebral. Estas dus se unen con las caras opuestas inferiores del hueso mediocervical y las superiores con las superiores del mismo hueso, colocadas atrás del agujero intervertebral superior de cada lado. En fin, hay en cada apófisis transversa dos caras mas pequeñas desiguales, que se unen con las correspondientes de la apófisis del hueso mediocervical. En el lado posterior de la vértebra se encuentran tambien ocho caras articulares, para la union con el hueso postcervical, colocadas en los mismos lugares que las anteriores; pero las superiores del arco superior están divigidas hácia abajo, y las inferiores al lado del arco inferior hácia arriba, es decir, en direccion opuesta con las anteriores, como lo pide la union íntima son las piezas que siguen y que preceden. Respecto á la perforacion de la apófisis transversa, que distingue tan claramente la vértebra sexta de Glyptodon de la correspondiente de los otros Glyptodontes, ella se presenta como un agujero oval transversal al lado externo de las caras articulares inferiores, 1-1 pulg. de ancho y 1-4 pulg. de alto, que se ha formado por un puente huesoso particular fino, saliendo de la márgen de dichas caras articulares y uniéndose con la apófisis en el medio de su curso, antes de la porcion externa mas gruesa, que lleva las caras articulares externas. En el principio de este puente, como en su extremo externo, se levanta una esquina sobresaliente, que dá á estas dos puntas del puente una re- sistencia mayor, El agujero que existe sobre el puente corresponde exacta- mente, en su colocacion natural, al fin posterior del conducto para la Arleria vertebralis y es la continuacion de este conducto por la vértebra sexta. Concluye este conducto particular acá, con la vértebra sexta, faltándole al hueso posteervical su curso correspondiente; la Arferia vertebralis entra por lo demás en el conducto vertebral comun por el agujero primero intervertebral del hueso postcervical, entre la vértebra séptima del cuello y la primera del lomo (véase lám. XXX, fig. 1. 4.), que corresponde por su colocacion — 298 — exactamente al agujero que hay en la apófisis de la sexta vértebra. 120 El hueso postcervical de los Glyptodontes típicos, que sigue á la vértebra sexta del cuello, tiene los caractéres generales del mismo hueso del Panochthus, y se diferencia de él solamente por cualidades subordinadas. El de Glyptodon es relativamente mas ancho, su tubérculo medio superior menos alto y la union de las tres vértebras, que constituyen el hueso, es decir de la séptima del cuello con la primera y la segunda del lomo, es menos visible, por falta de los contornos de cada una en la superficie del hueso, como por las escotaduras laterales menos hondas, que distinguen las apófisis de las tres vértebras. El hueso completo, tal como se presenta á la vista, imita por su figura una lámina gruesa, mas ancha que larga, perforada en el medio por el gran con- ducto vertebral, cuya pared superior se levanta en el medio con un tubérculo alto y grueso, mientras que los dos lados tienen tres esquinas sobresalientes, separadas por escotaduras hondas, que indican las tres vértebras unidas. En estas escotaduras entran los capítulos de los tres primeros pares de costillas, y por esta razon tiene cada escotadura dos caras articulares elípticas, bien separadas por una márgen elevada, con cuyas caras se unen las corres- pondientes de cada costilla. Además, hay otras caras articulares en la orilla anterior y en la posterior del hueso, para la union con las vértebras, que preceden y que le siguen. Por estas caras se forman articulaciones muy flexibles, que dan á esta porcion de la columna vertebral una movilidad particular bastante grande y superiorá todas las otras porciones de la columna vertebral. En la orilla anterior se ven generalmente seis y aun ocho caras artienlares, para la union con la sexta vértebra del cuello: dos pequeñas á cada lado del conducto vertebral (véase lám. XXX. fig. 1. 4.) y una mas grande en cada apófisis transversa, que se divide excepcionalmente en dos cada una. En la orilla posterior se muestran tambien seis caras articulares, pero de figura diferente. Cuatro grandes cóncavas, destinadas á la union con el tubo dorsal, ocupan los contornos del conducto vertebral, y dos pequeñas la esquina externa de la apófisis transversa. Con estas dos se unen las caras anteriores del tercer par de las costillas. La articulacion del hueso post- cervical con el tubo dorsal forma un verdadero gínglimo, y permite al hueso postcervical, que tiene su colocacion normal en posicion perpendicular descendente, levantarse ó reclinarse mas con su orilla anterior; por cuyo movimiento el cuello del animal con el cráneo se adelanta ó se retira hácia — 299 — DN atrás, para entraren la apertura anterior de la coraza hasta los ojos, y ocultar los lados de la cabeza mas vulnerables, que la frente y el vértice bien armados con su coraza particular (*). Es digno de notar, que por causa del movimiento descripto del hueso postcervical el conducto vertebral no puede ser cerrado hácia abajo de otro modo, que por una membrana flexible, mas ó menos extensible, entre el hueso postcervical y las vértebras vecinas; y por esta razon tiene la pared inferior del hueso postcervical, que corresponde á los cuerpos de las tres vértebras unidas, no solamente su finura muy grande, sinó tambien su extension menor que la pared superior, terminando á cada orilla con una márgen muy aguda, en cuya márgen se fija la membrana elástica que cierra el conducto vertebral hácia abajo. Las dos superficies del hueso postcervical tienen algunos agujeros interver- tebrales para la salida de los nérvios dorsales, pero estos agujeros no están tan regularmente colocados ni tan visibles como los del hueso mediocervical. Sin embargo, la relacion entre ellos y el conducto vertebral central es la misma en los dos huesos. Salen á cada lado de este conducto comun tres conductos laterales, que principian muy anchos y continuan en direccion descendente, dividiéndose pronto cada uno en dos ramos, uno mas angosto ascendente hícia arriba y el otro mas ancho descendente hácia abajo, per- forando los dos la pared externa del hueso, para salir hácia fuera de él. Así se ven en cada porcion lateral del hueso seis agujeros, tres en la superficie dorsal y otros tres poco mas grandes en la superficie ventral, inmediatamente antes de la márgen externa de esta superficie. Indican estos agujeros los intérvalos situados entre las tres vértebras unidas. En nuestras figuras 1 y 2 de la lámiva XXX se ven solamente las tresá cada lado de la superficie dorsal, y entre ellos uno y otro se divide en dos, lo que no es la regla sinó la excepcion. Delos agujeros inferiores solamente el primero es visible en la fis. 1. A. entre las caras articulares anteriores; el segundo se encuentra en la esquina inferior entre la escotadura primera y segunda de cada lado; y el tercero bajo la esquina posterior de la segunda escotadura, entre ella y la. cara articular inferior de las cuatro caras, que unen el hueso postcervical con el tubo dorsal. Del mismo modo perfora la pared superior el agujero tercero intervertebral poco ántes de la misma cara, como lo muestra la figura 2 de la lámina XXX (*) He hablado suficientemente sobre este movimiento del hueso postcervical en el tomo I. de los Anales, pág. 81 y 211, y poresta razon no repito acá mas estensamente m! demostracion anterior. 1 39 — (800 = - Tengo á mi disposicion cuatro huesos postcervicales, y entre sllos dos de la misma especie. Esta especie es el (“lyptodon laevis; de los otro dos, el uno pertenece al esqueleto completo del (4/yplodon asper, el otro muy probable- mente al Glyptodon elongatus, pero de ningun modo al (Glyptodon clavipes. Bajo estos apelativos los describiré, fijíndome con preferencia en las diferen- cias específicas. El hueso postcervical del G/yptodon asper se vé figurado lám. XXX, fig. 1. 4. en su colocacion natural, unido con el tubo dorsal (4) y con las costillas (128.0 Sw porcion anterior, que se ha formado de la última vértebra del cuello, es la mas ancha, pero tambien la mas corta: las otras dos porciones, la media y la terminal, que representan la vértebra primera y segunda del lomo, son poco mas angostas, pero mas largas; en aquel punto el diámetro transversal es de 82 puls., y en la porcion tercera de 7 puls.; la longitud general del hueso entre las caras articulares al lado del conducto vertebral es de 5 pule., y la altura general hasta la punta mas sobresaliente del tubérculo superior de 34 pulgadas. Se diferencia de los otros dos principalmente por la figura de este tubérculo, que se engrosa al fin en su contorno, terminando con una superficie plana de figura mas ó menos triangular. Del ángulo anterior de este triángulo sale una cresta no muy aguda, que desciende hasta la apertura triangular del conducto vertebral, poco á poco mas ancha y mas obtusa, y á cada lado de esta cresta se forma un surco débil, aue la acom- paña, ignalmente mas ancho y descendente hasta la cara superior articular al lado de la apertura del conducto vertebral. Los tres lóbulos laterales entre las escotaduras, correspondientes á las tres apófisis transversas de las vértebras unidas, no son muy agudas, sinó redondeadas al fin, y la superficie euperior de cada uno no tiene asperezas pronunciadas; los tres agujeros inter- vertebrales superiores son bastante pequeños y el tercero tiene á cada lado un agujerito accesorio en el medio de la superficie del lóbulo lateral tercero. En fin, la superficie inferior es bastante cóncava, es decir convexa al lado interno, y el conducto vertebral por consiguiente no muy alto sinó mas bajo queen las otras especies. El hueso posteervica!, que adscribo al (Flyptodon laevis (fig. 3), tiene casi las mismas dimensiones; solamente el tubérculo superior es poco mas alto, y la altura general de 3% pulz., pero su figura muestra diferencias considerables. El tubérculo tiene una forma mas prolongada hácia atrás y una superficie terminal casi oblonga, pero mas ancha hácia atrás que hácia adelante. Acá salen de las esquinas del tubérculo dos crestas bastante agudas, que descienden hasta la apertura anterior del conducto vertebral, y entre ellas queda una — 301 — excavacion longitudinal bastante honda. Los lóbulos laterales, que repre- sentan las tres vértebras unidas, son poco mas agudos, y la superficie de cada una es áspera por crestas transversas irregulares. Los agujeros interverte- brales son poco mas grandes, y el medio de cada lado tiene una apertura segunda accesoria, como tambien uno de los anteriores. De las caras articu_ lares anteriores las externas de la apófisis transversa están divididas cada una en dos en el uno de los huesos, en el otro sin division, como lo muestra nues- tra figura; de las cuatro posteriores al lado del conducto vertebral las dos su- periores son poco menores que en el Glyptodon asper, y por consiguiente menos pronunciadas en la márgen posterior del hueso. En tin, la pared inferior del conducto vertebral es ménos cóncava al lado externo, y por esta razon el conducto poco mas alto, de figura triangular casi equilátera. El tercer hueso postcervical, que probablemente pertenece al Glyptodon elongatus, no lo he figurado por causa de la mala conservacion, faltándole la porcion terminal del tubérculo superior. Sus dimensiones son poco mas grandes; la anchura anterior es de 9 + pulg., la longitud de 51 y la altura probablemente de4. Se diferencia de los otros dos huesos postcervicales por la separacion completa del arco superior de la vértebra primera por un intérvalo abierto; pero este carácter puede ser casual, porque uno de los dos huesos postcervicales de Glyptodon daevis tiene tambien esta separacion á un lado del arco, aunque menor. La otra cualidad particular, es la presencia de cuatro crestas finas elevadas al lado anterior del tubérculo en lugar de las dos del (7lyptodon laevis, que descienden hasta la orilla anterior del arco vertebral, y terminan en el intérvalo entre este y el arco de la primera vérte- bra con cuatro esquinas sobresalientes, una para cada cresta. Los tres lóbulos laterales, que indican las tres vértebras unidas, no son de figura arqueada, sinó terminadas por líneas rectas unidas entre ángulos, y la super- ficie externa de los lóbulos es menos áspera que la de (Glyptodon laevis, pero mas que aquella de GFlypiodon asper. Los agujeros intervertebrales son tan grandes como en el (Myptodon laevis. De las caras articulares anteriores tienen las internas una figura mas prolongada, angosto-elíptica, y la tercera externa está dividida en tres desiguales, ó sinó de un lado en cuatro; entre las posteriores las cuatro medias tienen un tamaño considerable y casi igua] entre sí. La pared inferior es bastante cóncava, y por consiguiente el con- ducto vertebral no muy alto. 121 Sigue el tubo dorsal atrás del hueso postcervical, como la porcion — 302 — principal de la columna vertebral antes de la pelvis. De este tubo tengo á mi disposicion un solo ejemplar completo, el del (Glyptodon asper, que ya está descripto en el tomo l. pag. 82 y 211. Es un tubo huesoso poco encor- vado (véase lám. XXIII. fig. 1. e., visto de lado; y lám. XXX, fig. 1. £., visto de arriba y de adelante) 17 pulz. de largo, que principia hácia adelante con wna porcion mas baja, pero mas ancha, 33 pulg. de ancho, y se hace hácia atrás poco á poco mas alto y mas angosto, terminando con una anchura de 2 pulgadas. Su superficie superior, que esla dorsal, se levanta en tres crestas fuertes longitudinales, una media perpendicular y dos externas, poco incli- nadas al exterior, incluyendo entre estas tres crestas dos surcos longitudinales profundos. De estas tres crestas la media principia bastante alta, pero con punta reclinada hácia atrás; las dos laterales principian al contrario muy bajas, apenas elevadas, y se levantan poco mas hácia atrás, terminando acá con una esquina oblícue-descendente y por consiguiente menos alta, que la porcion anterior de ella en cada cresta lateral. El tubo mismo, bajo estas dos crestas, es al principio de contorno elíptico-horizontal, pero su figura se cambia hácia atrás poco á poco en mas alta, sin tomar tan evidentemente el contorno triangular-prismático, que distingue el tubo del Panochthus, y se hace despues del medio de su longitud de contorno casi circular, terminando al fin con una márgen engrosada, elevada principalmente al lado externo, cuya márgen prueba por su superficie irregular, que ha estado unida durante la vida del animal con substancia blanda, cártilaginoso-fibrosa. Las paredes laterales del tubo son bastante delgadas, apenas de 2 lín. de grueso, y perfo- radas cada una por diez agujeros redondos de diámetro de 3 lín., colocados en la porcion superior del tubo, inmediatamente abajo de las crestas laterales. A estos agujeros corresponden otros en la superficie dorsal del tubo, colo- cados tambien inmediatamente en la base de las mismas crestas laterales (lám. XXX. fig. 1. B.), las dos perforando la pared del tubo, para entrar en el conducto vertebral por un conducto:comun para cada dos agujeros externos correspondientes, el uno dorsal y el otro lateral. Estos agujeros son los foramina intervertebralia, indicando por su presencia el número de las vér- tebras dorsales, unidas en el tubo, cuyo número es por consiguiente de once. Pero no hay otro vestigio de la separacion anterior del tubo en vértebras sueltas; la pared situada bajo los agujeros es tan plana y completa, como si runca hubiese estado separada en diferentes partes, y solamente un surco sale de cada agujero hácia arriba, que indica el curso de los nérvios dorsales, que salen por estos agujeros. Otra indicacion de la antígua separacion del tubo en vértebras sueltas dan — 303 — las escotaduras de las crestas laterales para la recepcion de las costillas en ellas. Hay al lado externo de estas dos crestas, entre los agujeros interyer- tebrales para los nérvios, nueve escotaduras triangulares en la márgen de las crestas, que incluyen cada una dos caras angostas articulares elípticas, sepa- radas entre sí por una excavacion profunda en el medio de la escotadura. Con estas caras articulares se unen las correspondientes de las costillas, estando destinada la excavacion profunda, que hay entre ellas, para los tejidos blan- dos de la articulacion, que une cada costilla con su escotadura. Es evidente por la configuracion general de la columna vertebral de los Mamíferos, que cada costilla ha estado unida con dos vértebras, y que por consiguiente la cara articular anterior de cada escotadura pertenece á una vértebra, y la posterior á la otra de las dos vértebras, con las cuales se unen tambien las costillas de los Glyptodontes. Aleuna pequeña modificacion de estructura muestra el principio del tubo dorsal, para suunion con el hueso postcervical. En este lugar el tubo se extiende mas al lado externo, y lleva en su orilla bastante engrosada dos pares de caras articulares ovales, correspondientes á las análogas del hueso postcervical. Un par se encuentra en la pared superior del tubo, encima del conducto vertebral, el otro en la pared inferior abajo del conducto; aquellas caras son de figura casi circular y estas de oval prolongada. Pocomas hácia el exterior de estas caras inferiores se coloca, en la esquina anterior del tubo, la cara articular posterior para el tercer par de costillas, estando la anterior no en el tubo dorsal, sinó en el hueso postcervical, opuesta á esta del tubo dorsal, como ya hemos dicho antes al describir este hueso. 1. La descripcion dada del tubo dorsal del Glyptodon asper prueba una similitud general con la misma porcion del esqueleto del 4oplophorus ornatus (pag. 197) y del Panoch- thus tuberculatus (pag. 49.); solamente el número de las vértebras unidas en él es diferente. En el Moplophorus es este número de doce, segun las observaciones de D, JorGE Poucaer (pag. 199, nota), pero en el Panochthus de diez. Nuestro Glyptodon se coloca con sus once vértebras unidas en el medio entre los dos otros géneros, pero no sabemos si este número de once vértebras del tubo dorsal es comun á todas las especies, porque no conocemos hasta hoy mas tubos completos de este género que el único de Glyptodon asper descripto acá. Los restos de otros tres tubos dorsales, conservados en nuestro Museo Público, son tan imperfectos, que no permiten dar indicaciones sobre este punto. Por las diferencias observadas en otras porciones de la columna vertebral hay que presumir, que no es conforme el número de las vértebras en todas las especies del mismo género. 2. Respecto á las diferencias genéricas en la figura del tubo dorsal debemos remitir á las figuras dadas en las láminas V. XX y XXX, que muestran estas diferencias mejor que largas descripciones. El tubo dorsal del Panochthus (lám. V.) es relativamente mas — 31 — delgado, con superficie dorsal menos ancha, conducto vertebral mas angosto, y superficie ventral mucho mas elevada, de figura casi triangular, fuertemente aplanada hácia atrás, Su cresta media es mas alta, pero las dos laterales son mas bajas y apenas elevadas sobre la superficie del tubo. En fin, la separacion anterior de las vértebras unidas está bien indicada por cantos pequeños transversos en los lados del tubo, (lám. I. fig. 2). El tubo dorsal de ¿Zoplophorus se parece mucho mas al mismo del Panochthus, que al tubo dorsal del (E1yptodon; pero en lugar de los cantos transversos, que iudican la se: paracion anterior de las vértebras, se ven en el tubo dorsal de MZop/ophorus surcos ascen- dentes y descendentes de los agujeros intervertebrales (véase lám. XX, fig. 1. B.). En el Glyptodon hay iguales surcos solamente hácia arriba, para perderse en las esquinas entre las escotaduras para las costillas, deduciendo de este modo Jos vérvios, que corren en los surcos, directamente á los lugares entre las costillas y los músculos intercostales- Aunque se ven iguales surcos pero mas débiles tambien en el Hoplophorus, él se di- ferencia bastante del (Glyptodon por sas escotaduras para Jas costillas mucho mas grandes, y mas descendentes en el lado externo del tubo. El Panochthus tiene además indicaciones de los surcos ascendentes, pero ellos son poco pronunciados y mas cortos, por la colocacion de los agujeros intervertebrales mas hácia arriba. De las dos piezas del lomo de los Glyptodontes acá descriptas, es decir: del hueso posteervical y del tubo dorsal, no se encuentran piezas análogas en ningun otro mamíi- fero. Los Armadillos actuales tienen todas las vértebras separadas, desde el cuello hasta la pelvis, y ninguna union entre ellas como nuestros Glyptodontes. Solamente las vér- tebras sueltas del cuello de estos animales muestran una figura casi completamente idéntica con la vértebra sexta libre de los Glyptodontes. Del Chlamyphoro truncato la descripto bien el anátomo exacto José HyrrL estas vértebras, y ha notado las mismas caras articulares en ellas, que nosotros describimos en el $ 119. Véase su obra sobre este animal en idioma latin (Viena 1855. £.) pag. 19. $13, c.3 y 4. [de] 122 La porcion de la columna vertebral situada detrás del tubo dorsal hasta el principio de la cola es en la edad adulta de los Glyptodontes una pieza sólida sin otra indicacion de su anterior division en vértebras separadas, que por los agujeros intervertebrales que hay en los dos lados de esta porcion, igualmente de figura de tubo encorvado, con cresta alta y en la superficie dorsal convexa. Pero para facilitar la descripcion de esta porcion de la columna vertebral, la hemos dividido, segun la analogía de los otros Mamíferos, en dos partes: la anterior no unida con la pelvis, y la posterior unida con los huesos innomi- nados, llamando aquella: tubo lumbar y esta tubo sacral, Tenemos en nuestro Museo Público estas dos partes del tubo comun com- pletas de cuatro especies, es decir: del Glyptodon clavipes, Glyptodon elongatus, Glyptodon laevis y Glyptodon asper, y entre las de estas cuatro especies una de ellas en tres ejemplares de diferente edad, lo que permite dar una descripcion bastante completa de esta porcion de la columna vertebral. — 305 — La especie mas bien conservada es el (Gyptodon asper, y por esta razon principiamos nuestro exámen con ella, aunque antes ya hemos descripto su tubo lumbar, en el tomo primero pag. 82 y 215. Sabemos por esta descrip- cion que este tubo principia con una orilla anterior poco engrosada que se une bien con la orilla posterior del tubo dorsal por substancia fibroso-cartila- ginosa á manera de la sincondrósis entre otras vértebras del esqueleto. Esta orilla se vé figurada lám. XXXI, fig. 1. directamente de adelante, rodeando la apertura del conducto vertebral, que tiene por esta orilla gruesa la figura del número 8, pero con la mitad superior mas ancha y mas baja que la inferior, cambiándose despues en circular y haciéndose mas ancha en su continuacion hácia atrás. Sobre esta orilla gruesa se levanta hácia arriba una cresta media longitudinal y dos apófisis laterales de figura de un apén- dice huesoso sobresaliente hácia adelante, que termina hácia arriba con canto agudo longitudinal, vero tiene hácia abajo dos excavaciones, la nna mas al lado interno, la otra al lado externo. Estas excavaciones son caras articu- larál cóncavas para la union con otros huesos; con la interna se une la carita convexa del extremo sobresaliente de cada cresta lateral del tubo dorsal, y con la externa la cara articular posterior de la última costilla de cada lado, tomando la otra cara anterior de la misma costilla su union con una cara excavada correspondiente en el fin de la cresta lateral del tubo dorsal, colo- cada inmediatamente ántes (le la cara terminal para la union con el apéndice del tubo lumbar. Nuestra figura de la lámina XXIII indica esta union de los tres huesos del tubo dorsal (e.) del tubo lumbar (F.) y de la última costilla (13.), y muestra claramente el apéndice del tubo lumbar sobresaliente encima de dicha costilla. Continúa el tabo lumbar atrás de la orilla eugrosada con sus apéndices superiores al principio poco mas angosto, conservando su contorno cilíndrico, pero pronto se cambia su figura en triangular prismática, aplanándose la superficie inferior poco mas y levantándose sus márgenes laterales en crestas aitas sobresalientes con direccion oblícua hácia abajo, mientras que la cresta superior longitudinal sube siempre mas hácia arriba. Al fin se pierden los tres lados y sus esquinas hácia atrás en los huesos vecinos de la pelvis, que se unen inmediatamente con el tubo. La composicion del tubo lumbar de algunas vértebras unidas entre sí, prueban los agujeros á cada lado del tubo. Existen dos filas de estos agujeros en cada lado del tubo, la una colocada mas abajo, de agujeros mas grandes, cerca de las esquinas inferiores del tubo; la otra de agujeros mas puequeños mas hácia arriba, en la base de la cresta media longitudinal superior. Per- 806 — foran estos agujeros la pared del tubo y entran en el conducto vertebral comun, uniéndose las correspondientes de arriba y de abajo en el mismo lugar de la salida de dicho conducto. Los inferiores son generalmente muy grandes, de figura oblongo-elíptica y bordados de orillas agudas sobresalientes hácia arriba y hácia abajo; los superiores son redondos, bastante pequeños, sin orillas agudas, pero continuándose hácia arriba en la superficie de la cresta dorsal, para formar surcos ascendentes. Por el número de estos agujeros se pronuncia el número de las vértebras unidas en el tubo lumbar. Eltubo de Glyptodon asper tiene siete pares de agujeros á cada lado, el mismo de Glyptodon elongatus tiene o cho, pero los tres de Glyptodon laevis solo seis; lo que prueba que el tubo lumbar de estas tres especies se ha compuesto de diferentes números de vértebras, jeuales al número de los agujeros intervertebrales. Del (Flyptodon clavipes no tengo un tubo lumbar completo para dar con seguridad el número de vértebras unidas en él. Los agujeros son en cada tubo de diferente tamaño y diferentemente colo- cados. El primer par está colocado mas hácia arriba, en la mitad superior del tubo, y los dos de cada fila están bastante acercados entre sí, separados generalmente por una lámina huesosa de solo + pulgada de ancho. El segundo par dista mas, colocándose el inferior ya cerca de la orilla inferior del tubo. Desde el tercer par el inferior se coloca en la márgen misma del tubo y el superior se levanta hasta la base de la cresta dorsal. Con este par se aumenta tambien mucho el contorno externo del agujero inferior, dirigiéndose su apertura mas hácia atrás, que hácia adelante, para facilitar la direccion de los nérvios lumbares hácia atrás, que principia con este par de los agujeros intervertebrales, aumentándose mas con cada uno, hasta la union del tubo lumbar con la pelvis. En fin, con el último par de los agujeros interverte- brales se pierde la separacion en dos, y por esta razon este último agujero es el mas grande, dando tambien orígen á un surco fuerte que sale del agujero comun hácia arriba, con direccion oblícue-descendente al lado de la cresta alta sacral, que lleva la coraza. En todos los caractéres hasta ahora explicados se relacionan las cuatro especies mencionadas entre sí; pero hay tambien entre ellos algunas cualidades subordinadas de diferencía, La primera y principal, deducida del número de las vértebras unidas en el tubo, ya hemos significado antes. Se notan otras diferencias específicas de la figura particular del tubo de cada especie. En este punto el de Glyptodon elongatus se distingue mas Ge las otras por la figura de la parte mas anterior 807 — del tubo, separándose la primera vértebra de las ocho unidas por su contorno muy bien, como pieza particular, delas que siguen. Tiene esta vértebra una cresta superior separada por un intérvalo abierto de la cresta comun siguiente, distinguiéndose completamente la apófisis espinosa de esta primera vértebra de la cresta comun formada de las mismas apófisis de las vértebras siguientes, y uniéndose solamente un poco con ella por la esquina posterior superior. Nada igual se vé en los tubos de las otras especies. Tambien el arco de la misma vértebra está poco separado por un surco fino del arco de la vértebra siguiente, y cada una de las dos tiene las apéndices laterales sobresalientes, correspondientes á las apófisis oblícuas de las vértebras de otros Mamíferos. ls evidente por estas cualidades, que la primera vértebra del tubo lumbar del Glyptodon elongatus estuvo al principio mas separada de las otras siete, y que por esta razon se habia conservado tambien mejor su contorno particular en la edad adelantada del animal. Porque toda la estructura del hueso prueba, que el objeto haya pertenecido á un individuo muy viejo. No se pronuncian tan claramente las diferencias específicas del (Glyptodon laevis y del Glyptodon asper en la figura del tubo lumbar; es principalmente la diferencia del número de las vértebras unidas, que los distingue, siendo siete de Glyptodon asper y seis de Glyptodon laevis. Sigue de esta diferencia, que el tubo lumbar de (lyptodon asper es bastante mas largo que el de Glyptodon laevis; siendo aquel de 11 pulg. y este de 10+ mientras que el de Glyptodon elongatus tiene 12 pulg. de largo. Otra pequeña diferencia mues- tra la curva de la superficie inferior del tubo. Esta superficie es cóncava, descendiendo poco hácia atrás, pero levantándose de nuevo hácia arriba con el extremo, ántes de unirse con el hueso sacro de la pelvis. En el Glyptodon laevis esta elevacion posterior es bastante débil y poco pronunciada; pero en el Glyptodon asper ella se pronuncia mejor y mas rápidamente entre el par quinto y sexto de los agujeros intervertebrales, como lo prueba nuestra fig. 1. de la lámina XXXI, mostrando el tubo lumbar, visto de adelante, y signi- ficando bien su ascencion al fin posterior, despues de la curva descendente del principio, hasta el agujero intervertebral quinto de cada lado. 123 El tubo sacral, que sigue al tubo lumbar, uniéndose al principio como al fin con los huesos innominados, forma un arco huesoso encorvado, con cresta alta perpendicular en la línea media de la superficie dorsal, perforado á cada lado por algunos grandes agujeros intervertebrales, y ensanchándose á TI 40 — 308 -— cada extremo, el anterior y el posterior, para unirse acá con dichos huesos de la pelvis. La porcion anterior de este tubo imita completamente por su figura, la porcion posterior del tubo lumbar; es decir, su superficie inferior es cóncava, con las márgenes laterales descendentes, uniéndose por estas márgenes con el hueso iliaco de la pelvis. En esta porcion de la union con el hueso iliaco tíene el tubo sacral su anchura mas grande, pero no es contínuo en esta region, sinó perforado á cada lado por dos grandes agujeros ovales, que entran en el conducto vertebral hácia arriba, y covtinuan hácia abajo como surcos profundos anchos en la superficie del huesc iliaco. Se prueba por estos dos agujeros, que son tres vértebras que se han unido con los huesos iliacos. Despues continúa el tubo sacral libre hácia atrás, cambiando su su- perficie inferior cóncava en convexa, y su figura general en cilíndrica, aumen- tando poco á poco su anchura desde el medio, para terminar con una porcion mas ancha, de figura triangular-prolongada, que al fin concluye el tubo sacral con una cara grande articular transversal-elíptica, con cuya cara se une la primera vértebra de la cola. El número delos agujeros intervertebrales en esta porcion del tubo sacral es generalmente de seis, aunque en el tubo sacral del (Glyptodon clavipes no hay.mas que cinco, y en el de Glyptodon laevis siete; pero en el caso de cinco se encuentran tres agujeros en lugar de los dos en cada lado de la porcion ancha, que se une con los huesos iliacos, lo que dá á esta especie el mismo número de nueve vértebras unidas en el tubo sacral. Solamente el 1lyptodon laevis tiene una vértebra mas, es decir, diez en todo. La otra union del tubo sacral con los huesos innominados se efectúa por una apófisis transversa bastante gruesa de la última vértebra sacral, que la une con el hueso isquion de la pelvis. Esta apótisis es generalmente de 8--9 pulg. de largo y de 2 pulg. de ancho, y por consiguiente un hueso muy fuerte, de figura aplanada, presentándose mas ancha al extremo externo, por el cual se toca con el hueso isquion, saliendo en direccion casi horizontal, pero de- clinaudo un poco al exterior, del cuerpo de la última vértebra sacral, antes de la cara artícular terminal de ésta. Generalmente se vé tambien en la vértebra penúltima sacral una apófisis transversa, pero mucho mas pequeña; que sale del mismo modo de esta vértebra, inmediatamente antes del último agujero intervertebral, y se une despues de una extension de 2 $—3 pula. con la otra apófisis en medio de su márgen anterior, He visto esta apófisis secundaria transversa en todos los GHyvptodontes, con la única excepcion del Glyptodon clavipes, que no la tiene. Esta especie se — 333 — diferencia tambien en algunos otros puntos de la construccion de su tubo sacral, es decir: en la presencia ya mencionada de. cuatro vértebras unidas con los huesos iliacos, y en la union fija de la primera vértebra caudal con la última sacral, de cuya union hablaremos mas tarde. Respecto á las diferencias especiales de las otras especies del género (+lyp- todon, cuyos tubos sacrales tengo á la vista, no he observado en ellas ningun otro carácter particular, que el número diferente de las vértebras unidas, que es de diez en el Glyptodon laevis y de nueve en el Glyptodon asper, Glyptodon elongatus y Glyptodon clavipes Tambien el tamaño es casi el mismo en todos, y la diferencia específica sumamente relativa, pero de ningun modo absoluta. Doy, para probar esta declaracion, las medidas siguientes de la longitud y de la anchura posterior entre las apófisis transversas de los cuatro tubos sacrales, que tengo á mi disposicion; son así en pulgadas inglesas : l ESPECIE Longitud Anchura de aa | del arco sacral. [Apófisis tansversas. | Glyptodon elongatus 24 + 19 | | 5 laevis 23 18 | | AS asper 24 19 | A clavipes 22 + 18 E dol La diferencia indicada de la longitud depende alien de la curva del tubo sacral, siendo esta curva en el (Hlyptodon laevis y Glyptodon asper mucho mas fuerte que en el Glyptodon elongatus; en línea recta el tubo sacral de las tres primeras especies es casi igual, de 19 pulg.; pero el de la última mas corta, de 18 pulg. Por lo demás remito al lector á la descripcion anterior del tubo sacral de estas cuatro especies, ya dado en el tomo I. pag: 221. sig., endonde he com- parado tambien esta porcion del esqueleto de los Glyptodontes con la corres- pondiente de los Armadillos actuales. 124 La cola forma la última porcion de la columna vertebral, y se compone de un número diferente de vértebras separadas, de cuyas vértebras las últimas se unen de nuevo en una pieza comun inmovil, encerrada en el tubo terminal de la coraza Ya hemos dado la descripcion general de esta porcion del esqueleto de los Gloptodontes en el tomo I. pag. 224 sig., que no repe- timos acá para no dar una extension innecesaria á nuestra obra. Sabemos por esta descripcion anterior, que la cola de los G1yptodontes típicos se presenta con dos variaciones principales, segun sea la cola larga ó — 310 — corta. En el primer caso, su columna vertebral se compone de 21 vértebras, y en el segundo de 11. Deestas vértebras las primeras 7—9 son movibles entre sí, pero las otras unidas intimamente, sin permitir ninguna articulacion entre ellas. Estas últimas vértebras unidas tienen una configuracion parti- cular y diferente de la figura de las anteriores movibles. Las vértebras anteriores, bien separadas y movibles, tienen un cuerpo grueso, mas ó menos cilíndrico, poco mas angosto en el medio, y terminando en cada extremo con una cara articular gruesa elíptica, poco cóncava hácia su centro. Con estas caras se unen las vértebras por medio de substancia cartilaginoso fibrosa, como en todos los Mamíferos, y esta union es aumen- tada por otras articulaciones en las apófisis oblícuas, que salen del arco vertebral. Este arco se levanta de la porcion anterior de la superficie dorsal de cada cuerpo vertebral con dos ramos convergentes oblicue-adelantados, que pronto se unen encima del conducto vertebral, mas ó menos triangular, extendiéndose entónces cada arco en cinco apófisis mas ó menos gruesas, altas y distantes, De estas apófisis, las dos anteriores son generalmente las mas orandes y las mas altas, cada una provista en su principio al lado interno con una cara articular cóncava y dos esquinas sobresalientes, la una menor hácia adelante, y la otra mas gruesa y mas alta hácia arriba. Esta esquina termina con una márgen engrosada áspera, sobre la cual se apoya la coraza de la cola. Las dos apófisis posteriores son mas pequeñas, bastante cortas, de direccion horizontal y unidas entre sí, terminando cada una con una cara articular convexa, que se une con la cara articular correspondiente de las apófisis anteriores de la vértebra que sigue. Son estas cuatro apófisis las oblícuas de la anatomia humana, que el señor D. Ric Owkex ha distinguido nuevamente en 2ygapophyses y en metapophyses, segun su uso para la arti- eulacion de las vértebras 6 para el apuyo de la coraza. En tin, la quinta apófisis se levanta en el medio de la superficie del arco, entre las otras cuatro, y asciende perpendicularmente como una cresta mas ó menos elevada, terminando tambien con una márgen engrosada áspera, para sostener la coraza de la cola, que se apoya en ella. Esesta la apófisis espinosa de la vértebra, llamada por OWEN spina neuralis. Además de las apófisis superiores, tiene cada vértebra caudal dos apófisis transversas laterales, que salen del medio del cuerpo vertebral en direccion horizontal, poco inclinada hácia abajo, y terminan con una esquina triangular descendente hácia atrás, que Muestra iguales asperezas cómo las apófisis anteriores oblícuas y la superior espinosa, porque tambien en estas apófisis se apoyan los anillos de la coraza de la cola. El señor Owen llama estas —- 311 — apófisis pleurapophyses. Todas estas apófisis son de figura igual entre sí, pero de tamaño diferente segun la colocacion de la vértebra en el eje de la cola, principiando la vér- tebra primera con las apófisis mas largas y mas altas, y disminuyendo el tamaño de cada apófisis con el número cresciente de la colocacion de la vértebra, como lo pide la figura siempre mas delgada de la cola en su contorno externo, parecida á la de una clava, sea corta y cónica ó sea larga y prolon- gada. Generalmente con la vértebra séptima ya todas estas apófisis están reducidas á tubérculos pequeños mas ó menos sobresalientes, En fin se encuentran en la superficie inferior de las vértebras de la cola otras apófisis, correspondientes álas superiores, pero no fijas como partes inmediatas de la vértebra, sinó como huesos separados unidos con las vér- tebras por tejidos blandos. Estas apófisis tienen la figura de espinas inferiores, terminando hácia arriba con dos ramos divergentes, por los cuales las espinas se tocan con las vértebras, pero no solamente con una, sinó con dos, uniendose con ellas en las orillas de las earas articulares de las vértebras, que las unen entre sí. Estas caras tienen para dicha union en la márgen inferior dos esquinas sobresalientes, que terminan cada una con una cara articular triangular para la union con la espina inferior. Generalmente son las es- quinas de la cara articular terminal de cada vértebra poco mas grandes que las de la anterior, lo que prueba que ellas se apoyan mas en aquellas que en estas. Las espinas inferiores, que Owen llama haemapophyses, principian ya en la primera vértebra caudal, entre ella y la última coccigea del tubo sacral, Acá tiene el esqueleto perfecto del Glyptodon asper dos espinas finas de 3 pula. de largo, completamente separadas y puntiagudas hácia abajo. Las vértebras que siguen, tienen en el mismo lugar una verdadera espina, con dos ramos superiores divergentes, pero de figura diferente para cada par de vértebras. La del segundo par de vértebras es de 7 pulg. de largo, la del tercer par 6, del cuarto par 5, del quinto par 4, del sexto par 3, del séptimo 2, del octavo 1 3, del noveno par 1 y del décimo par ¿ de pulg. La primera de estas espinas verdaderas es un poco encorvada hácia atrás y puntiaguda, sin prolongaciones laterales al fin; las otras sucesivamente mas cortas reciben á cada lado del extremo prolongaciones sobresalientes, que hacen la punta de la espina mas ancha y mas gruesa, imitando por su figura las espinas Ccorres- pondientes del Panochihus tuberculatus (véase pag. 61, lám. VI, fig. 39). Con la quinta espina inferior cambia tambien la figura general oblonga en triangular, saliendo la espina con cada par de vértebras posteriores mas corta — 312 - y relativamente mas ancha. Asi sucede, que las tres últimas no son espinas prolongadas, sinó placas gruesas triangulares, quese apoyan íntimamente en las vértebras, y terminan con una superficie inferior plana, poco convexa, mas larga que ancha. Sirven estas espinas de apoyo á la coraza de la cola hácia abajo, fijíndose en cada espina la porcion anterior de un anillo de la coraza, cuya porcion entra en el anillo precedente con su orilla angosta afilada. 125 La descripcion del parágrafo precedente se aplica igualmente á todas las especies de Glyptodon, que existen en mi poder. Pero hay diferencias espe- cíficas subordinadas, que piden una explicacion ulterior. Principiamos con las especies de cola corta cónica. De este erupo tengo los ejes de tres colas á mi disposicion, pero solamente uno, el del Glyptodon asper, está completo. Esta especie tiene once vértebras en el eje de su cola, de cuyas vértebras la mas larga no es la primera, sinó la quinta, siendo el largo de aquella de 7 cent. y de esta de 9; disminuyéndose desde la quinta las vértebras, que siguen, de la misma manera que las anteriores aumentaron, siendo la antepenúltima de 8 cent., la penúltima de 73, y la última de 64. Del eje de la cola del (+/yptodon laevis no tengo mas que siete vértebras, que son un poco mas largas cada una, que las correspondientes de (G/yptodon asper, siendo la quinta de 8 cent. de largo. Las vértebras de la cola del yptodon elongatus han padecido una enfermedad durante la vida del animal, estando cubiertas las primeras vértebras con excresencias huesosas gruesas, y unidas entre sí por estas excrecencias las primeras dos vértebras. Tengo de esta cola nueve vértebras, es decir: las seis anteriores y las tres últimas, pero faltan algunas entre estos dos grupos y á lo ménos una, si no dos, como lo hace creer la analogía del (Glyptodon asper. Cada una de las vértebras existentes es poco mas corta, que la correspondiente del (Glyptodon laevis, casi igual á las del (Flyptodon asper, pero poco mas gruesas ensu cuerpo, lo que permite presumir, que el número de las vértebras ha sido igual en estas tres colas cortas, es decir, de once. Respecto á la configuracion de las dos últimas vértebras, debo advertir al lector, que la décima tiene todas las apófisis de las precedentes, aunque muy pequeñas y reducidas á tubérculos poco prolongados, con puntas anteriores sobresalientes. Hasta el conducto vertebral existe en esta vértebra, y encima del arco, que lo forma, una apófisis espinosa de figura de carena bastante alta. Pero en la última vértebra faltan las apófisis; tiene esta vértebra la figura de — 313 — un cono, que principia con una márgen poco sobresaliente al rededor de su base circular, cuya márgen indica los restos de las apófisis. Del conducto vertebral no hay ninguna indicacion, y la punta del cono se estiende á los dos lados en excrescencias, que presentan con la última punta obtusa, poco inclinada al extremo de la vértebra, una figura particular aplanada hácia abajo, para el apoyo seguro de la porcion terminal de la coraza de la cola. De las especies verdaderamente típicas del género Glyptodon con cola larga, prolongado-cónica, no tengo en mi poder ninguna cola completa, sinó sola- mente restos bastante bien conservados del principio y del fin. Sabemos por estos restos, que la cola está formada por dos grupos de vértebras, es decir, al principio por vértebras sueltas, movibles, y al fin por vértebras íntima- mente unidas en un eje inmóvil, encerrado en el tubo terminal de la coraza. De la porcion anterior, no tengo mas que la primera vértebra, unida con la última coxigea, en la pelvis del (Giyptodon clavipes. Esta vértebra tiene exact: mente la figura general de la vértebra primera caudal de los otros Glyp- todontes, pero en vez de la union móvil por substancia cartilaginoso-fibrosa entre los cuerpos, ó por articulaciones verdaderas entre las apófisis oblícuas y transversas, se ha formado en esta especie una union fija por la substancia huesosa misma. Esta union fija es el único carácter particular del principio de la cola del Glyptodon clavipes; la figura de la vértebra es completamente la misma que en las otras especies, y la separacion de la apofisis espinosa de esta vértebra de la cresta comun de las vértebras coxigeas de la pelvis, prueba evidentemente, que la vértebra pertenece á la cola y no al hueso sacro. Lo mismo puede decirse de la union de la apófisis trausversa de la vértebra caudal, con la de la última vértebra coxigea, esta union es secun- daria y producida posteriormente, como lo prueba la colocacion de la apófisis caudal bajo la apófsis coxigea, completamente del mismo modo que en los otros Glyptodontes. Pero es digno de notar, que por la union fija de la primera vértebra caudal con la última coxigea se ha perdido en el (Glyp- todon clavipes la apófisis transversa accesoria de la penúltima vértebra coxigea; no hay esta apófisis, que tienen los otros Glyptodontes, uniéndose con la márgen anterior de la última en el medio desu extension, en el Glyptodon clavij es, y probablemente por esta falta la primera vértebra caudal se ha unido con la última coxigea, para dar mas fuerza, en compensación de la pérdida de la apófisis transversa penúltima. No sé hasta hoy con seguridad, cuantas vértebras sueltas haya tenido el Glyptodon elavipes en la primera porcion del eje de su cola; pero el tamaño completamente idéntico de la primera vértebra unida con el hueso coxígeo, y — 314 — la igualdad de la primera vértebra en el tubo terminal de la cola con la última caudal de las otras especies con cola corta, permite presumir, que el número de las vértebras sueltas entre estas dos haya sido idéntico en todas las especies, es decir: de nueve, y con la primera vértebra de diez. El tubo terminal de la cola de dos individuos, que tenemos actualmente, incluye tam- bien diez vértebras, lo que hace ascender el número completo de todas las vértebras á veinte: Tengo tambien dos vértebras sueltas, inmediatamente antes de las unidas en el tubo; de estas dos, la última (décima) tiene 0,051 de largo y la penúltima (novena) 0,063; medidas que son poco inferiores á las de las dos últimas vértebras del (A/yptodon asper. La primera vértebra del eje en el tubo es de 0,055 de lurgo, y las tres siguientes tienen casi la misma extension; la. quinta mide 0,045, la sexta 0.038, la séptima 0,035, la octava 0,027, la novena 0,02 yla décima 0,01. Asi todas las vértebras juntas de la cola tienen una extension de casi un metro (exactamente 0,980), de cuya longitud poco mas que la tercera parte (0,395) pertenece á la porcion terminal del eje, contenido en el tubo de la coraza de la cola. Tenemos finalmente que hablar de la figura «particular de las vértebras unidas en el tubo terminal de la cola y de las que hay inmediatamente antes de dicha porcion. La figura de estas no se diferencia en ningun carácter particular de las mismas dos vértebras delas especies con cola corta, sinó por su finura general y por la longitud y la finura de las apófisis transversas. Estas son mucho mas delgadas menos anchas y gruesas, y terminan con una esquina larga descen- diente hácia adelante, poco encorvada con su punta al interior. Tambien son estas apófisis relativamente mas largas, porque la distancia de las puntas externas mas sobresalientes es de 0,165 en la vértebra novena y de 0,110 en la décima, mientras que las apófisis transversas de la primera vértebra en el tubo de la cola no distan mas que 0,080. La finura de dichas dos vértebras antes del tubo está en buena harmonía con la coraza de la cola, que es mucho mas delgada y fina enel G/yptodon clavipes que en el (yptodon asper, y las otras especies con anillos de altos tubérculos en la superficie superior. La coraza de la porcion basilar de la cola del (Glyptodon clavipes se forma de anillos llanos, menos anchos y mucho mas delgados que los de las otras especies, y por consiguiente las vértebras de esta porcion de la cola deben ser mas finas, menos macizas y sus apófisis mas sutiles. En las vértebras de! eje en el tubo terminal de la cola continúa la misma finura; ellas son de tejido muy esponjoso, y por esta razon están generalmente rotas y perdidas de los tubos hallados. Tenemos en el Museo Público un solo — 315 — eje completo. Hay en las vértebras de este eje las mismas apófisis que en las otras vértebras precedentes, pero son cortas y terminan cada una con una gran cara transversal de figura de almendra, con cuya cara llevan la coraza externa. Esta cara terminal es mas grande en las apófisís transversas, que en las apófisis oblícuas anteriores, y falta completamente en las apófisis espi- nosas superiores muy delgadas. Las apófisis espinosas inferiores existen y aun son bastante grandes, de la misma figura que en las últimas vértebras de las especies con cola corta tuberculada, continuándose por todo el tubo, hasta el fin del eje, aunque la última (vigésima) vértebra no es mas que un nudo triangular casi de la figura de la teta del hombre. Entre estas espinas infe- riores y los cuerpos de las vértebras corre por todo el eje del conducto inferior vertebral, como el otro superior entre los arcos vertebrales, bajo las apófisis espinosas superiores, terminando los dos conductos en el fin del eje, entre la vértebra penúltima y última. Aquel conducto inferior incluye los troncos de los vasos sanguineos, y este superior los nérvios de la cola. 1. Algunas buenas figuras de diferentes vértebras de la cola ha dado BLArsvILLE en su Ostéographie, tom. IV. Glyptodon pl. TI. fig. T—15, á las cuales remitimos al lector para entender mejor nuestra descripcion acá. Fig. 7 representa la vértebra cuarta de la cola, fig. S y 9 la sexta, fig. 10 la séptima ó probablemeute la octava y fig. 11 las dos últimas (10 y 11) de la cola de un Señistopleurum. Fig. 12 dála vista de adelante de un anillo de la cola con su vértebra en dentro, y fig. 13—15 son espinas inferiores, 13 la quinta, 14 la tercera y 15 la sexta. 2. Para la comparacion del esqueleto de la cola de los Glyptodontes me parece conve- niente repetir acá lo que ya he dicho antes, tom. I. pag. 226, nota (*) y tomo IL. pag, 63, sobre el número de las vértebras. El Panochthus tuberculatus tiene 21 vértebras en la cola, el Flyptodon clavipes muy probabemente 20, y el Glyptodon asper 11. Los Armadillos actuales no tienen menos de 14 vértebras en la cola, pero el número de ellas asciende 4 23—25 y en algunos hasta 29, como en el Praopus longicaudus. El Panoch- thus tiene 56 vértebras en toda la columna vertebral, y el Glyptodon asper 4T; el número de las otras especies es dudosa, pero probablemente el mismo; en las especies con cola corta de 47, y en las con cola larga de 56. Los Armadillos tienen entre 45 y 62 vér- tebras en toda la columna vertebral; el menor número, que lo muestra el Chlamyphoru s truncatus/ es de 45 vértebras, y despues el Dasypus (Tolypentes) conurus con 48 vértebras; las otras especies tienen mas vértebras, el mayor número el Das. (Priodontes) gigas y el Praopus longicaudus, las dos 62 vértebras. DEL TORAX 126 La construccion de esta porcion del esqueleto de los Glyptodontes ya es bien conocida por la descripcion anterior del tomo l. pag. 212 sig. y por la II 41 — 316 — del torax del Ponochthus tuberculutus en este tomo, pag. 64, sig. Se compone el torax: de las costillas, de los huesos esternocostales y del esternon, de cuyos huesos ya hemos hablado bastante en las páginas citadas del tomo primero. En el Glyptodon asper han habido trece pares de costillas, pero no todos se han conservado completos en nuestro esqueleto de dicho animal, aunque se deduce con certitud de las escotaduras, que hay para las cabezas de las costillas en el tubo dorsal, cuantos pares de estos huesos hayan habido en el estado completo del esqueleto. Las existentes son, con excepcion de los pares primeros, muy planas en el principio superior, extendiéndose acá á los dos lados en una cabeza casi triangular, que llena completamente la escotadura correspondiente del tubo dorsal, tocándose con ella por dos caras articulares ovales, la una al lado anterior, la otra al lado posterior de la márgen de la cabeza de la costilla. La figura de estas caras, como de las cabezas enteras, es poco diferentes en las diversas costillas, pero en general parecida á la del mismo hueso del Panochthus, figurada lám. V. fig. 6. Sin embargo, las cabezas de las costillas del Glyptodon son poco mas largas que las correspondientes del Panochthus, y por consiguiente mejor separadas de la porcion de la costilla abajo de la cabeza. Generalmente se prolonga cada esquina de la cabeza, la anterior como la posterior, en una punta sobre- saliente, y con estas puntas se tocan las cabezas de las costillas entre sí, encima de las escotaduras para su recepcion. En las costillas posteriores son estas puntas sobresalientes muy delgadas y verdaderamente puntiagudas; pero en las anteriores, que tienen tambien cabezas mas gruesas, las puntas terminales de estas cabezas se cambian en apófisis gruesas, que terminan con una cara articular redonda cada una, formando por estas caras una verdadera arti- culacion entre las cabezas de las costillas. Estas costillas, que son en nuestro individuo las del par tercero, cuarto y quinto, tienen pues cuatro caras arti- culares en cada cabeza, una al extremo anterior, la otra al posterior para la articulacion de las costillas entre sí, y dos en la márgen interna de la cabeza para la union con el tubo dorsal en cada escotadura. En el par primero y segundo de las costillas no se ven. estas. caras articu- lares accesorias, porque las cabezas de estas dos están encerradas completa- mente en las escotaduras profundas del hueso postcervical, como lo muestra nuestra figura 1 de la lámina XXX. La primera costilla es muy gruesa, y su cabeza está completamente oculta entre la vértebra última cervical y la primera dorsal; ella no tiene, por consiguiente, mas que dos grandes caras articulares en su cabeza. Parece, que el movimiento de esta primera costilla — 317 — es muy limitado, porque en un lado (izquierdo) de nuestro esqueleto se ha formado una verdadera union fija (synostosis) entre ella y las dos vértebras, con las cuales ella se toca, del mismo modo que esta costilla se une tambien con el manubrio del esternon. Al otro lado (derechu) la union no es fija, pero la movilidad muy pequeña, á causa de la union fija del otro lado. La cabeza del sesundo par de las costillas es menos gruesa que la del primer par, pero bastante mas gruesa que la del tercero. Tiene tambien dos caras arti- culares solamente, pero ellas son mas separadas y libres de las porciones vecinas de la vértebra primera y segunda dorsal, con cuyas caras articulares laterales ella se toca. El tercer par de costillas tiene tres caras articulares en su cabeza, una hácia adelante para la union con el hueso postcervical, otra mas grande en el medio de la cabeza, para la union con la cara articular al principio del tubo dorsal, y la tercera mas pequeña posterior para la union con la cabeza ae la cuarta costilla, que es la que le sigue. La figura y el tamaño de las costillas es poco diferente segun su colocacion en la columna dorsal, y por esta razon debemos hablar de cada una sepa- rádamente, (véase lám. XXX. fig. 1.). La primer costilla es de todas la mas gruesa, la mas ancha, pero tambien la mas corta. Su longitud es de 7 pulg. en línea recta, hasta la última extre- midad inferior, y su anchura en la porcion, que se une con el manubrio del esternon, de 33 pulg. Forma un arco regularmente encorvado, que prin- cipia grueso bajo la cabeza, y se cambia de acá hácia abajo siempre mas en lámina triangular delgada, apenas de + pulg. de grueso, con cuya lámina se une la costilla íntimamente por sinostosis con la márgen externa del manubrio del esternon, sin dejar mas vestigio de la separacion anterior que algunas trazas de la sutura primitiva. Tiene la porcion inferior de la costilla, al lado de la sutura, una esquina obtusa sobresaliente, que separa la porcion mas ancha y mas plana de la superior menos ancha y poco á poco mas gruesa. En esta porcion muestra cada costilla primera en su superficie anterior y posterior un canto bastante agudo, cuyos dos cantos principian de las már- genes, la superior y la inferior, de la porcion ancha, y se prolongan, torcidos sobre las superficies de la costilla, al fin superior é inferior de su cabeza. La segunda costilla es mucho mas delgada que la primera, y tambien bastante mas fina que la tercera. Su longitud es en línea recta de 8 pulg. y su anchura mayor hácia arriba que hácia abajo. Principia bajo la cabeza bastante gruesa de contorno triangular, con canto agudo externo, y se cambia poco á poco en contorno cilíndrico, terminando zon una cara circular poco mas ancha que el contorno del cuerpo, situado antes de ella. Por esta cara — 318 — se une la costilla con el primer hueso esternocostal, cuya union ha sido al principio por sincondrosis, pero poco á poco se ha cambiado en firme por sinostosis. No sé, si esta union fija es regular ó accidental, pero se encuentra en nuestro esqueleto en las dos costillas del segundo par. La tercera costilla tiene casi la misma figura que la segunda, pero ella es poco mas gruesa y mas larga, es decir: de 10 pulg. —Principia bajo la cabeza con contorno triangular, pero poco mas ancha y mas delgada que la segunda, y se cambia desde el medio en figura cilíndrica, terminando tambien con una cara redonda circular mas grande, que el cuerpo de la costilla antes de ella, que es poce áspera por excavaciones y tubérculos, como es de regla entre caras unidas por substancia blanda, cartilaginosa. Por esta substancia se habia unido la tercera costilla con el segundo hueso esternocostal, sin entrar en union fija con él, como la costilla segunda. De acá tienen las costillas que siguen, la misma figura general, pero una extension diferente, cambiándose la porcion superior de todas siempre mas delgada, pero no mas ancha, siendo el principio bajo la cabeza de 1 pula. de ancho y de solo 2 lín. de grueso. Por esta razon todas estas costillas están rotas y solamente conservadas en pedazos separados; pero se prueba por estos pedazos, que la porcion delgada ha continuado hasta el medio de cada costilla, cambiándose despues en porcion cilíndrica mas gruesa, y terminando con la misma cara como la tercera. Afortunadamente tenemos los huesos esternocostales completos, desde el primero hasta el décimo, y por estos se prueba, que la longitud de las costillas se ha aumentado poco, siendo casi de igual extension las costillas cuarta hasta la décima, como sucede tambien en los Armadillos actuales. Supongo, que cada una de las costillas medias haya sido de 14 pulg. de largo en línea recta, y la cuarta como la décima probablemente de 12, disminuyéndose al fin la longitud de las dos últimas hasta 10 y 8S pulg. De estas dos últimas costillas faltan los huesos esternocostales, pero la presencia de ellas no es dudosa por las escotaduras que hay en el tubo dorsal. La última (décimatercia) escotadura está particularmente colo- cada consu mitad anterior en el tubo dorsal, y con la mitad posterior en las prolongaciones ó apéndices laterales anteriores del tubo lumbar, cuyas apén- dices forman la porcion superior de lá union. entre estos dos tubos, como hemos explicado antes en el $ 122, El número de los pares de las costillas, que asciende á trece en nuestro (/yptodon, es diferente del número de once en el Punochthus, y por consiguiente un argumento de la ditereneia entre los dos animales. No sabemos hasta hoy con exactitud, cuantos pares — 319 — de costillas ha tenido el MHZoplophorus. Los Armadillos actuales tienen tambien 11—13 pares de costillas, yen uno ú otro caso 14, con un par de rudimentos al fin. Véase pag. 66. 127 Las costillas se unen al fin con los huesos esterno-costales, que cierran el torax hácia abajo por su union con el esternon. Estos huesos, que ya he descripto antes, tomo 1. págs. 213, se ven figurados lám. XXX. fig. 1 y 5, en tercera parte del tamaño natural. Son bastante fuertes, de tejido esponjoso con superficie dura, superando en su grosor á las costillas. Prueban por esta calidad, que el pecho del animal ha sido de una construccion sólida, para llevar bien e: escudo pectoral, como la segunda porcion principal de la coraza de estos animales. No hay un escudo corres- pondiente en los Armadillos actuales, y por esta razon los huesos esterno- costales de estos animales son bastante mas finos, que los de los Glyptodontes gigantescos, aunque la analogía de la configuracion de los dos grupos se prueba tambien por algunos caractéres particulares en estos huesos. Cada uno de los huesos esternocostales del Glyptodon asper, la única especie que tengo completa á mi inspeccion con esta porcion del esqueleto, es un hueso poco encorvado, mas alto que grueso, que se une con los vecinos por caras particulares en sus márgenes correspondientes. Las seis anteriores principian al fin interno anterior, cerca del esternon, con una cabeza engro- sada, y continúan de acá hácia el otro extremo de arriba con una porcion mas delgada, cambiándose despues en otra porcion mas gruesa, cuadrangular, que termina con una cara para la union con su costilla correspondiente. Estos seis primeros huesos esternocostales, que pertenecen á la costilla segunda hasta la séptima, faltando completamente, como ya hemos dicho, á la primera costilla un hueso esternocostal, son sucesivamente mas largos, mas encorvados, y cada uno de figura mas particular. El primero es de 3 pulg. de largo, completamente cilíndrico, bastante del- eado y sin otras caras articulares que las tres de la cabeza y la cuarta al fin externo, pero esta cara se pierde poco á poco por la union íntima (sinostosis) del hueso con la costilla. De lastres caras articulares, que hay en la cabeza, la superior se une con el manubrio del esternon, la inferior mas larga con la cabeza del segundo hueso esternocostal, y la tercera mas pequeña entre estas dos, en la extremidad de la cabeza, con el segundo hueso del esternon, es decir: el primero atras del manubrio. El segundo hueso esternocostal es de 53 pulg. de largo y de figura bastante parecida al primero, pero poco mas grueso, Tiene las mismas tres caras articulares en la cabeza, con la diferencia, que la terminal, quese une con el tercer huesecillo del esternon, es mucho mas grande, y la del otro extremo libre, para unirse con la costilla por substancia blanda, cartilaginoso-fibrosa. Inmediatamente antes de este extremo el hueso se encurva hácia arriba, y acá tiene una larga cara articular elíptica, para la union con el tercer huéso esterno-costal. Este tercer hueso es de la misma figura que el segundo, pero de 7% pule,. de largo. Su cabeza tiene las mismas caras articulares, y su otro extremo encorvado hácia arriba una cara terminal oval para el mismo uso. Su már- gen superior lleva antes de esta porcion terminal encorvada una larga cara articular elíptica para la union con el segundo hueso esterno-costal, y la otra márgen opuesta inferior dos caras de este género, la una mas larga poco antes de la superior y la otra mas corta atrás de ella. El cuarto hueso esterno-costal es de 9 pulg. de largo y completamente de la misma configuracion, con la única excepcion, que cada una de las dos caras articulares de la márgen inferior está dividida en dos, por un pequeño intér- valo en el medio de cada cara. Estas dos caras unidas son bastante largas, las dos anteriores de 2 pulg. y las dos posteriores de 1 3 pulg. El quinto hueso esterno-costal es de 11 pulg. de largo y de figura mas diferente; su cabeza es menos ancha, pero mas prolongada, y la cara articular superior mas retirada de la punta anterior. Su márgen anterior tiene las mismas caras articulares que la márgen posterior del hueso precedete, pero su propia márgen posterior está provista con una multitud de caras articulares pequeñas casi por toda su extension. En fin, el sexto hueso esterno-costal es de 13 pulg. de largo y mas diferente de los otros, que 2stos entre sí. Su cabeza anterior es pequeña, y provista con dos caras articulares pequeñas, la una hácia arriba, la otra en el extremo mismo. Atrás de la cabeza sigue una porcion muy delgada de figura triangular-prismática, 44 pulg. de largo, que tiene en su márgen superior ancha cinco pequeñas caras articulares para la union con el hueso esterno- costal precedente, pero ninguna hácia abajo en su márgen aguda, libre. Despues el hueso pronto se ensancha, imitando bien en esta porcion la figura de los otros ya descriptos. Tiene tambien en esta porcion ancha algunas caras articulares para la union con los huesos vecinos, de cuyas caras cuatro se ven en la márgen superior y tres en la inferior. (*) (*) Estas pequeñas caras no están dibujadas en nuestra figura, para mostrar mas clara- mente la forma general del hueco; son de la misma figura que en los últimos huesos ester- no costales, figurados en el número 5. — 321 — De los huesos esterno-costales, que siguen al sexto, no tengo mas que cuatro en mi poder, faltando dos para los dos últimos pares de costillas. Los tres primeros, pertenecientes á la costilla octava, novena y décima, son casi iguales entre sí en figura y tamaño; el primero de la octava costilla es de 7 pulg. de largo, el segundo de la novena 64 y el tercero de la décima 6 pulz.; tienen la figura de la porcion ancha de los precedentes, principiando con una punta delgada sin cara articular, y terminando con una cara ancha oblonga para la union con la costilla. Cada uno tiene en cada márgen algunas caras ovales articulares para la union entre sí; los dos anteriores cuatro ó tres de estas caras en cada márgen, los dos últimas solo dos ú tres (véase fig. 5.). Tambien se levanta en la superficie externa de cada uno de estos huesos, como en la de los precedentes desde el cuarto hueso esterno-costal, una cresta longitudinal, que sube en el medio hasta la altura de un tubérculo. Este tubérculo se vé generalmente en el punto mas elevado de la curva de cada hueso esterno-costal, y por esta razon su lugar es en las anteriores mas hícia atrás, y en las posteriores mas hácia adelante, como lo indica nuestra figura 1. de la lámina XXX. El último de los huesos esterno-costales existentes para la costilla undécima se distingue de los otros por la anchura mucho mas considerable de la porcion posterior y por su grosor menor, lo que parece indicar, que esta costilla undécima haya sido tambien mas ancha que las otras, á lo menos en su por- cion inferior. Tiene en la superficie externa este hueso esterno-costal un surco bien pronuuciado oblícuo, y en la orilla inferior delgada ninguna cara articular; su longitud de 7 pulg. es superior á la del precedente hueso esterno- costal, aunque le falta la orilla posterior rota. Parece que este último haya sido de 8 pulg. de largo. Otros huesos esterno-costales para la duodécima y decimatercia costilla no tengo, como tampoco estas mismas costillas; pero la presencia anterior de las costillas se prueba por las escotaduras para sus cabezas en el tubo dorsal. Es de presumir, que estas costillas han sido mas cortas que las otras, y sus huesos esterno-costales aunque presentes, no unidos íntimamente con los precedentes. Los esqueletos de los Armadillos, que hay en mi poder, tienen huesos esternocostales hasta el último par de costillas, pero estos últimos son muy delgados, tocándose con- los pre cedentes solamente por la punta fina anterior. No sé, si en el (Glyptodon asper haya existido igual union, porque el último (décimo) hueso esternocostal existente en nuestro esqueleto está roto al fin, y la porcion terminal con la cara articular se ha perdido. Es bastante probable, por la analogia de los Armadillos, que cada uno de los dos últimos pares de costillas del (2/yptodon asper se tocaba por su hueso esternocostal tambien con la orilla inferior del hueso esternocostal precedente y que no terminaron libres los dos, como he dibujado en mi figura de la lámina XX1II; pero sin mas motivo, que por dicha analogía, no quise dibujar esta union, por no haberla visto. Los huesos esternocostales anteriores de los Armadillos se parecen mucho á los descriptos del (Glyptodon asper y tienen tambien cáras articulares para la union íntima entre sí. He visto estas articn- laciones claramente en el Dasypus gigas y Daesypus villosus, á lo menos al fin posterior de cada hueso esternocostal, antes de su union con la costilla. Falta tambien el hueso esternocostal del primer par de costillas en las Armadillos, y estas costillas son aun mas anchas relativamente que las correspondientes del Glyptodon. Tambien la extension mas ancha del último hueso esternocostal se repite en estas dos especies de Armadillos pero es este hueso esternocostal mas ancho el último de los verdaderos, que se tocan con el esternon, no el último de los falsos unidos intimamente entre sí. El Dasypus villosus tiene cinco huesos esternocostales verdaderos y cinco falsos 4 cada lado del t.rax, no como nuestro Glyptodon asper, seis verdaderos y seis falsos, con los dos que faltan, de enyos falsos el cuarto es el mas ancho y parecido al último verdadero del Dasypus willosrs. Y 128 El espacio que hay entre las puntas anteriores de los huesos esternocostales está cerrado por una série de husecillos, que se comprenden bajo el nombre de esternon. Son generalmente tantos huesecillos, menos uno, cuantos pares de huesos esternocostales se tocan con ellos, y como este número es de siete en nuestro Glyptodon asper, su esternon se compone de seis huesecillos. No tenemos en nuestra coleccion mas que tres de estos huesecillos, y entre ellos el primero, musho mas grande, que los otros, distinguido bajo el nombre propio de manubrio del esternon. Este manubrio del Glyptodon asper es un hueso particular por su ta- maño, como por su figura; una lámina delgada casi cuadrangular, con super- ficie externa cóncava é interna convexa, cinco pulgadas de ancho y cuatro de largo, con cuatro márgenes diferentes entre sí. La márgen anterior (lám. XXX, fig. 1. a.) es encorvada hácia el interior, con dos esquinas sobresalientes, que terminan con una punta obtusa poco mas engrosada. Con estas esquinas se unieron sin duda las dos claviculas de la extremidad anterior, pero nada se ha conservado de ellas en nuestro esqueleto. La márgen opuesta posterior es convexa al exterior, poco mas gruesa que la anterior, y unida por tres articulaciones con otros tres huesos, es decir, con el segundo huesecillo del esternon en el medio y con los dos huesos esternocostales del segundo par de costillas á sus dos lados. En fin, las dos márgenes laterales son las mas finas é íntimamente unidas por sinostosis con el primer par de costillas, que ocupan por suanchura considerable hácia abajo toda la márgen hasta la esquina posterior, cerca de las caras articulares para los dos huesos esternocostales — 323 — del segundo par de costillas. Por su configuracion general el manubrio imita bien la porcion correspondiente del esternon de los Armadillos actuales, pero se distingue de ella por dos caractéres significativos, es decir: su excavacion de la superficie externa en lugar de la cresta elevada media longitudinal, que tienen los Armadillos en el manubrio, y por la union flexible con el segundo huesecillo del esternon, que no es de tanta flexibilidad en los Armadillos, como parece haber sido en nuestros Glyptodontes. Se unen estos dos carac- téres particulares con la falta de movilidad entre el manubrio y el primer par de costillas, cuya falta me parece probar, que estas tres calidades tienen un fundamento comun. Para mi modo de ver es este fundamento comun la movilidad entendida del cráneo por el hueso posteervical. Este hueso tiene en su estado normal una colocacion perpendicular pendiente, suspendido por sus cuatro grandes caras articulares superiores al fin del arco superior del tubo dorsal. El único movimiento, que por esta colocacion podia tener el hueso postcervical, es la inclinacion de su márgen inferior libre hácia adelante y hácia atrás. Estando entonces unidos con el hueso postcervical los dos primeros pares de costillas, que se unen tambien con el manubrio del esternon, y el primer par por synostosis fija además, el manubrio debe participar del movimiento del hueso postcervical y adelantar, si este hueso dirige su márgen inferior hacia adelante, ó retroceder, si el mismo hueso tiene el movimiento opuesto, En el segundo caso el manubrio entrará poco mas en el interior del pecho, dando mas espacio al espacio anterior detrás de la entrada de la coraza, y en este espacio entró la porcion posterior ó inferior de la cabeza, cuando el animal inclinaba su nariz hácia abajo y aun un poco hácia atrás, y retiraba tambien los huesos del cuello, el Atlas y el mediocervical; extendiendo de nuevo su cabeza mas afuera, si el hueso postcervical cambia su posicion retirada en adelantada, dirigiéndose con la márgen inferior mas hácia adelante. La facilidad de eje- cutar esta cclocacion diferente de la cabeza afuera ó adentro de la entrada de la coraza es aumentada por la excavacion del manubrio del esternon; su con- figuracion tan excepcional entre los Mamíferos prueba, que hay tambien una causa excepcional para ella, y esta causa no puede ser otra, que la altura gran- de de la porcion inferior de la cabeza, es decir, de su mandíbula inferior. (*) (*) Ya he dicho repetidas veces (tom. 1. pag. 201 y 213.) que no ha sido mi opinion jamás, que los Glyptodontes ocultaban su cabeza bajo la coraza, como las tortugas ter- restres, sino que la ocultaban como los Armadillos actuales, es decir: retirando la porcion inferior media de la cabeza en la entrada de la coraza, cerrando la entrada por la coraza de la trente y del vértice, que cubre suficientemente este órgano contra los ataques. el 42 — 324 — Tengo otros dos manubrios del esternoná la vista, que muestran la misma configuracion general, pero se diferencian por relaciones diferentes de sus diámetros. El uno es poco mas ancho, pero menos largo, y parece pertenecer al Glyptodon clavipes (*); el otro está roto en la porcion posterior, y se ha encontrado con los huesos cervicales del (/yptodon elongatus, lo que parece indicar, que es de la misma especie. Tiene untamaño poco mas grande que el manubrio del (/yptodon asper, pero completamente la misma figura. Los otros huesecillos del esternon, atrás del manubrio, no están completos en nuestro esqueleto; tengo solamente dos, que entran bien en el espacio que hay entre los huesos esternocostales del cuarto, quinto y sexto pa de las costillas, Segun la figura 1. de la lámina XXX faltan entre estos dos huese- cillos y el manubrio del esternon otros dos de figura poco diferente. El primero de estos dos debe hacer la anchura de la distancia de las cabezas del primer par de huesos esternocostales, que es de 27 pulg. y una figura arquada, con cara articular cóncava anterior, para la union flexible con el manubrio del esternon. A sus lados debian existir otras dos caras articulares pequeñas para las cabezas de los huesos esternocostales del primer par, y en la márgen posterior otra cara para la union con el segundo de los pequeños huesos del esternon. Este segundo hueseciilo, que falta tambiea, ha sido, segun el espacio que hay entre las cabezas del segundo par de huesos esternocostales, de 1 pul=. de ancho al principio y casi de 2 de ancho al fin. Tos contornos en nuestra fisura cerca de b. Indicansu figura y prueban, que este huesecillo ha tenido seis caras articulares, una hácia adelante, la otra hácia atras y dos á cada lado para las cabecas de dos pares de huesos esternocostales. Eltercero y cuarto de los huesos pequeños del esternon existen y tienen la fisura general del cuerpo de una vértebra pequeña de los mamíferos, es decir: son cilíndricos, poco mas anchos en las dos superficies, la externa mas áspera, y la interna mas leve, y excavadas en toda la circunferencia, para recibir las cabecas de los huesos esternocostales Esta excavacion periférica se divide en cuatro caras articulares cóncavas, dos á cada lado, separadas por intérvalos muy angostos, y con estas caras se unieron las dos cabezas de los huesos esternocostales, que se tocaban con cada hueso pequeño del esternon. Al fin falta otro huesecillo á la extremidad posterior del esternon, como lo prueba el espacio e. entre las cabezas de los últimos huesos esternocostales. Es muy probable que este último hueso del esternon haya sido mas grande * ( El geñor D. Jor6r Poucuer describió este hueso de la:misma especie en su obra, repetidas veces citada, en el Journal de l'anatonie et de la physiol ete, de Cu. Robry, que los precedentes, y principalmente prolongado hácia atrás en una lámina angosta puntiaguda, para llevar un cartílago ancho oval ó circular, imitando la figura del mismo hueso de los Armadillos. Por su figura particular y su tamaño mayor este hueso se llama con el nombre propio: la apófisis xifóides. No lo he visto hasta hoy en ninguno de los. Glyptodontes, que hay en mi poder. o DE LA EXTREMIDAD ANTERIOR 129 Los huesos del miembro anterior de los Glyptodontes, que tenemos en nuestro Museo Público, son poco numerosos y no permiten otra descripcion, que la dada antes en el tomo l. pag. 84. Tengo á mi disposicion los dos omóplatos del esqueleto del Glyptodon asper, ya antes descriptos. Del húmero se conservan en nuestro Museo cuatro espécimens, que pertenecen á tres especies diferentes; del antebrazo tres solamente, y del pié de adelante los dos del (Glyptodon asper, ya antes descriptos y figurados. La figura del omóplato se conoce por la figura general del esqueleto del Glyptodon asper lám. XXITI. Es una lámina huesosa bastante delgada, de circunferencia casi circular, con una prolongacion aguda hácia atrás en la porcion superior desu márgen posterior; su superficie interna es cóncava, la externa convexa, y dividida por una cresta perpendicular en dos porciones desiguales. De esta cresta desciende hácia abajo el acromion encorvado como un gancho aplanado. La altura del hueso sobre la cavidad glenoidea es de 133 pulg. y la longitud media con la punta prolongada de 182% pulg.; la cresta externa mide con el acromion casi 17 puly. La porcion anterior de Ja superficie externa es de 6 pulg. deancho y 123 pule. de alto al lado de la cresta; su circunferencia externa es casi un arco de círculo regular, con márgeu bastante aguda, principiando hácia abajo de la apófisis pequeña triangular aguda, llamada la coracoidea, que se levanta de la punta interna de la circunferencia anterior de la cavidad glenoidea para la arti- culacion con el húmero. La porcion posterior de la superficie externa tiene una figura casi triangular y casi igual altura y anchura, es decir: ella es de 12 pulg. de ancho y 133 pulg. de alto. Sucircunferencia está separada le la márgen externa por un canto poco elevado, que indica la extension de] músculo infraespinoso, y este canto tiene en su curso superior algunas tube- rosidades pequeñas, que separan los lóbulos diferentes de dicho músculo. La — 326 — punta posterior aguda sobresale mucho el canto descripto para el músculo infraespinoso. En fin, termina la márgen posterior poco encorvada al inte- rior eon otro canto grueso, oblícue descendente, que significa tambien la extension del músculo infraespinoso en esta direccion. La parte mas distinta del omóplato del Glyptodon asper es el acromion, que desciende de la punta inferior de la cresta alta, que hay en la superficie externa. Esta cresta principia muy baja, bastante distante de la márgen superior, con un canto poco engrosado, y se levanta poco á poco mas, diri- giéndose sensiblemente hácia atrás, hasta la altura de 2 pulg., aumentando su grosor del mismo modo hasta 1 pulg. Inmediatamente de la márgen anterior de la cavidad elenoidea este canto se encorva mas hácia adelante, y se cambia poco á poco en un gancho de 2 pulg. de ancho y 5 pulg, de largo, que forma una curva regular sobre la articulacion del húmero con el omoplato; distante de la cavidad glenoiaea en su medio de 4 pulg. Esta cavidad es poco cóncava, de 3 pulg. de ancho, de figura elíptica, con márgen poco ele- vada, bastante aguda en todo su contorno, pero mas aguda al lado externo. 1. Para la comparacion del omoplato del (F7yptodon asper con el del Panochthus tuber- culatus remitimos al lector á la descripcion anterior pag. 73 del tomo actual. El del Panochthus es poco mas grande, pero su acromion relativamente mucho mas pequeño, lo que indica una fuerza mas grande en la accion de la extremidad anterior en favor del €lyptodon. Mas grande aun es el acromion de los Armadillos actuales, tocándose en algunos por una articulacion particular con el húmero, cuya articulacion falta en los Glyptodontes, como la otra entre el húmero y la apófisis coracoidea, existente tambien en algunos Armadíllos. La primera articulacion la he visto en el Dasypus (Priodontes, gigas, y la segunda en el Dasygus (Euphractus) villosus. Dela primera hable ya Rar» en su Obra sobre los Adentata, pag. 42; la segunda parece no haber visto hasta hoy ningun anatomista. 2. Miamigo finado, D. Enuarno D'Arron, ha figurado en su descripcion de los huesos del (yptodon, mandados de la Banda Oriental á Berlin por F. SrerLow. (Abhandl. d. Hon. Academ. d. Wissensch. 1834. 4.) un pedazo, que él erée la porcion del omoplato con la cavidad glenoidea. Para mí es este pedazo tan insignificante, que no puedo indicar con seguridad eu lugar natural. 130 No habiendo visto la clavícula de ningun Glyptodonte, no puedo hablar de ella con seguridad; pero _su presencia entre el acromion del omoplato y e] manubrio del esternon no me parece dudosa, siendo muy probablemente un hueso fino, bastante largo, que por estas cualidades se hubiese perdido de todos los esqueletos hasta hoy encontrados. Algunos restos de él he descripto del Panochthus tuberculatus, pag. 13 $ 29. — 32 — El húmero de los (yptodontes es un hueso bastante grueso, que sobre- pasa por su robustez al mismo del Panochthus. Las tres figuras de la lámina XXXII muestran esta diferencia claramente. Se presenta principalmente en la evolucion mucho mayor de la tuberosidad externa hácia abajo, imitando en esta altura de la porcion inferior mas al tipo de los Armadillos actuales con espina alta; y en la presencia de una tuberosidad pequeña inferior tam- bien en el lado interno del húmero, en oposicion con la externa, que falta casi completamente en el Panochthus. Por estas dos tuberosidades inferiores la porcion superior del húmero sale mucho mas gruesa y mas robusta, que en el género Panochthus (véase lám. VIL), acercándose mas á la figura del hú- mero de Hoplopkhorus (lám. XXI.), aunque el húmero de este género es tambien mas delgado y mas gracil, que el del Glyptodon. Entre las dos tu- berosidades hay hácia arriba el surco para el tendon del músculo biceps, que ze parece mucho al mismo surco de los otros géneros. Otra diferencia aun más notable existe en la figura de la mitad inferior del húmero, que es menos ancha, que las correspondientes del Punochihus y del Hoplophorus, por la falta del puente entre la epitroclea y la superficie anterior inferior del hú- mero. De este puente no se vé ninguna indicacion en el Glyptodon; su epitroclea es una tuberosidad mucho menor, separada de la troclea por una excavacion no muy profunda, que representa el conducto bajo el puente en los otros dos géneros. En oposicion con la pequeñez de la epitroclea se extiende el epicóndilo poco mas al interior, con toda la porcion de la cara inferior articular para el antebrazo, que forma el cóndilo convexo del húmero. Forma esta region del húmero una cresta mas avanzada al interior, que se prolonga hácia arriba sobre toda lo superficie posterior del húmero, hasta el tubérculo menor superior. La cara articular, al fin del hueso, es relativa- mente mas grande que la del Panochthus y del Hoplophorus, principalmente la porcion externa, el cóndilo. Se vé ya figurada esta porcion del hueso por D'ALroN en su obra citada lám. I. fig. 3, pero de un individuo jóven bastante incompleto. Sobre esta cara el hueso es bastante excavado en las dos super- ficies, para la recepcion de las márgenes altas de la cara articular del cubito, y esta excavacion sobrepasa mucho la correspondiente de los otros géneros, Una perforacion no he visto en ella en ningun húmero, Respecto á las diferencias específicas entre los tres húmeros de las tres especies, que tengo á mi inspeccion, el del Glyptodon elongatus es el mas grueso y mas grande, su longitud entera es de 14 pulg. y su anchura máxima en la espina del tubérculo mayor de 43 pulg.; tiene todas las tuberosidades mas altas, que los otros húmeros, y la cara articular inferior mas ancha, de 3 4 — 328 — pulg. Su figura particular se conoce mejor por nuestra figura 1. de la lámina XXXI! á cuya figura remitimos al lector. El húmero del Fyptodon asper (fig. 2) es poco mas corto y menos grueso, pero se parece mucho al mismo del G/yptodon elongatus; su tuberosidad externa es poco menos alta hácia abajo, pero la interna mas alta y dividida en dos tubérculos bien separados, el uno encima del otro. La cara articular inferior tiene una anchura de 3 pulg. y se parece del todo á la de la otra especie, como tambien las tuberosidades que hay á sus dos lados, El húmero del (G1yptodon laevis (fig. 3) es poco mas fino y mas pequeño; su longitud es de 13 pulg. y su anchura mas grande en la espina de la tubero- sidad externa de 32 pulg. Tiene un surco poco mas profundo entre las, dos tuberosidades superiores, para el tendon del músculo biceps, y una espina menos sobresaliente. Su cara articular inferior es mas pequeña, que la de las otras especies, 24 pulg. de ancho, y su porcion interna, la troclea, mas alta y mas aguda en la circunferencia; tambien la tuberosidad, que hay encima del cóndilo, sobresale poco mas y tiene una curva mas regular. La epitroclea se ha roto, y por esta razou no conozco bien su figura; pero parece poco menor que en las otras especies. Los Armadillos actuales tienen todos el puente al fin del húmero, sobre el conducto supracondilóideo, que falta en los Glyptodontes típicos. Se distinguen tambien por crestas mucho mas altas y agudas en el húmero, y principalmente: por la alta espina externa bajo la tuberosidad mayor. Elsurco para el tendon del músculo biceps es tambien mas profundo y en algunos completamente cerrado hácia arriba, formando. un verdadero conducto. Asi describe HrrrL el de Ollamyphorus y lo veo igual en el Dasypus villosus. 131 Del antebrazo no tengo otro ejemplar completo que los dos del esqueleto del Glyptodon asper. He figurado el del lado izquierdo con el pié de ade- lante lám. XXXIII, fig. 2. Comparando esta figura con las del antebrazo de Panochihus (lám. VIT.) y Hoplophorus (lám. XXT.) se vé facilmente, que el del Glyptodon es mas./ancho y mas macizo, principalmente uno de sus huesos el cubito (c.). Este hueso mide 10 pulg. de largo y 33 de ancho en su punto mas ancho, atrás de la articulacion con el húmero. El otro hueso, el radio, es 2 pulg. de largo y 21 pulz. de ancho en su punta inferior mas ancha; los dos unidos dan al antebrazo la altura de 33 por toda su extension, pero el grosor de cada uno de estos dos huesos no sobrepasa en el medio 14 pulgada, — 329 — Tenemos una descripcion completa, acompañada de buenas figuras, en la obra citada de mi amigo D'ALron, tomadas de un individuo jóven, cun las epífisis aun separadas del cuerpo del hueso en las dos extremidades. Los huesos de este individuo jóven han sido poco mas pequeños, el cúbito de Sy pule. de larzo y el radio de 55 pulg, pero esta diferencia de tamaño se explica muy bien por la juventud del individuo. Por lo demás, son los dos huesos muy parecidos á los que están en mi poder, y no hay en ellos ninguna dife- rencia importante visible. Dice el autor con razon, que el olecranon es muy grande y la apófisis coronóides bastante baja, en comparacion con la márgen posterior alta de la cara articular sigmóides para el húmero. En esta cara bastante cóneava se vé en el medio una elevacion oblícua como la figurada del Panochthus, lám. VII. fig. 3. para la espira cóncava entre las dos mitades de la cara articular del húmero, el cóndilo y la troclea, á cuya elevacion participa tambien la cara articular superior del radio con su esquina interna. La excavacion articnlaria sigmóides se divide por dicha elevacion en dos por- ciones, de las cuales la interna del cúbito es mas angosta que la externa, pero lo contrario se ve en el radio, ocupando la externa casi toda la cara articular superior, que se une con el cóndilo del húmero. Con el radio se une el cúbito entre sí al lado anterior de esta cara articular comun por una cara plana triangular bastante ancha, y despues la segunda vez al fin inferior de los dos huesos por otra cara oblonga longitudinal. Esta union ha sido fija y no per- mite ningun movimiento de los dos huesos entre sí. Al extremo inferior tiene cada hueso una cara articular terminal, que es casi cuadrangular en el radio, y casi triangular en el cúbito, pero cóncava en las dos. Con la del radio se unen por articulacion el hueso escafóides y el hueso semi- lunar, con la- del cúbito el hueso triangular, y con otra cara pequeña acce- soria al fin del canto inferior sobresaliente del cúbito tambien el hueso pisifórme. Por lo demás tiene el cúbito una figura del todo diferente al radio; aquel es alto, comprimido de los dos lados, convexo al lado externo y cóncavo al lado interno, engrosándose hécia abajo muy poco y terminando con una es- quina bastante sobresaliente hácia atrás. El radio es delgado, cilíndrico en el medio, con cara transversa triangular hácia arriba y aumentándose hasta presentar la figura de clava hícia abajo, terminando en la superficie anterior con dos esquinas sobresalientes, como tubérculos, casi de 2 pulz, distantes, que incluyen entre sí el huesecillo primero del carpo, es decir: el escafóides, Estas esquinas son muy parecidas á las correspondientes del género Panoch- thus, como todo el radio. — 330 — Damos, para la comparacion exacta las medidas siguientes de los dos animales en pulgadas inglesas. Medidas del antebrazo Panochthus Glyptodon Longitud del cúbito Longitud del radio Longitud del intérvalo entre los dos Longitud del olecranon Anchura de la cara superior del radio Anchura de las esquinas inferiores distantes Longitud de la cara articnlaria inferior del radio Longitud de la misma del cúbito 132 Los huesos del pié son todos muy cortos, con excepcion de los de la última fila, ó de la uña, que tienen al contrario una longitud considerable. Siendo el dedo segundo mas largo, con los huesos del carpo situados antes de él, 7 pulg. de largo, la uña solo tiene 3 pulz.; del dedo tercero toda la longitud es de 63 pulg. y la de la uña tambien de 2% pulg., pero del dedo último cuarto la longitud general 5 pulg. y la de la uña 23. La anchura del pié en el medio es de 43 pulg., las puntas de las tres uñas de los dedos grandes distan 5 pulg. y la punta del pulgar del fin del pisiforme 8 pulg. El pié completo del Glytodon se compone de 21 huesos, sin los accesorios ó sesamoideos, que son cuatro. Los 21 huesos se dividen, segun la regla general, en: 7 del carpo, 4 del metacarpo y 10 de los tres dedos, es decir: 3 en cada dedo segundo, tercero y cuarto y uno en el dedo primero. Tenemos una descripcion muy detallada del píé del (Elyptodon en la obra citada de D'ALroN, con figuras muy buenas; pero como el original de su des- eripcion ha sido incompleto, faltándole el dedo primero y una porcion del segundo, el autor ha creido que el animal tenia cinco dedos, tomando los presentes completos por el cuarto y quinto. Tambien la figura del pié ante- rior dado por HuxLeY ha sido errónea, colocando el autor la uña del dedo primero en lugar del dedo quinto y suponiendo la falta del dedo primero. (*) De los siete huesos del carpo D'ArroN habia visto solo cinco, faltándole los dos primeros de las dos filas, el escafoides y el trapecio. (*) Véase: Medical Times and Gazette, T March 1863, pág. 283, y mis notas en el : Archiv fur Anatomie Physiol. u. wissensch. Medizin von Reicmeer y Duñois Rrr MOND del año 1872. — 331 — El escafoides (lám. XXXIII fig. 2 y 3, a.) tiene una figura mas ó ménos triangular, con tres superficies principales: la superior, la inferior y la externa. La superior es convexa hácia adelante, con una prolongacion mas baja hácia atrás, que forma una protuberancia al interior del pié (véase fig. 3) La por- cion anterior elevada del hueso lleva la cara articularia obionga transversa, que se une con el radio del antebrazo. Esta cara es de 1% pulg. de largo y todo el hueso de 13 pulg. de ancho. Su superficie inferior es tambien convexa y lleva en la porcion anterior mas descendente otra cara articular transversa, que une el hueso con el trapecio. Esta cara está en algunos casos dividida en dos, para la union con los dos huesecillos separados de la segunda fila del carpo, el trapecio y el trapezoides, y así representa la figrira citada de HuxteY el escafoides, faltando en su original el primero de los dos huesos de la fila segunda del carpo, el trapecio. Pero en los dos piés de adelante del Glyptodon asper no hay mas que un hueso solo en esta region d el carpo; lo que prueba. que se encuentran entre los Glyptodontes las mismas diferencias específicas en esta region del carpo, que he visto en el género Pan ochihus, de cuyo género el P. tuberculatus tiene un solo hueso al principio de la fila segunda del carpo, y el P, bullifer dos: el trapecio y el trapezoides (*). Del mismo modo el Gl. clavipes, la especie fignrada por Huxrey, ha tenido dos, y el Gl asper tiene un solo hueso trapecio. La tercera superficie del escafoides es la mas angosta, formando un plano encorvado con dos caras articulares eliptícas, que se unen con el hueso semilunar, dejando en el medio entre las dos caras un vacio angosto abierto, por el cual se separan las dos caras entre sí. De este modo el escafoides lleva cuatro caras articulares, ó aun cinco, si los dos huesos de trapecio están separados, como en el (/. clavipes. El semilunar (ibid. 6.) es el hueso mas grande del carpo del Glyptodon y tiene en verdad la figura encorvada, que indica su nombre. Es de 22 pula. de largo en direccion de adelante hácia atrás, 1 pulg. de ancho en la superficie externa libre, y casi de la misma anchura hácia atrás en su superficie interna. La superficie superior es convexa en toda extension, terminando con un tubérculo posterior, que sobresale con una cara triangular hácia atrás (fig. 3. b.) todas los otros huesos del carpo. Con la cara de este tubérculo se une el hueso accesorio para los tendones del músculo flexor de los dedos. La porcion anterior de la superficie superior está ocupado por una cara artienlar convexa de figura de riñon, que une el hueso semilunar con la porcion terminal poste- rior de la cara articular del radio. La superficie inferior del semilunar tiene (*) Véase sobre esta diferencia mi descripcion de la segunda especie en el Archiv etc de Rrrcmerr et Dusors-Rermonb. 1871, pag. 712. II 43 — 332 — otra cara cóncava casi de la misma figura, que le une con el hueso grande del carpo. — Enfin los dos lados tienen otras caras articulares, el anterior dos ovales para la union con el escafoides, y el posterior una cara oblonga, poco cóncava, para la union con el triangular. Este hueso triangular (c.) es mas ancho, pero no mas largo que el semilunar y de ménor grosor; su anchura transversal es de 14 pulg. y su dia- metro opuesto de 14 pulg. Tiene en verdad una figura triangular, con dos caras grandes, la una la superior, la otra la inferior, y una márgen libre que se divide en tres porciones. La porcion anterior (fig. 2. c.) es la mas larga y poco encorvada, la porcion posterior (fig. 3. c.) la mas corta, y la porcion interior ocupada por una cara articular cónvexa, que une el triangular con el semilunar. Hay además otras dos caras articulares en esta márgen de la esquina externa ; la una mayor, pero angosta, en el lado posterior de dicha esquina, para la union con el hueso pisiforme (4.); -la otra ménor semioval hácia abajo, para la union con el metacarpo del dedo cuarto. Esta union del triangular es un carácter particular de los Glyptodontes, que las une íntima- mente con los Armadillos actuales, como ya hemos dicho repetidas veces (pág. 31.) y en otro lugar (*). Las dos superficies principales, la superior y la inferior, están ocupadas por caras a-ticulares cóncavas, de cuyas caras la supe- rior es mas grande que la inferior, y aquella de figura triangular, pero esta de figura oval. Aquella se une con la cara terminal del cúbito, y esta con el hueso ganchoso del carpo. El último hueso de la primera fila del carpo es el pisiforme (d.), que tiene en nuestro animal una figura particular plana, proloneado-elíptica, con úos superficies principales, la anterior y la posterior. Aquella es poco convexa y termina con dos caras articulares ovales, poco cóncavas: la una superior para la union con el cúbito, y Ja otra inferior mas larga y mas angosta para la union con el triangular. La superficie posterior (fi. 3. d.) es cóncava, con orilla y punta poco reclinadas, y perforada por algunos agujeros pequeños, que dan entrada á vasos sanguineos y nervios al interior del hueso. En la segunda fila del carpo se presentan en muestro (7, asper tres huesos, pero segun la figura citada de HuxLey el (7/. clavipes tiene acá uno mas, es decir cuatro. En el caso de tres los dos primeros huecesillos están unidos en uno por sinostosis, y este hueso se llama el trapecio; enel caso de cuatro se divide el mismo hueso en los dos del trapecio y del trapezoides, como es tambien la configuracion de la mano del hombre. El trapecio del (7. asper es un hueso (*) En el Archiv etc de Ruicuerr y Dusois-RermonD 1871. pag. 702. — 333 — triangular de 13 pulg. de ancho en la superficie anterior, y casi de la misma extension hácia atrás. La superficie superior se une con el escafoides por una cara articular transversa, cuya porcion mas avanzada al interior del pié se separa de la otra, cuando el trapecio está dividido en dos huesecillos. La superficie inferior del trapecio tiene otra cara articular triangular, que siempre muestra igual separacion en dos porciones, la mayor al lado interno y la menor al lado externo del hueso. Con aquella se une el metacarpiano del dedo segundo, y con esta el metacarpiano del pulgar. Enfin tiene el trapecio dos caras articulares pequeñas oval-oblongas en su lado interno, para la union con el hueso grande del carpo. Este hueso grande (os capitatum, f.) no es el mas grande del carpo en nuestro animal, sinó mucho ménor que el seminular, con el cual se une el hue- so grande hácia arriba por una cara articular oblonga, convexa. Su diámetro transversal sobrepasa casi una pulgada, y su diámetro longitudinal es de pul- gada y media. Tiene este hueso á cada lado dos caras articulares muy angostas, separados en el medio por un intérvalo pequeño para su union con los huesos vecinos, el trapecio y el ganchoso, de cuyas caras las que son para el ganchoso son aun mas angostas que las que son para el trapecio. Encima de la anterior de estas caras para la union con el ganchoso el hueso tiene una depresion fuerte, que se estiende tambien en los huesos vecinos, el ganchoso y el semilunar, formando los tres huesos entre sí una fosa profunda para la recepcion de sustancia blanda entre ellos. No se presenta tambien esta fosa en nuestra fig. 2. de la láím. XXXII, como la he visto actualmente en mis objetos. Hácia abajo tiene el hueso grande una cara ancha articular cóncava, divi- dida por un canto poco elevado en dos mitades, para la union con los huesos del metacarpo del dedo segundo (la menor) y tercero (la mayor). Muy particular es la figura y la colocacion del último hueso de la segunda fila del carpo, llamado ganchoso (7.) Tiene una superficie anterior trian- gular, otra posterior de igual figura, pero de ménor extension, y además otras tres superficies para la union con los huesos vecinos. La superior de estas tres es una cara articular poco convexa, que une el ganchoso con el triangu- lar; la inferior es cóncava y dividida por un canto en dos porciones desiguales de las cuales la interna bastante pequeña se une con el metacarpo del dedo tercero y la externa mucho mayor con el mismo hueso del dedo cuarto. La tercera superficie es la interna, bastante angosta, que se toca con el hueso grande por caras articulares iguales á las del mismo hueso. Es digno de repetir, que la figura y la colocacion del hueso ganchoso es — 334 — idéntica con la del mismo hueso de los Armadillos, y que su colocacion reti- rada de la márgen externa del carpo, para dar lugar al hueso triangular á unirse con el metacarpo del dedo cuarto y quinto, si existe este dedo, es una particularidad singular de estos dos grupos de animales (véase pág. 81, la no- tita). En el caso de la presencia del dedo quinto, su hueso metacarpiano se toca poco ó apenas con el ganchoso, pero mas con el triangular, como se vé por las figuras del pié de Moplophorus (lám. XXIL.) y del Panochthus (lám. VII), y las decsripciones anteriores pág. 210 y pág. 719 y SO. 133 Los cuatro dedos, que siguen á los huesos del carpo, principian con el hueso de metacarpo, que es un hueso casi de figura cuboides en todos, pero de tamaño diferente. El metacarpiano del pulgar es el mas pequeño, 1 pulg. de lareo y ¿ pulg. de ancho, saliendo poco mas angosto hácia atrás, é imitando la figura de un cono ó una pirámide sin punta. Tiene cuatro superficies: la basilar, que se toca por una cara articular casi circular con la porcion pequeña del trapecio, y tres lados, unidos por esquinas obtusas, de enyos lados el externo y el interno llevaa tambien una cara articular, pero el posterior (fig. 3. 1.) no la tiene. La cara articular del lado interno es la mas pequeña, del tamaño de una lenteja, de figura circular, colocada inmediatamente en la márgen de la super- ficie basilar, levantándose poco sobre el resto de la superficie interna. La cara articular del lado externo es la mas grande, de figura triangular, tocándose con el hueso de metacarpo del dedo segundo. Este hueso es entre los de metacarpo el mas largo, pero no el mas grueso; siendo sus diámetros longitudinal y transversal de pulgar y medio cada uno. Tiene la figura completa de un cubo, pero la esquina posterior interna se pro- longa mas hácia arriba (véase fig. 3, 2.), mientras la externa es redondeada y obtusa. Las dos superficies principales son desiguales, con tuberosidades pequeñas y muchos agujeritos para vasos sanguíneos; de las otras cuatro cada una tiene una cara articular para la union con los huesos vecinos. La mas grande de estas caras es la superior poco cóncava, tocándose con el trapecio y al lado interno tambien con el hueso grande del carpo. Sigue á esta cara, por su tamaño casi igual, la inferior de figura de roldana, que se une con la primera falange; las otras dos son pequeñas, de figura triangular y colocadas al principio de la superficie externa é interna, tocándose aquella con el metacarpo del pulgar y ésta con el del dedo tercero. Los dos metacorpianos del dedo tercero y cuarto son de la misma figura, — 335 — pero poco mas cortos, aunque mas anchos; el del dedo tercero de 13 pula. y el del dedo cuarto de 1 ¿ pulg.; aquel es de 1 pulg. de largo y este de 2 pulg. Tienen la misma figura general y las mismas caras articulares, tocándose del mismo modo, como el del dedo segundo, con los huesos vecinos. Solamente el último, el del dedo cuarto, se distingue mas por la figura de la superficie posterior, que se levanta con dos tubérculos mas sobre los huesos de este lado del pié. Falanges no hay mas que seis, dos en cada uno de los tres dedos 2-4, faltando las falanges completamente al pulgar. Son husecillos delgados de la circunferencia del fin del metacarpo, con dos «superficies articulares grandes, la superior cóncava, la inferior convexa; cada una dividida por una elevacion media, ó por un surco, en dos mitades casi iguales. La elevacion se vé en la cara superior cóncava y el surco en la cara inferior convexa. Comparadas entre sí se muestra en las falanges un carácter particular para el erupo de los Glyptodontes típicos; siendo la falange primera de cada dedo poco mas corta que la segunda, es decir: aquella una lámina mas delgada que esta y de todo modo mas fina, mientras que en los géneros Panochthus y Hoplophorus la primera falange es bastante mas larga que la segunda, (*) Respecto á los tres dedos, son las falanges del dedo segundo poco mas cortas que las del dedo tercero, tambien en oposicion con el tipo de los géneros Panochthus y Hoplophorus; pero las del dedo euarto son las mas delgadas. La márgen externa libre es convexa, y la márgen interna bipartida por una excision media en dos tubérculos sobresalientes hácia abajo, entre cuyos tubérculos corre el tendon de los músculos flexores de los dedos. En fin, los huesos de la nña son bastante grandes, delgados de un lado y grue- sos del otro, y de figura cónica poco encorvada; la superficie inferior es apla- nada oblícuamente hácia abajo, con márgen aguda, áspera, sobresaliente y dos grandes agujeros en cada uno, para la introducion de vasos sanguineos al interior. El del dedo primero es de 2 pulgadas de largo y 1 pulgada de ancho en su base, que lleva una cara articular pequeña circular para la union con el metacarpo. El del dedo segundo es el mas largo de 3 pulz., encorvado poco mas al lado (*). Es digno de notar que esta diferencia entre las falanges de los dos grupos de los Glyptodontes se presenta en los Dasypus actuales en cada pié de adelante; es decir: el tipo de Moplophorus y Panochthus en los dos dedos internos, y el tipo Glyptodon y Schistopleurum en los tres externos de cada pié. Véase mi exposicion in RercnzrT's etc Archiv, 1871 pag. 710, externo y prolongado mas en su márgen superior de la base hácio arriba, con una impresion en esta prolongacion, para la union con el tendon del múscalo extensor. Susuperficie es áspera, como en los otros huesos de la uña, prin- cipalmente cerca de la punta, y perforada por muchos agujeritos para la introducion de vasos sanguineos. La superior es bastante convexa, la inferior cóncava cerca de la punta; despues elevada por la área oval convexa áspera con márgen aguda, que llevaba durante la vida del animal el callo terminal de la planta del pié, perteneciente cada unoá uno de los dedos. La figura particular de esta área elevada se reconoce suficientemente por nuestra figura -3 de lalám. XXXII. para no deseribirla mas extensamente; solamente agrego, que en la márgen basilar de cada una de estas areas se encuentran dos caras angostas articulares, una á cada esquina de la márgen, para la union con los huesos sesamóideos de los dedos. Los huesos de la uña del dedo tercero y cuarto tienen la misma configu- racien general, pero son poco mas cortos, de 2% y 2% pulg. mas aplanados hácia la punta mas ancha, y menos encorvados; la prolongacion superior de su base es mas ancha, y la area oval de la superficie inferior para el callo poco mas corta y menos convexa. Toda la otra construccion es la misma, con las modificaciones necesarias de la diferencia particular de la figura de cada hueso de la uña. Para la comparacion de los dedos del (lyptodon con los del Panochihus y Hoplopho rus remitimos al lector á las explicaciones anteriores pag. 83 y 211. 134 Falta hablar de los huesecillos sesamoideos en el pié anterior de los. Glypiodontes. No he encontrado en los dos pies del esqueleto del Glypiodon asper mas que cuatro en cada uno, tres de figura igual para los tres dedos largos, y el cuarto bajo el hueso semilunar para el tendon comun del flexor d > estos dedos. Los tres iguales son huesecillos triangulares de una pulg. de ancho y largo, con superficie externa plana (fig. 3, s.) y opuesta interna convexa, que imita mejor aun la figura del corazon en los naipes, y se toca por su base ancha con la márgen basilar de la area convexa en la superficie inferior de los huesos de la uña. Para esta union tiene cada huesecillo sesamoideo dos caras articu- lares angostas, correspondientes á las descriptas de dicha area, cuyas caras se extienden tambien en los huesecillos sesamoideos sobre la base de la superficie interna, formando acá una cara comun transversal mucho mas grande, que se — 3 — toca con la márgen inferior de la falange segunda, antes de la excision para el tendon del músculo flexor. Asi se coloca el huesecillo sesamoideo de cada dedo en la gran excavacion eutre el hueso de la uña y la dicha falange, formando una protuberancia gruesa huesosa hácia abajo, en cuya protube- rancia se apoya tambien el callo terminal de la planta para cada dedo. El huesecillo sesamoideo es en union con la area elevada del hueso de uña el soporte de este callo, tocándose por el callo inmediatamente con el fondo, sobre el cual camina el animal. La extremidad posterior, opuesta á las caras articulares de cada huesecillo sesamoideo, es mucho mas delgada que la an- terior, y termina con una márgen aguda mas ó menos sobresaliente hácia atrás, que se extiende poco en una punta, dando al huesecillo su forma triangular. Comparando estos huesecillos sesamoideos del (/yptodon con loz del Panoch- ¿hus, se presentan aquellos mas cortos y ménos triangulares que estos, prin- cipalmente en el dedo tercero y cuarto, que tienen estos huesecillos sucesi- vamente mas cortos. Nuestra figura 3 de la lámina XXXIII muestra el huesecillo sesamoideo del dedo segundo (s.), pero tambien poco mas puntiagudo que su figura natural, faltando en verdad la punta mas extendida hácia atrás s'eneralmente en el género Glypiodon. El cuarto huesecillo accesorio (lám. XXXIII. fig. 5 y 6.) es bastante mas grande que los tres sesamuideos, 234 pulg. de largo y 1 pulg. de ancho. Su figura es completamente irregular, pero en general semilunar, con cara externa bastante tuberculosa (fig. 5.) y ménos áspera al lado interno (fig, 6.). Acá tiene este hueso en la esquina sobresaliente una cara triangular articular, que se divide por una inclinacion longitudinal en dos mitades (+ y *) que se tocan con las caras correspondientes al lado interno del carpo, pertenecientes al hueso semilunar y triangular (fig. 3, * y +). Este hueso accesorio lleva en el mismo modo, como los sesamoideos, el callo basilar central de la planta de] pié, y forma el apoyo principal del animal durante su marcha. Unese con este hueso el tendon del músculo flexor comun largo de los dedos y participa el hueso accesorio al movimiento de dicho músculo. La colocacion na- tural del hueso accesorio me parece la transversal, llenando el hueso la concavidad entre el hueso navicular, semilunar y los huesos metacarpianos del dedo segundo y tercero; dirigiéndose con la punta encorvada en contra del metacarpiano del pulgar ó dedo interno, He comparado la organizacion acá descripta del Glyptodon ya antes con la de los Ar- madillos pag. 86, ála cual remito al lector. Las figuras 1 y 4 de la lámina XX XIIT representan el antebrazo con el pié del Panoch- thus giganteus, que se acerca por la configuracion general de esta parte de su extremidad — 338 — anterior en poco mas al (/yptodon, aunque la falta del dedo primero y la presencia del ; dedo:quinto, por desgracia perdido en nuestro original, prueba, que el animal haya conservado el carácter fundamental del Panochthus. Hablaré mas tarde, jen un su- plemento particular, del esqueleto entero de esta especie, que tengo actualmente para mi inspeccion, de la coleccion de D. José Pacurco. DE LA EXTREMIDAD POSTERIOR 135 Se compone tambien esta extremidad de cuatro porciones principales, que son: 1. la porcion superior ó coxal, 2. el fémur, 3. la canilla y 4 el pié; ha- blaremos de cada una, segun su posicion natural, principiando con la parte primera, La porcion coxal se forma, como es bien conocida por la descripcion anterior, tomo I. pag. 216 sig., por tres huesos separados en la juventud del animal, pero poco á poco íntimamente unidos, formando una pieza huesosa grande, la pelvis, con la cual se une tambien el hueso sacro y coxigeo, para dará las dos mitades de la pelvis un apoyo fijo central. Cada mitad de este aparato huesoso es conocido bajo el nombre de los huesos innominados, y cada hueso inominado está compuesto de los tres huesos del ileon, del isquion y del pubis, uniéndose los tres en la cavidad profunda, que recibe la cabeza del fémur, llamada la cavidad cotyloidea ó el acetabulum, (*) : El ileon ó hueso iliaco forma la porcion anterior y superior de los huesos innominados, que se une con el sacro. En nuestro animal, como en todos los Glyptodontes, este hueso está colocado perpendicularmente, imi- tando la figura de una pared huesosa mas ó menos triangular, que separa la cavidad abdominal de la de la pelvis. La márgen superior es la mas larga de esta pared, pero encorvada y mas gruesa que la pared misma, estendiéndose horizontalmente hácia adelante y llevando una multitud de tubérenlos obtusos, por los cuales la pelvis sostiene la coraza del animal. Allado interno se une el jleon con la eresta alta del hueso sacro, formando con ella los dos ileon la cruz sacral, y esta cruz gruesa es el principal supporte de la coraza gruesa y pesante. El lado externo del ileon es libre, y termina con una márgen bastante gruesa, mas ó menos encorvada hácia el interior. En todos estos puntos se conforme el ileon del (/yptodor con el mismo del (*) Por un error de la memoria habia llamado antes la cavidad interna de la pelvis: la cotyloidea, en mi descripcion del tomo I. pag. 218 seq. Este apelativo pertenece al acetábulo, y no á la cavidad comun grande entre los huesos innominados. € — 389 — Panochthus y no se necesita describirlo mas extensamente. Comparando las figuras de la lám. VI con las de la láím. XXXI, se comprende facilmente la analogia de los dos géneros, como su diferencia; (Glyptodon tiene un hueso iliaco relativamente mas alto, pero ménos ancho, que Panochthus, repitiendo por lo demás las mismas particularidades de su configuracion, aunque cada una mas ó ménos variada. Por esta razon no me parece necesario de des- eribir acá denuevo el hueso iliaco; prefiero fijarme principalmente en las diferencias específicas, que muestran las diferentes especies del (Glyptodon. Sin embargo, estas diferencias ya son explicadas en el Tom. [. de los Anales, pas. 216 sio. lám. VII, en cuya lámina se vén las figuras de la pelvis del Glyptodon OS (2), del Glyptodon elongatus (3) y del Eyptodon laevis (4). La primera y la segunda especie tienen huesos iliacos mas anchos hácia arriba que el Glyptodon asper (lám. XXXI) y el Glypotdon laevis, y una altura mas grande de cada hueso; diferencia que se prueba mejor por las medidas de la anchura de la pelyis hácia arriba y hácia abajo, entre las esquinas externas sobresalientes de los acetábulos, que damos enseguida en pulgadas inglesas, con la altura. Gl. clavipes | Gl. elongatus| Gl. asper | Gl. laevis | | Anchura arriba 24 25 224 22 | Anchura hácia abajo ERA, 20 20 20 | | Altura sobre el acetábulo 16 153 14% 15 | Tambien la substancia huesosa de la primera especie es mas gruesa que la de las otras, y toda la configuracion externa indica un tipo mas macizo en aquella. Un carácter de alguna importancia es el modo de la union del hueso iliaco con la cresta del sacro. Para esta union la pared bastante fina del ileon se encorva hácia adelante como hácia atrás, para unirse con la pared de la cresta igualmente corvada. En la concavidad, que se forma en este modo á cada lado de la cresta, se ven hácia adelante como hécia atrás algunos agujeros, por los cuales salen los ramos de los nérvios sacrales superiores. En el lado anterior del ileon son generalmente tres agujeros bastante pequeños, pero en el lado posterior es siempre hácia arriba un surco profundo perpendicular, que se continúa con figura de embudo hácia abajo en el interior del hueso. Este embudo es la apertura superior del conducto para el ramo superior del último nérvio lumbar, que perfora en direccion oblícue-ascendente hácia atrás el hueso iliaco, y sale al lado posterior de este hueso á los grandes mús- culos gluteos que cubren la superficie posterior de dicho hueso. Su pared es 18 44 — 340 — láreamente perforada en el Glyptodon laevis, pero perfecta en las otras espe- cies. Otros dos ó aun tres agujeros abajo del embudo pertenecená los con- ductos para los ramos superiores de los primeros nérvios sacrales y comunican con los dos grandes agujeros entre las tres vértebras sacrales, que se unen con el hueso iliaco hácia abajo. Abajo de estos agujeros grandes desciende el hueso iliaco con una pared fuerte y gruesa, que incluye la porcion interna del acetábulo, y se une al lado de esta cavidad con el hueso isquion y pubis. En esta region tiene el hueso ileon su grueso mas grande. Siempre hay en la su- perficie posterior del ileon algunas crestas bastante gruesas, que ascienden casi hasta la márgen superior con direccion radial, é indican los intérvalos entre los músculos gluteos. La márgen interna libre del hueso iliaco participa al contorno de la entrada de la pelvis, y forma con la pared inferior del hueso sacro la porcion superior menor de esta entrada oblongo-oval, mas ancha hácia abajo, y divi- dida en dos porciones desiguales por las esquinas sobresalientes internas del ucetábulo. Generalmente tiene esta porcion superior de la dicha entrada una figura casi semicircular y un diámetro transversal de 7 4 (Glyptodon clavipes) hasta 8 (Glyptodon elongatus, Glyptodon laevis) pulgadas, siendo la altura poco menor, de 6 pulgadas mas ó ménos. La parte superior de la orilla lateral es delgada, bastante aguda y separada de la parte inferior mas gruesa, inmediatamente sobre el acetábulo, por una escotadura arqueada para el trun- co de los nérvios del fémur, mas ó menos profunda, que se prolonga hácia abajo en un tubérculo sobresaliente al lado interno del acetábulo, El tamaño de este tubérculo y de la escotadura es distinto segun las dife- rentes especies del Glypiodon. El Eiyptodon clavipes (tom. 1. lám. VIII fio, 2) tiene el tubérculo mas pequeño casi cónico, y la escotadura de la márgen sobre el tubérculo casi nula; en el Glyptodon laevis (ibid. fig. 4.) igualmente no se encuentra una escotadura bien separada, pero el tubérculo es muy grande, muy alto y obtuso al fin. Las otras dos especies se distinguen mas pronun- ciadamente por la escotadura visible sobre el tubérculo, que es menos profun- da y menos separada de la márgen en el Eyptodon elongatus (ibid. fig. 3.) que en Glyptodon asper (lám. XXXI. fig. 1.), que tiene de todas las especies la esco- tadura mas profunda, y un tubérculo tan bien pronunciado, alto y grueso como el Glyptodon laevis. i La porcion inferior mas grande de la entrada en la pelvis es mas ancha, y mas larga que la superior, con lados divergentes hácia abajo y un poco en- corvados hácia el interior en el extremo inferior. Tiene casi la misma anchura al principio, bajo los tubérculos en el lado del acetábulo, como la porcion — 441 — superior, pero se dilata mas hácia abajo y termina, aunque mas angosto que en el medio, mas ancha que hácia arriba con una cresta bastante aguda sobre- saliente, que por estas cualidades está generalmente rota faltando en las pelvis. Se vé por las figuras citadas de tomo primero, que esta porcion inferior de la entrada de la pelvis es bastante angosta en el (yptodon clavipes, y casi de igual figura en el Glyptodon asper (tom. TI. lám. XXXI. fig. 1.). El G/yptodon elongatus y el Glyptodon laevis tienen esta porcion mas ancha, principalmente el último, siendo en esta especie los lados de la entrada bastante divergentes, en la otra casi paralelos. Pero de estas dos pelvis falta la porcion terminal inferior de los huesos innominados, con la cresta sobresaliente hácia el interior, que cierra la entrada en su extremidad. Las paredes huesosas, que incluyen la porcion descripta de la entrada de la pelvis, son las otras dos porciones de los huesos innominados, anteriormente separados, es decir: el pubis y el isquion. El hueso pubis principia como una prolongación cónica poco compri- mida de la cirenunferencia interna del acetábulo, y desciende en direccion oblícua hácia atrás, cambiando pronto su figura en cilíndrica mas Ó menos fina, y su direccion poco mas al lado externo. Cerca este palito huesoso. de diferente grosor el agujero obturador al lado anterior, y se une despues con el isquion bajo dicho agujero, estendiéndose al fin en una lámina huesosa, inti- mamente unida con la parecida del isquion. En el Glyptodon elavipes, el hueso pubis es bastante grueso, como el dedo de un hombre, y 6 pulgadas de largo; las tres especies del grupo Sehistopleurum tienen un pubis muy delgado, de la figura de un lapiz comun, y hasta 7—8S pulz. de largo, separándose mas rápidamente de la circunferencia del ace- tábulo, y encorvándose poco mas al lado interno. A consecuencia de su figura es el pubis completo de estas especies una rareza muy grande, y solamente en una de las cuatro pelvis (2 de (F/yptodon laevis, 1 de EFyptodon elongatus y 1 de Glyptodon asper) de nuestro Museo él se ha conservado intacto. El mas largo de 8 pulg. es el del Glyptodon elongatus, que tiene tambien el agujero obturador mas grande. La figura de este agujero es regularmente la de un elipse prolongada, poco mas ancha hácia abajo que hacia arriba, y su tamaño variable con las dife- rentes especies; el Glyptodon clavipes tiene el mas pequeño, de 5 pulg de largo y 2; de ancho; el completo del G/yptodon laevis es de 6 pulg. de largo y 2 3 pulg. de ancho; casi las mismas dimensiones tienen las dos otras especies, el Glyptodon asper 6 $ de largo y 2 de ancho, el Glyptodon elongatus 6% de largo y 3 de ancho. —- 342 — El hueso isquion principia, como el pubis, del acetábulo, pero de su circunferencia posterior, formando un palo grueso oblícuo-descendente, que es poco cóncavo al lado anterior y bastante convexo al superior, principal- mente encima del acetábulo, en donde el isquion se levanta con una con- vexidad particular, como una tuberosidad oval hácia arriba. Despues des- ciende el isquion hácia atrás, cercando con una márgen corvada bastante asuda la posterior del agujero obturador. En donde termina este agujero el isquion se extiende en figura de lámina tanto arriba como abajo, colocado así perpendicularmente, con poca inclinacion al interior hácia abajo y al exterior hácia arriba, y dividiéndose en dos porciones, la superior llamada el ála ciática y la inferior que es la lámina ciática, terminando las dos con una márgen engrosada áspera y ondulada, de cuyas márgenes la iuferior forma la tuberosidad ciática. El ála ciática de los Glyptodontes típicos es relativamente mas alta que la del Panochthus, cuyo genero se acerca mas en este punto de su organizacion á los Armadillos actuales. Se vé por la figura de la lámina XXIILL compa- rándola con la de la lámina I, que la márgen posterior de la ála ciática del Glyptodon es mas larga, levantándose mucho sobre la esquina, que se forma por la union de la apófisis transversal de la última vértebra sacral con el isquion, mientras que en el Panochihus esta esquina se une con la esquina posterior de la ála ciática. La misma altura mayor muestra la márgen anterior poco mas encorvada. Otra diferencia presenta la márgen superior engrosada de la ála ciática. En esta márgen se vén muchas tuberosidades para el apoyo de la coraza, que se une con estas álas por tuberosidades cor- respondientes en su superficie interna. El Panochihus no tiene en verdad estos tubérculos, sinó solamente ondulaciones en la márgen superior engrosada de la ála ciática. Respecto á las diferencias específicas entre los Glyptodon- tes típicos, ellas se muestran ménos en la figura, que en la ¡inclinacion de la ála ciática. Se reconoce esta inclinacion por las figuras de la lámina V 11 del tomo primero y la lámina XXXI del actual. Dicha inclinacion es en general ménos fuerte hácia el exterior, que en el Panochthus (véase lám. V1.), sinó mas perpendicular, pero no igual en todas las especies del (Hyptodon. Entre estas el Glyptodon elongatus muestra la mas grande distancia de las álas ciaticas entre sus esquinas anteriores, es decir de 24 pulg.; el E?yptodon cluripes tiene en la misma distancia 22 pulg. y el Glyptodon asper 20 pulg. Las dos pelvis del Glyptodon laevis, que tenemos en el Museo Público, faltan las álas ciáticas, pero segun la direccion del resto ella ha sido casi la misma ó probablemente un poco mayor. Porlo demás las álas ciáticas son iguales, poco convexas — 343 — hácia el lado externo, y cóncavas en el interno, y la márgen superior ancha con los tubérculos poco mas ancha hácia adelante que hácia atrás, termi- nando en cada fin con una esquina sobresaliente. En esta márgen y en la parecida de la cruz sacral se apoya la coraza dorsal; estas cuatro márgenes son los únicos apoyos del gran peso de esta coraza, y por esta razon el aparato huesoso coxal, que incluye la pelvis, tiene este tamaño sorprendente y una extension relativamente mayor que en todos los otros Mamíferos. La lámina ciática del (lyptodon se distingue tambien de la correspondiente del Panochthus por una anchura relativamente mas grande, pero ella es menor en comparacion por la falta de la gran prolongacion hácia abajo. Su figura general no es tan triangular, como la del Panochthus, sinó pareciéndose mas á un trapecio. La márgen anterior abajo del pubis es la mas aguda, pero no muy larga, y sobresale en el medio con una cresta semicircular, que indica la porcion mas angosta de la circunferencia inferior de la entrada de la pelvis. Corresponde por su direccion avanzada á la sinfisis del pubis, y pro- bablemente un ligamento fuerte se habia unido durante la vida del animal con estas crestas sobresalientes. Si es así, la cresta y la márgen anterior encima de ella pertenecen al hueso pubis, que se ha extendido probablemente hasta la esquina inferior anterior de la lámina ciática. La márgen posterior é inferior de esta lámina son mas gruesas, y la última tiene algunas tuberosidades en sus orillas. Corresponde esta márgen á la tuberosidad ciática del hombre, separándose de la posterior, que es poco en- corvada hácia atrás, por una esquina bien pronunciada. Tengo esta tubero- sidad solamente de dos isquiones, la del Glyptodon asper y la del (Glyptodon laevis, pero tampoco completa por toda su extension, faltaudo á las dos la esquina anterior, que he dibujado lám. XXIIE por la indicacion de los restos vecinos. Al fin tenemos que hablar del acetábulo, que es una excavacion hemi- miesférica en el lugar, donde se unen los tres huesos de cada lado de los innominados. Su porcion anterior pertenece al ileon, su posterior al isquion y un cuarto de la circunferencia interna al pubis. Tiene esta excavación un diámetro de 3¿—4 pulg., y en su porcion anterior una circunferencia semi- circular con márgen bastante aguda libre. La porcion posterior desciende con una prolongacion oval al lado anterior del isquion, separándose de la porcion anterior ul lado externo por una curva bastante pronunciada, y in- cluyendo al lado interno, entre ella y otra prolongacion muy pequeña en la base del pubis, una excavacion mas profunda de figura prolongada, que interaumpe el hemisferio del acetábulo al lado interno. En esta excavacion y a le ENE ha entrado el ligamento redondo (/igamentum teres), que una el femur con el acetábulo. La figura del acetábulo de las diferentes especies de Glyptodon es idéntica, y sin caractéres específicos diferenciales. Sobre la union del isquion con la apófisis transversal de la última vértebra coxigea ya he hablado suficientemente antes, describiendo dicha vértebra. Es esta una union muy Íntima, una verdadera sinostosis, en todos los Glyp- todontes examinados por mí, y no hay ninguna otra variacion en ella, que la descripta antes del Glyptodon clavipes, en cuya especie tambien la primera vértebra caudal participa de esta union, como hemos visto en la página 313 de este tomo. Sobre la comparacion de la pelvis de los Elyptodontes con la de los Armadillos actuales re- mito al lector á las esplicaciones dadas en el tomo I. pag. 221 y en este tomo pag. 89 y 91. 135 El fémur, que se une con los huesos innominados en el acetábulo, es el hueso mas fuerte del esqueleto de los Glyptodontes, y muy macizo en com- paracion con el fémur de otros mamíferos del mismo tamaño. Su figura general es análoga al fémur del género Panochthus (pag. 92, pl. VIIL) y por esta razon nos ocupamos nosotros principalmente con las diferencias entre él y nuestro G1ypiodon. | Tengo á mi disposicion el fómur de tres especies, es decir: del Glyptodon clavipes, Glyptodon asper y Glyptodon laevis, que son figurados lám. XAXXIV, La comparacion de estas tres figuras con la lám. VII prueba, que el fémur de Glyptodon es relativamente aun mas macizo, que el de Panochthus, prin- cipalmente en el medio, endoande el hueso tiene su grosor mínimo. Pero la porcion terminal mas ancha es poco menor en el Eiypiodon que en el Panoch- ihus. Esta porcion se forma por una lámina gruesa triangular al lado externo del cóndilo, cuya lámina corresponde al trocánter tercero de los Armadillos y otros mamíferos. En el Panochthus sube esta lámina triangular gruesa hasta el medio del fémur, pero en el Glyptodon como á < de la altura general del hueso, teniendo una márgen superior ménos ancha, mas encorvada y mas oblícue-descendente que en el Panochthus. En oposicion con este tamaño menor de! trocánter tercero intermuscular, la tuberosidad interna de la extremidad del fémur, opuesta al dicho trocánter, es bastante mas grande en el Glyptodon que en el Panochthus, imitando mas por su direccion encor- vada y su punta mas aguda hácia arriba, la figura general del dicho trocánter tercero, que la tuberosidad irregular del género Panochthus. Al fin hay otro carácter muy diferencial, que se pronuncia en la colocacion de las tres caras — 340 — articulares á la extremidad interior del fémur. De estas tres caras la media y superior, bastante cóncava en figura de roldana, pertenece á la rótula, y las dos laterales y mas terminales á la tibia y al peroné. Estas tres caras se unen en el Panochihus por prolongaciones angostas entre sí, como lo prueba nuestra figura 4 de la lám. IX, pero en el Glyptodon son estas tres caras completamente separadas por intérvalos, como lo prucba bien la figura 22 de la lám. IL del Glyptodon en la Ostéographie de BLarNviLLe, tom. IV. y la misma de la obra de Nobor, pl. 7 fig. 17. Por esta razon no hemos dado figura correspondiente en nuestra obra, Respecto á las diferencias entre las tres especies de Glyptodon el fémur del Glyptodon elavipes (fig. 1.) supera á los otros dos fémures no solamente en tamaño, sinó se separa tambien de ellos por su figura. La diferencia prin- cipal existe en la direccion y el tamaño del trocánter superior externo, que se separa de la cabeza con la cara articular por un ángulo bastante agudo, nientras que en las otras dos especies la escotadura entre la cabezuela y el trocánter no es de figura de un ángulo, sinó de un arco poco encorvado, pa- recido á la figura de la misma region del fémur del Panochthus (lám. VII). El trocánter externo del Glyptodon clavipes es mas prolongado, mas angosto hácia la punta y mas dirigido hácia arriba. Las otras dos especies tienen un trocánter poco mas corto, mas grueso y mas horizontalmente colocado. En oposicion á esta cualidad el trocánter menor interno es pogo mas largo y mas bien pronunciado en estas dos especies, que en el Glyptodon clavipes, y por este carácter el fémur del Glyptodon asper y Glyptodon laevis parece mas ancho hácia arriba, que el del Glyptodon clavipes. Es casi lo mismo en la porcion anterior inferior con el trocánter tercero intermuscular y el tubérculo interno; los dos son relativamente mas distantes, y el fémur parece por con- siguiente mas ancho, aunque en verdad es en este punto mas angosto que el del Glyptodon clavipes. Se prueban estas diferencias mejor por la compa- racion de nuestras figuras, que por largas descripciones, y tambien por las medidas siguientes: = = === 5 | Medidas de los tres fémures en pulg. inglesas. — [6l.elavipes| (1. asper | Gl. laevis. | Longitud del fémur entero del lado interno 19 + 18 174 | | Anchura entre los dos trocánteres superiores 12 11 del | | Anchura entre el trocánter tercero y el tubérculo interno 10 4 94 9 | | Anchura de la cara articular para la rótula 34 34 34 | Anchura de los dos cóndilos inferiores unidos : 6 54 5 | Anchura mas angosta en el medio del fémur 42 44 45 AAA A AA A O AA A A A A A A A e e 5 Sigue de estas medidas una similitud muy grande de los fémures de las — 346 — dos especies del grupo Sehistopleurum, que hace muy difícil la distincion del uno del otro, sin nuestras figuras, á las cuales remitimos á los lectores. Para la distincion del grupo de los Glyptodontes típicos y los Panochthus con los Hoplophorus agregamos, que la porcion terminal del fémur con las tres caras articulares es poco mas baja y relativamente mas aucha en aquellos que en estos; cuya diferencia se pronuncia tambien por la fosa encima de la cara articular para la rótula. Esta fosa es muy profunda en estos dos géneros, pero bastante plana en aquellos, lo que indican suficientemente nuestras figuras lám. XXXIV y lám. VIIL. La altura menor del fémur hácia abajo depende principalmente de la altura menor de la mitad interna de la cara articular para la rótula, lo que se comprende bien por la comparacion de la figura 22 de la obra de BLaINviLLE con la nuestra lám. IX, fig. 4. El fémur, figurado en la misma obra fig. 22, no es del (//yptodon clavipes, sinó del Glyp- todon asper, como lo prueba la completa similitud con nuestra fig. 2 de la lám. XXX V., Otro fémur figurado en la obra de Nobor pl. 7. fig. 16, destina su autor con razon á su Sehistopleurum typus, que es el mismo animal con nuestro (Glyptodon asper. Esta fisura muy inferior ála de la obra de BLaixviLtkE, ejecutada por es hábil dibujante del Museo de Paris, Sr. DeLanare, indica bastante exageradas las rugosidades en la su- perficie del fémur, causadas por los músculos, que se unen con el hueso; rugosidades que se ven completamente fieles á la naturaleza en nuestras figuras. Se repiten mas ó menos parecidas en las diferentes especies, y se las comprende mejor por las figuras, que por larsas descripciones. Hay tambien iguales rugosidades y crestas en el otro lado posterior del fémur, principalmente una cresta larga, que desciende en línea recta de la cabezuela superior del fúmer hasta el medio de su longitud, levantándose siempre mas alta y mas gruesa hácia abajo. Esta cresta corresponde a la interior del Panochthus lám. VIII fig. 2, y tiene casi la misma figura como el mismo curso. Ya hemos dicho antes (pag. 93.) que esta cresta es producida por los músculos aductores del fémur. 137 De la rótula, que se une con el fémur hácia abajo por articulacion, co- nozco solamente la del E/yptodon asper. Está bien figurado un hueso igual en la obra de BLarnviLLkE, Ostéographie etc IV. Glyptodon, pl. II. fig. 29. El mio tiene la misma figura oblongo-cuadrada, con una prolongacion pequeña redonda en la esquina externa superior, que se reclina bastante hacia atrás. El diámetro longitudinal del hueso es de 4 pulg. y el diámetro transversal arriba, en donde se forma dicha prolungacion, es casi el mismo. La superficie externa es cóncava y poco áspera, á causa de rugosidades pequeñas y surcos finos entre ellas; la superficie interna está ocupada por una cara articular grande, en el medio convexa y á los dos lados cóncava, que se une con la cara correspondiente del fémur. Comparada con la rótula del Panochthus la del — 347 — Glyptodon es ménos gruesa, ménos convexa y ménos larga, á consecuencia de la menor elevacion de la esquina superior media, que se distingue tambien en la rótula del Panochthus (véase lám. L fig. 1. ».). Todala rótula del Glypto- don es poco mas pequeña y principalmente mas corta, y su figura menos individualizada por la menor elevacion de todas sus esquinas, aunque la figura general de los dos géneros es idéntica. 13s3 La canilla de los Glyptodontes típicos, compuesta de dos huesos intima- mente unidos, la tibia y el peroné, se distingue del mismo hueso del Panochthus por una representacion poco mas maciza de la figura general, Tenvo este hueso de las tres especies, tuyas fémures se conservan tambien en el Museo Público. Se repiten en estos huesos diferencias iguales á las de los fémures de los dos grupos de los Glyptodontes típicos, es decir: del Glyptodon y Sehistopleurum. Primeramente se distinguen bien las canillas de estos dos grupos, por su figura general, de las canillas del Panochthus y Hoplophorus. Las de Glyptodon y Schistopleurum son relativamente mas cortas y mas anchas y principalmente sus esquinas sobresalientes ménos prolongadas. Esta diferencia general prueba claramente la comparacion de las figuras 1—3 de la lámina XXXV, con las figuras 1 y 2 del a lámina IX y figura 4 de la lám. XXI. A consecuencia de esta diferencia, los dos maléolos son mucho mas cortos, no levantándose sobre la orilla general inferior, que incluye la cara articular para el astrágalo. Esta orilla es en los Glyptodontes típicos muy poco ondulada, pero en los otros dos géneros prolongada á cada lado en una esquiua descendente, mas grande al lado externo de la canilla, que pertenece al peroné, formando el maléolo externo muy puntiagudo. Tambien las elevaciones del lado interno de las dos caras articulares superiores para los cóndilos del fémur son mucho mas bajas, y por con- siguiente” estas caras menos bien separadas, aunque no falta la sepa- racion entre ellas, como prueba nuestra figura 2 de la lámina XXXV. Con respecto á las diferencias subordinadas entre los dos grupos de Glyp- todon y Sehistopleurum, la canilla del primer grupo es mas maciza y su tamaño poco mas considerable. Doy, para probar claramente esta diferencia, las medidas siguientes en pulgadas inglesas, 1 4: Al ( — 348 — a rt) 2. | Medidas de las canillas Gi.clavipes| Ql. asper | (1. laevis | | | Longitud total de la canilla 11 94 94 ' Anchura de la cara superior en direccion transversal 6 6 54 | Anchura de la tibia al extremo mas ancho 5% | 54 | pia | | Anchura del peroné en el mismo lugar | 41 41 4 | | Longitud del intérvalo anterior entre la tibia y el peroné 6 42 5 | Anchura del mismo en el medio 3 2 94 | Anchura mas grande de los huesos unidos hácia abajo | 54 5 43 1 Anchura de la cara articular para el astrágalo 32 33 34 | : | | ze > > Estas medidas prueban, que las diferencias relativas son bastante pequeñas; que las dos canillas del EF/yptodon asper y Glyptodon laevis tienen casi las mismas relz ciones, y que principalmente el tamaño menor del intérvalo entre la tibia y el peroné distingue las dos especies de Schistopleurum del verdadero Ctyptodon claripes. Esta especie se aproxima bastante por la longitud del vacio hácia abajo, y su punta superior mas angosta, al tipo del Panochthus, representando el Schistopleurum, por la brevedad de este intérvalo, el tipo mas macizo de los Glyptodontes en general. Por las demás diferencias de figura remitimos al lector á nuestras figuras citadas, advirtiéndose al fin, que la canilla del /yptodon asper se parece tanto á la de Glyptodon laevis, que no ha parecido necesario de figurarla. La canilla figurada del Glyptodon laevis (Sig. 2) muestra una union abnorma del astrágalo con la canilla á causa de una sinostosis enferma. La articula- cion de estos dos hueso3 entre sí se ha perdido completamente, los dos están unidos tan íntimamente, como si fuera un solo hueso, y muchas escrecencias huesosas anormales cubren la superficie terminal de la canilla, obstruyendo en el medio tambien el intérvalo restante de la antígua separacion. Me ha parecido digno, de figurar en este hueso su estado enfermo, para probar, que muchos de estos animales extintos han sufrido enfermedades durante su vida. Yahe dado noticia de una enfermedad parecida en las primeras vértebras de la cola del (F/yptodon elongatus y debo notar, que tambien un pié del Glytodon asper muestra en el dedo pequeño externo iguales escrecencias huesosas, que son restos de enfermedad durante la vida. Para la comparacion de la canilla con la de los Armadillos remito al lector á la pág. 96 de este tomo. 139 Tengo el pié posterior de dos especies de los Glyptodontes típicos, á saber: — 349 — del Glyptodon clavipes y del Glyptodon asper; los dos tienen un dedo mas, que los dos géneros del grupo anterior, es decir: cinco dedos completos, no fal- tando á ellos el pulgar, que falta á los géneros Panochthus y Hoplophorus. Por este aumento, el número de lus huesecillos contenidos en el pié se aumen- ta en tres, que son los del pulgar, ascendiendo el número total en 36, que se dividen en: 7 del tarso, 5 del metatarso, 14 de los cinco dedos y 10 accesorios para los cuatro dedos externos, que son huesecillos articulares ó sesamoideos. Bajo estas cuatro categorias los describiremos sucesivamente, fijando en las figuras 4—3 de la lámina XXXV. Los siete huesos del tarso se diferencian poco de los mismos del género Panochthus, con escepcion del cubóides, quo es mas diferente, es decir: mucho mas bajo y ménos grueso. 1. El calcáneo (a) del Glyptodon clavipes es de 3% pulg. de largo y 33 de ancho entre las dos caras articulares que lo unen con el astrágalo. Su porcion anterior con estas caras, y la tercera para el cubóides, es mas baja que la del Panochthus, y la apófisis posterior, que se une con el tendon de Aquiles, mas ancha y menos prolongada con sus esquinas hácia atrás. En una palabra, el calcáneo de Panochthus es poco mas gracil, que el de G/yptodon pero todas las cualidades generales son las mismas. De las tres caras arti- culares, que unen el calcáneo con los huesos vecinos, las dos para el astrágalo se dirigen hácia arriba, y la tercera para el cubóides hácia abajo. Esta es una cara cóncava de figura elíptica, de 14 pulg. de ancho; la mayor de las dos superiores es llana, prolongado-elíptica, y de 23 pulg. de largo; la otra interna irregular-convexa, de figura oval, 1 pulg. de largo, y mucho mas adelantada que aquella. 2. El astrágalo (0.) es un hueso bajo, transversal-oblongo, con una punta obtusa sobresaliente en la esquina anterior interna, 4 pulg. de largo y 33 pulg. de ancho en el lugar de esta esquina. Tiene tres superficies princi- pales. La superior está ocupada por una cara articular de figura de media roldana, que une el hueso con la canilla; la posterior tiene dos caras articulares, que la unen con el calcáneo y que son de la misma figura, como en este hueso, pero con la diferencia de ser cóncava la interior, que es convexa en el calcáneo. La tercera superficie, que es la inferior, lleva una gran cara articular convexa de figura casi t.iangular, con esquinas redondeadas, que une el astrágalo con el hueso escafóides. Tiene esta cara articular en el lado externo una porcion libre de la superficie inferior, que está libre pendiente sobre los huesos vecinos, sin tocarse con ninguno. 3. El cubóides (c.) es el hueso mas particular entre los del tarso del : — 350 — ¿Iyptodon por su figura plana y deprimida, sin semejanza conla de un dado, que tiene este hueso en otros Mamíferos. Yldel Glyptodon clavipes es de 3 pulg. de largo, 1 pulg. de ancho y l—1 $ pulg. de grueso, con dos super- ficies principales y orillas irregulares, modo gruesas redondeadas, modo delgadas y agudas. La superficie superior lleva casien el medio una cara articular elíptica, convexa, que une el cubóides con el calcáneo; la otra superficie inferior tiene hácia el lado externo una gran cara articular sub- triangular, con orilla aguda, que se toca Con los huesos de metatarso del dedo cuarto y quinto. La porcion interna de esta superficie ocupa algo de la márgen de un tubérculo, que se ha formado en la orilla gruesa del hueso, saliendo libre hácia atrás en el medio del pié, al lado de la apófisis larga del hueso escafóides, y abajo de la tuberosidad posterior del calcáneo, para formar con estas dos tuberosidades el apoyo del gran callo en el centro de la planta del pié. Además hay dos caras articulares angostas en la orilla anterior del cubóides, una muy larga de 2 pulg. que se une con el escafóides, y otra muy corta de media pulg. que se toca con el hueso tercero mas grande de cuña (y.). 4. El escafóidos (e, y fig. 5.) es un hueso delgado de figura transversal. oval, con una apófisis delgada bastante larga hácia atrás y superficie superior cóncava hácia arriba, pero convexa hácia abajo. Su diámetro transversal es de 32 pulg. y el longitudinal, con la apófisis, de 5 pulg. La superficie su- perior está casi toda ocupada por una cara articular honda, que se une con la inferior del astrágalo; pero la superficie inferior tiene tres caras articulares, sucesivamente mas grandes del lado interno hácia el exterior, con cuyas caras se unen los tres huesos de cuña. La márgen externa anterior del escafóides es bastante aguda, pero la interna muy gruesa y estendida hácia atrás en un tubérculo sobresaliente, de cuyo lado se levanta en la márgen posterior la apótisis larga de 2 pulg. y bastante ancha, pero comprimida en los dos lados, imitando la figura de una concha de la oreja. Esta apófisis se pone al lado de la tuberosidad interna del cubóides, abajo de la protuberancia inferior del calcáneo, sosteniendo con estas dos tuberosidades el callo central de la planta del pié. 5b--7. Los tres huesos de cuña (e. f. y.) son tambien tres huesos del- sados, sucesivamente mas grandes del lado interno del pié hácia el exterior. El primero es de 2 pulg. de largo y 2 pulg. de ancho; el segundo tiene casi la misma figura, pero es de 2 4 pulg. de largo y 1 pulg. de ancho; el tercero mas grande es triangular, de 23 pulg. de largo y 2% pulg. de ancho, diri- giendo su punta mas aguda hácia atrás y su márgen mas ancha poco encorva- — 301 —= da al lado externo del pié. Cada uno de los tres se une por una cara articular superior, conforme á su figura, con el escafóides, y una otra inferior con los huesos de metatarso de los dedos 1—4. La cara inferior del primer hueso de cuña es menor, que la superficie inferior del hueso, de figura oval y poco convexa; ella se une con el metatarso del pulgar. Las de los otros dos huesos de cuña son iguales á la circunferencia del hueso, y se unen, la del hueso segundo de cuña con el metatarso del dedo segundo y la mas grande del tercer hueso de cuña con el metatarso del dedo tercero, pero en su porcion mas externa con el del dedo cuarto. Comparando estos cuatro huesos, el escafóides y los tres de cuña, con los correspondientes del Panochthus, se presentan los del (GMyptodon poco mas delgados, sus márgenes poco mas sobresalientes y sus esquinas como sus apófisis mas largas, mejor separadas de la porcion central de cada hueso, casi como si fuesen mas extendidas y deprimidas por una fuerza mas grande del peso encima de ellos. 1140 El mismo carácter se presenta tambien en los huesos de los dedos del pié del Glyptodon; cada uno es mas macizo y mas corto que el correspondiente del Panochthus. y mucho mas que los del /Zoplophorus. Basta remitir al lector á la comparacion de nuestras figuras, dadas láminas X, XXlly XXXV, para entender las diferencias de la configuracion de estes tres géneros. Por lo demás la figura general de cada hueso esla misma, teniendo el (Flyptodon las mismas caras articulares en cada hueso del pié, como el Panochthus y HHoplophorus, con la única escepcion del primer hueso de cuña, que no tiene la cara articular inferior en estos dos géneros, que hemos descripto en el Glyptodon, á causa de la falta del pulgar ó dedo interno. No describiré, por dichas razones, todos los huesos del pié posterior del Glyptodon detalladamente, sinó me limitaré con algunas noticias generales, vara la comparacion de los dos grupos principales entre los Glyptodontes. El carácter diferencial mas importante es, en union con la brevedad ya mencionada de cada hueso y la presencia del pulgar, el decrecimiento opuesto de los cuatro dedos restantes; es decir: del dedo segundo hasta el quinto, En el Panochthus y el Hoplophorus es el dedo segundo el mas prolongado y el mas eracil, pero en el G/yptodon es este dedo el mas abreviado, si no el mas corto de todos, superado en brevedad solamente por el primero y el quinto. Esta abreviacion particular depende principalmente del acertamiento del hueso de metatarso, el que es mas corto que la primera falange del dedo segundo y aun E en.el dedo tercero solamente al lado externo mas largo que la primera fa- lange del mismo dedo, sinó al lado interno tambien mas corto. Este carácter es completamente escepcional, y el carácter principal de la formacion parti- cular del pié posterior de los Glyptodontes típicos; carácter tanto mas sorprendente, en cuanto la presencia del dedo primerv interno, que falta á los Panochthus y los Hoplophorus, parece indicar, que la naturaleza haya tenido la intencion de aumentar la fuerza del pié del Glyptodon al lado interno por la presencia del primer dedo. Pero observando abreviado en un modo casi exagerado el dedo segundo y tambien algo del tercero, esta presencia del dedo primero es compensado por la debilidad del dedo segundo y tercero, y así el equilibrio restituido entre los piés posteriores de todos los GHyptodontes. Para dar una idea mas clara de las relaciones de los cinco dedos entre sí, coloco acá las medidas de los huesos, que los componen, en pulgadas inglesas, segun las dos especies de los pies posteriores en mi poder. | z : Glyptodon clavipes. Glyptodon asper | Medidas de los dedos del pié posterior JE | A A e LIL. IEA AVE: ceneral del dedo 3 Lovgitud e Longitud del metatarso 1 | Loneitud de la primera falange S Le] mo) E ASS A SN OS ñ6 pra 1 4 aja Longitud de la segunda falange 0 15) 2 |a |24 13l92 la ej KN año ue rua t» op echo ro año to Longitud del hueso de la una 2 Anchura de la base del mismo 9 9 Las medidas de los hnesos son tomadas del medio de cada uno, no en sus extremos, endonde se los muestran mayores ó menores. Para los huesos de metatarso del dedo tercero es dieno de notar, que las diferencias del lado interno y externo son muy importantes, siendo este hueso en el Gyptodon elavipes al lado interno no mas ancho de 4 pulg. y al lado externo 13 pulg. Ménos se presenta esta diferencia en el Glyptodon asper, siendo su longitud al lado interno de 1 puls. y al lado externo de 1 $ pulg. Otra diferencia espe- cífica se presenta en la relacion del dedo segundo y tercero de las dos especies. En el G/yptodon asper es el dedo segundo relativamente poco mas grande, que en el 2yplodon clavipes, y esta diferencia se produce principal- mente por el tamaño mas considerable del hueso de metatarso en aquella especie. Tambien los huesos de la uña son poco diferentes, los del Glyptodon elavipes relativamente mas cortos y mas anchos, los del (yptodon asper ménos anchos pero no ménos cortos. Por lo demás es la construccion de los huesos del pié idéntica y tan prrecida, que apenas una larga descripcion puede explicar las pequeñas variedades de su configuracion general. — 303 — Respecto á la construccion de los huesos de uña remito al lector tambien ála figura 4. de la lámina XXXV, Son relativamente mas gruesos y mas erandes que los mismos del género Panochthus, y principalmente mas largos en relacion con su anchura. Porlo demás tienen las mismas calidades, aun- que de figura poco modificada, y por esta razon no he repetido figura parti- cular, como la 3 de la lám. X. Cada hueso de uña es muy áspero en su superficie por agujeros y rugosidades; principalmente al extremo inferior. Tiene al lado interno una área basal, separada por un canto alto agudo y áspero hácia abajo, y en medio de esta área una cara articular convexa, cir- eunseripta por un surco ancho, en el cual se ven dos grandes agujeros abajo de la cara articular, para introducir los nérvios y los vasos sanguíneos en el interior del hueso. Los cinco huesos de la uña no 30on completamente iguales, sinó cada uno tiene su figura particular. El mas grande del dedo tercero es el mas regular y simótrico de sus dos lados; los dos del dedo primero y segundo son encor- vados con la punta mas sobresaliente al exterior, y los dos del dedo cuarto y quinto con la misma al interior. El mas pequeño es el del dedo quinto, des- pues sigue el del dedo primero; los dos del dedo segundo y cuarto son casi de igual tamaño y figura, pero con direccion opuesta de sus caractéres especiales. Como ya existen figuras del pié posterior del (7/ypfodon en las obras de varios autores, me parece conveniente de aludir acá á estas figuras, para explicar, si es posible, las especies á las cuales pertenecen. Primeramente el Dr. D. Eb. D'Arrox ha figurado algunos huesos del pió.en su obra ya antes (pág. 305 $ 129) citada lám. III y IV, pero como estos restos han sido bastante rotos, no dan una idea clara de la configuracion del pié. Por esta razon el célebre fisiologista y anatómico Dr. D. Juas Murtur ha publicado una figura mas completa del pié posterior en las Actas de la Academia Real de Berlin, del año 1849, cuya figura prueba por el tamaño considerable del hueso de metatarso del dedo segundo y de sus dos falanges, que el objeto no ha pertenecido al (2/yptodon clavipes, sinó á4 una de las especies del grupo Sehistopleurum, pero no 4 nuestro Sehistopleurum asperum, sinó probablemeute á la especie que llamo (yptodon elongatus, porque el tamaño general superior del objeto hace probable, que haya pertenecido á la especie mas grande de este grupo. Falta, por lo demás, á este pié el dedo interno y tudos los huesos de uña; los que ha figurado D'Atrox, como pertenecientes á este animal (tig. 3, 6 y 12, pl. TL), no son de él, sinó de otro mas pequeño. Despues de la primera publicacion de D'Artow el señor De BLarvirE ha figurado un pié posterior incompleto del Elyptodon en su Ostéographie, tom. LV. pl. 11, fig. 3, repetido por Nobor en su obra sobre Sehistopleurum, lám. 12, fig. 14, 15. Esta figura, aunque bastante reducida de tamaño, pertenece al Schistopleuwum typus del autor, nuestro Glyptodon asper, y tiene los caractéres de este grupo. La úni a figura completa del pié posterior, publicada antes de las mias, ha dado Huxibr — 304 — en The Medic, Times € Gazette, 1863 pag. 283, cuya figura indica los caractéres par- ticulares del (/yptodon clavipes, aunque, comparándola con la mia, el hueso de metatarso del dedo segundo es poco mas grande, que en el objeto original de la figura mia. Esta observacion confirma mi opinion, que bajo el apelativo del (lyptodon clavípes figuran diferentes especies, que nosotros no podemos distinguir hasta hoy con certitud, por falta de objetos completos. 141 Al fin tengo que hablar de los huesos accesorios del pié posterier, que son diez, ó probablemente once, faltando en nuestros tres ejemplares la última falange del pulgar, que debe tambien llevar, segun la analogía de los otros dedos, un hueso accesorio hácia abajo. Si es asi, las cinco falanges antes del hueso de la uña se unen cada una con un hueso pequeño, transversal-cilín- drico, de 1—2 pulg. de largo, que tiene en su superficie superior dos caras pequeñas articulares para la union con las falanges, en las cuales se encuen- tran hácia abajo otras dos caras de la misma figura. He dado una represen- tacion de esta union lám. X. fig. 4 y 5 del género Panochthus, y no la repito del género Glyptodon, porque el modo de unirse es idéntico en los dos géneros. El tamaño de estos cinco huesecillos es de 1 3 pulg. en el segundo y cuarto, casi de 2 pulg. en el tercero, y de una pulg. en el quinto, todos en direccion transversal, teniendo este último la altura mas considerable de F pulg., pero los otros de 2 pulg. El huesecillo del dedo tercero se vé figurado en las fig. 6 y 8 de la lám. XXXV. en su posicion natural, fig. 6 de lado y fig. 8 de abajo. Además hay otros seis huesecillos accesorios para los tres dedos del medio del pié, es decir del segundo hasta cuarto. Estos huesesillos se unen en pares con la superficie inferior del hueso de metatarso, cuya superficie tiene para esta union dos caras articulares cóncavas, paralelas, antes de su fin. En cada una de estas dos caras se apoya un hueso delgado, pero alto, de figura mas 6 menos triangular, con su punta dirigida hácia atrás, dirigiéndose poco al lado externo, para formar los dos unidos un conducto semi-cilíndrico entre sí, por cuyo conducto corre el tendon del músculo flexor largo comun. He figurado estos dos huesecillos del dedo tercero fig. 7, en union con el meta- tarso, visto de atrás. Este dedo tiene los huesos mas grandes de esta clase, cada uno de 1 ¿ pulg. de largo y 1 pulga. de alto, y de figura casi idéntica; en los otros Gos dedos son estos dos huesecillos de figura mas diferente entre sí, el externo es mucho mas alto que el interno, y de figura cónica mas prolon- gada; el interno mas corto, pero tambien poco mas grueso. Terminan todos hácia abajo en superficie convexa de figura de callo, y hácia arriba con una — 309 — cara articular semi-cilíndrica, que los une con el hueso de metatarso. No he visto otros huesos accesorios en el pié del Glyptodon, faltándole el huesecillo bajo el metatarso del dedo quinto, que hemos encontrado en el Panochihus y descripto en la pág. 102; pero como el Panochthus no tiene el huesecillo accesorio bajo la segunda falange del dedo quinto, que tiene el C/yptodon, me parece probable, que hay una mera dislocacion del mismo huesecillo en los dos géneros diferentes. EXPLICACION DE LAS LAMINAS LÁmM. XXIX. Vistas de los huesos del cuello, en tercera par- te del natural; a. de abajo, b. el Atlas de lado, c. el hueso mediocervical de lado. Fig. 1. del Glyptodon clavipes. Fig. 2 del Glyptodon laevis. Fig. 3. del Glyptodon elongatus. Fig. 4. del Glyptodon asper: Fig. 5. Sexta vértebra del Glyptodon laevis. Fig. 6. La misma del Glyptodon asper. Lám. xxx, Fig. 1. Vista del torax del (Glyptodon asper, de adelante, en tercera parte del na- tural. A. Hueso postcervical. Bb. Tubo dorsal. a. Manubrio del esternon. b. y C. Huesecillos del esternon. 1—11. Las costillas con los huesos esterno- costales. 2. El hueso postcervical del (Glyptodon laevis, lo mismo. Aparato hioides del Glyptodon elon- gatus, lo mismo. A. Cuerpo hioides, con las astas mayores, visto de abajo. * Tubérculo para la union con un car- tílago. + + Caras para la union con Ja laringe. Bb. B. Astas anteriores ó menores. Fig. 4. El mismo del Glyptodon asper, del mismo modo significado. Fig. Fig. 3. II ¡bie e Fig. 5. Lostres últimos huesos esterno-costales, lo.mismo: Fig. 6. Aparato hioides del Dasypus( Euphrac- tus) villosus, tamaño natural. LÁm. xxxI. La pelvis del 67yptodon asper, en cuarta parte del tamaño natural. Vista de adelante. Fig. 2. Vista de atrás. LÁm, XXxH5C Los húmeros de las tres especies de Glyptodon en medio tamaño natural. Bl hL. Fig. 2. Fig. 3. Glyptodon elongatus. Glyptodon asper. Glyptodon laevis. LÁm. xXxm Las figuras son de + del natural. Fig. 1. El antebrazo y el pié de adelante del Doedicurus giganteus. , Cúbito. . Radio. Escafóides. Semilunar. Triangular. Pisiforme. 1. Trapecio. 2, Trapezoides. Grande. y. Ganchoso. I—V. Los cinco dedos, faltando el quinto, aunque significado por su articu- 46 lacion con el triangular y el meta- carpino cuarto. N. B. Esta figura recibirá su explicacion con el suplemento del tomo actual. Fig. 2. Vista del antebrazo con el pié de ade- lante del Glyptodon asper. Las letras indican los mismos objetos como en la figura anterior; el número 1V errónea- mente escrito VI. 3. El pié del Glyptodon asper, visto de abajo; del mismo modo significado. Fig. 4. El pié del Doedicurus giganteus, del mismo modo significado. s. 5. S. Huesecillos accesorios. Fig. 5 y 6. El huesecillo accesorio central del pié de adelante del (/yptodon asper, visto de abajo (5) y de arriba (6). Fig. LÁM. XXXIV. Los fémures de tres especies de (Glyptodon, en medio tamaño del natural. Fig. 1. Glyptodon clavipes. Fig. 2. Glyptodon asper. Fig. 3. Glyptodon laevis. Fig. IS) d. LÁm. -xxxv. Vista de adelante de la canilla de l Glyptodon clavípes, en tercera p arte del natural. La misma, vista de atrás. La misma del Glyptodon laevis, de adelante. El pié posterior del (Flyptodon clavipe s visto de arriba, en medio tamaño de natural. Calcáneo. Astrágalo. Escafóides. Cubóides. e. f. y. Los tres huesos de cuña. 1—5. Los cinco huesos de metatarso. I—V. Los cinco dedos. 3. a 9 on El escafóides visto de arriba, lo mismo. El dedo tercero, visto del lado externo. . s. 8. Los sesamoideos. El hueso de metatarso del mismo dedo, con los dos sesamoideos, visto de atrás. El mismo dedo tercero, visto de abajo, con los tres sesamoideos. II DELLA CORAZA 1142 La coraza de los verdaderos Glyptodontes tiene la misma composicion y fisura general como la del género Panochthus, ya antes descripta suficiente- mente, pag. 168 sig. Su figura general es casi esférica, ó mejor dicho oval, con la parte anterior mas angosta, y la parte posterior mas gruesa, perforada á cada fin por una apertura correspondiente á la circunferencia terminal, es decir menor al lado anterior que al posterior, y abierta por toda su estension inferior, correspondiente al pecho y al vientre del animal. Esta coraza cubre el tronco del animal, uniéndose con el esqueleto solamente por la pelvis, supuesta sobre las crestas elevadas del hueso ilion, llamadas la cruz sacral, y las alas ciaticas del isquion, descritas anteriormente en el párrafo 36 (pag. 86 sig.) y en el párrafo 135 (pag. 338 sig.) Hay ademas un escudo pectoral, como en el mismo género Panochihus, descripto $ 54 (pág. 136); un otro pequeño escudo frontal, sobrepuesto sobre la superficie superior del cráneo; y una coraza de la cola, compuesta en su porcion basilar de anillos, y al fin terminal de un tubo mas ó menos prolongado, repitiendo por esta su configuracion la misma de dicho género Panochthus, descripta $ 51 (pág. 129 sig.) La similitud general nos dispensa el repetir acá la descripcion mas detallada, fijándose actualmente mas en las diferencias, que en las igual- dades del tipo general de los Glyptodontes, bastante esplicado anteriormente. Lo mismo vale de la construccion de la coraza y su composicion de placas hexagonales, arregladas en filas longitudinales y transversales, uniéndose entre si por suturas altas y gruesas, conjuntas en la juventud del animal por substancia elástica conjuntiva y por esta union capaces de estenderse y aumentar su tamaño, bajo la regla general del aumento de las partes duras del esqueleto y de loz órganos huesosos de los animales vertebrados. No entramos, por consiguiente, en una deseripcion nueva detallada de estas calidades de las placas, remitiendo al lector á nuestra descripcion anterior de la coraza de Panochthus en el $ 45 (pág. 109) y fijándose ahora mas en las diferencias que en las conformidades de las placas. La diferencia principal entre las placas de la coraza de los géneros Pano- chthus y Glyptodon es puramente superficial, teniendo el género Glyptodon en lugar de las muchas verrugas pequeñas, que forman la superficie externa de las placas de Panochthus, una verruga grande central módicamente eleva- — 358 — da de figura casi circular ó elíptica, acompañada de seis hasta ocho verrugas generalmente poco mas pequeñas, que ocupan la superficie periferica de la placa, uniéndose una y otra intimamente con las verrugas correspondientes de las placas vecinas de la coraza. Estas verrugas grandes ó mejor dicho areas, como las nombramos ya antes, corresponden por su figura y cons- truccion á las del género lHHoplophorus, descriptos en el $ 62 (pág. 162) y dan al género Glyptodon una similitud externa de la superficie, pero la construc- cion de las placas mucho mas delgadas del género Hoplophorus es diferente; siendo las areas de este género no solamente mas pequeñas, las periféricas de cada placa mas numerosas, y los surcos separantes entre las areas mas finas, sino cada area menos elevada, de superficie plana, lisa Ó aun poco cóncava mientras que las areas de las placas del género Glyptodon son bastante conve- xas, asperas, y bien separadas por surcos anchos mucho mas profundos y cóncavos. Todas estas diferencias externas indican una diferencia profunda de la configuracion de los dos géneros, que se pronuncia tambien en la falta de las hendiduras laterales de la márgen de la coraza del género Moplophorus.hen- diduras particulares, que tiene el género Glyptodon igualmente como el género Panochthus, en donde he descripto esta particularidad ya antes estensamente pág. 121, separándose el género Moplophorus por la falta de estas hendiduras laterales mas de las otras tres del grupo, que las tienen. (*) Para esplicar mejor la configuracion de las placas de la coraza del género (?lyptodon he figurado dos lam. XLI. fig. 2 y 3., que dan al mismo tiempo una idea buena de la diferencia local de las placas eu los diferentes lugares de la coraza. La fig. 2 muestra una placa de la porcion central del lomo de la coraza, en donde las placas son casi regularmente hexagonales, es decir tan anchas como largas. Esta placa tiene una area media menor, que la otra fig. 3, representando una placa de los lados de la coraza, en donde la figura general es prolongado-héxagonal, con area media mas grande. Cada area tiene una superficie poco convexa y aspera por impresiones irregulares, cada una perforada en el centro por una apertura pequeña, que introduce al tejido interior de la placa, dando pasage á los nervios y vasos sanguineos, que se han estendido por la substancia viva orgánica entre las placas y los escudos corneos sobre ellas durante la vida del animal. Iguales agujeros (*) Nc conociendo este género en el tiempo de la descripcion de la coraza de Panochthus, he dicho en la nota pág. 121 por error, que todos los Glyptodontes tienen estas hendidu- ras; en verdad el género /Zoplophorus no las tiene y se distingue por esta falta bien de los otros. — 359 — existen tambien en los surcos undos lisos, qY.e separan las areas; agujeros que son generalmente poco mas grandes, pa%a dar pasage á nervios y vasos mas gruesos, habiéndose unido en estos surcos las orillas de los escudos corneos sobre las areas por substancia Conjuntiva bastante gruesa durante la vida del animal. Al fin se ve clarariente, que las areas periféricas de cada placa son mas pequeñas, que la central, y generalmente no de figura hexagonal regular, sino, como las significadas con las letras 6. b. b., solamente medias, para unirse con las correspondientes de la placa vecina en areas completa- mente hexagonales. El número de estas areas periféricas es en las dos placas de ocho, pero hay otras placas con seis, y algunas tambien con siete; principalmente en la porcion central de la coraza, en donde las placas son aun de figura hexagonal mas regular, que las dos dibujadas acá. Tam- bien se disminuye en estas placas del centro de la coraza la diferencia entre la area central y las areas periféricas de cada placa en tal modo, que las del medio lomo son completamente iguales, y la coraza cubierta con areas sin diferencia de figura y de tamaño. Pero álos lados de la coraza se aumenta poco á poco la diferencia de la área central y las areas periféricas de cada placa, perdiéndose al fin en las placas últimas de la orilla las areas periféricas y conservándose en cada de éstas no mas de las periféricas que un limbo elevado, aspero en cada placa, principalmente al lado superior, dirigido al centro de la coraza, Respecto á la construccion aspera de la superficie de las areas debo advertir al lector, que existen diferencias notables, que son características para las diferentes especies del mismo género. Hay elevaciones mas ó menos altas en las areas de las placas, segun la diferencia específica, como tambien segun la colocacion de las placas en la coraza. Siempre tienen las placas centrales del lomo una superficie menos aspera, que las placas laterales de las orillas de la coraza, y en algunas especies, como el (7H. asper, esta diferencia es muy grande. Pero siempre hay una cierta relacion en la altura general de las asperosidades, y la relativa delas diferentes placas de la misma coraza en este modo, que las placas laterales y terminales son mas asperas, que las cen- trales. 143 Contemplando la union de las placas de la coraza entre si, ya hemos dicho que ellas se unen por suturas fijas, pero en la juventud del animal primera- mente ligadas por substancia blanda del tejido conjuntivo. Por esta union preliminar son estensibles las placas en tamaño poco á poco con los años del — 360 — individuo, pero al fin se unen íntimamente por orillas asperas serruladas, como lo muestra nuestra fig. 1 de la lám. XETI., que dá la vista de una parte del escudo del pecho en tercera parte de la escala natural. En este modo se unen las placas bien, tocándose cada una con seis vecinas; teniendo una á cada lado, y dos hácia delante y hácia atras. Con estas dos cada placa se coloca en direccion alterna, correspondiente á la sutura entre las dos anterio- res y posteriores por la línea media de su lámina y entrando entre ellas con un ángulo mas ó menos agudo, que ángulo obliga á la placa á aceptar la fisura hexagonal, que cada una recibe por su union con las seis vecinas circun- dantes. Ya hemos dicho, que las placas del medio de la coraza son mas regularmente hexagonales, y las laterales mas prolongadas; que diferencia de figura produce tambien una diferencia de la longitud de las suturas, siendo las dos laterales mucho mas largas, que las dos anteriores y las dos posteriores; lo que prueban bien las figuras de las corazas enteras dadas en las láminas XXXVI!, XXXVII y XXXIX adjuntas, que muestran las corazas de tres especies diferentes en su relacion natural. Respecto al número de las filas transversales de placas en cada coraza, he contado en nuestras tres corazas casi enteras 41—42, como lo indican las figuras citadas. El número de placas en cada fila transversales variable, segun la colocacion de la fila en la coraza. La única coraza completa hasta la orilla, á lo menos en la parte posterior (la del (Ml. asper, lám. XXXVII.) tiene 37 placas en la fila última antes de las placas de figura particular de la misma orilla posterior, que son de 22, y ea la fila media de la coraza ( la fila 21 de la figura citada ) á lo menos 64, ó probablemente 1—2 mas; porque en el centro de la coraza se unen las placas tan íntimamente, que es difícil cono- cer el número exacto de cada fila. Tomando el número 64 como maximum, lo que parece muy probable, las 20 filas de acá hasta la orilla posterior se disminuyen en 27 placas de todo, lo que daá cada fila de las 20 no mas que una placa menos y en algunas de dos. Probablemente las proximas ocho á la fila 21 tienen el mismo número de 64 placas, y despues el número se dis- minuye en las filas posteriores poco á poco hasta llegar ú la altura de 38 placas. He contado en la fila penúltima de la misma coraza 40 placas y en la antepenúltima 41 placas, lo que prueba una disminucion sucesiva de una sola placa en las filas posteriores de la coraza antes de la última y permite sospechar, que el cálculo indicado de la diminucion está bastante exacto. La porcion anterior de todas nuestras corazas no está suficientemente conser- vada, para contar las placas de cada fila con exactitud, pero no hay duda que á lo menos 24 placas han existido en la primera fila atras de las placas — 361 — particulares de la orilla, y que se aumenta el número de las placas con las 20 filas siguientes á lo menos en dos, lo que dará exáctamente el número de 64 placas, que he contado en la fila intermedia. Si es así podemos calcular el número de todas las placas de una coraza completa 4 mas de 1000 placas (dando el cálculo exácto 1006) sin las placas particulares de la orilla, que son eu la orilla anterior 20, en las dos laterales 35 de cada una, y en la orilla posterior 22, es decir 116 de todo, que unidas con la de la coraza dan el número considerable de 1122 placas en toda la coraza del tronco de los Glyptodontes. De ningun modo esta suma seria exagerada, al contrario es la mas moderada, que podemos aceptar y seriasuperada en verdad en algunas placas mas, si pudiésemos contar las placas de una coraza completamente entera. 1144 Existen algunas placas de figura particular, como ya hemos dicho, en la orilla de la coraza, que deben ocuparnos poco mas. Estas placas no son planas, de figura de láminas gruesas, como las otras, sino elevadas, de figura cónica ó hemisférica, imitando la forma de tubérculos ó verrugas grandes, distinguiéndose, segun la colocacion en la orilla anterior, lateral y posterior, bastante entre sí. Las placas anteriores, que llamaremos, como las otras, no mas placas, sinó tuberculos de la márgen, son de figura mas ó menos hemisférica ó eliptica, terminando con una márgen libere redonda; pero asperas por muchas impre” siones irregulares de la superficie, algunas con agujeros en su centro. He figurado lám. XLI. fig. 4 dos de estos tubérculos, con las placas de la coraza antes de ellos, en tamaño natural, Dicha figura muestra, que estos tubérculos tienen una orilla libre y cuatro suturas, que los unen con las placas y tubérculos vecinos; es decir dos con dos tubérculos adjuntos, y las dos otras con dos placas de la última fila antes de la orilla. La margen libre es corvada y de figura del segmento de un circulo; las dos suturas que unen los tubérculos entre sí, son muy cortas y poco oblicuas, con orillas descendientes de un tubérculo bajo el otro, y las dos, que unen cada tubérculo con dos placas de la fila última de la coraza, forman entre si un ángulo bien pronunciado del mismo modo con estas dos placas de la última fila, como todas las placas de la fila por alternacion de su colocacion, corres- pondiente cada placa á la sutura entre las dos placas vecinas de la fila anterior como de la posterior. Areas hexagonales y surcos separantes entre ellas no tienen estos tuberculos; toda la superficie de ellas es indivisa, formando una sola area gruesa eliptica, que desciende tambien poco sobre la orilla libre del 13869-— tubérculo al lado interior, terminando acá con una orilla gruesa bien separada de la otra superficie lisa del lado interno del tubéreulo. No sé exactamente, cuantos de estos tubérculos tiene la orilla anterior en la coraza, porque ninguna: de nuestras corazas en el Museo Público está com- pleta. Pero lo que sé de los restos conservados es, que los tubérculos latera- les de la orilla son poco mas pequeños que los centrales, y pierden no solamente en extension, sinó tambien en: grosor. Los dos figurados fig. 4. lám. XLI son de los. mas pequeños, y por esta razon he creido, que su colo- cacion ha: sido en la esquina inferior de la coraza, en donde la orilla: anterior se.une con la lateral. Tomándolos por los últimos de la esquina, y comparando su tamaño con los otros restantes, he calculado el número entero de los tubér- culos de la orilla anterior á 20; pensando tambien en el número completo de los tubérculos de la orilla posterior, que es de 22, y sospechando, que los de la orilla anterior no pueden ser mas numerosos á causa de la pequeñez compa- rativa de la orilla y la relacion del tamaño de cada tubérculo con la extension de la orilla entera. Los tubérculos mas grandes restantes en la. orilla anterior de la coraza tienen una extension transversal de pulgar 1H, y los mas pequeños figurados de 14, lo que dara á los 20:tubérculos una extension de 34 pulgadas, extension bastante grande y en buena relacion con el tamaño general dela coraza. Sabemos por la: analogía de los: Armadillos: actuales, que la apertura ante- rior de la coraza corresponde por:su tamaño á la circunferencia y: 4la figura general de la cabeza del animal, y podemos sospechar con razon, quelo mismo ha sucedido en los Gyptodontes exstintos. En este caso: la apertura anterior de la coraza ha tenido una figura mas ó menos elíptica, de 14:pule. diámetro longitudinal y de 12 de transversal, porque asilo pide el tamaño del cráneo del animal. Entonces la cireunsferencia de:la apertura dará una extension de 34—36 pulgadas, lo que corresponde bien:4 la longitud delos 20 tubéreulos unidos, que hemos calculado como presentes ex la orilla. de- dicha: apertura anterior. La especie. mas parecida por su figura goneral de les actuales. Armadillos 4 1os Glyptodontes, el Zolypeutes conurus, tiene: 22:placas en. la;¡cireunferencia. de la. apertura anterior de la coraza, y 14 en la de la posterior, siendo en él esta posterior mas pequeña, que la anterior. Pero en los Glyptodontes siempre la posterior es mas grande que la anterior, y por esta razon he calculado, que el número de las placas de la orilla debe ser:mas pequeña en la anterior que en Ja posterior: Las. otras: especies actuales; como Priodon- ies gigas, Euphuactus villosus y. LE minetus, tienen otra configuracion de' la apertnra anterior, provista con algunas filas incompletas de placas .en la. porcion superior de la apertura. Mas aun se distingue el género Pragpus, por su configuracion diferente de toda la coraza, como tambien de la orilla. — 363 — 145 Los tubérculos de las orillas laterales son al principio muy pequeños y mas pequeños que los de la orilla anterior; cada uno tiene una figura mas cónica, casi del pezon de lá teta ó mamilar, aumentándose en tamaño general poco á poco hácia atras con cada fila posterior de la coraza. Siento mucho, que esta porcion anterior lateral no es completa en ninguna de nuestras corazas del Museo Público, pero tengo á mi disposicion algunos restos de las filas anteriores, que prueban la diminucion de los tubérculos mas anteriores en comparacion con los siguientes claramente, y con el modelo de ellos he recons- truido las figuras citadas de las corazas. Esta porcion anterior lateral de la coraza se deshace facilmente y mas fácil que cada otra porcion de la misma, por la configuracion particular de las filas de placas no íntimamente unidas entre sí, sino movibles y unidas por tejido conjuntivo durante la vida: del animal. En esta region de la coraza las tres hasta las cinco últimas placas de cada fila se separan de las placas correspondientes de las filas vecinas, sobre- poniéndose cada placa de la fila anterior un poco sobre la placa vecina de la fila posterior y tanto mas, en cuanto mas inferior está su colocacion en la fila, Por esta razon las placas últimas de estas filas tienen una orilla anterior muy delsada,oblícua descendente, y una orilla posterior mas gruesa, tambien oblícua ascendente, con cuya orilla la placa se coloca sobre la orilla fina delgada de la placa vecina de la fila siguiente. Así se forman en la orilla anterior lateral de la coraza hendiduras finas, poco ascendentes en la coraza, que permiten un movimiento pequeño de esta porcion de la orilla hácia el interior, cuando el animal habia cerrado la entrada anterior de la coraza, retirando su cabeza bien armada en la superficie superior con la coraza de la frente y del vértice, en esta apertura, por inclinacion perpendicular del cráneo y la retirada de él en esta apertura, inclinando tambien las filas anteriores de la coraza, poco movibles, íntimamente de los dos lados á la cabeza retirada. Este mismo movimiento hacen los Armadillos actuales, para esconder la porcion inferior de su cabeza en la entrada de la coraza; movimiento que no debe compararse con el movimiento de la cabeza de las tortugas terrestres, como lo han hecho los señores SerRES y Poucner, atribuyéndome esta comparacion, aunque he dicho directamente, que comparo el movimiento de la cabeza de los Glypto- dontes con él de los Armadillos actuales. (Véase: Anales, tom. 1. pág. 211. y tom. II. pág. 47.) ] Hé dado lám. XLI. en la figura 5 la vista de tres de estas últimas placas de la fila 15. de la coraza de Gl. asper (lám. XXXVIL.), para explicar mas extensi- vamente la configuracion de dichas placas de las filas con orillas libres, II 47 — 364 — separadas por hendiduras. La figura prueba, que la forma hexagonal de estas placas, antes del tubérculo terminal, se há cambiado en cuadrangular, con una márgen posterior libre gruesa y poco encorvada, mas ancha que la anterior. La superficie externa de estas dos placas está ocupada por una área casi circular muy aspera, que se estiende sobre toda la superficie casi hasta la orilla superior, posterior é inferior, no dejando en su circunferencia lugar para áreas periféricas de igual construccion. En la placa superior mas pequeña esta área áspera es longitudinal elíptica, y en la inferior transversal, mostrando que hay modificaciones de la figura, segun la colocacion de la placa. Tambien la área superior es poco mas pequeña que la inferior. La orilla anterior es delgada y.bastante aguda al fin, terminando con un canto fino, sobre el cual se. coloca la orilla gruesa de la placa última anterior, formando de este modo la hendidura móvil, llenada con substancia conjuntiva, que permite la aproximacion y la retracion de las filas entre sí por su elasti- cidad natural, cuando el animal mueve poco por accion muscular las orillas de la coraza. Se vé claramente, que esta orilla delgada es mucho mas ancha en la placa inferior que en la superior, lo que prueba una diminucion sucesiva de la orilla hácia arriba, perdiéndose completamente con la placa cuarta de abajo, en donde se pierde tambien la hendidura y la movilidad de las filas entre sí. El tubérculo terminal de las filas con hendiduras poco separadas participa á la formacion de la hendidura con una porcion pequeña de su orilla anterior hácia arriba; porcion que se observa bastante bien en nuestra figura citada, para dispensar nosotros de la descripcion ulterior. El número de estas filas con hendiduras laterales es de 20-12; principiando despues la quinta hasta la décima quinta ó décima sexta mas ó menos; y ,”o. perdiéndose completamente desde la fila vigésima. Por mala explicacion de mis figuras originales el artista aleman, trabajando léjos de mí, en Berlin, creyendo que toda la orilla de la coraza hubiese tenido la misma configuracion no ha exprimido bien en las láminas XXXVII, XXX VIII y XXXIX, la SEE particular de las filas anteriores de la orilla, lo que me ha obligado á hacer corregir estas figuras por mano de otro artista, con lápiz. Puede ser, que una y otra lámina haya escapado á esta eorreccion,lo que indico con la inteneion de advertir al lector, que no se fije en un ejemplar no corregido, sino solamente en uno de esta clase, en donde el error del artista ha sido rectificado por el dibujo posterior con lápiz. 146 Los tubérenlos de la orilla, que siguen despues de las filas con hendiduras entre sí, cambian poco su figura, estando mas largos, pero. ménos altos y — 365 — ménos puntiagudos. Tienen mas una forma transversal oval, que cónica, y se estienden al lado interior de la placa con una orilla gruesa, bastante alta, pero ménos áspera que la superficie exterior del tubérculo. Son iguales entre sí en anchura, de 2 pulgadas en la base; pero se aumentan poco á poco en altura, cambiándose de nuevo en tubérculos cónicos, que continúan hasta el fin posterior de la orilla, que es poco encorvada hácia arriba, teniendo acá el úl- timo tubérculo una altura de 22 pulgadas, mientras que el tubérculo de la fila vigésima apénas es alto de una sola pulgada. Por este cambio de figura se puede calcular con bastante seguridad la colocacion de los tubérculos sueltos en la orilla de la coraza. Los cinco, quesiguen al vigésimo, no son mas altos que este mismo; pero con el vigésimo-sexto cada tubérculo se levanta poco con una verruga cónica, áspera, inclinada al exterior, y esta verruga de figura mamilar se levanta siempre mas, teniendo ya el tubérculo de la fila trigésima una altura de casi 2 pulgadas y al fin el último de 23 pulzadas. La figura de estos tubérculos no es idéntica en las diferentes especies del género; cada una de las espécies tiene su figura poco particular, y principal- mente el (G/. clavípes se distingue de las otras especies del grupo Sehistopleurum por la verruga de sus tubérculos mas separada de la base del tubérculo y mas pronunciada como elevacion mamilar en la márgen libre del tubérculo. Al fin debo advertir al lector, que el número de los tubérculos en la orilla lateral de la coraza es menor que el número de las filas de placas en ella, porque las últimas filas de la coraza no se estienden hasta la márgen externa, sino se pierden ántes de la márgen. Así sucede, quela' orilla lateral de la coraza no tiene mas que 35 tubérculos, como lo muestran muestras figuras, aunque el número de todas las filas de placas en la coraza es de 40. El (7 clavipes es la única especie con 40 tubérculos en la orilla misma, porque la figura general de su coraza es poco mas prolongada, que ella de las otras especies. Hemos de hablar de los tubérculos de la orilla posterior de la coraza, formando la circunferencia de la apertura grande, de donde sale la cola. Estos tubérculos son muy gruesos y los mas grandes de teda la orilla. El número de ellos es de 22 en el E7. asper, la única especie que tenemos completa en el Museo Público, En ella los tubérculos son muy ásperos, como todas las placas de la coraza de esta especie, é igualmente convexas, sin la elevación puntiaguda, que se muestra en los tubérculos terminales de (1. elavipes y Gl. laevis, de cuya especie he figurado lám. XLI, fig. 6 una porcion de la coraza con la orilla posterior. El (GH. elongatus [lím. XXXVII] no tiene tampoco estas elevaciones puntiagudas en los tubérculos posteriores, imitando mas — 366 — al carácter de Gl. 'asper, que á el de (FL laevis. La figura citada muestra bien, que cada tubérculo se toca generalmente con tres placas de la última fila de la coraza, y que cada placa de esta última fila tiene una área central muy grande, que ocupa casi toda la superficie de la placa, estendiéndose hasta la márgen posterior de cada placa. Los tubérculos son generalmente un poco mas anchos que largos; solamente los dos centrales (a. a.) muestran una extension longitudinal poco mas grande, que la transversal, y esta es la regla en todas las corazas. - De este tubérculo medio se aumentan los tubér- culos en tamaño hasta el punto, en donde la curva de la apertura posterior de la coraza se inclina hácia abajo, disminuyéndose desde acá los tubérculos hasta el fin de la orilla y tocándose en este punto con los de la orilla lateral. En el (%. asper los dos tubérculos medios tienen una anchura de 2 puleadas cada uno, y los que siguen de 25-23 pulgadas hasta el séptimo del medio, dis- minuvéndose despues poco á poco hasta 2 pulgadas, que anchura tiene el últi- mo antes del tubérculo terminal alto cónico de la orilla lateral. Las corazas de las otras especies, que existen enel Museo Público, no son completas, motivo que me impide conocer con seguridad el número de los tubérculos de la orilla posterior de cada especie, pero la similitud seneral grande de todas no me permite dudar, que el número de los tubérculos haya sido igual en todas, ó probablemente de 24 en una y otra especie, como el (7. clavipes, que me parece pocó mas grande y mas robusto que las otras. Por esta razon he indicado 24 tubérculos enla márgen posterior de la figura de esta especie, adjuntando acá la noticia, que cada tubérculo de ella es bastante mas grande que el correspondiente de las otras especies. Tenemos en el Museo tres tubérculos terminales del G/. clavipes, cada uno 31-33 pulgadas de ancho, y no son de las, más grandes; he visto otras de 4 pulg. anchura y un grosor verdaderamente sorprendente. Cada tubérculo tiene una elevación puntiaguda, como los de Gl, laevis, que es aun mas pronunciada, que en esta especie, 147 Al lado de la coraza principal del tronco, que hemos descripto en los párrafos precedentes segun su configuracion general, existen otras cotazas, separadas completamente de la coraza del tronco, y cubriendo otras partes del cuerpo del animal. 'Entre ellas'se presenta en primer lugar la coraza de la cola, que se. distingue por Caracteres particulares; pero no es la única coraza accesoria; hay ademas una coraza del pecho y del principio del vientre, una coraza dela frente y del vértice, y al fin una multitud de placas huesosas — 367 — de diferente figura, implantadas en el cútis del animal, en lugares en donde no se ven corazas completas, sino solamente verrugas huesosas unidas entre sí por substancia conjuntiva. En este modo debemos distinguir cinco porcio- nes corazadas del animal, que nombramos acá, para dar al lector una idea completa del tejido duro y huesoso, que ha cubierto la superficie de los Glyptodontes. Las cinco porciones de la cubierta corazada son: 1. La coraza principal del tronco, formando una cáscara completa y fija con tres aperturas, que son la anterior, la inferior longitudinal y la posterior. 2. La coraza de la cola, formándose por aleunos anillos movibles sobre la base de la cola y un escudo convexo terminal prolongado en aleunas especies en un tubo bastante largo. 3. La coraza de la frente y del vértice, formando un escudo elíptico sobre la superficie superior del cráneo. 4. La coraza del pecho y del principio del vientre, formando tambien un escudo elíptico mas grande, implantado en el cútis. 5. Los huesecillos sueltos de figura diferente y generalmente irreeular, implantdos en el cútis y movibles con ella, algunos salientes fuera del cútis, inmitando tubérculos y verrugas cónicas mas ó ménos elevadas. Todas estas corazas han sido cubiertas durante la vida del animal por substancia orgánica del tejido celuloso, y los con superficie áspera, mas ó menos rúgulosa, con escudos córneos, sobrepuestos sobre dicho tejido, miéntras jas de la cuarta y quinta categoria han sido cubiertas por el cútis solo y una capa. mas gruesa del tejido celular, moviéndose con el cútis por la elasticidad del tejido, que las. une y las encierra de todos lados, como una enbierta blanda y viva. 14s La coraza de la cola del género (Glyptodon se diferencia por dos tipos bastante desiguales. Los dos tienen la calidad comun de ser compuestos de algunos anillos mas ó ménos movibles en la base de la cola; pero se distinguen por la figura de estos anilios, que son planos y poco mas angostos en el (/. elavipes, y tuberculados en la orilla posterior superior por elevaciones cónicas altas, imitando la figura de espinas, gruesasála base y puntiagudas al fin, en las otras especies, que forman el subgénero Sehistopleurum del señor Nonor. Cada anillo de la base de la coraza de la cola se compone de dos ó tres filas de placas huesosas, diferentes entre sí por su figura particular, pero unidas por suturas fijasten un anillo bien cerrado en toda su circunferencia. Las placas de — 36 00 la primera fila son delgadas al principio, terminandose hácia delante con una orilla fina, aguda, que entra en el tubo del anillo precedente y se oculta bajo su orilla posterior mas gruesa. Las placas de la segunda fila son poco mas gruesas y de figura mas regular hexagona. Las de la tercera filason de la misma forma, pero un poco mas gruesas, terminando con una orilla libre posterior encorvada y bastante gruesa, que cubre mas ó ménos las placas de la primera fila del anillo siguiente. Cada una de estas placas tiene una área media circular ó elíptica en su superficie. Esta estructura es la de los anillos del (G. clavipes, y como dicha estructura cuadra. completamente con la del género lfoplophorus, figurada lam. XX fig. S, no he creido deber dar nuevas figuras de los anillos del (77. clavipes. Respecto al número de las filas en cada anillo, no estoy completamente seguro, para decir cuantas son; pero he . visto que los últimos anillos no tienen mas que dos filas, y algunos otros al principio de la coraza tienen probablemente tres. Es muy probabie, que hay diferencias individuales, sino específicas, en el número de las filas de cada anillo; á lo ménos es así en el subgénero Sehistopleurum, como puedo probar por los individuos conservados en nuestro Museo Público. Los anillos de la cola de este. subgénero son poco mas anchos y de una construccion mucho mas sólida. He dado en la lámina XL figuras que esplican bien la configuracion de ellos. Todas las placas de estos anillos son mas gruesas, mas grandes, y las de la fila terminal de cada anillo elevadas en altos cónos puntiagudos, á lo ménos en la parte superior de la cola. Las figuras 1 y 2 de dicha lámina muestran la diferencia de la superficie superior (fig. 1) y. de la inferior (fig. 2); aquella es espinosa, y esta plana, á lo ménos en el medio de su extension. Esta misma figura muestra claramente, que los anillos IV y V son compuestos de abajo de dos filas de placas, pero los que siguen (VI, VIL, VII) de tres. Así se compone la coraza de la cola de G7. asper, pero la muy parecida de G/. laevis tiene tres filas solamente en el anillo primero hasta tercero, y dos en el cuarto hasta septimo. Lo mismo vale de Gl. elongatus, el cuadra mas con GQ. laevis en la construccion de la coraza de la cola, que con Gl. asper. La figura 1 de la lámina XL, muestra los nueve anillos, por su union, en vista perspectiva y las figuras 5 y 6 esplican la composicion detallada de algunos anillos de (1. laevis. Describiremos ahora la coraza de l1 cola de Sehistoplen- um extensivamente. 140 Pero antes de entrar en esta descripcion detallada es preciso advertir al (06) —- lector, que existe abajo de la márgen posterior de la coraza del tronco un arco accesorio de placas irregulares, íntimamente atado á la superficie inferior de los tubérculos términales. Este arco cubre, como lo muestra la figura 1 de dicha lámina, el intérvalo entre la coraza del tronco y la de la cola, descen- diendo pocoá los dos lados, en donde este 'intérvalo aumenta considerable- mente en anchura, dejando acá un espacio, que ha sido cerrado durante la vida del auimal por el cútis blando sobre el tejido celular, que produce en este lugar la union entre la cola y el tronco del animal, como en los Armadi- llos. Pero este cútis no ha sido desnudo como en los animales actuales, sino tambien muy probablemente armado con placas huesosas. Tenemos en el Museo Público restos de este armazon del cútis entre la coraza del tronco y de la cola, que prueba que al fin de la primera, bajo los tubérculos terminales haya existido un anilloincompleto ó arco accesorio, formándose de placas irregulares, mas ó ménos desiguales de las de los otros anillos. Estas placas han sido atadas íntimamente á la coraza del tronco, formando bajo los tubér- culos un canto agudo sobresaliente, que cubrió el cútis de la union de la cola con la coraza, y formaba una especie de vaina para su movimiento libre. He figurado cinco de las placas mas centrales de este arco de (71. laevis fis. 10, mostrando que tienen una márgen superior denticulada, que los habia unido con los tubérculos terminales de la coraza, uniéndose las placas entre sí por suturas bastante íntimamente. Pero solamente las del medio del arco están unidas así, las de los dos lados se cambian poco á poco siempre mas en placas desiguales, terminando cada una con márgenes igualmente denticuladas en toda la cireunsferencia y tocándose por los dientes, unidas en los intérvalos por cútis y substancia blanda conjuntiva. Así se disuelve poco á poco este anillo accesorio en placas separadas de figura desigual, que parecen continuar- se hácia abajo, por el cútis que une la cola con el tronco, retirándose poco á poco la una mas de la otra y tocándose solamente por las puntas sobresalientes de sus márgenes en figura de la dentadura, que las forma. Así ya he visto estas placas irregulares accesorias en la primera coraza de un Glyptodon, encontra: do por mi enla. Punilla de la Sierra de Córdova, y examinado en la tierra misma, como he dicho en mi viage, tom. Il, pág. 87 (1861.) No dudo que iguales placas de figura particular hayan cubierto el cútis conjuntivo entre la cola y las piernas, al lado posterior de la coraza del tronco, entre ella y la de la cola. Nuestra fig. 1 de la lám. XL prueba, que hay acá un intérvalo bastante grande, y los Armadillos actules muestran por su con- figuracion, que en este intérvalo- entra la. musculatura gruesa. de la pierna, bastante fuerte sin «duda tambien en Jos Glyptodontes, para mover con — 370 — facilidad el cuerpo tan pesado de estos animales. No es probable, que esta porcion de su cuerpo haya sido desnuda, aunque la pierna de los Armadillos actuales lo es; la intencion general de armar los Glyptodontes con coraza aun mas fuerte que la de los Armadillos, y principalmente la configuracion la mas sólida de la coraza de la cola del grupo Sehistopleurum, me hace creer, que tambien la porcion de la pierna haya sido armada en este grupo con placas huesosas no completamente cerradas entre sí, sino distantes, formando una ó dos filas de placas separadas implantadas en el cútis, y distantes por pequeñas intérvalos, para no impedir el movimiento libre de la musculatura de la pierna. Sucede ademas que se encuentran en nuestro Museo Público placas muy parecidas á las espinas de la cola y los últimos tubérculos de la orilla lateral de la coraza, que tienen en su base una especie de basamento particular, que prueba por su superficie lisa no denticulada en forma de sutura, que estas placas han sido implantadas en el cútis, como las otras de jgual configuracion. Todas estas placas, circundadas completamente de substancia blanda orgánica del tejido celular, tienen una superficie lisa, sin las irregularidades ásperas y denticuladas, que distinguen las suturas; aunque tambien la superficie de estas placas implantadas en el cútis no es un plano contínuo, sino mas ó ménos unduloso, con poros bastante grandes y abiertos, que entran en su tejido interno, para dar pasageá los nervios y vasos sanguineos. Esta estructura de la superficie, correspondienteá la de la super- ficie interior de las placas de la coraza, prueba que ella haya sido cubierta por substancia blanda del tejido celular; todas las placas igualmente construi- das en toda la superficie, como la interna de las placas de la coraza, han sido implantadas tambien en el cútis y circundadas de todos lados por tejido celular. He figurado una série de estas placas particulares de figura de espinas, con basamento implantado en el cútis, ya anteriormente avisadas y brevemente descriptas tom. Í, pág. 199 de los Anales, actualmente lám. XLI, fis. 8; y una de ellas (la media) separada fig. 7 en tamaño natural, Cada una de las placas se compone de dos porciones diferentes: la una basilar, la otra terminal. La primera es una placa no muy gruesa, de figura mas ó menos elíptica transversal, poco cóncava en la superficie intérna, que se estiende áun lado, que creo el superior en la colocacion natural, en una orilla gruesa desigual, undulosa sino tuberosa, perforada por muchos agujeros de diferente tamaño. La otra porcion de la placa forma una prolongacion casi cónica, de figura de una pera poco deprimida, separada del basamento por un circulo plano bastante ancho, y terminando en una punta mas ó ménos aguda, cubierta en toda su superficie por surcos irregulares y perforada por poros, igual á la — 311 — asperosidad de las áreas de la superficie externa de las placas ó de los tubér- culos de la márgen de la coraza. Sigue de esta «configuracion de superficie, que esta porcion de la placa no haya sido implantada en el cútis, sinó sobre- saliente sobre ella, cubierta con una vaina de cuerno, como las otras placas de un escudo de igual consistencia, formando espinas mamilares fuera del cútis é imitando las espinas de la coraza de la cola. Por esta similitud y por la figura entera de estas placas creo, que ellas han formado una fila mas ó ménos contínua de espinas, sea doble ó sea simple, en el lado posterior de la pierna, entre la cola y el fin de la orilla inferior de la coraza, continuándose probablemente poco abajo de la esquina posterior de ella, hasta la superficie externa de la pierna. La figura particular de estas placas mamilares, de las cuales he figurado una série de cinco, de diferente forma y tamaño, prueba, que una ha sido como central por su figura igual á los dos lados, las otras desiguales de los lados, á un lado mas convexo y mas sobresaliente que al otro, hayan sido colocadas á uno y otro lado de ésta central, formándo con ella un arco mas ó ménos encorvado. Existen entre estas placas algunas, como la figurada fig. 8, a, con una excavacion á ún lado, que prueba, que en esta excavacion haya entrado la placa vecina de figura correspondiente; y en otro caso encontré algunas de estas placas, que se tocan por las orillas opuestas de su basamento tan exactamente, que no tengo duda que ellas han sido en union íntima por el tejido celular vecino, formando una fila casi contínua de placas iguales. Sigue para mi de estas dos observaciones, que dichas placas han formado en verdad una fila de espinas libres, implantadas en el cútis, y por la similitud de su porcion externa de figura de espina con las espinas de la coraza de la cola y los últimos tubérculos de la orilla lateral de la coraza del tronco, he supuesto, que hayan sido colocadas entre estas dos categorias de placas, es decir formando filas de igual figura en el lado posterior libre de la pierna. Pero no conociendo exactamente la forma de la porcion muscular de la pierna, he preferido de no dibujarlas en la figura 1 de la lámina XL, aunque supongo, que han llenado el vacio á eada lado de la cola de esta figura, entre ella y la coraza del tronco. 150 El primer anillo de la coraza de la cola del (. asper, de. cuya especie tengo unicamente completo este anillo, se compone de tres filas de placas, todas bastante delgadas y poco mas pequeñas que las de los anillos siguientes; principalmente las de la última ó tercera fila, levantadas un poco en la porcion posterior de la superficie externa en una verruga cónica, TI : 48 E E pero baja, aunque bastante puntiaguda. Se compone de 30-36 placas en cada fila, pero como el anillo ha sido roto y despues compuesto artificialmente, con pérdida de algunas placas, el número de placas no es muy seguro, habiéndose perdido facilmente algunas de la circunferencia natural ántes de la compo- s'cion artificial. Su figura no es completamente circular, sino poco mas ancha que alta, de circunferencia elíptica, siendo el diámetro largo de 18 pulgadas y el corto de 16 (*). Calculando el número de placas en cada fila á 45, se dan 105 placas en todo el anillo. De estas las de la segnnda fila son regularmente hexagonales, las de las otras filas pentagonales, con una márgen poco mas larga, que es en la primera fila la anterior, en la tercera la posterior poco mas gruesa y encorvada. Aquella es muy delgada, para bajarse facil monte bajo el arco accesorio de placas irregulares, al fin de la coraza del tronco anteriormente descripto. El segundo anillo tiene casi la misma figura y construccion, que el primero, pero el es poco ménos extendido y mas ancho en su superficie. Segun la reconstruccion de este anillo al principio igualmente roto en nuestro ejemplar, su diámetro es de 16 pulgadas [42 centímetros | en direccion trans- versal y de 14 pulgadas (38 cent.) en la perpendicular. Se compone de tres filas de placas, pero poco mas gruesas y mas grandes, y á causa de este aumento del tamaño el número es bastante mas limitado; creo que no supera en la tercera fila á 28 placas, lo que dará á todo el anillo la suma de 85-90 placas, porque las de la primera y de la segunda fila me han parecido de 3-2 placas mas numerosas. La figura de las placas es idéntica á las del primer anillo, pero la verruga cónica de la tercera fila es poco mas alta y mas pronunciada. He figurado además nueve placas del mismo anillo de (/. laevis (fis. 6;). dicha figura prueba una superficie mas lisa y una verruga ménos pronunciada en la tercera fila de las placas de esta especie. En el tercer anillo se repite la misma configuracion general y la mis- ma construccion de las placas del segundo anillo, con la diferencia del aumento considerable de cada placa, y de la decrescencia del tamaño general; diferencia que indica bastante nuestra figura citada. Tiene este anillo un diámetro, transversal de 12 pulgadas, [30 cent.] y perpendicular de 11 [28 cent. ]; com- poniéndose la fila terminal de 24 placas en la circunferencia, y de 72-75 placas en todo el anillo. (*) Las medidas anteriormente dadas, Ann. tom. Í. pag. 199, de 6) cent. auchura y 33 de altura, han sido tomadas del anillo mal reconstruido; las. verdaderas relaciones de los diámetros parecen ser las acá dadas en pulgares, que dan en centímetros 44 de anchura y 41 ¿2 de altura. Elcuarto anillo es de figura casi circular, siendo su diámetro trans- versal de 9 pulgadas (23 cent.) y su perpendicular de 83 pulg. (21; cent.). Se compone de tres filas de placas, como los anteriores, en el lado superior, pero solamente de dos al lado inferior, y de 18 placas en la fila terminal. Con este anillo las placas aumentan su tamaño considerablemente y por la misma razon su número es mucho menor, que en el anillo precedente. Cada una de las placas terminales es mucho mas gruesa, y se levanta en tubérculo alto cónico bastante punteagudo, disminuyéndose esta altura á los dos lados del anillo y faltando solamente á las cinco placas medias de la superficie inferior de la cola, como lo muestra la figura 2 de la lámina XL, que representa la coraza de la cola de (7. asper, vista de abajo, desde el anillo cuarto hasta el fin. No es preciso describir los anillos, que siguen, tan detalladamente, porque su configuracion es casi la misma. Juzgamos por consiguiente los números de las placas y los diámetros del anillo, remitiendo al lectorá las figuras cita- das para la forma de cada anillo y sus placas. El quinto anillo tiene una circunferencia puramente circular y un diámetro de 8 pulga. (20 cent.); se compone de tres filas de placas arriba y de dos hácia abajo, teniendo 16-17 placas grandes en la última fila, con altos tubérculos punteagudos al lado superior, faltándoles en las placas cinco medias de la superficie inferior. El sexto anillo tiene la composicion de tres filas de placas en los dos jados, pero no mas que 14-15 placas de cada fila; las superiores de la fila tercera son muy altas y gruesas, con las del quinto anillo las mas robustas de toda la cola. Allado inferior las cuatro placas intermedias son planas, sin tubérculo alguno. El diámetro del anillo circular es de 6% pulg. (16 cent.). El séptimo anillo es de igual configuracion en el (7. asper, de tres filas de placas en cada lado, pero solamente de dos filas en el €. laevis. He figurado una porcion de este anillo de la misma especie fig. 5, para mostrar claramente su diferencia específica. El anillo tiene un diámetro de 63 pulg. (14 cent.) y 12-13 placas en cada fila, las superiores ocho con altos tubérculos punteagudos, y las cinco inferiores planas sin tubérculos, El octavo anillo tiene en las dos especies nombradas la misma conti- guracion; el es circular, de 4 pulg. (10 cent.) diámetro y de 10-11 placas en la fila terminal, los siete superiores con tubérculos menos gruesos, pero muy altos y púnteagudos. El noveno anillo se compone en las dos especies de dos filas de 2374-— placas, tiene 31 pulg. (83 cent.) diámetro y 9-10 placas en cada fila, las cinco del lado superior elevadas en tubérculos puuteagudos. Sigue al último anillo de la coraza de la cola, en el subgénero Schistopleu- rum, un escudo pequeño, igualmente compuesto de placas hexagonales, que cierra la punta de la coraza completamente, formándose de dos filas de placas é incluyendo un número variable de 4-8 placas en cada fila, cuya variacion parece seguir á las diferencias específicas. He figurado en la lám. XL estos escudos de tres especies fia, 2, 3 y 4, vistos de abajo, y avisaré sus diferencias mas detalladamente en las descripciones de las especies, á las cuales pertene- cen, limitándome con la descripcion general del tipo del grupo Sehistopleurum. Tambien se vé figurado en la misma lámina, fig, 7-9, el tubo terminal de la coraza de la cola del subgénero típico (A/yplodon, para ser descripto despues en otro lugar mas prolijo. Repito acá en passant, que el señor Nonor, describiendo primeramente la coraza de la cola del grupo Sehistopleurum en su obra saepius citada (Tom. I, pág. 185. Tom. II, pág. 139) habia creido, que algunos de los tubérculos de los anillos sean movibles y atados á la base fija en el anillo por articulacion. Esta configuracion, por casualidad presente en el individuo conservado en el Museo de Dijon, no indica otra. cosa que un estado abnormo, producido por enfermedad ó lastimadura del animal; lo que he probado ya en el tomo I de los Anales pág. 187 y 201. Ninguno de nuestros individuos del Museo Público muestra la configura presumida por el señor Nopor. 151 La tercera region corazada del cuerpo de los Glyptodontes es la superficie de la cabeza, desde la nariz hasta el ocipite, componiendo el escudo vertical. Tenemos en el Museo Público de G. asper algunas placas finas, de figura y tamaño diferente, cada una con una área alta circular bastante áspera, ocupando casi toda la superficie, que forman unidas, segun su figura y tamaño correspondiente, un escudo oval de 12 pulg. de largo y 10 de ancho, que por su configuracion cuadra bien á la superficie superior del cráneo duro, desde la base de la nariz hasta la márgen del occipital. Como no hay otro lugar para colocar estas placas, las he tomado para parte del escudo vertical, y segun sus modelos he dibujado este escudo lám. XXXVI y XXXVII en su lugar natural sobre el cráneo delas dos especies acá figuradas. No puedo describir este escudo mas detalladamente, porque no se ha conservado completo, pero de las placas existentes, diferentes de las otras, he calculado que son las de dicho escudo. Las mas pequeñas de estas placas, probable- mente de las mas anteriores, sobre la base de la nariz, tienen un diámetro de medio pulgar; las mas grandes, de un pulgar hasta pulgar y cuarto, fueron probablemente las centrales del escudo, que por su figura general debe cuadrar á la circunferencia oval de la superficie del cráneo con los diámetros arriba mencionados. Tenemos ademas en nuestro Museo algunas placas muy delgadas, de figura elíptica, 6 lín. de ancho y 8 lín. de largo, que por su configuracion prueban, que han sido implantadas en el cútis mismo, porque faltan á ellas las áreas ásperas superficiales, que indican la colocacion de las placas como colocadas sobre el cútis, en una coraza periférica. Supongo, que las placas de esta clase delgada, como 2-3 líneas de grueso, han sido colocadas en los carrillos del animal, sobre la musculatura mandibular, atras de la apoficis zigomática descendiente de abajo de los ojos; ó si no acá, en la superficie externa de los piés, en donde los Armadillos actuales tienen corazas iguales á la del Jomo. Nuestra coleccion conserva algunos centenares de estas placas ó huesecillos implantados en el cútis, con superficie irregular undulosa y figura muy variable, generalmente de ¿-1 pulg. diámetro y 3-4 lín. grosor, todos traidos con la coraza y el esqueleto de (GM. asper, regalado al Mus. Públ. por el señor D. Davin Lanata, y sacado por él y sus mozos de molino del suelo, unidos con los restos del mismo individuo. No hay duda, que han sido estas placas implantadas en el cútis del animal, pero no conozco exactamente el lugar en donde, y por esta razon no las puedo colocar con exactitud en su verdadera posicion. Pero se debe presumir, que las regiones mas sobresalientes de la cabeza, como las carillas y las partes externas del tronco, como los miembros en su mitad inferior, han sido los órganos mas «expuestos del animal, y por esta razon los mas necesarios para ser cubiertos con corazas subcutáneas. Supongo por este argumento, que las carillas y los cuatro piés hau sido arma- dos con estas placas particulares, implantadas en el cútis y cubiertas al exterior probablemente con escudos córneos de igual forma y tamaño. Los Armadillos actuales, que tenemos en el Museo Público, tienen todos «armamentos fuertes en los piés, principalmente en la porcion ántes de los dedos y en los dedos mismos. En algunos, como el Peludo (Das. Huphractus villosws), el Quirquincho (0. E. mámutus) existe abajo de loz ojos un grupo de verrugas altas y gruesas, armadas con largos pelos; pero otros, como Das. gigas y D. Tolypeutes conurus, tienen solamente verrugas planas poco pronunciadas en los carrillos, Es muy probable, que diferencias correspondientes se han encontrado tambien en los Glyptodontes extinctos y que solamente algunos, como los Señrstopleurum, han tenido escudos huesosos en los carrillos, otros, como (GLyptodon clavipes y los Hoptophorus, no mas que verrugas planas formadas del tejido celular endurecido, sin placas córneas superficiales, ; 152 Jgual porcion de la coraza de los Glyptodor:es, irmplantada en el cútis mismo, es elesecudodelpecho, que se extendia hasta el principio del vientre y se ha encontrado en todas, con excepcion del grupo /Zoplophorus, en donde hasta hoy no ha sido descubierto un armamento igual del lado inferior del tronco. Desgraciadamente no conozco este escudo completo, solo el pedazo figurado lám. XLI. fig. 1. en tercera parte del tamaño natural, siendo una porcion de un lado del escudo, con su márgen natural. Esta porcion es de 12 pulgadas de largo y 10 pulgadas de ancho, y se compone de 25 placas de figura irregular; algunos hexagonales, otras pentagonales y una y otra cuadrangular. Tienen un tamaño de 2 hasta 3 pulgadas, y un grosor de medio hasta tres cuartas partes del pulgar; están unidas entre si por suturas fijas, finamente denticaladas y tienen dos superficies lisas, la una poco mas llana que la otra poco convexa, la, que ha sido probablemente la externa. Pero la estructura igual de las dos superficies prueba, que han sido implantadas en el tejido celular abajo del cútis; por que falta á las placas toda escultura externa, característica para las cubiertas con escudos córneos. Cada placa tiene ademas algunos agujeros centrales, que perforan la placa aumentándose, poco en anchura hácia un lado y continuándose el uno y otro en surcos superficiales sobre la placa. Que por estos agujeros han pasado nervios y vasos sanguíneos prueba la configuracion de ellos, y la presencia de estos agujeros es otro argumento para su colocacion en un tejido blando, que las cubrió de los dos lados. Las placas presentes son todas unidas entre sí y no permiten ningun movi- miento de la una con la otra; han formado, por consiguiente, un escudo comun bastante fuerte, Una fila, que ha sido la externa y que es en la figura citada la izquierda, tiene una márgen libre poco encorvada y mas delgada, que la porcion central de la placa, y en esta márgen se vé una sutura pequeña oblonga, que indica la presencia anterior de otras placas mas pequeñas en la márgen de las existentes. Se deduce de esta observacion, que la márgen del escudo fué adornada con placas pequeñas casi libres, de figura probablemente re- donda, sea circular ó sea elíptica, que han dado al escudo general una especie de borde adornado en su cireumferencia. Quien sabe, si otras pequeñas placas completamente libres hayan acompañado á estas fijadas por sutura corta, en la márgen, y que de este modo el escudo central fijo ha tenido un limbo de “placas movibles en su contorno. Aunque no he visto la porcion descripta del escudo en comunicacion con ninguna de las corazas de Glyptodontes, que tenemos en el Museo Público, sino encontrado separadamente en la costa del Rio Salado, en donde he re- cojido al mismo tiempo otras placas sueltas de la coraza de Glyptodontes, O — no puedo dudar, que el escudo hasido el escudo del pecho de un tal animal, Su similitud general con el escudo del pecho de Paunochthus, descripto ántes pág. 136 de este tomo, no permite dudar, que es de un Glyptodon. Al mismo tiempo prueba su diferencia bastante pronunciada, que no ha sido del mismo género Panochthus, y por esta razon lo he tomado por el escudo del pecho de un verdadero Glyptodon. Respecto á su extension sobre el cuerpo del animal no puedo decir nada, pero ereo, que el escudo no ha cubierto mas que el centro de la superficie inferior del cuerpo, principiando en el pecho, atrás de los piés de adelante y exten- diéndose hasta la region inguinal, terminando acá ántes de las piernas de los piés posteriores y tapando de este modo la porcion mas blanda y mas fácil para lastimar, del cuerpo del animal. TI CATAS STE BOLA O LPO) N 153 Los Glyptodontes con cuatro dedos del miembro anterior y cinco del poste- rior se dividen tambien en dos grupos, ya ántes distinguidos por los apelativos de Glyptodon y Schistopleurum, pero la relacion de estos dos grupos es mucho mas íntima entre sí, quela de los dos géneros Panochihus y Hoplophorus, y por esta razon no los acepto como géneros diferentes, sino como subgéneros del mismo género (Glyptodon. Las diferencias son poco importantes y se presentan mas en livianas variaciones de la figura de las partes constituyentes del cuerpo, que en una diferencia típica tan determinante, como la entre Panochthus y Hoplophorus. Pienso de unir acá bajo una vista general estas pequeñas diferencias subgenéricas: 1. El subgenero: Elyplodon tiene una figura poco mas prolongada y princi- palmente una cola larga, cubierta al principio con anillos planos y terminada por un tubo longo poco cónico, que da á la cola entera casi la longitud del tronco. 2. El subgenero: Schistopleurum tiene una figura mas esférica, y una cola corta, tapada casi enteramente de nueve anillos gruesos, armados en la super- ficie superior con grandes tubérculos cónicos punteagudos á la orilla posterior, sin tener tubo terminal prolongado. Las diferencias del esqueleto hemos examinado ya ántes; se ha visto (pág. 269;) que el cráneo de E/lyptodon típico tiene una nariz poco mas ancha, un paladar ménos sobresaliente hácia ¡[adelante, una apófisis zigomática mas pi E encorvada, y que los dientes carecen de las ramitas secundarias de la vasiden- tina, que se encuentran en los de Sehistopleurum (pág. 272.) En el esque- leto la figura del Atlas, del hueso medio-cervical. y del hueso -post-cervical presentan tambien notables diferencias, como lo prueba nuestra descripcion pág. 288 y pág. 291, en donde demostré, que el grupo Sehistopleurum tiene una sutura mas, que el otro sub género, en su hueso medio-cervical, componién- dose este hueso claramente de cinco elementos en Schistopleurum y de cuatro en Glyptodon; aunque estando unida la sexta vértebra del cuello en Glyptodon algunas veces con este hueso, pero siempre separada en Schistopleurum. Bas- tante grandes son las diferencias de las pelvis; teniendo (/yptodor huesosilíacos mas anchos hácia arriba y mas altos (pág. 389) que Schistopleurum, un agujero obturador ménos grande y un hueso pubis mucho mas grueso; acercándose por estos carácteres mas al Panochthus. En el pié de adelante los dos huesos de cuña parecen ser separados en aquel subgénero (pág. 332,), pero unidos en un solo hueso en este. Al fin el femur es de figura diferente, como lo prue- ban nuestras figuras, lám. XXXIV. y la descripcion pág. 345, presentándose la diferencia principalmente por la direccion y el tamaño del trocánter mayor externo, que es separado del capítulo por un ángulo bien fuerte en G/yptodon, pero solamente por un arco en Schistopleurum. Tambien los dedos del pié posterior dan algunas diferencias en la relacion de sus huesos, principalmente por el tamaño mas considerable del hueso de metatarso del dedo segundo de Sehitopleurum, en comparacion con el mismo hueso de Glyptodon (pág. 352.) La recapitulacion de estas diferencias ya ántes expuestas (en los lugares ci- tados) prueba, que el animal del grupo Glyptodon haya sido tambien en toda la cofiguracion del esqueleto un poco mas delgado que él del grupo Sehistopleurum (pág. 269), y que este subgénero representa entre los Glyptodontes la ejecucion mas maciza del tipo general, como /Hoplophorus la mas fina y la ménos ma- ciza de todos. A. ¿5 p:001 65 Y el ya 1 b 2,60 e 150 CENSO DO NN 154 Debo confesar francamente, que no soy capaz de distinguir las especies dife- rentes de este subgénero; creo que existen álo ménos dos especies, sino mas, pero no teniendo ejemplares completos, 6:4lo ménos bien conservados, á mi disposicion, no:puedo determinar las diferencias con exactitud. Las descripciones anteriores no dan mas que los carácteres generales del — 319 — subgénero, tan fácil á distinguir del subgénero Sehistopleurum, pero no se fijan en las diferencias bastante ocultas de los objetos de la misma figura gene- ral. La coraza de €, clavipes figurada por Owex y repetida por Nonor (1.1. 85. lám, 4.) no ha sido completa, faltándola toda la orilla lateral y por consi- guiente no puede esta figura representar el animal como ha sido durante su vida. Por estarazon he compuesto: lám. XXXVI. una nueva fisura mejor, con asistencia de los restos conservados en nuestro Museo Público; pero esta figura es tampoco una representacion exacta del objeto, sino una composicion de la fantasía, con auxilio de algunos objetos positivos. Para la comparacion mejor debo advertir al lector, que en la figura citada de Owex y Nopor, aunque la descripcion avisa bien, que las placas centrales son mas circulares, que las laterales, el artista ha dibujado todas las placas de la coraza de igual figura y tamaño, lo que no cuadra con la verdad; las placas del lomo son hexagonales-regulares y de periferia casi circular, y las de los lados hexagonales-prolongadas, mucho mas largas que anchas. El diámetro medio de las dorsales del centro de la coraza es de 2-21 pulg. en cada direc- ciou, y las del lado son apénas 2 pulg. de largo y 1 4 pula. de ancho. Tam- bien la área central de cada placa no es mucho mayor que las periféricas, en las medias del lomo, sino muy poco diferente de las periféricas de la misma placa, y solamente en las placas laterales inferiores supera la área central mucho á las periféricas, teniendo aquella generalmente un diámetro de un pulgar y estas de medio pulgar. Estas áreas centrales se pronuncian en la figura citada mucho por su elevacion sobresaliente y su superficie poco cóncava: caracteres, que no existen en este modo extravagante de la figura; al contrario, la área central de cada placa no selevanta de ningun modo mas sobre las periféricas, ni en el lomo de la coraza, ni en las placas laterales, y acá la tiene aún una altura menor que las áreas periféricas. En estas placas las áreas son completamente planas, en las del medio lomo todas poco convexas; y en las placas laterales la área media es en verdad ni convexa, ni cóncava, sino completamente plana; pero como ella no se levanta tanto, que las perifé- ricas, el centro de la placa parece poco mas baja, es decir cóncava, aunque no la área central sola, como lo pinta la figura citada. Respecto á la composicion de la coraza la descripcion de Owex dice bien, que son de todo 42 filas transversales de placas y que las filas mas largas de la circunferencia mas ancha tienen 70 placas cada una, lo que cuadra bien con las corazas de Schistopleurum. No puedo contar exactamente las placas de ninguna fila de nuestro individuo, porque todas son rotas; pero tengo los tubérculos de la orilla de algunas filas, que prueban una diferencia notable II 49 — 380 — entre ellas y las dela figura de Owex. Las mías son mas cortas, en la base mas gruesas y la punta sobresaliente es mas separada de la base y mas de figura mamilar, exactamente como se ven estos tubérculos en Ja figura mia lám. XXXVI. Pero en la orilla anterior y posterior la forma de los tubérculos es aún mas gruesa, y la punta sobresaliente muy poco indicada, no tan piramidal como lo representa la dicha figura. Al fin ha faltado al objeto figurado la esquina posterior de la coraza, y por esta razon la reconstruccion no ha sido exacta; esta esquina es mas pronunciada y armada con tubérculos mas cónicos en modo de mi figura, y no parecidos ni á los laterales ni 4 los de la orilla posterior. La coraza de la cola no ha conocido bien el autor de la figura anterior, y por esta razon él ha colocado el tubo terminal de la cola inmediatamente al fin de la coraza. Pero existen entre este tubo y la coraza del tronco algunos, anillos, que he restituido en mi figura y fijado en siete, segun la analogía, sin conocer exactamente el número de ellos. Tenemos en el Museo Público cinco tubos, pero con uno solo se ha encontrado un resto del último anillo ántes del tubo. Este resto se compone de dos filas de placas, conservándose cinco placas en cada fila y correspondiendo el resto á la mitad de la parte inferior de anillo al lado derecho, con una pequeña porcion de la superficie superior. Las placas son pentagonales, teniendo una orilla libre cada una, dirigida de la fila anterior hácia adelante y de la fila posterior hácia atrás: aquella orilla es delgada y fina, para entrar mas fácil en el anillo precedente, y está bastante gruesa y poco encorvada. Cada placa tiene una área central circular y algunas pequeñas pentagonales ó hexagonales en su circunferencia, exactamente como las figuradas lám. XX, fig. S.,con la única diferencia, que las grandes excavaciones al principio de las placas de la fila primera faltan, aun- que se ven algunos pequeños hondenages tambien en ellas. Segun la circunferencia del principio del tubo, que sigue á este anillo, debo presumir, que el número completo de placas en cada fila de este anillo último haya sido de 16 (diez y seis) y el número total de placas en el anillo completo de 32. Tiene una anchura de 2 pulg. ménos cuarto, en el medio de la superficie infe- rior, y de dos completas en la superior. El exámen exacto del tubo de la cola de un individuo jóven me ha mostrado, que este tubo se compone tambien de placas sueltas en la juventud del animal, y que estas placas se unen poco á poco íntimamente por suturas fijas, no mas disolubles. He contado en la primera fila de estas placas 14 (catorce) en la circunferencia del tubo entero, lo que cuadra bien con el número de 16 placas en el anillo precedente, y permite sospechar, que en el mismo modo se ha — 38l — aumentado este número con dos placas por cada fila de los anillos precedentes. Este aumento es el mismo con él de los anillos del grupo Sehistopleurum, y prueba la exactitud de mi cálculo. Solamente los dos primeros anillos de este grupo han tenido un aumento mayor. Por otro cálculo he determinado el número de los anillos en toda la cola; comparando el tamaño de la vértebra primera en el tubo con la última del hueso sacral de la pelvis y la primera de la cola. Tenemos estas vértebras todas en nuestro Museo y además dos de las inmediatamente ántes del tubo. La descripcion ya ántes (pág. 314] dada ha probado, que el número de las vértebras entre el tubo sacral de la pelvis y las primeras en el tubo de la cola hasido probablemente de diez, de cuyo número á lo ménos tres se escondieron bajola porcion posterior sobresaliente de la coraza. In este caso restan siete libres entre la coraza del tronco y del tubo de la cola, que número obliga á suponer, que el número de los anillos en la base de la cola ha sido tambien de siete. Supongo que si el último (séptimo) de estos anillos ha tenido 16 placas en cada fila, 32 placas de todo, con un diámetro de 4 4 pulg., el número de las otras ha sido el siguiente: Sexto anillo 18 placas enla fila, 36-38 de todo, con un diámetro general de 5 pulgadas, Quinto anillo 20-22 placas en la fila, 40-44 placas de todo, con diámetro de 6 pulgadas. Cuarto anillo 22-24 placas en la fila y 44-48 de todo, con diámetro de 7: + pulgadas: Tercer anillo 25-26 placas en la fila y 50-52 placas de todo, con diáme- tro de 8 4 pulgadas. Segundo anillo 30-32 en la fila y 60-64 de todo, con diámetro de 10 pulgadas, Primer anillo 36-40 placas en la fila y 72-80 placas de todo, con diá- metro de 12-13 pulgadas. Además, ha sido presente el arco incompleto de placas abajo los tubérculos de la orilla posterior de la coraza del tronco, como lo prueban los restos de este arco presentes en nuestro ejemplar de la coraza, lo que ya había dicho ántes, Tom. 1. delos Anal. pág. 195. La porcion restante, correspondiente á los 4 tubérculos medios, se ha formado de dos filas de placas, parecidas á las figuradas lám. XL. fig. 10, pero aun mas gruesas, y unidas íntimamente en un arco bastante duro y fuerte. Probablemente á los dos lados este arco se ha A disuelto en placas separadas, como en las especies del subgénero Sehisto- pleurum. Del tubo terminal dela cola tenemos cuatro espécimen en el Museo, el uno figurado lám. XI. fig. 7 y 8 en cuarta parte de tamaño natural. Este uno figurado es completo, con la orilla natural anterior, los otros son rotos al prin- cipio y por consiguiente mas cortos. El mas completo es 18 pulg. [43,5 cent. | de largo y tiene una circunferencia de 15 pulg. [35cent.| al principio. La figs. 9 de la misma lám. muestra este principio, vista adelante, con la vértebra adentro del tubo y prueba, que la circunferencia no es circular, sino cuadran- gular ó trapezoidal, con lados poco corvados y ángulos redondeados; la superficie inferior poco mas ancha que la superior, y la orilla oblícuo acumi- nada, para entrar mas fácil en el último anillo ántes del tubo. En la edad mayor del animal el tubo es una pieza simple, sin separacion en dife- rentes elementos; pero en lajuventud él ha sido separado en placas sueltas. A cada una de estas placas corresponde una de las áreas elípticas, parecida á las de la placa de los anillos, separadas entre sí por otras pequeñas mas ó ménos cuadrangulares, pero de figura y tamaño bastante irregular. He visto en un tubo jóven, que la porcion anterior del tubo, que es mas ancha y mas obrupte cónica, se forma, como los anillos ántes del tubo, de dos á dos filas de estas placas, unidas entre sí en modo de los anillos; pero que hácia atrás las placas se colocan mas irregulares, alternantes mas grandes con mas pequeñas en las filas sucesivas. A cada lado del tubo se ven seis áreas elípticas, arre- gladas en una fila longitudinal (fig. S.), cada una sucesivamente mas grande, ocupando el último par la punta del tubo y uniéndose al fin por un surco pro- fundo perpendicular, que incluye generalmente una verruga pequeña sobresa- liente. Estas áreas son poco mas elevadas, que las otras, principalmente hícia atrás, en donde forman una especie de callo sobresaliente. Corresponden átres cuartas partes del tubo, dejando ántes de la primera un espacio, que se compone de cuatro filas de placas unidas en modo de los anillos ántes del tubo. La superficie dorsal y ventral del tubo son iguales, pero las áreas de la ventral menores en número y ménos bien pronunciadas, mas planas y hácia el fin del tubo poco mas grandes. Entre las dos áreas terminales á la punta del tubo se ven en la superficie dorsal generalmente tres áreas (fig. 7.), y en la ventral el mismo número, pero alguna vez no mas que dos en las dos superficies. Entre los cuatro tubos, que tenemos en el Museo Público, se presentan algu- nas diferencias menores, aunque la configuracion general es completamente idéntica. Primeramente tros tienen las seis areas mas grandes elípticas del lado, que — 383 — inmediatamente siguen la una á la otra,separadas por una fila angosta de áreas pequeñas irregulares. Pero ya existen en estas áreas pequeñas aleunas dife- rencias. Dos tubos tienen una sola fila de estas áreas pequeñas entre las gran- des elípticas, y uno, como el tubo figurado lám. XL. fig. 8, dos filas entre ellas, aun poco mas grandes que las de la una fila de los otros tubos. Todos estos tres tubos tienen no mas que tres filas de áreas de tamaño menor ántes de los seis grandes, pero el tubo figurado fig. S. tiene cinco, porque él es el único completo, faltando á los otros las dos primeras filas de placas que forman el principio del tubo. Estas dos filas son bien indicadas en la fig. 8. por el ángulo pequeño al lado externo del contorno. Por esta razon este tubo es tambien casi 2 pule. mas largo quelos otros tres; su longitud es de 158 pulg. (45,5 cent.) y la de los otros tres no mas que 16 + pulga. (41 cent.) El cuarto tubo, quetenemos en el Museo Público, no tiene mas que cinco grandes áreas elípticas al lado externo, cada una mas grande, que la corres- pondiente de los otros tubos, y entre la tercera y la cuarta entran de los dos lados otras dos grandes áreas elípticas, que diferencian mucho la regla ge- neral de la escultura superficial del tubo; porque el espacio entre las otras grandes áreas elípticas es tambien mas grande, y á los lados, en donde las arealitas pequeñas entran entre las grandes, ocupado por dos otras áreas grandes, circulares, que figura circular tienen todas las áreas de este tubo en lugar de la figura elíptica, que la tienen en los otros tubos. Estoy dispuesto á tomar este tubo por una especie diferente, aunque no conozco mas espé- cimiens de él, que este único. Es verdad, los otrostres tubos son tampoco completamente idénticos, pero la diferencia es mas relativa, pronunciándose en pequeñas variedades del tamaño; pero el cuarto tubo no tiene solamente iguales diferencias del ta- maño, sino tambien las bien pronunciadas de la escultura, y por esta razon creo mas conveniente, tomarlo por especie diferente y particular. No puedo determinar mas exactamente las diferencias específicas entre las especies del subgénero Glyptodon, por falta de objetos para la comparacion en nuestro Museo Público, y por esta razon debo suspender momentáneamente los caracteres diagnósticos de ellas; pero creo con razon, poder admitir dos especies: 1. Glyptodon clavipes OWEN. Lám. XXXVI La especie conocida, hace mas largo tiempo, que el autor signiica por las medidas siguientes: Longitud entera del medio de la coraza, con la:scurva BRE CIA Lois sien 19 SaJarz 5 pies 7 pulg. | 1.700 metr. Diámetro longitudinal de la misma en línea recta. 203.. A E MODE QUIE IO CIS E 1,420 >“ Uircunferencia transversal de la coraza, en el medio. ofarmal cx 20h ob. 5 [00d Sy es tó 00d y ISO 20 Diámetro transversal de la misma en línea recta. 9). 2slbar DOS 20D. s 2Quo 31 € OVQQuss DOTE DES Diámetro transversal de la apertura posterior. 1 “8 e DOLORES Adjuntamos, que el tubo completo de la cola es de largo ua 124.201 0.20 05 O DIGA dir ió o Qin? e Que su circunferencia al principio €s;....... 1% 3 ee 0.382 - £ Y que los siete anillos ántes del tubo tienen una extension longitudinal mas ó ménos de oboauiro dro ala a o30d 51 0419 Y ¿00UoOTOS 0.102 Teniendo el primer anillo probablemente un diánietno ide ciones Lo. oupros. codes o Lirio ga sE 0335 La coraza que existe en el Museo Público es aun mas incompleta, que la figurada por Owen y no permite tomar medidas exactas del tamaño del animal. Si los datos acá registrados son exactos, ha tenido el animal una longitud entera, desde la punta de la nariz hasta el fin de la cola,de 9 piés, 3 pulg. (3,25 metr.) mas ó ménos, y una circunferencia en el medio del cuerpo de 5 piés (1,52 metr.) mas ú ménos.—Véase mi descripcion anterior, Anales, Tom. 1, pag. 195. Las descripciones de OweN se encuentran en los libros siguientes: Proceedings of the geolog. soc. of London. March. 1839. pág. 236.— Trans: geolog. Soc. VI. 81. The Zoology of H. B. M. ship Beagle, pt. I. pág. 106. W. Parism, Luenos Aires from the conquest. etc. 2. ed. pág. 217, 220 y 433. Descript. catal. of the fossils in the collection of the college of. surgeons Tom. 1. Nobor, descr. d'un nouv. genre d'Ederté fossile, pág. 89 pl. 4.— Burm. Anal. etc. I. 195. La especie fundada por Nopor 1. 1. pág. 88, lám. 10. fig. 3 y 4. bajo el título de (Elyp- todon Owenti no diferencia por ningun carácter notable de la especie principal y solo fienifica 4 mi modo de ver una de las muchas variaciones individuales de la misma especie EFlyptodon clavipes. — 385 — 2. Glyptodon reticulatus Owenn. Descript. cat. etc. no. 556 y 557; fig. 1 y 2.—Nonor 1.1 pág. 91. pl. 10 fig. 1.—Burm. Anal. etc. 1. 205. 9. Estoy dispuesto á aceptar la especie arriba nombrada como especie dife- rente, pero como no he visto jamás una porcion igual de coraza, no puedo dar otra descripcion, que la del autor, que ha fundado la especie. Dice Owen en su descripcion, segun la repeticionde Nopor, que únicamente conozco, lo que sigue: “Las placas de la coraza de esta especie tienen una área central elevada angulosa y de la misma figura como las áreas periféricas, que son general- mente de seis. Toda la superficie externa de la coraza muestra la misma configuracion, probablemente con excepcion del bordo externo, en donde las placas han tenido surcos aun mas en forma de retecillas ”. Fijándome mas en las figuras dadas por Nopor lám. 10 fis. 1 y lám. 11. fia. 0 debo repetir, que no he visto jamás iguales placas en ninguna coraza, y que la figura irregular de las áreas entre sí, su tamaño considerable, su superficie poco cóncava y la escultura de la superficie ménos gruesa me parece indicar una especie en verdad diferente, aunque bastante vecina al Glyptodon clavipes: Creo que el tubo de la cola ántes descrita bajo no. 4. y diferente tambien por su escultura externa, haya pertenecido á esta especie, que por el tamaño de las placas y delas áreas en ellas parece ser una de las mas grandes del grupo. Segun Owen el grosor de las placas es de 45 mill. Nobor dice ensu descripcion, que las placas tienen grandes excavaciones para recibir las raices de las cerdas, que han estado existido en el lomo del animal. Iguales excavaciones se encuentran en diferentes individuos del (7. clavipes tambien, pero muy irregularmente distribuidos. Todas las que he visto, fueron colocadas en los ángulos de los surcos, que separan las áreas, principal- mente en el contorno delárea central, de donde salen los surcos, para separar las áreas periféricas. Muchas placas y generalmente todas no tienen estas excavaciones de 2-3 mill. diámetro y profundidad y un pequeño agujero cen- tral, como lashemos figurado lám. XX. fig. S. enlas placas del anillo de la cola de Hoplophorus; excepcionalmente he visto uno y otro en diversas placas, y solamente una vez una porcion de la coraza con algunas placas, que han tenido seis de estas excavaciones en el contorno del área central de la placa. Debo deducir de esta observacion, que la presencia de estas excavaciones no es uncarácter fijo, sino excepcional; que probablemente estos animales han sido vestidos con cerdas en la superficie de la coraza durante su juventud, pero 3886 que estas cerdas se han perdido con los años, reservándose sin regla y órden en algunas placas de algunos indivíduos hasta la edad mayor del animal. La figura 1. bis. lám. 10, que Nopor dá en su obra y crée una. representacion reducida de las placas de (717. reticulatus, pertenece sin duda al Panochthus tuberculatus y tiene nada de comun con la especie acá determinada. B. Especies del subgénero SC HISTOPLEURUM 155 Las diferencias típicas del grupo se reducen en una figura de la coraza del tronco mas esférica y una cola mucho mas corta, aunque cada uno de los nueve anillos presentes es un poco mas ancho, sus placas son mayores y el número de los anillos está aumentado de dos. Los anillos 2-9 tienen altos tubérculos punteagudos en la orilla posterior y en lugar del tubo elongado cónico de la punta no se vé mas que un escudo pequeño de algunas placas hexagonales en la apertura del último anillo. Tubérculos movibles, que Nonor habia descripto en el medio de la superfi- cie superior de los anillos de la cola, no existen; la configuracion observada ha sido una deformidad casual, causada por enfermedad ó lastimadura del individuo examinado. Respecto á las diferencias del esqueleto, ya antes prolijamente examinados remito al lector á este exámen anterior; he mostrado pág. 269 que la abertura de la nariz del subgénero Sehistopleurum es poco mas pequeña; que las muelas tienen en el lóbulo anterior y posterior muchos ramitos de la vasidentina interna, lo que parece indicar una construccion poco mas dura de estos dientes (pág. 372.) Que el Atlas del cuello tiene álas laterales mas angostas, pero poco mas sobresalientes y de figura diferente (pág. 288.); que el hueso mediocervical muestra cuatro suturas en la superficie inferior en lugar de las tres del grupo Glyptodon (pág. 291.), y quesus alas laterales son mas largas; al fin que la sexta vértebra del cuello nunca se une ni con el hueso mediocervical, ni con el hueso postcervical, Otras diferencias presenta la pelvis por sus álas perpendiculares del hueso íleon ménos anchos hácia arriba; y su huzso pubis muy angosto y delgado, terminando un agujero obturador mucho mas grande (pág. 389.) Es un carácter particular de Glyplodon, que la primera vértebra. de la cola se une íntimamente con la última coxigea y que sus apófisis transversas se unen tambien íntimamente con el hueso ísquion. En el grupo Sehistopleurum A la primera vértebra de la cola es siempre separada del tubo sacral ó coxigeo, y sus apófisis no unidas con los huesos isquion; pero hay una apófisis fina delgada tambien en la vértebra penúltima coxigea, que se une con la de la última vértebra en el medio de la márgen anterior: union que no existe en el subgénero Glyptodon, faltándole la apófisis lateral transversal de la penúltima vértebra coxigea completamente (pág. 308.) Otra diferencia muestra el fémur, por su trocánter mayor ménos elevado y colocado mas horizontalmente, separándose de la cabeza articular solamente por un arco; tambien los dedos del pié son poco mas largos, que longitud se produce por el hueso de metatarszo poco mas largo en Sehistopleurum que en Glyptodon (pág. 352). Al fin el número de las vértebras de la cola es mucho ménor en aquel grupo, que en este; no superando de once (11) en el primer subgénero, pero ascen- diendo hasta veinte y uno (21) en el segundo. Todos estos caracteres diferenciales hemos expuesto de largo en las páginas citadas, á las cuales remitimos al lector, determinando actualmente las dife- rencias específicas del grupo. Tengo en mi poder tres especies muy bien separadas por la figura de la coraza y la escultura de sus placas; diferencia ántes explicada en el tomo 1. pág. 200, sig. No he recibido desde aquel tiempo nuevas especies mas, y por consiguiente no puedo mas que repetir acá mis explicaciones anteriores. 1. Glyptodon (Sehistopleurum) asper Nozas. Lámina XXXVII. Anales del Mus. rúbl. de Buen. Aires, Tom. l. pág. 208. (1866.) Sehistopleurum lypus, Novor, 1.1. pág. 21. pl. 1-3. Glyptodon spinicaudus, Burm. ántes, Anal. Tom. I. pág. 75. Carácter diagnóstico: De estatura casi esférica; las placas de la coraza muy ásperas; cada una con crestas elevadas altas irregulares, algunas espinosas, que se unen entre sí y se aumentan en altura y asperosidad hácia los lados de la coraza. La configuracion particular de esta especie se prueba no solamente por la escultura externa de la coraza, muy áspera, sino tambien por las medidas, acá dadas en metros por diferentes direcciones. Son las siguientes : TI 90 — 388 — El individuo MIO DE NODOT Longitud de la coraza, segun la curva del lomo 2,04 2205 Diámetro longitudinal de la misma.......... ; 1,65 1,68 Anchura transversal de la coraza con la curva. 2,13 2,18 Diámetro transversal medio de la misma...... 1,18 dl Diámetro transverso de la apertura posterior 0,66 E perpendicular de la misma.......... 0,40 Fon$itud de la-cólaseñterall 0.08, MIOS. 2ORSAn 0,80 Las áreas de las placas de la coraza tienen un retecillo de crestas elevadas ramificadas, unidas entre sí, que se levantan en el medio en espinas irregulares, y dan á toda la surperficie de la coraza una asperosidad como á los límos. Los intérvalos entre las crestas son muy profundos y perforados en el fondo por agujeros, que entran en el tejido de las placas. Las del medio del lomo son poco ménos ásperas, que las del lado, y principalmente todas de la cireunfe- rencia externa de la coraza tienen una asperosidad fortísima espinosa. La cola completa tiene nueve anillos y unarco de placas irregulares al principio, bajo los tubérculos de la orilla posterior de la coraza. Hxisten en nuestro individuo 24 tubérculos en esta orilla, con los dos altos cónicos en las esquinas de union con las orillas laterales. Supongo, que han existido 35 tubérculos en estas orillas laterales, y 16 en ia orilla anterior; pero como falta una porcion del lado anterior, en donde las filas de la coraza han sido rotas y traidas solamente en pedazos, no conozco exactamente el número de los tubérculos presentes. He figurado en tamaño natural dos pedazos de ellas, es decir, lám, XET fig. 4 cuatro placas de la orilla ante- rior, cerca de la esquina inferior, y fis. 5 las tres últimas placas de la fila 16. De los anillos de la cola vale lo mismo, casi todos hau sido rotos y del número de las placas, que han compuesto los anillos antefiores, faltan proba- blemente algunas; desde el cuarto hasta el fin han sido perfectos, sin pérdida de placas y dan los números ya ántes comunicados Tom. IL, pág. 202. La tapa aáel anillo último se ve figurada lám. XL, fig. 2. Tiene cuatro placas centrales y siete periféricas, de las cuales las tres superiores son poco mas elevadas, pero sin formar verdaderas espinas, como las de los anillos precedentes. Ningun anillo de nuestro individuo muestra la configuracion de tubérculos movibles, que describe Novor, y por esta razon debo cealificarla como conti- guracion casual, causado por lastimaduras y enfermedad del individuo examinado por él. Uno y otro tubérculo del medio tiene una punta ménos — 389 — alta, redondeada y me parece probar, que en él tambien haya sido presente ántes igual enfermedad. Tenemos tambien el esqueleto completo del mismo individuo, cuya coraza se conserva en el Museo Público, los dos objetos regalados al establecimiento por D. Davin Laxara, que los ha encontrado en el terreno de su molino, cerca del pueblito Sa 1to, en el Nordoeste de la Provincia, al lado del Rio Arrecifes excavando una nueva acequia. Al individuo figurado por Nonor han faltado dos anillos entre el octavo con 11 tubérculos y el con 15; el uno (sétimo) de 12 y el otro (sexto) de 13 tubérculos en la fila última: pero no un anillo solo, como lo ha sospechado el autor de la restauracion. 2. Glyptodon (Sehistopleurum,) elongatus Lám. XXXVIIL Anales del Mus. Públ. de Buen. Aires, Tom. I. pág, 202. (1866.) Carácter diagnóstico: De estatura oblonga, mas larga que la especie ante- rior, pero ménos ancha; las placas de la coraza poco mas grandes, pero no ásperas; con elevaciones obtusas reticuladas, sin espinas y cantos agudos, sepa- radas por excavaciones ménos hondas, perforadas en el centro. He llamado así esta especie, porque ella es la mas prolongada y tambien la mas grande entre las conocidas del grupo Sehitopleurum. Es posible, que la: especie llamada por Nonor pág. 79 de su obra Seh. gemmatum, pertenece á la actual mia; pero siendo las áreas centrales de las placas no tan convexas, como las figura el autor de su Sch. gemmatum, y las de la fila ántes de los grandes tnbérculos de la fila terminal no tan elevadas y cónicas, como las figura la fig. 1 y 2dela lámina 8, he dudado de la identidad y preferido de dar un apelativo nuevo á la mia. La coraza de nuestro Museo Público es completa desde la orilla anterior hasta la posterior, y tambien casi completa á un lado, faltando, como lo indi- ca la figura arriba citada, cuatro hasta cinco de las filas últimas de la orilla, Sus dimensiones son las siguientes: Longitud del lomo con la curva... .........o.ooocboo.... 2,15 Diámetro longitudinal.................. AS A 1,50 Anchura transversal con la curva..... A A EA 2,40 Diámetro transversal masrancho O, Eds AE. 1,16 Diámetro transversal de la apertura posterior............. 0,60 $ perpendicular de la misma... Longitud de la cola entera........ OP2OQ IO PEOBM 0,32 HO. ODO MLTUBIOL DELE 0,90 — 390. — La coraza no tiene la depresion anterior atrás de las espaldas tan bien pro- nunciada,como la especie anterior,en dónde esta depresion se pronuncia por un llano pequeño de línea recta, bien indicada en nuestra figura de la lámina XXXVIIL, aunque esta depresion no se vé tan claramente como en el (G1/ypto- don clavipes (Lám. XXXVI). Sigue de esta diferencia, que la porcion anterior de la coraza de G1. elongatus desciende poco ménos rápidamente, y que la porcion ántes de la orilla posterior se prolonga y se,reclina mucho mas hácia arriba, que en Gl, asper. Las placas que componen la coraza, son poco mas grandes cada una, pero la configuracion es la misma, con excepcion de la cscultura, que es ménos áspera, teniendo las elevaciones de figura de retecillas no una márgen aguda, sino obtusa, y levantándose ménos alto, sin espinas algunas. Parece que la área central de cada placa es relativamente poco mas grande y los surcos entre las áreas mas profundas. Existen algunas excavaciones para pelos en los ángulos, en donde estos surcos radiale3 se unen con el circular del medio de la placa. De las dos aperturas de la coraza la anterior es bastante incompleta, no teniendo mas que los 4 tubérculos intermedios conservados. Estos tubérculos son mas anchos, pero ménos altos que los de (G/. asper, cada uno de 2 2 pule. (00,7 metr.). La apertura posterior es casi completa á un lado, habiéndose conservado 13 tubérculos, de los cuales Y pertenecen al lado izquierdo mas perfecto, y 4al derecho. Son poco mas angestos que los correspondientes de (+l. asper, pero no ménos cortos, probando por esta diferencia, que esta apertura haya sido poco menor en la especie actual. Calenlo de la dicha diferencia del tamaño de cada tubérculo, que el número de todos ha sido el mismo de 24 en la orilla. Tambien el número de los tubérculos de la orilla de los lados ha sido el mis- mo, como lo prueba el número casi igual de las filas transversales, que es, sin los tubérculos de las dos aperturas, de 41 en esta especie y de 40 en aquella; pero conservándose no mas que 35 tubérculos laterales en la orilla misma. De la cola tenemos ocho anillos, pero 4 loscinco primeros falta la porcion inferior, y por esta razon el número de las placas de cada anillo no es com- pletamente seguro. Los tres últimos anillos tienen el mismo número de placas, como en el (Y asper; lo que me obliga 4 sospechar de los otros igual relacion, La tapa del último anillo, figurada lám. XL. fig. 3 en vista de abajo, tiene una placa central y: cinco en la periferia de esta placa, que son circundadas de ocho otras mas grandes, de las cuales las cuatro de la superficie dorsal se levantan poco en tubérculos cónicos, Los grandes tubér- — 391 — culos de los otros anillos son mas gruesos y ménos puntiagudos, que los correspondientes de (71. asper, pero no mas bajos, sino poco mas anchos. Una asperosidad menor distingue tambien estos tubérculos, como todas las placas de la cola, de las de la especie anterior. Pero debo calcular de la figura de los tres últimos anillos perfectos, que la figura de la cola entera ha sido poco ménos ancha hácia abajo, y por consiguiente la anchura de las placas inferio- res poco menor ó de menor número, principalmente si las superiores han sido poco mas gruesas. La cola perfecta ha sido poco mas larga, que la de Gl. asper, pero ménos gruesa al principio, en la base del cono, lo que prueba tambien el tamaño poco menor de la apertura posterior de la coraza. El objeto de nuestra coleccion ha sido recogido por los SS. Breton, herma- nos, cerca de Lujan, y vendido al Museo Público en el año 1864. 3. Glyptodon (Schistopleurum) laevis. Lám. XXXIX. Anales del Mus. Púb. d. Buen. Aires, tom. I. pás. 204. Carácter diagnóstico: De figura general completamente esférica; las placas de la coraza sin asperosidad alguna, igualmente planas, poco ondulosas en la superficie, con impresiones poco profundas, irregulares, perforadas en el centro por agujeros. La figura general de esta especie es aún mas esférica que la de Gl. asper, lo que prueban las dimensiones siguientes: Longitud de la coraza en el medio del lomo con curva 2.0... .metr. Diámetro longitudinal de la misma.............. 1,59 e Anchura media transversal, con la curva......... 2,48 PS Diámetro transversal mas ancho............... ! 1,28 có Apertura posterior dudosa........ AUR Longitud de la cola A A 0,60 E La coraza del Museo Público hasido recogida por D. Ave. BrararD en su viage í Bahia Blanca y depositada en el establecimiento en cajones, de donde la he sacado y armado como está ahora. Se distingue fácilmente de las dos anteriormente descriptas por sus dimensiones diferentes, y por la superficie ménos áspera desus placas, que son casi lisas, principalmente en el medio del lomo, con impresiones irregulares de diferente grandor y. profundidad, con un agujero en el centro. Todos losgrandes tubérculos de las orillas: son tam- bien ménos ásperos, pero mas puntiagudos en el medio, que los de las otras especies:como lo prueba la fig. 6 de la lám. XLl, dando la vista de la porcion central de la orilla de la apertura posterior, segun la fotografía elegante del objeto mismo. Isualmente las fig. 2 y 3 de la misma lámina representan dos placas de esta especie, dibujadas por mi; fig. 2 una del lomo, y fig. 3 de los la- dos. Las áreas periféricas significadas con b. b. b. b. indican las que se unen con las vecinas de otras placas en áreas enteras hexagonales. La figura gene- ral de la coraza lám. XXXIX no tiene esta aplanacion de la region anterior atrás de las espaldas y cae con curva repentina de la porcion anterior hácia abajo, siendo la porcion posterior muy poco prolongada y reclinada hácia arri- ba. El número de las filas de placas en la coraza es el mismo de G/. asper, y por esta razon supongo tambien igual número de tubérculos en las orillas de las dos especies, que han faltado casi todos, con excepcion de dos bastante planos en la orilla anterior y once en la posterior, de igual tamaño como los de Gl. asper. La cola no está completa, faltando la parte inferior de los anillos y algunas placas de los lados. He dado figuras de la porcion media de algunos lám. XL. es decir: fig. 10. del arco bajo los tubérculos de la orilla posterior, que tenemos casi completo de esta especie; fig. 6. del anillo segundo, y fig. 5 del anillo séptimo, que figura muestra bien la configuracion cónica de estos tubér- culos bastante puntiagudos. He examinado otra cola casi completa en la coleccion de D. MawueL Ecura, que prueba que el número de los anillos y el de las placas en cada anillo han sido idénticas álas de las otras especies. Hay nueve anillos y una tapa en la apertura del último, como indicacion de un anillo décimo: El primer anillo, que sale abajo del arco en la orilla de la coraza, no ha sido tampoco perfecto y cerrado hácia abajo, pero si no en verdad abierto á lo ménos muy angosto, cerrado probablemente por una sola fila de placas poco distantes. Por esta razon el número de placas en toda su circunsferencia es dudoso, pero probablemente 28-30. El segundo anillo ha tenido 26 placas en la orilla y los medios de la superficie dorsal bastante planas, sin elevación cónica ó puntiaguda. El tercer anillo tiene casi la misma figura de sus placas, con indica- cion de una puntita de los medios dorsales, ántes de la máreen posterior; su figura es circular y su circunferencia se compone de 23 placas. Al cuarto anillo faltan algunas placas, pero el número de todos en la fila de la márgen no ha superado á 18. El quinto anillo tiene 16 placas, las 10 del lomo puntiagudas. El se xto se compone de 14 placas, las 8 medios del lomo puntiagudas. El séptimo es de 12 placas igualmente con ocho cónicas. — 393 — El octavo tiene 10 placas y 6 puntiagudas. El noveno: 9 placas con 5 puntiagudas. Al fin la tapa terminal, figurada lám. XL. fis, 4. de abajo, tiene 4 placas centrales y siete periféricas; las cuatro del lado dorsal poco elevadas en figu- ra cónica, puntiaguda. Existe tambien en el medio de la orilla anterior de esta fila de placas una placa pequeña triangular acesoria, que no he visto en otras colas, y que me parece una excepcion individual del tipo general de las otras especies. Las diferencias específicas de las placas de estas tres especies son difíciles para exprimir - por la descripcion sola, pero se ven muy elaramente, cuando las tres corazas están colo- cadas unas á par de otras, como en nuestro Museo Público. Mas fácil es la distincion por la figura de las pelvis, los humeros y fémures, de cuyos huesos hemos hablado ántes pág. 304, 327. 369 y 345. comparándolos entre sí de las tres especies. SUPLEMENTOS JE Descripcion del género Doedicurus 156 Dos años despues de publicada mi descripcion del Panochthus tuberculatus, al principio del tomo segundo de estos Anales, el señor D. Jose Pacumeco ha recogido en su estancia cerca del Salto, en el norte de la provincia de Buenos Aires muchos huesos del esqueleto de un Glytodonte gigantesco, los que se conservan actualmente, bien restaurados por su hábil mano, en la rica coleccion de fósiles y otros objetos naturales de dicho señor. Ya al principio cuando ví los restos sueltos, conocí que este esqueleto no perteneciaá ninguna de las muchas especies examinadas anteriormente por mi y descriptas en mis obras, sino á un animal compietamente diferente de ellas, perteneciente al grupo de Panochthus y. Hoplophorus, caracterizado ántes por cuatro dedos en sus cuatro piés de adelante y de atrás; pero no ha sido posible verificar sn verdadera relacion eon estos dos géneros, por falta de la reconstruccion de los órganos característicos del esqueleto en su figura natural. Actualmente cuando el señor Pacmeco habia recompuesto los dos piés y permítidome liberalmente la inspeccion detallada de este objeto precioso, he reconocido pronto, que el animal no pertenece á un género ya establecido, sino á uno nueyo, diferente de los dos ántes nombrados, pero mas cercano á ellos, que 4 los Glvptodontes típicos. Desgraciadamente nada se ha encontrado de la UE coraza externa, sea del tronco sea de la cola, sino solamente la del pecho, que no muestra caracteres diagnósticos , y por esta razon no sé, si el animal es idéntico á aleuna de las especies ya determinadas, ó completamente descono- cido; pero la construccion muy maciza de todos los huesos de su esqueleto prueba, que esta especie ha sido una de las mas grandes y mas robustas, mostrando los restos de la pelvis, encontrados con los otros huesos,una grande semejanza con la pelvis descripta por el señor D. (+. Poucner bajo el apelativo de Glyptodon giganteus de Serres, á cuya especie he aludido en pág. 140 de este tomo de los Anales, Por dicha especie tomaré pues el animal, que trataré actualmente, aunque no puedo probar con evidencia, que sea la misma. Pero los restos de la pelvis en poder del señor Pacueco cuadran tan evidente- mente con una pelvis casi completa de la misma especie de Serres, conservada en el Museo Público y recogida por D. Aucusro BravarD en otro tiempo, que no puedo dudar, que las dos pelvis son de la misma especie, y por esta seme- janza de un órgano tan característico del esqueleto de los Glyptodontes creo tener bastante razon para identificar los animales á los cuales pertenecian, describiendo ahora mi animal bajo el título de GClyptodon giganteus de SERRES. 157 En mi relacion anterior, pág. 140,' habia traido este animal al género Panochthus, por la similitud general de la configuracion de la pelvis con la de Panochthus tuberculatus, y la del tubo terminal de la cola. Hoy, en poder de todos los huesos principales del esqueleto, y principalmente del cráneo, sé muy bien, que el Glyptodon giganteus de SeErres no es verdaderamente un Panochihus, sino un género particular cercano, diferente no solamente por la figura del tubo terminal de la cola en forma de clava, sino principalmente por la diferencia completa de la configuracion del cráneo, y tambien por la falta del dedo último pequeño del pié anterior, el queno ha tenido mas que tres dedos completos en lugar delos cuatro de los géneros Panochthus y Hoplo- phorus. Por esta razon me veo obligado á establecer para el (lyptodon giganteus de SeERRES un género nuevo aparte, al que daré el apelativo Doedicu- rus, derivado «le dos palabras griegas, que significa un animal con cola hinchada, aludiendo á la figura de la clava del fin de la cola de este nuevo grupo genérico. 1583 He dado figuras de las partes principalés, en tercera parte de tamaño natu- ral lám. XLU, á las cuales remito al lector, para comprender mi descripcion — 39) — mas comparativa, que extendida, para no repetir cosas ya bastantemente explicadas. El cráneo (fig.1.) une en su figura general de un modo sorprendente los caracteres de los dos grupos principales de los Glyptodontes,y es mas pare- cido al cráneo de (Glyplodon (lám. XXIV.), que al cráneo de Panochthus (lám. JL.), pero tene algunos caracteres particulares, que están en completa armonía con el tipo de este grupo y bastante diferentes del tipo de Glyptodon. Pertenece á esta armonía principalmente la figura del arco zigomático, y su union por un puente huesoso con la espina órbital posterior; este puente es aún mas grueso y mas fuerte que el de Punochthus mismo. De todos modos la figura general de la órbita se acerca mucho mas á la misma de Panochthus, que á ella de (/yptodon; lo que prueba tambien la posicion de la apertura lagrimal en el interior de ella, aunque poco mas hácia arriba, que en el Panochihus tu- berculatus. La anchura del arco zigomático hácia adelante es igualmente un carácter, que une el nuevo animal mas con el Panochthus, que con el (/yp- ltodon. Bastante diferente es la figura de la nariz, y con este órgano. se acerca el Doedicurus mas al Glyptodon que al Panochthus, estando la apertura de la nariz mas abierta y la punta anterior mas elevada hácia arriba, y excavada encima longitudinalmente hácia el fin por un surco bastante agudo en lugar de la superficie convexa de Panochthus. Pero como esta punta ha sido rota en el ejemplar mio y reconstruida, aunque con sus restos naturales, probable- mente el lector sospechará que haya sido colocado poco mas hácia abajo, que en verdad lo fué, y que no debe fijarse mucho en esta diferencia, que pueda ser mas artificial que natural. Sin embargo el completo cráneo de Panochthus de la coleccion de D. Frawcisco MorexNo, mas abajo descripto, probará, que mi restauracion hasido bastante correcta en la figura de la nariz. De todos modos tiene la punta huesosa de los huesos de la nariz la misma prolongacion y la misma direccion sobresaliente, como en el Panochthus, y lo que prueba aún mas, que esta prolongacion, la similitud y la afinidad del Doedicurus con el Panochthus es la curva ondulada del borde superior de la apertura de la nariz, tan pronunciada en los dos géneros, y faltando al género Glyptodon. Por los otros caracteres del cráneo se ponen los dos géneros Panochthus y Glyptodon casi en igual afinidad al Doedicurus. Siendo la poca convexidad dela superficie superior del cráneo de Doedicurus mas parecida al cráneo de Glyptodon, la apófisis descendiente bajo la órbita se parece por su figura mas á la de Panochthus, y si la mandíbula inferior tiene la figura general de la del Glyptodon, las muelas parécense completamente á las de Panochthus, como las II 51 — 396 — hemos figurado lám. TV, con la pequeña diferencia, que la primera muela del Doedicurus es un poco mas chica que la misma de Panochthus, pero de todos modos mas parecida á él, que al tipo del (/yptodon. No describiré mas el cráneo, porque la figura dada, aunque pequeña, muestra bien sus particularidades, dando acá las medidas principales, en com- paracion con las del cráneo de Panochthus tuberculatus, que probarán su tamaño considerable y la grande diferencia de los dos: ; Longitud de la superficie, desde la punta de la nariz, hasta el fin del cóndilo occipital. . Anchura entre los arcos zigomáticos....... e deleplano occipital teca: Dedo Altura de la apertura de la nariz.......... Anchura de la misma entre los ángulos sobre- Sal rie O ATcdra del ramo perpendicular de la misma.. Longitud de la sínfisis de la barba. . Diámetro de la órbita ON e Se “horizontal... : Longitud de la METE de la órbita hasta el O A, Seo Anchura del cráneo entre las fosas tempo- AE ASA E E Anchura de la frente AO los arcos supra- CUIArOS iaa ati den od El ] Anchura de la apófisis bajo los ojos, desde la apertura infraorbitaria ..o..oomommonc. Anchura de la misma al lado de la fosa tem- POr tai Jue el e e Anchura del ramo ORbGn ES al Ñ man- díbula inferior en el medio mas angosto... Altura del ramo ho'izontal........... Longitud de las ocho muelas unidas. Doedicurus 0,10 0,055 0,11 0,10 0,21 metr. (93 (99 199 Panochthus 0,12 0,11 0,23 1áS « (ES Estas medidas prueban, que aunque el cráneo de Panochtlus es poco mas grande, lo que debeá la altura corvada de su frente y su vértice, el de Doe- 3 a dicurus le supera en algunas partes, principalmente en la configuracion de la nariz, que sigue mas al tipo de los verdaderos Glyptodontes. 159 Los cuatro huesos del principio de la columna vertebral, hasta el tubo dorsal, se han conservado completos. He dado una vista de ellos en union natural, lám. XLII. fig. 2, que explica bien la figura de cada uno. El atlas [A|no tiene la apófisis alta espinosa encima de su arco, que es característica del Atlas de Panochthus (Lám. V. fig. 1.), sino la cresta baja del Atlas de los Glyptodontes típicos (lám. XXIX fig. 1-4-6), pero las alas. late- rales son pequeñas, como en Panocthus, y de ningun modo tan grandes, como las de los Glyptodon; tambien por su figura son mas en armonía con las de Panochthus. El hueso medio-cervical|B] es corto, como en Panochthus, y la superí- cie inferior mas parecida al tipo del mismo grupo (lám. V. fis. 2.), no teniendo amas que tres surcos transversales, para indicar la composicion de cuatro piezas solas, y no de cinco, como en el grupo Sehistopleurum. Además perfora el primer agujero intervertebral de las alas laterales de dicho hueso su subs- tancia mas hácia arriba, atrás de las articulaciones laterales con el Atlas, como en Panochthus (lám. V. fig. 3.) y aun mas altamente, que en este vénero, aunque en el Schistopleurum este agujero está situado bajo la articulacion al lado inferior de la ála lateral. Pero el hueso medio-cervical no tiene tampoco la apófisis alta y gruesa del género Panochthus, sinó la pequeña de figura de una cresta, con tres puntas distantes hácia atrás, parecida á la apófisis del grupo Sehistopleurum (lám. XXIX fig. 2-4 c), con la diferencia, que las dos puntas laterales se dirigen hácia abajo y mas distantes entre sí, que en dicho grupo. Desgraciadamente faltan las puntas de las álas laterales, lo que me impide compararlas con las de los otros géneros. La sexta vértebra del cuello (C) tiene el arco mas parecido al de Panachthus, por su anchura hácia abajo y su espina media superior bien pronunciada; tambien en la pared inferior es gruesa, como la de Panochthus y no tan delgada, como en (Glyptodon. Pero la apófisis transversal está perfo- rada al principio por un agujero grande, como en Glyptodon, y no abierta hácia abajo, como en Panochthus. Al fin se diferencia esta vértebra del Doedicurus de las de Panochthus como de (lyptodon por no haber mas que una sola cara articular á cada lado y no dos, como los otros Glyptodontes,. El hueso postservical (D) tiene una figura general mas parecida al mismo de Panochthus, por la altura bastante grande de la apófisis espinosa; y la figura de esta apófisis es tambien mas idéntica á la del mismo género, por la elevacion lateral de. la punta superior ménos abrupta. Se diferencia por la falta de la separacion de la primera vértebra en ella (la septima del cuello), que no se pronuncia, aún en los lados, correspondientes á las apófisis transver- sales, que forman con las de la primera vértebra del lomo una sola apóásis ancha. Pero bien indicada está la antigua separacion de Ja primera vértebra del lomo de la segunda, parecida á la misma indicada en Panochthus (lám. Y. fig. 5) y Hoplophorus (lám. XX. fig. 2), subiendo el sureo, que indica la sepa- racion, hácia la espina superior gruesa y separándola en dos porciones, aun actualmente bien unidas. Por lo demas la configuracion de estos cuatro huesos corresponde comple- tamente á los de los otros géneros y no pide comparacion ulterior. No teniendo de las otras partes de la columna vertebral mas que algunos restos, que prueban, que la configuracion general ha sido idéntica al tipo del grupo, pero que no permiten una comparacion detallada por su defectuosidad, no entra en esta comparacion; solo me ocuparé con la de los huesos de los miembros, completamente conservados. Adjuntamos algunas medidas de los huesos descriptos aquí : Anthura del Atlas entre las álas laterales. .........2.0. 0,16 metr. Altura. del mismo¡enel medio il.iiiaio.... MD. ANIBIO0,085 Anchura y altura del canal vertebral 200.000.000 - 0,048 Altura del hueso medio-cervical............. EL SES 0,10 Anchura entre las caras articulares anteriores............ 0,11 Anchura de la sexta vertebra cervical........... ¿01 .11030,49 — del canal vertebral...... ASA CL JISUSAD0,065 Altura del mismo...... 2D. en Loss Cos MG Qui ... 0,04 — general con la espina superior...... DILE ANETO065 Anchura del hueso postcervical entre las apófisis transver- sales antentores2). ola ro od. dOL LM 0,23 entrie»las ¡posteriores ajada Fiol. LD A TO AO Altura con la. apófisis espinosa... oo QU 20/12 Longitud dela pared inferiorora Lo ii 0 0.04709 -:D5:20,095 Anchura entre las caras articles nos de las es- quinas/externáscoralib as cil LE o OO PA Jo 018 160 Los huesos de los miembros están perfectamente conservados y permiten una comparacion completa. Hablaremos primeramente de los anteriores. — 399 — El húmero (fig. 3) se parece bastante al de los Glyptodontes típicos (lám. XXXII) por su figura general, pero tiene del húmero de Panochthus el puente entre la epitroclea y el cuerpo, que falta á los Glyptodontes típicos y por este carácter se prueba claramente que Doedicurus pertenece al mismo grupo con aquel género. Sus dimensiones son las siguientes : Longitud general 0,35 metr. (132 pulg.) Longitud de la cresta externa 0,17 metr. [63 pulse. ] Anchura del capítulo supremo de adelante hácia atrás 0,14 metr. (5£ puls.) Anchura transversal del capítulo inferior 0,16 metr. [63]. de la cara articularia 0,085 metr. [54 pulg. | ——— de la epitroclea 0,06 metr. [24 pulse. ] El antebrazo está figurado bien en nuestra figura 1 de la lámina XXXII! tomada de otro individuo, conservado en el Museo Público de la coleccion bravard. El radio es0,16 metr. [63 pulg. | de largo y 0,075 metr. (2; pulg.) ancho hácia abajo. El cabito muy grueso y fuerte es 0,28 metr. [11 pulg.| de largo y 0,085 metr. [32 pulg ] de ancho hácia arriba, atrás de la cavidad articular pero 0,065 metr. [21 pulg.] en el medio de la porcion anterior; su configura- cion se reconoce bien por nuestra figura citada, que prueba una similitud veneral mayor con el de (7/yptodon que con el de Panochthus. El pié [lám. XLII fig. 4.] no tiene mas que tres dedos perfectos, que son el segundo, tercero y cuarto del hombre, pero del primero y del último dedo existen algunos restos inperfectos, cada uno indicado por un huesecillo bas- tante grueso, que corresponde al hueso de metacarpo de estos dos dedos. Por esta configuracion particular el género Doedicurus se distingue de todos los otros Glyptodontes, y justifica la separacion como género aparte. Comparando nuestra figura con la del (/yptodon (Schistopleurum) asper de la misma lámina, y con la de Panochthus lám. VIL, fig. 4, se vé claramente la diferencia pronunciada de estos tres animales. Los tres huesos de la primera fila del carpo, que son el escafóides (a), el semilunar (04) y el triangular (e), son bastante iguales entre sí, por su figura y su tamaño, en cada uno de los tres animales, pero los de la segunda fila, llamados trapecio (e), grande (f) y ganchoso (y) se distinguen mas por las configuracio- nes particulares. El trapecio de Doedicurus es doble ú dividido en dos, trapecio y trapezoides, mientras que ni Panochthus. ni Glyptodon tienen mas que un solo huesecillo. Pero sabemes por nuevas observaciones, que no 3 la regla general; he probado, pág. 332, por la figura de HuxLkx, que el él clavipes ha tenido dos huesecillos al principio de la fila segunda del carpo, — 400 — y lo mismo prueba el pié anterior del Doedicurus, que muestra el primer huesecillo aun mas grande que el segundo. Pero mas sorprendente, que esta separacion del trapecio en dos, es la presencia de un hueso bastante grueso cónico al fin del primero, que representa el hueso metacarpo del primer dedo. Este hueso se encuentra tambien en los Glyptodontes típicos, como prueba la fig. 3 No. 1 de la misma lámina, soportando un hueso de uña bastante grande, que representa al pulgar No existe este hueso de uña en Doedicurus, porque el hueso del metacarpo es puntiagudo, íntimamente ligado al metacar- po del dedo segundo, y sin ningun vestigio de una cara articular para la union con el hueso de la uña. En este modo tiene el Doedicurus el resto de una porcion del pulgar, Glyptodon un pulgar casi completo, faltando solo la falange pequeña entre el hueso del metacarpo y el hueso de la uña, y al fin Panoch- thus, y tambien loplophorus, ningun vestigio solo del pulgar, faltandole á los dos géneros completamente. Es muy sorprendente, que respecto al dedo último quinto, la relacion de estos géneros es la contraria; faltándole este dedo al Glyptodon, reservándose con un resto pequeño al Doedicurus, y teniéndole completo los géneros Panochthus y Hoplophorus. Asi sucede, que el hueso triangular de Glyptodon se toca directamente con el metacarpo del dedo cuarto; que este hueso está separado completamente del metacarpo del dedo cuarto en Panochthus y Hoplophorus, tocándose solamente en el metacarpo del dedo quinto; y que en Doedicurus se toca poco con el metacarpo del dedo cuarto, pero soporta tambien un metacarpo separado del dedo quinto. Este huesecillo bastante grueso ha faltado en el ejemplar del pié, conservado en el Museo Público, y figurado lám. XXXIL fig. 1; pero en el pié completo de la coleccion del señor Pacreco este hueso está presente, y por esta razon he dado una nueva figura del pié lám. XLII, fig. 4. El huesecillo (v) es 1 pulse. de largo, ¿ pulg. de ancho y + pulg. de grueso, de figura oval, bastante convexa hécia afuera, y provista con una cara doble articular al principió, uniéndose con una al triangular y con otra al metacarpo del dedo quinto, que dos'huesos tienen caras articulares correspondientes ya indicadas en nuestra figura anterior lám. XXXIII, fig. 1. No se vé nada dé los otros huesos del dedo quinto, y tampoco una cara articu- lar al dicho hueso, para la union con estos huesos, por cuya falta se prueba, que el dedo quinto ha sido imperfecto y solamente indicado por su hueso de metacarpo. Esta configuracion particular del pié de adelante del género Doedicurus es el argumento mas seguro para su separacion como género particular. a — 401 — La fig. 4 de la lámina XXXIII representa el pié del Doedicurus giganteus de abajo, mostrando el tamaño considerable del hueso metacarpeaño del dedo primero (E) con mas claridad. Un carácter particular se presenta en el huesecillo pequeño accesorio (s) bajo la primera falange del dedo segundo, que no he visto ni en Panochthus, ni en Glyptodon. Por la figura de la misma falange del dedo tercero se debe presumir, que ¿on ella ha sido unido un hueso central accesorio en el medio de la palma, igual ó parecido al mismo hueso de Panochthus, figurado lám. VII fig. 5, +. La excavacion profunda del metacarpeano del dedo tercero (3) indica lo mismo, que ha sido colocado en esta excava- cion otro hueso accesorio, unido con el tendon del músculo flexor largo, del pié. Otro hueso pequeño accesorio (s) se vé bajo el hueso triquetro (c) tambien en Doedicurus, correspondiente al huesecillo mas grande de Panochthus, colocado en el mismo lugar y figurado lam. VII fig. 5. y. Sobre este huesecillo se ata al triquetro el pisiforme (4), que tiene mas la figura gruesa del mismo de (Glyptodon (lám. XXXIII fig. 34.) que la prolongada de Panochthus, (lám. VII tig. 6). Al fin ha tenido cada dedo del Doedic» . rus, entre la segunda falange y el hueso de la uña, un hueso accesorio sesamoideo de figura triangular, de los cuales el del dedo tercero (III e.) se ha conservado, mientras que los dos del dedo segundo y cuarto se han perdido, tocándose con el hueso de uña por dos caras articulares. 161 De los miembros posteriores tenemos actualmente en el Museo Público una pelvis casi completa, que corresponde bien á la figura dada por el Dr. JorckÉ Poucuer, y examinado ya pág. 91, pero poco mas pequeña. Prueba nues- tro ejemplar, que las medidas ántes citadas no han sido exactas, y por esta razon las repito aquí con las correcciones necesarrias : Doedicurus | Panochthus giganteus | tubérculatus Anchura de la pelvis entre las esquinas externas de Mica UA: MN Pa 0,55 0,55 Diámetro transversal del acetabulo............... 0,14 0,10 Distancia entre las esquinas externas de los huesos Mt A E DA 0 0,70 0,63 Distancia entre las esquinas externas de las cda ciá- ticas. O A A, JU E 0,90 0,70 Diámetro lonsituidal de la cavidad interna e la PA A e 0,65 0,53 Diámetro transversal de la misma bajo las apófisis transversales del sacro... Loi dc 0,64 0.61 Diámetro transversal entre los acetabulos......... 0,153 0,150 Longitud del arco sacral, con la curva ..........1. 0,65 0,58 == UR — : Estas medidas prueban, que todas las dimensiones de la pelvis en su porcion posterior son mas grandes en el Doedicurus que en el Panochthus, lo que pa- rece ser en armonía con el peso mas considerable de la cola de aquel animal, que debe ser de todos modos enorme, y para sostener bien una mole tan maciza haya sido necesario uni musculatura mas fuerte y una pelvis mas ancha y mas maciza en su construccion. De nuestro ejemplar puede deducirse, que los dos huesos del pubis han sido unidos por un arco huesoso, porque tiene la porcion de la pelvis, correspondiente á este hueso una apófisis bastante larga encorvada hácia la línea media de la pelvis y casi tan larga como la distancia de esta línea, aunque rota al fin: apófisis que si ha sido prolongado en el modo de su principio, debió unirse con la del otro lado en arco fijo huesoso. Parece que esta configuracion singular entre los Glyptodontes ha sido tambien necesa- via por el peso extraordinario de la cola del Doedicurus. Los otros caracteres de la pelvis del mismo ya se han explicado bien en la descripcion anterior, pág. 90. Los otros huesos de los miembros posteriores son tambien de una robustez sorprendente, y'corresponden bien á la robustez de la pelvis; principalmente el fémur, que supera á todos los otros fémures en tamaño. Damos acá sus medi- das, porque su figura no muestra nada de particular. Longitud del fémur 0,57 metr. (22 $ pulg.) Anchura entre la cabeza y el trocanter 0,32 (12 2 pulg.) “media 0,12, (4 ¿ pulg.) ES entre el trocanter tercero y el lado interno 0,21 (8 4.) ci Él los dos condilos 0,19 (7 4.) Los dos huesos de la canilla se parecen mucho á los de (/. clavipes, pero son relativamente mas cortos y mas anchos, sus dimensiones son: Longitud general 0,25 (9 4.) Anchura transversal superior 0,16 (9 1.) E E inferior, la misma. Distancia media 0,14 (5 5.) Longitud de la apertura entre tibia y peroné 0,11 (4 5.) Anchura de la tibia en el medio, en direccion de adelante. Ss hácia atrás 0,12 (4 %.) El pié es muy macizo y provisto con cuatro dedos perfectos, arreglados en el mismo modo como los de Panochthus; pero, los huesos sueltos de cada fila son mas cortos y los mas grandes de los Glyptodontes que he visto. La relacion entre ellos es mas parecida á la de los Glyptodontes típicos; es decir, — 403 — di son cortos y gruesos, y no largos y delgados. Para no repetir cosás ya bien conocidas y explicadas anteriormente, doy solamente las medidas, El calcaneo ha sido roto, faltándole la porcion posterior. El astrágalo es 0,15 (5 pulg.) de ancho y de la 0,11 (4 1.) de largo. El pulga r falta completamente. El dedo segundo muestra untamaño sorprendente; 0,18 (7 pulg.) de largo, incluyendo el gran hueso de meta- tarso, con dos huesos sesamoides triangulares muy fuertes hácia atrás y hácia abajo, entre los cuales corre el tendon del músculo flexor largo. Los dos huesos de metatarso del dedo tercero y cuarto se articulan con el hueso tercero de cuña (y, de muestras figuras) y el dedo segundo con el segundo hueso de cuña; pero el primer hueso de cuña ha existido muy pe- queño, como lo prueba la cara articularia al escafoides, faltándole casualmente al pié que inspeccioné. ] Esta union de los dedos 3. y 4. con el hueso tercero de cuña es un carácter particular del género Doedicurus, uniéndose en el Punochthus solamente la mitad del hueso de metatarso del dedo cuarto con este hueso, y la otra mitad en el cuboides. Pero en nuestro género actual se toca el metatarso del dedo quinto por toda su extension con el cuboides, y este dedo tiene por consi- guiente un tamaño poco mayor que el mismo de Panochihus. Desgraciada- mente falta el hueso de uña de este dedo, pero como los huesos presentes de metacarpo y las dos falanges no son sorprendentemente pequeñas, debo - presumir, que tambien el hueso de la uña haya sido de tamaño regular, aun- que poco mas pequeño que los otros tres. Muy grandes son los huesos de la uña de los otrostres dedos presentes, como se prueba por las dimensiones siguientes: IT. TIL. IV: Anchura darla nbare. seeroiaiaor abre E 0,075 0,090 | 0,080 Longitud de la superficie externa........ 0,075 0,070 0,060 Se prueba por estos datos suficientemente, que el animal, de cual se trata, ha sido de una configuracion particular, justificándose su separacion como vénero aparte detodos lados, Puede deducirse de sus calidades notadas, que ha sido mas grande, que el Panochthus tuberculatus, y que su figura particular se desvía dela de este, por ser relativamente mas baja y mucho mas ancha *' hácia atrás, para sostener mejor la cola tan gruesa y maciza, como lo indica la punta de figura de mashorca, la única porcion hasta hoy conocida. - No se conoce tampoco nada de la configuracion de la coraza, solamente el ¡ES 52 — 404 — escudo del pecho se haencontrado casi completo con el esqueleto, y se con- serva tambien en la coleccion de D. Jose Pacmeco. Existen acá muchas pia- cas, pero como no son unidas, no puedo dar indidacion alguna sobre el tamaño del escudo entero. Las placas por mi examinadas no son mas: grandes, que las del género Panochthus, sino solo un poco mas anchas; tienen la misma construccion y la misma configuracion, perforada cada una por algunos agujeros en el medio y unidas por suturas fijas. Hay además algunas placas pequeñas, poco mas ásperas en un lado, pero de una superficie, que prueba que han sido tambien implantadas en el cútis. Como el señor Pacueco me afirma, que estas placas se han encontrado unidas eon el cráneo, me. en- cuentro dispuesto 4 presuwir, que han enbierto los carrillos en igual modo, implatados en el cútis; como en los Armadillos actuales,bajo los ojos encima de la musculatura fuerte, que ha movido la mandíbula inferior. 1651 Por la fundacion del nuevo género Doedicurus y el conocimiento perfecto. de la construccion de sus órganos característicos, la clasificacion científica de los Glyptodontes ya dada ántes, pág. 223, se cambia poquito en algunos puntos y por esta razon. damos aqui, al fin de nuestra monografía, una nueva tabla sistemática con las alteraciones necesarias: GLYPTODONTES Mammalia edentata effodientia biloricata. Caracteres diagnósticos: Mammalia unguiculata, dentibus molaribus oetonis trilobis, utrinque bisulcatis; incisives et caninis nullis; lorica dura indivisa, absque zonis mediis mobilibus, sed scuto altero pectorali duro; unguibus anterio- ribus falcatis, posterioribus unguliformibus. IL Digiti quatuor perfecti pedum posteriorum; digito interno primario nullo, 1. Digiti tres perfecti pedum anteriorum, interno el externo obsoleto. l. Genus Doedicurus Nozis Caudae lorica erassa. superficie externa aequaliter tuberculala, biber- culis minutis verruciformibus; tubo crasso in apice cluvato. Species única: Doed. giganteus, pág. 91, 140 et 260. Glyptodon giganteus .SerRES, 2. Digiti quatuor perfecti.pedum anteriorum;, primario interno absente — 405 — 2. Genus Panochthus Nobis Loricae crassae superficies externa aequaliter tuberculosa, tuber culis minutis verruciformibus; scutis quibusdam marginalibus loricae area majori centrali. Latera loricae anteriora infima subzonata. 1. Spee. P. tuberculatus OWEN. pág. 147, 2. “-' P.bullifer Nobis, pág. 149. 3. Genus Hoplophorus Lunp. Loricae tenuioris superficies externa in aequaliter areolata, scutis omni- bus area media majori et 8-10 periphericis minoribus; latera loricae infima haud zonata. An scutum pectorale? 1. Spec. HH. euphiractus Lux. pág 219. Gl. gracilis Nonor. 2. “ H.ornatus NoBis, pág. 219. Gl. ornatus OwEN. H. euphractus PoucHer, 3. “. PH. elegans NoBis, pág. 219. 4. “ H. pumilio Noxis, pág. 222, 1. Digiti quinque perfect pedum posticorum, digito primario interno prae- sente; anteriorum quatuor. Loricae crassaz latera anteriora subzonata, superficie externa inaequaliter arcolaía. 4. Genus Glyptodon OwENn. 2. Subgenus: Glyptodon. Cauda longa in apice acuminata, in basi annulata: annulis planis angustioribus septem (?), tuboque terminali elongato, subconico. 1. Spec. (Gl. clavipes AUTORUM, pág. 383 Arcolis loricae regulariter digestis, in quaque lamina cum área centrali subcirculari et 6-8 periphericis minoribus. 2. Spec. Gl. reticulatus OwrExu, pág. 385 Arcolis loricae irregularibus, in figuram retae congestis, polygoneis, et magnitudine et figura parum difjormibus. 2. Subgenus, Sehistopleurum Novorn. Cauda brevi, obconica, en tota superficie annulata; annulis latioribus novem, tuberculis spinosis armatis, último scuto brevi terminal: convexo clauso, 406 — 1. Spec. Gl. asper, pág. 387. -Statura subsphaerica; superficie laminarum loricae uspera, subspinosa, fortiler porosa. 2. Spec. Gl. elongatus, pág. 389. Statura oblonga; superficie laminarum loricae majorum inae- qualiter rugolosa, minus porosa. 3. Spec. Gl. laev's, pág. 391. Statura sphaerica; superficie laminarum loricae subacquali, parum undulosa el porosa. Las diferencias del esqueleto del segundo grupo de los Glyptodontes son los siguientes: 1, Un arco zigomático angosto, sin ángulo sobresaliente hasta la órbita. 2. La union fija del primer par de costillas con el manubrio del esternon. 3. La falta del puente- del húmero entre la epitróclea y la superficie dorsal media. 4. La presencia del dedo pulgar en todos los piés, aunque incompleta en los anteriores, pero la falta del dedo quinto en los de adelante. 5. La presencia de cinco dedos completos en los piés posteriores. 6. La coraza gruesa de fignra esférica corresponde mas á la de Panoch- thus que á la de Hoplophorus, y tiene, como en aquel género, hendi- duras cortas entre las últimas placas de las filas anteriores de cada lado del cuerpo. IT, Adiciones á la descripcion del cráneo de Punochthus tuberculatus. 163 Hace como tres años, que mi amigo, D. Fraxcisco MorEno, encontró un esqueleto imperfecto de Panochhtus tuberculatus en la estancia de la familia de Gawbara, cerca de Chascomús (Laguna Vitel). Aunque los huesos de este esqueleto, depositados en tierra negra cerca de la laguna y no en terreno arenisco, se habían conservado mal, rompiéndose los principales en muchísimos pedazos porla frasilidad de la sustancia huesosa,completamente descompuesta, el cráneo, cubierto aún de su escudo vertical, ha sido mas duro y se ha con- servado mejor que los miembros. Solicitando de mi amigo el permiso de restaurar y estudiar este cráneo, cuya superficie vertical, por causa del escudo adherido, se veía conservado bastante completa, para compararla con el — HO — mio, restaurado artificialmente en esta region, se encuentra este cráneo actualmente muy bien para conocer su configuracion general, y principal- mente la figura particular de la nariz, de la frente y del vértice mejor, que ántes, en mi cráneo mal restaurado segun la analogía de los Glyptodontes típi- cos, bastante diferentes en estas tres porciones de su contorno. Doy por esta razon una nueva deseripcion de las tres partes anteriormente destruidas del cráneo, para explicar mejor su configuracion particular, mas diferente aún de la figura del cráneo de los Glyptodontes típicos, cómo ántes he creido y explicado. La particularidad mas singular del cráneo de Panochthus es la convexidad de la frente y del vértice, y la direccion oblícua descendente de la apertura de la nariz hácia abajo, en oposicion con el tipo de los géneros Doedicurus y Glyptodon, que dirigen la apertnra de la nariz horizontalmente hácia adelante, y tienen colocada la superficie de los huesos násales en el mismo plano hori- zontal con la frente y el vértice, Antes había creido y así he dibujado mi figura del cráneo, lám. IL, que solo la porcion anterior del cráneo, incluyendo la nariz con la mitad de la frente, fuera de superficie convexa, con inclinacion de la punta de la nariz hácia abajo, y la porcion posterior de la frente, con el vértice, un plano horizontal, como en los otros Glyptodontes. Pero el nueyo cráneo bien conservado prueba, que toda la superficie superior de la cabeza ha sido bastante convexa, casi de figura hemisférica, y levantada mu- cho sobre la márgen superior del arco zigomático, con el cual había creido ántes que el vértice estuviera casi en el mismo nivel horizontal. Cámbiase mucho por esta diferencia particular del cráneo de Panochthus su altura gene- ral, que es mas grande que la indicada por mis medidas anteriores. La res- tauracion mía había dado al cráneo, con la mandíbula inferior, una altura veneral de 15 + pulg. (39 céntim.) y el cráneo nuevo completo tiene esta altura de 16 4 pulg. (42 centim.), levantándose la parte mas elevada de la frente y del vértice 24 pulg. (6,5 cent.) sobre el ramo del arco zigomático, que se une con el arco superciliar. Sigue de esta elevacion convexa dela frente hácia atrás y del vértice hácia adelante una configuracion de esta region, bastante diferente de mi figura, lím. HL fig. 3. La frente no es equaliter convexa, sino dividida en cuatro convexidades pequeñas, separadas por surcos longitudinales. Dos de estas convexidades son mas pequeñas, y tienen la figura de grandes almen- dras, eon lá punta dirijida hácia atrás y la máreen ancha redondeada hácia adelante, ocupando el medio namas elevado de la frente, y asemejándolo á una almohada doble. Las otras dos convexidades son mas anchas, pero ménos — 408 — altas, ocupando el espacio al lado de las centrales, y extendiéndose hasta el arco bien pronunciado, que circunscribe la fosa temporal. Este arco, que en ini figura corre casi hasta la línea media del vértice, formando con el mismo del otro lado una pequeña cresta sagital longitudinal, no se extiende hasta tanto sobre el vértice, sino se retira mas de la línea media, dejando libre sobre todo el vértice un plano longitudinal de 24 pul. (6 4 cent.) de ancho,que princi- pia mas ancho en la frente y corre hasta la cresta transversal occipital, con la que no se une en verdad el arco,que forma la margen de la fosa temporal,sino que corre con una cresta particular arqueada ántes de la cresta occipital hasta la márgen superior delarco zigóomático. De este modo la márgen de la fosa temporal describe con la márgen del arco zigomatico una figura elíptica, que mide 61 pulz. (16 cent.) de largo y 54 pulg. (14 cent.) de ancho, circunscrita por una márgen aguda muy bien pronunciada en todo su contorno, extendién- dose sobre los lados del vértice, pero no hasta su medio, como ántes he ercido. 184 La segunda porcíon del cráneo, que necesita una rectificacion, es la nariz. Esta porcion no ha sido suficientemente ancha en mi restitucion 4 causa de que su mitad posterior me ha faltado; doy por esta razon una nueva figura, lám. XLIL, fig. 5, que lá muestra exacta. En el cráneo actual, aunque se han perdido los dos huésos nasales, se vé muy bien, por la figura del hueso etmoides presente, que toda la nariz no ha sido tan angosta, como la punta, conservada en el individuo anterior. Esta punta ha formado, como en el género Doedicuras, una prolongacion terminal del medio de los huesos nasales, los que se extendieron á los dos lados en láminas anchas y convexas, descen- dientes, gradualmente mas anchas, hasta la anchura de los ángulos sobre- salientes de los huesos maxilares superiores, al lado de la apertura de la nariz, indicados en nuestra figura lám. 11. Estos ánsulos sobresalientes han desa- parecido por la union con los huesos nasales, enayo contorno se vé perfecta- mente bien indicado en el nuevo cráneo, aunque faltan los hnesos mismos. pomdos láminas triangulares convexas, unidas en la línea media por sutura resta intimamente, pero separadas del hueso de la frente hácia atrás por una sutura encorvada en figura de medio circulo para cada uno, de modo que los dos huesos: de la freute entran entre las bases de los huesos de la nariz-con una punta comun anterior bastante prolongada, separándose de estos huesos de la nariz en figura del corazon de los naipes. La márgen externa de los huesos de la nariz ha sido ondulada, de figura de S, mas angosta hácia adelante, — 409 — para formar la punta sobresaliente, y mucho mas aneha hácia atras, para unirse con el ángulo sobresaliente del hueso maxilar. Una circunstancia de mucho valor es la conservacion completa del hueso etmoides eu el interior de la nariz del nuevo cráneo. He dado ántes pág. 236 $ 100 una descripcion de este hueso del género Glyptodon, y puedo adjuntar ahora la del mismo del género Panochihus 4 lo ménos por su porcion anterior, que es la parte que está visible en la apertura de la nariz. En nuestro cráneo anterior solo se habia conservado del hueso etmoi- des algunos restos y entre ellos casi completo el tabique medio longitu- dinal, que separa la cavidad de la nariz en dos partes iguales, una á cada lado del tabique. Yahabia descripto este tabique pág. S, y he dicho erronea- mente, que su márgen superior es ménos ancha, que en el género Glyptodon. Hoy sé por el nuevo cráneo perfecto, que no es así, sino que el tabique muy grueso y esponjoso, y mucho mas grueso que el del género Glyptodon, se extiende encima á cada lado en una lámina ancha, bastante gruesa é igual- mente esponjosa, que imita por su contorcion completamente los huesos externos de la nariz, dilatándose hácia atrás del mismo modo, como estos, y tocándose con el hueso maxilar superior un poco al lado del ángulo sobresa- jiente, que se une con el hueso externo de la nariz del mismo lado. De este modo el tabique del etmoides tiene por su seccion transyersal completamente la figura de la letra T. Esta semejanza se aumenta por otras dos láminas perpendiculares, descen- dientes de la lámina superior horizontal encorvada á los dos lados del tabique, á 12 pulg. distancia de él. Estas láminas son igualmente esponjosas, pero ménos gruesas que el tabique, y onduladas de figura de la letra S, descen- dientes hasta la superficie interna del paladar, y extendiéndose con su márgen inferior gruesa del mismo modo, que «el tabique, en un borde grueso, muy esponjoso. Por estas dos láminas descendientes, que estan indicadas tambien en el hueso etmoides del género (GMyptodon, pero mucho mas pequeñas y principalmente mas cortas, como lo muestra la figura 1 de la lám. XXV, en donde estas láminas se ven bajo la lámina superior horizontal en forma de dos pequeñas protuberancias triangulares, la cavidad de la nariz del Panochthus se divide en cuatro porciones paralelas, casi iguales, prolongadas hácia atrás hasta el fin de la cavidad, tocándose con la lámina cribrada del etmoides y las cornetas, que salen de esta lámina, como lo ha probado nuestra figura 1 de la lámina XXVIII. Es digno de notar, que esta separacion de la cavidad de la nariz en cuatro porciones paralelas no existe en el género Glyptodon, á causa de la brevedad de las dos láminas laterales perpendiculares, la cavidad — 410 — dela nariz del género Glyptodon está dividida solamente en dos porciones, separadas por el tabique medio;incluyendo estas dos porciones de Ja cavidad de la nariz las conchas nasales (0 y e de la misma figura), que no he visto en la cavidad del género Panochthus. En este, las dos porciones mas externas de las cuatro de la cavidad de la nariz están vacías, sin ningun vestigio de las con- chas, y aun en el interior, hasta la profundidad de las cavidades de los ojos, no he visto ningun vestigio de que hubieran existido conchas. Debo por con- siguiente presumir, que las conchas nasales del género Panochthus están en el mismo modo obliteradas, como las dos láminas perpendiculares al lado del tabique en el género Glyptodon, y que hay entre estos dos tipos de los Glyp- todontes una inversion delas partes constituyentes del interior de la nariz, siendo grandes las en Panochthus que son pequeñas en Glyptodon, y vice-versa grandes en Glyptodon que son pequeñas en Panochthus. Como en mi descripcion anterior del tabique de la nariz del género Glyptodon pág. 231 de este tomo, no me he fijado suficiente en los detalles de la configuracion de la porcion anterior del hueso, creo conveniente adjuntar acá algunas noticias mas extendidas de ella. Esta porcion del tabique se extiende hácia arriba en una lámina ancha horizontal, del mismo modo, que en el género Panochthus, prolongándose á los dos lados hasta el hueso maxilar superior, y uniéndose acá.con la concha svperior de la nariz. Salen de esta dilatacion svperior del tabique hácia abajo dos crestas encorvadas, pero poco ele- vadas, que descienden un poco en la cavidad de la nariz al lado de la concha superior, y encima de la inferior. Como estas conchas parecen faltar al género Panochthus, ú si no faltan, son mucho mas pequeñas y retiradas en el interior de la cavidad de la nariz, la lámina perpendicular descendente al lado dei tabique medio parece representar las conchas del Panochithus. En el Glyptodon se halla tambien esta lámina lateral perpen- dicular pero muy corta; imitando por su figura encorvada á manera de bucles la figura dela concha ancha inferior que entra muy abajo de esta lámina en la cavidad de la nariz perdiéndose la lámina pequeña perpendicular hácia atrás poco á poco mas en el mismo modo cuando la concha se extiende y se empuja al interior, de la cavidad. Parece por indicaciones en cráneos mas jóvenes, que estas láminas laterales, con la porcion adjunta de la lámina superior horizontal del tabique,han estado en el mismo modo separadas del tabique por suturas, como las conchas nasales y los huesoz maxilares ( véasepág 252). — 4ll — HKXPLICACION DE LAS LAMINAS LÁmM. xxXXVI Glyptodon clavipes, restaurado, en decima parte del tamaño natural. LÁm. XXXVI. Glyptodon (Sehistopleurum) asper, restaurado, en novena parte del tamaño natural. Lám. xxxvunL La coraza de Glyptodon (Sehistopleurum) eon- gatus, lo mismo. LÁM. XXXIX. La coraza de Clyptodon (Schistopleurumn) laevis, en octava parte del tamaño natural. LÁxm. xL. Fig. 1. Lacoraza con la cola de (Glyptodon (Sehistopleurum) asper, vista de atrás; = en octava parte del natural. Fig. 2. La cola del mismo animal, vista de abajo; en sexta parte del natural. Fig. 3. Punta de la cola de (Flyptodon elon- gatus; vista de abajo, en octava parte del natural. Fig. 4. La misma de (G!yptodon laevis; lo mismo. Fig. 5. Porcion del séptimo anillo de la cola de (77. laevis, en tercera del tamaño natural. Pig. 6. La misma del primero anillo del mismo animal. Vig. 7-9. Vistas del tubo de la cola de (Glyp- todon clavipes, en cuarta parte del ta- maño natural; 7 de arriba, 8 de lado, 9 de adelante. 3. 10. La porcion media del arco abajo de los tubérculos de la coraza; lo mismo. LÁám.“xLr Fig. 1. Porcion del escudo del pecho, en ter- cera parte del natural. Placas de la coraza de Gl. laevis; tamaño natural. Fig. 2-8, Fig. 4. Tubérenlos de la apertura anterior de la coraza de (7. asper. Fig. 5. Placas terminales de la fila décima sexta de la coraza de (Gl. laevis. Fig. 6. Porcion terminal de la coraza de la misma especie. Fig. 7-8. Tubérculos sueltos de colocacion du- dosa. Lám. xLI. Las figuras 1-4 son en tercera parte de la escala natural. Fig. 1. Cráneo de Doedicurus giganteus, visto del lado. Fig. 2. - Cuello del mismo. A. Hueso Atlas. B. Hueso medio-cervical. CC. Sexta vértebra del cuello. D. Hueso postcervical. Fig. 3. Húmero. Fig. 4. Pié anterior izquierdo. Fig. 5. La nariz de Panochthus tuberculatus, en medio tamaño del natural. a. a. Hueso etmoides. b. b. Sus dos crestas perpendiculares. c. El tabique. d. d. Los huesos íntermaxilares. e. El paladar. F..f. Las dos primeras muelas. y. El hueso de la frente. 397 fila 1 AE O AO Lo 23:06 2: 9 38... “última 47 194 e 48 € “B5“de 497 AO, de 620165 si2o0jde E FÉ DE ERRORES TIPOGRÁFICOS DEL TOMO PRIMERO léase asimétrico, en lugar de simétrico. 403 “ 15 de abajo E 199 199 199 193 distantes, E distintos. las E los 443 “¿5 de arriba hay errores graves en la explicacion de la figura, debe ser asi: Cinco individuos nadando en el mar; d. posicion segunda, surgiendo eon la cabeza y la parte anterior del lomo; a. posicion primera, mostrando sola- mente la aleta dorsal con las partes vecinas. 441 — “14 de arriba de la columna izquierda, léase de abajo en lugar de arriba. “de la misma columna, léase: Myrmecophaga en Augar de Mirmescoplaga. 103 « 195 . XXVII debe cambiarse en las fig. 6,7 y 8 el tamaño indicado de Jen y;son de tamaño natural. DEL TOMO BEGUNDO 3 fila 6 de abajo léase apertura en lugar de avertura. tercera Es tercera. las al fin de la fila. mientras en lugar de durante. arriba falta la palabra £ rrestres atras de tortugas. abajo. léase plano eu lugar de llano. arriba (99 cortando e cortado. 64 Las3 primeras filas son mal colocadas, la 3ra. debe ser la 1ra., y las dos otras seguir á ella. abajo léase trece en lagar de dece. 68 fila 20 de 10 0% "SS de E SST 86 149 8 a a as MESAS de AN) OSOS el aa Als, AO AS LAS 9 de 147 “ 16 150 4 1 154. Sida le 159 “ 10 [de SS AS 8 1081 ERES de 20d). 56H 149 143 10 O a: 0 919 “ 16:0%%é ¿Llao dOar dej 256 “ “6 de 263“ 16 de 207 18% de arriba abajo 194 arriba abajo 199 194 144 199 « E carpo Se cuerpo. ántes se ante, canilla $ pierna. pelvis: de pulvis. interna $e externa. cuarto y quinto. filas en lugar de filos. siete hasta nueve. arriba suprimir un de. abajo léase :91 en lugar de 191. (99 192 E 182 Ñ corregir Mitth. arriba léase si, á en lugar de sí á,. arriba 19 (19 E 143 abajo armbasb abajo, ..; arriba abajo* el « 115351 É 1335. com pletamente. unida y tienen; etc, ellos en lugar de ellas. loidea . s ledoidea. los “ píoplas. es laa Pero cen Pere. diséccion “ direccion. ei situado “ situada, D ecuatr el prueba, “| , prueba. (ay Eympanica en lugar de tympaaica. E E de la colinina derecha, léase temporum pro :temporis. Ys e “occipital pro: temporal. - IS IA Ab amida dele al punto (.) atras de et. ' 309 “ £ ' “1é4so” trónsversas en lugar de tansversas. “ “5 deabajo “ Glyptodontes e Gloptodontes. 33 “última léase 1871, pág. 707 5 OL£OLOTO. 341“. 1] « 4 de abajo 349 “última “ 854 194 19 144 341 en lu; gar de 441. a 4 léase 24 en lugar de 2%. 344 “ 1 léase el múmero de la página 344, en lugar de 334. (2) en lugar-de fc). única se uni a. 393 “ 10 dearriba léase claramente en lugar de claramente. 409 “ 10 «“ 9S 405 “ 12 de abajo 199 199 prolongada “ TS prolongado. 1 Subgenus “ “ “ 2 Subgenus. > E « del Museo Público de Buenos A18 e ÓN PL] del Museo Público de Buenos Aires o A Lido pales del Museo Pública le Bueno Anales del Museo Público de Buenos Aires Tom. 2 (de la escala natural PLI] META » “WO, “SII SOUINE IP ONANH DoS [9p SOJYuy Anales del Museo Público de Buenos Aires. Tom. II PLIV NIE) NINA ONO 11 ña Escala natur Ge Ster IBurmei dales del Museo Público de Buenos Aires. Tom Il. E PR 45 SA UR ; E o ; 1/3 de la escala natural. += [Bt ¿A ye | x 10] a 12 e : s JS E (5) E | r 9p + ! | | | nes del Museo Púrblico de Buenos Mires Toll 1 > de laescala natural 5h > a pr InNJjeu te ES 9 nales del MuseoPúblico de Buenos Aires. Tom. A MG De - 2/5 de la escala natural aULINLg mr H vales del Museo Público de Buenos Aires. Tom 1 PLXI TS TERA SANS No) 4 de la escala natural cp Anales del Museo Público de Buenos Aires, Tom PLXI E ES ¿ % o pes Er Y 0 S A o ir ; y Anales del Museo Público les del Museo Público de Buenos Arres. Tom.!I ha It tamano natural P1. XVI Fig.2. o hunicias PESA II a SL AS del Museo Público de Buenos Aires Tom 11. 324.Buenos Aires. > -HalitzKy,Calle Buen Orden, N tograña de E 0! Anales del MuseoPúblico de Buenos Aires Tom 1 P1.XVII. ES : br -' E 82, e e AT ES Molet des Pelvilain 7 phora rada Anales delMuseoPúblico de Buenos Aires Torn 1 PI XVI Meis Lito Pelvilain £ Grind hhorus urr l NA << fúseo Publico de Buenos Aires Tom ll 2/ dela escala natural. ves del Múseo Publico de Buenos Ayres lom |! PL XIX olet.Litog. Lito .Pelvilam PLXX Anales del Múseo Publico de Buenos Aires Tom ll Molet lito es Tom II nales del Museo Público de Buenos Á PI. XX] Fig E 3 e dela escala natural | | | | Molet Lithogr. [BAnquu epeoso e] 9p 4, [110 SOY SOUBNG DP O9HGNG 09S0Y [9p Soreuy Anales del Museo Público de Buenos Arres To PLAXIM 4 ¿leal Buenos Arres Tom! á ña 20 Su p.275, 1) : b x a . po 6 de la escala natural > flo aspre1 - Anales del Museo Público de Buenos Aires Tom. Il. AMethfessel fe JAY 3 ¿ la escala nalural ¡[10 Sly SOLO 9p 09110 J 03S0Jy JAP SoJpuy E » ñ 4 El Anales del Museo Público de Buenos Aires. Tom ll PL. XXVII na v » » > ES ' - as sq J “y ' Pehr o s del Museo Público de Buenos Atres. Tom ll PL. XXVI A , E eq ROSAS meet e A Lar mee SEO LIA Le a lo Fis. 1.3, % de la escala natural Burrtister del A.Metifessel pmx Anales del Museo Público de Buenos Aires Ton [1 PLXUIX Pig 2 b 13 de la escala natural. > «e | 159 + , Ml . I Anales del Museo Público de Buenos Aires. Powl1 1 e A. Burmeister ec. Y ELE En ; e Ñ “ ' y E "e nl . Y A * - * . E ' E - e 4 * E , ” Á ” > Ñ 0 b , 2 ¿Y uN . A. - ñ ñ dd i « , e 4 . * : Ed q " '* , « “e / - , 17 MN z r « * a AS e s, Ñ y «e ”».. p ' 0 , a > a ' a 4 pe > ó >. csi | ' : ¿ 3 ¡[0 [,¿So.UIy SOUON[AP 031/1091 [9p S9JUUy Ñ E ha A. PR Ar , E j 5 % A == e PA E E nap AUN ses qe a AI A xe | Anales del Museo Pub hico de Buenos Aires. Tom 1! PEXXI 2 de la escala natural 6 / AL e ol Muse Púb de UEnos ALreS 00m 7 -— AS EA P2en y 1 . . . mo + ES , a » a * . e é .e e] 4 e . . * 3 É 3 * ” K , Os e us P id y y > " , Y E a «e, * rt » ' ' A 3 a; 4 . h ¿ a EA 5 e p » o * e 3 e 8 a + . : ; a dl 0 se A y e . ñ , v . Mm La , et ee PLAY Ares Tom IL. 0 Anales del Museo Público de Bueno hi. Berlin CF Schmudt, li no ES K Burmeister del. A Molet pinx Nov. 18 Uan prog 4) €I81 1q1dog Tp d97Stawung [e4Nn]8u e]eoso e] ap Ol sodiae]o uopoydA11 E eu AD y r - ” e a e AOS Lal a Y «¡[UlO], sony sovang ap ooIqng 0asnpg pop SaJeuy Ou” la: q a Ñ e “s. . MM e » 3 y II. PL, IA Anales del Museo Público de Buenos Aires. Tora. ye 1) 7 Ñ e ae: ptodon ( Schistopleurum ) asper. y Gly natural. Yo de la escala lith. Berlin Schmidt, mi tzenstein, Buenos Alres fotografia de Rodolfo Kra: Segun XXVII. Po 8 INESIS ES AO , Nu PO PLA OS SA ce E SE N 2) ENS ER REPO E EOS E EA ¡Digas 01 a a 8 ESTAN E Anales del Museo Público de Buenos Aires Tom 11 natural. y de la escala 16 a Do. 1 Glyptodon (Schistopleurum) elongatus. tein, Buenos Aire tografia de Rodolfo Kratzen J ya 1 y Segun XXXIX. PI, lith. Berlin rai dt 42 e ADA AAN 2) a z LAST DE LIA A AS «EE El Anales del Museo Publico de Buenos Aires. Tom. te: EN qe ies Aé sE É DES, ada Ye del tamaño natural. Glyptodon ( Schistopleurum) laevis. Aires Segun fotografia de Rodolfo K atzenstein, Buenos XL. 12Al: Anales del Museo Público de Buenos Ares Tom IL CE Sehmidt, lth. Berlin H Burmeister del Septbr.18/3 Anales del Museo Público de Buenos Aires Tom Il P1. XLI E Schmidt, hith berlin H. Burmeister lec O tob 00) Anales del Museo Público de Buenos Ares Torn |! . PLXLI Fi 1.+ TA H. Burmeister del. Nov. 187%. Molet Lit. BOLETIN DEL MUSEO PUBLICO DE BUENOS AIRES Circunstancias diferentes hanimpedido las reuniones de la Sociedad Paleon- tológica y por consiguiente no hay de publicar actas de la dicha Sociedad. Por esta razon he creido conveniente, de dar á conocer los progresos del Mu. seo Público de Buenos Aires en otro modo, hablando en esta nueva publicacion sinó de todos objetos nuevos, 4 lo menos de estos, que merecen la atencion por su valor ó por los resultados científicos, que pueden deducirse de ellos. Dr. German Burmeisier. Director del Museo Público. Relacion del año 1868. Las adquisiciones principales de este año han sido: 1. Dos lobos marinos de nuestra costa, Otaria jubata s. leonina y Arctocephalus falklandicus, de los cuales hablan las Actas de la Sociedad Paleontológica, publicadas en el tomo primero de los Anales pág. XL. 2. La Pontoporia Blainvillii, que he descripto detalladamente en los Anales ete. Tom. 1. pág. 359. sig, Entre los pajaros del pais, depositados en el Museo, es el principal un chorlito raro: Chara- drius ruficollis Licur. (Oreophilus totanirostris GouLD), que no ha conocido D. Ferrx pe Azara como habitante de nuestro suelo, porque él vive con preferencia cerca de la costa del mar y entra solamente por casualidad en lugares mas centrales de nuestra provincia. Posee- mos actualmente dos ejemplares cazados en los contornos de Buenos Aires. Otro pajaro interesante, adquirido por el Museo Público, es el pajaro-nin (Aptenodytes patagoni- cus), regalado por el Sr. D. A. Lanus en dos cueros frescos, el uno en estado juvenil con plumas. amarillas blandas de figura de lana, que distingue tanto esta edad juvenil de la edad adulta. La biblioteca del Museo Público se ha enriquesido por los libros siguientes en cambio con los o Anales nuestros. Sinithsonian Contributions to knowledge. Vol. —I.—XIV. Washington. 1851—65. — — Miscellanevus collections. ibid. 8vo Tom. 1—H1 y VI. VII. — — Report for 1864. Svo. Catalogue of periodical works in the libery 0f the Smithsonian Institution. 1866. Svo. Memoirs read before the Boston Society of. natur. history. Vol. L. pt. 1 y 2. Proceedings of the Boston Society of nat, history. Vol. X. no 19—27. Vol, XI. 1—4, 8vo. Condition and doings of the Boston Society of natur. history, 1868 Svo, Y; Je Exuor Conxs, on ¿he ostéology amd myology of Colymbus torquatus. SAMUEL SCUDDER, enquiry on ihe z00logical relations of á Fossil Neuropterous Jnsect. Mittheilungen aus dem Osterlande, Altenbury 1865 8vo pt. 6—8. J. vas DER Hozven, consideracions sur le genre Menobranchus. Bulletin del” Academie Imper. des sciences de St. Petersbourg. Tom. 1X.—-X. 49. Bulletin de P Académie Royale de Bruxelles, 2 Ser. Tom. XXIV. 8vo. Anmuaire de ' Académie Royale de Bruxelles, Tom. 34 ann. 1868. Observations meicorologiques del observ. Roy. de Bruxelles, par J. Quererer. Tom. L Bulletin de la Societé géologique de France. IT. Ser. Tom. XX Vno 1-3. Paris 1867. 63. J. Purzays, memotrs sur les Clavinidae. Bruxelles, 1867 8. Att de la Academia di science? fisica y mathematic; de Napoli. Tom. 1 y LH. Rendiconti de la Academia di scienci de Napol. Tom. I—V. 1862-66. Siteungsberichte der Gesellsch. naturf. Freunde zu Berlin a. d. Jahren 1868067. 42 . M. Scuuntze, Untersuchungen uber die Augen der Krebse und Insecten. Bonn. fol. Proceedings of ¿he z00log. Socieiy of London en 1868, no 1 y 2. Prosreso del año 1869. El Museo se ha enriquecido en este año, por cambio de otros Museos, principalmente con el dela Universidad Prusiana de Greifswald, con muchos objetos nuevos de mamiferos y pajaros, como tambien con otros del pais, renovados en lugar de las viejas preparaciones, pero no se encuentra entre estos objetos ningun otro de tanto valor, para hablar de él detalladamente, que el cuero de un lobo marino. La obra principal ha sido la armazon del esqueleto y de la coraza de Panochthus tuberculatus, adquiridos en el año 1867, del cual objeto tratan detalladamente la entrega 1 y 11 del segundo tomo de los Anales. Arctocephalus Hookeri GRAY. Bajo este título mi estimado amigo D, Ebuarpo J. Gray, Director del Departamento zoologico del Museo Británico, describió en el año 1845 (The zo0logy of the Voyage of IL. B. M. 8. Erchus et Terror, pág. 4. pl. XIV et. XV) un lobo marino, encontrado en las Islas Falklandicas y la cos- ta del Cabo de Hornos, que ha sido reconocido por él para una especie particular bien fundada. Este animal no ha sido encontrado y examinado despues por ningun sabio competente; los autores que hablan de él, como Peres ensu enumeración de los lobos marinos con orejas externas (Monatsber. d. kon. Acad. d. Wiss. e. Berlin, 1866 $. 269 no 5,) no dan otras noticias, que extractos de la descripcion de Grax; solamente SoLarer habia creido reconocer la dicha especie en un lobo marino juvenil, traido vivo á Lóndres de Buenos Aires y comprado para la menageria del Jardin zoologico. (Proceed. z00l. Soc. 1866. 80). Este individuo es el uno de los dos, que habia visto vivo acá en la calle Sn. Martin núm. 75 y que tambien es figurado en el diario popular: Zhe Field, Vol. 27. no 659. del 10 de Marzo de 1866. pág. 191, como ya he dicho en estos Anales Tom. 1. págs. 303. Las dos figuras del /ield y de SoLater (1. 1.) son muy buenos y representan el animal completa- mente natural, como se trata vivo; lo que puedo testificar segun mis propias observaciones repetidas de los dos individuos vistos en Buenos Aires. A la misma opinion participa MurtE en su nota sobre la muerte de este individuo, causado por un pedazo de tela de vela, que habia comidoel pobre animal (2?roceed. zo0l. Soc. 1867, 243.), aun mas TIT. tarde, Procced. 2001, Soc. 1869 pág. 108 el autor pensaba, identificar Otaria Hookeri de Gray con Otaria Phitippic de Perérs, quees en verdad de todo lado diferente de ella. Dos años despues revocó ScLATER su primera opinion sobre e nion de Gray y Prrers, que el dicho lobo marino viv dividuo juvenil de la Otavia Jubata s. leonina de los autores anteriores. (Proceed. z001. Soc. 1868 págs. 190.) ste animal, acomodandose á la opi- o de Lóndres no ha sido otra cosa, que un in- Respecto á estas Jiferencias entre las opinioues de sabios t tan distinguidos ha sido para mí de mu- cha importancia recibir el cuero y el cráneo de un lobo marino macho, recien matado en la boca del Rio Paraná, como veinte leguas rio arriba de Buenos Aires, por pescadores en el mes de Mayo de 1869, que en el primer momento, examinando el cutis y el cráneo, corno fueron, he tomado tambien para Arctocephalus Hookerí de Grax, y bajo este título lo he introducido en la lista de los Mamíte- ros del pais, publicada en Tom.I. de los Anales, pag. 464 no 168. Pero despues de su armazon, cuando el eráneo ha sido mejor limpiado y el cuerpo del animal restituido á4su figura natural, he vis- to, que no es bastante diferente de los otros objetos de la Otaria Jubata s. leonina, conservados en vuestro Museo. Entonces, estudiando con mas atencion el animal he comprendido, que no es otra cosa, que un individuo juvenil del sexo masculino de la dicha especie, y que el Arctocephalus Hooker de Gray representa una especie particular, pero de ningun modo el estado juvenil de Otaría jubata, aun por su figura externa los estados juveniles de Otaría jubata son bastante parecidos al Aretoce- phalus Hookert. En el exterior la longitud de las orejas es un carácter diagnóstico, porque ellas son mucho mas largas (0,030, en lugar de 0,015) en el Arct. Hookerí. Despues se distinguen las dos especies por las aletas anteriores, que no tienen uñas en ninguno de los ejemplares de Ofaria Jubata de muestro Museo, aun Gray las figura claramente en su Arctocephalus Hookerií lám. XIV. Tambien las aletas posteriores son diferentes; Gray figura cinco uñas en ellas, diciendo que la segunda y tercera uña sonlas mas largas, la cuarta y quinta menores y la primera lamas pequeña. Nuestros individuos de Otaria jubata tienen tres uñas muy largas de 14—13 pule., la media de ellas la mas larga, faltan- do las dos otras (la primera y la quinta) generalmente, ó si son presentes son muy pequeñas, apenas visibles, 1 línea de largas. La quinta falta casi siempre. Al tin tienen los machos jóvenes, que pa- recen mucho por su figura y su color al Aretocephalus Hookeri, una grande mancha amarilla oscura al rededor delos ojos, que falta al dicho Aretocephalus, y que parece muy caracteristica para la Ota- ría jubata juvenil. Otras diferencias muestra el cráneo, que es mas bajo en el Arcí. Mookeri, en comparacion con su longitud, y la parte anterior que corresponde á las mandíbulas relativamente mas larga. Tiene el Arctocephalus dientes mucho mas pequeños, que los individuos deigual tamaño de la Otaria jubata, perolos tubérculos laterales de la corona de las muelas son mas grandes. Alfin la figura del paladar es muy diferente, porque su porcion posterior es mas angosta y mas corta en el Arctocephalus Hoo- keri, estendiendose la márgen posterior del paladar de Otaria jubata casi hasta la márgen anterior de la cavidad glenoides para la mandíbula inferior, durante que en Arctocephalus Hookeri esta márgen no sobrepasa la esquina posterior sobresaliente del arco zigomatico. Este carácter es con- forme por toda la edad delos dos animales, estando ya presente en el cráneo de nna Otaria jubata recien nacida de nuestro Museo, cuyo cráneo no tiene mas que cinco (5) pulgadas de largo. Por todos estos caractéres no es dudosa la particularidad de Arctocephalus Hookeri, como especie diferente, que no debe confundirse con el estado juvenil de la Otariajubata. Ya habia certificado esta opinion por observaciones repetidas de los individuos diferentes de Otaria jubata en nhestro Museo, cuando recibí, haceun mes, por favor de su autor la obra de J. A. ALLEN sobre los lobos marinos con orejas, recien publicada en el Bulletón 0f ¿he Muscum of compa- VE vative zoology at Harvard colleze, Tom. IT. número 1. (Cambridge, U. St. A.),en la cual el autor, aludiendo 4 las publicaciones anteriores, se confiesa dispuesto, unir de nuevo 4Arctoc. Hookeri con Otaria jubata, presumiendo que las diferencias notadas fueron irregulares (to be an unusual state, pág. 40). No puedo participar á esta opinion; caractéres, que se manifiestan en tres diferer tes individuos, que enumera GRAY (Cazal. of Seals. pág. 54.) son, segun mi modo de ver, regulares y no exepcionales, principalmente si los aprueban diferentes autores (cf Peters, Monatsh. 1866, pág, 668. 5.) y por esta razon los acepto como diagnostíicos. Tambien debo corregir la nota pág. 13, en la cual el autor afirma, que los lobos marinos de naesiro Museo fueron recogidos por el Dr. Maacx; la ver- dad es, que el dicho Sr. ha acompañado, por mi invitacion y porgastos del Museo Público, en su es- cursion á Patagones al cazador del Museo Público, Sawrraco Pozzr, sin dar á él otra asistencia que la de un compañero de viage. Pero la obra de matar los animales y preparar los cueros es hecho por Pozzx, y no por el Dr. Maaor. Muy bien fundada es del otro lado la informacion dei autor al Sr. Murtk, qne Otaría Philippiz Prrars. no es identica con Arctocephalus ¿fooker? Gray (pág. 15). Esta especie se acerca mucho á la Otaria Falklandica, descripta por mí: Ann and Mag. of Nat. Nist. YV Sec, Vol. 1. pás. 99; - pero no ereo idénticos los dos animales, lo que ya quiso probar en la Zoitschr, fur d. ges. Natur, Tom. 31 pág. 300. La Otaria Philippiies idéntica con la Phoca porcina de Morixa (Comp. d. 1. hist. nat. de Chile, 1. pág. 314.), Otaria porcina Gax (hist. nat. d. Chile. Zoolog. IL. L 75); y si fuese tambien idéntica con el Arctocephalus Falklandicus de nuestra costa Patagónica, esta especie de- biese diferenciarse porsus individuos en el mismo modo como la Otaria jubata s. leonina. La biblioteca ha recibido por cambio con los Anales etc. las siguientes obras; Proceedings of the Royal CFeographical Society of London. Tom. X1—XI1I, Bulletin de ' Académie Imper. de St. Petersbourg. Tom. XI. 42. Abhandl des naturgesch. Vereins zu Bremen. Tom. Í. no 3. Siteungsberichte der (Gresellsch. Isis zu Dresden. 1868. no 4—6. Jahreshefte der Wirtermb. patriotisch. Gesellsch. Stuttgart. Tom. 23 no 34. Tom, 24 no 1—2. Sitzungsberichte de K. Hi. Academie der Wissensch. z. Wien. Physic. math . Section. no 55. 58. Nachrichten v. d. Kon. Societat der Wissensch. z. GFottingen. a.d. Jahre 1867. Zeitschrift d. Deutsch. geologisch. (Gesellsch. 2 Berlin. Tom. XVII—XX,no 1-2, Memoirs read before the Boston Society of Nat. History. Tom. L. no 3. Annual of the Boston Society of Nat. History. 1868—-69. 1. 8. Condition and. doings of the Boston Society of Nat. History. May 1897 y 1868. 8. Proceedings of the Boston Society of Nat. History. Vol. X1. Boston 1867. S. A. Hxarr, the fossil Cephatopoda of the Museum of compar. Zoology at Harvard Coll ege. 8. L. T. PourtaLzs, contributions to the Fauna of the Guif—Stream. $. Ax. Acassiz, on the young stages of a few Anmelides. NV. Fork 1866 8. Annval Report of the trustees of the Museum of comp. Zoology as Harvard College, for 1566 y 1867 $. Proceedings of the American philosophical Society. Vol, X. no “T. Philadelphia 1867 8. Catalogue of; Orthoptera of North America by Sam. H. Souovzr. Washington. 18' 8 $. 17. 8. Sanitary comisions memoirs. Washington, $. De Kongl. Norske Frederiks Unwersitets Arsbereting for 1866. Forhandiinger of Videnskabs Selskabet e Christiania en 1865 e 1866, Morkinskiana, udgiven af UnGar. Christiania 1867, y Norges officielle Ssatistilt for 1866, v. Moetcorologische Zoydtagleser pau Chvistiania observatorivm en 1865 ¿ 1886. 40 e — 0f de Kon. Norske Universitet en 1863-66. | == — af de Telegraphen stationen en 1866. H. DE SAUSSURE, mémoires pour servir ál histoire naturelle du 1860 ete. 61 42. Kongl. Danske Videnskabers Selskabs Scrifter, IV teoch Vte. Raelele. Tom. VIZ. mathem. physik. Classen. Tom. 1— VII e To Oversigt vver det Kongl. Danske Videnskabers Selskabs Fi o orhandlinger for 1857—1867 8. Videnskabelige Meddelelser fra nuaturh. foren img ¿ Kjobenhaven for 1866 e 1867 8 7 AA OS A NO , tai E. Horx, Danmarks Politik under den swensk-russisle Krig f.1788—90. 42. IAEA S5sIG, kritishe Bidrag tel Grackenlands gamle Geoyraphie. 4 7 amara SAS € ¡fay IN Ea A . a ye . Y STEENSTRUP, copias de diferentes publiciones de este sabio distinguido. A. StEEN, on Integrationen of Differentialligninger. 42 . Mexique. livr. IT et LIL. Genéve I—X et Tom. I— m. TIT. philos. histor. Clussen 42 . Entomoloyische Zeitung, herausgey. v. Dr. O. A. Domex. Tom XXX VL Stettin 1850—65. Svo. Linnea entomologica. Tom. XUI—XVIT. Leipz. 1857—66. 8vo. Bonrman, monographia Cassidarum, Tom. 1—IV. Holmias1850—62. Svo: C. Star, monographie des Chrysomelides Y Amerique, Y et. VIT 42. = — Orthoptera de Kon. fregatt. Eugenio reses. 42 . F, W. Maxz1x, monographie der Gatt. Strongylivumn. 42 . —= — Bemerkungen uber einige von Faxuicrus bescárichene Helops Arten. Bulletin de ' Academie Royale des sciences de Bruxelles. 2 Ser. Tor. % ete. 26. Annuaire de ll Acad. Royale des sciences de Bruxelles. Tom. 35 ann 1889. Annales metéorologiques de Pobservatoire Royale de Bruxelles, par W. Quereurr, 2 ann. 1868, 42 Proccedings of the Zoolog. Society of London. 1868 no 3-4. Bulletin de la Societé géologique de France. Tom. XXV no4. 5et. Tom. XXVI. no 1. Annals of the Lyceum of Nat. History of New York. Vol. IX no 1—4 April 1868. $. Bulletin de ' Academie Imper. des sciences de St. Petersbourg. Tom. XHMU 4 . Siteungsherichte de K. K. Academie der Wissensch. 2u Wien. 1868no0 1—5. Math. phys Klasse. Bulletin da la Societé Imp. des Naturalistes de Moscow, ann. 1868 no 2. M. Seuurze, Archiv. f. mikroskopishe Anatomie. Bd. IV. no 1-4 1868. 8vo. Abhandlungen des naturmw. Vercíns zu Bremen. Th. II no 1. Zeitschr. d. Deutsch. geolog. Gesellsch. 2. Berlin. Tim. XX 3-4 et. Tom. XXI no 1. 8vo. Sitzungsberichte dar noturf. GCesellsch. Isis z. Dresden, 1868. no 10 —12; 1869, no 1—3 Syo. Nachrichten v. d. Kónigl. Societ. der Wissensch 2. Gottingen. a. d. Jahre 1868 8vo. Berichte der Wetterauschen Gesllsch. f. d. gesamte Naturk. zu Hananu a. d. Jalren 186367. Die geograph. Verbreitung d Pflanzen Westindiens v. A. GrIsEBACH, Gottingen 1865. 4. Uber den vulkan v Santorin und dessen Eruption v. 1866 v. K.v. SeeBaon, Gottingen. 1867. 4. Uber die urform des menschl. Schadels v. Dr. F, ScHAArrAUsEN, Bonn. 1864, 4. Astronomiche Mittheilungen d Kon. Sternwarte zu Cottingen. 1864. 4. TU. Scunurz. Untersuch. uber die Baln des Doppelsterns TO. p. Ophiuchi. Altona. 1867. 4. M. Siro, relazione d. gita de S. Raphael á 8. Carlos y de $. Cárlos á Mendozo. Svo. H, Sranntus, uber das peripherische Nervensystem der Fische. = — uber den Buu und die Grenzen der Ganoiden. Siteungsberichte dl. Gesellsch. noturf. freunde zu Berlin 0.d. Sabre 1868 42. Jahreshefte der Wurtemb. potriot. Gesellsch. etc. Bd, XXIV no 3 et. XX TV no 1. vL Bulletin de la Societé géologique de France. Tm. XX V no 46 es Tom. XX VI no 1-2. Proceedings 0f the zoolog. Society of London for 1889. no 1. Mémoirnes de la Soc. Imp. des sciences naturelles de Cherbourg. 11 Ser. Tom. TV. Svo. Rendiconti del Reate Inmstitulo Lombardo. Vol. IF. 9 eb 10. IL et IV 1-2 Memoirie del Reale Institulo Lombardo. Vol. X no 3. Atti della Socia Italiana de serenzi naturala. Vol. VIIL. 13. Mittheilungen aus dem Osterlande. X VIII, 1-2. A. Hyarr, growth of the South American continent, Catálogo de las aves Chilenas, existentes en el Museo Nacional de Santiago. 1869 8. Formicidae novae Americanae, collectac á P. SrroBEL, descriptac d G. Mar Dr. > P. SrrobkL alcune note di Malacología Argentina. = — Materiali di Paloetnología comparata. F SUMICHARST, the geographical distribution of the native birds of Vera Cruz, Boston 1869 4. O. Recxozx, richereho paleontologiche nelle alpi apuane. Pisa 1867. 8. Progreso del año 1870. En este año el Museo Público se ha aumentado mucko, sea por el interés que el Superior Gobier- no ha tomado á su progreso, ó sea por los regalos de alennos favorecedores estimados de nuestro es- tablecimiento. + ll progreso mas estensivo en el exterior es la edificacion de una nueva sala, con la cual se ha unj- dola aumentacion del lugar de la biblioteca del establecimiento, dando á ella el antigno laboratorio y edificando un nuevo laboratorio bajo la sala nueva. y Entre los regalos debo nombrar en primer lugar los restos valorosos de Megatherrum america- nati, presentados por el Sr. D. Davin Laxara y los Sres. D. Feoerico y D. Joaquin Terrero. Se han completado por estos regalos los huesos de este animal gigantesco, que ya tuvimos antes en el Museo Público, en un modo tan satisfactorio, que actualmente no falta nada mas que un cráneo completo; el Museo posee ahora pedazos de dos cráneos rotos con los dientes, dos omoplatos, cuatro pelvis, cuatro piernas y canillas, tres piés, cinco humeros, tres antebrazos, tres manos, todas las vér- tebras del tronco, casi todas las costillas, dos colas completas, un esternon completo y dos otros incom- pletos. He mandado la descripcion de la pelvis completa á la Sociedad Zoologico-botanica de Viena, acompañándola por vistas fotograticas de tres lados del objeto, y dicha Sociedad ha publicado mi des- cripcion en sus Actas, pero no las figuras fotograficas, que hubiesen necesarias para intentarla bien. Otro regalo aun de mayor importancia ha dado el Dr. D. Maxuzr Montes DE Oca, ofreciendo al Museo Público los restos de la mandíbula inferior de un animal fosil, desconocida hasta hoy en la ciencia, Es un muevo género del grupo delos Zeuglodontidae, secion particular de los.cetaceos, ac- tualmente desaparecido de la creacion, que habia unido en su organizacion la figura colosal de las ballenas con la dentadura particular de los lobos marinos. Ya ha sido conocido un representante vigantesco de este grupo, el Zeuglodon cetoídes, que diferentes autores han descripto bajo diferentes apelativos, como Dorydon, Squalodon, Basilosaurus y Hydrarchus, encontrado en las provinciasaustrales de la America del Norte, en donde se hallan en abundancia las vertébras gran- des de este animal, pero ningun resto de un animal parecido ha sido descubierto hasta hoy en la América del Sud. El regalo del Dr. Mowres px Oca introduce entonces una nueva figura orgá- nica, como habitante de nuestras costas antiguas marinas de la época terciaria, en la ciencia, aumen- tándola con un animal particular, al cual he dado el apelativo cientifico: Saurocetes Argentinus, en consecuencia de la grande similitud de su mandibula inferior con la del Cocrodilo del Ganges, co- nocido bajo el nombre particular de Gavialo. Es esta mandíbula el único resto del animal caido en mi poder, y tampoco no es completa, faltando la punta anterior y la ala posterior con la apofisis vu coronoides y el condilo. La porcion conservada es 18 pulg. ingl. de larga, de las cuales 12 pulg. pertenecen á la simfisis de la barba; la punta anterior rota es de figura triangular isocelis, con lados poco corvados, 17 pulg. de alta y 14 pulg. de ancha; la ala posterior mas grande es 32 pulg. de alta y 1% pulg. de ancha, perforada en todo su interior por un vacio abierto, que continua como condue. to sucesivamente mas angosto hasta la punta anterior, formando dos canales alveolares , Separados por un tabique por toda la mandíbula. La superficie externa de la substancia huesosa muy dur: es oblicua rugulosa, con surcos pequeños angostos, que salen de un surco longitudinal mas ondo á cada lado de la simfisis de la barba, lo mismo como en algunos Delfinides, por ejemplo la Pontoporia (véase Tom. IL, pl. XXVI fio. 2 de nuestros Anales). Hay en la porcion unida de la mandíbula por la simáisis de la barba 12 dientes en un lado y nueve al otro, faltando con una porcion media de la mandíbula los otros de este lado. Cada diente tiene una corona de figura de cono, poco reclinada hácia atrás, como 7—S lín. de alta y 6—7 lín. de ancha en su base eliptica. Esta corona es eubierta con esmalte rugulosa en la superficie, que termina hácia abajo con una márgen poco engrosada. La raiz, que sigue hácia abajo, principia con un cingalo pequeño angosto y se estiende despues en una porcion mas ancha de figura de rábano, 11 —14 pug. de larga, que termina con dos puntas divergen- tes, poco corvadas y comprimidas, Estas puntas se tocan con el canalis alveolaris en el interior de la mandíbula. Todos los dientes son de figura igual, sin alguna diferencia de la corona, y prinei- anteriores y los últimos posteriores poquito mas pequeños que los medios de cada lado. Esta con- formidad de los dientes de la mandíbula distingue el Sawrocetes genericamente de Zenglodon, que tiene dientes de diferente figura y tamaño, los mas grandes con corona tuberenlosa, muy comprimida, acneralmente de siete tuberculos sucesivamente mas altas de la orilla hasta el centro de la corona. Son estos caractéres suficientes para probar la diferencia de nuestro animal, que ha sido mucho mas pequeño, que el Zeuglodon cetoides y probablemente de medio tamaño, no mas largo que 20-25 piés. Una descripcion mas detallada, acompañada de figuras, he mandado ála Sociedad Zoologica de Lóndres, á donde será imprimida probablemente en los Proceedings del año corriente de dicha “Sociedad. d , Entre los objetos de interés, que el Museo Público ha recibido en este e, ficuran también algu- nas mariposas raras del pais, que el Sr. D. Ruscaeweyn ha tomado en la quinta de la famotlia de su señora de Quilmes, es decir: el Papilio Corethrus Lacorb. (Borsp. Spec. qn des Lepid. [. E 14 152.) y el Pap. Duponcheliz Lucas (Annal. d la Soc. enorme d. France. 1839. pág. 93 pl. 8). Es la primera vez, que he visto estas dos mariposas, las mas particulares de nuestro sucio tomadas en ns vecindad inmediata de Buenos Aires; antes las he recogido en los contornos de la Bajada qu Paraná 6 en los de la Villa de la Paz de Entre-Rios, en donde noson raras segun informe del Sr. Kiwx ELIN, Su organizacion particular ha empeñado el Dr. FeLoer de Neza; tundar E o Pa nuevo género Furyades, sobre el cual he publicado algunas iS an la Entomologishe Leibung de Estettino, con nuevas observaciones fundadas en los muchos individnos comunicados á mí por el palmente sin tuberculos secundarios en ella, pero se diferencian poco en tamaño, estando los mas dicho Sr. KiwkeLIN de Buenos Aires. ' | Al fin tengo de hablar de una ballena, que se habia encontrado el 27 de Abril en la esta del slo de la Pláta, cerca de Quilmes, de donde el cadáver ha sido transportado por órden del SHpanos Go- bierno hasta la Boca, para ser limpiado y traducido el esqueleto al Museo Eo lo que se ia en el mes de Agosto. Eseste individuo de la o especia) que el Stan del 14 se ASoslo ES LESS sobre el cual he dado algunas noticias en la: Zesischr. f. d. gesamt. Maduro: a O pás. 8 bajo el título de Physalus patachonicus, aci dee al modo de me mr J. > RES gue of Seals ete. pág. 374.) de clasificar estos animales. El individuo anterior ha sido hembra, pero el nuevo es macho, lo que permite comparar los dos sexos de esta especie. La hembra ha sido:58 ) de 60 piés; los dos de edad bastante juvenil, prueba |: piés ingl. de larga, y este macho es de 60 piés; los dos de edad bastante juvenil, lo que prueba la VIII. configuracion de los huesos del esqueleto, que todos tienen sus epiásis libres, como testimonio seguro de la juventud del animal. El cuerpo tiene un color pardo negrito, poco mas claro en el lado inte- rior, pero no blanco; con excepcion del lado interior de la aleta del pecho, que es en verdad blanc: hasta la márgen misma de la orilla inferior. La figura general es la de un luso prolongado, mas delgado hácia atrás, que hacia adelante, en donde la cabeza aumenta poco la parte superior, ocu- pando como de 12 piés, es decir la quinta parte de la longitud entera. No ha sido posible examinar las aperturas de la nariz, por la posicion del cadáver; solamente la boca se presentó abierta de 9 piés de larga, con la barba negra en dentro y la lengua oscuro-amarilla, saliendo de ella como un globo airifero bastante inchado. El ojo hasido 13 piés sobre el fin de la boca y de él hasta la arti- calacion de la aleta del pecho 5 piés. Esta aleta es poco mas corta que la misma de la hembra, es decir 7 piés de larga y 23 piés de archa, pero dela misma figura poco corvada y apuntada al fin. Sobre la garganta y el pecho corren desde la márgen de la mandíbula hasta el ombligo pliegues ondos paralelos á tres pulg. distantes, que ascienden en número hasta 31 á cada lado de la mandi- bula inferior, lo que permite calcular que «l número entero en la parte mas ancha de la barriga sube hasta 70—75, porque algunos nuevos pliegues principian en el pecho, entre los otros ya descendientes de la mandíbula. Los mas largos sun los medios, que terminan antes del ombligo, que indica exac- tamente la mitad de la longitud del animal, de 30 piés distante de la punta de la mandíbula infe- rior, que sobrepasa poco á la superior. De acá los pliegues se hacen á cada lado mas cortas, desa- pareciendo los últimos atrás de la aleta del pecho yen la altura de la articulacion de ella. Atrás del orabligo el cuerpo es completamente liso y de circunferencia casi circular, pero despues se cam- bia su figura en comprimida, mas alta que ancha. Cuatro piés detrás del ombligo se presenta en el me- dio de la barriga un pliegue largo de la misma extension,que es la apertura prepucial del pene y á su fin posterior dos otros pliegues pequeños, cada uno 1 pié de largo, que son los pliegues de las tetas del macho. Mas de 23 piés atrás del pliegue prepucial hay otro pliegue ¿ pié de largo, que significa la apertura del ano, con la eual concluye la barriga y principia la cola. En esta region del cuerpo se presenta la diferencia del sexo, teniendo la hembra acá no mas que un pliegue distante del ombljey de 6 piés, que pliegue es 3] piés de largo y á4cada lado acompañado de dos pliegues pequeños de las tetas. En el pliegue grande, que tiene dos labios gruesos á su lado, se encuentran incluidos hácia adelante la vulva y hácia atrás el ano. Sobre el pliegue del ano se presenta en la superficie dorsal del animal una aleta pequeña triangular muy baja, 27 piés de larga y $ pié de alta, que dista como 15 piés de la punta posterior del animal. De acá hasta el fin el cuerpo principia hacerse mas an gos- to, cambiandose de la figura de huso al fin en la de remo, con la cual termina en la aleta de la «cola horizontal, que es 13 piés de ancha y dividida en dos alas simetricas, cada una 64 piés de larga y 3% piés de ancha en el principio. Esta aleta es por consiguiente poco mas pequeña que la misma de la hembra, que habia tenido 15 piés de anchura, es decir cada ala 8 piés. Tambien la aleta dorsal es mas pequeña y apenas bien separada del lomo. El esqueleto, que por la mucha grasa, que contienen los huesos en su interior, no ha sido armado hasta ahora, es bastante diferente en toda su configuracion de la del viejo de nuestro Museo, que he descripto antes en los /LProceed. 2001. Soc. 1865. pág. 191 como Balaenoptera patachonica. El erá- neo es relativamente mas ancho, pero no mas largo, estando la mandíbula inferior de los dos indivi- duos casi de igual longitud, es decir: 11 piós 6 pulg. con la curva en el nuevo y 11 piés 5 pulg. en el viejo. Correspondientes diferencias muestran todas las vórtebras, el Atlases mas ancho, la Axis tam- bien y su apofisis espinosa mas alta. El número completo de las vertébras asciende hasta 66—68, fal- tando las últimas 6—7 en el eje de la aleta terminal de la cola, pero la última restante, que es la sexagémisa primera, prueba por su tamaño y su figura, que á lo menos seis, sinó siete faltan atrás de ella. Todas las sieve vertébras del cuello son separadas y tienen epifisis muy delgadas separadas, con escepcion del Atlas y del lado anterior de la Axis. El número de las vértebras dorsales asciende IX. á 15 (quince) y ¿lo mismo el número de los pares de las costillas; él de las vertébras lumbares es de 16 (diez y seis) y entre las vértebras caudales hay 16 al principio con espinas inferiores, las últimas son sin estas espinas y la última de las espinas presentes es abierta, separandose en dós láminas pequeñas casi circulares. Desgraciadamente se han perdido, por negligencia de los obreros, á los cuales habia confiado limpiar el cadáver, los huesos de las aletas, con escepcion del omoplato y del humero, que es con su epifisis 17 pulg. de larga y S (ocho) de ancha en el medio. Mas no puedo decir actualmente de la figura del esqueleto, conservando la descripcion detallada para lo futuro, acomodándome provisoriamente ¿la opinion generalmente admitida, que los individuos de estos grandes animales son mas variables en la configuracion de sus huesos y muestran diferencias entre ellos, que son aun mas grandes que verdaderas diferencias especificas en otros mamíferos de tamaño menor. Por esta razon no admito mas que dos especies de Bulaenoptera de nuestra region del Oceano Atlantico. 1. L. Patachonica, fandada en el antiguo esqueleto de nuestro Museo y descripto en los Pro- ceed. Zool. Soc. 1865. 191. El animal parece ser muy variable en tamaño, segun su edad, y puede sobrepasar, segun la analogia de la especie boreal, misma la longitud de 80 piés mas Ó menos; pro- bablemente los individuos menores no tienen mas que 14 pares de costillas, pero sí los viejos 15. A esta de las dos especies pertenece la Lalaenoptera vista por Quo y Garmaro á la costa de las Islas Maluinas (6 de Falkland) descripta por DesmouLixs (Dict. class. Phist. nat. UL. 164) y repetida por Grax (Catal. of Seals. 161.) bajo el título de Balaenoptera australis. 2. B.bonaérensis, lamas pequeña de 30—32 piés de larga, descripta por mí en los Proceed. Zool. Soc.. 1867. 707. Ya he principiado dejar figurarlos huesos correspondientes de los tres esqueletos de nuestro Museo, para publicar la descripcion detallada de ellos tan pronto que son ejecutadas las láminas en Europa. La Biblioteca del Museo Público ha recibido en cambio con los Anales en el año corriente las obras siguientes. 208. RingwaY, notices on certaín obscurely known species of American birds. Philadelphia 8. J. E. Picrer, rapport fait á la session de 1869 de la Socicté helvetique des sc. ete. Genéve $. Proceedings of the Royal Geograph. Society. Vol. XL and XI V. 8vo. Bulletin de la Societé géologique de France, Tm. XXVI no 3. 4. F. E. Scgunze, uber die Sinnesorgane der Seitenlinie ber Pischen und Amphibien 8vo. L. Aeassiz, address delivered on the centennial anniversary of the birth of A y. HumsoLor. Bos- ton 1869 S. — — Report upon deep Sea-dredgings. Svo. Y. A. AuLan, mammalia of Massachuscís. SvO. F. pz PourraLes, contributions to the fauna of the Gulsftream. A. B. Meyer, uder den Giftapparat der Schlangen, besond. der gatt. Callophis 1869 8Svo. Smithsonian Report for 1867 8. Binnza de Brown, Land and freshwater sholls of North America, número 1. Pulmonata. Sam H. Scuoozr, Catologue of the Orthoptera of North America. The entomological correspondence of Thad. Harzis. Boston 8. Memoirs of the Boston Society of Nat. History. Vol. L. pl. 4. Proceedings of the Boston Society of Nat. History. Vol, XII no 1 17. Anual report of the trustees of the Mus. of comp. Zoology at Harvard College. Boston 1868 3wo. Proccedings. of the American philos. Socieíy. Vol. X. número: 78, 79, 80. Sam. H. Scunozr, revision of large styloted crickets. Salem 1869 4. Tenth amaual report of the Columbia Instit. f. th. deof a dumb. 1867. Tenth annual statement of trade and comerce of Cicago, 1868 8. Jan X. FPorthy ninth annual report of the board of controller of public shools. Plaladelphio 1868 8. Letter of the Vice- President of the Nacional Academy of sciences. 1867 de 1868. The Unit. States Sanitary commission, a sketch of its purposes and its works. Boston 1863 8. Ox. Y. Srurí, history of the Unit. Stat. Sanitary comission. New York 1868 8. The Sanitary comission of the Unit. Stat. Army. New Yori 1864 8. Sanitary memotrs of the war of rebellion. New York 1869 8. Bolletino del Real comitato geologico d' Italia, número 1-4. Firenze 1870 8vo. Bulletin de la Société géologique de France. Tom. XXVI no 5.6. Bulletin de l Academie Imperiale de 8. Petersbourg. Tom. X1V 42. Jahrbuch der geolog. Reichsanstalt 1850 69 1.2. Wien. 8vo. Verhandl, der geolog. Reichsanstalt. 1867. 69 1-9 Wien. Svo ma). Abhandl. der geolog. Reichsanstalt. Tm. 1—IV 1-8 49. Hamecker, naturaissch. Abhandlungen Wien 42 . Berichte uber Mittheilungen an die geolog. Reichsanstalt. Bd. 1 VULL. Kenncotr, mineralogische Forschungen. 1850—51. 1862—1864. 69. Verhandlungen der k. ke. zoologish-botanischen Gesellschaftzu Wien 1854—1868. 15 Bde 8. Siteungsberichte der k. k. Academie der Wissensch. zu Wien. Mathem. plysic. Classe 1868 Juny. — Dec. 1869 Jan. Febr. Bulletin de la Société Imp. des Natur. de Moscou. 1868 3 de 4. Sitzungsberichte d. Gesellsch. naturf. Freunde 2u Berlin. 1869 4. Zeitschr. d. Deutsch. geolog. Cesellsch. zu Berlin, Bd. XXI no 2—4. Kongl. Swenska Vetenskaps Academien handlingar. V. 2. VI. 1-2. VIT 1. Stockholm 49 . Oversigt of Kongl. Swensl: Vetensle. Academ. forhandlinger. Tm. 22, 23, 24, 25. 8vo. SUNDEVALL, die Thierarten des Aristoteles. Stockh. 8. — — Oonspectus awium Picinarum. STaAL, Memiptera Africana, no 1—4. Svo. NorDENSKJOLD, Greologie af Spitebergen. SvO. IxGELsTROM, rock af Nullaberg. Svo. Horace societatis entomologicae Rossicae. Yom. 1—V. Svo. Mittheilungen aus d. Osterlande. Bd. XIX 1. 2. 1869. Siteungsberichte der naturf. Gessellsch Isis 2 Dresden. 1869. 4, 6, 8. Entomologische Zeitung herausg. v. Dr. O. A. Dourx. Stettín 1868 u. 1869. 8. Abhandlung d. Kon. Bairisch. Acad. d. Wissensch Munchen, philos. Cl. Bd. X1. 3. physic. Cl. Bd. A 2.; histor. Cl. Bd. XI1. 42. Siteungsberichte de Kon. Bair. Acad. d. Wissensh. 1868 1 4 1869 13 8vo. Meissner, Denksch. auf 0.17. Ph. v. Marrius, Munchen 1869 42 . Bulletin de ' Académie Royale de Belgique. Tom. 27. 28. Bruxelles 8vo. Mémoires, couronnés et autr.mém publ. par U Acad. Roy. de Bruxelles, Tom. XXI 1870 43. ef. mém. des savants étrangers dec Tom. XXXIV 1867 70 42. Anmuaire de l Academie Royale de Belgique. 36 ann 1870 8Svo. Lecons de la physiologie dec par Muze Ebwaros, 9 Voll. Paris 1856—60 8vo. Bulletin de la Société géolog. de France. Tm. XX V1.7. Tom. XX VII no 3 Paris Svo. Y. BArRANDE, defense des colonies. no IV. Prague. 1870 8. A. ALLAN, on the eared Seals (Otaridae), Boston 1 1870 8. Bolletino del Real comitato geologio Y Italia, Firenze 1870 Svo. no 5-8. h = XE = BOLETIN. DEL MUSEO PUBLICO DE. BUENOS. AIRES Del Año 1871 El aumento del Museo Público en este año es de una importancia bastante considerable, por algu- nas adquisiciones nuevas, que faltaban hasta hoy en nuestra coleccion, y otras ya existentes, pero actualmente mejor armadas, Entre los Mamíferos debo nombrar dós gatos monteses frescos (Felis Geoffroyi) regalados por el señor D, JuAN Peña, faltando siempre al Museo Público el gato pajero (Felis pajeros), que parece ser muy raro en nuestros campos, aunque se sabe vive en la pampa del Sud de la provincia, Otras especies nuevas son: El Mataco (Dasypus, Tolypeutes, conurus) coraza, y esqueleto; la liebre de ie (Dolichotis patachonica) y el esqueleto del Guanaco (Auchenia Guanaco), traidos por el antiguo preparador de su viage á Patagones. Muchos pájaros ha recibido el Museo Público, entre los cuales nombro: El macho del Cóndor (Surcorrhamphus Gryphus), regalado por D. MANUEL GUERRICO. El avestruz petizo (Rhea Darwini), traido de Patagones por el antiguo preparador, como tambien los pájaros siguientes: Anser (Bernicla) dispar PuiLt. . Anser (Bernicla) poliocephalus GRAY. Anas (Erismatura) ferruginea EYTON. Otros pájaros del país ha recojido el cazador Moskr, por los cuales el Museo Público ha entrado en cambio con la coleccion de la Smithsonian Institution de Washington, recibiendo nuestro Museo Público la remesa de este instituto en el año que sigue, en euyo Boletin daré su contenido, Una adquisicion de interés es el esqueleto de la Ballena, encontrado en nuestro Rio cerca de la boca del Rio de Lujan durante el mes de Agosto. Desgraciadamente el esqueleto no se ha conservado completo por la negligencia de la gente, que le habia limpiado provisoriamente, faltando la última punta de la cola y las puntas de las dos aletas; cuyo defecto ha disminuido mucho su valor científico. El esqueleto pertenece ála misma especie, que habia descripto (Proceed. Zool. Soc. 1865. 191) bajo el título de Balaenoptera patachonica y completa nuestro conocimiento de esta especie, fundada en 4 un esqueleto defectuoso, por algunos caractéres de: importancia, probando por. su identidad perfecta con el esqueleto anterior, que la otra ballena recibida en el año pasado (véase: Boletin, pág. VID), no es de la misma especie, sino de una especie separada, que puedo actualmente justificar, por la comparacion de los dos esqueletos enteros, con completa seguridad, La ballena actual ha sido. segun el informe de los marineros, de 22 varas 6 58 piés de largo, pero como no he visto el animal antes de que el cuerpo haya sido disecado, no puedo decir nada, con exac- titud de su figura externa. Elúnico objeto para la comparacion es pues el esqueleto, cuya descrip- cion daré por los caractéres generales, El individuo es, como el otro, bastante jóven, lo que prueban las vértebras, separadas delas epífises libres, y tambien el cráneo por la facilidad con la cual se separan los huesos maxilares de sus suturas. a el esqueleto entero no es mas cor to, que el de la especie descri ipta en el boletin pág. VIUL, — XH — toda su. anchura es menor y prueba, que esta especie ha sido mas delgada que la otra del año pasado. Doy, para probar esta diferencia, algunas de las medidas principales del cráneo, nombrando la especie del año pasado actualmente: Baluenoptera intermedia, por su afinidad á la especie antes descripta como B. patachonica, añadiendo á estas medidas las mismas de la tercera especie mucho menor, descripta bajo el título de B. bonatrensis. MEDIDAS EN PULGADAS INGLESAS. B. intermedia B. putachonical B. bonatrensis Longitud de la base del cráneo, desde el agujero occipi- tal hasta la punta del vómer.-.o...oo... Modad ar Je 128 122 Anchura del cráneo, entre las puntas anteriores de las A O A A e EA 68 62 Anchura media del vértice entre las fosas temporales... 39 33 Longitud del plano del vértice...-.......- e 32 28 ñ Longitud de la mandíbula SUperiOT..oooooooomo.----- 102 102 Longitud de la mandíbula inferior...---...-. O 136 138 Longitud del hueso inter-maxilaT...-...oomo= 14 a! y